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Full text of "Obras completas de don Andrés Bello"

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OBRAS  COMPLETAS 


DE 


330]Nr  ^ISrüI^ES  BELLO 


Santiago,  siliembre  s  de  iSj2 

Por  cuanto  el  Congreso  Nacional  ha  discutido  ¡  aprobado  el  si- 
guiente 

PROYECTO  DE  LEÍ 

Artículo  i."  En  recompensa  a  los  servicios  prestados  al  pais  por 
el  seKor  don  Andrés  Bello,  como  escritor,  profesor  i  codificador,  el 
Congreso  decreta  ia  suma  du  quince  mil  pesos,  que  se  inscribirá  por 
terceras  parles  en  los  presupuestos  correspondientes,  para  que  se  haga 
la  edición  completa  de  sus  obras  inéditas  i  publicadas. 

Art.  2,°  La  Utiiversidad  nombrará  a  uno  o  dos  comisionados  que 
se  entiendan  con  los  de  la  familia  del  ilustre  autor,  para  proceder  n 
la  edición  de  dichas  obras,  haciendo  las  contratas  con  los  impresores, 
obteniendo  en  virtud  de  recibos  los  fondos  que  se  decretaren,  invir- 
tiéndolos  i  respondiendo  de  su  inversión. 

Art,  3.°  La  edición  no  será  de  menos  de  dos  mil  ejemplares,  i  de 
ellos  se  entregarán  quinientos  al  Estado,  quien  no  podrá  venderlos  a 
menos  de  dos  pesos  cada  volumen.  El  resto  de  la  edición  correspon- 
derá a  los  herederos  respectivos. 

Art.  4.'  El  texto  de  esta  lei  irá  impreso  en  el  reverso  de  la  primera 
pajina  de  cada  voliimen. 

I  por  cuanto,  oído  el  Consejo  de  Estado,  Ío  he  aprobado  i  san- 
cionado; por  tanto,  promulgúese  i  llévese  a  efecto  como  lei  de  la  Re- 
pdblica. 

Federico  Errázuriz 

ABDON   ClKUENTES 


OBRAS  COMPLETAS 


DE 


DON  ANDRÉS  BELLO 


IDICION  HECHA  BAJO  LA  DnECdON  DEL  00N8EJ0  DE  INSmUCGION  PÚBUCA 


EN    ItUI-LIMIEPhTO 


DE  LA  leí  de  r,  ])E  SETIEMBRE  UE  1873 

VOLL-MEN  XV 
M  ISCELÁNEA 


-«^ 
» 


SANTIAGO  DE  CHILE 

IMPRENTA   CERVANTES 

BANDERA,    73 

1893 


IH-nv'^^*^ 


INTRODÜCCIOX 


Don  Andrés  Bello  tenía  una  afición  especial  a  las  re- 
laciones de  viajes.  )'a  cieniíñcos.  ya  de  puro  recreo. 

Sin  salir  de  su  cuarto,  sentado  en  su  poltrona,  se 
complacía  en  recorrer  los  ríos,  lagos  i  cataratas;  las  coli- 
nas, cerros  j  cordilleras;  los  valles,  quebradas  i  llanuras 
del  viejo  i  el  nuevo  continente. 

Examinaba  con  la  atención  de  un  naturalista,  siquiera 
fuese  en  las  escampas  i  descripciones  de  un  libro,  las 
yerbas  i  plantas,  los  árboles  i  florestas,  ios  insectos  i 
moluscos,  las  aves  i  reptiles,  los  peces  i  demás  animales 
existentes  en  el  globo  terráqueo,  notando  prolijamente 
las  condiciones  que  favorecían,  modiricaban  o  impedían 
su  desenvolvimiento. 

Indagaba  como  filósofo  i  estadista  las  costumbres. 
Tnstituciones,  creencias  i  preocupaciones  de  los  diversos 
pueblos;  i  observaba  como  un  pasajercr  curioso  los  mu- 
seos, teatros,  monumentos  i  paseos  que  adornaban  las 
ciudades. 

Se  esforzaba  príncipalmente  por  desentrañar  las  fuer- 


ñ 


VI 


isTRou:;ccioN 


zas  iiroductoras  de  una  nación,  esto  es,  las  causas  direc- 
tas o  indirectas  que  vivificaban  su  agricultura,  industria 
i  comercio. 

Sin  que  sea  necesario  esprcsarlo,  su  comprende  que 
la  organización  de  tas  escuelas,  colejios  i  universidades 
de  cada  país  despertase  en  alto  grado  su  interés. 

Llevaba  apunte  de  tas  especies  vcjetales  o  animales 
que  podían  aclimatarse  i  propagarse  con  facilidad  i  pro- 
vecho entre  los  americanos. 

Qu<:na  {|ue  las  antiguas  colonias  españolas  tuvieran, 
en  cuanto  fuese  posible,  dentro  de  sus  límites,  su  coci- 
na, su  botica,  su  despensa,  su  troj  i  su  ropero,  provistos 
con  objetos  que  ellas  mismas  produjeran  o  adaptasen  a 
sus  necesidades  domésticas. 

El  ilustre  sabio  colectaba  también  en  las  narraciones 
de  los  viajeros  fidedignos  los  datos  que  no  podia  pro- 
porcionarse por  si  mismo  para  conseguir  deletrear  el 
gran  código  que  rije  el  universo  desde  la  arena  hasta 
los  astros. 

Así,  verbigracia,  comparando  los  testimonios  de  los 
físicos  i  de  los  naveg.-idores,  procuraba  inquirir  las  leyes 
a  que  están  sujetos  los  fenómenos  del  magnetismo  le- 
rrestre. 

Bien  que  conñnado  en  su  escritorio,  aquel  esplorador 
infatigable  dirdicó  una  gran  parte  de  su  tiempo  a  formar- 
se una  idea  cabal  del  nuevo  mundo,  su  con ligu ración,  su 
c-structura,  su  estadística. 

Desde  luego.- leyó  ¡  releyó  la  colección  de  los  viajes  i 
descubrimientos  que  hicieron  por  mar  los  espailoles  des- 
de fines  del  siglo  XV,  coordinada  por  don  Martin  Fcr 
nández  de  Navarrete. 


INTRODUCCIÓN 


Vil 


En  seguida,  estudió  I.is  obras  de  Alejandro  Hum- 
boldt,  ese  Colon  de  U  ciencia,  que  principió  a  derramar 
algunos  rayos  de  luz  sobre  comarcas  que  una  política 
desacertada  habia  convenido  en  oscuros  calabozos. 

Constante  cn  su  propósito,  continuó  prestando  la  ma- 
yor atención  a  los  demás  libros  i  artículos  concernientes 
a  la  materia  que  llegaban  a  sus  manos. 

A  su  juicio,  urjia  trabajar  en  el  sentido  de  disipar  las 
Üoicblas  que  envulvian  una  gran  parte  de  estas  rejíoncs. 

No  se  trataba  de  arrancar  secretos  seculares  sepulta- 
dos en  tumbas  recónditas  o  consignados  en  misteriosos 
jeroglíficos,  sino  simplemente  de  bosquejar  el  mapa  de 
la  América. 

Aunque  parezca  exajerado,  el  hecho  es  que  los  coló- 
nos  recien  emancipados  no  conocían  bien  todo  el  terri- 
torio que  poseian. 

Habia  parajes  que  no  habían  recorrido  otros  viajeros 
Je  los  vientos  í  las  nubes. 

La  virjtn  <Ul  mundo  como  llamaba  Quintana  a  la 
Lmérica,  o  la  hija  postrera  dei  o<¿ano  como  la  denomi- 
naba Bello,  permanecía  aun  envuelta  en  las  olas  i  nie- 
blas de  su  cuna. 

La  carencia  de  antecedentes  topográficos  era  una  r¿- 
lora  para  la  esplotacion  de  sus  riquezas,  para  el  cuhívo 
de  sus  campos,  para  la  población  de  sus  desiertos,  para 
la  comunicücion  de  sus  ciudades,  para  la  atracción  de 
emigrados,  para  su  engrandecimiento  futuro. 

«  « 

Don  Andrés  Bello  buscaba  en  las  narrativas  de  viajes, 
no  solo  una  utilidad  material,  como,  por  ejemplo,  la 


Vllt 


INTSODUCaON 


inlrnduccion  de  una  industria,  o  una  satisfacción  inte- 
lectual, como  el  acopio  de  datos  para  deducir  una  teoría 
exacta  i  compresiva  sobre  la  causa  de  los  terremotos, 
sino  también  un  sabroso  pasatiempo. 

La  lectura  de  tales  libros  era  para  Bello  una  especie 
de  calidoscopio  que  presentaba  a  su  vista  cuadros  va- 
nados de  los  países  mas  remotos  sin  temor  de  vut;lcos 
ni  naufrajios,  de  dispendios  ni  molestias. 

Agrada  de  cuando  en  cuando,  aunque  sea  en  letras 
de  molde,  contemplar  otro  cielo  i  otra  tierra  que  tos  de 
su  patria,  contrastar  las  costumbres  de  los  bárbaros  con 
las  de  los  pueblos  civilizados,  estasiarse  ante  la  vigorosa 
vejetacion  de  la  zona  tórrida,  recrearse  con  los  risueños 
paisajes  de  un  clima  templado,  abismarse  ante  los  hielos 
eternos,  las  furiosas  tempestades  i  la  triste  desolación 
de  los  polos. 

En  el  ntimero  38  de  El  Araucano,  fecha  4  de  junio 
de  1831,  don  Andrés  Dello  insertó  el  aniculo  siguiente: 

KSTRAC-m  DEL  VIAJE  DE  MR.  EVEREST  A  XÜRUEGA, 
Süfit'IA  i  [.aponía 


Las  maravillas  de  las  artes,  los  placeres  que  abundan 
en  las  grandes  ciudades,  i  las  escenas  ya  risueí\as,  ya 
terribles  de  la  naturaleza,  atraen  a  Italia  i  a  Suiza  la 
mayor  parte  de  los  viajeros  europeos.  Algunos,  sin  em- 
bargo, después  de  haber  visitado  estos  países  Uin  inierc- 
saiiies,  pero  no  menos  conocidos,  buscan  emociones  nue- 
vas en  sitios  mas  selváticos  i  poco  examinados.  En 
Noruega  i  La  ponía,  ha  observado  Mr.  Everest  cuadros 
i  costumbres  no  contados  hasta  ahora  por  ningún  viajero. 


INTRODUCCIÓN 


IX 


La  patria  de  los  primeros  bardos,  los  descendientes  de 
los  seciarios  de  Odin.  ios  mares  en  que  se  creyó  por 
muchos  siglos  que  nadaba  el  fabuloso  i  colosal  Kraken, 
nierpcen  ser  observados  i  descritos.  Ya  no  hai  jígantes 
prodijiosos  en  Kscnndínavía;  pero  las  costumbres  senci- 
llas i  hospitalarias  de  sus  habitantes,  i  los  fenómenos  del 
dima,  dan  a  la  obra  de  Mr.  Everest  un  ínteres  que  nun- 
ca se  desmiente. 

líntre  Frederiícstadt  i  Trondjcnd  visitó  la  catarata  de 
Riukaii.  montaña  cuya  altura  es  de  8oo  píes.  lüi  la  es- 
palda de  ella,  observó  un  nublado  de  vapores  movibles  i 
encendidos.  £1  i  sus  compañeros  dejaron  los  caballos 
en  una  pequeña  mesa,  cubierta  de  verdura,  i  empezaron 
"a  subir  por  un  sendero  estrecho  i  escarpado,  que  apenas 
podria  servir  de  camino  a  las  cabras.  Treparon  casi'per- 
pendiciilarmente  cerca  de  una  milla,  asiéndose  de  los 
matorrales  i  de  las  puntas  de  las  rocas.  Asf  llegaron  a 
la  cascada:  «menos  famosa,  dice,  que  otras  mas  conoci- 
ts;  pero  presenta  las  mismas  bellezas,  aumentadas  por 

profunda  soledad  de  las  cercanías  i  el  aspecto  selvático 
)e  la  naturaleza.  El  bramido  de  las  aguas  hace  creer  al 
viajero  que  la  tierra  tiembla  bajo  sus  pi¿s;  los  visos  mó* 
viles  que  coloran  las  espumas  formadas  en  el  abismo,  i 
la  altura  del  precipicio,  causan  una  impresión  [)rorunda, 
que  no  he  sentido  junto  a  las  cascadas  mas  hermosas  de 
Jos  AI]>es.ti 

Después  visitó  el  monte  de  Sniatan,  el  mas  alto  de  U 
loruega. 

'■Las  tierras  cultivadas  llegan  en  la  montaña  hasta  la 
rejion  de  las  nieves;  i  se  puede  decir  que  los  paisanos 
iborcan  en  los  nublados.  Debajo  de  los  campos,  hai  como 


INTRODUCCIÓN 


de 


de 


Al  subí 


pedí 


un  cinto  de  lejas  i  de  riscos,  rti  subir,  no  podíamos  ver 
por  causa  de  la  niebla  la  cumbre  del  Sniatan.  a  donde 
queríamos  ascender.  Subimos  mas  arriba  de  los  campos 
cultivados;  i  llegamos  a  una  garganta  estrecha  i  solitaria, 
donde  solóse  oin  el  triste  í  lamentable  grito  del  chorlito 
dorado,  ünico  habitante  de  aquellas  asperezas.  Los  mato- 
rrales eran  mas  pequeños  i  raros  conforme  subíamos;  al 
fin,  desaparecieron,  i  vimos  solamente  peñascos  cubiertos 
de  un  mus^o  pálido.  Llegamos  a  los  p¡és  del  píco,  que 
parece  una  fortaleza  accesible  solo  por  un  lado;  donde 
descubrimos  un  Jago  de  agua  helada.  Nos  admiramos  de 
oir  en  aquel  sepulcrode  la  naturaleza  el  canto  de  una  alon- 
dra muí  pequeña,  que  solo  vive  en  un  invierno  perpetuo  i 
anida  entre  la  nieve. 

"Las  dificultades  se  aumentaban  a  cada  paso:  la  nieve 
crujia  bajo  nuestros  pies;  i  algunas  veces  nos  sumerjla- 
mos  en  ella  hasta  la  cintura.  Llegamos  en  fin  a  la  cum- 
bre,  que  tiene  la  figura  de  un  gran  cráter  semicircular. 
Aunque  esta  montaña  no  es  tan  alta  como  el  Monte 
Blanco,  pues  solo  tiene  7.500  pies  de  elevación,  se  sentía 
dificultad  en  respirar;  i  uno  de  nuestros  com]>ai1eros  se 
tendió,  apenas  llegó  a  la  cumbre,  desmayado  del  cansan- 
cio. Le  hicimos  volver  en  sí,  no  sin  dificultad;  i  se  atribu- 
yó su  accidente  al  agua  de  nieve  derretida  que  habia  te- 
nido la  imprudencia  de  beber..i 

Los  habitantes  del  país,  aunque  sus  costumbres  son 
suaves  i  patriarcales,  son  inclinados  a  la  superstición  i  a 
la  embriaguez.  Mr.  Everest  cuenta  que  un  aldeano  dijo 
a  un  marinero  ingles  que  habia  visto  una  montaña  toda 
de  cobre,  i  que  le  llcvaria  a  donde  estaba.  Pusiéronse  en 
camino;  i  como  la  montaña  no  pareciese,  el  noruego  juró 


INTRODUCCIÓN 


XI 


^ue  el  diablo  se  \r  habí»  llevada.  Otro  paisano  prometió 
a  Mr.  Everest  venderle  no  mui  caro  todo  el  viento  de 
que  necesitaba  para  volver  a  su  patria. 

La  falta  de  limpieza  es  un  defecto  casi  jeneral.  El  ri- 
gor del  cuma  los  obliga  a  dormir  en  el  único  aposento 
donde  puede  haber  fuego;  en  él,  haí  una  gran  cnnin,  llena 
de  paja  musga  con  pieles  crudas:  allí  duermen  todos  los 
la  familia,  o  a  !a  ¡jar  o  sucesivamente,  según  tienen 
Ecesidad  de  reposo.  "En  Dal.  estuvimos  algunos  días 
en  casa  de  un  paisano;  i  si  nosotros  no  !o  pasamos  mui 
bien,  nuestro  perro  por  lo  menos  descansó  perfectamente 
en  el  lecho  comiin.  donde  lo  hallábjimos  dormido  por  la 
mañ.ina  entre  los  muchachos  i  sus  padres.  Sus  muebles 
tienen  una  limpieza  que  no  suele  estenderse  a  las  perso- 
nas, sino  los  diü.s  de  fiesta.  Entonces  la  mejillas  rosadas 
de  tos  niños  i  stis  negros  cabellos  tendidos  sobre  sus  es- 
paldas nos  los  hicieron  parecer  dignos  de  mejor  suerte. 
Uno  de  ellos  leia  la  Biblia;  i  he  observado  que  ni  en 
la  choza  mas  infeliz  deja  de  haber  un  libro  de  relijion. 
En  todas  partes,  los  pensamientos  d<:  la  vida  futura  ali- 
vian las  [lenas  de  este  valle  de  lágrimas.ii 

El  periótiico  oficial  sirvió  de  lienzo  para  que  una  lin- 
rna  májica  bien   manejada  e.\hibiese  a  la  falda  de  los 
Lndes  una  vista  de  la  estremidad  septentrional  de  Eu 
ropA. 


«  • 


Don  Andrés  Bello  estractó  algunos  artículos  i  tradujo 
otros  relativos  a  la  jcografía  i  estadística  americanas. 


XIl 


INTRODUCCIÓN 


lín  ustc  volumen,  se  han  incluido  todos  los  primeros, 
i  loa  segundos  soto  cuando  trataban  de  Chile. 

A  mas  de  los  artículos  compilados  referentes  a  este 
asunto,  nuestro  autor  tradujo  los  que  se  espresan  a  con- 
tinuación: 

Nufí>a  revthiioK  sobrs  la  vtueríe  del  capitán  Cook. 
(Araucano,  números  1 16  i  117.) 

Análisis  de  la  espedicion  del  (apilan  Ross  al  N.  E.  de 
América.  (Arauíano.  número  196.) 

Sreve  noticia  de  los  Estados  Unidos  Mejicanos.  (Arau- 
cano, números  25S,  359.  261,  262  1  263.) 

Costum&res  de  los  habitantes  del  istmo  de  Panamá,  por 
Mr.  J.  A.  Lloyd.  (Araucano,  número  2S4.) 

Mutaciones  observadas  en  los  animales  domésticos  tras- 
portados del  antiguo  al  nuevo  eontinente,  por  M.  Roulin. 
(Araucano,  número  295.) 

Estadislica  jeneral  ifilosófua  de  la  civilización  euro- 
pea, por  Juan  Schoen.  (Araucano,  números  301,  302, 
304,  306,  307.  308,  309  1312.) 

Noticia  estadística  de  la  república  del  Uruguai.  (Arau- 
cano, números  349.  350.  351.  352,  363.  365,  366  i  368.) 

Noüeias  histéricas  i  descriptivas  sobre  el  gran  país  del 
Chaco  i  fio  Bermejo,  con  observaciones  relativas  a  nn  plan- 
de  navegación  i  colonización  qtte  se  propone,  por  don  José 
Arenales.  (Araucano,  números  375  i  376.) 

Sobre  el  perfil  i  configuración  física  de  los  Andes  de 
Bolivicí,  con  observaciones  sobre  la  linea  de  nieve perpeítta 
entre  los  grados  1$  i  20  de  Intitud  sur.  por  J.  P.  Pen- 
dand.  (Araucano,  números  377,  378,  380  i  384.) 

El  Rio  Bctti.  (Araucano,  número  40S.} 

Sobre  la  erupción  del  volcan  de  Cosigtiina  en  Nicara- 


INTRODUCCIÓN 


XIH 


£Ha  el  /7  de  enero  de  rSj¡,  por  cl  coronel  don  Juan  Ga- 
ündo.  (Araucano,  número  442.) 

Aníigiieditdcs  mejicanas.  (Araucano,  número  513.) 

Ruinas  de  Dalbck.  (Araucano,  mímero  517.) 

T¿Jas.  (Araucano,  número  585.) 

Trabajos  jeográficos  ejecutados  en  Venezuela.  (Arau- 
(ano,  número  590.) 

Antigüedades  Americanas:  Steplicns  Treméis  in  Cen- 
tral America  {\"\s.]c  fiv.  Stcphcns  en  Centro-América) 
(Araucano,  números  657  i  659.) 

ComuniccuioH  del  Atlántico  con  el  Pcuífico.  (Arau- 
cano, número  663,) 

Las  islas  Marquesas.  (Araucano,  número  665.) 

Un  mundo  antiguo  en  el  mtcüO  mundo.  (Araucano, 

Smero  695.) 

Islas  fíaivaias  i  Sandwich  (Araucano,  número  698.) 

Jstmo  de  Panamá.  (Araucano,  número  7 1 1.) 

Incidentes  de  un  viaje  en  Yucatán,  por  L.  Stcphens. 

^xcursiojtes  por  Yucatán  o  notas  de  un  viaje  en  a^ue-^ 
lia  península  i  de  una  visita  a  las  twlaélcs  ruinas  de  Clii- 
ehen,  Kaba,  Zayt  i  Ü.vmal  por  B.  Norman.  (Araucano, 
números  722  i  724.) 

Obiervaciottes  sobre  el  istmo  de  Panamá,  leídas  a  la 
Real  Sociedad  Je&gráüca  de  Londres  en  la  noche  del  fs 
át  febrero  de  1844,  por  W.  W'heelwrigh.  (Araucano, 
números  752  i  754.) 

Razas  indias  de  la  América  Septentrional.  (Edim- 
bnrgk  Reviere).  (Araucano,  números  756  i  758.) 

Estado  de  Méjico  tfn/es  de  la  conquista  española. 
(Araucano,  números  769  Í  770.) 

Italia.  (Araucano,  número  810.) 


XIV 


INTRODUCCIÓN 


«    • 


El  14  de  setiembre  de  1S30.  el  gobierno  chileno  ajus- 
tó un  coniraio  con  don  Claudio  Gay  p^ra  que  ¿sie  hi- 
ciera un  viaje  cicntlñco  por  todo  el  territorio  de  la  Repú- 
blica, a  fin  de  estudiar  la  historia  natural  del  pats,  su  jeo- 
grafía,  jeolojía,  estadística,  i  cuanto  contribuyera  a  dar  a 
conocer  sus  producciones,  industria,  comercio  i  admi- 
nistración. 

A  medida  que  el  benemérito  esplorador  fuera  avan- 
Tando  en  su  camino,  debia  noticiar  el  fruto  de  sus  inves- 
tigaciones  a  una  comisión  compuesta  de  don  José  Alejo 
Bczanilla.  don  Francisco  García  Huidobro  i  don  Vicente 
Bustillos. 

Kn  cumplimiento  de  lo  pactado,  el  sabio  naturalista 
francés  dirijtó  varias  informaciones  a  la  junta  menciona- 
da, las  cuales  fueron  publicadas  en  El  Araucano,  nd- 
meros  26.  35,  41,  77,  240.  243,  267,  268  ¡  336. 

Don  Andrt-.s  Bello  trasladó  al  castellano  las  comuni- 
caciones indicadas. 

Tradujo  igualmente  los  informes  de  los  señores  Blain- 
ville,  Brogniart,  JussÍcu  i  Savary  al  Instituto  de  Fran- 
cia sobre  las  observaciones  i  colecciones  hachas  en  Chi- 
le por  Gay  (Araucano,  números  201,  203,  205  i  206), 
i  el  informe  sobre  el  concurso  al  premio  de  la  Socie- 
dad Jeográfica  de  Paris  presentado  por  una  comisión 
especial  compuesta  de  los  señores  Guigniaul,  Jomard, 
Waickenaer  i  Roux  de  Rochelle  en  lajunta  jenerat  de  2 
de  mayo  de  1845,  en  que  se  propone  que  se  divida  d 


IKTRODUCaON 


XV 


:mÍo  anual  i  se  adjudique  la  primera  medalh  a  M. 
Gay.  (Arauía}w,  número  SoS.) 

Don  Andrés  Bello  vertió  también  al  castetlano  los 
irabajos  siguientes  de  don  Claudio  Gay: 

Ensayo  sobre  ía  /eogra/ia  /(sita  de  la  prouineia  de 
^aldivta.  (Araucano,  números  275.  280,  281  i  2S3.) 

Memoria  soh^  las  minas  de  mercurio  en  ¿a  provincia 

Coquimbo.  (Araucano,  niímeros  370,  371  ¡  372.) 

fragmentos  de  ««  viaje  a  Ckiie  i  al  Cuzco,  patria  de 
9S  ifuas.  (Araucano,  niimeros  674  ¡  675.) 

Fragmentos  de  j'eografía  botánica  en  Chile.  (BoletiH 
de  I.T  Sociedad  Jeográfica  de  Paris.  Junta  jenerat  de  2 
de  mayo  de  1845).  (Araucano,  número  809.) 

"Recordamos  (dice  Bello  al  insertar  este  artículo)  que 
una  parte  de  este  fragmento  ha  salido  antes  de  ahora  en 
nuestras  columnas.  Creemos  que  nuestros  lectores  gus- 
tarán de  verlo  con  las  modiñcacíones  que  ha  hecho  en 
él  su  autor.» 

Sobre  las  causas  de  la  diminution  de  los  montes  de  la 
prox'ittcia  de  Coquimbo.  (Araucano,  número  399.) 

En  el  dia,  es  difícil  consultar  estas  versiones  que  solo 
están  consignadas  en  los  escasos  ejemplares  que  aun 
restan  del  diario  oñcial;  por  lo  tanto,  sería  de  desear  que 
ellas  se  reunieran  en  un  volumen. 


Et  hombre  está  obligado  a  conocer  el  mundo  que  ha- 
bita; como  el  individuo,  su  hogar. 

El  autor  de  la  Cosmografía  pensaba  que  en  Chile  no 
se  daba  a  la  jeografía  la  importancia  correspondiente. 


XVI 


INTRODUCCIÓN 


Su  enseñanza,  reducida  n  una  simple  nomenclatura  de 
ciudades,  montes,  ríos,  lagos,  mares,  era  estremadamenie 
defectuosa. 

El  t2  de  diciembre  de  1S34.  don  Andrés  Bello  es- 
cribia: 

"Hemos  dado  noticia  de  la  obra  jeográíica  de  iM.  De- 
naix  que.  por  la  idea  que  nos  han  hecho  formar  de  ella 
los  periódicos  franceses,  nos  parece  seria  de  la  mayor 
utilidad  en  este  país  para  e!  uso  de  los  establecimientos 
de  educación,  traduciéndose  e!  texto  i  los  cuadros,  que 
tienen  la  ventaja  de  ser  sumamente  comprensivos  i  de 
estar  reducidos  a  la  mas  breve  cstension  posible. 

"En  algunos  ramos  de  enseñanza,  es  preciso  confesar 
que  los  métodos  de  nuirstros  establecimientos  son  anti- 
cuados, i  no  producen  toda  la  utilidad  que  debieran.  Es 
ya  tiempo  de  que  volvamos  los  ojos  a  lo  que  se  adelanta 
en  otras  partes,  i  de  que  nos  apropiemos,  en  cuanto  sea 
posible,  las  inmensas  adquisiciones  que  hace  cada  dia  la 
actividad  intelectual  de  las  naciones  europeas.>i 

Copio  a  continuación  el  articulo  a  que  aludia  el  sabio 
reformador  de  nuestros  estudios: 


.lEOCRAFÍA 


Acaso  no  hai  ciencia  en  que  se  hayan  escrito  tantos 
libros  elementales,  como  en  la  jcografía;  pero  la  mayr 
parte  de  estas  obras,  vaciadas  en  un  mismo  molde,  enseñan 
a  los  que  las  estudian  lo  mismo,  poco  mas  o  menos, 
que  hubieran  podido  aprender  en  libros  ya  antiguos,  Las 
líneas  matemáticas  que  indican  las  principales  divisio- 
nes de  la  esfera;  los  términos  empleados  en  la  lengua 


INTRODUCCIÓN 


XVII 


jcogrdfica:  la  nomenclatura  de  los  países,  ríos,  montes  i 
otros  objetos  imporianies;  tales  son  los  conocimientos 
que  puede  dar  el  estudio  de  la  jeografía.  seguí)  los  mé- 
todos que  jcnemimente  se  han  seguido  hasta  ahora. 
Mientras  que  en  las  demás  ciencias  se  ha  perfeccionado 
a  medida  de  sus  progresos  el  método  de  enseñanza,  en 
la  jeografía  lo  hemos  vísto  estacionario;  no  obstante  la 
multiluit  de  descubrimientos  preciosos  i  de  noticias  útiles 
que  la  han  enriquecido  de  un  siglo  a  esta  parte.  Bien  es 
que  ya  muchos  Jeógrafos,  saliendo  del  carril  trazado  por 
sus  predecesores,  publican  tratados  en  que  se  proponen 
establecer  la  ciencia  sobre  bases  mas  racionales  t  ñjas 
-que  las  que  se  le  daban  antes;  juzgando  con  razón,  que 
en  esta  especie  de  obras  lo  mejor  es  presentar  a  los  jó- 
venes un  resumen  de  la  jeografía,  señalándoles  los  pun- 
tos principales  i  prominentes,  de  manera  que  se  les  deje 
co  la  memoria  una  armazón  o  esqueleto,  en  que  vengan 
a  colocarse  mas  adelante  los  pormenores  de  que  se  instru- 
yan en  sus  lecturas  o  por  medio  de  relaciones  orales.  Según 
Letronne,  a  quien  debemos  un  curso  jeográfico,  redac- 
tado con  arreglo  a  estos  principios,  un  libro  elemental 
de  jeografía  debe  ser  un  bosquejo  en  que  se  hallen 
indicadas  i  dibujadas  las  facciones  características  de  cada 
|>arlc  de  la  ciencia;  que  ofrezca  un  fondo  de  instrucción 
suñciente  en  caso  que  los  discípulos  no  puedan  pasar 
adelante;  i  que  al  mismo  tiempo  sirva  de  te.\to  a  espti- 
caciones  úciles,  si  el  profesor  tiene  tiempo  ¡  medios  para 
darlas. 

Felipe  Buache,  uno  de  nuestros  mejores  jeógrafos. 
había  puesto,  desde  mediados  del  líhimo  siglo,  por  base 
de  sus  trabajos  jeográfícos,  la  división  del  globo  en  re- 

OIIRW  DE  KLLO.— TOMO  IV  í 


i 


Xviii 


IKTRODUCCIOH 


( 


jtones  naiuraies,  deierminadas  por  las  hoyas  u  hondo- 
nadas (bassim)  que  proveen  de  agua  a  las  veriienies  i 
ríos  i  por  las  grandes  cordilleras  de  montañas  en  que  se 
encuentran  las  tincas  divisorias  entre  las  aguas  que  se 
encaminan  a  depi^itos  diferentes.  Estos  son  elementos 
invariables,  independientes  de  tas  mudanzas  políticas,  de 
los  engrandecimientos  i  desmembraciones,  de  los  límites, 
cualesquiera  que  sean,  que  circunscriben  el  terrítorío  de 
cada  estado. 

El  teniente  coronel  Denaix.  alumno  que  fué  de  la  es- 
cuela politécnica,  empleado  en  el  Depósito  de  la  guerra, 
ha  emprendido,  de  algunos  años  a  esta  parte,  sobre  la 
base  propuesta  por  Buache,  pero  modificada  i  perfec- 
cionada, grandes  trabajos  jcográficcxs  a  que  sigue  dcdi- 
cándo:iC  con  tanto  celo  como  fruto,  í  cuya  importancia 
puede  ya  apreciar  el  público,  pues  tiene  a  la  vista  las 
siete  entregas  que  sucesivamente  se  le  han  hecho,  con 
el  titulo  de  Trabajos  jeográficos  e  históricos.  Nos  propo- 
nemos dnr  noticia  del  plan  de  estd  obra,  i  de  las  ideas 
de  M.  Denaix  sobre  el  modo  de  enseñar  i  de  aprender 
la  jeografía. 

"El  estudio  de  la  jeografía.  dice  el  autor,  tiene  por  ob- 
jeto el  conocimiento  del  globo  como  planeta,  como  do- 
minio del  hombre,  í  como  teatro  de  las  revoluciones  que 
han  ocurrido  en  él,  relativamente  a  las  familias,  a  las 
sociedades,  a  los  estados,  a  los  imperios. 

'■La  dificultad  de  determinaren  un  campo  tan  vasto 
las  nociones  a  que  debe  limitarse  la  enseñanza,  ha  hecho 
pulular  una  multitud  de  tratados  jenerales  i  especiales, 
que  han  producido  poco  fruto. 

■■Entre  estas  obras,  las  mas  concisas  han  sido  jeneral- 


INTRODUCCIÓN 


XIX 


mente  las  preferidas,  tanto  para  la  instrucción  publica 
como  hi  privada:  de  que  proviene  que  por  lo  común  en- 
tramos en  el  mundo  con  nociones  mui  vagas  acerca  de 
la  esfera  que  habitamos.  La  lectura  de  la  historia  i  de 
los  viajes  es  lo  que  viste  i  adorna  hasta  cierto  punto  las 
secas  i  descarnadas  nomenclaturas  de  que  nos  llenan  la 
memoria. 

«Pero,  por  medio  de  estos  compendios,  solo  se  apren- 
den a  conocer  verdaderamente  las  líneas  matemáticas  que 
sirven  de  base  a  las  primeras  divisiones  de  la  esfera,  las 
defínicioncs  de  los  términos  que  se  usan  en  el  lenguaje 
jet^áñco  i  la  simple  nomenclatura  de  los  objetos  mas 
importantes;  mas  en  cuanto  a  la  mayor  parte  de  estos 
términos,  aun  están  por  determinar  sus  valores  compa- 
rativos. El  estudio  de  la  jeografía,  por  los  métodos  ordi- 
narios, es  un  puro  trabajo  de  la  memoria,  en  que  no  tiene 
ninguna  parte  el  juicio. 

■  Es  verdad  que  en  los  tratados  jeneraics  se  desarrollan 
todos  los  conocimirntos  elementales;  pero  la  práctica  de 
presentar  descripciones  del  suelo  según  el  orden  de  las 
divisiones  políticas  i  administrativas,  hace  que  los  linea- 
mientos  característicos  de  una  comarca  o  de  un  país  se 
describan  sucesivamente  como  configuraciones  locales, 

[cuyo  enlace  i  conjunto  no  se  ofrece  al  espíritu. 

"Los  atlas  presentan  de  ordinario  en  un  marco  dema- 

[siadu  estrecho  una  muchedumbre  de  cosas  acumuladas 

í  tan  confusamente,  que  es  imposible  formar  por  medio  de 

ellos  una  idea  de  la  armadura,  digámoslo  así.  de  un  país, 

I  i  del  asiento  físico  de  las  provincias  o  de  los  estados  a 
que  se  dirije  la  atención. 

t'EI  globo  terrestre,  considerado  jeográfica mente,  debe 


XX 


LVTRODUCCIOX 


juzgarse  como  una  superñcie  htdrojcica  (de  agua  i  /ierra) 
i  coinu  un  todo  absoluto  compuesto  de  partes  diversas 
en  dependencia  reciproca. 

"El  océano,  que  cúbrelas  tres  c»iartas  partt:s  de  la 
masa  sólida,  separa  en  algiin  modo  del  fondo  de  los  ma- 
res lo  que  llamamos  is[;is  i  tierras  firmes  o  continentes. 

"Estas,  a  proporción  que  nos  alejamos  de  la  márjen 
de  las  aguas  oceánicas,  se  elevan  por  lo  común  gradual- 
mente; pero  presentando  acá  i  allá  una  multitud  de  desi- 
gualdades que  tienen  tal  conexión  entre  sí,  que  no  se 
puede  hacer  una  gran  travesía  sin  recorrer  una  serie 
continua  de  elevaciones  i  profundidades. 

•'Las  paredes  que  determinan  la  forma  jcneral  de  los 
continentes,  se  subdivíden  en  un  número  infinito  de  pla- 
nos inctinados,  sobre  los  cuales  ñltra  i  corre  el  agua  que 
cae  de  la  atmósfera. 

"  El  conjunto  de  todas  las  superficies  converjcntes  por 
las  cuales  se  n:unen  las  aguas  en  un  cauce  común  para 
caminar  a  un  arroyo,  a  un  rio  mMÜano,  a  un  gran  rio,  a 
un  golfo,  a  un  mar,  forma  hoyas  hidrográficas  particu- 
lares. 

■•Es  innegable  (jue  estas  hoyas  hidrográficas  están  cir- 
cundadas de  una  serie  de  prominencias  que  las  separan 
unas  de  otras,  formando  una  circunvalación  de  montes, 
colinas  o  terrenos  mas  o  menos  pendientes,  cuya  conti- 
nuidad establece  la  división  de  las  aguas  que  pertenecen 
a  cada  hoya  o  recipiente;  I  por  eso  damos  a  estas  promi- 
nencias o  filos  no  interrumpidos  el  título  de  línea  divi- 
soria de  las  aguas. 

«Sobre  el  nivel  de  las  aguas,  asoman  las  elevaciones 
que  determinan  la  superñcie  de  las  islas  i  continentes. 


tNTRODOCCION 


XXI 


»  Los  filos  suptíriores  de  los  planos  inclinados  sobre  los 
cuales  se  precipitan  los  meteoros  ácueos  forman  la  inter- 
sección común  de  las  pendientes  opuestas;  i  por  eso  las 
esposicioncs,  temperaturas  i  producios  tienen  caracteres 
propios,  que  debemos  estudiar  cuidadosamente,  si  que- 
'  remos  conocer  las  analojias  i  las  diferencias  de  las  diver- 
sas parles  de  la  tierra. 

"La  división  ciel  globo  en  sus  partes  naturales  es,  por 
consiguiente,  la  base  i  el  fundamento  de  todo  estudio 
jeográfico. 

••Nadie  disputará  que,  para  formar  idea  de  lo  desco- 
[  nocido,  nos  valemos  de  la  semejanza  o  diferencia  que 
tiene  con  lo  que  ya  conocemos;  i  por  tanto,  para  adqui- 
I  rír  fácilmente  nociones  exactas  de  los  países  que  la  jeo- 
grafía  nos  convida  a  visitar,  es  menester  que  nos  valga- 
mos de  comparaciones  con  los  distritos  i  climas  que 
habitamos. 

"No  es  menos  cierto  que  no  podemos  concebir  clara- 
mente una  parte,  sino  cuando  el  pensamiento  la  consi- 
dera en  sus  relaciones  con  el  codo;  i  como  el  todo  es  lo 
que  constituye  las  partes,  es  claro  que  en  el  estudio  de 
ellas  debe  presentarse  cada  una  al  entendimiento  como 
un  miembro,  i  no  como  un  todo  absoluto.  Tenemos,  pues, 
dos  razones  perentorias  para  introducir  en  la  enseñanza 
f  jeográfica  el  método  comparativo. 

■•Pero,  si  tomamos  nuestros  términos  de  comparación 
en  los  limites  eventuales  establecidos  por  el  acaso  o  por 
tJas  demarcaciones  políticas,  sucederá  que  a  cada  esplo- 
racion  nueva,  como  a  cada  nueva  división,  tendremos 
que  computar  nuevas  relaciones,  i  nuestros  juicios  no 
'podrán  ser  ni  tan  pronto  ni  tan  seguros,  como  si  se  re- 


1 


XXII 


INTRODUCCIÓN 


firiesen  a  elementos  constantes  bien  determinados.  En 
cuanto  hacerse  pueda,  nuestros  términos  de  comparación 
deben  tomarse  en  la  jeografiía  natural. 

"La  jeografía  natural  i  la  jeografta  comparativa  son, 
por  consiguiente,  las  dos  bases  Fundamentales  que  han 
de  sostener  todo  el  cdiñcío  de  nuestros  conocimientos 
del  globo. 

■■El  estudio  de  los  límites  asignados  al  inmenso  impe- 
rio del  océano,  i  el  de  las  paredes  o  declivios  que  Tor- 
man  las  hoyas  de  las  aguas  corrientes  que  le  pagan  tri- 
buto, nos  llevan  al  conocimiento  de  la  configuración 
física  de  los  continentes.  De  esta  última,  pasamos  al  exa- 
men de  las  capas  superñciales,  a  la  teoría  de  los  climas 
i  de  los  productos  favorecidos  por  ellos.  Esta  nos  lleva 
a  la  distribución  de  los  seres  organizados,  al  conocimien- 
to de  las  r.i7as  humanas,  ala  formación  de  tas  sociedades, 
estados,  imperios.  Recórrese,  en  una  palabra,  la  cadena 
de  la  creación,  tal  cual  la  vieron  desvolverse  los  siglos, 
i  se  adquieren  de  este  modo  conocimientos  positivos  de 
que  se  pueden  luego  hacer  aplicaciones  fáciles  a  las  divi- 
siones políticas  actuales  i  a  la  jeografía  de  cada  c<lad. 

■>Todu  estudio  jcográdco  debr  principiar  por  la  aná- 
lisis natural  det  globo.  En  esta  análisis,  bajamos  de  las 
grandes  a  las  pequeñas  masas,  siguiendo  el  i5rden  natural 
de  las  dependencias  sucesivas  de  las  partes;  porque,  en 
las  dliimas  divisiones,  como  en  las  primeras,  no  se  deter- 
minan bien  los  objetos,  sino  cuando  las  relaciones  en  que 
se  nos  presentan  permiten  por  medio  de  su  continuo  en- 
lace remontar  al  punto  de  donde  hemos  partido.» 

Tales  son  los  principios  establecidos  por  M.  Dcnaix, 
i  que  jamas  ha  perdido  de  vista  en  la  ejecución  de  su 


INTKODUCCION 


XXIll 


grande  empresa  jeográfica.  Su  obra  se  compone  de  ma- 
pas i  cuadros,  acompañados  de  un  texto  esplicatorio  mut 
breve.  De  las  doce  entregas  anunciaJas,  han  aparecido 
ya  siete;  i  ef  concepto  favorable  que  han  merecido  a  las 
personas  capaces  de  apreciar  este  bello  trabajo,  es  el  me- 
jor fomento  que  puede  recibir  el  autor  para  animarle  a 
que  nos  haga  gozar,  lo  mas  pronto  posible,  de  las  cinco 
entregas  róstanles. 

La  primera,  destinada  a  la  jeografía  jcncral  del  globo, 
se  compone  de  un  mapamundi  i  de  varios  cuadros  o  es- 
tados. AllJ  se  ve  el  globo  dividido  naturalmente  en  ocho 
panes  iguales  por  el  ecuador  i  dos  meridianos,  que  dis- 
wn  90  grados  entre  sí;  por  cuyo  medio  ha  podido  el  autor 
presentar  con  mucha  claridad  i  viveza  las  diversas  rela- 
ciones de  climas,  temperaturas,  horas,  días  i  estaciones, 
que  tienen  con  la  primr^ra  de  las  divisiones,  habitada  por 
nosotros  (ios  europeos),  los  países  comprendidos  en  cada 
una  de  las  otras  siete. 

Un  cuaderno  de  texto,  publicado  al  mismo  tiempo,  da 
a  conocer  las  ideas  det  autor  sobre  el  estudio  de  la  jeo- 
grafía i  sobre  el  mejor  modo  de  enseñarla. 

Los  cuadros  comprendidos  en  esta  entrega  son  cuatro: 
cuadro  orográñco  (de  las  cordilleras  i  montes};  cuadro 
demostrativo  de  las  relaciones  de  estension,  clima,  etc.: 
enumeración  de  los  pueblos  i  de  las  relijíones;  i  cuadro 
blsiórico  del  mundo.  Esta  primera  parte,  ejecutada  con 
un  esmero  i  una  intelijencia  superior,  bastaba  para  dar- 
nos  un  concepto  mui  ventajoso  del  talento  de  este  distin- 
guido oficial.  Las  entregas  posteriores  justificaron  com- 
pletamente esta  favorable  opinión.  La  segunda  tiene  por 
objeto  la  jeografía  jencral  de  Europa,  como  la  primera 


XXIV 


INTRODO'CCIOX 


la  de  lodo  el  globo.  Las  cinco  signienies  contienen  es- 
tudios particulares  de  Europa.  Compónense  de  gran  nú- 
mero de  mapas  i  cuadros,  i  forman  acaso  el  atlas  mas 
útil  i  curioso  de  cuantos  se  han  publicado  sobre  esta  parte 
de  la  tierra.  Nos  ha  parecido  que  el  autor  no  ha  perdo* 
nado  medio  para  llenar  sus  miras  con  la  mayor  claridad 
i  concisión,  i  mejorar  según  ellas  la  enseñanza  de  la  cien- 
cia jcográfica.  Su  obra  ha  debido  costarle  larcas  inmen- 
sas, a  que  se  ha  entregado  con  ardor  i  con  la  ambición 
de  satisfacer  su  propia  conciencia;  pues  por  las  numero- 
sas rectificaciones  i  adiciones  que  presenta  cada  cuader- 
no, se  ve  que  ha  procurado  no  dejar  en  su  obra  ningún 
error  ¡  darle  toda  la  perfección  de  que  es  susceptible. 
Nuestro  juicio  es  que  ha  desempeñado  dignamente  su 
empresa,  cuyos  resultados,  una  vez  completos,  no  podrán 
menos  de  ser  útilísimos  al  publica  Juzgamos  también 
que  no  puede  recomendarse  demasiado  esta  obra  a  las 
bibliotecas,  universidades  i  seminarios  de  educación;  pues 
para  todos  los  establecimientos  de  esta  clase  reúne  dos 
calidades  que  pocas  veces  andan  juntas:  la  de  su  nove- 
dad i  ia  de  ser  indispensable. 

(Reaieii  Ináttstriel) 

Una  de  las  obras  mas  notables  i  acaE>adas  de  don  An- 
drés Bello  es  la  Análisis  ideolójiea  de  hs  iiempos  de  la 
conjugación  castellana. 

Andan  en  ella  juntas,  tomadas  de  la  mano  en  feliz 
consorcio,  la  gramática  i  la  filosofía. 

Precioso  estudio  gramático-filosófico  la  llama  el  erudiio^ 
académico  español  don  Pedro  Felipe  Monlau. 


^ 


I^TRODlJCCIO^• 


XXV 


Ese  trabajo  aplaudido  con  tanta  razón  por  todos  los 
filólogos  que  han  podido  consultarlo,  tiene  su  comple- 
mento en  un  artículo  que  Bello  insertó  en  la  GramMüa 
de  la  lengua  latina  compuesta  por  su  hijo  don  Francisco. 

Después  de  la  muerte  de  éste,  don  Andrés  Bello  pu- 
blicó una  segunda  edición  de  la  csprcsada    Gramáíiea. 

Esta  obra  viene  acompañada  del  siguiente  prólogo  en 
que  et  distinguido  editor  esplíca  la  participación  que  en 
ella  tuvo: 


ADVElíTENCU 


I 


Las  alteraciones  que  se  encontrarán  en  esta  segunda 
edición,  han  sido  en  la  mayor  parte  o  redactadas  o  indi- 
cadas por  el  autor.  Las  principales  innovaciones  a  que 
nos  hemos  aventurado  i  de  que  somos  esclusivamente 
responsables,  se  reducen,  en  la  analojia,  alas  siguientes: 

I.*  Hemos  dado  una  breve  idea  de  la  antigua  ij'enuina 
pronunciación  del  latin. 

z.'^  En  hs  conjugaciones,  hemos  reducido  todas  las  for- 
mas del  verbo  a  tres  series,  colocando  en  cada  modo  los 
tiemp<><i  srgun  laat'midad  de  estructura;  poniendo  la  raíz 
de  la  serie  en  la  sola  primera  persona  de  singular  de  ca- 
da tiempo,  i  dejando  al  alumno  en  las  otnis  personas  el 
cuidado  de  juntar  las  variáis  terminaciones  a  la  raíz  inva- 
riable. Por  este  medio,  nos  ha  parecido  que,  ademas  de 
una  grande  economía  de  espacio,  se  lograba  fijarla  aten- 
ción del  alumno  sobre  el  mecanismo  de  la  conjugación. 

3.»  1  temos  dado  listas  mas  completas  de  las  numerosas 
escepcioncsa  que  están  sujetas  las  reglas  jcnerales  de  las 


XXVI 


INTRODUCCIÓN 


declinaciones,  de  los  jéneros  I  de  los  pretéritos  í  supinos; 
bien  que  sobre  estas  materias  nos  hati  sido  de  bastante 
auxilio  los  apuntes  manuscritos  del  autor. 

Haremos  ahora  algunas  indicaciones  sobre  el  mejor 
método  que  a  nuestro  juicio  pudiera  seguirse  en  la  ense- 
ñanza del  latin  por  medio  de  esta  Gramática. 

En  las  Mociones  jeneraUs,  bastará  encomendar  a  la 
memoria  del  alumno  los  diez  primeros  párrafos;  j  ense- 
ñarles de  viva  voz  ¡  por  medio  de  ejercicios  prácticos  la 
pronunciación  moderna  del  laiin,  sin  olvidar  las  n-glas 
necesarias  {lara  que  por  media  de  las  notas  de  que  se  ha 
hecho  uso  en  esta  Craw/rf/ífa  se  acentúen  del  modo  debi- 
do las  voces  ¡  terminaciones  latinas. 

A  esto  seguirán: 

I."  Loque  se  contiene  en  las  pajinas  6.  7,  8  desde  Di- 
visión de  la  gramática  hasta  CapUulo  Priinero,  De  ia 
declincuion  de  los  nombres. 

3.^  Los  cuadros  de  Ins  declinaciones,  pajinas  9,  10. 
II.  12.  15.  21.  22.29.  30.31.  1%'  3*5:  con  algunas  obser- 
vaciones oraJt-s  sobre  las  irregularidades  que  mas  a  menu- 
do se  presentan, 

3."  Lo  que  se  contiene  en  las  pajinas  46,  47,  48  sobre 
Las  iHirias  especies  de  sustantivos  i  adjetivos. 

4.<*  Lo  relativo  a  la  formación  de  los  grados  hasta  el 
lín  de  la  list»,  pajina  5t. 

5."  Lo  que  sobre  los  Numerales  se  contiene  en  la  paji- 
na 52.  con  las  declinaciones  de  ¿/««i.  Dúo,  Ambo,  Tres, 
i  las  listas  de  las  varias  clases  de  numerales  en  las  pajinas 

53.  54.  55.  56' 

6."  La  pajina  63  relativa  al  pronombre. 

7.°  Las  declinaciones  de  los  pronombres,  pajinas  64. 


INTRODUCCIÓN 


XXVII 


Í5. 66.  67.  68.  69,  70,  71,  72.  73,  74.  75,  76.  (sin  las  ob- 
^servaciones  que  sobre  ellos  se  hacen). 

8."  Todo  lo  que  desde  el  título  Otros  Demostrativos, 
^Relativos,  etc.  se  contiene  en  las  pajinas  76,  77  ¡  78  hasta 
Capitulo  Sesío. 

^fi  Del  Capítulo  Sesío  todo  lo  que  se  contiene  desde 
pajina  78  hasta  la  Formación  de  los  pretéritos  i  supinos, 
pajina  1 1 7. 

lO."   En  las  pajinas  137  hasta  la  144,  todo  lo  relativo 
Adi-erbio, 

1 1."  De  la  Preposición   lo  que  íw  contiene  desde  la 
pajina  144  hasta  el  párrafo  ríe  la  146  que  termina  por  las 
^palabras  Re.  Se,  Ve. 

12.'  Todo  lo  relativo  a  la  Conjunción  e  Tnierjeccion. 
Desde  que  el  alumno  ha  llegado  a  poseer  la  conjuga- 
tion  regular,  debe  darse  principio  a  la  traducción;  i  ter- 
linado  el  aprendizaje  de  las  partes  que  hemos  designado 
sn  la  analojía.  se  vuelve  atrás  para  adquirir  el  conoci- 
liento  de  las  irregularidades  de  la  declinación,  de  los 
jéneros,  i  de  todo  lo  que  en  el  primer  curso  se  ha  pasado  ■ 
^por  idto. 

En  este  segundo  curso,  pudiera  también  suprimirse,  a 

¡uicio  de  los  profesores,  todo  aquello  que  no  se  deje  com- 

Fprendcr  fácilmente   por  alumnos  de  una  capacidad  me- 

liocre,  i  que  solo  pueden  aspirar  al  conocimiento  del  latin 

ín  el  grado  absolutamente  indispensable  para  el  ejercicio 

tdel  ministerio  sacerdotal  i  de  la  jurisprudencia.    Pero 

^esia  induljencia  no  debe  cstenderse  a  los  jóvenes  de  un 

liento  distinguido,  que,  obligados  a  retardar  su  marcha 

[par<i  aguardar  a  aquellos  de  sus  compañeros  que  carecen 

[de  iguales  disposiciones   naturales,   aprovecharán  este 


XX  vm 


INTRODUCCIOM 


tiempo  adquiriendo  un  conocimiento  mas  completo  de  la 
lengua  latina;  conocimienio  mas  importante  de  lo  que 
jeneralmenie  se  cree  para  el  lucido  desempeño  de  las 
alias  funciones  eclesiásticas  i  de  la  profesión  forense. 

Reproduciremos  con  alguna  mas  eslcnsion  estas  adver- 
tencias cuando  se  publique  la  Gramáiica  entera  con  el  pró- 
logo del  autor  i  el  índice  jcncral.  l*or  ahora,  nos  limitare- 
mos a  indicar  que,  ademas  de  las  fuentes  a  que  se  refiere 
la  primera  edición,  nos  hemos  servido,  como  ¿I  mismo 
lo  ha  hecho  en  sus  apuntes  manuscritos,  de  la  excelente 
gramática  de  M.  liurnouf  (M¿ihode  pour  ¿(udier  la 
lattgue  /afine),  adopuda  puf  la  Universidad  de  Francia. 
Después  de  impresa  la  Attalojia,  me  ha  favorecido  tam- 
bién con  sus  observaciones  el  señor  don  Luís  Antonio 
Vendel-Heyl,  tan  conocido  en  el  orbe  literario  por  sus  co- 
nocimientos de  los  idiomas  clásicos;  I  para  no  defraudar 
de  ellas  a  lajuventud  estudiosa  les  hemos  dado  lugar  en 
las  Adiciones  i  Correcciones,  que  son  por  la  mayor  parte 
suyas,  como  lo  indican  las  iniciales  V.  H. 

Hemos  consagrado  a  estii  segunda  edición  todo  el 
tiempo  i  esmero  posibles,  para  corresponder  de  algún 
modo  al  favor  con  que  ha  sido  acojida  la  primera,  i  a  los 
encargos  de  su  autor.  Ella  ha  sido  para  nosotros  un  lega- 
do bien  triste.  .  .  Nuestras  lágrimas  han  humedecido  mas 
deunavezlos  esparcidos  apuntes  trazados  por  ta  mano 
de  un  hijo  qu'^rido,  debilitada  ya  por  los  largos  padeci- 
mientos de  una  enfermedad  dolorosa  i  fatal.  Fero  hemos 
tenido  asi  un  doble  estímulo:  el  deseo  de  contribuir,  en 
cuanto  nos  era  dado,  a  las  mejoras  de  la  educación  lite- 
raria, que  tan  celosa  Í  überalinente  promueve  nuestro 
gobierno;  i  un  sentimiento  casi  reüjioso  hacia  la  memoria 


INTRODUCCIÓN 


XXIX 


de  aquel  excelente  i  malogrado  joven.  Culpa  nuestra  será 
si  trabajando  bajo  tan  poderosas  inspiraciones  no  hemos 
sabido  merecer  los  sufrajios  de.  los  ilustrados  profesores 
de  nuestros  csublecimientos  nacionales. 

11 

L^s  innovaciones  que  se  encontrarán  en  la  segunda 
Irte,  i  de  que  nos  constituimos  csclusivamenic  respon- 
sables, son  las  que  siguen: 

En  las  lisias  de  réjimen.  hemos  hecho  una  nueva  dis- 
tribución i  añadido  algunos  ejemplos,  para  dar  a  cono- 
'cer,  junto  con  el  réjimen  a  que  es  referente  la  regla,  di- 
•versas  frases  i    modismos,  que  maníñestan  de  paso  la 
iraríedad  de  usos  de  una  misma  palabra,  siempre  que  nos 
lan  parecido  importantes. 

En  el  capitulo  noveno,  hemos  desenvuelto  con  alguna 
mas  ostensión  el  valor  i  uso  délos  tiempos  del  verbo  latino. 
En  el  capitulo  duodécimo,  hemos  colocado  entre  los 
ídverbios  relativos  no  pocas  palabras,  clasificadas  or- 
linariamente  entre  las  conjunciones.  Los  gramáticos 
lodernos  reconocen  una  diferencia  esencial  entre  «/,  por 
ejemplo,  i  ai;  i  para  representarla  en  su  tecnolojía, 
tinguen  dos  especies  de  conjunciones,  llamando  a  tas 
que  se  parecen  a  u/,  conjunciones  subordinantes,  porque 
ligan  proposiciones  que  inñuyen  una  en  otra;  i  a  las  que 
tienen  semejanza  con  a/,  conjunciones  coordinantes,  por- 
que ligan  palabras  o  frases  de  un  mismo  orden,  que  no 
influyen  una  en  otra,  dependiendo  ambas  de  un  elemen- 
to distinto,  o  de  ninguno.  Pero  es  evidente  la  afinidad, 
la  identidad  de  funciones,  i  por  decirlo  así,  el  aire  de  fa- 
milia, entre  las  conjunciones  de  ta  primera  especie  i  los 


XXX 


INTRODUCCIÓN 


adverbios  relntivos.  Adoptada  esta  idea,  era  necesario 
distribuir  la  materia  de  los  líhimos  capítulos  de  diferente 
modo  del  que  aparece  en  la  primera  edición. 

Las  otras  adiciones  o  aliteraciones  o  son  de  una  ini 
ponancta  mui  secundari»,  o  estaban  indicadas  en  los 
apuntes  del  autor. 

En  la  sintaxis,  no  nos  seria  fácil  señalar  sección  algu- 
na que  no  sea  necesaria  {Kira  la  intelijencia  de  la  frase 
latina.  Lo  que  se  pasase  por  alto  en  el  texto,  tendria  que 
suplirse  de  viva  voz  por  el  profesor  en  el  ejercicio  de  la 
traducción  i  composición.  AsJ  que.  bajo  este  respecto, 
hai  una  diferencia  notable  entre  la  analojia  i  la  sintaxis. 
El  verdadero  jenio  del  latin  está  en  la  sintaxis;  i  sin  un 
conocimiento  tal  cual  de  csia  parte  difícil,  es  imposible 
percibir,  no  solamente  lo  que  hai  de  enérjico  i  bello,  sino 
muchas  veces  el  verdadi-ro  sentido,  en  las  construcciones 
i  jiros  de  un  idioma  que  tanto  se  diferencia  del  nuestro. 
De  no  profundizarla  lo  bastante,  proviene  que  sean  como 
muertas  para  la  mayor  pane  de  los  lectores  las  bellezas 
dt  la  elocuencia  i  poesía  romanas:  que,  terminado  el  es- 
tudia del  latin,  pocos  se  curen  de  tomar  otra  vez  en  la 
mano  los  escritos  de  Cicerón,  Viijilio,  LÍvÍo,  Tácito;  j 
que,  si  han  abrazado  la  carrera  de  la  iglesia  o  del  foro, 
se  contenten  con  entender  el  breviario  o  los  espositores 
del  derecho.  ¡I  pluguiese  a  Dios  que  aun  en  esto  no  hu- 
biera sus  difícultadesl  ¡Para  cuántos  letrados  es  un  libto 
cerrado  la  obra  maestra  de  jurisprudencia  científica  que 
nos  ha  legado  la  antigua  Koma! 

Hemos  correjido  cuidadosamente  todas  las  erratas 
que  pudieran  oscurecer  en  lo  mas  mínimo  el  sentido.  En 
la  ortografía  de  las  palabras  latinas,  hemos  seguido  por 


aXTRODUCCIOS 


XXXI 


l^lo  ¡enenil  la  que  se  obscn'a  en  las  ediciones  modernas, 
omisión  del  acento  circunflejo  podrá  ocasionar  algún 
embarazo  a  tos  principiantes;  pero  embarazo  líiit,  porque 
los  obligará  a  distinguir  los  casos  de  los  nombres  latinos 
por  la  contcstura  de  la  frase,  i  no  por  un  medio  estraño, 
realmrtiie  impropio,  i  de  que  se  verían  privados  en  casi 
todo  lo  que  hui  se  publica  de  los  clásicos. 


En  el  presente  volumen,  se  han  ínscriado  dos  de  los 
ipltulos  de  la  Gramádea  Latina,  de  que  don  Andrés 
ícHo  st:  confKrsa  eselusivavtenle  responsable. 

Creo  que  todos  los  admiradores  del  autor  i  todos  los 
aficionados  a  la  língüíí^tica  leerán  con  ínteres  i  provecho 
esos  dos  importantes  trabajos. 

Don  Andrés  Bello  sabia  el  latín  a  la  perfección. 

Traducía  et  idioma  de  Virjilío  i  Horacio  con  admira- 
ble facilidad,  i  lo  escribía  i  habUba  del  mismo  modo,  se- 
gún el  testimonio  de  todos  sus  discípulos. 

I  cíio  1.1  autoriddd  de  sus  discípulos  porque,  cuando 
Bello  vino  a  Chile,  no  solo  las  ciencias  teolójicas,  sino 
las  legales,  se  enseñaban  en  latín. 


« 


En  los  artículos  que  aparecen  en  este  votúnieii,  figura 
también  el  capíiiilo  lll  de  la  primera  edición  de  ta  Gra- 
málica  Caslellana,  titulado  División  ¡it  las  palabras  en 
primitivas  i  derivadas,  simples  i  compuestas. 

Don  Andrés  Bello  en  tas  ediciones  ¡lostcriores  supri- 
mió la  mayor  parle  de  este  capítulo  con  el  propósito  de 
hacer  un  trabajo  especial  sobre  tas  partículas  composi- 
tivas, según  el  mismo  lo  indica  en  el  siguiente  trozo  que 
tomo  del  prólogo  puesto  a  la  segunda  edición: 


XXXII 


INTKODUCaOX 


hHc  suprimido  en  el  capítulo  III  la  esposictün  del 
significado  de  las  partículas  compositivas;  no  porque  no 
me  parezca  asunto  muí  propio  de  la  gramática,  sino 
porque  me  reservo  presentarlo  bajo  una  forma  algo  mas 
ordenada  i  metódica,  i  hacer  al  mismo  tiempo  una  rese- 
ña de  las  Inflexiones  i  derivaciones;  materia  no  menos 
interesante,  si  se  quiere  formar  una  idea  cabal  del  jcnio 
i  estructura  de  una  lengua,  i  especialmente  de  la  nues- 
tra, por  la  variedad  i  riqueiía  de  sus  palabras  derivadas. 
Las  inllexiuncs  que  tranforman  et  singular  en  plural,  el 
masculino  en  femenino,  el  presente  en  pasado  o  futuro, 
el  juicio  en  mera  aprensión,  en  deseo,  en  hipótesis,  las  de 
aumento  o  diminución  en  los  nombres,  las  de  personas 
-en  los  verbos,  son  sin  duda  de  una  importancia  primaria; 
pero  no  por  eso  deberán  pasarse  en  silencio  muchísimas 
otras  formaciones  en  que.  por  medio  de  terminaciones 
diferentes,  se  modifica  una  ¡dea  fundamental,  revis- 
tiéndose de  accidentes  i  matices  tan  varios  como  deli- 
cados. Está  hecho  el  catálogo  de  todas  ellas,  o  por  lo 
menos  de  las  que  ocurren  con  mas  o  menos  frecuen* 
cia  en  castellano;  mas  para  incluirlo  en  esu  Gramáiiea, 
junio  con  el  de  las  partículas  compositivas,  hubiera  te- 
nido que  salir  de  los  limites  a  que  por  ahora  me  ha  sido 
necesario  ccñirmcn 

« 


Don  Andrés  Bello  promovió,  como  el  que  mas,  lain? 
-tracción  pública  unirc  nosotros;   lo  cual  no  obstó  para 
que  trabajara  con  el  mismo  eiupetlo  en  la  prosperidad 
jnaterial  del  país. 

Sus  artículos  sobre  las  ventajas  de  la  asociación,  sobre 


INTRODUCCIÓN 


XXXIII 


la  navegación  por  medio  del  vapor,  sobre  el  mejora- 
miento de  la  agricultura,  etc.,  etc.,  lo  declaran   a  voces. 

Sostenía  que  la  construcción  de  un  ferrocarril  que 
atravesase  la  Arancanfa,  era  el  instrumento  mas  ade- 
cuado para  mantener  en  paz  i  civilizar  a  los  indijenas. 

Eüta  opinión,  que  entonces  parcela  una  utopia,  habla 
lui  alto  en  su  honor. 

Estimuló  el  laborío  de  las  minas  de  carbón  de  piedra 
como  una  fuente  de  riquezas  para  la  República. 

El  carbón  importaba  tanto  como  el  oro  o  la  plata,  i 
aun  mas. 

El  39  de  agosto  de  1S34,  Bello  insertaba  en  el  01!- 
mero  207  de  J¡ i  Araucano  el  suelto  siguiente: 

COMPARACIÓN 

DEL  rRODÜCrO  DE  LAS  MIXAS  DE  ORO  DE  AMÉRICA 

CON  EL  DE  LAS  DE  OAKBOS  DE  INGLATERRA 


Un  español  ha  demostrado  en  una  obra  interesante, 
iblicada  hace  poco  tiempo,  que  el  valor  del  carbón  de 
las  minas  que  se  benefician  anualmente  en  la  Gran  Bre- 
lat^a,  apreciado  aun  al  salir  de  la  tierra,  excede  mucho  al 
del  oro  i  plata  que  producen,  en  el  mismo  tiempo  dado, 
las  minas  del  nuevo  mundo.  Prueba  ademas  que  el  bene- 
ficio de  las  minas  de  carbón  proporciona  trabajo  a  un 
número  de  individuos  tan  considerable,  que  solo  el  mon- 
to anual  de  la  obra  de  mano  aventaja  al  de  los  metales 
preciosos  que  se  sacan  todos  los  aflos  de  las  dos  Américas. 
Véase  como  establece  esta  doble  demostración. 

Cada  nño  se  benefician  diez  i  ocho  millones  de  tonela- 
ohkas  Mt  uaLi,OL— louo  xv  t 


XXXIV 


IKTRODUCaOH 


das  de  carbón  de  piedra,  cuyo  precio  medio,  al  salir  de 
la  mina,  se  calcula  en  doce  francos  i  medio  porcada  una, 
lo  que  da  el  producto  total  de  doscientos  veinte  i  cinco 
millones  de  francos.  El  de  todas  las  minas  de  América, 
tanto  de  oro  como  de  plata,  comprendiéndose  hasta  el  de 
contrabando,  era  al  principio  del  siglo  XIX,  según  ase- 
gura el  barón  de  HumboMt  en  su  Ensayo  sobre  la  Nue- 
va España,  de  doscientos  diez  i  siete  millones  quinientos 
mil  francos,  lo  que  a  primera  vista  presenta  una  diferen- 
cia de  siete  millones  quinientos  mil  francos  a  favor  del 
carbón.  Cada  tonelada  de  esta  especie,  trasportada  por 
la  vía  de  cabotaic  costaba  en  jeneral  cuarenta  francos  al 
consumidor  i  por  tierrs  veinte;  pero,  tomando  por  térmi- 
no medio  el  precio  de  veinte  i  cinco  francos  se  obtendrá  la 
suma  de  cuatrocientos  cincuenta  millones  de  francos  \i*it 
producto  de  los  diez  i  ocho  millones  de  toneladas.  Si  des- 
pués se  deduce  de  esta  suma  el  valor  del  carbón  tomado 
en  la  mina,  resultarán  doscientos  veinte  i  cinco  millones  de 
francos  por  el  trabajo  manual  empleado  en  el  comercio 
solo  del  carbón.  Mas,  los  gastos  de  trasporte  de  la  plata 
desde  Potosí  hasui  Buenos  Aires  en  una  distancia  de  cerca 
de  quinientas  leguas  son  casi  de  un  dos  por  ciento  i  los  del 
oro  un  poco  mas  subidos.  Si  se  toma  esta  base  por  pre- 
cio medio  del  trasporte  de  todos  los  metales  preciosos 
resultará  la  cantidad  de  poco  menos  de  cinco  millones  de 
francos  por  estos  gastos.  Si  se  compara  el  valor  del  car- 
bón de  la  Gran  Bretaña  con  el  del  oro  i  plata  de  Amé- 
rica, debe  admitirse  esto  como  cierto;  i  resulu,  pues,  que 
el  valor  sumario  del  carbón,  comprendiéndose  en  él  el 
de  los  salarios  i  beneñcios,  etc.,  que  proceden  de  este  ra- 
mo de  industria,  se  eleva  a  la  suma  de   cuatrocientos 


INTRODUCCIÓN 


XXXV 


millones  de  francos,  i  que  el  del  oro  i  plata,  reunido  con 
el  COSIÓ  del  trasporte  es  de  doscientos  veintidós  millones 
i  medio.  Esta  exposición  présenla  en  favor  del  comercio 
del  carbón  de  la  Gran  Bretaña  un  balance  de  doscientos 
veintisiete  millones  i  medio  de  francos. 


El  redactor  de  E¿  Araucano  no  firmaba  sus  artículos 
jn  su  nombre  i  apellido. 

No  ponía  al  ñn  de  ellos  siquiera  sus  iniciales,  como  lo 
practicaba  con  los  del  Repertorio  Americano. 

De  esta  omisión  resulta  que  en  el  dia  es  muí  difícil 
reconocer  con  entera  certidumbre  la  procedencia  de  al- 
gunos de  esos  trabajos. 

Por  ejemplo,  en  el  número  6S  de  El  Araueano,  co- 
rrespondiente al  31  de  diciembre  de  (831,  apareció  el 
artículo  siguiente: 

FERTIIID.AD  COMPARADA  DEl  ANTIGUO 
I  DEL  NUEVO  MIWDO 


Por  increíble  que  parezca  este  hecho,  es  muí  cierto, 
sin  embargo,  que  el  nuevo  continente,  que  no  presenta 
mas  que  la  mitad  de  la  estension  del  antiguo,  posee  una 
cantidad  igual  de  terreno  aparente  para  la  cultura.  La 
América  debe  esta  ventaja  a  la  poca  anchura  que  jene- 
ralmente  tiene,  la  cual  permite  a  las  exhalaciones  bené- 
ficas del  océano  penetrar  casi  totla  su  estension.  En  el 
antiguo  continente,  las  partes  centrales,  privadas  de  hu> 
malad,  están  casi  del  todo  desiertas;  i  las  tierras  que 


XXSVI 


IKTRODUCCIOX 


contribuyen  a  la  manutención  del  hombre,  están  compren- 
didas en  una  zona  que  sigue  tas  costas  del  oeste,  del 
sur  i  del  esu;,  ¿Cuánto  terreno  ütil  hai,  por  ejemplo,  en 
el  continente  de  Asía?  Si  se  tira  una  linca  del  golfo  de 
Cutet,  cerca  del  Indus,  hasta  el  mar  Amarillo,  se  separa 
la  india,  la  China,  et  imperio  de  Birman  i  los  valles  meri- 
dionales  del  Thibet;  ¡  este  espacio,  que  comprende  en 
lodo  3.500,000  millas  cuadradas,  provee  las  */&  parles  de 
las  producciones  de  Asia,  que  contiene  17.000,000  de 
millas  cuadradas.  La  Arabia,  la  Persia,  el  Thibet  Central, 
la  India  Occidental,  la  China  i  la  Tartaria  independien- 
te, son  desiertos  donde  se  ven  algunos  puntos  cultivados 
que  no  componen  la  vijésima  parte  de  su  esiension.  La 
Siberia,  o  el  norte  de  Asia,  no  es  mucho  mejor.  La  Ana- 
lolia,  la  Armenia,  el  Punjab  i  un  estrecho  cordón  a  la 
orilla  occidental  dci  mar  Pacífico,  ofrecen  mas  porción 
de  terreno  propio  para  la  agricultura,  después  de  la  In* 
día  i  la  China.  La  Europa,  que  no  parece  ser  mus  que 
la  estreniidad  occidental  del  Asia,  es  muí  a  propósito  en 
el  sur;  pero  al  norte  termina  su  fertilidad  entre  los  para- 
lelos 6'  i  62".  ll\  África  solo  tiene  un  cordón  de  terreno 
productivo  al  rededor  de  las  tres  cuartas  partes  de  sus 
costas,  i  algunas  porciones  aisladas  en  el  interior.  De 
los  31.000,000  de  millas  cuadradas  que  ocupan  estos  con- 
tinentes, solo  se  encuentra,  después  de  largas  investi- 
gaciones, un  tercio  de  terrenos  productivos,  i  de  éstos 
aun  una  parle  es  mui  mala  i  muí  pobre. 

En  la  estimación  de  los  terrenos  fértiles  de  América, 
debe  rebatirse:  i.**  Todo  lo  que  se  encuentra  al  norte  de 
los  53°  de  latitud,  que  forman  3.6oo,coo  millas;  2."  un 


INTRODUCCIÓN 


XXXVII 


cordón  de  lierras  desiertas  de  300  miltas  de:  ancho,  i  de 
1,000  a  300.000  de  largo,  situado  al  este  de  las  Monta- 
ñas Pedregosas:  3."  otro  espacio  de  la  misma  ostensión 
situado  al  este  de  los  Andes;  4.0  las  costas  desiertas  del 
Perú,  que  forman  100,000  millas;  5.0  una  estcnsion  igual 
en  las  Californias;  6.°  500,000  millas  de  las  cumbres  de 
los  Andes  t  de  la  esiremtdad  meridional  de  las  tierras 
patagónicas:  iodo  lo  que  hace  3.900,000  millas,  las  cuales 
deducidas  de  13.900.000  dan  10.000.000  de  millas  de 
terrenos  cuhivables  en  el  nuevo  mundo. 

Pero  no  basta  llegar  a  este  resultado  para  conocer  la 
fertilidad  comparativa  de  ios  dos  mundos.  Todas  las 
tierras  no  producen  igualmente;  todos  los  frutos  no  pro- 
veen igual  cantidad  de  alimento;  i  se  debe  examinar  pri- 
meramente  la  relación  que  existe  entre  la  fertilidad  de 
un  terreno  i  su  latitud.  La  fertilidad  del  suelo  depende 
de  dos  circunstancias:  el  calor  t  la  humedad,  que  se  aumen- 
tan en  proporción  a  la  cercanía  del  ecuador.  Las  rejio- 
itcs  cálidas  del  globo  producen  cosechas  mas  abundantes 
de  los  frutos  que  les  son  comunes  con  las  zonas  templa- 
das; i  ademas  tienen  plantas  particulares,  que  proveen 
un  alimento  mui  abundante  en  una  superficie  igual  de 
terreno.  El  maíz,  que  en  Francia  solo  da  40  o  50  por  uno, 
produce  en  Méjico  150;  i  Mr.  Humboldt  ha  calculada 
(|uc  un  terreno  que,  sembrado  de  trigo,  apenas  puede 
alimentar  dos  hombres,  mantendrá  50  plantado  de  plá- 
tanos. Según  el  examen  de  estos  hechos  i  de  otros 
muchos,  concluimos  que  la  fertilidad,  o  mas  bien,  las  pro- 
piedades nutritivas  del  suelo,  serán  perfectamente  indi- 
cadas multiplicando  el  término  medio  del  ador  por  el  de 


XXX  vm 


tXTRODUCaON 


la  humedad,  desentendiéndose  de  !a  diferencia  de  las 
estaciones,  porque  en  esto  no  se  puede  exijir  una  exac- 
titud minuciosa: 


Laütod        Uiitím  aauJM        C«lw  aonl 


Producto       Títidno  mtála 


PalCxla 

CnlM 

60 

16 

7 

112 

4 

45 

29 

14 

406 

'5 

0 

96 

28 

36S8 

too 

Asi  que.  suponiendo  que  no  haya  preferencia  en  la 
elección  del  alimento,  el  mismo  espacio  de  terreno  que 
alimentará  cuatro  personas  en  la  latitud  de  60*"  manten- 
drá 15  enlade4,5'  i  looen  el  ecuador.  Mas  no  siempre 
se  prefiere  el  alimento  que  el  suelo  produce  con  mas 
abundancia:  i  es  preciso  tener  presente  la  poca  aptitud 
que  tiene  el  hombre  para  los  trabajos  de  la  agricultura 
en  los  países  mui  cálidos.  Por  esto,  se  puede  establecer, 
para  evitar  toda  exajeracion.  la  proporción  siguiente  en- 
tre la  latitud  i  la  capacidad  del  suelo  para  alimentar  a 
los  habitantes. 


Latitud    .     . 

0* 

'S' 

30- 

45° 

60' 

Fertilidad. 

100 

90 

65 

35 

12^4 

En  Inglaterra,  la  población  es  de  cerca  de  230  Habi- 
tantes por  milla;  mas  este  país  es.  por  decirlo  así,  la  gran 
manufactura  del  mundo  entero,  i  sostiene  por  su  comer- 
cio esterior  una  población  mucho  mas  considerable  que 
la  que  sufre  su  territorio.  En  Francia,  la  población  es  de 
cerca  de  160  individuos;  en  Alemania,  varía  entre  100  i 
200;  i  admitiendo,  según  estos  hechos,  que  el  numero  de 


[NTRODUCCION 


XXXIX 


personas  que  puede  alimentar  fácilmente  una  milla  cua- 

,  drada.  sin  ninguno  de  los  inconvenientes  de  una  pobla- 
ción excesiva,  sea  de  150  en  latitud  de  50*.  se  hallará 

hjtie  36  representa  la  fertilidad  en  este  paralelo.  Toman- 
do después  35  para  espresar  la  feriílidad  del  sudo  mas 
alia  de  los  30°  en  América,  i  35  para  las  rcjiones  colo- 
cadas a  cada  lado  del  ecuador  en  el  paralelo  de  30*,  se 
encuentran  cerca  de  4. 100,000  millas  cuadras  capaces  de 
mantener  cada  una  300  personas,  i  5.700,000  que  pueden 
sustentar  490.  De  donde  resulta  que.  si  los  recursos  na- 
turales de  la  América  hubiesen  recibido  todo  su  desa- 
rollo,  esta  parte  del  mundo  podría  alimentar  por  si  sola 
tres  mil  seüÚHlox  millones  de  habitantes,  niímero  cinco 

Fveccs  mas  considerable  que  la  masa  del  jcnero  humano 
que  cubre  hoi  el  globo.  I^  novedad  de  este  resultado 
debe  asombrar,  í  aun  excitar  dudas  serias;  pero  los  cálcu- 

[los  son  evidentes,  i  todas  las  estimaciones  mui  mode- 
idas.  Lo  que  p.arcccrá  aun  mas  admirable,  es  que  esta 
joblacion  prodijiosacuya  existencia  futura  parece  hoi  un 
problema,  se  ostentará  realmente  dentro  de  tres  siglos  o 
cuando  mas  tarde  dentro  de  cuatro.  Conocemos  todas 
^as  objeciones  que  se  pueden  oponer  a  esta  conclusión; 
:ro  no  hai  ninguna  a  la  cual  no  se  pueda  responder  con 
facilidad.  Obsérvese  particularmente  que  los  gastos  i 
HñcuiMdesque  ofrece  el  trasporte  de  los  Hombres  de  los 
lugares  en  que  la  población  es  excesiva  a  aquellos  en 
londe  existen  vastos  espacios  incultos,  se  disminuirán 
mucho  mediante  los  buques  de  vapor,  en  los  innumera- 
bles rios  que  se  ramiñcan  en  las  cuatro  quintas  partes 
del  nuevo  mundo. 

La  imajinacion  teme  perderse  contemplando  un  estado 


XL 


INTRODUCCIÓN 


de  cosas  que  debe  ocasionar  mudanzas  tan  grandes  i  rá- 
pidas en  la  condición  del  mundo.  Se  reputarán  estas  ideas 
por  efectos  de  un  delirio;  pero  nó,  su  resultado  csiá  ci< 
mentado  sobre  principios  tan  ciertos,  como  los  que  reglan 
a  los  hombres  en  los  actos  ordinarios  de  la  vida.  En  este 
momento,  la  América  Española  está  atormentada  por  mu- 
chas elementos  de  desorden,  que  solo  son  restos  del  anti- 
guo despotismo  cspaflol;  pero  la  República  anglo-amcri- 
cana  es  una  estrella  luminasa  que  debe  guiar  a  los  nuevos 
pueblos  en  el  camino  de  la  libertad  i  prosperidad.  Casi 
todas  las  mejoras  sociales  nacen  de  la  ínHuencia  rtxí- 
proca  de  las  poblaciones  compactas  í  de  la  difusión  de 
los  conocimientos.  ¡Cuál  será,  pues,  el  estado  de  la  so- 
ciedad en  América  dentro  de  doscientos  años,  cuando 
ciento  o  doscientos  millones  de  hombres  civilizados  se 
hallen  reunidos  en  un  espacio  comparativamente  tan  es- 
trecho, i  cuando  esta  masa  inmensa  de  sere^humanos  no 
hable  mas  que  dos  lenguas!  Gs  muí  probable  que  el  poiv 
tugues  se  refunda  en  el  español,  i  que  el  ruso  no  tenga 
jamas  la  honra  de  ser  pronunciado  en  el  nuevo  mundo. 
Un  estado  de  cosas  semejante  debe  borrar  la  maldición 
de  Babel,  i  restituir  al  jénero  humano  su  antigua  unifor- 
midad de  lenguaje,  porque  la  mayor  parte  de  las  lenguas 
que  se  hablan  hoÍ  en  los  pueblos  del  Asia  i  de  la  Europa, 
5C  hartan  tan  poco  importantes  en  la  balanz^t  jeneral  del 
globo,  como  lo  son  hoÍ  los  dialectos  de  la  Hungría,  déla 
Finlandia  i  de  la  Bohemia.  La  historia  nos  enseña  que 
la  riqueza,  el  poder,  las  ciencias  í  la  literatura,  siguen 
siempre  a  las  grandes  naciones,  a  la  ilustración  jeneral  i 
a  la  libertad.  Las  mismas  causits  que  trasportaron  el  ce- 
tro de  la  civilización  de  las  orillas  del  Eufrates  i  del  NÍIo 


INTRODUCCTON 


XU 


-al  occidente  de  Europa,  deben,  de  aquí  a  una  época  no 
mui  distante,  conducirlo  de  nuevo  a  las  márjenes  del 
Mississipi  i  de  las  Amazonas.  Cuando  retlexionamos  so- 
bre estas  imporunies  variaciones  que  son  tan  ciertas,  i 
están  tan  próximas  que  nos  parecen  estraordin  arias,  es* 
tamos  obligados  a  reconocer  que  nuestra  sociedad  aun 
se  halla  en  la  infancia;  i  atendiendo  a  lo  que  el  mundo 
habitable  puede  producir,  ha  sido  hasta  aquí  solo  un 
vasto  desierto,  Í  que  al  presente  apenas  podemos  for- 
marnos una  idea  mui  imjxu'fecta  del  estado  de  cosas  en 
que  cl  verdadero  destino  del  hombre  debe  recibir  su  en- 
tero desarrollo.  Estas  consideraciones  provocarán  sin 
duda  la  risa  de  algunos  incrédulos;  pero,  sí  hai  quien  su- 
ponga que  nos  hemos  dejado  llevar  de  nuestra  imajina- 
cion,  le  invitaremos  solamente  a  examinar  el  estado  i  los 
progresos  de  la  República  de  la  América  del  Norte:  que 
considere  detenidamente  esos  progresos,  tan  rápidos  en 
la  riqueza,  la  ilustración  i  las  mejoras  sociales;  que  me- 

'dite  sobre  su  indestructible  libertad  i  sobre  el  prodijioso. 
aumento  de  su  población;  i  que  entonces  reponda  a  esta 
cuestión:  ¿Qué  poder  puede  contener  el  curso  de  una 

I  civilización  que  se  reparte  por  esta  sola  fuente  sobre  un 
mundo  inhabitado?  Que  trace  las  leyes  que  hayan  de 
dirijir  esta  marcharápida,  i  que  las  aplique  al  desarrollo 
de  la  historia  futura  de  la  sociedad  en  el  nuevo  con- 
tinente. 

¿El  articulo  precedente  es  de  don  Andrés  Bello? 
¿Ha  sido  extractado,   traducido  o  copiado  por  el  re- 
dactor  del  periódico  oñcial? 

No  tengo  datos  para  afirmarlo  ni  para  negarlo. 


INTHODUCCIi 


Por  este  motivo,  no  se  ha  incluido  en  la  coleccton  de 
sus  opiísculos. 

Sin  embargo,  es  posible  que,  a  pesar  del  cuidado 
puesto  para  evitarlo,  se  haya  caído  en  atgun  desliza  este 
respecto. 

Hace  muchos  años  que  los  escritos  coleccionados 
fueron  impresos,  i  que  don  Andrés  Bello,  ya  que  no  su 
gloría,  está  clavado  en  su  féretro. 

En  tales  circunstancias,  es  difícil  hacer  una  selección 
irrcprochable. 

Hago  esta  advertencia  a  fin  de  que.  caso  de  encon- 
trarse que  algún  estracto  o  traducción  ha  sido  ejecutado 
por  otro,  no  se  impute  el  error  a]  eminente  literato,  que 
estaba  mui  distante  de  querer  engalanarse  con  produc- 
ciones ajenas  como  el  grajo  de  la  fábula. 


«  « 


El  redactor  de  £¿  Araucana  tenia  la  devoción  de  es- 
cribir cada  año  un  articulo  en  loor  del  tS  de  setiembre. 

En  este  volumen,  se  han  reunido  algunos  de  esos 
artículos,  omitiendo  los  otros,  por  cuanto  se  reducían 
esclusi  va  mente  a  una  simple  descripción  de  las  fiestas 
cívicas. 

Ya  que  hablo  de  la  conmemoración  de  nuestra  inde- 
pendencia, considero  oportuno  copiar  aquí  una  pájína 
en  que  don  Andrés  Bctto  aprecia  con  su  elevado  criterio 
los  resultados  de  ta  batalla  de  Maipo. 

La  historia  debe  rejistrar  en  su  gran  libro  el  juicio  del 
ilustre  sabio  sobre  esa  espléndida  función  de  armas. 

He  aquí  el  artículo  a  que  me  refiero: 


INTRODUCCIÓN 


XLIII 


CliNOÜ  DE  ABRIL 


I 


Si  los  días  i8  de  setiembre  i  12  de  febrero  son  consa- 
grados al  júbilo  por  los  patriotas  chilenos,  con  mayor 
razón  debería  serlo  el  cinco  de  abril  que  recuerda  el 
hecho  mas  heroico  de  nuesira  revolución,  el  que  aseguró 
ta  libertad  de  Chile  i  la  comunicó  a  los  oprimidos  perua- 
nos. Las  glorias  de  setiembre  i  la  heroica  batalla  de  fe- 
brero servirian.  seguramente,  ahora  para  ocasionar  sen- 
timientos de  tristeza,  si  la  feliz  jornada  de  abril  no 
hubiese  afianzado  la  existencia  vacilante  de  la  patria. 
Todo  se  habia  perdido  en  la  noche  del  (9  de  marzo  de 
iSiS  por  la  dispersión  que  sufrió  nuestro  ejercito  en  los 
campos  de  Caucharrayada.  Desde  aquel  punto  hasta  el 
Maipo,  no  habia  un  soldado  que  hiciera  frente  al  ejército 
español,  que  se  avanzaba  a  la  capital.  Las  familias  la  ha- 
bian  abandonado,  i  muchas  se  habían  rcfujiado  al  otro 
lado  de  los  Andes.  No  había  esperanza  alguna  de  obte- 
ner algún  triunfo;  i  todos  veían  delante  de  sí  las  horri* 
bles  cadenas  con  que  iban  a  ser  atados  para  siempre.  Sin 
embargo,  la  desesperación  i  el  patriotismo  suplieron  toda 
falta  de  recursos. 

El  valiente  Rodríguez  consiguió  con  su  infatigable 
actividad  animar  el  entusiasmo  de  los  ciudadanos,  reunir 
los  dispersos  i  poner  el  ejército  en  disposición  de  dispu- 
tar al  enemigo  su  entrada  en  la  capital.  Díóse  la  bata- 
lla mas  sangrienta  en  que  la  disciplina  í  superioridad  de 
tos  españoles  tuvieron  que  ceder  a  los  puros  esfuerzos  del 
valor.  En  pocas  horas,  concluyó  la  formidable  fuerza  que 
ya  se  consideraba  dueña  de  todo  Chile;  i  en  pocos  mo- 


rRODUOCIi 


memos  se  acabaron  los  peligros  i  se  disiparon  los  te- 
mores. 

Si  la  fortuna  nos  hubiese  traicionado  entonces,  los  gri- 
llos de  los  peruanos  se  habrían  remachado  mas,  i  el  po- 
der español  habría  estendido  su  dominación  limitada 
entonces  al  Perú.  Nu  habría  tenido  efecto  la  espedicion 
que  llevó  la  libertad  a  aquel  país;  í  reforzado  éste  con  la 
espedicion  española  que  se  destrozó  enióuces,  habría  re- 
chazado los  auxilios  de  los  colombianos  que  acabaron  de 
libertarle.  No  hai  en  la  revolución  pasaje  mas  fecundo 
en  resultados  felices.  Todos  los  puntos  de  la  America 
del  Sur  esperí  menta  ron  los  benéñcos  efectos  de  la  bata- 
lla de  Maípo;  í  no  sin  razón  se  dice  que  esta  llanura  es 
la  cuna  de  la  libertad,  í  el  sepulcro  del  poder  español. 

• 

Don  Andrés  Bello  ha  recibido  hasta  el  presente,  i  sin 
voto^  discrepantes,  el  diploma  de  eximio  ñlólogo,  de  ju- 
risconsulto distinguido,  de  maestro  notable,  de  literato 
eminente,  de  uno  de  los  mejores  poetas  americanos. 

Efectivamente,  Bello  ha  sido  todo  eso,  í  ademas,  un 
hombre  dotado  de  un  corazón  compasivo,  capaz  de  con- 
moverse con  las  desgracias  del  prójimo  í  siempre  dis- 
puesto a  rcmixliarlas. 

Falcaba  esta  pincelada  en  su  retrato. 

Bello  dccia,  como  Virjilío:  Dadexlram  misero. 

Enseñaba  a  rezar  a  su  hija,  como  Víctor  Hugo: 

Por  cl  hgmbrc  sin  cntraihat 
en  cuyo  pecho  no  vibia 
una  simgiátlca  filira 
al  pesar  i  a  la  aflicción; 


INTRODUCCIÓN 


XI.V 


que  no  da  sustento  at  bimbic, 
ni  a  la  dcsnuáci  vestido, 
ni  (la  U  mano  al  caído, 
ni  da  a  la  injuria  perdón. 

El  artículo  siguiente  va  a  poner  de  resallo  una  faz  de 
su  jenio  sobre  la  cual  no  se  ha  llamado  suficientemente 
lia  atención: 

llítíTlTUTO  DE  CAIllDAD  EVA.N.IÉLICA 


K 


lai  en  Santiago  un  instituto  de  caridad,  de  que  apé* 
ñas  se  oye  hablar,  i  que  por  su  objeto  i  por  los  benefi- 
cios que  ha  derramado  i  derrama  sobre  la  parte  desva- 
lida i  menesterosa  de  la  población  de  esta  capital,  debiera 
ser  el  mas  estimado  i  favorecido,  i  el  que  contase  mayor 
número  de  cofrades  i  sostenedores  entre  la  jcntc  rcli- 
jiosa  i  humana. 

Hl  Instituto  de   Caridad  Jívaiijéliea  está  destinado, 

Icomo  todos  saben,  al  socorro  i  asistencia  de  los  enfermos 
pobres,  proporcionándoles  gratuitamente  médico,  medi- 
cinas i  alimentos.  I  para  conocer  la  importancia,  o  mejor 
diremos,  la  necesidad  de  estos  auxilios,  llevados  oficio- 
samente al  lecho  de  dolor  de  los  indijentes,  bastará  re- 
cordar que  nuestros  hospitales  carecen  de  la  capacidad  i 

^medios  precisos  para  alojar  i  curar  a  la  décima  parte  de 
los  enfermos  de  esa  clase,  i  que  muchos  de  éstos,  o  pe- 
I       recen  desamparados,  o  no  son  conducidos  a  aquellos  asi- 

I  ios  piíblicos  de  beneficencia,  sino  cuando  el  mal  ha  hecho 
progresos  funestos,  ¡  apenas  son  ya  eficaces  para  atajarlo 
los  recursos  del  arte. 
Las  consecuencias  que  de  aquí  se  siguen  son  obvias. 


XLVI 


INTRODUCCIÓN 


Un  grandísimo  número  de  los  que  van  a  morir  en  los 
hospitales,  habrían  sanado  en  sus  casas,  recibiendo  con 
oportunidad  los  remedios  convenientes;  i  muhiplicada 
esta  asistencia  oísera  hasta  donde  pudiera  serlo  sin  gra- 
vamen sensible  en  una  ciudad  tan  poblada  i  rica  como 
Santiago,  salvaria  muchos  centenares  de  víctimas,  que 
nos  arrebata  cada  afto  la  muerte. 

Tal  es  el  objeto  del  fnsiiiitlo  ele  Candad  EvanJ^Üca 
i  los  bienes  que  ha  hecho  obrando  en  esta  dirección  hai 
sido  considerables,  como  nos  seria  fácil  probarlo.  P< 
una  fatalidad,  que  persigue  en  nuestro  suelo  a  lodos  le 
establecimientos  iJtiles,  sus  ingresos  han  csperimentad( 
una  decadencia  nlpidn,  de  algún  tiempo  a  esta  parte; 
con  todo  eso,  en  los  primeros  cinco  meses  de  este  añ( 
ha  asistido  i  curado  t6i  enfermos  en  sus  habitaciones, 
llegan  a  1,291  los  que  han  sido  observados  i  socorridt 
por  el  facultativo  del  instituto  en  su  casa. 

Un  establecimiento  que  ha  salvado  tantas  vidas,  qi 
ha  enjugado  tantas   lágrimas,  que  ha  librado  de  la  or^ 
fandad  a  tantas  familias,  debiera  haberse  estendido  pro^ 
gresivamente,  i  haber  sido  imitado  en  otras  poblaciont 
de  la  República,  donde  no  es  menos  necesario  que  er 
Santiago.  ¿X  seria  posible  que  desapareciese  el  único  que 
hasta  ahora  tenemos?  ¿No  nos  llenarla  de  dolor  i  ver- 
güenza que  se  consumase  la  ruina  de  que  está  amena- 
zado? ¿Permitiríamos  que  careciese  de  él  la  capital,  que 
sostiene  con  suma  liberalidad  otras  corporaciones,  cuyos^ 
objetos,  aunque  piadosos  i  laudables,  no  pueden  compa-, 
rarse  con  el  de  un  instituto  eminentemente  caritativo, 
por  tanto  eminentemente  cristiano?  No  hai  un  modo  mas] 
excelente  de  honrar  a  la    Divinidad,  que  imitarla,  níj 


ptiede  haber  un  cuho  mas  agradable  a  sus  ojos,  que  el  que 
le  tribuíamos  revistiéndonos  de  sentimientos  de  miseri- 
cordia, I  socorriendo  a  nutriros  hermanos  que  padecen. 

La  situación  actual  del  Instituto  es  la  mas  deplorable. 
Si  este  triste  anuncio  no  excita  la  piedad  pública,  si  no 
revive  la  caridad  de  aquellas  personas  que  en  otro  tiempo 

hicieron  florecer  con  sus  erogaciones,  será  inevitable 
espiración  inmediata.  Esperamos  que  este  llama- 
'míento  a  los  rclijiosos  habitantes  de  Santiago  no  será 
jen  vano,  i  que  no  tendremos  el  sentimiento  de  ver  es- 
inguida  una  sociedad  que  ha  hecho  tanto  bien  a  los  po- 
bres, i  tanto  honor  a  la  capital  del  estado. 


Lntes  de  terminar,  séame  pennitido  espresar  el  deseo 
'que  st:  reimpriman  todas  las  traducciones  hechas  por 
3on  Andrés  Bello,  entre  las  cuales  hai  algunas  publica- 
con  su  nombre. 
Esas  versiones  tratan  siempre  sobre  alguna  materia 
Interesante  i  son  modelos  de  lenguaje. 

Entre  ellas,  por  ejemplo,  está  la  del  discurso  de  Por* 
'  talis  sobre  el  Código  Civil  Francés,  trabajo  que  aparei;iÓ 
El  Araucano  i  que  puede  considerarse  como  una  de 
las  fuentes  del  Código  redactado  por  don  Andrés  Bello. 
La  traducción  de  la  Biografía  de  Lord  Byron  por  Vi* 
Jlemain  i  la  del  drama  titulado  Teresa  de  Alejandro 
>umas,  se  dieron  a  luz  en  folletos  que  hoi  día  es  muí 
ificil  proporcionarse. 
Un  volumen  que  contuviera  todos  estos  trabajos,  ser- 
Eviria  de  espléndido  remate  a  las  obras  couplet  as  de  don 

kndres  Bello. 

Miguel  Luis  Amunátegui  Reyes 


SOCIEDAD  PARISIENSE 

DE  ENSEÑANZA  ELEMENTAL 


Nuestros  lectores  tendrán  noticia  sin  dudn  de  la  sociedail 
recientemente  establecida  en  Paris  con  el  fin  de  mejorar  la  en- 
señanza elemental  en  Francia,  i  de  propagarla  en  el  resto  del 
mundo.  Compdnese  de  personas  que  figuran  entre  lo  mas  distin- 
guido por  la  clase,  la  riqueza  o  las  lucesr  i  para  dar  idea  de  la 
importancia  del  objeto  que  la  ocupa,  baste  decir  que  se  propone 
nada  menos  que  mejorar  la  suerte  del  jénero  humano;  pues  di- 
fundir la  instrucción  es  hacer  el  mayor  servicio  posible  a  la  liber- 
tad de  las  naciones,  i  consiguientemente  a  la  virtud  i  felicidad 
de  los  hombres.  Contribuirá  mucho  al  logro  de  sus  benéficas 
miras  el  establecimiento  de  sociedatles  semejantes  en  otros  paí- 
ses; i  no  dudamos  que  los  nuevos  gobiernos  americanos  lo  pro- 
muevan i  patrocinen  con  aquel  celo  eficaz  (¡uc  han  manifestado 
hasta  ahora  con  tanta  gloria  suya  en  favor  de  los  pueblos  enco- 
mendados a  su  tutela  La  trasplantación  de  las  ciencias  o  industria 
europea  a  nuestio  suelo  es  una  cosa  de  importancia  secundaria, 
comparada  con  la  mejora  de  la  educación  de  la  gran  masa  del 
pueblo.  Pero  ¿qué  decimos  ■nwjoni'í  Casi  nada  hai  hecho  todavía 
en  un  punto  tan  esencial.  No  repetiremos  la  antigua  acusación 
contra  un  gobierno  que  desde  el  reinado  de  Femando  el  Cat'ílieo 
80  halla  en  estado  permanente  dt;  gueiTii  contra  la  civilización, 
hisuelA.nba  1 


^•? 


jaiscKLAXi:^ 


(|Ut-  II-  ha  ilL-putailo  ul)!itíiia<li)iiu-iit--t  c^tiLa  jiiiliuo  ilo  licrra.  i  ([i! 
en  Ina  hiw  íkíii»l.-<  in-^nas  >{iii-  \in  hifchu  cxm  olla,  limitó  HÍi-jniin* 
lu  MiiiiiH>ri-<í<>n  ílr  )iu»ií1í<]mi1c«  n  lik  rviifriKiila.  Rni-mijjit  jiirarlu  ile 
UkIiih  l»n  n-fiiniiiL-s mii)|>ii>n  lif  (•hIus  Iíi.i  tir¡iriiii>,  ;i|U¿  pudo  hutxr 
ptir  lim  pui.'bW  do  AiiHTÍci»'C*>ri.'*ÍiUVi---'o.  [nv  wlra  jmrtt?,  cuál  ha 
debido  8cr  d  rfvcto  de  una  guerra  tic  diez  i  ttm  ni'KKt,  en  que  el 
fmrlido  dci  In  mt^'tn'ipiili  ha  obnulo  iIcíhIo  el  prinoi|>i<i  voii  vi  mu- 
vcnciiuiuDt»  de  ({lio  su  iiikiH'i'iu  no  podía  )wbFt:vÍvÍr  ni  de  lojs  ti- 
nieblas.  P«po  la  penpectivs  ha  cambiada.  Mucho  kc  dcbr  esperar 
de  gubieraoA  qiK-,  aun  en  nwdío  de  tantos  aínucs,  no  Iton  olvidad» 
el  plantío  de  cí>tAblec¡mientoa  ijue  pnrociau  ilontandu*  (líos  mas 
tTaní[UÍI<»  para  dirsuiTollaree.  Tieiupo  ei  }-,i  de  que  dediqoon 
piinien^  ciiidadtM  k  elli»;  de  hacerlos  nacer  doaile  no  extst4 
non,  i  de  nlentnrlupi  donde  existen;  de  ctiitLar  como  ini  dep«1ñ^ 
pivcioeo  el  Cíiudal  de  in»lrucci»n  qne  no  ha  jiefccido  en  tres 
tros  de  etitraj^e»;  i  de  cebar  lutt  d^bileti  restos  de  esta  llama  •■ 
iaMi  k\  pábulo  ipte  ta»  a  )H>^a  costa  ptioden  >>niniitixtrarlt>  tí 
grand<?s  n^tcíoncs  ({iie,  diríjicndn  vi  uioviiuíenlo  de  la  ebpL-cie  hll-| 
mana  hacia  ulni  <ii-r)en  de  ousaa,  sacndeii  ante  día  la  antoivluí  i 
niia  iin<-vii  ■■ivilixiirion. 

