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Full text of "Nociones de historia del Salvador: Precedidas de un resumen de historia ..."

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ELIJAH CLARENCE HILLS • 1867-1932 




EiAjÉH Cl^inci Hills wasj from t^t:i ú\l his dcath. fifst a Professor of 
Spanish ^ná Üicd Profcssor of Romance Philology &t thc Unívcrsity of 
California. A nativc of JlUnois, rearcd in Flofidap he graduaicd from Cor- 
iidl lo i@93 and itudied in París; be wa5 sui^ccssivdy |>rofesior if) Rollins 
Ck)lícífc in Colorado College, librarían of thc Híspank Socicty of Ammca, 
and head for romance Lan^uages at Indiana Univcrsiiy. For hi; dvstin- 
gUishcd achícvrmenti in Spani&h pkilolo^, he was madc Koigbt Com- 
mandcf of thc Royal Ordcr of Qviccii Isabel, 

Irj Profesor Hills were combincd vasf and predie learning wítfa ciiraor* 
dtnary bumanity. Though a grammariaD and pbiloLogtst, bis traching 
implíed thc grcat woHd, He hicl a ulcnt fox fricndshipi capablc of the 
icclusions of thc scholar and editor and born to an inviolable perenal dig' 
nicy, he posicsscfl also an uncommon social charm which cítcrciscd itself 
in widenÍDg circlcs. Hii charity showed aj kindlincss, deferencc^ mLef- 
anee, che aharíng of the possessioni hu long labors ha<j atra]n]ulated> He 
was a wisc colector of bookit and specialiicd in Spanisb lexicoos* Hf%* 
Hills presentcd to thc Unívcrsity of California bis coUcctioíl of books, one 
of which U bcre inscribcd to bis memory. 




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NOCIONES 




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Historia del Salvador 

PRECEDIDAS DE UN RESUMEN 

DE 

HISTORIA UNIVERSAL 

ESCRITAS POR 

RAFAEL ^REYES 

por comisión del Supremo Gobierno, para uso de 
los establecimientos de enselIaoM de la República 



L 



M 



BARCELONA (ESPAFÍA) 
TalUfcs Gtáficoa de José CaaamafÓ! Rtgomit, ii, j Correo Viejo, 5 
f9f0 



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NOaONES DE HISTORIA DEL SALVADOR 



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NCXaONES 



Historia del Salvador 



PRECEDIDAS DE UN RESUMEN 

DB 

HISTORIA UNIVERSAL 

BSCRITAS' POR 

RAFAEL REYES 

por comiilón del Scfpremo Gobierno» para mo de 
los ettaUecImlentoe de enicilanM de la RepébUca 




BARCELONA (ESPARa) 

Tallerca Gráfieol 4c Jofé C«Mm«)ót Rcgomlr, f 3* 7 Correo Viejo» 5 

f9I0 



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WI6SERVATI0N 
COPYADOED 
0RK3INALT0BE 
RETAINED 

MAY O 6 1993 



Kf3 



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PRELIMINARES 



Historia es la relación de los acontecimientos que se supo- 
nen verdaderos. 

Su objeto es conocer lo pasado y calcular el probable 
porvenir del hombre. 

La historia se divide en cuanto á la forma en crónicas^ anéc- 
dotaSy memorias y biografias. 

Las crónicas son aquellas en que se refieren los hechos 
sencillamente. Cuando la narración se arregla por afios se 
llama anales. 

Historia anecdótica es la que reúne hechos ó dichos de 
personajes históricos. 

Las memorias se refieren á un tiempo breve y son formadas 
por personas que han tomado parte en los sucesos que se refieren. 

Biografía es la historia de la vida de un solo hombre. Se 
llama autohiografla cuando la escribe él mismo. 

Los métodos para escribir la historia son tres: el etnográfico, 
el tecnográfico, y el sincronístico. 

El método etnográfico es el que trata de cada pueblo ó 
nación por separado. 

El tecnográfico es el que trata por separado de las artes, 
ciencias^ religión, &. 

El método sincronistico es aquel por el que se refieren los 
sucesos de todos los pueblos en conjunto, siguiendo el orden de 
las épocas. 

Por razón de las épocas la historia se divide en antigua, 
media y moderna. La antigua comprende desde la creación del 
mundo hasta la muerte de Jesucristo. La de la Edad media parte 
de este acontecimiento y termina con la toma de Constantinopla. 
De este hecho data la historia moderna. 

Por razón de la materia, se divide la historia en sagrada y 
profana. Llámase historia sagrada á la del pueblo hebreo. 



8W235 

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6 PRELIMINARES 



Historia profana es la de los demás pueblos con excepción del 
pueblo hebreo. 

La ciencias auxiliares de la historia son la Cronologia y la 
Geografía. , 

Cronologia es la ciencia de los tiempos. — Época es un 
periodo de tiempo comprendido entre dos grandes aconteci- 
mientos. La Cronologia al establecer las grandes épocas en el 
estudio de la historia universal considera como importantes los 
siguientes acontecimientos: 

1. La creación. 

2. El diluvio universal. 

8. La fundación de Roma. 

4. £1 reinado de Ciro. 

6. Ei reinado de Alejandro el Grande. 

6. La destrucción de Cartago. 

7. Jesucristo. 

8. El reinado de Constantino. 

9. Destrucción del imperio de Occidente. 

10. Las predicaciones de Mahoma. 

11. El imperio de Cario -magno. 

12. La primera cruzada. 

13. La toma de Constantinopla. 

14. La paz de Westfalia. 

15. La revolución francesa. 

Era es un punto histórico ó astronómico de donde toma 
origen una serie de aflos^ que se adopta para computar los tiem- 
pos. Los hebreos computaban el tiempo partiendo de la creación; 
los griegos, de la primera olimpiada; los romanos, de la funda- 
ción de Boma; los babilonios, caldeos y egipcios, de la era de 
Nabonasar, y los árabes, de la egira. 

Geografía es la ciencia que, entre otras cosas, refiere los 
lugares en que se han verificado los acontecimientos. 

La historia se divide también en universal y particular^ 
según que se refiera á todos los hechos del género humano, ó á 
una porción determinada del globo. 



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CAPÍTULO PRIMERO 

Creaotón del mando* liaata el eatableeimlento de loa 
liebreoa en Bgipto 

Semana de la creaoióa.— Adán y Eva.— Diluvio universal.—Dispersión 

de los hombres. 



Semana de la eFeaelón.— Refiere la Bibíia que 
Dios creó el mundo en seis días, que algunos entienden seis 
épocas. En el primer dia creó la luz, en el segundo el firma- 
mento^ en el tercero separó la tierra de las aguas ¿ hizo que 
aquella produjese toda especie de plantas. El cuarto dia hizo el 
Sol, la Luna y las estrellas, el quinto los peces y las aves, el 
sexto los animales terrestres, y, por último, al hombre. Se dice 
que el séptimo descansó. 

Otros opinan que la creación de la tierra, al principio in- 
candescente en su totalidad, data de un millón de años, y La- 
place cree que la tierra y los demás planetas fueron formados 
por desprendimientos sucesivos de la substancia solar. 

Adán y fiva.— Refiere también la Biblia que Era fué 
formada de la costilla de Adán, nombre dado al primer hombre, 
mientras éste dormía, y dióse á ambos el Paraíso terrenal^ lugar 
situado en el Asia^ para que viviesen, gozando de todo lo que 
alli exiiltia, excepto del árbol de la fruta del bien y del mal, 
prohibiéndoles Dios, con penas severas, que las comiesen; mas 
el diablo,- espíritu desterrado del cielo por rebelde^ indujo 
á Eva á que probase de la fruta, y Eva, ya culpable, persuadió 
¿F Adán á que hiciese otro tanto, por lo que Dios, irritado, los 
arrojó del Paraíso y maldijo la serpiente, forma que el diablo 
habla tomado para lograr su seducción. 

Adán y Eva tuvieron por hijos á Cain, Abel y Seth. Caín 
mató á Abel por envidia de su virtud, y el mundo poblóse con 
los demás hijos é hijas tenidos por nuestros primeros padres. 

Diluvio universal*— Diez generaciones habían pa« 



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ABRAHAM Y SU DESCENDENCIA 



sado, cuando Dios, contemplando la corrupción de los hombres, 
resolvió acabar con ellos por medio de un diluvio, pues en 
• •• .%^ a({ué]Q4'^P^A ^^^ 8Ól<> bablan hallado gracia ante Dios Enoch, 
':'*** MaVu^iíIényjdtros patriarcas. Dicese que Gnóch fué transpor- 
: : •: :'*^^<Í*:4^ óJL^fo Mn haber muerto. No quiso Dios, sin embargo^ que 
;: ':'• ••''^•aquélla catástrofe sin ejemplo pereciese todo el género hu- 
mano, pues mandó á Noé que construyese una arca en donde 
debian encerrarse él con su esposa, Sem, Cam y Japhet, sus 
hijos, con sus mujeres, y un par de animales de cada especie. 
Preparado asi Noé, Dios hizo abrirlas cataratas del cielo y caer 
incesante y copiosa lluvia por cuarenta días y cuarenta noches, 
en tales términos, que el nivel de las aguas superó á la más 
elevada cima. Tocó el arca, al reaparecer la parte árida de la 
tierra, en el monte Ararat, en Armenia. Noé y su familia, al 
salir del arca, dieron las gracias á Dios por haberlos salvado 
del diluvio. 

Dispersión de los liombres.— Los descendien- 
tes de Noé quisieron evitar otro diluvio para lo futuro, y co- 
menzaron á construir una elevada torre llamada Babel,; pero 
Dios les impidió ese designio confundiéndoles las lenguas, des- 
pués de lo cual verificóse la dispersión de los hombres; los des- 
cendientes de Japhet dirigiéronse al Norte de Europa y Asia, 
los de Cham al África, y los de Sem al Oriente de Asia, algunoa 
de los cuales, según la tradición, pasaron á la gran región que 
después fué llamada América. 



CAPÍTULO II 
Abraliám y su deseendeneia 

Abrahám y Lot.— Isaac— Familia de Isaac— Jacob y sus hijos. 

Ab]*ali¿lll y Lot.— Quiso Dios que hubiese en el 
mundo un pueblo depositario de su doctrina, y escogió á Abra- 
hám, originario de Ur, en Caldea, para que dejando á su patria, 
fuese á habitar el pais de Canaán, que Dios le ofreció para si 
y para los numerosos descendientes que debía tener. Así lo hizo 
Abrahám, yendo con su esposa Sara á establecerse á la tierra 
prometida, de cuyo lugar, obligado por el hambre, pasó por 
poco tiempo á Egipto. Poco después Lot, sobrino de Abrahám, 
que con éste habla salido de Caldea para establecerse también 



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ABRAHÁM Y SU DESCENDENCIA 9 

en Canaán, separóse de su tio para domiciliarse en Sodoma^ 
á la orilla del Mar Muerto. Sodoma fué abrasada por fuego di- 
vino á causa de las costumbres perversas de sus habitantes. 
Lot salvóse con su familia, excepto su mujer, convertida en 
estatua de sal, por haber infringido la orden de Dios de no vol- 
ver la vista hacia la ciudad incendiada. 

Isp^ae» — Abrahám tuvo por hijo á Isaac. Dios probó la fe 
del patriarca, ordenándole que sacriflcase á ese hijo, pero al 
intentar herirle^ Dios le detuvo. Ya antes habia tenido Abrahám 
con Agar, su esclava, un hijo llamado Ismael. No pudiendo vi- 
vir en paz Isaac é Ismael, Agar, de orden de. Abrahám, mar- 
chóse al desierto á establecerse en compañía de su hijo. Se cree 
que de Ismael descienden todos los árabes. 

Familia de Isaac — Isaac casó con Rebeca^ hija de 
Bathuel, de cuyo matrimonio tuvo dos hijos: Esaú y Jacob. 
Esaú vendió á éste la primogenitura por un plato de lentejas, 
hecho de que el vendedor después se arrepintió, por lo que Ja- 
cob, por consejo de Rebeca^ huyó á Mesopotamia á casa de su 
tio Labán. Jacob sirvió á Labán por espacio de siete afios con 
la esperanza de casarse con Raquel, que se le tenia ofrecida. 
Labán, al espirar aquel término, dióle por esposa á Lia, su hija 
mayor. Jacob sirvió á su tio otros siete afios, al cabo de los 
cuales casó con Raquel, y prestó cinco afios más de servicio 
para adquirir gran parte del patrimonio de su tio. 

Jaeob y sus liljos.— De sus esposas Lia y Raquel, 
y de sus esclavas ZQlpha y Bala, tuvo Jacob doce hijos llama- 
dos Rubén, Simeón, Levi, Judá, Dan, Neftalí^ Gad, Aser^ Isa- 
car^ Zabulón, José y Benjamín. Tuvo además una hija llamada 
Dina. José fué vendido por sus hermanos á causa de la supe- 
rioridad que éste manifestaba, y comprado por unos mercaderes 
ismaelitas, que le vendieron á su vez en Egipto á Putifar. Este 
le hizo encerrar en la cárcel por una calumnia de su esposa. 
Habiéndole explicado un sueño al Faraón, fué puesto en liber- 
tad y encargado del Virreinato de Egipto. José reconoció á sus 
hermanos en la época en que por disposición de Jacob fueron 
á Egipto á proveerse de trigo; y habiendo obtenido para los 
suyos el rico país de Gesém, cedido por el Faraón, hizo venir 
á su familia y la estableció en Egipto. 

De la vocación de Abrahám al establecimiento de los he- 
breos en Egipto transcurrieron doscientos quince años. Este 
último acontecimiento se verificó mil ochocientos afios antes de 
Jesucristo. 



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10 HISTORIA DEL PUEBLO HEBREO 

CAPÍTULO III 
Historia del pueblo liobroo 

Israelitas.— Moi8és.-*Salida de Egipto.— Gobierno de los Jueces.— Reyes 
de Israel.— Reyes de Judá.— Fin de la nacionalidad jadía. 

Israelitas* — Dase el nombre de israelitas á los descen- 
dientes de Jacob, llamado por otro nombre Israel, establecidos 
en el Egipto medio en la época de los reyes pastores, siendo 
José^ también hijo de Jacob y el más inteligente de sus herma- 
nos, virrey de Egipto, á cuya intercesión se debió que el Faraón 
cediese á los israelitas el pais extenso de Gesém. El Egipto es 
una comarca situada al Norte del África, y muy fértil á conse- 
cuencia de las inundaciones periódicas del Nile, rio que atra- 
viesa el territorio de Sur á Norte y desagua en el mar Medite- 
rráneo. En la época del establecimiento de los israelitas, estaba 
dividido el Egipto en tres partes: Egipto bajo ó Delta. Egipto 
medio, y Tebaida ó alto Egipto, situado al Sur. 

Llámase también á los israelitas hebreos^ por descender de 
Heber, uno de los ascendientes de Abrahám. 

Setenta personas dice la Biblia que existían cuando los 
israelitas llegaron á establecerse á Egipto, y dos siglos después, 
época en que fueron sometidos á una dura servidumbre, contá- 
banse ya unos dos millones de individuos, entre quienes habia 
seiscientos mil capaces de llevar las armas. 

Moisés* — El israelita Moisés, educado como egipcio en 
la corte del mismo Faraón, reveló su origen defendiendo á un 
compatriota suyo, y recibió de Dios la misión de reclamar del 
Faraón la libertad del pueblo hebreo, probando este encargo 
con prodigios llamados las diez plagas de Egipto, que obligaron 
al fln al Faraón á conceder que este pueblo partiese sin difi- 
cultad al pais de Canaan^ prometido ya á los ' ascendientes 
de Jacob. 

Salida de Sglpto. — Los israelitas atravesaron el 
mar Rojo, llegaron al desierto, en donde estuvieron por espacio 
de cuarenta afios alimentándose especialmente de maná y 
haciendo largas estaciones, de tal manera que quedó extinguida 
la generación que salió de Egipto, y ni el mismo Moisés, caudillo 
de los israelitas, pudo llegar á la tierra de promisión. Josué^ 
sucesor suyo, con la intervención de Dios, y librando sangrientos 



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HISTORIA DEL PUEBLO HEBREO 11 

combates, pudo apoderarse del país de Canaan, el que quedó 
dividido en tantas secciones como tribus, y en tantas tribus 
como hijos había tenido el patriarca Jacob, 

Gobierno de los Jueces. — La autoridad de ios 
Jueces quedó establecida como gobierno político, en cuya época 
ge distinguieron Sansón el forzudo, Oedeón, Barac, Jepté y 
otros que, en combates que casi siempre se decidían en su favor, 
ensancharon la dominación israelita. Como una especialidad se 
refiere que la profetiza Débora» gobernó como Juez al pueblo 
de Israel por el espacio de cuarenta afios, libertando á su pueblo, 
con ayuda de Barac, .del poder de los cananeos. 

Reyes de Israel. — Finalmente, al Juez y profeta 
Samuel pidieron los isralitas un rey, á usanza de los demás 
pueblos, y obtenido, según la Biblia, el consentimiento de Dios, 
se procedió á la elección de Saúl, quien fué feliz en sus empresas 
mientras obtuvo la confianza de Dios; pero habiéndole perdo- 
nado la vida á un rey á quien había hecho prisionero, Dios le 
retiró todo su apoyo, y Saúl, después de saber por la sombra de 
Samuel su próximo fin, se traspasó con su misma espada por no 
sobrevivir á la derrota que los filisteos, enemigos jurados de los 
israelitas, le habían hecho. 

Fué aclamado rey David^ que había comenzado á hacerse 
célebre por haber matado al gigante Qoliat. David fijó la capital 
del reino en Jerusalen, la que embelleció con algunos monu- 
mentos; pero este rey, que llevó sus conquistas hasta las riberas 
del Eufrates, oscureció su gloria por haber causado la muerte 
de ürías, de la que se dice haberse arrepentido; y á su muerte 
dejó por heredero de su reino á Salomón, que comenzó su 
reinado matando á su mismo hermano, si bien obtuvo de Dios 
el don de sabiduría. Salomón edificó el templo de Jerusalen. 

A Salomón sucedió su hijo Roboan, quien habiendo aumen- 
tado los impuestos, no pudo impedir que diez tribus se le sepa- 
rasen, eligiendo por rey al militar Jeroboan^ quedando fie- 
les á la casa de David tan sólo las tribus de Judá y de Ben- 
jamín. 

Desde esta época los reinos de Israel y de Judá tuvieron exis- 
tencia propia y suerte diferente, pues habiendo sufrido los dé 
Israel en varias ocasiones la dominación de los reyes de Siria, 
fueron subyugados definitivamente por Salmanazar, rey de 
Asiría, llevándose éste cautivas las diez tribus y destruyendo á 
Samaría la capital, doscientos cincuenta afios después del cisma. 
El carácter de esta época es la idolatría y el asesinato, y tan 
sólo puede citarse el período glorioso del reinado de Jero- 



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12 HISTORIA DE LA INDIA 



boan II que restableció los antiguos limites del reino y se hizo 
respetar de sus vecinos. 

Reyes de Judá. — Los reyes de Judé, con excepción 
de Assa^ Josafat, Joathan y Exequias, se distinguieron por su 
crueldad^ por su tendencia á la ídolatria, no menos que por la 
persecución encarnizada á los profetas. El reino de Judá fué 
sucesivamente tributario de los reyes de Egipto, Siria y Asirla 
hasta su destrucción por los babilonios^ quienes llevaron muchos 
cautivos, entre ellos al rey Sedéelas, permaneciendo en el cauti- 
verio por espacio de setenta afios. La duración del reino de 
Judá fué de trescientos noventa y un año,, la de los Jueces con- 
tando desde Josué, de cuatrocientos noventa, y de ciento veinte 
afios la de las doce tribus bajo un solo rey. 

Fin de la nacionalidad Judia. — Después de 
la toma de Babilonia por Ciro el Grande, fueron los judies tribu- 
tarios de los persas, de cuya dominación pasaron á la de Ale- 
jandro Magno. A la muerte de éste conquistador pertenecieron 
los judies á los reyes de Egipto y de Siria, de cuya denomina- 
ción se libraron en tiempo de los Macabeos, para caer después 
en la de los romanos, en cuya época nació, predicó y fué ajusti- 
ciado Jesús Nazareno, permaneciendo en la actualidad bajo el 
dominio de lod turcos. 

Canaan era una comarca situada en el Asia. En la época 
de los reyes recibió el nombre de Israel teniendo pon capital & 
Jerusalén. Esta siguió siendo después del cisma la capital del 
reino de Judá y las diez tribus tuvieron por capital á Samarla. 



CAPITULO IV 
Historia de la India 

Aríanos. — Coros y Pandos. — Budha. — Conquistadores de la India. 
Establecimientos europeos. 

Árlanos* — Se considera á los arianos, p.ueblo de la an- 
tigua Bactriana, como progenitoros de los pueblos actuales de 
Europa y de los indios, persas, medos y egipcios. En la época 
de la dominación de los árlanos, extendióse la religión bramí- 
nica, ó culto de Brama, y quedaron divididos los habitantes del 
país en cinco castas. A la primera pertenecian los bramanes^ 6 
sacerdotes, y á la última los parias^ considerados como una 
raza degenerada y sin protección. 



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HISTORIA DE LA INDIA 13 



OoTOB y Pandos. — Fabulosa parece la historia de 
los tiempos primitivos de la India , aunque es cosa casi averi- 
guada que su civilización es de las más antiguas que se conocen. 
Consta si, de una manera positiva que 2500 afios antes de 
Jesucristo, existió á las orillas del Ganges un imperio poderoso 
llamado de los Goros^ cuyas capitales eran Ayotdia y Delhi. 
Los Coros fueron vencidos por los Pandos en la llamada gran 
gt&erra. Los vencedores establecieron su capital en Astinapur y 
gobernaron el pais en una serie de ochenta reyes: 

BudJia» — Mil afios antes de Jesucristo apareció en la 
India un reformador religioso llamado Budha, cuya doctrina, 
aunque no era enteramente opuesta á la religión dominante de 
los BramaneS; tendía á la regeneración de la sociedad^ lo mismo 
que á la extinción de castas y á la práctica de la caridad. Los 
budhistas fueron perseguidos por las bramanes; pero esa reli- 
gión, superior con mucho á la que antes existia^ se esparció por 
todo el Oriente, y á la fecha cuenta con doscientos millones de 
prosélitos. Los mandamientos ensefiados por Budha son los 
siguientes: 1.*: no matar; 2.®: no robar; 3.*^: no fornicar; 4/: no 
decir falso testimonio; 6.°: no mentir; 6.": no jurar; 7.°: evitar 
palabras impuras; 8/: ser desinteresado; 9.*: no vengarse; 
10.': no ser supersticioso. Según la ensefianza budhista, Budha 
era hijo de una virgen, y abandonó á su familia por entre- 
garse á la penitencia y á la predicación. 

Conquistadores de la India. — Las divisiones 
religiosas trajeron consigo sangrientas luchas, lo que á su vez 
dio origen á la división del pais en pequeños estados^ expuestos 
por su debilidad á constantes invasiones. En esta época, esto 
es, del afio 2000 al 600 antes de Jesucristo, tuvieron lugar 
las conquistas sucesivas de la India por Baco, Hércules, Sesos- 
tris y Semiramis. En 640 Dario^ rey de Persia, conquistó una 
parte de ella, y la organizó^ como la vigésima satrapía del im- 
perio persa. 

En 326 antes de Jesucristo, Alejandro el Grande conquistó 
parte de la India, llegando hasta el Hiphasis. Posteriormente fué 
conquistada por Seleuco Nicanor y por los Escitas. Hacia el 
afio 1000 de la era vulgar, Mahamud el Chaznevide conquistó 
la mayor parte del Indostan. Tres siglos después la recorrió 
Tamerlán á la cabeza de los mongoles^ quienes en el siglo diez 
y seis á las órdenes de Baber repiti<)ron sus correrías y procla- 
maron á su jefe emperador en Delhi. Baber es el primer sobe- 
rano indio á quien se dio en Europa el nombre de Oran Mogol. 
Sus sucesores fueron demasiado débiles para sostener las con- 



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14 HISTORIA DE LA CHINA 



quistas, y Nadir, Schah de Persia, en 1761 se apoderó de Delhi 
y la saqueó completamente. 

SstaMeelmlentos europeos*— La noticia de 
las riquezas de la India atrajo á los franceses, portugueses 
é inglesQs, quienes lograron apoderarse de grandes porciones 
de territorio, especialmente los últimos, que establecieron un 
gobierno llamado de la Compañia de las IndiaSy y dividieron el 
territorio en tres presidencias: la de Bengala, la de Bombay y la 
de Madras. Cada presidencia está administrada por un gober- 
nador. En 1868 promovieron los cypayos una insurrección con- 
tra la dominación inglesa, la que fué sofocada y dio motivo 
á que el gobierno inglés determinase administrar directamente 
sus colonias. En 1877 la reina de Inglaterra fué proclamada 
emperatriz de la India. 



CAPÍTULO V 
HIstOFia de la CMna 

Primeros monareas.^División de la China.— Dinastía de los Han. 

Invasiones. 

Primeros monarcas.— La China tenia por nombre 
Sérica, por traerse la seda de aquella región. Los chinos dan 
á su historia una asombrosa antigüedad. Sus anales no compren- 
den menos de ochenta ó cien mil afios. Sin embargo, se puede 
razonablemente colocar hacia el afio 3468 antes de Jesucristo 
la existencia de Fohi, á quien se atribuye la invención de la 
escritura, la agricultura, etc. Chum-Nung inventó la medicina 
y midió la tierra. De 1237, bajo el reinado de Houangti, los 
chinos hacen comenzar su era histórica, y que ellos cuentan 
por ciclos, cuja duración es de 60 afios de 866 dias y seis horas 
cada uno. Houang-ti introdujo las monedas y enseñó la Geoine- 
tria y la Aritmética. Su mujer enseñó la cria de gusanos de 
seda. La historia habla de seis sucesores de Houang-ti, en los 
cuales se distingue á Yao, hasta el año 2197, época del empe- 
rador Yu, jefe de la dinastía Hía. 

División de la Cliiiia.— Del décimo al tercer siglo 
antes de Jesucristo, la China fué dividida en muchos estados 
independientes, ocupados en hacerse constantemente la guerra 
unos á otros, hasta que el afio 247 Thisnchi- Houang-ti, de la 



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HISTORIA DE EGIPTO 15 



dinastía de los Thain, reunió toda la China bajo so imperio, re- 
chazó las invasiones de los mongoles y construyó la gran mura^ 
lia que separa á la China de la Mongolia. 

Dinastía de loa Han.— A la dinastía de los Thsin 
sucedió la de los Han, que engrandeció el imperio por medio de 
vastas conquistas^ dio impulso á las ciencias y á las letras 
é hizo coleccionar las obras de Confucio^ filósofo chino que flo- 
reció 460 afios antes de Jesucristo. Las doctrinas de este sabio 
son eminentemente morales. 

Invasiones*— Desde el siglo xiii la China fué devasta- 
da por las invasiones continuas de los tártaros y de los mongo- 
les. En el siglo xiv los mongoles fueron echados de la China, 
y Chou, su libertador, fué coronado emperador con el nombre 
de Tai-tsou. Su dinastía, conocida con el nombre de los Mings, 
existió hasta 1644. En esa época los tártaros Mandchoux hablan 
obtenido permiso para establecerse en la parte septentrional de 
la China» quienes estando en suficiente número, acometieron 
á los chinos, se apoderaron de Pekin, echary>n abajo á la dinas- 
tía reinante y proclamaron emperador á Chountcho, cuyos des- 
cendientes ocupan aún el trono de China. De esta época data 
el engrandecimiento de la nación. En 1840 los ingleses hicieron 
la guerra á China por haber prohibido el emperador la intro- 
ducción del opio, y en 1860, después de una guerra de poca 
duración, ocuparon la capital del imperio y celebraron con el 
emperadar un tratado de comercio. 



CAPÍTULO VI 
HistOFla de Sgipto 

Observación aceroa del África.— Límites del Egipto.--* Aspecto del país.— 
Antiguas divisiones.— Monumentos.— Origen de los primitivos egip- 
cios. — Dinastías.— Conquistas.— Acontecimientos posteriores. 

Observación aeevea del África.— Hace ob- 
servar el Conde de Segur que de las partes del mundo, el África 
es la única que ha estado casi hasta nuestros dias privada de las 
luces que suavizan las costumbres de los hombres, y con ex- 
cepción de Egipto y de Gartago, los pueblos que habitan aquel 
vasto continente han permanecido en la ignorancia y en la in- 
fancia de la civilización. 



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16 HISTORIA DE EGIPTO 



Lrimltes del Sgipto.— El Egipto tiene por limites 
al Norte el mar Mediterráneo, al Sur la Abisrnia, al Oriente el 
mar Rojo y al Poniente los inmensos arenales del Sahara. Es 
un paLs que mide doscientas leguas de largo de Sur á Norte 
y cincuenta leguas de ancho, y se halla regado por el rio Nilo, 
que tomando origen en los lagos Victoria y Alberto Nyanza^ lo 
atraviesa de Sur á Norte y desemboca en el Mediterráneo. 

Aspecto del pais«— En Egipto no llueve, y la fer- 
tilidad de su suelo proviene de las periódicas crecidas del Nilo 
á consecuencia de las lluvias que tienen lugar en las regiones 
donde aquél rio tiene nacimiento. El exceso ó la escasez de las 
aguas en tiempo del desborde determina la escasez en Egipto, 
en donde los habitantes tienen un aparato llamado nilómeiro 
para averiguarla altura del nivel del rio En caso de exceso, 
desvian parte de las aguas al lago Meris, y*de este mismo lago 
parten las aguas que, en caso de escasez, aumentan el caudal 
del rio. La costa septentrional del Egipto es arenosa y cubierta 
en parte de lagunas. En la época de la inundación el suelo se 
halla cubierto de una inmensa sábana de agua rojiza ó amari- 
llenta, de cuyo lugar se ven surgir altas palmeras. Retiradas 
las aguas, se ve un suelo negro y fangoso en el invierno; este 
suelo se cubre de verdura y de flores, y después de las cose- 
chas, se ve la tierra cubierta de un polvo blanquecino y llena 
de grietas. 

Antiguas divisiones.— El antiguo Egipto se divi- 
día en tres partes: la Tebaida ó alto Egipto, cuya capital, Te- 
bas, ocupaba la parte más meridional; el Egipto medio ó Hep- 
tanómide, tenia por capital á Menfls; y el bajo Egipto, llamado 
también Delta por su figura, tenia por capital la ciudad de Sais. 

Monumentos» — Las ruinas, que aun existen, situadas 
en la Tebaida y en el Egipto medio, revelan la antigua magni- 
ficencia de este pais. En Tebas, sobre todo, llaman la atención 
innumerables columnas y estatuas, se admiran las ruinas de 
magníficos palacios. También se ve en la Tebaida la famosa 
estatua de Memnon, que producía sonidos lastimeros cuándo la 
herían los primeros rayos del Sol. El Egipto medio poseía tam- 
bién gran número de templos. Menfis ha perdido su nombre 
y es conocida hoy por el del Cairo, á cuya ciudad dan hoy un 
aspecto pintoresco los trescientos minaretes que la coronan. 
Cerca del Cairo se destacan las célebres Pirámides. Antes de la 
construcción de las torres de la Catedral de Colonia, la Pirámi^ 
de de Cheops era el edificio más elevado del globo. Aun se 
ignora el objeto de esos grandiosos monumentos, pues los sabios 



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HISTORIA DE EGIPTO 17 



no han podido todavía ponerse de acuerdo sobre este punto. 
Unos afirman que las Pirámides estaban destinadas á servir de 
tumbas á los reyes de Egipto. Mr. de Persigni opina que son 
superficies destinadas á oponer y hacer cambiar de dirección 
á los vientos del desierto, y Mr. Piazzi Simyth^ que ha hecho 
estudios detenidos sobre este punto^ dice que la gran Pirámide 
de Cheops, construida con maestría sin igual, encierra un con-* 
junto de símbolos, de cuyo estudio se desprende hasta la profe- 
cía del fin del mundo. Todos los monumentos están cubiertos de 
geroglífic/)8 destinados á perpetuar la memoria de los grandes 
acontecimientos. 

Origen de los primitivos egipeios.— Los 
primitivos egipcios eran originarios de la Etiopia, quienes, 
siguiendo la corriente del Nilo, se. establecieron en lo que fué 
llamado Tebaida y fueron gobernados al principio por los sa- 
cerdotes de su religión. Un día, los soldados armados para la 
defensa de la tribu sacerdotal se insurreccionaron, destruyeron 
el poder de los sacerdotes y proclamaron á Menes por rey. 

Din^stias. — Menes fundó á Menfis y la hizo capital del 
reino. Diez y siete dinastías se sucedieron después de Menes, 
en cuya época florecieron las ciencias y las artes. Hacia el afio 
220 antes de Jesucristo, unos bárbaros, originarios d^ la Scitia, 
derribaron al Faraón y arruinaron la ciudad de Tebas; pero 
Amasis, descendiente de los antiguos reyes, poniéndose á la 
cabeza del partido nacional, echó á los conquistadores y resta- 
bleció la magnificencia de Egipto. En esta época merecen men- 
cionarse Mcris ó Thuhmosis II, que llevó á cabo grandes traba- 
jos, y Sesostris el Grande, que llevó al Asia sus conquistas, 
y bajo su reino el Egipto fué preponderante y temido. 

Después de la muerte de Taraca, el territorio fué divido en 
doce sefiorios; pero Psamítico destruyó esta forma de gobierno 
y restableció el trono. 

Conquistas. — Quinientos años antes de Jesucristo, 
reinando Sameuito, los persas, mandados por Cambises, su rey, 
conquistaron el Egipto; —Menfis y Tebas fueron saqueadas. El 
periodo de la dominación persa se distingue por el atraso de la 
civilización y por las constantes revueltas de los naturales del 
país para sacudir el yugo. A la dominación persa sucedió en 332 
la conquista del Egipto por Alejandro Magno, quien fundó Ale- 
jandría. A la muerte del conquistador^ Tolomeo^ nombrado an- 
tes gobernador del Egipto, se aprovechó de las turbulencias de 
la época para declararse due£o del Egipto, fundando la dinas- 
tía de los Lágidas. Tolomeo pasa por hermano de Alejandro. En 



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18 . HISTORIA DE EGIPTO 



este reinado ñorecieron las ciencias y las artes, el comercio 
afluyó á Alejandría— llamada después la reina del Oriente — 
y fundóse en esta ciudad una biblioteca que llegó á tener cua- 
trocientos mil volúmenes. 

Doscientos treinta y tres afios tenia de reinar la dinastía 
de los Tolomeos, cuando, reinando Cleopatra, fué conquistado 
el Egipto por los romanos. En la división del imperio romano 
formó el Egipto parte del imperio de Oriente; fué conquistado 
en 614 después de Jesucristo por los persas, y 28 afios más tarde 
por los árabes, quienes incendiaron la biblioteca de Alejandria. 

Acontecimientos posteriores. — El Egipto 
permaneció en poder de los califas hasta el siglo xui^ época en 
que se apoderaron del país los mamelucos turcomanos, hasta 
que en el siglo xvi Mourad-Bey, el último de los jefes mamelu- 
cos, cayó en poder del sultán Selin. El Egipto ha reconocido 
y reconoce hasta ahora la soberanía del Imperio turco, distin- 
guiéndose este período por la guerra interior entre los mame- 
lucos, antiguos dominadores del pais, y los pachas ó goberna- 
dores de Egipto. 

A fines del siglo xviii, 40,000 hombres, mandados por el 
general Bonaparte, desembarcaron en Egipto y lo conquista- 
ron, después de haber batido á los mamelucos al pie de las 
pirámides; mas los ingleses^ ayudando á los turcos, impidieron 
el establecimiento de los franceses en aquel territorio, uno de 
los acontecimientos más importantes en el siglo xix, bajo el 
virrey Said-Bajá, ha sido la apertura del istmo de Suez, for-- 
mando un canal de cerca de cuarenta leguas de largo, que ha 
puesto en comunicación el Mediterráneo con el Mar Rojo. La 
navegación del canal se inauguró solemnemente el 17 de No- 
viembre de 1869. 

En 1882 estalló en Egipto una insurrección contra el vi- 
rrey, encabezada por Arabí-Bey. Habiendo desembarcado tro- 
pas inglesas á las órdenes del general Wolseley en defensa de 
la autoridad del Kedive, aquéllas batieron completamente á loa 
insurrectos en Tell-el-Kebir el día 13 de Septiembre de aquel 
mismo afio. Quedó una fuerza de ocupación en Egipto en apoyo 
de la autoridad del Kedive, Arabl fué hecho prisionero, juzgado 
y desterrado á la isla de Ceylan. 



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HISTORIA DE SIRIA, ASIRÍA, ETC. 19 

CAPÍTULO VII 

Historia de Siria, Aalrla, Babilonia, Media y Persia 

Siria.— Asiría.— Niño y sus conquistas.— División del imperio de Asiría.— 
Guerra con los medos. — Destrucción de Nínive.— Conquista de Judea. 
Fin del reino de Babilonia. — Giro y sus sucesores.— Decadencia de la 
Persia.— Últimos acontecimientos. 

Sl]*ia« — La Siria era una región situada al norte de la 
Palestina, poblada por árabes, y fué formada al principio por 
pequeños estados independientes entre los cuales se distinguie- 
ron los reinos de Damasco, Hamath, Qesguen y Sobah. La Siria 
comenzó á llamar la atención por sus guerras contra los israeli- 
tas, época en que se hace mención de los reyes Benadad y Ha- 
zael. Siete siglos antes de Jesucristo, la Siria quedó incorporada 
al reino de Asirin y siguió la suerte de este reino, para apare- 
cer en forma de nación después de la muerte de Alejandro Mag- 
no, quedando más tarde incorporada al imperio rpmano y por 
último á la dgminación del sultán de los turcos. 

Asirla. — La Asiria era una vasta porción del Asia an- 
tigua, situada al este del río Tigris, y que corresponde al Kour- 
distan actual. Dícese que Assur, hijo de Sem, fundó á Ninive, 
A las orillas del Tigris, y Nemrod, nieto de Cham, fundó á Ba- 
bilonia, á las orillas del Eufrates. Los árabes invadieron este 
territorio y se apoderaron de él, hasta que Belo, cerca de dos 
mil años íntes de Jesucristo, echó á los árabes y fundó el pri- 
mer imperio de Asiria, teniendo á Nínive por capital. 

Niño y SUS conquistas. — Niño, sucesor suyo, 
extendió sus conquistas hasta la Bactriana y embelleció la ciu- 
dad de Ninive, cercándola de altas y sólidas murallas. Niño 
casó con Semíramis, viuda de uno de sus guardias, y ésta le 
sucedió en el trono. Semíramis embelleció la ciudad de Babilo- 
nia, construyó el templo de Belo, los famosos jardines flotantes, 
sometió á Media, Persia, Armenia, Egipto y Etiopía y llegó 
hasta las riberas del Indo, después de lo cual abdicó en su hijo 
Ninias, en cuya época comenzó la decadencia del imperio. 

División del imperio de Asiria.— Reinando 
Sardanápalo, uno de sus sucesores, Arbaces, sátrapa ó gober- 
nador de Media, sublevóse contra el imperio, y Belesis, gober- 
nador de Babilonia, pusieron sitio á Nínive y obligaron á Sar- 



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20 HISTORIA DE SIRIA, ASIRÍA, ETC. 

danápalo á precipitarse en una hoguera mandada preparar por 
él mismo, con cuyo hecho terminó el primer imperio de Asiría^ 
formándose de su territorio tres reinos independientes: Asiria^ 
Media y Babilonia. 

En esta segunda época, los reyes de Ninive conquistaron 
é incorporaron á sus dominios el reino de Siria, y reinando As- 
sar-Hadhon, Jerusalén y Babilonia (ésta por l^egunda vez) vi- 
nieron por via de conquista á formar parte del imperio asirlo. 

Guerra eon los medos.— Los medos, bajo Fraor- 
te, quisieron probar fortuna conquistando á Ninive; pero Nabu- 
codonosor I, su rey, les hizo sufrir una fuerte derrota en las 
llanuras de Ragau^ y persiguió ¿ Fraorte hasta encerrarlo en 
Ecbatana, capital de Media, ciudad que fué tomada por los asi- 
rlos, y la guerra terminó con la muerte de Fraorte, asaeteada 
en su mismo palacio. 

Ciaxaro, hijo de Fraorte, levantó un ejército para vengar 
la muerte de su padre; pero ya á las puertas de Ninive, los Sci- 
tas invadieron sus dominios y retrocedió apresuradamente ha- 
cia Media, en donde no le costó poco trabajo librarse de aque— 
líos bárbaros 

Destrueelón de Ninive. — Por último Ciaxaro,. 
unido á Nabopolasar^ gobernador de Babilonia, marcharon so- 
bre Ninive y la destruyeron^ terminando asi el segundo imperio 
de Asirla. El imperio de Babilonia le sucedió. Débese al sefior 
Botta, cónsul francés en Mossoul, el descubrimiento de las rui- 
nas de Ninive en 1843. 

Conquista de Judea« — Joaquín^ rey de Judá, se 
habia unido á Necao, rey de Egipto, que en aquella ^poca esta- 
ba en guerra con Babilonia. Nabucodonosor II, hijo de Nabopo- 
lasar, entró en Jerusalén y llevóse cautivo á Babilonia al rey 
de Judá, junto con los principales judíos. Joaquín recobró la li- 
bertad y el trono mediante ^n tributo; mas al llegar nuevamente 
á Jerusalén renovó su alianza con Necao, lo cual obligó ¿Nabu- 
codonosor á marchar sobre Jerusalén; derrotó á Neeao^ quitó la 
vida á Joaquín, destruyó á Jerusalén y llevó cautivo á la mayor 
parte del pueblo. Nabucodonosor reinó cuarenta y tres años. Le 
sucedió su hijo Evilmerodac, principe vicioso y cruel, que no 
pudo conservar la corona y fué muerto por Neglisor, cufiada 
suyo. 

Fin del reino de Babilonia.— El imperio ba- 
bilónico continuó en decadencia. Baltazar, su último rey, fué 
muerto al tomar la ciudad el ejército combinado de los medos 
y los persas, mandados por Ciro el Qrande. 



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HISTORIA DE SIRIA, ASIRÍA, ETC. 21 

Ciro y sus sueesopes.— Ciro el Grande formó de 
los medos y persas una sola monarquía, conquistó todo el Occi- 
dente del Asia y extendió también su dominación hacia Oriente. 
Oambíses, su hijo y sucesor, conquistó el Egipto y se señaló por 
su carácter cruel y sanguinario. Estando aun en Egipto tuvo 
lugar una sublevación entre los magos^ quienes proclamaron 
rey ¿l un falso Esmerdis^ pues el personaje conocido con este 
nombre habia sido asesinado por orden del rey, hermano suyo. 
Cambises murió al ir á sofocar esa revolución, y el falso Esmer- 
dis pereció á manos de siete ú ocho personas notables, que die<^ 
ron el cetro á Darlo, hijo de Hidaspes. En esta época, 492 afios 
antes de Jesucristo, tuvieron lugar las guerras médicas, origi- 
nadas por la ambición de Darío, á quien los griegos, capitanea- 
dos por Milciades, vencieron en los campos de Maratón. Le suce- 
dió su hijo Jerjes, quien armó una grande expedición y marchó 
personalmente contra los griegos; mas éstos derrotaron nue- 
vamente á los persas en las batallas de Salamina, de Platea 
y de Micále. 

Deeadenela de la Pepsla.— Comenzó entonces 
la época de la decadencia del imperio Reinando Artajerjes 
Mnemon^ le disputó el trono Ciro el Joven, quien armando 
griegos mercenarios vino á las manos con el ejército persa en 
Cunaxa, en donde aquél quedó muerto. 

El imperio persa quedó • destruido por Alejandro Magno; 
éste incendió á Persépolis, una de las capitales de la monarquía. 
Después de la muerte del conquistador, lo que antes formaba el 
imperio persa pasó al dominio de los Seléucidas, después al de 
los Partos^ que lo conservaron hasta 230 años después de Jesu- 
cristo, época en que un persa llamado Artajerjes^ acaudillando 
una rebelión, se hizo nombrar rey. A esta dinastía pertenece 
Cosroes el Grande^ célebre por sus guerras contra los romanos, 
indios y turcos. 

Últimos aeonteelmlentos.— En tiempo de Isdi- 
gertes, último monarca de esta dinastía, la Persia fué conquis- 
tada por los sarracenos, después por los tártaros, y por último, 
en 1786, por Euli-Kan, llamado también Nadir-Chah, cuya di- 
nastía aun existe. 



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22 HISTORIA DE GRECIA 



CAPÍTULO VIII 

Historia úm GFoeia 

Límites de Grecia.— Divisiones de la antigua Grecia.— Primeros habitan- 
tes.—- Tiempos primitivos.— Vuelta de los Heráclidas.— Guerras de 
Mesenia y Esparta. — Legislación de Atenas.— Pisístrato y sus hijos. 
Guerras médicas.— Guerra entre Esparta y Atenas.— Retirada de los 
Diez mil.— Nueva guerra con Persia.— Guerra de Tebas.—Filipo y Ale- 
jandro. —Los galos en Grecia.— Liga a quea.— Extinción de la nacio- 
nalidad griega.— Independencia de la Grecia. 

Lrimltes de Grecia. —La Grecia^ llamada antigua* 
mente Helada, es un pais situado al sudeste de Europa» y tiene 
actualmente por limites al Norte el imperio de Turquia, al Ete 
el Archipiélago^ al Sur el Mediterráneo y al Oeste el mar Jóni- 
co. Es un bello pais, en donde se goza de un cielo puro y de 
un clima excelente. 

Divisiones de la antigua Greeia. — Anti- 
guamente se dividió la Grecia en tres grandes secciones. Hacia 
el Norte se hallaban el Epiro y la Macedonia; en la región cen- 
tral estaban las tres Lócrides, la Beocia, la Fócide, la Dóride, 
la Etolia, la Acarnania, el Ática y la Megáride; y la Grecia me- 
ridional estaba formada por la península del Peloponeso, en 
donde existían la Acaya^ la Elide, la Mesenia, la Laconia, la 
Argólide, la Corintia y la Sicionia. 

Primeros liabitantes. — Los pelasgos fueron los 
primeros pobladores de la Grecia. La tribu guerrera llamada 
de los helenos, emparentados con los pelasgos, se establecieron 
en la Tesalia y se esparcieron por las demás partes de la Gre- 
cia en el siglo xvi antes do nuestra era, dividiéndose en cuatro 
tribus, que fueron los aqueos, los eolios, los jonios y los dorios. 

Tiempos primitivos. — La historia de los prime- 
ros tiempos de la Grecia está envuelta en fábulas. Decíase que 
los dioses bajaban del Olimpo, que es una elevada montaña, 
y enlazándose con los mortales produjeron una raza de héroes 
ó semi-dioses que realizaron sorprendentes hazañas. Tales fue- 
ron Belerofonte, Perseo, Castor y Polux, Minos y los más céle- 
bres Hércules y Teseo. Hércules llevó á cabo sus famosos doce 
trabajos, entre los cuales se menciona el haber dado muerte al 
león de Nemea, á la hi^ra de siete cabezas de Lerna, al buitre 



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HISTORIA DE GRECIA 23 



que devoraba las entrafias de Prometeo^ al jabalí del monte 
Erimanto; ¿ Anteo , hijo de la Tierra, el haber libertado á He- 
sione y ayudado á Atlas á sostener el globo terráqueo. La vida 
de Teseo está llena de aventuras como la de Hércules. Egeo le 
tuvo con Etra, hija del rey de Trezena, y por todo recuerdo, al 
abandonar aquella corte dejóle su espada y sus sandalias debajo 
de una enorme piedra. Teseo hecho hombre levantó aquella 
piedra, calzóse las sandalias, empufió la espada y echóse á bus- 
car aventuras. Llegó al Atica^ en donde fué bien acogido por 
Egeo, casado con la encaatadora Medea. Esta le reconoció des- 
de luego é intentó envenenarle en la comida; mas al sacar Te- 
seo su espada para partir la vianda, fué reconocido en el . acto 
por su pndre. Entre otras hazañas menciónase la de haber ma- 
tado al Minotauro, monstruo mitad hombre y mitad toro que se 
hallaba en el laberinto de Creta, y del cual salió merced al hilo 
que le proporcionó Ariadna. 

Otro de los hechos que forman época en la historia de los 
tiempos heroicos, es la guerra de Tebas, cuyo gobierno se dis- 
putaban Eteocle y Polinice, hijos de Edipo. Menciónase después 
la expedición de los argonautas, héroes capitaneados por Jason, 
que á bordo del navio Argos, cuyo trazo había hecho Minerva, 
fueron á lolcos á conquistar el beilocino de oro, que era la piel 
de un carnero que Júpiter mandó para librar, remontándose en 
los aires, á Prixo y á Elea de la tiranía de su madrastra; mas el 
acontecimiento más célebre de aquella época es la guerra de 
Troya, causada por haber robado París, hijo de Priamo, á Ele- 
na, mujer de Menelao, rey de Esparta. Con la toma de Troya 
se da fin á la época de los tiempos heroicos. 

Vuelta de los bepáelidas. — El acontecimiento 
posterior más notable fué la invasión de los dorios, llama4a la 
vuelta de los her adidas^ como 1110 años antes de Jesucristo^ 
quienes conquistaron el Peloponeso, obligando á los joníos 
á emigrar y á establecerse en Asia Menor y en Italia. Los do- 
rios^ reduciendo á la condición de subditos á los pocos jonios 
que quedaron, fundaron el gobierno de Esparta y comisionaron 
á Licurgo para que les redactase sus leyes. Licurgo estableció 
el poder real, un Senado de >reintiocho miembros y una asam- 
blea mensual de ciudadanos; proclamó entre ellos la igualdad 
y formó clases separadas de los laconios y de los ilotas ó escla- 
vos, dando al país una rigurosa organización militar. 

Guerras entpe £spapta y Mésenla.— Por el 
año de 743 antes de Jesucristo, Esparta tuvo dos guerras con 
Mésenla por razón de diñcuitades de limites; guerras que die- 



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24 HISTORIA DE GRECIA 



ron por resultado la completa absorción del territorio mesenio 
por los espartanos. 

Legislación de Atenas. -* En el Ática mandaba 
Codro ] 104 afios antes de Jesucristo, cuando tuvo lugar la in- 
vasión de los dorios; mas habiéndose sacrificado el rey Codro 
en defensa de su patria^ los atenienses, no hallando sucesor 
digno de él, establecieron la república y comisionaron á Dracon 
para formar un Código. Esas leyes, por su demasiada severidad 
no fueron recibidas por el pueblo, y dióse el mismo encargo 
á Solón, tenido como uno de los más sabios de la Grecia. Solón 
estableció un Senado de cuatrocientos miembros, desigoados 
cada afio por la suerte. El Senado proponía las leyes al pueblo, 
el que las aceptaba ó rechazaba^ y nueve ar con tes las.hacian 
ejecutar. "^ 

PisistPato y sus liijos. — Las leyes de Solón se 
pusieron en práctica; pero poco tiempo después Pisistrato las 
conculcó, se alzó con la autoridad y estableció un gobierno 
despótico. Este despotismo dio origen á que después de la muer- 
te de Pisistrato, estallasen movimientos populares contra Hi- 
parco é Hipias, sus hijos y sucesores en el poder. En una de 
esas asonadas sucumbió Hiparco, é Hipias, habiendo podido 
salvarse, fué á refugiarse á la corte del rey de Persia, á quien 
indujo á conquistar la Grecia. 

Gueppas médicas. — Las intrigas de Hipias y la 
tendencia de las colonias griegas de Asia á emanciparse de la 
Persia, determinaron á Darlo^ rey de los persas, á mandar una 
expedición de 40^000 hombres contra la Grecia; mas los ate*- 
nienses, mandados por Milciades, vencieron á los persas en las 
llanuras de Maratón, donde quedó muerto el traidor Hipias. 

Jerjes, hijo y sucesor de Darío, organizó una segunda y for- 
midable expedición contra la Grecia y dispuso mandarla él 
mismo. Leónidas, rey de Esparta, sucumbió con trescientos de 
los suyos ^n las Termopilas defendiendo á la patria; mas Te- 
mistocles venció á los persas en el combate naval de Salamina, 
Pausanias y Aristides los vencieron en Platea^ y la escuadra 
griega les dio el último golpe en Micale. Los griegos, capitanea- 
dos por Simón, siguieron con muy buen éxito la guerra contra 
los persas hasta obligar al rey á celebrar una paz honrosa y de 
grandes ventajas para la Grecia. 

Gueppa entpe Csparta y Atenas. — Mientras 
se triunfaba sobre la Persia estalló la discordia entre los mis- 
mos griegos. Esparta se oponía á que se levantasen nuevamente 
los muros de Atenas, y esta rivalidad dio motivo á una guerra 



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HISTORIA DE GRECIA 25 



qae se suspendió á los diez afios^ pero que poco después estalló 
con más encarnizamiento/ hasta que la batalla naval de Ego» 
Potamos y la subsiguiente toma de Atenas, obligaron á ésta 
¿ quedar ¿ merced de los espartanos, 404 afios anteado Jesucris- 
to. En ésta época figuraron dos atenienses: Alcibiades y Feri- 
óles. El primero era un hombre de talento é instrucción pero 
inmoral, que en tanto peleó en favor de su patria, en tanto lo 
hizo en favor de Esparta. La gloria de Feríeles es más pura. 

Lisandro, rey de Esparta, habla dejado en Atenas treinta 
tiranos para dominarla, más el ateniense Trasibulo, ayudado 
de unos patriotas, echó á los tiranos y restableció las leyes de 
Atenas. En la época de los tiranos tuvo lugar el encausamiento 
y muerte del sabio Sócrates, que bebió tranquilo la cicuta por 
sostener la unidad de Dios. La guerra entre Esparta y Atenas 
fué llamada la guerra del Peloponeso. 

Retirada de loa Diex mil.— La paz que sucedió 
á la guerra del Peloponeso dejó desocupados á muchos milita- 
res. For esta época Ciro el. joven quiso disputar el cetro de Fer- 
8ia á su hermano Artajerjes y 18^000 griegos se comprometieron 
á servirle. Invadió Ciro la Fersia, atacó al ejército persa que le 
salió al encuentro, en Canaxa; más aunque la batalla se deci* 
dio en su favor él quedó muerto en el campo, y los griegos, re- 
ducidos á diez mil, fueron salvados en su retirada por la habili^ 
dad de su jefe Jenofonte. 

Nueva guerra eon Persia.— Después de la re- 
tirada de los diez mil, Tisafernes^ sátrapa del Asia menor, per- 
siguió á aquellos de las colonias griegas que habían favorecido 
la causa de Ciro. Esto dio motivo á una segunda guerra contra 
Fersia. Agesilao, rey de Esparta, se puso á la cabeza de un 
ejército y marchó sobre el Asia; pero no era aquella la época 
en que la G-recia estaba unida; Atenas, Corinto y Argos hicie- 
ron causa común con los persas; Agesiluo regresó á Grecia y 
fué necesaria mucha audacia para vencer á los enemigos que 
se opusieron á su tránsito. Agesilao, aunque cubierto de heri- 
das^ ganó sobre los aliados la batalla de Queronea; pero Conon, 
jefe de las escuadras ateniense y persa, pueblos que se hablan 
aliado posteriormente, le quitó el imperio del mar. Fué necesa- 
rio que Esparta firmase la paz con el rey de Fersia — la que dio 
á Esparta prepon ieracía en el Feloponeso. 

Guerra de Tebas.— Envalentonada Esparta, olvi- 
dó la justicia y dejó que unos de los suyos se apoderasen, me- 
diante un ardid, de la fortaleza Cadmea, en Tebas, y con cuyo 
gobierno estaba en paz. Tres afios tardó esta injusticia, hasta 



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26 HISTORIA DE GRECIA 



que Pelópidas, refugiado tebano en Atenas, volvió con los suyos 
j recuperó lo fortaleza, lo que dio origen á una guerra con Es- 
parta. Tebaa, que tenia á su servicio al célebre Epaminondas, 
se cubrió de gloria en las célebres batallas de Leutra y Manti- 
nea, acabó con el poder de Esparta, pero no pudo adquirir la 
preponderancia á que aspiraba. 

FUipo y Alejandro. — Filipo , rey de Macedonia^ 
debia aprovecharse de la debilidad de la Grecia para Imponerle 
su influencia, haciéndose proclamar generalisimo de la Grecia^ 
después de vencer varias resistencias. En esta época figuró el 
célebre orador Demóstenes, que empleó su palabra principal- 
mente en combatir la ambición de Filipo. 

Sucedió á Filipo su hijo Alejandro, uno de los más célebres 
conquistadores de la antigüedad. Alejandro se hizo , como 
Filipo, proclamar generalisimo de los griegos y se dirigió 
á combatir á Dario, rey de los persas, á quien venció en Isso 
y en Arbolas, derrumbándose asi el trono de los reyes de Persia. 
Alejandro incendió á Persépolis, hizo la campaña de la India, 
venció á Poro; mas al querer pasar el Hifasis, su ejército se 
negó á seguirle, y regresó á Babilonia, en donde murió victima 
de una fiebre^ 328 afios antes de Jesucristo. 

Después de la muerte de Alejandro, los griegos intentaron, 
aunque en vano, sacudir el yugo de los macedonios, muriendo 
en esta época, victima de su amor á la patria, Demóstenes 
y Foción. Antipater era quien habla sucedido á Alejandro en el 
trono de Macedonia" 

Los galos en Grecia. -^ Ehi 280 los galos invadieron 
la Grecia Estos bárbaros se hallaban establecidos desde hacia 
algún tiempo al Norte de Macedonia. Después de la muerte de 
Alejandro, aprovechándose de la anarquía del pais, invadieron 
la Macedonia, vencieron á su rey, le tomaron prisionero y le 
mataron, avanzaron sobre la Grecia, y fueron dos afios después 
completamente batidos por los habitantes de Delfos. 

Liga aquea. — La Grecia fué después victima de obs- 
curos tiranos que se enseñorearon del pais. Arate libertó á su 
patria Sicione y contribuyó á formar la liga aquea, especie de 
confederación opuesta á la ambición de Esparta. Agis y Oleó- 
menes quisieron restituir á Esparta las antiguas virtudes cívi- 
cas, y sucumbieron eu su propósito. Los romanos, triunfando al 
fin de Macedonia, afectaron dejar libre á Grecia, haciendo des- 
aparecer la influencia que en ella hablan ejercido los sucesores 
de Alejandro. Quiso Filopemen restablecer la liga aquea para 
oponerse á las tendencias conquistadoras de Roma, pero los 



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HISTORIA ROMANA. — ÉPOCA DE LOS REYES 27 

agentes de esa república desbarataron la liga^ y Fflopemen 
sucumbió, luchando por restablecer la independencia de la 
Grecia. 

Ss:tinoión de la naoionalidad griega. — 

Tanto la Grecia como sus colonias quedaron comprendidas en 
las conquistas de Roma, cuya suerte tuvo que seguir por mucho 
tiempo. En la época de la división del imperio romano la Grecia 
formó parte del imperio de Orienté, Fué conquistada por los 
cruzados en 1204, y cuando en 1466 Constantinopla cayó bajo el 
poder de los turcos, la Grecia formó parte del imperio de 
Turquía. 

Independencia de la Opecia.— En 1821 estalló 
una formidable insurrección, la que fué apoyada por la escua- 
dra aliada de Francia^ Rusia é Inglaterra, que destruyó á la 
escuadra turca en las aguas de Navarino. Un ejército francés 
que desembarcó en Morea echó de alli & los turcos, y el 3 de 
Febrero de 1830 fué proclamada la independencia de la Grecia. 
El 2 de Marzo de 1832 fué electo rey el principe Otón, hijo 
segundo del rey de Baviera, quien fué destronado en 1862 por 
una revolución que proclamó rey & un principe de Dinamarca 
bajo el nombre de Jorge I. 

Con ocasión de la guerra de 1878 entre Rusia y Turquía^ la 
Grecia ensanchó su frontera é incorporó á su territorio parte de 
la antigua raza helénica que hasta entonces habla sufrido él 
yugo de los turcos. 

CAPÍTULO IX 
Historia romana 

I 
Époea de los reyes 

Primeros habítantes.—Eneas.— Fundación de Roma. ^Primeras guerras. 
Sucesores de Rómulo.— Fin de la monarquía de los Tarquinos; esta- 
blecimiento de la República. 

PrimePOS babitantes. — La península italiana se 
une al continente europeo por la cadena de los Alpes, en la cual 
hay tres desfiladeros principales: uno al Norte, otro al Mediodía 
y otro al Oriente. Se cree que los Celtas y los Ilirios la poblaron 



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28 HISTORIA ROMANA 



buscando un clima más suave é impelidos por otras tribus más 
septentrionales. Su primera ocupación fué la caza y después el 
pastoreo y la agricultura. Más tarde unas colonias griegas He- 
varón á Italia su civilización. Jano fué el primer rey de aquella 
comarca. Un afio antes de la guerra de Troya, Fauno, sucesor 
suyo, dio terrenos á una colonia de arcadios, en cuya época 
Hércules llegó k Italia y mató al ladrón Caco. Cincuenta años 
más tarde^ Latino, hijo de Hércules, según unos, y de Fauno, 
según otros, fué rey de los aborigénes á quienes dio el nombre 
de latinos y al pais el de Lacio. Otros creen que este nombre 
procede de latere (ocultarse) en razón de haberse ocultado en 
aquella comarca Saturno, huyendo de la persecución de Júpiter. 

Cneas. — En tiempo de Latino llegó Eneas á Italia, pro- 
cedente de Troya, á quien le cedió un territorio y le dio por 
esposa á su hija Lavinia, por lo que Turmo, rey de los rútulos 
y pretendiente de ésta, les promovió guerra y fué vencido. 
Eneas á su muerte fué adorado con el nombre de Júpiter indi- 
geto. Lavinia gobernó el reino durante la menor edad de su 
hijo Ascanio, y fundó la ciudad de Alba. Después reinaron suce- 
sivamente Silvio, Eneas Silvio. Latino Silvio, Alba, Atis, Capis, 
Capeto, Tiberio, que dio nombre al Tiber, por haberse ahogado 
en él. Agripa, Rómulo Silvio, Aventino, que dio su nombre al 
monte en donde fué enterrado, y Procas, padre de Numitor 
y Amulio. Numitor, como primogénito, debía heredar el reino, 
pero Amulio se apoderó de él, mató al hijo de Numitor y colocó 
entre las vestales á su hija Rea Silvia. Esta tuvo dos hijos, 
atribuidos, según la leyenda, al dios Marte, por lo que, siendo 
de precepto entre las vestales la virginidad, Rea Silvia fué con- 
denada á morir, y sus dos hijos, llamados Rómulo y Remo, 
expuestos á las orillas del Tiber, de donde fueron salvados por 
Faústulo, pastor de los rebaños del rey. Posteriormente fueron 
reconocidos por su abuelo Numitor, quien con su ayuda mató á 
Amulio y recuperó el trono. 

Fundación de Roma.— Más tarde Rómulo, ya rey 
del Lacio, fundó á Roma, á las orillas del Tiber, y la hizo capi- 
tal de su reino, 2 de Abril de 764 antes de Jesucristo, al princi- 
pio del afio cuarto de la sexta olimpiada, 120 años después de 
la legislación de Licurgo y 14 años antes de la era de Nabona- 
sar. Dlcese que antes de llevar á cabo esta empresa consultaron 
el vuelo de los pájaros para saber quién de los dos hermanos 
daría nombre á la ciudad. Remo descubrió seis buitres desde el 
monte Aventino, Rómulo vio doce desde el monte Palatino; 
cupo á éste dar su nombre á la ciudad. Más tarde Rómulo mató 



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ÉPOCA DE LOS REYES 29 



á Remo porque se burlaba éste de los trabajos que sobre edífi- 
cacióQ de la ciudad tenia emprendidos. Tal fué el principio de 
esa ciudad tan célebre y en la cual se verificaron tan importan- 
tes acontecimientos. 

Pplmepas gueppas.— Rómulo, al favor de una fies- 
ta que se celebraba en la nueva ciudad, ordenó el rapto de las 
sabinas, y se hizo respetar de sus vecinos^ organizando debida- 
mente su ejército, el que fué dividido en tres curias de mil 
hombres cada una; cada curia estaba dividida en tres centurias. 
Formó también un cuerpo de caballeria compuesto de tres cen- 
turias. Rómulo venció á los cenicios^ matando á su rey Acron, 
y quitándoles sus armas las consagró, en calidad de opimos 
despojos^ á Júpiter feretrio; venció igualmente á los antemna- 
tes; pero no pudo impedir que los sabinos de Cures, mandados 
por su rey Tacio, penetrasen en la ciudad, merced, según se 
dice, á la traición de Tarpeya; mas empefiado inmediatamente 
después un combate sangriento, las sabinas intervinieron en 
favor de la paz, después de lo cual ambos pueblos constituyeron 
uno solo, destinando el campo de aquel combate á una plaza 
común ó foro. Posteriormente Rómulo desapareció súbitamente 
y corrieron los rumores contradictorios de haber «ttfttdo al cielo, 
y de haber sido asesinado por los senadores. Fué adorado como 
un dios bnjo el nombre de Quirino. 

Sucesores de Rómulo. — A Rómulo sucedió el 
buen rey Numa Pompilio, que dejó las instituciones religiosas 
del pueblo romano y pretendía que las leyes que emitía eran 
inspiradas por la ninfa Egeria, con quien tenia largos coloquios 
en el bosque sagrado de Acricia. 

Tulo Hostilio fué el tercer rey de Roma, en cuyo reinado se 
verificó la reunión de los albanos á Roma después de una guerra 
que se decidió por el combate de tres Horacios de parte de 
Boma y de tres Curiados de parte de Alba. Heridos éstos, pero 
muertos dos Horacios, el último apeló á una fuga simulada, en 
la cual, al ser perseguido por sus tres enemigos^ mató á éstos 
en detai; dando asi el triunfo á Roma. 

Anco Marcio, sucesor suyo, venció á los latinos, tomóles 
cuatro ciudades, fomeotó la agricultura y fundó el puerto de 
Ostia en la desembocadura del Tíber. Sucedióle Tarquino el anti- 
guo , hombre rico y poderoso, que introdujo en Roma las cos- 
tumbres etru«cas, como la púrpura, el acompañamiento de 
lictores armados de fases, la silla curul y la ciencia de los augu- 
res. A los treinta y ocho afios de reinado fué muerto por unos 
pastores^ mandados por los hijos de Anco Marcio, y proclamado 



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30 HISTORIA ROMANA 



Servio TuliOf que á 8U vez fué asesinado por Ludo Tarquino. 
Este se apoderó de la corona, y por su crueldad mereció el 
nombre de soberbio. 

Fin de la monarquía. — establecimiento 
de la Repi&bllca.— Sexto Tarquino, hijo del rey, atentó 
contra el honor de Lucrecia, esposa de Tarquino Colatino. 
Lucrecia, no pudiendo sobrevivir á la afrenta, se dio la muerte, 
y el atentado de Sexto^ hecho público^ dio ocasión & que Junio 
Bruto, ayudado del esposo ofendido, y mandando á unos cuan- 
tos patriotas, derrocase al tirano, aboliese la monarquía y pro- 
clamase la República. El gobierno de los reyes había tardado 
doscientos cuarenta y cuatro años — 495 antes de Jesucristo. 



II 

Époea de la República 

Primeras guerras.— Las doce tablas.— Apio Claudio.— Invasión de los 
galos. — Conquistas. — Pirro en Italia. — Primera guerra púnica.— Se- 
gunda invasión de los galos. — Segunda guerra púnica.— Guerras en 
Grecia y en Siria.— Tercera guerra púnica.— Conquistas posteriores. 
Los Graeos.— Invasión de Cimbrios y Teutones. — Guerra social.- 
Guerra civil. — Pompeyo. — Gatilina. -Primer triunvirato. — César 
y Pompeyo.— Muerte de César. 

Primeras guerras.— Establecida la República, el 
Poder Ejecutivo fué ejercido por dos cónsules electos anualmen- 
te, habiendo sido los dos primeros Junio Bruto y Tarquino 
Colatino 

Los Tarquines, refugiados en Etruría, conspiraron para re- 
cuperar el trono. Descubierta la conspiración, Junio Bruto con- 
denó á muerte á dos de sus hijos complicados en ella. Armados 
después los Veyenos y los Tarquines contra Roma, Bruto se puso 
á la cabeza del ejército romano, peleó con valor, mató con su 
propia mano á uno de los hijos de Tarquino, pero él quedó tam- 
bién en el campo. Los romanos, no obstante, triunfaron, y el 
cadáver de Bruto, llevado á Roma, fué objeto de singular pom- 
pa al inhumarlo. Armóse á su vez Pórsena, rey de Clusio, con- 
tra los romanos, tomó por asalto el monte Janiculo, derrotó el 
ejército de los Cónsules y se proponía pasar el Tíber; pero Hora- 
cio Cedes le disputó el paso del río, luchando él solo contra los 
enemigos, mientras que los romanos destruían el puente. Des- 
pués pasó Cocles á nado el Tiber y se incorporó á los suyos. 



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ÉPOCA DE LA REPÚBLICA 31 



Mucio Scévola intentó más tarde asesinar á Pórsena y al fin 
vióse éste obligado á celebrar la paz con los romanos. Tar- 
quino, abandonado de Pórsena, sublevó contra Roma A los pue- 
blos del Lacio. Emprendióse la batalla cerca del lago Regilo, en 
la que los romanos quedaron victoriosos. 

Atendióse después á la organización interior; creáronse los 
tribunos de la plebe, que podían poner el veto á las decisiones 
del Senado; Espurio Craso dispuso conceder tierras á las perso- 
nas menesterosas. Los Fabios sucumbieron en Cremera atacados 
por los Veyenos. Victima Ooriolano de las discusiones entre pa- 
tricios y plebeyos, huyó de Roma y volvió á la cabeza de los 
volscos con intento de entrar á la ciudad á viva fuerza y ven- 
garse de sus enemigos; pero aplacado por los ruegos de su 
madre Veturia retrocedió, y Roma quedó libre de ese peligro. 

Los Ecuos emprendieron después la guerra contra Roma^ 
pero nombrado dictador Cincinato, venció á los Ecuos y depuso 
la dictadura diez y seis días después de nombrado, volviendo á 
trabajar á su campo, satisfecho de haber cumplido con su deber. 

Las dooe tablas* — Hasta el aflo 461 antes de Jesu- 
cristo no habia en Roma leyes escritas. El Senado romano, 
opuesto al principio á la formación de un código, decidióse al 
fio á establecer un cuerpo de leyes, y al efecto eligió á diez 
magistrados con el nombre de decenviros que investidos de 
plena autoridad para entender en los asuntos públicos, emitie- 
ron las primeras leyes, consultando esfiecialmente las institu- 
ciones de Grecia, y las mandaron grabar en diez tablas de 
bronce que fueron fijadas en los lugares más frecuentados de la 
ciudad. 

Apio Claudio* — Los decenviros, al principio celosos 
en el cumplimiento de su deber, cayeron en desprestigio por 
su conducta arbitraria. Apio Claudio, el principal decenviro, 
obligó á uno de sus clientes á reclamar como esclava de éste á 
Virginia, hijo de un distinguido plebeyo; mas al pronunciar el 
juez la Inicua resolución de entregarla al cliente de Apio, Vir- 
ginio, padre de la joven^ prefirió verla muerta antes que des- 
honrada, y hundió á su hija un puñal en el pecho. El pueblo, 
indignado, se retiró al monte sacro para organizar la resistencia 
al detestado poder de los decenviros; mas el Senado ofreció el 
restablecimiento del tribunado y el orden quedó restablecido; se 
abolió el poder de los decenviros y Apio, citado por Virginio 
ante la justicia, se quitó la vida. De esta época data el estableci- 
miento de los censores y de los tribunos consulares, funciones 
que antes eran inherentes al consulado. 



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82 HISTORIA ROMANA 



Eq 405 los romanos establecieron la paga militar; acome- 
tieron asi empresas militares, Camilo tomó á Veyes después de 
diez afios de sitio, hecho que los romanos pagaron expatriando 
á aquel ciudadano distinguido, debido é una acusación falsa 
que le promovieron sus émulos. 

Invasión de los galos.— En 890 los galos, capita- 
neados por Breno^ invadieroü el territorio, tomaron á Roma y 
pusieron sitio al Capitolio; hicieron una tentativa de asalto, pe- 
ro fueron rechazados por Manlio. Retiráronse al fin los galos 
después de haber recibido un rescate de mil libras en oro, para 
cuyo peso los galos llevaron una balanza falsa, y al ser recon- 
venidos por ello, Breno arrojó también sobre el plato su tahali 
y su espada pronunciando las palabras: Fú? víc^m/ «¡Ay de los 
vencidos!)^ Camilo, sin embargo, anuló ese convenio, al volver 
de su destierro á servir nuevamente á la patria y oblig<6 á los 
bárbaros á retirarse á las montafias de la Sabina. Distinguié- 
ronse en aquella guerra^ además de Camilo, Manlio Torcuato y 
Valerio Corbo. 

Conquistas. — De 343 á 300, Roma emprendió la con- 
quista de Italia venciendo á los samnites^ á los latinos,' á los 
apulios, á los hérnicos y á los ecuos. Dilatada y difícil fué la 
guerra contra los samnites: quisieron pasar á cuatro legiones 
romanas por las horcas caudinas. 

Pirro en Italia.— De 280 á 272 los tarentinos osaron 
provocar á Roma, pero Henos de miedo al marchar sobre ellos 
las legiones romanas, llamaron en su auxilio á Pirro^ rey del 
Epiro, quién llegó á Tárente con 26,000 hombres, y derrotó á 
los romanos cérea de Heraclea^ si bien perdió la mitad de sus 
soldados. Derrotólos Pirro por segunda vez cerca de Aúsculo, 
pero habiendo perdido la batalla de Benevento, abandonó á Ita- 
lia y los tarentinos capitularon. 

Primera guerra pícnica. — En 264 los mamerti- 
nos, dueños de Mesina, hallándose sitiados por Hieren, rey de 
Siracusa, y por los cartagineses, solicitaron el auxilio de Roma. 
Los romanos vencieron á Hieren, le impusieron un tratado de 
paz y echaron á los cartagineses del interior de la isla. Los ro- 
manos organizaron posteriormente una escuadra y vencieron en 
el mar á los cartagineses. Régulo invadió á Cartago y aunque 
tuvo algunos encuentros favorables á las armas romanas, fué 
definitivamente derrotado y hecho prisionero. Refiérese que los 
cartagineses le comisionaron para ir á Roma á solicitar la paz 
bajo la condición de volver á constituirse prisionero si aquella 
no se obtenía. Régulo aceptó la comisión, mas al llegar á Roma 



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ÉPOCA DE LA REPÚBLICA B3 



aconsejó &su8 compatriotas la continuación déla guerra y á pe- 
sar de las súplicas de su familia y amigos, Régulo, esclavo de 
su palabra, volvió á Cartago en donde se dice habérsele hecho 
morir en medio de atroces tormentos. 

Amilcar Barca, á la cabeza de un ejército cartaginés^ mar- 
chó sobre Sicilia, en donde por siete aflos tuvo á raya el poder 
de Roma; pero habiendo destruido los romanos la escuadra car- 
taginesa, cerca de las islas Agates, Cartago pidió ]a paz y Ro- 
ma se la concedió bajo condiciones muy duras; la Sicilia quedó 
reducida á provincia romana. MáB tarde se apoderaron los ro- 
manos de Córcega, Cerdefia y parte de la Uiria. 

Segunda invasión de los galos*— Poco tiem- 
po después los galos amenazaron nuevamente á Roma y fueron 
vencidos junto al cabo Telamone. Repuestos sin embargo de 
este descalabro, volvieron al cjmbate, pero fueron derrotados 
por segunda y tercera vez en Adda y en . Acera, afio 224 antes 
de Jesucristo, y obligados á pedir la paz y ¿ pagar un tributo. 
Débese la gloria de esta campaña, á Marcelo, que mató con su 
propia mano á uno de los reyes galos, le despojó de sus armas 
y las consagró A Júpiter feretrio, como segundos despojos opimos. 

Segunda guerra pi&niea. — En 227 antes de 
Cristo, los cartagineses hablan conquistado parte de España. 
A la muerte de Amilcar, jefe cartaginés, Annibal le sucedió en 
el mando del ejército de España y llevado de su odio contra 
Roma tomó á Sagunto, ciudad que se hallaba bajo la protección 
de los romanos. En vano Roma reclamó contra aquella infrac- 
ción del tratado. Annibal pasó los Pirineos, penetró en la Galla 
con cincuenta mil infantes y diez mil ginetes, pasó ios Alpes, 
venció á los romanos cerca del Tesino y á las orillas del Trebia, 
obtuvo nueva victoria cerca del lago Trasimeno y ganó la céle- 
bre batalla de Cannas. Siracusa se declaró en favor de Annibal^ 
pero los romanos, mandados por Marcelo, tomaron la ciudad 
á pesar de los esfuerzos de Arquimedes. Capua^ que se habla 
entregado al vencedor, fué también sometido á pesar del roi^mo 
Annibal. Este para conservar su conquista habla pedido en 
vano auxilios á Cartago. Asdrubal, su hermano, iba de España 
con 60,000 hombres á juntarse con Annibal, pero los cónsules 
romanos Livio y Nerón le derrotaron completamente á las 
orillas del Metauro. No pudiendo, sin embargo, los romanos obli- 
gar á Annibal á salir del territorio, resolvieron mandar una ex- 
pedición á Cartago. Scipióo pasó al África mandando 30,000 
legionarios, obligó de esta manera á Annibal á abandonar la 
Italia y seguirle á Cartago, y encontrándose ambos ejércitos en 



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34 HISTORIA ROMANA 



Zama, Annibal quedó completameDte derrotado, y Cartago á 
merced del vencedor. Las condiciones puestas por segunda vez 
á Cartago y aceptadas por ésta para celebrar la paz, fueron 
muy onerosas, terminando de esta manera la segunda guerra 
púnica. 

Guerras en Greeia y en Siria. — Vencida 
Cartago, los romanos hicieron la guerra á Filipo, rey de Mace- 
donia, aliado de Annibal, y le vencieron en Cinocéfalos. 

En 191 Antioco, rey de Siria, tentó apoderarse de la Grecia, 
y los romanos le vencieron en las Termopilas, le persiguieron 
ni Asia y le destruyeron su ejército en Magnesia, obligándole 
¿ entregar sus elefantes de guerra y una fuerte contribución 
pecuniaria que arruinó su tesoro por mucho tiempo. Incontinenti 
pasaron los romanos á someter á los galo-griegos del Asia me- 
nor, y lo lograron 

Filipo se preparaba en secreto para combatir contra Roma. 
Perseo, hijo suyo, siguió los mismos proyectos á la muerte de 
su padre y cuando creyó que podía luchar con ventaja declaró 
la guerra á los romanos. Fué enviado Paulo Emilio k la cabeza 
de 46,000 legionarios á combatir contra Perseo. Paulo Emilio 
invadió la Macedonia, venció completamente á Perseo en Pidna, 
le tomó prisionero y entró con él cautivo á Roma. Cinco años 
antes habian muerto Filopemen en Grecia, víctima de su amor 
á la independencia de su patria, y Annibal envenenado por sí 
mismo en Bitinia, dejando con su nombre, que con el de Ale- 
jandro se repetirá por mucho tiempo, el recuerdo del militar 
más atrevido y más emprendedor de la antigüedad. Diez y siete 
afios más tarde, un aventurero llamado Andrisco, haciéndose 
pasar por hijo de Perseo, sublevó la Macedonia y fué derrotado 
por los romanos mandados por Mételo. El Senado resolvió redu- 
cir Macedonia á provincia romana. Más tarde cupo la misma 
suerte al reino de Pérgamo, dejado por el rey en herencia al 
pueblo romano. 

Tercera guerra p^iiniea.— La ambición de Masi- 
nisa, rey de Numidia y aliado de Roma, arrebatando unas pro- 
vincias á Cartago, obligó á ésta á tomar Ins armas, lo cual 
sirvió de pretexto á Roma para lanzarse sobre Cartago, empren- 
diendo la tercera guerra pánica, y destruirla completamente. 
El África cartaginesa quedó reducida á provincia romana. 

Conquistas posteriores. — Aniquilada Cartago, 
fueron sometidos los galos cinalpinos y los ligurios, é igual suer- 
te cupo á España después de constantes esfuerzos que hizo por 
su independencia. 



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ÉPOCA DE LA REPÚBLICA 35 



ItOB qTaCOlSt. — En 133 el tribuno Tiberio Graco propu- 
so repartir las tierras conquistadas entre la multitud ociosa 
é indigente de Roma; pero los nobles hicieron tal oposición que 
Tiberio sucumbió ante las turbas amotinadas, é igual suerte 
cupo á su hermano Cayo, vÍQtima también de su amor al pueblo. 

El Senado hizo después la guerra y venció á Yugurta, rey 
de Numidia. Tugqrta fué conducido preso á Roma, en donde 
murió, y la Numidia fué convertida en provincia romana. 

ClmbPios y Teutones.— En 113 más de trescien- 
tos mil cimbríos y t^^utones penetraron en la Qalia y destruye- 
ron seis ejércitos romanos. Hario^ electo cónsul^ hacia la guerra 
en África, de donde fué llamado urgentemente del Senado pa^a 
hacer frente al nuevo peligro. Mario volvió á Italia, venció 
ik los teutones cerca de Aix y á los cimbrios en Verceil. Mario 
recibió los honores del triunfo y por seis veces fué electo con* 
sul, si bien en el último periodo de su consulado no hizo cosa 
alguna que correspondiese á su fama. 

GuePPa social.— En 90 subleváronse los italianos, 
aliados de los romanos, pretendiendo los derechos de ciudada- 
nos romanos. Venciólos el joven Siia á la cabeza de unas legio- 
nes, si bien después del triunfo otorgóseles lo que pretendían. 

GuePPa civil*— Mario ambicionaba el séptimo consu- 
lado, y ayudado de sus parciales echó á Sila; pero éste, ponién- 
dose á la cabeza del ejército de Campania^ volvió sobre aquella 
ciudad y obligó á Mario á emprender la fuga. Su cabeza fué 
puesta á precio y ordenóse su perseouoión. 

Mario llegó al África; aprovechándose de la ausencia de 
Sila, que había marchado á Grecia, volvió á Roma, mató á mu- 
chos partidarios de Sila y tomó posesión del consulado. Murió 
el 13 de Enero de 86. 

En 83 volvió Sila y venció á los partidarios de Mario; man- 
dó exhumar el cadáver de éste, que fué objeto de inútiles ultra- 
jes, y dio principio á una serie de proscripciones que hicieron 
temblar á Roma. Sila abdicó la dictadura con que había sido 
investido y murió en 78. 

Pompeyo. — Después de Sila, Pompeyo fué el ciudadano 
de más nombradía. Hizo la guerra á Sertorio en España. Asesi- 
nado Sertorio por su teniente Perpenña, Pompeyo venció á éste 
y pacificó la España. 

En esta época sublevóse Espartaco á la cabeza de los gla- 
diadores, venció á las legiones romanas en varios encuentros, 
hasta que habiendo confiado el mando á Licinio Craso, éste 
venció á los gladiadores, y Pompeyo, que regresaba de España, 



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36 HISTORIA ROMANA 



destruyó ana banda de cinco á eeis mil fogitivos. Dedicóse des- 
pués Pompeyo á destruir á los piratas que se habian atrevida 
hasta saquear el puerto de Ostia y limpió el mar de aquellos 
bandidos^ destruyéndoles 1,300 bajeles 

Por entonces Mitridates habia osado competir con Roma. 
Quiso apoderarse del Asia Menor y de la Grecia, pero fué ven- 
cido por Sila, á la sazón dictador de Roma. Después Lúculo^ 
sucesor de éste, venció á Tigranes, rey de Armenia, en cuya 
corte se habia refugiado Mitridates. Pompeyo tomó más tarde 
el mando del ejército de Asia, venció A su vez á Mitridates, per-^ 
siguiéndole hasta el Caucase, y organizó en varias provincias 
romanas el Ponto, la Siria y la Fenicia. Medió entre los compe- 
tidores del trono de Judea, decidiéndose por Juan Hircano, y se 
apoderó, después de tres meses de sitio, del templo de Jerusalén. 

Mitridates hizo un último y poderoso esfuerzo contra Roma^ 
pero traicionado por su mismo hijo Farnaces, tomó un veneno^ 
que no le produjo efecto, y se hizo matar por la mano de 
un galo. 

Catilina. — El afio 63 era cónsul Cicerón cuando Catili- 
na tramó una conspiración contra la República; pero Cicerón 
descubrió el criminal proyecto, y Léntulo, Centego y Bestia» 
cómplices de Catilina, sufrieron la muerte. 

Catilina retiróse á Etruria y obligado á combatir contra loa 
que le perseguían, se puso al frente de los suyos y pereció en el 
combate. Después de este hecho, Cicerón fué proclamado padre 
de la patria. «Cedan las armas á la toga» fueron sus palabras 
cuando quedó abatido el partido de los anarquistas y de los am» 
biciosos. 

CésaP y Pompeyo.— César, el más grande de los 
romanos, entró en escena. Edil curul el año 68, obtuvo en 63 el 
gran pontificado y la pretura á costa dé sacrificios pecuniarios^ 
en tales términos, que en 62 ya debía millón y medio de pesos. 

Ppimer trlunvipato.— César se unió á Pompeyo, 
el hombre de más influencia, y á Craso, el más rico de Roma^ 
para formar el primer triunvirato. Después del consulado que 
ejerció, obtuvo el mando de las Gallas y emprendió aquellas 
guerras de conquista, por espacio de nueve afios, contra los 
galos independientes, que le dieron fama inmortal. A Pompeyo 
tocó el gobierno de la Espafia y á Craso el de Siria. Celoso éste 
de las victorias de César, emprendió una gran expedioión con- 
tra los partos, en la que sucumbió. Atraído Craso á una embos* 
cada, murió en ella, y los restos de las legiones regresaron coa 
trabajo á Siria. 



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ÉPOCA DEL IMPERIO 37 



Después de la.muerte de Craso, deseando Poispeyo mandar 
como único duefto de Roma, hizo quitar ¿ César el gobierno de 
las Galias y las legiones; pero César pasó el Rubicón, limite 
entre su gobierno y el resto de la República, deshizo el ejército 
de Pompeyo en España y venció ¿ éste definitivamente en Far- 
aalia. Pompeyo huyó á Egipto, en donde el rey de esta región 
le quitó la vida por congraciarse con César. 

Muerto Pompeyo, César marchó contra Famaces, hijo de 
Mitridates, le venció y dio parte al Senado con aquellas célebres 
palabras de vine, vij vencí. Venció después en Tapso, África, 
A Labieno, á Catón y á Af ranio, que tenían aún fuerzas consi- 
derables, resto de las fuerzas de Pompeyo, vencidas en Farsa- 
lia, y á quiejies se había unido Juba, rey de Mauritania. Catón 
dióse la muerte después de la derrota. 

César regresó á Roma, en donde fué investido con la dicta- 
dura, y marchó á España, en cuya comarca, cerca de Munda» 
derrotó ¿ trece legiones mandadas por los hijos de Pompeyo. 

MueFte de César.— César se proponía llenará Roma 
de monumentos, formar una gran biblioteca, emitir un código 
civil, abrir extensas vias de comunicación,. vengar la muerte de 
Craso y llevar á cabo grandiosos proyectos, pero aspiró al titulo 
de rey, á pesar de habérsele concedido extraordinarios honores, 
y su ambición dio motivo al Senado para coYispirar contra él 
y darle muerte, proyecto que llevó á cabo el dia 15 de Marzo 
del año 44. Con César terminó el hombre más grande del pueblo 
romano. «Nadie — dice Segur — le igualó en talento, ambición 
y fortuna.» 

La muerte de Julio César cierra el periodo histórico de la 
república romana. 

III 
Epoea del imperio 

Segundo triunvirato.— Augusto.— Sucesores de Augusto hasta Bomiciano. 
Los Antoninos.— Anarquía militar.— Emperadores colegas.— Cons- 
tantino. 

Segundo tpiunvlpato.— Sucedió en el poder Octa- 
vio Augusto, sobrino de César, quien formó con Antonio y Lé - 
pido el segundo triunvirato de Roma. Los triunviros tomaron á 
su cargo la causa de César. Casio y Bruto, cabecillas de la 



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38 HISTORIA ROMANA 



conspiración contra aquel caudillo, asesinado en los idus de 
Marzo, huyeron á Oriente y lograron formar un ejército desti- 
nado á defender la causa republicana. Cicerón, el principe de 
los oradores romanos, fué sacrificado á los fuperes de Antonio^ 
casado con Fulvia, viuda de aquel Clodio, enemigo del gran 
orador y muerto por Milón. Antonio y Augusto marcharon á 
Oriente á combatir contra Bruto y Casio. Ambos ejércitos se 
encontraron cerca de Filipos, y la batalla se decidió en favor 
de los triunviros. Casio y Bruto se hicieron matar después de la 
derrota. Antonio marchó sobre Egipto^ cuya reina, Cleopatra, 
habla hecho alianza con los republicanos^ pero no pudo resistir 
á los atractivos de la reina y quedóse á su lado en Egipto. 

Fulvia y un hermano de Antonio, llamado también así^ 
suscitaron contra Augusto un levantamiento que fué llamado 
«guerra de Perusa». Agripa, el mejor oficial de Augusto, sitió 
á Antonio en Perusa y lo hizo capitular. 

Antonio vino á Brindis con una escuadra de 300 navios; 
pero muerta Fulvia y casado con Octavia, hermana de Au- 
gusto, dividió con éste el imperio del mundo, tocándole á An- 
tonio el Oriente. Augusto destruyó . después el poder de Sexto 
Pompeyo, establecido en Sicilia, y dejando & Lépido solamente 
la dignidad de gran pontífice, le dejó confinado en Circey. 

Augusto.— Cuando Augusto se creyó bastante fuerte, 
rompió la alianza con Antonio, á quien hizo la guerra y venció 
en la batalla naval de Accio. Antonio, en el colmo de la deses- 
peración, se quitó la vida, y Cleopatra hizo otro tanto para no 
caer en manos del vencedor. Augusto comenzó un reinado que 
tardó cuarenta y cinco años. Hizose dar los titules de empera- 
dor, de príncipe del Senado, de tribuno, procónsul, prefecto de 
las costumbres y gran pontifico; creó un ejército permanente, 
estableció vías de comunicación, correos, y embelleció la ciudad 
con magníficos monumentos. £1 reinado de Augusto fué feliz; no 
tuvo más contratiempo que la pérdida de una legión, mandada 
por Varo, en Germania; y murió el 19 de Agosto del año 14 
después de Cristo, á los 76 años de edad. Augusto le dio su 
nombre al siglo en que vivió. 

Sucesores de Augusto hasta Domiciano* 
— Desde esta época hasta el año 70 el imperio se deshonró con 
monstruos como Tiberio, que tuvo por ministro al cruel y am- 
bicioso Seyano; Callgula, que en menos de dos años gastó en 
locuras loa millones acopiados por su antecesor; Claudio, qué 
diezmó al Senado y tuvo por esposa á Mesalina, mujer de cos- 
tumbres licenciosas; Nerón, asesino de Agripina, su misma 



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ÉPOCA DEL IMPERIO 39 



madre, asesíDO d% Británico su hermano adoptivo, de su maestro 
Séneca y de Lucano. Nerón incendió á Boma, y huyendo de las 
legiones, que habian proclamado á Sulpicío Galba, se dio la 
muerte, sintiendo, dijo, que el mundo perdiera en él un artista, 
Galba quiso en vano sujetar á los soldados á severa disciplina, 
y fué muerto. Después de Otón y Vitelio, vino felizmente la 
época de Flabio Vespasiano, proclamado emperador por las le- 
giones de Oriente. Vespasiano mandó á su hijo Tito á sofocar la 
rebelión de los judíos. Jerusalén fué tomada después de un sitio 
memorable en que perecieron un millón cien mil judíos. Vespa- 
siano mejoró la administración , restableció la disciplina entre 
las legiones, reedificó el Capitolio y constrayó el famoso coliseo, 
cuyas ruinas aun se admiran. Sucedióle su hijo Tito, apellidado 
«delicias del género humano», cuya administración restableció 
el honor del imperio. En su tiempo el hambre y la peste desola- 
ron el imperio, el Tiber salió de madre, un incendio devoró una 
parte de Boma. Domiciano, sucesor suyo, incurrió en la cruel- 
dad de sus antecesores. 

Los Antoninos. — Siguió en el imperio una época de 
ochenta aftos, llamada de los Antoninos y conocida por la 
bondad de sus monarcas. Dio principio con Nerva, que reinó 
poco, y á quien sucedió Trajano, príncipe virtuoso y muy dig- 
no del poder; tuvo guerra con los dacios y los partos. Sucedióle 
Adriano, en cuya época una segunda revuelta de los judíos 
obligó al emperador á tomar la ciudad de Jerusalén á viva 
fuerza, y á la que Adriano puso el nombre de EHa Capitalina. 
El reinado de Adriano fué pacifico, y en él se propuso regula- 
rizar la administración. Siguieron su ejemplo An tonino Pío 
y Marco Aurelio, filósofo cuya elevada y digna conducta en el 
poder justificó el dicho de Platón: «¡Qué felices serían los pue- 
blos si los reyes fueran filósofos ó si los filósofos fueran reyes!» 
Fué su hijo Cómodo quien le sucedió en el poder, nada digno 
de su padre. Fué sofocado por un atleta y el senado mandó 
arrojar su cuerpo al Tlber. 

Anarquía militap. — Al reinado de los Antoninos 
sucedió la anarquía militar, habiendo habido emperadores de 
poca duración que no han dejado ningún recuerdo de su exis- 
tencia. Fueron notables en esa época Didio Juliano, por haber 
comprado el imperio en almoneda; Caradalla por haber ase- 
fiinado á su mismo hermano; Heliogábalo por su molicie, y Va- 
leriano por haber sido hecho prisionero por los persas. 

JBmperadopes colegas.— En la época de Diocle- 
ciano^ éste tomó por colega á Maximiano; mas debiendo hacer 



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40 HISTORIA ROMANA 



frente á todos los peligros del imperio, los augustos nombraron 
dos cesares más: Galerio y Constancio Cloro. El imperio tavo 
cuatro principes y cuatro capitales: Nicomedia (en lugar de Ro- 
ma) Sirmio, Milán y Troves. E!sa distribución fué llamada la 
Tetrarquia. Los principes tuvieron á raya á los enemigos de Ro- 
ma y afirmaron ios limites del imperio. Galerio, en 313^ nombró 
dos colegas más: Maximiano y Severo. Constancio Cloro murió 
en York y dejó por sucesor á su hijo Constantino. Los pretería- 
nos de Roma nombraron cesar á Majencio y el imperio tuvo 
á la vez seis auguntos. 

Constantino*^— Constantino se deshizo de los demás 
colegas, venció á Majencio y á Licinio, y en Milán promulgó 
un célebre edicto elevando el cristianismo á la categoría de 
religión oficial, convocó un concilio en Nicea, fundó á Constan- 
tinopla y vigorizó la administración del imperio. 

En tiempo de Graciano y de Valente tuvo lugar la invasión 
de los godos y de los hunos; aquellos les hicieron en Ándrinó- 
polis una terrible derrota. Graciano nombró por colega á su 
hijo Teodosio. Este fué quien le sucedió en el trono, y venció 
á Máximo, á Eugenio y á Argobarto. A pesar de la energia de 
este emperador, los godos quedaron establecidos en el imperio. 
En 395, en tiempo de Teodosio, el imperio quedó definitiva- 
mente dividido en dos: imperio de Oriente y de Occidente. Si- 
guieron las invasiones de los bárbaros. En 475 Odoacro, rey de 
los hérulos, destronó á Rómulo Augústulo^ último emperador 
de Occidente. 



CAPÍTULO VIII 

Breve resAmen de la lilstorla relativa á las naclonea 
que componian el Imperio romano 

Italia. — España. -Bélgica. —Bretaña. — Panonia. — Iliria— MácedoDía. — 
Acaya.— Tracia — Galia.— Asia Menor.— Siria.— Mesopotamia.— Ara- 
bia. — Numidia. — Mesia superior. — Mesia inferior. — Mauritania. — 
Egipto. 

Italia*— La Italia, de la que también se hablará al dar 
nna idea de la historia de la edad media, fué invadida por los 
bárbaros del Norte y perteneció á los hérulos, á loa ostrogodos 
y á los griegos, y en 66S á los lombardos. Estos la dividieron 



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HISTORIA ROMANA 41 



con el emperador de Oriente en dos partes; la una fué llamada 
la Italia lombarda, y la otra Italia griega; ésta fué gobernada 
por un exarca residente en Rávena. Las violencias de los em- 
peradores griegos causaron revueltas en Italia; formóse del 
ducado de Roma una república bajo la presidencia del Papa. 
Asediado éste por las exigencias de los reyes lombardos, y por 
los exarcas de Rávena^ llamó en su auxilio, á Carlos Martel 
y á los francos. En tiempo de Carlomagno la Italia se dividió 
en tres partes y creóse el poder temporal de los papas, que en 
cierto modo dependieron del emperador (Carlomagno). Muerto 
Carlomagno los principes italianos quisieron hacerse indepen- 
dientes, pero Otón, sucesor de aquel en el trono de Alemania^ 
mantuvo á Italia bajo su poder. 

Gregorio VII hizo al papado independiente del imperio. 
En 1128 los normandos se establecieron en la Italia griega. 
En 1618 Francia y España se disputaron la Italia. La Espafia 
al fin la incluyó en sus dominios é hizo del ducado de Milán una 
de sus provincias. El Austria se apoderó .en 1721 de parte de 
Italia. A principios del siglo xix este pais pasó á la dominación 
de los franceses. Napoleón se declaró rey de Italia, echó á los 
borbones de Ñapóles y dio este reino á su hermano José y más 
tarde ¿ Joaquín Murat, quitando al Papa sus estados. El con- 
greso de Viena devolvió los estados al Papa, dio al Austria la 
Lombardia, á la casa de Saboya el Piamonte, Niza, Saboya 
y Genova, los ducados de Toscana y Módena á dos príncipes 
austriacos, y el ducado de Parma ¿ María Luisa, esposa de 
Napoleón. En 1848 el reino lombardo véneto se insurreccionó 
contra el Austria; la insurrección fué sofocada. En 1849 el Papa 
fué echado de Roma por los italianos y restablecido poco des- 
pués por tas armas francesas. En 1859 el Austria cedió á Italia 
la Lombardia, y Venecia en 1866 El rey de Italia á cuyo domi- 
nio había incorporado el reino de Ñápeles, se apoderó de Roma 
en 1870, haciendo cesar el poder temporal de los papas. 

JBspafia*— En 410 los vándalos, los suevos y los alanos 
devastaron la Espafia, los que cedieron al poder de los visigo- 
dos. En 710 los árabes se apoderaron de la mayor parte del 
territorio, y en 766 fundaron el califato de Córdoba, el cual 
se dividió en 1031 en muchos principados independientes. Los 
descendientes de los godos, fundando reinos, reconquistaron 
poco á poco el territorio, y en 1492 los reyes católicos de Aragón 
y de Castilla se apoderaron de Granada. 

En 1714 ocupó Felipe V, nieto del rey de Francia Luis XIV, 
el trono de Espafia. En 1808, Napoleón I arrebató la corona 



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42 HISTORIA ROMANA 



á Fernando VII para darla á su hermano José Bonaparte; sin 
embargo, éste no pudo conservarla. En 1868 una revolución 
abolió la monarquía y estableció la república, pero en 1874 la 
España volvió de nuevo á la forma monárquica, ocupando ac- 
tualmente el trono don Alfonso de Borbón. 

Bélgica* — La Bélgica fué poblada por los germanos. 
En el siglo v fué conquistada por los francos. En el siglo vi 
formó parte del reino de Austrasia y en el XV del ducado de 
Borgofia. En 1792 los franceses invadieron la Bélgica y en 1801 
la incorporaron á Francia; recobró su nacionalidad en 1815. 
Habiéndose erigido la Bélgica en unión de la Holanda, en el 
reino de los Países-Bajos, esas provincias se separaron en 1830. 

Bretafia* — La Bretaña en 510 fué sometida á los fran- 
cos. En 836 los normandos asolaron el pais, el que con el nombre 
de Inglaterra^ originado de los anglos, que poblaron aquel te- 
rritorio, reconoció la autoridad de Alfredo el Grande. En 1066, 
Quillermo, duque de Normandla, conquistó la Inglaterra y funda 
una nueva raza que en 1144 fué reemplazada por los Plantage- 
net, condes de Aujou De 1339 á 1459 tuvo lugar la llamada 
guerra de cien años, entre Inglaterra y Francia. De 1461 á 1486 . 
ocurrió la guerra de las dos Rosas. En 1485 subió al trono la 
dinastía de los Tudor. Con Jacobo I comenzó la dinastía de Iob 
Stuardos; se estableció la república en tiempo de Cromwel; 
en 1660 quedó restablecida la dinastía de los Stuardos. La re- 
volución que estalló en 1688 llevó al poder á Guillermo III de 
la casa de Orange, á la que reemplazó la casa de Hanover que 
actualmente existe en el poder. 

Panonia. — Esta región estaba limitada al iN'orte y al 
Este por el Danubio, que la separaba del país de los Quados 
y de los Sármatas, al Sur por Iliria y al Oeste por Nórica. Fué 
habitada por los galos, sármatas y germanos. En la época de 
la conquista romana fué dividida en superior é inferior. De 
Panonia partieron los galos á devastar la Grecia. Hoy está 
comprendida en el territorio austriaco. 

Ilipla«— En el siglo v esta región fué poblada por los 
eslavos. En 1090 los venecianos y los húngaros se apoderaron 
de gran parte de este territorio. En el siglo xv los turcos lo 
invadieron; después quedó el pais bajo la dominación de Austria, 
En el siglo xíX la Servia, parte del territorio de la antigua 
Iliria, fué declarada independiente. 

Macedonla* — Este pais, conquistado por los romanos 
en 147 antes de Jesucristo, después de la división del imperio 
quedó comprendido en el imperio de Oriente. En el siglo xiii los 



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HISTORIA ROMANA 43 



cruzados formaron de este país un reino que dieron á Bonifacio 
de Monferrato, y al que dieron el nombre de reino de Tesalóni-^ 
ca, y en el siglo xv cayó bajo el yugo de los turcos. 

Aeaya. — Esta región fué comprendida en la diócesis de 
Macedonia. La diócesis es una división política que data de la 
época de Constantino. En este territorio formáronse algunos 
reinos que pertenecieron sucesivamente á principes europeos, 
hasta que quedó incorporado el territorio á la dominación turca. 

Traola* — Fué reducida á provincia romana en tiempo 
de Claudio; formó parte del imperio de Oriente y cayó bajo la 
dominación de los turcos. 

Galla. — Los griegos llamaron Céltica á esta región; los 
romanos ocuparon una pequefia parte el año 121 antes de Jesu- 
cristo y le dieron el nombre de Provincia. Julio César conquistó 
toda esta región, desde cuya época, afio 59 antes de Jesucristo, 
se conoció con el nombre de Galla, por haber sido poblada por 
galos. En 486 después de Jesucristo, la Oalia fué conquistada 
por los francos y separada definitivamente del imperio romano. 
Clodoveo, fundador de la monarquía merovingia, venció á los 
que le disputaban el territorio; esta raza dejó de reinar en 762, 
dando lugar á los Carlovingios, que cedieron el cetro en 942 
á la dinastía de los Capetos. La monarquía terminó con Luis 
XVI en 1792, la república quedó establecida y terminó en Di- 
ciembre de 1804 proclamándose el imperio de Napoleón que 
cayó después de la batalla de Waterloo en 1816; restablecióse 
la monarquía, que dio lugar nuevamente á la república en 1848. 
Esta forma de gobierno tardó hasta 1862^ proclamándose empe-* 
rador el principe Luis Napoleón Bonaparte con el nombre de 
Napoleón III. La Dinastía napoleónica cayó con el imperio en 
1870 y se proclamó por tercera vez la república. 

Asia menor* — Esta región estaba limitada al Este por 
la América y la Siria, al Norte por el mar negro, al Oeste por 
el mar Egeo y al Sur por el Mediterráneo. Fué llamada Anato- 
lia por los romanos. En el siglo iv, época de la división del 
imperio^ quedó comprendida en el imperio de Oriente. En el 
siglo VII fué conquistada en parte por los califas, y los turcos 
selyúcidas se establecieron en el país en el siglo xi. En 1204 
formó dos imperios: el de Nicea y el de Trebisonda. De 1381 
á 1887 los turcos sometieron el Asia menor, la que hoy forma 
parte de la Turquía de Asia. 

Sipla* — E¿ta región fué sometida á los romanos el afio 
64 antes de Jesucristo. El pais floreció bajo la dependencia de 
Roma, fué devastado por los partos y los reyes sasánides de 



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44 HlSTOniA ROMANA 



Persia. En 688 cayó bajo el poder de los árabes. Los egipcios 
dominaron esta comarca y en 1617 quedó definitivamente bajo 
el dominio de ios turcos. 

Mesopotamia*— Esta región se halla comprendida 
entre el Eufrates y el Tigris. Fué sometida sucesivamente á la 
dominación de los reyes de Asiría, de Babilonia^ de Persia^ de 
Macedonia y de los partos, y, en fin, á la de los romanos. Lúculo 
y Pompeyo la conquistaron; pero este país fué sin cesar dispu- 
tado por los partos, y los emperadores acabaron por renunciar 
á la conservación de ese territorio, dando el Eufrates por limite 
á los estados de Oriente. 

Arabia*— Los árabes en tiempo de Trajano se apodera- 
ron de una parte de este territorio, á la que dieron el nombre 
de Arabia Pétrea. En el siglo vil Mahoma la sometió á su domi- 
nación. Hoy se reconoce en esta región la autoridad del sultán. 

Numidia*— El aflo 46 antes de Jesucristo la Numidia 
fué convertida en provincia romana. En el siglo iv después de 
Jesucristo quedó comprendida en la Prefectura de Italia. En el 
siglo VI cayó bajo la dominación de los vándalos. Del siglo viii 
al IX quedó comprendida en el reino árabe de los aylavitas. 
En 988 parte del territorio formaba el reino de los Zeirides, 
tributarios del califato de Córdoba, parte quedó incorporada al 
reino de Tremessen. Posteriormente cayó en poder de los espa- 
fióles y más tarde fué conquistado por Aruch Barbaroja. En el 
siglo XVII Argel, conocido el pais ya con ese nombre, se declaró 
independiente, fué gobernado por beyes y reconoció la sobera- 
nía nominal de Turquia. Los franceses conquistaron el pais 
en 1830. 

Meaia aupeplop*— Después de formar esta comarca 
parte del imperio romano, perteneció al reino de Esclavonia. 
En el siglo xii fué una provincia húngara; en el siglo xiv formó 
un estado independiente; en 1401 se volvió tributaria de los 
turcos y en 1463 quedó definitivamente incorporada al imperio 
otomano. En 1879, por el tratado de Berlín, la Mesia, conocida 
con el nombre de Bosnia, fué cedida al Austria. 

Mesla InfeplOP. — Esta región, extendiéndose del 
Ciabros al Ponto-Euxino, tenia por capital á Marcianópolia. 
Más tarde fué comprendida en la diócesis de Tratóla. 

MaUPltanla* — Esta comarca fué convertida en pro- 
vincia romana en tiempo del emperador Claudio. Después de la 
extinción del imperio romano fué presa de los vándalos y de 
los árabes, 678; constituyóse en un reino llamado de Fez, que 
más tarde vino á formar parte del califato de Damasco Adqui- 



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\ 

HISTORIA DE LA EDAD MEDIA 45 



rió su independencia en 782. Fué anexada en 981 al califato de 
Córdoba^ de cuya dominación se libró en 960 para reconocer el 
domteio de los califas fatimitas. En 1070 los almorávides se 
apoderaron del reino de Fez. En 1780 quedó definitivamente 
incorporada al reino de Marruecos. 

Oél JBgfiptO se ha hablado ya en capitulo especial. 

Nota explieativa.— En la anterior 'narración se ha 
hecho uso del método etnográfico para dar á conocer la historia 
de los anti(;uos pueblos, y lo que é^tos son en la época presente. 
En la inmensa variedad que constituye la Edad Media^ será 
necesario tratar de los acontecimientos por sincronismos, ha- 
ciendo conocer en breve resumen lo más importante de cada 
época. 

Por ese estudio se comprenderá que las virtudes cívicas 
y sociales han producido la grandeza de los pueblos, y cuando 
éstos han echado en olvido aquellos inestimables dones, han 
sobrevenido la decadencia y la ruina. 



HISTORIA DE LA EDAD MEDIA 

CAPÍTULO IX 
l>eade la Invaatón de loa bárbavoa baata Carlomagno 

I 

Épocas. — Primeras invasiones.— Suevos, alanos y vándalos.— Los godos. 
— G^nserico.— Atila.— Fin del imperio de Occidente.— Monarquía de 
los francos. 

¿poeaSa — A cuatro épocas puede reducirse este periodo 
histórico: desde la invasión de los bárbaros hasta Carloroagno; 
desde la muerte de Caí lomagno hasta el pontificado de Grego- 
rio VII; desde Gregorio VII hasta Bonifacio VIII, y de aqui 
hasta la toma de Constantinopia, periodo que comprende como 
mil cincuenta y tres afios. 

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46 HISTORIA 



Primeras Invasloües. — Los germanos eran un 
pueblo bárbaro y belicoso que, buscando tierras, babia invadido 
y asolado lá Qalia, la Italia, la Oréela y la Tracia. Guando por 
la muerte del emperador Teodorico, en 396, quedó á su hijo 
Honorio el imperio en Oriente, y el Occidente k su hijo Arcfidio, 
los francos se establecieron en las orillas del Mosa, los alama- 
nos pasaron el Rhin, antiguo límite del imperio, y los visigodos 
el Danu'bio. El jefe de éstos, Alarico, invadió la .Oréela en aquel 
mismo afio, y ooho años más tarde invadió Ia Italia, de la que 
fué arrojado por Estilicon, general de Honorio, retirándose 
á Bávena. Debilitadas asi las fronteras de ambos imperios, Ra- 
dagaso, á la cabeza de 200,000 germanos, pasó en 406 el Danu* 
bio y los Alpes, penetró hasta Florencia, ya en el corazón de 
Italia, y marchaba sobre Roma cuapdo Estilicon le cercó en las 
alturas de Tesólo, le derrotó y le hizo prisionero. 

Suevos, alanos y vándalos. — Al favor del 
desamparo de las fronteras, los suevos, los alanos y los vándalos 
pasaron el Rhin en 406, devastaron la Galia y se dirigieron al 
sur de los Pirineos. Estilicon era la única defensa del imperio, 
pero habiendo protegido en éste el establecimiento de 30,000 
godos, Honorio le hizo asesinar. 

XtfOS godos*— Los godos se refugiaron cerca de Alarico, 
que después de sus derrotas se hablan detenido en el Izonso, 
y en 409 se lanzó por segunda vez sobre Roma, cuya ciudad fué 
tomada y entregada al pillaje. Alarico bajó después á la Italia 
meridional y murió en Cosenza, siendo enterrado en el álveo 
del Busentino. Ataúlfo, sucesor suyo, fué asesinado en Bar- 
celona. 

En 419 los godos se hicieron independientes del imperio 
y fundaron un reino que comprendía las tres cuartas partes de 
España y parte de la Galia. Los burgundos y los suevos, esta- 
blecidos entre el Saona y el Ródano, fueron avasallados en 634 
por los francos. Los suevos, arrojados del centro de la Espafiá 
por los godos, establecieron su reino al noroeste de la penínsu- 
la hasta que ese reino fué conquistado por los mismos godos 
en 686. 

OensePÍCO* — Los vándalos, capitaneados por Qenseri- 
co, arrebataron á Roma las provincia s de África y fundaron 
allt un reino. Apoderado Genserico de la antigua Cartago, se 
hizo temible en el mar, desembarcó en 466 en Ostia, tomó 
á Roma y la entregó al pillaje durante catorce dias. Este reino 
duró 67 años y fué destruido por Belisario. 

Atlla*— Atila, jefe de los hunos, invadió el imperio de 



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DE LA EDAD MEDIA 47 



Oriente en 450; no pudo apoderarse de Constantinopla y mar- 
chó sobre el imperio de Occidente, invadiendo la Qalia con 
600,000 soldados; pero Aecio reunió á sus tropas romanas, los 
germanos, visigodos, burgundos y francos, y le hizo una gran 
derrotA en Chalons. Atiia entró en Germania. Al afio siguiente 
marchó sobre Roma y detúvosele con ricos presentes. Este jefe, 
llamado el azote de Dios, murió á la orilla del Danubio en 468. 

Fin del imperio de Oeeidente.— Los últimos 
emperadores romanos llevaron una vida miserable, y el último, 
Bómulo Augústulo, fué destronado en 476 por Odoacro, rey de 
los hérulos, haciéndose éste proclamar rey de Italia. El impe- 
rio, partiendo de Augusto, habia tardado quinientos afios. En 489 
Teodorico, capitaneando á los ostrogodos, echó á Odoacro del 
poder y gobernó en paz la Italia y protegió las ciencias y las 
artes: pero este reino no sobrevivió más que treinta afios á la 
muerte de su fundador. 

Monarquía de los francos.— La importancia 
del poder de Teodorico pasó á los francos en la Qalia, cuyo pri- 
mer rey fué Faramundo. Siguióle Clodion, y luego Meroveo, que 
dio nombre á la dinastía; pero el verdadero fundador de la mo- 
narquía franca fué Clovis, que, venciendo al romano Siagrio en 
Soissons, en 486, ñjó su residencia en Paris. En la batalla 
de Poitiers quitó á los godos la Galia y en Tolbiac rechazó á los 
alamanos. Murió en 611; formándose de sus dominios los cuatro 
reinos de Orleans, Paris, Soissons y Metz para cada uno de los 
cuatro hijos, volviendo á formar uno solo en la época de Dago- 
berto, hijo de Clotario lí. 



II 

El imperio de Oriente. -^Mahoma.— Conquistas de los árabes. 
Los Garlovingios. 

SI Imperio de Oriente.— El imperio de Oriente, 
llamado también imperio griego, pareció brillar en B27, en la 
época de Justiniano, cuyo general Belisario conquistó la Italia 
sobre los Ostrogos y arrebató el África á los vándalos. En su 
época se publicaron el Código, la Instituta, el Digesto y las Pan- 
dectas^ bajo la dirección del jurisconsulto Triboniano. El dere- 
cho romano ha Hervido de base á las instituciones modernas. 

En 568 los lombardos hicieron perder al imperio griego la 



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48 HISTORIA 



mitad de Italia^ y él emperador Heraclio tuvo el dolor de perder 
la Siria y el Egipto. Los nuevos conquistadores eran los ¿rabea. 

MaliOlliaL* — El caudillo de los árabes fué Mahoma, que 
redactó el Corán, cuyo sentido se reduce al pensamiento de que 
«sólo Dios es Dios y Mahoma es su profeta». Continúa diciendo 
ese libro que el Dios único fué revelado á los hombres por una 
serie de profetas, de los cuales Mahoma es el último, precedién* 
dolé Adán, Noé, Abraham, Moisés y Jesucristo. 

Conigiulsta de los árabes.— Mahoma murió en 632 
y á su muerte Abou-Bekre fué nombrado califa; sometió la Ara- 
bia y la Siria á pesar de los esfuerzos de los griegos. Ornar, que 
sucedió á Abou Bekre, tomó á Jeruaalén, conquistó la Persia 
y el Egipto, incendiando la famosa biblioteca de Alejandría. 
Las discordias intestinas impidieron ¿ los árabes extender sua 
conquistas; Moawiak hizo asesinar á Ali, hijo político de Maho- 
ma, y empezó la dinastía hereditaria de los Omniades, que 
reinó 90 años, haciendo de Damasco su capital. 

En 707 los árabes sometieron el Asia superior, hicieron una 
infructuosa tentativa de tomar á Constantinopla, conquistando 
el África occidental, y en 711^ derrotando á los visigodos^ se 
apoderaron de la mayor parte de Espafia; pero al querer avan- 
zar hacia el Norte fueron vencidos en Poitiers por los francos. 
En 760 los Abasidas, descendientes directos de Mahoma, se 
sobrepusieron á los Omniades^ cuya familia exterminaron, con 
excepción del joven Abd-er-Rha man, que fundó en Espafia 
el califato de Occidente. Una familia fatimista, esto es, deseen* 
diente de Mahoma, se hizo también independiente y fundó el 
califato del Cairo. 

En 762 Almanzor fundó el califato de Bagdad, habiendo 
sido el más notable el califa Haroun-Al-Raschid. El y su célebre 
ministro Giaffar forman los principales personajes de «Las mil 
y una noches». Motasen, uno de sus sucesores, creó la guardia 
turca, que acabó por echar á sus amos y por dominar en el impe- 
rio, desde cuya época sus jefes se conocen con el nombre de 
sultanes. 

Los eaplovlngiofl.— Entre los francos, después de 
Dagob^rto, degeneraron sus sucesores en tales términos, que el 
gobierno era ejercido por los mayordomos de palacio, habiendo 
sido Carlos Martel uno de los más notables y quien detuvo la 
invasión árabe con la victoria de Poitiers Pepino el Breve, ha^ 
hiendo obtenido la aprobación del Papa, encerró en un con- 
vento á (""hilderico III, el último de los reyes merovingios, 
y tomó el titulo de rey. Su hijo Carlomagno fué el más célebre 



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DE LA EDAD MEDIA 49 



de todos por la extensión de sus dominios á consecuencia de 
machas conquistas. Le fué dado el titulo de emperador de Occi^ 
dente^ coronándole como tal León III el afio de 800. Este in- 
menso imperio estaba limitado al Occidente por el Océano At-r 
lántico, al Sur por el Ebro, en Espa&a^ y por el Voturno en 
Italia; al Este por Sajonia, el Teiss^ los montes Erapacks y el 
Oder, y al Norte por el Báltico, el Eider, el mar del Norte y la 
Mancha, Fué llamado grande tanto por sus conquistas como por 
8U8 sabias instituciones. Fué el protector de los sabios, estable- 
ció escuelas y fomentó la agricultura. Murió en 814. 



CAPÍTULO X - 

Besde- la niuepte de Oarlpmagno l^asta el pontlfloado 
de OvegorlQ Vil 

£1 feudalismo.— Hugo Capelo.— Sucesores dé Alemania.— Lucha entre 
el papado y el imperio. 



£1 feudalismo. — Carlomagno no tuvo un sucesor 
digno de él que conservase sus conquistas; su imperio fué divi- 
dido entre sus descendientes en tres naciones: Francia, Italia 
y Alemania; En el siglo ix sufrió Europa la invasión de los 
húngaros y de los normandos. De esta debilidad en el poder mo- 
nárquico nació el hecho de que los pueblos se agrupasen alre- 
dedor de jefes que pudieran darles pí'otección. Todos los puntos 
expuestos á invasiones se erizaron 'de fortalezas y se creó el 
feudalismo, en virtud del cuál los vasallos recibían terrenos 
para su uso por tiempo determinado ó indefínido, en cambio de 
prestar sus servicios, en paz ó en guerra, á requerimiento de su 
señor. Parece ser ésta la época en que fueron creados los du^ 
ques, conde.4, marqueses yxiemás títulos nobiliarios. 

HlÉ0O Capeto.— El tratado de Verdum en 84B puso fin 
á las desavenencias entre los descendientes de Carlomagno. 
En 987, debilitado el rey de Francia por el poder de los señores 
feudales, recibió gran incremento y poderlo cuando fué electo 
rey Hugo Capoto, hijo de Hugo el Grande, duqu3 de Francia. 

Sucesos de Alemania.— Extinguida en Alemania 
la dinastia carlovingía, pasó el cetro ala casa de Franconia, 



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BO HISTORIA 



siendo electo rey en 911 Conrado I. No habiendo dejado ést^ 
sucesión, pasó la corona á la casa de Sajonia. Otón I engrande- 
ció la monarquía. En 961 se hizo proclamar en Milán rey de 
Italia, y el 2 de Febrero de 962 se hizo coronar emperador en 
Roma. De esta manera quedó restablecido en Alemania el im- 
perio de Garlomagno. En 1002 Enrique II dejó ir á menos el 
imperio por su falta de energía^ y á su muerte volvió el cetra 
¿ la casa de Franconia, siendo proclamado emperador Con- 
rado II. Enrique 111, sucesor suyo, dio mayor vigor al imperio 
é influyó de tal manera en las elecciones eclesiásticas, quQ por 
tres veces dispuso de la tiara en favor de prelados alemanes. 

Luelta entre el papado y el imperio. — £1 
reinado de su sucesor Enrique IV fué célebre por la lucha que 
tuvo que sostener con el papado, pues Gregorio VII al recibir 
la tiara se propuso libertar al pontificado del feudalismo alemán^ 
reformar la disciplina de la iglesia y hacer á esta independiente 
del poder temporal. Enrique hizo deponer á Gregorio VII^ 
y éste excomulgó al emperador. Gregorio VII murió fuera de 
Roma y Enrique fué despojado del poder por sus dos hijos en 
1106, La lucha entre el Pontífice y el emperador, es conocida 
con el nombre de contienda de las investiduras. Gregorio VII era 
de carácter inflexible; para defenderse de los soldados alemanes 
llamó en su socorro á los normandos, que llenaron de. sangre 
á Boma, por lo cual el Pontífice se hizo odioso. Al regresar 
los normandos, sus libertadores, tuvo que seguirlos, por lo que 
murió fuera de Roma en Salerno. 



. CAPÍTULO XI 

Desde Gregorio VII hasta Bonifaoio VIII 

Conquista de la Inglaterra por los normandos.— Las cruzadas.— El con- 
cordato de Worms.—Güelfos y firibelinos.— Liga lonobarda.— Asunto» 
de Alemania. -rGuerras entre Francia ó Inglaterra— Enrique II.— 
Nueva «uerra entre Francia ó Inglaterra.— Juan sin tierra.— Disen- 
siones entre Francia y el Papa Bonifacio VIII. 

Conquista de la Inglaterra por los nor- 
mandos. — En Inglaterra, en 1042, Eduardo el confesor, 
de la dinastía sajona, que vivía retirado en Normandía, fué lia- 
mado al trono. Sucedióle Haraldo, hijo de uno de sus favoritos* 



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DE LA EDAD MEDIA 51 



Haraldo se había reconocido antes vasallo de Guillermo, Du- 
que de Normandla, y habla jurado favorecer las pretensiones 
de éste á la corona de Inglaterra. Habiendo subido al trono 
Haraldo, Guillermo le exigió el cumplimiento de lo prometido» 
á lo cual se negó el rey de Inglaterra. Guillermo invadió el 
reino con un poderoso ejército, ganó la batalla de Hastings en 
la que pereció Haraldo, y se apoderó del trono. 

Las epuzadas. — En 1096, comeozó la época de las 
cruzadas, que tuvieron por objeto quitar á los turcos la Palea- 
tina, evitando los vejámenes de que de parte de los musulma- 
nes eran objeto los pristianos que se dirigían en peregrinación 
& los lugares santos. El concilio de Clermont predicó la primera 
cruzada y Pedro el Ermitafio condujo á las desordenadas tur- 
bas hacia la Palestina. Los cruzados tomaron á Jerusalén, que 
Bo pudieron conservar por mucho tiempo; muy pocos cruzados 
volvieron á su pais. La segunda cruzada fué predicada por San 
Bernardo en 1147. La tercera se organizó en 1187 cuando Sala- 
dino se apoderó de Jerjusalén. La cuarta fué predicada en 1202 
de orden de Inocencio III por el cura Foulques. La quinta se 
dirigió á Egipto á las órdenes de Juan de Brienne y del rey de 
Hungría. La sexta fué enteramente pacifica, y la séptima y octa* 
va fueron mandadas por San Luis, rey de Francia, que murió de- 
lante de Túnez. Las cruzadas^ sin haber producido ningún bien, 
fueron altamente ruinosas á Europa. Después de tantos sacrifi- 
cios la Palestina continuó bajo el p oder de los turcos. 

£1 ConeOPdatO de Woraia.— Por el Concordato 
de Worms en 1122 se habia dado fin á la famosa querella de las 
investiduras entre el Papa y el emperador de Alemania. Quedó 
establecida la independencia del Pontífice y desde aquella épo- 
ca la elección al Papado se comenzó á hacer solamente entre 
los cardenales. La paz, sin embargo^ no estaba cimentada en 
razón de tós pretensiones que el emperador tenia, de apoderar- 
se de Italia. 

Gttelfos y gibelinos. — En 1137 Conrado, de la 
casa de Suabia, ascendió al trono y no pudo realizar sus pro- 
yectos de dominar á Italia ppr tener á raya las pretensiones 
ambiciosas de Enrique el Soberbio. Los partidarios del empera- 
dor fueron los gibelinos, y los favorables al Papa y enemigos de 
la dominación extranjera en Italia se llamaron güelfos. Aunque 
Conrado salió vencedor de Enrique, la muerte le sorprendió en 
sus proyectos de dominación en Italia. Sucedióle en 1152 su hijo 
Federico Barbaroja. En 1154 el monje Arnaldo de Brescia pro- 
clamó la República en Roma y el papa Inocencio II salió de esta 



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52 HISTOftlA 



ciudad; pero Federico entró k ella con un poderoso ejército 
é hizo quemar á Arnaldo de Brescia. A su vuelta á Alemania 
unióse la Italia en su contra y el papa Alejandro lU se pasó 
á la cabeza del partido de la independencia. Volvió por segun- 
da vez Federico, nombró á cuatro antipapas , que declararoa 
á Alejandro III destituido del pontificado, arrasó á Milán y dis- 
persó á la mayor parte de sus habitantes. 

Liga lombarda*— Aquella dominación basada en la 
fuerza no pudo subsistir; formóse en contra del emperador 
la liga lombarda, protegida por Alejandro III, y construyóse una 
cii^dad con su nombre: Alejandría. Al volver nuevamente Fede- 
rico sobre Italia fué detenido en frente de Alejandría y derro* 
tado cerca de Legnano; humillóse al fin, arregló la paz y reco* 
noció la independencia de Italia por ^1 tratado de Constanza 
en 1183. En 1190 se ahogaba en el Cidnus al ir á conquistar 
á Jerusaléii. 

Asuntos de Alemania.— En la época de Inocen- 
cio III, que quiso restablecer el poderlo de Gregorio VII, susci- 
tóse nueva querella para apoderarse del trono de Alemania. 
Enrique VI era el heredero de Federico. Un hermano de éste» 
Felipe, marqués de Toscana, y el güelfo Otton de Brunswick 
disputábanse el imperio. El pontífice se decidió en favor de 
Otton; Felipe fué asesinado y Otton, ya emperador, rehusó dar 
al Papa lo que en cambio de su protección habla ofrecido, y el 
pontífice hizo declarar heredero al trono al joven Federico II, 
hijo de Enrique el León. Ta emperador Enrique, rehusó cum- 
plir sus compromisos con el Papa; armóse por segunda vez la 
liga lombarda, comenzó la guerra con indeciso resultado, pero 
habiendo muerto repentinamente Federico II en 126Q, este 
hecho dio ocasión al restablecimiento de la independencia de 
Italia. y 

Guerras entre Francia é Inglaterra» — 
Habiendo conquistado á la Inglaterra en el siglo. xi Guillermo 
de Norraandia, se originó una rivalidad con el reino de Fran- 
cia, puesto que la Normandía pertenecía á este reino y el duque 
de Normandía era el mismo rey ^e Inglaterra que, después de 
haber sido simple vasallo del rey de Francia, quiso dominar 
este país. En 1133 entorpecióse la guerra entre Francia é Ingla- 
terra por haber usurpado el trono de este reino Esteban de 
Blois, aprovechándose de la ausencia del rey Enrique I. El rey- 
de Escocia quiso sacar partido de este incidente para engran- 
decerse, pero fué vencido por los ingleses en la batalla llamada 
del Estandarte. Finalmente, muerto el hijo de Esteban, convi^ 



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DE LA EDAD MEDIA 53 



nose en que á la muerte de éste sería heredero del trono Enri- 
que de Anjou, hijo de Matilde, á quien io había arrebatado 
Esteban. 

Snrique II«— Enrique II fué un rey muy poderoso; 
poseía por derecho señorial la mayor parte de la Francia. Quiso 
restringir en Inglaterra el privilegio del fuero eclesiástico^ á lo 
cual se opuso Tomás Becket, arzobispo de Cantorbery, cuya 
oposición le costó la vida. Enrique tuvo más tarde que humi- 
llarse por este hecho ante el pontífice romano; emprendió para 
la Iglesia romana la conquista de Irlanda, hizo penitencia 
pública sobre el sepulcro de Becket y murió de pesar, motivado 
por las revueltas y disensiones con sus hijos. Sucedióle en el 
trono su hijo Ricardo Corazón de leóny mientras que Felipe 
Augusto era coronado á su vez rey de Francia. 

Nueva guewa entre Francia é Ingla-* 
tBTVtkm — Los reyes de Francia é Inglaterra, muy amigos al 
principio, enemistáronse después y se declararon la guerra. 
Ricardo derrotó á Felipe cerca de Gisors^ y esa guerra se sus- 
pendió por haberles hecho aceptar el papa Inocencio II una 
tregua de cinco afios. Ricardo murió poco después de un flecha- 
zo al sitiar el castillo de Chalus, en el LimoMn. 

Juan sin Tierra. — Juan sin Tierra, hermano de 
Ricardo, asesinó en 1199 á Arturo, hijo y heredero de éste, 
y apoderóse del cetro. Felipe, rey de Francia, citó al asesino 
como vasallo suyo por el ducado de Normandia, á que respon- 
diese de su conducta, y habiéndose negado á ello, el rey de 
Francia le declaró la guerra, arrebatóle muchas provincias 
y Juan aceptó una paz desventajosa. Deseoso de vengarse 
logró formar una coalición europea contra Felipe Augusto; pero 
éste derrotó á los aliados de «Juan en Bobines, año de 1214^ 
y Juan volvió á su isla vencido y humillado. Los barones se 
levantaron contra él y le obligaron á firmar la gran carta 
ó declaración de las libertades inglesas. Felipe obscureció su 
reinado de gloria por datar de su tiempo la cruzada contra los 
herejes albigenses, que cubrió el mediodia de la Francia de 
sangre y de ruinas. £1 reinado de San Luis, sucesor de Felipe, 
fué feliz. En su tiempo Carlos de Anjou conquistó el r^ino de 
Ñapóles , que quiso disputarle Manfredo , hijo de Conrado, 
de Alemania, á quien venció, y poco después derroté igualmen- 
te á Conradino, á quien hizo prisionero y mandó al patíbulo; 
pero habiendo habido en 1282 una matanza de franceses en las 
llamadas Vísperas sicilianas, la casa de Añjou perdió el reino 
y pasó éste á la casa espafiola de Aragón. 



