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Full text of "Memorias y revista de la Sociedad Científica "Antonio Alzate.""

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COMPARATIVE   ZOÜLOGY, 


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MEMORIAS 


DI  LA 


•       1       1        Al  1  .A  //  I        1  • 


iii^i.J..    1L«4.» 


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MEMOIRES 


DI  LA 


.líí  SClEITIFIii 


"Antonio  Álzate 


yy 


PobliéiioaiUdirMtliade 


RAPAMi  AGUILAR  Y  SANTILLÁN 


S«C9ét«.lxe  iréaa4>*^ 


TOME  VI. 

18M-18M. 


MEXIOO 
Imprímeme  du  Gouvernement  Federal. 

1892 


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MEMORIAS 


DI  LA 


liii  cimiim 


"Antonio  Álzate 


>> 


Piblktdubijoltifinedfodi 


RAFAEL  AQUILAR  Y  SANTILLÁN 


e«csetfltxle  flr*3Q.*r«X 


TOMO  VI. 

1892-18M.  ^ 


MÉXICO 


IMPRBNTA  DEL  GOBIEBNO  FEDERAL  EN  EL  SX- ARZOBISPADO 
(Avenida  Oriente  3,  núm.  796}. 


^Yt\. 


1892 


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2VART0.  POST.  INVENTAM.  AMERICAM 
SAECULO.  EXEVNTE. 

CHRISTOPHORO.  COLVMBO 

VIRO.  FORTI.  HVMILI.  CONSTANTI 

FIDEL  SCIENTIIS.  ARTIBVS 

NOVVM.    ORBEM.    APERIENTI 

MEXICANA.  SOCIETAS. 

AB.  ANTONIO.  ÁLZATE.  NVNCVPATA 

HASCE.  SVAS.  LVCVBRATIONES 

D.  D.  D 


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RESESÍ^TA. 


BlUnTAX  LA  lUMaiA  DK  LA 


uaiTAWA    n74T17" 


jLffro  sao  leei. 


]  NA  vez  más  me  es  muy  satísf aetorio  informar  á  mis  con- 
socios acerca  de  los  trabajos  de  la  Sociedad  dorante  el 
séptimo  año  de  su  existencia^  en  el  cual  constantemente 
hemos  yisto  su  adelanto,  ya  por  el  buen  nombre  que  go- 
za en  el  mundo  científico,  ya  por  la  importancia  de  las  adquisi- 
ciones hechas,  ó  ya  por  la  constancia  de  sus  publicaciones  y  del 
interés  de  las  Memorias  que  ha  dado  á  lnz« 

Las  sesiones  ordinarias  se  han  celebrado  con  regularidad; 
los  socios  han  presentado  trabajos  originales  é  interesantes;  han 
ingresado,  laboriosos  socios  de  número  y  yarios  sabios  extranje^ 
ros;  la  correspondencia  y  relaciones  con  los  principales  Insti- 
tutos, Academias,  Sociedades  y  Profesores  científicos  del  Olobo, 
no  sólo  han  continuado  con  la  actividad  que  en  los  años  ante- 


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Memorial  cb  la  Sociedad  Oientífiea 


rioreS;  sino  que  han  tomado  un  incremento  considerable;  7  por 
último,  la  Biblioteca  se  ha  enriquecido  notablemente  con  gran 
número  de  yaliosas  obras  y  ha  continuado  prestando  su  contin- 
gente al  público. 

Trabajos  presentados  por  los  socaos.— En  las  doce  se- 
siones ordinarias  celebradas  en  los  primeros  domingos  de  cada 
mes,  han  sido  presentados  yeintitrés  trabajos,  los  cuales  cons- 
tan á  continuación,  siguiendo  el  orden  alfabético  de  sus  autores : 

*1.  Aguüar  y  SantíOán  Bofael.  Memoria  relativa  al  estado  de 

la  Sociedad  hasta  el  31  de  Diciembre  de  1890. 
•2. Bibliografía  Meteorológica  Mexicana  del  año  1890. 

3.  La  lluvia  en  México  y  otras  ciudades  de  la  Repúbli- 
ca durante  los  años  1888-90.  Véase  Puga. 

4.  Aragón  Agmtín.  Observaciones  relativas  á  la  enseñanza 

de  la  Trigonometria  7  consideraciones  acerca  de  los  cálcu- 
los numéricos. 
*5.  Qiüindo  y  ViUa  Jesús.  Apuntes  de  Epigrafía  Mexicana. 
*6,  Quma  Valentín.  Observaciones  sobre  la  refracción  Geodé- 
sica. 
7;  Herrera  Alfonso  L.  Semejanza  protectora  general  de  los 
Lepidópteros  mexicanos  del  género  Ithomia.  Los  anima- 
les transparentes. 
•8,  Landero  Carlos  F.  La  grosularita  rosa  de  Xalostoo. 

•9,  Observaciones  sobre  la  plata  alotrópica. 

10.  Montíel  y  Estrada  OUberto.  Utilización  de  las  aguas,  prin- 
cipalmente en  la  Agricultura. 
•11,  Mendkábal  Tamborrél  Joaquín  de,  Nueva  fórmula  del  Bino- 
mio de  Newton. 
•12,  Mottl  Carlos.  Observaciones  seísmicas  en  Orizaba.  Diciem- 
bre de  1890  á  Noviembre  de  1891. 
•13.  Montesstcs  de  BaUore  F.  de.  Étude  critique  des  lois  de  ré- 
partítion  saisonniére  des  seísmos. 


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"Antonio  Akate.  h 


*15.  PijuteUi  Pablo.  Snr  le  oalcnl  des  triangles  géodésiques. 
16.  Fuga  OuiBenHo  B.  Una  excursión  al  eerro  de  la  Estrella. 

n?. j  AguOor  ^  amdiOáu  BqfaO.  El  temblor  del  2  de  Di. 

ciembre  de  1890.     . 

•18.  — < Catálogo  de  los  temblores  y  fenómenos  volcá- 

nióos  verificados  en  la  República  durante  el  año  de  1890. 

•19. y  AUamirano  Fernando.  Excursión  á  Huauchinango. 

•20.  Spina  Pedro,  S.  J.  Síntesis  elemental  del  Cálculo  Infinite- 
simal. 

21.  Marroquin  y  JRivera  Manuel,  Reflexiones  acerca  de  la  i^* 

fluencia  reiatira  de  los  diversos  elementos  de  un  ferro- 
carril  sobre  las  tarifas  de  transporte. 

22.  Segura  José  C.  Cuadro  estadístico  de  la  producción  del  pul* 

que  en  la  República  durante  el  año  de  1890  j  estado  que 
manifiesta  la  introducción  de  pulques  fino  y  tlachique  en 
la  Capital  en  el  decenio  de  1880-89;  con  expresión  de  su 
peso,  volumen  y  derecho  de  portazgo. 

23.  Vaüe  Felipe,  Apuntes  relativos  á  nivelación  trigonomé- 

trica. 

Los  trabajos  señalados  con  uu  asteriscc^  aparecieron  ya  en 
las  Memorias. 

Como  se  ve,  en  este  año  la  Sociedad  fué  honrada  por  dos  so- 
cios del  extranjero  con  trabajos  originales  é  inédiAs^  que  fue- 
ron reoibiido^  con  grande  aprecio. 

Correspondencia  y  relaciones.— Día  por  día  aumentan 
de  una  manera  notable,  dando  por  consiguiente  á  la  Secretaría 
extraordinario  incremento  en  sus  labores. 

La  correspondencia  remitida  durante  el  año  ha  sido  la  si- 
guiente: 

Acuses  de  recibo 171 

Pedidos  de  cambio  y  publicaciones 127 


Alavuelta 298 

•* 

Memorial  [x89a-93],  T.  VI,  2 


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10  Memorias  de  la  Soeiedad  Científica 

Delaynelta 288 

Giroxdares  anunciando  la  apertura  de  la  Bi- 
blioteca al  público  7  solicitando  comple- 
to de  obras 347 

Asuntos  diversos 55 


Total 700 


Muy  grato  me  ei  consignar  que  nuestras  circulares  en  las 
que  se  anunciaba  que  nuestra  Biblioteca  está  ya  al  seryicio  del 
público  y  se  pide  el  envío  de  nuevas  publicaciones  y  el  comple- 
to de  otras,  Jian  sido  obsequiadas  por  varias  corporaciones  que 
han  hecho  envíos  do,  cuantía.  De  entre  ellas  deben  mencionar- 
se las  siguientes:  Oficina  Hidrográfica  é  Institutos  Oeodésico 
y  Meteorológico  de  Berlín;  Sociedad  Física  de  Francfort  sobre 
el  Mein;  Observatorio  de  Marina  de  Hamburgo;  Oficina  de  Me- 
teorología é  Hidrografía  de  üarlsruhe;  Sociedad  Húngara  de 
Ciencias  Naturales  de  Budapest;  Observatorio  Real  de  Bruse- 
las; Asociación  de  Ingenieros  Industriales  de  Barcelona;  Socie- 
dad Geográfica  de  Madrid;  Academia  Nacional  de  Ciencias,  De- 
partamento de  Agricultura,  Observatorio  Naval  y  Oficina  Hi- 
drográfica de  Washington;  Observatorio  de  Sydney;  Sociedad 
Real  Geogntfica  de  Australasia  en  Brisbane;  Academia  de  Cien- 
cias de  París;  Instituto  Geográfico  Militar  de  Florencia;  Círculo 
Matemático  de  Palermo;  Museo  Civil  de  Historia  Natural  de 
Genova;  Observatorio  del  Seminario  de  Venecia;  Dr.  F.  Gomes 
Teixeira,  de  Porto,  etc.,  etc. 

Miembros  de  la  Sociedad. — Durante  el  año  han  ingresa- 
do como  socios  de  número  los  Sres.  Herrera,  Montiel  y  Macous- 
set,  ocupando  las  vacantes  de  los  Sres.  Brun,  Calderón  (R-)  y 
Salas. 

También  fueron  electos  once  socios  correspondientes;  dos 
en  el  país;  los  Sres.  Torres  Quintana  y  Loya,  y  nueve  en  el  ex- 


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•ilBioiiioAlsato.ii  11 


tranjero:  los  Sres.  Barral,  De  Nuooio,  Enestrdm,  Eoenigs^  Lo- 
ria, Mantin,  Pittier,  Polakowsky  y  Thomson. 

Se  nombraron  igualmente  doee  socios  honorarios;  tres  en  el 
país:  los  Sres.  Baranda,  Romero  Rubio  y  Mercado,  y  nuere  en 
el  extranjero:  los  Sres*  Frazer,  Friedel,  Haton  de  la  Goupillié- 
re,  Lancaster,  Le  Jolis,  Salmoiraghi,  Palmieri,  Van  Beneden 
y  Zeballos. 

El  número,  pues,  de  miembros  de  la  Sociedad,  existentes 
hasta  el  31  de  Diciembre  de  1891,  es  como  sigue: 

Socios  de  número 25 

Ídem  correspondientes 17 

Ídem  honorarios 98 


Total 140 


Al  fin  de  esta  reseña  se  halla  la  lista  detallada  de  iodos. 
La  Sociedad  perdió  ál  Socio  honorario  D.  Luis  E.  Villase- 

ñor,  Ingeniero  Civil  y  Director  de  las  obras  del  puerto  de  Ve- 

racruz,  que  falleció  en  Marzo  en  dicha  ciudad. 

Publicaciones  y  Biblioteca.— Ha  continuado  regular- 
mente la  aparición  de  las  Memcrias  y  de  la  Bevista  Científica  y 
Bibliográfica.  Concluyó  el  tomo  IV  y  salieron  ya  los  números 
1  y  2  del  V.  Se  ba  proseguido  también  la  impresión  de  la  obra 
Batos  para  la  Historia  del  Colegio  de  Minería,  por  el  socio  hono- 
rario D.  Santiago  Ramírez,  Ingeniero  de  minas,  así  como  las 
Notas  y  observaciones  relativas  á  Meteorología,  Física  del  Olóbo  y  As- 
tronomía del  Padre  Álzate,  coleccionadas  por  el  que  suscribe. 

Se  han  remitido  con  puntualidad  las  Memorias  y  la  lista  de 
cambios  aumentó  en  noventa  con  los  siguientes: 

Tacubaya.  Biblioteca  c Romero  Rubio.» 

Amiens.  Sociedad  Ijinneaiia.—iAngers.  Academia  de  Cien- 
cias. 


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12  Memoríaa  cb  U  Sododad  Oientífioa 

Barcelona.  Industria  é  Invenciones.^ — Boziers.  Sociedad  de 
estudio  de  las  Ciencias  Naturales.— Budapest.  Sociedad  Real 
de  esencias  de  Hungría. — Buenos  Aires.  Departamento  Nacio- 
nal de  Higiene.  Sociedad  Rural  Argentina.  Bevista  Argentina 
de  Historia  Natural.  Eemsta  de  Matemáticas  Elementales. — Buffar 
lo.  Sociedad  de  Ciencias  Naturales. — Boston.  Academia  Ame- 
ricana de  Artes  y  Ciencias. — Brisbane.  Sociedad  Real  Geográ- 
fica de  Australasia. 

Calcutta.  Oficina  Meteorológica. — Copenhague.  Academia 
Real  de  Ciencias  de  Dinamarca. — Cracovia.  Academia  de  Cien- 
cias. 

Danzig.  Sociedad  de  Ciencias  Naturales. — Delft.  Escuela 
Politécnica. — Douai.  Unión  Geográfica  del  Norte  de  Francia. 
— Dresden.  Sociedad  de  Geografía. — Dublin.  Sociedad  Real 
de  Dublin. 

Elbeuf.  Sociedad  de  estudio  de  las  Ciencias  Naturales. — 
Estrasburgo.  Sociedad  de  Ciencias,  Agricultura  y  Artes. 

Florencia.  Sociedad  Fotográfica  Italiana.— Francfort  d.  M. 
Sociedad  Física. — Francfort  d.  O.  Sociedad  de  Ciencias  Natu- 
rales. 

Gante.  Sociedad  de  Medicina — Genova.  Museo  Civil  de 
Historia  Natural. 

Halle.  Academia  Real  Leopodino-Carolinense  de  Natura- 
listas.— Harlem.  Sociedad  Holandesa  de  Ciencias. — Havre.  &o^ 
oiedad  de  Geografía  Comercial. 

Leedsi  Sociedad  Científica  y  Literaria.-— Lincoln.  Estacióa 
experimental  de  Agricultura. — Lisboa.  Comisión  de  trabajos 
geológicos  de  Portugal.  Observatorio  del  Infante  D.  Luis.  So- 
ciedad de  Ciencias  Médicas. — Londres.  Sociedad  Real  Meteo^ 
rológica. — Lorien t.  Sociedad  Bretona  de  Geografía. — Lacea. 
Academia  de  Ciencias,  Letras  y  Artes. — Lyon.  Sociedad  de 
Geografía. 

&bigdeburgo.  Observatorio  del  Magdéburgische  Zetíumg, — 
Manchester.  Sociedad  Geológica. — Marsella.  Sociedad  Cientt 


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"Asionio  Álzate.»  18 


fioa  Flammarion.— Melbourne.  Instituto  de  Ingenieros,  de  Vio- 
tona. —  Milán.  Asooiaoión  Médica  Lombarda. 

Nanoy.  Soqiedad  de  Geografía  del  Este. — Ñápeles.  Acade* 
mía  de  Ciencias  Físicas  y  Matemáticas.  Sociedad  Americana 
de  Italia.  Sociedad  de  Naturalistas. — Niza,  Observatorio  (Puu- 
daoión  Bischoffsheim). 

Oviedo.  Estación  Meteorológica. 

Palermo.  Academia  Beal  de  Ciencias.  Círculo  Matemático* 
II  Naturalista  Siciliano, 

Paris.  Escuela  Politécnica.  Servicio  Geográfico  del  Ejérci- 
to. Sociedad  Botánica  de  Francia.  Sociedad  de  Economía  Po- 
lítica. Sociedad  de  Geografía  Comercial  Sociedad  Meteoroló- 
gica de  Francia.  Sociedad  para  el  progreso  de  {a  Industria 
Nacional.  L^  Amateur  Photographe.  Les  Annalea  Photograph/iques. 
Cosmos.  Bevue  Crénérale  des  Sciences  Purés  et  Ajopliquées.  Be^me  Géo- 
graphique  Internationale.  JRevue  Fédagogique.  La  Sdenoe  lUustrée^ 

Praga.  Sociedad  Beal  de  Ciencias  de  Bohemia. 

Beims.  Sociedad  de  estudio  de  Ciencias  Naturales. — Bo- 
chester.  Academia  de  Ciencias. — Boma.  Academia  Pontificia 
de  Nuovi  Lincei.  Academia  Beal  de  los  Lincéanos.  Dirección  de 
Estadística.  Instituto  Cartográfico  Italiano.  Observatorio  del 
Vaticano.  Bassegna  deUe  Scienze  GeologieJie  in  Jíaíta.-^Bosario 
de  Santa  Fe.  Bevista  Escolar. — Eouen.  Sociedad  Normanda  de 
Geografía. 

San  Francisco.  Sociedad  Astronómica  del  Pacífico.  Siena. 
Academia  de  Físicos.  Bivista  Italiana  di  Scienze  Naturali  e  Bo- 
Uettino  del  Naturalista, 

Trieste.  Observatorio  Marítimo. — Topeka.  Consejo  de  Agri- 
cultura del  B.  de  Kansas. — Turin.  Bivista  di  Matematéa,  dirigi- 
da por  el  Prof .  G.  Peano. 

TJtrecht.  Instituto  Beal  Meteorológico. 

Viena.  Observatorio  de  la  Universidad  Imperial. —  Vilafran- 
ca  del  Panadés.  Estación  Meteorológica. 

Washington.  Academia  Nacional  de  Ciencias.  Oficina  de 
Educación. 


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14  Memorias  de  lafiooiedad  Científica 

La  Biblioteca  posee  ya  2,875  tomos  y  606  cuadernos,  habien- 
do, pues,  aunaentado  durante  eí  año,  1,163  tenaos  (452  en  1890  )! 
y  370  cuadernos  (126  en  1890).  En  ella  se  halla  ya  encuader- 
nada la  colección  completa  de  las  Comptes  Hendió  {1895 -lS90)f 
Mémoires  ( 1  á  40 ),  Mémoires  presentes  par  divers  savanis  { 1  á  30 ) 
y  Mémoires,  Bapports  et  Documenis  relatifs  á  VóbservaUon  du  Pos- 
sage  de  Venus  (8  tomos),  así  como  los  índices  respectivos  que  la 
Academia  de  Ciencias  de  París  dio  á  la  Sociedad,  y  que  conti- 
nuará remitiendo  en  lo  de  adelante.  La  Sociedad  debe  sentirse 
orguUosa,  tanto  por  el  valor  é  importancia  de  tal  donativo,  co- 
mo por  la  singular  distinción  que  con  ella  ha  recibido  del  primer 
cuerpo  científico  del  Mundo,  y  no  debemos  olvidar  que  á  los  so* 
oíos  Hbrmite  y  Mbndizábál  Tamborrel  les  somos  deudores 
de  nuestro  profundo  agradecimiento  por  el  tesoro  que  tiene  la 
,  honra  de  poseer  nuestra  Biblioteca,  única  en  la  República  en 
que  actualmente  pueden  consultarse  las  obras  citadas. 

Las  donaciones  hechas  por  socios  y  otras  personas  y  las  pu- 
blicaciones recibidas  en  cambio,  constan  circunstanciadamente 
al  final  del  presente  informe. 

La  Biblioteca  se  ha  abierto  al  público  sin  interrupción  todos 
los  días  de  trabajo  de  4  á  9  pm.,  gracias  á  nuestro  ilustrado  con- 
socio el  Sr.  Lie.  Ramón  Manterola  y  á  la  protección  del  Minis- 
terio de  Gobernación;  Durante  el  año  han  concurrido  1,524  lec- 
tores, de  los  cuales  503  cqnsultaron  obras  científicas,  798  obras, 
literarias  y  221  periódicos. 

Para  concluir  informaré  que  la  Sociedad  recibió  ya  de  ma- 
nos del  G.  Presidente  de  la  República  la  medalla  de  bronce  que 
obtuvo  en  la  Exposición  Universal  de  París  de  1889,  así  como 
la  medalla  y  diploma  que  el  Gobierno  mexicano  acordó  á  todos 
los  expositores  del  país. 

Taeubaya,  Bnero  10  de  1892. 

£1  Secntsrio  G«ntnl, 

Bafabl  Aguilab  T  SaKTIIíLAK. 


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"Antonio  Álate.  II  15 


LISTA  GENERAL 

De  los  lUexiibros  de  la  Sociedad  "  Álzate  "  existentes  hasta  el  81 
deJiüiodel892. 


Sooios  fundadores. 

1.  Aguüary  SantiRán  Bf^faélf  Miembro  del  Observatorio  Meteo- 

rológico Central,  Preparador  de  Física  y  Quimica  en  la 
Escuela  Normal. 

2.  Marrogu{n  y  Bivera  Manuel^  Ingeniero  civil,  Miembro  de  la 

Comisión  Exploradora  del  Rio  Nazas. 

3.  Puga  Guillermo  J?.,  Ingeniero  geógrafo  y  topógrafo,  Astró- 

nomo del  Observatorio  Nacional  de  Tacubaya,  Profesor 
de  la  Escuela  N.  Preparatoria. 

4.  SoUrzano  y  Solchaga  Agapito. 

5.  VéUjs  Daniel  -3f.,  Doctor  en  Medicina,  Mayor  del  Cuerpo  Mó- 

dico Militar,  Profesor  en  el  Hospital  Militar. 


Socios  de  número  por  el  orden  en  que  han  ingresado. 

6.  González  QxmilOf  Astrónomo  del  Obser- 

vatorio Nacional  de  Tacubaya 30  Mayo  1886. 

7.  Herrera  y  Gutiirrez  Mariano^  Doctor  en 

Medicina  y  Farmacia 30      „  „ 

8.  Calderón  Juan  B.,  Farmacéutico 25  Julio       „ 

9.  Mateos  Juan,  Ingeniero  geógrafo,  civil  y 

topógrafo 3  Abril  1887. 


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10  Memorias  d»  la  6ott«daá  Científica 

10.  Vargas  CMeam  Vicente 25  Marzo  1888. 

11.  Feimbert  y  Manteróla  Jiaio 29  Abril  1888. 

12.  Cbiribay  Francisco,  Ingeniero  topógrafo, 

Conservador  del  Gabinete  de  Topo- 
grafía de  la  Escuela  N.  de  Ingenieros.  28      ,,       1889. 

13.  Vergara  Bartolo^  Ingeniero  civil 28      „  „ 

14.  Lópejs  Guerrero  Bicardo,  Ingeniero  civil, 

Oficial  de  sección  en  el  Ministerio  de 
Comunicaciones  y  Obras  Públicas ...  28      „  „ 

15.  ffflwaFoZewí/n,  Ingeniero  geógrafo 28  Julio        „ 

16.  Vade  Felipe  M.,  Ingeniero  geógrafo 25  Agosto     „ 

17.  Solórzano  y  Arriaga  FranciscOj  Farmacéu- 

tico   29    Sept.      „ 

18.  Gálindo  y  Villa  Jesús,  Miembro  del  Insti- 

tuto Médico  Nacional ^  -  29  Octubre    „ 

19.  -árag<5» -á^fw^ím,  Ingeniero  topógrafo.. ..  30  Marzo  1890. 

20.  Ordóñez  Esequid,  Ingeniero  de  la  Comi- 

sión de  la  Carta  Geológica 25  Mayo       „ 

21.  Domínguez  Norherfo,  Ingeniero  topógrafo 

y  Ensayador 29  Junio      „  ' 

22.  Segura  José  (7.,  Ingeniero  agrónomo,  Pro- 

fesor en  la  Escuela  N.  de  Agricultura.  28    Sept.      „ 

23.  Herrera  Alfonso  i..  Miembro  del  Institu- 

to Médico  Nacional,  Ayudante -Natu- 

Talista  en  el  Museo  Nacional 2  Agosto  1891. 

24.  MontíeHy  Estrada  Otíberto,  Ingeniero  civil, 

Jefe  de  Sección  en  el  Ministerio  de  Co- 
municaciones y  Obras  públicas 2 :    „  ,        „  ' 

2^.  Macousset  Boque 6   S^t.      „ 


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u  Antonio  Altttt.f«  17 


Socios  oorrespondientos. 

Anárade  Dr.  Nemorío,  Profesor  de  ^J^ímica 

general  en  el  Instituto  Científico Pachnca. 

14  Febrero  1892. 

Barrál  Jorge,  Director  del  Laboratorio  ex- 
perimental fundado  por  J.  Á.  Barral. .  París. 

5  Julio  1891. 
Beristain  Serqfín,  Capitán  de  Ingenieros, 

Naturalista  de  la  Comisión  Geográfico - 

Exploradora Tacubaya. 

14  Febrero  1892. 
BerteUi  P.  Timoteo,  Director  del  Observato- 
rio Geodinámico  del  Colegio  áUa  Querce.         Florencia^ 
14  Febrero  1892. 
Borsari  Femando,  Presidente  de  la  Socie- 
dad Americana  de  Italia Ñápeles. 

14  Febrero  1892. 

BorgeUi 'Pvohsor  Angelo.. , 

14  Febrero  1892. 

Cctunga  Paulo,  Ingeniero HuejuÜa. 

14  Febrero  1892. 
De  Nuccio  JDr.  Erasmo,  Asistente  á  la  Clíni- 
ca de  la  Universidad Ñápeles. 

6  JuUo  1891. 
Enestrom  Dr.  Gustavo,  Director  de  la  BMio^ 

theoa  Matemática Estoeolmo. 

2  Agosto  1891. 
OiovannoBH  P.  Juan,  Director  del  Observa- 

torio  Ximeniano Florencia. 

14  Febrero  1892. 
Gomes  Teixeira  Dr.  F.,  Profesor  en  la  Acá- 

kPoUtécnioa* Porto. 

14  Febrero  1892. 

Memorial  [x89fl*93l»  T.  VI,  2 


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á 


18  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 

K<migs  G.f  Secretario  de  la  Sociedad  Ma- 
temática de  Francia,  Profesor  en  el  Co- 
legio de  Francia ,  París. 

'  2Agpstol89L 
Loria  CHnOf  Profesor  en  la  Universidad 

Real Genova. 

2  Agosto  1891. 
Loi^a  Ismaélf  Ingeniero  topógrafo  de  la  Co- 
misión de  Limites  con  Guatemala  .  •  •  •  San  Juan  Bautista. 
6  Septiembre  1891. 
Máldonado  Alberto,  Ingeniero  de  minas. . .  -    Aguascalientes. 

27  Mayo  1888. 

ManHn  Jorge,  Naturalista París. 

6  Septiembre  1891. 

Medd  Juan,  Farmacéutico Pátzcuaro. 

31  Marzo  1889. 
Montessus  de  BaMore  F.  de,  Capitán  de  Arti- 
llería, Inspector  de  estudios  en  la  Escue- 
la Politécnica París. 

23  Febrero  1890. 
Mota  Carlos,  Propietario  y  Director  de  la 

Estación  seísmica  en  Orizaba Orizaba. 

26  Febrero  1888. 

Orozco  Enrique,  Conservador  del  Museo  de 

Historia  Natural  del  Colegio  del  Estado, 

Profesor  en  la  Escuela  Normal  para 

Profesores Puebla. 

25  Septiembre  1887. 
Peano  José,  Profesor  de  Cálculo  Infinitesi- 
mal en  la  Universidad  Real* Turín. 

'      3  Julio  1892. 
PitHer  Enrique,  Director  del  Instituto  Físi- 
co-Geográfico Nacional • .  S.  José  (Coitft.Rioa). 

!•  Noviembre  1891. 


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««Aiitoiio  AkaU.M 


PoUkowéhy  Br.  H Berlín. 

2  Agosto  1891. 
Puente  y  Olea  Manuel  de  la^  Ingeniero  de 

minas Sevilla. 

23  Febrero  I89a 
Baig  y  Torres  Bqfad^  Director  de  la  c  Cró- 
nica Científica, »  etc. Barcelona. 

14  Febrero  1892. 
StajifDr.  Oión,  Miembro  de  la  Academia 

Imperial  de  Ciencias Viena. 

14  Febrero  1892. 
Sytnans  Jorge  J.,  ^Miembro  de  la  Sociedad 
Seal  de  Londres,  Secretario  de  la  So- 
ciedad Real  Meteorológica Londres. 

3  Jnlio  1892. 
Tkirion  P.  JTtdifn,  S.  7.,  Director  del  Obser- 

yatorio  de  la  Compañía  de  Jesús Lovaina. 

14  Febrero  1892. 
Thomson  J.  F^  Secretario  honorario  de  la 

Real  Sociedad  Geográfica  de  Anstralasia         Brisbane. 

5  JnUo  1891. 
Torres  Quintero  Gregorio,  Profesor  norma- 
lista.  « Colima. 

l?NoYÍembrel89L 
Ventosa  Vicente^  Astrónomo  en  el  Observa- 
torio de  Madrid Madrid. 

14  Febrero  1892. 

Socios  honoiarios  en  el  país. 

Aguilera  José  &.,  Ingeniero  de  la  Comisión 

de  la  Carta  Geológica México. 

30  Bnero  1887. 


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20  M6moriMd«l*8oeitdidOI«ntífoa 

Altamiram  JOt.  Femando^  Director  del  Ins- 
tituto Médico  Nacional México. 

26  Mayo  1889. 
Anguiano  Ange\  Ingeniero  civil,  Director 

del  Obserratoño  Astronómico  Nacional  . 

de  Tacubaya Tacubaya. 

28  Agosto  1887. 
Baranda  Lie.  Joaquín,  Ministro  de  Justicia 

é  Instrucción  Pública México. 

4  Enero  1891. 

Barcena  Mariano,  Director  del  Obserratorio 

Meteorológico  Central,  Profesor  en  la 

Escuela  Nacional  de  Agricultura México. 

25  Enero  1885. 
Barroeta  Dr.  Gregorio,  Profesor  y  Director 

del  Observatorio  del  Instituto San  Luis  Potosí. 

28  Julio  1885. 
BoníBa  José  A.,  Ingeniero,  Director  del  Ob- 
servatorio del  Instituto Zacatecas. 

28  Jdio  1885. 

Calderón  Melchor,  Ensayador. México. 

30  Enero  1887. 
CappdleUi  S.  J*  Enrique,  Presbítero,  Rector 

del  Colegio  de  San  Juan  Nepomuceno.  Saltillo,  Coah. 
26  Septiembre  1886. 
Contreras  Manuel  M.,  Ingeniero  de  minas. 
Profesor  en  la  Escuela  N.  Preparatoria 
y  en  la  Escuela  Normal  para  Profeso- 
res    México. 

29  Mayo  1887. 
Crespo  y  Martines  Gílberio,  Ingeniero  de  mi- 
nas, Oficial  Mayor  del  Ministerio  de  Fo- 
mento    México*  ' 

24J«niol888. 


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Ej^stein  IHdorúf  Profesor  de  Matemátioaa  y 

M  eoánioa «. México* 

29AbKÍll88& 
Fernández  Iióal  McMtelf  Ingeniero  topógra^ 

fo,  Ministro  de  Fomento.* . . • México. 

2á  Junio  1888. 
Femánáes  Leandro,  Ingeniero  geógrafo  7  ci- 
TÍ1,  Oficial  Mayor  del  Ministerio  de  Co- 
municaciones y  Obras  Públicas México. 

28  Julio  1888. 

Femándejf  Vicente,  Profesov  de  Química  y 

Director  «del  Observatorio  Meteotológi* 

co  del  Colegio  del  Ebtado * .  •  •       Guanajuato. 

28  Julio  188& 

Ferrari  Pares  Femando,  Ingeniero,  Director 

del  Mnseo  de  la  Comisién  €toográfico- 

Exploradora,  Prdésoír  en  la  Escuela 

Normal * Tacnbaya. 

30  Enero  1887. 
Flores  Dr.  Beyes  G.,  Médico  del  Hospital  de 

Belén Guadalajanu 

11  Octubre  1885. 

€hrc(a  Chibas  Antonio,  Ingeniero  topógrafo, 

Profesor  en  la  Escuela  Normal  para 

Profesoras México. 

27  Febrero  1887. 

Oerste  8.  J.  Áquües,  Presbítero México.  . 

24  Abril  1887. 
Gongálee  Benigno  G.,  Ingeniero  topógrafo. 
Director  del  Observatorio  Meteorológi- 
co del  Colegio  del  Estado Puebla. 

18  Noviembre  1885. 
Herrera  Affonso,  Farmacéutico,  Profesor  en 

las  Escuetos  Normal  y  de  Medicina. .  *  Afétice. . 

Qttúbre  1884, 


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n 


Memorial  áé  la  So^MaJTOientífioa 


Landero  Carlos  F,  de,  Ingeniero  de  minas.  Pachnea. 

-     24  Jnnio  1888. 
LecH  Mariano f  Direotor  de  la  ESecuela  de  Ins- 

traooión  Seoundaiía. . . . . .- '        León. 

28  Julio  1886. 
Lean  Br.  Nicolás,  Director  del  Museo  Hi- 

ohoacano ; Morelia. 

28  Febrero  1886. 
Manierola  lAc.  JRamón,  Regidor  de  Instnic^ 
ción  primaria.  Profesor  en  la  Escuela 
Normal  para  Profesores,  Jefe  de  la  Sec- 
ción 1!  del  Ministerio  de  Qobemación. 
15  Noviembre  1885. 
Martines  Gracida  Manuel,  Oficial  Mayor  del 

Qobiemo  del  Estado 

29  Enero  1888. 

Mena  Manuel  M.,  Farmacéutico,  Profesor 

de  Química  General  en  el  Colegio  del 

Estado 

27  Julio  1890. 
MendiMdbal  y  Tamborrel  Joaquín  de,  2?  As- 
trónomo de  la  Comisión  de  límites  con 
Guatemala,  Ingeniero  geógrafo,  topó- 
grafo 7  militar Méuco. 

28  Febrero  1886. 
Mercado  Lie.  Manuel  M.,  Oficial  Mayor  del 

Ministerio  de  Gobernación México. 

4  Enero  1891. 
Mwmo  Aniceto,  Profesor  de  Historia  Natu- 
ral en  el  Colegio  Preparatorio Orizaba. 

27  Marzo  1887. 
Moreno  Süvestre,  Abogado,  Rector  del  Co-   - 

legio  Preparatorio • Oriiabai 

'  27  MaMo  1887. 


Taeubaya. 
Oaxaca. 

Puebla. 


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Peñ^fid  Antonio^  Doctor  en  Medicinal  Di- 
rector general  de  Estadistíca •  Mixioo. 

30  Enero  1887. 
PíreM  Chuman  Ignacio^  Ingeniero  de  la  cia- 

dad  de  V^racroz....... Veracraz. 

31  Agosto  1890, 

Péree  Miguel^  Subdirector  del  Observatorio 
Meteorológico  Central,  Profesor  en  la 
Escuela  de  Ingeniaros  y  en  el  Colegio^ 

Militar • México. 

25  Enero  1885. 

Qtftntona  TeodorOj  Teniente  Coronel  de  In- 
genieros, Encargado  del  servicio  foto- 
gráfico del.  Observatorio  Nacional Tacubaya. 

31  Marzo  1889. 
Bamíres  José,  Doctor  en  Medicina,  Secreta- 
rio del  Consejo  Superior  de  Salubridad, 
Profesor  en  el  Instituto  Médico  Nacio- 
nal   México. 

.     28  Agosto  1887. 
Bamire»  Manuel,  Ingeniero  topógrafo,  Pro- 
fesor en  la  Escuela  Normal  para  Profe- 
soras y  en  el  Colegio  Militar •• . .  ,, . 

31  Agosto  1890. 
Bamires  Santiago,  Ingeniero  de  minas,  an- 
tiguo alumno  del  Colegio  de  Minería*.  ,| 
27  Febrero  1887. 
Bamos  Joaquín  M.,  Ingeniero  de  minas,  an* 

tiguo  alumno  del  Colegio  de  Minería  ••  „ 

30  Marzo  1890. 
Beyes  Vicente,  Ingeniero  civil  y  arquitecto.  „ 

.       31  Marzo  1889. 
Bodrigms  Bey  Frandsoo,  Ingeniero  topógra- 
fo, Profesor  en  la  Encaela  Nacional  de 


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# 

M  IfemoriMdélaSooMadOientíflea 

Ingenieros,  Calculador  en  el  Obsérvate* 

rio  Nacional  de  Tacnbaya Mézleo. 

26  Marzo  1888. 
Homero  Búbio  Lie.  Manuel,  Ministro  de  Go^ 

bemaoión, .-. Mélico. 

4  Enero  1891. 
Rovirosa  José  N,,  Ingeniero  topógrafo,  Pro- 
fesor en  el  Instituto  del  Estado  de  Ta-  ^ 

bajsoo .' San  Juan  Bautista. 

•      ^        15  Noviembre  1885- 
Sánchez  Jesús,  Doctor  en  Medicina,  Conser- 
vador del  Gabincíte  de  Historia  Natural 
en  la  Escuela  Nacional  Preparatoria. .  México. 

25  Enero  1885. 
Spina,  8.  J.,  Pedro,  Presbítero,  Rector  del 
Colegio  Católico  del  Sagrado  Corazón 

de  Jesús Puebla. 

29  Octubre  1884. 
Urbina  Mamtél,  Dootor  en  Medicina,  Profe- 
sor en  el  Museo  Nacional  y  en  la  Escue- 
la Nacional  Preparatoria* México. 

28  Agosto  1887. 
VíUadaMunuelM.,  Dootor  en  Medicina,  Pro- 
fesor en  el  Museo  Nacional México. 

29  Octubre  1884. 


Sooím  honorarios  en  el  eztnm'ero. 


D^Abbadie  Antonio,  Miembro  del  Instituto 

7  de  la  Oñcina  de  Longitudes 

28  JuUo  1889. 
Agassut  Prqf.  AUjandro,  Director  del  Museo 


París. 


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"  Antonio  Álzate,  m  25 

de  Zoología  Comparada  del  Colegio  Har- 

ward Oambridge, 

14  Febrero  1892. 
Ameghino  Dr,  Florentino,  Director  de  la 
c  Revista  Argentina  de  Historia  Natu- 
ral.»   ^ La  Plata. 

14  Febrero  1892: 
Backlund  Osear,  Miembro  de  la  Academia 

Imperial  de  Ciencias S.  Petersbttrgo. 

31  Agosto  1890. 

Berthélot  Marcelino,  Secretario  Perpetuo  de 

la  Academia  de  Ciencias,  Profesor  en  el 

Colegio  de  Francia París. 

14  Febrero  1892. 

Berirand  José,  Secretario  perpetuo  de  la 

Academia  de  Ciencias,  Miembro  de  la 

Academia  Francesa,  Profesor  eu  la  Es- 

cuela  Politécnica *. „ 

14  Febrero  1892. 
Bet^  Francisco,  Director  del  Obsei*vatorio 

deLaPláta LaPlata. 

2  íebreto  1890. 
Bigourdan  Guillermo,  Astrónomo  del  Obser- 
vatorio de'  París París. 

21  Agosto  1890. 

Bonúparie  Príncipe  Botando „ 

14  Febrero  1892. 
Bouqueide  la  Orye  A.,  Miembro  del  Institu- 
to y  de  la  Oficina  de  Longitudes,  Inge^ 
niero  hidrógrafo  de  la  Marina .  ¿ ....'. .  „ 
28  Julio  1889.      ' 
Christie  OuUtermo,  Astrónomo  Real,  Direc- 
tor -del  Observatorio Oreenwich. 

•14  Febrero  1892. 

Memorias  I1899-93J,  T.  VI,  4 


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26 


Memorias  de  la  Sociedad  Oientifica 


Camu  A.,  Miembro  del  Instituto  y  de  la 
Oficina  de  Longitudes,  Profesor  en  la 

Escuela  Politécnica Parí^. 

2  Pebreyo  1890* 

Darapshy  Luis^  Doctor  en  Medicina Taltal,  Chile. 

29  Septiembre  1889. 
Denza  Francisco,  Bamabita,  Director  de  los 
Observatorios  de  Moncalieri  y  del  Va- 
ticano..   Bopia. 

28  JuUo  1889. 
Doesburgh  G.  de  Vriesvan,  Naturalista,  Miem- 
bro de  la  Sociedad  Entomológica  de  Ho- 
landa.   -         Kralingen. 

31  Marzo  1889. 
Faye  H.  A,  E.,  Miembro  del  Instituto,  Pre- 
sidente de  la  Oficina  de  Longitudes,  Pro  - 

fesor  en  la  Escuela  Politécnica Paris. 

2  Febrero  1890. 

Favaro  Antonio,  Profesor  en  la  Universidad 

Beal  de  Padua,  Director  de  la  Edición 

Naeionid  de  las  obras  de  Galileo, . .  Padua* 

29  Septiembre  1889. 
Félix  Juan,  Doctor  en  Ciencias  Katurales^ 

Agregado  á  la  Universidad Leipzig. 

27  Mayo  1888. 
Ferrari,  S.  J.  Chispar  E.,  Presbítero,  Direc- 
tor del  Observatorio  Astronómico  del 

Gianícolo ,., Roma» 

'     28JuUol899. 
JFblte  F.,  Director  del  Observatorio  Beal  de 

Bélgica * Ucde. 

2  Febrero  1890. 
For^ferW;.,  Director  del  Observatorio  Beal.  Berií^ 

2  Febrero  1890. 


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•'  Antonio  Abate,  n 


27 


Fou^  F.,  Miembro  del  Instituto,  Profe- 
sor en  el  Colegio  de  Francia París. 

28  Julio  1889. 
Frajper  Per$ifor,  Doctor  en  Ciencias,  Profe- 
sor en  el  Instituto  Franklin Filadelfia. 

1?  Febrero  1891. 
Friedel  Carlos,  Miembro  del  Instituto,  Pro- 
fesor en  la  Facultad  de  Ciencias París. 

4  Enero  1891. 
GotddDr.  Benjamín  A.,  ex- Director  de  la 

Oficina  Meteorológica  Argentina Cambridge,  Mass. 

14  Febrero  1892. 
Hann  Julio,  Director  ^el  Instituto  Imperial 
de  Meteorología,  Profesor  en  la  Univer- 
sidad.   Viena. 

2  Febrero  1890. 
Haion  de  la  Goupüliére,  Miembro  del  Ins- 
tituto, Director  de  la  Escuela  de  Mi- 
nas     .  París. 

4  Enero  1891. 
Héümatm  Gustavo,  Subdirector  del  Instituto 

Beal  Meteorológico  de  Prusia Berlín. 

29  Septiembre  1889. 
Hdmert  A.  R,  Director  del  Beal  Instituto 

Geodésico Potsdam. 

2  Febrero  1890. 
Hermile  Carlos,  Miembro  del  Instituto,  Pro- 
fesor en  la  Facultad  de  Ciencias París. 

2  Febrero  1890. 
Holdm  Prqf.  Eduardo  8.,  Director  del  Ob- 
servatorio Lick Monte  Hamilton.  Cal. 

14  Febrero  1892. 

Janssen  Julio  C,  Miembro  del  Instituto  y 

de  la  Oficina  de  Longitudes,  Director 


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28 


MemoríM  de  la  Sociedad  Científica 


del  Observatorio  de  Astronomía  Física.  Meudon» 
2  Febrero  1890. 
Lacroix  Alfredo,  Doctor  en  Ciencias  Natura- 
les, Preparador  en  el  Colegio  de  Francia.  París. 
28  Julio  1889. 
Lagratige  Carlos,  Astrónomo  del  Observato- 
rio'Real,  Profesor  en  la  Escuela  Politéc- 
nica   Uccle. 

.   2  Febrero  1890. 
Lancaster  Alberto,  Secretario  y  Bibliotecario 

del  Observatorio  Real  de  Bélgica. ....  „     . 

7  Junio  1891. 
Langley  Prqf.  Samuel  P.,  Director  del  Insti- 
tuto Smithsoniano Washington* 

14  Febrero  1892. 
Lapparent  Alberto  de.  Ingeniero  de  minas. 

Profesor  en  el  Instituto  Católico París. 

28  Julio  1889. 
Le  Jolis  Au^to,  Doctor  en  Ciencias,  Di- 
rector de  la  Sociedad  JS^^ciopal  de  Cien- 
cias naturales  y  matemáticas Cherborgo. 

6  Septiembre  1891, 
Lenk  Juan,  Doctor  en  Ciencias  Naturales, 

A  gregado  &  la  Universidad Leipzig. 

28  Mayo  1888. 
MáUet  Prof.  J.  W.,  Profesor  de  Química  en 

la  Universidad  de  Virginia Cbarlotteyille. 

14  Febrerp  1892. 
Mascart  Eleuterio  E.,  Miembro  del  Institu- 
to, Director  de  la  Oficina  Central  Me- 
teorológica, Profesor  en  el  Colegio  de 

Francia , 'París. 

2  Febrero  1890. 
Müne  Edwards  AJfonso,  Miembro  del  Insti« 


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MAntonioAU«l«.ii 


20 


tatOy  Director  del  ^ub60  do  Hi&ioria 

Natural .......••..,...  París. 

31  Agosto  1890. 
Pálmieri  ZuiSj  Director  del  Observatorio 

Vesnbiano , ... . , .  Ñapóles. 

2  Agosto  1891. 
Perrotin  J,,  Correspondiente  del  Instituto 

de  Francia,  Director  del  Observatorio.  Niza. 
31  Agosto  1890.  - 
Phüfppi  Bodolfo  A.y  Director  del  Museo  Na- 
cional    Santiago.de  Chile. 

29  Setiembre  1889. 
PicJceríng  Prqf,  Eduardo  C,  Director  del  Ob- 
servatorio del  Colegb  Harward  ..*.«.   Cambridge,  Mass. 
14  Febrero  1892. 
PigeeUi  PalblOj  Ingeniero,  Profesor  de  Geo- 
desia en  la  Universidad  BeaL Genova. 

31  Agosto  1890. 

Potíer  A.,  Miembro  del  Instituto^  Ingeniero 

de  minas,  Profesor  en  la  Escuela  Poli- 

técnica. «j. París. 

.2  Febrero  1890. 
Benou  EmüianOy  Director  del  Observi^torio 

del  Parque  de  San  Mauro Saa  Mauro,  oerca 

28  Julio  1889.         de  París. 
Biva  Palacio  ViceniSf  General,  Ministro  Ple- 
nipotenciario de  México  en  España. . .  Madrid. 

2  Mayo  1886. 
Bo88i  Miguel  E.j  Director  del  Ar^bivo  Geo- 

dinámico  Central ; Boma. 

28  Julio  1889. 
Saimoiraghi  Angelo,  Ingeniero,  Director  de 

la  Oficina  c  La  Filotéeniaa. » Milán. 

4Eoevol891. 


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80 


Memorias  de  la  Sociedad  (Hentífioa 


GlasgoT 


SchiapareUi  José  F.,  Miembro  correspon- 
diente del  Instituto  de  Francia^  Direc- 
tor del  Real  Observatorio  de  Brera. . .  Milán. 
2  Febrero  1890. 
Spée  Abate  E.,  Astrónomo  en  el  Observato- 
rio Real  de  Bélgica Uccle. 

2  Febrero  1890. 
Tacchini  Pedro,  Director  del  Real  Observa- 
torio del  Colegio  Romano  y  de  la  Ofici- 
na Central  de  Meteorología  y  Geodiná- 
mica    Roma. 

2  Febrero  1890, 
Thomson  8ir  Guittermo  (Lová  Kelvin),  Aso- 
ciado extranjero  del  Instituto  de  Fran- 
cia.  Profesor  en  la  Uni^versidad  de  Glas- 
gow  

14  Febrero  1692. 
Tisserand  /.,  Miembro  del  Instituto  y  de  la 
Oficina  de  Longitudes,  Director  del  Ob- 
servatorio, Profesor  en  la  Facultad  de 

Ciencias ¿ ; 

2  Febrero  1890. 
Van  Beneden  P.  J.,  Asociado  extranjero  del 
Instituto  de  Francia,  Profesor  de  Zoolo- 
gía, Anatomía  y  Paleontología  compara- 
das en  la  Universidad  Católica Lovaina. 

4  Enero  1891. 
Von  Bezold  Guillermo,  Director  delReal  Ins- 
tituto Meteorológico  Prusiano Berlín. 

2  Febrero  1890. 
Weiss  Edmundo,  Director  del  Observatorio 

Imperial,  Profesor  en  la  Universidad. .  Viena. 

2  Febreiro  189d. 
ZébaUos  Dr.  Estanislao  8.,  Ministro  de  Re- 


París. 


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"Antonio  Alelóte.  H  81 

laciones  Exteriores,  Presidente  de  la     - 

Sociedad  Rural  Argentina Baenos  Aires. 

1?  Noviembre  1891. 
ZeñQer'CcarloB  7.,  Profesor  de  Física  y  As- 
tronomía en  la  Escuela  Politécnica . .  •  Praga* 
2  Febrero  1890. 


Hiembios  de  la  Sociedad  existentes  hasta  el  31  de  Julio  de  lá92. 

Socios  de  número 25 

Socios  coitespondientes 31 

Socios  honorarios  en  el  país 47 

Socios  honorarios  en  el  extranjero 62 

Total 165 


La  noticia  relatÍTa  al  aumento  que  tuyo  la  Biblioteca,  se  ha- 
llará en  la  Semita. 


-is«'^rvi%s*^r» 


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ALGUNAS  OBSIDIANAS  DE  MÉXICO 

POB 

EZEQUIEL  ORDÓÑEZ 

Socio  de  núA«ro,  Infeniero  <k  la  Cmiáóa  Oeolótka  4o  HésácOé    ' 


LAMINA  I. 

Existen  en  el  pafs  mnohas  localidades  abundante»  en  obsi-. 
dianas,  ya  como  un  representante  vitreo  de  ryolttas  ó  rocas  con 
exceso  de  siliza,  ó  más  generalmente  asociadas  á  las  andesitas 
piroxénicas  y  anfibólícas  de  las  que  conocemos  el  interesante 
papel  que  desempeñan  en  las  formaciones  eruptiras  terciarias 
de  nuestro  suelo. 

Las  obsidianas  caracterfsticaSy  es  decir,  aquellas  en  que  la 
masa  de  la  roca  casi  no  envuelve  un  sólo  elemento  eristalino  re- 
conocible, son  muy  frecuentes  en  algunos  lugares;  y  así  tene- 
mos por  ejemplo,  el  curioso  cerro  de  las  Navajas  con  enormes 
cantos  arredondados  esparcidos  confusamente  en  distintos  pun- 
tos de  la  montaña. 

Pero  es  más  interesante  notar  la  insensible  gradación  que 
se  presenta  frecuentemente  en  las  rocas  andesiticas^  una  gra- 
dual diminución  del  elemento  microlítieo  se  observa  para  d^ar 
simplemente  un  magma  amorfo  sembrado  de  diminutas  oiista- 

Homoriai  li89t^J,  T.  VI,  6 


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84  Memorias  d«  la  Sociedad  Científica 

litas.  Algunas  veces  los  elementos  cristalinos  de  la  roca,  aun- 
que en  pequeña  cantidad  constantes,  conviene  mejor  definirla 
por  el  tipo  andesítico  á  que  pertenecen.  Las  subdivisiones  in- 
termediarías de  AndesUas  óbsidiánicas  j  Obsidianas  andesiiicas  tie- 
nen, pues,  para  nosotros  gran  valor;  y  un  buen  número  de  nues- 
tras rocas  designadas  antiguamente  bajo  el  nombre  íq  pórfidos 
(raquíticos  pertenecen  á  estas  dos  subdivisiones. 

Las  obsidianas  negras  de  bordes  translucientes  han  sido  co- 
nocidas em  Jüé^icó  desde'  la  más  alii^  antigüedad  j  asi  yemos 
cómo  nuestros  indios  dieron  á  conocer  con  este  material  las  pri- 
meras manifestaciones  de  su  industria,  aprovechando  su  dure- 
za y  fácil  quebradura  en  aristas  cortajntes,  para  la  fabricación 
de  cuchillos,  agujas,  etc.  Cerca  de  las  reventazones  de  obsidia- 
nas en  cEl  Durazno,!  inm^iato  í  Zacualtipana  se  conservan 
aún  algunos  lugares  favoritos  para  la  fabricación  de  dichos  uten- 
silios, á  juzgar  por  el  gran  ^úm^ro  de  fragmentos  cortantes, 
cuchillos  imperfectos  y  trozos  más  ó  menos  grandes  de  obsidia- 
na con  huellas  de  separaciones  regulares  de  esquirlas  indudable- 
mente practicadas  por  la  mano  del  hombre.       , 

En  algunas  obras  extranjeras  hemos,  visto  menci^onadas  al- 
gunas obsidianas  de  México  en  la  exposición  de  las  fqrm^  cris- 
talitícas  de  estaa  rocas,  y  en  nuestras  preparaciones  microscó- 
picas se  repiten  con  absoluta  semejanza  dichas  formas,  mencio 
nadas  ya  por  los  autores.  ^ 

Para  dar  oierto  orden  sistemático  á  las  diferentes  obsidianas 
dequjenpS  vamos  á  ocupar,  podremos  gubdividirlas  según  la  na- 
turaleza ó  aspecto  de  las  formas  que  caracterizan  su  prpmorfis- 
mo;  es  decir,  el  principio  de  individualización,  que  según  deter- 
minadas condiciones  tiendan  á  predominar. 

Pero  antes  consideremos  aquellas  desprovistas  totalmente 
"Hie  elementos  cristaliticos,  tales  como  las  que  abundan  en  el 
oerro  de  las  Navajas  y  en  la  cPeña  de  lacf  AguiUs,»  cerca  del 
c  Jacal,'»  caracterizadas  únicamente  por  la  gran  cantidad  de  bur- 
btijas  gaseosas  esparcid^  en  su  masa. 


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uAMtottloAk»i0iu  36 


<i^^%»>^\^^>^^\^>^^^^^»^^<^^^>>y^^%^^<»^»^i^»^\^^»^»^^»^^^^i^^^»»M^'^i»»^^>^<v^»^«»*»»»»^*M^M»^^^»^>»»^»^^^^^^>^^>^^* 


OMdiaúas  o<m  bturbt(ja8. '  '* 

El  color  dotniMiite  4e  ostÁQ  obmdiAnas  de  las  loealidades 
antes  citadas,  es  el  negro  verdoso  ]»ardii2CO  j  alg^a»  aoeUMina* 
das;  sn  lustre  es  por  lo  general  vitreo,  sus  boi4es  eortantes  ^en 
translucientés  y  su  fractura  es  concoide  no  muy  {Perfecta.  M 
carácter  meramente  distintivo  de  estas  obsidianas  esimmten* 
so  reflejo  sedoso  en  la  superficie  y  que  se  nota  solamente  en  de* 
terminada  posición. 

Observadas  estas  obsidianas  al  microscopio,  manifiestan  una 
infinidad  de  burbujas  de  variadas  dimensiones  distribuidas  en 
sa  masa;  algunas  de  ellas  se  agrupan  formando  regueros  que 
definen  el  carácter  fluidal  de  la  roca.  La  forma  de  las  burbujas 
obedece  á  cierto  alargamiento,  ¿obre  todo,*en  los  regueros  flm^ 
dales;  angostas  en  sus  extremos,  terminando  en  una  fina  punta 
y  anchas  en  su  medio,  algunas  aparecen  mtiy  sinuosas,  otras 
semejan  verdaderas  gotas.  (Fig.  1  )• 

Guando  la  roca  no  presenta  indicios  de  iJgún  movimiento 
^uidal,  como  es  particularmente  el  caso  para  urna  obsidiana  de 
la  misma  cPeda  de  las  Águilas,  i  las  burbujas  presentan  for^ 
mas  circulares  ó  más  generalmente  elipticas  A  ovoidea  y  nunca 
de  extremidades  aguzadas,  las  cuales  dadas  sus  dimensiones 
aparecen  cortadas  por  la  superficie  de  las  preparaciones  micros^ 
cópicas  con  aspecto  de  simples  cavidades  como  lo  manifiesta  la 
figura  2. 

Vemos,  pues,  cómo  en  el  caso  de  un  movimieuto  fluidal  la 
forma  de  las  burbujas  ha  cedido  fácilmente  ó  se  ha  modificado 
al  impulso  de  este  esfuerzo; 

£1  contorno  de  «ada  una  de  estas  cavidades  se  halla  rodea- 
do de  usa  penumbra  obscura  debida  á  la  desigual  refrangibili-' 
dad  entM  el  magma  que  la  envuelve  y  el  gas  contenido  en  su 
interior. 

Cuando  las  burbujas  de  mayores  ¿Ktmensiones  han  sido  cor- 


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80  Memorias  49  laBoelAdaOUntífloa 

tadas  en  las  superficies  de  la  preparación,  la  penumbra  se  de- 
bilita y  el  contomo  de  las  burbujas  se  reconoce  por  finas  líneas. 

La  forma  y  pequenez  relativa  de  las  burbujas  de  gas  en  la 
masa  de  estas  obsidianas  se  explicaría  iácilmiente,  suponiendo 
la  paita  amorfa  en  cierto  estado  de  fluidez,  dotada  de  tno  cimien- 
tos tumultuosos  por  efecto  de  la  presión  de  los  gases  despren- 
didos; y  uüa  vez  aprisionado  un  rolumen  cualquiera  4e  gas, 
subdiridirse  y  esparcirse  en  la  masa  de  la  roca  en  el  momento 
de  su  consolidación  bajo  la  forma  de  pequeños  glóbulos  ó  bien 
por  un  fenómeno  de  repulsión  ocasionado  por  diferencia  de  den- 
sidades. 

M.  Lapparent  cita  en  su  obra  de  Geología  una  obsidiana  6n 
nodulos,  de  Bohemia,  rica  en  burbujas  de  gas  y  exenta  de  in 
olusiones  cristalinas  como  las  que  hemos  observado  de  las  Na- 
vajas y  Peña  de  las  S^guilas.  Parece,  pues,  por  estos  ejemplos, 
que  existe  cierto  grado  de  incompatibilidad  entre  la  presencia 
de  burbujas  gaseosas  y  la  producción  de  cristalitas  en  la  masa 
de  una  misma  obsidiana  y  la  hipótesis  que  hemos  expuesto  pa- 
ra explicar  la  presencia  de  burbujas,  se  adaptaría  muy  bien  á 
esta  cirouBStansia,  pues  esos  movimientos  tumultuosos  dificul- 
tarían el  principio  de  una  individualización  suponiendo  igual- 
mente un  rápido  enfriamiento. 

Hemos  dicho  que  estas  obsidianas  presentan  todas  reflejos 
sedosos  en  su  superficie  en  cierta  posición,  provenidos  sin  du- 
da por  la  reflexión  de  la  luz  en  las  paredes  de  cada  una  de  es- 
tas cavidades,  haciendo  notar  que  solamente  en  las  obsidianas 
con  burbujas  que  conocemos,  tiene  lugar  el  fenómeno  y  se  pue- 
de asegurar,  sin  ptrevio  examen  microscópico,  la  presencia  de 
burbujas  gaseosas  en  toda  obsidiana  con  reflejos  de  este  género. 

Yon  Lasaulx  observa  que  en  las  obsidianas  en  que  aparecen 
sisteman  de  innumerables  hendeduras  paralelas,  algunas  veces 
presentan  un  viso  colorido  en  su  superficie.  Es  de  creerse  que 
este  fenómeno  sea  del  mismo  género  del  que  hemos  observado 
en  las  obsidianas  con  barbujas* 


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87 


OMdiáBAB  sin  indiuioiat. 

En  el  cerro  del  Jaoftl,  cerca  de  la  montaña  de  laa  Nayajas, 
kemoB  encontrado  obsidianas  notablemente  desprovistas  de  in- 
olnsiones  oristaUticas  y  aun  de  burbujas  gaseosas.  Su  fractura 
es  perfectamente  concoide  y  en  su  superficie  se  perciben  muy 
finas  estrias  radiantes}  su  lustre  es  YÍtreo,  su  color  verde  obs- 
curo y  en  sus  bordes  muy  transluoientes  se  asemeja  mucho  al 
vidrio  de  las  botellas. 

En  estas  obsidianas  sin  inclusiones  hemos  observado  la  ma- 
yor transparencia  en  sus  esquirlas;  lo  que  es  natural  de  pensar 
pues  los  elementos  cristalíticos  (longulitas,  globulitas,  etc.)  di- 
ficultan el  paso  de  la  lus  por  absorción.  Las  obsidianas  de  Ma* 
ravatío  en  el  Estado  de  Michoacán,  en  un  estado  avanzado  de 
promorfismo,  casi  no  presentan  transparencia  en  sus  bordes. 

De  una  barranca,  un  kilómetro  al  Norte  de  la  población  de 
Altotonga  en  el  Estado  de  Veraeruz,  nos  fué  remitida  una  ob- 
sidiana de  color  negro  puro,  lustre  intonsamente  vitreo  y  frac* 
tura  concoide.  En  algunos  lugares  de  su  superficie  se  observan 
líneas  finas  paralelas,  además  de  las  estrías  radiantes  que  hemos 
notado  ya  en  la  fractura  concoide  de  otnis  obsidianas. 

Está  esencialmente  caracterizada,  por  la  ausencia  completa 
de  inclusiones  cristaUtioas  y  burbujas  gaseosas,  presentando  al 
microscopio  su  magma  totalmente  amorfo,  recorrido  en  todas 
direcciones  por  líneas  sinuosas,  tocándose  las  unas  á  las  otras, 
verdaderas  circunvoluciones,  afectando  las  formas  más  bizarras 
y  eapriehosas.  Más  que  una  explicadón  detallada  de  la  sinuo- 
sidad de  estas  lineas,  la  figura  adjunta  dará  una  idea  clara.  Es- 
tas líneas  obedecen  en  lo  general  á  un  particular  alargamiento 
hada  una  misma  dirección,  ó  lo  que  es  lo  mismo,  un  marcado 
fenómeno  de  esourrimiento  atestiguado  aún  más  cuando  expe- 
rimentan alguna  desviación  al  tropezar  con  fragmentos  de  hie* 
rro  magnético  esparcido  en  la  masa.  (Fig.[6). 


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MemoríM  cb  la  8ocÍ«dft4  Científica 


Es  fácil  reconocer  que  estas  lineas  opacas  sinuosas,  no  son 
sino  el  resultado  de  una  curiosa  división  6  hendimiento  de  esta 
pasta  amorfa,  análoga  en  su  resultado  á  la  división  perlítica  f re- 
cuentemente  observada  en  algunas  retinitas  y  aun  en  las  mis- 
mas obsidianias,  Pero  mientras  que  en  la  división  perlitioa  el 
hendimiento  ha  tenido  lugar  posteriormente  á  la  oonsolidación 
definitiva  de  la  roca,  en  la  que  nos  ocupamos,  por  el  contrario, 
las  líneas  de  separación  ó  agrietamiento,  digamos,  han  edtado 
sometidas  á  los  movimientos  fluidales  del  magma  no  aún  con- 
solidado. Este  simple  hecho  es  suficiente  para  establecer  una 
legítima  diferencia  entre  ambos  modos  de  división,  á  no  ser  que 
se  suponga  como  pudiera  acontecer  que  un  magma'consolidado 
de  estructura  perlítica  hubiese  sufrido  una  incompleta  rafusión 
que  hubiera  modificado  la  primitiva  forma  de  la  división  per- 
lítica. 

En  algunos  lugares  de  la  preparación  se  observan  lagunas 
de  otro  magma  ligeramente  colorido  con  finas  líneas  más  fuer- 
temente eoloridas,  paralelas  á  la  dirección  de  escurrimiento  del 
resto  del  magma. 

Obsidianas  con  globulitas. 

En  la  misma  Peña  de  las  Águilas,  fuera  de  las  obsidianas 
con  burbujas,  hemos  encontrado  también  buenos  tipos  de  otras 
notablemente  devitrificadas  con  la  producción  casi  ezelosiva  de 
globulitas.  A  la  simple  vista  estas  obsidianas  son  de  eolor  par- 
do  obscuro  con  manchas  más  ó  menos  grandes,  negras,  distri- 
buidas generalmente  de  una  manera  irregular;  el  conjunto  toma 
un  aspecto  cosi  brechif  orme. 

Las  formas  que  afectan  los  elementos,  oristalítícos  como  re- 
sultado del  promorfismo  ó  de  las  sucesivas  tendencias  á  formas 
intermediarias  ó  semioristalinas  en  un  medio  vitreo,  son  de  tal 
naturaleza,  que  su  presencia  en  las  obsidianas  de  que  nos  ocU'^ 
pamos  pueden  maiñfestalr  oleraimente  esas  distintas  faMs  jra 


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/ 

^Antonio  Alnie.ii  89 


perfeotamoDate  .reparables  ,uixas  de  otras  ó  ya  con  cacacteres  co;- 
mones. 

üe  ha  reconocido  la  forma  globulitica  como  el  tipo  primor- 
dial de  formación.  Es  decir,  el  principio  de  las  acciones  mole- 
oulares  qve.por  efecto  de  afinidades  químicas  .tiendan  á  reunir- 
se, dando  icomo  forma, tal  vc^z  solamente  cfparpiifi  un  glóby^lo  6 
un  cuerpo  arredondado,  suponiendo  para  esto  un  medio  conye- 
nientemente  fluido  y  otras  particulareí^  condiciones.  Experien- 
cia&  sobre  el  azufre,  por  ejepplo,  en  ví^  de  cristalización  en 
condi^pnes  apropiadas  apoyan  esta  idea,  y  veamos  cómo  núes* 
tros  tipos  de  obsidianas  nos  ponen  en  frente  de  pruebas  seme* 
jantes; 

La  obsidiana  de  las  Águilas,  de  la  que  antes  describimos  su 
aspecto  exterior,  llevada  al  campo  del  microscopio  en  aumentos 
de  60  diámetros  solamente,  deja  ver  manchas  irregulares  nu- 
bosas con  un  aspecto  granudo  ó  compuestas  de  finísimos  pun- 
tos obscuros.  Los  espacios  que  separan  estas  manchas,  dejan 
pasar  más  la  luz  y  en  este  fondo  claro  se  observan  delgadas  ban- 
das ó  hilos  sinuosos  coloridos  débilmente  en  amarillo.  Cierta 
tendencia  al  alargamiento  e^  las  manchas  granudas  y  la  sinuo- 
sidad de  los  hilos  amarillentos,  hacen  aparecer  al  conjunto  con 
un  marcado  carácter  de.  escurrimiento  ó  fluidalidad  cuya  mar- 
cha se  nota  fuertemente  desviada  cuanÍ9o  se  opone  uno  que  otro 
cristal  pequeñísiipo  de  sanidino.  Con  un  aumento  de  600  diár 
metros,  las  manchas  granudas  se  resuelven  en  aglomeraciones 
de  pequeñas  globulitas^  de  las  cuales  muchas  aparecen  ya  con 
este  poder,  transparentes  en  su  centro,  haciendo  notar  una  gra- 
dual diminución  ei^  la  cantidad  de  estas  dobulitas,  hasta  dejar 
espacios  casi  totalmente  desprovistos,  que  son  los  lugares  don* 
de  aparecen  los  hilos  ó  delgadas  bandas  amarillentas  que  igual- 
mente se  resuelven  en  globulitas  de  mayores  dimensiones,  yux- 
tapuestas Is^s  unas  á  las  otras  como  verdaderas  margaritas,  ó 
bien  en  muy  pequeñas  longulitas  agrupadas  algunas  veces. 

Estos  hilos  co^tituidos  de  grandes  globulitas  relái^vamen- 


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40  MemoríaB  de  la  Sodedad  Cioatífioa 

fe,  7  de  longulibasy  seria  el  restdtado  de  la  fnsióii,  digamos  asi, 
de  las  pequeñas  globulitas  que  en  aglomeraciones  como  hemos 
visto  se  hallan  en  la  masa  de  la  rocaf  y  entonces  los  espacios 
alumbrados  y  desprovistos  de  toda  inclusión  y  que  separan  i 
los  hilos  de  las  agrupaciones  globulíticas,  serían  los  Ideares  an- 
tes ocupados  por  estos  pequeños  cuerpos  y  que  han  concurrido 
á  la  formación  de  las  series  margaríticas  y  longulíticas  que  al- 
canzan ya  dimensiones  perceptibles. 

Basta  la  simple  inspección  con  fuertes  aumentos  al  micros- 
copio de  esta  obsidiana  de  las  Águilas,  para  que  acuda  iniliedia- 
tamente  esta  hipótesis  que  no  tiene  nada  de  inverosímihi  dada 
la  condición  general  de  los  elementos  cristaliticos  hacia  formas 
más  y  más  perfectas,  digamos  así,  en  su  desarrollo. 

Un  tipo  bastante  claro  de  transición  de  la  forma  globulítica 
á  la  de  margaritas  y  longulitas,  nos  lo  ofrepe  la  obsidiana  negra 
de  El  Durazno,  cerca  de  Zacualtipán,  en  el  Estado  de  Hidalgo. 
Las  globulitad  de  dimensiones  relativamente  grandes,  son  de 
forma  un  poco  irregular,  con  marcadas  tendencias  á  unirse  las 
unas  á  las  otras  bajo  la  forma  de  rosario.  La  condición  general 
en  esta  roca  es  la  de  unirse  tres  ó  cuatro  globulitas  provistas  en 
ambos  extremos  de  dos  pequeñas  agujas  ó  triquitas  muy  delga- 
das como  si  éstas  hubieren  sido  el  resultado  de  lá  unión  de  un 
mayor  número  de  globulitas  alineadas.  Otras  veces  se  observan 
longulitas  aisladas  de  mayores  dimensiones  con  sus  extremos 
ensanchados.  (Fig.  3). 

Estas  formas  aunque  aisladas  las  unas  de  las  otras,  se  apro- 
ximan lo  bastante  para  constituir  agrupaciones  en  zonas  para- 
lelas  como  por  efecto  de  movimientos  Anídales  en  la  roca,  tanto 
más,  cuanto  que  el  alargamiento  de  las  triquitas  se  hace  según 
esta  dirección. 

Este  otro  ejemplo  nos  hace  ver  la  insensible  gradación  ha- 
cia la  regularidad  en  la  forma;  y  la  hipótesis  que  reconoce  esta 
marcha  paulatina  hasta  las  figuras  enteramente  definidas  de  los 
elementos  cristalinos,  tiene  múltiples  demostraciones,  obsetvan- 


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"  Antonio  Alíate,  n  41 


do  en  el  magma  vitreo  de  muchas  rocas  la  evolución^  las  fases 
de  la  cristalizaci^Dy  cuyo  germen  una  vez  producido  necesita  la 
preexistencia  de  aquellas  condiciones  requeridas  para  la  oom- 
pleta  producción  de  un  individuo  cristal.' 


Obsidianas  con  triquitas. 

Al  lado  de  las  formas  simples  de  triquitas  como  producto  de 
aglomeración  de  globulitas  debemos  mencionar  la  obsidiana  del 
Volcán  de  las  Vírgenes  en  la  Baja  California.  Esta  obsidiana 
es  de  color  negro,  fractura  concoide  y  lustre  resinoso  á  vitreo. 
Su  devitrificación  se  realiza  en  formas  triquítioas  bizarras  y  cree- 
mos que  la  expresión  de  Fouqué  se  adapta  muy  bien  á  esas 
formas:  c  tienen  la  apariencia  de  cabellos  entrelazados, >  más  S 
menos  confusamente.  (Fig.  4.) 

La  forma  más  común  de  las  triquitas  de  esta  obsidiana  es 
con  aspecto  dé  una  infinidad  de  hilos  encorvados  en  todos  sen- 
tidos y  radiando  de  un  centro  comúü.  En  otras  los  lulos  son  cor- 
tos y  no  encorvados,  como  estrellas;  un  sólo  hilo  contorneado 
aparece  más  allá  y  por  último  hiladas  de  globulitas  constituyen 
margaritas  de  aspectos  igualmente  muy  variados. 

En  algunos  lugares  de  las  preparaciones  encontramos  finos 
regueros  de  longulitas  cuyos  alargamientos  acusan  un  movi- 
miento fluida!,  haciendo  notar  que  on  el  trayecto  de  estos  re- 
gueros de  longulitas  casi  no  aparecen  las  triquitas.    '    ^ 

Estas  son  opacas  por  lo  general  j  pero  muy  fuertes  aumen- 
tos las  hacen  aparecer  débilmente  transparentes. 


Obsidianas  oon  longulitas. 

El  promorfismo  ó  dé  vitrificación  alcanza  un  máiduuia  de 
desarrollo  en  las  obsidianas  de  Maravatío^en  ^  Estado  de  Mi* 

Memorias  [iSQa^al,  T.  VI,  6  , 


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42  MemoiiaB  de  la  Sociedad  Científica 

ohoacáA  7  sus  formas  más  comunes  son  las  loogulitaS;  es  decir, 
cuerpos  alargadoa,  transparentes,  yisibles  al  microscopio  en  la 
mayoría  de  los  casos  bajo  aumentos  no  muy  fuertes. 

Las  múltiples  yariedades  de  obsidianas  de  Maravatío  pueden 
referirse  á  tres  clases  principales  por  su  color  y  aspecto  exte- 
rior en  obsidianas  negras,  agrisadas,  pardas  y  rojas,  presentan- 
do las  dos  primeras  grandes  analogías  al  microscopio.  Las  ob- 
sidianas negras  tienen  lustre  vitreo  á  resinoso,  fractura  concoide 
y  la  transparencia  en  sus  bordes  cortantes  es  casi  insignificante, 
su  color  en  la  superficie  generalmente  uniforme,  algunas  yeces 
se  observan  angostas  bandas  alternando  con  otras  de  un  color 
algo  más  claro. 

Gomo  hemos  dicho,  un  gran  número  de  longulitas  envuelve 
el  magma  exclusivamente  vitreo  de  estas  obsidianas  formando 
regueros  paralelos  que  acusan  en  la  roca  haber  sufrido  movi- 
mientos fiuidales. 

De  estas  cristalitas  las  unas  son  rectas  y  las  líneas  que  de- 
finen sus  contornos  son  paralelas,  otras  ligeramente  ensanchadas 
en  sus  dos  extremos  y  algunas  ligeramente  curvas. 

En  estas  obsidianas  negras  generalmente  acompañan  á  las 
longulitas,  triquitas  simples  y  finos  regueros  de  muy  pequeñas 
globulitas. 

Las  obsidianas  pardas  presentan  igual  aspecto  al  microsco- 
pio en  cuanto  á  la  forma  de  las  longulitas.  Las  globulitas  raras 
veces  aparecen  y  nunca  se  observan  las  triquitas.  (Fig.  5). 

Los  lugares  donde  las  longulitas  se  agrupan  en  mayor  nú- 
mero  le  comunican  á  la  roca  su  color  pardo. 

El  nombre  de  obsidianas  jaspeadas  les  convendría  muy  bien, 
pues  á  la  simple  vista  éstas  obsidianas  presentan  bandas  de  co- 
lor pardo  alternando  con  cintas  negras  formando  un  agradable 
contraste. 

La  más  notable  obsidiana  de  Maravatío  es^la  roja.  8e  halla 
generalmente  con  mc^nohaQ  más  ó  menos  grandes  de  color  ne- 
gto  y  su  lustre  ^  casi  resinoso. 


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•'Antonio  Alsate.  II  48 


Las  preparaciones  manifiestan  al  miorosoopio  un  magma  de 
color  rojo  naranjado  bastante  intenso  aun  en  las  más  delgadas 
láminas,  mezclándose  de  la  más  extraña  é  irregular  manera  á 
otro  magma  enteramente  transparente  é  incoloro  que  correspon- 
de á  las  manchas  negras  observadas  á  la  simple  vista  en  la  ro- 
ca en  masa. 

Este  magma  incoloro  envuelve  longulitas  en  buen  número 
igualmente  transparente^  é  incoloras  con  alineamientos  que  de- 
finen el  carácter  fluidal  de  la  roca.  Algunos  puntos  obscuros  so 
hallan  esparcidos,  y  lo  más  notable  en  esta  masa  vitrea  es  la  pre- 
sencia de  pequeñas  arborizaciones  caprichosas,  unas  opacas  y 
otras  transparentes,  de  un  color  rojo  de  sangre. 

El  magma  rojo  anaranjado  contiene  menor  número  de  lon- 
gulitas 7  algunas  de  ellas  son  coloridas  á  juzgar  por  las  que  se 
hallan  desprendidas,  por  decirlo  así,  de  la  parte  colorida  y  cu- 
yo color  muy  semejante  á  ésta  se  hace  sensible  en  el  magma 
transparente. 

Los  movimientos  fluidales  de  la  roca  se  definen  claramente 
por  las  lineas  sinuosas  coloridas  que  esta  pasta  anaranjada  de- 
ja percibir  debido  á  la  mezcla  irregular  con  la  parte  vitrea  trans- 
parente. El  aspecto  de  esta  roca  tal  como  lo  acabamos  de  des- 
cribir, da  lugar  á  considerarla  como  el  resultado  de  la  imperfecta 
unión  ó  mezcla  de  dos  magmas  de  distinta  naturaleza,  si  es  po- 
sible, puesto  que  dan  lugar  á  cristalitas  coloridas  de  diferente 
manera,  así  como  probablemente  de  distinta  densidad  y  varia- 
dos estados  de  fusión  en  el  momento  de  su  mezcla,  dada  la  man- 
cha irregular  que  se  observa  claramente  en  el  magma  colorido. 


Mézioo,  lUy»  d«  1892. 


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44  Memorias  de  U  Sociedad  Científica 


Qaelqnes  obsidiemies  du  Mexiqae  par  M.  E.  Ordd&ez^  Ingéniear 
de  la  Commlsslon  Géologiqno. 


Le  bút  que  s'est  proposé  Pauteur  dans  sa  note,  c^est  de  pré- 
ciser  les  gisements  des  diyerses  varietés  d^'obsidiennes  et  de 
donner  une  classificatíou  des  types  du  promorfisme  qui  predo- 
mine relativement  dans  chacune  d'elles. 

II  les  a  di  visees  comme  suit:  1?  Ohsidiennes  á  6MZ?es.— 2? 
ObsidiennesdépourvuesdHncltísions.  — 3?  Obsidietmes glohuUtiqms. 
— 4  ?  Ohsidiennes  iriquitiques, — 5  ?  Ohsidiennes  longrüitiques,  II  est 
fait  mention  de  cellos  qui  oflErent  á  la  fois  plusieurs  de  ees  for- 
mes e  t  de  la  prés^nce  f  réquente  dans  un  méme  gisement  de  deux 
ou  plus  de  ees  varietés.  II  fait  noter  également  que  les  ohsi- 
diennes ábuUes i^aaeuses  se  trouvent presque  toujours  dépour- 
vues  d'inelusions;  oeoi  provient  des  mouvements  tumultueux 
qui  se  produisent  avant  de  la  consolidation  definitivo  de  la  ro- 
che: il  7  a  I^  naturellement  un  obstado  pour  toute  production 
qui  tend  á  une  forme  semicristalline. 

Dans  quelques  obsidiennes  dépourvues  d'inolusionS|  on  ob- 
serve qu'elles  sont  formées  de  deux  masses  de  coloration  dis- 
tincte,  melangées  irréguliérement. 

L' obsidienne  de  <  El  Durazno  » ( Zacualtipan,  État  de  Hidal- 
go) est  tres  curíense;  elle  présente  1' insensible  transformation 
des  formes  globulitiques  en  longulites  et  triquites  indiquant 
le  perfeotionnement  des  formes,  De  méme,  dans  l'obsidiane  de 
«Peña  de  las  Águilas»  (Hidalgo),  des  globulites  de  plus  gran- 
des dimensions  de  quelques  longulites  semblent  étre  le  résultat 
de  la  fusión  de  tres  petits  glóbulos.  L'auteur  sígnale  enfin  les 


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"  Antonio  Alíate,  h  45 


obsidiennes  de  Maravatio  (Miohoaoan)  notamment  la  yarieté 
rouge,  remarquable  par  le  mélange  irrégulier  de  deux  magmas 
yitreuz  de  nature  et  coloration  distinote,  lesquels  ne  sont  pas 
également  dévitrifíés. 

Plusieurs  savants  étrangers  ont  fait  mention  des  obsidien- 
nes  da  Mexique,  peut  Stre  méme  des  gisements  oitésparl'au- 
tenr^  á  en  juger  par  la  ressemblance  des  éléments  de  promor- 
fisme. 


M«xioo,  Mfti  1892. 


<•» 


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M»^^^^^^^>^A^^*^^^^^^^^^»^^^^^^#»^%^^^»»^^^^^^^^^^^»^^A^^^^^^^^»<^^^^^^^^^»^^^^^^^^^ 


Explicación  de  la  lámina  I. 


Pig.  1.  — Barbajas  gMeotas  aUigadas  -  x  100.  Obaidiaiía  dtl  ceno  de  lai  Nava- 
jaa,  Bitado  d«  Hidalgo. 

Pig.  2.  — Borbajat  cortadas  por  la  soperficie  de  la  preparaeión  *  x  80.  Obsidiana 
de  la  Pefia  de  las  Agailas,  cerca  de  la  Pella  del  Jacal,  Estado  de  Hi- 
dalgo. 

Pig.  3.  —Agregados  globalitíoos  -  x800.  Obsidiaoa  de  "BI  Darasno,  u  cerca  de 
£acaaltípAn,  Estado  de  Hidalgo. 

Pig.  4.— Triqaitas  -  x800.  Obsidiana  del  Volcán  de  las  Vírgenes.  BajaOaliíomia. 

Pig.  5.  — Longalitas  -  x  100.  Obsidiana  parda  de  KaraTatío.  Estado  de  IGcboa- 
can. 

Pig.  tf .  —  Bi^raetara  de  la  obsidiana  de  Altotonga,  Estado  de  Veraeras. 


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MÉXICO  Seísmico 


F.   DE    MONTES  SUS    DE   BALLORE. 


Socio  corrcspondieftte  en  París, 
Capitán  de  Artillería,  Inspector  de  estudios  en  la  Escuela  Potit^nica. 


AHjA^MII^A,   XI). 

Bnire  todos  loa  fenómenos  natjiirales  Jos  seísmicos  son  to- 
davía de  los  más  desoonooidos  y  aun  misteriosos.  La  causa  de 
nuestra  ignorancia  en  lo  que  les  toca  es  evidente,  porque  se  pro- 
ducen en  el  interior  de  la  corteza  terrestre,  del  todo  inaccesible 
al  hombre.  Por  eso  ^  han  buscado  las  cansas  de  los  temblores 
de  tierra,  sea  en  la  atpiósfera,  sea  en  los  espacios  cósmicos,  y 
basta  ahora  la  seismología  no  ha  sido  más  que  una  rama  de  la 
meteorología. 

£1  catálogo  de  las  teorías  é  hipótesis  enunciadas  sobre  tem- 
blores llenaría  voltimenes.  Tal  vez  ningún  fenómeno  de  la  físi- 
ca del  globo  ha  dejado  de  ser  puesto  en  concomitancia  con  las 
sacudidas  seísmicas.  Las  posiciones  de  los  astros,  los  choques 
de  cometas  y  estrellas  fugaces,  las  fases  de  la  luna,  los  movi- 
mientos del  aire,  la  altura  del  barómetro,  el  viento,  hasta  el  có* 

Memorias  IZ892-93J»  T.  VI,  7 


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60  Memorias  de  la  Sodedad  Científica 

lera  y  aun  últímamente  la  influenza  misma,  han  sido  conside- 
rados como  teniendo  relación  con  ellos^  Es  muy  fácil,  en  efecto, 
buscar  y  descubrir  en  el  inmenso  número  de  temblores  de  que 
se  ha  tenido  noticia,  algunos  que  se  hayan  verificado  simultá- 
,  neamente  con  algún  fenómeno  favorable  á  las  teorías  á  priori, 
por  extravagante  que  sea. 

En  trabajos  anteriores  publicados  por  la  Sociedad  c  Alza- 
te,  :» ^  he  mostrado  por  medio  de  unas  50,000  sacudidas  acaeci- 
das en  todas  lab  partes  del  mundo,  que  no  tienen  relación  nin- 
guna con  las  horas  del  día,  las  culminaciones  de  la  luna  y  las 
estaciones  astronómicas.  De  todas  las  leyes  enunciadas  sobre 
los  temblores,  estas  tres  son  las  más  comunmente  aceptadas 
por  los  seismólogos.  Las  demás  no  me  parecen  de  bastante  se- 
riedad para  merecer  el  trabajo  inmenso  de  su  refutación  numé 
rica;  tal  vez  se  podría  hacer  una  excepción  en  favor  de  la  rela- 
ción con  las  estaciones  climatéricas,  pues  que  algunos  sabios 
creen  que  la  precipitación  del  agua  atmosférica  aumentando  en 
ciertos  meses,  disuelve  entonces  las  capas  minerales  con  más 
energía,  con  lo  que  se  producirían  movimientos  interiores  en 
mayor  número  en  dichas  épocas,  y  se  manifestarían  por  medio 
de  Ttti  máximum  de  vibraciones.  Esta  cuestión  particular  la  tra- 
taré posteriormente,  aunque  el  efecto  no  me  parezca  adecuado 
ala  causa. 

Todo  esto  no  es  verdadera  ciencia,  y  ya  es  tiempo  de  buscar 
ahora  lógicamente  las  causas  de  los  seísmos  y  en  dónde  se  pro- 
ducen; cansas  que  deben  de  buscarse  no  en  el  exterior,  sino  en 
"^l  iñterioí*  mismo  de  la  corteza  terrestre,  presentándose  justa- 
mente en  esto  las  dificultades,  pues  que  no  podemos  alcanzar 
su  punto  de  origen.  Los  geólogos  que  se  han  dedicado  á  la  cues- 
tión y  son  pocos,  hablan  de  deslizamientos  de  estratificaciones 
unas  sobre  otras,  causados  por  el  enfriamiento  secular  de  la  tie- 
rra yla  contracción  consiguiente,*  de  hundimientos  de  terrenos 

I  Véase  Memorias,  Tomo  III,  pág.  105  y  tomo  IV,  pág.  277. 


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'  Antonio  AlzAto.  M  51 


bajo  la  infiueneia  de  las  aguas  subterráneas;  de  descomposioio- 
nes  químioas  espontáneas;  de  explosiones  producidas  por  la  in- 
filtración de  las  aguas  marinas  y  su  llegada  al  contacto  del  nú- 
cleo incandescente  y  fluido  que  muchos  suponen  en  el  interior 
de  la  tierra;  pero  cuya  existencia  no  se  ha  demostrado  todavía^ 
etc.  A  mi  parecer  no  hay  en  estas  teorías  más  que  hipótesis  ar- 
bitrarias, y  antes  de  medirse  con  las  causas  eficientes,  se  deben 
investigar  los  caracteres  geográficos  y  geológicos  de  las  regio- 
nes en  las  cuales  los  temblores  son  más  frecuentes  é  intensos. 

Es  probable  que  las  sacudidas  terrestres  no  tengan  su  ori- 
gen á  gran  profundidad  como  se  cree  generalmente.  Sin  que 
ésta  pueda  fijarse  exactamente,  los  casos  en  que  no  han  sido 
sentidos  en  el  fondo  de  las  mismas,  son  bastante  numerosos  p¿\ 
ra  que  se  consideren  como  un  fenómeno  relativamente  super- 
ficial. Por*  consiguiente  es  de  suponer  que  intervengan  la  natu- 
raleza y  constitución  geológicas  del  terreno,  así  como  la  forma 
del  relieve  geográfico  y  topográfico,  y  que  sin  duda  las  regio- 
nes del  mundo  en  que  tiembla  frecuentemente  se  diferencian 
de  las  otras  por  caracteres  especiales  de  este  orden.  En  efecto, 
muchas  veces  se  han  hecho  varias  observaciones  de  esta  clase* 
Ponemos  á  continuación  las  principales. 

Se  ha  notado  que  en  la  cordillera  de  los  Andes,  la  más  im- 
portante del  mundo,  tiembla  con  frecuencia  desde  el  Cabo  do 
Hornos  hasta  el  estrecho  de  Behring,  mientras  que  en  las  cos- 
tas americanas  del  Atlántico,  que  mueren  sobre  el  Océano  por 
deoUves  insensibles  en  los  llanos  de  las  Repúblicas  Argentina 
y  Brasileña,  no  están  sacudidos  sino  aquellos  puntos, cuyo  re- 
lieve es  suficientemente  accidentado,  como  en  las  República 
de  México  y  Venezuela.  Esto  ha  hecho  suponer  que  las  regio" 
nes  seísmicas  siguen  las  lineas  de  los  mayores  accidentes  del 
globo  y  por  consiguiente  las  de  resistencia  míuim^.  Pero  esta 
regla  no  se  muestra  siempre  verdadera;,  y  se  pueden  men9Íonar 
regiones,  npiuy  instables,  ajunque  muy  llanas,  como  la  Hungría 
mientras  que  ep^  el  Himalaya  tiembla  muy  poco,  con  excepción 


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52  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 

del  Assam  y  del  Cachemira.  Así  la  condición  de  declives  abrup- 
tos no  parece  suficiente. 

Se  ha  dicho  también  que  los  terrenos  muy  quebrados,  como 
la  Andalucía,  están  frecuentemente  expuestos  á  los  choques  te- 
rrestres. Tampoco  esta  ley  se  muestra  general :*no  tiemblaen 
todas  estas  regiones. 

Unos  han  pretendido  que  los  seismos  están  más  comunes 
en  terrenos  modernos,  y  otros  al  contrario  en  los  más  antiguos, 
dándose  al  parecer  buenas  razones  en  ambos  casos.  Todo  esto 
no  es  más  que  confusión  y  por  fin  no  se  sabe  casi  nada. 

Por  consiguiente  la  primera  cuestión  que  hay  que  resolver  es 
la  de  saber  si  las  regiones  séismicas  se  diferencian  de  las  otras 
por  su  constitución  geológica,  su  posición  relativamente  á  las 
grandes  líneas  geográficas  del  globo,  y  en  fin,  sus  rasgos  topo- 
gráficos. Si  asi  se  ataca  al  origen  mismo  de  los  seismos,  en  todo 
caso  se  aproximará  más  á  su  descubrimiento,  y  esto  será  un  pro- 
greso notable  en  seismología:  es  lo  que  estoy  emprendiendo. 

Este  conjunto  de  las  condiciones  simultáneas,  pero  com- 
plexas, que  caracterizan  las  regiones  séisiñicas,  creo  haberlo  des- 
cubierto. No  hay  sin  embargo  lugar  de  darlo  á  conocer  actual- 
mente al  público,  porque  podría  muy  bien  acontecer  que  fuese 
algo  modificado  en  sus  detalles  á  medida  que  fuese  avanzando 
en  su  desarrollo.  Me  contentaré  con  dar  por  ahora  una  serie  de 
memorias  particulares  relativas  á  cada  país,  y  creo  que  los  miem- 
bros de  la  Sociedad  c  Álzate  »  leerán  con  gusto  lo  que  trata  de 
México. 

Además  de  los  mapas  que  acompañan  á  las  monografías  de 
los  grandes  terremotos,  los  mapas  séismicos  generales  han  sido 
establecidos  de  dos  maneras.  Mállet  (Fourth  report  upan  ihefacU 
and  iheory  qfearthquakephenomefia;  Transácttons  qftheBrifish  As- 
sociaHon/or  ihe  advancenient  qfscience^  185S)  ha  dado  el  de  todo 
el  mundo.  Este  trabajo  del  sabio  y  fainoso  seismólogo,  hecho 
en  una  época  en  que  faltaban  los  documentos  mucho  más  que 
ahora,  para  nada  sirve,  porque  p'hrece  que  en  muchos  casos  el 


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"  Antonio  áls&ie.  n  5S 


autor  se  eontentó  con  yaluar  casi  arbitrariamente  la  frééuenoia 
7  la  intensidad  de  los  seisnaos  en  Varios  países. 

O'Reilly  fTraneacUona  qfihe  royal  Méh  Aoademy^  Se^ptember 
1SS4J  ha  dado  nn  mapa  seismológióo  de  Inglaterra  y  ( 1.  c.  Marefa 
1886)  nn  catálogo  sóismioo  de  Europa  y  países  vecinos.  PerO' 
ha  caído  en  un  error  grave  apuntando  tedos  ó  casi  todos  los  lu 
gares  en  que  ha  sido  señalado  un  choque.  Por  consiguiente  en 
nuestra  época  de  numerosas  comunicaciones  telegráficas  acon- 
tecerá que,  con  tal  método,  y  «obre  todo  en  casos  en  que  los  te- 
rremotes  sacuden  grandes  superficies,  se  cubrirán  los  mapas 
con  puntos  que  no  tendrán  ninguna  importancia  bajo  el  punte 
de  vista  seísmico,  y  la  delincación  denlas  regiones  verdadera- 
mente seísmicas  se  hará  del  todo  imposible  ó  á  lo  menos  arbi* 
traria.  No  importa,  en  efecte,  conocer  los  lugares  en  donde  tem- 
bló, sino  aquellos  en  donde  se  originaron  las  sacudidas  ó  sea 
los  centros  seísmicos.  Por  eso  los  temblores  ligeros  que  se  per- 
ciben sobre  áreas  pequeñas,  tienen  más  importancia  que  los 
fuertes  temblokres,  cuyos  centros  casi  nunca  se  pueden  estable 
cer  claramente.  * 

El  número  de  estos  centros  en  un  país  y  la  frecuencia  nor- 
mal de  las  sacudidas  que  en  ellos  tienen  su  punto  de  partida, 
serán  los  elementos  de  la  determinación  de  lo  ^ue  puede  lla- 
marse la  c seismicidad»  ó  c actividad  seísmica»  de  la  región. 

Así  presentado  el  problema,  no  faltan  las  dificultades.  En 
primer  lugar  los  documentos  séismicos  son  algo  raros,  con  ex- 
cepción de  ciertos  países  como  México,  Italia,  Suecia,  Japón, 
Filipinas,  Indias  Orientales;  páralos  demás  se  deben  buscar 
cuidadosamente  las  relaciones  de  los  viajeros  y  de  personas  afi- 
cionadas á  esta  interesante  ciencia.  Muchas  ocasiones  se  sabe' 
muy  bien  cuántas  veces  tiembla  al  año  normalmente  en  regio- 
nes determinadas,  y  del  todo  se  Ignora  si  los  países  vecinos  son 
más  6  menos  frecuentemente  sacudidos.  Por  ejemplo  en  Zan- 
te,  Barbiani  observó  cuidadosamente  durante  40  años,  y  no  i^e 
puede  decir  si  tiembla  tanto  en  la  costa  vecina  de  Orecia.- 


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54  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 

(generalmente  en  un  país  Los  temblores  se  atribuyen  á  la  ciu- 
dad principal  ó  capital.  Por  ejemplo,  se  conocen  numerosas  sa- 
cudidas para  Méiioo,  y  sin  embargo  mostraré  más  lejos  que  e^ 
Anábuac  basta  esta  ciudad  por  el  Sur  es  muy  notable  y  que  los 
temblores  allí  sentidos  vienen  en  su  mayor  parte  de  Oaxaoa  y 
la  Mixteca. 

Con  excepción  de  los  países  anteriormente  citados,  los  do- 
cumentos seísmicos  van  disminuyendo  cada  año  en  los  trabajos 
científicos;  es  que  ahora  los  meteorologistas  los  rehusan,  y  con 
razón,  y  que  los  geólogos  no  los  quieren  todavía. 

En  ciertos  países  se  presentan  los  temblores  con  mucha  fre- 
cuencia durante  días,  meses  y  años,  desapareciendo  después  ca- 
si oon^letamente.  Estas  series  deben  considerarse  en  lo  gene-1 
ral  como  anormales  y  no  se  debe  tener  cuenta  de  ellas.  Es  e 
caso  desusar  de  una  crítica  muy  delicada. 

El  interior  del  Asia,  la  China,  las  Indias,  casi  toda  el  Áfri- 
ca, el  Norte  de  México  y  el  Brasil  están  completamente  desco- 
nocidos bajo  el  punto  de  vista  seísmico.  Aun  en  países  desde 
hace  mucho  tiempo  civilizados  no  dejan  de  faltar,  hasta  en  Eu- 
ropa misma. 

Se  ve  bien  cuántas  causas  de  errores  van  á  presentarse. 

En  una  investigación  de  esta  clase  es  necesario  conservar  á 
la  obra  un  carácter  de  uniformidad  y  para  esto  buscar  un  me- 
dio de  representación  numérica.  Tres  elementos  se  presentan 
para  definir  la  seismicidad  de  una  región  determinada:  el  nú-* 
mero  de  centros  seísmicos  y  el  número  y  la  intensidad  de  las 
sacudidas.  El  número  de  qentros  depende  demasiado  de  la  va- 
riedad de  las  informaciones.  Por  lo  que  toca  á  la  intensidad  la 
considero  como  un  factor  accesorio.  Queda,  pues,  solamente 
la  frecuencia  normal  de  las  sacudidas.  Para  darle  una  definición 
que  pueda  cifrarse,  supongamos  que  en  una  región  de  superficie 
S  haya  ^ido  apuntada  en  p  años  un  número  n  de  días  de  tem- 
blores (en  otra  Memoria  he  dado  ya  razón  de  esta  unidad  ei^ 
vez  de  la  sacudida  simple).  En  un  año  se  presentarán  normal- 


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"Antonio  Alíate.  II  56 


mente  —  días  de  temblones,  y  ^ —  medirá  la  superficie  de  es- 
te pais  en  el  ctial  temblará  una  rez  al  año.  Mieutras  máa  peque- 
ña sea  más  frecuentes  serán  los  temblores.  Fot  eensignietitOy 
la  seismicidad  de  nna  región  está  en  raaón  inrersa  de  sa  super- 
ficie. Es  el  medio  de  representación  numérica  que  me  parece 
más  á  prepósito.  Se  la  puede  defender  diciendo,  por  ejemplo, 
qne  si  para  la  lluria  no  se  tenia  el  udiómetro,  el  mejor  proce- 
dimiento pára'definirla,  á  lo  menos  proyisiettahnente,  sería  dar 
el  numero  de  días  de  lluvia,  fis  pro1>able.que  la  repartición  asi 
determinada  de  las  lluvias  sobre  el  mundo  no  diferiría  mucho 
de  la  que  resulta  de  las  medidas  ttdiométricas.  Be  verdad  que 
se  emplean  aparatos  seismográfícos  en  varios  países;  pero  ten- 
go que  establecer  mi  trabajo  de  una  manera  uniforme. 

En  este  sentido  es  en  el  que  doy  el  mapa  seísmica  adjunto 
de  la  República  Mexicana.  Hace  veinte  años  que  las  sacudidas 
están  apuntadas  con  bastante  ouldade^  particularmente  en  las 
partes  centrales  y  meridionales  del  país  para  qne  se  conozca 
bien  la  seismicidad  de  sus  diversas  regiones.  No  es  el  «aso  de 
la  Baja  California,  de  la  parte  N  O.  de  Sonora,  ni  tampoco  do  Mé- 
xico septentrional,  comprendiendo  los  Estados  de  Sinaloa,  Du- 
rango,  Cliihuabua  oriental,  Zacatecas,  San  Luis  Potosí,  Coa- 
huila,  Norte  de  Nuevo  León»  Campeche  y  en  fin  de  Yucatán. 
Por  lo  que  toca  á  la  Baja  California  no  se  puede  expresar  ^ 
cifras  su  seismicidad,  aunque  de  un  desastre  seísmico  acaecido 
en  La  Paz  y  de  indicios  si  uo  de  erupción  á  lo  menos  de  acti- 
vidad del  volcán  de  las  Vírgenes,  se  puede  suponer  alguna  fre- 
cuencia de  los  temblores.  Parece  que  en  el  Norte  de  la  Bepú- 
blica  y  en  Yucatáa  apenas  se.  conocen  estos  fenómenos.  Al 
contrario  en  Sonora  y  Chihuahua,  á  lo  largo  y  de  los  dos  lados 
de  la  sierra  que  se  extiende  desdé  Tucson  en  Ariiioüa  hasta  Du. 
rango,  y  sobre  todo  en  su  declive  accidental,  están  sacudidos 
con  bastante  frecuencia  j  energía.  La  cifra  19,001  ktnc.  del  in- 
verso de  su  seismicidad  debe  sin  embargo  considerarse  como 
provisoria. 


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^0  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 

'^  '^"El  Centro  y  Sur  de  Méxi^  desde  la  alta  meseta  del  Ana- 
huac  hasta  el  istmo  de  TehuantepeO;  óomprende  nueve  regiones 
séismieasu  Estas  dlyisiooes  han  sido  determinadas  por  el  agru- 
pamlento  de  los  centros  y  los  rasgos  geográficos  principales  del 
terreno,  como  la  sierra  que  se  extiende  desde  el  Cabo  Corrientes 
hasta  la  línea  de  Orizaba  al  cerro  de  San  Felipe,  y  que  le  sirre 
de  medio  de  convergencia  con  la  Sierra  Madre.  Estit  última 
no  ha  partido  entre  sí  regiones  séismicas  diferentes,  porque  los 
temblores  de  Acapulco,  de  Chilpanoingo  y  de  la  Mixteca,  no  pue- 
den separarse,  á  lo  menos  en  oí  mayor  número  de  casos.  He 
aquí  estas  regiones: 

1).  AnáHUAO  septentrional,  desde  Zacatecas  hasta  Que- 
rétaro,  con  su  declive  oriental.  (Guanajuato,  Jacala,  Linares, 
La  Luz,  Matehuala,  Montemorelos,  Peñamiller,  Querétaro,  Ra- 
yón, Sau  Ciro,  Tula  de  Tamaulipas,  Villa  Mier  y  Noriega,  Za- 
catecas). 

2).  Anáhuao  meridional  ó  sea  la  meseta  alta  de  México 
y  Puebla  con  su  falda  oriental  hasta  él  Atlántico  ( Amecameca, 
Atotonilco,  Chicontepec,  Huejotzingo,  México,  Papantla,  Pue- 
bla, Tenancingo,  Tezcoco,  Tlaxcala  y  Toluca ). 

3 ),  El  Ce^OBUCO  hasta  Mazatlán  ( Acaponeta,  Ahuacattán, 
Geboruco  y  Mazatlán ). 

4).  La  Cuenca  del  Lago  de  Chápala,  sin  derramamiento 
hasta  el  Océano,  hasta  la  falda  Occidental  del  Anáhuac,  y  por 
el  Sur  hasta  la  sierra  del  Cabo  Corrientes.  ( Aguascalientes,  Co- 
cula,  Guadalajara,  Morelia,  Ocotlán,  Pátzcuaro,  La  Piedad,  San 
Cristóbal,  Sayula,  Tepatitlán,  Tlalpujahúa,  Zamora  y  Zapopan). 

5).  El  Colima  y  sus  alrededores  hasta  el  Rio  do  las  Balsas. 
(ApatzingO;  Ciudad  Guzm&n,  Cloalcomán,  Colima,  Manzanillo, 
Tecqmán,  Tonila  y  Zapotlán)« 

6).  La  región  del  Jorxtllo  hacia  una  línea,  sin  definición 
natural,  que  pasa  al  Oeste  de  Acapulco  y  deja  al  Este  una  se- 
rie de  numerosos  centros  seísmicos.  ^Airio,  Coahuayutla,  Coyu- 
ca,  Jorullo  y  Tacámbaro). 


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"  Antonio  Álzate,  n  57 


7).  tiUERBERO  y  la  MiXTECA  hasta  Jamiltepec.  (Acapuloo^ 
Alcozauoa,  Atlixco,  Ayutla,  Cbiautla;  Ghilapa,  Chilpancingo, 
Dos  Arroyos,  Dos  Caminos,  Huajuapam,  Huamuxtitláni  Igua- 
la,  Jamiltepec,  Jaztlahuaca,  Mezcala,  La  Mixteca,  San  Marcos, 
Santa  Catalina,  Silacayoapan,  Teloloapam,  Tenancingo,  Tixtla, 
Tlapa,  Tlaxiaoo,  Totoltepec,  y  Xocbitepec). 

8).  OaxaCa,  desde  el  pico  de  Orizara  hasta  Tehuantepec, 
con  las  faldas  orientales  de  la  sierra  donde  sale  el  Bío  Coatza- 
coalcos.  ( Chalehicomula,  Choapan,  Córdoba,  Cuieatlán,  Domin- 
gcullo,  Esperanza,  Ixtlán  ó  Villa  Juárez,  Jalapa,  Juehitán,  Nil- 
tepec,  Oaxaca,  Orizaba,  Pochutla,  Salina  Cruz,  San  Carlos  Yau- 
tepec,  San  Pedro  Tolox,  Tecamaohalco,  Tehuacán,  Tehuanter 
peo,  Tequisistlán,  Tlacolula  y  Tonalá). 

9).  COATZACOALCOS,  comprendiendo  la  costa  del  Atlántico 
desde  Veracruz  hasta  Comalcaloo  con  parte  de  Chiapas  y  casi 
todo  el  Istmo  de  Tehuantepec.  ( Chiapa,  Huimanguillo,  Minati- 
tlán,  San  Andrés  Tuxtla,  San  Cristóbal  las  Casas,  San  Juan  Bau- 
tista, Tlacotalpa,  Tuxtla  y  Veracruz). 

Tal  vez  asombrará  que  la  región  volcánica  de  México  sea  el 
triángulo  muy  alargado  formado  por  las  líneas  Ceboruco-Co- 
lima- Tuxtla,  y  cuya  línea  media  sigue  aproximadamente  la  Sie- 
rra Madre,  no  forme  región  séismica  distinta.  Aquí  se  ve  la  uti- 
lidad de  mi  trabajo.  A  priori  se  habría  podido  suponer  que  esta 
región  constituye  la  más  instable  de  la  Bepública,*  pero  no  es 
así,  pues  por  el  contrario  esta  región  volcánica,  que  al  mismo 
tiempo  es  la  de  los  terrenos  plutónicos  en  el  centro  del  país,  se 
presenta  en  el  cuarto  lugar  por  lo  que  toca  á  la  frecuencia  de 
los  temblores,  después  de  Guerrero,  Oaxaca  y  Chápala.  Hay 
más,  si  de  esta  región  volcánica  se  quita  Chápala,  su  seismici- 
dad disminuye  mucho  y  queda  en  el  séptimo  ó  en  el  octavo  lu- 
gar. Se  ve,  pues,  que  los  volcanes  aun  muy  activos  y  los  tem- 
blores no  siempre  tienen  relación. 

Guerrero  y  Oaxaca  vienen  á  la  cabeza  de  las  regiones  seís- 
micas y  casi  con  el  mismo  grado  de  seismicidad,  y  en  seguida 

Memorias  [1891-931,  T.  VI,  8 


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58  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 


Chápala.  Es  de  notar  que  el  Auáhnac  meridional  6  sea  la  me- 
seta central  de  México  se  muestra  con  gran  estabilidad,  aunque 
la  ciudad  de  México  tenga  el  mayor  número  de  terremotos  co- 
nocidos, j  que  en  Europa  sea  famosa  por  los  demás  que  ha  su- 
frido en  lo  pasado.  Pero  es  que,  como  ya  lo  he  dicho,  se  le  atri- 
buye en  las  relaciones  la  mayor  parte  de  las  sacudidas  que  en 
realidad  le  vienen  de  Guerrero  y  Oaxaca.  Se  notará  también 
de  paso  que  los  alrededores  del  JoruUo,  á  la  verdad  actualmen- 
te extinguido,  y  de  los  volcanes  todavía  muy  activos,  el  Colima 
y  el  Ceboruco,  tienen  una  seismicidad  pequeña.  Es  un  hecho 
contrario  á  las  teorías  ordinarias,  y  se  encuentran  en  varios  pun- 
tos del  mundo. 

Concluir  algo  de  estas  observaciones  aisladas  y  no  concer- 
nientes más  que  á  México,  no  tendría  valor  ninguno;  se  debe 
esperar  la  publicación  de  mapas  semejantes  para  todo  el  uni- 
verso. 

Paiís»  Maya  1892. 


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>•  Antonio  Alíate.  M  59 


Le  Mezl^eSittidqve  par  M.  F.  Oe  MemtMnu  ie  Balto«^  CayiteiM 
d' ArtOlmie^  Iisfeetoir  its  étate  a  l'^le  PdytooliBitie. 


fPIjJkJN'OIZM  ID. 

L'  antear  do  c  Mezique SUmique»  que  nona  publiona  ioi  a  ét6 
amené  k  a'ocouper  des  iremblementa  de  ierre  á  la  suite  d'une 
miasion  da  goavememeat  fran^aia  auprés  de  oelai  da  Salvador 
(1881-1885).  Témoin  de  nombreasea  aeeoasaea  daña  ce  paya 
d'une  extreme  inatabilité  et  fameax  par  lea  catastrophea  dont 
il  a  été  le  tiiéafape,  il  a' aper^at  bien  vite  qne  le  pina  grand  chaca 
régnait  dans  cette  partíe  de  la  pbysiqne  da  globe,  qae  lea  opi- 
nions  les  píos  opposées  étaient  émises,  enfin  que  laa  théoriea 
en  cours  étaient  oomplétement  erronées,  et  mdme  antiacienti- 
fiqaes  au  premier  chef,  poisqne  la  plupart  allaient  cheroher 
les  canses  des  séismes  dans  Patmosphére  onP  espace  cosmiqne, 
alora  qne  ees  terribles  phénoménes  se  passent  manifestement 
dans  Pecoree  terrestre,  non  ailleurs,  et  y  prennent  naiasance. 
C'était  abanrde! 

Pour  poser  soientifiqnement  les  bases  dn  probléme  sismi- 
que  P  antear  s'est  imposé  un  programme  quMl  développe  petit 
á  petit  avec  la  plus  grande  patience.  Le  yoici: 

1?  Gonstítuer  un  vaste  catalogue  des  secousses  connues 
dans  tons  les  pay9  du  globe.  ( II  en  posséde  actnellement  60000). 

2?  Réfuter  au  moyen  de  ce  catalogue  les  principales  lois 
éuoncées  sur  les  relations  des  tremblements  de  terre  avec  les 
phénoménea  météorologiques  et  cosmiques.  (Les  leetenrs  des 
mémoires  de  la  Société  c  Álzate»  ont  en  connaissance  des  ré* 


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60  Memorias  do  la  fiootedad  Oientifica 

sultats  les  plus  importauts  de  oette  reoherche  purement  statís- 
tique ). 

3?  Déterminer  par  des  chifEres  la  sismicité  relative  de  tou- 
tes  les  régioDS  du  globe^  ou  établir  une  géographie  sismique  ge- 
nérala. L'auteuT  est  paryjeJiK  á.  cette  partie  .du  programzM  et 
la  Seeiété  c  Álzate»  publieoe  qui  oonoenxe  L^  Mexique; 

4®  Bapprocher  les  caries  sismiques  des  cartes  hypsométri- 
ques  et  géologiques  pour  montrerque:  lesséismessontunphéno- 
méne  purement  géólogique,  et  pour  un  pays  donné  leur  fréquence  et 
leur  intcnsUé  résultent  nécessairement  de  la  simultanéité  de  certaines 
conditions  bien  definies  de  rel^fet  de  nature  géologique  du  ierrain. 

Cesconditions  simultanees,  l'auteur  les  aoup^nue.  Leur 
énoiicé  rósultera  du  développement  de  la  4***'  et  demiére  par- 
tie de  son  programme.  Si  leur  déoouyerte  ne  suffit  pas  á  déter- 
miner la  ou  les  causes  primordiales  des  tremblements  de  terre, 
du  moins  il  aura  posé  des  bases  yraiment  scientifiques  k  la  sis* 
mologie,  but  que  l'auteur  considere  oomme  assez  grandpour 
satiéfaire  son  amíbition. 

Para,  Mal  IS9SU 


#•» 


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LA  NOCIÓN  DEL  TIEMPO  EN  LOS  ANIMALES. 
EL  TIEMPO  Y  LA  BIOLOGÍA. 

ALFONSO    L.    HERRERA 

Socio  do  número, 
lyadsnte -  yat«rallote  en  ol  M nieo  Sadonal  7  en  el  Iiutftato  Médica 


La  idea  del  tieiapo  resulta  de  la 
comparación  eatre  el  estado  sucesi- 
vo y  el  de  la  coexistencia,  estados 
que  nos  revela  la  memoria  dándonos 
¿  c<mocer  el  orden  y  sucesión  de  las 
impresiones  ftncas  y  mondes  que 
experimentamos,  después  que  los 
acontecimientos  que  las  produjeron 
han  dejado  de  existir.— Limá. 

1  ?  A  igualdad  de  las  demás  ventajas  que  puedan  poseer  las 
especies  de  animales  respecto  á  la  lucha  por  la  vida,  tendrán 
más  probabilidades  de  sobrevivir  aquellas  en  que  la  noción  del 
tiempo  y  de  su  economía  e3té  más  desarrollada,  cuando  una  y 
otra  revistan  el  carácter  de  una  necesidad. 

2?  En  igualdad  de  las  otras  condiciones  del  desarrollo  de 
los  organismos,  abstracción  hecha  de  las  causas  aceleradoras, 
retardadoras  ó  conservadoras,  el  perfeccionamiento  orgánico  p 
crece  con  el  tiempo.  En  la  unidad  de  tiempo  es  p,  en  2,  3, 4. . . . 
unidadesjde'tiempo  será: 

P^pxt 


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62  Memorias  de  k  Sociedad  Oientíftoa 

El  perfeccionamiento  total  (1^)  Representado  por  el  perfec- 
cionamiento en  la  anidad  de  tiempo  más  el  que  corresponde  k 
i  unidades  de  tiempo. 

3?  En  igualdad  de  las  otras  condiciones  de  la  vida  de  los 
organismos;  la  fórmula  biológica  fundamental  supone  al  factor 
tiempo: 

Condiciones iavorables  C^J  iguales  á  las  favorables  gene- 
rales más  las  de  tiempo  (t);  las  desfavorables  representadas 
en  esta  fórmula  convencional  por  la  suma  de  las  desfavorables 
generales  Cd)  yls^  desfavorables  de  tiempo  (t). 

He  aquí  los  tres  j)rincipios  que  üos  ocuparemos  en  demos- 
trar, sin  que  nos  dis^l^a  de  nuestro  propósito  la  muy  seria  con- 
sideración de  que  son  ó  deben  ser  ya  conocidos  y  que  autores 
competentes  se  hayan  ocupado  en  establecerles  y  discutirles: 
pues  tal  vez  no  se  les  ha  reunido  en  una  sola  Memoria. 


Es  una  verdad  perfectamente  adquirida  que  el  hombre  y  va- 
rios animales  miden  el  tiempo  á  veces  con  pasmosa  exactitud 
y  dan  pruebas  de  ello  de  mil  maneras.  Personas  hay  que  duran- 
te la  noche  saben  la  hora  muy  aproximadamente  y  algunas  has- 
ta se  proponen  despertar  en  momento  determinado  y  siempre 
consiguen  su  objeto  sin  sufrir  equivocaciones  notables.  Los  mú- 
sicos ejercitados,  como  después  lo  demostraremos,  poseen  una 
noción  del  tiempo  perfecta,  segurísima. 

En  los  animales  se  manifiesta  noción  análoga,  particularmen- 
te en  el  gallo,  el  asno  y  algunos  otros  (Aniblycercus  hohsericeusf 
pájaro-reloj  del  Estado  de  Veracruz)  que  con  frecuencia  ha- 
cen oir  su  voz  á  horas  determinadas. 

Los  murciélagos  de  la  caverna  de  Gacahuamilpa  (Monmps 
Chüonycteris )  se  ocultan  durante  A  día  en  los  salones  más  re- 


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"Antonio  Alíate.  M  68 

motos  y  obsourosy  haeta  en  el  de  los  Órganos,  que  está  situa- 
do k  más  de  seis  kilómetros  de  la  únioa  entrada  de  dicha  ca- 
verna, y  periódicamente  salen  al  exterior,  como  si  por  uu  medio 
seguro  hubieran  calculado  la  llegada  de  la  noche. 

Pero  en  muchos  casos  de  la  naturaleza  de  los  anteriores  es 
imposible  decidir  si  hay  una  verdadera  noción  del  tiempo  ó,  lo 
que  es  más  posible,  si  las  variaciones  periódicas  en  el  medio  ex- 
temo ó  interno  determinan  ciertas  manifestaQÍones  también  pe- 
riódicas. No  puede  demostrarse  que  los  animales  diurnos  se  re- 
cojan durante  la  noche  porque  en  su  sensdrium  hayan  calculado 
y  medido  la  duración  del  día;  por  lo  contrario,  se  demuestra  que 
disminuyendo  la  intensidad  de  la  luz  por  una  causa  cualquiera, 
un  eclipse  por  ejemplo,  los  animales  diurnos  se  recogen  precipi- 
tadamente (las  gallinas)  y  entran  en  actividad  varios  de  los  noc- 
turnos, • 

El  Sr.  Dr.  D.  Alfredo  Dugés,  que  ha  tenido  la  bondad  de 
darnos  útilísimos  consejos  para  la  riddacción  de  esta  Memoria, 
nos  comunicó  dos  observaciones  asaz  curiosas. 

Ha  visto  durante  un  eclipse  total  de  sol  que  los  murciélagos 
salían  de  sus  guaridas  como  lo  hacen  constantemente  al  termi- 
nar la  tarde^  se  ha  cerciorado  además  de  que  las  mulos  metale^ 
ras  de  Guanajuato  relinchan  á  las  doce  del  día,  hora  en  que  se 
acostumbra  darles  sus  alimentos. 

(Hay  sólo  una  clase  de  correlaciones  de  este  orden,  entre 
el  tiempo  qtle  mide  el  gran  reloj  de  la  Naturaleza  y  los  fenó- 
menos etológicosT  Y  si  no  es  asi,  4  cómo  demostrar  que  algunas 
especies' tienen  esta  noción,  si  parece  imposible  aislarlas  de  las 
▼ariaciones  periódicas  del  medio,  variaciones  netamente  funcio- 
nales algunas  veces,  y  someterlas  á  influencias  cuya  periodici- 
dad dependa  de  la  voluntad  del  experimentador  y  cuya  acción 
venga  á  revelarse  por  un  acto  volitivo,  consciente,  del  animal 
en  que  se  experimenta! 

Uno  de  los  medios  que  con  este  fin  pueden  aplicarse  es  la 
observación  de  los  animales  que  al  verse  perseguidos  simulan 


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6é  Memorias  de  k  Sodedád  Científica 

durante  oierto  tiempo  la  inmoyilidad  de  un  cadáver:  gracias  á 
este  artificio  sus  perseguidores  les  abandonan  como  tienen  cos> 
tumbre  de  hacerlo  siempre  que  se  encuentran  con  presas  muer- 
tas ó  que  así  lo  parecen. 

El  Tlacuache  (Btdelpkis  virginiana)^  las  ratas,  el  Equidno,  el 
Pangelín,  muchos  reptiles  saurianos,  tienen  esta  curiosa  costum- 
bre. Una  especie  de  armadillo  de  la  América  del  )i\a  (  Tolypeuh 
tes  tridnctus)  se  enrolla  tomando  la  forma  de  una  bola  mien- 
tras que  pasa  el  peligro;^  el  Erizo  de  Europa  procede  de  igual 
manera  y  si  se  le  ataca  una  segunda  vez  permanece  inmóvil  más 
tiempo  que  la  vez  precedente ;  si  se  le  molesta  de  nuevo,  ó  recono- 
ce la  inutilidad  de  este  artificio  6  permanece  sin  moverse  más  de 
un  cuarto  de  hora.  En  los  articulados  es  muy  común  este  me- 
dio de  defensa,  especialmente  en  los  coleópteros.  El  Thaptor 
óblongus,  por  ejemplo,  pequeño  insecto  que  abunda  en  México, 
y  según  el  Sr.  D.  Julio  Flohr,  vive  al  estado  de  larva  én  el  in- 
terior de  la  madera,  cuando  sale  de  sus  galerías  marcha  con 
extraordinaria  precaución  atento  á  los  naás  débiles  ruidos,  á  las 
vibraciones  más  insignificantes  del  suelo  en  que  camina,  que 
tan  pronto  como  se  producen  le  hacen  entrar  en  alarma;  con- 
trae sus  antenas  y  sus  miembros,  que  se  aplican  fuertemente 
contra  el  cuerpo  y  se  introducen  en  surcos  especiales,  de  tal 
modo  que  el  animal  reproduce  la  forma  de  una  crisálida  de  Díp- 
tero* y  pierde  por  completo  su  primer  aspecto  que  despertaría 
la  codicia  de  sus  enemigos.  Eiste  estado  subsiste  durante  un 
tiempo  variable  según  las  condiciones  y  la  voluntad  del  indivi- 
duo, que  pasado  cierto  número  de  segundos  estira  sus  miembros 
poco  á  poco,  con  lentitud  y  precauciones  inauditas.  A  veces, 
cuando  se  le  golpea  fuertemente  y  se  le  arroja  á  gran  di8tanoil^ 
en  el  momento  en  que  cesa  el  ataque  ejecuta  movimientos  muy 


1  On  the  hiJúti,  straoture  and  relations  of  TUypeutet  conurus,  J.  Hnríe. 
London.  1874. 

2  Tor  este  moÜTO  té  ka  dado  el  nombre  de  pupoida  i  otra  especie  de  fkétptor. 


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«^Atttidttio  Áhtáié.  .1 


«5 


débiles;  oMlimp^roepUfaJcis^  tau'el  fia  de estimr k^patli qMhfi 
quedado  en  pomáÚJkineámofáá  óv^ttkeiü  la  antena  qné  nof  hübd^ 
tíempo  de«Dloeardé lamaneramáaadeouadat.  tfi^ ThapM co- 
rre por  tina  pared  y  se  ler  desprende  'de  eUa'euaveióenie,  no  «6^ 
oAifta^pctiende'alfpnio.de  Atui)1atf808.quB  muchas  veoea  no  llégj^' 
al  suelQ  y  queda-snépeádido  de.itna  aoia  pata^  din  que  por  ea^ 
to  haga  patontea&nainovimieAtos.  '') 

He  aq«í  «1  vestítoido  de  los  experimentos  que  keinoe  ilevaP 
do  k  término  e^  esle  kiAeresmiíe  anobídeo  y  alguno»  otros  anl^ 
males:  ..'■->    ;.^  N   , 

en  un  mismo  individuo^  en  Jas  miemos  condiekms, 

IndhrldoM  Dnradon  del  perfs* 

duTboptor.  dodelnmovUkUd. 

o I-'IS* 

6 3    08 

c .1    05 

á.:..' 3    05        ^^ 

c....: .......o  08'       * 

/ .....V.  1    05        ^ 

g::.:.. .::........ 4   00  ' 

•       a : 1  08 

a  (algún  tíempo  después) 1  08 

a  „  :. •. 1  Ó8 

a  „  1  07 

■  PortéOto.a.. ....;., O  13 

„        O............. :.  O  13 

„•■■     •.....'...,.; ;.. .:..!..  O  13 

,)        o---'". ....••-  O    11 

„        a O   Í8 

Se  ve  que  entre  los  siete  priméroS'itidWduoá  sélo 'dos  per-* 

Memorias  11899-93],  T.  VI,  O 


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661  HemorUa  d%U  8ooi«d«d  (Sentiftea 

QióoiU  deO^^OSVÁ  4^00*,  por  tármiiko  medüo  de  8!«42\ 
i  Libi^  o^ndiotonas  del  ataque  f  aeron  idóntieaa  en  tedos  loa  «a- 
808rs€(  arrojai)a  sobre  elSoseotO;  de  laáltarade  un  eemtimqtro, 
lA]^  bolita  de  papel;  .Supuse  que  esta  difeomimaea  el  pedido 
dedafio^aTilxdAd  aetía  una  oanaa  poderosa  de  «eleoeiiSa.;  pero  de 
diez  y  ocho  individuos  de  Thapior  que  puae  al  alcanee  de  una 
gl41i|i|ai<Mk)is  fueron /deroradqa^  así  losiquejeataban  nxtbectoareal- 
I4^nte  eomolos  que  eiUoraron  Itusgo  ea  él  período  de.inmoTiU-. 
dad  y  los  que  continuaron  moviéndose.  '  . 

\^.  .3^pn»4Íd0Mtwtir  élegq^rioMiito  QOttloflíPJ^^  otras 

aves  menos  voraoMvV^  .^  o   »    >A  .,     '   m    -.^s  •;;  ;•  v/  ^l..,  -  ^  ..■ 
2?  El  período  de  inmovilidad  varia  según  las  especies. 


Dandfo  d«l  perfodo 
BppedM  de  liuectot.  d«  Inmorllldod  que 

'    t  dguM  al  primer  ataque. 

Necróbia  rnfipes 3"00* 

Thaptorí. '. . . .". . . ;. . ;. . . . . . ;.  .V. '  i  oot'ítaír, 

Canthans  nigra * 5    50 

Ctirculionido.r> b    08 

Dermeste^^ .  J. . . . 2    30 


Eipecka  de  cr^fip^áceca.  \       i, 

ForceUio ff^ifionfis ó    \s\ 


\ 


No  ij¡9pgQ)dato8  numéricos  p.recispQ  jespe.«ítQ  al  período \de 
inmovili^jftd^e  los'  vertebrados.  .£1  Tli^JUAoJia  peni^anece  sin 
moverse,  f  visees  hasta  una  hora,  el  f¡ri99  bi^i^A  quince  minutos.' 

3?  ^lipexiodo  deinmovilifkí4.varía,  segM  Ja  clase  dd  ataque  y 
su  duracií^n.  ; ,  «^ 

Siempre  al  ataque  más  brusco,  más  intenso,  corresponde  el 


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I 


/ 


i¿ÁÉM^Iákáé.'^-^' 


Sujetándole  eiitt^ioa  dedos  y  dej6iidol6  cfter  OMQ^. » 

SatoiidiéMkde^algimw  HkooieiUQsü.b^ «.•••, ^  1    lOí 

C!ampvüniénd<>lexM>n  k pnaaba del 4eda v. .*.*  1    20  \ 

Idem«OBLim.&agaiéiiéo  de  lae«e-'.ui..«.^..4'  2    02' 

BqaiMbeaersofairesa  dono  una  gota  dé  agttiL.  O   20 

AmpnkandftiBMi  palian ^t. •••..«. «w^l.. •'.<.•.  8    00  ' 


Se  comprende  por  estos  experimentos  que  el  Thqpíar  juzga 
de  la  intensidad  del  peligro  y  de  las  fuerzas  de  su  enemigo  se- 
gún la  clase  del  ataque;  aumenta  ó  disminuye  vduntariámmU 
el  período  de  inmorilidad  según  las  necesidades  del  momento: 
si  se  hade  chocar  con  éi  tin  infiyidé^  d«^stipM^aespeciey  una 
hormiga^  mi  pequeño  Dmnestes^  no  maniiesta  el  meaor  sobre-^ 
salto.       1    ' 

Guando  se  emprenden  esitoréxperimentos  deben  evitarse  la 
▼ibraoiAu  dé' la  mesa,  la^oorné^tes  de  aire,  los  ruidos  repenti- 
nos qué  pudieran  influir  masó  menos  en  los  resultados.  Cuan- 
do el  Tháptár  percibe  algo  anormal^  comiensa  por  detenerse  si 
estaba  ^'  nlarcha,  luego  agita  «us'antepas  &  un  lado  y  otro  y 
si  la  causa  de  su  temor  desaparece  yuebre  á  efi^V^^^er  su  ca- 
mino; pero  0Í  por  el  coirtravío  alimenta  pocoá  poco  manifiesta 
nn  sobresaltó  creciente,  es4xm3e  las  a&tenas,  sé  prepara  k  to- 
mar la  posición  acostumbrada,'  y  si  el  ruido  aumenta  de  pron- 
to, con  la  Télocidad  del  rriámpágo  contrae  todos  stis  miembros. 
T  en  efecto,  cuando  el  nieimtruo  Insectívoro  se  acerca  poco  á 
poco,  cea  cierta  indiferencia,  ño  debe  despertarse  su  atención 
con  bmsbos  movimiento»;  m,  {weciso  que  las  patas  se  escondan 
lentamente;  si  por  elconéiaiio^  el  ataque  es  repentino^  se  acude 
al  recuiso  supremo  y  después  de  una  contracción  violenta  del 
Thaptor  su  ehemigo  se  encuenti^a  con  un  cuerpo  insensible,  in- 
diferente, idanimado. 

Este  Coleóptero  intcvwanie  observa,  reflexiona,  juzga  en 


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66 


Bfemori«i  ^]|^M#d«iOÍMitiftca 


fin  con  HDA  precisión  admirablAs.  £1  instinto  no  le  guía  sino  la 
inteligencia,  y  sólo  el  más  ciego,  el  más  inmutable  de  los  ins- 
tintos podría  dictarnos  Itiopfaitón  oontraftia:' 

4?  JEl  período  Je- simúlacién  vatidt  según  ¡k^vohmiaiM^mimál 
y  algunas  veces  aumenta 'pfogri(¡k>imente  sise  Pi^j»^^      ataques. 

Después  del  ataque  >ol  animal  Tuehre^sUpriii&^r 'espado,  y 
si  antes  díé  que  se  bbvrti  de«u  m«mo£Íarii^'h«pr»8Üón  coiterior 
se  vuebreá  incomodada,  queda .inm^l  por. lo  oeiMávi  mayor 
tiempo.  ' 


;     Iiidlrldott.   . 

Duración  del  peno- 

Necrobit^n^fipes  (macho J.  Primor  ataqm 

)-.    3»00* 

w- 

Seguftduí. 

ft 

..    4   00 

Thapior  óblongus. 

a.    Primer 

tí 

..    0    05 

'  ••  •» 

q.  Segitndo. 

t* 

..    1    15 

■    '■'         n    ■     . 

b.   Primiec , 

v 

..    0    10 

''>f 

hé  86gQ>ido 

>♦ 

..     0   50 

F(m¡eUio^nmca9H4e 

^,    Primer   < 

w  • 

..  ,0    17 

'     '       '  '»K     ', 

^a»  Segundo 

»» 

..  ,0   2» 

Dermestes. 

a.    Primer 

» 

..    2    80 

>» 

a«  ¿iegundo 

» 

..  ao  00 

Cktntharis  mgra. 

a.    Primer 

?» 

..  a- 18 

if 

a.  Segundo. 

*-1>  ' 

..     3    30 

Curoulionido. 

ü.    Primer 

ff 

;.   0  09 

>» 

a.  Sdgandor 

>♦ 

..    0    18 

líeiiipm. 

a»-  Primer 

>» 

;.     0    3&. 

.» 

0.' Sesgando 

'  '>t 

..    0   86 

'  V 

ü.  Tercera 

»» 

..    0  -80 

» 

a.   Cuarto 

tí 

..    0.35 

'  í»      ' 

a.   Quiuta 

M 

..     1  '3a» 

» 

a.     Sexto 

>f 

..    l;06 

.,.'.»»    .-. '•' 

a.  Séptimo  , 

'•  » 

...  1    40 

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II 


^ 


^^^^^l^»^^^^*»^»^^>^^^»^W<W^^»W^IM*»W^<WMW^»«»  ■■  S»'M'^^»M^^^^»^»W^^Wi^H«V^^ 


ChrfsamOa.  a.    Priiper  ataque.  •    8»20?     '^ 

„       '  .  o.  Segtmdb'     ,¿     :.  •  ."flhf'SD 

„  a/-Teweró    '  „    •;.^  ^  2    85     -  ' 

,V' '  a«  "Ottarto  •    „\.'''6   Oft' •^'  " 

*     .-r  '.  ,  •  ■--■:.'        '      .f-    ''■ 

Oteas- Yems^  caand<y  se  i*«pite  el  ataque  doQ'f^cdéneUel  ' 
animal  no  vuelve  á  oontraerjuusnúeoibroSf  paveco  ^eoraocerla 
muttH<kd  de  este  media  de  defensa  7  emprepde^l&'fnga'lo  Inás 
velozmente  que  puede.  Bste  resultado  ee-^^h^igue  de  una  na-' 
ñera  segrura  cuando  se  coniináa  la  exoitaoiétt  tan  pronto  como 
el  iciBeoto  abandona  el  estódo  de  reposO;  y  aun  los  que  le  pre- 
sentan durante  mayor  número  de  minutos,  si  se  les  molesta  sin' 
cesar  cuando  están  inmóviles,  iambién  emprenden  ia  fuga  y  He*- 
ga  un  momento  en  o(  que  por  ningún  medSo  se  consigue  dete- 
nerles. PeroHiunpocoafUes^^tennhkelperioéhdsihmtoí^^ 
se  produce  un  ruido  Hgero  cerca  del  TJm^j^,  se  frota  la'super^ 
ficie  áe  la  meeh  con  un  mango  de  phima,  dicho  periodo  auínen- 
ta  las  primeras  ocasiones :  el  animal  supone  que  aun  está  pr6- 
úmo  su  enemigo» 

Bl  instínto  mide  la  duración  de  ese  estado  y  obra  él  solo  en 
el  animal,  ó  bien  las  modificaciones  en  el  medio  explican  estos 
fenómenos:  falso,  absolutamente  falso.  He  aquí  otras  pruebas 
que  agregaremos  á  las  anteriores: 

Dos  dfas  seguidos,  á  <hora  determinada,  observé  un  Thap- 
ior,  y  después  de  interrumpir  muchas  veces  el  fin  de  su  período 
de  simulación  frotando  la  mesa  como  se  ha  dicho,- llegó  á  no 
preocuparse  por  este  ruido  inofensivo.  En  un  principio  le  Itacía 
detenerse  é  la  mitad  de  su  camino  y  hasta  los  miembros  se  con- 
traían débilmente,  pero  después  le  escuchaba  oon  absoluta  in- 
diferencia. 

En  cuanto  á  la  acción  de.  lais  condiciones  exteriores,  hemos 
procarado  eliminarla  cuanto  ha  sido  posible.  Las  que  vienen 


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70  Memorial  ddkfiotftdftdOieiitíftea 

á  obrar  por  intermedio  de  los  sentídoB  no  tienen  influencia  al- 
guna. Amputando  las  antenas,  después  del  largo  periodo  de  re 
poso  que  por  esta  eausa  se^  protoca,  yuehran  á  presentarse  los 
mismos  v{énd^enos  y  de  ij^ual  manera.  Tampoco  varían  los  re- 
STÜtados' guardando  ^n  Thapior  ^n  una  caja  en  la  que  no  recibe 
luz,  auuí^e  éUa  se  someta»  tapada,  á  la  acción  del  sol:  de  lo  que 
se  deduce  que  ni  la  luz  ni  la  temperatura  influyen  en  el  fenó- 
meno^ Eh  la  noche  se  pueden  repetir  los 'mismos  «xpermMñtos 
oúidqviera  que  sea  la  elaae  de  ilnminaeión.  ¡  v 

Es  indudable  quo' na  influyen  los  caaibke'periódiM  élonsi^ 
guientet  k  la  respiradón  y  á  la  digestión:  la  falta  de  aire  y  ali- 
mentos ni  después  ^e  Teinticúatvo  horas  modifican  el  oaráeter 
del  insecto,  que  sigue  manifestando  heiohos  etológioós  ídéntieos, 
yá  sea  que  se  le  guarde  en  una  caja  metídica,  ó  se  le  sumerja 
bajo^  HgMá.  Axlem&%  el  animal  que  soporta  varias  horas  esta 
dt^ta  absoluta^  no  abMidonariá  el  período  de  tD]ii0<nHdad  des^ 
ptiés  de  algunos  segundos  con  el  fin  de  buscar  aEmentos;  rñ  es 
posible  que  eéte  rep^o  voluntarlo  dificulte  su  respiraeión; 

En  las  patas  de  una  Oamihms  nigra,  cuando  se  le  coloca  iso' 
b^  el  dorsa  después  de  atemorizarla  fuertemente,  llegan  ¿  ob« 
servarse  movimientos  convulsivos  de  los  últhnos  artejos  que 
podrían  hacer  creer  en  la  intervención  dé  la  latíga  muscular, 
pues  ella  debe  presentarse  con  poca  diferencia  después  de  de> 
terminado  número  dé  segundos. 

Pero  en  el  Thaptor  este  faetor'es  nulo  porque  un  mismo  in 
dividuo  puede  permakee^r  inmóvil  con  la  niisma  f aoifidad  des- 
de un  segundo  hasta  siete,  ocho  minutos  y  aun  mucho  más. 

Por  otra  pacte,  los  miembros  contraídos  no  están  «en  la  po- 
sición favorable  para  que  sobrevenga  la  fatiga-. 

Las  emociones  repentinas  que  en  el  hombre  producen  una 
inmovilidad  más  ó  menos  pasajera,  si  se  verificaran  en  los  in- 
sectos podrían  provocarla  tal  vez  por  determinado  tiempo*  Pe- 
ro es  normal  en  el  hombre  que  la  primera  de  varías  emociones 
repentinas  sea  la  qué  produzca  ese  estado  y  no  todas  las  que  ai-* 


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*^A3akÉÍoAM».n  Tí 


giMti;  ni  mesioa  ftán  qoe  la  pérdida  de  los  movinaieiitoa  sea  más 
duradera  ea  la^eoMoián  iBinecliatamentíe  posterior,  eoiiio  Süce* 
de  en  AThqpttír.  Atm  los  Beptiles  (Phrjfnomma)otreQen  esta 
parttenlaridad*  En  los  inseotoa  snoede  Jo  eontrariOy  pnes  que  el 
segundo  ataqneoi^gina  un  perfodo  de  simnlaoión  más  prolonga- 
do. Sin  embargo,  jeri&reaectóñ  fisiológipa  poedeilustcaornos  so^ 
bre  el  origen  de  la  ooskuBLhre  fn#  \:enimos  oonsiderando  ( inde- 
pendientemente de  la  nooión  del  tiempo),  pues  las  especies  ha> 
bráa  aprendido  A  conocer  las  yentajas  de  la  inmovilidad  causada 
por  el  terror  y  deq>nés  ya  no  tomó  parte  en  esto  anacto:8Ímple> 
mente  re&9]\  sino  tin>  adio  Yoloutaño. 

J^e  hay.  ei»JoB:indÍTÍddo6  actoales  p&rdida  inToluntaria  de 
los  moTÍmi^nbos^  sino  perdida  volontaria  é  incompkta,  porque 

1?  Cuando  se  golpea  al  TA^^píor  fuertemente,  en  el  instante 
exk  que  eesa  el  ataq^oe^  ejecuta  movimientos  muy  débiles,  casi 
impereeptiblas,  con  eLfin  de  retraed  los  artejos  que  han  queda* 
do  wi  posioíáii  incómoda;  con  uda  lente  pueden  yerse,  además^ 
ligeiSA  osoiiaeiones  á^  los  palpos. 

2?  M  período  de  simulación,  euando  persiste  la  causa  de 
alarma»  pee  ligera  que  sea,,  aumenta  notablemente  y  puede  pro* 
lonipairs^  por, muchos  minutos  (hay  para  cada  individuo  un  pe- 
ii(4o  fijo,  inyaááble:  el  Thaptor  permanece  en  reposohasta  que 
tvanaeurren  los  seguidos  de. reglamento,  permítasenos  la  p^dar 
bi^  auiiqne  su  enemigoise  aleje  ¿muchos  metros  de  distancia: 
esta  prudente  medida  es  aún  má3  necesaria  cuando  se  producen 
ruidos  sospeohoe\os  oerea  del  anúnal  y 

3?  £1  iii^^tQ.^  gqia  se  experio^enta,  como /acabamos  dein* 
diearloi  ^nthiáa  iifvu^ó^l  aunqaesu  enemigo.  8íe  ex^ovieutre  ya 
á  gran  distancia.  En  el  momento  en  que  principia  el  período  de 
reposo.^  upa  Hecrqbia  ae  la  encierra  en  una  caja  perfectamen- 
te tapada  y>se  la  deposita  sobre  un  polvo  fino  ( de  carbonato  d^ 
sosa) ;  luego  que  haii  transcurrido  los  minutos  seáalado^^  se  abre 
la  <^ija  y  siemj^e  se  pcuentra  al  insecto  .oompIei^i;a^nte. ii^¿- 
vilf  sin  que  se  bajean  seüalade  en  el  polvo  las  huellas  de  sus  p»í 


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72  Memorias  de  iá  SoeMad  Oientífica 


sos;  lo  que  •íA  saoede  euando  se  deja  pasar  mis  tiempo  del  re* 
glameniorio.  El  f  enámeno  tieiie  lugar  lo  mkmo  cuando  la  os)a 
eBi&  cerca  que  ctaando  está  lejos. del  observadoiüy  encerrada  eti 
un  armario  donde  no  hay  yibraeíones  ni  corrientes  de  aire, 

Cveemos  haber  demostrado  por  lo  taato  que  la  periodicidad 
de  la  simulación  no  depende  de  las  circoastancias  exterioresy 
si  de  la  voluntad  del  animal  qu^'  mide  A  tiempo  con  bastante 
exactitud. 