1*1  Sociedad  rari)ii'.-ase  deeoa  qoc  se  fonncii  un  las  primer 
ciodadcs  de  América  cuerpos  semejantes  a  ella,  cuyo  ins1¡titt>i 
íea  velar  sobre  la  etlucacion  «Icl  pueblo,  i  promovtT  t<>lo  im|ii<-1Io 
(|ue  condiiiEca  a  )>etfeccioaarla  i  propa^-la.  Si  existen  ya.  algutu 
de  esta  cLi.te,  »e  api-enuraM  a  comunicarles  stts  ideas,  i  gusli 
de  nicibir  en  retomo  las  de  las  sociedades  americanas,  i  sobre 
noticias  exactas  <lel  estado  en  que  se  hallii  la  educación  popula 
en  niietitroa  países,  i  ele  los  adelantamiento;^  que  se  vayan  logmt 
do  en  ella.  ¿Con  qué  ansia  no  debemos  prestami^  u  un  cnnibíi] 
en  que  la  ventaja  e-staria  tuda  de  nuestm  parteí  La  composíci'jit 
de  lÍbn.Kt  eleiitentali-»  que  pueden  venderse  a  im  precio  que  hogii 
fácil  aun  a  lint  man  [tobreet  trabajadores  su  adquisición,  es  uno  de 
lo«  objetos  piincipales  en  que  se  ocU|ia  la  Sociedad  Parisiense. 
Traducir  o  adoptar  esto»  ltbix>«  al  pueblo  de  cada  estrilo,  proveer 
de  e!Io&  las  escuelas,  i  di»enunarIos  entre  sus  clases  menos  i 
niodadat,  es  el  modo  mas  natural  de  coopentcion  por  paite  iiu*^*~ 
ti-a.   Peni  sobre  la  fonnrioíon  <le  e»ta.s  smíiedailes  en  Anténca,  so-, 


^H 


StlCIKDA»  PAIIIfiraSe  HE  KXzH^ÍÍIXZA  RLUEríTAl. 


I»rü  Iii  clircxvion  (Ii>  hiis  tritlMJoc<  ni  tx'tiufícío  ilcl  puvbl'i,  í  sobrv 
el  uiutl')  ilti  rcjKtrlirlns  iwim  lyw  sulw  iutifHígnu  n  loüSsoctiuW 
cargas  líji-ra.*  quo  {tiioilan  s.il>r(r¡lo-VitT>«  con  iin.i  luodei'.KlUi'Dia 
CKiiiidad  <lo  Mplrítii  ]niblici)  (cirviitMUociu  i-mfncial  pnm  \apet- 
tnaíietioiii  «le  Uiles  ciH'r[)Os),  mw  ]>ro|H>miinw  hablAr  vd  utro  iiú- 
mtsto.  Kti  vi  presentí;  nrtfcnlo,  m>Ii>  tniliimoB  ilc:  trascribir  ik>s 
pn>j(niiun.-«  A«  prciiiin»  rcvii-nU^nicmto  prrfpuwtoe  por  la  Socie(Li<l 
pjiriition.*;'.  Ventao  en  vllcw  nnn  oiutftm  del  excelente  ra|iir¡tu 
q^ue  bmiiiiiuL 

(La  Saciciiiullia«iutít]o>'a  U  itrvi:9eí(]iid  (asi  dice  ella  idíhiiu 
titi  (inn  do  loM  |ir(i^minaH  ctLsdiM),  i  lin  ]|)atiirt>>itit(K>  iv|)vtidit3 
vtxts'  sus  d'.siow  i!r  ver  ])iiblK-itr|.-vi  en  Fmncta  ulitwí  liien  ejaTritas 
proiiins  [Min  «cr  U-Ídiu(  de  kra  nifios,  cuando  hd  aceivnn  a  t»  u-r> 
miniicion  di;I  ditiíu  de  aiHciuinrA.  u  ciiaD<to  acaban  dt  dcjnr  b 
csciicIinK-  príuiL'ni»  letras,  i  propias  urubicn  ¡«ii-a  Li  ebise  dv 
«dalto»  ifue,  )«ibit.iKlo  i«er,  escribir  i  coDbir,  no  bailan  Imnlanii- 
atractivo  oi  instniccion  en  Itw  Übixw  cjiíf  h<>¡  ciivnluii.  di'*tiiimliis 
a  otra  csiM.fÍe  de  lecCoi-esL  Una  hibtt<iti.'e:%  )itipidiir,  coüipin'vtii  fie 
obrita»  siaipl»!,  clama  «  in»tniottv;u<,  exí»I<.-  en  curios  ¡iiAÚn^  |K>ro 
falta  ca.<>i  entcmniento  a  la  Fninciu.  ía  8uPÍcdnd,  nn«ONa  de  i(uc 
se  IlíMMí  í-ttlt'  vueio,  oiuv(!iii;¡da  de  (|ue  la  lectura  i  la  ctcritiim 
nüto  f^m  iii!ttriii»cnUK«,  i  ejtfon»t)dt»c.  como  ca  de  sn  dobor,  para 
qnfi  ».■  ciripli-vn  vn  la  instrucción  del  pueblo,  i  en  la  propaga<!Í«n 
rtc  triK  priiicipi<K  ik-  Iii  rclijion  i  di.>  la  buena  moral,  tui  resuelto, 
pura  dirijir  la  atención  de  lo»  c^Hn'iturc^  a  tan  alio  objeto,  abrir 
Un  concuntu  a  los  <|uc.  buscando  »ii  tuna  dulce  recompensa  en  h 
«pemnza  del  fruto  i)U<>deella  repcrtaríl  la  lili  inanidad,  w  hallva 
dispueTtto^  a  emplear  iiw  tali-ntos  en  este  jéncro  i\c  i.-iiRi|>i«<íci<m 
Iar  ubrsa  i|ue  la  Si>cie<lad  pide,  t*¡  han  de  redactar  'le  mudo  ipi' 
su  lectura  aproveche  a  a>|U«lW  individuos  «¡«o  no  tienen  nicdi"!* 
de  recibir  en  niie-itr-Ki  col<jÍu:<  una  odiicacien  clásica,  i  ((ue  linmu 
apmndidti  a  lee-r  i  <a*crib¡r,  ya  sea  on  las  e«caelas  priinariati.  ya 
en  et  wnu  de  mus  fuuñlias.  Su  estilo  debe  ser  sencillo,  claro  i  na- 
tiinil.  sin  qI  meiii>r  átomo  de  aparato  cientfñco;  i  coda  obr.i  pre- 
aontani  nn  mi  cunjtinto  de  ideas  metódicas.  i|Ue,  aunfj'ie  re<bic¡da 
a  lo  iiuLH  iMiiiiH-ndioso  i  elemental.  ex|ionga  su  apunto  de  uunio' 
bftstimtc  comi»loto,  i  produzca  una  int^traccion  »iílida.  Otro  n's\xii- 


^^^ 


3II8CSLAHBA 


RÍtít  eHenciat  os  hacer  Agnulablc  i  entretcnidfv  su   lectura.  Cada 
obrita  contendrá  a  lo  mas  cien  pájinaH  o  tres  pliegos  en  18vü 

<En  vano  se  coi iijwnd rían  obi-os  para  el  pueblo,  si  no  se  ven- 
«lioran  a  un  precio  que  las  pusiese  a  bu  alcance.  Ia  Sociedad  ha 
oilculailo  ([ue,  no  debiendo  esceder  de  cien  pajinas,  ni  ser  un  ob- 
jeto de  lucro,  los  escritos  f[ue  merezcan  la  aprobación  podrán 
distribuirse  ai  ])i\blico  al  precio  de  3(J  centésimas  sin  estampas, 
o  ."lO  con  filian.  A  esta  i-azoii  los  hará  vender  la  Sociedad.  Si  los 
autores  pretiei-en  publicarlos  por  cuenta  propia,  deberán  entregar- 
los al  ])úblico  i  a  la  Suciedad  a  un  precio]  que  no  excoda  del  iiue 
s(t  ha  dicho  Si  se  deja  de  observar  esta  condición,  sea  en  la 
primera  publicación  de  las  obras  premiadas,  sea  en  otra  época 
cualquiera,  la  Sociedad  se  i-eserva  el  derecho  de  publicarlas  poi 
sí,  o  de  venderlas  al  precio  determinado,  avisándolo  un  mes  antes. 
Se  advierte  a  los  autores,  que,  por  el  hecho  de  enviar  sus  obra» 
al  concurso,  se  les  considerará  obligados  a  someterse  a  esta  con- 
dición esencial. 

«Nada  prescribe  la  Sociedafi  ni  en  cuanto  a  la  forma  que  haya 
de  adoptai-se,  ni  en  cuanto  ai  plan  o  al  título:  indica  sí  desde 
ahora  las  materias  en  que  desea  se  trabaje;  i  como  su  intención 
es  renovar  el  concurso  todos  los  años  hasta  que  se  haj"»  logrado 
sil  fin,  deja  para  mas  adelante  otros  asuntos  q\ie  se  omiten  ahora,  ¡ 
convidaní  do  nuevo  a  aípiellos  que  entre  los  pi-opuestos  hubiesen 
dejado  lie  tratai-so,  o  no  si^  hubieren  desempeñado  dignamente. 

«Hé  aquí  la  serie  de  asuntos  señalados  esta  vez  a  los  concu- 
rrentes: 

HISTORIA 

1.  Cronoli'jín. 

2.  Hiiítoria  ani'w.r'iul. 
y.  Jfuflorla  de  Fixiiwm. 

4.  Vitijrji:  ciiitlumhres,  11110»  i  j)reoc-u-]MC iones  d-e  loa  divi'i'Hon 

CIENCIAS  NATL-nALEK  I  MATEM.ÍTtCAS 

1.  Nncioncí  fflronúmictts,  nicleoroh'ijlcii",  etr.. 
~.  Jcogrtifi'i. 


SOCIBRAD  rARIBIKX»B  DE  ESSESaSZA  ELEJÍEÍTrAL  5 

3.  EUiiientm  de  enUid(«tifa  de  Francia. 

4.  Hiríttria  naiiiral. 

íi.  Pívcepti/u  do  liijifit^. 

0.  Xocioiii^s  de  tt'iHttomía  hwiifiim. 

~.  Xochu-va  v.mudcn  de  jeowetría  i  de  viení n  lea. 

í<.  AplicaciuHfiv  d¿i-er»an  de  la  aeifm¿tivi.i;  por  ejemjüo,  a 
•jicxos,  hiedida»  i  rii<med.an;  a  la  caja  de  ahorran;  contra  la  lo- 
tería i  losjucgon  de  nuerte,  etc. 

CIEXCIAS  ECOXiÍMlCAS 

1.  Ágrictdtv.ra. 

2.  Viievawria. 

3.  Industria,  «ríen,  oficlvu. 

4.  Kcononiía  doméil lea. 

CIESCÍAS   MORALES 

1.  Lúj'ica. 

2.  Xocioii-et  Jiitícticiis  «ol/tv  el  alma  i  nw  facidl<aJes. 

y.  De  la  relijion  crixiiava  en  ttu»  relacione»  con  el  estado, 
las  familias  i  ítw  individuo*!. 
4.  Xociones  de  derecho. 

«En  fin,  se  mljudicanln  uno  o  nia'i  premios  a  las  mejores  obran 
<|ue  se  envíen  al  concurso  sobre  asimtiis  no  indicaiios  en  este  pri)- 
gramn,  con  tal  que  se  confoniien  a  lus  niii-as  jencniles  tle  ia  So- 
eieiliwl,  ciinipliendo  con  bw  condicioiHSs  (pie  deben  hacerlas  iltil- 
nientu  aplicables  a  la  educación  ¡Hipular.  Ni  se  opone  tanipixio  la 
Swiedad  a  que  los  concurrentes  traten  nintei-ias  sobre  las  cuales 
se  hayan  ;a  adjudicado  premios, 

«Podmu  los  autui-es,  si  lo  juzgan  conveniente,  dividir  cada 
«•íuutci  en  varias  obrillas  distinta-s,  cada  una  do  las  cuales  se  aprit- 
¡(ii.!  a  diferente  edad;  per»  no  olvidanin  que  las  obras  pedi<las  so 
«lestinan,  no  a  la  verdad  a  niños  ipic  están  todavía  aprendiendo 
a  leer,  sino  a  individuos  de  cualquiuní  otilad,  ipio  sejian  leer,  es- 
cribir i  contar,  i  no  sepan  talvez  otra  cosa. 

*;LiLs  tiaducciones  e  imitaeiones  de  ubi'as  oxti-iínjenis  i  los  ex- 
tmctos  metódicos  de  obriía  fnincesas  <|Ue  pcileneeon  ya  al  duniinio 


3U'<i:kLaska 


]>iib)icn,  serán  ndiiiiti<IiH<  al  conciiimi:  pero  no  se  pei:deñ  de  vñtA 
i|iii.'  las  intonriimt's  <!•'  la  S()ciixiatl  Hcjarinn  «le  ciiuiplirso,  »  lo* 
timlii(-Iijrt?<,  Íiiiitiulun-K  o  ¡tbrL'viailiiii>ii  no  ««l.-iptiusen  iiii.i  obras  a 
]iM  guiólos  i  htlbit4«  (le  los*  k-cturos  ^nnoeacü,  i  al  estado  último 
liti  bus  cii-n<-ÍH!it. 

«Ciwi.-i  (in;iniu  ixnrÁ  iÍc  tu»  mulallft  de  cien  fnuicos.  Un  inimiin 
Kiitor  poilni  ■.■iivini-  al  concnr^t  (iiveKiut  mIhiu.  I^i»  mienibtos  iltí 
roiiscjo  «Ir  H<lii)iiii«IntHoil  de  bi  St>cÍ>:dad  poii  W  tinií^ai  que  W 
c-xcluyc'it  del  ouiicurso;  a  twivs  i>u)( dviniui  iiidividitu»,  n  lo»  »nitg(M 
do  U  vdticncion  i  de  U  divJucb  de-  la^  nK>tunibres  |iúb1icHs,  m 
couvirla  a  t»tDnr  inai'Lo  vu  i-l. 

dha»  obniM  Kn  dírijíMu  Dnncns  <]o  imito  ni  i>n:f<idvnU!  do  la 
•íucidbul  d<^^  t.'liscAnnz(i  elitiH-titid.  Ánir»  del  ].'  di:  (licicnilri'c 
dc  IñSU,  dúk  pn  t|u>i  »B  ccii-ara  nrto  oudcui^l  Lw  coticunvntua 
lio  til-  nombrarán  de  .-uitoioano.  sino  solo  pondrán  a  la  nibuza  úv 
n»h  tiuUiJcni  un  cpigratV.',  (¡uc  se  xcpvlira  o>n  su  nombre  en  luia 
c&|ucla  sellada:  i  a  la  cntivga  do  ellos,  tomarán  recibo.  Las  obras 
no  |>ivmi»dfi«  no  se  devolvcnín  n  nux  iiutorc»  síuo  en  virtud  de 
tli'cHÍi^n  L"^]x'CÍJil  d(4  coH»cj<»  di-  uduiinii4nicion.> 

La  ndaptacion  de  l».s  obmti  cf)mna<las  por  la  Sociednd  PuH> 
sÍH)M-  ii  nncüttuo  [>i:('b!tip(,  no  f^  iiMinUí  de  tnn  \ficn  dilli-iillad, 
i'Diitn  jianveni  a  iiiiicho!*  ii  prinicni  Ti.tln.  Kii  bi  jc-t^tflit,  por 
«¡i-inplo,  sonl  necesario  dar  inueltn  niat  niii¡)titii(l  a  la  ñutida  do 
iiiiit-ilrii)  pii)p:<>  ñiK-lu;  romo  fU  la  liUtoriii  n.ttiinil  n  bi  deío^ñpcion 
lie.  la-i  iM{N:cie9  propina  ilel  (lUcv.t  eoiilinente,  ya  útilv»,  ya  dañi- 
naa,  ya  cligniL"  de  nota  j>or  la  ^¡ngtilarídnd  ik-  su  fonna  o  de  mis 
roHtuiiibmi:  d •.'creciendo  vii  la  uiímiuji  pni(nnTÍ<m  la  escala  en  <)Uft 
Iré  ni>s  píx-rv^nt"  el  ej(pvcUtetdi.i  del  inundo  unli^io.  I^  liijienu 
nt«<.-.siliinliuromod:irM:  igualmente  ii  nuvstni  l<<-id¡<bid,  alimento» 
i  uio«lo  de  vivir:  la  ugriridtura,  la  iudn.->lriii,  la  eeonomia  doinés- 
lien  ílvbenÍR  i!i  gniii  piii-te  rwlnclíiiVT  dv  nuevo.  Cirvun.-itanciafi 
|K;cnlian-«  de  íituiíciun,  elíinn  i  prixluncione»  stijerirán  [xira  eaila 
estlado  Ia  oiniMon  de 'cierto»  artíctiluí  i  la  interjtolaeion  de  otros, 
la  conlTncciuu  de  i-Jita  i>art.f,  U  cxh'nMon  i  de^irixillo  du  ai)ti¿lla. 
üo  son  nu'nijs  cun»idvmblia  la»  altvnicioni's  «pie  la  difeienda  de 
gobiernos,  costumbrt^  i  leye»,  ]icdinLii  en  lo  inomi  i  político.  Im 
estadística,  ¡ht  sapuesto,  ha  de  ser  enlcmmente  obra  nuestra.  Poro. 


i 


N)CIKI<AP  UAStXItUÍHr.  UE  KXUXSxaZX  KbEXBVTAt. 


Mtn  ea  \iyf  muios  do  uwn  miivi-rtal  nplicncion.  tiu»  eagaSaríamoR 
«t  civy&iCTOos  <]iie  »■  tímarií  :ailanK-iiU^  ilv  Iriulueír.  En  ninguna 
tíasv  de  escritos,  va  m&s  JutlLviK-nsublc  ul  aiix.',  el  traje,  el  acento, 
pur  decirlo  asi.  ti?  oída  pai»,  tine  on  tos  de  instrucción  populnr. 
No  ImisU  tjasladarlof  de  lengua  a  lengua,  sino  de  latitud  a  Ím- 
títud  i  d«  piiebl»  a  piK-bla 

KJ  truuuki  de  historia  nacional  es  uno  dv  Iim  que  vxijirán  uiaa 
in^truixi'iti  i  juicio  cu  los  escrittirt---"  <jiif  se  d('ili<iufn  a  nxlactarlot 
DrlK'riiv.  si'guH  croeiii'is,  ciiuipix'iHlvr  In-s  portes:  la  historia  de 
I^xpofiíi;  U  histortiL  de  Ainériot  ñnt«H  i  di'spucs  de  su  ilcscobrí- 
luivuUi;  i  Li  htstnrín  do  niivKini  imli-p^-ndvncin.  La  primera  lia 
sido  tratada  rn  rurins  ohrxa  cli^'mcntnlfs  de  bastante  nitrito,  peni 
qtaa  nos  jarreen  ibu'  dcnia^iaiJo  lugar  h  la  relación  de  batallas  i 
cuni{ui.4tas.  i  casi  ninguno  a  las  instituciones  políticas  i  relijio.'uui 
oon.sidern[Us  con  relación  al  carácter  Í  prosperidad  nacional.  Una 
historia  elemental  de  España  en  (|U0  ae  desetiíol  viesen  esto*  obje- 
Wi  con  juicio  i  seticilles,  na  dejarla  de  pretientAi-  un  cuAiltn  tan  in- 
teresante, como  fecundo  de  b^cioncs  iHik-!<¡  jkt-)  vsto  wría  tuuto 
tna»  difieil  ile  d.^semix-ñar,  i^iiitnto  es  i»ncii  lo  nue  todavía  so  han 
iWdpHdo  cu  olio  la«  híí>1unttscast«-llana&  La  materia  convida  a  las 
excelentes  plumas  que  ahora  enriijuecen  la  literatura  española  en 
Lúndre.-i. 

La  historia  de  la  conquista  t  de  la  administración  itipafiola  en 
Atnéríca  ofrece  lUlictiItndeH  de  la  mínima  espi-i'ie.  Ni  está  exenta 
de  ellas  la  lie  lo^  nuevos  estaduc^  I^  afoctacion  cli;  filu-sona,  i  fu 
deelauMcion  destinada  a  perpettuu-  odio»  nacionnlc»,  so»  uscollos 
que  det)en  en  lodaíi  (tiín  evilansecnn  rl  mnyur  cuidado.  Nada 
dÍMiuiU'iH  mas  en  obniH  elvrovntiili»,  que  el  cstilu  dvl  manifiesto  o 
de  tn  pnicinniii. 

31ínun<^  iid<.-mas  la  purcüa  Í  oonvccíon  del  lenguaje  como  nn 

punto  de  grande  importancia  en  todas  ellas.  Si  es  vergonzosa  i 

lamentable  en  'itru-i  |Hixiticciones  de  In  prun.'ai  aim^ícaiut  la  fnllM 

[de  exactitud  gramatical,  i  el  tíujn  de  voco^  i  fraM^s  e:«tranjcni.'< 

que  amenaza  convertir  el  idioma  (b;  um.^tnict  mnyorc»  en   una 

;i.inza  bárbara,  jcuántn  iitiu*  !■■  j«.tíiui  on  obm»  diwtinadiw 

dar  en  manos  de  la  primera  edail,  i  a  tenor  una  extensa  cir* 
[-ion  en  el  pueblof 


MISCIU^VSIIU. 


Creomtfs  rligno  <lc  Ui  mbiduría  lio  nai-xtnM  gobierno*,  ¡  ili.-l  aei 
<le  las  Sl>oí^■(Lulva  nmei'ímtwui  '{nc  «spcmtiKni  sp  T  < 
niodeln  de  1«  liv  Pariv.  sIcntAr  coa  proiiiíois  a  la  nsílai  i  i 
libros,  som«ü<!n<lulus  u  la  c^nsum  ilv  los  inMiji'DtvM.  Lvs  >)ui.: 
a  lai!  In  Sociodail  rarificase,  los  di-  la  tiiUiiia  ««[lecic  i)iie  círtub 
en  Inglaterra,  Suiza  i  Alemania,  aliurrarán  cíertamiiiiLi.*  mucha 
trabajo:  pera  lo  que  rvsUrá  Uxlavia  que  hacer  no  será  enea  de 
poco  moinentiJ,  A  los  gübiei-nos  toca,  i  a  Iijs  ciuda«lan«s  ilo  laa 
clases  acomodadas.  estimiiliU'  a  un  trabajo  iiiu-,  I>it-ii  díríjídu,  avj 
cederá  en  utilidad  a  otro  alguno. 

El  segundo  programa  de  premio,  pmput-itltt  ¡K>r  Ía  Socit: 
ParÜQOíiM^,  e»  ¡tara  la  eonipo^ciori  di-  un  niniiUiaiiHe  fMipulni'.  ñj 
idninniíquc-t  di-stíniul'M  iil  n»od<*l  put^bln  (rliu-  la  ívxriedad^  t-nt 
lien»*  p«ir  lo  roinua  dv  cuentoit  Frivotos  i  comut  inúlilo»,  i  en 
if(^  iiiipugniir  pn.-i<cup<iri<)n«.>8  absurdas  i  pemioiusas,  no  ]i¡ 
ñno  <]tiv  >A-  piv>(Kmi:'ti  armigarlas  Í  propAgarlax.  ^Qué  oo»i  mena 
propÍA  de  obra«  que.  cnosulUuIas  por  Las  clase»  laboríosaft,  suele 
aikdar  ■.□  tnan'>s  de  indivHluui:  de  todas  edades,  i  a  ve«i-8  cottif 
neti  to<ln  »u  bibliutoca^  ¿Cuánto  no  ecrin  de  desuor,  que,  mu  mn^ 
dar  de  forma,  ni  aumentar  de  precio,  encefTa.<»en  1»  stixtAnáa  da 
todo  aquello  <pie  pareciese  ina.i  iiprophido  n  ^u»  k-ctorL-^?  E$lo  es 
loque  !«  ha  ejiM^utndo  con  mui  bticn  t-xÍto  en  varios  paiecs  ex-, 
ttiuijems,  n<]>cvÍMlnientv  en  Alemania  i  Suiza.  Aun  en  Francia 
mt  han  hecho  yu  algunos  enatyoe  'k-  e«U  especie. 

íIm  Socic<lad  de  eOKcÚanza  elemental,  después  de  haber  abie 
to  un  concut»»  para  otras  obrafi  aplicables  a  la  educación 
pueblo,  croe  que  debe  oon  el  mismo  obíeto  ofrecer  premies  ; 
el  almavaqvA^  pnpulitr,  que  satiubga  mejora  las  oondicicMieK  qo*^ 
van  a  eupresarm-.  ^ 

fConserrando  la  forma  de  nltnanaquo,  ite  danl  un  breve  resú^H 
men  de  la  instrucción  mas  ueotinKliuIíi  al  pu<;blo,  nbnucuid»  i-ntru^l 
otros  iibjetoit  lUilfs,  cuya  uloceioii  ¡u.-  d<-j«  ii  Ins  coiieurreiites,  los^^ 
pn.-cepl<it«  de  la  moral  relijiosa;  la  ex[ilÍcacÍoa  de  los  principale^H 
feii<'ii(ieno!<  do  In  natundexu.  concebida  d<;  modo  que  haga  it'saltar 
In  bondad  i  «abiduriu  del  Criador,  corrija  loe  envres  i  dinipe  las 
pn-o(!upaeionc«  n  que  estos  fenómenos  hayan  podido  dar  unjenf 
ix'glas  de  hijtcne;  dirección  &obro  la  vacuna,  i  sobre  los  cnlcnne^ 


SOCIEDAn  PARISIS^HK  DE  KXKEÍÍAKZA.  ELEUEN'TAI.  9 

dadcs  i  nccidonto.s  de  inns  cúiiiiin  ocnirencin;  consejos  di'  ccono- 
miíi  rural  i  doiiiéMtica;  nociónos  eliiinon tales  de  nuestro  si-steina 
de  püsoa  i  nicdidns;  ideas  de  indiistrin;  i  rasgos  histiiriciis  propiua 
a  inK])!!^!'  el  amor  do  la  virtud  i  de  la  patiia. 

*,Se  prociirarii  reunir  lo  bníve  i  lo  vario.  El  estilo  será  sencillo 
i  conciso;  la  fonna,  tJín  aun'nii  como  lo  (jennita  este  jénei'o  de 
obnis.  La  Sociedad  dosea  que  nu  se  oxceda  de  lOU  a  2UlJ  pajinas 
en  iKvo. 

«L'.)H  premio»  que  se  proponen  para  este  trabajo,  son  dos  me- 
dallas de  urc}  del  valor  tle  '-IW  i  de  l.JO  francos.  Liw  concurrentes 
serán  admitidlas  hasta  el  ]>iúniero  de  octubre  pn'ixinio;  i  las  obras 
se  diiijinuí  con  un  billete  sellado  que  contenga  el  nombi-e  del 
ant4ir  i  el  epígnile  del  manuscrito.  Los  prt^mios  we  adjudicarán 
en  la  primeni  íU.-»ion  de  novicuibrí'.  La  yuciedfw]  se  iv.sciTii  el 
derecho  de  pnblicixi-  liw  obnis  premiada.-i  con  el  objeto  dü  dJstri- 
buirliis  al  uíoü  bajo  precio;  i  lor?  auti>res  tendrán  igual  facultad 
por  KH  parte.» 

Repertorio  Arncrlcano,  año  de  líí2(). 


ád3^ 


w^lá^^ 


PLANES  DE  ECüNOJIÍA 

EE  IKSTRUCCIOH  PARA  SENIHAltlOS  NUMtROSOS 
ts  Tovo  ex  i.-  utroii,  utXDKK  ISSS  rj 


(Extracta  dt  Is  fí^rli^ii  dr  £V/"w£M>yo,  ni'iia.  8i) 

f&4t(K^  jtlnnt'K  <li.-  ilir(>cctii:i  fCoiK'niiioii  i  Hlmtrín  rMniinii  un  pe- 

]itefio  Viilttri)i>ii,  iMi  (HK-  üo  »li;si.'nviK'|vi'  cwii  iiiiichn  lutbilidurt  i 

atii  la  tuorCa  de  In  cdiicacioo,  ilusUatlii  por  U  intcivmDtc  no- 

Koia  de  un  ^.miitr  ir^liilik-ciiiiR-ntij  «¡uo  so  iTÍjiú  en  Hiuti-lwfHjd, 

Oí  (le  HinniíighHni,  ili^-z  iiÑus  hii,  i  que  p^nTc  tcoer  cudii  üia 

rUKyüT  sucevn.  Lo  síjjdu,  «.tío  i  nto(lp»i<{o  de  las  mima  qiio  « 

flcHi^itlm'n  en  In  [kii-U>  teórica,  niK>  hace  jtrestar  mucha  cunñanza 

fn  Í(is  r.rbitrioa  luvicticoa  siijeiitloM  ¡wr  el  niltoi',  i  dar  plena  fe  a  la 

Epa-ijcion  d«  aus  rvsultadoK  que  aparece  en  la  obr.t. 

<S>.-gim  niiesiro  lUfido  <tc  ci>nsídernr  bi  inab^rin,  todos  W  mejo- 

1  sii^-meialcH  <¡iie  pimleii  hiicoi'íce  en  un  ptiui  de  cducaciun,  se 

lulven  en  e^Uis  In»  piinUí»:  nlium)  de  diiienv,  nlierri)  de  lienipo; 

.  ahorro  de  incoinodidaí)  i  peiui  »  los  nifHM  i  a  sii»  íniditiitoreK. 

diis  pri(iH-ixis  «inciiírrien    mu*  n  Us  clitw,^  inruiioivs,  í  ImiJk 

IpiU!  resjiucUi  .-iti  iin¡iurtfiiie¡a  es  Íiiciilt;iititblei  totlm  ellu»,  enip«iti. 


(*}  Píaos  for  Uiu  i^nmtMnt  »ik1  liberal  imtnictian  of  boys  in  Urg« 
alwm, ilntwii  oi[>«ri«nM.  800.  Lnnilon,  1633. 


lí 


lUfCKLiXtX 


«e  tocan  i  c^liiboimn,  ponino  [inda  cuuiribnyt;  inait  al  atu^rro  i 
gA$tiK<  i|ii4-  el  ^ilitirm  ()(?  lioiiip-t;  i  ooiiiu  In  prinfíi[ud  fiif-tili-  de  \¡i 
padt^tiiit^iiUiH  vvUi  iii  el  t>j>clii)  ilu  iiiúLilc»  i  prDliiigaclii»  rf^rtri^ 
cUmii»,  Iu  nHsuuoDiia  del  tietnpo  conduce  Dvcc^anamcnU;  n  U  ' 
mniiÍA  iIl'I  Mnlmjo  i  Ir  pcnu,  Síd  ciiibai;gu,  coti«Í<l(-n(i1i>«  mImU 
taiu«nU',  loii  ob¡i?U)8  do  «itas  tres  ciaste  tlv  niejunu  s>jn  sin  ilac 
dülintos.  i  loa  msdios  adoptados  para  obtcoeilos  se  pu9iK-n  du 
críbir  en  pocas  [Kilabi-as.  Lo  orns  condnwnte  &  la  i-conotnfa  di 
dinero  es  la  del  tiempo;  pero  se  lijara  tauíbicn  este  objeto,  i  co  i 
pequeña  part«,  haciendo  de  iikkIu  qnn  un  flolo  nuestro  pv 
enseAiir  gi'.ui  núiiic-ni  de  tiiflos.  I»  cual  ae  consigue  encargando] 
los  iitoA  adelantada'!  i  dií  tniLt  ent«niliniient<)  U  cnst^Aanza  ínue 
diata  del  n^v,  dt-slriliuyOiKloloti  fn  cla-se^  i  estableciendo  un  hie 
oq^uitvido  ^^itlcTun  dv  noticin»  i,'  iitromios  de  Iom  nionilures 
dcciiriunus,  i  du  oimstaiitc  vijilauuin  dt-l  tiuLo^tnu.  Fhiiiiuére 
a^iauümo  ustv  fin  mediaiilc  la  <^«uuouiía  de  libms  i  olms  iiutrn 
mentos,  que  se  logra  vacnbioodo  las  lecciones  en  pixarm»  u  tobl 
fomiando  Ictraa  en  la  aivna  o  con  ii'e!U'>;  i  p<»'  m»lio  de  ot 
injeoíusofi  arbitñoa  Cuuduct-  gnuid^menti;  ii  la  ix'oiwiiifn  de  tiei 
po,  ciue  1<M  discfpuW  est^  TenlodcranienU.'  ocupado»  todo  vi  qi 
pasan  en  ol  aula,  sin  i>blitrai*liK>  a  enliUTMi  sentadins  ini^ntrat  hacei 
■Igo  los  oVvtt,  abi'uinilndoloñ  a-HÍ  d»  teilin,  i  acaitiiiabmndolos  a  1 
dÍKtmmon  e  iiidoli:D0Ía.  Es  tAinbiun  de  grande  utilidad  pcmt 
objeto  no  darles  nunca  una  bu;pa  Itücion  o  (ycreicio,  sino  bnoerlt 
variar  Irecuentcintiitc  di"  ocupiiciou;  rv-ducir  Ja  instrucción  ele 
mental  a  la  mayor  simplicidml  ])o»íbl(^  i  uu  vi  tráimico  de  lo  simple 
a  lo  complejo,  i  de  lo  6ícÍl  a  lo  diQcíI.  avanzar  oontinua, 
prugresivamente,  la  diminución  do  pena  c«  la  mas  iuipurtntitc,  j 
ha  KÍd<>  hasta  nuestros  tiempos  la  mas  nocvíuriu  de  i-sLas  mfoi! 
ina»,  pün]ue  a  despecho  de  las  patétícis  momlidadi's  quo  oímos  ] 
ctuln  poKo  nccrea  de  la  felicidad  de  los  niños  de  escuela,  tenemo 
por  cierto  que  lu*  pubi-willu»  han  estado  sujetos  a  mil  íncoma 
dadv»  i  TOJuctMiu!*  que  hubieran  podido  evitarae.  La  abominabf 
práctica  de  U.-Ht.T  vuM-muio  un  la  e^ícuela  cinco  o  seis  hoi'as  a 
niño  que  en  igual  miiiieni  do  niinuttci  habiia  aprendido  i  dic 
todo  lo  qub  tenia  que  aprender  i  decir¡  lo  cruel  i  vergouzoiw  i 
citfrte«  castigos;  el  miedo  que  ¿stos  infandian:  la  cmbanu»x«i  uní 


rniJfljM.1  '!'■  vn^'t.'únniii  n  «j'ii:  »'  <;riiMÍi'ti.-ilin  a  un  Jíran  niinn-ii)  do 

Ji'i'H.  •l'-i)i^sM([i>  Iv-nt»  [Ktnt  Ut*  hahilüñ,  ()<:tiin.iiiulo  nípiílii  {nra 

I  nidos,  i  lura  itMUw  ij{ii.i1iiicQtv  inoltwtn;  t»  pn>lija  nKinuLonfa 

3e  las  pntHnpnJpü  i)riipar¡<'n<^:  la  nntontlnH  iKv<[K'tlicu  del  mac«- 

1,  no  mitigada  pur  un  ritcrpi^t  inUTiiK-dio.  i  n^nivwln  por  pndi- 

cionra  i  untipatfas,  vi>n]ad<.!nt«  o  iinnjiíuuliut;  ■>!  nbsutdo  n^b-niii 

3k  aati  timnÍA,  cnAnd'i  ni^tio><  <]f  nimrí<iicin  i  foi-nia:  todo  esto 

iuciii  sin  duda  un  grave  dcsfídco  cu  la  suma  de  goces  69  ana, 

nataralmcnte  alegre,  í  anublaba  demasiadas  veces  el  parab» 

In  infancia. 

4Ka  cieno  nae  lew  mas  de  esUm  nuiles  ae  han  minorado  en  gran 

,  i  muchufi  de  ello»  ae  han  curado  radicalrounii»  an  Ia  pnlc* 

RitHtema  de  casi  todos  nne^tios  aeminaríoei  d'^  algiin  ii>>iiibrc. 

(ítíbciiios  dfcir  quu  jaiua-*  lu'm<>s  vn^tii  sujcrir  Inii  buena;* 

:  paní  su  total  cxtinrion.  ni  «nlK-nios  litMrstnblt-nmicnUí  nín- 

I  en  que  se  haya  tratado  dv  nbolirlos  tnn  compleUiTiicntr,  como 

los  obeorvacion<.-«  rjne  apunta  el  libro  qnw  U;nt4i»iRs  n  la  vÍKta,  i 

la  economía  doctrinal  (pie  do^wríbf. 

<La  escoebí  (que  contiene  como  cíen  niúos  dc»le  la  edad  ríe 
juevo  liiu^i  difz  i  aiet«  aflosi  w  estableciii  i^n  1  sij.lmjo  ol  cuidado 
í  Mr,  T.  \V.  Hill,  iiuu!!>tn>  princijKti,  auxilíiuto  tU:  tr>»  hijo^  suyo» 
[  otn»  cuatn>  infitnictore».  Lo  nuu<  notable  d«  »a  ooiutilucioii,  es 
ta  pfvríc  qnv  i(C  iLi  a  todiw  los  muchacho»  en  el  gtibicmo  de  «lia, 
tlianto  la  creación  de  una  cáinnra  Icjislatira.  poder  eji-cutivo 
1  majiíitratura,  elejidoe  por  ellos  mífimos  con  todas  bs  formalidades 
legales.  l¿is  leyea  se  extienden  a  todo,  inénos  a  las  botas  i  especie» 
Je  ea^efuinza;  se  establecen  en  la  junta  lejislntiva.  pero  no  se 
lulgaii,  si  no  las  Ktnciona  el  maestro.  Pertenece  Linibien  a 
junta  el  iiomhrftiiiicnto  de  su  presidente,  ítecretario  i  archi- 
rcro,  i  «I  de  un  jm-z,  uu  tÍM^I,  «n  alcalde,  nn  e-«cribano,  i  tU» 
alguaciles.  Tara  qui.-  estos  cniplriido»  no  i^lvíderi  d  nríjen  «lo  axi 
itoriditd.  I06  fundailorcs  do  ta  constitución  de  Hiuvlwoiid  han 
mnfl  allá  que  nue'itrc'S  promovedoras  de  refimiui»  parlamentji- 
pues  Kan  limitado  la  duntcioii  de  t>xlo«  lo«  cnr^o^  kgiwlat  ivivt 
I  jaclicialeü  a  solo  un  mes.  Todo  delito  es  juj^do  por  un  juntilo 
weiií  miieliarhos  pi-esidido  por  el  juez,  i  se  extiende  acUi  ii<-'l  pio- 
]iniicut<i.  Kl  luiíenliii  put.-de  en  Uidos  caaos  mitigar  o  remitirla 


14 


:iisuí:u:fRA 


pena:  el  akaldo  i  loa  alguacilao  llevnn  a.  tíjcctidon  la  sentencia,  j 
ademati  estáu  nbligadus^  a  liar  [Xfttcia  do  IikIu  IraKgri^iiiti  ilvia 
leyes.  Loü  costigce  ;«.■  reducen  z  un  corUi  Uenipo  de  prtsioit,  o  (B 
•|(i«  es  mucho  lua»  frc-ciient^í  a  uiui  umita  do  ficliaü  ijiii?  rortnAl 
«1  niiitx.-iviii»  qiio  ciiTula  t.-ii  liL<.-«;a>.-If),  i  »c  obtu^iK;»  ni  píx^ 
cíe  varío»  ¿s^'cit.-s  dv  lu^ñtu  i  vii  rüooin|Kiua  do]  tnibsju  vulc 
taño. 

<Eíttc  MKluinit  i\v  ntimerurio  circulante  es  otra  dv  W  ioslit 
ciun«9  cwactcrbitiaut.  Ctila  ini4nict«>r  tienv  (sculuul  do  dar  fict 
.«L-H  <-n  {iii-it)i<i  dol  iiik-Untaaiñ-nto,  o  como  mlarío  de  pJitcÍcÍu 
i.'HputlUint'iis,  i  di^  iilinu  bvchas  L-xprvsamunU'  cud  el  tin  ilv  giuuii'lr^ 
Sirvvn  piim  [xtj^ir  \ns  tindUiis,  o  pnra  rompror  ))UC)í|<n'  IionoriSe 
OD  Ir  f^'iitlii,  (I  uml^-N  du  vnoacion  en  ciertas  ciivtiiiiítnnciav 
cljim;  lU-  oliiii  con  "nie  m:  hn  d*-  giiniii'  t-st*  precioso  ntiiDoruÍM, 
lU-J»  al  arliiirí'j  de  W  miieiiitchdii  mismos:  todo  o^fuerzu  wAi 
tuno  (le  njilicacioii  en  ctinl(|uíer  mmo  de  csltidio,  «r  pn?mia  i 
vKtc  modo;  \kto  I»  apn^rtacioo  di'l  pi-emÍo  qucd»  a  dii^m^iun  < 
instruclt»-,  concrdiéndoi^e,  empero,  ni  que  ihj  coníñdem  ngmria 
UD  recuTAu  de  apulacion  a  la  cámara.  Es  grande  vi  tmsia  por 
seguir  Calan  fichas  o  hhh-ow.  Mr,  Hill  nos  imegiira  «juc  níngní 
muchacho  de  buviia  tviiduoia  di-ja  de  U'iior  conti-tiari-^  (k-  vllai*,] 
Io!t hai  t]üv  ciii-Jitiin  milliirc^.  L»  ointidnd  do  ñchnn  aa  <]ii6  yus  nnill; 
»  un  imichncbo  |K>r  iiiiii  falta  o  dei«cuÍ<lo  (^(>iiiiin,  i-stií  d<:'i-rminntl 
|><>r  1»  UtÍ;  la  iiiidbi  ijuo  nx^sur  sobn-  iiun  oicn-w  ;{ntve  <Iv  Uv;  «jt 
juzga  vi  jurado,  se  exprvsa  en  la  scnlcuño.  \m»  doliocucntei;  qi 
Qo  tienen  mai-caH  eon  que  (ingitrln.  quedan  ari\-«tailo«  en  la  sala  i 
escuela;  i  se  Ira  obliga  a  kvantiirso  miis  t«D)pi^io  qut  los  otax 
Si  parecen  endurecidos  o  dotipechadoü,  w  entixgjm  a  imu  de  Ifl 
muchachiis   do  mm  ciad,  que  lus  cxcitA  o  ayuda  al    trabaja 
hasta  ponerlos  en  c&tado  de  solvoticia.  Pem,  adeioitó  <k'  esto 
mcrario  jeneral,  hai  otro  df  mas  valor,  susoepiiblc  de  acunniL 
■~i3omo  aquél,  i  de  conveitirso  en  todo  jénero  de  ventajas, 
(dice  el  autor)  He  Manían  marviin  fie  premio,  fuaxyaf  sedan 
rccwnpentia  de  pmdiicoiíaioii  de  una  culidiul  .■iiijx.Tiur,  i  no  son  ! 
feriblea  de  nna  persona  n  oti^a,  como  las  utarcut  oouiuní».  Cd 
cieitii  ni'mieru  lU--  rll.-is.  puwle  un  inucbocbo  piocurar&e  horas  it 
nícreo que  no  |»jIríA  'le  níngmi  otro  modo,  i  jiagar  tambiin  ur 


«j  jt»  i»s  acuyoitlx  n  TTfrsrrctw^ 


U 


ntatu,  fstimtolrjí<e  una  marra  de  justnio  e«)tin'aleat«  a  mochiiA 
de  los  otrnx.  Pan  nu  turbar  el  tínWn  ile  la  eKiiela,  xc  ha  liniitAii 
lacciiiijim  <k'  vniutcionc»  n  ilim  ihiIh  laitli*  cada  ^-idhiul.  Olm  t-sli 
tnnlo  gTuntte  «|ue  tienon  los  inttchnchos  para  goitar  i  guardar  1:^^ 
marc-»  de  iireraio,  es  i-l  poder  piociiiíirsc  asceime  cwa  cllaí^  Una 
o  di*  >-»»«*  cada  seraiaitr*'.  tegun  f  I  númem  de  scmoitAfi  qnc  bai 
fie  vacación  uvnraritm,  se  pone  en  almoneda  el  príiaer  piie8iy,i»o 
<la  al  niñu  >|Ui^  guanta  de  pagar  p>r  él  iiia»  marcan  lie  premio;  luttga 
(«  hace  utro  UnUí  con  el  ¡«egiiDd»  puesto,  i  aid  saccí<ivaitienl«.» 
*No  U-ni.'iii'"'  niitcho  i|lie  docír  siibrv  esla  p«rte  del  KÍi^l^mn.  A 
priiiicm  vi*-la  ri>ox-iiliriitiii<ic<íti<'liiiiid(isii  itiinir  e.«tit  Icji^iliitiuii  )■»- 
polar,  n  qnc  uno  de- 1<«  in-'<lriict«r(>8  tiene  xiempiv  facnltiul  de-  asis- 
tir, i  est'j^  jui<-io#  por  jiimdo.  cuya  s^-nU-nciji  pu*-»!*^  en  Umí»»  fiin-.w 
i|mtiir  t^iii  ffi'<-lo  en  fríen»  di|  vrtii  <k'l  ni3>^lnj.  vhbí>  uii.-«erabieji 
i  paerilc»  di«frac«<  de)  des]wtUmo  inM.>p3n>bte  fh;  tide»  t.'xíabWi- 
tnieutick  Pefn  el  maestn)  n"6  asegora  »er  freetienk-s  W  cíuhk  en 
i|oe  el  instnictor  no  ba  podido  Sognr  la  roajoría  de  vouw;  «pie. 
atuiqae  coa  todas  las  leyes,  i  todas  las  altenuñooes  un  ella»,  luin 
sido  ¡iropiiestaíi  por  los  ntnchachos,  el  niav^tm  no  m-  hii  IihIImiIh 
DUuca  en  el  ca«í  de  inteipuner  su  wto,  o  de  titutit*ar  Mipúeía  en 
ctuintu  a  dar,  «  no.  ku  Mancio»;  i  ipie  de  la.s  inniinierableí*  senten- 
cñs  de  ji)nidv>!<i  que  s>;  le  lian  cnií-iul  taild  en  i»iete  aftos,  a|vna.s  i*.-  lia 
ñnv  vn  la  n<.'ccMÍdBil  de  intHÜIinn-  cinco  u  »oÍ6.  Algti  lini  de  piic- 
ni  Hn  Hiida  en  !•«  Hlli^umimte»  nombren  de  K'jíí.ladore»,  jiieci's  i 
stndin»,  aplicaduti  a  oÍAoa  de  tt«cc  o  catorce  ftñ<n>,  que  ¡m  xientun 
¿raviniinte  a  uilífícar  el  dvliUi  de  venir  tarde  r  la  ewm-la,  n  me- 
m»-  en  la  fiíltriijuem  un  lápiz  extravimlo;  Í  ninfesanxm  n>ví  Uno- 
aosquilla^  crc«r  que  iniciante  esta  tarea  se  precaven  mas  eticaz- 
niente  tiUi  tiiu^gn-HÍones.  o  qne  Itnri  nctorcíi  de  elln  ft:  avezan  a»f  a 
la  jierlV-ecioii  moral,  i  se  adaptan  al  desempefio  de  laa  tunctüne;s 
que  tuin  de  ejercer  algún  día  en  la  grande  escuela  del  numdo. 
Bajo  e-t-m  re»pt»ctos,  Mr.  Hitl  nos  pernütira  qne  eonsidcremijs  su* 
t!Ktableeimtent««>  jndicialea  couio  inocentes  representaciones,  que 
aarren  de  pa8ittieiii[iu  i  nec-reacíon  a  Itw  niñoc^,  i  hacen  sonreír  a 
ttis  lululios.  Pei^)  \>u'\'>  iitm  ifípeetti  es  «lui  |H)pil)te  que  esta  tra- 
iDny»  u-iigit  sil  utílid:ul,  ^iiíivíxíumIh  el  i-í;riirdo  la  aiit<>ríd.-ul  del 
maestni;  inteit-sanilo  n  l<»  nÍAiM  en  Iii  cuti-->ervue)"n  de  una  dis- 


WWELáSKA 


baria : 


DIS 


ejw^ 


murniurar  de  tiUu  modo;  luuúctujv  lu 
i^^nulnblií  U  situitcion  dv  ¿stox  i  wju^;  í  dosterraiKlo  la 
tnanul  i(Ut>  pnxliioc  en  los  iimis  i.-l  ti-rror  del  rasugo  i  la  siitipe 
cha  dv  poreiiiliii'u) ,  i  vn  el  otrj  U  a]jrotuiiun  do  hacerse  iui 
ptibtr  o  odiiitfo.  Uni  un  tustituonio  brillantisiuio  a  favor  de 
iiuovo.*Íst'-Hi«  de  rlimrt|)linii.  i  es  que  en  ella  Do  se  necoítita  inllijir 
penas  corpomle»  t  huiiiillanti's,  J  se  mantíeiiet]  un  >lnlt.-ii  i  rf'j;ii 
rídud  perfecta,  sin  recurrir  a  t-traa  medidas  de  rigor  ijuc  un  j 
de  mas  encierro  que  ol  ordinario,  la  inhabilidiul  t4:iii)M>ral  de 
oer  cargos  honorílicos,  i  las  multas  de  niu^  h(-in<K<  luililndu. 

<B1  eotableeimiento  del  numenuio  cJrcidHnW  sobn.-  i)Ui.' 
estas  multaa,  la  idea  d«  acuriar,  bnjn  la  fiinnit  de  ágaus  pvnna- 
neiK&t  i  pcnuutabli'M,  f\  niéritu  (^-vnl/L-stic»  de  t<><In;c  i'«pocÍes  í 
gindüs,  mw  [inreiv  en  eíln;uiu  injrniíiw  I  ili^n»  de  ulaltanza. 
prímctn  rista,  pre^eutu  al^>  de  eiifudetK'  i  artUicial:  pero  coando 
»«■  Inttn  lie  uu  ubjelu  fnniiliar.  jCUiU  ce  el  método  nuevo,  que  no 
piTMliice  esta  impresiona  Iguala,  e»  verdad,  i  contunde  en  últini< 
rmtiltsdo  todos  las  diferentes  especies  de  adelantamiento  a  q¡ 
pueden  aspirar  los  disdpuloe;  pero  se  ha  ocurrido  a  este  incíinn 
niente,  llevando  un  iY>jistio  exacto  de  lo4  buenos  i  malos  hui 
de  cada  uifiu  na  cutía  niuio  ite  edncaduii,  de  mo)Io  que  su»  { 
i  conocidas  cun  sdIo  pasar  la  vü/ui  por  twtu  n-Jistro  ^abcn  co  q: 
hace  progresos  i  en  qué  no. 

«Los  niños  ejecutan  todos  los  rarins  movimientos  neci 
para  paieu-  de  una  cosa  a  otra,  a  paew  de  marcha,  i  al  son  de  i 
Ininienti»  (¡ue  ellos  mismos  tocan:  se  K-s  ensenan  lagnuiiiltica  de 
lengua  naei>»ial,  el  latiu,  el  gi'Íi-gi>,  il  francés, aritm^-tiiM,  niate> 
Rutticas,  o^-inieflíinra,  jeograHa,  elocución,  conipoiticion  e  Iiíhi 
i  el  métiido  ¡•effiíiilo  en  In  i-rwñniizn  de  t<t<ljw  i-sUts  c*gLs  i-ü  cX' 
lünlv.  El  plan  de  niunitore;?  i  lu  div¡si»n  en  cla»cv«  »«■-  han  Ucvadi 
a  ifU  líltitno  punto  en  In  pníctica;  i  uncontmmm  vu  «sin  ]uiTta  m 
cho  de  nuevo.  Todas  las  leccione.s  i  ejercicios  son  breves,  i  se  vari 
a  cada  instante.  Rara  vltz  emplenn  media  hora  en  nna  sola  coks; 
los  que  asisten  a  todas  Iils  clase^it,  tienen  i|ue  niiular  de  iicti)vu:i< 
doce  o  quince  reces  t^n  ni  ejtpHcio  del  dia.  Stibrale»  tnucho  úem; 
jiara  juj^r:  i  i-n  sas  divoi-sion>>íi  hai  tanlit  variudml  wMno  «o 
csliidius.  Tieoen  tina  inipreula,  í  en  ella  impriini-n  uu  peritldi 


mt 


rustís  DE  ecuxouÍa  b  lysTKCcciuir 


V, 


I 

►mil 
.1» 


r  vll'iK  tiiisiiiotí  «i>tn|K)neD,  i  otraíi  hiifpit«lft.i.  Lhk  i|ue  ({iiicren. 
H1h.-ii  ktiiiiiicn  instrucción  «n  la  mi'mica;  i  el  plan  (le  (-ntM^fmnza 
vtuia  Ruiiu  C8  ¡MJniirahle;  pero  no  tcneiiim  licnipo  ])n»i  íimIíví- 
iiintiziiríd. 

4  PrvKciixlieniIo  (dicL-  «1  autor)  del  inoUro  de  simpotiti,  j  d«  la 

[iDtliKrneift  del  ba&n  ejemplo,  Icn  esttmiiloít  c|tie  obran  wbrc  Iuh 

ÍTiiiK  itit  iiiic^Li-u  ilÍMÚplinii,  se  ruliicen  a  cinco:  di-.siro  di-  .■«ii>i'.r, 

inx^t  de  i)cu|M)n'v,  i'iiiiilitciün,  eiilH'DiDXft  ili?  pn-iiii<j«t,  U;iii<>r  du 

ifpiL  Lns  lu^nioK  caloaido  en  el  <irden  que  no»t  parece  n-prescD- 

tu-xK^no-limciiipiiiiifMnilivíi.  AlgiiTKw  jH'MKu^n  ipu- 1«  viiuilncion 

n.'cia  lugAT  ¡nos  ull".  porum*  ej*  rintund  crivr,  «iiilt^^  du  njK-liu- 

crí>M>l  <k-  la  twpvrícncin,  quo  vIU  fuití  b«sta  |>ani  supcnu*  todos 

los  obstáculos,  i  conducir  cl  d¡:>«Ípidu  al  fin  propuesto,  sin  que 

(je  o  desmaye  nn  punió  en  la  cíirrfra.  Pero  por  lo  misoio  quo 

este  CB  uno  de  loa  tnas  po<Iero««  inccntivoe,  t-s  ucceeario  usarlo  con 

economiiL  Aquel  estndo  d«  excitación  que  por  si  boIo  es  capaz  do 

producir  cierto  electo,  sería  demasiado  violento  para  que  el  com- 

zOR  huDiano  lo  soportase  por  largo  tiempo.  Motivos  de  esta  clnso 

iQ^den  ser  eG^^adiñnioa  de  coando  en  cuando:  i  el  hábil  institutor 

ballaiá  a  veoeü  en  el  caso  de  levantar  una  rejienliim  llamarada 

ini  Iif^mr  MU  tiii,  peiv  no  debe  olvidar  que  n  uua  es t moni Í noria 

rJU  Sucede  sieni]irc  una  «xtraotxiinan»  Íiutitud.> 

<  I)cx|>iii>ji  de  algunas  juicíoBÍKimas  obMerntcione»  sobre  el  efucto 

htf  pr^-mios  i  cn?:lÍgOK,  sigue  así: 

4  Los  mejores  medios  de  excitar  el  deseo  de  saber,  se  presenta^ 
riii  por  si  mismos,  ai  inflexionamos  sobre  el  orijeo  de  los  conorá- 
ientosL  Lo  que  movió  al  hombre  a  adquirirlos,  tué  la  idea  de  sn 
imodiata  utilidad.  Nadie  pudo  peiutar  en  investigar  )a  nsturalexa 
de  la.t  plantas,  eino  con  U  inim  ile  Mpliau*  !*ax  virtudes  me«licinal«!M 
si  mismo  o  a  au»  amigos.  Martmn»»  i  labrodurer'  fufroii  lott  pri- 
que  alxaron  \m  ojos  [^Mint  contemplar  \ok  moviniienliMi  de 
cuerpos  cele.iti'A.  A  medida  que  iw  íaé  Hvilixajtdo  el  jénero 
UTuono,  la  peivi|>fctiva  de  utilídiu)e«  ma»  i  mas  dist»iiie.i  Tué  su* 
lentu  para  inducir  :U  i^tudio;  |>cro  sicmpn.!  miuilU  per^fM'cliva, 
:ini)He  lejana,  era  vixilde,  j  vngitAiiba  el  fai^idio  i  cnuMUtcio  <lo 
la  ¡nve^ttitraciiiii.  Xi>  ¡utí  en  el  estado  actual  de  la  (IÍN(;i|it¡nii  IÍte> 
RiniL  Kxije.se  en  ella  que  el  joven  viajador  se  pougu  en  camiiit» 
uocsLtíntí  S 


IS 


HtHCKt-ÁXRA 


sin  udiviDar  por  «¡ue.  ni  a<írind»>  va;  fM>fT|m>  jcitmo  podrá  b1  niQc 
p"T  inuoha  peneimcion  que  le  sitponguní"!»,  f'>nnar  In  nuu  düUnt 
idea 'leí  camUl  da  placeres  i  provechos  ([iic  e«Ut  actimulandu 
la  edad  vcnideni  cuando  se  btiga  en  intuidar  a  la  memoria 
mancifUi  "Unl  rnaribui,  o  cuando  so  dcvann  los  sesod  en  el  labe»*^ 
rinto  de  una  divUínn,  i  con  una  borrajeada  pizarra  delante  de  sl,j 
un  cnl>(>  di^  lápiz  de  mMia  pulgada  de  lai;go  entre  Ioh  dedo^  nglil 
iiiiK»  Hoi  niirViK  gnurÍHiinM  sobre  [cu  enpcctniH  de  kiet  de  ayta-t 

*  Ntwo*nw  coiriuiuiiitMs  la  iiritmélica  con  cite-stiones  fücilest,  cuj 
tin  i  utilidud  s'  diJRii  wmpn-nditr  del  jdven  di(lCÍpnIl^  Nn  h*i  nií 
quu  no  jicrcibu  •]U<--  hn  hcchu  un»  iuli[iiísÍnon  Otil  ciuuido 
nproikdido  a  resohvr  todos  los  pniui^finc*  pn>b>loitui«  i|nc  nc  le  [ 
püuon  acerca  do  sus  jugiiolo*.  los  pi-'.-cios  i  valor  n!í]>octivi>  diT 
ellos.  \i  importa  qu«  tales  ctiestionejt  tu-  sucedan  ea  t-sUr  o  aifuel 
¿fden,  ponqué  ^n  mluna  variedad  se  las  bani  mas  agradabluo, 
M;  tÍ6oe  cuidad»  de  que  las  operaciones  elementales  de  sitiilar. 
rciitar,  niultiplicaí-  i  partir  nu  sean  en  >i  tuiíonas  deniaaiado  ilüij 
cilex. 

«La  ooMtuuiliiv  tl«  empf-Hir  por  operaciones  purtmente  me 
ninis  provino  en  [Kirie  ite  la  dificultad  que  se  hall«i  en  enseAar  i 
MCnr  los  núiiiei-o-i  de  una  cuci^lion,  i  colou»rl>m  dvl  fiio<lo  conve 
niento  para  la  nplícactoo  del  iiHcunisnio  iu-itm¿t)cio.  Xosotr 
hemos  vencido  esta  difieultad.  Si  ningiin  niño  d>-  la  clasf  putt 
pr^urar  la  cuestión,  lo  hace  el  maei^tro  sin  pt^nlíd»  de  lieiiqi');  u 
queda  retinelta  antes  que  la  at«nci<M)  í  la  curiosidad  se  hu>'nn  cvri 
pí)nula  Prwprfnese  inmediatamente  otm;  la  pructiea  pn->ín-nUi  cm 
dificultad  bajo  tndott  ñus  uspectoK  el  discípulo  se  fomilinrínt 
grados  am  el  valor  i  u»o  de  los  signo»:  i  el  ejorcicio  diario 
ncost  iiii)I>m  a  utani'jar  fácilmente  mas  í  mas  series  de  guarÍ95n)<i 

«K-slJi  tiibuiiii  percepción  de  utilidad,  combinada  con  la  prupt^t 
MM)  n  iinitni:,  hao'  hu*  opt-ntcione^  de  a^mensur»  sumament*; 
eutrvben illas  para  lo»  iiiñocti  t  el  t<-ner  i[uc  practicarlas  en  medil 
del  aiinpo  no  contribuye  p»co  al  placer  i[iie  encuentran  en  ell 
Perciben  t-nt^inces  vstar  ucuixidus  de  venw,  i  ven  In  importancia 
do  conocer  a  fondo  las  propiedades  de  Iw  númerus  i  de  los 
ciüs.  A  la  liimilinridnd  con  la  aritm<fticn,  la  inetlicioii  i  la  trigor 
inelría  debcu  juntar  la  habilidad  maiiu^d  de  construir  niaptis 


PLA.1BS  nR  Rt-OXOUfA  X  ürSTBCCTKHr 


19 


I  finDos:  escojiendo  pnntoe  ríe  vuta,  «jorcítan  sa  discemitniento: 
■franteo  A.  tLiar  Loa  instruiiientoM  ciiD  d«atrexA  i  oiidwlo*.  i  1a  idea 
ili  ii>mi  uriwÉiMitn  átntjndüii  Tos  da  u^ud  juicio  i  cordiini  an  qu>' 
p|  tniichiu'ho  n\w  )«»Il-  de  In  («cuelA  e»  por  lu  jeuenü  tAn  itif<»nuv 
si  (jin^  s<'  ha  fonnaiiii  L-n  (ti  i'-«cjit«río, 

€De  «te  simplicbima  i  bion  cotiMÍdii  vciiliid  haca  «¡1  iníttitubn- 
ü«  milos  una  lección  irD]>ortnnU.>.  iipiy-ii'lit'ndn  n  c^^tinmr  I»  )ívsüí 
Tcslaja  i1l>  Ibk  ilustniciulius  pnictinv!,  i  lo  que-  fv  gaaa  coU  pK- 
sentArW  las  cosan  n  la  vjstu  en  vez  dt-  dojiU«i>]As  iniAJÍDar.  Tvngn 
^maestro  a  mano,  tí  t|n¡Piv  seguir  niieütr»  consejo,  las  vnrín.^ 
lidas  de  peso,  lonjilud  i  cajiaL-idiid;  Hcompaúe  a  la  lectura  dv 
k  hiftoria  la  inspección  do  maptiti  en  que  m  trace  la  marcha  di: 
Ion  <-jr>ivit(>s:  pilngarute  delante  ptiimiadeciiidadeA,  i  estampan  de  los 
lmji.-«  <k'  ]•>«  divCRUia  piielilu»;  ■■  a  lo  ménoíi  haya  acceso  a  estos 
ültíoios  vn  In  ltl>rerla  dv  la  úHcuela.  El  guxto  que  tienen  los  nifios 
rn  lijar  i  verificar  sua  )d«as  por  nivdio  d«  loa  sentidos,  (\s  tau 
^nindi;,  que  con  wjIo  jiropomíonarle  cet>»  se  Icü  moblará  la  tnemo- 
tíh  rlv  mil  m>núcim)oiit*M  úliU;»;  í  et>to  nos  ha  hecho  admiramos 
mudiux  vucf!»  dvl  jjoco  uso  quo  sv  hace  »n  loit  esoueloa  del  gran 
BÚmem  du  obritjiu  que  k-  dan  a  luz  nula  (lia  con  el  objeto  di^ 
fecilitar  i  amenisar  la  enseñanza. 

«Estaa  citas  Uaatan  para  dar  a  conocer  la  sagacidad  i  saber 
pntetíco  que  resplandecen  en  la  obm  que  cxtractamoH.  El  autoi- 
dtsciile  n  la  larga  la  cueittiun  i\<:  lití  ventaja»  respectivas  do  In 
ediicitcioii  pública  i  pi-ivada,  i  decido  a  favor  de  aquella.  Sus  argu- 
ment'H  min  n  menudo  orijitialcs,  i  tit^ne  ■'!  mérito  constante  dv 
cx¡MiiK-rlut  con  fiierxa  i  vei-dnd.  « En  la  edncaeion  doméiitica,  dict.-, 
«s  aui»  difícil  hacer  ejecutar  una  regla,  ]>on{uo  el  niño  echa  di- 
«er  (¡III?  nadie  o^itit  mijclo  a  tOln,  vino  ¿I  aíoIo.  jCuánto  mas  fácil  í 
uatural  es  la  obediencia  del  escolar?  En  ves  de  hallarse  solo,  se- 
patnilo  de  In  familia,  somcUdo  «  leyes  de  qne  todos  loa  demos 
i^tiLn  exüntO!»,  w;  ve  miembro  de  una  numerosa  comunidad,  en 
que  to<l<»  »oii  rejidoH  por  im  >olo  fuero,  todos  participan  de  unot^ 
Dii^itus  plncvres  i  privaciones;  i  «  a  la  ind(.-svinblu  regularida<l 
que,  ayudada  du  la  fuerza  do  asociación,  díríje  ton  EAcilmente  al 
Mcular.  si  a  la  obediencia  jenei-al  que,  despertando  oi  instinto 
imitativo,  conduce  al  niño  de  un  modo  tan  suave  como  imn^isti- 


20 


XtRCELiXU 


ble,  ee  aOoile  el  recuerdo  ck  ser  ¿I  mismo  i  stm  coinpafi«jx]9  loa 
onUnxM  tie  Us  loycs  a  que  están  sujeto»,  i  cuya  faen»  ae  denra 
del  consentiniieiito  de  aijuelloa  mísmoe  que  la»  übedocen;  l¿j<»  de 
amargarles  las  restricciones,  el  }<íveii  lejiítlador  »e  siente  llaiDodo 
a  prestar  una  es{ieeio  de  siimínion  altiva,  i  de  deot>ro«a  ube^lieiieia. 

<Cmi  la  iiitMina  ventad  i  peRqiicacia  dice  que  <el  corlar  toda 
coniunieacion  ouln^  hyf  tiiñv»  i  l'w  criailtM  so  coriitidcm  por  algu- 
iiiis  ait[úre«  cüiiio  objeto  <k'  >{iiíiKle  iiuporlnivcia,  i  lu  «.-s  fti  i-foclOi 
si  puede  lograrse  «in  enwñitríoM  a  despreciar  n  lúa  criados,  i  A 
tnirarliiH  oonio  una  ni»i  infcnor,  de  !■>  ()ut:  huí  j^rati  ))i-li^'rü  va  el 
!u.'iir>  de  tin»  familia.  ICn  iinn  owueln  Iñen  i»iistni>(!n,  «,t  puede 
precaver  tniii  bien  eitta  comuiüesciori;  i  wleiiuus  c)  cono  nAiitero 
<le  )<irviente<,  i  lu  ounpado»  qnw  »e  les  tieni;  RÍrnipre.  la  impiden 
«Ur  Hij-(i  en  gran  [Hirtc;  )>¡oLrc  todo  ñ  Ke  liona  ugntdiiblenK-ule  cl 
tiempo  de  tos  nifios.  alternando  con  cl  estudio  las  divcnuoiiits 
iiii)ceiib<.-:<i,  i  pn>puDÍ¿ndolcs  cosns  qnc  lea  int^revcn.  Los  holgnzanos 
i  disolutoti  criados  del  rico  son  lo6  que  corrompen  la  moral:  Im 
laboriosos  sirvientes  de  un  seminario  no  tíenea  lugar  para  G«t» 
obra  de  corrupción,  ni  gusto  en  ello. 

«tLas  ideas  de  importancia  [lentonal,  que  nn  niño  no  puede  mé> 
IM»  de  fonitar  en  un  curw  de  oducneion  donit^tica,  wm  en  nuestro 
juicio  una  poderosa  objeción  contra  semejante  tnéUdty.  El  verso 
hecho  un  objeto  de  constAnte  nUinnon,  como  el  Emilio  de  Rou»- 
seaii,  lu  llevnris  a  pensar,  por  poco  vano  quo  fuciíe,  que  ¿1  t  ao 
ediicacioQ  eran  ol  grande  asunto  del  mundo.» 

^tTermitinrenio^  con  tas  observaciones  siguientes,  que  nos  ]Uin!- 
ccn  jiutfMnias  i  orijinales: 

<Loe  padrea  se  engaAan  a  menudo  en  el  juicio  que  hncen  de 
las  íacultíMk-8  mentales  de  los  miichacho«^  una^  veces  t*-ptran  do 
elloH  lo  que  no  debe  e^tperarsc  de  ítn  curta  edad;  otras  tos  juzgan 
incapaces  de  lo  que  no  lo  non  en  manera  alguna.  Su  propensión  » | 
tnirarloFt  eoino  proilijios,  suele  ser  una  cuu.sa  ile  atliccion  i  niiaeiia 
para  el  pobrv  iiiflo.  :Cuiú]tas  vecéis  sucede  qn»  el  |wd[e,  en  la 
amafgtira  de  ver  frustradas  sus  esperamos,  te  llugn  a  tener  en  tan 
bajo  concepto,  como  ei-a  elevado  aquel  en  que  tintes  le  tuvo'  Dice 
bien  Godwin  que  el  empeño  do  un  padre  en  el  adelantamiento 
de  su  hijo  es  cabalmente  lo  que  le  hace  incapaz  de  Henar  el  oficia 


^ 


11i.V3>K)i  DE  KOOKOltiA  E  IXSTItVCCIf»: 


SI 


do  institutor.  \t>  que  »c  solicita  con  dcniíisiotlu  ardor,  se  malogra. 
Patlicm  (íccíise  <)ue  la  oducoviiMi  es  como  la  n^^cuitura;  guárdese 
el  quL>  cultiva  e\  entendimiento  de  la  infancia,  de  imitar  ni  lalira- 
úor.  qau  nicnm  «in  ccKir  el  mugrón,  i  tlaíia  a  tnis  tiernas  raicen, 
por  el  ansia  de  averiguar  sí  ba  pn-iidido.» 

<La  fiívomkle  opinión  que  awi  ba  hecho  loruur  dol  etttablcct- 
siienUí  de  llazclwood  la  Icclura  de  eata  obm,  ha  sido  ampliaiuento 
confirmada  por  el  .informe  do  uo  amigo,  que  lo  hs  visitjulú  i 
Maminado  cuidadosamenie  pooot?  dias  bá,  i  nos  p<u-imte  traHCríbir 
aíjui  una  parto  dfi  su  iulerL-simbo  notieia.  «E!  si'^ti-ma,  ilicv,  Miirte 
adifíirablea  efectai.  La  ctn^iinstanria  mas  dijpia  de  obHei-\'nc¡i/ii  vs 
la  alogrin  univorsid  ijUc  ix-iiia  en  la  i-sruHo,  i  lit  timÍNtml  nr<L'cttioi«i 
eninr  IiM  jiiaiutrus  i  los  di»<;f pillos,  *\t^  cuya  8)nc>n<ln<l  tuve  ba»- 
tniittfs  oca^onett  de  n»^gunu-mt!.  N¿la»u  en  elIo«  una  actividad 
cnostiuiti',  una  aU-ncion  giim;«n,  .-¡in  itijiit'llit.-<dtKlntccio(u^,  aquella 
dvjailc-e.  lupiollos  IknsU-jcok  'pie  hciiiiiit  visto  i^ii  otras  escuela».  Do- 
dicaiiítt*  a  »UH  quebiic<:n's  cm  la  contianiui  di;  pt^rsotuw  que  siilx^n 
d<st-iii|R:-riar)os:  i  1a  frecuente  tnudanxu  de  objetos  miiiitiene  imn 
wiitivteion  fierpctua.  Las  rcH-ña^  repiiiue«  i  músicas,  que  en  el 
libro  parecen  fríoloroü  i  desperdicio  de  tiempo,  son  de  gran<li&iiiia 
ntílidad  práctica  pant  el  biion  lírden:  í  mediante  ellas  se  ejecutan 
Ion  movimientos  con  tsU  rapidejí.  que.  .tin  eiulMu^n  <lo  estar  prev*^- 
otdo  por  la  d«scrí{ioioii.  i  dir  ipie  ci  iiiacütro  uie  dab<v  noticia  anti- 
cipada de  Id  que  íIm  a  han^nu',  m>  ixidin  muchas  veces  w^uítIok 
sin  pTi:>.«tiirn  ello  lii  riiav<>raU'nci<>U,  Kn  nita  n'lactim  i.^ícritA,  lupiello 
qu<!  <--t  "bm  de  nn  momento  i  que  debe  ejeculjiísií  de  un  muflo 
ti  nlrcí  e-ii  kxlu  escuela,  xuelu  ocupiu-  a  wce»  tan  grande  espacio, 
ciini'i  la  irwlriiccion  e^í-neial  «que  estiw  r"rma.s  Mrwii  t\c-  prvpn- 
miiroH.  Pera  de«pucs  de  haber  presenciado  el  réjíineii  de  todo  no 
<  (fía.  debo  d«dr,  en  obsequio  de  la  justicia,  qae  no  creo  pudiera 
UCHsarse  sin  detrimento  una  .wla  de  aquellas  reseñas,  marchas  i 
dvmas  morimiento!*,  encaminndaí  a  producir  puntualidad  i  con- 
cierta. Doce  miiehachoK  eonipirni-ii  la  niú.'tica;  mis  inslramentos 
son  los  mÍMU4M  rpie  ku  uimn  en  \trt*  rejiíniento»,  i  los  tocan  a  ma- 
rabilla.  El  eittudio  de  la  múifica,  dibujo,  esgrima  i  otRu  habilidades 
semejanlos,  es  enteraiuonte  voluntario.  La.s  hora»  de  recreación 
ae  emplean  [h-íiicÍ  pálmenle  cu  co»iu)  de  alguna  utilidad.  Los  mu* 


22  HI8CR(.Á:(KA 


chachos  tienen  su  imprenta,  i  publican  un  periódico  semanal, 
adoi-nado  de  viñetaH  en  cobre  i  estampas  Htográficas,  todo  obra 
de  EUB  manos.  En  este  periódico,  se  da  i'elacioD  de  las  caitsas  judi- 
ciales, se  discuten  puntos  relativos  al  gobierno  í  disciplina  del 
seminario,  se  insertan  cuentas  de  las  entradas  i  salidas  do  caja  a 
estilo  de  comercio;  en  fin,  todo  ello  es  un  curioso  epitome  de  la 
vida  humana.  I  como  todos  participan  de  todo,  i  lo  que  se  hace 
hoi  se  repite  mañana,  no  se  descubre  la  menor  apariencia  de  afec- 
tación. Los  muchachos  no  parecen,  como  yo  me  temia,  hombreci- 
tos. Sin  dejar  de  ser  muchachos,  hacen  admirable  uso  de  su  en- 
tendimiento í  de  sus  manos.» 

<  A  algunos  de  nuestros  lectores  parecerá  que  nos  hemos  detenido 
demasiado  en  este  asunto.  Pero  la  extensión  i  solidez  de  las  ideas 
de  Mr.  Hill  recomiendan  su  práctica  a  la  atención  del  público;  i 
creemos  no  haber  hecho  mas  que  nuestro  deber  en  dirijirla  hacia 
un  experimento  que,  si  produce  los  excelentes  frutos  que  es  natu- 
ral esperar,  conducirá  a  resultados  importantísimos.» 


Repertorio  ÁviericaTio,  año  de  1820. 


EXTRACTOS  DEL  VIAJE 

£L  CAPITÁN  HEAD  POR  LAS  PAMPAS  DE  BUENOS  AIRES  1  LA 
CORDILLERA  DE  CHILE 


COSTUMBRES  DE   LtJ.S  OAUCHaS 

La  situación  del  gaucho  tiene  poco  que  ver  cun  liis  turbaciones 
{Kilíticaa  que  hacen  tanto  ruido  on  las  ciudadoH  vecina».  Su  nú- 
uicTO  es  corto,  i  viven  esparcidos  sobre  una  vasta  superficie.  Tienen 
buenos  modales,  i  sentimientos  a  veces  elevados.  Habitan  por  lo 
jeneral  la  choza  que  los  vio  nacer,  i  en  que  vivieron  Antes  de  ellos 
sus  padres  i  abuelos,  por  mas  que  la  tal  choza  parezca  a  los  extran- 
¡ciMS  desnuda  de  casi  todos  los  atractivos  domésticos.  Sus  habita- 
ciones tienen  todas  una  misma  ti'aza,  i  esa  sencillísima;  pues  aun- 
que el  lujo  varíe  al  infinito  la  forma  i  elevación  de  loa  endebles 
edificios  que  destina  al  abrigo  de  huéspedes  aun  mas  endebles, 
lii  choza  es  en  todas  partes  una  misma  cosa,  i  entre  la  del  gaucho 
i  la  del  raontjulcs  de  Escocía  no  hai  man  diferencia  C|ue  ser  la  pri- 
hwm  de  barro,  cubierta  de  una  larga  pivja  amarilla,  i  la  segunda 
de  piedra,  techada  de  brezo.  Ijos  materiales  de  ambas  son  ínme- 
diatatnontc  suministrados  por  el  suelo  que  ocupan,  i  ambas  armo- 


•4 


KISCin.A!(tA 


niznn  <le  tal  modo  con  el  aspecto  del  paU,  que  roachna  veces  no 
CA  i^uAihli.'  <)UtÍitgüii'lo  fli-  ellas^  i  coiüo  en  América  :*  anda  pegu- 
ijiriinnU'  »  t'xlo  gnlopo,  i  d  terronu  l-ü  Ilunu,  el  cniítínante  uo  echa 
fki  v«r  Ift  habitiuñon  hafita  Uegsu*  a  In  piiortn.  £1  corml  está  »  50  a  I 
nil  \Tini.s  <le  lilis,  f<hniuuiit>i  iiii  ctrciilu  df  llo  voias  <!«  diáineiro.con 
iiuu  tiierlt'  vnliii  de  pitUn  mu  ialtmr.  clnvnil(u<- i-u  Itt  (torr.k  p<ir  iiuo, 
lio  8US  extremos,  i  un  que  n-í;iilnniifnur  jmjk»  un»  butulml»  du  pft« 
iT!»)ttoK  Imilivs,  ainiidiM  del  olor  iufwlo  dv  hm  admllos  muerto^  | 
litiiutus,  cuerno^  tiuia,  ele  igiiv  culirt'n  1»  tierm  al  nxludur. 

La  chozM  se  i'cduec  n  un  isolo  aposento  en  riuc  vive  la  fiímilia:  I 
li()ttilin--s,  nitije"^  i  uiñni,  t<Hlm  npifuulo».  Ln  cociiin  i\sttt  a  pocas 
v.ircus  lie  dinUmcln;  i  ni  en  it\  t«cho,  ni  vn  \¡ui  paredes  de  la  hahi- 
tacion,  faltan  jamas  grietas  i  agujeros.  Como  en  la  oetaeiou  dd 
oilor  estd  enjambrada  de  pulgas  í  de  una  especie  de  chinchen  t^n 
grandes  como  nuestros  escarabajos,  se  profiere  d^rnir  al  raso;  ilo 
modo  que,  si  el  viandar.te  llega  ile  nuche,  i  de»pue»<  de  desensillar 
mi  caballo,  busca  sitio  en  dood«  acontarse,  puode  colocar  su  apa- 
rejo de  doniiir  junto  al  coinpAfien>  o  eompafleiu  que  mas  le  aco- 
modo. El  admirado)'  de  la  inix%nciji  se  cctuini  junto  a  un  niño  de 
peehns;  d  melnnc(tli«o  preferirá  la  oncioiudad;  í  el  que  guste  de  , 
hm  nfinriiviis  de  la  ¡KirU-  mu»  MU  de  ln  cn-iiciun,  [lundm  boni* 
t4tiuei)t(-  la  silla  de  moutjir  que  tui  de  t^-rvirle  de  itltuohadu,  a  po- 
cas jiulgiubui  df^  dÍMbmc-ia  del  ídolo  que  adom:  bicu  entendido  qne  ' 
V»  piís  i  tobill'Kí  del  adormecido  grupo  es  lo  único  i|nc  delermi- 
nani  su  elección,  porijuc  lo  demás  del  cuerpo  está  envuelto  en  pie« 
le»  i  ponchos. 

En  ol  invierno,  se  duerme  puertas  adentro.  Luego  que  la  cena 
del  camiunnt«  esbí  pronta,  se  ti-ae  a  la  choza  el  anulor  de  pultt  en 
que  han  asado  [a  carne,  i  se  clava  la  punta  en  el  suelo:  el  gaucho 
ofrece  a  sil  hu^ped  una  calavera  de  caballo,  que  hace  las  veces 
«le  silla;  i  la  familia  ocupa  «tros  asienloa  de  la  misma  especie  en 
tomo  al  Asador,  de  que  cortan  con  largor  eiiehilloM  gi-andes  poda- 
xoH  d*!  cante.  Todo  e^to  pníta  u  la  d^bi)  lur.  de  una  lám]uim  desebo 
d>*  vm'tt,  i  ni  abrigí:)  de  unn  Iumbr>'  de  cnrlxm.  De  hiteniH  clavados 
en  lu  [irtu'ii  |H't>den  fnm<w  i  i-!«inicliui,  hiziiw  i  hoW.  Divfsaníte  va- 
rios bultfw  |H>rel  »uelo;  i  al  irme  a  sentar  en  alguno»  de  elli»,  me 
iiA  Hiici-dido  linocr  gritar  a  un  niño  que  dormía,  o  ver  saltar  un  día- 


VXTKACTOS  OK,  TUJB  Wit.  CAPITAS  HK&D,  KTC. 


S& 


Fonni!  mastín.  £1  gallo  ha  llamado  muchas  vAoes  1m  nnrom  oitca- 
raiiuuld  súbr?  mi  e^pnlila. 

1a  vidii  del  giiuflm  i-s  cjiriosw  t-n  cxttiínw.  Kirciun  luicirlo  m-  lo 
mear-  en  un  cacm  colgado  del  techix  El  primer  niu>  pifen  ilvsuiiduh 
Sds  príincnM  juvg<)«i  «<m  iin  eDs%yo  du  su  vidn  líitiiTa:  pónutele  un 
lazo  de  mtinltruj;  rn  In  iitiiuo,  i  e^>n  él  se  (uliestra  n  cojcr  piijnrosl 
perroí.  A  litn  emUm  iiihwí  w  I(?  ntoiiUi  n  chIniIIo,  ¡  de»Ie  vnUWeJ» 
«inpiezn  *  «er  ÚUI,  iiyudutid»  ii  uim-mirvl  gnnit'Iu.  Suaptwatiom- 
pos  i  iicii[>Hciiini-s  síiu  (5wi«  din  iiuls  wH-oiiik^í.  Sin  tomur  de  I«» 
nzcjieheruM  (oiiulríguenvt  que  bun-  en  el  suelo  el  aiiiiiinl  llanuido 
vizcacha*.  í  do  <fue  (M<tHu  iDÍniula«  aquellas  llanui^aa,  ocasionando 
iimcliii  [K-li^^  a\  que  corre  n  caballo)  gid<ip<ipn  seguimiento  de 
lo»  uve^t Dices,  gamos,  leones  i  tigi-es;  •*  doma  los  potn*<,  onlazA 
Ub  Ksa  bravian.  í  las  lleva  al  corral  para  matarlas  o  ht^rrarla^  Kii 
esto*  menestercH.  pasa  a  veces  miichos  dia»4tUN;nU?  de  wl«íi,  mu- 
dando de  caballo  )ut>j;ú<jHe  so  le  cansa  el  qiii:  lleva,  i  dunnieod» 
al  aire.  Como  se  alimenta  oonslanUtintnl'e  de  cMmv  i  itfpiii,  Ad- 
quiere nnn  oonslituciotí  vigonicra.  isipaK  de  «oporlnr  la»  ntayoce» 
fiítif^'t,  ¡Kiniiimetriendo  tantu  tiempo  a  caballo,  i  haueiido  bde^  jor- 
naiW.  (juc  parece  inci-oible.  Ln  ilimitada  independencia  de  que 
gDüH,  i  que  amn  con  pai;ion.  eujendra  xentimiontos  de  libertad  tan 
noltfes  eomo  inocentes,  aunque  mo<liticados  por  su  modo  fie  vivir 
eiTííntí?  i  salvaje.  En  van»  sería  liablaile  de  lus  l)ierM«  i  regalas  de 
otra  vida  ma:^  culta:  sutt  ideAs  no  le  perniitr--U  vunvr^bir  que  haya 
cosa  iua^«  digna  del  hninbrt*,  que  nlzniM-  «le  la  tierra  i  <-i>bidgar;  Ift 
(alta  de  im  ea)>ullu  no  la  coiopi^nsan  en  su  estimación  neer<  vi'sti- 
dw  ni  iiianjim>s  ej<qui.tit<)s;  i  la  huella  del  hombre  estnm|Mdu  en 
el  suelo  le  paiwoí-  una  señal  de  dojenemeíon. 

hixs  que  U:  ven  a  la  puerta  lie  su  [Hthrf  ]xic«u)a  con  ^^»  bnuus 
enizailiw,  bvrciiulo  el  poncho  n  güira  de  capa  esixiñohi,  i  la  choxu 
hecha  una  criba,  cuiuhIo  ba»Utria»  iIok  o  in-s  honvt  de  trabajo  pam 


'  Peiinonn  euadriip^do  alsi>  parecido  a  la  marmcifA,  i  <Ia  coxtunlirM  ani- 
loga*  a  Ihb  'IoI  nMMJo. 

°^  NoRrMDioBi)nalin;««na<|UoUapart«d«  AniAricssniiB«l>lsnooqu« 

CMiito  al  imnilol  mondo antigna.  l.oqD«MnaiimaUÍtisi«.Git«lpsaar. 

Vi»  onM  Lina.) 


É 


fC 


HlíKKLiStA 


hw^ifvla  cómoda  i  abrigada:  los  que  iibíHrrvan  (\ik  f.n  un  clitmi 
tan  belln  cart<ce  de  fmtaa  i  hoi-talizo»,  nue  timImuIo  ilf^  giinoflu 
tiene  leehe  <{iie  bebuT,  ijiiv  iii>  cvmit-  |iim  ni  (-i>n(x-i-  ii)iú>  nliiin-aLiJ 
i)i)c  carne  i  agiia:  tumpanuidn  mi  víil.-icoii  ladt-l  c«iii|x-?víi)<>  ift^  Iti-I 
glaU'ira,  le  arii>«un  dv  ¡HdoVncia;  pwro  lu  cuii)]viniciuii  ».•!«  iimpli- 
caUe,  í  lAncii!«icii>n  iiijii.'>tn.  Ciiii1i]iiit-rn  <|rii.-  vjvit  cini  el  gnucha 
le  aooiniiufiv  «li  suj"  cornTÍi»*,  l(j<»  ik-  jiiK^itle  indok-Qt*-,  tu;  ad- 
mirard  de  i|ue  U-Hg».  Mgumili::  piira  tvMÍ)>tÍr  uiin  vidn  t^inlaboñiK 
Si  «in?cv  dt  rcgnloíi,  tJUii|><>ci>  niciiti-  lu-CwídjuK-s:  ncust  timbra  do  s 
donuir  ni  nuu  i  sia  uin»  caiim  f)uv  bt  tit- i'ra,  nu  k- pasi  por  1a  iina-, 
j)nai*iun  quu  tina  pan.-d  homdndft  m'A  un  mal. 

El  curárler  del  gnucttu  cu  a  veces  luui  (.«timable.  Su  choza  ' 
iitcntpn.-  Hbiprta  ni  caminante.  Recibe  a  siu  hiii^>^>di!s  iy>n  ai 
ngnwlo  i  nna  digiii»lad  natunil.  ijiie  nadie  espi-jaria  del  habitant 
di^  tun  humilde  alber^e.  Siompre  que  entraba  yo  en  una  de  tÜM 
«e  levantaba  el  gaucho  de  su  a&iento  para  ofrecírnielo;  yo  me  os-i 
cuEnba.  él  i^íi¡^^ia,  i  dcspiiefl  de  recípitio»)  cuuipÜdot*  i  curtesiu 
me  veía  to  pivciaadu  a  ¡iceptar  la  oferta,  que  em  una  vidiiwm  d< 
caballo.  En  ciirioM)  ver  a  Iuh  gauchm  i|iiit4ux-  invariabU-nu-iitu  ri 
xtiiiibr\-nt  unu  h  otro,  |au-a  «.-nlnir  vn  una  cabcuts  casi  dví-lf-chada, 
yin  V).qitJ4na,  i  con  una  puerta  de  cuero. 

La  vida  i(c(  gnitctio  e»  a  caballo.  Cuantío  «e  trata  de  batiltznr  9,\ 
un  niño,  «e  le  lleva  de  est«  modo  a  la  iglesia.   El  novio  «ieuta 
novia  a  las  ancas,  para  ir  a  recibir  la  bendídon  nupcial:  i  ea 
entierroe  todos  ran  a  caballo,  incluso  el  difunta 


U 


illSA  DE  RAK  PEDRO  XOLA.SCO 


Ki  valle  ílv  Sfaipo  t-v  famoso  en  Chile  por  su  amenidad.  Ccfútlol 
de  niubo»  lados  por  Iil"  lirida»  faldas  de  la  ei>rdillcni,  sigm-  t-l  corso  ¡ 
serpentino  tM  torrente  o  rio  que  le  da  el  m>iiibiv,  i,  aunque  va- 
riiUitxiila,  le  adorna  gran  vnriwíiMl  ck-  arl)u.-sU>s  floiidos  i  de  frn- 
tale.-). 

AtravesanM»  leguas  enteras  pobtudas  por  una  i  otra  parte  de 


BXTKACTOH  VKL  VIAJE  IIKI.  CAI'ITAX  IIBAD,  ETC. 


37 


-Árbolo!<  nu^t(]<K<  (1«  a>tvz»9  nnulnniN,  i  iK^  diirrutiioM  bitju  ruyo  pera 
»C  (ioblnlMn  l<>*  niiinw  al  sm-Io." 

Xa  ticrm  c^tAliu  ciiliicrtA  <Ív  hiK-s^M  do  'lumzrim  itt-  la  oaseclia 
itnhüíor;  j  üegiiniiDvntc  haí  millHrc'^i  de  istaf  plnDlon  euros  dont^s 
jamas  han  llegado  a  )om  1al)¡us  dul  homlirv.  Atiixiiif  la  tk-riB  pro- 
duce abtindaDcin  d<-  árlwk'is  majoivs  i  mi-non'x,  nn  riinos  cu  ella 
la  rn<--nor  sefia)  du  pasto,  que  m  un  clima  ollido  iiu  ptu'de  existir 
sin  liego. 

Después  de  haber  andado  como  SU  tiúllaa,  puMimiM  el  Maip-ip^r 
^B  un  piitíüle  (iiiapeiisoí  io  de  sogaH  de  cuero,  cuya  Runstriinrion  t-xa- 
^Hmin^  «tin  cuidado,  inieparectct  en  todoM^-imjntiU-alndc  lospiit-ii' 
^H  t«A  de  hienvt  <{ue  había  vitan  en  I ii;;! aterra,  nm  embai^i  ile  exi^lir 
^^K6it4>  allí  <k-  liuiii)xi  i II memorial.  Como  el  río  eMtnba  a  la  saz*.)!!  rtf- 
^Heido,  el  agna  Knltnbn  iiiipct  uoMiniviiti^  por  eDdmH,  haciéndolo  inrli- 
^^■ntr  (K->  tin  Indo.  Niu'?itmK  mulns  ftioi«tmbiiii  \K<ca  inclinación  a  j>n- 
j^P  tarto;  i  yo  cicrtAmeutc  lo  hubiera  cn.-[do  pidígroMi,  »*i  un  hombrt* 
I  qtit'  iK  dejó  ver  riel  olrtí  lado  no  nos  hiciera  trenas  t|nu  jia«^-n)os. 
El  puente  »'  dobla  bajo  nuestro  pe«o,  i  el  agua  «e  estreltií  c»n  giwt 
fncrza  contra  las  Mballcría».  pcn)  éstas  cargaron  el  cuei-po  en  di- 
rcedon  ci:intraria:  i  lle^'amoíi  al  oti-o  ImIo  ^in  accidente.  A  La  vuelta 
lo  pA.sanuM  a  nxcuraic 

Hiibicr>dii  .si-giiído  nni'xtni  jomada  cuatm  iiiillas,  De^nx'Ktaun 
]M!i|UeiVi  tu>tab)<-('titiienL'>  en  i|ue  at  Uu)>ajan  Ioh  niiiicniK-.-*  de-SMii 
PMlru  Kolíiwi),  i  se  cji><:ula  la  intensante  «bn»  de  la  anudgn- 
nación;  i  allí  lut'siimoM  In  tanle  i  In  ttoohc  con  intento  de  obsvr- 
vnrfo. 

-  ¡Sin  metcniOM  a  de«<'ríbir  el  L«tal>lceiuiiciilo,  baste  docir  i]ue  la 
diKiKwicion  ili!  Iiw  Inibajiw  nw  |Mtr»-ció  luiNlniíti-  injmiosa  i  econi!- 
Uiira,  i  ipie.  nuu<[ii<-  no  w  lian  aplicjido  a  ellos  <ni  debía  e»iK-nir«') 
muchos  de  W  in^'entos  mc-ciínico«  que  retpiiervn  un  gran  c-apital, 
<e1  plan  en  lo  jvnerat  era  tan  bueno,  como  peniiitinn  kw*  rei^urKuit 


*  El  «apitaa  Bni  d«bi¿  de '  [»Biar  qu«  «I  mielo  dtbn  e>|Ki(itiiMBiii«]|ta 
KF  cnMMihw..  Ls  viTilnil  e«  que  ti  vnlludv  Maipo  ws  uno  d«lo»raajOi'ciil. 
liva'lin  ifu  lodB  Ib  Aini-ñcn.  Si  p|  M-fiof  Ucnd  liubieru  trKn«lui)i>  [-or  nlli 
atgnnia  nBiiunu  Ánto,  Ic  haliicni  viaUi  ciiliicrlo  de  ttcsts  uii»«i>.  Prru  tui 
I  liabwra  cnliio  que  no  nncinn  uu  cnitlaitu  ui  dilíjeimiii  al^ftiaai 


Í8 


MtSCKLáXBX 


dvl  imlU  jMim  la  reditccinii  i  KnutlgaiiiAcion  de  mioeraUw  en  pe« 
«jiifilii  v-Kctilit,  conHiiIlnmlii  lii  i'>NiiiimiÍiL 

£1  (itu  ¡«i^uiv'ntf,  tínU-»  dv  »iuiuk«>t,  cofitiniiAmiw  niuwtim  jor-^^ 
onda  a  Sao  Podro  ^oluscu,  siguivndu  por  cuntro  o  oíocu  homs  *!^^| 
hilo  do)  río.  I^  valWcra  aula  vez  rmw  angosto:  lostlrbolvn  i  matnit,      ' 
menos  rigoroÑOis;  i  lus  Ajidte  eiupinaban  lU  r«d«)ur  do  nosolnw 
8iia  ciimbreH  nevadas.  Ia  «eiida  presenUibA  a  cAda  paso  peligros 
inliniíaiiieiilf  iiuiyMrc.'*  (¡no  on  luirte  ftlguiin  dv  l.i  coitlillera  end 
oamiiti)  de  Mi-mlozíi  n  Cliilc.  Lím  \iu\vTn»  m>I(>  dt^jnbiui  un  trdJii 
dií  ])ih:iu<  ]jiilpidn.t  d<-  »iicho,  cubk-rU)  <W  iiü-driij*  Iiui  Doja!>.  i^iia 
a  cnda  tnstimU:  im.-  df«[fTciw)í(ui  bnjo  )u«  ciimus  du  nuestra»  iiitilnK, 
i  se  prfcípjtAliRn  cum  iiwlcmd»  v)oti.-ntin  ni  Ujtn-nt"^  Yo  hiibirm 
de  Uiieim  ^iia  echndo  pié  a  Uerra.  pvni  Ikh  milla»  no  si-  drjiín  lle- 
var de  diRstro;  i  ademas  cuando  ano  »e  cncticntm  cu  la  Iiidvra  a 
caballo,  ks  inijttisiblo  donntuntar  por  falla  do  e«]>acio;  i  vi  inU-n- 
tarlo  hitri»  lalv*^  nw  |x-rdiera  mu  equilibrio  la  mala,  i  sr  dt^Apc- 
flam  n  la  pn)riiiidn  tünuí  igac  servia  de  catic«  al  totroote,  Ea  aljpi- 
nos  higniv:^,  i<l  nf^iiii  Imbia  lii'n'undmdo  la  lailvm,  i  no  ((iiitJa 
nvdm  de  Mrnda,  dv  inotlu  que  la  muía  tonin  quv  trv|Nu-  )>or  il 
plaoo  inoUmulo  pnm  reoobrarla:  pem  ea  singiilar  la  seguridad  coa 
<|ue  pisa  e£tfl  animal,  i  para  apitKriaj-le  en  wi  jtdto  *,-ator.  es  pro 
ci»o  verlo  en  la  cordillem.  Donpaes  de  patear  con  gran  diticiil 
d<»  o  tren  rapi<littiinuít  Urni^ntr»,  ipK-  m*  (in'cipitjihnii  de  Um  An- 
de», i  mezclaba»  sus  ngunx  voa  las  dvl  Mai|M>,  lltigstnius  a  iinoqiie 
pnrocin  aun  nw*  pcligi-otío  qut;  W  nntorio«ií,  i  n<>  Iiiibia  mi^io, 
sino  iitnni-sjirli)  o  volvcmo»  a  Santiago.  TniUiiin;*<  »l<'  Imoi-r  ipic 
tus  ititilas  iiue  ibnii  sut^ltas  lo  pasoM-Ji  priinen>;  poro  no  biun  mi 
lió  Hila  di-  rlljLH  IiiK  piís  en  el  agua,  la  arrebalrt  la  e<irrii'iile.  i 
iníni«  di'  ve¡i)t<-  vanu*  (k?  idlí  ftié  IkxIio  ptyiazus  el  wijnn  i|ite  Ilo- 
▼nbn  a  ciii-^taK.  AtAmouoK,  puiw,  con  soga»  i  i^polvHiiiix;  |H-ru  tai 
«mm  lo«  boj-on,  (|ii<?  no  pocns  voces  cubría  el  agua  el   cuello  de 
muía.  Estos  jKibres  animales  tienen  gran  miedo  a  los  totrcat»», 
solo  a  espoladas  se  le»  puede  hacer  cntmr  en  ellos:  i  aun  en 
ees  mioedc  que,  llegando  al  laedio  de  la  corriente,  resisten  pasar 
wlelant<>.  Cnuudo  elagiui  os  profunda,  loHaniorus^teonliiiuiii  um» 
n  otro»,  como  lo  hicimos  nosotros  en  i-stu  ocasión,  »uuqul^  a  docir 
vuidad,  yo  nunca  pude  comprender  que  eso  diera  seguridad 


KXTaicroit  DSt,  rc^K  nu.  capitak  iikad.  etc. 