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64 HISTORIA 



Disensiones entre Fpanoia y el Papa 
Bonlfaoio VIII«— El reinado de Felipe el Hermoso es 
célebre por sus disensiones eon Bonifacio VIII, que dieron por 
resultado la elección del Papa francés Clemente V y el estable- 
cimiento de la Sede en Aviflón; lo mismo que por la condena- 
ción y suplicio de los templarios. Bonifacio quería hacer supe- 
rior el poder espiritual al poder temporal, á consecuencia de lo 
cual sufrió persecución y murió de pesadumbre. Jacobo de 
Mole, jefe de los templarios, fué preso y quemado vivo de orden 
de Felipe el Hermoso en connivencia con Clemente V. Es tra- 
dición que Jacobo al morir emplazó para un tiempo determinado 
ante el tribunal de Dios al rey y al Papa, á cuyo plazo murie- 
ron ambos. Las propiedades de los templarios fueron confis- 
cadas. 



CAPÍTULO XIÍ 

Desde Bonifaelo VIII basta la toma de Constantinopla 

Guerra de cien años. —Los moros en fispafia.— Bepúblicas italianas.— 
Liga teutónica.— La invasión de los tártaros.— Toma de Constan- 
tinopla. 

Guerra de elen aftos. — El conflicto entre el rey 
de Francia y Bonifacio VIII fué perjudicial al Papado, porque 
desde esta época fué á menos el prestigio del Pontificado y tomó 
incremento la autoridad temporal. 

En 1337 comenzó entre Francia é Inglaterra una nueva 
guerra cuya duración fué de cien afios. Eduardo II, rey de In- 
glaterra, era nieto por parte de madre de Felipe el Hermoso, 
rey de Francia, y Felipe de Valois fué declarado rey de Francia 
por el Parlamento, apoyándose éste en que conforme á la ley 
de sucesión, llamada ley sálica, la linea femenina no podía 
reinar. La guerra al principio fué desastrosa para la Francia; 
en la época de Carlos VII, ayudado éste de la heroina Juana 
de Arco, á quien al fin los ingleses hicieron morir en el suplicio, 
la Francia recobró casi todas sus posesiones, favorecida además 
por los trabajos del hábil estadista Jaime CcBur y por las disen- 
siones interiores de Inglaterra. La guerra terminó en 1463. 

Los moros establecidos en £spafta. — Los 
moros establecidos en España desde 711 no encontraron más 



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DE LA EDAD MEDIA 55 



que an obstáculo en Pelayo, que se mantuvo firma en las regio- 
nes del Norte y detuvo desde las altaras de Covadonga las hor- 
das musulmanas. Los espafioles habían encontrado en Garlo- 
magno un aliado. Con su apoyo fundáronse los sefiorios de las 
marcas de Gascuña y de España, que más tarde fueron los 
reinos de Navarra y Cataluña. En el siglo x comenzó la lucha 
de reivindicación del territorio, en la cual figuró el héroe popu- 
lar Rodrigo de Vivar^ llamado el Cid Campeador, hasta que en 
el siglo ziii no quedaba á los moros más que el reino de Gra^ 
nada. 

RepAblieas italianas. — En ese mismo siglo vié* 
ronse aparecer en Italia, ya libre de la opresión alemana, las 
florecientes repúblicas de Venecia, Genova y Pisa. Desgracia- 
damente, las rivalidades y disensiones interiores aparecieron, 
los Visconti llamaron nuevamente á los emperadores alemanes^ 
pero éstos no pudieron en esa época asegurar como .antes su 
dominación en la península. 

JUiga teutóniea. — En Alemania, de 1250 á 1273, 
hubo un interregno; formáronse multitud de señoríos que com- 
batían entre si; reuniéronse algunos vasallos, y para defenderse 
mutuamente formaron una confederación llamada Liga ietUÓ- 
nica, hasta que en 1273, electo emperador Rodolfo de Hapbs* 
4>nrgo, éste restableció la paz y el imperio y fundó la casa de 
Austria, que aun existe. Sus sucesores no fueron tan felices 
como él, porque Alberto de Austria provocó por su conducta la 
«mancipación de la Helvecia. Quiso sujetarla nuevamente, pero 
los suizos vencieron á los imperiales en Morgarten. 

La invaaión de los tártapos. — En el siglo xiv 
la gran invasión de los tártaros mongoles puso en conflicto á la 
Europa. Los tártaros pasaron el Danubio, pero habiendo sido 
deshechas unas de sus divisiones por los hijos de Federico de 
Alemania, se retiraron. El imperio griego sólo pudó conservarse 
pagando tributo á los conquistadores. Los turcos otomanos, bajo 
Amurath, conquistaron algunas provincias de ese imperio, y 
Bayaceto, sucesor suyo, se proponia atacar á Constantinopla, 
pero Tamerlán, hijo y sucesor de Gengiskan, jefe de los tárta- 
ros, después de conquistar gran parte del Asia y de formar pi- 
rámides de cráneos en su tránsito, se decidió á medir sus armas 
con Bayaceto. 400,000 turcos combatieron en Ancyra contra 
800,000 mongoles^ quedando aquéllos derrotados y Bayaceto en 
poder del jefe vencedor. Los mongoles se dirigieron después 
á conquistar la China. Amurath 11^ sucesor de Bayacejo, hizo 
guerra á los húngaros, en la cual se distinguió por su valor Juan 



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56 HISTORIA 



HuDíade, llamado el Gaballero blanco de Balaquia. Después de 
batallas sin resaltado, los húngaros fueron vencidos deflnitiva- 
mentOi el sultán sometió la Albania y en 1461 murió en Andri* 
nópolis. 

Toma de OonstaAtlnopla.— Oonstantinopla era 
la capital del imperio de Oriente» conocido en la historia con 
los nombres de Bajo imperio^ Imperio griego ó Bizantino. La 
existencia de este imperio data de 395 desde la muerte de Teo- 
dosio. En tiempo de Justiniano sufrió las devastaciones de los 
hunos, perdió la Armenia, pero á la caida del imperio de Occi- 
dente, se anexó la Italia, África, Berbería y parte de España. 
Comenzó & decaer en el siglo vi. Fué presa de las disenciones 
religiosas relativas al culto de las imágenes. Busos^ búlgaros 
y normandos menoscabaron su poder. En 1204, en la época de 
la cuarta cruzada^ formáronse del imperio unos pequeños esta- 
dos latinos, entre los que se mencionan el reino de Tesalónica^ 
el principado de Acayay el ducado de Atenas. Miguel Paleólo- 
go quiso en 1261 reconstituir el imperio, mas en lugar de 
lograrlo, Trebisonda, Servia, Bulgaria y Bosnia se declararon 
independientes. En vano los emperadores pidieron auxilio á los 
países occidentales ofreciendo abjurar el cisma, hasta que 
habiendo perdido la mayor parte del territorio y acechados por 
los turcos, Constantinopla,. en la época del emperador Constan- 
tino Dracoses, afio de 1468, cayó en poder de Mahometo II, jefe 
de los turcos, á pesar de la defensa heroica de la ciudad. El 
imperio de Oriente babia tardado 1058 afios. Este hecho pone 
fin á la edad inedia. 



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MODERNA 57 



HISTORIA MODERNA 

CAPÍTULO XIII 
Desde Luie XI liaeta la eonquiata de Granada 

Observaciones.— Liga del bien público.— Guerra de las dos Rosas. — 
Conquista de Chranada. 



Observaoiones. — La época de la historia moderna 
comienza desde la toma de Oonstantinopla en 1463, hecho que 
dio fin al imperio de Oriente. La Francia^ expulsando á loa 
ingleses^ acababa de recobrar su independencia. La Inglaterra 
preparaba con el mal gobierno dé Enrique VI la guerra de las 
do$ Ro$as. La Escocia era teatro de la lucha entre el rey y sus 
barones. La España combatía contra los moros de Granada; la 
Italia se hallaba dividida en multitud de Estados^ la Suiza aca- 
baba de afirmar su independencia, la Alemania se hallaba 
amenazada por los Turcos y por todas partes se notaban signos 
de malestar. 

Liflra del bien pAblieo« — £1 rey de Francia^ 
Luis XI, de 1461 á 1483 se propuso atacar el feudalismo y hacer 
respetar la autoridad real dando unidad al reino. Los nobles, 
viendo amenazados sus privilegios^ se unieron y formaron con- 
tra él la Liga del bien público; pero Luis, á fuerza de valor y de 
intrigas, venció á su poderoso rival el duque de Borgofia, 
á Juan V de Armagnac, al duque de Nemours, al condestable 
de San Pol, y murió dejando un reino fuerte y respetado. Fué 
BU máxima: «quien no sabe disimular no sabe reinar»; se habia 
apoderado de algunas porciones del ducado de Borgofia; Maria, 
hija y Hucesora de Carlos el Temerario^ casó con el hijo del em- 
perador de Austria, quien declaró la guerra á la Francia y ob- 
tuvo sin resultado la victoria en Guinegate. A Luis XI sucedió 
Carlos VIII aun nifio, bajo la tutela de Ana Beaujeu. El duque 
de Orleans, que pretendía la regencia, promovió la guerra civil 
y fué vencido. 



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^8 HISTORIA 



Gueppa de las dos Rosas.— Margarita de Anjou, 
mujer del rey de Inglaterra, se hizo sospechosa por su origen 
francés y por su oposición á la guerra control Francia. Atacado 
Enrique VI de una enfermedad mental, Ricardo de York, pre- 
tendiente á la corona, se hizo áecÍB,raT protector del hijo del rey, 
más restablecido de su salud Enrique VI, le hizo éste quitar 
á Ricardo todos los poderes. Entonces Ricardo tomó las armas, 
alióse al duque de Warwick y comenzó la guerra de las dos Ro- 
sas, llamada asi porque los partidarios de Ricardo llevaban 
una rosa blanca^ y los de la casa de Lancáster, ó sucesores de 
Enrique VI, una rosa encarnada. 

Ricardo venció en Saint-Albans, y cinco años después en 
Northampton, y fué declarado heredero del trono. Margarita, 
ayudada de la Escocia, marchó contra Ricardo, y le venció 
y mató en Wakefleld é hizo exponer su cabeza en las murallas 
de York. Ricardo tuvo un vengadjor en su hijo, que, con el 
nombre de Eduardo IV se hizo proclamar rey en Londres, 
y venció en Tontón á Margarita. Esta se refugió en Francia, 
donde obtuvo de Luis XI un socorro de 2,000 soldados; volvió 
á Inglaterra, fué derrotada en Hezan, escapó "Con su hijo des-^ 
pues de vencer muchas dificultades y volvió nuevamente 
á Francia, mientras que su esposo, el desgraciado Enrique VI, 
permanecía preso en Londres. 

Eduardo IV, hijo del duque de York, descontentó á sus 
partidarios por su matrimonio con la hija de un simple gentil- 
hombre. El temible Warwick y Clarence se unieron á Margari- 
ta, y Eduardo vióse obligado á emigrar á los Países-Bajos, 
mientras que sus enemigos restablecían á Enrique VI en el 
trono. Eduardo recibió auxUíos de Carlos de Borgoña. volvió 
á Inglaterra en 1471 y venció & Warwick y á Margarita, á quien 
encerró en la torre de Londres; pero el vencedor aunque resta- 
blecido en el trono, murió victima de sus excesos en 1483. 
Ricardo de York, hermano de Eduardo, asesinó al heredero del 
trono y se declaró rey con el nombre de Ricardo III. Muchos 
yorkistas se unieron á los lancasterianos y proclamaron á En- 
rique Tudor, último vastago por linea femenina de la casa de 
Lancáster. Ricardo fué vencido y muerto en 1485, y casándose 
Enrique con Isabel, de la casa de York, hija de Eduardo IV, hizo 
terminar la terrible guerra de las dos Rosas. 

Conquista de Granada. — En 1479 uniéronse las 
coronas de Aragón y de Castilla bajo los reyes católicos Fer- 
nando é Isabel, y prosiguióse con más empeñóla obra de recon* 
quista del pais contra los moros que ocupaban todavía el me^ 



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MODERNA 59 



diodfa de la península. Granada fué sitiada en 1492. Las tropas 
españolas eran mandadas por Gonzalo Fernández de Córdova^ 
llamado el Gran Capitán. EL sitio tardó nueve meses y terminó 
con la rendición de la ciudad, estipulándose que los musulmanes 
serian gobernados según sus leyes^ que conservarían sus bienes 
y el libre ejercicio de su culto. La dominación árabe habia tar- 
dado 782 años; pero esas condiciones quedaron sin efecto al 
crearse en aquel mismo año la Inquisición ó S%nto Oficio, que 
en su tendencia á restablecer la unidad religiosa comenzó 
¿ condenar á moros y cristianos judaizantes y obligó á emigrar 
de España á más de 800,000 personas. £1 rey, con el pretexto de 
abolir las guerras privadas, mandó demoler muchos castillos 
y organizó la Santa Hermandad para ejercer la policía del pais. 
Ei sucesor de los reyes católicos fué Carlos I, llamado también V 
de Alemania. En la época de los reyes católicos y después de la 
toma de Granada, diéronse recursos á Cristóbal Colón y pusié- 
ronse á su disposición tres carabelas para buscar hacia el Occi- 
dente el camino marítimo de la India, cuya expedición dio por 
resultado el descubrimiento de América. 



CAPÍTULO XIV 

]>e0de Carlos VIII liasta la paz de Westfalia 

-Sitio de Belgrado. ^Los Sforza.—Los Médicis.— Conquistas de los tarcos. 
—Garlos Vin en Italia.— Guerras en Italia.— Conquistas de Cortés y 
de Pizarro.— Martín Lutero.— Ignacio de Loyola.— Isabel delnglater 
rra.— El calvinismo.— Guerras de religión. — Enrique IV.— Paz de 
Westfalia. 

Sitio de Belgrado* — Después de la toma de Cons- 
tantinopla, Mahometo II sitió & Belgrado. Juan Huniade^ Ha- 
mado el Caballero blanco de Bálaquia, mandando 40,000 alema- 
nes que le habia llevado el franciscano Juan Capistrán, acudió 
á la defensa de la ciudad. Hizo levantar el sítio^ pero murió de 
resultas de las heridas. 

Xa>8 Sf OPza* — ^A fines del siglo xv la Italia fué el cen- 
tro del comercio del Mediterráneo. En Milán, desde 1460, los 
Sforza hablan reemplazado á los Visconti. En 1480 Ludovico 
Sforza^ llamado el Moró, arrebató el poder al heredero del pri- 



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60 HISTORIA 



mer Sforza^ y temiendo una liga de los Estados, invitó al rey de 
-Francia á pasar la Italia. Los venecianos hicieron al principio 
la paz con los turcos, pero disputándose la posesión de unas 
islas del Archipiélago, estalló la guerra, que se decidió contra 
Venecia^ teniendo ésta que aceptar de los turcos condiciones 
onerosas. 

Los Mediéis*— £n Florencia Cosme de Médicis prote- 
gió las ciencias y las artes. Dejó el poder á sus hijos Julián y 
Lorenzo^ que recibió el sobrenombre de Magnifico. Julián fué 
asesinado, y reinando el desorden y la bancarrota, fray Jeró- 
nimo Savonarola hizo inútiles esfuerzos para encaminar á Lo- 
renzo por las vias del orden y de la libertad. 

Conquistas de los tureos.— Mahometo II acabó 
la conquista del imperio griego. Humiade y su sucesor Matia» 
Corvino le hablan detenido en Belgrado. Mahometo volvióse al 
Sur, se apoderó de Albania, y en 1477 invadió y esparció el 
terror en Italia. Bayaceto^ sucesor suyo, conquistó la Bosnia, la 
Moldavia y la Valaquia^ y su hijo Selim sometió la Persia, la 
Siria, el Egipto y Argel. 

Carlos Vlli en Italia.— En 1494 Carlos VIII in- 
vadió la Italia, y como representante de la casa de Anjou se 
apoderó del reino de Ñapóles, echó á Pedro de Médicis de Flo- 
rencia y al Papa Alejandro VI de Roma: En esta tarea fué ayu- 
dado por las predicaciones de fray Jerónimo Savonarola, que 
anhelaba la libertad de su patria y la reforma de las costum- 
bres del alto clero; pero formóse una liga fuerte contra el rey 
de Francia, quien dejando en Ñapóles á Gilberto de Montpen- 
sier con 11,000 hombres, se abrió paso con 10,000 contra 25,000 
enemigos que le cerraban el camino. Cuatro afios después Nápo- 
les estaba perdido para la Francia y la hoguera fué la recom- 
pensa del patriotismo de Savonarola. 

Guerras en Italia*— Luis XII, heredero y sucesor 
de Carlos VIH, trató de conquistar el Milanesado, en el centro 
de Italia, y de arrebatárselo á Luis el Moro. Este huyó^ mas al 
volver á probar fortuna^ fué derrotado en 1500 en Novara, y 
estuvo prisionero doce años en Francia, á cuyo término murió. 
Luis se distribuyó después á Ñapóles con el rey de España, 4>ero 
éste echó del país á los franceses, á quienes derrotó en Semirano 
y Ceriñola, y al mismo Tremoille, que fué en auxilio de los 
franceses, sobre el Carigliano, en donde Bayardo se cubrió de 
gloria defendiendo él solo un puente contra un grupo de enemi- 
gos. Luis XII volvió nuevamente á Italia para combatir con el 
Papa y los españoles á Venecia; pero, habiendo recuperado el 



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MODERNA 61 

Pontífice unas provincias, formó una liga para arrojar de la pe- 
ninsala á los franceseb^ que en esa época tuvieron que retroce- 
der y perdieron además en el Norte^ 1618, la batalla de Guiñe* 
fste contra ios ingleses. 

Francisco I fué un rey emprendedor; invadió la Italia^ entró 
«n el Milanesado con 36,000 combatientes, y ganó en 1616 la 
batalla de Marífián, que Tribuido, el aliado del rey de Francia, 
llamó ^(combate de gigantes»; mas renovadas las hostilidades 
<)on su competidor Carlos V, el rey de Francia perdió en 1622 
nuevame^ite el Milanesado por haber sido derrotado su teniente 
Lautrec al atacar las trincheras de la Bicoca. 

El rey de Francia quiso probar nuevamente fortuna, pero 
traicionado por el condestable de Borbón, perdió en éste uno de 
«US mejores generales. Bonivet fué derrotado en Biagraso y Ba- 
yardo muerto. Tales sucesos obligaron á Francisco I á mar- 
char en persona á Italia con un poderoso ejército; tomó á Milán 
«in disparar ua tiro, pero fué derrotado y hecho prisionero en 
Pavia el 24 de Febrero de 1626, enviando á su familia aquellas 
<;élebres palabras de: «Todo se ha perdido menos el honor». El 
rey prisionero firmó con el emperador Carlos V un tratado de- 
sastroso que anuló al recobrar su libertad. La guerra continuó, 
€l condestable de Borbón atacó á Boma y quedó muerto en el 
«ampo, pero sus soldados tomaron la ciudad y la saquearon. 
Francisco I alióse con los turcos^ y después de sangrientos com- 
bates entre franceses y espaftoles, el Papa obligó á ambos riva- 
les á firmar en 1638 la tregua de Niza, conservando cada cual 
sus conquistas. Finalmente, la paz fué firmada en Crespy 
«n 1646. 

Enrique II, sucesor de Francisco I, estuvo por la continua- 
ción de la guerra. Carlos V no pudo tomar, á pesar de tener 
60,000 hombres^ la ciudad de Metz, defendida por el duque de 
•Guisa, y Enrique le hizo una derrota en 1664 en Benty. Esto 
•dio motivo á que el emperador firmase la paz de Augsburgo con 
los protestantes, á quienes combatia^ y con la Francia, en 1666^ 
la tregua de Vaucelles. Después Carlos V, fastidiado del mundo, 
abdicó voluntariamente y se encerró en el monasterio de San 
Yus te. 

Enrique II siguió lidiando con Felipe II; los españoles ga- 
naron á los franceses la batalla de San Quintín en 1657, pero el 
duque de Guisa tomó Calais á los ingleses, y dos años después^ 
en 1669, se firmó el tratado de paz de Cháteau-Cambresis. . 

Conquiataí9 de Coptés y Pizarro.— En el si- 
glo XVI tuvo lugar Ja conquista de Méjico y Guatemala por 



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62 HISTORIA 



Hernán Cortés y su teniente Pedro de Alvarado, y la conquista 
del Perú por Francisco Pi^arro, en favor de la corona de Espafia, 
comenzando para los paisas latino-americanos la época llamada 
del coloniaje, en la que permanecieron durante trescientos afios.. 

Maoptin LíUtepO.— El siglo xy habla hecho ya el pre- 
sente de la invención de la imprenta, y el siguiente fué el 
del renacimiento de las letras y de las artes. Esta fué la época 
de los escritores Ariosto y Maquiavelo, Marot, Rabelais^ Eras- 
mo, y de los artistas Bruneleschi y Bramante, Guiberti, Miguel 
Ángel, Rafael, Leonardo de Vinci, el Ticiano, Benvenuto Cellini 
y otros. Esta fué también la época en que Martin Latero se se- 
paró de la Iglesia Católica y predicó la reforZna en Alemania. 
Los partidarios de Lutero fueron llamados protestantes por ha- 
ber protestado contra Carlos V, cuando al hacer proclamar la 
libertad de conciencia en la Dieta de Spira, prohibió la propaga- 
ción de las nuevas doctrinas sobre la cena. La reforma se pro- 
pagó en Suiza por medio de Zuinglio, cura de Zuricb; en Gine- 
bra por Calvino, en Escocia por Knox, y en Inglaterra por 
•Enrique VIII, que por haber al principio combatido á Lutero, 
recibió del Papa el titulo de defensor de la fe, y por haberse 
negado el Papa á conceder el divorcio que pretendía, se separó 
de Roma, y se hizo proclamar protector y jefe supremo de la 
Iglesia de Inglaterra. 

Ignaeio de Loyola.— En el siglo xvi, en 1641, fun- 
dó el español Ignacio de Loyola la orden de los jesuítas, enca- 
minada á defender los privilegios pontificios y la ortodoxia 
católica en el mundo. La exageración de sus principios y la 
tendencia á volver á la época en que el Papa erav el arbitro de 
los asuntos temporales de todos ios pueblos, les han valido per- 
secuciones y destierros. De 1645 á 1662 reunióse el Concilla 
general de Trento, destinado á oponer sus decisiones á la 
reforma. La Inquisición, tribunal verdaderamente religioso, 
mandó á millares de victimas á la hoguera, y Felipe II, median- 
te BU auxilio, sometió en España á los moros. 

Isabel de Inglaterpa. — De 1669 á 1688 reinó en 
Inglaterra Isabel, hija de Enrique VIII, que gobernó su reino 
con gloria y menoscabó el poderlo de Felipe II, si bien manchó 
SU reinado con haber mandado al suplicio á su prima Maria 
Stuardo, reina de Escocia, que^ desconocida de sus subditos, se 
asiló en la corte de la reina de Inglaterra. En esta época figura* 
ron Descarten y Bacón. 

Cl calvillLÍ8lilo* — El calvinismo habla aparecido en 
Francia desde la época de Francisco I, quien para hacerlo dea- 



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MODERNA 63 



aparecer, aanque inátilmente, mandó aaesinar y quemar á más 
de treacientoB valdenses. Enrique II continuó la persecución, 
y en la época de Francisco 11^ siendo numerosos ya los^ refor- 
mados^ entraron en lucha con el partido católico, en la que 
figuró Conde de parte de los protestantes y el duque de Guisa 
de parte de los católicos. 

Guerras de peligión • — Declarada regente del 
reino Catalina de Médicis durante la menor edad de Carlos IX,^ 
ambos acordaron y llevaron á cabo, el 24 de Agosto de 1572, la 
horrible matanza de los hugonotes^ llamada la San Bartolomé. 
Carlos IX murió presa de sus remordimientos. 

Bnrique IV« — En la época de Enrique III tuvo lugar 
la guerra llamada de los tres Enriques para disputarse el trono 
de Francia, guerra que terminó con el triunfo de Enrique de 
fiearn sobre sus rivales. Este abjuró la religión reformada y fué 
coronado rey de Francia con el nombre de Enrique IV. En su 
época progresáronlas ciencias, las artes y toda clase de indus- 
trias y se proponía llevar á cabo grandes proyectos que tendían 
al engrandecimiento de su patria cuando el fraile fanático' 
Ravaillac le quitó la vida en 1610. 

El reinado de Luis XIII, sucesor suyo, fué célebre y gran- 
de, merced al talento del ministro Richelieu, que tuvo á raya el 
poder de la nobleza, abatió la casa de Austria y consolidó 
la autoridad real. Fundó además la Academia francesa en 1635 
y en su tiempo figuraron Corneille y Descartes 

Paz de W^estf alia.— En Alemania tuvo lugar la 
llamada guerra de treinta afios, originada por la tendencia del 
Austria de abatir á los protestantes y en la que intervinieron 
varias potencias europeas, incluso la F^'ancia, terminando con 
la paz de Westfalia en 1648. 



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64 HISTORIA 



CAPÍTULO XV 

Desde Ltule XIV liaeta la ReVoluolón franeeaa 

Regencia de Ana de Austria.*— Revolución de Inglaterra.^Luis XIV.-^ 
Guerra de sucesión en España.— Siglo de Luís X(V.-- Regencia del 
duque de Orleans.^Rusia y Prusia.— Inglaterra y los Estados Uni- 
dos.^RevoiueióD francesa. 

Regeneia de Ana de Austpia«— A la muerte 
de Luis XIII, Luis XIV, de cínoo aflea de edad^ quedó bajo la 
tutela de Aua de Austria, ¿ quien el Parlamento encargó la je*- 
gencia del reino. Ana de Auatria entregó á su vez toda la auto- 
ridad al cardenal Mazarino. Dictó éste una» leyes económicas 
sobre alza de impuestos que disgustaron al pueblo y le despres- 
tigiaron; pero habiendo ganado Conde la batalla de Lens contra 
el Austria, hizo Mazarino prender á tres consejeros^ medida que 
produjo un levantamiento popular y dio origen á los disturbios 
de la Fronda 6 sea el partido que combatía & Mazarino. Este 
permaneció poco tiempo desterrado en Colonia» desde donde 
intervenía en los negocios. Regresó á Francia, triunfó de sus 
enemigos y gobernó en paz como primer ministro hasta su 
muerte. La administración en los negocios de Hacienda no fué 
muy pura. En 1655 habla fundado la Academia de pintura 
y escultura. 

Revolueión de Inglaterra^ — A la muerte de 
Isabel de Inglaterra, no habiendo dejado descendientes, suce- 
dióle en el trono^ con el nombre de Jacobo I, el rey de Escocia 
Jacobo VI, hijo de la desgraciada María Stuardo y víznieto del 
rey inglés Enrique VII por linea femenina. En su época tuvo 
lugar la llamada conspiración de la pólvora ^ que tuvo por fin 
hacer volar la Cámara de los Pares. Jacobo dejó exhausto 
el tesoro y murió en 1625, suoediéndole su hijo Carica I. Este 
rey, bueno al principio, gobernó despóticamente por medio de 
su ministro Strafford. Tuvo la oposición del Parlamento; aquel 
malestar produjo la emigración á las colonias inglesas de Amé- 
rica. Por último, uno de los parlamentos convocados por el rey 
sujetó á Juicio á Strafford, y el rey, cómplice con éste en los 
males de la patria, consintió en el suplicio de su ministro, 1641. 
Al año siguiente comenzó la guerra civil entre el rey y el Par- 



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MODERNA 65 



lamento, que tuvo un poderoso apoyo en Oliverio Cromwelli 
jefe del ejército. Carlos salió derrotado en varios encuentros^ 
víóse obligado á refugiarse en Eacocia y los escoceses lo entre-* 
^aron al Parlamento inglés en Í646 por 400,000 libras esterli- 
nas. Carlos fué juzgado por sus delitos contra la nación^ conde- 
nado á muerte y ejecutado en 1649. La república fué proclamada 
«n Inglaterra y Cromwell declarado protector de ella. Cromwell 
hizo prosperar y dar respetabilidad al pais, pero á su muerte 
cayó el poder en las manos débiles de su hijo Ricardo, que dejó 
que Carlos II recuperase el poder y restableciese la monarquía. 

Luis XIV«— Bajo Luis XIV en Francia comenzó una 
era de poderío y engrandecimiento para la nación. Era ayuda- 
do el rey por ministros hábiles como Colbert y Louvois. Se 
protegió el comercio, se reorganizó la marina nacional, se hizo 
la guerra á los Países Bajos para ensanchar la frontera hasta el 
Kín, y & Holanda. Lais XIV tuvo militares como Conde y Ture- 
na^ tan célebres por su valor y por su ciencia, y marinos tan 
•experimentados como Juau Bart y Duquesne; pero dio el paso 
impolítico de la revocación del edicto de Nantes^ despojando de 
eus garantías á los protestantes, y gravó con alojamientos á los 
ealvinistaSy dando lugar á los desafueros y tropelías militares' 
•conocidas con el nombre de dragonadas. 

Guepra de sueesión en Bspafta.— En 1701 
tuvo lugar la guerra de sucesión en Espafia. Luis XIV se pro- 
puso colocar en el trono espafiol á su nieto Felipe V, duque de 
Anjou, contra los pretendidos d^echos del Archiduque de Aus- 
tria. La Europa se dividió en este conflicto; más habiendo muer- 
to el emperador, y debiendo su hermano» el pretendiente á la 
-corona de Espafia, ser el sucesor del imperio, las potencias alia^ 
«das del Austria variaron de conducta y apoyaron al nieto de 
Luis XlVy arreglando la paz por los tratados dé Utrech y de 
Rastadt. 

Siglo de Luis XIV.— En esta época florecieron los 
•dos Corneille, Racine, Bossuet, Fenelón, la Fontaine, La Bru- 
yére, Moliere, Boileau y la Bpchefoucauld. Los principales mo- 
numentos de Luis XIV son: el Val de Grace^ el Instituto, el 
Observatorio, las puertas de San Dionisio y de San Martin^ el 
hotel de los Inválidos y Versalles. 

Hegeneia del duque de Orleans.— El suce- 
sor de Luis XIV no tenia á la muerte de este rey más que cinco 
aflos. El Parlamento nombró regente del reino al duque de Or- 
leans^ en cuya época la monarquía siguió en decadencia, á pe- 
«ar de que, declarado mayor Luis XV en 1723, los ministros 



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66 HISTORIA 



Duboia, el duqae de Borbón, Fleary y Choiseul hicieron lo posi- 
ble por atender & las necesidades del pais. A Choiseul se debe 
la expulsión de los jesuítas en 1762, después de la bancarrota 
del padre Lavalette. Todo presagiaba una terrible revolución. 

Rusia y Ppusia*— Mientras tanto la Rusia adquiría 
poderío bajo Pedro el Grande^ que fundó la segunda capital del 
imperio á orillas del Báltico, venció á la Suecia y se declara 
jefe de la iglesia rusa. La Prusia se engrandeció á ^u vez bajo 
Federico II, el rey filósofo llamado el grande^ cuyo talento y fa- 
ma militar quedaron establecidos en la batalla de Rosbach con- 
tra Francia y en la guerra llamada de sucesión contra el Austria. 

Inglateppa y los Bstados^Unldos.— La Ingla- 
terra á fines del siglo xviii conquistó la India y produjo al 
gran diplom&tico y orador William Pitt. Las colonias inglesas 
de América se declararon independientes. Habían rechazado 
el impuesto del timbre que el mismo gobierno inglés tuvo que 
suprimir y reemplazar con otros sobre el vidrio^ el papel y el 
té. Las colonias pidieron inútilmente la abolición de ese impues- 
to y cotonees estalló la guerra. Los ingleses fueron derrotados 
en 1775 en Lexinton^ el Congreso nombró generalísimo á Jorge 
Washington, y después de varias victorias, las trece colonia» 
proclamaron su independencia y adoptaron la forma del go- 
bierno federal en el memorable 4 de Julio de 1776, lo cual su- 
cedía mientras en Europa la desgraciada Polonia, á pesar de 
los esfuerzos de Kosciusko, era absorvida por Rusia, Prusia 
y Austria. 

Revolución francesa.— Eq el siglo xviii figura- 
ron Voltaire, Juan Jacobo Rousseau, Bayle, Montesquieu, Reau- 
mur, Lagrango, Jussieu, Linneo, Laplace, Franklín, Volta^ 
Lavoisier y otros. Todo estaba preparado á fines del siglo para 
que estallase una revolución en Francia^ que debía trascender 
á la Europa entera. El Parlamento ne negó á votar los nuevoa 
impuestos que »e le exigían para cubrir el déficit del Tesoro. 
Convocáronse los Estados Generales en 1789, en Versalles. El 
ministro Necker logró, á pesar del clero y de los nobles, la re- 
presentación del tercer estado^ y constituyóse" la Asamblea Na- 
cional. El rey mandó que sus miembros se disolviesen, pero 
Mirabeau, el primer orador de la Asamblea, se opuso á ello. La 
Bastilla fué tomada, se organizó la guardia nacional al mando 
de Lafayette, que ya se había distinguido combatiendo en favor 
de la independencia de América, y la Francia entera so con- 
movió al grito de libertad y á la proclamación de los derecho» 
del hombre. 



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MODERNA 67 



Luíh XVI fué conducido de Versalles á París por el paeblo; 
comenzó la emigración de los nobles, y el mismo rey, al querer 
escaparse del territorii), fué detenido y obligado á volver á Pa- 
rís. El rey, aunque juró la Constitución, se hizo sospechoso de 
inteligencias secretas con algunas cortes europeas y con los 
emigrados. El 10 de Agosto fué tomado por el pueblo el palacio 
de las TuUfjriaSy el rey refugióse en el seno de la. Convención 
Nacional, fué encerrado después en el Templo, lo mismo que la 
familia real, y, condenado á muerte, fué guillotinado el 21 de 
Enero de 1793. La república fué proclamada en Francia. Mis 
tarde sufrieron la misma suerte la esposa y la hermana del rey. 
La Francia revolucionaria se preparó para hacer frente á las 
coaliciones europeas. 



CAPÍTULO XVl 

Desde la muerte de Luis XVI basta la oaida 
de Napoleón 

Bstado interior de la Francia. — Campaña de Italia. ^KxpedicióR á Egip- 
to.— Golpe de Estado— Segunda campaña de Italia.— El imperio.— 
Austerlitz v Trafalgar.— Jena, Eylau y Friedland.- Guerra de Espa- 
ña — Esling y Wagran.— Campaña de Rusia.— Campaña de Sajonia. 
— Primera invasión. — Vuelta de Napoleón. — Waterlóo. 

Bstado interior de la Francia* — La muerte 

de Lui^ XVI ocasionó á Francia la guerra de casi toda Europa. 
Elstablecióse el terror en Francia: multitud de personas de toda 
condición fueron ejecutadas en la guillotina; el puerto de Tolón 
faé tomado por los realistas en connivencia coa los españoles 
y los ingleses. Tolón fué recuperado merced al talento del joven 
artillero Napoleón Bonaparte. 

En el año III (1795) de la república francesa, después de 
haber sido derribado Robespierre y sus partidarios, á quienes 
atribulan todas las medidas de terror de que la sociedad habia 
sido víctima,, la Convención confirió el poder legislativo á dos 
consejos: el de los Quinientos y el de los Ancianos, y el Poder 
Ejecutivo á un Directorio compuesto de cinco miembros. Los 
realistas hicieron una intentona para lograr una restauración 
monárquica; pero la Convención acudió á Bonaparte, y éste 



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68 HISTORIA 



ametralló el día 13 Vendimiario (6 de Octubre) á los amotinadoa 
desde las altaras de San Roque. 

Campafta de Italia* — Mientras el general Moreau 
obraba sobre el Rln contra Alemania , y el general Hoche 
guardaba las costas del Océano, Bonaparte se hizo cargo del 
mando en jefe del ejército francés que obraba en Italia, rechazó 
á los piamonteses y á los austríacos, ganó las batallas de Mon- 
tenotd, Dego y Mülié^imo^ y batió á éstos solos en Lodi, Lonato 
y Castigiione. Dos ejércitos mandó sucesivamente el Austria 
contra Bonaparte, el uno mandado por Wurmser y el otro por 
Alviuzi, y uno y otro fueron vencidos en Areola y Rivolí (1797), 
y en meóos de un afio Bonaparte había ganado diez batallas 
campales y librado sesenta y siete combates. El Austria pidió 
al fin la paz y firmáronse los preliminares de Campo-Formio. 
La fama de Bonaparte se extendió por todas partes después de 
la gloriosa campaña de Italia. 

Eixpedioión ^ £giptO*— En 1798 Bonaparte em- 
prendió la expedición á Egipto para menoscabar el poder de In- 
glaterra en Oriente. Ganó la batalla de las Pirámides y del 
Monte Tabor; pero la escuadra francesa fué destruida en Abukír 
por los ingleses, lo cual le impidió tomar á San Juan de Acre y 
conquistar la Siria. A su vuelta á Egipto batió y destruyó com- 
pletamente á un ejército turco que habia desembarcado en 
Abukir, é iaformado del desorden que reinaba en Francia y de 
estar amenazadas las fronteras de la nación, dejó á Kleber el 
mando en jefe del ejército de Egipto, y acompafiado de sus ofi- 
ciales más distinguidos volvió á Francia. Durante su ausencia 
los franceses hablan sido batidos en Novi, el Austria habia 
vuelto á ocupar á Italia y Massena habia defendido i Francia 
venciendo á los alemanes en Zurich. 

Golpe de ISstado.— Bonaparte unióse al abate Síes 
yes, á Talleyrand, á Moreau, y ayudado de sus principales jefe-» 
militares, se hizo nombrar por el Senado comandante en jefe de 
Paris, derribó al Directorio, disolvió el consejo de los Quinientos 
en el llamado 18 Brumario y formóse la constitución del año VIII 
que conferia el poder ejecutivo á tres cónsules, «iendo nombra- 
do primer cónsul el general Bonaparte. 

Segunda campafta de Italia.— Lo primero que 
se propuso el cónsul Bonaparte fué recuperar á Italia. A la 
cabeza de un poderoso ejército pasó el monte San Bernardo, 
invadió la Italia y el 14 de Junio de 1800 ganó la célebre bata- 
lla de Marengo, que dio por resultado la recuperación de Italia. 
Esa batalla obligó al Austria á firmar la paz de Luneville^ y la 



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MODERNA 69 

Inglaterra, quedando sola en la lucha, firmó á bu vez la paz de 
Amiens. 

£1 Imperio* — El general Bonaparte fué nombrado 
cónsul vitalicio; mas habiéndose salvado de una conjuración 
realista, dictó una medida de rigor haciendo capturar, juzgar 
y fusilar al duque de Enghien y se hizo proclamar emperador 
hereditario el 18 de Mayo de 1804. El mismo Papa vino á con- 
sagrarle á Pari8. 

AusterlltflB y Traf algar • ^ Roto el tratado de 
Amiens, Napoleón intentó desembarcar en Inglaterra con 150,000 
hombres, y hacía con ese fin sus preparativos en Bolonia, cuan- 
do la Inglaterra hizo estallar en el continente una nueva coali- 
ción. Napoleón levantó el campamento de Bolonia, hizo capitu- 
lar á 80,000 hombres mandados por Mack en Ulma, entró á Viena 
y el 2 de Diciembre de 1806 ganó contra los aliados la batalla 
de Austerlitz, que compensó á Francia de la pérdida de la ba- 
talla naval de Trafalgar, y se firmó el tratado de paz de Fres- 
burgo. £1 emperador hizo reyes á sus hermanos; á Luis le dio la 
Holanda^ Ñápeles á José y Westfalia á Jerónimo. Hizo además 
virey de Italia á su hijo político Eugenio de Beaubarnais y prin- 
cipes y duques á sus mariscales y generales. 

Jena, Sylau y Frledland.— Prusia probó des- 
pués fortuna contra Napoleón, con la esperanza de adquirir el 
Hanover, y los soldados del gran Federico fueron vencidos en 
las batallas de Awerstaedt y Jena en 1806. Napoleón venció 
después á los rusos en Eyiau y en Friedland, victorias que obli- 
garon al czar á firmar en Tilsit la paz con el emperador de los 
franceses. A la Prusia le fueron quitadas varias de sus principales 
provincias y se dice que en articules secretos quedó convenido 
que Napoleón se apoderarla de Espafia y la Rusia de Finlandia. 

Guerra de Sspafta.— Quiso después Napoleón apo- 
derarse insidiosamente del trono de Espafia, y lo hizo, en efec- 
to^ arrebatando á Fernando VII la corona y pasándola á las 
sienes de su hermano José y sustituyendo á éste en el trono de 
Ñápeles con su cufiado Joaquin Murat^ ya hecho gran duque 
de Berg. Los espafioles resistieron valerosamente al que llama- 
ban usurpador. Napoleón perdió sus mejores tropas por sostener 
á su hermano, pues no combatía solamente contra ejércitos 
regulares, sino contra innumerables guerrillas organizadas 
expon táneamente^ y después contra los ingleses que hablan 
desembarcado en la península^ no tanto para sostener á loa 
espafioles sino para combatir á Napoleón y destruir su poder — 
(1808-12). 



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70 HISTORIA 



Eislinff y Wagran* — (1809). El Austria, viendo 
comprometido á Napoleón en la guerra de Espafia y contando 
con el apoyo de Inglaterra, se puso á la cabeza de la llamada 
quinta coalición. Napoleón marchó rápidamente sobre los aus'- 
triacos, tomó & Ratisbona y á Viena, tuvo un encuentro san- 
griento en Esling, en donde murió el valiente mariscal Lannes, 
y poco9 días después b?itió completamente á los austríacos en la 
memorable batalla de Wagran, en donde hizo príncipe al maris- 
cal M assena y mariscal á Macdonald. Divorcióse de su esposa 
Josefina con el pretexto de no tener sucesión con ella y enlazó- 
se con ia archiduquesa María Luisa, hija del emperador de 
Austria. 

Campafta de Rusia*— (1812). Rusia resistióse des- 
pués á secundar á Napoleón en el bloqueo contiaental. EL em- 
perador, para emprender una campaña contra el czar^ trajo 
á sus veteranos de Espafia, dando de mano á los asuntos de esta 
península, y organizó el grande ejército compuesto de 450,000 
hombres; declaró la guerra á Rusia, pasó el Niemen, tomó 
á Smolenko, ganó la sangrienta batalla de Moskowa, en donde 
hizo principe al mariscal Ney, que hizo prodigios de valor, y se 
hizo dueño de Moscow, que los mismos rusos incendiaron. Ha- 
biendo resuelto Napoleón regresar á Francia, el invierno hizo 
sufrir al ejército francés grandes calamidades. 

La retirada fué desastrosa; gran parte del ejército pereció 
por la inclemencia de la estación y por los repetidos ataques de 
retaguardia de los cosaco*'. 

Campafta de S^Jonla. — Prusia unióse á Rusia 
para combatir á Napoleón. El Austria entró también en la alian- 
za contra Francia. Napoleón, apenas regresó á París, organizó 
un ejército contra Prusia y ganó las batallas de Lutzen, Baat- 
zen y Wurschen en la campaña de 1813; pero habiendo habido 
un encuentro formidable entre los franceses y los aliados en 
Leipsik, aquéllos tuvieron que replegarse con grandes pérdidas. 
Los aliados invadieron el territorio francés. 

Primera invasión. — Napoleón hizo la admirable 
campaña de Francia, venció álos aliados en Brienne^ en Champ- 
Aubert, en Montmirail, en Nangis y en Mootereau. El mariscal 
Souit detuvo por poco tiempo á Wellington con la batalla de 
Tolosa, al Sur de Francia. Los aliados, á pesar de los esfuerzos 
de Napoleón, se apoderaron al fin de París y el emperador de 
los franceses firmó su abdicación el 11 de Abril de 1814 enFon- 
tenebleau, habiendo sido relegado á la isla de Elba. 

Los aliados restablecieron la monarquía de los Borbones 



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MODERNA 71 



7 pusieron la corona en las sienes de Luis XVIII, el antes lla- 
mado conde de Provenza. El rey no habla aprendido nada en la 
emigración; quiso mandar á los franceses á usanza de sus ante- 
pasados y provocó una reacción que el emperador aprovechó 
para volver en 1816 á probar fortuna. 

Vuelta de Napoleón*— Napoleón desembarcó en 
las costas de Frovenza con 800 hombres; las tropas enviadas 
contra él se pasaron á sus filas y llegó á Paris sin haber que- 
mado un cartucho. El emperador manifestó sus deseos de gober- 
nar liberalmente á la Francia y dióse á las tareas de reorgani- 
zación nacional: mientras tanto, Luis XVIII y su corte habían 
huid o A Gante. 

l^aterloo* — 800,000 hombres puso Europa sobre las 
armas para combatir & Napoleón. Este organizó un ejército 
de 800,000 hombres, se dirigió á la frontera y batió á los pru- 
sianos en Ligny; lanzó el dia 18 de Junio de 1815 lo mejor de 
sus tropas mandadas por el militar más valiente de su ejército, 
el mariscal Ney, sobre los ingleses acampados en el castillo de 
Hugomont, en la Huerta-Sinta y en la para siempre célebre 
meseta del Monte-San Juan; pero no habiendo podido conser- 
varse en este último lugar, sorprendido de flanco por el ejército 
prusiano mandado por Biucher y privado de cuarenta mil hom- 
bres mandados por Grouchy que no entraron en combate, se 
pronunció la derrota, y Napoleón, abdicando por segunda vez 
en favor de su hijo, se entregó voluntariamente al Gobierno in- 
glés, que le hizo transportar como prisionero á la lejana é insalu- 
ble isla de Santa Elena en donde murió el dia 5 de Mayo de 1821 . 
Los anales militares de todos los países no hablan de otro hom- 
bre cuyas hazafias puedan superar á las realizadas por este 
hombre importante. El gran cargo que le hace la historia es el 
haber ahogado la libertad en su patria. 



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72 HISTORIA 



CAPÍTULO XVII 

]>Mde la eaida de Napoleón hasta el golpe de estad» 
de Napoleón III 

La Santa Alianza.— Revolución de Espafia. --Independencia de la Amé- 
rica Espafiola.— Independencia de Grecia.— Revolución de 1830. — 
Guerra de China.— Pío IX.— Revolución de 1848.— Golpe de estada 
de Napoleón III. 

La Santa Alianasa* — Después de la calda de Ñapo- 
león, comenzó la reacción contra las ideas liberales. En 181& 
Francia^ Prusia, Rusia y Austria firmaron en Paris el tratado 
llamado «Santa Alianza» en el cuar«manitestaban ala faz del 
universo la intención de no tomar por regla de su conducta 
sino los principios de la religión cristiana». 

Revolución de España* — En España se había 
proclamado la liberal constitución de 1812, la que Fernando Vil 
juró cumplir, juramento que violó después^ dando lugar á los 
levantamientos promovidos por Riego y por Mina. 

Abandonado de todos, desterró á los jesuítas, abolió la In- 
quisición y proclamó la libertad de imprenta. El espíritu revo- 
lucionario tendía á propagarse por toda Europa, lo que di6 
motivo & la reunión de un Congreso en Verona^ en el que se 
acordó que Francia en nombre de los principios de la Santa- 
Alianza invadiría á Espafia con objeto de restablecer al rey 
absoluto, y el duque de Angulema entró en la península el 7 de 
Abril de 1828 sin dificultad alguna. Poco tiempo después Riego 
fué ajusticiado. 

Independencia de la América Sspafto* 

la* — En esta época, al impulso de las ideas liberales, que á pe- 
sar de los tronos aparecían en toda Europa, la América^ gracias 
á los esfuerzos de Bolívar y de los distinguidos patriotas que le 
acompañaron, luchó y obtuvo definitivamente su independencia. 
Las colonias españolas quedaron convertidas en repúblicas in- 
dependientes. 

Independencia de Grecia.— La Grecia, depen- 
diente de los turcos desde la caída del imperio bizantino, des- 



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MODERNA 73 



pertó por la influencia de aquellas mismas ideas y estalló la 
revolución en favor de la independencia de la Grecia. Esa re- 
volución atrajo las simpatías de toda Europa. Lord Byron, el 
célebre poeta inglés, fué á Grecia á combatir por la libertad de 
aquel pais y pagó con la vida su esfuerzo generoso. Turquía 
quiso ahogar en sangre la revolución; pero intervinieron las 
potencias europeas y deshicieron la escuadra turca en Navarino. 
La Grecia fué declarada independiente. 

Revolución de 1880«— La Francia hizo en 1880 la 
conquista de Argel. En el mismo aflo el ministro Polignac hizo 
firmar al rey las Ordenanzas de Julio contra la libertad de la 
prensa, lo que dio origen á la calda del rey Carlos X^ sucesor 
de Luis XV in y á la subsiguiente proclamación de Luis Felipe 
de Orleans como lugarteniente del reino. Tramáronse contra la 
vida de este monarca muchas conspiraciones, y en su tiempo 
se verificaron dos tentativas, una en Strasburgo, otra en Bolo- 
nia de parte del principe Luis Napoleón para apoderarse del 
trono . 

Guerra de Cliina— Los imperios de China y del Ja- 
pón permanecían aislados. En 1842, los ingleses con el pretexto 
de haber mandado echar al mar el Gobierno chino un carga- 
mento de opio, marcharon sobre China y obligaron á esta na- 
ción á abrir sus puertos al comercio y á cederles el puerto de 
Hon-Koi^g. 

Pío I^. — La Italia^ victima del poder austríaco, espe- 
raba su libertad. Por donde quiera se manifestaban tendencias 
á restablecer la unidad de la nación, y se creyó por los patrio- 
tas italianos llegada la oportunidad al subir al pontificado Pió 
LX en 1846. Tales esperanzas cobraron mayor fuerza cuando 
se vio al nuevo pontífice llamar á los emigrados, abrir las pri- 
siones, someter el clero á impuesto y abrir una era de toleran- 
cia. Por desgracia el Papa no tardó en cambiar de política y en 
separarse enteramente de las tendencias del partido liberal ita- 
liano. Tal conducta dio motivo á una revolución que estalló en 
1849 en Roma, á consecuencia de la cual el Papa se retiró á Gae- 
ta y la república fué proclamada en aquella ciudad, á donde 
llegó poco después procedente de América el patriota Garibal- 
di con el objeto de ayudar á sus correligionarios políticos. 

Revolución de 1848« — En Francia el Gobierno 
reaccionario de Luis Felipe de Orleans, oponiéndose ¿ toda 
reforma en sentido liberal, y ¿ adoptar las medidas de economía 
aconsejadas por la necesidad y por la opinión pública, cayó al 
embate de una revolución popular que estalló en Febrero de 



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74 HISTORIA 



1848 y dio por resultado la proclamación de la república, Bien- 
do electo presidente el Principe Luis Napoleón Bonaparte. Este, 
al estallar la revolución republicana de Roma, mandó al gene- 
ral Oudiaot á derribar la república. Oudinot puso sitio á Roma 
en 1849^ y despuéa de combates gloriosos para los patriotas re- 
publicanos, y á pesar del valor y constancia de Qaribaldi, la 
república no se pudo sostener en Roma y el Papa fué restable- 
cido en sus Estados. La conducta del príncipe Luis Napoleón 
era un indicio de los planes antirepublicanos que más tarde 
debía realizar. 

Golpe de estado de Napoleón III.— El prin- 
cipe Luis Napoleón protestó repetidas veces ser fiel á la repú- 
blica; pero estando para terminar su periodo presidencial, unió- 
se al clero y con el pretexto de salvar á la sociedad de la anar- 
quía y de dar estabilidad al orden^ echó abajo las instituciones 
republicanas, mandó prender^ en el memorable 2 de Diciembre 
de 1861, álos representantes de más inñuencia, hizo deportar 
á algunos y ametrallar á personas de todas clases en las calles 
de París. Al afio siguiente se hizo proclamar emperador con el 
nombre de Napoleón III^ quedando restablecido el régimen im- 
perial bajo un monarca hereditario sobre las ruinas de la re- 
pública. 



CAPÍTULO XVIII 
]>e0de la guerra de Crimea liaata loa aueeaoa de 1870 

Guerra de Crimea. — Gruerra de Italia.— Guerra de China. — Guerra de in- 
tervención en Méjico. ~ Guerra de Dinamarca. —Campafta de Austria. 
Guerra entre Francia y Prusia.— Revolución en España. —-Restaura- 
ción monárquica. — Asuntos de Italia.— Exposición universal de Paria. 
Guerra turco-rusa.— Asuntos de IngUterra. 



Guerra de Crimea.—La Rusia intentó en 1853 
apoderarse de Constantinopla. Considerando algunas naciones 
europeas que tal conducta alteraría el equilibrio europeo y pro- 
ducirla mayor aumento de poder al Gobierno del czar^ se opu- 
sieron á las miras de éste. No habiéndose podido arreglar este 
asunto en el campo de la paz, Francia, Inglaterra y Cerdefta 
hicieron causa común con Turquia, que era la más inmediata- 
mente amenazada, y se emprendió la guerra de Crimea en la 



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•MODERNA 7^ 



cual obtuvieron los ali&dos las victorias de Alma é Inkerman. 
Los aliados se apoderaron por fin de la fortaleza de Malakoff, 
hecho que obligó al czar á entrsr en arreglos de paz, la que se 
arregló defiriitivamente por el tratado de París en Marzo de 1855. 

Guerra de Italia. — h^n 1859 se acentuaron más en 
Italia las idean revolucionarias y de independencia contra el 
Austria, que dominaba en gran parte de la peninsula. El go- 
bierno del rey Víctor Manuel quiso sacar el fruto del participio 
que había tomado en Crimea, y solicitó el apoyo del emperador 
de los fran-'C^^es, el cual le fué otorgado. En cousecuencia, Fran- 
cia y el Piaraonte declararon la guerra al Austria. El mismo 
emperador Napoleón se puso á la cabeza del ejército francés que 
invadió la Italia^ y el cual se unió al ejército piamontés mien- 
tras el patriota Garibaldi se aprestaba también al combate 
mandando unos cuantos millares de voluntarios. Los aliados 
ganaron las batallas de Montevello^ Magenta, Palestro y Sol- 
ferino, y obligaron al Austria ¿ entrar en proposiciones de paz, 
la que fué Armada en Villafranca, cediendo el Austria á Lom- 
bardía en favor del Gobierno italiano, mientras éste cedía á su 
vez Niza y Saboya en favor de la Francia por el servicio que 
esta potencia acababa de prestar á la causa de Italia. 

Guerra de Cllina.— En 1856 habían sido ejecutados 
en China unos misioneros católicos, á pesar de la libertad que 
á estos se había comprometido á conceder el emperador de 
aquella nación. En consecuencia^ Francia é Inglaterra declara 
ron la guerra á China en 1860, y habiendo vencido al enemigo 
en Tang Eou el 14 de Agosto, tomado los fuertes que defendían 
el rio Pei-ho, el 21 del mismo mps, y alcanzado la victoria de 
Palikiao^ Septiembre del mismo año, esto decidió á China á arre- 
glar la paz con las potencias beligerantes en la misma ciudad 
de Pekín, en la cual se estipuló que el Gobierno chino consentía 
en abrir el puerto de Tien-Tsing al comercio de Europa. 

Guerra de intervención en Méjico. — 
En 1862 la Francia, aprovechándose de la guerra separatista 
de los Estados-Unidos, intentó en vano interesar á España 
é Inglaterra para apoyar al partido conservador y fundar en 
Méjico un imperio, tomando el pretexto de reclamaciones des- 
atendidas por aquel Gobierno & subditos de aquellas naciones. 
La falta de cooperación de Espafia é Inglaterra no desalentó al 
emperador Napoleón, quien apoyando de lleno á Maximiliano 
de Austria, electo emperador por los que se decían representan- 
tes del partido couHervador, hizo desembarcar en Méjico un 
ejército considerable. Los franceses obtuvieron ventajas sobre 



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76 HISTORIA 



los soldados que defendían á su patria, tomaron á Puebla^ 
población que dejaron en ruinas, y á Méjico^ en cuya ciudad 
quedó definitivamente establecido el archiduque Maximiliano 
de Austria como emperador de Méjico. Juárez, el esforzado 
presidente de aquella república no abandonó, sin embargo, el 
territorio. Establecido se hallaba en -él punto fronterizo de Paso 
del Norte, cuando restablecida la paz interior en los Estados- 
Unidos, el Gobierno de esta nación reclamó enérgicamente del 
emperador de los franceses la desocupación del territorio meji- 
cano (1867)^ la cual se llevó á efecto. Los mejicanos no hablan 
depuesto ni un momento las armas; al desocupar los franceses 
el territorio fué más enérgica la reacción nacional contra el 
imperio^ y Maximiliano, abandonado por Napoleón á sus propias 
fuerzas, fué sitiado en Querétaro por las tropas republicanas, 
hecho prisionero y fusilado en Junio de 1867 en unión de los 
generales Miramón y Mejla. 

Guerra de Dinamarea*— La unidad de Italia pre- 
paró la unidad alemana. El gobierno de Prusia, dando por mo- 
tivo la unidad nacional, hizo la guerra en 1864 á Pinamarca, 
á cuya nación quitó el Sleswig y el Holstein, después de haber 
opuesto una valerosa resistencia, aunque inútilmente, Dina- 
marca en la lucha. 

Campafta de Austria*— Prusia, queriendo quitar 
al Austria toda preponderancia é influencia en Alemania, re- 
solvió hacerle la guerra. La Italia, con la esperanza de lograr 
la unidad nacional, alióse al rey de Prusia. El Austria tuvo la 
necesidad de dividir sus fuerzas enviando doscientos mil hom- 
bres sobre Italia, haciendo frente con el grueso de su ejército ¿ 
los soldados prusianos. El éxito de la guerra se decidió en Sa- 
dowa, Bohemia, en donde Prusia obtuvo una sefialada victoria 
el 3 de Julio de 1866, después de una batalla de las más san- 
grientas del siglo XIX. El ejército italiano á- su vez pasó el 
Mincio y fué derrotado en Custoza por los austríacos el 24 de 
Junio, aniversario de la batalla de Solferino. Italia perdió tam- 
bién el combate naval de Lissa; pero tales ventajas fueron esté- 
riles para el Austria, porque no pudiendo ya, después del 
desastre de Sadowa, seguir la lucha con la Prusia, firmó la paz 
en Praga el día 23 de Agosto siguiente, cedió el Véneto al em- 
perador de los franceses y éste lo cedió á su vez al rey de Italia; 
renunció á todo derecho sobre el Sleswig y el Holstein y aceptó 
las instituciones que Prusia quiso introducir en la Confederación 
germánica. 

Guerra entre Francia y Prusia* — Espafia 



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MODERNA 77 



habla llevado á cabo en 1868 una revolución que dio por resul- 
tado la calda de la reina. No viendo los partidos asegurado el 
orden con el establecimiento de la república, pensóse en con- 
servar la forma monárquica y se ofreció el trono de Espafia 
á un principe de la casa Hcheozollern. Francia creyóse ame- 
nazada con aquella designación; el emperador Napoleón auto- 
rizó al embajador francés en Beriin para manifestar la oposición 
de la Francia á aquella candidatura. El rey de Prusia contestó 
que baria porque el principe de Hohenzollern no aceptase la 
corona ofrecida; pero oponiéndose el rey de Prusia á declara- 
clones más explícitas que para lo futuro ezigia con instancia el 
emperador Napoleón, éste declaró la guerra el 19 de Julio 
de 1870, y siete días después más de 180,000 franceses manda- 
dos por el mismo emperador se hallaban en la frontera alemana 
prontos á venir á las manos con 600,000 prusianos que por su 
parte habla preparado el rey Guillermo para la guerra. Los 
franceses obtuvieron una insignificante ventaja en Sarrebruck, 
y habiéndose convertido los alemanes de atacados en invasores, 
ganaron á los franceses las batallas de Wisemburgo, de WoBrt 
y Forbach. Parte del ejército francés se encerró en la ciudad 
fortificada de Metz, en donde fué puesto un riguroso sitio de 
parte del enemigo En Sedán, en quince horas, los alemanes 
deshicieron á los franceses y el mismo Napoleón quedó pri- 
sionero. 

Al saberse la noticia del último desastre, declaróse en 
París destronado el emperador^ se estableció la república y se 
organizó un gobierno llamado de la defensa nacional compuesto 
de los diputados más notables que se hablan declarado contra 
la guerra de Prusia. Metz se rindió, los alemanes avanzaron al 
interior, derrotando á los franceses en varios encuentros^ y pu- 
sieron sitio á París, ciudad que capituló después de ciento 
treinta días y de veintidós salidas infructuosas, el 28 de Enero 
de 1871. 

La Adamblea de Burdeos llamó á M. Thiers al ejercicio del 
poder ejecutivo, la paz fué ajustada con Alemania, cediendo la 
Francia la Alsacia y gran parte de la Lorena y mediante el 
pago de cinco mil millones de francos que Francia debia hacer 
en el intervalo de tres afios. M. Thiers fué sustituido dos años 
después por el mariscal Mac-Mahón, y la Francia en 1871, des- 
pués de haber sufrido la guerra de Alemania, fué victima tam- 
bién de la insurrección de la Commune, que incendió ó demolió 
muchos monumentos públicos y causó en Paris más estragos que 
el sitio puesto por los prusianos. 



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78 HISTORIA 



Revolución de JSspafta.— La Espafia desde 183a 
á 1840 sé vio comprometida en una guerra dinástica entre ios 
partidarios de Isabel II y de Don Carlos. De 1866 á 1860 hizo la 
guerra en Marruecos para reprimir los piratas; en 1864 estuvo 
en guerra con algunas de las repáblíeas de la América del Sur, 
bombardeó el puerto indefenso de Valparaíso, en Chile, y fué 
rechazada su escuadra en el combate del 2 de Mayo contra el 
Callao. Habiéndose visto obligada la reina Isabel II ¿ salir del 
pais con su familia, estalló en Septiembre de 1868. una revolu- 
ción que dio por resultado el destronamiento de la reina, en 
cuya revolución ejerció una influencia manifiesta el general don 
Juan Prim, que se había distinguido en la guerra de Marruecos. 
En 1870 este general propuso el trono de España á un principé 
de la casa de HohenzoHern, lo que dio motivo á la guerra entre 
Francia y Prusia^ según antes se ha expuesto. No habiendo 
aceptado el principe HohenzoUern, ofrecióse la corona á Ama- 
deo de Saboya^ que la aceptó coa el propósito de trabajar por el 
bienestar del país; pero no habiendo podido unir á los diversos 
partidos, abdicó la corona en 1873 y la república fué proclama- 
da. Mientras tanto^ Carlos VII aumentaba sus partidarios, y to- 
maba incremento la revolución de Cuba, iniciada en 1868 en 
Yara por D. Carlos Manuel de Céspedes. 

Restaupación monárquica.— La república no 
pudo subsistir. El general Martínez Campos en Diciembre 
de 1874 se pronunció en Sagunto en favor de la monarquía, 
proclamando á Alfonso, hijo de dofla Isabel de Borbón, movi- 
miento que fué secundado por las provincias, y la Espafia vol- 
vió sin dificultad á la forma monárquica, que es la que actual- 
mente conserva. La revolución carlista quedó extinguida. 

Asuntos de Italia.— La Italia, después de haber in- 
corporado la Lorabardia después de la campaña de 1859, anexó 
el reino de Ñápeles, gracias á la admirable .campaña de Gari- 
baldi en 1860, época en que causó general admiración la toma 
de Palermo. En 1866, según anteriormente se expilso, hizo 
causa común con Alemania; perdió la batalla de CuHtozza, en 
donde se batió con valor el pf^ncipe Humberto de Saboya, ya 
difunto rey de Italia, y la batalla nav;il de Lissa, pero la vic- 
toria de Sadowa. ganada contra el Austria, obligó á éstn á ceder 
el Véneto al emperador de los franceses, quien á su vez' lo cedió 
á Italia. En 18^7 Garibaldi, á la cabeza de una división de pa- 
triotas, intentó apoderarse de Roma y acabar de un solo golpe 
con el poder temporal de los papas; pero fué detenido en Men- 
tana por las tropas francesas enviadas en socorro del Papa por 



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MODERNA 79 



el emperador Napoleón III. £1 imperio francés sucumbió en 1870. 
En ese mismo aflo el rey de Italia entró sin dificultad en la ciu- 
dad de Roma, la que fué declarada capital del reino. Terminó 
asi el poder temporal del Papa, pero éste quedó en completa 
libertad para administrar los intereses espirituales y con dere- 
cho á percibir una pensión decente del Tesoro nacional. Por su 
parte, el Pontífice romano habia convocado un concilio ecumé- 
nico en 1869, el que, en 1870, como uno de los puntos impor- 
tantes de. que trató, declaró el dogma de la infalibilidad del 
Papa, punto que en el mismo seno de la Asamblea encontró 
seria oposición. 

exposición universal de París. — En 1878 
el mariscal Mac Mahon, presidente de la república francesa, 
abrió en el campo de Marte una Exposición universal en un 
gran edificio construido al efecto y á la que muchas naciones 
de Europa y América, concurrieron con los productos de su 
industria, en cuyo concurso tuvo también parte, aunque peque- 
ña, la república del Salvador. 

Guerra tureo*rusa« — La Rusia, deseosa de con- 
quistar las posesiones turcas en Europa, so pretexto de proteger 
los intereses religiosos contra la intolerancia musulmana, de- 
claró la guerra á la Turquía, cuyo territorio invadió con un 
formidable ejército en 1878. La Servia, el Montenegro y la Ru- 
mania, antes bajo la dominación turca, lucharon por obtener 
su independencia. Se combatió encarnizadamente por ambas 
partes en Erzerum, en Kars y en Plewna co^n ventaja para los 
rusos, lo que obligó al Sult&n á firmar la paz en San Stéf'ano, 
en donde quedó reconocida la independencia de la Servia, el 
Montenegro y la Rumania» y la Turquía reducida, por lo que 
respecta á la parte europea, á un pequefio territorio consoló 
cuatro millones y medio de habitantes; mas habiéndose ínter- 
puesto las potencias, no conformes con la estipulación oe San 
Stéfano, la paz quedó definitivamente arreglada en el Congreso 
de Berilo, tomando cada cual para si los despojos de Turquía 
con excepción de la Francia que al mandar á Berlin sus repre- 
sentantes lo hizo solamente con el deseo de conservar la paz en 
Europa. 

Asuntos de Inglaterra* — La Inglaterra, aunque 
fuerte en el exterior^ tiene en el interior importantes cuestiones 
que tratar como el pauperismo y la política relativa á los llama- 
dos «fenianos» ó partido que trabaja por la independencia de' 
Irlanda. A estas cuestiones tan graves se agrega la cuestión 
agraríai, pues cuando se verificó la conquista de Irlanda, las 



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80 HISTORIA 



tierras faeron confiscadas en favor de los sefiores ingleses, que 
no viven en el país. Los habitantes no son más, en su mayor 
parte, que arrendatarios del suelo, y objeto por tanto de toda 
especie de vejaciones de parte de los que se consideran y son 
reconocidos y apoyados, conforme á la ley inglesa, como propie* 
tarios de los terrenos. £sto produce un constante malestar en 
la Isla. 

Por lo que respecta al exterior, la Inglaterra ha ensancha- 
do su sistema colonial después de haber hecho la guerra en 
Zanzíbar contra los Aschantis; en Abisinia, en 1868, contra 
el rey Teodoro, y en el Zululand, en 1879, en la que murió el 
principe Napoleón Eugenio, hijo de Napoleón III, combatiendo 
al servicio de Inglaterra. 



CAPÍTULO XIX 

Ru0la, ' Alemania. - Ultlmoa aeonteelmlentoa 
en Bgipto y en China. 

Formación de la nacionalidad rasa.— Últimos acontecimientos.— Consti- 
tución política de Busia.— El imperio de Alemania.—- Ultimes aconte- 
cimientos de Egipto.— La guerra de Tonqufn. 

Formación de la nacionalidad rusa.— 

Los antiguos no conocieron más que el Sur de Rusia, que ellos 
llamaban Sarmacia y Scitia, En los primeros siglos del imperio 
romano, los slavoSj primitivos habitantes de la Rusia septen- 
trienal, invadieron todo el pais. En el siglo III los godos funda- 
ron, entre el Niemen, Dniéper, el Volga y 9\ Don, un vasto 
imperio; es la región hoy conocida con el nombre de Rusia 
europea. Este imperij fué destruido en 376 por los hunos. Los 
hunos, los alanos, los búlgaros y los kazares se establecieron 
allí y fueron echados sucesivamente. En el siglo vi se fundaron 
unas ciudades, como Novogorod y Kiew. En 862 aparecieron los 
Varegues; Rurik, uno de ellos, fundó un estado de larga dura- 
ción. Reinó en Novogorod é infundió temor á Constantinopla. 
Esa dominación fué más respetada en tiempo de Valdimiro el 
Grande, que introdujo el cristianismo entre los rusos — 988. 
Moscow, la primitiva capital, fué fundada en 1147. Los mongo- 
les conquistaron en 1224 una parte de la Rusia meridional 



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MODERNA 81 



7 fundaron el grande imperio de Elaptchak ó de la Horda de 
Oro, el cual fué ensanchándose hacia el Norte. En 1481 Ivan III 
libró á Mosco w del yugo de los t&rtaros. En el siglo xvii la Ru- 
sia f i/é presa de disensiones intestinas hasta que Miguel Roma- 
uof logró restablecer el orden y la nación tornó á su engrande- 
cimiento, el que afirmó Pedro el Grande, que fundó á San 
PetersburgO; apoyó & la Rusia en el mar Báltico, el Caspio y el 
mar Negro y se mezcló en la política de Europa. En el siglo xvili 
Oatalina II llovó á la Rusia á su más alto grado de esplendor. 
La Polonia fué dividida entre Rusia, Austria y Prusia. Pablo I, 
tiijo de Catalina, entró en las coaliciones contra Francia en 1799 
y mandó un ejército, que fué derrotado en Zurich. Alejandro I, 
su sucesor^ entró en las luchas con Napoleón Bou aparte, que 
invadió sus estados en 1812, triunfó en Smolenko y en Mosko- 
iwra y se apoderó de Moscow, que fué incendiado. Alejandro 
-cargó sobre Napoleón al retirarse éste, obligado por la crudeza 
de la estación, y entró con los aliados en París en 1814. 

Bajo Nicolás I conquistáronse la Armenia persa y algunos 
países á la orilla del Danubio y su embocadura^ y en' 1829 la 
Rusia se habría apoderado de Constantinopla á no haberlo 
impedido las potencias europeas. En 1863 suscitó á la Turquia 
una guerra, en la que tomaron participio en favor de ésta 
Inglaterra, Francia y Cerdefia^ viéndose obligada aquella gran 
potencia, después de la toma de Sebastopol por los aliados, 
Á firmar la paz de París en 80 de Marzo de 1866. Nicolás había 
muerto en 1866. Débese á este monarca, á pesar del carácter 
absoluto de su gobierno, haber comenzado la emancipación de 
los servios. A Alejandro 11, que le sucedió, le cupo la gloria 
-de haber dado cima á la obra redentora de su padre. 

Últimos acontecimientos.— En 1873 logró in- 
corporar el czar á su dominación el Kanato de Eivia y el Afga- 
nistán. En 1878 emprendió la guerra contra Turquía, la que fué 
desmembrada por el tratado de Berlín, después de combates 
sangrientos como los de Plewna y Ears. 

En estos últimos tiempos, habiendo sostenido el czar una 
lucha sorda y desesperada con el partido nihilista, que desea la 
terminación del absojutismo moscovita y la implautación del 
régimen parlamentario, el czar fué asesinado frente al Palacio 
de Invierno, en San Petersburgo, el día 13 de Marzo de 1881; 
sacedióle su bijo Alejandro III, que siguió sosteniendo con los 
nihilistas la misma lucha. 

Constitución política de la Rusia.— El ar- 
ticulo 1.® del Código del imperio ruso resume así el poder del 



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82 HISTORIA 



Jefe del Estado; «El emperador es un monarca autócrata y ab- 
soluto. — Dios manda obediencia á su autoridad suprema, no sólo 
por temor á ella, sino por deber de conciencia.» Según un regla- 
nsento de sucesión decretado por Pablo I, la corona es heredita- 
ria de varón á varón por orden de primogenitura, en defecto de 
lo cual son llamadas las hembras. Un úkase de Catalina I dis- 
pone que para suceder en el trono es necesario profesar la 
religión griega ortodoxa» dominante en el imperio. Pedro el 
Qrande fué el primero que tomó el título de emperador, á pesar 
de las reclamaciones de las demás potencias. 

El czar es ayudado por tres Consejos en el desempefio de 
los asuntos del imperio. El Consejo del Imperio^ instituido por 
Alejandro T en 1801, compuesto de ministros^ grandes duque» 
y altos dignatarios; el Senado, compuesto de 120 miembros, 
y el Santo Sínodo, autoridad suprema de la Iglesia greco-rusa, 
compu<)sto de metropolitanos, arzobispos^ etc., y conoce de los 
asuntos religiosos. £1 Sinodo es presidido por el czar, á quien 
se considera como jefe de la Iglesia. Cada sección política^ 
ó gobierno, es administrado por un gobernador militar y un 
gobernador civil. No impera en todo más que la voluntad abso* 
luta del rzar, arbitro de la vida é intereses de los subditos. 

SI imperio de Alemania.— El imperio de Ale- 
mania no comenzó sino después de la dinastía cariovingia con 
Conrado I^ conde de Franconia, en 911. En 1600, en la dieta de 
Augsburgo, bajo Maximiliano I^ el imperio quedó dividido en 
10 circuios ó estados que se volvieron casi independientes de 
hecho. El jefe del Estado era electivo y llevaba el titulo de 
emperador de los romanoSy cesar y sagrada majestad imperial. 

Los jefes de los pequeños estados del imperio eran los qué 
procedían á la elección del emperador. De 10 que eran los elec- 
tores, quedaron reducidos á 7 en 1356 por la llamada constitu- 
ción de la hú'a de oro que consagró el numero de 7 en honor de 
los siete cande! er os del Apocalipsis, 

La Dieta ó Asamblea general del imperio se componía de 
tres secciones ó colegios; la de los electores, presidida por el 
arzobispo de Maguncia, director de toda la dieta; la de los prin- 
cipes, que constaba de 100 miembros, y la de las ciudades librea 
imperiales, compuesta de 64 miembros. La dieta era convocada 
por el emperador. 

El imperio de Alemania dejó de existir en 1806 y entonces 
se llamó la Confederación del Rhin, establecida bajo los auspi- 
cios del emperador Napoleón I. La Confederación Germánica 
fué constituida en 1816 por el Congreso de Viena, después de la 



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MODERNA 83 



caída de Napoleón. Disuelta esta confederación por razón de las 
victorias obtenidas por la Prusia contra el Austria, en 1866, se 
formó la Confederación alemana del Norte^ bajo los auspicios del 
rey de Prusia. 

A fines de 1870^ habiendo concluido tratados la Confedera- 
ción alemana del Norte con los grandes ducados de Badén y de 
Hesse y con los reinos de Baviera y de Wurtemberg, el imperio 
alemán quedó restablecido. £1 rey Guillermo I de Prusia aceptó 
en Versalles el 18 de Enero de 1871, en virtud de una proclama 
dirigida á la nación, la dignidad hereditaria de emperador de 
Alemania. La Confederación de los estados que forman el im- 
perio alemán está investida de un poder soberano; el ejercicio 
de las funciones de este poder está conferido á la corona de 
Prusia y al Consejo federal^ compuesto de los representantes 
de los estados confederados del imperio. El poder imperial está 
restringido en el ejercicio de ciertas funciones y subordinado 
á la aprobación del Reichstag, compuesto de representantes li* 
bremente electos por el pueblo alemán. Esta es la llamada uni- 
dad alemana obtenida en gran parte merced al talento diplo- 
mático del príncipe Othon de Bismarck, canciller que fué del 
imperio. 

Últimos aconteclmleiitofl de £glpto. — La 

Inglaterra ha manifestado antes de ahora que no puede pres- 
cindir de intervenir en los asuntos de Egipto, y cuando en 1882 
estalló la revolución de Arabi Bey, solicitó la cooperación de la 
Francia para proteger colectivamente al Eedive. En falta del 
concurso de la Francia, la Inglaterra envió parte de su escua- 
dra á Alejandría, cuya ciudad fué bombardeada. Los insurrec- 
tos ejercieron crueles venganzas contra los europeos, especial- 
mente ingleses y franceses. Bombardeada Alejandría, los 
ingleses, al mando del general Wolseley, invadieron el Egipto 
en persecución de los insurrectos capitaneados por Arabi, quien 
se hizo fuerte con más de 20,000 hombres en el punto de Tel-el- 
Kebir. Los ingleses atacaron esos reductos el 13 de Septiembre 
de 1882 y se apoderaron de ellos, derrotando completamente 
á los soldados de Arabi y restableciendo la autoridad del Ee- 
dive. Arabi fué juzgado, y condenado á muerte, le fué conmu- 
tada la pena por destierro á la isla de Ceilán, en donde actual- 
mente reside. La Inglaterra mientras tanto no ha evacuado aún 
el suelo de Egipto, permaneciendo algunas tropas para mante- 
ner el orden y hacer frente y sofocar todo movimiento insu- 
rreccional. 

Pacificado él Egipto, la Inglaterra se halla hoy comprome- 



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84 . HISTORIA 



tida en el Soudán tratando de apaciguar la insurrección indígena, 
que obedecía á las órdenes de un falso profeta y cada día toma 
mayor incremento. 

La gueppa de Tonkin.— Por el tratado de Hue, 
Armado en 1874^ le fué reconocido á Francia por el emperador 
de Annam el protectorado sobre la región llamada Tonkin, li- 
mítrofe con el imperio chino. Últimamente ha habido en esa 
región movimientos insurreccionales favorecidos por la China, 
que en su propósito de reducir nuevamente al Tonkin á un pro- 
tectorado que en otro tiempo dice haber ejercido, desconoce los 
efectos del tratado de 1874. Los franceses batieron á los insu* 
rrectos en Bac-ninh, y se apoderaron el 12 de Abril de 1884 de 
Hong-Hoa, sin que los chinos intentasen ninguna resistencia; 
antes de emprender la retirada, éstos incendiaron la población 
á la vista de las columnas francesas que se hallaban á una dis- 
tancia de 9 kilómetros y á la margen del Rio-Negro. Antes de 
evacuar á Hong-Hoa el general Briere de Tlsle atravieso el Rio- 
Negro, movimiento que causó la retirada del enemigo. A la hora 
en que escribimos, la paz ha debido firmarse entre Francia y el 
imperio chino. 



CAPITULO XX 
Conelusión 



Desde la revolución de 1789 que en Francia hizo derribar 
la monarquía é hizo aparecer la república, se han ido acen- 
tuando en Europa las ideas republicanas. Napoleón el Grande 
cansó á Francia con su despotismo militar; pero habiéndose 
restablecido el poder de los Borbones, no quiso el pueblo, á pe- 
sar de la poca favorable experiencia de la república, confor- 
marse con las formas absolutistas de la monarquía, y en 1830 
derribó á Carlos X y establecióse una Lugartenencia con Luis 
Felipe de Orleans, esperando que éste pudiese conciliar su go- 
bierno con la libertad. Burladas las esperanzas populares, Luis 
Felipe fué derribado por una revolución en 1848 y establecióse 
la república, á la que Napoleón III hizo traición en 1861, resta- 
bleciendo el imperio. En el siglo xix se acentuaron también 
las ideas de libre examen y de libertad de pensamiento; el clero 
ha perdido mucho de su prestigio, se han extinguido los institu- 



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MODERNA 85 



tos mon&sticos y secularizado sus bienes; la enseñanza popular 
se ha vuelto laica; las instituciones civiles se emancipan de la 
influencia religiosa; las naciones que se llaman cristianas han 
presenciado indiferentes la calda del poder temporal de los 
papas, sacrificado á la unidad italiana. En España, aunque 
no pudo radicarse la república y se verificó después la res- 
tauración borbónica, pierde prosélitos la monarquía y una 
revolución republicana y progresista preocupa á todos los espí- 
ritus. Se liberalizan las instituciones civiles y políticas de los 
pueblos, y los gobiernos absolutos están llaníadós á perecer en 
corto tiempo. La autocracia rusa hizo aparecer el nihilismo, 
que acabó con la vida de Alejandro II y acecha constantemente, 
á pesar de los esfuerzos de la policía^ á Alejandro III, que se 
obstina en negar las libertades que el pueblo le tiene pedidas. 

La mala administración inglesa en Irlanda ha hecho apa- 
recer la cuestión feniana que ha dado origen á violencias y ase- 
sinatos. Cuando la Inglaterra se halle envuelta en un conflicto 
internacional aparecerá más clara la tendencia de los irlandeses 
¿ emanciparse y si la Irlanda llegare á lograr su propósito, 
acaso se organizará en forma de monarquía constitucional por 
dominar en ese pais el elemento católico, poco amigo de la 
república. 

La Francia ha adoptado en estos últimos tiempos la llamada 
política colonial iniciada por León Gambetta. En 1881, después 
de haber hecho la guerra á los Kroumires y bombardeado á Sfax, 
obtuvo el protectorado de Túnez, como en 1884 sostiene el de 
Tonkin y espera alcanzar el de Madagascar, si bien ha tenido 
que luchar en Argelia contra la insurrección acaudillada por 
Bu-Amena. Ha pensado también en si misma; revé su constitu- 
ción y tiende á consolidar la República. 

Las sociedades secretas combaten el absolutismo, las mo- 
narquías mejor establecidas vacilan, la idea redentora del dere- 
cho popular toma mayor incremento y la república es la forma 
política del porvenir. 



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86 GENERALIDADES 



CAPÍTULO XXI 

Generalidades sobre la bistoria de América 

Situación de la América. —Población primitiva.— Costumbres.— Razas. — 
Lenguas.— Civilización americana.— Divisiones de América. 

Situación de la AmÓPica»— La América, situada 
entre dos océanos, el Atlántico y el Pacifico, se distingue por 
la fertilidad de su suelo, por sus gigantescos ríos, por sus eleva- 
das montañas y por sus valles pintorescos. Los lagos de la 
América del Norte son muy extensos. 

Con excepción de Méjico y el Perú, el suelo americano era 
ocupado por tribus independientes. 

Población primitiva.— Aunque se cree general- 
mente que la América fué poblada por individuos de una sola 
raza que en tiempos muy remotos vinieron del Asia, por el que 
entonces serla 'istmo de Bhering, hoy se va poco á poco admi- 
tiendo que la población de América se ha efectuado por dife- 
rentes puntos y por razas distintas. El examen de las ruinas de 
Palenque y ciertas antigüedades descubiertas en la América del 
Norte revehin^las civilizaciones fenicia y cartaginesa. Se notan 
diferencias muy marcadas entre los esquimales y patagones 
con los demás habitantes de América, en lo general de regula- 
res formas. 

Costumbres. — Los primitivos habitantes de América 
admitían la esclavitud de la mujer y había tribus en donde la 
poligamia era permitida; eran diestros en la caza y tan crueles 
en la guerra que devoraban á sus prisioneros. £n algunas tri- 
bus se profesaba el dogma de la inmortalidad del alma. En 
Méjico y en el Perú se adoraba al Sol y había cierta ^^íase 
de individuos que pretendían poseer el don de adivinación. 

Razas. — Las razas principales que ocupan hoy el suelo 
de América son: la raza americana propiamente dicha, la euro- 
pea y la raza negra. Según el barón de Humboldt, las naciones 
indígenas de América, con excepción de las inmediatas al circu- 
lo polar, forman una sola raza, caracterizada por la conforma- 
ción del cráneo, por el color de la piel y por los cabellos lisos. 
Algunos autores han querido ver en los americanos una raza 



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SOBRE LA HISTORIA DE AIVIÉRICA 87 

degenerada, pero hay unos pueblos que se distinguen por su 
fuerza. Se cree que los patagones y los caribes son los hombres 
más robustos del globo. 

En la misma raza americana se hace la distinción de varios 
tipos, á saber: el tipo colombiano^ al qud corresponden las 
naciones esparcidas en el Canadá», los Estados-Unidos, hasta el 
Norte de Méjico y entre las Montañas rocallosas. Sus caracteres 
son talla elevada, cuerpo ágil y musculoso, tez de un rojo 
cobrizo, cabeza alargada, frente elevada y huyente — ; el tipo 
mejicano, al que corresponden los pueblos situados en la meseta 
de Méjico y en la América Central, son de estatura mediana, 
rechonchos, tez morena rojiza, cabeza gruesa y ancha, deprimi- 
da hacia arriba, boca grande^ labios gruesos — ; el tipo carij^e, 
al que corresponden las poblaciones situadas en el Orinoco y el 
Amazonas, y esparcidos por las Antillas, difiere de los otros 
en la cabeza cónica, ojos grandes, nariz delgada y tez más cla- 
ra — ; y el tipo peruano, que comprende las naciones más civili- 
zadas después de Méjico situadas entre el Ecuador y el grado 40 
de latitud, y entre los Andes y el Pacifico — ; este tipo se apro- 
xima algo al mejicano — ; el tipo americano propiamente dicho ^ 
el pampa y el patagón, que tiene entre si poca diferencia. 

La raza negra fué importada á América para aliviar algo 
la condición de los indios americanos. Se calcula que durante 
el coloniaje fueron traídos á América cerca de diez millones de 
negros. 

Mucjios habitantets de América pertenecen á las razas mez- 
cladas. El hijo de blanco y negra ó viceversa, se llama pardo 
en el Brasil El mezclado de blanco é indio si llama mestizo. El 
de origen negro é indio se llama zambo, casiboco en el Brasil, 
chino en Méjico y mulato en Centro América. 

Lenguas. — Los americanos, según Balbi, hablan más 
de 438 lenguas diferentes y más de 2,000 dialectos. Han creído 
algunos sabios encontrar en la estructura de los idiomas una 
prueba en favor del origen asiático de la población americana, 
opinión apoyada por Mr. Malte-Brun, que hace tres grandes 
clasificaciones de tribus asiáticas que emigraron á América. 

Civilización amepicana.— En la época de la con- 
quista, una poderosa civilización se extendía por las dos Amé- 
ricas. Méjico y el Perú eran dos focos de luz. Notábanse 
gobiernos regularizados, una avanzada arquitectura; la pintura 
no era desconocida, tenian nociones astronómicas, una industria 
floreciente, grandes monumentos, teocalis ó templos, puentes, 
canales, caminos que revelaban una civilización bastante ade- 



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8b GENERALIDADES SOBRE LA HISTORIA DE AMERICA 

lantada. Algunos pueblos tenian escritura jeroglifica. Escribian 
los acontecimientos afio por año, desde e) afio 49 antes de Jesu- 
cristo, época de la llegada dé les chichimecas por mar á Aztlan. 
Pero antes de éstos, otra civilización se hallaba esparcida por 
el Nuevo Mundo y pertenecía á pueblos desconocidos que levan- 
taron los tumuliy los fuertes cuadrados, atrincheramientos que 
son el asombro de los viajeros que recorren la región del lago 
Ontario hasta el golfo de Méjico y entre los montes Alleghanis 
7 las Montafias Rocallosas. A este pueblo se atribuyen las mo- 
mias encontradas cerca de Ohio, todo lo cual revela claramente 
la civilización egipcia. 

Que los americanos poseían elevadas nociones astronómi- 
cas está probado por la exacta orientación de sus monumentos. 
Los Muycas habían construido columnas en que se marcaban las 
sombras solsticiales y el paso del Sol por el zenit. Cierto núme- 
ro de tribus salvajes designaban con nombres especiales las 
principales estrellas y algunas constelaciones. Tenian varios 
calendarios; el rural dividía el afto en 12 ó 18 lunaciones, el 
eclesiástico en 37 y el civil en 20. Los astecas tenian un año 
solar de 365 dias dividido en 18 meses de 20 días. Al fin del 
último agregaban 5 dias complementarios y comenzaban el día al 
levantarse el Sol. 

Los americanos habían adoptado la forma monárquica y se 
confederaban los estados entre sí. 

Muchas tribus americanas profesaban la creencia en un dios 
bueno y en un dios malo; en otras se adoraba al Sol, y había 
tribus en que se adoraba á los animales como en el antiguo 
Egipto. 

Había tribus de antropófagos; sus ocupaciones eran la caza, 
la pesca, la agricultura y la ganadería. También había tribus 
que vivían constantemente en guerra unas contra otras. 

Las divisiones de Amépica.— La América se 
divide en Septentrional, Central y Meridional. La mayor longi- 
tud de la América Septentrional desde el cabo Lisburne, sobre 
el Océano ártico, en la América rusa, hasta el canal de Bahama, 
es de mil doscientas leguas, y su anchura, desde el cabo Charles 
en el Labrador hasta la costa del estado de Sonora es de 930 
leguas. 

La mayor anchura de la América Meridional, del cabo de 
San Roque al cabo Blanco, el uno en el Brasil, el otro en eJ 
Perú, es de ],600 leguas, y en su mayor longitud desde el cabo 
Gallinas, en Colombia al cabo de Hornos, de 1,720 leguas. 

Las divisiones políticas de la América Septendrional son: 



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GROENLANDIA, AMERICA INGLESA, ETC. 89 

Oroenlandia, Nueva Bretaña ó América inglesa, América Rusa^ 
EstadoS'Unidos y Méjico. Las de la América Central: Guatema- 
la, el Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa-Rica; y las de la 
América Meridional: Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bo- 
livia, Chile, Confederación Argentina, Brasil, Paraguay, Uru- 
guay, Patagonia y las Guayanas francesa, inglesa y holandesa. 

Se calcula que la población de América asciende en la épo- 
ca á 80.000,000 de habitantes. 

También corresponde á América el vasto archipiélago que 
86 extiende entre las costas de La Florida, en los Estados-Uni- 
do», y el polfo de Maracaibo, en Venezuela; dividido en los gru- 
pos de: Lucayas, Bahama, Grandes y Pequeñas Antillas. 



CAPÍTULO XXII 

Groenlandia, Amériea inglesa, Amérioa rusa 

Límites de Groenlandia. — Población de Groenlandia, descubrimiento, 
colonias, <&.— Nueva Bretaña.— América rusa. 

Limites de Gpoenlandia.— Esta vasta región de 
la América Septendrional tiene por limites al Norte y al Este el 
Océano ártico, y al Sur y al Oeste la bahía de Baffin. 

Población de Gpoenlaiidia, descubpi- 
mientOf colonias, &•— La Groenlandia apenas tendrá 
24)000 habitantes, de los cuales 6,000 son europeos; los indíge- 
nas son esquimales. £ste país pertenece á Dinamarca; se divide 
en dos inspectorados: del Norte y del Sur, y en Groenlandia 
independiente: fué descubierto en 982 por el irlandés Erico Rau- 
da, y recibió el nombre de Groenlandia del aspecto verde de la 
playa. Fundó Erico una colonia que desapareció en 1406. 

En la época de los reyes de Dinamarca, Federico II, Chris- 
tian IV y Federico III, hubo algunas tentativas de colonización 
hacia lo largo de la costa oriental de la Groenlandia. De 1720 
á 1736 el misionero danés Egide fundó una colonia que llamó 
Buena Esperanza. Los hermanos moravos establecieron otra en 
1733 con la ayuda del conde de Zincendorf. Las misiones en la 
actualidad llegan á 16 y son los únicos establecimientos daneses 
en Groenlandia, y favorecen la pesca de focas y ballenas. 



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90 GROENLANDIA, AMERICA INGLESA, ETC. 

Nueva Bpetafka. — La América inglesa ó Nueva 
Bretaña, es llamada también Dominio del Canadá. Su territorio 
está dividido en Bajo y Alto Canadá, Nueva Escocia, Nueva 
Brunswich, Cabo Bretón y la isla del Principe Eduardo. La po- 
blación se compone de habitantes de diferentes nacionalidades. 
El clima es muy riguroso al Norte y templado al Sur y sobre las 
costas del Pacifico. De los muchos y caudalosos ríos que cruzan 
el territorio, los más importantes son el Muckensie que desem- 
boca en el Océano glacial, y el San Lorenzo, en el Océano 
Atlántico. Hay lagos de grande extensión como el Superior ^ 
llamado por algunos un vasto mar de agua dulce; el Hurón, el 
Saint-Clair, el Erie y el Ontario Entre estos dos últimos se 
halla la grau catarata formada por el rio Niágara. 

La población total de la comarca asciende poco más ó me- 
nos á cuatro millones de habitantes, siendo las ciudades más 
importantes Monreal, Quebec y Otawa. La divirtión política es 
en condados, distritos y parroquias. La instrucción pública ha 
hecho muchos adelantos en estos últimos tiempos. 

El veneciano Sebastián Cabot, descubrió esta comarca en 
1497; después de él, Denys y Verazzani visitaron el golfo de 
San Lorenzo en 1624. Después llegaron los espafioles, atraídos 
por las noticias de existir minas de oro y plata; pero no habien- 
do encontrado lo que buscaban, se retiraron, diciendo y repi- 
tiendo acá nadüy de cuyas palabras han deducido algunos el 
nombre de la comarca. Otros opinan que Canadá es una palabra 
iroquesa que significa una reunión de cabafias. 

Santiago Cartier subió en 1535 por el río de San Lorenzo 
y tomó posesión de todo el país en nombre de Francisco I, 
llamándole Nueva-Frf^ncia. La Roque de Roberval en 1642 fun- 
dó no lejos del lugar donde fué fundada Quebec, el fuerte de 
Charleboury. Quebec fué fundada en 1608 por Samuel Cham- 
plain. 

Desde el siglo xvii los ingleses habían intentado apoderar- 
se del Dais. La guerra estalló formalmente en 1764 y después 
de muchos combates los ingleses se adueñaron del territorio 
en 1760, el cual les fué cedido en 1763 por el tratado de París. 
Al estallar la guerra de independencia, los americanos, ^n 1775, 
invadieron el Canadá sin resultado alguno, hostilidades que se 
renovaron en 1812. En 1838 y 1839 hubo conatos de insurrec- 
ción que fueron reprimidos por el Gobierno inglés. 

Por UQ bilí de 1840 el Gobierno inglés extinguió las dos 
divisiones de Alto y Bajo Canadá y formó un gobierno general 
dividido en Oriental y Occidental. En la capital Toronto reside 



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ESTADOS UNIDOS DE AMERICA 91 

un Qobernador general asistido de un Consejo legislativo y de 
una sola cámara de diputados. 

Lá legislación del Canadá es constituida por las actas del 
Parlamento* inglés, relativas á las colonias, pero no compren- 
diendo éstas todos los casos que ocurren^ hacen aplicación de 
las leyes francesas y aun del Derecho romano. 

AmÓPiea pusa.— Este pais ocupa la extremidad no- 
roeste de la América Septentrional y está separado del Asia por 
el estrecho y mar de Behring. Este país es excesivamente frío 
y poco poblado; estaba gobernado por una compafiia de nego- 
ciantes á quienes lo había cedido el emperador de la Rusia^ 
quien lo vendió al gobierno de los Estados-Unidos. La América 
rusa comprende las islas del Principe de Gales, del Rey Jorge, 
la gran cadena de las islas Aleuoianas y del mar de Behering. 
La población total es de unos 61,000 habitantes. 



CAPÍTULO XXIII 
Bstados-Unidos de América 

Situación.— Amigues monumentos.— Tribus.— Descubrimientos y colonias. 

Guerra entre Inglaterra y Fr ancia.— Guerra de independencia.— Gue- 

. rra entre Inj^laterra y Norte-América.— Doctrina de Monroe.— Guerra 

de Tejas.— Guerra de separación. —Incremento de los Estados-Unidos. 

Situación.— Los Estados Unidos ocupan el centro de 
la América Septentrional y se entienden del Atlántico, al Este, 
hasta el glande Océano, al Oeste. Al Norte está limitado el 
territorio por la América inglesa y al Sur por la Repiíblica de 
Méjico. Tiene mil doscientas leguas de largo por quinientas cin- 
-cuenta leguas de ancho. Es tan yasto el territorio de los Esta- 
dos-Unidos, que existe en él una gran variedad de climas. Sus 
más notables cordilleras son las Montañas roqueñas y los Montes 
AUeghanis. Existen rios caudalosos como el Mississipi, el Ohio, 
el rio Grande, que sirve de limite entre los Estados-Unidos 
y Méjico, el Illinois y el Mísouri 

Antiguos monumentos»— A cinco clases perte- 
necen los monumentos encontrados hasta la fecha en el terri- 
torio de los Estados-Unidos: sepulcros, paredes, inscripciones. 
Ídolos Y momias. Los sepulcros ó tumuli son cerros formados de 



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92 ESTADOS UNIDOS DE AMERICA 

tierra ó piedra en forma de pirámide. Hay tümtdi de más de 
cuarenta metros de elevación por un diámetro de doscientos, 
y últimamente se ha descubierto uno que excede, según dicen, 
en altura, á la gran pirámide de Egipto. 

Las paredes son grandes censtruccioues de tierra, piedra 
y ladrillo, levantadas sobre el suelo paralelamente, considera- 
das como restos de antiguas y bien construidas fortificaciones. 

Relativamente á inscripciones ^ debe hacerse meución de un 
peñasco de gneiss encontrado en la orilla del mar, en el Estado 
de Massachussets, lleno de geroglificos que algunos han consi- 
dorado ser fenicios. Al sur del río Connecticut, en el Estado de 
Vermont, se descubrió en 1823 un peftón de dos metros de largo 
y uno de altura en el que hay grabadas con bastante perfección 
figuras humanas y se citan muchos otros grabados que revelan 
el arte primitivo de los habitantes del país. 

Las momias han sido descubiertas en algunas cavernas del 
Estado de Kentuky, especialmente en la célebre gruta de Mam- 
mouth, á tres metros de profundidad, puestas en cuclillas en 
sus sarcófagos de piedra, con las manos pegadas á la barba y en 
perfecto estado de conservación. 

Tpibus.— De las tribus indígenas de los Estados Unidos 
las más notables son las de los sitix, belicosos y celosos de su 
independencia: en caso de guerra se atrincheran para salvar 
á sus mujeres y á sus hijos, y dejan transitar entre ellos pacifi- 
camente á los mercaderes, que se cuidan bien de no provocar- 
los: escriben en geroglificos; los chipevays^ más benignos y dó- 
ciles que los siux, pero más serenos y resueltos en el combate: 
tienen pasión por los licores alcohólicos; los menomonis^ de fac- 
ciones regulares, más suaves de carácter que los otros; los saTdSy 
traviesos y disimulados; los ricaras, pobres, buenos y genero- 
sos; los shonshoniSy nómadas, inclinados á las diversiones y á los 
juegos de azar; los osages, que tienen algo de organización poli- 
tica, y, finalmente, los apaches y los comanches, que son los más 
belicosos y temibles de todos. 

Deseubpliiilentos y colonlafl.— Los venecianos 
Juan y Sebastián Cabot fueron los primeros que reconocieron 
en 1497 las costas de los Estados Unidos. Ponce de León descu- 
brió la Florida en 1512; Verazzane visitó en 1524 toda la costa 
septentrional hasta el 34"^ de latitud. De 1662 á 1665 los france- 
ses trataron, aunque en vano, de colonizar la Florida. De 1684 
á 1614 los ingleses hicieron importantes descubrimientos en el 
Norte. Los holandeses, siguiendo sus pasos, colonizaron el te- 
rritorio de Nueva York, al que dieron el nombre de Nuevos 



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ESTADOS UNIDOS DE AMERICA 9S 

Paises Bajos. De 1633 á 1638 fueron poblados los territorios de 
Maryland, de Connecticut y Rhodelsland por ingleses que 
huian de las persecuciones religiosas. 

De estas colonias, la de Virginia estableció un Gobierno 
basado en el sufragio universal, en que se establecieron las li- 
bertades religiosas y de comercio. Siguió esta política el Mary- 
land, y pronto fueron imitadas esas instituciones por las demás 
colonias, cuyo progreso no pudo ser detenido ni por las guerras 
que los colonos tuvieron que sostener contra los salvajes. 

Las colonias quisieron gobernarse con independencia apro- 
vechándose de las turbulencias ocasionadas por la revolución 
inglesa ; pero restablecida la monarquia , Carlos II trató de 
afianzar su autoridad, y publicó en 1663 su Acta de Navegación 
en que dispuso que el comercio con la metrópoli se hiciese sólo 
en naves inglesas, y que los productos de las colonias se traje- 
sen sólo á Inglaterra. £1 Parlamento decretó también que algu- 
nos delincuentes fuesen deportados á América. Exasperadas las 
colonias, no hicieron caso del Acta de Navegación y traficaron 
con las demás naciones, á favor de las desavenencias entre el 
rey y el Parlamento. 

Jacobo II quiso* reducir á las colonias á la autoridad real, 
y se preparaba ya una nueva guerra en 1688, cuando habiendo 
llegado á ocupar el trono de Inglaterra el principe de Orange, 
éste concedió muchos privilegios al comercio. En esta época las 
colonias angloamericanas tenian una población de 200,000 ha- 
bitantes. 

Gueppa entre Inglaterra y Franela. — 
Mientras tanto, los franceses se hablan extendido en el territo- 
rio americano. En 1683 tomaron posesión de la Luisiana en 
nombre de Luis XIV, y en 1717 fundaron á Nueva Orleans. No 
era posible que se conservase la paz entre fraúceses é ingleses, 
y en 1764 estalló la guerra, que tardó siete años. Los franceses 
perdiereis sus colonias, con excepción de la Luisiana. 

Guerra de Independencia.— La guerra de siete 
afios, ventHJosa para los ingleses y hecha en beneficio de las co- 
lonias, lo mismo que la exhaustez del Tesoro, dieron motivo 
á que Inglaterra impusiese á los colonos una pequeña contribu- 
ción sobre los géneros que no importaban directamente de la 
metrópoli, como las telas de la India y el té El Gobierno inglés, 
en 1766, estableció al mismo tiempo un derecho de sello sobre 
el papel necesario para los contratos públicos. Era un derecho 
consignado en la Constitución inglesa que ninguno pagase con- 
tribuciones sin haberlas votado; los americanos resistieron, por 



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94 ESTADOS UNIpOS DE AMERICA 

tanto, aquellos impuestos, formaron reuniones, que fueron di- 
sueltas por la autoridad, y reclamaron en vano ante el Gobierno 
pidiendo la anulación de aquellos impuestos. Benjamín Franklin 
fué comisionado á Inglaterra con el mismo objeto^ sin que su 
misión produjese ningún resultado favorable; no les quedó á los 
americanos más recurso que oponerse abiertamente, dando de 
ello ejemplo la colonia de Virginia. 

Viendo tal resistencia, el Gobierno inglés modificó las con- 
tribuciones antes decretadas y estableció un impuesto sobre los 
colores, el té y el papel, al cual resistieron también los ameri- 
canos con igual energía. El Gobierno entonces abolió las otras 
contribuciones y dejó subsistente la del té, visto lo cual, los 
americanos prohibieron la introducción del té en las colonias. 
Lord Nort, jefe del ministerio inglés, ordenó el bloqueo de Bos- 
ton, abolió la constitución de Massachusset y dispuso hacer 
llevar á la metrópoli á los americanos rebeldes. Los americanos 
contestaron con la declaración de derechos de 1774 emitida por 
el Congreso de Filadelfla, 

Gage, gobernador de las colonias, envió tropas al Massa- 
chusset para destruir los depósitos de armas, y ataoó á las tro- 
pas americanas en Lexington, siendo adversa la fortuna á las 
armas inglesas. Tres meses después, Junio de 1776, los ameri- 
canos batían por segunda vez á los ingleses en Bunkeres Hill. 

Un nuevo congreso se reunió en Filadelfia, en el que se 
estableció la confederación de las trece provincias, se nombró 
presidente á Juan Hancok y generalísimo de las tropas á Jorge 
Washington. Washington sitió á Boston, requirió, y le fué ne- 
gado, el concurso del Canadá, por lo que sitió y tomó á Quebec. 

Inglaterra, resuelta á conservar sus colonias, enganchó 
tropas en Europa y pudo formar en América un ejército de cin- 
cuenta y cinco mil hombres. Los americanos contestaron con 
una declaratoria formal de independencia el 4 de Julio de 1776. 
La campaña siguió con vario éxito, pero en Europa se manifes* 
taron simpatías por la revolución americana. Los franceses 
Lafayette y Rochambeflu y los ilustres polacos Kociuvko y Pu- 
lawski vinieron á alistarse como voluntarios en el ejército ame- 
ricano. La batal^a de Trenton ganada por la revolución^ 
en 1776, y la capitulación de Bur^oine en Snratoga en 1777, 
dieron mucho prestigio á la revolución y decidieron seguramente 
á que Francia, en 1778, por medio de un tratado celebrado con 
Benjamín Franklin, reconociese la independencia de los Estadóa 
Unidos, y otro tanto hizo España en 1779. Finalmente, habién- 
dose rendido el general en jefe inglés Cornwallis en Yorktown 



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ESTADOS UNIDOS DE AMERICA 95 

en 1781^ la Inglaterra se vio en la necesidad de reconocer la 
independencia americana, firmando un tratado en Paris el S de 
Septiembre de 1783. 

El territorio americano se ha ensanchado posteriormente 
con la Luisiana, que fué comprada á Francia en 1803; la Espa- 
fia vendió á los Estados Unidos la Florida en 1819. Tejas fué 
incorporado en 1846^ N. Méjico y la Alta California en 1848, 
y el territorio de Alaska (América rusa) en 1869. 

Gueppa entre Inglaterra y Norte-Amó-- 
rlea* — Nuevas dificultades se suscitaron con Inglaterra, laa 
que hicieron estallar la guerra en 1812, la que terminó después 
de tres afios con ventaja de los Estados Unidos^ y en la cual se 
cubrió de gloria el general Jackson, defendiendo heroicamente 
el territorio. 

]>oetrina de Monroe*— Siendo presidente Monroe, 
los Estados Unidos reconocieron la independencia de las colo- 
nias latino-americanas, lo que irritó de tal manera al Gobierno 
de España que solicitó la intervención de las naciones europeas 
en sus contiendas con HispanoAmérica; pero á esto se opusie-. 
ron tos Estados Unidos, declarando que no consentirían que las 
naciones de Europa se mezclasen en las contiendas de los esta- 
dos americanos, y esta doctrina, llamada de Monroe, ha sido 
sostenida hasta la fecha por la gran nación del Norte. 

Guerra de Tejas.— Las guerras civiles continuas 
y la supresión del Estado de Tejas en 1880 por el Qobierno fede< 
ral mejicano, dieron motivo á aquel Estado para solicitar su 
incorporación á los Estados Unidos. De aqui se originó una 
guerra con Méjico, y habiendo quedado victorioso el Gobierno 
de la Unión, Tejas fué incorporado á la nación norte-americana 
en 1846 y á título de indemnización de guerra Méjico tuvo que 
ceder á los Estados Unidos los territorios de Nuevo Méjico y de la 
Alta California. Taylor fué el jefe afortunado de esa expedición 
y el pueblo agradecido le dio sus votos para el siguiente perío- 
do presidencial, en el que dio pruebas de ejemplar patriotisflao. 
Al morir dijo: «He hecho los esfuerzos posibles para cumplir 
con mi deber». 

Guerra de separaetón.— Desde 1860 se vino agi- 
tando la /"uestión sobre abolición de la esclavitud en los Estado» 
Unidos. Los Estados del Sur se oponian á ella, mientras que los 
radicales del Norte, llamados abolicionistas, estaban por la 
emancipación de la raza nesrra. Este era el estado de los áni- 
mos cuando miss Beecher Stowe publicó un libro titulado «La 
cabafia del tio Tom», en el que trazó con mucha elocuencia el 



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96 ESTADOS UNIDOS DE AMERICA 

cuadro de los sufrimientos de los esclavos. Desde entonces ganó 
terreno la causa de la abolición de la esclavitud; esa causa ins- 
piró mucho interés dentro y fuera de la República, y mientras 
tanto lo 9 esclavistas del Sur se preparaban activamente para 
alcanzar la separación del pacto federal. Quedó, con todo, apla- 
zada la cuestión, hasta que habiendo sido electo presidente de 
la República Mr. Abraham Lincoln, los Estados esclavistas 
resolvieron separarse de la federación y constituir una confede- 
ración americana independiente. El movimiento separatista fué 
comenzado por el E^ado de la Carolina del Sur y siguiéronle 
los Estados de la Carolina del Norte, Virginia, Georgia, Lui- 
siana, Alabama, Florida, Tennesee, Kentuky, Misouri, Missisi- 
pi, Tejas y Arcansas, comenzando las hostilidades con el bom- 
bardeo de] fuerte Sumter, ei 12 de Abril de 1861. Al tercer afio 
de guerra el presidente Lincoln dio su famosa proclama de 
emancipación de los esclavos de 1.^ de Enero de 1863, y después 
de combates sangrientos, la guerra de separación, que tanto 
habla arruinado al comercio de los Estados Unidos, terminó con 
la rendición del general confederado Lee, el 9 de Abril de 1865 
en Opomattox Cour House, al general Ulisos Qrant. Cinco días 
después Juan Wilkes Booth asesinaba al presidente Lincoln en 
el teatro Ford, hiriéndole en la cabeza con un tiro de revólver. 
Sucedióle en la presidencia Mr. Andrew Jhonson. Fué electo 
después el general Ulises Grant, á quien reemplazó Mr. James A. 
Oarfleld, 4 de Marzo de 1881, que fué asesinado el 2 de Julio del 
mismo año por un monomaniaco llamado Carlos Guiteau. 
A Garfiel sucedió Mr. Chester Arthur, en calidad de vicepresi- 
dente, que ha seguido la política de engrandecimiento de sus 
antecesores. 

IncFemeiito de los £stados Unidos • — 
Trece eran los Estados de la confederación americana del Norte 
en la época de la guerra de independencia. Al presente ese nú- 
mero asciende á treinta y nueve con una población de cuarenta 
y dos millones de habitantes. La nación acoge y da terrenos 
á emigrantes industriosos, sin distinción de nacionalidad ni de 
. religión, que quieran establecerse en el pais. Los Estados del 
Oeste han progresado considerablemente. California, que en 1831 
no tenia más que 26,000 habitantes, á la fecha cuenta con 600,000. 
Hay un camino de hierro que atraviesa el territorio, de Nueva- 
York á San Francisco, en una extensión de más de novecientas 
leguas, el cual fué construido en diez »años. Numerosas son las 
universidades, academias y escuelas que existen en el pais, en 
el que prosperan toda clase de industrias. En esta época está 



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HISTORIA DE MÉJICO 97 



para colocarae en el puerto de Nueva York un faro de conside- 
Table altura, representando la estatua de la Libertad^ la que 
está para terminarse en París bajo la dirección del ingeniero 
Bartoldi. £1 poder de la Unión estriba en el interés de todos los 
ciudadanos en conservar las instituciones republicanas que 
actualmente rigen. 



CAPÍTULO XXIV 
Historia de Méjico 

SituacióQ. — Aspecto del país. —-Población. --Tradiciones.— -Lenoruas.— 
Descubrimiento y conquista. —El coloniaje. —LosñUbusteros.—EIidalgo 
y Morelos.— Mina.— Independencia de Méjico.— Proclamación y caída 
del imperio de Iturbide.— Separación del Estado de Tejas.— Bombar- 
deo de Yeraoruz.— Revolución y caída de Santa-Ana. — Guerra con 
Norte-América.— Nuevas guerras civiles. —Constitución.— Benito Juá- 
rez.— Guerra de intervención.— El imperio. —Sucesos posteriores. 

Situación* — La república de Méjico confioA al Norte 
y al Nordeste con ios Estados-Unidos^ y está limitada por el 
^olfo de Méjico al Este y por el océano Pacifico al Oeste, lin- 
dando al Sudeste con la república de Guatemala. Está com- 
prendida entre los paralelos 17^ y 33^ de latitud Norte. 

Aspecto del pais«— £1 interior de Méjico forma una 
llanura elevada de dos mil á dos mil quinientos metros sobre el 
nivel del mar. La cordillera de montañas que forma esa llanura 
llamada de Anahuae, es la misma que atraviesa la América 
Meridional conocida con el nombre de Los Andes, en donde se 
hallan el Popocatepetl, de 6^400 metros de elevación, el pico de 
Orizaba y el nevado de Toluca. Esta cordillera en el Estado de 
<^uerétaro toma el nombre de Sierra-Madre. Los rios más nota- 
bles son el Brabo del Norte y el Colorado. La meseta de Méjico 
es sumamente fría. Tiene puertos en el golfo de Méjico y en la 
costa del océano Pacifico. No tiene lagos de mucha consideración. 

Población. — El pais está poblado por indios aboríge- 
nes, españoles, negros y razas mixtas. Las principales razas 
indias son los Aztecas, extendidos desde el Estado de Sonora 
hasta las fronteras de Chiapas; los Othomis, establecidos en los 
alrededores de Méjico; los Tarascos, que componen la mayoria 
de la población en el Estado de Michoacán; los Mayas^ en el 



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98 HISTORIA DE MÉJICO 



Yucatán y y Otras de menor importancia. Hacia la frontera del 
Norte se bailan las tribus nómadas y belicosas de los Apachas 
y Gomanches. 

Tradlolonesv—El pais, llamado primitivamente Ana- 
huac^ fué habitado por tribus independientes. Antes de concluir 
el siglo viiy fué invadido por los Taltecas ó TolíecaSy proceden- 
tes del Norte. Los Toltecas tenian bastantes nociones sobre 
agricultura, metalurgia y mecánica. Fundaron su capital, que 
fué llamada Tula. Dominaron el Anahuac por espacio de cuatro 
siglos, y las hambres, las pestes y las guerras hicieron dismi* 
nuir su número. Algunos de ellos vinieron á establecerse á la 
América Central. Los ChichimecaSy invadieron el pais muchos 
afios despuéci, y á ellos sucedieron los Asteeas ó mejicanos, y los 
Acolhuanos. Hablase además de una tribu de Tepanecos con 
quienes los mejicanos estuvieron en constante guerra. Los me- 
jicanos fundaron su capital que fué llamada Méjico, que signifi- 
ca residencia ó habitación del dios de la guerra. Las tribus 
vivian sin rey y el Jefe era electo sólo para el caso de gue- 
rra. Cuando los mejicanos eligieron á un Jefe permanente, sub- 
yugaron á las otras tribus y fundaron un imperio poderoso. Mo- 
tezuma era el noveno monarca que subia al trono cuando 
llegaron los españoles. 

Irfenffuas* — En Méjico se hablan como veinte lenguas^ 
siendo la náhuatl la más generalizada. Los toltecas, los chichi- 
mecas, los acolhuanos y los aztecas hablan todos la misma 
lengua. 

Rellfflón* — Habia mucha regularidad en las ceremo- 
nias religiosas de los primitivos mejicanos. Tenian sus sacerdo- 
teSy templos y sus fiestas. Los mejicanos eran supersticiosos. 
Además de Igfs Ídolos^ los templos estaban adornados de serpien- 
tes, pant Tas y otros animales destructores. Adoraban al Sol 
y creían que los sacrificios humanos eran la mejor ofrenda á la 
divinidad. 

Descubrimientos y conquista*— Establecida 
ya la colonia espaf^ola en Cuba, poco después del descubrimien- 
to de América por Cristóbal Colón, en 1492, Diego de Veláz- 
queZy gobernador de la Colonia, armó tres navios llevando á su 
bordo ciento diez hombres de desembarco, y los puso alas órde- 
nes de Franrifico Fernández de Córdova, en 1617. Córdova des- 
embarcó en Yucatán y llegó á Campeche*; pero tuvo que reti- 
rarse ant^ la furio-a hostilidad de los indígenas. 

A la expf*dición de Córdova siguió en 1618 la más formal 
de Juan de Grijalva. Este pudo derrotar con mejor éxito á los 



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HISTORIA DE MÉJICO 99 



indígenas; entró en el río de Tabasco y llegó de Oajaca y á San 
Juan de Uiúa^ de cuyo punto regresó á Cuba sin haberse aven- 
turado á explorar tierras más distantes. 

La tercera expedición fué más numerosa y la dirigió Hernán 
CorteZy en 1519. Este hombre, dotado de un valor á toda prueba 
y de extraordinaria perseverancia^ al llegar al territorio meji- 
cano mandó Incendiar sus naves para quitar á sus soldados 
toda esperanza de regreso é infundirles mayor esfuerzo, comen- 
zó una lucha tenaz con los indígenas, consiguió la alianza de 
los tlascaltecas, que le fué muy útil, y se apoderó de la ciudad 
de Méjico. Al principio trató como amigo al emperador Motezu- 
ma^ de quien recibió considerables y valiosos regalos, pero 
atendiendo á la seguridad de los espafioles, ordenó la prisión 
del emperador, á quien trasladó á su propio cuartel. Esto no 
impidió el levantamiento de los indios, en uno de los cuales 
pereció Motezuma por quererlos apaciguar. 

Cortez se hizo dueño del territorio y aun derrotó al ejército 
que de orden de Diego de Velázquez, gobernador de Cuba, 
desembarcó en Veracruz á las órdenes inmediatas de Panfilo de 
Narvaez que llevaba instrucciones para quitarle el poder, 
arrestarle y hacerle trasladar á Cuba. Para combatir á Narvaez 
tuvo Cortez que dejar á Méjico, en cuya ciudad quedó una débil 
custodia de soldados mandados por Pedro de Al varado. Los 
mejicanos se aprovecharon de la ausencia de Cortez, y atacaron 
á Alvarado, á quien tenian sitiado cuando Cortez volvió á sal- 
varle; pero aunque salvó á su teniente no pudo conservar 
á Méjico por razón de la multitud de enemigos que atacaban al 
ejército espafiol A Cortez le fué entonces necesario rehacerse 
y volvió sobre Méjico poniendo á esta ciudad un sitio que tardó 
setenta y cinco días, al cabo de los cuales penetró á la ciudad, en 
donde, todavia parapetados en las calles, hicieren los mejicanos 
una desesperada resistencia. Exterminado casi el ejército de 
indígenas que defendía á Méjico, Cortez hizo explorar el pais 
que por su semejanza en el aspecto á la península espafiola, fué 
llamado Nueva- España. El pais fué gobernado después de Cortez 
por un Virey^ bajo la dependencia del Gobierno de España, 
y recibió la misma organización política de la metrópoli. Los 
indios quedaron sometidos^ con excepción de los chirhimecas, 
quf^ causaron unos cuantos alborotos que fueron reprimidos por 
los eí^pafioles. 

£1 eolonlaje* — Asi quedó establecida en Méjico la 
dominación española y comenzó la época conocida en la historia 
con el nombre de coloniaje. En 1624 hubo una escisión entre el 



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100 HISTORIA DE MÉJICO 



' Virey, marqués de Guelvez y el arzobispo de Méjico, Alonso de 
Cerna, debido á la codicia de aquél; acontecimiento que terminó 
con un golpe de autoridad, haciendo el Virey embarcarse para 
Espafia al Arzobispo. Esta medida causó un levantamiento 
popular; los partidarios del Arzobispo sitiaron el palacio del 
Virey^ y éste para salvarse se disfrazó de capuchino, y se ence- 
rró en un convento hasta la llegada del que debia sucederle. 

IrfOS f UibustePOS* — En 1683 fué tomado el puerto 
de Veracruz por unos filibusteros, después de un combate san- 
griento; loé filibusteros hicieron prisioneros á los vecinos más 
notables, saquearon la ciudad, hicieron un botín que ascenderla 
á seis millones de pesos y exigieron dos millones más por el 
rescate de los prisioneros. Dos afios después estos mismos fili- 
busteros se apoderaron del puerto de Campeche y lo saquearon. 
Al retirarse incendiaron la población. 

Comepelo* — Los vireyes ensancharon la conquista 
y colonización del pais. Muchos de ellos se distinguieron por su 
codicia; mas también hubo otros que se hicieron acreedores á la 
estimación general por su conducta, como el conde de Revillagi- 
gedo y el caballero de Azauza. 

Aunque los ospafioles hablan sujetado al comercio á severas 
restricciones, con todo la Nueva-Bspafia progresó rápidamente, 
se edificaron ciudades con gusto y regularidad, siendo Méjico 
objeto de especial admiración por la mayor regularidad y be- 
lleza en sus construcciones. A principios del siglo xviii se per- 
mitió á los mejicanos comerciar con las colonias de Guatemala, 
Perü y Nueva- Granada. 

Hidalgo y Morelos. — El hecho de haber exigido 
Ifapoleón el Orando, en 1808, la abdicación de Carlos IV y de 
Fernando VII, para pasar la corona de Espafia á las sienes de 
su hermano José Bonaparte, hizo entrar en conmoción á las 
colonias. Tan luego que llegó á oidos del Virey de Méjico aquella 
noticia, protestó públicamente su adhesión á Fernando VII, pero 
comenzaron los conatos de independencia. El Ayuntamiento de 
Méjico pidió al Virey Venegas la convocatoria de una Asamblea 
Nacional, á lo cual accedió el Virey, mas la Audencia se opuso 
y despojó á aquél de su autoridad. En 1810 el cura Hidalgo pro- 
movió uaa insurrección en favor de la independencia de Nueva- 
España; pero este acto de patriotismo no tuvo buen éxito por 
haber sido derrotado Hidalgo por las tropas del Gobierno, en- 
tregado á los españoles y ejecutado en 1811. 

En 1812 se formó una junta nacional de insurgentes en 
Querétaro, que pidió al Virey, sin resultado alguno, un nuevo 



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HISTORIA DE MÉJICO 101 



sistema de gobierno. Promovióse después una nueva insurrec- 
ción á cuya cabeza se hallaba el cura Morolos; h^ fomó.Tina 
junta general é hizo en 1818 una declaratoria .de in4ependén- 
cia. Morolos obtuvo algunos triunfos; pero depi:o^o:alV&D,r 
fflé hecho prisionero y fusilado. £1 espíritu de indepeñ'dencta^ 
decayó con esto^ y el Virey Apodaca se valió de este desaliento 
para promulgar una amnistía general. 

Mina* — Mo obstante, en 1817 Francisco Javier Mina se 
levantó con una partida de insurgentes, derrotó un destacamento 
de tropas del Gobierno , pero desecho á su vez por las tropas 
realistas, fué hecho prisionero y fusilado. Quedaban todavía 
Guerrero y otros cabecillas insurgentes recorriendo la costa^ 
haciendo prosélitos y esquivando desfavorables encuentros con 
las tropas del Gobierno. 

Independenela de Méjieo*— En 1820 se recibió 
en Méjico la noticia del restablecimiento de la Constitución en 
Espafia. El Virey Apodaca, conocedor del caráctar absolutista 
del rey, y en la creencia de que Fernando VII abandonarla 
& Espafia, trató de asegurarle la corona de Méjico y para ello se 
puso de acuerdo con el general Iturbide como el militar más 
á propósito del ejército. Iturbide aparentó acceder á los deseos 
del Virey; mas entendiéndose con los revolucionarios Guerrero 
y Ascensión, proclamó el plan de Iguala, que comprendía tres 
pantos: conservación de la religión católica sin tolerancia de 
otra: independencia de Méjico, bajo un gobierno monárquico 
moderado, y unión entre americanos y europeos. A estas tres 
garantías aluden los tres colores xiel pabellón mejicano. 

El nuevo Virey O'Donojú desembarcó en Veracruz el 20 de 
Julio de 1821. Iturbide logró persuadir a O'Donojú que obraba 
de acuerdo con Apodaca, y logró que aquél suscribiese el 24 de 
Agosto siguiente el tratado de Córdoba, calcado sobre el Plan 
de Iguala. Habiendo hecho evacuar O'Donojil á las tropas rea- 
listas existentes en Méjico, Iturbide entró en esta ciudad el 
27 de Septiembre al frente de un respetable ejército y en medio de 
general regocijo. La independencia fué declarada y la autoridad 
suprema fué ejercida por un Consejo de regencia presidido por 
Iturbide. O'Donojú fué uno de los cinco miembros que lo forma- 
ban. Por muerte de éste^ ocurrida en Octubre siguiente, fué nom- 
brado en su lugar el obispo de Puebla. 

Ppoolamaelón y eaida del Imperio de 
Itupblde* — Habiendo habido conatos de asesinar al general 
Iturbide, éste se valió de tal pretexto para proclamarse empe- 
rador de Méjico con el nombre de Agustín I. Al principio las 



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102 HISTORIA DE MÉJICO 



provincias, fliwoii muestras de aprobar la nueva forma de go- 
^bierhQ*/?9^*A^^^d^ ^^ Congreso se resistió á conceder á Iturbide 
'ciertas prercpgativas, éste mandó prender á catorce represen- 
t{íaUa¿coil(|rtt<^tl^'que hizo estallar una revolución acaudillada 
por *3aiita Ana, Victoria y Chavarri. Estos jetes marcharon con 
las fuerzas revolucionarias sobre Méjico, é Iturbide, no pu- 
diendo resistir, abdicó el trono el 2 de Marzo de 1823. £1 Con- 
greso le expulsó del pais asignándole una decente pensión con 
tai que fuese ¿ residir ¿ Italia, y proclamó la república. Itur- 
bide volvió, sin embargo, á Méjico ¿ probar fortuna, y habiendo 
desembarcado en el territorio nacional el 16 de Julio del mismo 
afio, fué capturado, sometido á consejo de guerra y fusilado en 
Padilla cuatro dias después. El Gobierno adoptó con pocas va- 
riaciones la Constitución de los Estados Unidos de América, ha- 
biendo sido electo primer Presidente el general Victoria. 

Separaeión del Sstado de Tejas* — Desde 
aquella época hasta 1836 la república mejicana estuvo envuelto 
en la guerra civil á causa de la ambición de sus caudillos, ha- 
biendo figurado en este tiempo los generales Guerrero, Busta- 
mante y Santa Ana, y nada hay digno de mencionarse si se ex- 
ceptúan las luchas entre los diferentes partidos. 

El Estado de Tejas desde 1832 habla hecho una tentativa 
de hacerse independiente. Siguió á esa época una guerra entre 
ese Estado y el Gobierno de la República. Cuando en 1836 ae 
hallaba el general Santa Ana en el ejercicio de la presidencia 
de la nación, ést^ se puso á la cabeza de las fuerzas que obra- 
ron sobre Tejas y fué derrotado, hecho prisionero y mandado 
á los Estados Unidos por el general Houston, jefe de los ya 
libres téjanos. 

Bombapdeo de VeraepuiE. — En 1888, habiendo 
sido saqueadas unas casas francesas, el rey de Francia mandó 
una escuadra al mando del general Baudin, y bombardeó á Ve- 
racruz y el puerto de San Juan de Ulúa, lo que determinó al 
Gobierno mejicano ¿ aceptar las condiciones de paz impuestas 
por el Gobierno francés. 

Revoluelón y eaida de Santa Ana.— En 1841 
Inglaterra ofreció ayudar al general Santa Ana para subir nue- 
vamente al poder, á condición de que le cediera el territorio de 
California. En consecuencia, Santa Ana promovió una revolu- 
ción que echó por tierra al Gobierno de Bustamante y nombró 
dictador á aquél; mas habiéndose llegado á traslucir los proyec- 
tos antinacionales de Santa Ana, estalló una nueva revolución 
encabezada por Herrera, la cual derribó al dictador y le obligó 



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HISTORIA DE MÉJICO 103 



á salir del pala. Herrara fué derribado á su vez por ana rerolu- 
oión proinovida por el fceneral Paredes. 

Oaerra oon Norte Amópioa*— En 1846 estalló 
la guerra eotre Méjico y los Sstados Unidos, con motivo de ha- 
ber iiceptado éstos la anexión solicitada por el Estado de Tejas. 
£1 primer encuentro fué desfavorable á los mejieanos; esto dio 
motivo á una revolución que arrojó del poder á Paredes y llamó 
á la presidencia de la República al general Santa Ana. Santa 
Ana fué tambiéa derrotado por los norteamericanos, quienes 
entraron ¿ la capital de Méjico el 14 de Septiembre de 1847. 
Méjico celebró el tratado de paz con Norte América el B de 
Febrero de 1848, por el cual, además de reconocer la incorpo- 
ración de Tejas á Norte América, cedió por via de indemniza- 
ción de guerra en favor de los Estados Unidos, los territorios de 
Nuevo Méjico y Alta California, y una parte de los Estados de 
Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas, recibiendo, en cambio, de 
los Estados Unidos quince millones de pesos. 

Nuevas gueppae oiviles. — No pudiendo Santa 
Ana permanecer en el Oobierno, pasó á establecerse á Jamaica; 
el pais tuvo algún respiro de paz y de los indios salvajes que 
causaban constantes desórdenes. Habia quedado en el poder el 
general Joaquin Herrera, quien lo transmitió pacificamente al 
sucesor, general Arista, terminado el periodo constitucional. 
Era la primera vez, después del primer presidente Victoria, 
que se hacía en paz la transmisión legal de la presidencia. 

La guerra civil estalló nuevamente de 1852 á 1853, la cual 
dio ocasión al general vSanta Ana para volver á la presidencia. 
En esta vez fué investido de facultades extraordinarias y se hizo 
dar el titulo de Alteza Serenísima. Nada fué bastante, sin em- 
bargo, para impedir que otra revolución le derribase é hiciese 
salir del pais en 1855. Le sucedió el general Alvarez. Este, per- 
teneciente al partido democrático, en oposición con el clerical 
y conservador, abolió los fueros militar y eclesiástico, y esto 
motivó una insurrección que obligó á Alvarez á dejar el poder 
á Don Ignacio Comonfort, en 1856. Comonfort confirmó las re- 
formas y se preparó á Ja lucha con un nuevo decreto sobre 
venta y secularización de los bienes eclesiásticos. Entre los di- 
versos incidentes de la guerra civil, ocurrieron unos asesinatos 
cometidos en súbdito'i espafioles en Cuernavaca. 