Y  no  es  extraño  el  fenómeno  ni  particular  á  estooi  iuTCvte* 
brados:  desde  el  hombre  hasta  seres  tan  inferiores  yiene  pre* 
sentándose  esta  facultad  de  la  medida  del  tiempo^  ^el  tiempo 
q«e  es  preciso  que  economice  y  mida  exactamente  un  set  cual- 
quiera cuya  existencia  se  relaciona  y  depende  en  parte  de  las 
Tariaciones  regulares  del  medio  cósmico.^ 

El  hombre  es  el  ser  que.  posee  la  nocida  deL  tiempo  de  usa 
manera  más  completa  y  así  lo  demuestran  claramente  por  ^em<i 
pío  los  músicos  ejercitados.  Los  animales fiiarmóaicos  q^e  dan* 
zan  á  compás  (perro,  caballo,  asno),  los  q:ue  retienen  buea nú- 
mero de  temas  poco  complicados  y  los  repiten  con  exactitud 
(MimuSf  CarpodactisJ  poseen  la  noción  del  tiempo^aunqueieii  me- 
nor grado.  En  general  todos  los  seres  que  presentan  l|t  f  aeoHad 
de  la  fonación  sujetan  sus  gritos  á  una  medida  poco  variaMe. 
Es  peligroso  atribuir  siempre  estos  fenómenos  i  la  nocién  del 
tiempo:  la  MeHopélia^  Ouoopiera  hace  oir  su  canto  mouótotiQ  «i- 
guiendo  el  ritmo  de  los  movimientos  respiratorios^ 

(Cuál  es  el  origen  de  esta  noción  del  tiempo f  Aparte  de  la 
heren<¿a  que  tal  vez  obra  en  los  animales^  es  seguro  que  la  eos- 
tambre  desarrolla  esta  facultad,  como  sucede  en  los  músicos  7 

1  Dttde  los  m^oaniímos  fiaielógioos  háste  lai  iiMuiifefttfteioiMS  paí^dui  mis 
QOVppUcs^ss  dominan  ciertas  leyss  de  períodimdadi  que  reinan  ana  «n  el  AnadO  ia.'' 
orifico,  desde  las  combinaciones  sintéticas  qae  para  producirse  d^aadsn  i  veces 
un  enorme  número  de  días,  hasta  los  moyimientos  del  universo  sideral ;  y  hay  en 
efecto  tina  ley  cronológica  que  arregla  los  techos  físicos  y  (Químicos,  otra  qué  se  re- 
tel^saoon los flsidógíces y  otra^  en fin^  qu« rélns «n eY nrawéto mmXi  ^'^ 


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en  oiertos  Te^tebrados  filfticxMinieit»^  P^Orpuak idhcír noctówdéi 
tiempo  ee índií^eoM^e  lá  memoiiá/liií  véminiBeeacm'óre^^r- 
seQtaoióa  mentid  4eMatePTaíb  ^etranseuffe  eA^iaíte^ca- 
oióa  de  des  fenómenos;  y  el  teouei^do/el  aoto'de  «ecoñocer  ésé 
intemtlo  eomo  halnleiido  s)áo"pMcibido  antoriibfttienti.  *T  en 
efecto,  si  el  Thaptor  no  tiene  reminiscencia/ deitlem]^  qüepét^ 
maneci&ityiiióyilá  cutisa  de  un  eiétfto  átál^ttó,'  ni  reC4>¿oce  ese 
interrido^  le  será  imposible  guardarr  inmo7ÍHdit¿  durante  el  m^^- 
md  ñánáero  de  segundos  á  causa  ^^  'ñ%  ataí^tte  igiiai>  en  eoñdi*- 
cienes  idénticas,  ni  permanecer  más  y  más  tiempo  eú  tepdso  íi 
medida  que  se  continúa  la  persecución  de  que  es  objeto.  Tie- 
ne, pues,  como  otros  animales,  7  debe  tener  Memoria.  Ella 
esié'ííujeta  A  desdases  de  condiéióneÉírdé  existencia,  sin  las 
cuales  sería  itíiposible,  y  de  iíj^ddío  (leyes),  sin  las. que  no  po^ 
dría  desarbellarse;  Entre  las  primeWs  haíy  dos  f  ündafáentáles*, 
siempre  según  los  filosofes:  que  haya  transcurrido  cierto  tietn- 
po  entre  la  percepción  i^rimitíta  y  la  renovada;  y  que  Bea  el 
nüsnio  ser  qnieh  hftya  experimentado  la- misma' ()?ercépciótí,  co- 
mo en  -el  Aoaso  del  Thaptor.  La  viYaoidfitó  de  Ifei  primera  impre- 
sión, una  de  las  tnás  kuportantes  leyes  de  la  memoria  obra  eñ 
nueslaro  in8ecto>  apenaei  si  puede  haber  im|)rél^ón  lüás  viV^  que 
la  originada  p<>r  el  terror,  el  miedo  de  uña  muette  intíiediata. 
La  Atención  debe  exiátír  en  él  Thapé^r  segúií  lo  cómpruebáti 
los  experimentos  anteriores.  La  repetición,  otra  íey  importan- 
te, tiene  ó  ha  tenido  lugar  en  los  individuos  álntétíesores^  pues 
no' es  creíble  que  uno  de  estos  coleópteros  sea  atacado  unA  so^ 
la  vez  sin  resultados  funestos.  - '  ■      '  '• 

La  Asociación  DE  las  ioea^  es  la  ley  más  importante  de  la 
memoria:  ennuesti^o  caso particiilar  la  idea  del  ataque^déé^er- 
ta  la  idea  de  la  defensa,  éstaí  la  del  periodo  de  inmovilidad,  et¿. 

No  es  posible  para  nosobos  penetrar  más't))rofundatííénte'  en 
la  intímídad  de  bste  fenómeáov^   "  ' 

Ennnestt^o  désautotízadóbdiícepto  el  TMp^y  lo  taisnio  que 
otros  ártículado's,MSene%o'¿ii5n  dtelÜémpo,  posee  intéEljencia  y 

Monoriai  [x89a-93],  T.  VI,  19 


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74  Mamoriai  dflila  8oflMftd  Oientífioa 

/ 

memoHa;  en.los  aotos  de  bu  rida  mamflesta  yolantad,  «tonoión 
j  otras  de  las  operacioues  intoleotoales  mí^  complicada». 

Deducimos  como  conclusión  general,  según  los  experimen- 
tos  y  observaciones  relatados  ^n  la»  anteriores  lineas,  que: 

1?  Los  animales  tienen  la  noción  del  tiempo  más  ó  menos 
exacta  y  desarrollada. 

2?  Miden  el  tiempo  pcv  las  variaciones  pmódicas  del  medio 
interior  ó  exterior  ó  bien  presentan  fenómenos  otológicos  de 
duración  determinada  independientemente  de  las  yariaciones 
del  medio. 

'  / 

Vamos  á  presentar  con  la  concisión  posible  on  cierto  núme- 
ro de  ejemplos  relativos  á  la  importancia  biológica  de  la  noción, 
economía  y  distribución  del  tiempo,  así  como  de  la  utilidad  que 
resulta  de  tener  en  cuenta  esta  circtmstanoia  desde  el  punto  de 
vista  de  varios  problemas  de  filosofía  natural.  Téngase  bien  en- 
tendido que  no  damos  al  tiempo  la  significación  que  creyó  encon- 
trar M.  Gornevin  en  las  obras  de  Darwin;  que  no  le  considera- 
mos como  una  fuerza,  como  una  causa  eficiente  de  la  variación, 
sino  como  una  circunstancia  que  acompaña  á  los  fenómenos  y 
nos  da  la  medida  de  la  rapidez  ó  lentitud  con  que  ellos  se  ve- 
rifican. No  decimos  que  la  Zóantharia  rugosa  de  los  terrenos 
paleozoicos  dio  origen  á  la  ZoanUxhria perfarata  de  los, terrenos 
mezosoicos  por  la  acción  de  los  miles  ó  millones  de  años  que 
transcurrieron  entoe  una  y  otra  época:  no  podría  darse  mayor 
absurdo. 

B^oduccián,  crecimiento^  duración  de  la  vida.  Desde  la  cópu- 
la moment&nea  del  Cariacus  virginianus  (Venado  del  Valle  de 
México)  ha^ta  la  prolongadísima  del  Bttfo  comjpacHUs,  hay  una 
gran  serie  de  variaciones  en  la  duración  de  este  acto  importan- 
te. El  venado,  el  conejo  y  la  mayoría  de  las  aves  emplean  en 
él  sólo  fracciones  de  minuto,  aup  ^cuando  los  preludios  amorosos 
sean  á  veces  muy  largos;  pero  entonces  las  facultades  del  ani- 


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*•  Antonio  Alnte.  n  T5 

bal  nú  M  absorbM  pov  completo,  lo  que  si  «lUM^e  en  el  ineten-^ 
te  de  la  feeandbeión.  Nunoa  se  «OTi>rei)de?á  á  «m  de  eefeRS  ee- 
peoies  de  cópula  momenlátiea  -eon  la  foeittdad  qoe  4  un  £h^ 
á  una  espeeie  cualquiera  de  sape  que  hasta  sede^  aoqmtar  uno 
de  sus  miembros  en  el  instante  de  la  cópala,  shi  «baadonarla 
por  cau»a  tan  poderosa.^  . 

En  general  los  Tortebrados  turnos  no  tet«í(R>las  realizan 
este  importantísimo  acto  de  la  fecundación  oon  rápidos  evira^ 
ordinaria,  sin  exponerse  demasiadamente  &t[ue  les  sorpren^bm' 
sus  numerosos  enemigos. 

En  los  inrertebrados,  aunque  no  se  palpe,  no  se  kalla  demos- 
trado por  la  experiencia  que  se  verifique  una  selección  en  esté 
sentido,  es  de  asegurarse  que  tenga  efecto  constantemente,  pues 
los  Oúkx  se  fecundan  en  el  «re  mientras  que  las  moscas  per- 
manecen unidas  varias  horas.  Los  entomologistas  saben  muy 
bien  qué  fóeil  es. capturar  k  los  ortópteros  y  los  hem^ptevos 
^  UfiÜKmiaJ  en  el* momento  dé  la  cópula,  cuando  además  de  la 
dificultad  de  los  movimientos  de  la  fuga,  estos  hexápodoe  se 
manifiestan  mucho  menos  tímidos  y  prudentes  que  en  las  cir- 
cunstancias normales. 

De  la  gestación  del  elefante  que  dura  más  de  660  días  á  la 
del  conejo  qué  se  completa  en  30;  del  periodo  de  desarrollo  del 
fruto  de  muchas  plantas  herbáceas  anuales  al  mismo  periodo  en 
el  mamey  por  ejemplo,  hay  enormes  diferencias.  Como  es.bien 
sabido  el  tiempo  de  la  gestación  es  mayor  en  los  animales  qi^ 
viven  mucho  y  se  comprende  desde  luego  la  cautoa  de  esta  par- 
ticularidad, pues  que  cada  ser  debe  pagar  á  la  especio  un  tri- 
buto de  nuevos  individuos  proporcional  á  los  peligros  de  des- 
trucción y  aunque  éstos  sean  iguales  en  dos  especies  que  difie- 
ran grandemente  en  cuánto  ^al  dicho  periodo,  el  individuo  de 
una  especie  vive  menos  pero  se  reproduce  más  en  menos  tiem- 
po que  el  de  la  otra  especie  que  vive  mayor  número  de  años. 

1  Véase  Aetonplemént  dts  bairaciens  anonres.  F.  Lataite.  Proc.  Verb.  Soc. 
Uno.  Bordeaoz.  Yol.  40,  p.  XXñí,  1866. 


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\* 


tft  Ifemoriw  d«JtelBQ«i«d^Cli«Btfff«* 

eul  te  gestAiiíé»  4tifii.iard^.^.c4k)f<i6  smiwu^y  te'VÍ4a4o#e  á 
qftiiiMeK{iiQ0spQa}^t»ttft.4i)0  Urvuta  no  ha  podi40^i;t9npiái&&tM: 

.  .?J>«(9d^^6n^  BÍ;o4^oto.  4o  la  f^o^d^oióu  sale  al  ^i^Wior,  y4 
sea  un  huevo,  una  semilla,  eto;,  hast^  el  isu>Q|di4Q«91^<|Wiii>06 
el tttieve «et.jii^iu^Bttbvenii^ pojr  &í  sólo  &  sus  neeasidades,  y 
nlA)tt>l^n^^Mtaf4^§4|egft  A  esa  pi9kí^  que  los  g^i^logosdeno- 

nicas  no  preponderan  una  sobre  la  otra,  trana^wi^.  un.  tiempo 
YOm^bl^;.  í^i  4s  m^or.bay  máa  probabilida^os  de  supervivencia. 
Unjijosvo  de  ^^ia«2^)(^^2<^:,ab{uidpuado  b%jo  la  tierra  e^.u|4s.  ex- 
PD^SJto,^  p^rdj^rsa  4  medida  que  es  más  dilatado  su  .desarrollo; 
u^iefitciisqiie  \(>8.,Phr¡fna8(ma  nac^n.  vivos,  datados  ya  de  cas] 
i^^H^  l^pirerrpgativftsde^  adulto  y  ^x\  aptos  para  eo^render  la 
í^g^^j^i^  |nao(ie^to  pportíinoOi».  Dugéni).  En  leíp.itov;ertebra-. 
dio&bajr.^epapU>s.in»uxi>er^)es de estasr.dif ensénelas:  las  liorras 
YÍYÍpG^vM^á0ii^!tmAj^Ím^^  tos  Mu^oa  cuyos  huevos 

n^M36]a  eoi  el  espacV^  de  algunas  hioras^  mientras  que  los  hue- 
vos de  Culícidos  tardan  varios  días  en  abvii^se. 

Poi*'las  u^Q^i^dos  de  la  ineubaoi6n;lá6  ^ves  se  ve^i^  piás  ó 
m^^PiO^^ieicipue&ta^  áicondiciopes  d^^vorAbles  de  seguridad*.  No 
pareoe^sar  ósjta  la  ci^usa  do  los  iosthit^s  pars^itaiios  del  GueJi* 
lio  de  Eunopay  eld^  JUéxico  f  G^ooyi^ua)  y  el  Tordito  (Mí)lo(hr%tó), 
p^esqUjd  j^SrhjGKirvos  de4a<,prMaael(a>de  e^ta^  aspeóles  (nasási 
tambiéor  los  qi^e,  pQüenvlaa  oteas)  ^^aoen  eon.  una-grau  rapides}. 
^Gouíqué objeto!,  (Jou  el  $n  deíque Jotí  pollu^los  parásitos  e^íi 
más  deísavrolladps- cuando  uasHsau  sus  oodkpa&erosfle'mdo  y  pne« 
dan  vesb^edes  en  ^sa  f ^?  i^sifi^iáí^  df^  la  luoba  por  la  ^vida.     >  • 

La  dumoióu  de  la  f  quitad,  gf  rn^ii)atLva..de  las  semillas  es 
mi^  viuriableí  la  han,  conservado,  gf  anos  que  se  hidlaroAjen  ^s 
tumbas, íromaiía^,( siglo  II  6  III),.  lo»  granos  de  frijol  que  per* 
manecíajU  eu,  el  herlpario  de  Tournef ort  desde  el  siglo  XyiII  í 
mientras  que  las  semillas  oleagínossa  pierdan  esta  faouHad  al 


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1t 

oftbo  de^^t^mioft  ittM^  7  el  ici  n^  k  eonoe^it. algunos  días: 
estaydiitaia na ^  de- despveeianie. 

El  peorioda  de  la  yepr0¿st4et6n^  oonfto  ¿imimente  se  compren* 
d^:  v^iría  moofajo  eegún  los  easós :  en  la  maforia  de  los  lei^d^ 
teros  es  de\iin  día,  e^  los  eamíyoros  de  dos  á  s^  semanas  Á  lo 
8Q«$^;  ^Buta^toqne  etí  Tertébrttidos  muy  prolífieos  ^  abaolnta* 
mente  perpetuo  (roedores). 

,,  Ii^jrapidef;  del  or^mietíto  tieue  uaa  inmensa  importencia 
j  en  igualdad  dal^^rado  deadaptaoión  6,  determinado  tenreno, 
es  máfi  probable  la  supervivencia  de  una  especie  de  Malva  que 
eU(  i^gcuEK»  meses  adquiere  el  vig^r  suficiente  y  se  encuentra  en 
estado  dé  ireproduoirs0,  que  en.una  e^peoie  de  Jugkm$j  de  Qfner- 
CMS  ó  de  Agoi^  que  demianda  muchos  años  para  llegar  á  su  4K>m- 
ideto  desa^rt'oUé. 

El  HtíkG  0sp$r^c^  importado  de  Europa  al  Valle  de  México 
crece  rápid^b^cite  cuando  su*conoha  no  ba  adquirido  la  resia- 
teñcia  necesaria  y  aun  no  puede  servirle  como  eficaz  medio  de 
protección;  pero  ya  que  se  ba  endurecido;  el  crecimiento  se  ha- 
ce e<m  mayor  lentitud. 

Tanto  en  las  plantas  como  en  los  animales  domina  una  ley 
gCneasal:  los  individuos  jóvenels  son  los  que  tienen  menos  pro- 
babilidades de  poder  soportar  la  influencia^esastrosa  de  lafaU 
ta  de  aumentos,  las  enEermedades^  la  persecución  de  sus  ene- 
migos; í  y  la  especie  que  más  pronto  se  desarrolla,  en  especies 
afineS)  es  la  qué  mejor  resiste  á  las  innumerables  causas  qtie 
conapirah  á  su  aniquilamiento.  En  varios  mamíferos  que  no  tie« 
neft  anas;  medio  de  defensa  que  la  fuga,  por  ejemplo  en  la  €K- 
rafa,  las  crías  pueden  correr  diez  hora?  después  de  su  nacimien- 
to, mientras  que  las  Arvicciü apenas  ensayan  bvOí  primeros  pasos 
después  de  tres  ó  cuatro  semanas. 
.  Hay^na  relación  evidente  entre  el  tiempo  transcurrido  des^' 

1  Haj  Tma  6xisepei¿n  cariosa :  la  rteistenéia  á  !a  asfixia  en  los  anímalos  rocíen 
naiádniM  macliv  niayotqae  m  toa  adultos. 


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78  Memorial  de  U  BoeUdid  Oit&tíftoa 

de  que  niiee  él  anhtial  y  Ue^  á  la  época  en  q«iet>ti64#teproda« 
oirse  y  la  duración  de  su  existencia.  De  manera  que  casi  siem- 
pre los  que  no  alcanzan  una  longevidad  anormal,  se  reproducen 
mucho  más  pronto  que  los  que  viren  gran  número  de  afibst  Es^ 
ta  ley  viene  á  coadyuvar  al  mismo  fin  que  la  establecida  á  pro- 
pósito de  la  mayor  fecundidad  de  los  animales  cuya  existencia 
es  muy  efímera. 

El  progreso  de  las  especies  se  liga  Intimamente  con  un  fac- 
tor que  suele  desdeñarse  por  los  naturalistas  y  no  por  eso  dq'a 
de  ser  de  máxima  importancia.  Nos  referimos  á  la  sabia  nodri- 
za de  la  vida,  la  experiencia  individual  que  en  condiciones  aná- 
logas se  enriquece  tanto  más  cuanto  más  largo  es  el  intervalo 
entrQ  el  nacimiento  y  la  muerte.  Esta  ley  domina  á  cierta'  da- 
se de  los  fenómenos  de  cenogénesis  de  que  nos  habla  Comevin 
y  aunque  los  caracteres  adquiridos  no  sean  hereditarios  en  el 
concepto  de  Wiesmann  sí  los  consideran  de  esa  clase  otros  na- 
turalistas distinguidos;  además  esta  cuestión  no  debe  ser  dis- 
cutida por  nosotros  que  nos  conformamos  con  seguir  las  opinio* 
nes  más  generalmente  admitidas,  no  sin  lamentamos,  como  se 
lamentan  todos  los  investigadores  en  este  orden  de  ideas,  de  la 
oposición  perpetua  que  hace  Wiesmimn  á  cuanto  es  contrario 
á  sus  opiniones  personales. 

Gomo  regla  general  ó  coincidencia  frecuente  debemos  admi- 
tir  que  los  vertebrados  de  notable  longevidad  son  de  los  más 
inteligentes. .  Siempre  es  más  fácil  la  captura  de  los  jóvenes  que 
la  captura  de  los  adultos;  la  zorra  vieja  evita  y  conoce  las  tram« 
pas  en  que  eaen  fácilmente  los  individuos  menos  experimen- 
tados. 

Jorge  Leiroy  nos  asegura  que  claa  zorras  viejas  á  quienes  con 
frecuencia  obliga  la  necesidad  á  rectificar  sus  juicios,  están  me^ 
nos  sujetas  que  las  jóvenes  á  dejarse  engañar  por  fabas  apa- 
riencias, y  además,  son  más  precavidas  con  respecto  á  los  pe- 
ligros reales.  Como  una  alarma  infundada  puede  hacerles  per- 
der sus  noches  de  cacería  y  reducirlas  á  mna  dieta  inoóosoda. 


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79 

tienen  gran  interés  en  obserrar.  El  interés  prodooe  U  atención, 
la  atención  permite  distíngnir  los  caracteres  distintivos  de  un 
objeto  7  la  repetición  de  estos  actos  robustece  al  juicio  que  des- 
pués es  tan  rápida  como  seguro.  Así,  pues,  los  animales  son 
perfectibles  y  si  la  organización  de  las  especies,  marea  un  limite 
í  sa  perfectibilidad,  es  seguro  que  todas  disfrutan  más  ó  menos 
de  esa  ventaja  que  debe  encontrarse  en  todos  los  seres  que  tie- 
nen sensaciones  j  memoria. » 

Así  tenemos  que  el  Cuervo  vive  más  de  cien  años,  los  Cie- 
nes el  triple,  los  rapaces  pa^an  del  centenario;  en  tanto  que  Ips 
Pichones  viven  veinte  á  veinticinco  años,  los  Gallos  quince,'  d 
Gorrión  (  (Jarpodacus  J  trece. 

A  los  que  no  creemos  en  la  invariabilidad  de  los  instintos, 
nos  es  muy  fácil  admitir  que  las  aves  perfeccionan  sus  nidos, 
y  asi  lo  demuestran  las  observaciones  de  naturalistas  competen- . 
tes  (Pouchet)  que  han  notado  gran  diferencia  entre  los  pnme- 
ros  y  los  lóltimos  nidos  que  construye  un  mjsmo  individuo. 

Ahora  bien,  (pondrá  á  sn  progenie  querida  en  lugar  más  abri^ 
gado  y  seguro,  en  edificio  más  sólido,  un  Carpodaoua  que  ha  ni- 
dificado cuando  más  doce  á  trece  ocasiones  ó  un  Bi4>az  que  vive 
eiento  cincuenta  años  y  nidifica  una  vez  cada  año,  ciento  cin^ 
cuenta  veces  t  Los  criadores  de  aves  de  corral  saben  perfecta- 
mente que  las  más  viejas  son  las  más  útiles  para  la  incubación 
de  los  huevos  y  la  educación  de  los  poUuelos«  Las  condiciones 
ecológicas  modificadoras  del  organismo  indudablemente  obra^ 
más  á  medida  que  su  período  de  acción  es  mayor,  y  uno  de  esop 
colosos  vegetales,  un  Baobab,  que  resiste  el  paso  de  los  aigbs» 
cambia  de  condiciones  mil  veces  más  que  una  de  tantas  plantas 
que  sólo  viven  un  año.  Puede  haber  sin  embargo  cierta  com^ 
peosación  en  lo  que  se  refiere  al  progreso  de  la  especie,  pues 
si  la  de  existencia  más  corta  se  multiplica  con  más  n^iddz  que 
la  de  larga  vida,  en  igualdad  de  tiempo  lo  que  en  un  caso  se  con- 

1  »Cotmotj»  dQ  XMQbaia.  1?  d«  Joaio,  W^ 


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80  Memorias  ^laSoOedAiCientífica 

sigue  por  acción  prolongada  en  pooo«  individnos,  se  consigan 
en  otro  caso  por  efecto  poco  prolongado  sobre  niwlios. 

En  io  que  se  refiere  á  los  Protozoarios  no  podemos-  apUjoár 
por  ahora  las  consideraciones  que  anteoeden.^ 

Alimentación.  Hechos  extraordinariamente  cuñosos  podrían 
referirse  á  propósito  de  las  relaciones  entre  la  alimentadón  j 
el  tiempo:  citaremos  los  principales. 

Un  inmenso  número  de  insectos  parásitos  y  otros  inverte- 
i^rados  de  iguales  costumbres  depositan  sva  hueros  dé  tal  mo- 
'do  que  cuando  nazca  el  nucTO  ser  encuentre  substancias  nutri* 
Uvas  en  condiciones  Ventajosas  de  consistencia  «y  duración^  6 
bien  está  calculado  el  período  de  desarrollo  del  parásito  en  re^ 
iadón  con  el  mismo  período  de  desarrollo  del  animal  sobre  que 
TÍve. 

^tas  armonías  cronológicas  son  muy  paténtete  en  los  8ikh 
tíb  tan  bien  estudiados  por  Fabre:  Las  hembras  de  estos  inseci- 
tos  depositan  sus  huevos  en  la  enlajada  de  las  gaterías  donde 
hatyltan  unos  himenópteroS;  los  Antíiqphóreí,  Un  mes  más  tarde 
ííVicenleA  primeras  larvas  que  pasan  el  invierno  sin  comer  ni  tno- 
verse.  En  Abril  nacen  los  AnthopJiora  machos  y  las  larvas  qpk 
han  esperado  hasta  entonóos,  durante  siete  meses,  se  fijan  á  kft 
pelos  de  las  patas  del  himenóptero;  esperan  un  poco  más  hasta 
que  naéen  los  AtUhophora  hembras  á  cuyo  cuerpo  se  -adhieren 
én  el  momento  de  la  Cópula:  luego,  en  tanto  que  la  avispa  de^ 
posita  sus  huevos  en  las  celdillas  llenas  de  nael  que  ha  prepa^ 
rado  de  antemano>  las  larvas  se  dejsfn  caer  sobce  una  de  las  cet 
idillas,  abren  el  huevo  que  contiene,  le  devoran  y  pemumeoen 
flotando  en  el  cascarón:  oohó  días  después  esta  primera^JwíiPa 
se  tranrfomiiv  en  una' segcmda  que  se  aHme«fca  mn  la  mtdr,  h> 
euat  le  basta  para  sus  necesidades  durante  cinoo  ó  seis  semaf- 

nM.  Bn  segcáda  la  larVa  se  Üfansfohna  en  pseudo-evisálida'y 

fi.  •      .      .     '  .  ^       ..         .; 

1  Para  la  diaengión  de  este  ponto  importante,  la  inmortalidad  de  los  Protozoa- 
rios, Téase  SaUtier,  Bsiai  aor  la  Yíe  «t  la  2í(h^.  Paria.  1892«  Ohi^.  11. 


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"  Antonio  jáJ^.  II  81 

^^, . 

en  tal  estado  iiasa  el  seguai^p  invierno,  ^n  la  Primaverik  ee  in- 
vierte en  ima  tercera  lartfQ  pasi  inerte  qne  poco  después  |8nf  re  1^ 
última  tranaformaoión*  ,{.'..      ;. .  { 

Tanto  en  los  invertebrados  como  en  I09  vertebrados  se  en- 
cuentran muchas  especies  que  acostumbjTftn  hacer,  proyiftione^ 
para  el  InvierOtOi  dando  pruebas  de  ^na  inteligencia^  noti!tb|e  7 
de  instintos  de  previsión  de  cantidad  7  de  tiempo/.extrao^inft^ 
ñámente  cuidosos;  desde  los  Mdamrpci  del  Valle  de  li^éxip^  q^^ 
almacenan  bellotas,  en  el  interior  de  diversas  .pU^^taS))i|^t|Ei^ 
hormiga  agrícola  que  siembra»  cosecha  7  almacen^^  9P^V  e^:  °?^ 
entendido  de  los  agricultores. ,  r^ 

Como  ejemplo  de  economía  de  tiempo  puede  citara^  ^\^^^ 
de  los  mamíferos  hervíboros  que  violentamente  arrancan  la  ^er^ 
ba,  la  almacenan  en  s\x  panza  7  en  seguida  van  á  eutre,^^a^  fJ 
laborioso  trabajo  de  la  runoijnación  en  un  lugar  ociúto  7  segu; 
ro.  Este  hábito  interesante  es  de  suma  itqporta,ncia  parala  ^€»- 
guridad  del  animal,  que  en  poco^  tiempo  almacena  en  su  e8t4- 
mago  la  cantidad  suficiente  de  jumentos,  sin  exponerse  á  que 
le  sorprendan  sus  enemigos  con  la  misma  probabilidad  que  si 
permaneciera  en  esa  ocupación  mucho  ma7or  número  deberás. 
El  almacenaje  de  alimeniibs  que  reconoce  tal  origen  7  conspira 
á  tales  resultados  es  un  hecho  general  que  se  observa  en  mu- 
chos animales:  en  los  CrícetuSf  los  Heieromys^  los  GeómidíB,  los 
Cinocéfalos  7  Cercopitecos  que  pillan  rápidamente  los  frutos  7 
semillas  de  las  huertas  ó  sementeras,  guardando  una  copiosa 
provisión  en  los  buches  ó  abazones  situados  en  los  lados  de  la 
cabeza. 

Las  aves  granívoras  7  frugívoras  que  en  unols  cuantos  mi- 
nutos llenan  su  buche  7  luego  se  ocultan  entre  el  follaje  hasta 
que  termina  la  digestión;  los  ofidios  que  tragan  sus  presas  sin 
despedazarlas  7  después  van  á  reposar  en  sus  guaridas  subte- 
rráneaSi  disfrutan  degrfmdes  ventabas  de  seguridad  que  no  ha7, 
por  ejemplo,  en  los  ciumívproSi  en  los  Felianos  partioularmentOi 
que  á  menos  de  llevarse  el  cadáver  de  su  presa,  quedan  al  des- 
cubierto durante  el  eterno  ttabajo  de  la  masticación. 

MoMiriM  [x89«-»3L  T.  VI,  U 


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8¿  Memorias  ^élá  DOciedacrCientífíca 


Buhos  y  las  Lechuzas,  las  tragan  enteras  V  désp'^^s^^bihitai'i  "úíiá 
mLlV&fam'íotóádá'^ 

^  l/á^^¿í<Éaáa^áo  1¿  fófebiüíjcíón  (iü^8'í/í¿t*ej^flár(í&éUté'bíti 
b1aná);^¿#Mlé^fap.o  é^^^ 

ífe^a^ílígáf  tentó  para  W  dipttóm  dtí  las  pfeéks. 'tJn  Gxrpodaetcs 
4'¿e  kSM'M 'ÜíÓmitó  pót'  minuto  tiéíie  tíitk 'px^óbáWHd^áes 
de  escapar  del  Accipiter  que  le  persigue  qué  iióá  D&ndtolcá  qué 
í^¿S&r%l|tíl¿í  ^eá|)á6í6  'eW*6^*  mfntitbfe :  ésta  és  ^n  tftida  'úná  cau- 
sa á¿^kai¿tí¿Wtí¿ctMfefma: '^^^  ^  - '   ■     "■       ' 

'1ÍÍ''tf&íaéife'd6liWas  tS  iáínúto's  que  eriipléauí  M  'a'nítíiales  pa« 
rVlpro6uratóe*¿tiárá!iiíífetitó^  g^kuüémetit^  y  está  siempre 

en  í4l'á¿ííín''coii'1oíí'liábito6'de  {ferezti,  actividad  6  íraciéiiCifa  d¿ 
c'¿daHüo;y^á''claseaé'sí!tValimMó&:  ■  '      ■    -'   ''     - 

^^'íja  a^aiia.ekp^ra,  eispér'a*siétíipt*e/ía 'mayor  parte  de  éu  <$xis- 
tenciljk  es  atsoliitámente  pasiva;  el^gí^tb  tam'bién  espera  juntó 
al  agujero  del  ratón,- siendo  en  esté  caso  el  más  paciénté'él  qüjb 
lleVa1ayíctot3a._  ■'  ^  ' '".' "  \  ''V.'^..\  . ';  .'•  . 
'  '.  lía  ley  universal  de  fa  econtomia  de  tiempo  sé  aplica  con  no- 
tiftW^  exactitud  en  los  ¡óaáos  que  siguen:.'  /  '  '  ,  /  ^'/ 
•'  1 Y  Á  Igualdad  de  clase  de  aUtnentaciSÜ  en  las  especies  de 
víaa'mas  activa^  qué  más  cóñsümeii.      ^^\     '••''""        '      ■""*' 

'  fef topó  padece  una  hani'breinsáciabléVnec'eáita  comer  día! . 
riamente  un  peso  de  alimento  igual  al  peso  de  su  cuerpo  y  iio 
puede  ayunar  más  de'd'óce  \\OYíá/^XCaÜiérpe$ mexica'^iiís kgíi^- 
da  y  precipitadamente  t'ecorre  sus  t'etreñós  dé  caza  átodiáhora 
3el  iííá;  tos  bafpiftíeros  éxf)l<Tran  \k^  corte¿aíí.'de1bs*St*bo>Jes  coíi 
febril  actívidaílj;  laVgolóndriñáé,  én  tiu,'íiis  priiíiet^as'én  desper- 
tar y  las. últimas  que  sé  yé'CQg'en;  váélari^n^éééanteriiétite  á  líódá 
bÓrái'a  iodo  momento,  lo  mísí*nVo  qué  las  ave|s  maHna'á'  qué  efe 
alejan  muchas  leguas  de  T¿  bostíí  y  Casi  lib'descansajn'dé  su  íá- 
tígosa  labor.  '  "  ^'  -    , 


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valgarí8Ímp.Perezí^,.apRd^hÍbilK>*v}U(ÍQJft9^^ 

ra  ridíoulaíjr  mcdeatafljixar^c^i.CiginíP  sis^uft^í^^ 
goíueef  nw  wov:iuxi^t<c^i.  r^pfraáijÉrw  s^vx^^^%^  h^,f^^e^,^\fT; 
seryó  B^rt^n^lps  lagartos,  se  s^oedí>a.(Hm  i^^»Yf^9J^f,de,f^9?\r^S 
tres  Im^^toa.        ..        .,.'.,..,;  ..,  ..  ,    ,,,,  ^n.h-.o.rj . 

La  actividad^  fi^oló^cami^ate  pftrif^ativa  dp  jl^  pf>9^^fii% 
des  nxitrUivas.y  ^U^^ri8ma^^op9rjC^9lU^ef^lU 
minuye,  la  uc^cesidad  de  leopi^opwpr  el  tieinpp  e^^m^;^^  ^  ij^jffpj^ 

8?.  A  igi^  copsump  (J^el  ,ppgftnii5mO;  lí^lpy  gi^a^^^gpjjijcia- 
da  obra.má9  y  más  p.o.derp^amente  á.^i^ida  (^u^.Lju^ 
se  nutren  con.  presa*,  i^^po^  ,^[:|uuda»teS;  ,?»^  pei^ivjjjj^g.  ^j^ 
activas,  m^ops  r¡caaeü,p;?iiM5Ípios  ae^^Ua^le^j.e^ 
did(i  q^e  e^.ifl^.difípU  Ift.proWiW^i^A  ^lí»a^  ;,/,  ^„p 

.  Así  el  Am^elU  cedrQp;urfi,  que  í^Qdrfft  ^ey  e|  jj^ij^  4? Jfrí Bffl^PSft 
entre. la^  ^yes,..ei^p^coJbif^iiÍpo,U¿»ajj^J^l^p/?^i^  ^{g 

cid^tos  del  Ligmfrwfi  ,^  el  .Schjftm.yjp^»Á í^xiffi}^ p^í^ 
vida  en  la  más  absoluta  i nmovilid^dt '/..;>  ,^[i  >ri  -.j-'-n  noí,  í'v^vv^\ 

El  muy  Qouoqido  f^eíezpso  puede,, ^{erp9iAAeo.er..>dígrijr)'^^í!^® 
en ui^a misma posfior^, ejpt Iqs )>^qyies  vírgen^^^eii, (ipp48,^,^¡^^^j 
tra  con  que  nutrirse,, sin  q^e  jaoji᧠ esc^A^R  l^ts  pi[gvi.^^nj^5^ 
las  especies  casi  innumerable^  d,e  entpzoaríos  qpe„gj^jr.,^^cii^l9 
así  flotan  .^p  un  océano  alimentií^d^  tatitos  otro^<l?;gan¡l|j^l^p^Jque 
se  bailan  en  condiciones  análogas,  ]ao  ^p  y-€upi:|^(5¡saá^^%,jí^.9tilí; 
zar  el  tiempo  tau  ex^ctaijaente  cpppp  lps.^nim^^^s^jpi|f>^^^ 
insectívoros,  cpmo  ^1  4fc^<fe  hi^i4a,  q^Q^poimií^fj^^^j  ^/?í®9l 
to  cincuenta  á  ciento  sesenta  gramos  de  peces  poqu£i^^<^j^|^ 
Pj^roc^halus  rtibinem  que  debe  captutar  diariamente  algunos 
cientos  de  insectos  casi  microscópico j,^ emplean  eu  ^11^  mucho 
más  tiempo  que  un  'Icttrus  frugjívoro,,  Ip  mismo  qijie  sucede  en 
las  Spiztíifl  ocupadas  todo  el  día  eu  reeo^r  semi^i^Síp/^ueñísi- 
mas  de  Srf^ssica  ó  de  Paspalum.  ,•  ;i - 


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84  Mtmoriai  ñé  b  8óoiod«d  Científioa 

-En  cnaiftó  á  la  actividad  de  hu  presan  es  seguro  qtie  el  Coe- 
CffgUÉ  que  detora  larras  de  lépidóptero,  las  colecta  en  menos 
tiempo  qué  el  (kMapus  que  persigue  insectos  alados. 

Jjúñ  Btmaris  ^TLQxí  la  costumbre  de  aproreohar  solamente 
lá  cabeza  7  la  sangre  de  las  gallinas,  los  Biddphié  deroran  todo 
el  cuerpo;  los  aúimales  inséctÍToros  arrojan  detritus  indigeri- 
bles del  dermato  esqueleto 'de  los  articulados;  los  fitófagos  sólo 
aprovechan  una  pequeña  parte  de  los  órganos  vegetales  que  han 
devoradtí,  en  tanto  que  los  granívoros,  los  sanguívoros,  los  car- 
nÍYoros  flproTechan  mucho  más.  unos  deben  procurarse  mayor 
cantidad  de  alimentos  que  los  otros  y  economizar  bien  su  tiempo. 

Lo  mismo  én  este  que  én  otros  muchos  de  los  fenómenos 
biológicos  que  nos  han  ocupado,  se  establecen  compensaciones 
que  pasamos  en  silencio  para  abreviar  y  en  el  supuesto  de  que 
siempre  se  tendrán  en  cuen^  al  establecer  las  conclusiones  á 
que  dé  lugar  nuestra  investigación:  en  el  ejemplo  del  Coccyeus 
es  indudable  que  si  sus  presas  no  pueden  escapársele  por  me- 
did  de  lá  fúga;^e  le  ocultan  gracias  &  su  mimetismo  ó  alguna 
otra  particularidad  otológica,  mientras  que  las  victimas  del  Cbn- 
topus  son  más  fáciles  de  descubrir. 

3?  Como  corolario  de  los  principios  anteriores  admitimos  que 
la  economía  del  tiempo  se  practica  más  estrictamente  por  las 
especies  que  resisten  menos  ala  inanición  ó  tienen  medios  me- 
nos etfcaces  de  capturar  sus  presas. 

El  Phfynosoma  orbictilare  resiste  el  hambre  mucho  más  que 
él  Scétoponts  microUpidoius  y  éste  es  mil  veces  más  activo.  El 
sam4o  citado,  según  experimentos  que  continuamos  actualmen- 
te en  el  Instituto  Médico,  pierde  por  la  inanición  un  peso  insig- 
nificante: 

Feolut.  Fmo. 

30  de  Agosto  de  1892.  (Después  de  diez 

y  siete  días  de  ayuno) 20<'-92 

SdeSeptíembre 20.62 

20  de  ídem 20.26 


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"  Antonio  Aliato.  n  85 


El  Phrynosoma  ha  perdido  de  su  peso  3.5  por  100  en  20  d&ts, 
mientras  que  los  animales  de  sangre  caliente  pierden  por  tér- 
mino medio  en  tres  hohis,  por  kilo  dé  peso,  3  gramos.'  El  ca- 
maleón de  Tabasco  (Zcpherus,  Coleópteros)  soporta  la  falta  de 
nutrición  durante  diez  ó  doce  meses: 

Poeha.  Peso. 

22deMar2odelé92...: :....     0««^729 

6deAbriUel892 '.,: 0:695 

El  Chupa  miel  u  Hormiguero  de  nuestras  tierras  calientes 
tiene  un  órgano  especial,  la  lengua,  adaptado  á  la  clase  de  sus 
alimentos:  si  colectara  las  hormigas  una  á  una  (como  los  Sce- 
Icporus)  no  le  bastaría  emplear  en  ello  la  décima  parte  de  su  yi- 
da  para  satisfacer  á  la  centésima  parte  de  sus  necesidades  co- 
tidianas de  reparación. 

División  del  trabajo.  Puede  asegurarse  sin  temor  de  incurrir 
en  notables  errores  que  el  perfeccionamiento  de  los  organismos, 
cuando  se  traduce  desde  el  punto  de  vista  de  la  morfología  por 
la  existencia  de  aparatos  especializados  para  cada  (unción;  ó 
cuando  la  división  del  trabajo  se  traduce  por  la  existencia  de 
varias  clases  de  individuos  ocupadas  cada  una  en  fines  diversos, 
como  en  las  sociedades  de  las  hormigas,  tiene  por  resultado  más 
6  menos  indirecto  una  mejor  economía  de  tiempo,  que  es  pro- 
vechosa para  la  comunidad  de  órganos  ó  la  comunidad  de  los 
individuos. 

lüemplos  de  la  concordancia  entre  fenómenos  naturales  periódi- 
cos y  la  ecología.  Los  vertebrados  invernantes  permanecen  en  el 
estado  de  vida  oscilante  períodos  más  ó  menos  regulares:  cuan- 
do se  eleVa  la  temperatura  ó  la  humedad  es  propicia  ( lagartos  \ 

1  \é$M  el  interetante  artíeolo  de  Gh.  Richet.  L'ínanition  chez  les  animanz. 
lerue  Sdentifiqoe.  1891,  p.  714. 


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80  Memoriat  de  la  Sociedad  Científica 

— ■  — — — • —  •  ■  - I  >.i       I    I.  .  ^  I 

porxxnprQcmus  fiaiológioo  poco.coipíiplicado  comloBzai,á,^iuiien- 
tar  la  actiyidad  vital. 

lia  mayoría  de  las  aves  ^o  son  s.edeipLtarias.y  ^  iafervalos  re- 
galares en  uixaS;  irr^gul/ures  en  otra&i  ^pireaden  viajes  algunas 
veces  muy  dilatados.  En  época  d^terniii^a^a  emigran  hacia  el 
Sur  en  busca  de  condiciones  biológicas  favorables,  para  retro- 
ceder hacia, el  Norte  en  el  Invierno,  de  tal  modo  que  se  encuen- 
tran siempre  con  un  medio  de  la  misma  temperatura;  ó  bien 
emigran  en  altitud  como  el  Trogon  mexicanus. 

Otras  aves  viajan  de  un  lugar  á  otro  en,  busca  de  alimentos 
determinados,  como  si  previeran  la  floración  ó  fructificación  de 
ciertas  especies  vegetales;  lo  que  se  se  observa  en  los  Ttí^qui- 
lídeos  del  Valle. de  M^éxico,  que  aparecen  en  ciertas  localidades 
cuando  florecen  las  plantas  de  que  ellofs  gustan  más  particular- 
mente. .Estos  viajes  presentan  á  ve<^es  una  periodicidad  que  sorj- 
prendp:  Jas  Aplpizcas  (Larus)  llegí^n  al  X^alle  deJtéxico  en  los 
días  6  á  8  de  Octubre.  ^  \        \   . 

Pero  las  emigraciones  son  ó  han  s;do  origípa4as  por  la  pe- 
riodicidad misma  de  otros  muchos  de  los  fenómenos  de  la  na- 
turaleza: aparición  de  plantas  é  insectos  en  épocas  determina- 
das^ cambio  de  las  condiciones  meteorológicas;  desecación  de 
liegos  y  algunas  más  que  pasamos  en  silepcio.         ^     ,  .  j 

En  los  trópicos,  ¿onde  las  variaciones  anuale^s  de  ¿empéra- 
tura  son  de  mucha  menor  importancia  que  en. los  países  fríos 
y  templados,  la  población  animal  varía  poco  en  número  y  cla- 
se: las  aves  de  la  parte  baja  del  Estado  de  Veracruz,  compara- 
tivamente á  las  del  Valle  de  México,  son  mucho  .más  sedenta- 
rias. 

La  vida  cotidiana  de  la  mayor  parte  de  los  animales  ise  di- 
vide en  períodos  cuya  duración  varía  con  las  influencias  locales 
ó  fisiológicas  y  no  siempre  hay  mativo' justificado  para  atribuir 
la  regularidad  de  las  funciones  ó  costumbres  á  iin  conocimien. 
to  exacto  del  tiempo;  pues  aunque  no  Je  tuviera,  la  especie  diur- 
na se  recogerá  siempre  durante  la  noche  y  sólo  .germinará  ]^ 


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"'^'ÁÜtóhió  Altité.  M  •        •  87 


'  ;Déjéttfó6  utt  móíifeiito  él  tei'feno'  de  los  tedios  etdégicos 
geiiet^áíé^  píirÜ"co¿áiderar  aesdb  el  -jiunto  dfe  visti  de  la  oronó* 
bt<^ó¿Uá'úbk%tíaespecli9  de  v^ei^tebtadds,' ln  Ch)loDiithia  dd 
Vallé  de  ]UiSxico,'¡ioífejettiplo.'^     :  iw.   . 

Ho  aquí  á'un  ser  tipo  de  la  actividad:  éit  un  minuto  teoo- 
rre  indudablemente  una  milla,*  bíi  diez  tiOras  diarias  de  TUélo 
600'm111íífe,etí  diez 'años  de  existeñeia;  volando  diez  horas  dia- 
rias ptíi'tériníno'mfeáio,  2.190,000  millasy  dlaftancia mayor  déla 
que  nos  sepaira'  de  la  luna.  En  esos  diez  años -de  existencia,  en 
36,500  horas  de  trabajo,  ¡qué  prodigiosa  cantidad  de  alimentos 
debe  colectar  este  hirundínido  qne  según  sus  hábitos  insectí» 
▼oros,  consume  diárlauiente  lo  mehoc^'dos  veces  e)  peso  de  su 
cuerpo!  .       " 

Ap'enas  traoscurreii;  dos  ó  tres  semanas  después  del  nactnrien- 
to  del  Chelidon  cuando  se  aventura  á  hacer  uso  de  sus  afes  bajo 
la  mirada  vigifehte  d'é  la  madi^e  que  le  obliga  á  regalariisrr  sus 
movimientos  y  á  seguirla  cada  día  con  rapidez  mayor.  Las  pri- 
meras noches  se  pasan  aún  en  el  nido/  pero  mut^  poco  tiempo  des- 
pués el  joven  se  hace  independiente  y  comienza  él  sólo  una 
terr^U^. lucha  ^njbr^  sus  necesidff^jes  j  la  dificultad  de  satisfa- 
9edí^^  yeifdad^o  trabajo  de  ^purapién  que  .comi^p?a  desde  las 

prof \^ndidadiB^  4ftÍ<^.  ^'«ft^^*  ^<í»Í9í.4P96°?*^^^  .^^  fagocitis- 
n^,  tof^i^ue  ca$L^buyeu  á  1^  destrucpión  dalas  celdilla^  débiles 
á  ^etm^fiy  ^f^  mamfp^táod^i^a^.en  loe^  a/^tq^  todos  del  ani- 
mal i][aaae  imHfíoa.|>oco  4..pg^o  de  sus  defectos  y. su  iuexpe- 

t '  Ét  Oháldon^B  el  príttievo'que  comiensBa  á  agitarse  en  d^prish 
eipíO  He  ¡a^tnakanü;  dedt^  unos  cuantos  mohientos  al  arregb  dje 
n^^itMé^it  3^  «n  legenda  va  á  enti^gai^'á  la^^aza^deí  los  ^sp4- 
cies  no'éturnás  que  aún  vuelan  en' esa  hora:  Ñthgáii  otifo  páser 

'  1  Bl  ChÜidon  urbica  de  Europa,  según  Spallanzaní/  recorre  ve\|ite  mOlaá  en 
qninee  minutos. 


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88  MtinorimB  de  U  Sociedad  Oientifio» 


iof^tÍTQro  i^royeolia  presa  tan  fáoily  abundante  y  9,\ín  ^  las 
soledades  del  Popocatepetl,  á  3,800  metros  de  altara,  en  el  lí« 
mite  de  la  ^egetaelÓQ;  allí  donde  loa  rayos  del  sol  levante  llegan 
más  pronto  qne  en  la  Uannra,  nos  sorprendió  obserrar  pequeños 
grupos  de  yeneejos  que  no  parecían  intimidados  por  el  frío  gla- 
cial de  las  primeras  horas  de  la  mañana  y  cazaban  con  incon- 
cebible destreza  á  los  insectosi  noctámbulos  que  prolongan  sus 
correrías  hasta  en  esos  momentos. 

El  joven  Ohelidon  debe  entregarse  á  tan  temprana  hora  á  las 
mismas  ocupaciones  que  los  adultoS;  los  que  necesitan  dormir 
mucho  menos.  Es  preciso  que  continúe  sus  trabajos  de  cacería 
dei^jie  la  aurora  hasta  que  por  completo  desaparece  la  luz.  Niq- 
gún  otro  páser  duerme  tan  poco,  excepto  el  Cuclillo  y  algunos 
pájaros  de  canto  (especialmente  el  Turtur  ri$oriu3  que  hemos 
oído  cantar  á  cualquiera  hora  de  la  noche),  ó  los  muy  persegui- 
dos, que  sólo  pueden  entregarse  á  sus  amores  en  medio  de  la 
sombra,  por  ejemplo  las  especies  acuátipas  que  observamos  en 
plena  actividad  en  el  lago  de  Pátzcuaro,  en  las  noches  del  mes 
de  Diciembre  de  1890. 

En  Isía  primeras  horas  de  la  mañana  el  Chelidon  revolotea  cer- 
ca del  suelo  en  busca  de  los  insectos  diurnos  aún  entumecidos 
ó  de  los  nocturnos  que  todavía  están  en  movimiento.  Después 
de  capturar  un  número  suficiente  por  entonces,  va  á  reposar  sus 
fatigas  y  apenas  comienza  el  arreglo  de  su  plumaje  la  imperio- 
sa necesidad  le  obliga  nuevamente  á  emprender  el  vuelo:  loé 
insectos  se  mueven  ya  más  velozmente,  fuerza  es  describir  mil 
y  mil  vueltas  para  no  dejarles  escapar,  siempte  ctddando  de  la 
dosificación  previa  y  exacta  de  lá  presa,  porque  hay  algunos  hi- 
menópteros  de  aguijón  envenenado,  otros  que  se  defíendMipor 
verdadero  mimetismo,  como  las  mosca»  del  góoeto  MHsUlis  que 
yo  mismo  he  confundido  con  las  abejiuif  otras  masque  presen- 
tan semejanza  protectora:  y  «fuerza  es  que  se  jdespUegue  una 
prodigiosa  actividad  antes  que  los  Tiranidos,  las  Libélulas  y 
otros  innumerables  cazadores  de  insectos  vengan  á  tomar  par- 
te en  el  festín. 


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'Antonio  Aízat«.  II  89 


Más  tarde,  los  Chélidon  vnelan  á  algunos  metros  del  suelo 
todavía  ocupados  en  su  tarea,  én  tanto  que  otros  páseres  repo- 
san en  el  follaje.  En  la  tarde  nuevas  ocupaciones :  una  nube  de 
moscos  revolotea  pesadamente  y  fácil  es  capturar  un  ejemplar 
cada  segando;  pero  son  presas  tan  pequeñas  que  su  abundan- 
cía  no  compensa  el  tiempo  empleado  en  apresarlas.  En  fin,  al 
terminar  el  día  aparece  la  armada  innumerable  de  los  insectos 
crepusculares,  las  palomillas  (  Termes )j  los  CnJex,  los  Microle- 
pidópteros. 

Llega  por  último  el  momento  del  reposo  y  el  joven  Chélidon 
que  gastó  su  tiempo  en  iuiitiles  gorjeos,  se  encuentra  aún  ham- 
briento y  fatigado;  pero  su  mémorik  casi  virgen  no  olvidará  ma- 
ñana tan  deplorable  torpeza.       ^ 

Luego  se  añade  á  la  fatal  necesidad  del  vientre  la  más  im- 
periosa de  la  reproducción.  Es  indispensable  procurarse  una 
compañera  á  fuerza  de  halagos  y  de  pérdida  de  tiempo:  si  el 
CMidon  es  hembra  prevé  la  venida  de  sug  hijos  con  una  sor- 
prendente exactitud:  debe  construir  un  nido,  elegir  el  lugar  más 
conveniente,  el  alero  de  un  tejado  que  defienda  á  la  futura  pro- 
genie de  las  inclemencias  del  tiempo ;  debe  recoger  el  barro  par- 
tícula á  partícula  durante  diez  ó  doce  días ;  disponer  tan  tosco 
material  con  precauciones  y  prudencia,  modelar  el  nido  poco  á 
poco  esperando  la  desecación  de  una  parte  para  agregar  la  que 
falta;  colectar  plumas  ó  cabellos  que  conserven  el  calor  suficien- 
te; entregarse,  en  fin,  á  la  incubación  de  los  polluelos  durante 
diez  ó  quince  días.  T  el  joven  macho  debe  entonces  multipli- 
car su  actividad  con  el  objeto  de  que  los  alimentos  que  recoja 
basten  para  él  y  para  su  compañera.  La  nutrición  de  los  pollue- 
los que  padecen  una  hambre  insaciable,  demanda  igualmente 
una  severa  economía  de  tiempo:  si  por  las  lluvias,  el  frío  6  al- 
guna otra  circunstancia  disminuye  la  abundancia  de  las  pre- 
sas;  mayor  aún  será  el  trabajo  de  recogerlas  en  la  cantidad  ne- 
cesaria. 

Por  último,  llega  la  funesta  estación  de  las  emigraciones  y 

Memorias  (1892-93I,  T,  VI,  12 


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90  Memorias  da  la  Sociedad  Científica 

entonces  es  preciso  que  el  Chdidon  recorra  diarian^ente  yein- 
tenas  de  leguas,  sin  que  por  esto  se  sujete  á  un  ayuno  prolonga- 
dO;  incompatible  con  tan  exagerado  gasto  de  fuerza. 

La  actividad  considerada  según  los  grupos  naturales.  En  el  es- 
tudio que  bien  podría  llamarse  dinámico,  de  las  especies  ó  gru- 
pos superiores,  se  nos  presentan  dos  puntos  extremos  fáciles 
de  descubrir:  especies  extraordinariamente  activas,  especies  en 
alto  grado  perezosas;  un  buen  número  clasificadas  en  el  térmi- 
no medio.  En  tesis  general  las  aves  son  los  más  activos  de  los 
vertebrados  y  desde  el  punto  de  vista  de  su  organización  y  fa- 
cultades psiquicas;  son  superiores  á  todos  los  reptiles,  batra- 
cios y  peces;  su  capacidad  supera  según  ülaus,  á  la  de  ciertos 
mamíferos,  que  siempre,  excepción  hecha  del  hombre,  vienen  en 
seguida.  Poquísimas  excepciones  hay  en  las  aves  respecto  á  los 
hábitos  de  economía  y  utilización  del  tiempo ;  tal  vez  sólo  los  vul- 
túridos y  otros  rapaces  están  fuera  de  la  regla.  En  los  Mamí- 
feros, precisamente  en  los  más  inferiores,  los  Edentados,  por 
ejemplo,  encontramos  á  menudo  hábitos  inveterados  de  pereza, 
necesidades  menores,  actividad  insignificante:  un  loro  es  mil 
veces  más  activo  é  inteligente  que  un  Dasypus, 

Las  costumbres  laboriosas  de  la  abeja  y  otros  insectos  so- 
ciales son  bien  conocidas  y  c  si  se  considera  el  conjunto  de  los 
fenómenos  de  la  vida  en  los  Hexápodos,  se  llega  á  admitir  que 
estos  animales  ocupan  incontestablemente  el  grado  más  eleva- 
do de  la  serie  de  los  Invertebrados :  á  las  funciones  grandemen- 
te diferenciadas  de  sus  órganos  vegetativos  corresponden  actos 
muy  variados,  comunmente  maravillosos,  verdaderas  manifes-, 
taciones  psíquicas.  9  Y  estas  sociedades  de  insectos,  pálido  re  • 
flejo  de  las  humanas,  alcanzan  tan  sorprendente  grado  de  per-  ^ 
fección  por  dos  cualidades  predominantes :  actividad  y  división 
del  trabajo.  Ya  hemos  hablado  de  la  segunda  en  sus  relaciones 
con  el  tiempo,  y  sólo  diremos  de  la  primera  que  es  condición  in- 
dispensable  para  que  subsista  una  sociedad  tan  numerosa  y  de 
necesidades  tan  complexas :  estos  datos  son  suficientes  para  pre- 


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'  Antonio  Akato.  n  di 


▼er  el  porvenir  de  los  que  padecemos  ignorancia  completa  de 
la  economía  cronológica  y  gastamos  nuestro  tiempo  en  no  sé  qué 
inútiles  lamentaciones  6  en  el  estéril  y  pesadísimo  trahajo  de  la  pe- 
reda   

Ya  hemos  dicho  que  la  mayor  duración  de  la  vida  enrique- 
ce en  alto  grado  el  tesoro  de  la  experiencia  individual:  la  acti- 
vidad le  enriquece  quizá  en  mayor  escala,  pues  así  como  hay 
una  ley  fisiológica,  el  ejercicio  desarrolla  el  órgano  y  perfeccio- 
na la  función,  hay  también  la  ley  moral  correspondiente.  No  es 
la  actividad,  sin  embargo,  el  único  factor  del  desarrollo. 

LenHfud  de  la  evolución.  Considerando  el  tiempo  desde  otro 
punto  de  vista,  como  circunstancia  de  la  evolución,  han  afirma- 
do los  naturalistas  más  competentes  que  los  períodos  de  des- 
arrollo son  más  bien  largos  que  cortos.  Y  en  efecto,  han  sido 
necesarios  quince  millones  de  años  que  duró  la  Era  primaria, 
cuatro  la  secundaria  y  uno  la  terciaria  (segiin  Ferriére),  para 
que  la  vida  llegue  á  animar  formas  tan  maravillosas,  para  que 
de  los  grupos  inferiores  de  los  invertebrados  se  separe  poco  á 
poco  la  clase  más  superior  de  los  mamíferos. 

Max  Schulze  contó  en  una  onza  de  arena  de  Gaeta  un  mi- 
llón y  medio  de  conchas  de  Poraminíferos,  y  si  suponemos  que 
en  cada  una  de  las  eras  se  encuentra  solamente  un  millón  de 

onzas  de  esa  clase  de  arena,  tendremos,  por  una  parte 

3.000,000.000,000  de  Póraminíferos  y  por  otra  20.000,000  de 
años;  en  un  caso, prodigioso  número  de  seres  susceptibles  de  va- 
riación, en  otro,  larguísimo  período  evolutivo  durante  el  cual 
cambiaron  profundamente  las  condiciones,  en  tanto  que  las  pe- 
queñas diferencias  se  fijaban  y  acumulaban  por  los  medios  acos- 
tumbrados. 

Períodos  de  la  evolueián.  Reflexionando  en  la  eficacia  posible 
de  estos  métodos  de  cálculo  diferencial  de  la  naturaleza,  que 
acumula  variaciones  insignificantes  en  un  inmenso  número  de 
individuos;  que  tiende  á perfeccionarlo  y  á  cambiarlo  todo;  que 
impulsa  á  las  especies  á  subir  la  pendiente  del  progreso  en  tan- 


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92  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 

to  que  ellas  se  ven  aguijoneadas  por  el  hambre  7  el  dolor;  re- 
flexionando en  estas  transmutaciones  sueesivas  que  significan 
en  todo  caso  períodos  de  evolución  más  ó  menos  limitados,  po- 
demos entrever  una  ley  importante  y  general. 

tLa  vida  está  caracterizada  en. el  individuo  por  la  creación 
y  la  destrucción  orgánicas.  1  En  la  especie,  por  la  creación  y  la 
destrucción  de  los  individuos,  y  como  en  el  individuo,  en  ella  se 
distinguen  tres  períodos  : 

.1?  Período  de  creación:  la  creación  domina  sobre  la  destruc- 
ción de  los  individuos. 

2?  Período  de  compensación  ó  de  equilibrio:  la  creación  y 
la  destrucción  tienen  valores  próximos. 

3?  Período  de  destrucción:  ésta  domina  sobre  la  creación. 

El  período  de  equilibrio  es  generalmente  más  corto  que  los 
otros  3  el  de  destruccióu,  según  las  ideas  transformistas  y  la  ter- 
minología de  Quatrefages,  puede  ser  de  trajismutacióii. 

Generalicemos  á  los  grupos  superiores. 

Los  Crinoides  pasan  por  el  periodo  de  creación  durante  la 
edad  cambriana,  después  alcanzan  el  de  equilibrio  que  se  pror 
longa  hasta  el  principio  de  la  época  secundariaj  en  seguida  se 
encuentran  en  el  período  de  destrucción.  Las  Oicadeas  y  los 
Equinodermos  comienzan  en  los  terrenos  paleozoicos,  llegan  al 
equilibrio  en  los  mezozoicos  y  al  período  de  destrucción  en  los 
cenozoicos.  Algunos  vegetales  de  existencia  más  efímrera  reco- 
rren los  tres  períodos  en  un  sólo  tiempo,  por  ejemplo,  Jas  Sigi* 
liaría  y  los  Lepidodendrofij  exclusivas  de  los  terrenos  paleozoicos. 

«Si  consideramos  un  gran  número  de  casos  particulares  lle- 
garemos á  admitir  igualmente  la  mayor  duración  del  periodo  de 
equilibrio  y  también  la  constancia  de  los  otros  períodos-  Basta* 
ría  para  ello  suponer  dos  especies  de  animales :  sea^  uno  carní- 
voro y  el  otro  herví  boro;  éste  se  alimenta  con  vegetales,  el  car- 
nívoro con  el  hervíboro:  uno  comienza  á  desarrollarse^  el  otro 
se  encuentra  en  el  máximum  de  vitalidad.  Después  de  un  núme- 
ro variable  de  meses  ó  de  siglos,  la  especio  de  las  victimas  dis- 


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'•iütonio  Álate.  II 


minaye  y  si  oirounstancias  exteriores  no  lo  impiden^  sucumbe 
y  con  ella  la  especie  de  los  perseguidores: 

fin  esta  fórmula  a'  nos  representa  el  número  de  individuos 
de  la  especie  de  las  víctimas,  más  los  que  aumentan  por  la  re- 
producción (h'J,  menos  los  que  disminuyen  por  muerte  natu- 
ral (c' )y  menos  los  que  destruye  la  especie  de  perseguidores: 
a  número  de  individuos  de  dicha  especie,  h  los  que  aumentan 
por  la  reproducción,  c  los  que  mueren;  x  número  de  víctimas 
para  cada  individuo  en  la  unidad  de  tiempo.  Se  supone  en  el 
primer  momento  a'>  ajh'>b. 

No  discutiremos  el  valor  d^  esta  fórmula,  que  pudiera  re- 
sultar nulo  en  la  práctica,  aunque  es  útil  para  comprender  fá- 
cilmente la  teoria]^ni  tampoco  es  posible  en  el  presente  artículp 
entrar  en  mayor  número  de  pormenores  sobre  esta  cuestión  tan 
delicada  cuyo  estudio  apenas  hemos  iniciado. 

Pero  sí  nos  parece  conveniente  protestar  contra  las  exigen- 
cias de  los  naturalistas  neófobos  que  quieren  que  aun  cuando 
no  varíen  las  condiciones  en  cualquier  período  de  la  vida  de  una 
especie,  se  produzcan  cambios  notables,  aunque  sea  el  período 
de  equilibrio  casi  absoluto,  el  más  estable  y  dilatado. 

Médoo,  Septiembre  1892. 


1  ReeoMeee  la  ley  de  lÍAltiiB. 


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94  Memormi  do  la  Sodédad  Oi«ntifícA 


La  pereeptíoa  da  temps  chei  les  aninuiiix.  JLe  imp§  et  la  liMogít  par 
Mr.  le  ProL  üphoiuie  L.  Herrera,  Aide  •  Nataraltote  an  Miuée  Na- 
tional et  a  Plnstítat  MMícal. 


RESUME. 


Les  expérienoes  qu'a  faites  l'autenr  sur  les  inseotes  qai, 
quand  on  les  attaque,  restent  immobiles  pendant  un  nombre 
fixe  de  seoondes  ou  de  minutes,  et  les  phénoménes  de  périodi- 
cité  observes  déjá  chez  les  animaux,  prouvent  que  la  plupart 
des  étres  ont  bien  la  perception  du  temps,  et  peuvent  la  mani- 
fester  indépendamment  des  variations  dans  le  milieu  intérieur 
et  extérieur,  ou  bien  ils  peuvent  présenter  des  faits  ethologiques 
périodiques,  etant  guidés  par  ees  memas  variations. 

On  peut  considérer  le  degré  de  lenteur  dos  phénoménes  de 
la  vie  eomme  un  critérium  sur  et  constan t,  pour  juger  de  quel- 
ques  uns  des  avantages  dans  la  lutte:  copule  rapide  ou  momen- 
táneo; durée  de  la  gestation  en  rapport  avec  la  darée  de  la  vie, 
de  méme  que  la  durée  de  la  jeunesse,  de  l'état  embryonnaire,  de 
la  periodo  de  germination,  de  la  faculté  germinative  et  en  fin 
de  la  période  de  reproduction. 

II  y  a  des  rapports  siusissants  entre  les  phénoménes  pério- 
diques de  la  vie  d^une  espéce  et  ceux  qu'on  observe  dans  Pes- 
péce  dont  dépend  l'existence  de  la  premiére;  de  faits  curieux 
d'eoonomie;  distribution  du  temps  selon  les  besoins  et  facultes 
des  organismes;  Cas  des  parásitos  (CercerisJ;  rapidité  de  la 
prehensión,  de  la  capture  des  proies,  de  beaucoup  supérieure 
k  mesure  que  les  espéces  sont  de  vie  plus  active,  ou  les  proies 


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••Antonio  Alíate.  II  95 

plus  petites  et  plus  actíres  ou  moins  abondantes  en  principes 
asaimilables;  Bésistanoe  á  i'inanition  ohez  le  Fhrynosoma  et  le 
Ziíphcrus,  ^ 

L'autear  s'est  oooapé  aussi  de  la  división  da  trayail,  de  la 
concordance  entre  les  phénoménes  périodiques  natnrels  et  Pe- 
thologie,  de  Phivemation  et  la  migration  et  il  donne  nn  aperan 
sur  la  vie  du  Chdidon  eryíhrogaster.  L'activité  considérée  selon 
les  groupes  naturels,  ses  rapports  aveo  le  progrés  et  Pexpérien- 
ce  individuelle,  les  conditions  favorables  du  temps,  sont  d'une 
tres  grande  importance;  le  perfeotionement  organique  est  pro- 
portionnel  au  temps  d'évolution;  en  égalité  d'autres  avantages 
dans  la  lutte  ponr  la  vie,  les  espéces  chez  lesquelles  la  percep- 
tion  du  temps  et  de  son  économie  est  mieuz  développée,  au- 
ront  plus  de  probabilités  de  survivance. 

Longue  durée  des  époques  géologiques  nécessaire  á  Pévo- 
Intion.  Gas  des  Foraminiféres.  Processus  de  calcul  différentiel 
dans  la  nature.  Établissement  de  trois  periodos  dans  l'évolu- 
tion  des  espéces:  periodo  de  création,  periodo  de  compensation, 
periodo  de  destruotion;  la  periodo  de  compensation  la  plus  lon- 
gue; la  periodo  de  destruction  peut  étre  de  transmutation.  Gas 
des  crinoídeSy  des  Gjcadées.  Gas  particulieurs:  deux  espéces 
isolées,  Pune  d'elles  s'alimentant  de  Pautre;  au  bout  d'un 
oertain  temps  survient  la  periodo  de  compensation,  ensuite  la 
periodo  de  destruction.  Formule  mathématique.  Imposibilité 
des  changements  évolutifs  si  les  conditions  ne  varient  point  et 
que  Pespéce  se  trouve  dans  la  période  la  plus  longue  et  la  plus 
stable  de  Péquilibre. 

México,  Septembre  1892. 


^•» 


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bibliografía 
METEOROLÓGICA  MEXICANA 

CORRESPONDIENTE  AL  AÑO  DE  1801 


Socio  fundador  y  de  número. 
Miembro  del  Observatorio  Meteorológico  CentraL 


Igoilar  y  Santillán  Rnfael. 

1   Bibliografía  Meteorológica  Mexioana  correspondiente  ai  año 
de  1890.— Mem.  Soc.  cAj^zate.»  IV,  págs,  265  á  276. 


7  Pnga  Gaillermo  B, 


2  Cat&Iogo  de  los  temblores  de  tierra  y  fenómenos  volcánieos 

verifioados  en  la  República  durante  el  año  de  1890 Mkm^ 

Sea  c  ÁLZATE.  >  lY,  p&gs^  323  á  329. 
Véase  Puga. 

Altamlrano  Dr.  Femando* 

3  JEteseSa  de  una  expedición  científica  al  Estado  de  Michoacán. 

Mtmoriai  Iie9a-93J,  T.  VI,  18 


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98  Memorial  de  la  Sociedad  Oientífioa 

— cEl  Estudio.»  Órgano  del  Instituto  Médico  Nacional 
de  México.  lY,  págs.  62  á  65. 
Contiene  datos  termométríoos  é  hipsométricos. 

Álzate  J.  Antonio. 

4  Notas  7  obserTaciones  relativas  á  Meteorología,  Física  del 

.  Globo  7  Astronomía  del  sabio  mexicano publicadas 

por  acuerdo  de  la  Sociedad  <  Álzate  »  7  recopiladas  por  Ra- 
fael Aguilar  7  San  tillan  I  socio  fundador  7  primer  Secreta- 
rio de  la  Sociedad,  Miembro  del  Observatorio  Meteoroló- 
gico Central. — México.  Imp.  del  Gobierno-  8?  En  publica- 
gíón. 

Barroeta*  Véase  Observatorio  del  Instituto  de  San 
Luis  P6tosí. 

Bonilla  José  A.^  Ingeniero,  Director  del  Observa- 
•  torio  del  Instituto  de  Zacatecas. 

6  Observaciones  meteorológicas.  Resumen  general  de  las  prac- 
ticadas en  el  Instituto  de  Ciencias  del  EiStado  de  Zacate- 
cas, durante  el  año  de  1890.-— RfiV.  Soc.  c  Álzate.»  1890 
á  1891,  pág.  70. 

6  Boletín  Meteorológico -Agrícola  j  del  Minero  Onana- 

jnatense.  Observatorio  Particular.-^  Guanajuato.  Tip.de 
•ÁTusto  Falencia. 

Periódico  quincenal  que  comenzó  á  aparecer  el  15  de 
Abril  de  1891,  publicado  por  el  Ingeniero  JuanN.  Contre- 
ras. 

7  Breves  Instrucdones  Meteorológieas  para  uso  de  las  Ofici- 

nas Telegráficas  7  Telegrafistas  del  Supremo  Gobierno  del 
Estado  de  Zacatecas. — Zacatecas.  Imp.  del  Hoapirfo  de 
Niños.  1891.  12?  21  págs.  7  2  láms. 

Es  una  reimpresión  en  parte  de  las  que  publicó  el  Ob- 
servatorio Meteorológico  Central  en  1883  (Boletín  del  Mi- 
nisterio de  Fomento,  t.  VIII,  n,  17). 


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w 


8  Besumen  de  la^  observaeloiiies  meteprológioas  p^dbieadas  en 

el  Colegio  del  Sagrado  Corf^z^a  de  Jesús  en  Puebla,  duran- 
te el  año  de  1890.— San  Luis  Potosí.  Imp.  do  M.  Bsquiyel 
7  Gomp.  1891.  2  cuadros  en  un  pliego. 

Dorantes  Antonio^  Observador  en  ej  Observatorio 
de  Zacatecas. 

9  Besumen  de  las  observaciones  meteorológicas  practicadas  en 

eWnstituto  de  Ciencias  del  Estado,  durante  el  año  de  1890. 
Cuadro  con  datos  mensuales  y  sinopsis  anual. 

Foaqilé  F.^  Miembro  del  Instituto  de  IVanoia. 

10  Noticia  biográfica  del  Profesor  Horacio  Silvestri,  Director 

del  Observatorio  del  Etna.  (De  la  JSevue  ScienHfique  de 
París).— Rev.  Soc,  €  Álzate,!  1890  á  91,  págs.  52  á  55 
y  75  á  78. 

Ooblerno  del  Distrito  Federal.  * 

11  Mortalidad  habida  durante . .  .* .  en  el  Distrito  Federal,  com- 

parada con  los  datos  del  Observatorio  Meteorológico - 
Magnético  Central,  correspondiente  al  mismo  períodQ,  so- 
bre término  medio  de  presión  atmosférica,  temperatura, 
bñmedad,  cantidad  de  ozono,  dirección  del  viento  y  eva- 
poración.— Lit.  C.Montauriol  y  O*  México.  12  cuadros. 
Diciembre  1890  á  Noviembre  1891. 

12  ídem  ídem.  2  cuadros  grandes  correspondientes  al  1?  y  2? 

semestres  de  1890. 

Gobierno  del  Estado  de  Jalisco.— iS^or^rta  de 

(jhbiemo,  Sección  ^* 

13  Cuadro  que  manifiesta  la  mortalidad  habida  en  el  Munici- 

pio de  Guadalajara,  comparada  con  los  datos  del  Obser- 
vatorio Meteorológico  del  Estado.  Marzo  á  Noviembre  de 
1891. 


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100  MemoríaB  de  U  Sociedad  Citntifica 

Cuadros  litografiados,  firmados  por  los  Sres.  A.  V.  Pas- 
cal, Director  del  Observatorio  y  Celso  G.  Cevallos,  Secre- 
tario de  Gobierno,  en  ]o^  cuales  están  las  curvas  de  mor- 
talidad y  la  marcha  de  la  presión,  temperatura,  humedad, 
ozono,  viento  y  evaporación. 

Gobierno  del  Estado  de  Zacatecas.— Sección  de 
Estadística. 
ü  Mortalidad  en  el  presente  mes  en  la  Municipalidad  dé  Za- 
catecas, comparada  con  los  datos  del  Observatorio  Meteo- 
rológico del  Instituto  de  Ciencias,  correspondientes  al 
mismo  período,  sobre  término  medio  de  presión  atmosfé- 
rica, temperatura,  humedad,  evaporación,  cantidad  de  074O- 
no  y  dirección  y  velocidad  del  viento. 

Cuadro  gráfico  litografiado  correspondiente  al  mes  de 
Mayo  de  1891,  firmado  por  los  Sres.  Antonio  Dorantes,    • 
Observador  meteorológico;  Canuto  Alvarez  Tostado,  Juez 
del  Registró  civil  y  Jesús  M.  Castañeda,  Secretario  de  Go- 
bierno. 

González  Benigno  G. 

15  Observaciones  meteorológicas.   Resumen  general  de  las 

practicadas  en  el  Colegio  del  Estado  de  Puebla,  durante 
el  año  de  189C.— Rey.  Soc.  c  Álzate.»  1891  á  92,  pági- 
na 22. 

Hayden  Everett^  de  la  Marina  de  los  E.  U. 

16  Ciclones  tropicales.— Bí>L.  mens.  ó.  M.  C.  III,  páginas  30 

á35. 

17  cLa  Sombra  de  Arteaga.»  Periódico  Oficial  del  Gobierno 

delDstado.  Querétaro. 

Aparecen  en  él  semanariamente  las  observaciones  me- 
teorológicas hechas  en  el  Colegio  Civil  por  los  Sres.  Prof. 
Pascual  Alcocer  y  J.  A.  Septiem. 


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"  Antonio  Alsnte. »  101 


Leal  Mariano. 

18  Las  liarlas  en  León.  2págs.  fol. — Leen.  Imp^  de  la  Escue 

la  de  Instrucción  Secundaria.  1891. — Miai.  Soa  t  Alza- 
te.»  IV,  págs.  347  á  350. 

19  Observaciones  meteorológicas.   Resumen  general 

de  las  practicadas  en  la  Escuela  Secundaria  de  León,  du- 
rante el  año  de  1890.— Rev.  Soc.  c Álzate.»  1890  á  91 
pág.  124, 


y  EstiHida  Ignacio  J. 


20  Resumen  general  de  las  observaciones  meteorológicas  prac 

ticadas  en  la  Escuela  de  Instrucción  Secundaría  del  Es« 
tado  en  León/Estado  de  Guauajuato^  México,  durante  to* 
do  el  año  de  1890. 

Cuadro  con  resúmenes  mensuales  y  sinopsis  anual. 

Véase  Periódico  Oficial  de  Quanajuato. 

Hontessns  de  Ballore  F.  de,  Inspector  de  Estu- 
dios en  la  Escuela  Politécnica. 

21  Étnde  critique  des  lois  de  répartition  saisonniére  des  seis- 

mes.— Mem.  Soc.  <  Atzate.i  IV,  págs.  277  á  292. 

Moreno  j  Anda  Manuel, 

22  Observaciones  meteorológicas.  Resumen  general  de  las 

practicadas  en  el  Observatorio  Astronómico  Nacional  de 
Tacubaya,  durante  el  año  de  1890. — Rev.  Soc.  «Alza- 
te.»  1890á91,pág.lOL 

23  Observaciones  meteorológicas  hechas  en  el  Observatorio 

Astronómico  Nacional  de  Tacubaya,  en  el  año  de  1889  á 
1890.—  Anuabio  del  Observatorio,  Btc,  para  1892, 
págs.  316  á  357. 
Cuadros  mensuales  de  Dic.  1889  á  Nov.  1890,  con  resu- 
^  men  general  y  comparación  de  las  observaciones  directas 
de  Sept.,  Oct.  y  Nov.  de  1890  con  las  de  los  registradores 
Richard  de  presión  y  temperatura* 


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102 


Memoríu  d»  U  SooMiM  Científica 


Mottl  Carlos. 

34  Observaciones  oéismicas  en  Orizabü.  Agosto  de  1890  á  Ju- 
lio de  1891.— Rbv.  Soc  t  Álzate,  ji  1890  á  91,  pAgs.  13, 
14,  47,  48,  71,  72,  87,  88, 103, 104, 125  y  126.  1891  á  92, 
págs.  23  y  24. 


Obseryaeiones  meteorológicas. 

En  ^Aguascalientes,  véase  n.  25. 


Culiacán 

Chapultepec 

Guadalajara 

Guanajaato 

Huejutla  ^ 

León 

Matamoros 

Mazatlán 

México 

Mulegé 

Oaxaca 

Pabellón 

Pnebla 

Qnerétaro 

Saltillo 

San  Luis  Potosí 

Tacubaya 

Tampico 

Túxpam 

Veracniz 

Zacatecas 


25. 

26. 

13  y  25. 

25. 
,25. 
„  19,  20,  25  y  3h 

25. 

25. 
,,  11, 12,  25  y  26. 

25. 

25. 
,25. 
,  8, 15,  25  y  27. 

17. 
,  25  y  37.    . 
,  25  y  28. 
,  22,  23,  25  y  85. 
.25. 

25. 

25. 
,  5,  9, 14  y  25. 


Obseryatorio  Metooroldgieo  Central  de  México. 
S6  Boletín  Mensoal. — Imp.  de  la  Seoretaría  de  Fomento.^  {^oL 
Tomo  ni  (1890),  núms.  1  y  2. 
Cada  número  contiene:  Besnmen  meteorológico  (Ob- 


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aervaiorio  Genií^Al);  Diario  meteorológioo;  AnáKsis;  As- 
pecto del  jLiempo  en  los  Obseryatorios  oorrespOUifientes; 
Mortalidad;  Resumen  meteorológico  general  (con  obser- 
vaciones  de  AguasoalienteS;  GuliacáQ)  Ghaputtepec,  Gaa- 
dalajara,  Qttanajuato,  Huejutla,  León,  Matamoros,  Ma2a- 
tlán,  México,  Mulegé,  Oaxaca,  Pabellón,  Pachaca,  Puebla, 
Saltillo,  San  Luis  Potosí,  Tacubaya,  Tampico,  Tuxpam, 
Véracruz  y  Zacatecas) 5  Meteorología  Internacional;  Seis- 
mología;  Red  termométrica  del  Estado  de  Veracruz,  etc. 
Véase  Hayden,  Orvañanos  y  Villaseñor. 
36  Observaciones  meteorológicas.  Resumen  general  de  las 
practicadas  durante  el  año  de  1890. — Rev.  Soc.  «Alza- 
te.»  1890  á  91,  pág,  86. 

Observatorio  Meteorológico  del  Colegio  del  Es- 
tado de  Puebla. 

27  Resumen  correspondiente  á  cada  día.^ — Nov.,  Dic.  y  resu- 

men de  1890,  y  Enero  á  Octubre  de  1891. 

Boletines  mensuales,  f  ol.  4  páginas  cada  uno,  que  con- 
tienen las  observaciones  directas  y  los  resultados  deduci- 
dos de  los  instrumentos  registradores  Richard. 

Obserratorio  Meteorológico  del  Instituto  Cien- 
tífico y  Literario  del  Estado  de  San  Lnls  Po- 
tosí. 

28  Resumen  de  las  principales  observaciones  correspondien- 

tes al  año  de  1890,  practicadas  por  el  Ayudante  de  este 
Observatorio  Emilio  A.  Martínez  y  por  el  alumno  Antio- 
co  Hernández,  bajo  la  dirección  del  Dr,  G.  Barroeta,  Di- 
rector. 

Cuadro  con  datos  mensuales  y  una  sinopsis  anual,  al 
que  acompafia  una  comparación  de  los  resultados  con  las 
observacioMB  de  once  años  anteriores,  por  el  Dr.  Barroe- 
ta.— (Memoria  de  los  U'obaéoe  de  la  Junta  IHreeUva  del  Insti 


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104  HemoríM  do  U  Sooiedad  Oientífiea 

tutOj  etc.j  durante  él  año  escolar  de  1890.  8?  San  Luis  Poto 
sí,  1891). 

OrrafianoB  Dr.  Domingo. 

29  Algunas  observaciones  relativas  al  clima  de  Méúoo. — Bol. 

MENS.  O.  M.  C.  III,  págs.  82  á  84. 

Palmleri  Prof*  luis,  Director  del  Observatorio 
Vesubiano. 

30  Observaciones  simultáneas  acerca  del  dinamismo  del  cráter 

del  Vesubio  y  de  la  gran  fumarola  de  la  solfatara  de  Paz- 
zuoli,  hechas  en  los  años  de  1888  á  90.  (Del  t Nuevo  Ci- 
mento» de  Pisa).— Rev.  Soc.  c  Álzate.»  1890  á  91,  pá- 
ginas 60  y  108. 

31  Periódico  Oficial  del  Gobierno  del  £stado  de  Oaana- 

jnato. 

Mensualmente  aparecen  en  él  los  resúmenes  y  análisis 
de  las  observaciones  practicadas  en  León  bajo  la  dirección 
del  Sr.  Prof.  Mariano  Leal, 

Paga  Guillermo  B. 

32  Noticia  sobre  la  Geología  y  configuración  del  camino  de 

México  á  Pátzcuaro. — El  Estudio.  Órgano  del  Institu- 
to Médico  Nacional  de  México.  IV,  págs.  94  á  102. 

Contiene  datos  barométricos,  termométricos  y  altimé- 
trieos. 

y  Agnilar  y  Santillán  BafaeL 

38  Geodinámica.  £1  temblor  del  2  de  Diciembre  de  1890. — 
Mem.  Soc.  c Álzate.»  IV,  págs.  131  á  138.— Crónica 
Científica  de  Barcelona.  XIV,  págs.  336  á  339. 

34 Catálogo  de  los  temblores  de  tierra  y  f  enó- 

menos  volcánicos  verificados  en  la  República  Meodcana 
durante  el  año  de  1889.— Meh.  Soc.  cAlzate.»  IV,  pá- 


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»  Antonit  Alíate,  ti  10& 


ginas  179  á  191.— CRÓNICA  CIENTÍFICA  de  Barcelona. 
XIV,  págs.  330  á  335. 

Véase  Aguilar  y  Saíntillán. 

Sifuentes  S^lTudor  C. 

36  Resúmenes  mensuales  de  las  observaciones  meteorológicas 
ejecutadas  en  la  Escuela  Municipal  núm.  2  de  Tacubaya* 
-^Boletín  Bibliográfico  y  Escolar  (Tacubaya).  1891. 

36  Sociedad  Científica  c Antonio  Álzate.»  Revista  Mensual 

Científica  y  Bibliográfica.  México,  Imp.  del  Gob.  8?  Nú- 
meros 5  á  12  de  1890  á  91.  Núms.  1  á  4  de  1891  á  92. 
En  los  núms.  5  á  12  de  1890  á  91 :  Meteorología  Inter- 
nacional Años  de  1887  y  1888.  Pág.  85. 

Spina  S.  J.  Pedro. 

37  Observaciones  meteorológicas  del  Colegio.de  San  Juan  Ne  • 

pomuceno.  Saltillo,  Coahuila,  México. — Puebla,  Imp.  del 
Colegio  Pío  de  Artes  y  Oficios,  1891.  8  págs.  fol.  y  un 
cuadro'  con  datos  mensuales  y  resumen  anual. 

Topf  Ar.  Hugo. 

38  Termometría  veracruzana. — (México  Intelediuil.   Revista 

Pedagógica  y  Científico- Literaria.  Jalapa).  TomoV,  pá- 
ginas 242  á  250  y  257  á  264. 

YillaseQor  Lnis  E. 

39  El  Puerto  de  Vera  cruz.— BOL.  MKNS.  O.  M-  C.  III,  páginas 

58  á  67  y  105  á  117. 
Se  ocupa  de  las  condiciones  meteorológicas,  mareas,  co- 
rrientes, vientos,  temperatura  de  las  aguas,  etc.,  del 
puerto  de  Veracruz; 

Zárraga  J¡fr.  F« 

40  Ligerísimos  apuntes  sobre  el  clima  de  Durasgo. — El  Es- 

tudio. Órgano  del  Instituto  Médico  Nacional  de  Mézioo. 
IV,  págs.  68  á  70, 108  y  104. 

UemoriM  [i89»»93l*  T,  VI,  U 


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106  Memorial  do  1*  Sociedad  Oiantíflca 


^^^^»^^^>^^V^V^^^'^^^^<^^^^^'w^^^^^ww^<s^V^v^^v^^>v^Vww^i^^^»VV^V^^^»'^^^'^^^»^^^»»>»^*^^^^vs»^^^ 


ADICIONES. 

Fenómeno  eléctrico. — Págs.  83  j  84.  (Ensayo  Literario.  Co- 
lección de  composiciones  sobre  Bellas  Letras,  Ciencias  jAr^ 
tes.  En  un  yohimen.  Paebiai  Impreso  por  FéHx  Haria  Ley- 
va,  calle  segunda  de  Mercaderes  número  5.  1838). 

Galiiido  Agnstin. 

Observaciones  meteorológicas  hechas  en  el  Colegio  del  Estado. 
Enero  á  Diciembre  de  1875  y  resumen  anual. —  El  Estudio. 
Piiblicación  mensual  de  los  trabajos  leídos  ante  la  Sociedad  Médi- 
co--Farmacéutica  dñ  Puebla.  1875  á  76.  Páginas  55, 56,  72, 88, 
104, 120,^136, 152,  168, 184,  200  y  216. 

García  CrésceiicÍo« 

Influencias  meteorológicas  en  México  para  el  desarrollo  de  cier- 
tas enfermedades  y  en  particular  las  intermitentes.  — El  Es- 
tudio. Publicación  mensual  de  los  trabajos  leídos  ante  la  Socie- 
dad Médico 'Farmacéutica  de  Puebla.  Págiüas  2$6  á  263. 

Iberri  Nemesio. 

Anuncio  y  efectos  del  viento  norte  en  el  seno  mexicano. —  El 
Museo  Mexicano  ó  Miscelánea  pintoresca  de  amenidades 
curiosas  é  instructivas.  México.  II,  1843.  Págs.  372  á  374. 

Kiddle  W.  W. 

The  northers  of  Veracruz. — Nauticál.  Magazikb.  London. 
1874.  XLni.  Págs.  129  á  132. 

Masters  P* 

Indications  of  the  Mexicanas  northers.-i-NAUTlQAL  Magazine. 
London,  18i6,  XV,  pág.  351. 

■  I   L '  Norters  on  the  coast  of  México  in  ihe  Pacifiú.*— Nau- 
TIOAL  Magazine.  London,  1840.  IX,  pág.  74. 


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•' Antonio  Alzite.  II  107 

Oehoa  YiUagdmez  Ignacio  y  Pedro  J.  Sentios. 

Carta  Altimétrioa.  Carte  Altimétrique.—l :  3  000  000.— Gra- 
vee, chez  Monrocq  fr. — París.  A.  Donamette,  Imp. 

i 
Beyes  Sebastián  y  Pedro  J.  Sentios. 

Carta  Climatológica.  Carte  Climatologique.  —  1 : 3  000  OCO.  — 
Gravee,  chez  Monrocq  fr. —  París.  A.  Donamette,  Imp. 

Esta  carta  y  la  anterior  fueron  hechas  para  ser  presentadas  en 
la  Exposición  Universal  de  París  de  1889. 

Bocha  M. 

Del  Ozono, — Su  importancia  en  Meteorología  Médica. — Méto- 
dos ozonométrícos. —  Un  ozonógrafo  automático. —  ANALES 
DE  LA  AsocJiAaÓN  Labrey.  Tomo  I  (1885).  Páginas  100  á 
á  105  y  132  á  136. 

€  El  Sol.  >  Diarío.  (Imp.  de  los  Bajos  de  San«^gustín  núm.  3). 
México. 

En  él  aparecieron  diariamente  las  observaciones  hechas 
en  la  ciudad  de  México  á  las  siete  de  la  mañana,  tres  de  la 
tarde  y  onpe  de  la  noche,  de  termómetro,  barómetro,  higró- 
metro,  electrómetro  y  vientos,  desde  el  14  de  Junio  de  1824 
hasta  el  14  de  Enero  de  1820. 


ABBEYIATTIBA8  EUFLEADA8. 

Bol.  mens.  O.  M.  C.  Boletín  mensual  del  Observatorio  Me- 
teorológico Central.   , 

Mem.  Sog.  c  Álzate.»  Memorias  de  la  Sociedad  Científica  c  An- 
tonio Álzate. » 

Bey.  Soo.  c  Álzate.»  Revista  de  la  Sociedad  Científica  «Anto- 
nio Álzate.» 


#•» 


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ALIMENTACIÓN 
DESDE  EL  PUNTO  DE  HSTA  DE  LA  HIGIENE 

roa 
Socio  de  número. 


*-'W^^V\^^\y>/WV/>^*/N^/\A/\/VN*\^sr 


Hay  en  nuestro  organismo  tina  necesidad  tan  imperiosa  oo* 
mo  irresistible:  la  de  la  alimentación.  Para  que  sns  funciones 
se  verifiquen  con  regularidad  y  perfección  varias  condiciones 
son  indispensables :  integridad  de  loe  elementos  anatómicos  tan- 
to en  su  estructura  como  en  su  f  uncionamiento,  é  introducción 
de  substancias  que  después  de  múltiples  transformaciones,  des- 
arrollen por  su  conflicto  y  el  oxigeno  de  la  sangre  estas  fuerzas 
▼iras  que  ya  se  traducen  por  calor,  electricidad,  moyimiento, 
ya  por  funciones  de  secreción,  de  sensaciones,  elaboraciones 
nerriosas  ó  actividad  cerebral. 

Pero  esta  necesidad  no  es  propia  y  exclusiva  al  organismo 
humano,  pues  que  la  tienen  la  planta,  el  animal  y  el  hombre, 


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lio  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 

sino  que  el  modo  de  yerificarse  varía  y  está  en  consonancia  con 
la  actiyidad  vital  de  estos  distintos  seres.  La  comparación  fisio* 
lógica  nos  lo  va  á  demostrar;  en  la  primera,  la  alimentación  se 
hace  de  una  manera  muy  sencilla;  dispersando  la  planta  de  las 
clases  superiores,  sus  raicecillas  por  el  suelo  fecundado  con  la 
muerte  de  los  seres  superiores  y  purificado  por  la  atmósfera, 
chupa  como  por  infinidad  de  bombas  los  elementos  líquidos  que 
se  convierten  en  savia  vigorosa  al  empapar  sus  células,  corre 
por  sus  tubos,  llega  á  sus  hojas  en  donde  el  sol  con  sus  rayos 
de  luz  y  calor  y  el  aire  con  su  ácido  carbónico,  la  transforman 
invitando  á  la  planta  á  que  respire,  para  que  su  clorofila  nos  de- 
vuelva el  aire  respirable,  y  para  que  en  el  sabio  y  harmónico 
conjunto  de  la  naturaleza  se  mantenga  el  equilibrio  en  virtud 
del  cual  las  funciones  de  un  ser  modifican  el  medio  en  que  vi- 
ve, para  hacerlo  apto  á  las  de  otro  ser. 

Ascendamos  en  la  escala  de  los  seres  y  examinemos  al  ani- 
mal. Para  que  las  substancias  que  ingiera  sean  asimilables  y 
útiles,  necesita  someterlas  á  una  preparaci<$n  importante,  nece- 
sita digerirlas.  Esta  complicada  operación  está  sujeta  á  una  in- 
fluencia nerviosa  adecuada,  de  suerte  que  en  él  hay  el  dinamis- 
mo nervioso  simple  y  por  de  contado  que  sus  órganos  están 
enteramente  arreglados  á  la  función  que  tienen  que  desempe- 
ñar y  á  la  naturaleza  de  las  substaaoias  que  tienen  que  absor- 
ber, así  el  carnívoro  de  fauces  admirablemente  armadas,  tiene 
su  tubo  digestivo  corto  y  abundantísimas  glándulas  de  pepsina, 
mientras  que  el  herbívoro  tiene  sus  dientes  para  moler,  su  tubo 
digestivo  largo  y  predominando  entre  los  elementos  histológieos 
de  éste,  los  elásticos,  para  soportar  el  desarrollo  exagerado  de 
gases  que  la  digestión  de  las  materias  vegetales  produce,  y  es* 
tas  diferencias  las  encontramos  en  los  géneros,  especies  y  aun 
en  las  últimas  ramificaciones  de  la  clasificación  animal;  así 
Broun  en  su  tratado  de  Anatomía  comparada,  y  al  estudiar  el 
tubo  digeatÍTO  del  hormiguero,  que  con  su  pegajosa  lengua  in- 
|;iere  eantídadee  exorbitantes  dic  kormigas,  señida  «ntre  mué 


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"  Antonio  AlxÉio.  II  Ul 


anexos  la  presencia  de  un  cierto  número  de  glándulas  que  se- 
cretan un  liquido  ezcesiyamente  alcalino  que  sin  duda  tiene  por 
objeto  la  neutralización  del  ácido  fórmico. 

En  todo  este  grupo  el  dinamismo  neryioso  e»  simple. 

Llegamos  ya  al  ser  más  perfecto  de  los  que  pueblan  la  tie- 
rra, al  hombre.  £n  él  el  dinamismo  nervioso  es  ps^co-moraly 
la  necesidad  irresistible  de  alimentarse  es  muchas  veces  difícil 
de  llenar. 

Desde  que  la  especie  humana  existe,  es  para  alimentarse 
para  lo  que  ha  desplegado  gran  parte  de  su  actividad  y  de  su 
inteligencia. 

Cuando  dirigimos  una  mirada  retrospectiva  sobre  la  histo- 
ria de  la  evolución  de  la  especie  humana,  y  vemos  al  hombre 
combatir  en  los  bosques  primitivos  contra  las  fieras  salvajes, 
para  alimentarse  con  su  carne  y  vestirse  con  sus  pieles;  cuan- 
do le  vemos  en  los  tallos  ahuecados  de  los  árboles  convertidos 
en  frágiles  barquillas,  entregarse  á  la  inmensidad  de  los  mares 
y  de  los  ríos,  para  extraer  de  su  seno  los  seres  que  los  pue- 
blan, y  sobre  todo,  cuando  olvidando  y  desoyendo  los  gritos  de 
la  naturaleza  y  del  instinto,  la  madre  tierna  transformada  en 
fiera  voraz  despedaza  al  hijo,  para  hincar  sus  dientes  en  los  pal- 
pitantes y  sangrientos  despojos  y  saciar  así  su  hambre,  enton- 
ces comprendemos  que  esa  necesidad  es  terrible  y  que  el  saciar- 
la es  una  condición  6Íne  qua  non  de  la  existencia  humana. 

Las  frutas  de  los  árboles,  la  caza  y  la  pesca  han  sido  por 
años  y  años  el  único  alimento  del  hombre;  por  eso,  en  los  tiem- 
pos primitivos,  bastaba  un  cambio  brusco,  un  crudo  invierno 
que  cubriera  la  tierra  y  los  ríos  de  nieve,  para  que  la  especie 
humana  estuviese  á  punto  de  perecer,  por  falta  de  medios  de 
subsistencia,  pues  que  los  animales  huían  á  regiones  inaccesi- 
bles; familias,  tribus  enteras  han  desaparecido  en  estos  cata* 
clismos  que  hoy  ni  siquiera  sospechamos,  y  no  era  sino  gracias 
á  la  prodigiosa  fecundidad  de  aquellas  razas,  como  {d  venir  me- 
jores días,  los  pueblos  renacían  de  aquellos  pobres  vestigios  fe* 
nioiaaos. 


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112  Memorias  de  la  Sociedad  Oientífica 

Mad  llegó  un  día  feliz  en  que  e)  hombre  supo  cultírar  la  tie- 
rra y  domesticar  animales,  y  desde  entonces  data  la  existencia 
de  las  primeras  sociedades  y  desde  entonces  también  la  huma- 
nidad se  hizo  dueña  de  rus  destinos.  El  crecimiento  desmesu- 
rado de  la  población  por  la  rápida  propagación  de  la  especie,  les 
hizo  caer  en  la  penuria  y  les  dio  á  conocer  otra  triste  necesidad : 
la  de  emigrar.  Las  primeras  sociedades  fueron  tribus  nómades 
con  grandes  rebaños  que  sin  rumbo  fíjo  marchaban  á  estacio- 
narse en  cualquier  lug^r,  hasta  que  nuevas  calamidades  y  mi- 
serias les  hacían  huir  y  seguir  errantes.  Entonces,  como  ahora, 
como  siempre,  es  la  lucha  por  la  existencia  la  que  hace  que  el 
hombre  abandone  el  querido  pedazo  de  tierra  donde  nació. 

ISi  hace  dos  mil  años  los  Cimbros  y  los  Teutones  abandona- 
ban las  hermosas  riberas  del  Báltico  porque  éste,  inclemente, 
había  derramado  sus  aguas  sobre  sus  campiñas  y  sus  hogares, 
haciéndoles  poblar  el  entonces  inculto  centro  de  Europa,  ahora 
de  esta  misma  Europa,  culta  ya  pero  exhausta,  se  desprenden 
sin  cesar  millares  de  familias  hambrientas  y  tristes  pero  llenas 
de  esperanza  que  vienen  al  nuevo  mundo  exuberante  á  que  les 
brindé  sus  frutos  á  cambio  de  la  civilización  que  ellas  nos  traen ; 
pero  día  llegará  en  que  esta  misma  hoy  joven  y  rica  América  no 
pueda  sustentar  en  su  territorio  inmenso  al  hombre  tan  prodi- 
giosamente multiplicado;  pero  allí  está  la  África,  habitada  aho- 
ra casi  en  su  mayor  parte  por  fieras  y  hombres,  fieras  también 
y  que  gracias  á  los  esfuerzos  de  tanto  valeroso  explorador,  co- 
mo Stanley,  que  han  roto  el  velo  que  cubría  sus  fantásticas  re- 
giones, nos  ha  demostrado  que  aguarda  su  turno  para  que  en 
el  transcurso  de  los  siglos  la  humanidad  apoye  allí  su  planta,  y 
ya  para  entonces  también  exploradores  polares  más  afortuna- 
dos que  e}  noruego  Nowderosk,  habrán  atravesado  aquellas  la* 
titudes  de  hielo  y  de  muerte  y  se  presentará  á  sus  ojos  un  in- 
menso oasis  con  un  cielo  y  un  suelo  tan  sólo  comparables  por 
BU  hermosura  al  cielo  y  suelo  de  nuestra  tan  amada  patria. 

En  esta  lenta  evolución  de  la  especie  humana  hay  un  hecho 


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"•AntoniA  Alnte.  n  116 


doimDante,*  la  predominancia  de  los  cereales  en  la  atím^niaotón 
del  homiNre)  pues  que  si  bien  es  cierto  que  es  omniroro,  no  e$ 
menos  cierto  que  desde  que  sabe  cultivar  la  tierra  es  por  la  £«^ 
milia  de  las  Oramíoeas  por  la  que  se  ha  inclinado,  ad<^tando 
naturalmetfte  las  que  erati  más  adecuadas  segán  el  clima  y, el 
suelo  en  que  yivia* 

Entare  uosotros  el  maíz  y  el  trigo  fueron  las  preferidas.  Por 
esta  circunstancia  estaban  á  merced  de  las  malas  cosechas»  por 
vicisitudes  atmosféricas  ú  otras  causoS;  y  como  adeosis  en  B«i- 
rofia  entera  ha  reinado,  hasta  la  revolución  de  98,  la  prohibiente 
dbeoluta  de  exportar  granos,  no  sólo  de  nación  á  naeiióii,  wio 
aun  de  provincia  á  provincia,  y  más  aún  dados  los  defeeiuoaos 
-medios  dé  eomunieación,  nos  explicamos  ahora  el  por  qué  -de 
esos  años  de  hambre  que  oon  periodicidad  y  frecuencia  aterra- 
doras diezmaron  á  la  Europa,  sucediendo  á  veces  que  mientvas 
que  un  pMS  rebosaba  de  semillas  y  ganados  el  vecino  perecía ; 
pero  las  leyes  prohibitivas  por  una  parte  y  la  dificultad  é»  trans- 
porte por  otra,  les  impedía  auxiliarse.  Pero  por  los  progresos 
4e  la  civilización  los  pueblos  se  ven  hoy  libres  de  los  horrores 
del  hambre;  el  vapor  y  la  electricidad  han  empeque&ecido  las 
distancias  y  la  libertad  de  comercio  extiende  sus  alas  sobre  to- 
úo  el  mundo  ciyilizado.  Acabamos  de  presenciar  que  el  coloso 
del  Norte  vaciaba  sus  graneros  sobre  la  faambrieikiá  Bü8Í%  y 
nuestro  país  está  siendo,  por  sus  malas  óoaeebaS;  un  magnifico 
mercado  á  las  semillas  del  pueblo  amerteano. 

La  alimenrtaeión  debe  ei^v  tm  relaoióa  do  solamente  con.  las 
condiciones  sociales  del  individuo,  sind  también  4<mí  el  génafo 
de  tlrabajo  y  ocupacipnes  de  éi^te.  Ei  hombre  que  se  entogue 
á  trabaos  intelectuales  necesitará  mt^cho  más  de  los  pxincipioB 
albuminoides  que  el  obrero  ó  el  labrador  que  trabajan  sobre-to- 
do  con  sus  músculos,  fiay  un  hecho  que  no  querenCioe  pasar  pior 
alto  y  que  trae  consigo  un  problema  económico  y  social,  impor- 
tantísimo para  la  nación  -,  nos  queremos  teierir  á  la  aumentación 
de  naestvos  labradores,  lia  base  es  el  iñaís,  el  ohiley  eLfíijel; 

Monorias  [x893*93l,  T.  VI,  15 


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114  MemorUs  de  la  Sociedad  Oientifioa 

éste  tiene  entre  sus  elementos  principios  albuminoidee,  el  maíz 
hidrooarbonados  y  grasosos  y  el  chile  es  un  verdadero  condi- 
mento. El  mísero  salario  que  reciben  no  les  bastaria  para  su 
sabsistencia,  si  la  habitación  y  el  trabajo  en  el  campo,  la  pare- 
za  del  aire  que  respiran  y  la  tranquilidad  y  moralidad  de  sus 
costumbres  no  contribuyeran  de  consuno  á  contrabalancear  los 
efectos  de  una  alimentación  que  no  vacilamos  en  llamar  insu- 
ficiente; en  efecto,  la  compensación  es  incompleta  y  allí  están 
para  comprobarlo  esas  razas  cuya  constitución  raquítica  y  en- 
clenque se  acentúa  más  y  más  con  el  transcurso  de  los  tiempos, 
haciendo  que  la  cantidad  de  trabajo  que  desarrollan  sea  infini- 
tamente menor  que  la  que  debieran  producir,  á  ser  suficiente 
su  ración  alimenticia,  de  suerte  que  los  explotadores  de  este 
desgraciado  g^mio  social  reportan  las  consecuencias  de  su  ava- 
rioia. 

Sentadas  estas  consideraciones  generales  definamos  y  clasi- 
fiquemos los  alimentos. 

Alimento  es  toda  substancia  que  introducida  al  organismo 
sirve  ó  puede  servir  para  la  nutrición.  Bl  alimento  es  fuerza  la- 
tente que  está  llamada  á  ceder  al  organismo  esta  misma  fuer- 
za, la  que  se  hará  patente  bajo  múltiples  manifestaciones. 

El  proceso  químico- vital  nutritivo  que  se  produce  en  la  in- 
timidad del  organismo,  tiene  lugar  principalmente  en  los  jugos 
de  los  tejidos  que  viajan  de  célula  en  célula,  y  bajo  este  pun- 
to de  vista  este  organismo  no  es  según  Arnould,  más  que  una 
balanza  que  fluctúa  constantemente  entre  dos  movimientos,  uno 
de  destrueción  y  otro  de  reparación. 

Se  han  hecho  varias  clasificaciones  de  los  alimentos.  Unos 
los  dividen  en  sólidos  y  líquidos;  otros  en  temarios  y  cuaterna- 
rios, ambas  defectuosas,  pues  que  si  bajo  un  punto  de  vista  fí- 
ateo  ó  químico  fueran  aceptables,  higiénicamente  hablando  llts 
tenemos  que  rechazar. 

Cosa  parecida  tendríamos  que  argüir  á  los  que  los  dividen 
«I  azoados  y  no  azoados,  y  tanto  máas,  cuanto  que  no  es  el  ázoe 


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"AnlMiioAlttto.tt  115 


lo  qne  nos  serriría  para  distinguir  á  algunos  como  la  grasa  del 
azúcar. 

Haj  otra  clasificación  que  examinada  superficialmente  pa* 
rece  arreglarse  perfectamente  i  la  fisiología  y  que  tiene  innu» 
merables  adeptos;  divide  los  alimentos  en  plásticos  y  respirato- 
ríos.  Está  basada  en  un  principio  falso  y  no  resiste  á  la  expe- 
rimentación, pues  que  ésta  demuestra  que  una  serie  de  animales 
de  distinta  especie,  á  los  que  se  ministre  por  único  alimento 
substancias  que  los  partidarios  de  esta  clasificación  llaman  plás* 
ticos,  continúan  respirando  admirablem'ente. 

Por  esas  razones  aceptamos  la  siguiente  clasificación  que 
resiste  á  las  objeciones  que  se  le  han  hecho. 

Los  principios  alimenticios  se  dividen  en  cuatro  grupos  pñn* 
cipales: 

Albuminoides. — Hidrocarbonados. — Grasosos  y  Minerales* 
— Los  primeros  los  subdividimos  según  su  origen  en  vegeíále$q\iB 
comprenden  el  gluten  y  la  legumina,  y  ammaiks  que  encierraá 
la  albúmina,  la  fibrina,  la  caseína,  la  globulina  y  la  sintonina. 

Los  hidrocarbonados  comprenden  el  asúcar  y  Ibm  féculas. 

Los  grasosos  la  manteca  y  la  mantequilla,  y  por  último  los 
minerales  que  comprenden  el  agua,  el  cloruro  de  sodio,  los  fos- 
fatos alcalinos  y  terrosos,  el  carbonato  de  cal  y  las  sales  de 
hierro. 

En  cuanto  á  las  substancias  alimenticias  hacemos  de  ellas 
dos  grandes  clases: 

Animales  y  vegetales. 

De  la  primera  tres  grupos:  catif^,  leche  y  huevos. 

La  carne  puede  ser  de  mamiferos^  de  aves^  Aq  peces  ó  de  tn- 
vertebrados.  Las  más  usadas  de  los  primeros  la  dan  los  bovinos, 
ovinos  y  porcinos;  de  las  aves  los  gallináceos  y  palmípedos  y 
de  los  invertebrados  los  moluscos  y  los  crustáceos.  Eu  el  se* 
gando  grupo  colocamos  la  leche  y  sus  derivados,  y  en  el  terco* 
ro  los  huevos,  que  pueden  ser  de  aves^  de  reptiles  ó  de  pesca* 
dos,  llamáudose  en  este  último  caso  hueveras. 


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116  Memorial  á^Uk  8ooMid  Científioa 

La  seganda  rama  comprende  loa  vegetales,  qaeaubdiviJUmos 
en  cereales,  que  abrazan  el  maíz,  el  trigo,  arroz,  etc.,  y  sus  deri- 
vadofl;  hfwhhres,  que  oompreodea  las  raíces,  tubérctUas,  pcy^s, 
heiMeeaSf  hongos  jJhUas,  f  por  últíoio  los  JrtUos  que  dividimos 
en*  ^kkeo  grupos  que  son  azucarados,  ácidos»  feculentos^  sstrin- 
gentes  y  aeeitosoa. 

lias  bebidas  deben  ser  estudiadas  muy  especialmente  en 
elhro  traba^  y  por  eso  no  me  ocupo  de  ellas  aquí,  no  obstante 
la  gran  ionportaneia  que  tienen  en  el  estudio  de  la  alimentaoi^Oy 
asi  como  tampoco  de  la  legislación  Bromatológica,  medios  de 
oonseffvación  de  loe  alimentos  y  tantas  otras  cuestiones  relacio- 
nadas con  este  estudia,  porque  me  saldría  del  plan  que  me  he 
tiázado  ai  emprender  este  humilde  trabajo. 

Así,  pues,  reasumiré  en  forma  de  preceptos  higiénicos,  lo 
q«ie  sea  <ie  mayor  importancia  y  que  nunca  se  debe  olvidar,  ma- 
nifostando  antee  que  es  de  la  obra  del  Sr.  Profesor  I>r-  {>.  Luis 
K  Buíb  de  donde  ios  he  tomado: 

1?  Debcm  temarse  alimentos  en  cantidad  suficiente,  en  ca- 
lidad nutritivos  y  en  especie  raanados.  Después  de  todo  le  di- 
eho  aniedormente,  )a  necesidad  de  la  alimentación  suficiente 
noa  parece  demostrada.  Eo  pocos  días  no  se  notan  las  conse- 
cuencias de  la  alimentación  que  no  baaba;  pero  bien  pronto  se 
manifiesta  el  desequilibrio  orgánico,  y  si  tal  insuficiencia  per- 
siste el  autofagÍ9mo  traerá  la  inatiioión. 

El  hombre  que  comienza  á  sentir  tales  efectos  busca  instin- 
tivamente en  las  substancias  de  ahorro,  como  el  alcohol,  algo 
que  le  mantenga  en  su  trabajo,  en  una  actividad  yerdaderamen- 
te  artificial  y  ministra  á  la  niáquina  humana  el  combustible  que 
salve  á  sus  tejidos  de  la  destrucción  que  la  actividad  vital  pro- 
duce. He  aquí  una  de  las  causas  de  lo  uníversalmente  exten- 
dido que  está  el  uso  de  las  bebidas  alcohólicas  y  cómo  del  uso 
al  abuso  se  llega  fácilmente;  éste  trae  consigo  el  sinnúmero  de 
lesiones  eirgánieas  referidas  al  alcohoBsmo,  y  segán  dice  Lom- 
brosse,  el  aumento  progresivo  de  la  eriminaUdadi  consecuen- 
cias todas  de  la  falta  de  observancia  de  este  precepto. 


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"  AntOBÍo  Alnte.  n  ^^^ 

Coa  respeto  4  lo  nutritivo  y  variado  de  ellos^  desden  Inego 
se  comprende  que  uo  todos  los  alimeatos  son  igualmente  úfixm 
en  elementos  asimilables  y  por  lo  mismo  trabajará  mucho  m&8 
el  organismo  para  separar  estos  elementos,  en  una  substancia 
que  deje  muebos  residuos  que  en  aquella  que  sea  casi  toda  asi* 
milable;  por  otra  parte,  el  hombre  tiene  una  tendencia  irreí^ 
tibie  i  lo  nuevo,  4  lo  variado ;  el  estado  de  salud,  la  edad,  el  tem- 
peramento, la  constitución  individual  y  tantas  otras  causas  nos 
hacen  teaer  preferencia,  hoy  por  tal  alimento  y  maftaaa  por 
otro,  y  como  4  la  par  que  nutren  deben  tambiéa  halagar,  debe* 
mes  hacer  variadas  y  agradables  las  substancias  que  ingeramos, 

2?  Deben  ingerirse  alimentos  perfectamente  mAsticaclos  6 
insalivados,  tanto  porque  una  buena  división  favorece  su  ata* 
que  por  los  liquides  digestivos  que  ulteriormente  eiicontrar4ii| 
cuanto  para  favorecer  la  impregnación  por  la  saliva,  iugo  di- 
gestívo  también.  De  aquí  que  cuando  falten  los  dientes  4  una 
edad  en  que  se  necesiten,  se  debe  recurrir  4  los  artificiales* 

3?  Deben  tomarse  alimentos  hasta  saciar  el  hambre,  y  los 
niños  deben  tomar  alimentos  con  más  frecuencia  que  los  adul- 
tos, y  éstos  que  los  ancianos.  En  efecu>,  el  hambre  es  el  mejor 
indicador,  al  estado  normal,  de  la  cantidad  de  substancias  ali- 
menticias que  necesita  nuestro  organismo. 

£n  el  niño,  los  alimentos  sirven  no  solamente  pasa  su  con- 
servación, sino  que  también  le  suministran  elementos  necesao 
rios  para  su  crecimiento;  4  igualdad  de  circunstancias  la  canti- 
dad debe  ser  relativamente  mayor,  y  como  tiene  el  estómago 
chico  y  de  gran  poder  digestivo,  tiene  que  ingerir  muy  repe- 
tidas veces. 

4?  Los  niños  deben  tomar  preferentemente  alimentos  hi- 
drocarbonados;  los  adultos,  albuminoides  y  los  ancianos,  éstos, 
hechos  excitantes. 

Por  sus  movimientos  vivísimos  y  continuos,  por  la  pérdida 
de  calor  que  sufre  por  irradiación,  y  por  refrescar  su  sangre  ar- 
diente, siente  el  niño  esa  inclinación  instintiva  4  km  dulces  y 


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118  Memorias  do  I(i  Sociodad  Científica 


frntasy  la  que  no  se  debe  contrariar  con  el  irracional  pretexto 
de  darles  substancias  que  si  son  muy  nutritivas  en  otra  edad,  no 
son  en  é^ta  de  la  importancia  fisiológica  de  los  hidrooarbonados. 

En  el  adulto,  las  funciones  físicas  é  intelectuales  le  piden 
substancias  adecuadas  para  reparar  las  pérdidas  que  tales  fun- 
ciones producen;  por  eso  es  que  la  carne,  los  huevos,  las subs- 
tancias  albuminoides  todas,  son  las  convenientes  y  las  que  más 
apetece. 

En  el  anciano,  el  tubo  digestivo  cansado  ya  y  muchas  veces 
enfermo,  necesita  algún  estímulo  que  despierte  el  apetito,  á  fin 
de  que  ingiera  substancias  indispensables  para  su  vida  y  he 
aquí  la  mejor  indicación  de  los  condimentos,  los  cuales  obran 
ya  sea  haciendo  agradables  estas  substancias  al  paladar,  ó  ya 
favoreciendo  su  digestión  por  la  hipersecreción  refleja  que  pro- 
ducen en  las  glándulas  digestivas,  sin  perjuicio  de  ser  ellos  mis- 
mos substancias  alimenticias  que  el  organismo  asimila.  Muy  var 
liados  son  los  condimentos,  los  pudiéramos  agrupar  en  las  clases 
siguientes:  grasosos,  azucarados,  salados,  ácidos  y  excitantes. 

5?  Deben  tomarse  alimentos  condimentados,  que  no  estén 
fríos  ni  demasiado  calientes;  no  deben  estar  alterados  y  no  se 
debe  trabajar  inmediatamente  después  de  comer. 

La  experiencia  enseña  que  para  digerir  bien  los  alimentos, 
deben  estar  á  una  temperatura  regular  y  es  fácil  comprender 
por  qué. 

No  deben"^estar  alterados,  porque  si  algunas  veces  la  des- 
composición, que  no  es  más  que  la  mineralización  de  la  subs- 
tancia orgánica,  desarrolla  microbios  que  no  son  patógenos, 
otras  sí  lo  son;  estas  substancias  alteradas  obran  como  verda- 
deros venenos  y  sobre  todo  la  cantidad  de  materia  asimilable 
es  casi  insignificante;  así  es  que  no  imitaremos  á  algunos  pue- 
blos de  Italia  que  ingieren  algunos  alimentos  descompuestos. 

Con  respecto  á  la  prohibición  de  trabajar  después  de  comer, 
sólo  diremos  que  hay  un  hecho  fisiológico  perfectamente  oom» 
probado  y  conocido  ya  por  los  antiguos,  y  es,  que  cuando  un 


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••  Antoxuo  Alnto.  u  119 


Órgano  trabaja,  atrae  por  decirlo  así,  la  sangre,  sin  la  cual  su 
fonoión  se  perturba;  por  lo  mismo,  si  al  aparato  digestivo  en 
plena  función  le  sustraemos  la  sangre  para  llevársela  á  otro  ór- 
gano, al  cerebro  por  ejemplo,  claro  está  que  ni  éste  ni  aquel  des- 
empeñarán con  perfección  su  cometido  y  este  conflicto  se  tra- 
ducirá, unas  veces  en  retardo  de  la  digestión,  otras  en  falta 
absoluta  de  ésta,  y  por  parte  del  cerebro  en  perturbaciones  cir- 
culatorias de  mayor  ó  menor  gravedad. 

El  reposo  después  de  la  comida  es  una  buena  costumbre,  á 
la  que  tiende  el  organismo  racional,  y  que  tiene  el  mérito  de 
ser  recomendada  por  todas  las  personas  que  han  llegado  á  edad 
muj  avanzada,  atribuyéndole  una  buena  parte  en  su  conserva- 
ción y  salud. 

6?  Se  debe  asear  la  boca  por  laC  mañana  al  despertar  y  des- 
pués de  cada  comida. 

Durante  la  noche,  las  glándulas  que  desembocan  en  la  cavi- 
dad bucal  siguen  secretando  aunque  con  mucha  lentitud. 

Hay  constantemente  en  esa  cavidad  innumerables  gérmenes, 
que  con  los  residuos  alimenticios  producen  una  verdadera  fer- 
mentación. 

De  manera  que  estos  depósitos  que  despiden  un  olor  des- 
agradable deben  dificultar  la  digestión;  por  otra  parte,  después 
de  las  comidas  quedan  entre  los  dientes,  en  las  encías  é  impreg- 
nando la  cavidad  porciones  alimenticias  que  alteran  aquellos. 
De  aquí,  pues,  la  necesidad  de  obsequiar  este  precepto  y  el  me- 
jor modo  de  hacerlo  es  el  agua,  el  polvo  de  creta  finamente 
pulverizado,  el  limpiadientes  arredondeado  y  nunca  agudo  y  el 
cepillo  blando. 

En  cuanto  á  la  ración  media  alimenticia,  diremos  que  des- 
pués de  muchas  observaciones  se  ha  convenido  en  las  siguien- 
tes cifras: 

Ración  de  trabajo. — Pan  561.  Carne  175,  Grasa  83. 

Ración  de  manutención. — Pan  829.  Carne  239^  Grasa  60. 

Total.— Pan  1,390.  Carne  414  y  Gra«a  93. 
Kénoo,  Julio  8  de  1892. 


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120  Hemorias  de  k  Sociedad  Científica 


L'AliHentetioii  sons  le  polyt  de  rae  de  PHjg^ieiie^ 
par  M.  B.  Macoiuet. 


RESUME. 

l>ims  ce  travail  on  táohe  de  démontrer  l'action  funeste  qn' 
une  alimentation  insaffisante  exerce  sur  la  constitution,  le  dé- 
yeloppement  et  les  aptitudes  pliysiques  et  intelectuelles  du  peu- 
pie  mexioain.  II  fautsígnaler  surtout:  l'alcoolisme,  né  de- la 
tendanoe  á  oompenser  par  la  boisson  1'  éxoitant  naturel  que  l'or- 
ganisttie  humain  doit  trourer  dans  les  alimentS;  d'un  cóté,  et 
de  l'autre  á  empdoher  au  moyen  de  l'alcool  la  destruction  des 
elementa  anatomiques,  que  sans  cette  substance  seraít  f átale 
pour  les  ohangements  nutritifs:  les  affections  bépatíques  et 
gastro-intestinaIes,que  jusqu'itun  certain  pointnous  pourrions 
placer  dans  le  groupe  précedent,  produites  par  I'usage  immo- 
déré  áxi  pulque  (boisson  nationale),  la  artero -esclerosis  a>rec 
sea  múltiples  manifestatiobs;  bémorragie  cérébrale,  anévrys- 
meSi  eto.  Toutes  ees  affections  nous  expliquent  la  constitution 
délicate  et  cbétive  des  individus  de  cette  race,  avec  toutes  ses 
conséquences. 

Sons  le  point  de  vue  économico-social  l'étude  de  1' alimen- 
tation a  une  importance  capitale.  Partout,  mais  plus  spéciale- 
ment  cbez  nous,  le  miserable  salaire  (de  12  á  23  sous)  de  nos 
campagnards,  ne  suffit  point  k  pourvoir  aux  alimenta  en  quan- 
tité  convenable  (il  faudrait  en  moyenne:  pain  1390  gr.,  viande 
414  gr.,  et  grússe  93  gr.,  calcules  comme  ration  totale  de  manu- 
tention  et  de  travail)  pour  s'acquitter  des  labeurs  aozquels  ne 


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••  Antonio  Alíate,  n  1 21 


peut  resistor  leur  organisme  et  que  cependant  on  exige  d'eux: 
car  lear  alimentátíon  consiste  généralement  en  tartíUa  (pain  de 
maís),  haricots  et  un  assaisonnement  pnissant,  le  chile  fCapsi- 
cum  annuum;  C.  cordiforme;  C.  violaceum;  C.  dtdcis;  C.  arboreum}. 
II  faut  observer,  qne  les  albuminoídes  existent  en  qnantité 
si  petite  dans  les  haricots,  qn'ils  ne  peuvent  absolament  pas 
repondré  aux  besoins  de  l'organisme,  eu  égard  k  la  moyenne 
donnée  plus  bant,  et  k  laquelle  on  est  arrive  par  des  expérien- 
ees  qui  la  font  considérer  comme  indispensable  ponr  le  fono- 
tionnement  parfait. 

Ifexioo,  Jaillet  1892. 


MeoMriM  Ii89a-93).  T.  VI.  1« 


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APUNTES 

EPIGRAFÍA  MEXICANA 


JESÚS  g'alindo  y  villa 

Sodo  de  Remero. 


CUARTA  PABTB. 


INSCRIPCIONES  DIVERSAS. 


CALLE  DB  LA  FQBPEITI7A. 

En  la  casa  número  5  de  esta  calle,  y  que  se  baila  en  el  re- 
cinto de  la  ex -Inquisición,  existe  al  pie  de  la  escalera  la  curio- 
sa piedra  que  hemos  copiado  en  la  página  197  del  tomo  lY  de  es* 
tas  Memorias. 

La  leyenda,  como  se  ha  dicho  ya,  es  una  de  las  más  claras 
que  hemos  encontrado,  perteneciente  á  la  época,  no  obstante 
tener  algunas  ligaduras  y  abreviaturas;  tiene  la  piedra  una  va- 
ra de  altura  por  una  y  media  de  largo,  y  á  fin  de  refrescar  nn 
tanto  la  áiemoria,  reproducimos  en  seguida  la  leyenda: 


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114  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 


goyebnakdo  el 
Jll"  Señor  Conde  de 
Monterrey,  stendo  Inqvt- 
8TD0R  EL  Señor  Lyc."*^  don  Ai£  de  Peral- 
ta QVB  AL  PRES."  A8TSTB  SOLO  EN  EL 

Trybtnal  de  la  Jnq.*"  por  M."*»  de  la 
CrvDAD  de  México,  stendo  sv 

OBRERO  mayor  BALTASAR  MEXIA 


Salmerón  ALevACTL  Mayor  della 

SB  MBTYO  la  AGVA  EN  ESTE*S?  OFPJ? 
A  Til  DE  NOVYEMBRE  DE  1598. 


En  la  casa  núm.  8¿  de  esta  misma  calle  y  perteneciente  al 
propio  ediñcio,  donde  existen  unos  baños,  hay  un  pasadizo,  en- 
trando á  la  casa,  en  el  fondo  y  á  la  derecha:  sobre  su  puerta  y 
en  el  muro  que  ve  al  Oriente,  está  otra  inscripción  grabada  en 
piedra,  dentro  de  un  marco,  también  de  piedra. 

Según  parece,  pintaron  sobre  ella  hace  algún  tiempo,  per- 
diéndose la  inscripción;  tal  Tez  rasparon  después  las  letras  para 
hacerlas  aparecer;  pero  no  se  consiguió  reconstruir  el  primer 
renglón,  desgraciadamente. 

Lo  que  pudimos  entender  y  sacar  de  allí,  es  lo  que  sigue: 

nerálem  HispanuB  Inquisitionem 

. . .  ,xmo.  D.  J),  JRaytnundo  áb  Arse 

et  hanc  mexicanam  J),  D,  Prado  Alfaro  et  Flores 

procurantibtis 

Custodia  ista  pene  coUapsa/uU  AmpUori 

pólitiorique  forma  r^ecta:  et  publica  ins- 

pectioni  esí^posUa.  Anno  Domini  MDCCCIII 

et  Pontificatus  Pii  VIL  IV  Quinto  Jdus  Decemhris. 


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"Antonio  Alxate.»  125 


Por  fortuna  esta  inscripción  la  encontramos  restanrada  en  el 
Semanario  Político  y  Literaria  qae  se  publicaba  en  México  en 
1820.  ( Véase  en  el  tomo  I,  pág.  103,  el  curioso  articulo  que  trae 
acerca  de  la  Inquisición ). 

Según  Temos  allí,  la  lápida  que  hemos  copiado  hallábase  co- 
locada en  la  puerta  de  entrada  al  patio  de  las  prisiones,  y  mi- 
rando para  éste.  £1  primer  renglón  de  la  leyenda  decían 

Carolo  IV  et  Alotsia  Regibus: 
la  primera  palabra  del  segundo  renglón,  es: 

generakm 
y  la  primera  del  tercero  es: 

JExmo, 

La  versión  castellana  de  lo  que  allí  dice,  es  ésta: 

c  Reinando  Carlos  IV  y  Luisa;  siendo  inquisidor  general  de 
Elspaña  el  Excmo.  Sr.  D.  Ramón  de  Arce,  y  de  México  los  Dres. 
Prado,  Flores  y  Alfaro,  esta  cárcel,  que  se  hallaba  casi  arruina- 
da, se  reparó  y  mejoró,  habiendo  quedado  abierta  por  algán  tiem- 
po para  que  el  público  la  reconociese.  Día  9  de  Diciembre  del 
año  del  Señor,  1803,  y  el  cuarto  del  Pontificado  de  nuestro  San- 
tísimo Padre  Pío  VIL» 

Copiaremos  á  continuación  la  lápida  que  se  encontraba  en 
el  arco  de  la  escalera,  suponemos  que  en  el  patio  principal,  mi- 
rando hacia  dentro: 

Siendo  Sumo  Pontífice  Clemente  XII;  rey  de  Es- 
paña y  de  las  Indias  Felipe  V:  inquisidores  ge- 
'    merales  sucesivamente  los  exmos.  señores  2>.  J%tan 
de  Camargo^  Obispo  de  Pamplona^  y  D.  Andrés 
Orbe  y  Larreategui,  arzobispo  de  Valencia:  in 
quisidores  actuales  de  esta  Nueva  España  los  se- 
ñores lies,  D.  ^edro  Navarro  de  Isla^  D.  Pedro 
Anselmo  Sánchez  de  Tagle,  y  2>.  Diego  Mangado 
y  ClavijOf  se  comenzó  esta  obra  á  cinco  de  di- 
ciembre de  1732  y  se  acabó  en  fin  del  mesmo  (sic) 
me^  de  1736  años  á  honra  y  gloria  de  Dios, 
y  Tesorero  D.  Agustiin  Antonio  CasiríSo 
y  (Mantés. 


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I2d  Memorias  de  la  Sobiedad  Científica 

'  El  Sr.  D.  Francisco  del  Paso  y  TroDco&o,  nos  comunicó  la 
noticia  siguiente  relativa  á  una  piedra  que  existió  en  el  mismo 
edificio  de  la  Inquisición,  piedra  que  hoy  para  en  poder  de  un 
particular. 

Consta  de  dos  caras*,  teniendo  la  piedra  de  espesor  seis  cen- 
tímetros; en  su  mayor  largo  I"  16,  y  de  ancho  1"05.' 

En  el  frente  se  lee  ésta  inscripción : 


D.  O.  M. 
Siendo  Ijíqvisidores  Apostólicos 

DE  ESTE  TrIBVNAL  DEL  S.'~  OPPICIO  DES- 

TA  Nyeva  España  los  myy  Illvstres 

. .  .ORES  Doctores  Domingo  V 

. . .  ssAS  T  Argos,  D.  Fran.**  de  Estra 

Y  Escoyedo,  D.  Iv?  Saenz  de  Mañozca 
Lid?  D.  Bernabé  de  la  Higyera  y  Amari- 
lla Y  Fiscal  el  S.**»  D  ~D.  Anto?  díj  Gavió- 
la SE  ACABÓ  esta  FÁBRICA  DE  CÁRCELES 

Secretas,  para  terror  de  la  Heregia 

SEGYRIDAD  DE  ESTOS  REYNOS  Y  HONRA 

DE  Dios  1  los  27  de  Setiembre  de  1646. 


He  aquí  ahora  la  descripción  de  la  cara  posterior: 
Arriba  se  encuentra  la  imagen  de  la  Virgen^de  Guadalupe 
con  gran  corona,  todo  de  alto  reitere.  La  figura  está  rodeada  de 
17  rayos  á  la  izquierda  y  de  18  ¿  la  derecha;  descansa  la  ima- 
gen sobre  una  luna  con  puntas  vueltas  hacia  arriba,  y  sobre  los 
hombros  de  un  ángel  Debajo  está  un  escudo  sensiblemente  cir- 
cular, de  alto  relieve,  cuya  periferia  está  formada  de  ésferitas 
realzadas.  Dentro  del  campo  circular  se  ve  arriba^  un  ángel  ten- 
dido horizontalmente  hacia  übajo,  con  una  mano  libre,  empu- 
ñando con  la  otra  una  espada:  sobre  el  dorso  se  nota  una  cruz 


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»  Antonio  Alnte.  m  127 


coronando  un  hemiisforio.  IJl  peo(xo  del  ángel  descansa  sobre  la 
cimera  del  escudo^  la  cual  tiene  6  los  lados  dos  relieves  en  for- 
ma de  flor,  de  los  cuales  suben  dos  hojas  dé  palma  rodeando 
hacia  arriba  al  ángel  y  á  la<5Ímera.  Debajo  de  ésta  se  ve  un  es- 
cudo doble,  como  tangente  el  de  la  derecha  al  de  la  izquierda; 
y  en  cada  escudete  dos  fteÑCoiones,  una  'Con  dos  ramas  crucifor- 
mes y  otra  con  relieves,  que  en  el  de  la  izquierda  (arriba),  se- 
mejan tres  granadas;  llevando  el  otro  (abajó),  otros  tantos  bo- 
tones de  flor.  De  suerte  que  las  ramas  cruciformes  están,  las 
de  la  izquierda,  abajo;  las  de  la  derecha,  arriba. 


^^^^»^^^^^^'»^^»^>^^^^v\»><»^' 


AOUBDUOTO  DE  LA  TLAXPANA. 

Este  acueducto,  que  antes  tenninaba  en  la  calle  de  la  Ma« 
riscala,  se  cotnenzó  bajo  el  gobierno  del  Virrey  D.  Juan  de 
Mendoza  y  Luna,  Marqués  de  Montes  claros  (1603  á  1607),  con- 
cluyéndose en  1620;  correspondiendo  al  término  de  la  obra,  la 
lápida  que  se  halla  en  el  Museo. 

£1  acueducto  constaba  de  más  de  900  arcos  de  mamposteria 
y  ladrillo,  en  una  extensión  como  de  seis  kilómetros.  En  1852  se 
comenzaron  á  derribar,  para  ampliar  la  avenida,  prosiguiéndo- 
se la  destrucción  en  1871^  hasta  Buenavista.  En  1879  se  conti- 
nuó el  derrumbe  hasta  San  Cosme,  y  por  último,  á  mediados 
del  año  1889,  se  logró  despejar  hasta  la  garita  de  la  Tiaxpana. 

Tenía  este  acneducto^  entre  otras  inscripciones,  dos:  una, 
en  la  fuente  llamada  de  la  Tlaxpana,  y  la  otra  en  algún  tramo 
de  estos  arcos. 

La  primera,  que  nos  lá  proporciona  el  Sr.  Orozco  y  Berra, 
y  á  su  vez  el  Sr,  Mañero,  decía: 


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1 28  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 

Betunando  en  las  Españas  la 
católica  y  m.  Magestad  del  8r.  D. 
Felipe  T  que  Dios  guarde  y  Gober- 
nando en  este  Beym  él  lUmo.  y 
Excmo.  Señar  Dr.  Dan  Juan  Antonio 
Visarron  y  Eguiarreta  Arzobispo 

de  la  Santa  Iglesia  de  México 
Virey,  Gobernador  y  Capitán  gene- 
ri4l  de  la  Nueva  España  y 
Presidente  de  la  Beal  Audien- 
cia se  Bedificó  este  Tramo 
de  27  arcos  y  se  hizo  de  nue- 
vo esta  fuente  enq.co^  el 
ag^,  a,  de  mai?  de  1737. 

La  segunda  inscripción,  que  es  posterior  á  ésta,  la  publicó 
el  Sr.  Rivera  y  Cambas,  en  su  México  pintoresco,  tomo  I.  Decía: 

Beynando  en  las  Es- 
pañas  la  Cathólica 
Mag.  del  Bey 
niro.  Señor  D.  Fhdipe  V 
el  animoso  que  Dios  guar- 
de, Crovemando  esta  Nue- 
va España  el  Exmo.  Sr.  Conde 
de  Fuendara,  siendo  supe- 
rintendenie  Juca,  Conserva- 
dor de  propios  de  la  No- 
hüisima  Ciudad  de  México  el  Se- 
ñor Don  Domingo  IVespálaeios 
y  Escandon  CavaU^  dd  Orden 
de  Santiago  se  reedificaron  estos 
setenta  y  siete  arcos,  los  guaren- 
ta  y  dos  al  Oriente  y  los  trein- 
ta y  dneo  al  Poniente. 
Año  de  1745. 


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"JUtooM  Abata.  M  lU 


BX-COLEOIO  DE  SAN  PEDBO. 

(Contiguo  al  Templo  d«  la  Santísloia  Trinidad). 

Este  edificio  es  bajo  y  colocado  al  costado  Norte  del  templo 
cuya  fachada  antiquísima;  cuajada  de  labrados,  es  de  estilo  chu- 
rrigueresco. 

^obre  los  frisos  de  las  ventanas,  y  á  lo  largo  de  otro  que  oo- 
Tria  sobre  ellas,  leíanse  estas  palabras : 

80LIS  ORTÜ  USQÜB  ÁS>  OCCASSUM  LAUDABILE  NOMBN  DOMINI. 
PSALM  112  y  3. 

Abajo: 

BáXCTVS  DKUS,  SaKCTUS  FOBTIS,  SaKCTÜS  IMHORTAIíIS,  Misxbsbk  NOBI8. 

Ocupaba  una  parte  de  aquel  edificio  una  escuela  para  pár- 
vulos, á  cargo  de  la  Compañía  Lancasteriana. 

Al  entrar  por  la  puerta  principal  descubríase  en  el  fondo, 
sobre  una  pared  y  arriba  de  otra  puerta,  una  lápida  de  mármol, 
como  de  una  vara  de  longitud  por  media  vara  de  latitud.  Sobre 
la  lápida  pudimos  leer  esta  curiosa  leyenda: 

La  Sala  i>is  Juhtas  bx  la  Ilustre  Abchioofradía  ss  la  Bbatísima  Taihxdao 

BB  Hizo  SnVDO  PRIMIOIRTO  BL  EXMO.  Sb.  Dr.  D.  ALONSO  NufiKZ  DK  HaRO  T  PbRAL- 
TA  DXL  COHSBJO  DB  S.  M.  DIGNÍSIMO  ARZ0BI8t>0  DB  M¿X100  CaBALLKRu  GRAH  CrüZ 

Prelado  bb  la  Rbal  t  distinguida  Orden  Bspaüola  db  Garlos  Tbrobro  k. 

0UARDXAN  MA70R  XL  SiCKoR  MaRQUKS  DHL  VaLLB  DE  LA  CoLINA  MoNTBRO  DBOÍ- 

XARA  DB  S.  M.  MaBSTRABIB  DB  RONDA  SeSOR  DB  LA  TORRB  DB  ESOALBRA  T  Sb- 

ORBTARIO  DB  CÁMARA  DB  ESTA  RbAL  AudIXNCU.    TbSoRBRO  D. 

ANTONIO  Anpbadb  Aloaldb  dbl  Gbxmio  D* 

MaNTIBL  Ck)RRALB8  T  VbBDOR  D"  81JCBON 
DXLOADO.  Sb  OOHOLUTÓ  T  B8IBB- 

Nó  ASO  DB  1798. 

Memorial  [i89«-93l.  T.  VI,  17 


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lio  Memorias  de  I*  Sodedtd  Científica 


Esta  piedra  se  halló  colocada  en  un  lagar  muy  malo,  donde 
apenas  había  luz;  y  solamente  pudimos  leerla,  poniéndonos  á  la 
altura  de  la  lápida- 

El  edificio  se  reconstituyó  en  Febrero  de  este  año  (1892),  pa- 
ra instalar  allí  una  escuela  nacional. 


PORTAL  DB  AGUSTINOS. 

La  leyenda  que  á  continuación  se  inserta  nos  fué  proporcio- 
nada  por  nuestro  buen  amigo  el  Sr.  D.  Rafael  Soto;  la  cual  le- 
yenda encuéntrase  (cubierta  por  un  escaparate  de  madera)  en 
el  vértice  del  ángulo  que  forman  los  portales  de  Mercaderes  y 
de  Agustinos,  al  costado  occidental  de  la  gran  plaza  de  Armas. 

La  inscripción  dice : 


El  conbento  (sic)  JK.  de  8N. 
augustin  cuyo  e$  este  po- 
rtal tiene  ^^uioria  (sic)  del  supe- 
rior gobierno  de  esta  nueba  (sic)  españapara 
qe,  no  se  pueda  por.  caxon  (en)  esta  es- 
quina. Año  de  167$. 

El  portal  que  nos  ocupa  es  hoy  uno  de  los  más  grandes  ade- 
fesios que  México  posee :  la  destrucción  de  aquel  lunar,  tan  cer- 
cano á  la  plaza  principal  de  la  Ciudad,  será  costosa,  pero  indis- 
pensable y  necesaria  para  la  belleza  del  sitio,  requerida  ya  por 
el  gran  movimiento  que  el  kgar  posee,  y  la  rapidez  con  la  cual 
México  á  diario  se  hermosea. 


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"ABioikMAltalt.1.  111 


BL  PABLAN. 