3'.) 


%,  (Mm^tte,  ni  c-l  Umx'nU?  bact'  niiioM  un  cnjon  de  madem,  ¿por 
lió  nn  vi  criiuco  do  un  lioml>n>? 

Por  tin  nos  vimos  con  Iiai-ta  ¡^tislnccion  nuestra  on  U  orilla 

pvcsta;  i  cmjicaimo»  a  Uvpar  el  cerw  do  San  Pediif  Nolasco,  cine 

nio  dc?^ríbim  fltcipnrUf  va  e]  tnits  escarpado  que  se  nos  oFi-cciú  su- 

«r  en  todos  nuestraa  ojcpediciones  por  lúe  Andes.  Cinco  honuan- 

luvimoe  asidos  de  las  orejna  de  nuestras  muías;  i  tan  pendiente 

ícn  aljamas  part«8  la  6«nda.  que  no  podíamos  en  mucho  tiempo 

allft.  Prextíi  dejamos  a  la  esiwlda  los  limites  df  la  vejeta- 

FcíuD.  El  eamino  (que  a  vccck  no  se  pai'ocia)  iba  haciendo  puntas  a 

an  liul»  i  iitm:  i  si  alguna  de  Iqh  nmlas  i|iic  ÜKtn  dflnnte,  o  man 

vpiíiriieiiEc,  «neini»,  se  tiuliient  dt-»]Í7^uIu  o  cafdo,  era  nt.'cesarío 

■jua;  rodara  !«()br»  nisotniA  i  w»  llovara  n>mi  abajo. 

Dumiitc  la    Mihtdii,  prfgiiiidibiiinos  rotitiniiamenU'  ni    iiiriiTO 

f«i  el  punto  mity  alu>  c[uu  de«:ubrínmos  era  la  cima;  per**  en  tlc- 

gamlo  u  61,  eucontrAlmmoK  que  aun  restaba  mas  que  subir.  Ed 

esto,  cmpcininra»  a  ver  a  un  lado  i  fibro  monloncitos  con  pequeñas 

Louoes  de  palo,  quv  HcAalaban  loa  par»j{>a  en  que  había  perecido 

pente  de  ta  mina,  sobrecojida  por  las  tempestades.  Por  tín,  tiofun- 

los  a  la  dnia,  cerca  de  la  velA  de  plata  de  Hiai  Pedro  NoIilsto, 

la  t>n  uno  de  los  mas  cíopimulofí  pico»  de  l(«  Ande?!,  Oftv- 

tiKxt  ¡i  \n  \\kUi  aati  |K^uefui  i  de:sampiinu]a  choxH,  do  doitdu 

«iilieron  al  eiicue-itlr»  duM  ■>  livs  mincrmc.  cuyo  trí.-<t«  i  macU 

feato  «-mblnnle  erfalwi  en  perfecta  armonía  <^on  In  ejwx-iwi  qii>'  ihm 

dcaba.  La  |K'r¥]>eetiva  fk-ííle  aquella  eminencia  eni  gnuidíotm... 

,  sublime;  pero  tan  terríBcji  a]  mismo  tiempo,  que  no  pudimos 

rcont«mplai'la  sin  estremecernos. 

Aunque  c-5Uibnmos  en  la  mitad  del  estjo,  la  nieve  que  piñho- 

tenia,  según  nos  dijo  el  mayordomo  de  la  mina,  de  3<)  a  120 

Mb  de-  prurundidad:  Í  amontonada  por  el  viento  en  pila»  de  for- 

1  sumamente  extrafias,  dejaba  a  trechos  descubierta  la  roca, 

)iie  era  do  color  oacnro.  Abajo  aleanzábamra  a  ver  el  rio  i  valle 

ide  Slaipo,  engros.tdo  por  una'  niultituil  de  arroyos  tributarios,  que 

(luijaban  como  hebras  de  plata  por  luít  quebradas.  Mirábamos  a 

iTtsta  <le  pájaro  la  ^ran  coiviillcra  eriniila  de  píen»  de  varia"  e  in- 

definibles  figuras,  todos  encapolndo>>  de  nivvi-rit  elem«K  i  por  nin- 

.  paite  dedcubrlnmoa  vestijioa  de  venlura:  la  pcnqiectivu  que 


so 


JUSCKI^XBA 


sen'Fí  prv^entnKa  t-ra  itna  fsccn»  <K'  unívi^raij  desolación,  cuní 
magniticviicia  miaus  daba  grima;  miéntnm  rafittiaouido'  qns  «an 
osta  vasta  masa  He  oiere,  tan  (lempncíble  n  la  vista,  hahia  sido 
(Imtinada  al  servicio  i  bioncitar  i  aun  ivgolo  ilel  hombro,  pues  ella, 
conitt  un  inagotable  dfp<Í9¡Ui,  aboxtecia  de  agua  los  rallen,  i-econo- 
ofitinoA  ijiie  en  Tvniidail  no  hai  en  la  creooion  parte  alguna  que 
pillóla  llamarse  eAtérii,  nuitr|Uo  haya  muchas  (jue  la  naturaleza  no 
ha  doHtinado  pora  habitación  (It>  la  especie  humana.  Una  espesa 
nube  de  huiuu  Milía  de  utio  (le  Km  pico»,  que  era  el  gian  vulc-ui  de 
Siiti  KranoLico;  i  \n  vela  ilv  pbita  en  que  estábanioíi,  )iarecÍA  din- 
jírse  hacia  el  centro  del  cráter. 

Como  era  entonces  eütia,  no  pude  dejar  de  reflexionar  cuan  ho* 
rrtbie  debia  de  ser  a(|iiel  ñtJO  en  el  inviei-no,  i  procuré  informarme 
ilel  guia  i  de  l<iñ  niinen>ít  ."«obrx-  v»U-  asunto.  Elloct  jMtr  pi-iuiera 
ri'ApucnUt  inr  inoKlnkoni  silciiciiisaiiii-iUe  la.><  cnici-w,  que  de  di»  i*r 
diM,  ÚK  Irv*  eu  tn>3.  i  do  cuatro  en  ctialru,  se  dejaban  ver  en  tñla-t 
rItn;c<;Í<wi.-.-i;  í  luego  lúe  <li)iTi>i)  que,  aunque  li  luJiin  era  entCra- 
miente  iiuii;wKÍble  dunmU-  liw  ««le  nit-ses  de  invierno,  k»»  mine- 
rus  pemianecian  a11Í  todo  ol  afiu;  que  vi  tHo  ciertJtuiente  «rw  ín- 
betiw;  \KTo  que  nada  Íiví  ajustaba  tanto  como  loet  flftinpiKdadoK 
tempoi-alca  o  rátiígaA  de  nieve,  a  iiue  estaban  expueston;  los  cuales 
venían  tan  de  improviao,  que  muchm  jicii^iaii  eitvuultos  cuellos, 
8Ín  tener  tiempo  de  salvarse,  aunque  m)1o  su  hidlaocn  a  lóO  varas 
do  distancia  de  la  choza,  como  habia  sucedido  a  vanos  de  U>s  in- 
dividuos que  yacían  bajo  las  cruo^s.  Con  tan  funestos  monumen- 
tos delante  de  mí,  se  me  mpnsucntaba  vivamente  la  agonía  de 
ai|uellos  infelices,  buíicnndo  u  tívntas  la  habitación,  i  luchando 
conttn  la  im^niitttblf!  violencia  ilv  la  tempestad  que  no  le»  dejaba 
respirar  un  iiionicnto.  Kantreaba  yo,  o  ]jnrcciamo  lastrear,  por  la 
jMJsiciou  do  la.s  ci-iict^4.  las  ciruunrtuacías  de  su  louertt^.  l'nos  ha* 
bian  luueitii  iipiñndosen  el  «uniou;  otros extniviarlob  a  iua.t  o  mé- 
nüa  distancia,  haciendo  vano*  esftienKMt  por  hallarla  IToo  de  estos 
grupiM  fxrit4il>a  |vu-ticular  conipasioi]. 

I)unu)t<-  tui  invierno  rigoixieJsimo.  en  que  com^iznban  a  ascoacar 
las  provisiones  <reducttlas  casi  enteramente  a  carne  seca)  una  par- 
tida de  mineros  se  ofi-ecid  voluntariamente  a  pa.tar  la  nievp  i  bu- 
jar  al  valtc  de  Maipo  en  busca  de  víveres  pora  Á  i  san  compa- 


Kxrtucros  dbl  viub  i>si.  ojirRix  urad,  kk. 


31 


pei«cicnm  todoct.  Las  oriiccít  iii»nilii-.HtHii  ijuv  ttxIoK  hnbinn  (K-nlidn 
vi  cAiitino:  (l'M  iiiuríi-mn  jiiniut;  iit.n>,  a  dk-x  vnnw  rli;  ili.-^niiri]t,  t 
el  oiiiirtu  iutbiu  r.r<-[Kulo  » In  cimn  <tv  nii  ¡^m  \u;ñii!Ki\  (i'^sprcndid^i 
(li:i|  ciTTu,  Culi  v\  objv^to,  híd  diiila,  (lu  uverigunr  la  «itunuion  de  In 
etiDzn.  I/M  Hli\-dc<]i)n;H,  (-11  Hd.  tU*  Snn  Pitlro  NoIiuhm,  por  todw> 
sus  circtinstnricias.  furmnii  In  ]XMí<pGctÍTn  nuw  moUncillica  i  Itorro- 
rwn  <[iio  hi'  visto  uu  ini  vüUi. . . 

Dc-spojAndoine  «U-  Ui  mpi.  clp«ccndi  a  la  mitta  que  me  había 
prüpucKto  vxnmitiAr.  Todas  las  ntnuí  estAbsiti  abandonadas  ile 
tic>ii[u>  atrns;  |ii-r»  on  éftA  ijiic^almo  unos  pucos  tl^bajiulitit^  i|ii(- 
lvcÍciitom«i)tL<  hablan  sido  enviados  aella,  i  la  bcn<^lícinhnn  m^gim 
el  método  antiguo  de  Io8  eáyiaAolos.  al  i|iii'  i.'sUct  honiliií:?*  Iiabüiii 
listado  acD^iimbradua  toda  »\i  vida.  UajaiiKo  jmh-  iinii  gak-rin  o 
planti  iudinarlii;  i  luego  iww  descntgiiuMUft  con  juima  difíciilLiul  por 
huí  unn'ücnn  di;  I<x<  iiiniIrriH,  <|ii<>  en  tiNlnn:  W  ininaK  do  Hispnno- 
Aux-^nca  hacían  ni  oficio  dv  e!*adoni.-<L*  IX-spuc»  de  bajar  <:oni<>3r}0 
piís  iindtiiulo  it  vecí-S  jwr  planíif,  lleivt;«  de  lodo  i  nieve,  i-n  que 
nos  tinndEiiniocí  tiiLNta  nnilia  pieniu,  llvgmuus  al  lii^pir  donde  a  la 
SAZon  »e  trubajalm.  Era  iutouibro»u  ver  la  fuería  on  que  loe  tm- 
bajiulinvs  manejaban  ans  pesados  majH»,  sin  adojnr  un  nMinento; 
t  por  extraAo  que  parezca,  todos  convcniuiOíi  en  que  janiatt  habfa- 
imH  visto  ingliiM^  de  igual  vigor,  ni  que  tntl)aja»en  tan  n-eio. 
MÍi^iitm.-<  Iw*  biirn-leros  labim'aban  k  u-ía,  Iih  «piíx!»"  extniian 
cl  mint'ml  a  hoinbm^.  Liiogu  que  hicimos  niiu.ttnv<  ob8>.>rvacionv« 
i  n-ciijtmiM  algiiiiiLt  inue^nu.  snbiimM  aounipHfiados  d«  c«to« 
peones. 

La  fatiga  de  gatear  por  ai)uella«  escaleras  era  tan  grande,  que  DOS 
Enllaban  ya  las  fuerzas  para  seguir  subiendo,  mientras  los  peones 
que  venían  detrás  (con  una  larga  estaca  en  una  mano,  cuya  estre- 
(oidad  hendida  soAtonia  una  vela) no^a daban  prisa  para  que  notes 
cemiscmos  el  paaa  El  que  iba  delante,  silbaba  cuando  llegaba  a 
ciertos  parajes,  i  entonces  descaniiaba  toda  la  partida  unos  poooA 


*  No  en  toda*.  La  gritadioaiil»)  á*  Un  fibríca*  (>iht*mtimt  da  nlguut 
ninitii  d«  Méjico  hnn  llaDniiodo  admiración  ■  1m  viajaros. 
*•"  Ka  Chilo,  M  Uaiun  a*^  ■  lo*  cargador**. 


S2 


H1HCKI.AXEÍ. 


srguniloK.  Emtviwidc  vwr  «ímu  trepobiin  ¡ii|ih'11<k«  hunibrtei  por 
la»  iitiK-KctLs  tniiWnuuiiln  la  un«  nnuio  con  In  vi^lii  con  ({ue  coda 
cuiO  xe  nluuibi'nbii,  í  sosteniendo  luui  pcsmlii  c»r^  n  rut.-NtiiíE;  hum 
qu*!  a  vtTí's  no  iltjnlut  ilc  darmu  temor  que  lrop«M«wc  al^iii»  <l(?  li» 
quf  iluui  ilulnnli.',  un  cuyo  cuso  era  rawi-aiirio  qiio  le  itemiiiiaflá- 
xonioi»  todos  los  demás  en  eu  caida. 

No  podíamos  vade  (atígi),  ciianrlo  IIegnmn>;n  latKKadoln  minn: 
uno  de  mi  [lartidiL  oslaba  a  punto  de  doüiiiayai'^i  í  como  el  »oI  »c 
hábil  pue-slo,  aopbiba  u»  oirecíllo  tan  destemplado  i  pencinuitc, 
noit  h.-iHñbaiDO;'  tAn  iicidonidoK,  i  ti  ]K'rs[>itoliva  eraptrr  U>d.is  par- 
las tan  lúj^brv  i  niedro<«ii,  que  ihk  itpix;!<tinii)ioa  ii  volver  u  la  Iw- 
Iiitucioo.  doudc  nos  ngiiartltiba  tina  \Ketla  de  carne,  jimtu  a  la  ctnil 
nos  i^-ntiuno»  todos  a  la  redonda  en  el  enclo.  Lnego  que  no»  tv- 
fiv&camoü  con  un  poco  de  aguardiente  i  azocar,  envié  por  uno  do 
los  apires  Í  su  cai^  Entrd  con  ella,  púsola  en  tierra,  i  jo  trabé  do 
levantarla,  pero  no  pude;  don  u  tres  de  rnin  coinpafleras  me  k  pa- 
»erun  mbre  loe  hombrui,  i  apenas  podia  moverme  con  oDa.  El  mí- 
iieni  indios  ((U<!  nt»  KoonipaTmbn,  era  lui  hombre  forlfsimu  de 
Cornwail,  i  puesto  a  vilo,  n{)¿niu  puilo  dar  jvuto  ca>n  nipic-lln  carga. 
OtKis  diw  dt>  1.1  partid»  qiiit  piiiburon  n  »i:íivniiTÍu.,  tiivivrun  qiw 
renunciar  a  ello.  tomcr«i¥..i8  de  algim  accidente. 

Ia  cai;ga  quu  pi-obábamos,  era  una  de  las  muestras  quo  3ro  ha- 
1)ia  comprado  a  los  mineros,  i  pesaba  algo  mas  <1e  lo  ordinario:  pero 
DO  era  grande  el  esceso,  i  el  apiro  la  había  traído  delante  de  mi 
por  toda  la  subida.  Mientras  a  una  extremidad  de  )a  sala  bebiauos 
nuestro  aguardiente  aguado,  sentados  en  nuestras  silla.4  de  mon- 
tar,  i  alunibmdús  por  una  sucüi  vela  ile  sebo,  a  que  servia  de  can* 
delero  una  tHitella  (i  e»  de  notar  (|ue  solo  e!<t¿baiU4«  a  tre^i  varas 
d«  dÍ!>taneÍBdc  un  inirmn  de  ¡KÍlvorA),  los  pooiw  barretón™  qnw 
hablamos  vi^la  en  la  niína  fueruu  relcx'ndos  {"^^  "troii  u  quienu^ 
tocab»  e^ttar  de  faena  otiuclbi  noclie.  Vinioroit,  puc»,  a  la  bnbita- 
cion  i  sin  decimos  palabra,  comcoxaron  a  ndere:iar  sn  cena,  lo  que 
hieiervn  fiicilUimamcnte,  quitando  las  velas  de  las  estocas,  i  po- 
niendo en  éstas  sendos  pedazos  de  tasajo,  que  calentaron  por  uno» 
pocos  segundos  so)h«  las  brasas;  hecho  lo  cual,  comieron  do  él,  i 
bebieron  encima  agua  de  nieve  derretida,  Ile^-ándola  a  ta  boca  en 
un  cuerno.  Concluida  esta  parca  refacción,  se  entregaron  silencio- 


EXTRACTOS  DEL  VIAJE  DEÍ.  CAPITAS  HEAD,  ETC.  83 

sivmonte  al  descunso,  únícn  placer  que  no  les  había  podido  negar 
la  fortuna,  Diles  el  ngiiardiente  que  me  quedaba,  i  les  piegunté 
si  teniiin  licores,  a  que  se  me  respondió  aquí,  como  on  otras  partes, 
que  a  los  mineros  les  estaba  prohibido  su  aso;  privación  a  (juo  mo 
parecieron  completamente  resignados.  Comparando  la  trabaji>sa 
existencia  de  esto»  hombres  con  la  alegre  independencia  del  gau- 
cho, no  se  comprende  cómo  hai  quien  se  someta  voluntariamente 
a  una  vida  tan  dura. 

Repertorio  America'no,  año  de  1827. 


uisc£lAxea 


MEMORIA 


E:<  que  el  GOBIERKO  DEL  ESTADO  LIBRE  DE  MEJfCO  DA  CUENU 
DE  LOS  RAMOS  D£  SU  ADMINISTRACIÓN  AL  CONGRESO  DEL 
KISMO  ESTADO.  A  CONSECUENCIA  DE  SU  DECRETO  DE  16  DE 
DiCIElNBRE  DE  1825.  IMPRESA  DE  ORDEN  DEL  CONGRESO.-ME* 
JICO,  1826. 


l8t<ve  ■Bniatio  de  to*  Attin  tunilftlicw  omltnidoi  «n  dl>.| 


Don  Melchor  Muz>{uiz.  gi'Wmndor  (k-l  estu'lo  de  Méjion.  ba 
dnd'i  t,'ii  esta  riR'inoi'ia,  ivii.iciaiU  coij  mucho  ilnloii,  juicio  i  pcin- 
pleuírlad,  un  iikmÍoIm  r|uc  iiDvmaino»  vx^  iiuitndo  |Mr  ]a*  oti-ott  es* 
iaA(»  dü  \a  iiiiicm  nnjíciuiii,  i  muí  por  ti"Ios  l<is dcniaís  Jv  lUK-Htrii 
Aniérieü.  Con  nuun  i\kv  vMv  ilu>stnulo  Ji-lV,  que  íuna  ilc  la»  bu- 
se»  <]iie  cotutituyi^n  el  nUtt^nm  rfpn^'uUitivo  i  t[uc  lo  hacon  mus 
pernianemu  i  dui-.ul(.'ni,  ^  li»  pu)>livt<I<ul  tU'  l<ts  actos  todos  <Íp  los 
ifi»  jiiKli'r\w  eu  q»!'  IV-  tliviik-.»  ;Qiiú'a  ignora  «pii-  sin  i.'Ha  tíiflus 
tiu  ¡^inuitfii»  conHl'itucionalos  cstÁa  «xpui^'iitx'i  n  dojcncnir  en  for- 
latiit  vHnstiti  jQuv  vil»  sola  puede  contcnvr  ¡i  los  luncionni-ins  [tü- 
bliiM^  (.-n  los  límites  d«  su«  dobeivs?  ^Qiie  de  todos  lu«  modÍoi> 
invijiunblvs  dt  n'íyi«lii-  a  las  tentaciones  que  i^eao  ni  podiír.  nin- 
gaiM  hni  mas  eficaz  qne  la  obáoi-vacion  ckl  púbtko,  tiibuDal  ín- 
corruptibk-,  qiic  solo  puede  eiinr,  cuando  se  le  nie;;^  los  medios 
de  ¡tisiniimc.'  ;QuíéQ  ignora  que  la  publicidad  s«>la  aaegiir»  n  los 
coogrcsos.  a  los  jucc^ü,  a  la.'<  autorídadR»  eiecutifiui,  In  oontian^i 
de  la  HiiciiMí?  íPoiieíis  (dice  un  autoi- celebre),  (hMitirt  en  1«  iiniHi- 
HÍbilidAd  du  hacer  comí  algiimt  que  n4>  wa  n  wdñi-udiL*  di'l  puvblo; 
probadle  que  no  podeÍM  «ngafiarl<^  ni  siir¡>i»udi!ii-k*,  i  quitun.*ÍKti 

,  diii^afectoft  LoitaA  \aa  stnatut  de  que  pmlriiui  baCitr  tisú  cDUlni 


SB 


VlBfeU>SKX 


vo«i>tiv>!!.  El  púbito  iiü  po^  coii  lisura  hi  oiiñiuujt  va  ijiio  l« 
tntiú»:  iii  «ilumnÍA  f>Ít:nlo  »u  fimrzn;  sos  cuk-Lmi;  i^  nliii»  Ktnn 
f|c  itDPDo  ftn  ]iMt  cavcnMM:  U  luz  fiel  (lia  les  i-a  ini)rtai.í 

Pvr»,  ¡Hn  <lcl4;itorncM  n  probar  un   principio,  ciiyn  vcnliul  i3>L 
UQÍrorHalnicntv  reconocida,  nuDi)ue  no  vemos  (¡uo  en  U  pníctica' 
Vuij-a  tenido  hasta  nbom  toda  U  influeocia  que  debiera.  talvKZ 
porque  las  círcun^andas  lo  han  eniKiraxado,  reciirramoe  lijem- 
mente  \os  pTÍndpaIa<(  datos  oont«nidos  en  la  instmctiva  mi-mcoía 
doi  fceñor  Mii&juiz. 

Limiietulel  eMada  (h  M¿ji«o.  Compréndele  entro  losJO*33' 
i  SI"  s'  latitud,  i  enire  W  !!;■'  :tT'  i   IOS*  47'  lonjitud  del  meri-í 
ilÍiino<l<t  Ciivonwich.  Contiiia  por  el  norte  con  los  estad<iei  do  I 
Qiivr^-tani  ¡  Venicniz,  por  el  oriunte  con  el  de   Puebla,  por  el  i 
eidcntc  ■»»  ol  di^  Mechonean,  i  por  t>I  <tiir  ^>n  b.-ulai!n.H  sua  c»staA] 
jK>r  el  uiiir  Pacifico.  S».  ej:ifns'u.tn  (ÍmcIiuo  «J  Wmlono  (U-  la  le- 
demcion)  «c  calcula  en  ^.1 43  loguiu  cumlnidns  de  2ú  o)  ^ultt. 
El  distrito  fedeiíil  es  como  dft    10  leguas  ciiadiwliis.   PrMiidiitir 
Sit4,¿Sb'  idniíw.  dmlucidas  188,703  que  conv^punden  a  dicho  dis- 
trito. Agrieulttira:  maíz,  cebada,  trigo,  fríjolc»,  arw^jonejt,  haba», 
pa|]ias,  chile  (ají),  algodón,  caita  de  azitcar,  aiül  ¡  nva^iet.  Esto 
último  da  el  fputo  i  imludable  licor  oonocido  oon  el  nombi%  do 
piilipie,  que  fomtii  una  do  la-t  reutas  iitaH  pingUe?«  del  estado. 
Eiiipiezau  n  «iJüvanH- el  café  i  el  olivoi  IwliMÍriti:  tejidondej 
«l^nlon  i  de  Inufi,  jarcia,  bi-neficio  de  la  wl,  curtido  de  pieles,] 
ftibricaK  de  agu» ir  lienta!  iK-  caña,  i  una  de  |>a(H-l  en  el  pueblo  do 
San  Ánji-l,  enwiyo  recienu.-.  que  promete  lue*  mcjoreí*  nwultartotj 
ifinnn:  ne  lK>neíician  ^iS  en  l.i  prefectara  de  Tuliuicinfto,  i  !*e  e»-| 
pom  nunientm-  hm  número;  de  los  domas  dutriton  no  ^n  tiene  no- 
ticia exacto.  ÍTw&ienio,-  está  encargado  a  un  gobt-niador  piun  el 
ONtado,  a  un  prefecto  en  cada  dií^tríto,  í  a  un  «ubpreft^to  i-ii  eacla 
partido.  Irfis  prefecturas  »on;  Acaitloo,  que  coalicne  lo«  partí-  ] 
do<3  de  Chilapa.  Acapiilco,  Tíxtla  i  Tecpem;  Ht'BJrTLA.  qu«  con-  ¡ 
tiene  los  partidott  de  Z»u!iial:ípnn.  Huejutla  i   Vahualic»;  CfKR- 
TiAVACÁ,  con  liií<  piutidoM  <le  Ciiernavaca,  Cuantía,  i  Jomu'atepcc; . 
M^Jiai,  con  los  partidí»  de  Chalo»,  San  Agu&tin  de  lan  Cutíva."»,  < 
Ciiautitlan.   Zuni]»ii(igr>,  Tt-wiico,  Tliiliivpiuitia,   i   Teotihuaean; 
TA-nai,  eon  loa  |Kulidus  de  Ajncbitlau,  Tasen,  Tenuu>caltepec 


«EllOiU.1  DEL  nOBIEIUÍO  liF.  »K.rlCO 


Tejnpilcn.  .Sultvjirc.  i  Znciialpiin;  Tni.vcA,  con  to»  p»rtitl<M  de 
IxtltihiMcji,  Tolucft,  Toiwnito  ili-l  valle  i  Tf-nanciiigti:  Ti'La.  ron 
I(M  jnrtid'xs  i|p  AcU>|Kut.  diiichujwtti.  Tiiln,  JiloU-p^-c  i  Zimu|jRn: 

I  Tl'UKiTTNtm.  qm'^  cuntic-m-  el  fHirtiilo  dv  v»tv  nombro  i  I<m  <k- 
Pachuc»  i  Apim. 

Las  ?vii/.w  vitiH icipaU"  consiíU;!!  «i  im]iuf«tw  ¡wbre  ticrrsK 

'  -ctiDtiuieü.  plaziis  de  mercado,  jucgm  d«  WIW  i  cmw  de  baile; 
iDiilta:»,  nrríemloti  de  hucn.-i^  ]K-rtvD<^cÍ<Mitos  aI  couittn,  i  utrns  ra- 
inoü  ■fM-iiures.  S»n  recattdndoü  i  adiiiinUtradaa  |iur  los  Ayon- 
taiiiit-nt»»,  (le  i]ue  hai  l'¿  en  la  pi'oreciura  de  AeApuIco,  24  en  la 

t  de  H  iK-jutla,  1 X  en  ta  de  Ciiei-navac»,  44  en  la  de  Mr^ico,  2U  en 
la  de  Tii-->eu,  24  en  lit  de  Teluea,  ~Z  en  la  de  l'iila,  i  \'2  en  1»  <le 
Tidniíciiigii. 

Itminuvion  púltlicu.  Sin  incluir  los  del  dirfrito  fedeml,  liai  388 

f  *-»cueIiD4  de  priinera*  letra»,  en  ijue  *.•  eiinfaii  -Vd  ~  niños,  eiiíe- 
fiAndtíwles  n  Ker.  ewribir  i  ('"litar.  Í  la  d»otnnit  crí^tiiuin.  La  de 
HuejiitU  M.'  extiende  ■  dibujo,  gnttnAlim  cu^tvlliimi,  i  mateuiáli- 
Cflíi.  La  lie  Aeafuiloj  ix-mprende  tjiinliieil  wl-is  iliw  idtiiiiKN  ni- 
mf».  Lü«  priiK-ipales  e«ta1]l<.i;Íiiiteut<jn  lie  in^lrtioeien  estiUi  en  vi 

l^tiito  redera]. 

Finaría  armtiilti.  til  milicia  civka  coniita  de  li.fiVi!»  jilazai^  lU- 
infantería,  i  2,u;U  de  caballt^ria,  sin  contar  el  dinnto  de  Tula  cu- 
e.-<tAdi<H  no  se  habiim  nTihido. 
Los  ivhIiv  iM  AV/íi'/ti  iLxcemiieron,  el  afio  que  cspilii  en  ló  ile 

[oclubre  de  If^yü,  a  I.IWO.IIJ  pesos  fu«rles.  4r.  ■¡'¡.  i  deducido» 
los  gastos  de  recaudación  i  admÍDietractoD.  a  i.''Ítl.  2UI  p^,  2r.  -fj. 

'  Los  ranios  mas  pingfle»  »»n:  el  de  alcabala».  <ine  pi-odnjo  8¿3.T)l4  ]k 
el  tit!»  porcientii  de  cmnsmiKi,  Itíl.y'ó;  i  loa  puli|ues,  lb^T,&33; 
luK  ctult-H  iii>.-<  nimos  dejan  un  lii|uido  de  1.<)IÍ2,Ó1U.  lAr«-nta  del 

i  tabaco  tigui-a  en  el  antedicho  total  |>»r  oIS,!^!^  p-,  i  un  lÍ4UÍdo  de 
42ll,'«'fi'i;  man  rebaJHdos  !<»>  gastos  tie  «oiii|irn,  lio  rindid  en  nsui- 
d«il  mus  de  í'iM'.i'i  p.  El  papel  «ellndo  ligiini  en  vi  piixluctt»  bru* 

|(u  por  AV.  Sf)!i  p.  i  en  el  lUjuido  por  3(t,UlK>;  duducidw  lox  gavliM 

'<le  ompra.  conducción  i  otroK,  se  reduce  la  verdadera  utilidad  lí- 

, qaida  a  27,41)11.  Los  dorcchin  sobre  la  plata  rindieron  2''>.ri(>l.  i 

|-oon  deducción  de  gn^tos,  llf,U7UL 
-  ÍMny<i«tfMi  del  estado  fueron:  en  dictas  de  dijniUulots  &0,l)í3  p; 


•08  3iibcelá;:ba 


i  en  otn)s  gnstii»  del  poder  lojislativo,  211,954;  en  el  podor 
(ijccutivo,  comprendiendo  sueldos  de  empleados,  gastos  de  ofici- 
ims  i  de  almacene»  jenerales,  i  premios  en  los  certámenes  de  es- 
fiíiulas,  70,475;  en  el  judicial,  1)4,  050;  por  el  continjente  de  la 
federación,  65ü,l)llU;  ptir  otms  erogaciones,  ó3T,921.  En  esta  últi- 
ma partida  se  conipix^nde  principalmente  el  capital  invertido  en 
varios  mmotj  de  rentiuí,  i  no  rebajado  del  antedicho  llqnido  fie 
1.722,201  ¡lesos,  pov  no  pertenecer  a  los  gastos  ordinarios  de  re- 
caudación i  administ ración.  Total  de  gastos  del  estado,  1.444,;)0L 

]M!))08,  5r.  ^y 

En  el  presupuesto  do  gastos  para  el  año  de  1820,  se  calcula 
(]ue  los  del  ramo  de  justicia  ascenderán  a  cerca  de  140,000  pesos. 


RejKrtorio  Americuno,  año  de  182^ 


^^^'^^^V 


RELACIÓN 


DE  HECHOS  COKCERNIEKTES  A  LAS  MUDANZAS  POLÍTICAS  VE- 
RIFICADAS EK  EL  PARAGUAI  BAJO  LA  DIRECCIÓN  DEL  DOCTOR 
TOMAS  FRANCIA,  POR  UN  INDIVIDUO  0U£  HA  SIDO  TESTIGO 
DE  HUCHAS  DE  ELLAS.  ETC.-LÚNDRES,  1S26,  8.  VOL. 


(Bieve  «oiiMfM  tic  tu  nolidu  coottitii)»  ca  tí) 

El  i|iiL-  rK'íifi-  fiímiiir  nl^nim  klea  <!e  los  inici<«os  ilt-I  Puniguai 
dui-anlv  l«s  tliuí  i  sti»  afiíjs  úHiini>«.  i  del  hombro  oxtmordiiiiirio 
que  ha  eetado  a  la  cnlx-zii  (Iv  lujiici  pueblo,  puede  coosultAr  la 
ífnmitivtt  de  que  damas  noliciu,  seguro  de  hallar  en  ella  hL-cIios 
can<M<oe,  que  apéuAs  hun  tinspiradu  a  e»ta  otra  parte  del  Atlán- 
tico. 

Aunque  el  autor  se  presenta  do  inciignito,  no  no»  es  diRcil  i-e- 
cotiocerle  pta  taa  »eñaa  que  da  de  sí  múmo  va  Iw  priineroA  pá- 

«Fuco,  dice,  es  to  que  se  sabe  del  doctor  Praoda  en  Eui-opn,  i 
e«e  ])oco  lleno  lie  cootRulicciuntei  i  absunlos.  La»  revoiucíonw» 
non  las  i'stuliu!  que  acelenin  i  fuvi'uici  i;l  desamillo  de  caractere» 
cxtinordinaríos.  En  t¡uin|Mi4  d«í  tnuiqiiilid¡»d,  o  como  tlícen  lo*  in- 
gleses. IR  tÁepipinff  lijiu»  o/ ptxwe,  estos  hombrea  perecen  ea 
(fipuridad,  o 

Duperdídsn  m  fngancU  en  les  siraa  d«\  dMÍerto, 

íLw  aventuiss  de  mi  vida,  mi  amor  a  la  libertad  i  el  deseo  de 
rcspirar  so  ambiente  en  otros  países,  ya  cnie  no  me  ci»  posible 
lognulo  en  el  uiíu,  conspiraron  a  laiizaniie  entre  la."  revolucione» 
((e  los  estados  ameñcuios,  i  a  ponerme  mas  o  mt^no»  eu  cx^ntucto 


•Itt 


MISCELaZCCi. 


con  tnuchoK  dv  los  pcTíi')tui|i.-s  i[»v  h.-in  Ik-cIiu  |>n]H.'l  un  lu«  \-(tri)u)iMt 
lances  i\o  B-quel  draiua.  Minuuiu  al  ri'^luilor  úc  nii  i  c!onU:iiiitUui- 
do  la  diferente  suerte  t¡no  tes  h«  cabido,  m»  puotlo  menos  dti  tx- 
clamar.  ¡oh  qae  aíembmn.  nv»itrm¡rr«  cojm.  Esclavos  (¡uo  so 
abnusaron  a  sus  cadenas  hasUi  el  ultimo  instante,  60  pi«í>cntan 
ahora  a  íx^ar  Ui  mies  pi«parafla  por  las  fatigaH,  trabajoA  i  perae- 
cuctonc^  (te  W  primetai  patriotas,  hollando  la  M^da  ilcl  honor 
runndo  la  voii  dv^K-jiuln  de  ))oligra!>,  í  uvmolAiido  la  lundi^i-a  del 
triunfo,  duspiiL-K  ([»<•  oims  han  cumpr.iilo  ooii  su  siingn.-  i  stiilor 
la  rioUiría.  Lejos  Av  kí»  ajitiuU  o.sc<t»a  i  de  suh  {amiones  i  tinnio- 
yuü,  jiut.'do  (xmtv  ni  piarla  con  la  iní--'iiin  «Ti-nidail  di-  tlniíiio  oía 
(|ui'  vn  otn>  tÍ^-ii)(K>  tondia  lii  vií<Ui  <li--vl<-  t-1  maji^-itiioM)  i  t:!4(l- 
ix-ndu  illiiunni,  *  cttnn  ríe  mi  niñez;  niiruiidu  a  itii«  fH¿s  mundos, 
cujTfi  ineuitaneinlidiul  os  lo  único  nav  iiio  soi(>i\-iido-> 

Ditipuos  de  bo)ji|uejar  el  pKragtiai,  traza  el  carAct^r  úv  sus  hs- 
bilantes,  en  que  la  itjserva  i  U  itstucia  tusXÁn  unida»,  «egun  dice, 
con  una  fuerte  pasión  por  la  independencia  i  una  dpelai:a<la  aver- 
sión a  lo»  extranjcrui.  A  loa  vecinoü  de  la  Asuneiun  aliibiiya 
cierta  alUve^  nacida  de  haber  BtdoiIntoBaqaella  ciudad  la  capjt^ 
de  tixlas  las  pix>viucia8  del  Río  de  I^  PlatiU,  i  no  poco  fomentada 
por  1»  índviH-n<Ieneia  Tenlndcni  de  E>]>mtn.  «pie  linn  ((ozitilo  i 
manleniílo^ienipii*,  oxpeliemlo  de  su  suelo  n  cuautn^linn  qtiL-rido 
introducir  innovncionus  en  sus  costumbna  o  quobiimtúr  fos  de- 
recho», sin  perdonar  ni  aun  a  la  digtiidad  episcopal,  lan  vem-rada 
en  América.  4EII0S  (afiade  el  autor)  pronuncian  con  orgullo  el 
nombre  d«  Antequera,  fiscal  de  Charcas,  fusilado  en  Lima  poi-  d 
virrei  Castelfuerte  por  haberse  hecho  cabeza  de  los  coiminen» 


^  «GnoainhnMLi  montaAs  <1«  la  cordilkn  oñontnl  del  s]t*i  I'crA  (ooiitra> 
fnvrtndo  OochAbambn)  a  cuto  fAv  otú  ritunda  Id  Pal  o  Ciufuñien  (pata* 
ta  on  b  looüiu  aimaifít.  Lia  tcinrai  i|U<!  encierra  do  MR  nciioa  aotatím 
qn«sil  ehtrv.ion.  Dcilnniul*  por  un  niya  ana  paito  fl«1  tnontcan  lúSl,  m 
•i>oontr>'>  ora  eti  tnnU  t>tiuttTl:iicÍE.  qoit,  »c;;un  Ali:eilo  nn  «o  D^viotutrin 
Jroyrúlim,  lleg<'>  n  vitinlomc  n  9  pt-^oa  f  nvrtou  h  oiita.  DtHti  18  IcgoAx  09  U 
duitsJ  i  ta  í't  <!*(ún  Iss  (ii(<nt4t  d«l  ileni,  Iribnliríu  i]e]  Ani.ifoins.  IJor^- 
■e  lie  allí  et  cvlsbra  |i«diiio  1)0  uro,  qu«.  comi'rjxlo  por  el  iluiiuG  <!«  La 
PlnU,  vimi  del  l'crú,  i  preMiiUil»  al  rvi  de  Etpnila,  exiitu  ahora  «n 
el  |talnnct«  de  historia  nainnil  do  Mailrid.o 


amASMS  políticas  K.<C  KI.  l-ARAOrAI 


4t 


del  Paiagutu;  el  del  cunipMñcru  de  wi  jíforii»,  SImnp",  ijiio  [urtció 
«n  U  l^il^lluL  citujia:  i  el  Ui-  su  heruícaMiíja,  i|uv,  al  ifai>i>r  d  dcui- 
;píiciado  fín  de  su  padro,  se  prcAciitií  vn  públivn  grítutwlo  t]ua 
nada  er»  tan  glorí<iso  como  morir  put  la.  patria.!fr 

A  esttí  sigDe  ana  noüciadi>  la  vida  í  hechas  del  docUo*  Franpia 
ánt«5  du  tn  i«voliicinn,  ijue  piii^c  rompilareo  on  pocas  jiaULras. 
NitCAtm  doctor  i.«tiidi<^  litlinidiul,  (ilonofln  pcríjintéticn  i  teolojía 
eii  la  niiívoniidiul  rlc  Glnlotm  del  Tucuiiirii;  obturo  en  CKilo  la 
bürin  de  «focltn'  oii  dor<;eho,  i  tu:  nx'iltii'i  d(;  nbogadfi  d»  »c|uolla 
aiidimiciu:  vulviú  ii  «u  ]intri»,  i  tjcrcid  t-ii  clin  ln  aliugnclii. 

Iü<ta]In  i:p  Bhcihk  Aínrít  I»  ix-volncíon;  el  viirci  Cisnenis  i>s  di> 
jMK*t'>;  i  »"!  dii  ni  jeiH-nd  B(^lj;rnni»  1«  coniísiou  ilt^  ir  a  1»  enltoza 
*le  «n  iic<|ut'Qi>  tjíreito  cuiitm  el  Pni'a{|aBÍ,  ciij-o  Kulierjiíidur  V«- 
liwo.  dv  Rciiei-iJu  ron  li)«  luibítantps,  había  mlíKcndo  du  ti-iiiej<iu 
lijeactoe  du  la  juQtu  arjentiua,  i  denegádoee  a  ivconoocrlB.  Ijís 
-pantgnavoe,  instigados  por  Francia,  deponen  a  mi  goberoador* 
Francia  le  micede,  lo\~anta  «m  gran  celeridad  un  ejército,  i  le 
hace  marchar  contra  Belgnino  al  nmndode  nu  jioriente  Yedrua 
«Emte  otieial,  i|ne  conocía  petfHclaiin^nlc  la  topogiafía  fiel  iiata. 
logni.  ix>r  niift  wiiv  dw bit-n  cntc-iididiM  luovimionti»,  cortar  la  rc- 
tiradi*  iil  jcQcnd  Bf)f¡rano,  i  ponerlo  en  la  silnnciou  mas  crftii-n. 
Putlu  haberle  hecho  pri^iomTo  con  toda  un  jenti-;  pero  pn-fíríii 
dar  una  prueba  de  moderación,  igual  a  la  supt'ríoiidad  do  su  ta- 
lento militar,  pcnnitiéndole  retirarse.  Los  comiíiionadoH  <ju<>  se 
ban  enviado  ¡wr  lím-nos  Aii-os  al  Píimguai  para  procurar  la  unión 
lie  esta  provincia  por  jiersuaaion  o  manejo,  do  han  tenido  mejor 
succ*H».  Francia,  natnmhnente  deticontiado  i  astuto,  ha  espiado 
KUs  inoviuiicntim,  i  los  df  ttidoít  aipielloH  ipie  suponía  inclinadiis 
mI  nuevo  nstemo,  i  ñnalnu>nte  tomii  la  providencia  de  hacer  Ktlir 
del  paLt  a  todo**  Itis  arjentino.4  <|i»>  en  é\  ivsi<lian.  Él  supo  ptrsna- 
dir  a  BOU  conipatriüCos  ipie  tn^rín  en  iíIIuh  el  mayor  dtisacuerdo 
seguir  ol  HÍstúina  «le  giibiemo  dv  ar|u<-lla  república,  qtio  no  po- 
<  dría  m^niKi  de  paiai*  tarde  o  u-iiiprnno  en  nimnpiia  i  en  todos  Um 
nuIcs  rpie  Hoii  la  consc-ciiencia  do  una  (k'»if;^nix»cion  iwcial.  £l 
los  cxhoi-tii  a  ivnimeiar  Unto  cu(n<rTcio  Í  coniiinicucioii  con  mis  in- 
Trasorisi,  ((Uo  no  ¡todia  w'rvir  sino  ]wni  corrompió-  un  tnucencia  i  U 
]rar<^za  de  sus  custtiuibres;  i  da  oslo  modo  auto  de  todo  piint4>  ia 


4S 


SI5CELANXA 


niiniinicnciun  v»n  1k.-<  |iiii\ÍiK'in»  vi^Jiuw,  i  itun  i-sU-nltil  U  prohi- 
bición n  I(ic<  exUiii^civs,  igiio  |iur  ctinmiiliui,  avariciii,  o  cnuicrcio 
hAhinii  foniiitd»  con'^xioncJt  en  ul  l*Amguni. 

<N(>  cuDleatu  con  píxvvi-r n.<f  a  lii  lninf|iiiliiliul  inU-ríor,  tista- 
bliicii^  uiui  hwn  </rf;uiiia»üi  ptiiicín.  por  c-iiyu  mniio  tcoia  noticia 
dv  vuanUí  )Ki.'«tbit  nitn  i-it  l-I  mriio  (!<;  lus  rumilins,  no  clejii]iiJ<He  ror 
KÍiio  (k-  la«  putvonas  <|tii-  vmn  nbHolutani<?iite  neccsBriati  pam  su 
fliTTÍciu  (]<*ni6<tico.  Con  una  cnUulunt  vi-u^-niblp  i  nuíit«rii,  tm  íüro 
invliuiailicii  i  Utcituino,  \\ü<tii!u  cun  llnnvzii,  i  ««¡iinprc  con  el  sovü' 
bnrro  VD  la  mano  cuiuiito  k  prvM-nla  en  ptiblico.  para  qut>.  tÍsIo 
du  IpJos.  hagnn  Urs  domaK  olro  tnnto,  bu  coosegaído  ente  Licurga 
petmgnayo  inriindír  tnl  mlctlo  i  rewiviicia  en  los  pueblos,  ijiie 
nadie  oea  niummmr  ni  aun  en  si-creto,  i  todoe  corren  a  ocultarle 
cuando  so  pasca  p<ir  las  calles.  Winerosiih  de  veile.  Su  autoridad 
ha  adtinirído  lal  a-scendiento,  i  las  pasioneit  qiiu  por  lo  rcj^ular 
acompañan  i  tnbreviven  a  bint  alttíracionea  politicas  poroctta  ton 
lie  tiKlo  punto  <-xt¡ngiiidH.-<,  (|iiit  no  ¡te  ve  utm  t^nniíio  a  tsn  ilomi- 
uacioii  nohit'  ai|iiella.-<  pruvineias,  (juc  •.■!  du  su  voluntad. 

«PnmiLiri^Htiibiiidnd  a  su  gübiiüDO,  jn-nsrt  en  rwílabUtvr  Und- 
niiui^tracioD  jc»ultien,  coiDu  la  ititt»  coufonne  a  su»  mim!^.  Xo 
fii¿>  1^1  a  bu'icnr  tuorías  o  ujeiuplo»  en  Att^ua".  Roma,  o  los  eetodo^ 
modonos:  vi  sistema  do  hus  maestros  i  predecesores  loe  jesuítas. 
Ib  pareció  preferible.  Constituida  sobre  ceta  base  la  autoriilad 
suprema,  tbiuKÍ  una  cor|Kifaeíon  provim^tal.  pero  sin  mas  bieulta- 
dea  nue  la  de  proponer  1m  motlidas  condueente.s  al  bien  pública. 
Esta  corporación  consta  de  aiete  díputadoa  elejidos  al  moda  de 
los  de  Lis  col-tes  de  E(ipafla.  con  esta  diferencia,  (jue  en  las  ulec- 
ciones  pan'oijuiales  los  únicos  ipie  tienen  voto  son  los  casadott  i 
viudos  de  ambos  scxoe.  Los  empleos  so  sirven  casi  todos  patni- 
tament«,  tIilndo«?  solo  a  los  ricos.  Por  este  i  otros  medios,  ha 
ccononiÍEadti  las  ivutos  pública^',  de  (pie  ha  acumulado  en  mone- 
da acuñada  mas  de  un  millón  dt-  pesuii,  después  de  haber  adelon- 
LhIo  oti-os  ríos  millimi»  a  Utu  jirupietarios  de  tierras,  hipiilfca<la.t 
»n.s  IÍI1CII.S  iii>r  el  pnnci|inl  e  Íntvi«^*Jí.  Ia-*  tcniporalidade:*  d«  las 
igleitías  i  coDvenUM,  que  el  clero  parece  haberle  cedido  sin  repug- 
nancia, fi'rman  ]iiitli'  de  liw  ix-iiia«  iwíblica-t  Su  ejítcito  .te 
compone  d«  una  milicia  do  cerca  de  3ü,0W  hombres  bien  ar- 


ilCOiXZM  PuLttKie  ZX  Kl.  IMBJICCII 


ii 


mn"l"s,  Kin  i>"ga.  Su  tnctícA  ni«la  sotrc  qAos  'ios  prin<-ipios 
filDiiiiriK'nbilo':  lifaf  tletrcha  i  nrrrer  u  liempo,  í  »o  adapta 
.iidmirablenionto  a  la  defensA  de  un  pais  igue  abunda  de  bdsqtie», 
muDtaAa»  i  ñva. 

^Comercio  extjisnjero  n«  lu  hai;  pen>  permite  íjiie  loa  branilont!) 
Iv  tmi;fan  a  la»  rrt>nU-r:tH  lii«<  nilíoiliM  de  i|iic  liene  nuccíúdad, 
o>uiu  funileti,  etc.  (ItiMUí  iiiiichri  de  inütj-tiincnt'K'  flacos,  qiitniico» 
i  nstroniíniiooM:  í  llevadlo  mn»  di?  la  ciiHiiHiibid  qm;  del  muoci* 
inienuí  de  siis  iism.itu  di-l<;iUi  cti  verlu»,  t.-xitiiiirmil<>si  hiu-vrt^xpo 
rinient«K.» 

Kl  aiit'.r  iKwi  ItH'i^t  fi  Ins  ir-iiicümi-s  cxUi'ii'rt.-s  dil  Tniiij^iiL 
La  vi-rdiidcni  ji-iljtint  dul  ilitcUiT  FrnndH  «•  Imllii  hiisiii  nKoni  i-n- 
Tntdt»  fi)  iiiwl*!riu,  Dumnte  la  cautividHd  Hl-  Fvnuu'lu  VII,  w 
nmtinivo  fii  «■oinpkln  iinlepi-ndencia  ilo  Eí>]i!iñti,  I  sbriií  nt-pwía- 
ciune<t  cwii  In  princewi  Cjirl<itji  Juotiuina  di;  B«>rlx>n,  (pK'  «t^tabn 
entiínpes  en  Rio  JiuH-ira.  El  iMij^ÍMltir  tyiv  uscwjW,  fui  dím  Jtwí 
AgiLstin  Tor  (<ltfp(iv;«  i-oflMMdn  Iwiju  v\  tioiiibn;  ili-  Fort)  ciiin- 
patntitit  Hiiyo,  i  «ciiivj'intt;  a  ¿1  en  vii^aridiu),  dininiidn,  i  nun  fiu^- 
cionir:*.  l'iir  se  ■■ricaiuiíia  ul  Janeiro;  mt  abijen  iil  iudinnd  Coiitiiixí, 
conñdeaU-  de  CurioU;  i  mlmitídu  a  la  pn-st-nrin  ríe  esta  princesa, 
h  dewubiv  el  p!¡m  de!  ditcUt,  de  erijir  un  fjobiemo  jesnltic",  qnw 
se  tlauaarís  ••!  fíuen  Janijt  (W  Piiitiyun!  i  ile  ipie  le  i^iiplicaba 
ae  decUiixiDe  ¡miífrtora.  hn  prinensa  aoepti'»  ta  pi\)p(ieAtA,  í  iixpi- 
did  con  e.sle  lilnlu  <les]uu^h<is  i  pmvininm'H  ImJi»  üii  Helio,  Ilion- 
jeándixii.-  di.'  cinielilJir  ivÍ  iin;>  fu'^ivji  emi  t[lii'  Hiwtener  siL-t  [insten- 
sionei  A  Ion  doitiiiiioí  ex)Hiriol(U>  vu  nnitNiít  niiUKltHf.  Hi  el  doctor 
penmilm  si.TÍHiiietitv  Iv/ioersi'  inKlninientn  do  ellits.  ditd»  mmi  nae 
cgrilinuiL^e  In  cautividad  tk'  la  t'ttuiitta  it>u1  e!^]<fiñoln,  v*  [<ara  iio«0- 
Idjs  dudosa  Lo  cierto  es  «]iie  la  protorcion  du  Cariota  fm^  una 
nieni  hntasmn,  con  que  el  doctor,  sin  dmiptvmIotHo  de  unit  mfni- 
lua  liarte  dol  ptwler  absoluta'  que  ejereia,  no  hizo  ina«  qu«  «.■w^- 
nirlo.  dándole  un  nnevo  baralK  a  los  ojos  del  pueblo,  i  proiKircio- 
luindime.  pam  en  caso  de  neceKÍdad,  un  apoyo  exterior. 

Con  la  r(.-)4ituracÍon  de  Femando,  fu*^  necesario  dar  otro  a«i>cct4> 
a  kl  negociación,  huciciHlota  aparecer  dirljidn  a  1a  (k-ren»»  de  I<m 
derechos  del  rci.  La  ít'arrtiti'H  iwltadelañu  1sl4  al  de  !><]{),  yin 
decimoa  en  qué  m  ocuparon  Francia  i  nu  apoik-nidu  Toi*  en  twlo 


44 


HlitrGUMlJl 


«sto  ti^nipo,  Francia  conawvfl  su  niitoriilad,  án  recibir  It-ye»  doj 
Edjiai'ta,  ni  ilt-  ninj;(iina  otra  [Hitcncia:  a  \o  i{tic-  contriburú  tanto,! 
Kiii  iludn,  [n  ni  iineiwn  iiKfliWrmiK-A  del  Hanigiiai,  como  U  |N>lltica  j 
di'l  rliictur. 

L*»  |nv]uirnttV(Kt  quv  por  v\  ui'iw  di;   llalli  se  liacinn  en  Cádú] 
para  cnvixr  n  In  Anu-ríun  ntm  cxptHlinun,  qite  tv  decía  di-slinAda ' 
a  UticniKc  Ain-)^.  di<.-n>ii  itlguii  ciiídiulu  n  Kniiu;!».  Lu»  iLnii»»  i9pA- 
i'iidiift  [xhíúlu  tríunfÍLr  vii  Biii>n':>K  Aíiv;?.  i  imiciuuuir  ai  I'aniguaL 
Km  n>.«i.-í4imi  toinnr  Hl;i^aa  prorideucín   |MLm  vuli:  cii«ut  Tur  u  < 
Furt,  nmdwunulo  por  la  rvim  dp  PortOf^l  coa  v\  grado  <lu  cucv , 
DcI.  el  titulo  du  iiuiii)tiiw  di-  Ciuarani,  i  una  (^nlen  de  csbollvria, ' 
\nielvc  al  I'amgiiai  a  consultar  cun  Francia,  En  medio  «le  «.'stAS 
omisullaK.  proclÁmabe  ('n  Kn]uiña  i   Kirltif^   la  constitución  de 
1SI2,  i  Juan  VI  <tetbrniinH  rnlvcr  h  Kiin>]iii:  niait  ánttriv  ele  partir, 
reconocí»  viitiialmcntv  I»  indcp«-ndi:ncia  di;  Iuh  niiovo»  itOjuIo!' 
atneiicantxi,  dando  a  Fij^ienVIo»  ciiMctcr  diplonuitico  jiai^  abrir 
c(pniuniciicii>nM  cim  olios.  Kigm-n'il'is  i-scribiií  «Ictdt-  Buenti.*  Ai- 
res a  Francia,  Jnvjtiiiidoli-  i^  cutnir  cii  n-liicioni-s  <te  aiuisUid  i 
comercio  con  Uk(  dominio»  portugwM-Jí;  poro  Kmnoiu,  oouRlJUite' I 
«.-n  su  jilin  'U-  rvi<crva  i  dUiínulo.  did  una  n-^)iic»ta  uvusivo,  sio 
awplnr  ni  dc»cchnr  ab¡crt«uncnt«  el  hotK>r  que  »e  le  hacia  de  tra- 
twk- como  jefe  supremo,  o  inafl  bien  como  soberano  de  una  no- 
ción independiente.  Valióne,  «unpi'.ra,  dv  a<)uella  especie  de  rcOQ- 
nucimiciito  jiara  la  nie<lida  (jiie  reMilviií,  ipii-  ía{-  enviar  n  Fort  * 
Euiopa  con  dos  caractetoi  dir<-n.-nte^  i  amt  opncvito»,  el  de  mínío- 
iro  plenipotenciario  oefca  de  H.  M.   Fi<k-lfHÍNia,  i  I»  ooinisiondo 
poner  el  Pai^iiai  a  lo»  p>¿.->  de  FeniaiKlo  Vil,  jurarle  ñdelidiid.t 
<jtre«eric  dineii)  i  li-ojia»  piun  el  n^MtablccÍiiiÍcuto  do  su  wU-innfa 
en  América. 

Fort  llega  a  Miutrid  en  I-S2],  como  diputado  a  lafl  corte:*:  jiem 
no  se  le  reconiiciii  [n<r  t(d,  por  no  constar  que  se  hubiese  ««nic- 
tido  el  Pamguiu  al  r^jtmen  colonial  de  EspaÚa,  punto  en  qno 
Fi/rt  ti<"  pudo  dar  las  osplicaciones  neocauia»,  poique  sus  in»- 
Irutx^ioncK  eran  de  neg<x^iar  con  t-l  reí  de  Kífnna  o  la  tvina  de 
Portugal  en  persona,  i  di-  tnUiu-  con  dcíM^nHanzii  i  rcst-rvo  a  t*>- 
«loe  los  otros.  El  iloctoi'  Fmncia,  cuyo  objeto  em  ganar  tiempo' 
mientras  se  di:«p<.j(ib»  e)  horÍ3tont«  político  de  Eupaúa  i  Amérion» 


MVDAtriUS  políticas  tX  a,  P\fU,ilVXI 


45 


n)sirtÍB  tniiU>  iHibn.^  --mU-  jninl",  i]W.  todo»  ru»  il'nfjtachns  al  mar- 
<)tKw  llevaban  «ti  cadn  pwjiím  ivtv  mohr.  (/cxcunAanni,  t  na  cÍMÍr 
Dtfnivt  ía  vfrduil. 

Nii  ptidíeDfio  Fürt  adclanUir  en  Madrid,  partió  a  Lisboa,  de 
ilvmdt?  w?  le  cnriitron  pa»iporl<?s;  i  pon»  hablar  con  Ia  reina,  ipie 
tatnlM  jiríviula  ríe  libertad  va  ol  patacíu  de  Romalloa,  i  mdojidií 
dv  };iinKlia'<  i  (^iiii.s  se  diií  maiía  de  intmtucirse  vestido  de  pns- 
lor.  i  en  •■st<-  disfraz  Mivo  varías  cnmiinicacione»  con  »)aelln  prin- 
cesa. Su  iitUitiim  diminutiva  i  color  moreno,  «I  candor  i  iwiti}tÍd<.-K 
que  nimn-ntab.-),  i  la  perfección  con  t\ae  sabia  imitar  el  diiUi-*ct<» 
ili-l  i>in-i>li>  Imíjo  portiigiiefi.  facilitaron  niarabilloMimt-nu^  i-ült?  or- 
diii,  de  ipie  m;  valit'i  re|>etidas  veces,  hasta  tjiie.  trastornadi*  1» 
coDHtttiioitiii,  |>iiilo  apnivcer  ptlblicatnente  en  la  corte,  con  KiLt  ¡u- 
«f^ins  i  cniív.i  i  f]  titidii  de  mar(|ucit  de  Ouaranl. 

Forl  pr<.-».-iit>i  )ui  i>lan  d*-  iip<:nteÍones  para  la  reconc|iit<ta  de 
América,  que  fué  cwnplvlaíut-nte  deícnucvrtodo  por  t-l  iiHil>iij»di>r 
^mñol  VillalicmnwB,  ii  cuyi»  inxUincia  v\  niinÍMn»  t^'sjxiñol  Sápz 
pidiií  la  expiiUion  de  Fort,  nu  koIo  <lo  Lisboa,  KÍm>  de  todo  el 
weinn:  »oticiuid  a  que  accedió  inmediatamente  el  inarqiK>s  de  Pal- 
móla, ministro  de  estado  de  St  M.  FideIJMinia,  no  olK4t.inte  la» 
n-clnniacionos  del  plcnipoU-ncinrin  piim}riiHy<(.  F<irt,»Ín  •;iiilKirfrii, 
pcrniruifciii  eu  I.I.-'Ikmi,  pivloMiiiKlo  (■nfi.-rriiefln'l,  hiwtn  la  cvlcbn» 
insiinvcciun  do  SfJ  do  abríl.  iwaiHlilbida  por  ul  infante  don  Mi- 
guel. A  la  primvnt  noticia  du  vntv  movimiento,  ^ta  de)  techo  en 
■  [Ue  habia  i«Udn  cuatro  iiu-»i^7«  eoiiti-ahaciviido  una  peligroea  do- 
lencia, i  se  presenta  a  partici|Kir  del  triunfo  de  su  mufuata  pro- 
/«■íoni.  i  a  g"Zarse  en  la  desgracia  del  nian]Ues  de  Pálmela.  Per» 
nmliíjjiiida  la  iusnm-ccion,  ew  sepidtiulo  en  un  caiaboxo,  i  apenas 
pndu  salvar  suíi  pn pelen. 

Kf<  de  notar  ijue  l.-it  conesúmea  de  Fort  on  Ruivijin  habian  ¡«ido 
princijjEilmcnlv  con  la  partu  fwnfiticu  de  la  fu(»;¡oii  wrvil;  i  »i  a 
pvMur  do  (Htta  apruntiuacion  du  principios.  \o»  ministros  SAt.'x  i 
Ofalfn  piiKÍ(.Títii  t.nn  uialn  cara  u  Ins  inilic«o<mi.?K  «ir  nqucl  ajoiite. 
es  ^\^•  cn-irr,  o  quo  tuvieron  fortísimoit  motivo»  do  ínw¡K,'char  de  la 
«incf-rid;ut  de  Francia,  o  que  crpvfivín  hecha  In  n'^Uiui^xn  del 
poder  (vs]iai^i>l  vtí  Am/TÍCA  kíu  la  ayuda  did  doctor,  cuya  |>oUti«L 
era  uii^íclw  wm  pro[tu*icionc»  «.■¡'ik-cIix*.-*,  fttnw  ni   pnrecer  absiir- 


4  A 


UIHCKLiXKA 


<1a^  »  inci»npatibl«s  om  Kh  |>i-¡nc¡[>ÍiM  u  i)ii(!  U  Espuria  u»  Iia  iv- 
nunciado  janias  en  el  réjimcn  ik-  mis  culmiiiui.  Pt-rxi  ó^tan  haciatt 
tnn  rápúlü»  pru^Y»o«t  va  ln  carreiK  de  Ui  iiwlo]><>ndcncia,  i]u6  e(  I 
nii<>vii  iiiinUin  C*-»  Bentnlili^x  <;n-v(t  ilttiiüi  «lar  iiuik  iitipiti-Uincin 
a  U  vniumiun  lie  KorU  A  [«•-•«irdvl  (Mnjwfio  del  ¡¡¡thiiivlv  |iiinu- 
gae»  va  íuzg&rlv  i  ciin<Iciiarlv,  Cvn  Itigrú  4|iie  s»^  lu  rai)JL'a.'>e  ptrl 
Otixi  ni)  de  litado  de  niAv  íiiijiorLiuioiii,  iitiit  hnlii»  ha-Ciidu  iimIo  | 
ea  i-1  tumUfriu  i>-.ip:kni)l.  Dt-sj^ntciiiilaiiiciiUi  Fvrl  llux>^  a  M^ulríd , 
dc«|>iiL-!(  qtiu  la  ixiliciu  d<.^  In  luibdln  du  Aj'uvuchu,  ijuí-  tVió  ul  gol- ¡ 
pv^  mortnl  A  inf  (»iK;mim.i  dti  lii  n>c»DqiiÍst«  dv  Aiii^rica.  hnbii 
Uvni'lo  (le  rMinülcmacioii  ni  gobiunio  c^iWiol. 

Utvrtii  nijiii  llrgiL  In  Xonidit»!.  Lo  rústanle  au  reduce  a  co[ñRr] 
de  lus  im^-liai  púlilicies  la  nottina  ilc  la  ubdicacioo  del   dootorl 
Froodfl,  rerificada  uI  '4  ik-  agosto  últiiim.  i  a  exprfsai-  atg)iiuis] 
rn^Hs  conjotunu  sobn?  las  uperaciunc°«  posleriiíxes  de  «u  omuisío-  ' 
natío.  Podemos  asegiinu*  ni  autor  i|uc  Fort  ha  i>atada  t  eetá.  ea) 
EspaAa;qiie  nllí,  comu  en  todas  ptulos,  se  lia  ligndu  eslrt-cha- 
mente  con  los  tilfra-serviles;  tiiic  tuvo  parte  eu  la  conspiraciun  a 
favor  del  mfiinte  don  Cários;  que  fué  preso;  que  ha  sióa  puideríor-} 
mente  mandado  p>ner  en  Iib(.Tt.-it]  i  ha  tenido  jilgunas  oinfuivii- 
ñiv  IX*»  luH  luinUtniK,  i  uiiii  nñudt-u  qui'^  con  8.  M.  misiiM,  qaíeo  j 
lo  ha  Lmtwlu  ct>n  tniichn  Hriibilídnil.  iiitunk-KtMndinH;  conU'ntúintoj 
dv  la  o<>n(lucIii  del  diMrU>r  Fnuieia;  i  <|iic.  a  powir  de  todo  (rsw,  anl 
coniUion  lio  orluliinta  un  pa>H>,  porque  ni  el  dictador  nJ  na  intDÍ»-] 
tro  iniqjinuí  ixtutiiinzu.  Dk'ew  que  después  de  la  abdicación  dej 
Fiaueift  {(luien,  ^a  cmbai;go  de  ella,  es  el  alnta  del  gobierno) 
negocios  deJ  Par.igiiai  han  bomiulo  un  nuovo  seiublaute.  aeercán- 
iliuc  a  la  ¡Mlitica  de  W  nacientu»  iv-públicas  aniuricaniui. 


Rfjteríorio  Aiaerietivo,  año  de  lí«¡7. 


INFLUJO 

DE  LA  CIVILIZACIÓN  EK  LA  MORALIDAD 


(Extracto  d«  la  obro  Sjtliitu  Pütitaitíair*  ea  Europa,  por  M.  Ciclos  Lucm) 

Tío  hat  causa  úntcad?lbÍonntdel  tnalcnv)^»  mundo:  t»  hiinin- 
,  DÍdcu)  no  cs  uiiA  de  nquollus  nitl'iiiiiuis  qut^'  su  miiovon  en  nM^  o 
I  aijuul  sentido,  según  la  oociün  de  im  salo  muelle.  Ia  lüx-i-Ud  bu- 
'  KUkjuí  «ti  tan  valia  en  su  modo  de  uhrar,  como  aon  inc-ipari^  de 
.  lijaiíu'!  i  de  rediicine  a  cálculo  lott  motivos  infinitos  que  la  dutcr- 
i  minMi. 

}la«  nunquu  serla  por  eso  atm  in.'«eu!tatcs  el  imputar  nuestras 
TÍrtitdi's  i  nuestros  crímenes  a  mi  solu  principio,  nada  es  mas 
cucHo ni razonnWo que ol inquirir  hw  ran^u-i  predominantes  déla 
NliR'ríoridud  mural  de  ciertas  p«ÍK-s,  i  nveiigiiar  ciiidudiHii mente 
Aqnellas  buenas  o  malas  influencias  que  impelen  n  la  hiiinnnidiul 
en  dirL-ccionos  contmrias,  para  atajar  el  progrefM>  do  las  uiins  i  for- 
talecer la  acción  benéfica  de  las  otnuk 

Hemos  llegado  s  ttna  época  en  que  la  espocíc  humana  demii- 

fvnebpc  ima  actividad  inmensa:  cada  dia  nos  halla  mas  desamtlla- 

[.dos,  II  ai  se  quiere,  mas  civilizailos,  esto  es,  con  masmeilios  desa- 

Itisfitrer  nuestras  nocestdados  ñaícas  í  monilcd.  ¿Xo  sent.  pues, 

tiemp'i  ya  de  que  el  Icjislador,  atento  a  los  intepíses  de  la  moral 

pública,  indague  cuál  es  el  inñujo  que  ejerce  sobre  las  costumbre» 


t» 


JIlfCKIJiSKA. 


lio  hv  níKÍt'n<.-s  •■^U-  íi-íuhI.*  i  nijiiilo  "U'wjiivitívImicntoTIjx'í'-íít-j 
sii'Cíiin,  iMla  jiiilahiTi  iim^  índica  »  ii»  iiiíkiiki  IÍciiij»)  ■.■!  prt'^^.-saj 
(lo  las  riqui^'Vi  inl^-IcntitnW  í  i»Ht<>ií»lvs  di;  un  |>ui;l>lo,  jtii(licar¿| 
tutnlMi'n  na*  Hdi.'1anUtiiii-i>u>«  niomli.-;'^  I  csIa  expresión,  r¿  pitólo 
■jíKM  civilizado,  ¿(jncmí  di'cir,  el  puebla  ma^  riritumo,  nM  como 
agnifica  e¡  tiuu  tico  i  W  ituí»  iliDiírailot 

No  es  esta  una  cuiislion  memnicntc  espcciiUtiva,  siníi  de  UJ 
laayor  importancia  pntctica.  La  misión  mas  itlta  del  lejULidur  en 
ftinuentar  1a  suma  do  gotantins  que  deben  dar^  a  la  aegui-idnij  i 
de  las  personas  i  propiedad »',  i  »i  el  medio  mejor  de  lograr  cftte 
objeto  es  trabajar  en  la  civilización  ile  los  puebloít,  c»to  e»,  haoer  ■ 
(\tiv  jtuuetrcn  a  todaü  las  clases,  i,  digitinoxlo  a»i.  pur  Unloa  lo*  poros  I 
del  cu«rpo  social,  la  instrucción  i  la  i-iipteat,  ninguna  cu<«tinu( 
puf-do  !vr  ina.«  interesante  para  la  consen-iwion  du  la  Kododiul  i  lal 
dielin  del  hmiilirv. 

Su  me  ubjvtarÁR  quixá  dos  txttmx  iii  inutilidad  t  la  imposibíli- 1 
(lad  do  una  d»;uii«ti-ai'ion,  1^  iniítilíilnd:  ]K>iT|iie  jipúi^u  if^ont  qno 
la  riquc^oi  i  In  iii.-strii>;itÍoi)  s»n  I>is  iiicj'in.-.t  giuiititCTi  ile  uioralidad 
un  los  i[vlividiio!<,  i  por  coosigiiientc  en  li»  iiactuiie«i,  ipiv  na  mal 
oíni  cosa  ipie  «gR^odíw  do  individuos?  Lw  funcioni-^  de  elcrctoreal 
i  de  jurados,  el  ejeiricio  de  los  dei-ech-js  cifiles  i  políticos,  ¿acjai 
se  conftanf  ja  los  ignorante»!  fa  los  proletarios!  Xa  Propiedad  íl 
liio»  j<t>n  en  todas  ]mi'tes  lo»  dos  tftidiH  que  los  hombres  presen- 1 
tan  a  la  contiitnxa  d'--  la  sociedad,  i  liv<  <Íoí  ottiidiciones  fumlmucn-J 
tale»  de  toda  p.trticÍpacion  en  los  negocios  ptibliooa.  lAeivtliza^J 
cion  tro*».  ])iie,-(,  a  las  cla.si*-s  siipiír¡i>reíi  do  la  loieieiijwl  gantutlusj 
mondos  <)Ue  no  existen  en  las  lílliinas  clorjc^i,  ndi>nde  no  ha  pv-n&-j 
IjwIo  aun  lo  ba.staníe.  Tan  bien  n|in;eiiwia  »e  halla  la  intliieucin 
moral  <lc  la  civilización,  quo  sobro  este  hecho  reposa  el  ¿rdcn  ] 
líticn  do  los  naciones  modernas. 

Al  iusislij-,  pueí.  sobre  la  neceddad  do  que  flo  propagas  la  ii 
tmccton  elemental  en  las  titltnias  claaes  de  la  sociodad,  como  di 
nie<]io  mejor  do  civilizarlas,  i  por  consiguiente  do  niorotizarlas,  no«] 
expimemos  a  que  se  nos  diga  lo  que  se  dijo  en  loe»  Ectjidos  l'nic 
en  aquel  paU  i|ue  tuvo  la  gloria  de  dar  en  loa  tiempos  inoderi 
el  primor  ejiMiiplo  ilentixtlio.x  pi'cuniarioei  dUp^-nsados  n  la  educ^*] 
cion  u  custu  dul  umrío  páblico:  i^tie  el  iiicuicur  la  ivqtortanck 


ISFLVJO  RE  Ul  CtVn.tZArtO.<(  KX  U  llORALIían 


4» 


1  litulrJt  ivcontf'i'll/ití!. 

Yo  Bstúi  tiiQt  tójüFi  de  peniar  así.  La  causa dv'U  mfiucncia  n»>- 

I  Tal  de  la  civiliuicion  i'ii  jenenU  i  de  U  ímtmccion  primaria  on  [lar- 

'  ticul.ir,  1141  ectÁ  [HiK  de  adverHanús  i  detractoron  aun  en  Ja  misoia 

Kiirtifsi,  i  de  adrcrsarius  i  detractoi'es  i^ne  nu  carecen  de  poder  ni 

d«  oi^ito.  Ya  at  tiempo  que  aalgn  de  la  ««fem  de  Ika  opinioncíi 

eoii  tro  vertibles  ei'tt?'  gran  reniinienn  de  la  ínfliiencin  de  !a  rjvíli)!»- 

'  «füL  Vil  I'!*  tiiniijK)  de  mluctrlo  ]»>r  na-dio  de  una  deini^ñiruciini 

¡  prfnJMi  i  rí^>r>K«t  vn  c\  núnicni  du  Ioh  hochiKt  bivn  ub»iirviid<i«,  paní 

■{iiitiir  rn  a<Miintc  to(b>  l-scuim  a  Ia  iiirnMlidídad.  tiwio  vfujio  .i  In 

innin  fe,  i  juini  r\\n-  nin^in  gobierno  cniTiití^fi  de  la  pn>jukf^tim 

'  de  las  InovM  i  de  \m  pi-ogrusu»  de  la.  civil  izadon.  piKfU  eviíai-  la 

[aotn  iti-sbiifii'own  de  cimiptor  di-  la  iiwrftl  piílilícii. 

Croo  liaber  rouiiido  tod<3«  loK  datos  ntMX'sarioe  jmni  Ik-]^  n  cstv 

'  TCKidtodo:  en  Francia.  las  dos  mtrmorüt»  aobre  ía  adminiMracion 

tic  lu  jtuiieiii  crim  iiitil  en  líí¡5  i  iKiii:  fuera  de  Finncin,  las  lis- 

ta»  de  loe  coorícUis  de  Inglaterra,  de  1^'J'J  a  Ih'iZ:  las  tic  Imctm- 

'  victo»  de  Í*rM»i7rtt»Mí. de  1787  a  182ú:  los cnad rodelas  vperíi- 

[•cionfs  tíf  /w  irihuAolf/i  (W  raníow  <&■  Ji-ntbm,  de  l-SlóalS^I; 

imdi-t  cantiin  de  Vaitd,  de  ISOU  ,i  If^'i'!:!  en  (labttUtíttH  delito 

\«ctuiii'^liM'><  rrhnitmU*  ''Ti  Ehihxím  diimnt^;  el  nfm  ls3(». 

peni  n(|uf  üie  pre:«^-iita  In  cuviKtion  dt)  M  (Kc  u  nu  posible  npliciir 
la  (-MiuUxtioit  a  iwtíj  j^iTo  de  maUTÍiu. 

Xo  <-í  dable  ir«t«bli.-('cr  >a\\tv  In  Fnincia  i  el  eftndo  de  Pensil- 
vaiiia.  do  logbitviTA,  <lp  Vaud,  du  Jinebra.  aquellas  relacione»  de 
Tüoniljilnil  riim]KirMtiva  que  se  han  buscado  í  comprolMidu  entrv  In 
Kiaticiit  iliislradu  i-  la  Francia  que  no  lo  e»:  muyurincnU.'  ballan- 
\  -éfmt  UxloK  ckUm  pueblo»;  colocndois  npnjsiniaiivanienle  jmr  Li  opi- 
nión públim  a  un  rnií^mo  ^^ratlo  du  cultura.  Pero  luii  otro  e»tMwlo, 
la  E-paíla,  qnc,  separado  de  estos  [»r  un  grande  intervalo  en  la 
escala  de  las  tueca  i  de  la  ríqucüa,  puede  praporcíonarnoa  un  ob- 
'  jeto  •^egurtí  de  oimparaeioo.  Tmtaremosi,  pues,  do  averiguar,  cníre 
la  Franeia,  la  Inglaterra,  la  Pensilvaaia,  loe  cantone.^  de  Jinebni 
I  i  de  Vaud,  i  la  EapaAa,  e^  decir,  entre  las  dos  edailes  dífen-nte.-'  de 
idvilizacion  repivwntadas  por  catos  pueblos,  a  aiiil  pert«iiec«  la 
superioridad  moral.  ^ 

uiacaUíOA  4 


so 


MD^ELAKU 


Pi?rí>  si  k  comunidad  ite  civiliiocion  es  un  ubsitieulo  \uitn  la  tur- 
iu!\c!<>ii  (li;  cii»(lrrct  ctitiijuirativr'ü  catre  l'is  ciño  t*íUuliis  HuLrvili- 
cho.  i»  L'ininenwmtokb!  |>recii»a  hajn  ulroa  Wi^jeettM,  pucfl  uos  -ptr- 
mit»^  reunir  i^Uw  riño»  MicicfL'ule-i  f-n  iinn  f-Aa,  i  cxaiiiinnr  >**)  aftiis 
di*  iik  ridade  nii  (titeblrt  civilizmlü.  KiiU^nceü  s«  mm  revelan,  npo- 
^adt*»  en  el  b^tinmiiiii  rio  i;erca  ilü  un  Mglo,  Ins  verdatlcras  tcn- 
diíitoiiv  do  lii  cívilisiciou,  ijut*  ■:»  ol  inuviiui(-ntt>  de  la  niminalidad 
vKliililix:v  luiu  i-xiutU:  Imlansa  eatxv  rl  núuK.-ntdvIi'ndcliKwiA-giui 
su  oiUiiralozn.  i  v»U>  y-n  rvlucionuK  donstnntiw,  vun  U>da  la  exac- 
titud i  pivcÍMt<>D  t\f  uiuilvi,  coino!^  ha»tA  vn  lit  jierpeinuáon  i 
n;[K-ticioD  'l<!  I>r<  ci'ÍUR-iint  i.'SluriéKt'muH  »ujet4W  a  una  i-e^a  io- 
variíiWi'.  Asi  Temo*  qUe,  n  inoatíiin  qrie  cnwi-  tii  civiliíacion,  la 
piTt  en<idn(t  liunuina  m*  rvtini  proi^-3Íviui>eutv  d«  U»  orímencs 
mn'  fíinves  i  [K-lij^-oso!*,  i]uo  ccujtau  el  ípíoe  d«  la  iwcala  peual. 
Veixl»»!  Lw  ijiK-  rcapaj'cce  en  utn»,  a  tiinnem  de  una  fuentt^  Lna|[i> 
tflblíi  quo  debe  nec^sammont*  abrirse  otmiitu  por  algnna  parte 
poro  a  lu  inéooi  no  la  venx^  j^sai'  de  un  cnuc»  a  utru,  fitnu  dt'^qtticH 
quL-  ha  dcpue«f*>  en  el  priiuerftel  fango  de  sus  undas.  lié  iiqui  u» 
n-sultodo  consolador  para  los  amigos  de  la  humanidad,  prcciuwi 
para  el  lejiafcdor.  hi^nnwo  a  nuesira  especie.  Es  cierto  que  la  civ¡- 
Hncion  no  agota  entemuieate  el  iiuiiianiial  de]  críuien,  p*.'in  n  li> 
niMo»  le  quita  una  p«itc  considerable  d»  mi  malignidad. 

i  Tos  tía  reunís  en  uulmi  i  MH  di*tinei'in  de  giíivedad  ni  do  natuiu- 
Ic/it  9I  total  de  los  cHiuencK  e»nieti<l(LS  en  I08  sois  paiscs  que  aca- 
Uiitius  de  mencionar,  i  juzgan-iiKi»  de  la  MKiralidad  de  un  pueblo 
pi»-  ei  rebultado  ptuiiuient*;  numérico  qui;  obb^ngankoe^  Adoptando 
i-se  in^todu.  la  e^tnilfrtiut  no  men-o.-ria  ya  el  noiulire  de  ciencia; 
i  JíUs  juicio?,  un  diilicinlw  i  tan  difíciles  ríe  iironunciar,  !«e  conrer- 
tirian  c»  siinifdes  '>[K-niiHoue!>  de  (uitini'tien.  Adi.plan<in  ese  mé- 
todo, hnllan'anios  tnlnlil>lvment<;  el  pueblo  uiiis  eorrouipítlo  en  el 
|mU  nuLs  cÍvíIízikIo.  CV-mo  e»  |iK>]>io  de  la  eiviliíacii>ii  «uintntai- 
continuanienU:  la  suma  de  nuivtni»  cmtin  u  bi«i>e«  realce,  i  por 
consijfuieiiU;  niultlplionr  mas  í  nin.»  i  bajo  mil  fttniuu»  iltversus  liut 
oca-iones  de  violar  la  propÍed:id,  liu?  ofensas  de  estti  eslKfio  deben 
Kff.  no  proporcional,  «no  absolutamente  mas  nuuierocow  en  razoii 
di'l  grado  de  cultunv  de  cada  ]iucb[o,  por  consecuencia,  no  de  una 
pcnenudad  maa  grande,  hiño  de  una  riqueía  mas  oon^denible;  i 


^^n 


IXrLt'JO  DK  L&  CIVILtZArtOX  KX  IJi  MOHALIDAn 


:>I 


iW  osxa  iiianeiM  In  cunta  de  estas  ofuiiis»  en  la-*  (wciuncs  iniui  citi- 
li»ibL.-<  hnriit  ijuí-  ■;!  Ii>t«l  <Íc  Iits  «lelitíw  pEirep¡(=«?  itutynr  va  iMsui.'i 
«.-  iinptiuríit  n  \n  iniíKinilídnil  de  im  {iiirldn  un  >.-xcv»f  ilv  criiiR-n 
i]iic  til  n?nl¡<lad  M>lt>  r»  itnpiiUblt;  n  ^n  ri>)iK-xii,  i  qnc  aun  Uilrcz. 
nU-mli'-mlo  n  U  bnlnnzn  ontix^  liis  ocaaíodcs  >U-  ilaAar  i  la  de  los  hs- 
ch<n  (iiitiuB'n,  a te-.>t iguaria  ku  ninyur  iiit>mlÍditiL 

Aqni  vchiunoB  de  ver  la  nfcvaddad  rlc  dividir  Ins  ofeosnu.  i  do 
iipliciir  tA  tn^ttido  ntinUtico  a  la  cicnda  de  la  estadística,  mnto  a 
lud>\s  lat-  «•tra& 

1a  divÍMon  toas  natum),  «cgun  creemos  i  la  qiio  qnerrinmo»  se 
lulojjbiM;  vu  los  rt'xligfus  t  en  los  cuadros  e^adbticos  de  rríinino- 
lidnd,  t=s  tit  vlnuticucioa  do  las  ofetuos,  eii  ofensas  contara  la  perso* 
DA,  oTi-DKa»  contra  la  pivpiedad,  í  ofensas  mixta»,  que  lo  «on  contra 
ni|uéll»8  i  éstAs  a  un  mismo  tiempo.  Los  cWigos  en  medio  de  mis 
mil  i  tina  categorfas  ilislan  macho  de  la  8¡ra])l¡cid»d  dit  ivitii  cía- 
afieacioa:  mim  en  los  cuadnus  etttiidiiiticoü  se  hn  introducid»  ya  In 
Üvision  de  lott  iirensas  tni  purKúiBilf»  i  rt^ali-»;  innovación  filiz,  ppro 
icompletn,  cuyo»  vicios  han  .^litado  n  los  <>¡»:<  dv  l<i»  publicisl.X'* 
fpie  se  lian  d<.-il>»ufit  ai  exAmi^'n  de  In-s  tnT>tns  de  cnminididad,  por- 
qna  txt  efi>ctu  huí  oríim-nes  que  atacan  tanto  s  la  pereona  como  a 
Iw  l<ii-n<»,  i  ipic  lie  hallan  arliitmriameote  colocndos  en  una  n 
íVtTO  de  estas  clasctt,  pertenecien'li •  realmente  a  las  don. 

Sin  embargo,  para  turbar  lo  in^ni»  ptutibtc  el  órdon  de  hict  cua- 
dros estadísticos  que  tengo  a  la  vÍHta,  lio  ív^uido  i^ta  división  de 
los  delitos  en  pers(>n»lcí(  i  realett. 

Esta  división  es  de  In  mayor  importaiiciji.  Ella  da  a  conwi-t- 
rlonde  deben  bn.'Mranf.-  los  priim-ros  indicios  do  los  progrejio»  uiom- 
les  de  nii  pueblo,  iif  a  saber,  en  la  tliniinucíon  de  aquella  prí- 
mi-ra  ciiwe  tic  dclitwí  en  que  »c  encuentran  a  un  mismo  tiempo 
mox  cniíiiiudidiul  i  mas  peligro;  ponpie,  si  consultamos  sobre  esta 
mnt'-ria  a  nue»lix<«  iuterc^-s  i  conciencias,  echaremos  de  ver  cuan 
diferedle  i's  el  grado  de  reprobación  i  de  alarma  que  producen  en 
la  sociedad  el  acto  dol  asesino  i  el  del  ladran.  I  ai  los  lejisladores 
ifc  twlos  Ion  siglos  han  colocado  estos  alentados  en  lo  mas  alio  de 
U  i-scid»  de  IcM  crJmeuca,  i  conminado  con  la>i  penas  mas  terribles 
»  sus  pcrpctnidores,  sin  duda  es  poique  los  han  mirado  como  lus 
mas  peligrosos  de  todos,  como  los  mas  inmorales,  i  como  nqupUu» 


B2 


MISFELAXBA 


cayn  piwnci»n  i  n*pct)ciuD  impartn  iiia»  *'vilíir  Ekihx^umI".  ¡hip», 
t*]  voto  fie  totlos  IiKí  inU^TfíCs.  tic  UmIus  Kj«  voiKÍniú-ntio  iiijV-nítoH 
al  cimiz<^  humano,  i  el  de  loa  lejislwli>rc«  <lc  Uxlin  l»s  piiuKlof,  Íif 
tt-Tpreles  ile  i-stoa  tncan!«aa  i  scnüiutentoií,  piJeino»  wpcltr  nquí 
lo  (|iip  «c  lia  dicho  ya  vn  olrvL  i^rU-:  «{tu-  el  |iaís  vn  igiic  w<>  un- 
vui'Dtni  mayor  iiúnierri  ele  hoinicidiitf.  du  a»i.-sÍnaUis ,  <l(t  intiiDitci- 
di(w.  do  parricidi'is,  (le  CDren«iuitmcQtu((.  no  es  scgiinuuentc  itt 
paí»  miis  mora).» 

Omipruboiiiufl  abura  coit  ol  testimonio  de  \a  eMndlsttm  u*to 
príiDero  e  iiiteretauíte  i^-Kiillndu  de  La  íoHaenm  muml  de  Im  eiví- 
l'ixacittn-.ijue  Mi  /lat:»^ disminuir  progrenivameníf:  Um  erimiruat 
rontru  Um  perttnuf. 

Vm  Franctit,  Kfi<i  de  1 S2Ó,  el  número  total  de  acandos  Tqp  7,'i34: 
{MM-  eríinerutK  oonlm  \i\n  ixTuioas,  S/NUi. 

tS'iO.  ti>ul  di-  uciiKuIoN,  fí,U8tí:  jMiT  crímenes  cont»  lan  peiv» 
tia»,  1,U07. 

Tal  es  en  UkIo  el  reino  lü  relacioii  de  los  crímenes  c<>ntm  las 
pcrsnnA»  i  el  tuinl  de  U^Vi»  Im  erírnen<^s.  En  Franein,  coniii  pais 
civilizndo.  1»  cuutA  de  Xwt  úfcnsaN  cjoiitrii  Ias  pen«nnaK  e«i  intinita- 
i)ient«  tnéuüs  elevada,  que  la  de  Ins  ufcnsHS  contm  la  pri^tiedad. 
M»*  ¡Mn»  Ift  jnstiñciirioD  de  esl*-  priueipio.  os  iiK'nfwter  i}iii)  ln 
eti'ita  til-a.  eomparativanieiitc  inas  bHJH  en  1»  \»i\t.:  ina-<  eiviliaida 
de  la  Fmnci».  que  en  la  Francia  arcara  «  DM^nos  enlUt. 

IWo.  Crímenes  p?r*)nales  en  toda  la  Fmncia,  2.iMifi:  Fmneia 
iluiitrad^L  (lÜ  iitilton<.ts  de  hubilanteH)  720;  Finiicin  o^rtira  (l.S 
inillonex)  l^lUO. 

IStíO.  Ci-inieneii  personales  en  toda  la  Francia,  l,0U7;  en  U 
Fianeüi  ilii.slmdii,  '\4\  en  la  Francia  oscura,  l.n>*). 

Tomando  entre  asüt')»  t^imonett  los  de  naturaleza  roas  granan 
]iarrioi<liu'4,  il>i(tsíiuiLie>,  houiicidiox,  envenenamientos,  infanticidios, 
w  halla  que  el  total  de  esíos  horivvrosiis  alentjtdiK  e«,  en  1  S-J.j,  en 
todo  el  reino,  í^Sl;  en  La  Francia  osrum,  ■>!)3',  en  la  KriuiHa  iliis- 
tnuia.  :;!>U. 

I  en  \Siü,  co  todo  et  reino,  ~>Ü;  en  la  Francia  «MCiim,  041;  en 
la  Francia  ilustnut-i.  241. 

C!«  decir,  ([uc  la  Francia  ilostrada  ha  cometido  ]><ir  cmia  ntillon 
de  habitantca  18  crímenes  d«  Itw  «^«pociu»  didiuA  en  l-S2-'i,  i  14  en 


ixpi.rJO  nK  u  "tvn.iz.iciox  k!í  u  soHALitiAn 


53 


18*26;  tiiiéntfss  en  la  Fnincín  OHCiirn  el  núuicru  rlu  c»t««  ik-IÍUn 
alcanza  pur  cada  iiiillun  ilcr  haliilniíU'-i  n  :ti  «-n  In2<>  Í  n  31  en 
18S& 

Vaiuíw  nhora  s  vur  Ia  cimlirmacion  de  estu  bello  re^ilimio  moral 
en  las  li^«i.->  cnDiiiinles  de  InjjUU'iTS,  presentadas  al  Psrlaiiiimto. 

Kn  la  «-.-^Dn  de  U  Cáiuaim  de  Iw  Coauíuui!)  de  28  de  febrero 
liltinm  (^IMÍH),  ])idi<^  Mr.  I'ecl  iiue.  se  noiiibiít.ic  una  comiaioa  para 
ínvfTiiigar  lof  caibous  dt-l  ínci-ementu  de  criinene^  eii  Ui  capital  i 
nns  Íniiiiiliacionv!<,  compixiliiiniiu  e«tC'  it)cr«>inenUi  ¡un-  el  número 
lie  n-qf  ociimuIadtM  en  Inn  cñrcvk-x  <le  ldírxli\-8  i  dol  eondiid»  de 
Uiddlmex.  sin  «untar  Iim  vNgoN  i  utra»  cla»i4  )<onH-jnnu-K 

En  ií;20 :í,t;3. 

En  líf^I 1i.isiK 

En  iw:-,' y.«3ti. 

KnWiÜ 2,505. 

En  lsa4 3.021. 

EnlfliS 2.&tó. 

£alt>-2t( 3.457. 

En  Iíi2T 3;í*!I. 


<iVI  cinminar,  din:  Mr.  Pm-l,  c«tu  vnstA  iiciinnilACÍ»n  de  delitoit 
(conaidertMlo  roerain<?nle  sn  oAmem),  es  nnii  xatisfactorio  hallar 
qno  no  so  extiende  a  loa  crímenes  de  natumieza  mas  grare;  ijuo, 
por  ejemplo,  Iiet  a^ü^inatiM  .'üin  \"a  poco  freciioutes,  i  qno  en  jeneml 
loa  delitu*  inunciiina<W  en  loa  ÜRtan  están  arectos  a  la  propiedad. 
En  efi'ct4i,  el  nÚHH-m  de  <TÍiiii-nes  ejii  2,":i  en  1^20,  i  ha  ¡tido 
'A,4't'  cii  1x211;  dif>.^n-r>ci»,  (W4.  IVni  i*l  número  <le  hiirtús  simpleíi 
era  US4  en  li<20.  i  hn  sido  2.118  en  lí>-2(I;  diferencia.  T34.  De 
aqiii  «o  sigm'  rvídenletnvntp  ([iic  luí  linbidn  nn)i  diininiicion  nsil 
en  el  núnieru  de  delitos  (|no  no  &fwtau  la  prupiedw], » 

Mr.  Pcel  indic»  d«spiir«,  por  W  ini?mona«  de  la  JustioiM  rniui- 
niU  (^n  Francia,  la  di^tinln  natiimleiM  de  los  tlc1iti>4  comctidus 
dondo  es  mai'or  la  civílizarion:  en  el  departamento  del  Mi-nn,  ]K>r 
ejemplo,  de  HK)  ncU6ado>9  (dice)  lU  lo  son  por  dcliUm  contra  las 
pcrHonaií,  i  al  contrario  en  Olrcega  el  número  de  estos  delitos  es 
un  0(t  por  ciento.  E«la  circunsUincin  (añade)  prueba  evídentemento 


bí 


lUSl'KI^XEA 


lu  fiiff-n'nU*  niitiiniU'Z»  tic  l<c(  oriiiK-a'.-í  i-ii  lii»  ginmli^  ciudndcs  i 
<-n  \i»  (ItsirítoK  iiii'iKis  |H>l>)uiÍo!A  i  da  n  con>x:i-i-  quv  la  («^^ndcncia 
(Ic  Ins  itcuiinilaci'mi.'»  di-  poblncion  i-»  anmi-niarlu»  Gfjnicnes  con- 
tra In  pTojiictlHiJ  i  (]¡«n¡nu¡r  \os  otrus.  Ln  niiionn  obseirariiiti  pitpdci 
Jiac^no  i-n  nuestros  cantonas  agrícola»  ntas  distontee.  couijuarulofi 
con  nuestms  |!rand«s  c)urU<]«&  En  los  primeros.  las  oiiiiones  con- 
tni  lan  personas  snn  muchu  mas  comunes  í  fi-ecuentan  ijue  \q» 
oUon,  en  la  capital  i  en  las  demaa  grandes  ciudadts,  .<)uc(il(>  li> 
wintrario. 

De  esta  manera,  se  contiruia  |Kir  lan  lista»  criuiinalua  de  Inglo- 
U-rra,  i  en  el  juicio  i)el  eütadísta  ma^  vcrftadn  <^iii>  iícih;  ai)Ufl  ]iiiEic 
«II  i-Mu  iiiniería,  la  ínttiiciicia  de  la  ciiitiini  iiucibnal  fuhvc  la  dimi- 
nución do  Ivs  rxlmcrye»  onnUn-laü  p«;r^Ktni#. 

I'iu'Hx-mL-,  eiiijHini,  ijuf'  A(r.  V<vl  lui  ciiiiL>  tai  un  j^w  i-rrtir. 
no|><>ratu»)td<t  Lt  íM'iiuiidMcioiiiIi^hidiiuinti^s,  !<ii><>d<.'l  ¡iicrt-meiiLo 
de civilixMínoD, ut  [K>r lo <)tK-AÍisn)inuyv  i)  DÓmüCo d<!  Km  crímcnt-» 
[K.T>>iiudi-^  Sin  dudn,  ilimilv  ■{iitijii.qiu- )a  rivjtizaciun  adclanuí, 
la  población  auuunU;  i  pur  vm  cu  un  ynais  poblado,  sa  bailará 
ñümpra  uit  pcús  civilizado.  3Ia^  dq  por  «so  dobemos  atribuir  a 
un  efecto  lo  r|iie  proviene  de  una  csusa  .supi-rior.  Confutando 
mejor  las  memorias  de  la  justicia  criminal  de  Francia,  hallarin 
Mr.  l'eel  mal  contirmaila  su  aserción  por  loo  heclK«i.  Para  la  di- 
minnciojí  de  críiuenes,  de  cual(|iiiera  especie  >iuc  bean,  no  son 
de  <lesear  en  iiingima  parte  las  grandes  aglomeración^  de  )HibW 
oitm;  al  contrarío,  yo  encuentro  en  ellaa,  con  nsspecto  a  lo«i  jiafsutt 
todos,  i  piuttuidnniH-ut«  a  Inglittei-m,  una  causn  de  incrvnienlo 
mas  bien  que  de  diminución  de  lu»  crímenes  de  toilns  claacü; 
vjiiisii  ipio  la  civilización  eontrarn^to,  i  cu\-X)«  malus  i-fecttis  ate- 
núa. Si  lii  ctvilintcion  in>^<-s]i  deniiwj'nse,  m  detuviese  .stt  marcha 
A-n  molió  d»'  ewi  ii>iir<-a  ile  [■ililneiou,  cuya»  o!»»  crvrceii  rjwla  vez 
a  iiuiyor  altura,  Mr.  I'm-I  liiiblnria  de  muí  diwi-»»  moilo  al  Paria- 
mento,  i  no  pundrin  la  pn^'lt^ndidn  utilidad  que  liut  poblacioncv  agio- 
int^-rmltuí  producen  n  la  oÍvitÍzncÍon  en  el  lugnr  de  la  que  ix't^ibvii. 

Mas  hé  aquí  ln  ])rucbu  iniu;  dccÍ«ÍvH  que  puede  daive  de  la 
inUuencia  moral  de  la  civilización.  Ella  «pai-evu  vn  id  cuadm  miw 
completo  i  e.xteníio  que  se  ha  publictulo  hnslA  ahom  !<obi>'  vvtM. 
materia,  pues  abraza  el  número  de  los  reoK  convicto»  oñu  por  afi« 


ISFtXiO  UB  LA  CiriLUAdOX  ES  lU  SOIUMPAH 


5t< 


'en  uno  de  lus  [tríncipAles  EsUdoe  de  la  lTiu,tn  Aioencasa,  depile 
ITíT  hasta  I>'^.i, 

Según  itfte  ciindnj,  4^1  núiiioro  de  loñ  onnWotos  ilL-sdi?  1~''>T  hnsta 
1f^2*'t  luí  xidci  en  I»  Fcii.Mlvitni'i,  T.'^i'T:  *h  Uv-  irimlcü  MilauítnN' 
■(K¡í<  jmH"  dri-rií«L'i  ciintnt  liis  jioriíuna».;  i  iitiii  dt-  iwH»  lo»  ICJÍf  p'f 
aUV|uv«  i  f;<>l|Kv>,  los  34  por  niutiUM,  vlc  Kii  ^T  »fÍos,  na  s»  i-n- 
«iK-Dlni  un  i^jIu  juirriindiu  ni  infanticidio;  liiilUt»"-  nnsolo  ■■nvi-in-- 
ntunÍL-nto  jK-r]]t'trn>l-<  Í  Uvs  íiiu-nliulus,  Í  IV'~  Íi<.>inictdiiw  >Iu  Unliis. 
QL^st.■s.  EsUm  rcstdtwlus  hablim  vnpríic» mente  en  Civor  du  In  ci^'i- 
Ibacion, 

VuK-ntnotí  d<?  lu<)  Kstailo§  l'nitW  n  Eiirup.i:  tíji'nuKS  U  vUta  vn 
liHi  du»  cttntunos  ijiAs  civilizados  de  Suiza.  <■!  de  Vaiid  i  ti  do  Ji- 
nebi-ü  Se  han  formadu  on  ello»  tablas  etitadísticas  de  crimioali- 
<lad,  qne  en  e!  de  Vand  se  exiiettden  (k->de  lf*'»3  hasta  Iftí'í. 
abraatml»  nii  ifi>|Eiciii  ilo  '¿'.\  nfniH.  Kii  t^xla  cí'ta  ^poca,  se  baa 
«iineucl»  en  lujuel  cantón  l,!ll4  (lelito».  lus  407  contra  las  perei> 
«;»»,  eiihv  t-sUw  un  |>nmeidi<i,  2T  lii>iuii"i<liív-  v.tlimtariiK*.  7  lentati- 
vn«de homicidio,  4  vnvviiciuimíriitiu',  t'  inf^iuticidiuíi, -I  violaciones. 
i  Id  tvMfattitv  m;  compone  de  dülilus  poliliojt*.  rencilla»  a  goIpt-K, 
linwtitiieion,  higHmia.  nmonazn»  >:  injurin.\  t-tr;  du  luitni-iTi  rjue,  i;n 
ultimo  análisis,  do  wKm  1^14  delitos  m*  Itai  mob  c|uc  ¿'.i  gni'/c» 
contra  Ins  penxmae. 