Constituelón.— En 1857 se emitió al fia una Consti- 
tución liberal, á U que hizo oposición decidida el clero por la 
pérdida de sus privilegios. El arzobispo de Méjico llegó hasta 
expedir una circular previniendo negasen los clérigos la abso- 



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104 HISTORIA DE MÉJICO 



lución á los que jurasen la Constitución, y continuó la lucha con 
más encarnizamiento que nunca. 

En ese mismo afio la España amenazó á Itféjico con la gue- 
rra por unas reclamaciones desatendidas de subditos espafiolea 
y por los asesinatos de Cuernavaca, confiicto que se terminó 
por la mediación oficial de Francia ¿ Inglaterra. 

Benito Juárez* — En Septiembre del propio afia 
de 1867 fué electo presidente constitucional Don Ignacio Ck>- 
monfort y vicepresidente Don Benito Juárez, uno de los hom- 
bres más importantes del partido democrático puro. Poco tiempo* 
después de promulgada la Constitución^ Comonfort arrancó al 
Congreso un decreto suspendiendo las garantías constituciona- 
les é invistiendo al Ejecutivo de facultades discrecionales. Esta 
motivó una guerra civil que obligó á Comonfort á abandonar el 
pais. El partidario Zuloaga quedó en la capital como presidente» 
El general conservador Miguel Miramón se hizo también pro- 
clamar presidente por el ejército de su mando; pero nada bastó 
para que Juárez, proclamándose presidente en Guanajuato^ 
dejase de hacer triunfar el orden constitucional, á pesar de los 
esfuerzos de sus enemigos, entre quienes descollaba por bu 
bravura el general Miramón. Este disputó Méjico palmo á palmo, 
y habiendo perdido la batalla de San Miguel Capulalpan, huyó 
á la costa y se embarcó, entrando las fuerzas liberales triun- 
fantes á la ciudad de Méjico el 26 de Diciembre de 1860. El pri- 
mer acto de la administración de Juárez fué la expulsión del 
ministro español Pacheco, que tanto apoyo habia prestado al 
partido conservador. 

Gueppa de intervención.— Bl imperio*— 
Uu decreto del Congreso sobre revisión de reclamos extranjeros 
motivó la guerra que Francia^ Inglaterra y Espafia declararon 
á Méjico en 1861. Los aliados invadieron el territorio, más ha- 
biendo ofrecido Méjico por el convenio de Soledad entrar inme- 
diatamente en negociaciones para atender á los reclamos, laa 
fuerzas de Espafia é Inglaterra desocuparon el territorio. Mien- 
tras esto sucedía, el Gobierno norte- americano protestaba con- 
tra la invasión extranjera; Napoleón, desaprobando el convenía 
de Soledad seguía por sí solo la guerra contra Méjico. El empe- 
rador de los franceses obedecía á una idea de intervención 
concebida por el Pontíflce romano, en la cual era cómplice el 
partido conservador vencido. Los franceses se apoderaron de 
Puebla, marcharon al interior, vencieron en varios encuentro* 
á los mejicanos, se apoderaron de la capital, y en unión del 
partido conservador y del clero, proclamaron emperador á Ma- 



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HISTORIA DE MÉJICO 105 



ximiliano de Austria. Juárez, sin embargo, no desamparó el 
territorio y siempre luchó con tesón contra los enemigos de la 
patria. £1 Archiduque llegó & la capital de Méjico el 12 de Junio 
de 1864. Desde ese dia comenzaron las pretensiones del alto; 
clero y del partido conservador exagerado para que gobernase 
conforme á sus ideas, restableciendo las cosas al estado que 
tenian antes de 1857, es decir, anulando las leyes de reforma 
y sobre abolición de los fueros y de comunidades religiosas de 
ambos sexos. Maximiliano, lejos de acceder á tales exigencias^ 
manifestó respetar todo lo que hasta entonces se hallaba esta- 
blecido. De.aqui provinieron todos los obstáculos que aquel 
partido creó en la marcha del imperio, obstáculos que obligaron 
al emperador, á pesar del liberalismo de su carácter, á dictar 
disposiciones odiosas que le crearon multitud de enemigos. 

Mientras tanto, habiéndose restablecido la paz en los Esta- 
dos-Unidos, el Gobierno de esta nación obligó á los franceses 
á desocupar el territorio mejicano, y reducido Maximiliano al 
apoyo del ejército conservador mejicano y de una legión extran- 
jera, perdió terreno, y sitiado en Querétaro, y tomada esta ciu- 
dad, se entregó á los vencedores y fué pasado por las armas en 
unión de los generales Miramón y Mejia el 19 de Junio de 1867. 
Dicese que cuando Napoleón III dispuso el regreso de las fuer- 
zas francesas, el mariscal Bazaine instó mucho á Maximiliano 
para que abdicase, previendo la debilidad en que quedarla su 
gobierno ante las fuerzas republicanas que cada dia tomaban 
mayor incremento. Maximiliano alegó la fuerza de los compro* 
misos contraidos y prefirió seguir la suerte de los mejicanos que 
servían su causa. Al partir el ejército francés quedaron soste- 
niendo el imperio las plazas fuertes de Querétaro, Méjico, Puebla, 
Veracruz y Mérida; todas ellas fueron sitiadas ú hostilizadas 
á un mismo tiempo por las tropas republicanas. Puebla cayó en 
poder de los republicanos el 2 de Abril de 1867, Querétaro el 16 
de Mayo, Méjico el 21 de Junio, Mérida poco después y por últi- 
mo Veracruz, habiéndose rendido á discreción, después de refii- 
dos y sangrientos combates, todos los que defendían el imperio. 

Las fuerzas republicanas se hallaban divididas en tres cuer- 
pos que se denominaron: del Norte, al mando del general Esco- 
bedo; del Poniente, á las órdenes del general Corona; y del 
Oriente á las del general Porfirio Diaz. Maximiliano á su vez se 
habia puesto á la cabeza del ejército imperial y habla organizado 
otros tres cuerpos al mando de los generales Miramón, Márquez 
y Mejla, habiendo escogido la plaza de Querétaro para disputar el 
paso á Escobedo, y como punto céntrico de todas las operaciones; 



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106 HISTORIA DE MÉJICO 



pero Escobedo, unido ¿ Corona, cercó la ciudad mientras el 
general Diaz sitiaba ¿ Puebla y muchas partidas volantes Uama^ 
ban la atención de Méjico y Veracruz interceptando los caminos 
y toda clase de comunicaciones con las plazas asediadas. En 
tales circunstancias, Márquez y Vidaurri salieron de Querétara 
con orden de Maximiliano para proveerse de recursos. Márquez» 
habiendo .logrado reunir unos cinco mil hombres y algunos 
millares de pesos, en lugar de volver á Querétaro se dirigió 
á favorecer á los imperiales de Puebla, que ya no pudo salvar, 
pues el 2 de Abril habla caído en poder de Díaz. Márquez 
regresó á Méjico y perseguido por Diaz perdió mucha gente 
y elementos de guerra. El general Diaz puso á Méjico un sitio 
riguroso. Márquez pudo proveerse de agua de los pozos artesia- 
nos ó instantáneos mandados formar en previsión de un sitio; 
pero habiendo escaseado los víveres^ en términos de haber 
llegado á valer seis reales una libra de carne, dos pesos una 
gallina, un peso aeU huevos, cien pesos una carga de maiz 
y quinientos pesos una de harina; y llegado la noticia de la 
rendición de Querétaro el 16 de Mayo, Márquez se escapó de la 
ciudad y la guarnición que la defendía se rindió al general 
sitiador. 

SueesoB posteriopes.— El presidente Juárez volvió 
á Méjico, fué reelecto Presidente de la República, atendió á la 
reorganización del pais, y habiendo fallecido en Julio de 1878, 
le sucedió en el poder en Diciembre del mismo afio, Sebastián 
Lerdo de Tejada, que fué derribado por una revolución acau- 
dillada por el general Porfirio Diaz, uno de los patriotas que 
más se distinguieron en la guerra de intervención. 

Habiendo terminado el periodo presidencial el general Diaz, 
le ha sucedido en el poder el general don Manuel González, el 
11 de Julio de 18S0, que es el que actualmente dirige los destinos 
de la República. En 1884 ha sido de nuevo popularmente electo 
el general Diaz para el próximo periodo presidencial. 



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HISTORIA DE NUEVA GRANADA 107 



CAPÍTULO XXV 
Nueva Granada. - Venesuela. - Bouador 

I 

Nueva Granada 

Situación.— Revolución de los comuneros.— Terremoto.— Regocijos públi- 
COS. — Revolución.— Bolívar.— Boyacá. —Oarabobo.— Nueva Granada 

Situaoión* — Este país se halla limitado al Norte por el 
mar de las Antillas, al Sur por la República del Ecuador, al Este 
por Venezuela y al Oeste por el Grande Océano. Formó bajo la 
dominación espafiola un viretinato llamado de Santa Fe. En 1841 
ios ingleses hicieron una tentativa infructuosa para apoderarse 
de una parte de la costa. Con la dominación espafiola vinieron 
á establecerse multitud de misioneros, inclusive los padres déla 
compafiia do Jesús. Estos fueron expulsados en 1767 como lo 
fueron de todos los dominios espafioles. 

Los reglamentos expedidos por Carlos III en 1776 mejora- 
ron el comercio de las colonias. En 1777 el Virey Flores mejoró 
los ramos de la administración. 

Revolueión de los eomunepos.— En 1781 es- 
talló una gran revolución llamada de los comuneros y causada por 
los reglamentos fiscales del visitador Pifieres, la que fué apla- 
cada mediante concesiones hechas por el Gobierno á la clase 
indígena, las que fueron anuladas por el Virey, y José Antonio 
Galán, cabecilla de los comuneros, fué ahorcado en unión de 
tres más de sus subalternos, y su cabeza colocada en una 
escarpia. 

En 1794 cdmenzó á notarse alguna agitación revolucionaria 
causada por la promulgación de los derechos del hombre hecha 
por la revolución francesa. Se procesó al patriota revolucionario 
Narifto^ se le condenó á diez afios de presidio en África y al 
tocar en Cádiz se fugó y comenzó á trabajar en Europa por la 
independencia de su patria. 



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108 HISTORIA DE NUEVA GRANADA 

Terpemoto*— En 1800 hubo un terremoto espantoso jen 
los corregimientos de Riobamba, Ambato y Latacamba^ del que 
quedaron muchos pueblos destruidos. 

Regocijos pAblicos.— En 1808 hubo regocijos pú- 
blicos en el vlreinato con motivo de las derrotas sufridas por 
los revolucionarios de Venezuela, capitaneados por el general 
Miranda. 

Revoluoión. — La revolución estalló en Nueva Grana- 
da. En 1811, en el mes de Abril se dio una constitución monár- 
quico-democrática 7 se llamó á Fernando VII á ocupar el trono. 
Poco después se suscitó una lucha entre centralistas y federa- 
listas, y Narifio^ partidario de un gobierno central, se apoderó 
del mando supremo. 

Bolivap. — En 1812 Bolívar, con recursos de Nueva Gra- 
nada, se dirigió á libertar á Venezuela. El patriota Narifio na 
tenia bien establecida su autoridad, y prisionero de los espafto* 
les después de un encarnizado combate, fué conducido á España. 

Bolívar entró á Nueva Granada en Diciembre de 1814, sacó 
recursos de este pais é invadió nuevamente el territorio vene- 
zolano para continuar la lucha contra los espafioles. 

Boyaoá y Capabobo.— El año de 1816 fué fatal 
para los patriotas. El general espafiol Morillo logró contra ellos 
ventajas y sembró el terror fusilando á las personas más carac- 
terizadas y confiscándoles sus bienes. En esa lucha constante 
por la independencia, el libertador Bolívar batió ellO de Agos- 
to de 1819 á los espafioles en Boyacá y entró triunfante á Bogo- 
tá, formándose de Nueva Granada y Venezuela la república de 
Colombia, á la que se incorporó después el Ecuador. El 24 de 
Junio de 1821 fué sellada la independencia de Colombia con la 
batalla de Carabobo. El 9 de Mayo del mismo afio se habia 
reunido un Congreso en Cúcuta, que formó la Constitución co- 
lombiana y nombró presidente de la república á Simón Bolívar. 

Nueva Granada* — La unión tardó hasta 1881 desde 
cuya época Nueva Granada formó una república independiente. 

Fué el primer presidente de Nueva Granada, después de 
haber desaparecido la antigua confederación, el general San- 
tander^ uno de los hombres más importantes que ha producido 
el pais. 

De 1837 á 1841, en la época del presidente Márquez, el 
pais fué presa de la guerra civil. Las administraciones sucesi- 
vas de los generales Horran y Mosquera, de 1842 á 1847 ten- 
dieron á reorganizarlo. En la administración liberal de don José 
Hilario López se dictaron medidas de mucha trascendencia, co- 



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HISTORIA DE NUEVA GRANADA ' 109 

mo la expulsión de los jesuítas, la abolición de la pena de muer- 
te y la supresión del fuero eclesiástico. £1 clero promovió la 
revolución en algunas provincias^ pero fué vencido; el Arzobis- 
po de Bogotá y los obispos de Cartagena y de Pamplona fueron 
desterrados, y la separación entre la Iglesia y el Estado quedó 
consignada en la constitución de 1863. 

De 1853 á 1864 se dividió el partido liberal en dos: el gólgota^ 
compuesto de demócratas puros, y el draconiano^ formado por 
militares. De esta división, que causó un desorden en el pais^ 
se aprovechó don José Maria Meló para insurreccionarse con 
la fuerza pública, en Bogotá, Abril de 1854, y se declaró dicta- 
dor. Combatido Meló por las fuerzas que defendían el orden 
constitucional, se vio obligado á abandonar el país, ocho meses 
después de cometido aquel atentado. Meló se estableció por 
poco tiepapo en San Salvador, en 1860, y de esta ciudad se diri- 
gió á Méjico, en donde murió combatiendo en favor del gobier- 
no nacional. 

En 1858 la nación adoptó la forma federal y tomó el nom- 
bre de Confederación granadina. Sublevóse en 1860 el general 
Mosquera, gobernador del Estado del Cauca, contra el Gobierno 
•general^ y la lucha de los demócratas se recrudeció al ser electo 
presidente de la República Julio Arboleda, apoyado por el par- 
tido conservador y por el clero. 

En 1863, habiendo dado una proclama el presidente Mos- 
quera declarando que quería restablecer la antigua Colombia y 
-libertar al Ecuador, estalló la guerra entre ésta y aquella repú- 
blica, quedando vencido en Guaspud el ejército ecuatoriano. 

En 1867 el mismo general Mosquera se declaró dictador 
y fué derribado del poder por una revolución, sucediéndole en 
la presidencia de la nación el general Santos Acosta. De esta 
época á la presente las ideas liberales han tomado mayor in- 
cremento en el pais y los magistrados de la nación se han suce- 
dido en paz y solamente por el imperio de la loy. 

El 1.^ de Abril de 1874 tomó posesión de la presidencia de 
Colombia Santiago Pérez y en la misma fecha de 1878 transfirió 
el poder al general Julián Trujillo, que poco antes habla sido 
popularmente electo para el ejercicio de aquellas altas funcio- 
nes. En 1880 funcionó como primer magistrado de la nación 
Francisco Javier Zaldúa, y por muerte de éste fué llamado al 
poder el Sr. Otálora. Últimamente, en 1884, el pueblo ha lla- 
mado por una gran mayoría al poder al doctor Rafael Núfiez, 
que es quien actualmente lo ejerce. 



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lio HISTORIA DE VENEZUELA 



II 

Venezuela 

Descubrimiento y colonización. —Independencia. —Federación de Colom- 
bia.— Historia particular de Venezuela. 

DeseubPlmlento y eolonlzaolón. — Parte de 
las costas de Venezuela fué descubierta en 14% por Cristóbal 
Colón y parte por Alonso de Ojeda en 1499. 

En 1629 se comenzaron á establecer colonias en el territo- 
rio, habiendo sido la primera la de Juan de Ampúnez, que fundó 
á Coro-Poco; después, muchos aventureros alemanes, autoriza- 
dos por una cod cesión de Carlos V en favor de unos negocian- 
tes de Ausburgo^ asolaron el pais, hasta que Carlos V anuló la 
concesión en 1560. 

En 1662 comenzaron á llegar misioneros, jesuítas y capu- 
chinos^ ai pais, en donde fundaron muchos pueblos. 

Al principio del coloniaje los territorios de Guayana, Cu- 
maná y Maracaibo pertenecieron ¿ la presidencia de Santa Fe 
de Bogotá. Dichas provincias se incorporaron á la capitanía 
general de Venezuela. Asi permanecieron las colonias de Vene* 
zuela en todo el tiempo de la dominación española. 

Independenoia* — En I806.se hizo en Caracas la pri- 
mera tentativa de independencia. El Congreso, reunido en 1811, 
atendiendo á las pronunciadas exigencias del pais, proclamó la 
independencia de Venezuela con fecha 5 de Julio; mas el terre- 
moto de 1812, considerado por los clérigos como el castigo con- 
tra los independientes, amortiguó algún tanto el espíritu de loe 
patriotas, circunstancia que permitió al general realista Mon- 
teverde apoderarse del pais y restablecer la dominación espa- 
fiola. El patriota Miranda, que se habla distinguido en las 
guerras de la Revolución francesa, fué derrotado y enviado 
prisionero á España, y los caudillos de la independencia fueron 
reducidos á prisión ó perseguidos. Este era el estado del pais 
cuando en 1813 apareció el libertador Simón Bolívar á la cabeza 
de un ejército de patriotas. Bolívar entró á Caracas, pero no 
pudo sostenerse en aquella ciudad, y aunque batido y fugo, se 
dirigió á Nueva Granada y volvió de este pais con nuevas fuer- 



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HISTORIA DE VENEZUELA 111 



zas á pelear por la independencia. Tampoco tuvo buen éxito su 
segundo esfuerzo; salió del pais por segunda vez y volvió en 1814 
á incorporarse con el patriota Páez^ que dominaba en Apure. 
Poco después el general espafiol Morillo desembarcó en Nueva 
Granada con 16,000 hombres y lo llevó todo á sangre y fuego. 
Pacificó de esta manera ¿ Nueva Granada, y en 1817 se dirigió 
sobre Venezuela. Bolívar, advertido de ello , le sorprendió 
y derrotó en Calabozo, mas derrotado después por los españoles, 
fué á rehacerse á los llanos de Apure. 

Federaelón de Colombia*— El segundo Congreso 
de Venezuela se instaló^ á pesar del poder espafiol, el 18 de Fe- 
brero de 1819 y en Diciembre del mismo afio se proclamó la ley 
fundamental que reunia á Venezuela con Nueva Granada. Bolí- 
var marchó sobre Santa Fe y derrotó á los espafiolés en Cara- 
bobo el 24 de Junio de 1821; más tarde fué unido el Ecuador á la 
Confederación de Colombia, en cuyo suelo no ondeó más el pa- 
bellón espafiol, y Bolívar fué electo presidente y reelecto en el 
siguiente periodo. La Confederación se disolvió en 1881 y de ella 
se formáronlas repúblicas Nueva Granada, Venezuela y Ecuador. 

Historia partieular de Venejniela.-De 18S1 
á 1847. bajo las adminintraciones de los generales Páez y Sou- 
blette, Venezuela permaneció en paz y progresó rápidamente. 
De 1847 á 1860 se verificaron las desgraciadas insurrecciones 
de Páez^ que hizj armas en contra del presidente Tad^o Mona- 
gas para salvar el orden constitucional, y en defensa del Con- 
greso que Monagas habia mandado disolver á balazos. Final- 
mente, hecho prisionero aquel esclarecido patriota, fué obligado 
¿ salir del pais. El presidente Monagas dejó el poder á su her- 
mano Gregorio, de cuyas manos pasó á las de Don Tadeo, y es- 
tuvo asi el poder entre los hermanos hasta que la revolución 
de 1858, acaudillada por el general Julián Castro, los arrojó del 
poder. En 1854 el Congreso habla decretado la abolición de la es- 
clavitud En 1868 votóse una nueva Constitución. El general Cas- 
tro fué arrojado del poder por una revolución que estalló en 1859. 

El pais coraf^nzaba á reponerse cuando Espafia declaró la 
guerra á Venezuela en 1860 para apoyar las reclamaciones 
hechas por subditos espafiolés. 

El 22 de Abril de 1864 dióse Venezuela una nueva constitu- 
ción, y después de algunos disturbios propios de la condición de 
los pueblos hispan o-americanos, se hizo cargo del Poder en 1872 
el general don Antonio Guzmán Blanco^ que ha conservado en 
paz la nación y con breves interrupciones ha ejercido el Poder 
hasta 1884. 



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112 HISTORIA DEL ECUADOB 



III 

BeuadOF 

Descubrimiento y conquista.— Independencia.— Guerra con el Gobierno 
federal. -Independencia absoluta del Ecuador.— Desavenencias con 
Colombia.— £i general Urbina.— Guerra con el Perú —García More- 
no.— Últimos acontecimientos. 



Deseubpimiento y oonquista.— Este pais fué 
descubierto y conquistado por Francisco Pizarro en 1631. Parte 
de la comarca perteneció ai Perú desde la época de los incas. 
En 1718 fué segregado del Perú é incorporado en la forma de 
Presidencia de Quito el Gobierno de Nueva Granada. A^ per- 
maneció esta región bajo la dominación espaftola hasta que el 10 
de Agosto de 1809 se verificó un pronunciamento en Quito que 
tendia á deponer al presidente Ruiz de Castilla. Depuesto Ruiz 
se organizó una Junta Suprema y se proclamó la independencia 
del pais. Tan luego que este hecho llegó á noticia del virey de 
Santa Fe, éste mandó inmediatamente tropas sobre Quito, refor- 
zadas por otras mandadas del Perú y sofocó el pronunciamien- 
to. La autoridad de Ruiz fué nuevamente reconocida, los cons- 
piradores fueron encarcelados, y habiendo intentado el pueblo 
darles libertad, la soldadesca de Lima asesinó á veintiocho de 
los presos el 2 de Agosto de 1810. Mientras tanto los autos for- 
mados contra ellos hablan sido remitidos á Santa Fe para la 
confirmación de la sentencia de muerte; mas al recibirse en Bo- 
gotá, había estallado un pronunciamiento de independencia y la 
Junta de esta ciudad mandó quemar los autos por mano del 
verdugo y envió á Quito un comisionado para hacer secundar el 
movimiento de independencia, lo que asi se verificó. 

Independeneia. — Libertada Colombia por el inmor- 
tal Bolívar y amenazada Quito por tropas del libertador y de 
Buenos Aires, los patriotas hicieron un pronunciamiento en 
Guayaquil el 9 de Octubre de 1820, desconociendo la autoridad 
española, y se organizó una Junta presidida por el poeta Olme- 
do. El primer esfuerzo de los patriotas sobre Quito fué desgra- 
ciado. Bolívar, consagrado de lleno á la causa de la indepen- 
dencia^ ordenó al general Antonio José de Sucre ponerse á la 



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HISTORIA. DEL ECUADOR 118 



cabeza del ejército de operaciones sobre Quito. Sucre venció 
é los españoles en Taguachi; pero batido en Guachi se rehizo 

C[)Co después^ y en Enero de 1822 penetró en la provincia de 
oja, tomó á Cuenca, rechazó á los espafioles hasta Riobamba^ 
tomó posiciones en I^ichincha y rechazó el 24 de Mayo á los es- 
pafioles que quisieron desalojarle de aquel lugar. Esta batalla 
«ausó la rendición de los espafioles en Quito. Cuando Bolívar 
supo el revés de Sucre en Quachi, marchó en persona sobre 
<^uito, batió á su vez en Bambona á los espafioles y los hizo ca- 
pitular en Pasto — , y reunidos en Quito cuarenta y cinco elec*- 
«ores el 81 de Julio, se acordó la incorporación á Colombia. La 
antigua presidencia de Quito quedó dividida en tres provincias: 
Asuai, Ecuador y Guayaquil. 

Guerra eon el Gobierno federal.— En 1828 
Bolívar se declaró dictador en Bogotá, hecho que dio origen 
á una tentativa de asesinato contra él. Bolívar redujo & prisión 
Á los culpables y mandó ejecutar á los principales, y declaró la 
guerra al Perú. Los peruanos aceptaron la guerra y bloquearon 
i Guayaquil y los puertos de Nueva Granada; aquella población 
se rindió al enemigo en 1829. Bolívar fué en persona á combatir 
contra los peruanos, á quienes derrotó en las cercanías de Gua^* 
yaquil, y derribado en Perú el presidente Lámar, fué sustituido 
•éste por Lafuente, con quien Bolívar hizo la paz. 

Independencia absoluta del £cuador«— 
En 1830 se atribuyeron á Bolívar planes de organización mo- 
nárquica; Venezuela, apercibida de ello, llamó & Páez al Poder, 
reunió un Congreso y se separó de la federación colombiana* 
Bolívar, inspirando á todos desconfianza^ se retiró definitiva- 
mente del Poder, y el 13 de Mayo de aquel año el Ecuador se 
eeparó á su vez, formando una república independiente. 

El Ecuador vino á constituirse hasta 1836. Desde su sepa- 
ración de la antigua Colombia alternaron en el Poder Vicente 
Rocafuerte y el general Juan José Flores; mientras el uno era 
presidente, el otro era gobernador de Guayaquil, hasta que 
en 1846, derribado del Poder el general Flores, se vio éste obli- 
gado á salir dpl país, ocupando la silla presidencial el general 
Ramón Roca. El general Flores trabajó en vano en Europa por 
una restauración monárquica en América. Volvió al país en 1848 
é intentó sublevar el Ecuador, Perú y Bolivia; pero los esfuer- 
zos combinados de estas tres repúblicas le obligaron 4 desocu- 
par nuevamente á América. 

Dosavenonclas con Colombia.— En 1850 es- 
talló una revolución originada por la continuación de Ascásubi 



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114 HISTORIA DEL ECUADOR 



en el Poder, en razón de no haber obtenido mayoría legal los 
candidatos Elizalde y Novoa^ y se promulgó una nueva Consti^ 
tución. Con Novoa se daba el Poder al partido conservador, 
mientras que en Nueva Qranada dominaba el partido liberal 
y se expulsaba á los jesuítas. Estos fueron admitidos en el 
Ecuador y comenzaron & trabajar en contra del Gobierno de 
Nueva Granada. Esto dio origen á una guerra entre los doa 
palseSy y ya estaban para venir á las manos, cuando el general 
Urbina se pronunció en Guayaquil contra el Gobierno, derribó 
á Novoa y se hizo proclamar Jefe supremo del país. 

Kl general Urbina.— Flores invadió una vez más 
el territorio, 1862, y otra vez fué derrotado y expulso. El gene«^ 
ral Urbina fué conflrmado en el poder supremo; y durante su 
administración puramente democrática llegó el Ecuador á rea- 
lizar muchos progresos. Se expulsó á los jesuítas y se dictaron 
disposiciones para prevenir otra intentona de Flores, que hacia 
esfuerzos en todas partes, llevado de su desmesurada ambición^ 
para provocar un conflicto en su patria 

Gueppa eon el Perú«^La administración de su 
sucesor el general Robles, de 1866 á 1868, fué la continuación de 
la era de prosperidad en el pais. Desgraciadamente el general 
Flores habia hallado buena acogida en el Perú, y habiendo mar 
nif estado su disgusto la prensa del Ecuador por ese hecho, el 
general Castilla, presidente del Perú, declaró la guerra al Ecua- 
dor, sitió á Guayaquil, y trabajó sordamente por revolucionar 
este pais hasta lograr el pronunciamiento de Quito en favor del 
doctor Gabriel García Moreno y el de Guayaquil en favor del 
general Franco. Para colmo de males, Flores entró al pais, se 
puso al servicio de los revolucionarios de Quito, batió á los par- 
tidarios de Franco, y de ello resultó la proclamación de García 
Moreno para Presidente de la República, el nombramiento de 
gobernador de Guayaquil en favor do Flores, y la paz con el 
Perú mediante satisfacciones y desagravios de parte del Ecua- 
dor;— afio de 1861. 

Garcia Moreno.— De 1861 á 1866, año en que le su- 
cedió en el poder Gerónimo Carrión, la administración de Gar- 
cía Moreno fué ultra-conservadora y clerical. El país manifestó 
su descontento por medio de tentativas revolucionarias para 
derribar del poder á Carrión. En 1869, mediante una revolución 
conducida con buen éxito, fué electo Presidente una vez más 
Garcia Moreno, en cuyo puesto hizo frente por medio del terror 
¿ los esfuerzos del partido liberal que trabajaba por un cambio 
radical en el Gobierno, hasta caer asesinado el 6 de Agosto de 



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HISTORIA DEL PERÚ 115 



1875. Sucedióle el doctor Antonio Borrero,'uno de los hombres 
más distinguidos, pero sin la suficiente energía para reorgani- 
zar el pais haciendo 4 un lado las leyes ultra-conservacoras de 
sa antecesor. Esta vacilación , hizo mucho dafio á su partido 
y dio motivo á una insurrección acaudillada por el general Igna- 
cio Veintemilla. Borrero cayó del poder el 8 de Septiembre 
de 1876. 

Últimos aoonteoimientos.— Le sucedió Veinte* 
milla quien r.onvocó una Asamblea constituyente, pero ahogado 
por los elementos conservadores y por el clero, disolvió el Con- 
greso y se declaró dictador. Esto disgustó al pais, en donde 
Veintemilla perdió completamente su prestigio y le mantuva 
en constante agitación^ hasta que una revolución acaudillada 
por el patriota Eloi Alfaro, obligó al dictador, después de san* 
grientos combates^ á salir del pais el 9 de Julio de 1883^ suce- 
diéndole en el poder Plácido Caamafio, que entró á ejercer sus 
funciones constitueionalmente en 1884 después de dificultades 
propias de la revolución que acababa de terminar. Eloi Alfaro 
ofreció el raro ejemplo de un patriotismo acrisolado separán- 
dose de los negocios públicos después del triunfo de la revolu- 
ción y de la caida del dictador^ á la cual habla tan poderosa- 
mente contribuido. 



capítulo XXVI 

Historia del Perú 

Descubrimiento y conquista.— Disturbios.— Guerra con Inglaterra.— Tu- 
pac-Amarú. — Independencia.— Bolívar.— Triunvirato.— Deposición 
de Riva Agüero.— Dictadura de Bolívar, batalla de Junín.— Sucre, 
batalla de Ayacucho.— Destitución de Bolívar.— Guerra con Colom- 
bia. — Insurrección de Cuzco. — Revolución contra Orbegoso.— Inter- 
vención de Boiivia.— Confederación peruano-boliviana.— Guerra 
con CbilQ.' 

Deseubriiniento y eonquista.— El Perú, llama- 
do así por el Dombre que los conquistadores oyeron pronunciar 
á los indígenas, tiene como quinientas leguas de costa hacia el 
Pacifico, y fué descubierto y conquistado por Francisco Pizarro 
al servicio de los reyes españoles en 1626, y quedó dividido en 
tres audiencias: la de los Reyes, la de Quito y la de las Charcas 



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Í18 HISTORIA DEL PERÚ 



siva y derrotó á una división peruana que se encaminaba á lea. 
Esta derrota dio motivo al general San-Martin para ejercer 
inauditas violencias contra los españoles de Lima. La conducta 
del Protector hacia loa independientes tampoco mereció las sim- 
patías de los peruanos. 

Bolívar. — El libertador Bolivar, luchando contra los 
realistas en Colombia, no veía con indiferencia lo que acontecía 
en el Perú y deseaba tener participación en aquella contienda. 
Consecuente con este propósito, Bolívar se dirigió á Guayaquil, 
en donde tuvo una conferencia con San-Martín. En esa confe- 
rencia Bolívar recriminó & San Martín la conducta que éste 
había observado en Lima, y mientras esto sucedía^ se descono- 
cía en Lima la autoridad de San-Martín y se pedia la protección 
del libertador no sólo contra los españoles, sino contra el mismo 
Protector. San-Martín regresó al Perú, y viendo que no podía 
sostener su autoridad, manifestó gran desprendimiento; abrió 
en persona el Congreso, puso su renuncia délas funciones popu- 
lares que le habían sido conferidas y se embarcó para Chile. 

Triunvirato. — Después del retiro de San-Martín, el 
Congreso encomendó el poder supremo á tres personas siendo 
una de ellas el general Lámar, que debía presidir; este triunvi- 
rato funcionó por cinco meses con poca energía. Entre tanto los 
realistas se compactaban y tendían & acabar en el Perú con todo 
elemento revolucionario. Canterac derrotó al jefe peruano Alba- 
rado en Torata en 1823, hecho que dio motivo á la destitución 
del jefe militar Arenales en Lima y á la caída del triunvirato, 
confiando el Congreso el Poder Ejecutivo al coron<ílRi va Agüero, 
que desplegó una actividad extraordinaria y propia para aque- 
llas difíciles circunstancias. 

Deposición de Riva--AgtlLero.— Cuando Bolívar 
tuvo noticia de la derrota sufrida por Alvarado, envió tres mil 
hombres mandados por el general Sucre en apoyo del Perú. 
Desgraciadamente, cuando esto sucedía se ponían en juego las 
intrigas para derribar del poder á Ríva-A^ero, que tantas 
pruebas de patriotismo había dado. Riva- Agüero fué al fin de- 
puesto del mando y desterrado, y sustituido en la presidencia 
por Torre Tagle. En esta época se promulgó la constitución del 
Perú. 

Dietadura de Bolívar.— Batalla de Junln. 
— En 1824 Bolívar pidió al Congreso peruano la destitución de 
Torre Tagle y el Congreso la acordó, abolió la constitución y 
nombró á Bolívar dictador del Perú, lo que no impidió que los 
españoles en respetable número ocupasen nuevamente á Lima. 



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HISTORIA DEL PERÚ 119 



Bolívar se retiró á Trujillo, pidió refuerzos & Colombia, y poco 
después llegó & reunir cerca de 10,000 hombres bien equipados 
<sontra 9,000 espafloles mandados por Can terac. Ambos ejércitos 
vinieron á las manos el 6 de Agosto de 1824 en Junin, en donde 
Bolivar quedó victorioso. Sin embargo^ Canter ac logró que 
Yaldés se le uniese en Octubre y pudo asi, á pesar del descaía- 
bro de Junín, oponer á los independientes un ejército de 12 á. 
13,000 hombrea. 

SuopOf batalla de Ayaeuolio. — Después de la 
batalla de Junin el Congreso peruano quitó & Bolivar las facul* 
tades omnímodas de que se hallaba investido; esto dio motivo 
para que el libertador dejase el ejército á las inmediatas orde- 
nes de Sucre, y sin que su ardor patriótico se disminuyese, insta 
á Colombia por el envió de refuerzos^ permaneciendo en la 
costa; cuando se convenció de que Colombia no podia mandar 
un soldado más, escribió á Sucre que era necesario dar la bata- 
lla, y en el llano de Ayacucho la independencia del Perú quedó 
definitiv¿imente conquistada con la memorable batalla de 9 de 
Diciembre de 1824, en la que se distinguió especialmente el ge* 
neral José María Córdova, quedando prisionero el virey Laserna 
y los principales jefes españoles. Poco después quedaron des- 
truidas las tropas españoles mandadas por Rodil en el Callao y 
por Olañeta en el Alto Perú. Después de tan memorable acción 
de armas el pueblo peruano proclamó dictador á Bolivar y el 
Congreso le decretó una estatua ecuestre y un millón de pesos 
para él y otro para el ejército. 

No podía ser más favorable la situación del libertador, 
pero cuando llegó á sospecharse que Bolivar tendía á la monar- 
quía en América^ hubo movimientos separatistas. Como Bolivar 
al volver á Colombia dejase un cuerpo de tropas en el Perú, 
estas desconocieron la autoridad del libertador, mientras una 
Junta de notables reunidos en Lima ponían el gobierno en manos 
del general Santa Cruz. La primera providencia de éste fué 
embarcar las tropas colombianas con dirección á Nueva- 
Oranada. 

Destitución de Bolívar. — En 1827 el Congreso 
declaró á Bolívar legalmente destituido y eligió al general 
Lámar presidente de la república. Lámar sitió un ejército de 
observación en la frontera colombiana y otro en la de Bolivia 
en donde aún existían algunas tropas de Colombia llevadas por 
el general Sucre. Estas tropas se insurreccionaron el 26 de 
Diciembre de aquel mismo año, costando no poco trabajo redu- 
cirlas al orden. Poco después el general Gamarra invadió á 



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120 HISTORIA DEL PERÚ 



BoÜTÍa con 6,000 hombres, entró á Chuquisaca y exigió la sepa- 
ración del poder del presidente Sucre y la salida de las tropas 
colombianas, lo cual asi se yerifleó. 

Guerra con Colombia. — La conducta del Per6 
disgustó sobremanera á Bolívar, quien después de haber inaugu- 
rado en Colombia su Oobierno dictatorial, declaró la guerra al 
Perú con fecha 6 de Julio de 1828. 

Los peruanos se apoderaron de Guayaquil, pero el ejército 
de tierra fué derrotado por Sucre, al seryicio de Bolívar^ lo que 
obligó á Lámar ¿ pactar una suspensión de armas y ¿ desocupar 
á Guayaquil. 

Lámar faltó á este compromiso, permaneciendo en Guaya- 
quil hasta que fué derrotado á inmediaciones de aquella ciudad 
por el mismo Bolívar, al propio tiempo que en Lima se deseo* 
nocla & Lámar, y se llamaba al ejercicio del poder & Lafuente,, 
con quien Bolívar arregló la paz^ protestando no ingerirse en 
manera alguna en los asuntos del Perú. 

Insurreoolón de Cujsoo«— En 1827 sucedió á La- 
fuente el general Gamarra, electo presidente por seis afios. En 
su tiempo, entre otras insurrecciones, tuvo que sofocar la de^ 
Cuzco, encabezada por el coronelEscobedo,& quien hizo ejecutar. 

Revoluolón contra Ovbegoso.— Terminado el 
periodo legal del general Gamarra, le sucedió en el Poder el ge- 
neral Orbegoso, año de 1884, cuya elección no mereció el aplau- 
80 del pais por sus afinidades con el partido español y aristocrá- 
tico de Lima. Asi fué que poco después de haber tomado posesión 
del mando el general Orbegoso^ estalló una conspiración enca- 
bezada por el ex presidente Gamarra, al mismo tiempo que en 
las provincias se levantaban los generales Bermudes y San Ro- 
máun Orbegoso pudo, sin embargo, sofocar los movimientos 
revolucionarios; pero más tarde estallaron nuevas conspiracio- 
nes dirigidas por Gamarra, Lafuente y Sal«berry, y fué nece- 
sario á Orbegoso, en su propósito de conservar el Poder, acudir 
á la intervención extranjera, solicitando el apoyo del Gobierna 
de Bolivia. 

Intervención de Bolivia.— Mandaba en Bolivia 
el general Santa Cruz, sucesor de Sucre. Santa Cruz tenia la 
tendencia de unir el Perú con Bolivia en una confederación, 
y aprovechó la oportunidad que le ofrecía el presidente del Pe^ 
rü para marchar en 1836 sobre el Perú y vencer á los insurrec- 
tos, tratando después de llevar adelante la idea de confederar 
ambos pueblos. Salaberry fué fusilado y Gamarra desterrada 
á Costa -Rica. 



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HISTOHIA DEL PERÚ 121 



Contederaotón peruano-boliviana.- En 1839 
quedó eMtablecida la Confederación petuanoholivianay formada 
per dQs Estados: Perú y Bolivia. Orbegoso faé nombrado presÍT- 
dente del primero^ Herrera del segundo y Santa Cruz qued6 
como protector de la Confederación. 

Gueraa con Cltllo* — Asi funcionaba el Gobierno 
de la Confederación cuando estalló la guerra con Chile, repú- 
blica que por la unión peruano-boliviana se hallaba^ decia, 
ameoazada en sus intereses. La victoria completa que en 1839 
obtuvo en Yungay el general Bulnes, jefe del ejército chileno» 
dio por resultado el desaparecimiento de la Confederación y la 
calda del general Santa Cruz. Bajo la protección de Chile fué 
llamado al Poder el general Gamarra. 

Ouopva eon Bollvla.— En 1841 ^habiendo ocupado 
la presidencia de Bolivia el general Ballivian, del partido del 
ex preaidente Santa Cruz, el Perú declaró la guerra á Bolivia. 
Oamarra se puso & la cabeza del ejército invapor y llegó en 
triunfo hasta la Paz, capital de Bolivia; pero poco después, fuó 
destrozado completamente su ejército en la batalla de Yungafs, 
en donde murió Gamarra. 

A la calda de Gamarra siguió un periodo de anarquía en el 
Perú, sucediéndole en el Poder, uno en pos de otro, los genera- 
les Méndez, Térrico y Vidal. 

Dletadupa de Vlvanco*— Bl general Cas«- 
tilla* — Ocupando la presidencia en 1845 el general Vivanco, 
éste suprimió laí Constitución de 1889 y se declaró dictador. Esto 
dio motivo á una insurrección encabezada por el general Casti- 
lla, originando la calda y destierro de Vivanco. Le sucedió el 
jefe de la revolución triunfante^ el general Castilla, que des- 
de 1846 á 1851 gobernó en paz á la nación y la hizo prosperar; 
arregló la hacienda, fomentó la marina y dio vigor al orden 
constitucional. 

Al general Castilla sucedió el general Echenique, quien 
manifestó ser el continuador de la política progresista y liberal 
del general Castilla, que por muchos titules se había hecho 
acreedor á la gratitud de la patria. Por desgracia, al principio 
de su administración estalló la revolución de Arequipa, que 
terminó por si misma por haber sido de carácter puramente 
local. 

En 1863 se levantó contra él uua oposición formidable en- 
cabezada por los generales Castilla, Vivanco y San Román y por 
Domingo Elias. Esta oposición abierta hecha á la administración 
Echenique^ se complicó con la guerra que el Perú creyó deber 



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122 HISTORIA DEL PERÚ 



hacer á Bolivia, por haber despedido el presidente de esta re- 
pública al representante diplomático del Perú. Elias publicó en 
ese mismo afio una carta en que se enumeraban los cargos conr» 
tra el Gobierno de Echenique, carta que produjo gran excita- 
ción en el país y motivó el de&tierro de Elias. 

El ejército boliviano invadió el territorio y lo desocupó in- 
mediatamente después. Elias volvió al territorio, se pronunció 
contra el Gobierno, la insurrección cundió por todas las provin- 
cias, poniéndose i la cabeza de los insurrectos el general Cas- 
tilla, y en la batalla de La Palma, dada en las cercanías de 
Lima, las fuerzas de Echenlque quedaron completamente derro- 
tadas y las fuerzas revolucionarías entraron en triunfo á la 
capital. El 6 de Febrero de 1866 se convocó un Congreso, cuyo 
primer decreto fué dar á Castilla el titulo de Libertador y en- 
cargarle el Gobierno. La paz quedó restablecida con Bolivia. 

El 16 de Agosto de 1866 estalló en Lima una conspiración 
Contra el Gobierno encabezada por el general y diputado Fer- 
min<del Castillo, conspiración que Castilla sofocó en el mismo 
día. En ese mismo afio, habiéndose promulgado una constitución 
liberal^ los diputados reaccionarios provocaron un levantamien- 
to en Arequipa; estalló una guerra civil que reconocía por jefe 
al general Vivanco, guerra que terminó con la toma de Arequi- 
pa por el general Castilla el 4 de Marzo de 1868. Vivanco se 
refugió en Bolivia. La Constitución, que por la oposición reaccio- 
naria no había sido aún puesta en práctica, fué nuevamente 
promulgada, y confórmela ella electo presidente del Perú el ge- 
neral Castilla. 

Guerra con el £cuador«— En 1869 el general 
Castilla^ contra la opinión del país, declaró la guerra al Ecua- 
dor pretextando insultos á su Gobierno inferidos por la prensa 
ecuatoriana con motivo del asilo que habla dado aquél al gene- 
ral Flores. Castilla avanzó con su ejército sobre el Ecuador, 
sitió á Guayaquil y obtuvo fácilmente el triunfo por haber esta- 
llado en el Ecuador la guerra civil. La Constitución fué refor- 
mada en 1860. 

En 1862 sucedió al general Castilla el general San Román^ 
y habiendo muerto éste en 1863, ocupó la presidencia el gene- 
ral José Antonio Pezet- 

Guerra con £spa&a«— En 1864 el enviado español 
Salazar y Mazarredo llegó al Perú apoyando unas reclamacio* 
nes promovidas por subditos españoles. Estos se apoderaron de 
las islas de Chincha y obligaron á Pezet á Armar un tratado alta- 
mente desventoj saopara la República. Este tratado, llamado Vi- 



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HISTORIA DEL PERÚ 123 



vaneo-Pareja, fué desaprobado generalmente y dio motivo 4 una 
revolución que el 28 de Febrero de 1865 estalló en Arequipa, 
acaudillada por el coronel Mariano Ignacio Prado. Este jefe, man- 
dando un ejército de doce mil hombres, ocupó á Lima el 6 de 
Noviembre, y haciendo terminar el gobierno de Pezet, quedó 
electo presidente de la República. Durante el gobierno del ge- 
neral Pezet se reunió, sin embargo^ un Congreso americano 
compuesto de los plenipotenciarios de Chile, Solivia, Perú, 
Oaatemala, el Salvador, Buenos Aires, Estados Unidos de Co- 
lombia y Venezuela^ con el objeto de dictar medidas para atajar 
las usurpaciones monárquicas de Europa. 

Tan luego que Prado llegó al poder, anuló el tratado cele- 
brado por Pezet, que reconocia tres millones de pesos de indem- 
nización en favor de Espafia, y declaró la guerra á esta nación, 
ajustando en Diciembre de 1866 una alianza ofensiva y defen- 
siva con Chile, Ecuador y Solivia. El 2 de Mayo de 1866 el Perú 
obligó á la escuadra española á retirarse de las aguas del Callao 
después de un cañoneo entre la escuadra y las fortificaciones 
del puerto. 

Revolución del coponel Balta.— En Octubre 
de 1867 estallaron varios pronunciamientos contra el gobierno 
de Prado. El coronel José Salta fué proclamado presidente pro- 
visorio por las fuerzas de la revolución. Habiendo triunfado las 
fuerzas revolucionarias de las del Gobierno, en Enero de 1868 
Prado cayó del poder y el gobierno de Salta quedó establecido 
en la capital del Perú. Prado se refugió en Chile. El 2 de Agosto 
de 1868 Balta fué electo constitucionalmente presidente del Perú. 

Poco antes de terminar su periodo presidencial fué puesto 
preso el 26 de Julio de 1872 por el coronel Tomás Gutiérrez, 
que, promoviendo una asonada, se habia hecho proclamar jefe 
supremo de la nación. Balta fué fusilado momentos después en 
su misma prisión de orden del cabecilla Gutiérrez, hecho que 
causó una indignación general. El pueblo corrió á las armas, 
derribó al dictador, mató & éste y á su h,ermano y cómplice, 
y sus cadáveres fueron colgados de las torres de la catedral, de 
donde después se les bajó y dio fuego en la plaza de armas. 

Ocupó el poder en calidad de vicepresidente él Dr. Pardo, 
que gobernó en paz á la nación. Pardo, en 1873, celebró un 
tratado secreto de alianza ofensiva y defensiva con Solivia. 
Gobernó en paz á la nación y fué el primer presidente civil que 
ha habido en el Perú. Pardo salió pacificamente del poder en 1878 
y le sucedió el general Mariano Ignacio Prado, que poco antes 
habia sido popularmente electo. 



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124 HISTORU DEL PERÚ 



Guerra eon ClUle*— Ed 1879 esUlló la guerra eotr^ 
Chile y Boliria, por haber infringido el Gobierno de este Bepú- 
bljbca el tratado de limitea celebrado con aquélla, en cuya con- 
tienda terció el Perú, haciendo causa común con Boli¥Ía, en 
conformidad al tratado de 1878. El 21 de Mayo el monitor 
J7u4«car, mandado por el valiente capitán Grau, echó & pique á la* 
corbeta chilena Esmeralda en las aguas de Iquique; pero obligado 
el marino peruano á aceptar el 8 de Octubre del mismo afio un 
combate á muerte con los acorazados chilenos Blanco-Encalada 
y CochranCy enfrente de Punta-Angamos^. el Huáscar fué casi 
destruido y capturado, y Grau encontró una muerte gloriosa. 

Perdido para el Perú el Huáscar^ el ejército chileno desem- 
barcó en PisMgua y obtuvo contra los peruanos las dos primeras 
victorias de San Francisco y Tarapacá. El presidente Prado* 
dejó el poder al general La Puerta y salió del pais. El coronel 
Piérola aprovechó esta ocasión para promover una revolución 
en .Diciembre de 1879 y hacerse proclamar jefe supremo de la 
República. El 26 de M^yo de 1880 ganaron los chilenos la bata- 
lla de Tacna. Los beligerantes, entraron después en infructoosaa 
pláticas acerca del restablecimiento de la paz. Perdida toda 
esperanza de avenimiento, los chilenos avanzaron sobre la ca- 
pital y el 18 de Enero de 1881 ganaron la batalla de San Juan» 
el 16 del mismo mes la de Miraflores y el 17 entraban á Lima» 
Piérola apeló & la fuga. Los peruanos hicieron volar su escuadra 
del Callao, antes que entregarla al enemigo. El Congreso s» 
reunió en Magdalena y encargó la presidencia al doctor Calde- 
rón, pero no habiendo querido suscribir éste á la desmembración 
del territorio exigida por el vencedor, fué tomado preso y envia- 
do á Chile. La guerra civil estalló; un partido proclamaba á Mon» 
tero^ otro á Cáceres y otro al general Iglesias; pero habiendo 
logrado éste preponderar sobre los demás, arregló la paz con la 
República de Chile con fecha 20 de Octubre de 1833, por medio 
de un tratado por el cual el Perú cedia á Chile, perpetua é incon- 
dicionalmente, el territorio de la provincia litoral'de Tarapacá^ 
dándole por limites al Norte la quebrada y rio de Camarones, ai 
Sur la quebrada y rio de Loa, al Oriente la República de Solivia 
y al Poniente el Océano Pacifico. Tacna y Arica continuarían en 
poder de Chile durante diez afíos, después de los cuales un ple- 
biscito decidiría si el territorio debía quedar en favor del Perú 
ó de Chile, y aquella de las naciones á cuyo favor quedase, pa- 
garla á la otra diez millones de pesos. De esta suerte, el general 
Iglesias obtuvo la desocupación del territorio por el ejército chile- 
no, entró á Lima y ha comenzado la obra de reorganizar el pai8 



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HISTORIA DE CHILE 125 



CAPÍTULO XX Vil 

Historia de Chile 

Conquista.— Motín de Figueroa.— Conatos de independencia. —O' Higgins. 

. San Martín.— Cancha Rayada y Maipó.— Expedición al Perú.— Caída 

de O' Higgins.— Bamón Freiré.— Lucha entre unitarios y federalistas. 

Diego Portales.— Guerra con el Perú.— Buines.- Pérez.— Conflicto 

. con España.— Guerra con el Perú y Bolivia. 

Conquista*— Esta región desde tiempo inmemorial se 
hallaba habitada por tribus independientes y guerreras. Un si- 
^lo antes del descubrimiento de América, Tupangui^ uno de los 
incas del Perú, extendió sus conquistas hasta el rio Maule. 

En 1635 emprendió Almagro la conquista de Chile con 600 
espafioles y 16,000 indios. JSufrió mucho al atravesar la cordi- 
llera y llegó á la-llanura de Copiapó. Adelantóse hacia el Sur 
á combatir contra los promducaes, en donde encontró una obsti- 
nada resistencia, y sufriendo mil contratiempos regresó al Perú. 

El 14 de Agosto de 1540 se puso jan marcha hacia Chile una 
«egunda expedición mandada por Pedro Valdivia. Este llegó 
al valle de Copiapó y siguió su niarcha á Huasco, derrotó á los 
indios del Valle del Aconcagua y fundó á Santiago el 12 de Fe- 
brero de 1641. En 1644 Valdivia envió ¿ Pastene á recorrer las 
oostas de Chile, quien fundó La Serena. El mismo Valdivia fun- 
dó en 1660 ía ciudad de Concepción. 

Valdivia murió en 1654 ¿ manos de las tribus araucanas. 
Caupolican, jefe de los araucanos, y Lautaro, su segundo, y terri- 
ble adversario de los españoles, arrasaron algunas ciudades 
fundadas por ellos y tendían & reconquistar el territorio. Lau- 
taro encontró al fin la muerte en un combate que se libró á los 
alrededores de Santiago, año de 1656. 

Hurtado de Mendoza, sucesor de Valdivia, rechazó á Cau- 
polican, penetró en la provincia de Arauco y venció en tres 
batallas consecutivas á los araucanos. Valdivia, segundo de 
este nombre, siguió los trabajos de exploración hacia el Sur, 
y en 1658 avistó con los suyos el archipiélago de Chiloé. Entre 
los españoles iba el famoso poeta Ercilla, autor de la Araucana, 
En ese mismo año cayó Caupolican en poder de los españoles, 



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126 HISTORIA DE CHILE 



que le hicieron sufrir una muerte afrentosa. Su hijo y sucesor, 
atacado por los espafioles, se quitó la vida por no caer en poder 
del enemigo^ quedando la provincia completamente sometida. 
Hurtado de Mendoza, vuelto al Perú & la aproximación del nue- 
vo gobernador^ fué promovido en premio de sus servicios al 
rango de vírey del Perú. El nuevo gobernador de Chile era 
Francisco Villagra^ que murió de pesar al saber que los arauca- 
nos, nuevamente sublevados, hablan matado á su hijo; le sucedi6 
Rodrigo de Quiroa. Felipe II estableció la Real Audiencia en 
Concepción en 1667, y en 1609 se trasladó aquella corporación 
á Santiago. 

En 1698 los indómitos araucanos sorprendieron en su cam- 
pamento al gobernador Ofiez de Loyola y asesinaron ¿ éste 
y & su comitiva, con excepción de dos que quedaron prisionero» 
y uno fugitivo. Este fué el principio de una insurrección gene- 
ral. Los sucesores estuvieron siempre en guerra con los arau— 
canos, hasta que en 1640^ mandando López de Zúfiiga^ los 
españoles preñríeron hacer la paz con los araucanos; mas con 
el pretexto de la conducta absorbente é invasora de lojs espa- 
fióles, aquéllos volvieron en 1666 á las armas y fueron pacifica- 
dos hasta 1666. 

Alguna influencia ejercieron entre lod araucanos las misio- 
nes cristianas; asi es que á la vuelta del tiempo ya no ofreció** 
ron aquellas tribus aquel carácter indómito y belicoso que 
siempre las habia distinguido. Por este tiempo afligió á Santiago 
un espantoso terremoto, hicieron una tentativa de conquista loa 
ingleses^ y los corsarios holandeses saquearon los puertos del 
Sur. 

Dos terremotos afligieron nuevamente á Chile en 1730 
y 1766. 

En 1810, estando de gobernador García Carrasco, hubo al- 
gunos conatos de independencia que obligaron al gobernador 
á dictar medidas de rigor y ^un h excederse en ellas, de tal 
manera, que alarmaron á la población de Santiago y aumenta- 
ron la exacerbación popular. Esta conducta obligó á la Audien- 
cia de Lima á sustituir á Carrasco por Toro y Zambrano. 

Motin de Figueroa; conatos de indepen'-^ 
deneia*— El 16 de Abril de 1811 estalló en Santiago un motin 
encabezado por el coronel Tomás Figueroa, el que fué sofocado; 
Figueroa fué pasado por las armas. Quedó en ese mismo afio 
organizada una Junta de gobierno, y se reunió un Congreso con. 
el objeto de fíjar la suerte definitiva del pais. Desde esa época 
y ya vacilante y casi sin acción en Chile el poder colonial, apa- 



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HISTORIA DE CHILE 127 



cieron los partidos radical^ godo y conservador. Este era el es- 
tado de las cosas cuando Miguel Carrera, contando con una 
poderosa influencia en el pats, se hizo dueño del Gobierno y di- 
solvió el Congreso. Temíase la guerra civil entre este caudillo 
y O'Higgins y Rosas, patriotas también influyentes y que tra- 
bajaban en favor de la independencia nacional. Sosas fué co^* 
ñnado á Mendoza, en donde murió poco después. 

Al proclamarse en 1812 la Constitución dada por las Cortes 
españolas, se habló con m&s franqueza el lenguaje de la inde» 
pendencia; se reformó el Cabildo de Santiago y se empezó 
á elaborar una Constitución. 

O^Higgins.— De 1812 á 1813 el Gobierno colonial del 
Perú, al notar los movimientos revolucionarios de Chile, mand¿ 
una expedición á apoderarse de algunas provincias del Sur. 
Carrera, investido con el poder absoluto, obró con actividad en 
defensa del territorio, pero no habiendo tenido buen éxito sus 
maniobras, Carrera fué destituido por la Junta de Santiago 
y nombróse en su lugar á Bernardo u'Higgins. £1 nuevo dicta- 
dor bien pronto perdió su prestigio y dio oportunidad á Carrera 
para volver nuevamente al poder; pero nada impidió que, á pe- 
sar de tantos esfuerzos de parte de los patriotas, los españoles 
entrasen á Santiago el 9 de Octubre de 1814. O'Higgins y algu- 
nos patriotas emigraron á Buenos Aires. 

San Martin*— En 1817 el general San-Martin^ man- 
dando un ejército de cuatro mil hombres, se jlirigió de Buenos 
Aires á Chile. San-Martin fué recibido por los chilenos con en- 
tusiasmo, y no defraudó las esperanzas de éstos, porque el 12 de 
Febrero de aquel año derrotó & los españoles en Chacabuco, 
y dos días después entró en triunfo á Santiago, en donde fué 
recibido como libertador. No habiendo querido San-Martin ad- 
mitir el mando supremo que le fué ofrecido, fué nombrado para 
el ejercicio de la primera magistratura Bernardo O'Higgins, 
y San-Martin, después de haberse cubierto de gloria, regresó 
á Buenos Aires. 

Canoba Rayada y Maipó.— La independencia de 
Chile no estaba aún establecida definitivamente, pues en 1818 
los españoles^ mandados por Ossorio, desembarcaron en Talca- 
huano y se dedicaron á la reconquista del pais. San Martin, 
avisado del peligro, volvió á Chile- y se puso á la cabeza del 
ejército, formado por siete mil hombres de infantería y dos mil 
caballos. Los españoles eran cinco mil. Ambos ejércitos vinie- 
ron á las manos en Cancha Rayada el 19 de Marzo, en donde la 
victoria se decidió en favor de los españoles. Estos no supieron 



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128 HISTORIA DE CHILE 



sacar ^encaja de su ttiuufoy y habiendo dejado reorganizarse 
A los independientes^ éstos los atacaron el 5 de Abril en Maipó 
y les hicieron la más completa derrota, lo que motivó la des- 
ocupación de los espafioles. La independencia estaba, sin em^ 
bargo, declarada desde el 18 de Septiembre de 1810, y confir- 
mada Fil 12 de Febrero de 1818. 

Sxpedlclón al PeP1&«— No podia considerarse libre 
Ohile si no hacia desaparecer el peligro de nuevas expediciones 
provenientes del Perú, y con este fin se organizó una flotilla que 
se puso á las órdenes de lord Cochrane. Este marchó á las costas 
del Perú, y volvió á Valparaíso sin haber logrado hacer dafio 
á los buques espafioles. Sin embargo, en 1820 se apoderó de 
Valdivia y arrojó de tierra á los espafioles, que quedaron redu- 
cidos á la posesión de las islas de Chiloé. Chile insistió en el 
pensamiento de acabar con el poder espafiol en el Perú, y, al 
efecto, en Agosto de 1820 San-Martfn se dirigió sobre el Perú, 
de cuya capital obligó á salir al virrey Laserna^ entrando él 
con el ejército chileno en son de victoria el 12 de Julio de 1821. 
El 28 proclamó la independencia, y no pudiendo establecer en 
su favor una monarquía en aquel pais, volvió á Chile en 1823. 

Calda de O^Higgins.— En 1823 el pais se resintió 
de la prolongada dictadura de O'Higgins, y deseando ser regido 
por una Constitución y entrar en la categoría de gobierno regu* 
larizado y libre, desconoció la autoridad del dictador. El mismo 
O'Higgins, dando una prueba muy alta de su respeto á la vo- 
luntad popular, depuso el mando y aconsejó á los patriotas que 
organizasen sin tardanza una Junta de Gobierno. Cinco meses 
después O'Higgins se embarcaba para el Perú, de donde no 
volvió más á su patria. 

Ramón Freiré. — La Junta, aconsejada por O'Hig- 
gins, fué formada y funcionó hasta el 1.° de Abril de 1823, fecha 
en que quedó nombrado presidente el general Ramón Freiré. 
En esta época, Marzo de 1824, Freiré organizó una expedición 
que tenia por objeto apoderarse de las islas de Chiloé, Ift que do 
produjo buen resultado. Por el contrarío, el fracaso de esta ex- 
pedición dio motivo á los amigos de Freiré para investirle con 
la dictadura, conducta que dio armas al partido de la oposición. 
En consecuencia, una revolución estalló en 1825, desconoció 
á Freiré y trató de reemplazarle con el coronel Sánchez, acom- 
pañado de una Junta de gobierno: pero el dictador logró sobre- 
ponerse á la revolución y deportó á sus principales autores. 

Eq 1826 fueron al ñn expulsados los españoles de Chiloó, 
cuyo archipiélago quedó sometido á la república, y en el mis- 



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HISTORIA DE CHILE 129 



mo afio, conforme á la Constitución promulgada, Cliile se com- 
virtió en una república federativa, admitióse la renuncia al 
dictadar Freiré y se nombró en su lugar á Manuel Blanco. Por 
renuncia de éste fué llamado al poder el vice presidente Eyza* 
^irre. 

En 1827 una revolución triunfante llamó nuevamente al 

^ poder al general Freiré, quien estuvo tan sólo cinco meses en 

* -él Gobierno por haber sido derribado por el general Pinto^ que 

«onvocó un Congreso para saber si Chile debia ser una república 

unitaria ó federal. 

Lruolia entre unltaplos y tedevallstas*— 
En 1828 comenzó la terrible lucha entre unitarios y federalis- 
tas. Reunióse el Congreso, pero la guerra civil que estalló 
inmediatamente después impidió sus trabajos. Pinto, no que- 
riendo ser un pretexto para la guerra, renunció el poder, entre* 
pándelo al vice presidente Vienna, que el 7 de Noviembre del 
mismo afio fué expulsado por los revolucionarios de Santiago^ 
en donde dominaban las ideas de gobierno unitario. Organizóse 
inmediatamente después una junta de guerra, el general Lastra 
fué puesto á la cabeza de las tropas y marchando sobre el jefe 
federalista Prieto^ obligó á éste á capitular el 7 de Diciembre^ 
conviniendo ambos partidos en que el general Freiré mandase 
las tropas de los dos bandos y se nombrase una Junta provisio- 
nal de f2robierno basta la reunión de un nuevo Congreso. 

Diego Portales.— La conducta de Freiré no fué la 
más propia para calmar los ánimos. Estalló nuevamente la gue- 
rra civil, y poniéndose Prieto á la cabeza de los federales le hizo 
á Freiré una derrota tan completa en Enero de 1830, que con 
dificultad pudo éste salvarse y emigrar al Perú, Fué electo 
Prieto presidente y Diego Portales vice presidente, uno de los 
hombres más notables del pais. Propuso Portales unas reformas 
á la Constitución en 1833, en sentido autoritario para dar vigor 
al poder ejecutivo^ y el Congreso las acordó, y después de haber 
hecho también adoptar unas acertadas medidas económicas, 
Portales hizo suprimir la vice presidencia y se retiró á la vida 
privada. 

Santa-Cruz, presidente de Bolivia, dio recursos á Freiré 
para volver á Chile á recobrar el poder, pero la tentativa se 
frustró. Santa-Cruz ocupóse después de llevar adelante la idea 
de confederación peruano-boliviana y esto dio motivo para que 
Chile le declarase la guerra. Portales volvió al poder y cuando 
éste se hallaba en Quillota presenciando los preparativos de 
guerra, el coronel Vidaurre se sublevó á la cabeza de un bata- 



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130 HISTORIA DE CHILE 



llón, prendió á Portales, obligó á éste á firmar una orden para 
que le entregasen la escuadra de Valparaíso; pero derrotada 
por las fuerzas de Blanco Encalada, fusiló á Portales, á quien 
llevaba consigo, acontecimiento que causó general consterna- 
ción. Más tarde el rebelde Vidaurre y siete de sus cómplice» 
pagaban su crimen con la vida, eo la plaza de Valparaíso. 

Guerra eon el PeriA* — Los chilenos, mandado» 
por el general Manuel Bulnes, llevaron ¿ buen término la guerra 
contra el Perú. Se apoderaron de la capital en 1838, echaron 
abajo el Gobierno de la confederación y dejaron en la presiden- 
cia del Peiú al general Gamarra. 

Prieto dejó el poder en 1840, después de haber hecho pro- 
gresar el país, y fué substituido por el general Bulnes. 

Bulnes y IPéTOX. — Bajo la administración de Bul- 
nes, en 1844, la Espafia reconoció la independencia de Chile. 

En 18511a elección de Montt produjo disturbios revolucio- 
narios que el general Bulnes, al servicio del Gobierno, sofocó. 

En 1861 fué electo don Joaquín Pérez, que se dedicó con 
muy buen éxito á trabajos de organización. 

Conflicto eon Sspafka.— En 1866, en vista de los 
acontecimientos del Perú y para precaverse de futuros planes 
de reconquista de parte de Espafia, Chile celebró un tratado de 
alianza ofensiva y defensiva con las repúblicas del Perú, Solivia 
y Ecuador. Espafia contestó á este tratado con el combate de 
Abtao en Febrero de 1866 y con el bombardeo á la plaza inde- 
fensa de Valparaíso el 31 de Marzo del mismo afio, que'dando 
después en una tregua indefinida conforme al pacto celebrado en 
Washington en 1871 á solicitud de algunas potencias mediadoras. 

Pérez fué substituido en 1871 por Federico Errázuris, pa- 
triota distinguido que continuó la era de paz y prosperidad de 
sus antecesores. 

En 1876 abrió el presidente en Santiago una Exposición 
universal que fué de mucho provecho para la industria nacional. 

Guerra eon Pep'ú y Bollvla* — Sucedióle en 1876 
Aníbal Pinto, bajo cuya administración Chile hizo la guerra al 
Perú y Bolivia, que terminó con el aniquilamiento del Perú 
después de varias victorias navales y terrestres obtenidas por 
Chile. Boiivia quedó de hecho separada de la contienda. 

A Pinto ha sucedido en 1881 Domingo Santa-María, que se 
halla actualmente rigiendo los destinos del país. Con la llegada 
de la fragata espafiola «Navas de Toloaa» á los costas de Chile 
han quedado restablecidas las relaciones entre esta república 
y España, en el corriente afio de 1884. 



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HISTORIA DE BOLIVIA 131 



CAPÍTULO XXVIII 

Historia de Bollvla 

lifmites y población. —Tradiciones. — Coloniaje. —Independencia. — Bel* 
grano.— Santa-Cruz.— Confederación.— Guerra de Gtiile.— Guerra.de^ 
Perú. — Belzú. — Constitación. — Górdova y Linares.— Acbá y Melga* 
rejo.— Tomás Frías.— Daza; guerra de Chile.— Campero. 

Limites y poblaelón. — Esta región está limitada 
al Norte por el Perú y el Brasil, al Oeste por el Perú y el océano 
Pacifico , al Sur por Chile y la confederación Argentina y al 
Este por el Paraguay y el Brasil. La raza indígena forma las 
ocho décimas partes de la población; el resto se compone de 
criollos descendientes de españoles, gente de color ó mestizos y 
de negros. La principal industria de Bolivia es la de tejidos de 
algodón y de lana. El único puerto que tiene- es Cobija ó La- 
Mar, hacia el océano Pacifico; su exportación se hace con máa 
comodidad por el puerto peruano de Arica. Las tribus de Bolivia^ 
llamat^ antes Alto Perú, no se diferencian en manera alguna 
de las de Perú. Adoraban al Sol^ ¿ la tempestad, al jaguar, al 
cóndor, á las culebras, y sacrificaban á las divinidades victi- 
mas humanas. 

T]*adlelones« — Dícese que la Providencia envió ¿ 
Manco y á su esposa para hacer feliz la comarca. Manco ensefi6 
á los habitantes á labrar la tierra, y Celia, mujer de Manco, en-, 
sefió á las mujeres á hilar y á trabajar la lana. De aqui vino 
una veneración muy grande hacia el inca y sus sucesores, á 
quienes se consideraba como hijos del Sol. A una orden del inca 
una población entera se de jaba pasar á cuchillo. Los incas tenían 
serrallo; á la muerte de un inca millares de víctimas eran inmo- 
ladas sobre su tumba. Había vírgenes consagradas al culto del 
Sol, y asi como las antiguas vestales, cuando una sacerdotiza 
violaba sus votos era quemada viva y el cómplice entregado & 
los suplicios más horrorosos. 

Coloniaje. — Bolivia siguió en la época del coloniaje las 
eventualidades del vireinato de Lima. En 1809 había disensiones 
entre las audiencias y el presidente Pizarro. En esta época llegó 
el espafiol Qoyeneche con el objeto de dar á reconocer la Junta 



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132 HISTORIA DE BOLIVIA 



de Sevilla^ organizada con motivó de los acontecimientos de 
Espafia. La Audiencia se negó á la exigencia de Ghoyeneciie, de 
cuya parte se puso Pizarro; y habiendo estallado un pronuncia- 
miento, desconociendo en el Alto Perú la autoridad de estos dos 
personajes, Pizarro fué depuesto y la Audiencia erigióse en Junta 
de regencia; pero Qoyeneche recibió axilios de Abascal, entró á 
La-Paz, sofocó el movimiento revolucioDario y entregó & sus 
autorías á los consejos de guerra. 

Independenela* — En vista de esto, la Junta de 
Buenos- Aires, anhelando la independencia, mandó al patriota 
Ocampo con un ejército sobre el Alto Perú: ia tropa abandonó 
al gobernador y á Liniers que, sorprendidos por el ejército 
revolucionario, fueron sometidos á consejo de guerra y ejecu- 
tados. Goyeneche, al saber esos acontecimientos, amenazó por 
segunda vez á Bolivla, mientras que en Cochabamba y en La- 
Faz estalló un pronunciamiento en el sentido de la Junta de 
Buenos- Aires, el que se hizo extensivo á todo el país, y al que- 
rerlo sofocar las tropas realistas fueron derrotadas en Suipacha 
y en Cotagaita. Baicarce, sucesor de Ocampo, en Septiembre 
de 1810 era dueño de todo el Alto Perú. 

Goyeneche, no obstante^ el activo gobernador de Cuzco, 
volvió en 1811 á entrar en BoHvia con un ejército relativamente 
numeroso, derrotó á los patriotas en dos encuentros y se apoderó 
nuevamente del territorio. Triunfante el gobernador de^Cuzco, 
ee entregó á sangrientas represalias contra los patriotas. 

Bel0Pano« — Eo 1812 pensaba Ghoyeneche marchar 
sobre Buenos-Aires, envalentonado por sus recién pasados 
triunfos, pero el patriota Manuel Belgrano, acaudillando unos 
ochocientos soldados y algunos gauchos, le derrotó en 24 de Sep- 
tiembre. Mientras sucedía esto, Abascal proclamó en el Perú la 
liberal Constitución de 1812, y la libertad consignada en ella 
dio más espansión á los ánimos en fsívor de U independencia. 

El 20 de Febrero de 1813 Belgrano derrotó á Tristan, se- 
gundo de Goyeneche. Este fué reemplazado por Pezuela, y 
habiendo tomado éste la ofensiva, derrotó en Julio á las tropas 
argentinas y volvió á apoderarse de Bolivia, teatro de tan encar- 
nizados como repetidos combates. Pezuela fué detenido, sin 
embargo, en medio de sus triunfos, por las guerrillas que cruza- 
ban el país y le hostilizaban sin descanso. 

Belgrano fué reemplazado por San Martin, quien comenzó 
por sublevar todas las provincias contra los españoles. A esto se 
agrega la circunstancia de haber estallado la revolución en el 
Peni, uno de cuyos principales objetos fué darla mano y apoyar 



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HISTORIA DE SOLIVIA . 133 



en Bolivia á los patriotas de Buenos- Aires; más la noticia de la 
llegada á este último país^ del español Morillo con refuerzos 
considerables, infundió el desaliento en los patriotas. La revolu- 
ción del Perú fué sofocada; esto permitió á Pezuela tomar la 
ofensiva^ y habiendo derrotado en Viluma y en Sipesipe á los 
patriotas el 29 de Noviembre de 1815, Bolivia quedó enteramente 
pacificada; una que otra guerrilla quedó al abrigo de inaccesibles 
montañas. 

En 1817 los guerrilleros se sublevaron en Charcas^ pero fué 
fácil al poder español reducirlos al orden. 

Asi Bolivia siguió la suerte del Perú, hasta que después de 
la batalla Ayacucho se creyó libre y con existencia propia. Su 
independencia fué proclamada el 11 de Agosto de 1825, y por 
gratitud al libertador Bolivar el pais llevó el nombre de Bolivia 
y el Congreso de Potosi decidió que la capital de la República 
seria llamada Sucre^ del nombre del vencedor en Ayacucho . 
La primera constitución que rigió en este país fué obra de 
Bolivar. 

Santa — Cruz* — Los bolivianos comprendieron más 
tarde que la constitución dada por el libertador era inconve- 
niente, y el 18 de Abril de 1828 se alzaron contra la autoridad 
del general Sucre, á quien el libertador habia dejado en el 
poder. Se convocó un Congreso constituyente y se organizó un 
Gobierno provisional que en 1829 trasmitió sus poderes al gene- 
ral Andrés Santa-Cruz. Estos movimientos se llevaron á cabo á 
favor de la revolución que habia estallado en la América del 
Sur contra la autoridad de Bolívar. 

Eq ese mismo año Orbegoso, dictador del Perú, solicitó la 
intervención de Bolivia para sofocar la revolución que habia 
estallado en el Callao y posesionarse de Lima. Santa-Cruz 
invadió el territorio peruano, venció á los insurrectos en dos 
batallas, una contra Gamarra, en Yanacocha^ y otra contra 
Salaberry^ en Socobaya, en 1836, y pacificó el país quedando 
OrbepToso restablecido en el poder. 

Conf ederaelón* — El general Santa-Cruz creyó que 
aquella era la oportunidad de llevar adelante el pensamiento 
que habia concebido hacia tiempo, de unir el Perú y Bolivia en 
una confederación, y ésta se llevó á cabo, formándose dos esta- 
dos, uno Estado norte peruano y otro Estado sur peruano. Orbe- 
goso quedó nombrado presidente del primero, Herrera del 
segundo, y Santa-Cruz tomó el título de Protector de la Confe- 
deración. 

Guerra de Clllle. — Desgraciadamente^ la confedera- 



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134 HISTORIA DE SOLIVIA 



ción perú-bolivíana tuvo un enemigo declarado en el Gobierno 
de Chile, cuyo ejército invadió al Perú en 1839 y con la vifctoria 
de Yungay, obtenida por los chilenos, quedó destruida la confe- 
deración y Santa-Cruz fué desterrado. Gamarra quedó encarga- 
do de la presidencia del Perú y Velasco de la de Bolivia. 

Guerra del Perúi. — En 1811 el general Ballivian, 
uno de los más valientes y esforzados patriotas bolivianos, 
ascendió á la presidencia de Bolivia. Sus afinidades políticas 
con el partido de Santa-Cruz infundieron recelos en el Perú, 
y temiendo Gamarra ver de un momento á otro aparecer las 
huestes bolivianas amenazando el poder que ejercia, declaró la 
guerra á Bolivia é invadió el territorio, pero Ballivian fué al 
encuentro del enemigo y en Noviembre de 1841 le derrotó com- 
pletamente en la jornada de Yugáis. Gamarra quedó en el cam- 
po. En ese mismo afto la Asamblea de Chuquisaca dio definiti- 
vamente el poder á Ballivian. 

BelflBÚL* — En 1848 estalló una revolución que derribó del 
poder á Ballivian y puso en su lugar al general Manuel Isidro 
Belzú después de la batalla de Zamparoy ocurrida en Marzo 
de 1849. Belzú fué confirmado en el poder en 1860 por el Con- 
greso. 

La administración del general Belzú no fué nada pacifica 
y las conspiraciones que estallaron, una en pos de otra, en una 
de las cuales Belzú recibió dos balazos en la cara, dieron motivo 
al Congreso boliviano para investir á Belzú de facultades dicta- 
toriales, en virtud de las que el dictador hizo salir diel pais al 
doctor Linares, al general Ballivian y á Agustín Morales. Desde 
entonces Belzú ejerció una autoridad despótica y arbitraria, 
pero no fué bastante para mantener en paz á la nación, pues 
siempre estallaron conspiraciones que tuvo que reprimir por 
medio del terror, tan cierto es que el pueblo difícilmente se 
puede avenir con el despotismo. 

Constltuelón. — La liga de algunas naciones ameri- 
canas contra Rosas, dictador de Buenos- Aires, hizo refiexionar 
ÉL Belzú sobre la dictadura indefinida que él ejercía en Bolivia, 
y anunciando á la nación, en un manifiesto, que era la época de 
asentar la república sobre bases sólidas^ convocó un Congreso 
para rever la Constitución de 1839. El Congreso, bajo las inspi- 
raciones del dictador, emitió una Constitución retrógada y auto- 
ritaria, continuando el mismo Belzú á la cabeza del Gobierno. 

En 1853 Belzú, sin motivos justificables, declaró la guerra 
al Perú; mandando este país el general Echenique, invadió el 
territorio y volvió á Bolivia inmediatamente después sin encon- 



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HISTORIA DE BOLIVIA 135 



trar al enemigo, dejando acaso que la guerra civil asolase al 
Perú, como eu efecto asi sucedió, siendo derribado del poder el 
general Echenique. 

Córdova y Linajes*— En 1855 practicáronse las 
elecciones para presidente de la República^ habiendo sido electo 
el general Jorge Córdoba, yerno de Belzú. Indudable es que 
éste haya hecho triunfar en las urnas la candidatura de Córdo- 
va, hechura suya. 

Córdova tomó posesión del poder y quiso al principio atraer- 
se á lai)pinión dictando medidas liberales y conciliadoras, pero 
pronto tuvo que hacerse el ñel imitador de la politica de Belzú, 
y esto dio motivo á una revolución democrática que estalló en 
1857 y derribó del poder á Córdova siendo reemplazado por el 
<ioctor José Maria Linares, hombre de importancia que siempre 
combatió el despotismo de Belzú. Linares dio una proclama en 
que expuso la politica patriótica que se proponía seguir. Des- 
graciadamente los trabajos del partido reaccionario absorvie- 
ron la atención del presidente, pues en 1859 una expedición de 
más de cuatrocientos emigrados bolivianos invakdieron el terri- 
torio por las provincias del Norte, pero la conducta enérgica de 
Linares obligó á los sublevados á repasar la frontera. 

«Linares se empeñó, — dice su biógrafo, — en regenerar á su 
pais y en reformar sus leyes. Mostró una energía incontrasta- 
ble, persiguió los abusos, opuso un brazo de hierro á las revo- 
luciones é inició reformas de grandísima importancia. Nunca 
ha habido un mandatario más fanático por su causa en buen 
«entido y más lleno de honradez y virtud.» Una revolución re- 
trógrada le derribó del poder. 

Aellái y Melffapejo. — Fué proclamado presidente en 
1861 el general José Maria Achá, que en 1864 fué despojado de 
la presidencia por una revolución acaudillada por el general 
Mariano Melgarejo. 

En 1865 una revolución promovida por el general Belzú 
estuvo á punto de derribarle del poder; sitiado en la capital 
y reducido á fuerzas insignificantes, el mismo Melgarejo salió 
en un momento de desesperación al campo enemigo y con su 
propia espada mató á su antagonista. La revolución quedó asi 
terminada y Melgarejo, á pesar de lo odioso de su gobierno, pu- 
do llegar hasta el año de 1870. La revolución se levantó más 
fuerte que nunca en este afio, y el 16 de Enero de 1871 las fuer- 
zas de Melgarejo fueron completamente derrotadas en La Paz, 
y Melgarejo tomó el camino del destierro. Le sucedió el general 
Agustin Morales, que no mandó por mucho tiempo, porque el 28 



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136 HISTORIA DS BOLIVIA 



de Noviembre de 1872 moría asesinado en su palacio en medi<y 
de sus guardias á manos de un sobrino suyo en venganza de 
una ofensa personal. 

Tontas Frias. — A Morales sucedió en el Poder el 
doctor Tomás Frias, quien poco después fué reemplazado por 
Adolfo Ballivian, hijo del célebre general del mismo apellido. 
Funcionó como presidente hasta 1874, época de su muerte, su- 
cediéndole el mismo doctor Tomás Frías, patriota distinguido^ 
enemigo, como Linares, del despotismo militar^ tan en boga en 
América, y llamado por su conducta digna, elevada y patrióti- 
ca, el Washington boliviano. Tan buenos propósitos quedaron 
frustrados por la revolución que el 4 de Mayo de 1876 promo- 
vió el general Hilarión Daza y cuyo resultado fué la elevación 
de éste al Poder y la caída de Frías. 

Dasa*— Guerra de Cliile*— Frias, hombre de or- 
den y de leyes, había procurado vivir en paz con los vecinos; 
mas apenas subió al Poder el general Daza, contra la opinióik 
del país, comenzó por violar el articulo 4.^ del tratado de 6 de 
Agosto de 1874 celebrado con Chile, gravando con 10 céntimos 
por quintal la exportación del salitre, siendo asi que el citado^ 
articulo decía lo siguiente: «Los derechos de exportación que se 
impongan sobre los minerales explotados entre los paralelos 23- 
y 26 no excederán la cuota que actualmente se cobra, y las per- 
sonas, industrias y capitales chilenos no quedarán sujetos á más 
contribución de cualquiera clase que sea^ que las que al presen- 
te existen». Chile reclamó en vano la derogatoria del decreto 
de 14 de Febrero de 1878 en que se establecía el nuevo impues- 
to; intentó después someter la dificultad á un arbitramento, al 
cual se negó el general Daza, y en vista de esto, no quedando 
más recurso que la guerra, Chile hizo retirar al agente diplo- 
mático que tenia acreditado cerca del Gobierno de BoIía la é hizo- 
desembarcar el 14 de Febrero de 1879 quinientos hombres eñ 
Antofagasta^ que derrotaron en Calamá á las tropas bolivia- 
nas. Perú y Bolivia se unieron contra Chile y la guerra comen- 
zó con encarnizamiento. 

Después de las derrotas sufridas por los peruanos en el te- 
rritorio de Tarapacá, de la péridda del monitor Huáscar y de la 
fuga del presidente Prado, Daza habia quedado como general en 
jefe de los ejércitos aliados; pero estaba tan desprestigiado que 
sus mismos subalternos deseabnn despojarle del Poder y esta 
oportunidad se les presentó cuando el general Daza fué llamado 
á Arica por el contra-almirante Montero con el pretexto de 
concertar operaciones de guerra, el día 27 de Diciembre de 187^. 



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HISTORIA DE SOLIVIA 187 



El ejército, que se hallaba en Tacnas desconoció en efecto la 
autoridad del presidente Daza y proclamó como su jefe ai co- 
ronel Eleodoro Camacho. En vano Daza suplicó á Montero que 
le repusiese en el Poder. Mientras esto sucedía en Tacna, el 28 
de Diciembre se verificaba en La Paz el desconocimiento de 
Daza y se encomendaba provisionalmente el Poder ejecutivo al 
general Narciso Campero. Habiendo perdido Daza toda esperan* 
za de recuperar el Poder, del cual nunca fué digno^ abandon6 
definitivamente la América y se dirigió á establecerse á Europa. 

Caimpero* — Campero trató de reorganizar el ejército 
boliviano y una vez empezada la lucha contra Chile, creyó de 
su deber continuarla, sin notar que Montero inspiraba descon- 
fianza en el nuevo Gabinete de Lima y que no obtenía en con- 
secuencia la protección que deseaba, y sin conceder al ejército 
nacional el tiempo necesario pai'a reorganizarse. Bajo tan des- 
favorables auspicios, el 26 de Mayo de 1880 el ejército aliado 
entró en acción en Tacna contra el ejército chileno, quedando 
éste victorioso. 

El 1.^ de Junio del mismo afio el general Campero fué de- 
clarado presidente constitucional de Bolivia', é inspirado en la 
opinión popular, á pesar del desastre de Tacna, se propuso con- 
tinuar la guerra con el mayor tesón; pero no faltaron quienes 
en vista de la falta de recursos inclinasen al Qobierno á la paz, 
y no pudiendo ciertamente ayudar Bolivia al Perú después de 
Tacna, á lo que se agrega la circunstancia de haberse interna- 
do los chilenos hacia Lima, Bolivia quedó en espectativa y dis- 
puso atenerse, en su condición de aliado, á los arreglos que para 
obtener la paz hiciese el Perú con la república chilena. 



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138 HISTORIA ARGENTINA 



CAPÍTULO XXIX 

Historia de la Confederaelón Argentina 

Límites.— Sebastián Oaboto.—Conquista y coloniaje. —Los ingleses.— In- 
dependencia. — Victoria de Suipacha. — Disensiones interiores.— Bel - 
grano— Pezuela.— Artigas.— Pueyrredon.— Federalistas y monar- 
quistas.— Provincia Cisplatina. — Relaciones con Norte América 
ó Inglaterra.— Rivadavia. — Guerra con el Brasil.— Guerra civil. — 
Juan Manuel Rosas —Sublevación de Urquiza.,— Batalla de Monte- 
Caseros.— Oaída de Rosas.— Urquiza.— Mitre.— Constitución federal. 
Guerra civil.— Guerra con el Paraguay.— Domingo Sarmiento. — Últi- 
mos acontecimientos. 

Limites*— La ConfederaciÓ9 Argentina confina al Sud- 
oeste con el Océano Atlántico, al Sur con la Patagonia, al Oeste 
con los Andes, que la separan de Chile, y al Norte con Bollvia. 
Este país fué descubierto en 1615 por Juan Diaz de Soliz, que 
se proponía encontrar un paso para las Indias. Soliz murió des- 
graciadamente á manos de los indígenas. 

Sebastián Caboto*— En 1626 Sebastián Caboto^ al 
servicio del emperador Carlos V, llegó á la desembocadura del 
Río de la Plata^ continuó sus exploraciones por el Paraná 
y construyó un fuerte, al que dio el nombre de Espíritu Santo. 
Oaboto se proponía llegar al Perú por el Paraná y envió sus 
agentes al emperador; pero en aquella época Pizarro habia lle- 
vado á cabo la conquista del Perú, y Caboto, cansado de espe- 
rar, re^rresó á la Corte. 

Conquista y eolonlaje*— En 1636 llegó al país 
una expedición capitaneada por Pedro de Mendoza, quien fundó 
á Santa María de Buenos- Aires. Mendoza fué combatido por las 
tribus de los Querandia; sufrió muchas privaciones^ perdió la 
mayor parte de su gente, y desesperando establecerse en la 
comarca con el titulo de adelantado que le habia conferido el 
emperador, regresó á España y falleció en el camino. Después 
de Mendoza fué electo jefe de la colonia Domingo Martínez de 
Irala, y proclamado gobernador y capitán general del Río de la 
Plata en 1538. Irala restableció el orden y sometió la tribu de 
los Ouarania. Le sucedió en el mandó de la colonia Alvaro 
Nufiez Cabeza de Vaca en 1641. El nuevo adelantado sometió 



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HISTORIA ARGENTINA 139 



las tribas de los Agaces y los Ouaycurús después de una san- 
grienta derrota que les hizo en 1543. Cabeza de Vaca, acusado 
por los suyos de torcida administración, fué reducido á prisión 
por sus subalternos y* enviado á España. 

Sucedióle Irala en el poder; éste h^zo una expedición peli- 
grosa al Perú: dejó en el poder á Francisco de Mendoza. A su 
regreso los colonos hablan aseñnado á Mendoza. Irala castigó 
á los asesinos. 

En 1654 Irala fué confirmado en el mando de la colonia por el 
emperador Carlos V^ dándole el titulo de gobernador y capitán 
general de todas las tierras por él sometidas. Irala fué uno de 
los jefes más esforzados de la conquista española; murió en 
1667. Sucedióle Francisco Ortíz de Vergara; á este arrebataron 
«1 gobierno con perfidia los espafloles Cha vez y Cáceres. La 
Audiencia de Chuquisaca nombró en su reemplazo á Juan Ortiz 
de Zarate á quien en 1572 pusieron preso sus mismos subalter- 
nos. Después de algún tiempo de prisión fué remitido á España. 

Zarate volvió con muchas dificultades á América; estuvo 
para caer en manos de unas tribus belicosas^ pero fué salvado 
por el oportuno auxilio que le prestó Juan de Garay, y víctima 
al fin de sus sufrimientos murió en el Paraguay en 1575 dejando 
por sucesor suyo al mismo Juan de Garay. Este fundó á Villa- 
Rica, á Santiago de Jerez y á Talavera. Garay, de carácter va- 
leroso y emprendedor, dio ensanche á las conquistas; pero des- 
graciadamente, por falta de precaución fué sorprendido por una 
tribu y asesinado 

En el siglo xvi, bajo el nombre de Paraguay quedaba com- 
prendido el territorio situado entre el Brasil y en estrecho de 
Magallanes y desde el océano Atlántico hasta las fronteras del 
Perú y Chile. 

En esta época llegaron al pais los padres de la compañía de 
Jesús con el objeto de convertir aquellas tribus al cristianismo. 
Los jesuítas fueron expulsados en 1650. Diez afios antes Espafia 
habia cedido á Portugal las siete misiones jesuíticas situadas 
á. la orilla oriental del Uruguay. 

En 1778 estas comarcas fueron constituidas en un vireinato 
llamado de Buenos-Aires, adquiriendo gran importancia política 
y comercial. 

Los Ingleses* — Los ingleses pretendían apoderarse 
de las provincias del Plata, y en Julio de 1806, probablemente 
A favor de la guerra entre Inglaterra y Espafia, el general Be- 
resford se apoderó de Buenos Aires. La ocupación fué de poco 
tiempo^ pues el general Liniers, francés al servicio de Espafia, 



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140 HISTORIA ARGENTINA 



atacó á los ingleses y les obligó & rendirse el 18 de Agosto de 
aquel mismo afio. Poco después cinco mil ingleses procedente» 
del Cabo de Buena Esperanza, intentaron apoderarse del terri- 
torio. Sir Home Pophan puso sitio á Montevideo, el que se vio* 
obligado á levantar en presencia de la entereza con que loa 
españoles defendieron la ciudad; mas al llegar nuevos refuerzo» 
al mando de sir Samuel Achmuty, ios ingleses establecieron 
nuevamente el sitio y la ciudad fué tomada por asalto Con los 
refuerzos llegados después al ejército inglés de ocupación, as- 
cendió, en 1807, á la cifra de doce mil hombres. 

Los ingleses se dirigieron después sobre Buenos Aires^ ciu- 
dad que defendía Liniers^ que, á la cabeza de los patriotas, de- 
rrotó completamente á los enemigos, quedando muchos prisio- 
neros. El virrey Sobremonte fué depuesto y en su lugar fué- 
puesto Liniers; pero la guerra hecha por los franceses á Espafia 
hizo sospechoso á Liniers, á quien se le quitó el poder y deste- 
rróse á Córdova, siendo en 1807 sustituido por Cisneros. 

Independenela. — El 26 de Mayo de 1810 Cisneros 
fué depuesto á su vez y se formó una junta revolucionaria qu& 
proclamó la independencia de las provincias que formaban el 
virreinato de Buenos Aires. Liniers se hallaba en Córdova y se 
proponía contrarrestar el movimiento revolucionario á la cabeza 
de más de mil hombres que habla podido reunir; mas al aproxi- 
marse las tropas revolucionarios, los soldados de Liniers se des- 
bandaron, y éste, hecho prisionero, fué fusilado, en unión de 
algunos de sus partidarios, en él lugar llamado La Cruz Alta. 

VletOPla de Sulpaelia*— El virrey del Perú, sabe- 
dor de los acontecimientos del Rio de la Plata, envió un cuerpa 
de ejército, al mando del coronel Córdova, á debelar la insu- 
rrección, y el 7 de Noviembre de 1810 dióse la acción de Suipa- 
cha, en la que fueron derrotados los realistas; y hecho prisio- 
nero Córdova, fué pasado por las armas. 

En8de Diciembre de 1810 cada provincia insurrecta orga- 
nizó una junta particular que envió diputado á la junta d» 
Buenos Aires, presidida por el coronel Saavedra. En esta época. 
el Paraguay desconoció á la junta de Buenos Aires, y Montevi- 
deo hizo otro tanto. 

El 2 de Marzo de 1811 la flota de Montevideo tuvo un com- 
bate con la de los independientes de Buenos Aires, en el cual 
ésta quedó completamente batida. 

Disensiones Intérlopes* — Poco después las di- 
sensiones habidas entre Saavedra, jefe de la junta, y Moreno, 
patriota influyente de Buenos Aires, mantuvieron en alarma 



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\ 

HISTORIA ARGENTINA l4l 



4l las provincias^ hasta que Saavédra tiió á Moreno una misión 
«diplomática á Inglaterra, obligándole con ese pretexto á salir 
«del paiSy y desterró á sus principales partidarios; 6 de Abril 
de 181 L 

Por este tiempo se recibió la noticia de haberse establecido 
la regencia en España, y como aun permanecía en la capital el 
antiguo virrey Cisneros^ hizo éste un esfuerzo para restablecer 
«el dominio español, conducta que le valió el destierro. Mientras 
tanto, el brigadier Elio^ que antes habla defendido á Montevi- 
-deo, habia ido á España y regresado con el titulo de virrey y ca- 
pitán general de las provincias del Rio de la Plata, y una de sus 
primeras providencias fué declarar traidora á la junta revolu- 
«cionaria de Buenos Aires. 

Belgpano; Pesuela; Artigas*— El 31 de Enero 
<le 1813 la Asamblea Constituyente consumó el acto de la eman- 
-cipación. Belgrano reunió. fuerzas, invadió el territorio del Alto 
Perú y derrotó en Salta á las tropas españolas; pero en Octubre 
y en Noviembre de aquel mismo año el realista Pezu^la derrotó 
A aquél cerca de Vilcapujio y á los alrededores de Ghuquisaca. 
£stos descalabros causaron la destitución de Belgrano, á quien 
reemplazó en el mando del ejército el coronel San Martin. Este 
obligó á los españoles á evacuar á Salta y la mayor parte del 
Alto Perú. En esta época figuró el guerrillero Gervasio Artigas, 
<l\ie habiendo comenzado á servir á la causa realista, se pasó al 
«ampo de los independientes, y en 1811 batió á los españoles en 
IjOs hiedras. Habiéndose^ separado de los revolucionarios, fué 
puesta su cabeza á precio, y mientras esto sucedía, la pl^za de 
Montevideo caia el 20 de Enero de 1814 en poder del ejército in- 
surgíante. 

En 1815 hubo, desgraciadamente, algunas disidencias entre 
los distintos bandos en que se hablan dividido los revoluciona- 
Tíos, y esto dio el triunfo al rebelde Artigas, que entró á Monte- 
video y se declaró protector de Entre-Ríos y Santa Fe. 

Pueyppedon* — En 1816 las provincias unidas de) Rio 
<ie la Plata proclamaron su independencia, y el Consejo general, 
reunido en Tucumán, eligió director á José Martin Pueyrredon. 
El 9 de Julio apareció el acta constitutiva de las provincias de 
la unión. Sin embargo, las disensiones, que no podían desapa- 
recer entre los hombres inñuyentes, dieron oportunidad á los 
f>rasilefio8 para invadir la Banda Oriental con un ejército de 
diez mil hombres y se apoderaron de Montevideo. Estas luchas 
no impidieron al general San-Martin para organizar un ejército 
<3ompuesto de argentinos y chilenos é invadir á Chile. La victo- 



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142 HISTORIA ARGENTINA 



ria de Chacabuco obtenida sobré los realistas, fué el premio de 
sus patrióticos esfuerzos. 

Federalistas y monarquistas* — £1 20 de Abril 
de 1819 el Congreso argentino publicó una Constitución que fué 
de corta vida. Gl estado de anarquía continuó en 1820, afio en 
que estalló la guerra llamada de los federalistas al tenerse no- 
ticia de que el Cabildo de Buenos Aires se proponía, con el apoyo 
de algunas potencias europeas, erigir las provincias en una mo- 
narquía. Los federalistas ganaron terreno, y se hallaban ya 
á las puertas de Buenos Aires^ cuando el 23 de Febrero de 1820 
se ñrmó el tratado llamado del Pilar, en que se disponía que lo» 
miembros del Qobierno serían sometidos á juicio por el hecho de 
adhesión al príncipe de Luca, á quien la Francia deseaba poner 
en el proyectado trono de Buenos Aires. En el país había tam- 
bién un partido llamado de los monarquistas ^ cómplice de los 
proyectos europeos, cuyo jefe era Pueyrredon, mientras que el 
feroz Artigas capitaneaba á los republicanos. Un encuentro- 
entre los partidarios de ambas opiniones tuvo lugar en Zepeda, 
que terminó con la derrota de los monarquistas y con la entrada 
de Artigas á Buenos Aires. Artigas no gozó mucho tiempo de su 
triunfo. Ramírez, uno de los más valientes de sus subalternos^ 
se rebeló contra él, le derrotó y le obligó á refugiarse en el Pa- 
raguay, en cuyo territorio murió olvidado mucho tiempo des- 
pués. Ramírez murió el 10 de Julio de 1821 en un combate cerca 
de Buenos Aires, y el general Rodríguez fué nombrado gober- 
nador de aquella ciudad, en cuyas tareas fué ayudado por el 
ilustrado ciudadano Bernardino Rivadavia en calidad de minis- 
tro de Relaciones Exteriores. Nombrado éste gobernador inte- 
rino en 1822« introdujo positivas mejoras en todos los ramos de 
la administración pública. 

Provincia eisplatina. — ^Nada bastón sin embargo^ 
para extinguir el espíritu de anarquía, y de este desorden, como 
en otras ocasiones, se aprovechó el Brasil para apoderarse de la 
Banda Oriental, la que fué anexada á aquel territorio en 1822^ 
bajo el nombre de Provincia Cisplatina, 

Relaciones con Nopte-América é Ingla--^ 
teppa. — El año siguiente la Inglaterra y los Estados Unidos re- 
conocieron la independencia de las repúblicas hispano-america- 
nas; y aun las Cortes españolas, rigiendo la liberal Constitución 
de 1812, nombraron comisionados para tratar de tan importan- 
te objeto; pero habiendo vuelto Fernando á ejercer el Poder 
absoluto, proscribiendo á los liberales, quedó anulado todo- 
cuanto las Cortes habían dispuesto. 



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HISTORIA ARGENTINA 148 



Rlvadavia*— En 1824 el partido independiente del Uru- 
guay triunfó y proclamó la autonomía del pai8, llamando al ge- 
neral La valle ja á ejercer el Poder ejecutivo, y en 1826 las pro- 
vincias unidas del Plata optaron por el sistema de unión bajo el 
nombre de República Argentina. Rivadavia recibió el titulo de 
presidente^ pero cansado de los negocios, volvió en 1827 á la 
vida privada, siendo reemplazado por López. 

Guerra eon el Brasil.— En ese afio el Brasil, pre- 
textando connivencias de la República Argentina con los que 
proclamaron la independencia de la Banda Oriental, declaró la 
guerra á aquella república^ hasta que después de encuentros ya 
favorables á una nación, ya á otra, se celebró un tratado el 27 
de Agosto de 1828, en que se reconocía de parte del Brasil la 
independencia del Uruguay con el nombre de República Gis- 
platina. 

Guerra elvU* — Apenas pasaron estos acontecimien- 
tos cuando estalla nuevamente en la República Argentina la 
guerra civil entre los unitarios y los federalistas^ siendo Lavalle 
jefe de los primeros y Dorrego de los segundos. Lavalle triunfó 
de sus adversarios y Dorrego fué pasado por las armas sin for^- 
ma de juicio, fin que casi siempre han tenido en Hispano-Am¿- 
rica los caudillos vencidos. 

La muerte de Dorrego sublevó la opinión del país en tales 
términos, que Lavalle fué depuesto y declarado fuera de la ley» 

Juan Manuel Rosas. — De 1829 á 1830, tantas 
desgracias producidas por el espíritu de partido no fueron bas- 
tantes para extinguir la lucha entre federales y unitarios. Los 
primeros, tenían por caudillos á López y á Quiroa, y los segun- 
dos, al mismo Lavalle. Este era el estado de las cosas cuando el 
partido de la confederación recibió un poderoso auxilio con los 
pamperos, mandados por Juan Manuel Rosas. No pudiendo. 
Lavalle luchar con ventaja, depositó el poder en manos del ge- 
neral Viamont. Se puso, sin embargo, á la cabeza del ejército, 
salió á campaña y fué derrotado en 1881. Derrotado Lavalle, 
Rosas fué nombrado gobernador de Buenos Aires; en esta vez ha- 
bía triunfado como federalista, antes había sido unitario acérrimo. 

El 4 de Enero de 1831 las provincias celebraron un tratado 
llamado Litoral en que adoptaban el federalismo como forma 
definitiva de gobierno. Rosas, no encontrando ya oposición, 
olvidó haber sido federalista para concretarse al afianzamiento 
de su poder personal y tiránico por medio del terror. Una de las 
víctimas de su tiranía fué el general Quiroa á quien mandó ase- 
sinar. 



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144 HISTORIA ARGENTINA 



Sulilevaelón de Urqui^a* — Cansado de tanto 
desafuero, el gobernador y comandante general de la provincia 
de Entre- RloSf general Urquiza, se sublevó contra Rosas el 1.^ 
de Mayj de 1861, y el 29 del mismo mes y afio se Armó en Mon- 
tevideo un tratado de alianza ofensiva entre el Brasil, la repú- 
blica del Uruguay y la provincia de Entre-Rios. El 8 de Octubre, 
Urquiza, mandando cinco mil hombres, hizo salir del Uruguay 
al general Oribe, que se hallaba al servicio del tirano Rosas. 

Batalla de Monte - Caseros* — Calda de 
Roaaa« — A principios de Enero de 1862, el ejército aliado 
compuesto de 27,000 hombres invadió la provincia de Buenos- 
Aires, y el 8 de Febrero siguiente, después de cinco horas de 
combate el ejército de Rosas quedó «enteramente derrotado en el 
lugar llamado Monte-Caseros. El tirano huyó con dirección 
i, Inglaterra. Fué convocado después uo Congreso, el que reuni- 
do en Santa Fe, votó la Constitución argentina el 1.^ de Mayo 
de 1863, habiendo sido electo presidente el general Urquiza. 
Es digno de mencionarse el eficaz auxilio prestado á los enemi- 
gos de la tiranía de Rosas por el gran patriota José Garibaldi 
A la cabeza de la legión italiana. 

I7]*qul2a« — Mitre.— Opuesto Urquiza á toda reforma 
liberal, había tenido antes de esa época que disolver el Congreso 
y que expatriar á los que él llamaba opositores. Esta conducta 
y sus costumbres licenciosas le enajenaron la opinión y simpa- 
tías del país. El convenio llamado de San Nicolás de Arroyo 
celebrado en 1862 con los gobernadores de las demás provincias^ 
había sido visto como un medio para asegurar su poder y le fué 
negada su aprobación por el Congreso de Buenos- Aires^ conducta 
que dio el resultado antes expuesto, de la disolución de la Cá- 
mara. 

Todo esto dio origen al pronunciamiento de 11 de Sep- 
tiembre dirigido por el coronel Bartolomé Mitre, mientras Ur- 
quiza se hallaba en Santa Fe tratando de reunir el Congreso 
que diese forma definitiva al gobierno del país. 

Urquiza puso sitio á Buenos Aires, ayudado del comodoro 
Coe. Después de cinco meses de sitio, Coe, recibiendo de los si- 
tiados una regular cantidad de dinero, levantó el bloqueo de 
Buenos Aires y se retiró á Montevideo; y quedancjo Urquiza 
impotente para seguir y sostener las operaciones de sitio, se vio 
en la necesidad de embarcarse y volverse á Entre Ríos. La cau- 
sa de Buenos Aires quedaba triunfante. 

Desdo esta época la República Argentina quedó dividida en 
dos partes; de la una se hallaba la confederación de trece pro- 



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HISTORIA ARGENTINA 146 



vincias bajo el mando de Urquiza y de la otra la provincia de 
Buenos Aires. 

En 1859 Urquiza, que ya no disimulaba sus deseos de ata- 
car á Buenos Aires, aparentó ceder á la opinión general y de- 
claró ia guerra á aquella provincia independiente. £1 23 de Oc-- 
tubre tuvo lugar un encuentro en Zepeda, en donde se desbandé 
al coronel Mitre la mayor parte del ejército que tenia á sus ór- 
denes. Quedóse sólo con unos mil ochocientos hombres^ y vién- 
dose rodeado de enemigos, se aprovechó de la noche para rom- 
per la linea. Mitre llegó á San Nicolás, embarcóse con su tropa 
en los buques que alli se hallaban bloqueados por la escuadra 
confederada, ahuyentó á ésta, hizo rumbo á Buenos Aires y lle- 
gó sin obstáculo alguno á esta ciudad, donde trató de ponerla 
cuanto antes en estado de defensa. Cuando Urquiza se proponía 
atacar y perseguir al reducido ejército de Mitre, éste se hallaba 
ya esperándole en Buenos Aires^ á donde aquél llegó poco des- 
pués con el desaliento propio del que con pocas fuerzas ataca una 
ciudad fortificada. Finalmente el día 11 de Noviembre, por me- 
diación del Paraguay^ ambas partes hicieron un convenio, en el 
cual se estipulaba que Buenos Aires quedaría incorporado en la 
Confederación á condición de que se modificase la Constitución 
federal vigente. 

En 1860 Derqui sucedió á Urquiza en el Gobierno de la 
Confederación, quedando éste como gobernador de Entre Rios. 
Mitre fué electo gobernador de Buenos Aires. * 

El 6. de Junio de 1860 se celebró un nuevo tratado, que tuvo 
por objeto completar el de II de Noviembre anterior. 

CoüBtitueión federal • — Guerra el vil • — 
El 20 de Septiembre del mismo afio fué votada la Constitución 
federal y proclamada solemnemente en Buenos Aires y en Pa- 
raná. Por desgracia aparecieron nuevamente síntomas de dis- 
cordia; la provincia de San Juan se alzó y asesinó al goberna- 
dor. Derqui, que se hallaba á la cabeza de la federación^ mandó 
restablecer el orden; sus disposiciones fueron mal interpretadas 
y la pacificación produjo la guerra civil, que hizo derramar 
sangre á los diversos partidos. Poco después^ la llegada de las 
tropas federales á Córdova en son de amenaza motivó la revo- 
lución de esta provincia. Los acontecimientos de Córdova hicie- 
ron tomar precauciones á la provincia de Baenos Aires, con- 
ducta que dio pretexto al Gobierno de Paraná para declararle 
la guerra á aquella provincia, volviendo á aparecer los antiguos 
odios. Los tratados de 11 de Noviembre y de 6 de Junio fueron 
anulados y Urquiza se puso á la cabeza del ejército. Ambos 

10 



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146 HISTORIA ARGENTINA 



'ejércitos se encontraron el 17 de Septiembre en el lugar llama- 
do Arroyo del meiiOy y después de un combate sangriento se 
pronunció ia retirada del ejército federal. Asi terminó la fede- 
ración en favor del Gobierno unitario de Buenos Aires, á cuya 
cabeza se hallaba el general Mitre, vencedor en la que fué lla- 
mada batalla de Pavón. 

Mitre, tratando de establecer la concordia ente los diferen- 
tes partidos, mandó con la Constitución de 1863 modificada por 
el Congreso de Buenos Aires el 6 de Junio de 1860. Electo pre- 
sidente constitucional, inauguró su gobierno el 7 de Octubre de 
1862 y trabajó incansablemente en favor de la prosperidad de 
su pais. 

Guerra eon el Paraguay* — Cuando el estado 
próspero de la República Argentiua^ bajo la administración del 
general Mitre^ auguraba un porvenir lisonjero para el pala, los 
agravios inferidos por el general López, presidente del Para- 
guay, al Brasil, á la República Argentina y alUruguay, obliga- 
ron ai Gobierno de Buenos Aires á hacer causa común con estas 
potencias y declarar en 1866 la guerra al Paraguay, en la cual 
Mitre dio á conocer una vez más sus talentos militares. 

Domingo Sarmiento.— En 1868 fué electo presi- 
dente en sustitución del general Mitre el doctor Domingo Sar- 
miento, tan conocido por sus trabajos en favor de la difusión de 
Jas luces. La guerra continuó contra el Paraguay, cesando las 
hostilidades hasta en 1870, que después de la muerte del dicta- 
dor Solano López fué ocupado el territorio. 

Últimos aeonteeimientOB.— En 1874 cesó, con- 
forme á la Constitución, en la presidencia de la república, el 
doctor Sarmiento, y fué electo popularmente el doctor Avella- 
neda. Poco después el general Mitre, que como candidato á la 
presidencia habla disputado su eleccón. al doctor Avellaneda, 
promovió una insurrección, la que fué debida y oportunamente 
sofocada. En ese mismo año hubo una disputa de limites entre 
la República Argentina y el Paraguay, alegando esta nación 
pertenecerle en el territorio d^l Chaco desde el Río Bermejo 
hasta la bahfa negra, al de las misiones y á la isla del Cerrito 
ó Atajo. Ft^lizmente esta disputa se arregló pacificamente. 

En 1880 fué electo el doctor Julio A. Roca, que gobierna el 
pais tranquilamente, de cuyo puesto tomó posesión el 12 de 
Octubre del mismo afio. 



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HISTORIA DEL URUGUAY * 147 



CAPITULO XXX 

Historia del Uruguay 

Límites.— Independencia.— Rivera.— Guerra con Buenos Aires.— Graribal- 
di; batalla de la «India Muerta».— AUanzii contra el Paraguay.— 
Caída y muerte de Flores.— Sucesos posteriores. 

Limites* — La república del Uruguay está comprendida 
entre el Brasil al Norte, el Rio de la Plata al Sur, el Rio Uru- 
guay al Oeste y el Atlántico al Sudeste. El Uruguay tiene mu- 
chos puertos cómodos á las orillas del rio, desde Maldonado 
hasta el Río Negro. El pais goza de un clima delicioso. 

Independeneia. — El Uruguay perteneció al vireina- 
to de Buenos Aires con el nombre de Banda Oriental. Fué inva- 
dido después por los portugueses é incorporado al Brasil bajo el 
nombre de Provincia dsplafina, y fioalmente, por el tratado 
de 27 de Agosto de 1828, la Banda Oriental fué declarada inde- 
pendient;e, gracias á la mediación de la Oran Bretaña^ y pro- 
clamó su Constitución con fecha 18 de Julio de 1830. La pobla- 
ción de la república aumenta cada dia, merced á la constante 
emigración europea. El 24 de Octubre del minmo año fué electo 
presidente de la república el general Rivera, uno de los patrio- 
tas más distinguidos que ha producido el pais. Le sucedió el ge- 
neral Manuel Oribe en 1834 y á quien Rivera derribó en Octu- 
bre de 1830. 

Guerra eon Buenos Aires.— En 1840 Rosas^ el 
tirano de Buenos Aires, descontento de Rivera por el apoyo que 
éste prestaba á los emigrados argentinos, declaró la guerra al 
Uruguay. Rivera explotó el odio que en su mismo pais inspira- 
ba Rosas, no hizo más que lanzar á los emigrados argentinos, 
quienes, favorecidos por la escuadra francesa, llegaron hasta 
los puertos de Buenos Aires. Por desgracia los franceses hicie- 
ron la paz con el tirano y los insurrectos argentinos^ no tenien- 
do ya aquel punto de apoyo, se retiraron. Rivera quiso, sin 
embargo, continuar la lucha y se apoderó de las provincias de 
Entre Ríos y Corrientes. El general Oribe, á la cabeza del ejér- 
cito argentino, derrotó á Lavalle en Famayo, en Octubre 
de 1841, y el 6 de Diciembre de 1842 venció al mismp Rivera en 



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148 HISTORIA DEL URUGUAY 



el Arroyo Orande. El ejército argentino invadió el Uruguay 
7 el 18 de Febrero de 1843 Oribe puso sitio á Montevideo. 
Garibaldi; batalla de la India Muerta. — 

En esta época merecen mencionarse los heroicos esfuerzos de 
Garibaldi en favor del Grobierno de Montevideo y contra el tira- 
no Oribe. £1 patriota Rivera hizo cuanto pudo por defender el 
territorio; pero el 18 de Marzo de 1846 fué batido completamen- 
te por Urquiza, al servicio del tirano Rosas^ en la India Muerta. 
El y los restos de su ejército se refugiaron en el territorio veci- 
no. El Uruguay quedó á merced del tirano de Buenos Aires 
hasta 1851, época en que el general Urquiza se pronunció con- 
tra Rosas y le derribó del Poder. Desde entonces el pais se ha- 
llaba dividido en dos partiios: el de los colorados, que consti- 
tuían el elemento liberal, y el de los blancos^ que sostenían las 
ideas conservadoras y retrógradas. 

Alianza contra el Paraguay.— £1 Uruguay, 
como el resto de la América, ha sido el teatro del despotismo 
militar. En 1866 el presidente Aguirre fué derribado por el ge- 
neral Venancio Flores, merced al apoyo que á éste prestó el 
Brasil. Como una muestra de agradecimiento^ Flores^ ya pre- 
sidente del Uruguay, se apresuró á firmar con el Brasil y la 
República Argentina el tratado llamado la triple alianza contra 
el Paraguay. Flores fué un verdadero dictador en el Gobierno, 
lo que le enajenó las simpatías del pais. 

Calda y muerte de Flores. — El 7 de Abril 
de 1868 estuvo á punto de ser derribado por su mismo hijo. Con- 
servó el poder gracias á la enérgica intervención que en su fa- 
vor tomó el cuerpo consular. Después de este hecho el dictador 
aparentó el propósito de retirarse del poder, convocó un Con- 
greso y decretó se procediese á la elección de presidente cons- 
titucional. Por desgracia, la ambición le cegó; propuso al pueblo 
sil misma desopinada candidatura, y viendo los patriotas que 
para derribarle del poder no quedaba más recurso que las 
armas, estalló la revolución en la ciudad del Salto, y el 20 de 
Febrero de 1869 en la misma ciudad de Montevideo, y Flores fué 
asesinado al encaminarse en carruaje de su casa al edificio del 
Gobierno. Los tumultos proclamaron dictador á Bernardo Berro, 
pero triunfó la causa del orden; ocupó la presidencia de la Re- 
pública Pedro Várela, presidente del Senado, uno de los jefes 
del partido liberal, y B^rro fué reducido á prisión y fusilado, 

SueesoB posterlorea.— El i."" de Mayo de 1874 fué 
proclamado Elauri presidente de la República por cuatro afios; 
pero éste nada hizo por atraerse la opinión del pais. £1 16 de 



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HISTORIA DEL PARAGUAY Y PATAGONIA 149 

Snero de 1876 estalló ua proaunclamiento militar que proclamó 
presidente provisorio á Pedro Várela; éste fué más tarde electo 
presidente constitucional. 

En 1876, en el mes de Marzo, Várela fué derribado del Go- 
bierno por el coronel Latorre^ que funcionaba como ministro de 
la Querrá. 

Al coronel Latorre^ que fué otro dictador , sucedió el doctor 
Vidal, en 1830, y por dimisión de éste fué llamado á la presi- 
dencia el general Máximo Santos, tomando posesión de su cargo 
el I."" de Marzo de 1882. £1 16 de Junio del mismo alio estalló 
una revolución acaulillada por Máximo Pérez^ la que fué pron- 
tamente sofocada. 



CAPÍTULO XXXI 
Paraguay y Patagonia 

Lfniites.— Conquista.— Los guaranís. —Civilización de los indígenas.— In- 
dependencia —El doctor Francia.— Consulado. — G-uerra contra el 
Brasil, Uruguay y Buenos A^ires.— Sucesos posteriores.— Palagonía. 

Limites. — El Paraguay se halla situado entre el Brasil 
y la Confederación Argentina; aun no están sefialados sus lími- 
tes con exactitud. Antiguamente, bajo el nombre de Paraguay» 
se conocía todo el pais comprendido entre el Brasil y el estrecho 
de Magallanes, y el Océano Atlántico hasta las fronteras del 
Perú y Chile, pais que constituía en tiempo de la dominación 
española el vireinato de Buenos Aires. Este territorio fué des- 
cubierto por Sebastián Caboto en 1626. 

Conquista. — Loí) españoles, mandados por Ayolas, 
conquistaron el pais en 1538 y fundaron ja Asunción, que más 
tarde fué la capital del territorio. A Ayolas sucedió en el mando, 
como gobernador y capitán general del Rio de la Plata, Domin- 
go Martínez de Irala, en cuya época se completó la conquista 
del Paraguay. Irala fué reemplazado por Alvaro Núñez Cabeza 
de Vaca. 

LoB guaranis.— En 1639 estuvo á punto de ser exter- 
minada la colonia del Paraguay por la tribu de los Guaranis; 
pero gracias al aviso recibido á tiempo por los españoles, la 



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150 HISTORIA 



conspiración abortó y sus autores fueron condenados á la última 
pena. Más tarde fueron sometidos los Ayaces y los Guaycurds, 
tribus demasiado belicosas. 

Puesto nuevamente Irala á la cabeza del Oobierno colonial, 
emprendió una expedición para lograr establecer una comuni- 
cación con la colonia del Perú. Irala lo consiguió al fin, aunque 
sin más resultado que haber reclutado doce mil indios. 

CivillBaeióii de los indígenas.— Débese á los 
jesuítas la civilización de los indios del Paraguay, cuyo país fué 
dividido por ellos en Reducciones. Después de la expulsión de 
los jesuítas en 1768^ que habían monopolizado el comercio, al- 
gunas tribus volvieron á su antigua barbarie. 

Independeneia. — En 1810 estalló una revolución 
contra el Gobierno español, la cual fué sofocada. Sin embargo, 
el partido de los independientes tomó cuerpo, y en 1811 expulsó 
definitivamente á los espafioles, nombró una Junta de gobierno, 
bajo la presidencia del alcalde José Rodríguez de Francia, y el 
12 de 0(;tubre el país fué declarado independiente. 

En 1818 fué proclamada la República, bajo el gobierno de 
dos cónsules, que lo fueron Florencio Jegros y el doctor Gaspar 
Francia. 

SI doetor Franela* — El 3 de Octubre de 1814 el 
doctor Francia hizo desaparecer esa forma de gobierno y logró 
declararse dictador por cinco aflos, y el 1.® de Mayo de 1816 
dictador perpetuo. Su gobierno fué tiránico y exclusivista; ce- 
rró los ríos á todo comercio extranjero y se declaró duefio ab- 
soluto de las rentas públicas. Francia pasó á vivir á la casa 
donde habían residido los gobernadores españoles; no tuvo 
á nadie por consultor, su vida era austera y recelosa. Alejó del 
ejército con varios pretextos á los oficiales de algún prestigio 
y expulsó del país á algunos. Sometió á los soldados á una se- 
vera disciplina, tomando por base la obediencia absoluta á sus 
órdenes dictatoriales y arbitrarias. Al salir á la calle se hacía 
rodear de gendarmes que al principio alineaban á los transeún- 
tes al pasar el dictador, y terminaron después por hacer retro- 
ceder á sablazos á cuantos encontraban. Asi es que al pasar el 
dictador, las calles quedaban desiertas y las puertas y ventanas 
de los edificios se cerraban. Las cárceles se hallaban repletas, 
y los prisioneros' de estado estaban sujetos á privaciones odio- 
sas, y de este lugar muchos de ellos marchaban al, patíbulo. La 
ciudad donde residía el dictador parecía un cementerio, por el 
silencio profundo que reinaba. Nadie se atrevía ni en secreto 
á condenar la conducta de aquel sombrío tirano, que en 1840 



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DEL PARAGUAY Y PATAGONIA 15Í 

• • m . ■ ■ ' ■ - ■ 

murió desconfiando de todos^ después de haber empobrecido al 
pala con expoÜHciones sin* cuento. 

Consulado. — A su muerte el poder ejecutivo quedó 
constituido por dos cónsules: Martin Roque Alonso y Carlos An- 
tonio LópeZ; sobrino- del dictador. Se formó una Constitución 
que tendia al más refinado despotismo. Reunióse un simulacro 
de Congreso en 1844, que la aprobó sin discutir, y López fué 
instalado en la presidencia de la llamada república. López abrió 
el Paraguay al comercio extranjero^ y logró de esta manera 
aumentar las rentas, pero la mayor parte de ellas iban á su caja 
particular y casi tenia participación en todos los negocios que 
se hacían en el pais. López manchóse también con la sangre de 
sus compatriotas. 

El 10 de Septiembre de 1862, fecha de la muerte del dicta- 
dor López, sucedió á éste en el poder su hijo el brigadier Fran- 
cisco Solano López, que en 1858 habla ido á terminar su educa* 
ción en Europa, y sido nombrado, para que su estadía fuera 
costeada por el Estado, ministro del Paraguay cerca de los'Go-» 
biernos de Inglaterra y de Cerdefia^ y cuando volvió al pais fué 
nombrado ministro de Guerra y Marina. 

Guerra eontra el Brasil^ Uruguay y Bue- 
nos Aires. — En 1866, con motivo de los agravios inferidos 
por el dictador del Paraguay á los Gobiernos del Brasil, Uru- 
guay y Buenos Aires, le fué declarada por estas potencias la 
guerra á aquella República, en la cual dio á conocer López 
grandes dotes militares. Los paraguayos, conducidos por su va- 
liente caudillo, dieron pruebas de mucha energía y de indoma- 
ble valor. La guerra del Paraguay, en la que hasta las mujeres 
tomaron participación, es digna de una leyenda. Al fin, el Pa- 
raguay quedó agotado, y López, después de haberse inmortali* 
zado en cien combates, sucumbió en 1870 en el campo de Aqui- 
daban. «Si López — dice Cortés— hubiese unido á sus cualidades 
de eoldado y de patriota las virtudes de un gran magistrado, 
seria hoy una figura de las notables de América.» 

Sueesos posteriores. — En el mes de Julio del mis- 
mo afio fué firmada )a p»z entre las potencias coligadas y el 
Gobierno provisorio del Paraguay, y á priDcipios de Agosto si- 
guiente Rivarola fué electo presidente constitucional. En 1872 
le sucedió en el poder el vicepresidente Salvador Jovellanos. 
En este afio se firmó un tratado definitivo de paz entre el Brasil 
y el Paríiguay, en el cual se estipuló que la frontera común á los 
dos países fuese forraada por el curso del Paraná, desde la des- 
embocadura del Ignassu hasta la catarata de las siete caídas. 



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152 HISTORIA DEL PARAGUAY Y PATAGONIA 

Después seguirla la linea de división de las aguas, el largo áh 
las sierras de Maracajú y de Amambay y baja hacia el río Para- 
guay por el curso del rio Apa. 

El Paragfuay ha reconocido al Brasil una deuda de trescien* 
tos sesenta millones de pesos. En cambio, el Brasil garantiza ia 
independencia del Paraguay y conservó sus tropas por diez años 
en el territorio paraguayo, el que fué definitivamente evacuado 
el 22 de Junio de 1876. 

En 1877 fué asesinado el presidente Juan Bautista Gilí, 
consecuencia de las pasiones de partido, y el 12 de Abril del 
mismo afio tomó posesión de aquel puesto Higinio Uñarte en su 
calidad da vicepresidente de la República. 

El 20 de Noviembre de 1882 tomó posesión de la presiden- 
cia de la República el general Bernardino Caballero. 

El 20 de Abril de 1883 el Paraguay celebró un tratado de 
paz con la República del Uruguay, por el cual aquel pala reco- 
noció como deuda suya la cantidad de^ tres millones' seiscientos 
noventa mil pesos como importe de los gastos de guerra hechos 
por la República oriental en 1866, deuda que por el mismo tra- 
tado fué remitida por la República del Uruguay «como una 
prueba — dijo su representante — de confraternidad sudameri- 
cana». 

En 1884 llegó á la Asunción la expedición boliviana, que, 
partiendo del Jauja y atravesando el Chaco por la margen de- 
recha del Pilcomayo, realizó una de las más grandes empresas 
en favor del comercio, pues de ella resultó ser navegable el 
Pilcomayo y que era ya un hecho realizado la comunicación in- 
terior entre Solivia y el Paraguay á través del Chaco. 

Patagronia. — Esta es la región más meridional de la 
América del Sur. Se halla situada al Sur de Chile y de la confe- 
deración argentina. La Patagonia está limitada al Oriente por 
el Océano Atlántico, al Oeste por el Pacifico, por el Rio Negro 
al Norte y al Sur por el estrecho de Magallanes Es un pais muy 
frió y montuoso. Al Norte de este territorio se hallan los Arau- 
canos y los Puelches y al Sur los Patagones. 

Este pais fué descubierto por Fernando de Magallanes, al 
servicio del rey de España, en 1619. El comodoro Pyren en 1764 
y el capitán Wallis en 1766 han publicado datos exactos y ex- 
tensos sobre esta región. El Gobierno de Buenos Aires pretende 
la soberanía de ese país. 



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HISTORIA DEL BRASIL 153 



CAPÍTULO XXXII 

Historia del Brasil 

Limites.—Descubrimiento y colonización. --Establecí míenlos franceses. — 
Los paulistas.— EstablecinQientos holandeses.— Expulsión de los ho- 
iandeses.-'lndependencia.— Pedro II. 

Limites.-T-Este inmenso territorio se halla situado entfe 
Venezuela y las Guayanas al Norte; la Confederación argenti- 
na, el Uruguay, el Paraguay y Solivia al Sur; el Perú y la 
Nueva Granada al Oeste^ y el Océano Atlántico al Este. Las tri- 
bus que poblaban el pais antes de la llegada de los espafioles 
eran las de los Tupis y Tujpinambas^ que, según la. tradición, 
eran provenientes de las regiones situadas hacia el Sur del 
trópico. 

Los indígenas designaban á Dios con el nombre de Tupa; 
Tupacasnunga era el trueno, y Tupdbesaha el relámpago. Ha- 
blaban de un dios malo llamado Anhanga. Al dialecto de los in- 
dígenas dieron los portugueses el nombre de lingoa geral. Exis- 
tia la tribu errante de los Muras, parecida en sus costumbres 
¿ los gitanos de Europa. 

Deseubrlmiento y eolonlasaeión.— El Brasil 
fué desculñerto por Alvarez Oabral^ y desde luego quedó desig- 
nado aquel territorio como lugar de deportación^ y comenzó 
á ser colonizado en 1631. 

Antes de Cabral habla tocado en ese territorio Vicente 
Yáfiez Pinzón, el 26 de Enero del mismo ai3o^ por los ocho gra- 
dos latitud meridional, cerca de Pernambuco, y visitado algunos 
puntos de la costa. Este hecho no tuvo importancia alguna para 
Espafla. Tres meses después Cabral tocó en el Brasil por casua- 
lidad, pues éi se dirigía á las Indias orientales^ huyendo de los 
vientos variables de tierra y de las calmas que podían retardar 
su viaje. Cabral creyó al principio que la costa que percibía 
sería parte de una isla; mas costeando hacia el Sur, observó 
que era uo extenso país. Al priDcipio esta región fué llamada 
Vera-Cruz; más tarde fué conocida con el nombre de Brasil, 
¿L causa de la madera tintórea hallada en sus bosques. 

Es tradición que un náufrago portugués en las costas del 



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154 HISTORIA DEL BRASIL 



Brasil, llamado Diego Alvarez Correa, escapó de ser devorado 
por las tribus; logró influir en ellas á fuerza de astucia, y casó 
con la^ india ParagUasú, hija del jefe de la tribu, con lo cual 
quedó duefio de un vasto territorio. Alvarez fué á Portugal 
y logró que el rey dispusiese una colonización activa^ que se 
efectuó. El rey nombró gobernador general de la colonia á To- 
más Sousa j quien fundó la ciudad de San Salvador. Después 
fundó á San Sebastián de Rio Janeiro sobre una bahia extensa 
y pintoresca. 

BstableeimiéntoB franeeses.— En 1555 la fer- 
tilidad del suelo brasileño determinó á los franceses á fundar 
establecimientos en aquel territorio con familias protestantes; 
pero, por desgracia, se dio comisión para ello á un tal Ville- 
gagnon^ hombre que carecía de dotes á propósito, y la empresa 
fracasó. 

LOB pauliStaB.— De 1560 á 1562 los indígenas hicie- 
ron esfuerzos para sacudir el yugo de los conquistadores, pero 
no pudieron más que devorar al portugués liheos Coelho, que 
cayó en sus manos. Después se organizó una colonia fuerte 
y emprendedora llamada de los paulistas, á quienes, en gran 
parte^ se debió la completa sumisión del pais á la corona de 
Portugal. 

Satableeimientos liolandeseB. — En 1624 ios 
holandeses se apoderaron de una parte del Brasil y fundaron 
la ciudad de Mauricio de Nassau. En diez y siete años conquis- 
taron los holandeses cerca de trescientas leguas del litoral, 
y aun llegaron á ocupar la ciudad de San Salvador; pero los 
portugueses la recuperaron poco después. El mismo príncipe 
Nassau hizo una nueva tentativa sobre San Salvador, pero salió 
derrotado por los portugueses en 1637. En 1643 el principe fué 
llamado á Europa por tener noticia los Estados generales que 
él pensaba crearse en Amérifca una soberanía hereditaria, y la 
colonia dejó de prosperar. 

Expulsión de los bolandeses.— Después de 
la revolución que derribó á Felipe IV del trono de Portugal 
para colocar á la familia de Braganza, los holandeses consintie- 
ron en dejar á los portugueses las provincias brasileñas. A par- 
tir de esta época hubo algunos disturbios entre los portugueses 
y los holandeses que aun permanecían adueñados del territorio, 
hasta que los portugueses, después de algunos sangrientos com- 
bates, expulsaron definitivamente á los holandeses en 1654. 