'  Célebre  edificio  situado  en  la  Plaza  de  Armas,  frente  á  la 
Diputación.  Se  comenzó  en  1696  y  se  acabó  en  19  de  Abril  de 
1703:  saqueado  en  Diciembre  de  1828,  se  mandó  demoler  por 
decreto  de  27  de  Junio  de  1843,  empezándose  el  derrumbe  lá 
noche  del  31  de  Agosto  por  los  presidiarios,  más  seiscientos  hom- 
bres. Tomamos  al  pie  de  la  letra  la  parte  relativa  á  las  inscrip- 
ciones que  tenia  el  edificio  en  sus  ángulos  y  en  las  comisas  de 
las  puertas,  y  que  publicó  el  Sr.  Orozco  y  Berra  en  su  artículo 
Ciudad  de  México,  del "  Diccionario  de  Historia  y  de  Geografía.'' 
*^  En  la  esquina  que  mira  al  Portal  de  Mercaderes  y  Dipu- 
tación, se  halla  grabado  lo  que  sigue: 


FBBNTB  AL  POETAL. 


ETNANDO  LA  CATH 
Carlos  n  Y  GorenaN- 
ent>0  Correa.  D.  Carlos 


FÉBNTE  A  LA  DIPUTACIÓN. 

MAGES  TD 
Con  DE  DE  Ga 


g  ^  |D  (Lo  que  sigue  no  se  entiende). 
Ujs  B-  (Ídem  ídem). 


DEL  Posso  se  hizo  esta  Pab' 
Que  iDeo  iexecutó  el  Cap.  D.  P  DRO  Ximenez  3)E  los  Co- 
bos Reor.  I  Obr»  MB  AÑO  1695. 

^^  En  la  esquina  que  mica  4  la  Santa  Iglesia  Catedral  j  Por- 
tal de  Mereaderes  lo  signientoe 


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182 


HemoriM  de  )a  Sociedad  Científica 


FRENTE  A  CATEDRAL 

BEYNANDO  LA  C 


MA 
Con 
DEL 


Carlos  II.  Y  Govern. 
Siendo  Corregí  D 

T  DE  N.  R.  Y.  S.  D 
e  Galve  estos  R' 


i 


8 


I 

^  i 

■   j» 

d 

8 


1^ 


_08e  hizo  esta  Fa  (lo  que  sigue  no  se  entíetide). 
Que  IDEO  iexecutó  el  Cap.  D.  P  JDRO  Ximénez  DE  los  Co- 
bos ReGr.  I.  Obr?  MR  AÑO  1695. 

"  En  la  esquina  que  mira  al  Palacio  Nacional  y  Santa  Igle- 
sia Catedral,  se  halla  grabado  lo  siguiente: 


FRENTE  k  PALACIO. 


Govern. 
Montañés 
del  posso  q 


Oupo  VI 

po  esta  qua 
do  yi  dea  d 


II 


FRENTE  Á  CATEDRAL 


DOCT  D.  luán 
endo  Correg'  DO 
Pedro  Ximénes  d 


á    8 


9ueo  (y  otra  letra  que  no  se  entiende). 

TRIST4ÍV 

obos  (ídem  no  se  entiende). 


Regidor  de  esta  Ciudad  y  su  Obrero  nudori  Año  de  1896. 


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"Antonio  Alíate. »  188 


"Y  para  que  conste,  pongo  la  presente  en  la  Ciudad  de  Mé- 
xico, 4  catorce  de  Agosto  de  mil  ochocientos  cuarenta  y  tres. 
— Antonio  Pintos,  notario  público. — Nota.  Las  letras  que  en  es- 
te documento  aparecen  impresas  con  cursira,  están  reunidas  en 
el  original;  por  ejemplo  la  A  y  la  N  de  la  palabra  Tristan,  en  la 
sexta  inscripción.'' 

Además  de  este  interesante  artículo  del  Sr.  Orozco  y  de 
otras  Tarias  noticias  acerca  de  este  edi&cio,  puede  consultar  el 
lector:  ''Colección  ||  de  ||  Documentos  Oñcialos  ||  relativos  á  la 
construcción  y  ||  demolición  del  Parián,  ||  y  á  la  propiedad  ||  re- 
conocida é  incontestable  ||  que  tuvo  el  Escmo.  ||  Ayuntamiento 
de  México  II  en  aquel  edificio.  ||  Se  imprimo  por  acuerdo  de  la 
misma  Corporación.  ||  México.  ||  Impreso  por  Ignacio  Cumplido, 
calle  de  los  Rebeldes  ném:  2  ||  1843.— En  ^^  con  XXVII  pági- 
nas  de  exposición  y  notas.  Sigue  una  lámina  representando  la 
Diputación  y  un  costado  del  Parián ;  más  97  páginas;  fol.  sep. 
conteniendo  18  documento8.^ 


HOSPITAL  R-RlATi. 

Uno  de  los  más  vetustos  edificios  que  se  hallaron  consagra- 
dos á  la  beneficencia  pública*  Nuestro  amigo  el  Sr,  González 
Obregón,  en  su  México  Viejo^  proporciónanos  curiosas  noticias 
acelrca  del  edificio  mencionado,  y  entre  otras,  nos  da  asimismo 
á  conocer  la  siguiente  Real  cédula  por  la  cual  mándase  estable- 
cer el  Hospital,  por  los  motivos  que  se  expresan  y  demás  cir- 
cunstancias. Dice  el  Documento :  ^ 

"El  Príncipe. — Presidente  é  oy dores  de  la  audiencia  real 
de  la  nueua  España:  á  nos  se  ha  hecho  relación  que  conuiene 
y  es  muy  necessario  que  en  essa  ciudad  de  México  se  haga  un 

1  JíéBk»  F»e/o,  pági.  77  á  70. 


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IZi  MomoríaK  do  Ift  Sociedad  Científica 

hospital  donde  sean  onrados  los  yndios  pobres  que  allí  oonrren, 
que  dizque  acaecen  venir  de  fuera  muchos  dellos,  y  del  trabajo 
del  camino  adolecen,  y  que  también  hay  muchos  de  los  naturales 
en  essa  ciudad  que  quando  enferman  no  ay  donde  sean  cura- 
dos; é  que  para  que  tuuiessen  donde  se  aluergar  oonuenía  mu- 
cho hazerse  el  dicho  hospital  y  proueer  de  lo  que  f  uesse  menos- 
ter  para  la  sustentación  de  los  pobres  del,  é  me  ha  sido  supli- 
cado lo  mandasse  proueer,  ó  como  la  mi  merced  f uesse;  é  yo, 
acatando  lo  susodicho  y  el  seruioio  que  á  nuestro  Señor  se  hará 
en  ello,  Ji  auido  por  bien  de  mandar  hazer  el  dicho  hospital:  por 
ende,  yo  vos  mando  que  luego  que  esta  veays,  proueays  cómo 
en  essa  ciudad,  en  la  parte  que  os  pareciere  m&s  conueniente, 
se  haga  vn  hospital  para  los  yndios  pobres  dessa  tierra,  en  la  obra 
y  edificio  del  qual  se  gasten  de  penas  de  cámara  dessa  Nueva 
España  dos  mil  pesos  de  oro,  é  no  hauiendo  penas  de  cámara 
de  que  se  poder  hazer,  se  gasten  de  la  hazienda  real  de  su  ma- 
gostad, para  la  sustentación  de  los  yndios  pobres  que  en  dicho 
hospital  viniere;  ca  nos  por  la  presente  mandamos  á  los  oficia- 
les de  su  magostad  dessa  nueua  España,  que  con  libramientos 
vuestros  y  con  el  treslado  de  esta  mi  cédula  sinado  de  escriua- 
no  público,  paguen  los  dichos  dos  mil  pesos  para  la  dicha  obra 
y  los  dichos  quatrocientos  pesos  en  cada  vn  año  para  la  dicha 
sustentación;  y  que  por  nuestra  voluntad  es  que  el  dicho  hospi- 
tal sea  de  patronazgo  real,  vos  mando  que  hagays  para  ellas  or- 
denanzas conuinientes,  proueays  como  se  guarde  y  cumpla,  y 
embiareys  vn  treslado  dellas  al  consejo  real  de  las  yndias  para 
que  vistas  se  confirmen  ó  se  prouea  lo  que  más  conuiniere;  y 
siendo  el  dicho  hospital  tan  conuiniente,  es  justo  que  se  dé  or- 
den como  se  acabe  de  edificar  y  se  pueda  bien  dotar,  embiamos 
heys  relación  particular  de  lo  que  faltare  para  acabar  el  tal  edi- 
ficio y  de  dónde  se  proueerá  y  de  dónde  y  cómo  se  podrá  dotar 
el  dicho  hospital  para  adelante;  y  de  lo  demás  que  cerca  desto 
os  paresciere  que  deuemos  ser  auisados,  para  que  visto  todo  se 
prouea  lo  qne  paresciere  conuenir. 


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»  Antonio  Ahato.  m  l^& 

"Fecha  en  la  villa  de  Madrid  á  diea  y  ocho  diaa  del  mes  de 
Mayo  de  mil  é  quÍDÍentos  á  cinquenta  y  tres  años. —  Yo  el  prin- 
cipe,— Por  mandado  de  su  alteza,  Francisco  de  Ledesma.^ 

El  mismo  Sr.  González  Obregón  en  sn  citada  otra  página 
84,  añade:  * 

"Como  único  recuerdo  del  célebre  Hospital,  hemos  encon- 
trado en  la  parte  interior  del  arco  del  centro  que  mira  hacia  el 
Poniente,  la  siguiente  inscripción,  que  consta  de  tres  renglones: 

Rbynando  El  Sr.  Dn.  Fbbnando  VIL  y  siendo  Virrey  el 
'  Ex.  Sr.  Conde  de  BeBillaGigedo  se  bncabGo  ||  desTa 

OBRA  EL  8R.  CONTADOR  DN.  JO6EPH  DE  OaRCSNAS  ADMINIS- 
TRADOR DESTE  OSPITAL  REAL.  ||  Y  SB  EMPEZÓ  EN  EL  AÑO  DE 

1753  Y  SE  aOaBo  sn  el  de  1754. 


AOUBDUOTO  DB  BBIj6n. 

Partiendo  de  Chapultepec,  terminaba  en  la  fuente  colocada 
en  la  plazuela  del  Salto  del  Agua.  Con  el  objeto  de  hermosear 
aquel  rumbo,  se  ha  derribado  la  arquería  comprendida  desde  el 
último  punto  mencionado,  hasta  más  allá  del  lugar  donde  se 
halla  situada  la  garita  que  conduce  á  la  Piedad.  Sólo  queda  en 
el  Salto  del  Agua  la  bella  fuente  queeirné  de  término  al  acue- 
ducto. Tiene'  ésta  dos  lápidas  de  mármol,  que  refieren  la  histo- 
ria de  la  arquería  del  modo  siguiente: 


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isa  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 


Lápida  del  Norte : 


Hernando  la 
Cathólica  Magestad 
del  Sr.  D.  Carlos  Tercero 
Que  Dios  guarde,  siendo  vir- 
rey,  Oóbemador  y  Capita  Ge- 
neral desia  N.  E»  y  Presidente 
de  su  Bl.  Audiencia  el  Ezma,  Sr, 
Bayliú  Frey  D.  AnUmio  María  de  Bucardi 
y  Urstta,  CaváUero  Gfá  Cruz 
y  Comendador  de  la  ^Tecina  en  él  Orde 
de  San  Juan,  geniühommbre  de  la  Cáma- 
ra de  S.  M.con  entrada,  tmteU  gene- 
ral délos  reales  exérciios.  SiédoJuez 
Conservador  de  los  Propios  y  Benfas 
deestaN.  C.  el  Sr.  JD.  Miguel  de  Acedo  del 
Consto  de  S.  M,  y  Oydoren  ella,  y  siendo 
Juez  Comisionado  el  Sr.  D.  Antonio  de 
Mier  y  Terán,  Begidor  perpetuo  de 
esta  N.  C.  se  acabaron  esta  Arque- 
ría y  Caja  en  20  de  Marzo,  de 
míX  detecientos  setenta  y  nueve. 


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"Antonio  Alíate.  I»  1S7 

Lápida  del  Snr: 

Se  advierte  de  distan^ 
da  desde  la  Urna  en  la  Alver- 
ca  hasta  esta  caja  4663 j  varas 
y  desde  él  fuente  de  Chapulte- 
pee  904  Arcos,  Y  Tiaviendose 

hecho  varios  espérimentos 
para  dar  la  mayor  elevación^ 
y  mas  fuerte  impulso  á  la  Agua, 
se  consiguió  el  de  vara  y  tres  qu- 
artas  mas  de  la  que  al  tiempo  de  es- 
ta nueva  Arquería  tenia  siendo  assi 
que  se  haülo  que  los  señores  €hver' 
nadores  anteriores  la  elevaron  á  la 
targeapoco  mas  de  vara.  De  don- 
de se  vee  que  en  esta  ultima  cons- 
trucción se  ha  coseguido  llegase  á  la 
de  dos  varas,  y  tres  quartas  de  al- 
titud mas  de  la,  que  en  su  origuen  (sio) 
tubo,  presediendo  (como  vá  di- 
cho) varios,  prolixos,  y  esqui- 
citos  experimentóse 

1  Como  paréntesis,  diremos  qne  ambas  inscripciones  estin  tradncidaí  al  f ran- 
ees en  la  obra  del  Sr.  D.  Antonio  García  Cubas:  ••  Étnde  Géograpbiqne,  Statittiqae, 
Ddseriptiye  et  Historiqne  des  titats  Uois  Hoxieains.n — México — 1889.  Bneno  se- 
rá que  las  copiemos  para  que  sirvan  también  de  cotejo  á  las  anteriores. 

Dioen  las  Tersiones: 

I'  Oet  aqnédne  a  été  terminé  le  20  Mars  de  1*  année  mil  sept  cent  loixante  diz 
nmd,  tona  le  régne  de  Sa  Hajesté  Catholiqne  Charles  III  qne  Bien  garde,  et  aona 

Memorias  Ix89»-93J,  T.  VI,  18 


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1^3  Memorias  4e  la  Sociedad  Oientífica 

Muy  cercana  á  la  garita  de  Chapultepeo  existe  una  fuente, 
entre  los  arcoSi  de  estilo  churrigueresco;  tiene  dos  lápidas  de 
mármol,  cada  una  como  de  una  tercia,  por  media  yara:  en  ellas 
están  esculpidas  estas  inscripciones: 


Bbt/  en  las  Es- 
pañas  LA  OATH/ 
Mag/  del  S.»  D,"  Pbb- 

HAKDO£Lyi(Q 

Dios  Q."  y  e  su 
nom,»  la  nueva 
Esp/EL  Exa*S.vM- 
arquez  de  las 
Amarillas,  se  fa- 
bricó ESTA  PH/A. 


r  administr&tion  de  S.  £.  Don  Antonio  Bncareli  y  ürtua,  Yioe-roi,  Gonrerneor, 
Capitaine  general  de  la  NoQveUe  Eipagne,  et  président  de  l'Aadienoe  Rojal,  che- 
Talier  grand-croix  et  commandeor  de  TOrdre  de  San  Juan,  gentilhomme  de  la 
ebambre  de  S.  M.  et  lientenant  géoéral  des  arméea;  de  D.  Hignel  de  Aceyedo,  jnge 
eonaervenr  des  biens  et  des  contríbntions  de  la  villa,  eonseiller  privé  et  anditeur 
prés  an  conseil  de  S.  M. ;  et  de  D.  Antonio  de  Mier  y  Terán,  joge  oommissaire  et 
regisseor  perpétaei  de  la  ville.  m 


"Le  nombre  d'arcs  des  sonroee  de  Obapultepec  au  résenroir  est  de  90i.  la lon- 
gneor  totale  de  Taquéduc  ^st  de  4,663  varas  (0°*84).  Aprés  une  serie  d'expéríen> 
ees,  cntreprises  k  Tefifet  dlobtenir  une  meilleure  distribution  on  a  dü  elever  de  une 
vara  trois  quarts,  l'ancien  aquéduc  rehaussé  par  les  Gouverneurs  antérieurs  d'une 
yaia  au  dessus  de  son  anclen  niveau.  D'oü  Ton  oroit  que  Taquéduo  actual  atteint 
míe  bauteur  de  deux  vares  trois  quarts  au  dessus  de  son  premier  niveaa.  m 


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"Afitoftio  Alsata.  ti 


139 


2» 

Siendo  Jvkz  sü- 
pebin,"  de  las  o- 

bbas  de  tabgeas  y 

arcos  y  jvez  de 

AGUAS,  EL  Sr  D."  Jo- 
*      SEPH  ÁNGEL  DE 
CVEBAS  Y  AGVIRR.» 

Regidor  perpetv.'* 
de  la  nov."^  c."  de 
MbxiooT 

Nótase  que  no  terminaron  de  esculpir  esta  última  leyenda; 
pues  la  E  del  vocablo  México  está  á  media  acabar,  lo  mismo  que 
la  Y  siguiente. 

Don  Agustín  de  Ahumada  y  Viilalón,  Marqués  de  las  Ama- 
rillas tuvo  á  su  cargo  el  gobierno  de  la  Nueva  España  de  1755 
&  1760. 

Recorriendo  el  acueducto,  desde  Ghapultepec  hacia  Belén, 
nos  encontramos  casi  frente  á  la  finca  conocida  con  el  nombre 
de  ''Casa  Colorada,"  una  lápida  alta,  embutida  en  un  estribo. 
Dice: 


Prosigüio  esta  Obra 
DE  ESTE  Arco  D,  Gaspar 
Hurtado  de  Mendoza  re- 
gidor Decano  desta  No- 
bilísima Ciudad  Año 
DE  1764. 


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1  iO  Hemoríai  de  la  Sociedad  Científica 

Cerca  del  lugar  donde  se  bifurca  la  yia  férrea  que  por  allí 
pasa,  y  que  conduce  al  depósito  de  los  ferrocarriles  del  Distrito 
y  á  Tacubaya,  encontramos  en  la  clave  de  un  arco,  la  fecha: 


1768, 

probablemente  en  la  onal  se  acabó  aquella  obra,  no  entendién- 
dose  lo  que  «licen  otras  letras  que  aparecen  borradas. 

Siguiendo  el  acueducto  hacia  Belén^  y  sobre  un  estribo,  es- 
tá otra  lápida  de  mármol  blanco,  en  la  que  se  lee: 

Hernando  la  Catho't  Mag^  de  el  8.  D.  Carlos 

III  íq,  D.  G,J  y  siendo  virrey  ChvJ  y  Cap^  Gen} 

de  esta  N.  E,  el  Exmo.  SJ  Frei  J)."*  Antonio  María 

Bucareli  y  Vrsita  Caballero  de  él  Orden  de 

S."^  Juan  Comendador  de  la  Bóveda  de  Toro 

en  él  mismo  Ofñ.  Then,^  Gen}  de  los  B.*  Exercitos 

i  él  Sr.  Oidor  D,  José  Bodriguee  del  Toro  del 

Cfm,  de  Cálfifrava  Juez  Super,^  Conservador 

de  Propios  y  Bentas  de  esta  N,  C.  y  D.  Antonio 

de  Mier  i  Terán  Beg}"^  Perpetuo  Juejs  sup}* 

de  esta  Arquería,  Se  acavo  Perfecta  este  Puente 

del  Sig}*  tramo  á  fin  de  Maio  1772  a.* 

Desde  este  lugar  se  hace  visible  la  numeración  de  los  arcos 
sobre  las  claves ;  estando  la  lápida  citada  precisamente  entre  los 
arcos  marcados  con  los  nums.  565  y  566.  Hasta  el  lugar  donde 
empieza  la  calzada  de  la  Piedad,  se  contaban  633  arcos,  hacien- 
do todos  un  total  de  904,  como  ya  se  ha  leído  en  la  primera  do 
las  inscripciones  copiadas. 

Véase,  entre  otras  cosas,  la  Memoria  para  la  Carta  Hidrográ- 
fica del  VdOe  de  México^  por  D.  Manuel  Orozco  y  Berra,  etc. 


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"  Antonio  Alnte.  n  1^1 


mSORIPOIONBS  DB  LA  ¿POCA 
DEL  SEGUNDO  CONDE  DE  REVILLAGiaBDO, 

Tomamos  de  las  ''Noticias  de  MéxicOi"  por  D.  Franoisco 
Sedaño,  tomo  U,  páginas  137  y  siguientes,  las  importantes  ins- 
cripciones que  á  continuación  se  copian: 

^^  Lápidas  de  la  entrada  dd  Paseo  de  HeviUagigedo: 

En  el  feliz  reinado  del  Augissto  Sr.  Don 
Garlos  IV,  gobernando  estos  dominios  el 
Exmo.  Sr.  D.  Juan  Vicente  de  Güemes,  &. 
&•  virrey,  gobernador  y  capitán  general 
de  esta  Nueva  España,  presidente  de 
real  Audiencia  &.  Institutor  del  buen 
orden  y  policía,  y  promotor  especial 
de  las  obras  públicas." 

''Otra  lápida  puesta  en  frente  dice: 

"De  aquí  á  la  garita  de  la  Viga 
1859  varas:  de  aquí  á  la  garita  de 
la  Candelaria  1016 :  de  aquí  al  puen- 
te de  los  cuartos  310:  de  aguí  á  la 
Calzada  de  la  Piedad  1108:  de  a-  ' 
quí  á  la  garita  2726  (son  7655  vs.)'^ 

"El  Paseo  y  tramo  del  Puente  de  los  cuartos  á  la  calzada  de 
la  Piedad  se  hizo  de  nuevo,  lo  demás  se  reparó  y  compuso,  y 
también  la  calzada  de  San  Antonio  Abad.  Esta  digresión  no  es- 
tá puesta  en  la  lápida." 


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Ht  Memoríat  de  la  Soo¡ed«d  Oientífioa 


"Lápidas  de  las  cuatro  fuentes  ó  aequbto- 

NES  DE  agua  de  LA  PLAZA  KA70B. 

En  la  de /rente  á  Catedral: 

''Reinando  felizmente  el  Sr.  D.  Garlos 
IV  y  siendo  virrey  el  Exmo.  Sr.  D.  Juan 
Vicente  de  GHiemes  Pacheco  de  Padilla, 
conde  de  Revillagigedo,  se  rebajó 
esta  plaza  en  los  años  de  1790  á 
1793,  se  construyeron  sus  cuatro  fuen- 
tes, se  rebajó  también,  redu  joya- 
domó  el  atrio  de  la  Santa  Igle- 
sia Catedral,  y  se  concluyó  y 
hermoseó  su  fachada." 

"En  la  de  frente  de  la  puerta  principal  de  Palacio^  con  in- 
clinación á  la  puerta  de  la  cárcel  de  corte: 

''El  año  de  1790,  reynando  felizmen- 
te el  Sr.  D.  Garlos  IV,  y  siendo  virrey 
el  ExmcSr.D.  Juan  Vicente  de  Oüe- 
mes  Paéheco  de  Padilla,  conde  de  Be- 
villagigedo  se  estableció  el  alum- 
brado general  en  las  calles  de  es- 
ta ciudad,  y  los  útilísimos  guarda- 
faroles  que  los  cuiden  y  de  la  se- 
guridad pública." 

''En  la  de  frente  de  la  puerta  que  llaman  del  virrey,  desde 
el  afio  de  1790  al  de  1793: 


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«'Antonio  Alttto.rt'  Ut 

"En  el  peinado  del  Sr.  D.  Carlos  IV 
hallándose  encargado  del  gobierno  de  es- 
te reino  el  Exmo.  Sr.  D.  Juan  Vicente 
de  Pacheco  Padilla,  conde  de  Bevilla- 
gigedo  se  levantó  el  plano  de  ésta 
Giudadi  se  colocaron  azulejos  en  to- 
das sus  calles  y  plazas  expresan- 
do sus  nombres,  se  numeraron  las 
casas,  se  marcaron  las  accesorias, 
se  pintaron  las  fachadas  de  mu- 
chos edificios  y  se  estableció  la 
limpieza  general,'^ 

''En  la  que  estuvo  en  la  entrada  por  las  casas  de  cabildo: 

''En  el  feliz  reinado  del  Sr.  D. 
Carlos  rV,  y  gobernando  esta  Nue- 
va España  el  Exmo.  Sr.  D.  Juan 
Vicente  de  Güemes  Pacheco  de  Padi- 
lla, conde  de  Revillagigedo,  se 
hicieron  en  las  principales  calles 
de  esta  ciudad,  desde  el  año  de  1790 
al  de  1794,  545,039  varas  cuadra- 
das de  empedrado,  16,535  de  tar- 
gea,  27,317  de  banqueta,  colocan- 
do las  cañerías  debajo  de  ellas, 
formando  y  ordenando  las  plazas 
del  mercado.'^ 

Estas  fuentes  fueron  más  tarde  demolidas:  en  su  lugar  se 
construyeron  otras;  pero  las  lápidas,  como  siempre,  desapare- 
cieron en  manos  destructoras  é  ignorantes^ 


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144  Momorutfi  -do  la^ooiedad  Científica 

Seguimos  copiando  á  Sedano: 
"Frente  á  la  entrada  dd  Foseo,  frente  á  San  Femando: 

{ i  DOKDB  sor  BSll  LA  EffT ATüA  BCVBITRB  DI  CaELOS  IV !  ) 

''Se  hizo  esta  calle  de  árboles  á  costa 
de  la  Nobilísima  Ciudad,  y  se  abrió  co- 
municación desde  San  Fernando  al 
paseo  de  Bucareli,  reinando  el  Sr.  D. 
Carlos  IV,  y  siendo  virrey  de  estos  rei- 
nos el  Exmo.  Sr.  D.  Juan  Vicente  de 
Güemes  Pacheco  de  Padilla,  conde  de 
Revillagigedo,  en  el  año  de  1794." 

"En  la  fuente  que  estuvo  frente  de  la  horca  de  la  Acorda- 
da, en  el  puente  llamado  de  Ojalá: 

"Reinando  felizmente  el  Sr.  D.  Car- 
los IV  ( que  D.  G. )  y  gobernando  el 
Eixmo.  Sr.  D.  Juan  Vicente  de  Güemes 
Pacheco  de  Padilla,  conde  de  Revi- 
llagigedo, se  hizo  este  paseo  lla- 
mado de  Ojalá,  desde  la  Acordada 
hasta  la  Arquería,  á  costa  de  l6s 
fondos  de  la  nobilísima  ciudad, 
año  de  1791. '^ 


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••  Antonio  Al^te.  u  145 


"Eñ  la  que  estuvo  en  la  esqulua  de  la  Tlaxpana: 

"Reinando  el  Sr.  D.  Carlos  IV  (q. 
D.  g.)  y  gobernando  el  Exmo.  Sr. 
D.Juan  Vicente  deüüemes  Pache- 
co de   Padilla,  conde  de  Bevilla- 
gigedo,  se  renovó  y  empedró  este 
paseo  y  calle  de  la  Tlaxpana 
á  costa  de  la  nobilísima  ciudad; 
año  de  1791.  >^  . 

"En  la  del  arca  ohato,  á  la  entrada  de  Chapultepec,  yendo 
por  la  Verónica: 

"En  el  feliz  reinado  del  Sr.  D.  Car- 
los IV,  y  gobernando  esta  Nueva  Es- 
paña el  Exmo.  Sr.  D.  Juan  Vicen- 
te de  Quemes  Pacheco  de  Padilla, 

se  hizo  este  paseo  llamado  de  la 

Verónica,  costeado  del  fondo  de  la 

lotería  auxiliar,  destinado  para  o- 

bras  publicas,  en  el  año  de  1792.'' 

"Al  empezar  la  arquería  del  agua  que  viene  de  Chapultepec: 

"En  el  año  sexto  del  feliz  reinado 
de  D.  Carlos  IV,  Rey  de  España  y  de 

las  Indias  durante  el  gobierno  del 
Exmo  Sr.  D.  Juan  Vicente'  do  Quemes 

Pacheco  de  l'adilla,  conde  de  Re- 
^  tillagigedo,  virrey  de  esta  Nueva  Es- 
paña, se  construyeron  ésta  casa  ^ 
y  acueducto  subterráneo  por  la  di- 
rección de  D.  Juan  Damián  Or- 
tiz,  arquitecto  de  la  nobilísima  ciu- 
dad, año  de  1793." 

McBonu  [tl9s*93l>  T.  VI,  19 


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\i$  Memorias  de  ^SoeiedA40i6ntifiea 

''  En  C^ultop^,  al  empezar  el  ea|iiÍA9  para  7aoHlt>ajfi,  que 
yaá  Tolaca: 

'^Aíio  de  1793.  Reinando  felizTBepte 
el  l^r.  D.  Garlos  lY  siendo  virrey  el 
S^^mo.  Sr.  D,  Juan  Vicente  de  Que- 
mes Pacheco  de  Padilla,  conde  de  Be- 
yillagigedo,  se  dio  principio  en  el  mes 
de  Noviembre  á  este  camino  de  Mé- 
xico á  Toluca,  cuya  latitud  es  de 
catorce  leguas,  disponiendo  se  tomase 
á  réditos,  sobre  el  pago  que  debe  es- 
tablecerse, el  caudal  necesario  para 
tan  digna  empresa,  que  encargó  fd 
coronel  D,  Bernardo  Bonavia,  corre- 
gidor de  México,  y  á  la  dirección 
de  D.  Miguel  Mascaró,  ingeniero 
ordinario  de  los  reales  ejércitos. '' 

"En  la  fuente  de  la  plazfi  de  Santa  Catarina  Mártir: 

-  "Reinando  el  Sr.  D.  Carlos  IV  y  go- 
bernando el  Bxmo.  Sr.  O.  Juan  Vi- 
cente de  Quemes  Pacheco  de  Padilla^ 
conde  de  Bevillagigedo,  se  fabricó 
ésta  fuente,  costeado  de  los  fondoá 
de  la  lotería  au&iliar,  destina- 
dos para  obras  páblioaa.  Año  de  1791.'' 


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«AnÍófrióAltaite.ii  í^ 


PUENTE  DB  SAN  lIzABO. 

En  la  garita  de  este  nombte,  al  Oriente  de  la  Ciudad,  y  so- 
bre el  canal  de  desagüe,  existe  un  puente  de  mamposteria,  don- 
de eomienza  el  antiguo  camino  pnra  Veracruz. 

Á  ambos  lados  tiene  sus  bardas,  también  de  maroposteriai 
y  en  ellas  sendas  lápidas.  En  la  que  ve  al  Sur,  j  que  es  de  már- 
mol, fefdTe'ndo  cómo  una  vara  y  tercia,  por  vaVáy  media,  ha'bía 
unaa letras  metálicas  incrustadas;  las  huellas  se  conservan  per- 
fectHmente,  al  grado  de  poderse  leer  sin  gran  dificultad  loque 
Mí  dice/ aun  cuando  la  piedra  está  un  poco  deteriorada;  y  sería 
de  desearse  que  documentos  tan  curiosos  para  nuestra  historia, 
fueran  cuidadosamente  conservados,  por  hallarse  expuestos  a 
desaparecer,  por  desgracia,  en  tiempo  no  muy  lejano.  Tenemos 
motiumentos  como  la  curiosa  fuente  del  Salto  del  Agua,  que  se 
hallan  muy  abandonados,  rodeándoles  asquerosos  desechos  y 
maltratados  por  la  ignorancia  estúpida  del  vulgo.  La  inscripción 
á  que  nos  hemos  referido  antes^  dice  lo  siguiente: 

MÍfeXIOO  á  9  DB  DiOIBMBRX 

AWDBir96; 

Bv  isn  nAMntWnn-^ietcaBákB.  Bk¿  OvkpüBÁlfdií  lAí^itt  hbuiá  N.  8. 

Había  Luisa  dk  BodBdn"  sb  oolocIÓ  la  BSfiírDA  xqubstbb  db  N.  A. 

XOXABOA  OaBLOS  IV. BN  LA  PLAZA  XATOB  DB  B8TA  CAPITAL  T  Wt  DIO 
PBIVOIPIO  i  B8TB  OAláBO  LLAXADO  DB  LUISA  «OB  8BQU1BÍ  SAffPA 

Vbbaobuz  paba  pbiboipiar  bl  oombboio  t  la  ooxodidad  p^buoa 

PBOMOÜIO  TAN  IMFORTAITTB 

OBRA  AL  RBY  T  AL  BBTMO 

DBSBADA  POB  MÍS  DB  DOS  SIGLOS 

BL  ACTUAL  BXMO  SbÍÍOB  VlBBltT  DOK  MlQUEL  LaOBUA 
ÉAB4«$Wl>«^^BBA%CIfOKlB'&.  tk,  iU 

INSIGNB  PBOfffiOTOEDB  CAMINOS 

BNOARGA^DO  LA  BZBCÜCION  DB  BSTfr 

AL  B."-  TÍÜBüií^L  ¿BL  CÓlíSÜLAlk)  ¿B  ÍC.  B. 

morDO  Fbxob  t  CÓbsulbb  los  tíiioitA  dob  Abtobio  db  Baíbooo,  Dob 

BoDBioo SjMSÉIIt}YÍ:  MUSfttf^CNrrtÉBlta di  Labbaí 


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148  Memorias  de  U  Sociedad  Científica 


La  otra  lápida  pequeña  mira  al  Norte,  y  en  ella  se  lee: 
Reparado 

POR  EL  MlNlSTErtlO  DE  FOMENTO 

1879. 


PLAZA  DEL  BX-MBBOADO  DEL  "VÓLADOB." 

Situada  al  costado  Sur  del  Palacio  Nacional,  y  al  frente  de 
lá  Ex-Universidad.  La  primera  piedra  del  mercado  la  colocó 
solemnemente  el  general  Santa- Anna,  la  tarde  del  31  de  Di- 
ciembre de  1841;  más  una  inscripción,  que  al  deeir  de  Carlos 
María  de  Bustamante  en  su  obra  *' Apuntes  para  la  historia  del 
Gobierno  del  general  D.  Antonio  López  de  Santá-Anna,  p&g. 
30,  era  la  siguiente: 

Pr<eclarus  Milicia  Itepublique  (sic) 

Dux 

Et  Ltbertatis  et  Becoris  Patrim 

Fundamenta  possit 

Antoniüs  López  de  Santa- Akna 

Ann.  M.DCCCXLI 

Bustamante  traduce  así  la  inscripción : 

El  ilustre  Jrfe  del  ^iército 

y 

Be  la  Bepública 

Antonio  López  de  Santa^Anna 

En  él  año  de  1841 

Puso  los  fundamentos  de  la  libertad  de  la 

Patria 

f  desús  iibras  de  ornato. 


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"Antonio  Álzate,  n  149 


El  15  de  Febrero  de  1890  quedó  suprimido  dicho  mercado, 
con  beneplácito  de  la  cultura  de  nuestra  Ciudad;  Pf^partiéndose 
los  vendedores,  en  los  mercados  de  la  Merced,  San  Juan,  Lo- 
reto,  etc.  Actualmente  construye  en  la  plaza  mencionada  el 
Ayuntamiento^  un  suntuoso  edificio,  cuyo  destino  ignoramos 
todavía.  £1  ala  NO.  del  mercado  del  Volador,  se  manddderri* 
bar  en  Febrero  de  1892. 


CASA  NUM.  3  DB  LA  CALLE  DB  SAN  AGUSTÍN.  . 

Aquí  vivió  el  sabio  y  benemérito  Bailón  de  Humboldt,  que 
tanto  contribuyó  al  desarrollo  de  nuestra  Historia,  pero  espe- 
cialmente al  de  nuestra  Fauna  y  Flora,  acompañado  del  insig- 
ne naturalista  Bonpland» 

En  la  fachada  de  la  casa  hay  una  lápida  de  mármol  bl^noo, 
colocada  en  el  entresuelo^  y  en  la  cual  lápidaí  con  grandes  ca- 
racteres, se  lee: 

A  LA  MEMORIA 
DE 

ALEJANDRO  DE  HÜMBOLDT 

que  vivió  en  esta  casa»  en  el  año  db  1803. 
En  el  centesimo  aniversario  de  su  nacimiento 

Los  alemanes  residentes  en  México 
Setiembre  14  de  1869. 


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190  MemoríM  á$  k  SoeMad  Oientífiea 


MUSOO  NACIONAL. 

En  )a  parte  superior  de  ta  puerta  de  entrada  k  etáé  e«iabl€i* 
einíentOy  se  ha  pueste  á  descubierto  rdcieateaiente  la  tkfstámat- 
te  inscripción: 

Rbtvavdo  bv  las  EspiiAs  La  0.  M.  dvl  S.  D.  Fhklipb  V. 

8IBVDO  VlBBRT  DI  E8TI  BVO  IL  Ex.»*  S.  *  D.  JUAH  DI  AoOÍA  MaKQUI^ 

DB  Gasa  Fubbtb  sb  dio  fbivoif?  a  bsta  R*-  Obra  t  sb  aoabo  a  bl  sb? 

nXO  MBS  DB  tu  PALLBCIM^   0OÜER  NABDO  EL  Bx.n<»S.  D.  JUAN  AbT?  ViB 

BABBOB  ABlPa  YlERBT  T  EXimOIilfDV  DB  SoPtldttBB 

DBVTB  JUBZ  PriUATIOO  DB  BSTA  R.  O  ASA  BL  8.  D.  JuSKPB  FraBZ  VbI 

tía      LtBAOB     DBL      OoHSBJO     DB      Sv  MaQBSTAD     T     SU     OtDOR     DBSTA     RbAL 

AtíDOiroiA    káo    DB    ICD.OC.XmV. 

Eh'  el  eeii4lro<  de^  esta  ínscfripeióti  habfo  tm  escudo  dtf  imims 
reales  con  atributos  de  España  y  de  loa  antiguo»  tfiesicanos^  cu- 
j0  ^icud^  fué  destruido  según  presutnitAos  k  couseeuencia  de 
una  ley  promulgada  poco  después  de  la  Independencia,  <|ue 
mandó  borrar  todos  los  escudos  de  armas- reales' espaftela^'^ 
las  fachadas  de  los  edificios  públicos  y  particulares. 


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~i~>i~x>in>"ii^ii^ij>rijfi  j"i  urt^Lit  '  ?i ', "i  ^'^T  ^'^.^"1^  — ' '  ~.~  "  ~ 


LAS  RUINAS 

DBL 

CERRO  DE  QUIENGOLA 

En  el  Distrito  de  Tehuantepec  ( E^tatjo  de  Oaxaca) 
por  el  Ingesiero 


<W>i^V%«\«NMA^W'V%A^«^S/«A^W>«/V%^\^ 


(Nfti  prtiMtadt  por  •!  todo  Guillermo  B.  y  ñigt  en  le  tetlftn  del  6  de  Noytenbre  do  1892). 


{JLjLBAt^JL   III) 


Al  Poniente  de  la  Ciudad  de  Tehuantepec,  en  la  ribera  de* 
^^hfik  del  ifÍQ  del  mi^mo  y  en  {rento  del  pueblo  de  la  Mixtequilla; 
9^  l^Yi^nta  en  rapidÍHÍma. pendiente,  hendiendo  su  oima  entre  las 
Qub^Si  el  cerro  de  Quieugola^    , 

A  pri ampios  de  Octubre  del  aAe  próximo  pasado,  el  8r.  Tri- 
nidad de  U  Sancha»  organizó  una  expedición  á  dicho  cerro  para 
-visitar  las  ruinaa  que  en  él  exiat^i  formada  por  el  citado  señor, 
los.  Si?es.  Adelaida  Ca.rlas,  Nabor  García,  el  que  suaeribO)  nn 
CaiSi  pii^pogr^itovado  p<ur  U.  Sü^  V*  Joana  Romeroy  tres  peoMa 
qm  ^<Ht^i||n,  \m  vÍT^JPe«* 


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152  Memorias  de  la  Sociedad  Oientífica 

.Habiendo  salido  de  Tehuantepec  á'las  cuatro  de  la  mañana, 
llegamos  á  las  seis  á  la  magniSca  posesión  que  cerca  de  la  Mix- 
tequilla  tiene  D*  Juana  Romero;  una  legua  más  adelante  va- 
deamos el  río,  y  á  las  ocho  y  media  nos  hallábamos  al  pie  del 
cerro,  en  donde  dejamos  los  caballos  para  poder  continuar  nues- 
tra ^pedición.  , 

La  vereda  que  seguimos,  abierta  con  anterioridad  por  peo- 
nes dirigidos  por  nuestro  guía,  es  en  extremo  escabrosa.  Des- 
pués de  trep  horas  de  camino  llegamos -til  lugar  que  representa 
el  plano.  Al  pie  del  fuerte  instalamos  nuestro  campamento  y 
desde  allí,  abriendo  brecha  por  entre  la  compacta  vegetación, 
llegamos  á. varias  de  laa  construcciones.  Aludía  siguiente^ coo- 
tinoamos  nuestra  ex peitición  al  cerro  del  Ocote.  Después  dé  una 
caminata  sumamente  penosa,  llegamos  á  la  cima  que  está  á  800 
metros  sobre  el  nivel  del  mar.  Allí  experimentamos  una  tem- 
peratura sumamente  fresca  que  hacía  contraste  con  la  ardien- 
te de  Tehuantepec  á  que  estábamos  acostumbrados.  Después 
de  almorzar,  excurnionamos  por  diferentes  lados  buscando  al- 
gunas ruinas  de  que  se  tienen  vagas  noticias;  pero  la  vegeta- 
ción por  una  parte  y  por  otra  la  lluvia  que  amenazaba  caer,  nos 
impidieron  seguir  nuestras  investigaciones  y  sin  lograr  el  ob- 
jeto que  nos  proponíamos,  volvimos  á  nuestro  campamento  al 
terminar  el  día.  Como  la  lluvia  se  habíii  estacionado  decidimos 
volver  á  Tehuantepec  después  de  tres  días  de  permanencia  en 
el  cerro. 

Los  datos  tomados  en  esta  expedición,  son  los  que  m^  han 
servido  para  formar  el  presente  plano.  Tomados  con  cinta  en 
un  terreno  cubierto  de  vegetación  y  con  las  incomodidades  de 
la  lluvia,  carecen  de  exactitud ;  pero  dan  una  idea  muy  aproxi- 
mada de  la  situación  é  importancia  de  las  construcbiones. 

Según  los  pocos  datos  históricos  que  existen^  en  el  último 
tercio  del  siglo  XV,  la  altiva  raza  zapoteca  cansada  del  yugo 
que  le  impusiera  la  imperial  Mexitli,'  rompió  ntis  cadenas  en 
unión  de  los  Mixtecas  y  fortificada  en  este  cerro  resistió  el  eúi- 


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"Antanio  Alttie."  153 

pnje  y  rechazó  á  las  soberbias  huestes  de  Ahuizot,  homillando 
el  orgullo  de  la  Boma  del  Nuevo  Continente. 

La  historia  pasó  desdeñosa  junto  á  aquella  lucha  de  titanes 
7  ahora,  entre  los  descendientes  de  aquella  raza  indómita,  sólo 
algunas  leyendas  fantásticas  recuerdan  las  hazañas  de  sus  ma- 
yores. 

El  cerro,  rodeado  por  todos  lados  de  escarpadas  rocas,  pa- 
rece forjado  por  la  naturaleza  para  atalaya  de  la  libertad.  En 
las  pocas  partes  por  donde  podía  ser  accesible,  levantaron  los 
zapotecas  formidables  trincheras  que  el  tiempo  ha  respetado. 
Tres  hileras  de  éstas,  escalonadas  á  distintas  alturas  hasta  lle- 
gar á  la  meseta,  hacen  del  lugar  una  fortaleza  inexpugnable. 
Muralla  de  piedra  caliza  y  basáltica  de  seis  metros  de  ancho  y 
de  uno  á  cuatro  de  altura  rodea  la  ultima  meseta,  cuya  altura  me- 
dia es  de  250  me^s  sobre  el  nivel  del  mar,  y  tiene  rellenas  las 
cañadas  con  grandes  piedras  hasta  formar  una  superficie  enare- 
nada con  suave  declive  hacia  el  SE.,  en  la  que  se  levantan  mu- 
dos y  sombríos,  desafiando  á  las  edades,  los  monumentos  que 
dejaron  los  guerreros.  A  un  metro  de  profundidad  se  encuen- 
tran en  la  muralla  criptas  que  aún  conservan  el  osario  de  los 
▼alientes  que  murieron  en  el  combate.  Por  todas  partes  se  ele- 
van muros  de  piedra  y  argamaza  y  pequeños  miradores  cilin- 
dricos y  octogonales.  Al  Sureste,  formando  triángulo  estraté- 
*gico,  oprimen  el  suelo  con  su  peso  tres  formidables  fuertes  en 
cnya  cima,  que  hace  extenso  terrado,  aun  existen  los  muros  de 
tierra  cocida  que  formaban  las  habitaciones  de  los  generales. 
Al  Oriente,  al  pie  de  enhiesto  pico,  se  levanta  gigantesca  pirá- 
mide truncada  que  recuerda  las  colosales  construidas  por  los 
Faraones  y  las  de  Teotíhuacán  y  de  Gholula,  amplia  y  magnífi- 
ca escalinatia  descendiendo  por  el  mismo  rumbo,  termina  en  bien 
nivelado  patio;  en  frente,  otra  escalinata  más  empinada,  da  ac- 
ceso á  un  torreón  asentado  sobre  las  rocas  como  nido  de  águila 
caudal. 

El  panorama  que  desde  allí  se  observa  es  indescriptible. 

MenoriM  [1899^],  T.  VI,  20 


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154  Memoríts  de  la  Sociedad  Científica 

A  más  de  200  metros  abajo,  casi  á  plomo,  pasa  encañonado 
el  río  ¿e  Tehuantepec,  yendo  á  extender  su  cauce  en  frente  de 
la  Mixtequillaj  sigue  serpenteando  entre  praderas  siempre  ver- 
des, atraviesa  la  ciudad  que  le  da  su  nombre,  retratando  sus 
edificios,  7  va  lentamente  á  morir  al  Océano. 

Al  Noreste,  el  valle  como  un  mar  de  verdura,  se  extiende 
sin  ninguna  ondulación  y  va  á  desvanecerse  en  las  faldas  de  la 
lejana  cordillera.  Las  aldeas  blanqueando  entre  los  penachos 
de  las  palmeras,  el  humo  de  las  cabanas  disipándose  como  lige- 
ra nubécula,  el  camino  de  fierro  y  los  caminos  carreteros  como 
red  tendida  sobre  el  campo,  forman  conjunto  magnífico  y  en< 
cantador. 

Al  Este  se  ve  perfectamente  marcada  la  costa  que,  6  termi- 
na suavemente  para  recibir  las  caricias  del  Océano,  6  introdu- 
ce brusca  sus  abruptos  peñascos  para  detener  el  empuje  de  las 
olas  que  los  adornan  con  espuma  nivea.  A  lo  lejos,  como  espe- 
jo de  plata,  se  extiende  el  lago  superior,  separado  del  mar  por 
angosta  faja  de  tierra;  más  allá  la  tersa  superficie  del  Océano 
y  después  la  azulada  faja  de  la  cordillera  perdiéndose  entre  va* 
porosos  celajes. 

Al  Sur,  el  mar  inmenso,  el  horizonte  confundido  con  el  cie- 
lo, el  espacio  que  abruma  al  pensamiento 

¡  Cuántas  veces  al  contemplar  este  paisaje,  los  jefes  de  los 
sitiados  reforzarían  su  patriotismo  y  su  amor  á  la  libertad ! 

La  naturaleza  va  posesionándose  de  la  obra  del  hombre;  los 
vegetales  hendiendo  sus  raíces  en  los  muros  tienden  á  destruir- 
los; en  los  sitios  que  hace  cuatrocientos  años  resonaron  el  grito 
del  combate  y  los  cantos  de  la  victoria,  sólo  turba  el  rumor  del 
viento  y  el  ruido  que  hacen  los  reptiles  -entre  la  hojarasca. 

La  vida  de  los  pueblos  como  la  de  los  individuos  consta  de 
recuerdos  y  esperanzas,  formando  aquellos  las  premisas  para 
el  porvenir,  siempre  que  los  factores  no  hayan  tenido  grandes 
variaciones.  Por  eso  todos  los  pueblos  procuran  la  conservación 
de  los  monumentos  que  les  legaron  sus  antepasados, 'que  son 


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•>  Antonio  Alsate-n  1^^ 

las  páginas  vivientes  de  su  historia  y  en  torno  de  los  cuales  se 
reúnen  en  los  días  aoiagos  de  la^  patria  para  cobrar  como  Anteo 
nuevos  bríos  y  resistir  los  embates  de  la  suerte. 

Méjcico  debe  conservar  los  monumentos  como  el  de  que  se 
tra<ia;  pues  no  son  el  producto  de  una  raza  extinta  que  sirvan 
meramente  de  curiosidad,  sino  la  página  escrita  por  una  raza 
amante  de  la  libertad  y  del  trabajo,  cuyo  vigor  latente  espera 
la  voz  de  un  mesias  que  la  levante  y  la  haga  entrar  en  la  comu^ 
nión  de  las  razas  viriles  á  que  pertenece* 

Sobre  las  ruinas  grandiosas  del  antiguo  Egipto  so  asientan 
los  aduares  de  las  tribus  nómadas  por  cuyas  venas  ya  no  corre 
ni  un  corpúsculo  de  la  sangro  de  los  Faraones,  y  el  viajero  se 
detiene  á  preguntar  á  los  esfinges  la  historia  de  la  humanidad 
y  no  la  historia  de  una  raza  que  no  existe.  Pero  sobre  las  rui- 
nas que  existen  en  el  vasto  territorio  mexicano,  aún  late  el  co- 
razón de  razas  aletargadas  pero  no  destruidas.  Despertar  estas 
razas,  ponerlas  en  aptitud  de  luchar  en  el  campo  Sel  trabajo  con- 
tra las  hordas  llenas  de  codicia  que  la  Europa  arroja  sobre  nues- 
tro territorio,  tal  es  el  deber  de  todo  buen  mexicano. 

La  posición  geográfica  de  México  le  augura  en  porvenir  no 
lejano  un  puesto  prominente  en  la  escena  del  mundo;  pero  ¿se- 
rán las  razas  hijas  de  México  las  que  representen  el  principal . 
papel f  ¿No  seguirán  siendo  parias  á  quienes  se  arroje  un  men- 
drugo del  banquete  con  que  la  naturaleza  les  brindaraf  México 
al  llegar  al  lugar  que  le  corresponde,  ¿podrá  llamarse  mexicano 
Problemas  son  estos  que  se  resolverán  según  la  atingencia  de 
los  gobiernos  y  las  miras  de  los  ciudadanos  pudientes. 

Conservar  todo  lo  que  pueda  recordar  la  grandeza  del  pue- 
blo mexicano,  conservar  y  hacer  progresar  la  raza  que  forma 
su  principal  elemento,  es  lo  único  que  puede  darle  personalidad 
y  constituir  una  nación  autónoma  y  viril.  De  otra  manera,  ten- 
dremos un  vasto  mercado  en  el  que  cada  cual  procure  sacar  el 
mejor  partido;  pero  no  una  raza  que  apoyada  en  sus  tradicio- 
nes trabaje  de  consuno  buscando  un  porvenir  brillante. 


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156  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 

Ojalá  que  estas  consideraciones  surgidas  ante  las  grandio- 
sas ruinas  del  Cerro  de  Quiengola,  encuentren  eco  entre  los  bue- 
nos mexicanos. 

México,  NoTÍembre  de  1892. 


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L^8 

ESTRELLAS  FUGACES 

DB  23  DB  NOVIBMBBB  DB  1892 


POK  BL  rRortsoK 


Socio  HoaaorasLo. 


A  las  9  pm.  del  28  de  Noviembre  de  1892,  hora  de  las  ob- 
senraciones  meteorológicas,  buscando  si  había  nebulosidad  me 
encontré  con  que  habia  una  verdadera  lluvia  de  estrellas  fuga- 
ces. Como  JO  sólo  era  insuficiente  para  contarlas,  me  auxilié 
con  mi  pequeña  hija  Ana.  Ella  veía  del  Norte  al  Sur  y  yo  del 
SuT  al  Norte,  En  treinta  minutos  contamos  cuatrocientas,  y  con 
el  fin  de  cerciorarme  si  ella  no  exageraba  el  número,  pues  que 
contaba  m&s  de  las  que  yo,  fui  á  ocupar  su  sitio  y  me  persuadí 
da  que  contó  bien,  sino  que  ella  veía  á  la  región  en  donde  eran 
más  numerosas.  No  estaba  á  nuestro  alcance  todo  el  hemisfe- 
rio Norte  que  era  en  el  que  se  presentaban  y  por  lo  mismo,  sin 
duda,  dejamos  de  contar  el  número  verdadero. 

Se  veían  seguir  todas  direcciones,  teniendo  por  centro  un 


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158  Memorias  de  U  Sociedad  Científica 

amplio  espacio  del  cielo,  pero  pudiendo  estrecharlo  con  decir 
que  principalúaente  entraban  por  Andrómeda  y  que  de  allí  irra- 
diaban al  lugar  donde  se  hallaba  Júpiter  y  á  Casiopea,  Pléyades, 
Orion,  Cuadrado,  etc.,  etc.  La  mayor  parte,  6  á  7  sobre  10,  ca- 
minaban de  NNE.  á  SSW. 

Deben  haber  penetrado  poco  en  la  atmósfera  según  se  infie- 
re de  lo  corto  de  sus  estelas  y  de  su  duración. 

No  permitiéndome  mi  mala  salud  libertad  en  mis  acciones, 
suspendí  la  observación;  pero  á  las  10  horas  30  minutos  la  re- 
petí por  una  ventana  que  ve  al  Sur  y  vi  que  la  lluvia  continua- 
ba con  la  misma  intensidad. 

Por  esta  circunstancia,  y  porque  al  día  siguiente  el  Sr.  Pro- 
fesor Frumencio  Oalván  me  comunicó  exprofeso  que  cerca  de 
las  12  pm,  contó  170  en  diez  minutos  en  la  región  de  Orion,  así 
como  porque  hay  que  añadir  las  que  no  estuvieron  á  nuestro 
alcance  (casi  del  cénit  al  W.),  creo  que  por  lo  bajo  cayeron  á 
1,000  por  hora. 

Ningún  bólido  sé  yo  que  se  haya  visto  esa  noche,  pero  en  U 
del  día  25  hacia  las  9  pm,  pasó  uno  del  E.  al  W.  con  color  y  es- 
tela verdes  muy  acentuados,  visto  por  mi  buen  amigo  el  Sr.  D. 
Jesús  Fernández. 


Si  referimos  ahora  este  acontecimiento  á  otros  anteriores, 
resulta  que  se  verificó  á  los  32  años  3  y  medio  meses  de  otro 
análogo.  En  efecto,  me  refiero  al  de  la  noche  del  9  y  madruga- 
da del  10  de  Agosto  de  1860,  visto  por  dos  ejércitos  contendien- 
tes :  el  de  GU)nzález  Ortega  y  Doblado,  y  el  del  general  Miramón  ¡ 
aquel  en  la  loma  de  las  Ánimas  y  éste  en  toda  la  parte  N  W.  de 
los  egidos  de  Silao.  Entonces  fué  tanto  ó  más  abundante  el  nú" 
mero  de  exhalaciones,  según  las  noticias  que  me  dieron ;  aun- 
que me  inclino  á  lo  segundo,  pues  ahora  me  dice  el  Sr.  Ealalio 
Gasea  que  duró  el  fenómeno  todavía  la  noche  del  10  después  de 
la  batalla*  Otra  oircnnstanoia  digna  de  atención  cita  este  señor 


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•>  Antdaio  Alíate,  u  16d 


j  68  que  aquellas  igualmente  puede  decirse  á  las  de  ahora,  caían 
de  Norte  á  Sur,  lo  cual  tiene  que  ser  verdad,  pues  esto  me  re- 
cuerda las  interpretaciones  que  á  esta  dirección  dieron  los  sol- 
dados aquella  vez:  los  situados  al  Norte  la  vieron  como  propi- 
cia, y  al  contrario  los  de  Silao:  para  aquellos  el  cielo  venía  en. 
su  auxilio,  y  para  éstos  el  cielo  los  tiroteaba.  Creo,  pues,  que 
en  ambas  ocasiones  la  dirección  ha  sido  del  Norte  al  Sur  pró- 
ximamente. Volveré  á  tocar  este  punto. 

Este  período  de  82^  años  se  aproxima  mucho  á  otros  obser- 
vados hasta  ahora:  los  habitantes  de  Cumaná  presenciaron  el 
mismo  fenómeno  en  1766;  después  A.  de  Humboldt  y  su  com- 
pañero Bonpland  vieron  allí  mismo  el  de  1799;  en  seguida  vie-, 
ne  el  descrito  por  el  Profesor  Olmsted,  de  Newhaven,  de  las 
noches  del  12  y  13  de  Noviembre  de  1833,  y  luego  el  pronosti- 
cado, digamos  así,  por  el  astrónomo  Olbers  para  1867  y  que  tu- 
yo lugar  en  1866.  Por  estas  fechas  vemos  que  el  fenómeno  se 
hA  presentado  en  América  en  periodos  de  33,  34  y  33  años.  Aho- 
ra ^1  presente,  como  acabamos  de  ver,  muestra  un  período  de 
32^,  pero  que  no  forma  con  aquellos  la  misma  serie  puesto  que 
aquellos  años  son  1766,  1799,  1833  y  1866  y  los  que  ahora  estu- 
diamos son  1860  y  1892. 

Sabido  es  que  el  P.  Angelo  Secchi  observó  el  del  27  de  No- 
viembre de  1872  en  Roma,  en  el  cual  en  siete  horas  y  media 
contó  13)892  exhalaciones,  pero  tampoco  con  este  año  forman 
los  nuestros  el  tal  período. 

Parece,  pues,  que  el  repetido  período  de  los  33  años  no  exis- 
te. Si  reunimos  todos  estos  acontecimientos  en  su  orden  crono- 
lógico, los  períodos  que  resultan  no  tienen,  efectivamente,  nin- 
guna regularidad,  pues  son  así :  de  33  años,  34^  27,  6,  6  y  20. 


Por  lo  que  respecta  á  la  intensidad  del  fenómeno,  se  tendrá 
idea  por  la  comparación  con  lluvias  anteriores  que  han  pasado, 
como  sigue:  ' 


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100    ,  Memoríat  de  k  Sooi«^  Científica 

La  de  1766  según  los  cnmanenses  fué  igual  á  la  posterior 
de  1799. 

Esta  de  1799,  de  ella  dijo  Bonpland  que  en  la  noche  del  11 
al  12  de  Noviembre  no  había  en  el  cielo  un  espacio  de  tres  ve* 
oes  el  diámetro  de  la  luna  sin  alguna  exhalación. 

De  la  del  13  de  Noviembre  de  1833,  Olmstod,  de  Newhaven, 
hizo  subir  á  200;000  las  caídas  de  la  noche  del  12  al  13. 

Las  de  1860,  vistas  a<{iií  la  noche  del  9  y  madrugada  del  10 
(y  la  del  11  según  el  citado  arriba  Sr.  Gasea)  fué  de  muchos 
miles  según  los  datos  que  tuve  y  que  se  recuerdan  todavía. 

La  de  1866  consta  que  fué  abundantísima  á  varios  observa- 
torios europeos. 

En  la  de  27  de  Noviembre  de  1872  ya  hemos  dicho  que  el 
P.  Secchi  con  sus  ayudantes  contó  13,892. 

Pues  bien,  la  de  ahora,  1892,  teniendo  en  cuenta  que  no  con- 
tamos las  de  todo  el  espacio  del  cielo  y  además  que  la  observa- 
ción no  fué  hecha  en  la  madrugada,  que  como  es  averiguado  es^ 
la  hora  del  máximum  y  comprobado  aquí  el  10  de  Agosto  de 
1860,  resulta  que  ha  sido  por  lo  menos  de  12,000  en  esta  noche. 

Lo  expuesto  muestra  la  desaparición  del  periodo  de  los  33 
años  y  confirma  la  observación  de  Olmsted  de  ser  el  mes  de  No- 
viembre el  más  frecuente  para  el  máximum  de  estrellas  fuga- 
ces: más  en  efecto  que  en  Diciembre,  Abril  y  Agosto. 


Llamamos  ahora  la  atención  respecto  á  la  dirección  de  la 
may^ria.  Se  ha  asentado  fundándose  en  el  estudio  de  las  que 
caen,  no  solamente  en  estas  lluvias  sino  en  las  de  noche  á  no- 
che, que  la  dirección  más  común  es  de  E.  á  W.  y  que  es  casi 
igual  el  número  de  las  que  caen  de  S.  á  N.  al  de  las  de  N.  á  S. 
Hemos  dicho  que  las  de  1860  y  ahora  las  de  1892  en  su  mayor 
número  han  llevado  la  de  N.  á  S.  Añadiremos  ahora  que  el  Ob- 
servatorio Meteorológico  Central  acaba  de  publicar  que  el  Sr. 
Pascual  Borbón,  de  Taoámbaro,  en  la  noche  del  día  4  de  este 


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"  Antonio  Álzate,  n  161 


mismo  mes  contó  en  la  primera  media  uocbe  825,  siendo  la  di- 
rección de  la  mayoría  del  Norte  al  Sur  ( nosotros  hemos  fijado  para 
las  de  aquí  casi  la  misma:  NNB.  á  SSW.).  Estos  hechos  deben, 
pues,  modificar  aquella  conclusión  asi  como  á  la  teoría  con  que 
se  explica  por  qué  la  mayoria  vienen  del  Cste.  Es,  pues,  de  de- 
searse que  se  tomen  en  consideración  estos  tres  hechos. 


Se  dice  por  algunas  personas  que  las  vefan  de  distintos  co- 
lores :  no  se  los  negamos,  aunque  no  fueron  notados  por  nos- 
otros, porque  estando  más  generalmente  admitido  que  son  cuer- 
pos como  los  bólidos  ó  aerolitos  y  manifestando  éstos  (en  su 
forma  anterior)  tales  coloraciones,  la  verde  principalmente,  bien 
pueden  aquellas  presentarlas  y  no  ser  visibles  para  todos  en  ra- 
zón de  la  debilidad  de  su  luz  por  la  grande  altura  en  que  se  pro- 
duce: en  efecto,  se  sabe  que  después  de  las  mediciones  hechas 
por  Brandes  y  Bezemberg,  las  de  Alejandro  Hersohell,  y  las  del 
Prof.  Newton,  de  Newhaven ;  el  P.  Secchi  obturo  como  altura 
media  120  kilómetros  en  la  entrada  á  la  atmósfera  y  80  en  la 
salida;  dije  mal,  debo  decir  para  el  principio  de  su  aparición' y 
para  el  momento  de  su  desaparición.  Son,  pues,  considerables 
estas  alturad.  Ahora,  puesto  que  la  intensidad  de  la  luz  decrece 
en  razón  del  cuadrado  de  la  distancia,  es  muy  posible  que  este 
gran  decrecimiento  sólo  se  afecte  á  las  retinas  muy  sensibles. 
Por  cuanto  al  color  rojo  no  será  extraño  que  sea  efecto  de  reac- 
cián,  quiero  decir,  que  tras  de  la  impresión  del  color  verde  vi- 
niera el  complementario,  el  rojo,  en  cuyo  caso  es  mera  ilusión. 

Es,  pues,  también  de  desearse  que  la  observación  compro- 
bara tales  coloraciones  pues  que  ellas  añadirían  otra  pirosunción 
más  á  las  que  nos  dan  á  creer  en  la  identidad  de  naturaleza  de 
las  estrellas  fugaces  y  los  bólidos  ó  aerolitos, 


Memoiiat  [i99»»9z\,  T.  VI,  21 


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1 02  Memorial  de  U  Sociedad  Oientífiea 

Terminemos  ya.  Sabido  es  que  la  velocidad  de  estos  cuer- 
pos por  su  frotamiento  en  la  atmósfera  á  la  cual  penetran,  cru- 
zan y  las  más  veces  abandonad,  los  calienta,  los  hace  luminosos 
y  que  dejan  igualmente  luminoso  al  trayecto  recorrido,  y  que 
aquella  varía  entre  12  y  70  kilómetros  por  segundo. 

De  la  de  las  actuales  estamos  en  imposibilidad  de  decir  cuál 
fué,  encontrándonos  desprovistos  de  todas  especies  de  medios 
para  averiguarla  y  solamente  para  consignar  lo  que  vimos,  dire- 
mos que  aparentemente  tenían  una  misma  velocidad,  que  su 
duración  apenas  llegaría  á  2^'  y,  en  promedio,  los  arcos  serian  de 
40  ó  50  ^  Pero  no  se  dé  mucho  mérito  á  estas  apreciaciones  que 
á  ojo  no  pueden  tener  exactitud,  ni  mucho  menos  cuando  la  vis- 
ta tenía  que  andar  yendo  y  viniendo  de  uno  á  otro  puqto  del 
cielo  y  cuando  mi  salud  alterada  no  me  permite  sostener  la  mi- 
rada hacia  lo  alto. 

Deseamos  que  las  presentes  observaciones  sirvan  para  au- 
mentar la  lista  de  los  datos  que  se  coleccionan  para  el  estadio 
emprendido  de  las  estrellas  fugaces. 

Una  palabra  más.  Al  escribir  estas  líneas  no  nos  abandonó 
el  recuerdo  de  nuestra  exhalación  fiiagna  perdida  cuando  la  in- 
tervención francesa:  del  gran  aerolito  de  Charcas,  el  más  colo- 
sal de  los  300  recogidos  y  descritos,  de  aquel  que  con  su  peso 
de  780  kilogramos,  sus  100  centímetros  de  alto  y  50  de  ancho, 
figura  hoy  en  el  Museo  de  Historia  Natural  de  París;  pero  que 
en  este  momento  ya  no  es  verdad  lo  que  de  él  dijo  Camilo  Flam- 
marión:  ''o'est  la  plus  colosale  des  pierres  tombées  du  oiel  et 

oonnues  jusqu'ici C'est  un  échantillon  respectable  du 

monde  qui  nous  l'a  ezpédié.''  No,  ya  no  es  verdad;  tengo  en  mi 
mano  un  pedacito  del  que  pasa  en  el  Ferrocarril  Central  para 
México  y  que  valúan  su  peso  en  unas  15  á  20,000  libras,  |6912 
&  9216  kilogramos!  Este  es  un  respetable  ejemplar  del  mundo 
que  nos  lo  haya  enviado. 

Silao,  9  de  Diciembre  de  1893. 


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LA  MORTALIDAD  EN  LEÓN 


rOR  BL  ntoFtsox 


:M:.^x&x.A.3sro  Ta^aj^i^ 


Sod0  iMocnrio»  Director  de  la  Escuela  de  lai trucdón  Sectmdaria  y  áú  Obtenratoñ» 
Meteorológico  de  León. 


(TaAnLIN^   IV). 

Contando  ya  oon  datos  ciertos  respecto  de  la  mortalidad  en 
León,  durante  unos  yeintinneve  años,  hemos  formado  los  cua- 
dros adjuntos  sobre  los  que  intentamos  hacer  algunas  conside- 
raciones* 

Desgraciadamente  para  que  nuestro  trabajo  fuera  del  todo 
útil  i  la  estadística,  carecemos  de  dos  datos  esencialísimos,  y 
sou  el  censo  de  nuestra  población  y  el  diagnóstico  exacto  de  la 
cansa  de  los  fallecimientos;  sin  embargo,  si  en  cuanto  á  lo  pri- 
mero no  podemos  hacer  hipótesis  alguna,  creemos  que  en  lo  se- 
gundo no  iremos  del  todo  descaminados,  contando  con  los  datos 
que  algunos  médicos  amigos  han  tenido  la  bondad  de  comuni- 
camos,  tenemos  también  una  falta  en  nuestros  cuadros  y  es  el 
número  mensual  de  las  defunciones  durante  los  primeros  cator- 


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1 04  Memorias  jdft  la  Sooie^lad  Científica 

ce  años  del  periodo  examinado;  no  obstante  el  promedio  de  los 
últimos  quince  años  nos  acusa  esa  marcha  mensual  con  gran 
exactitud,  pues  como  puede  observarse  no  hay  año  que  discre- 
pe, á  no  ser  el  año  de  1888,  en  que  por  causas  bien  conocidas  la 
máxima  se  adelantó  á  Junio. 

De  las  curvas  formadas  (Lám.  IV)  con  sus  resultados  se 
desprende  que  tenemos  en  el  número  total  de  defunciones,  ocho 
máximas  1865,  1872, 1876, 1879,  1882, 1885,  1888  y  1892,  sien- 
do la  última  la  máxima  maximorumj  ocho  mínimas  en  1864, 
1869, 1873,  1878,  1880, 1883, 1886  y  189Í,  correspondiendo  la 
mínima  minimorum  á  1869. 

Dedúcese  también  de  la  curva  que  la  mortalidad,  aunque 
con  sus  variantes,  ha  venido  constantemente  aumentando  sin 
bajar  á  las  mínimas  del  primer  decenio. 

Si  el  censo  de  la  población  hubiera  aumentado,  el  hecho  se- 
ría fácilmente  explicable;  pero  si  continuara  el  mismo  que  en 
ese  decenio,  el  resultado  sería  fatal,  y  fatalísimo  si,  como  real- 
mente sucede,  ese  censo  tiene  una  diminución. 

Tratemos  de  explicar  ó  más  bien  de  dar  las  causas  que,  en 
nuestro  concepto,  hani  venido  á  aumentar,  en  su  carrera  gene- 
ral, el  número  de  defunciones. 

Cuatro  son  esas  causas: 

1  *  2ki  extensión  de  la  población  hacia  el  W. 

2^  La  tala  de  nuestros  tosques. 

3*  El  aumento  de  depósitos  de  agua  en  las  haciendas^  ranchos  y 
terrenos  que  circundan  á  nuestra  ciudad;  y 

4'  Xa  existencia  de  un  pésimo  albañal. 

Sábese  perfectamente  que  al  NW.  de  la  ciudad  se  encuen- 
tran extensos  pantanos  á  las  inmediaciones  del  parque  Manuel 
Gronzálezj  que  hacia  eso^  rumbos  tienen  asiento  principal  los 
depósitos  de  basuras  y  desechos  do  toda  lá  población,  pasando 
por  esos  mismos  lugares  el  arroyo  ó  arroyos  que  llevan  las  ma- 
terias fecales  que  en  ellos  se  tiran;  así  que  aumentando  el  nú- 
mero de  habitantes  hacia  esa  parte  de  la  ciudad,  permanecen 


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••  Antonio  Álate,  h  1^ 


más  tiempo  bajo  la  acción  de  los  miasmas  deletéreos,  producto 
de  los  desechos  referidos. 

Es  evidente  que  de  quince  ó  veinte  años  á  la  fecha  se  han 
talado  los  bosques  que  cubrían  las  serranías  que  por  todo  el 
NW.,  N.  y  NE.  limitan  nuestro  valle,  de  una  manera  inconsi- 
derada y  sin  poner  los  medios  adecuados  para  reponer  lo  que 
se  destruye  en  arboledas;  siendo  también  evidente  que  desarro- 
llándose más  y  más  cada  día  el  cultivo  de  trigos,  cebadas,  elto., 
etc.,  ha  aumentado  también  inconsideradamente  lo  que  se  lla- 
ma tomas  de  agua  para  utilizar  el  precioso  líquido  en  los  riegos 
indispensables  para  el  crecimiento,  maduración,  etc.,  de  esas 
semillas. 

Pues  bien,  si  ños  fijamos  un  poco  en  las  condiciones  de  nues- 
tro valle  y  sobre  todo  en  la  rotación  y  dirección  de  los  vientos, 
encontramos  que  durante  los  meses  de  Octubre  á  Diciembre  y 
de  Enero  á  Abril  dominan  los  que  vienen  del  NNW.,  que  atra* 
vesando  hoy  un  terreno  sin  árboles,  no  se  cargan  de  oxígeno 
como  antes  sucedía;  que  siendo  Vientos  fríos  para  nuestra  loca- 
lidad, pasan  rasando  la  tierra  y  arrastran,  al  atravesar  los  pan- 
tanoff  del  parque  y  los  basureros  y  arroyos  de  esos  rumbos,  to- 
dos los  gérmenes  que  producen  las  enfermedades  infecciosas  y 
palúdicas  que  reinan  en  ese  tiempo,  quedando  así  claramente 
explicada  la  existencia  del  ^ifo,  entre  nosotros,  en  los  meses  de 
invierno. 

En  el  resto  del  año  soplan  como  dominantes  los  vientos  del 
E.,  NE.  y  S.  con  sus  derivados,  dando  por  resultado  que  si  el 
aire  no  se  purifica  atravesando  grandes  arboledas,  en  cambio  e$ 
caBonte  para  nuestra  localidad  y  por  tanto  de  absorción,  no 
arrastra  los  elementos  patógenos  que  no  encuentra  á  su  paso 
y  por  consiguiente  disminuyen  con  él  los  padecimientos  infec- 
ciosos. 

Creemos  dejar  ya  probada  la  perniciosa  influencia  de  las  dos 
primeras  causas  indicadas. 

Veamos  el  efecto  de  la  tercera:  La  época  de  los  riegotr  de 


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106  MomorÜM  d«  Ift  8oeí«dad  Científica 

los  sembrados  de  trigoSi  cebadas,  eto,,  es  en  Octubre^  Noviem- 
bre, Diciembre  y  Enero,  de  manera  que  la  parte  de  terreno  que, 
por  el  escurrimiento  del  liquido,  va  quedando  descubierta,  su- 
fre los  efectos  de  las  fermentaciones  que,  por  su  esparcimiento 
en  la  atmósfera,  dan  lugar  á  las  enfermedades  palúdicas  bajo 
todas  sus  formas  y  que  desgraciadamente  se  han  hecho  endé- 
micas entre  nosotros;  asf  que  aumentando  esos  vasos  ó  tomas 
se  ha  aumentado  también  uno  de  los  orígenes  del  paludismo. 

Quédanos  por  examinar  la  cuarta  y  última  causa;  construyó- 
se no  ha  mucho  tiempo  un  rudimento  de  albañal  que  no  respon- 
de ni  en  lo  más  mínimo  á  las  reglas  más  triviales  que  presiden 
á  la  formación  de  esos  canales  de  desecho,  dando  por  resultado 
que  no  teniendo  ni  la  forma,  ni  la  inclinación  convenienteSi  es 
más  bien  un  foco  de  insalubridad;  tiene  su  respiradero  general 
en  lo  que  se  conoce  con  el  nombre  de  cárcel  y  forma  una  espe- 
cie de  chimenea  cuyo ^  tiro  se  hace  del  lugar  por  donde  debía 
descargar  á  aquel  por  donde  debía  comenzar,  produciendo  el 
que  haya  una  constante  emanaíción  de  elementos  deletéreos  que 
recibe  una  aglomeración  de  individuos  que  se  encuentran  en  el  • 
centro  mismo  de  la  ciudad. 

Además,  examinado  dicho  albañal  en  algunos  puntos,  se  ha 
encontrado  que  como  no  tiene  la  inclinación  debida,  no  hay  co- 
rriente y  se  ha  azolvado  por  completo,  formando  las  infiltracio- 
nes producidas  un  terreno  fangoso  y  pútrido  en  todo  su  derre- 
dor y  que  sólo  queda  separado  del  piso  por  una  ligera  capa  de 
tierra  seca;  de  suerte  que  esto  viene  á  aumentar  sus  malísimas 
éondiciones  haciéndolo  otro  centro  de  insalubridad.  Deberemos 
agregar  que  la  cañería  que  trae  el  agua  potable  del  ojo  de  agua 
que  está  en  el  parque  Manuel  González,  á  las  fuentes  públicas, 
es  de  barro  muy  poroso  y  corre  casi  paralelamente,  en  un  largo 
trayecto,  al  albañal,  del  que  está  separado  por  pequeña  canti- 
dad de  tierra  vegetal:  i  no  pasará  algo  de  las  infiltraciones  del 
primero  al  segundo!  Bien  sabemos  que  el  agua  es  uno  de  los 
mejores  vehículos  para  la  propagación  de  los  gérmenes  que  oo- 


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"Antonio  Álate,  n  107 

munican  las  enfermedades  infecciosas;  no  olvidemos  el  recien- 
te 7  tristísimo  ejemplo  de  Hambnrgo  en  la  última  invasión  del 
cólera,  cuyos  males  aún  sufre  y  no  lamenta  con  la  eficacia  de 
que  es  capaz. 

Como  todas  las  causas  coexisten  con  el  aumento  de  morta- 
lidad, creemos  que  queda  clara  y  suficientemente  probada  nues- 
tra hipótesis. 

Estudiemos  ahora  la  marcha  mensual  de  la  mortalidad:  la 
encontramos  mínima  en  Febrero,  aumenta  con  lentitud  en  Mar- 
zo 7  Abril,  rápida  en  Mayo,  quedando  casi  estacionaria  en  Ju- 
nio para  elevarse  rapi^ísi mámente  en  Julio  y  en  Agostó,  decre- 
ce con  igual  rapidez  en  Septiembre,  con  lentitud  en  Octubre, 
máa  lenta  aún  en  Noviembre,  disminuyendo  más  en  Diciembre 
y  Enero,  para  caer  á  su  mínima  que,  como  queda  dicho,  tiene 
lugar  en  Febrero. 

Si  echamos  una  rápida  ojeada  á  los  cuadros  producidos  por 
la  Oficina  del  Registro  Civil  y  tenemos  en  cuenta  las  indicacio- 
nes de  nuestros  médicos,  vemos  que  la  mortalidad  en  los  meses 
de  Mayo  á  Agosto  es  sobre  todo  de  niños,  dominando  entre  ni- 
ños y  adultos  las  enfermedades  de  las  vías  digestivas,  quedan- 
do para  los  meses  restantes  las  pulmonares,  palúdicas  é  infec- 
ciosas; y  sin  embargo  observamos  que  las  víctimas  de  estas  úl- 
timas no  son  el  mayor  número. 

Conocidas  las  causas,  despréndense  desde  luego  los  reme- 
dios; persuadidos  estamos  que  éstos  son  obra  de  tiempo,  de  di- 
nero y  buena  voluntad;  pero  mientras  más  tiempo  transcurra 
para  su  ejecución,  más,  también,  tendrá  que  pasar  para  gozar 
de  sus  beneficios. 

Muy  ligeramente  hemos  fipuntado  las  principales  causas  del 
aumento  de  defunciones  en  León,  desentendiéndonos  intencio- 
nalmente  de  las  demás  que  para  ello  pueden  influir,  porque  al 
lado  de  las  asentadas,  nos  parecen  de  poquísima  importancia. 
¡Ojalá  que  nuestros  apuntes  sirvan  para  emprender  trabajos  de 
importancia  en  la  materia  I  i  Ojalá  que  apreciadas  las  causas  se 


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1  ^  Memorias  ^t  la  Sociedad  Científica 

remedien  los  males  y  que  dos  haya  tocado  la  suerte  de  poner  el 
dedo  en  la  llaga!  ¡ Ojalá,  por  fin^  que  dentro  de  diez  ó  doce  años 
que  alguno  vuelva  á  estudiar  el  asunto,  encuentre  remediados 
los  males  y  presente  á  León  como  una  ciudad  modelo  por  su 
higiene. 

U6ú,  Enert  26  de  1698. 


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Monoriu  li89:|»93j»  T  VI,  33. 


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Memorial  de  la  Sociedad  Científica 


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TEMPERATURAS  DEL  SUELO 

OBSERVADAS  BN  BL 

OBSERVATORIO  ASTRONÓMICO  SACIONAL  DE  TACUBAYA 

Donato  el  afto  d«  180S,  por 
BKCAXCADO  DBL  iSRVICIO   MtTBOROLOOlCO  BN  DICHO  OBSBXVATOÚO. 

(Nota  preitntJida  ^r  el  toólo  Agustín  Aragón  en  la  leilón  de  Fobroro  5  do  1893.) 


Para  el  estudie  de  la  temperatura  de  las  capas  superficiales 
de  la  tierra,  tiene  el  Observatorio  cinco  geotermómetros  insta- 
lados en  los  sótanos  del  Departamento  de  Fotografía  Celeste, 
á  las  siguientes  profundidades:  3."00,  1~15,  0«70,  0."38  y 
0."28. 

Dichos  termómetros  son  de  la  casa  de  Negretti  &  Zambra, 
7  con  el  objeto  de  que  al  sacarlos  de  los  pozos  para  hacer  la  ob- 
servación de  sus  indicaciones  no  cambien  al  contacto  del  aire 
exterior,  están  encerrados  dentro  de  un  grueso  tubo  de  cristal 
7  los  depósitos  cubiertos  de  una  substancia  aislante. 


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172  Memorias  de  U  Sociedad  Oientífica 

Las  observaciones  pudieron  regularizarse  de  una  manera 
formal  en  el  mes  de  Octubre  de  1891,  haciéndose  cada  cinco 
días  á  las  2  pm.,  en  vista  de  que  la  variación  diurna  es  muy  pe- 
queña ó  casi  nula  y  por  consiguiente  la  marcha  de  la  tempera- 
tura sumamente  lenta. 

En  el  siguiente  cuadro,  formado  con  los  valores  medios  men- 
suales, constan  los  resultados  obtenidos  durante  el  citado  año 
de  1892,  y  para  que  se  comparen  con  los  de  igual  período  de 
tiempo  de  la  temperatura  inedia  del  aire  á  la  sombra,  pongo  és- 
tos en  la  última  columna: 

TMipentor» 
T«iniwntan  del  loelo  á  la  profiíndidad  d«        medlu  dd  aira 

álaiombr». 

MESES.  3.-00  I.-IS  O.-TO  O.-SS  0.-28 

Enero 15.3  13.9  13.0  12.6  12.5  11.6 

Febrero. 15.1  13.8  13.4  13.1  13.1  13.7 

Marzo 15.0  14.0  13.6  13.3  13.2  14.4 

Abril 15.0  14.6  14.0  13.6  13.5  17.4 

Alayo 15.1  15.3  15.9  16.0  16.0  18.1 

Junio 15.2  15.8  16.3  16.6  16.7  17.1 

Julio 15.6  15.9  16.4  16.5  16.5  16.2 

Agosto 15.7  16.1  16.2  16.3  16.2  15.7 

Septiembre 16.1  15.9  15.8  15.6  15.5  14.7 

Octubre 16.1  15.9  15.7  15.5  15.5  13.5 

Noviembre 15.9  15.6  14.7  14.1  13.9  12.2 

Diciembre 15.8  14.7  13.8  13.1  13.0  12.2 

Media 15.5   15.1    14.9   14.7   14.6       14.6 

A  3  metros  de  profundidad  la  variación  anual  que  se  obser- 
va es  de  1.^2,  pues  la  más  alta  temperatura  que  se  registra  es 
de  16.02  en  Septiembre,  y  la  más  baja  15.^0  en  Marzo  y  Abril. 
Otra  particularidad  que  llama  aquí  la  atención  es  el  retardo  no- 
table de  dichos  extremos.  La  máxima  se  verifica  dos  meses  des- 
pués de  los  más  cálidos  del  año  ( Mayo  y  Junio)  y  la  mínima 


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••  Antonio  Alato.  n  173 


igual  tiempo  después  del  mes  más  frío  (Enero),  permanecieu- 
do  invariable  dos  meses  consecutivos. 

A  I.'^IS  de  profundidad  la  temperatura  se  distingue  por  los 
mismos  caracteres  que  á  3  metros,  disminuyendo  un  poco  el  re- 
tardo. La  mínima  tiene  lugar  en  Febrero,  sube  en  seguida  len- 
tamente, alcanza  su  máximo  en  Agosto  y  desciende  paulatina- 
mente en  los  meses  siguientes.  Su  variación  en  el  año  es  de  2.<^3. 

A  O.'^TO  el  retardo  ya  sólo  se  nota  en  la  máxima,  pues  tiene 
lugar  en  Julio:  la  mínima  en  Enero.  La  variación  es  de  3.^. 

A  0."*38  y  0.'°28  los  extremos  de  temperatura  siguen  una  ley 
más  de  acuerdo  con  la  media  ambiente,  pues  tienen  lugar  en 
Enero  y  Junio  con  una  oscilación  de  4.^0  y  ^P2  respectiva- 
mente. 

Los  valores  de  las  variaciones  y  sus  diferencias  entre  sí,  son 
los  siguientes: 

A3.~00 L02 

....  Ll 
„  1.15 2.3 

..-.  1.1 
„  0.70 3.4 

0.6 

„  0.38 4.0 

....  0.2 
„  0.28 4.2 

Se  ve,  pues,  que  la  amplitud  de  la  oscilación  disminuye  á 
medida  que  la  profundidad  aumenta. 

Comparando  ahora  las  temperaturas  medias  de  cada  profun- 
didad con  la  media  del  termómetro  libre  á  la  sombra,  resulta  lo 
siguiente: 

A3.~00 15.05  -14.06  =a0,o9 


1.15 15.1  -14.6  ^=0.5 

0.70 14.9  -14.6  s=0.3 

0.88 14.7  -14.6  =0.1 

0.20 14.6  -14.6  =x0.0 


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174  Memorial  áp  la  Sociedad  Científica 

De  todo  lo  anterior  se  deduce  que  á  mayor  profundidad,  ma- 
yor temperatura  y  menor  amplitud  en  las  oscilaciones;  que  en 
la  superficie  los  efectos  del  calor  son  más  sensibles,  pues  ya  se 
ka  visto  que  i  0."^28,  0."38  y  0.""70  la  diferencia  con  la  mecUa 
del  termómetro  libre  es  igual  á  0.^0,  0.®1  y  0.^3,  y  por  último 
que  nuestras  observaciones  han  sido  hechas  en  la  zona  de  tem- 
peratura variable. 

Respecto  del  retardo  de  las  temperaturaSi  el  barón  de  Hum- 
boldt  en  el  "Cosmos, ''tomo  IV,  pág.  36,  dice  lo  siguiente: 

"Se  ha  observado  ya  que  los  puntos  situados  en  una  misma 
línea  vertical,  á  muy  pequeña  distancia  bajo  la  superficie  de  la 
tierra,  sienten,  en  épocas  muy  diferentes,  el  m&ximum  y  el  mí- 
nimum que  la  posición  del  Sol  y  el  cambio  de  estaciones  pro- 
ducen en  la  temperatura  atmosférica.  Según  las  observaciones 
siempre  exactas  de  Quételet,  las  variaciones  diurnas  no  son  sen- 
sibles ya  á  una  profundidad  de  3  pies  y  ^.  En  Bruselas,  termó- 
metros colocados  á  24  pies  bajo  el  suelo,  señalaron  la  tempera- 
tura más  elevada  el  10  de  Diciembre,  y  la  máb  baja  el  15  de 
Junio.  Cuando  los  preciosos  experimentos  á  que  se  dedicó  For- 
bes  en  las  cercanías  de  Edimburgo,  sobre  la  conductibilidad  de 
diferentes  rocas,  el  máximum  de  calor  se  produjo  el  8  de  Ene- 
ro en  las  combinaciones  basálticas  de  Calton-Hil,  á  23  pies  de 
profundidad." 

Nuevos  y  más  numerosos  datos  nos  permitirán  estudiar  es- 
ta cuestión  y  las  leyes  que  en  su  variación  sigue  la  temperatu- 
ra del  suelo. 

Al  presentar  al  señor  Director  del  Observatorio  las  anterio- 
res observaciones,  tuvo  la  idea  de  mandar  abrir  un  pozo  de  25 
ó  30  metros  de  profundidad,  con  el  objeto  de  ampliar  estos  es- 
tudios. Ojalá  que  semejante  idea  se  lleve  á  cabo,  pues  de  esta 
manera  podríamos  averiguar,  dada  nuestra  latitud  y  clima,  á 
qué  profundidad  se  encuentra  la  capa  de  temperatura  invaria- 
ble y  sí  ésta  es  igual  á  la  media  del  aire,  como  se  ha  hecho  en 
otros  observatorios. 


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"Antonio  Alíate.  ••  176 


Para  que  á  la  vista  de  nuestros  lectores  resalten  más  los  ca- 
racteres de  las  temperaturas  obserradas,  las  representamos  grá- 
ficamente en  la  lámina  V.  Las  cinco«primeras  curras  represen- 
tan las  temperaturas  del  suelo  y  la  última  la  del  aire  libre  á  la 
sombra.  Todas  están  construidas  en  la  misma  escala. 

Gomo  nota  final,  advertiré  que  los  termómetros  usados  en 
estas  observaciones,  han  sido  cuidadosamente  comparados  con 
el  termómetro  patrón  que  posee  el  ObservatoriOi  y  no  se  les  ha 
encontrado  corrección  alguna. 


TaenUya,  Febrero  de  1893. 


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EL  CENTENARIO 


COLEGIO  DE  MINERÍA. 


•v/W^^\^>y\^A/\r< . 


El  año  que  acaba  de  pasar  ha  sido  bajo  más  de  un  concepto 
notable  en  sus  relaciones  históricaS|  y  ofrece  un  campo  rastisi- 
mo  á  las  reflexiones  del  criterio  desapasionado  que  lo  examine 
bajo  el  aspecto  filosófico;  pues  no  solamente  por  los  adelantos 
que  en  él  se  han  hecho  y  caracterizan  lo  que  pudiéramos  llamar 
su  presente,  sino  por  los  recuerdos  que  eyoca,  con  lo  que  nos 
trasporta  al  pasado,  ocupa  en  nuestro  país  un  lugar  preferente 
en  el  cuadro  del  tiempo  en  que  se  van  dibujando  los  años. 

El  de  1892,  en  efectO;  trajo  en  el  primero  áe  sus  días  pre- 
sentándolo con  toda  la  claridad  de  un  centenariO|  el  recuerdo 
de  un  hecho,  digno  de  figurar  de  una  manera  especial  en  nues- 
tros anales  cientificQ3. 

Del  caos  en  que  de  una  manera  casi  informe,  se  agitaban 
con  un  carácter  de  vaguedad  que  ahora  no  podemos  ni  conce- 
bir, los  principios  fundamentales  de  las  ciencias  rudimentarias, 
brotó  al  fiat  poderoso  de  una  inteligencia  superior,  de  un  ánimo 
resuelto  y  de  una  buena  voluntad  notoria,  un  Establecimiento 
que  fué  la  cuna  de  las  ciencias  exactas,  naturales  y  de  observa- 

MemoriM  Li89f93j,  T  VI,  2». 


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178  Memorias  de  U  Sociedad  Científica 


ción,  que  ejercen  tan  decisiva  influencia  en  los  adelantos  del 
mundo,  y  que  han  alcanzado  tan  justa  celebridad  entre  nosotros. 

El  Colegio  de  Mineríai  el  primero  de  los  Establecimientos 
científicos  de  nuestra  patria,  abrió  sus  aulas  el  1?  de  Eaero  de 
1792,  bajo  los  auspicios  del  poder,  del  talento  y  la  instrucción, 
y  con  el  auxilio  eficaz  y  poderoso  de  las  bendiciones  del  cielo.- 

El  1  ?  de  Enero  de  1892  se  cumplía  el  primer  Centenario  de 
tan  memorable  y  plausible  acontecimiento,  que  tocó  presenciar 
á  la  generación  que  va  pasando. 

No  era  posible  que  pasara  inadvertida  tan  memorable  con- 
memoración, particularmente  á  los  hijos  de  Minería,  que  en  to- 
do tiempo  se  han  distinguido  por  el  amor  á  su  Colegio,  al  que 
muchos  de  ellos  han  dado  lustre  y  gloria  verdadera  f  y  en  el  se- 
no de  la  Sociedad  que  éstos  forman  con  el  título  de  "  Asocia 
ción  de  Ex-alumnos  del  Colegio  de  Minería,"  brotó  el  pensa- 
miento  de  solemnizar  este  glorioso  Centenario. 

El  interés  que  nos  inspira  este  Colegio,  de  donde  han  sali- 
do nuestros  maestros,  nuestros  amigos,  nuestros  sabios  y  una 
gran  parte  de  nuestros  socios;  la  afinidad  que  existe  entre  este 
Colegio  y  todo  lo  que  con  él  relaciona,  y  las  Sociedades  cientí- 
ficas, que  pueden  considerarse  como  consecuencias  de  aquel , 
el  deseo  de  honrar  nuestra  publicación  consignando  en  ella  la 
manifestación  de  este  recuerdo;  la  parte  que  en  esta  manifes- 
tación tomaron  muchos  de  nuestros  socios,  y  otras  considera- 
ciones de  patriótico  interés  y  de  legítimo  orgullo,  nos  deciden 
—y  aun  pudiéramos  decir  nos  obligan — á  hacer  esta  reseña 
histórica  de  la  solemnidad  con  que  los  agradecidos  hijos  del  Co- 
legio de  Mineria  celebraron  el  primer  centenario  de  su  Colegio. 

En  la  Junta  general,  que  en  observancia  de  sus  estatutos  ce- 
lebró la  Asociación  de  Ex-alumnos  del  Colegio  de  Mineria  el 
25  de  Febrero  de  1891,  el  socio  Ingeniero  de  Minas  D.  Santia- 
go Ramírez  dio  lectura  á  la  siguiente  iniciativa,  que  presentó  á 
la  Sociedad,  oon  el  socio  Ingeniero  de  Minas  D.  Joaquín  M,  Ra- 
mos; 


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'•▲nioimo  Alíate.  M  170 


miOIATIVA 

Q^oe  é,  1«.  SoeisdA^  d.e  Bae  -  aul-<Tnn -n  oa  ae  Syfiixxexlau  pxeseaa.ta.3X 
loa  Zxxir*aaJ.asoa  dLa  l^innaa  q.^a.e  avkaorl'bea&,  aoeloa  eoaa.txi- 
Isia^resaitea  ¿La  la.  azpraaobdLa.  SodaAad. 

8BÑORBS: 

''Si  creyéramos  t^ier  necesidad  de  buscar  un  fundamento 
para  fijar  la  iniciatíra  que  tenemos  la  honra  de  someter  al  estu- 
dio de  esta  ilustrada  Sociedad,  ó  de  establecer  un  argumento 
para  demostrar  su  procedencia,  sin  el  más  ligero  esfuerzo  en- 
contraríamos el  uno  y  el  otro  en  el  seno  mismo  de  la  simpática 
agrupación,  cuyas  luces  en  estos  instantes  solicitamos;  en  el 
principio  que  constituye  su  esencia;  en  el  objeto  que  es  el  ideal 
de  sus  aspiraciones;  en  los  afectos  entrañables  á  cuya  natural 
comunicación  debió  la  vida;  en  los  recuerdos  que  en  su  modo 
de  ser  entraña;  en  los  individuos  que  la  forman,  y  aun  en  el 
nombre  que  lleva. 

^  Los  lazos  de  unión  que  ligan  entre  sí  á  los  hermanos;  que 
eehan  raíces  en  el  corazón  en  los  primeros  días  de  la  existen- 
cia; que  se  conservan  sin  romperse  por  toda  la  duración  de  la 
▼ida  y  que,  por  decirlo  así,  determinan  la  posición  relativa  del 
hombre  en  la  sociedad  en  que  vive,  y  en  la  familia  á  que  perte- 
nece, deben  en  gran  parte  su  estabilidad  y  su  importancia,  al 
hecho  significativo  de  que  todos  ellos  se  ligan  por  estrechísimo 
nodo  al  corazón  excepcional,  noble  y  sublime,  que  es  el  santua- 
rio del  más  grande,  tierno  y  puro  de  los  afectos  humanos:  el 
amor  de  la  Madre. 

Por  eso  nosotros,  que  sean  cuales  fueren  nuestras  condicio- 
nes sociales,  nuestra  posición  individual  ó  colectiva,  nuestro 
modo  de  vivir,  y  en  una  palabra,  todos  los  accidentes  que  nos 
acompañan,  nos,  rodean  y  aun  nos  caracterizan  en  nuestra  pe- 


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180  Memorias  de  la  Sootedad  Oiexttifica 

regrinaciÓQ  por  el  mundo,  nos  distinguimos,  nos  llamamos  y  nos 
reconocemos  con  el  honroso  y  preciado  nombre  de  Alumnos  de 
Minería^  no  podemos  menos  de  ver  en  cada  uno  de  los  indivi- 
duos que  lo  llevan,  algo  como  que  nos  pertenece;  al  recinto  se- 
reno y  apacible  en  que  tomamos  este  grato  nombre,  nos  ligan 
los  recuerdos  del  hogar;  y  hacia  el  interesante  plantel  de  quien 
lo  recibimos,  sentimos  los  entrañables  y  tiemísimos  afectos  que 
estrechan  á  los  hijos  con  la  Madre. 

Bajo  la  influencia  de  estas  consideraciones,  que  para  nos- 
otros nada  tienen  de  violento  ni  de  figurado,  venimos  hoy  á  pre- 
sentar á  la  Sociedad  que  con  su  atención  nos  favorece,  ua  pen- 
samiento que  nos  lisonjeamos  será  por  ella  benévolamente  aco- 
gido; y  lo  creemos  asi,  tal  vez  porque  juzgamos  con  el  corazón ; 
porque  en  los  instantes  presentes  nos  consideramos  como  el  hi- 
jo que  nada  puede,  pero  que  acude  á  sus  hermanos  que  pueden 
mucho;  para  solemnizar  uu  acontecimiento  plausible  en  la  vida 
de  su  para  todos  querida  Madre;  porque  trasladados,  por  los  re- 
cuerdos históricos,  al  pasado,  distinguimos  con  toda  claridad  en- 
tre las  disipadas  brumas  de  un  siglo,  el  eternamente  memorable 
1  ?  de  Enero  dé  1792,  en  que  el  benéfico  pensamiento  iniciado  el 
25  de  Febrero  de  1774  por  los  beneméritos  sabios  D.  Joaquín 
Velázquez  de  León  y  D.  Juan  Lucas  de  Lassaga,  merced  á  los 
talentos,  á  los  esfuerzos,  á  la  actividad  y  á  la  constancia  del  es- 
clarecido sabio  D.  Fausto  de  Elhuyar,  encontró  s^u  más  comple- 
ta realización  en  la  erección  del  Colegio  de  Minería;  y  porque 
dirigiendo  la  vista  hacia  el  futuro,  encontramos  en  muy  cerca- 
na perspectiva,  al  término  de  unos  cuantos  meses,  el  1?  de  Ene- 
ro de  1892,  cuya  fecha  completa  el  primer  siglo  de  este  impor- 
tante suceso. 

Está  dicho  ya:,  nuestra  iniciativa  está  encaminada  á  procu- 
rar la  celebración  del  Centenario  del  Colegio  de  Minería,  que 
se  cumplirá  el  1  *  de  Enero  del  año  entrante  de  1892. 

Esta  solemnidad,  que  para  nosotros  será  una  verdadera  fies- 
ta de  familia,  por  lo  que  reclama  el  concurso  individual  y  edeo- 


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"Antonio  Altttorn  181 

UTO  de  los  Alomnos  de  Minería,  no  puede  ni  debe  tener  este 
único  carácter. 

El  Colegio  de  Minería  faé  el  primer  Establecimiento  cien- 
tífico qae  se  erigió  en  nuestro  suelo;  y  nada  más  natural,  por 
lo  mismo,  que  todos  ios  cuerpos  científicos  de  nuestro  país,  acu- 
dan á  celebrar  su  centenario. 

El  Colegio  de  Minería  ha  dotado  de  mineros  inteligentes  á 
este  ramo,  al  que  por  otra  parte  y  en  diversas  líneas  ha  presta- 
do importantísimos  servicios:  es,  por  lo  mismo,  acreedor  á  la 
gratitud  de  todo  él;  y  ninguna  ocasión  se  presenta  tan  oportu- 
na y  tan  propicia  para  manifestársela. 

El  Colegio  de  Minería  fué  la  cuna  de  las  ciencias  que  tan 
rápidamente  se  han  generalizado,  y  que  tan  directamente  han 
influido  sobre  nuestros  adelantos  materiales  é  intelectuales,*  con 
esta  voz  sonora  está  llamando  para  celebrar  su  natalicio  á  to- 
dos los  que  en  estos  adelantos  se  interesan. 

El  Colegio  de  Mineria^dió  y  ha  dado  al  país  patriotas  para 
su  Independencia;  soldados  para  sus  combates;  caudillos  pa- 
ra sus  ejércitos;  ingenieros  para  sus  defensas;  legisladores  para 
sus  parlamentos;  consejeros  para  sus  consultas;  profesores  pa- 
ra su  enseñanza;  sabios  para  sus  adelantos  y  progresos;  y  por 
esto  la  solemnidad  que  tiene  en  espectativa,  debe  revestir  un 
carácter  nacional;  y  para  dárselo,  hay  que  llamar  el  concurso 
de  los  elementos  oficiales. 

Hemos  dicho  más  de  lo  necesario  para  presentar  nuestro 
pensamiento;  y  así  por  esto,  como  por  no  seguir  abusando  de 
la  atención  con  que  la  Sociedad  nos  favorece,  deberíamos  con- 
cluir, si  no  fuera  porque  la  conveniencia  nos  aconseja  hacer  al- 
gunas indicaciones  relativas  á  la  manera  de  realizar  esta  solem- 
nidad. 

Entre  los  diversos  medios  que  desde  luego  se  presentan,  el 
que  parece  más  adecuado  es  el  de  una  Exposición  Minera  Na- 
cional, á  la  que  se  invitarían  á  todos  los  Estados  de  la  Repú- 
blica; y  es  de  suponer  que  todos  aceptarían  este  convite,  pues 


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182  Memorial  de  U  Sooiedftd  Oientlflca 

en  todos  hay  ilastraeiÓD,  en  todos  hay  patriotismo,  en  casi  to- 
dos hay  minas,  en  todos  hay  alumnos  de  Minería,  siendo  éstos 
los  que  en  algunos  de  ellos  rigen  \os  públicos  destinos. 

Se  harian  figurar  en  esta  Exposición  colecciones  mineraló- 
gicas, geológicas,  paleontológicas  y  metalúrgicas,  científicas  é 
industriales,  generales  y  locales;  modelos  de  máquinas,  apara- 
tos, herramientas,  explosnros,  instrumentos,  modelos,  planos, 
memorias,  libros,  periódicos  y  todo  género  de  publicaciones  mi- 
neras, asi  como  todo  lo  que  tenga  relación  con  este  ramo. 

El  local  destinado  á  esta  Exposición  debería  ser  el  Colegio 
de  Minería. 

Durante  el  tiempo  de  la  Exposición,  se  celebrarían  por  las 
noches  veladas  científicas  literarias,  dedicadas  á  los  fundadores 
del  Colegio;  á  los  Profesores  y  Alumnos  que  más  ventajosamen- 
te se  hayan  distinguido,  ó  quetnejores  servicios  le  hayan  pres- 
tado; y  para  estas  funciones,  que  tendrían  toda  la  solemnidad 
posible,  se  invitaría  á  todas  las  Sociedades  Científicas. 

En  estas  veladas  procedería  hacer  el  Elogio  Fúnebre  de  los 
sabios  á  quienes  se  dedicaran. 

Los  pormenores  de  esta  solemnidad,  en  su  conjunto  y  en 
sus  detalles,  serán  del  resorte  de  las  Comisiones  que  se  nombren 
para  realizarla;  en  esta  iniciativa  no  se  puede  ni  se  debe  más 
que  bosquejar  el  conjunto. 

Si  la  celebración  del  primer  Centenario  del  Colegio  de  Mi- 
nexísk  constituye  el  cumplimiento  de  un  deber  de  gratitud,  que 
tiene  una  significación  nacional,  la  iniciativa  le  corresponde,  por 
derecho  y  por  obligación  á  la  Sociedad  de  sus  antiguos  alum- 
nos, á  la  que,  con  este  objeto,  se  dirigen  hoy  los  últimos  de  sus 
miembros,  en  la  presente  exposición. 

No  pedimos  para  ella  la  dispensa  de  los  trámites  á  que  por 
conveniencia  y  por  necesidad  debe  sujetarse;  pues  únicamente 
solicitamos  que  sea  tomada  en  consideración  para  su  estudio. 

Si  en  el  concepto  de  la  Comisión,  á  cuyo  dictamen  pase  este 
pensamiento,  debe  realisarse,  ella  indicará  los  medios  condu- 


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"Antonio  Alsftte.  II  IBS 


oentes  para  lograrlo;  si  no  procede  su  realizaron,  lo  luirá  así 
presente  á  la  Sociedadi  evitándole  perder  el  tiempo  en  diaonsiO' 
nes  inútUes." 


Hay  sentimientos  qae  existen  en  el  corazón  del  hombre  en 
el  estado  latente,  y  que  basta  la  ráfaga  de  un  recuerdo  para  po- 
nerlos en  todo  su  vigor. 

Así  pasó  en  este  caso:  á  medida  que  esta  lectura  iba  de- 
jando ver  el  objeto  de  la  iniciativa,  se  iba  despertando  el  sen- 
timiento minero  que  es  el  núcleo  de  la  Sociedad  que  con  reli- 
gioso silencio  la  escuchaba;  y  podemos  decir  sin  exageración, 
que  tan  pronto  como  se  descubrió  el  pensamiento,  fué  unáni- 
memente aprobado;  pues  luego  que  terminó  esta  lectura,  una 
salva  de  aplausos  acogió  sus  últimas  palabras. 

El  entusiasmo  fué  tan  general  como  justificado;  y  este  pen- 
samiento se  hubiera  aprobado  desde  luego,  á  no  ser  porque  la 
oircunspección,  la  disciplina  y  el  deber  de  los  socios,  los  obliga- 
ba á  sujetarse  á  las  prescripciones  de  su  reglamento,  y  confor- 
me á  ellas,  se  pasó  este  documento  al  estudio  de  una  Comisión 
formada  por  bs  Sres.  D.  Pedro  J.  Sentios,  D.  Femando  Sáya- 
go,  D.  Gilberto  Crespo  y  Martínez,  D.  Luis  Salazar  y  D.  Rómu- 
lo  Ugalde,  la  que  presentó  un  dictamen,  que  fué  en  todo  favo- 
rable al  pensamiento. 

No  se  pensó  ya  más  que  en  realizarlo,  aprovechando  el  tiem- 
po que  aún  se  tenía  disponible;  y  con  tal  motivo,  la  Mesa  citó 
▼arias  veces  á  Junta  General,  la  que,  por  causas  que  no  conoce- 
mos, nunca  tuvo  verificativo, 

ISn  vista  de  este  resultado,  la  Junta  Directiva,  por  conduc- 
to de  su  Secretario  el  Sr.  D.  Adolfo  Medina,  dirigió  á  los  socios 
Bamos  y  Ramírez,  autores  de  la  iniciativa,  el  oficio  siguiente: 

''Sociedad  de  Ex -Alumnos  de  Minería.— *  Secretaría. — Mé^ 
zico. — En  la  Junta  Directiva  extraordinaria  verificada  el  9  del 


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1 84  Memorias  de  U  Sodedad  Oientíftoa 

é 

corriente,  se  aprobó  dirija  á  ydes.  el  siguiente  acuerdo:  '^  Dirí- 
"  jase  atento  oficio  á  los  Sres.  Ramírez  y  Ramos,  expresándoles 
"  que  la  Junta  Directira  ha  hecho  todos  los  esfuerzos  que  en 
''su  mano  estaban  para  reunir  á  los  socios  en  Junta  General,  á 
''  fin  de  terminar  con  el  dictamen  presentado  por  la  Comisión, 
"  sobre  el  proyecto  que  ydes«  se  sirvieron  suscribir,  sintiendo 
''  no  haberlo  logrado.  Si  dichos  señores  tienen  algún  medio  que 
''  dé  ese  resultado,  se  podrá  continuar  tratando  de  dicho  asun- 
''  to,  asi  como  de  las  últimas  proposiciones  formuladas  por  el 
''  Sr.  Ramírez,  al  acogerse  con  aplauso  por  todos  los  socios  y 
''  en  particular  por  los  que  forman  la  Junta  Directiva,  el  expre- 
"sado  proyecto.'' 

Lo  que  comunico  á  vde8«  para  su  inteligencia  y  fines  consi- 
guientes. 

México,  Mayo  12  de  1891. —  Adolfo  Medina^  Secretario. — 
Sres.  Santiago  Ramírez  y  Joaquín  Ramos." 


Estando  ausentes  de  esta  Capital  los  socios  á  quienes  iba 
rotulado,  cuando  el  Sr.  Ramírez  regresó,  se  dirigió  al  Sr.  D.  Ró- 
mulo  Ugalde,  Secretario  de  la  Escuela  Especial  de  Ingenieros, 
manifestándole  que  puesto  que  la  Sociedad  de  Ex -Alumnos 
declaraba  no  poder  celebrar  el  Centenario  del  Colero,  conven- 
dría que  sus  profesores  lo  intentaran;  y  con  este  motivo  se  di- 
rigieron al  Sr.  D.  Manuel  Fernández  Leal,  Ministro  de  Fomen- 
to, quien  como  antiguo  alumno  acogió  favorablemente  el  pei^- 
samiento;  ofreciendo,  para  su  realización,  su  apoyo  personal  y 
un  auxilio  pecuniario  del  Ministerio  de  su  cargo. 

Entonces  el  Sr.  Ugalde  comenzó  á  dar  los  primeros  pasos, 
abriendo  una  suscrición  entre  los  profesores  que  secundaron  es- 
te pensamiento;  y  para  proceder  con  mejor  éxito  á  su  realiza- 
ción, se  resolvió  tener  una  Junta,  para  la  cual  se  circuló  lain* 
vitación  siguiente: 


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"  Antcmio  Alnte.  n  185 


''Dirección  de  la  Glsouela  Nacional  de  Ingenieros. — México. 
— Gircolar. — Debiendo  celebrarse  el  Primer  Centenario  del 
Colegio  de  Minería  qne  se  cnmplirá  el  día  1?  de  Enero  del 
próximo  año  de  1892,  la  Esencia  Especial  de  Ingenieros,  deseo- 
sa de  qne  este  acto  tenga  toda  la  solemnidad  que  corresponde 
á  su  objeto,  tiene  la  honra  de  invitar  á  todos  los  ex-ÁlumnoS| 
Profesores  y  Alumnos  del  expresado  Colegio,  suplicándoles  se 
sirvan  concurrir  á  la  Junta  que  se  verificará  en  la  Secretaria  de 
la  mencionada  Escuela  el  lunes  21  del  corriente  á  las  cuatro 
de  la  tarde. 

México,  Diciembre  18  de  1891.— El  Director  y  los  Profesores 
de  la  £!sctieto.^ Firmado." 


En  el  expresado  día  se  reunieron  muchos  de  los  señores  ci- 
tados:  7  el  Secretario  de  la  Escuela  D.  Rómulo  Ugalde,  mani- 
festó &  nombre  del  Director  de  dicho  Establecimiento  D.  An- 
tonio del  Castillo,  que  no  pudiendo  este  señor  asistir  por  haber 
tenido  que  ausentarse  de  la  Capital,  suplicaba  al  Profesor  D. 
Gilberto  Crespo  que  presidiera  la  Junta;  y  en  su  defecto  lo  hi- 
ciera el  Presidente  de  la  Asociación  de  ex -Alumnos. 

No  estando  éste  presente,  por  indicación  del  Sr.  Crespo  se 
acordó  que  presidiera  el  Sr.  D.  Femando  Sáyago,  Primer  Vo- 
cal de  la  Junta  Directiva  de  la  referida  Asociación. 

En  esta  Junta  el  Sr.  Ugalde  presentó  dos  proposiciones,  que 
con  cambios  no  sustanciales,  fueron  aprobadas:  la  una  para 
que  se  solemnizara  el  Primer  Centenario  del  Colegio  de  Mine- 
ría con  una  Velada  artístico- literaria;  y  la  otra  para  que  se  nom- 
brara una  Comisión  que  se  acercara  á  los  Ministros  de  Fomen- 
to, Comunicaciones  é  Instrucción  Pública,  solicitando  su  apo- 
yo; y  para  que  formara  un  proyecto  y  el  presupuesto  relativo. 

Se  nombró  en  Comisión  á  los  Sres.  D.  Mariano  Villamil,  D. 
Antonio  Anza  y  D.  Ezequiel  Pérez,  á  cuya  Comisión  se  agrega- 

Memorias  [1893^3!,  T  VI,  31. 


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186  MemorUa  át  U  Soeiodad  Científica 

pon  más  tarde  los  Sres.  D.  Mateo  Plowes,  D*.  Franciseo  Gari- 
bay  y  D.  Ricardo  López  Guerrero. 

El  Sr.  Sáyago  propuso  que  para  pronuneiar  el  Discurso  Ofi- 
cial se  nombrara  al  antiguo  alumno  Ingeniero  de  Minas  D.  Saü* 
tiago  Ramírez,  y  se  invitara  al  Sr.  Lie.  D.  Justo  Sierra  para 
leer  una  Poesía.  Aprobadas  estas  postulaciones,  se  comisionó 
para  hacer  esta  inyitación  y  notificar  aquel  nombramiento  á  los 
Sres.  D.  Rómulo  ügalde,  D.  Alberto  Hoppenstedt  y  I>,  Bernar- 
do Aragón. 

Presididas  unas  veces  por  el  Sr.  Sáyago,  otras  por  el  9r.  Fuen- 
tes y  Muñiz,  otras  por  el  Sr.  Méndez,  continuaron  las  Juntas, 
en  las  que  se  facultó  ampliamente  á  la  Comisión  para  todo  lo 
relativo  á  la  realización  de  este  pensamiento. 

En  uso  de  estas  facultades,  y  de  acuerdo  con  las  resolucio- 
nes tomadas  en  diversas  juntas,  la  Comisión  expidió  la  Circu- 
lar siguiente: 

'' Comisión  del  Centenario  de  Minería.— Escuela  Nacional 
de  Ingenieros. —  México. — Estando  para  terminar  el  centesimo 
año  de  la  fundación  del  Colegio  de  Minería,  y  siendo  evidentes 
las  ventajas  y  servicios  que  este  plantel  de  educación  técnica 
ha  proporcionado  á  todas  las  clases  sociales  y  muy  particular* 
mente  á  las  empresas  mineras,  ferrocarrileras  é  indostriides; 
y  siendo  asimismo  notoria  la  protección  decidida  que  desde  su 
fundación  hasta  ahora  le  han  impartido  todas  las  empresas  do 
este  género,  no  dudamos  en  dirigimos  á  vd.,  suplicándole  se  aso- 
cie con  nosotros  para  la  celebración  del  Centenario  del  Colegio 
de  Minería,  contribuyendo  con  los  recursos  pecuniarios  que  á 
bien  tenga;  tanto  con  el  fin  de  verificar  una  velada  conmemo- 
rativa de  dicha  fundación,  cuanto  para  inaugurar  y  llevar  á  ca- 
bo una  Exposición  de  todos  los  ramos  relativos  á  la  Ingenie- 
ría é  Industria,  para  lo  cual  también  contamos  con  que  se  ser- 
virá vd.  enviar  en  época  oportuna  y  previo  aviso  nuestro,  los 
productos  ú  objetos  que  juzgue  convenientes. 


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"  Antonio  Álsftte.n  187 

La  Comisión  que  susoriboi  nombrada  en  Jania  general  por 
los  Profesores  y  ex-Alamnos  del  Colegio  de  Minería,  para  or- 
ganizar la  eelebración  del  Centenario,  no  vacila,  obsequiando 
las  instracciones  que  ha  recibido,  en  dirigirse  á  rd.  con  el  £n 
indicado,  y  espera  no  salir  desairada  en  su  propósito:  pues  á  la 
cultura  é  ilustración  de  vd.  no  pueden  ocultarse  las  ventajas  que 
do  la  mencionada  Exposición  obtendrán  quienes  á  ella  oonou- 
nan. 

Encarecemos  á  vd.  su  pronta  contestacióui  por  exigirlo  así 
la  premura  del  tiempo  oon  que  contamos. 

Con  este  motivo  nos  es  satisfactorio  ofrecemos  á  sus  órde* 
nes. 

México,  Diciembre  30  de  1891.— Jf.  Vülamü.— Mateo  Plowes; 
—F,  Chmbaif.^E.  Pérejs.^ 

Nota.— La  correspondeneU  para  la  Comiaión  se  dirigirá  i  la  Bicaela  Nacional 
de  Ingenieros. — Iféxioo. 


Acordado  que  la  velada  se  verificara  en  el  patio  del  Colegio, 
que  estaba  ocupado  con  bultos  pertenecientes  á  la  Exposicijón, 
el  Secretario'  de  la  ESscuela  8r.  Ugalde,  en  oficio  fecha  27  de 
Diciembre,  suplicó  al  Sr.  Comandante  General  de  la  Plaza  en- 
viase una  fagina  de  cuarenta  hombres  para  escombrarlo;  y  el 
Sr.  general  D«  Hermenegildo  Carrillo,  accediendo  á  esta  solici- 
tud, que  contestó  el  28,  envió  inmediatamente  este  auxilio. 

Dos  pensamientos  se  veían  dominar  en  el  seno  de  las  discu-« 
sienes,  y  que  estaban  intimamente  ligados  con  la  esencia  del 
asunto  &  que  se  referían:  el  de  que  la  velada  tuviera  lugar  en 
el  edifieio  del  Colegio;  y  el  de  que  se  verificara  el  1?  de  Enero 
de  1892,  día  del  aniversario. 

Estos  dos  pensamientos  parecían  incompatibles,  porque  á  la 
sasón  estaba  la  calle  de  San  Andrés  en  compostura;  y  la  aeu- 


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1S8  MemoríM  de  U  Soeiedid  (Sentífioa 

mulaoión  de  escombros  y  materiales  que  la  llenaban,  haciendo 
difícil  aun  el  paso  á  pie,  la  tenían  inaccesible  á  los  carruajes. 

Fué;  pues,  indispensable  aplazar  esta  solemnidad;  mas  con 
el  objeto  de  que  el  Centenario  no  dejara  de  tener  una  conme- 
moración en  su  fecha,  en  la  sesión  del  28  de  Diciembre  se  apro- 
bó una  proposición  del  Sr.  D.  Jesús  Fuentes  y  Muñiz,  en  vir- 
tud de  la  cual  el  día  1?  mencionado  se  reunirían  en  el  Colegio 
el  Director,  los  profesores,  ex -profesores,  alumnos  y  ex -alum- 
nos, para  levantar  y  firmar  un  acta  conmemorativa. 

Esta  reunión  se  verificó,  en  efecto,  en  la  antigua  Sala  de  De- 
lincación, y  en  ella  se  levantó  el  acta  siguiente: 

"  El  día  1?  de  Enero  de  1892,  reunidos  en  el  salón  principal 
que  ocupa  el  centro  de  la  crujía  del  frente  del  Colegio  de  lajEls- 
cuela  Nacional  de  Ingenieros,  antiguo  Colegio  de  Minería,  va- 
rios profesores,  ex -profesores,  alumnos  y  ex-alumnos  del  mis- 
mo Establecimiento,  con  el  objeto  de  conmemorar  en  su  primer 
Centenario  la  fundación  de  la  Escuela,  se  constituyeron  en  Jun- 
ta, presidiéndola  á  instancias  de  los  presentes,  el  Sr.  Ingeniero 
D.  Manuel  Fernández  Leal. 

Abierta  la  sesión,  el  Señor  Presidente  tomó  la  palabra  para 
manifestar  el  objeto  de  la  reunión,  absteniéndose  de  entrar  en 
detalles  porque  éstos  deberían  darse  en  la  velada  que  eon  este 
objeto  se  está  organizando. 

En  seguida  se  nombró  Secretario  al  Sr.  Agmlera,  quien  des- 
pués de  tomar  posesión  de  su  cargo  dio  lectura  al  acta  de  la  fun- 
dación del  Colegio. 

.f  A  continuación  se  dio  lectura  á  la  presente  acta  que  fué  apro- 
bada y  suscrita  por  todos  los  que  concurrieron  á  la  reunión. — 
M.  Fernández  Leal^^F.  Diea  de  Boniüa. — Jf.  M.  Qmbreraa. — 
Celso  Acevedo. — J,  B.  Tamayo. — Jf.  VlUainSL — J.  C.  Segura. — 
Antonio  G.  Cubas. —  Manuel  V.  de  Lean. — Leandro  Fernández. — 
AdoVo  Medina — M.  Gameros.—A.  V.  Hoppenstedi^^E.  Martínez 
Baca.—Bómulo  Ügtíde.—José  G.  Aguilera.— CárUm  Sdkrier.— 


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"Antonio  Alíate,  ti  189 


Esxquieí  Peres.— Ezequiel  Ordóñee—F.  Garíbay,—  Gilberto  Mon- 
tid  Estrada, — Bicardo  López  Guerrero. — Ignacio  Casas. — Maxi- 
miliano Olguin. — Leo!p6ldo  Solazar. — Mateo  Bqjas  Zúñiga.^ 


Al  día  sigaiente  la  Comisión  de  que  ya  se  ha  hablado  hizo 
circular  y  fijó  en  la  portería  del  Colegio,  en  la  que  mandó  abrir 
un  registro,  el  aviso  siguiente: 

''La  Comisión  encargada  de  organizar  la  celebración  del 
Centenario  del  Colegio  de  Mineria,  suplica  &  los  señores  profe- 
sores, ex -profesores,  alumnos  y  ex -alumnos  de  la  Escuela  Na- 
cional de  Ingenieros,  se  sirvan  pasar  á  la  porteria  de  la  misma 
á  inscribir  su  nombre  y  domicilio  en  el  libro  dispuesto  al  efec- 
to, para  poder  enviarles  oportunamente  la  invitación  á  la  vela- 
da conmemorativa  de  la  fundación  del  Colegio  que  próximamen- 
te tendrá  lugar.— Enero  2  de  1892." 


Entretanto  los  preparativos  continuaban. 

Los  Sres.  Agea  y  Anza  proyectaban  y  llevaban  á  cabo  el 
adorno  del  patio  que  debía  transformarse  en  salón ;  la  Comisión, 
infatigable  en  sus  trabajos,  parecía  multiplicarse  para  atender- 
los simultáneamente.  Con  el  8r.  D.  Alfredo  Bablot,  Director 
del  Conservatorio  Nacional,  arreglaba  la  parte  musical  en  la  que 
se  resolvió  no  tocar  más  que  piezas  escogidas,  de  la  época  cuyo 
acontecimiento  se  conmemoraba;  con  el  Sr.  Coronel  D.  Juan 
Villegas,  Director  del  Colegio  Militar,  conseguía  la  vela  que  de- 
bía formar  el  techo  del  salón ;  y  los  numerosos  detalles  que  se- 
ria hasta  imposible  señalar,  estaban  cuidadosa,  eficaz  y  oportu- 
namente atendidos. 

De  estos  preparativos  da  idea  el  siguiente  suelto  que  ''El 
Tiempo"  publicó  en  su  número  del  22  de  Enero: 


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100  Memorial  d»  la  SooiedAd  (Kentífioa 

''El  Centenario  del  Colegio  de  Minería. — La  eircnnstanoia 
de  estar  todavía  en  compostura  la  calle  de  San  Andrés  y  la  del 
fallecimiento  del  Sr.  Ingeniero  D.  Eleuterio  Méndez,  catedri- 
tico  del  Colegio  de  Minería,  cuyo  duelo  debe  guardarse,  han  he- 
cho que  de  nuevo  se  aplace  la  velada  inaugural  con  que  va  á 
darse  principio  &  las  fiestas  con  que  los  antiguos  alumnos  de  es- 
te Colegio  han  dispuesto  celebrar  el  primer  Centenario  de  su 
fundación ;  y  según  parece,  dicha  velada  se  verificará  del  26  al 
27  del  corriente. 

Los  preparativos  que  se  hacen  para  esta  solemnidad  son  tan 
adecuados  como  significativos;  y  entre  otros,  nos  ha  llamado  la 
atención  uno  que  revela  los  levantados  sentimientos  que  siem- 
pre han  distinguido  á  los  alumnos  de  ese  Colegio. 

En  artísticos  cuadros,  colocados  en  los  arcos  del  patío  prin- 
cipal, que  se  ha  transformado  en  salón,  figuran  los  nombres  de 
los  fundadores,  catedráticos  y  alumnos  que  más  se  han  distin- 
guido, de  cuyos  nombres  unos  nos  eran  completamente  desco- 
nocidos y  otros  estaban  olvidados. 

La  presencia  de  estos  nombres,  á  la  vez  que  una  manifesta- 
ción de  gratitud  muy  debida,  constituye  una  serie  de  datos  his- 
tóricos, que  conviene  dar  á  conocer  en  una  solemnidad  de  esta 
naturaleza. 

Sabemos  que  la  orquesta  del  Conservatorio,  que  con  el  Or- 
feón Alemán  va  á  desempeñar  la  parte  filarmónica,  va  á  tocar 
únicamente  piezas  clásicas  de  la  época  que  se  conmemora. 

Creemos  que,  como  lo  deseamos,  esta  solemnidad  tan  grata 
y  significativa,  tendrá  todo  el  lucimiento  que  corresponde  á  su 
objeto  y  á  su  importancia." 


El  patio  del  Colegio  constantemente  era  visitado  par  anti- 
guos alumnos,  á  muchos  de  los  cuales  oimos  decir  hondamente 
oonmovidoSf  que  les  parecía  estar  en  los  días  f  eliees  en  que  sien- 
do colegiales,  preseneíaban  los  preparativos  para  los  premios. 


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'•Antonio  Aliftte.H  101 


Et  Sr.  D.  Alfredo  Bablot>  Director  del  Conservatorio  Nació- 
nal  de  M^ca,  aceptó  gustoso  la  invitación  que  se  le  hizo  pa* 
ra  desempeñar  la  parte  musical,  y  en  su  caballerosa  deferencia 
fué  secundado  por  los  entendidos  profesores  de  ese  Estableci- 
miento. 

El  Orfeón  Alemán,  manifestando  que  deseaba  expresar  su 
gratitud  á  México  por  la  honra  que  en  1803  dispensó  al  sabio 
prusiano  el  Barón  de  Humboldt,  en  laque  se  distinguió  el  Co- 
legio, ofreció  concurrir  con  el  Conserratorio  en  la  parte  musi- 
cal; y  esta  doble  circunstancia -comunicó  un  grande  atractiro  á 
la  parte  artística. 

La  Comisión  organizadora  dirigió  las  siguientes  invitaciones 
particulares: 

Á  las  Sociedades  Científicas: 

''  Al  fenecer  el  primer  siglo  de  la  fundación  del  Colegio  de 
Minería,  los  hijos  de  este  plantel,  justamente  orgullosos  de  la 
oorriente  de  luz,  ciencia  y  patriotismo  que  emanada  de  ese  fo- 
co del  saber,  se  ha  difundido  por  todos  los  ámbitos  del  país, 
creen  cumplir  con  el  más  sagrado  de  los  deberes,  dando  un  tes- 
timonio publico  de  gratitud  hacia  los  fundadores  de  tan  nota- 
ble Establecimiento. 

,  Con  tal  motivo,  y  ayudados  eficazmente  con  el  valioso  apo- 
yo del  Gobierno  progresista  del  Sr.  general  D.  Porfirio  Díaz,  y 
la  generosa  cooperación  de  las  principales  Compañías  mineras 
del  país,  se  han  decidido  á  efectuar  una  serie  de  actos  conme^ 
morativos  durimte  el  curso  del  presente  año,  inaugurándola  con 
una  velada  literaria  y  musical  que  se  verificará  á  fines  del  pre- 
senté  mes. 

Siendo  notoria  la  ilustración  del  cuerpo  científico  que  vd. 
dignamente  representa,  la  Comisión  que  suscribe,  á  nombre  de 
la  Junta  general  de  Profesores,  alumnos  y  ex -alumnos  del  an- 
tiguo Colegio  de  Minería^  tiene  la  honra  de  invitar  á  vd.  y  por 


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192  MemoríM  de  la  Sociedad  Oientífioa 

SU  digno  conducto  á  todos  los  respetables  miembros  de  esa  So- 
oiedadi  á  fin  de  que  se  sirvan  concurrir  al  acto  mencionado." 

Á  la  Colonia  Alemana: 

*^  La  Comisión  que  suscribe,  á  nombre  de  la  Junta  General 
de  Profesores,  alumnos  y  ex- alumnos  de  la  Escuela  de  Inge- 
nieros, tiene  la  honra  de  invitar  á  vd.,  y  por  su  digno  conduc- 
to, á  los  respetables  miembros  de  la  ilustrada  Colonia  Alemana, 
á  fin  de  que  se  sirvan  honrar  con  su  asistencia  la  velada  litera- 
ria y  musical  que  en  celebración  del  Centenario  del  Colegio  de 
Minería,  tendrá  lugar  el  22  del  présenle  mes. 

''  Los  lazos  de  cariño  y  simpatía  que  desde  el  tiempo  del  Ba- 
rón de  Humboldt  ligan  á  nuestra  sociedad  con  la  Colonia  Ale- 
mana de  que  es  vd.  digno  representante,  que  se  han  ido  estre- 
chando más  y  más  hasta  nuestros  días,  así  como  también  la 
recíproca  estima  y  consideración  que  existieron  entre  los  fun- 
dadores de  dicho  plantel  y  el  venerable  autor  del ''  Cosmos,''  nos 
hacen  esperar  que  los  compatriotas  del  sabio  alemán,  se  unirán 
á  los  hijos  de  Minería  en  esta  solemnidad. 

''  Nos  es  grato  con  este  motivo  reiterar  á  vd.  las  segurida- 
des de  nuestra  distinguida  consideración.'' 

Y  á  la  Colonia  Española: 

**  La  Comisión  que  suscribe,  á  nombre  de  la  Junta  General 
de  Profesores,  alumnos  y  ex- alumnos  de  la  Escuela  de  Inge- 
nieros, tiene  la  honra  de  invitar  á  vd.,  y  por  su  digno  conducto 
á  los  respetables  miembros  de  la  Colonia  Española,  á  la  velada 
literaria  y  musical  que  en  celebración  del  Centenario  del  Cole- 
1^0  de  Minería,  se  verificará  á  fines  del  presente  mes. 

''  El  valioso  apoyo  que  la  nación  española  y  su  muy  ilustre 
Monarca  Carlos  III,  prestaron  á  la  idea  de  nuestro  sabio  com- 
patriota D.  Joaquín  de  VelázqucE  Cárdenas  y  León,  para  esta- 


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*•  Antonio  Általt.  h  193 


blecer  el  gremio  de  Minería  y  bu  Beal  ¡Seminario;  así  como  el 
generoso  desprendimiento  con  que  esa  nación  dispuso  más  tar- 
de  poner  al  frente  de  dicho  plantel  lo  más  selecto  de  entre  sus 
sabios,  bastarían  para  justificar  por  sí  solos  los  motivos  de  es- 
ta invitación.  Si  á  esto  se  añaden  ios  lazos  filiales  que  han  liga* 
do  á  México  con  Elspaña,  se  corroboran  completamente  los  jus- 
tos  deseos  que  animan  á  los  hijos  de  Minería  para  celebrar  el 
primer  Centenario  de  la  fundación  de  su  Escuela  en  unión  de 
la  laboriosa  y  distinguida  Colonia  Española. 

Esperando  se  sirva  aceptar  nuestra  invitación,  nos  es  grato 
reiterarle  á  vd.  nuestra  distinguida  consideración." 


£1  entusiasmo  por  esta  significativa  solemnidad  no  se  loca- 
lizaba en  los  alumnos:  era  la  materia  de  todas  las  conversacio- 
nes; por  todas  partes  extendía  sus  preparativos;  la  Comisión, 
tan  activa  como  inteligente,  sin  cesar  le  allegaba  elementos  que 
habían  de  contribuir  á  su  lustre,  y  día  con  día  la  prensa  ilustra- 
da comunicaba  una  nueva  noticia,  exponía  una  oportuna  refle- 
xión ó  añadía  un  juicioso  comentario. 

Entre  los  artículos  que  con  este  motivo  vieron  la  luz  públi- 
ca, merece  una  particular  mención  el  que  apareció  en  '^  El  Tiem- 
po," que  cedemos  á  la  necesidad  de  consignar  en  esta  reseña, 
así  por  los  datos  que  contiene,  como  por  ser  de  uno  de  les  más 
entusiastas  alumnos: 

''El  Centenario  del  Colegio  Nacional  de  Minería. — (Dedi- 
cado á  la  generosa  Sociedad  de  ex- alumnos  del  mismo  Cole- 
gio).— Inútil  es  por  demás  que  los  alumnos  de  la  Escuela  de 
Minas,  incansables  investigadores  de  la  verdad  por  educación, 
busquemos  hoy  fuera  del  legítimo  criadero  de  todas  las  verda- 
des la  grandeza  de  nuestro  secular  Colegio,  tan  justamente  re- 
nombrado, pues  ni  su  monumental  fachada,  ni  la  magnificencia 
de  su  pórtico,  ni  sus  amplios  corredores,  ni  sus  grandiosas  es- 

»lx89t-93J.TVI,a5. 


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194  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 

caleras,  y,  lo  diré  de  una  ve¿,  ni  el  apogeo  de  sus  cienoias  á  la 
altnra  de  los  planteles  europeos  más  celebrados,  oonstitayen  bu 
verdadera  gloria  inmortal. 

El  mérito  imperecedero  de  nuestra  alma- casa  estriba  en  sus 
instituciones,  hijas  de  sus  fundadores,  yirtuosos  sabios  nutri« 
dos  con  las  divinas  enseñanzas  de  la  Iglesia,  normadas  sus  cos- 
tumbres por  esta  Santa  Madre  y  poseídos  de  su  espíritu  siem- 
pre y  en  todo  justo  y  beneficioso. 

Siendo  Jesucristo  "santo,"  pues  es  él  santo  de  los  santos,  "mi- 
sericordioso," hasta  haber  descendido  del  cielo  á  redimir  al  hom- 
bre del  infierno  y  poseyendo  por  su  np,turaleza  infinita  una  "  per- 
petuidad" indestructible  y  eterna,  comunica  á  sus  hijos  desde 
aquí  en  la  tierra  un  algo  de  esos  "  tres  únicos  caracteres  distin- 
tivos de  toda  grandeza/'  hasta  donde  son  susceptibles  de  reci- 
bir estos  dones,  constituyendo  á  los  hombres  beneméritos  en 
xma  providencia  tangible  en  favor  de  sus  semejantes. 

Por  eso  es  que  en  las  constituciones  católicas  del  Colegio 
de  Minería  nos  han  dejado  sus  mil  veces  benditos  fundadores, 
como  indestructibles  cimientos  á  las  ciencias  naturales,  esos 
mismos  tres  principios  necesarios  á  toda  institución  didascáli- 
ca,  si  ha  de  ser  grande,  y  sin  los  cuales  se  seca  y  muere :  esos 
tres  principios  son  la  "  aspiración  á  la  santidad,"  la  "  tendenoia 
incesante  á  la  beneñceucia"  y  el  "establecimieutOv  en  fin,  del 
sólido  cimiento  para  su  estabilidad." 


Los  fundadores  de  nuestra  Escuela  consagraron  todos  sus 
afanes  á  formar  tanto  católicos  fervientes  como  distinguidos  sa- 
bios, habiendo  logrado  sacar  dé  sus  escaños  durante  una  centu- 
ria los  varones  más  ilustres  por  sus  virtudes  y  poí»  su  indisputa- 
ble mérito  científico,  quedando  valorizadas  nuestras  afirmacio- 


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»  Antoaio  Ák^U. »  W 


oes,  ya  por  las  biografías  de  aquellos  {andadores,  preoiosamente 
elaboradas  por  el  -Sr.  ingeoiero  Ramírez,  ora  por  los  estatutos 
de  nuestro  Colegio,  ó  por  la  celosísima  vigilaucia  de  los  direo« 
tores,  prefectos,  profesores  y  demás  empleados,  para  sembrar 
la  Tirtud  en  el  corazón  de  cada  uno  de  los  jóvenes  alumnos,  si- 
guiendo el  espíritu  de  los  fundadores  y  de  las  sabias  institucio- 
nes por  éstos  mismos  fundadas. 

Los  que  nos  preciamos  de  haber  sido  hijos  de  este  plantel| 
gloria  perenne  de  México,  hemos  sido  testigos  y  á  la  vez  obje- 
to de  los  santos  esfuerzos  de  nueatros  superiores,  no  sólo  para 
hacernos  conservar  la  sagrada  fe  religiosa,  ya  muy  inculcada 
por  nuestros  padres,  sino  también  en  habemsis  hecho  avanzar 
de  virtud  en  virtud  en  su  nunca  desmentida  buena  crianza,  con 
su  preclaro  ejemplo  práctico  y  con  la  más  estnota  observancia 
de  las  instítuoiones  y  reglamentos  muy  terminantes  sobre  tan 
importantes  materias. 

La  grata  sorpresa  que  ezperiment&mos  los  mexicanos  al  lle- 
gar al  uso  de  la  razón  y  los  extranjeros  á  nuestro  país,  al  con- 
templar por  la  primera  vez  este  gigante,  buscando  en  vano  en 
esta  tierra  otro  monumento  de  este  género  tan  grandioso  como 
nuestro  palacio,  revela  desde  luego  que  quienes  idearon  y  quie- 
nes ejecutaron  este  gran  pensamiento,  cuna  de  tantísimos  otros 
espléndidos  también,  fueron  hombres  de  primer  orden,  de  gran 
corazón,  de  grandes  sentimientos  y  de  infioito  amor  al  Continen- 
te Colombino,  pues  que  le  dotaroi^L  de  un  blasón,  gloria  de  las 
Américas  y  orgallo  de  los  siglos,  á  los  que  parece  desafiar  por 
su  nunca  vista  construcción. 

Nuestra  risueña  capilla,  con  su  material  magnifice^ncia,  fo- 
rrada de  mármol  y  decorada  con  pinturas  de  los  mejores  artis- 
tas, como  lo  prueba  la  preciosa  Guadal upana  que  se  ostenta  en 
el  único  altar  para  ella  erigido,  entre  ricos  bronces  y  preciosos 
mármoles,  nos  enseñaba  á  reservar  al  culto  del  Todopoderoso 
lo  más  escogido  de  los  primores  d^  la  tierra,  lo  más  rico  en  los 
pensamientos  y  afectos  del  alma.  La  misa  diaria  obligatoria  pa- 


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I9t  HemorÍAfl  de  la  Sooíedad  Científica 

ra  todos  los  alamnos,  ayudada  por  dos  de  ellos  en  tomo  diaria- 
mente se  celebraba  en  este  lugar  de  oración:  alli  se  rezaba  tam- 
bién el  rosario,  presididos  por  nuestro  capellán,  todas  las  no* 
ches  conforme  lo  prevenían  los  estatutos,  según  los  cuales  se 
exigía  á  todps  los  internos  cuando  menos  tres  comuniones  anua^ 
les,  siendo  la  de  cumplimiento  de  iglesia  en  el  Sagrario  Metro- 
politano con  nuestro  Director  á  la  cabeza,  que  también  comul- 
gaba en  nuestra  compañía,  sirviéndosenos  en  seguida  por  la  nu- 
merosa servidumbre  del  Colegio,  en  la  igleua  misma,  en  el  acto, 
de  la  comunión,  en  amplias  charolas  colmadas  de  grandes  copa  s 
exquisito  vino  de  consagrar,  y  teniendo,  por  último,  en  esta 
nuestra  suntuosa  capilla  los  prontos  auxilios  de  un  capellán  que 
daba  también  la  cátedira  de  Religión  al  medio  día  y  una  plática 
doctrinal  después  de  la  misa  de  los  domingos,  terminando  siem- 
pre este  acto  con  la  seria  lectura  de  un  severo  reglamento. 

Los  altísimos  méritos  científicos  de  nuestros  fundadores  y 
de  sus  subsecuentes  directores  no  son  ni  para  indicarse  en  es- 
te imperfecto  estudio.  Estos  están  ya  reseñados  en  parte  por 
el  Sr.  Ramírez,  y  asi  es  que  después  de  consignar  únicamente 
los  gloriosos  nombres  de  los  Sres.  Yelázquez  y  de  sus  suceso- 
res del  mismo  apellido,  hasta  el  del  sabio  Ingeniero  D.  Miguel 
Yelázquez  de  León,  que  hace  poco  falleció,  de  D.  Fausto  Elhu- 
yar  y  de  D.  Andrés  del  Río,  nos  limitaremos  á  citar  tan  sólo 
los  de  los  directores  que  por  motivo  de  política  más  que  por  otras 
causas  se  sucedieron  en  los  años  de  50  á  70,  poco  más  ó  menos, 
reconocidas  notabilidades  no  sólo  de  nuestro  Colegio,  sino  aun 
de  nuestra  República,  todos  ellos  Ministros  alguna  vez  en  al- 
gún ramo  de  grande  importancia  en  la  política  de  su  época  y 
que  pusieron  siempre  á  la  Escuela  de  Minas,  en  los  años  de  su 
dirección,  á  cubierto  de  las  continuas  agresiones  que  contara 
sus  fondos  abundantes  y  su  deslumbrador  edificio  intentaron 
siempre  codiciosos  que  nunca  faltan. 

Los  nombres  de  estos  memorables  personajes  en  los  años 
que  hemos  citado  son  los  siguientes: 


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"ABto&ioAlnle.if  197 


El  Exmo.  Sr.  General  D.  José  María  Tomel  j  MendivU;  Mi- 
nistro de  la  Guerra;  D.  Luis  de  la  Rosa,  Ministro  de  Belaeio- 
nes;  D.  Joaquín  Velázquez  de  León,  Ministro  de  Fomento;  lur 
geniero  D.  Blas  Baroároel,  Ministro  igualmente  de  Fomento; 
el  Sr.  Ingeniero  D.  José  Salazar  Ilarregui,  encargado  también 
de  la  misma  cartera;  Ingeniero  D.  Joaquín  Mier  y  Terán,  Mi- 
nistro y  director  como  los  anteriores ;  Ingeniero  D^  Patricio  &[ur- 
phy;  General  D.  Luis  Tola;  Ingeniero  D.  Manuel  Fernández 
Leal,  actual  Ministro  de  Fomento;  y  el  inEatigable  actual  Sr. 
Director  Ingeniero  D.  Antonio  del  Castillo. 