Las  lisia»  criminaiofl  de  Jínebn*  abrazan  un  eí^pacio  de  13  años, 
i  presentan  en  esta  éjíoca  un  total  de  '¿]'^  delitos,  los  '.¿7  pontrn 
las  penuinas,  entre  ésto»  4  i\Hesinnt<is,  '¿  homicidios.  It  infanticidios 
Ó  tentativas  de  abortix 

En  1^*20,  ta  población  de  Jincbra  era  „ig  di.'  la  de  Fmnein.  En 
este  ruino,  fui^  »upi>-l  afi<t  A  iiúiuent  de  Im  iw^u>^tiloM  '^'M  i  el  de 
liA  coDvietoK  4,-*)l)4.  En  Jinebiti.  mpiel  mi^uH)  nAu  Iom  aciiMulos 
rut-nni  22  i  Iiw  convÍ»rtojí  1*.';  lo  ipio  íln  vn  Fr.iiwirt  un  ucuivido  («or 
nvdii  4,í  1 1  liHbitiuiU'N;  i  en  JinuVwTi  ¡wr  t-ndn  '¿.¡ÍIS:  en  Fmncin.  un 
■o>iivicui  por  cada  '1,1130  habíluntos:  i  en  Jinebra.  por  cada  2,Hí*4. 
•  El  CMiiton  de  Jint'bin.  considera  mío  m>Io  Iñ  relación  nuuiéríca,  se 
ncorca  al  departamento  del  Locera,  en  que  se  cuenta  I  acusado 
.por  cada  3.3W  habÍlant«M,  i  al  ile  la  corte  real  de  Paris.  en  <fue  la 
ívlacion  es  también  de  I  acuKido  i».tr  eafhi  2,11"!'  peruinas.  E»t<ia 
resultados  debcrian  vcidadcraiiientc  aÜijirnon,  i>i  la  obttbrvucion  i 


M 


mSIltLlXKX 


ol  rjcini^iiiiu  II"  hipif-*en  inodificacirin  alifiina  en  ellos:  i>fir<[iie,  da- 
Mt¡c»ii(|ii  l<r*  ))'ii:blon  («ir  I-I  >ipii>n  <lf  la  in^iinioeútn  i  la  cmitiidi-  j 
<1luI  reiiniiljb<,  (M  innog;iblt!  (|ue  lUiberiamoü  «iloonr  a  Jinebca  va 
li>  ¡iHituím  c\aM-.  Pe^m  f  1  tlrjtuiaiinínUí  Ae\  Ixcero  i»rtt'nwe  n  la 
Fntnn:i  oscura  de  Oiipin.  Es  vt^ulail  ([\ie  solo  ct>iupitrainas  l><«  rv- 
sultivd'Mf  <le  un  año,  pcnj  Uct  de  Ii«  nueve  pnicofteiiteü  no  oEivcen 
ivnHncivii  soMüil»!*-.  ^0iil>-ji]vii>u.<  ()c  »i|iii  i\xib  la  instrucción  i  la 
ríqnczn  luuitoiiiil  no  dÍMiiínii)'i.>ii  In  pn>])on!<i<.>n  al  critiii>nf  iQ*í*¡  1a 
niú%-ria  i  la  ij^itmncia  xuii  utifJivM  Vf4^Uili'ni[iK-Rtv  ufíraci-s  de 
coacervar  la  virtud  di- 1'«  put-bK»' 

Ri-ciimend<)  a  U  dinsion  anl<-ríor.  i-^tiljl(Tuino«  Iim  oiUrul<« 
si(!ui(>ntps:  L-n  tuda  la  Francia,  tiv  cada  !■*•>  deliti»,  !<»  '2-i  mh\ 
cnDtm  las  pcrsonafs  ita  el  dupartanicnlo  lU'l  Luo-th  son  ¿5;  en  In  ' 
juri'diccioQ  de  hk  curte  n-al  úv  París,  ID  u  if);  en  Jincbn,  l<i  a  1»  \ 
ftUina  ;Q>ié  dift-n-iicia  ilv  eKtndu  f>ocÍal! 

En  e^t»  espncío  de  tiempo,  ai>brevjnit>nm  «a  Jínobra  la  cecnsez 
de  I^l't  i  17.  i  Uxlos  W  movimicnt")^.  t'idns  las  diticultadM  ()lic 
acuni|)aAnn  a  uiui  trativicion  puliliciL  O>loc:t(lit  entre  la  jVleiua- 
nia,  la  Italia  i  la  Praodo.  Jinobra  árviií,  por  dmrlo  abi,  de  puente 
n  una  enorme  xaafa  de  individtic:«  tnilitares  i  de  otras  clase»,  i|Uq 
se  IinlliiMii  vioUínianientc  d<?alojado!<,  i  hí-  cmEabttn  en  UmJlia  mc-ii- 
tidmt  pura  rosiittitnc  a  sus  hogai-es.  Fero  Jinebm  poetee  en  gradt» 
eminuutv  uno  de  !•«  canictiTtw  (u«i-tic¡ale!«  de  1»  nltn  civilimcion. 
Lo»  p;u>ioDi's  runcori'in.'c.  vídlentu»,  bárbaras,  n»  ejerct^n  nlU  su 
fleí^niclont  inHuuncin;  la  di--^9iperaeii>n  de  Utt  iiHlijentCjf.  )i<ü  h¿-  ; 
Iñtoti  de  rtda  holgazana  í  v.igabtinda  no  pueblan  allj  de  saltcsulort.-» 
tus  caminos  ni  lie  oM-nno»  el  campo.  Alli  m.-  aprecia  vi  ónk-n  i  w 
rvfipeta  jonetaliiK-nte;  i  aunque  algunos  atentarlos  contj»  In  pro- 
piedad lo  turban  á»  cuando  en  cuando,  t»  muí  cK«to  el  número  de 
delitos  contra  las  per^tmas.  que  saa  loe  t^uc  le  embisten  cara  n  cara 
i  le  dan  hcriilaN  mortales. 

BMim  rvsultadoH  bastarían  para  asignar  una  garando  i  bella  in> 
(liií'ncia  iiKtral  a  la  calf  iira  <le  loa  pueblois;  pero  no  limitaremos  a  no 
nm-Mn-'  inveiitigacion«4.  Deapue».  de  lúe  detitoA  eontia  las  ¡K-rso- 
n»>,  i<eñt;)  aplicar  la  aiuilisis  a  loe  atentado»  cuntni  la  propiedad,  < 
in\vn;{tiar<!e(ptem>Mlb  ¡ntttiye  la  civil izaeion  sobre  «6ta  segunda 
vípvciv  dv  critiiünu« 


txrLiTJo  tiE  i.\  nriLieACiox  ex  la  unBALinAii  57 

Kxii'tü  una  jii-vtxriifOTctim  r»ihn^  is<tii  iiinM)i-in.  Pur  haboriM*  no- 
Lulo,  a  lit  ]iiir  <]e  hhík  imiviinieutu  (Ict^nxviiti^  <^n  itl  tiútui'ni  de  latt 
d^litus  |ien«>nalo<4,  olm  inovimiculii  nscviulviit^;  cu  t-l  «le  hw  oívn- 
sas  lealeii  eii  lo»  |iui-1i|iik  cjviltjíados,  '•».•  )m  jiiuuulo  u  ¡iifurir  (jiiv  la 
civilización  niiittiplicnli»  Ion  €Tfnn;n*'s  i\v  wUi  scgiimla  iwiK'uife;  i 
Air.  Pi.-t'l,  gialTOí-iiuiiKlu  val»  pa'<Jcii])HCÍoii,  dp  quu  |mrtict[)aii  otro» 
hoirtlircí  igiuiliiicutv  iliE»trn<W,  luí  dt-cliundo  ca  Ir  C&nutnt  du  los 
Cofnunv~s  qn.'  U  firupicdatl  pm  méno»  reitpctadn  en  ninm  de  \t» 
progn.-su»  di'  Ib  cuhuni. 

Iü<t(_-  t-TTur  diiitiinn  de  no  habcTse  aplicado  el  método  analflico 
al  fXHiin'ii  de  Kw  enmones  c<trilra  la  [jrop¡od«d,  ni  hecho  caito  do 
un  l.'lfnleu^>  niKx-siri»  {nni  I»  jii-tta  npnH't.viotí  d<4  cai'áctvr  mo- 
ral til!  Iva  jhwXmíhí. 

Hi  i|iMTi'iii«s  íivorigunr  con  vxactítiul  1«  inítiu-ncia  dt^  U  civili- 
iBciou  vu  el  QÚmci'o  de  los  ik-IÍU>s  cuotm  W  {x-noniuj,  >háu  p»  ne— 
omariu  nk-mler  a  dos  ooms:  c-1  catado  di.*  ci^nlizuciu»  de-  lu«  puvbiuii 
ijnu  üu  comparan,  i  el  ni'imercí  fio  estos  delítue.  Poro  cuando  fc 
tniUt  de  las  ofensas  cuntra  Ioh  propiedades,  cnnlra  extos  bii-m'^t  tan 
desigual  mente  ivpartido»  cnijv  los  jiueblos,  en  nuoii  dtl  di.-í«'^H- 
vidvinüento  de  Lia  focullaili»  hniiuin».H  con  qito  se  ad(|U¡cn-n  í 
oniiijuistan,  .nerin  pitjci^  oír»  cleinonto  man  (Eii-a  pronunciar  un 
jiiidii  M'^nriK  so  nccvHitnrin  ]\ikvt  'A  inveUUU'ío  di^  todaíi  laa  pro* 
]>iediiilt^  «ftríí-iil»!'.  iiidiislnnleM  i  d<;  iUrJw  cluwü  «n  Um  dos  pueblos- 
D  é)MK'As  <pii-  w  ('i>Ti>|iktniii;  t  hiili¡i.<n<li>  ll<'$;iulo  {Mi*  cst<^  medio  a  un 
cxmt'i  Hvnli'iK  iK-  UhUmí  Itw  uuiíÍoihti  de  rhiñnr  (jue  exUtiiwen  en 
las  do»  ^HwiLs  o  nncionex,  se  Kabiin  cuill  do  las  ilos  es  la  <)uu  h.i 
müaire^t.ndo  nías  fiicrxit  tnoivd  para  ivsÍHtir  a  las  tentación^'»,  Í  luc- 
recv  por  ocmsiguicnto  el  titulo  de  uias  moderada  i  vii-tuosa.  Ajkí 
como  Mr.  Peel  a)n<)idora,  pora  el  examen  do  loa  delitos  en  juncral. 
cnanto  mas  poblada  se  hallaba  In^lalena  en  i>>'¿n  qae  en  1820» 
de  la  iiiÍ!<i»a  i^uorte  dt-btií  lAutiu-  en  cuenta  la  ditV-n>ncia  de  riqueza 
Mmo  •](■  poblao-iiiii  en  t-nUts  tU»  ■•[kh'.ik,  ]mni  apivcíar  coiojiArfltí- 
vumente  »a  cslndo  iiiond ,  bajo  <-l  it'tpi'Cto  de  U»  (U'lit^iA  contra  la 
propiwlníl.  TrtU  im-xiKio  w.  cu  In*  delitoü  dt^  fvUi  rlii.se,  mi  (¡jar  La 
crtiwi«I<.ni<;i<;m  en  In  ílilm-ncii»  de  rii^uexn  co(»<>  en  1»  de  {x>bla- 
cinu:  i  el  f»m|jniiu-,  por  ejemplo,  In  Es{Nifm  n  la  Inglntcrm  o  la 
FVancia  rT.'lativ»uivntc  a  ellos,  di-MmUíruliéndosc  del  inuiCDsu  in- 


ÚK 


JIISCKLAKBA 


ti-l*viilii  (jiic  Ihs  si'fwin*  <-n  i-I  ili-?^-iivi'lvÍiiik-iito  rlt-  Iíls  fíiciilliwk^ 
Itiiliinnim,  i  |K>r  coiiKÍgitii'ntv  «.-n  Ia  ¡minn  <lv  bienes  (]Uu  isUu  (it- 
irultjulfv  hiui  lIi-gA<lo  »  litlintncc.  v»  pivi-imincntv  como  «i  «c  cuin- 
lEirn.'t^-  Li  miimlitlAil  ik-  cni  mienta  Enfilaría  ojd  laik-l  piijut'ñu  ir«a- 
ton  il<- JiiK-bm,  HtcmlR-iiduíoIo  ni  iiútnrrutuUil  «II-  dvUtu^  i  yia 
U-aiT  pivMcaU'  4|uo  hní  loJOli.dOO  lutbibuiUfi  in  i-l  pi'inivn>  ilv 

lU-j^H-cto  df  lo»  bk^ncs  (|ut'  U  civiliznvion  crea  Í  fomenta,  i-s  ¡m- 
[Kisibk-  NO  dit'liL  K'pnmi'  lo  (jiic  valen  lucí  goa«  del  i|Ue  1>h  ]hh!Cv, 
(lo  lo  que  pueden  las  teutacioner*  del  que  loe  codicia;  i  pur  eso  es* 
tarín  Mr.  Peel  nutorízndo  a  declarar,  no  i|ue  en  nunn  de  la  ci- 
vilización w  halUn  mas  i'xpucsuun  las  pr<j piedades  a  lim  ata4|nes 
tle  Id  faersi  o  el  fraude,  «no  que  hai  mas  pn^icdadoi  ijuo  corran 
este  jK'ligm,  i  ma.-<  iica.>*ion<'»  <le  aUcarlr^.  iVro  (Cnát  tst  el  bien  ((e 
iliie  no  {iiiixlc-  nhiMirsir,'  Kl  prirti«-r>i  i  el  111U.H  pivci<;<so  i)e  todus,  la 
libei-iad  j<)n¿  utnt  ooe«L  esa  ¡tinn  la  |ju:(i]tiul  do  obiur  biou  u  wnlt  i 
M  i'ií  iu4  ícH  qué  coiwii'H.-  niiuwtm  imindidad,  siii'>i;n  I»  innvn-  fit- 
ciieiK'in  del  biieii  »"••  que  hnoi^uiuK  di;  la  IÍIm^íIuiI  ramipamiidolo 
CU»  1-1  ubii.-ai/  I^n  uiviliznrion.qncnúcsnias'pioel  lulelantaniii-nlu 
>lv  VKln  lÜMMlitd.  extiende  el  nlitiso  de  ellii,  pn.'cisuncnte  ]H>n)nc 
«xtiende  il  buen  lu».  ^No  wm.  pne».  una  e^traila  inconsituencia 
jttzf^la  de  otro  modo  en  sus  pii^n-soK  qne  en  pus  prineipi'».  es 
(lucir,  cousidemr  BUS  culpu  apañe,  en  vez  de  pooerUa  en  balanza 
cuu  el  bien  (|Uc  ha  hecho,  i  con  el  mal  de  «[ue  se  ha  alMeiiirlo, 
pam  formar  im  cimcepto  iiegiin>  de  su  momliiIacH 

Tal  ha  sido  el  ermí-  de  Mr.  VfvU  echa  en  cara  a  la  civí¡i»ioion 
el  incremento  ríe  las  oeasinnesdediuiar,  Hinliniutren  ciientn  el  du 
W  ocitsiitni^  de  giiZiii';  i|iiteiv  que  hitVvk  uulii  din  itiay»r  kiiiihi  ilv 
bione«,  sin  i(hu,Ii»\ii  al  mimiK>  tiein|»<>  tina  otuiiiiuQ  nui«  de  Imeor 
daño:  qilii:iv  en  slilii.l  qile  la  libertitd  iiiniiiinn  ell  !<lli'  pivi^etKM 
scií,  (wn-  decirlii  il^i,  inli>'i  a  sti  nittundexii.  St-nl\'iiHi»,  piicj^.  como 
i>>gla  qnv  imni  npivriur  la  luunilidjul  de  la  civilimciun ,  delwtiMRt 
jux^-  la  exU.iiNÍoii  itel  abuso  propuirivtiolmcnto  a  la  extenston 
dul  uní. 

Volviendo  n  lit  eMndlalica.  eslablezcamas  ahoru  una  difereiicia 
entre  \as  ofcnias  tnns  i  niénus gntvcK  contraía  pn>pÍLda<l,  i  pur 
medio  do  esta  distinción  fiimlnnienlal,  eiimprobemos  este  hechu 


KrLVJO  i>B  u  ctTiLiraciüx  es  la  uoraudad 


S9 


iin|M)i-tmite;  que  el  increniento.  piiratnf^nte  miiiiórico,  do  las  ofen- 
sas ciiln<  liwj  pueblo»  civilizadas  no  perieticce  nías  a  loa  crimeneM 
UVH  contnt  U  propiedad,  que  a  los  crimcnes  penumaloa. 
ía  tífeclu,  si  n-lutivaiiiente  a  !■»  crinicnes  contra  la  prfq)ÍHlinl, 
[iuinin>  tuiuirl  i>xoi-»i  «le  iH  7  rlo  Li  Francia  ilustrada  üi)1>rv  L-i  I'nin- 
d«  uKcinn, «;  liallitni  i|iiíí  iw>  jicrlk-iKXH!  n  U»  criniciivx  i|m'  iinun^n 
¡MMiHS  inn»  gravi-s.  Por  cjeiiiplw,  cl  núi)H'n>  rk-  liw  iiciiwiiliH  de  saí- 
l^v  en  M*-ifí  i  )s2'  Im  »du  !<'2  vn  1h  Fninvin  iluHtmdn.  i  307  t-n 
la  uxcunu  TúinciuM;  Ioh  crímv-iiex  de  inciiidio  eti  IS^*'  í  3lt:  d  nii- 
nicn>  dv  iicusndoH  vn  la  Friincin  iliistradn  fné  nS.  i  en  la  Francúi 
t«cum  loo, 

I'ai^iihh  ft  las  listAs  de  Inglat^rm.  Mr  Poel  h«  demoetnuto  ya 
I  qutt  Ir  diferencia  en  el  númevu  de  los  crímenes  cxnaclídoB  en  1/rti- 
iIpjs'  i  )iu«  eeituinías  en  l^'Z'i  i  «ti  era  foiniada,  í  algo  ntas,  por  el 
uiimi'nt'idi.^  loe  huitos  fainipletí  (lart-ríiir»);  i  i|iie  de  este  modo  w 
hnllnljn  cKjjlicado,  no  «olu  el  aumento  de  crimenes,  »íno  la  dinii- 
nucion  real  en  el  númeru  de  ofensa»  iiue  no  afecuban  la  pro* 
pifdod. 

Puro  Mr.  Peel  debiiJ  aAadir  tjue  «sta  diininiicinti  w-  veríficnlm 
laminen  en  las  clase»  mas  grave!"  de  crímenes  contra  la  pr>ip¡i.-d<ii|, 
,  La  Inglatenn  i  el  jiais  de  UAIes  confiminn  este  nntJiblo  ri«ulladu. 
l-que  .Mr.  Pe«]  ii<i  establt-cii}  «no  con  rc^)ccto  a  hóivátvs  i  su  co- 
marca. 

I*ÍL  Número  totjd  ck-  oonvictoe.  8,78S;  182C.  I  l.l*lt^  diferen- 
I  cia,  L',*)?. 

l^tíl,  Númcix»  total  de  cunvicto8deliurtoA6Ímple!i,(Í,02!>;  1^20, 
'S,9fi2;iIifi^ix-ncm.2.X'í3. 

Lu  «liferencia  del  número  de  hurtos  nniplen  excede  a  la  dife* 
I  rv-nciu  total. 

Kn  Pcnsilvania.  en  lo«  tivinta  i  tres  aiinü  ijne  coirier^in  dif-de 

il"87  ha^ta  lv¿4  el  núuii-iii  Uilal  de  delitos  contra  la  propiedad 

íné  ti,7n(l:  i  el  de  loa  hurtos  simples,  5,33«t.  Pe  etttc  ukodo^  oe  halla 

pk-nnim^nte  explicado  el  aiiinenttj  de  crfmvntsien  PensÜvania  \xit 

el  de  lotü  hurta-i  niiupleíi. 

Ida  tablar  ej^tadislicaet  de  ertinimdidiul  del  canUin  de  Vaud 
Üefle  l>^ii:{  ha.sta  ISl^ti,  noM  conducen  al  nn^nio  nwiiltado:  en  etlax 
cucontminon  '•  incendios,  2  anit-nazati  de  incendio.  7  mltow,  'i  ro- 


no 


aua'xiJüiu 


Imm  (xm  vii)]*-ni'in  ]»t*i>i*ti>il.  i  7ó  c»(i  fnu-ttira:  \oi  hiirtoí  Ainniui  la . 
gnin  iiiJL'Wi  (if  liui  iifi-iiKHS  k'<iitni  In  ]>ru¡>¡i-«luiL 

Igunl  resiiltwio  va  Jiacbni.  Do  lEÍl¿n  l^'^n,  212  (Mito»;  Iim 
I^^S  ounlm  In  ]>ri>{)it.-^ii(l;  i  vn  i-mU*  nt^itit'iti  rlit  rv*  un  !u>I<i  inn-n* 
ctLirío,  7  iitimctlercrt  f.ilN<w,  Ul  thllúluM  ci>n  fraiKlv,  O  xcu&ados  4o 
tlafM)  hwhu  vn  propit-diitt  ajtm»,  i  14¿  de  huHu  üitnplv- 

Hi'iinw  ili-iii<)stnMlu  la»  Oot*  gratwlw*  Iviwifnriiw  c«racUTÍ^ticM.t 
lii-l  iiitliiju  iiivral  do  U  riiltiim  »)brc  la  díiuíiiuciun  úe  Iw  ik-tiliM 
cQDtm  Ins  jK-t«oiiKs,  i  de  Uia  ufeoKis  mas  graves  cüntra  U  propie- 
•IimL  En  üftw  ctiadnw,  (jiie  sumados  abrazan  ceaxsa  do  un  siglo,  Te- 
mo» ijtie  la  críiuinatidad  se  retira  succsivamcnto  i  si»  Ínt«mi])- 
vioii  dcla^ctoMC^dedcIitoscoloaidasejiplÁpicc  do  la  cscjiU  pi-tud 
i  (le  la  (wn-ersidad  humana,  i  que  va  concootrándoee  cada  vez 
mas  en  uqui-llos  ataqut^  contra  la  propiedad,  que  no  pii-smtjn 
circiimrtnnciaA  agravan teít. 

Deupuet  de  eatv  «cániun  dv  los  cundnu  uslnr )i«lici#  t\ií  cinca  de 
tfw  putibiíjis  iiiAs  civiliznilus  de  nm-íitra  épocn,  wnl  enrío».!  i-.m^iil- 
t»r  ios  areliivtis  criminales  do  Esiiarta.  qu?  es  uno  dw  Kw  jinrUt» 
utL^iicMi  adelantado»  en  la  civilizadon  mwlernit.  jPcrlcnvcC'nt  «pil 
la  nt3_\'oría  de  los  dulit^H  a  Uih  r>rcmias  contm  la  propicdiuJ.  a  Iuü 
hurtos  simples^  Ah'  Kl  niímero  ímjIh  tic  W  homicidios,  sin  contar 
in&ntJctiliiM,  vnvi.*n<-niiinivntOM,  i  («e  crimen  de  antn>pafnjia. 
deHOoniiridii  i'il  los  hIixm  |)nf^i<i,  tgiinln  co^^i  al  de  lo»  ntUn  i  hur- 
táis; ptu's  el  de  luiuellus  hmutoidios.  en  ISÍ't,  «cgun  i*/  0'<t(víf(  d« 
Madríd,  fué  l;¿23.  id  de  kis  rwbus  i  hnrt-js.  I. (lio.  El  IoIj»!  de  de- 
lito» contra  las  pcitwnas  fué  3,4'.¡8.  i  contra  Jas  propiedades.  2,8TB' 

Ahora,  pnes.jionpie  scoomelan  en  Esii^ña.  que notieiieoomer- 
cio.índustríani  ríf|iiezas,mónu!»fidsitie!\cii)nesde  escríttuiLü.  inéno» 
boncan-ot-is  ñnndnlenlaa.  niénw  »>biHi  i  hurtos  quixá  qtiv  en  Tran- 
ciiv.  Inglaterra  i  Pennilvania,  jdirein'^ií*  que  la  EspaAa  us  el  país 
mas  mond  de  nueütm  siglo,  i  qm*  debeinocí  envidiarle  bu  ignorancia 
i  su  miseria,  i  maldecir  niieatms  riijuesas,  nuestras  luces,  nuestra 
«nllun»?  jKai-em<if  el  ]wnejlneii  de  l<w  puebW  ignuninlcs  i  mi- 
«eraUen  p«ic  el  curto  niÍio<;ix>  de  ciortoii)  huchon  dai'iouM  que  vemiut 
«(uiiet«n«e  en  elhM,  i  que  <le]>cnd(:  xolo  de  «cr  Cambien  menor  el 
nl^niorotlc  In-t  ociisioneif  de  ilnñHr.  como  sucedo  <>ntní  lij»  aniíimles 
irmcionaloii;  niiéiilni»  <pie  el  exceso  du  ullus  on  \on  pueblo»  civili- 


^ 


^^^^^ 


IXrt.WO  DE  [.A  riVatEACIOS  KX  IX  MOBaLIIUD 


Cl 


FtodcM  i«  Ui  nnnwcucncja  n4;ce«u-üi  cl<.>l  niayur  núnicra  fie  dIiJoUm 

tfti  qnt-  st"  vi>nta  la  IíIm.-i1.i(1  huninna.'  Imptitur  ente  «xcojuí  a  Ins 

liin*:*  i  11  lü  eiiitiir»  soi-úi  como  ímimlariM  ii  Diins  niintii'),  niiior  de 

;  niititlni  lilicrtAil.  Somoit  crinimnle.'t,  pnix|(ii>  xomtM  Übn»;  por»  por- 

•  |iii^  NitiiiM  li1iii-.<<  stiiii'JM  tiiiiil>¡en  virtiinsi's:  i  si  p<)ni;ii)iis  cu  gnint- 

Iclii  \u  S1IIII.1  dv  niifnii^L>i  ríiinczn-'i  con  c-l  núiiiuro  ili-  nitfvtr'üt  m- 

I  tncniM  ;<)in^n  úMtnl  ncgni*  i|iic  niieüti»  libL'rUul  anlo  de  esta  lucha 

I  CMi  inii-s  iiit'-ríliiif 

AípT'giivini»  iinn  u1xtii-va<!kat  ini]K)rliintv:  citanbt  miw  adi'üintft 

]s  civilización,  luiuMc  )>i'-ffi<cc)uoii  la  |>t>lii-iii  judjcíii)  í  aduiíiiiittm* 

ti^ti;  iiiAiiiH  cH lili' ni -4,  [i»r  i'fiiisigoii-iiti-,  i|iit-<)iiti  1.-11  In  owciii'i'tncf. 

lTtMÍ'i>>  stb'.-n  i|in;  Un  lista.-!  dt  Jinc-bm,  di-  Viiiid,  '¡t-  riMisilvani»,  de 

I  Fmncíit  i  d«!  tn^latcmi  prcwiitan,  coii  una  corlbiniA  «lircri-nctii.  vi 

[lliSnHTii  cxtirtii  d(!  li»  niu^-siiiiit<«,  (ntvoi>iTiniiiÍ(.-ut(»  i  deiiiiu  'IciiU« 

loomi'tidu»  i*u  L-^tiM  imÍm-j':  Utl  v*  cu  vUn»  Ir  actívitiul  tln  lii  poli- 

l«{n.  Xadie,  por  vi  oonljimo,  ük  pcivtiadinl  que  vn  Esp«Aa  sm  ])0- 

[siblo  8Íi|tiÍL'ni  el  forinnr  un  ciindru  ci>iii])teto  de  lus  crimencs  que 

'allí  HB  cometen:  porque  la  impunidad  es  siunipre  en  nuon  de  la 

debilidad  i  di-sconcierto  de  la  máquina  política  i  aduiinisimtiva. 

Otra  observación  que  debemos  hacer  ex  que  la  cinlizacion  pm- 

peiidc  ciiiiríiiiiui»i'nU>  a  siuivi/ar  lit.i  |M!nii.s,  ¡  (pío  la  i>q)roí<>on  il(> 

](K4  eríiniínes  gana  en  certidumbre  t-wlo  lo  que  píenlo  en  rigor.  Si 

I  sfl  hufaiirAo  escapiulu  cstit  obí)erraci<n)  a  la  saf(ac)dad  de  Mr 

Peel,  la  hubiera  dado  sin  duda  como  uno  do  Id»  motivos  «pie  es- 

plieaii  el  aumento  dt-  hunos  himpleít  en  Inglaterra,  cuyo  niimem 

«reeeni  inralibleincnte  en  liw  líütas  a  proporción  de  loa  mojoraa 

>  4]U(í  h»vn  en  Ik  juríMprudi-nt-ia  i  leji^lacion  ¡ngleíta.  «Se  ba  anun* 

ciado  (decía  »ir  Samuel  Kumillv  i-n  IM I  a  lit  Ctímara  de.  W  Co- 

maoes)  que  di'Kvlu  el  añ»  de  Íti*tS,  en  que  In  |>cnA  de  tuu<>rtc  p»r 

E«I  hurto  privado  de  1'.^  peniques,  ¡«o  ri'fluju  n  la  deportación,  se  bn- 

,lña  multiplicado  este  crimen.  Convengo  en  que  el  niiuiem  rlejuí- 

I  «ira  es  mayor  pero  rccu^nlt^fe  que  este  inereinento  m-  ))n.-<lij<)  pur 

todos  luá  dofen»oretí  de  los  proyectos  de  Ici  prc^HcntwIux  eiitóim-^. 

'  Ta  se  ha  dicho  mil  veces  que  la  impunidad  del  crimen  es  uim  de 

I  loe  mayoreí!  inooavcnienlC!^  de  la  excedvn  st^vorídad  de  la»  leyes.» 


Artiumno,  año  de  18^1. 


LA  CEXTRALIZACIOX 


I  LA  INSTRUCCIOn  PÜBLtCA 


Sí  tA  verHiulero  olji-to  ili>  Vm  {leniVlicos  es  <1ífiiiltl¡r  \fi>-  lnoe-s.  e 
imlioai"  a  los  hoiubr^i  Iik-  mtiliim  nías  apaiviil^s  pnra  logmr  eii 
pfxií^ridatt,  el  escritor  honrado  debe  evitar  cuidadosamente  tu- 
iluü  \iy  iirtitifiíKt  del  r-iigitfin  ¡  di>  la  «ednccion,  i  contjíiorsi-'  r  pn)- 
pordonar  a  >>as  concíndiulnnoii  tmn  ilitHtnvcitm  Ninn.  IMu-  ciii<lni' 
■de  no  tocav  nsiintoMf(UDpiiolHii  nltvmrliitmti<)iii]¡daddv)us|iiie- 
Uos,  i  reanimar  pasiotici»  i\av  Iiiwta  nhum  no  liw  Kan  |irf-si.'utm]>' 
mas  resnltotlotj  <jue  dÍii«nsioni%  dv^jladurtis  i  gut^mw  ruJnosaK.  S<.- 
ha  publicado  on  rain  ciudad  uii  artículo  en  c|iic  «c  comptni  vi  cs- 
twki  de  sH  efliicHcion  publica  con  In  di>  los  dvmwi  puebins  (h  In  Re- 
|iúl)Iicii:  i  wi  su  autor  s«  dirijieraainaniti-'stíu-lnnecosidadiconvc- 
niencui  de  jnii]iagar  Iiwt  establecí luiontoei  de  iastruccion,  habri» 
dado  praehAA  de  la  nobleza  de  mu  def>eos  í  de  la  rectitud  de  eua 
pensiuuientos;  ma»  nacía  de  esto  »e  descubre  en  su  raeíocinia  Di-l 
estado  regiiW  en  i)ne  .se  halla  ta  educación  pi\blica  en  Santíogn, 
deduce  argumentos  para  atacar  el  siütotoa  de  gobierno  adoptailn 
por  1.1  nación,  >in  advertir  <jue  ju-itanient4>  pueden  atriliiiii>í!  h 
una  intención  decidida  du  rument.-ir  celos  entre  las  provincias,  i 
envolverlas  en  la  discordia.  Xo  es  posible  creer  que  se  diga  ilu 
buena  fe  que  la  institución  de  wn  gobierno  central  es  |n  caiiwi  de 
fjue  loa  pueblos  de  Chile  no  tengan  lo»  nii&mos  csUiliIccimienlua 


fi4 


SltiCSLASIll 


liteniriici  ijtie  Siiiiiiii^o,  i  i{iii.-  |i<.ir  t'riliii  lU-  A-Oi»  j>i(.-nii-n  «^ti  i»iln»- 
tria  i  »-o  iHil>ÍJici<'ii.  St;  jiwju.ntji  |it  <■»««!  jiur  líkfiv,  »in  ttiiu*  iJo- 
tiignia  (|uo  tí^nu-  tíc¡m(  i  dufccUn  que  luicm  dul  ¿nk-n  natnnd 
lio  In*  cosis. 

Lü«  i.-«tiiblccÍinÍPotas  Ulcniri'w  no  si>  cnjt'ii  con  i]«crvt«i,  ni  coa 
duela) iijtcioriiK  »m  obnw  ik*1  tictapvt  i  de  la  civilúsucton:  la  micv- 
ria  (Ic  lüH  [iiK'hlof;  Iik<  nl*-jii.  i  Iii  falta  ilc  jiüblartun  los  itratniyv. 
üim  onUsnli^  lus  tnilnjos  *\v\  gubipmu  Jinni  rrijir  cunii»  (]•;  t-dtl- 
raciou  en  Cuuu-jk-Íoii  i  0*M(iiÍtDljo ,  i  las  dilijcncias  del  ruvort-ml» 
4ibi»]Hi  Cii'nfui-gfm  pam  fundar  uno  co  Talca,  i  nada  eatüfactoriu 
se  ha  podido  Cdnscgum  Este  mal  resultado  ¡H'occ?<do  d^  qtic  rit  €»m 
pueblos  no  hai  los  suficientes  recui?«oci  patu  siitisfacer  lo§  ^(baUm 
«ino  denumda  una  casa  de  ediicndon.  No  hai  profesores  ijue  i|tiie- 
ntn  dedicaría'  al  ]K-no!to  trabnjo  de  la  t-n^üfiati»i  par  iinn  jKH]ii«>nA 
aKÍgnac-ioii;  »i  Uuniioo  lixt  hai  t-il  Miñcient^-  iiúiiit-ru  [tara  |Mn>ve<i- 
a  b<)do  ol  país,  i  por  uOo  se  ubscrra  que  aun  lo»  e--'tal)k-ciinic»U)» 
de  ostti  ciudad,  inclum  vi  InxLituto  Nacional,  no  tienen  lv«  noo^ 
sari  o». 

Contii-Mn  vi  articulista  c)  progreso  i)ue  ha  hecho  I»  tdaeunion, 
por»  wtnKliinle  en  el  empeño  de  atacar  la  foima  de  pi>ljÍerno,  lo 
atribuyo  nía»  a  la  tndepcml encía  en  que  ec  halla  la  Uepiiblica, 
que  al  impulso  de  los  gobiemoü.  8i  pemnanicoo  imparcialidad,  si 
reflcsionaní  ccn  exactitud,  concebiría  que  esa  tadepettdencia  que 
gom  la  Repflblíca  es  el  impulso  que  han  dado  los^biomoa,  tanta 
n  la  (educación,  como  a  Iok  demaa  establecimientos  de  industria, 
oomci-cio  i  agricultura.  £1  gobienw  que  deja  en  libertad  a  los  hom> 
brea  i  a  los  pueblos  para  pnipOTcionante  lo»  objetos  do  sus  nece- 
sidades i  deseos,  ila  movimiento  a  todas  tas  empresas  que  el  país 
redama.  Nu  es  necesario  que  este  impulso  consista  en  acto»  ma- 
tcriateíc  el  dejar  obrar  líbix'mi-ntc,  i  leu^giirar  la  t-i<inqnil¡dail  pú* 
blíea,  son  Km  njetil*-.-'  ]i<hÍi'ixku.i9  de  Ion  iwlelantaiiiii-nloH  de  U-h  na- 
ciones. 

\jott  pueblos  no  ailmiten  muls  ii)stÍt.ticiooe9  que  aquelta.t  que 
«xijeu  sus  ni.-cc^iflacU-s,  i  pu'.-den  sosti'nurciímodauK-nU";  i  senoual 
fuere  ta  foniui  de  gobierno,  étte  no  es  cupAZ  de  violentar  el  cun^o 
de  la  naturalv:ia,  oblig^dola  a  que  niitici|x-  eftx-tos  cjue  sjkIo  pro- 
ducen el  tiempo  i  el  órdoa  progix-sivo  do  la  cívíIÍzocíoil  £1  luejor 


^ 


jp>li¡t-mo  i-n  el  q«(-  [Mv-'t)»  runtiunKn  i  «cgnrí'lnil  i»  Kw  cimiinintuxi. 
rc?|"i'lrtii(l«  I;»*  Icvi-a,  i  l'is  ili.-ja  gwar  tk-  Li  wnladviH  libvrEwIi  i  yi 
K-  ha  <l«iDi>stnido  Livmpu  hace  que  el  central  es  el  mas  convc- 
nidilc  pnm  Chile,  poique  sulobnjo  csnfortna  puede fli^'^mnc la 
tranquiliiUd  de  la  República  entera.  Ya  sobre  esto  no  hai  cne«- 
tiun;  ya  todos  los  pai-Udaríos  de  buena  fe  de  ese  niiiM»o  sistema 
de  dividir  la  Repiiblira  en  trozos  para  roiiniH(h*  diwpiK«  jtoT  me- 
dio tltr  ana.4  xiireiiliinkt  tan  d¿hileí<  ci>mo  prrjmlicinle.-<,  hnii  ironfo- 
tu-ulo  siiít  deHvaríoü,  i  se  niuiiiñoxtan  Avei-gctnxniU^;!  do  halxT  üoíite- 
uido  lina  causa  tjne  ha  ínuniladu  oin  jtanj^  HUierioina  pneblí» 
«■nt«i«í>,  i  i^iie  solo  ha  «do  el  prel*wt«  pora  atropcllar  liw  gobier- 
no8  i  la»  leycw,  i  «leslroxar  todos  lint  vfnvulnn  (jiie  tiiH-n  iil  liiiiiihre 
Con  el  editado  itofj»].  No  hai  hr>iiibre  seUKnto  que  no  se  hurrorice 
al  i)lr  <;l  *ini<l"  solo  do  la  fatal  palabra  con  i¡up  í«  dví^igna  oso 
íislí^uui  do  gobierno  itevorador.  el  mas  eficaz  de  ciuiotos  la  ríoncia 
del  hombre  puedo  inventar  en  materia  de  desunión.  Los  chitcnoet 
tioquion-n  luicer  la  tentativa  do  probarlo,  porque  tas  let-ciooos  que 
lov  pi^^tori  los  Dueesos  lastimosos  de  otros  pHf!>e)i  hennanotí,  son 
nr^umcDlofi  mas  convincentes  que  las  ímajinanas  ventajan  que  un 
t  vano  intonta  demostrar  el  único  i  el  mas  pertinaz  de  sus  partids- 

ITÍCS. 

Una  lijera  advertencia  previene  a  todos  en  contra  de  ese  siS' 
tema,  i  ha«e  presente»  los  pei-niciot»o«  efectos  que  debe  ocasionar 
on  lai  coetmnbrosi  Lat  pueblo»  cío  hallan  tran<|uítas  en  medio  de 
iiiiu  pnx  no  coni>d<la  en  todo  el  cumu  do  la  rovoliicion:  i  {^i^  in- 
troducir  la  opinión  contra  el  gobierno  central.  »c  prcdrnde  allo> 
mrlrt;  »■.•  int'-iitn  ?«euibrnr  celos  entw  la»  provinciiis  i  foriniir  6iccio- 
mvi.  I-i  (-uipi^'ürt  es  desorganizarlo  tíKÍo,  llevar  |>r>r  lodii»  parteóla 
iloifolaciotí  i  la  ruina,  para  cambiaj-  de  forma  <lc  gobierno.  |Mmiue 
jftitins  ji'xlni  cousi-guirse  en  la  situación  apacible  do  los  puob!o«. 
Es  prtíciíii  i.»nmoverl(«  i  dividirlos  por  medio  de  n'ueorwi;  es  uo- 
oüüorio  eonompcríos  i  destruir  la  m^Mra).  jPodri  ser  buena  forma, 
«lo  gidii^'mo  la  que  neeesiu  estas  medios  pam  hacer  solo  que  se 
coiiviorta  la  opinión  en  su  fovOTí 

ItM  chilenos  saben  que  el  estado  de  atraso  en  que  se  hallan 
muchoü  pueblos  de  la  Ko]K\hlÍca  con  respecto  a  SanlLigo,  procede 
do  que  aun  no  ck  tiemiHi  de  goau-  ludiut  Iilí  niejonut  de  .[Ue  son 


As  kiscblAhba 

capaces,  i  jamas  podi-án  convencerse  de  que  él  nace  de  ]a  falta  de 
escuelas,  poi-que  están  viendo  (|ue  éstas  no  pueden  establecerse  por 
falta  de  población,  por  falta  de  recursos,  por  falta  de  preceptores, 
i  aun  mas,  por  falta  de  alumnos  en  muchos  puntos  donde  hai 
algunos  medios  para  fundarlas. 

Tod(s  loH  hombres  que  discun^n,  estén  instruidos  de  qae,  a 
excepción  del  Instituto  Nacional,  destinado  para  todo  el  país,  los 
establecimientos  de  educación  de  Santiago  son  debidos  a  empresa» 
particulares  o  a  legados  de  hombres  ricos.  Si  no  hai  empresarios 
que  establezcan  casas  de  educación  en  Culchagua,  Chillan  u  otros 
lugares,  es  porque  esos  pueblos  no  ofrecen  ninguna  ganancia  al 
interés,  móvil  principal  del  hombre;  i  si  no  ha  habido  testadores 
que  hayan  dejado  caudales  para  establecimientos  litei-arios,  es 
porque  no  ha  habido  ricos  con  voluntad  o  posibilidad  para  hacer- 
la En  todas  portes,  se  ve  que  donde  hai  mas  población  reunida,  se 
encuentran  mas  recursos  para  vivir  i  mas  establecimientos  do 
cuanto  han  inventado  los  hombres  para  comodidad  de  la  vida.  Pre- 
tender igualar  a  todos  los  pueblos  por  medio  de  un  gobierno  de- 
sastroso, i  atribuir  su  desigualdad  natural  a  la  constitución  do  un 
gobierno  central,  es  el  delirio  mas  vergonzoso  en  que  puede  incu- 
rrir un  ente  que  no  ha  perdido  la  razón. 

Araucano,  uño  de  11^^31. 


SISTEMA  PROHIBITIVO 


-•♦o- 


La  Asamblea  de  la  provincia  de  Santiago  ha  aprobado  una  mo- 
ción de  uno  de  sus  miembros  para  que  el  ejecutivo  solicite  ante' 
las  próximas  cámaras  lejisíativaa  la  prohibición  de  las  manufac- 
turas extranjeras  que  puedan  subrogarse  con  las  del  país.  Es  ver- 
gonzoso entrar  en  debate  sobre  una  cuestión  decidida  por  los  prin- 
cipios, por  la  conveniencia  nacional,  i  por  la  experiencia,  porque  a 
todo  se  responde:  los  principios  de  economia  son  teorías;  Iti 
Frimcuí,  la  Inglaterra,  naciones  sabias,  tienen  o  lian  tenid^j 
iguales  prokibicionea;  es  preciso  dar  ocupación  a  loa  hijos  del 
pai»;  es  preciso  restablecer  los  husos,  los  telares  de  algodón,  los 
de  bayeta,  los  de  sayal,  <le  que  Antes  se  vestia  la  jente  para  que 
se  empUen  mas  brazos  i  ífo  sídga  la  plata  f  itera  del  pttís.  Re- 
futar científicamente  ese  absurdo  sistema  de  prohibiciones  que  la 
manía  por  lo  antiguo,  la  poca  observación  i  la  obstinada  deferen- 
cia a  opiniones  qne  ni  el  mismo  dueño  puede  explicar  racional- 
mente, es  manifestar  al  mundo  que  en  Chile  se  ignora  completa- 
mente la  economía  política,  i  es  empeñarse  en  vano  en  vencer 
caprichos  con  razón.  Dejémonos  de  principios,  i  no  entremos  eu 
discusiones  en  que  no  tienen  parte  el  raciocinio  i  el  convenci- 
miento, i  en  donde  la  ceguedad  i  la  obstinación  son  las  razones. 


«8 


«tSCElJKKJi 


Vítulos  al  ri>«iltiw]o  qii<3  tondm  en  Chilo  bi  prohibicioQ  de  intm« 
iliicir  nianiilactur.Lt  •.-xtiíinjnnR. 

El  autor  d«  la  moción  i[i?bena  habei-  laaniri^ado  lax  auivení^i- 
cíiLs  i|ue  ruimluin  •!«  un  .sistema  invcTit.-ti1<>  piir  la  i^noi-ancin  í  ws- 
(ciiidn  por  lii  moEiinimlad.  P^r»  /cniílt-s  non  ios  voiitajiu  <juí>  vi»  a 
nd<)iiirír  vi  ]uúit  cuti  i-^  pi-ohibiciotí'  ]¿i  ounvciiicncm.  do  una  tiit- 
cioQ  tsn  míclv  pui'  In  cr>ni(>(lidiMJ  que  gi>2iui  1»  jounralidnd  du  mts 
habitantv^,  ¡  im  unos  pocr»  ci-iiU'Daivs  ik'  iitdiridtios.  Ims  mnnu- 
£ict4inu  qnc  se  trota  ele  prrthíbir,  npi^niw  puiilun  ditr  oi^upucioa  a 
cuatro  mil  pvjrsoiuuK  a  vsbui  solas  liHnt  progrcHUr  «1  monopolio  do 
la  industria  &bril,  á  ck  quo  puede  producir  algún  nrsultado  favo- 
rable; pero  el  resto  del  país  quedii  sometido  a  la  leí  ijue  qiiieiBll 
imponerle  artesanos  sin  e^mulo,  obligados  a  comprar  caro,  i  por 
cunsigiiíenUí  en  necesidad  de  vender  lo  mismo.  Xo  sigamos  discu- 
rriendo, pinjue  ya  divisamos  sacodir  la  cabeza  a  loe  protectores 
do  la.s  inaniiraccunut  chilenas,  i  decir  entre  dientes:  teoría»,  tnorCas. 
Vamos  a  rji-inpUf* 

Sf  tiata  <lc  prohibir  U  introducción  de  tcjidoa  dn  algodón,  i  du 
medias  ptira  naitabloc^T  \i\*  fábriciw  que  Ant^'s  hubia  (le  vs1«m  m- 
pecies.  Téngase  prcscnt*  que  el  algodón  c»  una  producción  extran- 
jera i  que  ea  preciso  conducirla  a  Chile  a  ooeta  de  gastos:  que,  para 
limpiarlo,  hilarlo  i  reducirlo  a  tola,  necesita  muchas  maniobran 
que  aumentan  loa  gastos,  i  cuando  ya  está  on  estado  do  preson- 
tarse  al  oon^umo  no  puedo  venderse  por  menos  de  cuatro  reales 
ram  «in  péiilida  del  Fabricante.  El  inl'eliz  gafían  o  el  artesano 
pt>brft  que,  ]>or  economía  o  por  escasez,  quiera  vestirae  del  jénero 
ny.\A  b(i.sto,  liftne  que  pagar  al  fabricante  de  Chile  cuatro  reales 
|Kir  tma  cripcciií  que  el  comerciante  exli-anjero  le  da  p"ir  m^noü  da 
un  rvni.  Se  cíttableci'nin  closcientan  fábrícas  <]e  tejido»  de  algodont 
oí^)(;vy<**,C(iniO!«<-dio<>vulganm'nU',  [wni  V(\-<tirala  pK-bi*;  Kedani 
ocupación  ft  mil  persoua*  i-n  este  solo  i7imo;  (H-ro  la  iihwji  ife  la  [n)- 
blacion  tendrá  nMx-«Ídad  de  triplictir  ^UN  trabitjo»  pura  adquirír 
valorea  ttiptcs  con  ijue  pro¡>orciouiir»e  rojuí  blanca.  Esta  mi^na 
carestía  hace  subir  el  precio  de  la  obra  de  mnno,  porque  «1  traljA- 
jador  tiene  igual  necesidad;  i  así  es  que,  en  Itignr  de  producir 
Tentajas  n  la  sociedad  la  ponderada  rci^tríccíon,  va  n  ocasionar  mi- 


SISIKUA  PltOBlBITIVO 


69 


I 


sorüus  va  fl  pobrv,  i  ;^T>nde  escaaez  en  el  que  tiene  nlgitua  oomodí- 
iliid.  Acusíiimhraila  ya  a  vestirse  om  ilecincJa  Í  a  jwca  costil  coa 
jínen»  ixtTiuijeriiíi,  ciiando  dienta  el  Lntbtii<>  que  le  cueste  cl 
tutocrio  cim  cfectoH  del  país,  dirá  la  población  entera  ¡(yaé  ímport^k 
la  ocupación  dada  a  unas  cuantas  docenas  do  pprwnas.  cunrido 
la  íiituacíon  <]ug  antea  ora  ciinioda,  ahora  ce  intolemblei'  Htmos 
tornado  p<fl-  ejemplo  lúa  tejidos  de  algodón,  porque  (m  lo  pri- 
mero (pie  se  ciía  por  los  devoloa  de  Ijís  prohibiciones  en  cuanto 
a  pvrjiíicioft  oca-tionados  a  la  induRtria  fabril  con  la  libertad  dvl 
comercio.  No  hiii  fomia  de  convencerse  de  ipie  el  hombre  abandona 
nntunilntente  una  ocupación  <|ne  »u  le  produce  el  metior  provodio. 
£n  1.1  niist-n»  a  ipie  uittiiliaiiia-*  reducidor  en  la  vida  colonial,  eia 
on  gran  i-wureo  la  clubonieion  de  o»ii«  tejidos;  pero  la  libertad, 
abriendo  lo§  ojos  a  los  ehilcuos,  enseñúndok^t  otra»  coniodiiladea 
que  no  habían  conocido,  les  prewntií  nw  cmnpo  imnenso  de  arbi- 
trios i  de  trabajos  maa  c<iuiad<js  Í  ma»  prodiictivotf,  que  címj6  uiise- 
tablea  telares. 

El  inRujo  de  la  civilización,  easefiamlo  n'-c^-sidoiles  que  linlt-'* 
no  se  conocían,  ha  abierto  canales  ¡niiii-D^w  de  riqui-zna,  inulti- 
plicaudo  W  objetOH  de  trabajo.  La  variación  de  castumbrcs  do- 
mésticns  »i)Ih,  v*  tUi  nrgiiniento  cuya  convicción  no  puede  neyurío 
£in  Kii»ttjuui-sc  al  duuiiiiio  de  hi  venlad.  En  aquellos  tiempos  en 
que  las  memiderbut  vuropcns  valion  mucho,  i  en  que  la  economía 
coiuistía  hasta  en  las  inmundicioit,  una  ínrolix  lavandera  prestaba 
ms  senHciüs  n  (odn  una  fauíilta  por  vfiuttt  n>alcct  al  mes,  i  ahora, 
con  cl  saludable  uw  de  nmdunc  con  frecuencia,  el  lavado  de  un 
hombre  regularmente  decente  cuesta  wi»  pcw».  Por  cMto,  8C  ma- 
nifiesta que  solo  el  uso  de  mudar»»  n  menudo  auincnlii  el  número 
tie  lavanderas,  que,  consumiendo  masjabou,  utultiplioí  \a»  fítbríciis 
de  esta  especie;  i  extendí)}  sn  betiefído  huata  la  agricultura,  damlo 
enipW  a  U»  braxoa  del  ganadero  para  el  sobo,  al  leñador  paní  la. 
I>:fiii,  itl  ciuí>ODCm  para  el  carbón,  a  los  que  trabajan  bras«.'ri;«,  a 
Um  constructores  de  planchas,  a  los  almidoneros  í  a  los  aguadorca. 
Asi  I-"  [irccis-i  ni^lir  con  los  fnomigoi*  de  li»  principios,  aimqiic 
pnre^zcit  que  inciinimoA en  ri<licul«;i:«,  Coiii"  ej<le  ejemplo, puecKn 
citarse  otros  muchos  i  «c  omit«n  porqae  cualquiera  observador 


70 


UUtUBi^UIU 


■)uc  hi\yn  oonocklo  al  pais  ánt«s  de  la  rcvolucton  í  comp&re  aquel 
esuulo  con  e!  preaento,  los  dcMiiibrínl  a  cada  puso. 

CuaiKlo  au«strs  industria  fabril  hubiese  decaído  con  la  inlro- 
(laccion  de  nunu&ctiims  extranjeras,  cuando  viésemos  cemidos 
ntiesti>«  talleres,  i  nos  JialUsemoe  oprimidos  oon  una  carestía 
insujwrtable,  cuando  tuviésemos  precisión  de  abandonar  la»  obras 
do)  país  para  asar  las  extranjeras,  en  6a,  cuando  viésemos  sti]uiera 
un  signo  de  atnum  en  nnL-atros  ¡utesanm^,  podríamos  acudir  a  «w 
aÍHtcma  tan  odioío  i  tan  perjudicial  en  las  artes  mecánicas,  como 
*'^M!  otro  (|u«  a  lo  lejos  b*  convertido  a  los  poKuoocí  en  deeorgani- 
»«loro!*,  i  ha  hecho  ipie  [os^bienM»  sean^írtmí  o?¡i^in(ía;pero 
por  loan*  [>»rt«:t!*  1*  V(-n  pmgre*Mt.  se  abren  tiillercs,  se  inventan 
mt-^onv,  f:  multiplican  maniifactunis  &  inconcebible  la  cantidad 
do  zapatos,  de  soiubix^ixts  i  du  "tro«  efectos  úlabíinidos  en  el  país, 
que  fa  prvsentjín  cu  d  mercado.  Se  labran  furtunn-s  eao  hacer 
ropa  i  pregonarla  por  lits  cnlli-»  por  un  precio  ton  burato,  que  nd* 
mira  a  todos.  So  vo  a  nuestra  plebe  Ubre  de  aquella  inmunda 
bayeta  i  de  aquel  lo«co  tocuyo,  pcrfcetamcnte  vestida  i  n  poca 
costo.  Se  ha  inLi'oduci<lo  el  vicio  pomioioso  del  tvjo  en  el  vtrstua- 
río  de  la  clase  biij»;  i  con  6etc  va  diitmínuyendu  el  de  la  CDibría- 
guoz.  porque  el  ahínco  es  trabajar  pora  vestán»  i  «e  ha  hecho 
necesidad  i  placer  el  andar  decente. 

En  el  oficio  de  carpinteros  í  ebanistas,  tenemos  profcíKircs  del 
pata  tan  adelantados,  que  sus  obras  han  hecho  alejar  dol  mercado 
todas  la»  extranjeras;  i  asf  es  que  no  m;  introduce  una  cómoda, 
o  un»  silla,  a  no  ser  de  junquillo,  porque  no  hai  aquí  este  mate- 
ria!, l/üi  proj^wiutque  odminuiios,  ndd  debidos  al  estímulo  que 
producen  las  obnis  de  los  extnuijei'O.''  i  a  lea  maestros  que  so  lian 
c»lAblecÍdo  entre  nosotroc^  En  cuanto  a  liotas.  xapatus  í  otras  pie- 
zas de  vextuano,  puede  dceir>e  que  e»  t.!iu  piKii  !o  que  se  consume 
de  fuera,  que  no  merece  la  pena  prohibirlo.  Aun  rnivc  no  haí  dife- 
rencia en  el  precio  í  cahdad  de  ciertas  manufacturas  del  país  i 
las  extranjema  Se  han  mejorado  aquéllas  por  la  concurrencia  do 
¿staA;  i  en  cuanto  falte  este  ájente  poderoso,  »e  quita  a  la  industna 
el  mejor  fomento. 

Descendiendo  a  pormenores,  presentaríamos  una  lista  de  la» 
Dmnufacturas  extranjeras  que  se  consumen  en  el  país,  i  un  gran 


A 


srsTKHA  pROEramvo  71 


catálogo  de  las  que  se  elaboran  en  él;  peix)  esto  sería  avergonzar 
demasiado  a  los  restanradores  del  sistema  de  prohibiciones,  por- 
que se  les  pondria  a  la  vista  el  testimonio  innegable  del  ningún 
conocimiento  que  tienen  de  su  país.  Si  la  cuestión  sigue  adelante 
i  toma  el  carácter  que  corresponde,  entraremos  en  materia  con 
detención.  Para  nuestro  objeto,  es  bastante  este  articulo,  tan  fugaz 
como  incontestable. 


Araucano,  año  de  1831. 


DISTURBIOS  DE  AMÉRICA 

i:XTRACTO  DE  UN  FOLLETO  PUBLICADO  OLTIMAHENTC 
EH  LONDRES 


Dl-»(1<;  vi  monv-iito  en  que  proel Amntncis  nucsti-a  independencia 

'  un  vivo  intcn»  *c  «^'icctt'í  en  toda  EuropA,  por  conocer  el  mundo 

<)ue  hiibin  Mtistrutdo  a  sus  investtgnciones  la  estúpida  tiranía  de 

Espo&a,  i  del  que  la  üuna  pregonaba  ¡nmonsas  ríquezoíi.  Desde 

entonces  no  han  cesado  de  hacorse  publicacioneít  mas  o  menos  exao 

itns  sobre  Amériea,  liUi  que  ae  han  recibido  c^m  cntiutiosino  pora 

ñar  una  eurioítidail  sin  Ifmiteít.  Si  algiinf»  vÍAJcnM  ¡tnporlicialcs 

ti  faltos  de  criterio,  n  nlgiinoiíavi^ntiiK^nw  burliulos  va  »us  qniíné- 

ri«as  «sípemiuBüs  iiot*  Imii  caimuniíulo  en  «iis  cMcriUw,  no  han  Ci!- 

Jo  otros  obívrradon's  imparciales  que  nos  hayan  rindicuda  Kc- 

Cien  ti- 1  n  en  U^  se  ha  piiblieiulo  en  Ldndrcs  un  róllelo  sobre  los 

tj}úiiiirtiwv  itf:  Stir  América,  en  el  que  su  autor  príndpia  aiten- 

ido  quo  las  opiniones  que  se  tienen  allí  sobre  estas  repúblicas 

wn  enteramente  erradas,  lo  que  alribuj'e  a  la  lijeren»  con  que  los 

feviajeros  han  fomiado  sus  juicioH.  Trota  do  refonnar  aquéllas,  dis- 

itíendo  las  causas  de  estos  dtHtnrbios  oon  estricta  imparcialidad,  i 

BÍn  disimular  la"  faltoü  que  ha  not-ido  en  países  que  apénaa  nacen, 

'«n  naciones  que  estjin  on  la  infancia.  ^Los  amtu'icanai,  dice,  con- 

Hecuenti-K  con  W  cl^montoei  del  sisltmia  español,  en  que  se  habían 

«diiciulu,  debieron  haber  establecido  un  gobierno  de«p<}Uco,  m 

cauMS  niui  poderosas  no  hubiesen  conbnurottodo  cstOM  clcmcQ- 


I 


toí*.  E>ta3  caii.'taa  no  solo  les  hicjeron  aborrecer  ol  despoiúimo.  »iaa 
que  hineniD   impot^iblo  ku  renüibleci miento  i  les  iropiliep^n  a 
wloptnr  Ift  fonna  tif.  gobierno  mas  libem].>  Pam  pmbar  esto,  »gue 
rel.ic¡iiiviii(ii)  wüiK  cai]sA.-<  i  la  dívi-rsid^d  ríe  rumbinaciones  ijue 
prcJíi-iilan  lonenlaiiiis  Itbrvs  en  su  fnnmicion.  íSi  !■■«  snr-aiticñca-     i 
noi*.  afinde,  hubiesen  sido  oijlocadoíi  en  citvunstaDcinit  onlinaría8,fl 
después  de  su  emaDcipocion  habrían  primñpiíulo  a  bac^^r  ensayos     " 
t  [Icbates  poHticoH.  Ellos  babrtan  u»tab!t-cidu  nnn  inslitticicm  libr« 
desptivs  du  otra;  i  procodieado  gmdiial  i  IvntainvDtt-,  hnbtisD  si 
último  coDsi'j^do  una  constitución  libiv.....> 

<Ln5  cnuKU  indicadmc  pnolujoTon  urrorex  i  abae(x<r,  i  i-n  su  con- 
sccaencia  se  sintieron  diferentes  desgracias  en  Sor  Amplíen  des- 
pués de  la  revolución.  De  fUjuf  nacieron  un  doscontento  o  iiri- 
tAcion  joneral;  i  é«U  era  tonto  mayor,  cuanto  que  la  jenerttlidad 
del  pueblo  se  lisonjeabo  {por  oIiy»  efecto  de  su  inexpericjicia),  con 
que,  después  de  haber  de^tniiflo  el  gobierno  tiránico  de  Espafls, 
poco  o  nada  le  queiiiibn  que  hacer.  En  vstv  estado,  i  por  la  minina 
iousperiencí»,  Ion  nmiricttnoii  vmn  incnpaois  de  recurrir  a  nii-di- 
ilaa  adecuadas  para  remediar  estos  makot;  i  como  el  hombre  cuan- 
do «me  ue  II  t  ni  dificultades,  pi-ocura  por  toilo«  los  medios  <Íe^cmhara- 
jnuvc  (l«  ella»,  ocurrieron  a  las  mas  violentas  í  aradas. 

«Hicieron  continuasmutacioncsde  gobiumos;  oolocoron  bnjolas 
mas  e.tcn-idvas  rt-strícciones  a  las  personas  a  quienes  confiaban  la 
administración,  sujetándolas  en  muchos  puntos,  puramente  ad- 
ministrativos, a  la  dirección  de  las  asambleas  o  congresos  lejísla- 
üvos.  Concodieron  a  la  clase  inferior  del  pueblo  demasiado  ejer- 
cicio del  poder  sin  cambiar  sus  instituciones,  se  acercaban  de 
hecho  frecuentemente  s  la  simple  democracia.  Eatns  medidas  de- 
sordenaban las  instituciones,  i  por  coiisi{;uicnte  se  aimnentaban  Ion 
males:  ¿st«s  bocian  crecer  la  confue^ion  i  la  efervescencia  de  las  pa- 
sionea;  se  adoptaban  arbitrins  ma.«  violentix;  se  cnjt^ndraban  ani-  , 
mosidades  privadas;  i  se  provocaban  las  gucmut  civiles,  i  asi  ae  ■ 
produjeron  los  disturbios.  ^ 

<£stos  han  nacido  di-  ima  lucha,  no  como  acontece  en  otros  pal» 
sesjeneralmente  entre  liberaltí.t  i  scrvilvs,  entre  SLrisUh-ratAS  i  cl 
pueblo,  etc.,  sino  entre  un  jeneral  i  entuniíUtico  amor  de  la  liber- 
tad i  In  inexperiencia  cu  poIfticfL  Sin  i-sta  experiencia,  las  itisti- 


rifa 


mSTiniBim  DB  ÁMÍItlCA 


76 


tudonra  Ubres  no  puedt^n  propiamente  establecenxe,  i  loa  ameav 
cruKK<  se  lian  víslo  en  U  indispensable  neceeitUd  de  adquirirla 
dcKptiM  «fc  su  njvolucion;  000  esta  diferencia,  que  por  tuiber  pri- 
iiti-iii  ■•.stiilik-cid"  ¡st-Tuyunt^s  inirtituciones,  se  hnn  ci>lopatlo  en  la 
vciitHJoifa  situación  de  aflqitirírlii  t^it  un  tíeiiijH)  pr(>|ii)n:i(i>.tlRU*-nU: 
nuui  corto,  i  que  a  fnluí  de  enemigisi  de  In  liberlAiI,  solo  tíoncn 
que  liiehar  contrn  esii  inex|>eríeiK:iit.  £Áta  liichn  t»  In  vcntadera 
cau!^  de  sus  de«iíideneio 

£1  niitor  del  papel  que  ñus  ocupa,  voitnt  después  a  pruluir  que 
la  opinión  de  qne  conTendriu  el  «?vtAblec) miento  de  un  iliVgiobi, 
para  !H(fi)car  etrtos  disturbios,  us  la  uui»  cxLravagiuitv,  sobn^  lo  que 
se  e?!pnTKa  ari: 

«He  »i<l'>  ilecir  n  nlgiimu  per^onns  que  »crin  una  fortuna  para 
lo!t  unit;ric»n<)(<!  en  ^u  nctiml  estado  que  nlgiin  individuo  por  cual- 
quier tneilio,  H»uui¡e:<<^  un  poder  de^p^tico  »obru  ellofl;  i  despue-s 
d«  [iTobnr  oon  razones  iiicontestAblesquoeKtocs  impoaibltt  iqua 
niic^simü  misinos  disturbiotí  no  pueden  tener  otro  termino  que  el 
«^Udilmmiento  de  la  libertad.  CMitinúa:  «Pera,  suponiendo  que 
el  despotismo,  hablando  en  jeneral,  pudieso  establvoenw  a  viva 
ruerza.  no  dudo  en  sostener,  que  nunca  sucedería  en  países  situa- 
dos como  la  Améríca  del  Sur,  pobliuli»  de  voatas  montañas  Í  ián 
caminoet  convenientes,  u  otras  medios  do  filcil  comiinicacíoD.  Si 
algiin  iitiinbre  prclvndiesi'  limniziirlos,  o  «un  intlnir  en  sus  ooasc- 
jos  enntni  el  eou^nlimienU)  ile  iu)ue]l>m  habitante:*,  liw  rebeliones 
revcntariiui  por  t«idiw  poritut  i  a  innien«(u«  dÍMtancÍH>t;  se  organiza- 
ría una  ^ruTHi  de  partidario»;  los  miimios  Njldndos  del  déspota  to- 
m/irínn  paile  con  el  pueblo;  so  le  desertation  iñn  ti^'mor  de  svf 
a)m:hendidoa.  Esta  opinión  se  ha  confirmado  por  la  experiencia. 
Ha  !M3]ido  acontecer  que  algimos  de  sus  caudillos,  sin  aspirar  al 
despotLHUio,  pero,  creyendo  equivocadamente  que  podían  reataiuw 
la  Lrampiiliitad  por  la  fuerza,  han  adoptado  algima.s  medidas  quo 
en  otras  naciones  podían  considerarete  como  arbitrarías  o  violen- 
tas; [K-ni  que  en  lnj<  eircun-'"tfinoiiis  do  éstas  eran  justificiible»,  o  al 
iii¿-ii<>s  ewusrtbicií.  EaU>s  oaudülw  ¡wseian  glande  inllueneia  i  po- 
pularidad, tenían  ojéreitos  a  su  dispwicion,  i  Listaban  a  la  cabeza  de 
los  gobiernos;  habían  hecho  eniineiites  serxieios  a  la  caiiíia  de  la 
Ubertod;  i  se  habían  dii^tiujjiiido  jior  kii  talento  i  v«Ior;  i  con  toda.<t 


76 


■IBCELÁKEA 


««la»  voiittijaj'  MIS  oiiipr(T!OLS  lian  fiíllailu.  Iki^Io  «1  uiiniiotiio  i^n 
que  timiabnii  algiiiiun  hiiiii'w  t\v  {loilur  nrhilnuio,  puinUlnm  las  ru- 
volncioiu-A  contni  ello»  cu  hig»n.-«  n  mil  o  tío»  mil  inillit»!  (Iv  dis- 
tancia de  la  :^Ílla  ck-1  golncmo.  Si  marclubari  a  rudiivir  h  un  ¡mn- 
blo,  se  t>.<volucÍotmba  ol  qu<;  dejaban,  antes  de  hubcr  firanqueado 
los  caminos  nudos  i  montañosos  cjue  los  conduelan  h)  primcrot  Sus 
amigos  i  partidarios  los  abandonaban,  i  sus  soldados  engrosaban 
las  filas  tío  MIS  ct>ntmños.  Por  último,  alcanzaban  la  mas  completa 
i  desgnkciadn  mina;  i  ta  experiencia  les  enseñaba  qiie  ona  vez  ijui- 
tada  la  venda  de  la  superstición  que  cejptba  a  las  americanos,  no 
púdian  tolerar  ni  aun  las  apariencia»  dvl  de^pütLiino,  i  que  losde- 
sdnlenes  do  esto»  paíaes  son  como  ncptelluíi  que  anule  padecer  la 
máijuina  huinana,  que  w  aitmcntaii  coii  lo«  iiH^icani«ntús,  i  que 
Kinan  !">lo  con  lott  pnígn^siw  de  la  tintiiraitixa.^ 

tLu  guerra  cuntni  loi<  i-spnñolv»  ofi\-c«  todavía  mas  grandes 
pruebas  sobru  las  ventajas  que  da  a  los  americanos  La  oonfijjunuúon 
de  sa  territorio  jiara  rcsütii*  í  destruir  toda  fucnca  hostiL  Los  ejér- 
citos españoles  han  sufrido  mns  de  las  guerríllns,  que  ellos  lloiuon 
monlMicnii'.  formadas  por  los  paisanos  sin  disciplina  i  casi  sin 
paga,  que  de  todos  les  cjórcilos  regulares.. .t 

Por  la  anterior  reUcion  i  por  las  ohserracionea  que  de  ella  ema- 
nan,  se  manilksta  bien  claro  que  la  presente  lucha  debe  necesa- 
riamente terminar  con  la  consolidación  de  la  Ii1>ertad. 

El  autor  se  contrae  doí<]>ues  a  analizar  otras  causaíi  a  que  se  atrí'» 
buyen  los  exajenujos  deHi)rde]tt-.-t  dv  Aiii^rici^  Sobro  la  gro^m. 
ignorancia  en  qtio  «o  nos  cree  suuiidois  dice  <quu  en  ti(-m[><>  de  k 
dominación  capai'iula  hubia  duhhtosus  cnli'jiíw  o  iiíliibli-cimieiiUíS 
<Ie  ednciwioo,  cd  ([uc  so  euM-ñaban  casi  t<idos  los  ntmos  dv  liu-mtu- 
ra  i  ciencia».  Que,  aimquc  ellos  se  huluan  «stablccido  bajo  el  plan 
ililx^ml  de  tos  de  lu  Península,  últimauíenlc  se  habinn  nK-jonulo 
algún  tAnto,  porque  la  diatanda  había  debilitado  la  inRuuiieia  lí- 
rAiiicn  (lu  la  madre  patria,  o  poixjue  los  virreyes  e  inquisidores  do 
Amth-ica  no  eran  tan  Feroces  como  los  inquiaidorcfi  i  consejeros  de 
la  camarilla  de  Kspaña.  Que  en  c!  instante  en  que  se  principió  la 
revolución,  todos  los  grillos  de  la  superstición  i  despotismo  se 
rompieron  junto  con  el  cetro  español.  Que  en  odío  de  loa  domina- 
doces  se  proacribieron  todaa  sus  ¡nttUtuciones,  i  ho-sta  rus  in&ne- 


DiffrURBioa  DE  AMÉmCA  77 


ras,  guatos  i  modas.  Que  desde  entonces  se  abrieron  todas  las 
puertas  de  instrucción,  comunicando  con  las  naciones  ilustradas 
de  Europa,  i  estableciendo  nuevos  colejios,  etc.;* 

Otra  de  las  imputaciones  que  se  nos  hacen,  es  la  venalidad  i 
corrupción  de  nuestros  majistrados,  sobre  lo  que  dice:  «He  obser- 
vado cuidadosamente  la  conducta  de  sus  principales  funcionarios, 
i  no  los  he  encontrado  mas  susceptibles  de  corrupción  que  los  de 
otras  naciones.  El  hecho  es  que  el  amor  al  dinero  no  es  ni  puede 
ser  hoi  la  pasión  favorita  de  los  americanos.:» 

«Nadie  puede  negar  el  hecho  de  que  ninguno  do  los  muchos 
presidentes,  vicepresidentes  i  grandes  funcionarios  que  se  han 
retirado  de  la  vida  pública  desde  el  principio  de  la  revolución,  ha 
sacado  riquezas  adquiridas  en  los  empleos.  Aquellos  que  ¿ntes 
tenian  fortunas  conocidas,  las  han  sacrificado  en  pai-tc  o  en  el 
todo,  i  los  que  no,  viven  en  una  suma  pobreza.  Si  contra  esta  aser- 
ción se  pueden  producir  algimos  ejemplos,  serán  mui  raros  i  nada 
concluyentes.lfr 

Araucano,  año  de  1831. 


SOBRE  EL  ESTUDIO 


DE  LA  LENGUA  LATltiA 


(Extncio  del  Aaitrira»  Qaarttríy   ¡Utinn) 


Supoacmos  decidida  la  cuestitm  acerca  de  la  ¡niporUtncíñ  i  titi> 
lirlnd  <lc  los  estudios  cláüicoK,  como  fimdnmentü  de  toda  educ«< 
don  liborat;  i  dnodo  im  piLtii  iniis,  nos  pnipoui-iiio»  iuqninr  cuiil 
6oa  el  mejor  modo  de  hocerli».  Xo  i^ortimos  ()U«  mnchcu)  houi- 
brea  de  juicio  fjiiís  [Ktr  su  difen.TiU'-  odiicRcion  Í  por  lu  cnrrcra  (|UC 
han  seguido  en  1»  vida  no  kc  Iiatlan  en  csfaulo  de  aprocínr  el  va- 
lor de  estos  extiidioc*.  han  Uegiido  a  pronunciarse  de  nn  modo 
poc^i  fnvonibk-  »  HIos,  oomporando  mi  rebultado  con  el  capit.il  do 
tit;ni|M>,  tniU-ijo  i  dinero  que  ocadonaa.  Pero  es  porque  confunden, 
por  una  dÍ)>culpRbIo  equivocación,  el  método  de  comunicar  el  co- 
nocimiento con  el  conociruiento  mismo.  Toca,  pues,  a  loe  promo- 
vedon-s  de  la  educación  clásica,  arrancar  este  argumento  a  sus 
adm-íariofi,  mejoi-ando  constantemente  el  método,  i  haciéndoles 
palpar  con  hechos  la  injoaticia  de  mi  G«ns[Lra. 

No  tenemos  intención  de  deaaci<editAr  loet  métodos  anteriores,  o 
que  se  hallen  toilavia  en  uso;  pero  no  podemos  inénois  de  sentar, 
como  un  principio  incontestable,  que  lo»  oonociintentos  adelantan 
progresivamente,  i  cuR  ellos  el  métutlo  lU?  adqninrlos.  Negar  que 
la  filolojia  lia  proi;;;resndo  vn  los  tiltimus  veinte  o  treintA  añas,  se- 


80 


DtgCCIoXBA 


ría  descubrir  una  ignornnciA  gmsora:  luista  solo  atiu*  n  Heync  F. 
A.  Woír,  Hermana  i  Creuzer,  i  couiporar  la  situsctoa  en  c|uv  hn- 
llaron  esta  ciencia,  i  el  etiUdo  cii  qtie  la  (J«jnii>n  o  van  ii  (Kjarla. 
Ellm  008  han  presontado  Imjo  tu<pi^tcu(  enti.-nttiK-ntc  nui^vus  la 
tuiUfi^i.'dad  i  ifus  cifcñUavsi  i  uiin  sa  puctio  tiocir  que  huí  cn?ado 
nucvHs  cioncin*  El  (fttdo  solodc-l  Artn itinibólica  de  Creiiz«*r  íde 
Ib  Jf¿f  ri«i  de  Hvrmann,  c»  nufioicntc  para  imponer  silencio  a  Im 
que  duden  todavía  d«\  adelantamiento  de  este  nuno  ínterosanta 
de  la  literatura. 

Pciu,  cualesquiera  que  gean  laa  uUtidadeR  que  se  e»peren  del 
eatudio  de  la  lengna  latina,  es  cierto  que  no  pueden  lof^rse,  ^íno 
es  aprendiéndola  perfectamente.  Sea  que  mireiniM  ente  idíoin* 
entnu  el  principal  sendero  que  conduce  al  conocimicntn  de  l.-t  aii- 
t¡ji;11ediid,  1)  cornil  uno  de  Ioü  mejores  medios  de  ctilltvar1nnvnrín« 
Cicultailea  del  aluin.  ni  atpiel  conocimiento  ni  este  cultivo  pueden 
obtemTM)  »i»o  \vit  medio  de  un  estudio  rouipleto. 

El  »»unio  c»  ditli-il,  i  aiinquü  hn  diticiiltiuU':*  no  son  in^jieiw- 
blc^  íolu  os  ¡visible  vencerlas  u  fuerza  de  Aplicación  i  piT«cvc-nut- 
ciíL  La  OJitnKítnnide  esta  lengua  e*  tid,  ipic  ;k>Io  lagriejtu  lu  liacc 
ventaja  en  \n  {K-rfocciun  i  delicadeza  de  su  complicado  m>>canis- 
m<^  SUK  tesoros  litururíos,  que  compreudon  casi  todos  los  drpurta- 
mentoit  de  las  nrtft  i  ci<^riciii»,  suniini.st  nui  una  serie  de  pi-ovi'chosws 
ejercicio»  para  Uxiiut  las  facultad'-»  mentales,  desde  aquellas  que 
asoman  ea  la  primera  ¿]>oca  do  la  vida,  hasta  los  que  ocupaa  vi 
cntendimieato  maduro  do  la  edotl  viril.  El  aprendizaje  de  una 
lengua  antigua  '■»  una  marcha  gradual  deado  los  mas  pvapioñas 
menudencias  hasta  ta  compn?D«Íon  de  las  mas  milagrosas  creacio- 
nes del  (!Spírítu  humano.  Un  conocimiento  perfecto  de  las  )>ríinc- 
ros  es  una  condición  indispcusablo  para  llegar  a  las  últimas.  I  esta 
i»la  CtHisideracion  nos  convencerá  de  la  imposibilidad  de  lograr 
un  resultado  satisEactorio  en  poco  tiempo.  No  hai  estudio  que  do 
exija  paciencia  í  tesón;  i  el  do  la  lengua  latina  no  cede  en  esto  a 
ningún  otro.  No  querríamos  cíei-t^mente  acumular  dificultades  en 
la  nenda  de  la  enseilanza,  que  e»  ya  bastante  espino!*»  de  suyeí 
pero  no  tenemos  inénat  i-r^pugiinttcin  a  la  propensión,  tan  ji-iioral 
en  nueatrDíi  dias,  de  facilitar  la  einpre^  »  c^'Ut.  de  »»  rcKiiltado 
mismo,  poniendo  término  a  ella  ánttsi  que  el  jóvcD  alumno  hay& 


SOBnE  KLESTCmODEUI-KíGrJlaTISA 


81 


» 


llrgacfo  A  HilxiDMirMc  c*m  aquelli^  üaooü  i  nutritivo»  ^tcs  qop  son 
«1  prviiiio  ili- 1»  ¡Kn«.íV(rnuK;iii. 

Insústímus  va  niui  iiudmcciun  gnunaticnl  exaotn  i  cunipletA, 
cnnlfiodo  («rlicnlanninU-  lU-  li  i)nmiincii»riíni,  qno  ai  nu  se  coiryn 
dttKlc  ul  principio,  (luiú  intiniut  tlilic-iiltiwl  «ti  d  pragre:«i>  cl¿  la 
ensuflama,  i  talvuz  fin  provecho  nlgiino.  Al  oir  o  «iMpeorlor  mi  níiio 
por  Ui  príim.Ta  vc-z  uiiu  paliibro,  <»  tan  láeil  proiiiiiirinríii  (-omitía 
como  iiHaiToctatnvnU;,  si  u)  pTvfusor  nticndi^  Mifícit-nU-mviiU^  n 
«lio.  Si  se  desatiende  ni  principio  este  punto,  habnl  después  dos 
dificaltades  que  vencer,  la  de  adquirir  una  prootinciaciain  correcta 
i  Ia  lie  dcjuiprcndcr  la  inciost;  ni  po»)  que  ix>n  un  poco  de  cuidado 
«e  hubieran  podido  formar  buenos  Hábitos,  Í  eWtar  al  o{do  do  las 
pcraonas  instruidas  el  ttwTncnto  de  sqacUoH  stmidoa  bárbaros  qae 
snolen  pasar  (mt  citas  Utioas.  No  queremos  dmr  que  el  jilven 
alonmo  haya  de  cngolforse  en  la  espinosa  iuvestijuacion  de  los 
Taloro  qa«  ios  antigttos  romanos  daban  a  sus  letras,  materia  sieiu- 
pre  dificil,  i  en  los  primen»  eetudios  intempestiva;  lo  que  desea- 
mos es  la  exacta  obaerracioQ  de  las  cuantidado.t  i  aoHiti». 

Laef^a  que  el  eAndiante  9&  ha  &miliiuiza<Io con  iaa  declínacin- 
oes  i  con j  ligaciones  reatares,  debe  empexar  a  tnulucir  de  La  len- 
giui  Iniiiia  n  lit  [Kiuiít;  pnni  )o  cual  «oo  ulilísiiii&t  las  culcxxionus 
de  pasajes  selectos,  coonüiuwlus  n  Ins  n^la»  gnutuiticolcít,  i  distrí- 
bnide»  de  modo  qin!  In  dilicidtnd  raj-»  cn-cícndo  por  gmdnv.  Se 
dcíteo  volverán  al  niisnio  tiempo  1<»  principio»  jencndcs  de  la  rin- 
táxii*.  i  io  prooudtTñ  gradualmente  a  lo  mas  complicado  i  dit»ñl, 
iliutCmodu  cada  rvgla  eon  gran  número  de  ejemplos  i  recurriendo 
fn^niontcinentc  a  la  venion  de  las  fraaea  de  la  lengua  niatema  en 
)a)4  cum.^pondicnU>s  latinos. 

Es  importonb)  oomenzar  temprano,  i  avanzar  lentamente,  por- 
que oí  desarrollo  del  alma  es  también  lento,  í  oo  sería  racional  e*- 
pemr  frutos  cuando  apenas  empiezan  a  forroaise  las  flores.  Loa 
ojemcjos  prácticcs  son  la  vida  de  L-l  int«tnincion  gnunatíral,  como 
de  todas  las  otraa.  El  cntendimienUí ,  Niempn-  activo,  fn-  fortifica 
de  csU>  modo,  sin  exprnti-mv  id  peligro  du  \¡\  precocidad;  i  Iah  re- 
glas, cayo  conocimiento  es  de  la  mayor  conM^ut^cia  pat»  oub  ade- 
lante, -■■-  graban  de  un  n«>do  imlíOi'blir,  La  máxima  del  einpi-nulor 
AoguiAu,  felina  Unle,  íe  c[eb«  oUwrvar  ooD  rigor,  ou  pcnliendo 

KMCn.JKBA  6 


8S 


■ncnUiíEi 


de  vista  í|ue8o  tmtíi  de  cultivnr.  aosolo  lametuom,  bíoo  eljmdi> 
i  guxto  lie]  aliiDino. 

Hoe  (kt«nemoe  im  mometito  pam  recomendAí-  vaiios  ejercicio» 
(]ue  aos  parecen  do  grande  iililidad,  i  i{ue  punten  príocipiar  en 
esta  ¿poca  de  la  ensel^anm.  para  continuar  en  toda  la  siguiente. 
Tal  es  en  primer  lugar  el  ila  restituir  al  latín  loe  pasajes  tgne  so 
han  tradncido  ánies  a  la  lengua  nativa.  Por  este  medio,  se  foniut 
tin  alitindante  acopio  de  palabras  i  frases,  i  si>  vn  nd<)iiirjendn  uti 
conocimiento  fauíiliar  du  las  oonstniocinneíiiiuLHoltvítL'ssiu  la  fa>^ 
lidiosa  tAnen  de  cnoinendiu-  n  tn  menioriA  tina  nonivnclatuní  in- 
ivmi'Xit.  Otn>  f.jcrciciu  •■»  ft  di-  las  Iradiicciouc»  fX-riUi».  Al  prin- 
cipio pm-dv  el  niñ"  cwribir  UmIu  Iu  quv  truduci;¡  pero,  como  las 
traducciones  van  creciendo  sucosiramontc,  i  al  cabo  de  algunos 
meses  este  trabajo  manual  ounsumiria  demasiado  tiempo.  i«  no> 
cosario  limitarlo  «nbinccs  a  los  pasajes  mas  difíciles  o  interesan- 
te%  Dejando  a  un  Iodo  la  conveniencia  de  formar  así  el  estilo  do 
los  niños  en  la  lengua  nativa,  para,  lo  cual  es  mas  a  propdsito  este 
medio  que  el  de  haceries  e»;ribir  temas,  en  que  tienen  que  luchar 
con  de»  dificultades  a  un  tiempo,  la  del  asunto  í  la  ile  Ins  pala- 
bms,  el  ejercicio  de  que  hablamos  contribuye  grandemente  a  per- 
leccionai-  la  inb'lijencia  de  lo  que  se  hn  tnulitciilo. 

Terminada  la  colección  que  indicamos  arrib».  puedo  l^>inanfCol 
Comeli»  Nepote,  i  una  antolojia,  esto  es,  una  col<4»:iún  du  pioxas 
poéticas  de  Fedro.  Oridio  i  otros  autorwt.  apropiadas  iil  gntdo  Af- 
conoci mientas  tiloliíjioos  i  noticias  jenenüvK  de  lixsuliimmtít.  Un 
brwvc  reamen  de  Kjs  príncipíoíi  i  regla»  de  la  proiwMtia,  oon  una 
«ciicillit  lí'orfu  del  he»Auii!tri>  i  [)cnt¿m<;lro,  m  ima  prcpurncion  ne- 
cesaria ])ara  esto  cjcreioio.  En  cuanto  a  Xvpotv,  m»s  alegramos  de 
Huv  vaya  gimnnrio  t(.^nvno  en  1h«  aula»;  ponjue  la  puculiar  exc»- 
l<-ii('in  do  líuit  biogntffiM,  como  primer  libro  de  traducción  latina 
de-^pucs  lie  \os  p'Majvf  sdvctos.  e»  reconocida  de  todos. 

Propurado  do  cstu  modo  el  alumno,  entrará  con  mucha  ventaja 
en  la  Mgimda  ¿poca  de  la  enseñanza,  cuyo  caráct<>r  rlíátintivo 
KcAalarema«  diciendo  que  está  destinaila  n  la  Iruduccion  v  tntvr- 
pretacion  de  los  autores.  En  el  primer  pcriotlo.  In  gramtltica  for- 
maba el  objeto  principal,  i  la  traducción  no  era  inaK  que  on  mv- 
dio;  en  el  segimdo,  la  intelijenoia  de  los  auton.-^  vn  el  fin  a  que 


SOBHB  KI.  K3TVDI0  DB  I^  LESOCA  L.VTIXl 


83 


rl.'bfl 


loS' 


iii-rn'H  !«T\'ir  108  conocimientos  gramaticiik-s  ii>]i|(nnO<is.  Kx|ilicíir 
pnlatiius  i  ojii^trticciuiius  difícili%,  iluslrur  c-1  tontillo  «le  ciitlii  pa- 
Mjv  un  ([iiv  ol  pensamiento  o  la  gouexioo  <lc  In»  iduiut  nu  mí  pcivibii. 
A  |)rítiu.-ni  vist»,  exponer  sncintAroenle  los  puotoa  rclalivos  a  ül 
historij»,  jeografía,  initolojfii,  costiirabres  Í  artes  de  los  ontiguoM. 
ejcix-il«r  iíi  reflexión,  despertar  la  percepción  d.j  lo  bello  i  subli- 
me, tales  son  las  partes  principales  de  una  interpretación  ¡lerfcc- 
la.  Xiula  menos  litil  qiio  c«ñirsie  a  una  mera  vcnsion.  Traducir  «n 
pensar  en  lo  que  se  traduce,  es  destruir  todo  principio  de  iuvesti- 
gscion  orijina];  i  el  que  ae  contenta  con  eso,  do  alcanza  ni  au» 
aquello  misino  a  que  n-tpim. 

Nadie  espoi-e  penetiur  t-!  oitpfritu  de  Iiw  nntigiioH,  desatendiendo 
las  menudencias,  e^mo  alguno»  los  Ilanuui.  Es  impotable  llegar  n 
tas  idea.4,  i  íiobrv'  todo  n  los  s<-»t¡inii;nt<.u<,  si  no  e*  por  la  análisia 
íle  los  signa*  con  que  las  lia  vostido  el  lenguaje;  i  IiJWtii  qué  punto 
deba  llevnnc  c»ta  1U]&1ÍKÍ«.  cousid<'in.-nlo  iu{UcIIo!(  que  en  la  Iccluia 
Inn  oliras  de  elocuencia  i  poesJA  en  la  lengua  materna,  !*ean 

■I«c(r«  de  percibir  a  qué  Ujcroüi  mutiees,  it  qu¿  tuinimoít  acciden- 
ten eistá  ligadiL  niucIuLt  veet»  la  expreídon  de  la  gracia,  de  la  ter- 
nura, de  la  sublimidad,  que  nos  enib«le.tan  i  arrebatan.  I  a  cuto 
a*!  ^vri6cH  en  toda»  In»  lenguAi<,  ¡cuánto  mas  en  laá  clAnieas,  tan 
oopioMuí,  ton  variadue,  tan  suelloi;,  t  en  <iue,  por  coiuiguienlc,  lasí 
afeiviunes  del  alma  »e  enlazan  de  un  modo  twi  (nlimo  con  los  acci- 
dentes del  lenguaje!  No  es  posible  desmenuzar  su  cstruottin>,  ^iu 
empezar  asentij-  el  aliento  de  majestad  i  grandeza  que  las  vivifi- 
ca; i  reciprocamente,  es  en  vano  buscar  eac  espíritu  sino  por  entre 
i  formas  en  que  ha  querido  reveláraenon.  La  historia  de  la  litu- 

Btura  suministra  mil  pruebas  de  osta  verdad.  El  examen  cuida- 
doso do  esas  menudencias  as  lo  que  ha  conducido  a  los  descubñ- 
mientod  ijue  han  ílu^li'adu  recién u-inent«  la  critica  literaria.  Por 
•■lias,  si>  ha  i--noo»lnulo  el  HC-ntJdo  de  iulinittw  pií-tajes  i¡uo  antes 
habían  ptu%cido  enignuitiuMi.  A  ellas  kc  debe  la  restitución  de 
otiiKí  innuiiiembles.  dejtfigunulos  pf>r  la  inetiri»  de  copista-s  o  por 
el  tiiid  entiulo  de  lo»  códices.  Al  estudio  prolijo  de  cosas  al  pnrecui- 
de  [K>oo  momento,  debemos  la  i^estauraeion  du  Tácito  por  Lipsio, 
tie  Hontcio  por  Bentley,  de  Virjilio  por  Heync:  i  nadie  segura- 
mente se  atrererá  a  negar  que  estos  eminentes  QUÍlogos  eulanjii  el 


84 


uimtuszA 


e^piñíu.  al  miamo  tiempo  tjuc  la  let»  de  los  antigaos.  A  todo  lo 
Ciinl  se  jtintn  el  provcx-hnso  efocto  de  este  proceder  analiti^D  en 
cuanto  Hcofetumbra  al  alumno  a  los  cefíierzús  di.-  aivnciun  t  a  Iil 
severidad  de  esáraea  lan  n«oa«aríos  eo  el  ealtivo  do  tiut  nrh>3  i 
ciencias  i  en  la  oindn<!la  de  In  vi<]a. 

La  explicaeiüii  do  los  niiUirve  cuinprcwlc  dos  ptintoí:,  oíaterín  í 
lengUHJi>^  {tero  oonvtenv  tMicr  prf«>nt«  que  el  lenguaje  es  todavia 
au(.-Ntm  ubjoto  principal,  i  que  las  otms  cosaa  oo  son  mas  ({iic  me- 
liius  diríjidm  a  est«  fin.  ^?in  esta  distinción,  el  profesor  i  el  alumno 
iw  envolvonin  t;n  «n  c¿ob  de  que  no  les  será  Kcil  hallar  salitla 
DelK-,  pueii,  erítaisc  toda  digresión  qae  no  sea  neceuria;  i  contó 
las  explicartones  relativas  a  la  historia,  joografia,  mitolojEa  i  anti- 
^Icdadt's  ocuiren  tan  frecuentemente  i  demandan  mucho  tibinpu 
i  atención,  ejcponiéndotos  a  perder  de  vista  el  príncipnl  olijeto,  el 
mejor  aií)itHo  para  aalvar  este  inconveniente  seria  la  sepomcion 
de  estos  ramos  comunicando  su  conociuiienlo  al  alumno  en  cor- 
aos distintos,  sin  entrar  en  indagaciones  pn>rundn«,  i  auininUTrán- 
doles  solo  laa  noticias  suficientea  para  la  intelíjencia  de  la»  aluiüo- 
ues  difíciles. 

La  parte  de  la  litemttir»  en  que  w  hu  de  tnicinrel  alumno  du> 
mnti^  í«ta  «egniídn  ípora  de  In  ru9>vñanzíi,  sp  »Iivide  en  ruatro 
secciones  suchwívilk,  poética,  hisu'>rica.  retórica  i  filowjfíca.  SÍ  rvcor- 
damos  como  nAcii5  i  »e  fonnií  la  literatura  griega,  una  do  Las  pocas 
que  han  brotndo  i  lozaneado  por  si  mismas  a  manera  de  Arbolea 
vigorosos,  hasta  llegar  a  su  completo  deeajTolIo.  percibiremos  este 
mismo  progresa  Homero  fué  seguido  de  Hertídoto:  i  a  Plai<on  i 
Arísttiteles  sucedió  la  larga  sene  de  oradores  que  terminó  en  De- 
inrtFtenes,  Es  verdad  que  la  titemtura  latina,  no  habiendo  «do  pro- 
ducción indfjena,  sino  nat<indi»uln  oii  el  .>)iielo  italüino,  no  se  for* 
nuS  de  la  misma  manem;  pero  esta  es  siempre  la  marcha  mas  fácil 
i  natura]  del  espíritu  humano  en  el  cultivo  ile  Inií  li.-tRW. 

No  es  nuestro  ánimo  (pie  sv  e^tablf^íen  uri»  rigonHii  M:)iaRieton 
entre  c!«t«s  cuatro  »ecci<ines  o  rla^tcjí.  sino  solo  que  se  tenga  n  In 
x-ista  la  materia  predorniminte  di-  cada  una.  dr  mftin:ru  que  pn  el 
primer  espacio  se  leaii  i  expliquen  jírinci ¡«límente  obra»  jW ticas, 
sin  excluir  del  todo  las  históricas  i  filosóficas,  í  lo  mifinw  «c  haga 
rcsfpcctivnmefite  en  los  otro& 


smsB  Kt.  RürrPii)  i>b  la  levoca  utixa 


85 


La 


U  fiWllltJM) 


iiiuijiiuuüun  f^s  1»  tiu'iiltJKl  ilfl  nlnuí  que  hc  d^is^^ntiiGlví'  ^hí- 
mevQ,  iIoHjiiif?  d<-  Ia  iiu-riiv>nu;  ¡  por  vnU^  ntzon  es  natural  presenl.tr 
a  los  itlduiDM»,  áutcs  (|uv  kMJM  las  otros,  aquella  sección  de  ta  li- 
toi-atur»  nuf  le  ¡«umitiútni  alimento  i  sirre  para  cultivardi  i  pu- 
riticarlu.  Sv  hn  uW-rvado  muchas  veces  que  Ua  nnciúiitts  litiuco, 
c(iim>  tos  iitdiriduotf,  ku  nUtez,  juventud,  Wrítidad  i   vt-jcx.  Eate 
pantkilu,  qut.',  lujo  mas  do  un  aspecto,  ea  fundad'^,  ntiiuifíc»ta  el 
^rdi-ti  riuu  dvbi-mos  scgair.  Los  tre.i  ({lundeH  depiuiniiKiitus  du  la 
pctesía,  In  i^pica,  la  linca  i  la  dramática,  quo  itiu.-Í<.'n>{i  u)  utio  del 
otro,  Nogun  L'l  orden  en  que  loa  hemoA  nombrado  (coiiio  lo  vemos 
clanum-nto  va  la  historia  literaria  do  la  (¡ix^Íil)  d^boii  pn>poufras 
al  (^'Mudio  de  los  jiiverK^s  de  la  iniHuia  iiiniK-ni,  iiiitlniído  el  proco 
dcr  onlinaiiu  de  la  naturaleza;  lo  cual  ñus  indica  no  itolamente  el 
poeta,  sino  lii  oI>m  ]uirticidur  üv  qiii.'  debemos  valernofl  para  in- 
troducii-iipi  iil   ríeu  Janlíu  de  la  poesía  latina.  Esta  obra  no  pue- 
de svT  otra  que  la  Ei\eida.  Pero  haremos  aquí  una  observación 
aplicable  a  U  lectura  de  muchat  autores  ademas  de  Vtrjilio.  El 
poumit  que  hemoH  mencionado,  es  demasiado  extenuó  para  U^erlo 
htdo  entcroen  elaula.  Lo  que  debemos  pivkpoDemos,  ce*  el  fótludiu 
(lo  aquellos  autore»  i  de  at^uclloM  partea  de  autores  nías  a  prvpií- 
sito  para  dar  a  conocer  el  espíritu  de  la  lengua  i  el  ciirActer  dis- 
tíativo  de  las  obras,  dejando  u  la  aplicación  paiticuhu'de  uula  uno 
la  tectuni  del  k*U\  que  después  de  una  cuidjuIíH^ii  interpretación 
de  los  truzoít  M'lectocf,  no  puedo  ocasionar  diticultadvH  de  mucho 
moineiiU).  A  in<^d>L  que  el  estudiante  odelanttt,  el  campo  de  la 
inMmceion  se  iiisuncha,  i  so  hace  imposible  recorrerlo  todo:  la  en- 
aetiunza  »i  limita  entonces  mas  t  tuas  a  la  dir<^«cion  de)  estudio, 
lío  prescribiivmtw  qué  porciones  de  la  EnfUltt  hayan  de  explicarse 
ooit  preferencia  a  las  obras:  las  que  sobresalen  por  su  hermosura,  o 
pur  liLs  explicaci'-nt^  (pie  ni-oi^itan,  tun  tantas,  que  un  profesor 
Juiciato  no  tendrá  tuuelí»  eiiiluinu»)  en  (ilejir  las  que  le  parezcan 
suficientes.  Pero  convendrá  mucho  variarlas  de  un  aAoaotro,  i  no 
explicar  |>itrpi.'tuimieiite  unofs  mismos  pnsivjes,  pues  aunque  este 
méto'lo  no  produce  una  utilidad  inmediutu  n  cndu  alumno,  hace 
nnu  iulrruomlc  i  agradable  la  cnsei\anza  pma  el  profesor,  riiante- 
otendu  KÍenipru  despierta  su  at4.mcion,  infundiendo  vida  i  vigor  a 
ww  lecciunos,  i  pi-ecavieiKlo  asi  aquella  sequedad  pedantesco,  quo 


$s 


MISCBLAXEA 


es  el  pocatlo  mas  común  i  miu*  pcmidum  dv  los  iNrtudiMs  clásicos. 