Independencia. — Río de Janeiro fué declarado capi- 
tal del Brasil en 1773 y á esta ciudad fué la corte de Portugal 



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HISTORIA DEL BRASIL 155 



á fijar su residencia en 1808 cuando los franceses echaron al 
rey Juan VI de sus estados. En 1821 el rey se embarcó para 
Portugal^ nombrando á su hijo príncipe regente. Las Cor- 
tes portuguesas decretaron una Constitución^ extensiva también 
al Brasil, disponiendo tratar á este país como una colonia. Don 
Pedro resolvió, de acuerdo con la opinión de la generalidad, 
resistir aquella resolución de las Cortes, y los brasileños en 1822 
le proclamaron principe regente constitucional y defensor perpe- 
tuo del Brasil. Algunos meses después, el 12 de Octubre de 1822^ 
la Cámara de diputados brasilefios le confirió el titulo de empe- 
rador constitucional^ y declaró la separación completa del Bra- 
sil del dominio de Portugal, independencia que fué reconocida 
por Juan VI en 16 de Noviembre de 1826. Después de este he- 
cho murió el rey de Portugal,' dejando á su hijo la corona del 
reino; mas éste la cedió á su hermana Maria. Habiéndose apo- 
derado don Miguel, tio de dofia Maria, del trono de Portugal, 
don Pedro resolvió hacer valer los derechos de su hermana aun 
por medio de las armas^^ contando para ello con los recursos del 
Brasil. 

Esto descontentó al pais y promovióse una sublevación 
en Rio Janeiro, que obligó al emperador, el 6 de Abril de 1881, 
á abdicar el trono en favor de su hijo don Pedro II, que es 
quien hoy reina y ha realizado el progreso que se nota en 
aquel pais. 

Pedro II. — El emperador reinó bajo tutela hasta el 23 
de Julio de 1840 y fué coronado solemnemente el 18 de Julio 
de 1841. Como la mayoría habia sido declarada antes del térmi- 
no legal, hubo alguna agitación en el imperio; los opositores 
triunfaron en las elecciones y esto motivó la disolución del Con- 
greso. Los opositores apelaron á las vias de hecho y lograron 
sublevar las provincias de San Pablo y de Minas Geraes. En 
Julio de 1842 José Feliciano, jefe de los insurrectos, tenia reuni- 
dos seis mil hombres; pero el general Carias, al servicio del 
imperio, derrotó en Santa Lucía al jefe insurgente y el orden 
quedó restablecido. 

En 1865 hizo el Brasil causa común con el Uruguay y la 
República Argentina contra el Paraguay, á cuyo país declara- 
ron la guerra, la cual terminó en 1870 en favor de los aliados. 

El emperador del Brasil es uno de los hombres más ins- 
truidos de la época. En 1871 viajó de incógnito por Europa, en 
donde proporcionó considerables recursos á las clases meneste- 
rosas y á artistas pobres y concedió condecoraciones distingui- 
das á los hombres de letras más notables del mundo. La ley de 



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166 HISTORIA DE LAS GUAYANAS 

emancipación de los esclavos es uno de sus timbres más glo- 
riosos. 

Últimamente^ en 1831^ se ha descubierto una inscripción 
en la que aparece que los fenicios llegaron al Brasil unos cinco 
siglos antes de Jesucristo. 



CAPÍTULO XXXIII 
Historia de las Ouayanas 

Lfmites.--De8Cubrimiento y colonización.— Divisiones. 

Limites*— Las Guayanas son tres: inglesa, holandesa 
y francesa; componen un territorio limitado al Oeste por Vene- 
zuela, al Sur por el Brasil y al leerte y al Este por el Atlánti- 
co. Existían las Quayanas espadóla y portuguesa; la primera 
fué anexada á Colombia y la segunda al Brasil. 

DeBOubrimiento y colonlBaeióii.— Diego de 
Ordaz fué el primero que acometió Ja empresa de remontar el 
Orinoco. Su primera expedición fué desgraciada, en la segunda 
llegó á explorar hasta el rio Meta. 

En 1624 una sociedad de mercaderes interesados en el co- 
mercio de maderas de tinte se organizó en Rouen y formó una 
colonia sobre las riberas del rio Sinnamary. Más tarde los fran- 
ceses fundaron á Cayena. Poco después se establecieron los in- 
gleses en lo que hoy constituye la Óuayana inglesa. La colonia 
francesa, cuyo núcleo era la «Compañía de la Francia equinoc- 
cial», prosperó en la época de Luis XIV. En la época de la 
Revolución francesa se designó á Cayena como un lugar de de* 
portación. 

División.— La Guayana inglesa es la más occidental. 
Tiene por capital á Qeorgetown. El gobierno de la colonia está 
conñado á un gobernador y á una junta compuesta de siete 
miembros. 

La Guayana francesa tiene por capital á Cayena, está divi- 
dida en cantones y es administrada por un gobernador^ asistido 
de un consejo privado. 

La Guayana holandesa está separada de la inglesa por el 
Corentin y de la Guayana francesa por el Maroni. Tiene por 
capital á Paramaribo. 



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HISTORIA DE LAS ANTILLAS 157 

La Gaayana inglesa formaba parte de la Guayana holan- 
desa; pero los ingleses se apoderaron de ella en 18c8 y se la hi- 
cieron ceder en 1814. 

De lo que hoy se llama Guayana francesa se apoderaron 
los portugueses en 1809 y la poseyeron hasta 1817, época en 
que esta coloaia fué restituida á la Francia. 

Belativamente á la Guayana holandesa, los holandeses in* 
yadiéron y se apoderaron de ese territorio en 1667. Durante la 
Revolución francesa^ y cuando la Holanda cayó en poder de las 
armas republicanas, los ingleses se apoderaron de toda la colo- 
nia, y la restituyeron después de la paz de Amlens en 1802, 
pero, como se dijo antes^ habiendo tomado una parte los ingle- 
ses en 1808, quedaron de ella en posesión definitiva en 1814. 



CAPÍTULO XXXIV 

Historia de las AntUlas 

Antillas: división.— Cristóbal Colón.— Conquista: la isla de Cuba.— San- 
to Domingo.— Puerto Rico.— Jamaica.— Las demás Antillas. 

Antillas: división*— Se da el nombre de Antillas 
á un vasto archipiélago situado en el Océano Atlántico al Este 
del golfo de Méjico^ entre las dos Américas. Comprenden más 
de trescientas islas ó islotes y llevan también el nombre de 
Indias OccidentaleSy porque las Antillas fueron las tierras pri* 
meramente descubiertas por Cristóbal Colón, que creyó llegar 
á la extremidad de la India. 

Las Antillas se dividen en dos grupos: las islas Lueayas 
ó Bahama y las Antillas propiamente dichas, las que se subdivi* 
den en grandes y pequeñas Antillas. Las cuatro principales islas 
de las grandes Antillas son: Cuba^ Haiti ó Santo Domingo^ Jor 
maica y Puerto Eico. Las demás están divididas en diferentes 
grupos pequeños. 

La historia de las Antillas está enlazada con la del descu- 
brimiento de América, el cual se verificó como sigue: 

Cristóbal Colón.— El genovés Cristóbal Colón, esti- 
mulado por los viajes de los portugueses á la India, y leyendo 
libros y manuscritos de viajes, formó el proyecto de llegar á las 
Indias surcando el Atlántico hacia Occidente. El se proponía 



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158 HISTORIA DE LAS ANTILLAS 

realizarlo, pero necesitaba auxilios pecuniarios ó protección 
para tamafia empresa; propuso su proyecto á Oénova, después 
á Venecia, más tarde al rey de Portugal, sin resultado alguno 
favorable. Comunicó su proyecto á los reyes espafioles y sufrió 
el mi3mo desaire. Se proponía dirigirse al rey de Inglaterra, 
cuando inmediatamente después de la toma de Granada por los 
espafioles se le hizo llamar y le fueron concedidos los recursos 
que deseaba. Preparáronse en Palos tres carabelas: la Santa 
Mariay la Niña y la Pinta, y el 3 de Agosto de 1492 se hizo á la 
vela aquella pequefia expedición. Varias tentativas hicieron los 
marineros para obligar á Colón á regresar á Espafia, hasta que 
el 12 de Octubre se oyó el grito de ¡tierra! lanzado por la tripu- 
lación de la Pinta, La tierra descubierta era la isla de Guana- 
hani ó San Salvador, una de las Lucayas, de la cual se tomó 
posesión en nombre de los reyes de Espafia. 

Colón descubrió después tres islotes y llegó á una isla lla- 
mada Cuba. 

Colón descubrió á Haití y determinó volver á Europa á dar 
cuenta de su famoso descubrimiento. En el segundo viaje des- 
cubrió á Jamaica, afio de 1493. 

El 1.° de Agosto de 1498, en su tercer viaje, llegó á la isla 
de Trinidad y descubrió las bocas del Orinoco. 

Conquista: la isla de Cuba. — A los descubrí^ 
mientes sucedió la conquista. Diego Velázquez conquistó y fué 
nombrado gobernador de la isla de Cuba. Esta colonia progresó 
rápidamente. En 1762 los ingleses se apoderaron de la isla, pero 
tuvieron que renunciar á la posesión de ella en 1763. Cuando 
los espafioles recuperaron- la posesión de la isla se dedicaron 
á conservarla levantando sólidas fortificaciones. La esclavitud 
fué introducida y la colonia progresó rápidamente. 

Cuando. al principio del siglo xix la América meridional 
luchó y obtuvo su independencia, los patriotas tuvieron el pro- 
pósito de mandar una expedición para libertar á Cuba del poder 
espafiol, mas á ello se opuso el Gobierno de los Elstados Unidos, 
y el proyecto fracasó. "^ 

En 1836 el patriota Narciso López, en unión del general 
espafiol Lorenzo, se sublevó por primera vez contra el gobierno 
colonial, pero ésta no tuvo resultado alguno. En 1848 hizo en 
vano un nuevo esfuerzo. En 1860 organizó el mismo López una 
expedición en los Estados Unidos y desembarcó al Sur de Cuba, 
en el punto de Cárdenas; puso preso al gobernador espafiol 
y marchó al interior de la isla; pero bien pronto fué rechazado 
por el ejército espafiol. Abandonó las islas y refugióse en los 



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HISTORIA DE LAS ANTILLAS 159 

Estados Unidos, donde organizó una nueva expedición, con la 
que desembarcó el 12 de Agosto de 1861 en La Poza. Luchó, 
f aé vencido, tomado prisionero por los espafioles y condenado 
Á muerte. Desde entonces no hubo movimiento revolucionario 
m&s considerable que el iniciado en Tara el 10 de Octubre 
de 1868 por jsl patriota Carlos Manuel de Céspedes. Las Tunas, 
Jignasú^ Bayre, Holguln, se lanzaron á las armas y poco des- 
pués la insurrección se extendía desde las cercanías de Puerto 
Principe hasta Santiago de Cuba. Cuando el capitán general 
Valmaseda, mandando cinco mil hombres, se aproximó á la in- 
defensa Bayamo, los habitantes de esta ciudad, antes de aban- 
donarla á los espafioles, la incendiaron; afio de 1869. Tan po- 
tente fué la revolución en Abril de aquel mismo afio, que se 
pensó en formar un Gobierno regular. Reunióse, en efecto, en 
Guaimaro una asamblea que, dando al pais una constitución 
politica, proclamó la r#)pública federal formada de cuatro esta- 
dos: Oriente, Camagüey, Villas y la Habana. Céspedes fué 
electo presidente de la república. Este benemérito patriota mu- 
rió al fin con las armas en la mano en el combate de 26 de Fe- 
brero de 1874. La isla quedó pacificada después de haber sacri- 
ñcado su vida sin resultado alguno patriotas distinguidos como 
Céspedes y Bernabé Varona, capturado á bordo del Virginius^ 
en 1873, Francisco Marcano, Francisco Céspedes Castillo, Juan 
Rafael Polanco, Miguel Gutiérrez, Goicuria Ruvalcaba, Pío 
Rosado y otros. En 1884, el cabecilla Agüero organizó en los 
Estados Unidos una expedición y se dirigió & Cuba, doQde des- 
embarcó. Esa revolución no ha tomado cuerpo y no será difícil 
al Gobierno español hacerla desaparecer. La isla de Cuba ha 
sido llamada la reina de las Antillas, es la mayor de todas y 
tiene una población de un millón cuatrocientos mil habitantes. 
Santo DomiliflO. — La colonia de Santo Domingo de- 
cayó cuando el Gobierno español dictó reglamentos en 1606 
para evitar la opresión de los indios. El gobernador Obando, 
.con objeto de- salvar la colonia, halló medio de eludir los regla- 
mentos y de obligar á los indios al trabajo. De aqui se origina- 
ron nuevos vejámenes, los indios se insurreccionaron y en las 
luchas con los españoles fueron exterminados en parte y su ca- 
cique Higuey fué condenado á un horroroso suplicio. De 1506 
á 1607 la colonia prosperó mediante las acertadas disposiciones 
de Obando; se establecieron considerables plantaciones de caña 
j la fabricación del azúcar fué la principal ocupación de los 
habitantes de la isla. En vista de los buenos resultados de ésta 
y otras colonias, el rey dispuso atenderlas de preferencia y es- 



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160 ITISTORIA DE LAS ANTILLAS 

tabléelo el tribunal llamado CMa de contratadán con el fin de 
administrar las colonias. En 1608 fué destituido Obando, á cu- 
yas medidas de rigor se imputaba la notable disminución de la 
clase indígena, y reemplazado por Diego Colón, que poco des- 
pués fué sustituido por Alburquerque. En 1611 ocurrió una 
disputa entre los frailes dominicos y los franciscanos, pronun- 
ciándose aquéllos contra éi odioso sistema de repartimiento de 
indios, y los franciscanos lo sostuvieron. Llevado el asunto 
a Espafia, el rey, después de haber consultado la opinión de 
varios teólogos, decidió que la servidumbre de los indioe estaba 
autorizada por las leyes divinas y humanas. Los indios tuvieron, 
sin embargo, un defensor eu el padre Bartolomé de Las Casas, 
que pintó en la corte, con rasgos conmovedores, el triste estado 
de aquella raza^ y logró aliviar su condición, si bien fué causa 
de que el emperador Carlos V aprobase el establecimiento de 
esclavos originarios de África en América. En 1686 el inglés 
Drake tomó y asoló á Santo Domingo, y poco tiempo después 
un terremoto acabó de arruinarla. En 1626 el mar de las Anti- 
llas fué teatro de las hazafias de ciertos aventureros ingleses 
y franceses que, favorecidos por sus respectivos Gobiernos, tra- 
taron de menoscabar el poder español en las colonias de Amé- 
rica. Establecidos los filibusteros en la isla de San Cristóbal, 
fueron echados de alli por el almirante Francisco de Toledo; se 
refugiaron en las islas vecinas y algunos fueron á establecerse 
á Santo Domingo. La colonia francesa tomó mayor incremento 
en 1636. Los demás filibusteros ó bucaneros hicieron su princi- 
pal asiento de la isla de la Tortuga. Más tarde el Qobierno fran- 
cés mandó á Santo Domingo cincuenta mujeres para poblar la 
colonia. De 1697 á 1789 hubo contiendas en la isla por disputas 
de limites entre franceses y españoles, contiendas que termina- 
ron cuando se firmó un tratado llamado de limites. Las colonias 
española y francesa siguieron progresando á la par. En 1789, 
cuando apareció en Francia la Asamblea nacional, la colonia 
comenzó á manifestar síntomas de independencia; reunióse una 
Asamblea nacional, cuya autoridad fué desconocida por la Asam- 
blea francesa; esto dio motivo á una insurrección de los blancos, 
la cual si no acabó con el poder colonial lo debilitó, ejerciendo 
el Poder una Asamblea. Más tarde la Asamblea francesa admi* 
fió á los mulatos en el ejercicio de los derechos politices, y esto 
dio motivo á la insurrección de los negros, á quienes, después 
de mucha sangre derramada por una y otra parte, se logró re- 
ducirlos al orden. Subleváronse después los mulatos reclamando 
el ejercicio de los derechos políticos que se les habla otorgado. 



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HISTORIA DE LAS ANTILLAS 161 

y esto mantuvo el desorden en la colonia hasta que la Asamblea 
francesa equiparó en el ejercicio de los derechos politices á los 
negros libres con los mulntos. En 1795 la Espafia cedió á Fran- 
cia la parte que poseía en la isla, y más tarde, en 1789, un ne- 
gro inteligente y emprendedor, Toussaint Louverture, echó 
á los espafioles que hablan quedado en la isla^ subyugó á los 
blancos y mulatos, hizo prosperar la isla y proclamó la liber- 
tad, reconociendo á Francia una soberanía nominal. En 1802, 
cuando Bonaparte dirigía los negocios de la Francia en calidad 
de cónsul de la república, mandó un ejército á Santo Domingo 
¿ las órdenes del general Lecrerc, la colonia quedó nuevamente 
sojuzgada, y hecho prisionero Toussaint con su familia, fué con- 
ducido á Francia y encerrado en un calabozo, en donde murió 
poco tiempo después. La muerte de este caudillo no cambió la 
situación de la isla, y las crueldades ejercidas por los franceses 
contra los negros provocaron un levantamiento general enca- 
bezado por Dessalines; mientras tanto los franceses, diezmados 
por la fiebre, no podían resistir al número y se hallaban en una 
situación apurada, la cual se agravó con la muerte del general 
en j^fe Leclerc, victima de la fiebre. Rota la paz de Amiens 
comenzaron nuevamente las hostilidades entre Francia é Ingla- 
terra; una escuadra de esta nación llegó á las Antillas, bloqueó 
el Cabo, cuartel general de los franceses en la isla, y obligó 
á éstos á capitular en 1S03; los soldados fueron enviados á Ja- 
maica y los jefes y oficiales franceses A Inglaterra. La isla fué 
declarada independiente y Dessalines fué electo jefe de ella, 
dándose una Constitución modelada por las de Europa. En 1804 
Dessalines tuvo el raro capricho de declararse emperador con 
el nombre de Jacobo I; pero sus crueldades le enagenaron el 
afecto de los negros^ y fué asesinado el 17 de Octubre de 1806. 
Muerto Dessalines, Haití se dividió en dos partidos; el de los 
negros, acaudillados por Cristophe, yéldelos mulatos, man- 
dados porPetion. Ambos partidos se hicieron recíprocamente la 
guerra hasta que en 1814 resolvieron dividirse la isla. Cristophe 
fué declarado rey de Haití y tuvo el Cabo por capital; y la parte 
que quedó en poder de los mulatos fué llamada república de 
¿Hití, cuyo presidente fué Petion. Cristophe se creó una nobleza 
á su alrededor y fué tan cruel como De^saünes. En Agonto de 
1820 estalló contra él una insurrección en connivf'ncia con el 
pret^idente de Haití, Boyer, sucesor de Petion. Cristoph» se quitó 
la vida, y llegando Boyer con veinte mil hombres al Cabo, con- 
sumó la ruina del reino y la república fué proclamada en toda 
la isla. Dos afios después la colonia espafiola de Santo Domingo 

11 



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162 HISTORIA DE LAS ANTILLAS 

se anexó á la república de Haití. A Boyer, cuyo gobierno fué 
prudente y progresista, se debe la gloria de haber coronado 
la obra de la emancipación, pues bajo su administración , en 
1826, el rey de Francia Carlos X reconoció por medio de un 
decreto la independencia de Haití. Una revolución , á que los 
repetidos abusos de Boyer habían dado motivo, derribó á éste 
de la presidencia en 1843 y Hérard fué nombrado presidente en 
su lugar. La caída de Boyer dio ocasión á la colonia española 
de Santo Domingo para declararse independiente y adoptar la 
forma republicana. Mientras tanto, después de presidencias en 
Haití de poca duración, en 1848 se apoderó del mando Faustino 
Soulouque, perteneciente á la raza negra. Soulouque comenzó 
por una terrible matanza contra blancos y mulatos, y su igno- 
rancia y su extravagante carácter le llevaron hasta declararse 
emperador, con el nombre de Faustino I, en 1849. Soulouque creó, 
imitando las costumbres europeas, una orden militar llamada 
de San Faustino y la orden civil de la Legión de h0norf creando 
además duques, condes y marqueses. £1 emperador se propuso 
someter por medio de las armas la colonia de Santo Domingo, 
pero sus esfuerzos no tuvieron ningún resultado £1 ^al éxito 
de esta empresa dio motivo en 1859 á una insurrección, acau- 
dillada por Q-effrard, quien á la caída de aquél le sustituyó en 
el gobierno. Por lo que respecta á Santo Domingo, huyendo 
acaso de las agresiones de los de Haiti, se anexó á Espafta 
en 1861. La dominación española tardó hasta 1866. £n este año 
Salnave acaudilló una insurrección contra Geffrard, la cual fué 
dominada basta Novip.mbre del mismo año; pero en Marzo 
de 1867 se levantó contra él una formidable insurrección que ie 
obligó á dejar el poder y á embarcarse con su familia para Ja- 
maica. Le sucedió en el poder Salnave, á quien una revolución 
hizo salir del país en 1869. Le sustituyó en la presidencia Nis- 
sage Saget. A éste sucedió el general Buenaventura Baez. En 
Noviembre de 1873 sucumbió Baez al estuerzo de una revolu- 
ción que había estallado en Puerto Plata, y & la cual se habían 
adherido el gobernador de aquella circunscripción, general 
Ignacio Maria González y el general Manuel María Cáceres, de- 
legado del Gobierno en las provincias del Gibao. González, & la 
cabeza del ejército de la insurrección, entró en Santo Domingo 
y fué electo presidente constitucional; se convocó un Congreso 
y se elaboró una Constitución. González renunció la presidencia 
en Febrero de 1876 y pasó á vivir al extranjero. Le sucedió en 
el poder el Consejo de secretarios de Estado. A fines de Mayo 
del mismo año tomó posesión del poder, por vía de elección 



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HISTORIA DE LAS ANTILLAS 168 

popular, Francisco Ulises Espaillat. Este era un ciudadano vir- 
taoso é ilustrado; pero tan relevantes cualidades na impidieron 
que estallase contra ét en 1876 una revolución que tendia á co- 
locar en el poder á Qonzález. La revolución triunfó; caido Es- 
paillat, ejerció el poder el Consejo de secretarios de Estado, 
hasta que electo González constitucionalmente en Diciembre de 
aquel afio, tomó posesión de la primera magistratura. González 
gobernó tan sólo cuarenta dias y fué derrocado por una llueva 
revolución que proclamó á Baez y le hizo ascender al poder, en 
el cual duró catorce meses, dando lugar á González para esca- 
larlo en Julio de 1868. A los 17 dias se alzó el general Gregorio 
Luperón contra él en Puerto Plata. González capituló en Santo 
Domingo después de un corto sitio y salió del pais, habiendo 
sido los jefes sitiadores los generales Cesáreo Guillermo y Uli- 
ses Hereux. Triunfante la revolución, fué llamado al poder 
Jacinto de Castro, presidente de la Corte de Justicia, quien se 
retiró poco tiemno después, dejando la presidencia en manos de 
los secretarios ae Estado. Por haber sido asesinado el general 
Cáceres, uno de los ministros, quedaron en el poder el general 
Guillermo, el doctor Alejandro Ángulo Guridi y Pedro Maria 
Aristy. De esta época á la posesión de Guillermo como presi- 
dente constitucional en 1879, éste sofocó una insurrección enca- 
bezada por el general Valentín Pérez, pero no pudo resistir al 
movimiento dirigido por los generales Luperón y Hereux. Des- 
pués de haber capitulado el presidente, subió al poder en 1880 
el presbítero Fernando A. Merino, gracias á la influencia del 
general Luperón. A Merino sucedió Hereux en Septiembre de 
1880, y éste fué reemplazado en virtud de elección legal por 
Francisco Gregorio Villini. Por lo que respecta á Haití, el gene- 
ral Salomón fué electo prenidente por siete afios desde 1879. 

Puerto Rieo«— Puerto-Rico, otra de las grandes An- 
tillas, fué descubierto por Cristóbal Colón en 1493. En aquella 
época existían en la isla unos seiscientos mil indígenas que los 
españoles fueron poco á poco destruyendo. En 1696 el inglés 
Francisco.Drake acometió á Puerto- Rico y fué rechazado con 
grandes pérdidas. En 1698 una escuadra inglesa mandada por 
el conde de Cumberland embistió la isla y se apoderó de la ca- 
pital, San Juan, el 7 de Julio del mismo afio, quedando la isla 
en poder de los ingleses — ; pero las enfermedades obligaron 
á éstos á dejar nuevamente la isla en poder de los españoles. 
En 1615 los holandeses atacaron la isla sin haber logrado apo- 
derarse de ella. En este mismo afio una expedición inglesa quiso 
apoderarse nuevamente de la isla, pero un violento huracán 



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164 ' HISTORIA D'E LAS ANTILLAS 

destruyó la escuadra. La última tentativa de parte de los ingle- 
ses fué hecha en 1797 sin ningún resultado. La isla de Puerta 
Rico está sometida por los españoles al mismo régimen político 
que Cuba. 

Jamaica*— La isla dé Jamaica fué descubierta en 1494 
por Cristóbal Colón y perteneció á los espafioles. En 1686 los 
ingleses hicieron la primera tentativa para apoderase de la isla. 
Más tarde el coronel Jackon atacó la plaza de Santiago de la 
Vega, se apoderó de ella, la saqueó completamente y se retiró 
poco después. En 1665, en la época del protector Cromwell, un 
ejército inglés de seis mil quinientos hombres á las órdenes de 
Penn y Venables desembarcó en Jamaica. Los habitantes^ com- 
puestos de espafioles, portugueses y negros no pensaron hacer 
resistencia, entraron en tratos con los invasores y cuando los 
ingleses entraron á Santiago hallaron las habitaciones entera- 
mente vacias porque los intereses hablan sido ya puestos en 
salvo. Siguió una guerra encarnizada entre los ingleses y los 
habitantes de la colonia refugiados en las montafias. Los blan- 
cos, no acostumbrados á ese género de vida, perecieron en gran 
parte; quedaron los negros haciendo tenaz resistencia hasta 
que los pocos que aun existían con las armas en la mano ya no 
inspiraron temor á los ingleses. Los ingleses, ya en pacifica po- 
sesión de la isla, fomentaron la inmigración y la colonia se en- 
grandeció. En 1668 los espafioles hicieron una tentativa para 
apoderarse de la isla, pero fueron rechazados. En 1664, en la 
época de Carlos II, fueron implantadas en Jamaica las mismas 
instituciones que reglan en Inglaterra y desde entonces quedó 
establecida en la isla el gobierno parlamentario. En 1692 cuan- 
do la colonia seguía en estado de prosperidad y engrandeci- 
miento, la rica ciudad de Port-Royal quedó destruida por un 
espantoso terremoto. Aun se ven las ruinas de los antiguos edi- 
ficios bajo el mar cuando éste se halla en calma. A aquella ca- 
tástrofe siguió una horrible epidemia causada por los miasmas 
desprendidos de los insepultos cadáveres. En 1694 mil quinien- 
tos franceses mandados por Ducasse invadieron la isla y no la 
dejaron sino después de haber recogido un rico botin y de haber 
caucado dafios de consideración en la colonia. En 1702 la ciudad 
de Port-Royal, ediñoada cerca, del sitio de la antigua población, 
fué devorada por un incendio. Siguió en todo el siglo xviii una 
serie de guerras parciales entre la colonia y los negros cima- 
rrones descendientes de aquellos que á la invasión inglesa ha- 
blan huido con los blancos á las montafias. Fué necesario al fin 
entrar en arreglos con los cimarrones para evitar las repetidas 



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HISTORIA DE LAS ANTILLAS . 165 

devastaciones que estos hacían, y de aquí resultó más tarde la 
emancipación de los esclavos en Jamaica. Asi permaneció la 
colonia hasta que en 1866^ en el mes de Octubre^ hubo una su- 
blevación de considerables proporciones, pero fué sofocada por 
la autoridad. Jamaica en la actualidad est& dividida en tres 
condados: Middlesex al centro; Surrey al Este y Cornival al 
Oeste. Su capital es Spanishtown^ y Kingston el puerto de ma- 
yor importancia. 

JLñB demás Antillas. — Las islas Margarita, Tor- 
tuga, Blanquilla, urchilla, Testigos y algunas otras menos consi- 
derables, situadas cerca de la costa de Venezuela^ pertenecen 
¿ esta república; el resto del Archipiélago se compone de colo- 
nias inglesas, espafiolas, francesas, holandesas, danesas y 
suecas. Jamaica, de que ya se ha hablado, las Bahama, la mayor 
parte de las islas Vírgenes, Anguila, la Barbada^ Granada, 
Granadillas, Tabago y Trinidad son las principales Antillas in- 
glesas. Cuba y Puerto Rico, ya mencionadas, con las pequefias 
islas que de ellas dependen, pertenecen á los españoles. La 
Martinica y el grupo de la Guadalupe (la Gran Tierra, la Baja 
Tierra, la Deseada, la Santas y Marigalante) pertenecen á Fran- 
cia. Santa-Cruz, Santo Tom&s y San Juan, eü las islas Vírgenes, 
pertenecen á Dinamarca. San Martin, Saba, San Eustaquio, 
Curazao, Bonaire,* Aves y Arouba son colonias holandesas. 
Finalmente los suecos poseen la pequeña isla de San Bartolomé' 



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166 HISTORIA DE CENTRO-AM¿lllCA 



CAPÍTULO XXXV 

Centro - Amóplea 

Línüiies. —Tradiciones. - Los Quichés. — Guerra entre los Quichés y los 
Cachiqueles.— Embajada mejicana.— Conquista. — Llegada de Oolón 
á las costas de Honduras; Balboa. ^Conquista de Oosta-Bíca.— Con- 
quista de Nicaragua— Francisco de Las Casas.— Pedro de Alvarado. 

— Disputas entre espafioles. — Expedición de Alvarado á la América 
del Sur. — Viaje de Alvarado á España. —Fundación de Goma yagua. 
— Regreso de Alvarado y su muerte. — Ruina de Guatemala. — Diego 
Gutiérrez. — Coloniaje.— Corsarios ingleses. — Corsarios franceses. — 
División administrativa. — Corsarios en Nicaragua. — Universidad y 
legislación.— Los ingleses en Costa Rica.— Terremoto de Santa Marta. 
—Innovación administrativa. — Independencia de Centro- América. — 
Anexión de Centro-América á Méjico; guerra con la provincia de San 
Salvador. — Caída de Iturbide; Centro-América declara su indepen- 
dencia absoluta.— Constitución federal. — Elección de Manuel José 
Arce. — Choque entre el Gobierno federal y el Estado de Guatemala. 

— Guerra del Salvador. — Francisco Morazán. — Rafael Carrera. — 
Guerra de Honduras y Nicaragua contra el Salvador.— Caída de Mora- 
zán. — Regreso y muerte de Morazán. Tentativa de reorganización 
nacional.— Campafta nacional.— Nuevastentativas dereorganización. 
—Un obstáculo á la reorganización nacional.— Territorio de Cbiapas. 

— El Poyáis. — Territorio mosquito. — Ei territorio de Soconusco. — 
Belice. — Distinguidos patriotas centro-americanos.-- Extranjeros al 
servicio de Centro-América. — Máximo Jerez. 



Limites» — Este país confina al Norte con la república 
mejicana y el mar de las Antillas; al Este con el mismo mar y 
la república de Colombia; al Sur con el Océano Pacifico, y al 
Oeste con el mismo Océano y Méjico. 

Tradlelones»— Según las antiguas tradiciones, se sabe 
que un personaje llamado Votan, desembarcando en las costas 
de Tabasco, pobladas de tribus salvajes, fué quien infundió la 
civilización en Centro- América. Votan, acompafiado de los suyos 
y secundado por las tribus á quienes sometió, fundó en Centro- 
América y en parte del territorio que hoy pertenece á Méjico el 
imperio de Xibalbay, cuya capital fué Nachan; las ruinas de esa 
ciudad aun existen y son conocidas con el nombre de Ruinas de 
Palenque, A los descendientes y sucesores de Votan sucedieron 
en el poder los nahoas ó tultecas, cuyo jefe era Oucumatz. Los 
naboas fundaron la ciudad de Tula. Los Xibalbaidas se vieron 



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HISTORU DE CENTRO-AMÉRICA 167 

en la necesidad de emigrar. Dícese qae por el siglo xi ua rey 
Tolteca emigró con gran parte de su pueblo y vino á Honduras 
en donde fundando á Copantl la hizo capital del reino deHueyt- 
lato^ que abrazó parte de lo que hoy forma el territorio del SieíI- 
vador. Refiérese que después vino otra raza llamada de los 
mames que destruyendo á Tula y Nachan se sobrepuso al poder 
de los tul tecas. 

Lo8 Quleliés» — Del y al vi siglo de nuestra era, la 
numerosa tribu de los quichés se apoderó del territorio, cuya 
dominación se extendió, con excepción del reino de Copantl, por 
todo lo que hoy forma el territorio centro-americano. En esa 
grande extensión habia sefiorios independientes como los de los 
cachiqueles, zutohiles y otros, pero tributarios de los reyes del 
Quiche. 

La tribu de los pipiles pobló parte de Ouatemala y el 
territorio actual del Salvador. Con el transcurso del tiempo^ en 
la tribu dominadora del Quiche hubo disensiones de familia que 
causaron trastornos en el reino. 

Guerra entre los Quleliés y los Cakelil- 
queles» — Más tarde los reyes cakchiqueles adquirieron una 
preponderancia tal que llamó la atención de los quichés, quienes 
He armaron y lanzándose sobre aquellos, empeñaron un formi- 
dable combate cerca de Quautemalan en el cual obtuvieron la 
victoria los cakchiqueles y arrebataron el poderio que aquellos 
tenían sobre el territorio. 

Sinbajada mejieana» — Afines del siglp xv dicese 
que llegó á la corte de los reyes cakchiqueles una embajada 
mejicana que según algunos cronistas tenia por objeto proponer 
una alianza para evitar que los espafiole^s^ cuya llegada á las 
costas orientales ya se sabia, tratasen de a*poderarse de uno y otro 
pais. La embajada fué bien recibida^ pero nada se adelantó con 
ella, ni la proximidad del peligro impidió que en 1513 los quichés 
y cakchiqueles viniesen nuevamente á las manos, siendo el triun- 
fo en favor de éstos, que entraron al Quiche y derramaron la 
sangre de los vencidos. 

Conquista» — Cuando los reyes cakchiqueles supieron la 
llegada de Hernán Cortés á México mandaron una embajada á 
aquel conquistador en demanda de protección y auxilios contra 
sus enemigos, y mientras esto sncedia^ nuevas guerras estallaron 
en el interior del pais. Tal incidente dio ocasión á Cortés para 
mandar á don Pedro de Alvarado á Centro América. Las discor- 
dias civiles hicieron menos difícil lar conquista de estos países á 
los espafioles. 



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168 HISTORIA DE CENTRO-AMÉRICA 

Llegada de Colón á las eoatas de Hon-* 
duras. ^ Balboa.— El 9 de Mayo de 1502, Cristóbal Colón^ 
en su cuarto y último viaje, tocó en territorio hondurefio, en el 
lagar llamado Punta-Cazinas^ hoy Trujillo — y el 17 de Agoato 
siguiente tomó posesión de aquél territorio en nombre de los 
reyes de Espafia — al cual dio i^l almirante español el nombre de 
Hibueras. Tocó y desembarcó en varios pantos del territorio de 
Costa Rica, y después de haber llegado al Escudo de Veragua, 
regresó. En 1513, el intrépido navegante Vasco Náfiez de Bal- 
boa descubrió el mar del Sur por el istmo de Veragua. 

Conquista de Costa Riea.— Más tarde fué nom- 
brado gobernador del Darién Pedrarias Dávila. En 1516, Pe- 
drarias mandó á Hernán Ponce y Bartolomé Hurtado en una 
expedición de reconocimiento^ y éstos recorrieron las costas de 
Costa Rica y Nicaragua; Uegaroi^ hasta Nicoya y regresaron 
á' Panamá. ÍÍq ese mismo afio, los habitantes de las islas de 
Honduras fueron cautivados en su mayor parte y reducidos á la 
esclavitud. En 1620 salió de Panamá una expedición al mando 
de Gaspar de Espinosa y conquistó el territorio de Castilla dd 
Oro, que se e:&tendia desde el golfo de Darién hasta el cabo 
Gracias á Dios, después de haber experimentado la resistencia 
desesperada del cacique Urraca, contra quien llegó á combatir, 
para asegurar la conquista, el mismo Pedrarias Dávila; en esa 
expedición iba Francisco Pizarro, futuro conquistador del Perú; 
Pedrarias regresó en aquel mismo afio á Panamá, dejando por 
teniente suyo á Diego de Albitez en el mando de la colonia de 
Nata, que en aquel país habla fundado. 

Conquista de Nicaragua. — El 21 de Enero 
de 1522 salió Gil González Dávila de la isla de las Perlas, y ha- 
ciendo rumbo á Occidente, desembarcó en el territorio de Nica- 
ragua y tomó posesión del país en nombre de los reyes de 
Espafia. Sometióse pacificamente á los espafioles el cacique 
Nicaragua, pero el cacique Diriagen, aparentando entrar en 
tratos, acometió á los espafioles, y aunque éstos ahuyentaron 
á los indios, quedaron malparados á consecuencia de las cargas 
repetidas del cacique. Los espafioles se retiraron por la costa 
y llegaron al golfo de San Vicente, donde los aguardaba Andrés 
Nifio con los baques. Este, en su excursión por la costa, habla 
llegado hasta la bahía que fué llamada de Fonseca, en honor 
del presidente del Consejo de Indias. Mientras esto sucedía en 
Nicaragua, los espafioles eran molestados constantemente por 
el cacique Urraca, hasta que á la muerte de este caudillo todo 
el territorio quedó sometido á los espafioles. Gil González Dá- 



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HISTORIA DE CÉNTRO-AM¿RICA 169 

▼lia, habiéndose embarcado en el golfo de San Vicente, regresó 
á Panamá en 1623. Poco después mandó al rey el llamado quintó 
real y pidió el permiso de buscar por las costas de Honduras el 
desaguadero del lago de Nicaragua^ cuyo permiso le fué otor- 
gado^ llegando Dávila en 1624 á las costas de Honduras é inter- 
nándose en el país. Empero Pedrarias no quiso dejar á Qonzález 
Dávila en tranquila -posesión del territorio conquistado; mandó 
en una expedición á Hernández de Córdova para que disputase 
aquella conquista á Dávila. Córdova se internó en el país 
y fundó á Granada y á León. Hubo un encuentro indeciso entre 
las tropas de Dávila y las de Córdova^ y habiendo sabido aquél 
que se aproximaba una nueva expedición por las costas de 
Honduras, fué á su encuentro; era aquélla una expedición man- 
dada por Hernán Cortés á Honduras y capitaneada por Cristó- 
bal de Olid. 

Franelseo de las Casas* — Este recorrió parte 
del territorio hondurefio y resolvió desconocer la autoridad de 
Cortés. Sabida esta traición por el conquistador de Méjico, 
mandó éste una segunda expedición, cuyo jefe era Francisco de 
las Casas. Olid se apoderó de éste con ardid, y poco después 
logró, con mafia^ prender á Dávila; pero en su propósito de 
recobrar su libertad, los prisioneros Dávila y Las Casas asesi- 
naron á Cristóbal de Olid. 

Pedro de Alvarado.— Al mismo tiempo que Cortés 
enviaba á Honduras parte de sus soldados, dio comisión á su 
teniente Pedro de Alvarado para conquistar á Guatemala. En 
la época de la conquista, tres monarquías existían en el territo- 
rio; la del Quiche, cuya capital era ütatlán; la de los cakchi- 
queles, que tenian por capital á Iximché, y la de los tzutohiles, 
cnya capital era Atitlán. 

Alvarado encontró mucha resistencia de parte de las nu- 
merosas tribus que poblaban el hoy llamado territorio guate- 
malteco. Esta conquista se llevó á cabo en 1524. 

En el mismo afio Alvarado hizo una incursión á la pro- 
vincia de Cuscatlán; llegó á Acajutla, redondo baten, dice, 
las olas del mar del Sur)^, en cuyas inmediaciones se libró una 
sangrienta batalla, en la que Alvarado fué herido. Tuvieron 
cinco días después los espafloles otro encuentro con los indios 
en Tacuxcalpo, donde muchos de éstos quedaron en el campo. 
Llegó Alvarado con sus tropas hasta la capital de la provincia 
de Cuscatlán, y después de haber empleado cuarenta y cinco 
días en esta expedición, regresó el 21 de Julio á Guatemala; 
cuatro dias después fundó la que por mucho tiempo habla de 



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170 HISTORIA DE CENTRO-AMÉRICA 

ser la capital del reino. Se tiene como probable qaé los espafio- 
les hicieron una segunda expedición «á Cuseatlán en 1526| y que 
de esta época data la fundación de San Salvador. 

Preparábase Alvarado á hacer un viaje á Nueva Espafia en 
los últimos meses del afio de 1626, cuando, á principios de 1626, 
tuvo noticia de haber llegado Hernán Cortés á Trujillo. Desean- 
do ver á CortéSi Alvarado atravesó, acompafiado de los suyos, 
la provincia de Cuscatiáu, pasó el Lempa, cruzó la provincia 
de Chaparras tique, llamada después San Miguel, y Degó á la de 
Choluteca, donde encontró á unos espafioles mandados por Luis 
Marin y parte de la gente de Pedrarias. En Choluteca supo Al- 
varado que Cortés ya se habta embarcado para Méjico, y regre- 
só á Guatemala, no sin haber encontrado oposición armada de 
parte de los indios. Alvarado, dejando encargados del Gobierno 
á Pedro de Portocarrero y á Hernán Castillo, marchó para Mé- 
jico. De esta ciudad nombró por sucesor suyo en el reino de 
Guatemala á su hermano Jorge, y se embarcó para Espafia, en 
donde se le hicieron fuertes cargos por la dureza de su gobierno 
y el mal trato sufrido por los indios. No obstante, el 18 de Di- 
ciembre de 1527 fué nombrado por el rey gobernador y capitán 
general de Guatemala. 

Disputa entre españoles.— Mientras tanto las 
colonias espafiolas de Nicaruaga y Honduras combatieron una 
contra otra por disputas de limites, lo que dio ocasión á los in- 
dios para atacar á Olancho y matar unos cuantos espafioles, en 
cuyo número se hallaba Juan de Grijalva^ uno de los explora- 
dores de Méjico. Ocurrieron después las disputas de los españo- 
les acerca del gobierno de Nicaruaga. 

El 26 de Mayo de 1628 Alvarado desembarcó en Veracruz, 
y al llegar á Méjico fué sometido á un juicio de residencia por 
las exacciones y crueldades cometidas contra los indios; tal pro- 
ceso no quedó terminado. 

' .Nicaragua era á su vez teatro de las discordias entre el go- 
bernador Pedrarias y el alcalde mayor Castañeda, la cual ter- 
minó con la muerte de Pedrarias en León. Mientras tanto Pedro 
de Alvarado regresa de Méjico y vuelve á hacerse cargo de la 
presidencia; y en Honduras los espafioles Lóp«^z de Salcedo, 
Cereceda, Diego Méndez y Diego Albitez se disputan encarni* 
zadamente el mando de la colonia. 

Bxpedición de Alvarado á la Amópiea 
del 8up« — Alvarado estaba comprometido á mandar una 
expedición á las islas de la Especería, pero halagado por las 
noticias que sobre riquezas le hablan llegado de la América del 



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HISTORIA DE CENTRO-AM¿RICA l7l 



Sar, á pesar de la opoBÍción de la Audiencia de Nueva Espafia, 
se hace á la vela y se dirige al Perú en 1634. Una guerra san- 
grienta habría seguido ¿ la invasión de Alvarado si éste no se 
hubiese avenido á recibir de Pizarro cien mil pesos en oro 
en cambio de la armada que dejaba al conquistador del Perú. 

Viaje de Alvarado á Bspafta»— La Audiencia 
de Nueva Espafia nombró á Alonso de Maldonado para que pa- 
sase á Guatemala á residenciar á don Pedro por su expedición 
á la América del Sur; mas éste, sin esperar á Maldonado, pre- 
textó la mala conducta de Cereceda en la colonia de Honduras 
para marchar á aquel lugar. Cereceda entrególe el mando, 
7 teniendo Alvarado esperanza de arreglar sus asuntos en Es- 
pafia^ marchó á la corte á principios de Agosto de 1686. No ha- 
biendo encontrado Maldonado en Quatemala ¿ Alvarado, asu- 
mió el gobierno y dio principio á una administración prudente 
y humanitaria^ que dio ocasión á que fray Bartolomé de Las 
Casas encontrase decidido apoyo para emprender la conquista 
pacifica de la provincia de Tezulutlán^ intentada varias veces 
sin fruto por medio de las armas. Algún tiempo antes habia sido 
erigido el obispado de Guatemala^ y electo obispo el licenciado 
Francisco Marroquin^ fué solemnemente consagrado en Méjico 
el 7 de Abril de 1687. 

Fundaelón de Comayagua.— Poco después de 
la partida de Alvarado para Espafia habia sido nombrado go- 
bernador de Honduras Francisco Montejo, tomando Alonso 
de Cáceres posesión del mando en nombre de aqaél, que aún se 
hallaba ausente. Cáceres fundó á Comayagua en 1637, y moles- 
tado por la indomable energia del cacique Lempira, le mandó 
asesinar, quedando asi pacificada la provincia, 

Regpeso de Alvarado y su mueifte.— En 
Abril de 1639 desembarcó Alvarado en Puerto Caballos, de re- 
greso de España. Habia obtenido nuevamente el favor de la 
corte y sido nombrado gobernador de Honduras, en lugar de 
MontejOy de cayo Gobierno tomó posesión. Poco después prepa- 
ró una escuadra en Acajutla y se embarcó para las islas de la 
Especería ó Molucas, en la Oceania. La escuadra llegó al puer- 
to de la Purificación, en la provincia de Jalisco, en donde des- 
embarcó para dar auxilio al gobernador de Nueva Galicia contra 
los indios de Nochistlán. Los fuertes golpes que recibió en un 
combste le dejaron postrado; fué conducido á Guadalajara 
y murió en esa ciudad. Sabida la noticia en Guatemala, doña 
Beatriz, viuda del Adelantado, se hizo nombrar gobernadora 
y nombró teniente del reino á Francisco de la Cueva. 



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172 HISTORIA DE CBNTRO-AM ERICA 

Ruina de Guatemala • — El 10 de Septiembre 
de 1641 una gran avenida de agua y un fuerte temblor causa- 
ron la ruina de la capital del reino, pereciendo en eea catástro- 
fe doña Beatriz y muchos espafioles. El 17 del mismo mes fueron 
encargados del gobierno del reino el obispo Marroquiu y Fran- 
cisco de la Cueva, y el 27 se determinó trasladar la capital á un 
sitio llamado el Tiangueoillo, en los llanos de Chimaltenango; 
pero el 22 de Octubre siguiente se acordó trasladarla á los lla- 
nos de Pancboy. Más tarde nombró el virrey de Nueva España 
gobernador de Guatemala á Alonso de Maldonado. 

Diego OutiépresE.— En 1642 Diego Gutiérrez fué 
autorizado por el rey para conquistar y poblar la provincia de 
Cartagj, en Costa Rica. En 1554 la Audiencia, establecida 
en 1542, fué trasladada á Guatemala. 

Coloniaje» — Desde que el pais quedó pacificado y so- 
metido á la corona espafiola, comenzó la explotación^ ejercida 
sin miramiento alguno por los espafioles. Los indios no fueron 
tratados como hombres, sino como animales irracionales. Se les 
obligaba á servir gratuitamente^ sujetándolos á los más duros 
trabajos; se les vendía como esclavos y eran objeto de las ma- 
yores crueldades. Esta fué la razón que determinó al obispo Las 
Casas á solicitar del rey de España la importación de negros 
africanos á los paises de América, tratando asi de aliviar algo 
la condición de los indígenas. 

CopsiftPlos Ingleses.— A fines del siglo xvi el cor- 
sario Francisco Drake, autorizado por la reina de Inglaterra 
para hacer un viaje alrededor del mundo, ocupó y saqueó la 
isla de Santo Domingo, atacó á la Habana, cruzó el estrecho de 
Magallanes, vino al Pacifico y apareció por las coetas de la 
provincia de San Salvador. Di cese que Drake llegó á Acajutla 
y que fué rechazado por una pequefia fuerza que el cabildo de 
Guatemala pudo, reunir. 

Copsaplos franceses. — En 1596, estando aún en 
guerra Francia y Espafia, aparecieron delante de Puerto Caba- 
llos cuatro buques corsarias franceses. Por aquel entonces se 
hallaba en la costa un comendador, Carranza, encargado de 
arreglar los caminos é hizo escarmentar y poner en fuga á los 
franceses en San Pedro Zula , después de habef robado éstos 
é incendiado la población del puerto. A principios del siglo xvil 
fué invadido el puerto de Trujillo pgr una partida de holande- 
ses, que talaron y saquearon el puerto. 

División admlnlstpatl va.— Desde mediados del 
siglo XVI se habian hecho alteraciones notables en la división 



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HISTORIA DE CENTlRO-AMERICÁ 173 

administrativa del pais. £1 reino de Guatemala quedó formado 
de treinta y dos provincias, cuatro de las cuales, Comayagua, 
Nicaragua, Costa Rica y Soconuzco, tenían títulos de gobiernos 
y eran provistas por el rey; habia nueve alcaldías mayores: San 
Salvador, Ciudad-Real, Tegucigalpa, Sonsonate, Verapaz, Su- 
chitepequez, Nicoya, Amatique y el real de minas de San An- 
drés de Zaragoza. Para las seis primeras nombraba también 
el rey. 

Corsarios en Nlearagua»— El 29 de Julio de 1665 
una partida de corsarios^ al maudo de un llamado Eduardo Da- 
vid, subieron por el rio de San Juan, en Nicaragua, ocuparon 
á Granada y la saquearon^ llevándose gran cantidad de oro 
y plata. 

Universidad y legrislaeión. — £1 31 de Enero 
de 1676 expidió el rey una cédula fundando la Universidad de 
Guatemala. En 1680 terminóse una obra importante para estas 
comarcas: tal fué la recopilación de las cédulas^ cartas, provi-^ 
siones, ordenanzas, instrucciones, autos y despachos expedidos 
por el Gobierno de las colonias españolas de América. 

JLoB ingleses en Costa-Riea.— En 1685 entra- 
ron los ingleses en territorio de Costa-Rica por el puerto de 
Caldera; saquearon é incendiaron á Esparza, Garabito y Aran- 
}u^z, llevándose como esclavos á varios habitantes indígenas. 
Poco después se apoderaron de Granada, á pesar de la resisten- 
cia que se les hizo, y la incendiaron. 

Terremoto de Santa Marta.— En 1773 ocurrió 
el terremoto llamado de Santa Marta, que ocasionó la ruina de 
la capital del reino. Dispúsose la traslación de la capital al valle 
de In Hermita, en dorde fué fundada Guatemala la nueva. 

Innovación administrativa.— A mediados del 
siglo XIX se mandó observar en el reino de Guatemala el sis- 
tenaa de intendentes establecido por la ordenanza de Nueva 
Espafia, y las provincias y sus jefes dependieron del gobernador 
y capitán general de Guatemala. 

Independencia de Centro^-Amériea. — A 
fines del siglo^ en 1776, las colonias inglesas de América se de- 
clararon independipnte^; este acontecimiento llamó la atención 
de las colonias españolas y más aún la Revolución francesa, 
que, proclamando los principios redentores de libertad, igual- 
dad y fraternidad, h'zo pensar á los oprimidos hispano- ameri- 
canos en las ventajas de los gobiernos independientes y libres. 

Napoleón I quiso en 1808 dominar á Espafii quitando la 
corona á Fernando VII, pero el pueblo español se levantó in- 



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174 HISTORIA DE CENTRO-AMÉRICA 

dignado y defendió y sostuvo su independencia. Con aquel he- 
roico ejemplo las colonias cobraron aliento y desde esta época 
comenz'iron en toda la América hispana los movimientos insu- 
rreccionales en favor de la independencia. Declarado indepen- 
diente Méjico, obtenida la independencia de Sud-América des- 
pués de una luclia heroica, el antiguo reino de Guatemala el 
día 16 de Septiembre de 1821, bajo el gobierno del general Gkk- 
bino Qainza, se declaró independiente á su vez, gracias á ios 
esfuerzos de los distinguidos centro-americanos doctor Matias 
Delgado, José Francisco Barrnndia, doctor Pedro Molina, José 
del Valle, doctor Basilio Porras, Nicolás Aguilar, Manuel y Vi- 
cente Rodríguez, Miguel Lacayo, Telesforo y Juan Arguello, 
Manuel Antonio Oerda y otros, algunos de quienea habían su- 
frido del gobierno colonial toda clase de persecuciones. 

Gaioza quedó á la cabeza del gobierno, rodeado de una 
Junta consultiva, mientras el Congreso constituyente convoca- 
do por la misma acta de iodependencia para el afio de 1822^ es- 
tablecía la forma deflnitíva del país. 

Anexión de Centro- Amépica á Méjico; 
guerra eon la provincia de San Salvador. 
— En Octubre del mismo afio de 1821 el general Iturbide, presi- 
dente de Méjico, invitó al Gobierno de Centro-América á incor- 
porarse á aquella nación, previendo proyectos de reconquista 
de parte de España. En vista de esto, Gainza^ de acuerdo con 
la Junta consultiva, emitió una circular de 30 de Noviembre 
consultando el voto de los pueblos. La mayoría de las poblacio- 
nes, cediendo á la influencia del partido aristocrático de Guate- 
mala, se decidió por la incorporación á Méjico, y en consecuen- 
cia, en acta de 6 de Enero de 1822, la Incorporación quedó 
declarada, después de haber hecho la Junta provisional consul- 
tiva la regulación de los votos. Tal resolución fué resistida por 
la provincia de San Salvador, que sostuvo su independencia 
absoluta. El departamento de Santa Ana estuvo, sin embargo, 
por el acta de Guatemala, cuyo Gobierno mandó al sargento 
mayor Abos Padilla con un batallón á proteger aquella ciudad; 
pero el coronel Manuel José Arce, mandando las tropas salva- 
dorefias^ derrotó á Padilla el dia 3 de Marzo de aquel afio en la 
hacienda del Espinal. Gainza mandó un ejército sobre San Sal- 
vador á, las órdenes del coronel Manuel Arzú. Este jefe, salvando 
las trincheras de las orillas de la ciudad y tomando el camino 
del volcán, sorprendió á San Salvador el 3 de Junio, pero no 
pudo conservarse en ella, y aconado por las tropas salvadore- 
fias, abandonó su artillería y se pronunció en retirada. 



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HISTORIA DE CENTRO-AMÉRICA 175 

FÜisola, mandando seisoientos mejicanos, llegó á Guatema- 
la, reemplazó á Gainza el 22 de Junio del mismo afio, dejó en 
Guatemala al coronel Felipe Codallos^ emprendió la campafta 
de San Salvador, ocupó esta ciudad el 9 de Febrero en 1828, 
hizo levantar el acta de incorporación ai ya entonces imperio 
mejicano j regresó á ¡Guatemala, confiriendo á Codallos el 
mando de la provincia de San Salvador. Los restos de tropas 
salvadoreftas que salieron de esta ciudad y tomaron el camino 
de Gualcince, capitularon en esta población el 21 de Febrero. 

Calda de Iturblde; CentPO^Améplea de* 
elara su Independenela absoluta. — Mientras 
tanto, Iturbide habla caido en Méjico, y este acontecimiento 
obligó á Filisola á convocar la Junta provincial, ante la cual 
presentó un decreto que fué de general aprobación, convocando 
á los pueblos para elegir diputados á un Congreso constituyen- 
te, cuyas sesionen se abrieron el 24 de Junio de 1828, y cuyo 
primer decreto fué el de 1.* de Julio, declarando la independen- 
cia absoluta de las provincias unidas de Centro-América. La 
asamblea nombró para el ejercicio del poder ejecutivo al gene- 
ral Manuel José Arce, existente entonces en los Estados Unidos, 
al doctor Pedro Molina y á Juan Vicente Vil lacerta. En lugar de 
Arce se nombró suplente á Antonio de Larrazabal, y por dimi- 
sión de éste á Antonio Rivera Cabezas. El 4 de Octubre la 
asamblea renovó el personal, nombrando á Arce, á José del 
Valle y á Tomás 0-Horán, y como suplentes de los dos prime- 
ros á Snntiaffo Milla y á Juan Vicente Víllacorta. 

Conetltuelón federal.— En Diciembre del mismo 
afio de 1823 la asamblea adoptó para Centro-América la forma 
federal; emitió la constitución en 1824, formando del territorio 
cinco Estados: Guatemala, San Salvador, Honduras, Nicaragua 
y Costa Rica. Chiapas formarla parte de la federación cuando 
libremente se uniese. 

Arce regresó de los Estados Unidos y tomó posesión de su 
cargo; pero en vista de las rivalidades y disensiones ocurridas 
en Nicaragua, dejó sus funciones de gobierno, se puso á la ca- 
beza de las tropas salvadorefins, marchó á Nicara<}^ua y paciflcó 
aquel Estado sin disparar un tiro. Decretada la forma federal, 
Guatemala se dio su Constitución particular el 11 de Octubre 
de 1825, San Salvador el 12 de Junio de 1824, Costa Rica el 21 
de Enero de 1825, Honduras el 11 de Diciembre de 1826 y Nica- 
ragua el 3 dA Abril del minmo afio. 

Sleeelón de Manuel José Aroe. — El 6 de 
Febrero de 1825 se instaló en Guatemala el. primer Congreso 



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176 HISTORIA DE CENTRO -AMÉRICA 

federal, y eligió primer presidente de la República á Manuel 
José Arce, de cuyo (jargo tomó éste posesión en Abril del mis- 
mo afio. 

Cboque entpe el Gobierno federal y el 
Betado de Guatemala. — £L 6 de Septiembre de 1826 
el presidente de la República decretó la prisión de Juan Barran- 
día, jefe del Estado de Guatemala. Queriendo eludir La respon- 
sabilidad por esta medida ilegal, convocó el 10 de Octubre si- 
guiente á un Congreso extraordinario, que debia reunirse en 
Gojutepeque. Hizose cargo de la jefatura del Estado el vicejefe 
Cirilo Flores, quien habiendo resuelto trasladar la residencia de 
las autoridades á QuezaltenangOi fué asesinado en esta ciudad 
en una asonada popular promovi(ía por los frailes. 

Guerra del Salvador. — El Estado del Salvador^ 
á cuya cabeza se hallaba en calidad de vicejefe Mariano Prado, 
resistió el decreto de 10 de Octubre; organizóse un pequeño 
ejército al mando del coronel Ruperto Trigueros, que marchó 
sobre Guatemala con el propósito de derrocar á Arce^ pero éste 
derrotó á las tropas salvadoreñas en Arrazola eí 28 de Marzo 
de 1827 y marchó sobre San Salvador. Habiéndose preparado 
suficientemente los salvadoreños, hicieron á su vez una derrota 
á Arce en Milingo el 18 de Mayo del mismo año. Mientras tanto 
Arce había hecho también la guerra al jefe liberal de Hondu- 
ras, Dionisio Herrera, y las tropas federales, mandadas por el 
coronel Justo Milla, se habían apoderado de la capital de aquel 
Estado. 

Arce trató de rehacerse en los departamentos occidentales 
del Salvador^ pero sospechándose de su persona dejó el mando 
del ejército al general Francisco Cascaras el 12 de Octubre 
y regresó á Guatemala. 

El 17 de Diciembre se combatió sin éxito en Santa Ana. 
Cascaras regresó á Guatemala, y Merino, jefe de las fuerzas 
salvadoreñas, se situó en Ahuachapán. 

El presidente nombró general. en jefe del ejército federal 
á Guillermo Perks, á quien los jefes y oficiales desconocieron 
en Jalpatagua, y poniéndose la permanencia de Arce en el go- 
bierno como dificultad para el restablecimiento de la paz, Arce 
emitió un decreto con fecha 16 de Febrero de 18i8, separán- 
dose del poder y llamando al vicepresidente Beltranena. El 
general ArzA fué nombrado en reemplazo de Perks; invadió el 
territorio del Salvador y ocupó á Chalchuapa, en donde fuéata- 
cado el dia l.^ de Marzo por tres mil quinientos hombres, man- 
dados por Merino. Este quedó completamente derrotado. Arzú 



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HISTORIA DC CENTRO-AMÉRICA 177 

se internó en el territorio y el 6 de Marzo ocupó el pueblo de 
Mejicanos, comenzando una serie de ataques entre salvadoreños 
y guatemaltecos, que terminaron con la capitulación de éstoSi 
entrando jefes y oficiales prisioneros en San Salvador el 1.** de 
Noviembre de 1828« 

Franelsoo MoracAn. — Mientras tanto^ el general 
Francisco Morazán, habiendo vencido á las tropas federales en 
Honduras y en el Sal vadera entró victorioso á la capital, organizó 
una expedición en Abuachapán, invadió el territorio guatemal- 
teco y se apoderó de la capital de la federación el 18 de Marz^ 
de 1829^ Fueron desterrados los principales promotores de la 
guerra; José Francisco Barrundia fué llamado como senador al 
ejercicio del ejecutivo federal^ y después de haber destruido 
Morazán las facciones de Honduras, el gobierno pacifico de la 
nación quedó restablecido. Poco tiempo después fué electo pre- 
sidente de Centro-América el general Morazán, entrando á fun- 
clonar conio tal en Septiembre de- 1880. 

En 1832^^ la mala inteligencia entre el jefe del Salvador^ José 
Maria Cornejo, y el Gobierno federal^ cuyos decretos se habla 
negado aquél A cumplimentar, hizo estallar la guerra en ese* 
afio. Las tropas de Cornejo fueron derrotadas por Morazán en 
Jocoro el 14 de Marzo, y la plaza de San Salvador fué tomada 
el 28 del mismo mes. Desde esta época se comenzó A oír el grito 
de reforma de la Constitución de 1824. El 14tie Febrero do 1834, 
por razones de interés público, el general Morazán trasladó el 
Gobierno federal á Sonsonate y e! 6 de Junio del mismo a&o 
á San Salvador. El Gobierno del Estado, no habiendo podido 
avenirse con la política del federal, se trasladó á Cojutepeque; 
organizó fuerzas, las que se engrosaron en Zacatecoluca, y es- 
tando ya dispuesto á obrar el entonces jefe del Salvador, Joa- 
quín San Martín» atacó á Morazán en San Salvador el día 28 de 
Junio, con doble número de fuerzas de las que tenia el presi- 
dente de la república. San Martín salió derrotado, y capturado 
en Jiquilfsco fué expatríado. 

Rafael Cappepa.— El 2 de Febrero de 1835 fué ree- 
lecto presidente de la república el general Morazán, á despecho 
de los separatistas, que con el pretexto de reformas querían 
echar aba jo la federación . Emitiéronse dif^posiciones verdade- 
ramente liberales en la organización política del país. Creóse 
el 7 del mismo mes el distrito federal formado de la ciudad de 
San Salvador y pueblos anexos, á cuyo distrito se agregó el 
9 de Marzo de 1S86 el partido de Zacatecoluca^ se fomentó toda 
dase de .empresas útiles, se atendió á la instrución pública; 

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178 HISTORIA DE CENTRO-AMÉRICA 



y cuando el país entraba en una situación normal y progresista, 
estalló en Guatemala una revolución encabezada por Rafael 
Carrera, apoyada secretamente por el partido conservador, con 
el fin de producir el desmembramiento de Centro-América. La 
revolución tuvo por pretexto ostensible la dificultad de estable- 
cer en Guatemala el código de Livingston y la calumnia grose- 
ra de quererse exterminar con brevajes venenosos á la clase 
indígena con motivo del aparecimiento del cólera. El general 
Morazán marchó con fuerzas á Guatemala, pacificó el estado 
y volvió á San Salvador. Carrera apareció nuevamente co^ su 
facción poco tiempo d^^spués. 

Guerra de Honduras y Nlearagua eon- 
tra el Salvador. — Ed 1839 terminaron los poderes Cons- 
titucionales del general Morazán; — quedó encargado del gobier- 
no federal Diego Vigil y Morazán; fué electo jefe del estado del 
Salvador en aquel mismo afio. Esta elección motivó la guerra 
separatista que Honduras y Nicaragua hicieron al Salvador; el 
territorio fué invadido por el ejército aliado^ el cual fué derro- 
tado completamente por Morazán el 6 de Abril, en el Espíritu 
* Santo, hecho de armas que fué seguido de la derrota que el 26 
de Septiembre del mismo afio, hizo Morazán á las tropas de 
Honduras en San Pedro Perulapán. 

Caída de Moraasán.— En 1840, sabedor Morazán de 
que la insurrección de Carrera había tomado cuerpo, marchó 
sobre aquel estado y se apoderó de la capital; pero habiendo 
sido sitiado por un ejército cuatro veces mayor, Morazán rom- 
pió la línea, volvió á San Salvador y no habiendo podido soste- 
nerse en el poderse embarcó en Abril de aquel mismo afio, con di- 
rección á las repúblicas del Sur; la federación había terminado. 

Regreso y muerte de Moraasán.— En 1842 el 
general Morazán, volviendo con recursos obtenidos en Sud-Amé- 
rica á las costas centro-americanas, llegó al territorio de Costa 
Rica, echó del poder al jefe Braulio Oairillo^ tomó á su cargo 
la jefatura de aquel estado, y se proponía emprender la obra 
difícil de la reconstrucción nacional, cuando sucumbió & una 
asonada popular que estalló en San José, capital del eí«tado; 
y reducido á prisión por los insurrectos, fué fusilado el 16 de 
S^^ptiembre de aqu«)l mismo afio en unión del general Villasefior. 
Morazán era un hombre de gran valor y de esclarecidos talen- 
tos militares EJq la época en que sucumbió <>ra el representante 
de la gran causa de la unión centro-am^^ricana. Poco. después 
de la muerte de ese patriota benemérito comenzó iareaceióuen 
favor de su memoria. En 1849 fueron traídos sus' restos al Sal- 



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HISTORIA DE CENTRO- AMÉRICA . 179 

yador, en cayo oementerio f aeroa inhumados con gran pompa 
en 18(>0, Y por decreto de 8 de Abril de 1357 mandóse colocar 
su retrato en el salón de sesiones del Poder Ejecutivo. Ultima- 
mente, en 1882, le ha sido eri^^ido un magnifico monumento en 
San Salvador, y otro en 1888 en Honduras, patria del héroe. 

En Diciembre del mismo afio de 1842 arribó á La Libertad, 
puerto del Salvador, la barca «Libertadora» ó «Coquimbo», tra- 
yendo á su bordo 4 los militares salvadoreños que hablan acom- 
pañado al general Morazán en Costa Rica. 

Tentativa de peopganizaelón naelonal.— 
Ausente Morazán, los patriotas habían hecho un esfuerzo en 
1842, logrando formar una Convención que se instaló en Chi- 
nandega, formó el pacto de 11 de Abril estableciendo el Gobier- 
no provisorio nacional y nombró á Antonio José Cafias para 
ejercerlo. Tal pacto se renovó con fecha 27 de Julio del mismo 
afio; Guatemala y Costa Rica no se adhirieron á él. Designóse la 
dudad de San Vicente para residencia del Gobierno confedera!, 
el que se instaló el 29 de Marzo de 1844 y nombró supremo De- 
legado al general Fruto Chamorro. 

Cuando en Mayo de ese mismo afio, el general Francisco 
Malespin hizo la guerra á Guat'^mala por haber favorecido ios 
planes revolucionarios y la invasión de Manuel José Arce con- 
tra el Salvador, Male^^pln obró en nombre de la Confederación 
centro-americana, si bien al hacer la paz de Quezada, obró en 
propio nombre, pues él llevó adelante un convenio no ratiñca- 
do por el Gobierno confederal, lo que probaba el ningún presti- 
gio de que gozaba el Gobierno nacional, que no tardó en desa- 
parecer. 

Después de la caída del presidente Malespin en el Salvador, 
se hicieron nuevos esfuerzos para formar en la ciudad de Son- 
sonate una dieta compuesta de los representantes de Guatema- 
la, el Salvador, Honduras y Nicaragua. Tales propósitos no se 
realizaron, sin duda debido á la guerra que en 1846 estalló entre 
el Salvador y Honduras por el apoyo que el Gobierno de este 
estado prestó á Malespin en sus planes de recuperar el poder 
del Salvador. El 7 de Octubre de 1847 se firmó un convenio en 
Nacaome, sobre reunión de una Asamblea constituyente en Te- 
gucigalpa, y el 8 de Noviembre de 1849 se celebró el pacto de 
León *<obre nacionalidad. 

Cantpafka naolonaL— Asi permanecieron los estados 
dividido^, asumiendo en diferentes épocas el titulo de repúblicas 
independientes, cunndo por un desgraciado error, el partido 
democrático de Nicaragua, en lucha hacia más de dos afiqs con 



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180 HISTORIA Dfe CE!«TR0-AM¿RICÁ 

el legitimista, llamó á aquel país á Walker y á los filibusteros 
norte-americanos. No tardó mucho tiempo sin que Walker ae 
apoderase del mando de aquel desgraciado país^ conducta que 
constituía una seria amenaza contra la autonomía de los demAs 
estados centro-americanos. Entonces se comprendió la nece- 
sidad de unirse, y haciendo cansa común con Nicaragua opri- 
mida los estados disgregados de la antigua federa<^ión centro- 
americana, mandaron en 1856 sus huestes á combatir céntralos 
filibusteros hasta hacer capitular á William Walker en la ciudad 
de Rivas el 1.'' de Mayo de 1857 y restablecer en Nicaragua las 
autoridades ronstitucionalt^s. 

Nuevas tentativas de reoi^ganlzación. — 
En 1872 se hicieron nuevos esfuerzos para restablecer la nacio- 
nalidad centro-americana^ se celebró un Congreso en La- Unión 
formado de representant<^s de las cinco repúblicas, más apenas 
acababan de renacer las esperanzas en el próximo reapareci- 
miento de la patria común, cuando resonó por todas partes el 
grito de guerra entre el Salvador y Honduras. Reanudáronse los 
trabajos nacionalistas en 1876 y 1883, pero hasta ahora la grande 
idea de nacionalidad no se ha podiio llevar á la práctica. Las 
ideas nacionalistas se han acentuado en estos últimos tiempos 
en el Salvador, Guatemala y Honduras. Relativamente al Sal- 
vador es una prueba de ello el articulo de la Constitución de 1883, 
concebido en estos términos: <<E1 Salvador se considera como 
una sección disgregada de la patria centro-americana, y está 
dispuesto á concurrir con todas ó con algunas de las repúblicas 
en que se halla dividida, á la organización de un gobierno na- 
cional, cuando las circunstancias se lo permitan y convenga asi 
á sus intereses; lo mismo que á formar parte de la gran confe- 
deración Latino- Ara**ricana.>^ 

Un obstáculo A la peorganización na- 
cional* — Desde la época de la disolución del pacto federal 
las repúblicas centro-americanas no han marchado con el con- 
cierto que era de desearse^ verdad que entristece y se infiere 
del conocimiento de la historia de cada sección. Un elemento 
favorable á las ideas separatistas que durante la época de 
Carrera dominaron en Guatemala fué el cónsul inglés Federico 
Chatfield, que con el pretexto de favorecer los reclamos de sus 
connacionales mantuvo en alarma al Salvador, Honduras y 
Nicaragua. 

Teprltorlo de Clilapaa.— A Centro-América per- 
teneció el territorio de Chiapas, pues formaba una de las pro- 
vincias del llamado reino de Quatemala. Chiapas, hoy estado de 



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HISTORIA DE CENTRO- AMÉRICA 181 

1% federaoión mejicana, coafiaa al Sste con la república dfi 
Cioatemala^ al Oeste oon el catado de Oajaca, al Norte con el de 
Tabaaco y al Suj con el Océano Paciflco. Su capital, llamada 
antes Ciudad Real de Chiapaa, es hoy San Cristóbal. Habiendo 
aido destronado el emperador Iturbide y fundi^da la república 
mejicana, Chiapas se unió á ella. En esa resolucióil^ que no fué 
deliberada ni espontánea, tuvo ingerencia el general Filisolai 
que á su regreso de Guatemala & Méjico obligó ¿ la Junta, que 
ae habla formado en San Cristóbal 4 pronunciarse en favor de 
la incorporación ¿ Méjico^ ordenando que dicha Junta & pesar 
4e sua protestas por aquella coacción , se disolviese inmediata- 
mente después. Verificada la incorporación bajo tales auspicios, 
Filisola continuó su vic^je para Méjico, dejando á uno de sus 
oficiales con el mando militar de la provincia, y como iefe poli- 
tice á Manuel Bojas, decidido partidario de la anexión a Méjico. 
Ko tardó mucho tiei^po sin que los patriotas, entre quienes figu- 
raba el fraile Matias Córdoba, derribasen esa especie degobier- 
lio y restableciesen la Junta popular, hasta que los gobiernos 
de Méjico y Centro -América acordaron resolver la suerte de 
Cbiapas mandando á San Cristóbal un comisionado por cada 
parte para que en orden y con la mayor libertad se pronunciase 
Chiapas en favor de Méjico ó de Guatemala, ú optase por su 
independencia absoluta. El resultado de la intervención de 
ambos gobiernos fué que habiendo llegado á Chiapas el comisio- 
nado de Méjico, José Xavier Bustamante^ sin esperar al de 
Centro-América, ni á los representantes de los partidos de To- 
nala^ Ocpsingo y los Llanos, hizo reunir la Junta y bajo su 
influencia logró que el 14 de Septiembre de 1821 se declarase 
Chiapas unida defiaitiva mente á la república de Méjico. £1 
Gobierno de Centro-América creyó de su deber protestar por 
aquella resolución que tenia los caracteres de una nulidad ma- 
nifiesta, pues repetidas pruebas habla dado la provincia de 
Chiapas de querer incorporarse nuevamente á Centro-América, 
á cuyo gobierno, en la época del coloniaje, habla siempre per- 
tenecido. 

fil Poyáis.— Relativamente á la costa norte de Centro- 
América, en la época de| coloniaje, los ingleses formaron un 
estableciq^iento sobre las márgenes del rio Tinto, pero los espa- 
ñoles los obligaron á abandonarlo. En la época de la guerra de 
independencia, el inglés Mac Gregor, al servicio de Colombia, 
ge apoderó de la isla de Roatan de donde logró comunicarse con 
uno de los caciques de aquellos lugares llamado Jorge Federico, 
y Qpnsiguió de éste la cesión de una extensión de territorio. 



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182 HISTORIA DK CENTRO-AMÉRICA 

á la que dio el nombre de Poyáis. Mac Gregor se dirigió despuéB 
á Inglaterra en busca de colonos para poblar el territorio, pero 
á su regreso el cacique habla revocado la cesión y el Gobierno 
de Colombia, de acuerdo con las estipulaciones del tratado cele- 
brado con Centro-América, por decreto de 6 de Julio de 1825 
declaró ilegal y atentatoria toda empresa de colonización en 
cualquier punto de la costa de Mosquitos, todo lo cual dio en 
tierra con los proyectos dé Mac Gregor. 

Territorio mosquito. — Roto el pacto federal, un 
buque de guerra inglés, en 1844, condujo á las costas del Norte 
de Nicaragua á Mr. Patrie Waiker, en calidad de cónsul general 
cerca del jefe de las tribus mosquitas. Los ingleses de Mr. Patrie 
llamaron impropiamente rey á ese cacique y le dieron por resi- 
dencia á Bleuflel Js. Esta amenaza á la soberanía de Nicaragua 
nó quedó desapercibida, y al efecto el ministro plenipotenciario 
de esta república en Bruselas hizo con fecha 16 de Septiembre 
de aquel mí^mo año una reclamación al gabinete inglés. No obs- 
tante, Mr. Walker quedó establecido en Bleuflelds y se constituyó 
regente del pretendido reino por la minoridad de la persona á 
quien él mismo hizo dar el cetro y la investidura real^ y parti- 
cipó á los gobiernos de Centro- América la misión que tenia de 
defender los derechos del rey mosco. Nicaragua se negó á hacer 
ese reconocimiento. Poco después Mr. Federico Chatfield^ cónsul 
general y Encargado de Negocios de S. M. B., residente en 
Guatemala comunicó que el rey mosco habla sido coronado en 
Jamaica. 

El 26 de Octubre de 1847 Mr. Jorge Hodyson intimó á las 
autoridades nicaragüenses de San Juan del Norte desocupar 
aquel territorio para el 1 ^ de Enero de 1848. El dfa sefíalado 
Mr, Patrie Walker llegó á San Juan del Norte, arrió el pabellón 
nicaragüense y enarboló el del rey mosco. El 9 de Enero 
de 1849 las fuerzas de Nicaragua se apoderaron de San Juan 
del Norte, tomando dos prisioneros. Los ingleses tomaron el 
asunto como propio, y sin recordar la irregularidad de su pri- 
mitiva conducta, resolvieron recuperar su poderío en la comar- 
ca. En efecto, el 12 de Marzo de 1848, Mr. Qranville, coman- 
dante del buque de guerra inglés Alarma^ destruyó con sus 
cafiones el fuerte «Trinidad)^, que habla mandado levantar el 
Gobierno de Nícaruaga, situado sobre el rio de San Juan en la 
confluencia del Sarapiquí. El comandante Granville se manifes- 
tó, sin embargo, dispuesto á entrar en arreglos, y Nicaragua, 
á su pesar, reconoció provisionalmente al rey mosco, sin per- 
juicio de mandar su protesta al Gobierno británico. Posterior- 



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HISTORIA DE CENTRO-AMÉRICA 183 

mente, se ha arreglado este asunto por la vía diplomática^ lo- 
grando Nicaruaga, mediante concesiones de poca importancia, 
hacer reconocer su soberanía en aquel territorio. Digna de 
mencionarse es la actitud que tomó el Gobierno de los Estados 
Unidos de América relativamente á las tendencias colonizado- 
ras de Inglaterra qu Centro- América^ pues en el artículo 1.® del 
tratado conocido con el nombre de Clayton-Bulwer,- celebrado 
en 1860, se estipuló entre el Gobierno de Norte-América y el 
de S. M. B., que ni los Estados Unidos ni la Gran Bretaña po- 
dían ocupar, fortificar, colonizar ni ejercer dominio alguno sobre 
Nicaragua, Costa-Rica, la Costa mosquitia ó parte alguna de 
Cfentro-América, ni hacer uso de protectorado d« ninguna clase. 

£1 teppltorlo de Sooonuseo»— Cuando Chiapas 
se vio en la necesidad de declarar su incorporación á Méjico, el 
partido de Soconusco sostuvo su resolución de permanecer in- 
corporado á Centro-América, á cuyo reino había pertenecido 
desde 1653. AI tener Méjico noticia de esta resolución trató de 
someter aquel partido por la fuerza, mas habiendo propuesto 
Guatemala un arreglo amigable, convino Méjico en abstenerse 
de toda intervención en el Soconusco, si de parte de Centro- 
América se observaba igual conducta, hasta la celebración de 
un tratado. Este estado de neutralidad permaneció así hasta el 
11 de Septiembre de 1842, fecha en que las tropas del general 
López de Santa-Ana, presidente de Méjico^ invadieron aquel 
territorio, por haber resuelto, el gobernador de aquella nación 
que el Soconusco «quedase irremisiblemente unido al departa- 
mento de las Chiapas», y, por tanto, incorporado á Méjico. Era 
la época en que hacía poco se había disuelto la federación cen- 
tro-americana, y tan sólo le tocó protestar por aquel hecho al 
Gobierno de Guatemala. Desde entonces, el Soconusco, á pesar 
de sus simpatías por Centro-América, quedó incorporado á Mé- 
jico, como lo había sido Chiapas algún >tiempo antes. 

Bellee* — Belice pertenece también geográficamente 
& Centro- América. Esta región confina al Norte con Yucatán, 
al Sur y al Oeste con la República de Guatemala y al Este con 
el golfo de Honduras. Su población asciende próximamente 
á 25,000 habitantes entre colonos é indios aborígenes. Mucho 
antes de la independencia de Centro-América, el Gobierno es- 
pañol concedió á subditos ingleses el derecho de extraer madera 
de tinte por el tratado celebrado con Inglaterra en París el 10 
de Febrero de 1763. Poco tiempo después de haber sido ratifica- 
do ese tratado por ambas partes, los ingleses, excediéndose del 
límite del río de Belice, llegaron en sus embarcaciones hasta el 



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184 HISTORIA DE CENTRO-AMÉRICA 

rio Hondo. Para evitar dispatas de limites, se celebró un nueyo 
tratado en Versalles el 8 de Septiembre de ITSS, en que se fija- 
ron limites inalteral)les á la colonia de Belice. En la época pre- 
sente esa colonia, en donde imperan exclusivamente las leyes 
inglesas, es una dependencia de Jamaica. La capital de la colo- 
nia es Belice, en donde reside el superin tendiente, que despacha 
los asuntos de dicha colonia, asistido de un consejo compuesto 
de siete miembros. 

El articulo principal de comercio de esta colonia es la ma- 
dera de tinte, que se exporta en grandes cantidades. 

Distinguidos patriotas eentro-^amerlca- 
nos* — Entre los hombres á quienes la patria centro- americana 
es deudora de grandes servicios, merecen mencionarse: José 
Francisco Barrundia, ardiente patriota y escritor distinguido. 
Si algo pudiera tacharse á Barrundia es su altísimo propósito de 
ver realizadas sus bellas teorías políticas sin consideración al 
estado social; Pedro Molina y José Cecilio del Valle, políticos, 
diplomáticos y escritores; Manuel José Arce, que si bien entró 
en transacciones con el partido conservador, fué de los que más 
trabajaron por la independencia patria, y el pacificador de Nica- 
ragua, José Matías Delgado, abogado ilustrado é incansable pa- 
triota, alma de la heroica resistencia que el Salvador opuso á la 
imprudente incorporación á Méjico; Francisco Morazán, la más 
brillante espada centro americana puesta al servicio de la ley 
y de la constitución federal; Dionisio Herrera y Mariano Prado, 
que tanto contribuyeron con sus esfuerzos á organizar el «ejér- 
cito aliado protector de la ley» en 1829; el ilustrado Miguel de 
Larreynaga^ procer de la independencia, y el pacifico y labe* 
rioso ciudadano costaricense Juan Mora. 

Bxtpaz^epos al servlelo de Centro» An&ó- 
IPloa* — Máximo J&tbx. — En el ejército federal pres- 
taron muy importnntes servicios á Centro-América los extran- 
jeros Isidoro Saget, Nicolás Raoul, Enrique Terrelonge y Juan 
Prem. 

Es también digna de encomio la conducta del general Má- 
ximo Jerez que, á pesar de errores politices de trascendencia, 
nunca desmayó en su propósito de ver nuevamente y á todo 
trance á la patria unida, fuerte y respetada. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 



CAPÍTULO PRIMERO 



Tiempos antevioves á la eonquiata 

Primeros pobladores. —Civilización de los indígenas. — Costumbres. — 
Lenguas. — Religión.— Gobierno. 



PrlmeFOS pobladores. — Una tribu de Méjico, 
llamada de los toUecas ó tultecaSf pobló la parte occidental de 
Centro -América. Con el tiempo, los descendientes de los toltecas 
se dividieron el territorio y formaron los reinos de los Quichées, 
de los Cachiqueles, Zutugiles y de los Maraes^ situados más al 
sur, y se extendieron hasta la parte occidental de lo que en la 
presente época forma el territorio salvadoreño, hacia Cbalchua- 
pa, que^ juzgando por las crónicas, es una población muy anti- 
gua. 

Refieren las mismas crónicas que Ahuitzol, octavo rey de 
Méjico, quiso subyugar los reinos en que se hallaba dividido el 
territorio, y no habiendo podido lograrlo por medio de la fuer- 
za^ 86 valió del ardid, enviando gran número de indios al man- 
do de jefes de su confianza, con el pretexto de hacer el comercio 
en el pais. Estos indios se establecieron á lo largo de las costas 
del Pacifico, y como hablasen imperfectamente la lengua meji- 
cana ó náhual^ por ser su procedencia de la parte baja é inculta 
del pueblo, fueron llamados pipües^ que en ese idioma quiere 
decir muchacho. Era el pensamiento de Ahuitzol tener en esos 
indios establecidos en el pais unos seguros auxiliares, para 
cuando quisiese llevar á cabo nuevos planes de conquista. La 
muerte le impidió realizar su propósito, y los pipiles, estableci- 
dos en la costa, se extendieron por las provindias de Sonsonate, 
San Salvador y San Miguel. 



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186 HISTORIA DEL SALVADOR 

Cuando los reyes de los quichées y cachiqueles notaron el 
incremento de la población pipil, resolvieron hacerles la guerra 
para exterminarlos; mas los pipiles se prepararon para la de- 
fensa y se organizaron conforme á las instituciones de Méjico^ 
reconociendo como 8efiorá.(7uatiC9iifc%fn. Este cayó poco des- 
pués en desgracia con los pipiles por haber querido restablecer 
los sacrifios humanos, siguiendo la costumbre de Méjico, y des- 
conocida su autoridad, rebelados sus subditos, y muerto á palos 
y á pedradas, fué elevado al poder Tutecotzimit, hombre bien 
intencionado y de buen carácter. Tutecotzimit se congració con 
sus subditos disminuyendo los impuestos, creó una especie de 
Consejo de Estado^ dio una ley de sucesión^ en la que se conce- 
día el derecho de heredar el trono al hijo primogénito, y orga- 
nizó debidamente el reino. 

Que los pipilos hayan venido con el objeto de servir á ios 
futuros proyectos de conquista del rey ó emperador de Méjico, 
tan sólo lo dice el manuscrito de esas tribus; pero es lo cierto que 
los pipiles son de origen mejicano, y en la época de la conquista 
española se hallaban establecidos entre el rio Michatoyat al 
Nor-este y el Lempa al Sud-este, y entre el Océano Pacífico 
y las lineas de' montafias de la cordillera sobre el valle del mis- 
mo Lempa. La región oriental de este rio, llamada provincia de 
Chaparrastique^ hoy departamentos de San Miguel, Usulután, 
La-Unión y Gotera, estaba poblada, según las crónicas, á la lle- 
gada de los pipiles, por la tribu inculta de los chontales. Tampoco 
está enteramente probado que entre los pipiles haya habido 
unidad de poder político, siendo más probable que los diferen- 
tes pueblos, obedeciendo á sus respectivos jefes, hayan consti- 
tuido una especie de confederación. 

Juarros, citando al cronista Fuentes, dice haberse encon- 
trado en la provincia de Chiquimula, un esqueleto de gigante, 
probablemente restos de otra raza que quedó extinguida en el 
país. 

Civilización de los Indígenas. — Los indí- 
genas de Centro- América tenían nociones de ciertas ciencias 
y artes. Refiérese que en Tabasco presentaron á Hernán Cortés 
un mapa geográfico trazado con bastante regularidad, con indi- 
cación de montes y lagos. Tenían conocimiento de las propieda- 
des de ciertas yerbas; poseían además unos libros en que se 
trataba del cómputo del tiempo, y en donde de hallaban nocio- 
nes parecidas á la cronología mejicana. Dividían los días, como 
los antiguos romanos, en buenos, malos é indiferentes^ usaban 
escritura geroglífica, como los egipcios, y había entre ellos cro- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 187 

nistas é historiadores. El padre Las Casas afirma haber vidto 
algunas de sus obras. 

Las artes indígenas tampoco se hallaban en estado de atra- 
so. Fabricaban objetos de loza con bastante perfección, dando 
á los atensilioB formas caprichosas. A la loza fabricada en 
Ahuacbapán daban los indígenas de aquel lugar un color rosa- 
do con tierra tomada de un pozo, y el negro con sedimento de 
otro, siendo Humboldt, citado por Peláez, de opinión que los 
colores eran óxidos de hierro y de magnesia. En Sensuntepeqae 
fué hallado en 1808 un vaso de loza blanca sin barniz. Se labra- 
ba con bastante maestría el oro y la plata. 

La agricultura se limitaba primitivamente al maíz y al fri- 
jol. El modo de usar el maíz es el mismo que ha llegado hasta 
la presente época; se cocía con un poco de cal y se molía á mano 
en ana piedra llamada metatl, se amasaba y se hacían tortillas, 
que se metian en un nuevo cocimiento en un utensilio de barro 
llamado comal. Los bollos de maiz cocido envueltos en hojas 
tenían y aun conservan el nombre de tamal; cuándo esos bollos 
eran rellenados con carne recibían el nombre de nacatamal. 
A la porción de maíz llamaban atole. 

Para las tareas de agricultura, no conociendo el hierro, se 
vallan de hachas de pedernal y de utensilios de cobre. Comer- 
ciaban entre si con sus frutos y sus telas y se servían del cacao 
como moneda. Los indígenas de Izalco contaban el cacao por 
contle, xiquipil y carga; cada contle contenia cuatrocientas al- 
mendras. Sus armas eran la flecha, la lanza y unas navajas que 
fabricaban de pedernal. Había centros de comercio en ciertas 
épocas del afio^ á cuyas reuniones daban los indígenas el nom- 
bre de tiangues. No desconocían la música ni la pintura, y, en 
una palabra, revelaban tener uña civilización relativamente 
adelantada. 

Costumbres.— Los indios se dividían en nobles y ple- 
beyos, según fueran parientes ó no del sefior de la tribu, y el 
traje que usaban era apropiado á su posición social. Los indios 
nobles vestían de algodón blanco matizado de colores; su vestí* 
do era camisa y calzones blancos con flecos^ y sobre ellos otros 
calzones labrados que les llegaban hasta la rodilla. Las piernas 
quedaban desnudas, y su calzado era una sandalia de pita ó ca- 
bulla, asegurada con unas correas sobre el tobillo y por el talón. 
Las mangas de la camisa las llevaban arrolladas basta el codo 
y las amarraban con cinta azul ó encarnada; se dejaban crecer 
el pelo y lo recogían hacia atrás trenzándolo con un cordón 
azul ó encamado, que terminaba en borla, distintivo concedido 



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188 HISTORIA DELr SALVADOfl 



¿ lo9 jefas. Sobre loa hombros llQvi^baii ua« tíliii<a de hilo bliMMM> 
labrada con figuras de pájaros y leones del aunoio eolor; ae agu- 
jereaban las orejas y el labio inferior y se ponían estrellas de 
oro ó plata. Qon el transcurso del tiempo se i^'ocortaron e^ pelo, 
dejaron saeltas las mangas de la camisa y no ufaron ya pen- 
dientes; 

El traje de los mauguales ó plebeyos consiatia en unas telas 
de pita; usaban una camisa larga, cuya falda delantera pasaba 
por entre las piernas^ y la de las espaldas la traian hacia ade- 
lante, cifiéndose con una toballa pequeña y poniéndose otras en 
la cabeza. En los lugares cálidos los indios andaban desnudos 
y sin más cobertor que el de la cintura, al cual ciaban el nombre 
de maztlate. 

Las indias llevaban enaguas y un huipil labrado con hilo 
ó seda de colores, llevando por cobertor una tela cuadrada de 
color blanco. 

Por lo que respecta á la enseñanza, habla personas de edad 
y de algún juicio que so ocupaban de educar á los niños. Las 
mujeres llevaban á los hijos colgados á la espalda, y de esta 
manera se entregaban sin dificultad á sus ocupaciones domés- 
ticas. 

El matrimonio se celebraba acompañado de sacrificios y de 
oblaciones de incienso á los dioses, como lo acostumbraban en 
los negocios más importantes de la vida. Habla impedimento 
de consanguinidad para celebrarlo^ pero no habla dificultad en 
que el hombre se casase con la hija de su propia madre^ si es 
que no lo era del mismo padre. 

El padre del que pretendía casarse, como entre los antiguos 
hebreos, enviaba una especie de embajada al padre déla novia, 
por medio de personas dd alguna distinción, pidiendo el consen- 
timiento para el matrimonio. Los comisionados llevaban tam- 
bién de parte del pretendiente unos obsequios ó regalos. Si éstos 
eran aceptados se entendía dado el consentimiento; si se daban 
algunas excusas para no admitirlos, la proposición de matrimo- 
nio debía considerarse desechada. Admitida la propuesta, ex- 
presa ó virtualmente, los individuos de las dos familias se con- 
sideraban como miembros de una sola. El día fijado para el 
matrimonio, la novia era conducida en andas y rodeada de mu- 
chas personas á casa del novio, en donde era recibida por una 
comisión de personas respetables. En seguida se hacían sacrifi* 
cios de codornices y se quemaba incienso en honor de los dio- 
ses, y colocada la novia en el tálamo, comenzaban á bailar 
y á cantar, dando todos muestras del mayor regocijo. La cere- 



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HISTMIÜ DftL SliLVAI>Otl 189 

- *- 



íüronia eftencinl del mafrimonio cbnsistfa (bu ^1 acto en que el 
cacique hacia que loe novios se diesen las manos, lo que impli- 
caba el consentimiento reciproco; después el cacique unia los 
vestidos de ambos cónyuges por los extremos y los amonestaba 
& aerbuenos casados. 

El matrimonio de Ms macehúales era más sencillo, y siem- 
pre hay que notar que las solemnidades erap puramente civiles» 
pues se llamaba á un vecino honrado del pueblo para autori- 
zarlo. 

Los presentes dados por raeón del matrimonio eran consi- 
derados como el precio de la mujer, por cuya razón ésta, muerto 
el marido, do volvía ya á casa de sus padres, sino que, conforme 
á las leyes, tenia obligación de casarse con el hermano del di- 
funto, aun cuando fuese casado^ y cuando éste no quisiere, el 
derecho de hacer suya á la viuda era ejercido por el pariente 
más cercano. Este y otros pasajes de cuanto sobre nuestra anti- 
gua historia se ha escrito^ están revelando que entre los primi- 
tivos moradores de estas comarcas se hallaba establecidia la 
poligamia. 

No sabemos nosotros si en el matrimofiio se recababa, como 
una condición esencial, el conseutlmiento de la novia, y nos in* 
dinamos á pensar que se prescindía de este requisito, pues en la 
época presente aun subsiste la costumbre de comisionar á per- 
sonas distinguidas j^ara entrar á pedir á la novia, lo mismo que 
la de que el padre de esta ponga un plazo para pensarlo y con- 
testar, al vencimiento del cual da su consentimiento sin que 
haya tenido que subordinarlo á la voluntad de la novia, dasi 
siempre sucede que no llegan á conocerse hasta el momento de 
celebrarse el matrimonio, y desposada ha habido que en el mib- 
mo dia de la boda haya preguntado tímidamente quién de la 
comitiva fba á ser su marido. 

Las solemnidades del matrimonio han sido modificadas des- 
pués por la conquista. En algunas poblaciones de indígenas^ 
hecho el casamiento por el cura, cada novio se va á su casa 
y nó se reúnen sino después de haber hecho la fiesta, á la cual 
asiste la justicia. El alcalde, llamado al efecto, llega con los 
novios á la puf>rta de la iglesia, y alli los hace poner de rodillas 
y los bendice con el bastón, hace que se den las manos y les di- 
ce: «Ya son verdaderos casados», dándoles un golpecito en la 
cabeza á cada uno. En seguida se dirige la comitiva á casa de 
la novia, yendo esta asida de la mano con su marido. Se repiten 
las ceremonias ante un altar improvisado en la casa, y después 
el alcalde les da consejos sobre la manera de manejarse en su 



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190 HISTORIA DEL SALVADOR 



nueyo estado. Concluye la ceremonia con un banquete en que 
se MFven tamales; al terminar el banquete se sigue tomando 
aguardiente y chicha. Los padres de los novios se llaman entre 
si güeshes. 

La vida de los primitivos indígenas era ajena á toda como- 
didad; dormían en el suelo apoyada la cabeza sobre una piedra 
^ ladrillo. 

Dice Juarros que los indígenas usaban en las visitas unas 
arengas muy largas con muchas repeticiones y que cuando 
llevaban sus hijos á las visitas guardaban estos un profundo 
silencio. 

£1 cacao era sembrado con algunas ceremonias. £1 choco- 
late era usado solamente por las personas principales y por los 
militares que hablan servido en la guerra; y cultivaban además 
el tabaco y lo fumaban. 

Los indígenas usaban la música en sus solemnidades reli- 
giosas y civiles. Bernal Diaz, citado por Peláez, refiere que 
habiendo llegado Hernán Cortés á Nito, costa de Honduras, 
penetró como diez leguas al interior y oyó en Tesintle tañer en 
una fiesta atabalejos ó tamboriles y trompetillas. Probablemente 
serla el tambaron ó atabal y el pito, de origen indígena, aun 
usados en la época presente en las fiestas de iglesia y en las 
cofradías. Los estrechos limites de este trabajo nos impiden 
investigar el origen de esta costumbre, llamándonos la atención 
que aun subsista esta y otras, alternando con los usos y costum- 
bres de la época. £1 autor del Isagoge refiere que habiendo 
pedido dos mil hombres el conquistador Pedro de Alvarado al 
rey Sinacan, éste, haciendo tocar instrumentos de guerra, que 
probablemente serian tambores, pues no lo dice el Isagoge, fué 
al encuentro del conquistador con sus tropas formadas en escua- 
drones, y que le infundieron algún cuidado hasta que se avistó 
con el monarca. . 

£1 baile era otra ocupación favorita de los indígenas. Fuen- 
tes dice haoer visto á un habitante de Chiapás bailar el palo 
y hacer suertes en el suelo. £n algunos pueblos do la provincia 
de Sonsonate se bailaba el Tun ó el Tepunaguaste, el que aun 
subsiste en poblaciones que han conservado la pureza de su ra- 
za, alternado con las nuevas costumbres. 

Su") principales juegos eraü el bolaior^ y el mismo Fuentes 
dice haberlo visto en Encuintia, y lo describe minuciosamente; 
y el ejercicio de la pelota y de la fieí'ha, disparando sobre obje- 
tos lanzados al aire. Dicese que en Cacaopera y en Perulapán 
arrojaban los indígenas verticalmente una lanza, y la recibían 



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HISTORIA DEL SALVADOR 191 



con la mano tomándola por la espiga. Esta habilidad generali- 
zada aun se usa como parte del juego llamado lapartesanüy con 
el cual nuestros indios solemnizan sus festividades. Hace algu- 
nos afios era solemnidad indispensable en la fiesta del patrón 
de esta capital, que las partesanas de los pueblos circunvecinos 
viniesen á acompafiar la llamada bajada del Salvador el dia 6 
de Agosto; cada partesana venia con su tradicional tamborcillo. 

Los edificios de los indígenas eran casas pequeñas de hor- 
cones cubiertos de paja; los templos ó teocali eran cubiertos 
de teja. 

I^enguas. — En el territorio que hoy forma la república 
del Salvalor se hablaban las lenguas pipil, náhuatl 6 mejicano, 
chorti y pocoman. Con el tiempo esas lenguas se han ido modi- 
ficando en términos que cuando escribió acerca de estos paises 
Mr. Squier, formó una tabla comparativa de las lenguas que 
principalmente se hablaban en Cuscatlan, y tuvo que clasificar 
el nahual ó náhuatl, que era la lengua primitiva, en nahual de 
Méjico^ nahual de la costa del Bálsamo y nahual de Izalco, 
haciendo notar las diferencias de terminación. 

Después de la conquista se pensó en la necesidad de que 
los indígenas aprendiesen á hablar el castellano, para que pu- 
diesen ocurrir, dice Juarros, á los corregidores y sus tenientes, 
sin tener necesidad de intérpretes, que muchas veces desfigura- 
ban lo declarado ó expuesto por los indígenas. En la época 
presente casi todos ios indígenas hablan más ó menos imperfec- 
tamente el castellano, pronunciando generalmente en u las pa- 
labras terminadas en o 

Religión.— Entre los primitivos habitantes de Centro- 
América se admitía la existencia de un dios, creador y forma- 
dor supremo, conocido con diferentes nombres. En esa especie 
de génesis se mencionan dos entidades llamadas abuelo y abuela 
6 Xpiyacoc y Xmueané cuya misión era conservar y proteger. 
Estas supremas entidades se pusieron de acuerdo para formar 
el mundo. La primera creación fué la de la luz; después se ocu- 
paron de separar las aguas de la tierra^ y hecho esto vino la 
creación de los animales y las plantas. Posteriormente las di- 
vinidades pensaron en la creación del hombre y le formaron 
de barro, pero el ensayo no dio buen resultado; hizose después 
al hombre de corcho y á la mujer de cierta médula; y hombres 
y muj'^res se multiplicaron en aquellas condiciones, sin acor- 
darse de su creador, por lo que los dioses mandaron un diluvio 
en el cual pereció aquella generación — formándose después otra 
en mejores condiciones. De aqui provino probablemente que al 



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193 RISTOHIA DSL SALVADOR 



tríbatar culto los indigenaa á sus diviiLidades respresentasen un 
hombre y una mujer, en cuya forma concuerd|in con la religión 
de los antiguos egipcios. También tenían algo de sabeísmo, 
pues adoraban la salida del Sol. Las dos festiTídades principa- 
les de su culto se verificaban respectivamente al principio del 
invierno y al principio del estío. Este hecho revela los conod- 
mientes astronómicos de los indígenas de Centro- América^ y las 
fiestas solsticiales de los primitivos egipcios, con quienes nues- 
tros antepasados tienen más de un punto de relación. Por des- 
gracia en esas festividades hacían sacrificios humanos, inmolan- 
do & nifios de seis á doce afios de edad, y cuya ceremonia con- 
sistía en extraer el corazón de la victima. La víspera de esas 
festividades se preparaban los indígenas con ayunos y peniten- 
cias, sacaban los ídolos del lugar donde los tenían guardadas 
ú ocultos y los llevaban en procesión al templo al son de ata- 
bales, pitos ó chirimías, tunes y otros instrumentos. 

La ceremonia era presidida por el jefe del culto^ á quien 
llamaban Papa. Este tenia un vestido propio y llevaba en la 
cabeza una mitra. Se recitaban unas oraciones, se pronunciaba 
un sermón, y después de un ligero descanso, llevaban cuatro 
sacerdotes & la víctima enfrente del altar y allí se le extraía ei 
corazón y lo entregaban al Papa, quien lo ponía en una balsa 
pequefia labrada Los cuatro sacerdotes tomaban la sangre de 
la víctima en cuatro jicara$f bajaban al patio y la arrojaban 
& los cuatro vientos. Si sobraba sangre la devolvian al Papa 
y éste la echaba con el corazón en el cuerpo del sacrificado. 

Existia también la costumbre romana y griega de consultar 
¿ hechiceros ó augures sobre si la tribu tendría ó no próxima 
guerra y cuál sería el resultado de ésta. Si triunfaban de los 
enemigos, los prisioneros eran sacrificados implacablemente. £1 
sacrificio se hacía en medio de música y de un baile especial 
llamado mitote^ extrayéndole también el corazón á la victima* 
También cocían el cuerpo del sacrificado y se servia á los asis- 
tentes. 

Entre los varios templos ó santuarios en honor de los dioses, 
menciónase el de Mictlan ó Mita, que en lengua mejicana signi- 
fica infierno ó ciudad de los muertos Es tradición que los pipiles 
levantaron ese templo en aquel lugar por designación de un 
anciano vestido de túnica azul que salió de la laguna de Guija. 
Tal monumento fué consagrado al dios Quetzal (coliuatl). £1 
gran sacerdote dedicado al servicio de aqud templo llevaba el 
título de Teciij que vestía túnica azul y adornábase la cabesa 
con una mitra. 



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HISTORIA DEL SALVADOR l93 



Beconociase y practicábase el bautismo « Pasados doce dias 
de nacida una criatura, la presentaban ai sacerdote, quien la 
ponia el nombre de sus antepasados. 

Cuando moría un cacique, le lloraba el pueblo cuatro dias 
y cuatro noches; desrpués anunciaba el Papa que el ánima del 
cacique estaba con los dioses. Si el Papa era quien fallecía era 
.enterrado vestido, sentado en un banco, y le lloraba el pueblo 
por espacio de quince dias. El sucesor debía escogerse entre 
- aquellos cuatro sacerdotes que le ayudaban en el servicio del 
templo^ y cuya elección era celebrada con frrandes mitotes 
y fiestas. Las curiosas ruinas de Copan, en Honduras, confir- 
man las ideas que hemos adquirido acerca de las costumbres 
de los primitivos moradores de estas comarcas. El oidor Palacio, 
<|ue las recorrió en 1676, examinó aquellas ruinas con algún de- 
tenimiento. Entre otras cosas, vio la estatua de un obispo ves- 
tido de pontifical, que seguramente era la figura de un Papa. 
Vio una construcción circular enteramente parecida á los anfi- 
teatros romanos, y en ella unas cuantas estatuas de hombres 
y mujeres también vestidos á la romana. La pileta que observó, 
becha sobre una piedra grande, servia para hacer los sacrificios, 
y en el centro de la plaza una pila allí construida servida para 
las ceremonias del bautismo. 

Los indígenas practicaban también la confesión. En los 
-casos de enfermedad grave los enfermos tenían la obligación de 
<sonfesarse con el médico que los asistía y que hacía las veces 
-de agorero, pues éste atribuía aquel estado á un pecado grave 
•cometido por el paciente. Dice Milla que los quichées acostum- 
l)raban también confesar sus pecados á solas ó á las fieras de los 
•montes si al encontrarse con ellas no tenían medio alguno de 
defensa. 

Los indígenas eran muy supersticiosos. A Votan, conside-' 
rado como el civilizador de su raza, se le adoró después de su 
muerte como un dios y tuvo su representación en el árbol lla- 
mado ceiba, por cuya razón se plantaron estos árboles en el 
H^entro de las poblaciones, y en una época determinada del año 
«e le adornaba de flores. Creían también que había un oráculo 
^n una isla de la laguna de Coatepeque. 

Otra de las supersticioues en boga era el nagualismo, que 
consistía en solicitar la intervención del diablo en favor de 
<iuien deseaba obtener algo. Es tradición qué el diablo aparecía 
en forma de un animal cualquiera, hacia pacto con el solicitante 
y desde, entonces se decía que éste tenía ya su nagual. Creíase 
. ^ue sin este requisito nadie podía llegar á ser rico. 

13 



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194 HISTORIA 0BL SALVADOR 



Oobiemio*— El manmcrito de Iob pipiles trae que el rey 
Ttttecotzimit creó an consejo compuesto de ocho miembros qm 
escogió de la nobleza para )a administración de la comarca. 
Esta dividióse en una especie de sefiorios ó cHcicazgos heredita- 
rios. Todo induce á creer que la organización social y politiea 
de estbs países fué la misma de las comarcas de Méjico. Como 
punto principal se dividió á los habitantes en varias clases. LfS 
^ familia real y la llamada nobleza de su servicio era la claae 
privilegiada. Seguían en dignidad los sefiores llamados tee-tecut- 
cin ó teutles. Esta dignidad no era hereditaria; muerto un indi- 
viduo de esa clase^ los superiores la conferian & otro conforme 
á su mérito. Los de tercera clase se UamabAn calpulles ó chinan- 
calli, que signiflca jefe de familia conocida y distinguida y que 
posee una porción determinada de tierra, á la cual se daba 
también aquel nombre; las tierras que correspondían al calpul 
no se podían enajenar. A la última clase correspondían los ma- 
ztguales ó plebeyos. 

Siendo tribus que aunque del mismo origen se< hacían cons- 
tantemente la guerra, comenzóse por dar leyes sobre la defensa 
del territorio. Dispúsose, en primer lugar, que el jefe del ejér- 
cito fuese el hijo mayor del rey, lo mismo que las poblaciones 
se situasen en puntos elevados, llamados peñoleSj donde se pu- 
diese resistir con ventaja. 

Para proveer ¿ las necesidades comunes se estableció el 
sistema de tributos, amenazando con la pena de muerte á los 
ahaguaeSf hoy agúales ó principales, que impidiesen su recauda- 
ción. El homicidio, el hurto de cosas sagradas, el atentado con- 
tra el rey y et incendio eran delitos castigados con la pena de 
muerte. Según las crónicas, aplicaban esta pena de dos mane- 
ras: á los ladrones reincidentes se les despeñaba y á los demá& 
se les ahorcaba. 

El tormento tampoco era desconocido; se desnudaba á lo» 
l'eos y colgándolos de los dedos pulgares se les azotaba y zabu- 
' maba con chile hasta que se declaraban confesos del hecho. 

A los prisioneros se les hacia esclavos ó se les sacrificaba 
para tener propicia á la divinidad. 

En resumen, el modo de ser de la población primitiva par- 
ticipa de la civilización egipcia, griega y romana. Los sacrifi- 
cios humanos deben considerarse ó como exceso de superstición 
ó como resto de aquel instinto de barbarie propio de aquello» 
pueblos que han ido entrando poco á poco en la vía de la civi- 
lización. Sostiénese generalmente que las comarcas centro- 
americanas nunca pertenecieron i Méjico antes de la conquista. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 195 



CAPÍTULO II 
Aspaoto del pala antea de la eonquiata 

Poblaciones.— Límites del territorio.— Aspecto físico.— Producciones. 

Poblaelones* — Los pipiles se establecieron desde las 
costas de lo que hoy forma el territorio de Guatemala hasta él 
río Lempa, limite entre la comarca llamada Cuscatlán y la de 
Chaparrastique, hacia donde también pasaron unas cuantas 
familias. El oidor^ licenciado Palacio, recorrió estas comarcas 
en 1575 y en 1^ relación dirigida al rey Felipe II da una idea 
de las principales poblaciones anteriores á la conquista, idea 
que se corrobora con la misma relación hecha por los conquis- 
tadores. 

La más occidental de lo que hoy constituye el territorio del 
Salvador es la de los izalcos, situada entre el rio de Paz ó Agua- 
chapa y Gueymoco. En esta comarca existia el lugar llamado 
Zenzontlatl^ que en lengua mejicana significa cuatrocientos ojos 
de agua, y cuya palabra ha sido transformada en la deSonso- 
nate. Zenzontlatl hace alusión á los innumerables ojos de agua 
que forman el Río Grande, á cuyas orillas se halla situada Fa 
población cuya forma é importancia fueron dadas más tarde por 
los espafioles. 

En la costa de los izalcos se hallaba situado y existe aún el 
puerto de Acazuila, llamado actualmente Acajú tía, puerto muy 
frecuentado más tarde por las embarcaciones procedentes de 
Nueva-EspaflaóelPerú. De la población de Izalco, poco después 
de la conquista, salieron cuatro familias á establecerse á on 
panto inmediato á Sonsácate y fuodaroft un pueblo cuyo nombi^e 
fué Náhuizalquio ó los cuatro Izalco, porque en el idioma meji- 
cano naftas significa cuatro. Inmediato á Sonnonate se hallaba 
el pueblo de Quetzal- cuat-itan, compuesto de tres palabras, 
quezal, culebra y debajo; este nombre con el tiempo se convir- 
tió en Salcoatitán. 

Pueblo bien situado era el de OUeciapam, que en lengua 
Btejicaña quiere decir rio grande, llamado asi indudablemente 
por su cercania al rio de Paz ó Pazaco^ conocido también con el 



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196 HISTORIA DEL SALVADOR 

nombre de Agiiachapa. En la época presente se ha cambiado el 
nombre primitivo por el de Ahuachapán, hoy ciudad de mucho 
progreso y cabecera de departamento. 

Digna de mencionarse es la numerosa población de Siguate- 
huacaiíy nombre que en lengua azteca quiere decir: 'joven baja- 
da de ios cerros, hoy Santa- Ana, situada al pie del volcán del 
mismo nombre y población de mucha importancia. 

Hacia la parte occidental de Siguatehuacán se hallaba la 
población de Ghalchuapa, que en náhuatl significa moneda indí- 
gena oculta. La antigua población ha desaparecido; la que ac- 
tualmente existe est& á una milla distante de la anterior. 

De nombre indígena y de antigua época es la población de 
Coatepeque, llamada antiguamente Cuatepeque^ ó cerro de Cu- 
lebra. A este pueblo siguen los de Texistepeque, Angue y Ostúai 
habiendo variedad de opiniones sobre si estos dos últimos exis- 
tieron antes de la conquista. 

El nombre primitivo del antiguo pueblo de Jujutla era 
ShusTiutUt que en lengua indígena quiere decir rio dejutes, por 
estar situada la población á inmediaciones de un río de este 
nombre. 

A tres leguas al Sudeste de Güeciapám existe el pueblo de 
Apaneca, llamado en lengua azteca Apanegeeat, que significa 
rio de viento^ pues por su elevada situación se halla expuesto 
á un viento demasiado fuerte. 

Caminando hacia el Este, hacia el interior del territorio, se 
llega á la población de Cascatlán, hallándose situadas en la ex- 
tensión intermedia las poblaciones de Cuisnaguat, llamada anti- 
guamente CuiS'Nahuit 6 Be¡ai el lugar de los cuatro espinos, y otras 
cuyos nombres no se han podido -conservar. Cuscatlan revela su 
primitiva civilización por los muchos utensilios de barro de di- 
versas formas que se encuentran en sus excavaciones. 

Más hacia el centro de la comarca se halla la población de 
Jutiapa, conocida antes de la conquista con el nombre de Te- 
peagua. Por tradición se sabe que las huestes espafiolas llevaron 
hacia aquel punto una imagen de San Cristóbal que fué el pa- 
trón del lugar Esta población se halla á poca distancia de la 
de IlobascOy que ha llegado á adquirir alguna importancia. La 
primitiva población de Ilobasco^ cuyos prestigios aun existen, 
estaba sobre una colina, distante como dos leguas de la ciudad 
actual. 

Pocos datos existen acerca de las demás poblaciones primi- 
tivas de la República; pero si es lo cierto que las principales 
divisiones establecidas eran Zenzonatl, Cuscatlan y Chaparras- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 197 



tique^ y que estas comarcas estaban muy pobladas al tiempo de ' 
la conquista, según lo afirmó el mismo Pedro de Alvarado. En- 
tre esas poblaciones hay algunas que merecen mencionarse es- 
pecialmente, como Nejapa llamada antiguamente Mo^apa^ arrui- 
nada con motivo de la erupción del volcán de San Salvador. El 
lagar donde estuvo situada la primitiva población es llamado en 
la actualidad potrero de San Lorenzo, en la jurisdicción de 
Quezal te peque, población también primitiva. Hoy ^e conoce 
con el nombre de Nejapa una bonita población situada al Occi- 
dente y á poca distancia de Apopa. 

Poblaciones enteramente extinguidas son Zacualpa y Gui- 
ja, en el actual departamento de Santa Ana. La primera estaba 
situada en una isla grande que está en medio de la laguna, y la 
segunda en. el mismo lugar en que está la laguna del mismo 
nombre. En las márgenes de ésta se ven varios antiguos edifi- 
cios, y aun en el fondo han observado los pescadores en la es" 
tación secfa algunos capiteles de columnas. Se han hallado ade- 
más en el lecho de la laguna piedras de moler, vasijas de barro 
de todas clases y formas. Hace mucho tiempo que un pescador 
sacó un candelero de plata, y en 1848 un indígena de los alre- 
dedores encontró dentro de un promontorio de lava que el agua ' 
había dejado descubierto^ varias piezas de plata labrada en figu- 
ras esféricas que pesaron una arroba. Sé notan en diferentes 
puntos de la comarca cimientos de antiguos edificios, lo que 
prueba el estado de adelanto en que se hallaban las poblacio- 
nes primitivas. 

r^iinltes del terpltOPlo*— Los limites actuales de 
la República son los mismos de los tiempos primitivos. Hacia 
el Oriente, partiendo del lado Este de la isla de Mianguera, en 
el golfo de Fonseca, se encamina á la embocadura del rio Guas- 
eo ran. 

Siguiendo la corriente de este rio se llega al punto don- 
de desemboca un rio llamado Pescado. Pasando al Nordeste de 
los pueblos de Cacaopera, Arambala y Perquín, se dirige la 
linea al Norte del pueblo de San Fernando, hasta llegar al rio 
de Torola, cuyo curso sigue hasta llegar al río Lempa. Parte de 
este rio sirve de linea divisoria hasta llegar al pueblo del Dulce 
Nombre de Jesús y de aquí al río Sumpul yendo á tocar hacia 
la parte Norte de la montaña del Merendón. De aquí se dirige la 
linea al Oeste entre Ocotepeque y Citalá entrando á formar 
el limite septentrional de la República de Guatemala, — cuya 
linea divisoria con el Salvador comienza en el río Angiatú, pasa 
al Oeste de Mecapán, atraviesa el lago de Guija, pasa al Sur del 



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198 HISTORIA DEL SALVADOR 



volcán de Chingo y sigue el ourso del rio de Paz^ antes Poza 
ó Pazaco^ hasta el Océano Pacifico. 

Los cronistas afirman que la raza pipil ó nahual se estable- 
ció entre el rio Michatoyat, el Lempa^ el Océano Pacifico y la 
cordillera que limita el valle de ese mismo rio, en una área de 
once mil millas cuadradas. Hacia el Norte del Lempa^ en el te- 
rritorio que hoy constituye la República de Honduras, no habla 
más que dos ó tres pueblos de esta raza, á la cual perteneció el 
pueblo de Cerquin, cuyo jefe, Lempira, hizo la última resisten- 
cia á los espafioles. Esos pjieblos, situados á la margen izquier- 
da del Lempa, tuvieron relaciones políticas con el de Copan, 
que era de origen cachiquel. 

La circunstancia de haber sido los pipiles pueblos de una 
sola raza, motivó probablemente que fundasen sus centros de 
población á cortas distancias. Algunas tribus pipiles se enca- 
minaron hacia el Oriente del territorio y pasaron el rio Lempa, 
confundiéndose con las tribus de chontales que poblaron la co- 
marca, que después fué llamada provincia de Chaparrastique. 
Después de la conquista, la provincia de Sonsonate quedó in- 
corporada al Gobierno de Guatemala, formando parte de su te- 
rritorio, y fué agregada al Salvador poco tiempo después. 

En las guerras posteriores que ha tenido el Salvador con 
los paises limítrofes, no ha habido disputa sobre limites. El Ti- 
gre y Zacate Grande, islas del golfo de Fonseca, han pertenecido 
al territorio del Salvador, si bien se hallan en la actualidad en 
poder del Gobierno de Honduras. 

Aspecto f isleo*— La longitud de lo que hoy forma el 
territorio del Salvador, desde el golfo de Fonseca al río de Pa- 
zaco ó de Paz, es de un poco más de cincuenta y tres leguas, 
teniendo una anchura media de veinte. £1 territorio se extiende 
al pie de la cordillera llamada de los Andes^ formando en sa 
parte media una meseta más ó menos accidentada, cuya altara, 
según Squier, será de dos mil pies sobre el nivel del mar. Esta 
meseta se halla limitada al lado del Ucéano por una cadena de 
montañas, que forman casi una linea recta de Noroeste á Su- 
deste y que coinciden con la linea de volcanes proveniente de 
Méjico y el Perú; en esa linea se hallan los volcanes de Apañe- 
c8Lf SsLnta, Ana 6 Limatepeque, Izalco, San SRlvsidor ó Quetzal- 
tepeque, San Vicente ó Chinclú>ntepeque, Usulutan, Tecapa, Chi- 
nameca, San Miguel y Conchagua, En la bahia de Fonseca la 
serie, como dice el mismo Squiér, es representada por el pico 
volcánico de la isla del Tigre y cuenta con Cosigüina; y sigue 
determinándose por los volcanes El Viejo, Telica, Momotombo 



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HISTORIA DEL SALVADOR 199 



y otros volcanes de Nicaragaa. La altura del Apaneca forma 
varios picos volc&nicos^ terminando con el de Santa*Ana^ La- 
matépeque ó cerro padre, de cráteres apagados y poco profun- 
dos. Su estructura revela haber dejado de estar en actividad 
desde hace muchísimo tiempo. Aun existen restes de esa activi- 
dad en los llamados auBOÍe$ de Ahuachapán, situados en la falda 
de la sierra, y consisten en unos pozos de agua hirviente, á cu- 
yos alrededores se escapan por diferentes agujeros cantidades 
de vapor. 

El volcán de Lamatepeque ó de Santa-Ana es una especie 
de cono truncado de pendientes un tanto tendidas , cuya cima se 
halla escavada por un extenso cráter. Pocos a&os después de la 
conquista aun arrojaba cantidades de humo, y hacia algunos 
afioa, según la relación del oidor Palacio, habia espelido tanta 
<2eiiiza que habla cubierto la tierra muchas leguas alrededor 
y hecho considerable dafio en las huertas de cacao. El volcán 
de Izalco fué de formación posterior, creyéndose fundadamente 
que la actividad de éste motivó la extinción del volcán de La- 
matepeque. 

£1 volcán de Quetzaltepeque ó de San Salvador consta de 
dos masas unidas. La una^ más alta, de forma cónica, llega á la 
altura de 7,600 pies sobre el nivel del mar. La otra es extendida 
y en su cima existe un ancho y profundo, cráter en cuyo fondo 
hay una laguna. La última erupción de este volcán tuvo lugar 
é mediados del siglo xvi, pocos afios después de la conquista. 
Aun se ve hacia el Oeste la gran cantidad de lava que arrojó. 
El lugar donde se hallan hacinadas esas materias se designa 
<i0VL el nombre de Playón ó Malpaig. Las primeras erupciones 
de este volcán datan de muchísimo tiempo y fueron hechas hacia 
el Oriente. Sobre estas antiguas lavas está ediñcada la ciudad 
de San Salvador, antigua cabecera de la provincia y hoy capital 
de la República. 

La masa más regular y de más hermosa figura es el volcán 
de San Vicente, de 7,700 pies de altura, situado casi en el punto 
céntrico del territorio. Se llama impropiamente volcán, por no 
haber en sus alrededores sefiales de erupción alguna. En su 
base no existe más que un manantial de agua hir viente llamado 
ausol ó infiernillo, donde se recoge azufre y sulfato de hierro. 

A este volcán sigue en importancia el de San Miguel, si- 
tuado al Oriente de la comarca. Este volcán tiene la forma de 
un cono regular truncado y mide 6,500 pies de altura sobre el 
nivel del mar. Tiene un cráter que mide cuatrocientos pies de 
profundidad y cuyas paredes se hallan cubiertas de azufre. 



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I 



200 HISTORIA DEL SALVADOR 



Ignórase de qué época remota data su actividad: pero es lo 
cierto que ha iiecho erupciones de alguna consideración con 
mayores ó menores intervalos de tiempo. 

Los volcanes ó alturas principales de la cadena costera que 
se acaban de mencionar limitan la meseta existente en toda la 
extensión del territorio. De estas alturas el terreno desciende 
hasta terminar en una faja de costa de una. anchura de 10 á 20 
millas, compuesta de terrenos de aluvión. 

Los lagos de más consideración que tiene el territorio son 
el de Qüija, situado al Noroeste, en la linea fronteriza con Gua- 
temala, y el de Ilopango, distante al Oriente cerca de dos legua» 
y media de San Salvador. Se cree con bastante razón que en 
tiempos remotos existia un volcán en el lugar en donde se halla 
la laguna de Ilopango. Las paredes de ese volcán, reducida» 
por las constantes erupciones á poco espesor, se hundieron^ 
formando una profunda hoquedad y obstruyendo el cráter. 
Como este fenómeno geológico data desde una época muy remo- 
ta, á esa obstrucción se debe sin duda la interminable serie de 
temblores que han afligido á la ciudad de San Salvador y pue- 
blos circunvecinos. Fernández, eü su interesante Bosquejo físi- 
co, político é histórico de la República del Salvador ^ admite la- 
teoria del hundido volcán de Ilopango y agrega que el corpulento- 
cerro de San Jacinto, situado entre el lago de Ilopango y el vol- 
cán de Quetzal tepeque tiene que ser para éste lo que el vóIcáD 
de Izalco para el Lamatepeque ó volcán de Santa-Ana; esto es,^ 
que vendrá con el tiempo á entrar en actividad; mas el levan- 
tamiento parcial del lecho del lago mencionado ocurrido en 1880,. 
formando dos islas pedregosas, al mismo tiempo que confirma la 
opinión sobre la existencia de un antiguo volcán, hace pensar 
que en el caso de escape de gases ó de materias eruptivas, aquél 
seria un punto de más fácil salida. 

El suelo presenta, además, pintorescos valleS; como el de 
Jiboa visto desde la cuesta llamada de Molineros, en el camino 
de Cojutepeque á San Vicente, en cuyo valle se ve destacarse 
la majestuosa figura del volcán de Chinchontepeque. 

Otra de las especialidades del Salvador bajo su aspecto 
físico, es el caudaloso rio de Lempa, llamado antiguamente 
Lempat ó río de la Sierra. Tiene origen en las sierras de Esqui- 
pulas, provincia antigua de Chiquimula, en un arroyo llamado 
Sesecapa. Es igual en capacidad al rio Motagua, en Guatemala, 
y al Ulúa, en Honduras. Al entrar al territorio de la República 
corre en dirección Sudeste en una distancia de más de cien mi- 
llas; después cambia al Sur, y rompiendo la linea de costa^ con- 



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HlisTORIA DEL SALVADOR 201 



tinúa sa curso en una extensión de cincuenta millas hacia el 
Océano PaciflcOy desembocando al Oeste de la bahía de Jiquilis* • 
co» Este rio seria muy útil para la navegación si su desemboca- 
dura pudiera desembarazarse de las grandes cantidades de arena 
alli depositadas. Bntre sus ríos tributarios los más considerable» 
son: hacia el Norte el Sumpui, el Guara jámbala y el Torola, - 
y por el Sur el desagüe de la laguna de Guija, el Ácelbuate, que 
pasa á la orilla de San Salvador, el Titiguapa, el Cuesalapa y el 
Acaguapa. Cerca de Suchitoto, en el camino que conduce á Cha* 
latenango, el rio tiene una anchura^ poco más ó menos, de 
ochenta varas y cerca de ciento cincuenta en el que conduce de 
San Vicente á San Miguel. 

De los puertos que existen en la costa del territorio salva- 
dorefto merece mencionarse, como el más amplio y cómodo, el 
de La Unión, situado en una hermosa bahia llamada de Fonse-' 
ca* Los puertos habilitados de La Concordia^ La Libertad 
y Acajutla, no son, geográficamente hablando, más que unas 
radas en donde la fuerza del oleaje dificulta las operaciones de 
embarque y desembarque. 

Ppodueclones*— Una de las producciones naturales, 
del territorio es el bálsamo, liquido que se recoge en la costa 
que lleva el mismo nombre y se halla comprendida entre los 
puertos llamados hoy La Libertad y Acajutla, extendiéndose 
como cuatro ó cinco leguas al interior. El liquido era y es ex- 
traído por los indígenas haciendo varias profundas incisiones en 
el tronco del árbol y aplicando sobre ellas trapos de algodón. 
Empapados los trapos, son quitados del árbol y puestos en ollas 
de barro con agua, y de esta manera se les somete, como dice 
González, á un calor suave. El bálsamo sobrenada y es recogido 
en jicarón ó tecomates, que los indígenas exponen para la venta. 
Según la expresión de Antonio de Alcedo, el bálsamo de esta' 
comarca, y que antes de ahora se ha conocido con el nombre de . 
háUamo del Perúy es el más rico que se conoce y tiene particu- 
lar estimación en todas partes. 

Otra de las producciones, y tal vez la más valiosa de la que < 
después fué llamada provincia de San Salvador, es el afiil, pro- 
ducto de una planta llamada jiquilite, mas con toda probabilidad 
la elaboración de este articulo comenzó después de la conquista, 
aunque existe la autoridad de Acosta^ que considera el cacao 
7 el afiil como frutos antiguos de este suelo. 

Los habitantes de estas comarcas cultivaban el maiz, cacao ^ 
algodón, el plátano, papas, frijoles, ayotes, cebollas, calabazas, 
garbanzos y tabaco, de cuyo articulo hacian bastante uso. 



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202 HISTORIA DEl. SALVADOR 



£1 cacao, según el oidor Palacio, era sembrado con ntucliM 
ceremonias por los indígenas^ escogiendo los mejores granos de 
cada mazorca ó pifia. La producción de este articulo era consi- 
derable. Bernal Diaz, refiriendo el tránsito de Cortés por 1a 
costa de Verapaz para Nito ó Golfo Dulce, hace mención del 
chile, zapote^ pacayas, nueces y otras legumbres. 

Limitados los primitivos indígenas á la satisfacción de pocas 
necesidades^ no se aprovecharon de la gran cantidad de buenas 
maderas de construcción existentes en los muchos y espesos 
bosques de la comarca. 

£1 ya citado Palacio hace también mención de que en el 
lugar de Ápaneca^ fresco y aun frio^ se cosechaban granadas, 
membrillos, manzanas, duraznos y trigo; pero deja pensar que 
estas plantas fu3ron importadas inmediatamente después de la 
conquista. 

Por lo que respecta al reino mineral, la comarca posee 
ricas minas de oro, plata, cobre, hierro, plomo y carbón de pie- 
dra. Consta que los primitivos indígenas labraban el oro y la 
plata, pues Bernal, hablando de los indígenas de Chiapas, h&c^e 
mención de joyas^y collares de oro, unos hechos á modo de cu- 
lebra y otros como animales enlazados; lo mismo que de cade* 
ñas, cintos, patenas y otros objetos. De plata labrada, según 
anteriormente se ha expuesto^ son algunos objetos extraídos de 
la laguna de Guija. Sabían también trabajar el cobre, pues 
el sefior Las Casas refiere que los naturales presentaron al con* 
quistador Alvarado una gran cantidad de hachas de cobre, de 
que se servían; y esta misma clase de utensilios usaban, según 
Remesal, los indígenas de Verapaz. Recogían también los indi* 
genas los granos de oro que arrastraban las aguas en las vertien* 
tes, según se infiere de ios canutillos con oro tributados diaria- 
mente por doscientos nifios á Jorge de Alvarado. Indica Ximénez 
que el cobre fué el metal primitivamente trabajado por los 
indígenas. 

Cuando el ya mencionado Palacio recorrió la provincia de 
Cuscatlán, tuvo noticia de existir en la comarca venados de la 
forma de los que hay en la India de Portugal, y agrega que hizo 
matar algunos «en que se hallaron algunas piedras que, proba- 
das en enfermedades pestilentes, hacen el mismo efecto que las 
que se traen de la India dicha)^. Dice también existir osos. 
pequeños que en el extremo del hocico tienen un agujero peque- 
ño y redondo, provistos de una lengua larga y acanalada, des- 
tinada á chupar y sacar la miel. Habla y aun hay unos cuadrú- 
pedos de la magnitud de un muleto, llamados dantas, de color 



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HISTORIA DEL SALVADOR 



208 



blanco, pardo y bermejo. Fuera de lo expuesto no se sabe haya 
otra especialidad entre las diversas especies de animales exis- 
tentes en la comarca. Los indígenas criaban en sus corrales 
gallinas, faisanes, perdices y palomas, pues Bernal Diaz afirma 
haber provisto de aquellos animales ¿ Cortés los naturales del 
país. Habia y hay aves de vistoso plumaje, como el quetzal, 
con cuyas plumas se adornaban los indígenas, quienes también 
se entretenían en la pesca. 