£1  indisputable  mérito  de  estas  entidades,  á  no  haber  sido 
y  aun  ser  hoy  público  y  notorio,  quedaría  indeleblemente  de- 
terminado tan  sólo  con  la  lectura  de  las  memorias  de  nuestros 
anuarios,  en  donde  se  hallan  impresos  sus  sabios  discursos,  ya 
como  directores  ó  como  profesores  de  la  Escuela. 

Los  más  entusiastas  encomios  serían  insuficientes  hablan- 
do do  nuestros  superiores  para  reseñar  los  mil  cuidados,  los  in- 
finitos desyebs  y  la  esmerada  exactitud  del  Sr.  D.  Blas  Balear- 
cel,  ya  como  alumno,  como  jefe  de  sección,  como  prefecto  de  ea* 
tudios,  como  subdirector  ó  como  director  del  Colegio,  y  como 
Ministro  de  Fomento,  de  cuyas  oficinas  dependió  siempre  Mi- 
nería, y  por  último  su  benéfica  influencia  en  esta  Escuela,  como 
presidente  ó  vicepresidente  de  la  Sociedad  de  ex- Alumnos  has- 
ta hace  unos  cuantos  meses.  Tan  sólo  los  que  hemos  sido  ob- 
jeto de  su  caballerosa  solicitud  durante  largos  períodos  de  este 
medio  siglo  podemos  ser  testigos  de  su  inquebrantable  volun- 
tad para  el  estudio,  así  como  para  cumplir  siempre  con  todo  lo 
que  él  creyó  sus  más  altos  deberes.  Este  respetable  señor  me* 
rece  por  su  abnegación  el  afecto  de  todos  los  mineros  y  la  ve- 
neración de  un  padre,  pues  que  descendiendo  á  los  más  minu- 
ciosos pormenores  de  nuestra  educación,  del  aseo  nuestro  y  del 
Colegio,  de  nuestros  alimentos,  de  nuestras  enfermedades,  etc., 
etc.,  convirtió  aquel  Establecimiento  desde  antes  de  1850  en 
una  escuela  de  aquellas  que  los  alemanes  llaman  tan  propiamen- 
te maternales. 


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L.^ 


198  Memorias  de  U  Sociedad  Científica 


Log  jefes  de  sección,  la  conserjería,  guardarropa,  mayordo- 
mía,  portero,  ecónomo  y  en  general  toda  la  servidumbre  y  has- 
ta la  misma  secular  campana  de  la  puerta  acostumbrada  á  mar- 
char desde  su  origen  al  compás  de  los  cronómetros  del  Obser- 
Tatario,  todo  fué  en  aquella  época  modelo  del  cumplimiento  del 
deber,  de  la  mayor  obediencia,  sumisión  y  respeto  á  nuestros 
superiores,  dándonos  en  iodo  ejemplo  nuestros  maestros  y  el 
más  inmediato  el  Sr.  Balcárcel. 

El  talento,  el  genio,  la  gloria  ajena  cuando  es  egoísta  ó  va- 
nidosa pronto  se  olvida  porque  no  deja  tras  de  sí  la  huella  de  la 
felicidad  ajena,  y  por  eso  el  mármol  cuando  las  aoodoaes  han 
sido  punibles  no  nos  recuerda  sino  la  perversidad  de  los  malva- 
dos que  han  cometido  éstas  y  á  quienes  se  ha  erigido  aquel ;  pent> 
cuando  estas  lápidas  las  llevamos  en  nuestros  corazones  donde 
están  indeleblemente  grabados  los  beneficios  recibidos,  entonces 
la  gratitud  hace  callar  al  orgullo  pronto  siempre  á  uo  reconocer 
nunca  el  mérito  ajeno,  haciéndonos  levantar  el  agradecimiento, 
sí  no  la  justicia,  monumentos  imperecedeix>8  á  nuestros  bene- 
factores, y  esta  es  la  razón  por  qué  todos  los  mineros  amamos 
y  veneramos  á  nuestros  superiores,  porque  además  de  haber  si- 
do sabios  fueron  humanos,  habien\io  hecho  con  sus  virtudes  fe- 
lices á  muchas  generaciones  que  siempre  se  enternecerán  al 
bendecir  su  memoria. 

Para  hacer  más  patente  la  solicitud  paternal  que  desde  sus 
fundadores  precedió  y  siguió  providencialmente  los  pasos  en 
favor  de  ese  inmortal  seminfirio  de  minas,  y  cuánto  se  cnidaba 
del  verdadero  bienestar  temporal  y  eterno  de  todos  los  del  ra- 
mo, transcribimos  al  fin  de  estas  reflexiones  artículos  originales 
de  los  Reglamentos  del  Colegio  y  de  las  leyes  del  Código  de 
Minería,  y  para  que  nuestros  elogios  no  parezcan  apasionados, 
agregaremos  por  último  las  honrosas  apreciaciones  que  de  nues- 
tro Colegio  hicieron  sabios  nada  sospechosos  en  esta  materia, 
el  Barón  de  Humboldt,  por  ejemplo,  y  que  sirviendo  de  com  * 
probación  á  nuestros  asertos,  sean  también  un  mentís  ¿  los  que 
algo  aseguren  en  contrario. 


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•I  Antonio^  Alxate.  n  IW 


II 


•  El  Colegio  de  Minería  dijimos  que  se  señaló  siempre  por  su* 
misericordia,  y  no  sin  razón  porque  ejerció  sin  desoAnso  esta  vir- 
tud, enseñándola  y  transmitiéndola  prácticamente  á  todos  sus 
educandos,  como  lo  fué  siempre  sn  enseñanza  eii  todo,  habien* 
do  ejercido  sin  iutermitetioias  en  altísima  escala  las  benditas 
obras  de  misericordia,  vistiendo  y  no  como  qniera  sino  de  gran 
lujo  á  sus  alumnos  de  "  dotación,''  alimentando  con  nn  banque- 
te diario  á  sus  alumnos  de  *' dotación"  y  de  '*  media  dotación^'' 
é  instruyendo  gratis  á  sus  numerosos  alumnos  internos  y  ex- 
ternos sin  distincrión  alguna,  pues  aun  los  "  porcionistas '^  sólo 
pagaban  sus  alimentos.  Aposentándonos  no  en  medianos  albeiv 
gues,  sino  en  suntuosos  palacios,  en  nuestra  teórica  y  en  nnes* 
tra  práctica  para  redimir  allí  á  los  cautivos  de  la  ignorancia, 
regalándonos  todos  nuestros  libros  de  texto  á  los  alumnos  de 
dotación^  invitándonos  á  curar  y  á  velar  hora  por  hora,  por  tur- 
nos de  dos  en  dos  alumnos,  á  nuestros  enfermos;  aconsejando 
y  corrigiendo  á  los  que  lo  merecíamos;  acostumbrándonos  á 
conducir  en  hombros  á  nuestros  difuntos,  alumnos  ó  superio- 
res,  á  su  última  morada;  y  finalmente  rogando  á  Dios  por  ellos 
celebrando  solemnes  exequias  en  la  capilla  del  Colegio  ó  afiis- 
tiendo  á  la  de  los  respectivos  panteones  cuando  se  celebraban 
fuera  sus  funerales. 

El  cumplimiento  de  la  obra  de  misericordia  de  ''  enseñar  al 
que  no  sabe,''  será  probablemente  en  este  año  objeto  de  intere- 
santes reseñas,  pues  que  la  historia  de  esta  docta  enseñanza  du- 
rante cien  años  algo  tiene  que  contar  y  sobre  todo  la  de  sus  hi- 
jos, ingenieros  de  todas  clases  que  mucho  la  enaltecen  y  mucho 
v«len.para  que  nada  ganen  con  nuestros  pobres  juicios,  y  así 
tftn  sólo  haremos  ligerisimas  reflexiones  sobre  algunas  de  li^ 


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200  Memorias  de  la  Sociedad  Oientífioa 

relevantes  cualidades  morales  de  los  mineros  que  fueron  nues- 
tros maestros^  j  sobre  el  carácter  eminentemente  pedagógico 
de  sus  enseñanzas. 

No  debiendo  extrañar  por  lo  dicho  que  sus  alumnos,  peda- 
gogos prácticos  de  hecho,  hayan  terminado  por  ensayar  con 
éxito  en  la  Capital  y  en  los  Estados  procedimientos,  métodos  y 
verdaderos  sistemas  de  educación  en  nuestro  concepto  acerta- 
dísimos en  su  mayor  parte  y  sobre  todo  en  una  circunstancia 
esencial  y  altamente  humanitaria,  en  haber  sido  siempre  mtsp 
numerosas  las  horas  de  estudio  diarias,  y  en  muy  corto  número  las 
cátedras  diarias  que  exigen  la  preparación  de  un  estudio  pre- 
vio, no  habiendo  comprendido  nunca  muchas  materias  en  pocos 
años  de  carrera.  Asi  se  evitó  siempre  el  terror  .en  los  alumnos 
y  muchas  afecciones  cerebrales. 

Y  aunque  nunca  se  nos  habló  de  pedagogía,  pues  nuestros 
maestros  hubieran  creído  perder  su  tiempo  en  estas  digresiones, 
siempre  se  nos  tuvo  de  hecho  sumergidos  y  conservados  por  nues- 
tros fundadores  alemanes  en  la  misma  pedagogía  desde  el  pri- 
mer momento  de  nuestro  ingreso  al  Colegio  hasta  el  último  de 
los  diez  años  que  allí  permanecimos:  siete  en  nuestros  estudios 
teóricos  y  tres  en  los  prácticos,  6  infelices  de  nosotros  si  así  no 
se  hubiera  procedido,  porque  los  fenómenos  de  nuestras  cien- 
cias si  no  se  palpan  no  se  aprenden  nunca. 

En  el  primer  curso  llamado  preparatorio  se  nos  procuró  el 
buen  gusto  literario  con  el  continuo  y  castizo  lenguaje  de  nues- 
tro profesor  de  Gramática  Castellana,  ejercitándonos  continua- 
mente con  ingeniosos  problemas  en  Lógica  y  en  Aritmética. 

En  el  Primer  Curso  de  Matemáticas,  además  de  enormes  só- 
lidos de  madera,  había  unos  más  grandes  cartones  de  un  metro 
cuadrado,  con  líneas  de  un  dedo  de  grueso  para  hacemos  más 
comprensibles  las  figuras  de  Geometría,  y  unos  preciosos  apun* 
tes  complementarios  del  curso,  redactados  por  el  profesor:  es- 
tos apuntes  los  puede  consultar  aún  quien  lo  tenga  á  bien,  puse 
oonservamos  en  nuestro  poder  un  ejemplar  que  contiene  d^- 


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"Antonio  Alnie.  II  201 


nioioneSi  reglas^  demostraciones  j  construcciones  originales,  y 
que  guardamos  como  una  preciosa  tradición  de  exactitud  y  ge- 
nio matemáticos. 

En  el  Segundo  Curso  de  Matemáticas  se  nos  hacia  construir 
á  cada  alumno  en  planos  de  cartón  ó  de  madera  con  alambres, 
popotes  y  pitas  las  abstractas  figuras  f  monteas)  de  Geometría 
descriptiva  y  resolver  problemas  prácticos  de  analíticas  y  am- 
bas Trigonometrías. 

En  Geografía  y  Cosmografía  jamás  se  nos  permitió  articn- 
lar  término  alguno  científico  sino  sobre  los  mismos  objetos  que 
representaban  esas  palabras  en  las  grandes  esferas  terrestre; 
celeste,  armillar  ó  planetaria  de  un  metro  de  diámetro  y  sobre 
las  cartas  murales  que  nos  rodeaban;  proyectando  siempre  en 
el  plano  del  pizarrón  nuestras  concepciones  y  resolviendo  en  es- 
te y  en  aquellas  los  mil  problemas  que  se  refieren  á  la  Geogra- 
fía y  á  la  Cosmografía. 

De  Mecánica,  de  Física  y  Astronomía  no  hablaremos,  pues 
que  sus  henchidos  gabinetes,  objeto  de  nuestro  estudio  en  el 
año  escolar  y  de  grato  recreo  en  las  conferencias  anuales  de 
nuestros  actos  públicos,  sirvieron  para  fundar  estas  cátedras  en 
la  Escuela  N.  Preparatoria. 

En  Química  no  sólo  disponíamos  de  cuantas  substancias  pa- 
ra analizar,  tubos,  crisoles,  reactivos,  retortas,  copelas,  hornos 
ó  cubas  pudiéramos  necesitar,  sino  de  inmensas  y  altísimas  na- 
TCB  de  pulida  cantera  para  no  ser  perjudicados  por  los  gases. 

Los  preciosos  museos  de  Astronomía,  Meteorología,  Minera- 
logía, Geología,  Zoología  y  Botánica  creados  desde  la  erección 
del  Colegio,  enriquecidos  en  tan  largo  período  con  los  más  ex- 
quisitos telescopios,  y  con  los  más  preciosos  ejemplares  y  cris- 
tales de  todas  las  substancias  que  puede  haber  en  el  reino  mi- 
neral, pnestos  siempre  en  la  más  estricta  relación  >oon  los  más 
insignificantes  caracteres  distintivos,  descripciones  y  tecnolo- 
gía antigua  y  moderna  por  sus  escrupulosos  y  asiduos  prof  eso- 
reB|  fué  el  bendecido  Edén  en  el  que  al  sabor  de  los  exquisitos 

Memorias  [X893-93I,  T.  VI,  29 


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202  Memoríáii  de  ht  Sociedad  CÜientífic* 

frutos  que  se  nos  regalaban  todo  el  año  para  compleiñéntar  el 
ejercicio  de  la  Botánica^  aprendimos  encantados  por  los  cinco 
sentidos  la  Historia  Natural. 

Pero  lo  que  se  realizó  más  Í\  natural;  si  posible  f  uera,  es  la 
|>ráctica  de  tan  rariadas  materias,  pues  que  en  los  caminos  del 
país  7  en  las  haciendas  de  beneficio  y  de  labor,  en  los  mismos 
volcanes  y  barrancas,  se  practicó  el  Dibujo,  la  Astronomía,  la 
Geodesia,  la  Agrimensura,  la  Meteorología,  el  Laborio  de  mi- 
nas, la  Metalurgia,  se  hicieron  mil  ensayes  y  nivelaciones,  obser- 
vaciones barométricas  y  termométricas,  realizando  por  último 
cuantas  indicaciones  contenían  nuestros  textos,  y  cuyos  resul- 
tados no  podíamos  obtener  dentro  de  los  estrechos  y  reglamen- 
tados limites  de  nuestros  Colegios  teóricos  y  aun  prácticos. 

Los  idiomas  Francés,  Inglés  y  Alemán  los  aprendimos  le- 
yendo, hablando,  traduciendo  y  analizando  nuestros  maternales 
textos,  como  llamaba  el  Sr.  Hassey  á  sus  métodos  naturales. 

El  Ensaye  se  practicó  en  las  oficinas  del  Apartado  de  Méxi- 
co, y  bajo  la  dirección  de  sus  diestros  ensayadores,  profesores 
también  de  Minería.  . 

Los  astros  los  observamos  eñ  sí  mismos  y  no  pintados,  ha- 
biendo habido  alumnos  en  la  clase  de  Astronomía  que  rara  vez 
abrían  la  tabla  de  logaritmos,  pues  que  los  más  usuales  los  sa- 
bían de  memoria. 

La  Gimnasia  la  ejercitamos  en  el  Colegio  con  los  aparatos 
adecuados  eu  m^dio  de  atronadora  y  franca  alegría  en  dos  6  tres 
horas  diarias  que  duraba  nuestro  recreo,  entre  los  alumnos  in- 
temos  que  á  esa  hora  inundaban  todas  las  galerías  inferiores  del 
Colegio,  entregados  con  verdadera  delicia  á  juegos  varoniles  co- 
mo el  de  la  pelota  y  la  esgrima;  y  por  último,  la  Natación  nos 
la  enseñaban  en  el  estanque  del  Colegio,  que  aún  existe,  ó  «n 
los  baños  públicos,  nuestros  más  deferentes  y  denodados  com- 
pañeros. 

En  las  expediciones  científicas  que  repetimos  durante  ttes 
años  á  los  principales  minerales  del  país,  aprendimos  la  eqtdta- 


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»  Antofiio  AlsaU.  m 


oión  en  exeelente^  7  muy  bien  habilitabas  cabalgaduras  que  se 
nos  proporcionabjan  gratuitamente  á  todos,  como  premio  á  la 
terminación  de  nijiestros  estudios  teóricos^  familiarizándonos  en 
ellas  en  el  uso  de  las  armas  j  con  toda  especie  de  peligros  de 
que  esturieron  plagados  los  camiDOS  en  los  turbulentos  años 
de  antes  y  después  de  1860,  enseñándosenos  también  á  ser  hom- 
bres prácticos  en  estos  peligros  y  en  I9S  de  las  minas. 

Estamos  seguros  de  que  la  pedagogía  más  exigente  jamás 
ha  imaginado  pirocedimiontos  más  adecuados  y  fantásticos  que 
los  de  nuestra  escuela  p^^ra  enseñar  deleitando. 

Muy  lejos  de  nosotros  está  la  pretensión  de  hacer  el  juicio 
critico  del  mérito  científico  de  nuestros  fundadores;  de  sus  su- 
cesoreS;  así  como  de  todas  Jias  mejoras  que  con  el  tiempo  se  hi- 
cieron á  nuestras  cátedras.  Quédese  esta  tarea  á  los  sabios  y 
literatos  como  el  Barón  de  Humboldt,  D.  José  María  Castora, 
Lie.  D.  Manuel  Uastellanos,  Ingeniero  D.  Santiago  Ramírez, 
Ingeniero  D.  Manuel  Eivera  Cambas. 

Otro  sentímiento  más  nobl^  nos  guía  en  nuestros  humildes 
aunque  in^perecederos  recuerdos,  jr  os  el  de  la  gratitud. 

El  Sr.  D.  Sebastián  Camacho  nos  adiestraba  desde  luegp  con 
su  elarísimo  talento  y  sus  diplomáticos  modales  en  la  clase  de 
Lógica,  Gramática  Castellana  y  Aritmética,  que  era  entonces 
allí  el  vestíbulo  para  todas  las  ciencias,  en  el  bien  pensar,  el  bien 
hablar  y  el  bien  obrar,  tres  eminentes  cualidades,  que  entre  otras 
muchas  han  eleyado  á  este  señor  Ensayador  Mayor  unas  veces 
y  otras  Director  de  la  Casa  de  Moneda  y  de  todas  las  grandes 
empresas  mineras  y  ferrocarrileras  del  país,  á  la  elevada  altu- 
ra en  que  hoy  todo  el  mundo  le  respeta. 

El  Sr.  Ingeniero  D.  Manuel  Castro,  profesor  secular  de  Pri- 
mer Curso  de  Matemáticas,  muestra  de  exagerada  exactitud, 
que  jamás  nos  pernútió  trazar  una  figura  inconveniente  Ó  dejar 
trunco  un  silogismo  geomé^^p  6  algebpi^co,  no  tuvo  nunca  por 
competidores  en  este  rigorismo  en  el  cálculo  en  el  período  de 
medio  mglo,  sino  á  w$  misrnas  criatoras,  á  sus  propios  discí- 
ptdos. 


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204  Momoriiá  do  la  Sociedad  Científioa 

Seguía  el  Sr.  D.  Blas  Baleároel,  profesor  respetaMlfsimo  de 
Segando  Curso  de  Matemáticas,  de  Geografía  y  de  Cosmogra- 
fía. Nunca  sufrió  discípulo  alguno  suyo  la  más  ligera  repren- 
sión eu  la  cátedra.  Era  tanta  su  dignidad,  tan  estricto  su  laco- 
nismo; tan  extraordinario  el  estímulo  que  con  su  seriedad  sabia 
excitar  en  sus  alumnos,  que  solamente  con  la  mirada  nos  impe- 
lía á  corregirnos  unos  á  otros,  explotando  los  buenos  talentos 
en  favor  de  los  escasos  6  de  los  medianos,  y  á  adelantar  en  es- 
te abstracto  curso,  el  más  recargado  entonces  del  Colegio,  al 
grado  de  quo  jamás  turo  al  fin  del  año  escolar  ningún  alumno 
reprobado. 

Venía  después  el  Sr.  D.  Joaquín  de  Mier  y  Terán,  colegial 
de  Minería,  Ministro  que  fué  también  de  Fomento,  profesor  uni- 
versal de  Matemáticas  Puras  y  Mixtas  en  todos  los  Colegios  na* 
clónales  de  México  y  muy  particularmente  en  Mineria,  y  que 
á  no  baber  sido  conocido  como  un  talento  extraordinario  para 
el  cálculo,  tan  sólo  sus  obras  matemáticas,  si  no  es  que  sus  gran- 
des virtudes  le  hubieran  hecho  inmortal. 

El  Sr.  D.  Manuel  Tejaday  tipo  del  caballero  y  del  hombre 
cristiano.  Ensayador  secular  de  la  Casa  de  Moneda,  amante  has- 
ta el  delirio  de  su  Colegio,  del  que  fué  alumno  fundador  y  pro- 
fesor desde  antes  de  terminar  sus  estudios,  tan  humilde  en  me- 
dio ^e  tanto  merecimiento  que  jamás  se  le  vio  con  el  sombrero 
en  su  lugar,  pues  desde  la  portería  se  lo  quitaba  como  quien 
entra  en  un  templo,  y  asi  lo  llevaba  en  la  mano  por  el  patio  y 
por  las  escaleras  hasta  llegar  á  su  cátedra  de  Física. 

Teníamos  después  al  Sr.  D.  Manuel  Herrera,  maestro  de  ha- 
bilísimos químicos  hasta  su  muerte,  y  considerado  como  estu- 
diante muy  notable  desde  sus  maestros  los  fundadores  del  Co- 
legio, quienes  siempre  le  confiaron  importantes  comisiones. 

El  Sr.  D.  José  Salasar  Üarregui,  profesor  de  Agrimensura, 
Geodesia  y  Astronomfl^  ex -Ministro  de  Fomento,  primer  in- 
geniero geógrafo  de  aquella  época,  creador  de  todos  los  que  nos 
han  deslumbrado  después,  incluyendo  al  mismo  tan  justamente 
renombrado  Sr.  Covarrubias. 


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"iBloaio  Áltate."  906 


Y  por  último,  el  correcto  y  modestísimo  mineralogista  Sr. 
D.  Antonio  del  Oastillo^  actaal  Direotor  de  la  Escuela  de  Inge* 
nieros  de  imperecedera  fama  mexicana  y  europea. 

En  Religión,  en  Bellas  Artes,  en  Zoología,  en  Botfnica,  en 
Idiomas,  en  €Kmnas»a,  especialidades  como  los  Sres.  Présbite* 
ros  Dr.  Canónigo  Alamán,  Barros  y  Velázquez  de  León,  D.  Ja- 
vier Stávoli,  D.  Pío  Bustamante  y  Bocha,  Palacios,  Hassey,  D. 
Jesús  Corral,  los  Ingenieros  Piñal  y  Heredia,  los  atletas  Turín 
y  el  General  Ghavarría,  y  los  doctores  en  Medicina  D.  Antonio 
Carrión,  médico  del  Colegio,  y  D.  Antonio  Balderas,  profesor 
de  francés,  quien  no  obstante  su  título  científico,  no  se  desden 
ñó  nunca  de  realzar  con  su  robusta  toz  el  encanto  de  nuestros 
poéticos  premios  anuales,  engalanados  siempre  por  la  parte  más 
selecta  de  nuestra  sociedad  de  señoras,  respetuosamente  obse- 
quiadas por  sus  caballerosos  alumno!  y  deleitadas  por  los  ex- 
quisitos versos  de  los  más  renombrados  poetas  mexicanos  y  es- 
pañoles y  por  los  primeros  famosísimos  cantores  y  cantatrices 
de  la  época. 

Al  complaciente  lector  que  haya  tenido  la  amabilidad  de  se- 
guimos hasta  este  punto,  se  irá  haciendo  ya  fatigosa  nuestra 
enumeración;  pero  no  es  culpa  nuestra,  sino  del  esplendor  de 
nuestro  instituto:  para  cerrar  brevemente,  pero  con  broche 
de  oro  nuestro  relato,  como  lo  intentamos  al  empezar,  tan  sólo 
mencionaremos  los  nombres  de  algunos  superiores  ó  maestros 
nuestros  en  Mecánica  racional  ó  aplicada,  Laborio  de  Minas, 
Ordenanzas  de  Miifería,  análisis  cualitativo  y  cuantitativo,  be* 
neficio  de  metales,  dibujos  de  planos  de  minas  y  haciendas  de 
beneficio,  administración,  contabilidad  y  demás  trabajos  teóri- 
cos y  práetícos  de  nuestra  carrera,  cuyo  sólo  nombre  basta  pa- 
ra inmortalizar  toda  una  época,  y  fueron  aquí  y  en  Fresnillo  los 
siguientes:  Ingenieros  D.  Miguel  Bustamante,  D.  Juan  Oe<^o 
Barquera,  D.  Miguel  Ponce  de  León,  D.  Ventura  Alcérreca,  D. 
Próspero  Ooyzueta,  D.  Ignacio  Hierro,  D.  Mauricio  Arriagai 
D.  Pascual  Arenas,  D.  Diego  Velázquez  de  la  Cactona  y  el-sa- 


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109  ICemoriu  4i  USotMftd  Cfieotífioa 

bio  D.  MigpAl  Velásiquefi  de  León,  Director  de  la  Esoaela  práo- 
tiea  en  Fresnillo,  parienies  los  do$  últimos  de  los  fundadores 
del  Colegio  de  Minería. 

Por  todo  lo  expuesto,  se  ye  que  un  minero  debe  tener  siem- 
pre á  mucha  honra  haber  sido  alumno  de  un  Ciolegio  del  cual 
México  citmtífico  debe  fallar  con  satisfacción  que  &  la  mitad  del 
siglo  caminó  &  la  ranguardia  de  la  ense&ánza  j  de  la  eduoaoi^ 
de  la  juventud. 

Efectivamente  este  coloso  de  piedra  al  mismo  tiempo  que 
moral  científico  y  artístícoi  no  nació  en  la  opulencia  en  ningún 
sentídoj  pero  en  medio  siglo  llegó  á  tener  las  gigantescas  di- 
mensiones que  todos  le  conocemos  hoy,  habiendo  llegado  á  su 
apogeo  en  los  años  de  60  á  66,  tanto  por  el  primitivo  impulso 
da  sus  fundadores,  como  por  los  no  menos  elevados  esf uerxos  de 
los  no  menos  dignos  cottinuadores  de  sus  tit&nicos  trabajoSi 
hasta  haber  sido  convertido  indirectamente  y  sin  pretenderlo 
en  esos  mismos  años,  en  una  escuela  no  sólo  científica,  sino  edu- 
cativa, no  sólo  de  Minas,  sino  en  una  moderna  y  única  Sscuela 
Normal  en  toda  la  República,  pues  que  de  sus  más  rematos  Es- 
tados enviabim  allí  niños  tal  vez  con  la  intención  de  no  hacer-^ 
los  mineros,  sino  tan  sólo  hpmbres  cultos  y  útiles  para  tantos 
fines;  habiendo  salido  al  fin  de  aquel  plantel  como  verdad9ros 
apóstoles  por  todo  nuestro  territorio  sus  ingenieros  de  minas,  de 
metalurgia  ó  de  agrimensura,  á  dar  cátedras  ó  á  escribir  obras 
diveesas  con  nqtable  acierto,  y  á  fundar  los  más  renombrados 
institutos  nacionales  y  particulares  que  ha  habido  en  la  Capital 
y  en  los  atados  en  este  segundo  medio  siglo,  y  entre  otros  mu- 
chos, la  EscueiliiN.  Preparatoria,  cuya  fundación  se  realizó  con 
la  mayor  facilidad;  transladando  de  San  Andrés  á  San  Ildefon* 
80  el  plan  de  estudios  de  Minería,  sus  gabinetes  de  estudio,  y 
i  los  Sres*  Ingenieros  Fernández  Leal,  Centraras,  Herrera,  Díaz 
Covarrubias,  Barroso,  Garay,  Ortiz  de  Zarate  y  alguno  otro  que 
1^0  reoordamosi  paraestHbleoer  allí  los  mismos  estudios  de  nxm- 
traSse^ela  y  por  ans  HHtmps  profesores. 


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AliiU.it  W 


^^\^^^>^^^iW^^8»^^^^l^»^^^^»V<^^WMV^W»^»^^WMM^^'N«'^>^^^V^^»^#^^M^^^^»MM^M^i^<»^<^^^^^^^*»*M^V^ 


III  > 

De  la  grandeza  de  nuestro  Colegio  fundada  en  su  duración 
poco  nos  ocuparemos,  pues  que  el  objeto  del  Centenario  no  es 
otro  que  perpetuar  sus  recuerdos,  y  sobre  todo  porque  aunque 
así  no  fuera,  sepa  el  Colegio  de  Minería,  y  nuestros  insignes 
maestros  y  los  paternales  gobiernos  que  protegieron  nuestra 
institución,  que  no  majaron  en  fierro  frío  sino  en  corazones  agrá» 
decidfsimos,  que  sin  necesidad  del  Centenario  sabríamos  trans- 
mitir en  lo  prirado  á  nuestros  hijos  la  historia  de  nuestra  ez- 
cepcionar  Colegio,  para  qué  nuestra  gratitud  llegue  ardiente, 
integra  y  entusiasta  hasta  el  confín  de  los  siglos. 

Por  muy  desinteresados  que  pretendamos  ser,  siempife  ya 
•  unido  algo  de  egoísmo  á  todas  las  acciones  humanas,  aun  las 
más  nobles  j  y  si  queremos  que  nuestro  Centenario  tenga  un  lu* 
gar  en  las  edades  venideras,  por  nuestro  propio  interés  perpe* 
tuemos  las  glorias  de  nuestro  Colegio,  presentándonos  coü  la 
humildad  que  cuadra  á  discípulos  agradecidos  &  las  pueti/as  de 
la  morada  de  nuestros  antiguos  profesores  supervirientes  de  los 
ya  enumerados,  para  suplicarles  se  sirvan  ennobleced  nuestra 
solemnidad  con  su  respetable  presencia,  en  la  cual  les  yeatnos 
de  nuevo  al  lado  de  los  ijres.  Presidente  y  Ministros,  y  que  ellos 
mismos  también  lo  han  sido,  presidiendo  este  acto^  recuerdo  de 
nuestros  antiguos  premios  anuales.  x 

Así  es  que  el  resultado  práctico  que  deseamos  obtener  de  la 
dulce  reiminiscencia  que  hemos  hecho  de  nuestros  catedráticos, 
no  ha  tenido  otro  fin  después  de  el  de  hacerles  á  todos  tan  sAo 
parte  de  la  debida  justicia  que  merecen,  que  el  de  encarecer 
BU  mérito  para  excitar  á  nuestros  compañeros  de  la  Sociedad 
de  ex -Alumnos  á  que  tengan  á  bien  cooperar  nombrando  co^ 
misionea  especiideB  que  inviten  á  hts  respetables  personas  de 


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a08  Memorias  d«  U  Soeiedad  Oientífiea 

las  ya  expresadas,  y  que  Tiyan  aún,  para  que  tengamos  en  esta 
grata  noche,  acaso  la  última  de  este  género  en  nuestra  vida,  el 
legitimo  honor  de  yerles  juntos  ennobleciendo  nuestro  Cente- 
nario con  la  misma  deferencia  y  el  mismo  cariño  con  que  siem- 
pre lo  hicieron  en  nuestros  actos  públicos  y  privados  de  los 
tiempos  antiguos;  porque  si  no  fueron  fundadores  de  nuestro 
Golegioi  si  son  todas  respetabilísimas  personas  iniciadoras  y  eje- 
cutoras de  las  grandes  reformas  hechas  de  45  á  65  y  á  cuyo  car- 
go estuvimos  cpnfiados  en  esos  tiempos  de  prosperidad  en  los 
estudios,  aprovechando  esta  oportunidad  para  suplicar  á  los  ex- 
presados superiores  nuestros  hasta  hoy  en  todo,  se  sirvan  per- 
donar las  inexactitudes  é  incorrecciones  de  todo  género  en  que 
hayamos  incurrido  en  este  desahogo  de  nuestro  corasón  hecho 
de  memoria  y  sin  consultar  ningún  documento  por  no  haber  ha- 
bido tiempo  para  ello;  pero  que  quedarán  ventajosamente  sub- 
sanadas con  la  publicación  de  los  documentos  que  anunciamos, 
y  más  que  todo  en  la  solemnidad  del  Centenario  con  las  piezas 
académicas  confiadas  á  notables  escritores. 

Y  si  alguno  de  nuestros  insignes  maestros  gime  en  la  des- 
gracia, y  acaso  uno  de  los  que  fueron  siempre  más  desprendi- 
dos en  favor  de  su  Colegio,  desprendámonos  á  nuestra  vez  de 
ruindades  tan  sólo  dignas  de  corazones  mezquinos;  señalemos 
nuestro  Centenario  con  una  obra  de  justicia  digna  de  su  alta 
significación;  cumplamos  la  Sociedad  de  ex -Alumnos  con  un 
deber  de  misericordia  procurándole  una  jubilacián,  ó  abriendo 
una  stiscrícián  periódica  entre  todos  los  mineros  del  pais,  pro- 
curando aligerarle  el  pesado  fardo  de  la  vida  en  sus  últimos  mo- 
mentos, sin  alegar  que  nada  le  debamos  sus  alumnos  ya  que  sus 
cátedras  y  trabajos  fueron  siempre  remunerados;  pues  todos 
sabemos  que  los  sueldos  de  los  profesores  mexicanos  son  tan 
limitados  que  apenas  bastan  para  no  perecer  con  la  familia  la 
víspera  de  la  cátedra;  porque  sus  servicios  fueron  siempre  muy 
j»uperiores  á  su  remuneración^  porque  con  sus  esforzadas  vir- 
tudes nos  han  labrado  á  los  que  menos  un  pitesente  cómodo^ 


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>*AslonU  Abato,  ir  209^ 


poarqm  sólo  las  almas  mosquinas  buscan  protextos  para  oludir 
U  gratitud  alogando  quo  todo  lo  deben  al  mérito  propio,  y  final- 
mente parque  todo  beneficio  no*debe  agradecerse  por  una  sola 
TOB)  sino  siempre,  eternamente;  dé  la  manera  más  generosa  7 
ddicada.  No  nos  retiremos  á  nuestra  aleoba  la  noche  de  nues- 
tro üei^tenario  con  la  cabeza  llena  de  vanidad  y  las  manos  vacías 
de  buenas  obras,  únicas  monedas  con  que  se  compra  la  apeteci- 
da inmortalidad. — Ii^^epo  Oéko  Acm>€dOi^ 


Tres  días  después,  el  mismo  periódico  publicó  el  artículo  si- 
guiente, que  puede  considerarse  como  comentario  del  anterior: 

**  El  Centenario  del  Colegio  N.  de  Mineria. — Tanto  por  cum- 
plir con  la  promesa  que  hicimos  á  las  personas  que  componen 
el  respetable  público  de  México  que  hayan  leído  nuestro  ante- 
rior artículo,  en  comprobación  á  su  contenido,  y  por  último,  pa- 
ra preparar  á  las  perdonas  indiferentes  ó  poco  conocedoras  de 
los  pormenores  de  nuestra  casa  de  educación,  á  que  mejor  dis- 
fruten de  los  exquisitos  comentarios  que  nuestros  insignes  li- 
teratos tienen  dispuestos  para  solemnizar  esta  festividad  en  la 
noche  del  1?  de  Febrero  próximo,  tenemos  hoy  la  honra  de  ob- 
sequiar &  nuestros  benévolos  lectores  con  la  inserción  de  las 
apreciaciones  originales  que  siguen,  comenzando  como  es  de 
suponerse  por  algunas  dé  las  muy  numerosas  de  inapreciable 
mérito  del  Barón  de  Humboldt,  tanto  por  haberse  hecho  á  raíz 
de  su  fundación,  como  por  venir  aquellas  de  personaje  tan  en- 
eumbrado.— CUfo  Aceveéh. 


Decía  el  Barón  de  ISumboldt: 

^ffl  geómetra  más  señalado  que  ha  tenido  la  Nueva  Espa- 
fia  dospués  de  la  época  de  Sigdenza  ha  sido  D.  Joaquín  Veláz- 

l[»«9«-93l»T.VI,XJ 


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jOa  Memorias  do  Ifl  SotMdMlOkntífiea 

% 

ques  üáirdenas  y  León.  Todaala&txixeMfMtiroBÓsiiioMy  g^pié-^ 
sicus  de,  esto  sabio  infatigable  IleTan  el  «ello  de  la  mayor  exa^ 
titud.  Naeido  el  21  de  Jalia  de  1732  ea  lo  interior  del  país,  en 
la  hacienda  de  Santiago  AcebodoeU»  oeroai  del  pueblo  inéÍQ  de 
Tizioapan,  poede  deoúree  qrue  no  tuTO  otro.  naaestBO  que  i  sí  mi»' 
mo.  Siendo  de  edad  de  cuatro  años  pegaron  bis  Tiradlas  á  sm 
padre,  el  cual  muñó  de  eUasi.  Un  tio,  cura  de  Jaltocaa^  se  en^ 
cargó  de  su  educación,  y  le^  biso  insfañair  por^  un  indio  llamada 
Manuel  Ascensio,  hombre  de  mucho  talento  natural  y  muy  ver- 
sado en  la  historia  y  mitología  mexicana.  Yelázquez  aprendió 
en  Jaltocan  varias  lenguas  ludias  y  el  uso  de  la  escritura  gero- 
glífíca  de  los  aztecas.  Es  de  sentirse  que  no  haya  publicado  na-, 
da  sobre  este  interesante  ramo  de  antigüedades;  Puesto  en  el 
Colegio  Tridentino  de  Móxicói  casi  no  hajló  e&  é\  ni  profesores, 
ni  libros,  ni  instrumentos.  Con  loa  peque&os  ausálios  que  se  pia- 
do proporcionar  alH,^  ^e  fortificó  en  las  Matemáticas  y  en  laa 
lenguas  antiguas.  Por  una  feliz  casuaJidad  cayeron  en  sus  ma- 
nos las  obras  de  Ne^-ton  y  de  Baoon;  aquellas  le  inepirarQ»  el 
gusto  de  la  Astronomía  y  éstas  le  dieron  el  conocimiento  de  lof 
verdaderos  métodos  filosóficos.  Siendo  como  erapobre^  y  no  ea^ 
centrando  ni  auu  en  México,  instrumentos  ningunos,  se  dedicó 
con  su  amigo  Guadalajara,  hoy  maestro  de  Matemáticas  en  la 
Academia  de  pintura,  á  hacer  anteojos  y  cuadrantes*  Al  ims: 
mo  tiempo  hacía  de  abogado,  ocupación  que  ea  Méadeo^  eoBao- 
en,  todas  partes,  es  más  lucrativa  que  la  de  observar  los  astrosi 
y  empleó  las  utilidadifs  que  le  daba^u  trabajo,.ea  comprar  iaa^ 
trumentos  en  Inglaterra.  Nombrado-  catedrático  en  la  Unív^r^ 
sidad,  acompañó  al  visitador  D.  José  de  Qalvefi^easu  vieitacb^ 
la  Sonora,  y  habiendo  sido  ^viado  en  comisión  á  la  California, 
se  aprovechó  del  hermoso  cielo  de  aquella  península  para  ha- 
cer un  sinnúmero  de  observaciones  astronómicas^ 

Fué  el  primero  que  observó  allí  el  enorme  error  de  longitud, 
coii  que  todos  l<^s  mapas  f^nter}preslMiJ»iaumikrcadoa<]^U^  par- 
te del  n^idvo  eentin^ijite,  B^melM^n^Aa grados  al  W«  4i^^.¿  qtt% 


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ñj&st(mioAliiltiB.ii  Sil 


vealmeivte  está.  Coánd^  el  abitte  OlMp|>ey  más  délebr#  por  su 
amov  7  declataáo  asior  á  lus  Oieticias,  ^ue  por  )a  exaotitod  de 
sns  opemeiones;  \\ég6  á  Calífúi^nia,  ya  encontró  allí  al  astróao- 
tAo  mexicano,  el  oual  se  liabla  heého  construir,  de  tablas  de  mi^ 
mosa,  tm  obiiervatério  en  Santa  Ana.  Yaliabía  determinado  la 
postOtón  de  este  pueblo  indio;  y  asi  anuneió  al  abate  ühappe 
qtie  el  eolipse  de  la  luna  de  18  de  ÍM\o  de  1769  seria  visible  en 
Galifomia.  Bl  ^ómetra  ^ránidés  dudó  d^  esta  aseroión  basta 
que  se  verifieé  el  eclipse.  Por  sf  sólo  Yeiázquez  hizo  una  muy 
btíenat)b6ervaoi6n  del  pasó  de  Venns  sobre  el  disco  del  sol  el 
din  3  de  Jukkio  de  1769;  y  el  día  simiente  xsomumoó  el  resulta- 
do al  abate  y  á  dos  astrónomos  españoli»»,  D«  Vieente  Doz  y  D. 
Salrador  de  Medina.  Bl  viajero  francés  quedó'  sorprendido  de 
la  amotria  qm  había  entre  la  observación  de  Velázquez  y  la 
suya.  Shi  duda  extrafió  énooutrar  en  California  lin  mexicano 
que  sin  pertenecer  á  ninguna  aeademiai  ni  haber  salido  jamás 
de  Nueva  Bspafia^  hacia- tanto  como  los  académicos.  Bu  1778 
hizo  Velázquaz  el  gran  trabajo  geodésioo^. del  eual  hemos  dado 
algunos  resukadoe  ea  nuestro  amálisis  del  atlas  mesicano,  y  aun 
volteremos  á  hablar  euaudo  tratemos  de  la  galería  de  desagüe 
de  los  lagos  d,el  Valle  de  Méxieo» 

Bl  servicio  que  este  hombre  infatigable  hizo  á  su  patria,  fué 
el  establecimiento  del  tribunal  y  escuela  de  minaS|  cuyos  pro- 
yeotois  presentó  á  la  Oorte.  Acabó  su  laboriosa  carrera  el  día  6 
4e  Marzo  de  1786^  siendo  el  primer  director  general  del  Tribu- 
nal de  Minería^  cou  lo»  houorea  de  alcalde  de  Corte." 


opníioií 

lib  px«zx0»  d.e  13G5  eVBx.  Xjíc.  S.  ai<Caaa.vfl  Caatellataaos. 

'^  Fué  concebida  sti  fundación  por  el  sabio  Yelázqez  de  León, 
quien  la  {«opuso  al  gobierno  de  la  Metrópoli^  después  de  hab^r 


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812  MemoriMdete8oei«dadCiaotíAoa 

estableoido  el  Tribunal  de  Minería^  que  tan  benéfioofué  á  la 
Naeva  España.  La  muerte  arrebató  al  Sr.  Velázquea  de  hñón 
anteB  de  que  se  aprobase  su  proyecto;  maa  el  gobierno  español, 
que  le  acogió  con  beneyolencia,  envió  á  realiaarlo  al  sabio  D, 
José  Fausto  Elhuyar.  El  rey  de  España  había  mandado  á  dos 
jóvenes,  hijos  de  Logaño,  aventajados  estudiantes  de  Matemi- 
ticaSi  ¿  estudiar  las  ciencias  exactas  en  toda  su  extensión  en 
las  essuelas  alemanas,  que  en  aquella  época  sobresalían  en  el 
mundo  científico:  costeóles  su  educación  con  el  propósito  de 
fundar  en  Madrid  un  Colegio  de  Minería,  en  que  se  ens^asen 
y  se  aplicasen  esas  ciencias :  esos  jóvenes  fueron  D*  José  Faus- 
to y  su  hermano  D.  Juan,  quienes  completaron  su  educación 
muy  lucida  y  brillantemente*  Retomaron  á  Madrid  en  circuas- 
tancias  en  que  el  gobierno  hkbía  aprobado  el  proyecto  de  Ve> 
lásquez  de  León  y  sabídose  su  muerte,  y  ese  gobierno  paternal 
desiste,  ó  por  lo  menos  desatiende  á  la  fundación  del  Oolej^o 
de  Minería  en  Madrid,  y  manda  &  D.  José  Fausto  Elhuyar  á  fun- 
darlo en  México,  y  á  D.  Juan  á  fundar  otro  en  Lima. 

i  Puede  presentarse  una  prueba  más  culminante  de  la  amo- 
rosa solicitud  del  rey  de  España  hacia  las  provincias  de  Amé- 
ricat  Aquellos  sabios,  mandados  formará  expensas  del  tesoro 
real;  con  el  designio  de  que  pr<^agasen  en  la  corte  y  en  la  Pe- 
nínsula española  el  conocimiento  y  aplicación  de  las  ciencias 
exactas  son  mandados  á  América  para  que  de  preferencia  fue- 
sen instruidos  los  americanos,  y  México  tuvo  la  gloria  de  ver 
fundado  su  Colegio  de  Minería,  antes  que  lo  hubiese  habido  en 
Madrid. 

Y  no  paró  en  esto  el  interés  del  gobierno  de  España  en  fa- 
vor de  México.  Fundado  ya  el  Colegio  de  Minería  por  ^huyar, 
quien  trajo  consigo  doce  alemanes  peritos,  que  le  ayudasen  en 
su  tarea  escolástica,  y  faltándole  un  catedrático  de  Química  que 
estuviese  á  la  altura  á  que  había  llegado  esta  ciencia,  pidiólo  á 
España;  y  el  rey  le  ettvió  á  D.  Andrés  del  fiío,  á  quien  había, 
costeado  su  educación  igualmente  en  las  escudas  de  Alemania 


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•       218 

7  le  Iiabía  hecho  Tiajar  por  Inglaterra  y  Francia,  para  que  re- 
cogiese todos  los  conocimientos  más  ayansados  que  en  ciencias 
exactas  habite  en  esas  naciones,  y  Uerase  &  cabo  la  fundación 
en  Madrid  de)  proyectado  Colegio  de  Mineria. 

Por  segunda  rez  frustró  el  gobierno  de  la  Metrópoli  la  fun- 
dación de  ese  Colegio  en  la  corte,  y  donó  á  México  otro  sabio, 
para  que  diese  brillo  y  engrandecimiento  al  de  Minería  estable- 
cido aquL 

M  Sr.  del  BSo  se  encargó  desde  su  llegada  de  la  cátedra  de 
IGneralogía,  tomando  el  Sr.  Elbuyar  á  su  cargo  la  de  Química. 

i  Y  quién  ignora  los  beneficios  esplendentes  que  este  Cole- 
gio ha  producido  en  México  t  De  él  Sjalieron  un  Chorel,  que  de 
edad  de  veinte  años  y  sin  título  todavía  de  minero,  dirigió  con 
maestria  las  grandes  obras  de  la  mina  ''  Valenciana,''  ganando 
un  sueldo  de  mil  pesos  mensuales:  un  Báleáreélf  un  T^jadOj  un 
Camocho  y  tantos  otros  que  hemos  conocido  y  conocemos;  y  cu- 
yo  profundo  saber  en  ciencias  exactas  y  su  aplicación  nadie 
puede  negarles.  Ese  colegio  mereció  al  sabio  Barón  de  Hum- 
boldt,  de  quien  fué  condiscípulo  el  ilustre  del  Río,  los  mayores 
electos,  llegando  á  decir  en  su  Ensayo  Histórico  de  la  Nuftya 
España,  que  no  sabía  qué  admirar  y  elogiar  más,  si  la  bella  y 
suntuosa  arquitectura  de  él,  ó  la  modestia  y  sabiduría  de  sus 
catedrátícos. 

De  éstos  hace  individualmente  mención  honorifica  en  diver- 
sos capítulos  de  su  obra;  y  con  presencia  de  la  de  aquel  profun- 
do estadista  y  filósofo,  nadie  tampoco  dudará  que  á  principios 
del  corriente  siglo  eran  muy  bien  conocidas,  y  muy  bien  aplica- 
das en  México  las  ciencias  exactas.'' 


El  Colegio  cuyo  Centenario  se  solemnizaba;  en  cuyo  edifi- 
cio esta  solemnidad  se  disponía  y  cuyos  Profesores  habían  he- 
cho renacer  la  idea  que  había  muerto  ea  el  seno  mismo  de  la 


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214  Memonají  del»  Seoiedad  Científica 

Sociedad  en  qne  tnvó  su  origen,  debía  tomar  una  parte  algo  más 
activa,  haciéndose  representar  en  la  triinma;  7  eon  tal  objeto 
nombró  al  Sr«  D.  Adolfo  Díaz  Bngama,  para  qne  á  su  nombre 
leyera  un  discurso,  que  comprendiera  la  época  de  la  nueva  &« 
criada  al  Colegio  por  la  ley  que  lo  trasformó  en  Eseuela  Espe- 
cial de  Ingenieros. 

Con  este  discurso,  con  las  dos  piezas  de  que  ya  hicimos  mea- 
ción  y  con  la  lectura  del  acta  de  fundación  que  debía  ser  la  pri* 
mera,  y  que  fué  confiada  al  Secretario  de  la  Asociación  de  ex- 
Alumnos,  D.  Adolfo  Medina,  quedó  cvbierta  la  tribuna;  y  con 
estas  piezas,  alternadas  con  las  de  música  clásica,  elegidas  en 
el  repertorio  de  ia  época  de  la  f  undacióii  del  Colegio,  quedó  for- 
mado el  siguiente 

PROGRAMA, 

1.— Obertura  de  Don  Giovanni  (Orquesta  del 

Conservatorio  Nacional  de  Música) XóJSQiñ. 

2. — Lectura  del  acta  de  fundación  del  Colegio  de 
Mineria. 

8.*—  Obertura  de  Medea  ( Orquesta  del  Conserva- 
torio Nacional  de  Música) : . .       OAéHlWflf. 

4. — Discurso  oficial  en  conmemoración  del  Cen- 
tenario del  Colegio,  por  su  antiguo  alumno  el 
Ingeniero  de  Minas  D.  Santiago  Bamíres. 

5. — Orfeón  Alemán  bajo  la  dirección  del  Sr.  D. 
Roberto  Baumbach. 

6.— Sinfonía  número  2  (Orquesta  del  Conserva- 
torio Nacional  de  Música) A^ydbr. 

7. — Discurso  en  representación  del  Colegio  de 
Minería,  por  el  Profesor  D.  Adolfo  Díaz  Bu- 
gama. 

8. -^Orfeón  Alemán. 

9.** Obertura  de  la  Flauta  Mágica  (Orquesta 
del  Conservatorio  Naeionalde  Música)* «  Jfojorf. 


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su^ 


lOi^^  Poesía  por  el  Sr.  lAt.  D.  Justo  Sierra.  * 
11.— Obertura  del  Joven  Enrique  ( Orquesta  del 
Conservatorio  Nacional  de  Música) Mébnd. 

En  este  programa^  mi  cuya  redaeoi6ii  nos  hemos  permitido 
hacer  ligeras  modificaciones  para  la  claridad  de  su  objetOi  figu- 
raba la  siguiente  nota: 

Las  piezas  ejecutadas  por  la  Orquesta  del  Conservatorio  N. 
de  Música,  son  de  la  época  de  la  fundación  del  Colegio  de  Mi- 
nería (1792). 

Oportunamente  se  hizo  circular  este  programa,  que  se  agre- 
gó á  las  invitaciones  que  en  número  de  tres  mil  se  distribuye- 
ron en  nuestra  selecta  Sociedad,  y  que  decían  así: 

"  Para  celebrar  el  primer  Centenario  de  la  fundación  del  Co- 
lepo de  Minería,  los  hijos  de  este  Establecimiento,  contando 
con  el  concurso  del  Supremo  Gobierno  7  la  generosa  ayuda  de 
varías  Compañías  mineras  del  país,  han  determinado  recordar 
tan  memorable  acontecimiento  con  una  velada  literaria  y  mu- 
sical, que  se  verificará,  con  asistencia  del  Primer  Magistrado 
de  la  Nación,  eT  día  1?  de  Febrero  próximo  á  las  8  p.  m.  con- 
forme al  adjunto  programa. 

La  Junta  organizadora  de  la  festividad  suplica  á  vd.  honre 
este  acto  con  su  presencia. 

México,  Enero  de  1892. 

Se  suplica  se  presente  esta  invitación  á  la  entrada." 


Los  alumnos  de  Minería,  siempre  caballerosos,  atentos  y  pre- 
visores, para  que  los  elevados  funcionarios  y  los  respetables 
Cuerpos  invitados  no  se  resintieran  de  una  detención  involun- 

1  BiU  piéis  no  se  pronnncid. 


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S16  IfemoríM  áib  U  6ooi«dad  (Hentíftoa 

taria,  en  una  de  sos  últimas  Juntas  nombraron  las  sigoientas 
Comisiones  de  reoepoión: 


OOMISIOVES  DE  BEOBPOIOir. 


,    Piím  «1  Sr.  Prisidaito  y  StantariM  dt  flitedo. 

Ing.  D.  Antonio  del  Castillo. 

I,  y,  Francisco  Diez  de  Bonilla. 

„  II  Sebastián  Camacho. 

,f  ^  Jesús  Fuentes  y  Mu&iz. 

jf  ,f  Leandro  Fernández. 

„  f^  Femando  Sáyago. 

if  II  Joaquín  Ramos« 

II  ^^  Felipe  Berriozábal. 

^f  II  Francisco  Garay. 

II  ^^  Francisco  González  Cosío. 

Pan  U  feflor»  Mpoia  del  Sr.  Prisidtiito  de  la  República 

Ing.  D.  Mariano  Yillamil. 
yf     ff  Mateo  Plowes. 
„     i,  Francisco  Garibay. 
II     ff  Ricardo  López  Guerrero. 

Pai»  el  Gaeipo  Dipleíaátíoo. 

Ing.  D.  Gilberto  Crespo. 

II  Eduardo  Martínez  Vaoa. 
Pf  Rafael  Aristi. 

Luis  Salazar. 

Francisco  Hierro. 

Manuel  Ramírez. 


91         »9 


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"AnUrn -Alíate.  N  Í17 


Ii^«  D*  JEtómtile  Ugalde. 
9,     u  Carlos  López  Gaerrero. 
,,     „  Gilberto  Montiel. 

PtiA  •!  AynntAmiento  y  GobtrnacUr  d«l  Dittrítt. 

Ing,  D.  Adolfo  Medina. 
„  „  Celso  Acevedo. 
„      „  Bernardo  Aragón. 

Para  lai  8oo¡  edades  Cientificas. 

Jng.  D.  Ignacio  Peña  y  Ramírez. 
„      ,,   Manuel  Velázquez  de  León. 
,,      ,f  Jo8é  Cé  Segura. 

Pai»  loa  Oolegioa. 

Ing.  D,  Pedro  J.  Sentios. 
„   Javier  Stávoli, 
„  Miguel  Bustamante  (padre). 
,.  Daniel  Palacios. 


Comitiéii  par»  aefiorast 
Todos  los  ex -alumnos,  profesores  y  alumnos. 


La  Comisión  organizadora  no  omitió  detalle  alguno  de  les 
que  pudierftn  contribuir  al  lucimiento  de  la  fieÉta  y  á  la  como* 
didad  de  los  concurrentes;  y  con  esto  segundo  objeto  se  dirigió 
á  la  Empresa  de  los  Ferrocarriles  del  Distrito,  la  que  acogien- 
do con  extrema  y  cortés  defereocia  la  indicación  que  le  fué  he- 
cha por  los  comisionados,  dispuso  que  cerca  de  los  extremos 
Oriente  y  Poniente  del  edificio  del  Colegio,  es  decir,  en  las  es- 

»r»»9t-93l»T.VI,« 


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I  tu  MemoriM  d»  to  BieStdad  Oientffio 

quinas  de  las  calles  de  Yergar*  y  Banta  Isabel,  se  colocaran  wa- 
gones en  número* competente,  que  partiendo  media  hora  des- 
pués de  concluida  la  velada,  circularan  en  distintas  direcciones 
para  conducir  á  las  personas  que  quisieran  utilizarlos  á  su  re- 
greso. 

El  Comandante  General,  á  su  vez,  dispuso  que  una  guardia 
competente  y  la  música  militar  respectiva,  se  situaran  en  el  edi- 
ficio de  Minería  con  la  anticipación  necesaria  y  á  las  Órdenes  de 
la  Comisión. 

Llegó  por  fin  el  día  tan  esperado,  1  ?  de  Febrero  d^  1892,  en 
que  a  la  presente  generación  de  mineros  tocó  la  suerte  de  pre- 
senciar y  el  deber  de  presidir  este  glorioso  Centenario;  y  ya  el 
patio,  convertido  en  un  elegante,  artístico  y  significativo  salón, 
anunciaba  por  su  simple  aspecto,  el  objeto  por  que  se  encontra- 
ba de  tal  manera  engalanado. 

Este  patio,  naturalmente  bello,  como  todo  el  edificio  de  que 
forma  parte,  muy  poco  necesita  para  presentarse  magnifico;  y 
los  adornos  con  que  se  ostentaba  esa  noche  le  daban  un  aspec- 
to encantador. 

Un  toldo  de  lona,  que  como  hemos  dicho  lo  prestó  el  Cole- 
gio Militar,  descansando  sobre  una  red  de  cuerdas,  formaba  el 
techo;  y  estaba  con  tanto  estudio  colocado,  que  dejaba  descu- 
biertas las  columnas,  para  no  ocultar  parte  de  su  belleza  ar- 
quitectónica. 

El  patio,  que  es  cuadrado,  y  lo  separan  de  los  corredores  la- 
terales veinte  arcos  cuya  flecha  mide  cuatro  varas,  estaba  cu- 
bierto en  su  piso  por  una  lona  restirada,  sobre  una  gruesa  capa 
de  aserrín;  y  dejando  en  el  centro  tn  espacio  de  cuatro  metros  de 
ancho,  para  facilitar  la  entrada,  tenía  de  uno  y  otro  lado,  distri- 
biüdas  en  círculos  concéntricos,  numerosas  sillas  austríacas. 

Los  arcos  se  veían  adornados  con  vistosas  cortinas  encar- 
nadas, graciosamente  recogidas  por  cordones  de  oro;  diferen- 
uñándose  las  del  piso  inferior  de  las  del  superior,  en  que  las  unas 
eati^Mm  abiertas  en  el  centro,  y  las  otras  recogidas  hacia  un  la- 


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"Antonio  llMto.u  Slf 

do:  pequeño  detalle  que  oontribayó  no  ppoo  á  la  elegancia  del 
oonjanto. 

En  el  fondo  del  patío,  una  extenaa  faja  ocupaba  todo  el 
eentro  de  él  extendiéndose  de  Oriente  k  Poniente;  7  en  ella  se 
elcTabanna  plataforma  separada  de  resto  del  salón  por  iñstru* 
montos  topográficos,  geo4lé8¡cos  y  astronómieos  montados  ea 
sus  respectivos  trípíés,  colocados  i  iguales  y  cortas  distancias 
unos  de  otros^  y  unidos  entre  sí  por  cadenas  de  agrimensor,  las 
que  formaban  la  barandilla. 

En  la  esqnina  del  lado  derecho  estaba  la  tribuna,  &  cuyo  la- 
do en  esbeltas  columnas  de  ébano  con  in^uataciones  de  oro,  se 
eloTaban  dos  candelabros,  pstilo  de  la  época  que  se  conmemora- 
b%  que  representaban  genios  alados  de  bronce  negro  que  lige- 
ramente apoyados  en  una  esfera  de  oro  sobre  columna  del  mis- 
mo metal,  sostenían  diea  luces. 

El  piso  de  la  plataforma  estaba  alfombrado,  y  en  el  centro 
se  eleraba  un  dosel  carmesí  y  oro  con  fondo  de  seda  color  de 
crema,  sostenido  al  parecer  por  alabardas  y  ostentando  en  su 
centro  el  estandarte  de  la  Escuela  bajo  las  arüuui  nacionales* 

A  uno  y  otro  lado  se  habían  construido  vistosos,  simétricos 
7  significativoft  trofeos,  que  eran,  por  decirlo  así,  la  expresión 
material  del  actual  programa  del  Colegio:  pues  el  uíno  represen- 
taba  la  carrera  del  Ingeniero  de  Minas,  y  el  otA>  la  del  Civil  en 
ana  diversas  jdases. 

Bl  primero  estaba  formado  por  ejemplares  de  rocas,  mine- 
rales y  fósiles;  muestras  de  fierros  meteorices  de  los  más  nota- 
bles que  posee  el  Colegio;  alambiques,  matraces,  retortas,  hor- 
nos de  ensaye  y  otros  aparatos  de  Química;  un  microscopio  de 
Naohet,  goniómetros,  morteros  y  demás  útiles  de  Minendogia . 
modelos  de  tiros  de  minas,  de  malacates  de  vía  aérea  para  el 
teasporte,  compás  asimutid  y  otros  objetos  de  los  usados  en  la 
explotación  deminaS)  así  como  diversos  aparatos  metalúrgicos, 
entre  los  que  figuraba  un  homo  de  Pilta. 

Bn  el  áegttndo  abmiidabaa  los  materiales  de  oonstruocién,  de 


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SM  Hwnomi  de  U  Sodedad  Científica 

los  que  algunos  formabati  figuras  geométrioas;  Jos  instrumen- 
tos del  ramo,  una  locomotora,  un  machón  para  puentes,  moli- 
nos de  viento,  cabrestantes,  etc.,  todo  simétricamente  colocado. 

Entre  los  instrumentos  que  en  esta  especie  de  muestrarios 
figuraban,  había  dos  que  merecen  mencionarse  de  una  manera 
especial  por  su  interés  tóstórico:  la  brújula  de  inclinación  qne 
usó  en  sus  viajes  el  Barón  de  HumboMt,  y  que  con  otros  obje- 
tos le  compró  el  Colegio  el  año  de  1803,  y  un  instrumento  to- 
pográfico de  metal,  en  cuyo  centro  tiene  grabada  esta  inscrip- 
ción : 

"  Para  el  vso  del  Sr.  D.  Jvaqvin  Velasq  vez  de  León  del  Con*; 
sejo,  de  su  M,  echo  por  D.  Diego  Guadalaxara  Tello  A.  1779.' 

Debajo  del  dosel  estaba  un  elegante  sillón,  que  también  cons- 
tituye una  reliquia  histórica,  pues  perteneció  &  Hernán  Cortés, 
y  fué  prestado  por  la  Academia  de  San  Carlos.  Bn  el  respaldo 
tiene  un  escudo  bordado  de  oro,  y  debajo  la  fecha  l&2d. 

Delante  estaba  la  mesa  cubierta  de  riquísima  carpeta)  y  en- 
óima  dos  grandes  candelabros,  un  timbre  de  plata  y  el  progra- 
ma escrito  con  letra  antigua  á  dos  tintas  en  una  hoja  de  perga- 
mino. 

A  uno  y  otro  lado  estaban  lo»  sillones  de  la  sala  de  recep- 
ción del  Ministerio  de  Fomento,  que  son*«Iegantísim08  por  su 
madera,  por  su  forma  y  por  su  rico  tapiz  D' Aubusson. 

En  el  arco  que  está  opuesto  al  en  que  se  proyectaba  el  do- 
sel, y  es  el  que  da  la  entrada  principal  del  patio,  estaba  el  es- 
cudo del  Colegio,  <iue  consiste  en  un  círculo  formado  por  una 
rama  de  encina  entrelazada  á  otra  de  laurel,  en  cuyo  centro  se 
cruzan  en  ángulo  recto,  con  uulaio  en  el  ponto  de  unión,  el  que- 
brador y  el  wf ngaro,  de  cuyos  instrumentos  se  hace  tan  frecuen- 
te uso  en  la  Jínipja  y  el  tumbe  del  mineral. 
'  Si  todos  estos  detalles  contribuían  de  una  manera  tan  direc- 
ta al  mérito  del  adorno  y  á  la  belleza  del  conjunto,  y  son  dig- 
nos de  admiración  y' de  elogio,  este  elogio  y  esa  admiración  su- 
ben de  punto  con  los  que  aun  nos  falta  tocar,  y  que  tenían  un 


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"Anteaio  AlMte.ii  2tl 


múltíple  interés,  en  cnanto  á  que  constituían  una  parte  impor- 
tuite  de  la  historia  del  Colegio,  y  una  manifestación  de  grati- 
tud de  sus  buenos  hijos  que  celebraban  su  primer  Centenario. 
Desde  luego,  en  las  cornisas  de  los  arcos  inmediatos  al  do- 
sel, se  veían  en  caracteres  de  oro  estas  dos  fechas  extremas: 

1798-1892 

7  en  cada  uno  de  los  arcos  de  la  planta  baja,  entre  dos  bande- 
ras, un  escudo  con  un  nombre  esclarecido,  rsspetable  y  digiio 
de  recordación. 

Figuraba  en  primer  lugar  el  del  célebre  Monarca  Carlos  HI 
que  expidió  en  Aranjuez  el  22  de  Mayo  de  1783  las  Ordenan- 
zas de  Minería,  en  cuyo  articulo  XVIEt  se  decreta  la  erección 
del  Colegio  de  Minería;  que  lo, dotó  de  sabios  profesores  y  le 
dispensó  una  protección  decidida. 

Este  señor  heredero  de  la  Corona  y  sucesor  de  su  hermano 
el  Rey  Fernando  VI  que  murió  sin  sucesión,  reinó  en  España 
desde  el  9  de  Diciembre  de  1759  que  llegó  á  Madrid,  dejando 
el  trono  de  Ñapóles  que  ocupaba,  hasta  el  14  de  Diciembre  de 
1788  que  murió. 

Al  lado  derecho  estaba  ei  escudo  que  llevaba  el  nombre  del 
52?  Virey  de  México  D.  Juan  Vicente  Güemes  de  Pacheco  de 
Padilla,  segundo  Conde  de  Bevillagigedo;  el  más  insigne  de  los 
que  ocuparon  este  Vireihato,  y  bajo  cuya  administración  se 
abrió  el  Colegio  de  Minería. 

Fu4  el  sucesor  del  Sr.  D.  Manuel  Ai^tonio  Flores^  y  ejerció 
el  poder  desde  el  17  de  Octubre  de  1789  hasta  el  11  de  Julio 
de  1794. 

El  escudo  del  lado  izquierdo  lleraba  el  nombre  del  46?  Vi- 
T&y  I>.  Antonio  Muría  de  BucareH  y  ürsúa,  BaiKoide  la  Orden 
de  San  Juan,  quien  apoyó  la  Representación  que  el  25  de  Fe- 
brero de  1774  elevaron  al  Bey  de  España  los  Apoderados  de 
Minería  D.  Joaquín  de  Velázquez  Cárdenas  y  León  y  D.  Juan 


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tSS  U«moríai  do  1a  Sociedad  Otetí&ea 

Lucas  de  LasMiga,  en  la  que  ae  propone  ia  creación  del  Colegio 
de  Minería,  y  bajo  cuya  administración  se  erigió  el  Tribunal  da 
Minería  el  4  de  Mayo  de  1777,  se  formó  el  proyeofco  de  Orde* 
nanzas  de  Minería,  que  el  Real  Tribunal  le  elevó  el  29  de  Ma* 
yo,  y  se  tomó  en  arrendamiento  la  casa  en  que  se  erigió  el  Co* 
legio  en  el  Hospicio  de  San  Nicolás,  cuyo  contrato  se  firmó  el 
16  de  Noviembre  de  1778. 

Este  señor  gobernó  la  Nueva  España  desde  el  23  de  Setíem- 
bre  de  1771  basta  el  9  de  Abril  de  1779  que  murió. 

Simétricamente  colocados  á  uno  y  otro  lado,  ocupando  io- 
dos  los  arcos  y  siguiendo  un  orden  fielmente  observado,  se  veían 
en  escudo^  idénticos  los  nombres  de  los  señores: 

Joaquín  de  V&lAzqubz  Cárdenas  y  León,  el  más  sabio 
tal  vez  de  nuestros  compatriotas,  apoderado  general  de  los  mi* 
ñeros,  primer  Director  general  de  la  Minería  de  Nueva  Espa* 
fía,  autor  de  la  Exposición  del  25  de  Febrero  de  74,  en  que  se 
inicia,  se  propone,  se  analiza  y  casi  se  reglamenta  la  creación 
del  Colegio  de  Minería;  autor  del  proyecto  de  Ordenanzas  pre- 
sentadas al  Tribunal  el  21  de  Marzo  de  1778,  cuyo  Titulo  14, 
que  en  la  redacción  de  la  ley  pasó  á  ser  el  18,  trata  de  la  crea- 
ción del  Colegio;  astrónomo,  topógrafo,  hidrógrafo,  geógrafo, 
matemático,  naturalista,  minero,  metalurgista,  jurisconsultO| 
filósofo,  literato,  poeta,  y  en  todo  esto  una  eminencia,  y  sabia 
en  la  verdadera  acepción  de  la  palabra. 

Juan  Lucas  de  Lassaga,  mjnero  distíngpiido,  emprendedor 
y  acaudalado;  apoderado  general  de  los  mineros;  administrador 
general  del  Real  Tribunal  de  Minería;  colaborador  del  Sr.  Ve- 
lázquez  de  León  en  sus  principales  trabajos; 

Fausto  DS  Elhuyab,  primer  Director  general  de  la  Misa- 
ría de  Nueva  España,  nombrado  á  la  muerte  del  3r.  D.  Joaqaío 
Velázquez  de  León  para  reemplazarlo;  fundador  y  priflaer  Di- 
rector del  Colegio  de  Minería;  Fiscal  del  Tríbunalt  Ministvo  ko- 


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"Antonio  Alato.n  218 


norano  de  la  Junta  general  de  Gomeroie,  Moneda  y  Minas;  Di- 
rector general  de  la  Minería  en  Eepafia,  á  donde  regresó  en 
1821.  El  hombre  á  quien  diebe  más  el  Colegio  de  Minería. 

Andrés  Maküel  del  Río,  sabio  naturalista,  fundador  de 
la  clase  de  Mineralogía  que  se  inauguró  el  27  de  Abril  de  1795; 
autor  de  la  obra  que  durante  medio  siglo  sirvió  de  texto  para 
la  enseñanza  de  este  ramo;  el  primero  que  estableció  en  el  país  la 
explotación  y  Metalurgia  del  fierro  y  autor  de  numerosos  tra- 
bajos. 

Francisco  Antonio  Bataller,  primer  catedrático  de  Fí- 
sica inaugurada  el  7  de  Enero  de  1793,  minero  del  país  y  anti- 
guo catadrático  del  mismo  ramo  en  el  Colegio  de  San  Isidro  de 
Madrid. 

Manuel  Ruiz  de  Tejada,  alumno  fundador  del  Colegio, 
siendo  el  9?  de  los  nombrados,  con  dispensa  de  un  año  y  diez 
meses  de  edad;  el  primero  que  recibió  el  título  de  Perito  Fa- 
cultativo de  minas;  el  primero  que  recibió  un  empleo  en  el  Co- 
legio de  Minería,  cuyo  Tribunal  lo  nombró  ayudante  de  clases; 
el  primero  que  ingresó  al  profesorado,  primero  como  interino  y 
después  como  propietario  de  la  clase  de  Segundo  Curso  de  Ma* 
temáticas  que  obtuvo  por  oposición;  catedrático  de  Física  por 
cerca  de  sesenta  años  y  Ensayador  de  la  Casa  de  Moneda  de 
México. 

Casimiro  ChovsLL,  alumno  que  se  puede  ementar  entre  los 
fundadores,  pues  ingresó  al  Colegia)  en  los  primeros  meses  de 
su  fundación ;  uno  de  los  más  grandes  talentos  que  ha  tenido  el 
Colegio,  ocupó  en  todas  sus  clases  los  primeros  premios;  á  los 
pocos  meses  de  su  estancia  en  Quanajuato,  á  donde  fué  como 
ahimno  practicanta,  figuraba  entre  los  más  acreditados  mine- 
ros; muy  joven  aún  dirigió  con  notable  acierto  la  importante 
aegociaeiófi  de  Valeucianai  en  cttyó  puesto  lo  sorprendió  la  gne- 


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d¿4  MemorütR  do  U  Sowedad  Oientífiea 

ii  '        .  ■  ■ 

rra  de  Independencia  ¿  la  qae  consagró  su  juyentud,  sus  traba- 
jos, su  inteligencia  y  su  vida;  pues  preso  por  el  ejército  realis- 
ta á  la  toma  de  GuanajuatOi  fué  ahorcado  con  algunos  de  sus 
compañeros. 

Vigente  ValenciAi  alumno  distinguido,  que  dedicado  i  la 
Metalurgia  de  una  manera  especial,  descubrió  el  medio  de  evi- 
tar la  pérdida  de  mercurio  que  causa  el  beneficio  de  patio  con 
el  nombre  de  consumido^  cuyo  secreto  se  llevó  al  sepulcro,  don* 
de  lo  hundieron  las  balas  españolas,  cuyos  jefes  lo  condenaron 
por  insurgente. 

Manuel  Herrera,  catedrático  de  Química,  en  cuyo  pues- 
to descubrió  la  Fotografía,  al  tiempo  que  Daguerre  hacía  en  Pa- 
rís el  mismo  descubrimiento;  director  de  la  Maestranza  y  fabri- 
cación de  pólvora,  y  minero  distinguido. 

Tomás  Ramón  del  Moral,  hijo  del  Colegio  en  el  quei,  co- 
mo alumno  de  dotación,  hizo  sus  estudios;  sustituto  de  cátedras, 
profesor  interino  de  Dibujo  y  Delincación  y  propietario  de  esta 
última  clase,  y  de  las  de  Topografía,  Astronomía  y  Geodesia, 
de  cuyo  ramo  escribió  una  obra  que  por  muchos  años  sirvió  de 
texto;  Director  interino  del  Colegio;  Diputado  al  Congreso  ge- 
neral y  á  la  Legislatura  del  Estado  de  México;  Jefe  de  la  Co- 
misión científica  de  este  Estado  cuya  Carta  levantó;  Coronel  de 
Ingenieros  y  sabio  ameritado. 

Joaquín  Yelázqüez  de  León,  sobrino  del  primer  Director 
de  Minería;  alumno  de  su  Colegio,  del  que  se  separó  al  fin  de 
su  carrera  para  incorporarse  al  ejército  libertador,  en  el  que  se 
distinguió  como  soldado,  como  oficial  y  como  Ingeniero;  Miem- 
bro de  la  (^omisión  científica  del  Estado  de  México;  catedrático 
de  Geología,  cuya  clase  se  inauguró  el  18  de  Marzo  de  1844; 
Miembro  y  Secretario  de  la  Junta  Facultativa;  Director  del  Co- 
legio; fundador  del  Ministerio  de  Fomento^  opeado  por  la  ley 


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•'Antonio  Alutd."  225 


de  22  áé  Abril  de  1853;  fundador  de  la  Edouela  Práctica  de  Mi* 
nas  7  Metalurgia,  para  la  que  expidió  el  decreto  de  30  de  Julio 
del  mismo  año;  Ministro  de  Estado  y  Plenipotenciario  en  varias 
Cortes  de  Europa. 

Pbancisoo  Díaz  CovATOtüBiAS,  una  de  nuestras  glorias  cien- 
tíficas, que  por  una  senda  de  triunfos  paseó  nuestro  glorioso  pa- 
bellón por  todo  un  hemisferio. 

Alumno  distinguido  del  Colegio,  Jefe  de  Sección,  Sustituto 
de  cátedras,  Catedrático,  primero  interino  y  después  propieta- 
rio. Oficial  Mayor  de  la  Secretaría  de  t^omento.  Jefe  de  varias' 
Comisiones  científicas,  entre  otras  la  que  en  1874  fué  al  Asia  á 
observar  el  Paso  de  Venus  por  el  disco  del  Solj  Autor  de  numo: 
rosos  trabajos  y  de  varias  obras  didácticas;  Ministro  Plenipo- 
tenciario en  Guatemala,  Cónsul  en  París,  ha  dejado  una  estela 
de  luz  en  su  brillante  carrerai  que  alumbrará  at^n  á  muchas 
generaciones  de  sabios. 

Maktjbl  Orozoo  t  Bbeea,  catedrático  de  Historia  en  el 
Colegio,  Ingeniero  topógrafo,  abogado,  arqueólogo,  historiador 
7  publicista;  Oficial  Mayor  y  varias  veces  Encargado  de  ía  Se^ 
oretaría  de  Fomento. 

José  L.  BusTAMÁirriB,  alüuhio  de  brillante  capacidad  y  eá- 
tedrático  de  Matemáticas. 

EusüTEBOÚ  MéKdbz,  catodtátioá  de  camines  eotnutfes  y  fe« 
rrocAtritoe. 


Si  del  papel  de  simples  ctottistad  coniéihtíéramos  en  pasar  áf 
de  críticos,  ya  que  esta  parte  del  adornd  que  resefiamoii  c<msti- 
tnye,  como  lo  hemos  hecho  notar,  un  dato  histórico  y  un  home- 
naje de  justicia,  lamentarfathos,  por  lo  menoé;  no  ver  fighrar 
otros  n^mibres,  dfgnofl  dé  eisita  distinción,  que  mencionaretnos 

»li89t-93J.TVI.». 


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229  Memorial  de  1a  Sociedad  Oientifica 

para  sacudirles  el  polvo  del  olvido  ea  que  los  dejó  la  omisión 
que  señalamos. 

Andrés  José  Rodríguez,  nombrado  en  España  catedráti- 
co del  Colegio;  designado  por  el  8r.  Elhuyar  para  dar  la  clase 
de  Matemáticas,  cuyas  lecciones  fu^»on  las  primeras  que  se  die- 
ron, y  cuya  voz  fué  la  primera  que  se  escuchó  en  el  Colegio. 

Luis  Lindner,  primer  catedrático  de  Quimica,  en  cuya 
clase,  inaugurada  el  20  de  Octubre  de  1796,  leyó  un  discurso 
en  que  dio  á  conocer  la  importancia  de  esta  ciencia. 

Salvador  Sein,  quien  reemplazó  en  la  clase  de  Fíaica  al 
Sr.  Bataller,  y  quien  por  su  dedicación  y  su  estudio  perdió  la 
salud,  el  juicio  y  la  vida. 

Manuel  Cotero,  hijo  del  Colegio,  cuya  cátedra  de  Quími- 
oa  regentó  con  éxito  hasta  su  muerte. 

iGitAClo  Alcocer,  á  quien  como  naturalista  se  debe  el  des- 
cubrimiento de  la  esmeralda  en  México;  como  minero,  el  déla 
bonanza  de  la  Luz  que  dio  nueva  vida  á  Guanajuato;  como  pro- 
fesor el  mérito  de  numerosos  y  aprovechados  discípulos;  y  co- 
mo sabio  el  de  notables  trabajos  científicos, 

José  Sebastian  Segura,  que  en  Europa  llamó  la  atención 
en  las  Academias^  en  los'laboratorios  y  en  las  minas,  merecien- 
do la  distinción  de  que  el  célebre  Breithaupt  lo  asociara  á  sus 
delicados  análisis  y  á  sus  interesantes  clasificaciones;  y  á  cuya 
pericia,  esfuerzos  y  actividad  se  debió  la  restauración  del  Mi- 
neral de  Pachuca,  como  lo  de(^^  el  decreto  especial  d^l  Pre- 
sidente Juárez. 

Manuel  Antonio  Castro,  quien  del  humilde  puesto  de 
ayudante  de  Química,  se  elevó  hasta  la  cátedra  de  Matemáti- 


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"Antonio  Alíate.  II  227 


eas  que  desempeñó  por  má&  de  cuarenta  afíoSi  mereciendo  el 
título  de  primer  matemático  de  nuestro  país. 

GÁSTULO  NavarbOi  discípulo  del  anterior  y  catedrático  de 
Segundo  Curso. 

Joaquín  de  Mier  t  Terán^  matemático  insigne,  profesor 
notable,  ingeniero  distinguido,  autor  inteligente,  modesto  sabio, 
qne  entre  otros  cargos  delicados  y  honrosos,  desempeñó  los  de 
Director  de  la  Escuela  de  Agricultura  y  Ministro  de  Fomento. 

Miguel  Yelázqubz  de  León,  ese  talento  colosali  cuya  oa« 
pacidad  superior  abarcó  todos  los  ramos  de  sa  complexa  profe- 
sión, de  cuyo  cuadro  se  destacó  para  sobresalir  en  primer  tér- 
mino; que  casi  niño  ya  ocupaba  el  sitial  del  profesor  en  el  qae 
deslumhraba  por  la  claridad  de  sus  explicaciones  y  la  profun- 
didad de  sus  conocimientos;  que  como  matemático)  eomo  quí- 
mico, como  naturalista,  como  beneficiador  y  como  minero,  y 
posteriormente  como  agrónomo  hizo  tan  extraordinarios  ade- 
lantos; que  fundó,  organizó,  reglamentó  y  dirigió  la  Escuela 
Práctica  de  Minas,  de  la  que  salieron  alnmnos  tan  aproyecha- 
dos  y  mineros  tan  inteligentes. 

Próspero  J.  Gotzueta,  á  qmen  todas  las  cienoias  eran  fa- 
miliares, que  nunca  o<moeió  una  dificultad,  qne  al  estudiar,  ia- 
yentaba  y  que  parecía  tener  ciencia  infusa. 

Joaquín  Baüírez  Rojas,  catedrático  de  Segundo  Curso  de 
Matemáticas  y  minero  distinguido  que  con  notable  éxito  aplicó 
sus  conocimientos  en  el  Mineral  de  Tasco. 

Pío  Septién,  reputado  y  hábil  químico,  que  llamó  la  aten^ 
eión  por  sus  extensos  y  profundos  conocimientos,  enseñando 
esta  ciencia  en  el  Colegio  de  la  Purísima  en  Gaanajaato. 

Los  hermanos  José  M.,  Benigno  y  Miguel  Bustamante, 
que  tanto  se  distinguieron  en  las  ciencias  naturales,  cuyo  nom- 


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828  Memorias  de  la  Soeiedad  Qientífiea 

bre  ÍQcrostó  Brongniard  en  la  |f ineralogia  por  el  silicato  de 
manganeso  llamado  Sustamanciaj  j  do  los  que,  el  primerp,  jiuven* 
tó  el  ingenioso  gravímetro  de  tan  fácil  aplicación. 

Los  hermanos  Robles,  que  en  las  minas,  en  el  profesorado, 
en  el  Gabinete,  en  el  ejército  y  en  la  politica,  desempeñaron  un 
papel  tan  importante. 

Bruno  AguHíAR^  á  quien  tanto  debió  el  Mineral  de  Temas- 
caltepec,  donde  emprendió  trabajos  verdaderamente  mineros; 
que  en  la  Escuela  de  Minas  de  París  amplificó  sus  conocimien- 
tos, haciendo  ol  curso  de  Mineralogia  con  el  sabio  Dufrénoy; 
recibiendo  el  título  de  Ensayador  del  eminente  Dareet,  después 
de  trabajar  dos  años  en  la  Gasa  de  Moneda  de  París;  que  apli- 
cando  sus  conocimientos  científicos  al  arte  de  la  guerra,  llegó  al 
más  elevado  puesto  que  puede  ocupar  un  oficial  facultativo  en 
la  difícil  arma  de  la  artillería,  y  á  quien  algún  órgano  de  la  pren* 
sa  postuló  para  Director  del  Colegio  de  Minería,  cuando  este  car- 
go quedó  vacante  por  la  muerte  del  Sr.  D.  Luis  de  la  Bosa. 

Al^USTÍN  BabbosO,  dedicado  profesor,  distinguido  ingenie- 
ro de  minas,  hábil  fotógrafo  y  aventajado  naturalista. 

,  Frangisoq  HsBiCOdA,  uno  4e  los  más  diestros  Ensayadores, 
no  sólo  de  nuestro  pak,  sino  de  todo  el  mundo. 

Pascual  Arenas,  notable  minero,  entendido  geólogo,  pro- 
fesor distinguido  en  la  £!scuela  Práctica  de  Minas. 

Diego  Yelázquisiz  be  la  Oadbna,  profesor  de  viajes  en  el 
mismo  Establecimiento,  y  de  Química  en  Guanajuato,  de  cuyo 
Colegio  fué  Director. 

Juan  B.  Andonaegiti,  uno  de  los  mejor  logrados  frutofi(  de 
la  Escuela  Práctica,  y  á  quien  el  Colegio  otorgó  la  distinción 
de  dar  como  premio  el  título  de  su  profesión,' que  conquistió  en 


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"AoioBioAJato.H 


uno  de  los  más  brillantes  exámenes  que  se  han  pvesenoiado^jr 
uno  de  los  que  hau  heeho  más  patente  la  influencia  que  ejeree 
la  dirección  pericial  en  la  prosperidad  de  los  negocios  mineros. 

Javisb  Layista,  que  impulsado  por  sus  afectos  fraterna- 
les, por  sus  sentimientos  humanitarios  y  por  su  arrojo  minero, 
sucumbió  en  la  mina  de  Quebradillas  en  Zacatecas,  tratando  de 
cortar  un  incendio  que  se  había  iniciado  y  de  salvar  á  los  ope- 
rarios que  perecían. 

Lucas  Ala31Ín,  publicista,  Ministro,  historiador,  aventaja- 
do discípulo  del  Sr.  del  Bfo  en  la  clase  de  Mineralogia,  y  orga 
nisador  en  Europa  de  la  Compañía  Unida  de  Minas  que  estable- 
ció trabajos  en  Góanajuato,  Pachuoa,  Tasoo  y  otros  Mineral^ 
de  nuestro  país. 

Francisco  Javibb  de  Gamboa,  ese  Sol  que  casi  no  tuvo 
Oriente,  que  no  ha  tenido  Ocaso  y  que  las  generaciones  f  utur 
ras  recibirán,  como  la  presente  y  las  pasadas,  los  torrentes  de 
luz  que  derrame  en  su  perpetuo  Meridiano,  al  contemplar  sus 
inmortales  Comentarios* 

José  de  la  Borda,  el  más  emprendedor,  generoso,  despren- 
dido y  afortunado  de  nuestros  mineros,  cuya  memoria  consM^ 
van  Zacatecas,  Guanajuato,  Tasco,  Tlalpujahua  y  otros  Mine* 
ral^  en  sus  gigantescas  obras  subterráneas,  en  sus  grandiosos 
edificios  civiles  y  en  sus  majestuosos  templos  católicos. 

T  los  Directores :  FRANCISCO  BoBLES,  á  quien  se  debió  la  re- 
paración del  Colegio  cuyo  edificio  amenazaba  ruina. 

José  M.  Tornel  t  Mendívil,  que  hiio  en  él  grandes  me- 
joras, 6  inició  la  época  que  se  puede  llamar  de  su  renacimiento. 

Litis  de  la  Bosa,  que  en  la  aciaga  época  de  la  invasión 
i^mericana,  con  su  carácter  de  Ministro  universal,  pudo,  y  qi4- 


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230  If  emoríai  de  Ia  Sociedad  Científica 


8%  y  Btípo  defender  sus  fondos,  atacados  posóla  codicia  que  se 
introdujo  en  el  Cuerpo  encargado  de  su  conseryación  y  su  fo- 
mento. 

Patéicio  MüBPHY,  que  estableció  el  Observatorio  Meteo- 
rológtcoi  las  clases  de  Esgrima  y  Natación  é  introdujo  mejoras 
de  importancia. 

Y  Andrés  Ibabra,  y  José  M.  Alcocer,  y  Antonio  Ba- 
rros, y  Francisco  Morales,  y  Agustín  Zamora,  y  Mauri- 
cio Arruga,  y  Manuel  Espinosa,  y  Manuel  Gil  Pérez,  y 
Manuel  Ojinaga,  y  Clemente  Morón,  y  Guillermo  Segu- 
ra, y  Pablo  Ocampo  y  tantos  otros  que  en  mayor  6  menor  es- 
cala han  contribuido  á  su  honra  y  á  sú  prestigio 

Si  debieron  ó  no  ponerse  todos  estos  nombres,  buscándoles 
espacio;  si  por  falta  de  éste  se  debieron  preferir  algunos  de  los 
omitidos  sobre  otros  de  los  colocados,  son  cuestiones  de  crítica 
á  que  no  nos  permite  entrar  nuestro  simple  papel  de  narrado- 
res; y  como  tales,  no  podemos  menos  que  elogiar  el  pensamien- 
to de  lá  Comisión  organizadora. 

En  los  arcos  del  piso  superior  se  veían  en  escudos  semejan- 
tes, aunque  más  pequeños,  los  nombres  de  los  Minerales  si- 
guientes: Guanajuato,  Zacatecas,  Pachuoa,  Real  del  Monte, 
Durango,  Fresnillo,  Sombrerete,  Tepezalá,  Batópilias,  El  Oro, 
Sultepec,  Temascaltepec,  ¿acualtipán,  Guadalcázar,  Catorce, 
Tasco,  Huautla,  Tlalpujahua,  Angangueo  é  Ixtapan  del  Oro. 


Para  los  gastos  que  hubo  necesidad  de  erogar,  varias  Com- 
pañías nuneras  y  algunos  particulares,  obsequiando  la  atenta 
invitación  que  les  hiso  la  Comisión  organizadora,  contribuye- 
ron, lo  mismo  que  algunas  de  las  Secretarías  de  Estado. 

Como  no  escribimos  oficial  sino  oficiosamente,  y  no  pode- 
mos disponer  más  que  de  los  documentos  publicados,  de  algu- 


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••Antonio  Álzate.  M  281 


nos  que  espontáneamente  se  han  puesto  á  disposición  dé  la  So- 
ciedad en  cuyas  Memorias  se  publica  esta  reseña  y  de  los  datos 
recogidos  en  nuestras  investigaciones  particulares,  no  podemos 
consignar  la  cuenta  exacta  de  los  donativos  y  los  gastos ;  lo  que, 
aunque  noticia  curiosa,  no  toca  á  nuestro  propósito:  y  nos  limi- 
taremos &  reproducir  la  noticia  que  sobre  este  punto  dio  "  El . 
Monitor  Republicano''  en  su  número  del  3  de  Febrero  de  1892. 

Secretaría  de  Comunicaciones $  200 

Sr.  D.  Sebastián  Camacho.... 100 

Compañía  del  Real  del  Monte  y  Pachuca.  300 

fj        de  La  Blanca 100 

Sr.  D.  Juan  Andrade.  .* 100 

Casa  de  Moneda 200 

Compañía  minera  de  Cerro  Colorado 100 

„        de  Maravillas 200 

;,        de  San  Rafael  y  Anexas 200 

Secretaría  de  Fomento 200 

Compañía  de  Zacualpan 100 

Señor  Gobernador  de  Querétaro 30 

Sociedad  de  ex- Alumnos 100 

Secretaría  de  Justicia... 200 

„        de  Hacienda 200 

Compañía  minera  de  Santa  Gertrudis ....  100 

Total $2,430. 

Además,  el  Sr.  D.  Francisco  Collgbau  inteligente  y  acredi- 
tado minero  dé  Catorce,  remitió  por  conducto  del  Sr.  D.  Anto- 
nio del  Castillo  $  200,  lo  que  hace  un  total  de  $  2,630. 

No  sabemos  si  ingresaron  otras  cantidades;  pero  sí  nos  cons- 
ta que  la  Compañía  organizadora  las  distribuyó  con  inteUgen- 
oia  y  con  economía. 


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Memorias  át  U  Sociedad  Científiea 


A  las  siete  de  la  noche  del  memorable  1  ?  de  Febrero,  el  ele- 
gante salón,  profusamente  iluminado  7  con  el  adorno  de  que 
hemos  dado  una  ligera  idea,  presentaba  el  aspecto  más  bello, 
más  elegante  y  más  sorprendente. 

Doce  focos  de  luz  eléctrica,  equidistante^  y  simétricamente 
colocados,  derramaban  á  torrentes  su  claridad,  en  combinación 
con  cuatro  graciosas  estrellas  de  luz  incandescente. 

Los  profesores,  alumnos  y  ex -alumnos  vestían  de  rigorosa 
etiqueta,  llevando  en  el  ojal  izquierdo  del  frac  un  distintivo  que 
consistía  ei;  una  mira  de  raso  azul  y  blanco,  cuyos  colores  son 
los  simbólicos  del  Cuerpo  de  mineros:  varios  de  estos  sabios  os- 
tentaban también  las  condecoraciones  que  les  han  merecido  sus 
trabajos  cientíBcos. 

El  vestíbulo  estaba  ocupado  por  la  guardia  del  primer  bata- 
llón que  debía  hacer  los  honores  al  Presidente,  y  que  tenía  su 
música  respectiva. 

Multitud  de  carruajes  llenaban  la  calle,  y  una  linea  no  inte- 
rrumpida de  caballeros  y  damas,  que  acompañadas  por  los  hi- 
jos del  Colegio  ingresaban  al  salón,  ocupaban,  con  orden,  los 
numerosos  asientos  que  llenaban  el  patio.  El  golpe  de  vista  que 
durante  la  función  presentaba  éste,  es  imposible  de  describir. 

En  punto  de  las  ocho  de  la  noche,  los  entusiastas  preludios 
del  Himno  Nacional,  cuya  patriótica  oomposiciÓQ,  sea  dicho  de 
paso,  se  debe  á  un  hijo  del  Colegio,  el  Sr.  D.  Joaquín  Velázquez 
de  León  quien  siendo  Ministro  de  Fomento  abrió  un  concurso 
7  expidió  la  convocatoria  respectiva,  aiiunciaron  la  llegada  del 
Sr.  Presidente^  quien  acompañado  por  sus  Ministros,  fué  con- 
ducido por  la  Comisión  respectiva  hasta  su  asiento,  donde  per- 
maneció de  pie  mientras  el  himno  se  tocaba^  y  concluido  éste^ 
la  música  del  Conservatorio,  situada  en  el  corredor,  del  Norte, 
con  admirable  armonía  dio  principio  á  la  parte  artística  en  el 
primer  número  del  programa. 

El  Sr.  Presidente  ocupó  el  sillón  histórico  de  que  ya  se  ha 
hablado,  teniendo  á  su  derecha  á  los  Secretarios  de  Justicia  D. 


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M  AntoDÍo  Álate,  u  238 


Joaquín  Baranda;  de  Hacienda,  D.  Benito  Gómez  Partas;  de 
Relaciones,  D.  Ignacio  Alariacali  y  Oficial  Mayor  da  Guerra  D. 
Ignacio  E!tfC4idero;  y  á  bu  izquierda,  á  loa  Secvetario»  de  Gober- 
nación  D.  Manuel  Romero  Rubio;  de  üomuuicaeienea,  D.  Ma* 
tiuel  González  0o8io;  y  de  Fomento,  D,  Manuel  Fernándes 
Leal:  estos  dos  últimos  llevaban  el  distintíVo  de  alumnos  de 
Minería.  A  su  lado  estaba  el  Sr.D.  Antonio  del  CastUIoi  Dtreo- 
tor  de  la  Escuela. 

Un  vacio  hubo  que  lamentar  en  esa  interesante  fiesta  de  fa- 
milia. 

Previamente  se  habSa  resuelto  en  una  de  las  juntas,  nom- 
brar una  Comisión  especial,  que  invitara  directamente  á  dos  an- 
tiguos alumnos  y  ameritados  profesores  «del  Colegio:  los  tíres. 
D.  José  Salazar  Ilarregui  y  D.  Blas  Balcárcel. 

*  La  expresada  Comisión,  al  cumplir  su  honroso  encargo,  en- 
eontró  á  estos  respetables  ancianoa,  abatidos  por  la  desgracia 
y  por  las  decepciones,  y  el  primero  por  la  enfermedad  que  tres 
meses  después — el  9  de  Mayo — lo  llevó  al  sepulcro;  y  estas 
tristes  circunstancias  les  impidieron  asistir  al  Centenario  de  su 
Colegio,  al  que  dieron  honra  y  prestaron  importantes  servicios. 
Terminada  la  Obertura  de  Don  Giovanni,  hábilmente  in- 
terpretada por  la  orquesta  del  Conservatorio  Naciom^l  de  Mú- 
sicH,  cuyas  últimas  armonías  se  perdieron  entre  los  aplausos, 
el  Sr.  D.  Adolfo  Medina,  Secretario  de  la  Sociedad  de  ex-  Alum- 
nos, dio  lectura  á  la  siguiente  acta  de  fundación  del  Colegio  de 
Minería: 

"En  1?  de  Enero  de  1792,  el  Tribunal  general  compuesto 
de  los  Sres.  D.  Fausto  de  Elbuyar,  director;  D.  Ramón  Luis  de 
Liceaga  y  D.  Antonio  Barroso  y  Torrubia,  diputados  generales; 
y  el  marqués  del  Apartado,  consultor  más  antiguo,  estando  en 
la  sala  principal  de  la  casa  destinada  provisionalmente  para  co- 
legio, ubicada  junto  á  la  iglesia  de  San  Nicolás,  congregados  en 
ella  para  proceder  á  la  apertura  del  real  seminario,  mandaron 
á  presencia  del  numeroso,  grave  y  distinguido  concurso  de  loa 

Mesnoñas  11893-931,  T.  VI,  MI 


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284  Memori»  do  la  Sociedad  Científica 


señores  ministros  de  los  tribunales  de  esta  corte,  de  los  prela- 
dos y  religiosos  de  todas  comunidades  y  demás  sugetos  ilustres 
de  la  república,  eclesiásticos  y  seculares  que  asistieron  á  este 
acto,  que  por  el  escribano  D.  Mariano  Buenaventura  de  Arro* 
yo,  secretario  del  tribunal,  se  asentasen  á  la  letra  los  quince  ar- 
tículos primeros  del  tít.  18  de  las  reales  ordenanzas,  que  tratan 
del  modo  y  forma  de  la  creaciÓD  del  colegio;  haciendo  lo  mis- 
mo con  el  reglamento  provisional  formado  para  «u  régimen  y 
gobierno,  aprobado  por  el  superior  gobierno,  según  aviso  que 
dio  el  vi  rey  en  12  de  Febrero  de  1790.  Después  se  dijo  por  él 
mismo  en  altas  y  claras  voces:  ''Que  el  real  tribunal  general 
**de  minería,  en  observancia  de  lo  dispuesto  por  S.  M.,  en  su 
*^  real  nombre  y  bajo  de  las  prevenciones  y  estatutos  provísio- 
''  nales  que  acababan  de  referirse,  y  de  los  demás  que  en  lo  sn- 
''cesivo  pudiesen  calificarse  convenientes  para  el  mejor  régi- 
''men  del  colegio;  erigia,  fundaba  y  establecía  en  este  acto  el 
^  real  seminario  de  minería,  bajo  la  real  protección  y  con  inme- 
•'  diata  sujeción  y  dependencia  en  todas  sus  causas  y  negocios 
"del  propio  tribunal  general."  Después  ordenó  que  se  recibió* 
se  el  juramento  á  los  empleados  y  colegiales  que  estaban  pre- 
sentes; y  hecho,  se  dio  posesión  de  rector  al  presbítero  Dr.  D. 
Julián  Benedicto  y  Martín;  de  vice,  al  Br.  D.  Joí*é  Rafael  Gil 
de  León;  de  catedrático  interino  de  matemáticas,  al  espitan  D. 
Andrés  José  Rodríguez ;  de  maestro  de  idioma  francés,  á  D.  Ma- 
riano Chanin;  de  dibnjo  de  figura,  á  D.  Bernardo  Gil;  y  del  de 
planos  de  toda  especie,  á  D.  Esteban  González.  Con  lo  que  que- 
dó establecido,  erigido  y  fundado  el  colegio  seminario,  pasando 
después  el  real  tribunal  en  forma  con  los  referidos  empleados 
y  colegiales  al  real  palacio  para  presentárselos  al  virey,  dispo>- 
niéndose  que  al  día  siguiente  2,  se  celebrase  el  divino  sacrificio 
en  el  convento  del  Hospicio. " 

Después  de  esta  lectura  la  misma  orquesta  ejecutó  con  el 
-mismo  éxito  la  Obertura  de  Medea;  y  concluida  esta  pieza,  que 


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•* Antonio  Álzate.! 


f né  igualmente  aplaudida,  el  Sr.  D.  Santiago  Bamirez  oonpó  la 
tribann,  acompañado  por  los  Sres.  1).  Carlos  Gamaebo  y  D.  Ri- 
cardo López  GuerrerOy  comisionados  para  acompañar  á  los  ora- 
dores k  la  tribuna,  y  pronunció  el  discurso  oficial  que  publicó 
" £1  Tiempo^  en  su  número  del  día  4. 

Ooncluída  la  lectura  de  esta  pieza,  el  Orfeón  Alemán  se  hi- 
zo  escuchar  con  entui»iasta  admiración,  siendo  estrepitosamen- 
te aplaudido;  y  al  terminar  la  sinfonía  número  2  del  Conserva- 
torio, el  Br.  D.  Adolfo  Díaz  Rugama,  en  represent^ación  del  Co* 
legio  leyó  el  discurso  que  le  fué  encomendado. 

£^  Orfeón  Alemán  volvió  á  dejarse  oir  después  del  Sr.  Díaz 
Rugama,  y  el  Conservatorio  llenó  los  números  siguientes  del 
programa,.pues  el  Sr.  Sierra,  cuya  poesia  estaba  anunciada,  no 
concurrió. 

A  las  diez  y  media  de  la  noche  terminó  esta  función,  y  al 
retirarse  el  Sr.  Presidente  fué  saludado  con  una  marcha  que 
tocó  la  música  militar. 


En  una  de  las  últimas  juntas  celebradas  con  motivo  de  está 
solemnidad,  el  Sr.  D.  Mariano  Villamil  hizo  una  proposición 
que  fué  recibida  con  entusiasmo,  y  por  consiguiente,  aprobada 
por  unanimidad. 

Llamó  la  atención  sobre  el  hecho  de  que  la  apertura  de  las 
clases  en  el  año  que  comienza,  tiene  un  carácter  especial  dignó 
de  tomarse  en  consideración:  pues  no  sólo  se  inaugura  en  él  un 
nuevo  año  sino  un  nuevo  centenario;  y  que  en  atención  á  estp, 
debia  dársele  cierta  solemnidad. 

Propuso  que  la  Junta  se  dirigiera  al  señor  Director  del  Co- 
legio, para  que,  secundando  este  pensamiento,  diera  al  acto  de 
la  próxima  apertura  de  las  clases  toda  la  solemnidad  que  por 
este  doble  carácter  le  corresponde. 

Se  nombró  una  Comisión  que  se  acercara  con  este  objeto  al 
señor  Director^  quien  acogió  el  pensamiento  tan  favorablemen- 


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236  Mez&orUiB  de  U  Sociedad  Científica  ^ 

te  como  era  de  esperar,  y  desde  luego  comenzó  á  tomar  las  pro- 
videncias conducent<4M. 

Con  €echa  3  de  Febrero  expidió  la  sigoiente  circular: 

"Dirección  de  la  Escuela  Especial  de  Ingenieros. —  Méxi- 
co.—  Deseando  dar  á  la  apertura  de  las  clases  de  esta  Bnouela 
en  el  presente  ano  escolar  la  solemnidad  posible,  por  coincidir 
con  el  Segando  Centenario  de  la  inauguración  del  Beal  Semi- 
nario de  Minería;  y  obsequiando  la  inictiativa  de  la  Junta  del 
Centenario  para  su  celebración,  se  ha  fijado  ésta  para  el  dia  8  ^ 
del  corriente,  á  las  12,  en  que  se  veriBcará. 

Se  ha  invitado  para  presidirla  al  C.  Ministro  de  Justicia  é 
Instrucción  Pública;  y  para  concurrir  á  ella  á  los  CC.  Ministros 
de  Fomento  y  de  Comunicaciones  y  Obras  Públicas;  á  la  Junta 
Directiva  de  Instrucción  Pública  y  á  diversas  Sociedades  Cien- 
tíficas y  directores  de  periódicos. 

Para  dar  á  esta  fiesta  científica  el  mayor  brillo,  se  invita  á  to- 
dos y  cada  uno  de  los  señores  profesores  de  esta  Escuela,  á  ha- 
blar, ó  escribir  discursos,  sobre  los  progresos  de  las  ciencias  que 
ensemín^  y  hourar  con  su  asistencia  tan  solemne  acto  y  cere- 
monial. 

Ruego  á  vdes.  se  sirvan  firmar  de  enterado  al  margen,  acep- 
tando las  seguridades  de  mi  atenta  .consideración. 

LibexUd  y  Constitución.  México,  Febrero  3  de  1 892. — An- 
ionio  del  Castillo, — CC.  Profesores  de  esta  EJscuela. —  Presentes.'* 

Antes,  por  conducto  de  una  Comisión,  nombró  al  Profesor 
de  Cálculo  de  Probabilidades  D.  Miguel  Pérez,  para  el  discurso 
oficial. 

Además  de  las  personas  indicadas  en  esta  circular  fueron 
invitados  posteriormente  los  demás  Secretarios  de  Estado  y  el 
Sr.  Presidente,  quien  debió  en  consecuencia  presidir  la  función. 

Esta,  por  indicación  del  Sr.  Secretario  de  Justicia,  se  apla- 

1  Aplatada  TariaB  veces  etta  aolemiiidad  ae  Terífieó  el  día  12. 


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••  Antonio  AlMie.  n  297 


e6  para  el  día  11 ;  y  posteriormente,  babiendo  manifestado  al 
Sr.  Director  el  Sr.  Secretario  de  Gobernación,  que  el  Sr.  Presi» 
<lente  no  podía  asistir  ese  día,  quedó  definitivamente  aplazada 
para  el  12. 

Los  ainmnos  fueron  citados  por  medio  del  aviso  siguiente, 
que  se  fijó  eu  ia  portería  del  Colegio: 

''  La  a^^tura  de  las  clases  de  esta  Escuela  se  verificará  de 
cina  manera  solemne  el  día  11  del  actual  al  medio  día;  j  citp  & 
ella  á  todos  los  alumnos  del  Establecimiento,  encareciéndoles 
«u  puntual  asistencia. " 

Contando  con  la  del  Sr.  Presidente,  quien  al  fin  no  eoncur 
Trié,  se  diatribuyereu  las  invitacioneS|  que  estaban  redactadas 
eu  estos  terminóse 

'*  El  12  del  presente,  á  las  doce  del  día,  se  verificará  4a  aper- 
tura (lelas clases  correspondientes  al  presente  año  en  (a  Escuela 
de  Ingenieros;  y  debiendo  celebrarse  este  acto  de  una  manera 
solemne,  asi  por  eoincidir  con  la  celebración  del  Primer  Cente- 
nario del  Colegio  de  Minería,  como  porque  con  él  se  da  princi- 
pio á  s«i  Segundo  Centenario  Escolar,  el  Director  y  los  Pro€e* 
sores  suplican  á  vd.  se  sirva  honrar  con  su  presencia  dicbo  acto 
que  presidirá  «I  Sr.  Presidente  de  la  República. 

México,  Febrero  de  1892. " 

Llegó  el  día  señalado,  y  desde  las  diez  de  la  mañana,  dos 
viúsicaH  militares  estaban  conveuíenteroente  situadas:  una  en 
el  vestíbulo  j  otra  en  uno  de  los  corredores  altos  del  patio,  con- 
Tertido  en  salón,  cuyo  adorno  era  con  poca  diferencia  el  mismo 
que  el  de  la  velada. 

El  dosel  era  rojo  y  sobredi  estaban  los  retratos  de  los  Sres. 
D.  Joaquín  de  Velásqnez  Cárdenas  y  León,  iniciador  del  pensa* 
miento  que  creó  el  Colegio  de  Minería;  D.  Fausto  de  Elhuyar, 


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Memorias  de  U  Sociedad  Científica 


fun<1ador  de  este  Colegio  y  sa  primer  Director;  y  D.  Andrés 
del  Río,  8u  primer  catedrático  de  Mineralogía. 

En  las  columnas  estaban  colgadas  cartas  geológicas  y  mine- 
ras y  en  diversos  cortes,  planos  de  níinas,  dibajos  de  máquinas, 
etoi;  y  en  la  platafornia,  á  uno  y  otro  lado  del  dosel,  numero- 
sas muestras  de  minerales  y  rocas,  artística  y  científicamente 
colocadas. 

La  mayor  parte  de  estas  muestras  pertenecen  á  la  Comisión 
teológica  cuyo  Jefe  es  el  Director  del  Colegio  D.  Antonio  del 
Castillo. 

En  el  patio  estaban  simétricamente  colocados  los  aerolitos 
más  notables  de  la  República,  que  en  copia  de  cartón  posee  el 
Oabinete  de  Mineralogía  del  Colegio. 

Poco  antes  de  las  doce  se  supo  que  no  asistiría  el  Presiden- 
te de  la  República,  por  lo  que  se  retiró  la  tropa  que  había  acu- 
dido para  hacerle  los  honores  de  Ordenanza. 

A  la  hora  señalada  llegaron  loa  Ministros  dé  Jii^if'ia,  Fo- 
mento y  Gobernación,  ocupando  el  primero  el  lugar  de  la  pre^ 
sideneia. 

En  k  plataforma  se  encontraban  los  Profesores  de  la  Es- 
cuela, los  representantes  de  los  Colegios  y  Sociedades  Cientííi- 
eaa,  los  empleados  superiores  de  los  Ministerios  y  varios  invi- 
tados de  distinción. 

En  el  patio  estaban  los  alumnos  y  demás  invitados. 

Después  de  la  marcha  con  que  la  música  militar  saludó  á 
los  señores  Ministros  á  su  llegada,  ocupó  la  tribuna  el  8r.  Se- 
cretario de  la  Escuela  D.  Rómulo  Ugalde  y  dio  lectura  al  docu- 
mento siguiente,  en  que  consta  la  apertura  de  las  cátedras  el  7 
de  Enero  de  1792,  y  da  principio  el  ''  Libro  de  tíobierno  del 
Real  Colegio  Seminario  de  Minería  de  Nueva  España:" 

'*  Con  el  importante  desigpnio  de  que  siempre  huviere  snje* 
tos  educados  desde  su  niñez  en  buenals  eostumbres  é  instrnidos 
en  toda  la  doctrina  necesaria  para  dirijir  con  acierto  las  opera- 


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»AiitoBÍoAlttte.H  280 


cianea,  y  laborío  de  las  Minas,  mandó  la  Beal  munifioeneta  de 
nuestro  Augusto  Soberano  el  Señor  Don  Carlos  111  por  Cédula 
que  expidió  en  Aranjuez  á  veinte  y  dos  de  Mayo  de  mil  sete- 
oientos  ochenta  y  tres,  se  orease  y  erigiese  un  Colegio  de  Me* 
talurgia^eon  el  titule  de  Beal  Seminario  de  Minería  el  qual  ha* 
ya  de  estar  bajo  su  Beal  protecoiou;  con  inmediata  sujeción  y 
dependencia  del  Real  Tribunal  general  de  Minería  en  todas  sus 
causas  y  negocios,  y  i  la  dirección  y  gobierno  de  su  Director 
general. 

''  A  pesar  de  los  más  eficaces  deseos  con  que  siempre  pro» 
curó  el  Tribunal  general  se  Tiese  v^  finado  este  tan  y  til  esta> 
bltHiimiento,  se  huvo  de  retardar  por  espacio  de  ocho  años,  por 
distintas  causas  y  dificultades  que  fueron  ocurriendo,  hasta  que 
vencidas  todas  llegó  aquel  día  deseado  de  su  abertura,  que  fué 
el  primero  de  Enero  del  año  de  mil  setecientos  noventa  y  dos^ 

''  En  esta  fecha  se  fundó  y  erigió  dicho  Seminario  bajo  el 
Reglamento  provisional  que  para  su  régimen  y  gobierno  formó 
el  Stíñor  Director  general  Dou  Fausto  de  BIhuyar,  con  aproba* 
eion  Superior  del  Exmo.  Señor  Conde  de  Bevilla  Gigedo,  actual 
Virey  y  Gobernador  de  esta  Nueva  España,  y  sin  embargo  de 
que  la  Casa  destinada  para  dicho  Colegio  (que  fué  la  contigua 
al  Hospicio  de  San  Nicolás  en  h,  Calle  de  este  nombre)  se  ha- 
llaba sin  la  competente  capacidad,  y  extensión  para  ladistríb«« 
oion  de  Aulas  y  Oficinas  necesarias,  se  determinó  ^ue  en  ella 
se  hiciese  provisionalmente  la  fundación,  con  el  fin  deque  no  se 
demorase  por  más  tiempo,  y  entre  tanto  que  se  procedía  ¿  la 
compra  de  Sitio  proporcionado,  y  á  la  construcción  de  la  obra^ 
sobre  que  ya  se  estaba  tratando. 

'*  Fue  el  acto  de  dicho  establecimiento  y  abertura  de  los  mas 
solemnes,  autorízado  por  el  Real  Tribunal  general  en  forma  de 
tal,  y  compuesto  del  expresado  Señor  Director:  de  los  Señores 
Diputados  generales  D.  Ramón  Luis  de  Licei^^a,  y.D.  Antonio 
Barroso  y  Torrubia;  y  del  Señor  Marques  del  Apartado  D.Fran- 
oisco  de  Fagoaga,  Consultor  mas  antiguo,  con  asistencia  de  un 


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240  MeiooriM  de  U  Sociedad  Científica 

grave  y  numeroso  concurso  de  los  sugetos  de  primer  orden.  Se 
dio  principio  asentando  á  la  letra  los  quince  articules  primeree 
del  titulo  diez  y  ocho  de  las  Reales  Ordenanzas  de  Miueria,  el 
Reglamento  particular  formado  por  el  Señor  Director  general 
para  el  régimen  de  dicho  Seminario,  provisionalmente  aproba- 
do por  el  Superior  (j^obierno:  siguiendo  á  esto  la  lectura  de  lo» 
Títulos  de  los  sugetos  empleados  en  el  profíio  Colegio,  quienes 
prestando  el  correspondiente  juramento  fueron  puestos  en  po- 
sesión :  del  empleo  de  Rector,  el  Doctor  Don  Francisco  Julián 
Benedicto  y  Martin,  Clérigo  Presbítero,  y  Cura  propietario  que 
era  al  tiempo  de  su  nombramiento  de  la  Doctrina  de  San  Cris- 
toval  Ecatepeo:  de  Vice  Rector  al  Bachiller  Don  Joseph  Rafael 
Gil  de  León  Clérigo  también  Presbitero  de  este  Arzobispado: 
de  Profesor  de  Matemáticas  interino,  al  Capitán  Don  Andrés 
Joseph  Rodriguez:  del  Idioma  Francés,  Don  Mariano  Chanin: 
del  Dibujo  de  Figura,  Don  Bernardo  Gil:  y  del  de  Planos  de 
toda  especie  D.  Esteban  González,  El  siguiente  dia  se  cantó  en 
acción  de  gracias  una  Misa  con  toda  solemnidad  en  la  Iglesia 
del  Hospicio  de  los  Padres  Nicolaitas,  que  sirve  de  Oratorio  al 
Colegio,  á  que  asistió  el  Real  Tribunal  general  con  los  Emplea- 
dos del  Seminario,  y  los  ocho  Colegiales  con  que  se  abrió.  Con* 
cluida  la  Misa  se  incorporó  el  Colegio  con  el  Real  Tribunal,  y 
pasaron  á  cumplimentar  al  Exmo.  Señor  Virer,  presentándose 
después  loé  dias  siguientes  hasta  el  de  la  Epifanía,  á  los  Seño- 
res  Ministros  del  Tribunal,  y  á  la  vista  deí  Publico.  T  por  ulti- 
mo se  abrieron  las  Aulas  el  dia  siete  del  propio  mes  para  dar 
principio  i  los  cursos* " 

Este  documento  se  leyó  original  y  llamó  la  atención  de  to- 
dos los  que  pudieron  verio,  la  intensidad  y  el  lu-illo  de  la  tinta, 
así  como-  la  claridad  y  gallardía  de  la  letra  española  con  que  fué 
escrito  hace  más  de  un  siglo. 

Después  de  una  pieza  de  música,  tocada  á  la  conclusión  ds 
esta  lectura,  ú  Sr.  D.  Antonio  del  Castillo,  Director  de  la  Es* 


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Alnte. ..  241 


^l^^<^^^>^*»^l^^^l^^^^»«»»^^^l<»^^^'^^^>^»»^^»N^»^^^^l^^^^»»^»^^^^^>^^>^^>^W 


oaela,  leyó  un  discurso,  cougratulándose  de  asistir  al  primer 
Centenario  de  su  Colegio,  cuyo  programa  de  estudios  con  que 
inauguró  su  enseñanza,  comparó  con  el  actual  par^  hacer  yer 
el  desarrollo  que  han  tenido  las  ciencias  que  en  este  plantel  tu- 
Tieron  su  cuna. 

Entre  los  datos  que  consignó  en  su  interesante  resefia,  figu- 
ran los  de  que  el  número  de  profesores  es  de  27  j  el  de  alumnos, 
por  término  me^o,  130  al  año,  y  para  cubrir  su  presupuesto,  se 
iiepe  asignada  la  cantidad  de  79,301  pesos. 

Como  inmediata  aplicación  de  las  ciencias  que  en  ese  Cole- 
gio se  cultiTan,  mencionó  la  Comisión  Geológica  de  que  es  Je* 
fe,  y  de  cuyos  trabajos  se  presentaba  una  parte  en  esa  solem- 
nidad. 

A  la  conclusión  de  la  pieza  de  música  que  siguió  á  este  dis- 
curso, el  catedrático  de  Cálculo  de  probabilidades,  Teprfa  de  los 
errores  y  Física  Matemática  D.  Miguel  Pérez,  dio  lectura  al 
discurso  oficial  que  le  fué  encomendado;  y  en  esta  elocuente 
pieza  científico -literaria,  señaló  las  épocas  aciagas  por  que  ha 
pasado  el  Colegio,  la  energía  con  que  había  luchado  hasta  con 
el  infortunio,  los  triunfos  qae  había  adquirido,  los  títulos  de  glo- 
ria que  había  conquistado. 

Habló  de  su  gloriosísimo  pasado,  de  su  brillante  presente  y 
de  su  halagüeño  porvenir,  y  mencionó  los  nombres  más  ilus- 
tres de  sus  hijos;  consagrando  merecido  elogio  en  sentida  frase  k 
doB  de  sus  profesores  más  beneméritos,  que  gemían  en  el  aban- 
dono y  en  la  desgracia:  los  Sres.  D.  Blas  Balcároel  y  D.  José 
Salazar  Ilarregai.' 

Alternando  con  piezas  de  música  siguieron  los  discursos  de 
los  Sres.  D.  Ángel  Anguiano,  Profesor  de  Elementos  de  Mecá- 
nica Celeste  y  Astronomía  Física;  D.  Francisco  Garay,  Profe- 
sor de  Puentes,  Canales  y  Obras  en  los  Puertos;  D.  Fernando 
Sáyago,  Profesor  de  Química  Industrial;  D.  Alberto  Best,  Pro- 
fesor de  Segundo  Curso  de  Electricidad,  y  D.  Ezequiel  Ordo- 

1  Brtt  último  íslltoió  trtí  m«Mt  detpaés,  el  9  de  ICajo. 

ai89»-93Í*TVI.tl. 


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342  Memorias  de  U  Sociedad  Científica 


^^^^^^^w^^^^^^^^^^^^^^^^^^^p 


ñez,  Miembro  de  la  Comisión  Geológica:  de  cuyos  oradores,  la 
mayor  parte  hablaron  de  los  ramos  cuya  enseñanza  tienen  á  su 
óargo  en  el  Colegio. 

La  marcha  tocada  por  la  música  mUitar  saludó  á  los  Sres. 
Ministros  á  su  salida,  poco  después  de  las  dos  de  la  ti^rde  en  que 
terminó  este  acto. 

En  las  solemnidades  científicas,  literarias  y  artísticas  cuya 
reseña  acabamos  de  hacer,  se  han  puesto  en  reliere  los  senti- 
mientos nobles  y  las  ideas  levantadas,  que  siempre  han  distin- 
guido á  los  hijos  del  Colegio  de  Minería,  de  los  quie  ya  pocos 
quedan  de  los  que  pertenecieron  á  su  primera  época. 

Si  los  que  se  están  formando  en  la  segunda,  trasmiten  este 
sagrado  depósito  á  los  que  sucesivamente  van  llegando,  la  ge- 
neración que  todavía  duerme  el  sueño  del  no  ser,  y  que  dentro 
de  un  siglo  ha  de  venir  á  reemplazarnos  en  el  lugar  que  ahora 
ocupamos  en  la  vida,  celebrará  con  el  lucimiento  propio  de  la 
época,  el  segundo  Centenario  de  un  acontecimiento  que  pode- 
mos asegurar  no  se  borrará  del  corazón  ni  de  la  memoria  de  los 
hijos  de  Minería;  y  entonces,  éstos,  al  detenerse  en  su  camino 
de  triunfos  para  volver  la  vista  hacia  el  pasado,  nos  consagra- 
rán una  mirada  de  fraternal  cariño,  asociando  nuestro  recuer- 
do al  recuerdo  inolvidable  de  los  ilustres  fundadores  del  Cole- 
gio de  Minería. 


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Lá  raeda  salomónica  y  la  preyisíón  del  tiempo 


POR  BK.  PIIOF9SOR 


Sodo  hmonrio.  Director  de  la  EKoeUi  de  Instruccite  Secundaria  y  dd  Obaenratorio 
Meteon^ógico  de  León, 


Mucho  habíamos  oido  babh»  de  la  rueda  salomónioa  y  de  la 
verifioación  de  sus  pronósticos;  pero  do  la  conocíamos  y  sólo 
hasta  hace  unos  cuantos  días  llegó  &  nuestro  poder:  sin  entrar 
hoy  en  hipótesis  sobre  las  reglas  que  hayan  guiado  á  su  autor 
para  formarla,  la  describiremos  muy  sucintamente  refiriendo- 
nos  á  la  figura  adjunta,  y  compararemos  los  resultados  de  sus 
pronósticos  con  los  que  la  práctba  nos  ha  dado  en  quince  aflos 
de  constante  obserTaoión  meteorológica. 

Como  puede  Terse,  está  formada  la  rueda  de  una  larga  es- 
piral encerrada  entre  dos  circunferencias  concéntrícaSi  dividi- 
das en  28  sectores  que  forman  250  casillas  útiles;  lleva  inscri- 
tos en  cada  casilla,  progresivamente,  los  años;  empezando  por 
el  de  1750  y  terminando  en  el  de  2000:  en  la  corona  circular  ex- 


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i44  Memoms  de  la  Sodedad  dentífioa 

terior  7  correspondiendo  á  cada  sector  se  ye  una  serie  de  letras 
espaciadas  sin  regla  fija  al  pareceri  siendo  E,  E.  E.,  F.,^  F.  F.; 
asi  es  que  á  cada  período  de  nueye  años  corresponde  una  letra 
ó  un  grupo  de  ellas;  las  indicaciones  de  estas  letras  son,  para 
los  años  que  encabezan,  E.  estérü  6  escaso,  E,  E.  esierilMmo  ó 
escasísimo,  F.  fértil  ó  fecundo,  y  F.  F.fertüisimo  ó  fecundísimo  ^  el 
uso  de  esta  rueda  se  desprende  de  su  inspección;  basta  buscar 
el  año  de  que  se  trata,  ver  la  letra  que  encabeza  el  sector  en 
que  se  encuentra  y  se  obtiene  Iuf>«go  el^sarácter  del  año  de  que 
se  irata. 

Muchisima  confianza  se  tiene  por  algunos  de  nuestros  agri- 
cultores en  los  pronósticos  de  esa  tabla,  llamémosla  asi:  los  ci- 
tados agricultores  dicen,  conforme  á  ese  pronóstico,  que  un  año 
es  escaso  cuando  llueve  poco;  escasísimo  cuando  más  se  acen- 
túa ese  elemento,  quedando  para  los  fértil  y  fértilísimo  los  ex- 
tremos contrarios. 

Vamos  á  ver  hasta  dónde  sean  dignas  de  crédito  esas  pre- 
dicciones, por  lo  menos  en  el  yidle  de  León,  valiéndonos  de  los 
cuadros  siguientes; 


▲ÑOS. 


1878. 

1879. 

1880. 

1881 

1882 

1888. 

1884 


ÍTUMBRO 

1. 

flda  en  el  d*. 

"íüsáráfar 

"SSSSSii'* 

mÍB. 

6204» 

92 

p. 

70&.20 

lOO 

E. 

825.44 

119 

E. 

62d.96 

127 

F. 

099.29 

117 

P.P. 

900.90 

184 

E; 

618.18 

111 

P. 

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••AatontoAIflile.** 


SI9 


«^M^MM^^M^^MM^M^^M^»M^^MMMV^^V^V^MMMWM^^^^^M^%^^«^^^^/»^^^^^>^^^^^^^^^^^^^^^^** 


1885. 
1886. 
1887. 
1988. 
1889. 
1890. 
1891. 
1892. 


Obserramos  desde  luego  qae  en  los  15  nfios  nos  da  I»  Sa1o> 
wlóúleh  7  altos  estériles,  1  esterilfsimo,  4  férlUes  y  8  fertilisi- 
mos,  MasomidoK  en  eH  eoadro  siguiente: 


NUMERO  2. 


786.22 

130 

E. 

716.86 

97 

E. 

781.87 

-186 

F. 

869.69 

K¿ 

P.P. 

767.67 

184 

P.P. 

867.28 

146 

E; 

429.85 

116 

E. 

473.20 

129 

ÜB. 

Ssténlísinio./. 
Estériles... 

Fértiles  •••«- 
Feírtílfsimos. 


Gomo  údcesitÉmos  mía  base  derta  de  que  psartif  ,  busésre- 
lüéá  lá  ütútá  oiecBá  de  agnareoogicb  anualmente,  raHéndónos 


1892 

473.20 

129 

1879 

709.20 

100 

1880 

825.44  , 

119 

1888 

900.90 
7Ó6.22 

134 

1885 

130 

1886 

716.86 

97 

1890 

867.28 

145 

1891 

429.85 

116 

1S78 

62C52 

92 

1881 

629.96 

12t 

1884 

613.18 

111 

1887 

781.87 

136 

1882 

699.29 

117 

1888 

869.69 

152 

1889 

7OT.67 

184 

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24tf  Memorias  de  U  Sociedad  Científica 

para  ello  de  los  dos  medios  que  se  i:iBaa  para  computar  la  abun- 
dancia 6  escasez  de  lluvia  en  un  año. 

Tomamos,  en  primer  lugar,  la  suma  de  las  alturas  de  la  llu- 
via en  nuestros  15  años  y  dividiéndola  por  ese  número  de  aftos 
obtenemos  como  media  del  período  712"°13;  dividiremos  aho- 
ra nuestra  serie  en  periodos  de  qiertas  alturas,  como  sigue: 

Un  período  de  dos  años  en  que  la  altura  se  compren- 
dió entre  400  y  500  y  obtenemos  como  media. ....  451"*"52 

Otro  de  cuatro  años  con  altura  de  600  á  700  milíme- 
tros j  pos  da  por  media ....,.,,...      64Qr73 

Otro  de  cinco  años  en  que  se  obtienen  de  700  á  800 
milímetros  y  su  media  resulta  de 75L98' 

Otro  de  tres  años  con  altura  de  800  á  900  y  su  media 
viene  á  ser  de ....,,. ..,^..- 854.13 

Y  por  último,  uno  de  un  año  solamente  con  altura  su- 
perior á  900  milímetros 900.90 

Aquí  observamos  que  la  altura  más  frecuentemente  medida 
está  entre  700  y  800  milímetros;  vienen  en  seguida  los  de  600  á 
700;  l^ego  los  de  800  á  900;  siguen  inmediatamente  los  de  400 
á  500,  y  tpor  fin  los  de  superior  á  900;  y  podemos  decir  que  los 
medios  son  los  de  700  á  806  que  nos  da  un  promedio,  en  su  se- 
rie, de  751"*"98,  muy  semejante  á  la  media  total  tomada  del  pe- 
ríodo completo  que  se  examina. 

SegútT  la  frecuencia  con  que  se  presentan  los  años  en  que 
se  miden  tales  ó  cuales  alturas  de  lluvia,  según  dejamos  expre- 
sado; cla^ficaremos  como  fértilísimos  6  muy  abundantes  aque- 
llos en  que  la  altura  total  media  de  agua  recogida  es  mayor  de 
800  milímetros;  fértiles  los  en  que  esa  altura  está  comprendida 
entre  700  y  800;  escaifos  á  los  en  que  se  cuente  entre  600  y  700» 
y  escasísimos  los  de  400  y  500;  y  esto  sólo  para  sujetarnos  á  las 
indicaciones  de  la  rueda  y  tener  puntos  cpmparables. 

Concordaqdo  ahora  las  indioacionea  de  1^  salomónica  con  los 


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"Antonio  AIzaU.. I         '  247 


resaltados  prácticos  deducidos  de  nttestiyiEUr  expresada^  oonvi^ 
deraciooes,  temos  en  el  cuadro  númet^  2  ta  dmtribucióu  de  la 
rueda  y  el  resultado  de  nuestras  iuvestigaóiones  en  el  siguiemte: 


NUMERO  3. 


BgcMlsinuM.  BMaMi.  FfrtÜM.  7ertlllUm(M. 


1891 

1878 

1879  . 

1880. 

1892 

1881 

1885 

.  .  1889 

1832 

188&  >. 

1888 

1884 

1887 
1889 

1890 

De  la  comparaoióu  resulta  que  se  acertaron  por  la  salomó- 
nioa:  •  . 

1  Escasísimo,  el  de  1892. 

Escaso  ninguno. 
1  Fértil,  el  de  1887  y 
1  Fértilísimo,  el  de  1888.    [' 

Quedando  asi  demostrado,  por  este  respecto,  que  fiarse  en 
los  pronósticos  de  la  rueda  salomónica,  será  tanto  como  hacer- 
lo con  el  del  canto  de  los  gallos  antes  de  las  diez  de  la  noche. 

Vamos  ahora  á  buscar  el  acierto  en  el  pronóstico  por  el  nú- 
mero ¿e  días'  de  lluvia,  que  es  otro  mStódó  de  computar  la  abun- 
dancia ó  escasez  de  ese  elementol  *  - 

ITuestro  cuadró  primero  nos  dice  que  el  número  de  dfas  de 
lluvia  anual  en  León  está  comprendido  entre  92,  mínimo  raro 
y  152  máximo  también  muy  raro;  tomando,  como  lo  hioimes 


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U$  M«iiiorÍMdelii8oei«di4gieiitáft<)a 

pant  la  altara  de  llavia,  la  madia  de  días  lluTioaos;  de  la  sama 
de^oslS  añoe  dividida  por  15,  uoa  resultan  122^  6  en  námeros 
redondos  123  por  aiko. 

Siguiendo  nuestra  regla  dividamos  ahora  el  período  en  cin- 
00  series  también,  para  la  homogeneidad  de  los  resultados,  co- 
mo sigue: 

Una  serie  de  dos  años  en  que  el  número  de  días  de  Uu* 
yia  está  comprendido  entre  O  y  100,  nos  da  por  térmi- 
no medio 95 

Otra  de  cinco  años  en  que  se  comprenden  los  de  100  á 
120  con  nna  media  de 113 

Otra  de  tres  años  para  los  de  120  á  180:  su  media  es . .      129 

Otra  de  tres  años  también  con  los  de  180  á  140,  dándo- 
nos por  término  medio 135 

Y  por  fin  otra  de  dos  añp^  con  los  superiores  á  140  y  su 
media  se  reduce  á 149 

Observamos  aquí  que  los  años  más  frecuentes  son  aquellos 
en  que  el  número  de  días  con  lluvia  está  comprendido  entre  100 
7 120;  vienen  luego  en  proporción  igual  los  de  120  á  130  y  130 
á  140,  quedando  en  la  misma  proporción  y  como  raros  los  ex- 
tremos de  O  á  100  y  superiores  á  140. 

Observamos  también  que  los  valorep  del  número  que  nos  ex- 
presa la  media  de  días  con  lluvia,  difiere  en  la  misma  propor- 
ción que  la  altara  de  lluvia;  pues  en  un  caso  tenemos  como  pro- 
medio 123  dias  y  132  en  el  otro,  lo  que  los  reduciría  i  128^  q^p^ 
dando  así  entre  los  límites  de  los  años  comuneisk 

Computaremos,  pues,  como  escasísimos  los  de  menos  de  100 
días  de  Uavia;  escasos  los  de  100  á  120;  fértiles  de  120  á  140 
y  fértilísimos  los  de  más  de  140. 

Para  oomparar  son  el  resolta4o  d^  mesti»  c|Mi$cMá^n^ue 
r^wumimos, 


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"Anteoio  Abato.  II  249 


NUMERO  4. 


■MüfalnMÉ.  XtcMot.  Ftfrttl«iL  TtíiOkiúu», 


1878 

187ÍJ 

1881 

1888 

1886 

1880 

1883.  • 

1890 

1882 

1885  • 

1884 

1887 

1891 

1889 
1892 

roldamos  al  cuadro  número  2  dotíde  encontramos  loa  datos  sa- 
lomónicos y  resaltan  acertados: 
Escasísimos  ninguno. 

3  Escasos,  los  de  1879^  1880  y  1891. 
2  PértHes,  los  de  1881  y  1887  y 

1  Fértilísimo,  el  de  1888. 

En  enta  manera  de  computar  tenemos  acertados  6  pronóstl- 
eos  en  15  años;  lo  que  tampoco  es  una  proporción  que  seduzca 
al  que  desea  tener  seguridad  en  sus  labores  y  que  ob8er>ra  cui- 
diidosamente* 

Además,  notamos  que  los  28  pronósticos  en  que  divide  el  au- 
tor de  la  rueda  sus  cálculos,  se  encuentran: 
2  escasísimos. 
14  escasos. 
8  fértiles  y 
4  fértilísimos, 
dando  nuestros  resultados  de  la  práctica,  por  altura  de  lluvia: 

2  escasísimos. 

4  escasos. 

5  fértiles  y 

4  fértilísimos. 

ll«noriM  [i89«^1.  T.  VI.  «I 


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250  Memorias  de  k  Sociedad  Científica 

es  decir,  en  sólo  15  años  más  de  la  mitad  de  años  buenos;  sien- 
do que  la  salomónica  señala  9  malos  por  6  buenos:  exactamen- 
te lo  contrario. 

Desgraciadamente  nos  faltan  datos  sobre  cosechas  para  po- 
der tener  este  otro  elemento  de  comparación  que  bien  podrá  ha- 
cer aquel  6  aquellos  de  nuestros  agricultores  á  quienes  llegue 
este  ligero  estudio  sobr^  materia  tan  importante. 

Queda,  pues  en  pi^  el  principio  de  que  los  pronóstíoos  á  lar- 
go plazo  no  pueden  haoerse  aún  sino  fundándose  en  semejan- 
zas con  años  anteriores  ^  mientras  que  se  descubren  las  leyes 
inmutables  que  rigen  los  movimientos  atmosféricos  j  entretan- 
to llega  ese  dia  tan  deseado,  para  cuyo  logro  apenas  empeza- 
mos á  sentar  las  bases :  todos  los  que  deseen  obtener  datos  se- 
guros y  coutribmir  á  que  se  obtenga  ese  desiderátum  de  todo 
agricultor,  deben  observar  diariamente,  anotiar  en  registros 
apropiados  sus  observaciones  hechas  concienzudamei^te  y  en 
instrumentos  adecuados  á  su  objeto  ^  y  después  de  largos  tra- 
bajos discutidos  con  calma  y  sin  preocupación,  habrán  prestado 
tin  importante  servicio  á  la  ciencia,  á  sus  descendientes  y  á  la 
humanidad^  servicio  que  por  falta  de  elementos  desarrollados 
á  su  tiempo^  no  podemos  disfrutar  por  ahora  sino  de  una  ma- 
nera vaga  y  fundándonos  en  los  trabajos  de  unos  cuantos  que 
desinteresadamente  han  trabajado  para  que  algún  día  se  forme 
tin  cuerpo  de  doctrina  y  se  reduzcan  esas  leyes  inmutables  á 
que  antes  hemos  hecho  referencia. 

León,  Mano  10  de  1893. 


-4n»^ 


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MEDIOS  DE  DEFENSA  EN  LOS  ANIMALES 


POK  BL  PROFESOR 


LET   DE    OOKSEBYACIÓN. 

Los  organismos  resisten  á  las  causas  de  dl»irt<cd($fi.— Todos  log 
fenómenos  de  la  vida  de  los  «organismos  tienen  por  resoltado 
final  la  conservación  del  indtridao  y  de  la  especie.  Los  actos 
vitales  más  importantes  se  reducen  á  dos:  nutrición  y  repro- 
ducción. Se  ka  dicho  que  la  vida  es  la  nutrición ;  pero  en  rea* 
lidad  no  es  esta  sino  una  de  las  condiciones  de  la  existencia  del 
individuo;  que  se  aeompaña  instantemente  de  una  de  las  con- 
diciones de  la  existencia  de  la  especie:  la  reproducción.  Estos 
principios  son  más  bien*  del  dominio  de  la  6siología  y  las  inves- 
tigaciones del  naturalista  se*  extienden  á  otros  procedimientos 
de  conservación  que  también  se  han  considerado  justamente 
como  de  capital  importanícía,  por  ejemplo  los  medios  de  defensa. 

Si  las  condiciones  varían,  si  el  organismo  está  sometido  á 


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252  MemoriaB  de  la  Sociedad  Científica 

la  influencia  de  nuevos  factores  primarios  ó  secundarios,  la  con- 
servación sólo  puede  verificarse  si  el  ser  se  adapta,  evolucionai 
puede  subvenir  á  las  nuevas  necesidades:  se  deduce  otra  ley: 


LBY  DE  EVOLUCIÓN. 

La  especie  6  él  individuo  varían  para  conservarse, — "Primero  es 
ser  y  después  el  modo  de  ser.  Indudablemente  que  la  ley  de 
conservación  precedió  á  la  de  evolución.  Un  animal  que  se  nu^ 
tre,  se  reproduce,  se  defiende  de  sus  enemigos,  evita  y  conjura 
los  peligros,  nos  presenta  el  ejemplo  de  la  ley  general  de  con- 
servación; un  animal  del  trópico  que  se  conduce  á  los  pafses 
del  Norte  y  adquiere  medios  de  defensa  especiaos  contra  el  frío, 
evoluciona,  nos  presenta  el  ejemplo  de  la  segunda  ley. 

La  ley  de  conservación  se  manifiesta  constantemente  en  todos  ha 
organismos. 

La  ley  de  evolución  puede  deoar  de  manifestarse  en  ciertos  momen- 
tos y  en  ciertos  organismos. 

Todos  los  animales,  sin  excepción  alguna,  se  reproducen,  se 
alimentan,  mientras  que  la  evolución  puede  ser  imperceptible, 
i  lo  menos  en  el  estado  aotaal  de  los  conocimientos,  en  un  or- 
ganismo que  vive  en  las  mismas  condiciones,  en  las  Úngulas  que 
se  encuentran  en  todos  los  terrenos  y  no  kan  experimentado 
cambios  notables,  en  las  especies  panorónicas  que  no  han  evo- 
lucionado, si  se  quiere  sób  en  un  gran  número  de  sus  indivi- 
daos« 

La  ley  de  conservación  se  manifiesta  en  algunús  caaos  al  mismo 
tiempo  que  la  ley  de  evolución. 

La  Artemia  salina  transformada  unas  veces  en  Artemia  Mü* 
Jm^senii  y  otras  en  Sranóh^us  stagnáUa^  según  la  cantidad  de 
sales  disueltas  en  el  agua  en  que  se  desarrolla,  ha  presentado  á 
la  vez  hechos  de  oonservaeión  y  de  ev*<dttoión. 

£7os  parece  que.estae  dos  leyes  dominan  en  toda  la  biobgía 


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)*ABtoiiio  Abato,  n 


26S 


y  qne  ctudquier  fenómeno  importante  observado  en  los  anima- 
les puede  relacionarse  con  ellas. 

El  estudio  de  la  ley  de  eyolución  comprende  especialmente 
el  origen  de  los  organismos. 


LB7  DB  CONSERVACIÓN. 

La  especie  ó  el  individuo  resisten  á  Iks  causas  de  destrucción. 

Todos  los  organismos  poseen  medios  de  drfensa  cofUra  las  causas 
de  destrucción  físicas  y  5to%ica^.^^Sn  tendemos  como  causas  bio- 
lógicas las  que  se  refieren  por  ejemplo  á  los  enemigos,  ya  sean 
éstos  de  la  misma  eipecie  del  animal  que  se  considera  6  de  es- 
pecie distinta. 