Hemos  ja  indicado  que,  aunque  en  esta  purtu  del  scgiuido  pe- 
ríodo. La  poesía  es  nuestro  objeto  principal,  no  por  e«o  dcseariamce 
qne  se  excluyesen  los  autores  cu  proea;  lejos  de  eao,  dos  parece 
convenit'niísiiiií)  ([He  no  se  deje  nunca  de  leer  con  U  mayor  aten- 
ción algún  buen  escritor  do  este  jénei-o.  El  conocimiento  de  la  len- 
gua no  «<  todAvU  <x)ní<id«rablc  en  esta  ¿poca,  i  el  aluouto  es  in- 
capaz de  «li^tin^ir  b>Li| Antemente  el  entilo  poético  del  prosaico,  de 
inniiem  que  Ic>'endo  *olo  iwwtíwi,  curiv-ría  )>eli^u  de  formar  un  con- 
cepto cTnliiou  dul  idionuí  latino,  cuya  estructura  jeniiina,  como  la 
de  todos  U»  otros,  su  presenta  CMi  alguna  n]tera«ion  i  disfraz  en 
el  viino. 

Rcoomendfunos  para  este  lin  a  I^via  Preferimos  un  historíadiir, 
poi-quc  ta  bistoría  e»  entre  todos  loe  mmo«  de  litemtura  el  que 
después  de  la  poesía  tiene  mas  atractivos  pora  lo»  ánimo»  juve- 
niles, i  aun  bal  caaos  en  que  cautiva  mas  podeix)6ament«  su  efica- 
cia: i  preferimoa  a  Livio,  porque  ningún  hístodador  romano  com- 
pile con  éste  en  ta  corrección  i  elegancia,  prendas  que,  vu  el 
concepto  de  los  intctijentes,  le  han  dado  HÍerapr«  un  lugiu-  inoi 
■cercano  al  de  Cicerao.  ?Co  hai  en  ¿1  reeabio  de  a^claciou  o  uma- 
neraniiojito;  .su  njirniLivu  liciii.!  tra-^parv-ncia  i  animación,  a  que  no 
llegan  los  hisloriii<tr>rc-j|  d<-  ninguna  otra  Ivngu^  sus  retlexiooes 
moraics  i  políticas  no  cxcudvn  a  bi  capacidad  de  un  joven:  i  a  todas 
*»Uls  excelentes  cualtdR'b.is  *c  agrega  el  inli-n-s  de  la  materia,  en 
que  se  ofrece  a  la  curiosidad  juvciiil  el  cspoctÁcuIo  mas  Miblimu 
i  gi-andioso  que  jamas  ba  c<«)t«mplado  el  mundo.  Aunque  el  tiem- 
po le  ha  tratado  con  algún  rigor,  i  los  aftos  de  barbarie  que  aconi- 
paftai-on  i  subsiguieron  a  la  declinación  Í  calda  del  Ím])er¡o  ro- 
mano, solo  nos  han  dejado  treinta  i  cinco  libros  de  lo«  ciento 
cuarenta  i  dos  que  compuso,  este  residuo  es  tan  volumínosi?,  que 
sulii  puede  leerse  a  trecbut*,  cntrei^acand»  lo  mas  sobresaliente,  Pro- 
tosumos  contra  la  práctica  jeneral  entre  nosotjios  de  limitArm  ñ 
los  cinco  primeros  libros.  Solo  el  primero  nos  parece  que  debo 
leerse  entero,  pasando  en  seguida  a  lo  mas  imperante  de  los  otros. 
i  e-^piH-ialinerite  de  la  década  tercera  en  que  se  refiere  la  scgimita 
guerra  púnica. 

Sigue  luego  la  clase  que  camclcriznraos  con  el  título  de  histd* 


eOBRX  IL  RKTVDIO  DK  M  CKXOCA  I.ATIKl 


TÍCH,  i  tn  1^11-1  11  Lirio  (Jebf  íUíCilcr  Satiistiu.  Creemos  (jiio  pi)o<» 
<)<:Mt])ri)liui-Hii  í-itic  «^íitIcu.  Xa  piincipal  diticulud  de  Saluálio  nu 
t(inU>(Mii»iMv  vn  ol  «»tilo,  nunquv  p«U;  csamenudo  tan  oraiciao,  que 
raya  i'n  iiscuro.  cimota  vo  su  modu  filosófico  de  tratai-  la  malerin. 
En  aiiiluui.nunncs,  nos  fundamos  para  asignarle  el(<cgundü  lugar 
«li^pum  de  Tilo  Ijvío,  poniéndole  en  u>ano6  de  los  jii venes,  canndu 
tiiij'un  iidi|uirÍ«]o  bastante  conocimiento  de  la  lengua  pana  ito  tn»- 
u»ir«^ii  su  L-Klilo  seiitencioAo  i  cortado,  i  l)a.suintA  iiiafitu\-z  (!<• 
juicio  parA  comprender  sur  reilexinn«ft  pulftiiM»  i  pt-netnu'  su  filo- 
sudiL  8i  i'uuiü  necesario  apoyamofl  en  antorídndos.  citariAinus  la 
de  Qnintilinno.  <Yo  (dice)  soí  de  opinión  que  se  debe  dni-  n  Im 
niños  lo  mejor  desde  el  príitcipin  i  sienipiv,  Cítcojittndo  los  Gscri- 
torcs  mas  puros  i  pulidu»,  i  pf«firí«ndo  «n  In  priuit^ru  cdud  la  faís- 
Uiría  de  Litio  a  la  do  Sulunlio.  quu  pide  »n  vntvn<lÍm¡ento  algo 
mas  cultivado  i  maduro.» 

En  este  periodo  de  la  vn^ñAnza,  puiile  continuanu?  la  lectura 
de  la  Eneiilit  luusUi  mpu-l  punto  en  qui?  el  jnyiR'sor  juzgue  qnc  sea 
tútnipo  de  dejarla  iil  v!«liulio  prívado  del  alumno,  iniciado  ¡n  íju- 
ficietttement«  en  este  poema  ¿pico,  vi  mejor  de  los  latinos,  t  el  se- 
cundo de  cuanbM  irxírtvn.  A  t-jito"  puwlcn  agregarse  algunas  églo- 
gas del  iiústuu  autor,  i  pasajes  seloctua  de  las  Jeórjictiif.  Nadn  «; 
mcani  do  leer  a  la  Ujora  un  poeta  como  Vijjilío.  Ann<piv  no  nos 
jMtsa  ¡wr  el  )K-nKHn\Ícnto  nwomendar  el  ejemjilo  de  Hultlitwurth. 
ipiu  consugivt  toda  su  vida  literaria  al  estadio  de  est«  »olo  üutór. 
crcvmoe  que  sería  caer  en  el  cxtn^ino  coutniriu  dujar  de  las  manos 
nnaa  composiciones  de  tan  alia  c^iculoiicia  bajo  (odve  aspectos, 
^Icspues  de  baberla»  apeno»  saUídadu 

Por  )o  que  toca  a  la  sección  ixitilríca,  ha  siflo  KÍn  duda  una  pér^ 
•dida  lamentable  jianí  la  literatura,  qu«  áu  la  Inrgu  svríc  de  onulu- 
res  que  iliLitranm  a  Konia,  uno  solo  baya  sobi\-vÍvido  a  los  ei^tni- 
guK  del  lii^iiijii);  pero  [Kitlemuí!  <^tin>olanius  ton  que  éste  haya  sido 
Cicfirua  Sus  onicioncis  son  a  todas  luces  tan  excelentes,  que  no 
put'den  i^tudiat^e  demasiada.  A  la  verdad  t»  necesario  «M^ijvr  cu 
vliiis;  puro  desearfamoB  que  el  prufesor  nuse  cíi'iese  a  Iba  coleccto- 
nir^  do  uso  común  entro  nosotros.  Cuando  ollas  no  fuesen  ik-fcc- 
tuosas  en  si  mismas,  la  uní  versal  idiu  I  dv  este  ortulor,  !u  nmiabilloKn 
ílvxibilídad  con  que  mamuja  todoK  los  i.<stilo«.  variando  do  fonnas, 


M 


«8 


SITACSU.UÍKA 


da  Hiiiw  orauinru»!  ii  «Utl^.  Attnqtiu  im  hay»  üciupu  ilu  )«iír  lik  ino- 
yttr  pitrtv  de  i'lltu  fnt4;ra>i,  nviiI  mtii  útil  ipiü  el  prtifi»»r  ]xngik 
recorrer  al  nlamno  todo  ol  cutnpo  du  la  ■mit'jna  de  Cicerón.  K« 
vvudnd  quu  [iu  du!  j^cro  judícMl  i  las  rvliitÍTiw  tihn  Ui  aifrurUt, 
(wntit-ucQ  tuuchns  dificultades,  pan  cu^-a  TwlticttMi  es  D0cc«añn  es- 
tar algo  Tunndo  na  los  tt^'M  j  antigUedndes  totoanas;  pero  ae  lo- 
gruní  vca<Mirlii8  por  mnlio  do  los  cursos  eupcciales  de  que  arríbia 
liemos  hablado.  ¡  con  el  auxilio  de  un  píx^íesoriiitelijcDte.  Ua  nú- 
mero escojido  de  laa  Cartaa /amiliarM  si?rv'Írá  al  mismo  tiempo 
de  comeotarío  al  onidor,  i  ¡iroporciunai^  1a  ocasión  de  ub^n-ar  al 
lumAre  en  la  cofTesponcI«ncia  privada  coa  sos  amigiw,  entre  quie- 
ne.1  figura  lo  mas  ilustre  de  mus  conteinponlneoeL  A  todo  lo  cual 
dfbon  afiadinio  los  pa^iji-jt  miLs  ini{Hirtant«!i  e  inHlructiTUíi  desús 
<ibi-u^  rc'tún'caM,  i;»[>(.-ct!ilineuti-  í:\  Uruto  i  el  Itatado  í)f  Onilon, 
pura  qu«  vi  estu<liaiitu  se  familiarícc  U-úñcü  i  prÁi-tinamalfí  (mo 
lcK<  irrincipioes  i  la  bi«t<^a  de  aquel  art^-  que  ha  sidu,  i  istUt  iliwti. 
nudo  a  xer  todavía  una  de  las  mtts  po<1enx<ns  palaucaK  tic  la  vida 
política. 

Becomendamos  anmismo  en  esta  ¿poca  la  lectura  de  TAeito, 
bajo  muchos  i-espectoa  el  primero  de  todos  loa  historiadores.  Acaso 
ni)  hai  autor  alguno  latino,  que  so  apodere  tan  íniimamentv  del 
aIuíu;  ciuinto  mas  familiar  se  nan  hace,  mas  nos  afioiunamoR  a  él. 
Ri'pittirvttKW  lupii  lo  que  hriiion  dicho  nct-ivn  de  oiro»  aiitoii-A:  td 
ivitudiaiiti!  no  dtrln;  c^-íiir^-  a  una  juirte  deU-nuíaiuin  tU:  »ux  obro!^ 
Es  iiic-ni^ti>r,  ndemax,  ([uv  la  lectura  sea  lenUí  i  mcdiuila;  porque 
-si  bien  sil  Ii-iiguajc,  comparativamente  hablando,  no  ofrvHse  gma- 
dc»  ditícultadeis,  vs  tan  abundante  de  idew^,  que  casi  no  liai  pa- 
labra, i  ciertamente  no  hoi  sentencia,  en  que  no  »m  nf^-oe!<nrio  ha* 
ciT  alto  pora  pt^nelrar  todo  sn  espíritu.  Tácito.  i<cgun  la  es]ir<-?i<fn 
de  uno  de  sus  apasionados,  «tiene  mucho  que  lew  entre  n-uglo- 
nes.»  No  querríamos  que  se  le  pusiese  en  manos  de  los  jóvenes 
¿ntes  qno  a  Livio,  Salurtio  i  Cioen»). 

Es  necesario  que  el  alumno  haya  leído  i  pensado  mucho,  no  >mlo 
para  entenderle  i  apreciarle,  sino  jura  que  sea  cajiaz  de  percibir, 
como  por  una  especie  do  in-stinto,  ya  que  no  de  un  modo  claro  t 
oomitlcto,  la  dcjeocrncion  de  ta  lengua  latina  de  aquella  edad. 


4 


SOBHB  m.  SCTt^DIO  Dttl.1  LEXGUA  LITI^JA 


99 


I 


^ 


CDinpiinuIn  «ou  In  del  MÍgl<>  i]<-  nm  do  U  liU'mtunt  romiuin;  i  pam 
que,  ndiiiinuwio  el  ni^rviu,  [«rofuiHlKliuI  i  (i$adUi  ild  vslWo  dn  Tá- 
cito, DO  jtain;  por  nlto  la  impropic-flatl  üo  Aat  voovk  i  vonstruccio- 
Düí),  vid'f  <)UOAun  MIS  ma»  ¡«rcÍHluK  uduiimdurua  iio  ])tioden  disi- 
mnlnrlv. 

Br^TTamos  para  esta  clase  la  lectura  de  Horacio.  Aunqoe  este 
puctn.  durante  su  vida  í  por  algún  ticmiw  después,  fué  poca  esti- 
mado i  conocido,  cotDo  !o  ha  demostrado  Meierotto,  uno  de  los 
nías  proliindoH  Literatos  de  )a  Alemania,  mi  embargo,  no  puede 
negai-se  que  ee  suya  la  palma  entre  los  Úricos,  a  lo  menos  del  La* 
cío,  i  por  esta  razón  ha  ocupado  íiieitipre  un  lugar  proierente  en 
las  escuelas,  i  lo  conservará  mi¿-iilni.t  u-nga  a(liuiradcin?s  la  lengua 
i  literatura  latina.  Hai  variedad  de  HÍKlemas  jjara  la  explicación  i 
clanlioa^ii»!  iti-  lo«  tiivtrris  dv  Horn<:i(i.  i  algiiii<ie«  di-  eili<!>  kc  di.-stin- 
gu«n  por  sil  sencillez  Í  facilid^.  Pero  Hoitieii)  no  e-s  soliiinonte  poetR 
Ifrioo;  itns  oirán  composiciones  nos  o&ccea  adtnintbluí  niudclos  de 
piH-ntn  didilctica,  i  de  a(|uel  ramo  de  la  literatura  latina,  que  fu¿ 
producción  peculiar  del  injenio  ixHimno,  i  en  que  quizá  se  echa  de 
va  mas  qtic  on  todos  los  otros  la  estampa  de  la  onjiiuil¡d»d.  Las 
MÍtiros  i  epístolas  <te  Horacio  son  obras  vcnJadcramcntc  ruroanue, 
circunstancia  que  realza  iniicho  ten  mérito  intrínseco.  El  profesor 
debe  haa.^r  notaralos  jiivcm^i^U  gradual  perfuccion  de  ta  nmnera 
lie  Honicio,  iiiuo  en  cuanto  ni  poder  in^vntivo,  n  bi  frescura  i  vigor 
de  la?  idfa«,  a  lo  nM^iios  mi  lo  pulido  del  e-ttílo,  i  en  to  suave  i 
Suido  iIkI  vcrat}. 

Ia  última  de  Im  cualm  xoccioovs  en  que  dividinio»  el  aegundo 
periodo,  e«  ln  |i|»íaífini.  Cict-mn  va  el  pi-imt-r  eBcrítoi-  que  llania 
nue?>liu  nti;tlCÍofi  en  clin.  Conveiidria  Iwr  iilguiiitií  de  siia  ('itfMiO' 
««8  Tiiwulamtí,  i  si  e»  {>o««¡ble,  lo»  tratados  unten»  Dtt  ofjiñif, 
Dr  indura  tUormit,  i  De  rrjmhliat,  el  úlliino  de  los  <;»uIi-íí.  couio 
producciou  de  uno  de  los  mas  sabios  i  expi^rinicntaiJo?!  políticos 
debiera  sor  Eumiliar  a  todo  americano  que  baya  recibido  una  edu- 
cación clásica.  Cn-emos  ipie  sería  conveniente  dedicar  mas  tiempo 
a  Cicerón  i  no  tanto  a  Qtiintiliano,  i  todavía  menos  a  Séneca.  Bcs- 
pucs  do  un  estudio  completo  de  Cic«ron,  so  encontrará  poca  diü- 
cultad  en  aquellos  antoi-es,  i  sería  mejor  dejarlos  a  la  afición 
poitáculai^  porque,  según  observamo»  ánte.\  1»  enseflanza  de  laü 


90 


atSOKLAKKA 


e»cucl»M  DO  patrie  U-Di*r  otro  oljjcto  que  pouvr  »1  nlumno  en  estado 
•K?  ínstniinH'  n  n  niii<3iH>t  Eacasíisinids  oii  vcnlnd  wnttii  au»  fntUM] 
^  DO  La  L-i^titdiasc  i  fortiltjaiw  la  uplícaciotí  priviwla. 

Pora  la  coarta  eeocíuu  de  esto  scgimdg  pvríodu,  hemos  ik'«tiuMlo  | 
ti  drama.  Pero  aquí  aun  el  mas  entusiástico  odmirarlur  iKI  ji-aio  | 
roinnoo  recoooccKt  la  inineusurablc  inferíondad  di-  los  iuiUn\-!s  Inii- 
oos  a  sun  prototipos  griegos,  aiganiento  decisivú.  ciuuid»  lallaitco 
«rtroH,  de  que  la  poesía,  oon  la  sola  curepcion  de  la  sátira,  fui  una 
plantA  cxiitica  on  el  áüpem  tmelo  de  la  dominadora  del  mitotlo. 
Siti  embargo,  puc8  qne  (;:í4udiaiiiüíi  \aa  letras  latinas,  nu  »oKi  por  | 
su  nit^ríto  comparativo,  sino  coniu  iotereainteb  reliquias  de  la  vid» 
inteloclual  de  un  gran  pueblo,  debemos  extender  nuestr»  examen 
aun  al  departamento  del  rlrania.  FiuniliarizBdoB  con  él.  ncnso  vn- 
oontnremos  fundamento  para  nu  admitir  en  t«da  su  cxten^'on  el 
ñgorow>  fallo  pronunciado  por  F.  A.  Schlegel  i  por  algunos  otn» 
acaloradoíi   partidarin^t  de  las  pi^lnccioneí^   dramáticas  «K-  lo8 
griegos. 

Empegando  por  ln  ti-nji-dia,  fu**  piutioe  (jue  debeJí  leerse  una  o ' 
dos  d<!  las  piexit.''  que  corn.'n  L*<imuniiu-nt«  baju  el  nombre  de  íié-\ 
nccA.  La  prtmcm  de  la  lista,  el  UcrcuU*  furefisi,  et*  una  d«  lasj 
mejore»,  diño  pontivamente  la  mejor,  aunque  pnrtiripA  de  lustde-l 
feetos  comunes  a  todas,  hinehaxon  i  extravagancia.  Por  t-^Ui,  i  pop- 
qao  fonna  nn  punto  curíoíio  de  comparación  OMi  el  lí^radi-i  J/iii- 
nometton  de  Enrípid«8,  le  damos  la  preferencin.  ]mra  mm-wlwi  düj 
la  trajedia  latina.  Otnt  que  rt-citmeiidamos,  es  la  Octavia^  que  Uvuü  '. 
I«  itingularidad  de  haber  alHUi<loiindu  el  circulo  de  los  siglos  he- 
roicos; de  lo  que  apenas  hai  ejemplo  en  todas  las  trajedias  griegas.  ¡ 
El  asunto  es  de  la  edad  misma  del  autor.  Ia  heroína  es  Octavio, ' 
hija  del  emperador  Claudio,  i  esposa  de  Xvivn,  que,  habiéndola 
repudiado,  la  desterrd  a  la  iida  do  Paiidateria,  i  le  hizo  dar  la 
muerte. 

La  comedia  Latina  nos  ofrece  tina  veta  ¡ufinitament<;  man  rica.  I 
Falta,  es  verdad,  la  comedia  antigtia  a  tos  romanosH  pero  en] 
recdutpeiiHii  poftt^u  nn  abundante  surtido  de  la  iiui^va.  Tenemos 
d«-  Ton'ncio  st^is  plexii»;  i  cíe  las  i:íU  qnw  en  tiemiio  Ac.  tíetiu  an- 
daban con  el  nombre  de  Planto,  asf  como  de  las  ^1  que  vi  crítico  | 
Vanun  declnrd  jenuinn»,  los  20  han  llegado  a  nosotros.  La»  opi- 


SOBRE  XL  ESTUDIO  DE  LA  LENGUA  LATINA  91 

niones  de  los  romanos  estaban  tnui  divididas  en  cuanto  al  valor 
de  sus  poetas  C(5mico3.  De  todos  modos,  estas  reliquias  tienen  para 
nosotros  una  importancia  de  que  carecían  para  el  pueblo  eo  que 
salieron  a  luz,  por  cuanto  nos  han  conservado  una  muestra  del  es- 
tilo familiar,  en  el  lenguaje  de  la  conversación.  Sabemos  ademas, 
por  el  testimonio  de  Julio  César,  juez  competente  en  la  materia, 
que  Terencio  es  un  excelente  traslado  de  Menandro. 

Con  esto  termina  nuestra  reseña  del  segundo  período  de  la  ins- 
trucción latina,  el  mas  extenso  sin  comparación,  i  a  que  por  con- 
siguiente debe  darse  una  duración  proporcionada. 

Aravi^caTio,  año  de  1831 


i^jiv^íx: 


m  LA  ENSEÑANZA  SECUNDARIA 


I  DE  LA  PROFESIONAL  I  CIENTÍFICA 


Una  comisión  compuesta  de  los  scfiores  don  Manuel  ülontl,  don 
Ventura  Marín  í  don  Juan  Üudoi  redacta  por  cncarj^u  del  go- 
^liienio  el  siguiente  plan  de  cütudios,  el  cual  se  publicd  en  el  uá- 
¡uen^  GOátií-l  ATaucano.eom^spuíniwaU:  o)  1  dv  enero  de  1832: 

Artículo  friuebo.  La  enseñanza  superior  se  dividirá  en  do» 
[grandes  «cccioneiii  enseñanza  preparatoria  o  secundaría;  i  enae* 
[üanza  profesional  r  científica. 

AiiT.  í.*  Ia  enitcQanzn  se<:un<Iiuia  coiiiprvjnderá  los  raiuoM  si- 
lj|^tVnU'«:  lengua  castvlliiiui ,  latina,  grii-ga,  ingluaik  i  rnuiocsa;joa- 
modema  i  antigua,  cronulojia;  elementos  de  la  hUturia  de 
■  rclijioa;  ri<;m<.!ntat<;  de  la  arílmítica,  jcimutría  i  trígonoinetrdi 
fiectillnvai  filosofía  mental  i  tnoml;  dci'cclio  uatumL 

Abt,  3  •  So  establecerán  para  la  enseñanza  tres  c«p«!cicN  de  clu- 
tR  principales,  subalternas  i  accesorias;  Us  boma  destinadas  a 
ellas  serán  Cales,  ([uc  puedan  los  alumnos  seguir  tras  clases  a  un 
ipo,  una  príncipal,  una  subalterna  i  una  accesoria. 
Akt.  4.*  Habrá  cuatro  cla»e!'  príncipalcs  i  sucesiTas  de  lengtta 
itina:  en  la  príniera,  »e  darán  Lls  nocion<-íi  giainaticales  de  las  dos 
coguaii  castellana  i  Lttinii,  ciODiparánduIii.t;  vn  la  Kvgunda,  se  ejer- 
[citarán  los  idumnus  uo  la  tnuluccion  de  autores  fi&cilct  de  buena 


34 


KaCCLiSU 


liitinidtui,  i  «n  \n  cotnpu^icion  de  tema»  Utiun-s  )im]>'>rcti)nail«M  a 
su  nclulfuitam ionio;  en  la  Urrcvni,  .te  iiiiMinl  por  gmd'M  a  InUwliic- 
vioD  de  v!<crítor(9(  inn»  díficilv»  cii  jimKiL  i  vur^f,  tu  darñn  naci'mfí» 
do  la  pniAodia  i  niétrícn,  i  contínuAtil  Ib  composidon  da  tvmas;  i 
vn  In  cuitrtii,  »c  tmduo'rAn  i  cicpliaiMn  |>>vinji^ soK'ct'W  du  lo»  hú- 
torindurcc,  onulon^  i  pK-Uts  cIiUÍuim  iIv  dichn  Icn^^ia.  ir-  estodia- 
rán  las  antigUcd»d<»  nmuinas,  i  »'-  ujcrciluA  la  compoaicioD  uñ- 
jÍDFil  en  pro;«a  i  en  v<Tto.  Et  cun>o  d<t  eoseOansí  de  cada  claeo 
duriu-á  un  Año. 

Art.  5."  Las  clases  subnltornas  corresptutdioiites  a  las  cnatm 
principales  mendoDsdae  on  <^\  artículo  anterior  serui  éstas  por  su 
arden:  ciase  dej^ografia  elementa};  clase  de  historia  de  laretijion 
con  las  nociones  do  jeograña  í  cronolojta  sagradas  n«ccaanAs  pam 
¡MI  intclijonci;^  cla»e  d«  historia  antigua,  con  las  nocional  jeográ- 
Koa-s  i  cronolt'iiicas  respectivas:  clasct  de  litstoria,  jeografia  i  croQtv 
Injfa  de  las  naciones  modernas.  El  curso  de  ensefianza  de  cada 
clase  duraM  un  aña 

Akt.  ñ.'  Sedaniíi  elementos  de  aritmética,  jeomctrfa  i  trígona- 
nietría  ivctilfnea  en  nna  claac  acccioria,  cuyo  cnn«o  cltiruni  tloi 
aíios. 

Abt.  7.»  Habí^  nn  cureo  accesorio  de  prosodia,  ortografia  i  ro- 
citacioa  cast^tllana,  i  durará  un  añoi 

Abt.  &*  Las  lenguas  inglesa  i  fi«noesit  se  enseñarán  en  cursos 
accesorios,  que  durarán  Iros  años  cada  uno.  No  debiendo  seguirse 
nmix)6  a  un  tiempo,  la  elección  entre  ellos  será  libre. 

Art.  !).*  Habrá  nn  curso  principal  de  fi)nM>na  mental,  i  durArá 
un  año;  en  ^1,  «e  enseñarán,  adema.'*  de  la  análi.sis  de  las  n]>enu!Ío- 
nc»  intelectuales,  la  Mjíca  i  el  arte  crítica. 

Art.  10.  AI  anterior  seguini  un  ciir*>  príncipid  de  fílotton»  nio- 
ml,  que  diintní  tm  «etncKtrc;  t  d  estudio  del  derecho  natural  twu- 
pará  el  restn  del  año. 

Art.  1 1.  La  Ivugují  gri<^  «vrá  el  objeto  de  la  enseñanza  en 
dos  clusc:«  subalternas  que  durai^án  los  nfiox  5."  i  C":  el  primer  «c- 
mu«trc  se  dcstinn  a  las  nocionm  gramaticales  el  segundo  a  la  tra- 
ducción del  Nuevo  Testamento;  oí  tcicero  i  cuarto  a  la  de  pasajes 
«ü)ceto«  de  prosistas  i  poetas  griegos. 

Art.  13.  Para  el  ulterior  estudio  de  esta  lengua,  se  destinan  dos 


lA  EX»RSAKZ\  PBCntDARIA 


96 


clascji  a<'eiiw>ii«s  siic».tiva.i,  qiif?  diiranin  cada  una  im  aílo.  Cotiti- 
ttuani  tri  nitilxu  v\  (.jiirciu!»  do  Iil  traducción:  en  la  priiuem,  ae  en- 
Befiania  lu  proMoUtii  i  iii¿tríca;  i  en  la  segiimla,  las  antigUcdadc» 
griegft*. 

Art.  13.  L(i  vuit^^'ñnnzfi  profi«(Íonal  i  cik'ittflica  comprenderá  h» 
nmo*  uguR-nU»:  ck-ncimi  mat^msticns  t  fTiücns;  ci«DC¡aí(  tuoltSji- 
cus;  civucÍR)«  legales;  medicina. 

Art.  14.  El  oíttidio  de  los  cÍL>nc¡a«  matemáticas  ocupará  Ia& 
dases  príncipalcH  (\a<!  sígaen,  i  aeran  todas  sucesivas  í  anuatefi: 

I.*  Ve  aritmética,  áljebra  í  jeometria; 

'Z.*  IX-jeometm  analítica,  cálculo  de  las  prob&bilidode.'*  i  trí- 
gtmometría 

3.*  Do  ecuaciones supcríores,senefi,jeoni<>tríaaiiblimfi  icálculu 
di  fi' reno  ¡al; 

4.*  T)i^  oÜculo  intDgml,  etttática  i  dinámica; 

■fií'  I>e  hiilroi«t¿tica.  hidn.>dinán)ica  o  hidráuIícR; 

B.*  Di;  (u>|a¡t<>ctnm  civil;  fitrlifiracioii  i  inint-rín, 

AttT.  1¿.  A  los  clases  antcríon.'s  ucoiii¡)añaián  las  subalternas 
lá^ii^nti»: 

1."  De  Usica,  iinaño; 

2.»  De  í|UÍiiiiea,  un  año; 

I*  De  jeometria  descriptiva  i  topografía,  dos  afto^ 

4.*  De  astronomía,  un  aflo; 

ñ.*  Jeodesia,  un  año. 

Art.  Ití.  Habi-á  adenia-s  pan»  los  alumm» de  lu« ciencias  mjitv- 
mática-i  una  diwo  acoeKoría  de  dibujo,  r[ue  dumrá  dos  «ñot^ 

AliT.  17.  Habi-á  uiia  osciicU  )>Mcti(!n  do  nj^nciilCuni.  '¡tiu  du- 
rará dos  ati<»,  con  una  cla.'<e  suUiiUtnm  lU:  v.?k'rinari«,  <)«<•  dumrá 
el  mismo  tiempo. 

Akt.  18.  Un  CTirso  elemental  di>  historia  natural  en  sus  tres  ra- 
mos de  niinetalojla,  botánictt  i  zooK>jía,  ocupará  tres  nñoa. 

Aitr.  li).  Habrá  un  cuno  anual  f)v  raetaluijia. 

Akt.  21}.  El  estudio  de  las  ciencias  teoliijicas  ocupará  las  cuatro 
claae^  principales  siguientes,  que  serán  samaras  i  durarán  cada 
una  un  año: 

].*  FumUmcntos  bístóríoos  i  jenerales  de  la  rclÍji<Hii  historia 
de  la  tcolojía; 


1 


96 


neccLixFJL 


S.*  TeolojÍA  tlo^jmática; 

3*  Sagrada  eBcrítuiH,  logares  tcoMjtoüs,  jeografia  i  antigU^*]»- 
<ks  sagradas; 

4 .•  Teolojia  mora!. 

Aht.  21.  A  las  clases  principales  anteriores  acompaiuuiiD  la« 
sabaltomas -■dguienteá,  qucwrán  también  HicesJcas  i  aDUKlu»,ox- 
cepto  ta  primera,  ijue  durará  dús  aAoe: 

1.'  Bellas  letras; 

2.*  Hi^Uiría  i  ekfuienu»  de  derecho  público,  eclesiálrtioo  v  in»* 
titucionot  cnnóuiout; 

3.'  Hiistorín  i^usifUlicu  i  suiua  d«  concilios. 

Akt.  22.  Hiibni  iuk-iniu  umi  iu-jick-mia  si-purada  de  liturjia. 

Art.  23.  El  cxtudio  du  bu  ciencias  legulcs  será  la  materia  do 
los  cuAtro  cursos  principales  dgmentes,  que  sorAn  sucesivos  í 
odubIch.  excepto  el  último  que  duraría  dos  aAos: 

1.*  Derecho  de  jentcs,  comprendiendo  el  derecho  maritímo  i  el 
díplomitico: 

'Z,"  Príttcipios  de  lejíslocttHi  untTersa]; 

3.^  fiistona  i  elementos  de]  derecho  rouaiK^ 

4."  Iní^tucione!4  del  derecho  nacional 

Akt.  24.  Acotnpafiarán  a  e«ta.i  clasett  principale-t  Im  nubid  U-mais 
ságuienti»,  que  senin  todas  anuales,  con  excepción  de  la  príincrA 
que  durará  dos  aOos; 

].*  Bella.«  letmií-, 

2.*  Koonixiiin  política; 

3.*  Historia  i  elemcntOB  del  derecho  público  eck>siá»tico  e  ims- 
lituciones  canónicas; 

4.'  Historia  eclesiástica  i  suma  de  ooitciU«& 

Abt.  'Zb.  Habrá  una  academia  separada  de  práctica  forense  i 
ejerácios  de  elocuencia  judicial 

Akt.  '26.  loa  ciencias  médicas  ocuparán  las  cUutea  principak:^ 
Mguienteic 

!.•  Anatomía  i  di^oocionc»; 

2.*  Fisiolojia,  hijicnc  í  pototojia  jenerol; 

3.*  Kusolujíaquirurjica; 

4.'  Nosolojia  médica; 

&.*  Obstetricia  i  <^>eraciones  qnirútjicfts. 


LA.  EX^kSaXZA  SBCCSOUUA. 


AuT.  2T.  A  ortOK  frliistói  |)riiic¡pu]c«  itoinipnriiUTln  Iiut  siiljiJun-- 
nna  siguicDtVK 

1*  Cliiiicn  qairúrjim,  fj<^rcíao  de  la  cirujín  AdminisLntlinn  i 
curso  d€  vcu(lnji«; 

2.'  Clínica  mMícR  i  discccíoaee; 

3.*  Itatoia  médica  i  terapéutica:  clínica; 

4.'  Farmacia  tedrica  i  práctica:  clínica; 

5.*  Medicina  legal  i  pública. 

Art.  2H.  Para  entrar  en  la  clase  de  lilii»(rfla  mental,  ae  exijirá  ha- 
ber adi|nirídolo8CoDocimiontos  que  («nn  objeto  de- Ioü  estudios  prin- 
ctpali^t  i  subaltoraofiíjue  se  oapeciticaii  en  Uia  aniculiis  4."  i  o". 

\kt.  2i>.  Para  entrar  en  la  carrvrn  de  las  ctenciaa  matemáticas 
í  n^ii-ji.'t,  Hf  cjxijen  lo.'i  eunoeimivnlu^  pii-{iar»iurí(H  tndtcaílos  en  el 
artículii  2»;  i  so  tw^uínl  mi  cunwi  nccoaonu  de  francés  c  ingles  i 
«KH-íópumcRle  otro  du  dibujo. 

Art.  30.  Para  fl  curso  de  historia  natnral,  «eexijt*n  lo*  w)ní)ci- 
micntoa  preparalorioM  indicAdns  en  rl  artículo  tl6;  i  ademí»  «I  de 
\na  nía U:inA tico»  puras,  elementales,  física  i  quimicn. 

Airr.  31 .  El  cudm  de  metalurjia  supone  ctwiocimiento  prerio 
de  las  matcmáticsj»  puma  elementales,  de  líaica,  f)ufimca  i  mine- 
ralojÜL 

Art.  32.  Para  el  estudio  du  In»  deiKiiu!  teotiijioruí,  !«e  exijcn  tos 
cun<icÍmí<>ntoH  pi>-|>«nniiriu«  indicndos  eji  el  artículo  28;  i  |iuleiuas 
el  tU-  la  tilosotíii  iiK-iiud,  moral  i  derecho  natural;  Í  lengua  ^riv^ 

Akt.  33.  Pam  el  estudio  do  lai;  ciencias  legales,  so  czijcn  lo» 
CriiiocimienUw  pn.-paratoríos  indicados  en  el  artículo  28:  i  ¡ademas 
«I  de  Li  aritmética,  joomelria  i  trtj;;enonietria  elementales;  el  de 
ia  lenjpta  inglesa  o  francesa;  el  de  la  Íiloc«of1a  mental  i  moral,  i  el 
del  derecho  naturaL 

Allí*.  M.  PAnt  el  estudio  de  la  literalura  i  belLw  luirás,  ee  cjcÍ- 
jen  lot  c»m>cimiuuto!<  preparatorios  ÍQdinuloK  en  el  articulo  '¿S;  i 
aíhnnnA  el  do  la  Icn^a  inglesa  o  francesa,  el  de  la  filo«o(ja  mental 
i  niiirnl,  i  el  du  durueho  natural. 

Aic'f.  3b.  Para  el  istudio  do  las  ciencias  médicas,  se  exijen  los 
conoamient<>s  piMiparntorioti  indicados  en  |el  artículo  anterior,  i 
wlcmas  el  de  la  tlsíca  i  química. 

Aitr.  3'}.  has  clases  que  pcH*  so  jenetal  necesidad,  como  pr*?pa- 
Ksíí-KiJiyzx  T 


m 


3I1HTET^.NRA 


ratonas  pora  todas  las  carreras  profesionales  i  científicas,  tengan 
deme£Íacl<H  alumnos,  se  tnullipticarán  según  convenga. 
Este  trabajo  sujiríd  a  don  Andrés  Bello  el  arilcido  ngiiiente: 


OBSERVACIONES  SOIIBE  EL  TOEfEDENTE  PLAS   DE  EHTfDtOS 


8c-  ha  Pitcrítti  tanti)  acerca  do  la  odiicacion  de  U  juventud,  iiuu 
In  inat<-nii  pnixíof^  agcAada  hasta  «-ti  la  cu  mi  bí  nación  dtf  lo!<  nii»Jiu« 
de  diríjirta.  Cu»  on  \mpmiti\c-  ofrecer  una  idea  oiicva  sohrv  esto 
plinto,  a  no  sor  C|ne  »pim  algunas  aplieacioitcs  al  estado  del  país. 
Su  importancia  ocupa  ¡demprc-a  los  hombres  mas  eminentes  en 
inventar  modioa  de  instruir  a  los  jrfvenes  con  presteza  i  piiovccho 
en  los  conocimientos  nect^arto»-  a  la  vida:  i  sin  duda  este  misnuj 
cmpeA'i,  oleTan<li'  sus  pensamientos  a  ima  altura  deaile  donile  pier- 
den de  vista  la  incapacidad  de  la  primer»  edad  a  qae  cx»isafrmn 
«usiisfiíer»»,  les  hace  envolverse  en  tt-oiias  stiblimc^,  foriiíamlo 
pIaiH>it  4ne,  si  arrebatan  La  uditiinu-iuii  de  los  tvibíos  por  su  itije- 
DÍot>a  combinación,  nplicitdot*  a  la  tiistniccion  de  U»  ni&OEí,  »<>n  ín- 
verificabk-s. 

Algunos  han  conseguido  desterrar  de  la  educación  el  hastío  que 
naturalmente  ocasiona.  prcÉcntando  a  loa  muchachos  en  las  leccio- 
nes objetos  de  placer  i  dii-ersitm;  mas  con  esto  aola  han  logrado 
desterrar  ol  amor  al  trabajo,  que  desde  el  principio  debe  infun- 
dirse,  orear  espíritus  frivolos,  i  coiitiinicar  tina  instrucción  tan  .su- 
pcrticiid ,  que  a  la  \niclta  de  poi^OM  nflos  solo  deja  testimonios  ver- 
gonzo.«>íi  del  tiempo  ipii>  se  ha  perdido. 

La  primeni  inctniPi'ioii  del  hombre  del«  ser  muí  mdíenl  pam 
que  pueda  producir  frutos  !fazonnila«,  i  mui  paiiMclu  i  bien  dislñ- 
buida  iwua  que  sea  in-nniincntc.  No  i-naKistc  en  henchir  r(^[K!nti- 
numentv  la  cabeza  di.-  un  niíio  de  relazo»  de  mueluu  ciciicins,  do 
qu«  solo  el  conjunto  de  palabras  abruma  fu  tierna  comprensión, 
DÍ  en  hacerle  seguir  una  serie  de  clases  forzadas,  i  tan  larga»!,  quo 
l«  mantengan  la  mitad  de  la  vida  en  un  mero  pupilaje.  La  edu- 
cación común  no  es  para  formar  sabios  de  primer  ¿rdcn,  por- 
que no  todos  los  (tombivs  tienen  aptitudes  para  ello,  sino  para 
ponerlos  en  estado  de  desarrollar  por  sf  mismos  sus  potencias,  co- 


la.  exí^Sakka  t>KcrKDAai&. 


99 


noccrsiu)  deronhoM  i  obligHcioneít,  i  lleiinr  t^Hü  ilvhena  con  in(«li- 
jencia.  La  iiiíiM-iievii>n  jnie<lo  ci)n*íd<'mr«í  acttiulnieiiU;  diviiliilii 
<!ii  Li«:i  cIoíioh:  m  liiililn  tU:  I»  iriKlnimtii  cniíDin,  lii^TJturiii  i  útil, 
i  no  do  Ui  particular  i  du  oiiiulo. 

Si'  Mi|M)iu'  II  un  jitvon  iu^tniido  nicdifinaniciit.i;  cu  In  lectura, 
t»>crituni  i  iiñiiiviyKt  rudiincntus  de-  urítWtico.  lúi  (.'«le  i'^t^do,  debe 
«totn^reelc  &  un  preceptor  que  le  eDse&9  a  expresar  sus  pcnsa- 
micnUM,  diiadole  a  conocer  las  combinaciones  do  nú  lengua  jnativn. 
i  la  com-spondencia  con  e-te  ídionia  que  U  jenoralidad  de  las  cien- 
taa»  ha  hecho  stijro.  Sin  un  peHecio  conocimiento  del  Ien]^aj«,  RÍn 
entender  la  combinncion  de  1(«  signos  del  )x>nsiunicnto,  .sin  .-«bcr 
uianijar  eiw  iníitru mentó  con  <ju<-  ¡t-  tnisportiL  el  .-dma  de  un  Iioin* 
br«  a  otro,  sin  una  inlelijaicia  «tbnl  d«  )■»  rccuri«os  uuintbilluMKi 
do  i^Ka  pivipií-diid  del  bablji,  i^'fjcn  pnnutrio  tic  lu»  nivjorns  <[U0  Iii 
ttcrm  ha  i\-cibido  de  la  mano  del  hombre.  U  instnitciou  poultrior 
ni  pueak-  ser  bjen  comunicada  ni  bien  recibida,  porque  falta  el 
único  i  principal  conductor  de  las  ideas  del  maestro  al  cnteodí- 
miento  del  discípulo.  La  ensofuinza  do  la  lengua  nativa  Í  de  la 
latina,  es  Lv  piedra  fundamental  de  toda  ciencia.  No  debe  limi- 
tanie  al  r^snocimiento  material  d«  las  ix'glas  graninticalec,  .lino  i¡ue 
en  ella  dt-be  diU-Mi-  a  eonociT  el  jento  de  cíuhx  una  (paní  <^ue  en  lo 
suee»iv>i  Mivii  ile  u'*niunode  coiii|iíii-«eiciiieon  ulnis  id¡oiuiut)i  un» 
itiHU-iioctoa  completa  de  la  ortoginfln  i  pi-o^todín.  lüi  el  tiempo  i|ue 
dure  ••sOa  primen»  e-ldMt'.  no  debcrindiiíVnwnr  la  atención  del  joven 
oou  niuguu  otro  estudio,  porr|ue  toda  ella  v»  atiatsarui  jiiirit  ad- 
quirir un  conocimiosto  completo  del  arU;  do  hablar.  La  continua 
ocupación  en  comparar  doe  imt^trumcntos  dtfert-iiti»  con  que  Ke  ma- 
niñestn  un  mismo  pensamiento,  le  aooetunibr.in  deivlc  temprano  a 
la  meditación  tan  necesaria  para  conducirlo  a  ideas  mas  elevadas 
i  pi'ofundas. 

Apodemdíi  el  jiisen  del  pincel  do  las  iflcis.  .se  le  conduce,  en  la 
ttegiinda  claw,  h  la  rejion  del  pens^uiiient»,  en  donde  »e  le  enseña 
a  formarla»,  vombinnrla)i  i  rcuDÍrlax.  Puede  decirse  que  en  esta 
da.-"'  no  V»  el  entendimiento  ln  potonciu  dotniniintt^-,  sino  la  ra;:on, 
w  acaw  tó  permitido  hacer  dilerenuia  entre  una  i  otni.  La  lújiea 
le  da  reglas  para  dlíteuirir,  i  1&  crílic»  le  jirenenta  un  bartfmetni 
con  que  medir  lott  gmdoit  de  exactitud  de  stu»  mciocinioR.  El  peo- 


á 


100 


látSCBLASKA 


sauionto  deja  (A  estraviaclo  i  tortuosa  sendera  en  *]ue  le  nuint«- 
nüi  inquieto  la  ij^nomncia.  i  poco  a  poco  ae  «coítunibra  a  ninrcluur 
por  una  vía  tan  i-ecta  como  íiegura.  quo  por  mas  esfiieraoa  ipit  Iinj^a 
no  pued«  sit.<rtraei'°>e  del  dominio  del  conTencimiento,  qnc  solo  obm 
por  medio  de  la  trabaxon  »í-ndlla  Ao  im  aiitecf^iIfiiU-  cutí  nn  con- 
KÍguiL-ntc-.  En  w(a  cía.*?,  n»  hite*'-  la  íiu^trucijion  mo»  nnv.  tlrmna- 
llar  la»  poli,^n«ia8  ínt«lectu«les  del  ji5v(>ii,  i  darlu  tvgias  pam  po- 
Dcrla»  wi  oj'.'rricio,  roiiinnirAn<)ul<^  lii»  n"CÍonwf  iicci'sarias  pata 
^ja^  Uw  iditis  c-n  lo  cierto  u  i^  lo  incívrlo.  £n  esto  jónero  de  in&- 
tntceiun,  ec  Iv  hace  dnoño  de  los  recurso»  con  qao  obren  ctl  con- 
Tcocitaicnlo  i  la  pcniuasion.  i  de  l(u  niedins  de  apravecharne  de 
los  conocimientos  ajenoa.  Nada  hai  vago  ni  indeterminado  en  enta 
dase,  porque  el  hablar  con  propiedad  i  pensar  con  exactitud  re- 
chazan toda  idea  c|ae  no  esté  revestida  de  los  onctcres  de  certi- 
dumbra 

Cuando  ja  salw  discurrir,  i  apreciar  lo  aerio  i  lo  incierto,  la 
edncacion  jiñsa  a  iniciarlo  en  Ion  .sagnido!*  misterics  de  la  muml, 
dándole  a  cimooer  lo  jiütlo  i  lo  injusto.  Knl/mcrs  se  li-  ilesciilin;  la. 
tcoHa  de  I(j«  í*enttitiii-utO!>,  i  w  U-  iLuí  n.'gl.i.<p'i«itivas  jiai»  di.soer* 
oir  lo  bueno  t  malo  de  sus  accionas.  S«  le  hncoo  oodoot  los  de- 
ben» para  con  el  Sor  Stiprumo,  los  quo  le  impone  su  propia  cau- 
Kcrvscion,  i  los  qno  le  exijen  sus  soroejantca,  entre  lo?  cuales  se 
incluyen  ows  principias,  que  muí  impropiamente  se  han  compi- 
lado bajo  el  epígrafe  de  derecho  nalui-al.  Aquí  crapiexa  la  edu- 
cación del  eíudiulano,  put>A  la  anlerior  no  ha  aido  maa  que  In  del 
hombre.  Del  pcipiefia  círculo  en  ipic  ac  le  emicfUÍ  a  ejtpKx-oír  i 
combinar  »u»  pi-n-tainientoct  i  a  conocer  la  rei-dad,  se  le  tra-tpoil^ 
al  c»mp«)  vnslo  t\v  idea.t  que  le  ufns'cn  las  relacione»  con  los  dc- 
innii  mirwM  do  »n  iw|)«:i*;,  i  la*  ijbligiu'-ioncí<jHelo  iiiipont^n  sus  de- 
beres i  la  justicia.  Ln  aridez  del  o«tudio  empiox»  a  di^sapuruccr, 
porque  la'*  fitípas  de  la  cnbem  oíden  su  lugnr  a  los  placciis*  «Id 
eomzon.  Kl  idmo  del  jóitin  w  eiisancbn  id  conU-niplar  que  no  vim 
para  si  solo,  i  qnc  torios  los  domas  vivon  prira  ¿I,  cuando  al 
<le  la  moral  fí  le  presentan  I"»  principi'>s  do  la  ciencia  social,  í  » 
le  manitie-ia  el  cuadro  de  los  vincnW  que  le  ligan  con  mis  seme- 
jante, ya  como  hombre»,  ya  como  ciudadanos. 

Mas  no  es  bastante  al  hombre  el  conocimiento  de  si  mismo  i  el 


L*  ESí^eSiSZI  ^eccxdabia 


101 


■4e  h»  rdnciuncs  qno  le  nom  con  los  de  sa  cHpcca\  Es  pm'1-' 
wJi.-tniíiMlnrK-  A  rlc«ecn»eEtnño6qacl(:iuk«D,  i  eosiifUr 

pí'xLwlo»,  i  di-'  ic  las  camas  de  los  tenimentB  de  Is  natiH' 

nJcza  qac  ammliraa  al  vnlgo;  es  preciao  darle  nna  idea  jenenl 
del  universo,  i  oíacifi-slarle  cdmo  d<'^únden  Kw  cnoqiiw,  de  qii¿ 
inodu  siiIko  loe  líquidw^;  por  qaé  nKdio  lo»  ubjeto»  maUírioIcs  hita- 
ren 908  sentidoa,  i  cnálts*  ^m  loa  rt^cnnws  coa  que  nn  habitante 
-de  la  tieiTii  rocorr^  la?  intneiutaH  ¿rbita.'*  ijiir  dc^rílfti  lus  nnrun, 
i  demarca  cada  punli>  du  .'Oi  carrera.  8iii  t^^Ul  juATti;  dv  la  4MÍuca- 
Clon,  UtA  idea.4  son  iniii  Ví4itlileí<.  H^'tnlm^  hiu  ijuc  silniimn  la  he- 
rtMciHiul  d<^  Vjrjilío,  i  gustan  de  la«  dalsnra«  de  Ovidio,  sin  sabur 
fontuir  un  moivciniít,  Mn  diíccmir  lo  Justo  i  lo  íojosto,  i  sin  cono- 
cer el  pimto  qii«  ucnjun  en  el  globa  Ia  caida  do  una  picdni  oü 
para  elliM  un  mistcrii^  el  ascenso  del  agoa  por  medio  de  nna  bom- 
ba, es  nn  artjcnlo  de  nigromancia;  nn  movimiento  do  tierra  u 
escasea!  de  lluvia»  son  los  aignos  de  las  venganzas  del  Si.t  Supr^ 
mo;  i  los  gmndos  adcjuisiciones  de  las  tnateiuáticas  les  parecen 
paradojas.  £»  indispensable  nn  ciirví  de  fliocji  p»m  coni|>le[Ar  la 
-edacacion  projiamLoríu,  iimxjiie,  sin  i'lva»  di*  lo  i|iie  k'ü  In  nnlun- 
Icía,  U»  oonociniiontos  autcriorcK  tienen  moi  poco  ensanche;  i  ha- 
hiÁ  ocasiontvi  en  ijue  un  h'>inbix'.  por  instruido  ijne  e*Mí  «n  el  artn 
de  hablar  i  tie  ¡lenisu';  i  en  las  dendns  niv<niles,  no  pueda  hacer 
aplicneiot)  ninguna  de  hus  cooociniientoK,  porque  sus  ideas  no  jm- 
Kui  deJ  círculo  do  sus  TacultAilefi  nientnk's,  í  del  de  las  relaciones 
c<xi  san  semejantes,  üí  so  <Hbtijara  un  cuadro  luaterial  de  la  edu- 
cación preparatoria,  se  vería  prímeramente  al  hombro  ocupado 
en  ejercitai-  sus  órganos:  después  en  arreglar  las  (floraciones  del 
entondimit^nto;  mas  adelante  observando  loa  movimiento»  del  co- 
rizon:  i  al  6a  entregado  con  todas  sils  putencias  i  sentídoü  a  con- 
templar, discurrír,  combinar,  admirar  i  obrar. 

En  esUí  estado,  empiexa  !n  cdueacinn  jirofisí^nal  i  oionlf ñca,  tyiv 
es  la  U-n!«i-a  cla.-HV  Kl  camino  i[iie  !«.■  Un  orrido  en  W  doA  iinu- 
riorüs,  e»  t-l  de  Iws  preparativo»  qnc  se  lian  iKcho  para  pow'^r  al 
hombre  en  la  carrera  do  los  sabios.  En  este  pcríotio,  *•!*  rlnnde  *' 
fortnan  los  jutitconsuUus,  los  cant^isias,  los  médicos,  cte..  apli- 
cando tos  conocimientos  adquiridos  antes,  que  solo  pueden  cah'li- 
carsc  otuno  ajenies  del  saber,  pues  sin  ellos,  cuanto  ¡te  aprenda,  &*• 


uts 


xnosLUíCA 


iv  ••• 


utv'oó  onciivnlra  fundaiitenUM,  debe  mv  mai  tniperfícial,  i  quÍ2¿ 
''*i^&ci(]o  n  ruU-ncr  t»>ni<-ii<:latiimi>  i  ep[giaf«ei  í^in  romprendor  Us 
'*úiiitarm«.  Ln  ¡nstnnx-k'nprofi-^iona],  hablando  «xi  ivAjiectánChí» 
)(],  pcrteiicoe  cnsi  toda  ni  dominio  ilu  I»  incn)orín|,  puf«  nuvstixis 
nbogados,  médicos  i  eanúnistnslimitsu  siMt-xtudios  a  lo  qac  ««[ha 
escrito  en  otros  países  que  pasaron  por  niie«lro  estado  hnct;  cni- 
tenaivs  de  a/loe.  No  tienen  que  fatigarse  en  inventar  nncvas  com- 
binaoiomiK,  porque  es  precino  que  primero  se  instruyan  de  las  an- 
tiguns  i  coDOxcan  lii^  |irt-_si;nt«H,  para  poder  apl¡Ru-k.-<  a  nueí^raü 
circunstAnciaK  EsUi  jnirlv  d<i  I»  «duciuñon  nccesiUi  mm  j;ian  re- 
Tonna,  í  qito  ésto  «««  «oetoiidn  coa  tnnta  scvcridnd,  qnv  cooU>u^ 
laa  inno'-aciones  con  que  el  espíritu  norclero  ha  hecho  subrogar 
al  verdadero  saber  profe^iwiaí,  un  estudio  de  snpei-fluidades.  Si 
cMa  observación  hiere  el  amor  propio  de  algunos,  se  les  podrá  r»- 
poitdcr  que  en  el  cnivíi  de  la  revolución  sv  han  difundido  las  lucos 
de  ornato,  que  nuestra  juventud  encanta  con  su  brillante  educa- 
ciniii  nuut  «I  pai((  carece  de  pn^esores  expertos  para  lo6  destinos 
«¡nc!  necesita  nuvstni  «ctual  Tornuí  do  gobicmo.  Se  discurre  mucho 
«n  pi>litica.  hui  matviu^ticu»  clinu<*[it-iili.*n  w  han  htxrho  corntinof, 
la  ideolojia  hormiguea  en  la  cabeza  do  todos  lott  cstudiantos.  e\ 
derecho  de  jent«BÍ  el  diplomático  no  wny»  un  arcano,  en  todas  cw- 
tas  co«»s  se  discurre  cun  acierto;  pero  la  profesión  de  abogado,  no 
«se  arle  mezquino  de  defender  pleitos  por  logrería,  sino  la  cien- 
cia de  todas  las  cosas  necesarias  para  aplicar  la  justicia  con  acierto, 
se  halla  en  tal  abandono,  que  ya  se  le  considera  con  desprecio,  i, 
no  sin  poní  nubon  por  el  abuso  que  í<q  hace  de  ella,  retudtado  de 
1&-4  luuchfuí  prolanncianeíi  que  ha  aufrído. 

El  que  teiigit  idens  vcnladi-ni»  del  estado  civil  i  politico  i  de 
las  coelumbivs  de  Chite,  uo  podrá  uMÍnos  que  Lributar  la  mayor 
ímportanda  a  la  profesión  d«  abogado,  pon^uv  sin  ella  la  admi- 
nistración de  justicia  jamas  podnl  nm-glar«c:  i  sin  que  hfln  mm 
esaotanicnte  distribuida,  todas  las  instituciones  que  se  hagan 
poní  ciuientar  la  proceridad  pública,  no  tendMti  mas  duraci<Hi 
que  tu  que  liíS  d^  la  iiovodad.  I^  adniinístracion  de  justicia  es  el 
ramo  principad  del  gubicrno  dv  tm  pueblo.  Narla  iinpurtan  laic 
«lecoraciones  exteriores,  los  pingrow«  de  la  indtiistriu.  V»  adelan- 
tamientos del  comercio,  ri  d  podur  «Miscrviidor  d«  ln  propit-dud 


hX  ESSlJtxHZk  aifCCSIUKIA 


103 


can.-cu  de  fUetzas  i  de  aj«ntes.  Las  disputas  [i«réticsa  de  an  ninl 
tfttiügo,  los  cálculos  ei'nuloíi  de  iin  [Rat«in¿tíc(i  i  Um  clf^iu'it-rtoii 
de  Hii  luódicM,  no  »oii  de  tonta  traíiwndvncia  vKimo  el  folio  injusto 
de  nn  jn<».  Lix  rtinRtoa«3  de  i^tc  intliiycu  sobre  la  moml  o  ta 
coTTti|iciiin  piílilicii,  i  .-ttm  vi  n-!«)rU;  i)o<Íi.tdso  qu«  pmpaga  la  pri- 
incr!tci>mj¡<.iitli>  In  M-^uiidn;  i  loe  uticios  dcaquóllos  están  limita- 
dos  »  un  potpiuiiv  ni^mcro  de  individuos.  Al  n.>stnblecÍnií«iito  de 
i-síA  [m>íi-ston  deln-  i.*ontnuri««  la  mejor»  Ao  nue-atro  plan  de  eatn- 
dios;  i  tii'gun  Us  obiGn'acioncs  que  anteceden  no  e.i  el  mejor  com- 
binadu  el  del  proyecto  c|ue  publicamos  en  nuestro  númcn>  itO. 
£1  que  exi-Ue,  tiene  sus  inipvríoocion«»  iniií  dcuioslrndits  por  Ia 
fispt-riencia;  i  vale  nuw  ciirmjirliu  que  i.Titmr  «u  In  tentativa 
de  eusaviUTisto  pn>yoct4).  quu  a¡)(-aas  podrá  vcrificaiíc  en  medio 
ftjgla,  usí  por  falta  de  profeüores,  corno  dv  local  i  do  libros  pora 
e»taI)lucor  inuch^M  de  Ins  clti»o«  quo  designo.  A  cuanta  objeción 
so  hagH,  »e  respomlení,  estamos  ciertos,  que  ese  plan  no  es  para 
cpie  se  establezca  por  ahora,  sino  ea  la  parte  que  sea  posible:  asía 
e»  delinear  los  cimientos  de  un  gran  palacio,  cuando  apenas  se 
cncuenlnin  muli-nide^  pitni  MÜticar  una  trisU'  Cíi.<s);  es  (■■lUsi^^niir 
al  pnjH;!  ideas  fimtásticnji  sin  ninguna  esperanza  de  utilidad.  Una 
nipiíin  observación  de  algunos  artículos  daré  a  eooocor  sita  defec- 
lüs,  i  iletuostmra  que  mejor  es  reformar  el  actual,  que  ya  estA 
conocido,  que  el  baccr  experiencias  con  aqitét. 

Entre  los  iHmos  ([Ue  comprende  la  educación  preparatoria,  se* 
gun  el  articulo  2.",  se  encuentra  la  lengua  griega,  que  [wr  ahora 
DO  tiene  objeto  en  Chile,  i  pttibitblentcntc  no  lo  te-ndnl  en  muchos 
aflos,  ponqué,  pant  introducir  eu  un  pulf  las  ciencíat  dv  puro  orna- 
to, CH  iictH-;«rio  que  ¿nte^  so  hayan  establecido  los  quo  producen 
una  utilidad  resl,  i  son  iiKÜspuniaiblcs  para  pasar  a  la  enscfianza 
profciñuna).  Se  ba  dicho  antes  la  consideración  que  merece  en  b 
instrucción  preparatoria  el  («tudio  de  la  física;  i  el  proyecto  se  ha 
desentendido  de  este  ramo,  designando  su  estudio  exclusivamente 
para  Ivs  niatemálicoct  i  médicos  Es  necesario  agregar  una  clasu 
pTÍncÍp:\l  i|iie  debe  dunir  cuando  tn^ntxt  d<i«  años,  di-?![Hie:t  del 
curso  di'  ülosona  inealal  i  moral.  En  U  ñsica,  se  don  a  los  estu- 
diautivi  Ins  noci<Hii»  de  aritmética,  dljebra  i  jcomctria  especulativa 
pnm  que  puedan  comprender  con  exactitud  tas  loycs  del  moví- 


101 


aiSl^ELASKl 


miento,  los  reniínienos  do  la  tíi>tica,  diiíptrica  i  c»Utj)tnra.  cl  uso 
do  \m  fiicmiii  iiiociitiioiA,  i  ío»  princíiiin:'  ilo  U  liidraulíctt,  hidras- 
tátinn  i  dtniíiis  mii<»  llsÍcti-tnnU-tnALiros.  En  vaic  curso,  no  se  ]ire- 
Uiüdií  funnur  prLifi.-j«'in.-s  c'oniplL-U>«  de  fÜüica,  ñoo  i|ao  no  pone  a 
loa  jóVKDt's  cn  caiTíLTa  de  <|tic  por  si  mimniNi  piiedau  tottender  sna 
conociniiunUis.  ha*,  pi'incijxalfíi  profesiones  de  ChÜD  son  la  agñ* 
cultiim,  intncrin,  co[ü•?^^io  i  la  abogacJa:  todaa  oxijen  muchos 
conocimientos  de  física,  i  «s  necesario  proporcionarios  en  la  enae- 
fianzA  preparatoria. 

En  el  proyecto,  se  hace  segnir  a  los  jiívencs  ti«9  clft»e«  a  un 
tiempo,  lo  que  no  puede  tener  el  efecto  r)uo  iw  dcíiea,  pfvqae,  <li> 
vtdida  la  alenciun  en  diferenies  cuíclh,  ningún»  pinole  apn.-n<leti«e 
bien.  Aun  la  di.ttj-ibui-i(>ii  ipi<-  se  luicv  d<^  lus  estudíu»  du  Í(w  doce 
prioH^vx  clniü&t  que  «onv^poiKlen  a  los  cuatro  núos  t|iH>  kc  det«r- 
minan  para  la  latinidad,  cn  invoriÜcaMe',  pon)iift  rn  laít  cln«ps 
accesoríaa  sefialadas  en  los  artículos  0.",  '."  i  K",  se  necesitan  seia 
aflat,  cuando  a  los  principales  solo  se  designan  cuatro,  término 
ann  demasiado  largo  coa  respecto  n  toa  conooiroienUis  ]He{>amto> 
rio»  ipie  Mil  miuie.ren  para  pasar  a  otros  eHtiidiott.  La  iMtinia  clase 
de  latinidad,  con  el  t^ndiu  de  las  ÍK-llivf  k-lra?,  i-*  mejor  dcjarln 
de  accesoria  pam  e)  período  de  la  filosofía.  T^ngaM!  pn^ventv  qtio 
después  que  el  joven  concluye  el  csnidio  de  la  lengua  latina,  íicno 
que  seguir  su  carrera  en  la  castellan.i.  i  al  pa*«r  a  ciertas  profesio- 
ne«,  contó  la.<i  tcoliíjicatt  i  legalcü,  no  ne  hallani  muí  ooiTÍente  pam 
vnit-ndt^r  (■!tta.'<  <-¡eticÍ.'ti<,  cnyo  estudio  debe  sfr  indi^-nsableraenCe 
en  latín.  Es  preciso  cuidiu-  de  que  el  joven  no  olvide  este  idioma 
en  el  cuno  de  sus  estudiiM,  como  ^«cvde  AcLiialnurnte.  Esta  prc-pu- 
racif^  e.s  inútil  para  Us  ciencias  fí^^Jcas  i  riiiUinnillicas,  ])ii<^  para 
entrar  en  su  estudio  basta  un  curso  de  gntmáticii  castvilitria  i  do 
filiwofía  mental,  quu  puede  seguin^:  en  el  término  de  un  nñ<K  R\ 
estudio  de  las  matemáticas  puede  concluirse  en  el  espacio  de  sei« 
aitón:  i  según  el  proyecto  se  exijcn  diez;  i  parece  que  los  cunUo 
priiiien«  son  en  la  mayor  parto  perdidos 

Ko  es  mui  airegiada  la  distribución  que  se  hoce  de)  estudio  de 
las  cienriiw  lej^ijlcs.  Se  emjiieiui  l.i  instrucción  por  el  derecho  de 
jvntee,  marittmu  i  diplouultiou,  i  st-  deja  paia  lo  último  el  conocí- 


LA.  tafSK^mU  SeXTSVAElA 


105 


miento  del  romano,  i]iip  m  el  f>rtj«D  i  fuente  de  todos  los  «Icruchos. 
Príii 1 4-1711  ni>Qte  <lf beri  oiiniwnrw  Ii^w  piincipiíw  jcnemles  del  dci-e- 
«hft,  i  |ut.*«ii'  (ii^piivs  n  Wficdiiccionf-s  jxirt.icHliirt's.  .Sin  comprender 
liieti  l«,t  tcloviouCK  de  los  individuos  entre  id,  uo  se  pitu-den  cn- 
ttinlcr  Ins  do  las  naciones  unas  con  otnw.  IX-I  uú'itio  modo,  c« 
imposible  fonnarsc  ideas  exactas  do  los  principíw)  di¡  K-ji-slacion 
nniv(rrE£i].sÍn  saber  las  dispcKiioioneíi  del  derecho  «uyoocHiocimicnto 
fiebe  anteceder  a  aquel  csitidi»,  que  el  proyecto  ha  colocado  i-n 
«íiden  inver^).  Se  doxii^in  [lur  últiino  cunto  principal  a  lascicn- 

Icúis  legaleíi  el  dv  l<u  imtitucionimi  del  durvcho  nacional;  i  a  no  ser 
que  quienu)  l!nninn«o  cou  este  nombre  niiwlroí  bolelinea  i  gace- 
tas, no  se  con'icen  otnw  qiiv  Iili  dt-t  derc-cho  de  Castilla.  Esto  curso, 
coioú  principal,  vk  onbeniiii<:ntt;  inútil;  ¡wiiiiie,  ú  se  han  de  eatu- 

I  «liar  las  iiLslttacioitcs  rlul  dcnecbo  romano,  ondú  hai  de  nuevo  que 
api-entler  en  las  de  Ciutilta.  i  para  lo  que  ly»  noíoi-  las  pequeflaa  d¡- 
fi^ri-iieiiu  vnlru  ambos  derechos,  seria  mejor  subrog-.ir  esta  ctaíiea 
Ia  «tilwiItvnuL  do  liistom  eclesiástica  i  suina  de  cooeilioti.  Kl  curso 
])rin<;ipil  «le  i*U  ¡irofesíon  es  el  del  ilerecho  romano;  i  [nir  inneho 
tiempo  que  se  le  oinsagre  nunca  será  demasiado,  ponqué  rn  íl  ne 

'  enciicntian  cuanta.>«  idcuw  pueden  ii)>ct«cen(e  para  adquiñi'  lUl  co- 
nocimiento nidicid  de  ]ns  dcinox  que  9<>u  su»  ramos  Aubalternue. 
Cnaii^li)  nióuon  -so  necesitan  do^  oúos  pam  recibir  uua  instrucción 

[  Rallar  en  teta  ciencia  reguladora  ríe  los  actos  do  Li  vid»  social.  La 
cíate  d^  priitci[>ios  de  tejisladon  universal  tlcbc  ser  ncce-soria  i  no 
príueipul.  i  cm-aarsc  al  lin  de  toilos  los  estudios  de  den-cho,  por- 

I  que  en  ella  se  deijcnvuelven  todos  loH  conocimientos  nuteríor- 
mcntv  adquiridos. 

Como  el  objeto  de  este  artículo  es  nianifestAr  los  defectos  d«l 
proyecto  del  plan  de  i-stitdioK,  i  no  formar  otn»  nuevo,  nos  limita- 

I  saos  a  lu  expuesto,  i  n  indicar  que  ati»  en  la  pane  uisterial  es  ín- 
verificidile,  si  n<i  se  <liq>linui  cÍitUius  ciiisocí  pritiei]uilt-s:  v.  g.,  el  de 
luulojjji  que,  debiendo  durar  cuatro  a&o$.  no  pcrmiteque  lo  fígan 

I  todiM  los  estudiantes  do  ñlosofía  que  llenan  sus  tareas  en  diw.  Así 

j  es  preciso  abrir  un  curso  de  teolojía  cada  dos  afioa  para  dar  ubn»to, 

.  ho  mismo  sucede  con  el  de  matemátic^is  pura».  Loa  fondos  actuo- 

I  les  del  loütitat»  no  sufren  loa  gastos  que  denumda  el  aumento 


lOG 


3IISUKLA.NKA 


do  pTOffíiorcs  (\\ic  se  necesitjiii.  Es  ¡ircciso  en  cata  clase  de  insti- 
tucioncH  contar  con  lii  posibilitlticl  de  la  ejecución,  i  no  con- 
tentarse con  el  vano  plaoer  d.j  escribir  una  tabla  sinóptica  do  ma- 
teríui». 


(Atuitcuno,  afio  de  1832.) 


FIN  DE  LA  GUERRA 

CONTRA  LOS  PIKCHEIRAS 


COMl^XICACrON  DEL  COMANDAÍÍTE  DE  ArMAS  DE  LA  PLAZA  DE 
CtlILLAK  AL  SEÑOR  MINISTRO  DE  EsTADO  EN  EL  DEPARTA- 
MENTO DE  LA  Guerra. 

Chillan,  16  de  enero  de  1S33 

(A  bm  9  de  ta  noche} 

Con  fecha  de  ayer  me  dice  el  señor  Jeneral  en  jefe,  don  Miv- 
niicl  Búlnes,  desde  el  campamento  de  Ins  Lagunas,  lo  que  sigue: 

«Ayer,  14  del  corriente,  después  de  vencer,  con  marchas  vio- 
lentiL",  jomadas  admirahles  i  dificultades  inmensas  en  el  tránsito 
de  elevadas  i  ásperas  cordilleras,  descmhoíjué  a  las  dos  de  ta  ma- 
ñana a  esta  posición  con  tres  columnas  que  formaba  el  ejército 
de  mi  mando,  el  cual,  ejecutando  inmediatamente  mis  disposicio- 
nes con  valor  i  presteza,  ha  reducido  a  la  nada  a  la  gavilla  de 
bandidos  que  se  acampaban  en  aquellos  puntos,  unidos  con  los 
bárbaros  pehuenches.  De  los  primeros  han  sido  fusilados  los  mas 
principales  sanguinarios,  como  lo  ei-an  Pablo  Pincheira,  Hermosi- 
11a,  Fuentes  Loafza  i  otros  en  considerable  número,  que  por  sus 


IW 


xtxeíMiKj, 


iiMudiUM  i  vniiiiunlus  procedimientos  tcninn  ton  bien  o)«recd(]a  i 
jmam  oonfCTvnmlo  n  I'js  rt-^tantus  con  todos  sos  tiitnilúu  ijhp  t^nj¡ 
en  mi  poder,  i  cou  los  cuales  pretendo  muí  luego  cnunt  i  al 
icaí'  todns  las  corditlems  pai-n  aprehender  a  Jofiá  Auloniu  l'incht: 
íjue  pudo  escapar  c*n  doce  hoinl>r(-í  a  favor  dt-  sus  cAljsdlo:*; 
hai  Ac-giiridad  ilt>  su  a{)i-elicmiu[i,  i:ri  Uqiiu  trnbaju  inccsantpm»nt 

<Li»  pi^hu«nchcs,  qtn;  se  n^timban  pnfcípitadamonbe,  viéndc 
pcnM'^j^idw,  tiivk-ruii  lu  nudacía  do  ospcrar  nuesti^  caballcm; 
jK'Tü  no  puilieivn  rwÍÉtir  ]s  temblé  car;^  de  ísta.  i  tjuediiroD 
vi  cumpo  dg^piHlnzíuIos.  rauorttn  i  prisíoaeros  con  sus  familia 
cosí  en  la  totalidad  de  su  númm-o,  sin  que  hayan  escapado  Tin»  k 
«nctqucs  Keculmon,  Coleto  i  Triquenuin,  que,  por  su  fama  entre  1 
nattu^eü,  eran  loa  mas  ob&iinaiÍ<i6  i  aclivijü  piTt  urbiuloi«s  df  ímí 
reduocionefu  Por  eetí,  la  muerte  de  éston  fonna  la  mas  tiiterf^üunt 
parte  do  <<rfW  triunfo;  i  <■«  una  luJqiii.sir-ion  dv  inm<-QMO  valor 
evitar  Iim  ¡NcurMÍouo.«  que  ci)iist:uil«m<-nt<j  lincían  sobr*.^  Ins  pr 
viadas  arjentiiiiM,  nuc;itr».s  hcrmiuuut,  n  quirnux  bnn  cnusadi 
tantn  dcvji.-<tACÍon,  i  en  dondit  lian  adquirido  viemimtos  de  gucr 
que  lus  lio  tomado,  i  con  Im  cuales  peijudicaban  sobre  manexa 
nnestros  pueblos,  que  hoi  deben  ya  contai-ne  libres  i  seguro»  ái 
esta  horrible  plaga.> 

Sirvaae  V.  S.  poner  en  conocimiento  del  cxcelent(siitiu  se&o 
Presidente  eata  feliz  e  iui{HirtiiiiUt  jonuuta.  recibiendo  do  m>  | 
la  Rías  expresiva  conj^Uuliicion  por  un  triunfo  quwsnalianxnrM 
quietud  de  la  Ropiiblim;  i  quíem  V.  S.,  ni  uiiümo  tiempo,  adi 
Ivi  «entimieutos  de  mi  ma«  distinguida  com^ídcniuion  i  aprecio 


J06É  AxTomo  yauíoRAV 


U 


Conelufií  yu  In  faoiriblc  guerra  de  devastación  que  hacían 
nuestras  fronteras  del  sur  loü  bandidos  Pinchcinut.  Bl  actual 
bierno  i  el  valiente  jenei-al  Biilnes  lian  alcanzado  el  triunfo  úsic 
a  que  pudian  aüpimr,  triunfo  que  solo  nn  puede  valuar  ]Kir  : 
comoMiucncia.'i.  La«  feraces  provinciju  del  Maule,  Concepción : 
ColchaguM  se  untregunin  ya  con  seguridad  a  sas  trabajos^ 


riK  DK  LA  GfSRBA  OOMTIU  LOS  PtN'CHBIRAS 


109 


lili  di^fiiitAnin  del  iiuiprcciable  don  (ic  la  paz.  sino  r\ats  gozanín 
ii;  U  (in.iH¡iia-idad  a  ijuc  ba  llamati  siu  licas  pnxluccioDes. 
Ln  ciK^stiíJti  que  ahora  debería  ocupnr  al  gobierno,  sería  la  daso 
Idu  pn-miu  i  dcftino  í(ue  se  ba  de  dar  a  esoa  individuos  qae,  d(>s<.-n- 
Jus  al  citbo,  i  oyendo  pnr  fin  la  voz  do  au  oonciencia  i  los 
norcs  du  eti  ¡vitrta,  han  contribuido  tan  eficazmente  al  resta* 
lecimiento  do  la  tranquilidad,  i  cuniptcto  vxtenninio  de  lo»  mal- 
'vodoB  que  la  ptrlurbabaa 

Se  ili€fi  lienipo  há  que  ellos  aspiraban  a  la  íóntmeioo  do  una 
DWnia,  en  la  que,  olvidando  loa  funestos  hábítoa  que  han  con- 
llnfüo  vn  iii  i^tn'.n-a,  jtiidi(tn^n  eiitregaj-w  a  las  didccs  ocupaciones 
:  la  ugríoiiluint,  dÍHlniUi-Míi»  ii-s  halagUeñon  goces  de  la  sociedad, 
'  fonuastíi  tniMicos  cujiitalr^  para  ntuígiirar  una  honrada  subsis- 
fteneia,  i  coopcni»«'n  con  mis  liabuj'i!*  a  la  pniüperidad  de  au  país. 
|H¿  aqoi  un  ¡iroyecto  que  debe  ndopUrso  i  que  ínralibleuicntc 
lucirá  incalculablen  ventajas. 
La  inla  de  Santa  María  parece  el  lugnr  mas  a  propÚBilo  para  la 
funtlacion  de  <;aUi  colonia.  Allí  la  naturaleza  brinda  coa  todos  sus 
]on««.  Sucio  fértilísimo,  fHim-t  i  a]>imd;uites  aguas,  i  un  cUtna 
tteniplndu  i  agradable.  Alü  liabrin  fiioil  i  segura  t<alida  a  la  super- 
■■bundaocja  de  sus  frutos;  allí  ne  pruduco  un  rico  Liibaco,  i  xu  cul- 
tora no  traería  al  fisco  tos  inconvenienteh  que  u-inv  en  ¡A  oonti- 
Bte:  bien  al  controriu,  podría  coalratar  sn*  cohocIuui  pitro  vi 
[l'st«Ill^^,  pagándolas  a  minos  precio:  el   mejor  medio  de  hnixr 
\p¡\)ff\f-inr  la  roluliia.  Allí   nada  recordiu'ia  a  los  oolonos  su  vida 
circuniftunci»  que  lea  hat>Ía   mas  apreciable  su  nueva 
p  mansión. 

Pocos  fondos  Umdna  qtic  vmplcar  el  ^biemo  en  la  cons- 
[truccion  de  Li  población.  Una  pequeña  iglesia,  ens»»  Rencilla»  pero 
[ctiniodas,  una  yunta  de  bueyes  con  sus  respectivos  a[X'.roc«  i  nna 
ixaesi  lechera  para  cada  colono  ca.sado,  Í  una  mediana  renta  a  lc« 
khonibrty^  cajwice.s  de  llorar  anuas,  paro  que  hiciesen  «1  servicio 
lilitor  da  que  necesitase  la  isbi,  para  darle  algiin  respeto  ante  los 
iiU'^ucs  oxtxanjcros  quo  abnrdasv-n  u  ella.  I^<t  colonias  miUtan-K 
Ldv  Ru^la  podrían  servir  de  ukodelo  a  ésti\. 

La  importancia  d«  poblar  una  iiilii  ton  preciosa  i  tan  próxima 
I  contincnUf,  se  manifiesta  por  sí  soiii:  la  fiwilidad  de  hacerlo  del 


lio 


aiItCEI.AXKl 


modo  propuesto  está  demoetRula;  t  la  ilo  tulqnínr  los  recursoa 
necpsarios  lo  priioW  la  jencrosjdad  con  qac  »c  cjuiorcn  bUi>cribtr 
pnm  ello  x'arios  ciudadanos  de  esta  capítol.  Dar  ocupación  a  U 
colonia  debe  ser  la  primera  ctmaidemcion,  i  ninguna  tan  vtiat 
josa  para  ella  i  p*ra  el  estado  como  la  cuitara  del  tabaco.  Si 
éstíi  Mj^iifpvgiLSC  la  del  cAfiaino,  <■!  aiticulo  nin»  iiii{»rLaiiW 
cuAnt/Kt  pueden  ocujuirla  indu»lria  chilena,  podría  o»:¡^it 
iguv,  a  bi  vuelta  de-  diez  añüns,  la  pvqurñu  isla  de  Santa  Til 
valdrift  mas  ijue  las  di.^  pnivíncías  tk-  Valdivia  t  Chiloó,  í  que 
porción  de  chileno»  que  se  faabian  separado  de  nuestra  oomuni- 
dad,  se  convcrtirian  en  los  ciudadanos  rnas  productores  de  la  Be 
blico.  ¡Cuantas  ideas  haiogUeúas  no  produce  en  la  imajinacion  i 
un  patriota  eate  felí;:  poro  soguro  jKirvenir,  si  se  adopta  este 


AlCL'SOS  pormenores  sobre  la  DESTBücaoX  DE  PlXÍTIEI 
EXTRACTADOS  DE  LA  CABTA  DE  tTX  OFlCtAL  QUE  RE  UALLÓ 
ESTA  CÉLEBRE  JORNADA. 

Por  la  fuga  del  caudillo  Aoiiñn  con  kii-s  doíi  lLfi.^lcnlcx,  ¡te 
suuiis.  Un  sin  nuon,  qui-  Piucheint  hubíiTse  «abido  de  la  expedid* 
qao  se  dirijia  contra  él;  i  hallándose  ésta  sobre  la  cumbre  de 
montaJta  donde  los  expedicionarios  se  creían  deíscubíertos,  det 
minaron  acelerar  las  marchas  por  et  camino  de  tas  Dauías.  Ruja 
uno  de  los  ajenies  do  las  negociaeioncA  que  habían  precedido 
ftslít.  empi-it:«i,  m;  <lirijíó  de  vanguardia  cou  Imf  nayttn  í  3U  graní 
doro»  miuidados  por  el  alférez  Lavaad^roit,  i  lleganilo  al  Boblí 
Guacho  a  tiempo  que  Pablo  Píncbetni  estaba  comiendo  maquí 
casa  del  viejo  don  Manuel  V'alléjos,  lo  aprehendíií  con  tres  de 
mas  importantes  com))añeii)s,  los  cuates  fueron  fusilados 
después  de  <irden  del  .sefior  jeneíal.  Ant<-.-<  de  estai  ej<-eiic¡c 
había  hecho  Rtíja-s  di^Ilar  Ircs  dv  cutos  roiimios  bandido.t. 
mi(!Íerifio  foto  entonce.-*  que  nada  Habían  en  el  cjmipaniento, 
itdclantó  a  tomar  los  caioinos  para  que  so  ec  pa.-^Nea  Acuria ' 
los  asistente»,  a  dar  aviso  a  Josa  Antonio  Pincheíra;  pero  por  i 
casualidad  se  escapó  éste. 


VIS  as  LA  OUBBBA  COKTB^  Mi  MrCCnEIBAS 


111 


Ownilo  los  (ii'l  campal rutito,  i]iuí  usl.ilnui  í.-n  "el  í^crví",  n^i- 

ifiroii  cl  avi«>  on  In  nüche  miU-rior  rli;  íjih*  la  rxpt^¡cii>n  ÍIjui  tk 

sobrv  elloB.  robaitm  los  rot-jorcs  cabiillos,  i  boDCántiolos  lo» 

'  indios  por  el  rastro,  eooontraron  dentro  de  ua  monte  a.  Gtitica,  i 

qnericndo  apivheaderle  Alsroon  partió  a  dar  oí  nviso  a  Pinchcira, 

qnien  le  trató  de  embustera,  no  dando  crédito  a  su  relación:  pero 

sin  finbargu  hizo  venir  siis  caballos  i  colooiS  nna  avanzada  de  un 

aai-junto  i  ocho  hombi-es  en  el  estiveho  do  las  I^unaa.  A  U  una 

de  la  noche  fué  iM>rprend¡dft  la  avanzada,  eacapando  aolo  <lo«  que 

lllcvaron  la  notieín;  i  con  este  motivo  »e  pn^ieron  a  ensillnr,  única 

tdilijencia  ]mni  (jue  tuvieron  tiempo,  porque,  antea  de  alcanzar 

(a  huir,  cavii  la  expedición  sobre  ellos,  de  los  cualcK  se  [Misaron 

los  mas,  a  vxcepcion  de  ltj«  indios  que  se  retiraron  i-eunido*  oon 

Llo:4ciiÍMdl(x<;  peni  habita udo»ol es  atacado,  iniirien>n  oowio  2l),  ^-ntre 

[lo)t  cual<.^i>  cayeron  liiijo  ol  subk-  <!«  Kiíjit»  Iik«  princípiíU-A  i-ubu^aic 

JMocidman  i  eu  hijo  Coleto.  Mif-Dlnuc  tanto,  una  partida  coitducida 

[por  el  alférez  Vallójiw  \n>r  otjo  camino  tornií  a  liis  t{iiiMic(>ni[)ni'iii)»Ul 

Pablo  Pinelieira,  con  Ilerniosilla.  Pediij  Fin-ntf*  i  IjoaíZH.  Esto» 

.  fueron  inmediatamente  fusilados  i  la  tropa  puv^ta  en  libcr- 

[tad,  porque  se  fasA  inmediatamente  ctm  mas  do  60  indios  i  sus 

tfomiliait.  José  Antonio  Piuchcíra  e8cap<S  oon   soto  un  ofícial  i  12 

honibret*  in>v  líio  tininde,  ¡ño  viveros  i  «in  )iingun  rccnrso;  i  según 

o]>ii)ioii  dw  los  que  Iv  conocen,  »v  ird  a  rnfujiar  a  unos  bastpiea 

crea  de  lit»  pam|KU<,  donde  existen  muchos  auiniali^  .-tnlvajes.  To> 

fdo  es  concluid"  por  la  muerte  do  Pablo  Pincheim,  dv  Honiiu:^* 

Ita.  Fuentes,  Loafza  i  de  otros  mas  temibles  quo  el  mismo  Pin- 

[chfaíra.  Por  [lartc  do  1o!«  expodicionaiioa,  no  ha  habido  ni  s¡<)uiera 

[un  herido  ui  otro  j^nvro  de  di-s^ntcia,  i !«  han  apodei-ado  de  todas 

vacaí,  inmensa  cantidad  do  cabulkis  i  kxlos  los  elementos  de 

iierra  que  tenían  loa  bandidos. 


Ul 


Concluida  la  guerra  civil  que  «v  suscita  ahora  dos  silos,  por  el 
objeto  mas  noble  que  pueile  animara  pueblo  alguno:  extinguidas 
uta  las  o>me1Iaí<  ocultas  que  podinn  ivuovarel  incendio  de  la 
^discordia,  i  aÜannida  la  tranquilidad  pública  por  lodos  aquellos 


IIÍ 


UISCEiaXKÁ 


mwiins  iW  i|HC  i-s  cnpazL'I  p-xler  linniano.  ii¡ii);itn  obú'!»  iiuis  gl»" 
riosu  jwüa  ofrwictsi"  al  güLieroo  de  Chile  qiic  la  dijj-lruceiun  de  la 
fravill;|  de  salteadores  que  «tpitaneaba  PíncheirA.  CaUíroo  oftw  hÁ 
([oe  enlrúi  el  país  el  jTigo  espaJitoso  de  las  dev&5btcíoDe3  de  i 
bárbaros.  Acabada  la  guerra  de  la  independencia,  ha  i>ido  m 
rio  coOBonror  un  ejército  para  contener  sos  mcurbioneü:  ha 
preciso  continuar  luü  antiguos  empeño»  del  emnn  pan  iiuint 
nei'lo,  i  seguir  hacieiulo  wtcríticiüti  i|uo  pur  otro»  Rtotiivnt  hiibr 
•ido  iiiaK  tolemhle^  N»  hu  hncin  mu»  (jtic  concluir  uun  unos 
príiK'ii>tiir  ouD  otn»,  [wtv|Uo  Ius  bandidos  burlaban  luxlas  lo^ 
videncia^  t  en  cada  cavo  pnrucia  (]uu  fu  podt^r  cm  invencible 
nue«tnu<  fuenaa.   Consiguieron  despoblar  todo  e!  orietil»?  do  li 
praTÍncisB  del  stir,  i  obligaron  a  sos  habitantes  a  retímrw  ooo  i 
hadendaíi  hasta  las  orillaí>  del  I'acilicoi  Por  este  motivo,  h;. 
hasta  ühora  incultas  terrenos  vnlioaos,  i  reducidas  a  la  im 
numembles  familias.  Uut  provincias  de  Colchsgna,  Mante  i  i 
ce|>cion  )iri-^'ntii1>ari  («los  U»  ai'io»  (li«  i  uias  veeiw  eM|>i-cl»ctiIc 
honvmi'W  quv  pi>iitan  al  pai»  en  CoUstiriuiicion.  Jífíipn-o»,  iac 
dios,  robos  dv  familias  enteras,  degiiullo»;  un  fin,  cabílojros  tío  I 
darles  de  todo  jéncro  eran  la»  conrorsacionu»  ijuc  inti.-rf^nbiin  j( 
neratinente  ni  paU  en  todas  loa  reranos  desde   ISlU.  i  que 
el  presente  le  han  imjiedido  entregarse  sin  zozobra  a  los  dulzuí 
de  la  paz  ijue  {iroporciona  una  justa  libertad. 

El  14  del  pn:siintú  (enero  de  IJS^),  el  jcneral  Bálncs,  ese 
dad<!rii  citidiulano  nriuaJo  <]uú  un  li^^'J  fué  mandado  por  loe 
ble»  n  la  viinguanlin  d«l  vjérfíto  qu«  »oí;tuvo  la  causa  de : 
cycK,  !•■.!  introdujo  cu  los  nduitrvs  du  bi  seniilvmía,  i  e<m  lave 
Ibcnieucia del  rayo  lit)ort>)u  Cliílc  en  |>ocaN  hordsdc  «nsovcnemij 
qu«  ii>  (tcTorabao.  Sumcjanto  micceo.  quo  en  realidad  de  vct 
os  mui  glorioso,  aunque  ha  sido  celi-bratlo  como  corresponde 
los  buenos  patriotas,  es  criticado  por  algunos  niíí^rables  qiie  . 
gándosc  ese  norabrc,  i  contesando  públicamente  su  inipot4mc 
pnrai-anvirel  nmlqii'!  dt-.-x-an  con  aiixia,  no  pueden  abandonar 
n^pinu/ionos  al  desúnlcn,  en  quo  únicimcntc  pueden  vivir  i 
comodidad  i  de-sahof^.  Liw  ruinati  de  bm  pix>vÍocLns  del  aur,  losjcq 
raidos  de  las  familias  desoladas,  ot  abandono  de  campo»  fecundo»,  I 
sangre  vertida,  de  i{ue  ellos  mismos  han  sido  t«^igoa,  lott  alarida 


riS  DE  Lk  fJUEREA  COJÍTIU,  LOS  PISCUeilUB 


ns 


Ib  \us  vielii»a.i  i  tiHlie  i-.-«i>  iiiitli-8  (|iii-  miichiift  vecos  lian  lauícn* 
lilo,  ^;  liiiti  l^rruilii  jiam  i.'lltiK  nitiiKi  \n  ir«criluni  ¡Mibrí?  <:l  agua. 
I  bttch'i  n^M-ñii  <]e  ivno»ai(  t)uu  no  piiuilim  vungun  i  dcvoradoü 
1h  rtividiit  ir  iiiflnmitiliiK  piir  U  nuil  lid  un.  i'lviiUn'lo  nu  »ol«>  it 
er  de  chilcDo«,  sino  lambii-n  el  de  hombre»*,  &eu>iati  de  alcvgsía 
i  jeneml  Búlnes  por  el  ti-iunfo  mas  glorioeu  que  ha  conseguido 
.  gobierno,  por  las  diüpotticioneA  con  que  sabtatiit>Dtfí  lo  pnipanl 
KA  nnli(ü|Mu:íiin,  i  al  p'iU  entoi'o  paixjriE!  se  n^gocija  ata  Mn  ven- 
JA».  En  su  fimir,  iiiaiiilii>»t»M  id  init«n.tat<>  desoo  de  tiuc  so  hu- 
bívwun  gusnliido  tx»n  1(k<  lu»idid<i«  UidtM  lu»  [>i«c«)ilo«  del  detecho 
ití  gucmi,  i  conjudcriin  i|Uo  hu  di-^tniecion  v*  muí  iiuinchn  pnnt 
la  naciun  chileon.  Sin  duda  hubinn  librado  a  ü1Io«  el  cumpli- 
licnto  de  sus  esperaiuas,  porque  de  otra  modo  no  puede  coDce- 
l>irsc conque*  razón  so  critique  el  exterminio  de  una  pUga  que  el 
ibito  de  Hüfrirla  hacia  eonsjdorar  ya  eomo  end^uiicü.  Aunque  son 
mi  despnjeiable!*  las  críticas  de  estos  repeniinoA  profesorea  del 
¡luvcho  inb-macional ,  n<K>  e«  pr«:cÍAo  dar  alguna  idea  de  las 
iiutL-truosius  cnl.-iiiiÍi,lado»  do  que  ul  [MÍ»  üe  luí  libertado,  re&rien* 
nlgunos  hi^chus  de  c«ú9  inalvudos,  con  «|itienet  .te  quería  ob- 
-  las  rcgloK  del  dorocb'j  de  j>:ntv»,  i  por  cuy»  Aplaudida  tnuerU; 
'  iKuaa  al  gobierno  <lc  lelonia.  Cs  TergQnzoiio  gu«tJLr  liciii]>o  on 
efutar  censuras  injustas;  mas  es  preciso  contener  U  mordacidivil 
las  criticas,  í  reprimir  la  atrocidad  de  las  acriminaciones. 
So-ntimo»  no  conocer  la  primítira  historia  de  Pincheira  para  re- 
iría dertík'  !kU  orijen.  Pero  tebemon  que  el  arto  de  líSl'J  aparw- 
l  »n]>ru  San  C&rW  una  incursión  acaudillada  por  un  individuo 
r-üíc  iiiiinbní,  cnuipuí-^la  ib?  fiirajidns  de  IimU»  cbisea  i  aconipa- 
.  de  uu-'i  |)iiriidn  di,-  ¡ffbuenche.v  l)<-!<put'-<de  h.-iber  iiioendiado 
I  chozas  de  labradores  miitRniblux,  iL»o«ÍDndo  b  lo»  duoflus  i  apii- 
ioDodo  a  las  familias,  se  dírijieron  al  pticblo  donde  se  habían 
lo  muchos  habitantes  de  los  contomos;  i  saliendo  éstos  a 
L  defensa.  Bnjieron  Im  salteadores  una  retirada,  i  con  elU  logra- 
tm  hacer  abandonar  «u  asilo  a  sus  vocino«.  i  ^-oiviendo  sobre  ellos 
liidtfvn  utia  horrible  (yunicí'xia  dejando  en  el  cnuii>o  172  cada- 
tertas,  entre  ellos  el  dv  dun  Antonio  Arce,  quo  había  salido  del 
Icstocnm&nln  de  Tilhuin  con  una  partida  a  apagar  el  incendio  í 
tejer  las  familias  que  currian  los  campos  envuelta»  un  humo  t 


114 


MIKn.AKU 


ñii'go.  AirímKrlw  cK>n  i-l  Imoii  ¿xit'^Hr  mbc  ensiyi»  contitiunnin  I'h 
liárbarwitivadipndQolnK^piilil'M^icaBtttlooo  •^^conlrabno  en  •vi'' 
uLciar  el  hambre  de  robar,  catrefrabui  al  fuegu  los  lugares  ¡u  . 
fenaod,  coma  I»  hideroa  en  vi  Parral  en  los  aAos  de  liSiS  í  l^'Jó  i 
tntiibiiín  en  San  Carlos,  en  dondo  cDtrarcpn  cnatro  vocee,  en  una  dt 
In»  ciudm,  pitnt  cirlvtmir  (-1  suijut-ii  i  honnneuis  iniK-rU-s  ijuc'  hatiuui 
contiitído,  sacaron  a  la  plaza  al  K-twin^rílo  rt^ino  <lon  N.  Salviv  i 
(lespuwt  lie  hnlwrit  dií^ninladn,  !■■  im-tK-n)»  i'ii  iiit  círculo  d-  i 
huencbes  que  f.-  divertían  hiriéndole  con  la«  Unsí^.  I'ur  in'  ' 
rato,  U»  jemidoe  d«  este  infeliz  sirvieron  ()u  moti^'o  a  U  a]gn»im 
d(>  a>]iie]La  vil  canalla,  hasta  ({uc.  exasperado  con  tan  cruel  marti- 
rio, «e  amijri  sobu?  la  lanza  de  uno  de  sus  verdugos,  i  aconifti^n- 
dolcs  con  ella,  hirid  anos  cuanUie  i  les  cbligi^  aque  le  aliviasen  de 
»tis  taniM^nUk!>  dÁndole  una  muerte  {ironía.  Tan  freca<^te&  eran 
liw  in^iuionci*,  ((ui-  lus  hnndidos  ^e  consideraban  due&os  del  terii- 
torío.  de  lal  incntu  '|U<^,  si  ac  n<>tnbi-ahu  un  juez  jmra  i(ue  ^'elaM!  el 
urden,  a  los  pocos  diart  era  n^ic^inoilu,  como  para  dar  a  entender 
(|ae  DO  habia  mas  autoridad  que  la  dv  vllun. 

I^  pasión  de  matar  era  tanta,  quo  aun  se  aprovechiLbotn  dv  tns 
norheet  tempestuoKts  para  despachar  partidas  de  d«gulladores.  án 
mas  iibjeto  que  a«dt.ir  a  los  vecinos  desprevenidas,  asesinarlos  i 
■li^nuditr  «iiK  fuiniliiui.  Kn  cutas  com-rfa^,  [H-recieron  lus  niui  con»- 
cidos  don  Josi^  Cnrmivo,  don  ¡tlwiucl  Jil  Kut^nlo*,  don  Migue) 
Guerrero,  don  Auilre»  Muiíoz.  don  Jiuin  Mniiut^l  Saldafia.  i  piiiírian 
nombrarse  tiifinÍto«  ma*.  euviw  familia»  quwloroii  rt'íiuci'ijuí  a  vi- 
vir de  la  compasión.  Muchos  de  éstas  ustabeui  tnn  atcrrwlas,  quw 
por  temor  de  sus  invasiones,  se  aco^lumbmi'on  u  monir  i-u  los  bos- 
ques, sin  mas  resguanlo  crintra  las  lluvias  i  contra  la  inlcmpciie 
que  una  «stera  despc^tizada.  Lixi  enfermos  ae  hacían  conducir  en 
l»mwK«  al  iwuo  de  í^t>  bo(tf|ue»  a  buitcar  una  muerte  tranquila,  i  do 
dejaron  de  ocuri'ír  [nx;»!»,  ocajíicuimla»  ]«>r  liw  cnferinf.-ditdejí  ((»« 
producía  vfA  cla»e  de  vida.  Vans  ctiiuilan  aii¿(;(l>>tjts  daniíi  una  idea 
dri  carácter  de  esos  foraji«ios. 

En  l''i<24,  asalti^  un  partida  I»  aldou  de  Niqucu,  n  las  ¡nmcdia- 
cioms  de  la  montiLfia.  cti  (lou<l<.-.  de^spues  de  haber  robado  cuanto 
tenían  aquellos  ínlclíces  habitantes,  encerraron  en  la  capilla  a  14 
mujeres  ancianas,  la  incendiaron  con  los  demás  casas  de  la  po- 


yiX  DK  U\  GUKKIU  tiOXTIU  LOS  pnCBRIOAS 


lt5 


tdon,  t  s«  llcraron  to(l»ü  liu  j<'>virnc!i.   En   Í^->.  i<*i  diríjia  a 
lendnKa  un  amero  con  «nt  (hmilin:  t  n%'ÍMido  Pioclinra  por  un 
[ibritio  suyo,  envió  a  »oi-prondcric  con  un«  portídA  qiK',  «luspuc* 
habin-lc  robado  cuanto  llevaba,  asc^ó  cinc«  personas,  dejando 
nUnn^nU?  vivipw  al  arriero  i  au  c^pof»,  a  fiuitnett  condujo  baata 
ctinilin.-i'  tlv  \ns  n^nltllei-ns,  en  dond«  les  d'iA  libonad,  cansado 
di*  ItncvrloK  mjfrir.  Cada  liif^^r  por  donde  han  pa.<indo  Jas  gatillas 
dc^  Piíiclieim,  proteiiLi  testimonios  de   lo»  t^irago»  que  ha  su- 
bido. 