CAPÍTULO III 



ItfA oonqal0te 

Expedición hacia el Sudeste de Guatemala.— Primer combate.— Paso del 
río de Paz.— Llegada ¿ Acajutla; sangriento combate.-^Gombate de 
Tacuzcalcc— Llegada á Cuscatlán.— Regreso de Alvaradc— Viaje 
de Alvaradc á Honduras.— Fundación de San Salvador. ' ^ 



Sxpedielón haela el Sudeste de Gua- 
temala. — Conquistado por Pedro de Alvarado el territorio 
que hoy forma la República de Guatemala, escribió á Hernán 
Cortés manifestándole el deseo de avanzar hasta cien leguas al 
Sudeste. Alistó un pequeño ejército de españoles y preparando 
un cuerpo de seis mil indios auxiliares, salió Alvarado de Itz- 
cuintlán, atravesó el Michatoyalt sobre un puente que hizo cons- 
truir y llegó á Atiepac, cuyos vecinos recibieron bien al con- 
quistador^ pero al anochecer huyeron á los montes. Lo mismo 
sucedió en Tacuilula, á donde Alvarado llegó poco después con 
8U gente. Pernoctó en Taxisco y al dia siguiente continuó su 
marcha por Guazacapan, Chiquimulillá, Tzinacantan y otras 
poblaciones que no manifestaban intenciones pacificas^ algunas 
de las cuales oayeroii sobre la retaguardia del conquistador 
y se apoderaron de parte del bagaje. Jorge de Alvarado, her- 
mano del conquistador, recibió orden de reti;oceder con cuarenta 
ó cincuenta ginetes; pero aunque disolvió á los indios, atrepe- 
llándolos y matando unos cuantos, no pudo recuperar lo perdido. 
Al incorporarse nuevamente Jorge de Alvarado al ejército y dar 
cuenta de su comisión, el conquistador hizo marchar á Pedro de 
Portocarrero con unos cuantos soldados de infantería al lugar 
del suceso, sin lograr mejor resultado. 



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204 HISTORIA DEL SALVADOR 



En Nanantlan, lagar fronterizo al territorio de esta Repú* • 
blica, se detuvo Alvarado ocho dias y se ocupó en mandar men- 
sajeros á las poblaciones vecinas para que sus moradores se 
presentasen al ejército espafiol. Tales mensajes no produjeroa 
el resultado que se había propuesto el conquistador. Llegaron 
tan sólo á presentarse á Alvarado unos mensajeros de una ex- 
tensa población poco distante del rio Pazaco, hoy llamado de 
Paz, le ofrecieron amistad de parte de los habitantes de aquella 
población y le hicieron unos presentes, á que Alvarado corres- 
pondió dándoles unos cuantos artículos de poco valor, proce- 
dentes de Castilla. 

Primer combate ; paso del rio de Paz.— 
Al día siguiente Alvarado emprendió la marcha con su ejército 
en dirección del Pazaco^ confiado en los amistosos ofrecimientos 
del dia anterior; pero, con bastante extrafieza de su parte, ob- 
servó que los caminos casi estaban obstruidos con agudísimas 
púas sembradas en el suelo, é impedían el paso del ejército. 
También se hallaba en la población un ejército preparado por 
los indígenas para disputar el paso ¿ los conquistadores. 

Estos no se arredraron; salvada la dificultad de las púas^ 
atacaron á los indígenas^ mataron á unos cuantos, golpearon 
á muchos y desbarataron aquel elemento de resistencia. La ea- 
ballería cruzó en todas direcciones el terreno, persiguienda 
tenazmente á los fugitivos. Pernoctaron en la vencida población 
y al día siguiente atravesaron sin inconveniente alguno el rio 
de Pazaco. 

Llegada á Acajutla; sangriento eombate* 
— Llegó Alvarado al pueblo de Mojicalco, que, según Milla, 
es el llamado también Nahuizalco, población que se hallaba 
completamente desierta. Poco tiempo después entraron loses- 
pañoles al pueblo de Acatepec, cuyos moradores hablan huido 
al aproximarse los conquistadores. De Acatepec marchó Alva- 
rado hacia la costa y llegó con su gente al puerto de Acaxual, 
hoy Acajutla, «donde baten— dice — las olas del mar del Sur». 
Los indígenas^ que se proponían defender el territorio, se ha- 
llaban á media legua de aquella población, desde donde los es- 
pañoles los vieron acampados en una extensa llanura. Com* 
prendió Alvarado que en caso de derrota, los indígenas se 
refugiarían en una espesa montaña inmediata á aquel lugar. 
Deseando privarlos de este recurso, se presentó al enemigo al 
parecer dispuesto á aceptar una batalla, luego hizo una retirada 
como eludiendo el combate; los indígenas, dando alaridos de 
alegria^ avanzaron sobre él, en cuyos momentos Alvarado 



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HISTORIA DEL SALVADOR 205 



mandó situar tropas á la retaguardia, y dando orden de atacar 
con Ímpetu, hizo á los desgraciados indígenas una derrota com- 
pleta y una espantosa carnicería, si bien él salió del combate 
con una herida grave de la que quedó lisiado para toda su vida. 

Combate de Taeuxealeo* — Cinco días después 
de esta batalla, Al varado salió de Acajutla con dirección al 
pueblo de Tacuxcalco, que, como los anteriores, halló desierto; 
mas al explorar Portocarrero las inmediaciones, dio parte á Al- 
yarado de haber visto no lejos de aquel lugar un ejército ene- 
migo preparado al combate. Dada la orden de ataque por Al va- 
rado, los españoles acometieron á los indígenas y los derrotaron, 
' haciendo en ellos una terrible matanza- 

Después de esta acción, pasó Alvarado á Miahuaclán, pue- 
blo que también halló desierto^ y de este lugar se dirigió á Ale- 
onan, la primera de las poblaciones sujetas al señorío de Cus- 
catlan. 

Irflegada á Cuacatlan.-Los señores de Cuscatlán 
mandaron donde Alvarado una comisión de indígenas principa* 
les ofreciendo obediencia al conquistador. Alvarado recibió en 
Athuan á los comisionados, acogió con satisfacción sus expre- 
siones de paz y se dirigió con su ejército de españoles é indíge- 
nas auxiliares á la capital de los cuscatlecos. Como los habitan- 
tes de aquella población hubiesen huido, el conquistador, pri- 
mero con amenazas, después con promesas, trató en vano de 
hacerlos regresar. Al fin empleó una medida de rigor senten- 
ciando en rebeldía á muerte de horca ¿ los señores de Cuscatlán, 
y condenando á esclavitud á los demái indígenas. Esta medida 
fué t-in ilusoria como las anteriores. 

Regreso de Alvarado*— Lo riguroso de la esta- 
ción impidió á Alvarado continuar la conquista de Cuscatlán, 
y después de haber permanecido diez y siete días en esta comar- 
ca, resrresó á la capital de los cachiqueles. 

Vl^Je de Alvarado á Honduras.— Posterior- 
mente, en 1626, Alvarado, habiendo recibido una carta de Her- 
nán Cortés, procedente de Trujillo, en la cual el conquistador 
de Méjico le manifestaba su deseo de conferenciar con él en 
aquel lugar^ emprendió su viaje ¿ Honduras; tomó el camino de 
Cuscatlán, pues para ir por Esquipulas era preciso lidiar con 
algunos pueblos no sometidos aún; atravesó Cuscatlán, pasó el 
rio Lempa, recorrió la provincia de Chaparrastique y llegó 
á Choluteca, en donde halló á Luis Marín, compatriota suyo, 
quien le informó que Cortés había partido ya para Méjico, y Al- 
varado dispuso su regreso acompañado de Marin. 



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206 HISTORIA DBL SALVADOR 



Nada ae dice gobre hostilidad de los indios en el viaje que 
emprendió Al varado de Gaatemalaá Choluteca: mas al regreso 
fué hostilizado por los habitantes de Chaparrastique, quienes 
desbarataron una partida de soldados que se había apartado del 
cuartel general en busca de provisiones. Alvarado, sin tomar 
desquite de aquella ofensa, siguió su marcha á Cusca tlan. Lo» 
espafioles hallar4>n crecido el Lempa; cortaron un árbol de ceiba, 
ahuecaron su tronco, formaron una gran canoa y atravesaron 
el rio sin dificultad alguna* Alvarado continuó la marcha hacia 
Guatemala, y después de haber vencido y sujetado nuevamente 
á muchas tribus rebeladas, se dirigió á Méjico, en donde hizo 
nombrar por sucesor suyo, durante su ausencia^ á su hermano 
Jorge de Alvarado. 

Fundaelón de San Salvadop.— Muy probable 
es» como dice Milla, que después de la primera expedición de 
Alvarado, se haya verificado otra para completar ó asegurar 
la conquista de Cuscatlán y que en esta época, á principios del 
afio 1525, haya sido la fundación de la ciudad de San Salvador. 
Al principio, los espafioles pensaron establecer la ciudad en on 
lugar llamado la Bermuda, lugar situado como á nueve legua» 
poco más ó menos de la población actual; más por razón de ser 
un punto expuesto á furiosas tempestades durante la estacite 
lluviosa, desistieron de su propósito y fundaron la ciudad al 
pie y al Oriente del volcán de Quezaltepeque. Aun existen en 
el antiguo sitio los arranques de los grandes edificios que los 
espafioles se proponían construir — ó que construidos abandona- 
ron para buscar otra localidad que no tuviese los inconvenien- 
tes de aquella. Quizá á la segunda fundación alude Juarros 
cuando afirma que el 1.^ de Abril de 1528 los espafioles funda- 
ron la villa de San Salvador, tomando posesión de sus empleos 
los oficiales nombrados por Jorge de Alvarado. Quince afíot 
después, según lo dice el mismo autor, le fué conferido por el 
emperador Carlos V el titulo de ciudad. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 



207 



CAPÍTULO IV 



£1 eolonlaje 



^. v^ 



YeJacioDes álos indígenas.^Esclavitud.— Los caoiques.^Indios naboríos. 
Despoblación del país.— Sublevación de indígenas.— Tentativa da 
Martín Estete.— Fin de la expedición de Estete.— Indígenas de la Cos- 
ta del Bálsamo.— Nueva sublevación.— Expedición de Alvarado al 
Perú.— Las Casas.— Muerte de Álvarado.- Sus sucesores en él poder. 
Administración.— Primera ruina de San Salvador.— Fundación de San 
Miguel.— Fundación de Sonsonate.— San Vicente de Austria.— Asun- 
tos religiosos.— Impuesto.— Fiscal defensor de los indios.— Festivida- 
des públicas.— Erupción del volcán de San Salvador.— Erupción del 
volcán de San Miguel. — Ruina de San Juan Tecpán. 



*^?i 

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Vejaciones á loa Indigenaa*— Desde que Al- 
varado invadió el terFitorio que hoy forma la República del Sal- 
vador, comenzó la serie de vejaciones y desafueros de que los 
indígenas fueron objeto. Algunos Jefes de tribu adoptaron la 
conducta de recibir á los espi^fíoles pacificamente, pero al ser 
vejados por estos tomaban el partido de huir á los bosques 
y organizar como podían la resistencia armada en defensa del 
•territorio. 

Eaolavltucl*— Al quedar sometido el territorio de Cus- 
eatlán, el conquistador Álvarado mandó que cada español de 
loe que le acompañaban tomase los indigenaiS que quisiese para 
au uso exclusivo. Los españoles obedecieron de buen grado, 
y cada cual tomó para si unos ciento cincuenta indígenas, quie- 
nes sufrieron con sumisión no común la ley de los conquistado- 
res. Una de las primeras exigencias de Álvarado fué que los 
indígenas le trajesen mucho oro, y al efecto le fueron presen- 
tadas muchas hachas de cobre que aquellos pudieron recoger, 
circunstancia que irritó al conquistador, y ordenó poco después 
¿ los dueños de indios que herraran á estos y les pusieran cade- 
na — sometiéndolos á la condición de esclavos. 

Los indígenas que escapaban de la esclavitud eran some- 
tidos al tributo^ y los tributarios eran dados en encomienda 
k los conquistadores. Ximenez refiere que los españoles sacando 
de los pueblos cuadrillas de indigenas, de doscientos á cua- 



'•^1 



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208 HISTORIA DEL SALVADOR 



trocientos, los lanzaban á las barrancas de los rios á recoger 
granos de oro, y Gonzalo de Alvarado, teniente y hermano del 
conquistador, impuso á doscientos üifios la obligación de traer 
una cantidad de oro todos los dias. Se obligaba á los indígenas 
á transportar, unidos algunas veces por una fuerte cadena, obje- 
tos muy pesados de un punto á otro. Algunas veces ocurrió que 
al ver los españoles agotadas las fuerzas de un .indígena, le qui- 
taban la cabeza para dejar libre la cadena, y hacían continuar 
la marcha á los demás. 

El fierro, signo de esclavitud, era puesto en la cara ó en las 
piernas, y los espafioles, refieren los cronistas, promovían gue- 
rras con cualquier pretexto á los indígenas para capturarlos 
y reducirlos á la esclavitud. Ocurría también que los hechos 
esclavos eran extraídos del territorio para ser vendidos en Pa- 
namá ó en el Pera. 

Loa caciques*— La autoridad de los caciques ó jefes 
de tribu, no desapareció con la conquista; más por desgracia no 
fué después ejercida sino en provecho de los espafioles, quienes 
hacian llamar á uno de aquellos cuando se trataba de una po- 
blación numerosa, y les ordenaban que en un día y hora deter- 
minados llevasen un número de hombres cargados de maíz, 
ó destinados á cierto servicio. Cualquiera vacilación de parte 
del afligido cacique ó dilación en el cumplimiento de aquellas 
órdenes arbitrarias, era un pretexto para hacer armas contra 
la tribu, de donde resultnba la adquisición de nuevos esclavos. 

Indios navopioa* — Bn aquella época dábase el nom- 
bre de navorios a los indios libres^ esto es^ á aquellos que no 
hablan tenido aun U desgracia de ser reducidos á la esclavitud, 
y eran conocidos con nombres que indicaban su condición de 
libre. Los espafioles para cohonestar su conducta se valieron 
más de una vez del ardid de dar nombres de nabori09, cotno 
dice Peláez, á los reducidos á esclavitud por la vergüenza que 
les daba de ^ez en cuando hacerlos aparecer como tales. 

No dando muchas veces ni los caciques ni sus tribus pria- 
texto para la guerra, los espafioles simulaban con aquellos una 
venta de indígenas destinados á la esclavitud. Otras veces He- 
ganio á comprender la dureza y lo odioso de enta conducta, 
apelaron al recurso de exigir á los caciques indígenas de otra 
tribu. 

Deapoblación del pais*— Para los indígenas fué 
al fin insoportable aquella condición. Creyendo algunos preferi- 
ble la muerte á la esclavitud, se ahorcaban; otros tomaban hier- 
bas venenosas, y otros, dejando desiertos los campos de trabajo, 



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HISTORIA DEL SALVADOR 



209 



fauian á los bosques, queriendo así obligar á los españoles por el 
hambre á abandonar el territorio. De aqui resultó una dismi- 
nución en la población existente en el pais, la cual, según la 
opinión de Alvarado y Las Casas, era la misma poco menos que 
la de Méjico. 

Subleva elón de Indígenas. — Estas vejaciones 
«e verificaban en todo el territorio ocupado por los españoles, 
y obligaron, pocos afios después de la conquista, á muchas tri- 
bus guatemaltecas, encabezadas por sus caciques, á sublevarse 
contra aquella dominación En este movimiento tomaron alguna 
participación tribus cuscatlecas fronterizas; mas desgraciada- 
mente, los españoles volvieron á someter á los indígenas á costa 
de más sangre, quedando terminada la pacificación con la toma 
de Copan y con un combate habido en las inmediaciones de la 
actual población de Oitaiá. 

Tentativa de Martín JSstete.— A fia es de 1529 
el Ayuntamiento de San Salvador hizo salir al capitán Diego de 
Bojas con una escolta á pacificar unas tribus que se habían su* 
ble vado de la otra parte del río Lempa. Los indigi^nas procura- 
ron impedir á Rojas el paso del rio, mas al fin logró el capitán 
español atravesarlo con su gente y atacó á los insurrectos. Estos 
se refugiaron en un peñón, en donde pensaron resistir; Rojas 
los rodeó, y estaba resuelto á hacerlos rendirse, cuando supo 
que por aquellas inmediaciones había un cuerpo de tropas es- 
pañolas. Fué en persona á reconocerlas y fué reducido á prisión 
por el capitán Martín E^tete, que, obrando bajo las órdenes de 
Pedrarlas Dávila, gobernador de Nicaragua, marchaba sobre 
San Salvador para hacer reconocer en la provincia la autoridad 
de su jefe. 

Fin de la expedición de JSstete.— Los soldados 

de Rojas, al saber la prisión de éste, desistieron del ataque á los 
indígenas sublevados y volvieron á San Salvador, cuyo Ayun- 
tamiento dio parte de lo ocurrido al Gobierno de Guatemala, en 
la época en que, por ausencia de Pedro de Alvarado, ejercía el 
mando Francisco de Orduña. Estete ocupó, con los doscientos 
hombres que tenía á sus órdenes, la villa de San Salvador, y exi- 
gió ea vano al Ayuntamiento que reconociera lá autoridad de 
Pedrarlas. En vista de esto, y de la intimación del gobernador 
de Guatemala para que desocupase la provincia, Estete des- 
ocupó á San Salvador y fué á Peru'apán, en donde fundó una 
ciudad que llamó de los Caballeros, nombrando alcaldes, regi- 
dores y oficiales de justicia. Mientras tanto, hablan salido sobre 
Estete tropas de Guatemala, al mando del capitán Francisca 

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210 HISTORIA DEL SALVADOR 



López, y á la noticia de este movimiento salió Estete para la 
provincia de San Miguel, llevándose como esclavos dos mil in- 
dios cuscatlecos. El sindico del Ayuntamiento nombrado por 
Estete tuvo la desgracia de oponerse á la salida de los indios^ la 
cual le valió el ser ahorcado por el capitán español. 

Francisco López llegó á la provincia, marchó en persecu- 
ción de Estete, y alcanzó á éste á doce leguas más allá del rio 
Lempa^ Estete pensó resistir, pero viendo la mala disposición 
en que se hallaban sus tropas, huyó á Nicaragua y el prisionero 
Rojas se incorporó á las tropas de Guatemala. Después de este 
acontecimiento no hubo insurrección alguna en la provincia de 
Cuscatlán durante cuatro ó cinco afios. 

Indígenas de la Costa del Bálsamo* — No 
obstante, si se ha de dar crédito á las afirmaciones de Juarros, 
consta que á mediados de 1583 los indios fugitivos de la domi- 
nación española y guarecidos en los bosques de la costa del 
Bálsamo, hostilizaban y mantenían en ¿ilarma á las poblaciones 
sometidas; habiendo llegado esto á conocimiento de Fedro de 
Al varado, dio comisión á los capitanes Pedro Portocarrero 
y Diego de Rojas para reducir á aquellos indigenas por medio 
de las armas á ia obediencia al rey de España. Portocarrero 
y Rojas creyeron que todos los empleados de la provincia que- 
daban bajo su autoridad, por lo cual el gobernador de Guate- 
mala^ á solicitud del sindico del Ayuntamiento de San Salvador, 
declaró á esta corporación exenta de la jurisdicción de aquéllos» 

Nueva sublevación* — Los comisionados de Guate- 
mala pacificaron la Cosía del Bálsamo^ pero los cronistas refie- 
ren otra sublevación de los indigenas de Cuscatlán, ocurrida 
en 1685, y para apaciguarla, salió otra expedición de Guate- 
mala al mando de Gonzalo Ronquillo. 

Sxpedición de Alvarado al PeriEk; Las 
Casas* — En ese mismo afio tuvo lugar la expedición de Pedro 
de Alvarado al Perú en busca de aventuras, y después de haber 
hecho un arreglo con los conquistadores de aquel pais, volvió 
á Guatemala á fines de aquel afio, en donde fué recibido con 
grandes demo*«tr aciones de regocijo. Esa fué también la época 
en que, para dicha de la clase indígena, vino á esta comarca 
Fray Bartolomé de Las Casas, que tuvo por sistema condenar 
las vejaciones y esclavitud de los indigenas, y se propuso llevar 
á cabo el humanitario proyecto de someter las tribus por medio 
de la persuasión y del ejemplo. Gracias al celo y trabajos del 
padre Las Casas, la condición de los indigenas fué menos des- 
favorable. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 211 



Muerte de Alvarado.— La expedición de Álvarado 
al Perú fué hecha á pesar de la prohibición de la Audiencia de 
Naeva-Espafia, establecida en Méjico, y de cuya autoridad de- 
pendía el Gobierno de Guatemala. Asi es que cuando la Audien- 
cia tuvo conocimiento de su regreso, envió á Alonso de Maldo- 
nado á Guatemala para que le residenciase; mas Álvarado, 
eludiendo esa responsabilidad , se dirigió á Honduras con el 
pretexto de arreglar los asuntos de aquella provincia, de donde 
se dirigió á España y volvió en Abril de 1589 nombrado gober- 
nador de Guatemala por siete años más. Un año después em- 
prendió Al varado su expedición á las islas de la Especería, 
y murió en Méjico al prestar auxilio al virey Antonio de Men- 
doza contra los Indios de Nochistlan. Asi terminó su vida de 
ambición y de aventuras el conquistador de Guatemala. Álva- 
rado fué el terror de las poblaripnes indígenas y sus repetidos 
desafueros motivaron un juicio ruidoso que la Audiencia de Mé- 
jico siguió contra él y cuyas consecuencias pudo eludir debido 
al favor de que siempre gozó en la corte. 

Sus suoesopes en el poder. — Sucedióle en el 
mando doña Beatriz de ia Cueva. Por muerte de esta, ocurrida 
pocos dias después en la ruina de Guatemala, la junta de Alcal- 
des y regidores eligier jn para el ejercicio del mando al obispo 
Francisco Marroquiír y al licenciado Francisco de la Cueva, 
quienes funcionaron hasta el 17 de Mayo de 1642, fecha en que 
tomó posesión de la presidencia de Guatemala Alonso de Maldo- 
nado. nombrado para tal empleo por la Audiencia de Méjico. 

Admlnlatpaelón. — Afirma Juarros que después de 
la invasión de Estete sobre San Salvador, el Adelantado de 
Guatemala estableció en la capital de aquella proviucia un Te- 
niente de Capitán general y justicia mayor. Esta providencia 
fué, sin embargo, transitoria, pues en 1660 al alcalde mayor de 
Acajutla se le dio jurisdicción sot)re San Salvador, y al de Uce- 
tatlán ó Usulutan^ sobre San Miguel; mas poco tiempo después 
se dispuso que tanto San Salvador como San Miguel se siguiesen 
gobernando por alcaldes ordinarios. Desde el siglo xii se hallaba 
establecido en España el sistema de comunidades, mediante el 
cual los distritos en que se hallaba dividían el territorio elegían 
un concejo para entender en asuntos de justicia, policía y admi- 
nistración. Este mismo sistema con algunas modificaciones se 
empleó en las colonias; asi es que desde los primeros años de la 
conquista aparecieron concejos ó ayuntamientos constituidos 
por españoles en las principales poblaciones del territorio. El 
alcalde ordinario tenía su origen en el nombramiento del gober- 



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212 HISTORIA DEL SALVADOR 



nador ó en la elección del distrito; los aleares mayores eran 
nombrados por el rey. Por lo que toca á la ciudad de San Salva- 
dor, desde la segunda mitad del siglo xvi tenia un ayuntamiento 
compuesto de dos alcaldes, alférez real, alguacil mayor, ocho 
regidores, depositario general, provincial y alcaldes de la Santa 
Hermandad. Con este sistema de organización, extendido hasta 
las pequeñas poblaciones de indigenad, desapareció la autoridad 
de lo» caciques. El signo de autoridad era la vara. 

Primera palna de San Salvador. —En 1576 
hubo en San Salvador un fuerte temblor de tierra que arruinó 
muchos edificios, y al cual se refiere el oidor Palacio en la rela- 
ción que en 1676 dirigió al rey Felipe IL Dice Palacio que cuan- 
do llegó á San Salvador, esta ciudad estaba casi desplobada 
«porque un teniblor grande que hubo el segundo dia de Pascua 
del Espíritu Santo pasado^ les derrocó y molió todas sus casas, 
que aunque muchas eran fuertes é buenas, se cayeron é abrieron; 
fué el más espantoso que jamás se ha visto». El citado Oidor 
hace observar que un lienzo de pared de una iglesia habla sido 
levantado por el temblor y al ca«r sobre su plano quedó des- 
viado de su cimiento un geme. Este fenómeno se ofreció también 
en el temblor de 187B en que algunas columnas, rotas horizon- 
talmente, sin desviarse de la vertical, tuvieron un lig-^^ro movi- 
miento giratorio. La sierra llamada de los texacuangos quedó 
con muchas hendiduras y las casas de los indígenas cayeron 
ó qu'ídaron en completo estado de ruina. Un segundo terremoto 
afiigió á esta ciudad en 1693. El temblor de 1798 causó una 
nueva ruina en San Salvador; construyéronse habitaciones pro- 
visionales en las plazas públicas, construcciones que por dispo- 
sición de la policía fueron deshechas hasta 1808. 

Fundaelón de San Miguel*— Los espnfíoies, al 
dar organización á la comarca conquistada, dispusieron fundar 
poblaciones en puntos convenien^tes, tanto para objetos de ornato 
y administración como para ensanche del comercio. Const»! en 
sus crónicas que habiendo recibido comisión el capitán Luis 
Hoscoso de ir á pacificar unos pueblos rebelados en la provincia 
de Chaparrastique, mandando unos ciento veinte hombres, re- 
cibió también instrucciones para fundar una villa, la que en 
1630 fué desde luego conocida con el nombre de San Miguel de 
la Frontera. 

Pocos años después diósele el título de ciudad. Dice Juarroa 
que su vecindario llegó á ser numeroso, pero su temperamento 
enfermizo no era á propósito para que la población tomase 
mayor incremento. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 2l3 



Fundación de Sonaonate. — Según toda proba- 
bilidad, la villa de la Santisima Trinidad de Sonsonate fué fun- 
dada algunos años despuén de la conquista en el lugar donde 
existia un pequeño caserío de la población indígena. Sonsonate 
tomó en poco tiempo tanto incremento, que en 1672, á solicitud 
del Ayuntamiento de aquella ciudad, el Gobierno de Guatemala 
concedió al alcalde ordinario las prerrogativas y atribuciones de 
alcalde mayor. 

San Vicente de Austria. — La ciudad de San 
. Vicente de Austria ó Lorenzana fué fundada por cincuenta 
familias españolas en 1636. 

Asuntos religiosos. — No se olvidaron tampoco los 
españoles de la estirpación de las creencias religiosas de los indí- 
genas; tan luego que tomaron posesión de la comarca^ hicieron 
venir misioneros destinados á la conversión de las tribus y tra- 
taron de fundar .conventos de ambos sexos en las principales 
poblaciones de la comarca. Extensa es la relación que hace el 
padre Juarros de los conventos establecidos en Guatemala, los 
que subsistieron aun después de la independencia; por lo que 
toca al Salvador, consta que en 1561 se fundó en la capital de la 
provincia un convento de dominicos; otro de franciscanos fué 
erigido en 1674 y el de la Merced en 1623. A los conventos siguió 
el establecimiento de un sin número de cofradías. Cuenta Reme- 
sal que al fundarse el convento de dominicos de San Salvador, 
la gente se apresuró á proporcionar á los frailes todo lo nece- 
sario, en tales términos que un año después la casa tenia más 
plata para el servicio del altar y más ornamento para el culto 
que Guatemala y Ciudareal juntos. No transcurrió mucho tiempo 
sin que se fundasen también en San Miguel otros dos conventos; 
uno de franciscanos y otro de religiosos de la Merced. 

Dióse por razón para la fundación de conventos, el desor- 
den que reinaba en la comarca. Al mismo tiempo que se esta- 
blecía un convento de franciscanos en San Salvador, se fundaba 
otro de la misma clase en Sonsonate, por Fr. Bernardino Pérez. 

Impuesto* — En el último cuarto del siglo xvi pensóse 
en la Audiencia de Guatemala llevar adelante la construcción 
de buenos caminos^ en echar un puente sobre el rio de los Es- 
clavos y otro sobre el rio de Paz, y para proveerse de fondos, 
impuso sisa al vino ó estableció el impuesto sobre su introduc- 
ción á razón de dos reales botija. 

Fiscal defensor de los indios* — Las exac- 
ciones de los encomenderos de indios llegaron á tal término que 
eleváronse quejas á la audiencia contra alguno de ellos, y esto 



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214 HISTORIA DEL SALVADOR 



dio motivo á la creación de un fiscal defensor de loa indios 
¿ iniciativa del oidor Herrera. 

Festividades pdblieas# — La calma que reinaba 
en la comarca centro-americana en la época del coloniaje, épo* 
ca de sufrimientos de toda clase para los indígenas, era inte- 
rrumpida ó por amenazas de corsarios que saqueaban ó incen- 
diaban las poblaciones costeras, ó por las fiestas reales con que 
se celebraba el nacimiento de algún principe ó el advenimiento 
de un presidente. Cuando se propagó el cristianismo, cada pue- 
blo fué puesto bajo la protección ó patronato de un santo 
y aumentaron las festividades cívico-religiosas en las cuales 
alternaban las costumbres españolas con los bailes y originales 
festejos de los indígenas. 

£pupeión del ▼olean de San Salvadop*— 
El último de Septiembre de 1669 se experimentó en San Salva- 
dor un fuerte temblor de tierra que derribó la i^glesia parroquiaL 
Dícese que el volcán de San Salvador hizo una erupción hacia 
el Occidente, Ximénez, citado por Peláez, dice que el volc&n 
echó muchísimo fuego; que la llanura hacia la cual arrojó la 
lava se convirtió en una caldera en donde se veía una materia 
hirviente que cubrió una gran extensión. Parte de la hacienda 
de Atapasco quedó comprendida en la inundación de lava que 
atajó el curso de un río caudaloso que pasaba por aquella llanu- 
ra é hizo una laguna muy grande junto al pueblo de Guaymooo, 
hoy Armenia. Celebrábase á la sazón la festividad de San Jeró- 
nimo^ patrón, titular de Nejapa; los torrentes de lava bajaron 
del volcán y rodearon la población dejando tan sólo una especie 
de calle por donde se escaparon los habitantes y fueron á fundar 
con el mismo nombre una nueva población en el lugar en donde 
actualmente existe. «En esta ocasión, agrega Peláez, fué tan 
grande el terremoto de la tierra, que toda la ciudad de San 
Salvador vino al suelo^ y al volcán se le hundió toda la punta, 
que según afirman los antiguos, debió ser más de media legua 
de altura.» 

Algunos aftos después arrojó el volcán mucha arena 
gruesa, quemada en apariencia, que terraplenó mucha parte 
del lugar en que antes había caído la lava, paraje que se conoce 
con el nombre de malpais, Dícese que la arena menuda arroja- 
da en aquella ocasión llegó á cien leguas de distancia. 

£pupeión del volean de San Miguel*— 
Habla tambiéa Ximénez de otra erupción en 1693 por el volcán 
de San Miguel. Dice que tal fué la fuerza de la erupción que la 
llama parecía subir á los cielos^ y tales fueron los bramidos 



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HISTORIA DEL SALVADOR 215 



é retumbos que hicieron estremecerse el suelo á muchas leguas 
á la redonda. 

Ruina de San Juan Teepán«— Relativamente 
á la erupción del volcán de San Salvador^ créese por algunos 
que entonces^ haya sido por temblor ó por inundación^ acaeció 
la ruina de una extensa población de indígenas, cuyo nombre 
era San Juan Tecpán^ comprendida en el área de la hoy llama* 
da hacienda de Sapotitán. Poco há se descubrieron antiguos 
sepulcros y pirámides, y al hacerse excavaciones se descubren 
toda clase de vasos y utensilios de loza cocida, adornados con 
relieves y pinturas. 

Tales fueron los más importantes acontecimientos de la 
^poca del coloniaje. Pasamos á referir lo concerniente á la inde- 
pendencia. 



CAPÍTULO V 
Independenoim 

Antecedentes. — Conducta del Gobierno de Guatemala. —Insarrección de 
Sm Salvador.— Comisión pacificadora.— Segunda intentona revolu- 
cionaria.— Gabino Gainza.— Pronunoiamiento deChiapas.— Indepen- 
dencia.— Desorden de San Salvador. — Junta provincial.*— Medidas de 
orden.— Oflicio del general Iturbide.— Disposiciones de la Junta de 
San Salvador.— Excitativa del general San Martín.— Incorporación 
á Méjico. — Conducta de la provincia de San Salvador. —Junta de Go- 
bierno.— El partido de Santa Ana.— Comhate del Espinal.— Campafta 
y derrota de Árzú.— El general Filísola.— Armisticio.— Invasión de 
Filísola.— Anexión á los EE. Uü.— EnXrada de Filísola á San Salvador. 
Capitulación de Gualcince. — Convocatoria á una Constituyente. — 
Decreto de independencia absoluta.— Los partidos. 

Anteeedentea* — Tranquilas se hallaban las colonias 
españolas cuando á fines del siglo xviii estalló en Francia una 
revolución, que tenia por objeto la abolición del poder absoluto 
y la implantación de nuevos y más avanzados principios en el 
gobierno de los pueblos. En aquella época una ignorancia gene- 
ral reinaba en las colonias, calculada por el Poder español para 
hacer indefinida su dominación en estas comarcas; pero esto no 
impidió que ciertas personas de alguna posición fuesen al extran- 
jero y se nutriesen con las ideas de los enciclopedistas y con los 



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216 HISTORIA DEL SALVADOR 



principios proclamados por aquella revolución y con tanto 
entusiasmo sostenidos por el pueblo francés. Muy por lo bajo se 
hablaba en las colonias de libertad, derechos populares y de 
Gobiernos constitucionales, cuando llegó ¿ América la noticia 
de haber arrebatado el emperador Napoleón I el cetro á los 
monarcas espafioles, y seguidamente se habló de la heroica 
lucha que el pueblo español tuvo que sostener para arrojar del 
suelo patrio á los franceses Estos acontecimientos obligaron 
á los virreyes y capitanes -generales que mandaban en Hispano 
América á redoblar su celo para mantener siye tas estas comar- 
cas; y poblaciones hubo en la provincia de San Salvador que 
con presencia de la usurpación de José Bonaparte, á quien 
Napoleón, habla conferido la corona española, renovasen sus 
juramentos de fidelidad al rey Fernando VII. Nada impidió, sin 
embargo, que estallare la revolución en Sud- América, acaudi- 
llada por su más heroico adalid, Simón Bolívar, y se conmoviese 
también Nueva España en demanda de independencia. 

Conducta del Gobierno de Guatemala.- 
Por lo que toca al Gobierno de Guatemala, éste comenzó por 
ocultar los movimientos revolucionarios de Méjico y Sud-Amé- 
rica; después acordó eximir de todo tributo j'^ servicio personal 
á los indígenas que permaneciesen sumisos, abolió algunas penas 
infamantes, suprimió la ceremonia que se celebraba anualmente 
para perpetuar la memoria de la conquista y ofreció otras 
ventajas más para aletargar el espíritu ae las poblaciones. 

Inauppeeeión de San Salvador.— Nada bast6 
para contener el espíritu revolucionario que cundía por todas 
partes. Mandaba en Guatemala don José de Bustamante y Gue- 
rra cuando estalló en San Salvador, el 6 de Noviembre de 1811,^ 
un movimiento insurreccional, promovido por los curas doctor 
Matías Delgado y Nicolás Aguilar, los dos hermanos de éste» 
Manuel y Vicente, Juan Manuel Rodríguez y Manuel José Arce. 
Los cabecillas de ese movimiento se proponían apoderarse de 
tres mil fusiles nuevos que existían en la sala de armas y de más 
de doscientos mil pesos pertenecientes al tesoro real. Los fusi- 
les serian puestos en manos de patriotas de esta ciudad, espe- 
cialmiente del barrio del Calvario, y verificado esto descono- 
cerían la autoridad del intendente de la provincia , Antonio 
Gutiérrez de Ulloa, fundarían una Junta popular de gobierno 
y procurarían hacer extensivo el movimiento á los demás pun- 
tos de la provincia. Los revolucionarios contaban además con 
las poblaciones de Metapán, Zacatecoluca, Usulután y Chalate- 
nango. Realizaron parte de sus propósitos, pues llevaron ade* 



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HISTORIA DEL SALVADOR 217 



iante la deposición del intendente; mas habiendo resistido San 
Miguel, Santa Ana, Sonsonate y San Vicente á las invitaciones 
revolucionarias de la capital de la provincia, y, por el contra- 
rio, renovado sus juramentos de fidelidad á Fernando VII^ los 
cabecillas de aquel movimiento comenzaron á desalentarse y la 
insurrección degeneró en grupos que recorrían las calles sin 
objeto alguno^ aunque sin causar el menor desorden contra los 
particulares 

Comisión paclfleaclopa*— Al saberse ese movi- 
miento en Guatemala se comenzó á reclutar tropas para redu- 
cir al orden á la provincia insurrecta, pero habiendo aceptado 
el capitán general la mediación del Ayuntamiento de Guatema- 
la, vinieron á San Salvador los regidores José dé Aycinena 
y José María Peinado facultados para asumir el gobierno de la 
provincia. A estos sujetos agregó el arzobispo de Guatemala 
á fray Mariano Vidaurre y á otros misioneros destinados á pre- 
dicar contra los insurgentes. El 3 de Diciembre del mismo año 
llegaron á San Salvador Aycinena y Peinado — ; el pueblo, que 
antes favorecía á los insurrectos, recibió con demostraciones de 
júbilo á los pacificadores, el orden fué restablecido, el padre 
Delgado fué llamado á Guatemala, los misioneros predicaron 
con buen resultado y concedióse una amnistía álos complicados 
en el movimiento«revolucionario, quedando Peinado en el ejer- 
cicio del mando político y militar de la provincia. 

Segunda intentona pevoluclonapla* — La 
paz asi restablecida no fué más que una tregua. En 1814 Manuel 
J. Arce y Juan Manuel Rodríguez hicieron una nueva intentona 
en favor de la independencia, pero más desgraciada que la ante- 
rior, no dio más resultado que la prisión de aquellos dos cau- 
dillos, la cual se prolongó hasta 1820. 

Gablno GalnflEa«— En 1821 habían desaparecido en 
Centro- América los conatos revolucionarios y el reino se halla- 
ba en paz. 

Los ánimos se hallaban preocupados solamente por las 
innovaciones producidas en la administración á consecuen- 
cia del restablecimiento de la Constitución española de 1812, 
cuando se supo en Guatemala el pronunciamiento de Iguala, 
y los patriotas concibieron esperanzas en la próxima indepen- 
dencia de las colonias. Las funciones de capitán general de 
Guatemala eran desempeñadas en aquella época por el general 
Gabino Gainza que, en presencia de los recientes aconteci- 
mientos de Méjico, nada hizo por contener el espíritu revolucio- 
nario que iba extendiéndose por todas partes. 



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218 HISTORIA DEL SALVADOR 



Pponunolainleiito de Clilapafli* — £1 partido 
de la independencia dio encargo á Cayetano Bedoya para que 
fuese á Méjico á entenderse con el general revolucionario Bravo; 
esta conjisión ya no tuvo efecto porque al llegar Bedoya á la 
capital de Chiapas^ esta provincia se había proniinciado ya en 
favor de la independencia. 

Independencia.— El 13 de Septiembre se rjecibió en 
Guatemala el acta del pronunciamiento de Ciudareal y otras 
más de pueblos de aquella provincia^ adhiriéndose al plan de 
Iguala. 

Entonces se pensó por los patriotas en que era llegada 
la época de obrar activamente, y tomando la iniciativa Maria- 
no Aycinena, sindico del Ayuntamiento de Guatemala, pidió se 
x^elebrase una «esión extraordinaria para proponer desde luego 
el pensamiento sobre independencia. Qainza accedió á ello 
y aun presidió la sesión para evitar todo proyecto revoluciona- 
rio, pero habiéndose recibido posteriormente despachos de Cfaia- 
pas sobre el incremento de la revolución, fué convocada una 
Junta general el memorable día 16 de Septiembre^ & la cual 
concurrieron dos individuos nombrados por cala tribunal y ócdr- 
poración, el arzobispo de Guatemala y muchos jefes milita- 
res; y habiendo triunfado en la discusión el partido de la pro- 
clamación inmediata, se celebró y firmó la célebre acta de 
aquel día redactada por José del Valle, proclamando la inde- 
pendencia absoluta de estas provincias. Gainza quedó encarga- 
do del mando político y militar y formóse en Guatemala ana 
Junta provisional consultiva. 

Desorden en San Salvador* — La noticia de 
acontecimiento tan importante fué recibida con marcadas mues- 
tras de júbilo en San Salvador y por ello fué celebrada por el 
párroco Ignacio Zaldafia una misa de acción de gradas. En 
la época de la independencia era ejercido el mando político 
y militar por el doctor Pedro Barriere. A fines del mismo mes 
de Septiembre el jefe político y el Ayuntamiento acordaron 
proceder ¿ la elección de siete miembros para formar una Junta 
subalterna económica y consultiva Al verificarse la elección, 
el día 30 de Septiembre, hubo un desorden promovido por per- 
sonas de los dos diversos partidos que hasta la fecha han per- 
manecido en constante antagonismo: el exaltado y el moderado. 
En vista de esto^ el jefe Barriere pretextó no estar facultado 
para constituir aquella Junta, disolvió la reunión y aun orando 
reducir á prisión á Domingo Lara, á Manuel José Arce^ A Juan 
Manuel Rodríguez y A otros liberales. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 219 



Junta provincial. — Sabidos que fueron en Guate- 
mala los acontecimientos de San Salvador, la Junta consultiya 
comisionó á uno de sus miembros, el doctor Matias Delgado, 
para restablecer el orden. Delgado llegó á San Salvador, tomó 
el mando de la provincia, puso en libertad á los patriotas presos 
ó instaló la deseada Junta provjnoial, la cual comenzó á funcio- 
nar el 28 de Noviembre bajo la presidencia del mismo doctor 
Delgado. Fueron sus demás miembros Arce, Rodríguez^ como 
propietarios, suplentes Leandro Fagoaga y bachiller Miguel 
J. Ca<«tro, funcionar>do como secretario Mariano Fagoaga. 

Medidas de orden* — Anunciábase ya en las pro- 
vincias falta de unidad y síntomas de los futuros desórdenes 
que debían reinar en estas comarcas, punto que no pasó des- 
apercibido por la Junta consultiva de Guatemala, la cual nom- 
bró varias comisiones encaminadas á apaciguar los ánimos 
y á conservar la unidad administrativa. También nombró una 
comisión para que pasase á Méjico á informarse del estado poli- 
tico y social de aquel pais y séllalo el dia 1.^ de Febrero de 1822 
para la reunión del Congreso constituyente que decidiese de la 
suerte de estas provincias. 

Oficio del general Iturbide* — Este era el 
estado de las cosas cuando el capitán general de Guatemala dio 
cuenta en sesión de 28 de Noviembre de un oficio dirigido por 
el presidente de Méjico, general AguUin Iturbide, en que expo- 
nía que Guatemala no debfa quedar independiente de Méjico: 
«sino formar con aquel vireinato un grande imperio bajo el plan 
de Iguala y tratados de Córdova» por haliarse aun Guatemala 
impotente para gobernarse por si misma. Agregaba Iturbide que 
marchaba á la frontera un numeroso ejército de protección. Sin 
autorización para resolver por si Ib que contenia este oficio, la 
Junta acordó imprimir y publicar esa comunicación para que 
los Ayuntamientos en cabildo abierto recabasen el voto de los 
pueblos, sin que esto fuese un obstáculo para las próximas elec- 
ciones de diputados á un Con^^rreso constituyente 

Disposiciones de la Junta de San Sal- 
vador. — El día 12 de Diciembre se recibió en San Salvador 
^1 oficio de Iturbide, y habiendo sido tomado en consideración 
por la Diputación provincial, acordó se expusiese que la circu- 
lar del presidente de Méjico era contraria «al pacto y juramento 
con que se convinieron los pueblos al dejar el antiguo gobierno 
español» y lo peligroso que seria á la paz de Centro- América el 
medio adoptado por la Junta consultiva para resolver en la 
excitativa de Méjico. La Diputación provincial acordó además 



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220 HISTORIA DEL SALVADOR 



nombrar una comisión para que pasase á Méjico á imponer al 
general Iturbide de las necesidades de la provincia^ lo mismo 
que publicar lo resuelto por ella en esa misma fecha. 

Excitativa del general San Martin.— 

Con fecha 19 de Diciembre presentóse á la Diputación provin- 
cial una comisión del Ayuntamiento de San Salvador, ^haciendo 
presente haber recibido una comunicación de la municipalidad 
de Cnrtago^ en Costa Rica^ transmitida por medio de la de San 
Vicente; comunicación que tenia por objeto participar que el 
general San Martin, jefe de las provincias independientes del 
Perú, invitaba á las de Costa Rica y de Panamá á erigirse en 
repúblicas. En vista de esto la Diputación provincial acordó 
nombrar otra comisión compuesta de dos miembros del Ayun- 
tamiento de San Salvador para que pasasen al Perú á felicitar 
á San Martin por sus triunfos, y con el mismo objeto al «digno 
presidente de Colombia)^ general Simón Bolívar, implorando la 
protección de ambos en favor de las provincias de Centro- 
América. Tropezóse, desde luego^ con la dificultad de la caren- 
cia de fondos para dar lleno á estas comisiones^ y para reme- 
diar esta necesidad la Diputación provincial mandó levantar 
una subscripción popular. Acontecimientos posteriores aparta- 
ron de este punto la atención de aquella Junta. 

Incorporación á Méjico. — Treinta dias habla 
seftalado con fecha 30 de Noviembre la Junta consultiva de 
Guatemala para oir el voto de las provincias sobre Ja incorpo- 
ración á Méjico. Recogida y examinada la votación, observóse 
que los votantes eran de cuatro clases. A la primera pertene- 
cían los que se sometían á lo que resolviese la próxima asam- 
blea; á la segunda los que admitían la incorporación con ciertas 
condiciones; á la tercera los que la aceptaban incondicional- 
mente, y formaban la cuarta agrupación los que diferian á lo 
que resolviese la Junta de Guatemala. La mayoría de los votos 
estaba por la incorporación incondicional; no obstante, el ciu- 
dadano José del Valle hizo observar que muchos Ayuntamien- 
tos habían quedado sin votar, algunos por la premura del 
tiempo, otros por no haber recibido la circular de 30 de No- 
viembre, por lo cual opinó que se difiriese el asunto de incorpo- 
ración hasta que se recibiesen las contestaciones de sesenta 
y siete Ayuntamientos que faltaban. A pesar de la justicia de 
esta observación y de la opioión contraria de los vocales Ri- 
vera, Calderón y Alvarado, la Junta consultiva de Guatema- 
la, con fecha 5 de Enero de 1822, acordó la incorporación á 
Méjico. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 221 



Conducta de la provincia de San Sal* 
vadoP* — El día 11 de Enero se supo en San Salvador la 
resolución de la Junta de Guatemala. Incontinenti la Diputa- 
ción provincial celebró una sesión, en la cual declaró que la 
conducta del Gobierno de Guatemala era abiertamente con- 
traria á la cordura con que la provincia de San Salvador había 
procedido. En esa misma sesión la Diputa.ción provincial se 
separó en absoluto del Gobierno de Guatemala, reservándose 
unirse á Méjico cuando lo dispusiese el Congreso, ó lo resoh itíse 
ella misma «con las condiciones y decoro de un pueblo libre, 
sin permitir ser ofrenda y medio de negociaciones particu- 
lares». 

Junta de Gobierno.— Una vez declarada la sepa- 
ración de Guatemala, la Diputación provincial se erigió en 
Junta de gobierno, cuyo presidente fué el presbitero doctor Ma- 
tías Delgado, llamándose para formar parte de ella á Manuel 
Antonio Molina, Antonio José Cañas, Sixto Pineda, Miguel 
J. Castro y á J. Antonio Escolan, y se ofició á los Ayuntamien- 
tos de San Miguel, San Vicente, Santa Ana y Metapán excitán- 
dolos para nombrar, si quisieran, un vocal de la Junta de go- 
bierno. Esta corporación hizo además cesar el tributo de los 
indígenas con tal que reconociesen su autoridad. Con fecha 
13 de Enero, deseando atender á cualquiera emergencia, la 
Juntado gobif>rno nombró comandante de las tropas destinadas 
á la defensa del país al teniente coronel M«nuel José Arce. 

Cl partido de Santa Ana« — El partido de s.uua 
Ana no manifestó .los mismos propósitos que la Junta de go- 
bierno, y en vista de esto, la Junta consultiva de GuatemaU 
dispuso separar á aquel partido de la provincia de San Salva- 
dor é incorporarlo al de Sonsonate, y mandó al sargento mayor 
Nicolás Abos Padilla con un cuerpo de tropas á Santa Ana para 
apoyar aquella determinación. 

Informada la Junta de San Salvador de lo ocurrido, eon 
fecha *¿6 de Enero, dispuso llamar á Francisco Delgado, que 
había marchado con una compafiía á la defensa de Tegucigalpa 
y prevenir á Abos Padilla que no interviniese en materias cuyo 
conocimií^nto tocaba al Ayuntamiento de Santa Ana. La Junta 
de San Salvaior protestó además contra la disposición del 
Gobierno de Guatemala de querer separar el partido de Santa 
Ana para incorporarle al de Sonsonate. 

Combate del BsplnaL — Después de haber dic- 
tado las anteriores disposiciones, la Junta de gobierno hizo 
marchar sobre Santa Ana al teniente coronel Arce con un 



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222 HISTORIA DEL SALVADOR 



cuerpo de tropas. Abos Padilla se retiró á Guatemala por el 
camino de Ahuachapán, y habiendo ido Arce en su persecución^ 
alcanzó al j^fe guatemalteco en la llanura del Espinal, al occi- 
dente de Ahuachapán^ y le derrotó completamente el día 3 de 
Marzo de 1822. 

Campafta y derrota de ArsA. — El general 
Galnza, al tener noticia del combate del Espinal, dio orden al 
coronel Manuel de Arzú para invadir con unos cuantos batallo- 
nes la provincia dé San Salvador. Arzú púsose en marcha el 19 
de Marzo con una división que en el camino ascendió á mil 
hombres. Arzú hizo llevar á su ejército la artillería de Sonsona- 
te y siguió su marcha sobre San Salvador. Mientras tanto. Arce 
se hnbía replegado sobre la capital de la provincia y trató de 
fortiftcHrse en ella. Arzú, evitando la línea fortificada del exte- 
rior, se introdujo con su tren de artillería por la falda del volcán 
de San Salvador y á las siete de la mafiana del día 3 de Junio 
comenzó á tirotear en el barrio del Calvario á las tropas que 
defendían la plaza. El ataque era tan flojo como la defensa*; 
á las cuatro de la tarde cesó el fuego, no habiendo hecho m&s 
el enemigo que incendiar unas casas. Los guatemaltecos, al saber 
que había quedado inutilizada una pieza de artillería que habían 
llevado^ y temiendo pasar la noche en una población enemiga 
sin conocer sufldentemente el terreno, abandonaron el campo 
en el mayor desorden, quedando el armamento y toda clase de 
elementos de guerra en poder de los salvadoreños. 

£1 general Fllisola. — Cuando se verificaba la 
inviisión de San Salvador, el general Filísola, á la cabeza de 
una división mejicana^ había llegado á Chiapas con el fin de 
proteger el pronunciamiento de las provincias de Centro- Amé- 
rica en favor de la incorporación al que poco después fué impe- 
rio mejicano. Cuando Gainza supo la derrota de Arzú, pidió 
auxilio al general mejicano, que ya se hallaba en la ciudad de 
Quezaltenango. Filísola marchó á Guatemala con los seiscientos 
hombres que componían su fuerza y llegó á aquella ciudad el 
día 12 de Junio; diez días después tomó el mando d9> la capitanía 
general. Cuando Filísola ocupó á Guatemala se sabía ya en la 
proviní'i'V de San Salvador qtie en el raes anterior Iturbide 
había sido nroolamado emperador de Méjico. 

Armisticio. — Comenzó Filísola por emplear el con* 
venciraiento y la persuasión p«ra rtecidir A la provincia á some- 
terse A Méjico, y á su iniciativa, la Junta de gobierno de San 
Salvador mandó en calidad de comisionados suyos cerca del 
capitán general á los ciudadanos doctor Antonio José Cafias 



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HISTORIA DEL SALVADOR 223 



y Juan Francisco de Sosa, quienes con el general Filísola firma- 
ron con fecha 10 de Septiembre un armisticio, en el que se esti- 
puló que diputados de San Salvador pasasen á Méjico á enten- 
derse directamente con el general y emperador Iturbide. 

Firmado el armisticio, el que ]a Junta gubernativa de San 
Salvador ratificó con algunas modificaciones^ la citada Junta 
hizo regresar al general Arce que marchaba con un batallón 
sobre San Miguel, y la Diputación de San Salvador emprendió 
su marcha para Méjico. El Congreso de esta nación había pre- 
venido á Iturbide no hacer uso de la fuerza para lograr la 
incorporación de San Salvador; mas cuando el tratado celebrado 
por Filísola fué recibido en Méjico, ya Iturbide habla disuelto 
el Congreso y proclamádose monarca absoluto; en consecuencia 
negó la ratificación del tratado y previno á Filisola sometiese 
por la fuerza á la provimia de San Salvador. 

Invasión de Filísola. — Filísola, obedeciendo las 
órdenes terminantes del emperador de Méjico, ocupó Santal- 
Ana en Noviembre de aquel mismo año y el 6 de Febrero de 
1828 se posesionó de la hacienda de Mapilapa. La fuerza con 
que contaba el invasor aHcendía al número de dos mil hombres» 
incluyendo las tropas de Guatemala^ Santa Ana, Sonsonate, 
San Miguel y Honduras; las tropas que defendían á San Salva- 
dor eran pocos menos. 

Mientras tanto se habla reunido el Congreso de San Salva- 
dor y habla acordado la incorporación á Méjico con ciertas con- 
diciones, habiendo sido unas de ellas no depender de Guatemala 
1m provincia de San Salvador, sino directamente de Méjico; no 
dircutir la constitución nacional sino cuando llegasen á la capi- 
tal del imperio los diputados de San Salvador, y la erección de 
ana silla episcopal que seria ocupada por el presbítero doctor 
Delgado. Esta acta no se comunicó al general Filisola aunque 
éste instó al Congreso de San Salvador para que le fuese mos- 
trada. En vista de esto, Filisola resolvió marchar sobre San 
Salvador. 

Anexión á los Bstados Unidos.— El Congre- 
so de San Salvador, no pudienio evitar la marcha de Filísola, 
dictó una resolución anulando la antes acordada incorporación 
á Méjico y anexando la provincia á los Estados Unidos de 
América, y comisionó á Juan Manuel Rodríguez para que pasase 
al Norte á poner el acta en conocimiento de aquel gobierno. 

Esto no fué un obstáculo á las operaciones militares empren- 
didas por el invasor. El 7 de Febrero de 1823, Filísola, con el 
grueso de su ejército^ se movió de Apopa á Ayutustepeque, 



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224 HISTORIA DEL SALVADOR 



llamando la atención de los salvadoreños por el Volcán, Milingo 
y el Atajo^ y después de una* vigorosa resistencia opuesta por 
los salvHdorefios^ siguió por el lugar llamado «CHllejón del 
Diablo» y tomó posesión del pueblo de Mejicanos^ distante una 
legua de San Salvador, en donde las guerrillas de los salvado- 
reñoH estuvieron molestando á los invasores. 

JBntpada de Filisola á San Salvador.— 
La enfermedad del general en jefe salvadoiefio causó des- 
aliento en las tropas que defendían la plaza, y esto decidió la 
retirada del ejército al pueblo de San Marcos, situado á una legua 
al sur de la capital. No quedó más recurso al Ayuntamiento de 
San Salvador, viendo desamparada la población, que mandar 
tina diputación á Mejicanos para exponer á Filisola que espe- 
raba de su humanidad que la ciudad no fuese saqueada ni se 
molestase á los ciudadanos paciflcos. FiUsola lo ofreció asi y el 
día 9 ocupó la ciudad de San Salvador en el mayor orden. Su 
primera medida fué llamar á los individuos de la Junta de go- 
bierno, de quienes tan sólo se presentó el coronel Antonio José 
Cafias, que también ejercía las funciones de segundo jefe del 
ejército. Con fecha 10 de Febrero, FilÍ8ola hizo levantar una 
acta de reconocimiento y obediencia al imperio. 

Capltulaeión de Gualeince.— A Cañas sucedió 
en el mando del ejército salvadoreño el. teniente coronel Rafael 
Castillo. Este jefe tomó el camino de Olocuilta. Después se diri- 
gió hacia el Lempa, cuyo rio atravesó sin dificultid y se enca- 
minó con su ejército á la frontera de Honduras, Filisola marchó 
con parte da sus tropas en persecución de los salvadoreños 
á quienes hizo capitular en el pueblo hondureno de Gualcince el 
día 21 de Febrero. 

Al regresar Filisola de Gualcince tuvo noticia oficial del 
pronunciamiento de I ° de Febrero llamado de «Casamata» 
contra ^l emperador Iturbide, pronunciamiento que proclamaba 
«1 restablecimiento del Congreso. El movimiento revolucianario 
tom iba mayor incremento cada dia, sin que las fuerzas del ya 
vacilante emperador estuviesen en aptitud de sofof^arlo. Los 
acontecimientos de Méjico daban asi nuevo aliento á la causa 
qu^ h-ibía sostenido el Salvador y colocab^.n á Filísoia, aunque 
venc»^dor, en una situación verdaderamente difícil D^^cidióse 
á ha^^er su regreso á Guatemala, verifican lolo el día 7 de Marzo 
y confirió el mando de la provincia al coronel Felipe Codallos. 
Arce había emigrado á los Estados Unidos. • 

Convoeatopla á una Constituyente.— Triun- 
fó fáíMlmente en Méjico la revolución contra Iiurbide; ruenióse 



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HISTORIA DEL SALVADOR 226 

^ - 



tk Congreso repoblicatto, anulóse la eleecióa del emperador j 
mediante la patriótica repreaentacióD de loe ciudadanoe Joeé 
drt Valle y Juan de Dios Mayorga^ deelaró que las proyiaeias de 
Guatemala eran libres para pronanciarse en el sentido qae más 
leacenvinieee. Eatos hecboadecidieroia al general Filisoia á con^ 
▼ocar el 29 de Marza la Diputación proTincial, & la que ptor- 
9«iso la adopción de an decreto eonvocaado á eleccíoDes pava 
«na Asamblea Cbnstituyente^ conforme el acta de 15 de Septiem- 
bre. Tal decreto fué recibido con general aplauso y bien pronto 
«omeasaron á aguarse los ánimos para kacer triunfar en laa 
fimaa las candidaturas de los ciudadanos más amantes de m 
patria. 

Codallo^ dejado por Filisoia. en San Síalvador en el mandada 
ia proTineia, {«olieitó con insistencia s«|r reemplazado. Acec^ 
4aim% á ello, quedando en su lugar el sargento mayor Juato Milla. 
Sata observó ia animosidad que habla en el pueblo contra laa 
tropas mejicanas que habian quedado de guarnición, y, desean- 
-da evitar todo motivo de desorden, laa hizo salir para Qruate- 
«nala. 

]>e^ir^to de Independaneia abMili&ta«^Laa 
elecciones pHra diputados á la Asamblea Ooaetituyente se prae- 
ticarott eon bastante orden, habiendo sido la mayor parte de loe 
representantes partidarios de la independencia aberoluta de 
Centro-América. Fueron electos diputados por San Salvador ék 
presMtero doctor Matías Delgado y José Antonio Jiménez; si»* 
plentes Juan Francisco Sosa y Pedro José Cuéllar; José Franr 
<;Í8C0 Córdova y Marcelino Menéndez por Santa Ana; Mariano 
Beltranena y Leoncio Domínguez por San Miguel; Antonio José 
Oafias por Cojutepeque; presbítero doctor Isidro Menéndez 
y Felipe Vega por Sonsonate; Juan Vicente Viliacorta y Simón 
Vasconcelos por San Vicente. Instalóse la Asamblea en Guate- 
mala el dia 24 de Junio de 1823, y el primero y el más importante 
de sus decretos fué el de 1.^ de Julio, por el cual declaró que las 
provincias que alli se hallaban representadas eran libres é in- 
dependientes de la antigua España, de Méjico y de cualquiera 
otra potencia, asi del antiguo como del nuevo Mundo, y que no 
eran ni debían ser el patrimonio de persona ni familia alguna; 
resolviendo que por entonces, y sin perjuicio de lo qu« dispusiese 
la Constitución, se llamarían Provincias unidas del Centro de 
América. Al organizarse ese cuerpo soberano tocó la presidencia 
al presbítero Delgado, celoso y exaltado independiente, y laa 
funciones de primero y segundo secretario fueron ejercidas por 
los ciudadanos Juan Francisco Sosa y Mariano Gal vez. 

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226 HISTORIA DEL SALVADOR 



Los partidos.— Desde poco antes de la independencia 
'8e bailaban, los mismos que trabajaban por ella, divididos en do» 
partidos: el gazista y el partido cacó; el primero estaba dirigido 
y representado por José del Valle; pertenecían á él los llamados 
españoles europeos y la clase de artesanos, á quienes se halaga* 
ba con medidas de proteccionismo, y tenía por tendencia hacer 
valer ideas de moderación. El partido caco tenia por represen* 
tantes á los distinguidos patriotas Pedro Molina y Francisca 
«Barrundia, y se hallaba formado de familias nobles y de mucha 
parte de independientes; era de índole radical y aspiraba á la 
independencia absoluta de estos pueblos. Obtenida la indepen» 
dencla, abandonóse esta nomenclatura^ y la sociedad política 
quedó, después del oficio de Iturbide, dividida en dos bandear 
republicanos é imperialistas, cuyos nombres indican su objeto^ 
-Organizada la Asamblea Constituyente, aparecieron y se carac- 
terizaron dos partidos: el de los liberales^ calificados por sus an 
tagonistas de fiebres ó anarquistas, conocidos por el radicalismo 
de sus principios; y el moderado, apellidado también serml 
y aristócrata, formado por los que hablan opinado por la incor* 
I>oración al imperio mejicano, por la mayor parte de los espa- 
fióles europeos, empleados civiles y militares, clérigos y por la 
clase más ignorante del pueblo. Cada uno de estos partidos tra- 
taba de hacer triunfar sus ideas y de hacer prevalecer sus pro- 
pósitos en las discusiones que en el seno de la Asamblea siguie- 
ron al decreto de 1.® de Julio sobre declaratoria de independencia» 
absoluta. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 227 



CAPÍTULO VI 

Cónstituoión politiem del pmis 

Organización de poderes.—Salida de las tropas mejicanas.—DisposiciO' 
nes de la Asamblea Constituyente.— Asonada de Ariza.— Auxilio de 
San Salvador.— Cambio de personal en él Ejecutivo.— Salida de las 
tropas auxiliares.— Bases constitucionales.— Abolición de la esclavi- 
tud. — Congreso del Salvador.— Constitución del Salvador —Pacifloa- 
ción de Nicaragua. — Asuntos religiosos— Elecciones de presidente 
y vicepresidente.— Prisión del jefe de Guatemala; decreto de 10 de 
Octubre. 



Organización de poderes • — Tocó á Flllsola 
abrir los trabajos de la Asamblea. Habiendo emitido ésta el de- 
creto de 1."' de Julio, procedió á la división de poderes. Dejó el 
poder judicial en los- tribunales establecidos^ y en cuanto al 
poder ejecutivo, se acordó la elección de tres individuos. En 
consecuencia, después de algunas discusiones^ recayó la elección 
en el general Manuel José Arce, existente entonces en los Es- 
tados Unidos, en el doctor Pedro Molina y en Juan Vicente Vi- 
llacorta. En lugar de Arce se nombró suplente á Antonio de 
Larrazabaly y por dimisión de éste, á Antonio Rivera Cabezas. 
Guando sé procedió á esta elecoión; Fílisola aun conservaba el 
mando político y militar, pero fué excluido de formar parte del 
poder ejecutivo porque la misma Asamblea estableció que era 
indispensable ser nativo y tener residencia de siete afios en el 
territorio de la República. Quedó, sin embargo, encargado de 
la jefatura política de la corte^ no confiriéndole los empleos de 
intendente y comandante general que él esperaba. 

Salida de las tropas mejicanas.— Era gene- 
ral el deseo de que las tropas mejicanas desocupasen el territo- 
rio de la República^ las que cometían algunas tropelías en el 
pueblo^ y frecuentes eran las reyertas entre los soldados y el 
paisanaje. A moción del diputado Barrundia, el Congreso acordó 
la salida de aquellas tropas, permitiendo la permanencia de lo» 
individuos que lo so4ic{tasen. En cumplimiento de aquel acuer- 
do, con fecha 8 de Agosto de 1823 salió Filísola de Guatemala, 
á la cabeza de la división mejicana. 



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228 HIStORIA DEL SALVADOR 



Disposieiones de la Asamblea Constitu- 
yentes—Siguió la Asamblea ocupándose de asuntos de su com- 
petencia. Abolió los tratamientos de majestad, alteza, eoocelencia, 
señoría, etc., la distinción de don; decretó el escudo de armas, 
disminuyó ios dias feriados^ mandó sobreseer en todas las causas 
por opiniones políticas, estableció una biblioteca pública, ter- 
' tullas patrióticas, y dictó otras disposiciones qae revelaban el 
patriotismo de que se bailaba dominado aquel alto cuerpo. 
Llevó también á cabo un acto de justicia dando el nombre de 
villas á los pueblos de Metapán y Ahuachapán por sus esfuerzos 
en favor de la libertad. 

Asonada de Aülza.— La Ass&mblea, para conservar 
el orden y ateader á la defensa de la libertad sin menoscabar el 
tesoro nacional, entonces exhausto, ordenó la formación de 
cuerpos cívicos; mas apenas había comenzado á llevarse ade- 
lante esta medida, cuando el día 14 de Septiembre ocurrió una 
desagradable asonada de cuartel, acaudillada por el sargento 
mayor Rafael Ariza y Torres, la cual tenia el ostensible pretex- 
to de faltai'á la. tropa el pago de sus haberes, pero cuyo princi- 
pal objeto era ser proclamado Ariza comandante general. 
Beuniósé tumultuariamente la Asamblea, la que al prineipio ne 
bizo caso de las protestas de respeto que por un emisario suye 
mandó hacer Ariza; armáronse unos cuantos ciudadanos en de- 
fensa de la Asamblea, y en el primer encuentro con las tropaa su- 
blevadas de Ariza murieron los ciudadanos Andrés Córdova y Mi- 
guel Prado. Transigióse al fln con Ariza, hizosele salir paraba an- 
tigua Gruatemnla, y de esta manera quedó el orden restableddo. 

Auxilio de San Salvador. — Cuan'do en San 
Salvador se tuvo noticia de la asonada de Ariza, la Diputación 
provincial se erigió en Junta gubernativa y envió á la Asamblea 
Constituyente un auxilio de m&s de setecientos hombres al 
mando de José Bivas. La tropa salvadoreña hizo su entrada 
en Guatemala el dia 12 de Octubre. 

Cambio de personal en el Poder Eje- 
cutivo* — Mientraa tanto^ la asonada de Ariza habla desacre- 
ditado algún tanto á las personas que componían el Poder Eje- 
cutivo^ quienes se vieron en el caso de hacer sus renuncias, las 
que les fueron admitidas, y con fecha 4 de Octubre fueron de- 
signados Manuel José Arce, José del Valle y Tomás O. Horáo, 
y como suplentes de los dos primeros Santiago Milla y Juan 
Vicente Villacorta. 

Salida de las tropas auxiliares.— Cuando 
se supo en Guatemala la aproximación de las tropas salvadore» 



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HISTORIA DEL SALVADOR 229 



jlaSy el partido Ua*m»do oonfiervádor se opuso á que avanzasen 
á la capital^ con el f retexto de que ya no se necesitaba de tal 
auxilio; pero los liberales Instaron porque dichas tropas llega* 
sea cuanto antee; y aunque llegó á consegnirse una orden para 
que Rivas regresase, éste contestó que obedecía á Instruccionea 
de su Gobierno, cootínaando su marcha hasta cerciorarse de si 
la Asamblea de Guatemala se hallaba completamente libre. 
Sstando Bivas en Guatemala, continuaron las intrigas para 
hacerle salir, hasta que, por último, las tropas auxiliares del 
Salvador salieron de Guatemala con fecha 8 de Noviembre. 

Bases constitucionales.— El 17 de Diciembre 
siguiente se publicaron la^ bases de la Constitución, en las eua* 
lee se adoptaba para Centro-América la forma de Gobierno 
popular, representativo federal^ quedando transformadas las 
antiguas provincias en los Estados de Guatemala^ el Salvador, 
Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Respecto de la provincia de 
Chiapas, quedó establecido que formarla parte de la Federación 
cuando libremente se uniese, pues era notorio que Chiapas se 
había incorporado á Méjico por la fuerza de las armas. Al terri- 
torio del Salvador quedó agregado, definitivamente, el distrito 
de Sonsonate. 

El ciudadano Manuel José Arce volvió de los Estados uni- 
dos, á donde se habla dirigido por razón de los acontecimientos 
de San Salvador de 1823, y en Mar so de 1824 se hizo cargo de 
sus funciones como individuo del Poder Ejecutivo. 

Abolición de la esclavitud.— En Abril de 1824 
el Congreso emitió la importante declaración de que todo hom- 
bre era libre en la República y que no podia ser esclavo quien 
llegare á tocar en su territorio. Tal declaración mereció, con 
sobrada justicia, el aplauso de la generalidad y de ella dijo el 
Ejecutivo nacional que merecia tablas de bronce, y que si el 
primer hombre que esclavizó al hombre debia ser la execración 
de los siglos, el primer Congreso de Guatemala, que restituía 
á nuestra especie sus derechos, debía ser el honor del género 
humano. La emancipación inmediata de los esclavos no ofreció 
ninguna dificultad. Los individos del Poder Ejecutivo fueron los 
primeros en dar libertad á sus esclavos^ renunciando la indem- 
nización establecida por el Congreso, y este noble ejemplo fué 
seguido por los demás habitantes de la nación. 

Congreso del Salvador.— Poco después de pro- 
mulgadas las bases constitucionales, con fecha 14 de Marzo 
de 1824, instalóse el CongresoConstituyente del Salvador, cuyas 
primeras disposiciones fueron conceder premios y condecoracio- 



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230 HISTORIA DEL SALVADOR 



oes á los ciudadanos que se habían distinguido en servicio de la 
patria, abolir la esclavitud y aprobar la incorporación del dis- 
trito de Sonspnate al territorio del Salvador. 

Constituelón del Salvador.— El 12 de Junio 
siguiente emitióse la Constitución del Estado del Salvador, en- 
que se proclamaban los mismos principios que en la Constitución 
federal, y fué jurada y publicada el día 4 de Julio. Conforme 
á esa misma Constitución fueron electos jefe y vicejefe del 
Estado los ciudadanos Juan Vicente Villacorta y Mariano Prado^ 

Con motivo de la guerra civil que habla estallado en el ve- 
cino Estado de Nicaragua, en el Salvador alistáronse quinientos 
hombres, que marcharon á restablecer la paz; mas habiendo 
desaprobado esta disposición el Gobierno nacional, aquellas 
tropas regresaron de Gonchagua. 

Paeifieaeión de Nicaragua.— La guerra civil 
continuaba en Nicaragua y, en vista de esto^ Arce quiso dar 
una prueba más de patriotismo tratando de restablecer la paz 
y el imperio de las instituciones. Poco de acuerdo en el Gobierno 
con José del Valle, renunció el puesto de individuo del Poder 
Ejecutivo, marchó á San Salvador, organizó una columna de 
quinientos hombres y se dirigió al Estado de Nicaragua, en 
donde ya se hallaba el coronel Manuel Arzú, comisionado para 
el mismo objeto por el Gobierno nacional. Arce no tuvo ne- 
cesidad dt9 valerse de la fuerza para pacificar á Nicaragua; 
desarmó los partidos, hizo salir del pais á los que provocaban 
aquellas disenniones y volvió al Salvador, dejando unas tropas 
en León. Arce se captó asi la opinión y simpatías de Nicaragua. 

Asuntos Peligi0808«— En la antes provincia de San 
Salvador habla habido otro motivo de escisióu. En Marzo de 
1822 la Junta gubernativa de la provincia habla erigido á ésta 
en diócesis separándola asi dé la sede epiBCopal de Guatemala. 
Desaprobado que fué este paso por el Arzobispo de Guatemala^ 
tanto éste como la Junta gubernativa de San Salvador^ dieron 
cuenta á Roma de lo sucedido, y mientras tanto el doctor Del- 
gado, á pesar del influjo que ejercía en la provincia, no logró 
que todo el clero de su jurisdicción le reconociese^ originándose 
asi un cisma de considerables consecuencias. Los acontecimien- 
tos que sucedieron á la incorporación á Méjico no mgdificaron 
en este punto el aspecto de la provincia ni menos la Asamblea 
constituyente de 1824, que emitió con fecha 22 de de Noviembre 
la constitución federal y cerró sus sesiones el 23 de Enero de 
1825. El Congreso constituyente del Salvador insistió en la 
erección de diócesis y aun tomó solemnemente el docor Delga- 



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HISTORIA DEL SALVADOR ^ 231 



do posesión de la mitra con fecha 24 de Abril de 1826. Delgado 
expulsó del territorio del Estado á los clérigos que no recom)- 
oian su autoridad y acataban las resoluciones del Arzobispo, 
y fray Anselmo Ortiz, en Julio de 1824, promovía en San Sal- 
vador una sedición predicando de orden del Arzobispo contra 
la mitra recientemente erigida. Finalmente el Papa León XTT 
expidió tres breves dirigidos respectivamente al Arzobispo de 
Ouatemala^ al jefe del Salvador y al padre Delgado, declarando 
ilegitimo todo cuanto se había hecho sobre erección de mitra^ 
y sefialando á Delgado cincuenta dias de plazo para que se se- 
parase del ministerio episcopal. La resolución pontificia dio el 
asunto por terminado. 

Sleeciones de Presidente y Vleepresl* 
dente*-— Por acta de 21 de Abril de 1825, fué electo Presi- 
dente de la República el general Manuel José Arce. La vice- 
presidencia recayó en el ciudadano José del Valle, y por 
renuncia de éste fué electo Mariano Beltranena. Ambos funcio- 
narios tomaron posesión de sus respectivos puestos, lo mismo 
<iue los individuos de la Corte de Justicia, el 29 del mismo mes. 
La elección de Jefe y Vicejefe de Guatemala habia recaído en 
Juan Barrundia y en Cirilo Flores. 

Prisión del Jefe de Guatemala— Decreto 
de lO de Octubre. — Poco tiempo después de haber co- 
menzado á funcionar las autoridades supremas federales en 
combinación con los funcionarios encargados de la dirección de 
Ips negocios públicos en cada Estado, aparecieron signos de 
mala inteligencia entre el Presidente de la República y el Jefe 
del Estado de Guatemala. A consecuencia de esta falta de acuer- 
do que se fué acentuando cada día más, el Presidente de la 
República creyóse autorizado para decretar la detención del 
jefe Barrundia, la cual se llevó á cabo el dia 6 de Septiembre 
de 1826. Fué llamado Cirilo Flores al ejercicio de la jefatura 
y la Asamblea del Estado, hallándose Insegura en Guatemala, 
se trasladó á San Martin Jilotepeque. No tardó mucho sin que 
el Presidente Arce pusiese en libertad á Barrundia, por lo que 
fué considerada ilegal su providencia sobre detención, y de- 
seando el Presidente eludir la responsabilidad que más tarde se 
le deducirla por aquel procedimiento, convocó con fecha^ 10 de 
Octubre á elecciones para un Congreso extraordinario, desig- 
nando para su reunión la ciudad de Cojutepeque. Tal Congreso 
debia estar plenamente facultado por los pueblos para restable- 
cer el orden constitucional y proveer^ por todos los medios pro- 
pios de su poder y sabiduría^ á las necesidades de la República. 



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2d2 HISTORIA DEL SALVADOR 



Tal decreto causó general indignactóa y fué considerado eomo 
ineon«titucioDaL ^Salvador, en donde mandaha ya coibo Fi- 
cejefe Mariano Prado, contestó aquella medida con un decreto 
de 6 de Diciembre, convocando á ios diputados federales para» 
reunirse en Auaehapán y tratar de restablecer en la República 
el orden constitucional. 



CAPITULO VII 

trm el GhoUorao federal y toe JBetadoe del 

Salvador y Hondarae 

fil doctor Pedro Molina.^Invajuón á Guatemala. --Derrota de Arrasóla. 
Yictoria de Milingo.— Nueva invasión. — Toma de Santa Ana; Retirada 
de Cascaras. ~Gi general Merino en Aiiuacl)ap¿n.--Beorganizaei6n 
del ejército federal.— Ocupación de Ghalchuapa.^Derrota del gene- 
ral Merino. — Ocupación del pueblo de Mejicano8.«*Muerte del gene- 
ral Merino.— -Acción del Socorro.— Infructuosas conferencias sobre 
la paz.— Acción de Guaicho. — Infructuosas maniobras de Arzú. — Ca- 
pitulación de Mejicanos. ^Capitulación de San Antomo.— Invasión 
á Guatemala por Mor azán.— Elecciones en San Salvador.— Derrota 
de Mixco.— Goducta de los pueblos de Los Altos.— Acción de San Mi- 
guelito. — Derrota de Prado en «Las Charcas». — Capitulación de 
Guatemala. 



£1 doctor PcdJPO Molina*— Consecuente oon' et 
decreto últimanGieDte emitido, el Gobierno del Salvador situó* 
tropas en AhuachapAn para dar protección al Congreso qae 
debía reunirse en aquel lugar. Por aquel tiempo habla llef^ado 
á San Salvador el doctor Pedro Molina, uno de ios hombres más 
distinguidos del partido liberal, procedente de Panamá én don- 
de habla permanecido uq tiempo como representante de Centro- 
America en el Congreso americano. Al saber Molina las desa- 
gradables ocurrencias de Guatemala, quedóse en San Salvador 
dispuesto á trabajar por el restablecimiento de la paz y del 
régimen federal en Centro-América. 

Invasión á Guatemala.— Mientras tanto, habién- 
dose frustrado la reunión de representantes en Ahuachapán, el 
Gobierno del Salvador hizo aprestos de guerra j mandó organi- 
zar una columna de tropas que, puesta á las órdenes del coronel 
Ruperto Trigueros, invadió, á principios de Marzo de 1827, el 



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HISTORIA DEL SALVAI>OR 2B3 



territorio de Ountemala. Tan luego que el presidente de la Re* 
pública tuvo noticia de esta invasión, depositó el mando en ék 
vicepresidente Beltranena, organizó en pocos días un ejército 
de más de mil hombres y salió al encuentro de las tropas salva- 
dorefias. 

Ea vano intentó el vicepresidente detener la marcha 
de la columna invasora ni menos saber el motivo de aquella 
conducta» hasta que con fecha 20 de Marzo la Asamblea legia- 
lativa del Salvador emitió un decreto desconociendo la autoridad 
del presidente de la República. 

Deroote de ArraJEOlau — Con fecha 16 de Marzo el 
general Arce habia situado sus tropas en Arrazola, pero el 21 
regresó á la capital por haberse dirigido los salvadorefios á Pe- 
tapa buscando otra entrada á la capital. £1 22 los salvadorefios 
tuvieron un encuentro con las tropas guatemaltecas en la villa 
de Guadalupe, á una legua de Guatemala, de cuyo lugar retro- 
cedieron al punto ventajoso de Arrazola. El dia 23 el presidente 
de la R pública atacó en Arrazola A los salvadoreños y los de- 
rrotó completamente. 

Victopia de Mlllngo. — Obtenida la victoria da 
Arrazola, el presidente Arce hizo Veclutar nuevas tropas para 
engroear su ejército é invadió el Estado del Salvador, haciendo 
estadía en algunos puntos. El Gobierno del Salvador^ por su 
parte, levantó fortificaciones en Milingo y en la cuesta llamada 
del «Atajo». Hallábanse las fuerzas federales en Apopa cuando 
de parte del Salvador intentóse un acomodamiento que evitase 
el derramamiento de sangre; mas habiéndose frustrado toda 
tentativa de paz, las tropa» guatemaltecas atacaron con fecha 
18 de Mayo las fortificaciones de Milingo y fueron derrotadas por 
los salvadoreños. Algunas partidas de tropa fueron en persecu- 
ción de los derrotados hasta inmediaciones de Santa Ana. Arce 
pasó la frontera con los pocos que aún le quedaban y se situó en 
Cuajiniquilapa, en donde esperó refuerzos de Guatemala para 
cubrir sus bajas y emprender nueva campafia contra el Sal* 
vador. 

Nueva invasión. — El 16 de Julio del mismo afio laa 
tropas guatemaltecas ocuparon nuevamente á Santa Ana con 
disposición de volver sobre la capital del Estado. El presidente 
de la República organizó los batallones de Santa Ana y de Son- 
sonate y arregló las rentas de los departamentos. Dispúsose en 
el cuartel general de San Salvador hacer un movimiento sobre 
SoDsonate para batir á las fuerzas federales que habían ocupado 
aquella población^ y esto dio motivo á que el presidente Arce 



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234 HISTOfflJl DEL SALTADOR 



dispusiera trasladar su cuartel general á la población interme- 
dia de Izalco. 

Poco después llegaron á Izalco dos oficiales con pliegos del 
vicejefe Prado haciendo proposiciones de paz. No estando Arce 
en el ejercicio de la presidencia, envió los pliegos á Guatemala 
consultando lo que debía resolverse, y por toda contestación fué 
llamado al ejercicio de la presideucia, encargándosele que de- 
jase el mando en jefe del ejército al que mereciese su confianza. 
En consecuencia, Arce dejó el mando al general Francisco 
Cascaras, y el 12 de Octubre de 1827 se trasladó á Guatemala. 
El mes siguiente la balandra Uhocoana, que navegaba con ban- 
dera federal, apresó en las aguas de Costa Rica al bergantín 
Boyevy al servicio del Gobierno del Salvador. Este acjnteci- 
miento coincidió con la llegada de dos militares colombianos, 
Rafael y Guillermo Merino, y del francés Soumaestre á San Sal- 
vador, quienes fueron inmediatamente colocados en el ejército, 
confiriéndose al primero el mando en jefe. Ocupóse también en 
el ejéi'cito á los extranjeros Viviani y Cónjiu. 

Toma de Santa Ana; retirada de Casca- 
ras* — El ejército guatelmateco constaba de unas mil doscien- 
tas plazas. Un batallón se hallaba en Santa Ana, á las órdenes 
del coronel Prado; otro en Sonsonate^ mandado por el coronel 
Villar, y el grueso del ejército, i las órdenes de Cascaras, esta- 
ba en Izalco, en donde se hablan formado unas trincheras. De 
Izalco se movió sobre Ooatepeque con fecha 14 de Noviembre. 
Cuando Merino fué puesto á la cabeza del ejército salvadoreño, 
hizo amagos de dirigirse sobre Coatepeque para ocultar su mo- 
vimiento sobre Santa Ana, donde esiistia un depósito de armas 
y municiones El dia 17 de Diciembre no quedó ya duda á Cas- 
caras de que Merino se hallaba en los alrededores de Santa Ana 
y movióse tan pronto como le fué posible en socorro de aquella 
ciudad. 

Antes de entrar en acción hizo alto para esperar la 
aproximación de todas sus tropas, y mientras tanto Merino, que 
se hallaba en el lugar llamado «El Portezuelo», atacó y se apo- 
deró de las improvisadas fortificaciones de Santa Ana, en cuya 
ciudad trató de prepararse para resistir el ataque de todas las 
fuerzas guatemaltecas. Cuando esto sucedía^ el presidente Arce, 
hecho cargo nuevamente del poder, y deseoso de restablecer la 
paz, habia emitido un decreto, que lleva la fecha del 5 de Di- 
ciembre, convocando á elecciones para un Congreso federal or- 
dinario con total renovación de los miembros que funcionaban 
en 1825, decreto que, llevado al cuartel general salvadorefio 



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HISTORIA DEL SALVADOR 285 



por el ciudadano Juan de DioB Mayorga^ fué rechazado por el 
vícejefe Prado. 

Cuando Cascaras oyó el tiroteo de Santa Ana aceleró su 
marcha sobre aquella ciudad y comenzó á tirotear á los salva- 
dorefios, cuando éstos, á pesar de los esfuerzos de Merino, se 
hallaban diseminados y en desorden en la ciudad; hu'io muchos 
muertos de ambas partes, militares de uno y otro ejército se 
•confundieron, y al fin se arregló un armisticio, en el cual Meri- 
no y Cascaras convinieron en desocupar la ciudad^ aquél si- 
tuándose en Coatepeque y C&scaras en Calchuapa, mientras se 
procedía á arreglos definitivos de paz. Durante la noche del 
.mismo dia 17 llegó á Merino un refuerzo de 300 hombres, dotado 
de artillería y municiones, y esto decidió á C&scaras á retirarse 
precipitadamente, en la mañana del día 18, á Chalchuapa, de- 
jando en Santa Ana los equipajes^ una pieza de artillería y como 
mil fusiles^ sin esperar que Merino desocupase la plaza á su vez; 
y habiendo constantes deserciones en el ejército guatemalteco 
y bastante desaliento. Cascaras salió con unos seiscientos hom- 
bres, cifra á que se hallaba reducido su ejército, hacia Guate- 
mala, á donde llegó con fecha 2H de Diciembre. Merino se movió 
de Santa Ana y se situó en la población de Ahuachapán. Mien- 
tras tanto^ el 28 de Septiembre habian sido derrotadas en «Sá- 
bana grande» las tropas salvadoreñas que habian sido enviadas 
á Honduras en auxilio del jefe de aquel Estado. 

SI general Merino en Abuacliapán. — 
El general Merino habla disciplinado en Ahuachapán cerca de 
cuatro mil salvadoreños. Parte de este ejército habia sido des- 
tacado sobre Chiquimula. 

Esas tropas se apoderaron de la población, pero tuvieron 
que retroceder á la aproximación de fuerzas federales manda- 
das por Guillermo Perks. 

Reorganización del ejército federal.— 
A fines de Enero de 1828 un nuevo ejército federal se puso en 
marcha sobre el Estado del Salvador al mando de Perks. Hizo 
alto en Jalpatagua para esperar el resultado de las negociacio- 
nes de paz que comisionados del Salvador y de Guatemala enta- 
blarían en Jutiapa. En Jalpatagua por una asonada de cuartel 
quitóse el mando en Jefe á Perks y confirióse interinamente al 
coronel Antonio José de Irisarri, quien lo traspasó al briga- 
dier Manuel Arzíi nombrado por el Q-obierno. Sea por este 
acontecimiento, tan ajeno á la disciplina militar, sea por haber 
manifestado Merino que no habría paz con el Salvador mien- 
tras Arce estuviese al frente del Gobierno, el general Arce 



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2d6 HISTORIA DEL SALVADOR 



dictó con fecha 14 de Febrero ua decreto separándose del poder 
y dejándolo en manos del viceprenidente Beltranena. 

Ocupaelón de Clialeliuapa*—£[abiéndose frus- 
trado las conferencias de Jutiapa^ Arzú movió su ejército^ pasó* 
la frontera y el 29 de Febrero ocupó el pueblo de Chalcbuapa^ 
en donde sus tropas quedaron favorecidas por las muchas cer- 
cas de piedras que en aquella época allí existían. 

Derrota del general Merino* — El dial.'' de 
Marzo Merino atacó en Chalchuapa á los dos mil cuatrocientos 
hombres que tenia Arzú, y á cuyo ataque resistió éste detrás 
de las cercas de piedra, con tan buen éxito, que poco tiempo* 
después los salvadoreños se pronunciaron en completa derrota^ 
costándole no poco trabajo á Merino reunir unos setecientos 
hombres á lo más para hacer con ellos su ingreso á la capital 
del Estado. Las bajas del ejército salvadoreño fueron conside- 
rables. 

Ocupación del pueblo de Mejicanos.— 
Los salvadorefios se hallaban parapetados en los puntos venta- 
josos del «Atajo» y de Milingo. Arzú dispuso con parte de sus 
fuerzas faldear el volcán para Uegajr por el Occidente á Meji* 
canos. La primera división fué destinada á embestir la trinchera 
del « Atajo > y la tercera encargada de obrar sobre Milingo. Al 
operar el general en jete su movimiento^ fué detenido y obligada 
á retroceder por los salvadoreños en el punto llamado «La 
Ceiba »« Montufar, que mandaba la segunda división, forzó la 
fortiñración del « Atajo », apoderándose de la artillería; este 
movimiento obligó á los salvadorefios á abandonar á Milingo — 
y, allanó á Arzú el camino de Mejicanos, á cuya población llegó 
el dia 6 de Marzo. 

Arzú exigió la rendición incondicional de la plaza, y negada 
que fué su pretensión^ atacó á San Salvador el 12 de Marzo, 
é hizo aproximar sus fuerzas á pocas cuadras de la plaza; pero 
no pudiendo conservarse en aquellas posiciones, regresó á la 
plaza de Mejicanos. El 29 del mismo mes hubo un combate muy 
reñido entre federales y salvadoreños en las inmediaciones de 
Cuscatancingo y Aculhuaca. El 3 de Abril siguiente, hizo Arzú 
una nuova embestida sobre San Salvador, sin resultado alguno. 
Dispuso Arzú ocupar la ciudad de San Miguel para quitar á loa 
salvadoreños los recursos de ese departamento; y dióse esa 
comisión al coronel Vicente Domínguez. Al tenerse noticia en 
San Salvador del movimiento de Domínguez, marchó contra él 
á la cabeza de una columna el coronel Guillermo Merino, y ha* 
hiendo habido un encuentro en las inmediaciones de Quelepa^ 



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HISTORIA DEL SALVADOR 237 



«1 13 de Abril, Domfnguez quedó duefto del eampo y en pacifica 
pos6Bíón del entonces extenso departamento de San Miguel. 
Muerte del general Meplno* — El dit 15 de 

Abril resolvió el general Merino ocupar Aculhuaca y fortificarse 
en aquel lugar, pero Arzú se dirigió sobre él con fuerzas supe- 
riores y obligó á Merino á volver á la plaza. A fines de este 
mismo mes, el vice-jefe Prado, asumió el mando en jefe del 
«jércico, y el general Merino, el vencido en Chalobuapa, obtuvo 
pasaporte y se embarcó en La-Libertad con destino á Colombia. 
Al tocar en La-Unión^ fué extraído del buque por el coronel 
I>omingaez, y habiendo sido co&ducido á San Miguel, fué pasado 
por las armas de orden de aquel jefe, sin formaalguna de juicio. 
Aeelón del SoeoPFO» — En la plaza se sabia que 
•el grenerHi Francisco Morazán, ya jefe de Honduras, venia 
^ auxiliar á los salvadoreños; hiciéronle salir tropas d^ la plaza 
bacia la frontera para encontrar á los auxiliares de Honduras^ 
pero Domínguez derrotó á los salvadorefios en la hacienda del 
^ Socorro >►, «circunstancia que desalentó á los que defendían la 
-capital del Estado. 

Inf ruetuoeas eenf ereneiae sebre la paz. 

— Aunque desde fines del m«»s de Marzo había habido platicas 
«obre paz, é^tas no se formalizaron sino cuando llegó á Mejica- 
nos el comisionado especial Manuel Francisco Pavón. Las con- 
ferenciaa comenzaron del 7 al 8 de Junio en la casa llamada de 
«Esquirel», situada poco más ó menos á igual distancia de Me- 
jicanos y de San Salvador; entre Pavón, como representante 
del Gk)bierno federal, y el presbítero Matías Delgado, de parte 
del Gobierno del Salvador. Entre otras cosas, se convino en qne 
San Salvador aceptaría el decreto de 5 de Diciembre anterior; 
en que habría elecciones de jefe y vicejefe del Estado, y por 
■último en que las tropas federales entrarían & la ciudad de San 
Salvador. Paetóse además una suspensión de armas mientras 
aquel tratado era ratificado por ambas partes. 

El trttaio fué ratificado por el Gobierno federal, pero du- 
rante el armisticio se supo en San Salvador que el general Mora- 
rán, á la cabeza de una respetable fuerza hondurena, marchaba 
en auxilio de la plaza sitiada, y el tratado, mal vi^to desde el 
principio por el Gabinete del Salvador y por el pueblo de la ca- 
pital, no obtuvo la ratificación de este Gobierno. En conseruen- 
<;ia, las hostilidades se rompieron el 23 de Junto; el 29 hubo una 
aeción muy reñida entre Soyapansro y Aculhuaca, y las espe- 
ranzas en el próximo y eficaz auxilio de Morazán fueron cada 
irez más fundadas. 



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238 HISTORIA DEL SALVADOR 



Acción de Oualclio.— Por fin se supo de una ma- 
nera cierta que el general Morazán se hallaba en la frontera^ 
y en la plaza se dispuso que marchase el coronel Ramírez á en- 
contrarle con un batallón para hacer con m&s seguridad su 
ingreso á la capitaU Morazán se dirigió hacía el Lempa, evitan- 
do un encuentro con Domínguez; pero éste se movió de San 
Miguel y con fecha 6 de Julio atacó 4 Morazán en la hacienda 
de Q-ualcho, en donde las tropas federales quedaron completa-- 
mente derrotadas. Al terminarse la acción, las tropas salvado- 
reñas , mandadas por Ramírez, se unieron á las del general 
Morazán y ayudaron á perseguir á los soldados fugitivos de 
Domínguez. 

Inf Fuctúoaaa magalobras de ApsiA«— Cuando 
en Mejicanos se supo el movimiento de Ramírez se hizo marchar 
al coronel Prado eñ su persecución. Prado no alcanzó á Ramí- 
rez, y al saberse la derrota de Gualcho salió el mismo Arzú^ 
dejando á Montutar en su lugar, á protejer á Domínguez, con 
quien se unió, lo mismo que con Prado, á las orillas del Lempa» 
Estos jetes marcharon sobre Morazán, que se hallaba á la sazón 
en la ciudad de San Miguel, y al sabqr el caudillo hondureno la 
aproximación de las tropas federales, se dirigió al territorio de^ 
Honduras á reclutar nuevas tropas para volver sobre el Salva*- 
áof. Arzú situó sus fuerzas en Chinameca y en Usulután. 

Capitulación de Mejicanos. — Mientras tanto, 
los salvadoiefios, juzgando débil al ejército que ocupaba á Me- 
jicanos, atacaron este pueblo e! 31 de Julio con el ánimo de apo* 
dorarse de él; pero habiendo resistido enérgicamente los guate- 
maltecos, aquéllos se replegaron á la plaza. Organizáronse 
después partidas volantes, que se apoderaban de los convoye» 
del enemigo. El día 14 de Agosto la partida mandada por el co- 
lombiano Juan Prem atacó un destacamento en Quezaltepeqae, 
y los guatemaltecos, exhaustos de todo, fueron sitiados por loa 
salvadoreños; el 24 de Agosto hizo Prem una nueva derrota al 
enemigo en el mismo pueblo de Qnezaltepeque, poco después 
deshiz) otra fuerza enemiga en el «Nance» y el 18 de Septiem- 
bre arrolló otra partida en Ayutuxtepeque, y careciendo la 
guarnición de Mejicanos de toda clase de recursos, capituló con 
fecha 20 del mismo mea, y los jefes y oficiales entraron prisio- 
jiero» á San Salvador. 

Capitulación de San Antonio.— Cuando ocu- 
rrió la capitulación de Mejicanos, Arzú se hallaba á las orilla» 
del Lempa con quinientos hombres que aun le quedaban del 
ejército federal, y mientras tanto Morazán habla invadido nue- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 239 



yamente el Salvador con un ejército respetable. Arzú estuvo In- 
deciso al permanecer en aquel lugar; pero habiendo manifestado 
sas subalternos la resolución de volver á Guatemala, dejó, con 
el pretexto de enfermedad, el mando eo jefe de aquellas tropas 
al teniente coronel Aycin'ena. Habían comenzado á caminar las 
tropas guatemaltecas en dirección del territorio hondureno, 
cuando fueron cortadas por Morazán en la hacienda de San An- 
tonio^ en donde Aycinena se vio en la precisa necesidad de ca- 
pitular, con fecha 9 de Octubre. Habiendo quedado asi el terri- 
torio libre de enemigos, el general Morazán entró en triunfo^, 
con fecha 23 del mismo mes, á la plaza de San Salvador. Pocos 
días después el general Morazán marchó sobre Ahuachapán 
& organizar el ejército con que se proponía invadir á Guatemala. 

Invaalón á Guatemala por Morarán.— 
Morazán hizo toda clase de esfuerzos para organizar un ejérci-* 
to en Ahuachapán, y cuando se halló en actitud de obrar, envió 
nna división á las órdenes de Juan Prem y de Enrique Terre- 
longe á invadir el territorio guatemalteco y apoderarse de Chl- 
quimula, orden que fué ejecutada por aquel jefe, á pesar de la 
resistencia que le opuso el enemigo. Poco después mandó si* 
tuar una pequeña fuerza de trescientos soldados sobre Guate- 
mala, al mando del coronel Gutiérrez, para obligar al enemigo 
& salir de trincheras y^ provocar la deserción de la tropa. El co- 
ronel Domínguez había salido de Guatemala á atacar á Prem, 
que se hallaba en Zacapa; mas al tenerse noticia de la invasión 
y de la poca fuerza de Gutiérrez, salieron de la plaza quinientos 
hombre^ de infantería y cien dragones á atacarle, y ésta fué la 
ocasión de que se aprovechó Prem para moverse de Z^oapa 
sobre Domínguez, á quien derrotó en el lugar llamado Guasta- 
toya el día 16 de Enero. Al saberse esta acción de armas, las 
tropas que se habían movido para atacar á Gutiérrez retroce- 
dieron á Guatemala^ y Prem recibió orden para marchar con 
los mil cuatrocientos hombres que tenía á sus ordenes á ocupar 
el punto de San José, distante siete leguas de Guatemala. 

Poco después llegó á noticia de Morazán el pronunciamiento 
de la Antigua Guatemala contra el Gobierno, y esto le decidió 
á invaiir á su vez el territorio de Guatemala con los dos mil 
hombres que tenía bajo sus órdenes inmediatas y que formaban 
el «Ejército protector de la ley»; situóse á flnes de Enero en 
Pinula, á tres leguas de Guatemala, y de este lugar pasó á esta* 
blecerse al punto ventajoso de la hacienda de Aceytuno. El 6 de 
Febrero hubo un tiroteo entre salvadoreños y guatemaltecos 
por la garita del Golfo. 



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240 HISTORIA DEL SALVADOR 



Sleeelonea en San Sal^radop. —Mientras tan- 
to en Saa Salvador toe habla procedido á elecciones y reunido la 
Asamblea ordinaria; al patriota Prado había sucedido en la Je* 
fatura del Estado el ciudadano José María Cornejo^ que continaó 
en la tarea de buscar por el recurso extremo de las armas el 
restablecimiento de la paz y del orden constitucional. 

Derrota de Mixeo. — El Gobierno de Quatemala dis- 
puso con fecha 16 de Febrero, que el coronel Pacheco saliese 
con una columna á atacar á las tropas de Morazán que se balfar 
Jban establecidas en Mixco, á las inmediatas órdenes del coronel 
Cayetano de la Cerda. Pacheco sorprendió aquellas tropas y las 
derrotó completamente. 

Condneta de los pnebloa de I^s Altos.-- 
Ai dia sigdieate de la derrota de Mixco, el general Morazán 
eoocentró sus fuerzas y marehó á la Antigua Ouatemala. De 
este lugar se dirigió de orden de Morazán, el coronel espaSol 
Manuel Jonama sobre Quezaltenango á atacar al coronel Anto- 
nio José de Irisarriy que obraba por Los Altos y se habf ^ hacho 
odioso á los pueblos de aquel departamento por sus constantes 
exacciones j por la dureza de su carácter. Los pueblos suble- 
rados hicieron á Irisarrí prisionero, y Morazán dispuso fuese 
conducido en calidad de tal á San Salrador. 

Acción de San Mlguellto.— A principios de Mar- 
zo salió de Guatemala una fuerza á las órd<^nes del minmo Pa- 
checo con el objeto de atacar á Morazán en la Anticua, pero 
en San Miguelito, una legua distaate de aquella ciudad, tuvo un 
encuentro con las que mandaba ei coronel Enrique Terrelon- 
ge, con fe<*'ha 6 de Marzo. Terrelonge fué oportunamente auxi- 
liado en esa acción por los dragones del coronel Doroteo Corzo» 
y derrotó completamente á Pacheco. 

Dcppota de Prado en «Uas Cliapcaflr».— Des- 
pués de la derrota de San Miguelito volvió Morazán con sos 
fuerzas y las que habia organizado en la Antigua, á ocupar las 
posiciones que tenia cerca de Guatemala, y salióle al encuentro 
en la llanura de Las Charcas el coronel Prado^ Mayor general 
del ejército de Guatemala, á quien derrotó con fech*^ 16 de 
Marzo, hizo muchos muertos y persiguió hasta cerca de las for- 
tificaciones de la ciudad. 

Capitulación de Gnateniala.— Con la media- 
ción del Ministro de los Paises Bajos, general Verver, hubo 
conferencias en la hacienda de Ballesteros sobre la p^z, pero 
desgraciadamente no se pudo llegar á un resultado satinfactorío, 
y las operaciones de la guerra continuaron con tan buen éxito 



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HISTORIA DEL SALVADOR 241 



para el ejército aliado, que el jefe del Estado de Guatemala, 
Mariano Aycinena, capituló con fecha 12 (fe Abril, y al siguien- 
te dia fué ocupada la plaza por las tropas del general Morazán. 
Inmediatamente después fueron reducidos á prisión el general 
Manuel José Arce, presidente de la República^ Mariano Beltra- 
nena, vicepresidente, el jefe del Estado de Guatemala Maria- 
no Aycinena y otros funcionarios que habían tomado más 
6 menos participación en la guerra que acababa de pasar. Con 
fecha 20 de Abril la capitulación fué anulada por el general 
Morazán por no haberse entregado todas las armas que confor- 
me ¿ ella debían ponerse á disposición del vencedor. Juan Ba- 
rrundia volvió á hacerse cargo de las funciones de Jefe de 
Guatemala, las que interinamente habia ejercido Mariano Zen- 
teno; el senador José Francisco Barrundia entró á ejercer la 
Presidencia de la República, y de esta manera terminó una 
guerra desastrosa de más de dos afios. La Asamblea de Guate- 
mala^ por su parte, creyendo justo apreciar en lo que vallan los 
servicios del general Morazán, expidió un decreto con fecha 80 
de Abril por el cual le declaraba benenoérito de la patria y le 
condecoraba con una medalla de oro. Por otro decreto fué con- 
decorado el activo patriota Mariano Prado, vicejefe del Esta- 
do del Salvador. 



CAPÍTULO VIII 



Comisionados del Salvador. —Destino de los prisioneros de guerra.— Pro- 
yecto de restauración monárquica.— Nuevos trabajos de paciñcación. 
Morazán, Presidente de la República.— Invasión y derrota del general 
Arce.— Conducta observada en San Salvador.— Mediación amistosa 
del Estado de Guatemala.— Acción de Jocoro — Toma de San Salva- 
dor; sucesos posteriores. — Renovación de supremas autoridades. — 
Muerte del Padre Delgado. 



Comialonadoa del Salvador.— Con fecha 9 de 
Junio la Asamblea del Salvador nombró comisionados á José 
María Silva y al presbítero Antonio Colom para exponer al Go- 
bierno de Guatemala algunas bases de reorganización constitu- 
cional, facultando al general Morazán para que si el 16 de Julio 
siguiente no se hubiese aun reunido el Congreso federal, invitase 

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242 HISTORIA DEL SALVADOK 

¿ los Estados de la Unión, á fin de que procediesen á nuevas 
«lecciones. Los comisionados del Salvador cumplieron su en- 
cargo en Guatemala satisfactoriamente. 

Destino de loe prisioneros de guempa.— 

Mientras tnnto los prisioneros de Guatemala habían perma- 
necido en San Salvador esperando el desenlace y término de la 
oampafia del general Morazán. Después déla capitulación de 
Guatemala otorgóse la libertad á los de inferior graduación. £a 
cuanto á ios coroneles Manuel y Juab Montufar, Antonio José de 
Irisarri^ Perdomo y Joaquín García Granados^ dispúsose su tras- 
lación á Acajutla para ser embarcados en el bergantín mejicano 
«General Hidalgo» con destino á Panamá^ en unión de los que 
vendrían de Guatemala. El embarque se verificó el 28 de Agos- 
to; el coronel Irisarri fué el único que obtuvo permiso para per- 
manecer en San Salvador^ de donde se fugó poco tiempo des- 
pués y se embarcó con dirección á Chile. 

Proyectos de restauraeión monájpquioa* 
— En Septiembre del mismo año de 1829, el Gobierno federal 
tuvo noticia de que algunos expulsos pertenecientes al partido 
que habia sucumbido en Guatemala, trabajaban, en Cuba espe- 
cialmente, por lograr la restauración del poder espafiol en 
Centro-América, y con este motivo el Congreso federal emitió 
con fecha 3 de Octubre un decreto cerrando los puertos de 
Centro- América al comercio espafiol. 

Nuevos trabajos de paeifieaeión.— A fines 
de aquel mismo afio nuevas facciones alteraron en Honduras 
y Nicaragua la paz de la República, y el general Vicente Do- 
mínguez, que habia eludido el decreto de expulsión huyendo 
á Honduras^ se habia pronunciado en Trujillo, apoyando una 
restauración conservadora. El general Morazán, encargado 
nuevamente de la pacificación del país, volvió al Salvador 
y pidió auxilio de tropas al Gobierno de este Estado. La Asam- 
blea nacional, por acuerdo de 7 de Enero de 1880, dispuso enviar 
cuatrocientos hombres de auxilio al Gobierno de Honduras, que 
anteriormente lo tenía solicitado, y el i?B de Febrero otorgó un 
nuevo auxilio al general Morazán. Nicaragua fi^é pacificada, las 
facciones de Olancho y Opoteca fueron debeladas, y Domínguez, 
hallándose sin apoyo, abandonó á Trujillo, base de elis opera- 
ciones, y emigró á Belice. En Mayo de 1830 quiso probar fortu- 
na promoviendo, en unión de Fermín Pavón, otro movimiento 
revolucionario en los pueblos de Jano y Leguat; perseguidos 
por el capitán hondureno Concepción Cardoza, fué capturado 
Pavón, y Domínguez fué á ocultarse á las montañas. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 



MoFazán^ presidente de la Repdbllea» — 

El general Morazán, en consideración á sus importantes servi- 
•eios, fué favorecido con los votos de la mayoría de la nación 
para el ejercicio de la presidencia de la República. Volvió 
4 Guatemala el 14 de Septiembre, en donde fué recibido con los 
bonores del triunfo, y el día 16 tomó posesión de su elevado 
puesto con las ceremonias acostumbradas. 

Hacia poco que una guerra desasj^rosa habla paralizado el 
progreso de la nación, y en 1830, cuando apenas acababa de 
restablecerse el orden constitucional en la República, se nota- 
ban síntomas de malestar que hacían pensar que la paz no 
estaba sólidamente afianzada. El Senado federal publicó un ma- 
nifiesto en que se quejaba de que los jefes de los Estados impe- 
-dian con astucia la reunión del Congreso^ documento que fué 
-contestado por el doctor Pedro Molina, jefe entonce^ del Estado 
de Guatemala, quien, como en 1826, no podía marchar bien 
<^on el Gobierno federal. Estas y otras dificultades hacían sentir 
la necesidad de reformar la Constitución federal, y el Gobierno 
del Salvador concedió gratis la imprenta del Estado para tratar 
de reformas constitucionales. 

InTasión y derrota del general Aree*— 
JSsta falta de confianza en la paz se acentuó más cuando en 1831 
se tuvo noticia de haber invadido el e^presidente Manuel José 
Arce por el distrito de Soconusco, acontecimiento que fué se* 
guido de la toma del castillo de Omoa por el faccioso Ramón 
'G-uzmán y de la facción de Domínguez en el territorio hondu- 
refio. Fuerzas guatemaltecas marcharon contra Arce^ á quien 
derrotaron en Escuintla dé Soconusco el 24 de Febrero de 1888, 
y otras mandadas por valientes jefes marcharon hacia Honda- 
ras á batir á los facciosos. 

Condueta observada en San Salvador*— 
Estos acontecimientos coincidieron con la marcada oposición 
que el Congreso del Salvador hizo al Gobierno federal. El Con- 
greso de la nación habla decretado un empréstito en la Repú- 
blica; habia Igualmente concedido facultades extraordinarias al 
Ejecutivo y autorizádole para trasladar su residencia á San 
Salvador. La Asamblea salvadoreña, pretextando la inconstitu- 
<^ionalidad de tales resoluciones, no sólo les negó el pase^ sino 
qué emitió la grave resolución de separarse del pacto federal. 
Adem&s de esto, el Gobierno del Salvador, en su propósito de 
poner trabas al Gobierno nacional, prohibió á los diputados fe-- 
deralés salvadoreños ir á Guatemala, conforme á la convocato- 
ria que se habia hecho, á tomar parte en la formación del Con- 



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244 HISTORIA DEL SALVADOR 



greso, y en nota de 22 de Enero el ministro de Guatemala di6 
noticia de haberse introducido á aquel territorio una escolta 
salvadorefia en persecución del diputado federal Doroteo Vas- 
concelos. 

El general Morazán dio un manifiesto en Jalpa tagua anun- 
ciando la traslación de las autoridades federales á San Salvador; 
mas esta resolución fué objeto de alarma para el Gobierno 
y Asamblea del Estado, y resolvióse prevenir al presidente de 
la Repábllca^ que ya se hallaba en Santa Ana, evacuase inme- 
diatamente el territorio del Estado; nombró jefe de operaciones 
á Tomás Alfaro y diósele orden de salir con una división sobre 
Santa Ana. 

Mediación amiatoaa del Batado de Oua-* 
témala»— El jefe del Estado de Guatemala, doctor Mariano 
Gálvez, deseando restablecer la buena aimonia entre las auto- 
ridades del Salvador y el presidente de la República, acredita 
al licenciado Nicolás Espinosa en calidad de comisionado espe- 
cial cerca del Gobierno que presidia Cornejo, y al propio tiempo 
le dio poderes para pasar con el mismo carácter á Nicaragua 
y Honduras. 

Nicolás Espinosa marchó á San Salvador, pero al llegar 
á Atiquizaya, población del departamento de Santa Ana, tuvo 
noticia cierta de que el Gobierno del Salvador habla ordenado 
se le redujese á prisión, y se vio en la necesidad de regresar 
á Guatemala. 

Aceión de JoeoPO*— Habiendo dado auxilio el jefe 
del Entado de Guatemala al Gobierno federal, situáronse tropas^ 
al mando del coronel Prem, en la frontera del Salvador. Esto no 
fué un obstáculo para que diputados |del Salvador y de Guate- 
mala tratasen en Ahuachapán de arreglar la paz, poniendo tér- 
mino á aquel conflicto. Este paso fué infructuoso. Morazán se 
dirigió á Nicaragua, cuyo Gobierno le dio auxilios y desaprobó 
la conducta de Cornejo; con ellos y con las tropas de Honduras 
invadió el territorio salvadorefio, mientras Prem amenazaba 
por el departamento de Santa Ana. Cornejo, por su parte, ai 
tener noticia de los movimientos militares del presidente de la 
República, concentró las fuerzas de Santa Ana y ordenó ocupar 
á Jocoro con seiscientos hombres, al mando del coronel Grego- 
rio Villasefior. Morazán se dirigió sobre Jocoro á marchas for- 
zadas^ y el dia 14 de Marzo derrotó completamente á las tropas 
salvadoreñas. El 16 del mismo mes Metapán y Cbalatenango se 
pronunciaron en favor del Gobierno federal, y el 18 hizo igual 
pronunciamiento en Sonsonate el patriota Nicolás. Ángulo, al 



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HISTORIA DEL SALVADOR 245 



mismo tiempo que Prem ociipaba pacificamente la plaza de 
Santa Ana. 

Toma de San Salvador; aueeaoa poste* 
Jflores* — Después de la derrota de Jocoro, redújose Cornejo 
é la defensa de la plaza de San Salvador; mandó levantar forti- 
ficaciones en los puntos ventajosos de Milingo y cuesta de Soya- 
pango, y situó tropas en el lugar llamado « Agua-Caliente». El 
dia 28 de Marzo, Morazán, apartándose del camino que de Soya- 
pango conduce á San Salvador^ escogió el punto del «Agua- 
Oaliente» llamado también «La Chacra», como mal defendido 
para atacarlo, y habiendo hecho mover sus alas, avanzando él 
en el centro^ dio la orden de embestir aquella trinchera^ la que 
fué tomada inmediatamente. Continuó el ataque en las casas 
y calles de San Salvador, y en ese mismo dia fué tomada la plaza 
y abatido el poder de Cornejo, á quien se redujo á prisión, lo 
mismo que á la mayor parte de los miembros de la Asamblea. 
Cornejo y los que seguían su causa fueron condqcidos á Guate- 
mala en calidad de prisioneros de guerra para seh sometidos 
á juicio, y el general Morazán asumió el mando del Estado 
mientras se procedía á la elección del ciudadano que debía su- 
ceder á Cornejo. El jefe del Salvador fué sentenciado á muerte 
por la corte federal, pena que le fué conmutada por el Ejecutivo 
de la República en confinamiento en la propia hacienda de Cor- 
nejo, situada en territorio del Salvador, resolución que eqniva- 
Ma ¿ un indulto. M&s ó menos benignamente fueron tratados los 
demás complicados en su causa. Siguióse con igual empefio la 
campaña contra los facciosos de Honduras; el castillo de Omóa 
fué recuperado, el faccioso Ramón Guzmán que se habla apode- 
rado de él y habla enarbolado la bandera española^ fué fusilado 
con fecha 18 de Septiembre, y Domínguez^ derrotado y preso, 
pagó con la vida en Comayagua, con fecha 14 del mismo mes^ 
«US constantes tendencias de trastorno no menos que los desa- 
fueros que habla cometido. La paz quedó asi restablecida y el 
Gobierno federal volvió á emprender su marcha regular enca- 
minada á la conservación y práctica de los principios constitu- 
cionales y al progreso bien entendido. 

RenoTaelón de supremas autopldades.— 
El general Morazán, de conformidad á facultades que le hablan 
sido conferidas por el Congreso federal, convocó á elecciones 
para renovar los poderes del Estado, y con fecha 18 de Mayo 
instalóse el cuerpo legislativo bajo la presidencia del presbítero 
doctor Matías Delgado, y uno de sus primeros actos fué decla- 
rar electos jefe y vicejefe del Estado á los ciudadanos Mariano 



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246 HISTORIA DEL SALVADOR 



Prado y Joaquín San Martin. La misma Asamblea^ con fecha 7 
de Junio, declaró nulas las instaladas el 2 y 8 de Enero de lof^ 
aflos de 1881 y 1882. Posteriormente declaró responsables & los 
empleados de la administración de Cornejo que hubiesen con- 
currido con sus votos al desconocimiento dé las autoridades 
federales. 

La contribución directa restablecida por el cuerpo legisla- 
tivo, dio motivo á un moviiíiiento revolucionario que estalló en 
San Salvador con fecha 24 de Octubre, el cual fué sofocado, si 
bien determinó ai Qobierno del Estado á trasladar su residencia 
¿ Gojutepeque. 

Muerte del padre Delgado*— Con fecha 12 de 
Noviembre el Salvador tuvo la desgracia de perder, con el fa- 
llecimiento del doctor Delgado, á uno de sus hijos más ilustres 
y á uno de los más ardientes y decididos patriotas, que tanto 
habla contribuido á la independencia de Centro-América. Parti- 
dario de la independencia absoluta, el padre Delgado fué el alma 
de la resistencia que el Salvador opuso á la declaratoria de in- 
corporación á Méjico y el que más influyó en la guerra que 
el Estado del Salvador tuvo que sostener contra el Gobierno 
federal en los añoa de 1827 y 1828^ guerra que terminó con la 
capitulación de las fuerzas enemigas en e) pueblo de Mejicanos. 
Muchas y muy marcadas fueron Iss muestras de sentimiento 
que el pueblo de San Salvador dio á la muerte de Delgado, tan 
generalmente querido por su exaltado patriotismo, como estima- 
do por su ilustración y por sus virtudes. Por decreto de 28 de 
Enero de 1883 el Cuerpo legislativo mandó celebrar una misa 
fúnebre, por el término de diez años, á la memoria de tan dis* 
tinguido patriota, á la que debian concurrir los principales fun- 
cionarios públicos. Dispuso también mandar hacer Ja efigie de) 
doctor Delgado con la inscripción de Benemérito padre de la pa- 
triay la que sería colocada en el salón de sesiones, á la diestra 
del presidente del Cuerpo legislativo. 



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HISTORIA DEL .*>ALVAnCH 247 



CAPÍTULO IX 

Admintotvaoloiies de lo0 Jefes Prado y San MevtíA 

Motines de San Migue).— D^^rrota de los facciosos. —Sublevación de Aqul- 
no.— Terminación del Gobierno de Prado.— Entrada de Aquino áSan 
Vicente.— Derrota y muerte de Aquino.— Nuevas disensiones.— Arre- 
glos en favor de la paz.— Revolución en San Miguel.— Residencia de) 
Gobierno federal en San Salvador.- Caída de) jefe San Martín. 

Motlnea de San Mlgael*— El jefe Prado oo pudo 
administrar tranquilamente los asuntos del Estado. Después de 
loe acontecimientos de Octubre, que babian obligado al Gobier- 
no á fijar su residencia en Cojutepeque, estalló, á fines de No- 
viembre siguiente^ un motin en la ciudad de San Miguel, el cual 
fué debelado por el coronel Narciso Benites, que de orden del 
Gobierno marcbó precipitadamente, al mando ile unas tropas^ 
y el orden quedó restablecido. Como la traslación del Poder 
Ejecutivo á Cojutepeque habla sido en virtud de una medida de 
carácter transitorio, tan luego que se reunió la Asamblea le- 
gislativa dispuso este alto Cuerpo, con fecha 10 de Diciembre^ 
que el jefe del Estado volviese á establecer su residencia en la 
ciudad de San Salvador. 

El espíritu revolucionario de San Miguel no habla quedado 
extinguido. Con fecha 17 de Diciembre, los barrios de San Mi- 
guel se echaron sobre la guarnición de aquella ciudad y se apo- 
deraron del cuartel; pero tuvieron que retirarse ante nuevaa 
fuerzas del Gobierno. Pocos días estuvo aquella ciudad en cal- 
ma; un nuevo motln^ acaudillado por Vicente GoUenaga, estalló 
el 31 de Diciembre; el pueblo se echó sobre la guarnición, la 
que se hallaba á las órdenes de un oficial Chavarria. Este mili- 
tar resistió valerosamente los repetidos ataques de las turbas, 
hasta que al fin se vio en la necesidad de abandonar el cuartel 
con cuarenta hombres que aun le quedaban; pero siendo muy 
superiores en número los amotinados que cercaban el cuartel, 
se arrojaron sobre Chavarria, le mataron y desbarataron su 
tropa, y le hicieron pedazos, diseminándose después por la ciu- 
dad, en donde cometieron robos y asesinatos. En ese movimien- 
to se hallaban también complicadas las poblaciones de Usulután 



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248 HISTORIA DEL SALVADOR 



y Cbinameca^ y dábase como razón el haber impuesto el Go- 
bierno la contribución directa. Tan pronto como se supo en La 
Unión el escandaloso acontecimiento de San Miguel, el coman- 
dante de aquel puertease dirigió con la guarnición de su mando 
á restablecer el orden en la cabecera departamental; mas aun- 
que entró á la ciudad, ño pudo acabar con la facción de GoUe- 
naga. Quiso la Asamblea, nuevamente reunida, hacer desapa- 
recer la causa ostensible de la revolución, y con fecha 10 de 
Enero de 1833 derogó la ley que establecía la contribución di- 
recta. 

Derrota de los facelosos.— Para restablecer de- 
finitivamente el orden en San Miguel, el coronel Benitos marchó 
por segunda vez á la cabeza de una columna. Benites llegó, con 
fecha 28 de Enero^ á San Miguel, é inmediatamente después de- 
rrotó completamente á la facción. Gollenaga se fugó en unión de 
José Fuentes; escapáronse también los complicados en ella Ci- 
priano Ciero, Molina, Calixto Malespin y otros, y tomóse la dura 
medida de secuestrar los bienes del cabecilla. 

Sublevación de Aqulno»— La abolición del im- 
puesto directo no fué bastante para que quedase restablecida la 
tranquilidad en el Estado. En Chalatenango estalló un movi- 
miento revolucionario encabezado por el presbítero Vides, el 
cual fué prontamente sofocado. Hubo conatos de sedición en 
Izalco y Sonsonate; mas entre todos estos desórdenes, merece 
referirse la sublevación de Santiago Nonualco, encabezada por 
el indígena Anastasio Aquino, y ramificada con los habitantes 
de San Juan Nonualco. La sublevación de Aquino, aunque im- 
pulsada secretamente por los enemigos del jefe del Estado, 
tendia á hacer desaparecer la raza blanca y ladina^ y la perse- 
cución de Aquino contra todo elemento regularizado en la socie- 
dad, no reconoció limites. La primera fuerza que marchó contra 
la facción fué una escolta de treinta hombres, al mando del 
oficial José Guzmán, quien fué derrotado y muerto. Marchó 
después el jefe político de San Vicente, licenciado Juan José 
Ouzmán, con una fuerza de setenta hombres, entre infantes 
y dragones, con el propósito de abatir la facción. En Zacateco- 
luca engrosó su tropa con treinta patriotas que se le presenta- 
ron, y asi pudo rechazar las muchas partidas de indígenas que 
acometían á la plaza. Con fecha 81 de Enero se movió Guzmán 
sobre Santiago Nonualco, atacó á las tropas de Aquino, les hizo 
siete muertos, y en una hora las desbarató, apoderándose de 
Santiago Nonualco, mas apenas habia transcurrido hora y media 
cuando los facciosos^ de Aquino, ya rehechos, acometieron en 



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HISTORIA DEL SALVADOK 249 



mayor número á las tropas del GobiernOi incendiando unas 
cuantas casas del pueblo. Guzmán resistió este ataque, en su 
concepto dirigido por algunos militares desafectos al Gobierno, 
y aunque en menos de dos horas dispersó á los indígenas^ no 
putlo perseguirlos por la escasez y cansancio de su tropa, y dis- 
puso regresar á Zacatecoluca. Por desgracia, según afirma 
Guzmán, unas migeres habían dado licor fuerte á ^us soldados, 
y cuando al salir de Santiago Nonualco fué atacado por segunda 
vez por los facciosos, las tropas que él mandaba^ incapaces de 
obedecer á una maniobra, se dispersaron; pudo^ sin embargo, 
reunir unos pocos, con los cuales se abrió paso entre los suble- 
vados de San Juan Nonualco y volvió á San yicente. 

Termlnaelón del gobierno de Prado.— 
Aun permanecía fuerte la facción de Aquino, cuando conociendo 
el jefe Prado la poca opinión que en el país habla en su favor^ 
convocó, con fecha 9 de Febrero, una junta de vecinos notables 
del centro y barrios de la ciudad, y en esa reunión ,se acor<ló la 
separación de Prado y la transmisión del poder al vicejefe Joa- 
quin San Martin. A ello se vio también obligado' el jefe Prado 
por razón de un movimiento revolucionario que en el mismo dia 
estalló en San Salvador. El primer acto de la administración de 
San Martin fué conceder una amnistía general por todos los de- 
litos políticos, para restablecer la calma y tranquilidad de que 
tanto necesitaba el pai^. 

Sntpada de Aquino á San Vicente*— Mien- 
tras tanto, Aquino, sin hacer ca»o de las medidas de concilia- 
ción dictadas por el Gobierno, con fecha 16 de Febrero y á la 
cabeza de dos mil indios, entró á la ciudad de San Vicente y la 
saqueó completamente. De este lugar se dirigió Aquino á sa- 
quear las haciendas situadas á inmediaciones del rio Lempa; en 
la hacienda de Siguatepeque fusiló á Rafael Letona y á Floren- 
cio Marin, y cansado de sus mismas depredaciones, dispuso 
regresar á Santiago Nonualco. En Tepetitán publicó una especie 
de decreto castigando con muerte ó mutilación los delitos de 
asesinato ó de robo, dándose el titulo de Comandante general de 
las armas libertadoras. En la hacienda Concepción de Cafias ke 
dispersaron parte de su gente unos ciento cincuenta patriotas, 
continuando después Aquino su marcha, sin novedad alguna, 
á Santiago Nonualco. 

Derrota y muerte de Aqiiino*— Era necesario 
remediar tanto mal lo más pronto posible. Organizáronse fuer- 
zas en San Salvador con la celeridad que exigía el caso, y nom- 
brado comandante de operaciones el teniente coronel Juan José 



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250 HISTORIA DEL SALVADOR 



López, marchó contra los enemigos. El 24 de Febrero lleg6 
á San Vicente, en donde se le incorporaron muchos patriotas 
y fuerza regular que en aquel lugar estaba preparada, y poco 
después se dirigió sobre Santiago Nonualco. Aquino, sabedor 
del movimiento^ fué al encuentro de las tropas del Gobierno; el 
27 de Febrero deshizo la vanguardia de López, mandada por el 
C. Cruz Cuéllar, en el pueblo del Rosario; pero no pudiendo al 
dia siguiente contrarrestar con el grueso del ejército, fué derro- 
tado completamente en el mismo pueblo de Santiago Nonualco. 
Prófugo y perseguido activamente, fué al fin capturado con fe- 
cha 28 de Abril, y conducido á San Vicente para ser juasgado- 
por los crímenes de que era responsable, fué pasado pe r las ar- 
mas en aquella ciudad el dia 24 de Julio del mismo aflo. 

Nuevas disensiones* — No era solamente la fac- 
ción de Aquino lo que preocupaba al Gobierno. £1 decreto de 
amnistia no habia producido ningún resultado y los movimien- 
tos revolucionarios continuaron. Al Gobierno de Prado se com- 
batió por una especie de resentimiento nacional producido por 
la guerra de 1882 y con el pretexto de reformas al pacto fede- 
ral; San Martin tuvo opositores por creerse que un motín sin 
ramificación en el Estado habia obligado á Prado A dejarle el 
Poder. Por esta razón los coroneles Nicolás Ángulo, Máximo- 
Menéndez y Narciso Benitos resolvieron no obedecer la autori- 
dad del vicejefe. Este mandó á Miguel Montoya á subrogar 
á Benitos en el puesto de. comandante general ó jefe político del 
departamento de San Miguel, y Benitos, el dia 22 de Febrero, 
derrotó á Montoya en «La Puerta:^, camino de Usulután. E^te 
. acontecimiento dio motivo para que el teniente coronel Joaor 
José López, que habla debelado ya la facción, de Aquino, mar* 
chase contra Benitos, que se hallaba ya en San Vicente al mande- 
de seiscientos hombres, en donde López le hizo una derrota. 
Benitas, fugitivo, se dirigió al Estado de Honduras y poco des- 
pués se incorporó en Metapán á las fuerzas que mandaba el 
presidente de la república. 

Arreglos en favor de la pajs. — El general 
Morazán, con el propósito de pacificar el Estado, depositó la 
presidencia de la República en el C. Gregorio Salazar y marchó* 
con una escolta al territorio del Salvador. Llegó el 12 doMarza 
á Ahuaobapán, en donde uniósele la pequeña fuerza que mandan 
ban Máximo Menéndez y Nicolás Ángulo. De Ahuachapán se 
dirigia á Santa Ana, pero habiendo sido ocupada esta ciudad 
por fuerzan del jefe del Estado, mandadas por el coronel Fermin 
Paredes, Morazáa fué á ocupar la población fronteriza de Me* 



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IllSTORJA DEL SALVADOR 251 



tapán^ y, caBÍ perseguido por las fuerzas del Gobierno, se inter- 
nó al territorio de Guatemala y situóse en la pequeña población 
de Mita. De este lugar pidió al vicejefe del Salvador satisfac- 
ción y cumplidas explicaciones por el ultraje que se le habla 
inferido al perseguirle; mas como lo principal fuese la paz del 
Eatado, pudo al fin, con fecha 6 de Abril, llegar ¿ un convenio^ 
en que, entre otras cosas, San Martin se comprometió á que la 
Asamblea del Estado se reuniese en Hetapán con el objeto de 
decretar la renovación total de las autoridades. Firmado el con- 
▼enio, Morazán se retiró á la república de Honduras, y San 
Martin, pretextando no haberse podido reunir la Asamblea en 
Metapán, apartóse del texto del convenio y emitió un decreto 
convocando á elecciones. La Asamblea se reunió á fines de Ju- 
nio, y el 1.^ de Julio de 1838 declaró popularmente electo jefe 
del Salvador al mismo San Martín y vicejefe á Lorenzo Gon- 
zález. Morazán publicó en Comayagua un manifiesto patentizan- 
do la inconsecuencia de la conducta de San Martin^ y el Congre- 
so federal, con fecha 29 de Julio, declaró nulas las elecciones 
practicadas en el Salvador, haciendo asi más difícil la situación 
de San Martin. 