Los  medios  de  defensa  se  clasifican  en  este  caso  de  la  ma- 
nera que  sigue: 


Medios  pasivos. 


o.  La  fuga. 

h  El  animal  se  oculta. 

c.  Se  asocia  con  los  de  su  dase  ólos  de  élase 

distinta. 

d.  Se  defiende  por  aeroanía,  homoeromiai  mi- 

metismo ó  secreciones  coloridas  preser- 
vadorasL 

€.  Se  autotomisa. 

/•  Está  provisto  de  una  coraza  natural  ó  arti)- 
fidaly  ó  espinas,  tubérculos,  concha,  oa^ 
pullo,  etc. 

g.  Es  fosforescente. 

A.  Finge  la  muerte. 

f.  Aumenta  su  volumen  porsiedios  volunta- 
rios. 

j,  lia  especie  cuenta  un  enorme  número  de 
(        individuos. 


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254 


Memorias,  de  la  Sociedad  Científica 


Medios  activos.  •< 


h  Mecánicos:  defensa  por  medio  de  la  fuerza, 
espinas,  mordeduras,  piquetes,  lapida- 
ción. 

m.  Físicos:  aparatos  eléctricos. 

n.  Químicos:  nematocistos,  sagitocistos,  sali- 
va acre,  pelos  urticantes,  tubos  de  Gu- 
yier,  moco,  olor  desagradable,  substan- 
cias cáusticas  6  venenosas,  liquides  colo- 
ridos, coiTosivos,  ácidos  ó  adherentes. 

o.  Sociabilidad. 

p.  El  animal  inspira  repugnancia. 

q.  Amenaza. 


MEDIOS  PASIVOS. 
a.^Ija  fU^ra. 

1  **•  Principio,  Coexkfe  ^n  otros  medios, — Un  Nyclibitís  jamai- 
eensiSf  páser  que  so  posa  durante  el  día  en  las  ramas  cubiertas 
por  el  musgo,  en  las  que  se  disimula  por  su  color,  emprende  el 
vuelo  tan  pronto  como  se  ve  atacado. 

2?  Este  medio  es  general  aun  á  las  especies  provistas  de  armas 
d^ensivas  poderosas,  y  todos  los  seres  dotados  de  órganos  de  loeomo» 
don,  recurren  á  la  fuga  en  ciertas  circunstancias.  Los  OrotaHus  en- 
tre los  reptiles,  las  arañas  del  género  Lntrodectus,  aun  las  espe- 
cies muy  fuertes  ó  provistas  de  medios  de  defensa  terribles, 
emprenden  la  fuga  cuando  se  ven  perseguidas  por  un  enemigo 
formidable  ó  cuando  sus  procedimientos  de  ataque  resultan  in- 
suficientes. Nos  ha  sido  imposible  conseguir  que  un  mismo  La- 
irodectus  pique  varias  veces  la  oreja  de  un  conejo.  En  el  primer 
momento  el  animal  confia  en  sus  fuerzas  ó  su  ponzoña,  y  si  ellas 
son  inátiies  el  terror  le  haee  emprender  la  fuga.  Puede  asegu- 
rarse que  siempre  que  es  físiológioamettte  posible  se  observará 


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••Antonio  Álsate."  25ft 


después  d^.  que  han  entrado  en  juego  ot^os  medios  de  protec- 
ción, aun  en  (jertas  especies  que  llevan  una  vida  oculta  como 
las  Arvícola,  pequeños  roedores  que  salen  precipitadamente  de 
sus  subterráneos  cuando  se  creen  descubiertos  por  su  enemi- 
go; el  Thaptor  oUongus  (coleóptero)  finge  la  muerte  hasta  que 
pasa  el  peligro  y  procura  escaparse  cuando  se  le  sigue  irritan- 
do á  pesar  de  su  simulación. 

b.  Bl  anttnal  se  oculta  de  sus  enemigos. 

1  ?  Este  4Hedh  de  á/efmea  es  d  más  general  en  los  antmaíeí,— No 
consideramos  oa  esta  sección  á  la  homocromíay  otros  procedí* 
mientes  análogos  de  que  se  valen  algunas  especies  para  pasar 
de8apercit>idias:  esta  cuestión  merece  un  estudio  especial. 

Muchos  mamíferos  son  en  gran  parte  hipogeos,  desde  los  mo- 
notremos  hasta  los  carnívoros  se  viene  presentando  tan  senci- 
llo n^edio  de  protección ;  muchas  de  las  aves,  de  los  reptiles  y 
lostibatraioios,  muchos,  peces,  como  los  muy  curiosos  que  se  in- 
troducen en  las  Holoturias,  un  inmenso  número  de  insectos  y 
otros  invertebrados,  se  ocultan  más  ó  menos  completa  y  defini- 
tivamente en  algunos  de  los  períodos  de  su  vida,  á  ciertas  ho- 
ras, cuando  se  ocupan  en  satisfacer  ciertas  necesidades  ó  en 
los  cuidados  consiguientes  á  la  reproducción  ó  en  fin^  cuando 
no  han  adquirido  los  medios  de  defensa  propios  de  los  adultos. 
Sucede  en  los  Decápodos,  que  inmediatamente  después  de  la 
muda  sus  tegumentos  son  muy  blandos  y  por  este  motivo  el 
animal  se  abriga  en  los  agujeros. 

2?  Este  medio  de  dtfensa  caerte  con  otros  medios.^^hoñ  repug- 
nantes zorrillos  (MephitisJ  durante  el  día  se  ocultan  en  guari- 
das subterráneas»  á  pesar  de  lo  temidof9  ^que  son  por  eausa  de 
sus  secreciones* 

3?  JOos  animales  desprovistos  de  medios  de  dtfensa  en  ciertas  cir- 
cunstancias ó  en  cierto  periodo  de  su  existencia,  viven  ocultos. — El 
oso  polar  y  otros  vertebrados  invernantes  se  sepultan  bajo  la 


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SS6  Memorias  de  U  Sodedtd  Oientífioa 

BÍ«V6  Ó  la  tierra  durante  sa  suefio.  Las  crisálidas  de^  Ghdania 
aaia  evolttoionan  bajó  el  suelo;  una  gran  mayoria  de  los  insec- 
tos depositan  sus  huevos  bajo  las  cortezas  ó  la  tierra  ó  en  otros 
lugares  más  4  menos  ocultos. 

4?  M  ammal  se  oeuUamím  abrigo  ifapr^rado  6  enidmomm* 
to  dd  XfUtqu^  recurre  á  un  medio  especial. 

Los  gusanos  rojizos  que  viven  en  el  fondo  de  los  pantanos, 
fabrican  una  galería  en  donde  se  ocultan  en  el  momento  del  pe- 
ligro. Se  citan  muchos  anélidos  que  construyan  tubos  de  ref  u« 
gio  de  la  consistencia  de  la  gelatina  (MyxicoU)^  del  pergamino 
fOhsiopierus)  6  de  los  cañones  de  pluma  (SyaUnaecia);  6  bien 
forman  tubos  con  pequeños  guijarros  ó  con  materiales  caldU 
reos.*  Otros  anélidos  se  refugian  entre  las  aigas^  las  madrépo^ 
raS;  etc.  Varios  invertebrados  marinos  secretan  en  el  momen- 
to oportuno  un  liquido  opalino  que  enturbia  el  agua  y  hace  di- 
ñcil  su  captura.  (Pneumoderma,  Jantkina,  Soaphander,  UfkbréUa). 
En  los  Cefalópodos  es  normal  la  sectfeoión  de  tinta  aun  en  los 
embriones  encerrados  en  su  envoltura.  Más  adelante  citaremos 
el  caso  curioso  de  las  Sepia. 

.  Periodo  en  que  se  ocuUa  d  ammdl,f^h9i»  lombrices  de  tierra 
viven  ocultas  desde  que  nacen  hasta  que  mueren;  pero  es  co- 
mún en  otros  seres  que  sólo  durante  cierto  petiodo  tengan  in- 
terés en  ocultarse,  generalmente  cuando  sus  órganos  locomoto- 
res ó  de  defensa  no  han  llegado  al  último  grado  de  su  desaarro^ 
Uo  ó  bien  cuando  no  existen  todavía*  Por  ejemplo,  los  Xyforec^ 
y  otros  coleópteros  que  al  estado  larvario  se  ocultan  en  el  int6* 
rior  de  la  madera.  Muchos  animales  se  ocultan  durante  el  Sue- 
ñOy  en  ciertos  momentos  de  la  metamorfosis  ó  las  mudas  de  piel, 
en  la  invernación,  en  general  cuando  por  imposibilidad  fisioló^ 
ipoa  es  más  difícil  conjurarlos  peligros.  Los  animales  jóvenes 
están  bien  defendidos  por  el  medio  que  consideramoSi  así  como 

*  1  Hemos  tomado  una  parte  de  los  ejemplos  qae  no  se  refieren  á  especies  me- 
zieanas,  dé  la  excelente  obra  de  L.  Onénot.  Encycl.  Scient.  des  Aide-Mémoire  n? 
S6A. 


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••  ialoni»  Aisftte. »  157 


loB  húeyoS)  por  ejemplo  loé  que  un  infceredante  coleóptero' (^Xi- 
xus)  deposita  en  el  interior  de  las  partes  sumergidas  de  los  Té* 
getales  acuáticos. 

Variedades  del  miMto  medio  de  dtfensa.  JSábUos  noctáw^loe. — 
Los  JAnmx  de  tos  jardines  viven  ocultos  durante  el  dia  y  prote- 
gidos por  las  sombras  de  la  noche  salen  &  buscar  sus  alimentos. 
Los  hábitos  noctámbulos  no  siempre  pueden  comprenderse  en 
los  medios  de  defensa:  idgunos  felianos  y  rapaces  nocturnos  em- 
prenden sus  correrías  durante  la  noche  para  sorprender  á  sus 
vietimas  con  más  facilidad. 

Hábitos  cavernicohs. — No  sólo  la  obscuridad  d^  las  cavernas 
protege  á  sus  pobladores,  sino  también  el  pequeño  número  en 
que  se  encuentran  ó  la  falta  de  enemigos.  Los  Niptus  ventricth 
luSy  coleópteros  que  pululan  en  el  guano  de  murciélago  de  las 
grutas  de  Ixtapalapa,  se  propagan  en  mayor  escala  indudable- 
mente que  si  vivieran  en  el  exterior. 

Hábitos  terricoloe.'-^Ysi  helnos  dicho  que  son  muy  comunes 
en  los  mamíferos ¡  se  observan  en  el  Pájaro  bobo  (MomotusJ  que 
nidifica  bajo  tierra,  en  una  Lechuza  (Spcotyto)^  en  los  perico^ 
fStrigopsJf  en  los  reptiles  y  batracios,  insectos  de  casi  todos  los 
órdenes,  tooluscos,  crustáceos  (Hippa  de  la  costa  de  Veracruz). 
En  él  país  más  estéril  perciben  las  vibraciones  de  los  pasos  de 
un  viajero,  no  sólo  centenares,  sino  miles  de  seres  ocultos  bajo 
la  tierra  ó  las  piedras,  en  t>atite  que  en  el  exterior  no  se  ve  quizá 
ni  un  sólo  insecto.  Puede  asegurarse  que  entre  los  animales  te- 
rrestres desprovistos  de  aparato  de  locomoción  aérea  una  gran 
mayoría  vive  privada  de  la  luz,  en  una  prisión  subterránea  adon* 
de  se  resguarda  de  la  terrible  lucha  exterior,  lucha  que  no  ed 
sólo  con  los  enemigos,  debemos  advertirlo,  sino  también  con 
ciertas  condicionesT inorgánicas  desfavorables. 

En  un  grupo  próximo  al  que  componen  las  especies  térrico* 
las  deben  comprendelrse  aquellas  que  temporal  ó  perpetuamen- 
te habitan  el  interior  de  las  plantas  ó  se  ocultan  en  el  cuerpo 
de  algún  animal  de  que  son  comensales  ó  parásitos,  por  ejem- 

MemoriM  1x892-93],  T  VI,  88. 


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S58  IfemorUa  de  Ift  8«&iedftd  Oientifiea 

pl«  Im  Pinnótheres  abrigados  en  los  Lamelibranquios  las  larras 
jilófagas  qne  se  alojan  en  el  meáhnlto  de  los  árboles^  los  pará- 
sitos del  intestino. 

Como  principio  general  que  constantemeñie  vien^  á  apo- 
yar los  datos  de  la  observación,  puede  asegurarse  qu»  los  ani- 
males que  viren  al  descubierto  poseen  medios  de  defensa,  ho* 
mocromía,  mimetismo  ó  algún  otro,  que  tío  se  enouentran  en 
las  especies  muy  numerosas  como  ya  se  dijo,  que  llevan  una 
existencia  oculta.  Esta  demostración  por  la  negativa  deeiertos 
medios  de  defensa  que  se  han  considerado  como  dudoaoei  nos 
será  muy  útil  más  adelante. 

Ventriloquia. —  M.  E.  E.  Fish  ha  publicado  un  artículo  ver* 
daderamente  curioso  sobre  la  ventriloquia  de  las  aves. '  Oita 
á  los  Túrdidos  que  parecen  cantar  en  la  parte  muy  alta  de  los 
árboles  y  en  realidad  están  én  las  ramas  más  bajas.  El  canto 
de  un  Siurus  aurocapiüus  (aguador  de  copete),  se  oye  á  muy  cor 
ta  distancia  del  observador  y  el  aifimal  está  á  una  distancia  con- 
siderable. M.  Fish  oyó  el  silbido  del  Mimus  carolÍHenM  como  si 
procediera  de  un  punto  muy  lejano  y  poco  después  descubrió 
á  una  hembra  ocupada  en  cubrir  sus  huevos,  mientras  que  el 
macho,  por  medio  de  su  destreza  de  ventriloquo,  procuraba  des- 
viar la  atención  del  cazador  alejándole  de  aquel  sitio.  íSegún  et 
Dr.  O.  G.  Abbott  los  Troglodytea  y  la  Ickria  vuiéUs  tíeneii  esa  cu* 
riosa  facultad.  Oreo  que  ella  es  común  no  sólo  en  las  aves  sino 
aun  en  varios  mamíferos,  como  en  el  N^eélHowtua  dépres^ui^  cu- 
yos chirridos  se  oyen  equivocadamente  á  una  corta  distancia  y 
en  dirección  difícil  de  determinar.  En  muchas  aves  de  México 
hemos  observado  la  ventriloquia  más  ó  menos  desarrollada^  en 
Ion  An^oaiomus,  Sa^/omie,  Chondesies,  Zonotrichia,  particularmen* 
te  la  SpieeUa  saciaUs;  en  alto  grado  en  las  ^ves  aeuáticasi  las 
gallinas  de  agua  (Ballus  Fúlica^  OáUintdaJ  y  en  los  Zabullido- 
res  (ColymbuSj  Podylimbus):  ni  los  indios  de  Xochimilco  pueden 

1  BuU.  Boffslo  Soe.  Nat.  Mrae.  V,  2?  2. 


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Aisale...  m 


precisar  el  punió  en  que  han  emitido  uno  de  sus  gritos  desafi* 
nados.  Los  batracios  son  buenos  yentrflocoos,  pareoe  que  en 
alto  grado  el  Bhynophr^mts  dor^ális  de  Tabasoo/  Lo^  sonidos 
que  producen  varios  articulados  de  las  tierras  calientes  se  es- 
euchan  en  dirección  opuesta  á  la  yerdadera*  Hay  por  el  contra- 
rio muekos  animales  cuya  voz  les  descubre  inmediatamente, 
por  ejemplo»  Lcmuris^  CarpodacuSj  Falco. 

Las  especies  mudas  están  menos  ejcpuestas  á  las  miradas 
de  SI»  enemigos  que  las  dotadas  de  voi:  ella  es  útil  como  me* 
dio  de  reconociiiiiento,  particularmente  en  las  aves  sociales 
(Pmlifiparm)j  en  la  selección  sexual  ó  en  las  emigraciones,  i 
veces  como  medio  de  atemoriear,  y  era  de  esperarse  que  de  al* 
guna  manera  se  remediara  el  ineonveniente  que  hemos  mencior 
nado, 

InmtmUdaá^  oeuUaeión  m  el  momento  del  ataque. — Aun  las  es- 
pecies que  presentan  homocromfa  ó  mimetismo  tratan  de  pasar 
desapercibidas  por  otros  medios  en  el  momento  oportuno.  El 
£Moporu8  mierol&picbtus  aeostambra  trepar  á  los  árboles  siguien- 
do la  vertídU  y  ocultándose  tras  del  tronco,  de  tal  modo,  con 
tal  astucia,  que  puede  libertarse  y  permanecer  á  la  misma  al- 
tura siempre  que  da  vueltas  bien  calculadas:  es  además  homó- 
oromo  eon  las  cortesas  y  particularmente  en  los  individuos  jó- 
venes se  nota  gran  semejansa  entre  el  color  general  y  el  tono 
de  la  corteza,  y  aun  entre  las  pequeñas  manchitas  transversales 
del  dorso  y  las  lentejillas  del  lAguetrum,  Las  Codornices  ^(7yr- 
tonyx  monUeumae)  permanecen  inmóviles  y  silenciosas  hasta  que 
d  cazador  casi  lleg^  á  tropezar  con  ellas.  Puede  preverse  la 
apiozioiaeión  de  una  ave  de  presa  cuando  repentinamente  los 
páseres  que  cantaban  y  se  agitaban  eonfia({amente  quedan  in- 
móviles y  en  silencio.  Incontables  son  los  insectos  que  se  dejan 
caer  cuando  se  acerca  un  enemigo  y  van  á  perderse  entre  las 
yerbas  de  poca  altara;  las  larvas  de  los  Piérides  se  enrollan 

1  Bl  matMfL  étMbMw;  J.  N.  Botúm.  laNitaalMS.  2f  mt.  I,  p.  16«. 


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S(tO  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 


bruseamente  7  raedan  sobre  el  limbo  de  las  bojas;  otras  orag^ 
se  Suspenden  de  un  hilo  en  el  momento  del  ataque  y  poco  des- 
pués vuelven  á  la  flor  ú  hoja  de  donde  pendían;  del  mi^mo  mo*^ 
do  proceden  las  arañas. 

Fabricacián  de  capullos^  nidos  y  otros  r^ugios. — Ya  hemos  he- 
cho algunas  indicaciones  sobre  esta  cuestión ;  baste  agregpar  que 
los  refugios  pueden  oponer  una  resistencia  caei  invencible  á  su 
destrucción  ó  bien  pueden  ser  poco  resistentes  pero  de  un  ¿ran 
volumen.  Ejemplo  de  lo  pTimero  los  capullos  de  los  Aitacm  que 
no  podría  perforar  una  ave  insectívora;  ejemplo  de  lo  segundo 
los  nidos  del  comején  7  de  una  hormiga  del  Estado  de  Morelos 
(lAometopum),  nidos  que  tienen  un  aspecto  semejante  al  de  la 
esponja  y  son  de  una  consistencia  muy  quabradiaa:  ua  lAofff^' 
^{«m  perseguido  se  contenta  con  introducirse  gradualmente  ea 
las  celdillas  de  su  nido,  que  es  preciso  destruir  completamente 
para  apoderarse  del  animal. 

La  Oarpoeapsa  saUUans,  la  Ghpapholiiha  moirix  y  otros  lepidóp- 
teros presentan  un  notable  ejemplo  de  la  coexistencia  del  me- 
dio defensivo  por  la  tugti  y  la  ocultación.^  Las  larvas  de  la  Car- 
pocapsa  viven  en  el  interior  de  los  cocos  de  una  EuEorbiáoea  y 
he  visto  que  en  tanto  que  ellos  están  al  descubierto»  la  oruga 
ejecuta  movimientos  especiales  para  hacer  saltar  6  deslizar  á 
su  refugio,  hasta  que  se  encuentra  en  condiciones  de  seguridad 
suficientes,  en  un  lugar  fresco  7  sombrío. 

Sería  inútil  insistir  nuevamente  en  el  heeho  bien  conocido 
de  que  los  huevos  ó  los  animales  muy  jóvenes  están  casi  siem- 
pre ocultos.  Diremos  sin  embargo,  que  esta  partíoularidad  po- 
dría dar  alguna  luz  para  la  resolución  de  ciertos  problemas  bio- 
lógicos. Según  Owen,  los  Marsupiales  han  adquirido  la  bolsa 
característica  ó  marsupium,  porque  en  los  países  en  que  viven 
el  agua  es  poco  abundante  y  podrían  perderse  las  orfas,  mien- 
tras qu^  el  animal  encargado  de  cuidarlas  iba  á  beber  á  un 

1  Las  Mmillas  binoádonw,  per  J.  Rámíref .  La K^tOhile».  2?  ser.»  I,  *p.  54. 


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*  Amonio  Alíate,  n  3^1 


punta  muy  lejano  de  su  madriguera*  Yo  supongo  que  las  orías 
de  cualquier  mamífero  están  menos  expuestas  á  la  d^struoeión 
cuando  la  madre  las  lleTa  consigo,  pues  de  esta  manerfk  el  ani-* 
mal  joven  disfruta  directamente  de  las  prerrogativas  del  adul- 
to. Este  resultado  se  consigue  por  diversos  medios:  hay  aves 
que  transportan  sus  huevos  ó  sus  hijos  cuando  el  nido  queda 
descubierto  fCaprimidgus);  las  Arvicola  aun  incapaces  de  correr 
se  suspenden  de  las  mamilas  de  su  madre  en  el  momento  del 
peligro  y  son  conducidas  así  á  un  lugar  distante  y  seguro;  los 
Crustáceos,  los  sapos  (PipaJ  llevan  sus  huevos  consigo,  mien- 
tras que  otros  animales  les  abandonan  á  la  voracidad  de  sus 
enemigos.  Indudablemente  que  en  las  especies  vivíparas  el  pro* 
ducto  de  la  fecundación  permanece  oculto  en  el  ovario,  menos 
expuesto  á  perderse  que  en  las  especies  ovíparas:  no  sabemos 
si  tan* poderosa  causa  de  selección  daría  origen  á  las  diferencias 
en  este  sentido.  Quizá  por  la  causa  dicha  abundan  coi^ipárati- 
vamente  ciertos  peces  de  agua  dulce  de  la  familia  de  los  Gipri- 
nodontos. 

Fabricación  de  caminas  sti)terfáneo8, — Muy  generales  en  las 
hormigas  y  en  el  comején  observado  por  elPbro.  Álzate:  pnv 
tegen  álos  insectos  que  van  á  buscar  sus  provisiones  lejos  dely 
hormiguero  y  por  lo  común  van  á  terminar  á  las  maíces  invadí^ 
das  por  alguna  especie  de  pulgón  ó  sirven  para  comunicar  dos 
ó  más  colonias. 


o.  BU  animal  se  asocia  con  los  de  su  dase  ó  de  i^aee  distinta. 

1?  Hí  comensaliama  y  la  Hmbiosis  pueden  éer  defensivos, — Los 
comensales  viven  sobre  el  cuerpo  ó  en  el  interior  del  cuerpo  de 
un  animal  sin  tomar  de  allí  más  alimentos  ni  perjudicarle;  hay 
simbiosis  cuando  el  comensal  y  su  huésped  se  han  deformado 
de  una  manera  correlativa  y  su  asociación  es  provechosa  para 
uno  y  otro. 


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202  Memorias  de  la  Sooiedftd  Científica 


Varios  Gasterópodos  viven  en  las  madréporas  y  los  üMfO- 
(MiH8  se  fijan  en  las  colonias  de  AntHipafhes.  He  aquí  otros  ejem- 
plos tomados  de  la  obra  de  M.  Ouénot: 

NOMBRES'  Etpeclofl  con  qae  m  oaocta  ^  en  1m  qoe  lO  refogia. 


Eupagurus  striatos.  Crustáceos..  Suberites  domuncula.    Es- 
ponja. 
Eupagurus  bemhardus.     ,,  Galliactis  efiEaeta.  Actínia. 

Pontonia  custos ,,  Esponjas  ó  Pinna  marina. 

Pontoniaflavomaoulata.     ,,  Ascidías. 

Galathea  spongicola „  Esponjas  siliciosaó. 

G.  spinirostris „  Comátulas. 

Porcellana  transversum.     „  Aspergillum. 

Fabia  chilensis „  Recto  de  un  Erizo. 

Opiotela.  Equinodermos Gbrgonidos  y  esponjas. 

Ophiomaza  obscura Comátulas. 

Fieraisfer  acus Peces.  Holothuria  tubulosa. 

F.  Homei „      Estómago  de  una  Asteria. 

F.  dubius ,f      Heleagrina. 

Trachiclitfays  tunicatus..        ,,      Actinias. 

Oaranx  melampygus „      Medusas. 

Naucrates  ductor „      Tiburones- 
Una  multitud  de  insectos  viven  en  plantas  espinosas  ó  ur- 
ticantes que  les  abrigan  tan  bien,  como  las  Actinias  abrigan  á 
ciertos  invertebrados  acuáticos. 

Pero  las  aacoiaeiones  más  interesantes  son  las  que  se  obser- 
van entre  el  macho  y  la  hembra  de  los  Copépodos,  Cirrípedos 
y  otros  organismos  inferiores  CÁlappe^  OryíptcphialuSf  lUa^  Seal- 
péUum):  los  machos  degenerados  ó.  imposibilitados  de  acudir  á 
un  medio  cualquiera  de  defensa  (algunos  no  tienen  ni  canal  ali- 
mentimo  ni  patas  toráoioas),  se  fijan  sobre  las  hembras  ó  los 
¡ndividooB  hermafroditas.^ 

1  6eddfl8  ei  ThoBicm.  L'érohitíon  dn  mx»,  p.  108. 


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y  AAtonio  AJmU.  it  SM 

2?  Za  asociación  de  individuos  ^  una  misma  e^ipeeie  ó  de  especie 
distinta  puede  ser  drfensiva. — Hay  casos  e^  que  la  asooiaeióa  d0 
muchos  individuos,  sin  acarrear  grandes  ventajas  para  cada  uaO| 
es  perjudicial  para  todos  (Pichón  de  paso,  Ectopistes  mi^ato- 
riusj.  Pero  comunmente  dicha  asociación  es  benéfica  á  causa 
de  que  la  vigilancia  se  ejerce  mejor  por  individuos  que  sólo  en 
ella  se  ocupan,  en  ciertos  momentos,  mientras  que  el  resto  de 
la  comunidad  se  entrega  6,  otros  trabajos.  Los  hábitos  sociales 
de  los  Tordos  de  México  no  contribuyen  ciertamente  ¿  una  me* 
jor  división  del  trabajo,  pues  los  Molothrus  son  los  únicos  que 
suelen  hacer  un  nido  común,  que  pocas  veces  utilizan;  pero  si 
contribuye  á  que  la  vigilancia  sea  más  activa,  de  la  misma  ma« 
ñera  que  en  los  monos  sociales  de  la  ludia:  mientras  unos  se 
dedican  á  pillar  las  sementeras,  otros  espían  los  movimientos 
del  enemigo. 

3?  La  asociación  de  los  individuos  puede  éer  temporal  ó  definiti* 
va, — Los  Tordos,  notables  porque  su  sociedad  comprende  va* 
rios  géneros  y  especies  (Molothrus  pecoris^  Scolecophagus  cyano, 
cep?uüuSf  Agelaius,  Quiscaltis  macrourus^  Xanthoc^liálus  longipesj 
quedan  unidos  perpetuamente  lo  mismo  que  los  Hyrax  que  vi- 
ven en  unión  de  un  reptil  y  otro  mamifero;  y  por  el  contrario,  los 
individuos  de  Icterus  parisorum  se  unen  en  grupos  numerosos 
durante  la  emigración.  En  circunstancias  excepcionales  una  es- 
peoie  social  se  cambia  eu  especie  solitaria,  cuando  es  muy  per- 
seguida, y  aunque  obtenga  algunas  ventajas  de  la  vida  en  co- 
mún, como  es  la  vigilancia  más  activa;  pero  no  puede  conjurar 
el  peligro  y  se  decide  á  vivir  aisladamente  para  ocultarse  con 
más  facilidad.  (Castor),  n 

Seria  inútil  insistir  en  un  hecho  general  que  habla  altamen- 
te en  favor  de  los  sentimientos  de  solidaridad  de  los  animales: 
en  las  colonias  de  aves  y  mamíferos  cada  uno  de  los  individuos 
da  avisos  á  sus  compañeros  del  peligro  que  les  amenaza;  el  co- 
nejo que  es  casi  mudo  ó  por  lo  menos  deja  oir  su  voz  muy  ra- 
ras veces,  golpea  el  suelo  fuertemente  ooi^i  la  pat^  posterioreí^; 


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264  Hemorias  d«  1»  Sooiedad  Oientifioa 

el  Cynofnys  Imdovicktnus  (perro  .de  Itó  pradeíras ),  ladra  de  un  mo- 
do dara^erístíoo  para  despertar  la  alarma  en  el  momento  opor- 
tuno. 

4?  La  €bsociaúión  es  un  medio  de  defensa  actiúo  ó  pastvo.^liM 
larvas  copróforas  de  un  Coleóptero  de  Chapultépec  (Fhysonoia 
translúcida)  se  juntan  en  grupos  circulares  de  diez  6  más  indi- 
yii^os,  dirigen  su  abdomen  hacia  el  centro  del  círculo  y  con  la 
ayuda  de  uá  apéndice  ahorquillado  retienen  la  repugnante  ma. 
sa  de  sus  excrementos  que  les  sirve  de  medio  de  defensa  pasi- 
vo; por  el  contrario,  muchos  mamíferos  sociales  y  aun  aves  co- 
mo las  Apipizcas  (Larus),  atacan  vigorosamente  al  animal  que 
las  inquieta.  Los  cazadores  acostumbran  arrojar  al  aire  un  ca- 
dáver de  Apipizca  é  inmediatamente  acuden  sus  compañeras, 
sin  preocupare  del  peligro  y  con  el  intento  de  libertar  6  ayu- 
dar á  la  compañera  que  aún  suponen  con  vida.  Se  refiere  el  ca- 
so de  varias  golondrinas  que  unieron  sus  esfuerzos  para  tapiar 
uno  de  sus  nidos,  en  donde  se  había  introducido  cierto  páser. 

5?  La  comunidad  comprende  algunas  veces  varios  individuos  con- 
sagrados exclusivamente  á  la  drfensa. — "  En  las  colonias  de  Hidra- 
rías  cuyos  individuos  presentan  un  polimorfismo  comunmente 
tan  marcado,  hay  á  veces  fHpdractinia,  Podocorpne,  Hidrocora- 
linas)  ciertos  individuos  consagrados  especialmente  á  la  defen- 
sa general :  llevan  los  nombres  de  dactilosoides  y  zooides  en 
espiral.  En  laé  Hidractinias  están  desprovistos  de  boca  y  la  co- 
lonia se  encarga  de  nutrirles:  llevan  en  su  extremo  un  paquete 
de  nematocistos.  En  los  Briozoarios,  en  el  grupo  de  los  CheUos- 
tomus,  varios  individuos  se  modifican  de  una  ihanera  especial. 
Las  avicularias  son  una  especie  de  i^nza  que  se  cierra  al  con- 
tacto de  un  cuerpo  extraño,*  las  vibracularías  edtán  formadas 
por  una  seda  muy  larga  que  limpia  la  superficie  de  la  colonia." 
(Ouénot). 

En  general  puede  admitirse  ^ue  los  individuos  más  vigorosos 
de  una  colonia,  los  machos  y  los  adultos,  se  consagran  á  la  de- 
fensa de  las  hembras  ó  los  jóvenes.  Entre  los  insectos,  la¿  ter- 


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"Aat<mio  Attete."  265 


mitas  86  hacen  notables  por  los  soldados,  de  poderosas  mandí- 
bulas, qne  están  encargados  ^e  la  defensa  del  nido. 

Es  importante  recordar  que  muchas  ocasiones  los  hábitos 
sociales  provienen  de  la  identidad  de  costumbres  y  necesidades 
de  los  representantes,  por  lo  común  muy  numerosos,  de  una  mis- 
ma especie  ó  de  especies  diferentes:  no  es  este  un  medio  de 
defensa.  Los  animales  se  asocian  también  con  un  fin  muy  dis- 
tinto y  sólo  en  la  época  del  amor.  (Selección  Ifexual).  Porqtra 
parte,  algunos  de  los  ejemplos  que  se  dan  de  los  beneficios  mu- 
tuos entré  especies  distintas  no  mé  parecen  bien  comprobados 
todavía.  Dícese  que  cuando  se  mata  á  los  tordos,  que  como  es 
sabido  se  nutren  en  parte  con  los  Ixodés  del  ganado,  las  roses 
procuran  vengar  la  muerte  de  sus  amigos  y  se  arrojan  sobre  el 
cazador:  yo  nunca  me  he  encontrado  en  ese  conflicto. 


d«  Bl  animal  se  defiende  por  medio  de  la  homocromiai  acromía,  el 
mimetismo,  ó  los  tintes  ó  secreciones  coloridas  preservadoras. 

Acromia. — El  animal  es  más  ó  menos  incoloro,  no  se  desta- 
ca sobre  ningún  medio,  cualquiera  que  sea  su  forma. 

Hamocromüi. — El  animal  se  disimula  á  causa  de  la  semejan- 
za ó  identidad  de  su  color  con  los  colores  del  medio.  Puede  va- 
riar el  color  del  organismo,  rápidamente,  en  relación  con  las 
variaciones  del  color  del  medio. 

Homocromía  mimética. — El  animal  se  confunde  con  objetos 
diversos  no  sólo  por  el  color  sino  por  igualdad  ó  semejanza  de 
otros  caracteres,  como  la  forma  y  las  dimensiones. 

Mimetismo, — El  animal  se  asemeja  auna  especie  bien  defen- 
dida. 

Colores  preservadores, —  Por  sus  colores  muy  visibles  el  ani- 
mal bien  defendido  (medios  químicos)  previene  á  sus  enemigos 
de  la  inutilidad  de  sus  ataques. 

Secreciones  ooloriéhts  preservadoras.-^  E\  animal  secreta  un  lí- 

MemoriM  [x89a«93J,  T  VI,  8i. 


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266  Memorias  de  U  j^edad  Oieotífiea 

qtiido  del  color  de  bu  cuerpo  y  dificalta  así  su  peraeoaoión;  se 
procura  un  medio  homócromo. 

Es  imposible  demostrar  los  errores  en  que  han  incurrido 
ciertos  biologistas,  dicen  sus  adversaríoSi  porque  si  se  les  pre- 
senta un  animal  que  no  es  homócromo,  explican  el  caso  supo- 
niendo que  hay  probablemente  otro  medio  de  defensa;  si  se  tra- 
ta de  una  especie  muy  visible  que  puede  ser  ponzoñosa  ó  esté 
dotada  de  homo^omía  mimética.  Las  excepciones  no  pueden 
existir  porque  se  ha  tenido  la  habilidad  suficiente  para  dar  un 
número  tal  de  teorías,  teorías  de  tal  naturaleza,  que  cada  caso 
puede  explicarse  si  no  por  unas  por  otras.  Pero  es  extraño  que 
tantos  hechos  reales  puedan  comprenderse  en  alguna  de  tantas 
teorías  falsas.  Las  exageraciones  se  manifiestan  en  los  escritos 
de  los  Darwinistas  y  sus  adversarios:  la  observación  y  los  ex- 
perimentos acabarán  pronto  con  estas  diferencias. 

M.  Beverchon  pregunta  ingenuamente  ''jpor  qué  no  se  dice 
que  los  elápidos  imitan  &  los  colubridos  (y  no  lo  contrario),  con 
el  fin  de  engañar  á  su  presa,  haciéndola  creer  que  no  son  peli* 
grosost"^  Si  así  es,  el  medio  resultó  contraproducente  porque 
no  hay  animal  ó  persona  que  no  tema  &  las  coralillas  de  colores 
brillantes  mucho  más  que  á  las  de  colores  sombríos.  A  un  mo- 
no (Áteles  metisj  ningún  ofidio  le  causaba  tanto  terror  como  el 
Ophibolus  doliattis  que  á  menudo  le  presentaba:  i  tal  observación 
es  concluyente  ó  aun  parecerá  dudosat  Este  es  un  ejemplo  de 
los  errores  en  que  puede  incurrir  un  naturalista  competente 
cuando  se  atiene  más  á  los  razonamientos  que  á  los  datos  ex- 
perimentales, y  justo  es  decirlo,  los  partidarios  de  la  evolución 
también  han  cometido  desaciertos  en  este  punto  delicado. 

Es  una  condición  indispensable  para  que  la  homocromía  apa- 
rezca verdaderamente  útil,  que  los  animales,  tanto  los  superiores 
como  algunos  de  los  inferiores  puedan  percibir  el  color.  Según 
M,  F*  Platean,  el  Profesor  V.  Willem  duda  de  la  importancia  de 

1  OoflmM.  BeTue  dei  ioienoet  «tde  lean  AppUcatíona»  27  Févr.  1692,  p,  861. 


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"Antonio  Álzate.  II 


los  resultados  á  que  ha  llegado  en  esta  clase  de  inyestigaoiones 
un  distinguido  sabio  inglés,  Lubbock;^  asegura  haber  descu- 
bierto un  procedimiento  que  resolverá  la  cuestión  de  una  ma- 
nera definitiva.  Aun  en  el  caso  poco  probable  de  que  llegara  á 
demostrar  que  los  animales  no  perciben  el  color,  quedaría  en 
pie  la  curioéá  objeción  de  que  la  bomocromía  protege  á  los  or- 
ganismos, cuando  menos,  de  la  persecución  del  hombre. 

Se  ha  dicho  que  á  pesar  de  su  homocromía  perecen  muchos 
organismos.  Todos  los  medios  de  defensa,  aun  los  que  son  tan 
evidentes  como  el  aparato  venenoso  de  los  ofidios,  deberían  de- 
clararse inútiles  según  ese  razonamiento,  pues  que  para  no  ci- 
tar más  que  un  caso,  en  la  India  se  mataron  de  1880  á  1881  más 
de  400,000  serpientes,  según  la  estadística  de  Fayrer! 

AOROMÍA  T  HOXOCBOMU. 

l^  Enla  mayoría  de  los  grupos  zoológicos  hay  especies  protegidas 
por  homocromía. — £s  tan  general  que  se  le  encuentra  no  en  gé- 
neros ú  órdenes,  sino  aun  de  una  manera  más  general,  en  los 
animales  de  los  polos  ó  los  desiertos,  en  seres  muy  distintos, 
muy  lejanos  unos  de  otros  en  la  gerarqufa  natural.  No  se  limi- 
ta á  los  seres  terrestres,  ni  á  los  inferiores,  sino  que  se  extien- 
de también  á  los  acuáticos  y  á  los  muy  superiores  como  los  Quei- 
rópteros,  por  ejemplo,  al  murciélago  de  Formosa  en  parte  negro 
y  en  parte  rojo,  como  las  hojas  marchitas  de  un  árbol  en  que 
vive. 

Encontramos  hechos  muy  notables  de  homocromía  ó  aero* 
mía  en  los  Celenterados,  Turbelarios,  Nemertianos,  Anélidos, 
Moluscos,  Crustáceos,  Arácnidos,  Insectos,  Equinodermos,  Tu- 
nícados.  Peces,  Batracios,  Reptiles,  Aves  y  Mamíferos.' 

Aun  no  son  muy  numerosos  los  trabajos  sobre  estos  medios 

1  Bztrait  doB  Archiret  do  Biologie  pubUées  par  M.  M.  Bd.  ran  Boneden  et 
Ch.  Bambeke.  XII,  1892. 

2  YéaM  la  prueba  en  Ouénot.  e.  t. 


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268  Memorias  de  1a  Sociedad  Oientifiea 


de  defensa  que  constantemente,  en  todos  Iqs,  centros  científi- 
t50S,  dan  lugar  á  observaciones  llenas  de  novedad;  y  sin  embar- 
go, puede  asegurarse  por  el  examen  de  los  documentos  de  que 
actualmente  se  diapone,  que  la  homooromía  está  muy  genera- 
lizada. 

2?  Las  moSficctcianes  anatómicas  y  fisiológicas  que  significa  la 
hontocromía  no  se  limitan  i  los  órganos  ó  funciones  poco  importantes. 
— No  puede  comprenderse  en  la  definición  Uneana  de  los  ver- 
tebrados á  un  pez  incoloro  como  los  AmpMoscus  y  los  Helmich- 
thyidco  (quizá  formas  larvarias  de  los  Conger);  tieueu  la  trans- 
parencia del  cristal  y  los  glóbulos  de  la  sangre  incoloros. 

La  correlación  entre  algunas  particularidades  constitucio- 
nales y  el  color  es  evidente,  así  como  las  modificaciones  que  el 
polor  sufre  según  la  edad  y  el  sexo.  Es  curioso  el  hecho  de  que; 
en  ciertos  vertebrados,  Ia$  hembras  que  no  se  reproducen,  las 
gallinas  ^  quienes  se  extirpan  los  ovarios,  adquieren  la  colora- 
ción de  los  machos:  así  sucede  por  ejemplo  en  el  FhasiantM pie- 
tus  de  que  me  ha  dado  noticias  interesantes  el  Sr.  Lie.  D.  Alber- 
to Icaza. 

3?  La  Jwmocromia  puede  ser  constante  ó  temporal;  completa  en 
determinado  período  de  la  vida  é  incompleta  más  tarde;  puede  corres, 
pender  á  las  variaciones  periódicas  ó  alas  del  medio  en  que  vive  el 
animal  en  sus  distintas  edades, —  Hay  homocromia  constante  en 
los  reptiles  de  los  desiertos  que  nacen  con  el  color  simpáticay 
no  le  pierden  jamás;  varias  mariposas  fPapilo  daunusj  nos  ofre- 
cen un  ejemplo  de  la  homocromia  temporal,  pues  sus  larvas  son 
muy  visibles  (tienen  los  meídips  de  defensa  .b|en  conocidos,r  las 
secreciones  que  tanto  desagradan  á  sus  enemigos),  el  insecto 
alado  es  también  muy  aparente  cuando  no  se  posa  en  floras  ama- 
rillas, mientr^iS  que  la  crisálida  es  homócroma  con  las  cortezas 
de  los  árboles. 

Los  huevos  de  muchos  invertebrados  y  de  varias  aves  pal- 
mípedas tienen  el  color  de  los  objetos  que  les  rodean  y  los  jó- 
venes que  se  encuentran  en  un  nuevo  medio  adquieren  la  colo- 


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"AiitooioAkate.it  2^ 


ración  apropiada,  que  en  ciertas  ave?  se  cambia  exkteramente 
en  el  individuo  adulto. 

Es  notable  el  caso  de  un  páser  de  África  (Euplectes)  que  en 
el  invierno  probablemente  tiene  tintes  protectores  y  en  la  p^- 
mayera  adquiere  un  rojo  vivísimo. 

Por  instinto  si  se  quiere  algunos  animales  procuran  colocar 
á  sus  huevos  en  condiciones  favorables  de  homocromía.  Un 
H^/drophilus  que  conservé  para  observar  sus  costumbres,  cubrió 
con  fragmentos  de  hojas  de  lechuga  (las  únicas  qu^  tenía  á  st^ 
disposición)  la  cara  superior  de  su  capullo  ovígero,  que  de  es- 
te modo  quedaba  muy  bien  disimulado. 

Varias  especies  de  los  países  muy  fríos  cambian  la  librea 
obscura  de  la  Primavera  por  la  blanca  del  Invierno,  consiguien- 
do así  perfecta  homocromía  con  la  nieve. 

En  los  Urodelos  el  color  suele  ser  distinto  en  los  tres  perío- 
dos de  su  vida.  Los  animales  débiles  ó  indefensos  son  los  que 
con  más  frecuencia  presentan  hechos  do  homocromía. 

4?  Ftiede  Jiaber  m  una  misma  especie  variedades  adapUidc^ 
hr  del  medio  en  que  vive  cada  una  de  eUas. — El  Oüulum  unijplica- 
tum  de  los  Oasterópodos  ofrece  muchas  variedades  de  tinte  co- 
rrespondientes á  las  que  se  presentan  en  un  Penatulido  sobr^ 
el  cual  vive. 

5?  La  homocromía  es  total  6  parcial — Comunmente  las  aves 
de  colores  protectores  tienen  en  la  región  menos  visible  alguna 
ó  algunas  manchas  muy  brillantes.  Estas  particularidades  apo* 
yan  la  teoría  de  M.  Wallace,  asi  como  la  que  se  ha  llamado  de 
la  selección  sexual.  Si  una  ^fd  estas  teoríaei  resultara  falsa  di-^ 
f ícilmente  podríamos  explicar  muchos  fenómenos.  Si  en  los  ma* 
chos  no  hay  homocromía  puede  peligrar  mucho  bu  existencia; 
pero  también  es  importante  la  ornamentación  sexual  que  atrae 
y  cautiva  á  las  hembras :  se  satisface  6,  las  dos  necesidades  cuan- 
do el  color  sexual  es  poco  visible  en  }as  circunstancias  norma- 
les y  dominan  los  tintes  proteejbores^  (  Cómo  se  explicará  de  otro 
modo  la  existeucia  de  plumas  brillantes  casi  siempre  ocultad  cu, 


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270  If emori(ui  de  U  Sociedad  Oientiftca 

el  copete  del  Siurus  aurocapüliMf  la  mancha  roja  que  tiene  en  las 
tectrices  supra- caudales  el  Gorrión  común  (Carpodacus  Ikenuh 
rrhousj  y  queda  cubierta  por  las  alas,  y  otra  multitud  de  hechos 
análogos? 

No  se  trata  aquí  de  las  señales  de  reconocimiento  á  que  M. 
Wallace  concede  justamente  tanta  importancia,  pues  que  esos 
ornamentos  no  son  visibles  sino  rara  ocasión;  ni  es  creíble  que 
las  manchas  ocultas  que  aparecen  en  la  época  de  los  amores, 
así  como  las  manchas  exclusivas  del  animal  adulto  tengan  ese 
destino,  pues  los  machos  de  especies  solitarias  y  pacíficas  no 
manifiestan  interés  en  reconocerse. 

6?  Los  colores  de  algunos  animales  homócromos  varían  rápida- 
mente,  entre  ciertos  límites ,  cuando  varía  él  color  del  medio. — Es  más 
común  la  hotnocromia  fija  que  la  variable;  pero  en  muchos  gru- 
pos se  han  señalado  especies  particularmente  dotadas  que  cam- 
bian de  color  de  la  manera  más  apropiada  para  su  defensa.  En 
México  se  encuentran  el  Camaleón  (Phrynosoma  orKcuHare),  lais 
ranitas  (Syla)  y  algunos  otros. 

Los  Cefalópodos,  en  particular  el  Pulpo,  cambian  casi  ins- 
tantáneamente del  amarillento  claro,  rosado  ó  gris  al  negruzco 
6  moreno;  varios  decápodos  se  armonizan  con  rapidez  con  el  co- 
lor de  la  arena,  las  rocas,  el  rojo  vinoso  de  las  Floridas,  el  ver- 
de de  los  Fucus,  etc.  En  las  arañas  que  viven  sobre  las  flores 
se  observan  fenómenos  análogos,  y  quizá  en  algunos  ortópte- 
ros; las  larvas  de  la  Rumia  crataegata  y  otros  lepidópteros  mo- 
difican su  color  según  la  luz  que  reciben  cuando  se  les  encierra 
en  aparatos  apropiados;  las  crisálidas  suelen  presentar  fenóme- 
nos idénticos ;  los  Lábrus  pasan  del  verde  al  negruzco ;  los  pe- 
ces planos  fPleuronectesJ  cambian  el  color  de  sus  partes  inferio- 
res y  ese  cambio  se  hace  más  fácil  por  la  costumbre. 

De  todas  las  formas  de  la  homocromía  esta  es  la  que  más  se 
acerca  á  la  perfección,  en  los  animales  no  sedentarios.  Estas 
modificaciones  del  color  están  regidas  algunas  veces  (f )  por  un 
centro  nervioso  especial.  ESemencievicz  ha  demostrado  que  si 


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"Antonio  Alíate.  II  271 

86  excita  el  pedúnculo  del  ganglio  óptico  de  los  Cefalópodos 
cambia  el  color  en  el  lado  correspondiente.  El  hecho  es  por  lo 
tanto  de  una  importancia  excepcional  y  nos  demuestra  una  vez 
más  cuan  importantes  son  las  variaciones  orgánicas  que  signi- 
fioa  la  homocromia.^ 

7?  Los  actos  voluntarios  pueden  coadyuvar  ó  ser  indispensables 
para  el  éxito  de  la  bomocromia;  en  ciertos  casos  d  animal  acude  á 
medios  especiales  voluntarios  para  confundirse  con  el  medio.  Estos 
principios  deberían  ser  discutidos  extensamente,  pues  muchos 
biologistas  suponen  que  la  bomocromia  ó  mimetismo  son  pro- 
cedimientos, en  todos  los  casos^  inconscientes.  Nosotros  no  ad- 
mitimos esa  generalización  ni  podemos  comprender  esa  nueva 
forma  de  voluntad  inconsciente  que  se  manifiesta  por  ejemplo 
en  la  grulla  común: 

"  Un  día  estaba  oculto  cerca  de  una  hornaguera  donde  se 
había  establecido  un  par  de 'grullas,  dice  de  Homeyer,  y  ob- 
servaba los  graciosos  movimientos  de  estos  prudentes  volátiles, 
especialmente  los  de  la  hembra  que  se  entregaba  á  los  cuida- 
dos de  su  toilette:  tomó  en  su  pico  una  poca  de  tierra  y  se  la 
untó  en  el  dorso  y  las  coberteras  de  las  alas,  de  tal  modo  que 
estas  partes  perdieron  su  hermoso  tinte  gris  ceniciento  toman- 
do  el  gris  moreno  de  tierra  de  sombra.  Por  amor  á  la  ciencia 
maté  á  esta  ave  y  encontré  que  la  materia  colorante  penetraba 
en  las  plumas  y  no  pudo  separarse  por  medio  de  lavados:  qui- 
zá la  saliva  del  animal  había  contribuido  á  fijarla.''  Esta  ob- 
servación ha  sido  completada  por  la  análisis  química  que  hizo 
Mewes.  Indudablemente  la  grulla  trata  de  hacerse  homócroma 
adquiriendo  el  color  del  suelo. 

M.  F.  Platean  refiere  que  una  especie  de  cangrejo  que  acos- 
tumbra cubrirse  el  carapacho  con  algas,  si  se  le  limpia  de  ellas 
y  no  las  tiene  á  su  alcance,  se  cubre  con  cualquier  cosa,  hasta 
con  pedazos  de  papel. 

1  Yétm  1*  momorU  de  Krakembetf,  Grnndagttge  einer  rer^eichepider  Phy- 
tielosie  der  VerrOeen  Appanie.  Heldelbeig.  1886.  (Según  M.  F.  Platean). 


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272  Memorias  ¿e  la  Sociedad  Científica 

^Cuando  se  colocan  en  un  acuario  variedades  de  L^togor- 
^  y  de  Ovuíumj  dice  Cuénot,  éstos  se  refugian  constantemen- 
te sobre  individuos  del  mismo  tinte,  y  cuando  no  encuentran 
Leptogorgías  del  color  que  les  óonviene  se  alejan  de  ellüs.''  No 
perciben  los  colores,  no  tienen  conciencia  del  medio  de  protec- 
ción! 

Los  lteduviu$  entre  los  Hemípteros  se  cubren  con  polvo  pa- 
ra ocultarse  de  la  vista  de  sus  víctimas.  Las  larvas  de  muchos 
Lepidópteros  ropaloceros  escogen  el  lugar  más  apropiado  para 
pasar  su  ninfosis,  el  que  mejor  se  armoniza  con  el  tono  de  la 
crisálida. 

"  En  el  reposo  las  nueve  décimas  de  las  mariposas  están  bien 
disimuladas  en  los  lugares  que  escogen  habitualmente  para  po- 
sarse; aun  las  diurnas,  de  colores  muy  brillantes,  cierran  sus 
alas  cuando  se  posan,  de  tal  modo  que  sólo  queda  visible  la  ca- 
ra inferior  que  es  á  veces  de  colores  opacos  y  tiene  dibujos  es- 
peciales. Los  insectos  parecen  tener  conciencia  de  sus  medios 
de  protección :  cuando  se  ven  descubiertos  emprenden  el  vuelo, 
atraviesan  con  rapidez  un  espacio  más  6  menos  grande  y  des- 
pués se  detienen  en  el  lugar  más  apropiado,  que  eligen  por  lo 
común  sin  equivocarse,  haciéndose  invisibles  desde  ese  mo- 
mento. '^ 

Las  aves  acuáticas  que  ponen  huevos  muy  visibles  les  cu- 
bren con  hojas  cuando  tienen  que  abandonarles.  Ya  hemos  ci- 
tado el  caso  de  los  Hydrophüus, 

Hay  una  regla  general  que  todos  los  colectores  tienen  oom» 
probada:  los  animales  homócromos,  en  el  momento  en  que  se 
acerca  el  enemigo  permanecen  inmóviles,  fiados  en  su  colora- 
ción protectora,  y  sólo  en  último  caso  emprenden  la  IxxgB^.  (Or- 
tópteros saltadores). 

Estos  ejemplos  tal  vez  parecerán  insuficientes  para  la  de- 
mostración de  nuestra  tesis:  es  muy  común  que  se  atribuyan 
á  un  ciego  instinto  los  hechos  más  nobles  é  inteligentes  de  los 
animales,  á  catisa  en  parte  del  triste  é  inútil  interés  que  se  ha 
tenido  en  deprimirles  para  ensalzar  al  que  les  deprime. 


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Nov  g5  im 


»lttifl#ieAlHk(e*n  e7< 


.  .^£?  i^  kmcícromia  no  existe  en  ioéhs  las  e^p^oi^.-^E^  l«9  JS^? 
rodiaeas  ó  BaaguiJH^as  no  pareee  haber  ese  medio  de  defensa» 
En  los  Torpedos  np.^  observa  la  homocromia;  pero,  en  eapabio 
exiete  otro  med^p  ,de  proteooióa  muy  eficaz:  las  descargas  eléc; 
tricas.  *      . 

En  general  liSS  efpecies  que  lloran  una  existencia  oculta 
constantemente  6  las  nocturnas  que  se  ocultan  bien  durante  el 
día,  están  desprovistas  de  tintes  homócromos,  por  ejemplo  las 
Zepisnf^  blan<^as  de  la  qaverna  de  Qacabuamilpí^;^  mudaos  ma- 
míferos y  aves  nocturnas;  las  larvas  de  insectos  que  viven  ei^ 
el  interior  d^  loa  vegetales  y  son  blancas  muchas  veces,  aunqi^e 
algunas  tienen  colores  muy  vivos  como  las  orugas  rojas  del  ma- 
guey. Las  especies  nocturnas  pueden  ser  hom^<iromas  con  el 
fin  de  ocultarse  durante  el  día. 

Para  demosti;ar  el  principio  general  de  que  la  falta  de  ho»- 
mocromia  coincide  con  la  existencia  de  otros  medios  de  proteo* 
oión,  serian  precisas  observaciones  más  completas  que  las  pu- 
blicadas hasta  la  fecha.  Podremos  suponer  que  I09  Cathartes 
(Zopilotes)  son  de  un  j^gro  muy  aparente  porque  no  tienen  ene^ 
migoa  de  que  ocultai:se  ó  se  defienden  bastante  por  su  olor  y 
otra^  particularidades  f  es  posible  que  los  seres  cavernicolos,  hi- 
pogeos ó  endotalos  QO  necesiten  de  la  homoorpfaiaf  peiH>  si  exa? 
minamos  todos  los  representf^ntes  de  un  grupo  zoológico  con* 
siderabloi,  aparecerán  muchas  ^fiQultades  que  no  siempre  se 
resuelven.  No  son  homócromas,  por  ejempk);  varias  lameliros* 
traS;  esteganópodad,  procelaridos;  zancudas  como  el  Corvejón 
(Plegadis  guaraunaj .  de  colores  metálioofr  y  la^  MaMea  de  un  ro« 
sa  más  ó  menos  vivo;  los  machos  de  la  mayoría  de  las  galliná- 
ceaS|  trepadores  como  los  Trogon^  paseros  como  las  Pyranga^  el 
ErgaUcus  ruber,  varios  EQrundimdos,  Rapaces  como  el  H^potríat]- 

.  1  Bara  el  «rtcidio  de  1q9  odores  en  lae  eepeoiee  ^remíoolas  puede  ooneoltane 
la  obra  de  A.  8.  Packard.  The  caye  Fauna  ef  North  Ameríca^  with  remarks  on  the 
Anatomy  oí  the  Brain  and  Órígin  ef  the  Blind  Species.  Mem.  Acad.  Nat  Se.  Wai- 
kiiq^'1688.  YI,  pwrt.  I. 

Memoriat  (x89a-93l,  T.  VI,  8S 


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274  If  emoríis  de  la  Sodedad  Oientifioa 

éhxs  aurcmtius  de  las  Islas  Tres  Marías.  Si  suponemos  que  ep 
las  Pyranga  no  es  necesaria  la  selección  de  colores  simpáticos 
porque  haya  otros  medios  de  defensa,  no  sabremos  explicar  por 
qué  las  hembras  son  de  un  color  opaco,  i  no  ser  que  se  admita 
la  teoría  de  M.  Wallace;  en  lo  que  se  refire  al  Ergatíus  no  sa- 
bemos por  qué  jnresenta  un  color  rojo  riro  muy  visible,  pues 
este  páser  no  tiene  un  vuelo  rápido,  ni  se  oculta,  es  más  peque- 
ño que  el  canario  y  poco  desconfiado. 

Se  comprende  que  es  conveniente  no  prejuzgar  en  esta  cues- 
tión: hace  algunos  años  se  ignoraba  por  qué  la  pequeña  rana 
roja  y  azul  de  Nicaragua  no  trata  de  ocultarse  ni  tiene  colores 
homócromos:  hubiera  sido  temerario  presentarla  como  prueba 
de  la  falsedad  de  la  opinión  general  sobre  esta  materia,  pues  M. 
Belt  ha  descubierto  que  tan  curioso  batracio  no  necesita  ocul- 
tarse desde  el  momento  en  que  no  hay  animal  que  se  decida  á 
oomerle:  dispone  de  otro  medio  de  defensa. 

Nos  sería  imposible  discutir  la  teoría  de  los  colores  sexua- 
les de  Bi.  Wallace,  que  consiste  sumariamente  en ''  que  las  hem- 
bras de  las  aves  que  forman  nidos  ocultos  no  son  homócromas 
y  las  que  construyen  nidos  al  descubierto  sí  tienen  colorea  pro- 
tectores, pues  conviene  que  'el  animal  no  sea  Sorprendido  por 
sus  enemigos  durante  la  incubación. "  Esta  teoría  es  enteramen- 
te contraria  á  la  qué  pretende  que  los  machos  adquieren  colo- 
res muy  hermosos  por  ser  esta  una  ventaja  notoria  en  la  lucha 
sexual.  Pero  hay  tal  número  de  excepciones  en  la  aplicación 
de  ambas  teorías,  que  no  podríamos  estudiarlas  desde  el  pun- 
to de  vista  muy  exclusivo  de  la  homocromia. 


AOaOMIA. 

1?  La  acromia  cortíetituye  un  medio  de  drfema  de  utilidad  más 
general  que  la  utilidad  de  la  Aomocromia.— -Hemos  tratado  de  de- 
mostrar este  principio  al  ocuparnos  en  las  mariposas  <tranapa- 


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"Anlonio  Ábate.**  ^5 


rentes  (lihavMa)}  Aunque  el  organismo  sea  sedentario,  si  no  lo 
es,  con  muoha  mAs  razón,  pueden  resultarle  muy  grandes  ven- 
tajas si  está  desprovisto  de  colores:  su  cuerpo  deja  pasar  todos 
los  rayos  luminosos  y  se  confunde  con  cualquier  medio,  én  cual- 
quiera circunstancia. 

El  Profesor  Moseley  (citado  por  Wallace)  dice  que  ''la  trans« 
parencia  casi  cristalina  del  cuerpo  de  los  animales  pelágicos, 
constituye  uno  de  sus  más  notables  oiCracteres.  Es  tan  per£ec- 
ta,  que  muchas  especies  se  hacen  casi  enteramente  invisibles 
cuando  flotan  en  el  agua,  mientras  que  otaras,  g^ar^adas  en  un 
recipiente  de  vidrio,  apenas  pueden  percibirse.  La  piel,  los  ner- 
tíos,  los  músculos  y  otros  órganos  son  absolutamente  tránspa- 
rentes;  pero  á iwcm  d  hígado  y  el  apct/Mio  digestivo aonopaóospde 
tmmoreM  ó  amarüh  ^pieles  asenta  flragmentoe  dea 

La  acromía  puede  llegar  á  tal  grado  en  los  invertebrados  ma- 
rinos, que  algunos  tienen  el  mismo  índice  de  refracción  del  agua. 
Yarios  celenterados,  anélidos,  moluscos,  crustáceos,  insectos, 
peces  y  batracios  (sus  huevos)  son  transparentes. 

El  color  casi  no  existe  en  los  organismos  muy  inferiores  oo-^ 
mo  las  Amibas,  y  si  el  desarrollo  del  pigmento  no  estuviera  re- 
clamado imperiofifamente  por  ciertas  funciones  fisiológiéas,  no 
compténderfamos  por  qué  la  selección  «o  ha  impedido  el  desa- 
rrollo del  dicho  pigmento;  pero  segarttmente  qué  latransparen* 
cía  absoluta  no  es  compatible  con  ciertas  necesidades  (selec- 
ción sexual,  señales  de  reconocimiento,  atracción  de  los  insectos 
por  colores  brillantes^ etc.,  etc.),  y  depende  en  algunos  casos 
de  algas  ó  parásitos  que  dan  color  á  los  tridos  ó  hay  pigmen- 
to, como  la  guanina  que  es  uii  producto  de  desamilación. 

ooLOBss  namoífáMMMa,     <      . 

]?  El  color  preservador  se  encuentra  en  las  especies  hien  dtfenr 
didasy  en  algunas  indefensas  que  las  imitan  (Mimetismo)* — Es 

1  lUmorist  ds  la  Sodtdad  OienittM  «lalaBlo  AIiftte.ii  Pieiank^  1891. 


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276  Memorifli  do  láfiooiedidOieDtífioa 

muy  notable  el  caso  de  las  serpiente»  ponzoñóead  d^^  gtupo  de 
las  Elqp8f  que  eomo  ya  se  dijo  san  de  oelores  mtiy  visibles** 
Falta  el  color  p^esenrader  en  otros  muchos  Ofidios  temibles: 
etk  ciertos  Crotáhtó  que  se  oaractearizan  bastante  por  el  ruido  del 
cascabelj  en  los  Cuatro- narices  (Boihrops  atroxj  y  otras  varias 
especies  de  tintes  más  ó  menos  sombríos  y  qne  tal  yee,  como 
el  S(4hrqp8  viricUs,  estáai  dotadas  de  homocromia  ofensiva. 

M  gran  saipo  de  Tierra  Caliente  fBHfo  m^ua)  es  color  de  tie- 
rra y  su  ponzoña  muy  activad  Algunos  Himenópteros  del  gé- 
nero JBombus,  las  abejas  comunes»  muchos  Sifonóforos  armadea 
de  nematocistois,  carecen  del  medio  complementario  de.de£en* 
sa  en  qne^  nos  ocupamos.  O  bien  son  bomócromos  ó  bien  es^  in- 
necesario para  ellos  el  color  simpático.  4  Por  qué  entonces  no 
se  dan  á  conocer  á  sos  enemigos,  que  suelen  atacarlesf  Es  di- 
fícil contestar  á  estas  objeciones^  porque  para  ello  s^a  preci- 
sa la  consideración  de  una  serie  numerosa  de  las  e^icepcionea 
y  un  conocimiento  profundo  de  las  costumbres  de  ciertos  ani- 
males. Las  abejas  no  tienen  el  color  muy  visible  de  ciertos  He* 
Uconidos  6  Veapidcs  bien  defendidos  y  no  se  cKpUoa  esta  falta 
de  tinte  preservador;  pero  el  hecho  es  que  tas  golondrinas  nun- 
ca se  atreven  á  comer  una  abeja»  y  es  seguro  que^por  el  modo 
de  yolar^  la  forma  y  otaas  particularidades  se  caracterizan  bas- 
tante estos  bimenópterosfi  nosotros  mismos  hemos  sido.engv 
fiados  por  el  disfraz  á^.xm  Díptero  inofensivo  (ErietaUsJ  que 
reproduce  los  caracteres  de  la  abeja  con  tal  perfección  que  ha9* 
ta  presenta  ensanchadas  ks  tibias  de  las  patas  posteriores.  No 
sabemos  en  cambio  por  qué  siendo  la  Can¿hari$  qjficimUs  de  un 
color  metálioo  indudablemente  preservador»  hay  varias  cantá- 
ridas mexicanas  de  colores  opacos;  (será  porque,  según  se  dice, 
ha^  aves  (Ghmga)  que  laa  eomenf 

Es  digno  de  advertir  que  en  varios  Nudibranquios  las  papi- 
las que  cubren  al  cuerpo  son  de  un  color  muy  visible  y  se  au- 

1  Ttee  IKRillAB»,  Mlit  Banidaiitt6,H  tiéd.  Yarigny,  p.  IM; 


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»  Asionio  Alsi^.  m  B77 


totonusan  eon  rnneha  faoilidad,  eomo  si  el  inoonreniente  que 
resulta  de  una  coloración  impropia  se  eompeusara  por  el  curio^ 
so  mecanismo  de  la  autotomía. 

Las  garzas,  según  Guénot,  no  comen  al  ArUm  n^  ( Gaste- 
rópodos),  sino  después  de  haberle  lavado  con  agua  que  en  par- 
te separa  al  pigmento.  Un  Mamífero  de  México,  el  Procyon  lo- 
tar,  acostombra  larar  sus  alimentos  antes  de  comerles;  pero  no 
sabemos  si  el  hecho  antes  citado  podrá  relacionarse  eon  este 
hábito  que  aun  no  ha  podido  ezpliearse. 


1*  Substituyen  en  atgunoé  caaos  á  la  komooroméa. — Las  Aplp^, 
sia  secretan  en  cantidad  considerable  un  liquido  opalino  y  des- 
pués un  líquido  púrpura  que  tiñe  al  agua  y  favorece  la  fuga  del 
animal  que  no  es  hoinócromo, 

2?  8é  acompa^  este  medio  de  dtfensa  de  homoeromía  fija  6  va^ 
rMUe. — '^  Las  Sepiolas  son  del  color  del  fondo  en  que  viven  y 
solamente  se  les  descubre  por  la  sombra  que  proyectan,  pero 
luego  que  se  les  persigue  emprenden  la  faga  y  repentinamente 
se  ponen  negras  y  arrojan  una  pequeña  masa  de  tinta  que  tie- 
ne cari  sus  dimensiones :  en  el  acto  vuelven  á  tomar  su  color  cla- 
ro y  sigpien  huyendo,  de  tal  modo  que  un  enemigo  inexperimeni 
tado  s#  engañará  por  esta  estrafatgema  y  aun  estará  buscando 
á  su  presa  en  la  tinta  negra  secretada  por  un  animal  negro,  cuan- 
do éste  ya  se  puso  de  un  color  claro  y  se  halla  á  gran  distancia.^' 

Las  Yantinas  son  violetas  y  en  caso  de  neeesidad  secretan 
un  líquido  violeta:  ejemplo  de  la  coexistencia  de  la  homocromía 
fija  y  la  secreción  preservadora. 

Los  fisiologistas  explican  la  eyaculación  de  líquidos  presera 
vadores  por  un  simple  reflejo,  y  así  debe  ser;  ipeto  el  uso  bien 
calculado  de  la  tinta  de  las  Sepiolas,  su  cambio  de  color  en  el 
momento  oportuno,  la  dirección  en  que  emprenden  la  fuga  y 


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978  Memorias  de  1a  SodedadOientífíoa 

otros  detalles  del  procedimiento  se  explicarán  del  mismo  modo, 
ó  por  un  acto  de  la  tan  decantada  voluntad  inconsciente  f 

BOXOOKOltlA  XnCÉTIOA/ 

1?  El  animal  capia  no  sólo  los  colores  sino  las  formas^  otros  de- 
taUes  del  medio  que  le  rodea. -^Lñ»  larvas  de  los  Geometridos 
permanecen  algún  tiempo  erguidas,  sostenidas  por  sus  patas 
posteriores  y  asemejándose  á  una  pequeña  varita  seca  y  sin  ho- 
jas. En  las  larvas  de  una  mariposa  que  vive  sobre  el  Ascéktpias 
ovata  hay  apéndices  largos  y  encorvados  que  se  asemejan  á  los 
zarcillos  de  una  planta  trepadora;  en  México  se  encuentran  oru- 
gas con  el  aspecto  del  excremento  de  los  pájaros;  las  Crisálidas 
de  los  Bopaloceros  tienen  á  veces  gran  analogía  con  fragmen* 
tos  de  tallos  ó  cortezas. 

El  caso  más  interesante  que  conozco  en  este  particular  es 
el  que  se  refiere  á  los  Arrastra -basuras  (Psydie);  las  larvas  de 
estas  mariposas  son  comunes  en  el  Valle  de  México  y  otros  paí* 
seSy  y  acostumbran  Eormar  un  tubo  de  seda  en  el  cual  viven  en- 
cerradas, con  la  particularidad  de  que  en  la  parte  exterior  de 
didio  tubo  fijan  pequeñas  varitas  ó  basuras.  Sería  interesante 
observar  si  utilizan  las  basuras  del  color  apropiado  al  medio  que 
les  rodea  ó  indiferentemente  ^rovechan  las  que  se  les  presen- 
ta, aun  las  teñidas  con  colores  muy  luminosos.  Es  de  notar  que 
tan  extraño  medio  de  protección  parece  ser  particulaormente  pre* 
ferido  por  la  hembra,  que  según  los  observadores  europeos,  si- 
gue encerrada  en  su  abrigo  después  de  la  metamorfosis  y  espera 
allí  la  llegada  del  macho,  de  tal  modo  que  la  cópula  se  verifica 
estando  éste  en  parte  fuera  del  tubo  y  la  hdmbra  totiJmente 
oculta. 

Las  modificaciones  anatómicas  consiguientes  á  la  homioero* 
mía  mimétioa  son  muy  profundas,  por  ejemplo  en  los  ortópte- 
ros  del  género  PhifUium  llamado^  hojas  errantes,  y  ooyo  cuerpo 


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"Antonio  Akaie.  n  279 


reproduce  la  forma  de  una  Hoja  con  siis  -nervadaras,  su  color^ 
eto. 

2®  La  h&mocromia  mimiHca  consiste  solammUmnu)d^cacione8 
de  estructura  ó  bien  los  actos  voluntarios  del  animal  ayudan  á  produ- 
cir la  üusián. —  M.  PUteau  oita  un  miorolepidóptero  que  por  bu 
forma  y  otras  partioularídades,  asi  como  por  su  modo  de  volar, 
imita  períectamen te  á  uua  aquena  de  Compuesta  provista  de 
su  vilano,  que  se  eleva  impulsada  por  el  viento.  Los  Estafilini^ 
dos  imitan  los  movimientos  de  las  avispíBis,  así  como  los  Clytus; 
pero  estos  casos  pertenecen  en  parte  al  estudio  del  mimetismo. 
£1  Yunx  torquiüa  imita  los  movimientos  y  silbidos  de  las  serpien- 
tes: sólo  los  individuos  adultos  se  valen  de  este  medio:  se  ha 
visto  que  dos  carpinteros  enjaulados  fueron  muy  aterrorizados 
por  esta  estratagema. 

En  general  las  especies  dotadas  de  homooromía  mimética, 
más  aún  que  las  dotadas  de  simple  homocromia,  guardan  una 
inmovilidad  absoluta  cuando  se  encuentran  en  peligro,  con  el 
fin  de  no  descubrirse  por  sus  movimientos,  que  por  otra  parte 
son  casi  siempre  muy  pausados  fCholopuSy  Perezoso,  Bacteria^ 
zacatón  )i 


XIMBIIfMO. 

He  aquí  sus  condiciones,  según  M.  Wallaoe: 

1'  La-especie  mimética  se  encueiitrá  en  la  misma  zona  que 
1»  especie  á  quien  copia;*  De  otro  modo  le  sería  inútil  este  me- 
dio de  defensa. 

,    2!  La^especie  mimética  es  siempre  la  menos  defendida  por 
otros  medios. 

8^  La  especie  mimética  es  menos  numerosa  en  individuos 
que  la  especie  á  quien  copia. 

4^  Difiere  del  conjunto  de  las  especies  próximas. 

5*  La  simulación,  por  perfecta  que  sea  es  exterior  y  visible 


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Memorias  á»  U  Booied%d  Oitntífica 


y  no  86  extiende  nunca  á  los  oaraeteres  internoe  ó  á  los  que  no 
cambian  el  aspecto  exterior. 

No  se  deben  tomar  estas  condioioneo^al  pie  de  la  letra.  Las 
gcandes  Tiptda  tan  parecidas  á  los  Iéhneum<m  son  mneko  más 
numerosas  «n  individuos  que  estos  Him.enópteros^  por  el  con- 
trarioy  los  Sesianos  de  México  son  mucho  menos  abundantes  que 
losHimenópteros  á  quienes  imitan.  Dudamos  también  deque  los 
Coronelianos  de  México  yivau  siempre  en  las  regiones  en  qoe 
abundan  los  ElapSf  y  se  comprende  que  la  distribución  de  los 
enemigos  probables  de  estas  dos  clases  de  serpientes  no  ha  de 
ser  tan  limitada. 

Que  los  caracteres  internos  no  varíen  en  algunas  especies 
miméticas,  me  parece  muy  problemático.  La  Trichura  ríbbeif  pe- 
queña falena  de  Centro  América  ha  adquirido  los  caracteres  de 
las  avispas  y  las  formas  y  proporciones  del  cuerpo  son  tan  dis- 
tintas de  las  normales  en  los  Lepidópteros^  que  seguramente  los 
órganos  internos  han  variado  en  su  tamaño  y  disposición.  El 
mismo  M.  Wallace  menciona  á  un  Cuclillo  de  Borneo  (Carpo- 
coccya),  que  por  s\x  forma  y  cobr  se  asemeja  á  una  especie  de 
Faisán  (Euplocomus). 

El  mimetismo  puede  comprender: 

1?  Semejanza  de  colores^  isoHpia. — Por  ejemplo  en  los  Piéri- 
des blancos  no  comestibles  y  en  ciertos  Heteroceros  también 
blancos  y  que  sí  son  comestibles, 

2?  Semeianaa  áe  forma. — No  conocemos  una  especie  en  la 
cual  la  semejanza  de  forma  no  acompañe  á  la  semejanza  de  co- 
lor. Dos  Heteroceros  americanos  (Bhamípliis  inirimm  y  Ditíptís 
candelaria)  tienen  las  alas  en  parte  transparentes  d«  las  lOumUa 
y  gran  analogía  de  forma  oon  estos  fleliconidos.  Los  Frigani- 
dos  se  forman  una  concha  que  les  da  el  aspecto  de  los  Molusoos 
de  agua  dulce  y  así  se  libertan  de  la  voracidad  de  los  pecen,  se- 
gún Duméril, 

3?  Sem^fofuui  de  movimientos  ^  actikíd.'^No  foisí^^ 
.^emplo  máa  Donelnyente  que  el  de  las  moseas  del  gteero  Eris- 


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«Antonia  Abate,  ti  2$! 


taiis  qw  rwAíkXX  d^U  na^ma  manara  qne  bus  al^ejas^  Un  peque^ 
ñeLepYdóptovo  qu^e  eokdtamos.^n  un  oapítulo  de  Áster  y  es  ^fii>a 
&  las  Trkhura^  ^we  los  mov>mi0njbos  irregulares,  como  iudecir 
sos^  propios  de  las  Avispüs;  en  el  reposo  lleva  las  alas  levanta- 
das delamismamaueisaque  esto8<£íioieni6^teros  y  como  no  ser 
reeuótrasmAríposasj  ad^m&s,  son. muy  cariñosos  los  mavimic^u- 
tos  de  proyección  de  los  últimos  anillos-  abdominales  y  en  todp 
semejantes  á  los  que  ejecutan  las  avispas  cuando  quieren  he- 
rir con  su  aguijón.  Este  ultimo  hecho  se  comprende  en  el  gru- 
po que  signe: 

4*  Semeéama  en  lq!{ procedimientps  de  afgg}Ae, — Aun  cuando  no 
existan  ponzoña  ó  aparatos  especiales  de  defensa  Cmedi os  ac- 
tivos)/.el  animal  imita  los  movimientos  de.  ataque  de  algupa 
otra  e8pe<He.  Ai.  Wallaoe  hace  mér^o  del  Dasypeltis  scaber  dq 
la  África  meridional  que  no  tiene  ponzoña  y  se  asemeja  mucho 
al  temible  Cloilios  cUrjox,  sobre  todo  cuando  está  atemorizado  y 
se  arroja, sabré  su  enemigo  silbando  y  con  la  cabeza  inclinada 
hacia  abajo.  Quizá  el  Zincuate  (EloipUis  deppei)  trata  de  atemo*^ 
rizar  á  sus  enemigos  por  su  actitud  y  el  ;»onido  que  produce^ 
pues  asi  consigue  asemejarse  á  las  serpientes.ponzoñosas.  Los 
Escorpiones  (GerrhonoitisJ  constantemente  proyeptan  su  lengua 
bifida  y  en  esto  se  asemejan  á  los  ofidios,  por  lo  que  el  vulgo, 
les  teme,  aunque  iufundadanxeute,  Eki  Madagasoar  eziste  una 
pequeña  araña  que  se  asenaeja  á  los  alacranes  y  levanta  su  al> 
domen  cu^do  se  leiivquieta:  d^l  mismp  modo  proceden  las  Pa« 

5?  Semejanza  en  la  voe. — Coa  algufia  duda  suponemos  qu«^ 
el  Mmue p^gloütie  (C^uzoutle)  y  el  Mdanoii^  cceruíescena  (Mu- 
lato) imitf^Q  al  gvito  de  ^tcas  aves  y  ii^am^eros  con  el  obj,eto  d^ 
protegerse;  pero  no  contamos  con  observaciones  personales.  Ca^ 
lamq^j^ufa  ¡fieolar  %ieM  el  canto  de  una  ave  astuta  y  desconfiada, 
la  Icteria  piriáis;  MaUa  mdanocej^haia,  inoáta  el  canto  de  una,  co-i 

1  YáoBe  el  interesante  artícnlo  de  DumérlI.  Dict.  I^ienc^  natnr.  Vol.  18,  p/ 
24,  tft.  D4feBMí.  «  ^-  •" 

Memorias  [x893*93j,  T  VI,  88. 


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282  Memorias  de  la  Sociedad  Científica 

dorniz  (Lophortyx  Ghtmbdli)^  según  Coues.  E»  posible  que  mí 
como  en  Jas  aves  la  venttik>qnía  constituye  un  medio  d«  defen- 
sa, también  lo  sea  el  mimetismo  de  canto;  pero  en  suma,  nada 
podemos  prejuzgar  en  esta  Cuestión.  Los  monos  aulladores  de 
la  América  del  8ur  permanecen  largas  horas  ocupados  en  pro* 
ferir  sus  gritos  poderosos  que  según  Azara  se  parecen  á  losdet 
Jaguar:  ^será  éste  un  medio  de  defensat 
**'  ■•     , 

e.  Autotomía. 

1?  En  el  momento  del  ataque,  por  un  acto  refino  6  voluntario,  se 
separan  uno  ó  varios  órganos  del  animal  ó  éste  se  divide  en  fragmen- 
tos.— Hemos  observado  que  si  se  sujeta  una  lombriz  de  tierra 
por  uno  de  sus  extremos,  ejerciendo  cierta  presión,  el  resto  del 
cuerpo  que  ha  quedado  suspendido  comienza  á  dar  vueltas  al- 
rededor del  punto  que  se  oprime,  hasta  que  se  rompe  un  poco 
abajo  del  extremo  que  no  está  libre.  Se  comprende  la  utilidad 
de  este  procedimiento:  si  una  ave,  por  ejemplo,  el  Harporhyn- 
éhus  curvirostris  (Cuitlacoche)  extrae  áuua  lombriz  de  su  tubo 
abierto  en  la  tierra,  de  una  manera  brusca,  sólo  un  fragmento 
del  animal  queda  en  poder  de  su  enemigo  y  el  resto  se  regene- 
ra rápidamente  y  sigue  viviendo;  si  el  ave  ha  sorprendido  á  la 
lombriz  y  la  extrae  completa,  comienza  á  torcerse  y  una  parte 
del  cuerpo  puede  desprenderse  libertándose  de*  la  destrucción. 
Experimentalmente  hemos  demostrado  que  cuatro  anillos  ais- 
lados de  una  lombriz  pueden  regenerarse,  aunque  muy  lenta- 
mente y  estando  expuestos  á  ser  invadidos  por  los  mohos. 

Este  hecho  nos  interesa,  porque  demuestra  'que  la  autoto- 
mía es  á  veces  volunftaria  y  sin  duda  alguna  útilísima,  porque 
una  especie  que  como  la  lombriz  fácilmente  pueda  regenerarse 
y  autotomisarse,  está  á  una  distancia  casi  infinita  de  la  destruc- 
ción. Efectivamente  no  cuenta  el  número  d^  individuos  de  la 
langosta,  por  ejemplo,  pero  sí  virtualmente. 

La  autotomía  se  ha  observado  en  los  Nemertia&os,  Qaetó- 


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"Antonio  Alttie.  n  S8S 


pedos,  Nudibranquios;  Enteropneastos,  Crastáceos,  Equinoder- 
mos, Arácnidos,  Insectos  y  Reptiles. 

£s  curioso  que  la  autotomía  se  presente  algunas  veces  con 
tal  frecuencia  que  De  Saussure,  en  su  obra  sobre  los  Miriápo- 
dos  de  México,  se  lamenta  de  no  haber  podido  estudiar  comple- 
tamente á  las  ScutigerOf  porque  uunc^  se  consiguen  ejemplares 
provistos  de  todas  sus  patas. 

Debe  comprenderse  w  la  autotomía  defensiva  la  que  se  eje- 
cuta voluntariamente  en  las  Ophioglyfha^  estrellas  de  mar,  que 
separan  á  voluntad  un  brazo  aprisionado  por  el  experimentador 
en  un  tubo  4p  vidrio  ^  pero  hay  otras  variedades  de  autotomía, 
como  la  que  se  observa  en  otros  Equinodermos  que  se  ampu- 
tan un  brazo  enfermo  ó  herido,  y  en  Gn  las  que  se  han  llamado 
autotomía  económica  y  autotomía  reproductora  ó  esquisogonia. 

Lajmtotamia  puede  ImUarse  á  un  órgano  poco  importante  para 
la  inda  id  animal^  m  qfJte  éste  8%^a  dolor  ni  hemorragia. 

El  Hnistlaooaiahe  {Sfneiheres  mexicanue)  tiene  el  cuerpo  pro- 
tegido pon  espinas  débilmente  implantadas  en  la  piel  y  que  se 
desprenjka.  oon  suma  faoilidad,  quedando  adheridas  gracias  á 
lad  eseamitaa.  mteroseópioas  que  llevan  en  la  punta  y  están  di^» 
rigidaa  baoia  «itrás.  Un  hecho  análogo  se  observa  en  las  orugas 
urtioi^ntes.  Ko  sal;»emos  si  las  plumas  que  en  muchas  aves  se 
desprenden  al  moBor  esfoecso  (Scardqfeliaf  Trogon)^  y  si  la  piel 
delicada  de  algunos  mamíferos  fOusctésJ  que  se  desgarra-  casi 
con  sólo  tocar  al  animal,  podrán  comprenderse  entre  los  hechos 
de  autotomía,  así  como  la  débil  adherencia  de  la  piel  de  la  cola 
en  las  ratas;  pero  es  evidente  que  constituyen  un  medio  de  de^ 
fensa. 

Pnede  autotamisarse  una  parte  importante  para  la  vida. 

Algunos  organismos  inferiores  (Solothuria),  cuando  están 
aiemorizados  se  coütraen  oon  fuerza  y  vomitan  su  tubo  diges- 
tivo, que  se  regenera  pronto,  si  el  enemigo  llega  á  devorarlo. 
Pero  es  más  curioso  el  caso  de.  la  Zorra  y  otros  mamíferos  que 
cortan  oon  los  dientes  al  miembro  i^risionado  en  una  trampa. 


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2S4  MemoríAB  á»  la  Sodédaá  Científioa 

La  vulgar  historia  de  tin  repiái  qne  al  caer  sé  divide  etí  me- 
nudos fragmentos  como  un  objeto  de  vidrio,  no  es  probablemen- 
te sino  la  relación  exagerada' de  un  hecho  cierto.  En  los  Sau- 
rianos  la  cola  se  autototnisa  con  mucha  frecuehcia  á  causa  de 
un  reflejo;  en  las  serpientes  de  cristal  fOphisaurus  venirckis  de  Ja- 
lapa) la  cola  comprende  los  dos  tercios  de  la  longitud  del  caer* 
po  y  se  divide  en  el  momento  oportuno^  en  el  Anguis/higüislBí 
cola  rota  se  regenera  al  cabo  de  algunos  meses.* 

2?*- Xa  autotomia  se  verifica  más  comunmente  "éníae  espeoiee  do* 
fadas  de^afiícultaá  de  regeneración;  pero  en  algunos  casos  él  órgano 
perdido  no  &e  regenera  ó  se  regenera  de  un  modo  vicioso. 

En  los  Turbelarios  la  facultad  de  regeneración  estnuy  per* 
fecta,  pero  no  así  en  los  Ortópteros  saltadores  que  pierden  de 
una  maneva  definitiva  él  miembro  autotomtsádo.' 

Cuando  ks  Lagartijas  (Scdoporüs)  pierden  stí  tíola  suele  re- 
producirse viciosamente  y  6  bien  la  nueiKa  porétón  «é  drrige  ha- 
cia un  lado  ó  bien  se  divide  en  forma  de  Qrquetej»  En  elMutseo 
Nacional  hay  unejes^plar  dec  Iguába  (Oyékvra  arücuíata)  que 
en  lugar  del  tniembro  anterior  de  un  lado  lleva  un  muÉóo  oomr 
primido,  largo,  p^ró  sin4vrtiou1aciones  ni  dedM;^  Bn  lo»  Ajolo- 
tes, M.  Duméril  ha  observado  que  la  ámputaoiótt  «^iterada  de 
las  falanges  produce  pplidacttliii  á  otras  moi^iB^uoáidAdeB,  8Íen<* 
do  de  notar  que  estos  Batracios  4  veces  se»  avratüean  unos  -i 
otros  grandes  girones»  de  piel  ó  pedasos  de  dedo. 

f.  Coraza,  espinas,  tubérculos,  concha. 

En  los  Mamíferos  se  observa  la  coraza  (Tatusia^  Armadill6)| 
el  engruesamiento  de  la  piel  en  las  partes  más  delicadas  6  Inás 

1  W.  M.  Cárpentet. .  Oa  a  peottüar  antngMneiit  of  MoMlefria  th*  Oliat  Sa^ka 

((M.UaurtuJ.  JSUl,  Amor.  Journ^  ser.  II,  p.  89,,  .., 

2«Sir.  J.  Q.  Dalyell,  On  the  regeneration  of  losi  Organs  discharging  tlie  fanc« 
tions  of  tbe  Head  and  Viscera  bj  tbe  Holothuria  and  Amphitrite.  Bep.  Brit.  As- 
toc.  I8i9,  Sed.  p.  IW;      '       •  -;•.•* 


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"Antonio  Alttie.*»  SS5 


ezpnesias,  en  el  vientre  del  Proóyon  htar;  las  espinas  (Histri* 
etdos,  Erizo,  Eqoidno)^  oerdas  ó  pelos  abundantes  en  la  región 
más  expuesta  (bavba  de  Z^rn^  B¥Íua);  en  las  avefr  hay  pliMMMS 
eómeas  (Pmra),  plumas  especiales  (GhUlináeeas)^  en  los  Bepti- 
les  un  revestimiento  escamoso  ó  en  pairte  huesoso  tan  duro  eo« 
mo  el  de  lo»  lagartos,  ó  tubérculos  eomo  en  el  camaleón  de  Mé- 
xico y  el  Moloch,  ó  escamas  de  punta  a^^uda  como  las  que  tienjen 
en  la  cola  los  Utomastgx  j  el  Oachrys  d^fimsor  de  México;  en  los 
Batracios  la  piel  está  desnuda,  pero  eo  algunas  especies  fBt^o 
agua)  llera  muchos  tubérculos;  en  los  Peces  hay  espinas  (Dio- 
dm^  Puerco  espín  de  mar)y  escamas  ó  placas  huesosas  fLepidos* 
teui^  Catán),  una  corasa  muy  dura  (Trigla).  No  podríamos  mezi^ 
eíonar  todos  los' medios  análogos  que  se  encuentran  en  los  in- 
rertebrados:  en  general  se  comprenden  en  tres  grupos,  coraza 
concha  y  «spinas;  éstas  en  los  Erizos  de  mar,  laa  afroditas,  los/ 
móhiseos^  los  crustáceos,  algunoe  insectos  (Hispa);  la  coraza 
quilinosa  ó* de  cualquier  otra  naturaleza  en  los  insectos,  arác-i 
nidos,  crustáceos,  holoturias,  tunicados ;  la  ooncha  calcárea  prin» 
eipaimente  en  los  moluscos. 

La  piel  es  una  de  fas  p«rtes  del  organismo  más  expuesta; 
k  la  influencia  del  medio  y  aunque  los  órganos  internos  varíen 
poco,  ella  varia  mucho:  hay  más  diferencias  en  la  piel  de  IO0 
Histriéidos  comparados  á  otros  roedores  que  en  su  aparato  cir^ 
dilatorio. 


ff.  Fosforescencia. 

1?  TamiguefalUBapareBixtnpenlhhammUenel'mm^ 
peligro  6  sea  permanente^  atemorim  al  enemigo. 

2? — Uha  tspeeU  m  foe/breseenie  puede  pvviegerse  uiUisando  á 
uña  especie  fotógena. —  En  la  India  los  nidos  de  una  atecilla  in*^ 
defensa,  durante  la  noche  resplandecen  como  estrellas  suspeti^ 
didas  en  el  follaje.  En  efecto,  el  Phceus  baya,  especie  de  Viuda, 
acostumbra  fijar  con  arcilla,  en  1«  anperfíeie  del  nido,  varios 


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S86  Memorias  de  la  Sodedad  Oienfcifiea 

Lampirianos  fotógenoB  ouya  laz  ahuyenta  á  loa  visitantes  pe* 
ligrosos,  probablemente  á  las  serpientes  y  oon  seguridad  á  los 
roedores.^  M.  H.  A.  Severn  ba  observado  que  las  ratas  huyen 
del  extrafio  resplandor  producido  por  esos  inseetos«  Nosotros 
supondríamos  que  un  Phceus  accidentalmente  observó  la  utili- 
dad de  los  Lampirianos  como  medio  de  defensa  del  nido  y  asi 
tuvo  origen  esta  curiosísima  costumbre;  pero  es  posible  que  es- 
te heobo  se  explique  por  la  fuerza  catalítica,  la  NutunB  enchei' 
resin  de  los  zoologistas,  el  instinto.  « 

Se  han  encontrado  especies  fosforescentes,  según  el  autor 
que  hemos  consultado  para  el  estudio  de  esta  cuestión,  en  los 
Crustáceos,  Miriipodos,  Insectos,  Moluscos,  Briozoarios,  Tuni- 
cados y  Peces.  La  pretendida  fosforescencia  de  .los  Gecos,  de 
un  sapo  de  Surinam,  de  los  huevos  de  rana  y  cierta  lagartija, 
y  en  fin  de  la  Árdea  nycHcarax  y  la  A,  ccsndea  no  se  han  estu- 
diado como  era  de  desearse.  Según  M.  Ghtdeau  los  animales  fo^ 
tógenos  utilizan  su  luz  para  ver  los  peligros,  inspirar  temor  á 
los  enemigos  y  otros  fines. 

Al  decir  de  Mouf  et,  los  Indios  del  Nuevo  Mundo  aprovechan 
á  los  Cucuyos  para  libertarse  de  los  moscos  nocturnos;  según 
IL  Michelet,  los  mismos  indígenas  (pareoe  que  también  los  Ja- 
rochos) fijan  vario»  C^uouyos  en  sus  pies  para  ahuyentar  á  las 
serpientes,  durante  los  viajes  que  emprenden  en  Ja  nodie. 

Es  de  notar  que  el  huevo,  la  larva  y  la  crisálida  de  los  Lam- 
pirianos son  fosforescentes;  aun  el  protoplasma  antes  de  seg- 
mentarse: lo  que  demuestra,  como  dice  M.  Gadeau,  que  la  fa- 
cultad fotógena  es  debida  á  una  causa  originaria  primaria  y 
mecánica,  aunque  las  causas  secundarias  puedan  eliminarla  ó 
contribuir  á  su  desarrollo. 

M*  Cuénot  refiere  que  los  Miriápodos  se  defienden  por  este 
medio  y  que  un  Anélido  (OdoniosyUisfyiffuraM/  brilla  repentir 
ñámente  cuando  se  le  irrita. 

1  0adMM  d«  KerriUf.  Lm  Ibímsiu  et  Iw  V^fétaai  lAiH&miiie. 


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(Antonio  Álate.  II  SS7 


li.  Slmulaolón  de  la  muerte. 

1*  Snd  momento  MpMgro  ó  del  ataque  él  anmal  queda  mu^ 
¿ho  tiempo  inmávily  indiferente  á  las  heridas,  aun  á  las  más  doloro^ 
«05.-^  La  mayoría  de  los  carníroroB  é  inseotiroros  no  toman  pre- 
sas mnertasi  como  si  comprendieran  el  peligro  que  resalta  de 
comer  un  animal  muerto  por  enfermedad  contagiosa  ó  qae  está 
alterado  por  la  putrefacción,  y  parece  además  que  los  molimien- 
tos desesperados  de  la  víctima  despiertan  los  feroces  instintos 
de  su  verdugo.  Nunca  se  conseguirá  que  una  araña  ó  un  sapo 
devoren  insectos  mnertoSi  ni  que  los  Ajolotes  coman  una  lom- 
briz que  no  se  mueve.  8e  comprende  por  lo  tanto  la  utilidad 
del  medio  de  defensa  que  estamos  considerando,  utilidad  que 
sufre  sus  excepciones;  pues  en  otro  artículo  hemos  referido 
que  las  gallinas  devoran  lo  mismo  á  los  individuos  de  Thaptor 
cblongus  que  han  fingido  la  muerte,  que  á  los  que  se  mueven  co- 
mo de  costumbre.  ^ 

Las  lúsréb  de  los  Hydrophüus  y  otros  coleópteros  acuáticos^ 
al  verse  perseguidas  acuden  á  un  medio  de  defensa  muy  curio- 
so. Según  Dnméril,  el  cuerpo  de  estas  larvas  que  momentos  an- 
tes presentaba  anillos  muy  aparentes,  se  alarga,  pierde  su  toni- 
cidad y  queda  excesivamente  blando  f  cede  á  los  estirones,  re- 
siste imperturbable  á  los  piquetes  y  desgarramientos,  sin  dar  la 
menor  muestra  de  vida  y  asemejándose  por  muchos  caracteres 
á  un  cadáver  medio  corrompido. 

M.  Duméril  menciona  también  al  Ptinus  pertinax.  Coleópte- 
ros, que  permanece  absolutamente  inmóvil  aunque  se  le  atra- 
viese con  un  alfiler  y  después  se  le  queme  alguna  parte  del  cuer- 
po. Algo  semejante  hemos  visto  en  el  Tlacuaohe  fDidelpfUs  vir- 
ginianaj;  Audubon  describe  muy  bien  sus  artificios* 

2?  El  animal  permanece  inmóvil  muy  poco  tiempo  y  ala  menor 

1  ICtmoriM  di  U  Sociedad  GientiAea  "Antonio  Aliatt.ii  1892. 


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I 

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188  Memorias  ^  USoobdad  Cientifioa 

excitación  emprende  la  fuga. — Lo  cual  B6  observa  en  los  Crast&- 
oeos  del  género  PoroeQiq.  .    . 

Asi  vemos  en  los  Ptintis  una  prudencia  mayor  que  en  el  Por- 
cdlfOfiíLUDqúe  xmioa  Y  otroa«ean  ig«almei»tie  oob^^s.  Bl  Pimutf 
sttfi^  todas  las  pruebas  á  que  se  le  sujeta  y  sabe  el  por  qué  de 
esas  proebasi  se  obstina  en  permanecer  inmóvil,  confía  en  su 
medio.de  protección ;  mientras  que  elPorceUio  se  precipita  en  sus 
juicios^  desconfía  de  su  estratagema  é  impulsado  por  el  terror 
emprende  la  fuga  con  pésimo  resultado.  Hablamos  de  actos  in- 
teligentes y  no  de. actos  instintivos:  el  lector  es  muy  libr^  de 
llamarles  como  lo  crea  coaveniente. 

En  el  Plñms  que  se  deja  quemar  se  nos  presenta  la  impul- 
sión instintiva  (la  fuga)  vencida  por  la  impulsión  inteligente  (la 
simulación).  Algunos  salvajes  de  Norte  América  sufreu  oon 
una  calma  espantosa  los  tormentos,  las  heridas  más  insoporta- 
bles, .por  su  f  uersa  de  voluntad  aumentada  por  el  afán  de  apa^ 
rentar  un  gran  valor:  en  el  PHnus.  esa  fuerza  de  voluntad  exi^* 
te  aumentada  por  una  causa  muy  diversa.  Y  decimos  quiQ  existe 
porque  seguramente  que  la  inercia  de  la  voluntad  no  podrífi  do- 
Bunar  al  reflejo  producido  por  una  sensación  dolorosa.^  No  se 
diga  que  el  Piinus  sufre  poco  por  la  inferiorida4.d^  su  organio 
zaoión ;  el  Didflphis  que  pertenece  á  la  clase  más  supjdrii>r  de  loa 
Mamiferoa  sufre  mucho  y  también  dominados  reflejos  provoca^ 
dos  por  el  dolor.    . 

i.  Aumento  de  vofamen. 

Según  F.  Müller  las  espinas  de  ciertos  crusiáeeos  oonstiln- 
yen  un  medio  de  defensa,  pues  aumentan  el  volumen  del-aai* 
mal  que  sólo  podría  ser  devorado  en  pedazos  ó  por  un  enemigo 
muy  grande;  Mi  Ouénot  refiere  que  tin  Cmstáoeo-del  género 
Perse^lwnuSy  en  el  momento  del  peligro  extiende  sus  largas  pin- 

1  Lcmgot.  PliTBiologte.  III,  p.  268« 


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periitfijqaQ.dobliiHi^.  <        ;  i        :  .  nf^/^ 

fin  análogo,  porque  es  probable  qne  sirva  para  facilitar  la  ex- 
pulsión del  contenido  de  las  gl&ndnla^  6  quizá  para  impedir  la 
gravedad  de  las  heridas. 

—      •      .     ' — .'         i-  -.:    "     ''" — .yr)i  ■     .  ;    ->»';•  :•'  tvCl 

J.  La  especie  comprende  un  enorme  número  de  Indlvidup^  , 

1?  Esie  medio  de  protección  no  excluye  á  ningún  o&'o.— Desde 
el  momento  en  que  esa  gran  canliidaflUd«4ndividuos  puede  estar 
cEseminada  en  un  ifW^  espaoio,^  d^  tal  mane]^  que  cada  uno  áñ 
ellos  se  oculte  6  se  defienda  por  algún  medio.  Nó  débé  olVidár- 
S0  qqe^  l^asta  ci«|r^  puptoJa  unión  contnbuje  á  la  segurid^  in- 
dÍTÍdnal,  especialn^ente  cuando  el,  medio  de  dci^en^axio  íes  pasi* 
▼o  joomo  e^i  el  I¡c(qpistcs  tniffraioriit^t  sino  activo,  eoflip  ei^  el  b^-y 

sonto.'  •'•  .^  -  ./    .    .  ../i 

2?  E$(t  medio  de  dtfensa  es  más  eficae  en  las  especies  pequeñas 

6  en  las  protegidas  por  medios  activos^  que  en  las  muy  grandes  ó  en 

las  que  salo  disponen  de  medios  pasivos,  A.'^pesar  de  este  medio  de  ¿I^ 

finsa  la  especie  puede  extinguirse  totalmente, 

Hád  tktíH  lia  Mó  defttmit  á  los  gi^ndes  dmmfforoií  ^  &  los 

péí^tóos  iiitertebraaos.  '    -      "  '       •    -  >  '^^     {  j     >       •' 
He  aquí  la  lista  de  algunas  especies  extingtMas  ^^iléttíttaé 

áektíttgtárs6,éegtoM/F;L^ta^  .  r     :r  . 

■■>'••'  /''''■"•;•  >'    '.  •  I    '".         ']     '  .t    .í.    '  i'ij 

■---■'•'•-  :  :'r  ¡      ■•.  .j,      ■/,-'.  -    ni;    ,   'u    ^   . 

Alo  enqiM 

1    ".  ■  >.  ...•,'.•.;.       ,:'■'■      ^:     -I    .^lijíttfi*'' 

H0Mehttt'^ie*Hs.''^^8Má]«^Eitittdi6ttp^  !*  ~  ^  - 

Golfo  de-México....... .....;.:... .M.:.^J    um  í 

HácttoUnuft  átigtíÉtire8tri»^8ó<^.^ltettn^^  > 

téa.-^Oaa»6rnía,...;...J-;sJ....:¿.....-.;.¿¿v.j'>'í4«4»  ^ 

ri«»»^LT.Vl,l7 


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ÍÍM  Memorias  iélftlkHJMMfOltntíftca 

Atíántíooy  Paoífioo ^í; : . . : '  1866    . 

Arest 

Drepanis  paoifioa. — Social. — Total. — Hawai 

PseadogTTpIías  californianas. — Social, — Próxima. — 
California. .....'.' .".  .1  i'   

De  Galápagos.-rSociale¿— Fróxínií^.— ítaíípagosl.*'.     1680  . 


De  estos  datds  de  ¿eiiíce  que  lais  espedásr  inál  defendidas, 
especialmente* la^tntiy  grandei^,'  están  may  ekpüestíis  ^lades^ 
irücclóny  pbt  lá  ííiano  del  hbmbré,  aunqne  compí^hdafa  á  súií 
indiyidaos  por  milloneSi  como  sucedia  con  la  Alca  impennU.^ 


^^ 


^DÍOS  PASIVOS. 


;  'líf^/ím  podrfopmt  n^W  4  leB^^^idfOS*0pi»^9Ído«  ea  jbt  obi^  de 
M.  Caénot  j  sólo  diremos  algnnas  palailK*fTdie<4uy^d#,))99,9)y9h 
dkfrftakiQ^mqi^l^jitiú^iu)^  ,      ,í/ 

Según  Semper  en  muchas^  0iicid^s.(ft^jrter^|padff).fllffltí;^ 
un  gran  número  de  glándulas  que  secretan  pequeños  corpúscu- 
los muy  duros  y  los  cuales  puede  arrojar  el  molusco  sobre  sus 
e&MttigOfe*  La  lapidación  es  practicada  con  freeoeneia  por  los 
monos  qua^iylii»,yjflflr%f|ft iffia^goi^ffiJWWB -fwtf Wi >fflWi<t 
picfiirM-  Pwft  AoJ^tar  las  hojas  del.te.en  ci^^a7l«M^Af»f ;  infc 
cesibles,  l(W)|MA^fl#ílffiui^i?«iitfiXll^  le»  wo»os,.qjMy)p;|i|^^ 
ca4l9PAa«l  .4ft  ^#£l|^A.tft  J  J!^.4^¿<'!R  9if^  .0pbre,^ut^B^imi|;^' 

1  Ibidom.  28«  uinée,  p.  27. 

2  Dict  Scionc  Nator.  art.  Th^f^  '-    í  .  *-    '•     -  .         ''i^  '^  :íí"*  í*.  ' 

.:.IV  .1  ,:rv.   :  , .-.  .ni. 


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Brehm  y  sos  compañeros  de  yiaje  tuvieron  que  huir  de  las 
pedradas  coa  qu»  exk  tíim  •ocaséÓAJb»  veofhidío&'Itas  Cinocéfalos 
de  Abisinia.^ 

Nota  odictonoZ.*— En  el  estadio  del  media  le  defensa  por  la 
fuga  es  interesante  ievíét  <éfk  ^«nksfiáenacióá  W  hecho  muy  cu- 
rioso: el  sueño  es  más  ó  menos  p^of  ün^6i  seg[ún  las  especies  y 
las  circtítíéfe^réiks.  'ini<Aáír  a^e6'§#(P  60tpi;iem|lidas  en  la  noche 
por  los  mamíferos  noctámbükf^í'lbéáítísa^  si^  sueño  extraordi- 
nariamente profundo,  iñí>i%fttk*M  ^üé'é^tt^'désme^rC^ 
den  la  fuga  £  la  teíénor  alarma.  Entré  las  t>i^meras  pueden  con- 
táráe  kl  Q(í«Wn  eomÚn' (Oai^édacné)j  atOítoiiniquito  (Spinus) 
que  según  hemos  visto  en  individuos  a{hrisii)Dados  tienen  un 
sueño  que  no  intervtite()é^'iill  i^kiddbaérMÍ^|  fuerte:  especial- 
mente el  Spiím^^  <|'ué^odtüikifof  a  4oVmir<iMóclndose  en  una  po- 
ifidótl  %xti^á|  obn  ^  ig^n  '¿jé^  del  ^ueri^O'  vorticalmente.  Por 
el  contrario,  las  Tórtolas  (Turtur  risorhtói  Mtíopelia  kucapteraj 
est&n  despiertas  á  cualquier  hora  j  poi^  thá«  prjdcauciones  que  se 
tome  para  sorprenderlas  se  les  éti^atrará  sleknpre  en  plena  ac- 
tividad y  á  menudo  É«r  Um  '&fé  t^UM  duttante  la  noche.  Los  J  il- 
gueros  y  Clarines  (Myadestes)  iJeMh  ^  firaéhp  büAUítfte  }íj*Mó> 
lo  mismo  iqtt^  las  O^tátM  {SmOcfélia). :  '   ; 


Antes  de  terminar  este  imperfecto  trabajo  haremos  algunas 
consideraeiones  generales  sobre  loaf9»«dfOA.4^ri<9fi^9ai^  : 

Ya  hemos  intentado  clasificarles  en  ,4pP^  Jpn^B^  s^tirps  y 
pattvos;  veamos  ahora  de  qu6  otro9i.9^H9d^4^it0nH^l^oÁói(  ^^^ 
susceptibles.  .  .víi-'^^  ,i,\i  »  "\">rx\\l 

1  L'HoBine  •(  1m  AnimiMuu  I,  prJÍ«'K  v'    r  o    i  i!'{^    ^:    .  m  > 


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Mi  MemoríM4«ii&MMUCÍ6iitíñM 


iMrtiéiM  k  TélmitU  del  «tÜBud  ó  tm  inftlalo. 


Medios  pft^iyos.^ 


JM^  EfltifiM. 


'Fuga. 
Ooi4iaoi6a  (en  parte). 

H(omQp]2$tfDÍa  y  otrqa  pfooedkiiiecitoa  añilo- 

gop  («n  parte). 
4,utotomía  Yolttntaria.  i 

JFiPrmacióo,  de  QapuUios  ^  al^rig<Wn  ^¿.  . 
Foaforf soencia  iaterm|teute,  caap  del  Pió* 
,oeus,  .  ;      •       •      t 

.Siffiulaci<Sn:d?  la. muerte^     .; 
i  Aurnento  de  TolumeTt (en  pitrte)^, 
^Mordedaraa>  defensa  por  la. fuerza». ayienlik 

liapidaoión.     .       ,  .  íí    ,.  .  .  , 

D^soargaftielé^trioas. :. 

£kore^o^eaTeueupaas,;(en.partfi)i.  ^    . :   - 

j3Q€iiabiIi4ad.;  ^ 

Aspeet^^epuguauite  6  waípx^fí94wt.  . 

Movimientos  especiales  (cosquilleo  que  pro- 
ducen en  los  dedos  los  Buprestidos;  tem- 
blor de  los  Smeiinthus  que  les  ayuda  á  des- 
lizarse). 


Hodiot  en  que  no  inUryiene  una  función  en  ú  momento  del  aUqno  (anatómioN). 


Homoéromüí  (ett  parfié^         ^ 

-     Hom<H9¥»M(ateltnéti*sav 
Mimetismo  (en  parte). 
Aoromia. 
Gorazai  espinas  6  tubéreulea<i  .. 


'Air 


.**iii  A 


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&í1wrcRxiftoM&  de  un  reflejo  á  tun  acto  tolantufob 
Simulaoión  de  la  muerte  (en  parte). 

EzisteneU  de  eentroi  6  apentos  nemosoe  eepecüJee. 

Homooromia  variable* 

Fosforescencia. 

Antotomía. 

Aparato  eléctrico. 

Nematocistos,  sagitocistos,  tubos  de  Cuyier. 

Exieteneia  de  partíenUridadee  anatómíeaB  en  ha  partee  ealeriorea. 


Homocromía  6  procedimientos  análogos. 
Mimetismo  (en  parte). 
Acromía  (en  parte). 
Ooraza,  espinas  6  tubérculos. 


BziiteneU  de  nedtfieaoionea  anaiónieM  pmdmdaa  en  lea  digeopa  intonifa. 

Mimetismo  y  homooromia  mimétioa  (en  parte). 

Aefomia  («n  parte). 

Fosforescencia. 

Autotomía. 

Aparato  eléctrico.  \  .,  .."-.) 


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MemoriM  4*1»  SwMÚl  <»intífteft 


^S<^^^MM^^»*M»^»^MMM^M»^VM»^^»^^^^^^ 


Medios  q^B»  mm  ^^tá^oMf^tn  tü  áiOm^a  jkIiUU)  jr. ff»  pieifntMi  aun 
en  el  pretoplasma. 

Foflforefloenoia. 
Acromia. 

Exiftenda  de  oortombreí  eepecuJei.  ,^ 

Fuga. 
Ocultación. 
Hábitos  nocturnos. 
Sociabilidad. 

Simbiosis  y  comeusalismo. 
Lentitud  de  movimientos. 

Capulfeft  y  ottQS  abrigos.  ^         ^:  •' 

Simulación  de  la  muerte. 
Aumento  de  volumen.' ^  i        •        ' 

Defensa  por  la  fuerza  y  la  astucia»  ^   •        ►     .    ' 

Lapidación.  r.     .    ..       \ 

¡;,   :  .*  V       ■  •>..  ^^  .  -.-'» 

Existencia  de  vna  partioolarídad  en  loe  fendmenoe  dt  reprodoeci^n. 

*'B¿ortti^  ivAm^ro  de  hidivltEhios.' 

..'•».'ji-.í       ;  «^^  .'  t./íí  .'.'/  '    ♦(,      .1.      '■/».•       .  ii-i.* 
Medica  inoompatiUee  eon  el  de«&nollo  de  ciertoa  oayffWpe^atKiHJw  a^ffftf  anea 
7  ciertoe  procedimientos  de  aeleeción  ee^nalp^  , 

Hábitos  nocturnos.  '^  ^ 

Vida  subterránea. 

Homooromía  y  otros  medios  análogos. 

Los  prooediiiMWtMrdft  áefomjsrpott  iMdlo4e  sagítooistos  y 
nematooistoBy  son  debidos  quizá  á  un  simple  reflejo.  Hay  mn- 
ohoB  medios  que  significan  á  la  vei  una  partioaJÉádid  f  nÉató- 


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itiáutÍMdo  AAÉtfH.» 


xAJefty  AtA^jeroioU  de  tann  fiiQ<46ii  en  el  mowfpití)  del  «taque 
(Tubos  de  Cavier).  No  podríamos  señalar  todos  los  eas^ii'.ai 
^Qé  «a  presetiiá  un  ceuiyo  iietiK<»»  espeeiad^  é,wie  fohaii  ebber- 
▼aeieMs.  Todee  loé  medios  de  defeüM^'pttedea^SF  óbUámlo 
para  la  yariación  anatómica,  fisielógpda  ^  etológiea,'  si  ^stik  t»» 
fiaoión  ao  a^janea  una  «rentaja  <|ue  •dompente  coa  exeeae  Ú  in- 
eoqVeniiedle;que  resnka  de  la  pórc^arde  lin  siedie  de  pvoteo>* 


lUi 


mU 


El  eatudio.  qu^  hbmpu  terminad»  nos  «andiúie  Aiae^aigotol* 
leefeflexionea:  -    '■    i    v  :     .    '     ..  ';... 

.  O  bien  todos  loa  seees  ioeron.fOBmaáDS:  &  la. fea'  oon  «ot 
órganos  6  insHníM  de  proteociÓD,  previéiidese  .^  iOakMláudeee 
todo  (y  en  eae  eaao  no  uoaeáqftHoarÍMKiOá.btadqídskióndéane- 
dks  de  defensa  poi^teviooe&'OCÉao  ae  Te  en  el  Oastor^cealofl  aefe 
males  que  ban  if>rettdido  4  eritar .nueyos  ^ligeos  eome  la(i 
tsamfíaa^  la  det<mAQÍóa  de  aernaa  dé  fuego,  la  meotndad  delboaiH 
bre,  ete»  %  6  bisfli  4.paiAb.dé  orgaaismos  tan  inferioires  como  loa 
sareodanes  fuec«m  desavroUámdsee  oasi  paralelamente,  pot.uml 
parte  loAoiedka  de  stf^ue  y  por  otra  los  de  piJotaboÜni  y  en* 
tonoes  los  aaimalea  son  suseqitiUea  ide  pecEeeeionarsei  ó  waoíái 
fiearae.en  su  anatomía  y  sus  instintos.  Si  aoeptamos  esta  iíupo4 
stotóttMffá  piedtto  eosMotb»  al  £aetor  laeba  pov  Ja  yida  un  yidoc^ 
una  importancia  casi  infinita,  .pues  yemos  -que  la  neee^da^ 
de  la  defensa  pudo  babee  aearreado  cambios  profundes  eñ  la 
oonstf tostón  de  los  organbarinea,  en  su  sMkdo  de.disftribiúsaa  soí 
bie  la  anpeifieie  de  la  Tierra^  hasbi  ea  sos  cestombMS.7Éié». 
«áoter;  que esa'teena ea ea ceaumen  uaa dadlas ^aeirnáabaa 
a^tltribnide  al  deearcrtlo  y  4  lamult»|¿i<»dad  4»  lea  aeiwei^.^^^  1 

1  dome  eebaa  adquirido  ealea  medias  jckd.4af eAsaf  Aeabnoi^ 
te  oa  lo  sabemos  y  nadie  ¡Kidr4  teaaar  la  Uéteria  detallada  deí 
de«Mtfotta4k,.HA  i^rfaaQ^4<itriai^ió.dd,un4i»b^4%fiftir|#^ 


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MemoriM  átUB9étMí(kmUAm 


dog  iMcBos  de  posolvet  la  cuestión  eacenecal  J  de  uM  wmr 

«  La  teoría  dala  Tiriaciéa  ciega  regida  per  laaeleeeióa^  la 
téoríaide  la^yiaei^per  oaaeas  meaánieaBy  fiíieaiy  regidaigioe)^ 
aenie  por  la  aeléociiB»  Be  aquí  na  ejempla: 

Segán  la  primera  tooiia  las  larras  de  las  mariposas  Tarfañ 
en  sus  colores  por  la  iencfeñcia  á  la  tariaeión  y  puedan  adqui?* 
rir  el  rojoy  el  azul,  el  yero^  el  yioleta,  el  amarillo,  el  anaranja- 
do,  el  moreno,  en  resumen,  cualquiera  de  los  colores  simples  6 
de  los  compuestos,  que  son  incontables;  la  selección  impide  que 
se  fijen  muchos  de  ellos  y  sólo  procura  fijar  al  color  más  apro« 
piadopara  la  defensa  ú  otros  usos*  Los  fWDes  pianos,  por  la  ten- 
dencia ¿  la  variación  aparecieron  pigmentados  en-la  easa*dorsa( 
y  no  en  la  que  se  aoostombra  llamar  Teatral  y  la  aeleeeíón'  per^ 
petnó  este  cari<^w  útil; 

Segán  la  otra  teoria  lasirariarienea  son  más  limitadas,  anu 
cÍM  menos  yagas  é  ivregulace#.  Las  larras  de  LopidéptarosadM 
qoieren  los  coloree  del  medio  que  h^  rodea  por  efeetQ*  de  ka 
eondieiones  exteriores,  y  el  hecho  es  qne  se  les  hace  yariavse- 
gúb  la  luz  que  reciben  (Poullen)i  Bu  la  cara  «sf  iluminada  de 
los  Peces  planos  no  hay  el  ezeítaaté  que  provoca  el  desarreU» 
ddi  pigoaento,  la  luz,  y  M.  Ounningham  ha  deoiostralft  qne  m 
arttfieialmente  se  hace  obrar  4  ese^excitante,  iqMureee  ei  pigmen<* 
to.  A  medida  que  se  estudian  más  estos  fenómenos  se  yan  dmÑ 
ottbriendo  nueyas  cansas  mecámieaa  die  Tariaaián,'regidaa  mtmñi 
pre  por  las  causas  secundariafif. 

Otro  resultado  de  nuestros  estudios  es  que  la  variedad  de 
loa  medios  de  defensa,  sus  eCecteaá  yeees  terribles^  sa  cumple* 
ioidad  eytmordinaria,  su  exisfamdaen  todos  los  oii^am^mos^que 
enManmea,  di  examen  de  las  armas  de  eombatetle  loa  anima* 
les  demMstra  que  laf^etm  esftre  ellos  esiaceiaate  y  teriiUe 
y  qna  no  hay  la^  pas  ni  la  armonía  cantada  per  ios  poetase ., 

Uno  de  los  sabios  más  eaolareeídos  de  la  época  preaente^M« 
WáQaM»  no  l<^éreeasit  su  loabte  iáteris  por  ei  engianéeafcadm- 


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«*  Antonio  Alzftto.!.  297 


m^^^^^^^t^^K^^t^^^K^ 


to  de  la  teoría  transf  ormista  le  conduce  á  admitir  que  '^  probable- 
mente los  seres  gosan  de  la  yida  en  todos  los  instantes,  porque 
su  perpetua  yigilancia  respecto  á  los  peligros  y  aun  la  fuga 
ante  el  enemigo  no  son  sino  el  joyeux  ejercicio  de  sus  facult  v 

des 1os  ''  tormentos  ^y  ^^  miserias  "  de  los  animales  tienen 

poca  realidad  y  reflejan  las  sensaciones  imaginarias  de  hombres 
y  mujeres  instruidos,  si  ellos  se  encontraran  en  circunstancias 
semejantes."^ 

El  insecto  inmorilizado  que  soporta  largos  días  las  morde- 
duras de  una  larva  de  Sphex;  el  roedor  que  agoniza  entre  las 
garras  de  su  feroz  enemigo  y  lentamente,  muy  lentamente  apu- 
ra espantosos  sufrimientos;  las  innumerables  especies  mal  do- 
tadas en  medios  de  locomoción  y  que  perecieron  quemadas  en 
los  incendios  de  bosques  de  los  Estados  Unidos,  en  una  exten- 
sión total  de  10.274,089  acres;'  los  millones  de  insectos  que  pue- 
den derorar  las  5,000  especies  de  arañas  de  Europa;  las  victi- 
mas incontables  de  los  rapaces  y  carnívoros;  en  fin,  el  número 
de  seres  actuales  y  fósiles  que  no  mide  la  imaginación  y  Han 
perecido  por  las  inundaciones,  el  frío  ó  el  hambre,  seguramen- 
te no  darían  fe  de  ese  alegre  ó  jovial  ejercicio  de  las  faculta- 
des, ni  de  las  sensaciones  imaginarias  de  que  nos  habla  M.  Wa- 
llace.  La  existencia  de  las  especies  peligraría  si  los  sufrimien- 
tos no  fueran  inseparables  compañeros  de  la  muerte.  No:  el 
miedo  y  el  dolor  reinan  en  la  Naturaleza  como  soberanos  abso* 
lutos  ó  más  bien  como  omnipotentes  factores  del  progreso. 

líézieo,  Mano  dé  1898. 


1  fiemos  indaoido  eáioe  párrafoB  casi  litentlmente,  de  la  obra  ••  Le  Darwioia- 
vn,»  trad.  Varigny,  p,  51. 

2  Oh.  S.  Sargent.  Baporl  on  Foiwts  oí  N.  Ameríoa.  1834. 

MeoMriM  li89a^,  T  VI,  88. 


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298  MemoriAB  de  la  Sodedad  <]lientífica 


Moyens  de  déf ense  dans  les  animaax  par  Mn  le 
Prof  •  Alphonse  L.  Herrera. 


I/auteur  s'est  occupé  des  moyens  de  défense  dans  leS  ani- 
mauz,  envisagés  d'une  maniere  genérale  et  en  partioulier  dea 
moyens  de  défense  parmi  les  espéces  mexioaines.  H  a  consi- 
deré: 

Les  moyens  passifs. 

!Fuiie:  leur  ooexistence  avec  d'autres  moyens,  leur  genera- 
Uté. 

JExisiencetachée, — Perpétuelle  ou  temporaire;  c^est  le  moyen 
le  plus  general;  Pespéoe  forme  un  abrí  ou  bien  elle  peut  utili- 
ser  un  abri  déjá  existant,  ou  encoré  elle  se  cache  au  inoment 
du  danger.  Habitudes  noctambules,  cavernicoles,  terricoles; 
ventriloquie;  immobilrté;  formation  des  cocons,  des  nids  et  des 
autres  abrís;  cliemins  souterrains. 

AssodaUons. — Commensalisme  et  symbiose.  Associatlon  des 
indívidus  d'une  espéce  ou  d'espéces  différentes;  perpetueltes  ou 
tempbraires;  índividus  voués  á  la  défense. 

Homochromie, — Dificultes  et  objetions.  Leur  génSrafité;  mo- 
difíoations profondes  des  espéces  bomocliromes;  leuns  varietés; 
homochromie  mobile;  leurs  rélations  aveo  le  commensalisme; 
influence  des  actes  yolontaires  sur  l'efficacité  de  Phomochro- 
mie;  absense  de  l'homocliromie. 

Achromie. — Moyen  de  défense  plus  parfait  que  Phomochro- 
mie. 

Cotdet*r prémoniíríce. — SioréHons prémonUríces.'^DBJi^  quel- 
ques  cas  elles  peuvent  se  substituer  á  l'homoohfomie  cu  &'ac- 
oompagner  de  ntomoohrettie  fixe  <m  mehñe« 


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"Antonio  Alíate.  11  299 


^^^^i^^>y>^^^^^t^>^k^iy^^K^^^^\^^^^^i^s^^\^>^^s^^^i^ñ^^Msy\^k^\^>^^^^^^^K^>^>^>^ 


Eomachromie  mimétique, — Des  couleurs  et  des  formes  du  mi- 
lien;  en  rélatíon  aveo  les  aotes  volon taires  de  Tanimal. 

Mimétúíme. — Lenrs  conditiops;  ressemblance  dans  les  cou* 
lenrS)  les  formes,  les  aliares,  les  monvements,  la  maniere  d'at- 
taqner,  la  voiz. 

AutoUmie. — Séparation  d'nn  organe  ou  división  du  corpsj 
on  pent  conper  un  organe  plus  ou  moius  important  et  suscep- 
tible ou  incapable  de  se  régénérer,  ou  qui  pent  se  régénérer 
d'une  maniere  vicieuse. 

Cuirasse,  piquants,  tubercules^  coquüle,  selou  les  groupes  zoo- 
logiques. 

Phosphorescence,  —  Une  espéce  aphotogéne  peut  employer 
pour  sa  défense  une  espéce  phosphoresconte  (Phceus);  la  lu- 
miére  fait  élpigner  l'ennemi. 

Animaux  quifont  le  mort —  IndifPérence  simulée  aux  plaies 
les  plus  douloureuses;  simulation  de  l'état  de  putréfaotion. 

Espéees  tres  nombreuses  en  individus. —  Gonditions  de  l'utilité 
de  ce  moyen  de  défense. 

Augmenüítion  du  volume. — Lapidation» — Classification  des 
xnoyens  de  défense:  volontaires,  passives  et  actives;  signifient 
une  modification  anatomique  ou  physiologique  dans  le&  partios 
eztérieures  ou  intérieures;  subordination  d'un  réfleze  á  un  acte 
volon  taire;  Pexistence  d'appareils  nerveux  ou  musculaires,  d'u- 
ne  babitude  particuliére;  moyens  que  se  tronvent  déj^  dans  le 
protoplasma;  moyens  incompatibles  avec  le  développement  de 
certains  caracteres  sexuels  secondaires. 

Origine  des  moyens  de  défense. — La  souf  ranee  et  la  lutte  com- 
me  une  des  causes  du  progrés. 


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EMIH  BISKO-MRIW  DE  íOm  EM 
MOTA 

SEOdÓNDEIjAEEPTJ^LIOAMEXIOANA 

TSStrS   qhAT.TTTPO  -7  'TTTTiTíA, 


(Ix^3£1XJIl   -Vil). 

Sabido  es  qne  el  Gobierno  Español  deseoso  de  celebrar  dig- 
namente el  Cuarto  Centenario  del  descubrimiento  de  Améri- 
ca,^ invitó  con  particular  instancia,  j  entre  todas  las  naciones 
del  NueYO  Continente,  á  nuestra  República,  á  fin  de  que,  con 
las  demás  hermanas,  asistiera  al  gran  certamen  que  debería 
abrirse  en  Madrid  en  el  mes  de  Octubre  del  año  próximo  ante- 
rior. 

Aceptada  con  singular  beneplácito  la  invitación  por  parte 
de  nuestro  Gobierno,  secundóse  con  ardor  la  idea  de  aquel  con- 
curso histórico  que  habria  por  su  propia  naturaleza  de  interesar- 

1  BmJ  dMMto  40  9  de  Bnero  de  1891. 


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802  Memorias  de  U  Sootedad  Oientífioa 

nos  no  solamente  por  el  hecho  qne  iba  á  conmemorarse,  sino 
también  por  la  gran  trascendencia  que  tendría  en  el  campo  de 
la  investigación  para  aclarar  tantos  y  tantos  puntos  obscnros 
en  la  historia  de  nnestras  primitivas  razas  de  América. 

En  efecto,  aquel  certamen  al  cual  concurrieron  casi  todas 
las  repúblicas  hispano -americanas  y  algunos  países  de  Euro- 
pa^ resultó  ser  un  inmenso  cuadro  histórico,  una  sinopsis  qmx& 
única  por  su  carácter  tan  especial  y  propio,  en  la  cual  efe  sinte- 
tizaron de  bulto,  auténticos,  originales,  por  decirio  así,  las  tra- 
diciones y  usos  y  costumbres  de  los  pueblos  aborigénes  de  Amé- 
rica, ya  en  la  época  precolimibiBa,  ya  en  la  postcolombina,  en 
la  parte  más  interesante  de  esta  última. 

Las  importantes  colecciones  de  la  Expedición  Hemenway 
presentadas  admirablemente  en  el  departamento  de  los  Estados 
unidos,  nos  hicieron  fijar  la  atención  en  la  identidad  existonte 
entre  las  comarcas  indígenas  del  Tuzayan  ( Arizona)  y  la  nues- 
tra de  Gasas  Grandes  eu  el  Estado  de  Chihuahua.^ 

La  semejanza,  mejor  dicho  la  igualdad  palmaria  que  se  ad- 
vierte entre  los  monumentos  indígenas  de  Guatemala  y  los  nues- 
tros de  Yucatán  y  de  Ghiapas,  eslabonó  nuestros  estudios,  pu- 
diendo  así  comparar  con  documentos  exactos  las  investigaciones 
de  nuestros  historiadores  acerca  de  la  nación  Maya  tan  admi- 
rable como  adelantada. 

El  propio  cuadro  nos  hizo  debener  aún  más  ante  el  asombro- 
so paralelismo  que  resulta  entre  la  nación  Quimbaya  pobladora 
de  buena  parte  del  territorio  de  la  hoy  República  de  Golombiay 
y  ese  otro  poderoso  pueblo  Tarasco  dueño  en  otro  tiempo  de 
aquella  fértil  región  de  Hichoacán.' 

1  Véase:  "A  jonrnal  of  American  Ethnology  aoíd  Arehsdology  n — 1I°<>  vol:  A 
few  tummer  ceremonial  <U  the  Tusayan  puMM,  bj  J.  Walter  Fewkes. 

2  Bnsayo  etnográfico  j  arqueológico  de  la  Prorlnela  de  loe  Qoimbajas,  en  el 
N^ero  Beino  de  Granada,  por  Ernesto  Bestrepo.-«^18SS-- Bofyotá  (Ooletobia)— 
Im^twáik  de  ln  Lm,  ealle  18  ato.  100  ^4? -«-62  págs. 

—Estadios  sobre  los  aborígenes  de  Colombia,  por  Bmesto  Bestrepo— Prime- 
ra Parte— Bogotá— 1892— 4?— 181  pá»*  J  nna oirtageocisáAMal^iK. 


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"  Antonio  Ahate. »  ^OS 

De  esta  suerte  y  por  lo  que  apenas  hemos  aaotado,  puede 
juzgarse  la  indiscutible  importancia  de  afia  Exposición  que  di- 
ficilmente  podrá  reproducirse  en  ningún  otro  punto  del  globo. 

Dividióse  para  su  objeto  en  dos  grandes  seodoneSi  que  se 
instaron  en  el  soberbio  palacio  destinado  i  Biblioteca  y  Mu- 
seos Nacionales,  en  el  Paseo  de  Recoletos  de  Madrid.  La  pri- 
o\era  sección  se  denominó  Exposición  Hiatárioo- Americana, 
quedando  colocada  en  la  planta  baja  del  edificio;  la  segunda, 
denominada  Exposición  Histórico -Euipopea  eseaoialiaente  de 
arte  retrospeetivo/  y  en  la  cual  efresbco  ocuparme  en  otro  ca* 
pitnloy  se. instaló  en  la  planta  alta  del  palacio.  • 

Al  lamamieuto  que  España  biso  para  la  Históiúco- Afmeri* 
cana,  cotteoriieron: 

Alemania. 

Argentina  (República). 

Bolivia. 

Colombia. 

Costa  Rica. 

Cbile. 

Dinamarca. 

Dominicana  ( República). 

Ecuador. 

España  y  sus  posesiones  de  Ultramar. 

Estados  Unidos. 

Guatemala. 

1  tTna  de  ias  nadones  más  ñetm  ea  leaoros  tiiiUnoos,  «t  tin  diiptfta  Iqmflai: 
MÍ  lo  ataitlgnó  €ñ  esta  Seooión,  k  la  cual  Ueraroi,  «tefrtaadA  aaloDtty  laa  tábtiote- 
eai,  loa  ar^lúnros,  las  catedrales,  los  museos  provinoiales  de  la  Península,  lo  «ás  no- 
table 7  hermoso  en  manuscritos,  pergaminos,  reliquias,  estatuas,  ornamentos,  cá- 
lices, cruces,  armas,  cuadros  de  tode  género,  etc.  Valiosa  fue  la  cooperactón  pres- 
tada per  aílganaa  oasas  de  la  vieja  nobleaa,  de  donde  se  aaosMn  {tera  e^düfaitlas  m 
péUioe,  las  ▼ftttstas  aormadviras,  ¡m  arrece  de  los  celebrados  torneos,  eofnsdebia- 
srt  euigados  de  relleyes,  selles  incontables,  autógrafos  de  santos,  príncipes  y  reye^ 
j  euanto  pudo  contribuir  al  lucimiento  de  la  Sección,  para  llenar  su  fin  piini^pal : 
la  expodeión  completa  d4  Arte  retioRpeotirvn.  ^ 


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804  Memoriat  de  la  Sociedad  Científica 

México. 

Nicaragua. 

Noruega. 

Perú. 

Portugal. 

Suecia* 

Uruguay. 

Entre  todo  este  concurso,  descollaron  en  primer  término: 
Colombia  por  sus  riquísimas  piezas  de  oro,  todas  arqneológicaa 
y  Tatuadas  en  subido  precio;  Costa  Rica  por  sus  abundantes  y 
bien  presentadas  colecciones  de  cerámica  y  piedra;  los  Estados 
Unidos,  en  la  parte  relativa  á  la  Expedición  Hemenway,  y  Es- 
paña por  la  variedad  de  objetos  americanos  que  expuso  proce- 
dentes de  su  Museo  Arqueológico,  entre  otras  una  preciada  co- 
lección de  momias  humanas  sud-americanas,  y  otra  excelente 
de  cerámica  peruana 

Por  lo  que  toca  á  nuestra  República,  muy  lejos  estuvo  de 
hacer  desairado  papel:  antes  al  contrario:  puede  decirse  que 
culminó  casi  en  primer  término,  por  la  riqueza  y  profusión  de 
sus  colecciones,  por  el  método  y  orden  científicos  que  predomi- 
naron en  la  exposición  de  ellas,  y  por  la  exacta  sujeción  que  se 
tuvo  al  programa  que  de  antemano  dio  á  conocer  el  Gobierno 
Español. 

México  obtuvo  por  tal  motivo,  el  aplauso  de  propios  y  ex- 
traños, y  pudo  alcanzar  de  esta  suerte  el  más  honroso  lugar,  en 
ol  seno  mismo  de  la  Madre  Patria,  donde  por  primera  vea  iba 
á  ondear  nuestro  pabellón  en  verdadera  fiesta  de  familia. 

El  contingente  de  México  fue,  pues,  por  esencia  histórico  y 
en  todo  conforme  con  la  índole  del  programa  citado;  formándo- 
se dicho  contingente  por  los  trabajos  de  una  Junta  nombrada 
por  nuestro  Gobierno  y  presidida  por  el  Sr.  D.  Joaquín  García 
Icazbalceta,  siendo  los  más  activos  colaboradores  los  Sres.  D. 
Alfredo  Ghavero  y  D.  Francisco  del  Paso  y  Troncóse,  á  quien 


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"Antonio  Alxate."  805 


con  sa  anxiKo  y  sus  rástos  eonooiimentos  en  la  materia  8o  de- 
\ñ6  en  giran  parte  el  éxito  de  nuestra  Seootón.  Ta  en  larga  y 
p^Hja  reseña  expone  dicho  señor  los  trabajos  referentes  &  la 
preparación  dé  México  para  el  certamen,  citándose  á  todas  las 
personas  que  á  ello  contribuyeron;  reseña  qiié  va  al  frente  del 
vóluiíkinoso  Catálogo  especial  de  nuestra  Sección,  y  que  ahora 
concluye  de  darse  á  la  estampa  en  Madrid,  en  la  tipografía  de 
los  Sucesores  de  Bivadeneyra. 

No  debemos,  sin  embargo,  mientras  la  reseña  se  conoce,  ol- 
vidar el  entusiasmo  y  empeño  del  Sr.  General  D.  Vicente  Biva 
Palacio,  nuestro  Ministro  en  España,  para  que  la  Exposición 
toda  resultase  brillante  y  fuese  digna  de  su  objeto. 

(Jna  Tez  eompilades  todos  los  elementos  con  que  se  conta- 
ba» enriáronse  á  España,  asi  como  á  una  Oomisión  presidida  por 
el  mismo  Sr.  del  Paso  y  Troncóse,  encargada  de  Ueyar  en  el  oer- 
taimen  la  repiresentacióii  de  México  y  de  hacer  en  el  palacio  de 
Recoletos  la  instalación  de  nuestro  material  histórico. 

Cápeme  en  suerte  ser  nombrado  por  el  Supremo  Gobierno 
miembro  de  esa  Comisión,  junto  con  los  Sres.  Dr.  D.  Francis- 
co Planearte,  D.  Francisco  Sosa,  D.  Francisco  Río  de  la  Loza 
y  D.  Fernando  del  Castillo;  y  me  complazco  ahora,  terminado 
ya  del  todo  nuestro  certamen,  ofrecer  á  nuestra  Sociedad  ''Ál- 
zate'' la  presente  breve  nota  en  la  cual  expongo  someramente 
el  orden  bajo  el  cual  se  presentó  al  público  nuestra  Patria  en  el 
concurso  que  España  celebró  en  las  postrimerías  de  1892,  para 
conmemorar  la  cuarta  centuria  de  la  aparición  en  la  geografía 
de  la  tierra,  del  Continente  Americano. 

Debe  ante  todo  observarse,  que  esta  nota  no  tiene  el  carác- 
ter de  informe;  es  simplemente  oficiosa,  pues  corresponde  al 
Presidente  de  la  Comisión  hacerlo  ante  el  Gobierno.  Mi  objeto 
es  que  participe  nuestra  Sociedad  de  algunos  datos  proporcio- 
nados por  boca  de  uno  de  sus  miembros  que  fue  testigo  ocular 
de  aquel  interesantísimo  concurso,  raro  por  su  excepcional  ca- 
rácter; único  en  su  especie  en  este  sigb. 

Memorias  [1890^31»  T.  VI,  38 


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806  If  emoríai  de  k  Sociedad  Científica 

Como  dije  antes,  la  Exposición  Histórico- Americana  que- 
dó instalada  en  la  planta  baja  del  palacio  destinado  á  Bibliote- 
ca y  Museos  Nacionales,  ocupando  nuestra  Sección,  como  se 
advierte  en  el  adjunto  planO;  el  ángulo  correspondiente  á  las 
calles  de  Serrano  j  Jorge  Juan. 

Fueron  expuestos  nuestros  objetos,  en  cinco  salones,  comen- 
zando por  el  de  la  entrada  de  la  calle  de  Serrano,  y  en  el  orden 
que  en  seguida  se  expresa : 


PRIMER  SALÓN. 

Dispusiéronse  sobre  pedestales  hechos  al  efeeio,  las  piezas 
de  cartón -piedra  y  de  yeso,  hechas  por  el  escultor  D.  Epitacio 
Calvo,  vaciadas  de  los  mismos  originales  pertenecientes  al  Mu- 
seo Nacional  de  México.  Estas  piezas,  según  el  orden  en  que 
fueron  colocadas  en  Madrid,  conservándoles  su  misma  marca 
alfabética,  es  la  siguiente:* 

(a). — La  diosa  Coatlicue.  Modelo  de  la  divinidad  encontrada  en 
la  Plaza  Mayor  de  México  el  año  1790,  y  que  representa 
á  la  deidad  de  la  muerte. 

(b). — Tzontémoc,  Modelo  de  un  curiosísimo  disco  de  piedra  en 
el  cual  se  halla  esculpida  la  imagen  del  sol  poniente:  el 
dios  de  las  tinieblas.  ( En  el  Museo  aun  se  conserva  escri- 
to el  equívoco  nombre  de  cuauhxicaUi  dado  á  este  ejem- 
plar monolítico). 

(e). —  ChaJchíhuiÜicue.  Modelo  de  la  magníBca  piedra  represen- 
tación de  la  diosa  del  agua,  y  que  obsequió  el  Sr.  D.  Al- 
fredo Chavero  al  Museo.  Procede  de  Tlalmanalco. 

(ch). —  Cabeza  colosal  de  diorita.  Modelo  de  esta  bellísima  pie- 
dra^  representación  de  Totee  (la  Luna). 

1  Bn  el  Catálogo  nuonado  j  qae  formará  el  Sr.  Tronooeo,  podrá  rene  la  dei> 
crípoión  de  todas' las  plecas  ezpaestas. 


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"Antonio  Alíate.»  807 


(d). — Torso  humano  colosal.  Modelo  del  fragmento  representa- 
ción del  Teomama  (aquel  que  lleva  al  Sol),  aegán  el  Sr. 
Tronooso. 

(e). — Lápida  conmemorativa.  Modelo  de  la  conocida  piedra  en 
la  cual  se  marca  la  fecha  correspondiente  á  la  fundación 
del  Templo  Mayor  de  los  Aztecas:  es  un  precioso  ejem- 
plar. 

(f ). — La  Piedra  de  Tigoc.  Oran  modelo — tamaño  natural,  como 
todos  los  anteriores  y  los  de  las  piezas  que  siguen — del 
monolito  conocido  Yulgarmente  por  el  nombre  de  Piedra 
de  Sacrificios. 

(g). —  Camaxtli.  Modelo  de  este  dios. 

(h). — La  Cruz  del  Paienque.  Modelo  del  precioso  tablero  maya 
que  forma  juego  con  otros  dos  de  un  palacio  de  las  rui- 
nas de  aquel  sitio. 

(i). — La  diosa  de  la  muerte.  Modelo  de  otra  deidad  que  se  ha- 
lla en  la  actitud  de  hacer  presa,  y  que  presenta  encalle- 
cidas las  palmas  de  las  manos,  á  causa  de  tantas  victimas 
sacrificadas. 

( j  ).^ Piedra  dd  juego  depeMa.  Modelo  colocado  sobre  una  mén- 
sula elevada,  para  indicar  la  posición  que  en  el  juego  tenía 
aquel  disco  perforado  en  el  centro.  Sabido  es  que  gana- 
ba el  juego  y  los  vestidos  de  todos  los  circunstantes,  aquel 
que  hacia  pasar  la  pelota  por  la  perforación. 