BccufnJrJisc  los  aitcsÍDAUw  i  robo»  comoltdoc*  en  San  Jo»í  el 
Ifto  de  lí*3!'',  rl   pillAJc  d>;  mas  lU-  mil  o>ln-wui  ih.  gaiuKlo  L-n 
tu<|U(-nes  el  uño  dv  ISS»;  l>/i>  nsoltus  al  luirtido  ile  San  Ker- 
ndot'D  fubrvroda  1820,  en  que  robaron  S.'IOil  animales  dv  toda.* 
«>s;  en  marzo  de  lyíT,  en  que  arrearon    I.CiOíP;  tn  febrero 
'de  l;i"¿^,  en  que  Baquearon  completamente  on  m^oH  do  inudin 
hora  las  caaa»  i  toda  la  hacienda  de  Talcarehue,  eJn  perdonar  los 
ranchos  de  las  miserablen  inqnilinoA,  cometiendo  varice  ase§inatos 
i  llovAndii^  2,*><"t  (»b<>:tn.<<  do  ^tiido;  t  i-l  Altimo  en  4  del  pre- 
tat-nte  (ejií-i^o  de  I'<32),  en  que  jtor  el  corto  número  de  la  partida 
ipio  omM.  solo  pudieron  conducir  200.  EnUx;  Id»  diversas  *»- 
Hdas  que  hicieron  por  el  Tlanchon.  en  la  de  marzo  do  1 S30.  obli- 
garon a  tres   vaqueros  de  la  hacienda  do  la   Puerta  a  enscfuiilcs 
lugares  donde  e<ítaba  el  ganado:  tumaron  iH)0  cabezas,  co- 
stieodo  después  la  crueldad  de  asesinar  a  a<iuéllos-  Loe  malos 
tno  estaban  reducidos  a  »olo  tas  muertes  i  devaataeiones,  íÍoo 
también  a  los  peijnicios  que  han  recibido  la  agricultura  í  el  co- 
[  mercioi  Privados  lo«  hacendados,  en  el  mejor  tiempo,  de  los  pasíos 
do  la  cordill'^ru,  tiM>ÍiUi  que  nnlucir  mía  gaiuidos  a  los  de  la  costit, 
iqicc  no  dalmn  abiut^i;  ¡  careciendo  do  los  caballos  neo»«uioei  por 
Iwt  n-jiittjiliis  rolHW,  lo«  trabnjos  del  cnmpo  no  podian  aurrer  con 
la  oel'-ridnd  corresp<mdientf.  i  de  nqul  la  CH«í»a  de  la  ocio^iifloil  i 
de  la  miseria  de  las  províncíns  del  sur. 

Ln  repetición  de  in%'asi(Mie8  i  la  imposibilidad  de  «vitarlas,  por- 
que nunt^a  eran  pe*  un  mismo  punto,  tonian  alterados  a  tocfo»  los 
habihuit«iii  do  loa  campm,  i  ninguno  queria  establecer  trab<iji)«  ni 
emplear  capittlos,  por  el  temcHT  de  »er  arruinados  en  el  momento 
mas  inesperadíL 


lie 


UISCBLiyKA 


Ia»  ciiidadoa  de  l>»  gobícracia  no  eran  bastant»  a  líiirAr  a 
pueblos  lie  imUts  (ItíjiD-iInriorK-s,  |Hkr>(ii(>  o)  cuifidmioiil-i  kx» 
q(M:  U;iiúui  liw  (winliilm^  lU-  NmI-x  IfB  ]iii!'»<i  di!  In  i^niillijnt. 
hscia  burlar  con  fncilid^ti  ]ns  mcjort-a  jirc-caucioaiM.  Si  xi*  poni^ 
custodias  oa  nnos  caminos,  snlían  p»r  otn>s.  Xn  m  pin^iblo 
guardarlos  todo»,  ni  mima  fiirmar  ua  sifitenm  organizado  de  gal 
rra  para  contenerlos,  porque  bu  táctica  de  sorpresas  i  el 
anniK'i»  anticipndu  do  §iia  incun^ione?  imp^Jian  formar  ombíii 
ciun  iil^ijiiii.  S)i)  iiHiclioti  loM  punliM  í|iie  han  ft<M-vidu  de  Unti 
R  to»  criinc-ntw  liorrible»  d«  t^U»  iiulIvihIdí).  Cada  individint  de  I 
pruvÍDcia»  del  sor  ^■■fio^e  Mtroci<lad<=*  ipio  n«i  us  posilile  rulntor. 
Para  esta  clnsi.'  ác  hombre*,  si-  invocjin  nhont  lo»  principíiw  i 
derecho  de  la  gUE^rra.  (jueriéndolos  pr<^'^ntar  como  >iol<tarluiJ  qa 
defendían  una  causa  jiiHta.  Todos  los  gobiernos  intcnlomo  radi 
ciHos  a  la  paz  por  medio  de  invitacioo»  ¡enerosag,  i  nada  pudi^ 
ron  cont<egnir.  Si  alguna  vez  alcanzaban  una  tregna  para  ont 
en  tnitwlnd,  1<K>  bniididoü  se  aprovechaban  de  la  confíaimí 
haccrnupvajiiiivajíionr-sicowictvr  i'^d-VW»»  Hiiii  mas  homblc*.  Tfl 
dos  lus  jefes  del  cjíreito  í«n  to*tigw  ociilim^í  di?  i-xUi;*  mj 
Hat;  i  U  jomada  del  14  nn  habría  tenido  lugar  si  una  larga  cu 
rivncia  TKt  liiibieae  enacDado  e)  único  camino  que  habia 
dci4rTiiHo». 

Diwdv  mcdúkdoK  del  afio  pAsaclo,  se  estableció  una  comunicacdc 
entre  el  jcnwial  enjcfi,*  i  el  caudillo  Pinchcira  pura  aduptar 
partido  que  acabase  la  guemv   Al   panxi^r,  la^  protts<ta.-<  di* 
eran  mui  siaceras  ¡  francos;  poro  a  poco  tiempo  se  de-*Kuliri'i  qu 
pcocedíau  do  las  int«nci<mc8  mas  nlcvYxsos.  Vijó  por  bciKC»  oonti 
cienes  mui  ignominiosas  enquo  el  gobicrrio  no  pudo  convenir,  3i)l 
embargo  de  lo  que  interocuiba  al  bien  del  piiís.  Entre  W  -<o!¡iTÍti 
dea  qne  propuso,  una  fué  que  se  le  reconociera  en  su  grwU)  de  ■ 
]\>nel  de)  rei  de  EspniVa  i  que  se  dejaron  bajo  sui^  órdenes  lo 
forajidos  que  le  aconipaAabaní  pedia,  en  una  palabra,  que  se  po 
mitiesc  vivir  en  Chile  a  su  gavilla  como  al  resto  de  los  ciudada 
iKxs  hmiradus,  i  que  ademas  se  le  contribuyese  por  la  nación  con  I 
ncm'9ar¡t>  piini  su  sub«Íi^-»c)a  Ofrecía  xu  nlianiia  contm  cual- 
quiera oocmigD  exterior  que  umcnuzn.*«  a  Chile,  m¿nus  cnntm  e\ 
gobiemo  espa&ol,  cuyas  banderas  estaba  pronto  a  «^uir  en 


riS  DK  U.  nUF-KlU.  CDXTRA  LO^  PIXCUSIR-VS 


w. 


smpü  i  círcunstuaciiu^  Iji  corrcspiiiKli--nc¡iL  tira  nnú  secreta,  ¡  «n- 
;  i|iii>  el  piviiiii^nto  i)i?  la  RcpúlttitTt  )iubk!»r  nlcnnzaiio  a  contcs- 
ai-la.  ariwl  el  gobornafJor  de  Mcnduza  cjuc  Pablo  Piachcim  tra- 
tbct  (le  lina  invatiion,  aprov^ichándoac  del  descuídu  en  que  noa 
an>i<l<-ivba  con  motivo  de  los  tratados.  Este  «a  el  proceder  lion- 
at  rlü  asoK  nKetiniM  por  cuya  defensa  se  nQii»a  de  leloKfa  al  vtu 
liwnUijcfc  que  hii  U:ni(|i>liiglt>rirt  de  exUirniiniurlc».  ¡Sirtii  |>iM¡bl() 
lejwal  JKUK  (]uc  continunyv  !fiirn<4iHo  rabos,  kuiucos  i  muertes, 
jt^iup  ív>  poalia  pp>ci-<Icr«c  oonln  vawt  siUtcsdurvx  con  arrezo  a 
ID  capídilü  de  Vütti'tf 

Ko  llej^  el  caso  tln  njustar  una  In^giia  preliminar  para  igue 
pueda  aplicareo  con  ciactítud  Itt  csprv«Íon  di'  alcvoda.  Lu  <|ne  tte 
fii¿  ganar  a  li)«  principale^i  con  promesas  tai  francas  como 
rías,  aprorecharec  del  cansancio  a  qae  éstos  babian  llegado,  i 
^rpn-inItT  íi  l'i-»  i'juidilloft  un  su  campamenU),  Pretender  rjnc  «c 
iiibii-si.-  itKadu  do  Icnídiul « iittiiiljtiiicia  con  ellus,  os  qufn-r  que  lio 
hubicMiL-  hecho  nada,  i  <)iiu  lec  dejuM^  Ku)»istcDtc  vi  ji^rmcn  do 
delitu»;.  el  objeto  de  ^morcsc,  la  cnusa  príacipal  de  los  ntnu«M  de 
,  prov-ineias  del  sur,  on  «lui  palabra,  que  se  dejase  a  Chile  con- 
Ivnado  a  sufrir  paiu  siempre  las  continuas  exlondones  de  eso» 
lalvadu-i.  Para  comprobar,  rinaIuM?nt<,  el  modo  con  que  ¿otos 
T>ci-diiui  iKWtii  Idor  el  [Kirie  dc-i  comaiKl-mlv  militar  ili;  lu  pro- 
,  di- O'ili'liitgitmen  que  avisit  la  N'did»  que  hicieron  en  lo« 
d¡n«  qne  hid>ian  renido  tu*  comisionadmt  a  nuestro  t.j^r- 
I  a  itjiiKtni'  las  ba^ie»  de  tm  tratado.  Vean  vsto»  nuevos  pnbli- 
¡  n  quienes  deiien<lea  i  a  quiénes  íni^iiltJUi. 
Lo«  militai-ea  no  deben  ofenderse  de  una  critica,  tan  injusta  i 
bom^ndií,  si  reflexionan  sobre  el  orijen  de  que  procede.  Segura- 
mente no  es  dictada  por  un  espíritu  de  honradez,  sin»  sujciida 
eae  sistema  mbitHO  de  iiLHidtar  la  administración  i  atribuir 
'fectx)<^  gratuitiiH  a  lodo:  o  iptizá  <h  el  ufi^cto  <le  La  desc^ipcnu-iou 
t|Ui*  rti-lie  hablar  •>ca.-«i<tiiiulo  la  destrucci^m  del  único  rvftijio  tjuc 
qimliiluí  n  los  que  luisÍJín  todavía  por  la  riteltn  del  deniiitieii. 

IV 

El  O  del  cimiente  (febrero  de  I83U)  a  las  dea  de  la  mafiana,  ao 
'  presentó  al  gobernador  de  Curícd  un  individuo  nombrado  Per- 


118 


StlSCZUlKlU 


nando  Cotat  que  habin  pasado  du  In  oUn  honda  de  la  conlillera 
por  el  boqn^tu  del  Planchón.  Uicv  quv  v*  eavimlo  por  J»sc  An- 
tonio PiDcheira  a  solicitar  de  S,  E.  «.-I  Prt^sidf  nt*  dn  la  Re{iril>1Í<» 
perdón  para  si  i  para  los  quo  le  afompañaiL  Han  venido  con 
Cotal,  Aniceto  García  con  su  mujer  i  Francisco  San  Mfirtin,  am- 
\ki»  niíMwids  de  Pincheira.  Examinado  Cotal  por  el  gobernador 
dijri  1»  i{ue  íiigue: 

«Que  »<diá  dtt  la  división  dol  cowoel  don  Jhrí  Antonio  Pinchtira 
el  I*  de  febrero  del  luf^r  Us  Laj^unn^  dt^  Miiliiiglio,  por  el  lx»j«ctc 
dol  Planchón,  con  Aniceto  García  í  Francisco  Son  Martin,  con  noa 
mujer  que  es  Ui  de  Aniceto. 

<Qu6  le  quedan  a  Pinchcira  52  hombres  de  (W  que  oon  é\  «s 
FGliraron  de  la  acción  do  Coyamutilo. 

(Que  15  tuandt'i  con  el  corren  del  Heñor  jenem]  Búlne»,  [wn|ni* 
««tus  M  iguisicrou  ir.  ÍDclit»o  d  mismo  comeo  N.  rríb*--. 

fQuccl  i'i^lMiUCDle  e!<«ínv¡adú  por  su  coi-oncl  Piítclicirn  n  lu  \irtí- 
sencin  del  )>cñor  Pre!^i<lcnte.  on  el  objeto  de  akuuiatr  el  perdón 
para  Pinchflira  i  su  jente. 

«Que  solo  !e  quedan  tres  oficiales,  cuya  graduación  es;  un  te- 
niente Pereira.  un  nlfércz  Bruno  povwlii  i  un  purta  Vega. 

cQiic  Pincheira  se  ilm  por  cl  cerro  del  Payen,  de  las  laguna»  ilo 
MalalgUc  al  sur  a  ¡K-rw-giiir  indios  «le  los  fiisipcrsii»  en  Covaniindo. 

«Que  no  tiene  ningiin  indio,  ponjuc  todos  pcreci'-n.n  ••  •n-  dis- 
persaron en  la  acción  de  Coyamuolo. 

íQue  de  Coj-amoelo  se  retiró  José  Antonio  Pincheín»  »¡n  (w- 
loar.  porque  la  mayor  parte  de  su  tropa,  que  serian  como  'ÜMl 
hombros  cristianos  i  litii  indios,  cuando  mandó  que  tw  formasen 
no  fue  pníacntaron  mntt  que  tinos  pocos,  ponqué  bidoe  loa  dema^ 
por  no  hacvi'Io,  pn^t<Mla1>¡in  negocio,  i  ([ue  &tos  se  pasaron  al 
KJfrr.iU)  |utri<H  l'^lo  1»  que,  entendido  por  Píncheim,  procuró  en- 
capar con  Vm  00  liombn-«qrie  livoe  dicho. 

<Quc  uno  de  los  ili.sjK-n'Oíi  qtn;  lo>yif<;nn»inin  los  cont<i  Ío  ijuc 
habin  ]HiS!ulo  en  Ci>yainuvlo,  pue»  ni  el  eoiimcl  ni  lnw  que  Con  i'l 
iban  nada  vieron,  porque  se  retiraron  antes  de  la  accioa 

«Que  el  enviado  del  soflor  jencral  Búlnes  es  X.  ITribc,  soldado 
de  los  mismos  Pincheiras,  quien  Ioü  atcaiizai  en  Rio  Gi^ande  al 


FI5  DB  LA  eCBIlKA  CONTRA   tiOS  riXCUElRiS 


II» 


Dorte,  i  (¡lie  con  ésU:  w  viiiicjori  Iüs  15  fjae  ari'itxt  áeae  dichú,  in> 
dliM)  Urílie  i:n  tstc  núiueni. 

«Que  Vciiro  Fuentes  nx  um>  dv  loü  i|nu  vniin  ni  Uulg  ilel  coronvl 
Pinchi'irn. 

«Que  trae  di*  termino  'i'Í  día»,  i  que  siiluii  4  Iiutiibixui  ii  rceibiili- 
a  su  vuelta  en  Valle  Ht^i-moeo.  eo  dondu  tlebo  prusi^otarsc  solo, 
que  ea  el  sigiK*  que  éste  deja  convenido. 

4Que  la  mayor  parte  de  los  hombres  oo  so  opgoo  a  que  se  uu- 
tre);uea.  i  que  el  coi-onel  t^lÁ  pronto  a  hacerlo; 

«Que  ít»  que  piit-daii  \kísat  a  la  Brea  no  van  seguros,  por  uno» 
indiut  que  anda»  mliitiido  en  t^am  iniíiL-diacionea. 

iQue  i\v  loH  aiitiiukltiñ  que  se  dice  han  iiibado  lUtiniamento  di- 
lu  Donlillenw  it  vnllvü  <!v  Talcarehue.  no  ha  tábido  ni  el  expo- 
lian U-  ni  le»  cwnjiwl. 

<Quc  ahora,  cuando  han  vuelto  del  sur,  han  hulloilo  una  nistm 
lie  vacos  on  MalalgUe,  qne  va  para  Rio  Grande,  svgun  lo  han 
dicho  varios;  pero  que  los  de  Pincheira  no  han  sido,  porque  todos 
estaban  en  el  sur.» 

Penetrado  S.  R  el  Pi«sidente  de  la  tdnceridad  de  la  suplica,  i 
»JDv«ncido  ÚK  que  con  un  acto  de  induljencia  puede  reilucirsc 
V».-  ¡niqueño  grupo,  ha  acordado  índidtai'  tu  rid»  »  Píucheiin  i  su» 
compaíieroa. 

V 

La  honiicii  euipreM  de  extenninni-  los  ükcinenism  del  sur,  pi-u- 
gnsn  todoK  \iii>  'Jia.^,  itugun  aviüoui  los  jefe»  de  aquel  ojérdto.  El 
jencral  BúIups  nuindri  el  l.'del  onTÍent^-al  otivi.il  Ztiñi^n  (sm  iini» 
]Mrtida  de  gi-anadoix»  i  otra  de  indíjenas  en  seguimiento  de  Jo»é 
Antonio  Pincheira  coa  urden  de  tu>  regresar  hasta  encontrarle. 
Esta  orden  se  reformará  seguramente  por  el  jeneral.  cuando  re- 
ciba aviso-t  de  la  retolucion  tumaila  por  el  ttupreuio  gobierno  que 
tU!  aiiunciit  lüi  ei  número  anterior,  puei<t<ii  csu  eaudillu,  euíiociewlo 
an  im)NiteiiciJi,  cstú  dispuesto  a  vntn-garse  voluntariainenh'.  eii 
inútil  peneguirle. 

Li)«  indijenas  pacíficos  se  pnvstan  gustosos  a  concluir  con  toilu 
los  malvados  que  se  alberguen  en  su  territorio,  i  continúan  las 


ISO 


MiaCBLAXEA 


buenas  relactQBc«~et]t«Mada9cnneIcací«)iie  MarÍlaan,que  falIooMÍ 
Iwco  poco.  Le  híi  suct^idosu  hijo  Cayo:  i  poracuenlü  det  c»iuan- 
ilaoto  don  rranci-^cu  Búlnes  cüii  stm  aúbditiM,  U'  acoiii))>iiiit  «'ti  u) 
jüobiemo  Lc^íIiulii,  ¡«iiJRtit  iniii  n!«]>eUulo  ciiliv  «Ílos  pur  mu  ciuili- 
i];iii<-ii  titomlcs.  i  lignilocoD  n«ísi>tivK«  |»..r  «u  «locidido  p(ttríoti«mo, 
[jw  ACtivAii  pp<vi()i.-ncta»dclcoo]i]io<l(Uitodv  la  fruQt<;m,  i  su  sa- 
gnciíjnd,  han  (JomcDado  tanto  a  1o«  naturales  qae  ooocurrieron  a,| 
I»  prisión  dt?  lo^  cacÍt}ueE  &icineroso>í  Carril  i  Quilal.  (jiie  pn>- 
in>.-lturoii  cnti-egar  a  los  ct-jiañoles  i  d'í^rtor("§  que  hahia  tn  ba  j 
r(<diiccÍúncsdeCulé,Coltioó  i  Mulcheii,qae()and(>ontrot.-U)to  eltos-l 
en  i-ehones.  Fm-ron  .1  ereotiiar  la  entrcg»  l<>s  <rncii)iii»  Cayo  i  Lo-  ¡ 
TJliian.  A  U  wUiíU  del  correo,  ontahiui  t-ntnindo  va  Itw  Anjol'ut  ios 
dichnít  ciu:ii{iK-s  (Mn  t^xltn  los  K9])itf>uU-¥.   El  comuridatil*?  Biilnc-s 
aiirinviik  con  vnttistsutmo  los  bocrnt»  iv'^ultados  quv  rn  a  pnMlucir 
í-Mtt  niiHlidu  en  la  tisitijuilidad  tk  aqud  territorio.  Librea  lo«  na- 
ttiriil'rs  'Iv  estoü  pcrvcrvos  corrtipton>ii.  í  en  paz  i  arnionÜL  con  no> 
«iitnM,  darAo  entrada  a  la  civilización,  que  puco  a  poco  le»  uiani- 
feMarñ  la  ni-cesidnd  de  luejorar  sus  eoí>luinbros  Í  les  hnm  cambiar 
el  actual  si»ten>a  de  vida  ■pnr  otro  mas  priíwpcro  a  quo  los  lloiitan 
au  carácter  sencillo  Í  el  fcnu  üurIo  que  habitan. 


VI 


Por  el  oficio  <k'I  jeneral  Búlnes  publicado  en  el  últimti  DÚtnuFO 
do£í  Arxtuciino.  quedan  pleiiamente  realizadas  nuci^nuf  uspo- 
miizas  do  la  total  extinción  íle  la  cuaiirílla  de  bandidos  que  ha  sído 
tanto  tiempo  el  terror  de  loe  incletenmA  campo»  de  Chile  í  de  las 
Provincias  Arjeiitina-s.  Tiempo  es  ahora  de  repordar,  aunque  sea  a 
la  iJjeia,  Iii.t  o[iem(.-ioiie.t  del  eji'rcito  del  sur  en  esta  importante, 
aunque  breve  cnmpaAn,  que  da  a  su  Wneniérito  jefe,  oGcialos  i  1 
deiiiax  individuos  urto  de  lo»  mas  soñnladoa  títulos  a  la  gRititod] 
de  la  jMitriiL 

Lo  división  destinada  n  HlaiM^comi^nia  de  doi*  eMnindrones do 
jTfnnadcnM  de  a  caballo,  que  constitlwin  de  [hkx»  [ua.-^  dr  2iiu  pin- 
zas al  mando  del  cor<rtieI  gniduado  don   Bernardo  LctvUcr;  del , 
batallón  Camnipanguc  con  2fH  plazas,  mandado  por  el  teoíenlo  | 
eniYMK'l  dun  K-ttcuiiülao  Angaita;  de  dos  compaftías  del  batallón 


FGC  DE  U  CUBABA  COXTRA  LOS  rlKCRRIRAS 


121 


I 
I 


Vuldivüi  con  20»)  hoinliRS.  n  la»  tírdenm  fi«l  cspiuui  don  Juan 
Barlio-ta:  ili;)  batullon  Mnijxi  con  340  {ilnsLí.  .il  tiimid"  <lol  romnel 
ilfio  Jiiwé  Antonio  Vidnurr*-.  »'guii(io  jefn  iK;  l«  divisii»n;  de  nna 
¡Muida  di-'  SO  miiiciiuu)»  niniuindat  pur  dotí  Rninon  Pardo:  i  do 
8'f  imU'Kí  |x?hiictii:hrjt,  diríjidots  por  don  Domingo  Salvo,  cajátan 
gradiintlii  (K-  fjírfito. 

Í'.\  ]  'I  df  <!ucn>  (a6  la  «alitla  de  la  división  a  la  ocja  de  la  man- 
tatñn,  donde  p«»í  t«do  el  11,  i  se  apresó  a  vno  tic  Ion  cnudiUus 
llniruiflo  Bltth  con  dos  de  mis  soldados. 

C<)nti(iu<>sL'  la  marcha  el  1'2;  la  expedidon  alojo  ou  la  A'ifiilla;  i 
«c  adelantaron  30  granadero;)  al  mando  del  alférvx  áoa  Podro  La- 
Tandónw,  guiados  pov  pI  rumandiinrM  R'>ja)*,  ¡xir  los  capitanas  Gá- 
lica i  Zúfiigu,  i'I  íillV'n?«  V'iilli'^íw  i  w-i*  ti  ix^lm  síildados  de  los  qnc 
habían  abandonado  a  ISncbvíra. 

Eslii  (larliilii  (uvo  la  dicha  di;  »i>r¡>n-ii<IiT  ii  PíxhUí  I'íncheira  en 
el  íiilio  llniíiiuid  Eioblc  Guacho,  en  la  haliiudo»  do  don  Manuel 
ValljjiKs  Olí  dos  df  xas  ctiadus  i  nn  antiguo  caaulor  a  caballa 
fistos  i  tn-s  N<ildnil<>«  mas.  que  se  habían  r<-fii¡iiuío  a  lo  mas  espeso 
(Ii!  In  inoiilafia  d>;  Mnjín.  í  caj'eron  «n  roaniw  du  K(f>JH»,  fueron  in- 
modiatainonlo  pasuloa  por  las  annaa. 

Lidiñsioa  expedicionaria  sij^iiú  en  busca  del  cui<i-popnnd]uil. 
i  en  é^ta,  como  en  las  marchas  ante-ri(itt-a,  tuvo  que  luchar  txm  las 
dificultades  al  paivcer  iníiupomliieü  «jue  presentaba  lo  fIcvj«lo  ¡ 
fm^jwt  i|i!  Iii>  i^jniillerasi.  l)u  tixlv  triunftí  el  ardor  i  resolución  do 
IfH  <)ticinli'9  i  tri>pa,  nm-  «tr.ivt-sircm  i*M  ])«mv>  huk*  de  tiv«  días  una 
dislAiirin  ile  V}  leguiui  a  oonta  de  ¡ncn.'fbli's  Tiiligan  i  t-sfui-rzoH.  El 
14  dmpttcs  de  unajomadade  20 leguas. llcgti  ladivÍHon  a  la.sti«s 
i  medía  de  la  tnafiana  al  campamento  de  Jowí  Antonio  Piwln'irn, 
habiendo  apresado  en  el  estrecho  de  las  Lagunas  »?is  soldmlun  i  >in 
aarjentd  de  la  partida  que  ciutodiaba  el  poao,  escapándose  W  do» 
reatantes. 

I^  divLiion  ftc  formit  en  trea  culiinina.t:  la  de  cazadores  de  in- 
fanti-n'a  lijera,  cornpiii>tita  de  la»  lre«  corapafifas  de  los  batalloni's 
arrilia  nnuibmdoH;  [a  de  infanleHn  pexida  que  formaba  la  rcla- 
gitanli.-i;  í  la  ilc  ejiballerfa  (|ue  oeujuitM  un  costado.  En  ente  <Srden, 
«e  <-ii>itiiiu<>  la  marcha  por  eMjmcto  i\v  dos  leguas  liiLita  el  punto 
en  que  t«e  hallaba  el  grueso  do  la.H  fuenaít  de  hw  bandido»  (Uis  la- 


xiacsUsKA 


giina^de  P^laiiquin.)  DiéroiKw  tnn  acerUulns  dÍ!<po«idoD<».  i  xvj 
cjeciiULi-on  ct>n  Umla  (irecinion  i  pnnititwJ,  que  nu  ubsltinU;  Ins  tui-| 
tÍci|Kiii.-Ls  iioticiKit  de  lit  i'xpfiiirion.  el  cfi-cto  i|ik'  píxxlaju  *■!  iimív¡-I 
itiiv-nt"  MinulltUi<x>ü<t  uiK'stni»  culummu  fut-  i-l  de  In  taiv  cunipU-ta 
»or|>ix»ii.  Apfx>vvch<in;  vi  primer  mouu^to  ito  pavur  pam  Iiaa.T  tm- 1 
pi»»iWií  Ui  nv-íUu-QCtii  i  i-v  (Hstribtij'croii  iiartídrut  qiic  cerraron  ¡n- 
molinliitnenu,-  lus  pa«>>s,  i  corUuxtti  la  mtinuln  al  ti-rrítoriu  ik'  \oa. 
iodtiM.  El  ivsultado  lu  suben  ya  nuestros  kctorcs,  AoUmíu  Pin-  j 
chelm  fué  ul  úniou  t|uv  tognt  i'scapnr  con  ó-  hombres,  igu?,  favo- 
recid<j8  dv  la  noche  i  do  suscabidlus.  escalaron  una  cuiiibm  es-, 
cíirpada.  Los  indios  enemigos  tomaron  la  oiilln  de  un  enturo,  un] 
que  no  pudieron  hasta  el  cabo  de  algon  trecho  diiries  alcuncí;  í  < 
lurbarU-s  el  pi»so  nuestros  gninaderoa  a  caballa  Cayeron  rálos  al ' 
lili  Mibrv  i^ns  tiliLs;  Um  biÍrt>nrcK<  tiiviemn  la  osadía  de  hactirles  cara, ' 
i  doítbiinttiulo»  \m  uu  ttiuitWDto  por  ta  impetuosa  cai^ga  de  nuestra 
mlmllerin,  u|K-Iarou  a  1»  Tuj^it,  i  <lejaix»n  un  espacio  de  tres  leguaa 
i^-iubimlu  de  cruliiven.-.».  IVreoietviii  t'ii  ella  los  a&mados  caciqum 
Xvculinan,  Coloto  i  Triqueman,  prínoiimlcK  Huuliart^  de   Pin- 
cheira  i  atizadores  de  las  altoracíoiics  de  lu  raza  pchiieiichv.   Di; 
la  totalidad  de  esta  fuerza  ooalederoda  hubo  poquísimos  quu  no 
fuesen  apresoduso  muertos.  Sus  familias,  como  las  de  los  partida-] 
rioH  de  Pineheir.i,  quinlanHi  a  la  merced  del  vencedor. 

A  la  vuelta  de  bi  oi^mpaTiía  ilel  Camiupanj;;ue,  se  le  dÍ4Í  árden^ 
do  vncumbmnweuUconlilIem  eu  M.-guiiu¡e(ih>de  algunos  indios 
i  <!»paúolu(,  ijuc  con  »uf  fumiliaH  habiiui  tomado  luiuella  dirección, 
i  »e  defendían  desde  lo  alUi.  iKi^j^jando  fK>ña»cun  cnormis.  Al  día 
Higuienle,  viéndose  en  la  alternativa  de  rondirae  o  perecer,  implo» 
mran  el  pvnlon  t  \at  l^ié  concedi<Io. 

La  intn-pídez,  la  extwlítud.  1n  iiiovilidml  de  lii  ni&inti'ria,  a  pe- 
sar de  las  largan  i  peu>isiui  uwtrfliiu'  iiiiti-nore»,  i  la  celeridad  i  de- 
nuedo do  la  cahaltoria,  correspondieron  plunauíente  b1  adiiiii-ntileí 
juicio  i  tino  del  jefe,  que  organizó  la  expedición,  que  In  mandil  eu 
peiítona,  i  i\ue  penetrado  de  !a  neceíjda'l.  no  de  la  derrola.  ainoj 
del  vxt<!rniimo  do  a<{»ella  formidable  hoida.supode  tal  modopr 
pamrln,  que  »c  obtuvo  t-st*;  dillcil  resultado  a  muí  poca  corta  de] 
la  patria.  El  jcnend  Búlnesf  en  i»n  oficio  de  14  de  febrero,  oscrttaj 
en  aquel  misino  campiunviito.  hacu  encanecidos  elojioa  de  la  bri* 


riK  DS  LA  nUKRBA  COXTRA  I.(K;  F15CUK1I1AR 


llAnto  conducta  dv  toctn  In  uttciiüidad  i  tn^puj  tnencioiía  particu- 
lanmmte  entre  los  «[qc  ¡k  distingiiiei'on  al  coronel  Vitlaun?.  w- 
tnandanto  LeteUer,  teniente  coronel  Anguila  i  saijonto  mavor 
Casanneva;  i  ivconiienda  al  gobierno  la  uierítoría  cooperación  de 
ktti  seAores  K<^ju.x,  )£tifiiga,  (¡attm,  yjipMa,  YitfieE  t  Valléjos,  <)uc, 
defi'tiilú'nilo  luiti-.-'  \a  cniís»  del  rvi,  !^>-  inm>r|)OTan)n  a  Pincheira,  i 
honxtñzndo»  ih.  la  bi-uUl  foroi<¡dad  de  aquella  gavilla,  cedieron  a 
las  benévolas  insinunriones  del  jent-ral  Pi-ieto  (jefe  entánoes  del 
snr),  i  han  contribuido  oHaK-iín mamen t*;  n  disülruiílíu  K\  jeneral 
BúlneM  luwv  [Mtrtiirular  rifomembicii-n  de  Biíjiiíi  i  Zúñiga. 

l'oro  el  jeii4*i:al  Biílni'9  no  en-ia  ciimplidn  aun  fl  objeto  de  la 
exjMxlictoii.  El  esrape  do  Antonio  Piocheim,  iinu  de  las  jefe»  mas 
bábik':<  i  detenninadu«  i  de  uiaíi  concepta  entre  lux  indio»,  le  jm. 
recia  ijiie  dejaba  incompleta  la  emprena.  Kalienm  ea  su  segui- 
miento üfl  gniDndvixM,  acoui]>ai'iMdoH  íIü  W  fie  Ujs  ]iart¡dario«  de 
Piítciifint  i  diríjidus  por  Itíjas.  p".Tvi  di-spuej*  «le  1 1  dia»  de  pt^rsc- 
cuciou,  en  ((ue  sf  vieron  obligad-js  por  fiíltu  de  vivei-e»  a  manto* 
Dorso  don  la  carne  de  sus  caballos,  volvieron  sin  haber  jKKb'du 
alcaiiKarle. 

Emprendieron  de&pues  la  marcha  amenazadora  que,  amedren- 
tando a  los  indios  de  Tortano,  les  hiüo  enriar  ineniíajenM  a  invocar  la 
jenci-usidad  del  gobienm.  La  división  regresii  entonces  s  Chillan, 
donde  entni  el  1 0  di-  fchrcni;  i  a  utiistMiuencift  de  la»  disjxiaicion&s 
del  jeneral  BAlntes,  doudladasensu  oficio  de  12  del  corriente, <|»e 
bentoa  insertado  un  nuestro  último  númem,  (;uihI¿,  con  la  entn-ga 
de  Antonio  I*iiKlieini.  ixuiliziuln  en  Unías  sus  ¡mrtes  el  pL-in  de 
aquel  jefe,  i  asegurada  la  Iranquilidnd  du  la  Kt'püijlii:». 

Los  qu«  recuerden  tos  días  de  luto  qui'  ha  dado  a  tuntas  Cuui- 
Uaa  chilenas  aquel  enjambro  de  facinerosos,  engrosado  cuntiniia- 
mento  con  los  criminales  que  fc  retujinb,in  a  ellos;  ol  estado  de 
alai  inu  en  que  mantenian  a  los  pueblos  inermes  d«  uno  i  otro  lado 
de  la  contillcra.  de  la  cual  osaban  a  menudo  alejai-se,  ensanchando 
coda  dia  mas  el  teatro  de  sus  depr>*Iaciones  ¡  de  sus  hmtales  in- 
flultois  sus  alianzas  con  los  índljeiías,  a  quienes  j*»  daban  la  leí:  la 
celeridad  do  sus  movimientos,  i  la  difictiltnd  de  venir  a  las  manos 
con  ellos;  Itis  ipK-  consideren  que  yix  no  se  tjrttaba  de  Noju:^ar 
nna  gavilla  de  forajidos,  sino  tin  pueblo  ambulante,  endurecido  a 


IS4 


nscnJlznu 


la  iniemperie  i  a  ks  privaciones,  intr¿i>iiIo,  ngiienido,  nbunda 
temente  provisto  de  orinas  i  caballoii,  i  do/uiHlido  ptu*  litx  nieve»  i 
prccipiciúíi  de  L-\  ««nlillcra:  li^  i|ii(>  mlcnlt-ii  otiAntu  ci>!>tiilM  hiihuI- 
iBeni(>  ¡i  Chilu  la  lütUtiínciii  «11-  t-sttw  moiistnujs,  n-budoi*  en  *us 
enCrañatt  e  invulnornbleit  »  «t»  omiAs;  podinn  fonniir  uo  justo 
ooncfptft  di-  lii  gmiiilfza  <li.'l  siK'uno  obtenido  ¡Mtr  el  qéivito  del 
mir.  Hiis  Iwni^fici»  eiVct^t»  ernpií-^iui  ya  «  awilirw;  ca  lujuellas  po- 
bbidi>nt=<  vxhniistaii^siM  habititntcs  n^ptrnn  despttcs  de  tontas 
calmil  id iulri<  i  Kobi\'?nll')i<;  los  nbund«(«oa  {xasbos  de  la  conlillerii  so 
pueblnn  de  gimndos;  í  »us  bilrbaias  tribus  han  aprendido  s  respe- 
tar otra  vez  nueistras  nriuius. 

Tci-o  aun  resta  aJgo  q«o  hacer.  La  patria  debe  una  recompensa  & 
HUSGsforzadosdcfeiHiores.albizarroejércitodelsur,  a  todoslos  qni! 
han  sido  imtrumontoR  de  este  afortunado  suceso,  que,  si  por  I& 
clase  de  los  personas  sobre  que  se  obtuvo  piidinie  parecer  poco  glo- 
rioso, por  las  difieiiltaíloa  i|iie  enibnnizabaii  su  eonsa-cuoion,  por  ei 
tino,  Tidorid>-niit-d(ii|U'?emn  m^rt-.-üiriai  para  aloanairlu,  i  [Kirsu» 
probables  con^tecncncias  en  el  repfMn  i  proHp<-i-ída>l  del  país,  puede 
contiirn:  i-nlm  la**  man  .«cñaladoH  de  liut  nmtiLs  de  Chile.  I^vs  car- 
gw  i|UO  abruiuan  id  «.Tnriu,  ponv»  ni  gobierno  en  Itt  necesidad 
de  spchir,  poro  el  dvscmpvño  de  i-sta  deuda  sagrada,  ni  rcoonoñ- 
mienLo,  n  la  juírttcia  do  lo»  chilenos.  K-uta  mencionar  el  nsuntfi 
El  espíritu  público  de  los  principales  prupietonos  i  de  todaw  Is 
clases  nos  hocs  esperar  confiadamente  que  esta  lijera  tmlicaeioD 
no  aera,  en  vano. 

Los  ítoñorea  don  Jaié  Antonio  Ro«<áhsi,  don  ÍHcgo  Barros  i  don 
Antonio  Meiidibuní  se  han  encat^;ado  de  recibir  las  suscripciones. 
de  los  que  quiera»  conrribuir  a  este  «bjvtn. 


(Aratuvno,  aiio  du  1)1^32), 


NECROI.OJIA 

DEL  JEHERAL  DOtf  JOSC  MARlA  BENAVEHTE 
-  -»— 


El  l'Z  (k-l  presente  mes  (uctiibr»  de  lí>33)  fallecW  cu  Ooi)iiim. 
bo  el  intendcnle  de  .'ujuella  pmvini:ia,  jeneral  de  brigiula  dnn  José 
ttaria  S«naTcnU>,  a  li»  cuarenUí  i  ocho  afias  de  edacL  Aiinquu 
ec  hallaba  atacado,  algunos  años  hace,  do  dolencias  i|iiv!  n<i  pu- 
dieron ser  ooDociili»  [K>r  lo«  mejore^  ticiilnilíviM,  no  m*  i^[K-inlMi 
que  üu  fallecimiento  fnv»:  tan  r^ipentjnu,  como  ucurni5.  La  paliio, 
con  su  tiiiierU-,  h»  ]>i;rdido  uu  bticu  ciudadano,  iin  buen  soldado,  1 
un  buen  rnüjÍKtnulo;  i  <.w  justo  dar  a  conocer  algunos  pormenores 
-de  su  vid»  pun  cumplir  con  vi  tributo  do  respeto  t|ae  se  debe  a 
las  virtudes. 

Lrt  liunilin  drl  jcncnil  BcDavent«  pertenece  a  las  de  l.t  primera 
cla«;  del  piús.  Su  educación  fué  la  mejor  que  peiiiiiliün  las  cir- 
Gum^ancios  en  que  Chile  »e  hallaba  en  aquel  tiempo.  A  la  «xlad 
de  diez  aAoe,  fué  condecorado  con  los  conlune-*  de  nulete  (jr  dra- 
gones de  la  ürcsitcra,  cuerpo  on  ipie  ttimú  <iei.-<  luios,  i]c-s]>ii<-^  iK: 
los  cuales  le  eocargiS  su  padre  el  maiitiju  de  utM  hjLcicmU  i  algu- 
nos n«gocios  mercaiiii)i>t.  En  el  añt»  de  iHUt,  su  espíritu  putriií- 
tico  no  le  permiliil  confoniianíu  cou  la  carrera  quu  tw^iu.  i  pidi^t 
se  le  volneec  a  la  militar  para  dufendor  la  patrio.  He  le  admitió 
en  la  cln^o  de  capitán  del  tni^mo  cuerpo  de  dragona?»  de  la  fron- 
tera. Con  cate  gmilo,  psis-í  a  Bmmoit  Aire»  en  hx  divUion  con  qu« 
el  gobierno  de  Cfaili;  aiixilicj  al  de  aquel  pnís,  va  donde  jK-rmA- 


126 


»rscr.LAXfu 


nociá  hasta  ñm»  flu  li>12.  A  m  rogrc^o  n  »48  cíndwl.  se  le  con- 
firicí  el  mandu  do  tina  compnfiút  (]o1  c^cnailron  de  r.iba]|oría  que 
haltia  enlf^nceií,  contfcitlu  bajo  v\  notabiv  cIp  Cran  Gaiirdiu  ya- 
cumaL  Pouos  mcsus  dospues,  en 'ibril  do  1><I3,  fué  miadida  U 
proviocia  de  Concepción  jwr  las  arnuui  espaüolaii.  i  niiux:híi  a  ata- 
carlas hnjo  las  úrdcnes  del  itiistro  jencral  Carpera.  Los  jmnieros 
tiros  que  se  di«pamn>n  en  dtífensa  do  la  libenad  do  Chile  fuemn 
dirijidos  por  t-1  jciicml  Bcmivento  en  los  campos  do  Yerba»  Bue- 
nas, como  jefe  de  In  divinrm  destinada  a  atacar  a  loa  invaaorc»;  í 
ano  hrtbor  sido  pir  ciortas  circunstAncias,  quo  en  aquolltis  tíeni* 
pa-i  no  pudienin  eniarso,  la  bntiilla  de  YorbiLi  Biicnit»  hahriii  Hw- 
cidido  la  ¡ntcTtft  do  Chil<í  cúiiio  MiccdiiJ  de-^piiei  en  In  i\v  Muipo. 

Su  vnlnr  militar  ííi>  diú  a  ivmocfT  tiia.s  ••n  Ix  acción  j^m-nd  i{iic 
8c  cm|K-fi(}  en  San  Cario»,  i  tm  dv-tdiilleciú  on  la  niadicion  (l«  Tal- 
cabnono.  en  el  HgonMO  sitio  de  Chillan,  ni  l'h  los  cmptrnaduts  oom- 
bat««  del  Roblo.  Qnilo,  paso  d«l  ifaule.  Tn-s  Montos,  Qnechcré- 
guas,  i  una  multitud  de  alaques  parcifdc*  que  hubo  entre  las 
trapos  de  los  espafkolee  i  de  los  cbilonoiñ  Bajo  sus  ¿rdenes,  triunfó 
ñeinpre  el  pabellón  tricolor,  hasta  el  aAo  1814.  en  que,  habiendo 
«ido  nombrado  coronel  de  la  gran  guardia  que  se  habia  elevado  a 
rvjimiento,  fu¿  vencido  en  la  d enjuta  jen» mi  ijiie  snfrití  el  ej¿rci- 
to  cu  Kat>CHgtia. 

Sin  einbai^g»,  no  dc«mu\'<vrcin  su  valor  i  [jatTÍolÍ:<ino.  Con  lo« 
re«toe  de  soldados  que  le  «juedaron.  sostuvo  la  retirada  de  los  dis- 
persos, consiguió  detener  la  marcha  du  los  enemigos  hasta  la  cima 
de  laa  oonlilleras,  i  proporcionó  a  loa  emigrados  el  transitar  aín 
peligi-i^  Fué  de  lea  últimos  que  llegai-on  a  Slendoza,  escapando 
de  a(|»ella  rnina  jencral.  Su  vida  en  aquel  territivíode  Buenos 
Aircsi  no  debo  ser  descubierta  por  ahora:  es  un  retazo  <jue  perte- 
nece a  la  historia  para  que  se  vea  en  épocas  que  no  haya  paí>íonGS 
qu<^  CJtaltni'.  Solo  direiito^  que,  habiendo  llegado  al  extremo  de 
carecer  t\v  todo  n'.cun<u  con  fjue  pix)]K)rcioiiarse  la  siil)sii«tenc¡a,  ¡tu 
liWitíÍR  i  >irttiil  le  facilititron  ciLinto  n]>elecia  en  \nx  infimn»  cla- 
ses de  art4;wnú  i  di;p^'ndieme. 

Cuando  pudo  recupcmrcn  sii  patria  los  dimwho»  de  ciudadano 
i  de  militar,  (né  ri.'stÍtHÍdo  a  su  clase  de  coronel,  i  elevado  a  la 
ddjeneraldo  brigadíL  Dcsempoñó  diferentes  comisiones  que  le 


IIRCSQUMIA  DK  BOX  J.  M.  B£!CAVKSTK 


1*: 


vncarg^  cl  f^obicmo,  conducícntlo  una  expedición  al  PerA,  goI>cr> 
nnniio  l-I  cantón  <lcl  Mnulv.  i  rjercicndo  loe  destiaoa  do  ){obema- 
dor  nitlitnr  dp  Valparaíso,  e  intendente  tle  la  provinoin  (\e  Uo- 
qtiinibo.  El  testimonio  de  los  hAbít^uiteü  do  esto»  do»  piic1)lo8 
aitptirÁ  lo  que  nosotix»  dojamus  ile  decir  de  la  ^everíiliid  <lu  nttit 
coíitumbrofl,  do  hii  comliicta  pt'ililicii,  t\«  »n  rtxlix'iundK  dc-Urjulczn. 
i  do  otras  apreciiiblos  ciialidiulc'i  <jtio  'KiMÍoniui  por  su  inuiilo  un 
sen  ti  miento  do  coitiun. 


Al  escribir  el  tnsgo  niwmlitjioo  del  Jvncrul  Bonnvente,  qtio  pu- 
bticAtiKM  en  niit-stm  número  anterior,  no  había  llogado  n  nue^tms 
miiiitx  lii  notn  '\w  iwlv  ilustro  chilon'»  dirijió  ¡il  gobierno  la  vís- 
[k>nt  de  MI  niiurrt'.'.  Lo^  confusos  í  mal  fojuiadoB  cameteivs  do  la 
fimia  iiidirain  que  la  mano  quo  la  hizo  nsil  por  última  vez  de  esla 
fitiniiliiil.  En  eonfírniacion  de  ousnto  dijimos  en  oW>qiiio  a  las 
virtudes  i  patiiotiíODo  del  benemérito  jeneral  Bennvente,  inserta- 
moK  a  continuación  la  indicada  nota  pam  que  se  vea  qoe  en  el 
Iwtdc  del  «■pulcro  el  amor  a  la  patria  le  animaba,  i  que  a  «sita 
patria  querida  consagra  sns  potencias  en  los  último»  momento». 


IXTEXnESCU  DE  COQCIMBO 


SeAor  Ministro: 


Serena,  11  da  odvhre  ríí  ¡HJ-t 


Desde  cl  25  de  julio  snTro  Gon«tiinl^meDte  un  fuerte  ataqne 
que  hii  prí>gns«id'>  hnü^tn  el  gnulo  do  po:sti«nnc  del  IíkIo  sin  gozar 
uti  mtimeiif*  de  (li.wmnso.  Lo«  ocerboa  doloreH  que  pa<lece  mi 
iiiii<{>ii»a.  han  Ih-gado  a  privarme  de  toda  acción:  i  constituido  en 
la  ino»  couipleln  nulidad,  me  hallo  en  el  caso  de  no  poder  desem- 
peiVtr  el  e.argo  quo  ocupo,  i  atender  a  mi  conservación  repamnido 
mi  snlud,  sin  la  cual  seré  ioútíl  a  lui  patria,  a  cuyos  s»írvioioH  me 
h«  prestado  siempre  gustoso,  i  me  prestaré  ni  Itigni  rejiantrla  en 
algrní  modo.  En  el  dia,  son  inútiles  mis  >uiorilici<>^,  pues  niuLi  «>n- 
sigo  con  las  medicinní*.  al  pa»»  que  se  nimientan  iiiín  nuiles  gra- 
dualmente, que  me  obligan  a  manifestarlo  a  V.  S.,  para  iiue  ac  sirva 


138  MISCELÁNEA. 


hiiccrlo  present-e  a  S,  E.  a  fin  de  que  ma  otorgue  el  pomiiso  de 
pasar  a  Concepción,  como  último  recurso  (iiie  ino  resta  después 
de  agotiwlos  ciiiuitas  hiin  aitlu  ])o^^ibles  ¡sin  el  menor  fruto;  protes- 
tándole que,  a  no  halkrine  con.Htiluido  en  tan  absoluta  incapoci- 
<lad  eon  perjuicio  de!  servicio,  no  daria  un  paso  opuesto  a  mis 
verdadfiTis  intenciones. 

J)ios  guarde  a  V.  H.  muchos  añori. — Jote  María  Beiíaimte.— 
Señor  Ministro  de  estiwlo  en  el  departauíeiito  del  Interior, 


(^Ai-'iv.i'niío,  año  de  lí-y:!). 


<s^C^t^^^>^ 


1 


latín  i  derecho  HOJIAiXO 


T()do9  ins  nrgiiineiitos  qae  se  baocn  coDtm  el  estudio  de  la  len- 
gtta  Intma  i  '[ue  ha  roprixlucido  a,  la  larga  Kl  Valdiviano  Federal 
va  su  últinio  número,  6c  pueden  redugir  a  udo  wiIo:  que  el  tiempo 
(|ue  SQ  dedica  al  latín  puedo  emplearse  en  la  adqnUidon  de  otros 
conocimientos  maa  provechosos.  Alguna  fuerza  pudiera  hacemos 
-este  argumento,  si  viéramod  ijue,  al  p«fu'  que  desapareeo  do  entro 
nflaiitros  el  latín,  ne  cullivabuii  las  Ittnguns  extranjera^  que,  en  lu- 
gar ríe  Virjilíi>  o  Quinto  Cumio,  Andabiui  en  manusdu  los  jóvenes 
Miltofl,  Rulicrtson,  RactDO  o  SUmiHtdí;  Í  que  las  clases  destinadas 
a  las  ciencias  naturales  contahao  con  algim  número  de  alumnos. 
FcTQ  no  es  asi:  dcnaparece  el  latín,  i  no  remos  qn¿  lo  reomplao 
^fut araos  también  que  los  que  sohreí^en  en  los  conocímientoa 
tnodemos  son  por  lo  regnUu-  aquello»  ittisiii<«t  que  se  han  ilodica- 
-d»  al  latín;  i  esto  era  to  que  natiimlnientc  dobia  suceder.  La  enu- 
momcion  que  vamoet  a  hacer  de  la.^  uiiliiladiw  del  e-^tudío  de 
aquella  lengua,  sen'írñ  de  rt--.Hpiie»1ii  a  los  qm^  dc.Hj-an  vvrla  olvi- 
dada i  [HTOMl-ita. 

Piim-mmeutc,  os  difícü  hablar  con  propiwl.id  el  ■viMi'lInno,  si 
nn  w  powi?  In  Itiígitn  mndrc,  de<:|uv  9c  ilerivan  casi  Uidu»  sus  vo- 
cablos i  ftwus,  i  a  qno  en  la  construcción  i  cl  jenio  se  a«emeja 
tanlri.  i  De  quí  proviene  el  mal  uso  qne  se  hace  cntr«  ncwotros  de 
multitud  de  voDcs.  i  los  saiccismos  que  su  cometen  a  menudo  ba- 
ldando i  escribiendo?  Se  dirá,  con  raxon,  que  procedo  de  no  estu- 
diarse el  castellano;  pero  es  piveiso  añadir  que  una  de  las  cosas 
que  hacen  mas  fácil  su  estudio,  t  nos  llevan  con  mas  brevedad  i 
MuuaLÁaxA  9 


180 


KISCKUÁKeA 


!K-guri(jiu]  ni  iiKU  tcjitiiuo  clv  ski»  vocitblos  i  rnuw»,  •.«  cl  conoci- 
nik-nto  (lo  Iti  K-nguii  Intina.  E9  un  error  crv-i-r  (|iii,*  no  aprcaáe  K 
propiedad  del  castelUoo  con  solo  estudiar  Ia  gramática  de  Is  Aca- 
d^toia  u  otra  a]gunx 

Eu  !«giuiclu  lugar,  tampoco  hat  nada  ()U<;  fecíUtc  mas  la  adqui- 
ácion  <lc  la^j  lenguas  t-xtranjeras,  que  cl  [Nnerio  cotwcíoúonlo  de 
la  latina.  No  haUomoe  de  ac|aella  odquiíodoh  buikWiiúaI  que 
consisto  en  traducir  un  libro  táa\,  i  en  sefciiír  con  soltura  una 
conversací(«i  t«>bre  matarías  &iuuliare&  Jí\go  rale  mu  «IuiÍa  o^ta 
adquiHÍcioii,  i  V»  mucho  nmt>  rara  de  lo  qtic  mí  pk-nwi.  Pero  oonsi- 
demiKl»  los  idiotnai'  0:11110  mros  tantiM  ineilios  do  ctdtuní  inl>*loe- 
tn«l.  (|uv  fi«  bajo  el  «."«pecUi  que  liw  mím  A'i  VtiUliviano,  es  me- 
nester ir  mas  ullii:  i»  menvstcr  poKcerloK  de  manera,  qiiv  noo  so 
fomic  una  ¡ilua  cabal  ilfl  valoi  de  *us  «ign<»,  i  de  ]nx  vnña»  modifi- 
caciones i  matices  quo  sus  vnlacvs  í  coiobimicioncji  dau  al  pensa- 
miento: sin  lo  cual  no  es  posible  seguir  el  hilo  do  una  discusinn 
filosófica,  ni  comprender  los  procederes  do  ta  análisis  de  objetos 
abstractos^  1  tndavia  lo  es  m^nos  percibir  el  mérito  de  las  obras 
de  injcnio,  donde  m  puede  decir  que  la  expresión  es  el  todo.  Tara 
aquellos  que  no  poseen  las  lenguas  e^ctranjeras  on  este  gntda,  Lis 
conipiisicíones  de  Raeíne,  I^^tfiíntAino,  BusMuel,  o  de  Milton,  Pope 
i  Byiiii)  (nu  doc-intoi*  nada  de  ^'»cri^Jl■(•^^  eoino  Sliakv-speJU-e  i  Mon- 
taigne), ptenlcn  todo  ku  oolorido  i  licrmosure.  Conipivodcnin  n 
bulto  el  i^ntido,  pero  no  [XTcíbíráu  el  ei>pfrítu  que  anima  laa 
obras  maestras  de  las  artes,  de  cuyo  gusto  debe  empaparse  la  ja- 
vontud  que  las  cultiva.  Para  llegar  a  este  punto,  concebimos  que  I 
sin'e  de  uiueho  aquel  hábito  de  análisis  tilolrfjiea,  que  se  Tonna 
en  cl  estudio  de  las  lenguas  antiguas.  Hata  e^  una  llave  maestia, 
que  introduce  a  lu  ma.s  difícil  i  recóndito  de  los  otm»  idioniivt.  Si 
ee  averigua  quiénes  son  aquellos  que  mejor  entienden  cl  idioma 
francés  o  el  inglei<,  i  son  mas  capaces  de  verK^los  con  propiedad 
en  el  nuestro,  se  echará  de  ver  quo  apenas  haí  tino  entre  ciento 
que  no  haj'S  tenido  la  preparación  de  que  hahlainoti. 

Kti  tercer  lugar,  para  el  cultivo  de  Uís  bellas  lelnw  ex  de  la 
mayor  importancia  el  Uktin;  uo  »olo  jwit^ue  ^iii  ente  medio  no  vs 
posible,  n  lo  menos  e»  di li cultosísimo,  alqiiirir  las  lengua»  extran- 
jeras modernas  de  tal  modo,  que  seamos  aipaccs  de  percibir  vi 


UTIX  I  DIOKCQO  HOIUKO 


181 


mérito  dv  lo  que  aa  ha  inscrita  na  ellos,  siuo  por  el  valor  ídcxmd- 
pumblu  d«  las  íniiiurtAlcK  coni{)Ofticiou«s  de  los  omdorce.  poetas  c 
liistoriadorc»  latimw.  Quisit^mmos  que  nos  dijt^sc  ti  Valdiviano, 
á  no  vale  nada  en  »u  conccplo  la  liiciÜdad  de  locr  a  Virjilio  i  Ci- 
cerón en  805  oñjinaivs,  u  si  conoce  alguna  v-oi«ion  que  rci^esente 
con  mediana  fidelidad  las  bellezas  de  estilo  i  de  sentimiento  de 
estos  i  otros  escritores  latinos.  En  aquellas  obras,  bebió  la  Europa 
el  buen  gusto;  Í  con  el  renacimiento  de  las  letras  latina»  i  grie- 
gas, se  vio  rayar  otra  crs.  La  filosofía  sncudití  las  cadena»  que  ha- 
bían agobiado  hasta  cntdnces  a  la  razón  humana;  i  desapareció 
de  las  ciencias  la  tnugro  del  escolaaticismo.  Cuadió  con  aquella 
literatura  lusucitada  el  amor  ile  la  libertad,  cuyas  inspi ración ei* 
son  tan  i-núrjicas  en  Lis  pnxliicciouc»  de  la  elocuencia  antigua 
Todo  varí<>  de  uapecta  Lo  mismo  suoedeni  entre  muiolros.  Oúii 
las  felices  disposiciones  naturalus  de  In  jiivculnd  chilvua,  ¿eui&nto 
no  debvinus  prometernos  de  olla,  si  no  se  deja  alucinar  por  esc 
espíritu  de  vandalismo  literario,  que  corta  el  vuelo  a  las  mas  no- 
bles aspiraciones  del  injenio;  que,  halagando  ■  la  pereía,  quiere 
perpetuar  la  barbarie:  i  que  condena  como  rancios  i  gótico»  ca- 
balmente lo»  miHiuo-t  estutlioü  que  deatenaron  lie  Kuropii  el  guti- 
cisiiio,  i  1.1  pulieixH)  t  civilisaninf 

Kn  piiurUi  lii^.u-,  \i%  ttngtiii  Intiiia  ex  la  lengua  de  la  rolijton  que 
profeíuiiiKis-  Toiin  el  que  put-iU-  bueuameiit<;  haoer  su  estudio,  CstA 
obltgiuloa  ello,  kí  es  cat<ÍIÍco;si  no  se  cuntcutaoonofr.  sin  cuten- 
der.  liut  oraciones  i  lo«  ?niblinies  cAiiIíchk  de  In  iglesia;  i  .-«obre  todo 
ñ  quiere  inslruírw;  súUtlameute  en  su  dor.Lnua  i  dÍM:ÍpliiUL 

Bu  quinto  lugar,  apenas  hai  eivntña  que  no  saque  mudio  par- 
tido ilel  conocimiento  de  las  lenguas  antiguas.  Como  quii  sti 
uumenclntura  es  casi  toda  latina  o  griega.  Sin  embargo,  no 
eix-cmos  que  en  el  Instituto  so  exija  a  nadie  oí  conocimiento  pre- 
vio del  Latin  para  cursar  los  clases  do  matemilticns  o  de  ciencias 
naturales.  Se  pide  e^te  requisito  a  los  que  se  dedican  a  las  cien- 
cias ee]e.4Íáalica.4;  i  Et  ViUdiv'uino  mismo  reconoce  que  en  ellas  es 
indispensable.  Se  pide  también  para  los  eetudioa  legales,  porque 
se  cuenta  por  uno  de  los  necesarios  el  de  la  juriüprudentua  roma- 
na, i  porque  much(K<  de  los  glosadores  i  tratadiutaa  de  la  nuestra 
han  escrito  en  latin.  I  ae  pide  para  la  filosofía,  ]>orque  todea  lij.1 


—    '■- 


isa 


UIECKIjUIKA 


•inc  cntmo  en  nlln  b  hacen  con  la  mira  de  pa&nr  a  las  ciencias 
«■Icsiáslicas  i  legales. 

Poní  ¿7  IV/f/idíoTio  cree  que  esEnpcrrOuii  el  estudio  tloldeiT-cha 
rumano  i  pcmtcüx»  la  lectura  du  lus  glosadores  i  tratadistaik  l*or 
lo  que  hace  al  deivcho  romano,  nos  parece  ijue  no  hi*  mim  sd  iui- 
[lortancia  (tara  iKj«rt)tm«<  i  aiiu  |Kira  la  mayor  jkuI^!  de  lu.4  pueblos 
tuodi-riinp.  bajo  »ii  vt-nlaik-ro  puiiui  ilt  vL-itii.  \iw..>tn>"  tn!.^iii>ic<iim* 
aun  la  lejlsLu-tim  ma^  clara  i  nieuMicn  n<?r(.-«iUi  ilv  comvntJiriti>^ 
jwixjii'*  lio  i-s  lu  iiuifi  ilifií'il  rriU'itdiT  luíi  K-yi-^  {  i  vi\  W  mu-^lrabs 
no  íw  v^tv  iiit  ni'g'icío  ili;  {K-qucfia  ditícullnil)  suiu  ]K'Qt!lrars>-  de 
Ka  espíritu  í  saber  aplicnrlas  con  acierto;  opcnunones  dvlicndiiñ- 
taoB,  vn  quo  siendo  fiícál  al  mojor  ontenflinüenU)  extraviarse, 
no  lo  eetanL  nunca  demos  llamar  a  su  auxilio  la«  lúas  de  uquc-- 
lloe  que  han  ilustrado  esta  parte  difícil  de  Io«  conocimicntoe  hu- 
manos. El  jurisconsulto  tiene  que  aplicar  laa  leyes  a  todos  W 
negúcioa  de  la  vida;  le  es  necesaria,  por  consiguiente,  una  exacta 
uUmificocion  do  todos  ellos;  i  como  et  número  de  las  \ews  es  dom- 
pra  intinicamenti!  m«nor  i|iie  el  do  toa  caaos,  i  4stos  varían  infíniLit 
entre  si,  sin  un  hilo  que  le  condiui-a  |i»r  osle  intrincarlo  laberinuí, 
i^XA  vn  {Htli^u  do  tropt-xitr  i  dii  {K.^rd<-n<i'  n  ivul»  [lainj.  Ah»rA  ljit>n, 
el  dcrocli»  romano,  fut-nU;  de  la  l«¡i>lacion  i-vjmúuln  qut-  ñus  ríjo. 
t^t  MU  un  j>>r  i''>uiC!nlurÍo:  en  t^I  lian  b'')>id<i  IimIoh  luicsIniK  i!i>riii-n- 
tadores  i  Kl"'«»d<irfs;  ii  t'l  rt.^urrt'n  iiar-i  ilu'-idar  lo  utriim,  n->trin¡Ír 
<;9bidispi»arion,tuupl¡nr  aquéllo,  i  ostablwur  entre  todas  la  debida 
armonía.  I^^i  cpn-- 1»  minin  como  una  lejíslaciun  cxti^anjom,  sop 
e-xtraujcros  cIIoíí  uiifimos  en  la  nuestra. 

Hoi  sin  duda  en  los  tratadistas  un  lujo  excosivo  de  distincioneR 
i  do  sutilezas:  pera  todas  las  ciencias  tienen  su  lujo;  i  no  t^  mas 
útil  ni  moa  inooento  el  de  la  zoolojío,  cuando  cuenta  lits  pinl-is 
que  maii»ui  el  ala  de  una  mariposa,  »  el  du  la  boLáníca,  euaiidt) 
describe  los  mas  uK'Uudos  accídonti^  de  una  jilanUk  que  |inra  nada 
sii'fo;  ni  se  dirá  [xir  <^>  ipitt  üi  zoolojla  i  I»  InitAnicn  luiii  cioiKÍns 
inútilfiSL  He  itbuMi  de  la.-*  cosa-i  rúas  úlikií  i  m-cuMriu»,  i  no  por 
eso  es  just»  prwscri birla», 

Si  alguna  nscioit  pudiera  disponsai-sc  de  estudior  el  derecho 
romano  i  do  conKultar  tnitadistjis,  sería  tíilvez  la  Francia,  quu  ha 
n.tlncÍdo  poco  há  sus  leyes  a  im  cuerpo  completo,  mehhlico  i  pro- 


LATIX  t  tiERCmO  ROIfAXO 


138 


pon^oiiail»  n  la  intolíjcada  do  todos;  cnalidadtut  vii  i)tii;  nn  »e  tn 
¿arK^'rcA  iii  aim  a  gran  (lUbincúi  el  cáoüt-nuuuíiriadn  i  li-iK-bniT^o  de 

IcjiíilMcion  isjjiíi'tul;!:  i  sin  cmhai^ü  sc  ciiltivn  «^i  l'mtictii  con 
««lo  el  devech'i  iMinatio,  se  lo  iliutni  c»n  riDVvm  coiiii-alaricie,  i  m 
j^losau  también  i  ^e  coimiitin  \f<c  i-íVtigfis  iwní'jri,ili->. 

IVro  3»  iliw  c|ueJiisliiii.-iu>>  fiié  un  priiicÍ£K^  tintt)itx>,  í  «jue,  |ioc 
caiKii}{ii>eitt(t,  dotivftKxi,  como  buenos  n.-i>ul>licaiioM.  nxidvnar  a  las 
UoiiiiU'  tiMtit  |ii  i|iit.-  n<ia  vtrii};^  (le  no  oríjpn  tnn  iin|)Ui-i>.  Elngamus, 
]>iiuA,  lu  mi.'>rnii  «on  I»»  Pai-tidi^'c,  ijuv  üoq  tía  tnu^untu  de  las  Pon- 
iIucUlx  n'iiuiiinjt,  í  Cutí  ts^  iiiilHJtiirl  ilv  Icvl-h  n^coptladus  i  autos 
uconliiiliiK  ijiii-  ilicUroii  IiKí  Fcrriamlwi,  Fflípc»  Í  Carlos,  üu  nn 
lÍF-io]t»  ■:»  <(ilv  IiLS  lUowinTnK  dv  Cu.-slÍlla  lio'-nu)  iiiiium dnipóticos 
i  nibitnin»!'  <[tiv  liw  L'uipuradoroK  dv  Oñcaiv.  Pí-m  ni>  hni  aeoaá- 
tliwl  ^\l>  hiicur  lo  nao  ai  lo  ulro,  Ln  forioa  cinutihioíoDa]  de  un 
i':^|^Iu  ptivfle  sor  dolcsbdilc.  i  sus  k-y»-*  civiles  cxnclíiitcs.  Ijis 
n>innua«  huti  piisadu  por  la  prueba  rK-l  tti'tapo;  i^  bau  probado 
ea  el  cñHot  de  la  filosofía:  i  se  han  hallado  coafonne«  a  los  prin- 
cipios df  la  njiiidad  i  ile  ln  recta  razón.  Distingamos  t-l  dorecho 
públicM  del  ([■-■rvi^lio  privadn.  Kl  priinoro,  quo  *■«  el  in;do.  nadie  lo 
twtiidia  en  Iíl'«  Pnn<lurtiDt;  pero  el  ({(.trecho  privado  ili^  lu«t  roiunJUMt 
es  bueno,  «s  «■!  niif*ln>,  Í  nin^iiax  bai  fiíi  i^^l  un¡i  ii  "Im  i:t)«i  que 
tiei:i^iU-  ■tímpliKniri«>j  o  mejorana.-.  Ksus  misinos  cmpvnulores  quu 
cnuimí  titulo  h'^miral  ViiltlU'iano,vi<!CUÍaron  en  i>l  reformao  im- 
pui'Liinti.-^,  que  lo  liiiu  hcehii  mui  sui^erior  al  c>jrli;{n  de  tücrro  de 
ln  ii.-púMÍca  ruinnoa,  i  i\aii  han  sido  a/loptai'la'í)ior  la  luayoi' porto 
dv  las  nitciou<H>i  ruttiis  de  Enrupa. 

^  dercclio  roniaao.  jMr  otra  parte,  vs  tKcesai-io  pai-a  ol  canA- 
«ico;  13»  accesario  pai-a  el  derecho  de  jcntes;  í  si  t«neiitos  la  noble 
curíosidiid  do  explorar  las  inriituciones  i  leyes  de  otra*  nacionesj 
de  eooaaltar  aiis  obnut  de  jurisprudencia  a  Un  de  apraveeharnott 
de  lo  mucho  que  hai  en  lOlas  dii  bueno  i  aplicable  a  ntuolrott,  e» 
necesario  {ainiliarinamüH  um  el  deKcho  niuiano;  cuyos  pi-iacípioü 
i  Icnfjuaje  mn  lo»  de  U^kIil  ln  Alemaniít,  Icm  de  1»  Iinli»,  la  1-^ran- 
áa,  la  Holanda,  i  una  juarbe  de  la  Ürnn  BretJuiiL 


f  ilraiii«(lHo,  oilü  de  ls34.> 


OBSERVACIONES 


SOBRE  JEOGRAFlA  DE  U  EXTREMIDAD  SUR  DE  LA  AHERICA. 
LA  TIERRA  DEL  EUF.GO  I  EL  ESTRECHO  DK  MAGALLANES. 
HECHAS  EH  LA  VISITA  DE  ESTAS  COSTAS  POR  LOS  BUQUES 
DE  S.  M.  B.  "ADVENTURE-  I  -BEaCLE-  EH  1826  1  1830  POR  EL 
CAPITÁN  PHILLIP  PaSKER,  COMANDANTE  DE  LA  ESPEDICIOH- 

I.EIDA8  A   I.A   HKAl.  SrtOlKDAI)  JWWBJÍnCA    DE  LONDRES 
El.  25  1  31   DE  MAYO  DE  1831 


J 

la.  oordillem  de  lo«  Ando»,  qwe  se  cxlitxitlu  doscli;  la  pnrfcc  so- 
tiiiilrioniU  del  oontinciiUi  vaw  hostA  »u  cxtrvmidnd  nK^rítlionai  sin 
iutorrupeion  nlguní^  dccrL-cc  gnuJiioIinviitc  en  clerocton  aI  nccr> 
oarsc  n  \b»  iiuw  bXuuí  Intitiidf»  auistnil»i.  En  o!  Icn-itono  de  Quito, 
el  Chimlionuo  i  Pichincha  Icvuntnn  »(im  citna»  hmttti  una  nltuta 
de  2¿,0OU  pií'if  inglesen  sobre  cl  díwI  del  mar,  oorca  de  Siuitiugo 
de  Chile,  mi  mayor  olevacion  es  do  14,00'>;  en  Concepción,  es  to- 
davía menor,  i  hacía  Chiloé,  hai  pocas  cumbres  que  80  levanten  a 
mas  de  6,0UU  pi^  Entre  Chíloé  i  el  estrecho  de  ¡tlagallaaes.  la 
altura  media  puede  ei<timnrse  en  3,000;  pero  hai  montes  que  lle- 
gan hasta  5  o  G.OUO  pié»  Att  elevación. 

Si  oonMillAiiioa  cl  niap«,  veremos  que  hacia  cl  paralelo  40*.  la 
costa  empicxA  u  tonuur  i  conscrra,  hasta  sn  última  extremidad,  un 


13C 


MnKíauxz.\ 


aspecto  bien  (liTcrcntu  dct  (jac  |>rci<>onUi  hacia  el  itorl^,  donflc  lA 
liinr.  si;[itiniilu  <h-  t:i  rordillnn  ¡«jr  «lui  f.tja  i]v  IJvrniS  ooinjuratí- 
vitiii'uitv  baj.i$  pQ  ÍDlvrvalo«  (L-  ccnUnarus  di^  luillus.  iMÜn  nm 
pinyu  pro'otigatla  «n  curte  alguno,  i  i|ikt  ni*  ofitx»  slirí;^  n  Irk 
iiAvcs  ai  dcsembarcAtk'Fo  a  los  Lotee;  iiuii;  di  mr  de  dicho  para- 
lelo sus  sgtias  nlcaiizan  hosln  In  mUma  basa  de  la  fp'au  cadena 
il«  lü«  Andes,  t  pc'ncti'an<lo  vn  iss  profuiidafl  c|uvbnulA£  (\uv  sor- 
pent«aD  por  ciDlre  tas  ramÍ6cacioRcs  de  estos  naontc»).  foniian  in- 
Diimtisbl&4  caniJef,  soDd:u  i  golfoti.  i  en  luucbna  partea eirctindan 
i  separan  cxtüiu^us  porcii>nfs  di?  tierra.  En  rvalidail,  ludo  este  es- 
pacio titioe  oí  frvnt<;  grandes  isias  i  toaIo a  archipiélagos,  enb%  tos 
cnalc^  figuran  priii'ijKiIinciirt!  la  UI»  di-  Cliil^,  In  de  Wi-lliitgtün, 
el  iiruliipiííliigii  >lv  M:ii]tv  di;  Dios,  In  iulft  de  Huniivcr  i  fl  nndii- 
p¡4)iiga  de  ta  Rotna  Adelaida.  EnXe  último  forma  U  fnlmdn  tWi 
estrecho  por  el  lado  del  Norte.  Ia  tierra  de  Tros  Mont'-s  pix.T."íii- 
ta  una  excepción,  poir^uo  es  peninsular,  i  la  úaica  pnri«  del  con- 
tinente, dentro  de  los  límites  indico'lo^  en  qne  hai  muchii  inarw- 
jarla.  Ella  forma  la  parte  sept^'ntriona]  del  golfo  de  PetLa«.  í 
«omiinica  con  el  mntinenu>  por  el  nngoñto  istmo  de  Osr¡uí.  sobre 
vi  ctud  loe  indios  que  cvsU»ji  c^tn  |>Irvu  liuvuii  a  humta'n  «its  co- 
noos  pam  no  dar  vtielUí  n  la  pvnfn^iiln,  (|u<!  o»  iinii  ruta  llena  do 
peligros.  Este  fnó  el  que  cruairou  Byroa  i  sus  niiiirmKní  compa- 
ñeros, guiados  por  loa  imlÍo»r.  jiera  0"!»  ruta  no  es  nuii  fnt<:ui.-tild- 
«la,  porquo  U  cosUl  tjeno  sqnf  una  pohbcion  mni  «wuma,  i  fH 
trabajo  de  denarntar  Í  armar  otra  Te?,  las  canoas,  operación  de  ub- 
soluta  necesidad  p-jr  lo  empinadu  de  las  cmjítas  ijiie  hai  ipte  su- 
bir i  bajar,  eti  tan  grande,  rjiie  rae  imnjino  oue  bdIo  so  recnn-e  a 
¿1  cnando  hai  un  motivo  iiiipf>nante.  Do  esta  manera  h»  tmspor* 
teban  sobre  el  istniu  las  piragiia.t  ipie  condiician  los  misionci-üs  a 
laa  islas  Oiiaiteca.<t,  i  las  uciirrei>cia.s  del  viaju  Ik.<<  huí  deí^cnto 
ellos misinaiinoniidaiiionlc  vn  mi.s  diariiut.  (AgUenix,  Dencrificiotí 
ffüforial  de  Ui  pntvincta  i  archi¡>tUlaífo  <le  ("liUué,  1  'i)\  y 

El  riu  San  Tadoo,  aunque  de  pefiuftnn  magnitud,  pueswtlaet 
navegable  onoe  milla.s,  es  el  mas  cnudalosu  de  cii.-uHos  drM^nnbo' 
ean  en  el  tiiar  al  sur  d«l  arrhipiélagn  de  Chiloó.  ¡  por  tMiito  mere- 
c*>  ana  descriiK'inn  piirticidaí'.  A  sict^:  millas  <k^  -su  boca,  recibo 
doft  riachuelo»  u  lonx.-ute«,  ciiyu  cornéate  ct  tsD  impetuosa,  que 


HOttBK  la  KSTUKUIIUI)  fiCIt  1>&  AMKRICi. 


137 


aje 


H 


.p£»n.<t  puede»  t-eiitnntanw;  n  todo  rciiio.  Uiiú  du  cllus  dvücíende 

fie  «un  wt-rní  siiljrv  In  oíiíÜ  pxsn  |iiY>1)itbk'mont(;  <4  iTnminu  O  scodA 

ijilVKÍrvú  d(.-ci>liiiuñcitoj<>i);  ¡  rl  <íLi\i«nc  d«il<«iijjiica  un  i/Í<icÍct-, 

I  llaniini  dt^  liJvk*,  d«  1-^  milliw  dci*xU;R»Íu&.  El  riu  dotmiboca  eo 

1  ^ciIiVj  dcSnn  Gslvvan  s»1>re  iiiiH  Wtra  numera,  cq  rjiit?  apenas 

i  doc  pws  de  agiio,  í  prubiikli-UK-iiti-  c-njutu  n  1h  bnjn  utajvA. 

A  U  cabczn  del  golfo  d«  Sixn  Esbómn,  cstñ  la  Si>nda  do  San 

Quintín:  iimbn.s  &e  esamínaiun,  i  se  las  ball<>  de  oxcelcnto  anco- 

i  tie  ÍÁnil  acc«sft. 

Xas  isins  Ouait«cad  forman  el  bastión  inarñlíonal  fiel  goUV>  de 

'eila-s  tiloso  signe  li  t^Ia  di-  WollingUm,  bepainda  del  continente 

ir  ol  ranal  «Iv  Mi;^ivr,  ipu'  no  íiubiA  sido  ñnU'-ft  expionulti,  piuM 

hriliTuta  «iriníCi;  por  In  prinicni  v<tz  en  Iii»  cartii»  cunijiilivdux 

irn<i1ÍcÍftKdc  Mnch.-uKi.  pilolt»  iptu  cu  nt>ó  Ttié  enviado  por  d 

ima  di-l  IVní  a  (.•x.-iminnr  bi  njc^Ut  drtv.iu  Chíii>é  hastA  ül  c»Uie- 

0  dtf  Un^pilbincis.  Su  Iiabbi  i\v  i-l  va  la  /Ví(r?í-í/tcii>B  de  ágUcros, 
como  el  objetu  de  laa  expediciones  do  los  podres  t-re  la  eoo- 

oreion  de  b»  indios  i  no  el  adcliuitaniivnto  de  lAJoografía,  pocaa 

:io;icías  put^ilcu  SArorsc  de  nu  diario^  Dc^ci-íbcu,  con  todo,  la  on- 

dtil  cauid  de  Meaier,  donde  estovieron  una  vez  rofujiados 

or  i|U)ncc  diit».  Fiieirt  dt- <^u>,  no  creo  que  nadie  haya  en  I  mi  lo 

1  rl  litiU^  (|iit>  n<)N>tnis  lo  vtK¡t¿.-icmuH. 
Kl  ratial  tiene  ICO  niillaK  de  largo^  i  va  a  parar  na  et  ettLrecho 

!(1c  Coiufp^iun,  di.-ntr»  d<0  an^hipic-laj^o  dir  Mmlre  de  OiiM,  en  el 
ra^o  A7u-Jio  da  Sarniivnto.  El  Utniuulu  •Skyríu);,  qiio  tuvo  a  na 
Indo  esta  parto  del  ivnonoc ¡miento,  dio  a  la  ixln  ipiv  este  cnnid 
poi-a  del  o<«itinento,  el  nombre  du  WclliiiKlon.  Lo  qtic  en  «I 
,pa  vieio  se  Dama  CtimjxtUa.  es  probablemente  otra  isla  O  is- 
las, scpdRKLw  do  la  de  Wcllington  por  el  canal  de  Fallos,  en  qu« 
ipcnetnunos  treinta  i  tres  millas  pcHr  la  boca  del  norte.  í  que,  se- 
gún coujet  uranios,  despiiee  de  eoiuuntcav  con  el  mar  por  la  Son<Ia 
de  Dynely,  &e  pw>longa  al  snr  i  remata  en  el  Golt'o  do  Trinidad. 
Entrando  en  el  canal  de  Ucsier  por  la  boca  del  norte  i  andan- 
do en  •'*!  rtiino  trt-inta  millar,  pan^i^o  ijue  el  cootado  izquierdo  lo 
rorm»  iinn  si-rie  de  inlatí,  enin:-  nnichas  de  la-t  cualiríi  lumlian  an- 
canalcK  tjuv  se  «nraniinan  al  sudoeste,  i  probablemente  ca- 
noican   con  vi   do    Falloíc  En  la  playa  oriuatal,  no  haUantos 


louidn 


isd 


iUÍCtXJtX&Á. 


Ria.1  qne  enaeaadaa  o  bahías  que  »e  íntcmabnn  pooQ  en  la  tierrn. 
Por  ambos  laidos,  la  costa  es  quebrada  pero  nu  muí  nltn;  i  en  mii-| 
chns  partes  hai  bastante  extensión  <le  terreno  bajo  í  jctLvrnltiieiit< 
cubierto  de  boaqiie.i  espesos.  Este  cometer  diat¡iiga«  id  cannl ' 
ilesier  ác  U<t\«e<  lus  otros. 

Ijts  \AitnUiK  Min  aquí  de  la»  mismas  especies  qun  laa  obserra 
tUtít  vn  todo  c-I  [ufs  iiiie  se  extiende  entre  el  cabo  do  Tres  Moat 
i  el  vKtTx^r'-h»  dt-  Magtillaiii-.s.  Iju  tnaa  cAmuncs  son  luis  haya ' 
rcrdura  pertinmi  (Fnyit  iKinlvult»),  otra  haya  qne  tiene  ta  t^- 
riencia  de  un  nbudul  (Fuf/tuí  niitá/vtiat),  el  canelo  o  wivtera* 
aromátioit,  i  im  árbu)  que  tiene  el  tuip(.vti>  i   hiíbito  del  ciprés,  ti 
de  que  toe  indios  hacen  »us  Udz»».  También  vi*  nol^tble  nn  árbolí 
de  madera  mui  dura  i  pesada,  que  es  el   mejor  combustible  que 
alli  ae  encuentra,  i  por  su  color  tiene  el  nombra  de  Rftl  trood  < 
Píúo  colorado  entre  los  pescadores  de  lobos  manno!<.  Siend 
tanca  la  cantidad  de  modera  de  construcción,  so  cret.'^  tulvez  qt 
es  íádX  proveerse  aqui  de  bnenoa  troncos  para  la  arboladura:  tntis 
aitiujuo  los  h¡ú  balitante  gruesos  en  la  base,  no  se  elevan;  Í  ]h>t  la 
excesiva  humedad  del  cliuui,  i  lo  denso  de  Ioh  bo^qaes  que  no 
permite»  «otmda  n  lo«  rayos  del  Sol,  la  madera,  jenernlmente  ha-j 
blando,  no  tiene  el  conuon  sano,  i  aun  después  de  Ini-g»  tíemj 
de  prepamcion,  sítele  toroene  t  esttUlur,  cuando  se  es]N>n(-  a 
ambiento  seco. 

A  laa  cincuentas  mulos  de  la  boca,  el  caMcter  del  cannl  de  Mo 
sier  varía  det  todo:  ambas  costas  prciwQtan  ima  »vriu  de  altos»'' 
riscos  í  precipicios  que  se  levantan  de  la  orilla  mieina  del  a;;(ui. 
Después  de  esto,  se  angosta  el  canal  hasta  una  distancia  eonside-J 
rabie:  hai  tres  parajes  en  que  solo  tiene  400  yardas  de  ancho.  Elj 
cana!  es  aquf  un  laberinto  de  pix¡uefios  islas,  i  conserva  su  toi^T 
tuo6o  elimo  hasta  Widf-Channe¡,  donde  extendiéndose  a  2  mil 
i  iiii-dia  He  anchura,  corre  ^  millas  mas  en  Ifnea  recta  sin  emba- 
nco nlgtioi),  i  nv  iiiU-i'piini-  con  el  estr«clio  de  Concepción,  segunl 
queda  dicha 

Kn  u)  punto  en  que  ae  juntan  el  canal  do  Mi>sier  ¡  Widn-Ciion-i 
nrl  (canal   ancho),  »;   exúendv   urta   pn>fnndu  snwU  hocín  ct 
yXK.  (Hir  un  espacio  de  4G  tnillaít.  Di<V!«ele  el  nombro  de  So 
fin  E^re.  Tentifnala  un  vn-sto  ^cier  o  ucumulucion  de  hielo 


fiOaUB  lA  EXTUBlllDAD  ÜUB  DB  AltSIUCJ 


13» 


riesdo  la  cinta  de  iiim  nltn  i  m-viidu  sierra.  qin?  w  divisa  des- 
luiichos  partos  del  canal  de   Mi^ivi',  com:  con  üuavo  declive 
Hbi  tíi  man  >  >^ii  SU-''  intiK-diiit'iuni'V  htibinn  pBcallado  algunos 
Íes  iivfienjM  o  biincox  flotantes  de  hu-io.  que  contenían  masas 
Ik  gnuitto  d(^^  no  piTiiiK-ñn  mngnítiid. 

ütsn-a  de  U  ensemidR  de  Falcon  (que  se  encu«utni  en  vi  coBta- 
do  oriental  dv  la  Donda  de  £ire,  intimándose  en  ■■■lia  como  7  mi- 
Dhb)  hai  grandes  criaderos  de  fiicii»  o  IdIih»  niariniHt  de  Ite  que  se 
ajjotecen  pir  su  piel;  i  so  ven  nlli  rí'Uiii<kis  mucboK  millares  de 
«stos  animales,  t)ue,  ahuyoniH(l<i«  probnLIcmcntc  de  la  cuíita  por 
ta  arliritbul  iIl-  Ihs  pewcAdinx-s,  hiici-  t«lvez  muchos  aAns.  si  no  si- 
glw.,  cjuí-  stí  han  n-fujt.tilo  u  crinr  on  o«te  desconocido  i  por  tanto 
auMi^add  t  seguro  h^Iol  MntamoM  dos  de  ellos  quo  parecieron  ser 
df  lii  iuímu.-t  e^iKiMi'  i|Ui-  frecuenta  la  costa  marítima. 

Del  iircliipiélaKu  <le  Slfuln;  de  Dios  tenemos  mui  escanm  cono- 
r.imieiit(i«.  Et<  pri>l>able  c|ue  por  el  costado  que  mira  al  mar  tcugm 
muchas  ontnuins  prufuiHUis:  está  como  detras  de  una  boirera  do 
islote»  i  arrecife*.  Su  HsonomJa  es  escarpada  i  peñiiM-iugí,  i  no  so 
prciÑL'iita  agradable  a  la  vista.  El  ancho  í  ntgiim  canal,  llamado 
K»tr^ho  lie  CmifífjKitm,  lo  ¡««'pam  d«  la  tierra  firme,  que  esti 
Bipii  <^>rlada  jior  hiiiiI.-im  profim^las,  la  principal  de  las  cuales  se 
llniíiii  C'inul  ilf  Sini  A  tufrrj;  i  fv  extiendo  hasta  la  base  do  la 
vierm  nevada,  donde,  según  la  descripción  del  teniente  SkjiTing, 
I't  >!.rnui  improvisadamente  tremendas  i  ])ortentos.-Lt  aciiniula- 
ciiine^  de  hielo. 

El  Puerto  Bueno  de  Sarmiento  nos  pareciii,  nonio  lo  prometia 
su  nombre,  una  excelente  bahía.  Los  que  están  rauííliiirijcadoK  non 
la  jeogralla  de  Sur  América,  no  pueden  m^nos  d<j  Linter  noticia 
del  viaje  de  Sarmiento.  A  la  deteniiínadii  pi^r»eviniuKÍn  dt;  ^^Us 
exoelent*?  i  hábil  navegador,  en  mi,*dio  de  dificultades  iiaila  coniu- 
Des,  debeina<>  loe  ponnenores  de  un  viaje  poi'  la  ciut»  oc^^idental  i 
strcMrho  de  Magallanes:  viajo  que  no  ri?<^onoce  ninguDO  stipcríor 
mérito.  8u  diario  nos  ha  dado  la  descripción  de  una  cwtta  a 
BC  no  es  fiicil  hiiliar  otra  que  pueda  poDerst-  en  parulelo  por  las 
íticultiuli^  i  {Kltgni»  de  la  exploración;  costji  en  mpiel  t(<;mpO 
Iterameiit^!  desconocida,  en  im  clima  de  llnvias  i  nieves  pcrpt^ 
La  relación  de  Sarmiento  es  tan  eNinrrada  i  menudamcnto 


140 


unCBLAXKi 


coiivcta,  qno  hctno»  potlidu  M-ñulitr  «.ii  niivstiu»  rartás  uasi  twlm 
I'»6  [niwji'K  >\\n-  /-I  Im  ilt^'rito  ru  i:l  gulfo  di-  Ti-ioiilad,  i  en  V»  O^ 
nales  tjuu  &«.■  le  vij^ucii  |H>r  f1  f<ur,  i  jmrticuIunicDtc  la  termina*- 
cion  de  éetoe  en  el  qtte  SArmicnlo  llau¿  Ajicon  «i'n  wlUla. 

El  ngua  eu  Puerto  Bui>no  oo  fxt!»  de-  nueve  biiuKw  ile  ir 

tlidEid  en  ttxlij  é];  i  «.«Ui  es  una  vrnUtja  que  ijenea  pocaj^  i _. 

«n  estos  paraj»!.  Un  buque  está  pcrfcclamenio  segum  cii  eiul- 
quiera  punto  de  Puerto  Bueno;  pero  esta  es  un  única  excelencia 
pi'culiar  porquo  en  todos  loe  demás  nbundan  igualmente  vi  agtia, 
la  leúi),  oí  pescado,  gansoa.  patof  i  aves  menorus.  Kit  cuanto  a 
produocioiie»  útiUrádc  otra  dase,  <>  terreno  a  pr<>p<tídto  pnm  ts 
ngríoultunt.  pl  paf»  no  lo  Ueiie,  pon|Hi>,  kí  p(-ncliatno<<  u  viva  fuer- 
za por  untro  los  iKMpios,  nlÁ  cubierto  de  tronóos  <I<;rnbjulus  i  de 
musgo;  H)  catninantos  sobre  la  tierra  llana  i  limpia  de  matorrales 
todo  «s  fitng"'.  si  trepamos  a  los  otrrüs,  no  se  ven  mas  (|ue  ruCASi 
peilascos  vestidos  de  un  umsgíi  r-.i^MujoMi,  i  sin  la  inaü  ptijuefia 
capa  de  tierra 

Detrás  de  la  ido  de  ííaiiávc-r,  wjiarada  de  .Madre  de  Dios  por 
el  estrecho  de  Concepción,  la  licrnt  tinm-  i-slá  corlada,  a  cada 
paso,  de  extcntia»  sondas,  que  nn  inlctmun  miiclio  i:n  el  coiilim-jile^ 
hanta  bí-sar.  coiiui  el  <-jiiial  di-  Sjín  Andi-es,  el  pií  de  la  i-ordiÜiTa. 

Al  »ur  de  la  isla  de  Hnuóver,  está  el  lu-cbipiéingo  do  la  Keina 
AdelsLÍda,  ntr»vtmU>  por  vm-iue  ranales  que  comunican  ron  «I  tt* 
trt«lio  de  Ma^^lliines:  el  piñncipal,  llamado  canal  de  Smytb.  de- 
w.-iuboca  en  el  estrecho  en  Cabo  Taniar. 

De  la  costa  exterior  que  mira  a  la  alta  mar,  sabemos  poco,  por- 
que uueüttuí)  opciiiciones  m*  han  limitado  a  explorar  U»  canales 
itoudtis  i  imcoiH^  iiileriores,  cuyo  eximen  aun  (iklta  mucho  ¡hira 
que  est4Í  eoinplolo. 

Ea  el  invierno  de  1^0,  mi  cumpAÜero  el  eapitnn  Fitzroy,  co* 
miuidonto  de  la  Beaf^e,  examinando  el  cadaI  de  Jcnfitimo,  qii» 
comunica  eon  el  i-stncho  en  la  [jarte  llamada  Ancón  tuerto 
(KrookewtReehj.áesen'bñócWagoilcOtvm.yíOtwap  Water),  que 
en  un  mar  interior  de  50  millas  de  largo,  en  la  dirección  N.  H.,  i 
sepaiadu  de  la  entrada  oriental  del  estrecho  por  im  angosto  ist- 
nH>,  cuya  anchura  no  pudo  medirse,  porque  al  intentar  hacerlo 
estuvieron  a  pique  de  p«rdeT«e  Icti  hotea.  La  cusLi  S.  E.  del  lago 


eoBkE  u  RXTKeuiDAti  »tnt  ns  amAbic^ 


141 


.  íiicarpiKla,  p^fiasco«i  i  llena  f\f  precipicius;  pt'ro  la  'IpI  imrti'art 
tn|K'iii>  de  lliiiiiini.H  tmjiiM,  (irKk'iuiti-»  i   h<'rt>>i4fL«,  ;<iii  iirí>>li.u<,  i 
todo  !>eniejant(st  al  t6rn>n<>  du  la  bimi  dol  (.■i<lrocliii.  Uncí»  el 
L>nf*  tle  í^tv  g.i!f»  «•iK^ontiY)  irl  «ipiun  Fitxmy  In  i-nlrada  ilo  un 
aaJ  c|uo  lu  otjdduju  por  iiri  uiijeluím  do  ^0  iiiilhu*  vn  In  dírccciun 
V..  0.,Í  k:  introdnju  c-n  oin»  liij^o  tnlvriM*  du    agua  salada,  dv  34 
liüK^i  (k-  largu  i  '2<i  d<;  ancho,  al  ()uc  Aui  ol  titulo  de  In^  (SÍti/- 
ittg  tt'ntrr).  Hnn  <.'o!;t«vi  occidental  i  iiM^rídtoDal  eal¿n  eiivunda* 
¡de  muntus:  pero  la  del  norte  es  baja,  fonnada  ile colinas  i  lln- 
I  ondeante?,  cubierta»  de  yerba,  i  acá  i  allá  rcj^as  de  ria- 
liatilofl^  A  la  extremidad  occidental  del  laf^  oíisorvil  el  capilnn 
í'itzroy  d<i«  entradas,  entro  laü  cuales  se  levanta  una  sini-rn  n  nia- 
.  de  baluarte,  a  (juo  di<i  el  nomlirc  de  Castillo  de  Drnt'vor. 
leitas  de  la  mas  meridional   de  est.'wi  entmibiA,  ni>  hnliia  tierm 
líiibti-,  ni  t<ii}UÍora  se  divinaba  algún  eerní  dintantw.  lotgue  indujo 
capitán  Fitzmj-  a  pen«tr  ([oe  Calvez  em  n(|uo]  uo  canal  que 
innuicab»  con  la  (-onia  dt-  iiccifleiite:   ¡N-m.   ]»i)r  lo  que  después 
|i>inoH  avfngnailo,  iv»  w  i>rob«ble  i\uv  pudiese  condticir  a  ningún 
ÍU4vubi-imÍ(!Qt<>  de  impoi-taucia.  No  te  cxpluní  mas  el  lago  .Sky- 
(ng.  ]iiirte  por  ejocoüej:  <Íe  pi-orisiones,  i  partí-  por  la  violencia  dc> 
ráfaga  de  S.  O..  contr:i  la  cmd  carecíamoü  t\<:  t*«Jo  abrigo  cu 
.  botiís- 

A  la  extremidad  oeate  del  canal  de  Fitizrüy,t|ne  junta  ambo»  In- 

s,  la  tierra  por  el  lado  del  norte  e^tá  bien  ventidade  yorijamí  gni- 

loKinaa,  i  a  tn^eboít  salpicada  de  inaton-ale^:   pem  carcot  dv 

ihnien.  El  t^m-no,  auiHjne  Ari<lo.  eh  lijero  i  no  malo:  pern  n  outs 

lito  80  oljitiTvan  en  <*!  (•xcavnei<ini«i,  pn>lMblemeiiU!  nijuiriguoros  do 

mn  luiininlc^mio  In  ciivia.  Vimos  en  nmclia*  |jnrU-s  rnati-os  de 

fclmllcw,  í  huo)>oi<  de  ^■■'^■i'^'^  CnpHiüidriK  ticÁ   i  nlU.   Kl  agua  no 

«ihiiiMlaiiti-;  pi-ro  en  la»  cm-sdiii  <livi.gumo««  fucntccílias  i  arro- 

quc  puodvn  simiini»lnir  lu  (¡ue  se  neoe»Ít<;. 
Hncia  el  lado  Kur  del  canal,  la  tierra  e^  baja  í  [>elTo«n;  la  cotita 
[le  de  Ti  a  40  píes  de  altura,  con  «n  declive  suave  hacia  el  mar. 
aí  cubierta  de  yerbas. 
Por  d  lado  del  norte,  a  la  distancia  de  milla  i  inedia,  hni  una  ca< 
eoA  de  cerroa,  a  la  cima  de  ]o«  cuales  híxo  el  eapititn  Fítzroy  una 
^ciitsion,  <|ue  di^iicribe  de  eüte  modo: 


US 


SIHC«IJk.SBA 


«  Atiiiv»u»n<w  uti1xiM|iiei-KpnivItlu.iinioi)i)iin  vi  [lorpl  hi 
le  ili'l  iMiml.  iMf:  mjw  tU-  liw  lirbuIíT*  pimHrimí  qiiomiuUw  o  di.'i"i  ' 
dí«  iwr  el  vifiiU»,  i  cdm-gn-CHlii»  Iik-jí')  j-ir  Iit  falla  »lv  vit.i!.  . 
Llcgmiiii»  nJ  pié  dv  Im  ocn'us  a  Iss  oocu.  aunque  aus  iiuj^imos  va 
caminí)  n  liis  ocho;  i  tklranziimiiK  n  It  ntnn  n  imtlüiHin:  1n  |K-r^)'  < - 
tiva  ()uc  itllf  lvgniino«,  nL-ruiDjiciisií  cumplnlAnK-iitc  nui-iiti"  i  nt_ 
Imjo.  E*  un  punto  central;  i  nunquc  <lo  nu  iuasqaeOtK)pͿssal 
et  nivel  del  roai-,  diviaunos  desde  allí  una  gmode  i  vanada  ext 
sion  de  ngua  i  tierra,  a  ijue   se  dcscubrin  cabo  Gregorio,  el 
iiKmturio  de  Strcojhitakcs,  la  Lila  Inalkel,  cabo  Monmuuth, 
altoít  jiieoñ  di-  cabti  Fmwni-d,  In  oidena  de  cemts  entro  é-^tt  i 
cnoal  dtí  Jt^níniíiM,  la  úvrm  nionliiiAita  iim;  nuHÜa  t>nti-e  cah'i 
lipe  i  CTilwi  Pttrkcr,  i  UkIii  U  superficie  de  [m  Ingw  de  Otway  í. 
SkjTiiig.  El  istmo  que  Mtpnni  del  e«tn>eho  de  Mi>gidlnn<^-.s  la 
te  orieiiUil  ik-l  lugo  de  Otway,  me  poreci*}  de  3  u  4   mílldsi 
auch(i,jk 

Ku  ooDi<ucuenein  de  la  tiupucMta  oMauniuicion  del  It^  Sk} 
cun  alguna  parle  de  la  coslnom-nul,  lie  exainiíuuun  cuidado^ame 
te  tixlnH  hus  eii^^^-DiHlaí  que  parecían  intcmaníe  algo  <<n  la  tier 
detras  de  bis  islaH  i  archípiélagoe  que  sirven  cnmo  de  parapctAJ 
dicha  i»f<ta;  i  el  i-ehiiltado  íné  que  la  hip<íto«i.s  lan  natcinilimtnf 
roniiadii  ]Kir  el  capitán   Fitzrvy  ei-n  upiie^to  a  lii  n-id¡iLul. 
prorundo  tieno  d4^Keubierti>  por  Saniñetito  i  a  que  c*lv  lutvcgmlor 
dif'i  el  título  de  Ancmi  *tti}  miiüln,  si-  interna  timUí  en  el  cnnti- 
neiitc  «otno  líi  bu-sui  del  lago  íjkyríiig,  <iiieJio  pndiuios  menos  i 
hacer  una  invextigacioa  menuda  i  prolija  de   Uxliu  aquellas : 
das  i  canak-s  ]K>r  la  |k-i>uw<Íijii  en  que  e»t(íbamoH  do  liallor  ni  fiñ^ 
lit  du§cada  común  ¡cae  Íod.  Pero,  después  del  um£  detenido  i  labo- 
rioso GxAmEin,  purticulannetite  de  los  senos  que  se  dirijen  al  stir. 
entre  los  cuales  Sonda  Cumula  (Obatruefwn  Souiulj,  present 
ba  la  apariencia  moH  lisonjera,  el  teniente  Sk^n'ing,  encargado  i 
cate  servido,  »(•.  riá  en  la  necesidad  de  abandoiüu-  la  cnqiru»» 
mo  de.ieíiperada  i  volverse. 