Revolución en San Miguel.— El 17 de Diciem- 
bre de aquel mismo afio estalló un movimiento revolucionario 
en San Miguel, cuyos cftudillos eran Miguel Montoya, Juan José 
Ouzmán, Sixto Pineda y Mónico Manzano. Esa revolución no 
pudo tomar incremento porque habiéndose hecho salir pronta- 
mente de San Salvador al coronel Fermín Paredes con una divi- 
sión, obligó á los revolucionarios á desocupar la plaza de San 
Miguel, los dispersó y persiguió hasta en territorio hondurefio. 

Residencia del Gobierno federal en San 
Salvador*— El 12 de Febrero de 1834 trasladóse el Gobier- 
no federal á la ciudad de Sonsonate, y habiendo vuelto á hacer- 
se cargo de la presidencia de la república el general Morazán,' 
no perdió de vista la obra de pacificación del Estado áél Salvsk- 
dor, en donde la autoridad del jefe San Martin no era general- 
mente reconocida. En vano el jefe del Estado decretaba amnis- 
tías; pocos descontentos se acogían á ellas; los más se entendían 
entre si y hacían estallar movimientos revolucionarios en dife- 
rentes puntos del Estado. San Martin hizo prender como oposi- 
eionista al coronel Mázimo Menéndez y encerrar en un calabozo 
de la capital; para libertarlo dispusieron unos vecinos de la ciu- 
dad asaltar la guardia que custodiaba al prisionero, y habiendo 
llevado adelante su propósito, con fecha 11 de Mayo, la guardia 
rechazó aquella intentona, y Menéndez amaneció asesinado en 



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252 HISTORIA DEL SALVADOR 



la cárcel. Este sensible acontecimiento, en relación con otros 
que revelaban un estado constante de guerra, hacían necesaria 
en la capital del Estado la existencia de un Poder fuerte para 
restablecer el orden y el imperio de las instituciones, y obede- 
ciendo, sin duda, á esta idea, el Congreso de la república acordó, 
con fecha 29 de Mayo, la traslación de las autoridades federales 
á San Salvador. Morazán llegó á esta ciudad con la fuerza fe- 
deral el 6 de Junio siguiente, y el 12 del mismo mes el presiden- 
te de la República y el jefe del Estado firmaron un decreto sus- 
pendiendo toda hostilidad entre las fuerzas del Gobierno y la de 
los pueblos que se habían sustraído ¿ la autoridad del jefe del 
Estado, y concediendo una amplia amnistía. 

Calda del Jefe San^Maptln. — Por desgracia 
San-Martin no llevaba ¿ bien la permanencia délas autoridades 
federales en San Salvador. Hizo salir sus tropas á Cojutepeque, 
comandadas por Dolores Castillo. Pocos días después, el mismo 
San-Martin salió de San Salvador á la misma ciudad de Cojute- 
peque; engrosó sus fuerzas en esta población y en San Vicente, 
y dando un rodeo por Zacateluca atacó la plaza de San Salva- 
dor el 23 de Junio con un ejército de más de dos mil hombres, 
y habiéndo^e hecho Moraz&n una resistencia heroica con unos 
quinientos hombres poco más ó menos de infantería y caballe- 
ría que tenía bajo su mando, San-Martín, después de cinco horas 
de un combate encarnizado salió completamente derrotado, 
y perseguido por las fuerzas federales, fué capturado en Jiqui- 
lisco y expulsado del país. Quedó en el ejercicio del gobierno 
del Estado el ciudadano Carlos Salazar que desde el 12 de Ja- 
nio había sido nombrado Jefe provisorio del Salvador. Acordóse 
confiscar los bienes del jefe San- Martín, cuyos actos fueron 
declarados nulos por la Asamblea del Estado. Con fecha é de 
Octubre la misma Asamblea designó la ciudad de San Vicente 
como residencia de las autoridades del Estado, y declaró el 11 
electos jefe y vicejefe del Salvador á los ciudadanos Dionisio 
Herrera y José Mari a. Sil va. La Asamblea consideró también 
justo premiar los importantes servicios prestados á la patria, 
y concedió el título de benemérito á los ciudadanos Francisco 
Morazán, Nicolás Espinosa, mediador de parte del jefe de Gua- 
temala en favor de la pacificación, y Carlos Salazar. Igualmen- 
te dispúsose que el retrato del sabio y distinguido patriota José 
del Valle, que acababa de morir, fuese colocado en el salón de 
sesiones de la Asamblea. 

* Así quedó terminada la guerra civil, los elementos de opo- 
sición desaparecieron, y aunque los diversos partidos opinaban 



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HISTORIA DEL SALVADOR 253 



por las reformas al pacto federal, el jefe del Salvador cami- 
nó enteramente de acuerdo en puntos de administración con 
el Gobierno federal — cuyo asiento quedó establecido en San Sal- 



vador. 



CAPÍTULO X 

Ouerra elvil 

Jefatura del Estado.^Erupoión del CosigOína.— Reelección del general 
Morazán.— Distrito federal. —Espinosa, jefe del Estado. —Elecoión de 
Diego Yigil.— El cólera morbus.— Principio de la guerra civil.^Motín 
de Santa Rosa.— Desórdenes de Zacateluoa y Gojutepeque.— Rafael 
Carrera.— Caída del Jefe de Guatemala. —Comisiones paciñoadoras. 
Auxilio del general Morazán.— Derrota de los facciosos. 



Jefatura del Bstado.— En defecto del C. Dionisio 
Herrera se hizo cargo de la Jefatura del Estado José María Sil"- 
va, quien confiTagróse con patriotismo á la obra difícil de la 
reorganización administrativa del Estado, después de la guerra 
civil y de la fuerte conmoción que dio en tierra con el gobierno 
de Joaquín San-Martín. 

£pupoión del CoslgUlna.— El día 20 de Enero 
de 1835, hizo una espantosa erupción el volcán de Cosigüiua en 
la costa de Nicaragua. Los habitantes de La Unión vieron, lie* 
nos de asombro, en la serena mañana de ese día, levantarse 
hacia el Sudeste una densa nube acompañada de un ruido sor- 
do; bien pronto la nube cubrió al sol, y las once del día eran 
cuando aquella masa, al parecer de polvo, extendióse al Norte 
y al Sur y convirtió el día en una uoche profunda. £1 grito de 
terror y andar incierto de los animales, el aleteo de las aves 
que caían moribundas al suelo, alternaban en aquellas densas 
tinieblas con los relámpagos, sacudimientos de tierra é impo- 
nentes detoDaciones de aquel volcán. La oscuridad duró cer- 
da de cuarenta horas y la ceniza inundó por todas partes los 
campos y se extendió hasta Oajaca, Jamaica y Nueva-Granada. 
En San Salvador percibiéronse distintamente las detonaciones, 
y por un fenómeno singular al oirse los profundos y lejanos 
estallidos del Oosigüina, inmediatamente después se oía un 



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254 HISTORIA DEL SALVADOR 



f aerte trueno sobre la ciudad en las regiones más elevadas de la 
atmósfera. 

Reeleeoión del general Morarán.— El Con- 
greso federal se reunió en San Salvador, y con fecha 2 de Fe- 
brero declaró popularmente electo presidente de Centro-Amé- 
rica al benemérito general Morazán, designándose el 14 del 
mismo mes para que tomase posesión de tan elevado puesto. 
Para la vicepresldencia había sido electo ya con fecha 2 de 
Junio de 1834 el C. Gregorio Salazar. 

DistPitO federal. — Una de las causas que habían 
impedido la organización definitiva del Gobierno federal, era 
la falta de un distrito en donde, las autoridades de la nación 
pudiesen funcionar convenientemente. En 1826^ época en que 
comenzó una guerra desastrosa, que duró más de dos aftos 
y terminó con la capitulación de Guatemala, en esta ciudad 
funcionaban el presidente de la República y el jefe de Estado. 
Al fin ambas autoridades llegaron á chocar; preso Barrundia, 
jefe de Guatemala, el Congreso del Estado acordó la rebidencia 
de las autoridades en Quezaltenango. En 1832 la residencia 
del Gobierno federal en Guatemala, inspiró desconfianzas al 
Estado del Salvador, hasta que el general Morazán, entonces 
presidente de la República, obtuvo autorización del Senado 
para trasladar el asiento del Gobierno ai territorio del Salvador; 
mas al llevar adelante la determinación, el jefe Cornejo mani- 
festó marcada oposición. En 1833 el Gobierno federal estable- 
cióse al fin en Sonsonate, mas siendo necesaria la determina- 
ción de un distrito federal, esta medida se llevó á cabo después 
de la caída del jefe San-Martín, dando un decreto la Asamblea 
del Salvador con fecha 28 de Eaero de 1836, en virtud del cual 
la capital del Estado quedó erigida en distrito federal, con el 
territorio y pueblos anexos á ellas. Este decreto fué confirmado 
por otro del Congreso federal de 7 de Febrero, en que disponía 
que las autoridades federales ejerciesen en el distrito la juris- 
dicción exclusiva, ün afio después al distrito federal fué agre- 
gado el partido de Zacatecoluca. En consecuencia, la residen- 
cia de las autoridades del Estado, fué la ciudad de San Vicente, 
en donde se instaló la Asamblea legislativa de ese afio. 

Bspinosa, Jefe del Bstado.— Dioni««io Herrera, 
electo jfífe del Estado, no tomó posesión del cargo á que por 
sus méritos había sido llamado, porque en su concepto no era 
legal su elección; presentó su renuncia ante el Cuerpo Legisla- 
tivo, y aunque no le fué admitida al principio, insistió en ella 
de tal manera que la Legislatura se vio en el caso de aceptarla* 



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HISTORIA DEL SALVADOR . 255 



Habiéndose procedido á nueva eleceión, f aé llamado á las altas 
fondones de la Jefatara del Estado el benemérito general Ni- 
lás Espinosa. 

Por desgracia, entre el jefe Espinosa y el vicejefe José Ma- 
fia Silva ocurrieron desavenencias que ocasionaron trastornos 
en el Estado. Imputóse á Espinosa el propósito de llevar ade- 
lante una guerra de castas en el Salvador y el de revolucionar 
el Estado de (j^uatemala^ para cuyo efecto se entendía por medio 
de emisarios con los departamentos de Chiquimula y Quezalte- 
nango^ y daba de alta, en Calidad de oficiales, á prófugos de 
Azacualpa perseguidos por las autoridades de Guatemala. El 
jefe del Estado se quejó al fin al general Morazán, quien tam* 
bien tuvo conocimiento de que el jefe Espinosa armaba á los 
pueblos de Apastepeque, Ilobasco y Santiago Nonualco. Poco 
después, á floes del mismo año de 1836, estalló en San Miguel 
un movimiento revolucionario contra el jefe del Estado. En 
vista de esto, el general Morazán comenzaba á dictar sus dis^ 
posiciones encaminadas al restablecimiento de la paz, cuando 
Espinosa mandó un comisionado al presidente de la República 
ofreciendo, en obsequio de la tranquilidad del Estado^ retirarse 
del poder, á condicón de que también renunciase la vicejf*f atu- 
ra el ciudadano José María Silva. Morazán aceptó el ofreci- 
miento deiGspinosa; Silva^ lleno de patriotismo, ofreció á su vez 
presentar oportunamente la renuncia como vicejefe del Estado, 
y en consecuencia el presidente de la República, á principios 
de Noviembre, celebró un convenio con Espinosa en el que éste 
ofrecía separarse del poder en obsequio de la paz y retirarse 
del Estado. En cumplimiento de este convenio, el 13 de Noviem- 
bre entregó el mando al consejero Francisco Gómez, y el 20 
salió de San Vicente para embarcarse en La Udíód, quedando 
asi desvanecidos los temores del jefe de Guatemala y restable- 
cida la confianza en el Estado. La primera providencia que 
dictó Gómez, al hacerse cargo del poder, fué mandar recoger 
activamente las armas que Espinosa había puesto en manos de 
algunos pueblos. Esta medida indispuso á los vecinos de Apas- 
tepeque; algunos de éstos, acaudillados por un llamado Anasta- 
sio Flores, se dirigieron á Cojutepeque á fin de buscar prosélitos 
y rebelarse: pero no habiendo recibido auxilios de ninguna clase 
ni en Cojutepeque ni en San Salvador, á donde después se diri- 
jo, se puso á disposición del Poder Ejecutivo y ofreció deponer 
las armas^ las que el faccioso entregó al fin al coronel federal 
Domingo Fagoaga , comisionado por el Gobierno para tal 
objeto. 



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256 HISTORIA DEL SALVADOR 



Sleooión de Diego Vigil.— La Asamblea de 1^6 
se instaló en plena paz, y ante este alto cuerpo fueron presen- 
tadas las renuncias del jefe Espinosa y del vicejefe José María 
Silva^ las que fueron admitidas con fecha 28 de Enero^ y ha- 
biéndose procedido á nueva elección con fecha 7 de Marzo si- 
guiente, fueron declarados electos jefe del Estado el ciudadano 
Die^o Vigil y vicejefe Timoteo Menéndez, y el 29 del mismo 
mes ratificó el extrafiamiento de Espinosa, á quien retjró el ti- 
tulo de «benemérito de la patria», que por anteriores é impor- 
tantes servicios le habla sido conferido. 

Vigil, en el ejercicio de la jefatura del Estado, procura 
mantener la paz con los demás Estados; persiguió. la vagancia^ 
fomentó la instrucción pública, regularizó la Hacienda é hizo 
cuanto bien puede hacer un gobernante inspirado en el verda- 
dero interés de su patria. En el seno de aquella paz apenas se 
hicieron sentir unos alborotos de carácter puramente local en el 
pueblo de Tejutla. 

£1 eólera mopbue. — Un azote más terrible debía 
suceder á la guerra civil y á las convulsiones de la naturaleza: 
el cólera morbus. Desde 1883 se tuvo noticia de que esta .terrible 
epidemia habia aparecido en Trujillo, costa de Honduras, y en 
Chiapas, República de Méjico. El Gobierno de Guatemala, por 
su parte, estableció cordones sanitarios tratando de librar de 
aquel azote el territorio. En 1884 creyó el doctor Gálvez, jefe 
del Estado de Guatemala, que todo motivo de temor habia pa- 
sado; pero en 1887, habiendo aparecido en Omoa, de esta pobla- 
ción se transmitió á Gualán, de allí á Zacapa y de este lugar 
pasó á Esquipulas, en donde hizo muchos estragos debido á la 
aglomeración de gente que hay anualmente con motivo de la 
romería de una imagen de Jesús crucificado llamada el Señor de 
Esquipulaé. Los romeristas^ al regresar de Esquipulas^ transmi* 
tieron el cólera á los diferentes puntos de su procedencia; en 
San Salvador apareció por primera vez el día 11 de Marzo, in- 
fundiendo espanto y desolación en las familias. 

Principio de la guerra olvll«— Bien pronto fué 
tomado tan terrible azote como arma de partido, pues los des- 
contentos de las reformas liberales que últimamente se hablan 
implantado en la República, de la adopción del código de Li- 
vingston y del juicio por jurados, infundieron entre los indíge- 
nas ignorantes y fanáticos que los liberales^ á quienes ellos 
apellidaban herejes, habian envenenado las aguas, y de aqui el 
aparecimiento de la epidemia que estaba causando tantas victi- 
mas. Los indígenas, persuadidos por aquellas sugestiones, for- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 257 



máronse en diversos grupos para oponer ]a fuerza á lo que ellos 
creían una infamia de parte del Gobierno. 

Motín de Santa Rosa* — La más numerosa reunión 
de indii^enas fué la de Santa Rosa, en el distrito guatemalteco 
de Mita. Quiso el Gobierno de Guatemala deshacer esa reunión 
mandando contra ella unos cuantos dragones, y los indígenas, 
fanatizados, superiores en número, los derrotaron á los gritos 
de mueran los hereje» y los envenenadores. Seis días después de 
este suceso, el 16 de Junio, marchó el general Carlos Salazar 
contra los amotinados y los derrotó á inmediaciones de Santa 
Rosa. Estos, al ponerse en fuga, asesinaron al ciudadano Pedro 
Campos y al gobernador de Jumay, que se hallal^an prisioneros, 
y esto dio á conocer la safia que animaba á las turbas y el ca- 
rácter sangriento que tomaba la revolución que acababa de es- 
tallar. £1 18 fué derrotada otra partida de facciosos cerca de 
Mat8quescuintla. 

Deaórdenea en Zaeatecoluoa y en Coju-» 
tepeqiie«— Aunque el espíritu de discordia hizo multitud de 
prosélitos entre las turbas ignorantes y crédulas de Guatemala^ 
en el Salvador, á la absurda noticia del envenenamiento de las 
Aguas, no se movieron más que los indígenas de Zacatecoluca 
y de Cojutepeque. Aquellos sorprendieron á Zacatecoluca en la 
noche del 23 de Mayo de 1887 y cometieron varios robos y asesi- 
natos. Marcharon después sobre San Vicente y alli encontraron 
tan vigorosa resistencia, que se pusieron en fuga, abandonando 
los elementos de guerra. Los indígenas de Cojutepeque, en esos 
mismos dias asaltaron la población y cometieron algunos desa- 
fueros, pero pronto quedó restablecido el orden, gracias al apoyo 
que el general Morazán prestó al jefe del Estado. 

Rafael Caprera.— En el mes de Septiembre del mis- 
mo año apareció ya Rafael Carrera, como cabecilla de las 
turbas rebeladas. Carrera acometía y saqueaba poblaciones 
indefensas, huia á la aproximación de las fuerzas del Gobierno 
y se decia protector de la religión que él mismo hollaba con sus 
repetidos desafueros. Estos fanáticos, sin más ley que sus corre- 
rlas, el robo y el esterminio, asesinaron al distinguido- ciuda- 
dano Juan de Dios Mayorga. Más tarde cupo la misma suerte al 
patriota Gregorio Salazar, vicepresidente entonces de la Repú- 
blica. En vano se hablan concedido indultos para hacer desapa- 
recer la facción de Carrera. 

Caida del Jefe de Guatemala .--Mientras tanto 
el partido liberal se habia dividido en Guatemala, y el jefe 
Gálvez tenia en su contra un fuerte partido de oposición que^ 

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258 HISTORIA DEL. SALVADOR 

habiendo logrado levantar fuerzas en la antigua Guatemala, 
llegó en su propósito de derrocar á Gálvez hasta entenderse con 
el mismo Carrera. Ambas fuerzas atacaron á Guatemala, el jefe 
Gal vez se vio precisado á dejar el poder al vicejefe, Pedro 
Valenzuela, y los facciosos de Carrera y los llamados opositores 
entraron á Guatemala á principios de Febrero de 1838. Las per- 
sonas regularizadas de alguna influencia lograron con diñcultad 
hacer salir á Carrera, halagándole con la comandancia de Mita, 
pero aquel no quiso aceptarla, y siguió en sus correrías engro- 
sando sus fllas^ pues ya abrigaba temores de que de un momento 
á otro apareciese el general Morazán en el territorio. 

Comisiones paeif ioadoras« — En efecto; desde 
la época de Gálvez^ el Gobierno de Guatemala habla solicitado 
el auxilio del Gobierno federal para debelar la facción de Carre- 
ra. El general Morazán, queriendo al principio hacer uso de 
medios pacíficos^ nombró una comisión compuesta de José Fran- 
cisco Barrundia y de los presbíteros José Maria Castilla, Manuel 
Maria Zecefia y José Vicente Orantes para lograr el restableci- 
miento de la tranquilidad. Tal comisión no produjo resultado 
alguno. Cuando se hizo cargo del poder el vicejefe Valenzuela, 
fué requerido por segunda vez el auxilio del Gobierno federal, 
y nuevamente apeló el presidente de la República al ya usado 
medio de una comisión pacificadora; nombró para tal objeto á los 
mismos Barrundia y Castilla y á Matías Quiñones y Basilio 
Zecefia. Estos pasaron en cumplimiento de su encargo al cuartel 
de Carrera y tuvieron oportunidad de observar que este caudi- 
llo obedecía á las inspiraciones de un partido organizado. A Ca- 
rrera íe habian sugerido una marcada animosidad contra el 
Gobierno federal y aun contra la persona del general, Morazán, 
mas á pesar de todo aparentó miras pacificas y presentó unas 
articulaciones cuyo contenido transmitieron al general Morazán; 
creyó también la comisión que Carrera no cumplirla nada de 
cuanto pudiese pactarse con él, por lo cual juzgóse innecesario 
continuar las conferencias sobre la paz. 

Auxilio del general Morazán. — El general 
Morazán creyó llegada la oportunidad de obrar activamente, 
y con auxilios del Estado del Salvador marchó á principios de 
Abril de 1838 á Guatemala, á cuya ciudad Itegó el 14 del mismo 
raes. Pronto entró en campaña el ejército federal contra Carrera. 
Derrotas de los f aooiosos. — El dia 8 de Mayo 
el coronel federal Manuel Antonio Lazo, derrotó á los facciosos 
en Amatitlan, haciéndoles muchos muertos y prisioneros. El 
teniente coronel Joaquín García Granados derrotó el 8 de Junio 



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HISTORIA DEL SALVADOR 269 



otra partida en Jutiapa; el capitán Estanislao Isazi cargó con 
-el mismo éxito sobre un pufiado de facciosos en Mita.. Carballo 
«ometió ¿ sesenta y tres facciosos en Saranate^ y el teniente 
coronel Feliz Fonseca fué el encargado de perseguir á Carrera 
sin descanso. Cuando Carrera se internó en Mataquescüiatla, 
marchó también contra él el comandante de aquella localidad 
Mariano Paredes. 

Regreso de Morarán.— Mor azán volvió á la capi- 
tal de la República en los últimos dias de Junio, dejando el 
mando del ejército de operaciones al coronel José Antonio Car- 
ballo. Asuntos importantes que se debatían en el Congreso 
federal hacian necesaria au presencia en San Salvador, siendo 
el principal la reforma relativa á la disolución del pacto federal. 

Aooionee de Petapa y de Villa Nueva.— ^ 
Después del regreso del general Morazán á San Salvador, apa- 
reció Carrera al frente de nuevas partidas de facciosos. Derrotó 
al coronel Manuel Bonilla en Jalapa, y se aproximó á la capital 
<lel Estado situándose con dos mil indios que tenia á sus ordene» 
en la población de Petapa, en donde derrotó al coronel Félix Fon- 
seca; y el 7 de Septiembre se movió sobre la antigua Guatemala, 
que se hallaba indefensa, sembrando el terror en las poblaciones^ 
del tránsito. De la antigua Guatemala marchó Carrera el 10 de 
Septiembre sobre Villa Nueva, y al amanecer del día 11 el gene- 
ral Carlos Salazar, mandando poco más de setecientos hombres, 
atacó á los facciosos y les hizo una derrota completa. Carrera 
se rehizo, sin embargo; más tarde atacó con dos mil hombres la 
plaza de Salamá, y fué rechazado por el coronel Ignacio Pérez. 

£leooión de Diego Vigil.— Estos sucesos deter- 
minaron al general Morazán á marchar nuevamente á Guate- 
mala. Por la muerte del ciudadano Gregorio Salazar, fué electo 
vicepresidente de la República el entonces jefe del Salvador 
Diego Vigil. Morazán al emprender la segunda expedición á Gua- 
temala depositó en Vigil la presidencia, quedando Timoteo Me- 
néndez funcionando como jefe del Estado. - 

Diotadupa ofrecida á Mopa^án y reelia- 
^ada pop éste. — Al llegar á Guatemala, dictó con fecha 
24 de Octubre un decreto sometiendo á aquel Estado al régimen 
militar, rechazó con indignación patriótica el ofrecimiento de la 
dictadura hecho por los corifeos del partido conservador y em- 
prendió una activa campaña contra la facción de Carrera. Este 
apareció por Chiquimula y el 26 de Octubre extendió sus corre- 
rlas hasta la ciudad de Santa Ana con el ánimo de hacer desocu- 
par á Morazán el territorio guatemalteco. De Santa Ana volvió 



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260 HISTORIA DEL SALVADOR 



sobre Chiquimula, después de haber causado depredaciones en 
SftDta Ana y en la población fronteriza de Ahuachapán. Las 
fuerzas de Morazán marcharon en su persecución y derrotaron 
á los facciosos en Chiquimulilla. 

Auxilio de Lo0 Altos.— Convenio del Rin«» 
eonoito» — Mientras tanto el Qobierno de Los Altos, habia 
acordado auxiliar al Estado de Guatemala contra la facción de 
Carrera. Chrganizóse una división, la cual fué puesta á las órde- 
nes del general Agustín Quzmán. Este jefe llegó á Guatemala 
en los últimos meses de 1838; pronto marchó en persecución de 
los facciosos; y tan acertadas fueron sus disposiciones, que 
Carrera^ reducidas sus tropas á un corto número, se vio en la 
necesidad de entrar en arreglos de paz^ firmando con Guzmán 
el convenio llamado del BinconcUo^ por el cual Carrera reco- 
noció la autoridad del Gobierno de Guatemala y estipulóse que 
aquel cabecilla quedaría en calidad de comandante de Hita. 
Presentado ese convenio al general Morazán^ fué ratificado por 
éste con la esperanza de la pronta pacificación del pais; Guzmán 
regresó con sus tropas á Quezaltenango, y el general Morazán 
volvió al Salvador y se hizo cargo nuevamente de la presidencia 
de la República, para dejarla definitivamente poco después en 
manos de Diego Vigil. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 2W 



CAPÍTULO XI 

Dlsolveión del paeto federal 

Ouerra de Honduras y Nicaragua. — Acción del «JicaraU.—Aoción de «Las 
Lomas». — Acción del «Espíritu Santo».— El general Murazán, x^fe 
del Bstado del Salvador. — Entrada de Carrera á Guatemala.— Facción 
de Rascón.— Proyeetos constitutivos.— Campafia de Honduras.- Inva- 
sión de Perrera.— Pronunciamiento de San Salvador.— Acción de San 
Pedro Perulapán.— El general Cabanas en Tegucigalpa.— Acción del 
Potrero.— Temblor de tierra.— Amenazas de Carrera.— El Estado He 
Los- Altos.— Proyecto de Convención.— Guerra al Estado de Los- Altos. 
Ejecución de Joaquín Varaona.— Invasión del general Morazán. — Sa- 
lida de Morazán para la Antigua Guatemala.— Derrota de tropas 
guatemaltecas en Ahuacbapán. — Abandono del territorio centro- 
americano por el general Morazán.— Ejecuciones en Los-Altos. 

Guerra de Hondurae y Nioaragua.— La re- 

iM>laGión del Congreso federal de dar por disuelto el pacto de 
Unión fué acogida por los Estados de Honduras y Nicaragua, 
que con fecha 18 de Enero de 1839, se aliaron para hacer la 
guerra al Salvador^ en donde aun funcionaba como Presidente 
de la República federal el ciudadano Diego Vigil — dispuesto no 
¿ la ruptura absoluta del pacto, sino á trabajar por la adopción 
de reformas que lo vigorizasen. La conducta de Honduras y de 
Niearagua obligó A la Asamblea del Salvador á dictar con fecha 
12 de Febrero un decreto poniendo al Estado en actitud de 
defensa. 

Aeeión del Jieauí^al*— A fines de Febrero el gene- 
ral Bernardo Méndez, sin que precediese declaratoria de guerra, 
invadió con m&s de 1,000 nicaragüenses el territorio del Estado 
I^r el departamento de San Miguel^ y proponíase entrar en com- 
binación con el general Francisco Forrera, que se encaminaba 
á la frontera del Salvador con una división de tropas hondurefiaa. 
El Oobierno del Salvador, por su parte, encomendó su defensa 
al, general Morazán^ quien reuniendo unos ochocientos hombres 
ee situó en la hacienda de San Francisco, en el distrito de Sen- 
suntepeque, á inmediaciones del rio Lempa. Los nicaragüenses 
ae hallaban en Corlan tinque en la ribera opuesta de aquel río. 
Al saber Morazán la aproximación de Ferrera, dejó en San 



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262 HISTORIA DEL SALVADOR 



Francisco á su segundo jefe, coronel Narciso Benitez y con 
parte de las tropas- marchó á la frontera al encuentro de Ferré- 
ra. Al saber Méndez el movimiento dé Morazán, pasó el Lempa 
por el lugar llamado «Petacones» , un cuarto de legua distante 
de la posición de Benitez, y el dia 19 de Marzo, antes de amane- 
cer, atacó á los salvadoreños en la llanura del Jicaral; inmediata 
á San Francisco, y les causó una derrota. 

Aooión de «Las Lomas».— Después de la acciói^ 
del Jicaral, Morazán se vio precisado á volver al territorio pa- 
ra atender á la defensa del Estado; Manuel Q.uijano^ segunda 
jefe del ejército de Nicaragua, ocupó á San Vicente, y de este 
lugar marchó con la vanguardia leonesa á ocupar á Cojutepe- 
que^ mas Benitez fué en su persecución con una sección de ca- 
zadores, y el 28 del mismo mes alcanzó á Quijano en el lugar 
llamado ^^Las Lomas de Jiboa» y le derrotó completamente. 
Quijano con dificultad llegó A incorporarse al cuartel general. 

Acción del «£spipitu Santo».— £1 general Mo- 
razán se dirigió á Cojutepeque á dar algún descanso á sus tro- 
pas; engrosó su pequeño ejército y volvió á entrar en campafia 
dispuesto á defender palmo á palmo el territorio salvadoreño 
contra los ya reunidos ejércitos de Honduras y de Nicaragua. 
•Después de haber cansado al enemigo con algunas maniobras,^ 
se situó en la hacienda del «Espíritu Santo» con los seiscientos 
hombres de su mando, incluso un escuadrón de ochenta plazas^ 
y en aquel punto fué atacado el 6 de Abril por las fuerzas supe- 
riores de hondurenos y nicaragüenses. En ese dia memorable 
Morazán, secundado por jefes distinguidos como Trinidad Caba- 
nas^ Enrique Bivas y Narciso Benitez, defendió su posición coa 
heroísmo singular y puso en complata derrota al enemigo. Be- 
nitez murió en la refriega; Morazán y Cabanas fueron heridos;: 
muchos enemigos quedaron muertos ó heridos en el campo, y ei 
territorio del Salvador quedó por entonces libre de enemigos. 
Por decreto de 21 de Marzo la Asamblea del Salvador, llena do 
admiración por aquellos triunfos, dio las gracia» más expresivaw^ 
al benemérito general Morazán, y á los jefes y oficiales vence- 
dores en «Las Lomas» y en el «Espíritu Santo» se les concedió 
una medalla de oro con las armas del Estado y con la inscrip- 
ción: Al valor y sufrimiento. 

£1 general Morarán Jefe del £stado del 
Salvador* — Timoteo Menéndez dejó de ejercer las fun- 
ciones de jefe del Estado, y fué llamado á sucederle el con- 
sejero Antonio José Cafias. En esta época intentáronse los me- 
dios pacíficos para i establecer las relaciones de amistad con 



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HISTORIA DEL SALVADOR 263 



Honduras y Nicaragua, y con fecha 6 de Junio ajustóse un con- 
venio en la ciudad de San Vicente con el comisionado del Go- 
bierno de Honduras, por el cual se restablecía la paz y buena 
inteligencia entre una y otra Repúblicas, y estipulaban ambas 
partes que se reuniría una Oonvención en Santa Ana pan» es- 
tablecer sobre nuevas bases la unión de Gen tro- América. A este 
eonvenio adhirióse Nicaragua con fecha 9 de Julio siguiente y la 
.paz parecía enteramente restablecida; pero el S del mismo mes 
el general Morazán había sido declarado popularmente electo 
jefe del Estado por la Asamblea legislativa, y la guerra comen- 
zó de nuevo con Honduras y Nicaragua. 

£ntpada de Carpera á Cruatemala ; fao-» 
Ción de Rascón. — Mientras tanto se habían realizado en 
Guatemala acontecimientos importantes que habían de influir 
en la suerte del Salvador. Poco despules de celebrado con Ca- 
rrera el convenio del «Rinconclto» y por razones de economía, 
había quedado reducida á muy corto número la fuerza del Es- 
tado; en vista de esto, las persoAas que en Guatemala ténian 
interés en el triunfo de Carrera, influyeron en el ánimo de este 
caudillo para pronunciarse contra el Gobierno, acontecimiento 
que se verificó el 24 de Marzo en Mataquescuintla. El jefe del 
Estado, general Carlos Salazar, dispuso levantar tropas y poner 
la capital en estado de defensa, pero á ello se ^opusieron los 
mismos que se entendían secretamente con Carrera^ y este era 
el estado de las cosas cuando el canónigo Larrazabal comisionó 
al presbítero Nicolás Arellano para que llamase á Carrera. Este 
entró por fin á Guatemala el día 13 de Abril de 1839 á la cabeza 
de turbas indisciplinadas^ persiguió al general Salazar, á José 
Francisco Barrundia, á Mariano Gálvez y á otros patriotas^ 
llamó al ejercicio del poder á Mariano Rivera Paz y dio armas 
á Francisco Rascón para ponerlas en manos de los descontentos 
del Salvador y mantener así en alarma á los partidos de Santa 
Ana y de Sonsonate. Rascón, con las tropas que pudo armar, 
acometió contra las tropas que defendían el departamento de 
Sonsonate y fué derrotado el 16 de Julio por el coronel Enrique 
Rivas; hizo una nueva tentativa el 31 de Agosto y fué rechazado 
por el teniente coronel Indalecio Cordero. Estos movimientos se 
efectuaban cuando el Gobierno del Salvador tenía ya celebrado 
un tratado de paz con Guatemala. 

Proyectos constitutivos.— Bajo tales auspicios 
se instaló el 1.® de Agosto en Zacatecoluca la Asamblea Consti- 
tuyente del Salvador, con el fin de emitir una Constitución que 
tuviese por base la independencia absoluta; pero los aconteci- 



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264 HISTORIA DEL SALVADOR 



mientes de la guerra dificultaron sus trabajos y se vio precisada 
á cerrar sus sesiones inmediatamente después^ para abrirlas ea 
San SalvQrdor el 1/ de Diciembre del mismo afio. 

Campafta de Honduras.— Hallándose^ pues, ya 
en estado de guerra el Salvador y Honduras, el general Morazán 
ordenó al general Oabafias, ya restablecido de su herida, inra- 
di r el Estado de Honduras con una división salvadoreña com- 
puesta de trescientos hombres, la que se engrosó con patriotas 
hondurenos. Hizo la primera derrota á los enemigos el 28 de 
Agosto; el 6 de Septiembre siguiente les hizo una segunda de* 
rrota en Cuesta-grande; entró & Tegucigalpa, haciendo huir 
á Olancho á los miembros del Gobierno, y ocho dias después 
marchó á Choluteca, desbaratando la guarnición de ciento cin- 
cuenta hombres que defendían aquella plaza. 

Invaaión del general Ferrepa.— A pesar de 
los triunfos de Cabafias, el general hondureflo Forrera había lo- 
grado sacar recursos de Nicaragua, y habiendo llegado & reunir 
más de mil seiscientos hombres hondurefios y nicaragüenses, 
invadió el Estado del Salvador por el departamento de San Mi- 
guel. Varió después de plan, y dando un largo rodeo, penetró 
por el departamento de Chaíatenango, en donde el espíritu se- 
paratista tenia bastantes adhérentes. Perrera dio á sus tropas 
el título de Ejército pacificador de Centro- América y mandó co- 
municaciones á varias, municipalidades para inclinarlas á su 
causa. 

Fponunelainlento de San Salvador.— Ante 
este nuevo peligro ordenóse la concentración de las pocas tropas 
que obraban en Santa- Ana y Sonsonate bajo las órdenes de los 
coroneles Enrique Rivas y Nicolás Ángulo que defendían el 
territorio contra las agresiones de Rascón. Con los pocos solda- 
dos que Morazán tenía en San Salvador, lugar donde en aquella 
época residía ya el Gobierno del Estado, marchó á Suchitoto 
para observar los movimientos del enemigo; mas al ausentarse 
de la capital el jefe del Estado, estalló un movimiento revolu- 
cionario encabezado por Pedro León Velásquez con fecha 16 de 
Septiembre. Velásquez y los que le aoompafiaban lograron at)0- 
dorarse del cuartel, obligaron á la municipalidad á levantar una 
acta desconociendo la autoridad de Morazán, y habiendo sido 
puesta en prisión de familia de este patriota, mándesele preve- 
nir que dejase el poderoso pena de hacer parecer á los deudos 
suyos que se hallaban en rehenes. Morazán, al tener noticia del 
pronunciamiento de San Salvador y de la amenaza que se le 
hacia, contestó con admirable entereza que primero era la patria 



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HISTORIA DEL SALVADOR 265 



que la familia^ y que su deber era atdbar la pl»za para resta- 
blecer el orden, aua pasajido sobre los cndáveres de los miem- 
bros de su familia. Uniendo á aquellafií palabras la acción, volvió 
sobre San Salvador con la celeridad que exigían las circunstan- 
cias, y ayudado de los patriotas del Calvario, entró á la ciudad 
y puso en fuga á sus enemigos. 

Aeeión de San Pedro Pepulapán.— Mientras 
tanto habia estallado en el mismo mes en el departamento de 
San Vicente un movimiento revolucionario encabezado por Esco- 
lástico Marin. Este caudillo ocupó á San Vicente el 21 de Sep- 
tiembre y púsose en relación con el jefe de las fuerzas de Hon- 
duras. Forrera, aprovechándose de los acontecimientos de San 
Salvador, se dirigió del pueblo del Dulce Nombre á Suchitoto 
y de este lugar movióse sobre Cojutepeque, pernoctando el dia 
24 en San Pedro Perulapán. En este mismo dia el general Mora- 
zán, pudo organizar unos quinientos hombres, inclusos los pocos 
que habia traído el coronel Enrique Rivas, y fué á pernoctar 
á su vez á San Martin, población distante una legua poco más 
ó menos de San Pedro Perulapán. En la madrugada del memo- 
rable dia 25, Morazáp se movió sigilosamente sobre San Pedro 
por el camino de Cojutepeque^ y al amanecer sorprendió á Fo- 
rrera y le derrotó completamente haciéndole muchos muertos 
y prisioneros; el mismo Ferrera, herido, fué llevado por sus sol- 
dados hacia la frontera de Honduras. Este espléndido triunfo 
afianzó la autoridad del general Morazán en el Salvador. 

SI genepal Cabaftas en Tegucigalpa. — 
Por lo que toca al general Cabafias^ que obraba sobre Honduras, 
habiendo repuesto sus bajas, marchó de Choluteca sobre Tega- 
cigalpa; el 13 de Noviembre derrotó una vez más las fuerzas 
hondurenas en el campo de «La Soledad» y pocos dias después 
embistió á Tegucigalpa^ de cuya ciudad se apoderó después de 
una viva resistencia que opuso el enemigo: 

Aeeión del PotpePO«— Cuando esto sucedía, los pro- 
yectos de paz entre el Salvador y Nicaragua habían fracasado, 
organizóse un cuerpo de tropas nicaragüenses con el objeto de 
auxiliar á Honduras, y habiéndole dado el mando de ellas al co- 
ronel Manuel Quij^no, este invadió á Honduras. Al tener noticia 
Óabaftas de este movimiento, se dirigió al encuentro deQuijano, 
y habiendo habido un combate entre salvadoieftos y nicara- 
güenses en el lugar llamado «El Potrero», Quijano quedó duefio 
del campo y Cabafias se replegó al departamento de San Miguel. 
No obstante el estado permanente de guerra en que se hallaba 
el Salvador respecto de Nicaragua y Honduras, el general Mo- 



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266 HISTORIA DEL SALVADOÜ 



razan dispuso ocaparse^especialmente de los asuntos de Guate- 
mala^ y á ese efecto preparó nuevas tropas para invadir el 
territorio de aquel Estado. 

Tembloi* de tidVPa. — El 1.^ de Octubre del mismo 
afio de 1839^ un fuerte temblor de tierra que casi dejó en ruina» 
á San Salvador, obligó al general Morazán á trasladar la resi- 
dencia del Gobierno á Cojutepeque. 

Después de la acción de San Pedro Perulapán, el pais quedó* 
tranquilo y no hubo más que una especie de motin formado por 
los indígenas del volcán de Santa Ana^ motin que estalló el día 
17 de Noviembre; pero habiendo mandado el Gobierno tropa» 
suficientes al lugar del suceso para restablecer el orden, lo&Tvol- 
canefios fueron derrotados en el paraje llamado «Los Calzontes)^ 
y el pais quedó tranquilizado. 

Amenazas de Cappepa.— Desde la entrada de la» 
tropas de Carrera á Guatemala, en Abril de 1889^ la política de 
aquel Estado, dirigida por los hombres que hablan sucumbido 
en 1829, era hostil al Salvador. Guatemala había celebrado un 
tratado de paz con el Gobierno salvadoreño y á pesar de esto se 
fomentaba la facción de Rascón. A cuantas explicaciones pedia 
eí Salvador, se le contestaba con palabras tranquilizadoras. Al 
fin Carrera organizó un ejército de mil trescientos hombrea 

7 vino á principios de Septiembre á situarse cerca de la frontera, 
del Salvador^ excitando á los pueblos de este Estado á ta insu- 
rrección por medio de una proclama, la que Mariano Rivera 
Paz, jefe de Guatemala aparentó ignorar para dar una vez máa 
explicación pacifica á lo que sucedía. Verdadera ó simulada, el 

8 de Septiembre hubo una escaramuza cerca del pueblo de Ates- 
catempa entre u&a escolta, mandada por Carrera en persona,, 
y parte de tropas salvadoreñas que se decía habían salido de 
Santa Ana y cuyo núcleo se hallaba en la hacienda llamada de 
«La Compañía». En ese encuentro Carrera recibió una herida 
leve en el pecho, y este incidente sirvió para acentuar más e) 
estado de hostilidad en que se hallaba Guatemala respecto del 
Salvador. 

ISl £stado de Los Altos.— En la época en que el 
Gobierno federal funcionaba con toda regularidad fué organi- 
zado un nuevo Estadio al cual dióse el nombre de «Los Altos»^ 
y cuya capital fué Quezaltenango. En 1839 ejercía las fun- 
ciones de jefe de aquel Estado el patriota Marcelo Molina; 
la única aspiración de Molina era la felicidad del país cuyos 
destinos le estaban encomendados. Habiendo identidad de inte- 
reses entre los Gobiernos de Los Altos y del Salvador, fácilmente 



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HISTORIA DEL Sdkl.VADOR 267 



pudieron entenderse; el Gobierno del Salvador nombró comisio- 
nado cerca de aquél á Doroteo Vasconcelos y celebróse un tra- 
tado de paz y amistad. Cuando después de la entrada de Carrera 
á Guatemala, en Abril de aquel mismo afio, comenzóse ¿ perse- 
gaír & ciudadanos distinguidos del partido liberal, algunos de 
edtos emigraron á Quezal tenango, en donde fundaron publicacio- 
nes destiHadas^á combatir ai Gobierno conservador inaugurado 
por Rivera Paz, y de aquí tomó origen la animosidad del Gobier- 
no de Guatemala y el designio de destruir la autonomía de 
Los Altos. 

Proyecto de Conveneión. — Mientras tanto, 
y á pesar de la mala inteligencia entre el Salvador y Guatema- 
la, de la falta de acuerdo entré Giratemala y Los Altos^ y del 
estado de hostilidad entre el Salvador y los EstHdos de Hondu- 
ras y de Nicaragua, pensóse por aquellos que más atacaban el 
sistema federal en la formación de una Convención, desiguán- 
dose conüo punto de reunión la ciudad de Santa Rosa en Hondu- 
ras. Guatemala^ Honduras-y Nicaragua ofrecieron mandar sus 
comisionados, el Gobierno de Los Altos se adbirió al pensa- 
miento y aun el Salvador no hizo dificultad en mandar los sUyós, 
poniendo tan sólo la condición de que la Convención'se reuniese 
en la ciudad de Chinandega. Poco después, con fecha 9 de Di- 
ciembre, ofició á Guatemala exponiendo aceptar Santa Rosa 
como punto de reunión de lo¡} comisionados á la Dieta. Aparte 
de que nadie confiaba en la eficacia de esos trabajos, la derrota 
de Cabafias en Honduras y la guerra de Los Altos, impidieron 
la continuación de las negociaciones entabladas con aquel fin. 

Guevpa al £stado de Los Altos.— El Gobier- 
no de Guatemala resolvió al fin hacer la guerra al Estado de 
Los Altos; Carrera organizó una columna de cerca de mil hom- 
bres y se dirigió á Quezaltenango, y á finés de Enero de 1840 
derrotó en Solóla y el «Bejucal» al ejército quezal teco, mandado 
por el fireneral Agustín Guzmán, quedando éste prisionero. En 
esa acción de armas distinguióse por su intrepidez el jefe de la 
caballería, Francisco Malespín, que servía bajo las órdenes de 
Carrera. El 29 de Enero entró Carrera á Quezaltenango y co- 
metió toda clase de desafueros. Inmediatamente después hizo 
celebrar un acta incorporando el territorio de Los Altos al Es- 
tado de Guatemala; regresó con fecha 17 de Febrero y prepa- 
róse para hacer frente á la invasión proyectada por el general 
Mbfázán. 

Ejecución de Joaquín Varaona^-De los des- 
contentos que fraguaron la conspiración de 16 de Septiembre 



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268 HISTORIA DEL SALVADOR 



«A San Salvador^ algunos se habian refugiado en el vecino B»* 
tado de Guatemala. Pedro León Velázquez, cabecilla de aquel 
movimiento, tomó servicio en el ejército de Carrera y asistió á 1» 
campafia de Los Altos. Relativamente á los cabecillas del motfa 
de San Vicente^ el que coincidió con la invasión de Ferrera, Es- 
colástico Marin, pudo^ después de la acción de Perulapán, sal- 
var la frontera é internarse en territorio hondureflo; Joaquín 
Varaona, capitán de las milicias del Estado, t\A capturado en 
Diciembre y , sometido á consejo de guerra , fué sentenciado 
á muerte y ejecutado en San Salvador el 3 de Enero de 1840* 

Invasión del geneipiíl Moipaisán*— Cuando en 
el Salvador se tuvo noticia de haber sucumbido el Estado de 
Los Altos, desde cuya ép'^ca fué más marcada la hostilidad del 
general Carrera contra el Qobierno salvadoreño» el general Mo- 
razan organizó una columna de un poco más de mil hombres, 
llevando bajo sus órdenes á oficiales intrépidos que hablan com- 
partido con él las glorias y la» penalidades de pasados comba- 
tes; depositó el Gobierno del Estado en el consejero Antonio 
J. Cafias é invadió el territorio guatemalteco á principios de 
Marzo siguiente. 

Toma de Guatemala.— El 17 de Marzo llegó Mo- 
raz&n á Fraijanes^ y á las cuatro de la tarde de ese mismo día 
se vieron desfilar las tropas salvadorellas por la cuesta de Pinu- 
la^ las que pernoctaron en la villa de Guadalupe. Mientras tan- 
to, Carrera se habia retirado con sus fuerzas á la hacienda de 
Aceituno y se formaban trincheras para defender la plaza de 
Guatemala. A las tres de la mafiana del dia 18 Morazán atacó la 
plaza de Guatemala, defendida por cerca de ochocientos hom- 
bres, y se apoderó de ella en treinta y seis minutos^ púsose en 
libertad al genera! Agustín Guzmán, exjefe del ejército de Los 
Altos, y se ocuparon las trincheras para esperar el ataque con 
que amenazaba Carrera desde la hacienda de Aceituno. 

Salida de Movaisán papa la Antigua Gua- 
temala. — El mismo dia 18 de Marzo Carrera se aproximó 
á Guatemala con parte de sus fuerzas en disposición de atacar 
la plaza: pero Morazán le salió al encuentro y obligó á aquel 
caudillo & retroceder; los guatemaltecos hacían fuegos de pelo- 
tón y huian al aproximarse los salvadoreños. Por último, cuan- 
do Carrera hubo hecho llegar á su campamento el mayor nú- 
mero de indígenas, avanzó sobre Guatemala con cerca de cuatro 
mil hombres y tomó posiciones alrededor de la ciudad^ siguiéa- 
dose un tiroteo incesante entre sus tropas y los soldados de Mo- 
razán. Cuando éste hubo casi consumido sus municiones y age- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 269 



tado 8U8 recursos, concentró sus tropas 6 la plaza y salió de ella 
con dirección á ia Antigua Guatemala, el 19 de Marzo, en medio 
del tiroteo nutrido de los soldados de Carrera. Este entró á la 
ciudad y fusiló á muchos jefes y oficiales que hablan quedado 
heridos ó que hablan sido hechos prisioneros, sembrando el te- 
rror entre los guatemaltecos adictos al general Morazán. 

Deipjpota de tipopas guatemalteeas en 
Aliuaeliapáli. — £1 general Morazán llegó á la Antigua 
Guatemala el mismo día 19 con un poco más de cuatrocientos 
hombres; en aquella población fué recibido con las deúiostra- 
ciones del mayor entusiasmo; pero no habiendo tenido armas 
que poaer en manos de los que deseaban formar parte de sus 
filas, salió de la Antigua cuatro horas después y, dando un ro- 
deo, llegó á inmediaciones de Ahuachapán á las cinco de la 
tarde del dia 24: en la llanura situada al Oeste de aquella po- 
blación derrotó una división de tropas guatemaltecas mandadas 
por Manuel Figueroa, comandante de Jutiapa; tres dias después 
llegó á San Salvador, habiendo sucumbido en la plaza de Gua- 
temala militares distinguidos como los coroneles Miguel Sánchez, 
Esteban Clero, José Antonio Arias, Ignacio Pérez y Eugenio 
Mariscal. 

Abandono del terrltopio eentPo^ameM-^ 
eano pop el general Morazán. — El movimiento 
de las fuerzas de Morazán sobre Guatemala dio oportunidad 
á Escolástico Marín para volver al territorio salvadoreño y le- 
vantar una, facción, que fué derrocada el 27 de Marzo por el 
coronel Indalecio Cordero en Jiboa. Finalmente, no pudiendo 
Morazán hacer triunfar su idea de reforma pacifica del pacto 
federal, ni resistir á los elemeptos dei partido separatista, em- 
barcóse á principios de Abril del mismo año en el puerto de La 
Libertad con destino á las Repúblicas del Snr, acompañado de 
Diego Vigil, José Maria Silva, Máximo Orellana, Miguel Alva- 
rez, Agustín Guzmán, Dr. Pedro Molina y de muchos otros par- 
tidarios. Con la salida del general Morazán desapareció la úni- 
ca causa que se oponía á la completa desmembración de los 
Estados y á la ruina completa y definitiva de la República 
federal. 

El general Cascaras ocupó á Santa Ana á principios de Abril 
con la vanguardia del ejército guatemalteco, y Nicaragua 
y Honduras amagaban con una nueva invasión sobre el Salva- 
dor. La plaza de San Salvador quedó sin autoridades. Rafael 
F. Osejo, en el mismo dia de la salida de Morazán^ apareció 
como jete político de San Salvador, cuya primera disposición^ 



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270 HISTORIA DEL SALVADOR 



4e acuerdo con la Municipalidad^ fué llamar al consejero Anto- 
Qio Caflas para que se hiciese cargo del Poder. 

SJeeueiones en Lros Altos.— Cuando Morazán 
invadió á Guatemala^ • la Municipalidad y vecindario de Los 
Altos celebraron una acta declarando la independencia de aquel 
Estado; mas después de haber sido obligado Morazán á evacuar 
el territorio guatemalteco, Carrera se lanzó sobre Los Altos, 
y aunque desde aquella época se decía el protector de la religión 
y el defensor de la libertad de los pueblos, fusiló á los miembros 
de la Municipalidad, á Roberto Molina y á otros patriotas dis- 
tinguidos, hasta ahogar en sangre el deseo de aquel Estado de 
ser autónomo é independiente. 



CAPÍTULO XII 

Tentativas de peorganización centro-amerioana 

Llegada de Carrera á San Salvador.— Convenio con Guatemala.— Salida 
de Carrera. —asamblea Constituyente.— Deposición del jefe Gañas.— 
Asonada de Santiago Nonualco.— Jefatura de Juan Lindo.— Funda- 
ción de la Universidad y Colegio. — üfaniflesto de Morazán. — Malestar 
interior.— Expulsión de algunos senadores y diputados— Dificultades 
con Gaatemala. ^Conducta de los militares Espmosa y Rascón.— En- 
cuentros con partidas revolucionarias.— Asonada de San Salvador; 
conducta del general Malespín.— Elección de Juan J. Guzmán.— En- 
cuentro de armas del «Salitre». — Amnistía y premios.— Llegada del 
general Morazán á La Unión —Los patriotas del Calvario. — Movi- 
mientos del general Malespín.— Partida de Morazán á Costa Rica.— 
Nuevo encuentro con, las tropas de Cardona.— Primeras medidas del 
presidente Guzmán.— Reclamaciones inglesas.- Llegada de Morazán 
á Costa Rica.— Caída de Carrillo.— Confederación centro-americana. 
Ciflas encargado del Ejecutivo nacional.— Delegados de Guatemala. 
Bijptura de relaciones entre el Salvador y Costa Rica.- Pacto defi- 
nitivo de Cv)nfederación.— Convenio secreto con Guatemala.— Insu- 
rrección de San Joj^é de Costa Rica. — Muerte del general Morazán. — 
Elecciones en San Salvador. — Tratado de alianza.— Honores al ge- 
neral Antonio Pinto. 

Llegada de Carrera á San Salvador.— 

Luego que el general Carrera pacificó por medio del terror el 
antes Estado de Los Altos, dispuso marchar sobre San Salva- 
dor. Carrera y Joaquín Duran fueron acreditados con el car&c~ 
ter de comisionados de Gruatemala cerca del Gobierno del Sal- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 271 



vador, á cuyo frente se hallaba Antonio J. Cafias. Los comisio- 
nados de Guatemala entraron á San Salvador el dia 10 de Mayo 
seguidos de una columna de doscientos hombres y fueron reci- 
bidoí} cual correspondía á los representantes de un Estado que, 
después del desaparecimiento del general Morazán, debía consi- 
derarse oomo amigo. 

Por esa época el país se hallaba pacifico; no había más que 
una que otra partida perteneciente á las tropas del general Mo- 
razán que causaba algún desorden y mantenía en alarma á los 
pueblos fronterizos. 

Convenio eon Guatemala. — Para tratar con 
los comisionados de Guatemala fueron nombrados de parte del 
Oobierno del Salvador Manuel Barberena y Juan Lacayo, y la 
primera exigencia del comisionado Carrera fué pedir diez mil 
pesos para el pago de la tropa guatemalteca, á la que hubo que 
acceder» y no habiendo dinero en caja el Gobierno levantó un 
empréstito, que se distribuyó entre San Salvador, Chalatenan- 
go, Suchitoto, Zaeatecoluca, San Vicente y Sensuntepeque. Con 
fecha 18 de Mayo celebróse un convenio entre los comisionados 
del Salvador y Guatemala, en el cual el Gobierno salvadoreño 
se comprometió, entre otras cosas, á no ocupar en los destinóeí 
públicos ¿ los que hubiesen estado al servicio del Gobierno del 
general Morazán^ ¿ entregar y poner á disposición de los comi- 
sionados guatemaltecos, para ser remitidas á Guatemala, las 
personas comprendidas en una lista que aquéllos presentarían^ 
y á entregar seiscientos fusiles ó su valor; tal convenio no pudo 
ser más depresivo para el Salvador. Inmediatamente después 
los comisionados de Guatemala, de entera conformidad á lo es- 
tipuladOi presentaron una extensa lista de personas que debían 
marchar al vecino Estado, entre las que figuraban José Antonio 
González, José Antonio Jiménez, el presbítero Manuel Serrano, 
Doroteo Vasconcelos, Francisco Padilla, Juan M. Rodiíguez, 
Nicolás Ángulo, José María San Martín é Ignacio Gómez. Si no 
se cumplió el convenio en ese punto fué por la ocultación ó fuga 
de las personas comprendidas en la lista. 

Salida de Cappepa. — Cuando el público llegó á te- 
ner noticia del convenio hubo general indignación; hubo ade- 
más reuniones en el barrio del Calvario con el objeto de echarse 
sobre las tropas guatemaltecas, y esta actitud amenazante de 
la población, decidió á Carrera y á Duran á regresar pronto 
á Guatemali^, saliendo el dia 15 de Mayo de San Salvador por 
la vía de Sonsonate. Con los comisionados de Guatemala había 
venido al Salvador el jefe de caballería Francisco Malespín^ 



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272 HISTORIA DEL SALVADOR 



quien por una nueva ei^igencia de Carrera quedó en el Salva- 
dor en calidad de Comandante general de las armas. 

Asamblea Constituyente.— La Asamblea cons- 
tituyente habia suspendido, por razón de la guerra, sus trabajos 
en 1839. Con fecha 24 de Abril del aflo siguiente, se dictó un 
nuevo decreto de convocatoria y el 23 de Junio siguiente el 
Congreso abrió sus sesiones bajo la presidencia de Manuel 
Aguilar. 

El 14 de Septiembre se mandó por medio de un decreto 
cobrar un veinte por ciento por la introducción de mercaderías 
extranjeras por las fronteras de Guatemala y de Honduras. Es- 
te decreto fué objeto de las censuras del Gobierno de Guatema- 
la y aun pretendió éste sin resultado alguno que se derogase. 

Deposlelón del Jefe Caftas« -- La Asamblea 
constituyente habia comenzado á funcionar con regularidad 
cuando el 20 de Septiembre hubo un motin de cuartel con el 
objeto de deponer á Antonio José Cafías del Gobierno del Justa- 
do. Cafias, no queriendo servir de pretexto al desorden, resignó 
el mando en Norberto Ramírez, designado con tal fin por la 
Asamblea constituyente. 

Asonada de Santiago Nonualeo.— El 10 de Di- 
ciembre estalló una asonada en Santiago Nonualco, la que el Go* 
bierno pudo reprimir oportunamente. Después de las últimas 
guerras habían quedado muchas armas dispersas y esto origi- 
naba, sino movimientos aislados, motivos de alarma para el 
poder público. 

Jefatura de Juan Lrlndo.— La Asamblea consti- 
tuyente, después de algún tiempo de descanso, emprendió nue- 
vamente sus trabajos el 4 de Enero de 1841. Ante este cuerpo 
presentaron sus renuncias Antonio José Cafias y Norberto Ra> 
mírez, el primero de jefe provisorio del Estado y el segundo de 
suplente; renuncias que fueron admitidas^ nombrándose jefe 
del Salvador al licenciado Juan Lindo. El 22 de Febrero si- 
guiente emitió aquel alto cuerpo la Constitución política de la 
República. 

Fundaelón de la Universidad y Colegio» 
— Los actos más importantes de la Asamblea constituyente fue- 
ron: el decreto de 1.^ de Febrero reasumiendo la soberanía del 
pais al que se daria la denominación de República dd Salvador 
sin perjuicio de quedar en disposición de formar nuevamente 
el pacto federativo; y el importante decreto de 16 del mismo 
mes estableciendo la Universidad y el Colegio. Aquel estableci- 
miento tenia por objeto proporcionar gratuitamente la ensefian- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 273 



za á los JóTenes que se dedicasen i la carrera de las letras, y el 
Colegio garantizar bajo un régimen camún la educaci^in moral 
de la juventud. La liiiciatiTa para llevar á cabo tan útiles es* 
tablecimientos fué hecha por Antonio José Cañas y el Presbíte- 
ro Narciso Monterey; ambos institutos quedaron definitivamen- 
te establecidos el 16 de Octubre^ se celebró una función de 
gracias, los miembros del claustro prestaron juramento, y si- 
guiendo las ideas dominantes de la época, se designó la Concep- 
ción de María para patrona de la Universidad y Colegio; el 
Vicario Ignacio Zaldafia pronunció un discurso en el templo, 
otro fué pronunciado en el edificio de la Universidad por el 
Dr. Eugenio Aguilar, y la población se exhibió con el aparato 
de cortinas é iluminación, propio para celebrar un fausto acon- 
tecimiento. 

Manifiesto de Mopazán.— Mientras tanto el ge- 
neral Moruzán permaneció algún tiempo en territorio de los 
Estados Unidos de Colombia, y de David lanzó á Centro-Amé- 
rica un importante manifiesto haciendo la historia del partido 
& cuya influencia habia él sucumbido. Tal manifiesto es un enér- 
gico apostrofe á los enemigos del partido liberal y termina con 
estas palabras: «...Y si, como esperamos, la justicia decide en 
nuestro favor,' si los pueblos patriotas de que se componen los 
Estados de Nicaragua, Honduras, el Salvador, Los-Altos y par- 
te de Guatemala, han descubierto ya vuestras pérfidas miras, 
preparaos, no sólo á abandonar la República, sino á andar 
errantes como los hijos de Judea^ tras la patria de los tiranos^ 
que buscaréis en vano. Si, en vano, porque la libertad que ha- 
béis combatido tantas veces, derramando la sangre de sus me- 
jores defensores^ ha recobrado el imperio del orbe que por un 
don del cielo, ejercía en los primeros tiempos. Los pueblos de 
ambos mundos profesan ya su culto, los Gobiernos del nuevo 
son obra suya, y los del antiguo caen y se precipitan á su voz 
para no reaparecer más sobre la tierra.» 

Malestap inteviOP. — Con la salida del general Mo* 
razan del territorio centro-americano^ el orden no pudo resta- 
blecerse. En el Salvador notábanse indicios de próximos tras- 
tornos y el Gobierno llegó hasta proceder contra extranjeros 
domiciliados, como sucedió en Octubre de aquel mi^mo afio 
con Mr. Victor Decoville, á quien se redujo á detención por impu- 
társele estar en relaciones secretas con el general Morazán. 
Ese mismo cargo hizo en aquella misma época el Gobierno de 
Guatemala á Mr. Augusto Mahelin, que desempeñaba el Consu- 
lado general de Francia en Centro-América. 

18 



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274 HISTORIA DEL SALVADOR 



Bxpulsión de algunos Senadores y ]>i« 
putados. — A fines de Octubre hubo movimientos revolucio- 
narios en San Salvador y en San Miguel con el objeto de pro- 
clamar jefe del Estado ai general Nicolás Espinosa y procurar 
el regreso del general Morazán para reorganizar la República 
de Centro- América. El cabecilla del movimiento seria el coro— 
nel Nicolás Ángulo^ que habla tomado á su servicio la goleta 
^Asunción Granadina» para trasladar oficiales, armamento 
y demás útiles de guerra. Decíase que Morazán aparecería por 
Los- Altos, y que en Nicaragua habría movimientos revoluciona- 
rios en el mismo sentido que los del Salvador. Habiendo llegado 
á conocimiento del Gobierno que en ese plan se hallaban impli- 
cados algunos miembros de la Legislatura, reunida á la sazón ^ 
Lindo ordenó á la fuerza armada con fecha 6 de Noviembre^, 
que arrojase de la Asamblea á los senadores Gregorio Pinto, 
Sixto Pineda y el licenciado Miguel Montoya, y á los diputados 
J. Santiago Milla, Lucas Resuleu, Higinio Pinto y Francisco 
Zaldafia. Los representantes fueron reducidos á prisión y con- 
ducidos al territorio guatemalteco con destino á Méjico. 

Difieultades eon Guatemala.— Los expulsos 
salvadoreños, al llegar á Guatemala, solicitaron permiso de 
aquel Gobierno para permanecer en el territorio de aquel Esta- 
do, á cuyo permiso se accedió con tal de que no obrasen directa 
ni indirectamente contra el Gobierno del Salvador^ ni diesen 
paso alguno que pudiese alterar las relaciones entre ambos 
listados. 

No satisfecho Lindo con aquella conducta, hizo hablar 
á la prensa en términos fuertes, de donde dimanó una polémica 
periodística; y el mismo Carrera á quien los expulsos debieron 
una protección decidida, dirigió al Presidente del Salvador una 
carta amenazante, quejándose de los excesos de la prensa del 
Salvador. 

Condueta de los militares Bapinosai 
y Raseón* — El general Espinosa era uno de los que hablan 
hecho tenaz oposición al general Morazán^ y aun desempeñó un 
puesto de importancia en el ejército hondureno que fué derro— 
tado en San Pedro Perulapán. En 1841, apareció afiliado al par- 
tido de la reorganización nacional, y habiendo tenido conexio- 
nes con el partido que combatía á Lindo, fué expulsado del 
país. Lo mismo sucedió á Francisco Ignacio Rascón^ que en 1839 
apareció como faccioso protegido por el Gobierno de Guatema- 
la, y el 14 de Diciembre de 1841, convertido en nacionalista, 
levantó una facción en el departamento de Sonsonate. Asi es 



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HISTORIA DEL SALVADOR 276 

que al comenzar el afto de 1842, la guerra civil habia estallado 
en el Salvador en toda su fuerza. 

Condueta de los ipepresentantes expul» 

sos.— La mala inteligencia originada entre Guatemala y el 
Salvador por la acogida que dio aquel Estado á los expulsos 
salvadorefios^ dio & éstos .oportunidad para situarse en la fron- 
tera, organizarse bajo la presidencia de Miguel Moncoya y po- 
ner en juego todos los medios de que pudieron disponer para 
derrocar el gobierno de Lindo. La Junta de representantes reu- 
nida en Ahuacbapán, nombró ejecutor de sus disposiciones 
i Manuel Cardona^ que se hallaba á la cabeza de una pnrtida. 
Poca después la Municipalidad de Tejutla celebró una acta de 
pronunciamiento contra el Gobierno. 

Sncuentros con partidas vevoluoiona-ir 
pías. — En vista dé lo sucedido, el comandante general Fran- 
cisco Malespin, autorizado por el Supremo Gobierno^ comisionó 
al licenciado Francisco Duefías y al coronel Ignacio Malespin 
para ir á hacer proposiciones de paz á Cardona; pero no ha- 
biendo querido entrar éste por transacción alguna, el Gobierno 
se preparó para defenderse, y los revolucionarios fueron cada 
día en mayor número. El 11 de Enero salió de San Salvador 
Oalixto Malespin con una partida de tropa á perseguir á Rascón, 
y el día 26 del mismo mes marchó el coronel Felipe Bertis con 
dirección á Suchltoto, mandando una fuerza de 120 hombres 
y 16 dragones^ con el propósito de deshacer la facción de Car- 
dona. Francisco Herradora^ que había salido en una comisión, 
dispersó en la hacienda de Amayo, mandando una escolta de 
13 hombres, á una partida de insurrectos, haciendo prisionero 
á Martin Machón^ pero en la tarde del 24 fué atacado por una 
partida de cuarenta hombres de á caballo que le hicieron dos 
heridos y le tomaron ocho prisioneros, incluso el oficial Diego 
Ríos. Otra partida de insurrectos derrotó en el mismo mes á una 
escolta del Gobierno por el camino que conduce ¿ Esquipulas, 
cerca de la hacienda de TiVapa. 

Asonada en San Sal vadoi*.— Conducta 
del general Malespin.— En San Salvador reinaba 
también un espíritu marcado de oposición, y con fecha 29 de 
Enero, cuando se juzgó diminuta la guarnición que defendía 
los cuarteles, hubo inusitado movimiento en los barrios; reunié- 
ronse cerca de cien hombres y durante la noche atacaron el 
cuartel de Santo Domingo. El general Malespin^ al saber lo ocu- 
rrido, pudo llegar con unos cuantos soldados al cuartel llamado 
Pabellón, situado, calle de por medio, al Este del interior, é hi- 



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276 HISTORIA DEL SALVADOR 



zo faego fiobre los asaltantes hasta que éstos hayeron en todas 
direcciones. Unas cuantas escoltas salieron en su persecución^ 
y aunque capturaron á algunos, fueron puestos en libertad de 
orden de Malespln. Creóse inmediatamente después un fiscal de 
infidencia para juzgar no sólo á los autores y cómplices de la 
asonada del 29 de Enero, sino también á los que hadan armas 
contra el Gobierno. Tal era la desopinión en que estaba el Pre- 
sidente LindOy que en los catorce distintos procesos seguidos 
por el fiscal, aparecieron complicadas muchas personas distin- 
guidas de- den tro y fuera de la capital del fistado. Guillermo 
Quintanilla, antiguo oficial del general Morazán, apareció como 
el promotor del asalto del 29 de Enero. 

La asonada de San Salvador dio motivo al general Males- 
quín para excitar al Presidente Lindo á trasladar de San Vi- 
cente á San Salvador la residencia del Gobierno. 

Sleceión de Juan José GujBiiiáni»— Todos 
esos acontecimientos que revelaban la oposición que se hacia 
á su Gobierno, determinaron á Juan Lindo á dejar cunnto antes 
el Poder. El 27 de Enero se habia instalado en San Vicente la 
legislatura ordinaria del Estado^ y el 1.^ del mes siguiente de- 
claró constitucionalmente electo presidente del Estado á Anto- 
nio J. Cafias, y designados para sustituirle, por su orden, al 
licenciado Juan José Guzmán^ á José María Cornejo y á José 
Mariano Campo Pomar. Cafias renunció la presidencia del Esta- 
do en ese mismo día é insistió pof que su renuncia le fuese ad- 
mitida; tal solicitud fué, pues, tomada en consideración por la 
Asamblea, y por decreto, que también lleva la fecha de 1.^ de 
Febrero, se accedió á ella y llamóse al ejercicio del Poder al 
licenciado Juan. José Guzmán. Podía Lindo haber permanecido 
en el mando hasta hacer el depósito de él en la persona llamada 
por la ley; pero aquel funcionario expuso no continuar un dia 
más ejerciendo la presidencia, y no residiendo en aquel lugar el 
licenciado Guzmán ni la persona que debía sustituirle, llamóse 
al Poder al senador brigadier Escolástico Marín. 

Sneuentpo de apiñas de ^^El Salltipe^^— 
Mas la revolución no se hacia para derrocar á Juan Lindo, aino 
para hacer triunfar la causa centro-ame ricana. La guerra civil 
siguió, pues, Hu curso; el 19 de Febrero las fuerzas de los coro- 
neles Felipe Bertis y Ciríaco Choto batieron en el lugar llama- 
do «El Salitre», en el departamento de Chalatenango, á las 
mandadas por Cardona, haciéndole siete prisioneros. 

Amiilstia y premios.— El Gobierno trató de bus- 
car la conciliación para el restablecimiento de la paz. El 18 de 



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HISTORIA DEL SALVADOR 277 



Febrero concedióle una amniatía en favor de los que hablan te» 
mado parte en la asonada de Enero en San Salvador; y desean^- 
do, por otra parte, estimular á los militares que sostenían el 
orden legal, el Poder Ejecutivo acordó premiar con cinco pesos 
A cada soldado y con un ascenso k loa jefes, oficiala y clases 
qae hablan defendido el cuartel en la asonada de 29 de Enero. 

Llegada del general M opazán A La Unión* 
Este era el estado de las cosas cuando el general Morazán, 
habiendo adquirido recursos pecuniarios y elementos de guerra 
en la América del Sur, llegó al puerto de la Unión el 14 de Fe^ 
brero á bordo del bergantín Cruzador; sorprendió al comandante 
del puerto é inmediatamente después dirigió nn oficio al presi-* 
dente del Estado manifestando que, próximo á embarcarse para 
la República de Ghile^ habia llegado á su noticia la ocupación 
militar de San Juan del Norte, en Nicaragua, en nombre del 
rey de los Mosquitos» protegido poi^ los ingleses, y la proclama 
del director de Nicaragua haciendo nn llamamiento á los cen- 
tro americanos para defender la pa^ia común, que no habia 
vacilado en venir en unión de sus eompafteros á ofrecer sns ser* 
▼icios, y, ai afecto, ponía á disposición del G-obierno del Salva- 
dor un buque armado en guerra. No se ocultaban á Morazán las 
pñveneiones que aun habia contra el mal planteado Qobierno 
federal, y aun llevando en mira la reconstrucción de la patria, 
quiso dar nn pretexto noble ¿ su regreso á Centro*América. 
Antonio José Cafias^ que funcionaba como ministro, contestóle 
qne el Gobierno del Salvador no podia aceptar sus ofrecimien-* 
tos sin acordarse previamente sobre este punto con los Gobier- 
nos de los demás Estados. 

El día 19 de Febrero Morazán llegó á San Miguel acompa- 
fiado de treinta y dos hombres entre jefes y oficiales; la fuerza 
existente eñ la cabecera departamental no pudo resistirle por* 
que el paeblo simpatizaba con aquel caudillo y con su gloriosa 
j atrevida empresa, y ai tenerse noticia de la llegada del héroe 
A aquella ciadad afluyeron á presentársele multitud de patrio- 
tas, no sólo de San Miguel, sino de diversos puntos de la RepA* 
blica, especialmente los militares que hablan servido bajo sus 
ordenes. Sólo de la población de Cojutepeque salieron más de 
tr^nta hombres con dirección á iSan Miguel. 

léOm patriotas del Calvario.— Por los alrede- 
dores de SaxL Salvador se hallaban también más de noventa pa- 
triotas ealvarefiOB que esquivaban la persecución que les haeian 
las tropas del Gobierno. Estos patricias estaban acaudillados 
por el coronel Esteban Pardo, y en la dificultad de marchar 



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278 HISTORIA DEL SALVADOR 

á San Miguel al encuentro del general Morazán, esperaban la 
oportunidad de que eete caudillo se aproximase á la costa inme* 
diata á La Libertad ó & Acajutla para incorporarse á éL La 
República se hallaba, pues, en gran conmoción, y todos, según 
sus propias. impresiones, esperaban con interés el desenlace del 
drama comenzado con el arribo del general Morazán á las agua» 
de Centro- América. 

Movimientos del geneipal Malespin.- 
Mientras tanto el general Malespin, que continuaba como co* 
mandante general de las armas del Estado, organizó en San 
Salvador unos cuantos batallones con la celeridad que las cir- 
cunstancias exigian y con esas tropas marchó sobre San Miguel. 
Este rápido movimiento obligó al general Morazán á desocupar 
el 26 del mismo mes de Febrero la plaza de San Miguel y regre- 
sar á La UniÓD. £1 26 entró Malespin á aquella ciudad, man* 
dando una fuerza de setecientos hombres, y á pesar de la benevo- 
lencia que animaba al Gobierno en aquella época de constante» 
trastornos, ordenó, mediante Consejo de guerra^ la ejecucióo 
del alcalde de San Miguel, ciudadano Manuel Bahamonde^ 
y continuó su marcha sobre La Unión» á cuya ciudad entró el 
dia 28. Horas antes se habia embarcado el general Morazán con 
dirección al puerto de Acajutla, mandando los buques Asundén 
Granadina^ Josefa y Isabel II, El Cruzador , ya mencionado^ y el 
Cosmopolita. Pocos dias después llegó á Acajutla. Con fecha 9 de 
Marzo dirigió desde ese puerto un segundo oficio al presidente 
del Estado, insistiendo en que se le diese una contestación cate- 
górica sobre si se aceptaban ó no los servicios ofrecidos, ó el 
envío de un comisionado para entenderse con él. £1 general 
Morazán agregó un motivo más en apoyo de su intención, y fué 
la amenaza de una próxima invasión «de parte del general Ca- 
rrera al territorio del Salvador. 

Cuando Malespin supo en La Unión haberse embarcado 
Morazán con destino á Acajutla, dio un ligero descanso á su 
tropa y regresó á San Salvador para hacer frente á Morazán si 
éste se internaba al Estado. 

Paptida de Morazán ét Costa Rica. — Cinco 
ó seis dias permaneció el general Morazán en Acajutla. De este 
puerto hizo levantar anclas y aproximóse al fondeadero de Mi- 
sata, situado entre los puertos de La Libertad y Acajutla, y en 
aquel lugar recibió á bordo de sus buques á los Calvareflos^ 
acaudillados por Pardo. De Mísata hizo rumbo nuevamente al 
puerto de La Unión, á donde llegó el 21 de Marzo, y habiendo 
logrado reunir cerca de quinientos de sus partidarios, los que 



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HISTORIA DEL SALVADOR 279 



faei'oD organizados en la isla de «Martin Pérez*, se hizo á la 
Tela ¿ principios de Abril con dirección á las costas de la Repú- 
blica de Costa Rica. 

Nuevo eneuentpo eon las toopas de Car- 
dona* — Mientras se verificaban los anteriores acontecimien- 
tos, el país era presa de la guerra civil, y los opositores, arma- 
dos^ diseminados en diferentes pantos del territorio, mantenían 
á la República en constante alarma; convenia al Gobierno ata- 
car preferentemente la facción de Cardona, y al fin pudieron 
las fuerzas del Gobierno causar á aquel cabecilla una derrota el 
dia 8 de Marzo en la población de Quezaltepeque. Con esta de* 
rrota no quedó anonadado el espíritu revolucionario. Por el 
contrario, ocho ó diez representantes oposicionistas, entre quie- 
nes se contaban los expulsos de la época de Lindo, se reunieron 
en Esquipulas el mes siguiente, y se propusieron restablecer el 
orden constitucional, nombrando al senador Pinto para el ejer- 
cicic^ d^l Poder Ejecutivo, y suplente al licenciado Miguel Mon-^ 
toya, 

Pplmepas medidas del presidente Guz-^ 
man* — En el mes de Abril fué trasladada á San Salvador la 
residencia del Gobierno y el 14 del mismo mes se hizo cargo de 
la presidencia Juan José Guzmán. Las primeras medidas fueron 
expulsar á emigrados hondurenos afectos á la causa del general 
Morazán, hacer unas confiscaciones en San Miguel y declarar 
enemigos á los buques mercantes que se hablan unido á la ex- 
pedición del general Morazán. Por aquel tiempo, Nicaragua^ 
Honduras y el Salvador se ligaron para combatir los proyectos 
unionistas de aquel caudillo, y con este propósito la primera de 
aquellas Repúblicas lanzó la idea de encargar al comandante 
de la corbeta inglesa Champion la persecución de la escuadrilla 
de Morazán. Adoptando la idea, el Gobierno del Salvador co- 
misionó á Joaquín Duran para que con tal fin se entendiese con 
el cónsul inglés Guillermo Hall, residente en Guatemala. Duran 
comunicó al Salvador la negativa del cónsul sobre autorizar al 
Champion para prestar aquel servicio. En vista de esto, el Go- 
bierno quiso comprar los buques Barca Americana y Elisa, sur- 
tos en el Realejo, pero por lo excesivo del precio exigido desistió 
de tal propósito, y como primer auxilio, remitió doscientos fusi- 
les al Gobierno de Nicaragua. 

Reclamaelones -inglesas.— Tales dificultades se 
complicaron con motivo de las reclamaciones entabladas por el 
cónsul británico sobre indemnización de perjuicios sufridos por 
la captura del bergantín Intrépido, en 1829, en aguas del Reale- 



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280 HISTORIA DEL SALVADOR 



jo^ y sobre pago de la parte qae correspondía al Salvador ea 
favor de los seftores J* F. Booth y Compafifa. A estas redama- 
ciones había precedido algunos días la intentada por el coman- 
dante del buque de guerra inglés Champi&n sobre peijuicios su- 
fridos por algunos subditos británicos á quienes en la época é^ 
Gobierno federal se babia exigido un empréstito. 

Ulegada de Moraxán á Costa Rioa«— Mien- 
tras tanto, el General Morazán llegó el 6 de Abril al puerto 
costaricense de Calderas y desembarcó, en unión de sus compa- 
fieros de armas, sin dificultad alguna. Ekitre ellos se hallaban 
los generales Agustín Q-uzmán, Trinidad Cabafias, Enrique Bi- 
vas, Indalecio Cordero, Juan Miguel Saravia é Isidoro Saget. 
Cuando Braulio Carrillo, Jefe de jCosta ^ica, tuvo noticia de 
aquel acontecimiento, organizó una división de setecientos hom- 
bres y los puso bajo las órdenes del general Vicente Villaseftor 
para expedicionar contra Morazán. La opinión de la tro^ 
costaricense era en favor del caudillo centro- americano, y la 
imposibilidad de acometer con gente dispuesta en favor del' 
enemigo, decidió 4 Viliasefior á tratar con Morazán, celebrán- 
dose el 11 de Abril el convenio del «Jocote» sobre unióa de 
ambos ejércitos. 

No habiendo ya obstáculo alguno, unidas las tropas de Vi- 
llaseftor á las que mandaba Morazán, éste se encaminó al inte- 
rior y dos días después entró á San José, capital del Estado. 
Morazán, según la expresión de Molina, fué acogido con entii- 
eiasmo universal; derrocó á Carrillo, tan impopular por su con- 
ducta arbitraria, y se hizo cargo del poder supremo de aquel 
Estado. 

Oonfederaeión eeiitPO-aineiPieana«-*A peear 
de los elementos que contribuyeron á destruir la Federación 
centro-americana, pensóse por algunos sustituir aquella forma 
de gobierno por una Confederación. Diéronse al efecto los pases 
necesarios, y al fin instalóse el 11 de Abril, en la ciudad nicara- 
güense de Chinandega una Convención nacional formada per 
los representantes de los Estados del Salvador, Honduras y Ni- 
caragua. Esta Convención acordó, mientras se establecían las 
bases de la Confederación, constituir un Gobierno nacional pro- 
visorio ejercido por un supremo delegado, cuyas atribuciones 
quedaron fijadas en la misma acta de su creación* Los comisio- 
nados de parte del Salvador fueron el licenciado Manuel Barbe- 
rena y Manuel Aguilar, mas habiendo éste manifestado afeccio- 
nes por la causa del general Morcan, el Gobierno le sustituyó 
el 28 de Abril por el licenciado Matias Cornejo. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 281 



Calkas encargado del X^eeutivo Naeio- 
nal; delegados de Guatenaiala«— Kl 3 de Mayo ai- 
j(uiente U Convención nacional designó k Antonio J. Cañas para 
ejercer el Poder Ejecutivo provisional. £1 Gtebierno de Guale- 
Qo^la, aunque poco afecto á la Confederación, nombró el 11 de 
Mayo delegados á la Convención de Chinandega á los licencia- 
dos José Antonio Asmitia^ Mariano Rodríguez, Andrés Andreu^ 
Manuel Arrevillaga y presbítero doctor Basilio Zecefla. 

Ruptura de relaciones entre el Salva^ 
^or y Costa Rica* — El Gobierno inaugurado por el gene- 
ral Morazán en Costa Rica, no fué reconocido por las demás 
secciones del Centro^ y por el contrario éstas cortaron toda 
clase de relaciones con el pueblo costaricense. Por lo que rea* 
procta al Salvador, esta medida fué adoptada por decreto de 8 de 
JuniOi á la cual siguióse una disposición déla Comandancia 
general, mandando levantar en la República un empréstito de 
ochenta mil pesos para subvenir á his evMitualidades de la 
guerra. 

Los movimientos revolucionarios no cesaban, y poco 
después de haber salido de La Unión el general Morazán con 
dirección á Costa Rica, las poblaciones de Jucnapa y Chalate- 
nango se pronunciaron en su favor. 

Paoto definitivo de Conf ederaelón* — El 
27 de Julio la Convención de Chinandega emitió el pacto de 
Confederación entre el Salvador, Honduras y Nicaragua* Eln ese 
pacto se dispuso que el poder ejecutivo seria ejercido por un 
supremo delegado con un Consejo consultivo compuesto de un 
individuo por cada Estado. El poder judicial residiriaen un tri- 
bunal de individuos electos también por las Legislaturas. Igual- 
mente se dispuso que para la organización del Poder ejecutivo 
y del Consejo se reunirían los Delegados en la ciudad de San 
Vicente y organizarían una Junta para elegir el miembro que 
debiese presidirla. £1 Salvador y Nicaragua aceptaron desde 
laego el pacto, el Gobierno de Honduras lo hizo mal de su grado 
y el de Guatemala hizole un sinnúmero de observaciones oon 
el propósito de desvirtuar sus efectos. 

Congenio seereto eon Guatemala*— Si Gua^ 
tenáala caminaba en aquella época en desacuerdo con el Salva- 
dor aobre proyectos de confederación^ estaba unido para combatir 
al general Morazán. Consecu^ites ambos Gobiernos en ese pro* 
pósito, celebraron el 18 de Agosto» por medio de sus respectivos 
comisionados Basilio Zeoefia y Juan Lindo, un convenio secreto, 
fechado en San Salvador, en el cual ambos Gobiernos se compro- 



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282 HISTORIA DEL SALVADOR 



metían á auxiliarse de uDa manera eficaz en el caso de una in- 
vasión con que amenazaba el general Mo razan. 

Insuppeooión en San José de Costa Rloa» 
Muerte de Mopaxán. — Este era el estado de las cosas 
cuando el general Morazán fué atacado á mediados de Septiem- 
bre, en San José de Costa Rica, por el pueblo armado de la 
capital y de algunos pueblos circunvecinos, y habiendo resistido 
aquel caudillo por tres dias los constantes embates de las turbas, 
salió en unión de algunos jefes y oficiales con dirección á Carta- 
go, en donde fué vendido por un oficial, y reducido á prisión fué 
conducido á San José^ en cuya plaza fué fusilado en unión del 
general Vicente Villasefior, el 15 de Septiembre de aquel afio. 
Murió como un héroe, perdonó á sus enemigos, legó sus restos 
al Salvador, que los conserva como una preciosa reliquia, y ma- 
nifestó que la posteridad le haria justicia. Centro -América se la 
ha hecho por completo. 

Sleociones en San Salvador*— En Septiembre 
se reunió la Asamblea Legislativa y con fecha 20 del mismo mes 
se declararon electos presidente de la República á Juan J. Gaz- 
mán, y vicepresidente á Antonio José Cañas. Cafias habla renun- 
ciado la presidencia en Febrero, y por los mismos motivos no 
aceptó la vicepresidencia; la Asamblea nombró en su lugar al 
ciudadano Pedro Arce. 

£1 Cuerpo Legislador, antes de cerrar sus sesiones á fines 
iel mismo mes para continuarlas en Diciembre del propio afio^ 
acordó un auxilio de cinco mil pesos á favor del Gobierno de 
Nicaragua 

Tratado de alianza. — La causa común que los 
Gobiernos hablan hecho para oponerse á los proyectos unienistas 
del general Morazán, exigía proveer dificultades para lo futuro 
y con ese propósito el Salvador, Guatemala, Honduras y Nica- 
ragua celebraron con fecha 7 de Octubre un pacto de alianza 
en que establecieron el mutuo reconocimiento de su indepen-^ 
dencia, no reconocer Gobiernos de hecho producidos por revolu- 
ciones en Centro-América, y considerarse los cuatro Estados 
como una sola nación en el caso de invasión extranjera. 

Honores del general Antonio Plnto«— Los 
compromisos del Gobierno del Salvador por aquel entonces 
obligáronle á hacer caso omiso de las últimas palabras del héroe 
y mártir que sucumbió en San José de Costa Rica. Por el con- 
trario, el presidente Juan José Guzmán, separándose de las 
ti adiciones nacionalistas del pueblo salvadoreño y de las afec- 
ciones de éste hacia el general Morazán, dictó un decreto el 



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HISTORIA DEL SALVADOR .283 



12 de Octubre confiriendo el grado de general al jefe del ejér*- 
cito costaricenfie Antonio Pinto^ y una espada guarnecida de 
oro por la victoria alcanzada en los dias 12 al 15 de Septiembre 
sobre el general Morazán en aquella República. 



CAPÍTULO XIII 

Disensiones interiopee 

Llegada de la barca «Libertadora» á La Libertad. — Notas de Espinosa 
y Saget.' Conducta del Gobierno. —Erección déla silla episcopal; el 
Obispo Viteri. — Privilegios de la nueva Catedral. —• Diñcultades con 
el Gobierno de Guatemala.— Asunto relativo al Soconusco. ~ Destino 
de la barca «Libertadora».~Gonducta del Gobierno de Guatemala.— 
Alianza con Nicaragua. — Regreso del Obispo Viteri. — Proyecto de 
Viteri. — Ataque de Santa Ana por los facciosos.— El expresidente Ma- 
; nuel José Arce.— Derrota de los facciosos de Santa Ana.— Diñcultades 
con el Cónsul inglés. — Escisión entre Guzmán y Malespíji. — Ultima 
tentativa de Guzmán en favor de la paz.— Elección de Malespín para 
la presidencia.— Disposiciones administrativas. 

Llegada de la barea «Lribeptadera» á La 
LlbeiPtad«. — Habiendo sucumbido el general Moraz&n en 
Costa Rica, los patriotas que le seguían decidieron regresar á sus 
hogares. Los costaricenses deshicieron la pequeña guarnición 
que tenia el general Morazán en San José, pero quedó un desta- 
camento de tropas en el puerto de Punta Arenas^ al mando del 
general Isidoro Saget. £1 valiente Cabanas fué hecho prisionero 
poco después de haber caído Morazán en poder de sus enemigos, 
y conducido á San José^ en donde hizosele saber que correrla la 
misma suerte que su jefe. Oabafias, acostumbrado al peligro» 
esperó tranquilo su próximo fin« mas poco después fué puesto 
en libertad y recibió la comisión de canjear los prisioneros sal- 
yadorefios por los costaricenses que se hallaban en poder de 
Saget, misión que desempeñó satisfactoriamente. Algunos ser- 
vidores de Morazán, salvadoreños de origen, solicitaron permi- 
sopara pasar por el territorio de Nicaragua, permiso que les 
fué negado; loa demás se embarcaron en Punta Arenas. Dicese 
que el general Saget se habla comprometido á entregar los ele- 
mentos de guerra que tenia á su cargo al Gobierno de Costa 
Rica; es lo cierto que Saget, á bordo de la barca Libertadora 



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284 HISTORIA DEL SALVADOR 



Ó Coguimbo, acompafiado de Cabafias, Oerardo Barrios, Alvares2í, 
antiguo ministro de Morazán, Nicolás Bspínosa, Nicolás Ángulo, 
Indalecio Cordero, Domingo Asturiat, Felipe Bulnes, Esteban 
Pardo, Cruz Lozano, Máximo Orellana y otros^ levantó ancla 
y 86 dirigió al puerto de La Libertad, á cuyo lugar llegó ¿ prin- 
cipios de Diciembre, habiendo muerto en Costa Rica jefes y ofi- 
ciales distinguidos como J. Miguel Sara vía y Enrique Rivas. 

Notas de Bapinosa y Saget«— El 4 de Diciem- 
bre oflció el general Nicolás Espinosa al presidente de la Repú- 
blica, exponiendo las miras pacificas que animaban á cuantos 
venían á bordo de la Líberiadora, y al dia siguiente el general 
Isidoro Saget, insistiendo sobre lo mismo, hizo una relación cir- 
cunstanciada al Gobierno del Salvador de cuanto habla ocorrido 
en Costa Rica; solicitó el permiso de ingresar al Salvador para 
si y para sus compañeros de armas y puso la barca á dispoeición 
del Gobierno del Salvador, agregando que los elementos de 
guerra que se hallaban á bordo pertenecían á la familia del ge- 
neral Morazán. 

Comdueta del Gobierno*— El general Maleepin 
se hallaba en el puerto de La Libertad cuando arribó la LAer- 
tadorüf y á su vez comunicó aquel acontecimiento al Gobierno 
del Salvador. Este, deseando conciliar la humanidad con los 
tratados existentes, consintió en que Saget y sus compafieros 
permaneciesen en Acajutla y Sonsonate, núentraa se recababa 
la opinión de los Gobiernos eon quienes, para defenderse dal 
general Morazán y de su partido, se hallaba ligado el Salvador. 
Honduras y Guatemala se opusieron al asilo solicitado por Sa- 
get, pero el Gobierno del Salvador, con fecha 4 de Enero de 184ft^ 
acogió y abrió las puertas de la patria á aquellos restea del 
ejército de Coeta Rica. Contribuyó mucho á aquella determina- 
ción el empefio del general Malespin en favor de los desde ea* 
tonces llamados Coquin^oM, 

^^ Sreceión de ailla epiaeopal; el oMmpo 
V iteFÍ« — Mientras tanto se habían dado los pasos .Decesarioe 
de parte del Gobierno del Salvador para lograr que el Poatffiee 
romano accediese á los tantas veces manifestados deseos de que 
el Salvador se erigiese en diócesis, y estos deseos se realísaren 
ai fin el 88 de Septiembre de 1848, fecha en que el Papa Grego- 
rio XVI, reinante entonces^ erigió perpetuamente é ínstitoyé la 
silla y cátedra episcopal para un obispo á^ San Salvador que 
seguidamente seria nombrado, con las insignias, dereehos y hiH 
ñores de que estaban en poeesión las ^otras iglesias eateArmleo 
de la América Central. A esta bula le puso el pase el Poder 



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HISTORIA DEL SALVADOR 285 



Ejecutivo con fechm S7 de Diciembre del míBmo afio. A dicha 
bula siguió la preconización del presbítero Jerge de Viteri 
y llBgo^ como obispo de San Salvador, ceremonia que se verifi- 
có en el Consistorio romano con fecha 27 de Enero de 1848. Vi- 
teri habia ido á Boma en calidad de enviado del Oobierna-del 
Salvador con él preciso objeto de la erección dcfl episcopado del 
Salvador^ misión que obtu.vo resultado satisfactorio. La consa* 
graeión del primer obispo del Salvador se verificó el 89 del 
mismo mes en la iglesia de Santa Francisca Romana por el car- 
denal Fransoniy comisionado especialmente por el Sumo Pontí- 
fice. El mismo dia de la consagración le fué enviada al obispo 
Viteri la bula en que se le nombraba prelado doméstico de Su 
Santidad y asistente al solio pontificio con el título de Conde 
Palatino y del sacro romano imperio, á cuyos títulos se agregó 
el de delegado apostólico. 

Privilegios de la nueva eatedral.— Fuerza 
es referir que cuando se acordó la erección de la catedral de 
San Salvador, á solicitud del enviado Viteri y Ungo, la catedral 
erigida quedó hermanada con la basílica patriarcal de San Juan 
de Letrán, la primera de las siete basílicas patriarcales^ La ca- 
tedral salvadoreña gozaría, pues, del tintinábulo y pabellón 
y del privilegio de que, visitándose la iglesia, se pudiesen ganar 
las mismas indulgencias que adquieren los peregrinos que visi- 
tan las ya dichas siete basílicas patriarcales de Roma. Ei esta- 
blecimiento de la silla episcopal motivó el decreto de 10 de Marzo 
ordeniindo en lo sucesivo el pago de los diezmos. 

Difieultades eon el Gobierne de Guate- 
mala* — La acogida que en el Salvador se dio á los pasajeros 
de la barca Libertadora^ á cuya conducta se oponía el Gobierno 
de .Guatemala, originó un malestar entre ambas Repúblicas, el 
que se revelaba en las publicaciones de uno y otro país. En el 
Salvador temíanse desórdenes en la frontera de Guatemala, fo- 
mentados por aquel Gobierno, y Guetemala imputaba á su vez 
al Salvador tentativas de trastorno en aquel país. En este inter- 
valo abrió sus sesiones la legislatura ordinaria^ y entre las dis- 
posiciones que emitió merece referencia el decreto concediendo 
una mp^lla de honor al general Francisco Malespin. 

Asunte relative al Seeonuseo. — Por aquel 
tiempo circuló un folleto firmado por Manuel Larrainzar sobre 
la conveniencia de que Méjico ocupase definitivamente el terri- 
torio del Soconusco. A pesar de hallarse separados los Estados 
centro-americanos, el Gobierno del Salvador dio una prueba de 
interés en favor de la patria común, y comisionó con fecha 6 de 



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286 HISTORIA DEL SALVADOR 



Junio al presbítero doctor Isidro Menéndez, á M. J. Ibarra, 
á Miguel Alvarez y k M&ximo Orellana, para que dieran debida 
contestación al citado folleto, defendiendo los intereses centro- 
americanos. 

^Destino de la barca «Uibertadora». — La 
barca «Libertadora» quedó reconocida como de propiedad del 
Gobierno. Ordenóse poco tiempo después que levase su ancla 
para ir á fondear al puerto de La Unión en donde quedarla al 
abrigo de toda fuerza de mar, mientras se disponía Jo couto- 
niente acerca de dicha propiedad. Un mes después ordenó el 
Gobierno un examen de esa embarcación con el objeto de pro- 
ceder á su fletamentOi y con su producido mandar repararla al 
puerto de Guayaquil; pero de dicho examen resultó que la 
«Libertadora» se hallaba inservible, y que la mayor parte del 
tiempo permanecía en lo seco. Un sefior Enrique D. Brot, había 
propuesto por ella cuatro mil pesos, propuesta que retiró al 
saber el mal estado de la embarcación. Finalmente, en el mes 
de Julio del mismo afio, fué comprada al Gobierno por el capitán 
del bergantín mejicano «Bástanos»^ y habiéndola puesto á flote 
sacóla del puerto de La Unión desapareciendo así una de las 
reliquias cuyo recuerdo se halla enlazado con la desgraciada 
tentativa hecha por el patriota Morazán en favor de la recons- 
trucción política de Centro*Araérica. 

Condueta del Gobierno de Guatemala. — 
No eran infundadas las sospechas del Gobierno de Salvador 
sobre connivencia del de Guatemala en las intentonas revolucio- 
narias de la frontera. Aquilino San Martin, que inquietaba las 
poblaciones de Sonsonate desde 1842, publicaba estar autorizado 
por el general Carrera para hostilizar al Salvador, y en 1848 se 
internó hasta el volcán de Santa Ana, tratando de hacer prosé- 
litos en favor de su partido. El día 20 de Julio, una partida capi- 
taneada por Julián Baches asesinó en el mismo volcán de Santa 
Ana^ á los ciudadanos Marcos Valencia y Juan Lucas Gómez 
y se internó al territorio guatemalteco. En vano el Gobierno del 
Salvador, reclamó no sólo por este atentado^ sino también por el 
hecho de abrirse en Jutiapa la correspondencia oficial del Salva- 
dor á Guatemala. Tales dificultades que databan desde hacia 
algún tiempo, n j impidieron que el Salvador reconociese á Juan 
Antonio Alvarado en calidad de comisionado de Guatemala. 
Esos precedentes sí, influyeron para que el Gobierno del Salva* 
dor le negase su ratificación al tratado celebrado con Guatemala 
con fecha 7 de Octubre anterior; y por el contrario decidieron 
al Salvador á hacer alianza con Nicaragua, cerca de cuyo Go* 



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HISTOBIA DEL SALVADOR 287 



bierno acreditó como enviado especial al general Joaquín 
£• Guzmán. 

Allanta eon Nioapagua« — El general Guzmán, 
siguiendo instrucciones que le habían sido comunicadas, ajustó 
«n León con fecha 16 de Agosto un convenio conflrmatorio del 
pacto de Chinandega^ y por el que Nicaragua ofreció mandar su 
comisionado á San Vicente para organizar el Gobierno confe- 
deral; y un contingente de tres mil hombres & disposición del 
Gobierno del Salvador en caso de guerra. 

Regreso del obispo Vlteri. —[Habiendo desem- 
pefiado el padre Viteri la misión que le había sido encomendada^ 
salió de Roma con dirección á las costas de Centro- América. 
Hizo escala en la Habana, en donde fué recibido cariñosamente 
por el exarzobispo de Guatemala Ramón Casaus y Torres, y tuvo 
oportunidad de pronunciar un sermón en el monasterio de 
Santa Teresa. 

Cuando en San Salvador se tuvo noticia del regreso del 
obispo Viteri, comisionóse al presbítero Ramón Aguilar para que 
pasase á Izabal á esperarle y darle la bienvenida de parte del 
Gobierno, 

Una enfermedad obligó al señor Viteri á demorarse en 
la población de Esquipulas; llegó á Zacapa el 20 de^ Agosto 
y después de estadías más ó menos largas en las poblaciones del 
tránsito, hizo su entrada en San Salvador el día 25 de Septiem- 
bre, entre las más expresivas demostraciones de entusiasmo 
y de regocijo del pueblo de San Salvador^ que celebraba aquello 
como un gran acontecimiento. 

Proyecto de Viteri. — Además del objeto especial 
de su misión, el obispo Viteri dio cuenta con fecha? de Octubre 
siguiente, de un proyecto de asociación agrícola, comercial 
é industrial, ajustado con una casa de comercio de Bruselas, 
extendiéndose el sefior Viteri en las ventajas que la realiza- 
ción de aquel proyecto podría producir al Salvador. Los aconte- 
cimientos que después se sucedieron no permitieron al Gobierno 
tomar en consideración dicho proyecto. 

Ataque de Santa Ana por los f aoeiosos* 
— El 8 de Octubre los facciosos del volcán de Santa Ana, en 
número de 125 hombres y llevando por cabecillas á Leandro 
Navas, Julián Baches y Julio Zaldafia, atacaron é intentaron apo- 
derarse del cuartel de Santa Ana; pero fueron rechazados por 
el comandante de aquella plaza, Ponciano Castillo, habiéndose 
distinguido por su valor en la defensa de la plaza los oficiales 
Pedro Escalón y Dionisio Barrientes. 



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288 HISTORIA DEL SALVADOR 



SI exppesidente Manuel José Aree«— Por 

aquel tiempo el general Manuel José Arce, ezpresidente de 
Centro- América, vivia pacificamente en San Salvador. En Enero 
de 1848 habia propuesto á los Gobiernos de Centro- América «Ba 
contrata sobre apertura del istmo de Nicaragua, pensamiento 
que fué acogido de buen grado por parte del Gobierno del Sal- 
vador. Poco tiempo después fué comisionado por el Gobierno de 
esta R^'pública, para tratar con el comisionado hondureno Felipe 
Jáuregui sobre algunos puntos de común interés, siendo uno de 
ellos la expulsión de Saget y de sus correligionarios politices. 
El general Arce, no habiendo estado conforme con la política del 
Salvador, ni mereciendo ya por tal motivo la confianza del 
Gobierno, se vio obligado á salir del pais. Estableciese de pronto 
en Comayagua, de donde lanzó un folleto recriminando la con- 
ducta del presidente Juan José Guzmán y del comandante gene- 
ral del Estado^ Francisco Malespin. Arce publicó en Comayagua 
que habiendo convocado el presidente Guzmán á unos ciudada- 
nos notables, les dijo que Malespin debia ser el presidente en el 
próximo, periodo, y que aquel jefe fusilarla á otro que saliera 
electo; é hizo alusión á las fusilaciones de Manuel Bahamonde, 
Bartolo Moreno, á quien se quitó la vida en el lugar llamado 
«El Playón)^ viniendo preso á San Salvador, del diputado Fran- 
cisco Znldafia y de Pioquinto Hernández, vecino de Izalco. La 
prensa del Salvador, sin negar tales hechos contestó á la publi- 
cación de Arce, diciendo que relativamente á las antedichas 
ejecuciones, el comandante general de las armas había obede- 
cido, no á órdenes de Juan José Guzmán, sino á instrucciones 
especiales de Antonio José Cafias y de Escolástico Marin en la 
época en que ejercieron respectivamente el poder en el Salvador. 
Derrota de los f aeelosos dé Santa Ana» 
XiOS farciosos de Santa Ana continuaban sembrando el malestar 
en el Occidente de la República, sm haber sido parte para ha«> 
cerlo<« desaparecer las diversas disposiciones dictadas por el 
Gobierno con aquel fin. El coronel Felipe Bertis habia llegado 
al departamento de Sonsonate con el exclusivo objeto de perse» 
guirlos, hasta que, habiendo tenido noticias ciertas de que aqué- 
líos se hallaban en el Valle de Santiago, cerca del volcán de 
Santa Ana, se encaminó hacia aquel lugar, acompañado de la 
escolta que obraba bajo sus órdenes, y los derrotó y dispersó 
completamente. 

' Condueta del obispo Vlterl . — Los asuntos 
políticos vinieron á complicarse con las discusiones filosófico- 
religiosas del periodismo^ las que tomaban un carácter grave 



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HISTORIA DEL SALVADOR 289 



atendido el efecto que producían en el ánimo del prelado salva- 
doreño. Con fecha 20 de Noviembre el padre Viteri publicó una 
pastoral» en la que, entre otras cosas, decía á los fieles: «Ya no 
tendrá el malvado entrada en el redil, ya el rebaflo amedrentado, 
á vista de tantos lobos hambrientos como le han despedazado, 
verá á su propio pastor^ oirá su voz y pastará en el frondoso 
campo del Evangelio, las máximas más saludables de prosperi- 
dad, de verdadera ilustración y de vida». Más acentuada fué la 
actitud del obispo Viteri cuando el periódico titulado El amigo 
del Pueblo^ en el número de 23 de Noviembre, censuró un ser- 
món abusivo pronunciado en la iglesia catedral por el presbítero 
Eduardo Vásquez, pues en un papel firmado de su orden por el 
prosecretario de la Curia^ el 26 del mismo mes, no les fué reco 
nocido á los redactores de aquella publicación el derecho de 
censura, sino únicamente el de queja apte la autoridad eclesiás- 
tica, so pena de ser tenidos como «impostores, calumniadores, 
cismáticos, atentadores contra la soberanía de la libertad ecle- 
siástica, sembradores de perversas doctrinas, que perturban las 
conciencias y atacan la tranquilidad pública». 

Difleultades con el cónsul inglés. — El 
cónsul inglés Federico Chatfield, dando por pretexto que el Go- 
bierno del Salvador había desoído las varias reclamaciones 
hechas por él en nombre de algunos de sus connacionales, ame- 
nazaba al Salvador con el bloqueo de sus puertos. Desde Junio 
de 1843 se había quejado oficialmente de los abusos de la Pren-* 
sa salvadoreña, que censuraba la manera irregular del consu- 
lado ingles en el desempefio de los asuntos que tenía á su cargo; 
y el Gobierno del Salvador se escudó con la amplia libertad en 
que, lo mismo que en Inglaterra, se dejaba á la Prensa. Poste- 
riormente el buque inglés Champion estableció una especie de 
bloqueo en el puerto de La Unión, hostilidad que el Gobierno 
del Salvador contestó ordenando que no se suministrasen al 
Ghampión ninguna clase de auxilios, como víveres, agua, etcé- 
tera^ bajo la pena de declarar traidor á la patria á quien infrin- 
giere la prohibición. Tal bloqueo levantóse expontáneamente. 

Cerca de dos meses después, el 3 de Diciembre^ fondeó en 
la bahía de Chiquirin el buque Oorgón^ perteneciente también 
á la nación inglesa, y tres días después levantó anclas é hizo 
rumbo al puerto de Acajutla. Creyóse que en aquel lugar se re- 
petirían las misáias escenas del Champion, pero su comandante 
se contentó con dejar unos paquetes rotulados á Marcos Idígo- 
ras, que en aquella época hacia las veces de agente consular 
del Gobierno inglés. 

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290 HISTORIA DEL SALVADOR 



Bsoisión entre Guxmán y M alespin • — 

Acontecimientos de naturaleza más grave se verificaban en el 
interior de la República. Dividida la comandancia general del 
Poder Ejecutivo, la oposición no se hizo esperar entre am- 
bos funcionarios. El presidente Guzmán, para circunscribir la 
autoridad del comandante Malespin, habla dividido el territo- 
rio de la República en cuatro departamentos militares indepen- 
dientes entre si, pero esta disposición fué ilusoria porque el co- 
mandante de San Salvador se creyó siempre con el derecho de 
intervenir en lo que á otros correspondía, y llegó hasta perse- 
guir al comandante del departamento de San Miguel, en tales 
términos que el presidente se vio en la necesidad de sustituir al 
funcionario perseguido con el general Joaquín E. Guzmán. 

En el mes de Diciembre el presidente se dirigió á visitar el 
departamento de San Miguel. En pos de él salió con una escolta 
el general Malespin, y creyéndose Guzmán casi perseguido, al 
llegar á San Miguel intimó, con fecha 6 del mismo mes, al co- 
mandante general que desocupase San Miguel, so pena de 
declararle faccioso y de denunciar su conducta al Estado y á los 
demás Gobiernos. Malespín no contestó aquella intimación de 
otro modo que permaneciendo en San Miguel. El motivo osten- 
sible de aquella conducta era el haber ordenado Guzmán la 
captura y remisión á San Miguel del clérigo Eduardo Vásquez, 
que habla convertido el pulpito en medio para concitar los odios 
de los partidos; por esta disposición Guzmán se atrajo el odio 
del padre Viteri. 

Guzmán, en presencia de la actitud de Malespin, confirmó 
sus sospechas sobre la persecución de que era objeto, y aun 
ocultóse por algunos días en la misma ciudad que había ido 
á visitar. En vista de esto, el general Malespin hizo reunir á la 
Municipalidad y de su seno se nombró una comisión para 
inquirir el paradero del presidente y excitarle á continuaren el 
Poder. Este incidente tan desagradable y que, á decir verdad, 
tanto comprometía la dignidad del jefe del Poder Ejecutivo, ter- 
minó sin otra circunstancia más grave, volviendo las cosas á su 
antiguo ser. Guzmán, á su regreso de vSan Miguel, creyó conve- 
niente establecer la residencia del Gobierno en la ciudad de San 
Vicente, y por decreto de 23 del ya citado mes dispuso que las 
Cámaras legislativas se reuniesen en aquella misma población. 
Los considerandos del decretó de convocatoria revelaban que 
el motivo no era otro que evitar la presión ejercida por Males- 
pín. Los representantes vacilaban en si concurrirían á San Sal- 
vador ó á San Vicente y en la antigua capital del Estado había 



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HISTORIA DEL SALVADOR 291 



tal espíritu de oposición que Malespin^ para acallarlo, ordenó 
é hizo llevar adelante el extrañamiento de los presbíteros' doctor 
Isidro Menéndez é Ignacio Zaldafia, medida que fué aprobada 
por el obispo. Tomada esta grave determinación^ Malespin dio 
contestación al decreto de convocatoria del presidente Guzm&n, 
excitando á los representantes á concurrir á la ciudad de San 
Vicente, sin perjuicio de negar los considerandos en que aquel 
decreto se basaba. 

Ultima tentativa de GuiEmán en favor de 
la paz* — Aquella situación entre los dos principales funcio- 
narios de la República no podía prolongarse más. Guzmán bizo 
la última tentativa para restablecer la buena armenia, y con 
fecha 29 de Diciembre excitó al general Malespin p&x^ que de- 
clarara si obedecía ó no á las leyes, y excitó al mismo tiempo al 
Prelado diocesano y á la Corte de Justicia, con el fin de resta- 
blecer el orden, no sin improbar el presidente Guzmán el extra- 
ñamiento de los presbíteros Menéndez y Zaldaña; — y no habien- 
do podido lograr su propósito dejó el poder al ciudadano Caye- 
tano A. Molina y se retiró á la vida privada. El último acto de 
su administración fué la formación de un manifiesto en que se 
quejó ante el Con^^eso de la presión que el general Malespin 
había ejercido en el jefe del Poder Ejecutivo, imputando á aquel 
general la intriga de cuartel, mediante la cual cayó del poder 
el ciudadano Antonio J. Cafias. 

Cleeelón de Malespin para la Presiden- 
cia* — Asi terminó la escisión entre el presidente Guzmán y el 
general Francisco Malespin. Mientras tanto, las elecciones prac- 
ticadas en la República favorecieron á dicho general para el 
ejercicio de la presidencia de la República en el próximo perio- 
do constitucional. Cuando llegó á noticia de Malespin el resulta- 
do de las votaciones, manifestó públicamente que creía ser nula 
su elección por ser militar en actual servicio y declaró que «un 
destierro, la expatriación ó la muerte misma, sufriría mejor que 
aceptar el destino de la presidencia aun cuando se quisiese 
saltarsobre la ley para nombrarle». — No obstante esta decla- 
ración terminante, la elección fué declarada legal por la Legis- 
latura. 

Disposieiones administpativas.— A pesar de 
las turbulencias que por desgracia habían ocurrido en la admi- 
nistración de Juan José Guzmán, dictáronse en su época algu- 
nas disposiciones de conocida utilidad. Con fecha 17 de Abril 
creóse la Contaduría de Propios á Arbitrios; en Mayo dotóse con 
mayor subvención al Director de enseñanza primaria Antonio 



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292 HISTORIA DEL SALVADOR 

J. Codllo^ que desde la época del Gobierno federal se habla de- 
dicado con éxito á los tareas de la instrucción primaria de la 
juventud; en Junio siguiente comisionóse al presbítero doctor 
Isidro Menéndez para la formación de los Códigos patrios; esta- 
blecióse y se nombró al general Francisco Malespin inspector 
del alumbrado público; se hicieron las reparaciones necesarias 
al antiguo y extinguido convento de Santo Domingo para el 
servicio del Colegio Nacional^ en cuyo establecimiento abrió sus 
clases de Filosofía el doctor Eugenio Aguilar; y se concedió, por 
vía de fomento á la industria, á la sefiora francesa Enriqueta 
Henry una medalla de oro por la institución del hilado de seda 
en el Salvador. 

Cl comisionado de Nloa]*agua«— En Diciembre 
del mism(f afio de 1843, la República de Honduras uniformó su 
política con la del Salvador y Nicaragua, ofreciendo mandar su 
Delegado para organizar en San Vicente el Gobierno confede- 
ral conforme al pacto de Chinandega. Por lo que respecta & Ni- 
caragua, no sólo se adhirió e'xplicicamente al antedicho pacto, 
sino que habiendo sufrido los atentados del cónsul Federico Chat- 
field, y sospechando á Carrera en connivencia cOn el agente 
inglés, se propuso aliarse con el Salvador y nombró al coronel 
Manuel Quijano en calidad dé comisionado suyo cerca de este 
Gbbierno para arreglar, en caso de guerra con Guatemala, 
cuanto conviniere á sus recíprocos intereses. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 293 



CAPÍTULO XIV 

Campañas de^Jatlapa y Nicaragua 

El general Malespín en la presidencia de la República.— Consagración 
de García Peláez.—Muerte de Antonio José Cañas. ^Elección de vice- 
presidente.— Elección de Supremo Delegado del Gobierno confederal. 
Trabajos del general Manuel José Arce.— Invasión del general Arce. 
Preparativos de guerra.— Ocupaci)3n de Jutiapa por el ejército del 
Salvador. — Marcba retrógrada del ejército salvadoreño. -Bloqueo del 
puerto de Istapa.— Convenio de Quezada.— Presagios de nuevas com- 
plicaciones.— Facción de Texigua.— Bloqueo del puerto de La-Unión, 
pronunciamiento de San Miguel.- Campaña de Nicaragua.— Derrota 
de Cabanas en Nacaome. -^Auxilio de Honduras. — Tentativas de 
arreglo.— Movimientos revolucionarios en la República.— Acción de 
Monte San-Juan.— Asonada de San Salvador. 

Bl general Malespin en la presidencia 
de la Repükbliea.— Las Cámaras Legislativas se instalar 
ron el 30 de Enero de 1844 bajo la presidencia de Victoriano 
Nuila, y habiendo abierto los pliegos eleccionarios y procedido 
á la regulacióQ de los votos^ declararon al general Malespin 
electo Presidente constitucional para el período de 1844 y 1845, 
de cuyo puesto tomó posesión el dia 7 de Febrero siguiente. 
Oinco dias después Malespin publicó un manifiesto en que fijaba^ 
el género de conducta administrativa que se proponía seguir, 
y que no era más que una explicación de las ideas que habla 
expuesto al prestar el juramento prescrito por la ley. En ese 
acto el general Malespin concitó á sus conciudadanos para que 
en caso de faltar á sus compromisos, le denunciasen por la pren- 
sa ante la opinión pública, agregando que antes de dejar de 
corresponder & la confianza de los pueblos, «querría más bien 
sufrir la muerte, pues la hallaba preferible á la pérdida de su 
honor y de su fama postuma y á la justa execración de la 
posteridad.» 

Consagraeión de Gareía Peláex.— Un acon- 
tecimiento importante llamó la atención de los habitantes del 
Salvador, y fué la consagración del arzobispo de Guatemala, 
Francisco García Peláez, en la iglesia Catedral, por el obispo 
Viteri y Ungo, ceremonia que se verificó el día 11 de Febrero, 



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204 HISTORIA DEL SALVADOR 



con la concurrencia de los principales funcionarlos del suprema 
Gobierno, del clero, corporaciones y muchas personas particu- 
lares. 

SI sefior Peláez se dirigió á Quatemala con fecha 19 de 
Febrero, y fué acompañado hasta Quezaltepeque por los ciuda- 
danos Ignacio Malespin, José Rosales y Yanuario Blanco, por 
disposición del Gobierno. 

Muepte de Antonio José Cafta8«-El 24 del 
mismo mes el Salvador tuvo la desgracia de perder á uno de sus 
hijos más ilustres, el doctor Antonio José Cañas. Este ciudadano 
distinguido fué uno de los que vencieron á Arzú y defendieron 
hasta el último momento la plaza de San Salvador contra las 
huestes de Filisola. Tomó parte en la organización política de 
Centro- América, y siendo aún diputado á la Asamblea Constitu- 
yente por la provincia de San Salvador, fué investido con el 
carácter de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario 
de Centro-América cerca del Gobierno de los Estados Unidos, 
con el cual negoció, el 5 de Diciembre de 1826, un amplio tra- 
tado de amistad, comercio y navegación. Siendo representante 
en la Asamblea del Salvador, en 1832, corrió la misma suerte 
que el jefe José Maria Cornejo y permaneció durante cinco afios 
en Guatemala. Continuó ejerciendo notable influjo en los desti- 
nos de su patria, y murió, cuando ejercía las funciones de dele- 
gado del Salvador en el Gobierno confederal que estaba para 
organizarse en la ciudad de San Vicente. Justamente reconocida 
la Asamblea del Salvador por los servicios de Cañas, decretó el 
27 de Febrero que los funcionarios guardasen luto por tres días, 
recomendó al Gobierno su familia y mandó colocar su retrato 
en el salón de sesiones del Cuerpo legislativo. La vacante que 
dejó Cañas en el Gobierno de la Confederación fué llenada por 
José María Cornejo. 

Bleoelón de vioeppesidente.— A fines del mis- 
mo mes de Febrero la Asamblea declaró electo vicepresidente 
. de la República al general Joaquín E. Guzmán. Este renunció 
inmediatamente después la vicepresidencia, renuncia que el 
Cuerpo legislativo no admitió. Como Guzmán habia sido nom- 
brado delegado para formar parte del Gobierno confederal, fué 
sustituido por el ciudadano Cayetano A. Molina. 

Bleoción de supremo delegado del Go» 
bierno eonf ederal.— El dia 29 de Marzo se instaló en la 
ciudad de San Vicente el Cornejo Confederáis de conformidad al 
pacto de 27 de Julio de 1842, bajo la presidencia del delegado 
de Honduras^ Juan Lindo. Seguidamente procedióse á la elec- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 295 



ción de supremo delegado^ para cuyo puesto fué llamado el li- 
cenciado Fruto Chamorro. 

Trabajos del general Manuel J. Arce.— 

Mientras tanto, en San Salvador se tuvo noticia de que el gene- 
ral Manuel José Arce se preparaba en Chingo á invadir, con 
recursos de Guatemala, el territorio del Estado. Y no pudiendo 
ya dudarse de tal especie, el Gobierno del Salvador manifestó^ 
con fecha 26 de Abril, al de Guatemala que desde aquella fecha 
quedaban cortadas las relaciones oficiales entre ambas Repú- 
blicas. 

Invasión del general Arce.— Los proyectos de 
Arce, favorecidos por el Gobierno de Guatemala, se realizaron. 
Arce invadió el territorio del Salvador con fecha 27 de Abril^ 
en unión de José Maria Escobar, Mariano Méndez, Vicente Vi- 
des, Aquilino San Martin y Guillermo Qulntanilla. A las doce de 
la noche de aquel mismo dia llegó Arce con los suyos hasta la 
población de Atiquizaya, provisto de doscientas armas, dos car- 
gas de parque, cartucheras y demás elementos de guerra para 
armar á cuantos quisiesen adherirse á su causa. Bien pronto 
marcharon fuerzas de Santa Ana, al mando del teniente coronel 
Pedro Escalón, á batir la facción de Arce. El 5 de Mayo llegó 
Escalón á Chingo, de cuyo lugar salió momentos antes Arce 
á situarse á Contepeque, en donde la escolta salvadorefia cargó 
sobre los facciosos y los dispersó completamente, abandonando 
éstos los elementos de guerra que tenían en su poder. Era inne- 
gable el apoyo dado por el Gobierno de Guatemala á la facción 
de Arce; sin embargo, al dar contestación á la nota de 24 de 
Abril, no vaciló en decir que Guatemala tenia recursos y ^csus 
pueblos han acreditado que saben sostener la causa de sus de- 
rechos é independencia; asi es que nada teme, aunque si desea 
sean bien conocidos los principios y la justicia que profesa y sus 
sinceros votos por la conservación de la paz general y de las hue- 
ñas y fraternales relaciones con todos los Estados de Centro- Amé" 
ricay^. Semejante conducta obligó al Gobierno del Salvador 
á prepararse para la guerra, sobre todo al tenerse noticia cierta 
de existir 4,Ü00 hombres acuartelados en Guatemala, 600 al 
mando de un comandante llamado Flores en Tupiltepeque y 600 
en Chingo. 

Preparativos de guerra. — El Gobierno de la 
Confederación, por su parte, envió un oficio enérgico al de Gua- 
temala pidiéndole explicación de su conducta en los asuntos del 
Salvador. La República se puso en armas, los antiguos servido- 
res del general Morazán hicieron el ofrecimiento de sus servi- 



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296 HISTORIA DEL SALVADOR 



cios, y comisionóse al general Espinosa para solicitar auxilios 
del Gobierno de Nicaragua, el que ofreció enviar dos mil hom- 
bres al Salvador» haciendo cuanto antes salir doscientos á dis- 
posición del Gobierno confederal. Zacatecoluca y otras poblacio- 
nes hicieron donativos y levantaron suscripciones voluntarias 
para el sostenimiento de la guerra. 

El presidente Malespin, organizó un ejército de 4,000 hom- 
bres, poco más ó menos, á cuya cabeza se puso el 9 de Mayo, 
depositando en ese mismo dia el poder en el vicepresidente, 
Joaquin E. Guzmán. La primera disposición que emitió este 
funcionario fué convocar extraordinariamente el Cuerpo legis- 
lativo para el 30 del mismo mes. 

Oeupación de Jutiapa por el ejéreito del 
SalvadOP* — El dia 15 de Mayo el general Malespin mandó 
desde Santa Ana al teniente coronel Juan F. Mayorga con una 
comunicación dirigida al general Carrera, encaminada al resta- 
blecimiento de la paz sin llegar al recurso extremo de las 
armas; pero las escoltas de Carrera hicieron fuego y persiguie- 
ron al porta-pliegos^ y la comunicación no llegó á su destino. 
£1 20 de Mayo ocupó Malespin los puntos de Jutiapa, El Sitio 
y la hacienda de Quezada. De Jutiapa cruzáronse comunicacio- 
nes entre el general Malespin y el Gobierno de Guatemala, re- 
lativas al restablecimiento de la paz. Esto no impidió que el 
general Cabanas, á la cabeza de una división salvadorefia, 
marchase sobre Chiquimula, de cuya población se apoderó 
á fines de Mayo. 

M apeba retrógrada del ejéreito salvado- 
refto* — En el cuartel general de Jutiapa se tuvo noticia de 
que Carrera intentaba ponerse á retaguardia del ejército salva- 
doreño, mas lo que determinó al general Malespin á moverse de 
Jutiapa á la población salvadorefia de Chalchuapa^ fué lo en- 
fermizo del clima, según nota que el mismo general Malespin 
dirigió, con fecha 18 de Junio, al Gobierno del Salvador. 

Además de un empréstito de 46,000 pesos mandado levantar 
en el territorio del Estado, el general en jefe dispuso, para sub- 
venir á los gastos del ejército, recoger bestias en las haciendas 
inmediatas á Jutiapa y realizar su valor en el departamento de 
Santa Ana, pero tal medida no fué aprobada por el Gobierno 
confederal. 

Bloqueo del puerto de Istapa*— Para el mejor 
éxito de la guerra que se hacía contra Guatemala, el Gobierno 
del Salvador armó en guerra la goleta Amistad y nombró co- 
mandante de ella al coronel Esteban Pardo. La goleta Amistad 



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HISTORIA DEL SALVADOR 297 



zarpó con rumbo á Istapa^ á cuyo puerto llegó á mediados de 
Judío, intimó la salida de los bergantines ingleses Minerva 
7 Celt y dio el puerto por bloqueado. También tomó á su servi- 
cio la balandra Mereedei. 

Convenio de Quedada. — Las pláticas sobre el 
reconocimiento de la paz no fueron infructuosas. Púsose al prin- 
cipio por Guatemala la condición de que el ejército salvadoreño 
evacuase el territorio guatemalteco. Allanada al fin esta dificul- 
tad por la misma fuerza de las cosas^ el Oobierno confederal 
nombró comisionados al obispo Viteri y al presbítero Narciso 
Monterrey, y el de Guatemala á José Domingo Diéguez, Luis 
Batres y José María Urruela^ y con f3cha6 de Agosto celebróse 
en Quezada un convenio en que se estableció que los gastos 
quedarían compensados por una y otra parte; que el Salvador 
devolvería los bienes, ó su valor, que habían sido trasladados 
á Santa Ana, y en estas condiciones la paz quedó restablecida, 
si bien el supremo delegado, en cuyo nombre se hizo la negocia- 
ción, no aprobó el convenio. El ejército regresó al interior. 

Presagios de nuevas complicaciones.— 
La paz quedó así restablecida en cuanto á Guatemala, pero en 
el interior había síntomas de malestar que presagiaban nuevas 
complicaciones. En el mismo ejército que obraba contra Guate- 
mala^ hubo el proyecto, apoyado por los antiguos militares del 
general Morazán, de desconocer al general Malespin^ pero tales 
tentativas escollaron ante la acrisolada honradez y lealtad del 
general Cabanas, que sacrificó en aquel entonces sus conviccio- 
nes políticas al deber militar. Acordó después el supremo dele- 
gado conferir el mando del ejército al mismo general Cabanas, 
pero el segundo jefe, general Isidoro ^aget, no acató tal acuerdo 
por no venir por el órgano del primer jefe, y toda tentativa en 
el ejército desapareció al disolverse éste, quedando de baja 
muchos jefes y oficiales que por sus antecedentes políticos no 
inspiraban mucha confianza al Gobierno. 

Paeción de Texigua* — Mientras tanto, se habla 
levantado en Honduras la facción llamada de los Texiguas, 
acaudillada por antiguos partidarios del general Morazán. En 
vista de esto, el Gobierno del Salvador mandó á Honduras al 
brigadier Escolástico Marín con cuatrocientos hombres en auxi- 
lio del Gobierno de Honduras pi^ra debelar aquella fricción. 

Bloqueo del puerto de La Unión. — La 
situación del Salvador vino á complicarse con el bloqueo del 
puerto de La Unión por la corbeta «Daphne», ordenado por el 
cónsul inglés, con el antes usado pretexto de negarse el Gobier 



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298 HISTORIA DEL SALVADOR 



no á laa reclamaciones de los subditos ingleses. Este hecho se 
verificó el 21 de Agosto. Afortunadamente el bloqueo no tardó 
más que cuatro dias. £1 26 de Agosto la «Daphne» había desa- 
parecido del puerto bloqueado. 

Pponunciainieiito de San MigueL— El auxi- 
lio dado por el Gobierno del Salvador ¿ la República de Hon- 
duras, obligó á los liberales á refugiarse en Nicaragua. El 
partido morazanista del Salvador no estaba ocioso y el 6 de 
Septiembre del mismo afio de 1844 estalló la revolución en la 
ciudad de San Miguel promovida por el general Trinidad Caba- 
nas y por los coroneles Gerardo Barrios, Domingo Asturias, 
Antonio Ruiz^ J. Antonio Vigil y José Antonio Milla. Este acon- 
tecimiento causó profunda sensación en la República, y Malespín 
dictó medidas enérgicas; comenzó por expulsar del territorio 
á muchas familias de las pronunciadas en San Miguel y á las de 
las personas sospechosas. Consiguióse, sin embargo, que algunas 
señoras como Paula Saldos y Ramona López cumpliesen el de- 
creto de proscripción, cambiando de residencia en el mismo 
territorio de la República, quedando bajo la vigilancia de la 
autoridad. Marchó en seguida á San Miguel con el fin de destruir 
la facción. Al aproximarsB aquel jefe á San Miguel, los pronun- 
ciados huyeron á Nicaragua, y Malespin, para justificar su con- 
ducta, dio en la misma ciudad de San Miguel un manifiesto en 
el que habló acerca de la conducta de sus enemigos y de las 
complicaciones con Nicaragua y Honduras^ aludiendo al plan de. 
los morazanistas de hacer llegar al Salvador el contingente de 
Nicaragua para derrocarle. Estas palabras explican la caida del 
supremo delegado Fruto Chamorro. 

Campafta de Nicaragua. — Desde luego juzgó 
á Nicaragua en conveniencia con el movimiento revolucionario 
de San Miguel, y creyó ver en aquel Gobierno un enemigo encu- 
bierto. 

Reclamó Malespin á Nicaragua la extradición de Caba- 
nas, Barrios y demás complicados en el movimiento^ é insistió 
en ello con fecha 10 de Octubre, amenazando al Gobierno de 
aquel pais con declinar toda responsabilidad si no se le daba 
contestación á su reclamo en el término de veinte dias. Con fecha 
26 de Octubre, Malespin obtuvo autorización para defender el 
pais sin limitación alguna, y estando en Chinameca en marcha 
hacia la frontera, decretó la presentación de todos los habitantes 
de la República de diez y seis á cuarenta años. El mismo dia 
llegó á San Miguel y depositó el mando de la República en el 
vicepresidente Joaquín E. Guzmán. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 299 



Serrota de Cabaftas en Nacaome • — La 

fuerza de las circunstancias obligó al Gobierno de Honduras 
& unirse al del Salvador. En aquella República se organizaron 
tropas para combatir á los pronunciados de San Miguel^ pues 
estos se hallaban en relación con los que combatían la adminis- 
tración de aquel país. Asi es que mientras Malespin se encami- 
naba ¿ Nicaragua, con el ejército que pudo organizar, el 24 de 
Octubre las fuerzas combinadas de los generales Francisco Fe- 
rrera; Juan Morales y Santos Guardiola^ atacaron y derrotaron 
al general Cabanas en Nacaome. 

Auxilio de Honduras*— El 16 de Noviembre mo- 
vióse de Nacaome el ejército salvadoreño con dirección á Zatoca, 
en cuyo lugar incorporóse al ejército el coronel Manuel Quijano 
con unos sesenta hombres que tenía bajo sus órdenes. Las tropas 
aliadas de Honduras se hallaban ya incorporadas al ejército, 
y Malespin fué nombrado general en jefe de ambos ejércitos, que 
fueron llamados pro^^c^or^^ de la paz. 