(k). — Modelo  de  un  ídolo  chiapaneco. 

(1). — /(M>  mofa.  Modelo  del  precioso  ejemplar  á  quien  llamó 
Chál-'Mool  el  Dr.  le  Plongeon  (el  dios  Tetecateáncatl  de 
los  nahuas). 

(11).— j^{  cautivo  de  Cimpas.  Modelo  de  este  relieve. 

Todas  las  piezas  que  acaban  de  citarse,  colocáronse  conve- 
nientemente arrimadas  á  los  muros,  exceptuándose  la  Piedra 
de  Tímoc  y  la  Coatlicue,  que  fie  hallaban  aisladas. 

Entrando  por  el  vestíbulo  y  en  el  fondo  de  la  izquierda,  se 


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308  Memorial  de  k  Sociedad  Científtea 

destacaba  el  gran  cuadro  conteniendo  una  parte  de  las  láminas 
cromolitográficas  que  dibujó  el  8r.  D.  jTenaro  López,  y  que  re- 
presentan el  Lienzo  de  Tlazcala,  en  el  cual  se  descñben  ideo- 
gráficamente las  batallas  de  los  españoles  en  la  época  6  en  los 
momentos  de  la  Conquista* 

En  frente  de  este  cuadrOi  y  en  el  fondo  de  la  derecha,  se 
hallaba  otro  lienzo  de  Oaxaca,  interesante  también,  y  ^opiado 
por  un  alumno  de  la  Escuela  de  Bellas  Artes. 

En  dos  dobles  pupitres  se  colocó  una  serie  de  treinta  y  dos 
cartones,  conteniendo  objetos  de  culto  (cabecitas  de  barro,  en 
general)  de  los  Acolhúas,  Cuetlastecos,  Tlateloloaa,  Tepanecas 
y  Nahuas  en  general. 

Copapletaba  el  aspecto  del  salón  la  decoración  especial  he* 
cha  en  Barcelona  por  el  artista  D.  Antonio  Yilanova;  y  consis- 
tente en  galerías,  cuyos  dibujos  se  tomaron  d^  los  códices,  co- 
locadas sobre  puertas  y  ventanas  para  sostener  colgaduras :  ade- 
más el  mismo  artista,  con  dibujos  que  asimismo  se  le  dieron, 
hizo  cuatro  grandes  escudos  que  se  ostentaban  en  el  pecho  de 
unas  aves  en  actitud  de  descender,  los  cuales  idscudos,  coloca- 
dos en  lo  alto  de  las  paredes,  llevaban  represen tadoa  los  símbo- 
los cronográficos  de  los  anos:  Caña,  Con^o,  Pedernal  y  Casa. 

De  uno  y  otro  lado  de  la  puerta  de  entrada  al  siguiente  sa- 
lón, dispusiéronse  sobre  pedestales  dos  estatuas  de  yeso,  tama- 
ño natural,  presentadas  por  el  Sr.  Dr*  D.  Antonio  Peñafiel,  he- 
chas por  alumnos  de  la  Academia  de  Bellas  Artes,  y  las  cuales 
representaban,  respectivamente,  una  á  un  guerrero  azteca  (el 
caballero  tigre  J  y  la  otra  á  un  sacerdote,  siendo  notables  en  am- 
bas, las  piezas  de  indumentaria. 


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••ABteüoAIinte.ii  809 


SEGUNDO  SALÓN. 


JBIa  una  dille  central  se  colocó  el  resto  de  bs  modelos  de 
oavtÓB- piedra  j  yeso,  más  las  piezas  que  seguidamente  citaré. 
En  otros  pedestales  murales,  dispusiéronse  asimismo  objetos 
atslados,  todos  los  cuales,  siguiendo  el  propio  orden  que  allí  te^ 
nían,  eran  los  siguientes: 


Bn  la  ealle  central: 

(  m ). —  Vaso  ctjeto  de  cuUo.  Modelo  en  yeso,  del  original  de  piedra. 

(n). — Monumento  kecho  de  madera  de  nogal,  primorosamente 
tallado  por  el  carpintero  mexicano  José  María  Bodriguez 
y  presentado  por  el  Dr.  Peñafiel.  Ek  la  reconstrueción 
en  pequeña  escala  de  uno  de  los  famosos  templos  que  se 
hallan  en  las  ruinas  de  Xochicalco  ( Estado  de  Morolos). 

(ñ) — Xod^nOi  (el  Señor  de  las  flores)  ó  NáhuiácoÜ  (el  Señor 
del  fuego).  Modelo  representación  de  este  personaje  mi« 
tológico.  Es  una  de  las  piezas  de  piedra  más  interesan* 
tes  y  curiosas. 

(o). — Modelo  de  una  piedra  cronológica,  en  forma  de  paraleli- 
pfpedo  y  excavada  en  la  cara  opuesta  á  aquella  que  le 
sirre  de  base. 

( p  )* —  QtáeiMtácóaÜ  ( el  dios  del  aire ).  Modelo  de  la  figura  dé  pie- 
dra que  representa  i  aquel  dios  en  forma  de  culebra  eth 
locado  su  cuerpo  en  espiral:  es  una  de  las  representacio- 
nes simbólicas  más  curiosas  y  el  ejemplar  muy  hermoso. 

(q). — Modelo  de  una  piedra  paralelipipédio^,  conmemorativa, 
la  cual  en  varias  de  sus  caras  lleva  eñ  gran  tamaño  es- 
culpida la  imagen  de  lUfpapáhÜ  (mariposa  simbólica  en 
cuyas  alas  Ueva  «avajss  de  pedernal). 


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810  MemoríM  do  1»  SootecM  Oientáfioa 


«'^'^^^^^>^^>^>'^^v^^^^>^^*s^^^^^^«^>^«^^^^^•^*^^**^^^^^^^l^^^^»>*^>w^^^^^>^w^^^^^^v«*^*^'V^w^^^>/^^^^^/^*^^/^^•'^• 


Pedetliles  mvnües: 

(r). —  Omeácatt,  Modelo  en  yeso  del  cilindro  de  piedra  que  fi- 
gura el  ciclo  mexicano  de  52  años  ó  Xiuhmolpffli. 

(s). — Cabeza  humana  de  piedra,  procedente  del  Estado  de  Ve- 
racruz.  Modelo  en  yeso.  El  ejemplar  es  notable  por  la 
perfección  con  que  la  cabeza  está  hecha. 

(t).— *CicIo  mexicano  de  52  años.  Cilindro  original  de  piedra 
basáltica. 

En  la  misma  calle  central  se  dispuso  en  un  aparato  especiali 
y  entre  las  figuras  (ñ)  y  (o),  la  tira  cromolitográfica  del  códi- 
ce "Porfirio  Díaz,''  facilitado  para  su  reproducción  por  el  Sr. 
Presidente  de  la  República;  documento  pictórico  interesante. 
El  Sr.  Troncóse  opina  que  el  códice  es  mizteco. 

Á  lo  largo  del  salón  y  de  uno  y  otro  lado  de  las  figuras  ci* 
tadaSy  dejando  el  suficiente  espacio  para  la  circulación  del  pú- 
blicOy  se  distribuyeron  diez  dobles  escaparates  ( cinco  por  lado ), 
en  los  cuales  se  instalaron  los  objetos  todos  de  cerámica  y  subs- 
tancias diversas,^  correspondientes  á  distintas  civilizaciones;  y 
siguiéndose  un  riguroso  método  de  clasificación.  Así  pudieron 
distinguirse  yarios  grupos:  el  de  los  objetos  domésticos,  cerá- 
mica en  general,  malacates,  sartales,  etc.;  el  de  los  objetos  de 
transición  entre  el  hogar  y  el  templo,  como  hachas,  discos,  ins- 
trumentos músicos;  el  de  los  objetos  destinados  al  culto:  ídolos, 
incensarios,  pipas,  etc.,  armas  en  general,  dardos,  flechas,  etc. 

Divididos  primeramente  así  los  objetos,  mezcladas,  pero  sin 
confundirse,  las  diversas  colecciones,  ordenáronse  en  dichos 
diez  escaparates,  de  la  siguiente  manera: 

Primer  escaparate, — (a).  Objetos  correspondientes  á  la  gran  ci- 
vilización Maya  (Cerámica:  ídolos  en  su  mayor  parte: 
Colecciones  del  Instituto  Campechano  y  de  particulares). 

1  Piedra,  iMurro,  máden,  eobra,  hoMO,  ooneb»,  yeto. 


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"ÁBtoaio  Alttie.  II  311 

(b).  Objetos  porteneoientes  á  la  oÍTÍlisaoión  Ghontál. 
Segundo  escaparate. — Cerámica  y  objetos  de  dirersas  substan- 
cias, de  la  civilización  Tozteca. 
Tercer  escaparate. — Objetos  pertenecientes  á  los  Cuetlaxtecos. 
Cuarto  escofMira^-^  Objetos  pertenecientes  á  la  cirilización  To* 

tomihuaca. 
QuMo  escc^raie. — Objetos  diversos  pertenecientes  á  las  civi- 
lizaciones Teochichimeca,  Gholalteca,  Tlascalteea,  Ma- 
ilatzinca  7  Huexotsinca. 
Sexto  esoaparaie. — (a).  Objetos  de  la  civilización  Acolhua. 

(b).  Objetos  de  la  civilización  Mexicana. 
Séptimo  escaparate. — (a).  Civilizaciones  Tepaneca  y  Cohoisca. 

(b)« — Civilización  Nahua  en  general. 
Octavo  escaparate, — Civilización  Nahua  en  general. 
Noveno  escaparate. —  Objetos  de  la  civilización  Totonaca. 
Bécmo  escaparate.^ {Bk),  Civilización  Totonaca. 
(b).  Civilizaciones  Otomite,  Huaxteca  y  Pame. 

En  cinco  pupitres  se  dispusieron  keinta  y  ocbo  cartones^  los 
cuales  contenían  malacates^  sartales  de  cuentas,  flechas  y  dar- 
dos de  obsidiana  y  pedernal,  conchas  labradas,  cabecitas  de  ba- 
rro, sellos  de  barro,  etc.,  todo  correspondiente  á  la  civilización 
Nf^ua  en  general. 

Las  paredes  se  cubrieron  con  las  copias  á  la  acuarela  de  los 
lienzos  y  códices,  hechas  por  alumnos  de  la  Academia  de  Be- 
llas Artes,  bajo  la  inspección  y  dirección  del  Sr.  Troncóse  y  del 
artista  Sr.  D.  José  María  Velasoo;  y  las  cuales  copias  fueron: 
el  códice  de  Cuauhtlantzinco,  el  mapa  de  Coatlichan,  el  plano 
de  la  ciudad  de  Cholula,  el  plano  antiguo  de  México  existente 
en  nuestro  Museo,  y  que  se  dice  regalado  por  Moteczuma  á 
Cortés,  las  tiras  de  la  Peregrinación  y  de  los  Anales  Aztecas, 
cuatro  códices  de  Boturini,  los  linderos  de  los  pueblos  de  San 
Matías,  Contlantzinco  y  Mixquiahuala  y  el  códice  de  Quauh- 
quechollan  existente  en  la  Academia  de  Puebla.  Además  se  co* 


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812  Memoríat  éé  la  SooMaá  Científica 

pió  primorosa  y  esaotamemte  al  óleo^  la  f  odoU  q«e  se  dice  ha- 
ber perteaeeido  i  Moteomma,  y  que  asinñsttio  ñé  balia  eú  el 
Museo  Nacional. 

En  esta  serie  de  cuadros,  figuraron  tanatbién  las  copias  crch- 
molitográfieas  hechas  por  el  8r,  D.  Jenaro  López,  de  los  coc- 
ees ''Colombino"  y  ''Dehesa,"  los  ladrillos  tan  interesantes  co- 
mo con  tanto  primor  esculpidos  y  que  conocemos  boy  con  el 
nombre  de  Relieves  de  Ghiapas,  la  colección  de  Calendarios  me- 
xicanos y  la  segunda  parte  del  Lienzo  de  Tlaxoala. 

Por  decorado^  y  siguiendo  el  estilo  del  salón  anterior,  se  co- 
locaron arriba  de  puertas  y  rentanas,  galerías  con  grecas  y  di- 
bujos tomados  de  los  códices  j  y  distribuidos  en  lo  lúto  de  las 
paredes,  escudos  semejantes  á  los  anteriores,  pero  sin  el  ave, 
con  los  símbolos  gerogUfioos  de  los  monarcas  mexicanos,  dea^ 
de  Tenoch  fundador  de  la  monarquía,  hasta  Tíaoc,  séptimo  rey^ 

Á  la  entrada  del  teroer  salón,  leran tárense  sobre  sendos  pe^ 
destales,  las  est&tuas  del  Emperador  Moteczuma  Xoooyotzin, 
y  la  de  una  india  noble  mexicana,  lo  cual  'completaba  del  todo 
el  característico,  sencillo  y  seyero  adorno  de  aquel  rasto  salón, 
que  encerraba,  principalmente,  las  civilizaciones  de  las  diversas 
tribus  que,  reunidas  ó  concentradas  «i  un  gran  núcleo,  consti- 
tuyeron la  poderosa  familia  Mexicana,  cuyos  dominios  se  «i- 
tendieron  en  la  inmensa  zona  que  comprendió  desde  las  cosrlaa 
del  Paeífieo  á  las  arenosas  playas  del  Seno  Mexicano. 


TEROER  SALÓN. 

Bh  el  centro  y  sobre  pedestales,  se  alzaron  dos  monumeii- 
tos  en  madera,  reproducción  en  corta  escala,  de  los  orif^nalea 
respectivos:  el  primero  representaba  un  templo  de  la  antigua 
Xuotüían,  hoy  Jacona  (Estado  de  Michoacán),  descubierto,  y  ée- 
lineado'después  el  modelo,  por  el  Sr.  Dr.  D.  Francisco  Planear" 


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"AntoBio  Aliflt«.H  M 


te.  EK  segundo,  ee  la  repreduocidn  del  célebre  templo  del  Tajin, 
que  forma  una  pirámide,  y  Ke  halla  en  el  cantón  de  Papantla  del 
Estado  de  Yeracraz.  Tan  cnrioeo  monnmento  f  ne  estudiado  por 
el  Sr.  Troneoso,  quien  ideó  la  mencionada  reprodueeión,  la  enal 
fue  ejecutada  bajo  la  inspección  del  teniente  de  ingenieros  D. 
Femando  del  Oastillo,  quien  en  la  propia  pirámide  rectificó  las 
medidas  de  ella. 

En  el  resto  del  salón,  se  dispusieron  seis  escapavatós  aislan 
dos,  como  los  de  la  sala  precedente;  y  en  ellos  se  colocaron  las 
colecciones  pertenecientes  en  su  mayor  parte  al  Museo  Michoa- 
cano  y  al  Sr.  Dr.  Planearte,  nuestro  erudito  compañero.  Los 
objetos  todos  correspondientes  á  la  cirilisación  Tarasca,  que- 
daron instaladas  en  cuatro  de  los  escaparates,  quedando  de  és- 
tos reservaos  dos :  uno  para  un  grupo  de  Prehistoria  y  otro  pa- 
ra objetos  diversos  de  la  tribu  Matlatzinca. 

Además,  en  cuatro  dobles  pupitres  quedaron  repartidos 
treinta  y  dos  cartones  que  contenían  cabecitas  de  barro,  sarta- 
lesy  malacates,  núcleos  y  objetos  pequeños  de  obsidiana,  instru'* 
montos  diversos^  etc.,  de  los  Tarascos  en  su  mayor  parte,  j  de 
los  Pames,  Matlatzincas  y  Tarahumares. 

Los  muros  se  cubrieron  asimismo  con  cuadros  copiados  ca- 
si todos  por  alumnos  de  la  Academia  de  Bellas  Artes,  yon  don- 
de figuran:  la  Peregrinación  de  los  Totomihuacas,  la  Genealo-; 
gia  de  Tepetícpac,  un  lienzo  de  Michoacán,  la  Introducción  de 
la  justicia  española  en  Tlaxcala,  el  prinxer  .códice  de  Guauhtin- 
chán,  el  lienzo  de  Juoutácato,  etc.;  el  códice  ''Barapdc^'^  copia 
cromolitográfica  por  el  Sr.  López  y  el  cuadro  original  del  Sr. 
Yelasco:  el  Baño  dQ  Nezahualcóyotl,  reproducido  ya  en  el  to> 
mo  I  de  la  obra  México  á  Wavés  de  los  Siglos. 

Pudo  también  lucir  junto  co^  los  cuadros  mencionados,  una 
preeiosa  colección  f otogcáficf^  de  Ib^  ruinas  de  la  Quemada,  en- 
viadas de  Zacatecas  ex- profeso  para  la  Exposición. 

El  ornato  consistió  en  las  galerías  de  elegante  forma  toma* 
dA  de  loa  códMe$;  en  escudos  con  los  cuatro  símbolos  oronográ- 

Memorias  [iZg^^g^],  T  VI,  iO, 


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814  Memorias  de  lA  SodecUd  CSentifioa 

fieos  de  los  años,  7  U  oonolosión  de  las  dinastías  mexieanas  des- 
de Ahaitzotl  ootayo  rey,  hasta  Gaatiiltémoo, 

La  estatua  altiva  y  gallarda  de  este  emperador,  ooronada  de 
vistoso  y  rico  penacho  de  plumas,  erguíase  sobre  un  pedestal, 
frente  á  la  del  valeroso  Xicoténcatl;  ambas  estatuas  colocadas 
á  la  entrada  de  la  siguiente  cuarta  sala,  estatuas  que  comple- 
taban la  colección  de  seis,  presentadas,  como  se  ha  dicho,  por  el 
Dr.  Peñafíel. 


OUARTO  SALÓN. 

Ocupaba  su  centro  el  gran  modelo  del  Templo  Mayor  de 
Gempoala  (Estado  de  Yeracruz)  en  donde  fue  vencido  Panfilo 
de  Narvaez  por  Hernán  Cortés. 

Sobre  una  amplísima  plataforma  se  construyó  en  madera, 
bajo  la  dirección  de  D.  Fernando  del  Castillo,  el  citado  templo, 
en  donde  de  bulto  pudo  verse  la  disposición  de  aquel  terreno 
amurallado. 

Las  ruinas  de  üempoala  han  sido  recientemente  exploradas 
por  el  Sr.  Troncóse  j  exhumándose  de  entre  el  polvo  y  el  olvido 
la  célebre  ciudad  totonaca. 

Sobre  dos  caballetes  se  colocaron  los  planos  de  las  citadas 
ruinas :  el  primero,  dibujado  por  el  capitán  de  ingenieros  D.  Pe- 
dro P.  Romero,  representando  el  conjunto  general;  y  el  segun- 
do levantado  por  el  Sr.  Castillo,  explicando  y  detallando  el  re* 
cinto  del  Templo  Mayor. 

En  diez  escaparates  murales,  quedó  instalada  la  rica  y  es* 
pléndida  colección  de  cerámica  mixteco-zapoteoa,  propiedad 
del  Museo  Oaxaquefio;  notabilísima  por  el  primor  de  sus  figu- 
ras  y  la  exquisita  elegancia  del  adorno  simbólico,  que  tanto  ca- 
racteriza á  aquella  civilización. 

Los  objetos  pequeños,  cabecitas,  etc.,  siguiéronse  eoloeau- 


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"AniOBio  Abate.  11  815 

do  en  papitresy  figarando  en  este  salón,  oaatro,  onyos  cartones 
contenían  ejemplares  de  ias  cirilizaciones  Tlatelolca,  Tepane- 
ca,  Matlatzinoa,  Nahna,  üohuisca,  Tarasca  j  Totonaca. 

Ocupaban  la  parte  superior  de  dos  escaparates^  dos  de  las 
quince  panoplias  construidas  por  el  Sr.  Dr.  Peñafiel,  y  de  las  cua- 
les adelante  hablaré.  Otra  panoplia  quedó  sobre  un  pedestal  si- 
tuada en  el  hueco  de  una  de  las  ventanas  del  salón. 

Asimismo  se  distribuyeron  sobre  los  escaparates  los  cinco 
k^MÜlis  6  asientos,  hechos  por  el  Sr.  Peñafiel,  todos  de  diversa 
forma,  ya  rectangulares  ya  cilindricos;  ya  con  respaldo  ya  sin 
él.  Figuraron  además  encima  de  todos  los  mismos  escaparates 
veinte  cuadros  con  otras  tantas  grandes  y  magnificas  fotogra- 
fías enviadas  por  el  Gobierno  del  Estado  de  Yucatán,  reprodu- 
ciendo vistas  de  las  ruinas  del  Palenque,  de  Uzmal  y  de  MiÜa. 

En  los  derrames  de  las  ventanas  se  pusieron  cuadros  en  nú- 
mero de  doce  con  dibujos  á  lápiz  de  las  ruinas  de  Cempoala, 
dibujos  hechos  por  el  Sr.  D.  José  María  Velasco. 

Por  todo  adorno,  colocáronse  galerías  con  grecas,  sostenien- 
do cortinajes,  y  ocho  escudos  con  el  símbolo  que  presenta  el 
atado  de  los  años,  y  que,  como  se  sabe,  tiene  la  figura  de  las  le- 
tras Ayo  entrelazadas. 


QUINTO  SALÓN. 

Quedó  en  éste  comprendido  todo  aquello  que  por  su  natu- 
raleza,  merecía  agruparse  por  separado,  en  diferentes  seccio- 
nes enteramente  distintas  á  las  de  los  salones  precedentes. 

Así  pues,  en  doce  escaparates  murales  repartidos  en  toda 
la  sala,  se  distribuyeron  los  objetos  que  en  seguida  van  á  indi- 
carse: 

L— *(a).  Trajes,  armas  y  utensilios  domésticos  de  los  indios 
bárbaros  del  Norte  de  Meneo*  Los  vestidos  se  dispusie- 


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310  MemoriM  éb  la  SoeÍ4dAd  Cleniíftoa 

ron  611  moAÍquíes  de  mimbre  mandados  hacer  al  efeoto,  y 
cuyo  tronco  teroc^inó  por  cabezas  modeladas  en  yeso  por 
el  escultor  italiano  Agusfco  Firanzi  BottinelU,  tomadas  de 
fotografías  que  con  toda  liberalidad  nos  proporcionó  la 
Delegación  de  los  Estados  Unidos. 
Las  armas,  escudos  de  enero,  flechas  y  aróos,  etc.,  arregUb* 
ronse  en  los  eac«{>arates,.  artística  y  convenientemente* 
( b ).  Trajes  y  objetos  diversos  de  indias  de  Michoaoi»,  Ve- 
racruz  y  otros  logares  (enaguas,  rebozos,  pañuelos,  gar- 
gantillas, arracadas,  etc.),  dispuestos  los  tnges  en  mani- 
quíes de  mimbre. 

n.-^  Lote  de  objetos  que  usan  los  indios  de  Xico  para  bus  bai- 
les. Propiedad  del  Sr.  (Jeneral  D.  Porfirio  Día».  ^ 

ni.— Dos  lotes:  uüo  de  figuras  humanas  de  camelote  (típos 
mexicanos),  presentado  por  la  Junta  Colombina  Espa- 
ñola de  Totuca;  y  el  otro,  de  figuritas  humanas  de  barro 
(tipos  y  costumbres  mexicanas),  de  la  propiedad  de  la 
Sra.  D^  Josefa  L.  de  Oómez  Velaseo. 

IV.— Arte  plumaria  antigua  mexicana.  En  esta  Sección  yer- 
daderamente  notable,  se  expuso  riquísima  colcha  de  plu- 
mas, de  los  indios  de  Zinacantepec  ( Estado  de  México); 
un  cuadro  con  las  armas  de  México;  otro  con  la  figura 
del  Salvador,  estilo  bizantino ;  otro  con  la  Virgen  de  Gua- 
dalupe, etc. 
V. — Lote  de  armas  españolas  de  la  época  de  la  Conquista. 

VI. —  Colección  de  objetos  eclesiásticos,  presentados  por  el 
Hmo.  Sr.  GiÜow,  Arzobispo  de  Antequera;  figurando 
entre  estos  objetos:  un  cáliz  que  se  dice  ser  de  los  pri- 
meros franciscanos  que  llegaron  á  Méxlcoj  un  mantel  de 
altar  con  rico  encaje  regalado  por  Felipe  U  á  la  Catedral 
de  Oaxaca,  y  otros  objetos  también  curiosos. 
VIL —  Pequeña  colección  antropológica,  consistente  en  un  lote 
de  créceos  de. los  incüuos  Pames,  Tarascos  y  Tarahuma- 
res;  y  o4rd  de  oaatnentas;  adquifidiO  todo  ^n  las  expedi- 


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AlMie.»  817 


ciones  que  bioieron  el  B.  P.  Aqtulee  Gerste,  8.  J.^  á  Ift 
región  de  }a  TarahnmAra  y  el  8r.  Dr.  D.  Matmel  M.  Vi- 
Hada  á  la  regióa  de  loa  Pames  en  San  Luis  Potoef.  La 
parte  relativa  i  los  TarasooBi  es  propiedad  del  Sr.  Dr.  D. 
Francisco  Planearte. 

(N.  B. — Los  cráneos  se  han  remitido,  una  Tez  terminado  el 
certamen,  al  Dr.  E.  Hamy,  Director  del  Moseo  del  Trocadero 
de  París,  y  quien  cuando  se  halló  entre  nosotros  en  Madrid,  tu- 
yo deseos  de  estudiar  con  detención  I0/3  referidos  cráneos.  El  Dr. 
Hamy  prepara  una  obra  de  Craneología,  y  en  ella  aparecerá  el 
estudio  respectivo  acerca  de  las  piezas  antropológicas  citadas). 

Sobre  todos  los  doce  escaparates,  se  colocaron  sendas  pano- 
plias, de  las  quince  citadas,  y  que  presentó  el  Sr.  Peñafiel,  con 
escudos  (chimalli)  sacados  de  los  códices,  el  átlaÜ,  la  macana, 
arcos  y  flechas,  mazas,  ondas,  lanzas  con  punta  de  obsidiana  ó 
pedernal,  banderas,  el  caracol  de  guerra,  el  huehuetl^  el  t^ponastle, 
eto.,  reproducción  fiel  de  todo  ese  material  que  empleaban  pa- 
ra sus  combates  los  antiguos  mexicanos. 

Los  mismos  escaparates  llevaban  en  su  pftrte  superior,  una 
colección,  de  veinticuatro  cuadros,  conteniendo  otros  tantos  di- 
bujos á  lápiz,  ó  á  la  acuarela,  de  antigüedades  mexicanas  co- 
piadas por  el  Sr.  D.  José  María  Yelasco* 

£0  cuatro  dobles  pupitres,  se  instaló  el  resto  de  objetos  de 
las  civilizaciones  Nahua,  Tepaneca,  Tlatelolca,  Gaetlaateca,  de 
Casas  Grandes,  Totonaca,  Mixteco-Zapoteca  y  Maya. 

.Una  abundantísima  colección  fotográfica  de  ruinas  de  ciu- 
dades y  representación  de  edificios  y  otra  de  tipos  indígenas, 
proporcionada  por  el  contingente  de  los  Estados  de  la  Repú- 

1  Un»  d»  li0  banéin^itM  pertonai  qne  eotí  Terdackro  afán  j  á9nnieté§  oon- 
tiUraTecoQ  ti  étáU  da  bi  tnht^m  rtliAivM  á  k  MM^úéa,  fae  esto  npientísimo 
■aaerdote,  tan  amigo  como  jnstamontQ  querido  dt  loe  mexieanoe.  Sa  a«aencia  re- 
ciente de  México,  por  tener  qne  Irte  á  radicar  oeroade  Florencia,  haaido  nnánime* 
mente  sentida :  con  ella,  hemos  perdido  á  un  sincere  amigo,  á  un  sabio,  entendido  y 
eflflU  eolabocader. 


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818  Mamoriat  de  U  Sociedad  Oientífica 

blioa  y  fruto  asimismo  de  la  Expedición  Científica  de  Cempoa- 
la^  se  dispuso  en  seis  grandes  facistoles,  distribuidos  conyenien- 
tómente  en  los  ámbitos  del  salón. 

En  la  calle  central  de  éstei  quedaron  colocados: 

!• — Dos  dobles  pupitres,  encerrando  los  monetarios: 

De  la  Academia  N.  de  Bellas  Artes. 

Del  Museo  Nacional  de  México. 

Del  Museo  Michoacano. 

Del  Sr.  D.  Teodoro  Dehesa. 

Del  Sr.  D.  Antonio  Gutiérrez  Victory. 

Del  Sr.  Dr.  D.  Francisco  Planearte. 

Clasificadas  las  monedas  por  colecciones  y  ordenados  los 
diferentes  grupos  de  éstas,  cronológicamente,  el  público 
pudo  yer  completa  la  serie  numismática,  desde  los  ya  ra- 
ros ejemplares  de  Carlos  y  Juana,  de  todo  el  periodo  co- 
lonial, del  de  la  Independencia,  Imperio  de  Iturbide,  Be* 
pública.  Imperio  de  Maximiliano  y  monedas  actuales, 
hasta  aquellas  de  las  municipalidades  y  de  ranchos  y  ha- 
ciendas de  nuestro  territorio.  Comprendióse  también  un 
lote  en  las  colecciones  de  medallas  conmemoratiyas,  de 
suerte  que,  en  esta  Sección,  nada  faltó  para  hacerla  rica 
y  completa.  Figuraron  en  ella,  como  era  consiguiente, 
monedas  de  cobre,  plata  y  oro,  y  hasta  las  escasísimas  y 
raras  también  de  madera. 
II. — Dos  dobles  pupitres  que  encerraron  una  reducida  sección 
bibliográfica,  y  en  la  cual,  se  hallaban,  entre  otras  yarias 
obras: 

La  obra  monumental  que,  en  homenaje  á  Cristóbal 

Colón,  dio  á  la  estampa  la  Junta  Colombina  de  Méxicoi 
bajo  el  título  de  Antigüedades  Meoñeanas;  compuesta  di- 
cha obra  de  dos  yolúmenes:  uno  de  texto  escrito  por  el 
Sr.  Lie.  D.  Alfredo  Chayero  y  otro  conteniendo  láminas 
cromolitográficas:  Códice  ''Colombino,'^  Códioe  ''Poffi- 


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•«AiitoioA]itto.ti  81^ 

rio  Días,''  Oódiee  ''Baranda,''  Oódioe  ''Dehesa,''  BeUeyes 
de  Chiapas  y  Lienso  de  Tlaxeala.  (El  texto,  fo\.  meo. — 
MésioOi  Oficina  típ.  de  la  Secretaria  de  Fomento,  1892. 
El  atlas,  gran  folio:  láminas  cromo -litografiadas  por  el 
8r.  D.  Jenaro  López). 

Obras  hüiáricas  de  D.  Femando  de  Alva  IxtlüxóchUl— 

Anotadas  por  el  Sr.  Lio.  ühavero  é  impresas  por  acner- 
do  del  Presidente  de  la  República. — Dos  tomos,  4? — Mé- 
xico, Tip.  de  la  Secretaria  de  Fomento,  1891-92. 

La  Sibliogrqfía  Mexicana  dd  Siglo  XVI  ^ov  el  Sr.  Gar- 
cía Icazbalceta,  impresa  en  1886. — Un  yolumen  en  folio. 
(Edición  de  Injo). 

Apuntes  históricos  de  México^  por  D.  José  Fernando  Ra- 
mírez. (Colección  de  MSS.  que  pertenecieron  al  Sr.  Cha- 
yero,  últimamente  al  Dr.  D.  Rafael  Lucio  y  ahora  al  Ma- 
sco Nacional). 

AnaHes  del  Museo  NaciovjoH  de  México.  (Todo  lo  que 

hasta  hoy  va  publicado). 

Invención  de  la  Sania  Crwrpor  Santa  Elena.  Coloquio 

escrito  en  mexicano  por  el  Br.  D.  Manuel  de  los  Santos 
y  Salazar.  Traducido  al  castellano  por  P.  P.  T, — Méxi- 
co. Imprenta  del  Museo  Nacional. — 1890. — 4?,  51  p&gs. 

Apuntes  de  Epigrafía  MexicanOj  por  Jesús  Galindo 

y  Villa. — Tomo  I  (Epigrafía  de  la  Ciudad  de  México* 
2*  edición  de  la  Sociedad  "Álzate"). — México,  Impren* 
ta  del  Gobierno  Federal,  1892.— 4?,  201  págs.  (Fáltala 
parte  de  Apéndice  para  completar  el  yolumen,  el  cual 
pronto  acabará  de  darse  á  la  estampa). 

— —  Álbum  de  fotografías  del  Estado  de  Morolos,  y  otras 
obras  importantes,  cuya  noticia  aparecerá  en  el  Catálo- 
go respectiyo. 
III.— -Un  primoroso  escaparate  central,  en  el  que  se  instalaron 
objetos  preciosos  de  oro,  obsidiana,  concha,  hueso  y  ala- 
bastro |  como  idoUtos,  pendientes,  anillos,  bezotes,  espe- 


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S80  MemorUs  de  l»0o(Miid  Oientifiea 

Íoi|  VMOB,  etoM  todo  artíttíoaiKíeiite  cok^sado.)  (Diversas 
coleocioneB). 

En  los  huecos  de  pared^  se  hallaban  oa«adroS;  representando : 
el  árbol  de  la  Noche  Triste,  pintura  original  del  Sr.  Yelasco ;  una 
copia  exacta^  al  óleo,  del  plano  de  la  Ciudad  de  México  hecho 
en  1736, 7  cuyo  original  se  conserva  en  el  Museo  Nacional;  una 
copia  al  óleo,  del  que  se  dice  ser  el  estandarte  que  trigo  Hernán 
Cortés  á  la  Conquista  (el  original  es  propiedad  también  del  Mu- 
seo).;  una  colección  fotográfica  de  vistas. del  Estado  de  Jalisco 
(Guadalajara  principalmente),  y  una  pequeña  coleceión  de  He- 
ráldica Mexicana. 

En  el  hueco  de  una  de  las  ventanas  se  colocó  el  busto  en  már- 
mol, propiedad  de  la  Academia.de  Bellas  Artes,  de  D.  Jerónimo 
Antonio  Gil,  introductor  del  grabado  en  México. 

Réstame  ahora  hablar,  aunque  someramente,  de  la  ''Carta 
geográfica  del  Imperio  Mexicano  y  demás  naciones  descubiertas 
y  conquistadas  por  los  españoles  durante  el  Siglo  ZVI,  en  el  te- 
rritorio perteneciente  hoy  á  la  República  iJáexicana^"  por  el  Sr. 
D.  Antonio  García  Cubas. 

Notable  y  digno  de  alabanza^  prolijo  y  concienssudo  es  todo  el 
trabajo,  que  revela  paciencia  y  estudio.  Nada  hay  que  falte  en 
la  carta,  relativo  á  lo  que  ella  en  su  titulo  indica:  I^  parte  geo- 
gráfica, las  expediciones  todas  cuyos  itinerarios  se  encuentran 
perfectamente  marcados,  todo  en  ello  es  elaro  y  metódico. 

La  carta  que  se  exhibió  es  la  original,  y  entiendo  que  aun  no 
se  da  á  luz;  pero  sí  existe  impresa  ( aunque  tampoco  ha  circula- 
do) una  ''Memoria"^  en  la  cual  nos  da  cuenta  el  Sr.  García  Cu- 
bas: I.  De  la  Geografía  AnUgiui  de  México:  Cartas  geroglificas  de 
los  mexicanos,  división  política  del  país  en  la  segunda  década  del 
siglo  XVI,  y  noticias  acerca  de  la  población. —II .  Destfw&rímte»- 

1  Memoria  pan  sorvir  á  la  Carta  General  del  Imperio  Mexieano,  etc.,  por  An- 
tonio  García  Ctibas — México — Oficina  iip.  dt  la  Secretaría  dt  Fomento -^1892 — 
Fol.,67pé|i. 


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•Antonio  Abate.  M  881 


ios  y  conquistas:  Viajes  y  descubrimientos  de  los  españoles  en  el 
mar  del  Norte,  con  espeoifíoación  y  noticia  de  los  descubridores : 
Cristóbal  Colón,  Vicente  Yáñez  Pinzón,  Juan  Ponoe  de  León, 
Francisco  Hernández  de  Córdoba,  Juan  de  Grijalva,  Hernán 

Cortés  y  Alonso  Alvares  de  Pineda:  Descubrimientos  y  con-  1 

quistas  en  el  interior  del  país,  dándola  notioia  de  la  expediaión  t 

de  Cortés,  de  la  Ciudad  Antigua  de  Méj^ico,  y  de  las  ^Kpedieio-  { 

nes  realizadas  por  Gonzilo  de  Sandoral,  Pedro  de  Alvarado  y  I 

Luis  Marín;  noticia  de  los  Misioneros,  de  la  expí^lición  de  Cor-  I 

tés  á  las  Hibueras,  las  coaquistas  de  Juan  Ákarez  Cbi<M>,  Alón*  1 

so  de  Áralos,  Francisco  Cortés  y  Die^  de  Mazariegos;  de 

la  Provincia  de  Pánueo,  Gobierno  de  México,  Conquista  de  la  ¡ 

Nueva  Galicia,  descubrimiento  de  Nueve  México;  noticia  acer*  | 

ca  de  Fray  Marcos  de  Niza,  de  Franciaeo  Vázquez  Coronado  y  i 

otros  conquistadores,  de  los  dos  Montejo,  del  célebre  cerro  del 

Mixtón  y  del  Peñol  de  Noebjstlán,  de  los  Reinos  de  la  Nueva  \ 

Vizcaya  y  de  Nuevo  Leóu,  etc.  Incluye  en  esta  parte  el  Sr.  Gar^^ 
eia  Cubas,  una  curiosa  lista  de  las  poblaciones  fundadas  por  los 
españoles  durante  el  siglo  XVI,  con  especificación  de  la  fecha 
de  la  f  undaeiáQ  y  el  nombre  del  fundador. — III.  Vioáes  y  descur 
brimieí^oé  m  d  mar  dd  Sur:  Abraza  desde  el  año  1527  en  ade- 
lante, citándose  las  expediciones  y  conquistas  que  después  ee 
llevaron  á  e&bo  hasta  teraainar  el  siglo  XVI.  Basta  la  simple 
relación  de  la  materia  de  que  tratan  Carta  y  Memoria,  para  juz* 
^arse  de  la  importancia  deltrabajo  eipuesto  por  el  Sr.  García 
Cubas. 

Finalmente,  el  publico  pudo  lograr  ver  instalado  el  modelo 
4«1  Calendario  Aifteca^  ^  tamafie  natural,  y  que  se  colocó  en  el  pa- 
tio de  deseaciso  coRtigao  i  nuestro  deparjbameato« 


1  Quedó  f aera  de  lugar  üstd  XOpdelo,  ^r  baberse  inutilixado  el  primero  que  86 
biso,  al  transportarse  de  México  á  Madrid.  Su  sitio  primitivo  era  el  que  ocupó  la 
primera  parte  del  lienio  de  Tlaxcala,  en  el  primer  salón. 

i(i89f93LT.VI,41 


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*  3  22  Memorias  de  la  Sociedad  Üentífica 


*.   * 


En  resumen:  como  habrá  podido  «bservarse,  túvose  parti- 
cular empeño  en  que  todas  las  secciones  del  programa  estuvie- 
sen representadas,  en  la  parte  que  á  nosotros  estuvo  encomen- 
dada. La  Prehistoria  tuvo  su  lugar,  aunque  pequeño,  en  este 
gran  conjunto;  y  siguiendo  la  ordenación  y  clasificación,  pudié* 
ronse  estudiar  en  globo  desde  las  oÍTÍlizaciones  del  Norte  en 
las  cuales  figuraron  la  Tarahumara  en  Sonora  y  Chihuahua  y 
la  Pame  en  San  Luis  Potosí,  hasta  la  Maya  en  las  apartadas  re- 
giones de  Ghiapas  y  Yucatán. 

Y  para  que  nada  faltase,  exhumáronse  cráneos  y  osamentas, 
armáronse  panoplias,  trajéronse  vestidos  de  los  propios  indios, 
.y  de  esta  suerte  el  público  inteligente  que  visitó  nuestros  salo- 
nes, pudo  formarse  cabal  juicio  del  grado  de  adelanto  y  de  cul- 
tura que  habían  adquirido  los  pueblos  del  Anáhuac  en  el  mo- 
mento de  descubrirse  el  Continente,  y  cuando  el  g^iio  español 
despedazó  los  blasones  de  las  dinastías  mexicanas  con  la  punta 
de  su  espada. 

Tomaron,  pues,  asiento,  en  el  concurso  de  nuestra  Sección, 
la  Etnografía,  la  Antropología,  la  Indumentaria,  la  Panoplia,  la 
Numismática,  la  Heráldica,  la  Estatuaria,  las  Artes  cerámica, 
plumaria,  etc.,  la  Pictografía,  la  Epigrafía,  la  Bibliografía,  etc., 
etc. 

Tal  fue  nuestro  certamen,  y  ttd  el  papel  que  deeempeñó  con 
honra  nuestro  País,  en  la  Exposición  Histórico- Americana  de 
Madrid. 

México,  Junio  1893. 


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"Antonio  Álzate.  II 


828 


EXPLICACIÓN  DEL  CROQUIS. 


a. — Coatlicue. 

b. — Tzontémoo. 

c. — Chalchihuitlicae. 

ch.— Totee. 

d. — Torso  humano  colosal. 

e. — Piedra  conmemoratva. 

£•— Piedra  de  Tízoc. 

g. —  Gamaxtli. 

h. — Cruz  del  Palenque. 

i, — Diosa  de  la  muerte. 

k. — ídolo  ohiapaneco. 
1. — ídolo  maya, 

11. — Cautivo  de  Chiapas. 
m. — Vaso  sagrado. 
n. — Templo  de  Xot5hioal»o. 
ñ. — El  Xochipilli. 

A,  A,  A. — Pupitres. 
B. — Lienzo  de  Tlaxcala. 
C, — Lienzo  de  Oaxaca. 

D.— Diván. 


o. — Urna  cronológica. 

p. — Quetzal  cóatl. 

q. — Piedra  de  Itzpapálotl. 

r. — Monumento  de  Jacona. 

s.— Templo  del  Tajin. 

t. — Modelo  de  Cempoala. 

u. — Panoplia. 

V,  V,  V. — Facistoles. 

w. — Escaparate  central. 

a.' — Estatua  del  Guerrero  (ca- 
ballero tigre). 

b.' — Estatua  del  Sacerdote. 

c/ — Estatua  de  la  india  noble 
mexicana. 

ch.' — Estatua  de  Moteczuma  II. 

d.' — Estatua  de  Cuauhtémoc. 

e.' — Estatua  de  Xicoténcatl. 

1  á  38; — Escaparates. 

E,— Códice  "Porfirio  Díaz." 
P. —  Busto  en  mármol  de  D.  Je- 
rónimo Antonio  Gil. 
G. —  Calendario  Azteca. 


I 


I 

I 


Nota. — Las  flechas  iidican  el  sentido  del  movimiento  del 
público. 


#•» 


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UNE  NOUIÍELLE  ESPECE  DE  LECANlll  DU IXIP 


Fftr  Hr.  1«  ProC 


J,  D.  A,  OockerelL 


(Note  présentée  par  M.  le  Dr.  AUr.  Dug^). 

Le  Dr.  Alfr.  Dugés  a  eu  labonté  de  m'envoyer  de  nombreux 
ezemplaires  tant  alcooliques  que  TÍyants,  d'un  íntéressani  Le- 
oaniam  tronvé  sur  le  Schimts  mótte  h,  Guanajuato.  Get  inseote 
f  ut  euToyé  il  y  a  quelquea  années,  h,  f  en  M.  Liohtenstein  qui  le 
reoonnut  oomme  nouveau  et  luí  donna  le  nom  de  Leeaniutn  scMni. 
Je  n'ai  pu  savoir  s'il  a  été  publié  quelque  chose  sur  ce  sujet, 
et  c^BSt  pour  oe  motif  que  je  déorís  ici  cet  inseote  en  adoptant 
le  nom  de  Liohtenstein. 

Lecanium  sohini|  Liohl. 

FemeCU,  Environ  6  mm  de  long,  8  de  large  et  3  de  haut. 
Ovale  allongée,  convexo,  brillante,  vert  gai,  souvent  a^ec  une 
petíte  tache  bruñe  allongée  sur  le  miliou  du  dos.  Les  jeunes 
sont  plus  jaunátres;  les  yieuzpucerons  mortes  deviennent  brun 
foncé:  bouillies  arec  de  la  sonde  caustique  elles  rendent  le  li- 


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326  Memorían  do  U  Sociedad  Científica 

quide  brun.  Les  pucerons  aeches  qui  ont  séjourné  dans  1'  aloool 
paraissent  platón  d'ane  couleur  d'oore  claire.  Antennes  á  8  ar- 
tioleSy  quoique  chez  un  individu  apparement  anomal.  Je  n'en 
aie  trouvé  que  7.  Troisiéme  artiole  le  plus  long,  et  trés-longí 
2*»e  4  eme  etS*"**  subégauxj  2*™*  et  5*»'  portant  ua  long  poil; 
gtoe  g^  8  eme  í^.peu-prés  égaux  et  plus  courts  que  le  5*'»%  ?*"• 
le  plus  court. 

Pattes  p&les:  tibia  de  deux  bous  tiers  plns  long  que  le  fé- 
mur: tarse  plus  de  moitié  aussi  long  que  le  tibia,  Poils  noueux 
du  tarse  exoeptionnellement  robustos,  pas  trés-longs.  Digitu- 
les  des  griflEes  petits,  Trochanter  avec  un  long  poil. 

Plaques  anales  brun  foncé,  courtes;  cdtés  externes  á-peu- 
prés  égaux.  Bords  aveo  de  uombreuses  épines  mousses. 

Oeufs  ovale  allongés. 

Male.  Eeaille  d'enyiron  2  mm  de  long;  allongé,  avec  les  ex- 
trémités  arrordies,  vitré;  sans  couleur,  granuleux,  plus  ou  moins 
carémé;  aveo  deux  lignes  blanches  commengant  á  l'encoche 
anale  et  marchant  presque  paralléles  jusqu'au  bord  antérieur. 
II  y  a  aussi  une  ligne  blanche  en  travers  de  la  partie  postérieu- 
re  de  l'écaille. 

Les  femelles  sont  ahondantes  sur  les  rameaux  du  schinus, 
tandis  que  les  males  se  rencontrent  surtout  sur  les  feuilles. 

Cette  espéce  appartient  á  la  deuxiéme  serie  de  Signoret  qui 
renferme  des  individus  de  formes  plus  ou  moins  analogues, 
maís  difEérents  quant  au  reste.  Par  sa  couleur  rert  brillant  elle 
ressemble  á  L,  viride  de  Geylan. 

C'est  le  cinquiéme  Lecanium  tronvé  au  Medique;  les  autres 
sont:  L.  SáUei,  Signoret;  L.  hesperidum^  L.;  Z.  termmaliae,  Gkll; 
L,  deae,  Bem.  Un  autre  fLec.  vermcosumj  a  été  indiqué  par 
erreur  comme  mexicain;  il  est  de  Montevideo. 

Las  Cruces,  New  Mexioo,  U.  S.  A.  Join  81,  1893. 


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LA  ROCA  DEL  CALENDARIO  AZTECA 

POB 

Socio  de  número,  Ingeniero  de  la  Comisión  Geolófirica  Mexicana. 


IajLM.lNA.  VIH) 


El  estado  de  civilización  y  el  desarrollo  de  la  industria  en 
las  primeras  razas  que  habitaron  el  Anáhuac,  se  puede  apreciar 
fácilmente  si  fijamos  nuestra  atención  en  los  múltiples  y  varia- 
dos objetos,  á  la  vea  que  numerosos  documentos,  que  enrique- 
cen actualmente  nuestros  museos  y  bibliotecas.  Día  á  día  se 
descubren  otros  muchos  por  el  espíritu  de  escudriñar  y  resol- 
ver los  grandes  misterios  que  aún  envuelve  la  primera  edad  his- 
tórica de  nuestro  suelo.  En  aquellos  objetos  admiramos  sobre 
todo  la  representación  gráfica  de  las  ideas,  tan  exacta  como  es 
posible:  verdaderos  libros  cuyas  páginas  grabadas  en  las  rocas 
más  duras  que  tenían  á  su  aloance,  en  las  piedras  que  por  sus 
brillantes  ooloreS|  su  dureza  y  escasez  relativa  eran  apreciadas 


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828  Memorias  de  k  SociedAd  Científica 

por  ellos  mismos  con  yalor  inestimable,  se  habían  de  oonserrar 
indelebles  al  través  de  los  siglos  para  que  por  su  medio  se  hicie- 
ra la  Inz;  7  vengan  más  tarde  á  completar  el  cuadro  de  conoci- 
mientos (con  un  contingente  valioso  como  el  de  todas  las  razas 
en  su  principio)  acerca  de  la  historia  general  de  la  humanidad. 

Si  la  inteligencia  bajo  una  forma  peculiar  se  manifiesta  en 
los  pueblos  del  Anáhuac,  civilización  sui  generis  que  asombra, 
el  trabajo  físico,  el  trabajo  manual  no  es  menos  ostensible, 
una  vez  que  escaseaban  los  instrumentos  apropiados  que  ahora 
conocemos,  cuando  los  metales  no  eran  conocidos  y  que  apenas 
los  principios  generales  de  mec&nica  comentaban  á  servir  de 
base,  tal  vez  á  grandes  creaciones  futuras. 

La  piedra  era,  pues,  el  elemento  mineral  que  empleaban,  des- 
de la  afilada  punta  que  había  de  arrancar  las  entrañas  de  la  víc- 
tima hasta  venir  á  ser  el  emblema  de  los  dioses,  desde  el  pe- 
queño amuleto  suspendido  en  los  labios  del  guerrero,  hasta  la 
representación  sublime  de  la  idea.  He  ahí  el  secreto  de  la  civi- 
lización de  un  pueblo  seminómade,  el  completo  aprovechamien- 
to del  material  que  era  f&cilmente  accesible  á  sus  manos. 


••• 

No  haj  objeto  que  más  atraiga  la  atención  del  que  contem- 
pla estas  reliquias,  como  el  enorme  monolito  conocido  con  el 
nombre  de  Calendario  Azteca  6  Piedra  dd  Sol,  Nos  es  conocida 
desde  hace  poco  más  de  un  siglo  (Dic.  de  1790),  que  casualmen- 
te fué  encontrada  al  nivelar  el  pavimento  de  la  plaza  maji^or  de 
la  -ciudad  de  México  cerca  de  su  ángulo  S.  E.,  con  la  cara  labra- 
da vuelta  hacia  abajo.  La  forma  de  esta  gran  mole  basáltica  se 
aproxima  á  la  de  un  paralelipipedo  de  dos  caras  opuestas  muj 
desarrolladas.  Sobre  una  de  estas  caras  se  halla  saliente  un  ci- 
lindro de  base  perfectamente  circular  cuyo  diámetro  mide  3 '"Sé. 
El  cilindro  sobresale  O^'IQ  solamente.  Esta  porción  cHíndricaí 


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NAB4MÍ0ÁlMto.n  H9 

solwe  todo  el  dyaalo  de  la  basares  lanas  impovfcantei  pmea  ea  so- 
bre la  ^e  se  bailan  esealpidas  ea  reUeve  un  gvan  número  de 
figraasi  ajganaa  de  laa  oiialee  baa  sido  interpretadas  dif«peate* 
mente  por  nuestros  bistoiiadores  y  arqueólogos  f  asi  eomolo  qne 
se  refiere  al  objeto  á  fne  fné  destinado  su  ooijonto» 

Annqoe  la  masa  no  prM^ata  nn  espesos  nnif  orme,  hemos  oal* 
colado  suTohimen  redneiéadolo  á  fig^ofás  regtilarespor  oompen-* 
saoión,  resnUando  ser  aprozimadamente  de  9"*- '  774.  La  denr 
sidftd  media  obtenida  per  Tarios  eipertmentos  es  de  2.5S0,  que 
caloolado  el  peso  total  baoieodo  oso  de  aquella  oifm  de  toIu* 
men,  es  igual  á  Sé^"'600próximanM(nte|  Ta]or  muy  oomparaUe 
al  que  han  enoontrado  algunos  autores,  oomo  ^  caleolado  por 
el  Barte  de  Hnmboldt,  que  tan  stio  difiere  del  presente  oeroa 
de  dos  déohnos  de  tonelada* 

La  exaota  procedencia  de  la  roca  es  una  de  las  cuestiones 
que  despierta  la  curiosidad,  pues  nos  daría  la  diatanda  que  hu- 
bo de  recorrer  en  su  traosporte,  p^r  cierto  bien  difícil,  hasta  1* 
ciudad  de  México.  Poco  se  ocupan  los  historiadores  de  este  dar 
to  interesante,  exceptuando  algunos  como  D.  Femando  de  Te- 
zozomoc,  quien  asegura  provenir  de  un  lugar  llamado  Acúleo, 
cerca  de  Ayotzingo,  puntos  al  Sar  de  Chalco.  Pero  como  quie- 
ra que  no  están  de  acuerdo  los  autores  sobre  si  la  piedra  encon- 
'  t»da  en  1790  en  la  plaza  mayor  es  la  mismaá  la  que  se  refiere 
en  sus  escritos  D.  F,  de  Tezosomoo,  hay  que  buscar  en  sqoella 
región  de  Acúleo»  rocas  enteramente  sem^antes  que  nos  auto* 
ricen  4  establecer  aquel  punto  como  laeauMta  procedencia^ 

Para  llevar  á  ci^bo  el  examen  petrográfico  de  la  roea  del  ci^ 
lendario^  d  día  14  de  Marzo  dé  1898,  debido  á  la  benevolencia 
del  Sr.  Director  del  Mnaeo  Nacional  Du  D.  Manuel  ürbina,  se 
me  permitió  sepanur^  en  presencia  del  Sr.  Dr.  Villada,  profesor 
de  ese  plantel,  pequeños  fragmentos  de  dos  á  tres  «entimetros 
enádarados,  de  la  parte  posterior  no  labrada  del  mouoHto,  de  los 
que  se  han  hecho  pseparaoiones  en  láminas  delgadas  pava  sn 
eauonen  microscópico. 

iIi898-93l.T.VI,42 


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880  Memorial  déla  Sociedad  Oientífica 

A  la  simple  vista^  la  roea  ea  da  oolor  gris  Ugeramenie  xogi- 
zo  con  pantos.disemiaados  y  poreiones  granadaada  un  mineral 
verdoso.  La  estmetura  porfiroide  se  reconoee  por  1&  preaanoia 
de  cristalea  no  muy  grandes  do  feldespato,  en  una  pasta  homo- 
génea granuda;  Las  láminas  delgadas*  aji  mioroseopio  ofrecen 
más  clara  la  estructura  ( Lám.  VIII ),  pues  en  un  magaña  micro- 
lítico  de  labrad<^  y  augita  se  ven  claramente,  odüitALais  desarro- 
llados de  augita,  labrador  y  oUvino  de  primera  consolidación, 
alrededor  de  los  cuales  se  haee  algunas  veces  sensible  el  esou- 
rrimiento  fluidal  de  las  microlitas  de  segunda  consolidación.  El 
olivino  en  cristales  y  fragmentos  se  presenta  generalmente  al- 
terado dando  un  color  amarillo  anaranjado  en  sus  bordes  á  1^ 
lus  natural  y  ligeramente  verdoso  en  su  medio  con  numerosaa 
grietas  transversales,  é  inclusiones  de  pequeñoagranos  de  hie- 
rro magnético.  El  labrador  de  primera  consolidación  en  crista- 
les  corroídos»  un  poco  alterados  lo  mismo  que  la  augita.  En  el 
magma  núcrolitico  es  notable  la  poca  abundancia  de  hierro  mag- 
nético. 


•  % 


Conocida  ya  la  composición  mineralógica  de  la  roca  que  nos 
ocupa  y  su  exacta  referencia  al  grupo  de  los  basai/tos  db  oli- 
VíHíOf  nos  será  fácil  establecer  la  comparación  con  rocas  proco* 
dentes  del  lugar  indicado  por  el  historiador,  y  ya  preparo  una 
nota  &  este  respecto  que  tendré  la  honra  de  presentar  á  esta  ho  • 
Borable  Sociedad.  Baste  por  ahora  decir  que  una  gran  parte  de 
la  región  basáltica  de  la  cuenca  de  Jtiésiico  se  encuentra  limitar 
da  á  la  rei^ón  del  Bur,  comprendiendo  el  lugar  que  sospecha^ 
moe  ser  la  procedencia.      . 

Aquella  porción  de  la  cuenca  mexicana  encierra  nna  mnlti* 
tud  de  volcanes  á  cuyos  últimos  paroxismos  han  asistido  los 
primeros  pobladores  del  Anáhuac,  como  lo  prueban  loa  vestir* 


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"Antonio  Alíate.  M  S81 

gio8  de  su  industria  y  las  osamentas  sepultadas  debajo  de  sus 
láTas. 

En  las  snoesiyas  corrientes,  todas  basálticas,  que  nos  ofre- 
cen esta  inmensa  fitja  de  volcanes  y  donde  la  sucesión  origina 
un  moyiaiieiito  estalonado  del  terreno^-  se  pueden  observar  al- 
gunas diferencias  en  el  carácter  de  las  lavas  en  lo  que  concier- 
ne á  su  estado  más  ó  menos  grande  de  fluidez  y  por  consiguien- 
te á  la  temperatura  á  que  han  debido  presentarse  al  exterior. 
Las.  últimas  corrientes  y  más  elevadas,  notablemente  fluidas, 
no  ofrecen  casi  nunca  minerales  de  primera  generación,  sino 
simplemente  un  desarrollo  microlitico  y  abundante  proporción 
de  fierro,  á  diferencia  de  las  inferiores,  muy  cerca  de  la  parte 
plana  de  la  cuenca  y  que  no  han  sido  cubiertas,  nos  presentan 
elementos  minerales  de  primera  generación,  como  en  el  caso  de 
la  roca  histórica  que  nos  ocupa. 

México,  Julio  de  1898. 


I 


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812  MemoríM  de  la  SooMtA  Oientifioft 


hk  roelie  4«  Calendrler  AiU^e  fur  M«  E«  OrMMu 


tiPiuANO'H.m  VIH). 


A  l^oeil  nu,  la  roche  est  d'une  couleur  grise  légérement 
rougátre,  aveo  des  points  dissemlnés  et  des  portions  grenues 
d'un  minerai  verd&tre.  On  reconnait  la  structure  porphyroide 
par  la  présenoe  de  cristauz  pas  trop  grands  de  f eldespath  dans 
une  páte  homogéne  grenue.  Les  lames  minees  oSrent  au  mi- 
croscope  la  structare  encoré  plus  claire,  car  dans  un  magma 
miorolithique  de  labrador  et  d'augite  on  yoit  d.airement  des 
cristauz  déyeloppés  d'augite,  de  labrador  et  d'olivine  de  pre- 
miére  consolidation,  autour  desquels  se  fait  quelque  fois  sensi- 
ble V  écoulement  fluidal  des  microlithes  de  deuziéme  consoli- 
dation.  L'oliyine  en  cristauz  et  fragments  se  présente  généra- 
lement  alteré,  en  donnant  une  couleur  jaune  orangé  dans  ses 
bords  k  la  lumiére  naturelle  et  légérement  yerdátre  dans  son 
milieu,  ayec  des  nombreuses  creyasses  transyersales,  et  des  in- 
clusions  de  petits  grains  de  fer  magnétique;  le  labrador  de  pre- 
miére  consolidation  en  cristauz  corroídos  un  peu  alteres  ainsi 
que  l'augite.  Dans  le  magma  microlithique  le  peu  d'abondau- 
ce  de  fer  magnétique  est  remarquable. 

La  roche  du  Oalendrier  Aztéque  appartient  done  au  groupe 
des  hasalies  á  ciMne. 


^i» 


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fm 


I  o  h^^^\ 


Un  caso  teratológico  en  una  flor  de  calabaza 

•    '  i 

Soaa  HONORAKIO,  PrOPSSOR  en  9L  CpLKIO  OCL  EitADO  i»  GUANAJl^ATO* 


(I-ütMlíffA   iXv 


Entr^  láB  monÉtoUóBidááefl  Tegetales,  una  de  las  mils  singu- 
lares 7  menos  comunes  es  la  de  las  pelonas.  Por  esta  palabra 
se  entiende  ordinariailiettie  la  regulariz ación  anormal  ó  aocL* 
dentfü  de  una  flor  normalmente  irregalar;  pero  ee  da  be  llamaí 
así  también  la  melta  de  l^s  partes  de  una  ñor  i  su  ti|>o  folia* 
rio,  es  deotr,  la  regresión  de  ellas  al  estado  de  hojas  más  6  me- 
nos  bien  marcada,  6  sea  en  el  oolor  6  sea  en  la  forma.  Sabemos 
en  efooto  que  el  cális^  la  oorola,  los  estambres  j  el  pistilo  no  son 
más  qne  evotncioiiee  de  la  hoja^  y  que  en  muchos  casos  la  tran-^ 
doWn  es  iaü  evidente  qne  enalquiera  la  puede  reconocer;  no 
hay  paira  qné  inustir  sobre  esta  lej  tan  conocida. 

El  ejemplo  iqiie  coneienie  este  articulo  es  un  caso  de  ta  se* 
gunda  oíase;  se  trata  en  efecto  de  una  ñor  de  calabaza  coman 


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884 


Memorits  de  la  Sootedad  Oie&tiáea 


(Cucúrbita  pepOf  D.  C),  en  la  cual  la  corola  ha  tomado  el  color 
Terde  fchlorafUhieJ  en  lugar  del  amarillo  anaranjado,  y  cuyo  pe- 
ciolo parece  haber  brotado  por  encima  del  androceo  unos  61a- 
mentes  que  en  uno  de  los  ejemplares  terminan  por  una  expan- 
sión foliácea;  algo  como  lo  que  se  observa  en  la  rosa  proHfera, 
Torbigracia. 

Si  examinamos  la  flor  masculina  normal  de  una  calabaza, 
encontraremos  las  divisiones  calicinales  aleznadas  y  adheren- 
teeeiL  parte  á  la  corola;  la  corola,  de  un  amarillo  a;Daranjado, 
tiene  un  tubo  largo  y  en  forma  de  campana,  y  el  limbo  dividido 
en  cinco  lóbulos  angulosos,  plegados  y  de  la  cuarta  parte  de  la 
altura  de  la  corola;  los  estambres,  llevados  sobre  un  cono  hue- 
co, forman  un  cuerpo  alargado  de  extremidad  roma. 

En  el  vegetal  que  nos  ocupa  las  flores  presentan  dos  formas 
diferentes,  pero  el  edor  de  todas  es  de  un  verde  franco,  pare- 
cido al  de  las  hojas  del  mimo  pie,  aunque  cenizo. 

La  más  chica  (núm.  1)  tiene  un  limbo  cuyas  divisiones  lle- 
gan á  más  de  la  mitad  de  la  flor;  estos  lóbulos  son  regulares, 
óvalo -laceolados,  dos  de  ellos  terminados  en  un  corto  filamen- 
to, los  otros  de  extremidad  obiosa*  Los  sépalos,  bien  separados 
de  la  flor,  tienen  el  aspecto  de  filamentos.  El  androceo,  en  fin, 
casi  normal,  sostiene  una  especie  de  talleoito  dividido  en  cinco 
lacinias  subuladas. 

Lá  flor  máa  grande  ( núm*^  2 )  presenta  divi«jones  oaUoinaleB 
iguales  á  las  de  la  anterior.  La  corola  está  dividida  en  oinoo  ló- 
bulos deaígoaleS)  cuya  longitud  es  por. término  medio  de  la  mi- 
tad de  la  corola  entera.  La  parte  más  oaraoterfstiea  es  el  an- 
droceo: encima  de  la  columnita  bailar,  se  ven- loa  estambres 
perfectamente  normales,  pero  del  ^M)ntro  de  ellos  sale  una  va- 
rita terminada  por  tres  hilos  delgados:  uno  de  ellos  ( a)  se  divi. 
de  en  su  extremidad  en  dos  filamentos.)  el'otró  (b)  lleva  eá  la 
punta  una  expansión  foliácea  terminada  en  zarcillo;  el  tercero 
(c),  én  BiXf  soporta  dos  láminas  un  poco  separadas  umtk  de  otra, 
7  jtaaba  ea  un  delgado  filamento. 


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**  Antonio  AlaU.  h  885 


Examinadas  oon  una  lente  todas  las  partes  de  ambas  flores, 
presentan  nervadnras  bien  señaladas  como  si  fueran  hojas.  La 
superficie  externa  así  como  el  pedúnculo  tiene  pelos  cortos  y 
ásperos. 

Es  evidente  que  en  este  caso  ha  habido  un  exceso  de  yigor 
vegetativo  6  una  aceleración  del  crecimiento  que  no  ha  dejado 
á  las  hojas  el  tiempo  do  transformarse  normalmente  para  for- 
mar las  diferentes  partes  de  la  flor,  y  se  ha  manifestado  toda- 
vía más  en  la  flor  núm.  2,  en  donde  parece  que  el  pedúnculo  ó 
sea  el  eje  ha  continuado  su  vegetación  después  de  terminada 
la  incompleta  evolución  de  la  flor. 

Me  impulsó  á  publicar  esta  curiosa  peloria  la  creencia  en 
que  estoy  de  que  no  es  común,  y  tal  vez  no  haya  sido  figurada. 
Siento  haber  estudiado  este  fenómeno  en  flores  secas,  pues  es 
probable  que  las  frescas  hubieran  permitido  un  examen  más 
fructuoso;  pero  hace  años  que  n^oibí  los  ejemplares  de  Irapua- 
to,  y  desde  entonces  nó  he  podido  conseguir  otros. 

De  esta  misma  ciudad  me  remitieron  también  unas  rosas 
verdes:  en  éstas  no  había  más  monstruosidad  que  la  del  color; 
era  un  caso  do  Olaranfhia  pura. 


GKuuuijiuitOi  Julio  de  1898. 


fin  M  Tmio  TL 


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L 


tlTIDiaE 


TOMO  VI  DE  MEMORIAS. 


«»^>^»^«^>^>^»/»^>^i^>«^V«^«^^s<»>^>^«* 


Table  deg  matiéres  dn  tome  TI  dm  Mémoires* 

Agullar  y  Santillán  Rafael.  Reseña  relativa  á  la  marcha  de  la  Socie- 
dad durante  el  nñn  de  1891.  (EapportturVétatdelaSociété) 7 

Bibliografía  Meteorológica  Mexicana.  Añol891.  (^t- 

UiographU  MétéorologiqvLe  Mexiraine) 97 

El  Ontennrio  del  «Vtlegio  de  Minería.  (  Le  CenUnaire  de  VÉeole  des 

Mines) 177 

Cockerell  J.  D.  A.   Une  nouveüe  espéce  de  Lecanium  du  Mexique 325 

Dug^  Alfredo.  Un  caso  teratológico  en  nna  flor  de  calabam.  (  Lámi' 

na  IX  ).  {Uncoi  tératélogique  ehez  unefieur  d*  une  courge.  Cucúrbita 

j>ípo.  D.C.).  {  Planche  IX)rZ. 833 

Estrada  Aureliano.  Las  ruinas  del  Cerro  de  Quiengola.  (Lámina  III). 

(  Lei  ruines  zapothéques  du  Cerro  de  Quiengola  ).  (  Planche  III.  ).vn  151 
Fernández  Vicente.  Las  estrellas  fugaces  de  23  de  Noviembre  de  1892. 

(  Le»  iu^es  fiantes  du  23  Novendrre  1892  ) 157 

Galindo  y  Villa  Jesús.  Apuntes  de  Epigrafía  Mexicana.  4*  parte.  Épi-  I    'i 

gí'opkie  Mexicaine,  ^^^  parOe) 123 

Exposición  Histórico -Americana  de  Madrid,  1892.  ^ 

Memorias  IxSga-ga),  T  VI,  48. 


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p 


BS8  Momoría»  do  la  Sociedad  CientíficA 


PálllDM. 

Sección  Mexicana.  (Lámina  VII).  (  Sxposiiion  Eutorico-Amérícai' 
m  de  Madrid,  \%Q2.  Seetion  Mexieaine).  (Planche  VII) 302 

Herrera  Alfonso  L.  La  noción  del  tiempo  en  los  animales.  El  tiempo 
j  la  biología.  (  La  notion  du  tempe  ckez  lee  animaux^  Le  tempe  et  la 
hielogie) GI 

Medios  de  defensa  en  los  animales.  (  Moyene  de  difenee  dañe 

lee  animaux) ^ 251 

Leal  Mariano.  La  mortalidad  en  León.  ( Lámina  IV),  La  mortalüé 
dañe  la  vüle  de  León),  {PtanelielV) 1«3 

La  Rueda  Salomónica  j  la  previsión  del  tiempo.  ( Lámina 

VI ) .  {La  Boue  Sal(mumique  et  laprévieiim  du  tempe ).  {Planche  'VI),  243 

Macouzet  Boque.  Alimentación  desde  el  punto  de  vista  de  la  Higie- 
ne. ( L*<UimenUUMneoue  le point  de  vut  de  V Higiene)...^* 109 

MoBtessus  de  Ballore  F.  de.  México  seísmico.  (  Lámina  H).  {Le  Me- 
tdque  eiemique).  {Planche  II) 49 

Moreno  j  Anda  Manuel.  Temperaturas  del  suelo  observadas  en  el  Ob- 
servatorio Astronómico  Nacional  de  Tacubaja  durante  el  afío  de 
1892.  ( Lámina  Y).  {Lee  températuree dueolál ' Oheervatoire  de  Ta- 
etibaya),  {Planche  V).V. yí 171 

OrdóñezEzequiel.  Algunas  obsidianas  de  Mózioo.  (Lámina  I).  (Qu«¿- 
quee  obeidiennee  du  Mexique),  {Planche  I) 33 

La  roca  del  Calendario  Azteca.  (  Lámina  VIII ).'  (  La  roche 

duCalendrierAzt¿que),  {  Planche  FUI ) 327 


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T  leiGitiiFia 


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Société  Scientifique  "Antonio  Álzate.'' 


REVUE 


Scionip  i  6Mop|liipe 


MBéeMitUdMInde 


/» 


iiiroitfPiitrTOiíiT^frffiíi;^! 


«•esétulsa  ir^aSiéral. 


li- 


1892-1893 


WIMMMMMMAMMMMMMMMMMMMMMMM«M*MAM#«M 


MEXIGO 
Impbiuebie  dü  Gouyebnement  Fédéiul. 

1892 


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Sociedad  Científica. "Antonio  Álzate." 


■*LíujiEjií 


REVISTA 


KA  í  Bl 


hAUndak^Udimeitede 


RAFAEL  AGUnTiAB  Y  SANTILLAN 


mmcstmitíjo  yrxTMbl 


1892-1893 


HEXIOO 

WO  FEDERA] 
la  Oriente  a,  i 

S892 


IMPEBNTA  DEL  GOBIERNO  FEDERAL  EN  EL  KX- ARZOBISPADO 
(ATcnida  Oriente  a,  núm.  796). 


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MÉXICO. 


*M^^^^^»^/^^>^^»^^^^^^^^^^»»<^y^^vy^^ 


Bevista  Oientífíoa  y  Bibliográfioa. 


Ntes.  1-8.  1892-98. 


SESIONES  DE  LA  SOCIEDAD. 


Agosto  7  de  1892. 

PrMídaieU  del  socio  D.  Qnillermo  B.  j  Fuga. 

COBafifiPONJOENClA. — Del  Obflerratorio  Magnétioo  y  Meteo- 
rológico de  la  Universidad  de  Coimbra,  de  la  Dirección  de  Es* 
tadística  Miwioipal  de  la  oiudad  de  Baenos  Aires,  de  la  Sociedad 
Real  de  Ciencias  de  Sajonia  y  de  la  Oficina  Geodáúca  Imperial 
de  Vietia,  remitiendo  sus  ptiblÍGacioi:ie8^  del  socio  honorario 
Prof.  Van  Beneden  (LoyaiBa)  enviando  algunos  de  sus  traba: 
jos;  del  Director  de  JEU  Trábelo  Nacional  (Barcelona)  solicitan- 
do cambio;  de  los  Sres.  Prot  Agassiz  ( Cambridge,  E.  U.)  y  Dr. 
Davls  (Córdoba,  Argentina),  dando  las  gracias  por  su  elección 
de  socios;  de  la  Academia  Real  de  Ciencias  de  Turin,  anuncian- 
do el  fallecimiento  de  su  Vibepresidente  el  Prof.  Juan  Fledobia 
acaecido  en  Piverone  el  3  de  Julio  pasada. 

PuBUOACIOinss*'— 8e  recibieron  donacioajes  del  sodo  honok 
rario  Joaquín  de  Mendizábal  Tamborrel  (66  tomos),  del  Sr. 


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Pbro.  Lie.  Vicente  de  P..  Andrade  (X7  tomoa)  y  A.  B.  Binnie 
( Londres )  7  por  pritnofa  vez  laií  publioaoÍD(D6B  d^  la  &oéi04^ 
de  Ciencias  Naturales  de  Friburg  (Badén)  y  la  Unión  Médica 
Michoacana  de  Morelia. 

La  Comisión  de  Publiéáciones  presentó  los  números  11  y  12 
del  tomo  V  de  las  Memorias,  con  los  cuales  concluye  el  volumen. 

Trabajos. — B.  Aguilar  y  Santillán,  Las  lluvias  en  la  Bepú- 
hlica  Mexicana  durante  el  año  de  1892. 

Carlos  Mottl,  Observaciones  seísmicas  en  Origába.  JuUo^l892, 

< —  Noticia  de  los  movimientos  sentidos  en  Oriisába  adíala 

á  0^62"^ pm.  yeHá  8^22"^  am. 

Postulación  y  bleccíones, — Los  socios  Mendizábal  Tam- 
borrel;  Aragón  y  Aguilar,  postularon  para  socio  correspondien- 
te en  París  al  Sr,  Enrique  Gauthier-^Villars. 

Quedó  electo  socio  correspondiente  en  el  Estado  de  Coahui- 
la  el  Sr.  Ingeniero  Elbüteeio  Tejada. 

En  virtud  de  haber  recibido  el  socio  Jesús  Galindo  y  Villa, 
Secretario,  una  comisión  de  la  Junta  Colombina  para  marchar 
á  España,  quedó  electo  Secretario  el  socio  que  suscribe. 

Proposiciones* — Los  socios  Paga  y  Aguiiar,  ^n  objeto  dé 
qué  la  Sociedad  tome  parte  de  la  manera  que  le  sea  posible,  en 
el  regocijo  de  la  celebración  del  4?  centenario  del  descubrimien- 
to de  América,  sometieron  á  la  aprobación  de  la  Sociedad  las 
siguientes  proposiciones,  que  quedaron  de  primera  lectura: 

1^  Qiíe  la  Sociedad  Ctendifica  tAn^onio  AUatei^  inicie  que  se 
cambie  él  nombre  que  Ueva  acíucdmenle  él  Nuevo  OonHnenteporélde 

COLOMBU. 

2^  Que  se  nombre  una  Comisión  de  nuestro  seno  para  que 
forme  el  proyecto  de  cómo  debe  precederse  para  dar  esta  idea 
á  loa  demás  cuerpos  cientfficos,  á  los  Congresos  Geogr&fieos, 


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Lá  Soci^ad  Mokkó  oelebrtr  el  sábado  13  ana  sesíÓQ  extra- 
ordinaria para  darlea  eegnikla  leetnra  y  diseutírla?. 

ElSeenterlo^ 

tíiLBBBTO  MoNTiBL  Estrada. 


Sesión  extraordinaria  celebrada  el  18  de  Asrosto  de  1802. 


Presidencia  del  socio  D.  Gnillermd  B.  y  Paga. 

Las  propoaioiones  presentadas  por  los  socios  Paga  y  Agui* 
lar. {nerón  puestas  á  disensión  y  deiH>ués  de  disentidas  sofieien^ 
temente  faeroo  aprobadas  per  todos  los  socios  á  excepción  del 
Sr.  Mateos* 

La  Sodedad  eligió  á  los  socios  Paga,  Mehdizábal  Tamborrel 
y  Aguilar  para  formar  la  Comisión  á  que  se  refiere  ana  de  las 
propoeiciones. 

Insertamos  á  continnación  la  exposición  de  los  socios  Paga 
y  Agoilar  que  acompaña  á  sus.  proposiciones. 


Los  que  suseribimoe  oonel  deseo  deque  la  Sociedad  Gien- 
tífica  c  Antonio  Álzate»  manifieste  de  alguna  manera  que  toma 
parte  en  el  regocijo  casi  unirersal  que  se  deja  s^atir  con  moti- 
va de  la  celebración  del  4^  centenario  del  descubrimiento  de 
América  por  Cristóbal  Colón  en  1492,  no  hemos  vacilado  en  so- 
meter ante  ustedes  un  pensamiento  que  por  lo  pronto  parecerá 
de  poco  valor  pero  que  no  dudamos  que  si  se  logra  verlo  reali- 
zado, habremos  dado  una  pvueba  de  nuestro  amor  á  la  justicia 
y  á  la  verdad  histórica. 

Para  mejor  eitplicar  nuestro  pensamiento  y  después  para 


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f  andar  las  proposicionea  qoe  ramw  á  presfeniari  .tondríamoB  que 
referir  gran  parte  de  loa  aeonteeimientaa  qne  toyieron  kigar  ha* 
ce  cuatrocientos  años  y  más  para  llegar  al  descubrimiento  del 
hermoso  Continente  que  hoy  habitamos  j  pero  por  fortuna  nues- 
tros dignos  consocios  conocen  perfectamente  todos  esos  episo- 
dios históricos  y  no  necesitan  que  se  les  recuerde  los  hechos 
heroicos,  la  constancia  sin  límites,  las  horas  de  angustia  y  de 
prueba  del  ilustre  navegante  á  cuya  intrepidez  debemos  que  la 
luz  de  la  civilización  y  los  resplandores  de  la  verdadera  fe  ha- 
yan brillado  en  el  Continente  que  aun  estaría  perdido  en  el  océa- 
no, si  las  tres  primeras  carabelas  que  lo  cruzaron  no  hubieran 
sido  guiadas  por  el  ilustre  genovés.  Así,  pues,  no  nos  detendre- 
mos eñ  relatar  historia  tan  conocida,  pues  estamos  seguros  que 
cada  uno  de  los  que  nos  escuchan  han  sentido  alguna  vea  pal- 
pitar su  pecho  por  el  entusiasmoí«d  recordar  el  momento  solem- 
ne en  el  cual,  cuando  Colón  se  hallaba  casi  sin  esperanzas,  ro- 
deado de  una  tripulación  que  ya  no  le  obedecía,  perdido  en  un 
mar  desconocido,  y  que  inesperadamente  en  medio  del  rumor 
del  cordaje  azotado  por  las  brisas  de  la  noche  se  escuchó  la 
voz  ^el  vigía  que  gritaba  ¡tierral 

No  nos  detendremos,  decíamos,  y  sin  embargo  al  escribir  es- 
tos renglones,  embargados  por  la  admiración,  no  podemos  me- 
nos de  señalar  aquel  otro  episodio  en  el  que  Colón  con  el  estan- 
darte en  el  cual  se  ostentaba  una  cruz,  puso  pie  en  tierra  ame- 
ricana. Pero  después  de  estos  hechos  que  llenan  de  entusiasmo 
y  queliacen  palpitar  los  corasones  nobles  dentro  del  pecho,  hay 
otros  qme  contristan  y  á  la  vez  indigaan. 

Considerar  á  Colón  cargado  de  cadmías  w.  un  calabozo  som- 
brío y  de  ambiente  malsano,  considerar  á  Colón  olvidado  por  la 
corte  y  sus  amigos,  y  por  último  su  aislamiento  y  su  muerte, 
son  hechos  que  demuestran  una  vez  más  cuan  poco  estiman 
los  hombres  á  los  genios  que  de  tiempo  on  tiempo  vienen  á  la 
tierra  para  hacer  subir  k  la  humanidad  un  escalón  en  la  larguí- 
sima y  difícil  pendiente  del  adelanto  y  lacivilisaoión. 

Colón  ha  sido  uno  de  esos  gcandes  genios^  que  rompió  las 


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aolnmnesde  Hércules  en  laa  ^^oales  parecía  se  hallaba  atado  el 
progreso  del  kembro;  inioiando  con  sn  portentoso  deseubrimien« 
to  nna  era  nteera^  ya  no  con  los  caracteres  de  la  Edad  Media, 
sino  con  la  vigorosa  energía  de  la  chrilización  moderna  que  pa* 
so  á  paso  ha  sabido  conquistar  la  emanciparon  de  ios  pueblos, 
los  derechos  del  hombre  y  ha  podido  llegar  á.Io  que  ahora  se 
llama  el  siglo  de  las  hices« 

En  fin,  señores,  á  qué  segmr  ensalzando  al  hombre  que  us- 
tedes mismos  admiran,  al  individuo  cuyo  nombre  corre  de  boca 
en  boca  por  todo  el  orbe  y  cuya  figura  imponente  se  levanta  en 
multitud  d«  bronces  en  más  de  la  mitad  de  las  naciones  de  la 
tierra.  No  queremos  ya  distraer  más  la  atención  de  ustedes  y 
vamos  á  asentar  nuestras  proposiciones. 

1^  Que  la  Sociedad  Científica  cAntonio  Álzate»  inicie  que 
se  cambie  el  nombre  que  lleva  actualmente  el  Nuevo  Continen- 
te por  el  de  Colombia. 

2'^  Que  se  nombre  una  Comisión  de  nuestro  seno  para  que 
forme  el  proyecto  de  cómo  se  debe  proceder  para  dar  esta  idea 
á  los  demás  cuerpos  científicos,  á  los  Congresos  geográficos,  etc. 

Al  hacer  estas  proposiciones  no  desconocemos  la  dificultad 
tan  grande  que  se  nos  presenta,  teniendo  que  luchar  con  la  cos- 
tumbre arraigada  por  más  de  trescientos  años  y  sostenida  en 
millares  de  libros  y  plaoos  donde  figura  el  Nuevo  Continente 
con  el  nombre  de  América;  pero  á  la  vez  hacemos  notar  que  el 
cambio  que  hoy  proponemos  no  perjudica  á  nadie  en  ningún  sen- 
tido, y  si  por  ejemplo  la  adopción  de  un  meridiano  universal  que 
trae  consigo  profundos  cambios  en  las  publicaciones  hechas  y 
en  las  por  hacer,  además  de  dejar  resentidas  algunas  naciona- 
lidades por  el  celo  de  no  ser  ellas  las  que  contengan  el  primer 
meridiano,  se  ha  adoptado  y  se  trabaja  asiduamente  para  llevar 
á  cabo  la  unificación  del  origen  del  tiempo.  Creemos  que  nues- 
tra proposición  no  encontrará  contradictores  y  que  todas  las 
naiiáonesiBe  pondrán  de  acuerdo  según  nuestra  iniciativa  para 
restituir  bX  Nuevo  Gofatinenteel  nombre  que  le  oorcesponde  y 
llamarlo  de  hoy  en  adelante  OoloMbia. 

Rerista  [x89t-93).-iS 


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10 

Se  noa  podría  pooier  como  otijooión  que  ya  hay  an  país  que 
llevd  efte  noxahr^  peif<^  a^cipadamente  dicemos  que  no  remos 
^  esto  uu  obstáculo)  pues  ou  primer  lugar  el  TSffdadero  y  pri* 
mitivo  Jiombre  dod^a  Beipúblicaes  el  de  Nneya  Granada^  y  en 
segundo  lu^ar  nada  le  baria  que  tuYÍer&  el  nombre  de  Bstados 
Unidos.  de«Gelombia  como  en  la  anualidad  nuestros  vecinos  del 
Norte  llevan  el  nombre  de  Estados  Unidos  de  América, 

Ojalá  que  nuestro  pensamiento  encuentre  eco  en  nuestra 
Sociedad  para  que  lo  proponga,  al  mundo  entero  y  oreemos  que 
nás  tarde  hemos  de  sentir  una  profunda  satisfacción  cuando  en 
medio  de  las  msoiif estaciones,  qu/s  en  todo  el  orbe  se  hacen  pa* 
ra  admirar  al  ilustre  navegante,  nuestra  Sociedad  le  haya  eri- 
gido el  más  grandioso  monumento^  cuya  base  se  halla  en  medio 
de  las  aguas  de  lalL^tQoas  tvopioates,  extendiéndose  desde  el  polo 
Norte  hasta  el  t^ábo  de  Hornos  y  sus  cimas  perdidas  en  las  nu- 
bes alcanzando  la  región  de  las  nieves  eternas. 

■  Tacubaya,  Agosto  7  de  1892. 

Guillermo  B.  y  Puga. 
Rafael  AauíLAR  Y  Santillán. 


NUEVAS  PUBUOAOIONES. 


A^SOCIATION  GÉODÉSiQUsiNTsmUTiONALE.  Comptes-reudus 
.  des  séances  de  la  Gommission  Permanente  réunie  k  Floren- 
ce  du  8  au  17  Ootobre  1891.  Bédigés  par  le  Secrétaire  per- 
pétuel  A.  Hirsch.  Suivis  des  Bapports  sur  les  travaux  géo- 
désiques  accomplis  dans  las  différents  pays  pendant  la  der- 
ni^re  atinée,  et  plusieus  mémoires  annexes.  Avec  quatre 
.  cartes  et  planches.  Berlin.  4?  234  págs. 

Bbrkarb  B6V.  John  Henvy,  On  some  fragmente  of  an  Uncial 
Ms^<^  S.  Gyril  oi  Aléxandida/  writted  od  pap3rrus.  Dublin^ 
1892.  4  ?  lams.  ( Trana^  fi.  Irish.  Aead. ) 


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BlNNEES  Alexander  Riohardson.  On.  mean  or  average  aniraal 
Rainfall,  and  the  ñuctuations  to  whioh  ii,  is-subject-  With 
an  abstract  of  the  discussion  upon  the  paper.  Edftód  by  Ja* 
mes  Porrest  London.  1892.  8?  92  págs.  '    - 

BüELNA  Lie.  Eustaquio.  Peregrinación  délos  Aztecas  y  Nom- 
bres Geográficos  Indígenas  de  Sináloa.  2*  edición  (Corregida 
y  aumentada  con  l<fe  jeroglíficos  del  itinerario  Assteca.  Mé- 
xico. 1892.  8?  162  págs.  y  6  láms. 

CappéLLETTI  E.  M.  Resumen  de  las  observaciones  meteoroló- 
gicas x>racticadas  en  el  Colegio  do  Sau  Juan  N^pomuceno 
en  1891.  Saltillo,  1892.^12?  26  págs. 

CüNNlNGHAM  D.  J.  Contributions  to  the  surface  anatomy  of 
the  cerebral  hemispheres.  With  a  chapter  upon  Cranio- 
cerebral  Topography  by  Víctor  Horsley,  etc.  Dublin,  July 
1892.  4?  358  págs.  y  8  láms.— 15  sh.  (R.  Irish  Aoademy. 
fCunningham  Jáemoirs»  N"  VII). 

DÉLANO  Manuel  A,  Conferencias  sobre  la  Teoría  Atómica. 
Londres  (Burns  y  Oates)  1892.  12*  70  págs. 

Gabnier  Ch.  Monographie  de  PObservatoire  de  Nice.  París 
(Andró,  Daly  &  C?).  1892.  Pol.  35  láms. 

González  Pbades  Luis.  Resumen  general  de  las  observacio- 
nes hechas  durante  el  año  de  1891.  Oviedo.  1892.  12?  8  pá- 
ginas. 

Macoun  John.  Catalogue  of  Canadian  Plants.  Part  VI. — Mus- 
ci.  Montreal.  1892.  8?  295  págs.  $0.25.  (Geol.&Nat.Hist. 
Survey  of  Canadá). 

Weinek  Prof,  Dr.  L.  Magnetische  und  Metebrologische  Beo- 
bachtungen  an  der  K,  K.  Sternwarte  zu  Prág  im  Jahre 
1891.  52  Jahrgang.  Prag.  1892.  4?  41  págs. 


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ObserracíoiHS  émm  corresiienlioites  al  nes  ^  Eeero  de  1892. 

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ORIZASA^ 

HOBAS 

Amputad  án- 
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Direcolón  apft* 

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ADDieDlA  habido  eo  la  Biblite  de  )i  Soondad  dorante  i  tté  M. 


AH£JtO  A  ¿A  É£l^^  DfiL  SEOSEtAfitO  {(£»SbAL. 


<  Lm  Dombnt  d«  loé  donadoret  «tíb  con  letx»  cursiva;  los  miembros  de  la  Sociedad  se  hallaii 
deaigoadot co» MW)  -        *  /i 

Anntiaire  ¿e  Í^Obflerratoire  fioyal  de  Bmxellei.  IM.  (A.  ÓenU.  S.  J., 

•  Mb.)i8«  ••      '  ■■•••  ■  ••      ^,:-":-v 

Annaairedn  Burean  des  Loaptudest  1891.  FaiÍBfOavl^iet^ViU/a^^,]fi? 

AlbteoKt  Th.  PW>TÍ«0i1del:i¿  Sestil  táÜé'det  beóbáieMxltlgffirliliett  íti  fibrlin, 
Potedam  uud  Prag  betreffend  die  Ver^dénMélt^eil  i^olli6Íie.-^ítir  El- 
klaruDgder  beobachteten  Breitenanderoiigen .  von  Prof.  R.  Helm9rt¡. 

Éni^íhind  Ó.f  )íb.  denülierte  eleiñeiit»  nñd  B^hcrnei^de'  áés  Ehükti^éohen 

'    CúmététimiWl.  8«  St;  PW^tsbtirg.  1*1:    '-      '^ 

'       ■     ,-  \  ,       ......       .'     '  .  .    .    •     -.• 

Báreena  M,,  Mb.  La  Industria  Seríeícola  en  el  Estado  de  Jalisco.  8?  Méxi- 
eo.l8di.        ^  ..■••.•  >   '«^.  -    ■■       •;'''•'  ••■-'• 

MarM  Qtor^,  lCb«  Lasaré  jOaniot.d'ap^  üa  tetnoili  4e  ia  vi«  &  dea  do- 
imménia  noúT«aia  (BibEothéqiie  Qilón.  1^800  &9L  ld9)í.^-01aiide  Ber- 
Báid  (18»K  12?) 

BuMW*  «^1  Ifb.  Dm  ESliigli^  PreuBÉlIfehe  Ifetoere'kpgtsfahe  íxAtltQt  Ifa 
Bétliii  und  tfMsen  Obi^emttetiiim  M  Potsdauí.  «?^  BeritO;  1890. 

Revista  [  1899-93.}  •^ 


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18 


zoneoolonizzabiledell'EritrMiedéllefinitiineregioiiietiopiohe.  8?  1890. 
(Prof.  F.  Bor$ari,  Mb,) 

Barba  R.  Lecciones  prácticas  de  Mecánica  Agrícola  con  nn  estadio  especial 
del  arado  mayor.  8?  París,  1890  (G.  B.  Fuga,  Mb.) 

Borsari  F.,  Mb.  Etnólogo  Itálica.  Etruschi,  Sardi  e  Sécnli  nel  XIV?  Secólo 
I  /J)i4Vi|.df¡llí^EtáVp)^._,9?iWa^li¿  ,¡Í  ;j 

Berliner  Zweigyerein  der  Dentschen  Meteorologischen  Gesellschaft,  1891. 
(Dr.  G.  Helmann,  Mb.) 

BergetA-^^^)^|tf0^^;>^e'dw.coAl9urs.pavU  aátboda  inteI|éM^t^l]f  de  M. 
Líppmann.^  18?  í^aris,^  1891  ^Gauthier^yWlars). 

Beristain.  Véase  Laurencio. 

Blanchard  Dr,  B,  Los  aninndés  páiMioi^  iniaroddcidos  por  el  agua  en  el  or- 
ganismo. 12?  Londres,  1890. 

Bagneris  G.  Manuel  de  STMonlture.  12?  París,  1878  fJ.  PHmbert,  Mb.) 

^tetC.  Elcopimlenl^  de  las  ayas.  Traducido  por  D.  Mariano  Verganh 
Aumentado  con  una  introducción  original  del  traductor  de  la  obra.  18^ 
Madrid,  1890. 

Beirárand  3,,  Mb."  Elóge  iiistónque  de  Lóuis  P'oinsot,  Membre  de  1 '  Institut, 
^  ^ans  li|  4|6anca  pn^qae  annueUe  de  I'  Aeadémie  des  Solfraceá  du  29 

¡  I  '  , *  ,  '    , 

Carta  (Bosquejo  de  una)  Geológica  de  la  Repúbljca  Mexicana,  formada  por 

una  Comisión  especial,  bajo  la  dirección  del  Frof .  Antonio  del  Castillo, 
..  Piz^ter  de  ^aS^uelaN^cipnal  de  Ingenieros.  1889  O; 3000000} .—Carta 
Minera  de  la  Bepública»  M^xici^na  foj^mi^  por  el  lo^nieio  de  jpüna^  An- 
tonio del  Castillo,  etc.  1889  (1 :  3000000)  (Ingeniero  Antonio  del  CaHüio) . 

Carta  General  de  la  Bepública  Mexicaoa  (1 :  2000000).  París.— Bosquejo  de 

una  Carta  Geológica  de  la  id.  (1 :  3000000).— Carta  Minera  de  id. 

;>   (1:3090000 ).^€artadelosFerroearrües(l:200f 001^).. Ptiris^^Cbrtas 

:.t(  AgronómidflS(M)tii;  Tri|^o,  AlgodÓQjCafé),  AgnOógica,  Altínrftricay 
Climatológica  de  la  Bepública  (1 :  3000000).  (Secretatéi,  d$  fbmenl»;. 

CHómen^  B.  BIétodo  piáetico  paiüa  determinar  eooieaMMititqá  el  t^pipode  «f- 
poiA«l6&«ti  Fotogialítt.  18?  Tacubaífa,  l3m,^^*^E^xgmMbn  HúlfmtX  de 


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misión  Gtóographique  Ezploratríoe  Mexicfime.  OftMogue  fréoédé  de 
quelques  notes  sur  son  organisatSon  ei  ses  travanx. — Notice  snr  les  Etats 
Ünls  du  VénézñiSla.— Le  Mexlque  i»r  P.  Biactícoiü.'^lfessagé  tfaíWrf- 
dent  de  la  BépuMique  Argpántine  Dr.  JL  Jnare<  Oélman,  7  MAn889.— 
^pport  dn  Oén^nl  Porfllio  Diac  k  seis  oompairiotes,  1880.— -A.  de  la 
Bosa.'  Ebtudio  de  lá  ñfósoña  y  Ht[üe2a  de  la  lengtia  itteüdáaa.  Goádala- 
jatft«1889.~A.Sailto8co7.  IkfiesUdélostastoaües.  €hiadálájatá,  1889. 
—A.  García  Cubas.  Étude  géographiqtie,  statíbtíqne,  deseriptiye  et  his- 
torique  des  Etats  Unis  Mexicidíies.  México,  í^^.  Cuadro  |^ogr&fíco, 
etc;  jSfézicO;  1884. --&f.  Ramfrex.  Noticia  histórica  de  la  riqueza  minera 
de  México  y  de  su  actual  estado  de  explotación.  M^óo,  1884. — Ú,  de 
María  Campos.  Datos  "Mercantiles.  México,  I8é^.— í).  Orvafiañosl  En- 
sayo de  Gko^afía  Médica  y  Climatología  de  la  Repúbfiea  Mexicana.  Tex- 
to y  atlas.  México,  1889.— M.  Martínez  Gracida  y  0.  D.  Vázquez.  Cua- 
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dchweinfiírtli  Dri  J.  Becoleccidn  y  eonserración  de  laá  plantas' para  co- 
lecciones botánicas,  principalmente' en  las  regiones  tk;opicales.  Tacuba- 
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Camot  Lazare,  l^on  Qoicliotte;  PoémehéroI-eomíquepféoédÓd^  une  étude 
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Pekunay  J*.  Lois  des  g]:and3  tremblsKfieQts  de;,t0rre  et  leat  pré^Mop.  8? 
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Dára^kifBr.  ¿,Mb.  Cajstanit  [N.  Jahr.  f.  ¿in].  189Ó.  "^'/^     ,iV     í 

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Domínguez  M.  Medicación  evacuante.  Ensayo  terapéutico.  México^  1890. 

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(Sr,D,Lük€^óiixlUetüifrtffón}. 

•■•/       "  '    t'  j    ■  '•  '  .     • 

jEiiM«r^  a,  I  l|D^^  gi^.;^bibüofr«|4úead9«3cÍ0noesMftU»émittl(|iie«.  1B90. 
'-^Bov  11^1  iJxéoij^Q  de  Ke^^er  éqi^vi^aot  k  rintégrfttioii  d'une  íonction 
trígonamétriqi^,  18$9.— 3ar.  un  poi«t  ,dii  pr^bléme  dea  ÍBopérim«tre8. 
1888.-T!^ttr  ^roU  patita  trotea  rofttb6in»tiqu»s  %^trib]a6t  ^n  pavapt  sné- 
doi»  Pedar  Mi^iMon.  ^?^.— Nouvelle  ijiotioe  auy  up  Mémoire  daCb.  Gold- 
b^icb,  relati  f  ^  1^  Bimu^tion  dea  a^rieaf  pablléii  Stockbolm  en  1718.  1887. 
— üntbéprcmedaGoldbacl^'IietiiroáD.B.Boncoinpagul.  1885.— Enut- 
,  nuel  ^vedesborg  Sasom  maieii>atik6r^  1890.— Med^aode  opi  Sveden- 
,,  boT|p  iiMiteiBatiak&  ,ajrbQ^n.  188Q.--|Itt  par  íormler  fór  beraknmg  mí 
,  ;  mort»litetaxi  mom  paosiouakaaaor  eUe^  aixdi»  alutiia  sallakap.  ],89l4-»-Oiii 
de  baíoll^iipgwtatiaka  ioroaleraa  fór  beraknmg  af  dodligheten  under 
fóratalefnadfaret,  1891.  -*GTi|oeraindoVioufiA  (1840-1880).— Omdennya 
upplai^  f^  ChJUeia  aamlade  ^rbeten.  1890.— Om  mal^tet  for  dodligheten 
^  íf)om  en  beatamd  alderakla^aa.  189|.— 3i4i^  ¿ül  de  matep(iatiaka  atodier- 
naa  hi^torU  i  ^verlge  upderfenjLtonl^undrajUlet.  1889.— Om  en  afhand- 
ling  ar  AacoU  rbrftnde  ifitegratíon  a£  dilíerentrale  qyationen  A^  v=:0  fbr 
en  gif Ten  Biemannsk  y  ta.  ]  887.  — Harledning  af  en  íormel  inom  den  mk- 
témati^cQi^at^tUcen.  ,:|.S91;— i^via  fer  aat^.  at^  den  foUatandiga  inr 
tegralen  till  en  difit^j^enaei^y^ation  %£n;  jt^  ordningenlnnehaller  n  arbitra- 
ra konatanter^  1886. — Anteckningar  om  matematikem  Petrua  de  Dacia 
r  oeb  ]|(iila4dniítorM.f<86lír86.t*-Oiii  CkiOantora  nppmt^ :  **l¡hét  (Me  ran^ 
ebied««enÁn8ftditenÍnJBesiigaiif>4ieaotaaliiiieodliobanXálil«^  1885. 
— Om  upptttckten  af  den  Enleraka  aummationef  ormeln.  1879.  — Boncom* 
pAgni.  Interno  alia  Biblietheca  Matiiematiea  del  Dr.  G.  Eiieatr^m.  168S. 
Suter.  Bibliographiacbe  notis  über  díe  mattienmtlécfae-*UÍ8toriileben  ata- 
dien  in  der  Sehweiz.  1890,— Hnltacb,  ''G.  J.  Aljman.  Greek  Geometry 
from  Thalea  to  Enolid." — ^Dickatein .  ÍTote  bibliographiqne  aur  lea  étndea 
hi^orico^mathémf^tiQace  e^  Polognf .  189SL  a 

mÉ»  Dr.  J.,  Mb.  &Lenk  Dr.  B,,  Mb.  B^tt«ge  2tií  Geologie  und  Pal&onto- 
logie  der  lle^ublik  MexTko.  lH  tbeil.  Stattgarfc,  1891,  i?  Urna. 

García  Cubas  A.,  Mb.  Diccionario  Geográfico,  Hietórico  y  ttbgráfloo  de  la 
República  Mexicana.  Entregaa  73  ¿  83. 

(H^miinatít  Cr.,  líb.,  Compendio  di  alcnné  leaioni  di  SiamolegU  ienute  nel¡ 
'  Oaaervatorlo  Xüneniano  'di  Fir«ilae:  AqnUa,  1800i««-Sj«  nMve  idee  anll' 
metttflolti.  Firense,  I801.---Áiit<mio  Btoppaiá.-Oaaém»ioiil  di  Marte 


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ii«»'opÍMMlii<me  M'MO  riliOimv¿torfD,ghnini<n>  di  Jimnadi  Bo- 
ma, 1891.-L ' Eodfiwe^  telé  Ael  17  Ctiugteo  1880  ifi  FkéiMe.**^Maggi 
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GrévyA.  Compositions  donnéea  depuia  1872  aux  examens  de  Saint^Cyr.  Al- 
gebre «t  Géometrie.  Parfg,  1891.  8?  (GauihUr-ViüarietFas.) 

Hann  Dr.  J.,  Mb.  Ver&adexüebkett  d^r  Téwpenitiir  ia  CMetreich.  Wieo, 
1891.  4?^mtid!enübé^dÍ6litiftdraek-^unaTeiiip«]m<nivvw^ 
dem  éonnbückgJpfBl;  Wi«i,  180lr  8? 

^»iuiG.,S.J.  "Darwiia«we'f4eJtf.WaUaed.  BnuellfWk  Mh  (JLP.A^- 

Eaton  de  la  Gou^iérCf  Mb.  Sar  la  durée  de  révaporation  daps  les  gfénéra- 

teurs.  Parla,  1891. 

"  *        »  * 

Heümann  Dr.  G;,  Mb.  Meteórt^oglsolie  Volksbüeher.  Bsriin,  1891.— Baricht 
flber  Vergleicíiende  beobaebttmgeií  aü  Bf^genmessem  yersobiedener 
Konstmcktion  tn  Grosse  Liebterfélde  bel  Bstiiá.  BcirHni  1890,  fol. 

fftrmiieCh,,W}.  Ooms  prof^ssó  i  la  Faculté  d«  Boieauea  de  París,  r^digé 
en  1882i>ai'M.  Andoyev,  él^e^l^rÉeóleNonllsb.  i^éd^^ffe^ue^tang- 
meatée.  Pkris,  1891.  4^— Siir-Ies  radnea  de  k  foiuitien  8pbérÍ4|«e  de 
seeonde  espéce.  BatínÜ  4'  ame  leitre  k  M*  Leveh.  lAim*  de  laF^e-  des 
Se.  Tonlouse].— Académie  des  Seienees.  Disooursde  M.  Hermite,  Pré- 
sident,  Ib  dans  la  séaüee  pábHque  aimttélle'  dn  hm^  29  déo.  lé90. 

Herrera  Ptof,  A.  L.,  Mb.  Diálisis  química.  Aplicaei^es  del  stil&to  de  cal. 
1889.-^aéb6pteros  dé  MMéo.  1882,-^irota  Pélwtóva  k  las  oa^SM  q«e 
producen  atrofia  de  los  pelos.  1891.— AparatoS'dé  li£  fonación  en  la  Or- 
to^ Vetula  Maocalli  y  en  el  PühyopkU  Deppei.  1885.7-Nota  acerca  de 
los  vertebrados  del  Valle  de  México.— El  Valle  de  ííiiáco  considerado 
como  provincia  zoológica,  1890. 

Hciden  Prof.  Ed,  S,f  Mb.  List  of  records  earthquakes  in  Caliíomia,  Lower 
Califomia,  Oregoñ  and  Wasbington  Territory.  Bacrkmento,  1887.  8? 

^ptf  JliV.i£xpl»ratÍMMÍnMaxioo.  OmstáeeaíromiheK.OoaatítfYiieMMi, 


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Eirschmann  A.  Ueber  die  quantitaÜTen  Verhaltniase  des  simiütanen  Hellig- 

keitaHtndFarbenrCoatraatM*  Leipsig.  1890.  8?  (Dr.  Juan  Félix,  Uh.) 

,  /  ,       -      ,  . 

KobeU.  Qrundzüge  der  Mineralogie.  Nürnterg.  1838.  89  (C,  F,  de£andC' 
'   ro,  Mb.) 

f  t 

Kceniffi  G.,  Mb.  Sor  la  forme  des  conrbes  k  torsión  constante. — Note  snr  lea 

>  éonrbee doni  lea  tangente» fto&t  partía  d 'un  icompleze  llnéaáre.-^Sur  V 

enploi  decertaineaíotmes  qUadvatiqnes.en  Oéometric^GontEibiitions 

h  la  théorie  da  cerde  dans  1 '  e«paee«  [Axk,  4e  la  Fac.  dea  So,  deToulou- 

sej.— -Sur  la  diatríbution  des  volnmes  engendres  par  un  contour  íenné,  . 

toumanH}  autour  de  toutes  les  droits  de  i '  e8paoé.--^Qk'le8  surfaoes  d<Mit 

le  di^  peut  étre  ramené  du  plusieurs  manieres  ai  type  de  Lioutille.— 

Sur  le  Yolome  engendré  par  un  contour  lié  inyariablement  au  triédre  d' 

une  courbe,  et,  en  particulier,  sur  une  propriété  des  courbes  de  M.  Ber- 

tran4'— Bechercbes  sur  les  surfoces  par  chaqué  point  desquelles  passent 

de«x  ou  pluaieuffs  coniques  trajees  snr  la  gori^e.  [€.  "B.  át  l'Aead; 

.  •  def  Se.}.— U^  tl^éorempí  concemanli  la  sjurface  de  Stei^er,  et  1'  ensem- 

ble  de.trois  eouíquea qui  se ooupent  d^n^  T espacQ  L^ul*  desSc.  math.] 

— Sur  la  détermiuation  genérale  du  volume  engendré  par  un  contour  fer- 

mé  gauche  ou  plan  daña  un  mouYement  queleonque.'  [Jonr.  de  Math»') 

-^6ur  uno  olasse  dé  formes  de  différeniiéUes  et  su^  laühéoriiedee  systé- 

mes  d' elemente.  [Acta  ma;(íhematica].^^NóuTtelléi  recherohes  aur  lea 

équatíons  fon¿tioneUes.  [Ann.  der£e.  Noañnak]. 

LuptonN.  T.  PrhicápioB  elemanMlea  de  Agricultura  Gieat(ñca.  Nueva  York. 
1889.  18?  (Lie.  B,  Manterola,  Mb.) 

l4iffitte  P.  de.  Bs^ai  d '  une  théorie  xationneUe,<lea  S<^étés  dea  Secouia  Mu- 
'  taela.  Pari%  1890,  8?  (GauékUt^riüari  U  FiUJ. 

'      '     .  .1       ■  ■  *  ' 

lAinderQ  O.  F.  de,  Mb.  Sinopsis  Mineralógica  ó  Catálogo  (lescriptiyo  de  los  Mi- 
nerales. México,  1888.  89-r-Pink  Grosularit  from  Mexico>  Í89l  [Am. 
Joum  oí  So.] 

'.■'''. 
LtmeoHei'  A.,  Mb.  Le  climat  ie  la  Belgique  en  1890..  Bruxelles,  189L  12? 

LodgeO.  LeathéorieamodenieaderÉlectrittté.  Eflnid'oMliiédriéiUNi- 


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Helix  pomatU.  München;  1890.  8?  (Dreé  Édix  ^  ZcnJs,  Mbs.) 

Laurencio  J.  B.  y^.  Beriatain.  Catálogo  siatemático  de  las  ares  de  México. 
Tacubaya,  1891.  8?  (S,  BerUtain,  Mb.) 

£oKa  Fk^.  Qinú^  Mb.  I  PdMgooldi  Ponoelet.  Tori&o,  1889.  8?— II  paMato 
•  il  presente  deUe  ptlneipali  tasie  gM^metriohe.  Torino,  1887.  4?-Il 
período  áureo  della  GeometiiaGteca.  ToríHo,  1890.  4f«-*yitae  opere  di 
F.  Caaorati.—Ü  teorema  íoiidamentale  deUa¡  Teoría  delle  equanone  al- 
gebríche.  1891. — Classifícasione  delle  trasíormasiopi  railoñali  dello  spa% 
sio,  in  particolare  snlle  traaformaiioni  lU  genere  aero.  1890. -«Le  traa- 
formadoni  radonáU  delk  ipaaia  dalerminüibe  da  una  auperfieie  genérale 
di  ten'ordiaa.'  1891.«*->49ulle  en  ti  geoiAétiiok  gesevaU  da  formo,  fonda- 
mental!  in  oorrespondenza  algébrica.  1888. 

Laerotx  A.,  Mb.  Sur  qnelquee  enclavas  dea  tracbytea  du  Mon^D^re  et  en 
particulier  sur  leurs  enclaves  de  roches  Tolcaniqaes.  1890.  Note  sur  les 
Andésites  &  bTpérstbéne  du  Catítal.  1890!  fBull.  Soc.  Géol.  Fr.] 

LealM.,  Mb.  Laa  llurias  en  León.  1891. 

Mateoi,  Véase  Fuga, 

Memoria  presentada  por  el  Ejecutivo  del  Estado  &  la  XII  Legidatura  Cons- 
titucional. Guadalajara;  1889.  4?— -Informe  sobre  la  Hacienda  pública 
dal  Estadio  de  Jalisco,  por  J.  M.  Góm^,  Ouadali^ara,  lfi|9(]l.  .4?  (Jng.  ^. 
r.Poical.)        ,     '      ,  '         /  '  ,, 

Mager  H.  Ueber  das  Pimelin-und  Aselamketon.  Leipzig.  1890.  (Drti,  Fe* 
lix  4- Lenk,  Wm.) 

Maiáen  Jl  fll  Wattlés  and  wattlé-bárks,  beíng  hints  ort  the  oonservatlon  and 
oUltiTátlon  of  itrattleé,  togethé^  wüb  particruUm  of  tbeír  vahte.  Sydney, 
1890.  8?— Notes  én  tÜé  resins  of  irro  Quekisland  species  of  Araucaria. 
Brisbarie,  1889.  8?— On  grass-tree  gum.  Sydney/  1890;*  89— Maokat. 
^itrod^ction  to  4>natralaaian  Agricultural  Practice.  Sydney,  1890,  1,2? 
Baiísay.  Notes  on  the  Zoology  of  Solomon  Islands.  Sydney,  1882.  8? 
— Description  of  a  new  species  of  Therapon  from  the  2iíacquarí  Biver. 
1881.  8?— Castblnait.  Essay  on  thelchthiology.of  PortlJacksón.  Syd- 
'  aey»  1878.  8?  On  aeveral  naw  Aualsalian  Frepeh-Water-Fis^hes.  .1878. 
8?  OnaBewQanoldFisk&omQueenslaad.  1878, 8?-nNeFBout^  Wales, 
Its  progrese  and  resource».  1887.  Sydney.  d?*-tProQeedings  of  the  Geo- 


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'  gráphieal  Soeiét:^  (/^A1lflttt]ttia  [17:  8.  W.  má  VMovÍmi  Br.]  Volt.  I 
ft  n  [168a-8i].  Sydney.  8?-^Tiiftii«aetioná  má  PrMMdiii^  di  ibe  B. 
Geogr.  Soo.  of  A^uinüiuiift.  N.  S.  W.  Branob.  VoU.  HI  ft  IV  [1885- 
86].  Sydney.  8?  (J.  H,  Ma^Un,  í,  t.  í-,  Director  deí  Museo  tecnoló- 
gico de  Sydney). 

Mendkábal  Tamborrtl  J,  de,  Mb.  Tablea  des  Logaritlimes  h  hnit  decimales  des 
nombres  de  1  &  125000  et  des  íonctions  gonioüxétriques  un.,  tang.,  eos. 
el  cot,  de  o«ntíinílligoiié  en  eeatiziiilligone  ét  de  mtoogone  en  jaicrogo- 
Be  poof  les  25000  pmnlevs  aúczograes  eb  ftT««  sept  declínales  pomitous 
leB  Mitres  rnterogonesi  Paria,  1891»  íol. 

Miquel.  Manuel  pratique  d '  analyse  bactériólbgíque  des  eaux.  Paris,  1891, 
189  (OautMer-riüars  et  FiU). 

átoñéétíut  dé  JMOrn  Fiéb^Wtn  LeMhrador  PrAftoloiábieii.  ÉMlsaarehéolo- 
^tieé.  Pxé£ao#  U  Mé¿  le  láwqvis'  da  Madámato.  Paxis,  1891,  f ol. 

MarUna  Oraeida  M.,  Mb.  Catálogo  de  la  Mora  y  la  ^auna  del  Estado  de  Oa 
juusa.  Oüta^ea^  1891/  9?  ./ 

Muttoz  Tébar  J,  Estrellas  fugases,  bólidos  y  aerolitos.  Caracas,  1891,  8? 

Meteorologische  Zeitschrift.  Wien,  1890  }r  Enero  4  Noy*  1891.  (B,  4ífuilar 
y  Santiüán,  Mb.) 

Afen^vtdbal  Jote,  Cuarto  Almanaque  de  Efemérides  del  Estado  de  Pue;bla  pu- 
ra 1892.  México,  12?  con  un  plano*    ,    , , 

Ñavailro  y  Cf  PMmer  Directorio  Estadlsüco  de  la  Repúbhcá  Méidcsná.  1888 
á  1889.  México,  1891,  4?  (Lie,  B.  Manterola,  Mb.) 

Newman,  Véase  Solazar, 

Oncken  Oi^mermo.  Historia  universal  escrita  parcialmente  p^r  yeiatidés 

Proíeaores  aiemi|nes>  bajo  la  diveccidn  del  e minei^  bistocí^gn^o 

Txadfucoié^  directa  del  alsmáui  revjÜMda  por  D.  N#meMo  Femándea  Cues- 
.    ta.  BaroeloM»  7  .tomos  foL,  figs,  y  Ums.  (Hg.StaneiMeo  Qo/ríbe^,  Mb.) 

PalmieriL.,  Mb.  Nuovo  Reometro  per  lo  studio  delle  correntl  tellúriche. 
Napoli,  1891, 4?— Sul  periodo  diurno  dell'  electricitá  atmosférica.  Ki^kh 
1Í,1S^,49 

Pérto  E.  y  Oaríbay  F.,  Mb.  ConteéttMi^  al  otrásoulo  «(He  publicó  el  8r.  B. 
Mállén,  oon  motÍTO  d»  la  erítica  á  büS  '<  Elementos  de  Tepografía,  Dre- 
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Prescott  W,  Historia  de  la  Conquista  de  México,  con  una  ojeada  preliminar 
sobre  la  antigua  ci,vilizaci5n  de  los  mexicanos  y  con  lá  vida  áe  su  con- 
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ReT¡stafx89a-93.)-4 


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sis  para  el  concurso  á  la  plaza  de  Profesor  eu  la  Escuela  Práctica  Mé- 
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1^  7  A^icultuní  abie^Ui  em  ia  C«|>Ual  itei*  ItQRÚblica  AxgenUna  en  ]^ 
yo  d«  !L890.*-B!t>letíii  del  Instituto Oeográfieo  Argantin^H  TomoX,  núm. 
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TflégBaíoffjr  medidas  «doptadss  para  su  reorgpaoiaación  desda  el  8  de 
Agosto  hasta  el  31  de  Diciembre  de  1890.  8?  Buenos  Aires,  18M..^Ins- 
tniecione&  postal.üp,  1^9X.— Beglameirito  de  £iieonaieBdf;B  postales,  1891. 
—Ley  de  Correos,  1891.— Ley  de  TelégríCfos,  1801.-4  jpusejo  Hscoíar  del 
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Exportation  oí  meat  fjpom  tbe  Aigentiae  R«pT^i>]3«.  Inioiaüve  of  the  Ru- 
ral 8oeie^.  Bueiios  AkeB»l880.  (Dr.  Edtanisl«u>  8.  ZéMit»,  Mb.,  Minis- 
tro de  Bekusiones  üxioitoves  de  la  Eep'61i>liea  Affentina). 

Zend^as  JoU,  Tablas  Psycrométricas  calculadas  para  la  altura  de  México. 
Tablas  abreviadas  generales^  1889,  8? 

Zengtr Prof.  1^,  W.ylSh,  Bescbreibung der Ausstellungs-GégenfitSnde.  PW^. 
1891,  89— Dié  Meteotologie  der  Sonne  und  ibres  syiBtemes.  Wlen,  1886, 
89— Die  Spannungs-Elektricitat,  ihre  Gesetze,  WlAungen-und  tech- 
nischen  Anwenduugen.  Wien,  1884,  129— Die  Meteorologle  der  Sonne 
und  die  TvetteSpirognose  des  Jabres  1886.  Prag.  1887,  89 

ZuJtnaw  Dr.  J.  B.  La  Escuda PtixMíria ea ^Vanóla.  BuesoiAir^,  íS6h^ 


PÉbMMdotM  iMuübw  fnr  ••  eéiió  SirtMl  Ifirtto  r  ««MHim 


( oUmiqíies  8«r  1m  airts  etii«  aumnfaetMrM  de  la  €lYaiicto<^Bretagne$ 

traduits  de  Tangíais  de  Samuel  Parkes  et  de*  Martin  ]iar  M.  Delaunay. 

Paria  (Ch.  L.  OoiM).  iSSe,  «9  3 1. 
Annnaire  daáiS^eaoéa  CÉdmiquea  ot  Bafi^pért  sor  lea  progvés  dea  scienoes 

Uatnaéilés^  pvdMttté  i^l'AkadtaU  de  StoékhiOm  pw  Bmtífvs,  tmduit 

par  H.  D.  París  (Tbomine),  1837, 39  1 1. 
Le  Ltvre  de  la  Naiare|nlr  l«3>r.  Ft.  8bfaoMaetv  IKi^tenir  dn  T ÉMle  Jaduv* 


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1865.  89  1 1, 

The  International  SoientiBts'Dbeetory.  Oontaixring  %he  namee,  addresses, 
Bpecial  departmenii  oí  etady,  etc.,  óí  amatenr  and  proleasionar  natu- 
ralista/ ohémitS;  pbysiciate,  astronomero,  etc.;  ete.,  in  America»  Barope, 
Afiia,  África  and  Oceania.  CompUed  by  Samuel  E.  Caatino.  Boeton, 
1882.  8?  11 

Professional  Papera  of  the  Signal  SerFioe.  Ntols.  %  3,  6*12, 14,  16  &  18. 
Washington.  4?  1 1. 

Mdromenanra,  "por  M.  Fernández  Leal.  México,  1884.  8?  1 1.' 

El  Hierro,  por  J.  Gamier.  Madrid,  l^Q.  12?  1 1. 

Memorándum  éobre  el  proceso  del  Archiduque  Femando  Maxliniliano  de 
Austria,  por  los  00.  M.  Bi7a  Palacio  y  Lio.  R.  Martínez  de  la  Torre. 
México,  1867.  8?  1 1. 

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del  Sr.  D.  Daniel  de  Cortázar  el  19  de  Julio  de  1884.  Madrid,  1884.  8?  1 1. 

Memoria  del  Secretario  de  Guerra  y  Marina.  México,  1845,  8?  1 1. 

Biografías  4e  mexicanos  distinguidos,  por  A.  M.  Onedo  y  Romero. --rSigüen- 
za  y  Góngora,  AlzatQ,  Clavijero,  Gamboa,  Gama,  Tresguerras  y  Nava- 
rrete.  ParierMéxico,  1889,  12?  1 1. 

Biografía  del  general  J.  de  San  Martín,  por  R.  de  la  Fuente.  París,  1868.  1 1. 

Introduction  álaGéologiepar  J,  J.  D'Oraaliusd'Halloy.  París,  1833.  8?  1 1. 

Elemente  de  Géoiogie  par  id   París,  1889.  8?  1 1. 

Ouüines  of  Mineralogy  and  Geology  by  Wm.  Phillips.  London,  1826.  89 1 1. 

Documentos  oficiales  recogidos  en  la  Secretaría  prí  vada  de  Maximiliano.  Hia- 
toría  de  la  Intenrención  Francesa  en  México,  por  £.  Lefévre.  Bruselas 
y  Londres,  1869.  8?  2  t. 

Instruction  sur  l'essai  des  matiéres  d'argent  par  la  voie  humide  par  M* 
Gay-Lussac.  París,  1832.  89  gr.  1 1. 

Le  Jardín  des  Plantes.  Descríption  et  moeurs  des  mamifépes  de  la^énage- 
né et dn Mnaéom dL<9S«|«ate NaiuüeUe parM^ Bdtatd.  Paríi44<  1 1. 

An  epitome  of  the  elementary  principies  of  natural  and  experimental  Philo- 
sophy.  1*^  partBy  J.  Millington.  Xiondon,  1823.  1 1. 

BuUetia  de  la  Soclété  d  '.eneojuregement  pour  1 '  Induatriie  Nationaja*  3ft*  an- 
néé.' París,  1836.  4?  1 1.  . 

La  pluie  en  Belg^que  par  A.  Lancaster.  BruadeUfis^  1884.  18?  1 1. 

Journal  de  Phaxmaeie  et  da  Ohimie.  IStomos  oom^latoa*  Pana,  •89  .. . 

Obaerr acides  mignétioaa  y  meteoroldgiolui  del  R.  Colegio  de  Belén:  .Haba- 
na, 1874  y  75.  Fol.  1 1. .. 

La  Natura  7«année.l$79(2«8eBic«(fre).  VtsÓA!  Lii,ioi. 


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Esoritofi  postamos  del  Dr.  J.  Balines.  México,  8»  1 1. 

Tha  MendiaQts'  and  Tourists'  Quide  to  México  by  Ch.  W.  Zaremba.  C3ii- 

cago,  1885.  85  1 1. 
ConmoYedora  narración  del  viaje  de  la  Comisión  exploradonw''Qrinnell"  al 

Ooéabo  ártico  en  los  afios  de  1853, 54  y  55,  por  A.  Sonntag.  México,  1882. 

89  1 1 
Memoria  para  una  Bibliografía  Cien  tinca  de  México  en  el  Siglo  XIX,  por  el 

Lie.  Manuel  de  Olagufbel.  México,  1889. 
Catalogue  des  Cartee,  Plans  et  autres  ouvrages  publiés  par  le  Senrice  Géo- 

graphique  de  TArmée.  París.  1887. 
Obseryatorío  Astronómico  de  Zacatecas.  Eclipse  anular  de  Sol  que  tendrá 

lugar  el  5  de  Marzo  de  1886.  Zacatecas,  1884. 
Las  Tempestades  en  Espafia. 
History  and  work  of  the  Warner  Observatory,  Rocbester,  N.  Y.  Vol.  I  (1883^ 


Report  of  the  Canadian  observations  of  the  tramii  of  Venus,  6**»  Dec.  1882. 

La  nebuleuse  d'  Andromédo  et  sa  nouvelle  étoile. 

Cálculo  de  altitudes  por  medio  de  obíservaciones  barométricÍEis,  por  D.  de  Cor- 
tázar. Madrid,  1874. 

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ticia é  Instrucción  Pública,  sobre  la  necesidad  de  establecer  en  la  carre- 
ra del  minero  la  Escuela  Práctica  de  Minas;  México,  1876. 

Falb.  B.  Estudio  sobre  los  temblores  de  tierra,  fundado  en  la  historia  de  la 
fonnación  del  Universo.  Valparaíso,  1877.  8? 

M.  8.  de  Bossi.  La  Meteorología  Endógena.  Milano,  1879-1882..  8?  2  t. 


PÜBLICAjOlONSS  BECIBIBA8. 


A0UA80ALiXii^DB&  ^vfil  Instructor.^'  VII,  9  á  12.  Vm,  1  á  8. 

Ciudad  Victoria.  Gobierno  del  Estado  de  Tamaulipas.  Memorias.  1B89  y 

18B0. 
OóBDOBA.  SoeÍ6dadOwBlífioe«;iiit6i»ria  <' J.  M.  Mena.'?  lUviata  mensval. 

U,  8  A 12.  111,144. 


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-  Asociación  de  Ingenieros  y  Arquitectos.  Anales.  U,  12  7  13. 
— —  Deutsche  "V^^ssenscbaftliche  Verein.  Mittheilungen.  I,  3. 

— »—  Dirección  general  de  Estadística.  Boletín  semestral.  1889,  3. 

"El  Círculo  Catóüco."  1883,  84,  87  á  9a  1891,  1  á  9, 11  á  17,  19  á 

22724.  ) 

Gaceta  Médico-Müitar.  II,  8  á  12.  lU,  1  á  3. 

Instituto  Módico  Nacional  "El  Estudio."  III.  25.  IV,  1  6  4. 

"La  Medicina  Científica."  IV,  1  á  24. 

"El  Minero  Mexicano."  XVIÍ,  24  i  26.  XVni,  1  á  17, 19  6  27.  XIX, 

2422. 

Observatorio  Met^rológico  <"]!entral.  Boletín  mensual.  Besumen  de 

1889.  m,  1  7  2. 

Revista  Mflitar  Mexicana.  HI,  3  á  5,  7  a  If,  17, 19, 21 7  23.  IV,  1. 

Revista  Agrícola.  VI,  12  á  15,  17,  19  á  24.  VH  1  á  3  7  5  á  12. 

■  Revista  Telegrifica  de  México.  III,  1  á  11. 

-^— -  Secretaría  de  fomento.  Anales,  IX.  Informes  y  documentos  de  Co- 

merdo,  Agricultura,  Minería  é  Industrias.  Núms.  65  (Nov.  1890) 

¿  72  (Junio  1891).^Boletín  de  Agricultura,  Minería  ó  Industria. 

Afio  I,  1  7  2  (JuUo  7  Agosto  1891). 
— —  Secretaría  de  Hacienda.  Sección  7^  Noticias  de  amonedación.  Nov. 

7  Dic.  1890,  1«  semestre  7  2?  7  3?  trimestres  del  afio  fiscal  18904 

91,  Enero  k  Abril,  1891.  Exportaciones,  1889  á  90,  I**  sem.  1890 

á  91.  Movimiento  maritimo,  1888  á  89. 
Secretaria  de  JulMa  4  ItBirQisci4n  irfiUioi.  ,Memoria  (De  1?  Abril 

1887  á  30  Nov.  1888).  1889. 

Sociedad  Agrícola  Mexicana.  Boletín.  XFV,  41  á  46.  XV,  1  á  41. 

Sociedad  Cientklea  "Antenie  Alcate."  Memoriía  y  Be^rfata.  IV,  d  á 

•       12.  V,l72. 

Sociedad  Farmacéutica  Mexicana.  "La  Farmacia."  I,  11  á  Si. 

~-*  Bodednd  Meziosna  de  Gtjogtafia  7  Esttdístfes.  BoMia.  4*  épeea; 

II.1&4. 


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Miiseo  Micboacano.  Anales.  IV,  1  y  2. 

Drizaba.  Boeiedad  «'Sánebea  Oropeea.''  Boletín.  IV,  13  i22« 

PuSBLA.  Col^Q  del  Sagrado  Corazón  de  Jesús,  Besnmen  de  las  observa- 
ciones meteorológicas,  1380. 

Casa  de  Mi^temidad.  AzM^es  de  la  Maternidad  de  Puebla.  N&m.  L 

Hospital  Genend  del  Sitado.  Boletín.  I>  1  4  Itf . 

Observatorio  del  Colegio  del  Iglstado.  Qbservacioitea  meteorológicas. 

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ta  Tecnológieo-Indostrial.  1880  á  86  y  89.  1890,  11  ér  12.  1891, 1 

áll. 
Crónica  Científica.  XIÜ,  1890,  314  Ss  Í16.  XIV,  1891,  316Í383, 936 

y  337. 

—  "Industria  é  Invenciones."  XVI,  14  á  17  y  19  á  28. 

Beal  Academia  de  Ciencias  y  Artes.  Concepto  de  la  Contabilidad  Ad- 

ministratiYa,  por  D.  Antonio  Torrens  y  Monner.  1890. 
Basel.  Naturforschende  Gesellschaft  Verhandlnngen.  IX,  1. 
Batayia.  Magnética!  and  Meteorological  Obsenratory.  ObserVfUions.  XII, 

1889.— Rainfall  in  the  Easi  Indian  Archipelago.  1889. 
Bayoknc.  SociétédeClimotologiePyrénéenne.  Bnlletln,  1890, 10-12.  1891, 

4-e. 

Bbbgamo.  Ateneo  di  Scienze,  Lettere  ed  Arti.  Atti.  X,  1889-90. 
Berun.  Association  Géodésiqne  Internationale.  Comptés-Rendns.  Borne, 

1883;  l^ce,  1887;  Pribourg,  Sept.  1890. 
■  Dames  Félix  L.  Bibliotlieca  Zoológica.  1891. 

— '■ —  Friedlander  &  Sohn.  Bericb  über  di^  Terlagstbfttigkeit  1890,  Oct.- 

Dic.  1891,  Enero-Sept  Naturae  Novitates,  1890,  23  &  24.  1891, 
•      1-^1. 
C^e8ell8chaft  Naturforscbender  Frennde.  Sitinngg-bericlite.  1874- 

86, 1890. 
Gesellschaft  Urania.   "Himmel  und  Erde."  III,  1890-91,  1,  3-12. 

IV,  1891-92,  1  &  2. 
Gesellschaft  für  Erkonde.  Verhandlnngen.  XVI,  1889.  XVII,  1890. 

XVni,  1891,  1-8.  Zeitschrift.  XXIV,  1889.  XXV,  1890.  XXVI, 

1891, 1-5. 
'  Hydrographische  Amt.  Annalen  der  Hydrographie  nnd  Maritimen 

Meteorología.  Vn-XVH,  1879-89.  XVÜI,  1890,  12.  XIX,  1891, 

1-10. 
'  K.  Akadeviie  der  Wissenschaften.  Matthematische  und  Naturwia- 

senchaftliohe  Mittheilangan.  1890,  Oct.-Dle.  1891,  En.-Ag.  Sit- 

sungsberiohte^  1891,  I-XL. 
■  ■  '      E.  Geodatieohe  Institut.-t-Daa  Koniglich  Prenssisohe  Geodatiiohe 

Institut.  Ans  amtlichen  anlass  herausgegeben  Ton  F.  R.  Helmert, 

Director.  1890.^1>ie  Schwerkraft  im  Hochgebirge  insbesondere 

in  den  Tyroler  Alpen  in  G^eodatischer  nnd  Geologischer  bezielMing 

Ton  F.  B.  Hehnert.— Das  Berliner  Basisnet^  1885-1887.  Jahresbe- 

rioht  der  Director,  1890-91. 

.     (Chniinmrá^ 


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(( 


MÉXICO. 


»^»»V»<^>»»^»^^»^^»^^<MM»^»^^^^N^^K^>^» 


Bevitta  Oieatifioa  y  6ibIi<igráfioa.r 


te." 


Mtas.  S-»4.  1892-9S* 


SESIONES  DE  LA  SOCIEDAD. 


Septishbre  4  DB  1992. 

,  .  Flresídeneia  del  socio  J>.  Guillermo  B.  y  Pnga. 

COBBBSPOKDEKCIA.— Del  Sr.  D.  Bafoel  Boig  y  Torres  (Bar* 
eelona),  dando  gracias  por  sa  nombramiento;  del  Servicio  G^eo- 
lógico  y  de  Historia  Natural  del  Canadá,  del  Obserratorio  Real 
de  Ghreenwich,  de  la  Asociación  Geodésica  Internacional,  de  la 
Academia  Beal  Leopoldino-Carolinense  (Halle)  y  de  la  Direc- 
ción General  de  Estadística  remitiendo  publicaciones;  del  Se- 
cretario del  Gt>biemo  del  Eistado  de  Guerrero,  enviando  las 
noticias  de  temblores;  delsooio  Dr.Nemofio  Aadndd,  partici- 
paMb  que  ha  sido  nombrado  Director  del  Observaiorio  M«leo^ 
lológico  mangarado  el  l?tde  Agosto  en  ^lastitirto  de  JPaeliMlt 
y  ofireeiendo  enviar  las  observaciones  y  demás  trabajos  cientl> 
fleos  que  se  «$«eatén«    <   ' 

PUBUOAOiQiKise.  ~3a  recibieron  por  primera  vez  las  del  Ob- 
fltrvatetia  da.Qreeawichi  del  Museo  de  la  Plata  y  de  la  ComV 
sióa  Meteorológica  de  Aññón  ¡  donaciones  de  los  8re9«  Cúrrete 

Rerista  [  i89«-93.]  —6 


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84 

(Puebla)  j  I^r.  Heirera  Mofreno  (Córdoba),  BUeho£^he^  (P^oíb), 
Délapo  ^^  Qabei^óix  (8attt¿go  deCX^iliB^  y-^üel^  Üijc^réii  ñtí  1¿ 
donaciones,  el  Secretario  'general  tídúLÓ  espeoialilíefñte  lá  aten* 
ción  acerca  de  los  cuatro  tomos  de  las  Gacetas  de  Literatura  del 
P.  Álzate,  dadas  por  el  Sn  Cártetd. ' 

TRABAJOS. — Alfonso  L.  Herrera,  La  IToción  del  tiempo  en  los 
animales.  El  tiempo  y  la  biología. 

Joaquín  de  Mendrt&bal  Tamborrel,  Tablas  -A  los  logaritmos 
de  las  constantes  A^B  y  C  de  la  fórmula  de  Mayer. 

Carlos  Mottl,  Microseismos  observados  en  Orinaba.  "Juhto^u- 
lio  y  Agosio,  1892. 

Elección.— El  Sb.  Enrique  Gauthier-Villars  quedó 
nombraclo  socío  correspondiente^  en  ^arís. 

Postulaciones. — Los  Sres.  Rafael  Bischoffsheim,  miem- 
bro del  Instituto  dé  Ffaneía  y  fundador  del  Observatorio  de 
Niza,  y  O.  CoUandreau,  Astrónomo  en  el  Observatorio  de  Pa. 
TÍs,  fueron  postulados  para  socios  honorarios  por  los  socios  J. 
Heifidii^ábal  Tamborrel  y  B.  Agnilar. 


Octubre  2  de  1892.  . 

Presidencia  del  socio  D.  Isidoro  Bpetein. 

GoEaxsPONi:>BNeiA.~I>eI  Museo  Teylar  deíBarlem,  de  la 
Soeiddad  Bvoteriana  de  Goimbm,  de  la  Sociédadr  de  Cimam» 
Naturales  deNantes,  de  la  Sociedad  FSIómáfíea  de  loáVoaguea, 
de  la  Ofiqina>de  Estadística  Oeneiral  de  Francia,  de  la  Comisión 
Geológica  de  Tejas  y  del  Dr.  F.  Sansoni,  Director  del  €  QA^iy 
nale  di  Mineralogia,  Cristallografía  e  Petrografia»  de  Pavía, 
aceptando  caáibio;  de  la  Academia  de  Ciencias  de  Cwtcovia,  del 
Observatorio  de  Oxford;  del  Instituid  Real  Met(M)roli6glao  de' 
Holanda,  de  la  Oficina  de  Meteorólogia  éfildf^grtifía  del  Qma 


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Dnoaio  de  B»deii  y  de  lé  1-ibeeirín  P<^iédmoft  de  Baiidyy  y  C% 
de  París,  remitiendo  publicaciones. 

Publicaciones. —  Por  primera  Vez  ^e  recibieron  las  de  la 
Sociedad  Broteriaua  djO  Coimbra  y  las  del  Observatorio  de  Ox- 
ford.— Donación  de  los  Sres.  Baudry  y  C*,  de  París. 

Trabajos. — Carlos  Mottl,  Observaciones  séiemicas  en  Orimba^ 
Sept.  1892. 

El  Secretario  general  leyó  una  nota  del  socio  Prof.  Vicente 
Fernández,  en  la  que  se  ocupa  de  la  marcha  del  bacróinetro. 

Dicha  nota  es  la  siguiente: 

8efk>r  Secretario  general  de  la  Sociedad  CienMfica.c Anto- 
nio Alsate. »  *^  Pre06nie« 

Presentando  más  ^6  menos  interóa  á  la  Meteorología  todo  1q 
que  ¿  ella  eonmerne,  ya  aea*  que  le  fuere  útil,  6  ya  que  la  per* 
judique,  puesto  que  lo  uno  sé  «ceptará  y  lo  ótró  Btítí  exolnído 
de  la  ciencia  por  criterios  idóneos,  presenté  á.la  co^8idera^ 
cíón  de  esa  Sociedad,  hace  poeee  díaa,  las  particularidades  que. 
pt esentaion  las  lluvias  durante  un  periodo  de  14  años  en  Ona- 
najuatto^  y  llamé  la  atención  soboe  A  punto  4^  cque  ijuiineicpcro 
to  podría  tomar  á  tales  parrtteularidades  como  á  la  ley,  á  fai4)kiye 
para  pvedecir  con  todo  «ciei^o  las  lluvias  del  pomrenir  y  hacera 
k>  creerse  poseedor  de  tal  seereto; »  más  como  hs  Uurias.de  los 
trece  idíos  posteriores  mostraron  una  irregulaisdad  ^ompltktk^ 
con  lo  cuii  aquella  prefteusión  quedaba  desn^ntida^  en  esa  bet 
dkc  encontré  ún  iBJempk>  {laipable  y  elocuente  que  ptesentav  á 
les  Mtlcios  en  esta  aquí  «KKiMIr  y  en  todo  el  mundo  ecmj^áeciíia 
eisMia,  con  el  fin  de  que  A  los  haga  prodentesy  que  n« tomen 
merasi^ncidenciiis  de  pCÉrfedos  en  que  se  teprodnce  tfd  ó  Cual 
meteoro  per  la  ^l|i  que  lo  rige. 

'  Hioy  tengo  la^honra  de  presentar  4 «ese  Cuerpo  otras  pai^*" 
culari^ades  más^  relatiras  á  la  presión  atmosférica,  para  apoyo 
del  mismo  asuinto.       >'.  -  'i 
>    Las  piesiraés  tnáaimmv  ^  ^i^o  las  lluvias^  faaa  tenido  lu- 


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gar  en  períodos  regutaMs  que  han  Aio  eada  ooho  y  cada  cua- 
tro días. 

Ahora  bien,  estas  singularidades  deben  estudiarse  bajo  dos 
pantos  de  vista:  1  ?  j Realmente  la  presión  tiene  tales  períodos t 
2?  (Son  tales  periodos  meras  casualidades t 

El  solo  heobo  de  establecer  esta  disyuntiva  muestra  que 
yo  mismo  les  concedo  mérito  á  las  dichas  particularidades  dig- 
no de  atención,  es  verdad;  pero  nadie  deducirá  que  esto  sea  con- 
cederle  competencia  á  un  aficionado  para  declararlas  reglas  ó 
leyes  de  la  presión. 

Particularidades  de  este  género  descubrió  Humboldten  su 
permanencia  en  América,  y  llamaron  la  atención  de  los  meteo- 
rologistas aquellas  sus  palabras:  cel  barómetro  anda  eoo  tal 
regularidad,  que  con  él  pudieran  saberse  las  horas  del  día;»  y 
la  llaiúamü  porque  en  Europa  no  pasaba  lo  misnkv  Baejor  dicho, 
no  se  observaba  lo  mismo,  á  pesar  de  que  el  holandés  X  ya  des- 
de el  afto  1722  había  descubierto  las  variaciones  diurnas  de  la 
presión,  porque  otros  factores  le  ocultaba»;  hasta  que  la  saga- 
cidad y  preeisión  de  Mr,  Bamood  mostraron  que  alli  tamUéa 
se  verifican.  Dejaron,  pues,  desde  ese  momento  de  aer  meraa 
particularidades  y  pasaron  al  rango  de  f  eaómettos  conabaales* 

Este  acontecimiento  por  tí  sólo  justifica  el  que  ahora  pre« 
senté  las  dichas  pártioularidadás  qué  se  ten  en  la  antetíor  ewh 
va,  bajo  e)  doble  punto  de  vista  cobso  lo  establece  la  disyuntiva 
sentada;  pero  advierta  el  aficionado  que  si  ella  propone  una  dn^ 
da,  una  ouestión  que  resolver^  no  llama  &  tal  fia  SÍAO  i  Im) víbrea 
instruidos,  experimentados  por  muchos  años  y  d$  talento,  es4^ 
oir,  éMcuhs  de  ¡afoumUad inUUcí^para rtíaoi^nar  1a$  cam^.oM 
¡08  ^tdMB*  Fidte  unade  estas  condiciones  y  no  hay  eompette0Ía% 

Tampoco  se  deduce  que  las  cueatíones  dé  meteorología  ex- 
cluyan á  alguien,  nó;  lo  que  se  dedúceles  que  ^od»  umú  iAtU^ 
mUarse  á  s^^pmeta^  del  cual  más  kusde  y  ¿su  dabt4o  tiempo,  la 
instrucción  y  expmencia  que  éste  da,  formando  ^eria  $iftíitiál 
que,  unida  á  la  que  posea,  le  elevarán  á  otro  miajor.  < .  :  -. 