Xo  me  encontraron  ranchos  ni  rustí»  de  iiidio»  n  ta-<  ¡niiKilíh- 
cioni'H  de  irsta  srtnda;  otra  pnii-tw,  ni  »«  in.'i'i.^'íitiise,  de  <pi>'  n»  co- 
munica con  el  lago  Skyring;  ponjuc  los  indios  visiltm  raní  tez  las 
ensenados  intenorai,  í  noIo  fiecuentuii  los  estrechos  i  canales  i 


A 


mBRK  Li  BXTaeuiDAD  SUR  nKÁVtracx. 


uv 


F«otn<iiiiuiicioii,  iKmiJi-  \>nT  1ü  ÍW'Vxh  di-  la  iiinTvn  abundan  los  dolti- 
¡  Tw-u!),  que  coii^lituyen  el  {h-ídcíjiuI  iiliinvTit':>  de  los  liabibm- 
I  de  U  Tier»  ddl  Fti<!^.  Así  el   riombru  de  A-neon.  ñn  «r- 
liilii,  1(110  ii'itwtros  (•(^porábiUno^  bitmir  dv  las  innpíis.  tíelie  alion» 
muriecer  en  nlhn  corin)  un  dnr.vÍi-ro  tiiiiniirnentu  dei  mrftcter 
n<|ui;l  iiitn^pidu  niivegndor,  i  do  un  viajo  que  se  tnira  justa- 
tole  romo  iiDo  du  ]oh  nitu  c^lcbrcx  i  útiles  del  siglo  en  que  se 

La  (erminacioD  de  Sonda  Cerrada  ea  nao  de  los  mna  »eñnJad(M 

ct^re»  do  la  jcografía  de  cata  parte  de  Sur  Am^riciL 
En  este  examen,  averígtianios  ol  remate  morícL'unal  de  la  cordi- 
llera de  ios  Andes,  Las  coíitas  oncnlalcs  de  los  uuviU's  interiores 
ftpArecieroQ  ser  llanuras  bajas,  sin  colinas  ni  m<>nti.-«  vísíbl&s  a  lo 
íjos;  i  siendo  este  igualmente  el  aspecto  dit  Iiis<;o»lait  ni  norte  de 
;  dos  lagos  de  Otwaj  i  SkjTÍng,  es  probable  que  lodo  el  pcUfi 

el  este  eea  una  pampa  continuada. 
En  algunos  parajes,  se  descubrieron  mstni»  ix-cienles  do  indios, 
jue  iil  tiempo  d<^  litilInrKi;  jmr  aIIí  uuf«lm  partida,  estaban  ausen- 
I  o  !te  habían  cscowlido  do  intenta  Yo  no  creo  que  estas  sondas 
interÍDres  sean  muí  frc-cm'iitíula.»  ¡w^r  ellos;  sin  cmbat^o,  en  el  ca- 
li do  Filzroy.  cjuí*  M-])am  cl  lago  Skyring  del  de  Otway,  cneontra- 
nos  una  fAmilia,  vestida  do  píelos  de  guanaco,  a  la  niuncm  db  Iom 
ntagoncti,  pero  que  en  su  índole  i  costumbres  si-  ¡larcoiti  mus  n  los 
antes  habitadores  del  estrecho  i  de  la  Tierm  del  Fueg",  pues 
.  canoas,  do  que  los  patagones  no  hacen  mui.  Probablemente 
habían  llegado  hasta  allí  en  biiAca  de  ¿stoM,  pii<^s  se  tmtun  i  lie- 
nen  comunicaciones  ü-ecuentes  con  ellos.  1'ampoco  vintus  porallE 
guanacos,  aunque  un  pafs  abierto  como  aqtiel  i  rc«tido  de  verbas 
lozanas  era  uiui  a  prtipa^ito  para  los  hiibitos  du  e«ta  especie  de 
Cuiulrúped'Jrt;  jM;n»  nutJinios  <iHe  por  lfi«  pI^^■ns  de  Sonda  Cenada 
fian  niiinunisii»  inanniiii-s  <lr  uícrvos,  í  la  pit-scneía  de  eston  aní- 
Je-s  puede  haber  aliu^'ontodo  los  otros,  ptnque  en  la  costa  onen- 
k1,  donde  lo«  guanacos  abundan  mucho,  no  se  ven  ciervos.  Nti> 
trias  de  mar  ('nix>nlriUDrws  alguna»;  i  ningún  otro  ciiadrú[iedo 
.  do  los  meneionadots.  Los  playas  estaban  en  inuchas  ])art«s 
jiwrtíis  de  cisnes  de  cuello  negro  (Ajuih  niyríoitiif):!  vimos 
Jguno«  pocos,  pero  solo  pudimos  cojer  un»,  cuyo  plumaje  todo. 


3 


144 


»ííx.-bi>a:cka. 


«xceptii  \an  pnnlts  'I^:  Uv*  »lii.t,  i-irt  tiv  un  culur  blaiit»  rl  m^u<  pur 
i  bnlbnUv  Lti  h"  UtwrriM  oitum  twfwtk-  uiievn  om  fl   títiíJi»' 
Cúfiíu»  nnntoidfj»  en  Ia  príiiii^ra  jwrtu  ch;  IcHt  Tntbajoa  ili!  ht 
ciedm!  ZorJ/ijict. 

Como  ul  c»trwthu  rl»  ftla^Uotics  es  una  «acción  tmnsi'crKal  ttd 
ooatioeDtc,  ofnHUí  (IDA  baunn  mnostrn  de  su  c^tmctiira  jc»lójic 
PodvnifHi  diviilir  ol  (rü>tn^ho  uii   tn^  poirioDesr  la  occidi^uU,) 
cpoLml  i  In  uni?ut4t1.  Ia  prüncni  Í  »-gniiilfl  n^n  do  un  cnníctc 
pñiniüvo.  ispci-os,  escarpadas  i  montu'xk»;  la  u^rcera  «s  baja  i 
ruruiadoD  recicute.  La  occidental  se  txaapaav  do  una  fH>ñt:  de 
cas  Pslmtilicailas,  distintivo  ijutí  ser  i>cha  do  vur  a  [niimTi  ría 
por  la  forma  i  uatnraloxa  dt-  los  monu^  i  la  din«ri»ii  dt>  \ní 
yax  locí  cerrón  «stán  invgulam>pnlc  nnt«att>na(lo«;  las  sonda» : 
■ntrínoiulas  i  lui1iiiK<it<  las  plaviL-i  si-  cortiponni  ilt.-  vini  ' 
profundiw  i  di;  pn>iii<inK>n<*«  qBi;  w;  inlornan  agrandes  ú. 
bfi  cl  mar;  i  los  canali»  *c  ivo  como  claveteados  de  innumonible 
isla»  i  amMTifi-^.  xurnantenU--  i»oligr'«cM  para  la  navognoíon. 
loca  domiosaU;  de  asta  puivioa  se  conipone  do  granito  i  pieii 
verde  (ffreni^tme). 

Corea  dol  cuntm  del  estrecho,  U  roai  es  una  pizarra  arfillí 
feUtff  sfai^),  lo"  mouk'^  «•  uluvan  a  mayor  alliira,  i  sti«  (x-rBl 
aoQ  mns  ásptrros  í  pcodicuic».  i  du  ntas  iIífEci!  Hiibida.  Ku  jt^ncr 
Jlegan  a  3,UUÜ  pi¿»  de  clevadoni  pero  algunos  alctmaui  a  4^00 
Monte  Sarmiento  pasa  de  tíflW.  í  todo  e\  año  cstA  coronado  i 
nifcvt».  La  línt-a  de  la  nicTo  perpetua  en  el  pstrcclio  mo 
ettar  a  3,ü(Kl  o  4fiOO  piétt  da  altura  sobre  el  nivel  marítimo. 
<|ii«  lo»  nnint<>3  cuvM  i'lcvacion  no  excude  do  3,'X"J  pi-' 
i'ntcramenU*  ilesnudos  de  ella  en  el  verano,  ej«>pto  en  1- 
nadHA,  diiudo  |ot<  \')cnt<n  la  depositan  en  abundaqria  i  a  que : 
pti-ncliTUí  lijw  raycM<  did  sol.  Arjiíl  id  ettn;cho  carece  de  ií.las;  i 
digno  (le  itulíiisc  nuc  ístns  dejan  deaparecer  pj-ecísamonti-  'lona 
termina  la  r^n-inucion  de  piedra  verde  o  ¡jreen  Mow. 

l^i  Torniai'ion  do   pixai-m  (M'tt^)  contíntla  basta  la   baliJa 
Agua  iIhIct;  (Frfuhv^tler),  dondu  lan  rocas  cntratiticitila»  hk  nt% 
nin  diT  In  costo  «n  una  dirección  uomcüte.  El  (cnf  no  presenta  i 
aspecto  de  ona  mezcla  de  piEiuT»  i  arcilla  dcsoompuc»las;  í 
primera  dutuiparocc  gradualmente  cerca  del  Cabo  Negro,  doi 


^ 


«nntK  u.  Errnmoi.»  sue  nc  ax¿rioa 


145 


la  roen  participa  del  caiticUtr  de  la  costa  oncjitul.  Ai)tif  observa- 
linos  otm  vez  c|iic  ol  pn»o  de  \a  estructura  jcolújíca  vtu'ía  de  caráo- 
r,  i  vni'lvcn  n  iijkm-cur  las  islas,  cnyu  Lerrrno  es  arcilloso,  pcn» 
?a  tnasiLs  du  gmiiíbo,  /lontMiyjtdg  i  pÍ£{iim,quo  rompeo  la  túnica 
supurliciai  do  la  tierra,  \n  cual.  iuuu)ae  da  un  poco  de  d^bíl  jrcrbo, 
EtttTi'co  de-  ¿rboleií. 

Al  eslB  fk  Cabo  Negro,  aon  notables  los  cerros  por  la  regulan- 

iil  i  paralelismo  do  sus  direceioncs,  i  \n  Rsonomia  como  de  &mi- 

Flia  (|nc  todos  ellos  presentan.  Sobre  la  playa  fiel  norte,  cerca  de 

ealx»  Gtrijory,  principia  súbitameBte  una  cadenn  de  cerroB  on- 

ríscados  que  se  extiende  A*i  inilla»  al   iioixleste,  donflo  remata  en 

colinos  perlivgftías  esparcidas.  Precisamente  con  ol  mismo  aspecbi 

i  dirección,  m  levanta  on  la  costa  del  sur  otm  cadena  de  ccrroít 

de  -'lO  milloíi  de;  limjitud,  la  cual  principia  on  eabo  Monmnuth  i 

,  knuina  vn  varüm  »>liniL<<  OHparcitL-u;  i  nu  menor  semejanza  i  pa- 

Ji'lismo  no  olwTvan  '^n  ntrm  codi-no.t  Kccimdariiut. 

Ldi  irrúguluridiid  ilc  Ua*  l;iccione-«  tnpográlicos  do  la  porción  oc- 

cidotilid  del  (^"tn^^^lio,  conibinnda  con  el  (ücmfuso  amontoiininifinto 

[i  núinvm  inmcn-s»  dw  isla»  i  amídre!*,  con  la  regularidad  de  la» 

apax.  el  panUeliiimo  da  lodos  ha  bahlat,  canales  i  sondas,  la  falta 

3e  ÍA|a.-i  en  la  porción  central  o  formacÍMi  de  pizarra  nivillosa,  i 

|en  fin  cotí  la  notable  semejanza  de  la  dirección  de  los  montea  i 

I  costas,  i  la  estratilicacion  do  la  parte  nordoste.  que  es  mtti  di- 

rersa  ile  la  del  o-ntoi,  wm  hecho»  curiowa,  i  jeoidjicamente  oon- 

áderado.1  de  rauclto  interés. 

Ko  es  ménof)  r»pATablR  ni  m^ix»  interesante  el  carácter  de  la 
rejeiacion,  no  tant^i  por  la  variedad  de  plantos,  romo  por  su  dinti- 
lutiva  estatura  en  el  occidente,  &n  loninúi  en  el  centro,  i  la  total  aii* 
icia  de  ¿rboles  al  nricnlts  lo  'lite  me  parece  rjne  puede  ciplicarao 
je  CNtc  modo.  Al  occidonti^,  lad'-wwnipuciiciondol  granito  i  de  lo-t 
Hras  ruca»  priniitiviu;  qne  allí  se  cncuuntmn.  funna  un  ttuel»  pn- 
bre  i  e-ttérii;  í  aunque  la  tierra  G«tA  vestida  de  e«]>CMO«  inatorm- 
IvK,  »>i)  |X!iiiivños  i  apocados  lotí  torrentes  que  se  precipitan  itc 
Ma-í  i!!4carpndas  cuestos  de  los  cerros  arrastran  las  pcqucftiw  acu- 
mulnciones  do  tierra  floja  ¡  productiva  que  so  formon'accídental* 
nenie;  i  por  tanto  no  puedo  haber  allf  árboles,  sino  es  en  la» 
mdidarw  i  concavidades  de  ta  ioca,  donde  se  ra  juntando  poco 

WSCSUtXKA  IV 


lie 


aiscmJüciu 


n  \y>cv  In  niiUíTÍa  vi-jct-til  ii'nísiiriii  pitni  nliiucnlArinít;  pcm  iiui 
alli  í«n  onuiNDi  i  (Iv  hiíjti  i-»talurii,  puoí  '•a  mm  vi  qtiv  IlugiL  n  u- 
Bcr  un  tmoco  d?  O  a  l<J  piilgnclas  ilc  ilúlmotnK 

Los  \iilkvi  fon  D)ut  ^<(tcDsc«;  i  pnccnúndolot;  jnr  cada 
montañas  pi-DdÍDUtc)%  ntmvesadas  por  cjuebi^as  profundas.  te«-' 
bcn  copiosBs  vcrticntfs.  ijun.  uniéndose  una*  con  otras  en  su  cars»> 
rumuiu  ríos  de  considerable  caudal  En  los  ine»C8  de  inviento,  ea- 
ttifl  I-ios  trocen  e  inundan  los  teiTenott  conligiios  i  d«]K>fiitAii  unj 
elios  un  soditncnto,  «jiie,  nniéfldoM>  con  los  despoje»  ve¡ctal<%  . 
otras  niHlanma  piitrescentes,  forman  nnit  bu«nA  ca|)a  do  Iíct 
.-iitjiei'Jici.il,  cu  i)U(!  rrtHX-ii  ili-boltís  corpiilen^jis,  i  ae  crian  tu-bii'tti 
i  iiiul.'U'  iiiiii  frotidi'íiuM  i  prtxliictivuíi. 

Ku  el  piiortii  del  Hnmbi-o  i  un  »ns  imniKlineioncs,  ciucv  nbaa-j 
dn  ni  cu  I  ente  el  hnyn  .■vit'mpn-  vcnli*  (h'<ii¡ur<  fn4ntoÍil<«),  i  adfjuic- 
IV  una  %vjía  roqdiliTH'ii».  ArboK-s  «le  i-sIa  i^pt^cie.  íIc  Ircs  pi<i*  del 
diñuietro,  son  muí  ru»iunu!9  do  cuatro  pf^  hiú  mucho»;  i  fa«  vi«btJ 
uni>(i)uiui<;l  ini.-<M)o  drquc  tía  notici»  vi  comodoro  Byron)  tpioj 
midv  sictv  })i¿M  rk'  diiimi^'tro  sobre  una  altum  de  dieí  i  ñeia  yxésX 
ilesflc  lo»  raices,  i  te  «lividu  luq^  kb  íkk  grandes  ramos  de  b«a  j 
]>ii-s  de  gruesa  Este  vutivrablo  árbol  me  iHUVCió  vstar  «uno;  pcnij 
pi>r  la  csperieticín  que  tengo  á.v  muchos  otros  que  he  cortado,  ■ 
harto  probable  que  se  encuoDtrc  podrido  en  el  centro.  Esta  ten* 
dLtiicia  que  el  ooraaon  de  les  árboles  tiene  a  enfei-marse,  piuvícnej 
ocasu  do  la  caps  inferior  de  tierra  ei^uístosa  en  que  ee  ütn^giin] 
i  de  la  hnmednd  perenne  del  clima,  que  he  mencionado  arriba. 

ÍA  formación  de  pizamt  tcniíina  en  fS  puerto  de  SantA  Atiu'tn; 
p^ro  no  hai  una  miidani!iidt>cidii)n  oii   ¡a  vejetacton  habita  Cabnj 
Xegro,  donde  principia  la  l'ciriuiicio»  arcillosa;  deMlo  eali- punLuj 
no»e  encuentra  un  árbi^l  de  ninj^umt  cXoítf.  El  suelo  no  es  foro-| 
rabie  a  \i»  plauu-M  ipie  echan  lionda»  mices,  i  a»!  es  que  solo  íc 
encuentran  mariis  i  yerba.-';  in?'  piiiucras  t!*p«reida'í  de  trecho  en 
ttvcho  sobre  Ins  extc-iLsas  llununm  que  camctenzAn  el  pal»;  lasj 
cihiw  uiní*  abiiridiim«-i<,  i  nutiqiii-  de  pocíi  suiívidad   i  frescura  al 
|Ut«cei',  nutritivA»  sin  duda,  pues  forman  el  alimento  predilecto , 
de  nuinerOMUí  maniiiJfw  de  guimitoo^ 

Fiiem  del   haya  sirinpre  venle  que  dejo  mencionada,  haiotn»] 
IK)oi«  Arbole»  en  el  i^trccho  que  pueden  considerarse  conm  nía- 


»OBRK  Ll  SITREUmAD  SV%  DB  XKKlltCA 


m 


dei-n  dt-  comlmocion.  Este  tlUilü  pitc-dú  siilo  diii**'  a  otras  ctos  es- 
pede«  lio  haya  i  al  canelo  o  Winter-tna.  EeUi  último  es  L-imbion 
nn  Árbol  de  Fcixlnra  perenne,  i  se  le  halla  (9)  compañía  de  h»  pri- 
meros por  tocio  e!  estrecho:  de  inan«ri  que  llanat  i  comw,  do»He 
la  altum  do  '¿.iiOO  pj¿s  sobre  el  nivel  del  mar  haftla  la  Unea  (jue 
rirve  de  limite  a  tas  ol8>i.  están  cubiertos  de  una  verdura  jierpe- 
tua  qtie  hace  una  iraf^eoion  tan  agradable  como  eslrafta  a  la  rin- 
ta,  flobre  todo  jK*r  el  contraste  con  laH  aciiinulacione»  de  nieves 
ijue  descienden  hasta  la  cunta  en  alguntxi  (rarajet^  Ya  he  viüto 
«ejvtacion  niui  louuia  i  frondosa,  i  gi-andi>M  Hureiita^  de  fucít»itiit 
i  wninit^m.  (]U<' t'U  IngLaterm  i^--  iiiinuí  i  tratan  cnino  plantas 
deliracL-i».  ciibit-rlas  i\c  tloiv><  a  iiiiii  [xtca  di-ttaiira»  de  la  (nU\:i  de 
iina  iiiüiiLañn  an»  todu  cubierta  de  nieve,  i  it  la  te>iip<.-Tiitiiiii  di- 
3(J  gmíins.  lis  verdiid  ipic  la  fucKsia  no  ».•  encontraba  ¡sino  vn  íi- 
tiw  iiljp)  abrigados;  pero  no  así  la  verónica,  dv  que  eslñn  bonli*.- 
lias  las  bnhfns  hasta  donde  se  estrellan  loa  olas.  No  hai  purte 
alguna  del  estrecho  man  azotada  tie  los  ñcnt«e,  ni  <k-  ma»  conti- 
auaí  lluvias  i  nevadas:  desde  abril  hasta  agosto,  la  tienxi  t*t« 
cubierta  de  una  capo  de  nieve  de  seis  pulgadas  basta  do«  i  (res 
pií»  de  espesor.  E¡s  pi-eciso  qne  en  la  atnxSsfera  de  un  clima  tan 
rigofxiso  baya  algo  que  favorexi'a  a  la  ^tyetacion;  porque  de  ott» 
mcxio  no  íteriu  punible  i]ne  una»  pluntan  e«>ni|uirativaineiite  deli- 
cadas vivieiten  i  florecieren  dunuitf.^  ul  largo  i  rijirlo  invierno  del 
estrecha 

Kii  el  cttlo,  Im  tempenitura  tle-  In  noche  era  fi-ecitontcntente  de 
20  gnda»  de  Fuhrenheit;  i  »in  embargo  no  roe  nciierdo  de  halxT 
visto  a]  din  siguiente  que  la  helada  hubiese  causado  el  uü-nor 
rlmíSu  s  \^)ítiu!  plnntax.  Durante  el  cstfg,  cuando  el  tornHÍtuetnt 
buito  interno  como  oxtemo  señalaba  el  punto  de  taconjclaciou.hc 
pasudo  algunas  veces  la  mayor  parte  de  la  noche  on  mí  observatorio 
iñn  sentir  l'rio  alguno,  aumjue  mi  tuviese  mas  abrigo  que  el  ordi- 
nario de  la  Pipa',  i  en  el  infierno,  estando  el  Cermdmetro  a  ''4''  i 
2'!",  no  he  experimentado  ntiigitna  incomodidad.  Esto  lo  atribuía 
yo  entiinceH  a  la  calma  eminpleta  del  aire,  sin  embargo  de  i|ije  a 
una  corta  distancia  en  el  mar  i  sobro  mi  cabi>za  el  viento  era 
recio. 

Dos  hechos  hai  que  pueden   mencionai-st;  como  comprobnuii-s 


148 


HIÜCUaNB* 


(le  1a  tMinignüliul  del  clima,  no  obstante  lo  ba|i>  dví  la  U;mpcra- 
ttini.  Uno  PM  ^1  c»l<>r  riiTiipitniLtvu  de  hi  iiuir  i»-n'Jt  de  su  eu|icríí- 
cíf.  ftitr<!  1»  rtiitl  i  el  aír<?  Iiu  i-DCimtnulo  >-ri  vi  \nv*  tic  jiini'i  UUk 
dilvrvncw  <Ic  S')",  de.  ijue  n^xiilUbn  r[nv  In  mar  estuviese  ciibierta 
d>*  lililí  iiiibi'  df  vi»]»iír  Kl  ii!n>  i-s  1»  imdtitiid  df  loivs  i  de  chti- 
patiorcs  que  w  v<.ii  t-n  In  part*  meridional  i  occidental  del  estí»-, 
cho.  siendo  asi  quo  estas  axt»  habitan  por  lo  regular  los  el 
lfiii|ilii(]iiK  i  iiilidoK.  I^.M  liFixK<  NI?  nltmfritnD  itllf   f<mi   las  semillas 
iK'l  inuK^Jii;  i  II  lix  cUuiuillmx-Ji  lu*  liemos  visto  revolar  al  rededor] 
(le  nosutrus  zumbando  i   U-bicndu  el  o^tar  de  la  fiichsia  i  dal 
tttnut  flurt-»,  (K-^^pucM  de  dnt  o  triv  dios  <le  Ín«csaDt«  llover  i  uerar,  j 
en  qtic  el  temM^iiietro  ivfialaba  el  punto  de  coDJeUu-ion.  lin»  fae-j 
ntns  v'mU)  Inmbion  en  el  tm«dv  mayo  dmante  una  espesa  neva-l 
(k;  i  se  encuentran  en  todos  las  parteo  tic  la  costa  oendcntal  i  del  i 
Kur,  hasta  Valparaíso.  Se  me  ha  asegiimdo  quo  esta  oi^poeic  fj«- 
cuenta  el  Perú.  Si  es  asf ,  recorre   un  espacio  de  mas  tii-  cuaieula 
i  un  gi-ados  de  latitud,  pues  se  aleja  hasta  el  ó'-H'  sur 

I.-i  Tierra  del  Fuegii  SI- divide  en  Iri'!»  gniiKliat  isl;-  :  niíui 

|mi-  los  d'is  ranitlt-i*  «le  Mmjiliilrna  i  li'iriHtra,  íste  íil    ■  '  i;  i 

lUjUi^l  al   oñi'nt«.  Ambos  deíembocAn  juntos  en  el  mar.  El  da 
liliigditifun  iiu>-c<.'  de  ii^lns  i  rucas;  el  otro,   por  al  contrarío.  estÁ 
eubierto  de  i»la»,  que  en  algunos  parajes  lo  angostan  muchíúmi^, 
i  hacen  bttstanle  peligrosa  la  navegación. 

Al  oeste  del  canal  de  Bárbara  la  lieiTa  es  alta  i  áífpera,  i  aunque^ 
en  los  valles,  quiebraa  i  hontlonadaft  no  le  falta  TGJi>tAcinn,  oiinpu- 1 
rada  con  la  parte  oriental  del  estrecho  présenla  nn  aipecto  triste  i 
desapacible.  SarmionloI.allaraiWt/ii  tltfSantu  Ittfi*.i  N'ai'botiiugh, , 
con  bástanle  propiedad,  la /JcWíMíioBf/í^.S'itrf.SuuíArfíaoía/iOT»^  i 
Al  estetlel  mismo  canal  e&tá  \AÍsilitiiet'inivtu-e,t]ae  mide  á'¿  mi» 
lias  tle  largo  i  '¿'i  de  ancho:  i  aunque  no  ni^ih»  petlregoía,  es  niU- 1 
cho  mas  verde  i  amena  a  la  vi.tCa.  \ji  mas  oriental  i  la  mayor  de ' 
e^tas  tn^  islas  es  la  que  ha  sido  llamada  liemp)  hace  Tierra  i 
A  luttnU  del  reí  Cátio»  (King  Vkaríefi»  íiotilJt  l^nd).  Hacia  t\  \ 
«st<>  CH  baja  i  abunda  di'  llimox,  oniin  \n  im\s.\a  [latagiínica:  |>i-m  la 
<'jiden»  tle  nionles  que  ci'ux»  rl  i-.itni'hii  en  el  pni-rUi  del  Huiobn: 
se  ftxtivnde  mibre  la  Í»[»  de  iiiie  luiblamoK  i  (x>ntiniía  hn.-<t«  su  oc-  \ 
Iremidud  mdcxte,  en  el  cabo  tle  Btun  Sueviio,  que  ca  Ib  punt* 


SUBRR  l.\  KXTUKMUlAb  fil'K  t)K  AIÍEKICi^ 


Itíl 


S.  O.  dul  estrecho  de  he  UainN  rpmnlando  &\]i  en  alt«s  mont»- 
AtK  Dovadais,  uda  de  Us  cuales,  que  t.11  lúa  cortas  tícnc  v\  noaibre 
do  Van^íevlsúcur  r  Suf/df /od/j,  llega  ttcaao  a  cuatni  mil  pióit 
do  elevacioa  Ia  costa  N.  E.  es  tnui  baja,  i  el  intenor  \i>  es  uiin- 
bicQ,  i  abiiDllft  dv  extensas  Uonui-att  poblncbut  di*  guaiuuriH.  ]>k 
islas  menores  Uont/f  \  Sazarin  forman  la  cxtiVinMÜiH  ■iii-niiiutwl 
de  la  Tierra  dpl  Fuega 

La  co§la  orienta)  de  Fatagonia  dt-Mlc  cJ  (-kIixh'Iio  fli.'  MagiilU- 
nes  hasta  el  Kio  de  la  Plata  es  comjuuitlivainvntv  nnii  bHJa  Di-k- 
de  el  »bu  (it?  la  K^t^m.  hiii4A  d  puerUi  du  /Jim  Julüm.  donde 
limpieza  I»  ¡liitlm  ni-cill<w>n  pi»rfiril.¡«i  (j>4jrpliírUie  cloyudmr ^.  la 
costa  se  c<)iupoiii>  de  ríscucs  liuñzoiilaliiicnt>'  o«tnitificadoA  i  el  país 
présenla  una  superíici»  oadulada  041  extensas  llanuraAopainpaa, 
cubiertas  de  yerbas,  pero  deenndas  do  arbolea.  En  San  Julián, 
n»pareccn  W  cerros  i  continúan  hasta  el  grado  44  de  latittid. 

En  la  formación  arcillosa,  bai  tres  rio»;  el  Galleffo  a  loa  íil"  3H'; 
el  del  Puerto  Santa  Cruz  a  los  50*  7';  i  el  de  San  Julián  a  lúe* 
4Ü  i  12. 

Puorto  Ihiteo,  coino  a  ;]0  milInK  ni  sur  de  cabo  Blanco  i  u  log» 
470  46'  de  tfttittid.  tiene  ima  cntnuU  ungOKta  con  fuort^f;  mareas; 
pcTX)  ofrece-  mtii  buen  nnclnjc  í  p*t«  bien  defendido  di:  loe  vientoe. 
El  rio  so  interna  diez  i  ocho  millas,  pero  bi  tierra  es  árida  i  re- 
qaemada,  i  nada  a  prop<ÍMt«  para  el  establecimiento  que  el 
gnbienio  español  fornifí  allí  no  hace  mucho»  afioa  i  de  ijiie  aun  íie 
Cüiiaci->'an  evidentes  »efiale& 

£1  golfo  de  Stm  Jorye,  llamttdo  en  las  nnti^iaa  carta.'*  Balidi 
«ín  fontl».  se  crcia  !*er  una  ennennda  pmfiinila  en  ijue  dewnibo- 
cnha  un  rio,  ile.ipitt^s  i]e  !<er|K-iitenr  jxir  u»  anebo  c¡>)mcíu  de  liemí; 
I>»n|iie  ha:«t»  <J  viiije  «Ic  exploración  «le  )»  lkiti'MbÍ^-rtn  i  I»  Alre- 
jiiiln  líc  tcninn  not  ioiiu  miit  ragtiK  du  asUi  i  de  los  otmx  partitt  do 
la  cotüta.  El  |iuerto  no  tiene  no  ni  anoon  nlguiiu,  »^inu  vx  hiu^iii  el 
norte,  donde  huí  algunas  bahíax  i  abras  profundas,  trecuenladns 
pur  los  buques  ingleses  <|uc  hacen  la  peaca  do  lobos  marinoe. 
Treinta  n]Ula><  mas  al  noríe  estÁ  el  puerto  de  Sania  Elena.  Ia 
tierra  al  rededor  es  tíeca,  aunque  la  cubren  espesos  matoimles  t 
un  tolerable  tapiz  de  verdura,  en  que  pacen  nuntero^aa  tropas  tío 
jpianacoo. 


ISO  UI8CELÁKEA 


Según  Falconer  (el  misionero  jesuíta  (¡ue  residió  muchos  años 
entre  las  tribus  indias  que  habitan  el  territorio  de  Buenos  Aires) 
la  costa  oriental  entre  los  41"  i  51"  de  latitud  es  visitada  por  los 
naturales  con  el  solo  objeto  de  enterrar  sus  muertas.  Cerca  de 
Puerto  Deseo  he  Wsto  los  sepulcros  de  li«  indios  sobre  las  ciniiis 
de  los  cerros;  pero  los  cuerpas  habiaii  sido  llevados  a  otra  parte, 
acaso  por  los  mismoü  indios:  poiijue,  según  nos  informa  Falconer, 
después  que  Ioü  cadáveres  han  estado  bajo  la  tierra  doce  meses, 
abren  las  sepulturas  para  recojer  los  huesos  i  trasportarlas  a  los 
deprisitos  de  las  familias,  donde  los  colocan  i  adornan  con  cuentas 
de  vidrio  i  con  todos  los  atavíos  que  los  amigos  i  parientes  de  los 
difuntos  pueden  procurarse  al  intento.  Se  emplean  en  esto  cier- 
tas mujerejí,  cuyo  oficio  es  celebrar  los  ritos  funerales  de  la  tribu. 


f  Araucano,  año  de  1830.) 


APUNTES 


SOBRE  EL  ISTMO  DE  PAVhKÍÁ.  POR  J.  A.  LLOYD 


-O- 


^En  oo^iemlirede  If"'¿7,  SJr.  Uoyd,  que  hubiascrvíflo  por  algún 
liempu  en  e!  estílelo  niayiir  del  jenenil  Bolívar,  fué  conii^ionndo 
ir  eüte  jefe  pira  explorar  el  iíitiuo  de  Panamá,  i  avcrígiisr  ti 
íijojor  punto  de  comiiiiiojKrion  t-mn»  los  do«  tiiarefi.  El  i-e8iilta<Iu 
dv  sus  invcsti^vioiif^  swLi'ü  i'l  riivul  del  Allántico  i  tk-l  F.-icÍtÍw>  í 
la  t;ltivucJoa  áii  la  tierra  intcrTni^tii<.  »c  Iiii  piii>lic»dii  en  In-s  7'nin- 
'mccione«  Filoiti'ficaii  dv  IS3l>  i  ha  circuloilu  L-ri  iilguno»  díiiriu». 
Ft*ro  loit  nuticiaa  que  kÍ^cq  nw  lian  parucidu  digiuui  tanibíen  do 
iI>orsc.  So  iiun  exlJitctiido  d«  los  apunta»  oomunicsdois  por  rl  mis- 
luio  Lloyd  a  la  Real  Sociedad  JwgnificjL) 

El  Istmo  de  Panamá  se  extiuudo  dc^c  pI  moridiano  do  7T" 

iluHta  el  de  81"  al  occidente  do  (ji-c«nwich,  i   tíane  SU  millas  de 

Acho  en  su  mayor  angostura.  Su  territorio  no  pertenece  todo  a 

i-Aza  americana  espafioL-i,  |Kin|U(-  hacia  el  N.  E.  los  fiuiwí  i  tar- 

bidcntos  indio»  umndingíLt  hiui  nmiitonido  hatita  el  dia  de  b<ñ  mi 

independenda. 

JEinOlUrfA   FÍSICA 

Dos  veces,  dentm  (le  \o»  llniite»  arriba  dichos,  í*t*  intemim- 
pida  la  gran  c(>rdi)l<'ni  ({UO  iitntviesit  d<;  noit<.-  ii  snr  v\  continente 
amvrícano.  En  Niiuinigun,  h\  vemos  ya  liumillai»;  un  tanto.,  per» 


Ibi 


XISOKLÁXBJL 


fie  empina  otra  vm  en  la  provincia  rlt  Veragua,  donde  la  covat 
lui  lliino  lti'rtn<Míiim«,  tl.-uiiailii  Im  Mfifi.  A   ta  porte  oiienUil  d 
ota  (mivincín,  !K-  runipe  Iii  oTtlilIci-n,  Inrntniu]»  nmntaAAí*  ne^Kira' 
diw  dé  cuiuíiltTublv  iiUtmt,  A»[m.th3(  i  iKíwiicnttí!*;  ilüsdu  ullf,  cnmt' 
n.-iitdv  »viii[>n!  id  (■!'ti-..euipi<?»in  n  pRwntJiníi'  iiinunK-rnliK-v  > 
rivw  di;  3<)(J  11  4110  pit's*  de  cK-vík-Íoh,  mi  típini  corno  lii  de  un  {la 
de  aziWur,  i  su  boxi»  rudetula  dv  sabaaitM;  entre  Oiígrus  i  Che 
Tjvm  «irsupnrcix'n  tnmbicii  estos  ecrrvj»  [Kir  ruia»  pociu  mi]In«.  i  el| 
lemno  e«.  «m  sin  interrupción, Itauu  i  Ixijo;  ma»  luego  su  tnnc 
tntn  otra  vez  a  la  vista  loe  jMinm  de  arúcar,  se  apifian.  6Q  je 
tan,  i  roimati  una  ca<Iei>a  que  corre  de  Portobelo  ha^ta  la  haítín 
de  Slaiidinga,  donde  está  la  fígnnda  alíertnra.  La  tierra  siguoj 
baja  por  las  proiincias  del  Dañen  i  el  Ghocd,  i  abunda  de  no^| 
los  del  norte  so  dirijen  al  golfo  de  Uraluí  o  I>arien  i  los  del  sti 
aldc  San  3Iigiiel:  mas  allá  laeurdillera  se   levanta  de  nuevo  ao*] 
bre  una  grande  escala  i  te  intei-na  en  la  Aniérint  lileridionaL 

La  cüreccion  jeneral  de  los  montes  en  las  cercanías  de  Panainá.1 
es  lie  N.  E.  a  S.  O.:  en  las  demás  parte»,  es  x'aria,  manteniendo' 
cierta  relación  con  ta  línea  de  la  coata.  aunque  no  siempre  para- 
leU  a  ella.  Certa  do  Panamá,  su  elevación  no  pan  do  1.0'M  a 
1,100  pies:  al  este  de  Portobelo  aon  mucho  mas  alt«s,  i  jeneral< 
mente  están  cubiertús  de  c?<pt»«os  e  imjienetrable<i  busques  quej 
crecen  sobre  una  capa  profunda  de  un  sucio  «sttmmlinaríanient 
ffrtil. 

Im  iveti  pTt?douiiunnt«  es  cslaintu  flimfniojtt),  borduda  de  co*l 
n\vM  ul  norte,  i  de  una  nrcitla  endurucidii  id  kut.  La  roca  coralinAl 
••^lA  ¡inpi>-jpiadii  <ie  imii  materia  jolalintisi»,  que  le  ría  Iii  piri]iif<lad  j 
<lf  jK-giinM;  fslrwhrtiinMite  a  t'nlu  mjuellu  a  »|uv  fv  arrima  debajuj 
de]  ti^ui:  v8  de  un  ti-jido  fino;  i  e«puv«tA  largo  tiempo  ul  ñire  sel 
enfiuix-W!  muelí»,  |K'n.>  ri-cien  ivitraídn  no  i-a  mas  difícil  de  labrar 
f|ue  el  yeso.  La  tuvilla  endun^vida  de  la  costa  de  Panamá  es  tam-^s 
bien  UB  exoelenle  uuitcritd  pom  cdilicnr;  porque  es  blanda  al^H 
principio  i  se  endurece  al  aire.  La  que  se  saca  de  k  misma  pLi^ra.^™ 
v»  mas  ^cil  de  labrar.  ^H 

Encuéntrase  ademas  en  el  interior  calcedonia,  pedernal,  jaa-^H 
pe.  etc.:icercadeGatunsubreelrioCliágnishai  unapíixlmdeqiiu 
M!  hace  mucho  uso  para  la  construceicm  de  homo»  decid  i  honu- 1 


ArrKTt:»  BDIIKK  Kl.  tSTUO  DK  TAKAMÍ 


1&3 


ZMK.  Hiü  tiiinbicn  tiorm  oxcoIcnU*  pnra  ladríllo«s  i  en  auiua  no  hai 
(]ii¡»i  ¡lafit  «iiel  niunilo  i]iie  [mm-sí  ni»yor  vnríedad  de  luatcñalra 
Tptím  oiiilicius,  ni  t\nv  hin  Wngn  tiiius  .1  )»  iiianoL  Pera  de  metalen 
prcciu-ws  i-s  pc>bn'.  Kn  I'itnaiiiii,  i«o  Inbmn  do»  roina»  Santa  Kits  i 
Pt-^lHcnl,  ntuba»  flf  omi  «u  producto  w  «•«MiW),  lüitán  en  los  mon- 
tes ci.Tauí'w  n  Pwrtulx'lo.  En  Vem};«Ji,  iucluyvntto  el  Chocd,  se 
cojv  {^n  vnnlidiwl  dc«n>)iiin>eDlnTudurDs,ubundnnel  hieiTo  iol 
eot»rc,  i  w  dict*  t\»o-  n<>  fiUUin  ustiiñ"  i  níopuc.  Ptrrv  hni  poco  ca- 
piUil  cmpK'Julo  en  rite  jínem  d«  ¡ndiii<tna;  i  pnrlictitiirmcnte  \>» 
lavnilerotc  K»tAa  en  niniKi«  de  nnf»  poeo»  pro]j¡tituno»  do  e^lavoei, 
Htie  li«  enipli-íin  en  recujerel  om.  o  pcrUynewn  n  índíiis  lilm-,-*, 
ijilr  iL-c»)]!'!!  lo»  piunje»  mas  fiívorablL-s.  lus  í)Cupoii  íiii  l«gi>i"  n 
ii;  rentii  ní  reconocimionbo  alguno,  i  ^iwtnn   pnrtt!  del  año  en 

pilar  el  cieno  de  los  ño»,  otra  en  lararlo.  í  el  TvaU>  en  vender 
el  prudoctu,  que  consumen  en  galas  i  excesos.  El  importe  toUl  i-* 
incierto  de  nn  aAo  a  otro  t  comparativamente  pequeño. 

Ijís  producciones  vcjetales  del  Istmo  son  lozanas  sobro  cuanto 
puede  iiqajinai-%;  i  en  vigor  i  variedad  de  maderas  puede  este 
competir,  ttognn  ene  Mr.  Lloyd,  con  eiialqnier  otro  de  la 

iernu  (Crvenim  inútil  copiar  la  larga  li^aijueíicdAde  ellnüoon 
mu  iiomlin's  viilgjirws,  i  no»  certiR-mos  a  mencionar  el  iimnriUu. 
miulcm  ooinpucla,  ñau,  riuÍ  ilnnible,  excelente  para  mueblo»  i 
lilicim:  «1  amarüto  de  fruía,  no  meaos  abnndanto  que  el  ante* 

lor.  i  bueno  tjunbien  pam  la  construcción  de  casas;  c]  amariUo 
[fítrhoíiero.  el  anufiih  folonulo  i  otras  espectOB  o  variedades  de 
Is  misma  denominado»  i  nso^  el  almécúfo  que  da  una  resina 
Tulneitiria;  el  <ií{fnrrtiJjt>.  ima  de  tas  mejores  maderas  conocidaM. 
creoo  a  grande  altura,  i  (si  mui  duro  i  flexible;  la  6u¿Mt,  excelente, 
como  lo  indica  su  nombre,  para  balsas,  por  su  tijerexa,  casi  igual 

la  del  corcho:  el  cocíAmáo  amarillo  ,  Hcmejante  al  palo  de  rosa. 
da  «n  olor  mni  fragante;  el  coctAwlo  prieto,  mui  aromático  cuan- 
do %-Drde,  i  muí  nsado  on  obras  do  ebanista;  el  cuajado,  madera  oxoe- 
lentisiina,  tndastructible.degTanHe  usoenedilicioHiclf^uciYU^.un» 
,lle  las  madem»  mas  bellos  i  dunibU?*  de  la  Atni^rica  BJerídional, 
'crece  a  gmnde  altura,  i  se  emplea  mucho  jiara  construcciones  en 
la  tierra  o  el  agna;  varios  ceilrot,  ciitrft  ellos  id  cf/hv  real  nmni'- 
¿/o,  de  un  olor  fuerte  i  ti^agante  i  do  mndio  coiiMimo  en  obras  du 


154 


discklaxu 


mq)iiit<TÍ»;  (iioOft;  cirutlo,  u.<n(lo  vil  la  pioclicinn  üuuiü u-fti'ínjra* 
U-;  r-KjN(¿ií  intUíito,  avct:  a  un  tnniaCo  íurk-oso,  Í  ae  119a  iinivüT- 
¡tiiliiii-nti-  [Mta  {lituia  i  lahitiuc^  f^pai>¿  prlftii,  lo  nii»mo,  pcm  i;» 
ittgn  iiiti-s  recio  i  (lifloil  dü  Uabajnr,  «rjjmo  coUinuhs,  hfniii<!<u  pnia 
Ui  cuuvt mocil >ii  >Ic  Iwtws,  ¡fiitii/iiniv:  rftuira  prliuUi,  tírbol  TniUil, 
«tibiuruxlc  iioa  c^lK-cív  ilt;  Ixirm  »  \>vk>;  lnu'Jiitv,  uiiií  tisiulo  en 
pi>jui-úiM  artículos  ((■;  v:hnuisU.-ñ/>ij<tffUti  c<4ortultt.  pulu  <lu  tinte 
t]v  que  los  iixliue  hacen  cucliiinus  i  utnuí  liujcrfibK  Jc&r^.  Árbol  ccr- 
pulvBUs  liitirtl,  emplcodi'  i.-d  lii  con^tnicciuti  du  cjíki><-,  utoro,  |>alo 
qtio  da,  un  bcrmoeo  tinte;  mcnu^^,  paia  construccioin  de  buqiK!«, 
comunifliiiio  en  ticnrw  haja»  i  húmedas:  mudrofio  alazuvo,  para 
cuDstrucciün  de  cíliaíi;  muiiroTio  fino,  excelente  para  obra  de  tor- 
no: Tituitipido,  árbol  de  grandes  diincní<Í4>ne»;  itiaria,  crece  lutú 
derecho,  lu  (|iie  le  hact^  11  j>rri|)i')DiiM  paní  iii&stileit  i  entenas;  si2^ 
áibol  vlvviulu;  Mutuo,  (cfetnrntia  cujvte),  eta 

Lus  iVutiu  i  vtíjelJili»  nlitiienlicius  del  I;<ttiio  »aa  los  iniíiia«« 
■lu  hi»  oLrnxrtiituiK-s  li\>])!c<-de«i.  Ln»  gnuK>íi<)ue  í«ociilLÍvan,  t<on  el 
nrroz  i  i*l  maíz.  1>»  Id  uifiii  de  iiziíoitr,  ]>em  ixi  t-n  alniíHlüuciic 
PrwlúocDJw  fl  csifí  i  cacito  iic«'4«»rios  pHn»  i-l  coosunm  di>iii'''--«tica 
Son  muí  comunes  en  las  selvas  el  palo  de  Vu&i,  i|ue  d.i  uua  be- 
bida pnrecida  a  U  leche;  la  vaííitWfi,  i  el  ciioutchoae,  c«n  cuj-a 
^ma.  ttfdavía  líi(uida,  fabrican  loe  habitantes,  sobre  el  uiUuio 
principio  ijut^  en  Inglaterra,  una  especie  de  hule  impenolrsbfe  al 
iij^üa,  [H-ni  que,  pii;-¡iaradii  de  este  modo,  va  mas  homojéneo  i  nun- 
v»  qitii'bi-iL  Kl  Ciirbiiu  que  m:  hace  cli>  vaiiaM  closeíi  de  nuidora, 
[wsa  jwr  excelente  pam  las  riindiciiinca  i  tiene  rancha  demanda 
en  el  Pí-TÍL  Hiii  variiis  i  l>ri  II 1111  ti  sin  ion  lifiU-s,  de  que  U>:in  loa 
indtoí!  i  qiii;  iiuu  no  «f)!!  ciHiocidoH  cu  el  coruvrcioL  Hui  Lanibieo 
vitríiu*  corti'juw  i  revina»  medicínale».  pnrticuliuim-.nl^  In  c^lehru 
ix;]Hnitde  ¡miIo  minto,  que  »e  adminiMracn  muoluu<i  enfenm^ilades, 
i  ni  quL-nm  en  lugm*  de  incienso.  El  st>/i\tx  tijficinule  ubiuidamu- 
cho  i  »u  goma  oe  vende  a  <los  pcHo»  la  libru.  (*) 

Los  anúnalcií  üílvestres  son  toa  llamados  tigres  (poco  mayorU) 


t*)  Esftudoao  que  fe  pUnbi  qno  ila  Mita  gomn  «n  «1  it»rao  >ta  d  tbrvm 
cfjicinalt  Ao  Unnca,  áúiiA  do  Orioalc,  quo  to  cnltíis  tn  Imi  [«■•«  ineridio- 
ludoH  (1«  Europa 


Art:NTE8  SOSKB  ZL  I8T1I0  VK  FAKA3U 


]65 


^av  nii  perro  pt-fiucño  do  Turninovit);  Íc*<jr]es  ({inilNiliU'in<'i)h-  ca- 
ffU4itv«}.usos,ta&piM:hcs(ii.r''H^  loíor);  «ajino^  iT.s¡K;ck- ilu  jaWli 
quo  linda  un  tn>|M)»;  cerdos  silvLislnM,  cunvj'Kt  itlgo  [wiTvcidos  n  tos 
de  Eiu'opu,  pero  mayores:  ngrvos  i-u  gnm  iiútnom;  lojioDt^s  <\v  rao- 
nos  du  muchos  espocies;  pavos  silvi-stiv)-,  iii>gras  í  de  colores  patos, 
pnlomaK,  ele  deAiui  buen  gusto.  De  todos  los  noíinales menciona- 
dos, 1m  mas  temibles  son  lus  cardos  «ilvc^rcs,  que  cuando  van  en 
tropoji.  se  aLroven  a  atacar  a  uno  o  dos  hombres,  sí  ae  les  hace 
fuego.  Los  t¡giv«  no  llegan  jainiui  al  hombre,  i  solo  hacen  dafio  al 
ganado  menor. 

El  IbIiiio  ha  sid'i  e^li-lirt'  por  xtis  culebras,  i  reptilisi  ví-neiuir-ioí»; 
sin  tfiiiliargu,  Mi-.  l.loyii  iivfgum  <(iie  solo  l■nl'^ontM  uno  n  «los  ilii- 
nmtu  toda  su  n^'sidvDcia  vu  vi  p»í«.  I/»  camponim»  Hilen  )kxm» 
▼ectsí  d*t  noche  poi-  el  t<íni"r  qtie  le-s  tienen,  i  llevan  siempre  con- 
«igt>  unit  contra,  como  cIIom  In  llainim,  cstu  ch,  un  nnii'doto,  o,  lo 
qov  creen  todavúi  mtis  eficaz  pam  su  inurde<)iiru,  una  especie  (li; 
amuleto,  (]ue  consiste  en  un  diente  de  eaimun  forrado  do  yerbas 
confecetonaMlas  por  una  vieja,  que  les  infunde  esta  virtud  reci- 
tando ciertas  preces  o  palabras  rciájicas  sobi-e  ellas.  Lu  contru  se 
dice  ipic  pivduce  rt^almente  mui  buenos  efectos:  es  una  raíz  amar- 
ga,  llaiiKida  guavito,  pulvej-izudn;  ]>arte  dvl  polvtj  se  loma  ]>i>r  In 
t^c-i,  i  jiiirtt;  M!  aplica  a  la  herida. 

l'na  de  lai^  mayoix.-K  plagas  del  pnis  son  la-s  gnTmjuiui.t,  quo  im 
media  hom  »le  [mwi>  en  el  venum  -son  lapiiees  de  ciibrir  l'xlo  el 
cuerjH)  de  un  bonibre,  i  sU  agamín  Lanío  a  In  piel,  'jUv  («  nlj^i  lin- 
b«jw«  scp«iHrlu8.  Vn  enemigo  mns  pdjucAu,  p<Tr>  mas  inicidioso, 
«S  el  j/U'jifu  de  siUiana.  que,  es  como  un  griimi  d<-  aix-iu»,  t\¡:  cjlor 
berruejo  subido,  í  abuniia  iimeho.  Esto»  aninialitus  atiican  las 
partes  mas  blandas  de  la  carne  i  causan  una  Coniozíon  peiiusiiúniu. 
Uoet|tiítos,  pulgas  i  niguas  no  faltan.  Los  cvcvi/f  o  iikwtjls  lu- 
mtiKMas  son  mui  comunes  i  brillantcíi;  fuera  de  otros  nmchos  in- 
sectoíi  (pití  prubablcmenu  no  han  tenido  todavía  lugar  en  los 
cntfilogoK  fnloni<)l<^jico«. 

De  leet  animal*^  domé»ticiti<,  i  piii-ticubtnuonlc  de  los  alimenti* 
oíos,  »:  habtnM  después. 

Su  distinguen  dos  eMaci»n«»,  el  verano  o  la  estación  seca,  i  el 
tnvicnio  o  la  estación  lluvioso.  La  primera  es  d«  abril  a  dicicm- 


ise 


■iscelímka. 


bre  i  U  cPgmKla  do  <l¡c~uniibre  n  abril.  La  cantidad  de  Unria  que 
cae  en  ol  afio  es  prodijiosa.  Loe  nublados  se  aciUDiitan  pobre  laa 
amas  tulvüsas.  i  en  I'ort«>belo  particulannenle,  que  está  circun- 
valado de  ellas,  la  Uavia  se  |>reci{»ta.  a  torrente,  acompaOada 
iflucha.'<  recect  de  Ini^ntei  i  relánipagoo,  que  fomton  ana  escena^ 
tetrítica.  Ma-t  en  los  dUirítoí^  lliino<)  i  deüpiíjados  de  hü<M)uea,  lal 
cantidad  de  agua  que  cae  de  las  nubes  no  es  ni  con  mucho  üui  f 
fpiin<l<-.  Panamá  presenta  las  altcnuriniie-'i  sñ^ient*-».  Por  nbríl,] 
M'  iinubla  «.'I  ciclo  hucia  la»  V2  dfl  dia,  i  d<;!<pu<^  d«  itindin  homj 
du  1lov¡j:na,»H  wrena.  En  mayo,  entre  O  i  II  de  I»  mafumn,  lloe-j 
ve  un  ]KiC(>:  i  la  Inrde  t-^  heniKvct.  Fax  junio,  Iliievi>  mañana  i 
Utdc;  i  al  mediodía  hai-e  buc-u  ticitipn.  A  uiixliila  que  avunz»  d  . 
ofio,  crucvii  las  Ilui-ÍBsc;  ■■»  Juli»,  a}^i«U>.  «.'tiembrc  i  octiibrt.',  sonj 
incvwcuitcs.  Kn  novti;uiÍiT>-.  la-s  nuchi-s  Min  niibliida«  i  lluvJwMS,] 
nuw  por  ol  «lia  <.-ni[>ifzu  a  d<^-jan<i!  vi-r  vi  iind  dul  cÍvIo.  En  didcm- ' 
brc,  ya  oÍ  li<?mpo  m  hcnnosoL  En  enero,  fcbn-ro  i  marzo,  son  tan 
iBTos  los  aguaceros  oomo  Ins  tole*  vn  la  estación  invemoL 

Ocurre  en  todo  el  Istmo  un  fen«Vmcno  digno  de  noione.  ElSQl 
de  junio  ce«a  la  lluvia  por  einco  o  seis  dian,  i  el  snl  brilla  cno  di 
mas  vivo  «Kplendor;  no  se  conoce  ningún  ejemplo  de  im^ilaridadj 
«1  esta  tregua  anual  de  la  ivdJUMnn  IIiiví<i«l  I>is  habitJtntct  (juv) 
eocntan  con  ella,  la  celebran  oxido  una  teni]K>nt(ln  <Íe  ttc-Kt.-is.  igiiu 
llaman  fl  veraviio  de  San  Juiín. 

S»n  también  muí  varia»  la  t«m])i-nitiim  i  NilubriiUd  fiel  eliuia. 
Portobolo  i-s  uno  de  lo»  lugares  tiias  ardientes  i  enfermizos  del 
orbe;  en  Panamá,  por  el  nontnuio,  el  tcnit4metro  va  la  estacÍQ 
de  las  lluvia»  no  )vimi  fie  les  íi^»  por  la  noclie,  i  (le  los  fíT"  por  el'j 
din;  los  i'ienlotii  son  varínbK^  i  frescos,  i  aunqtto  la  lluvia  («  ince-1 
xantc.  no  hai  «^«lagnacion  en  la  atutásfera,  ni  enfermedades  cpi-J 
dímicjLs.  Kn  i-l  vi-niuo,  la  temperatum  sube  a  fUJ"  i  aun  a  03",w 
duTunle  el  <Ua  la  reverberación  del  sol  en   el    Pacífico,  i  loü  vien-  ' 
toa  que  soplan  constante ment«  de  S.  E.  sobre   un   largo  trecbo 
de  «Ibanaa  peladas,  producen  un  calor  sofocante:  pew  loe  terralesJ 
do  la  noche,  que  vienen  de  las  montafiaa  vecinas,  son  frescos>:  i  el ' 
climn  puede  llamarse  por  lo  jeneral  saludable,  aunque  no  faltan 
épocas  de  gran  mortandad,  lo  que,  según  Mr.  Lloyd,  se  debe  i 
siempre  a  loa  excesos,  particalarniente  en  el  nao  de  frutas  i  veje 


APrSTES  SOBIUI  Bfi  ISTMO  I'K  PAHíUi 


157 


talM  Du  snzouniiuK.  i  a  wa.-^  Ininbit-ii  a  U  «ilíibul  del  alinientji 
■aoinial.  que  tro  (ilfjunii^i  ii«tiicioni=t  ixxitnu?  cftlítliidi^s  nueivas  por 
tía  cspcciva  loziiufa  (I*;  li>s  piutuM.  La  rüiiiilJA  <1l-I  chÍiiíhiI  brítñiiic-u 
|R«tdii)  cuatro  unos  vn  I'ruiitttiñ  kíii  hulit^r  IihIiíiUi  ni  una  solti  hora 
■de  cDrertnediu)  vn  ilU;  í  Mr.  Lloyil  i  su  oi>iiipnrit-nj,  ']iii!  [Kvamn 
[en  el  país  17  meses,  expucstue  caxí  contÍiiimnMínt«  a  todo  tsl  ri- 
gor dol  Hol  i  (le  tas  aguiLs,  tampoco  sufriomn  vi  mcnur  accúlvnti^ 


IMUMEXOBEÜ  TUPOaRA.nCOÍi 


ütA*.  AfH^nii^  puede  andarse  en  toda  la  provinein  uca  milla 
'siii  inio^Dtmr  cd  v)  iuvicrno  al^iu  riachuelo  u  (¡ueUnula.  ijiii; 
arrastra  laM  a^iw  KiqienibutHlunttus  i  a  vece»  iio  punde  fácütuciittt 
kTadearsE'.  Pero  la  mayor  pait<>-  da  r^loK  V(trtieiit«»  s>t  !<in:nii  en  oí 
iTenmo,  i  no  hsi  mas  riim  digno»  d»  uuljir  i[uc  lo»  uguíviih»:  }>or 
lel  norte,  el  Chi^v^  el  I'o<)ucuí,  vi  Trinidad  i  el  Gatun,  quu  cn- 
I  troncan  i  forman  uno  solo  puní  deM-mlMicur  en  el  Atlúntioo;  i  )M>r 
el  sur,  liaría  la  costa  del  IV-itico.  i'l  Rio  Grande,  el  Caimito  o 
[Chorrera,  el  Pacora,  el  Indio  i  el  Bsllaiio  o  Chopa 

£1  Chágres  tiene  sus  fuentes  a  una  distancia  considcmble  al 

FcMo  fie  Purtiihtdo,  unlre  Iivs  aluis  niontaftas  (jue  se  acercan  a  la  ba- 

'liladn  Iifan<liii^ii;'ide.-<pii(:s  <li^  atravi-.tar  uugiikn  trecho,  n^cíbt' cañí 

cnfn^nto  <U--  Pi^rtubflu  al   Pe(|ucni,  que  vii^oo  del  S.  K  i  c»  Iad 

ancho  i  ciindiU'is')  cuma  eJ  miMuo  Chiíf^rfS.   Koniian  iuuIkis  titi 

'  majestiiusu  rio,  bi«n  ipu-  di-ma.-dRdt>  rápti)4>  ]mr.t  naviL-gui-siT  iViiiii»- 

(lutnvi)l«;  i  skI  tw  <|uv,  Aunijuc  un  k\   vi-nuio  Atiben  por  i\  (tuinas 

hit»i»  rniw  arriba  de  la  eoiiriuc-Hcia,  el  p«i«ye  se  oonsidiTii  [k-Ií- 

graso  por  el  gnuí  número  de  adiós  o  ntuduleis  cu  alguu")^  d*;  los 

cuales  es  velocúüna  la  conionte.  La  rapidez  disminuye  hada 

Cruces,  que  dista  "¿3  leguas  de  la  mar  en  línea  rcíla.  i  44  por  el 

,  rio:  la  velticidod  es  alli  de  tres  millas  i  media  pur  hora  aun  en  el 

I  invierno;  en  PeAa  Klaní-»,  de  dos  millas:  en  Oatun,  apenas  de  una; 

■i  en  Unuia  casi  no  m-  ]>en:ibr  eorricrir«  itn  el  verano. 

Pnotm  ri<M  de  .Hii  tamaño  presentan  una  tniis  Itella  serie  de 
[ptirsjwctivas)  pinloix--Hc*s  <]u«  el  Chigres  ma.»  arriba  de  Ónices. 
jPbr  un  espacio  de  miuihas  millas,  va  encajonado  entre  eni>rmes  ■ 
[escarpadas  masas  de  piedra  calcAiva  que  ofrooe  bu  mus  vxtnuUw 


1¿8 


UISCBIiAXSA 


i  laulÑ.-slii-iLK  foniiit*;  ¡wr  nlrns  piiit«s  «■  tiende  In  \i»t«  itnlire  sr- 
Imtins  que  llegan  basta  vi  mi«mo  Lonlv  del  río,  cubi<.-rUis  de  hir-i 
niiiíiii  puüti)  llniíiado  gmtitAlote;  i  l-1  ntaffDffíon  Iwnj^i,  (¡iK!  t."»  main 
tiD  tejí»,  pem   mncho  iniw  Cni^Milentn   ¡   KÍmtíríco,  se  dwn  acá 
alH  )wbro  su»  oríDjis.  EnUildiui  rl  rio  las  ninins  de  otro  árlxil  ji-' 
giuit«sco,  llamiulo  higucTOD.  eityos  hojas  dan  un  grato  aumento  a 
los  pocos.  El  álveo  vi  por  lo  ooidud  de  guija  mentida:  i  el  agua 
en  el  verano  tiene  la  transpanmcia  i  brillo  (lel  ctistcd.  Hacia  i 
fuentes,  es  en  alguniw  portes  man  ancho  que  en  la  embocador 
diWdiéndoHC  en  variwt  canales  o  brazos,  que  forman  peqiudSi 
islas;  roas  éstas  desapeirecen  en  la   temporadu  do  laa  Unvias.  i  ni 
se  »e  mas  que  nn  aneho  rio,  eon  multitud  de  et>rr¡ent<?«  i  ivini> 
Unos,  que  hacen  mui  peligrosa  la  navegación.  Ahora  muchos  »fi 
fueron  tan  copiosas  i  continuadas  las  Ihivins,  que  el  rio  crpoiíí] 
ha^rta  cubrir  los  cimientos  de  la  iglesia  de  Cruces,  situada  en 
pcqueOa  eminencia,  que  Lendrá  unos  4'J  o  ó<J  ])i6s  sobre  el  nii 
Hictual;  la  mayor  parte  de  la  ciudad  fué  sumerjida,  i  los  habitan* 
uat  no  pudieron  comunicar  entre  si  durante-  ulgunas  «euianaa,, 
hího  por  nit^io  de  canoas.  Pero  cerca  de  la  boca,  ha.Hta  donde 
le  imviriKira  d  Trinidad,  no  crece  nunra  arriba  de  ciocooi 
pié^,  i  KiMlnn  sii.'s  iiuirjciies  pant  ntajur  In  Íniiridnci<>n. 

El  Trinidiul  entra  m  ul  Cfuign.-»  a  '24  milhis  de  dÍ!<t«iKÍa  d«  )■ 
boca,  i  también  es  cnudulo!».  Nace  no  lejos  de  la  costa  del  sur : 
dv  la  ciudad  de  Chorrera,  que.  como  se  vertí  después,  da  su  nom-l 
hi-e  a  im  rio  de  bastante  consideración,  que  desagua  en  el  rocí-j 
fia>.  Canoas  de  varias  especies  remontan  el  Trinidad  haxta  Ch- 
]Hia.  ciudad  situada  al  S.  O.  de  Chorrera:  i  llevan  sus  frutos  a] 
Chigres.  Ijasta  dontle  subió  Mr.  UojtI,  (que  no  llegó  a  Capua)j 
el  anch't  del  rio  era  como  de  200  piéa,  la  profundidad  de  '2H  a  S9Í 
i  htít  riiUf*  largn.4  i  tuigattoít,  ain  saltos  ní  otros  estorbas  qi 
eiiibiir.\xiU«n  hi  uavegíicion. 

El  Gatun  us  otro  rio  di;  iuip<irtAUCÍn,  aunque  ni  es  ancho  níl 
prutiindo.  Nace  ul  E.  tle  Pnitobcln;  i  cnixando  lat  dos  caminos  | 
que  conducen  do  i^nta  ciiid;kd  a  PAuamil  «í-jnntncon  el  Chá-j 
grw  c«rca  de  la  población  d<:  Gnlun,  n  K  milla»  del  mar.  .Su  pro- 
fiindidnd  no  po-sade  8  pies  en  oí  doseiubocadcro,  i  pocwt  milla 
Miiu;  arriba  es  npénas  de  4.  í  en  algimos  lugares  mucho  in^-iio)^1 


«rsTESSOMií  KL  ISTMO  PK  ri:ClIt¡  159 

cofitríbiiyi'mfo  ii  wtürUu- 1»  navi-giM-iim  los  iirlMi!i>  .|ne,  iiiíiimiii* 
pur  las  n^uu»  uii  (ti  invierno,  ;■;  di-spix-níK-n  i  ciw.'n.  Su  iiiijMirlon* 
cía  pitra  Ifu»  cutuiinicscioni^  inl«rí<>i\i<  cmivute  vo  que  In»  cnniuui 
qac  van  '!•■  P<irt"ibcIo  s  Chígn-í,  i  en  tÍoni])i>  tK-  U-iiiix'StJwii'», 
eoando  tv  iH*]tj;nx^>  nnvL-jpir  [Hir  H  odkIa,  iwniiii  dcUtni'lu»  |iiir  lixt 
TÍentoR,  rvtiionUin  el  Gatiin  luwtji  i-l  piioblo  A^itumci»,  <lo  <lini>1i^ 
se  lleva  su  carga  H  hoiiibra«  liaxtn  P'vlohvlck,  h»i;¡t'iwhi!^'  lus  >v- 
torooB  por  i'l  misino  cainíno.  Fiiírra  de  caw.  (li>«-ni'viciin  en  ¿1  v»- 
rins  quebradas  a  derecha  i  a  ízqnierda,  i  to(Iiv«  ciiritríbuy>*u  iiia»  •/ 
in¿no6a  Cw^ilitarel  accesoalo  interior  del  país,  comunicando  a\ga- 
nas  cwn  l^oa,  que  también  los  hai  oonsidorables  en  c«ta  parte  del 
Istmo. 

Los  tríbatos  de  todos  ostos  ríos  facilitan  la  navegación  del 
CtiiifjTfw  bnjo  Kii  coiiftueitcia  con  pI  Trinidad,  baríéndol»  mas  có- 
nioil»  qui!  ta  do  otrut*  ri-j."  ci>u  quienes  no  puede  competir  en  caii- 
daL  Su  pmfiindtdüd  baju  el  Qatun  varia  de  20  a  30  pío»:  mas 
arriba  i-a  de  24,  i  iiimcn  baja  t!e  22,  excepto  en  al)¡aníie  pocos  pa- 
tajes, dund(>^  solo  liviiv  1 7,  peixi  por  muí  corto  trecho.  I  1»  profun- 
didad  de  qnu  hablamo;)  no  ix  de  un  9o1o  canal  o  calle',  fdno  de 
todo  el  uncho  del  rio.  que  no  baja  de  ZbO.  Las  márjene»  son  pen- 
dientes  i  están  coronadas  de  bosques  hasta  la  misma  orilla;  i  1u 
manso  de  la  corriente  permite  abcorlar  a  ellas  donde  quiera. 

Paiiiimá.  Xa  ciudad  de  PanamA  esttivo  antea  en  diferente  si- 
tuiMTÍoo,  C*  a  .saber,  a  trus  millat  al  R  del  lugar  que  ocupa  ahora, 
donde  u  la  primera  llegada  de  lo«  enpafioles  Mi  151  o  existia  ya 
una  pitblncion  india,  que.  atniídji  ¡Mir  la  abundancia  de  pescado 
de  la  coela,  ditü,  M^un  se  dice,  ul  dtio  por  t3!ta  tirciinslancii'-  el 
nombre  de  Panamá,  quo  en  SU  lengua  íignitica  mueho  jMicado. 
Los  indios  fueron  presto  desposeídos  del  t«.>rreno;  i  en  1221  ¡«c 
confirieron  a  la  colonia  espadóla  por  el  emperador  Carlos  V  el  lí- 
talo i  prívüejioa  de  ciudad.  Ka  IQTO,  fué  saqueada  i  rcdueitla  n 
cenizas  por  el  pirata  Morgan,  i  oonaecutivamente  reediticailn  en 
so  situación  actual,  que  es  a  los  ¡^  o7'  de  latitud  N.  i  lots  70"  SO' 
lonjitud  O.  de  (¡r^enwich,  en  una  lengua  de  tierra  quo  »e  interna 
mucho  en  el  mar,  i  ensanchándose  gradualmente  hacia  el  mi^io, 
tiene  la  figuro  de  im  hiorm  de  lanisi.    Defienden  la  bahía  varias 


ISO 


at!<CKUVKA 


is\s\s,  poco  diüUuitea  de  la  tierra  finne.  algunos  de  ellas  do  cotuá- 
derable  extoo-sjun  i  de  muchu  cultivo.  Todas  ellas  ofrecen  bueit 
anclaje;  i  en  las  mas  sa  encuentran  proviáiosaa  de  todo  jénera  i 
ngua  excelente. 

El  j>lan  d«  laciuditd  no  <.•.■<  ent«ninienta  regular,  las  oilles  ]inn- 
oipnlcít  nl-navif^ciii  la  [to [tic- fia  pciifn.tula  de  niar  a  mar,  lu  qiiu  le 
da  vvntilucion  i  miiA  tuM-o  del  <iuo  ttiinlt;  encontrarse  en  Im  tíiudo- 
ch»  tic  I»  Aiiii^i'ica  Enpiiñoln.  [.im  r<>i-tificac¡irne--<  (que,  üin  embar- 
f^ilc  lo  nlU>  di^-- liLí  uiurallnx,  if]  vnJcu  f;ran  fíi»ta)  snn  tiiiubion 
ÍrTT;gulAres,  por  habcríM  construido  »iu  plnn  alguno  i  un  tiumpos  I 
dilbtvntts,  Ciiila  vez  que  «c  n^cclnt»  uluquo  du  pirotus  o  de  otros 
enemigo».  Las  cosas  «oQ  de  fm-ilra,  ¡viK.ndnv'utu  niuis<ilidiis,i  las  ' 
de  mayores  dimcasionca  (ienon  patíos.  El  c^ÍIo  de  arquitectura 
es  p1  o^sjiañol  antiguo.  Hai  una  bella  cotodral,  cuatro  conventos 
(nlioia  casi  desierUie)  de  dominicos,  agustinos,  franciscanos  i  mer- 
eudaños;  un  inon.'i.'iterto  de  niujere.s  con  el  tf  tutu  de  Santa  Cfumj 
un  coK'jiu  llnmiulo  H^la  ComjMihin  i  las  par6de.Hde  utro,  princi- 
pindo  sobre  niin  eitcaln  magnitica,  pero  nunca  o>n<-l<iidii,  t  yn 
ruinoeo. 

En  los  ccrcanins  de  Fánutnii,  la  Ucria  es  plana  i  baja,  menos  al 
O.  i  N.  B.,  por  donde  se  le  api-oiíman  mocho  t<»  montes.  Duade 
Vfírro  Ancón,  una  milla  al  O.,  Mcgoza  de  una  bella  viítta,  a  ojo  (le 
pájaro,  «obre  toda  el  paü<  cirounvecino,  la  ciudad,  bui  iiHits  de  I4  1 
bahi»,  itut  luicicnda^  di;  camj^io,  los  mantos  de  Veragua,  las  iidas 
fli-  líiA  perliLt,  Luí  llunuras  hacia  Chiigrex,  la  elevada  caderta  de 
nioDtcs  entre  Panamá  i  Portobelo,  el  Rio  ürande,  Ia.<t  tiei'ros  ba- 
jns  de  la  co»ta  hacia  el  Pacora  i  Chepo,  i  la  vieja  Panamá,  todo 
lo  cual  fíoinitomt  un  paLsají;  de  inooniparablí-  horinoí>iir.i. 

Fortehdo.  Fu¿  deiwubicrto  en  1 503  por  Colon,  i|Uo  le  diií  este 
nombre  por  la  i-sfs^'k-ncia  de  ¡«u  bahfji.  K»tíi  a  loa  9*  34'  3ñ'  lati- 
tud N.  i  a  [<M  TT"  4lj'  loiyítud  O.,  pegndo  ni  mar  i  circuavalado 
por  toida.<c  parles  d«  montafinx  inniewuLt.  Tivno  iitta  Rola  calle 
larga,  que  vdAi^a,  la  liahfa.  i  ntnu  p«quvfiiu,  en  quo  se  lamltica 
In  primera,  donde  v\  tiicreno  lo  permite.  Huí  adcuiiw  do«  plazus. 
una  delante  de  la  Tffiorería,  que  es  un  e<]ilicio  de  pioflra.  i  la 
otra  it  un  lado  de  la  igli'^tia.  ([ue  también  es  de  piedra,  i  do  suü- 
eíeiilv  oipjiciiltuj  para  la  pobliK-ion,  pero  ya  ruinosa.  En  el  múf 


APCKTK8  ÜOBRB  EL  IKTHO  DE  PAKAMÍ 


161 


nw  estada  de  ruina,  He  hallan  todas  las  obras  públicas  i  la  dwyor 
[>arU>  de  loá  qtif  gx-rt^neo'n  n  |>articiilai'eí<;  el  hospital  í  ituii  lax 
rorttftcxciumtí  o--tuui  ivdin:iiÍiLs  a  i-wcomltntíi  i  ij"--  lit»  au^un  de  la 
ciadad  pocas  (jurdiui  habituble*. 

Ya  se  ha  dicho  que  los  animales  quo  »c  llevan  a  Portobelo  de- 
jencran  í  «o  cst<¡riüzan.  Todo  el  gumulo  quu  se  consame,  viene  de 
Pftnamá  i  de  loe  haU»  del  interior;  i  si  no  se  mata  luego,  enfla* 
quoce  i  touia  un  sabor  s  podrido,  sin  embargo  de  haber  abundan- 
cia de  buúnn.1  p-^os  al  nxledor  de  la  ciudad.  Asi  fn  que  no  liai 
un  »oIo  hato  o  hacienda  de  ganado  en  los  alnL-dedon.-^:  lo»  iinictM 
UuniiiloK  que  medran  allf  »on  cerdtipt  i  muías. 

El  calor  u<  !iur<K3mt«.  La  ciudad,  rodtuuln  de  monti>«,  no  goxa 
d«  la  fnscA  bri»a  dul  iniu"  i  cumo  lus  inniemwit  bosques  de  la  se- 
rranía i  de  todo  ul  coalomo  interceptan  ul  sol,  la  tierra  exhala 
continuaiuüute  un  vapor  donDÍiómo,  i  se  forman  nublados  espeeofl 
que  mantienen  una  lluvia  ince8ant«.  De  cuando  en  cuando,  sale 
el  aol  con  iuia  fuensa  terrible,  pero  antes  que  pueda  producir 
cfectu  al/unrt  bueno,  ni  aun  el  de  secar  la»  callea,  ya  eatá  envuel- 
to otm  vi-s  vu  uuboít,  i  vut-lve  a  llover^  aclarando  así  i  llovii-udo 
suocsiiamenlv.  i  am  tan  nípidu»  ultunuitivas,  día  i  noche,  qu« 
nanea  se  templa  el  calor. 

1^  húuHxIo  i  ardiente  del  clima  i  el  inmoderado  u»o  de  lo8  lícu- 
res (»|iirituo«o4,  enervan  tanto  la  constitución,  que  el  primer  atn((uc 
de  una  epidemia  «a  jeneralmente  fatal:  i  aunque  sv  hn  logrado  quo 
t«]  cufll  inMico  eminente  viniese  a  establecerle  en  Poitobvio, 
rara  rcz  han  pmlído  ui  aun  preíier\'afim  u  rti  inisnios  de  los  funcs- 
t«B  cfoctos  del  clima.  Casi  Miau  la»  fiebn.*J4  del  paf»  terminan  en 
distrntci-ías,  do  que  muí  poco»  i^^cajun.  La  ciudad  ha  adqnirido 
con  mucha  justicia  el  titulo  de  i^^paliura  de  Im  mropeon. 

La  población  en  en  el  dia  limitadtsima:  la  mayor  parte  negro» 
i  mulaUM,  ccm  uno  o  dos  eapoAoIes  europeos,  detenidos  todavía 
jKiT  el  apego  a  sua  bienes.  De  ciuindo  en  cuando,  llegan  trafioui- 
le»  de  fiitiamA  con  niercaderia»  que  runden  a  un  prccin  exhoibi- 
timto,  (•  ia:  Ve  i'utriir  un  [k-queño  di-?<[;icamenta  de  trupn,  que  se 
rumudn  ftcoueiit<.-uiciit**.  Para  Uik  que  tienen  la  dicha  de  sobrevi- 
vir, no  bai  dia  dw  mus  reg'^ijo  que  d  de  la  guartirla. 

Las  aguas  que  desciendun  dr  \<k  moubes,  son  cristalina!:  ■  de1Í- 

3IUL'KLÍ!CU  11 


Ui 


»l6Cia.A5U 


eíoffK  ni  pEtlnilar;  pom  rkí^nMíiiulu  o)  t\ac  teuga  U  ttitneriilsd  dol 
ln'lj'-rdf  ellas  inmo'U-miJjiinfnti'.  Su  pKwlenci™  iuÍt^uih  Inf  hflce ' 
fuiíi^^ULS  IMhjiio  pr-xliicL'iKlLst'HWriaíi,  Mas  t-lU*  bnniLin  laia  un 
ftv.<iCo  i  deliiñtNw  bai^u,  tjiie  UmId  el  mundo  tonm  un  poca  Ante 
del  mediodía,  i  es  una  de  Un*  iiihs  íiuportiinl«»  (Kujkicidneit  dia-' 
rias. 

(^itiiu  liM  iivmte»  i  .-uilvius  «^ii  1)110  su  crími  auiíiuilo  üü  vmí 
cspecií-»,  lililí  liiwt»  io»  niUnio»  ciin¡<*nl'.>í:  d<-  la*  ciuw*,  no  «»| 
(Hjsii  Tiira  rci'  (wnlos  NÍIvt)«tri*«  i  ikiiui-iVm;  tign.i>  n-rcA  dv  la  viu-l 
dail,  i  i'-MtOK  últiniiDi  atacan  a  vi.i'>?»  las  gnllínax  i  otms  nnimak-4] 
dotiiéstiotM.  Los  nebros  i  niulaUi»  IcttadiftvH  \m  dan  tUiB  tsstl 
eoDltiiun:  i  son  paniculiirmoDt*'  diestros  en  la  de  W  tigres,  no] 
teniendo  pant  ello  »ii-aM  armas  tjiio  laiiiía  i  raacbet«.  BrtM^an  siuj 
guaridas;  i  en  hallando  tina   enmelven  el  brazo  i»|iiÍerdo  on  la] 
tiianlii,  i  i:oii  \a  lanxx  jiroxiioají  al   tij^iv.  Ijiegn  c)He  la  fíera  sc.\ 
ahni»!!»*,  |c  dirijc  i-l  canMloi-  un  liuixaZ'i  a  )ia  lendimoTí  tlv  una 
mano,  i  la  obliga  de  iwU^  kuxIu  a  Tclníccdw;  la  jMíi-si^^iie  enti^nccs, 
i  l'i^nuid'i  jViii-ndnu^nlv  hr-rírla  i'M  las  ntnL'<  frarriu-i,  la  dt^pai'ha 
di^pii>-N  a  íii  •íidwn  i  vuvlve  a   l'orUilielo,   llevaiido  eo   tn-lVu  la 
cabeza,  garras  i  piel.  Con  ésta.  »c  haix^  tnUii)uonv(,  i  «o  cubren'] 
las  peviuedas  silla»  imltinnas  ^ne  se  estilan  en  el  paí& 

Ya  He  lia  hecho  roeücíon  de  U  grande  abiindiuicia  de  supg«  del 
Porttibeto.  la  cnal  ex  tan  prodijio^  después  de  una  llnvia,  que  el  I 
pueblo  «ve  que  las  gobts  se  convierten  on  sapos;  Í  los  mas  ina-j 
traídos  sostienen  ipie  Iok  hnev-oo  suben  a  la  atmiisfcra  enti-c  lo« ' 
vapoi'eü  fie  los  pnntantM  vecinos,  Í  (wn  tranportail«9  a  la  oíudad 
pon-  la  lluvia.  Cuajido  ¿xta  tw«a,  nc  ven  todas  las  calles  ciibierbaaí 
de  ■t»}H>s:  i  no  ne  pti<sl<^  nnibir  ¡«in  piíorloíL  iju»  hai  biu>ia  ili^  sei» 
pnlgaiLy>  de  audlu. 

f'hiifirf*.  La  ciudad  d«  Cluigres  m  ds  lo  matt  niÍ!<enibli'  que 
pupdo  iina¡irinis<-.  Bíl/i  situaiU  n  la  ttrillu  w^jilentrional  (íi-l  rio,  «m  ' 
una  ]K->|nfña  biUiiii  huí»-»;»!,  cemuln  a  f >i|<is  ln»  vifuto*.  «no  e»  vi ' 
<le  O.  Cercanía  busques  ais.,  al  Rmaijaleit,  alimciit«Mlos  perenne- 1 
mente  de  maii»ntÍaU'«  <|Ue   no  tienen  salida:  i  por  el   lado  del 
N.  L-i  cabro  una  negra  fortaleza  de  tríate  aspecto,  conslraida  so- 
bre un  ooTRK  Es  también  mui  malsana.  Cuenta  como  míl  habí- ' 
tauíe»,  ttMiiie  ne|fftM  i  pardos,  ni¿no«<  el  comandante  do  la  forta* 


AFrXTES  aoBBB  El.  ISTUO  DE  FAKUfA 


163 


Icin  i  Iv»  i!iu|>Icud<M  clf  aitimiut.  Al  tiulr»r  las  embarcacionc»  por 
U  boctt  liel  rio,  im  su  n-  Ih  riii<t»il  sitio  cii.'íikIo  ya  está  tino  sobre 
ella;  i  cnttínc*^  el  «spi-clo  (¡nc  [hv^'si.-iiI-ii  t's  i^l  di,'  una  i-eiiniüD  de 
diiuas  Av  ci^lavoH  en  ima  haciciifta  du  cai'ui  ele  ln.i  Antillim,  por- 
que Ins  cOMis  ívHi  lie  barro  i  con  techo»  i)u  pi^«- 

Otitun,  Oivuoiiii,  Orurfít,  efe.  Gattin  es  una  nWea  muí  ixHpie- 
Aik  (IttrgoiLn  .« .^Igii  mayor,  (jot  ser  un  punto  en  que  JeJM.'iiilj«rfíin 
>  mentid»  Uj»  piisiijeru»  (|ue  van  a  Panamá,  para  cvitiir  los  peli- 
gran i  deiiKints  cK'jLsiiTiinitos  )ii>r  lii  mpid^z  del  río,  la  cual  creoo 
ptogresivnnienU'  hiista  CniCLW,  Cnite»,  con  Codo,  ce  el  paraje  a 
qne  »c  llevan  nenipre  \a»  meix^uk-rinx.  Era  pQoblo  bastante 
grande,  pem  en  If-^  9tifriú  un  itio-mlio  ipie.  la  rwinjo  a  cenints: 
i  ciuuidu  ^lió  de  allí  Mr.  Ltoj-d.  no  dejó  nin»  ipiu  urinn  I'iD  ea.uui 
de  cañait,  alguiius  ile  ella»  enlucidiw  i  non  biienivt  lincho»  ile  paja. 
Loa  habiUuite<i  de  ctt-js  lugnrp*  son  wvi  t^xio*  prupií'liirii)»  do 
caQüua  o  de  mulna,  o  almaceneros  (¡ue  tienen  a  su  o«i-gii  1» 
custodia  de  las  meitaiderías.  o  hi}¡¡a»,  csUi  ra.  bombn»  eiopleado.1 
en  el  servicio  de  las  canoas  i  que  manejan  jii  el  remo,  j  iv  la  )«i- 
lanca  wgon  la  pn>fundidíid  del  agua.  Cruce»  i  Goijjon»  son  wm- 
biejí  rnyiientndaK  por  V»  ¡Rinaiiiebot),  que  suelen  ir  un  el  ealio  a 
gozar  de-  .tu»  aires,  (pie  f»  tionen  por  aalitdablee:  i  la  uiiama  ven- 
taja po»ce  Cliont'i^  udilicuda  tnobre  el  rio  de  este  nom1)ie,  que 
dosi^ua  <-n  ul  Pacifico. 

estadística 

El  dvpuriumento  del  Istmo  ae  divide  en  dos  provincias:  Pana- 
uta  (en  que  se  incluye  el  Diuivn)  i  Vemgiia. 

PBOVXNCIA  SS  PAíTAMÍ. 


CANTOS  DR  IMNA)I.V 

Punouiú.  capilal     - I0.7SU 

ranxK|uia  de  Pm-om     ....  üoT 

i        p  Chepo i,9;kí 

»          »   Chiman 236 


164 


UISCELAS8A 


HaIhudih 

Parroquiii  de  San  Juan 174 

»          »   Cruces 1,200 

»         »  Gorgona 549 

»          »   Tabogii 543 

J          »   Isliis  de  la»  Perlas     ,     .     .  TOO 

18.724 
CASTOS  DE  LOS  SAN'Tas 

Los  Stintos,  distante  de  Panauíi!.  ¿3  k'guaa  4,318 

Piirroquia  de  Parita  .     .     í 2,170 

»         ■»  San  José  de  Perú    ....  3,142 

■»        h  Pocrf 1,030 

»         »  Macayácas 2,338 

»         »  Lis  Tiiblaíi 3,577 

»         »  Santa  Bárbiim 1,141 

»         »  Pcdiisí 1,544 

»         »  Ocú 1,171» 

21,303 

CAXTOS  1)K  CIIOKIIEIIA 

UhiiiTora,  distauU'  di^  Paiiiiiiuí  !>  Ii-yuas    .  4,(lMi,J 

ParriMjuia  de  Areijaii S:!4 

»          »  Ca|tii-a 1,01 10 

»         S  San  Cárloü 577 

3>         »  Chauío l,00n 

CAS'ION  DK  NATA  T,41 1 

Nata,  distante!  do  Panamá  ■s'i.  leguas    .     .  4,2'12 

Parroquia  de  Antun I,"JM 

»         )>  Sanhi  Maria :í,oti2 

»         »  Penommié f>,fl43 

>          *  Ola 3(10 


17, ios 


APUNTES  SOBRK  KL  ISTMO  HE  PAKAUA  1C5 


CAXTOX  DE  POBTOBELO 

HabhaiMH 


Portobelo,  disUnt^  de  Píinnini  32  legiijis  l,\'i2 

Parroquia  de  Santa  Ritn TU 

»         >  Chigres Sytí 

>  »  Palenque 312 

»         »  Punta-gorda 511 

2,42.J 
CAXTOV  DE  DABIEX 

Tavisíi,  capital,  distante  de  Panamá  3N 

leguas 341 

Parroquia  de  Santa  María 24t'> 

»         »  Fichichi ]0<> 

>  >  Pinagiina 14(í 

>  >  Molineca 35 

»         >  Fucuti 113 

>  >  Cana 30 

»         >  Chipigana 162 

1.172 

CANTOS  DE  SANTIAGO 

Santiago,  diüíantf  de  Panamá  OU  lognap  4,r»GS 

Parroquia  de  Jesús 1,276 

»         n  Muntijo 1,182 

>  »  Punaga 50'.' 

>  >  S,  Francisco  de  la  Montaña,  4,3*7 

>  í»  Atalaja 7SÓ 

»          >  Cal.ibiv 1.403 

14.170 


Ififi  MISCELÁNEA 


CAXTON  DE  REMEDIOS 


CANIXJN  DE  ALAS.IE 


HubiunlEii 


Parroquia  do  RemetHos l,SitO 

»         »  Tobé 4()í> 

»         »  San  Félix 324 

>         >  Siin  Lorenzo.      .          ...  2,477 


ñ.OlO 


CANTÓN  DE  LA  MESA 

Parroquia  (le  la  Mesa 4,451 

»         »  CañiCsas 2,542 

»         »  Pnhiiíw _   í>4:> 

»          »  Snnii I,lS4 


f<,722 


Pan'fK|UÍa  (le  Santiago  de  Alanjo     .     .     .  2,fill 

»  »  San  Daviil 2,lifti.") 

»  >  San  Pabl.> 312 

»  »  Onalaca ¡S42 

»  »  Biyaba 242 

»  »  Bolega Tüíi 

»  »   líiii|ucroii :j:í4 


7,4(i:i 


Total  ele  la  pniviiicia  (le  Paiianiá  .     .     .         (ili.lGS 

»  »  »  )>  \'i.'i-;i<,nia .     .     .         3-"),:i07 

Total  (Id  Istmo H]l,.-)3ó 

Ciisi  tiHlos  i'wtos  (.'antoncs  Non    si'mi-j;intcw  en  sus  ivciirsos,  cx- 
ot'iito  los  <U'  Portobi'lo  i  Darien,  (]iic  i'.sláii  oa.si  inoitltos.  Por  vía 


iSVSTtS  SOBRE  EL  I^MO  DE  PINAHÁ  1$7 

de  muerta  dd  dr-pnrtamento.   pTv:i4''nta  Mr.   Lloyd  la  nuoil  ({uo 
sigue  del  cantón  de  1<.«5  Sant<.»s  en  e  aüo  de  1>-T: 

Hombres ll.'-íi."' 

Mnj«:ies 14.ti4í 

Mntrrtu»       T;W 

3latnini>nia> 142 

Nacimientos l.OtíU 

Esclavos        31>o 

j|?íi  lo*  pn^ifon 

Cftsas  de  teja LUTit 

Id.     con  techo  de  paja 1,'VÍ4 

En  '■!  otni¡M> 

Carias  de  teja        41í< 

Id.     con  techo  de  psija. 1  fi~'^ 

Ganado  vaeimo S!I,T21  mlh'zas 

Caballos. 4,:iti4         » 

Yeguas. y,ó44         * 

Millas 283         ■» 

Cabras 1,31»        * 

Producto  del  tiíto 

Maíz 24,0!H)  fnnega.'* 

Arroz ft.PDfi  » 

Azúcar  i  melote t!,41t8  i{iiiiitnli's 

Cueros l,3í(r»  » 

Graaa 147  » 

Lechones. l.Tlft  » 

Algodón 32  > 

Sal 1,800  » 

Suponiendo  que  i-stoB  resultados  w  acenpion  algo  a  la  venlnd, 
es  notable  la  desproporción  entre  el  niiinem  de  vaninex  i  el  de 
faembnis,  asi  como  entre  el  número  de  caballos  i  el  de  yegtias. 


íes 


MIK'SLÍXKA 


Las  mnertM  (íicn>ii  1  por  cada  3^  pi/r»>niv<,  inortAÜtUd  biiilan- 
te  cortA  paia  la  icou  tdrñda;  Itm  nacimícnbox  1  por  aula  30 
perdonas;  i  loa  matrítnoDÍoa  1  por  cada  174.  Es  <iv  ootar  qne 
Ion  inatriinünio§  son  a  proporción  mas  numeroeos  en  la  jent?  do 
color  i]iie  entre  los  blancús. 

Iji  nu!»  de  ganado  vacuno  es  de  buen  tamafta  Los  huo}'«s 
manMie  vitleri  ile  25  a  3U  pci^A»;  i  Uu"  resta'*  destinadas  al  conf<ttRui, 
dv  13  a  i'^.  IjO«í  cabalIriA  {«nn  per|tienos,  pero  fiierted: su  prerin  va- 
rtu  de  Ifi  A  40  po»».  Ijw  miiliiK  (qiio  »in  pocas  on  el  canum  di* 
Los  SkhU»  porqui;  vi  paU  cu  Ujuio)  m:  aprecian  mucho  vn  l'w  iti.'«- 
tríto!-  montuwiiiH,  duiído  es  biutt  siil)i<lo  (juc  no  eo  eubalgn  ningua 
utro  aniuuil;  i  vak'n  h  vcc4^«  hiutta  1^0  pcsm. 

Hoi  abundancia  di'  ave»  i  pocos.  En  el  nu-TCado  de  Panninil,  so 
renden  tiborones  chicos  de  I  a  '^l  pies  de  largo,  (jiie  torren  de 
alimento  a  los  habitantes.  La  iguana,  especie  de  lagarto  de  pÜa 
palinndod,  (\a«  es  mni  comnn  a  las  orillaa  do  los  ríos,  i  tiene  la 
pmpicdiwl  de  dettiixarse  con  mucha  tijereza  i  mpt<lex  sobn*  la  íu- 
pvríicit!  del  agua,  p(u<a  por  un  nliinvnlii  regaliido.  pnrliculunnentv 
loe  huevo»  ¡«coox.  Su  apnH'ian  tambii-u  mucho  la  ostra  do  la  |>i-r)a> 
i  la  corno  do  vunus  cuadrúpedos  í  avi»  ailrcatres;  i  se  come  baata 
la  de  los  mocfis  en  los  casorios  dol  campa 

Ia  cortéis  o  película  del  maiz  i  el  arroz  kc  les  quila  n  ttiano^ 
pora  )o  cual  se  les  machaca  en  nna  ««pecic  de  mortero,  quo  Da  «« 
otra  rtM*a  qne  un  gran  trotw-o  a[iufcudi.s  i  la  «¡x^TU-ion  u*  tan 
moh-ffta,  (|Ut:  huaXn  ella  sola  p«ra  hacer  una  difi-i'ciicia  nulablo 
on  <J  precio.  La  nutyor  parto  del  azúcar  que  se  consumo  en  el 
Jítimo,  rft-  importa  de  Ceiitnj  Amóríi-ji  o  dol  valle  de  Cauca.  So 
cojo  OKÍDií.'tmo  on  Iw  boeriuos  cantidad  de  miel,  elaborada  por  una 
ospocio  do  abejas  quo  carecen  de  agqíjon,  i  cuyas  colmenas,  por, 
consiguioutc,  »o  pueden  oaj<tnu-  sin  poligro  alguna  No  sabemos 
ciuiles  Ñcaii  !ns  piixhicto»  do  la  fiibrica  de  iigututlieot<i& 

Im  población,  aunque  fucrU.*  i  .sufridora  do  fatigaa.  do  es  indus- 
triosa en  ningtma  jmrte  del  I»tmo,  lo  que  do  debo  atribuirle  en> 
teranienUí  al  cliuui,  ni  a  la  cj^institucion  orijinal  do  los  babitantca, 
pongue  o»  olto  tienou  la  principal  parto  la  extremada  fertilidad 
del  suflo,  i  üi  fiwilidad  con  quo  un  hombre  se  sustenta  a  af  mi»> 
mo  i  R  su  familia  con  las  dádivas  espcmtáneaa  de  la  natnralozn. 


4 

i 


ÁFcjmí  «nsu  B,  uno  M  ruuii 


1(9 


[Hai  bimbnñqtte  K>  i»et«fl  en  tus  bu«|iiMi  i  eococntiBO  olU  tolú 

1»  ■)  tres  'iw,  ¡•■íiinvui  un--»  dio^i  t.»n  -íi1í-1mi5>-iiIí-  tmbaila  can 
sirmiFTitas  i  Wjaon.  cofDo  pottienm  hamrlu  <m  dftTos  ■  ctnpsJ> 


I 


Qm>  -i-'  hiíTp.:  i  U  tedian  cao  hojas  de  p«IinL  qtw  «»  «!>■■  í  ■ 
luí  roejfina  cíaiíituIiS  poalJefi  ontim  U  Ihirú  i  el  rieabo.  I>i  Li- 
müm,  cnaado  Ve  puvce.  «fl«l*>  a  ella  on  («gando  fnm:  mi  madero 
d«  fanta  con  muesca»  lo  ñrre  de  ttcalera:  unas  pocas  ptedns,  de 
eaaoK  una  taitirin^  i  ddu»  coanh»  «a|Ucl«»  |wn  í««laTse,  cnm- 
plotan  ra  miiiajp.  L(«  ártwi«  nw  ci-rmniKe  »  la  habibKÍfm  m» 
dcrnh%n  a  hachuos;  a  lu»  nu»  <lUtanto»  iw  [icvtidc  fucgii;  i  non 
VEZ  deaembannda  de  cDoa  La  twtiH,  «■  nombra  n  las  priman* 
pan  toda  lo  demaa^  se  cnenU  oon  la  ceoopvta.  No  haí 
borabre  (jae  dé  no  p»Bo  ain  elbi;  i  en  mía  hora  o  doa.  vuelve  •  ca- 

eon  I'  '         'Im«niu  anÍDial  que  piied^  consumir  cnmtase- 
■  Itíf.  st-  i1i--stina  para  |)cmiutAr1o  por  hítox  i  plá- 
tanus  en  vi  paoblo  íumedúto. 

Con  loa  hábitos  indolentes  que  lulqiu'prr  nsí  In  población  libiv 
i  el  ootto  núm«m  du  sKlavoe  cine  »<?  rncueiitnuí  en  tO  <1<^'{iiirüi- 
ntento.  es  difícil  imponer  la  suma  D«ce3ariado  trabajo  para  ubji?- 
toa  de  utilidad  pública:  i  el  mal  i-stado  do  Ins  caminos  lo  demues- 
tra naficienUmcrnt^.  lilr  Lloyil  propone  4!oino  im  buen  iiumIío 
pan  animHT  la  industria  ol  i;MtubK'cimim(o  de  alfpiiiii  gnuide 
obtm  pública  do  ooni>ctda  util¡d(wl,  IulJo  Ioh  aui^icioH  de-  una  com- 
pañía poderosa.  En  u«tA  prOTÍncia,  dkrc,  hai  varios  rcjimientos  dv 
mílicta,  cotiipncstOK  di-  indios  í  de  otros  índívi^tuos  de  la  cla«e  in- 
ieriur.  trabajadores  excelentes  en  el  desmonte  i  oorte  do  maderas, 
i  con  tas  mejores  disposiciones  natnratea  pora  las  artes  mecánicas. 
BlluB  tienen  sobre  los  europeos  muchas  ventajas  que  deben  a  la 
naturalexa  del  clima.  Suti  hiibito»  aon  los  ma»  simptcí;  Vn  pedazo 
de  tn»nj<;,  un  {>ooo  de  nm-yr  i  nn««  cuuntvix  plAljinos  fortnnn  Uxlo 
>n  aUmentu  en  la  juventud  i  en  la  edad  madura;  una  piel  les  sirve 
de  «una;  i  un  tronco,  de  estnida.  Su  vestido  es  uno  mismo  en  in- 
viitno  i  en  verano:  una  camina  de  lisiado,  t  nii  por  de  calzoncillos, 
que  lea  llegan  a  la  rodilla  i  que  jencralincntr  »c  quitan  para  tra- 
bajar. Zapalo.i  lio  los  conocen,  »¡no  como  articulo  de  mucho  lujo; 
rara  vv^  llevan  cosa  alguna  en  loe  pies,  i  cuando  mas  los  cubivn 


Í70 


MÜCSLaXKa 


eoit  UD  ¡khIju»  tU:  ciK^ro,  Htiu]<i  a  la  gargH&tfl  cM  pié  a  tnaaem  i 
.■quiditli».  (innuii  (k-  ili«  a  tn«  TfAl<!íi  al  dia  fiíeía  de  la  ix 
que,  del  modo  que  eltúe  cúmen.  puede  avaluai^sa  en  inedia  n  : 
cuartos  Ae  n>a].  El  gobiemo,  bAJociertan  condiciones,  se  alegnina 
do  poner  t-^Ui«  hotiibntt  »  dii¡>piv<Íraoii  de  una  pomjiafila,  con  ii 
ptfCtor*»  y\uv  luwitiivic?^-»  i^l  i'inlí-ii.   i   ha  Uegitdi)  a  hacer 
urcrta  d«  ust»  especi«  hasta  cl  número  de  I.lWl)  inilividuu», 
no  fué  aceptada. 