Tentativas de arreglo.— Estando el ejército en 
Zatoca, llegaron al cuartel general salvadoreño los comisionados 
de Nicaragua Hermenegildo Zepeda y Jerónimo Carcache y esti- 
pularon con el general Malespin, el 21 de Noviembre, un conve- 
nio en que Nicaragua se comprometía á pagar al Salvador los 
gastos de la guerra y á entregar al jefe de los ejércitos aliados 
á los generales Cabanas, Barrios y otros personajes más ó menos 
importantes del partido liberal refugiados en aquel territorio. 
En el mismo dia se celebró también un convenio reservado sobre 
cambio del personal en la administración de Nicaragua. Tales 
convenios no fueron aprobados por el G^obierno de León, las 
hostilidades volvieron á abrirse y Malespin avanzó sobre la ca- 
pital de Nicaragua. El dia 26 llegó el ejército al barrio de San 
Juan y desde este dia comenzó la serie de ataques contra la 
plaza. 

El 1.° de Diciembre hlzose una nueva tentativa de arreglo. 
Llegaron al cuartel general del ejército aliado los presbíteros 
Desiderio Cortés y Anselmo Alarcón en calidad de comisionados 
del Gobierno de Nicaragua, y el general Malespin nombró por 
su parte, para entenderse con aquellos, á los generales Nicolás 
Espinoza y Trinidad Muñoz, y firmóse un convenio en el cual, 
entre otras cosas, estipulóse la expulsión del gran mariscal 
Casto Fonseca y de otros personajes más, fuera de los compren- 
didos en el convenio de Zacota. Tal convenio no fué apro- 
bado por el Gobierno de León y siguió la guerra con mayor 
fuerza. 



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300 HISTORIA DEL SALVADOR 



Movimientos revolucionarios en la Re-^ 
pi&bllca* — Mientras se verificaban estos acontecimientos 
á inmediaciones de León, el mismo día 1.° de Diciembre, algunos 
barrios de San Salvador se alzaron contra el general Malespin 
é intentaron apoderarse de los cuarteles; pero fueron rechaza- 
dos por el general Calixto Malespin, á quien el presidente de la 
República, hermano suyo, había dejado encargado de la coman- 
dancia general de las armas. £1 movimiento de San Salvador 
estaba relacix>nado con la población de Cojutepeque, Sensunte- 
peque y San Vicente. De Cojutepeque venia una partida capi- 
taneada por Juan Antonio Chico, á auxiliar á los pronunciados 
de San Salvador, pero fué derrotada el 6 de Diciembre por el 
gobernador de San Salvador Ciríaco Choto. En San Vicente in- 
tentóse también en vano apoderarse de las armas. El movimien- 
to de Sensuntepeque fué encabezado por Miguel Castellanos, Ju- 
lián Villegas, Juan Francisco Méndez, Ramón Soriano y José 
Leonés, y también quedó frustrado el propósito de arrebatar las 
armas al brigadier Escolástico Marín, comandante de aquella 
plaza. 

En Nicaragua pronunciáronse en algunos departamentos 
en favor de la causa de Malespin, apareció un Gobierno provi- 
sorio ejercido por Silvestre Selva y reconocido por el ejército 
aliado, y la guerra continuó con el propósito de hacer rendir la 
plaza en León. 

Aeeión de Monte San Juan*— Los sitiados tu- 
vieron noticia de venir á reforzar á las tropas sitiadoras una 
columna hondurefla; dispúsose en la plaza la salida de una divi- 
sión al encuentro para impedir el ingreso de dicha columna; 
pero Malespin á su vez hizo salir al general Belloso al mando 
de unas compañías, y Belloso derrotó el 14 de Diciembre á los 
leoneses en Monte San Juan. En ese mismo día la goleta «Amis- 
tad», al servicio del Grobierno del Salvador y capitaneada por el 
general Isidoro Saget^ capturó á la goleta «Carolina» en aguas 
del Realejo, cayendo en poder de Malespin los militares, tripu- 
lación y elementos de guerra. Inmediatamente después ordenó 
aquel jefe la f usilación del patriota calvarefio Lucas Alas y de 
Simeón González, prisioneros de la «Carolina». 

Asonada de San Salvador*— Los movimientos 
revolucionarios continuaron en San Salvador. En la noche del 
30 de Diciembre una partida de hombres armados á la cual se 
unieron los serenos, atacaron la guarnición del Principal^ abrie- 
ron las cárceles y pusieron en libertad á los presos políticos Do- 
lores Ro3i, Marcos Idígoras y Resalió Molina. Quiso oponerse 



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HISTORIA DEL SALVADOR 801 



á la acción de los pronunciados el comandante de serenos Pedro 
Lubén, y fué yictima de su esfuerzo cayendo al suelo cubierto 
de heridas. Los amotinados se retiraron poco después liev&ndose 
ana cantidad de armas. Al dia siguiente la ciudad siguió en 
conmoción. £1 gobernador del departamento, acompañado de 
ocho personas á caballo, salió por la noche y encontró en el ba- 
rrio del Calvario un grupo de hombres que le hicieron dos ó tres 
tiros y se retiraron. Otro grupo acometió contra el cuartel, 
aproximándose al atrio de Santo Domingo y se retiró al hacer 
fuego las tropas del Gobierno. Otra partida se presentó como 
á las diez de la noche por la calle de Mejicanos^ y después de 
haber atravesado hombres armados la plaza principal y la ca- 
lle de San Francisco^ quedó todo en completo silencio. 

Combates de Cojutepeque y del Paiete.— 
El 4 de Enero de 1846 los coroneles Ciríaco Choto é Ignacio 
Malespin, tuvieron^^un encuentro con los pronunciados, en los 
alrededores de Cojutepeque, del que resultó la derrota de éstos 
y la muerte del jefe de Estado Mayor Dolores Bosi, del capitán 
Rosalio Molina y de siete individuos de tropa. El 23 del mismo 
mes hubo un encuentro de tropas del Gobierno con unos ^ suble- 
vados en el lugar llamado «El Paiste»; ocasionando la idisper- 
sión de éstos. 

Mientras se verificaban estos desórdenes en el Estado, el 
general Malespin asediaba á León. Los combates entre sitiado- 
rea y sitiados se sucedían constantemente, causando victimas de 
ana y otra parte. El 22 de Enero el general Ramón Belloso y el 
coronel Manuel Quijano, después de un combate encarnizado, 
se apoderaron de las fortificaciones de Subtiava, y el 24 del 
mismo mes cayó la ciudad de León en poder del general Males- 
pin; la población sufrió los horrores del saqueo; fueron fusilados 
de orden del vencedor el gran mariscal Casto Fonseca, el pres- 
bítero Crest)in y muchas otras personas notables; y asi terminó 
la guerra desastrosa que el Salvador y Honduras hablan hecho 
al Estado de Nicaragua. 

Calda del general Malespin*— Los ciudadanos 
Cabanas y Barrios volvieron, mientras tanto, al territorio del 
Salvador, y tanto ellos como otros patriotas, aprovechándose 
de la ausencia del general Malespin, influyeron en el ánimo 
del vicepresidente Guzmán para desconocer la autoridad de 
aquél. 

En efecto, el golpe fué dado en San Salvador el 2 de Febre- 
ro de 1846; el presidente Guzmán asumió la comandancia gene- 
ral de las armas, arengó á las tropas, logró sin dificultad el 



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802 HISTORIA DEL SALVADOR 



descoDOciniiento de la autoridad del general Francisco Ma- 
lespin, y los principales partidarios de éste huyeron. Los pa- 
triotas del Calvario ayudaron en esta empresa al vicepresidente 
Guzmán. 



CAPÍTULO XV 

Guerra oon HonduraB 

Begreso de Malespín; acción deQuelepa.— Acción de Montero. —Exconiu> 
nión de Malespín.— Convenio de Jocoro.— Reclamación del Salvador. 
— Convenio de Chinameca. — Distinciones al general Guzmán.— 
Acción de Gomayagua. —Acciones de los Liaros y de Sensenti. — 
Asalto de Santa Ana.— Invasión del ejército de Honduras.^ Acciones 
del Obrajuelo y Monte redendo. — Armisticio de Sumpul. — Sorpresa 
de la Unión.— Paz de Sensenti. 

Regreso de Malespin; aéeión de Quele- 

pa« — El general Malespin regresó al Salvador y situóse en el 
departamento de San Miguel, dando orden de que la vanguardia 
de su ejército, mandada por el general Belloso, avanzase hacia 
el interior del Estado. Mientras tanto, el ejército se habia orga- 
nizado en la capital y puesto á las órdenes del general Cabanas. 
El Gobierno ordenó, con fecha 14 de Febrero, al general Belloso 
entregar á aquel jefe el mando de sus tropas y que pasase á la 
capital, en donde tendría toda clase de garantías. Antes de que 
tal orden llegase á conocimiento de aquel general, el general 
Cabanas, en marcha sobre San Miguel, tuvo un encuentro con 
las tropas de Belloso en Quelepa, en él cual salió C^^bañas de- 
rrotado y herido. 

Acción de Montero* ^ Después de la acción de 
Quelepa, Belloso avanzó hasta la ciudad de San Vicente con 
trescientos hombres, en vista de lo cual el vicepresidente Guz- 
mán depositó el mando en el senador Fermín Palacios, marchó 
sobre Belloso con una columna y derrotó á éste' en Montero. 
Guzmán llegó á Lempa con novecientos hombres el día 22 de 
Febrero, y mientras se verificaban estos acontecimientos, el ge- 
neral Malespín se ocupaba en secuestrar los bienes del vicepre- 
sidente Guzmán; mas al acercarse éste con sus fuerzas á San 
Miguel, el expresidente del Salvador abandonó el territorio de 
la República y se dirigió á Honduras. 



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HISTOKIA DEL SALVADOR 303 



Mientras se yeriflcaba la acción de Quelepa, las Cámaras 
legislativas declararon nula la elección de presidente hecha en 
el general Malespin, y el día 17 del mismo mes mandáronse 
embargar y vender las propiedades de los enemigos del Go- 
bierno. 

Bxcomunión de Malespin. — El sefior obispo 
Viten habla estado ausente durante un tiempo de la capital del 
Estado^ y á su regreso dictó, con fecha 23 de Febrero^ sentencia 
de excomunión contra el general Malesplu, dando por motivo la 
fusilación del padre Manuel Crespin en la ciudad de León. Ma- 
lespln, por su parte, no pudiendo de pronto recuperar el poder 
perdido, púsose^ en unión de los pocos militares que aun le que- 
daban, bajo la protección del Gobierno hondureno, y situóse en 
el punto de San Lorenzo. 

Convenio de JOOOPO*— -La guerra con Honduras 
era inminente; tanto de una como de otra parte se hacían 
aprestos de guerra. Deseoso, sin embargo, el Gobierno del Sal- 
vador, de terminar pacificamente esta contienda, nombró, en 
calidad de comisionados suyos, al general Nicolás Ángulo, al 
coronel Tadeo Lima y á Guillermo Cortés, para que en la po- 
blación fronteriza de Jocoro se entendiesen con Braulio Carri- 
llo, como representante del general Malespin. Estipulóse que 
éste prescindiría de su pretensión al mando^ que sus bienes se- 
rían respetados y que se sometería á un juicio de responsabili- 
dad por su conducta pública. Tal arreglo no produjo ningún 
resultado. 

Reelamación del Salvador*— Habiendo fraca- 
sado tal tentativa pacifica, el Gobierno del Salvador pidió al de 
Honduras, con fecha 12 de Marzo, una explicación franca y ca- 
tegórica sobre los siguientes puntos: si Honduras respetaba el 
derecho del Salvador de prohibir á los demás toda intervención 
en los asuntos interiores; si el Salvador podía lograr que Males- 
pin se retirase de San Lorenzo, negándole el Gobierno de Hon- 
duras toda clase de auxilios, y, por último, si en caso de no ha- 
cer concentrarse á Malespin, el Gobierno de Honduras consentía 
en que las fuerzas del Salvador le persiguiesen en dicho punto 
allanando su territorio. Honduras no dio contestación satisfac- 
toria á estos puntos, y no hubo ya medio de evitar la guerra 
entre ambos países, y el general Cabanas fué consiguientemente 
nombrado jefe del ejército de operaciones sobre Honduras. El 
20 de Marzo el Gobierno compró un bergantín -goleta, al que dio 
el nombre de Veloz Salvadoreña, que fué armada en guerra 
y puesta bajó el mando de Juan Dheming. Malespin, por su 



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804 HISTORIA DEL SALVADOR 



parte, tenia á su disposición la goleta ConsieLacUn, la Agustina 
y la Carolina. 

Convenio de Clilnameca.— Hízose, sin embargo, 
una nueva tentativa para celebrar la paz y se firmó en este 
sentido un convenio en Cbinameca el 28 de Abril, entre los se- 
ñores Sebastián Salinas y Leonardo Romero, por parte de Hon- 
duras, y el general Nicolás Ángulo y licenciado Félix Quirós, 
por parte del Salvador. Este convenio no fué aprobado por el 
Gobierno de Honduras y los aprestos de guerra continuaron. 
El 28 del mismo mes el ejército llamado «protector de la Consti- 
tución», al mando del general Cabafias, se bailaba én San Anto- 
nio del Sauce. Tres dias antes una partida de hondurenos se 
hablan introducido por Santa Clara al territorio salvadorefio. 

Distinciones al general Quxmán • — La 
Asamblea del Salvador, en vista de la guerra de Honduras, ha- 
bía continuado sus sesiones, y deseando recompensar el servicio 
prestado por el general Ouzmáu desconociendo al general don 
Francisco Malespin, cuyo gobierno había causado general des- 
contento^ díóle, con fecha 19 de Mayo, los títulos 4® general de 
división y de benemérito de la patria, y otorgóle una medalla 
con la inscripción de: «El pueblo libre, el 2 de Febrero de 1846.» 

Aeción de Comay agua.— Mientras tanto el ge- 
neral Cabafias invadió el territorio de Honduras en los últimos 
dias de Mayo, y sin encontrar dificultad llegó hasta Comayagua^ 
capital entonces de aquella Bepública; mas habiendo sido atk- 
cado por las fuerzas que obraban al mando del general Guardio- 
la, los salvadoreños sufrieron una derrota, y muchos de ellos 
fueron inmolados sin piedad á las iras del vencedor. El valiente 
Cabanas dio la última carga con cinco oficiales para favorecer 
la retirada de sus tropas, y al volver al Salvador pidió que se 
le formase Consejo de guerra para justificarse, pues la retirada 
de los salvadoreños se debió á haberse propalado la voz de ha- 
ber sido cortados por los hondurenos. 

Aeeiones de Los Llanos y de Sensenti.— 
Al mismo tiempo que el general Cabanas invadía por el depar- 
tamento de San Miguel, se internaba también al territorio hon- 
dureno, por el departamento de Chalatenango^ el general Inda- 
lecio Cordero, que avanzó hasta Los Llanos de Gracias, en 
donde rechazó, el 7 de Junio, el ataque de las fuerzas hondure- 
nas mandadas por los generales Eusebio Toro y Ciríaco Bran, 
no habiendo podido permanecer en aquel lugar por falta de re- 
cursos y de elementos de guerra. El 10 del mismo mes los salva- 
doreños fueron derrotados en Sensenti, en donde los heridos de 



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HISTORIA DEL SALVADOR d05 



Comayagua y Santa Bosa, que volvían al Salvador, fueroA inha-» 
manamente fusilados* 

Los royeses de Comayagua y de Sensenti ocasionaron la 
invasión de los hondurenos al territorio del Salvador y también 
dieron motivó para que el Cuerpo Legislativo confiriese faculta- 
des extraordinarias al Poder Ejecutivo para atender á la defen* 
sa del pais y declarase la República en estado de sitio. £1 gene- 
ral Cordero, con las tropas que aun obraban bajo sus órdenes, 
filé encargado de defender el camino de Chalatenango^ y levan- 
tó trincheras en el paso del Lempa y en la ciudad de Suchitoto, 
en donde fácilmente podía impedir el avance del enemigo. 

Asalto de Santa Ana«— El día 23 de Junio unos 
facciosos^ en número de veinticinco, asaltaron la ciudad de 
Santa Ana át los gritos de «¡Vivan los Malespin!», «¡Viva María 
Santísimal)^, y se retiraron poco después por no haber podido 
sostenerse en aquel lugar. 

Invasión del ejéreito de Honduras «—El 
ejército hondurefio, mandado por el general Santos Guardiola, 
invadió al fin el territorio de la República^ y el 18 de Julio ocu- 
pó el puerto de la Unión, derrotando la guarnición que lo cus- 
todiaba. Ouardiola avanzó hacia el interior y el 7 de Agosto 
siguiente ocupó la plaza de San Miguel. Con presencia de aquel 
atentado, el Gobierno del Salvador protestó enérgicamente 
y exigió, en nota de 8 de Agosto, que el general Guardiola des- 
ocupase el territorio como base de un arreglo pacifico, al cual 
se hallaba dispuesto. Mientras tanto la división vanguardia sal- 
vadorefia se había movido de San Vicente á Lolotique; su nú- 
mero ascendía á novecientos hombres, mandados por el general 
Nicolás Ángulo. 

Acción del Obrajuelo*— Cuando el general Guar- 
diola recibió la nota del Gobierno del Salvador apareiító acce- 
der á su contenido. Apertoria mandó la nota de contestación al 
general Ángulo^ en la cual manifestaba retirarse al territorio 
hondureno: su verdadero movimiento era sorprender y atacar 
á los salvadoreños, y comprendiendo su objeto el general Án- 
gulo^ se movió, en la mafiana del 15 de Agosto, de Lolotique 
á la hacienda del Obrajuelo, distante legua y medía de San Mi- 
guel. Al saber Guardiola este movimiento, se hizo conducir con 
8u ejército por entre bosques y malezas, y llegó en el mismo 
día 16, á las dos de la tarde, á los patios de dicha hacienda por 
un rumbo por donde nadie podía esperarlo, y sin que el ejército 
salvadoreño hubiese tenido ningún aviso. A pesar de lo inespe- 
rado del ataque, los salvadoreños se organizaron y comenzó un 

20 



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306 HISTORIA DEL SALVADOR 



ataque reñido^ que^ después de dos horas y media, produjo la 
derrota completa de los mil cien hombres hondurenos que habian 
entrado en acción. Guardiola, al volver á San Miguel, aun tuvo 
tiempo de saquear algunas casas; al día siguiente el enemigo 
evacuó el territorio del Salvador, dejando en él campo del 
Obrajuelo más de cincuenta muertos y muchos elementos de 
guerra. Ün dia antes de la victoria del Obrajuelo, el general 
Cordero había sido batido por fuerzas hondurenas en Montere- 
dondo. Mientras tanto el coronel Quijano, á la cabeza de una 
división hondurena, ocupó el dia 15 la población de Chalate- 
nango. 

El 21 del mismo mes fueron derrotados en La Unión dos- 
cientos hombres que venían en auxilio de los invasores, quedan- 
do encargada la Comandancia de aquel puerto al coronel Anto- 
nio Car bailo. 

Apmisticio de SumpuL— El Gobierno de Hondu* 
ras, después de la acción del Obrajuelo, acordó una suspensión 
de hostilidades, y, en consecuencia, el general Ángulo y el co- 
ronel Quijano, en calidad de comisionados de éste y de aquel 
Estado, firmaron en Sempul un armisticio, con fecha 26 de Agos- 
to, el que fué comunicado al general Gaardiola, que se hallaba 
en la población fronteriza de Guascorán. 

Sorpresa de La Unión.— El general Guardiola, 
á pesar de estar entendido del armisticio, sorprendió con 200 
hombres al general Carballo, que se hallaba con un centenar de 
individuos de tropa en La Unión, con fecha 27 de Agosto. Mu- 
rieron el mismo general Carballo, el coronel León Ramírez 
y treinta y nueve soldados. Rste hecho, atentatorio al derecho 
de gentes, fué celebrado en Honduras como una victoria. Guar- 
diola, mandando quinientos hombres, avanzó al interior y ocu- 
pó, el 1.° de Septiembre siguiente, la plaza de San Miguel, 
mientras que el general Ángulo no tenia en San Vicente más 
que treinta hombres, de los cuales mandó quince á ocupar el 
paso de Lempa y pidió fuerzas á la capital para ir á situarse 
á Tecapa, en donde podía impedir el avance del enemigo. 

Pa2 de Sensentl.— Finalmente, después de movi- 
mientos militares sin resultado, se oyó al fin la voz de la razón; 
cesaron las constantes depredaciones del general Guardiola en 
el territorio del Salvador, y habiendo pasado á Honduras los 
señores Cayetano Bosque y José Antonio Jiménez, firmaron con 
los representantes de Honduras la paz definitiva el 27 de No- 
viembre en la poblacióQ hondurena de Sensenti. 



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HISTORIA DEL SALVADOR S07 



CAPÍTULO XVI 

DeBórdeneB interioreB 

Elección de Eugenio Aguilar. —Disposiciones del Cuerpo legislativo.— 
Rebelión encabezada por el obispo Viteri. —Salida del obispo Yiteri 
del territorio —Invasión del general Malespín.— Facciones de Petro- 
nilo Castro y de Ignacio Malespín.— Muerte de Malespín.— Ejecución 
de Ignacio Malespín y de dos de sus cómplices.— Facción de Santiago 
Nonualco.— Tentativa de reorganización nacional.— Muerte del gene- 
ral Manuel i. Arce. 



Blecclón de Bugenio Aguilar. — El dia 2 de 

Febrero de 1846, expiraron los poderes del general Joaquín 
Eufrasio Guzmán y tomó posesión de la presidencia el doctor 
Eugenio Aguilar, electo popularmente poco antes. Aguilar renun* 
ció la presidencia, pero el Poder legislativo acordó no admitírsela. 

Disposiciones dei Cuerpo legislativo. — 
£1 5 de Marzo la Asamblea legislativa dio el importante decreto 
de que la comandancia general debía quedar á cargo del presi- 
dente de la República, división que había causado las anteriores 
escisiones en el Qobierno; y el 12 del mismo mes acordó una am- 
nistia general para todos los comprometidos en la última guerra 
con Honduras. 

Rebelión encabezada pop el obispo Vi- 
teri* — El país comenzaba á reponerse de sus pasadas desgra- 
cias, cuando vino á turbar la paz una rebelión preparada y diri- 
gida por el obispo Viteri y Ungo, con el pretexto de que el 
presidente de la República quería expulsar á aquel de su dióce- 
sis. Por la tarde del día anterior se reunieron en el palacio epis 
copal unos cien hombres armados de pufiales, espadas y pistolas 
y aunque hubiera sido fácil dispersar aquel grupo, el Gobierno 
evitando la efusión de sangre, se limitó á asegurar los cuarteles 
Envalentonados los amotinados con la tolerancia de la autoridad 
se precipitaron al día siguiente sobre la guardia del Principal 
sin que ésta, según órdenes recibidas, disparase un solo tiro, hi 
cieron fuego sobre una escolta, hirieron y tomaron prisionero al 
jefe de ésta Eduvigis Angelino, que también tenía orden de no 
disparar, acometían á cuantos les hablaban de paz y en vista de 



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f. 



308 HISTORIA DEL SALVADOR 



esto fué necesario destacar una partida de yeinticinco hombres 
que los batieron hasta dispersarlos completamente, dejando ocho 
muertos y unos cuantos heridos y prisioneros. 

En aquel desorden, el obispo Viteri mandó insinuar al sefior 
Aguilar la necesidad de depositar el poder en obsequio de la paz, 
¿ lo cual accedió el presidente, llamando el mismo día 18 de 
Julio al senador Fermín Palacios, á quién entregó el mando de la 
República. Este acto de debilidad ó de exagerado deseo de resta- 
blecer la paz de parte del sefior Aguilar, causó excitación en toda 
la República, desfavorable al obispo. La población de San Sal- 
vador, encabezada por la Municipalidad, excitó al sefior Aguilar 
á que se hiciese nuevamente cargo del poder, y fueron tales las 
instancias de muchas personas en ese mismo sentido, que con 
fecha 17 de Julio el presidente de la República asumió el mando 
supremo. Los demás pueblos se pronunciaron en el mismo sen- 
tido que la Municipalidad dé San Salvador. £1 20 del citado mes 
el general Barrios, comandante entonces del departamento de 
San Miguel, escribió al sefior Aguilar desde Umafia diciéndole 
marchar hacia San Vicente con trescientos hombres y ochenta 
de caballería, en apoyo del supremo Gobierno. 

Salida del obispo Viteri del tepritopio. 
— Conociendo el obispo Viteri que no era apoyado por la parte 
sensata del pais, abandonó la diócesis y se dirigió á la República 
de Honduras dispuesto á unirse al general Malespin para traba- 
jar en favor de una restauración en favor de éste y tomar 
asi venganza de lo que él llamaba agravios hechos á su perso- 
na. Al salir el prelado, el Poder ejecutivo, por acuerdo de fe- 
cha 29 de Julio, le prohibió volver al territorio; y mandó seguir 
una información sobre su complicidad en los motines de la ca- 
pital. Esta resolución fué aprobada por el Cuerpo legislativo, 
el que autorizó al ejecutivo para solicitar del Sumo Pontífice el 
nombramiento de otro prelado. 

Invasión del general Malespin. — Mientras 
tanto Viteri, situado en los pueblos fronterizos de Honduras, ape- 
llidó á Malespin el defensor de la religión, le ofreció su ^poyo 
y le excitó á invadir el Salvador. En consecuencia, el general 
Malespin logró reunir treinta hombres y con ellos pasó el rio 
Sumpul el 1.* de Noviembre é invadió el territorio del Salvador 
mientras Escolástico Marín, que estaba al servicio de la causa 
del expresidente, amagaba introducirse por el departamento de 
San Vicente. En vista de esto se dictó un decreto con fecha 3 de 
Noviembre, autorizando á todos los habitantes del Estado para 
armarse y perseguir á la facción de Malespin^ quedando éste 



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HISTORIA DEL SALVADOR 309 



y los que le acompaOaron fuera de la proteociin de la ley. El 
6 fueron repelidos por el alcalde de Dulce Nombre de La Palma 
anos facciosos en el valle de Sacarlo. Al mismo tiempo organi- 
zóse una columna expedicionaria á las órdenes del general Án- 
gulo, quien con fecha 15 del mismo mes derrotó á los facciosos en 
el Dulce Nombre^ y el coronel Rubí deshizo otra partida en el 
pueblo de Olosingo. Contra Escolástico Marin, marchó el coro- 
nel Guillermo Quintanilla, quien habiendo atacado como á la 
una de la mafiana del 11 á aquel cabecilla cerca del rio de San 
Felipe, quedó muerto en aquel encuentro. 

Faeeiones de Petronilo Castro y de Ig^ 
naeio Maleapin* — En ese mismo mes hubo una subleva- 
ción de indígenas en Santiago Nonualco encabezada por Petro- 
nilo Castro, movimiento que más bien tenia el carácter de una 
guerra de castas que un apoyo en favor del obispo. Tan luego 
que se supo en San Salvador lo ocurrido destacóse sobre aquel 
lugar una fuerza á las órdenes del general don Trinidad Caba- 
nas. Castro, evitando un encuentro con esas fuerzas, se dirigió 
hacia la frontera de Honduras y unióse al brigadier Escolás- 
tico Marín. Estos facciosos fueron dispersados cerca de la hacien- 
da del Espíritu Santo por el patriota Marcelino Barrios. Más 
tnrde levantóse en Santiago una nueva facción, la que fué 
disuelta el 28 de Noviembre á los primeros disparos de las fuer- 
zas del Gobierno. Estos sucedía al mismo tiempo que los secua- 
ces de Petronilo Castro eran deshechos por los patriotas del 
pueblo de Sesori, dejando varios muertos y heridos. Al dia 
siguiente los vecinos de Izalco derrotaron una partida encabe- 
zada por el coronel Ignacio Malespln, quedando en poder de 
aquellos algunos elementos de guerra. 

Muerte de Malespin. — El dia 26 de Noviembre 
llegó el general Malespin á San Fernando acompañado de tres 
oficiales y un soldado. En aquella población hizo un disparo de 
pistola á un individuo y esta fué la señal de un levantamiento 
popular que dio por resultado la muerte de Malespin, las heri- 
das del oficial Francisco Saenz^ que le acompañaba, y la fuga 
de los demás. La cabeza del expresidente fué traída á la capi- 
tal, en donde se exhibió como un trofeo y fué puesta en una 
jaula de hierro en la garita de San Sebastián, en donde perma- 
neció algún tiempo. 

EJeeueión de Ignaeio Malespin y de dos 
de sus eómpliees.— El coronel Ignacio Malespin, cuya 
facción fué dispersada en Izalco, se dirigió á la costa y proyec- 
taba unirse á los facciosos de Santiago Nonualco, evitando el 



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310 HISTORIA DEL SALVADOR 



encuentro con fuerzas del Gobierno; varias partidas de tropas 
fueron destacadas en su persecución, hasta que el 28 de No- 
viembre fué capturado en unión de cinco oficiales en un lugar 
de la costa llamado «El Amate del Campo», y conducido á San 
Salvador, en donde habiéndosele juzgado y sentenciado, fué pa- 
sado por las armas en unión de los oficiales Julián Melis y Fran- 
cisco Gallo, & principios del mes siguiente. 

Faeeión de Santiago Nonualeo* — Mientras 
tanto, en Santiago Nonucdco la clase indígena rebelada se ha- 
bla ocupado en incendiar las casas de la gente acomodada ex- 
traña á aquel movimiento; mas el Gobierno hizo marchar fuer- 
zas á las órdenes de los generales Ángulo y Asturias, quienes 
obrando en combinación con el gobernador de San Vicente Do- 
roteo Vasconcelos y con Gerardo Barrios, jefe de las tropas de 
San Miguel, debelaron la facción el 2tí de Noviembre. El 2 de 
Diciembre siguiente se dio comisión al presbítero Ignacio Zal- 
dafia y al general Fermín Paredes, para acabar de restablecer 
la tranquilidad en Santiago Nonualco por medios pacíficos, 
ofreciendo un indulto general con excepción de los cabecillas. 
Pop desgracia, un comisionado rural, Atanasio Serrano, contra- 
riando las intenciones del Gobierno, fusiló á los cabecillas Blas 
Aquino y Cayetano Colindres, por lo cual fué sometido ajuicio. 

Tentativa de peopganizaeión naeional.— 
En 184t$ se hizo una tentativa de reorganización nacional. A ex- 
citativa del Gobierno del Salvador, los gobiernos de los demás 
Estados ofrecieron mandar sus comisionados á una dieta que de- 
bía formarse en la ciudad de Sonsonate. £1 17 de Febrero cele- 
bróse la primera junta por los representantes del Salvador, 
Guatemala y Costa Rica, y acordóse excitar á los gobiernos 
de Nicaragua y Honduras para que cuanto antes enviasen sus 
comisionados. El 16 de Junio celebróse una nueva junta por los 
representantes del Salvador, Honduras y Costa Rica, y enton- 
ces excitóse á mandar sus comisionados á los gobiernos de 
Guatemala y de Nicaragua. La dieta no piído organizarse debi- 
damente y las esperanzas del patriotismo quedaron fallidas una 
vez más. 

Muerte del general Manuel J* Avee* — E 
14 de Diciembre falleció en San Salvador el general Manuel 
José Arce, expresidente de Centro-América. La memoria de 
Arce es digna de la gratitud pública por haber sido de los que 
más trabajaron y sufrieron por la independencia de Centro- 
América. Tiene en su vida la página honrosa de haber pacifica- 
do á Nicaragua sin hacer un sólo disparo. Cayó en 1829 con el 



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HISTORIA DEL SALVADOR 311 



partido que hizo resistencia al restablecimiento legal de la Be- 
pública; habiendo sido desterrado, publicó en Méjico sus Memo- 
rias explicando los hechos de su administración. Volvió al 
Salvador después de la muerte del general Morazán; hizo> en 
oposición á Malespin, una tentativa revolucionaria que abortó 
en Contepeque. Dos meses antes de morir escribió dos remitidos 
de interés público en El Salivador Regenerado ^ de San Salva- 
dor. Sirvió á su patria con desinterés; murió en la miseria asis- 
tido apenas por dos ó tres de sus amigos^ y la soledad, el olvido 
de sus contemporáneos y el silencio, fueron los funerales de 
quien habla desempeñado las primeras funciones en la entonces 
naciente República centro-americana. 

Nuevas tentativas de reopganlxaelón 
naelonal* — El año siguiente fué pacifico para el Salvador, 
La Asamblea Legislativa concedió el titulo de Villa á la aldea 
de San Fernando — en donde recibió la muerte el general Fran- 
cisco Malespin, y entre otras cosas aprobó según se dijo antes, 
el acuerdo del Gobierno prohibiendo al obispo Viteri volver al 
Salvador y autorizando al Poder Ejecutivo para solicitar la 
provisión de un prelado virtuoso y digno que le sustituyese. £1 
22 de Julio se hizo un nuevo esfuerzo para la reorganización 
centro-americana; formóse una dieta en Nacaome compuesta 
de comisionados del Salvador, Honduras y Nicaragua. La dieta 
invitó al Qobierno de Guatemala á mandar sus comisionados, 
mas se excusó diciendo que por decreto de 21 de Marzo habia 
Quateraala asumido su soberanía y entrado en tratos con varias 
naciones europeas. Finalmente, el 7 de Octubre siguiente cele- 
bróse un pacto en aquella misma población, entre los represen- 
tantes de aquellos Estados, estableciendo un Gobierno provisio- 
nal compuesto de un delegado propietario y un suplente nom- 
brados por cada Estado. Ese Gobierno debia residir en la ciudad 
de Tegucigalpa y su principal objeto seria convocar una Asam- 
blea constituyente. 



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812 HISTORIA DEL SALVADOR 



CAPÍTULO XVII 
Gueppm eon Gumtemala 

Ele6Gión de Doroteo Vasconcelos. — Atentado cometido por tropas de 
Guatemala.— Trabajos del partido liberal.— Tratado con los Altos.— 
Asuntos religiosos.— Pacto de nacionalidad ftrmado en León. —Blo- 
queo del puerto de La Unión.— Misión á los Estados Unidos.— Trasla- 
ción al Salvador de los restos del general Morazán.— Ocupación de la 
isla del Tigre. — Varias disoosiciones. — Reelección de Doroteo Vas- 
concelos.— Revolución en Honduras.— Convenio de Pespire. — Conve- 
nio de San Salvador.— Bloqueo de La Unión y Acajutla. — Pronuncia- 
miento de La Brea.— Guerra con Guatemala.— Acción de La Arada. 

Sleeeión de Doroteo Vaseoneelos*— Termi- 
nado el periodo presidencial del doctor Aguilar, fué electo po- 
pularmente presidente de la República Doroteo Vasconcelos 
y vicepresidente el licenciado Fólix Quiroz. La Asamblea legis- 
lativa, después de haber dado posesión al presidente, emitió, 
con fecha 16 de Marzo de 1848, un decreto ratificando los pactos 
celebrados en Nacaome sólo en cuanto tenian por objeto la 
reunión de una Asamblea Nacional Constituyente. 

Atentado eometldo por tropas de Gua- 
temala* — Las relaciones entre el Salvador y Guatemala no 
eran muy cordiales. El 7 de Abril el coronel Bolaflos se intro- 
dujo al territorio salvadoreño persiguiendo & unos facciosos 
guatemaltecos, por cuyo hecho el Gobierno del Salvador enta- 
bló la correspondiente reclamación. 

Trabajos del partido liberal.— Durante la ad- 
ministración de Vasconcelos el partido liberal creyó poder rea- 
lizar la unión centro americana, y en el Salvador trabajóse para 
que los que en Guatemala tenian las mismas aspiraciones llega- 
sen al poder y nulificasen la infiuencia de Carrera y de las per- 
sonas que le rodeaban. Quezaltenango se pronunció en favor de 
la independencia del Estado de Los AltoSi y la insurrección 
llámala de los Lucios cundió en Guatemala. En Agosto del mis- 
mo año se pronunció en Chiquimula contra el Gobierno el gene- 
ral José Dolores Nufio, quien solicitó la protección del Salvador. 
El Gobierno del ciudadano Vasconcelos acreditó, en calidad de 



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HISTORIA DEL SALVADOR 313 



comisionados sayos, al doctor Francisco Duefias y al general 
Nicol&s Ángulo, y éstos celebraron con el caudillo de la revolu- 
ción un convenio, en el cual Ñafio se comprometió, tan luego 
que estuviese en posesión de la capital del Estado^ á proclamar 
la reorganización de la República de Centro-América y el reapa- 
recimiento del Estado de Los Altos, y el Gobierno del Salvador, 
por su parte, á apoyar á aquel jefe en la realización de tan im- 
portantes objetos. Carrera, no pudiendo de pronto sostenerse, 
convocó una asamblea y presentó su renuncia con fecha 16 de 
Agosto, la cual le fué admitida, emigrando á la Bepública de 
Méjico. Le sucedió Juan Antonio Martínez. Este cambio produjo 
el restablecimiento de las bueni^s relaciones con el Salvador. 
Mas por circunstancias que no se pudieron vencer, el partido 
liberal no obtuvo más que ventajas de momento, y el 8 de 
Agosto de 1849 el general Carrera, llamado por el general Pa- 
redes, volvió á entrar á Guatemala y á ejercer el poder abso- 
luto^ lo cual obligó á los demás Gobiernos centroamericanos, 
que no veían en él una garantía de paz, á prepararse para la 
guerra. 

Tratado eon Lros Altos.— El 11 de Octubre de 1848 
se había firmado una convención entre el Salvador y el recién 
restablecido Estado de Los Altos sobre paz y amistad, y ésta sir- 
vió de precedente para celebrar otra^ comprometiéndose ambas 
partes á formar una Asamblea Nacional Constituyente. 

Asuntos religiosos*— Desde el afio de 1848 el Go- 
bierno del Salvador había acreditado al doctor Ignacio Gómez^ 
ministro plenipotenciario, para solicitar de la Sede pontificia la 
provisión de un obispo que ocupase la vacante del padre Viteri 
y Ungo. El agente del Salvador desempeñó satisfactoriamente 
su comisión, logrando que el presbítero Tomás Miguel Pineda 
y Zaldafia fuese preconizado obispo con destino á la diócesis del 
Salvador, y expidiéronse las correspondientes bulas, que con 
fecha 6 de Enero del año siguiente obtuvieron el pan del Ge- 
bierno. 

Paeto de nacionalidad firmado en León. 
— El 8 de Noviembre, con el objeto de realizar la nacionalidad, 
firmóse en León un pacto por comisionados del Salvador, Hon- 
duras y Nicaragua: el Salvador fué representado por el licen- 
ciado Agustín Morales, Honduras por el licenciado Felipe Jáu- 
regui y Nicaragua por Gregorio Juárez. Estipulóse que los tres 
países formarían una representación nacional compuesta de dos 
representantes por, cada Estado; su duración seria de cuatro 
años; el cuerpo se instalaría en la ciudad de Chinandega, eli- 



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314 HISTORIA DEL SALVADOR 



gieado un presidente^ que lo seria de la Confederación, y un 
vicepresidente. Los representantes serian electos por las Asam- 
bleas legislativas. También se celebró otro convenio en el cnal 
los mismos comisionados estipularon que, en caso de desapro- 
barse el anterior pacto sobre Confederación^ formarían los tres 
Estados una sola Kepública, libre, soberana é independiente. 

Bloqueo del puerto de La Unión*— Mientras 
el patriotismo hacia esfuerzos en favor de la nacionalidad cen- 
tro-americana, Mr. Federico Chatfield, agente del Gobierno in- 
glés, instaba constantemente porque le fuesen atendidas unas 
reclamaciones que algunos de sus connacionales habian hecho, 
y que para ser resueltas favorablemente, el Gobierno habia tro- 
pezado con la dificultad de no estar legal ni suficientemente 
justificadas. £1 mismo Mr. Chatfield, á bordo de la fragata in- 
glesa Gorgon, bloqueó con fecha 11 de Octubre el puerto de La 
Unión. Este hecho obligó al Gobierno del Salvador á nombrar 
una comisión compuei^ta de los señores Miguel Montoya y Juan 
Antonio Alvarado, para que, según las instrucciones que les 
fueron comunicadas, tratasen de arreglar las dificultades susci- 
tadas por el agente inglés. 

Misión á los Sstados Unidos • — Al mismo 
tiempo que se trataba de arreglar el asunto relativo ¿ las recla- 
maciones inglesas^ el Gobierno del Salvador acreditó en ese 
mismo afio al licenciado Ignacio Gómez como agente suyo cerca 
del Gobierno de los Estados Unidos del Norte para que, expo- 
niendo los atentados cometidos por los agentes ingleses, solici- 
tase la intervención armada en favor del Salvador, Nicaragua 
y Honduras, para hacer cesar el malestar causado por los ingle- 
ses y apoyase la realización de la nacionalidad centro-america- 
na, y ofreciendo en nombre de aquellos países el derecho de 
canalizar el istmo de Nicaragua, de preferencia & cualquiera 
otra nación, y el de percibir las utilidades del canal por todo el 
tiempo necesario para indemnizarse del capital invertido en la 
canalización y sus intereses, lo mismo que una exención abso- 
luta de derechos en favor de los productos norteamericanos que 
pasasen por el canal por el término de veinte afios* Esta nego- 
ciación no pudo ser llevada á buen término á pesar de los 
esfuerzos del comisionado. 

Traslación al Salvador de los restos del 
general Morazán. — Mientras tanto, en la República de 
Costa Rica habia cambiado enteramente la opinión respecto del 
general Morazán; con fecha 6 de Novieml^re de 1848 aquel 
Gobierno dictó un decreto mandando exhumar los restos de 



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HISTORIA DEL SALVADOR 315 



aquel benemérito patriota para remitirlos á la República del 
Salvador, según Morazán lo habia dispuesto en sus últimos mo-* 
mentos; y el 27 del mismo mes se procedió á la ceremonia de la 
exhumación é identificación de los restos mortales, que, ence- 
rrados en una urna, fueron entregados al teniente coronel José 
María Cañas, á quien el Gobierno de Oosta Rica comisionó para 
traerlos al Salvador. El teniente coronel Cáfias, ácompafiado de 
Ramón G. González, viniendo á bordo del bergantín Chambón, 
llegó á las aguas de Acajutla el *¿7 de Enero de 1849, en cuyo 
lugar fueron recibidos con toda pompa los restos del ilustre 
Morazán por la Municipalidad de Sonsonate. De esta ciudad 
fueron llevadas aquellas inestimables reliquias á Santa Ana, en 
donde la Municipalidad de aquella población las recibió con la 
mayor solemidadc Los restos de Morazán quedaron en Santa 
Ana durante algún tiempo por concesión especial del Gobierno. 
El presidente Vasconcelos, por su parte, dictó un decreto, de 29 
de Enero, dando las gracias en nombre del Salvador al Gobier- 
no de Costa Rica por aquel hecho. Asimismo la Asamblea del 
Salvador declaró, el 21 de Febrero siguiente, nulo el decreto 
de 12 de Octubre de 1842, que concedía una espada al general 
Antonio Pinto. 

Ocupaeión de la Isla del Tigre.— El cónsul 
inglés, que tanto habia influido en mantener la separación de 
los Estados y que habia bloqueado el puerto de la Unión, ocupó 
militarmente, el 16 de Octubre, la isla del Tigre, en razón, dijo, 
de no haberse atendido por el Gobierno de Honduras á las re- 
clamaciones de subditos británicos, conducta que obligó al Go- 
bierno del Salvador á^ emitir un decreto reputando aquella 
ocupación como ilegítima é injusta. 

Varias disposiciones*— En 1849 la paz interior 
no se alteró á pesar de una pequeña facción que intentó levan- 
tar Petronilo Castro, quien, perseguido por las autoridades, 
emigró al Estado de Honduras. Se dio ensanche á la instrucción 
pública y se inauguró el cementerio general, en donde se habla 
construido una capilla y levantado una obra de mamposteria 
con nichos para guardar los cadáveres de personas acomodadas, 
mejora que exigía ya el adelanto de la población; y en lo políti- 
co dictó la Asamblea una disposición qué permitía la reelección 
del presidente del Estado por una sola vez, mediante cuya dis- 
posición el ciudadano Vasconcelos se hizo reelegir para el perio- 
do siguiente. 

Reelección de Doroteo Vasconcelos.— 
El 26 de Enero de 1850 la Asamblea legislativa declaró popu- 



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316 HISTORIA DEL SALVADOR 



larmente electo presidente del Salvador á Doroteo VasconceloSy 
precedente funesto en la historia de esta República. La elección 
para la vicepresidenoia recayó en el ciudadano Félix Quirós. 
Emitidas estas disposiciones de trascendencia, el Cuerpo leg^- 
lativo declaró, por decreto de 16 de Febrero, como un principio, 
la exclusión absoluta de cualquiera potencia extrafia en los ne- 
gocios domésticos é internacionales de los Estados republicanos 
de América. 

Revolueión en Honduras»— Conyenlo de 
Pespire* — El día 4 de Febrero pronuncióse en Honduras el 
general Santos Guardiola contra el presidente de aquel Estado, 
Juan Lindo, por causa de haberse negado á aprobar un tratado 
firmado en Costa Rica por el licenciado Felipe Jáutegui, conai- 
alonado de aquel Gobierno, con el cónsul inglés Federico Chat- 
field. En vista de esto, el general Gerardo Barrios, gobernador 
del departamento de San Miguel, excitó al presidente del Esta- 
do á mandar quinientos hombres á las órdenes del general 
Cabafias ó del mismo Barrios para proteger á Lindo contra la 
facción de Quardiola «con el fin — dijo — de tener un amigo en el 
Gobierno de Honduras para fines ulteriores». Vasconcelos some- 
tió el asunto á la decisión de la Legislatura, la cual nada resol- 
vió. Vasconcelos, sin embargo, nombró^ en calidad de comisio- 
nado mediador, á Victoriano Castellanos, y dispuso qae el 
general Barrios se internase, á la cabeza de una columna de 
tropas^ al territorio hondureno^ con el objeto 4® hacer más efi- 
caz el restablecimiento de la paz. La misión pacificadora produ- 
jo buen resultado, pues á fines del mismo m,es de Marzo, Victo- 
riano Castellanos firmó con el general Guardiola, en Pespire^ un 
convenio, por el cual deponía el general insurrecto las armas 
y reconocía la autoridad ejercida por Lindo. El 28 de Abril si- 
guiente el general Barrios regresó con su columna expedicio- 
naria. 

Convenio de San Salvador. — La Asamblea 
del Salvador, deseando la reorganización nacional, aprobó el 
pacto de León, y debiendo nombrar sus representantes al Con- 
greso que de conformidad á aquel pacto se formarla en aquella 
ciudad, fueron nombrados con tal fin los licenciados José María 
Silva y José Sacasa. Siguiendo la letra de ese pacto firmóse en 
San Salvador el 16 de Agosto por el general Gerardo Barrios 
como representante de Honduras, y por el licenciado Rafael Pino 
de parte del Salvador, un convenio en que ambos Gobiernos se 
comprometían á poner á disposición del Gobierno general sus 
fuerzas y recursos si fuese necesario para sostener & los pueblos 



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HISTORIA PEL SALVADOR 817 



Ó departamentos de Qaatemala ó Costa Rioa que quisiesen entrar 
á formar parte integrante de la nación. 

Bloqueo de I^a Unión y Aeajutla» — Mien- 
tras tanto no habia desaparecido la animosidad del Cónsal inglés 
contra el Salvador. £1 16 de Octubre de 1850, el comandante del 
barco «Champion» i perteneciente á la marina inglesa, comunicó 
al comandante de La Unión que aquel puerto quedaba bloquea- 
do de orden de Mr. Federicp Chatfleld^ encargado de negó* 
oíos de S. M. Británica; y el 6 de Noviembre siguiente el 
comandante del «Gorgon» bloqueó el puerto de Acajutla^ por 
disposición del mismo Mr. Chatfield, amenazando con once bu^ 
ques de vela que decían aproximarse á las costas salvadoreñas. 
El comandante del «Gorgon)^ amenazó también con hacer fuego 
sobre la población de Acajú tía, si se le negaban los víveres que 
necesitaba. Los ingleses exigían el cumplimiento de un tratado 
celebrado anteriormente con el Salvador, sin la ratificación 
legislativa; que el Gobierno se retractase de lo que habla dicho 
contra el eóusul Chatfield; que hiciese callar á la prensa inde^ 
pendiente, y por último que reconociese como agente consular 
inglés á Marcos Idigoras. El Gobierno de Guatemala ofreció su 
mediación para el arreglo de estas cuestiones; pero el del Salva- 
dor manifestó no admitirla por creerla ineficaz, una vez que no 
habia tenido resultado satisfactorio la mediación del cónsul 
francés. 

Pronunelamiento de La Brea.— El 11 de No- 
viembre siguiente pronuncióse el general José Dolores Nufio en 
«La Brea» á la cabeza de algunas ti opas contra la Administra- 
ción de Guatemala, y poniéndose bajo la protección de los Go- 
biernos del Salvador, Honduras y Nicaragua para lograr el rea- 
parecimiento del Gobierno nacional. £1 dia 17 del mismo mes el 
general Nufio comunicó haberse pronunciado de los pueblos da 
Jocotán, Comí tan y otros^ contra el general Rafael Carrera^ pro- 
clamando el gobierno nacional. 

Guerra con Guatemala.— El Gobierno de Guate* 
mala, por su parte, comenzó á levantar fuerzas para la defensa 
de su territorio, y el Salvador, á su vez, habiendo hecho alianza 
con el Gobierno deHonduras^se puso en actitud de guerra situan- 
do fuerzas en la frontera occidental. AI mismo tiempo excitó al 
de Honduras para situar fuerzas en Ocotepeque, resolvió apoyar 
el movimiento revolucionario del general Nufio y llamó al ser- 
vicio á los generales Santos Guardiola, Francisco Farrera é Isi- 
doro Saget. 

£1 4 de Enero de 1851, viniendo el capitán Eusebio Braca- 



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318 HISTORIA DEL, SALVADOR 



monte de Jútiapa & Chiquimula, sorprendió en Ipala á los oficia- 
les Petronilo Castro, Juan Maohuca, Benito Jovel, Rafael Gon- 
záleZ; Matías Casco, Juan Antonio Pantoja y á un sargento con 
un piquete de soldados, que venían con elementos proporcionados 
por el general Carrera á revolucionar en el Salvador* En el en- 
cuentro murieron los oficiales, con excepción de Pantoja, y Bra- 
camente se dirigió á Ocotepoque á incorporarse á las fuerzas del 
general Nufio. Esto sucedía mientras el presidente Vasconcelos 
conferenciaba en Ocotepeque con Juan Lindo, presidente de 
Honduras y acordaban tomar la ofensiva contra Guatemala. El 
12 del mismo mes el presidente del Estado depositó el mando 
supremo en el designado por la ley, licenciado Francisco Dueflas, 
para dirigirse á la frontera á ponerse á la cabeza del ejército. 

Cuando tres pueblos hermanos estaban para emprender ana 
lucha sangrienta, se instaló con fecha 9 de Enero la Represen- 
tación Nacional en Chinandega. Cupo á Hermenegildo Zepeda 
la honra de presidir ese Gobierno, funcionando como secretarios 
José Silva y Pablo Buitrago. El 20 de Enero el Gobierno nacio- 
nal, asi establecido quiso mediar en la contienda^ procurando 
investigar la causa de los armamentos que por una y otra parte 
se hacían^ pero esos propósitos de paz no tuvieron ningún 
resultado. 

El 24 de Enero llegó á Metapán el general Cabanas con 
1,500 hombres de buena tropa. El general Vicente Vaquero con- 
ducía 500 hombres que debían reunirse en Esquipulas al ejército. 
Mientras tanto el ejército salvadoreño se movió de Santa Ana 
sobre Metapán. Creíase que el grueso del ejército de Carrera 
se hallaba en Mita, y por esta razón Vasconcelos dio orden al 
general Gerardo Barrios de ocupar con su división la aldea de 
Chingo, acompañado de los generales Domingo Asturias y Agus- 
tín Pérez; mas Carrera, teniendo noticia del verdadero movi- 
miento del ejército aliado, abandonó sus acantonamientos de 
Jutiapa, Santa Catalina, la Azacualpa y Mita^ y avanzó sobre 
Chiquimula. El citado día 26 de Enero, Cabanas se puso en Me- 
tapán á las órdenes del presidente Vasconcelos, formando el 
ejército aliado un total, más ó menos, de cuatro mil hombres. 

Aceión de La Arada.— Con fecha 27 de Enero Vas- 
concelos dirigió una última comunicación al Gobierno de Gua- 
temala, exponiendo los motivos de la guerra y estableciendo 
como una de las condiciones de arreglo la expulsión del general 
Carrera del territorio de Guatemala. Las condiciones de paz no 
fueron aceptadas y las operaciones de la guerra continuaron. 
El 28 del mismo mes salió el grueso del ejército sobre Guate- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 819 



mala^ y en el lugar llamado «El Jocote» se presentaron á Vas^ 
concelos cuatrocientos montafieses. Como el Gobierno consideró 
ineficaz toda tentativa de arreglo, no aceptó con fecha 80 de 
Enero la mediación ofrecida por el Cónsul francés. Al llegar el 
ejército al pueblo de San José^ dispúsose embestir las posicio- 
nes que el enemigo, compuesto de poco más de dos mil hombres, 
tenia en una altura inmediata llamada «La Aradax^, y habiéndo- 
se dado la orden de acometer^ con fecha 2 de Febrero, el gene- 
ral Carrera resistió con buen éxito á los ataques repetidos de 
las divisiones que entraron en acción, y el ejército aliado pro- 
nuncióse en derrota; la nueva tentativa de reorganización 
centro-americana habla fracasado por completo. La retirada se 
hizo en bastante desorden. El valiente Cabanas tr^tó de reor- 
ganizar algunas compañías y con ellas situóse el 4 de Febrero 
en Coatepeque^ diapuesto á disputar el terreno al enemigo que 
avanzaba sobre el Salvador. El 9 de Febrero llegó el general 
Carrera á Chingo, de donde mandó una comunicación á la Muni- 
cipalidad de San Salvador anunciando su marcha sobre la capi- 
tal; el 12 ocupó el enemigo á Chalchuapa, haciendo avanzar 
cuatrocientos hombres por el camino de Síngüil. El general Ca- 
baftas, por su parte, ordenó á los corqneles Pedro Escalón y Ra- 
fael Padilla Duran, evacuar á Santa Ana y reunirse á él en 
Coatepeque. 

Un nuevo ejército se organizaba para defender el territorio, 
el que debia obrar en combinación con el de Honduras, pues el 
19 de Febrero túvose aviso de que el general Vaquero habla 
llegado á Suchitoto y se disponía á incorporarse á las tropas 
del general Cabanas. Habiendo comunicado éste el 22 de Febre- 
ro, desde Coatepeque, que Carrera proyectaba situarse á su 
retaguardia, el Gobierno mandó al general Ramón Belloso á si- 
tuarse con caatrocientos hombres á Opico. Finalmente Carrera 
retrocedió de Santa Ana y el Gobierno, con fecha 26 de Marzo 
siguiente, ordenó el licénciamiento del ejército de operaciones. 
La Asamblea premió los servicios de Cabanas dándole el titulo 
de «Benemérito de la Patria». 



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820 HISTORIA DEL SALVADOR 



CAPÍTULO XVIII 

Suoesos posteiplopes á Im oampmñm de Gumtemala 

Entrada de Francisco Duefias al poder.— La Eépresentación Nacional.— 
Disposiciones de la Reprei^entación Nacional. -^Arreglo de la deuda 
inglesa.— Guerra civil en Nicaragua.— Cuestión eleccionaria.— Elec- 
ción de Francisco Duefias. — JSoiígrados guatemaltecos. — Congreso 
Nacional Constituyente.— Atentados en la frontera.— Convenio de pai 
con Guatemala. —Invasión del general Cabanas.— Arreglo de nego- 
cios eclesiásticos. — Elección de José M.^ San Martín. — Ruina de San 
Salvador. —Traslación de la residencia del Gobierno á Cojutepeque. 
—Donativos en favor de los arruinados.— Guerra én Honduras y Nica- 
ragua.- Fundación de la Nueva San Salvador. —Fallecimiento de 
Barrundia, Molina y Saget. — Asalto de Ahuacbapán. — Protesta. — 
Mejoras. — Nuevos trabajos de paciñcación. —Trabajos de codifica- 
ción; el cólera morbus. 

Sntpada de Franelseo Dueftas al poder. 

— Después de la acción de La Arada continuó ejerciendo la 
presidencia del Estado el licenciado Félix Quirós. £1 18 de Fe- 
brero se instalaron las Cámaras legislativas bajo la presidencia 
de José María San-Martín. Cuatro dias después designó para 
ejercer el Poder Ejecutivo á los ciudadanos Francisco Duefias^ 
Permin Paredes y Manuel Rafael Reyes, y el 8 de Mayo siguien- 
te Félix Quíbós depositó el mando en Francisco Duefias, como 
primer designado. Vasconcelos no tuvo ya ingerencia en los 
asuntos paliticos. 

I^a Representaeión Naeional.— La Represen* 
tación Nacional habla seguido funcionando en Nicaragua. Con 
fecha 18 de Marzo, el patriota José Francisco Barrundia, comi- 
sionado del Salvador, habla expuesto la necesidad de reorgani- 
zar lo más pronto posible la nacionalidad centro-americana; 
mas considentndo de preferencia el restablecimiento de la paz 
entre el Salvador, Honduras y Guatemala, la Representación 
Nacional nombró para tal objeto en calidad de comisionados su- 
yos á José Maria Zelaya y á Manuel Barberena. Por desgracia 
el Gobierno de Guatemala no reconoció en ese carácter á los 
señores Zelaya y Barberena y la paz no pudo restablecerse de 
una manera segura. Igual política siguió Mr. Federico Chatfield, 



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HISTORIA DEL SALVADOR 321 



agente consular de S. M. Británica, y esto dio motivo para qne 
la Representación Nacional ordenase con fecha 26 de Julio el 
retiro del exequátur otorgado á la patente en que se le acredi- 
taba con aquel carácter. 

I>lsposleiones de la Representaelón Na^* 
Clonal* — En Mayo de este mismo afio la dieta nacional de- 
cretó el pabellón y escudo de armas de la nación y se ocupó de 
uniformarlas tarifas y aranceles en todos los puertos^ y todo 
lo concerni^ite al cpmercio y relaciones exteriores. £1 escudo 
de armas de la Unión centro-americana seria un triángulo 
equilátero. En su base aparecería una cordillera de tres volcan 
nes colocada en un terreno bafiado por ambos mares; en el vér- 
tice el arco-iris y bajo éste el gorro de la libertad difundiendo 
luces y con tres estrellas en la parte superior. El escudo llevarla 
la inscripción de: Federación de Centro- América. El pabellón se- 
ria formado de tres fajas horizontales^ azules las de los extremos 
y blanca la del medio. Esta disposición se'hizo saber á los es- 
tados de la confederación. 

El 26 de Junio siguiente la dieta nacional dio un decreto 
convocando á los pueblos de los Estados del Salvador, Hondu- 
ras y Nicaragua, á elegir diputados para la formación de una 
Asamblea Nacional Constituyente^ — conforme al pacto de 8 de 
Noviembre de 1849. Cada Estado debia elegir diez diputados 
propietarios y diez suplentes. El Salvador acogió este decreto 
y procedió á las correspondientes elecciones. 

Arreglo de la deuda inglesa»— Una de las cau- 
sas que más hablan amenazado la paz del Estado era el asunto 
de reclamos hechos por Mr. Chatfíeld en nombre de algunos de 
sus connacionales. Con el objeto de dar cuanto antes por ter- 
minado este negocio, comisionó para tal objeto el Gobierno del 
Salvador al licenciado Ignacio Gómez. Este celebró con fecha 
16 de Agosto en Guatemala, un arreglo con Mr. Chatfield pa- 
gando la anualidad de quince mil pesos conforme al convenio 
de 12 de Noviembre de 1849, por razón de las reclamaciones 
de los subditos británicos; y á su vez Mr. Chatfield se allanó 
á atender las gestiones hechas de parte del Salvador sobre re- 
baja de algunos reclamos que aun quedaban pendientes. Tam- 
bién quedó satisfecho el agente inglés con las explicaciones que 
le fueron dadas sobre la dureza conque habla sido tratado por 
la prensa independiente. 

Guerra el vil en Niearagua. — Mientras tanto^ 
la guerra civil, promovida por el general Trinidad Mufioz, ha- 
bfa estallado en Nicaragua, y no pudiendo el Gobierno del Sal- 

21 



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322 HISTORIA DEL SALVADOR 



vador ver con indiferencia lo que por allá ocurría,. dio comisión 
al licenciado Luis Molina para trabajar en favor del restableci- 
miento de la paz. Los acontecimientos de Nicaragua determina- 
ron á la Representación Nacional á trasladar su residencia 
á Tegucigalpa. El comisionado Molina entendióse con los varios 
partidos, y ya había obligado á éstos á firmar, á mediados de 
Noviembre, un armisticio, cuando ocurrieron ios encuentros de 
armas^de Nagarote y de Chinandega, que parecieron alejar toda 
esperanza de próxima paz. Tropas de Honduras marcharon en 
defensa de la autoridad legítima de Nicaragua y obligaron á los 
pronunciados á capitular en la plaza de León. Este hecho dio 
fin al -pronunciamiento del general Mufioz del 4 de Agosto 
anterior. 

Cuestión eleeelonarla. <— Cuando ocurrían los 
acontecimientos de Nicaragua, agitábase con empefio en el Sal- 
vador la cuestión eleccionaria. Apareció entonces la candidatu- 
ra de Francisco Dueñas, que actualmente ejercía el Poder Eje- 
cutivo, como la más favorecida por la generalidad, y, en efecto, 
. en Diciembre siguiente fué electo por una respetable mayoría 
para el ejercicio de la primera magistratura de la nación en el 
siguiente bienio. Los anuncios de paz eran al finalizar el año 
de 1851 más acentuados. En Noviembre el Gobierno de Guate- 
mala había dispuesto dar libertad á los prisioneros de «La Ara- 
da», y el Salvador, por su parte, atendió á las reclamaciones 
que el Gobierno guatemalteco hizo sobre revolucionarios situa- 
dos en la frontera. Los estudios universitarios adquirieron ma- 
yor impulso y la industria y el comercio cobraron bastante in- 
cremento. 

Sleeelón de Franeiseo Duéftas. — El afio 
de 1852 comenzó bajo mejores auspicios. El 20 de Enero insta- 
lóse el Congreso legislativo y nueve días después declaró popu- 
larmente electo para la presidencia del Estado al licenciado 
Francisco Dueñas, y designó para llenar la vacante del Ejecu- 
tivo á José María San Martín, Joaquín E. Guzmán y Fermín Pa- 
redes. El mes siguiente hubo en San Vicente conatos de procla- 
mar jefe del Estado á Doroteo Vasconcelos, en vista de lo cual 
el Gobierno mandó al general Belloso á situarse con un batallón 
á aquella ciudad, y la caima quedó restablecida. 

Smlgradios guatemalteeos* — A principios de 
Abril el Gobierno de Guatemala avisó al del Salvador que Do- 
lores Nufio, Juan y Eusebio Bracamente, Julián Morales y otros 
emigrados guatemaltecos intentaban invadir el territorio de 
Guatemala por el departamento de Chiquimulo, y el Gobierno 



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HISTORIA DEL SALVADOR 323 



del Salvador, con presencia de esos datos, dictó las convenien: 
tes disposiciones para evitar que se inquietase á los pueblos 
fronterizos de Guatemala. 

Congreso Naelonal Constituyente*— Mien- 
tras tanto, el Gobierno coDfe4eral habla quedado disueito, cir- 
cunstancia que decidió al Gobierno del Salvador á reasumir las 
relaciones exteriores. Las esperanzas en la reconstrucción de la 
patria centro-americana se alejaban una vez más; pero la ocu- 
pación de parte' del territorio hondurefio por los ingleses, decidió 
al Gobierno de aquel Estado á excitar á los demás para mandar 
sus representantes á Tegucigalpa^ lugar donde debian reunirse. 
El Salvador, á su vez^ interesado siempre en favor de la idea de 
nacionalidad, excitó á los ciudadanos Victoriano Nuila, Luis 
Ayala, Cayetano Molina^ José Sacasa, Gerardo Barrios, Miguel 
Montoya, Juan José Bonilla y José Campo, nombrados en virtud 
del decreto de 26 de Junio, para emprender cuanto antes su 
marcha á Tegucigalpa. 

Atentados en la f Pontera«— La paz se afianzaba 
cada dia más en el interior, pero la guerra civil continuaba en 
el Estado de Guatemala y los pueblos fronterizos del Salvador 
vivían intranquilos. El 6 de Agosto los coroneles Gregorio So- 
lares y Leandro Godoy se introdujeron al territorio del Estado 
por el dibtrito de Ahuachapán persiguiendo á los facciosos de 
Guatemala, y el 9 de Octubre siguiente tropas provenientes de 
Jutiapa hicieron una nueva incursión y saquearon algunas casas 
de Atiquizaya. Los moradores de esta población se armaron 
y repelieron á los invasores, haciéndoles dos muertos y quitan 
doles algo de lo robado. Las reclamaciones del Salvador por 
esos atentados fueron seguidas de notas satisfactorias de parte 
del Gobierno de Guatemala. 

Convenio de paz eon Guatemala* — Ese es- 
tado de dificultades con Guatemala desapareció al firmarse en 
Abril de 1863, por ambos Gobiernos, un convenio de paz, el cual 
fué confirmado por otro el 17 de Agosto del mismo año, por el 
que los gobiernos contratantes reconocían las dos Repúblicas, 
del Salvador y Guatemala, en su capacidad de soberanas é in- 
dependientes y se comprometían á respetar sus territorios. 

El Salvador sólo pudo haber suscrito ese convenio autori- 
zado por el decreto legislativo de 17 de Marzo anterior decla- 
rando insubsistente el Estatuto emitido por la Asamblea Cons- 
tituyente en 13 de Octubre de 1862 y el tratado de 8 de No- 
viembre de 1849, resolución que no pasó sin reclamación de 
parte del Gobierno de Honduras, que veia alejarse el momento 



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324 HISTORIA DEL SALVADOR 



de la reconstrucción de la patria centronamericaaa. Nicaragua 
eiguió la misma conducta que el Salvador. 

Invasión del general Cabaftas*— Mientras se 
restablecía la paz con Guatemala, estallaba ana nueva guerra 
entre esta República y Honduras. El general Oabafias habia le* 
vantado un ejército, con el cual invadió en Junio el territorio 
guatemalteco y llegó con fecha 2 de Julio á ocupar í Chiqui- 
muía; pero el 6 del mismo mes fué derrotado por fuerzas de 
Guatemala mandadas por el general Vicente Cema. Cabafiag 
retrocedió & Honduras» y Nuflo, su aliado^ huyó por el camino 
de Jocotán. Por lo que toca al Salvador, circulaban rumores de 
próxima invasión al territorio salvadorefio por tropas de Hon- 
duras, y en vista de esto acreditóse en calidad de comisionado 
al coronel Rafael Padilla Duran cerca del Gobierno de endu- 
ras. De ello resultó que el general C'abafias^ entonces presidente 
de aquel Estado, manifestase intenciones pacificas respecto del 
Salvador. 

Arreglo de negoelos eelesiáetieos»— No se 
descuidaban tampoco los asuntos religiosos. Con motivo de la 
ausencia del obispo Viteri y Ungo, de la diócesis del Sal- 
vador, la administraba el sefior Pineda y Zaldafia, que des- 
de 1849 habia sido consagrado en la población de Ocotepeque 
con el titulo de obispo de Antigona in partibui infídelium. En 
Julio del afio anterior Su Santidad el Papa habia encargado al 
sefior Zaldafia la administración de la diócesis^ concediéndole el 
ejercicio de los pontificales y el uso de solideo durante la misa; 
el 22 de Enero de 1849 el sefior Viteri encargó á su vez el go- 
bierno de la Iglesia salvadorefia al obispo electo, cesando en sus 
funciones el presbítero Manuel María Zecefia, que administraba 
la diócesis interinamente. Más tarde^ el 27 de Octubre del mis- 
mo afio, en consideración á que en el próximo Consistorio debía 
ser absuelto el sefior Viteri del vinculo que lo ligaba á la iglesia 
salvadorefia^ el Papa nombró al sefior Zaldafia administrador 
apostólico de San Salvador. Finalmente, el 10 de Marzo de 1852, 
el sefior Zaldafia fué electo obispo en propiedad. El 20 de Julio 
siguiente el presidente del Salvador se dirigió al Papa explicán- 
dole haber sustituido el diezmo por la oblación religiosa y pi- 
diendo facultase al sefior obispo Zaldafia para organizar el Ca- 
bildo eclesiástico, en previsión de Sede vacante, y dar posesión 
canónica á los capitulares. El arreglo de los asuntos eclesiásti- 
cos contribuyó á la paz que reinó en 1863, último del periodo de 
Francisco Duefias. En este afio inauguróse solemnemente el 
edificio de la Universidad nacional^ se dio ensanche á la instruc- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 325 



cióii pública y ae celebraron contratas para establecer un cufio, 
una linea de vapores en el Pacifico, tocando con nuestros puer- 
tos^ y la navegación de buques menores de vapor y de vela en 
el rio Lempa. 

Sleeelón de José Mapia San Martin «*— 
El 1.^ de Febrero de 1864 expiraron los poderes de Francisco 
Duefias en la administración del Salvador. Las elecciones se 
hablan practicado en orden, y mientras se proclamaba el candi* 
dato favorecido por la mayoría, Duefias depositó el mando en 
Vicente Qómez. £1 11 del mismo mes el Cuerpo lefrislativo decla- 
ró popularmente electo presidente del Estado á José Maria San 
Martin, y vicepresidente al general Mariano Hernández, para 
el periodo de 1864 y 1866. Designóse también para el ejercicio 
del Poder Ejecutivo, en defecto de aquellos funcionarios, á los 
senadores Juan José Bonilla^ licenciado José Maria Silva y Vi- 
<^ente Gómez. * 

Ruina de San Salvador.— Cuando el ciudadano 
San Martin se entregaba de lleno á sus tareas administrativas, 
un temblor, ocurrido en la noche del 16 de Abril, dejó en ruinas 
la población de San Salvador. Afortunadamente, hubo pocas 
victimas; la consternación fué general; el pueblo gritaba pidien- 
do á Dios misericordia; la población se hallaba envuelta en una 
densa nube de polvo, al través de la cual la luz pálida y morte- 
cina de la luna daba á aquella escena un aspecto verdadera- 
mente sioiestro. Al amanecer muchas personas abandonaron la 
ciudad en diferentes direcciones y los sacudimientos de tierra, 
menos fuertes que el de la noche, se sucedían á cada momento. 

Traslaelón de la pesldenela del Gobier- 
no ¿ OoJutepeQLUe*— Habiendo quedado arruinados los 
edificios públicos, el Gobierno dispuso trasladar su residencia 
á la ciudad de Cojutepeque. La Universidad y la Corte de Jus* 
ticia se establecieron en la ciudad de San Vicente; la Sede epis- 
copal se trasladó también á Cojutepeque, quedando tan sólo en 
San Salvador las autoridades locales encargadas del orden de la 
población. 

Donativos en favor de los arruinados. 
Lia desgracia de San Salvador causó general interés dentro 
y fuera del Estado. En varias poblaciones se formaron Juntas 
de subscripción para el socorro de los arruinados^ sólo del de- 
partamento de San Miguel fué remitida la suma de mil trescien- 
tos pesos. Los Gobiernos de Guatemala, Honduras y Costa Rica 
remitieron con el mismo fin unas cantidades de dinero, y otro 
tanto hizo por si el señor Luis Clementí, arzobispo de Damasco, 



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826 HISTORIA DEL SALVADOR 



delegado apostólico en Méjico. A la desgracia de San Salvador 
sucedió una general carestía de articules de primera necesidad, 
que causó un verdadero malestar en el Estado. 

Guerra en Honduras y Nicaragua.— Mien- 
tras tanto la guerra habla estallado entre Guatemala y Hondu- 
ras. Deciase que el general Cabaftas fomentaba la revolución 
en Nicaragua y que se proponía enajenar parte del territorio 
nacional. 

El Gobierno del Salvador, por su parte, deseando el 
restablecimiento de la paz entre ambos paises, acreditó comisio- 
nados cerca de los Gobiernos de Guatemala y de Honduras. Ta- 
les comisiones no produjeron el resultado que se deseaba. Tam- 
bién había estallado, nuevamente la guerra civil en Nicaragua. 
El partido opositor al Gobierno del general Fruto Chamorro, 
alegando repetidos abusos en la administración pública^ había 
hecho armas y proclamado director supremo provisional á Fran^ 
cisco Castellón. Las tropas revolucionarias hablan llegado has- 
ta sitiar la plaza de Granada. Tal situación determinó al Gobier- 
no del Salvador á acreditar á Norberto Ramírez en calidad de 
comisionado suyo, á fin de lograr la pacificación de Nicaragua. 
El Gobierno de Guatemala juzgó ineficaz toda mediación paci- 
fica y propuso al Gobierno salvadoreño la intervención armada 
de los dos paises; mas el Salvador se atuvo al medio pacifico^ 
que ya había puesto en práctica. 

Fundaelón de la Nueva San Salvador.— 
Sin perjuicio de atender á la pacificación de Centro-América, el 
Gobierno recabó el parecer de personas inteligentes para desig- 
nar un lugar á propósito donde fundar una población que sirviese 
de asiento á las autoridades supremas, y con fecha 4 de Junio 
los señores B. Bogen, Francisco Dueñas, Bafael Padilla Duran, 
Felipe Cha vez y Manuel Santos Muñoz, expusieron al Poder 
ejecutivo que el punto que llenaba las deseadas condiciones era 
la llanura de Santa Tecla, situada tres leguas y media al Occi- 
dente de San Salvador. A este informe siguióse una exposición 
presentada con fecha 6 de Julio siguiente por muchos ciudada- 
nos^ en la cual pedían se estableciese la capital en aquel punto. 
Tomado lo anterior en consideración, el Gobierno dio el 8 de 
Agosto un decreto autorizando la fundación de la Nueva San 
Salvador en Santa Tecla, y ofreciendo al mismo tiempo franqui- 
cias en favor de los que en dicho lugar se domiciliasen. Bien 
pronto se hizo el trazo de la nueva población, comenzáronse 
á construir los edificios, personas de diversas condiciones fueron 
á establecerse á aquel lugar, y en pocos meses la nueva ciudad 



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HISTORIA DEL SALVADOR 327 



presentó un aspecto animador merced á la actividad y constan*- 
cia de sus moradores. 

Fall'eelmiento de Barrundla^ Molina 
y Saget* — £l día 3 de Agosto falleció en la ciudad de Was- 
hington el ilustre patriota José Francisco Barrundia en ocasión 
de hallarse desempeñando una misión diplomática como repre* 
sentante del Gobierno de Honduras. Cuatro dias después^ cele- 
bráronse exequias en honor de su memoria en la iglesia de San 
Pedro, de aquella misma ciudad, á cuya ceremonia concurrieron 
algunos miembros del cuerpo diplomático. En esa ceremonia el 
reverendo Mr. Carthy, dijo que Centro-América podia con razón 
lamentar su pérdida porque él habla sacrificado todo cuanto 
tenia por servirla, y que el sentimiento más noble que laiengua 
humana pudiese expresar en favor del difunto, era que habla 
muerto sirviendo á su patria. Lamentábase aún la pérdida de 
Barrundia^ cuando el 21 de Septiembre siguiente falleció en 
Guatemala el no menos ilustre doctor Pedro Molina. Barrundia 
y Molina siempre trabajaron sin descanao en favor de la liber- 
tad y del bienestar de su patria y su memoria es digna de la 
sempiterna consideración, gratitud y respeto de sus compa- 
triotas/ El 28 de Agosto falleció igualmente el general Isidoro 
Saget, que tanta participación tomó en lo^ acontecimientos mili- 
tares de su tiempo. 

Asalto de Ahuaeliapán.— Mientras tanto la gue- 
rra continuaba en Honduras y Nicaragua, sin que hayan sido 
parte á disminuir sus horrores los amistosos oficios del Gobierno 
del Salvador. El orden reinaba en la República cuando á prin- 
cipios de Octubre una pandilla de facinerosos asaltaron la plaza 
fronteriza de Ahuachapan, y causaron algunas depredaciones, 
pero fueron prontamente encarmentados y repelidos por las 
autoridades, y la calma quedó restablecida. 

Protesta. — En Octubre de ese mismo afio volvióse á sus<* 
citar la especie de haber querido enajenar, el Gobierno de Hon- 
duras, algunas islas del golfo de Fonseca para fundar colonias 
que habían arruinado, se decía, el comercio del Salvador y puesto 
en peligro la independencia centro-americana. El Gobierno 
del Salvador se vio, pues, en la necesidad de protestar, como en 
efecto lo hizo, por aquella proyectada enajenación. Por fortuna 
mediaron explicaciones tranquilizadoras de parte del Gobierno 
de Honduras, y no se pensó más sobre el asunto. 

Mejoras* — A pesar de los contratiempos relacionados, 
la paz de que se disfrutaba en el interior continuó dando sus 
frutos. Nombráronse comisiones para la formación de un Código 



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828 HISTORIA DEL SALVADOR 



de Comercio^ y para la Recopilación de las leyes patrias, traba- 
jos que se encomendó al distinguido jurisconsulto, presbítero 
doctor Isidro Menéndez; y concluyóse por el empresario, doctor 
Drivón, el muelle mandado construir en el puerto de Acájutla. 

Nuevos trabajos de paelf leaelón. — El año 
de 1856, fué igualmente pacifico y próspero para el Salvador. 
Los funcionarios públicos cumplieron sus deberes con regulari- 
dad y el progreso en todos sentidos se hizo notar. En ese afto el 
Gobierno del Salvador hizo un nuevo esfuerzo para lograr la 
pacificación de Honduras y de Nicaragua. Tuviéronse conferen- 
cias con este importante objeto entre José María Sara via, repre-^ 
sentante de Guatemala, Enrique Hoyos, del Salvador, y Tomás 
Ayón de parte de Honduras^ pero desgraciadamente no se pudo 
llegar á un definitivo avenimiento. La guerra siguió «u curso. 
El general Francisco Lope pronuncióse contra el Gobierno del 
general Cabaftas, á quien derrotó en Masaguara y obligó & 
salir del territorio, quedando Santiago Bueso encargado provi- 
sionalmente de la presidencia de aquel Bastado. Por lo que toca 
á Nicaragua, nombróse comisionado pacificador al presbítero 
Manuel Alcaíne, quien no pudo hacer escuchar la voz de la fra- 
ternidad y de la reconciliación, y la guerra civil continuó con 
todos sus horrores. 

Trabajos de eodlfleaelón. — SI eólera 
mopbus. — En este año quedó terminada la obra encargada al 
presbítero Menéndez y la comisión redactora del Código de Co- 
mercio dio también cuenta de su encargo. Estos trabajos impor- 
taban una mejora en el estudio de la jurisprudencia patria. El 
Salvador contribuyó con sus frutos y artefactos á la gran Expo- 
sición de París y todo parecía presagiar una situación verdade- 
ramente próspera^ cuando el alcalde de San Alejo avisó en 
Octubre que el cólera morbus había invadido aquella población. 
Sin embargo, sintiéronse sus efectos destructores hasta dos afios 
después. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 329 



CAPÍTULO XIX 
CampaAa de Nleapagua contra IO0 llllbaatepoa 

Elección de Rafael Campo. — Waiker en Nicaragua. — Actitud del Sal- 
vador. —Los partidos en Nicaragua. — Conducta del Gobierno de 
Costa Rica. — ^Nuevos auxilios.— -Primeros movimientos.— Acciones de 
Masaya y de Granada.— Segunda invasión de Costa Rica. — Aumento 
del ejército aliado. —Nuevos combates sobre Masaya.— Incendio y 
abandono de Granada por los filibusteros. — Expedición al rio de San 
Juan.— Xatruch, general en jefe. —Ocupación de San Jorge. — Com- 
bates sobre San Jorge.— Ataques en el río de San Juan.— Capitulación 
de Rivas.— Distinciones.— Incidente ocurrido en León. — Regreso del 
general Belloso. — Regreso del ejército expedicionario.— Pronuncia- 
miento de San Salvador.— Terminación del conflicto.— El cólera mor- 
bos.— Asuntos interiores. 



Kleeelón de Rafael Campo.— El día 30 de £nero 
de 1866 fueron declarados electos, por la Asamblea legislativa^ 
presidente del Estado Rafael Campo y vicepresidente el licen- 
ciado Francisco Dueffaa, para el periodo de 1866 y 1867. El pre- 
sidente electo tomó posesión de su puesto el 12 de Febrero 
siguiente. 

Walker en Nleapagua.— Desde el mes de Octubre 
anterior se hablan veriñcado en Nicaragua acontecimientos que 
habian alarmado á Centro- América. 

Los oficios del Gobierno del Salvador á fin de hacer cesar 
en aquel pais la guerra civil, habian sido infructuosos. Y los 
partidos democrático y legüimista se hacian cruda guerra. Por 
desgracia el democrático apeló al elemento extranjero para 
vencer, y William Walker, á la cabeza de unos aventureros 
americanos, al servicio del . Gobierno de León, se apoderó en 
Octubre de 1866 de la ciudad de Granada, y más tarde se hizo 
proclamar jefe de la República de Nicaragua Sus miras de do- 
minación se extendían á todo Centro- América. Tal actitud de- 
cidió al Salvador á hacer causa común con los demás Estados 
de Centro- América con el fin de arrojar del suelo patrio á los 
filibusteros. 

Aetltud del Salvador» — Francisco Dueñas, vice- 
presidente encargado del Poder Ejecutivo^ dio el 26 de Junio 



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330 HISTORIA DEL SALVADOR 



una proclama llamando al pais á las armas. A esa proclama 
siguió un decreto levantando un empréstito para atender los 
gastos del ejército. En el mismo mes de Junio marchó á Nicara- 
gua la primera división mandada por el general Ramón Belloso 
y el 18 de Julio siguiente firmóse un convenio entre el Salva- 
dor, Guatemala y Honduras, haciendo la guerra á los filibuste- 
ros de Nicaragua. 

Los partidos en Nlearagua.— Felizmente para 
la causa de Centro-América, el partido democrático separóse de 
Walker, y el 13 de Septiembre, olvidando las rencillas de locali- 
dad, unióse al partido legitimista para atender á la defensa co- 
mún. Ese convenio fué garantizado por los generales en jefe de 
los ejércitos del Salvador y de Guatemala. En Nicaragua ejer- 
cía el Ejecutivo Nacional Patricio Rivas; su Gobierno se halla- 
ba establecido en la ciudad de León; y Walker tenia su cuartel 
general en Granada. 

Conducta del Gobierno de Costa Rica.— 
El Gobierno de Costa Rica por su parte fué el primero en co- 
menzar la lucha contra los filibusteros. El ejército de aquella 
República obtuvo contra aquellos una memorable victoria ea 
Rivas el 11 de Abril. Por desgracia el cólera morbus, que habla 
estallado en las filas costaricenses/ había obligado al ejército 
á. retroceder. 

Nuevos auxilios*— El I."" de Octubre marchó á Ni- 
caragua la segunda división salvadoreña mandada por el gene- 
ral Domingo Asturias; ya el 24 de Septiembre anterior hablan 
zarpado de La Unión^ con destino á San José de Guatemala, los 
buques «Ascensión», «San Joaquín» y «Centro- América», que 
debían conducir á Nicaragua fuerzas y elementos de guerra 
destinados por el Gobierno guatemalteco á la defensa común. 

Pplmepos movimientos.— Cuando en Leó^ es- 
tuvieron reunidas tropas suficientes de salvadoreños^ nicara- 
güenses y guatemaltecos, comenzaron las operaciones contra el 
enemigo. El día 24 de Septiembre ocupó el general Belloso la 
ciudad de Managua, ahuyentando en Matiare y en la hacienda 
del Pozo algunas partidas enemigas. El 2 de Octubre ocuparon 
las fuerzas aliadas la plaza de Masaya, que se hallaba fortifica- 
da por las tropas de Walker. Este concentró-sus fuerzas á Gra- 
nada, hacia cuyo punto se dirigía con sus fuerzas el general To- 
más Martínez. Justo desaliento causó el haber sido invadido el 
ejército por el cólera morbus, sucumbiendo, victimas de la terri- 
ble epidemia, jefes y oficiales distinguidos; mas esto no fué obs- 
táculo paia que se interrumpiesen las operaciones de la guerra. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 331 



pues dos días después Belloso ocupaba el pueblo de Jinotepe, 
distante treinta y cinco leguas do León y muy pocas de la plaza 
de Qranada. ' 

Aeelones de Masaya y Granada. — Walker, 
dejando tan sólo doscientos hombres en Granada^ fué á atacar 
con ochocientos combatientes á las tropas aliadas que se halla- 
ban en Masaya. £1 ataque comenzó en la noche del 11 de Octu- 
bre y después de veinticuatro horas de un fuego muy nutrido 
el enemigo pronuncióse ea derrota dejando en el campo muchos 
muertos. Distinguióse especialmente en esa acción por su valor^ 
según el parte dado por el general en jefe, el teniente coronel 
Pedro Rómulo Negrete. Mientras Walker atacaba á Masaya, el 
general Zavala^ con las tropas de su mando y una sección de 
Nicaragua, se apoderó por sorpresa á^ la plaza de Granada; 
pero habiendo sido atacado por Walker al regresar éste de Ma- 
saya, Zavala no pudo conservar aquella posición y se retiró en 
buen orden al pueblo de Diriomo. 

Segunda invasión de Costa Riea.— Los cos- 
taricenses invadieron el 2 de Noviembre por segunda vez á Ni- 
caragua. La vanguardia de ese ejército^ mandada por el general 
José Maria Cafias, situóse en Rancho grande^ entre el Lago 
y San Juan del Sur, y el 10 del mismo mes fué atacado por una 
columna de aventureros, que fueron derrotados después de dos 
horas de combate; pero habiendo desembarcado Walker en la 
Virgen con tropas de refresco, atacó el 12 á Cafias y le obligó 
á retirarse por el camino de Masaya; mas habiendo encontrado 
Cañas al general Máximo Jerez con una columna de tropas, 
regresó en unión de éste, entró á Rivas y se fortificó en esa ciu- 
dad, la que más tarde tuvo que abandonar. 

Aumento del ejército aliado.— Cuando se ve- 
rificaban los anteriores acontecimientos, el ejército acampado 
en Masaya habla sido engrosado con la división del general 
Domingo Asturias y otra que fué puesta á las órdenes del coro- 
nel Pedro Rómulo Negrete. Más carde llegaron á aquella plaza 
las divisiones de los generales Martínez y Solares, contándose 
asi con un total, poco más ó menos, de tres mil combatientes. 

Nuevos combates sobre Masaya.— El 15 de 
Noviembre Walker se movió de Granada sobre la población 
de Masaya, con el fin de atacar ese punto. Cuando los aliados 
tuvieron noticia de la aproximación del enemigo, salieron algu- 
nas divisiones á batirlo, y lo hicieron retroceder hasta guare- 
cerse á una huerta inmediata. Contóse entre los heridos el 
coronel Naztmer, que funcionaba como jefe de los filibusteros. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 



Malogrado el primer ataque sobre Masaya, Walker mismo atacó 
con mayor número de tropas el dia 16 y llegó & apoderarse de 
uno de los barrios de Masaya. El combate duró hasta el 19, 
y viendo Walker la inutilidad de sus esfuerzos por. apoderarse 
de Masaya, incendió parte de esta población y se retiró á Gra- 
nada. Tres dias después el buque filibustero San Jo$é echó 
á pique al costaricense Once de Abril frente á San Juan del Sur. 

Ineendlo y abandono de Granada por 
los f illbu8teP08 • — Walker dejó en Granada unos pocos 
soldados al mando de Henningsen con orden de incendiar la 
ciudadi y se retiró con la mayor parte de sus soldados al campo 
de San Jorge. Los aliados, á su vez, tomaron la ofensiva; 
avanzaron sobre Granada el dia 23 de Noviembre, tomaron 
posiciones sobre el enemigo, contemplaron con horror aquel 
vasto incendio y resolvieron apoderarse de aquella población, 
ya casi en ruinas. Desde este dia comenzaron los combates par- 
ciales alrededor de la ciudad hasta que al fin, el 13 de diciembre 
siguiente, Henningsen y sus soldados lograron romper la linea, 
embarcarse y reunirse á Walker. El cólera, las otras enferme- 
dades reinantes y las balas hablan hecho bastantes estragos en 
el ejército centro-americano, contándose en el número de las 
victimas los generales guatemaltecos Joaquín Solares y Mariano 
Paredes. 

Sxpedlelón al rio de San Juan.— Hallába- 
se Walker en Rivas cuando el Gobierno de Costa Rica ordenó 
una expedición al rio de San Juan para interrumpir esa comu- 
nicación á los filibusteros. La expedición, compuesta como de 
setecientos soldados, era mandada por el general Joaquín Mora. 
El 24 de Diciembre fuerjon tomados por los costarícenses cuatro 
vapores chatos de la Compañía del Tránsito^ que se hallaban al 
servicio de Walker. El 23 se apoderó el general Mora del cas- 
tillo y del vapor Virgen, cargado con elementos de guerra. Poco 
después el puerto de San Carlos y el vapor del mismo nombre 
cayeron también en poder de los costaricenses. Estos aconteci- 
mientos, realizados tan rápidamente, causaron general entusias- 
mo y auguraron la pronta terminación de la guerra. 

Xatpucli, general en Jef e • — Oeupael6n 
dó San Jopgro. — Después de la ocupación de Granada^ los 
jefes aliados se trasladaron á Nandaime; alli convinieron en dar 
el mando en jefe al general Florencio Xatruch y en ocupar con 
el ejército la posición de San Jorge, á tres millas del cuartel 
general filibustero. Al emprender el movimiento, la vanguardia 
centro americana dispersó á una partida de nlbrte-americanos 



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HISTORIA DEL SALVADOR 833 



en «E) Obraje» el día 26 de Enero de 1857. El 28 se verificó ia 
ocupación de San Jorge> posición que quedó sólidamente atrin- 
cherada. 

Combates sobipe San Jorge.— El 29 de Enero 
Waiker ordenó á Henniogsen atacar la posición de San JorgOy 
y aunque el combate fué tenaz y encarnizado, el segundo de 
Waiker tuvo que replegarse á Rivas después de perder cerca 
de cien hombres. 

El 4 de Febrero siguie;nte Waiker organizó una columna de 
ataque, compuesta de cuatrocientos cincuenta hombres^ y atacó 
& su vez á los aiiados en San Jorge. Waiker llegó hasta apode-* 
rarse de la iglesia de la Merced; pero ios aliados, con no menos 
ardor que en el anterior combate, rechazaron á los filibusteros 
y los obligaron á volver á Rivas, distinguiéndose por su arrojo 
los generales Máximo Jerez, que salió hei^ido, y Agustín Hernán- 
dez, cuya firmeza en conservar su posición influyó mucho en el 
éxito del combate. El dia 7 aparecieron una vez más los filibus- 
teros en actitud de combate frente á San Jorge, tomaron posi- 
ción y abrieron sobre los aliados un vivo cañoneo^ que no causó 
resultado alguno. 

Ataques en el rio de San Juan.— Mientras 
Waiker continuaba atrincherado en Rivas, trescientos ameri- 
canos llegaban á Sap Juan del Norte; subieron por el San Juan, 
atacaron la Trinidad y fueron rechazados, subieran al mismo 
rio de San Juan por el Colorado y embistieron el castillo, en 
donde los costaricenses los rechazaron también, causando la fuga 
de los asaltantes, quienes dejaron en el campo unos cincuenta 
hombres entre muertos y heridos. Esta intentona fué repetida 
á mediados de Marzo por Lokridge, mandando unos quinientos 
americanos, y dio el mismo resultado. 

Capitulación de Rivas.— En el mismo mes de 
Marzo fué nombrado definitivamente general en jefe de los ejér- 
citos aliados el general costaricense Joaquin Mora. Concertáron- 
se las operaciones sobre Rivas^ púsose sitio á la ciudad, tomóse 
á San Juan del Sur para aislar á Waiker, y, después de san- 
grientos combates, el jefe filibustero capituló con fecha 1.** de 
Mayo^ Armando un convenio con el comandante del Santa María, 
Charles H. Davis, de la marina de los Estados Unidos, en cuyo 
convenio se estipularon las condiciones de la rendición de la 
plaza. Cuando se verificó la capitulación de Éivas, un nuevo 
auxilio de mil ochocientos salvadoreños, al mando del general 
Gerardo Barrios, habla llegado á León. Así terminó la gran 
contienda centro-americana^ que habla costado tantos sacrificios. 



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334 HISTOfllA DEL SALVADOR 

Dlstlnelones# — Ya el 3 de Febrero de este afio la 
Asamblea del Salvador, en homenaje á la gloriosa participación 
de Costa Rica en la campafta nacional, habla declarado Benemé- 
rito de la 'patria al general Juan Rafael Mora, presidente de 
aquella República, y concedido el grado de general de División 
del ejército del Salvador al general Joaquín Mora. Y como si se 
echase de menos en la lucha centro-americana la figura del pa- 
triota general Morazán, la misma Asamblea dispuso, el 27 del 
mismo mes, mandar hacer un retrato de aquel hombre distin- 
guido para colocarlo en el salón de sesiones del Cuerpo legisla- 
tivo, «con una inscripcióa correspondiente al mérito de- aquel 
ilustre y malogrado centro-americano». 

Ineldente oeuppldo en León. — £1 general 
Barrios tuvo oportunidad en León^de calmar^ por medios conci- 
liadores, una escisión entre las tropas guatemaltecas, mandadas 
por el general Zavala, y l»s leonesas, á consecuencia de un alter- 
cado ocurrido el 28 de Mayo entre este general y Patricio Rivas, 
presidente de Nicaragua. 

Regreso del general Belloso.— Desde Nicara- 
gua corrió el rumor de que el general Barrios pretendía sobre- 
ponerse al Gobierno ejercido por Rafael Campo. Ecos de ese 
rumor fueron el general Belloso, el coronel Ciríaco Choto y los 
oficiales Felipe Barrientes y Francisco Iraheta, que se anticipa- 
ron al regreso del ejército y lo pusieron en conocimiento del 
Gobierno. 

Regreso del ejército expedicionario*— El 
2 de Junio siguiente embarcóse el general Barrios con el ejército 
expedicionario en el puerto del Realejo con dirección á La Liber- 
tad, verificándose el desembarque en este puerto el 7 del mismo 
mes. El 8 hizo por la tarde el ejército su entrada solemne en San 
Salvador en medio del entusiasmo de la población. Inmediata- 
mente después estalló en San Salvador el cólera morbus y difun- 
dióse la consternación por todas partes. 

Pronunciamiento de San Salvador. — A 
esta calamidad siguió el desconocimiento de la autoridad del 
señor Campo por el jefe del ejército expedicionario en fecha 10 de 
Junio. Al mismo tiempo, el general Barrios fijó como bases de 
arreglo con la autoridad legítima, llamar al Ministerio al coro- 
nel José María San Martin, nombrar comandante general del 
Estado al mismo general Barrios ó al general Cabafias, marchar 
con el ejército á Cojutepeque y conducir la fuerza de San Miguel 
á aquel departamento para ponerla á las órdenes del general 
Joaquín E. Quzmán. En el acta de pronuncian^iento se llamaba 



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HISTORIA DEL SALVADOR 335 



al ejercicio del poder al vicepresidente, licenciado Francisca 
Pueftas^ pero éste, en unión de otros yeoinos de San Salvador, 
marchó á Cojutepeque á ofrecer sus servicios al Gobierno del 
^eflor Campo. 

Terminaelón del eonflleto.— £1 jefe del Poder 
ejecutivo por su parte mandó levantar fuerzas en Cojutepeque 
ar nombró general en jefe del ejército sil general Ramón Belloso. 
Cn nuevo conflicto estaba para aumentar el número de públicas 
desgracias que desde hacia algún tiempo se venian sufriendo; 
pero gracias á la mediación patriótica del ciudadano José Maria 
San Martin y de otros más^ aquel desagradable incidente quedó 
terminado con la sumisión del general Barrios á la autoridad 
constituida, con fecha 16 de Junio, y con el posterior licencia- 
miento del ejército. 

SI eólera mopbus.— El 17 do Junio pidieron y obtu- 
vieron SU' baja el general Belloso y otros jefes y oficiales, que- 
dando tan sólo los necesarios para las guarniciones. Pocos días 
después de haber llegado Belloso á San Salvador, lugar de su 
residencia, este jefe sucumbió á los estragos del cólera morbus. 
Murieron también, victimas de la epidemia, el general Domingo 
Asturias^ el presbítero Ignacio Zaldafia, cura párroco de San 
Salvador, el distinguido pedagogo Manuel Mufioz, rector del Co- 
legio Nacional, establecido entonces en San Vicente, y otras 
más personas notables. Belloso y Asturias hablan sido dos distin- 
guidos oficiales del ejército. £1 doctor Mufioz se habia captado 
la estimación del pais por sus importantes servicios como maes- 
tro de la juventud estudiosa. £1 13 de Agosto del mismo afio 
falleció, también á consecuencia de la epidemia, el notable ciuda- 
dano José Maria San Martin, que habia desempeñado la primera 
magistratura de la República en el periodo anterior. 

Las victimas del cólera; morbus se sucedían sin interrupción; 
la epidemia se habia extendido por todo el pais. La ciudad de San 
Salvador presentaba un aspecto desolador. £1 siniestro ruido de 
las cadenas anunciaba que los presidiarios andaban recogiendo 
cadáveres para transportarlos al cementerio y darles sepultura. 
Siendo después imposible esa tarea, se dio fuego á montones de 
cadáveres insepultos y el desaliento era general. Los estragos 
fueron mayores en las poblaciones en donde habia estado el 
ejército expedicionario. Cuando la costa quedó Ubre de la epi- 
demia, ésta atacó con mayor fuerza hacia el Norte, especial- 
mente en Suchitoto, Chalatenango ySensuntepeque. En Septiem- 
bre, tan terrible azote había desaparecido por completo. El 
Gobierno, por su parte, habia establecido juntas y dictado regla- 



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836 HISTORIA DEL SALVADOR 

montos de sanidad para atenuar en lo posible los efectos del 
mal. Hubo personas que en esa calamidad general se hicieron 
acreedoras á la gratitud pública, ya conservando el orden, ya 
asistiendo & los enfermos. Ejemplo de las primeras fué en San 
Salvador, Francisco Branco, y en Sonsonate el licenciado Anto- 
nio Ipifta. 

Asuntos Interloipes. — El pais se fué reponiendo 
poco á poco de las desgracias recientemente pasadas. En el 
mismo afio de 1857, se formó el mapa del Salvador, trabajo que 
el Gobierno encomendó al ingeniero Maximiliano Sonnenstem. 
Se mandó poner en práctica la Recopilación de las leyes patrias, 
formada por el presbítero doctor Isidro Menéndez, y se terminó 
la aduana del puerto de La Libertad. La paz se habia restable* 
cido por completo y el pais comenzó á gozar las ventajas del 
orden y del trabajo pacífico y regenerador. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 337 



CAPÍTULO XX 

Admlnlstraeldn del general Bmppioe« 
Guerra con Guatemala. 

elección de Miguel Santín del Castillo.— Los padres jesuitas.—La Corte 
Suprema de Justicia.— Depósito del mando supremo en el general 
Barrios.— Traslación de la residencia del Gobierno á San Salvador. — 
Honores á la memoria del general Morazán.— Fallecimiento de Caye- 
tano Bosque é Isidro Menéndez.— Universidad y Colegio.— Depósito 
del mando en el vicepresidente Guzmán.— Santín y Barrios.— Desig- 
nados para el ejercicio del Poder Ejecutivo.— Innovaciones constitu* 
Clónales.— Depósito del Poder en José María Pera]t£^.— Asonada del 3 
de Marzo.— Nuevo depósito del Poder en el general Barrios.— Im- 
portantes medidas. — Consejo consultor. — Relaciones con Centro- 
América.— Aspecto de San Salvador.— Elección del general Barrios. 
—Medidas de orden interior.— Invasión de Walliam Waiker. — Muerte 
de Waiker.— Promulgación del Código civil. —Honduras y Costa 
Bica.— Visita á Guatemala — Partida de Nicolás Romero.— Universi- 
dad y Colegio.— Discurso de Manuel Suárez.— Decreto sobre jura- 
mento del clero.— Salida del obispo ZaldaAa del territorio.— Asuntos 
de Honduras.— Asalto de Santa Ana.— Resolución de la Sede pontifi- 
cia. — Concordato.— Proyecto de reorganización nacional.— Ouerra 
de Guatemala. — Invasión.— Preparativos de defensa. — Batalla de 
Coatepeque.— Guerra con Nicaragua.— Segunda invasión de Carre- 
ra. —Pronunciamiento del 30 de Junio.— Salida del general Barrios de 
San Salvador. 



Cleceión de Miguel Santín del Castillo.— 

'Terminado el periodo de Rafael Campo, fué llamado por el voto 
popular, al ejercicio de la presidencia del Estado, el ciudadano 
Miguel Santín del Castillo, quien tomó posesión de ese puesto 
el 7 de Enero de 1858. La elección para la vicepresidencia de la 
República recayó en el general Joaquín E. Guzmán. 

Los padres Jesuítas.— Con fecha 16 de Abril el 
Claustro de conciliarios propuso al Gobierno hacer venir á pa- 
dres jesuítas para la dirección de la Universidad y Colegio. El 
Gobierno, antes de tomar una resolución sobre este asunto, con- 
sultó á laB personas notables del país por medio de los goberna- 
dores departamentales. Muchos estuvieron en contra de la me-J 
dida, mas habiéndose hecho en su favor algunas exposiciones 
de Municipalidades, el Gobierno acordó la medida, pidiendo' 

22 



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938 HISTORIA. DEL. SALVADOR 



jesuítas á la vecina República de Guatemala; pero causas inde- 
pendientes de la autoridad suprema impidieron que aquella 
disposición se realizase. 

La Corte Suprema de Justicia.— El Poder 
Ejecutivo había dispuesto qu6 se trasladase á la antigua San 
Salvador la residencia de la Corte de Justicia. Como hubiese 
habido dificultades para el cumplimiento de esta ofiedida^ los 
magistrados del Tribunal fueron acusados ante el Cuerpo legis- 
lativo, y con fecha 30 de Abril el Senado pronunció sentencia 
de destitución contra aquéllos. 

Depósito del Gobierno en el general 
Barrios. — La Administración pública caminaba con regula- 
ridad. Habiendo dispuesto el presidente de la República sepa- 
rarse temporalmente del Poder, fué designado para ejercer el 
inando supremo el senador general Gerardo Barrios, que en 
aquella época desempeñaba uno de los ministetios del Gobierno. 

Traslación ¿ San Salvador*— Desde el mismo 
día de haberse hecho cargo del Poder el general Barrios, éste 
resolvió trasladar la residencia del Gobierno á San Salvador. 
£1 28 de Junio multitud de personas de todas condiciones, pro- 
cedentes de la antigua capital, llegaron á Cojutepeque con el 
fin de ayudar á aquel gobernante al cumplimiento de aquella 
disposición. El día 29 el senador presidente ingresó á San Sal- 
vador en medio de una numerosa comitiva y del general entu- 
siasmo de los sansalvadoreftos, que habían hecho adornar las 
calles del tránsito. La desopinión en que habia quedado el gene- 
ral Barrios con motivo de los acontecimientos del afio anterior, 
tornóse en marcada popularidad. 

Honores á la memoria del general Mo • 
raasáin. — Establecido el general Barrios eu San Salvador, dis- 
puso cumplir la última voluntad del general Morazán, inhuman- 
do sus restos con la debida solemnidad en el cementerio de la 
capital. 

Reparóse, en efecto, el antiguo monumento, y en los* 
días 14, 15, 16 y 17 de Septiembre de aquel mismo afio se veri- 
ficaron las solemnes ceremonias cívico-religiosas con que el 
Gobierno dispuso inhumar los restos del ilustre caudillo centro- 
americano. Dos días después el presidente Santín, de regreso de 
San Mig:u**l, volvió á hacerse cargo del Poder. 

Fallecimiento de Cayetano B-os^ae» 
é Isidro Menóndes* — ^El país tuvo que deplorar en ese 
afio la pérdida de dos hombres notables: el fallecimiento de- 
Cayetano Bosque, ocurrido en San Miguel el 16 de Noviembre». 



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HISTORIA DEL SALVADOR 339 



y del distinguido jurisconsulto doctor Isidro Menéndez, victima 
4el cólera morbus^ en Ahuachapán, el 4 de Diciembre siguiente. 

Universidad y Colegio.— Al termiuarse el afio 
de 1868 habíanse ya establecido en la antigua capital la Univer- 
sidad nacional y Colegio, y gracias á la actividad del coronel 
Ensebio Bracamente, comandante general del departamento, se 
hicieron las debidas reparaciones^ en la antigua cafieria y el 
agua fué introducida nuevamente en la capital. 

Depósito del mando en el vieepresi^ 
dente Gusmán. — El año de 1859 se inauguró con las di- 
ficultades ocurridas entre el presidente Saotin y el general 
Barrios. Con el fin cte conservar la paz, aquél llamó al vice- 
presidente general Joaquín Eufrasio Guzmán, y el 19 de Euero 
depositó en este ciudadano el Poder supremo. El general Ba- 
rrios, á su vez, hizo dimisión de la Comandancia general de la 
República, y estas funciones quedaron reasumidas en el Poder 
Ejecutivo. 

Santin y Barrios*— Tales medidas no contribuye- 
ron á hacer desaparecer el conflicto, pues el 21 del mismo mes 
Miguel Santin acusó al general Barrios ante la Cámara de Dipu* 
tados por haber desterrado á los licenciados Francisco Dueñas 
y José Maria Zelaya, lo mismo que por haber conducido presos 
á los magistrados de la Suprema Corte de Justicia, y mientras 
tanto la Secretaria de la Cámara de Senadores admitía la acu* 
sación instaurada contra Santin por faltas que le imputaban en 
el ejercicio de sus funciones. Tales incidentes debian causar un 
trastorno en la paz pública. 

Designados para el ejepcicio del Podev» 
ejecutivo»— La Asamblea legislativa, reunida á la sazón, 
desechó la acusación contra el general Barrios, y por el' contra- 
rio, designó á este ciudadano, á José Maria Peralta y á Miguel 
Molina para ejercer el Poder ejecutivo en caso de faltar el pre- 
sidente ó vicepresidente de la República. Pocos dias después la 
misma Asamblea conüríó al general Barrios el titulo de general 
de división. 

Innovaciones constitucionales»— Por decreto 
de 27 de Enero la Asamblea restituyó á San Salvador, su rango 
de capital de la República, y el 7 de Febrero siguiente hizo en 
el ord^n constitucional dos innovaciones de gravedad y trasce- 
dencia: dispuso que la reunión del Cuerpo legislativo fuese cada 
dos aftos, y extendió á seis el periodo presidencial. También se 
hizo en esos mismos dias la declaratoria de que el Salvador en- 
traba en el rango de República independiente^ sin que tal dispo- 



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340 HISTORIA DEL SALVADOR 



siciÓD obstase para concurrir á formar parte de la uqíóq nacional. 

Depósito del podei* en José María Pe-* 
]*alta« — El 15 de Febrero el generol Guzmán depositó el mando 
de la República en José Maria Peralta; y la primera medida de 
este alto funcionario fué conferir la comandancia de la Repúbli- 
ca al general Barrios. 

Asonada del 8 de Marzo.— La disidencias entre 
Barrios y Santin, habían causado alguna agitación en la Repú- 
blica y temíanse próximos trastornos. Santio, á quien la Asam- 
blea se proponía retirar aefinitivameote del Poder, había regre- 
sado á San Miguel. El general Cabanas renunció el ministerio 
de Hacienda y Guerra que tenia á su cargo, el que fué encomen- 
dado interinamente al licenciado José Félix Quirós, que desem- 
peñaba el de Gobernación. Pocos días después Quirós dimitió 
las carteras de su cargo y nombróse ministro general á Manuel 
Irungaray. Este era el estado de las cosas cuando habiendo te- 
nido que ausentarse de la capital el general Barrios, el partido 
de la oposición logró que en la noche del 3 de Marzo estallarse 
una insurrección en el cuartel de Santo Domingo. Los músicos 
de la banda militar, acaudillados por el cabo déla misma, Anto- 
nio Tórtola, se apoderaron del cuartel y de los almacenes de 
guerra. A los pronunciados debían unirse la guardia de Casa 
Mata, la guarnición de Santa Tecla y alguna gente de Cojutepe- 
que. Tales auxilios no llegaron á tiempo; y el comandante de la 
plaza, coronel Ensebio Bracamente, auxiliado del coronel San- 
tiago González, de patriotas del Centro del Calvario, San José 
y Concepción, de los serenos y de algunos soldados del cuartel 
que se hallaba en poder de los músicos^ logró apoderarse de aquel 
lugar, al amanecer del día siguiente^ y restablecer el orden. 
Acentuóse después la idea de que el movimiento militar de 
Marzo habla tenido por fin restablecer la autoridad de Miguel 
Santin del Castillo, y algunos de los que se hallaban en la cona- 
piración emigraron á la República de Honduras. 

Nuovo dopóslto dol podop on ol gonoral 
Banlos. — El general Barrios, informado de las ocurrencias 
de San Salvador, volvió con presteza á la capital de la Repú- 
blica, se hizo cargo del Poder, destacó fuerzas hacia la frontera 
hondurena, con el fin de perseguir á los facciosos, Jr logró des- 
pués de algún tiempo pacificar la República. 

Importantes medidas. — La primera medida de 
importancia que dictó el geaend Barrios al hacerse cargo del 
poder, fué el arreglo de las milicias, aprovechando los conoci- 
mientos del general colombiano José Maria Meló. Después fijó 



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HISTORIA DEL SALVADOR 841 



SU atenoión en la instrucción pública. Ordenó la reconstrucción 
de los edificios de Universidad y Colegio, hizo venir del extran- 
jero oficiales instructores del ejército en las diversas armas, lo 
mismo que profesores para la enseñanza universitaria. 

Consejo eonsultOP* — El ejecutivo creó también un 
Consejo consultor compuesto de altos funcionarios y de dos per- 
sonas distinguidas para ayudar á resolver las diferentes cues* 
tienes de Gobierno. Ese cuerpo se intaló el 18 de Agosto , en cuyo 
acto leyó el presidente de la República un extenso manifiesto 
resefiando la situación política de entonces. 

Relaciones con Centro- AméPÍca.— AI finali- 
zar el afio de 1869, la paz se hallaba establecida en el interior. 
Con Guatemala se cultivaban las mejores relaciones. Algún que- 
branto hubo con Honduras por el asilo que este Gobierno habla 
dado á los emigrados salvadorefios. y lo mismo debe decirse de 
Nicaragua, en donde Miguel Santin habia hecho publicar un ma- 
nifiesto relativo á su conducta como gobernante del Salvador. 

Aspecto de San Salvadoi*.— Con motivo de la 
residencia del Gobierno en San Salvador, esta ciudad^ que poco 
tiempo antes era un lugar de poco movimiento, comenzó á ofre- 
cer un aspecto animador y la obra de la reconstrucción era el 
cuidado principal de sus habitantes. 

Slecdón del general Bawios. — El 24 de 
Enero de 1850, las Cámaras legislativas confirieron al general 
Barrios el titulo de capitán general de la República y cuatro dias 
después^ hecha la regulación devotos, le declararon popularmen- 
te electo para la primera magif^tratura de la Nación, por el pe- 
ríodo de 1860 á 1866. Para la vicepresidencia de la República fué 
declarado electo el licenciado Félix Quirós. Fueron designados 
para ejercer el Poder ejecutivo en falta del presidente y vicepre- 
sidente, los senadores José María Peralta, Tomás Medina y Ma- 
riano Payés. 

Medidas de orden Interlop.— El Gobierno de 
la República inició las tareas de ese afio, haciendo perseguir 
á multitud de facinerosos que recorrían los caminos públicos, 
haciendas y caseríos, expulsando del pais á los cabecillas, al 
mismo tiempo que fijó su atención en el ensanche y mejora de 
las vías de comunicación 

Invasión de Wllliam IW^alkei*. — Un aconte- 
cimiento importante vino á llamar la atención de todo Centro- 
América: el general Walker, aprovechándose de las dificultades 
en que ae hallaba el Gobierno de Honduras sobre el dominio de 
las Islas, habla logrado reclutar unos cuantos filibusteros, y en 



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342 HISTORIA DEL SALVADOR 



unión de ellos se habla embarcado el 9 de Julio en Nueva Orleans 
con destino á Centro América. Llegó á Roatán en 22 del mismo 
mes, y el 6 de Agosto se apoderó del puerto de Trujillo. 

Muerte de VT'alkeP.— Por un momento se olvida- 
ron las cuestiones de localidad para conjurar el peligro común. 
El Ghobierno de Guatemala mandó á un agente suyo á la super- 
intendencia de Belicé á fin de que alejase á Walker de aquellos 
puntos. El 16 de Agosto marchó el general hondureno Mariano 
Alvarez con trescientos hombres sobre Trujillo, y el 21 del mis- 
mo mes el jefe guatemalteco Cano Madrazo salió de Izabal con 
una pequeña fuerza al teatro de los sucesos. El 22 apareció en 
las aguas de Trujillo el buque de guerra inglés Icarus con el fin 
de impedir que se agregasen á Walker algunos aventureros 
más. Este buque capturó unas goletas que mandaba el caudillo 
filibustero á los Estados Unidos en demanda de auxilios. El 
mismo día que apareció el Icarus, Walker evacuó el puerto 
de Trujillo, y al querer internarse en territorio de Nicaragua 
para llevar á este pais por segunda vez la guerra civil, fué cap- 
turado por las fuerzas del general Alvarez, y conducido á Tru- 
jillo, fué sometido á juicio, sentenciado á muerte y ejecutado el 
dia 12 de Septiembre: Momentos antes de morir confesó haber 
sido injusta la guerra emprendida contra Honduras, pidiendo 
por ello perdón al pueblo centro-americano. 

Promulgación del Código clvlL — Desde el 
principio de la administración del general Barrios se dio co- 
misión á los jurisconsultos José Maria Silva y Ángel Quirós para 
la redacción de un Oódigo civil, con el fin de tener en este ramo 
una legislación metódica y clara en lugar de los códigos espa- 
ñoles, que ya no se hallaban en armonía con el adelanto de la 
época. 

La comisión dio cumplido lleno á su encargo y el Oódigo 
civil del Salvador fué promulgado el l.°de Mayo, dotándose asi 
al pais de una importante mejora. 

Honduras y Costa Rica.— Al terminar el año 
de 1860, las relaciones con Centro-América no se hallaban bajo 
mejor pie. El Gobierno de Honduras imputó al Salvador el hecho 
de fomentar la revolución en la frontera, y Costa Rica manifes- 
tó agravio por haber creído que el presidente del Salvador habla 
ayudadora preparar la desgraciada expedición del general Juan 
Rafael Mora, la que había terminado con el fusilamiento de 
éste y del distinguido salvadoreño general José María Cafias, 
sucesos ocurridos en Puntarenas el 80 de Septiembre- y 2 de 
Octubre. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 343 



Visita á Guatemala.— Estas dificuItadeB probable- 
mente motivaron el deseo del gobernante del Salvador de estre- 
char más y más sos relaciones con Guatemala. Llevando ade- 
lante estepropósito, el general Barrios, depositando el Poder 
supremo en el senador José María Peralta* se dirigió á Gna- 
temala el 16 de Diciembre, en donde fué recibido con marcada 
cordialidad de parte del presidente de aquella Bepúbllca y de 
las personas de su Gobierno. Regresó el 7 de Febrero del año 
siguiente. 

Partida de Nieolás Romero. — Bn Febrero 
de 1861 túvose noticia de que por el lugar llamado «Los Ama- 
tes», en jurisdicción de La Unión, andaba una partida capita- 
neada por Nicolás Romero; mas dictáronse con oportunidad 
algunas disposiciones encaminadas á debelar aquella especie de 
facción, y el orden quedó restablecido. 

Universidad y Colegio»--Mientras tanto la obra 
de la restauración de la Universidad y Colegio nacional, en el 
mismo lugar en donde existían aquellos edificios antes de la 
ruina de 1864, se había terminado^ y debiendo tenerse ese hecho 
como un acontecimiento en la historia de la instrucción pública 
del Salvador, el Gobierno dio á la inauguración de aqu'ellos es- 
tablecimientos la mayor solemnidad, ceremonia que se verificó 
el día 9 de Abril. 

Discurso de Manuel Suárez. — Al celebrarse 
el aniversario de la independencia, el licenciado Manuel Suárez, 
á quien para el objeto se habla dado comisión, pronunció un 
discurso, en el cual censuró algunos abusos cometidos por la 
Iglesia romana. Este incidente debía ser de consecuencias tras- 
cendentales para a1 país. Inmediatamente después el obispo 
diocesano se dirigió al Gobierno pidiendo se aplicasen al orador 
las penas sefialadas á los apóstatas, pues asi se apellidaba al 
licenciado Suárez; mas como el Gobierno negóse á esa exigen- 
cia, desde entonces no existió ya la buena armenia entre el 
Ejecutivo y la autoridad eclesiástica. 

Decreto sobre Juramento del clero.— Sie^ 
te dias después el presbítero Nereo Marín, cura-párroco de San 
Salvador, profirió desde el pulpito denuestos contra el licencia- 
do Suárez, por razón del mismo discurso, y esto dio motivo para 
que el Gobierno restableciera unos artículos del Código penal 
sobre penas contra los abusos de los eclesiásticos, y el 11 de 
Octubre emitió un decreto disponiendo que todo párroco, antes 
de posesionarse, en propiedad ó interinamente, de su beneficio, 
prestase juramento ante el presidente de la República de some-^ 



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B44 HISTORIA DEL SALVADOR 



terse sin restricción alguna á la Constitución y leyes patria» 
y á la autoridad del Gobierno. Este decreto fué resistido por el 
seflor obispo y la mayor parte del clero, y tal estado de oposi- 
ción engendró un malestar en la República. El 12 de Noviembre 
siguiente el Gobierno emitió otro decreto concediendo prórroga- 
para que los sacerdotes prestasen el juramento establecido, 
y también se dispuso que todo eclesiástico que en lo sucesivo 
entrase al Estado, cualquiera que fuere su procedencia, debia 
presentarse al Supremo Gobierno á acreditar su buena conducta 
y prestar juramento de someterse á la Constitución y 1; yes pa- 
trias, asi como también de ser fiel al Gobierno establecido. 

Salida del obispo Zaldafta del tewlto-- 
Fio» — No habiendo dado resultado alguno el decreto sobre pró- 
rroga para prestar el Juramento, el Gobierno expulsó, & media- 
dos de Noviembre, á los presbíteros Juan Bertis, Nereo Marin 
y Narciso Monterrey. El 19 del citado mes el obispó Zaldafia 
salió de la República con dirección & Guatemala^ y muchos 
sacerdotes abandonaron sus parroquias antes que prestar el 
juramento exigido. El Gobierno, á su vez, dispuso que no se 
diese publicidad ni se pusiese en observancia todo lo que ema- 
nase de iiquel prelado. Más tarde vino al pais el presbítero Se- 
bastián Valdés, nombrado vicario de la diócesis. 

Asuntos de Honduras*— El 11 de Enero de 1862 
fué asesinado el presidente de Honduras, general Santos Gnar- 
diola. Al tenerse noticia de ese acontecimiento el Gobierno del 
Salvador trabajó por evitar la anarquía en aquella República 
y por hacer reconocer la autoridad de Victoriano Castellanos^ 
llamado poHa ley á ejercer la primera magistratura.. Por esa 
conducta el general Barrios fué condecorado poco tiempo des* 
pues por el Gobierno de Honduras con una medalla de honor. 

Asalto de Santa Ana por las tropas gua- 
temalteeas. — Mientras tanto, en Guatemala los emigrado» 
salvadoreños, sacando partido de las dificultades del Gobierqo 
del Salvador con la autoridad eclesiástica, predisponían al ge- 
neral Carrera contra el gobernante del Salvador, y esto deter- 
minó que el presidente de Guatemala resolviese intervenir en 
los asuntos de esta República. El 1.^ de Abril el coronel Sáenz, 
de orden expresa del general Carrera y con armas proporcio- 
nadas por el corregidor de Jutiapa, asaltó la plaza de Santa Ana 
y se apoderó del cuartel; poco después se retiró la partida de 
Sáenz, llevando prisionero al capitán Pedro Carranza. Al llegar 
Sáenz á Guatemala, le fué reconocido por el general Carrera su 
grado de coronel y fué nombrado juez preventivo del puerto de 



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HISTORIA DEL SALVADOR 845 



San José. El Qobierno del Salvador reclamó contra ese atenta- 
áOf y el de Guatemala negó toda participación en aquel he- 
cho, con lo cual quedaron las relaciones entre ambos países en 
aparente buen estado, 

Resolueión de la Sede pontif lela. - El Oro- 
bierno del Salvador puso todo lo ocurrido, relativamente á asun- 
tos eclesiásticos, en conocimiento del Pontífice Romano, y no 
tardó mucho' tiempo sin que el cardenal Antonelli, secretario de 
Estado de Su Santidad, comunicase al Gobierno del Salvador 
que de parte de la silla pontificia no había dificultad en que el 
clero salvadoreño prestase el juraniento civil exigido tal como 
el presidente de la Bepública lo habia formulado. En virtud de 
esta resolución, el Gobierno fijó un nuevo plazo de un mes para 
hacer cumplir aquella formalidad. Muchas personas del clero 
se sometieron á ella, y á principios de Septiembre el Gobierno 
hizo publicar en el órgano oficial que tan enojosa cuestión se 
hallaba completamente terminada. 

Concordato.— El 22 de Abril firmóse un concordato 
entre el marqués Fernando de Lorenzana*, plenipotenciario del 
Salvador, y el cardenal Antonelli, representante de la Santa 
Sede, en el cual se establecieron definitivamente las relaciones 
entre el Gobierno y la autoridad eclesiástica. En ese documenta 
se consignó una fórmula más explícita del juramento que debían 
prestar los eclesiásticos. 

Proyectos de ]*eoj*gaiiización nacionaL 
— En Agosto del mismo afio el general Tomás Martínez, presi- 
dente de Nicaragua, propuso al Presidente del Salvador, por 
medio de los señores Mác&imo Jerez y Fernando Chamorro, el 
restablecimiento de la unión nacional. Los comisionados nicara- 
güenses hicieron un convenio de nacionalidad con el general 
Barrios; mas habiendo manifestado después los comisionados 
que pasarían á Guatemala á proponer al general Carrera la 
presidencia de Centro-América y la residencia de la capital de 
la República unida en Guatemala, el presidente del Salvador 
desistió de aquel pensamiento. El general Carrera, á su vez, no 
lo aprobó en ninguna forma, y por entonces no se pensó más en 
la reconstrucción nacional, á pesar de haber propuesto más 
tarde el Gobierno de Nicaragua la reunión de plenipotenciarios 
para tratar del mismo asunto. 

Guewa de Guatemala. Invasión.— Lo que 
dominaba al Gobierno de Guatemala era la idea de hacer la 
guerra al Salvador. La prensa de aquella Bepública comenzó 
á hacer inculpaciones al Gobierno salvadoreño; á ello siguió la 



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346 HISTORIA DEL SALVADOR 



animosidad de la prensa por ana y otra parte, más tarde el 6t>- 
biemo de Quatemala cortó sus relaciones con el Salvador, y por 
último^ el presidente de Guatemala ordenó reclutamientos de 
tropas, y el 18 de Febrero de 1863 invadió con cerca de seis mil 
hombres el terrítori»^ del Salvador sin haber precedido declara- 
toria de guerra. 

Preparativos de defensa.— El Gobierno del Sal- 
vador^ en vista de la gravedad de los sucesos, convocó el Cuer- 
po legislativo á sesiones extraordioarias. La Asamblea confirió 
al jefe del Poder Ejecutivo facultades amplias para hacer la de- 
fensa del pais. En consecuencia, mandóse ocupar las propieda- 
des délos salvadoreños que apareciesen ligados á la causa de 
Guatemala, hizose un llamamiento á las armas, reunióse el 
ejército, y el 6 de Febrero comenzaron á salir las primeras di- 
visiones hacia el departamento de Santa Ana. 

Batalla de Coatepeque.— El ejército salvadoreño 
acampó en Coatepeque, lugar situado & tres leguas de distancia 
de Santa Ana, y alli se formaron atrincheramientos en previsión 
de UQ combate formal. El enemigo se presentó frente á los 
atrincheramientos de Coatepeque el dia 23 de Febrero, y se em- 
pefió un combate encarnizado en toda la linea. La acción siguió 
con mayor tesón el dia 24. El enemigo perdió mucha gente, 
y por la tarde, habiendo salido de fortificaciones los generales 
González y Bracamente y emprendido un ataque de ftanco, los 
invasores retrocedieron y evacuaron el territorio, dejando el 
campo cubierto de cadáveres. Tal fué la batalla de Coatepeque, 
que libró al país de la primera invasión de Carrera. 

Guerra eon Nicaragua. — Obtenido el triunfo de 
Coatepeque, el presidente del Salvador declaró la guerra á Ni- 
caragua, por connivencias de este Gobierno con el general Ca- 
rrera en la pasada emergencia. 

Al efecto, dotó de artillería á la división Bracamente^ la 
que, unida á una división hondurena situada en Choluteca, debía 
invadir el territorio nicaragüense, nombrando jefe de la expe- 
dición al general Máximo Jerez. El ejército expedicionario inva- 
dió el territorio de Nicaragua, y el 28 de Abril alcanzó una 
victoria en San Jacinto, pero un dia después sufrió un revés en 
los suburbios de León, lo que frustró por completo las miras de 
la expedición. Más tarde, el 23 de Junio, el general Barrios or- 
ganizó una pequefta expedición por mar con el objeto de sor- 
prender á Corinto, la cual no dio buen resultado. Concibió des- 
pués el proyecto de apoderarse de Amapala , embarcando 
doscientos hombres en La Libertad á bordo de El Experimento; 



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HISTORIA DEL SALVADOR 847 



mas caando las tropas salvadorefias llegaron al punto de em- 
barque, el puerto habla 8ido ya tomado por el enemigo, empren- 
diéndose un tiroteo que produjo la dispersión de aquéllas. 

Segunda Invasión de Carpera. — Mientras 
sufría este golpe en Nicaragua la causa del Salvador, el general 
Carrera hacia aprestos para una segunda invasión y hostilizaba 
á las poblaciones fronterizas; la invasión proyectada se verificó 
el 20 de Junio. Este nuevo peligro obligó al presidente del Sal- 
vador á reunir nuevamente el ejército y situarse en la ciudad 
de Santa Ana poniéndola en estado de defensa. 

Pronunelandento del SO de Junio. — Gra- 
ves motivos decidieron al presidente de la República á dejar 
momentáneamente la ciudad de Santa Ana y venir á la capital 
el dia 29 de Junio; y la ausencia del general en jefe dio ocasión 
al general Santiago González para pronunciarse» en unión de 
alguuos jefes y oficiales^ contra la autoridad del supremo man- 
datario el día 30 del mismo mes, acontecimiento que causó la 
desorganización en el ejército. Gomo decía el general Carrera 
que la causa de la guerra era la permanencia del general Ba- 
rrios en el poder, el general González, al pronunciarse, se hizo 
proclamar presidente provisional del Salvador y aun dispuso 
entrar en tratos con el jefe de las tropas invasoras^ mas éste, al 
favor de un armisticio en que ambas partes hablan convenido, 
atacó los días 3 y 4 de Julio las pocas tropas que habían quedado 
en los atrincheramientos de Santa Ana y se apoderó de la 
ciudad. 

Reopganlflsaclón del ejército. BJecuclo- 
nes.*— El general Barrios, por su parte, excitó el patriotismo 
de los habitantes de la capital, y con las tropas que habían lle- 
gado á las órdenes de los generales Bracamente, Osorio y del 
coronel Wenceslao Matamoros, procedentes de Santa Ana, logró 
en pocos días formar uq segundo ejército. En esa época de con- 
fiicto los oficiales Daniel Gastellanos y Patricio Zepeda, que, 
aunque pronunciados en Santa Ana, ae habían acogido al de- 
creto reciéa expedido de amnistía, viniendo á presentarse á la 
plaza de San Salvador, fueron fusilados de orden del general 
presidente de la República, acontecimiento que con poco inter- 
valo de tiempo fué seguido de la ejecución del licenciado Manuel 
Suárez, capturado en el pueblo de Santo Tomás. 

Presidencia provisional de Francisco 
I>uelias«— Bajo los auspicios del ejército de Guatemala, el 
licenciado Francisco Dueñas fué proclamado el 10 de Julio en 
Santa Ana presidente provisional de la República^ quien nom- 



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848 HISTORIA DEL SALVADOR 



bró ministro de Relaciones á Rafael Campo y de Hacienda, 
y Guerra al licenciado Juan Delgado. Al pronunciamiento de 
Santa Ana siguió el levantamiento de Cojutepeque y otros pue- 
blos, lo mismo que la invasión del ejército de Nicaragua. £1 ge- 
neral guatemalteco Vicente Cerna, habiendo expedicionado en 
Honduras, invadió por Chalatenango al Sa;lvador y se situó en 
Cojutepeque. 

Salida del general Banlos dé San Sál^ 
vadoi*. — Finalmente el ejército guatemalteco, después de 
haber estacionado más ó menos tiempo en Opico y en Santa 
Tecla^ atacó la plaza de San Salvador el día 29 de Septiembre^ 
en combinación con el ejército nicaragüense. Emprendióse una 
serie de combates parciales en las calles de la ciudad, y en ellos 
probaron los defensores de la plaza su resolución de sostenerse 
á todo trance; mas iban poco á poco escaseando los elementoa 
de defensa y los fondos para el mantenimiento del ejército lle- 
garon á faltar por completo. Por tanto, el general Barrios, no 
habiendo querido aceptar condiciones duras y humillantes pro- 
puestas por el invasor^ desocupó la ciudad el dia S6 de Octubre^ 
y habiendo mantenido á raya en combates repetidos la acción 
de sus perseguidores, embarcóse en La Unión en los primeros 
dias de Noviembre siguiente. El ministro Irungaray, Eugenia 
Oyarzun, y los capitanes Luciano Luna y Francisco Avelar 
fueron capturados y fusilados en Santa Ana de orden del general 
Carrera; y muchos jefes y oficiales salvadoreños fueron condu- 
cidos prisioneros á Guatemala al castillo de San José, de donde 
más tarde fueron trasladados al castillo fronterizo de San Felipe. 