De  dcBoarse  es  que  sirva  este  npeivoiejempbreii  luott^de  la 


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cbnoift  y  para  ptetógio  de  la  átánnuk  «a  el  paiii  &  los  aficiona* 
dos  á  la  meteorología,  para  aer  reserradoa  y  para  no  dar  como 
f «lómenoe  invariables  7  constanteSi  Cormnlándolos  como  leyes 
nahirales  y  usándolas  para  predecir  el  tiempo,  i  los  que,  como 
los  que  he  presentado,  ni  están  utudiados  por  e^ar  en  mcubadán 
la  méUoroUiffia  tn  éL  paü,  ni  jpued^  estudiarse  en  un  sala  Observa- 
torio^ ni  en  el  caso  de  que  disponga  de  loa  instrumentos  nece- 
sarios, porque  Josfaciores  de  un  meteoro  no  se  locaiisan. 

Si  Fauraen  las  Filipinas,  Desohevrenaen  Zi*ka-Wei  (Cid- 
na),  y  Vifijsz  en  Ouba,  han  logrado  predecir  tales  ó  cuales  me- 
teoros con  horas  de  antíoipaoión  (80  á  100)  deade  un  Obsermbh 
rm^  ha  sido  porque  reúnen  aquellas  tres  condicionéis  como  se 
▼e  en  sus  abundantes  escritos. 

Son  estas  cuantas  consideraciones,  señor,  las  qne  me  hacen 
ctéer  dignas  de  ser  comunicadas  ahora  á  esa  H«  Sociedad  las 
curvas  insertas,  obtenidas  aquí  en  Mayo  y  Junio  por  el  baró* 
metro* 

A  fin  de  dar  á  conocer  á  vd.  el  grado  de  confianza  que  este 
instrumento  therezoá,'  ilcté  que  para  servirme  de  él  al  hacer  las 
observaciones  para  servicio,  del  Observatorio  Central,  fué  com- 
parada su  marcha  con  la  de  uno  de  hnrBres. 'Richard,  y  que  sus 
curvas  resultaron  de  un  paralelismo  de  tal  semejanza,  que  lo 
hacen  admisible.  Constáis  así  á  dicho  Observatorio  Central. 

Sírvase  vd.  presentar  jo  expuesto  á  esa  £L  Sociedad,  á  la  vez 
que  aceptar  mis  respetos.' 

Silao,  12  dd  Stptidmbre  de  1892. 

Aswxoa  Y  pRoposicao^p»  diveesas.  -^I4i  SooÍ!»dad  apro- 
bó laiproppsieión  qn^  los  ipocios  Epstein  y  Segura  hitáeron  en 
la  seaióii  pagada  para  que  se  nombre  una  üon^ii¿ón  que  estu* 
die  la  iniciativa  del  socio  3Ianterola,telatiya,á  I09  estudiospre- 
paratorios.  Los  socios  Aragón,  Manterola,  Montiel  y  Ordóñez 
qMdsfvan  designados  pam  ^1^  OottMBiió^^     , 

^  8e?di^  l^rimeffa  lectura  4rla  inioiatíva  qne  U^Ot^  eoeio  J^-t 


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S8 

tein  para  qae  las  sesUmog  go.  veiifiqüeti  cada  qmi^oe  dSas  lospri 
meros  y  terceros  domingos  de  cada  mes. 

Fué  aprobada  eon  dispensa  de  trámites  la  modifieaoión  qm 
propusieron  los  socios  Aragón  y  Mateos  al  avt.  2é  d^  los  Bstar 
tutos.  Dicho  articulo  quedó  asi: 

c  Art.  24.  Todos  los  trabajps  de  los  socios  deberán  pasar  á 
una  Comisión^  la  cual  presentará  su  dictamen  á  la  Sociedad  pa* 
ra  que  ésta  decida  de  la  publicación  de  dichos  trabajos*  £slos 
dictámenes  los  presentarán  las  comisiones  respectiyas  &  más 
tardar  en  el  término  de  un  mes,  á  partir  del  día  en  que  ¿e  pre- 
senten Io)s  trabajos;  en  basó  de  que  la  Odmisión  no  presente- en 
dicho  plazo  su  diotam^,  la  Sociedad  deoidirá  de.lapuUÍQaeiÓB 
de  aquellos.» 

El  Presidente  comunicó  el&Ueóimientadelaooio  honorario 
D.  Vicente  Beyes,  Ingeniero  CiíJl  y  Aiquiteoto,  acaecido  el  dia< 
23  del  mes  de  Septiembre  prósdmp  pasado.     " 


.Gilbert:o  MpNTpai  ^STBíADA,. 


mti^mtm^^^^mfiAmfi0¥^mm^^t^'0i00 


bibliografía, 


Méthodes  de  tbavail  pour  les  laboratoires  de  Chimie 
OEaAKIQlTB  par  le  Dr.  Lassaj^  CóhNj  Professeur  ék  Chtmie  á 
VUniverstíádeKan^sberg.  ISradtdtdeVdttefMndpar^.Aeker' 
mann,  Ingénieur  civU  des  mines.  Parts.  Librairie  Piífyteehmque 

^    '  Bauáry  etC^  1  vol  1^  felá  inglesa.  STlpágs.  7fr:S0: 

Esta  pequeña  obra  será  de  gran  ayuda  á  los  estüdianleede 
Qtrfmica  y  en  general  á  todas  las  perséttas  que  se  eeiMiigitfo  á 


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89 

iIlT6s4kigllQÍDQ^8  poé^otioAS»  .fiu  ^^^  Jiali^  de^Qritas  l|i8  mejo- 
res reacciones  para  obtener  los  cuerpos  orgánicos:  describe  Iqs 
£raqas<^  de.loft  .^oímicosj  1/^  l:^e^09  resultados  de  éstos  en  sus 
mamputacioiiee,  esUmfüaiido  y  |acUitan4o  los  trabajos  práati- 
oóB«  Todas  las.  opatftoieiiea  se  hallao  desf^iátas  con  minuqiosi- 
dad  y  de  un  ibodo  obueo,  g«iaado  perfectamente  al  químico  en 
sus  deiérminaoionee  y  Sinálisis* 

Sin  6^  un  tratado  de  Qbímica  no  es  tampoco  un  simple  ma* 
nual  de  manipulaciones,  pues  el  autor  ha  conseguido  darle  un 
carácter  aplN>piado  á  las  dificultades  cpji  que  ipe  tropieza  en  Quí* 
mica,  lo  que  no  puede  verse  ni  en  uno  ni  en  otro* 

Contiene  dos  partas:  la  primera  eatá  destinada  para  ciertas 
manipnlaéíoEes  generales  tales  como  destilacionesi  filtracióui 
Bublimacióny  determitiación  de  pesos  molecuUareSi  etc.,  etc.;  y 
la  segunda,  más  espacial,  se  ocupa  de  la  bromuració^  clorura^ 
oióimxrepaisación  de  sales,  oxidación,  reducción,  saponificaoiÓQ, 
análisis  elemental,  etc»,  etc>  terminando  qqu  un  índice  frf&bé* 
tico  que  facilita  mucho  el  uso  del  libro. 


Lbs  (Toübaktes  alterkatifs  d'électricité  par  T.  H.  Bhk- 
KKSJ^BYf  I^easeur  au  lUfSfd  Nav(U  ChUiffc  de  ^  Tra- 

duit  de  la  iraisiéme  édiUan  anglaise  et  augmenté  d^un  appendice 
par  W.  C.  BechniewskL  Parts,  Librairie  Póíytechnique  Baudry 
et  C^  l^figs.  2S0pág8.  Tela  inglesa.  7ft.  60. 

Acaba  de  aparecer  una  traducción  francesa  de  este  impor- 
tante libro,  en  el  cual  el  autor  ha  reunido  sus  diferentes  traba- 
jos relativos  al  cálculo  geométrico  de  los  fenómenos  que  acom- 
pañan á  las  corrientes  alternativas. 

Estos  métodos,  susceptibles  de  una  gran  generalización  y  al 
mismo  tiempo  elementales,  han  dado  á  la  obra  un  éxito  feliz  y 
de  la  cual  se  han  publicado  ya  tres  ediciones  inglesas. 


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40 

Los  oatot^e  eftpftukni  <pxd  odiitíeiieM  oevpftirdA  UB-iigtdM* 
tesmatorias: 

Self^iñduooiÓB. — lüdnodón  mutua. ^-^OondBtiBadorM^-^ 
Aocióm  'de  un  oondeusador  en  el  eivemlo^-^  Aeoión  de  varioe 
oeÉdtosftdoi!^.^-<}oiiibittaoióu  delogoMKteiwadorei  eou  la  self^ 
indtt^ieióu.«^CoiidéUBadore8  tratk8fotttiadove8.«-<^0apaoidadtt«« 
formemente  repartida.— Telefonía.-^  Transmisión  de  la  eneiv 
g(a. — Bmpleo  del  dinamómetro  de  doe  earvetaa  para  las  corrien- 
tes altértiátíras.^-I3  silencio  en  el  teléfotío.--^  Retardo  magné* 
tico.-^Oontrlbñción  á  la  dinamometría  ó  medida  del  trabajo* 

El  traductor  añadió  al  fin  de  la  Obra  un  apéndiee^  de  gran 
interés  relatiro  á  la  aplicación  de  los  métodos  generales  del  au- 
tor á  algunos  casos  prácticos,  tales  como  el  empleo  de  la  capa* 
<fidád  para  equiSbrar  la  self -inducción ;  cálculo  de  la  capacidad 
de  la  ftteñsa  electro -motriz  4el  condensador;  transformación 
de  un  sistema  de  potencial  constante  en  un  sistema  de  oomen* 
te  constante}  sfistemás  de^stoibución;  transformadores* 


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REYISTA  ANUAL  DE  ASTRONOMÍA 

DBL  AÑO  1801 

POB 

e.  BIGtOURDAN 

JWsti^ónonxo  adjunto  mi  Otoaervatorio  d©  Parla. 


(trftdvddo  de>  i?«rM  GMrmU  da  Scünees  Purtt  tt  Ap^Uquéit  de  París). 


El  año  de  1891  no  presenta  en  esta  materia  descubrimiento 
de  importancia;  pero  nuestros  conocimientos  han  sido  notable* 
mente  aumentados  en  diversos  ramos.  Principiaremos  por  el 
sistema  solar,  y  pasaremos  en  seguida  á  los  sistemas  estelar  y 
el  formado  por  las  nebulosas. 


19  LA  TIEBBA. 

La  Tierra  gira  sobre  si  misma  en  veinticuatro  horas;  (pero 
este  movimiento  es  perfectamente  uniformet  Varias  causas 
pueden  alterar  esta  uniformidad.  Por  ejemplo,  el  frotamiento 
producido  por  las  mareas  es  una  causa  de  retardo;  por  otra  par- 
te, la  Tierra  se  contrae  gradualmente  á  causa  de  su  enfriamien- 
to, ligero  sin  duda,  pero  continuo;  por  esta  causa  su  velocidad 
de  rotación  debe  ir  en  aumento.  (Cuál  es,  pues,  la  resultante  de 
todas  estas  causas,  conocidas  ó  desconocidas,  que  aceleran  ó 
retardan  su  marchat 

Como  medimos  los  grandes  intervalos  de  tiempo  por  el  nú- 
mero de  rotaciones  de  la  Tierra,  es  decir,  por  el  número  de  días. 

Revista  [  1899-93.]  —6 


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48 

si  está  rotación  se  retarda,  por  ejemplo,  debe  resaltar  una  ace- 
leración aparente  en  los  movimientos  de  otros  cuerpos  celestes, 
y  esta  aceleración  aparente  será  tanto  más  grande  cuanto  más 
rápido  tengan  su  morimiento  estos  otros  cuerpos. 

El  movimiento  más  rápido  del  Sistema  Solar,  es  el  del  pri- 
mer satélite  de  Marte,  que  gira  alrededor  de  su  planeta  en  7  h. 
39  m.;  pero  hace  poco  tiempo  que  se  conoce  (1877),  su  movi- 
miento no  se  ha  determinado  con  bastante  precisión. 

Vienen  en  seguida  las  rotaciones  de  diversos  planetas  sobre 
sí  mismos  (Júpiter,  9  h.  19  m^  Saturno,  10  h.  14  m. );  V^^  ^^' 
tos  son  elementos  que  no  se  observan  ya  con  bastante  exactitud. 

La  Luna,  que  gira», alrededor  de  la  Tierra  en  27  días,  presen- 
ta entre  la  observación  y  el  cálculo  una  diferencia  (aceleración 
secular  de  su  movimiento  medio )  que  se  explicaría  por  una  dé- 
bil diminución  en  el  movimiento  de  rotación  de  la  Tierjra,  y  en 
consecuencia  por  un  ligero  incremento  gradual  de  la  duración 
del  día. 

Después  de  la  Luna,  Mercurio  es  el  que  tiene  el  movimien- 
to más  rápido:  gira  alrededor  del  Sol  en  88  días  y  sos  pasos  por 
el  Sol,  obsei*vados  desde  hace  más  de  dos  siglos,  dan  posiciones 
precisas  que  datan  de  algún  tiempo, 

M.  Tisserand  ha  examinado^  lo  que  sucede  en  Mercurio;  si 
se  admite  que  la  duración  del  día  va  aumentando,  se  encuentra 
que  los  pasos  extremos  de  este  planeta  son  entonces  menos  bien 
representados  por  el  cálculo  que  cuando  se  sopoiie  á  la  dura- 
ción del  día  un  valor  rigurosamente  constante. 

Así,  pues,  parece  haber  compensación  entre  las  causas  que 
tienden  á  acelerar  la  rotación  de  la  Tierra  y  las  que  tiendea  á 
retardarla  de  suerte  que  esta  rotación  debe  ser  considerada 
como  uniforme;  en  otros  términos,  la  duración  del  día  sidérea 
es  invariable. 

La  última  Bemta  Anual  de  Astronomia  ha  expuesto  el  esta- 
do de  la  cuestión  de  la  variación  anual  de  latitudes..  Las  obsaiv 

1  CompUs  rendus,  CXIII,  p.  667.  Ver  también  el  Annuaire  du  Burean  dtt 
LongUudés  jmtr  289S,  NotioU  de  la  Luaa  y  do  en  aoileiméióa  leetAar. 


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4S 

▼aciones  se  han  oontititiado  en  18&1,  j  la  variación,  real  ó  apa^ 
rente,  continúa  presentando  marchas  paralelas  en  los  observa- 
torios que  se  han  concertado  para  el  estadio  de  esta  cuestión. 
He  aquí,  en  efecto,  el  coadro  de  estas  observaciones: 

Berlín.  Praga.  Potsdam. 

1889  Marzo  1? -0'^03  +0''05  +0''02 

„     Agostos +0.25  +0.28       +0.25 

„     Noviembre  16 +0.02  O.tK)       —0.08 

1890  Febrero  24 -0.24  -0.29       -0.24 

„     Mayo  15 —0.06  +0.05           „ 

„     Septiembre  12 +0.24       +0.25  „ 

„     Diciembre  21 —0.02  0.00  „ 

1891  Marzoll -0.26       -0.17  „ 

.  En  el  mes  de  Abril  último  una  comisión  alemana  ha  parti- 
do para  Honolalu,  á  fin  de  hacer  ahí  observaciones  correspon^ 
dientes;  no  se  conocen  aún  los  resultados  obtenidos. 

2?  LA  LUITA. 

Las  observaciones  físicas  de  la  Luna  por  lo  general  se  han 
descuidado  en  los  observatorios  y  se  han  dejado  principalmen- 
te á  los  astrónomos  aficionados.  De  tiempo  en  tiempo  se  seña- 
lan pequeños  detalles  superficiales  que  no  habían  aún  sido  no- 
tados; otras  veces  se  ha  creído  percibir  modificaciones  recien- 
tes, pero  cuya  realidad  es  difícil  de  establecer  de  una  manera 
cierta,  á  causa  de  los  grandes  cambios  de  aspecto  que  produce 
la  incidencia  rápida  y  variable  de  la  luz  solar.  Siendo  allí  la  luz 
tan  abundante,  la  fotografía  tiende  más  y  más  á  reemplazar  la 
observación  ocular,  y  ya  el  Instituto  Smithsoniano  de  Washing- 
ton ha  formado  el  proyecto  de  publicar  una  inmensa  fotografía 
de  la  Luna  de  1°  9  de  diámetro,  es  decir,  á  razón  de  1"*  por 
1'^  en  esta  escala  la  Tierra  estaría  representada  por  un  globo 
de  7"  de  diámetro. 


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.41 

Las  obsenraciones  de  posimón  al  contrario^  han  sido  prose- 
guidas aotivameiite  en  los  observatorios  provistos  de  buenos 
instrumentos  meridianos;  porque,  bajo  el  punto  de  vista  pr¿o 
tico,  el  conocimiento  preciso  del  movimiento  de  la  Luna  es  muy 
importante  para  la  determinación  de  las  longitudes  terrestres. 

La  Cronología  está  también  directamente  interesada  en  el 
conocimiento  de  estos  movimientos:  ha  sido,  en  efecto,  por  la 
contemporaneidad  de  ciertos  hechos  históricos  y  fenómenos  ce- 
lestes, porque  se  ha  podido  fijar  con  certidumbre  las  fechas  co- 
rrespondientes. Entre  los  fenómenos  celestes  los  eclipses  de 
Sol  y  de  Luna  han  sido  casi  los  únicos  aprovechados  por  los  ero-* 
nologistas. 

Desgraciadamente  las  Tablas  actuales  de  la  Luna  no  puo- . 
den  dar,  cuando  se  remontan  á  tiempos  muy  antiguos,  más  que 
posiciones  inciertas,  porque  este  astro  ha  permanecido  aún  re- 
belde á  las  fórmulas  de  la  mecánica  celeste;  Hansen  llegó  á 
representar  las  observaciones  durante  cien  años;  pero  hoy  sus 
Tablas  se  apartan  notablemente  del  estado  del  Oielo. 

Las  causas  principales  de  esta  diferencia  son  dos  desigual- 
dades cuya  causa  no  se  ha  podido  explicar  por  la  teoría  de  la 
atracción  universaL  Estas  son:  1?  La  aceleración  secular  de 
su  longitud,  que  hace  que  el  movimiento  medio,  en  lugar  de  ser 
constante  como  para  los  planetas,  va  aumentando.  2  ?  Otra  des- 
igualdad cuyo  período  es  de  cerca  de  300  años. 

La  aceleración  secular  de  la  longitud  podría  explicarse  por 
una  lenta  diminución  del  día  sidéreo;  pero  pronto  se  ha  visto 
que  otras  razones  parecían  hacer  esta  diminución  inadmisible. 
La  otra  desigualdad  no  puede  ser  atribuida  á  la  acción  del  Sol 
cuyas  perturbaciones  han  sido  calculadas  independientemente 
por  Hansen  y  por  Delaunay,  de  dos  maneras  diferentes  y  que 
han  dado  resultados  concordantes. 

El  trabajo  de  Delaunay,  que  exigió  un  trabajo  asiduo  de  su 
autor  de  más  de  quince  años,  servirá  de  base  á  las  nuevas  Ta- 
blas de  la  Luna  que  la  Oficina  de  Longitudes  próximamente 
publicará,  tan  luego  como  se  determine  empíricamente  un  va- 


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45 

loT  tan  exacto  como  sea  posible  de  ta  segcmda  desigualdad  Af 
que  acabamos  de  hablar. 

Se  Te  que  hay  razones  poderosas  que  4^ben  decidir  á  los  as* 
tronemos  á  determinar  con  coidado  la  posición  de  la  Lnna  y  & 
perfeccionar  sn  teoría.  M.  Tisserand  las  reasume  como  sigue  en 
la  Noticia  que  ya  citamos. 

1  ?  La  Luna,  que  ha  desempeñado  un  papel  capital  en  el  es- 
tablecimiento de  la  ley  de  atracción,  la  somete  &  una  compro- 
bación incesante,  forzándola  á  explicar  en  sus  menores  detalleSi 
todas  las  irregularidades  de  su  marcha.  Este  profundo  examen 
conduce  á  consecuencias  inesperadas:  asi,  al  determinar  por  la 
observación  dos  de  las  irregularidades  periódicas  de  la  Luna, 
se  puede  deducir  el  aplastamiento  de  la  Tierra  y  la  paralaje  del 
Sol,  y  los  valores  obtenidos  así  no  ceden  en  nada,  en  cuanto  á 
precisión,  á  las  medidas  directas  que  han  necesitado  tantas  ex- 
pediciones distantes. 

2?  El  movimiento  de  la  Luna,  por  razón  de  su  rapidez,  nos 
muestra  desde  antes  una  causa  de  perturbaciones  que  los  pla- 
netas no  sufrirán  sino  en  millares  de  siglos;  de  suerte  que  to- 
dos los  progresos  verificados  ahora  en  la  teoría  de  la  Luna  ser- 
virán seguramente  para  las  de  los  planetas  en  un  lejano  por- 
venir. 

3?  El  estudio  atento  del  movimiento  de  la  Luna,  continua- 
do durante  siglos,  nos  proporcionará  preciosos  datos  acerca  de 
la  rotación  de  la  Tierra,  y  nos  mostrará  si  su  duración  está  so- 
metida á  algunos  cambios  pequeños  progresivos,  cuestión  que 
es  de  la  más  alta  importancia  desde  el  punto  de  vista  de  la  me- 
dida del  tiempo. 

4?  En  fin,  el  conocimiento  exacto  del  movimiento  de  nues- 
tro satélite  es  indispensable  á  los  marinos  y  á  los  viajeros,  pues 
en  ello  encontrarán,  á  falta  del  telégrafo,  el  medio  preciso  para 
determinar  longitudes, 

(Continuará). 


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MÉXICO. 


A 


Bevista  Oientífioa  y  Bibliográfica. 


Núms.  5-0.  1892-98. 


SESIONES  DE  LA  SOCIEDAD. 


Noviembre  6  de  1S92. 

Prendencia  del  socio  P.  Guillermo  B.  y  Paga. 

COERESPONDENCIA. — De  los  Sres.  G.  J.  Symons,  de  Lon- 
dres, y  Dr.  J.  Peano,  de  Tarín,  expresando  su  agradecimiento 
por  haber  sido  nombrados  miembros  de  la  Sociedad;  de  la  Soi 
ciedad  de  Ciencias  Naturales  de  Danzig,  anunciando  la  celebra- 
ción de  su  150**  aniversario  de  su  instalación;  de  la  Sociedad 
Real  de  Sajonia,  de  la  Comisión  Geológica  y  de  Historia  Natu- 
ral del  Canadá,  del  Observatorio  del  Vaticano,  de  la  Asociación 
australiana  para  el  progreso  de  las  ciencias  y  del  Instituto  Me- 
teorológico Prusiano,  remitiendo  sus  publicaciones;  de  la  Co- 
misión Geológica  y  de  Historia  Natural  de  Indiana  (Estados 
Unidos),  de  la  Sociedad  Española  de  Historia  Natural,  de  las 
Sociedades  de  Geografía  de  Newcastle,  dB  Neuchatel  y  de  Que- 
bec,  de  la  Institución  Real  de  la  Gran  Bretaña,  de  la  Universi- 
dad de  California,  del  Museo  de  Albany,  N,  Y.,  de  la  Oficina  de 
Minas  de  California  y  de  la  Sociedad  Americana  de  Ingenieros 
civiles,  aceptando  cambio  de  publicaciones;  del  Sr.  Ministro  de 

Revista  [X899-93I.— 7 


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50 

Hacienda  comnmoando  que  ha  ordenado  á  la  Oficina  impreso- 
ra del  Timbre  haga  las  láminas  qpe  necesite  la  Sociedad  para 
sus  Memorias;  del  Secretario  del  Qobíemo  del  Estado  de  Gue- 
rrerOy  enviando  noticias  de  temblores;  del  socio  Dr.  Nemorio 
Andrade,  el  registro  do  las  observaciones  meteorológicas  he- 
chas en  Pachuca  durante  el  mes  de  Septiembre  próximo  pasado. 

Publicaciones. — Por  primera  vez  se  recibieron  las  de  la 
Oficina  de  Estadística  de  Francia,  de  la  Comisión  Geológica  y 
de  Historia  Natural  de  Indiana,  de  la  Sociedad  de  Geografía  de 
Neuchatel,  de  la  Universidad  y  de  la  Odcina  de  Minas  de  Cali 
fomia,  de  la  Sociedad  Americana  de  Ingenieros  civiles,  del  Co- 
mité del  África  francesa,  de  la  Sociedad  de  Médicos  Municipa- 
les de  la  Habana,  del  Museo  de  Quensland  (Australia). 

Donaciones.  —  Se  recibieron  para  la  Biblioteca,  del  socio 
J.  G.  Aguilera,  del  Profesor  Macfarlane  ( Austin)  y  de  la  Li- 
brería Baudry  y  Compañía,  de  París. 

Trabajos. — Agustín  Aragón,  Los  sofismas  de  cUgu/nos  geó- 
logos, 

Carlos  Mottl,  Observaciones  seísmicas  en  Orizabay  Oct.  1892. 

El  socio  Puga  presentó  un  plano  de  las  ruinas  del  cerro  de 
Quiengola  (Tehuantepec),  por  el  Sr,  lug.  Estrada. 

Los  socios  Aragón  y  Mateos  presentaron  un  dictamen  acer- 
ca de  la  previsión  del  tiempo. 

Nombramientos. — Socios  honorarios : 

Rafael  Bischoffsheim,  Miembro  del  Instituto,  fundador 
del  Observatorio  de  Niza. — Parfs. 

O.  Callandreau,  Astrónomo  adjunto  en  el  Observatorio 
de  París. 

Habiendo  recibido  la  Sociedad  una  invitación  para  que  nom- 
bre su  representante  en  la  celebración  del  tercer  centenario  de 
la  toma  de  posesión  por  Galileo  de  la  clase  de  Matemáticas  en  la 
Universidad  Real  de  Padua,  el  Presidente  designó  al  Sr.  Aa,- 


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ionio  Favfffo,  aooio  honcnrario  y  Profesor  en  dichit  ünirensidady 
para  que  rspregente  á  la  Sociedad  c  Álzate.  > 

Postulaciones  y  asuntos  diversos.— Se  dio  primera 
lectura  á  la  siguiente  proposición  hecha  por  los  socios  Mateos 
y  Ordóñez:  ^        ^ 

<  La  Sociedad  organizará  y  llevará  á  efecto  anualmente  con 
la  colaboración  de  los  socioSi  una  excursión  científica  con  el  fin 
de  tomar  en  las  íocalidades  que  visite  los  datos  necesarios  al 
estadio  científico  más  completo  de  las  mismas. » 

El  Presidente  anunció  que  en  virtud  del  artículo  12  de  los 
Estatutos,  la  Junta  Directiva  comunicará  en  la  próxima  sesión 
loa  nombres  de  los  socios  de  número  que  deben  ser  separados 
por  no  haber  cumplido  con  sufi  obligaciones. 

Bllacretwlo  Ofaml, 

Bafabl  Aguilab  t  Santiiílán. 


LA  PREVISIÓN  DEL  TIEMPO. 


Los  que  smbsoribitnos,  comisionados  por  la  Sociedad  para 
dictaminar  acerca  del  problema  que  sirve  de  rubro  al  presente 
artículo,  tenemos  el  gusto  de  someter  á  su  aprobación  el  estu- 
dio que^  relativo  á  dicho  problema,  hicimos  en  cumplimiento  del 
deber  que  nos  impuso  el  caigo  con  que  fuimos  honrados,  y  por 
el  cual  nos  es  grato  manifestar  nuestro  profundo  y  sincero  agra- 
decimiento. 


•  •• 


La  previsión  del  tiempo  es  el  objeto  final  de  la  Meteorolo- 
gía; y  filcilmente  se  comprende  que  mientras  no  se  conozcan  las 
leyes  que  rigen  á  los  fenómenos  que  tienen  lugar  en  la  atmós- 


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52. 

f  er^  la  probabilidad,  más  ó  menos  grande,  con  que  se  anuncien 
los  cambios  de  tiempo,  no  podrá  convertirse  en  una  verdadera 
previsión.  Es  indudable  que  ningún  problema  puede  resolver- 
se sin  datos:  en  la  cuestión  que  nos  ocupa,  sólo  el  conocimien- 
to  de  las  leyes  á  que  hicimos  alusión  puede  suministrárnoslos; 
luego  el  día  que  conozcamos  esas  leyes  el  problema  podrá  ya 
resolverse. 

Si  hasta  la  fecha  no  se  ha  resuelto  todavia  de  una  manera 
satisfactoria,  esto  depende  precisamente  de  la  ignorancia  en  que 
nos  encontramos  respecto  al  estado  de  la  atmósfera  en  un  mo- 
mento dado.  Todas  las  dificultades  con  que  se  ha  tropezado  se 
reasumen  en  ésta  :/a?¿a  de  datos.  Los  progresos  de  la  Meteoro- 
logía están  ahí  para  comprobar  la  verdad  de  nuestro  aserto.  Si 
hace  treinta  años  el  estudio  de  dicha  ciencia  no  condujo  á  los 
resultados  prácticos  que  se  esperaban,  fué  porque  los  meteoro- 
logistas fijaban  su  atención  únicamente  en  los  datos  de  interés 
local,  siendo  así  que  para  alcanzar  los  resultados  antes  dichos 
es  necesario  el  conocimiento  de  los  recogidos  en  muchos  pun- 
tos de  la  tierra. 

La  complexidad  de  los  movimientos  atmosféricos  y  la  difi- 
cultad de  observarlos  al  mismo  tiempo  en  diverssos  puntos  de 
la  superficie  de  la  tierra  y  á  diversas  alturas  sobre  el  nivel  del 
mar,  han  constituido,  á  nuestro  entender,  él  principal  escollo  pa- 
ra llegar  á  una  solución  satisfactoria  delproblema  tantas  veces 
citado. 

Siendo  una  verdad  que  los  cambios  atmosféricos,  como  to- 
da clase  de  fenómenos,  están  sujetos  á  leyes;  toda  tentativa  pa- 
ra preverlos,  debe  comenzar  .por  el  descubrimiento  y  conoci- 
miento de  las  leyes  hasta  hoy  ignoradas.  Los  que  así  proceden 
entienden  muy  bien  la  cuestión. 

En  punto  á  previsiones,  hay  que  acogerlas  con  mucha  reser- 
va, pues  si  para  formularlas  no  se  han  tenido  en  cuenta  todos 
los  datos  necesarios,  no  deben  inspirarnosi  ninguna  confianza. 

Sólo  en  casos  muy  raros  es  suficiente  la  previsión  de  los  prác- 
tioos,  como  por  ejemplo,  en  aquellas  localidades  donde  los  in* 


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53 

dicios  8on  muy  marcados  y  característioos^  pero  está  fuera  de 
duda  que  cambiando  de  localidad  no  pueden  servir  ya  estos  in* 
dieios. 

Hay,  de  consiguiente,  necesidad  de  un  criterio  para  apreciar 
el  grado  de  confianza  do  las  predicciones,  siempre  que  conoz« 
camos  los  fundamentos  que  se  tuvieron  para  formularlas.  Este 
criterio  no  puede  adquirirse  sino  conociendo  cuáles  son  los  fac- 
tores más  importantes  de  todos  los  que  determinan  el  estado 
del  tiempo.  Un  análisis  completo  nos  enseña  lo  siguiente:  las 
corrientes  aéreas  constituyen  los  factores  principales  entre 
aquellos  cuya  resultante  es  el  estado  atmosférico  de  un  lugar 
cualquiera. 

Ahora  bien ;  para  conocer  las  leyes  de  esas  corrientes,  es  pre- 
ciso averiguar  el  estado  simultáneo  de  la  atmósfera  en  una  re- 
gión dada  ó. en  todo  el  globo.  De  aquí  la  necesidad  de  estable- 
cer observatorios  numerosos  ó  simplemente  estaciones  meteo- 
rológicas aun  en  los  más  apartados  lugares  de  la  tierra. 

Suponiendo  ya  establecida  una  red  completa  de  observato- 
rios en  toda  la  tierra^  si  esos  observatorios  no  llenan  ciertos  re- 
quisitos, las  predicciones  que  se  hagan  con  los  datos  recogidos 
en  ellos,  no  merecerán  toda  nuestra  confianza,  poí*que  para  el 
estudio  fructuoso  de  los  fenómenos  atmosféricos,  no  es  indife- 
rente el  punto  de  observación,  debiendo  desechar  las  instala- 
ciones en  las  ciudades  y  preferir  las  de  aquellos  sitios  que  estén 
al  aire  libre,  que  tengan  un  vasto  hoirzonte  y  en  donde  nada 
perturbe  los  movimientos  de  la  atmósfera. 

Por  otra  parte,  para  conocer  bien  la  marcha  de  las  corrien- 
tes aéreas,  el  nacimiento  y  las  metamorfosis  de  las  nubes,  para 
examinar  el  complicado  mecanismo  de  las  tempestades,  sus  for- 
mas y  sui^  movimientos,  es  preciso  observar  en  distintas  regio- 
nes de  la  atmósfera.  Por  esta  razón  y  penetrados  de  lo  que  Biot 
decía  hace  treinta  años,  que  es  preciso  conocer  las  capas  atmos- 
féricas en  donde  tienen  lugar  los  fenómenos  que  estudia  la  Me- 
teorología, para  que  el  estudio  de  esta  ciencia  sea  de  utilidad  in 
contestable,  procuran  hoy  en  día  los  gobiernos  y  los  particulares 


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64 

erigir  obserratorios  en  los  puntos  más  elevados  del  planeta,  ac- 
cesibles al  hombre  y  en  donde  sea  posil)le  la  vida. 

De  consiguiente,  una  predicción  hecha  con  Jos  elementos  re- 
cogidos on  numerosos  observatorios  diseminados  por  toda  la 
tierra  y  í  diversas  alturas,  está  fuera  de  duda  que  merece  una 
confianza  completa;  la  que  jamás  nos  inspirarán  las  prediocio* 
nes  que  se  hagan  sin  esos  datos. 

El  problema  es  científico,  y  á  pesar  de  su  complicación,  no 
creemos  lejano  el  día  en  que  se  resuelva  en  todas  sus  fases. 

Lo  que  ha  faltado  han  sido  elementos;  éstos  se  adquieren 
en  mayor  número  dia  á  día  y  una  discusión  sistemática  y  orde* 
nada  de  los  mismos  dará  más  luz  en  las  investigaciones  que 
cuantas  hipótesis  se  formulen. 

Arago  decía  en  1846: 

c  Jamás,  cualesquiera  que  puedan  ser  los  progresos  de  la 
ciencia,  los  sabios  de  buena  fe  y  cuidadosos  de  su  reputación» 
se  atreverán  á  predecir  el  tiempo. » 

El  error  del  sabio  asiarónomo  no  pudo  ser  más  palmario.  Y 
no  se  culpen  ni  á  la  Meteorología  ni  á  los  métodos  empleados 
para  el  descubrimiento  de  sus  leyes.  Nada  autorizaba  á  Arago 
para  lanzar  esa  restricción  tan  absoluta  acerca  de  los  futuros 
alcances  de  la  ciencia.  Si  en  aquella  época  los  resultados  de  la 
previsión  del  tiempo  eran  nada  satisfactorios,  culpa  fué  de  ha* 
ber  olvidado  quienes  á  la  Meteorología  se  dedicaban  que,  en  el 
estudio  de  los  fenómenos  naturales,  debe  uno  comenzar  por  los 
más  generales,  puesto  que  éstos  están  fuera  del  alcance  de  las 
causas  perturbadoras  locales. 

Nosotros,  sólo  podremos  afirmar  que  el  problema  es  cientí- 
fico y  que  para  su  completa  solución  lo  ánico  que  falta  es  el  co- 
nocimiento completo  de  las  leyes  que  rigen  los  fenómenos  at- 
mosféricos, conocimiento  que  se  conquistará  sin  duda  alguna 
después  de  un  constante  estudio,  para  gloria  de  los  sabios  en  él 
empeñados  y  beneficio  de  la  humanidad. 
M^ziee,  Nimembro  6  de  1893. 

AeüSTÍN  Aragón. — Juan  Matbos- 


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fflYnATION  D'OBMffi  LES  lAGES  LÜIDHEÜX  DE  M 


Depnis  l'an  1885,  lo  firmament  nous  rend  dans  nos  latitudes 
témoins  d'an  phénoméne  bien  remarqaableí  digne  d'éveiller  k 
nn  baut  degré  l'intérét  des  astrónomos  et  des  géophysioiens. 
Les  obserrations  qui  ont  été  enregístrées  jasqu'ici  au  sujet  da 
phénoméne  appelé  c  les  nuages  lumineux  de  nuit^  sont,  en  resume; 
toutefois  essentiellement  les  suivantes. 

Le  phénoméne  n'est  pas  visible,  dans  la  latitude  de  Berlin, 
qu'une  partie  de  Pannée  relativement  courte  seulement,  soit  du 
23  mai  au  11  aoút.  Tandis  qu'ou  Pa  observé  les  premieres  an- 
nées  assez  fréquemment  avant  minuit,  il  ne  s'est  manifesté  dans 
ees  quatre  derniéres  années  que  presque  aprds  minuit  seule- 
ment. II  se  présente  sous  forme  de  nuages  moutonneux  qui 
ressortent  avec  ciarte  sur  le  ciel  crépusoulaire.  G'est  par  Ih  par- 
iiculiérement  que  ceux-ci  se  distinguent  des  nuages  mouton- 
neux ordinaires  qui,  pour  les  profoudeurs  du  soleil  sous  les- 
quelles  les  nuages  lumineux  sont  visibles  actuellement,  se  des- 
sinent  aveo  un  ton  sombre  sur  le  crepúsculo  éclairé.  La  couleur 
du  phénoméne  est  en  general  d'un  blanc-bleu,  qui  vers  Phori- 
zon  devient  jaunátre  ou  rouge&tre. 

Des  levées  photographiques  répétées  et  simultanees,  faites 
sur  divers  points  dans  les  environs  de  Berlin,  ont  demontre  que 
la  hauteur  des  nuages  lumineux  de  nuit  est  constante  et  extra- 
ordinairement  grande,  soit  ógale  k  82  kilómetros.  Par  suite  de 
oette  grande  hauteur,  le  soleil,  qui  se  trouve  en  dessouB  de  Pho- 
rizon,  les  éclaire  et  ils  ressortent  ainsi  avec  ciarte  sur  le  eré- 


1  Lm  joornaxiz  soientifiqnea  lont  priás  de  íáire  coimaltrt  le  pliu  poniUe  eett« 
invitttíoD. 


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66 

puscule;  on  les  distingue  aussi  longtempa  seulement  qae  le  so- 
leil  répande  sur  eux  sa  laeurj  des  que  Pombre  de  la  terre  leur 
passe  par  dessuS;  ils  deviennent  invisibles,  lis  se  montrent  le 
matin  en  general  peu  de  temps  avant  le  crépusoule  et  disparais- 
sent  des  que  le  soleil  s'abaisse  de  moins  que  8^  k  10^  en  des- 
sous  de  Phorizon. 

Les  nuages  ont  déjá  été  trés-rares  ees  derniéres  années.  lis 
ne  paraissent  en  virón  que  10  fois  seulement  durant  Pespaoe  de 
temps  précitéy  tandis  que  les  premieres  années  ils  étaient  beau- 
ooup  plus  f réquents.'  Leur  appantion  est  sujette  en  outre  á  de 
fortes  variations;  tandis  que  bien  souvent  ils  se  montrent  sous 
forme  de  bandes  ou  de  taches  isolées  peu  lumineuses,  ils  s'amon- 
cellent  quelques  fois  en  grande  quantité  et  aveo  une  forte  in- 
tensité  lumineuse. 

Leur  lumiére  semble  étre  considerable  dans  nos  latitudeSi 
particuliérement  les  derniers  jours  déla  periodo,  du  2  au  6  aoút. 

En  genérale  on  ne  peut  les  apercevoir  que  dans  le  voisinage 
de  Phorizon  et  á  savoir  au-dessus  de  la  partie  sous  laquelle  le 
soleil  se  trouve. 

Les  f réquentes  observations  des  mouvements  du  phénomé- 
ne,  qui  bnt  aprés  minuit  toujours  lieu  de  le  NE  di  40  o,  font  pré- 
sumer  avec  beaucoup  de  probabilité;  que  ses  mouvements  sont 
principaHement  causes  par  le  milieux  resistant  de  Vespace  de  Vunivers. 
Ceci  concorde  avec  le  fait  que  le  phénoméne,  six  mois  aprés 
son  apparition  dans  ees  contrées,  a  été  observé  dans  les  latitu- 
des  meridionales  de  53^  et  cela  aussi  bien  par  Pobservateur  mé- 
téorologique  Mr.  Stubenrauch  k  Punta  Arenas,  que  bien  des  fois 
aussi  par  des  pilotes  de  vaisseaux. 

D'autres  observations  ont  confirmé  Phypothése  d'une  migra- 
tion  de  ce  genre^  ainsi  á  Grahamstown  sous  une  latitude  sud 
de  33  o ^  on  observa  le  phénoméne  le  27  octobre  1890;  une  autre 
observation  se  fit  aussi  le  17  mai  1892  d'aprés  une  communica^ 
tion  par  lettre  á  Haverford  sous  une  latitude  nord  de  40^.  Ces 

1  €omparer  les  Aitroa.  Nachr.,  Nr.  800S. 


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67 

époques  comparées  au  temps  d'ioi  uous  permettent  de  déduire 
direotement  de  cette  apparitioii;  une  migration  du  phénoméne 
da  nord  au  sud  et  retour. 

Les  nuaged  lumineux  de  nnit  diminuent  d'année  en  année, 
anssi  bien  sous  le  rapport  de  la  fréquence  de  leur  apparition 
que  sous  le  rapport  de  leur  intensité  luraineuse.  Malgpé  que 
«dans^eu  d'années  le  phénoméne  aura  entiérement  disparu,  íl 
semble  que  des  observations  seront  encoré  possibles  les  années 
'  proohaines;  elles  nous  renseigneront  plus  intimément  encoré 
sur  pIuMCurs  questions  extrémement  importantes. 

D'une  grande  valeur  seront  surtout  á  ce  sujet  les  mesures 
de  la  hauteur  apparente  de  la  limite  supérieure  des  nuages  lu- 
mineux k  un  tempSy  dans  le  quel  la  limite  supérieure  du  seg- 
ment  crépusculaire  posséde  une  hauteur  relativement  petite,  de 
1  o  i  iQ  o  en  virón.  Ces  mesures  serviront  á  trancher  la  question, 
consistant  h  savoir;  si  la  hauteur  des  nuages  difiEére  sous  diffé- 
rentes  latitudes  géographiques.  On  supposera  ioi;  que  les  me- 
sures se  rapportent  k  des  points,  qui  se  trouvent  dans  la  limite 
supérieure  causee  par  Pombre  de  la  terre. 

Le  segment  crépusculaire  n'est,  ces  demiéres  années,  que 
relativement  rarement  couvert  en  entier  par  les  nuages  lumi» 
neux  de  nuit,  et  il  paraissait  par  suite  souVent  douteux  que  le 
point  culminant  du  phénoméne  soit  vraiment  aussi  situé  dans 
la  limite  de  Pombre  de  la  terre. 

II  est  done  nécessaire,  pour  que  ces  mesures  répondent  au 
but  vouluy  qu'on  les  répéte  aussi  souvent  que  possible  dans  des 
intervalles  de  peu  de  minutes.  On  reconnaít  d'ailleurs  le  soir 
cette  limite  en  géuéral  á  ce  que  des  partios  du  phénoméne  dis- 
paraissent  continuollement  en  elle  du  haut  en  bas,  tandis  que 
le  matin  de  nouvelles  partios  deviennent  visibles  dans  cette  U« 
mite  vera  le  haut. 

La  distance  zénithale  de  la  limite  supérieure  des  nuages  lu- 
mineux dans  la  verticale  du  soleil;  pour  la  latitude  de  Berlín, 
en  admettant  que  le  phénoméne  s'étende  sur  le  segment  crépu8« 
colaire  entier,  est  donnée  dans  le  petit  tablean  suivant: 


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%$ 


12.0 

80 

12.5 

83 

13.0 

35 

13.5 

86 

14.0 

87 

Une  lonette  permefctaiit  en  outre  de  ToirU  limite  supérien- 
re  da  phénoméne  en  general  pías  hant  qxA  Poeil  nn,  et  d'aatamt 
píos  hant  que  rintensité  de  lumiére  de  la  lanetie  est  plus  gran- 
de, il  est  done  désirable  de  régler  k  la  ligne  limite^  me  á  IqbSI 
nu.  On  comparera  l'observatíon  fnite  á  Foeil  nu  á  celle  faite  'k 
la  lanette,  et  on  tronrera  facilement  la  ligne  qoi  correspond 
h  la  vne  á  l'oeil  nn.  L'exacútade  de  oes  mesnreB  demút,  qoant 
&  Fazimnt  et  h  la  hantenr,  étre  de  8'  k  6',  tandis  qne  le  temps 
derrait  eoincider  de  2  á  4  seconds  prés. 

Les  déterminations  da  monTement  des  noages  lamineax 
ont  également  une  haate  valenr.  EHes  peayent  servir  de  base 
k  la  solution  de  la  question  an  snjet  de  la  densité  de  Fair  da  glo- 
bo et  de  son  monvement.  II  serait  done  Tivement  á  désirer  qae 
Pont  détermin&ty  aveo  nne  exaetitude  anssi  grande  que  possi- 
ble,  les  positíons  de  eertahis  points  de  nuages  á  des  époqnea 
différentes.  Le  changement  de  forme  des  nnag«s  est  en  gene- 
ral considerable^  on  ne  peut  done  déterminer  des  positions  co> 
rrespondantes  de  ce  genre  que  dans  des  darées  de  temps  tréft 
restreintes  d'une  minute  environ. 

n  est  recommandable  de  se  servir  d'appareils  pbotographi^ 
quee,  anssi  bien  pour  déterminer  le  lien  que  le  monvement  da 
pbénoméne.  Seulement  des  appareils,  dont  le  rapport  da  diá- 
metro de  Ponverture  k  la  distance  du  foyer  est  aa  moins  de  1:4 
on  pías  grand  encoré,  conviennent  k  ce  but.  Un  rapport  moin- 
dre  fersdt  que  la  darée  d'éolairage  serait  trop  longne  et  la  eo&« 
séquence  s'en  soivrait  que  pour  des  changements  súbita  da  phé> 
noméne,  les  particnlarités  de  ce  demi w  passeraient  ini^erQiies. 


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50 


Poar  un  appareil  dont  le  rapport  da  diámetro  de  Pouyerture  est 
d«  1:3|  Ia  durée  d'éolairage  est,  pour  différentes  profondeurs 
da  soleil  au-dessous  de  Phorizon,  en  admettant  que  le  phénomé* 
ne  soit  bien  édairé,  la  suivante: 


Prafendeor  da  ioleil 
«-deMoiu  de  l'boru  on 

Doria 
d'telailM» 

90 

16- 

10 

21 

11 

27 

12 

85 

18 

48 

14 

72 

15 

122 

lies  étoiles  se  fixant  en  general  aínsi  sur  la  plaque  de  pho- 
tographie,  la  plaque  est  ainsi  orientée  en  ooxicordance  aveo  le 
temps. 

Pour  ce  qui  concerne. les  contrées  de  Péquateur,  il  est  aussi 
fort  ímportant  d'étudier  d'une  maniere  approfondie  les  époques 
du  passage  des  nuage  lumineux  de  nuit  au  travers  de  ees  con- 
trées. D'aprés  les  observatíons  recueillies  jusqu'ioi,  le  passage 
par  PéqnateuT  devrait  s'effecteur  entre  le  commencement  de 
geptembre  et  fin  d'octobre,  et  le  retour  devrait  avoir  liéu  du  com- 
mencement de  mars  á  la  fin  d'avril.  Le  passage  se  fera  alors, 
pour  une  latitude  sud  de  20^,  du  milieu  de  septembre  au  milieu 
de  notembre,  et  du  milieu  de  février  au  milieu  d'avril,  de  plus, 
sous  une  latitude  nord  de  20^,  du  milieu  de  mars  au  milieu  de 
mai  et  du  milieu  d'aoút  au  milieu*  d'octobre. 

Le  passage  par  Péquateur  n'est  peu-étre  du  reste  pas  aussi 
facile  k  déJuire  que  nous  venons  de  la  faire,  par  suite  de  la  ro- 
tation  journaliére  de  la  terre  autour  de  son  axe  et  d'autres  mou- 
vements  particullers  de  Patmosphére.  II  semble  méme  qu'il  ne 
seraitpoint  imposssible  que  les  époques  du  passage  soientmoins 
limitées  que  comme  nous  venons  de  le  diré. 

n  est  en  cutre  probable  que  les  nuages  lumineux  de  nuit  se 


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6« 

< 

eomposent  d'ane  sorte  particuliére  de  gaz,  qui  se  condense  par 
saite  da  la  température  basse  qni  régne  k  une  hanteur  de  82 
kilométres. 

Beaucoup  d'antres  questions  oosmíques  dépendent  de  la  na' 
ture  de  ce  gaz,  par  éxemple  calle  de  la  température  de  Paír  de 
Punivers  et  de  Patmosphére  k  une  hauteur  de  82  kílométres,  que 
Pon  peat  résoudre  par  des^ssais  comparatíFs  faits  au  laboratoi- 
re.  Des  levées  spectrographiques  de  la  lumiére  solaire  k  une 
basse  hanteur  du  soleil,  faites  dans  la  saisonqui  se  distingue 
par  le  phénoraéne  des  nuage?  lumineax,  sont  done  pour  cette 
raison  d'une  c^rande  valeur.  Les  levées  spectrographiques  de- 
vront  étre  faites  aussi  bien  le  soir,  court  avant  le  coucher  du 
soleil,  que  le  matin  court  aprés  son  lever. 

Les  contrées  de  la  terre  situées  plus  au  tiord,  sous  une  la- 
titude  de  70^,  semblent  fournir  du  15  juin  au  15  juillet  une 
agglomération  de  ees  nuages  particuliérement  grande,  qui  par 
contre  devient  k  peine  visible,  car  le  soleil  dans  cette  contrée 
et  k  cette  époque  se  trouve  ioujovLVS.au-^ssus  de  Phorizon.  II 
serait  done  alors  pour  ees  régions  particuliérement  recommau- 
dable  de  faire  des  levées  spectrographiques  de  la  lumiére  so- 
laire, lorsque  le  soleil  a  sensiblement  baissé. 

Les  remarques  qui  preceden t  relativos  k  Pimportance  du 
phénoméne  quant  aux  problémes  cosmiques  détnoDtrent  suffi- 
samment  que  les  observations  nécessaires  k  son  étude  rentrent 
en  majeure  partie  dans  le  champ  do  tr&vail  des  astronomes  et 
des  geophysiciens.  II  n'y  a  aucun  doute  que  les  observations 
nécessaires  pour  résoudre  ees  questions  ne  peuvent  étre  faites 
par  un  seul  institui  Nous  prions  dono  tous  les  observateurs 
qui  ont  intérét  k  activer  Pélucidation  de  ees  questions,  k  coopé- 
rer,  par  un  des  modes  d'observation  précités,  á  Ptude  des  nua- 
ges lumineux  de  nuit.* 

Berlin,  PObservatoire  Royal,  1692,  septembre. 

W.  POERSTER. 

o.  Jesse. 

1  Une  publicatioD  de  O.  Jesse,  traitant  des  "Nuages  lumineiix  de  noitti  pa- 
raltra  prochatnement  et  donnera  de  plus  ampies  detalla  sur  l'état  de  cette  qneetioD. 


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II 


NUEVAS  PUBUOAOIONES. 


Annuairb  de  l'Obsbrvatoire  Municipal  de  Montsoüris 

pour  les  annóes  1892-93.  París.  Gauthier-Villars  et  fils, 

18*  VI-584  págs.  2  fr. 

Contiene  los  trabajos  efectuados  en  1892,  que  se  dividen  en 
tres  secoiones  principales:  1!  la  Meteoorologia  propiamente  di- 
cha, confiada  á  M.  León  Descroix,  que  le  ha  añadido  el  magne- 
tismo y  la  electricidad;  2^  el  servicio  quimico  que,  bajo  la  di- 
rección de  M.  Lévy,  estudia  las  variaciones  de  composición  del 
aire,  de  las  aguas,  etc.;  3*  el  servicio  micrográñco,  dirigido  por 
M.  Miquel,  que  analiza  no. sólo  la  atmósfera  de  las  habitaciones 
y  de  las  escuelas,  sino  también  las  aguas  que  parece  que  con- 
ducen los  principios  contagiosos  de  tantas  enfermedades. 

En  este  tomo  se  ocupa  M.  Descroix  de  estudiar  también  las 
relaciones  entre  los  elementos  meteorológicos  y  ciertas  enfer- 
medades, estudio  que  llegará  á  ser  de  graudisima  utilidad. 


Braxjne  &  FlSCHER.  Bestimmung  der  Tragheitsmomente  des 
Menschlichen  Eorpers  und  seiner  Glieder.  Mit  5  taf,  und  7 
fig.  Leipzig.  1892.  8?  86  págs.  /Abhand.  Math^Phys,  Classe 
K^  S&chs,  Gesella.  der  Wissenscha/ienJ. 


Censo  Municipal  del  Departamento  y  de  la  Ciudad  de  Mon- 
tevideo, Capital  de  la  República  Oriental  del  Uruguay.— 
Edificación,  Escuelas,  I^oblación  é  Industrias. — Levantado 
por  resolución  de  la  Junta  Económico -Administrativa  en 
los  días  25  de  Septiembre,  5  de  Octubre,  18  de  Noviembre 
de  1889  y  25  de  Enero  de  1890.— Montevideo.  1892.  4?  604 
págs.  y  cartas.  


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Aimeeto  habido  en  la  Biotooa  de  la  Mad  dorante  el  año  de  1891. 


AHEXO  A  LA  BEBEfiA  DEL  SEOBETABIO  aEHEBAL. 


Bbruk.  K.  Geodatische  loBÜtut.  Zar  Entstehimgsgeflchicbte  der  earopSii- 
chen  Qradmessangfi-Astronomisch- Geodatische  Ortsbestlmman- 
gen  im  Hartz,  ím  Jahre  1881.  —  Gradmeesungs-nivellement  zwis- 
oben  SwiDemünde  und  Amsterdam,  1883. — Lotabweichungen,  I. 
1886.— Astronomiscb-GeódatiBche  arbeiten,  188 1-^7. —Gewicbts- 

\  bestíxnmungen  für  Seitenverb&lttiisse  in  Scbematiscben  Drelecks- 

netzen  von  Ehr.  Paul  Simón,  1889. —  Das  MErkiscb-Tbünnngiscbe 
Drviecksnetz,  1889.  Lotabweicb ungen  in  der  umgebuug  von  Berlina 
1889.^Das  Büttelwasser  der  Ostaee  bei  Swinemüude,  1890. 

■■■  K.  Meteorologiscbe  Institut  Abbandlungen.  1,  1-3,  1890. ~Dle  re- 

genverhaltniBse  vom  22  bis  24  Noy.  1890  in  Mitt«I-und  West- 
dentscbland,  von  Dr.  G.  Hellmann.— Ergebnisse  der  Meteorologis- 
chen  beobacbtungen,  1879-1885,  1890.  H.  1888.  1891, 1. 

ÑatuTíHssencbaf tlicbe  Wocbenschrift.  V,  1890,  61  &  52.  VI,  1891, 

1-26,28-31,83-40,42-49. 

Bbbk.  BoeiétéHelyétique  des  Sciences  Naturelleg.  Actes.  73"  session.  Da- 
ros, 1890. 

BiziKRK.  Soclété  d' étnde  des  Sciences  Natnrelles.  Bnlletin.  XI,  1888.  XIT, 


BoeoTÁ.  Anales  de  la  Instrucción  Pública  de  Colombia.  XVIÍ,  1890,  Sept. 

á  Dio.  XVIII,  1891,  Ene.-Oct. 
Sociedad  Colombiana  de  Ingenieros.  Anales  de  Ingeniería.  IV,  39- 

48.  V,  49. 
Bologvá.  R.  Accademia  deUe  Scienze  deiristituto.  Rendiconto,  1889-90. 
B08T0M.  American  Academy  oí  Arts  and  Sciences.  Proceedings.  XXV, 

188&-90. 

Rtvista  [x98»-93.]  —O 


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Boston.  MaasaehusettB  Institute  of  Technology.  Technology  Quarterley. 
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Society  of  Natural  Historj.  Proceedings.  XXV,  1  &  2. 

Braünsghweig.  Verein  für  Naturwissenschaften.  6  Jahreshericht.  1887- 
88  &  1888-89.    * 

Bbisbajtk.  B.  Geographical  Soeietj  of  Anstralaoia.  Queensland  Branoh. 
Proceediiigs  aud  Transactions.  1-IV.  V,  1  &  2.  VI,  1  &  2. 

Weather  Burean.  Meteorological  Sinopsis,  1890. -Climatological  Ta- 
blea, 18^9,  Oct.-Dic— Table  of  nunfall.  1890,  Eoe.-Sept. 

Bristol.  Naturalists'  Society.  Proceedings.  VI,  3.  Jjists,  1891. 

BbuxsllIS.  Aoadémie  Royale  des  Sciences,  des  Lettres  et  des  Beauz-Arts 
^    de  Belgique.  Annuaire,  1890  &  91.  Bulletins.  3*  serie,  XIX  & 

XX,  1890.  XXI,  1891. 

—  Observatoire  Boyal  Anuales  (Astronomie),  I-IV.  Annuaire,  1860- 

1890. 
Société  Belge  de  Mioroscopie.   Bulleiin,  XVII,  1890-91,  2,  4-10. 

XVm,  1891-92,  1.  Aúnalos,  XIV. 
'  Société  Entomologique  de  Belgique,  Compte-rendu.  1890,  Feb.-Sept. 

Société  B.  Belge  de  Géographie.  Bulletin.  1890.  3-6.  1891^  1-3. 

Société  R.  de  Botanique   Bulletin.  XXIX. 

Société  B.  de  Pharmacia.  Bulletin.  1890, 12.  1891, 1-3,  6-7  &  11. 

I       Société  B.  Malacologique  de  Belgique.  Procés-verbauz.  XVIII, 

1889,  10-16.  XIX,  1890, 1-8. 
■  Société  Scientiñque  de  Bruzelles.  Anuales,  XIII,  1888-89. 

BüOARSST.  Institut  Météorologique  de  Roumanie.  Anuales,  IV,  1888. 
BUDAPBST.  Oeologische  Gesellschaft.  Mittheilungen.  XX,  1890,  II  és  12, 

XXI,  1891,  1-11. 

I  E.  Ungarische  Naturwisseuschaf  tliche  Geselsohaf t.  Hathematisohe 
und  Katurwissenschaf tliohe  Beríohte  aus  Ungarn.  VI, .  1887-88. 
Vn,  1888-89.— Dr.  B.  Ulbrích.  Adatok  a  bor-és  mustelensés 
madszer^hez.  1889.~MyriapodaBegniHungaríae.  E  commissione 
Regiae  Societatis  Hungaricae  Scientiarum  Katuralium  «laToravit 
Dr.  Eugenius  Daday  de  Dees.  1888. 

Société  Hongroise  de  Géographie.  BuUeün.  XVm,  1890, 7-10.  XIX, 

1891,  1-7. 

BUKKOS  AiBSS.  Anales  de  la  Asistencia  Pdblica.  I,  2  á  8.  II,  1  4  3. 
■    Boletín  de  Sanidad  Militar.  I,  3  &  8. 

,  Centro  Cieutífíco-Literarío.  Bevista.  111,14  3. 

Círculo  Médico  Argentino.  Anales.  XIH,  1890,  11  y  12.  XTV,  1891, 

1  á  6  y  7  á  10. 

.  Departamento  K.  de  Agricultura.  Boletín.  XIV,  1890,  20424.  XV, 

1891,  1  4  16,  18  y  19. 


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BuxKOS  AlBtS.  I>6t>&rtamento  N.  de  Higiene.  Anales.  I,  1  á  9. 

Dirección  de  Estadística  Municipal.  Boletín  mensual.  1890,  Oct.  4 

iHc.  1891,  Enero  á  óept. 

'«La  Educación."  V,  1890,  113,  115  á  126, 129  á  132. 

Instituto  Geográfico  Argentino.  Boletín.  XI,  4  á  12.  ' 

Museo  Nacional.  Anales.  III,  6. 

Revista  de  Matemáticas  Elementales.  II,  39  á  52. 

Revista  Argentina  de  Historia  Natural  dirigida  por  el  Dr.  Florenti- 
no Ameghino.  I,  1891,  1  á  5. 

Sociedad  Científica  Argentina.  Anales.  XXX  1890,57^6  XXtí,  1891. 

XXXn.  1891,  1  á  3. 

—  Sociedad  Rural  Argentina.  Anales.  XXIV,  1  á  9. 
BUFFALO,  N.  T.  Society  o£  Natural  Sciences.  Bulletin.  1891,  V,  3. 
Caik.  Soeiété  Linnéenne  de  Norraandie.  Bulletin,  1890. 

Cairs.  lustitut  EgTptien    Bulletin.  3*  serie.  1890,  1. 
CalcüTTA.  Asiatio  Sociéty  of  Bengal.  Proceedings,  1890,  4-10.  1891,  1-6. 
Annual  Address  by  the  President  H.  Beveridge,  B.  C.  S. 

—  Meteorological  Department.  Cyclone  Memoirs,  Part  IV,  1891.^ In- 

dian  Meteorological  Memoirs,  1891,  IV,  3.— Meteorological  obser- 
vations  ret^orded  at  six  stations  in  India.  1891,  Ene. -Abril. 
Monthly  Weather  Beview,  1891,  Ene.-Abril. 
Calí.  Sociedad  de  Medicina  del  Cauca.  Boletín.  Serie  7?  44-49,  52-56. 
Cambridge,  Mass.  Museum  of  Comparativo  Zoology  at  Harward  College. 
Annual  Report  of  the  Curator,  1889-90.  Bulletin.  XVI,  10.  XX, 
4-8.  XXI,  1-5. 

r-  Phildsophical  Society.  Proceedings.  Vil,  3  &  4. —The  fbundation 

and  early  years  of  tbe  Society  by  J.  Willis^lark,  1891. 
Caracas.  Ministerio  de  Instrucción  Pública.  ''El  Instructor  Venezolano." 

1,14  4  21. 
CatanIa.  Accademia  Gioenia  di  Scienze  Naturali.  Atti,  4?  serie.  H,  1889- 

1890.— Bullettino  mensile.  1890,  Dio.  1891,  Ene.-Jun. 
ClHOINNATl.  Society  of  Natural  History.  Journal  Xm,  4.  XIV,  1  &  2. 
CoDíBRA.  Jornal  de  Scienoias  matbematioas  e  astronómicas  publicado  pelo 

Dr.  F,  GonuM  Teixeira.  U-VI,  VII,  1-3. 
— —  Observatorio  Meteorológico  e  Magnético  da  Universidade.  Observa- 

góes  magnéticas,  1878-1890.— Observables  meteorológicas,  1890. 
Copenhague.  Académie  R.  Danoise  des  Sciences.  Classe  des  Sciences.  Bu- 
Uetin,  1886-89.  1890, 1-3.  1891,  1.— Mémoires,  IV,  V,  VI,  1  &  2.  VH, 
1&2. 
Córdoba.  Oficina  Meteorológica  Argentina.  Anales.  VUI,  189L 
Cbaootib.  Académie  des  Sciences.  Bulletin  International.  1891.  Enero- 
Agesto. 


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Vin,L 

Chehkitz.  E. 'Sachs.  Meteorologisches  Institut.  Jahrbaoh.  1S89,  I  ft  II. 
1890, 1. 

Chrii^iania.  Norwegisclie  Meteorologische  lustUut.  JafirbpAb^  1^889. 

Danzio.  Natnrfurscbende  Gesellschaft.  Schnften    1890,  VII,  3^4. 

Delpt.  Éeole  PoljtecbnicLue.  Annales.  X-VI,  1884-.1891.  VU^  1. 

DoUAl.  UuioQGéographiqueduNorddelaFraace.  BulUtin.  ^,1890.  XII, 
1891,  Enero-Abril. 

Dresden.  Natorwifisenscbaftlicbe  (Hsellscbaft  'Isis.'^  SitsungiBberiehte 
und  AbbandluDgen.  1890,  Jul.-Dic. 

DüBLiN.  Royal  Dublin  Society.  Proceedings.  VI,  VII,  1&2.  Tbe  Soienti- 
fic Transactionfl.  IV,  1-8. 

— lioyal  Irisb  Academy.  Transactions.  XXIX;  1-16.   "CunaingfaMA 

Memoirs,''  N?  VL —Proceedings,  3«*  serie».  I^  4  é^  5. 

Edinburgh.  Geological  Society.  Transactions.  VI,  2. 

■  Royal  Physical  Society.  Proceedings.  X,  2. 

Boyal  Society.  Proceedings.  XVII,  1889-1890. 

Elbeuf.  Sociétéd'étude  des  Sciences  Naturelles.  Séancas.  1891.  BuUetín, 
1890. 

Fibenze.  Istituto  Geograpbico  Militare.  Processo  verb^lle  delle  sédate  della 
Commissione  Geodetica  Italiana  ( 1865,  67,  G8,  69,  73,  75^  78,  80, 
83,  86  &  89). 

Societlb  Fotográfica  Italiana.  Bollettino.  III,  10  &  11. 

Frankpurt  a.  M.  Pbysikalisohe  Verein.  Jabresbericbt.  1861-1890. 

Fbankfurt  A.  O.  Naturwissenschaf tuche  Verein.  Monatlicbe  Mittheilnn- 
gen,  8  Jabrg,  1890-91, 1-3&8-12.— SocietatumLitterae.  4  Jabrg,  1890. 
1-6  &  9-12.  5  JArg,  1891,  1-4.  Helios,  9  Jabrg,  1-3. 

GaiH).  Société  de  Médecine.  Annales  et  Bulletin.  1891,  Oct.  &  Noy. 

Geneve.  ObservfiU^ire.  Resume  xnétéorologique  de  Tannée  1890  ponr  Gen^* 
▼e  et  le  Grand  Saint-Bemard  par  A.  Kammermann.  1891. 

Société  de  Géograpbie.  Le  Globe.  XXX,  1891,  BaU.  1  &  2  «t  M4- 

moires. 
■  Société  de  Pbysique  et  d*Histoire  Naturelle.  Oompte-renda,  1890. 

Genova.  Museo  Cívico  di  Stbria  Natural!.  Annali  pubblicati  per  cura  di  G. 
Doria  e  R.  Gestro.  Serie  2»,  I-ÜI,  1881-87. 

Osservatorio  della  R.  ünivei*sitíL  P.  M.  Garibaldl.  Eclissi  anulare 

di  solé  del  17  Gingno  1890.  Osservazionl  magneticbe  e  astrofisiobe. 
~OoTrelazioni  fra  le  maccbie  solarl  e  le'variazioni  del  magnete  di 
declinazione  diurna. — Confronto  del  due  ultimi  periodi  intierí  di 
maccbie  solarí  e  di  yariazioni  declinometriobe  diume.— Eclisú  anu> 
lari  di  «ole  del  6  Giugno  1891. 


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GmoTA.  8oei«H  lignstiea  di  SdensM  NatanOi  e  Oeogv^fiolie.  Attí»  1880, 1, 
4.1801.11,1-3. 

GüATXHALA.  Direocióa  General  de  Estadística.—  Tofotme  de  la  Secretaría 
de  Relaciones  &  la  Asamblea  Legislativa,  acerca  de  la  captura  y  muerte 
del  general  Barrundia,  IBÍ^L— Memorias  de  las  Secretarías  de  Fomento^ 
Guerra,  Gobernación  y  Justicia;  Hacienda  j  Crédito  público,  Instruc- 
ción pública  y  Uelacionee  Exteriores,  1891.  6  tomos. 

Habana.  Obserratorio  del  Real  Colegio  de  Belén  de  la  Compafiía  de  Jesús. 
Obserraciones  magnéticas  y  meteorc^ógicas.  1888,  JtíL-Dic. 

Hauvax.  NoTaScotian  Instituto  of  Science.  ProceedingssfidTransactions. 

— r—  YorlpBhire  Qeological  and  Polytedinio  Socieiy.  Prooeedings.  New 
series,  XI,  S. 

Halli  a  S.  E.  Leop.-Carol.  Deutsche  Akademie  der  Naturiknpicber.  Nova 
Acta. — Knoblattch,  Polarísatíon  áer  strablenden  Warma. — Polarisation 
der  Warmestrablen.— &'A»/h«r,  Monographia  Hellebororum.  —  Oump- 
penberg,  Systema  Geometrarum,  I-^IV, --^Lingff,  EAmmbeobachtungen. 
'^SimrQthf  Naektsebnecken  — Pohtíg,  Elepbas  antíquus.— i>«]0¿^  Wes- 
ta  frikanische  Tagscbmetterlinge. — KolU  Zoogeograpbie  Westafríkas.— 
Bememann,  Cambrisckes  Scbichtensystem.-^Ziiidfcf»,  Gasvorkommen. 

Haicbübo.  Deutsche  Seewarte.  Monatsberichte,XV,  1890,  Jun.-Dic  XIII, 
1888.  XVI,  1891,  Ene.-Abríl.  Beiheít  L— Deutsche  Meteorolo- 
gisehe  Jahrburoh  für  1889.^Met6erologiscbe  beobaohtuBgen  io 
Deutachland.  1876-188J5.— Monatliche  Ueberpioht  der  Wittenmg, 
I  (J876>,  Ü  (1877).  IV  (1879)-X  (1885). 

.'  Geogn^bis^lie  G^ellschaft  Mittheílungeik.  1889^,  U. 

Hablrm.  Société  Holandaise  des  Sciences.  ArclÜTes  Néerlandaises  des 
Sciences  ezaotes  et  naturelles.  XXV,  2. 

Qavbb.  Société  de  Géographie  Ck>mmercia]e.  Bidletin.  189G,  Not.  &  Dic. 
—1891.  Annuaire.  Bulletín,  En. -Abril  &Jul.-Oct. 

Earlsruhr.  (^entralbureau  für  Meteordogie  und  Hydiographie.  j^bres- 
Berícht.  1884-88  &  90. 

Kbw.  Observatory.  Kepgrt  of  the  Eew  Commlttee  fo?  Ikt  Year  endbg  0^. 
81,  1890. 

La  PIiATa.  Observa^rio*  Alonarlo,  1891. 

T4A{»iaiK]C.  Société  Vaudoise  des  Sciences  Natojflles.  BuUetio.  XXyi,102 
&XXVIL 

LSSD8.  Philosophical  andLiterary  Society.  AnnufJ  Beport,  1990-91«*-The 
collection  of  ancient  marbles  at  Leeds  by  E.  L.  Hicks,  1690. 

I^KPflfG.  Naturforschende  Gesellschaf t.  Sitzungsberichte.  1888-^. 

E.  Sachs,  GeseUsclmftderWissenfehaften.  Math.-PhyiiycheClasse. 

Qeric^i  Ü^MT  €M«  TfNrbaiidluQfen.  1890,  Hr^.  1891,  i  *  IL 


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70 

LnPZlff.  Vemn  für  Erdkunde.  Mlttbeilungen,  1890.  WIssensehftftHeHe 

VeroCfentlichung^n.  I,  Beitrage  zur  Qeograpbie  des  Festen  Was- 

sera.  1891. 
LlCov.  Soeiété  Géologique  de  Belgíqae.  ^nunles,  XVI,  2.  XVII.  8  &  4. 
LiLLE.  Soeiété  de  Góographie.  Bulletin,  1890,  Noy.  &  Dic.   1891,  Ene., 

Mar.-Oct. 
Lima.  Escuela  Especial  de  Ingeniaros.  Boletín  de  Minas,  Industria  y  Cons- 
trucciones. VI,  9-12.  VJI,  4,  7,  8  &9. 
Sociedad ''Amantes  de  la  Ciencia."  "La  Gaceta  Científica."  VI,  1890, 

12.  Vn,  1891,  1,  2.  4-7,  9-12.  ^ 

LmcoLK.  Agricultura!  Experiment  Station  of  Nebraska.  Bulletin,  IV,  2  &  3. 
Lisboa.  Associa^  dos  Engenbeiros  Civis  Portnguezes.  Revista  de  Obras 

pub]icas>  minas.  XXI,  251  &  252,  Nov.  &  Dic,  1890.  XXII,  1891, 

253-261." 
—  Commiss&o  dos  Trabalbos  Geológicos  de  Portugal.  CommunicsQ^es. 

I,  1.  n,  1.  1888-90. 

Gazette  du  Portu^l  Duítrée.  I,  1891, 1-6.  8-11. 

— • —  Observatfirio  do  Infante  D.  Luis.  Annaes.  XXIV  &  XXV,  1886&87. 

—Humidade  do  ar  em  Lisboa.  1856-80.— TemperiituA,  1856-75. 

—Magnetismo  terrestre,  1870,  74,  76  ft  82.— Observables  dos  Pos- 
tos  meteorol(»gícos,  1885. 
■   Socie«)ade  das  Sciencias  Medicas."  Jornal.  LV,  1891, 1,  2  &  5-8. 
LoHDON.  Linnean  Society.  Proceedings,  Ag.  1891.— List,  1890-91. 
— —  Meteorological  Office. Bcport  of  tbe  Meteorologiral  Councll  to  tbe 

Boyal  Society  for  tbe  Year  ending  31  st.  Marcb  1890. 
•  Boyal  Meteorological  Society.  Quarterl^v  Journal.  XVII,  1891, 77-79. 

The  Meteorological  Becord.  X,  38-40. 

Boyal  Society.  Proceedings.  XLVm,  295.  XLIX.  296-299,  COI  &  302. 

■  Symons's  Montbiy  Meteorological  Magazine.  1890,  Dic.  1891,  Ene.- 

Nov. 
LORISMT.  Soeiété  Bretonne  de  Géograpble.  Bulletin,  1891,  46-49. 
LOUYAIK.  TJníversité  Catbolique.  Annuaire,  1891. 
LTOK.  Soeiété  Botanique.  Bulletin  trímestriel,  VII,  1889,  Oct.-Üic. 
■  Soeiété  de  Géograpbie.  Bulletin.  IX,  4-6.  X,  2  &  3. 

LüCOA.  B.  Aecaderoia  Luccbese  di  Sciense.  Lettere  et  Arti,  Atti,  XXV. 
Madrid.  Dirección  de  Hidrografía.  Bevista  general  de  Marina.  XXVII, 

1890,  6.  XXVm,  1891.  XXIX,  1  A  5. 
'         La  Ilustración  del  Profesorado  Hispano -Americano -Colonial.  IH, 

4á7. 
Memorial  de  IngAuieros  del  Ejército.  VH,  1890, 23  y  24.  Vm,  1891, 

1  k  14.  Colección  de  Memorias,  1891,  primera  parte. 
Soledad  Geográfica.  Boletín,  í  i  VH,  IX  &  XXm  (1876  i  1887). 


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n 

XXVn,  4  4  6.  JCXYin,  4  á  6.  XXIX,  1890,  5  y  6.  XXX,  1801. 
XXXI,  I  á  3.— Aotas  del  Congreso  Espaüol  de  G^^rafía  Colonial 
y  Mercantil,. celebrado  en  Madrid  en  los  dias  4  i  10  y  12  de  Noy. 
1883.  I  y  II,  1884. 
Madrid,  unión  Ibero-Americana.  III,  1888,  30,  32,  38  y  40.  IV,  1889, 42  á 

48,  52  y  68.  V.  1890,  54.  VI.  1891,  66  á  77. 
BÍAODBBURO.  WHtterwarte  der  M^gdeburgischen  Zeitnng.  Jahrbuch  der 

Meteorologiscben  beobacbtiingen,  1881-1890. 
Makohbstkr.  Geulogical  Society.  Trausactions.  XXI,  1890-91,  1-11. 
Manila.  Observatorio  Meteorológico  de  la  Compañía  de  Jesús.  Observa- 

eionas,  1890,  Abril  á  Octubre  y  Diciembre.  1891,  Enero  y  Febrero. 
MAltSKILLB.  Sociét^  Scientiflque  Flammariun.  Bulletin,  1889  &  1890. 
Mkdkllik.  Academia  de  Medicina.  Anales.  III,  2  á  9. 
,  Mklbournb.  Victorian  Instituto  of  Snrveyors.  Transaotions  and  Prooee- 

dings.  I,  1874-1880.  List  uf  members,  etc. 
Milano.  Associiisione  Medica  Lombarda.  Atti.  1891,  1. 
— -»-  B.  Istitttto  Lombardo  di  Scienxe  e  Lettere.  BendicontL  Seria  2* 
XXII. 
■  B.  Osservatorio  di  Brera.  Pubblicazioni.  XXXVII:  Andamento  anua- 
le  e  diurno  della  pioggianel  clima  di  Milano  per  E.  Pini,  1891.  Os- 
serrazioni  meteorologicbe,  1890. 
Mineo.  B.  Osservatorio  Meteorológico -Oeodinamico.  Bollettino  mensile. 

1890,  No7.  &  I>io.  1891.  Enero,  Feb.  Abril-Oet. 
MiNNJBAPOLis.  Qeological  and  Natural  History  Survey  of  Minnesota.  S^  An- 
nual  Beport,  1889.--Biilletki  u?  6:  The  Iron  Ores  of  Minnesota  by  N. 
H.  &  H.  V.  WiucheU;  1891. 
MoNOAUBBi.  Osservatorio  Céntrale.   Bollettino  mensuale.   X,  1890.  XI, 

1891. 
MODENA.  B.  Accademia  di  Soienze,  Lettere  ed  Arti.  Memorie.  Serie  11. 

1890,  VIL 
MOMTEVIDBO.  AaociaeióiiBaral  del  Uruguay.  Bevista.  XIX,  1890,  21424. 

XX,  1891,  14  20. 
— -  Dirección  de  Estadística  General.  Anuario  Estadístico  de  la  Bepú- 
blica  Oriental  del  Uruguay,  1891. — Comercio  exterior  y  movi- 
miento de  navegación,  etc«,  1890. 
«~«-  Dirección  general  de  Instrucción  pública.  Boletín  de  Ensefiansa  Pri- 
maria. IV,  1891,  ü»  4  24. 
^     Observatorio  Meteorológico  del  Colegio  Pío  de  Villa  Colón.  Boletín 
mensual.  II,  1890,  11.  in.  1891,  144. 
MOBOOü.  Sooiété  Impónale  des  Naturalistes.  Bulletin,  1887,  4.  1890,  2  ft  8. 
1891, 1. 

Msteorologisdie  beobaehtnngsn,  1889,  L  1890,  ISslL 


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GooQle  I 


7í 

MOHomor.  K.  B.  MeteorologUehe  Centralsttttion.   üebernofai  «LUr  di« 
wRteniiig^híatniaM  im  K.  Bayern.  1890,  Noy.  ib  Die.  1891,  Entro, 
Uarzo-Oct.  BeobaebtmiKen,  XII,  1890,  3^4.  1891,  1. 
Nakct.  Société  de  Qéograpbie  de  TEst.  Balletín,  1890,  4?  trim.  1891,  I?, 
2?  y  3«  trim. 

Société  des  Scieoees.  BuUetin  des  séaqees,  1891,  4-7.  BuUetÍQ,  2* 

serie.  X,  1890. 
Napou.  Accademia  delle  Soienze  Fisiche  e  Matematiche.  Bendieonto.  2? 
serie.  V,  1891,  1-8. 
''        Societá  Americaiia  dltalia.  Programma  e  Statuti,  1890. 

■'  Boeietá  Africana  d'Italia.  Boltettíno.  IX,  1890,  11  Se  12.  X,  1891, 

1-4. 

Societi  di  Naturallati.  BoUettino.  Serie  1*  V,  L 

Nbw-Tore.  Academy  of  Sciences.  Traneaetions.  X*,  4-6. 

■  American  Chemical  Soeietj.  Journal.  XII,  1890, 10.  XIII,  18191, 1-8. 

American  Geographical  Sooiety.  Bolletíh.  XXII,  4  ft^snpl.  ZZHI) 

1-3. 
■        MioroBCopical  Society.  Journal.  VIT,  1891. 
Niw  Hatxk.  Connectiout  Academy  of  Arts  and  Sciences.  Transaetions. 

vra,i.   . 

NiOK.  Observatoire.  Fondation  R.  Biscboffsheim.  Anuales.  II  (1887),  m 

(1800)  y  Atlas. 
Ottawa.  Commission  de  Qédogie  et  d'Histoire  Natnrelle  du  Canadá.  Éap- 

port  annueL  Nouv.  serie.  III,  1«~  et  2f»  partios  et  Cartee.  1887-88; 
OVXKDO.  Estación  Meteorológica,  Resúmenes  generales  de  las  obserraeio- 
nes  realizadas  desde  1851  basta  1890  inclusive,  por  D.  Luis  Gontáks  Fra- 
des.  1891. 
Palkbvo.  Circolo  Matemático.  Bendiconti.  IV,  1890,  6.  Y,  1891,  1-9. 

n  NaturaKsU  Sieiliano.  X,  8-12. 

GbusEetU  Cbimica  Italiana.  XX,  12.  XXI,  1891,  1-10. 

^  B.  Accademia  di  Soienxe,  Lettere  e  Belle-Artí.  BuUetitno,  Vn,  t-6. 

VIH,  3. 
■  B.  Osseryatorio.  BoUettino  meteorológico.  1800,  Oct.-DIc. 
PASIf»  Académie  des  Sciences  de  llnstitut  de  Franco.  Comptes  Bendns 
bebdoma<iaires,  I^CX,  1835-1890.— Mémoires,  I-in&  V-XLTV.— 
Mémoires  presentes  par  divers  savasts  étrangers  I-XXX.-^TaUes 
des  Comptes  Rendus,  1835-1880.— TáUes  d««  Mémoires.— Beoueil 
de  Mémoires,  Rapports,  et  Documents  relatifs  k  robserratian  da 
passage  de  Venus  sur  Is  Soleil.  I-UI  et  Atla0,  S  t 


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MÉXICO 


Bevista  Oientífioa  y  Bibliográfioa. 


Húm.  7-8.  1892-98. 


SESIONES  DE  LA  SOCIEDAD. 


Diciembre  11  de  1B92. 

Presidencia  del  aocio  D.  QniUermo  B.  y  Fuga. 

GOBBESPONDENOIA. — De  las  Sociedades  de  Geografía  de 
Brisbane  (Victoria),  Manchester  y  Oran,  del  Museo  de  Histo- 
ria Nataral  de  Nueva  York,  de  la  Oficina  Internacional  de  pe- 
sas y  medidas  (Sevres),  de  las  Oficinas  de  Estadística  y  de  In- 
genieros de  Washington,  de  la  Redacción  del  ''Echo  des  Alpes'' 
(Ginebra)  y  de  la  Academia  de  Ciencias  de  Texas,  aceptando 
cambio  de  publicaciones. 

De  la  Comisión  de  Exposición  Histórico -Americana  y  d^ 
la  Dirección  de  Estadística  de  Montevideo,  de  la  Sociedad  Real 
de  Ciencias  de  Sajonia,  de  la  Oficina  de  Ingenierps  de  Was- 
hington y  de  la  Escuela  Politécnica  de  Delft,  remitiendo  publi- 
caciones. Del  Comité  para  la  celebración  del  150?  aniversario 
de  la  instalación  de  la  Sociedad  Filosófica  Americana  en  Fila- 
delfía,  invitando  á  la  Sociedad  "Álzate"  para  que  nombre  un 
representante  en  las  Conferencias  que  se  verificarán  del  22  al 
26  de  Mayo  de  1893.  Del  Sr.  Augusto  Genin  solicitando  una 

RerUta  [i89t-93.]— lo 


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74 

colección  de  las  publicaciones  dé  la  Sociedad  para  la  Bibliote- 
ca Nacional  de  París.  Del  Gobierno  del  Estado  de  Guerrero, 
enviando  las  noticias  de  temblores. 

Publicaciones. — Por  primera  vez  se  recibieron  las  de  las 
Sociedades  de  Geografía  de  Manchester  y  Brisbane,  del  Club 
de  Naturalistas  de  Ottawa,  de  la  Société  Scientifique  du  Chili  (San- 
tiago), y  de  las  Oficinas  de  Estadística  y  de  Ingenieros  en  Was- 
hington. 

*  Donaciones.  —  Se  recibieron  para  l;v  Biblioteca,  de  los  so- 
cios Aguilar  y  Koenigs  (París)  y  del  profesor  Zegers  (Santiago). 

Trabajos. — Carlos  Mottl,  Observaciones  seísmicas  en  Orizába^ 
Nov.  1892. 

El  socio  Epstein  leyó  algunas  refutaciones  á  los  últimos  pro- 
nósticos de  tiempo  publicados  por  un  Sr.  Contreras  de  Guana- 
juato,  haciendo  ver  su  fracaso. 

Fallecimiento. — El  presidente  comunicó  la  sentida  muer- 
te del  Sr.  profesor  Mariano  Herrera  y  Gutiérrez,  acaecida  el  25 
de  Noviembre  pasado.  La  Sociedad  "Álzate"  lo  contaba  entre 
sus  socios  de  número  desde  Mayo  de  188G;  en  ella  ocupó  los 
puestos  de  Presidente  y  Vicepresidente  en  diversos  años  y  siem- 
pre le  profesó  cariño  y  adhesión. 

Postulación. — Habiendo  declarado  el  Presidente  una  va- 
cante de  socio  de  número,  los  socios  Garibay,  Montiel  y  Verga- 
ra  postularon  para  dicho  titulo  al  Sr.  Ing.  Daniel  Palacios. 

£1  Secretarlo  general, 

Rafael  Agüelar  y  SantillAn. 


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75 

Enero  8  de  1893. 

Presidencia  del  socio  D.  GKxilIermo  B.  y  Paga. 

Correspondencia.  — Del  Comité  encargado  de  la  celebra- 
ción del  70 •*  aniversario  del  nacimiento  del  ilustre  geómetra 
francés  Hermite.  Miembro  do  la  Academia  de  Ciencias  de  Pa- 
rís, anunciando  que  ha  hecho  acuñar  unas  medallas  con  la  efi- 
gie de  dicho  matemático,  para  los  que  desee^i  conservar  un  re- 
cuerdo de  la  fiesta  celebrada  el  24  de  Diciembre  próximo  pasa- 
do. De  la  Sociedad  Romana  de  estudios  zoológicos,  de  la  Oficina 
de  Estadística  del  Japón,  de  las  Sociedades  de  Geografía  de  San 
Quintín  y  del  Pacífico,  del  Ateneo  de  Brescia  y  de  las  Socieda- 
des de  Ingenieros  y  Arquitectos  de  Roma  y  Turín,  comunican- 
do que  aceptan  él  cambio  de  publicaciones.  Del  Observatorio 
Físico  Central  de  San  Petersburgo,  de  la  Academia  de  Ciencias 
de  Tejas,  del  Instituto  Físico -Geográfico  Nacional  de  Costa 
Rica,  de  la  Comisión  Geológica  de  Tejas  y  de  la  Dirección  de 
Estadística  de  la  República,  remitiendo  sus  respectivos  traba- 
jos. Del  Director  de  Correos  y  Telégrafos  de  la  República  Ar- 
gentina, obsequiando*  un  ejemplar  de  las  estampillas  de  correo 
de  á  2  y  de  á  5  centavos,  emitidas  el  12  de  Octubre  de  1892,  en 
conmemoración  del  4?  centenario  del  descubrimiento  de  Amé- 
rica. 

Publicaciones.— Se  recibieron  por  primera  vez  las  de  la 
Sociedad  Romana  de  estudios  zoológicos,  de  las  Sociedades  de 
Ingenieros  y  Arquitectos  de  Roma  y  Turín,  del  Colegio  de  In- 
genieros y  Arquitectos  de  Ñápeles,  de  la  Oficina  de  Estadística 
del  Japón,  de  la  Academia  de  Ciencias  y  de  la  Comisión  Geoló- 
gica de  Tojas,  de  las  Sociedades  de  Geografía  de  San  Quintín 
y  del  Pacífico,  de  la  Sociedad  Filosófica  del  Cabo  de  Buena  Es- 
peranza y  el  Giornák  di  Mineralogía  e  CrUtaOografia  del  Profe- 
sor Sansoni  de  Pavía. 


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76 

DOKAdOMB&— A  U  BibHoieea  ingresaron  las  de  los  boom 
Eoenigs,  Halón  de  la  €ronpiIE¿fe  (París)  X  Agoilar  j  de  los  Sres. 
Agreda  j  Gaatluw- Yülars. 

Elbcxsonss,— Se  procedió eonforme  i  regUnenio  ila  dee- 
eión  de  los  mieml»os  de  la  Janta  Direetira.  El  socio  qne  sus- 
cribe propuso  se  nombrara  al  socio  Bsbiel  Agoilar  j  Santillán 
Secnkorio  gemaral  perpeimo^  proposición  qne  faé  afoobada  por 
aclamación*  La  Jnnia  Directíra  qnedó  asi:  Presidente,  Inge- 
nioro  Guillermo  B.  j  Puga  (reelecto).  Vicepresidente,  lie  Ba- 
món  Uanterola.  Secretario  general  perpetuo,  Bafael  Aguüar  j 
SantílUn.  Secretario,  Ingeniwo  Agustín  Aragón.  Tesorero,  In- 
goiiero  Crilberto  Mentid  j  Estrada. 

Trabajos.— Vicente  Fenándes,  Las  es^nOms/u^mcet  de  fSS 
ékN09Íembreékl892. 

Garios  Motil,  Obmrwmciomes  jéisano»  em  Orifába^  Dicieabre, 
1892. 

El  Secretario  general  leyó  la  Betemm  ée  h$  Insk^et  éelmSé^ 
idmioék  1892. 


XaMHEAUlPiTOS  Y  OOMiSiOXK.— Qnedó  nombrado  por 
unanimidad  socio  de  numero  el  Sr.  Ingeniero  Dakibl  PAUL- 
ÓOS, Profese»  %a  la  Escuela  Namoaal  de  Ingemeros. 

Quedaron  nombrados  los  socios  Aguilar  j  el  suscripto  paca 
proponer  las  r^ormas  que  sean  conTcnientes  al  Reglamento,  j 
ka  socios  Epstmn,  Manterola,  Mateos,  Segura  j  ViQada  para 
iniciar  ks  medios  más  conducentes  i  que  las  teaioncs  sean  más 
interesantes  y  en  general  al  progreso  de  la  Sociedad. 

Agustík  AMAeÓK. 


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77 


necrología. 

a  SR.  mmma  i  wmi  retes. 


El  día  23  de  Septiembre  de  1892  murió  en  esta  capital  en  la 
2*  calle  de  Vanegas  núm.  1,  el  Sr.  D.  Vicente  Reyes,  Ingenie- 
ro ciyil  7  Arquitecto.  Por  desgracia  para  nuestra  patria  los  hom- 
bres de  su  temple  son  muy  raros*  Honrado  á  carta  cabal,  de 
carácter  enérgico  y  firme,  que  nunca  contemporizaba  con  todo 
lo  que  no  fuese  equitativo  y  justo,  jamás  se  doblegó  ante  el  po- 
derosOí  aun  con  detrimento  de  sus  propios  intereses.  De  ver- 
dadero talento,  de  profundo  saber,  y  no  con  esa  sabiduría  su- 
perficial tan  común  en  nuestros  días,  ese  talento  y  ese  saber  se 
manifestaron  en  todos  y  cada  uno  de  sus  trabajos  y  escritos,  aun 
cuando  fuesen  de  índole  variable.  Amante  de  decir  siempre  la 
verdad,  esto  le  granjeó  alguna  reputación  de  poco  culto  en  la  for- 
ma y  algo  satírico  en  el  habla  ^  pero  era  que  su  espíritu  levan- 
tado no  consentía  falsedades  ni  hipocresías.  ¿Qué  extraño  es, 
pues,  dados  estos  antecedentes  y  la  índole  general  de  nuestro 
siglo  y  de  nuestra  sociedad,  que  sólo  se  conmueve  con  lo  apa- 
ratoso é  insustancial,  que  haya  muerto  pobre,  que  su  muerte 
sólo  haya  sido  conocida  y  sentida  de  algunos  pocos  y  fieles  ami- 
gos que  le  acompañaron  á  su  última  morada  en  el  cementerio 
de  Dolores  t 

Nació  el  Sr.  Beyes  en  la  ciudad  de  Cuantía  de  Morolos  el  21 
de  Enero  de  1850.  Después  de  haber  cursado  con  aprovecha- 
miento las  primeras  letras  en  su  ciudad  natal,  pasó  á  hacer  sus 
estudios  secundarios  el  año  de  1862  al  Colegio  dirigido  por  el 
Sr.  Ouilbault,  sito  en  la  calle  del  Seminario  número  7,  y  en  don- 
de, así  como  en  otros  varios  establecimientos  análogos  dirigidos 


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78 

por  profesores  extranjeros,  se  impartía  una  instrucción  secun- 
daria bastante  sólida.  Aquí  también  se  distinguió  por  sus  rápi- 
dos adelantos  en  los  diversos  ramos  de  dicha  instrucción. 

El  año  de  1864  entró  á  la  Academia  de  Bellas  Artes  para 
cursar  los  estudios  del  Ingeniero  civil  y  del  Arquitecto,  y  lo  hi- 
zo, como  era  de  esperarse,  con  notable  aprovechamiento  tanto 
en  la  parte  cientíRca  como  en  la  artística,  cualidad  por  cierto 
muy  notable  y  bastante  rara  entre  las  personas  que  cursan  di- 
chas carreras  y  que  demuestran  hasta  dónde  llegaba  su  inteli- 
gencia y  su  saber. 

El  plan  de  estudios  de  1867  separó  con  poquísimo  tino  las 
carreabas  del  Ingeniero  civil  y  del  Arquitecto,  que  tan  bien  se 
adunaban  y  completaban  en  la  rt^ferida  Academia  de  San  Car- 
los. Con  este  motivo  el  Sr.  Reyes  pasó  á  concluir  los  estudios 
de  Ingeniero  civil  en  la  Escuela  de  Ingenieros. 

Habiendo  terminado  sus  estudios  teóricos  el  año  de  1870, 
hizo  su  práctica  de  Ingeniero'  civil  en  unión  de  algunos  de  sus 
compañeros  al  año  siguiente  en  el  ferrocarril  de  Veracruz,  y  cu- 
yos trabajos  principales  estaban  entonces  en  Atoyac,  Córdoba, 
Metlac  y  Maltrata. 

El  año  de  1872  vio  coronados  y  recompensados  sus  esfuer- 
zos, recibiendo  por  separado  los  títulos  de  Ingeniero  civil  en  la 
Escuela  de  Ingenieros  y  de  Ingeniero  arquitecto  en  la  Escuela 
de  Bellas  Artes. 

Los  tiempos  eran  entonces  poco  propicios  para  el  ejercicio 
de  estas  profesiones,  así  que  el  año  de  1873  ó  1874  acudió  al  lla- 
mamiento que  le  hizo  el  general  Leyva,  entonces  Gobernador 
del  naciente  Estado  de  Morolos,  quien  le  confirió  la  clase  de  Ma- 
temáticas y  Cosmografía  en  el  Instituto  Científico  y  Literario 
■del  Estado  en  Cuernavaca.  Por  ese  tiempo  y  en  1876  hizo  una 
larga  serie  de  observaciones  meteorológicas  en  dicha  ciudad, 
acerca  de  cuyo  clima  «escribió  una  Memoria  muy  interesante. 

Poco  después  fué  electo  diputado  á  la  Legislatura  del  Esta- 
do, puesto  que  desempeñó  hasta  la  caída  del  Gobierno  de  D. 
Sebastián  Lerdo  de  Tejada  en  la  capital  y  la  del  general  Leyva 


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7Í 

en  Guernavaca.  Pooo  antes  había  sido  nombrado  Secretaria  ge- 
neral de  gobierno  por  el  mencionado  general  Ley  va. 

Regresó  después  á  la  capital  de  la  República  y  entonces  el 
Sr.  Lio.  D,  Ignacio  M.  Altamirano,  Oficial  Mayor  del  Ministe- 
rio de  Fomento,  justo  apreciador  del  mérito  y  relevantes  cua- 
lidades del  Sr.  Reyes,  le  nombró  segundo  jefe  del  Observatorio 
Meteorológico  Central,  de  nueva  creación.  Desempeñó  con  no- 
table éxito  sus  labores  en  este  Instituto,  publicando  multitud 
de  trabajos  de  gran  mérito,'  que  aparecieron  principalmente 
en  el  Boletín  de  la  Sociedad  de  Greografia  y  Estadisiica,  hasta  el 
mes  de  Noviembre  de  1880,  en  que  se  separó  de  él  para  pasar 
á  trabajar  en  el  ferrocarril  llamado  de  Sullivan  ó  de  la  vía  an- 
gosta, comenzando  desde  simple  nivelador  y  transit  man^  hasta 
llegar  á  ser  en  poco  tiempo  jefe  de  sección;  fué  muy  estimado 
por  los  directores  de  dicho  ferrocarril. 

En  el  Observatorio  Meteorológico  Central  instaló  los  instru- 
mentos magnéticos  é  hizo  una  larga  y  regular  serie  de  observa- 
ciones que  es  la  primera  de  importancia  que  se  tiene,  publican- 
do la  descripción  y  uso  de  los  instrumentos. 

Fué  nombrado  por  el  Gobierno,  jefe  de  una  de  las  secciones 
del  ferrocarril  de  Tehuantepec,  y  desempeñó  asimismo  y  siem- 
pre con  brillante  éxito  varias  comisiones,  ya  del  Gobierno,  ya 
de  particulares.  Fué  uno  de  los  miembros  más  asiduos  y  escla^ 
recidos  de  la  Sociedad  de  Geografía  y  Estadística,  de  la  cual 
fué  varias  veces  Secretario,  y  nijuca  faltaba  á  sus  sesiones  cuan- 
do estaba  en  la  capital  Fué  también  uno  de  los  miembros  más 
distinguidos  de  la  Sociedad  de  Ingenieros  de  esta  capital  y  la 
nuestra  lo  contaba  entre  sus  socios  honorarios  desde  Marzo  de 
1889. 

Se  consagró  con  éxito  al  estudio  de  la  Arqueología  y  al  de 
los  idiomas  indígenas. 

Son  numerosos  los  escritos  que  dejó  sobre  varios  ramos. 

El  año  de  1870  obtuvo,  en  unión  del  Sr,  José  L.  Collazo,  el 

1  Yéaso  Bibliografía  Meteorológica  Mexicana,  por  R.  Agnilar.  MemoríaSf  t, 
lY,  págv.  26  y  aiguientes. 


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prendo  en  el  concurso  para  un  monumento  nacional  &  Hidalgo 
en  Dolores,  y  cuyo  monumento  tuvo  el  gusto  de  ver  concluido, 
dirigido  por  él,  después  do  muchas  peripecias,  el  año  de  1890. 

Por  último,  fué  nombrado  por  el  Gobierno  federal  para  pro- 
yectar y  ejecutar  el  .monumento  á  los  mártires  de  Uruapan,  al 
cual  consagró  su  saber  y  pericia  hasta  sus  últimos  instante»,  sin 
haber  tenido  la  satisfacción  de  verlo  concluido. 

Finalmente,  una  enfermedad  contraida  en  el  desempeño  de 
su  profesión  le  llevó  al  sepulcro  en  la  fecha  ya  citada;  con  él 
murió  uoo  de  los  buenos  hijos  de  México  por  su  saber,  por  su 
integridad  y  por  todas  las  demás  cualidades  que  le  adornaron. 
Sirvan  estas  cortas  líneas  como  respetuoso  homenaje  que  la  So- 
ciedad '' Álzate '^  rinde  á  su  memoria. 


^»^^^^^»^<^^^^^V>^*^'^^^V^^i^^ 


EXPOSICIÓN  UNIVERSAL  DE  CHICAGO.  1893. 

COlN-O-RIfiSOS. 

DEPAETAMENTO  DE  OIENOIAS  T  FILOSOFÍA. 


División  sreneral  de  Meteoroloería,  Climatoloflria  y  Macrnetismo 

terrestre. 


Informo  proliminar  del  Concité  de  los  Oongrosoe  de  la  Exposición  para  nn  Oongrooo 
de  Meteorología,  Climatología  y  Magnetismo  terrestre. 

Se  ha  reconocido  siempre  para  honra  de  América,  que  el 
primer  Congreso  Internacional  de  Meteorología  aprobado  por 
los  gobiernos  del  muiido,  fué  el  que  tuvo  lugar  en  1853  en  Bru- 
selaSi  por  iniciativa  del  Gobierno  de  los  Estados  Unidos. 

De  entonces  acá  muchas  conferencias  internacionales  im- 
portantes han  tenido  lugar;  pero  se  considera  que  se  necesita 
aún  mayor  imidad  en  los  métodos  y  asuntos  meteorológicosi  y 


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qae  el  adelanto  futuro  se  faoilitará  mucho  por  medio  de  una 
discusión  relativa  al  estado  presente  de  este  ramo  de  las  cien- 
cias aplicadas.  Atendiendo  á  este  fin,  el  Comité  de  Congresos 
ha  organizado  una  serie  de  reuniones  en  las  cuales  los  meteo- 
rologistas y  climatologistas  de  todos  los  países  se  reunirán  pa- 
ra el  cambio  de  opiniones  y  para  la  discusión  de  las  cuestiones 
de  más  importancia  y  actualidad  en  este  cán^po  de  la  ciencia. 

El  Comité  de  Congresos  es  una  organización  separada  que 
trabaja  en  completa  armonía  con  la  Exposición  Colombina  del 
Mundo  ^  está  reconocido  por  el  Gobierno  de  los  Estados  Unidos, 
y  hasta  cierto  punto  sostenido  por  los  fondos  suministrados  por 
el  mismo. 

La  Dirección  de  la  Exposición  se  ha  encargado  de  propor- 
cionar las  salas  de  audiencia  para  las  sesiones  del  Congreso  y 
de  sufragar  los  gastos  incidentales  para  dichas  reuniones.  Se 
tomarán  las  medidas  necesarias  para  la  publicación  y  distribu- 
ción de  los  trabajos  de  los  diversos  Congresos  que  tendrán  lugar. 
.  Un  Congreso  de  la  naturaleza  indicada  tiene  un  aspecto  per- 
sonal y  privado  en  el  sentido  de  que  la  asistencia  á  él  es  ente- 
ramente voluntaria.  Por  otra  parte,  tiene  una  importancia  oficial 
.é  internacional  en  aquellos  asuntos  de  interés  general  é  inter- 
nacional que  serán  discutidos  por  hombres  de  gran  reputación 
universal,  que  en  seguida  tendrán  una  poderosa  influencia  pi^ 
ra  dar  forma  al  curso  de  la  legislación  futura  en  sus  naciones 
respectivas. 

El  Comité  general  de  los  Congresos  Meteorológicos,  al  cual 
incumbe  el  arreglo  de  los  detalles  que  pueden  contribuir  al  éxi- 
to de  la  asamblea,  está  profundamente  impresionado  con  la  im- 
portancia del  asunto  qué  se  considera.  El  rápido  progreso  de 
todas  las  ciencias  durante  los  cincuehta  años  pasados  nos  pro- 
porciona buenas  razones  para  prever  un  adelanto  aun  más  rá- 
pido para  lo  futuro. 

El  objeto  del  Congreso  será  el  de  pasar  en  revista  breve^ 
mente  los  adelantos  que  se  han  hecho  basta  hoy  en  cada  rama 
de  la  meteorología  y  sus  aplicaciones  á  la  agricultura,  nayega- 

Rerista  [1899-931^1  x. 


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ción,  ingenierfay  hidrátiKea,  molinos  de  yiento,  ate.,  y  m  auxilio 
en  las  cuestiones  de  geologfa  y  en  la  aolimatatñón  y  distribaeifiB 
de  las  plantas  y  animales.  Tienen  aún  lugar  en  tal  disensión, 
el  enlace  entre  la  meteorologfa  y  el  magnetismo  terrestre,  los 
temblores,  los  volcanes,  la  cai<la  de  estrellas  meteóricas,  la  au- 
rora y  la  variable  condición  del  Sol. 

El  asunto  de- la  Meteorología  económica  recibirá  también  la 
debida  consideración-  Bajo  el  pnnto  de  vista  del  público  el  éxi- 
to se  mide  por  pesos  y  centavos.  Del  público  dependen  loe  me- 
dios de  adelanto  futuro,  y  nada  mejor  que  guiar  su  interés  por 
medio  de  asuntos  pr^icos. 

Se  consagrará  también  algún  tiempo  al  asunto  de  la  Meteo- 
irologia  en  las  escuelas.  Como  la  importancia  del  conocimiento 
de  la  lleteorologfa  se  itaanifíeeta  porsí  misma  en  el  espíritu  pú- 
blico, llegará  día  en  que  se  considerará  deficiente  una  educación 
escolar  común,  si  no  se  ha  dado  por  lo  menos  alguna  instmo- 
oión  rudimentaria  sobre  este  importante  asunto. 

La  siguiente  clasidoación  de  principios  parece  la  más  ade- 
cuada para  indicar  el  rango  apropiado  de  los  asuntes,  incluyen- 
do muchos  que  pueden  relegarse  á  suboomités  y  ser  disoutídos 
en  asambleas  especiales  del  Congreso. 

a.-— Instrumentos  y  métodos  de  observación.  En  esta  aeo- 
dón  se  discutiráu  todas  las  cuestiones  relativas  á  loe  instn^- 
mentos  meteorológicos,  observaciones,  reduoeiones,  eorreooio- 
nes  y  análisis. 

6.— «Hencia  Meteorológica,  para  incluir  los  principios  gene- 
rales de  la  Meteorologia  teórica,  ciclones,  tempestades  aeeun- 
darias,  etc. 

c — Climatología. 

dL  — Meteorología  Agrícola  é  Higtéoiea. 

t.  —  Meteorología  Miiritima. 

/« — Servicio  del  Tiempo  del  Gobierno,  para  iadirir  loa  pria- 
eipioa  generales  de  la  telegrafía  del  tiempo,  prediootoneSi  Twi- 
fioaeionea,  tempestades  eapeoiales  y  otroe  senridoa. 

f.<-**Magnetistto  Tematre  y  Eleotnoídad 


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diyendo  1m  tempestades  magnéticas,  oampos  magnéticos  cós- 
mieos,  instrumentos  eléctricos  y  magnéticos,  relámpagos,  auro- 
ras, eto. 

K  —  Clima  Geológico,  incluyendo  asuntos  tales  como  la  épo« 
ca  glacial,  cambios  cuaternarios  en  el  clima,  clima  según  la  flo- 
ra y  la  fauna  fósiles. 

♦.  —  Literatura  Meteorológica,  Bibliografía  y  Biografía. 

El  Comité  manifiesta  que  además  de  las  reunioneb  públicas 
oficiales,  habrá  otras  muchas  conferencias  privadas,  personales, 
y  que  los  conocimientos  adquiridos  de  este  modo  facilitarán  mu- 
cho la  acción  armónica  entre  los  meteorologistas  durante  mu- 
chos, años. 

La  Exposición  se  abrirá'de  Mayo  á  Octubre  de  1893;  se  ha 
pensado  reunir  el  Congreso  Meteorológico  durante  la  semana 
que  comenzará  el  lunes  21  de  Agosto  de  1393,  designada  gene- 
ralmente para  la  reunión  de  los  Congresos  Científicos,  para  que 
los  que  deseen  asistir  á  otros  puedan  hacerlo  con  comodidad. 

Se  anunciarán  con  oportunidad  tanto  las  secciones  especia- 
les en  que  se  subdividirá  el  Congreso  Meteorológico,  para  ma- 
yor facilidad  y  expedición,  cuanto  los  caballeros  que  tomarán 
parte  en  los  trabajos  de  dichas  secciones. 

El  objeto  de  este  informe  preliminar  es  el  de  dar  á  conoce» 
á  los  interesados  cuálf>s  han  sido  los  primeros  pasos  que  se  han 
dado  para  la  organización  de  un  Congreso  Meteorológico  y  pa- 
ra promover  cordialmente  la  cooperación  activa  de  todas  las  ofi- 
cinas meteorológicas  oficiales,  é  invitar  á  todos  los  individuos 
y  Sociedades  interesadas  en  este  ramo  de  las  ciencias  aplica- 
das. Promovemos  la  correspondencia  y  las  sugestiones  de  cual- 
quiera persona  que  lea  este  informe,  relativos  á  los  asuntos  que 
se  han  de  discutir;  á  las  personas  para  que  preparen  sus  Me- 
morias, y  la  manera  de  ordenar  los  trabajos  del  Congreso.  Se 
han  he<;ho  esfuerzos  para  obtener  informes  especiales  sobre 
el  estado  actual  de  nuestros  conocimientos,  por  algunas  perso- 
nas que  están  familiarizadas  con  ellos^  pero  como  es  fácil  que 
el  Oomité  haya  olvidado  otros  de  igual  importancia,  el  Presi- 


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84 

dente  estimará,  eomo  tin  favor,  si  al^no  que  se  haya  dedicado 
á  cualquiera  rama  de  la  Meteorología,  quiere  ponerse  en  comu- 
nicación con  el  Comité.  Las  preguntas  se  dirigirán  á  las  ofici- 
nas indicadas  abajo.  Los  documentos  que  expliquen  los  planes 
del  Congreso  se  darán  á  solicitud  de  los  interesados. 

Mark  W.  Harrington,  Presidente. 
H.  C.  Frankenfield,  M.  D.,  Vicei-residente. 
Elijas  Colbert.  W,  S.  Jackman. 

Charles  B.  Thwing.  Ossian  Guthrie. 

WiLLiAM  S.  Seaverns.  R.  Grigsby  Ohandleb. 

Rtchardson  Clover.  Prank.  H.  Bigelow. 

P.  B.  NiPHBR.  G.  K.  Gilbert, 

Oomité  del  Congreso  General  para 
el  Congreso  Meteorológico. 


^^^^»^>^»^»^^^»^^^^^»^^>^^»^v 


REVISTA  ANUAL  DE  ASTRONOMÍA 

DEL  AÑO  1801 

G.   BiaOURDAN 

A^uttóaoxno  adjunto  al  Obaetrvatorio  ele  Paari». 


(Traducido  de  la  Htvw  GénéraU  det  Sciences  Puret  et  Appli^uiee  de  Ptrfs). 


(CCHTIHÚA.) 


3?  EL  SOL. 


Como  se  sabe  las  manchas  del  Sol  no  son  siempre  ignalmen- 
te  nnmerosaSy  sino  que  así  su  número  como  sa  importancia  cre- 


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S5 

een  ó  decrecen  alternativiimente.  La  duración  del  periodo  es 
próximamente  de  11  años  ^.  La  ultima  minima  turo  lugar  en 
1889;  actualmente  las  manchas  son  ya  numerosas  y  van  aser- 
io más  y  más  hasta  1894,  para  disminuir  de  nuevo  hasta  1900, 
época  de  la  próxima  miinma. 

Los  recientes  eclipses  totales  han  hecho  ver  que  la  corona 
solar  experimenta  modificaciones  cuyo  período  está  acorde  con 
el  de  las  manchas;  poro  se  sabe  poco  del  origen  de  esa  especie 
de  aureola:  Huggins  la  compara,  en  cuanto  á  sus  cansas,  á  las 
colas  de  los  comutas;  que  se  debería  en  su  mayor  parte,  á  ma« 
teria  procedente  del  Sol  bajo  la  influencia  de  una  fuerza  quÍ7«á 
eléctrica,  variable  como  la  superficie;  que  estaf  uerza  podría,  por 
consiguiente,  llegar  á  una  i ntensida(^  suficiente  para  compen- 
sar con  facilidad  la  gravitación,  aun  cerca  del  Sol;  que  muchas 
partículas  de  la  corona  volverían  al  Sol,  pero  la  materia  que  for- 
ma los  largos  rayos  no;  que  se  diseminaría  más  y  más  para  con- 
tribuir tal  vez  á  formar  la  luz  zodiacal,  cuya  causa  no  se  cono« 
ce  aun  bastante. 

La  espectroscopia  solar  ha  dado  ocasión  últimamente  á  im- 
portantes trabajos,  entre  los  cuales  hay  que  notar  el  magnífico 
espectro  fotográfico  del  Profesor  Bowlapd  y  el  dibujo  del  es- 
pectro solar  de  Thollon.  Este  último  se  había  dedicado  princi- 
palmente á  distinguir  las  rayas  debidas  &  la  absorción  produ- 
cida por  la  atmósfera  terrestre  (rayas  telúricas).  Como  estas 
rayas  telúricas,  en  igualdad  de  circunstancias,  son  tanto  más 
intensas  cuanto  mayor  es  el  trayecto  de  los  rayos  solares  á  tra- 
vés de  nuestra  atmósfera,  dibujaba  el  espectro  cuando  el  Sol 
estaba  muy  alto  ó  muy  cercano  el  horizonte;  las  rayas  que  son 
más  fuertes  en  el  segundo  caso  son  las  telúricas.  Ebte  trabajo, 
sencillo  en  apariencia,  es  por  el  contrario  extremadamente  la- 
borioso, y  la  muerte  impidió  á  Thollon  terminarlo.  Felizmente 
tuvo  tiempo  para  completar  la  parte  más  importante,  bajo  el 
punto  de  vista  de  las  rayas  telúricas,  porque  su  dibujo  compren- 
de todo  el  intervalo  de  las  rayas  Ajb. 


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4?  MEEOUEIO,  YEUÜS,  MAETE. 

Hemos  llegado,  pop  decirlo  así,  al  dominio  particular  de 
Schiaparelli,  quien  en  1877  descubrió  los  canales  de  Marte  des- 
pués su  desdoblamiento;  en  1339  hizo  ver  que  Mercurio  gira 
sobre  sí  mismo,  no  como  se  había  creído  durante  mucho  tiem' 
po,  en  algunas  horas,  sino  á  88  díasj  en  fin»  sus  observaciones 
han  echado  por  tierra  la  confianza  casi  ciega  que  se  había  teni» 
do  durante  lóO  años  á  la  duración  de  la  rotación  de  Venus,  de- 
ducida de  antiguas  observaciones  y  confirmada  después. 

El  trabajo  de  Schiaparelli  relativo  á  Venus  no  ha  disipado 
todas  las  dudas  y  aún  coiftienzudos  observadores  creen  que  la 
duración  de  la  rotación  de  dicho  planeta  es  de  unas  24  horas. 


6?  JTIPITEE. 

La  gran  mancha  roja  observada  en  Júpiter  desde  1878,  y 
qne  ha  perdido  durante  algún  Ciempo  algo  de  su  brillo,  fué  en 
1891  tan  brillante  como  en  1879,  época  en  que  llamó  la  atención 
general.  Hay  qne  notar  que  esas  dob  máximas  de  brillo  se  pro- 
dujeron con  un  intervalo  de  doce  años,  duración  de  la  revola- 
ción  del  planeta  al  rededor  del  Sol.  Se  ha  observado  que  al  acer- 
cársele las  otras  manchas  se  disipan  ó  se  desvian  como  por  un 
obstáculo. 

Los  eclipses  de  los  satélites  de  Júpiter  son  de  muy  fácil  ob- 
servación aun  con  débiles  instrumentos;  antes  prporcionaban 
una  de  las  más  preciosas  ocasiones  para  la  determinación  de  las 
longitudes  terrestres  y  para  el  cálculo  de  la  velocidad  do  la  lus. 
Los  del  primer  satélite,  qne  se  observan  hasta  con  4  ó  3  segun- 
dos de  aproximación,  podrian  también  utilizarse;  respecto  á  los 
otros  satélites,  la  incertidumbre  es  muy  grande  á  menos  que  se 
empleara  un  método  fotométrico  como  el  de  M.  Comu. 

Guando  estos  satélites  pasan  entre  Júpiter  y  nosotros,  stra- 


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TÍ6«an  el  disco  del  planeta  y  presentan  entonces  fenómenos  va- 
riados.  Veamos  el  caso  ordinario;  cuando  el  satélite  entra  sobre 
el  disco  de  Júpiter,  se  le  percibe  como  nn  pequeño  disco  bri- 
llante qne  se  proyecta  sobre  un  fondo  poco  menos  claro;  en  se- 
guida se  le  pierde  gradualmente  de  vista  porque  el  centro  de 
Júpiter  es  más  brillante  que  los  bordes,  y  á  la  salida  se  repro- 
ducen las  mismas  apariencias  en  sentido  inverso.  Algunas  ve- 
ces se  proyectan  en  negro  sobre  el  disco  del  planeta,  producién- 
dose asi  lo  que  se  llama  los  pasos  sombrios,  que  se  explican 
fácilmente  si  el  brillo  del  satélite  es  notablemente  inferior  al 
del  planeta. 

Uno  de  los  fenómenos  más  curiosos  qne  han  presentado  es- 
tos satélites,  fué  el  observado  por  Barnard  el  8  de  Septiembre 
de  1890:  este  hábil  observador  vio  claramente  el  primer  satéli- 
te doble,  que  se  proyectaba  en  ese  momento  sobre  Júpiter;  la 
dirección  de  las  dos  partes  era  perpendicular  á  las  bandas  del 
planeta  y  la  sombra  del  satélite  era  perfectamente  redonda.  Es- 
ta notable  apariencia  se  debió  sin  duda  á  la  presencia  acciden^ 
tal  de  una  banda  obscura  sobre  el  ecuador  del  satélite. 


6?  8ATÜM0,  ÜBA90,  NEPTTTZTO. 

En  1891  tuvo  lugar  la  desaparición  del  anillo  de  Saturno. 
Primero,  el  22  de  Septiembre  la  Tierra^asó  por  el  plano  del 
anillo,  qne  no  presentándonos  entonces  más  que  una  raya,  se 
hizo  invisible.  Algunos  dias  después,  el  30  de  Octubre,  el  pla- 
no del  anillo  pasÓ  por  el  Sol,  y  no  estando  ilumiiia<las  sus  fases 
no  pudimos  percibirlo.  Cuando  estas  desapariciones  se  produ- 
cen en  condiciones  favorables,  su  observación  atenta,  puede 
descubrir  su  estructura;  pero  no  fué  asi  en  1891. 

Varias  ocasiones  se  hati  señalado  dentelladuras  sobre  los 
anillos^  pequeñas  manchas  blancas  hacia  el  ecuador  del  plane- 
ta; pero  estos  detalles,  indicados  por  observadores  provistos  de 
inainuneiiios  peque&os,  no.se  han  pereibido  con  instnaastalos 


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S8 

más  poderosos;  sin  dnda  la  observación  de  la  oposición  de  1892 
nos  aclarará  si  su  existencia  es  real. 

Eii  Urano  se  perciben  de  t¡emf»o  en  tiempo  Bobre  su  disco 
bandas  débiles  qfue  indican  sin  duda  la  posición  del  ecuador  del 
planeta,  pero  que  nada  nos  han  mostrado  acerca  de  la  duración 
de  su  rotación. 

En  cuanto  á  Neptuno  no  se  le  ha  podido  percibir  detalle  al- 
guno sobre  su  pequeño  disco  de  2  segundos  de  diámetro. 

(Continuará), 


t 


necrología. 


El  Sr.  Msor  Mno  Herrera  y  Gntiírrez. 


Cubre  en  estos  momentos  á  la  Sociedad  Científica  ''Antonio 
Álzate''  denso  luto,  teniendo  que  lamentarse  por  la  pérdida  de 
uno  de  sus  miembros  más  laboriosos. 

El  25  de  Noviembre  ultimo  descendió  al  sepulcro  á  la  edad 
de  33  años  el  Profesor  D.  Mariano  Herrera  y  Gutiérrez,  socio  de 
número,  dejando  un  vacío  difícil  de  llenar,  no  sólo  al  lado  de  sus 
desolados  padres,  sino  en  la  sociedad  entera,  en  la  cual  á  pesar 
de  sus  pocos  años,  habíase  conquistado  un  honroso  puesto,  ad- 
quiriendo justa  reputación. 

Nació  el  Sr.  Herrera  y  Gutiérrez  en  la  ciudad  de  Uroapan 
(Estado  de  Michoaoán)  el  19  de  Enero  de  1859.  Fueron  sus  pa* 


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dres  el  Dr.  D.  Teodoro  Herrera  7  D  !  Justina  Ghitíérrez.  La  en- 
sefianza  de  sus  primeros  años  la  recibió  en  Morelia,  concluida 
la  cnal  se  consagró  al  estudio  de  las  ciencias  naturales,  dirigí- 
do  por  el  señor  su  padro,  el  que  comprendiendo  las  inclinacio- 
nes de  su  hijo  7  los  frutos  que  podía  obtener  de  aquella  inteli- 
gencia que  desde  entonces  indicaba  7a  superioridad,  no  omitió 
esfuerzo  alguno  para  proporcionar  á  su  hijo  los  elementos  in- 
dispensables á  fin  de  que  pudiera  obtener  la  ma7or  suma  de  co- 
nocimientos. Posteriormente  pasó  á  la  ciudad  de  Zamora  para 
hacer  allí  sus  estudios  profesionales,  concluidos  los  cuiües  vino 
&  la  capital  de  la  República  para  sustentar  el  examen  profesio- 
nal que  el  üaerpo  Legislativo  le  concedió  en  yista  de  los  hon- 
rosos certificados  que  acreditaban  tener  concluidos  sus  estudios. 
En  28  de  Octubre  de  1876,  es  decir,  á  la  edad  de  17  años  obtuvo 
por  unanimidad  de  votos  el  título  de  Profesor  en  Farmacia,  I^a- 
biéndose  hecho  además  acreedor  á  que  el  presidente  de  su  ju- 
rado calificador  hiciera  de  él  una  mención  honorífica  dirigién- 
dole palabras  honrosas  en  vista  de  los  múltiples  7  bien  basados 
conocimientos  que  demostró  poseer. 

Concluida  su  carrera  se  radicó  el  Sr.  Herrera  en  üruapan, 
donde  permaneció  bastante  tiempo  no  sólo  dedicándose  al  ejer- 
cicio de  su  profesión  7  al  estudio  de  los  productos  naturales  de 
aquella  localidad,  sino  también  en  completar  los  estudios  7  re- 
quisitos que  le  faltaban  para  concluir  su  carrera  de  Doctor  en 
Medicina,  7  en  1886  vino  de  nuevo  á  esta  ciudad  para  obtener 
el  título  que  ambicionaba;  pero  causas  enteramente  ajenas  á 
su  voluntad  le  impidieron  presentar  su  examen,  7  entre  otras, 
la  situación  por  la  que  atravesaba  su  familia  7  de  la  que  siendo 
él  su  único  apo7o,  tuvo  que  dedicar  la  mayor  parte  de  su  tiem- 
po á  conseguir  el  sustento  de  sus  padres.  No  por  eso  dejó  núes* 
tro  sentido  compañero  de  seguir  sus  estudios  é  investigaciones 
dedicándose  con  especialidad  á  la  Química,  ramo  en  el  que  al- 
canzó verdaderos  progresos,  7  como  premio  á  sus  afanes  encon- 
tró un  nuevo  procedimiento  metalúrgico  de  indisputable  méri- 
to, según  el  parecer  de  beneficiadores  reputados,  con  el  cual 


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tenia  esperanzas  de  adquirir  los  reonrsos  neoesaridli  para  cubrir 
las  necesidades  de  sa  familia  y  poder  concluir  su  carrera.  Abri- 
gaba esas  esperansas  que  estaban  próximas  á  realizarse  y  reía 
ya  coronados  muchos  de  sus  afanes  con  una  magnífica  reputa- 
ción y  el  aprecio  de  todos  sus  amigos,  cuando  el  Supremo  Urea» 
dor  quiso  privarlo  de  la  existencia,  siendo  victima  de  rápida 
perniciosa  que  en  menos  de  30  horas  le  abrió  las  puertas  úú  se* 
pulcro. 

La  Sociedad  ''Álzate"  contaba  al  Sr.  Herrera  como  uno  de 
BUS  socios  más  laboriosos  y  que  siempre  se  preocupó  no  sólo  por 
cumplir  sus  deberes,  sino  por  dar  mayor  realce  al  nombre  de  la 
Sociedad.  Ingresó  como  socio  de  número  el  mes  de  Mayo  de 
1886.  Fué  Presidente  de  la  Sociedad  en  1888;  Vicepresidente 
los  años  de  1887  y  1891. 

•  Los  principales  trabajos  que  presentó  y  que  la  Sociedad  pu- 
blicó en  sus  Memorias,  fueron: 

''La  urea  y  su  determinación  cuantítatira."  Tomo  I,  pági- 
na  116« 

"Preparación  del  ácido  sebácioo.''  Tomo  II,  página  91. 

"  Análisis  de  la  dolomía  del  distrito  de  Uruapan  y  sus  apli- 
caciones.'' Tomo  III,  pág,  93. 

Quisiéramos  no  sólo  apuntar  los  hechos  principales  de  la  vi* 
da  de  nuestro  consocio  y  señalar  algunos  de  los  muchos  méri- 
tos que  conquistó,  sino  pintar  su  carácter  afable,  su  leal  amis- 
tad, el  cariño  grande  que  tenia  á  sus  padres  y  otras  muchas  coa* 
lidades  que  lo  hacian  acreedor  á  la  verdadera  estimación  de  que 
gozaba  no  sólo  como  hombre  público,  sino  en  el  seno  del  hogar 
y  en  la  intimidad  de  sus  mejores  amigos* 

Sirvan  estas  cortas  lineas,  ya  que  no  de  último  tributo  á  lo 
que  merecia  el  Sr.  Herrera,  á  lo  menos  de  testimonio  del  parti- 
cular afecto  que  la  Sociedad  "Álzate"  le  tenia  y  como  muestra 
de  la  yeneración  con  que  recuerda  su  memoria. 


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91 


bibliografía. 


Annuatre  poub  l'an  1893  publié  par  le  Bürbau  des  Lon- 
gitudes. Paris.  Gauthier--  Vülars  et  lüs.  18^  7-^68  págs., 
figs.  y  2  cartas  ma§n^ica$. — Jjfir,  50. 

Contiene  las  noticias  siguientes :  El  Observatorio  del  Monte 
Blanco,  por  J.  Jan^sen.  Correlación  de  los  fenómenos  de  electri- 
ÁüiñA  estática  y  dinámica  y  la  definición  de  las  unidades  eléctri- 
cas, por  A.  Cornu.  Discurso  sobre  la  Aereonáutioa  pronunciado 
en  el  Congreso  de  las  Sociedades  científicas,  por  J.  Janssen, 
Discurso  pronunciado  en  los  funerales  de  Ossian  Bonnet,  por 
F.  Tisserand.  Discursos. pronunciados  en  las  exequias  del  Al- 
mirante Mouches,  por  F^ye,  Bouquet  de  la  Grye  y  LoBwy.  Dis- 
curso pronunciado  por  J.  Janssen  4  nombre  de  la  Oficina  de 
Longitudes,  en  la  inauguración  de  la  estatua  del  General  Pe- 
rrier,  en  Yalleraugue  (Gard). 

Adema?  tiene  multitud  de  datos  relativos  a  pesas  y  medi- 
das, monedas.  Estadística,  Geografía^  Física,  Química,  Minera- 
logía, Astronomía,  etc. 


CBtF^  L.t  Direote^?  de  PObservatoire  de  9ip  de  Janeivp.  Le 
CuMAT  DE  Rio  de  Janeiro.  D'aprés  les  observations  mó- 
téorologiques  faites  pendant  la  periodo  de  1851  á  1890.  Rio 
de  Janeiro.  1892.  4?  71  págs.  y  XXV  láminas  de  corvas. 

Ponemos  á  continuación  los  valores  normi^les  anuales  que 
el  Autor  reasume  en  nn  cuadro  al  fin  de  su  importante  trabajo: 

Pr^ión  barométrica  757.""""26.  Temperatura  media  23.^45. 
Temperatura  máxima  media  31.51  (la  máxima  absoluto  39.<H), 


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92 

8  de  Dio.  1889).  Temperatura  minima  media  15.^1  (mínima 
absoluta  10.^2, 1?  de  Sept.  1882).  Humedad  relativa  78.  Nebu- 
losidad 64.  Altura  de  la  lluvia  109l.""3.  Número  de  días  de  llu- 
via 127.  Número  de  días  de  tempestad  30.  Viento  dominante 
SSE. 


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NUEVAS  PUBUOAOIONES. 


A  Journal  of  American  Ethnology  and  ARCHABOLoay. 
Editor  J.  Walter  Pewkes.  Vol.  III.  Boston  and  New  York, 
Honghton,  Mifflin  and  üompany.  The  Biverside  Press,  Cam- 
bridge. 1892.  8?  144  págs.  y  1  lám. 

Esta  interesante  publicación  hecha  bajo  los  auspicios  de 
la  Hemenway  Sonthwestem  Archaeological  Expeditum^  contie- 
ne las  siguientes  Memorias: 

An  OutUne  qfthe  Documentary  History  qfthe  Zuñi  Tríbe^  by 
A.  F.  Bandelier.  (115  págs.) 

SamatólogicaL  Observatums  on  Indiana  ofthe  Southwest^  by 
*Dr.  Hermán  F.  C.  Ten  Kate.  (26  págs.) 

Pavaro  Antonio.  Per  il  terzo  centenario  dalla  inaugurazione 
dell'insegnamento  di  Galileo  Galilei  nello  studio  di  Padova. 
VII  Dicembre  MDCCCXCII.  Firenze.  TipograEa  di  G.  Bar- 
béra.  1892.  Fol.  29  págs.  1  retrato  y  XXV  documentos. 

Fbrraius  GarIíO  F,  Onoranze  centenario  a  Gbtlileo  Galilei. 
Discorso  pronunziato  il  di  7  Dicembre  1892  nell'Aula  Mag- 
na della  B.  Universitá  di  Padova  al  oospetto  di  S.  E.  il  Mi- 
nistro della  Pubblica  Istruzione  rappresantante  S.  M.  Um- 
berto  I  Be  d'Italia  dal  Bettore  Magnifico  Garlo  F.  Ferraris. 
Padova.  Stabilimento  Prosperini.  1892.  Fol.  7  págs.  y  una 
lám. 


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98 

Hakeel  &  LlKDENBERG.  üeber  die  thermo-tind  piézoelektris- 
ohen  eigensohaften  der  krystalle  des  phlorsauren  natrons, 
des  unterschwefelsauren  kalis,  des  seignettesalzes,  des  re- 
sorcÍDS^  des  milchzuokers  und  des  dichromsauren  kalis. — 
Mit  3  taf.— Leipzig.  1892. 8?  47págs.  (Abhand.  MatK^Phys. 
Classe  K.  Sachs.  OeséUs.  der  Wissenschqften). 

Memoria  presentada  al  Congreso  del  Estado  por  el  Goberna- 
dor Constitucional  de  Zacatecas  C.  General  Jesús  Aréohigá- 
sobre  el  estado  que  guardó  la  Administración  pública,  du, 
rante  los  cuatro  años  de  su  Gobierno,  á  contar  desde  el  16 
de  Septiembre  de  1888  al  15  de  Septiembre  de  1892.— Za* 
cateoaS;  1892.  4?  284  págs.,  estados  y  4  fotografías. 

Philippi  Dr.  B.  A.  Algunos  peces  de  Chile.  Con  6  láms;  San- 
tiago, 1892.  FoL,  16  págs.  (Anales  del  Museo  Nacional  de 
Chüe). 

El  Güemul  de  Chile.  Conllám.  Santiago,  1892. 

Fol.,  9  págs.  (Anales  del  Museo  Nacional  de  Chüe). 

Las  focas  chilenas  del  Museo  Nacional.  Con  23 


l&ms.  Santiago,  1892.  FoL,  50  págs.  (AnaHes  del  Museo  Na- 
cional de  ChOeJ, 

SCHUMANN  E.  Gesehichte  der  Naturforschenden  Gesellschaft 
ínDanzig.  1743-1892.  (Festchrift  zur  Feier  des  150  Jaeh- 
rigen  Bestehens  der  Naturforschenden  Gesellschaft  in  Dan- 
zig  am  2.  Januar  1893).  Danzig.  1893.  Commissions-Ver- 
lag  von  Wilhelm  Engelmann  ii^  Leipzig.  8?  149  p^gs*  7 1^ 
láms. 

Wbikee  Pbof.  Dr.  L.  Astronomische  beobachtungen  an  der 
E.  K  Stemwarte  zu  Prag  in  den  Jahren  1888, 1889, 1890  und 
1891,  nebst  zeichnungen  nud  studien  des  Mondes  (Mit  9 
Tafelu  in  Heliogravure,  Photolithographie,  Lithographie 
und  Farbendruck,  1  graphischen  Uebersicht  und  4  Abbil* 
dungen  im  Texte).  Prag.  1893.  4? 


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de  Junio  jJdIo 

de  1892. 

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97 


ADDieiito  habido  eo  la  Ilioteca  de  la  Sociedad  dorante  el  alo  de  1891. 


AKEZO  A  LA  BESEff  A  DEL  SEOBETABIO  OEHEBAL. 


[coNcij^TJirm]. 


París.  L'Ammateur  Photographe.  1891,  21-23. 

-—  AmerieaDiu  Btdletin  du  Bonqniniste.  (E.  Dufostó).  '7?  sem,  5-12* 

Les  Annales  Photographiqaes.  1891,  82. 

— — ^  L'Attracoinie  par  M.  C.  Flammarion  (€hkuthi«r-Villart).  1801. 

■  Burean  Central  Météorologique  de  France.  Bulle tin  intemational| 

180á.-«Balletin  x&ensad,  1890,  Not.  &  Die.  1891,  Ene.-Oot 

— -  Burean  des  Longitudes.  Annuaire,  1891. — Connaitsonce  des  tempt 
ponr  Tan  1893.— Eztirait  de  la  Conoaissaoce  des  tempn,  1892.— 
Ephémérides  des  étoiles  de  culmination  lonaire  et  de  longitudeponr 
1891  par  M.  M.  Loewy,  1800.  • 

Cosmoi,  30G-B19,  321-^833,  33(h341,  343-359. 

=—  Éoole.Polyteehniqne.  Jeornal,  60. 

Feoille  des  Jeones  Naturalistes,  1801,  243->254. 

Le  Galüée.  1890, 12.  1891,  3-14. 

Joomal  dellndastrle  Photographique  (Gautbier-Villars),  1890,  Not«* 

&  Dio.  1801,  Ene.-NoT. 

Musée  Pédagogiqne.  Bevrxe  Pédagogique.  XVIII,  1801.  XIX,  7-11. 

Le  Natoraliste  (£.  Deyrole).  1890,  84*88.  1891, 95-07,  90-108, 110- 

llf 
— — —  Observatoire  de  París.  Bapport  Annuel  ponr  Tannée  1890  présente 
au  CoDseil  par  M.  le  Contre-Amiral  E.  Mouchei,  Directeor. 
■  > '     01)eerTatoire  Municipal  de  Montsouris.  Annuaire,  1891. 

■  Bevue  Genérale  des  Sciences  Purés  et  Appliquées.  (L.  OHvier).  1801, 

0-13,  15-22. 

■  BeTue  Géographique  Intemationale.  1801, 188-101. 

Revista  (z89s-93)«->t3 


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98 

'  P431S.  Revue  Scientifique.  XLVI,  1890,  25  &  26.  XLVII,  1891, 1,  2,  4-26. 
XLVm,  1-18,  20,  21,  23  &  2i. 
La  Science  lUuatrée,  201-211. 

Service  Gtéographíque  de  rArm>*e.  Rapport  sur  les  travaax  exécutée 

en  1880.— Catalogue  des  cart^,  plans  et  autres  ouvrages,  1890. 
*    ■'"    Service  Hydrogíaphique  de  la  Marine.  Annales  Hydrographiquet, 
'  1890  &  1891. 

Société  Afltronomique  de  Fran  e.  BuUetin,  IV,  1890. 

Société  Botanique  de  Franco.  Bulletin,  XXXVII,  1890.  Sessionex- 

traordinaire  k  la  Bochelle. 

Sacíete  d'ÉconomieP<^tíque,  Bulletin,  188$-1890,  1891,  1&2. 

Société  de  Géograpliie.  Bulletin,  1890,  3?  y  4?  tvim.  1891,  19  y  29 

trim,  Compte  Rendu  des  séances.  1890,  16  &  17.  1891,  2-17. 

—  Société  d'encouragement  pour  Tlndustrie  Nationale.  Bulletin,  4*  se- 

rie, V,  Dic,  1890.  VI,  1891,  Ene.,  Feb.,  Abril-Nov. 
Société  de  Qéographie  Commerciale.  Bulletin,  XIII,  1890-91, 1  &  2. 

—  Société  de  Topographie  de  France.  Bulletin,  1890,  Oct  -Dic.  1891, 

£ne.-Jun. 
V  Société  des  Ingénieurs  Civils.  Mémoires  et  Compte  Bendu.  1890,  Nov. 

&  Die..  1891,  Ene.-Oct.  Aunuaire,  1891. 
— ^ —  Société  Entomologíque  de  France.  Bulletin,  1890,  17  k  18.  1691, 

8-14. 
Société  Fraa<^ise  de  Physique.  Séances,  1890,  May«-Dic.  1801, 

Ene.-Jul. 

Société  Gédogique  de  France.  Bulletin.  XVII,  1889,  10.  XVm, 

.     1890,  6-8.  XIX,  1891, 1-5. 

Société  Mathématique  de  Franee.  Bulletin,  XIX,  1-^. 

Société  Météorologique  de  Fvance.  Annuaire.  XXXVIII,  1800.  Ag. 

-Dic.  XXXIX,  1801,  Ene.^Sept.  Séances,  1806-1801. 
Société  Nationale  d'Agriculture  de  Fhinoe.  Bulletin,  ISOO,  8-11. 

1801,1-8. 
V-^ —  Société  Zoolog^que  de  France.  Bulletin,  XV,  1890,  S-10. 
Philadelphia.  Academy  of  Natural  Sciences.  Proceedings.  1800,  Abril- 
.     Dio.  1801,Ene^un. 
-«*-' —  American  Philoeopbical  Society.  Proceedings,  134  Ss  13S. 

Franklin  Institute.  Journal,  1801,  CXXXI  &  CXXXII. 

Pisa,  n  Nuoto  Cimento.  XXVUI,  1800,  Nov.  éb  Die.  XXIX,  1801,  1-6. 

XXX,  7  &  8. 

Societá  Toscana  di  Scienze  NatüraÜ.  Processi  verbali.  Vil,  1801, 

Enero  18,  Marzo  8. 
Padova.  Osservatorio  della  B.  Universitá.  Determinationi  di  aiimut  ese- 
guite  in  Giugno  e  Luglio  1874  con  un  altasimut  di  Bepeold  ed  in 


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Lq^ío  1890  con  un  altacimtit  di  Pistor  da  G.  Lorenzoni.  ISQl.'^- 

La  velocitíi  e  la  direzioDe  del  vento  a  Padova  nel  ventennio  1870- 

1889.  Memoria  del  Dott.  G.  Ciacato.  1891. 
Padoya.  R.  Accademia  di  Scienze,  Lettere  ed  Artí.  Attiee  Memoríe.  VI, 

1889-90. 
:—  Societá  Veueto-T;rentina  di  Scienze  Natorali.  Atti.  XII,  1.  Bulle- 

ttino,  V.  I. 
Pbao.  K.  B.  GetellBobaft  der  Wissensebaftea.  Sitzungsberiohte.  Math.- 

Naturw.  Glasse.  1890,  II.  Jahresbenobt,  1890. 
■  £.  K.  Stemwarte.  Magnetisohe  und  Meteorologisclie  Beobachtun- 

gen,  1890. 
Quito.  Univoraidad  Central  del  Ecuador.  Anales.  Serie  4%  30-40. 
Bbims.  Société  d'étude  dea  Sciences  Naturdlea.  Bulletin,  1891,  1. 
Bio  DE  Janeiro.  Auxiliador  da  Induatria  Nacional.  1890,  Oct.-Dic.  1891, 

Ene.-Jul.  y  Sept. 

n  Braaile.  1890,  IV,  11  &  12.  1891,  Marxo-Sept. 

Observatorio.  Beviata.  1890,  V,  10  á  12.  1891,  Yl,  14  7.  í 

Revista  de  Egenbaria.  1890,  Xn,  245  &  248.  1891,ian,  249  4  263. 

Revista  Marítima  Brazileira.  1890,  X^  3  4  6.  1891  XI,  7  4 12. 

— Sociedade  de  Geograpbia.  Catalogo  da  Ebcpoeigáo  de  Geograpbia  Sul- 

Amerícana,  1889. 

RoCHESTER,  N.  Y.  Aoademy  of  Science.  Proceedings,  I,  1. 

RoiíA.  Accademia  PontlflciadeiNuoviLincei.  Atti,  XLIII,  1889-90.  XLIV, 
1890-91,  1-2. 

— — *  Direzione  Genérale  della  Statistica.  Anmiario  Statistico  Italiano. 
1887-88. 

latituto  Cartográfico  Italiano.  Edizione  tascabile  della  grande  Piaft- 

tadeRoma.  Edizione peí  1892.  1: 12000. —Carta  Genérale  della  Si- 
cilia, secondo  i  nuovi  rilievi  del  R.  Stato  Maggiore  con  speciale  in- 
dicazione  dell'aUimetria,  dclle  rete  atradali  e  delle  circoscrizioni 
amministrative  ed  elettorali  disegnata  daG.  E.  Pritzacbe.  1 :  500GOO. 
Dr.  Antón  Steckers  Relee  in  den  Gallalandem.  1891.  1 :  lOOOOOb. 
■    Rasaegua  delle  Scienze  Geologíche  in  Italia.  I,  1  &  2. 

R.  Accademia  dei  Linoei.  Rendicontí.  4*  serie.  18Q1,  VII  (i),  1-12. 

Vn  (II),  1-8. 

R.  Comitato  Geológico  dltalia.  Bollettino,  1890, 11  &  12.  1891, 1, 3. 

■  R.  Ufficio  Céntrale  di  Meteorología  e  Geodinámica.  Bollettino  me- 
teorice. 1890,  Dic.  1891.  Ene.-Dic. 

Societ4  degli  Spettroeeopisti  Italiani.  Memoríe.  1890,  XDC,  10-12. 

1891,  XX,  1-7,  9  &  10. 

Speoda  Vaticana.  Pnbblicazioni.  I,  1890.  f 

Rosario  de  Santa  Fe.  Revista  Eacolar.  I,  2,  4-6. 


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'  100 

t0X7SK.  SooiéU  des  AmU  des  Scienoes  NatoreUes.  Bulletín.  1889, 1  &  IL 
1890, 1. 

■  Socióté  Normande  de  Géographie.  BttUetin.  1891,  Ene.-Jun. 

S^NT-PÉTBRSBOUBG.  Comité  Géologique.  BuUetins.  IX,  1800,7&8.— Mé- 
moires.  V,  5  (Depots  cai'bonifóres  et  puits  artésieus  dans  la  reglón 
de  Moscou  par  S.  Nikitin.  1890).— X,  I»  (Le  tremblement  de  terre 
de  Verny  par  J .  V.  Mouchketow.  1890).— IV,  2  (Algemeine  Geo- 
logische  Earte  von  Russland,  138.  Geologisohe  UDiersuchungen 
im  Nordwestliehen  Gebiet  dieses  blattea  von  A  Stnckemberg. 
1890).— V,  1  (Carie  Géologique  Genérale  de  la  Ettsie,  57.  Moscou, 
Eortschewa,  Jouriév^,  Borovsk,  Jégoriévsk,  composée  par  S,  Niki- 
tin. 1890).— Vm,  2  (Die  Ammoniten  der  unteren  Wolga-Stufe 
VCD  A,  Miohaiski.  1890). 

■  '        Physikalisohe  Central  Observatorium.  Bepertorium  für  Meteorolo- 

gie  herausgegeben  von  der  E.  Akademie  der  Wisaensohaf  ten.  Re- 
digirt  von  Dr.  H.  Wild,  Director.  XUI,  1890. 
Salbh.  American  AsBociation  for  the  advancement  ofBciencc.  Proceedings* 

XXXIX  (Inclianapolis,  1890). 
Ban  Francisoo.  Astronómica!  Societyofthe  Pacific.  Publications.  1,1889. 

n,  1890.  in,  1891,  13,  15, 17  &  18. 
—  California  Academy  oy  Sciences.  Proceedings.  2*  serie.  III,  1. 
San  Fernando.  Instituto  y  Observatorio  de  Marina.  Almanaque  Náutico* 
1892.— Catálogo  de  la  Biblioteca,  hasta  Dic  1888.— Aniaes.  Observacio- 
nes meteorológicas,  1890. 
San  José  de  Costa  Bioa.  *'La  Gaceta."  Diario  Oficial. 
Instituto  Físico-Geográfico  Nacional.  Anales.  II,  1889,  2. 

■  '  ■  ■  Museo  Nacional.  Antigüedades  de  Costa  Bica,  por  el  Dr.  H.  Pola- 

kowsky,  1890.— Memoria  de  la  Secretaría  de  Gobernación,  Policía 
y  Fomento,  1890. 

San  Salvador.  Observatorio  Meteorológico  y  Astronómico.  Observaciones 
meteorológicas.  1891,  Febrero  á  Agosto. 

Santiago  de  Chile.  Oficina  Hidrográfica.  Anuario  Hidrográfico  de  la  Ma- 
rina de  Chile.  XV,  1890. 

■  Sociedad  de  Farmacia.  Anales.  VII,  1  á  8. 

Sociedad  de  Fomento  Fabril.  Boletín.  1890,  VII,  10  á  12. 

-, Sociedad  Nacional  de  Agricultura.  Boletín.  1890,  XXI,  22  á  24.  1891, 

XXn,  1  á  14,  17  á  20. 
.  Sociedad  Nacional  de  Minería.  Boletín.  1890,  II,  28  i  30.  1891,  m, 

31  á  36. 
Siena.  Bivista  Italiana  di  Scienze  Natorali  e  BoUettino  del  Naturalista. 

XI,  1-9. 
SlRAOUSA.  Osservatorio  Céntrale.  088erva]doni  meteorologiche.  XIV,  1880, 
6-12.  XV;  1891, 1-6. 


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101 

Stonthübst.  Coll^^e  Obserratory.  Besnlts  of  Mettordogieali  Magnetie»! 

and  Solar  obseryations  bj  the  Bev.  W.  Sidgreaves,  8;  J.  1880  &  1890. 

Strasbouro.  Société  dea  Sdanoes,  Agricultnre  et  Arte  de  la  Baase-Alsace. 

Balletin  mensuel,  XXV,  1891,  8. 
ÓTDKET.  Goverament  Observatory .  Meteorological  Observatíons  at  Sydney. 
1865-1877, 1890,  Sept-Dío.  1891,  Bne.-AWL 
'        Boyal  Sooietyof  New  South  Wales.  Journal  and  Prooeedings.  XXIV, 

1890,  1  &  2. 

Tokio.  Meteorological  Central  Obaerratory.Annual  Meteorological  Report, 
1888,  II.  1889  &  1890.— Montbly  summaríes  and  Monthly  means,  1889. 
Topera.  Kansas  State  Board  of  Agrioalture.  Beport,  Jul.  1891. 
TORINO.  R.  Aecademia  della  Sciense.  Atti.  XXV  &  XXVI,  1689-91.--08- 

serrazioni  Meteorologiche  &tte  aU'Osservatoiio  della  R.  Univer- 

ÚO,  1888-90. 

' Riviata  di  Matemática,  diretta  dal  Prof .  G.  Peano.  1891, 1,  1-5. 

Societá  Meteorológica  Italiana.  OsaerTatorío  Céntrale  in  Moncalie- 

ri.  (Véate  MOKOALIXBI). 
TORONTO.  Canadian  Inatitute.  Transactiona.  1, 1889-90.  II,  1890-91, 1.  4^ 

Annual  Report,  1800-91.  Time-reckoning  íor  the  20^  Century  by 

S.  Fleming. 
Meteorological  Service.  Monthly  Wcather  Reriew.  1890,  Oct.-Dic. 

1891,  £ne.-Ago8to.*-Report  by  Ch.  Carpmael,  IHrector.  1887.— 
Toronto  General  Meteorological  Regiater  f  or  1890. 

ToüLOüsi.  Academia  dea  Sciencea,  Inacriptiona  et  Bellea-Lettres.  Mémoi- 
rea.  8?  aerie,  X,  1888. 

Société  de  Géographie.  BuUetin.  IX,  1890,  9-12.  X,  1891,  1-6. 

Trieste.  OsserTatorío  MaritinM>.  Rapporto  Annuale,  1888. 

Upsal.  Obserratoire  Météorologique  de  l'Umvenité.   Bulletin  menauel, 

1890. 
Utreoht.  K.  Meteorologíflch  Inatttnt.  An  attempt  to  compare  the  instru- 
menta íor  absoluto  Magnetic  measurementa  at  diffierent  observatories 
by  Dr.  Van  RiJokeyOrsel,  1890.— Jaarboek,  1890. 
Valle  w  PoMPEi.  "H  Rosario  e  la  Nueva  PompeL"  Vlí,  10-12.  VIII,  1-10. 
Venszia.  Osservatorio  del  Seminario  Patriarcale.  Annuario  Astro-Meteo- 
rológico con  effemeridi  nautiche,  1891.— BoUettino  meteorológico 
compilato  dal  Prof.  M.  Tono.  1878-1888. 
— '—  R.  latituto  Véneto  di  Scienxe  e  Lettere.  Memorie.  XXII,  I-III. 

xxm. 

Veeoka.  Aecademia  d'Agriooltura,  Arti  e  Commeroio.  Memorie.  3?  serie, 

liXVI. 
ViLATSAKOA  DEL  Pasadés.  Ettaoién  Meteorológioa.  Obaervaeiones,  1890, 

1891,  Mayo  á  Septiembre. 


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102 

Washimqtok.  Boreau  o£  Edueation.  Report  o£  the  Commiasioner  o£  Ednca- 
táon,  1885-86.--The  Hiatory  of  Federal  and  State  aid  to  higber  edu- 
cation  in  tke  U.  8.  by  P.  W.  Blaokmap,  Ph.  D.  1890.— The  Tea- 
chiDg  and  History  of  Mathematios  in  the  U.  8.  by  F.  Cajori,  M. 
8. 1890.  \ 

National  Academy  of  Sciences.  Memoirs.  I-I7,  1886-89. 

—  National  Geographic  Society.  The  National  Geographic  Magazine. 

II,  5.  m,  1-264. 
Signal  Office.  Annual  Report,  1890.  Monthly  WeatherReview.  1890, 

Oct-Dic.  &  Annual  Sunimary. 

Smithaonian  Inatítution.  Annnal  Beport,  1885, 1  &  II.  1889. 

— —  ü.  8.  Coast  and  Geodetio  Survey.  Beport  of  the  Snperintendent, 

1888  &  1889. 

—  U.  8.  Department  of  Agricultnre.  Beport  of  the  Secretary  of  Agri- 

culture,  1889  &  1890.— División  of  Bntomology,  Bulletin  25.— In- 
aect  láfe,  III,  11  &  12.-*DÍTÍ8Íon  of  Ghemistry.  Bulletin  29.— Di- 
TÍ8Íon  of  Vegetable  Patbology.  The  Journal  of  Mycology,  VI,  4. 
—Papera  on  Hortioultural  and  kindred  aubjects  by  Wm.  Saun- 
ders,  1891.— Beport  of '  the  Statiatician,  87-00.  Speeíal  Beport  of 
Chief  of  Weather  Bureau,  1891.  Beport  of  the  Secretary  of  Agri- 
cultore,  1891.— Beport  on  the  uee  of  Maiae  (Indian  Oom)  in  £u- 
rope  and  on  the  posibilitiea  of  ita  extensión,  1891. — Burean  of  Ani- 
mal Indnatiy.  Speoial  Beport  on  the  cause  and  prevention  of  Swi- 
ne  plague  by  Th.  BmÜh.  1801. 

U.  8.  Geological  Survey.  Bulletins,  58  &  61-81.  10*  Annual  Beport 

of  the  Director,  1888-89, 1  &  £1. 
— —  U.  8.  Hydrographic  Office.  Beport  on  üniform  System  fbr  SpeUing 
foreing  Geographical  ñames  1891.— PilotOhart  of  theK.  Atlantic 
Ocean,  Jan.-Dic.  1891.— The  Drift  of  Bottle  Papera  in  the  N. 
Atlantic  (Suppl.  to  Chart  of  July). — A  List  of  G^grapllical  Poai- 
tiona  for  the  use  of  navigators  and  othera.  1883.— The  great  Storm 
of  the  Atlantic  Coaat  of  the  ü.  8.,  March  11-14,  1888  by  E.  Hay- 
den.— Telegraphio  meaaurement  of  differences  of  Longitude  in 
1878  &  79. — ^Telegraphic  determination  of  Longitudes  in  México, 
Central  America,  etc.,  1883-84,  1888-90.— Caríbean  Sea  and  Gulf 
of  México,  I  &  n.— The  Weat  Coast  of  México  and  Central  Ameri- 
ca. Table  of  Meridional  Parta  for  the  Terrea tríal  Spheroid. — ^The 
development  of  great  circle  sailing. — The  average  form  of  isolated 
submarino  peak8.-^£ast  coast  of  South  America  firom  Cape  Oran- 
ge  to  Cape  Virgins,  etc. — The  West  Coast  of  Sotith  America  oom* 
prising  Magellan  airait.  Tierra  del  Fuego  and  the  outlying  lalands. 
— Practioal  hints  in  regard  to  Weat  Indian  Hurricanea.— Beport 


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108 

on  unifonn  syBtem  oí  spelling  foreing  geegraphioal  ñames.— He- 

moir  of  the  dangers  and  ioe  in  the  N.  AÜantio  Ooean.— Beport  of 

ico  and  ioe  moTements  in  the  N.  Atlantio  Ooean.  D?  d?  in  Behring 

Sea,  etc. — Beport  ot  the  International  Meteorologtcal  Congress, 

1889.— Catalogue  of  Charts,  Plans  and  other  publications,  Joly 

1, 1891. 
Washington,  ü.  S.  Naval  Observatory.  Beport  oftheSuperintendent.  1890. 

— Observations.  1851,  52,  63,  73,  75,  76, 1  &  H,  1877-83  &  86. 
Weather  Bareau.   Bibliograpliy  of  Meteorology,  I-IV.— Monthly 

Weather  Beyiew,  1891,  Ene.-Sept.— Special  Beport  to  the  Secre- 

oretary  of  Agrioulture,  1891. 
WiSN.  K.  Akademie  der  Wissenschaften.  Matb.— Natnrwissensohaftiiehe 

Classe.  Anzeiger,  1891, 1-XXI. 
K.  K.  Centralanstalt  für  Meteorologíe  and  Erdmagnetismus.  Jahr- 

bach,  1889. 
K.  K.  Gradmessnngs-Bureau.  Astronomische  Arbeiten.   II,  Uin- 

genbestimmangen,  1890. 
— —  K.  K,  Natorhistorísche  Hofmusenm.  Annalen,  V,  1890, 4. 
K,  K,  Zoologisch-Botanisohe  Gesellschaft.   Verhandlniígen.  XL^ 

1890,  3  &  4.  XLI,  1891,  1  &.2. 
WUrzburg.  Physilcalisch-Medicinische  Gesellschaft.    Sitzungsberiohte. 

1890,  8-10.  1891,  1-3. 
Zl-KA- W£I.  Obsenratoire  Météorologique  et  Magnétíque.  BuUetin  mensuel. 
1887,  Enero-Abril  &  Agosto.  1888,  Enero-Marzo  &  Jnnio.  1890,  Jolio- 
Dic. 


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i( 


MÉXICO. 


Bevista  Gientífioa  y  Bibliográñoa» 


NtfjiM.  9-10.  1892-08. 


SESIONES  DE  LA  SOCIEDAD. 


FebreboS  DE  1893. 

Proiidencia  del  socio  lag»  Guillermo  B.  j  Paga^ 

Correspondencia. — Del  Sr.  Ing.  Daniel  Palacios  dando 
las  gracias  por  sn  elección;  de  la  Sociedad  "  Amis  des  Scien- 
ces et  Arts "  de  Bochechouart  solicitando  cambio  de  publica* 
ciones;  del  Observatorio  de  Leyden  y  de  la  Sociedad  de  Histo- 
ria Natural  de  Autun,  aceptándolo;  del  Sr.  Ministro  de  Fomento 
suplicando  á  la  Sociedad  remita  «na  colección  de  sus  publica- 
ciones para  que  figuren  ep  la  Exposición  de  Chicago;  de  la  Sa- 
ciedad Imperial  de  Mineralogía  de  San  Petersburgo  dando  par- 
te del  fallecimiento  de  los  Sres.  Kokscharow  y  Gadoline. 

PUBLICAGIONES. — Se  recibieron  donaciones  de  los  socios 
Fayaro  (Padua),  Frazer  (Filadelfia)  y  Aguilar,  y  de  los  Sres. 
Peralta  (Madrid)  y  Stef  anescu  (Bucarest).  Por  primera  vez  se 
recibieron:  Boletín  Meteorológico  (Madrid)  y  de  la  Sociedad  de 
Geografía  de  Newcastle. 

Trabajos.  —Mariano  Leal,  La  mortalidad  en  León. 

Revista  (Z892-93.]— 14 


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loe 

Manuel  Moreno  y  Anda,  Tefnperaitsras  del  sudo  observadas  en 
TaetAaya  en  ISBí^.—Obeervadanes  Meteorciógkas,  1891  9  1802. 

Carlos  Mott),  Obeervaeianes  seísmicas  en  Orusdba^  Enero  1893. 

£1  socio  Ag^ilar  presentó  la  traducción  del  alemán  hecha 
por  el  socio  Epstein,  de  una  relación  del  viaje  de  la  barca  ale- 
mana "  Marseille  "  desde  Newcastle  (Nueva  Gales  del  Sur,  Aus- 
tralia) hasta  Mazatlán  y  de  alli  á  Salina  Cruz  y  puertos  inme- 
diatos. 

La  Comisión  nombrada  en  la  sesión  anterior  para  que  pro- 
pusiera los  medios  que  creyera  convenientes  para  el  progreso 
de  la  Sociedad,  presentó  su  dictamen  correspondiente,  el  cual 
quedó  de  primera  lectura  para  comenzarse  á  discutir  desde  la 
próxima  sesión. 

La  Comisión  de  {Publicaciones  dio  cuenta  con  los  números 
5  y  6  del  tomo  VI  de  las  Memorias  y  Revista. 

PoSTüliAClONBS. — El  Sr.  Dr.  Daniel  Vergara  Lope  fué  pos- 
tulado como  candidato  para  la  primera  vacante  de  socio  de  nú- 
mero. (Aragón^  Aguüar  y  Herrera). 

Los  Sres.  Profesor  Marcos  W,  Harrington  (Washington)  y 
Ángel  y  José  Ortis^  Monasterio  para  socios  honorarios.  (Ara' 
gón  y  AguUarJ, 

Los  Sres.  Dr.  Fernando  Sologuren  (Oaxaca),  Bamón  B.  de 
la  Vega  (Colima),  Profesor  Francisco  Sansoni  (Pavía)  y  Dr.  Ra- 
fael Blanchard  (París),  para  socios  correspondientes.  (Aragón 
y  AguilarJ.  

Marzo  5  08 1893. 

Presideaok  dd  socio  Ing.  CMIImiuo  B.  7  Poga. 

Correspondencia. — De  la  Academia  Beal  de  Irlanda,  de 
la  Dirección  de  Estadística  General  del  Uruguay  y  los  Sres. 
Poole  hermanos,  de  Chicago,  enviando  publicaciones;  de  las 
Sociedades  de  Geografía  de  Montpellier,  de  la  de  Estudios  Cien- 
tíficos y  Arqueológicos  de  Draguignan  y  de  la  de  Agricultura, 


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107 

CieneuuB^  Attes  y  Bellas  Letras  ae  Erreux,  aceptando  cambio 
de  publicaciones;  del  Director  del  Jardín  Botánico  de  San  Luis 
Missouri,  aceptándolo  7  remitiendo  tres  tomos  de  sus  Infor. 
mes  anuales;  del  Gobierno  del  Qstado  de  (Guerrero  comunican- 
do los  temblores  sentidos  en  esa  región ;  del  Sr.  socio  6.  de  Yries 
van  Doesburgh,  de  Kralingen,  enviando  la  descripoióoMe  una 
nueva  especie  de  Tachys. 

Publicaciones. — Se  recibieron  por  primera  vez  las  delJar* 
din  Botánico  de  Missouri,  del  Museo  de  Historia  natural  do 
Nueva  York,  de  la  Academia  Beal  de  Ciencias  de  Baviera  y  el 
^'  Boletín  de  la  Riqueza  Pública/'  de  Caracas. 

Hicieron  donaciones  á  la  Biblioteca  los  socios  Frazer  (Fila? 
delBa),  Bertelli  (Florencia);  Sansoni  (Pavía),  García  Cubas,  Ra- 
mírez 8.,  Ferrari,  Macouzet  y  Aguilar,  y  los  Sres.  Gauthier- 
Villars,  de  París,  y  Poole  hermanos,  de  Chicago, 

Trabajos. — Alfonso  L.  Herrera,.ilí^ia«  de  drfensa  en  los  anu 
males. 

Carlos  Mottl,  Observaciones  seísmicas  en  Orufábüy  Febrero, 
1893. 

Los  socios  Mateos  y  Aguilar  presentaron  sus  respectivos 
dictámenes  acerca  de  los  trabajos  de  los  Sres.  Moreno  y  Leal. 

Se  procedió  á  la  discusión  de  los  temas  para  estudio  que  pro- 
puso la  Comisión  compuesta  de  los  socios  Manterola,  Mateos, 
Epstein,  Segura  y  IHUada.  Quedaron  aprobados  los  siguientes: 

UUlidad  de  la  organizacián  de  un  servicio  meteorológico. 

Sobre  la  posibilidad  y  conveniencia  de  reunir  un  Congreso  Meteo- 
rológico Nacional, 

Sobre  saneamiento  de  las  ciudades  y  las  habitaciones. 

Nombramientos.— Socios  honorarios: 

Prof.  Marcos  W.  Harbington,  Director  de  la  Oficina  del 
Tiempo  en  Washington. 

Akgbl  Ortiz  Monasterio,  ex- Comodoro  de  la  Armada 
Nacional. 


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108 

José  Obtiz  Monasterio,  ex- Comodoro  de  la  Armada  Na. 
oional. 

Socios  correapoiidientes: 

Dr.  Fernando  SoLOCrUBEN,  Profesor  en  el  Institato  de  Oa- 
xaca. 

Profesor  Francisco  Sansoni,  Profeser  de  Mineralogfa  eo 
la  Universidad  de  Pavia. 

Dr.  Rapael  Blanchard,  Secretario  general  de  la  Sociedad 
Zoológica  de  Francia,  París. 

Ramón  R.  de  la  Yeqa,  Colima. 

Quedó  aceptado  por  nnammidad  como  candidato  para  la  pn« 
mera  vacante  de  socio  de  numero  al  Sr.  Dr.  Daniel  Yergara 
Lope. 

Postulación.— El  Sr.  Manuel  Torres  Torija  fué  preseatade 
como  candidato  para  la  segunda  vacante  de  socio  de  nááiero. 
(Puga  y  Herrera).  

.    Abril  2  DE  1693. 

PnddencU  del  looio  Ing.  QniUermo  B.  j  Paga. 

Oo&RESPONDSNClA. — D|e  las  Sociedades  de  Ingenieros  Ci- 
viles del  Canadá  y  de  la  de  Horticultura  y  Viticultura  del  Puy 
de  Dome,  aceptando  cambio  de  publicaciones;  del  Gobieeno  del 
Estado  de  Ouerrero,  enviando  noticias  de  temblores. 

Publicaciones. — A  la  Biblioteca  ingresáronlas  donaciones 
de  los  socios  Frazet  (Filadelfía),  Pizzetti  (Genova),  y  Koenigs 
(París),  y  del  Sr.  Dr.  Peñalosa  (Caracas) ;  por  primera  vez  las 
publicaciones  de  las  Sociedades  antes  citadas. 

Trabajos. — Guillermo  B.  y  Puga,  Ascensión  al  volcán  Popo- 
caUpett. 

C.  Mottl,  Observaciones  séismieas  en  Orisfába,  Marzo,  1893. 


Agustín  Aragón. 


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to# 


EL  TIEMPO  Y  LA  BIOLOGÍA. 


NOTA  BIBLIOOBAJIOA  ADIOIONAL. 

Aikin.  (Arihur).  Calendar  of  Nature,  or  natural  híslory  of  ©ach 

month  of  tke  year.  8**  London,  1839. 
Anófimo.  Calendario  entomológico,  ossia  osserraz.  salle  stagio- 

nopropriealPinsettínel  clima  piamoñtese.  Torino,  1791, 12? 
Barrington  (Daines).  On  the  periodical  Appearing  and  Disap- 

pearing  of  certain  Bircls  at  di£Eerent  times  of  the  year.  Phil. 

TranA  LXII,  p.  ¿66.— Natoralisf s  Calendar.  London,  1767, 

4*,  1818. 
Bierkanáer  (Cl.)  Insectenkalender  für  die  Jahre  1781, 1784  u. 

1790.— N.  Ató.  Schw.  Acad.  III,  p.  115,  V,  p.  819. 
Blégny  (Nic.  de).  De  qnelques  Papfllons^ni  paraissent  une  fois 

tous  les  ans  sn^'les  borda  déla  Meuse. — Ñor.  Déoour.  dans 

la  Médeoine,  ?•  ann.,  p.  188.— BiW.  Ent.  I,  p.  32. 
Bl^h  (E.)  On  the  Counterfeiting  of  Death,  as  ameans  to  esca- 
pe from  danger,  in  the  Fox  and  others  animáis.  Mag.  Nat. 

Hist.  ser.  2, 1,  p.  566. 
Brahm  (Nio.  J.)  Insectentalender  für  Sammler  und  Oekono- 

men.  2  Th.  8?  Mainz  1790, 1791.— í?w.  Insect.,  p.  127. 
BveJcland  (W.)  On  the  Vitality  of  Toads  enclosed  in  Stone  and 

Wood.  Zool.  Joum.  V,  p.  314.— Ed  N.  Phil.  J.  XIII.  p,  26. 

Sm.  Am.  J,  XXm,  2,  p.  272.— Isis,  1834,  X,  p.  988. 
CeraU  (A.)  Obsenration  sur  P&ge  auquel  peurent  parrenir  les 

Perroquets.— Métó.  Acad.  So.  París,  1747.' 
Chaasat {Gh,)  Reoherches  experimentales  sur  Plnanition.  Uém. 

Sav.  étr.  VIH,  438. 


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tlt 

Couch  (J).  Calendar  of  Nature  observed  at  Polperro  in  Corn- 
wall  from  1817  to  1842.— Bep.  Roy.  Polytech.  Soc.  Comwall. 
Mém.  Aoad.  Boy.  Bruxelles,  XI,  XVIH,  XIX. 

Davies  (J.  H.)  On  the  periodical  Appearanoo  of  certaiQ  Inseots. 
Mag.  Nat.  Hist.  ser.  1,  HI,  247. 

Berham  (W.)  A  Letter  eonoeming  an  loBeot  that  is  eommonly 
called  the  Death-Watch.— Phil.  Tr.  XXH,  832.— Badd.  IV, 
26.— Bibl.  Ent.  I,  83. 

Lauglas  (J.  W.)  Notes  on  the  Appearanoe  attd  Oeoonomy  of 
varióos  insects,  etc. — Bntomologist,  1840-42. — Zoologist, 
1843-48. 

Buponchel  (A.  S.)  Larga  dt$ración  de  la mif^ó$%s.e»  tt«  Lepidápte- 
ra.  Ann.  Soc,  Entom.  Fr.  IV,  661.— IFfepm.  Areh.  II,  318. 

Gélieu  (J.  de).  Lettre  sur  la  durée  de  la  vie  de  la  Beine  Abeille. 
—Bibl.  Univ.  Gen,  1819.— Biogr.  Un.  LXV,  193. 

Oéné  (G.)  Longevidad  de  los  Mué.  Bibl,  Ital.  LXXV,  148. 

€Homa  (S.)  Calendario  entomológico.  BibK  Eqt.  136. 

GodeJieu  de  BiviUe.  Sur  Faccouplement  des  Coosins.  Aead.  Se. 
París,  1760. 

GraeUs  (M.  P.)  Observatioas  sur  la  cause  de  l'apparition  dea  Cé- 
brions.  Ann.  Soc.  Ent.  Fr.  VI,  p.  93. — ICemoria  sobre  la  in- 
fluencia de  una  temperatura  baja  en  las  metamorfosis  de  los 
insectos  y  por  consiguiente  en  su  aparición.  Bol.  Acad.  Bar- 
celona,  IX. 

Jardine(W).  Calendar  ofOmithoIogyforl849.v^Jari;.  Gontrib. 
Om.  1848,  p.  29.  .,     , 

Jenps  (L.)  Observations  in  Natural  History;  witb  an  Introduc- 
tion  on  Habits  of  Obberving,  as  connested  with  the  Study 
of  that  Science;  also,  a  Calendar  of  Periodic  Phaenomeua 
in  Natural  History,  with  Bemarks  on  the  Jmportanoe  of 
such  Begisters*  London,  1846,  8? 

Krfersiem  (Ch.)  Observations  détachées  sur  l'apparition  des  Le- 
pidópteros. Bev.  Ent.  II;  Suppl.  I-VI;  BibL  Ent  I,  201. 
Lanier.  Beport  on  the  Begistration  of  the  PeriiOidlc  Phaenome- 
na  of  Planta  and  Animáis.— Bep.  Brit  Assoo.  1850,  p.  338. 


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111 

Lme  (H.  O.)  Moyana  d'attaque  et  de  dófense  da  flénMon.— 

.   Fror.  Notí».  XXJX.  Férms.  Bull.  XXV,  p.  349. 
IA$ier  (J.  J.)  On  a  »Kind  of  Fly  ihat  is  Viviparoua,  etc.  Phil. 
,.    Trans.  YI,  p.  2,170,  XIV,  p.  692. 
"MoroBño.  Histaire  d'un  Perroquet  né  á  Rome,  suivie  de  quel- 

qoes  obaervations  «ur  la  dnróe  de  la  vie  des  Otseauz.  Joorn. 

de  Phjs.  LIV,  p- 180. 
Newbold  (T.  S.)  Note  on  the  periódica!  Appearanoe  of  Colias 

Elecira.  Zool,  p.  176,  807. 
Bibond.  Sur  la  dorée  de  la  Vie  de  ceiiuns  Inseotes.  Journ.  de 

Phyg.  XXX,  p.  185. 
JtiviUe  (G.  de).  De  Culioum  Coito.— Mém,  Acad.  Se.  III>  617.— 

Eif.  Inaeoi  p.  238. 
&%  (P,  J.)  Table  showing  the  Period  of  Arriv¡al  of  several 

Sammer  Birds  of  Passage,  etc.  Traba.  Brew.  Nat.  Club.  U, 

p.  110. 
Süys-Longchamps  (EL  de).  Projet  d'observatíona  annnelles  sur  . 

la  Périodieitó  dea  Oiseauz.  Bep.  Brit.  Assoo.  184t,  Seot.  p. 

73.— Observationa  sur  les  Phénoménes  periodiquea  dn  Rég- 

ne  animal,  .et  partietúiéMnient  sur  les  Migrations  des  Oi« 

seaox  en  Belgiqne,  de  1841  á  1846. — Mém.  Aead.  Boy.  Belg. 

XXI.  Rer.  ZooL  Í849,  p.  207. 
Serres  (M.  do).  Tablean  da  nombre  des  Oeufs  que  pondent  les 

divers  espéces  d'Oiseaux.  Ann.  Se.  Nat.  (2*  S.),  XIII,  p.  164. 
Stephetis  (J.  P.)  Longevitv  of  Lepisma  saccharina  and  other  In- 

sects. — Entom.  Mag.  %  p.  526. 
Teissier  (J.)  Recherches  sur  la  durée  de  la  Qestation  des  feme- 

lles  de  plusieurs  Animaux  domestiques. — Journ.  de  Phys. 

LXXXV,  p.  406.— Isis,  lir,  p.  421. 
Tessier  (H,  A.)  Recherobes  sur  la  durée  de  la  Gestation  et  de 

Plncubation  dans  les  femelles  de  plusieurs  Quad^upédes  et 

Oiseaux  domestiques.  París,  1817. 
Thomson  (W.)  (Belfast).  PeriodsofFloweringof  Planta.  Ann. 

of  Nat.  Hist.  XIX,  p.  223. . 
Vaticlier  (J.)  Observations  sur  la  Léthargio  périodiqae  des  Ohe* 


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nillea  des  PapiUons  Euphoro9yne  et  Dia. — ^Ann.  Soe.  Linn. 

Par,  VI,  p.  SU.—Féru$s.  BaU.  XVI,  p.  153. 
Viüa  (A.)  Kote  sm  alouni  loMtti  osseryati  nel  periodo  dell'eclis- 

se  del'8  Luglio  1842.  Jdil&no,  1842,  12^— Bqt.  ZooL  1843, 

p.  50. 
WeissenbiMrn  (W).  Oq  the  Transmission  o£  fizperieooe  in  Birds 

in  the  form  of  Instínctive  knowlédge:  Mag.  Ifak.Hist.  ser,. 

2,  II-X,  p.  50. 
White  (W.  H.)  On  the  Lenght  of  Life  oC  a  speeies.of  Parrot 

Mag.  Nat.  Hist.  ser  1,  IX,  p.  347. — Respecto  á  la  longevi- 
dad de  las  carpas  yéase  BulL  United  States  Fish*  Gom.  II,  ' 

p,3. 
Murie  (J.;  On  the  habits  structure  and  relations  of  Tol¡fpeiUe$ 

conurus.  Lo^don,  1874. 
F.  Lataste.  Accouplemént  des  batraciens  aneares.  Proa.  Verhy 

Soc.  Linn.  Bordaaux,  Vol.  40,  p.  XXIII,  1886. 
CK  BkikeU  Linanition  ohez  les  animaux*  Bev.  Se  1891,  p.  714. 
Niemayer,  Period  of  blindness  of  young  Procyon  lotor.  Zool. 

Gart  VII,  p.  340. 
Laycoác.  On  a  general  law  of  Vital  Periodicity.  British  Asso- 

ciation,  1842. 

Á.  L.  Hebrbba. 


*^^»^^^^^^^^>^^^>^^»^^>^» 


bibliografía. 


Traite  de  Topographie  par  André  Pelletan,  Ingénieor  en 
Chef  des  mines,  Professeur  á  l'École  Nationale  Snpérieure 
des  Mines.  París.  Librairie  Polytechnique  Baudry  y  C^ 
1893.  8?  gr.,  XIX-380  págs.  y  235  figs.  Precio  15  fr.  (Tela 
inglesa). 

Vamos  á  dar  una  ligera  idea  de  esta  importante  obra  qne 
acaba  de  aparecer. 


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lis 

Sn  la  primera  parte  se  hállaii  algunos  fmnoipios  de  Pímoi 
y  Gbodesía,  esiadiandso  en  pavtimilar  lák  üebtés  y  la  bvájnla  y 
las  aplioaoionea  de  ím^  última  cienda  á  la  Topografía.  En  la 
segunda  parte  ae  oenpa  el  auiet  de  deseiibiErlosinstrtLineiitOBi 
eonsagrando-grameaidado  á  la  práctica  de  las  operaciones,  asi 
CA^oa  leirMi^rnteotos  en  la  aaperficie  oomo  ea  los  snbtettá^ 
nees^  la  tercera  y  coarta*  pai^  contienen  la  descripci4á  de  dU 
ekoa  levantamientos  per  raediadel  teodolito^  de  la  brújala  y  del 
grafómetro.  La  .quinta  parte  trata  de  ht  teoría  de  los  errores, 
que  tiene  lUi'ora  tanfta«iq[dieaci6Q  á  la  diicuedón  y  á  la  Corréceidn 
de  loe  resaltados. 

La  obra  contiene  al  Bn  dos  tablas :  una  para  convertir  gra- 
dos centeeimaWen  grados  sexagesimales  y  viceversa;  y  la  otra 
para  la  reducción  de  les  ángulos  á  la  época  median  que  simpli*' 
fioa  de  gran  manera  los  cálculos  á  que  da  lugar  la  orientación 
de  los  planos  por  observaciones  astronómicas. 


DÍB  BüWBNStATTÉ  TON  TiAHXTaNACO  IM  HoCHLAKDE  DES  AL- 
TBH  PÉRüi  Biné  kulturgeschiohtliche  Studie  auf  Gruñd 
selbstaúdiger  Aufnahmen  von  A.  Stübel  üND  M.  ÜHLÉ. 
Miteinér  Karte  uud  42'TafelQ  iu  Liohtdrud.  Bresiau,  Ter- 
lag  T.  <j.  T.  Wiskott. — (Las  ruinas  de  Tiahuanaco  en  la  altU 
pUmkk  cM  anüguo  Perú.  Estudio  relativo  á  la  Ustoria  y  á  la 
cultura  según  investigaciones  propias  por  A.  Siübel  y  M. 
Uhte.  Con  un  mapa  y  42  láminas  en  fotolitografia.  B^resiau 
(Alemania),  O.  T.  Wiskott,  editor.— Folio.— Precio:  Encua- 
dernado, 140  marcos).  A 

Ebí»  obr%  b^o  todo  punte,  de  vista  magiáfica,  se  eempone 
de  dos  partos.  La  primera  está  escrita  por  el  ilustre  viajero  y^ 
geólogo  Dr.  D.  Alfonso  8tabel|  fue  exploró  en  oompáñfa  del 
enttaenjbe  aiDericankta  y  geólogo  Dr.  D.  GhiUlermo  ReisS,  las 
monta&as  y  espeeiahnente  les  volcanes  de  la  BepúbEca  áú 

Rtvbta  [1899-931—15. 


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tu 

ISoaador  7  loa  de  wa  parte  de  Ciddmbia,  del  Peni  y  de  Boli- 
yia.  £ti  el  año  de  1876  á  77  esUro  el  &.  Siübel  en  Tiaíhnaiia- 
co  y  examinó  las  famosas  rainas  de  aquella  región.  La  parle 
primera  contiene,  piies,  uaa  deeeripeióii  deéidlada  y  oiCtioa  de 
todos  los  objetos  representados  en  las  42  láminas.*^  La  parte 
segoada  está  eserita  por  el  tan  laboriosa  oon&o  competente  am*» 
rioanista  Or.  M.  UUe,  aotaahnenta  en  'vuge  cíenttfieo  á. través 
de  la  Argentina  y  ^  Brasil^  para  hacer  estadios  eqieoiales  ea  el 
Perú  y  Bolivia*  E¡n  esta  segunda  part^  trata  el  8r.  Uhle  délas 
descripciones  antiguas  aechas  por  los  eapaftolss  (Bedro  de  Oie« 
za  de  León,  Garcilasso)  y  de  los  datos  históricos  y  mitos  qne 
ei&ist^n  sobre  el  origen  de  Uá  ruinas  de  Tiabuanaco^  las  máa  an- 
tiguas y  grandes  de  toda  la  América  del  Sur.  Sigue  una  critica 
de  los  informes  mis  moderaos  (desde  d'Orbigny  y  Tsohndi  ha»* 
ta  Squier)  y  una  descripción  geográfica  y  general  de  aquella  al^ 
tiplanicie  en  la  margen  Sur  del  lago  de  Titicaca» 

El  capitulo  principal  de  esta  parte  segunda  es  el  que  descri- 
be minuciosamente  las  ruinas.  Estas  se  dividen  en  dos  grupos; 
el  principal  de  Ak-kapana,  que  ocupa  unas  10  hectáreas,  con- 
tiene entre  otros  objetos  io^portantes  la  Can^o^a  puerta  monol^ 
ta.  El  segundo  grupo  ó  campo  de  ruinas  se  llama  de  Fumapun- 
gu  y  ocupa  una  hectárea^  El  Sr.  Stübel  hiso  copias  ó  moldes  en 
yeso  y  masa  de  papel  de  las  esculturas  de  las  ruináis  y  de  cetas 
cop}a3  se  hicieron  fotografías.  Las  fotolitografías  d^  la  obva  son 
sin  igual;,  jamás  hemos  visto  representadas  con  tanta  claridad 
las  esculturas  y  jeroglíficos  de  ruinas  americanas!  El  Sr.  UUe 
tratjl  o^pués  del  material  que  se  usaba  para  aquellas  minas; 
de  la  manera  y  arte  de  labrar  las  piedras;  de  la  edad  de  Isji  mi- 
nas y  de  su  origen  en  tiempos  anti- incásicas.  E)  último  qapí- 
tulo  es  un  trab9>  científico  de  suma  importancia  sobre  el  ori- 
geu  de  la  peblacién  y  de  la  cultura  en  las  altíplanicies  del  Pe- 
i^«  Segíui  el  Sr«  Uhle  som  los  Aimarás  los  autores  de  aq«e)las 
minas-  No  podemos  eqtrar  a^ui  ea  detalles  sobre  el  contenido 
de  cata  obra  monuiüental,  que  honra  á  sus  autores  así  corno 
Ú  artífttft  que  hiao  las  láaimas.  Nos  lindtamo»  á  decir  qué  di* 


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Oka  otaca  mBtñi»  ln  4td»<^a  de  todod  Jos  iim^ritaziÍBta%  y  que 
no  d#he  tfAUat  6b  las  Ubüoleoás  de  Au^rio*  y  é»  Etoopa«  Lá 
ooTitiauAcióii  del  estadio  de  las  éieoltarás  y  piedito  ar^tdteo^ 
t6i|ii\9ameiite  l^U^mdáade  Tialnunaeo^  dati  hidadmbleaente  da** 
ios  importantes  ed^M  los  nuftotes  de  a^ueiloA  :t«abajQft'g%anteSt 
eos  7  sobre  sü  origen.  Llamamos,  pues,  la  atenoión  de  todos  los 
sabios,  de  los  Directores  de  bibliotecas,  museos  y  Sociedades 
oientíñcas  acerca  de  este  libro,  cuyo  precio — en  yista  del  mag- 
nifico papel  y  de  las  hermosísimas  láminas  que  lleva  (altura  52 
oentÍBietros^  ancho  32  oeatimetroa)— *es  bariato. 

Db.  H.  Pox^kowskt, 

Beriin,  Abril  14  de  1898. 


Bécbéations  Mathé&utíqübs  par  H.  Edoüabd  Lugas,  Pro^ 
feasénr  de  Mathómátiqoes  Spéciaiet  áu  Lyeée  Saiiit*^L6uis* 
Badrís,aauthier^Villar8etFil8*  1803.  8?  Tome  III,  200  p&* 
gisasi  6  ir.  50, 

Entre  hw  papries  del  sabio  inateyátioq  Locas,  se  eneontró 
deepaés  de.éu  muerte  el  manuscrito  de  dos  nuevos  tonos  de 
reMeacioneai  matemátieas,  que  formarán:  d  ZII  y  IV  de  la  ^bra, 
pues  el  I  y  n  han  aparecido  ya  en  épocas  aúierioreSw  Aoaba  dé 
pmblicarse  el  tomo  III  y  el  IV  muy  pronto  citará  conofuído. 

UoA  simple  lectura  del  índice  basta  para  apreciar  el  interés 
que  presenta  la  obra,.  á.Ia  vez  divertida  y  eientifiea,  de  la  cual 
Henry  ha  dickO:  ''Será para  nueetro  tif^O)  eoa  más-  origittallt 
dad,  lo  que  los  PrMimUpMémdé  et  dékokOhs  de  Baditet  y  las 
Sécréationa  maíhématiques  de  Ozanam,  han  sido  para  nuestros  an- 
tecedentes: el  Libro  por  excelencia.'' 

El  tomo  ni  comprende  las  siguientes  recreaciones:  1?  El 


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116 


MjueijfoddCmuOeány^jiteged&baiimionee  depmntM.  i^  Mjue* 
go  militar  y  la  tornad  la  BasHüa.  5^  El  jmga  de  la  <ka  f  la  'Ht- 
rraduradeeábaSo.'&f  Sljuesiaamirkampdhergi6npaf¡a$fi(Mí. 
7^  La  EHf^  na(Á0nd  ff  i^juegos  de  Bcifo  p  íTeffrú. 


Les  Lu&üx  QÉcatísfíáqxms  bk  GÉÓBfÉTRiE  élémemtatbs  par 
M.  P.  Sauvagb,  Professeur  de  Mathématiques  (Saint-Cyr) 
au  Lycée  de  Bíóirfcpéllier.  París,  Gauthier-Villars  et  BHls, 
1893,  8?,  113  págs.,  3  fr. 

Esta  obra  tiene  por  objeto  dar  á  los  estudiantes  ideas  gene- 
rales aoerea  de  los  lugares  geométricos  y  al  mismo  tiempo  rea- 
sumir en  un  corto  número  de  métodos  simples,  los  procedimien- 
tos á  los  cuales  la  mayor  parte  no  llegan  sino  después  de  mu- 
4i)k>  tiempo,,  pov  tairteoa  S.  por  oaBualidad»      ' 

Eáiá  dividida  en  cii&eo  capttukei  Bl  primero  ^éontraie-las 
oondiderádionesgenerales:^  de-las  4ueM  deducen  lasnboionéft  de 
los  lugares  geométricos  en  el  espacio.  El  segundo  80  ooupa 
de  los  métodos  generales  llamados  puntos  notables  (considera- 
ciiones  de  simetría^  puiitfi  del  infiniÉo),  subétitaeioneB  sncesi- 
v{U3,  translación  pásatela,  Totaoián,  proyecciones.  Eq«1  tercera 
eatáa  reaBumidoB  los  lagares  geométricos. muy  mmerosos  que 
se  encu0ntraa  en  el««x8o,  ó  que- se  dedaecfn  de  éllos^  pero  sin 
dar  el  desarrolb  de  ningisna  demostracíób.  *  Bl  ouiürto  está  oo»* 
sagrado  al  desatcoUo  de  algunos  probiemas  y  á  la  inieiaeióa  de 
algunos  otros»  Todos  bs  ejemplos  alegidoa para  ei  méítod#4e  la» 
proyecctones  se  refieren  áseceioaes  cónicas.  Ea  el  quinto  se 
hallan  be  aplioácioñeiB^á  problemai»  gráficos^ 


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117 


Cruia  auténtica  de  la  Exposición  Universal  Oolanéina.  Publicada 
por  Poole  Hnos.  Chica^Oj  1893. 

Lo|i  Sre9.  editordfi  Po^íle  HetmañoSi  de  Chicago,  hau  dado 
ü  lti9  reoieatazóente  f  puesio  en  venta  en,  toda»  las  agencias  y 
publicaciones  de  México^  Centro  y  Sud  América^  así  4pmo  en 
las  Antillas,  esta  obritt^  en  español,  traducción  exacta  dóla  ''Au- 
tentic  Visitpi»  Guidcto  jjie  Worl<f s  Columbian  Ézposítion  and 
Chfcag;o,'^  escrita  por  ebSr.  Richard  J.  Murphy,  Secreiario  de 
la  Prensa  de  la  Exposición.  La  edición  en  inglés  de  di^a  obra 
ha  obtenido  nna  grandísima  y  favorable  acogida  en  tados  los 
Estados  Unidos.  Esta- gáía  tan  conveniente  eá  reconocida  por 
la  preipsa  ser  la  compilación  más  concisa,  olarat:y  oom|ileta  de 
datos  de  cuánto  se  ha  publicado  hae^  la  fecha,  dando  6  cono* 
certo¿o'4o  oonoectiieiiteráclA  I^pcsición  Unitersal  Cplombi* 
íia.  He  aquí  lo  .que  sobre  este  particular  dice  ^  acreditado  pe* 
riódico  el  Evening  ^05^,  de  Gjpcago: 

'^  El  Sri  Hiohftrd  J'  Kurphy,  periodisÉa  de  estimación  y  re* 
conocido  por  toda  la  prensa  de-  Chicago,  li^  coíisumado  un  he* 
chodcf  grañde'acéptacióií  .Qu  su  guía  de  la  [Exposición  ^niver- 
sal  Colombina,  fia  resuelto  el  problema~en  iodos  conceptos 
*  nada  fácil — de  presentar  y  clasificar^  de  un  modo  ex{)iícíto  y 
'  datisfajctónoy  todos  lc&  ebjéios  principales  de  la  grand&sa  Elx* 
posición  en  una  obritá  que  siSlo  contiene  6$  páginas.  •"^^ 

'f  If  na  de  las^nau^hAS  cosas  úiiles  y  de^an  interés  ^^e  con* 
tiene,  es  u«á liéta pavaayúdaiF  al  vístante  á  encontra|¡;,con to- 
da facilidad  la  situación  de  las  diferentes  exhiláciones  en  todos 
loa  edificios.  ^  ^ 


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Obserradoies  séisníiiu  eemsptgUes  al  mes  ée  Agosto-de  M 


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MÉXICO. 


«VM^^l^^NAtfVA^NM^^NAt^AA^A^yN^WWlW^^M 


Bevista  Gientífica  y  BibUográfioa. 


Htfms.  11-12.  189fi-98. 


SESIONES  DE  LA  SOCIEDAD. 


Mayo  7  de  1893. 

PresidenoU  del  «ocio  lie.  Ramón  Manterola,  Vicepresidente. 

Correspondencia.— De  los  Sres.  Rafael  Bisohoffsheim  y 
Octavio  GaUandreao,  de  París,  dando  las  gracias  por  su  elec- 
ción de  miembro  de  la  Sociedad;  del  socio  Ing.  Daniel  Palacios, 
presentando  sus  excusas  por  no  asistir  á  sesión  y  remitiendo 
dos  ejemplares  de  su  obra  Tratado  práctico  de  calderas  de  vapor; 
del  Secretario  del  Instituto  Smithsoniano,  enyiando  una  circular 
relativa  á  los  premios  Hodgkins;  del  Secretario  de  la  Sociedad 
Beal  de  Edimburgo  comunicando  que  en  lo  de  adelante  también 
enviará  sus  Transactions;  de  la  Oficina  Meteorológica  de  Lon- 
dres, del  Jefe  de  Ingenieros  del  Ejército  de  los  Estados  Unidos, 
del  Instituto  Meteorológico  Central  de  Suiza,  del  socio  Montes- 
sus  de  Ballore  y  de  los  Sres.  Baudry  y  C%  de  París,  enviando 
publieaeiones;  del  socio  Dr.  Polakowsky,  de  Berlín,  remitiendo 
una  noticia  bibliográfica  relativa  á  una  obra  de  Arqueología  de 
los  Sres.  Stübel  y  Uhle,  y  del  socio  Prof.  M.  Leal,  un  trabajo 
parala«.<2Kimortad. 

Revota  [iSg^^sl— 16 


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122 

El  8Óob  Manterola  hizo  moción  á  fin  de  que  8te  inicie  al  Ins- 
tituU  3¿uth80B¡a|io  ¿b  Waahingtéh,  <tiÍB  Ifcbíibiéb  ^iiéAb  ^éí- 
prendido  el  idioma  español  entre  los  trabajos  para  los  preiáios 
Hodgkins. 

PuBUGAdONES. — Donaciones  de  los  socios  Palacios,  Fra- 
zer  (Filadelfia),  Montessus  de  Ballore  (París)  y  Sansoni  (Pavía), 
de  la  Srita.  Luz  Bivas  (Guanajoato)  y  de  los  Sres.  Goillaume, 
Baudry  y  C?  y  Gauttier- VtUars,  de  París.  Por^primera  vez  se 
recibieron  de  la  Sociedad  Filomática  de  París,  y  del  Colegio  de 
Ingenieros  y  Arquitectos  de  Palermo. 

La  Oomisión  respectiva  dio  cuenta  con  los  núms.  7  y  8  del 
tomo  VI  de  las  Memorias  y  Sevista. 

Trabajos.— B.  Aguilar  y  Santillán,  Bíbliogrqfía  Metearotó- 
gica  Mexicana,  Año  1892. 

A.  L.  Herrera,  El  Hombre  Prehistórico  de  México. 

M.  Leal,  Los  pronósticos  del  tiempo  y  la  Rueda  Salomónica. 

P.  Spina,  Síntesis  de  OcomeMa  AnaUtitía. 

G.  MottI,  Observaciones  séismicas  en  Orinaba,  Abril  1893. 

KOMBEAMIBNTOS.— Bl  Sb.   DB.  DaNDCL  YsSÍOABA  LoPE, 

Miembro  del  Instituto  Médico  Nacionial,  fué  electo  por  unani- 
midad socio  de  número,  en  substitución  del  8r«  Dr»  Daniel 'M. 
Vélez. 

El  Sb»  Pbof.  a.  W.  BüTLBB/Seoretario  de  la  Acadeihiá  de 
OienciiEus  de  Indiana  (B.  (J.),  quedó  nombrado  socio  corrétapoii- 
ponsftl  en  IndiAnapoliS;  á  moción  de  los  socios  A.  L.  Héricerk  y 
B.  Aguilar. 

PoSTüLAaONKS.— El  Sr.  D.  Pedro  López  Monroy,  Ingenie- 
ro de  minas,  fué  postulado  para  socio  honorario  en  San  Luis  Po- 
tosí por  los  socios  S.  Bamírez,  I.  Epstein  y  B.  Aj^uilar,  y  el  Sr. 
Prof.  Jesús.  G^asca  pfira  socio  corresponsal  en  Guanajuato. 

Bafael  Aguilab  y  BAKfnffiÁiff. 


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Junio  4  de  1893. 

Pretidenei*  del  aoeio  D.  Iiidoro  BpBtein. 

PuBLTCAdONBS. — Se  recibieron  por  primera  rez  las  del  Club 
Alpino  de  Ginebra,  de  la  íáociedad  de  Gienoias  Naturales  de 
NanteSi  del  Instituto  de  Ingenieros  y  de  la  Sociedad  Médica 
de  CSüle,  Ingr^siM^i)  lai^  dqpaoion^  de  ios  soobs  Fraz^  (Fila- 
delfia)  7  Aguilar  y  de  los  Sres.  Guillaume  (Sevres)  y  Gauthier- 
Villars  y  Baudry  (París).  El  socio  Vergara  Lope  obsequió  su 
^\>lijo  titulado:  Lc^  ÁfWítíhemi^  Baroméiric^.  L<f  tuberculosis  en 
lasaltifi^d^ 

Jj%  Copi^itión  r^apectivi^  dio  cuenta  con  19a  i^úo^s.  9  y  10  del 
tomo  yi  d^  Jas  Jfemorias  y  Bemsta. 

Trabajos.— J.  Galindo  y  Villa,  Algunos  datos  rdaOoos  á  la 
Sección  Mexicana  en  la  Ik^posicián  Histórico  ^Americana  de  Madrid 
en  1892. 

C.  Mottl,  Observaciones  séismicas  en  OriMba,  Mayo  1898. 

El  socio  Epstein  presentó  su  dictamen  acerca  del  trabajo 
del  socio  Leal,  de  León,  relativo  á  la  Rueda  Salomónica. 

PosTULAaoNnB. — Pata  socios  boporarios: 
J.  Waher  Feíwkes,  Bositon  (CMmdo  y  Agmlmr). 
Dr.  BdMvdo  íiel^r»  Bevlin  fQafétulo  y  Aguüar). 

Nombramientos. — Por  unanimidad  quedó  electo  socio  de 
número  el  Sr.  Manuel  Torres  Torija,  en  substitución  del  Sr. 
%.  Felipe  M.  Valle. 

Como  socio  honorario  en  San  Luis  Potosí  el  Sr.  D.  PEDRO 
LÓPEZ  MoNROY,  Ingeniero  de  minas. 

Como  socio  correspondiente  ^n  Guanajuato,  el  Sr.  D.  JESÚS 
GasgA|  ProfjM^or  en  el  Colegio  del  Estado. 

J.  Galindo  y  Villa. 


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124 


INSTITUTO  SMITHSONIANO, 

WAftHllfOTOlf. 

Circnlar  relativa  i  los  premios  Instituidos  por  Hodgkins. 


Ea  Octubre  de  1891,  el  caballero  Tomás  Jorge  Hodgkíüs, 
de  Setauket,  Naeva  York,  hizo  un  donativo  al  Instituto  Smith- 
soniano  dedicando  los  réditos  de  una  parte  de  él  ''al  progreso 
y  difusión  de  conocimientos  más  exactos  con  respecto  á  la  na- 
turaleza y  propiedades  del  aire  atmosférico  en  conexión  con  el 
bienestar  del  hombre." 

Con  el  fin  de  realizar  los  deseos  del  donante,  el  Instituto 
Smithsoniano  anuncia  ahora  los  premios  siguientes,  que  debe- 
rán concederse  el  1?  de  Julio  de  1894  ó  después,  si  hay  Memo- 
rias satisfactorias  que  entren  en  competencia: 

1.  Un  premio  de  $  10,000  para  un  tratado  que  contenga  al- 
gún descubrimiento  nuevo  é  importante  acerca  de  la  naturale- 
za y  propiedades  del  aire  atmosférico.  Estas  propiedades  pue- 
den considerarse  en  sus  relaciones  con  algunaó  todas  las  cien- 
cias, no  sólo  con  respecto  á  la  Meteorolpgia,  sino  en  conexión 
con  la  higiene,  ó  con  cualquier  otro  ramo  de  conocimientos  bio- 
lógicos ó  fisicos. 

2.  Un  premio  de  i  2,000  para  el  ensayo  más  satisfactorio 
acerca  de: 

A)  Las  propiedades  conocidas  del  aire  atmosférico  consi- 
deradas en  sus  relaciones  con  los  diversos  ramos  de  las  ciencias 
naturales,  é  importancia  del  estudio  de  la  atmósfera  considera- 
do en  vista  de  estas  relaciones. 

B)  La  dirección  más  adecuada  de  las  investigaciones  futu- 
ras en  conexión  con  las  imperfecciones  de  nuestro  oonooimien- 


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to  del  idro  atmosférico^  y  de  las  relaciones  de  este  conocimiento 
con  otras  ciencias. 

El  ensayo  en  su  totalidad,  deberá  tender  á  indicar  el  mejor 
camino  para  llegar  á  resaltados  satisfactorios  en  conexión  con 
la  administración  futura  de  la  institución  de  Hodgkins. 

3.  Un  premio  de  $  1,000  para  el  mejor  tratado  popular  so- 
bre el  aire  atmosférico,  sus  propiedades  y  relaciones  (incluyen- 
do las  que  tiene  con  la  higiene  física  y  mental ).  Este  ensayo  no 
debe  exceder  de  20,000  palabras  &  lo  más;  deberá  estar  escrito 
en  lenguaje  sencillo  y  propio  para  publicarse  en  beneficio  de  la 
instrucción  popular. 

4.  Se  instituirá  una  medalla,  bajo  el  nombre  de  MeékUla  de 
HodgMns  ád  Instifuto  SmitJisonianOf  la  cual  se  concederá  anual- 
mente ó  cada  dos  años  por  importantes  trabajos  referentes  á  la 
naturaleea  y  propiedades  del  aire  atmosférico,  ó  por  aplicacio- 
nes prácticas  de  nuestros  conocimientos  actuales  al  bienestar 
de  la  humanidad.  Esta  medalla  será  de  oro,  é  irá  acompañada  de 
un  duplicado  en  plata  ó  bronce. 

Los  tratados  pueden  escribirse  en  inglés,  francés^  alemán  ó 
italiano)  y  serán  enviados  al  Secretario  del  Instituto  Smithso- 
nianO;  Washington,  antes  del  1?  de  Julio  de  1894,  excepto  los 
que  compitan  para  el  primer  premio,  cuyo  envío  puede  retar- 
darse hasta  el  31  de  Diciembre  de  1894. 

Las  Memorias  serán  examinadas,'  y  los  premios  otorgados 
por  un  comité  nombrado  como  sigue:  Un  miembro  por  la  Se- 
cretaria del  Instituto  Smithsoniano;  un  miembro  por  el  Presi- 
dente de  la  Academia  Nacional  de  Ciencias;  uno  por  el  Presi- 
dente i?ro  i&n^re  de  la  Asociación  Americana  para  el  adelanto 
de  las  Ciencias;  y  él  comité  obrará  de  acuerdo  con  el  Secreta^ 
rio  del  Instituto  Smithsoniano  como  miembro  ex  offieio^  Queda 
reservado  el  derecho  de  no^  conceder  ningún  premio^  si  ajuicio 
ddi  comité,  no  sé  presenta  alguna  Memoria  de  suficiente  méri- 
to para  merecer  una  recompensa*  Puede  añadirse  un  comité 
consultor  de  sólo  tres  europeos/  hombres  de  ciencia,  á  juicio  del 
Gomiité  de  Recompensas. 


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186 

ffino  86  oonoede  4  primer  pre4mo  0nla^;>owi^Bimw^fla,  «^ 
Instituto  puede  prorrogar  el  plazo  hasta  una  {eaha  post^riori  ^i 
se  tiene  la  eertidumbre  de  que  se  están  haciendo  inyestigacio- 
nes  importantes  relatiras  i  su  objeto,  j  cuyos  resultados  se  pre* 
sentarán  para  optar  al  premio.  £1  Instituto  iSmithsoniano  se 
reserva  el  derecho  de  limitar  6  de  modifioar  las  condiciones  pa- 
ra este  premio,  después  del  1?  de  Didemhre  de  IB&i,  si  sojuz- 
ga necesario.  Si  no  se  otorga  alguno  de  los  premios  menores 
i  las  Memorias  enviadas  antes  del  1?  de  Ji;lio  de  1894,  se  reti- 
rarán estos  premios  de  la  competencia. 

El  motivo  principal  de  ofrecer  estos  premien  es  el  de  Uamav 
la  atención  hacia  el  legado  de  fiodgkins,  y  los  fines  para  los 
cuales  existe;  en  consecuencia  se  «ivía  esta  circular  á  las  nxxi- 
versidades  principales  y  á  todas  las  sociedades  científicas  cono- 
ddas  por  el  Instituto,  así  como  á  los  hombres  que  r^Nfesantan 
á  la  ciencia  en  cada  nación.  Se  solicitan  indicaciones  y  reco- 
mendaciones referentes  á  la  mejor  apUcaeión  de  esta  f  undaeiiki. 

Probablemente  podrán  haceirse  donativos  de  dinero  á  los  es- 
pecialistas ocupados  en  investigaciones  originales  sobre  el  aire 
atmoírférico  y  sus  propiedades.  Las  solicitudes  para  los  dona- 
tivos de  este  género,  deben  tener  la  recomendación  de  alguna 
Academia  de  üienciací  conocida,  ó  de  cualquiera  oAra  doeta  ina- 
titución  6  irán  acompañadas  de  las  pmiebaa  de  oapaeidad  del 
solicitante,  en  la  fonna  cuando  menos  de  una  Memoria  ya  pu- 
blicada por  él  y  referente  á  inveatigacioaes  originales* 

Para  evitar  equivocaciones  aeerca  de  los  deseos  del  fonda* 
dor,  se  repite  que  los  descubrimientos  6  aplieaciones  que  se 
presenten  al  Oomitó  de  Beeompensas,  pueden  referirse  á^ual* 
quiera  oicAcia  ó  onalqtder  arte  sin  restricción,  con  Uil  de  qjm 
tengan  conexión  con  '^  la  naAoralesa  y  propiedades  4fA  ^  At- 
mosférico en  rekoión  con  el  bienestar  del  hfimbte/^ 

Se  daván  informes  de  cualquier  género  áeoU9Ítod4i9  laa  piar* 
senas  que  deseen  entrar  em  coaapetenoia. 

Todas  laamBumioamonies  hm»  se  tefierao  á  la  iMtKtiUHifo 
de  Hodgkinsy  á  los  Premios  de  HodgldMi  las  MbdaftlMi  de  UíAtT 


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137 

kiai,  y  Ite  PuyioaoSbiies  M  iMtitaio  de  HodgkiM  ^á  1«b  so- 
MtndM  pava  ■obymoioiías  ét  diñen),  ^e  dirigirán  á  S.  P.  Xiaíi- 
gley,  Secretario  del  Instituto  Smithsoniano,  Washington,  U. 
S.A. 

WadiiiictoD,  Matm  II  de  1893. 

&  P.  LaUQUBrr, 


''^>^^^^^^»^»<^^>^^^^^^^^^»^^^ 


bibliografía. 


HaKÜBL  PRAYlQtlK  D^ÉC^iAIRAOB  ÉU&CrTRIQÜS  pOW  iostalla- 
tions  paifticnlréires,  maisons  d'habttation,  nshiés,  adíes  de 
rétmion,  eto.^pat  Em.  Oahen,  Ingénienr  des  Ateliers  d»  oons- 
truction  des  manu£acttires  de  PÉtat. — Paris,  Librairie  P#- 
ly technique  Batadry  et  C*^  18?,  282  págs.  y  figs.  (7  fr.  50,  teta 
inglesa). 

Existen  iñutílios  tratados  relaÜTOs  al  akrailnlido  eléotrioo. 
Taños  escritos  poír  excelentes  autores;  pero  oon  maolia  difienl- 
tad  se  enctxentrít  tino  exolnsirattiente  práctico  7  qne  contenga 
todos  los  detalles  heoesiarios  para  una  buena  instaladén.  El  au- 
tor del  Hbro  que  anunciamos  se  ka  dedicado  á  recoger  toda  ola- 
tíe  de  datos  7  procedimientos  prácticos,  los  lia  comprobado  per 
sí  mismo  en  sus  trabajos  personales  7  los  expone  de  la  manera 
tnás  clara  en  su  libro,  que  será  de  gran  utilidad  á  los  ingenie- 
ros 6  industriales,  pues  es  muy  sencillo  y  práctico,  con  el  me- 
nor número  de  teorías  posible.  Bn  cambio  no  omite  detalle  por 
minucioso  que  parezca;  limitado  á  instakoiones  particulares, 
en  este  sentido  tiene  cuanto  se  pueda  desear,  7  eon  él,  cualquie- 
ra persona  podrá  emprender  por  A  sola  7  llevar  á  buen  fin  sias 
iúMataeioneB  particulares. 


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128 


No  yaeilamoB  en  recomendar  esta^obrita  qi¡to:preatari|pran- 
dfshnos  seryiciós  á  todo  aquel  que  siquiera  le  baga  una  rápida 
ojeada. 


GuiLliAUHE  (Ed.)i  Qooteur  és  Sciences,  Adjoint  au  Burean  In- 
ternational des  Poids  et  Mesures.  Unités  et  Étalons.  fEn- 
cyclopédie  Scientifique  des  Aide-Mémaire).  Petit  in-8?  190 
págs.  3  fr.  París,  Librería  Gauthier-Villars. 

Esta  pequeña  obra,  que  está  especialmente  consagrada  al 
estudio  de  todas  las  unidades  empleadas. en  la  Ciencia  y  en  la 
Industria,  está  dividida  en  dos  partes.  La  primera  contiene: 
I.  Magmludes  fískas.  Elección  de  las  magnitudes  fundamenta- 
les. Magnitudes  deriyadas  en  Mecánica.  Direcciones  del  espa- 
cio. Magnitudes  eléctricas  y  magnéticas.  Relaciones  entre  las 
magnitudes  en  los  dos  sistema. — 11.  Unidades  y  natrones.  Uni- 
dades fundamentales,  m^áltiplas  y  submúlüplas.  Paso  de  un  sis- 
tema de  unidades  áotro.  Unidades  físicas  y  metrológicas.  Pa- 
trones. 

Comprende  la  segunda:  I.  Unidades  geométricas.  Sistema 
métrico.  Patrones  métricos.  Antiguas  medidas  francesas.  Uni- 
dades británicas.  Unidades  rusas.  El  pie  del  Bhin  y  la  toesa  de 
Viena.  Ángulos  planos  y  ángulos  sólidos.  Curvatura. — II.  Uni- 
dades cinemáticas.  Tiempo.  Velocidad  angt^ar.  Aceleración. 
Aceleración  angular. — III.  Unidades  mecánicas.  Kilogramo.  An- 
tiguas unidades  francesas  de  masa,  línidades  británicas  y  rji- 
sas.  Densidad.  Momento  estático.  Momento  de  inercie.  Fuer- 
za. Momento  de  un  par.  Energía  mecánica.  Potencia.  Tensión 
superficial.  Presión.  Cantidad  de  movimiento.*T- IV.  CoZor.  De- 
finiciones. Temperatura.  Capacidad  calorífica  y  Calor  especifi- 
co. Equivalente  mecánico  de  la  unidad  de  calor.  La  energía 
vibratoria  del  éter. — V.  Unidades  déatricas.  Elección  de  las  uni- 
dades. Sistema  C.  G.  S.  Belaciones  entre  las  diversa  unida- 
des electromagnéticas.  Relación  entre  las  unidadets  electro^- 


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129 

tátioas  y  electromagnéticas.  Relación  de  las  unidades  legales. 
unidades  prácticas  y  Patrones  de  resistencia.  Patrones  de  fuer 
za  electromotriz  y  de  intensidad  de  corriente. — VI.  Fotometría» 
Definiciones.  Unidades  y  Patrones  f  otométricos.  El  rendimien- 
to óptico  y  el  rendimiento  total. 

una  bibliografía  completa  esta  útil  obrita,  en  la  cual  las  di- 
versas unidades  de  cada  magnitud  física  están  comparadas  en 
cuadros  de  doble  entrada  que  permiten  hacer  las  reducciones 
recíprocas.  

MlNEL  (P.).  iNTEODÜCTION  A  L'ÉLECTRIOITÉ  INDUSTRIELLE. 

PoTENTiEL.  Flux  de  forcé.  Gbandeürs  électriques. 
(Encyclopédie  Sdentifique  des  Aide^MémoireJ.  Paris.  Gau- 
thier- Villars  et  Fils.  1893.  8?  pequeño.  2  fr.  50. 

BI  objeto  que  se  propuso  el  autor  en  esta  preciosa  obrlta  fué 
el  de  reunir  los  principios  de  la  teoría  elétrioa  necesarios  para  el 
estudio  de  las  máqninas  eléctricas  y  del  alumbrado  por  electri*» 
cidad. 

De  una  manera  general,  ninguna  hipótesis  se  ha  hecho  acer- 
ca de  la  naturaleza  de  los  fenómenos  eléctricos  y  se  ha  toma< 
do  como  punto  de  partida  únicamente  la  experiencia. 

Ejste  Tolumen  está  consagrado  especialmente  á  la  noción, 
definición  y  medida  de  las  magnitudes  eléctricas  ampere,  cou« 
lomb|  ohm,  volt  y  farad. 

El  tomo  titulado  CiRCurr  magnétiqüe.  Indüction.  Ma- 
chines (2  fr.  50),  es  continuación  del  anterior.  Comprende  seis 
capítulos  de  los  cuales  el  primero  trata  de  la  acción  de  tm  cam- 
po magnético  sobre  una  corriente;  el  segundo  está  consagrado 
al  circuito  magnético;  el  tercero  da  la  ley  fundamental  de  la  in* 
docción  definiendo  ésta  y  la  self* inducción;  el  cuai*to  estudia  el 
funcionamiento  de  las  máquinas  de  corriente  continua;  el  quin- 
to trata  de  la  aplicación  del  circuito  magnético  al  estudio  de  las 
oondiciones  de  funcionamiento  de  las  máquinas  eléctricas.  Por 
fin,  en  el  último  capítulo  están  agrupados  los  notables  resultados^ 

Revisto  [x89a-93.]<—  17 


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180 

de  la  experiencia^  que  estableoen  yelaoiones  entre  la  eleotrieidad 
estática,  la  dinámica^  el  magnetismo  y  la  luz ;  el  autor  indica  oo* 
mo  conseeuenoias  de  estos  resultados  las  apreoiaoiones  que  per- 
miten  quizá  entrever  actualmente  la  naturaleza  de  los  f  enóme^ 
nos  eléotrícos. 


Evolución  de  los  colores  en  las  aves  terrestres  de  Norte  Amé^ 
ricaí  por  Oh.  A.  Eeeler/ 

Sería  imposible  hacer  un  juicio  pormenorizado  de  las  mate- 
rias tratadas  en  las  340  páginas  de  que  se  compone  este  libro. 
El  primer  capítulo  contiene  la  discusión  de  los  principios  fun- 
damentales del  Darwinismo.  Condiciones  de  la  variación;  he- 
rencia de  los  caracteres  adquiridos;  variación  y  sele^cióli  na- 
tural; leyes  de  la  evolución,  selección  sexual;  naturaleza  d^  la 
e(q>ecie;  el  aislamiento;  el  uso  y  la  falta  de  uso;  selección  iist#* 
lógica.  Esta  parte  comprende  132  páginas. 

El  segundo  capitulo  se  refiere  á  los  colores  de  las  avé^  de 
Norte  América.  Modos  del  cambio  de  plumaje.  Principios  ge* 
nerales.  Proporción  y  distribucióki  de  los  colores  en  los  género^ 
de  Norte  América.  Estudio  de  las  manchas;  manchas  de  kíeco- 
nocimiento;  variaciones  del  color  según  el  sexOi  la  edad  y  lac- 
tación; influencia  directa  del  medio;  la  distribución  geográfica 
como  un  factor  de  la  evolución  de  los  colores  (no  me  pairece 
exacta  esta  manera  de  expresar  la  idea:  debería  decir:  evelu* 
ción  de  los  colores  por  la  influencia  de  las  condiciones  bio]Ó|^- 
cas  de  cada  país).  La  obra  termina  con  un  examen  pormeiioBt* 
zado  de  los  órdenes  y  demás  grupea  taxinómieos  de  aves  de 
Norte  América,  considerados  desde  el  punto  de  vista  de  fsn  evo* 
lución. 

1  OooaBÍonal  Papen  oí  the  California  Academy  of  Sciences,  ib.  firolatioh  oí 
the  coloTS  of  North  American  Birds,  bj  Charlea  A.  Keeler.  'flboi  Praneuo<»,  CaKhr- 
tiia  Aeademy  ef  Soienoes.  Janiuu^  1898. 


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181 

A  nn^tro  entender  la  obra  tiene  por  objeto  la  demostración 
de  estos  principios: 

Los  colores  de  las  ares  no  son  invariables.  Varían  por  efec- 
to de  la  selección,  la  edad,  el  sexo,  el  aislamiento,  el  medio,  la 
alimentación,  las  circnnstancias  fisiológicas  individuales,  el  uso 
ó  la  falta  de  nso  (t);  los  caracteres  adquiridos  sonkereditarios. 
Los  colores  de  las  aves  de  Norte  América  «e  han  desarrollado 
á  partir  de  formas  antecesoras. 

M.  Keeler  no  incurre  en  uno  de  los  defectos  más  frecuentes 
en  los  nátnralistas  que  examinan  estas  ardnas  cuestiones  y  par- 
ten de  una  idea  preconcebida  exclusivista,  una  teoría  personal 
que  intentan  demostcar  interpretando  los  hechos  de  la  manera 
más  abstrusa  y  apasionada:  M.  Eeeler  no  viene  á  embrollar  la 
ciencia  con  una  nueva  hijívótesis:  es  ante  todo  y  por  todo  ecléc- 
tico. En  la  primera  parte  de  su  obra  menciona  las  teorías,  las 
discate,  toma  de  cada  una  lo  que  parece  más  fundado  y  acep- 
table; introduce  eí  orden  en  esta  espantosa  confusión;  intervie- 
ne en  la  concurrencia  de  esas  ideas,  acabando  con  las  unas,  vi- 
gorizando 4  Ias  que  parecen  evidentes  á  la  luz  de  una  crítica 
imparcial,  severa  y  desapasionada.  Bistas  cualidades  de  nuestro 
autor  se  manifiestan  en  el  párrafo  siguiente: 

^'Los  factores  que  han  producido  los  tintes  brillantes  de 
Ite  iftaehos,  son:  £1  catabolismo  del  m^cho  que  proporciona  el 
excedente  de  energía  (Geddes  y  Thomson);  como  en  todos  los 
objetos,  ^n  lai^  aves  debe  existir  algún  color  y  su  distribución  es- 
tá limitada  (np  determinada)  por  la  naturaleza  de  los  tegumen- 
tos y  las  leyes  generales  del  crecimiento  (Wallace) ;  generalmen- 
te la  hembra  escoge  entre  varios  machos  al  que  le  agrada  más 
por  la  belleza  de  su  plumaje  (Darwin);  á  causa  del  excedente 
de  los  machos,  el  desarrollo  de  los  colores  y  las  plumas  origina- 
do por  la  selección  sexual,  es  ventajoso  para  la  especie,  porque 
se  reduce  el  número  del  sexo  predominante  y  la  conservación 
de  la  especie  queda  asegurada  (Stoizmann);  los  colores  de  las 
hembras  son  generalmente  poco  brillantes  con  el  fin  de  que  ellas 
pucfdan  defenderse  de  sus  enemigos  por  medio  de  la  homocro- 
mía  (Wallace)." 


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182 

El  método  de  raciocinio  que  sigae  M.  Eeeler  es  casi  siem- 
pre el  deductivo,  particularmente  en  la  segunda  piurte.  En  la 
primera  no  puedo  seguirle  por  su  mucha  extensión  y  sólo  insis- 
tiré en  algunos  de  los  resultados. 

Me  parece  muy  buena  la  clasificación  de  las  variaciones  en 
los  siguientes  grupos: 

I.  Conservadoras,  Se  presentan  en  todas  direccionee  entre  los 
límites  de  variación  de  la  especie.  Son  producidas  por  la  tmión 
sexual  de  individuos  diferentes. 

II.  Progresivas.  Se  deben  á  la  acción  del  medio  sobre  todo 
el  organismo  ó  á  la  acción  reciproca  de  las  partes. 

1.  Deftnidíw.  Acción  directa  del  medio  en  una  direocióni  in* 
cluyendo  el  uso  y  la  falta  de  uso. 

2.  Indefinidas.  Acción  general  del  medio  que  produce  varia- 
cienes  susceptibles  de  acumularse  por  selección  natural; 

La  refutación  de  las  teorias  de  Wiesmann  sobre  el  plasma 
germinativo  y  la  no  herencia  de  los  caracteres  adquiridos,  me 
parece  muy  bien  conducida.  Convence  de  que  lo  primero  no  se 
ha  probado  y  que  si  so  heredan  los  caracteres  adquiridos:  en 
el  caso  contrario  resultaría  casi  indtil  la  investigación  sobre  el 
origen  de  los  colores  de  las  aves. 

Es  de  sentir  que  M.  Keeler  haya  podido  hacer  tan  buena 
acogida  á  la  teoría  del  Batmismo  ó  fuerza  de  crecimiento  de  M . 
Cope :  basta  deánir  la  palabra  para  descubrir  el  error  de  estas 
ideas;  según  Keeler,  "él  Batmismo  es  la  fuerza  vital  que  indu- 
ce al  crecimiento.''  Según  M.  Cope,  "muchas  de  las  funciones 
animales  son  físicas  y  químicas,  y  si  hay  alguna  que  pueda  pa- 
recer menos  explicable  por  estas  ú  otras  fuerzas,  es  la  fun- 
ción de  la  nutrición.  Probablemente  en  este  caso  la  fuerza  ha 
sufrido  una  metamorfosis  tal  por  la  influencia  de  la  fuerza  ori« 
ginariii  en  evolución,  que  viene  á  ser  una  distinta  especie  en  la 
categoría  de  las  fuerzas.  Se  llama  Batmismo.  Se  ve  que  aun 
en  las  cuestiones  de  dinámica  se  intenta  establecer  nuevas  es* 
pecios  con  el  resultado  que  era  de  esperarse:  Claudio  Bennard 
á  la  cabeza  de  todos  los  ñsiologistas  protesta  contra  tales  afir 


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^     118 

maoionesy  repitiendo  el  aforismo  de  Leibnite:  ''todo  se  rerifica 
en  el  ouerpo  viviente,  como  si  en  él  no  hubiera  la  fuerza  vital'' 

Para  M.  £[eeler  la  especie  es  ''un  grupo  de  individuos  ais- 
lados morfológicamente  de  cualquier  otro  grupo,  al  menos  por 
un  carácter  peculiar.  Si  un  grupo  no  está  completamente  ais- 
lado, sino  ligado  por  formas  intermedias  con  algán  otro,  se  lla- 
ma variedad."  Como  lo  hace  notar  Huxley  en  tanto  que  no  se 
haga  intervenir  el  carácter  fisiológico  de  la  reproducción  fértil 
de  los  individuos  y  la  condición  de  que  los  descendientes  sean 
indefinidamente  fértiles  ínter  se^  la  idea  de  especie  no  puede  sos  • 
tenerse.  Es  segur.o  que  la  definición  de  M.  Eeeler  no  será  acep- 
tada y  ello  es  de  deplorar  porque  este  podría  ser  el  medio  de 
concluir  de  una  vez  con  una  de  las  abstracciones  que  en  el  con- 
cepto de  Darwia,  Haeckel,  Huxley  y  Sachs,  ha  sido  muy  per- 
judicial para  el  adelanto  de  la  biología. 

Pero  este  y  otros  detelles  que  paso  en  silencio  y  conloa  cua^ 
les  no  estoy  conforme,  en  nada  aminoran  el  mérito  de  las  brillan*^ 
tes  investigaciones  del  autor  norteamericano. 

Terminaré  el  examen  de  la  primera  parte  de  su  obra,  afir- 
mando que  no  conozco  un  libro  más  imparcial  y  desapasionado 
en  lo  que  se  refiere  á  las  teorías  transformistas. 

Hubiera  sido  de  desear  que  M.  Eeeler  reasumiera  de  un  mo- 
do claro  y  preciso  el  contenido  de  cada  uno  de  los  capítulos. 

Bespecto  á  la  evolución  de  los  colores  mencionaré  algunos 
d^  los  puntos  que  en  mi  opinión  tienen  bástente  novedad. 

Se  trate  de  fundar  este  teoría:  el  pigmento  es  un  producto 
de  desecho  acumulado  en  los  tegumentos,  asi  como  1q  preten- 
den Oeddes  y  Thomson  en  su  obra  sobre  la  evolución  del  sexo. 

La  seleoeión,  ha  influido  en  que  los  pigmentos  unidos  ei^  los 
antecesores,  se  separen  en  los  descendientes.  En  cuanto  á  dis- 
tribución de  los  colores,  en  los  209  géneros  considerados,  172 
presenten  el  moreno,  el  blanco  169;  en  proporción  semejante 
se  encuentran  el  gris,  el  negro  y  el  rojo.  El  amarillo^  asul,  ver- 
de, anaranjado  y  púrpura  son  poco  comunes;  parecei  que  el  mo- 
reno ó  gris  ha  sido  el  color  primitivo  ó  es  general  por  su  utilidad 


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como  medio  de  defensa.  Queda  demostrado  que  en  las  diferen- 
tes  partes  del  cuerpo  del  ave  se  representan  diferentes  fases  de 
la  eroluoión  de  las  plumas;  que  la  distribución  del  pigmento 
y  la  formación  de  las  manchas  son  debidas  en  mayor  6  menor 
grado  á  las  leyes  de)  crecimiento  y  á  la  selección.  Más  adelan- 
te se  encuentra  un  curioso  estudio  de  las  manchas  y  colores  se- 
gún sus  usos,  como  medios  de  defensa  ó  reconocimiento.  Las 
variaciones  de  los  colores  según  el  sexo,  la  edad  y  la  estación; 
según  el  clima,  influencia  demostrada  por  hechos  y  rasonamien- 
tos  poderosos.  Después  se  hace  una  aplicación  á  casos  particu- 
lares de  todos  los  factores  que  influyen  en  la  CTohición  del  co- 
lor, pasando  en  revista  á  casi  todos  los  géneros  y  á  un  número 
considerable  de  las  especies  de  aveé  terrestres  de  Norte  Amé- 
rica, siendo  esta  parte  la  más  original  y  de  muy  grande  inte- 
rés. No  dejaré  de  advertir  que  de  10  de  las  aves  consideradas 
hay  9  de  las  que  tenemos  en  México  y  por  este  motivo  debemos 
felicitamos. 

Las  láminas  son  muy  buenas  y  la  bibliografía  muy  comple- 
ta, aunque  me  extraña  que  no  figuren  en  ella  las  memorias  de 
Erukenberg  sobre  las  relaciones  entre  los  colores  y  el  sisteifia 
nervioso. 

En  resumen:  M.  Keeler  ha  hecho  la  obra  que  puede  consi- 
derarse como  una  de  las  joyas  de  la  Biblioteca  transformista; 
no  es  de  los  naturalistas  que  abandonan  el  examen  de  loé  he- 
chos y  las  enseñanzas  de  la  experiencia  para  establecer  enfer- 
miza hipótesis  que  muere  al  fin  sin  dejar  más  recuerdo  que  el 
de  su  inútil  existencia.  M.  Keeler  estudia  600  especies  de  ani- 
males, discute  el  origen  é  importancia  de  sus  caracteres,  apli- 
cando una  á  una  las  teorías  para  llegar  á  resultados  lógicos  y 
seguros* 

No  da  por  terminado  el  estuJUo  de  la  cuestión  t  en  interés 
de  la  ciencia  deberá  continuar  en  el  camino  que  él  mismo  se  ha 
trazado,  considerando  la  evolución  de  los  colorea  ó  de  las  for- 
mas y  las  costumbres.  M.  Eeelér  posee  lie  cualidades  suficien- 
tes para  esta  clase  de  trabajos:  la  modestia,  para  no  cegar  con 


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Boa  prppias  opinionesi  la  eradi^ón  para  uiUizur  el  trabajo  de 
otros  inyestigadores:  el  espíritu  crítico,  sereno  7  desapasiona- 
do; el  talento  de  geixeralizaoión  oaraoterístioo  del  summum  de 
▼italidaid  ea  uo  hombre  cieatífioo. 

México,  Junio  de  1898. 

A.  L.  HÉft^ttsttA. 


Obf  ai  <iut  han  ingresado  á  ht  Bibttoteda  de  lá  Escnela  Vaoional  de 
Ingenieros  desde  la  fecha  de  la  publieaeión  del  Catáleg^  (Di- 
demteé  31  de  1891 )  hasta  rt  30  di  Jnnio  de  laM. 

América  (La)  Oientífioa.  Naeitra  Yorir,  1892  y  JBbetro  á  Jimio 

1893. 
Abolla.  Manual  de  Legislaeión  de  Minas*  Mádirid,  189L  1 

.tomo. 
Alien,  ülinical  Stndy  o£  the  SkuU.  Washingon.  1  tomo« 
Anales  de  la  Sociedad  de  Ingenieros  y  Arquitectos.  Uféxleo». 
Anaaleís  des  Mines.  Pari¿,  1890  á  1892.  9  tomos. 
Annales  des  Ponts  et  Chaussées.  Paris,  1890  á  1892. 9  tomos. 
Anuario  de  la  Eseoéla  Especial  de  Ingenieros.  Madrid,  1878. 

.  1  tome. 
Blakesley.  Lea  Couirai^  altematUs  d'électrioité*  Paris,  1898# 

1  toiiio. 
Boletín  de  la  Sociedad  Mexicana  de  Gheografía  y  Bstadíatioa* 

México. 
Bol^n  del  Observatorio  Meteorológico  Central.  México. 
Bulletin  de  la  Société  Géplogique  de  Franco.  Paris,  1891-92. 
BoUetin  o£  t)ie  U»  S.  G^piogical  Suryey.  Waí^ngton,  189)>* 

1892. 
Cambell.  Biológical  teaching  in  the  Gollege$  út  the  (J«  S, 

Washington^  1891.  1  tomo. 
Candlot.  Cementa  et  chaux  hydrauliqtnen.  Icaria,  189L  1  tomo. 


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1S6 

Glémanoet  et  Vigreux.  Gours  pratique  de  traraux  publios. 
París,  1891.  1  tomo. 

üolmeiro.  Derecho  Administratiyo  Español.  Madrid.  2  tomos. 

Cos  Gayón.  Diccionario  de  Derecho  Administrativo'  fispafiol. 
Madrid,  1860.  1  tomo, 

Dana.  Mineralogy.  1892.  1  tomo. 

Deharme.  Chemins  de  Fer.  Paris,  1890.  1  tomo  y  atlas. 

Delhotel.  Traite  de  l'épuration  des  eanz  naturelles  et  indos- 
trielles.  Paris,  1893.  1  tomo. 

Demanet.  Gours  de  constraction.  Paris.  2  tomos  y  atlas. 

Denfer.  A^rchitectnre  et  constraction  civiles.  Magonerie,  Pñ* 
ris,  1891.  2  tomos. 

Dnrand-Glaye.  Chimie  appiiquée  á  Part-de  l'Ingéniear.  Pa- 
ris, 1885.  1  tomo. 

Éoole  des  Ponts  et  Ohaussées.  Doouments  sur  les  formes  mé> 
talliques  á  grand  ouvertnre,  Paris,  1891.  1  tomo. 

Economista  {£!)  Mexicano.  México,  1892  y  Enero  á  Junio  1893. 

Elizalde.  Gurso  de  Geometría  Descriptiva.  Madrid,  1892.  1  to- 
mo y  atlas. 

Ferrel.  Meteorology«  WasUngton,  1886.  1  tomo. 

Flamant.  Méoanique  appliquée.  Hidraulique.  Paris,  1891.  1 
tomo. 

-«-*—  Bésistence  des  matériaux.  Paris,  1886.  1  tomo. 

Freixay  Babasó.  Legislación  de  Minas.  Madrid,  1891.  Itomo. 

Friedel.  Gours  de  Minéralogie.  Paris,  1893.  1  tomo. 

García  Gubas.  México,  its  trade,  etc.  México,  1893.  1  tomo. 

GNSmez  Salazar.  La  Minería  de  frente  á  la  propiedad  terrítorial. 
Madríd,  1869.  1  tomo. 

Hayden.  Geological  j9urvey  of  Montana  and  adjacent  terríto- 
tory.  Waiahington,  1871.  1  tomo. 

Hirsch  &  Debise.  Le^ons  sur  les  machines  k  vapeur.  París, 
1885.  1  tomo  y  atlas. 

Instrucción  de  Minas.  Madríd,  1880.  1  tomo. 

Junta  Superíor  Facultativa  de  Minería.  Golección  Legislativa 
de  Minas.  Madrid,  1889.  1  toma    ' 


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w 

Enab.  Métallurgie.  París,  1891.  1  tomo. 

Lapparent.  Gours  de  Minéralogie.  Paria,  1890.  1  tomo. 

Laroche.  Traraux  maritimes;  Phenom&nes  marins;  acoM  des 
porta.  París,  1891.  1  tomo  y  atlas. 

Leygue.  Chemíns  de  fer:  Paris,  1892.  1  tomo. 

Ma£Eeí.  Derecho  Administrativo.  Madrid.  1  tomo. 

— '—  Legislación  Minera.  Madrid.  1  tomo. 

y  Figueroa.   Bibliografía  Mineral  Hispano -Americana. 

Madrid,  1871.  2  tomos. 

Mária  y  Campos.  Datos  Mercantiles.  México,  1892,  1  tomo. 

Mémoires  de  la  Société  Géologiqne  de  Franee.  París. 

Mémoires  de  la  Société  Paléontologique  Snisse. 

Memorias  y  Revista  de  la  Sociedad  Científica  ''Antonio  Alza- 
te. '^  México,  Tomos  V  y  VI,  1891  á  93. 

Mendizábal  Tamborrel.  Tables  des  Logarihmes  k  huit  décima* 
les.  Paris,  1891.  1  tomo. 

Michelson.  On  the  application  oí  interference  methods  to  spec- 
troscopic  measurements.  Washington,  1892.  1  tomo. 

Mora.  Manual  del  Geómetra.  Madrid,  1890.  1  tomo. 

Naturaleza  (La).  Periódico  de  la  Sociedad  Mexicana  de  His- 
toria Natural.  México,  1891  &  93. 

Naumann.  Elementos  de  Mineralogía.  Madrid,  1891.  1  tomo. 

Nivoit.  Géologie  appliquéeál'art  de  Plngénieur.  Paris,  1887. 
2  tomos. 

Noble.  Report  o£  the  Secretary  o£  the  Interior.  Washington, 
1891.  1  tomo. 

Ordenanzas  de  Minería.  Paris,  1854.  1  tomo. 

Palacios.  Apuntes  para  el  Constructor,  México,  1889.  1  tomo. 

Tratado  práctico  de  calderas  de  vapor.  México.  1890.  1 

tomo. 

Pardo.  Materiales  de  construcción.  Madrid,  1891.  1  tomo  y 
atlas. 

Pascal.  Baréme  des  poutres  métalBques.  Paris,  1893.  1  tomo. 

Pelletan,  Traite  de  topographie.  Paris,  1893.  1  tomo. 

Pefiuelas  y  Fornesa.  Tratado  elemental  de  Química  ánatttioa. 
Madrid,  1867.  1  tomo. 


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188 

Poncelet.  Cours  de  Méoaniqae  appliquée  auz  maobÍDes.  PariB, 

1876.  1  tomo. 
Pontzen.  Travaux  de  terrassement,  tunnels  etc.  París,  1891.  1 

tomo. 
Bandall.  The  Fourth  International.  Prison  Gongress  in  Bus- 

8ia.  Washington,  1891.  1  tomo. 
Baymond.  Mineral  Resources,  West  o£  the  Rocky  mountains. 

Washington,  1874.  1  tomo. 
Resal.  Gonstructions  métalliques.  París,  1892.  1  tomo. 

Ponts  en  maQonerie.  París,  1887.  2  tomos. 

Ponts  métalliques.  París,  1885.  2  tomos. 

Reuleaux.  Tratado  general  de  Mecánica.  Barcelona.  4  tomos. 
Revista  (La)  Agrícola.  México.  1892  á  93. 
Reynaud.  Traite  d'Arcniteoture.  París,  1875.  2  tomos  y  2  atlas. 
Rogers.  The  correction  of  the  Sextants,  Washington.  1  tomo. 
Rosenbusch.  Microscopical  Physiography  of  the  rocks  making 

minerals.  New  York,  1889.  1  tomo. 
Sánchez  Ocaña.  La  Legislación  Minera.  Madríd,  1892.  2  tomos. 
Scientific  Ameríoan.  New  York,  1892-93. 

New  York.  (ArohiteotsanBuildersedition).  1892- 

1893. 

(Supplement).  1892-93. 

Suárez  Inclán.  Tratado  de  Topografía  Madríd,  1891.  1  tomo 

y  atlas. 
Tartary,  Gonstruction  et  exploitation  des  chemins  de  fer.  Pa- 
rís, 1891.  1  tomo. 
Thuckerman.    Index  to  the  literature  of  thermodynamics. 

Washington.  1  tomo. 
Thurston.  Traite  de  la  Machine  á  Vapeur.  Paris,  1893.  2  tomos. 
Valdez.  Manual  del  Ingeniero.  Madríd,  1870.  1  tomo  y  atlas. 
Vant  Hoff.  Stereochimie.  París,  1892.  1  tomo. 
Villiers.  Analyse  quantitative.  París,  1893.  1  tomo. 

Tableauxd 'analyse des  seis  par  Yoiehumide.  Pmtís,  1890. 

1  tomo. 
Zayas  Enríquez.  Los  Estados  línidos  Mexicanos.  MéxicO|1893. 

1  tomo. 


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180 


REVISTA  ANUAL  DE  ASTRONOMÍA 

DBL  AÑO  1891 

<3r.   BIGOURDAN 

Ji.mtPÓnorxxo  adjunto  al  Ol>8eirvatorio  de  Parla. 


(Truducido  de  U  Xamg  CAtintU  eUt  Sciences  Purés  et  Apftiquées  de  París). 


(vawaxtL) 


7?  Peque&oa  planetas  oomprendidoa  entre  Marte  y  Júpiter. 

El  número  de  estos  asteroides  crece  muy  rápidamente,  con 
especialidad  por  las  investigaciones  infatigables  de  M.  Charléis 
y  de  M.  J.  Palisa.  He  aquí  la  lista  de  los  que  se  han  descubier- 
to en  1891: 

Ntlmenk  Xonlira.  Autor,  hunr  y  fecha  d»  w  dwculwtBBteotoi. 

303  Josefina....  Millosewich  . .  Roma Febrero  12* 

304  Olga Palisa. Viena „        14. 

305     Charléis Niza „        16. 

306  Unitas Millosewich  . .  Roma Marco     1? 

307     Chariois Niza „  5. 

308     Borrelly Marsella....        „        31. 

309  Praternitas.  Palisa Viena Abril      6. 

810     Chariois Niza Mayo    16. 

311     „        „    Junio    11. 

312    „        „    Agosto   28. 

313  Caldea Palisa Viena „       30. 


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140 

314    Charlois Niza Stbre.     1? 

315  Constancia.  Palisa Viena „         4. 

316     Charlois Niza „  8. 

317     „        „    „        11. 

318     „        „    „        24. 

319     „        „    Octubre    8. 

320     Palisa Viena „        11. 

321     ,        „        „    „        15. 

322     Borrelly Marsella....    Nbre.     27. 

323     Wolfs,  Berbe- 

rioh Heidelberg .     Dbre.    22. 

El  desoubrimiento  de  este  ultimo  planeta  marcará  una  fecha 
memorable  en  la  historia  de  estos  asteroides,  por  haber  sido  he- 
cho por  la  fotografía. 

Hasta  aquí  los  pequeños  planetas  han  sido  encontrados,  sea 
accidentalmente,  sea  por  medio  de  cartas  celestes  que  se  com- 
paran directamente  al  cielo:  si  se  ve  en  el  telescopio  un  astro 
que  no  se  encuentra  en  la  carta,  está  uno  en  presencia  de  una  es- 
trella que  omitió  el  autor  de  ella,  ó  de  un  pequeño  planeta  nue- 
vo ó  antiguo,  y  que  se  reconoce  en  una  ó  dos  horas,  en  su  mo- 
vimiento propio.  No  fué  así  para  el  (323),  que  fué  descubierto 
de  la  manera  siguiente:  el  22  de  Diciembre  de  1891  Max  Wolf» 
hábil  astrónomo  de  Heildelberg,  tomó  con  su  anteojo  fotográfí* 
eo  de  O "^  15  de  abeirtura,  una  negativa  de  una  parte  de  la  coiiste- 
lación  de  los  gemelos;  al  día  siguiente  fotografió  de  nuevo  la 
piisma  región  y  dio  sus  dos  negativas  á  M.  Berberich,  quién  al 
compararlas  reconoció  dos  astros  que  habían  cambiado  en  el  in- 
tervalo del  22  al  23:  uno  era  un  planeta  nuevo  que  recibió  el  nú- 
mero 323,  el  otro  pareció  ser  el  275  Sapiéniia,  descubierto  por 
Palisa  eu  1888. 

Si  muchos  aficionadps  pueden  fácilmente  preverse  de  instru- 
mentos tan  poderosos  como  el  de  Wolf,  es  de  esperarse  que  el 
ni&me?o  de  asteroides  conocidos  va  á  aumentar  rápidamente  y 
que  la  cuestión  va  á  entrar  en  una  nueva  fase.* 


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141 

I^os  oálculos  7  observaciones  que  exigen  los  asteroides  cono- 
cidos, son  un  trabajo  enorme,  pero  qne  no  debe  abandonarse  pa* 
ra  no  introducir  desorden.  Ya  varias  veces  se  han  considerado 
como  nueiros,  planetas  descabierfcos  anteriormentei  y  otras,  pla- 
netas nuevos  se  han  tomado  como  antiguos.  Es  que  los  calcula- 
dores que  se  dedican  á  estos  trabajos  no  son  suficientes  j  sería 
de  desearse  que  también  los  astrónomos  aficionados  prestaran 
su  contingente;  tendrían  en  esto  un  campo  muy  propio  para 
ejercer  su  actividad  y  encontrarían  todas  las  indicaciones  que 
desearan  en  el  excelente  Traite  de  la  détermination  des  orbites  de$ 
Qométes  et  des  pUmétes  d^  Oppohfer,  del  cual  el  profesor  K  Pas- 
quier,  de  la  Universidad  de  Lovaina,  ba  publicado  una  traduc* 
ción  francesa,  más  correcta  que  la  obra  original. 

La  investigación  de  métodos  expeditos  de  cálculo  es  tam- 
bién muy  necesaria,  y  para  llamar  la  atención  acerca  de  esto,  la 
Academia  de  Ciencias  de  París  ha  sacado  á  concurso  para  1894 
(Premio  Damoiseau)  la  siguiente  cuestión:  "Perfeccionar  los 
métodos  de  cálculo  de  las  perturbaciones  de  los  pequeños  plane- 
tas concretándose  á  representar  su  posición  con  algunos  minu- 
tos de  arco  de  aproximación,  en  un  intervalo  de  cincuenta  aüíos^ 
construir  en  seguida  tablas  numéricas  que  permitan  determinar 
rápidamente  las  partes  principales  de  las  perturbaciones." 

8?  Oometas. 

En  1891  se  vieron  los  cinco  cometas  siguientes: 
Cometa  a  1891.=  1891.  I.  Descubierto  por  Bamard  en  el 
Observatorio  Lick,  el  29  de  Marzo  y  encontrado  independiente- 
mente al  día  siguiente  por  Denning,  en  Bristol. 

Cometan  1891.= 1891.  II.  Segunda  aparición  del  cometa 
periódico  descubierto  en  1884  por  Max  Wolf  (1884  III)  cuya 
vuelta  había  sido  calculada  por  Thraen  y  por  L.  Struve.  Fué  en- 
contrado de  nuevo  muy  cerca  del  lugar  indicado,  por  Spitaler 
en  Viena  el  1?  de  Mayo  y  dos  días  después  en  el  Observatorio 
Lick  por  Barsaird. 


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142 

Cometa  c  1891.=  1891.  III.  Es  el  célebre  cometa  de  Bnoke 
calculado  por  Backlund  y  encontrado,  también  muy  cerca  del 
lugar  indicado,  por  Barnard  el  1?  de  Agosto. 

Cometa  d  1891.=  1891.  Y.  Es  la  segunda  vuelta  del  cometa 
Tempels-Swift  (1869 III- 1888 IV)  calculado  por  Bossert  y  ha- 
llado de  nuevo  por  Barnard  el  21  de  Septiembre 

Cometa  e  1891.=  1891.  VI  descubierto  por  Barnard  el  2  de 
Octubre. 

íios  cometas  cy  d  permanecieron  siempre  muy  débiles  y  el 
cometa  e  era  muy  austral,  de  manera  que  en  1891  en  nuestras 
regiones  sólo  dos  cometas  (a  y  &)  hubo  visibles  con  los  instru- 
mentos de  potencia  media.  Es  notable  también  que  de  los  cin- 
co cometas  de  ese  año,  hubo  tres  periódicos  y  cuya  vuelta  se  ha- 
bía anunciado. 

El  cometa  Wolf  (6  1891)  tenía  primero,  según  Lehman  Pil- 
hés,  una  órbita  casi  circular  y  entonces  permanecía  alejado  de 
la  tierra,  de  suerte  que  era  invisible  para  nosotros.  Una  pertur- 
bación producida  por  Júpiter  en  1875  alargó  su  órbita  y  dismi- 
nuyó su  distancia  al  perihelio,  lo  que  nos  permite  verlo  cuando 
pasa  cerca  del  Sol. 

De  los  cometió  vistos  en  1891  el  más  célebre  é  interesante  es 
el  de  Encke,  notable  porque  la  duración  de  su  revolución  dis- 
minuye constantemente.  Para  explicar  esta  aceleración  se  ha 
admitido  hace  tiempo  con  Encke  la  existencia  de  un  medio  es- 
parcido en  el  espacio  y  que  produciría  una  resistencia  que  va- 
ría en  razón  inversa  del  cuadrado  de  la  distancia  al  SoL  Pero 
bajo  esta  forma  la  existencia  de  un  medio  resistente  sólo  es  ad- 
mitida hoy  por  un  pequeño  número  de  astrónomos. 

Sin  embargo,  es  cierto  que  el  cometa  de  Encke  es  perturbado 
en  su  marcha  por  una  causa  desconocida  que  podría  ser  el  en- 
cuentro de  un  enjambre  de  meteoritos.  Seeliger,  en  efecto,  ha 
demostrado  que  el' encuentro  con  tal  enjambre  produciría  un 
efecto  an&logo  al  del  medio  resistente  de  Encke.  Es  cierto  que 
entonces  la  aceleración  del  movimiento  medio  debería  presentar 
muy  frecuentes  variaciones,  pero  algunos  astrónomos  creen  que 
ese  68  precisamente  el  caso  del  cometa  de  Encke. 


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ÍNDICE  DE  LA  REVISTA. 

1892-1898. 
TAJ^XjEI  1>S2S  AftJlLXlkllBS  13X2   LuA.  RS2VUS2. 


Actas  de  las  néftiones.  Agosto  1892  &  Junio  1893.  (Campiei  JRendui  des 
séancei) 5,33,49,73,  105y  121 

Alcocer  y  Septien.  Observaciones  meteorológicas.  Querétaro,  1888  6 
89  7  1889  &  90.  (Ohtervatwni  méUorologiquei) 467    62 

Aragón  7  Mateos.  La  premien  del  tiempo.  (Laprévinani  du  UmpsJ,    51 

Aumento  habido  en  la  Biblioteca  de  la  Sociedad  dorante  el  año  1891. 
(PubUeatioñi  et  dan$  repu) 17,65  7    97 

Barroeta  7  Martínez.  Observaciones  meteorológicas.  San  Lois  Poto- 
sí, 1890.  (Ob9erv<Ui(m8  méiéorotogi^ueij 94 

BigonrdanG.  Revista  anual  de  Astronomía,  1891.  (Eevutannueld'Ai'- 
tronomie) 41,84  7  139 

CappeUetti  E.  M.  Observaciones  meteorológicas.  Saltillo,  1891.  (Ob- 
tervatiom  météorologiques  ) 16 

Congreso  Internacional  de  Meteorología,  Climatología  7  Magnetismo 
terrestre.  Chicago,  1893.  (Congr¿$  International  de  MétéorologU)..    80 

Foerster  &  Jesse.  Invitation  d'observer  les  nuages  lumineux  de  noit.    55 

Herrera  A.  L.  El  tiempo  7  la  biología.  Nota  bibliogr^ca  adioionaL 
(Letempeeilahiologie,  Note  bibliographique) «  109 

.  La  evolución  de  los  colores  en  las  aves  de  Norte  América^  de 
M.  Eeeler.  (I/évoluHon  det  amleun  da  omaux  par  M,  KUUr 180 


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144 


Instituto  SmithBoniímo.  Circular  relativa  &  los  premios  Hodgkins 
(Prix  HodgUm) 124 

Mottl  Carlos.  Obserraoiones  seísmicas  en  Drizaba.  Enero  á  Agosto 
1892.  (Obtervationi  iitmiquei  faiteM  á  Oriuiha).    14,  47,  63,  95,  96  y  119 

Necrología  ^A(&ToZo^^; 

El  Sr.  Ing.  Vicente  Beyes 77 

ElSr.  Prof.  Mariano  Herrera  y  Gutiérrez 88 

Norris,  Laird  &  Pond.  Posiciones  geográficas  en  la  Bepública  Mexi- 
cana, las  Antillas  y  la  América  Central  (FotUioni  géogra^hiquei 
au  Mexiqíte,  au»  AniüUi  et  d(ms  VAnUrique  Céntrale J 12 

Obrerratorio  Meteorológieo  Central  de  México.  Resumen  de  las  oV 
serraciones  del  año  1892.  (Eéeumé  dei  obtervaiiont  météorologiquee/ai- 
tei  á  México) 118 

Pond,  Laird,  Holcombe  &  Gbmrett.  Determinaciones  magnéticas.  (Dé* 
ierminaUone  moffnáiquei) 13 

Puga  y  Agnilir.  Propondén  relaitivsál  candió  da  noml)re  de  Aaé- 
rica.  (LeehangementdunomdeVAméngue) 7 


BIBLIOGRAFlA.-BIBUOGRAPHIE. 

Annuure  du  Burean  des  Longitudes,  1898 .«•# *••..•     91 

Blakesley.  Les  courantes  altematifo  d'électricité 89 

Caben.  Manuel  pratíque  d'Éehdrage  Électrique 127 

Cobo.  MétbodesdetrayailpourlesLaboratoIresdeCbimieorganique.    38 

Cruls.  Le  CEmat  de  Rio  de  Janeiro 91 

Guia  aoténtioa  de  la  Expostci^  de  Chicago 117 

Quillaume.  üoités  et  Étalons V» 

Keeler.  BSvolution  of  tbe  colora  oí  North  American  Birds 180 

Lucas.  Bécréations  Mathématíques,  m 110 

Mind.  Introduction  k  l'Éleotrícité  Industrielle 129 

Nuevas  publicaciones.  (NawkUee  fubUcatwm) 10,  61  y    92 

Obras  que  han  ingresado  en  la  Biblioteca  de  la  Escuela  Nacional  de 

Ingenieros 185 

Pelletan.  Traite  de  Topographie «. 112 

Sanvage.  Lea  Lieux  Géométríques  en  Géometrie  élémentaire 116 

Stubel  Ai  Uhle.  Die  Ruinen  von  Tmhuanaco  ím  Hoohlande  deft  Alten 

Perur..... ^ 113 


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Temo  VI.         Memonos  de /a  Soc/edad'A/zafá'.  Lám.1^ 


ORDONEZ.OBSIDIANAS  DE  MÉXICO. 


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MORTAUDADENIEON(EJ) 

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Temo  VI,  Memorias  de  /e^Soc/edadAzafel         Lámyífl. 


<L Olivino  aUeradc 

i. ^^u^ila^ 

c^, —  Zairadcr 

ORDOÑCZ.  LA  RQOA  DCL  CAUENOARIO  AZTECA. 


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MEMORIAS  T  REVISTA 
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"ANTONIO  ÁLZATE" 

rOSUCAlMB  BAJO  t^  m%MCOiÓW  DM 


Tomo  TI  (l8íí2-»3)*— Ntímeros  1  y  2. 


SOMMAIRB. 

MKMOlUEfí»— Rappori  du  Stcméiake  génénil  sur  ] '  ¿lat  de  Ia  Sodíté  íiu  31  I>éc.  1S91. 
Liste  des  merabres  üu  31  JuitJet  1892.— Quelques  obiidienncs  du  Medique  par  M*  E. 
Otá&Mí.  (  Planche  I  )*^Le  Mexiquc  sUmSque  par  M,  de  Montessufl  de  Ballorc. 

BETUE.— Gompie-rendudela  ^éaticísdu  7  Aoüt  1892.  Proposiúon  de  MM,  Puga  et  Afui- 
larconccmanilcchanffemcni  du  nom  de  T  Amérique.— Nonvdlea  pubücatioíis.— Pod- 
liotii  géographiquc»  et  déterminattons  magn ¿tiques  au  Mcxíque,  aiuc  Ad tilles  et  dan* 
l'Amérique  Céntrale— Resume  des  observaiiona  oiéléorologiquei  faitea  aü  Saltillo  en 
189»  parle  P^  E,  M.  CappelEciti*  S,  J.  — Otscrvationíi  iiímiiiuea  du  mois  de  Twvier 
iSgs  i  Ornaba  par  M-  C.  Moitl—  Publicaiiotí*  et  dotu  fegui  pendant  I'antiée  1B51. 


MÉXICO 

IMPRENTA  DEL  GOBIERNO  KN  KL  EX-AHZOBr8PA0O. 
(  Avenida  Oncnie  a,  niim.  -jitú). 


1892 


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inmeDto  habEdo  «n  la  Biblioteca  út^  In  Sociodatl  dnrmite  iHi  m^e? 
de  ^úTáo  j  Abril  de  1892. 


MaxatíAn.  Observatorio  Ástronómicíí -Meteorológico,  Cuadro  que  m&ni fiesta  las 

presionea  det  aire  á  0°  y  al  nivel  medio  del  mar,  registradas  en  los  añes  d« 

ISSOá  1690.  México,  3892. 

MíxiOü.  Academia  N.  díi  Medicina.  *'Gaceta  Méditm/'  XXVIÍ,  5  á  8.  IX  ¿  XX  ; 

XXI,  1  á  13;  XXIII,  5  á  8  y  10  á  13;  XX Vi,  16  y  17. -índice "general 

de  los  23  primeros  toYjios.  1989.— Apéodtee  al  tomo  XT. 

"El  árenlo  Católico."  1892.  V,  1  &  7, 

Gacetii  Médico-Militar*  líl,  6  y  7. 

Instituto  Médico  Nacional,   "El  Estudio."  IV.  6. 

— '*La  Medicina  Científica,"  V,  6  4  9. 

"Kl  Minero  Mexicano."  XX,  5  y  6. 

Observatorio  Meteorológico  Central.  Boletín  mensual.   1890,  fll.  3. 

Secretaría  de  Justicia  ó  [ujitruccion  Páblica.  Segundo  Congreso  Nacional 

de  Instrucción  Pública.  1890-91.  México,  1891,  4V 

"  Secretaría  de  Fomento.  Monumentos  del  Arte  Mexicano  Antiguo,  par  el 

Dr.  Antonio  PeñafieL  Un  tomo  de  toxto  y  dos  de  láminas.  Berlín, 
1890,  foL 

Boletín  de  Agricultura»  Minería  ó  Industrias.  Núm.  4*  Octubre, 

1891.  Núm.  5,  Navipml»re    1891. 


— -  Secretaría  de  Hacienda.  Sección  7?  Amonedaciones  é  introd acciones  de 

Toe tales  preciosos,  1890-91. 

—  Sociedad  Areola  Mexicana.  Eolerío.  XVI.  8  á  14, 

«^  Sociedad  Farmacéutica  Mexicana.  *"La  Farmacia.''  11/3  y  4. 

Sociedad  Mexicana  de  Geografía  y  Estadística.  Boletín,  4"?  época.  II»  5. 

Sociedad  Mexicana  de  Historia  Natural.  '*  La  Naturaleza."  2?  serie.  H,  2. 

Saltillo.  Colegio  de  San  Juan  Nepomuceno.  Observacionóa  meteorülogicas.  Año 

de  1891.  Puebla,  1892. 
Drizaba,  Sociedad  '^Sánchez  Oropela.'"  BoWtin.  V,  1  a  3. 
Puebla.  Colegio  Católico  del  Sagrado  Corazón  de  Jesús.  Resumen  de  las  obser- 

vactones  meteorológica» .  1 89 1 . 
— —  Hospitiil  General  del  Estando.  Boletín.  I,  19. 
— - —  Observatorio  Meteorológico  del  Colegio  del  Estado.  Observaciones.  Sept. 

¿  Dic.  1891  y  Enero  1892.  Resumen,  1S9L 
Tacubaya.  Biblioteca  pública  '^Romero  Rubio/'  Boletín  bibliográfico  y  escolar, 

II,  4  á  7. 

'^Cosmos."  I,  6  á  8. 


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'^.^'^    MEMORIAS  Y  REVISTA 


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'ANTONIO  ÁLZATE" 


rtlLtC^HM  bajío  Lá  DUUCCIO^II  DE 


Tomo  VI  (1SÍI3-93) Números  3  y  4. 


SOMMAIBB. 

IIKiltaUE?^.— 1«  Mcjtique  «¿cmique  par  M.  F.  de  M<»it«Mui  de  Baltore  (fin),  r  PluncHe 
I  U.— 1^  percíptíon  du  ler-pü  che<  íes  nt^itnaux.  Le  temps  et  la  biologie  par  M,  A  L 
Herrem.^BibÜDíTaiphie  Méléiroíogíqite  Mcaíicaine  í  jS^i!,  par  M.  R.  AKuilary  San- 
liUAn..^  I/iiijmeKtalbti  soijs  k  point  de  vuede  rhygíéne  par  M.  R.  Macouzet. 

KKVÜK. —  Publkstbnsrtdoiiíi  re^uspendant  I  *íinné*  t%qi  tBiUÍce\-~Ccintpte«-irciid!iis  d« 
»£fti]ceí  (Sepe,  et  ticL  iB^a);  marche  du  baromctre  par  M.  V.  F^mindei.'- BibllogTTii- 
phi*. —  Revue  Anniiel  d'Ajstroncuuie  HS91)  par  M.  ti,  Bigourdan^— Resume  dd  obser- 
van oni^  iiiítéorDlogtqitei  bltu  á  Qucrétaro  de  Juillel  1B8B  ji  Juici  18^9  par  MM,  P-  Al- 
cocer e(  J.  A.  Septiem. —  ObKrvaiions  aisnuquei  df»  moU  de  Féviier  et  Mar*  rSgg  & 
Urutaba  par  M .  C.  Moni. 


MÉXICO 

niPKRSTA  r>BIi  (iOBIBRN'O  ES  KL  aX-ARKOBIBPADO, 

í  Avetiida  ÍJnínte  a.  ni'ini.  716  J, 

18ÍI2 


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lieR  auteiii^  Bont  les  seniR  re>íponsahles  di^  ses  écrlt», 


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Aumento  habl<tn  en  la  Blbllot^Cii  de  la  Sociedad  dnrftBte  loi  meses 
de  HnrzoyAbrilde  18B2. 


Buenos  Aires.  Eevmta  de  Muteraáticaa  Elemeniftlea,  57  y  58- 

Sociediiíl  Rural  Argentina,  Armlefl.  \m\.  XXV,  11 

Calcütta.  Meteorological  Department.  IJeteorologícal  observationa,  Mayo  tSSh 

- — -  MontbJy  Wt?mlier  Review,  Mayo  1801. 

Calí.  Sociedad  de  Medicina  del  Cauca.  Bníetíi.  Núms.  58  y  59, 

CAiaBRiDGEt  Mass,  Museum  of  CoTHpftratíve  Zoology.  Bulletin,  XXIII,  1, 

Chapkl  HiLi.p  N.  G,  ElifiliA  Mitcliell  Scientiño  8ociety.  Journal.  VIH,  Jul- 
Dic.   189  r. 

Chevipíedqe  Yoi'ksbire  Gt*olo^ical  &  Poiyteclinic  Society.  Pnjeeeding».  N,  Se- 
ries. 1892.  XIL  I. 

Coimera.  Jornal  Je  Seíeneina  Mathemutiíias  o  AfitroiuimicttS.  X,  4. 

CINCINNATI.  Soflkty  of  Niitural  Hi§it4Try.  Journal.  XIV,  3  &  4.  1891-92. 

CoPENHAfiüK,  Acadéraií^  K  Dftndiai?  des  Sclencm  et  dí»s  Lettrea.  Bullotiti,  ÍS91, 
2.~MémoÍreíí.  V,  4.  Vil.  3  &  4. 

Cracovik.  Acatlí^mie  ápü  ifoii?rn'es.  Bnllptin  Intí^matiouAL  1892,  1  &  X  Pwniet» 
nik  (MémoireB).  XVIIl,  1    Rozprawy  i  Si^aiices  ct  travaux),  SÉri*- II   I.  1B9I. 

Dresden.  Nfttiirwiaíi«nscha£tiiclie  Geaellsschuffc  '*  litis.  *•  Sitzungsberichte  und 
Abhítndiungen.  Jnb-hic-,  1891. 

Voreio  für  Krdkunde,  Feí^tsübrift  aur  JubelfeieríleaSSjahrigfn  Bestebeu». 

1888, — Litteratur  d^r  Laudps-un<Í  Volkwknnde  d«fl  K.  Sachf**Ti,  Vi.n  P, 
E.   Ru'htert   188Í1,— WrzeicbniH  von  Forgcliern  in  wisaensehaftlicber 
Lamleíí  und  VolkskutiHe  ilittfl- Euro  pus  voq  P,  E,  Ricliter.   1»SC. 
Klbmj/.  Bfxjiété  d'Etude  de«  Scienees  Naturt^llfH.  St'ancefi  I>b,  3. 1892.  Mar.  15, 
FíRENZE.  Societf^  Fotográfica  Italiana.  Eullettiiio,  IV,  1892,  1  &  2, 

!Socii*ta  Entomológica  ihiliana.   Bulli^ttino,   1891,  I  &  II. 

Ganl»,  Société  ñe  Médt^ciiie,  A  míales  t^t  Bulletin.   189L\  1  &  2. 
Genkvií.  Soeiété  de  Génpraphíe.   Le  Globi*    Bulteiin.  5?  «érie.  Ill,  1, 
Gémova    Sodfttü  Linustica  dv  Sciüiiaf  Naturaíi  e  Gefigmfiche    Atti,  1892.  III,  L 
GlasuoW.  Pbilosoithieal  So«iety    Proceetling».  XXH,   1890-91. 
GüATRjiíALA.  Dirt*i:ciÓTi  Griieral  de  Estailiütiai.  Mi*moria  de  la  Secretaría  de  Fo- 
meuTO.  1892.  -  hifoime  dirigido  al  Wr.  Ministro  de  Fomento  por  A  Dr  G.  E. 
Uui^.rrmn.  comtsiinnailo  espacial  del  Gobierno  á  la  Expo.»ííci6u  Uuivtraal  de  Pa* 
tí*,  l889.--Keeompen«n»  obtenidan  *»n  1»  iÍJípcmiirién  uní  versal  de  PaHa,  Í8S9. 


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Efiil  CIEI 


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1  A    J. 


"ANTONIO  ÁLZATE" 

^ ftfi  JÍU 

Tomo  YI  (1892-93).— Nümeros  6  y  6. 


SOMMAIBE. 

ailíjiOlUE*.— L'alimentation  *o»Js  l«  point  tie  vue  de  l'Hypíne  par  M.  R,  Macouzet. 
ííinl.— Épigrapíiie  Mexkahic  par  W.  J  Gatíndo  y  Vilb  i+tcr  paitieV — L«»  ruírvu  ia^ 
poth^qu»  du  Cerro  de  Quien geb  iDiütrict  de  Tehuant^pec,  £tat  de  Oaxaca )  par  M,  A, 
Esiriitla.  (Planche  íll).—l.,ei  éimlcA  ñiaaitt  án  nj  Kovcmhre  iS^a  par  M.  V.  Fer- 
nández» 

BKVrH,, — N«  5  Bi  <k— CftmpMSliFendu  de  la  téuux  du  6  Novemliie  ^fl^a,—  La  jmSvtiion 
du  icmps.^Invilatinn  d'obícrver  les  nuagei  lumineux  de  nuit.— Nduvelle»  publica- 
tiubs. — Resume  dei  cibservation«  météorotogiques  faitea  á  Querétaro  de  Juillet  liS^á 
Juin  iS^o  par  MM.  P.  Alcoc«r  et  J.  A»  Septien» — Obaervaüonü  «íjimiqíiei  du  mou 
d"  Avñl  iBga  a  Ürutaba  par  M.  C  MoilL—  Fublicatíons  et  don*  reíus  pendant  l'année 
1891  (buUeL 

\o«  ;  &  B  —  CornptesHTcndus  des  «éancet  fDéc.  1S97  et  Jatvvier  1893).— Nécrologic;  M, 
Víc«nie  Rqres*  lagéttíour  civii  et  Archjtectc^^Coikgrés  lateniatiafial  de  Mécéanio|iav 


MÉXICO 

IMPKKNTA  1>EL  ÜOBIKRNO  KX  KL  EX -ARZOBISPADO, 

(  Avenida  Onente  9,  núm.  7*6  t 


.&i)a 


18  93 


Les  ButeurH  «ont  seulR  responsables  de  leurs  écritu. 


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SOCIEDAD  CIENTÍFICA  "ANTONIO  ÁLZATE." 


Funditü»  BU  Ootubro  de  18S4. 


Presidente, — lügenioro  Guillermo  B.  y  Puga. 

Vicepresidente,^ — Lie.  Ramón  Manterola- 

Secretario  perpetuo  y  B í bu otegario.  —Rafael  Aguilar  y  San- 

tiilán. 
Prosecretario. — Ingeniero  Agustía  Aragón. 
Tesorero. — iDgeuiero  Oilberto  Montiel  y  Estrada. 


Local  de  la  Sociedad  y  Biblioteca  (abierta  al  públioo  todos  loa 
días  de  trabajo  de  4  á  9  pm.) 

Tacubaya,  Calle  Real,  esquina  con  la  del  Maguey. 


Secretaría.— México.  C«Ue  de  hi  Palma  n.  13, 


Áuineiito  tialiido  en  la  Biblioteca  de  ¡a  Sociedad  durnnte  I04  meses 
de  Mano  j  Abril  de  1892. 


PElLADláPfllA,  Academy  uf  Natural  Soíence».  Procoedingt.  1891^  Hl. 

Franklin  Inatittite.  Jonrnal.  1892,  CXSXIII,  3  &  4. 

Pisa.  II  Nuovo  Cimento.  1891,  XXX,  11  &  12.  181)2,  XXXI,  1  &  2. 

Socwta  Toscana  di  Sclenze  Naturali,  ProcftMí  verbali.  "VIIL  15  Nüt.  1881 

&17Eiie.  1892(PágB.  1-Í5). 


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MA^   9  1898    ^3^.^ 


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ME)IORÍAS  Y  REVISTA 


US  LA 


'ANTONIO  ÁLZATE" 


n;B'tirA&4s  BAJO  r^  buiErctov  nc 


Tomo  TI  {l«í)2-93).— Númerog  7  y  8. 


SOMMAIREJ. 

Ill-.nniRE^.— f^í  étí>tlM  filnnie*  clu  i\  Novenibrc  i!?ij2  par  M.  %'.  FernándK,  ífin).— 
L;^  murtahté  cLini^  \,\  \illetle  l^nn  par  M.  le  Vmt,  M  l,cal  f  Pbuche  IV  j, —  1  ei,  tcin- 
pcfjitürcv  ihi  ■*'»]  í>  rCíb-»efva|niie  <!«  lacubay^  pernilntit  rannée  189a  par  \L  Múrenoy 
AiiJa    tPbíschc  Vi»—  IjC  L'etiien.iire  de  l'Éco  e  de*  Mines, 

RKVri*!. —  L'íjngrts  International  de  Mélcorolojcic.  Llncago,  1S93.  tfínl  — Rcvuc  ftflnnfl 
d'Aiiiiatinmie  ( iSyi  1  par  M  (j  IW'4oiirdaii,  í^uilch— Névrolocic:  %í.  le  l'rof.  M,  Hc- 
rrer*  y  Clmiérrcí  —  Híblio^rnphíc—  Nítuvdlc*  |>ublícaiiMnv—  késtimé  des  i.hserva- 
tioriiN  iiiétéor«  lagiqiiCH  fMÍtCMÜi  San  l.uix  ]\it<i<iir  j]ei>da]il  Tatniée  iS^o  pnr  MiM.  Burrtiev 
ti  el  Mnniíie?.— I  Jb%tfvíiiiuii»  kisiniqtie*  dti  moi*  de  Mai^  Juin  ei  Juilkt  189a  i  ün- 
znb^  par  M  .  C  jSLottL 


MÉXICO 

IMPEEXTA  DEIi  GOBIERK*  EX  EL  EX -ARZOBISPADO, 

(Avenida  Oncpte  i^  núm.  736}, 

1893 


Lei  autems  sont  mxún  rexponsables  de  leiirs  ácríts^ 


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Goc 


Ánmento  Iigblilo  en  Iii  BÍI»Hoterfi  ik  !íi  ^ocledml  iliirante  Ior  meses 
de  ^íjijo,  Junio  j  Julio  de  1SÍ)2. 


13o:va.ojo!vií:.s. 


(  Loi  nombres  de  los  donadores  cstin  con  kira  cnntivn;  los  : 


licmllu 


de  b  Sociedad  «c  h-illan 


Btnnie  Ahx^  Tí.  Oti  mean  or  avemírí»  annnívl  lítiinfall  nml  th*,»  íluetuationsto  wbi^li 
it  is  subjpt.   Lí»iíloTi,  1K02,  SV 

Van  Itffffdru  P.  J..  Mb,  líísh>irt*  Nnhirellt*  ñ(^  la  Bfileiiii^  ií  Bosíip  (Mpr^jiptorn 
r>onp*íí*)  Bruxelles,  1887»— Do.  do.  <Ih  UBaleinedea  Ba»*qu(*B  (BalaeiiaBUcH- 
yt'iiMs)  Briixolloíí,  JiSBü. — L**  máíe  4<^  cerUina  Cnllgtdéa  i*t.  itii  nouveaii  p'nrts 
lie  rvíte  fimt'Uff.  Bruxolleg,  1  SOÍ.—Bur  la  déeouverle  d'im  líomanl  fosóle  dans 
l'nr^ilíj  do  líiipolmorulo.  BrTi^tollcs,  IST'l. —  Vn  mot  sur  le  Helaclie  (Hamioví?- 
Vív;  Amata  du  €va¡^  d'Aiiveifí.  BruXelW,  IS7G— Sur  la  pi*íserice  &%ix  temp» 
anHeüs  ft  niodi*rn4*8  de  la  Bnlpíne  de  Bisruye  (on  Notdcaper,  aux  cotftsde  Nor- 
w^^w  par  M.  G.  A.  Guldberj^,  —  lí>?cli(íi(dipíí  í^ur  qn^lques  p<níisoií8  fossílea  de 
Belgiqíifl,  Bnixelk'S,  1871. — La  diplv-ibLitiidi  gwographiíjue  des  Balénoptorftií. 
Bruxidlc}*,  1S7.S. 

Buiíillift.  Dittioimairo  L«TiivrrfíLd  <rnistí>Íre  et  de  Géograplde,  París,  1847,  1  t. 
ClífTiiente*  Tablas  ei*on(d(')pciis  en  f|Utó  ne  contienen  los  a  uceóos  eclesiásticos  y 
«títjularíja  da  EHpanft,  África*  Indias  orintflW  y  occidentaloa,  deade  su  príncí, 
ido  }msta  al  año  de  líU'2.  Ilustradas  y  añadidas  dcsdf»  vi  año  de  IG4¿  Ijíishi 
KISií.  Vídfncln,  BISO,  1  t.  Coity.  Supplément  an  DJEjíiotinaire  derArlilItíne* 
Prnirt,  18^2,  1  t.— Dw  BíhíjIIp.  Le  Poüitivisme  t^x  la  Science  expérlntontale, 
París,  1880-Sl.  2  t. — ^Dií-tionnaír»?  Unívei-sel  théoriqne  et  pratique  du  Cora* 
m:rrc«  et  de  Ja  Navigatíon.  PariK,  1S73.  2  t, — ^í>u  Monrel  et  Gfra'dj,  L*Elec* 
tricit¿  cora mn  fon^e  Uiot rice.  Paria,  18S«1, — ^DuraTuL  Precie  d«a  Le^oii»  d'Aí- 
íddteetnredonneHsriL'í^i'oIi?  T{.Polyt»'cljriií|iie.  Bruxrdlps,  184f).'-í;my.  Cruirg 
d^^R  Sciencí'íi  Phj'siqueíi  ot  riiinnques  applíqiiéiis  aux  Art«  Militaiiefí,  Faibrt» 
cíition  dps  Bou^hí*s  ii  Uní  on  lirón ze-  Pnrij*,  1S49, — Gatt^L  Dictiounairi*  Fran- 
íjüía-lCspagnol  el  Ki*pa;t;tK>l-Fi'3njr^nis.  Lyoa,  1803,  2  t.— Lnboulayo.  Dictíon- 
nairedesAHs  et  Manufarturt^s  et  de  TAgrieulturp.  Parií?.  1877.  4  t.— Mni't^y, 
La  Mairhine  anitiodc,  Loronutii^n  tfrre«ire  ot  aérit-niie,  Pari.s,  1873.  fP^ra. 
Lie,  Vicente  (k  V.  Jmtvtídc). 


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'-■^'^  MEMORIAS  Y  REVISTA 


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'ANTONIO  ÁLZATE" 


^^burxDu  lAJú  LA  iMiuceíaír  &fe 


RAinAEL,    JkOXJlLAIÍi    "^    «.AJVTlLLUkía^, 


Tumo  TI  (1892-93).^Niíitieros  9  y  10. 


SOMMAIBU. 

MÍMOIREÍ!,— Ijc  Centcnaire  de  I'École  (Jes  Mines  (fin),— La  Roue  SaloraoTiiquc  el  la 
prcviikKiTi  du  temps  par  AJ.  M.  Leal  (Planche  VI)»— Moycns  dedcfcnsc  dati&  I»  ^nii- 
maux  par  M,  A*  U  HcTrera. 

BEWK.^ Publication»  ci  don*  rc^íts  pcndaní  Fanréc  1891  (  fin  \—  Séances  de  ta  Kociété 

(Fívrier,  Mars  ct  Avnl  1S93I  —  Le  Tcmps  el  ]u  IíioIoríc,  Nntc  líibliographiquc  p^ír  M, 
A.  L.  Herrera,— BtW ¡o graphie.- Rezumé  des  obscrvatíons  fñéléorologiques  faites  i 
Mexiccj  pendaní  l'annéc  iBija.^  Obsermiions  KÚrníques  du  itioU  d'Aoút  iSga  i  üma- 
•    bapar  M.C  JkSotU. 


MÉXICO 

IMPRENTA  DEL  GOBIERNO  EN  EL  EX -ARZOBISPADO, 

(  Avenida  Onenle  a,  núni,  736  J, 

1893 


hen  auteurs  suiít  si^iils  resiwnsftlílcs  úe  leiii  s  f^t^rils* 


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Auiiiciito  linbido  en  L\  Blbliolecn  de  Ux  Sociedad  dnmute  los  meses 
de  Afnjo,  JliuIo  y  Julio  do  18 92, 


AorASCALlENTES.  ''El  Instructor/'  IX,  1  á  3. 

Colima.  La  liltltifación  iloiieriia.  I,  5  á  10. 

GtiANAJUATO.  ObservRtorio  del  Colef^io  del  Estíido.   Eí^gíatro  de  obaerTacione» 

meteorulógieas.  Mar/o  1802. 
MÉXICO.  Acadí-iijiaNíiciüiialdeMeditíma.  Gncetn Médica.  XSVII,  9itl2.  XSVIlI, 

1  y  ± 

^- El  Círculo  Católico,  1892,  V,  9  n  12  y  14. 

Bcutscliís  Wiaaensliafllidht'  Veri^m.  MittlieOunj^en.  T,  4, 

-*  Biblii»t€>í!a  Nacional.  Catálogos.  8?  división,  Fil«Jo^Sít  y  Belííts  Letra». 

Gacela  Medito-Militar.  MI,  8  ¿i  10, 

Instituto  Mt'ílico  Xiiíñünal.  El  EstinUo.  IV,  7. 

*  SiM-retavía  dt?  ilucieiidíi.   Wí>vinjit:fito  uiaiitímo  extt^ríor  6  interior,  188&- 

B  0. — E  .X  [>o  r  t  a  lí  í  i  m  es .  A  fi  o  fi  se  al  1 811 1  ^í>2.  Pr  i  m  »-r  s«  m  t'S  tre. 
— yocípdívd  Agrícola  Mexir^ana.  BolLaSu.  1602,  XVI»  15  á  27. 

Socíednil  Farmacéutica  Mexicana.  Lft  Farmrwiift.  II»  5  á  7. 

^  Kiüiuvlii  Naciuniíl  do  Ingeniónos    Catiilogü  de  la  Eiblioteta.  1S92 

—  La  Medicina  Científica.  V.  10  á  14 

• —  Seeriitai  ía  de  Fonipntu.  Geografía  y  Estítdít?tica  de  la  República  Mexícnua, 

por  A.  L.  VelnsL'o,  Tomos  X  á  XII  (Guí^rrem,  Tlaxcala  y  Tamaiiliprn*), 
1892.— Boletín  de  Agricultura,  Miuería  é  Industiias  I,  6  (Üic.*lSÜl), 
7  (Enero  1892  ,  8  (Ftd>rero).  D  (Marzo).  10  (Abril)  y  11  (Mnyo;. 

MOREIJA.  **La  Unión  Médiea  Michoiieana/"  I^  6. 

Pl^kbLA,  Bolí^tín  Médico  da  Puebla.   I,  10  y  11. 

— -^—  Hoppital  General  del  Estmlo.  BoU-tín.  I,  20  y  21. 

^—  Observatorio  Meteorológico  del  Colegio  del  Estado.  Ií#»gistro.  1802,  Fe- 
brero {\  AIjHL 

Orizaha.  S«icÍfídad  *  ".'Sánchez  Oropeza.*'  Boletín.  Y,  4  á  0. 

Tacubata.  Biblioteca  *'ríom*no  Ünbio."  Etjlttín  Bibliogriífico  y  Escolar.  II,  8 
ál3. 

Cosmos,  It  9  á  13. 

Observatorio  Astronómico  Nacional.  Boletín.   I,  9. 

ZacatKCas.  Kegií^tro  de  ob8erv;%cioiiefi  meteorológica.*!.  Mayo  1892. 


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'ANTONIO  ÁLZATE" 


rUBlJC4IMkl  MíiO  t^  DIUSCCIOM  OK 


Tomo  VI  ( I Sí>3 -93).— Números  11  y  lí 


Fin  tIr]  tr3iiio. 


SOMMAIBB. 

WÍSlOlItEtí, —  Moycnsdc  défcn»«  dans  les  anim^ux  p.tr  M»  A.  L.  Herrera,  (fin),— Ex- 
pií*itioTi  Hi^tonco-  Améncatne  de  Madnd,  189a,  La  Sectinn  McjtiLsíinc,  paír  M.  J,  Ga- 
(iiitiri  y  Villa.  (Pbnchc  VU  ^— Ure  nauvcMc  csptcí  de  *'  Lecaoiuní"  du  Mcsujbc  par 
M,  J.  D,  A,  Ci>ckcrdl  —  La  Roche  du  Caicndñer  Azi¿:quepaT  M.  E.  Ordimcx.  {VVau- 
cht  VUJh  — üñ  c*s  téraiokígiqüc  chcr  uoe  ílciir  d¡' mic  courge  par  M.  Á\h  Dugc* 
(Planche  JX^.^Tablc  des  matiercs  du  icune  VL 

KKVtK.— Cornplcs-rendu.H  des  séancc»(Miá  et  Juin  1893 '.— Insiiiutiotí  Sniithsofíicnnr, 
PrÍK  Hodgkíiis  — Bíbliü^mphic:  Cíihcn,  Guillaume,  Mincl,  Kceler-'-Ouvrage*  rceiis 
dan*  la  Biblioiheíjuc  Je  FÉcólc  des  Ingínicürs.— Rcvuc  annuel  d'Astrünoniie  par  M. 
il   Rigourdan.— Tabledca  matiéres  de  ranuéc  ifigo^s. 


MÉXICO 

IMPRRNTA   OKL  (iOBlERNO  BN  EL  KX- AiaOBISPADO, 

(  Avenida  nncnlc  n^  núm.  7v6y 

1803 


h^H  nuteurs  sont  seuls  responsables  de  leiirg  fSerilK. 


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Aumento  habido  en  Ln  Blt^tloleca  de  1a  Sociedad  dnratiie  los  me%m 
de  Sfajo»  iiitiío  j  Julio  de  1§9S, 


lOontlnán. 


Cracoyie.  Acadámie  des  Soiences.  Séiuices  et  travaux.  (Rflzprawy).  Serie  II, 
irt,  líiDl.  Bulletb  Iut«rnational.   1892.  Mayo 

Denver.  Colorado  S<jientific  Societj.  ProceedÍii|?».  On  the  ore- deposita  of  New- 
mM\  Híll  by  J.  B.  Farísh.  1892. — Th©  iiatare  of  th«  chemical  elementa  by  Ch. 
Skeele  Palmer,  1802. 

DiJON.  Acftdémie  des  Sciences,  Art^  et  Bel lea-Let tres,  Mémolrefl.  4^  aéñe.  U, 
1890-91. 

DuUAI.  Uoioa  GéograpUiíjue  du  Nord  de  la  Frunce.  BuEetin,  XIT,  Majo  4  Díc. 
1891. 

DiTBLIK.  Hoyal  Irish  Acadenaj,  Proceedings,  3^*  sí>ries,   II,  2,  Mayo  1892. 

EdinbüRüh.  Geologicaí  Society-  Transactiuiia.  1892,  VI,  3. 

*- B.  PhjBical  Society.  Proceedings.  XI,  1. 

KUIEUF.  Sociétó  d*Etude  de»  Sciences  Naturellea.  Majo  4,  Jnn.  1?  1892,  Bu  lis- 
tín. 1891. 

FlRENZE.  Societi  Entomológica  Italiana,  Bullettino,  XXDI,  3  &  4.   1891. 

Sociela  Fotográfica  Itiilíana.   BuUettino.  IV,  4  &  5. 

FREIBaKG  I.  B.   NaturPorschende  GeseMaclMifL  Berichte,  IV  &  V* 

Ganu.  Société  de  Médecine.   Anuales  et  Bulletin.  1892,  Marzo  /I  Junio, 

QfiNOVA    Societá  Ligustlcadí  Scienze  Naturali  e  Gaogrnfiche.  Attl  1892.  III.  2. 

Gcjate«lALA.  Dirección  Qeaeral  de  Estadística.  Informe.  Año  de  1891. 

Habana.  Real  Acmkinia  de  Ciaaciaa  Médicas.  Fíaicas  y  Naturales.  Anale«. 
XXVIIT,  332.  XXIX,  333. 

HaItIFaX.  Nova  Scotía  Institnt*  of  Science.  Proceedings  and  Transaetionft.  2** 
series.  I,  1. 

Hambürq.  Deutsche  Seewarte.  Annalen  der  Hydrographíe  imd  Maritimep-  Me- 
tííorf>logie.  1892,  XX,  4-6.— Monatabríiicht.  1&9L  Nov.  &  Dio.  beiliefi  11.— Kh- 
tulog  der  Bibliotbekj  1890.  8'*— Ueber  die  Bereelitiuiig  eines  eiusi^lnen  H»oh- 
oiler  Nifídrigwaí*«^rs  nnnli  Zeit  niid  HiUie  toh  ProL  Dr.  C.  Biirgeü, 


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