El mismo dia 26 de Octubre el ejército de Carrera ocupó la 
ciudad de San Salvador y el Gobierno provisional quedó esta- 
blecido en la capital de la República. 



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HISTORIA DEL SALVADOB 349 



CAPÍTULO XXI 

Administraotón del doctor Franoisoo Dueñas. 
Revoluoión de 1871. 

Primeras disposiciones del Gobierno provisional. —Regreso del obispo 
Zaldaña.— Salida dei general Carrera.— Convocatoria á una Asam- 
blea Constituyente. — Los predicadores jesuítas.— Instalación y pri- 
meras disposiciones de la Asamblea Constituyente.— Emisión de la 
Constitución patria. Universidad y Colegio.— Congreso americano. — 
Ruptura de relaciones con Costa Rica.— Elección de presidente y vi- 
cepresidente.— Fallecimiento del ministro de Hacienda —Escudo de 
armas y pabellón nacional.— Pronunciamiento de San Miguel.— De- 
rrota del general Cabanas en La Unión.— Captura del general Ba- 
rrios.— El convenio de 14 de Julio.— El proceso.— Q-estiofi es del Go- 
bierno de Nicaragua.— Consejo de guerra.— Sentencia.— Ejecución 
del general Barrios.— Tratado con España.— Espadas de honor á los 
generales González y Xatruch.— Administración interior.— Segunda 
elección del doctor Dueñas. — Reforma de la Constitución.— Presagios 
de una revolución.— Asonada de Santa Ana.— Declárase la República 
en estado de sitio.— Conferencias de Amapaia.- Acción de Pasaqui- 
na.— Pronunciamiento de Sensuntepeque.— Batalla de Santa Ana — 
El doctor Dueñas asílase en la Legación americana.— Regreso del 
general Miranda. 



Primeras dlsposieiones del Gobierno 
J^rovisional.— Unas de las primeras medidas del Gobierno 
provisional fueron ordenar la presentación de los empleados que 
habian servido en la anterior administración y recoger las armas 
x)ue habian quedado dispersas. El 3 de Noviembre mandó, en 
virtud de un decreto, dar las gracias á los generales Rafael Ca- 
rrera y Tomás Martínez por lá cooperación que hablan tenido en 
la pasada guerra contra el Salvador, y al mismo tiempo mandó 
batir una medalla conmemorativa para el ejército y erigir un 
monumento. 

Regreso del obispo Zaidafta.— El 14 de No- 
viembre el obispo Tomás Miguel Pineda y Zaldafia ingresó á la 
capital de la República. El había permanecido en Guatemala, 
sin volver á la diócesis, probablemente por las circunstancias dé 
la guerra, pues desde 1862, á solicitud del mismo prelado, 
«1 Gobierno le había permitido regresar al pais. 



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360 HISTORIA DEL SALVADOR 



Salida del genopal Carpera.— El 16 del misma 
mes, después de unos arreglos de administración con el presi- 
dente provisional^ el general Carrera salió de San Salvador, de 
regreso á Guatemala, haciendo transportar á los almacenes 
de aquella República muchos elementos de guerra que existían 
en San Salvador. 

Convoeatopia á una Asamblea Constl^ 
tuyeilte«— Después de haber dictado el presidente provisio- 
nal algunas otras disposiciones encaminadas á afianzar el orden, 
dictó un decreto convocando á los pueblos á elecciones para di- 
putados á una Asamblea Constituyante. 

Los ppedleadopes Jesuítas.— El Supremo Go- 
bierno provisional dictó también medidas de otro orden. Llamó 
de Guatemala algunos predicadores de la Compafiia de Jesúfl 
y el 12 de Enero de 1864 llegaron á San Salvador los padres 
jesuítas Parrondo, Pozo, Paúl y Tabeada, quienes comenzaron 
sus predicaciones eú la iglesia Catedral. 

Instalaeión y pplmépas dlsposlelones d» 
la Asamblea Constituyente.— El 16 de Febrero si- 
guiente se instaló la Asamblea Nacional Constituyente bajo la 
presidencia del licenciado Ireneo Chacón. Las primeras disposi- 
ciones que dictó la Asamblea fueron sancionar el desconoci- 
miento del general Barrios , confirmar el nombramiento de Pre- 
sidente Provisional en el licenciado Francisco Duefias^ cuyos 
actos quedaron también aprobados, y designar á los ministros 
de Hacienda y Guerra y del Interior para ejercer el Poder Eje- 
cutivo en falta del Presidente. En los primeros dias de Marzo 
siguiente la Asamblea decretó retratos y una medalla en ho- 
ñor al Presidente Provisional, y espadas con vainas y guar- 
niciones de oro á los generales Rafael Carrera y Tomás Mar<- 
tinez. 

Bmlsión de la Constitución patria.— El 1» 
del mismo mes la Asamblea emitió la constitución que debia 
regir en la República, consignando el mismo principio de la 
división de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. La Asam* 
blea emitió algunas leyes constitutivas y cerró sus sesiones, 
continuando el licenciado Duefias en el ejercicio del Ejecutivo 
provisional. 

Universidad y Colegio»— Con motivo de la gue- 
rra del año anterior los establecimientos de enseñanza habían 
quedado cerrados. Al restablecerse la paz quedaron restable- 
cidas con fecha 11 de Marzo las clases de la Universidad con 
las Cátedras indispensables. También quedó abierto el Colegio 



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HISTORIA. DEL SALVADOR 361 



Nacional, sin ser posible por entonces admitir más que alumnos 
pensionistas. 

Coüjgpeso amOPieano.— Con el cambio de admi- 
nistración en el Salvador y la caida de Francisco Montes, suce- 
sor de Victoriano Castellanos, en Honduras se restableció la 
paz con Guatemala, Honduras y Nicaragua. Las pretensiones 
del comisario español Salazar y Masarredo y la ocupación de 
las islas de Chincha^ en el Perú, hicieron pensar al Oobierna 
de aquella República en la necesidad de llevar adelante Ja idea 
de Bolívar sobre la formación de un Congreso americano. £1 
Gobierno de Lima dictó con aquel fin la circular á los Gobiernos 
de Híspano-América y el Salvador correspondió á la excitativa 
nombrando como su representante al- general Pedro Alcántara 
Herrán. £1 Congreso americano se instaló en Lima el 14 de No- 
viembre y formáronse pactos de mutua defensa; mas habiendo 
visto el Gobierno del Salvador que aquel incidente diplomático 
se habla localizado, creyó mejor dar poderes para celebrar un 
tratado de paz con £spafia y, por tanto, los tratados celebrados 
por el representante del Salvador con los demás miembros del 
Congreso americano no fueron ratificados. 

Ruptura de relaeiones eon Costa Riea» 
— El expresidente general Barrios se habia establecido en los 
Estados Unidos de América, desde donde lanzaba publicaciones 
contra los Gobiernos del Salvador, Guatemala y Honduras. £n 
Diciembre de 1864 fué á residir á San José de Costa Rica, por 
cuyo hecho con fecha 8 de Enero de 1865 el Gobierno del Sal- 
vador cortó sus relaciones con el de aquella República, si bien 
ésta defendió su conducta al asilar á aquel hombre público en 
sa territorio. 

£leeeidn de Presidente y Vleepresl- 
dente^'-El 23 de Enero, reunido el Cuerpo Legislativo^ fué 
declarada la elección que para presidente de la República se 
habia hecho en el licenciado Francisco Dueñas. Fué electo 
vicepresidente el licenciado Gregorio Arbizú. 

Fallecimiento del ministro de Hacienda. 
— El 2 de Febrero siguiente falleció el ministro de Hacienda 
7 Guerra licenciado Juan Delgado, que tanta parte habia to- 
mado en la guerra de 1863. Más tarde ocupó su lugar el licen- 
ciado Cruz UUoa. 

Sfscudo de armas y pabellón nacional.— 
El 28 de Abril el Gobierno decretó el escudo de armas y los co- 
lores del pabellón nacional. Este se compondría de cinco fajas 
azules y cuatro blancas; en el ángulo superior inmediato al asta 



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352 HISTORIA DEL SALVADOR 



llevada un cuadro encarnado en el qae se colocarían nueve 
estrellas blancas representando los departamentos en que en- 
tonces se hallaba dividida la República. El escudo llevarla en el 
londo la figura de un volcán; en el espacio superior habría 
nueve estrellas formando semicírculo y en la base del escudo, 
de un lado y de otro, el pabellón de la República. Sobre el 
circulo habría dos cuernos de la abundancia; del medio se 
levantarla una asta que sostendría el gorro de la libertad, des- 
pidiendo rayos de luz. Lhs inscripciones del escudo serian: Re- 
pública del Salvador, en la América Central^ y en la parte 
superior del ^orro frigio en forma de semicírculo: 16 de Sep- 
tiembre de 1821, 

Pponuneiamieiito de San Miguel.— El 15 
de Mayo pronuncióse en San Miguel el general Trinidad Caba- 
las, desconociendo la autoridad del señor Duefias^ movimiento 
que se hallaba combinado con San Salvador y otras ciudades 
importantes. En la capital el grito revolucionario se ahogó con 
motivo de la prisión del general Santiago Delgado, quien poco 
después fué extrañado de la República. 

Derrota del general Cabanas en I#a 
Unión. — El Qobierno decretó el estado de sitio en la Repú- 
blica, mandó hacer reclutamientos de tropas, y habiendo sido 
nombrado jefe expedicionario el general Santiago González^ 
éste marchó sobre San Miguel. Cabafias al saber el movimiento 
de las tropas del Gobierno, marchó á La Unión, y en este puerto 
fué atacado y derrotado por las tropas del general González con 
techa 29 de Mayo El mismo general Cabafias salió herido en el 
sangriento y encarnizado combate que se sostuvo por ambas 
parte». 

Captura del general Barrlos.—El general 
Barrios habla salido de Costa Rica para Panamá y tomando en 
este puerto á su Rervicio la goleta Manuela Planas; navegaba 
en aguas de Corinto cuando un rayo cayendo sobre el palo 
mayor del buque inutilizó la embarcación é impidió todo movi- 
miento. En estos momentos algunos empleados del puerto se 
hicieron á la mar en bongos y abordando la embarcación toma- 
ron prisionero al general Barrios y le condujeron á la ciudad 
de León. 

£1 eonvenio de 14 de Julio.— Cuando el Go- 
bierno del Salvador tuvo noticia de ese acontecimiento, acreditó 
^n comisionado para que fuese á Nicaragua á solicitar la extra- 
dición del prisionero con el fin de continuar y fenecer un juicio 
de responsabilidad que contra él habla iniciado la Cámara del 



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HISTORIA DEL SALVADOR 35S 



^SeQiido. Obtenida la aquiescencia del Gobierno de Nicaragua 
firmóse un convenio el dia 14 de Julio entre el doctor Gregorio 
Arbi^ú, representante del Salvador, y el licenciado Pedro Cele- 
dón por parte de Nicaragua; en cuyo convenio se estipuló que 
^en todo caso serla salvada la vida del general Barrios. Este fué 
trasladado á bordo del bergantín nacional Experimento^ el que 
haciendo rumbo á La Libertad fondeó en ente puerto el dia 27 
4b Jhüo si general Barrios llegó A San Salvador el 28 y fué 
«noerrado con grillos en uno de los calabozos de la cárcel 
pública. 

SI pvooeso. — Gestionen del Gobierno de 
Nlearagua* — Nombróse un Fiscal especifico y siguióse un 
proceso militar en el que se hizo aparecer al general Barrios 
como el priucipal iostigador de la revolución de San Miguel. 
£1 8 de Agosto el Gobierno ratificó el convenio de 14 de lulio 
con la restricción de respetar el libre pronunciamiento y ejecd- 
ción de los fallos de los tribunales comunes. Cuando esta reso- 
lución llegó á conocimiento del Gobierno de Nicaragua, éste 
reclamó su fiel é incondicional cumplimiento sin lograr por esto 
ningún resultado. Más tarde pidió que las cosas volvieran al 
astado que tenían antes del convenio y el Gobierno del doctor 
Duefias insistió en su primera resolución. 

Consejo de gueraa*— Sentencia.— La causa fué ' 
.puesta en estado de verse y fallarse^ y habiéndose reunido el 88 
de Agosto el consejo de guerra^ en el cual habló el prisionero 
por espacio de tres horas haciendo su defensa con la mayor 
elocuencia, aquel cuerpo, con excepción de un solo voto, le 
sentenció á muerte, y en la misma noche el presidente de la Re- 
pública confirmó el fallo, á pesar de haber dictaminado en con- 
tra el auditor de guerra, licenciado Pedro Nolasco Arrazola, 
Este acompañó k su dictamen la renuncia de sus destinos. 

E^eouelón del getiepal Barrios. — A las tres 
de la mañana del 29 de Agosto fué sacado el general Barrios de 
la prisión y momentos después ejecutado al pie de una de las 
paredes del cementerio general. Grande fué la consternación 
•que produjo ese hecho. Hubo muchos que, no pudiendo ocultar 
su indignación, se expusieron á sufrir la misma suerte, y con 
dificultad pudo darse sepultura en el presbiterio del Calvario al 
cad¿ver del general Barrios, segón voluntad suya expresada 
momentos antes de ser conducido al patíbulo. 

Tratado eon Sspafta. — Cuando el Gobierno d^ 
Salvador dispuso no suscribir á los tratados del Congreso de 
; liima, acreditó en calidad de comisionado suyo á Víctor Herráü 

23 



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354 HISTORIA DEL SALVADOR 



cerca del Gobierno espafiol, y con fecha 24 de Junio el repre- 
sentante del Salvador ajustó con el de Espafta un tratado de 
paz y amistad en cuyo articulo primero se estableció que Su 
Majestad Católica reconocía como nación libre, soberana é inde- 
pendiente á la República del Salvador. £ste tratado fué ratifi- 
cado por el Cuerpo legislativo el 3 de Febrero del siguiente afio 
de 1866. 

Bspadas de bonoi* á los generales Gon* 
zález y Xatrucb.— Esa misma Asamblea acordó, con fe- 
cha 28 del citado mes, conceder una espada de honor á los ge- 
nerales Santiago González y Florencio Xatruch, por la parte 
importante que esos jefes tuvieron en la jornada del 29 de Mayo 
en La Unión. 

AdmimstPaeión Intepíop.— Al favor de la paz 
de que entonces se disfrutaba^ el Gobierno fundó establecimien- 
tos útiles, como el Colegio Militar, cuya dirección se confió» con 
bastante acierto, al general Luis Pérez Gómez, y la Guardia 
civil; celebró contratos para el establecimiento de un Banco, 
construcción de los muelles de La Libertad, Acajutla y La Unión 
y se comenzó á construir el Palacio Nacional. 

Segunda eleceión del doetop Dueñas» 
Ref oraia de la Constitueión.— £n 1869 fué electo 
por segunda vez el doctor Duefias para el ejercicio de la presi- 
dencia de la República por un nuevo periodo de cuatro afios, 
y como la Constitución se opusiese á una segunda reelección^ 
desde el afio de 1870 la ^Legislatura votó la reforma del art. 38 
disponiendo que el presidente de la República pudiese ser 
reelecto por dos veces sin interrupción^ reforma que aprobó la 
Legislatura del siguiente año. 

Presagios de una revolueión.— En 1870 todo 
presagiaba, sin embargo, una revolución. El general Justo Ru- 
fino Barrios había levantado desde 1867 el estandarte de la in- 
surrección en Guatemala contra el Gobierno del general Vicente 
Cerna, sucesor del general Carrera; y Honduras era el lugar 
á donde se dirigían los revolucionarios del Salvador apoyados 
por el presidente de aquella República* 

Asonada de Santa Ana*— A ñnes de aquel mismo 
año^ por cuestiones de localidad, se sublevaron algunos habitan- 
tes de Santa Ana contra las autoridades de aqj^iel departamento 
y lograron ensefiorearse de la población. En el momento de la 
lucha mataron al comandante de la plaza, coronel Francisca 
Rívas, asesinaron á tres ciudadanos caracterizados é incendia- 
ron el cabildo. Una columna de tropas, á las órdenes del general 



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HISTORIA DEL SALVADOR 355 

Tomás Martínez, marchó sobre aquella ciudad y restableció el 
orden. 

Deelárase la Repi&bllea en estado de si-» 
tío. — En Enero de 1871 el Gobierno de Hondurns acreditó co- 
misionados suyos á Celeo Áiias y á Teodoro Aguiluz para arre* 
glar algunas cuestiones. pendientes con el Gobierno del Salvador. 
Un poco más tarde el general Santiago González y otros milita* 
res de alta graduación se encaminaron al territorio hondureno, 
con el fin de buscar elementos para derrocar la administración 
del Salvador. Al general González siguió el ministro de Belacio* 
nes Exteriores, doctor Gregorio Arbizú, y desde entonces co- 
menzó la revolución contra el Gobierno del Salvador; muchos 
patriotas se encaminaron también á la frontera hondurena» 
El 30 de Enero suspendieron sus sesiones las Cámaras'legislati- 
vas^ y la República fué declarada en estado de sitio. 

Conferencias de Amapala.— Los comisionados 
hondurenos regresaron sin haber llenado satisfactoriamente su 
misión oficial. El Gobierno del Salvador, á su vez, provocó nue- 
vas conferencias, y á principios de Marzo nombró como repre- 
sentantes suyos á los doctores Rafael Zaldivar^ Doroteo José de 
Arrióla y José Trigueros, para tratar en Amala sobre la paz 
con los comisionados que nombrase Honduras, á cuyas confe- 
rencias también concurririan comisionados de las demás seccio- 
nes de Centro-América. El Gobierno de Honduras mandó á tra- 
tar á Amapala al licenciado Manuel Colindres, y al mismo 
tiempo organizó su ejército y formó de él dos secciones: una 
debía invadir por San Miguel y otra por Sensuntepeque. Declara 
también la guerra al Salvador con fecha 6 de Marzo, y las ope- 
raciones de la guerl'a comenzaron. El Gobierno del Salvador 
movilizó, á 8u vez, el ejército nacional. 

Aeclón de Pasaqulna.— El dia 16 de Marzo tropas 
hondurenas se internaron hasta Pasaquina, en donde se hallaba 
con trescientos salvadoreños el general Florencio Xatruch. El 
fuego fué muy nutrido por ambas partes, y tres horas después 
los invasores, superiores en número, se pronunciaron en de- 
rrota. Este acontecimiento hizo terminar las conferencias de 
Amapala; los generales Indalecio Miranda y Xatruch invadieron; 
•á su vez, á Honduras, y la guerra continuó. 

Pronunciamiento de Sensuntepeque. — 
La otra sección del ejército de Honduras, á la que se hallaban 
incorporados los revolucionarios salvadoreños, invadió por Sen- 
suntepeque. Componíase de ochocientos hombres^ mandados por 
el teniente general Juan López; mas al invadir el territorio, en 



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356 HISTORIA DEL SALVADOR 



ios momentos mismos en que se libraba la acción de Pasaqnina, 
le cedió el mando en jefe al general Santiago González. Esto 
fué proclamado por los revolucionarios en Sensuntepeque pre- 
sidente provisional de la República y general en jefe del ejéroito 
de la revolución. 

Batalla de Santa Ana.— El general Tomás Martí- 
nez fué puesto á la cabeza del ejército del Centro, al servicio 
del Gobierno del seftor Duefias. Martinez se situó en Cojutepe- 
que y esperó el ataque de las tropas revolucionarias, que ya 
habiaa ocupado Ilobasco: mas habiendo tenido noticia el gene- 
ral González de los pronunciamientos de Santa Ana y Ahuacha* 
pan, aquél marchó á Santa Ana á fines de ICarzo y se fortificó 
en aquella ciudad, movimiento que obligó al ejército del Centro 
á marchtlr á su vez hacia Coatepeque, en donde acabó de pre- 
pararse para tomar la ofensiva, y del 7 al 10 de Abril hubo un 
encarnizado combate sobre Santa Ana^ en donde las tropas re- 
volucionarias, i*elativamente mal armadas, hicieron á los sol- 
dados del doctor Duefias la.más completa derrota. Esto sucedía 
cuando la plaza de San Miguel oaia en poder del general revo- 
lucionario Felipe Espinosa. Dos dias después ocupaba el patriota 
revolucionario Ricardo Streber el puerto de La Unión. 

Bl doetop Dueftas asilase en la legación 
amerloana. — El doctor Duefias, á la noticia de la derrota de 
Santa Ana^ mandó á dos personas á tratar sobre la paz con el 
caudillo de la revolución, y sin esperar el resultado de ese paao, 
abandonó su morada y se asiló en la casa de la legación ameri- 
cana; la población permaneció dtasguarnecida por dos dias, hasta 
la llegada de las tropas que mandaban los patriotas Iraeta y Va* 
lencia, y el 16 de Abril ingresó á la capital de la República el 
general Santiago González con el ejército de Santa Ana, en me- 
dio del general regocijo de la población. 

Regreso del genei^al Miranda. — El general 
Miranda, no viendo ya objeto en la guerra de invasión que ha- 
bia iniciado, regresó al Salvador^ y sus tropas se disolvieroDi en 
Sensuntepeque. Más tarde las fuerzas del general Espinosa des* 
hicieron las partidas armadas que capitaneaba Xatruch en el 
departamento de Choluteca, 



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HISTORIA DEL SALVADOR 357 



CAPÍTULO XXII 

Oobiemo de la revoluelón. — Guerras een Bendurae* 
Guerra eon Gaatemalav 

Organización del Gabinete.— Primeras disposiciones del Gobierno provi» 
sional.— Convocatoria á un Congreso GonsUtuyente.-^Otras disposi<> 
ciones importantes.— Apertura de las sesiones del Congreso Constitu- 
yente. —Primeras disposiciones del Congreso.— Apunto relativo á los 
Padres Jesuítas.— Constitución política de la República.— Elección 
del general Santiago González. —-Tratado con Guatemala.— Asunta 
relativo al doctor Dueñas. --Congreso de La Unión.— Reclamaciones 
del Gobierno de Honduras —Primeros movimientos militares.— Depó* 
sito del mando en el vicepresidente.— El Gobierno de Guatemala.— 
El licenciado Arias, presidente provisional de Honduras.- Ocupación 
de Gracias.— Acción de Comayagua.— Regreso del general González. 
— La dictadura.— Congreso Constituyente.— Reacción en Honduras.— 
Acción de Santa Bárbara.— Acontecimientos de Omoa.— Asesinato de 
Manuel Méndez.— Nueva Constitución política —Otros asuntos admi- 
nistrativos. — Fallecimiento del ministro Arbizu.— Designados para el 
ejercicio del Poder Ejecutivo. — Ruina de San Salvador.— Líneas 
férreas.— Expedición del «General Sherman».— Intervención del Sal* 
vador y Guatemala en Honduras.— Toma de Amapala y Comayagua. 
. — Terminación de la guerra.— Asuntos interiores.— Motín de San Mi- 
guel.— Elección presidencial.— Asuntos de Honduras.— Guerra con 
Guatemala.— Auxilio del Salvador en Honduras.— Primeras opera- 
ciones.— Acción de Apaneca.— Acción de Pasaquina.— Convenio de 
Chalchuapa.— Terminación de la guerra.— Desis^nación del doctor 
Zaldívar para la presidencia de la República.— El general Miranda, 
—Tratado de paz con Guatemala.— Convenio de Cedros. 

Organización del Gabinete.— Desde antes de) 
triunfo de 1» revoluci.ón, el presidente provisional había nom- 
brado ministro de Relaciones Exteriores al doctor Gregorio Ar- 
bizú, y de Hacienda y Guerra al general Máximo Áraujo. Al 
establecerse el Gobierno revolucionario en la capital fueron 
encomendadas las carteras de Justicia, Crédito Público y Nego- 
cios Eclesiásticos al licenciado Cruz ÜUoa, y Jas del Interior 
y Gobernación al doctor Manuel Gallardo. 

Prlmepas disposiciones del Gobierno 
provisional. — Uno de los primeros actos del Gobierno 
provisional fué dar amplia libertad á la prensa, medida recia- 



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358 HISTORIA DEL SALVADOR 



mada por la opínióa pública. También solicitó del general Tor- • 
bert, ministro residente de los Estados Unidos en ^n Salvador, 
la extradición del expresidente de la República, la cual fué 
acordada con la condición de que en todo caso seria salva la 
vida del doctor Dueftas. Con fecha 21 de Abril fué, pues, condu- 
cido éste de la casa de la legación americana al edificio del Co- 
legio Militar, donde debía permanecer hasta que se terminase 
el proceso que debiá seguirse sobre responsabilidades contrai- 
das durante la adzhinistración que habia ejercido. La absoluta 
libertad de escribir dio origen ¿ multitud de hojas sueltas y pu- 
blicaciones periódicas, en las que se trataron las cuestiones po- 
líticas de actualidad. 

Convoeatorla á un Congreso ConstltiE- 
yente« — Con el fin de constituir el pais y de satisfacer la exi- 
gencia de la generalidad, el Ghobierno provisional dictó con 
fecha 18 de Mayo un decreto convocando á los pueblos para 
elegir representantes á una Asamblea Constituyente, fijando 
como condiciones para ser electo, la de ser mayor de veinticinco 
aflos, natural ó vecino de la República, de notoria buena con- 
ducta y estar en el ejercicio de los derechos de ciudadano. Las 
elecciones debian practicarse con la más amplia libertad, y con 
tan importante objeto, el ministro del Interior dirigió una cir- 
cular á los gobernadores previniéndoles la más completa abs- 
tención en aquellos actos. «El Gobierno provisorio — dijo el 
ministro — tiene la voluntad firme de obedecer al origen de su 
poder y de acabar de una vez con el deplorable sistema de las 
candidaturas oficiales.» 

Otras disposielones Impoptantes.— Poste- 
riormente el Gjbierno declaró restablecidas las clases de la 
Universidad, creó una Junta de Hacienda, reglamentó debida- 
mente el ramo de aguardiente^ haciendo desaparecer el ruinoso 
sistema de contratas, y dictó otras disposiciones más, que ten- 
dían al establecimiento de un Gobierno libre y popular. 

Aportupa do las soslonos dol Con^poso 
Constltuyonto. — Las elecciones se practicaron en el ma- 
yor ordeu'y con la más amplia libertad, y el pueblo dio pruebas 
de la mayor cordura y republicanismo eligiendo á ciudadanos 
en su mayor parte distinguidos por su ilustración y patriotismo. 
Con fecha 31 de Julio se verificó la solemne apertura de las se- 
siones de la Asamblea Constituyente, bajo la presidencia del 
ciudadano Rafael Campo, é inmediatamente después aquel 
Cuerpo, representación genuina de la voluntad popular, dio 
principio á sus tareas. 



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HISTORIA DEL SALVADOR 359 



Primeras dlspofileios^efi del Congreso.— 

La Asamblea Constituyente sancionó el movimiento revolucio-- 
nario efectaado contra el Gobierno del doctor Dueñas, ratificó 
la elección hecha por los pueblos en el general González para 
el ejercicio del Poder Ejecutivo, y aprobó el llamamiento que 
éste hizo á los empleados del orden judicial para que entrasen 
nuevamente en el ejercicio de sus funciones. 

Asuntos relativos á los Padres Jesui«« 
tas. — En Junio de aqu^l mismo afio triunfó en Guatemala la 
revolución contra ei Gobierno del general Vicente Cerna, 
y poco después se suprimieron los conventos y se expulsó á los 
Padres Jesuítas. Algunos de éstos solicitaron permiso para en- 
trar al territorio del Salvador^ asunto que el Ejecutivo provi- 
sional sometió al conocimiento y resolución de la Asamblea. 
Esta^ después de un acalorado debate^ con fecha 7 de Septiem- 
bre, acordó no admitir en el territorio salvadorefio á los Padres 
de la Compafiia de Jesús, habiendo salvado su voto tan sólo 
cinco representantes. 

Constitución política de la Repúiblica.— 
En Octubre la Asamblea emitió la Constitución política en la 
República, trabajo de carácter liberal y progresista. En ella 
<)uedó reducido el periodo presidencial á dos afios, se estableció 
la tolerancia religiosa, el voto de censura contra los ministros 
de Estado y quedó garantizada en lo posible la independencia 
de los poderes. Emitida la Constitución, la Asamblea se ocupó 
de las leyes electoral, de imprenta y de estado de sitio, cerrando 
poco después sus sesiones. 

Slección del freneral Santiago Oon^eá- 
leas*— Conforme á esa Constitución reunióse en Enero de 1872 
la Asamblea legislaciva, la cual declaró electo al general Gon- 
zález presidente de la República para el periodo que terminarla 
el 1.** de Febrero de 1874. Para la vicepresidencia de la Repú- 
blica fué electo el licenciado Manuel Méndez. 

Tratado con Guatemala. — El 12 de Enero se 
había, celebrado un tratado entre el Salvador y Guatemala, en 
el cual se estipulaba no permitir que en lo sucesivo estuviesen 
en ningún punto de los dos territorios los Padres de la Compa- 
Hia de Jesús, ni organizados en sociedad ni de otra manera. El 
Poder Ejecutivo sometió el tratado al conocimiento y aproba- 
ción de la Asamblea^ en donde el articulo referente á los jesuí- 
tas fué objeto de una discusión acalorada, siendo su resultado 
la ramificación del tratado. En su virtud fueron poco después 
extrañados de la República los jesuítas Paul y Pozo, establecí* 



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dfíO HiSTOKlA DEL SA1.VAD0R 



dos «A el pato deade hacia algúa tiempo. Los jesuítas^ para elu- 
dir el cumplimiento del tratado habiaa soiicitiado en su favcff (to- 
la Corte de Justicia^ el auto de exhibición personal. Al sabelr el 
Poder Ejecutivo la resolución de la Corte, ordenaBdo la exhibí* 
cióa solicitada, suscitó la idea de ser provisional el nombra- 
miento de magistrados, y en este concepto la Legislatura cüb< 
fecha 12 de Marzo lo declaró asi y procedió á la renovación del 
Tribunal de Justicia, disposición que dio mctivo á ana eoérgica 
protesta de los magistrados Nicolás Pefta, Fabio Castillo^ Bafael* 
Ayala y Manuel Antonio Mena. 

Asunto relativo al doetor Sueftas. — El 
Cuerpo legislativo ocupóse también del asunto relativo al doctor 
Dueñas, expresidente de la República. La Cámara de diputados 
nombró fiscal al licenciado Dositeo Fiallos, quien formuló su 
acusación ante el Senado. Nombróse una comisión de sustancia- 
ción, y cuando estuvo la causa que se le instruyó en estado de 
verse y fallarse^ reunióse el Senado y este Cuerpo pronunció^ 
una sentencia condenatoria sometiendo al doctor Duefias á la 
autoridad de la Cámara de 2/ instancia. 

Congreso de La Unión»— Por iniciativa del Go- 
bierno de Honduras, el del Salvador se habla dirigido á los de- 
más de Centro-América instándolos para que enviasen ^us ple- 
nipotenciarios al puerto de La Unión, con el fin de tratar del 
asunto de nacionalidad. Tal pensamiento habia sido acogido coa 
interés por los Gobiernos centro-americanos, quienes se apresu- 
raron á mandar á sus representantes al lugar designado para. 
las conferencias. El Salvador fué representado por el general 
licenciado Juan José ^Samayoa, Guatemala por el presbítero- 
doctor Martin Mérida, Costa Rica por el doctor Rafael Ramirez^ 
y Honduras por el general Máximo Araujo. El Congreso se ins- 
taló el 7 de Febrero, mas las esperanzas en el pronto reaparecí* 
miento de la patria centroamericana se frustaron una vez má& 
ante la actitud de guerra que inmediatamente después tomó el 
Gobierno de Honduras. 

Reelamaclones del Gobierno de Hon-^ 
duras. — El Gobierno de Honduras se quejó primeramente 
ante el Congreso centro-americano de los ataques que le diiigia 
la prensa independiente del Salvador. Después se dirigió al Go 
bíerno del Salvador reclamando el valor de los gastos hechos en 
la guerra anterior. También manifestó temores deque el Salva- 
dor le hiciese próximamente la guerra, y por último denunció 
el tratado Arbizú-Samayoa como peligroso y amenazante 
¿Honduras. Y todo esto sucedia cuando según informe del ge— 



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HI&TQRIiW «DEL SALVADOi^ 361 



nwal Santiago Delgada^ re praae otante del Salvador en Nicara-^ 
gua, el presidente de Honduras se entendía con el partido reac- 
ciokiiario para hacer la guerra al Salvador, 

Primevos movimiento» militareo.— Des- 

piiéa de negociaciones infructuosas de paz^ el Qobierno del Sal^ 
Tador emitió coa fecha 26 de Abril un decreto aceptando la 
guerra provocada por Honduras. Se organizó el ejército y orde* 
néae al general Espinosa que invadiese el territorio hondurefio 
por Naoaome. El 5 de Mayo siguiente la divisióa salvadorefia. 
de Oriente invadió á Honduras y al dia siguiente las tropas del 
geaeral Espinosa causaron la primera derrota al enemigo en 
Sábana Grande. El dia 8 del mismo mes el puerto de Amapala 
cae en poder del general Ricardo Streber al servicio del Go- 
bierno del Salvador. El 9 las tropas salvadoreflas ocupan sin 
dificultad la pla^a de Tegucigalpa. 

Bepófiito del mando en el vieepresi-^ 
dente*— El lO de Mayo el general González depositó la presi- 
dencia de la República en el licenciado Manuel Méndez y se 
Iktt&o á la cabeza del ejército del Centro que debia obrar sobre 
Gracias, donde se hallaba atrincherado el general Jo^é Maria 
Medina, presidente de Honduras, con el grueso del ejército. Loa 
generales Rafael Osorio y Santiago Delgado invadieron por 
otros puntos. 

£1 Gobierno de Guatemala.— El Gobierno de 
Guatemala^ en virtud del tratado últimamente celebrado^ hizo 
suya la causa del Salvador y declaró á su vez la guerra á Hon- 
duras; movilizó sus fuerzas y aprestóse á dirigirlas el presi- 
dente de aquella República, general Miguel García Granados^ 
dejando en el poder al teniente general Justo Rufino Barrios. 

£1 liceneiado Arias presidente provi-* 
sional de Honduras*— En San Salvador se habla or-^ 
ganizado el partido hondureno. Levantóse una acta y en ella se 
proclamó presidente provisional al licenciado Céleo Arias. Este 
y los demás compatriotas suyos se incorporaron al ejército del 
Centro, que obraba bajo las inmediatas órdenes del general 
González. 

Ocupaeión de Gracias.— A mediados de Mayo el 
ejército, dirigido inraedintamente por el general González, salió 
de San Salvador hacia la frontera de Honduras. Los salvadore- 
fios llegaron sin dificultad hasta los alrededores de Gracias, 
ciudad en donde el general Medina se habla fortificado; pero el 
2i de Mayo, dia señalado para atacar aquel punto, el general 
en jefe hondureno evacuó la población y se dirigió hacia el inte- 



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362 HISTORIA DEL SALVADOR 



Tíor del territorio Loa salvadorefios ocuparon á Gracias en 
aquel mismo día. 

Aeclón de Coniayaguai— Cuando ocurría la des- 
ocupación de Qracias, el general Espinosa se hallaba en Coma- 
yagua y su segundo, el general Juan Antonio Medina, en Tegu- 
cigalpa. Al saberse en Comayagua la marcha del general 
Medina hacia la costa, el general Espinosa salió con algunas 
tropas con el fin de batirlo. Este movimiento determinó al gene- 
ral Medina á marchar sobre Comayagua, que quedaba mal de- 
fendida, y, evitando un encuentro con las tropas del general 
£spino8a, atacó aquella ciudad el 27 de Mayo y fué rechazado. 
Medina fué á embarcarse á Trujillo. 

Regreso del general OoiUBález.— El general 
González dispuso después de la ocupación de Gracias el regreso 
al Salvador, dejando á los generales Espinosa y Osorio como 
jefes expedicionarios para que de acuerdo con el jefe de las 
fuerzas de Guatemala trabajasen por la definitiva pacificación 
de Honduras. Las tropas expedicionarias que obraban bajo las 
inmediatas órdenes del presidente de la República entraron 
¿ San Salvador el 16 de Junio. Tres dias después dictóse un 
decreto en virtud del cual volvía la República del Salvador al 
estado de paz. 

La dictadura. — Congreso eonstituyente. 
— Con fecha 17 de Julio el general González, dando por motivo 
movimientos reaccionarios en la República^ dictó un decreto 
sometiendo el pais & una dictadura; un mes después convocó 
á los pueblos á elección de Diputados para formar una Asam- 
blea Constituyente que reformase la Constitución emitida 
en 1871. 

Reaceión en Honduras.— Mientras, tanto el ge- 
neral Espinosa, juzgando pacificado el pais, regresaba con su 
división al territorio salvadoreño cuando se tuvo la noticia de 
que el general José Maria Medina habla desembarcado en Omoa 
y, reuniendo nuevas fuerzas, habla avanzado al interior y dis- 
persado en San Pedro las tropas del general Mariano Alvarez. 
Después de este encuentro de armas Medina habla establecido 
su cuartel general en Santa Cruz y ordenado reclutamientos en 
Gracias y en Santa Bárbara. Tales acontecimientos obligaron 
al general Espinosa á contramarcha r, entrando nuevamente en 
caropHfia. Tan rápidos fueron los movimientos de la división 
salvadoreña, que el 12 de Julio el general Juan Antonio Medina 
sorprendió al expresidente de Honduras en su campamento de 
Santa Cruz^ apoderándose de los elementos de guerra, y le 



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HISTORIA DEL SALVADOR 363 



obligó á retirarse á Santa B&rbara. Cuatro diaa después el cas- 
tillo de Omoa cayó en poder de las tuerzas del Salvador. 

Aeeión de Santa Bárbara.— Hallándose las tro- 
pas del general José María Medina en Santa Bárbara fueron 
atacadas por las fuerzas unidas de los generales Espinosa, Ra- 
fael Osorio y Gregorio Solares, con fecha 26 de Julio, y des- 
pués de seis horas de combate, en el que fué herido levefaiente 
él general Espinosa, las tropas salvadorefias y guatemaltecas 
se apoderaron de la ciudad, y el general Medina, casi solo, lomó 
4e Gualala el camino hacia Omoa. 

AeonteeimlentoB de Omoa*— Tomado el cas- 
illo de Omoa^ Crescencio Gómez, á quien habla dejado el poder 
el general José María Medina al entrar en campafia, lo trasfirió 
al general Juan Antonio Medina y dQsde este momento este jefe 
se dio á reconocer de sus tropas como presidente provisional de 
Honduras. £1 dia 28 de Julio hizo éste reconocer como segundo 
jefe al general José Maria Medina, y disponíase á atacar las 
fuerzas del general Espinosa que se aproximaban á Omoa 
cuando el coronel Longino Sánchez desconoció la autoridad del 
llamado presidente provisional, fusiló al cabecilla Chanona 
y capturó al general Medina y al licenciado Crescencio Gómez, 
poniéndolos á disposición áet gobierno del licenciado Céleo 
Arias. El general Juan Antonio Medina abandonó la población 
de Omoa. Estos fueron los últimos acontecimientos de la cam- 
pafia de Honduras. 

Bxtraftamlento de algunas personas.— A 
mediados de Julio la Cámara de 2."* instancia sobreseyó en la 
causa instruida contra el doctor Dueñas por hechos cometidos 
en el ejercicio del Poder Ejecutivo, y el 24 de Julio fué extra- 
üado del pais, medida que también se dictó respecto de los ciu- 
dadanos Rafael Campo, José O. López, Manuel Gallardo é Inda- 
lecio Miranda. 

Asesinato de Manuel Méndez. — El I."" de 
Septiembre 'Siguiente fué aseHinado el licenciado Manuel Mén- 
dez, en San Salvador, hecho que, sin transcendencia alguna con 
la política^ fué generalmente sentido, habiendo sido ineficaces 
las pesquisas que entonces se hicieron para capturar al culpable; 
más tarde cayó éste en poder de la justicia. El licenciado Méndez 
desempeflaba el ministerio de Instrucción Pública; fué sustituido 
por el licenciado Fabio Castillo, 

Nueva Constitución política.— El 25 de Sep- 
i;iembre se instaló U Asamblea Nacional Constituyente. Este 
'Cuerpo comenzó sus trabajos, y después de sostenidos é intere- 



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364 HiSTMU DEL Siki.VADOfil 



saates debatea emitió con feeba 9 de Noviembre la CoDstítiocióiii 
política de la República. Inmediatamente después de publicada^- 
pOF disposición del jefe del Poder Ejecutivo loa funeianarioe pú- 
blicos de las diversas categorias juraron obedecerla. 

Otros asuntos admlnlstgstlvos* — Fallo-^ 
oimiento del ministro ArblKü.--Al finalizar el 
afio 1872 el Salvador entraba nuevamente en una época de paz. 
No obstante la guerra que habla tenido que sostener con Hon- 
duras, se dictaron disposiciones para el establecimiento de ua 
Banco agrícola hipotecario y de una escuela normal de enseñan- 
za primaría^ y se crearon varios pueblos en la jurisdicción de 
Cojutepeque. En el campo de la diplomacia el Gobierno contestó^ 
satisfactoria y victoriosamente A la Legación francesa en la re- 
clamación hecha por abusos cometidos en Puerto Caballos por 
el general Juan Antonio Medina en el buque francés Lucía Mar- 
tüdey último asunto de interés tratado por el ministro de Rela- 
ciones Exteriores doctor Gregorio Arbizú, que minado desde 
hacia mucho tiempo por una grave enfermedad, falleció el dia 
10 de Diciembre de aquel afio, y en consideración á su memoria 
el Gobierno dispuso se costeasen sus funerales por cuenta de la 
Nación y se guardase luto por espacio de nueve días. 

Designados para el^ ejercicio del Poder- 
£JecutiVO«— En Febrero de 1878 la Asamblea Nacional 
Constituyente abrió sus sesiones para entender en asuntos ad- 
ministrativos de carácter secundario. £1 6 de Marzo designó* 
subsidiariamente para el ejercicio del Poder Ejecutivo ¿ los re- 
presentantes José Dolores Larreynaga, Andrés Valle y doctor 
Dario González. Tres días después decretó la libertad de ense- 
fianza y suspendió sus sesiones el 11 del mismo mes. 

Ruina de San Salvador.— Desde los primeros 
dias de Marzo se hablan sentido en San Salvador algunos sacu- 
dimientos terrestres de bastante intensidad, lo cual habia obli-- 
gado & los habitantes de la capital á pasar la noche en las pla- 
zas públicas y en los patios, y cuando se creia que la serie de 
temblores que hablan puesto en alarma á la población estaba 
para cesar, ocurrió á las dos y media de la mafiana del 19 de 
Marzo un temblor de tierra tan fuerte y prolongado que en po- 
cos segundos dejó á la población de la capital reducida á escom- 
bros. Pocas victimas hubo que lamentar. A semejante calamidad 
siguió el incendio del portal situado al Este del parque central- 
Todo entró prontamente en calma merced á la energia que des- 
plegó el presidente de la fiepública y á las disposiciones que se* 
dictaron para dar seguridad á los habitantes. El 21 de Marzo» 



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HISTORIA DEL SALVADOR 366 



<nraiido los temblores continuaban aún con bastante fuerza» ^ 
Oobierno dictó un decreto disponiendo qu:e San Salvador contW 
nuaria siendo la capital de la República. Tanto de dentro coai<e 
de faera del pais lüanifestóse interés en favor de tos arruinados 
de San Salvador; de varias partes remitiéronse sumas de dinero 
para alivio de los arruinados indigentes, y con el fin de distri*^ 
bnir equitativamente los socorros se estableció una Junta, bajo 
la presidencia del gobernador departamental. 

jLineas férreas*— Desde el año de 1872 se habia he- 
tetao en favor del ingeniero Juan L. Buerón una concestén para 
•establecer en la República tres lineas férreas. Los trabajos de 
la linea que debia unir á San Salvador con Santa Tecla comen* 
/zaron á fines de aquel mismo aflo; sufrieron alguna interrup- 
ción con motivo de la ruina de Marzo de 1878, y el 24 de Junio 
de ese aflo se colocaron los primeros rieles, acontecimiento que 
«e celebró con la mayor solemnidad. 

Kxpedleión del ^^éneral 81ieniian^\ — 
Mientras se celebraba esa fiesta de la paz, en la vecina Kepú- 
Mica de Honduras se verificaban acontecimientos de opuesta 
índole. El partido reaccionario habia adquirido el buque Oene- 
Tul Sherman, el que habia llegado á la costa de Honduras con- 
duciendo l)ombres y elementos de guerra. Hizose un desembar- 
co; el castillo de Omoa fué entregado á la facción y ésta avanzó 
al interior; habría logrado derrocar al presidente de aquella 
República si fuerzas del Salvador y Guatemala no hubieran ido 
-en su apoyo. El 2 de Julio siguiente el puerto de Omoa fué recu- 
perado por fuerzas del Gobierno hondurefio, y el General Sher- 
man, al que se habla dado el nombre de Coronel Ariza, cayó en 
•Colón el 8 de Noviembre siguiente en poder del capitán Wyo- 
ming, de la marina norteamericana, por no haber tenido sus 
papeles en regla. 

Intervención del Salvador y Guatemala 
^n Honduras. — El general González, presidente del Sal- 
vador^ viendo que era sobremanera dispendioso luchar contra 
las facciones que se levantaban contra el Gobierno del sefior 
Arias, dirigió á éste una carta particular el 8 de Octubre indi- 
-cándele amistosamente que dimitiese el poder en obsequio de 
los intereses centro-americanos^ ó en el general Juan López ó en 
Teodoro Agniluz ó en Remigio Padilla. El licenciado Arias re- 
sistióse á seguir esa indicación. Tal negativa obligó á los go- 
bernantes del Salvador y Guatemala á conferenciar en el pueblo 
de Chingo sobre la conducta que debian seguir en los asuntos de 
Honduras. De tal conferencia resultó que el Salvador y Guate- 



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366 HISTORIA DEL SALVADOR 



mala apoyarían la candidatnra de Ponciano Leíva para la pre- 
sidencia de Honduras, y siguiendo este propósito, dirigieron de 
aquel mismo lugar una carta al presidente Arias excitando su 
patriotismo para que dimitiese un poder que^ en conceptp de 
aquéllos, no podia ya sostener. Esta segunda excitativa tampoco 
fué atendida. En consecuencia, las fuerzas guatemaltecas y sal- 
vadorefias que se hallaban eii territorio hondurefio recibieron 
orden de apoyar al señor Leiva, desconociendo la autoridad del 
sefior Arias. 

Toma de Amapala y Comayagua. Ter-^ 
mlnaelón de la guerra*— El 18 de Diciembre el pro- 
sideute del Salvador, á solicitud del seflor Leiva y habiendo 
tenido noticia de que el comandante de Amapala había captu- 
rado la lancha de vapor La Salvadoreña j mandó fuerzas k 
las órdenes inmediatas del general Juan J. Samayoa sobre 
aquel puerto, del cual se apoderaron después de un refiido 
combate. Pocos dias después la plaza de Comayagua, último 
baluarte del gobierno del licenciado Arias, cala en poder del 
ejército aliado; la autoridad de Ponciaino Leiva fué reconocida 
en todo el territorio y las facciones cesaron por completo, que- 
dando asi por aquel entonces afianzada la paz de Centro- 
América. 

Asuntos Interiores.— Después de los acontecimien- 
tos de 1873, el Gobierno atendió exclusivamente á la adminis- 
tración interior. Dictáronse disposiciones eficaces en el ramo de 
instrucción pública, fomentóse la industria y tratóse de estable» 
cer el orden sobre bases sólidas para dar confianza y seguridad 
al comercio. La disposición del Gobierno haciendo cesar los 
efectos del Concordato y la ley secularizando los cementerios,, 
caucaron mala inteligencia entre el Gobierno y la autoridad 
ecleniástica. 

Motin de San Miguel.— El 21 de Junio de 187& 
estalló un motin en la ciudad de San Miguel, dirigido por el 
presbítero Manuel Palacios; el comandante del departamento, 
general Felipe Espinosa, fué asesinado y su cadáver objeto de 
los más groseros insultos; los amotinados incendiaron el cabildo 
y otros edificios, robaron y asesinaron á personas indefensas^ 
y estaban dispuestos á proseguir su obra de exterminio, cuando 
el comandante de Amapala, general Domingo Vázquez, ocupó 
la ciudad de San Miguel, en unión del comandante de La Unión, 
coronel Román Ángulo. Pocos dias después el presidente de la 
República llegó á aquella población á la cabeza de una columna 
de tropas; el orden quedó restablecido y varios asesinos é incen- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 367 



diarios fueron ejecutados por las fuerzas del Gobierno. Siete 
dias después, en virtud de una medida de orden público, fueron 
extrañados de la República el señor Cárcamo, obispo auxiliar 
de la diócesis, y los presbíteros doctores Bartolomé Rodrigujez^ 
José Antonio Aguilar y Matias Orellana. 

: Sleeeión presidencial.— En 1876 debía terminar 
el periodo constitucional del general Santiago González. Proce- 
dióse á las elecciones y éstas favorecieron al C. Andrés Valle 
para el ejercicio de la primera magistratura de la República. 
£1 4 de Enero se reunieron las Cámaras legislativas bajo la 
presidencia del licenciado Mariano Castro^ y el 12 del mismo 
mes declararon á Valle popularmente electo presidente de la 
República y vicepresidente al mismo general Santiago Gonzá- 
lez Cinco dias después designaron para el ejercicio del Poder 
Ejecutivo^ en falta del presidente y vicepresidente, á los sena- 
dores Emeterio Ruano, José de Jesús Velázquez y Teodoro 
Moreno 

Asuntos de Honduras* Guerra eon Gua- 
temala. — Los asuntos politices de Honduras llamaron la 
atención de los gobernantes del Salvador y Guatemala.. Para 
uniformar la conducta que acerca de ellos debian seguir, aqué- 
llos dispusieron tener una conferencia en Chingo, la cual se 
verificó el 16 de Febrero y en ella se convino en la forma y ob- 
jeto de la intervención que debian tener en Honduras. Más tarde 
el (lobierno de Guatemala quejóse de falta de cumplimiento de 
tal convenio de parte del Salvador, y se preparó para hacer la 
guerra á esta República. El Gobierno del Salvador, á su vez, 
después de haber intentado en vano los medios diplomáticos 
para restablecer la paz sin efusión de sangre, se preparó á su 
vez para la guerra. £1 general Santiago González fué nombrado^ 
general en jefe del ejército de Occidente, el que marchó á la 
frpntera y ocupó las plazas de Ahuachapán y de Santa Ana, 
puestas de antemano en actitud de defensa. Una división fué 
enviada á Chf%latenango á las órdenes del general Santiago Del* 
gado^ y el general doctor Miguel Brioso fué nombrado jefe de 
las divisiones encargadas de la defensa de los departamentos de 
Oriente 

Auxilio del Salvador en Honduras*— Tro- 
pas guatemaltecas invadieron el territorio hondureno, las que 
sirvieron de apoyo al general José Maria Medina para procla- 
marse presidente provisional de Honduras. A su vez, el Gobierna 
del Salvador mandó una columna de tropas, á las órdenes del 
coronel Fernando Figueroa, en auxilio del Gobierno del señor 



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368 HISTOI^IA BKL SALVADOil 



Leiva; esas tropas, en combinación con las del general honda- 
refio Enrique Gutiérrez, vencieron al enemigo en Los Naranjos, 
después de cuya acción Figueroa tuvo que volver á la Repúblif^a 
para ayudar á la defensa del territorio. 

Primeras. operaclones.<-El Oobtomo del Salva- 
dor declaró el 10 de Marzo la República en estado de sitie y le- 
vantó un empréstito para atender á las necesidades de la gaerra. 
Las tropas guatemaltecas se aproximaron á la frontera, manda- 
das inmediatamente por el general Justo Rufino Barrios^ y el :£ 
del mismo mes comenzaron las hostilidades^ verificándose im 
encuentro entre tropas salvadorefias y guatemaltecas en el 
punto llamado «El Platanar». £1 enemigo ocupó Chalchuapa 
y tomó posiciones frente á la plaz<i fortificada de Ábuachapán. 

Aeclón de Apaneca.— A mediados de Abril eT ene- 
migo ocupó el pueblo de Apaneca con el fin de interrumpir las 
•comunicaciones entre Santa Ana y Ahuachapán, pero poco 
tardó esa ocupación porque las fuerzas sal\(adorefias desalo- 
jaron el 16 de Abril de Apaneca al enemigo y la comunicación 
entre Santa Ana y Ahuachapán quedó restablecida. 

AeeMn de Pasaqulna.— Mientras tanto las divi- 
-sioneu de los generales Gregorio Solares é Indalecio Miranda 
habían recorrido Honduras y aproximádose ¿ la frontera orien- 
tal de esta República. Para defender aquella frontera marchó 
el general Delgado de Chalatenango á San Miguel á incorpo-- 
rarse al ejército de Oriente, con el fin de oponer unos mil qui- 
nientos hombres á los dos mil quinientos que tenia el enemigo. 
Las fuerzas salvadorefias llegaron á Santa Rosa el lt> de Abril. 
El día siguiente marchó el general Delgado con seiscientos 
liombres hacia la frontera, y al llegar á Pasaquina fué atacade 
por el enemigo, emprendiéndose un nutrido tiroteo de una y otra 
parte. 

En ese combate encontró una muerte gloriosa el genesal 
Delgado, luchando heroicamente en defensa de la patria. Tal 
desgracia no desanimó á los defensores de Pasaquina, que 
eiguieron combatiendo hasta que llegó el resto del ejército sal- 
vadorefío, que desalojando á los invasores de las casas de la po- 
blación les hicieron retirarse á las colinas inmediatas. En esa 
operación el coronel Figueroa dio una vez más dotéis de xm bri- 
llante oficial. El tiroteo siguió durante los días 18 y 19 de Abril, 
día en que el general Brioso dispuso el regreso del ejército 
é San Miguel en donde la desmoralización de la tropa impidió 
la defensa de aquella plaza y fué necesario continuar la marcha 
hacia la capital de la República. 



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HISTOI^IA DEL SALVADO^ 



SI convenio do Clialeliuapa.— Torminal 
oión do la guorra# — BL mismo dia en que fué desocu- 
pajda por el ejército salvadoreño la población de Pásaquiíla, el 
general Barrios dio un ataque infruc.tuoso sobre Ábuachapán, 
defendido por los generales Andrés Van-Severen y Francinco 
Menéndez. Esta resistencia no podia, sin embargo, durar mucho, 
porque exhausto el Gobierno de recursos y ocupada la parte 
-oriental de la República por el enemigo, debía pensarse en la 
terminación de la lucha. .Con. tal fio fueron comisionados del 
Salvador al cuartel general de Chalchuapa, y el 25 de Abril se 
firmó en aquella población un convenio en el cual se estipula 
<iue debían reunirse en Santa Ana cierto número de personas 
notables para designar el ciudadano que debía substituir al 
sefior Valle en la presidencia de la República. 

Finalmente, después de la ratificación del convenio, el ge-^ 
neral Barrios ocupó la población de Santa 'Ana. 

Doaignaoión dol dootor Zaldivap p»ra 
la pposidonola do la Ropi&bllca.— Kl 30 de Abril 
presentóse al general Barrios una manifestación por muchos 
vecinos, en la que pedían se elevase al doctor Rafael Zaldivar 
á la primera magistratura de la República, pues pocos dias 
antes de e^te hecho había llegado ^el doctor Zaldivar al campa- 
mento de Chalchuapa con una misión especial del presidente de 
Costa Rica cerca del Gobierno del general Bnrrios. Esta mani- 
festación unida al voto de la Junta de notables, dado en aque- 
llas circunstancias excepcionales, constituyeron el origen de la 
presidencia provisional del doctor Zaldivar^ quien manifestó en 
una proclama, fechada el 1.^ de Mayo en Santa Ana, que hnria 
la felicidad del pais por todos los medios que estuvieran á su 
alcance. 

SI gonoral Miranda*— Mientras tanto el general 
Miranda habla sido proclamado presidente provisional de la Re- 
pública por algunas poblaciones de los departamentos de 
Oriente, mas al tener noticia del convenio de Chalchuapa, las 
fuerzas que mandaban los generales Solaref^ y Miranda mar- 
charon á Santa Ana, y a\\l este jefe militar hizo por la prensa 
una manifestación en la cual reconocía la presidencia proyisio- 
nal ejercida por el doctor Zaldivar. 

Xratado do pa^ oon Guatomala. — Con^ 
VOnio do CodPOB.— El día 8 de Mayo siguiente cele' 
bróse en la misma ciudad de Santa Ana un tratado de pa^ 
y amistad entre el Salvador y Guatemala, después del cual 
regresó el general Barrios con su ejército sin haber reclamado 

24 



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370 HISTORIA DEL SALVia>OR 

Indemnización alguna. Un mes después la administración de 
Ponciano Leiba, aliado del Salvador en Ja guerra que acababa 
de termiaari caia en virtud del convenio de Cedros, en el que 
ae estipuló que aquel funcionario se separaría del poder. 



CAPÍTULO XXIII 

Administraolón del doctor Zaldivar.— Guerra oon Gaa- 
temala.— Revoluoión de 1886* 

Organización del G-ablnete.— Decreto de convocatoria á elecciones.— 
ILlecctón del doctor Zaldívar.— Conatos revolucionarios.— Fenómeno» 
geológicos. —Nueva Constitución política. — Monumentos. ~ Nuevos 
Estatutos universitarios.— Innovaciones administrativas.— Inaugura- 
ción de los monumentos en honor de los generales Morazán y fia- 
rrios.— Manifestación del doctor Zaldívar.— Trabajos eleccionarios. 
— Oonferencia de Mita.— Constitución de 1883.— Nueva elección del 
doctor Zaldívar.— Licencia concedida al presidente de la Repi\blica. 
— Dive sas tentativas revolucionarias.— Gl general Barrios proclama 
la Unión Nacional. — Actitud de los diversos partidos.— Inútil envío de 
comisionados ¿ Guatemala.— Preparativos de defensa.— La conducta 
del Gonierno de Méjico.— Salida del general Barrios hacia la frontera 
del Salvador. «A<*.ción del Coco.- CombatesdeSan Lorenzo.— Batalla 
de Ghalchuapa. —Disolución de las fuerzas de Mon terrosa.— Deroga-' 
toria d*)l decreto de 28 de Febrero.— O^ipación del ejército de 
O'-iente.- Paz de Namasigae.— Paz con Guatemala.— Regreso del 
ejército á la capital. --Disposiciones posteriores. — Bevolucióu acau« 
dillnda por el general Menéndez; plan de Ghalchuapa.— Toma de 
Sinta Ana.— \ *ción del Brjuco.— Resignación del mando en el gene- 
ral Fernando Figueroa —Convocatoria extraordinaicia del Congreso. 
— Fu-^rzas en Goatepeque.— Primera acción de Armenia — Junta Con- 
sultiva—Segunda acción de Armenia.— Revolución de Gojutepeque. 
—Trabajos en f «vor de la paz.— Ocupación de Gojutepeque.- Acción 
de Santo D »mingo. —Ocupación de Ahuachapán.- Ocupación de Goa- 
tepeque.- Convenio de San Andrés.— Entrada del ejército libertador 
á la capital. 



Organización del Gabinete.— Al inaugurarse 
«1 Gobierno del doctor Znldivar, encomendó el ministerio de 
Relaciones Exteriores, Justicia, Instrucción Pública y Negocio» 
Eclesiásticos, <1 licenciado Cruz UUoh; el de Qobernación, al li- 
cenciado José Lóp^z; el de la Guerra, al general Estanislao 
Pérez, y el de Hacienda, al señor don Fabio Moran. 



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HISTORIA DKI^ SALVAPOR 371 



Decreto de convocatoria á elecciones» — 

De conformidad ai convenio de Chalchuapa, el Gobierno con-. 
Yocó á elecciones de diputados y senadores, para la formación 
de un Congreso extraordinario que declarase, entre otras cosas^ 
la elección del ciudadano que, conforme al mismo convenio,; 
debia suceder h1 sefior Valle en la presidencia de la República. 

Slecclón del doctor Zaldivar# — Conforme 
al decreto de convocatoria, se procedió ¿ elecciones de Supre- 
moH Poderes; la apertura de las sesiones del Congreso se verificó- 
el 6 dH Julio, y el 14 del mismo mes fué declarado el doctor Ra- 
fael Zaldivar popularmente electo presidente de la República 
para continuar el periodo comenzado el 1.® de Febrero de 1876. 

Conatos revolucionarlos*— A fines de Agosto 
de ese mismo año hubo en San Salvador conatos revoluciona* 
rios quH amenazaban alterar la tranquilidad pública. A conse- 
cuencia de ellos fueron extrañadas algunas personas con destino 
& la República de Costa Rica. 

En Junio de 1877 descubrióse una nueva conspiración que 
tenia por objeto colocar en el poder al general Francisco Me- 
néndez. Redujese á detención á varias personas, fueron deste- 
rrada» ó p»'r^eguidas otras y la calma volvió á restablecerse. 

Fenómenos geológicos.— En Diciembre de 187(> 
una serie de temblores de alguna intensidad presagiaba en la 
capital una catástrofe parecida acaso á la de Marzo de 1878. 
Varias personas hablan salido á establecerse fuera de la ciudad; 
mas cuando reinaba aún la alarma general, surgieron en la la- 
guna de Ilopango dos pequeñas islas, de las cuales se elevaban 
densas columnas de vapor. Despué;) de este fenómeno geológico 
disminuyó notablemente la fuerza de los sacudimientos terres- 
tres y la cnlraa se restableció. El aparecimiento de los islotes de 
la laguna produjo un desborde de las aguas de la misma, las 
que, aumentando el caudal del rio Jiboa^ en donde desemboca 
el desagtt"^, ocasionaron una inundación que causó perjuicio á los 
propi^tnrios riberanos en el ganado y sementeras. 

Nueva Constitución política. — En Enero 
de 1880 reunióse una Asamblea Constituyente paia reformar ia 
Constitución de 1872, dada en la época del general Santiago 
González. La Constitución se emitió y conforme á ella fué electo 
presidente de ia República el doctor Rafael Zaldivar para un 
periodo de cuatro afíos, sin reelección inmediata, por haberse 
consijrna^o en aquelh» ley el principio de alternabilidad. 

Monumentos. — En Mayo de ese mismo año dictóse 
por el Poder Ejecutivo una disposición importante. Mandáronse 



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372 HISTORIA DEL SALVADOR 



erigir dos monumentos á la memoria de los generales Francisco 
Moraz&n y Gerardo Barrios. Inmediatamente después nombróse 
una comisión que se entendiese en el arreglo de los planos con- 
forme á los cuales debian ejecutarse aquellas obras, y máa tarde 
hizose un contrato con el marmolista Francisco Durini para su 
construcción. 

Nuevos Sstatutos universitarios*— En Oc- 
tubre se emitieron los nuevos Estatutos que debian regir en las 
Universidades de la República, en los que se estableció la nueva 
Facultad de Ciencias Sociales y Politicas, y se hicieron otras 
innovaciones que tendían al adelanto y positivo aprovecha- 
miento de la juventud. Por desgracia, la libertad de ensefianza 
fué mal aplicada, y la práctica de la nueva ley universitaria 
dio á conocer la necesidad de una reforma. 

Innovaciones administrativas.— Al finalizar 
el aQo 1881 se hablan hecho trascendentales reformas en la le- 
gislación p^itria. La secularización de los cementerios habia lle- 
gado á ser una verdad práctica; se habían establecido el matri- 
monio civil, la enseñanza laica y creado juntas de agricultura 
para el incremento de este ramo tan importante en la Repú- 
blica. 

Inaugupaelón de los monumentos en lio- 
nop de los generales Morazán y Barrios.— El 15 
de Maizo de 1882 se inauguraron solemnemente los monumen- 
tos consagrados á la memoria de los generales Francisco Mora- 
^in y Gerardo Barrios. La víspera de aquel dia, al inhumarse 
ios restos mortales de aquellos patriotas en el cementerio gene- 
ral, hicieron uso de la palabra los CC. Antonio Guevara Valdés 
y Manuel Herrera: aquél exaltando las virtudes cívicas del cau- 
dillo centro-americano; el otro poniendo en relieve la figura del 
mártir del 29 de Agosto de 1865. Por la mañana del 16, después 
del discurso del presidente de la Rt^pública, dedicando el monu- 
mento^ hizose oir la inspirada palabra del notable orador Alva- 
ro Contreras, pronunciando un discurso que dio mucha impor- 
tancia á aquella solemnidad. En el monumento consagrado ala 
memoria del héroe centro-americano bállanse grabados en már- 
mol los nombres de sus principales hechos de armas y los de 
distinguidos patriotas que habían sido compHfteros de sus glo- 
rias, y le adornan unos bajorelieves representando las acciones 
de Gualcho, Las Charcas, «El Espíritu Santo» y San Pedro Pe- 
rulapán. 

manifestación del doctor 2Ealdívap.— El afio 
de 1883 era el ultimo del periodo presidencial del doctor Zaldf- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 373 



▼Ar. A mediados de ese afio convocó á varias personas notables 
para que designasen la persona que debía sucederle en el poder. 
De aquella reunión^ que tenia un carácter puramente privado, 
resultó, á moción de uno de los concurrentes, la designación de 
cuatro candidatos: el mismo doctor .Zaldivar y los doctores Ra- 
fael Ayala, Manuel Delgado y Domingo López, entonces minis- 
tro del Gobierno. Un dia después la mayoría de los invitados 
designó al doctor Zaldivar para que continuase en el poder, 
pero éste^ manifestando ver en aquello tan sólo una muestra de 
atención, excitó á los concurrentes y á todos los ciudadanos de 
la República para que trabajasen en favor del candidato que 
quisiesen, pues él se hallaba en la firme resolución de dejar el 
poder. 

Trabajos eleeelonarios* — En virtud de tan 
explícita manifestación, los ciudadanos formaron diversos clubs 
eleccionarios. En Ja capital dividiéronse los trabajos entre 
los ciudadanos Ayala y Delgado, si bien los que trabajaban por 
uno y otro candidato se hallaban animados del propósito de or- 
glinizar en el siguiente periodo presidencial un Gobierno regu- 
larizado y libre. £n Santa Ana formóse otra Junta eleccionaria^ 
sin designar de pronto el ciudadano en favor de quien se pro- 
ponían trabajar; lo mismo se hizo en Cojutepeque^ y ya estaban 
para entenderse las diferentes Juntas, Jas que hasta entonces 
procedían con circunspección y cordura, cuando el Ejecutiva 
dispuso disolverlas, dando empleos militares á los que tomaban 
en ellas parte activa, destituyendo de sus empleos á unos y per- 
siguiendo á otros. A fines de Agosto reinaba un silencio profun- 
do en la República, y las publicaciones periódicas semioficiales 
comenzaron á zaherir á los que se ocupaban en trabajos elec- 
cionarios. 

Conferenela de Mita.— A fines del mismo mes 
de Agosto el doctor Zaldivar se encaminó á la frontera 
y llegó hasta Mita, República de Guatemala, en donde le 
esperaba el general Barrios, presidente de aquella República, 
para conferenciar sobre la política del Salvador. De esas pláti- 
cas resultó la continuación del doctor Zaldivar en el poder con 
el 9poyo del general Barrios, afirmando éste que en otro caso se 
▼eria en la necesidad de declarar la guerra al Salvador, por no 
yer en otro ciudadano suficiente garantía de paz. 

Constltuelón de 1883« — Fluctuando entre de- 
clarar la dictadura, la posibilidad de hacerse elegir legal- 
mente conforme á la letra de la Constitución ó convocar 
unaA samblea Constituyente, tres partidos todos inconvenien- 



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B74 HISTORIA DEL SALVADOJl 



tes, se decidió por este último y convocó ¿ elecciones para nt 
Oongreso que emitiese una nueva Constitución. Esta se dio en 
Diciembre del mismo afto en sentido avanzado. En ella no se 
restableció la alternabilidiid en el Poder, porque el partido del 
Gobierno creyó que haciéndolo asi se cerrarla la puerta á ufia 
nueva elección en favor del doctor Z^Idivar, comprometiéndose 
este funcionario ¿ pedir en la próxima Legislatura se consig- 
<nase la alternabilidad para lo futuro. Al cerrar sus sesiones la 
Asamblea Consticuyente, el jefe del EJjecutivo^ entrando algo en 
el análisis de la Constitución emitida, dijo resentirse de cierto 
espíritu de localismo que no se avenia bien con las tendencias 
generosas y con el carácter hospitalario del pueblo salvadoreño. 

Nueva elecelón del doctor Zaldlvar.— 
Conforme á esa Constitución, el doctor Zaldivar fué electo para 
un nuevo periodo presidencial de cuatro afios, elección que en 
el afio siguiente de 1884 declaró legal la Asamblea legislativa. 
Ante ella el jefe del Poder Ejecutivo pidió se adoptasen unas 
reformas en la Constitución, entre las cuales se hnllaba la refe- 
rente á la no reelección para un periodo inmediato. 

Licencia concedida al presidente de la 
Repú^bllca* — Aote la misma Asamblea solicitó el presidente 
de la República licencia para pasar á Europa á restablecer su 
salud, y la Asamblea al concederla le asignó del tesoro público 
la suma de cien mil pesos, suma que vino á ha^'.er más grave el 
estado de penuria y exhaustez en que se hallaban las mal ma- 
nejadas rentas públicas, no obstante la paz que se disfrutaba 
desde hacia mucho tiempo. 

Diversas tentativas revolucionarlas. — 
Varias tentativas se hablan hecho para derrocar la admini^tra-^ 
ción del doctor Zaldivar. En 1879 ocurrió una asonada en Ahua- 
chapán, promovida por Favio Moran, de la cual resultó el ase- 
sinato del general Francisco López. Este movimiento no tuvo 
transcendencia alguna; los pronunciados huyeron. hacia la Re- 
pública de Guatem>ila y el orden se restableció. A fines de 
1882 algunos patriotas formaron un fondo para comprar en Ca- 
lifornia elementos de guerra, que debían desembarcar en Acá- 
jutla á principios de 1883; estas armas debían ser transportada» 
por el buque Ounalaska y servirían para ponerlas en manos de 
hombrea que obrarían bajo las órdenes del general Francisco 
Menéndez. El Gobierno tuvo conocimiento del plan. Una asona- 
da ocurrida en Abril de 1888 le dio oportunidad para apoderarse 
del doctor Manuel Gallardo, del general Menéndez y de otros más 
revolucionarios, á quienes tuvo presos durante algún tiempo, 



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HISTORIA DEL SALVADOR S75 



y aiá9 tarde se apoderó sin dificultad del Ounálaska y de su 
<iarga. Los elementos de guerra fueron traídos á los almaceneB 
nacionales y el buque fué entregado al Gobierno de los Estados 
Unidos^ después de haber sido declarado buena presa por la 
Corte Suprema de Justicia. En 1883 formóse una conjuración 
que tendía á apoderarse de la persona del doctor Zaldivar para 
obligarle A abandonar el poder^ la que no dio más resultado que 
la persecución de los que aparecieron complicados en ella. En 
Enero de 1885 debía estallar un movimiento general en la Re- 
pública^ pero no habiendo habido el suficiente concierto, no 
produjo más que tentativas aisladas como la del heroico capitán 
Tomá^ Cantor y valientes compafieros en Cojutepeque y la aso- 
nada de Aqnitizaya. A causa de esta última tentativa fueron 
fusilados algunos patriotas en los distritos fronterizos por las 
fuerzas del Gobierno. 

SI general Barrios proclama la Unión 
Nacional. — Ese afto debía ser célebre por los impor- 
tantes y transcendentales acontecimientos que en él se reali* 
^'iron. Reinaba la paz en Centro-América, cuando el gene- 
ral Barrios, presidente de Guatemala, emitió con fecha 28 de 
Febrero un decreto por el cual se declaraba jefe supremo de 
Centro-América, y lo avisó al presidente del Salvador por un 
parte telegráfico para que se adhiriese á aquella declaratoria. 
A principios de Marzo se supo que el presidente de Honduras 
se había adherido á la nacionalidad proclamada, y todo parecía 
presagiar un confii<*to de trans "tendencia. 

Actitud de los diversos partidos.— El pre- 
sidente del Salvador vacilaba ante compromi^os contraídos^ 
según el general Barrios, para hacer la unión nacional, y el 
sentimiento público unánimemente pronunciado en contra. Re- 
solvió, pues, romper con el jefe de Guatemala y acoger las 
ofertas entusiastas que le hicieron los hombres de todos los par- 
tidos para hacer un esfuerzo en defensa de la patria. Los hom- 
bres acudieron espontáneamente á los cuarteles, muchos capita- 
listas ofrecieron su contingente aun antes de ser requeridos por 
medio de uo empréstito, y las brigadas^ organiza las á la carre- 
ra, salían hacia la frontera vitoreando al Salvador. 

Indtll envío de comisionados á Guatea- 
mala* — Inútil fué el envió de dos comisionados de pnrre del 
doctor Zaldivar al presidente de Guatemala. Este manifestó 
que tenía á su disposición cincuenta mil rifles para hacer la 
unión centroamericana y no admitía una palabra que le hiciese 
variar de conducta. Se comprendió por tanto que el paso dado 



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376 HISTOI^IA DEL SALVADOR 



por el general Barrios era ana consecuencia de preparativo» 
hechos con sigilo y cuidadosamente desde hacia algún- tiempo 
y que no habia más recurso que el de las armas. 

PreparatlvofB de defensa. — El Gobierno del 
Salvador ordenó la organización del.ejército de Oriente bajo la» 
Órdenes del general Lisandro Letona, mandó una-división hacia 
la frontera de Honduras por la via de Ohalatenango bajo la» 
órdenes de. los generales Andrés VanSeverén y Jesús Parrilla» 
á fin de interceptar el paso á las tropas guatemaltecas que se 
enviasen en auxilio de Honduras, hizo fortificar Ahuachapán^ 
el Portezuelo, Chalchuapa y demás puntos fronterizos, y el 
cuartel general se estableció en Santa Ana, á donde llegó el Ma^ 
gistrado Supremo el dia 18 de Marzo, suficientemente investido 
por la Leginlarura para hacer la defensa del pais. 

La conducta del Ooblenio de Méjico.— 
El Gobierno de Méjico por su parte cuando tuvo conocimiento 
del decreto de 28 de Febrero resolvió impedir ese aumento de 
poder del general Barrios. Un comisionado especial fué enviado 
de parte del Salvador cerca del Gobierno del general PorfiiriO' 
Diaz y éste, autorizado por la Asamblea de Méjico, se proponía 
hacer eficaz el apoyo al Salvador no obstante los trabajos del 
canciller del imperio alemán porque Méjico dejase al general 
Barrios realizar la unión centroamericana. Nicaragua y Costa 
Rica se aliaron al Salvador y el Gobierno de los Estados Unidos 
manifestó simpatías por la causa del Salvador rechazando enér- 
gicamente el decreto del presidente de Guatemala. 

Salida del general Barrios hada la f ron^ 
tera del Salvador^— El 23 de Marzo salió el general Ba« 
rrios de Guatemala habiendo antes hecho reunir en Jutiapa un 
ejército respetable y considerables elementos de guerra para 
emprender la cruzada unionista en Centro- América. 

Acción del Coco»— El 30 de Miarzo el enemigo em-. 
bistió las improvisadas trincheras del Coco, y después de algu- 
nas horas de fuego forzó la posición y obligó á las tropas salva- 
doreñas á retroceder en desorden á Chalchuapa. La retirada 
del Coco infundió alguna desmoralización en las tropas que 
defendían á Chalchuapa/ mas afortunadamente las medidas 
enérgicas dictadas por el general Adán Mora, mayor general 
del ejé»*cito llamado «de Occidente», y por el general Fernando 
Figueroa restablecieron el orden. 

Combates de San Lorenzo*— El di de Marzo 
tropas enemistas atacaron encarnizadamente el campo atrinche- 
rado de San Lorenzo y fueron rechazadas por el general Re- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 377 



gino Monterrosa' encargado de defender aquel punto. Al dia 
siguiente San Lorenzo fué atacado por fuerzas en mayor núme- 
ro sin alcanzar mejor resultado que la víspera. 

Batalla de Clialcliuapa»— Al mismo tiempo que 
el enemigo acometía el punto atrincherado de San Lorenzo 
tomaba posiciones sobre el cerro de Tachipehuil y lanzaba una 
granizada de balas sobre la plaza de Chalchuapa. A eso del 
mediodía el general Barrios, que mandaba en persona les movi* 
mientes de su ejército, desplegó su infantería alrededor de 
aquella población en disposición de acometer las fortificacionea 
al Norte y al Oriente, y como á la una de la tarde para favore- 
cer esa evolución de sus tropas hizo arrojar un número consi- 
derable de granadas. 

El día 2 de Abril^ memorable en la historia de estos pue-^ 
blos, era el sefialado para acometer con su numerosa y discipli- 
nada infantería los atrincheramientos de Chalchuapa. El gene- 
ral Barrios dio orden de atacar la plaza; á esa orden siguió el 
estruendo de las armas; los defensores de la plaza contestaron 
con la misma energía y el fuego se hizo general. £1 enemiga 
interceptó la comunicación con Santa Ana situando una fuerza 
en los Caulotes, en donde hubo un encuentro con las tropas del 
coronel Ignacio Marcial y con las del brigadier Jaime Avila. 
«La casa Blanca^r, lugar defendido por los generales Miranda^ 
Escalón y Montalvp, fué atacada encarnizadamente. En los mo- 
mentos de la luoha al ver el general Barrios flaquear el batallón 
Jalapa, marchó resueltamente hacia el enemigo para infundir 
aliento en el combate, y una bala, atravesándole el cuerpo, le 
dejó instantáneamente sin vida. Al saberse su muerte en el ejér- 
cito, lo mismo que la del general Venancio Barrios y de otros 
jefes distinguidos, ordenóse la retirada de las tropas, quedanda 
aquel campo sembrado de cadáveres. La victoria del Salvador 
había sido completa, si bien costó la vida al valiente brigadier 
Rafael Osorio que combatió con un valor digno de la causa 
que defendía, y á otros patriotas que, como Braulio Aragón 
y Joaquín Leiba, la ofrecieron en aras de la libertad de la 
patria. 

Disolución de las fuerzas de Monterrosa. 
— Cuando se decidía la suerte de Centro-América en Chal- 
chuapa, el enemigo acometió una vez más la posición de San 
Lorenzo. 

Pudiendo ser flanqueado en aquel punto, el general Mon- 
terrosa se retiró á Atiquizaya y de este lugar marchó á fa- 
vorecer á Chalchuapa, pero en el camino fué acometido por el 



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378 HISTORIA DEL SALVADOR 



enemigo y le dispersó la tropa que venia bajo sus órdenes^ 
y M >Qt^rrosa, acompafiado tan sólo de los jefes y oficiales de su 
división, timó el camino de Santa Ana. 

Derogatoria del decreto de 2¡S de Fe- 
brero* — Al dia siguiente la Asamblea de Guatemala derogó 
el decreto de 28 de Febrero y el Cuerpo Diplomático, residente 
en aquella ciudad, propuso la paz á los Qobiernos de Centro- 
América. El presidente del Salvador manifestó al principio no 
poder suspender las hostilidades para reclamar la indemniza- 
ción debida por razón de la guerra injusta á que habia sido 
provocado. En consecuencia el ejército salvadoreño avanzó 
hacia el territorio de Guatemala. 

Operaelones del ejérelto de Orlente.-Paz 
de Namaslgrtle* — Por lo que respecta á las operacio- 
nes del ejército de Oriente, éste se engrosó con mil doscientos 
nicaragüenses mandados por los generales Florencio Xatruch 
y Alejandro Eva. El general Letona hizo fortificar á Pasaquina 
y situó fuerzas de observación en la margen derecha del río 
Guascorán. El general Bográn á su vez habiendo reunido cua> 
tro ó cinco mil hombres se situó en las plazas de Nacaome 
y Choluteca, en donde levantó atrincheramientos y se dispuso 
para la defensa. En Nicaragua habia preparadas nuevas tropas 
en apoyo del Salvador y las fuerzas de Costa Rica ocupaban 
San Bernardo. A la noticia de la muerte del general Barrios 
comunicada por el general Letona ¿ Bográn, éste manifestó 
considerarse desligado de sus compromisos con Guatemala 
y que deseaba la paz. Siguiendo este propósito Letona^ repre- 
sentando al Salvador y Costa Rica, y el doctor Adolfo Zúniga 
á Honduras, tuvieron la primera conferencia el 6 de Abril en 
Guascorán. Convenidos en los puntos principales del arreglo, 
los comisionados se dirigieron el 10 á Choluteca donde se halla- 
ba el presidente de Honduras y acompafiado de éste siguieron 
á Namasigüe, donde, en unión del general Zavala, comisionado 
de Nií*ar<gua, concluyeron y firmaron el convenio de paz. 

Paz eon Guatemala.— El Cuerpo Diplomático insis- 
tió en el laudable propósito de conseguir la paz en Centro-Amé- 
rica, á cuyo deseo accedió por fin el presidente del Salvador 
con fecha 14 de Abril^ siendo convenido que se darla un decreto 
de amnistia en favor de los que se hubiesen comprometido en la 
unión proclamada por el general Barrios, que los tratados que- 
darían vigentes y que el 19 del mismo mes los Gobiernos de 
Centro-América declararían oficialmente la pAZ. 

Regreso del ejérelto á la oapltal.— Esto acep* 



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Historia del- salvador 379 



tado, el ejército de Occidente y el que obraba en la frontera 
•oriental bajo las órdenes del general Letona, hicieron su entrada 
triunfal á la capital de la República en la maftana del 18 de 
Abril y al dia siguiente fué declarada oficialmente la paz en el 
Palacio Nacional. Ordenóse oportunamente el regreso de la di- 
-visión del Norte que habia avanzado hasta Ipala. 

Dlsposlelones poStdPloPes.-^Terminada la gue- 
rra nacioual, en la que se hablan unido ios hombres de todos los 
partidos, volvió á aparecer en el interior el malestar sentido 
desde hacia mucho tiempo. £1 mismo jefe de la República, com- 
prendiendo la situación que atravesaba, convocó al Cuerpo Le-^ 
gislativo el 21 del mismo mes de Abril, redujo á cuatro por 
razón de economía los Ministerios del Gobierno y^ no hnbiendo 
dado buen resultado la unión por la fuerza^ proclamada por el 
general Barrios, invitó á los Gobiernos de Centro- América A en- 
viar sus comisionados ¿ Santa Idéela, sefia lando desde luego 
para la reunión el 15 de Mayo siguiente. Con excepción deHon 
duras, que se adhirió al pensamiento, los demás gobernantes de 
Centro-América coutestaron negativamente á aquella exci- 
tativa. 

El principal objeto de la convocatoria del Congreso Legis- 
lativo fué la aceptación de la renuncia que el doctor Zaldivar 
debia presentar de la presidencia de la República, renuncia que 
oportunamente se presentó ante aquel cuerpo; pero no habien- 
do estado de acuerdo las personas que rodeaban á aquel gober* 
nante en el ciudadano que debia sucederle^ degistió dn la renun- 
cia y pidió que se le concediese licencia para salir del pais 
dejando el poder al general Fernando Figueroa, á quien poco 
antes habia llamado al desempeño del Ministerio de Hacienda^ 
y para dar carácter legal á aquella trasmisión habia hecho que 
la A*<amblea le nombrase uno de los designados para el ejerci- 
cio del Poder Supremo en defecto del presidente de la Repú- 
blica. Llamó también á algunas personas de la oposición para 
ofrecerles destinos de importancia, removió algunos empleados 
ó los trasladó á otros puestos^ dando por razón que tenían en 
su contra la opinión pública; mas, á pesar de todo, la necesidad 
de an cambio radical en la Administración pública se hacia 
sentir por todas partes. 

Revolución acaudillada pop el general 
M enéndez«-Plan de Clialcliuapa.-Este era el es- 
tado de la República cuando el general Francisco Menéndez in- 
vadió el territorio del Salvador á la cabeza de 30 patriotas ar- 
mados y se apoderó sin dificultad de la población de Chalchuapa, 



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880 HISTORfA DEL SALVADOR 



con fecha 10 de Mayo, y á las 9 de la mafiana de ese dia se le- 
vantó ana acta desconociendo la Administración del doctor 
Zaldivar. En la misma fecha se proclamó un plan político en el 
que se consignaron algunos puntos de política nacional, uno de 
los cuales fué la convocatoria de una Convención que debía 
iniciar y seguir hasta su fenecimiento los juicios de responsabi- 
lidad contra los empleados superiores del Gobierno, desde el 
1.^ de Mayo de 1876 hasta el dia en que la capital fuese liber- 
tada, y convocar un Congreso Constituyente. 

Toma de Santa Ana*— Ocupada la plaza de Chal- 
chuapa, el general Menéndez se aproximó á la ciudad de Santa 
Ana. El 13 de Mayo atacó aquella plaza defendida por cerca de 
cuatrocientos hombres^ y después de dos dias de combate se 
apoderó de la ciudad, quedando en poder del caudillo revolu- 
cionario los elementos de guerra que existían en aquella pobla- 
ción. Ciudadanos de todas partes afluian á formar parte dé la» 
filas del ejército libertador. En la mafiana del 16 de Mayo 
levantóse el acta de pronunciamiento proclamando al general 
Menéndez presidente provisional. En el mismo dia el caudillo 
revolucionario asumió la presidencia de la República y nombró 
al general Estanislao Pérez ministro de la guerra y encargado 
del despacho general de los asuntos. 

Aeclón de Bejuco*— De la capital de la Repú- 
blica marchó hacia Santa Ana una columna de tropas bajo las 
órdenes del general Carlos Molina. Este movimiento no pasó 
•desapercibido en el cuartel general revolucionario, pues desta- 
cándose unos setenta hombres, derrotaron en el lugar llamado 
«El Bejuco» á las tropas que marchaban en protección de la 
plaza df^, Santa Ana Molina retrocedió á Coatepeque. 

Resignación del mando en el general 
Fernando Figueroa. — Al tenerse noticia en San 
Salvador del movimiento revolucionario de Chalchuapa^ el doc- 
tor Zaldivar dictó un decreto llamando al general Figueroa al 
ejercicio de la Presidencia de la República, disponiéndose él 
á hacer uso de la licencia concedida por el Congreso. Por la 
tarde del 14 de Mayo supo la toma de Santa Ana, y esto le deci- 
dió á acelerar su viaje fuera de la República, firmando por la 
noche la renuncia que hacia en absoluto de la suprema magis- 
tratura y dando posesión de ésta al general Figueroa. En la 
misma noche marchó al puerto de i.a Libertad y ai dia siguiente 
se embarcó en uno de los vapores de la linea ^(Cosmos». Dictó 
también un manifiesto hablando de la razón de estado que habla 
mediado para continuar en la Preoidencia de la República á pe- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 381 

sar del principio de alternabilidad, daba las gracias á las perso- 
nas que hablan compartido con él las taroas de la admini^tra- 
•ción pública y exhortaba á los ciudadanos á conservar la^ paz. 

Convooatopla extraovdlnapla del Oon«» 
^peso«— El día 16 de Mayo el general Figueroa, encargado 
de la Presidencia de la República^ convocó extraordinariamente 
á las Cámaras legislativas para que á la mayor brevedad re- 
solviesen sobre la renuncia que había hecho su antecesor, y de^ 
signasen la persona que debia encai-garse del Poder Ejecutivo. 

Fuerzas en Coatepeque.— Además de la fuerza 
del general Garlos Molina, situáronse setecientos hombres en 
Ooatepeque áias órdenes del general Adán Mora, fuerza que 
posteriormente se engrosó con nuevos batallones qué de la ca- 
pital marcharon hacia aquel lugar. 

Primera aeelón de Armenlaé— El dia 16 de 
Mayo parte de las fuerzas libertadoras, dirigidas por el briga- 
dier Mardoqueo Sandoval, ocuparon la ciudad de Sonsonate 
mediante una capitulación firmada por aquel jefe y el general 
Hipólito Belloso^ comandante general de aquel departamento. 
De Sonsonate partió el general Sandoval para Armenia y batió 
una paquf'ña fue^rza del Gobierno de la capital. 

Junta Consultiva.— El Gobierno provisional creó 
una Junta Consultiva de guerra con el fin de prestar su con- 
sejo al Gobierno y tomar parte en la dirección de todos los 
asuntos relativos á la administración pública. Miembros de esa 
Junta fueron los ciudadanos doctor Manuel Gallardo, doctor 
Carlos Bonilla, Emeterio Ruano y Pablo Orellaua, que al esta- 
llar la revolución se presentaron á cooperar en ella; más tarde 
aumentóse el personal de la Junta Consultiva. Hiciéronse, ade- 
más, nombramientos de empleados en los departamentos que se 
hablan pronunciado en favor de la insurrección. 

Segunda aeelón de Armenia*— El Gobierno 
de la capital tampoco permanecía inactivo. Manifestó á los Go- 
biernos dé Nicaragua y Costa Rica que la revolución que habia 
estallado en Mayo^ en cuyas filas se hallaban incorporados los 
nicaragüenses que hablan secundado al general Barrios en la 
obra de la Unión Nacional por medio de las armas, era una 
nueva forma de ese pensamiento^ y solicitó de ellos el concurso 
que por tratados recientemente celebrados estaban obligados 
á dar. Hizo nuevos reclutamientos de tropas y se propuso recu* 
perar el departamento de Sonsonate. Al efecto el general Mi- 
randa marchó sobre Armenia con una columna de tropas dota- 
4^ de suficiente artillería^ y el dia 19 de Mayo, después de cua- 



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382 HISTORIA. DEL SALVADOR 



tro horas de fuego, forzó las posiciones que las tropas liberta- 
dora» habiao ocupadp á los alrededores de Armenia y las obligó^ 
4 retirarse. Poco después aquel jefe entraba sin dificultad á la 
cabeza de sus tropas' en la ciudad de Sonsonate, en donde man- 
dó levantnr fortifi aciones. 

Revolución de Cojutepeque*— Mientras tan- 
to, Cojutepeque levantaba el estandarte de la revolución. El 
14 de Mayo el genera,! José María Rivas se apoderó de unas ar- 
mas que el Gobierno de la capital mandaba al comandante ge- 
neral de CuBcatlán, y á las diez de la noche atacó el cuartel de 
Cojutepeque en unión de unos cuantos patriotas, y después de 
un tiroteo de algunas horas el cuartel fué entregado al amane- 
cer del día sigu>ente á aquel jefe revolucionario. Rivas engrosó 
su fuerza con los patriotas que se le presentaban, y con ellos 
marchó para Santa Ana. Dificultades imprevistas obligaron 
á Rivas á regresar á Cojutepeque, de cuya población se apoderó 
por segunda vez, no obstante haberse hallado en el cuartel con 
veinticinco hombres el general Miguel Brioso, nombrado gober- 
nador y comandante general de aquella plaza por el G-obierno 
del general Figueroa. Ocupada la plaza de Cojutepeque, súpose 
que se aproximaban ¿ aquella población unas fuerzas pandadas 
por el coronel César Letona. Rivas no hallándose aun ép dispo- 
sición de resistir, se dirigió & Zacatecoluca el 20 de Ma^o. Laa 
fuerzas del coronel Letona estuvieron pocos momentos en Cdju* 
tepeque, tomando después la dirección de San Salvador. £1 21 
volvió el general Rivas & Cojutepeque, é inmediatamente des- 
pués ocupó el cerro de Chachacaste y se putio en relación con el 
general en jefe de la revolución, quien le mandó los necesarioa 
auxilios. Brioso volvió & ocupar su puesto mandando unos mil 
doscientos hombres para hacer frente al general Rivas. El día 
27 de Mayo, de orden del general Figueroa, moviéronse las tro* 
pas ^e Cojutepeque con disposición de atacar al general Rivas 
en Chachacaste, mas al aproximarse á aquella posición fueron 
sorprendidas por unas avanzadas revolucionarias y retrocedie- 
ron en desorden. Después de este hecho de armas, Rivas quiso 
aislar á Cojutepeque y situó tropas en el camino que de e>ta 
ciudad conduce á San Salvador. Kn vista de esto el general Fi- 
guerra mandó al general Regino Monterrosa que con cien hom* 
bres ra^tabl^ciese la comunicación con la capital. Ese jefe ha- 
bría sido batido por completo si no hubiese sido favorecido por 
doscientos hombres que salieron del cuartel de Cojutepeque. Moa- 
terrosa llee:ó á reunirse á las fuerza del general Briono, pero la 
oomunlCicióncon San Salvador, votivos á quedar interrumpida» 



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HISTOKIA DEL SALVADOR 883 



Trabajos en favor do la paZé— En medio del 
estruendo de las armna no se olvidaban tampoco los medios pa*r 
dflcos para la terminación del conflicto. El cuerpo dípiomático 
y consular y varias personas particulares propusieron la cele* 
bración de conferencias con aquel fin, medio que fué aceptado 
por una y otra parte, y en consecuencia, con fecha 23 de May^ 
se reunieron en el lugar llamado «Ül Molino», inmediato á Santa 
Ana, los doctores Manuel Qallardo y Jacinto Castellanos, nom* 
brados por el general en jefe de la revolución, y los señores gene*- 
ral Santiago González y Miguel Yúdice^ de parte del general Fi- 
gueroa. Las discusiones continuaron hasta el dia 25, en que el co* 
misionado Yúdice pasó á Coatepeque á pedir por telégrafo nuevas 
instrucciones al general Figueroa. No habiendo llegado las con*- 
ferencias del Molino á un resultado definitivo, por iniciativa del 
general Menéndez se convino en una entrevista entre el presi^ 
dente provisional y el general Figueroa. La reunión se verifica* 
ria entre Coatepeque y Santa Ana; posteriormente, el general 
Figueroa propuso como punto de reunión la hacienda de San 
Andí^s, lo cual no fué aceptado por el general Menéndez por no 
quedar aquel punto á igual distancia de las lineas de defenf^a. 
£1 28 de Mayo el general Juan José Samayoa, en calidad de co* 
misionado del general Figueroa, dirigió, desde Coatepeque una 
comunicación ai general Menéndez y á los sefiores doctor Ma* 
nuel Gallardo, doctor Jacinto Castellanos, Emeterio Ruano 
y demás ciudadanos importantes existentes en la plaza de Santa 
Ana. insistiendo en la idea de la paz, pero poniendo como con* 
dición indispensable el reconocimiento de la legalidad del Go-» 
bierno del general Figueroa. Esa comunicación fué contestada 
por los doctores Gallardo y Castellanos negando el principio 
puesto como bane á toda ulterior negociación, y las operaciones 
de la guerra continuaron. Figueroa se propuso afianzar su poder 
con la elección que en él hizo la Asamblea después de admitida 
la reí uncia del doctor Zaldivar, y el jefe revolucionario se 
afianzó á su vez en la opinión pública, decretando la abolición 
de los palos y declarando nulo el decreto de contribución de 
sangre emitido en Agosto del afio próximo anterior. Figueroa 
recibió al mismo tif'mpo facultades omnímodas de la Asamblea 
para hacer uso de los medios más eficaces y oportunos, con el 
fin de restablecer el orden y tranquilidad en la República. 

El Gobierno de Nicaragua se decidió á auxiliar al del gene- 
ral Figueroa, y envió quinientos hombres, que desembarcaron 
en e) puerto de La Unión, á las inmediatas órdenes del general 
Karoiso Talavera. El 2 de Junio desembarcaron en La Libertad 



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384 HISTORIA DEL SALVADOR 



seiscientos nueve hombres prot^edeutes también de Nicaragua, 
á las órdenes del general Agustín Aviles. El auxilio de Nicara- 
gua causó desagrado en la República y contribuyó á dar más 
popularidad á la revolución. 

Al mismo tiempo que el (Gobierno de la revolución declara- 
ba usurpador al que ejercía el general Figueroa^ se recibía en 
^an Salvador un telegrama firmado por el presidente de Guate^ 
mala en el que, á iniciativa de los ministros de E^pafia y de 
Méjico residentes en aquella ciudad^ proponían una conferencia 
entre los generales Figueroa y Menéndez.en la capital de aque- 
lla República, acordando antes la suspensión de las hostilidades. 
Tal mediación no produjo tampoco buen resultado; por el con* 
trario, el general Figueroa, contestando al decreto en que el 
Qobierno provisional le declaraba usurpador, dictó otro el 5 de 
Junio declarando faccioso al general Menéndez. En esa misma 
fecha fuerzas revolucionarias ocuparon la ciudad de Chalate- 
nango. 

Ocupación de Cojutepeque*- Acción de 
4Santo ]>ontlngro« —Mientras tanto, en Cojutepeqtie se 
hablan realizado acontecimientos impoi-lantes. Hallábanse en 
aquella plaza cerca de ochocientos hombres á las órdenes del 
general Miguel Brioso. Aislados de la capital, teniendo cerca al 
enemigo y en contra la opinión pública, agotada la caja militar, 
era neoesario tomar una resolución para salir de aquella situa- 
ción desesperada. Al efecto, el general Brioso dispuHo abando- 
nar á Cojutepeque y trasladarse á Ilabasco para unirse más 
fácilmente á las fuerzas nicaragüenses que se encaminaban al 
interior. Emprendióse la marcha el día 11 de Junio; mas poco 
tiempo después de haber salido de la población las fuerzas del 
general Brioso, fueron rodeadas por las del general Rivas y he- 
chas prisioneras. El general Brioso apeló á la fuga y fué muerto; 
los prisioneros de guerra fueron tratados con humanidad. El 
mismo día 11 el general victorioso, José Maria Rivas, ocupó la 
ciudad de Cojutepeque, y el día siguiente, secundado por los co- 
roneles Potenciano Escalón, Fortunato Mejia y Roberto Delga- 
do, deshizo en la acción.de Santo Domingo las tropas auxiliares 
nicaragti'^nses mandadas por -el general Talavera. 

Ocupación de Altuacliapán.— Mientras el gene- 
ral Figueroa diHponla un plan general de ataque contra las fuer-^ 
zas revolucionarias, el general en jefe revolucionario hizo 
destacar de Santa Ana algunas fuerzas, al mando del general 
Garlos Eze1;a, sobre la plaza atrincherada de Ahuachapán. Los 
revolucionarios tomaron posiciones sin dificultad alguna el 9 de 



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HÍSTORIA DEL SALVADOR 385 



Junio en puntos cercanos á aquella ciudad. Ai saberse en Son- 
sonate este movimientOy saiió una columna de tropas al mando 
del general Letona; hubo el 11 de Junio alguna resistencia en 
Nahuizalco; el general Ezeta le interceptó el paso en Apaneca 
y le obligó á tomar el camino de Ataco^ por donde Letona se 
dirigió á Ahuachapán; mas al llegar á aquella ciudad, el gene- 
Tal Fabio Moran, que habla abierto negociaciones con el doctor 
Francisco £. Oalindo y firmado un convenio para entregar la 
plaza, opuso dificultades al cumplimiento de lo pactado, y todo 
hacia esperar una nueva ruptura de las hostilidades, cuando, 
reanudándose las negociaciones, firmó Ghalindo. un segundo con- 
venio por el cual la plaza seria entregada al ejército de la revo- 
lución y declarada neutral durante la guerra civil. En cumpli- 
miento de ese segundo convenio, loa generales Moran, Letona, 
Velarde y Monedero y más de ochocientos hombres éva^.uaron 
Ahuachapán el 14 de Junio, quedando encargado del máñdo 
político y militar el coronel revolucionario Juan Leiba. 

Ooupaoión de Coatepeque.— Tomada Ahuacha- 
pán, el doctor Galindo abrió conferencias por telégrafo con el 
general Adán Mora, las cuales dieron por resultado tres dfas 
después un convenio entre el segundo de Mora, general Carlos 
Molina, y los ministros del Gobierno revolucionario, por el cual 
Coatepeque seria entregado á discreción sin más condi *ión que 
una amnistía en favor de sus defensores por los delitos políticos 
que se les imputasen. El general Mora se negó á ratificar el 
convenio firmado por su segundo. El Gobierno revolucionario 
envió entonces á Coatepeque al doctor Galindo, é^te conferen- 
ció con los jefes y consiguió que Mora en persona fuese á Santa 
Ana á formalizar con el Gobierno revolucionario un nuevo arre- 
glo cuyas bases serian formuladas. Cuando Mora Ue^ó á Santa 
Ana ya los acontecimientos se hablan preeipitado. El Gobierno 
de San Salvador se rendia y el arreglo con Mora no fué forma- 
lizado, quedando, sin embargo, la plaza de Coatepeque á las 
órdenes de la revolución. Las tropas que la guarnecían se di- 
solvieron por si mismas. Siguióse á este hecho la ocupación del 
departamento de San Miguel por tropas revolucionarias acaudi- 
Uada'^ por el patriota doctor Antonio Grimaldi. 

Convenio de San Andrés.— El general Figue- 
roa, deseando evitar mayores desgracias al país con la prolon- 
gación de la guerra civil, depositó el mando con fecha 17 de 
Junio en el senador José Rosales, quedando tan sólo como gene- 
ral en jefe del ejército. Rosales nombró ministro general al 
doctor Rafael Ayala^ y el 18 del mismo mes se celebró un con- 

25 



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M6 HISTORIA DBL SALVADOR 



T«tiio en San Andrés entre los eefioret doctor Jacinto Castellar 
Boe» comisionado del Gobierno de la revolución, y los sefiores 
doctor Rafael Ayala y Manael Trigueros^ cónsul de Bolivia, en 
calidad de representantes del Gtobiemo de la capital. £a ese 
oonvenio se estableció que el Gobierno del seflor Rosales reco- 
Bocía al provisional ejercido por el general Menéndez, que las 
fuerzas de San Salvador serian licenciadas y que los auxiliarsB 
de Nicaragua saldrían á embarcarse en La Libertad lo más tarde 
el S3 del mismo mes. El seflor Modesto Barrios, ministro pleni- 
potenciario de Nicaragua, estuvo presente en las conferencias, 
y verificado el convenio, hizo constar su complacencia por la 
terminación de la guerra civil en la República, á lo cual hablan 
hablan propendido todos sus esfuersoa desde su llegada á la 
.capital. 

BntFacUi del ejévelto llbevtadOF ¿ la ea- 
pItal«~Tal oonvenio fué debidamente ratificado, y en su vir- 
tud el general presidente provisional hizo su entrada solemne 
A la capital de la RepúibUoa el día 92 de Junio, á la toabeza del 
ejército libertador, aoompafiado de los ministros del Gobierno 
y del general José Maria Rivas^ que tanta parte habia tenido 
•n el triunfo de la revolución* 



FIN 



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APÉNDICE 

IHito» eatediatleoB Felatlvo» al Salvador 



lastítuciones políticas. — Legislación. — Ejército. — lastrucoióD pública^ 
Pol^lación. — Comercio.— Rentas.— Deuda pública.— Negocios eclesiásticos. 



Instltuoione» politlMMU— El Qobieraa del Sal-^ 
vador es republicaDo^ democrático^ representatihro y alterna- 
tívm. Se divide en tres poderes: legislativo^ ejecutivo y judrei&t. 
SI legíi»lativo se divide* en dos Cámaras, ánade senadores y otara 
da dipcttados^ electos anca y otros por rotación dilecta da loa 
eiiidadanos» Cada departamento elige nn senador pro|rietario 
3r nm suplente, y cada distrito un diputado propietario y un 
M]^nte. La votaeii^n se verifica ea loa tres primeros diaa 
éaOtciembre ante Juntas popalares organizadas por las Ifuni** 
eipalidades de onda distrito. £1 domingo inmediato á la eleceiéa 
laa Juntaa de distrito concurren á la cabecera departamentaiv 
aa éanáe se organiza una Junta de departamento^ se verifira eí 
aserutioio y se extienden las respectivas credeociales. Los de^ 
partanaatos de la Repdbiioa son catorce y los distrítoa veiin- 
trnueve. 

El Pecter Ejecutiiro es ejercido por el presidente de la Ba-' 
pública y sus ministros. Aqaél es eliscta directamen^te por él 
pnabtos ^^ ^ misma forma ^ue los diptutaios y senadarea. Dura 
csialvo' aftos en esaa funciones, sin raeleccién inmediata. Hasíta 
el afio de 1876 se elegía un vicepresidente de la Bepáblioa^ 
Beapuéa 1)^ legislatura ha designado tres senadores para ejercer 
ék Foder Ejecutivo en detecto del presidente de la SepáUiea. 
Lie ramas en que se ha dividido la administración páblica so» 
los siguientes: RalaeimMs Exteriores, Oobemación, Hacienda^ 
CJMdito púb'ico, Querrá y Marina, instrucción pública, Negocios 
aelMiásticoe, Fomento y Beneficencia, quedando ordinariamenta 



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^88 APÉNDICE 



encomendados estos ramos ¿ cuatro ministros. En 1884 llegó 
á haber hasta seis ministros, reduciéndose nuevamente á cua- 
tro en 1885. En algunas épocas se ha establecido un Consejo 
consultivo, llamado á emitir opinión en los diversos ramos de la 
administración pública. 

El Poder Ejecutivo nombra un gobernador por cada depar- 
tamento, y de este funcionario dependen las Municipalidades en 
lo politice y gubernativo. 

En cada población existe una Municipalidad, formada 
anualmente por elección de los ciudadanos de la localidad. Las 
Municipalidades administran sus fondos con entera independen- 
cia en provecho de la comunidad, dando cuenta de su inversión 
ante un tribunal central llamado «Contaduría de Propios y Ar- 
bitrios». Formaba un ramo importante de las rentas municipa- 
les el canon, tomando por base la extensión del terreno ejidal 
acotado; mas en estos últimos afios los terrenos ejidales queda- 
ron extinguidos en favor de los que sobre ellos ejercían el domi- 
nio útil, mediante una compensación pecuniaria. 

El poder judicial es ejercido por funcionarios llamados ma- 
gistrados de la Suprema Corte de Justicia^ jurados, jueces de 
primera instancia y de paz. La Corte Suprema de Justicia se 
compone de once magistrados, electos por la Asamblea general. 
En la capital de la República hay una Cámara de tercera ins- 
tancia, formada con el presidente de la Coree y los dos magis- 
trados que le siguen^ y dos Cámaras de segunda instancia, cada 
una compuesta de dos magistrados. En San Miguel y en Santa 
Ana hay una Cámara de segunda instancia organizada en la 
misma forma que las de la capital. La Constitución de 1883 es- 
tableció en lugar de Corte de Justicia y Cámara de segunda 
instancia, una Corte de Casación compuesta de cinco magistra- 
dos y Cortes de apelación compuestas cada una de dos magis- 
trados; pero no habiendo dado esa innovación buenos resultados 
en la práctica, se restableció el poder judicial en la forma esta- 
blecida por la Constitución de 1880. 

Loff jueces de primera instancia son funcionarios nombra- 
dos para cada distrito judicial por la Corte Suprema de Justicia. 
Su duración es la de un afio. 

Se halla establecido en cada distrito judicial un Jurado de 
calificación^ formado para el conocimiento y resolución de cada 
causa, por siete ciudadanos, previamente calificados por una 
Junta departamental presidida por el gobernador. 

Los jueces de paz son funcionarios electos por cada locali- 
dad para conocer y resolver los asuntos judiciales de menor 



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HISTORIA DEL SALVADOR 389 



cuantía. Parecerá anómala la manera de proveer á lag judica- 
turas de paz para quien no recuerde que las facultades que tie- 
nen los jueces de paz eran antiguamente ejercidas por los alcal- 
des municipales. 

La Constitución política de la República otorga amplias 
garantías al ciudadano, comprendiéndose entre ellas la libertad 
absoluta de la prensa, la libertad de industria y la de cultos. 
Blxiste el matrimonio civil como forma generalmente obligato- 
ria, quedando los contrayentes en libertad para celebrarlo des- 
pués conforme á las creencias religiosas que profesen. 

I^Offislaolón. — Aun después de declarada nuestra in- 
dependencia politica, siguieron rigiendo las leyes espaflolas, 
circunstancia que hacia difícil el estudio de la Jurisprudencia 
y dilatados y embarazosos los procedimientos. En 1866 cupo al 
presbítero doctor Isidro Menéndez el honor de haber formado 
un cuerpo de leyes administrativas especiales de la República^ 
lo cual contribuyó á popularizar el estudio de la jurisprudencia 
patria y dio expedición al despacho de los asuntos administra- 

tiTOS. 

El mismo doctor Menéndez emprendió poco después y lle- 
vó & cabo el trabajo relativo á procedimientos en materia civil 
y criminal. Era necesario, sin embargo, llevar adelante una re- 
forma en la legislación civil, y esta mejora se llevó á cabo du* 
rante la administración del general Gerardo Barrios. A este 
trabajo siguió en la misma época el del Código penal y el de 
Procedimientos civiles y de Instrucción criminal. Se pensó des^ 
pues en formar una nueva recopilación de leyes que compren- 
diese las vigentes de la anterior y las disposiciones emitidas de 
1866 en adelante, y dióse con ese fin comisión á algunos parti- 
culares. 

En 1876 se comenzó á publicar una codificación en el pe- 
riódico oficial, pero esa obra que prometía buenos resultados no 
se llevó á término. La codificación que se ha puesto últimamen- 
te en práctica es la que formó en 1879 por comisión oficial el 
doctor Cruz ülloa. 

En el ramo de comercio emitióse un Código en 1867, bajo 
^a administración del ciudadano Rafael Campo, el cual fué de- 
rogado por el que se emitió bajo el Gobierno del doctor Rafael 
Zaldivar. 

En 1874 se emitió un Código militar bajo la administración 
del general González, el que fué expresamente derogado poco 
tiempo después. En la actualidad rige el emitido en 1882. Las 
ordenanzas del ejército fueron emitidas en 1883. 



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390 APÉNDICE 

En 1876 se emitió el Código de minería, al cual se hicieron 
después algunas modificaciones de accidente. 

En proyecto existe en el ministerio de Hacienda el Código 
fiscal, y se ha nombrado una comisión para redactar un Código 
de Agricultura. 

Érjérelto*— Dice 1& Constitución de la República que la 
fuerza armada es instituida para mantener incólume la integri- 
dad del territorio, para conservar y defender la autonomia na- 
cional, para hacer cumplir la ley y guardar el orden público 
y para hacer efectivas las garantías constitucionales. El ejército 
se compone de la fuerza permanente^ milicias y marina nacio- 
nales. Existe el fuero de guerra en favor de individuos que per- 
tenecen á cuerpo organizado. En caso de invasión de guerra 
liegitimamente declarada ó de rebelión, todos los salvadoreflos 
de diez y ocho & cincuenta afioa son soldados. 

En varias leyes de la República se ha establecido el número 
de seis mil para la formación del ejército de la República, si 
bien en las campaflas de 1876 y 1886 el ejército ha ascendido 
á un número dos veces mayor. El soldado salvadoreño no ha 
contado más que con su natural arrojo en los diferentes campos 
de combate. Debido á la imperfección en el reclutamiento, nun- 
ca se ha podido contar con un ejército verdaderamente discipli- 
nado. Un soldado miliciano presta sus servicios por tres ó seis 
meses, hasta un aflo cuando más, y viene á ser reemplazado 
por un bisofio, con quien hay qué hacer nuevos esfuerzos para 
ponerlo en aptitud de cumplir con su deber. Cuando exista el 
ejército permanente ó se haga obligatorio el servicio por tres 
aftos lo menos, habrá disciplina en el ejército. 

En la época de las guerras que siguieron á la independen- 
cia, el general colombiano Rafael Merino con muchos esfuerzos 
llegó á organizar un ejército regular compuesto de cerca de cua- 
tro mil hombres, los que fueron derrotados en Chalchuapa por 
torpeza en las disposiciones que se tomaron al emprender el 
ataque. En 1828 el benemérito general Morazán, auxiliado del 
coronel francés Nicolás Raul^ que habla formado parte del ejér- 
cito de Napoleón I, logró formar el ejército con el cual se hizo 
la feliz campafia de Guatemala, en 1829, combatiendo siempre 
contra enemigos superiores en número. En la acción de San 
Higuelito la formación del cuadro salvó á Enrique Torrelonie 
mientras recibía el auxilio de cuarenta caballos que á las órde- 
nes de Doroteo Corzo dispersaron al enemigo. La vida pública 
de Morazán es la historia de una serie de combates á que era 
provocado por los enemigos de la República federal. Agesta 



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HISTORIA DEL SALVADOR 391 



cirottnstaiicia se debió que el soldado recibiese una educación 
miiilar* Tropas que mandó inmediatamente Morazán nunca f ué^ 
ron sorprendidas. El descalabro del Jicaral ocurrió cuando el 
candillo centro-americano se habla internado en Honduras en 
busca del general Francisco Forrera. 

En la célebre acción del «Espíritu Santo» el general Mora** 
zán fué abrumado al principio por el número de sus enemigos; 
mas volviendo él á sus costumbres de incontrastable guerrille- 
ro, atacó con las pocas tropas que le hablan quedado, y con 
aquella incomparable audacia, amedrentó al enemigo y le causd 
una derrota completa. En la acción de San Pedro Perulapán^ 
cen quinientos hombres derrotó á cerca de mil trescientos, me- 
díante una sor presa. 

Hasta 1856 el soldado salyadorefio se hallaba armado de 
fusiles llamados de chispa, arma que, según la táctica de la 
época, se cargaba en once voces^ ó en cuatro tiempos. Cuando 
los filibusteros se apoderaron de Nicaragua, obligando á Centro- 
América ¿ hacer un esfuerzo para rechazarlos, se conoció la 
superioridad del rifle ó fusil de percusión, de que aquéllos esta- 
ban armados. Desde esa época dotóse de esta arma al ejército 
salvadorefio. Después de la batalla Sodowa, en 4a que quedó 
enteramente destruido el ejército austríaco, el Gobierno .fran- 
cés, queriendo armar á su ejército con el fusil de aguja, ofreció 
al del Salvador parte de sü armamento por via de compra; mas 
el Gobierno salvadorefio contestó que si hubiese que adquirir 
armas serian las de nueva invención, y en 1870 fué traído al 
país el fusil Remington. El ejército del Salvador se halla dotado 
de un material de artillería de última invención. 

En Agosto de 1884, al regreso del doctor Zaldivar de Eu- 
ropa, dióse un decreto haciendo obligatorio el servicio mi- 
litar á toda clase de personas sin distinción alguna. En ese 
mismo decreto se estableció la exoneración del servicio por 
cantidades de dinero, en esta proporción: jefes, 60 pesos; oficiad 
les, 26, é individuos de tropa, 6. Generalmente se vio en es 
decreto un medio de allegar fondos á la exhausta caja nacional, 
y la organización del ejército no mejoró. Por esta razón, cuando 
en 1685 estalló la guerra civil que hizo bajar del poder al dbcjtor 
Zaldivar, tanto el Gobierno del general Figueroa como el revo- 
lucionario presidido por el general Francisco Menéndez, deroga* 
ron aquel decreto, y el Gobierno de la revolución, lleno de más 
nobleza y desinterés, mandó devolver las sumas entregadas en 
virtud de exoneraciones del servicio militar. 

Marina de guerra no la ha t^ido el Salvador. La goleta 



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392 APÉNDICE 



leresa Carmen se hallaba en 1841 al servicio del Gobierno: se 
sublevó eji La Libertad y faé declarada buena presa por el Go* 
bierno de Nicaragua. En 1842, después de la muerte del general 
Morazán en Costa Rica, quedó la barca Coquimbo ó Libertadora 
á didposicióQ del Gobierno del Salvador, vendiéndola éste poco 
tiempo después á un particular. En 1863 el general Barrios, en- 
tonces presidente del Salvador, adquirió por cuenta del Estado 
el bergantín Experimento. A él fueron destinados algunos disi- 
dentes de su política. Después de la batalla de Coatepeque el 
Experimento hizo rumbo de La Libertad á San José de Guate- 
mala y disparó unos cuantos cafionazos sobre ese puerto. Cuando* 
se desgració en aquel mismo aflo la expedición á Nicaragua, eV 
Experimento fué uno de los buques encargados de llevar tropa» 
de desembarco á Corinto, expedición que no dio buen resultado; 
más tarde hizo rumbo ese buque á La Libertad para recibir 
á bordo tropas expedicionarias á Nicaragua, pero ese proyecto 
se frustró por haber ocupado el enemigo el puerto de La Liber- 
tad. Por una ironía de la suerte, cuando en 1866 fué capturado 
el general Barrios en Nicaragua é imprudentemente convenida^ 
la entrega de aquel hombre público á sus enemigos, el bergan- 
tín Experimento le transportó de Corinto al puerto de La Li- 
bertad. Más tarde esa embarcación yacía «n el fondo de la» 
aguas del Pacífico. 

Marina mercante tampoco ha tenido el Salvador. Cuanda 
en 1864 el Perú y Chile halláronse en guerra con EspaHa, mu- 
chas embarcaciones mercantes peruanas y chilenas, con el fin 
de eludir h\ captura, solicitaron del cónsul del Salvador en Val* 
paraíso patente provisional para llevar la bandera salvadorefia; 
mas terminada la guerra y habiéndose ocupado algunas de esas 
embarcaciones en el tráfico de «oolíes, el Gobierno prohibid 
á sus cónsules terminantemente que extendiesen patentes para, 
llevar la bandera nacional. 

InstFUOOlón pdiblioa. — En todas las épocas se ha 
atendido en el Sajador á la enseñanza popular. En 1841 se 
fundó la Universidad Nacional^ bajo la administración de Juan 
Lindo, estableciéndose de pronto las cátedras más indispensa-- 
bles. Dicese que en cierta ocasión cuando el Gobierno, por razón 
de la exhaustez del Erario á consecuencia de los trastornos po-. 
uticos, dispuso se cerrase aquel ütil establecimiento, el general^ 
Francisco Malespin, entonces comandante general delasarmas^ 
se opuso á ello diciendo que preferiría ceder el valor de sus cha- 
rreteras para sostener la enseñanza, que ver cerrado siquiera 
momentáneamente un plantel que prometía tanto para la pa- 



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HISTORIA DEL SALVADOR 



tria. En 1876 fandáronse dos aniversidades más, una en San 
Migael 7 otra en Santa Ana^ para hacer los estudios de ense- 
ñanza secundaria y superior hasta el bachillerato en las profe- 
siones. Los demás estudios, hasta la obtención del último grado, 
eran atributivos de la Universidad Central. 

La ensefianza se ha dividido en primaría, secundaria y su- 
perior ó profesional. La primera es gratuita y obligatoria. Esta 
se da en escuelas sostenidas por el Gobierno y la municipalidad 
respectiva. En 1882 asistían á las escuelas públicas 14,867 va- 
rones y 4,716 nifias: total, 19,688^ cifra relativamente pequefla 
si se atiende á la población de 600,000 habitantes que tiene la 
República. En 1888 concurrieron 16,144 varones y 6,279 ñiflas: 
total, 20,428, habiendo una diferencia en favor de 1888 de 940 
alumnos. En 1884 á las 624 escuelas primarias tan sólo concu- 
rrieron 19^179 nifios. En estos últimos afios el Gobieruo ha gas- 
tado anualmente en la ensefianza primaria de ochenta á cien 
mil pesos. 

Desde 1884 existe en San Salvador un establecimiento de 
ensefianza primaria especial, conocido con el nombre de Kin- 
dergarten ó Jardín de la Infancia, dirigido por la sefiorita fran- 
cesa Agustina Charvin, mejora de transcendencia que tan bue-^ 
nos resultados está produciendo. £1 establecimiento cuenta con 
un escogido material para la ensefianza y los nifios concurren 
al plantel con la mejor voluntad, como si se tratase de un pasa- 
tiempo. 

La ensefianza secundaria, que comprende los estudios pre- 
vios al Bachillerato en Ciencias y Letras, se han hecho en las 
Universidades, Colegios oficiales y Liceos de particulares. Tam- 
bién ha sido dada per profesores privados. En 1886 se emitió 
una ley de instrucción pública en la cual se dispuso segregar 
la ensefianza primaria de la superior, creando al efecto tres 
Institutos, uno en la capital, otro en San Miguel y el tercero en 
Santa Ana. 

La ensefianza profesional comprendía antes de 1880 las fa- 
cultades de Derecho, Medicina y Cirujia, Ciencias y Letras, 
Farmacia, Ingenieria y Teología. El Estatuto de 1880 estable- 
ció la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas. En 1886 la ley 
anteriormente citada extinguió las Universidades, suprimió la 
Facultad de Ciencias Sociales y Políticas y de Teología, y fundó 
una Escuela por cada Facultad. Esta innovación no se llevó* 
á cabo, pues aunque comenzaron á funcionar las Escuelas y el 
Instituto de esta capital, acontecimientos posteriores dejaron 
aquella ley sin efecto. 



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3M APÍNDICE 

Anexa i 1a ensefianza pública debe tenerse la Biblioteca 
nacional fundada durante la última administración del doctor 
Francisco Duefias. La Biblioteca fué primeramente formada 
<2on cinco mil volúmenes que el Gobierno compró al mejicano 
Manuel Larrainzar, los que hablan pertenecido al cardenal Lam* 
bruschini; en su mayor parte son obras escritas en italiano y en 
latin y de antiguas ediciones, circunstancia por que la Biblio- 
teca úo ha sido frecuentada por el público. Posteriormente ha 
sido aumentada coa algunas obras de medicina y cirigia y muy 
poóas de literatura. 

Existe, además^ un Museo de productos minerales, botáni- 
cos, zoológicos y manufacturados, con una sección de bellas 
Artes» historia, numismática, arqueología y demás antigüedades 
existentes en la República, fundado el 10 de Octubre de 188B. 
Hay, además, una Academia de Bellas Artes, fundada bajo la 
administración del doctor Duefias. 

Poblaolón* — Los autores que se han ocupado del Sal- 
vador han asignado generalmente á este pais una población de 
^00,000 habitantes. Mr. Squier fijaba en 1854 el número en 
894,000 Según datos recogidos en 1879 por el ministerio de Qo- 
beroacióny la población del Salvador ascendía á 482,42^2 habi- 
tantes, cifra que aumentada en un 15 por 100 ascendió á 554,786. 
En iaB2, creada la Oficina de Estadística, la población del Sal* 
vador, según el censo mandado levantar, ascendió á 612,000. 
Mediante los cuadros de nacimientos y defunciones habidos en 
1883, la población en ese afio ascendió á 6*¿7,803. 

Contei^Oio*— El Salvador hace comercio especialmente 
con los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia y Espafia, 
Oolombia, Ecuador, Perú, Chile y las demás secciones de Cen- 
tro-América. Los objetos principales del tráfico son tejidos de 
seda, de lana y de hilo, harina, licores, loza y cristalería, dro- 
gas y perfumería, artículos de ferretería, maquinaria, sombreros 
de junco, libros, papelería, comestibles y mercería. En cambiOt 
el Salvador exporta, con destino á aquellos países, almidón^ 
afiil, arro2B, artefactos de varias clases, azúcar, bálsamo, cacao, 
café, caucho, cueros de res, de venado y de lagarto, frijoles, 
jabón, maíz, mascabado, miel, oro bruto y plata, quina, som- 
breros, tabaco en rama y labrado, velas y ZArzaparriüa. Los 
articules principales de exportación son el aftil y el café. Del 
primero se exportaron en 1888 12,785 bultos por valor de 
1.812,594 pesos 60 centavos. Del eegundo se exportaron 160,697 
bnltosi cuyo valor fué de 8.416^104 pesos 86 centavos. El movi- 
miento de importación ascendió en 1864 de 1.233,000 



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HISTORIA DEL SALVADOR ' 395 



en 1870 á 4.199,186, en 1876 á 2.836,076, en 1882 á 3.170,066 
y en 1863 á 2.401,462 pesos. La exportación en 1864 ascendió 
^ 1.676,466 pesos, en 1870 á 3.898„668, en 1876 á 3.179,613, 
en 1882 á 6.277,039 y en 1883 á 6.861,062 pesos. 

Rentas*— Constituyen el principal ramo de las rentas 
públicas los impuestos de importación y exportación, el ramo 
de aguardiente establecido por el sistema de proveedores, la 
renta de pólvora y de salitre y del papel sellado. En 1866 as- 
cendió el valor de las rentas á 710,413 pesos, en 1870 á 974,481, 
en 1876 á 1.671,134, en 1882 á 4.649,289 y en 1884 á 4.067,201. 

Deuda pdiblloa.— Hasta 1884 la deuda flotante en di- 
nero ascendia á pesos 1.100,344, en libramientos sobre las adua- 
nas 1.093,857 y á cargo de varias rentas 862,061, formando un 
total de pesos 3.056,262. No hay deuda alguna exterior. Al 
monto de la deuda pública hay que agregar el empréstito de 
£00,000 pesos mandado levantar para el sostenimiento de la 
guerra nacional en 1886 y el préstamo de 60,000 pesos hecho al 
Gobierno por el comercio de la capital para la liquidación y pago 
de las tropas auxiliares de Nicaragua al terminarse la revolu- 
ción encabezada por el general Menéndez. 

Negoolos eoleslástiOOS«— Establecida la diócesis 
en San Salvador, el primer obispo instituido, Jorge Viteri 
y üngo, fué separado con motivo de las ocurrencias políticas 
de 1846 y sustituido por Tomás Miguel Pineda y Zaldafla. Bajo 
la administración del general Santiago González fué consagrado 
obispo auxiliar de la diócesis el presbítero Luis Cárcamo y Ro- 
dríguez. El sefior Zaldafia falleció en 1876. En 1862 se celebró 
un concordato con el Gobierno de la República. Establecióse 
después el cabildo eclesiástico con las dignidades siguientes: un 
deán, un canónigo tesorero, un penitenciario, un canónigo de 
gracia y un teólogo. En la diócesis existen ' quince vicarias 
j ochentii y cinco parroquias. 



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INDICB 



PiOIMAS 

Treliminares 5 

CAPITULO I. Creación del mundo hasta el estableoimlento de 

los hebreos en Egipto 7 

» n. Abraham y su descendeaoia S 

» ni. Historia del pueblo hebreo 10 

» IV. » de la India 12 

» y. » de la China 14 

» VI. » de Egipto 15 

» yn. » de Siria, Asirla» Babilonia, Asiria, Media 

y Persla 19 

» Vm. » de Grecia 22 

» IX. » romana. » I Época de los reyes. . • 27 
» » n » de la República . 80 
» » ni » del Imperio ... 87 
» X. Breve resumen de la historia relativa ¿ las na- 
ciones que componían el Imperio romano ... 40 



-OAPlTULO XI. 



xn. 



» 



xm. 

•XIV. 



Historia de U Bdad Media 

Desde Fa invasión de los bárbaros basta Garlo* 
Magno 46 

Desde la muerte de Carlo-Magno hasta el pontifi- 
cado de Gregorio Vil. • . 49 

Desde Gregorio VII hasta Bonifacio VIII ... 50 

Desde Bonifacio VIII hasta la toma de Constan- 
tinopla 54 



Historia moderna 

^<:;AP1TUL0 XV. Desde Luis XI hasta la conquista de Granada 



67 



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INPICE 



PXOIITAS 

GAPfTULO XVI. Desde Garlos VIH hasta la paz de Westfalia . . 69^ 

» XVII. Desde Luis XIV hasta la revoluoión francesa . . 64 
» XVIU. Desde la muerte de Luis XVI hasta la caída de 

Napoleón 67 

» XIX. Desde la caída de Napoleón hasta el golpe de 

Estado de Napoleón III 72* 

Desde la guerra de Crimea hasta los sucesos 

de 4879 • • • '^^ 

Rusia, Alemania. — Últimos acontecimientos en 

Egipto y en China . . . . 80^ 

Conclusión 84 

Generalidades sobre la historia de América . . 88 

Groenlandia.— América inglesa.— América rusa. 19- 

Estados unidos de América 91 

Historia de Méjico .• 97 

Nueva Granada.— Venezuela.** fteaador. 

I Nueva Granada 107 

II Venezuela 110 

in Ecuador . , 112 

» XXVID. Historia del Perú 115 

» XXIX. » de Chile 12& 

» XXX. » de Bolivia ISt 

»- XXXI. » de la Gonfedet %eión Argentina. . . » 188^ 

9^ XXXn. » d»l Uruguay 147 

» XXXin. Paraguay y Patagonia 149 

» XXXIV. Historia del Brasil • . . 168 

» XXXV. » á» las Guaya ñas. 156 

» XXXVI. » de ULsAniiUas 157 

» XXXVII. Centro -América 166 



» 


XX 


» 


XXI 


» 


XXII 


» 


XXIII 


» 


XXIV 


» 


XXV. 


» 


XXVI 


» 


XXVII 



Htatovla ÚQÍ Salvador 



CAPÍTULO I. TleoifMM anteriores á la oonqnísia 185 

» II. Aspecto del país antes ds la oaa^uista .... 195 

» lEI* I^a eonquista 206 

» IV. Siooloaiaje^ 207 

» V. Independencia 216 

» VI. Constitución política del país 337 

» VII. Guerra entra el Gohiaraa federal y los EstadCis 

del Salvador y Honduras 283 

» VHI Ul 



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índice 



399 



CAPÍTULO IX. 


» 


X. 


» 


XI. 


» 


xn. 


» 


XIII. 


» 


XTV. 


» 


XV. 


^ 


XVI. 


» 


XVII. 


» 


xvni 


» 


XIX. 


» 


XX. 


» 


XXI 


» 


XXII 


» 


xxni 


APÉNDICE. 



PÁGINAS 

Administración de los jefes Prado y San Martín . 24T 

Guerra civil 253^ 

Disolución del pacto federal 261 

Tentativas de reorganización centro-americana. 270^ 

Disensiones interiores 28B 

Gampafias de Jutiapa y de Nicaragua 29$ 

Guerra con Honduras 802 

Desórdenes interiores 307 

Guerra con Guatemala 811^ 

Sucesos posteriores á la campaña de Guatemala 320 

Campaña de Nicaragua contra los filibusteros. . 329 
Administración del general Barrios; guerra con 

Guatemala 337 

Administración del doctor Francisco Dueñas. — 

Bevolución de 1871 349 

Gobierno de la Revolución . — Guerras con Hon- 
duras. — Guerra con Guatemala 367 

Administración del doctor Zaldívar.— Guerra con 

Guatemala.— Bevolución de 1885 370 

Datos estadísticos relativos al Salvador .... 387 



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