COHEBCIO 

El  diíl  Ultif  círtit  hI  jin-scntí:-  nini  jxn-  lo  hiyn.  En  ta  costa  de 
Atliintico,  el  comiTcio  con  Jumaica  m;  hace  por  un  buipic  de  gitc 
mi  británico,  tjuo  zarpa  del  20  al  2^  de  eada  in«.  oondücíend^ 
cartas  i  metálico:  con  Cartajena.  por  buques  del  gobierno  dos  vi 
oe»  al  nieK  i  con  este  minino  i  otros  punios,  por  varias  etiibor 
ciontM    pvrticiilnn's,  quo   llevan   tiK-n'-jiiloHft.''  a  ChágrcíL  Kn 
Pacífico,  ul  comercio  (I«l  littiiio  abraza  I^kIilh  Iiut  panes  del  cootí^ 
nentv  nm-  tien«-n  intvivK  en  c-mniiiiojir  i>»n   Eiirojia  por  esta 

IjO« coitos  de  lji  conducción  del  dinero  ni  Irm-c»  dol  Ixtino 
embarcario  en  Chágrt-s  son  loe  siguienlcR  Una  nuil»  cnrga  ñ.uOl 
pesos  u  onms.  i  su  Kl<itiíliT  desde  l'ananiii  hasta  Cnices  vale 
peso^  el  derecho  niuiitoÍ|>nl  es  un  pvw>;  otro  denM^ho  tlamiwlo  ' 
pim.  do«  na\vi.  De  Cruces  a  Cbágnv  el  Hete  de  dicha  suma  ini<l 
porta  1  pww  4  reales;  i  en  Chilgres,  cl  pi>rle  tnonta  otro  tanto.  d( 
numera  que  el  total  de  los  costos  asciende  a  10  pesuK  2  nutle^ 
fuera  dti  tui  derecho  de  tránsito,  de  3  poi-  ciento  «obre  la  plata ; 
1  por  ciento  sobre  cl  oro. 

El  comertio  de  rettimo  en  niemaderfas-es  cotno  sigue.  El  Het 
acuático  de  Chitgn^  a  Gnut-s,  3  pi^so»  ¡lor  fanto;  alniaocnaje  en 
Cruc(«,  2  rcdlcit.  De  allí  so  llevnn  Im  eJV-ctw  a  Piuuuni  en  mola 
o  a  honibnwL  8i  l«t<  fardos  soii  pi^^ados  i  ni  mismo  tiempo  fuer 
i  compactii»,  M'  empteuu  inulax:  «  (|UebradÍz'ei  o  de  unn  tigu 
que  exija  cuidado  pura  ^  tmsporte  por  aillcjones  nttn-chos  i 
cuestos  pendientes,  ¡^r-  fii^-fií-n-n  I"s  hombre*.  El  alquiler  d«( 
muía  es,  a  pn)p')rcion  <lel  yv^  i  voti'mien.  de  4  a  (í  [k-ww  i  el  'l4 
un  cargador  de  6  pe«os  arriba.  Llegando  loe  efectos  a  Pauauíii, : 
depoátan  en  la  aduana:  si  se  exportan  pagan  el  2  por  ciento;  si  i 


^1^ 


AV  t75TEH  ROBBK  BL  ISTMO  I>E  TAltAlti 


171 


destinan  al  consumo,  (os  derechos  »on  raríoü  scgnn  Ia  ríata:-  de 
mensulerüis.  I  a  todoe  estos  coaUmi  debf;  .tfindirM;  utru  dv  etérea 
ide  4  |K»o«  ^1  lardo,  por  9obre-cn farde Iftr  loa  (}Rk!1<m  ¡nn  doft^n- 
[derIiK>de  la  lluvia;  todo  (o  oual  iiuporta  de  10  a  12  pi^^xi». 

Kn  1**25,  enlJiínn)  «II  Cfiilgre*  (fucm  de  buqavs  de  gm-rra. 

íburiues-eiírreí*'  i  jn^jiiuñ.js  coxU  n<>ros)  unngnu  fi-ugutnde  Bur- 

borg»iiUn<>^ dv  Havre  do  Orooe.SI  golctai:,  principalmente 

l)rít¿nicu»,   do  Inic  Anlíllas.    U  golfttuj  de    Iob  Eetadoo  Unidos  i 

3  df  Cartojona.   En  182>i,  cbte  niimcixfso  n?dujo  a  1 1  goletas  de 

ÍUi»  Antillas,  4  de  CartajetiA  i  ñ  de  toe  Estados  Unidor  i  no  se 

Ow  qui-  i'I  coiuei-cio  liaya  rt-cíbido  mucho  do  entónces  ncA. 

Por  ol  ctintrai-io,  t'l  año  de  l^'^o  i-neraron  on  Panamá  1 7  bu- 
Ique^  i  el  aAo  de  IH'ib,  '¿4;  lo  cual  indica  que  con  pacÍ«ociii  i  pvr- 
leevenuiciia  pudiera  ci-eeer  el  inoviraienlo  total  del  i-uinercjfi;  por 
leí  cs|>iritu  m<^x!anlil,  qne  on  1^25  iu¿  dctiiasiado  t^-nicmrio.  rayó 
Idoíde  vatÁnCiOi  en  el  extreiiui  opuciito  de  la  pu»>ilauiniidad  i  de- 
atlionto.  Ih'l  Callao  a  PaniiriiA,  la  nrivrgtticion  v»  oitlinaríaniente 
de  do(-i?  diAK  I.-!  iTiiiisito  de  Puiuimá  a  Chágn»  ocupa  seis;  í  de 
iCbágrí'^  a  Juntaica  iw  vu  en  seia  a  rlícz. 


(Amueano,  año  rtc  1836.) 


o 


NOTICIA 


DEL  GRAN  TERREMOTO  ACAECIDO  ENCHILE  EL  20  DE  FEBRERO 
DE  1835,  POR  ALEJANDRO  CALDCLEUGH, 

INDIVIDUO  DE  LA  SOCIEDAD  REAL,  JEOGRAficA,  ETC 
(Sacado  da  laa  Trattmecionttfiotófiea*) 


Los  fünóiiienoH  que  acompañaron  a  este  gran  disturbio  de  la 
siipurfícic  de  la  tienu,  haa  HÍdo  tan  variados  i  la  extennion  de  sus 
eftiCtoíi  tan  considerable,  que  casi  creería  faltar  a  un  deber  si  no 
procurase  rediietar  i  trjisuiitir  a  la  Sociedad  Beal  una  bicve  noticia 
de  una  convulsión  que  cubrid  de  ruinas  tres  pi-ovincias  i  cansó  es- 
tragos incalcuLibles  en  la  parte  meridional  del  país.  I  me  siento 
roa-s  inclinado  a  dar  este  piso  por  la  feliz  concurrencia  de  cir- 
cunstancias que  condujo  a  Concepción,  inmediatamente  después 
de  la  catástrofe,  a  varios  observadores  ciontíficíw  que  se  han  servi- 
do oonfiai-me  sus  apimtes.  Creo,  pues,  (¡ue  no  ocuparé  inútilmente 
la  atención  de  la  Sociedad. 

Por  algún  tiempo  después  de  lu  conquista  española,  ha  preva- 
lecido en  estos  pwíes  la  ¡dea,  en  cierto  modo  imajínaria,  de  que 
estas  convulsiones  de  la  mrtena  de  la  tierra  ocun'ian  (le  siglo  en 
siglo;  después  se  supuso  que  entre  los  grandes  temblores  media- 
ba poco  mas  o  menos  un  intervalo  de  cincuenta  juio.-».  Pero,  desde 
principios  de  este  siglo,  las  repetidas  catástrofes  que  se  han  via- 


17i 


uiscEüini 


to,  c^PCT»)n>entt>  la  de  1KI2  en  CanUuL».  If^lft  en  Oipiípt^,  U 
pti  la  provinniu  í\v  Siitiílíign,   IftíT  en  BoguUi.  I>*28  eii  Lii: 
ISS»  «1  Siutdngo  i  \f*-i2  un   Huimtii.  (ixiti  pífuinwto  Uw  ánimí! 
d«  lus  hnbiuiiitt'si  n  ti-riKT  en  IihIur  tivn>[w«  t-stn.*  t*iwnl«Miíi 
cilnciniiis  rtv  Ih  tiunn,  qm-,  si  Enm  kn».-n  pooi  ñiipn.t<ii>ii  ul 
cipio,  uotluin  f>or  «f'-clur  tos  nvrviof  de  un  modo  quo  ao  va 
explioir  por  cnuea»  ordiDuria». 

Quu  acMccon  va  todos  üeoipc»  í  en  todos  too  caladw  do  U  a^ 
nwlv-fira.  putmv  fuera  d<'  dücla,  tjcurrii-ndo  illiJW  ve»»«  ruando 
aliiii»ifi.>m  está  coiiiplcUintciit<.'  scretui.  i  otm»  cuand*)  e«tÁ  va 
ble:  pero  son  ninchas  las  scflalcs  imajinariaíi  cmn  i|ue  se  cree  qt 
ptiftk-  ppedeciree  la  prniiriiirliul  de  los  t<>ini>l(fre.'>  i  a  i]iie  liw  I 
bítiititt'ñ  (Un  mas  u  inéD<»  i'j\*iIíNi,  !^-t;im  fiirii-r.pMiaii  ipn-  lii^.  utl 
toríicn  olí  (!xp«ri<>ncia. 

Hni  algtmiKt  ipi<-  díUi  iiiiii'ii»  tv  a   lii  iijitaciíai  vxlniunliik 
dv  liu  mía»  vn  hnf  I<-chfj:<  <lv  itis  aixnf,  i  viro»  aj^ianlnii  un  t£ti 
blor  cuando  observan  ijuc  la»  v^trL-llas  ccnU'llcan  con  mox  que  ^ 
ordinaria  bríllnnlc;^  nOnuiodusc  sus  tcmon»  cuando  haí  niuclid 
relámpagos  en  la  coHilIcnt.  Según  loquv  he  podido  nb«cr%-nr,  nil 
Tfxvn  pO-'A  confianza  liw  do8  prítiioms  proniVsiicwr,  peíocl  últit 
ni«  parece  Icwr  algnna  inaü  probabilidad.  AJgunas  horr»  ánt 
del  U'rn^ni'ilo<[Uf  voi  a  diwribir.  »■   vii^ron  ¡niiieni«a  Kindn 
de  avcK  marinan,  qilo  M^  dírijúkn   de   la  <Hwt-ii  hiu'ia  la  cunlillHi'ij 
ÍC'n<}meiK>  que  tnmbii.'n  mc  notO  ¿ntvs  dvl  gnut  isnciKliniifntodj 
1SÍ2;  i  según  n¡».'guj-an  personas  a  cuyo  ti«tiinoiiio   nw  :*'•  p'li: 
menos  que  dar  algún  crédito,  en  Li  mañana  de  la  coni'nlM.m  d< 
Haparecioron  de  Talcahuano  tAdos  loa  perras. 

El  {•ntlo  en  Chite  había  sido  algo  nut»  fivscn  que  en  los  aA< 
aiiteriore-H.  El  U-i-inino  ine<li<>  t\ul  t^rmnimc-tro  '^ii  Santiago  fa^ 
T2*d«  Fahr,  t:n  l(w  nu-scsdi.*  «ñero  ¡  febrera  Kl  del  bar>lm«tr( 
en  In  niisniH.  ¿poca  fué  28.  '¿<\  que  es  ci^-rea  de  nu  d^ino  de  pu 
pida  bajo  ku  altura  oi<díoaría. 

Uoridc  el  1."  de  febrero  Iwijií  el  barómetro  exlraotdinarijLmeol 
en  Santiago;  í  el  14,  seis  dina  antes  del  terremoto,  estu\-o  a 
seis  de  la  niaAana  a  2'S,  1,  estando  entiínces  el  termómetro  a 
73".  S¡nti<}M:  otpiel  dia  una  tijera  oHCÍLncion  que  diiní  '.¡O  seguí 
dos:  el  20,  el  barónit-lro  s&ñal^  '¿S,\T,  i  el  lerm^melro  se  levant 


ORAN  TXKRKMOTO  BX  OULS 


175 


rS*^  el  tiempo  i>ra  hormoHo.  En  Concepción,  en  la  noche  ilel  IT 
jiiurtro  ba.y>  cuiíhw  liw-jmi*  de  pulgada,  pí-ro  se  ro- 
liiifiiti!,  í  i^it  lii  tiiañaii»  clt^l  '20  titi  imiiriiW  niula  cx- 
onlinnriii. 

En  Vnl<li\i»,  s<-)íiiii  liv*  nbM-rt-ncioiiv:*  'jhc  i'l  oipilaii  VHx  K»y 
itt  Ia  ¡itaylr  tuvn  \a  bontlnd  <lo  comimiciirinc.  el  biiniínutro  i-«lu- 
'  en  Ifí  do  fcbn^i»  a  US).  Ü'i\  i  ctmtiniió  ck-vándoeo  gnwluul- 
Itt-,  subiendo  h)  Riiütiiit  tii>iiipo  la  Urmpcntturn.  Segnn  liu 
íbBtrvíH'ii'n-'w  iyii.-  hv  hwho  vn  gmn  núiot-Tvi  di-  U-mblonw,  el  bii- 
Snu;t4^i  Injn  n^gularmenU;  poco  tintes  de  un  siru<IÍmii;nto  imd- 
hklcrabli.-,  i  viK-lvi-  luego  rI  t^i'oiino  niodio  urdinarín.  El  Id  i\v 
tticmbiv de  iN'iti.  so  siiitjá  en  c«t4  ciudad  un  temblor  miii  fucr- 
qnc  him  bastARtí^  dallo  ii  1»  mayor  purtv  <le  Ims  edificio»:  d 
ente  d«  la  cosa  que  yo  hnbitaba,  vino  a  tierra;  i  ca  digno  do  no- 
quo  cula  »icudÍniicnto  ora  SL-giiidu  iitHtHiitdnvAuícntu  clv  un 
iiacen».  que  se  moderaba  luego,  i  empezaba  de  nuevo,  cuando 
ümblnba  otra  vez. 
1x19  ivspiraderos  ígin>»s  de  l-xla  la  eoiitillera,  puede  docÍl>»-'  que 
bailaban  en  un  («tiulu  de  not.-ible  activida')  ñntiL-s  i  un  el  mo- 
mento rl>^  la  lUtimn  conrubiion,  dic«de  \a  chatN  cima  volcánica  de 
fantóleiien  ri'<.-nlcilv  CHÍIim'-.  hiLsUiLiencuuibnidit  cadena  de  loe 
idvK  eu  C-tnlTo  AW-ríca.  TotU»  lo;;  infoniKM  qnv  luui  pudtdu  n.-cu> 
t,  dan  nu<ticia«  de  erupciones  vioIonlJM.  Hl  '20  de  enuru,  ul  volcan 
JcOsomo.  »l  nonlo^tv  de  Chíloé,  etitolló  con  inerL-ible  fuiU.i  la  lu- 
i  *■  viil  Hilir  por  la  noche  fuera  del  crAter.  i  descender  cuesta  abajit 
áe  la  cima  del  monto,  que  tiene  S.ífUO  pies  de  elevación  sobix' 
b1  nivel  del  mar.  La  reverberación  de  las  lUrna»  se  estciHia  al 
loplo  de  la  ajtmit;  i  M'gim  hi  di.'^cTipcion  que  me  ha  hecho  Mr. 
[*.  G.  Kiug,  oficiiUdv  la  Hi-iu/l',  proM^nialMi  ■■!  ewjMíctáculo  mas 
ngnlfíco  de  qrtc  jamas  habia  nido  tottig^i.  I)<'sdr  ia»  llannraa 
;  Talca.  80  leguas  al  sur  <Íe  la  capital,  se  oKservabnn  d«9  vulca* 
oes  cu  tietiviilad  por  algunos  días  ántics  del  'i'i  ilc  feltivtrt.  Ambos 
situados  cm'ca  del  lago  de  Mon<lara,  20  Ivgon.-*  al   este  en 
la  conlíllcm;  i  se  notií  otra  nueva  hen^lidurn  c»   In  ha'^ieiida  Ha- 
ada  Orro  Calorado,  a  la  dcn>cha  del  Staule,  i  no  Uyw*  de  6Ua 
itt«.  El  viJcan  du  Petorcn,  i  otro  cercano  de  donde  flufe 
I  arroyo  de  a»lüllo,  como  los  de  Maipo  i  Actmcogua,  se  ha- 


i;0 


luaCKaxBA 


bian  v¡«to  Umbien  jMr  algunos  mesee  eD  estallo  de  actívid 

En  ol  mcj»  <!<■  «^niT»,  >rl  vulo.in  Je  CüsfjjUins,  en  Centro  Adié 
lica,  ijvituvu  fuimiisaur  v!(lra>irOiniu*iitinüi)t(- :ioiivi>,  i   arrojó   Df 
masa  áv  ta\-a,  quu  cubnú  tinneirciinrviviicíade  ocho  legiitwt 
el  eepeaor  de  mas  de  tre«  vaigis  i  Diuilia,  '«>-|>iiUAndti  todn»  liu 
saa  de  campo,  injenios  de  azúcar  i  ganado»:  Ioíí  «-nizas  conlini 
ron  cajendu  por  cinco  dú»  i  alAinzarun  ha&ta  la  dístaociade  maa 
de  31)0  legtL-k-í  (le.4iju  iiqnel  centro  de  desolación  i  mina. 

Eran  las  1 1  i  intnlia  ile  lu  m-u'iana  ciiaudo  principió  e)  tei 
mobo;  i  la  ntin-i^rcni  estuba  Un  ncnitia  í  hi^rmosi,  curio  e.ran 
iiii>nda«  i  aiut^oruailonw  Iils  cunvulsíoni.*^  do  los  •■Itnncntos  i-nbt 
rniuon«.  1^1   primv^ra  oiwiinciou,  wiuiv(>   í   ncompañaiU  de 
ruido,  fu¿  la  (inxursoni  de  dns  ui>du!»:tun<V7iuc«MÍv)i9  exln-tr 
mente  vioieataa:  el  intervalo  entru  la  primeni  i  la  última  vit 
cion  fué  como  tic  2  minutos  i  modio.  i  ladireccion  piinM^i»  9«r  ooe 
del  sudoeste-  al  iiortlo^ta    1a  si?ní<icÍon  ocasíouaila  por   los  tnc 
vimientos  undalatoño»  tue  pareció  semejante  a  la  que  se  «xpcn- 
rocntaría  estando  de  pié  sobre  una  tabla  cuyas  cxtremidailes  su- 
biesen i  tuaju^n  dfiH  pií^.t  desde  el  suelo.  Las  pe<^ucíias  accquis 
quu  DOmn  por  Ins  cnikff,  se  dut-uvicrou  i  rebosaron  »obre  Rtiit  hat 
dcí.  En  Talca,  80  It^ii:^  ai  »iir,  t'ucivn  toilavla  inii»  violcntoíi  le 
efectos;  la  osdlacton  principió  fin  el  ruido  sordo  que  auclv  aili 
ciar  estos  tremendos  fenómeno». 

Kn  Concepción,  donde  desplegó  toda  au  furia  el  ten-emoto, 
segunda  undulación  fué  tn  que  cauí>ó  el  estrago  de  loe  edilicias¡i 
¿ntes  de  ella  i  do  los  muchos  n.-i£udímienlas  que  la  ñguieroo, 
oyó  un  recio  eatr^ito,  ipti;  procedía  como  do  algún  volcan  en  llj 
dinKcion  del  sur.  Toda»  Ijm  atssLt  del  puerto  do  Talcahuano  qaf 
c«liibaii  Httuadas  al  pié  de  los  c^-rro».  vinií'n»)  al  suelo;  Í  cor 
media  hora  después  de  la  vibración,  cuando  lus  babitanlcii  toI| 
vían  de  Us  alturas  i  tugares  descampados  al  pueblo,  w  notó  i\ni 
el  mar  se  había  nuirado  a  tanta  distancia  de  sus  acoalumbradc 
Umit«6,  que  todos  las  rocas  i  bajíos  de  ta  bahía  quedaron  descí 
biertos.  Volvió  otra  vex  sobre  Ya  tierra:  i  otra  vez  se  retiró,  i 
jando  en  scoo  las  naves  que  estaban  ancladas  en  el  puerto.  Vid 
eat<tnces  una  ola  enorme,  que  do  la  dii'eccion  do  Bocii-cbica,'9 
acercaba  lentamente,  antenaxuido  a  la  malhadada  población. 


CltXS  TERBBJtOTO  EX  CDILE 


» 


dif^z  minutos,  sii^iú  mnj<-st un^tim'iiti-  ^ii  ciiru,  i  liíi'iDñf  liiMn|io  a 
lui  habitantes  pitra  <|Ui-  '^-  n-1'tijÍHM-n  a  Iwt  xltiiri^  ilemlt:  dundu 
vicnm  ctesapnrecvT  toiU  In  ciiKJni),  tntgiulM  jmr  iu|unlla  ÍDin"ii«a 
mole  de  agita.  i 

En  e«te  momento  dr  torror,  no  rm  potob))?  qn«  todo«  «e  fijasvu 
Huhre  la  Tt>nlaílora  magnitud  áe  la  oleada:  tmo«  comparaban  en 
flcA-arion  a  la  del  mas  alto  na\'ío  i  otros  a  la  isla  de  Qaiñqiiina. 
Toiln  Iti  amuUnt  ijelante  He  sí:  i  segitn  medirlas  exactas  m>  Icvan- 
t/)  a 'J'>  [lii-s  üiibr»  la  lineadla  pleamai'.  l'na  pei)iicfm  guíela  d^ 
tu*  tiiiH-lailas  que  eataba  pom  ser  echada  s  la  mar,  fiiéstitipi-mlida 
subn-  In--!  f-sciiiiiluvw  do  las  |).irt>defi,  i  aparecii'i  d<«|¡in--*  .-nin-  la.% 
mÍDat  H  ■Mil*  viiTKs  de  dUtancia  del  tugar  i|iio  ánt^-n  iirii[Hil>iL  Kl 
ivflnjo  dv  t^sta  oliaida  se  lo  llevtl  todo  oonsigo  al  octano.  Sitce- 
diiMc  otra  oln  d';  mavon-s  dimcnsioiu-s,  fM-n>  <(iii',  toiiiando  lina 
lüreccion  nia»orii.'iitíil.  di  jó  cn-^ilvo  Iim  c-!iiMitibn>c  di- Talcahuaiio, 
i  solo  e&uró  eutn-gm  i^n  la  bifai  di-l  Hi-\.  Aviu»xá'>  ikstpiK*  ta  marta 
i  última  ota.  ijuc  era  dv  raotion^  dimvnsiiiix^;  ]M>ru  ya  natía  i-n- 
Gontni  <]uv  dt^r^ruir. 

DurnnU-  la  avenirla  tle  efttafi  g»and««  oleada»,  »e  obm-niirtm  d'i» 
ortipdonca  di-  humo  di'Dso  que  ¡uilian  dvl  tnar.  Una  ntmii  de  la 
forma  de  una  alta  torre  re  pivEent¿  en  el  horiionte:  la  otra  so 
virt  en  la  pequeüa  bahía  de  San  Vicente;  i  después  de  su  desa- 
pikfiwiniii-Qto,  le  Rueediri  nn  remolino  hueco,  de  la  lígnra  de  un 
cotf  t  inv«TW>.  como  ai  el  mar  m!  precipitas>>  en  alguna  cavidad  de 
la  tierra.  Kn  ■'^ta  bnlifa,  cotiiti  en  la  de  Talt^nhiiano,  la;  vieron  ]H>r 
todas  pniU-!*  gnmdes  boHn>! Ionios»,  ct»n>o  M  íw  vcriRnuwt  nnn  in- 
mensa (Viiliir-iciii  iK*  fpue,  ■■]  agmi  tK  pum  negra  i  eshal/i  nn  olor 
sulfúr>-'í  l'ctiiio. 

En  el  T»nH^,  al  otro  Wlo  de  la  bahía,  hÍKo  muchos  ci^tragoa 
la  oleada;  Í  en  la  iala  de  Quinquina,  e)  gamulo  anietlren tacto  se 
precipitó  de  Iw  rÍMosi  En  esta  isla,  hubo  casas,  tútuadns  a  4*1 
pi^  de  altara  sotare  la  línea  de  pleamar,  que  recibieron  mucho 
daño  de  la  avi-nida;  i  dnmnte  los  tres  dia.H  siguientes  se  notí»  mu* 
cha  irregularidad  en  el  Hujo  i  reHujo. 

En  la  bahía  de  ('cHicepcion,  las  capa»  de  pbsirTa  arcttlow  se  le- 
vniit;imn  visiblemente.  Ex  muí  fácil  percibir  esMa  altemila  p<«i- 
cíoi)  n-laliva  del  mar  i  de  la  tierra,  pir  mi<dio  de  una  roca  situada 

MDM'SLANat  13 


17S 


HISCBLaXEA 


S  la  vistA  del  <)(>seiuharca(lero.  la  ctmi.  habiendo  oiado  casi  n  flor  j 
de  agua  en  pleamar  ánt«B  del  lerreinoto,  se  vio  t|iie  después  de] 
¿I  se  hnbia  levantado  tres  ¡>i¿»c  i  jmr  la  boya  del  banco  de  Bolen,] 
que  tiene  ahora  ciiatxí»  pies  de  ngna  menos  que  Aiit««. 

L'na  nave  que  estaba  anclada,  encontiij  una  braza  tnénos  úe\ 
agua  a  aii  bordo  después  del  terrontoto;  perora  piiibable  que  mifj 
dara  de-  (u>sieiiin.  En  el  puerto  de  San  Vicente,  un  ¡wco  al  sur  tle  , 
Tnlcftliiiano,  lainliien  se  levanltí  la  lienit  cerca  de  pié  i  medio;  i 
fxir  irnlii  U  eiK»ta  de  cxia  úliiuui  bahfa  quedaron,  aun  en  pleamar, ' 
cúmiiiiDt  dv  Tuaríscos  muefta»,  qUQ  conipniebaui  la  elevación  de  las  I 
cupiu^ 

Al  ]«ur  de  la  ualnula  de  la  bnhtn  d«  Conccpuio»,  liai  ttoa  pe- 
queña isla  llamada  Santa  María,  dv  aruut  aivte  imiliw  de  laifro 
i  dos  de  ancho.  El  capit^tu  Fiti:  R^y  '.'Vainintí  pou  ;pnn  ctiidudu 
la  linea  de  la  orilla  de  la  en.^nada  ilel  HUr,  como  también  la  parte 
septentrional  de  la  i-tla;  i  por  la  prueba  evidente  de  laít  eapati  de 
niarÍH»»  muei'toít,  por  la  sonda  i  por  el  lestinionio  oml  de  pento* 
nos  deí^reocupadatt,  pnreof  que  u»  ailniitu  Munbm  de  <lu<lit.  que 
por  f\  últiuiv  dv  <«t<M  dos  liid'xt  1»  el<;viu!tiiii  do  1a  tti^mi  no  liuja- 
\m  de  m^ao»  üe  dics  pií^,  i  que  cu  el  conlio  dv  la  i^lu  lia  «ídn 
como  do  nueve  i  en  In  ensenada  del  «ur  de  unos  ocho.  Este  aKo- 
llonamíenlo  de  la  tierra  caj-i  ha  destruido  ul  puerto  inerídional 
de  la  ¡üla,  pues  ahora  apéniui  da  abrigo  a  los  buques,  i  el  deseni- 
baivadero  t^  mala  Kn  l'Mln»  parte»,  al  rededor  de  la  isla  la  Hondn. ' 
ttcñ:il»  hnixA  i  media  miím»;  i  n-niis  de  lÓO  u2<l0  pi^  de  altiim 
aparecen  hemlidon  i  deítgarmdofl  en  todas  direcciones,  i  se  han 
de!<{(ajadi>  de  ellint  manas  enonues.  Tant^V  el  capitán  Fit;:  Ruy, 
Cüuio  el  capitMii  Kiriipnon  de  la  marina  chilena,  opinan  que  fut' 
miii;ho  mayor  en  ejíia  ¡»ln  i  «n  Concepeioii  ni  IJciupo  del  t»Tre- 
nioto  Ir  cIcvatñoL  de  In»  eniHV,  i  i|iii:  Ifw  iiim'hn!'  (..-«•iliiciouiw  <juc 
le  siguitToii  puedv-n  habiTlas  Iiwtím  bfijiu'  ul  niviíl  anlwlichix  Eu 
Subul.  un  poco  al  xud(^«tc  dv  Santa  Muría,  la  «Icvacúua  du  Im 
capa»  parece  habci  iddo  Je  wík  pií*». 

En  la  Nueva  Bilbao,  puerto  del  rio  Maule,  setenta  leguas  al 
niHle  de  Concepción,  oeiwi  do  hora  i  me<lia  despuc*  del  Hucudi- 
mienCo,  subid  el  mar  sobre  la  línea  ordinaria  de  alta  marea,  i  con- 
tinutí  en  este  estaílo  por  media  hora,  áutes  do  nucodcr  til  ruHujo. 


esAS  nBBsaPTD  bs  crils 


170 


erteadirf  mbR  la  pl*n  i  ^afatú  ño  ambí  o<n  ana  ñuknm 
eztiaanltD«rM,  hmsut  IkgM- « la  altnni  ri<>  doop  |i4é6  sobre  la  nuu- 
es  dd  if;aa-  Ea  «U  óIiíum  incnnion,  •!««  gutétas  <{ae  estaban 
anelxhtfgotJ  fi»eft«.  anA^Uana  sos  cahkw.  i  panderoa  depocs 
«otn*  k»  tnalarraleA  a  cmitu  ñacDeiita  \aia&  cte  dUtanría  de  U 
pkra. 

De  aHf  a  ondia  biwa,  oeoniñ  («n  av«DMla  iM  mar,  qoe  ahtd  a 
la  alUtn  de  aorvv  pí^  i  pur  r)  R^Mciit  dr  cnn^^Ql«  i  üdw  bum» 
se  ii«!raa  aranxu- «  la  lirmt  n^tiiln.-*  «K's  pm>  twi  oon  iunta 
violeocta.  Eo  e^to  paittii,  no  *c  pm-ib¡ó  <|tii-  »•  habtcw  Icnutadu 
la  cntK  p«n>  en  la  baim,  a  la  booi  dvl  ñ»,  «lue  ha  hecho  sqempre 
ta  (Aliada  al  pur.rto  tan  difieil  enato  peligTw<a,  te  haltAn>n  dos 
pü»  ntiw  d<;  agua:  i  a  a>ii;«<:iieDcia  de  U  cdda  de  uii  iniíiciisi» 
|iieo  dv  nKinbu'ia  i;n  el  mar,  n:  tsijxm,  qtiií  t-n  virtud  de  la  iitir- 
\m  direocÑti  duda  a  la  oornvnte,  do  baiitÁ  omn  aciiiiitilaiH^m  d<! 
areua. 

En  VnljiaraiÑU,  mí  «Aucn'ó  i|oe  «I  mar  avanab»  i  ivuocnlia  i^ 
pidamvnte.  ptiu  oon  euaviilad  Í  tin  ñvWnñ». 

Seria  d«  poca  atilifbul  pix'<>K-ntar  n  tn  8iin¡<>dnid  l>i«  tristes  p»r- 
Dienos^o  de  Us  ruinas  ijue  pn-dujo  «sta  cüinTilstoi»  vn  la»  piwin- 
cÜR  tn«idiooales  de  Chile.  Al  6iir  de  T»lcn.  apenan  qued*»  pared 
m  p¡¿;  i  aun  al  norte  de  esia  lín*-»,  fiier\«n  mili  seriiMi  l>e  v-tmgue 
que  se  expi^ rimen larün  en  U"la  cliise  di-  edificios,  Kn  las  pmvin- 
ñas  de  Caiiqiiénes  i  de  Concepción,  Tiií  ht  ndtda  )  deMjv^zadü  bi 
conexa  dt- lit  lii-rra  en  t»*Li»  dirx>cciom->.  Eii  ;d^iiii>n  jutntjeH.  M- 
attrierxiti  jürieUL't  de  vari»»  pi^^  de  niH-lm  i  di-  jimfiimlitlftd.  que 
dirtulMtii  i'l  terreuü  hn.'sta  diictiuit-in»  coti^idenibk'^  En  tiiui  lin< 
oieixln  tx-n-Ji  de  Chilluu.  n  Irv-inl»  legwíN  de  Iiv  coMi»,  si-  rvnniaroii 
lit-ndiduní»  profundas  por  doitdi-  bn>tjiix>u  erupciotK*»  «.-eiui^^uwfi 
de  agua  saliula,  que  han  dejailo  copiuc^>  de]iiisitt>K  do  udh  tob» 
ptuda  pidverulenta;  i  en  1s  nü«nia  hociem)».  »u  di'M'ubriui-on  nui- 
chns  pozos  circulikrtts  de  agua  salada,  i  un  gnu  número  de  nue- 
vns  fuentes  termales.  En  uiiicha»  partea, »«  hinchii  la  tierra  eomo 
una  grande  ampolla  i  reventando  luego,  ^-ei-tí¿  noa agonsa  ncgi» 
L-xtraonlinariamente  fétidn. 

Iak^  liuiite.»  II  i|ue  se  estendieron  las  oeciLicione*),  Fneran  por  el 


c 


180 


inSCKUkSBA. 


norUi  hií.-Ui  Coquimlki,  i  {wir  el  rato  hoitta  Meiulinzu  ^ibrtí 
ctKwtn  onvDtnl  riv  k  ^iii  oiuk-ti»  de  Iok  Andc^.  Bitj<.-le?>  que-  iu-1 
vi-j;nli»ii  «I  Pacitic"  liBHtn  ck-ii  mili»»  <1c  la  corta.  i-\|HTÍtntMitarr>n  | 
el  !WcuilitaÍi.'nlo  con  un  groilo  dr  fiK-nn  iirin.->i'Ii-niblv.  La  barcit  | 
tiii-.niiiiiíia,  clc«tin>u]a  »  VnIpnnii.'Wi.  luilliuittiiKc  il  'Kt  Icgim^  tIo  IílJ 
uu»ta  i  i>nfruntc  dc-1  Maulp,  se  úalió  HábiUDK'ntv  (IctrnidA  por  ul ! 
figii-i.  tluininiiy^nilosu  U  voIík-ÍiI«iI  Je  su  (tiirsti  un  la  raoBi  d«  7  » 
I ,  da  m&uvra  t]uv  el  C3pÍt;in  U-niÍi^  halR-r  «Inilo  t-n  im  bAJÍo  do 
oFcusL  El  mnr,  fucrU>in«iit«  njitwlo,  paitviú  Iv^'aatAr  In  [uw  co-| 
oiü  unos  vcinU)  pies.  Tan  gruido  fué  Ir  ftluitua,  quo  se  pcns^' 
cvhnr  los  bok'S  al  ngua. 

Id  isla  de  Juan  FcmBodest.  uiua  de  basalto  a  36U  millas  de 
dUtooeia  d^  la  costa,  «íntíó  al  t^nvmotu,  pero  no  con  tanta  vía* 
Icncia:  el  mar  §e  elevó  ele  la  misma  suerte  qne  en  Conoepcioo,  t 
n>:tx>oedió  consecutivamente,  dejando  el  fondo  de  la  bahía  de 
Ciimbej'land  a  descubierto  hnsta  derta  distancia  de  la  playa;  i  en  ¡ 
la  sffganda  avenida,  Hiibió  (jiiince  pies  sobre  su  nivel  ordinario,  lle- 
vándolo lodo  conícigo.  Al  núürao  tiempo,  mi  gobernador,  el  mayor 
Srtlcüfíe,  nb«erv(i  ima  deiea  columna  de  hutii'j,  qne  salía  del  nwr 
<^<Mo  A  una  uiilla  de  diíttAneíu  del  puerto  de  Bacallao,  i  iliini 
hiiNta  las  líos  <lv  la  mnAatia,  hora  on  que  'o:  sintiit  una  trtaueo- 
'la  exploúon,  que  «.jarció  en  todwt  direcciones  ul  agua;  dtintnt« 
i;l  nslí)  de  la  noche,  varias  llamaindas  tpic  pjin.-cian  piwi-der  del 
niisnio  panijc,  iluminaron  toda  la  isla.  Bl  cn[>Ít;m  Sínipsou.  cotnu 
un  mu»  despuc«,  rcconw:i<}  aqnvl  sitío,  i  no  encuntrd  fomlo  amé- 
nos  do  Cy  bruzas.  Es  digno  de  notarse  que  el  24  de  mayo  do  ' 
JT-M,  cuando  fué  <i<-stniida  la  ciudad  de  Concepción  p^r  un  te- 
rremoto aoompafiado  <Ic  una  avctúda  del  mar,  la  colonia  de  Jnan 
Fcmándoz.  que  empezaba  cnt'inces  a  lovantaise,  fué  tiagaila  de 
la  uii»ma  manera  por  la  itiour?iion  do  las  olas.  El  gobcrnatlor,  su 
familia  i  treinta  i  cinco  porsonaa  perecieron  en  a>{uellft  catd»> 
trufe. 

IJ^iApue^  del  terminólo  ocurrieron  las  ufnialea  mntacionc»  at> 
mosférícas.  Hubo  liigai«s  en  que  humcancs  espántalos  colmaron 
la  aflicción  i  de.»iilientú  de  los  habitantes  i  dieron  nuevos  térro* 
res  »  la  desgrariiL  Siict-d¡i^*ronse  torrenteü  de  lluvia,  circnnstaiMm 
que  ocurre  nuns  VKcea  va  e»ta  t^poca  del  uño.  En  la.t  fuentes  ter- 


IKAS  TBRRIOiOTO  RS  CRtLS 


Iftl 


I 


lilaila  de  Canqii^n««.  rkoidc  vi  nguA  biula  da  U  Uvrra  n  Ir  tvm- 
|hrr»uini  rie  11>™  dt*  Fahr.  se  (iisniinnyú  el  calor  üospiim  ík-l  te- 
nvinoto  haMA  parar  tn  'tS",  circunstancia  ()iie  se  nui'j  aa-jmi^iuio 
dc«pties  ik-I  ÑHcu(tiinii-nt4>  de  ÍK¡'¿¡  pcru  esta  diiuinucioa  de  t<:ni- 
jtcmlum  duit'i  piicu  tiempo. 

A  rii'j>|gi>  de  cBf r  en  ntia  fitiitídioKi  piviUjklnd,  ho  iliulu  n  In  8o- 
cieddd  uon  mliuñon  circiiti.sUncíiubdu  In»  nlutravioncs  olcctutulns 
en  la  siiitcrficie  tW  lit  (ívint  (xtr  (wUi  vttilcDla oanvalsliiD.  Dvf^iinc» 
^  examinar  el  tíctvnx'i  áinliito  de  sus  TÍbiaciones,  despu»  du 
-<ibiservar  la  t'K'Viwi'jü  (tu  una  isla  ¡  de  la  casia  adyacont"?,  i  la 
«nii)cii>[i  d«  «n  volcan  subotariini,  e*  iliGcll  dejai'  do  crt-ur  .¡ne 
CMtáii  todavía  en  actividad  laa  mÍ3ius&  catisas  que  levantaron  las 
formnc iones  terciarias  a  sn  actiinl  eJpjTacion  en  la  gran  caden;i  de 
la  c<jnlilleni.  A  vuLa  de  cttaf^  cijntmuadas  mutaciunes  sobre  la 
upvrfíciu  di- 1»  lieriu,  no  pudemoá  ménoa  d«  n»petar  la  opinión 
lie  uqiiellu)'  fil/'^'ifot  i|ni-  han  inií-.ulo  la  Ariiérica  c^niu  un  c^mti- 
uenU"  «jiiy  ha  a|vii\-ci><lu  sobre  Lis  a^u:LS  on  una  /•jinoi  mas  recien- 
te que  el  <)uu  [Mdemocí  jii  por  tsM  a{K>ll¡ilai'  con  tna^  ])n>pi(-dnd 
mundii  antigua 

Cuu  motivo  de  haber  empezado  hs  oscilaciones  n  una  hont 
tontpnuia  del  2U,  perecieron  coiu  pala  ti  va  mentó  pocas  vitlas;  per» 
la  frecuente  re]*eticion  de  estas  catástrofes,  producietulo  defectos 
•  >Tfriíiiii-iM,  piKiJe  piubabk-niente  explicar  las  caucas  de  la  corta 
<luru.'i<>a  di-  la  exisioncia  humana  en  cñta»  rejiones. 


(Arautxtno,  afio  de  1837.) 


ANTIGÜEDADES  ME-IICANAS 


■J-MBti" 


(Eztneto  Aol  Fortígn  Qiiarl4rl<i  Reritm) 

Se  han  piiblioul»  rvcíciitcincnUí  tres  obnu  que  hun  Uainaflo  la 
atención  dnl  mundo  sabia.  La  primera  es  una  CoÍMcion  de  loa 
Aiüigiiethul/'»  ilejiou'Hiu*  qitf.  fjívttm  en  el  Muffít  Nncumat  i 
iUin  í(  luz  Itidro  íaiza  e  íñilro  (Joiuint,  LiUxfrafi'uUt»  por  Fe' 
lUrñeo  Wahltvk;  AUJuío.  líí2"-183S.  Ia  m>g»aA&  ea  un  Viaje 
Pintorfíitco  i  Arqu^"ff^ji/M  rn  .V<í)ici>,  pf>r  t',  A'cM,  arf¡MÍUf.to; 
lUugrafiado  jtor  lo»  ariinUiA  imM  </r'«ítif.'/«tV//(K  <ff  Piiri/i;  ¡*nria, 
folia.  fTUiv{HM  1,S, 3,4;  l'Si^.  Ln  bcrccm  »G  intitulic  Anligüe- 
daiUit  M''}Íeanan:  Rflacion  df  la»  fre«  r.Tprd\cwne«  dfl  cupifan 
Dupoije,  ordiniadua  «t  ISOó.  IHOG,  1S07;  acompañada  de  dibw 
jos  de  Gastaíieda,  dihitjadoy  dH  Mateo  de  líbico;  c*ya,  nota» 
eftfAicaiivfut  i  otro»  documento»  por  ton  wfíoiv»  Baradere.  De 
Saint  Prieet  i  t-arioa  t'iajenxt;  ParÍM,/olio,  1x34-0, 

4Ei  asunto  de  estoA  tres  ímportant*^  obraíi  (dice  la  Revittei 
TrimfMre  Extranjera  dfi  Ijilndroíi,  núiii.  35)  presenta  rasgos  de 
novedad  i  orijinalídad  que  niM  paix-cen  <K?  una  importancia  inipc- 
ríor  a  la  dt>  ciial[[uiera  otia  nint>tna  do  imtiglle'ladt^  íyta  dcscu- 
bríniientOíí  ([«ft  r(«;¡oiil»>mcnt<.í  w!  han  hi^^o  en  lii  América  Espa- 
ñola ticnvo  sin  duda  igual  iatcn»  quv  los  del   Ejipto-  Poseen 


Uá 


UIHCliLAXBA 


Hik'tna»  otra  vvnlaja  las  nntigüodailus  mcjiciuias,  i  es  U  de  «t  un 
(uunto  tn^ucis  tríllnilu.  Eí>te  v»  cauíparatívaiiicnU?  un  tcm-no  vir- 
jeit.  Ea  un  metal  precioso,  uciiltn  va  la  niina^  ]>oca>  bunefií'iafio,  i 
apellas  cunocido.  La  vúta  ÍD(laga«lor&  «lu  iiooa  pocos  nnticuarías 
ha  poHiítu  descubrir  bu  valm-  inifinsecu:  pem  npónas  ha  pei-dbido, 
por  vaiie  lus  <»ícuixk<  i  ulinlruidiiH  rjuuiieií  ipic  han  i;.->tiulii  a  íhi 
ulcatioe,  torid  el  inéi-ito({uc  las  reuoinicndA,  i  léjim  de  ptu-fctitAiíiM 
cr>n  clariilnd  al  público,  lo  i^ue  han  hi-rUn  itc  iiliriitiiiirkLs  c:iiii  iitut 
nuLsa  vuoniK^  An  |m  ilnuUiría.  La  miiui,  aiin<[uv  ñiM,  si-  ;>ii>-<l<-  (lu- 
cir ((utí  nmbit  de  abrii^c, 

«Ia  príiRvrii  (.-ircuDistajicia  i]ue  nos  snrpix^iide  al  nonU-iniilar 
)u«  fstuptnidf»,  gwUxco^  o  nuigtiiti«»!í  monumentos  de  un  pueblu 
que  ya  no  o.  í  a  que  so  relien-n  las  iliistrac-ionea  de  W  obnu»  quo 
itcabauíoH  de  citar,  es  U  indiferencia,  u  pur  mejor  decir,  abandono 
con  qnc  se  \{3S  ha  mirado  Hasta  ahora.  Robertüon.  con  en  He<wtuni- 
bmda  incrrdulidad.  o  alucttiado  por  los  «qiaftoles,  cuvo  inu-rtta  en 
a({ncl  tiempo  era  poner  una  venda  a  los  ujos,  se  propaa<t  a  dt^ñr 
eu  Bii  Uittoi'ia  (Ifi  A  »i\¿r'ifn,  ijiie  en  u»]a  la  oxl^nsinn  de  Niio- 
Ta  K!<{ii3i'ia  n4>  se  encttntRibn  i  non  ti  mentó  ni  veütijio  de  edificio 
itnt<-Hor  U  la  Cuoi|UÍsla'.  que  el  t4>niplo  de  Cholula  Uo  cni  mfut  qUO 
una  mole  de  úvvra  wilidt),  síii  fachada  i  «n  gradas,  cubi^rtiL  th* 
yerbas  i  matorrales:  Í  que  las  caras  do  los  mojiconu»  eran  unas 
chuzas  construidas  de  oéspod  j  ramas,  como  las  de  los  índioa  maa 
bárbaros.  En  otra  parte,  se  contenta  con  notar  de  paso  que  ul 
desgraciado  Botiirini  habia  hecho  un  asombrtim  catálogo  de  nnt- 
peui.  pinturea,  ceusoít  i  cal«ndiirios  utejtcanoA,  ([ue  ym  no  exisiiim. 
Hai  vAtxi  pamjv  en  que  consíilera  como  materia  de  mucha  iim-r- 
ttdumbre  la  autenticidad  de  la  niela  cmnoliijim  con  que  Ion 
mejicanos  computaban  el  tiempo;  monumento  de  quo  C¡im;ri 
habia  publicado  una  muestra  i  que  ha  sido  \-a  (raido  a  este  pala 
por  Mr,  Bullock. — Si  os  jenuino,  dice  friautenie,  pniebo  que  lúa 
raejieanoa  usaban  canurteres  arbitrarios,  ipie.  repre^ntuii  varias 
oosns  adeuiaa  de  \t»  n'&HVírt». —  E^t  de  niimUñltar  que  un  eríttcrt 
tan  iMírspica;!  como  Kobcrtooii  n<i  stj^iM'chaM'  la  inexactitud  de 
sus  informes,  o  no  tttniie.it^  juzgar  pnxri p i (»■  lamenta-,  áiiteM  de 
aventtinir  itemejantes  dvcisJonus. 

«Dbl  tiempo  de  Kobeitüon  acá,  ha  n^biilo  nueva  luz  el  asuti* 


JLXTIUt'KOAUBS  MEJlCiXAS 


18¿ 


ni 

Fe 


,  i  se  Iiui  diMpiido  In»  iilt-bl«.s  tlt^  incn^liilit  ignoraiicia  i)nú  lo 
cim-ci»iu  HuiiiboUlt  liA  {iiihUcvIii  sil  «■I<m:ui.tiLv  i  tliveitiila  no- 
Liciu  «K-  itr*  iiKtniíiiK-iilu^  iic  Coiitrw  AtiM^ríui.  RÍib,  «scciUir  e»|)a- 
ñul  poca  conocidu,  «liú  a  luz  en  K-'C  xu  Dcacrijtcion  ¡le  ln«  raí- 
kiOS  dr  uva  <(«/);/««  cittfht'l  trelrutrnirnti  dr^ctihii-rlit  m 
ÍGaalmiolu,  obra  que,  aunque  pnrecu  oItíiWIh,  ha  dado  iK>ticÍtuí 
laaa  cuntías  o  interoantes  que  las  de  Humboldl  sobre  esto  nsiin- 
itt,  Ias  anti;{11eHa(]e§  mejicanas  que  Mr,  fiuUock  ha  tmídu  a  In- 

^flati'ira,  han  hortiu  uia»  fiuuiliareii  al  públiw  &ii  cxUtoncJa  i  mis 
caiacUfeii:  aunque  («  prciciso  confesar  qnc  esta  cxhibicíun  daba 
nna  iden  algo  dc^ventiíjunn  di-l  ndelaiiUiuiienUí  de  lo»  n]<-jican<H 
t;n  los  aru»:  que  ella  confumlia  diis  nuuiíi  enleranientediütinias, 
coniiubitaitus  i  lu^  voiuiHÍ^livIon-:»;  i  qiii*  {Mir  nieUiu  de  ella  Ka 
enikauecido  «.-nviit-ltM  vn  üwnibtn»  iinii  vimlucl  que  rocienteinente 
lut  ei<)uix-idi>  sus  niynK  subit-  vi  iriiiud»  antirimrío;  es  a  saber,  que 
i;.xLst>'ii  fii  Niii'vn  Ks|MUJa   luoBUUieiibw  de  un  [lUvbh»  iiltatmtntc 
eiviluadit,  ijue  prt-cc^lifí  al  mejicano,  ban  luanibiltosu»,  niaj^jlicus 
i.-k-^uiU-'s,  eouio  los  de  EJipto. 

fKI  Viiijp  Arqiiful'jjifode  Nebel,  auikquc  extrcnuunvutv  liini- 

]o  on  sus  ilustntcioneK,  ca  el  <|iic  preitanta  pormenores  mas  cis- 

{■léitdidus.  Pero  la  noticia  nía»  niitZ-nlicia  i  cumpIcUi  de  c«Um 

monuiuvnCos,  es  Li  que  aoa  ha  pmpúreiomulú  la  conü^toa  enviada 

a  investigarlas,  bajo  la  autui'idad  del  gobieino  español,  i  a  cuya 

-cnlioaa  estaba  Dnpoix,  que  nos  ha  dado  una  extensa  relación  de 

,  las  tns  expedicione»  cientlticaá  que  eiiiprcndiú  eon  eí>te  objeta 

6  resultados,  puMh;»  iiAadin>u  W  de  olni  ciiiiiisiun,  cmntiada 

por  el  gobierno  iu<-ji<'juii>  a  M.  Biinulrn>.  Per»  hi  ubra  de  Diipaix 

I -va  la  que  piaile  o»iLsid<'nin>t:  como  priiict]»il  autoridad.  Sus  ih»- 
itl^oiicM  i»tÁii  rouiprentlida»  en  la  inagtiitica  i  iUk^Iokii  obni  dfí 
,l»«  Antigiiedíulfit  Mejicana»,  i]aB  se  impiime  co  Poris  i  se  jHt- 
|li)iea  por  númiTOB  sueltos  en  la  oficina  do  laa  Anttjfvedwfi'jf  Ate- 
^icatini.  TX-betnuH  decir  en  juíiiicia  ciuo  U  mayor  juirtu  d<-  eJiUi 
'fbra  nu  i.ra  mas  que  una  nueva  edición  do  las  Uastnicioiie«  d« 
j\giiNt¡n  Aglio,  sacada  de  tarela^^onde  Dupaix,  Í  ya  ineor^ioTwlHí 
■*.a  la  gnuidc  obm  de  locrl  Kingsboroob  intitulada  A  iit'uj'irAhuU'i 
Mejicawis, 

<tLft  primera  convicción  que  ae  apodera  del  alma  al  recorrer  1& 


18G 


uxaoaJtSijL 


larga  serie  de-  estos  monumentos  mojicanoti  i  ttiltecax,  es  la  du 
somejiUiiai  con  Ias  rü]i([iiiart  riel  nnti^ut  Ejiplo.  Pf'i  es   postblil 
terlos  sin  rcciim^er  dt-toli-  liii.-g<>  Uia  piníinides,  jiL-inisforios  i  it 
f]fís;  fraffmentos  de  ]uilncii^>s  iiiiii  iniinn(>tii*inpi)gr;tiidii)Mw  pori 
Ar(]iiil*.>ctiini  i  Ik;)1us  ini  icui^  pmgKireiuiii-.s  i  documiciiHM'^  moni 
inentit»  si;|)uIcmU-^^.  iloiuésticos,  rclijiíxsns  it  milibtrcs  i[ii<^  int^'e 
vi  titulo  de  cirlujK-uM  tanto  como  cualcsquivni  dt-  I<k«  qne  nhv 
fjci^ten  en  Itulia  o  On-cín;  ídolos  t  escnlturaK,  W  iintM  rudu 
los  olni!«  tiv  una  h4^«hm-a  acabatla,  mtii?7ttnu<  de  diferrnle»  vna  < 
CÍ\'ili]U)non,  que  en  »tis  pcistlinuí  i  jeitos  ofi-ecen  la  mas  elaní 
lojís  con  el  otito  monumental  tle  CüHniltitra  i  eütntuaría  quo 
antonomasia  ire  llama  ejipcia.  Finalmente,  ef  impwible  fpift  I 
vista  del  anticuario  deje  de  líjai^se  en  las  pruebas  tjiie  ai|uí  w? 
presentan  de  la  existencia  d«  dos  granden  rama»  del  lenj^uAJe  je 
roglífiai,  una  i  ctrít  muí  pnrecidas  a  la  ejipeia;  i  sin   embargo  ■ 
mcleriziidas  jMH- jwrticut¡mdiwle«  pcrfeeUiniente  ame  rica  naa.  Ve 
de  ellaa  es  la  escritura  pintada  peculiar  de  Iok  mejicanos,  qt 
tien«  lit  mayor  semejanza  ci>n  las  tablaíi  histéricas  de  los 
píos  ejipcioe.  La  se^inda  es  una  lejigua  jerogtfñca  pura,  qtte 
rvcv  haber  ítidu  propia  de  lut>  tulU'tuts,  »  Av  alj^in»  ntm  nimc 
inu-s  antigua,  quv  luibiU*  el  suelo  ocupado  después  piir  \m  incjí 
niuos;  Icngitii  tan  eouipletu  como   la  ejíjicia,  mientras  que,  B 
íjuc  podemos  juzgar,  la  aventaja  en  regidai-idad  i  belleza. 

«La  breve  enumeración  de  unos  pocos  hechos  nuinifcsuint,  i 
qu¿  lijcros  fundamentas  ju7g<^  el  doctor  Robertson  tan  ilesvcnt 
jocamente  de  Iws  monumenti*  de  Nue\"a  Ee$paí\a.  En  í^u  licmi: 
provatecia,  tanto  como  ahora,  la  numia  de  atribaír  una  inn» 
importditcia  a  todo  lo  que  tenia  relacinn  con  el  antiguo  Ejiptc 
Poro,  ¿qué  es  lo  que  liai  en  realidad^  PiMmides  no  inferiorts  al 
ejipcias  se  nos  presentan  en  muchas  parte  det  terrítono  mejíJ 
cano,  algunas  de  (-IIhs  de  mas  anchas  bases,  i  de  inatcríaleri  íj 
mente  íiílidos  i  penunuonti^t. 

«Hai  en  Cholula.  Otuiuba,  Oaj(lOl^   Alitlnn  i  Tbucala  vestíjifl 
tie  una  niíble  aii]Tiiioctura  i  i'^idtuni.  T^a   iin-nlaña  de  Te 
iwlá  casi  luda  cuIííitU  de  frugmentu»  de  aiiliguDs  edifícícwL 
vieja  ciudad  d«  Faleiique  n<»tí  admim,  no  solo  por  el  trabajo  pri- 


JL<CT16J>EDAUKK  ITKJICAXAS 


187 


» 


^ 
I 


oíoniso  de  &U»  templo»,  pntiti-iii»,  casas  i  baftoa,  sino  tMnbÍ«n  poi'  In 
oaarlin  rlu  lus  «Ic-MÍgniíB  cli>l  iin|UÍtWUi  i  Li  uiattitrtn  ilv  I»  (;jc-cii- 
cion.  ijiio  negiinunonU*  no  s<^  itvotgi>nzai-iii  (le  ]>iitiei>t-*  itl  Iwlo  lil- 
las obras  ujiíxitits,  »  lo  iim'-iids  «K-  Ifts  ci»n>  jH'rtviicoen  ti  In»  prime- 
ras MUdfói.  Kii  lux  Nuiiliiitrí(j9  t]v  Pnli-it<]ii<r,  hiii  osctilttinw  de  Ído- 
l*w  utití  s^'  )iani-i:i>  iiiiidio  u  Wfk-  los  »ii(ifriiu«  (]¡o^i.-.i  »W  Ejipto  i 
de  la  HUia;  i  tw;  iMK'iu-nlnuí  pln])i»fvríiM  i  2c>clfiHx>s  qitc  tiiiuiiliGiBtAU 
confn^i  lidien  KM  astnin<íiiiio<M  i  cronolfüjiooi'  stipiüion^  u  lo«  tM 
Ejipto.  Se  retí  en  Millan  tii^  hoüios  do  un  palm-io  rlv  coiisidtT»- 
bk?  t.-xlj;rwii)n,  uuyu  anpiitiKtum,  i\ui>i|iii;  {Hviiliiinui-uU-  mm-rica- 
oa  i  difftvnu- du  la  tlv  L*ua]i|iiitfrii  uti'ii  luicitm  ilv  qiiu  tengamos 
nuticin.  pn^TSt-ntn  r,i«;{i.K  <k-  pniiipti  _i{r»twlin*i  i  de  uiia  mvl«nc'>- 
Hai  Ixllfzs.  El  u-cho  iK-l  pórtico  i-slii  sosti-nidij  por  mluinnns  ci- 
lindricos, cuvotipo  ci-ovuMw  t\av  uo  uxletv  un  niogiinu  oli-it  porte 
Fitinlmentv.  vütatuitsde  un  giiisto  t-ntcmnii-nW  citúicu,  vn  nudn 
parcciJas  a  las  disformes  prodiiccionva  del  arto  m«jÍcHOo,  se  hau 
vooontrado  en  las  cercaaías  de  Otutúbu.  Mitlan.  Jochicako,  i  pu 
e]  magnífico  tonipto  de  Oajaca.  No  eoa  estas,  como  Roberteon 
insinúa,  obias  de  bárbaro»  i|ue  no  tenían  utensilio»  de  metal  con 
i^iie  tiubftjar.  VUtt!  emir  hn  tlirniuuulo  fie  la  conCtL^ion  de  doc«  em> 
dístinias.  Es  venliwl  i|uo  Iim  si.niii-liilrbAros  mejicanos  prodi^etrui 
Mtí  riidits  t.?tciiUiiriis  non  insIrniiiunUie  ilv  piodr.i,  per»  In  oulln 
nación  que  \isi  |>roixtliií  trabajaba  con  utensilios  de  cobii;,  de  que 
KC  han  hallado  algunos  en  sus  sepulcros.  Su  him  encontrado  tam- 
bién en  ins  cxcA^'actone!^  de  las  tumbas  algunos  riwos  (pie  en  leus 
TonuJis  i  en  sus  tulonios  nos  recuerdan  las  niue^tnis  iiuis  teiiipm- 
nw>  de  la  alfarería  de  ]os  ejípcios  i  ctrnscos.  Lns  relt[|uias  de  U 
anpiiti^'cttim  de  e»>tn  grande,  r-ingular  i  casi  desconocida  nación 
presentan  ^-ñales  de  una  civilización  iidelanltubt  í  de  e^>u]odídH- 
di-st  WMñnlvs,  de  que  no  se  encuentra  vwttijio  on  Io«  decunlad"- 
nionunientoA  dol  Ejipto.  Caminos  artificiales,  construidos  como 
lo6  caminos  m¡lit««s  de  loo  romanos,  de  grandes  lo^os  cuadradas, 
se  encuentran,  no  soto  en  laa  cercanías  de  sus  grandes  ciudades, 
sJno  también  a  coa.->ido rabies  dií>taneias.  Ellott  guardan,  como 
nuestros  lei-rucarriles,  un  nivel  ct>utÍnua(lo,  i  son  en  realidad 
viuduciu^,  a  diferencia  de  los  aciLediurfoi  que  también  cúns- 


-*í  I 


Ll-. 


I8S 


1U80EUXE& 


tmia  este  pueblo.  Vonse  ademas  pueutes  coustniíd'fs  de  inato- 
Hules  igutiliuenlc  durables,  pcuu  atravesar  Ioh  torruiiteíi  de  las 
montañas;  i  todo  en  estas  obras  es  a  an  miiiDio  tiempo  icjenioso, 
lüugular  i  jigantosco.  Coa  atrevida  grandiosidad  es  su  carácter.) 

-  (Arauamo,  año  de  1)^7.) 


NECROLOJÍA 

DE  DON  AGUSTÍN  DE  EIZaGUIRRE 


La  Kepúhtica  lU-ne  (¡iif  liuitenUr  la  «ensibti'  p^nliil»  d«  ilrní 

Agustín  de  Eixaguirre,  unn  de  los  fiiiiilfulon?»  Ai  In  indt'iKiitk-n- 

tn  rhili^no,  i  ili^  los  íii(liv¡i]ii<>i<  ipii-  mits  ^'  hiui  lO'ñiiliiil'i  |H>r  mi» 

ivírtiidi-s  privttiJat,  ouqio  por  sti  celo  ardi<?nt«  en  favor  ilvl  bien  je- 

OPial.  i  por  su  Acondnuln  íntcgríflful.  i  pun-xa  on  lo»  vario»  mi- 

OL-il«-nos  públicos  qttQ  debió  a  la  confifuiza  de  «na  roncitida* 

os. 

Contraído  al  dewmpeQo  de  mis  deberes  en  la  tiatiqiiilidAd  del 

,r  d<itii^>tíco,  saliií  de  elU  poi- 1»  prÍEnem  vex  oí  año  dt^  I^I<l 

r»  SKrvir  el  empleo  de  alcalde,  cuando  las  «iiccííoíi  de  la  Peiidi- 

ula,  antitieiamlo  lii  disiiliicioii  di-  Li  nioiuirqnia,  ublignnm  a  los 

lUüblixs  nnK-rícnn'Kt  u  pea^aír  vn  »i  tniKina".  El  !«*iior  KÍKigii¡rr»*, 

'>nii>jere  dr  la  iniiniHiuilidad.  tuvo  una  parle  inní   prínci])»!  en 

liis  ikOiH^ttiiirnUwt  lU'  iu|iK'l  uño,  <|iie  piiidiijenin  la  ()e[>i»íoÍi>n  <li'l 

L'xiilviiti.-  ('.-innwK)  i  la  iuMMlncioD  du  la  priioeni  jniila  ^iK-i-ua- 

(ivíí  i-ii  ^'1  mi'ttumible  1>'  d<-  si^tii-ndíre.  tjue  niiniunw  jiixtiiriiente 

mnio  la  uiinini  de   lii  liliei-tnd  chík-na.   AunijUti   Iliunml»  a  i-»ta 

iiintn  por  lii  Tox  uniinime  du  svs  compatriotas.  i|ac  hubian  for- 

ladii  vn  una  alta  ídc»  i\v  mi  patiíotistiio,  dcnitcilo  i  puivm,  Uo 

In  whu«'>  íiívptnr  un  puotn  tan  Ítn[»>írtant''  i  himorífirw.  j-ino 


1» 


]IIliCSL.U(Kl 


i]iie  formA  un  acuvitlo  iiriviuli»  con  1o:c  oLro»  indÍTidtKm  tk^  la  tut 
nicipaltdtul,  para  qav,  imitando  todo»  »u  conducta,  oo  su  atiibu 
yeae  a  inims  de  Ínteres  particular  la  cncrjia  qu«  habíft  d^spl«E 
aqiie)  rueipo  en  Ui  creación  de  tío  gobierno  patríotA.  Con  al  niis^ 
nio  despi*iHli miento,  ejereió  vanas  comisiones  del  servicio  pú- 
blico hn-sta  In  ¿poca  de§astrofia  de  1813  í  14.  Vna  expedicic 
unviiuk  ¡M>r  el  vírrei  Abawal  invadiil  el  pai»:  i  mi^Jitraíi  mnrelmt 
iiontni  UiK  iuvasufí'j*  el  jefe  del  ejecutivo,  se  eunfíriú  el  gubior 
siiprcnio,  rodeado  onUlnces  de  diüciillades  i  peligros,  a  una  jimt 
iMnipni'.'íNi  d<.*  ln^«  individtnw,  i  pn-fidiiLi  por  el  si-fior  Ei&-igiiÍrr 
'IWos  H'Cdoi'dun  la  tvnninncion  de  ai)nelU  inÜkii.sta  e:iiiipaAa: 
]Hitna  fué  de  niicvu  CMclavixnd^  í  el  acñor  Etzitguirre  con  út 
)liiKln-!<  pnr,rio|]i.-<,  ^  \i6  emiitiniulo  al  presidio  de  Juan  Fernánij 
fU    que   IM-Jinniienirí   hjwia   lii  gl«>ri'»ii   n-íttaiiraciún   de    I>>I' 
Kv!<titiitdo  a  Santingo,  volvitS  a  ser  empleado  en  varías  coi 
iie«,  i  »!  granjeó  en  toda-s  la  i-Kt!  marión  de  hiiü  conciudadanos 
li^a,  «e.  le  confirió  olm  vrs  la  prinw'n»  ninjUtmtura  de  la  lU>i*i 
bfica,  como  presidenta  dcHa  junta  giibimnliv»  (jui>  »un.-dió  . 
supremo  director  don    Ikmanlo  O'Higgins.  Nombi-ado  por 
CoogreMo  dtt  Plenipotenciarios  un  gobierno  provisionAl  i  im  i«ena 
lio  oompnesto  de  nueve  individuos,  don  Agustín  de  Eizagiiíi 
figuró  en  éste  como  representante  do  la  jaovincta  do  Sant 
liajo  la  constitución  de  1^"23,  fué  también  uno  de  los  miernbr 
•  M  Sí-nado  Conserviwior  i  Lejislador.  En  ainlwo  cueqios,  ejercí^ 
casi  constantemente  la  presidencia.  El  i>  de  julio  de  183fl,  en  < 
período  aearosn  a  que  dio  lugar  la  subversión  de  aquel  orden 
Hlico,  fni^  i-Iccto  viivqirx'.sidenle  de  la  B«!pública:  i.  en  tin,  po 
renuncia  del  prcwidcntv  jciM;ral  Ulano»,  sin-ió  do  nuevo  la  ■ 
jistmlura  Mipn^itia  iK-^df  el  11  de  setiembre  He  ai(Uel  afio 
el  "  de  enero  sigtucnt<*, 

EE«t«  c«  un  buwjuvju  sucinto  i  deiinudo  <le  la  carrera  públic 
riel  difunto  la.-fior  Eízuguirn-.  Su  íiniitíza,  independencia  i  de 
prendimiento,  su  amor  a!  bien,  brillaron  con  un  lustre  igual,  nuc 
ca  empañado  por  la  mas  leve  mancha,  cu  los  puestos  importanUi^ 
3  que  le  llamó  tantas  veces  el  voló  de  la  patria.  lilodelo  dv  cívím 
ino  i  de  austeridad  republicana  en  todas  I»^  ¿pocos  de  la  rt*?»]!: 
cion,  en  toda«  las  situaciones  de  In  vida,  entre  lo»  halagos  i 


KRCHOLOJlA  DE  DOS  ARrSTIIl  DR  BIZAGDIRRB  191 


poder,  como  entre  loa  baldones  i  iniseríft8  de  la  deportación.  Murió 
pobt'itá,  después  de  haber  comenzado  su  ciurera  con  una  fortuna 
brillante.  Falleci(}  el  miércoles  19  del  comente  (julio  de  1837)  a 
los  setenta  años  de  edad. 

(Araucano,  año  de  1837.) 


'^^¿A 


■'"''■'•"^ 


RELACIOX 


(Extneto  d«1  Ed-mbarg  Jieríew  de  abril  Ae  1837) 


DEL  VIAJE  DE  DON  BASILIO  VILLARlftO  A  LAS  FUENTES  DEL 
^  RIO  ^EGRO  EN  1782 

P  Don  Btuilio  Villiu-iflo  dcsumpcfid  con  muí  poco  acierto  U  cxpv- 
-<licÍoii  uttctiiiK-iidiuIa  a  su  cuidado.  ConiciUHS  a  dubir  ci  rio  coo 
cuittro  Lu<)uc«  vü  la  ultima  ficmíutu  do  ^ticnibrc  de  \~H%  i  si- 
limdo  MU  curso  Hcrpcniioo  hacia  NO,  llegó  cu  la  príni«ra  senm- 
aa  de  noviembre  a  la  isla  de  Choelechel,  que  tiene  a  le^aH  dn 
i  Z  de  ancha  La  tierra  cercana  a)  no  le  [muvcíó  al  principio 
Jel  viaje  extremadamente  u-itéríl;  pt>ro  detipues  mejord  <Ic-  a^pt^N 
'tu,  i  cerca  dtf  la  t.-<la  ^a  i;ra  Av  ñxci^leiitv  cnliiUu!.  I>ih  orillaít  cala- 
ban cubiertas  de  9»uc«»  i  du  olius  árbulnt,  de  los  que,  m^a  Vi- 
^  llariQ-j,  sirven  puní  hun-r  carbun  on  la  tiictorí».  Vlllnriño  iic»ui|>(í 
jB<-n  Iii  i^U  de  Clioclwhcl,  invernando,  como  él  min'nio  dice,  en  mi- 
tad del  estío,  i  pentianeciendo  en  inacción  por  siete  semanas,  dii- 
nuitc  las  cuales  fut-ron  bajitndu  i;i>ii»Uuit^-in(?iite  las  ajiguas  (Ii^t 
na  Siia  biicpivs  no  pnnxx-n  haber  nidc  a  projiósíto  [»m  el  objeto 
de  la  explonicion;  llevaba  demasiada  jvntc  comúgo;  i  la  cantidad 
iln  provisiones  era  corta  paia  tanto  número.  Al  fin,  después  ilu 
haber  desperdiciado  siete  semanas  pensando  en  el  remedio  do  un 


101 


stíurxuiKiiA 


mal.  «lUC  «ida  din  «*■  n^ravnlKi.  <!<'ti>nii¡tK>  i[av  il'w  iK-  sus  bnjclt? 
st'  vuUit»en.  i  con  Iw  oii-us  di^s  cootimiií  íu  viaje  13I  ^1  de  dicieni 
bre.  El  rio  poi-  un  Uu;ga  ttvcho  h  pureciv  aumentar  en  candal,  i 
la  díhtancift  de  ¡í  a  4»»J  millas  de  su  boca,  em  de  do  menos  Je 
diu  K'jfiia  de  anchuiu  en  tai  parajes  días  nngostob. 

Di^|>u«í(d<-('noiintr(irinnuiiit'r:ihU--idiliculta(le.s(icaí'íonftilan 
<.<!  pocv  foiido  di'l  riu.  iiuv  ent  ciidii  %t-z  ni^tifxt  pmfundo,  i  ^>r  sil 
iiriiomnciu  del  uinal,  IIv^  Villnnüo  el  '23  tlu  cnt^ru  di.^  IT>3  a 
coDllutiUcia  de  los  dos  grandes  bmzo».  ele  lúe  cuale».  M-gun  el  si»- 
t«Dui  bipot^Uoo  que  cnbÁice»  p1v^'a1ecia.  d¡<i  al  mas  meridional  el' 
nombn?  de  Gran  Deragna'iero.  i  al  otw  el  de  Scuiguel  o  Diaman- 
te, Laí' aguas  de  mi"  t  <>Uv>  corrían  cierto  efiíweid  sin  raezelaiw?: 
sendo  dulce  i  c1íuv>  el  bnixo  del  tnir,  turbio  i  de  mal  sabor  el  del 
norte.  El  rlín  ftigiiti-nU-.  fué  en  nn  bote  a  examinar  el  brazo  del 
nort*t,  i  hall<>  ijiic  t-i-a  un  gmii  río;  jiero,  <le»piieH  de  haberlo  reirioD 
lado  una  tegiin,  einbitniatmii  mi  )>ix)gi-i-M>  iIok  ÍhIh^  iine,  cíitrMhaa' 
lio  1-1  mnal,  i  uiitiu-ntatidn  la  [n]>id(-z  di;  .-mi  cur'O.  hii/-¡an  im|ii>sibl 
el  Híivej^kr  wnlru  la  numetit*'-  Kílv  riu,  tmgiin  i'l  ubtíerva,  ví¡  cat: 
tan  gnindb  coino  el  d«]  «ir,  i  miiclio  nuj-nr  qiic  vi  Culurndoi  S: 
iiiuitdncii.mvit  M>n  funnidable»:  i  M^guii  lo  (|ue  puede  jiugarw 
el  ra-itro  que  dejan  a  lan  orillaii,  hiiben  a  mucha  man  altum  que 
las  del  rio  del  sur.  Anastra  sus  aguají  por  un  valle  profimdo  de 
don  leguas  de  ancho,  faUIeamlo  los  cerros  del  oesto,  í  dejando 
llanura  al  oriente.  La  tierra  cecina  earucia  de  árboles  i  de  yer; 
i  pieK-iitaba   la  ajiarieneia  iie  e--tar  o^puefita  a  inundaciones 
luTfra  dnraci<rD.   Una  legua  mn»  arriba  dt;  Iac<^nHiK^nciad« 
doH  nuno»,  l.n  bilítud  observada  Tuí'  ilc  3tí  gmde^  44  minutixt 
sur. 

Kii  ol  owen^udel  brazo  seplTiitrional,  tuvo  Villariñotjuu  supvi 
una  \i\xffi  iwrie  de  obstáculos.  lj\  rurrienío  en  alguiia»  park-n  e 
wgim  dice,  como  la  de  nn  canal  de  un^lino;  en  otra^,  em  necesa; 
desembamzar  canaleit  para  tos  botist.  La  p.iciencia  i  poi-seve 
d«  la  jente  ea**!  eontiapesaban  h  ineptitud  e  irresolución  del  j 
KI  rio  entuba  aipii  jeneíalmente  eiiciijimado  eiitn-  cerros,  qii 
Hubian  a  vt:cx-rc  hoMia  una  altum  de  lOU  jtiíf,  i  cn^u  bn.fe  era  yi 
Iji  exp«-dicion  ll<.^>t  por  <iii  el  'i't  de  iiiaiTo  a  mi  lugar  tn  que  i^> 
tío  paKteiti  ilividir^edu  mivvo  entre  dos  rama»,  una  del  norW 


I  jefe, 


It&taClUX  DEL  TIAJR  DS  I>OII  BASILIO  VILLAHlSO 


195 


otra  del  aiii^  estando  ya  la  <Hirdillem  a  la  Hiatnncüi  tía  sdo  fi  a  O 
tt>};tiii.-<.  Villiii-ifii>  ivs(ih'i<t  oxplomr  la  il^l  tu>rli-,  n  la  r|a<;  ila  (vuii 
|H>cu  ftindiiiucntu,  s>-};un  T^k-^ix-chamuH)  l'1  nombro  dv  CnUipiilichi;, 
i  la  remontó  con  ^¡randc  afán  en  2i>  dina  por  cerca  <le  ID  lojruas 
de  curso,  iiHíta  Ia  latitud  i.]r  S:i  j;n»diiis  i  40  itiiniito^  sur.  don<lp  se 
le  junta  ol  nuochiih II hilen,  rinehin'lo  ijtic  vitrnc  dol  M.'8t4>.  A  fáele 
leguas  al  nto-te  de  este  sitio,  se  divisó  una  alta  montaAa  ciíníCA,  a 
i[iie  Villariiio  did  el  nombre  de  cerro  Imperial,  pr*ibablenK-nte  el 
volmn  de  \'Íllarricn.  Kstaba  ciib¡<^o  de  ntovt^,  coniu  tainbiun  la» 
eúrdiikTXK,  a  dixtanma  de  2  i  media  Icguntt  al  occidvotc. 

Pnr  Iijc  infomiiwdc  \m  ínilim,  i  di*  las  p«rlida4  qiu-  «;  enviaron 
n  n-comxx-r  vi  pnf»,  s\j\)o  Vilbiriño  i|Ik^  dt^^lv  Ihk  aUiiros  untigunü 
riel  rio  se  exten<liaa  laa  llanuras  sin  interrupción  bacia  el  cerro 
Imperial:  que  ealos  llanos  elevados  eran  mucho  mas  féreilea  que 
loe  deprfaitos  pedregosos  a  lo  largo  del  valle  atravesado  por  el  rio; 
que  loe  ceiTVM  presenuibitn  uiia  Hbertiii-a  i  [>or  elL-i  una  vista  no 
interrumpifla  hacia  el  oeHte;  que  el  Huechnlaii(|uen,  o  lafro  do  los 
I[mite8,  mencionado  por  Falkncr,  o  inriicndo  taiiibii>n  a  don  Iaüh 
de  la  Cruz  ])or  Unt  indion  r\»o  le  oconqKu'iitriin  en  su  exiH-dicion, 
nttnlia  »it»iirlo  uno  larga diü^tancia sobre  el  llano.  Hahin  multitud 
de  manzanos  a  las  inmediaciones  del  rio  i  en  la  llanura,  perít  at 
pié  del  cerro  Imperial  fonnaban  bosfjuos  espes'j»,  Uxlavía  carga- 
dos de  fruta.  Los  indios  afímiaban  (|ue  dewle  la  Talda  del  cerro 
Imperial  se  alcanzaba  a  ver  el  oct^ano,  i  (|iii-  V'aldJvía  no  divlaba- 
iiuis  que  tres  jomiuloíi  de  aquel  punto;  puro  que  ol  nimiiio  por  laij 
nordillenw  cr»  difícil,  e  iinpinctii-ublc  jwirn  carro».  Uno  de  los 
principal!^  ohji^tix*  de  la  eJtpoilieioii  oin  abrir  una  coniunicncion 
«>ri  Valdivia;  tnns  a  oaus»  do  Wf  flivisiont^  i  gliemw  de  las  diver- 
sas tribus  iudi».N,  no  sv  jnido  pun^uadir  a  ninguno  de  los  habitan- 
Iva  a  vuipivnder  nii  viaje  paní  llevar  una  caria  a  aquella  ciudad. 
Villiaiño.  pnen.  satisfecho  ya  do  la  proximidad  del  Pacifico,  cuya 
rti)itancia  calculaba  en  l'i  teguas  (i  sus  cálculos  merecen  paca 
confianza),  coraenzcí  a  bajar  el  Catnpuliche.  En  ul  río  que  se  le 
junta  por  el  sur,  llanintl"  p^n-  los  nntiirali-x  Tiicanialil,  i  a  (jut^  .se 
rliá  el  nombre  de  la  Knciimocion,  s«  veiiui  la»  relicjuias  do  una 
capillitaide  varías  habitacíonwt  construidas  hacia  poco  por  lo» 
inisionerus,  cuyo  poquofio  bajel  habia  naufragado  en  el  río;  pero 


iu>: 


lUeCKLAXEl 


ilc  iltiujc  viriiiiui  cjtiiM  tii¡»i>>nfro»<  u  tuliíntlL-  «c  dirijinn,  iu>  supie-i 
roD  W  tMtuntlcs  oxplicnríu  {*).  Ea  '¿I  díns,  fxt  complot^  el  via|el 
río  abnjo,  habícnduse  tanlndo  co  rcrDonUirlo  cinco  tueáee. 

La  expedición  >h  Villarífio  demaestra  que  es  practicable  nave-l 
gar  el  Rio  Xegro  Iimu  el  mtsmo  pié  de  la  cordillera,  i  a  una  dt»-j 
üincia  cuDiparaiiíaiutnte  [joqueíia  del  océano  Pacífico.  Ed  caan-j 
to  a  la  serie  de  difícultades  que  se  le  presentaron,  podían  liaberso] 
fácilmente  obviafl»  olijiendo  bii'ineüi  inejurex  i  mas.  fiivniíibl»  i-xlti-l 
v'uAí.   Ka  liuiclias  (tCMula!*,  i  en  loa  menea  mas  m-l-ili  tk*  itn  luiu  quo 
lo  fu¿  taiubien  extraurdinarianiente,  Villarinn  higrá  alcanzar  ■  ua 
puntx  i)iio  probnbteiiivnte  no  dÍHlaUi  do  ValdÍTia  iiiiut  ilv  lOO  b 
V2'i  roillii-s   l'f'i-o  ftix'iiii!*  piicdt^  diidiin«<^  qni!  el  bntZM  del  nurU.-,  cl 
Limnik'^ubu  (h  que  üautA  Diatnontc)  v»  |>i>r  lo  m^no»  tati  ntive(^j 
ble,  como  el  brazo  mcrídiouiil.  in  I»  csUiciuii  oportuna,  i  probabk— | 
mente  le  hoce  tanibii.-n  utm  vciituja.  cjuc  es  la  de  conducir  a  lostl 
ftsos  tnas  lüciW  de  lo»  Andes,  representados  por  los  indios  comuj 
pej-fectatnente  libn%  i  desembaTEUsados.  I»sgraode«  riusqucco-j 
rren  en  las  rejíones  inas  al  norte,  el  Plata,  cl  Amaxonas,  cl  Orínu- 
co,  se  hallan  tan  completamente  cncenudos  cerca  de  sns  fuentes  I 
]ior  ntontcs  casi  intransitables,  qne  puede  dudarse  sí  están  desbíJ 
nadat  ¡i  ser  juinas  canaleh  de  un  comercio  activo  entrv  ia»  co^tAsí 
upiu-^t.'t»,  iiii/'ntnv."  que  el  Rio  Negro  panM:e  ofrecer  un  largo  t»- ', 
pnciu  de  navego^^ion  con  poco«  obMtttculocs  quo  la  embaracen;  na> 
v(.-gíKÚoii  ([lie  puede  Mr  fie  la  mayor  im|>urtnDcia  para  las  provin- 
cias tiici'ídtuiiiik-»  de  Chile.   Falkrii^^r  roÜere  que  a  príiicipíos  del 
siglo  anterior  la  tripulación  de  una  nave  española  que  liizo  nao> 
fiujio  en  Bahía  Anegada.  »e  salvii  en  uno  de  loe  botes,  ¡  subien- 1 
do  el  Rio  Colocado,  Cobaleubu  de  los  indios,  logrd  llegar  a  .Me»-  ¡ 
doxa. 

lata  ventajas  que  podían  capeíaise  del  establcciinicnttí  de  una 


(^)  Nobt  de  la  Rtriflii  li'  Ettimburyo.  Se  alu<1«&  esta  uisiotí,  wgtm  oonje-1 
tnnuKit,  ea  la  l/ttrrijKÍon  HMorial  de  ia  prorincia  i  arvltipieta^  de  Cktlttt ! 
por  ul  ppa<]re  frai  Pudro  Guiuóloi  de  AgGero.  El  aoubre  iadiu  del  rio  Tn 
cntualil  alud«  »videutetD«nt«  a  los  edifloicu  A»  piedra  (nui/tO  erijidos  aU!. 
El  nombre  d«  OaUpuUobe,  dado  por  VilUríllo  al  no  del  norte,  pcrtencoo 
pntpiamentu  al  puebJu  que  liabita  aiu  onllaa. 


BBLACIOn  DBL  TIAJB  OB  IXMf  BUIUO  VIUaBIÜfl 


197 


I 


colonia  en  Rio  Npgro,  fiu-mn  mpeticla^  v«enH  ponikinuliiH  por  Iom 
c»crítor»i  espaftoW  "lej'piK-s  <I<i  Íh  fxpwlicion  (k-  Vülariñn;  pero 
sin  frulo  alguno.  Ia  inercia  del  anliguo  gobtcni«»  español  no  sp 
dcjaha  vencer  ]>nr  motivos  f)e  piira  «specnlacion.  El  jfobíemo  re- 
piihtii-nini  Mr  hn  iiuiniri^tiul»  ma»  »ctÍvo,  i  se  ha  apmvecbado  del 
pruli-itto  ih'hvf  (lepi-('«liid(tiitvt  ()(•  Ioa indio* parn extender  f>iii«lirni> 
Ujü  hn^tii  ai\iu'\  río.  Kn  I83fi,  las  pnrtidn»  d^^predatctnaa  ele  gttílt- 
chvü.  |i>-hnrnchi-«  i  otrnx  tríbux  tpii;  nmlnn  cmuiUsi  {mr  Uta  llnnii- 
ras  bajn  el  tiotnbiv  de  indios  pninpenoi,  comenzaron  con  la 
República  nna  guerra,  que  faé  smu-nida  niguii  tiempo  coagrando 
obetinscion:  pero  al  fin  sufrieron  derrotas  que  loe  obligarán  a 
mantenerse  en  paz  muchos  afios.  Al  fin  de  la  guerra  de  l'íitlt,  la 
K<-|iiiblica  >-stí-íblccÍ<í  un  fut-rte  eti  Chrtí-Iechel,  i'*Ia  d<'l  Rio  Sogr**, 
B  ocrea  de  **•>  leguiu  de  su  emboeiMliini.  Kn  la  campaña  de  l^S■*, 
fl  jencnd  Piii'heco  lli-gd  al  Nfuipicn  a  jHK-at  leguas  de  su  con- 
dueDcia  eoQ  Rio  Xegro;  i  el  jenenil  Ramo»  en  el  miamo  año  re- 
mooM  el  Rio  Colorado  hn»<ta  avistar  las  cordilleras.  Hfzooe  ade- 
mas un  completo  reconocí  miento  del  RÍo  Xcgra. 

Los  perjuieioH  que  La  pn»encia  de  los  blancos  haya  podido  oca* 
monnr  a  las  tribus  nativas  de  bis  Pampas  han  sid*í  recompiiiwit- 
dos  por  la  pnxlijiuNt  tnulliplicjieion  de  loe  animales  útiles  ¡titro* 
dncido°  poraquélloc<i.  La  adquisición  sola  del  caballo  so  puede 
decir,  hablando  comparativamente,  que  los  ha  enriquecido:  i 
paseen  ademas  mucho  ganado  vacuna  Los  europeos  lea  venden 
trígii,  i  les  han  enstifiado  ademas  a  cultivar  algnnai  hortaÜTiis. 
Muclias  d<-  ellas,  eouio  el  nabu  i  la  motttHzo,  se  han  hi-oho  süvcs- 
trrv  en  tntU»  Ion  Andes  dot  snr  i  ntrea  de  las  fuentes  d»  Rio  Nt>- 
gro.  fciT<  <l>' tixlns  Ik."  jilantH."  iiilivMluoidas  [inr  I(jn  i-unijn^iñ.  Ih 
que  mi-jor  se  ha  nutundizado  en  '.-I  eltma  dv  los  Andes,  i  lii  (pie 
mas  9C  ha  multiplicado,  es  el  manmno.  Los  indiM,  scguii  Villa- 
riílo,  llaniiiii  a!  [wím  circtinvocino  de  las  fuenle*  de!  Rio  Xegii»,  la 
tierra  de  las  nianxanas.  Su  jen  te  atacada  de  escorbuto,  tuvo  In 
fortunado  hallar  en  este  ñ-nto  fi-eí^co  un  artículo  wiludaWe  con 
que  aumentar  sili  pruvisiuneH. 

Villariño  oblnv»  también  de  los  indios  algunos  sacos  de  piño- 
nes del  pino  de  Anmco,  pí-rt)  no  parece  haber  teni<lo  conocimien- 
to del  Verdadero  cafActur  <iv  aquel  frutA  i  del  árbol  que  lo  pii>- 


19S 


lltSCKUAXKA 


diK^'.  Hl  río  Lija  I)  valle  do  Anliteo  c»  el  IfniiU-  s^rpU-titríonal  de 
la  Araiiciuifa  o  jñiio  áo  Anii»!o,  ríimn  lo  indicn  t:\  nombre  du  Rio 
df.  UtH  Piíu/M,  i\vr-  «■  ii;t  iilli  ii  itrns  de  una  verticiiu?-  de  la  sen»- 
nia,  pui.^  vn  i*l  li^ogiinjo  CH>niun  aniucarüi  i  pino  son  palabras  sinAni-  ' 
nías.  y\¡uf  a  tinu  Intitud  tan  ^epU-nlríonal  la  araucana  florece  solo  a ' 
1«  atlur»  de  W  a  lO.'KJ  pies  sobre  ti  nivel  del  mar,  i  asf  fué  que  el 
boMnico  Poeppig  tuvo  que  trepar  con  no  poco  trabajo  un  día  etiU«o  I 
¿Kf-dv  el  valle  de  Antuco  hasta  el  mas  cercano  de  hm  p¡iiai<es.  La 
aruucaría,el  mas  majestuoíM)  de  todotí  los  Arbolea  cxInitrupicnliH, 
se  levanta  a  la  altura  de  5U  a  lOD  piét,  »m  vchar  iiiui  nima,  for- 
iDttndo  luia  doluiiiiia  pi^rfvottiinvntc  den-cha,  (|au  remata  en  nna  : 
dviMi  c-opn  de  oMnirv)  follaje,  parecida  fin  la  foiniaa  un  cono  coni- 
príntidi:>.  El  fruto  vs  de  la  lua^itud  de  un  melón,  i  contiene  de 
dos  a  trescientoH  piútotce,  cada  uno  del  tamaflo  de  doe  alroemlrae^. 
Éstos,  cocidos,  tienen  el  sabor  de  la  castaña,  Í  son  htimamenle 
natrítivijs.  La  madera  de  la  araucaria  es  dura  i  pesiula;  i  píxlrin 
talvex  usarse  como  excelente  madera  de  construcción,  si  no  crv- 
cicw  yyiv  vfjclftl  eii  wtuiiciDne»  tan  jeiiomliiii.-nt<-  inacc*^'sihU-$, 
Lois  b<i^u«^^  de  araucaria  <{iie  cubren  la.s  cadt^^tuuf  de  lo«  Andes 
uieridionalea  baslmían  (juicos  para  alimentar  a  todas  las  tribiK 
abortienes  desde  Antuco  hasta  el  eatr«cho  de  Magidlánes.  l'en» 
las  celo»  mutuos  i  las  lencillas  de  los  indios  no  le.i  ]H:nn¡teii  cujor 
opoiTiuia  I  tiente  el  fnito.  El  inorenient»  de  aiui  ganados,  por  otra 
p«rte.  i  t-l  ¡nin  fie  trigo  que  »ti  coruorcio  ooii  los  b)iiuci.>s  K-jí  pi-o- 
porciono,  los  han  faniilinriztulo  con  alimentos  mas  agnidnblrs  í  do 
mas  sustíuicia.  Ni  debe  deplorarse  (jue  un  artículo  alíniL-ntieio, 
que  puede  obtenerse  con  tan  poco  trabajo  i  cuidado  como  el  fruto 
íle  la  arnticaiia,  i  pur  consiguiente  tan  a  pitípósiUi  para  pt-rpetuar 
la  vidn  wilviíjc,  haya  ejiídn  en  ditítuetiid,  i  ouilido  hii  lugar  a  Iir* 
píxHluctos  de  In  industrio. 

De  Peguen  o  Pchueii,  *|ue  es  el  nombre  indio  de  este  pino, 
viene  el  de  pehuenches.  que  ae  ha  dado  a  U»  tribus  del  país  que 
lo  produce.  Don  Luis  ríe  la  Crns  ha  dado  una  notÍ<üa  mui  cir-  i 
cunt^taiieiada  de  i-nUí  raza  en  una  memoria,  imwrta  en  la  coloc- 
cion  ilel  si-fior  >le  Auj^di^  iiue  tainliicn  hii  manifestado  au  bucal 
juicio  dando  lugar  en  ella  a  una  tmducciou  de  la  IfffH'ipriun  tic 


UBLACIOR  DEL  VUJE  DE  DON  BASILIO  VILI.ARiSO  199 

Pulag&nia  de  Falkncr,  obra  ntie  se  (listingiif  jwr  su  claridad  i 
sencillez,  i  contiene  la  mejor  noticia  que  jaiiias  se  lia  publicado 
<1e  la  extremidad  austral  del  continente  auierícano  i  de  t^ns  habi- 
tantes. 

(Aí-inicinw,  año  de  l!S37,) 


VLUES  POR  CHILE, 

EL  PERÚ  I  EL  RIO  DE  LAS  AMAZONAS,  EN  LOS  AfíOS  1827 
HASTA  1832 

"pobEovabdo  PoEpriG.  i'bufesor  de  la  L*NMVEBSIDAI> 

DE  LEIPMICK.  '¿  TOMIW  ES*  4." 


(Dol  Diitrio  de  k  Soci«<Ud  Jeogriíflea  d«  LCndroO 

£3  cosa  [ligBftile  notar  que  en  el  corto  espacio  do  aíete  año», 
Itio  inénosdf  tres  vinjenís  oiii-opt>oH  li.-ui  atravweido  totla  la  citen- 
\hitn\  t\í:  h.  Aiiii^ricn  dol  Sur,  í\ví*ío  *•]  Piicftio»  hiLstn  el  Atlántico, 
njanilo  el  gran  río  Aniuxoniut,  vxplorndu  ])riiuvTo  por  el  intrépido 
'  On-llnita.  hiwv  tR-i*  siglosi;  fí»  u  ííiltiT.  v\  IciiÍodU-  Mitwv,  lie  la  iiía- 
rina  rMil  brítúnira,  i--n  IS'iíí;  el  doctor  Povppíg,  vn  Iíí31;  t  el  te- 
niente Smith,  tAmtiicn  de  la  Tnarína  real  británica,  tm  |r*31.  Las 
n>[acíoDes  de  dos  de  estas  espedícjones  »on  ya  Won  coa<)CÍflíis;  por» 
la  obm  del  eminente  nataralÍMa  aloman  no  lo  ea  tiuilo;  i  piT  I» 
mismo  vamos  a  dar  aquí  un  bi«vc  análisiíi  de  lo  qae  ella  con- 
Itiene. 

Hace  poccR  añiw  qrift  varios  OH)uilleiY>s  alemanas,  descwujs  de 
,  prutnover  el  e^lndín  di;  la  historia  riitttiml,  so  nniüron  eou  t;]  tia 
[de  enviar  a  la  Aiii/-ríca  Slerídional  una  [tersotuí  que  cnriquceieüo 
:  ciencias  nati)mK-«  con  alj^uii»  fatUí  de  los  ittngotables  h-soroo. 


2<a 


»ISCKL.iXeA 


que  ofrece  aquel  continente  en  casi  todas  direcckine».  La  e! 
tirtu  recav'l  r-n  e]  autiwilt-  la  ufara  de  que  dauíositciiicia.  El  iliicf 
i'ttopiiig  «ilirt  ili-  Biílliini>n'i'ii  lf*2T:  i  i«nrla  via  d.l  ciiU»  »!«■  Hñ 
IMA  »e  (liríjiít  u  Chi1<\  donik-  pi.Tiniu)u<;iú  di«  nñu;^  El  primix  vrtl 
lo  p«»ií  t;0  t-l  ^^nlle  «íi?  Aoiik-ji^ui*,  i  t-n  li«  iii*[ittrtniiH-nUB  q«K- 
dian  entn-iu]iiel  valí*-  i  Sniitiag».  AlU  t-iiñqu<^f¡ii  la»  colivcium 
de  hLiUiria  natural;  perú  ¡ni»  notídaK  jeogi-áñcttot  no  hooi-^  iiin»  qm 
conñniiHr  la»  di-  Myeitt,  mltutiendn  nlgutuM  [nrticulflritduli-y  iv 
tiratv  a  la  gran  cordillera  di>  las  Andes^  que  ditide  :i  Chile  ilv 
jiruvineiaH  de  la  Pljttn. 

Cl  si'jTiiiido  nñu  lo  pitMj  en  el  isur  de  Chile,  psrte  vil  la  1>i)liÍadi 
Tiilmliiiaiiu,  i  parle  en  la  ciideiui  de  W  An<Íc»,  a  1m  base  <lel  vul 
cui  de  Ant  uní.  Rucorriú  tin  país  do  que  crectnos  no  pxUte  Qoti 
alguna,  Tuera  rk-  las  observaciones  jcnemles  de  Molin^  la  qi 
debe  sin  duda  hacer  preciosa  la  relación  del  doctor.  Por  él  «il 
nion  que  los  departanieiitos  <le  Chili?  que  se  extienden  a  li>  l.u 
tlel  mar  se  componen  de  collados  arenusoe  de  muí  inferior  fertilí 
<Ud;  miíntras  que  ¡i  la  falda  de  los  Andes,  i|ue  en  esta  parte  eiti 
en  todas  al  sur  de  los  'M  giadaí  de  Inlitud  se  levantan  con  un  d' 
clive  pendiente,  se  extienden  vastas  llanura»  sepundas  entre 
jíor  ceiTos  hffljtis,  lasegalessonjeneralincnlc  fértilen  como  la  isla 
Iaju.  Ia  di'.tcrii»cioji  cnu:  hiu-e  de  los  Ande»,  que  en  mi  i^iK-ctu 
proiIticcioneH  nnluruIcM  iv-  (Itrereuciaii  miLs  del  vidle  de  Acón 
f*  Miniarnenle  ín.-ili-urliva,  i  n"  !"  es  ui/-no«  Iii  uolieia  qiir  «la  «I 
viilran  Antuc»,  que  aun  sv  ninuliene  en  actividjui  i  se  leviinCHa 
hrn  I»  linea  «le  la  nieve  perpetua. 

l>i-  Talcnhiiaiio  m^-  enauítimí  el  ductor  l'oeppig  al  Callao  ■ 
Diñando  la  uietnípoli  del  Peni,  Uymú  nim  iltruveíon  nordeírte,  hacío' 
la  alta  mesa  de  Phíícd.  Subiendo  a»í  ]Kir  el  tleclix'e  occidental  de 
lus  Andes,  atravesó  el  valle  que  da  salida  a  sus  aguas  por  el  rio 
Chillón.  A  8U  exti-cmidiwl  superior,  cruzó  la  cadena  oceidi--ntaI  4 
loe  Andes,  llamada  SUnu  de  la  VÍimIh,  por  los  pasos  del  alto  d 
Sacaibamba  (lü.lS^t  pies  sobre  et  niar)  í  del  alto  de  LachaguaJ 
(Ió,í>-lU  ]iiéí(.  según  Rivcro);  Í  observa  que  la  linea  de  la  nicvi 
perpetua  es  a  lo  menos  ífo'J  pies  mas  elevada  que  el  primero,  11 
gando  por  tanto  a  Ifl.OOO  pies,  es  decir,  a  mas  do  3uO  pié»  de  a] 
tura  sobre  la  (pi«  le  asigna  el  bttron  de  Huniboklt  linju  el  ecua' 


a 


TIAJE8  P0&  OHILE^  EL  PRRC,  XTC.  SOd 


<1or.  Laego  outvó  en  «I  llano  do  Bombón,  donde  esián  l«s  ricosi 
minemkíi  de  Pasco,  ()ue  se  extienden  a  mas  d«  sgíb  Icgnns  de  nn* 
chtmi  di."  uricntc  .t  tMxidviilv. 

La  mayor  porto  du  \tt»  uguas  que  mi  rccojen  en  esto  Ibuio,  ourreo 
ni  lago  T<:iuncochn.  (iviitc-  del  Amazonas.  No  tenemos  espacio  para 
ntrar  en  ma»  individuales  pormenores  acere»  de  este  notable  va- 
le lonjititdinal  do  los  Andos.  El  oerm  de  Pasco,  a  cuya  inmedia- 
ñon  eslái)  la^  mina»  mas  ricas,  es  ana  población  irregular  de  ccivn 
do  T.UGO  habicantes  (o  de  12  a  16,0UU,  sftguo  Smtth),  a  la  altum 
*Je  W/J"'!  p¡^  sobre  ol  mar. 

Del  CL-nu  de  Pasco  el  autor  baj<i  gradualmente  va  una  diivo* 
oo  nitrtf  por  el  declive  oriental  de  los  Andeos  »  un  valle  almve- 
\i>  |i<>r  i-l  bra»)  superíi>r  del  Hiiallngu,  llitmado  Huánneu.  En 
ijn]iian|iul)a,  aldea  a  ntas  de  tres  leguas  del  cerro,  el  terreno 
v  ya.  Inii  baju,  i|iie  üe  cultivan  veJetAl¿<;  mas  nbaju,  empiezan  a 
l)iv^iiLtt-se  loK  iirb>:>le'4;  i  en  San  Itafael  fué  donde  vi>í  htn  jtnmei'aK 
mentaras  do  trigo,  (juu  »ubu  vn  lo8  ralles  dv  los  Aixlcs  hiuta  una 
(ilev.wi"»  de  '.1,000  pica.  AiilCí  de  litigara  In  ciudad  de  Hiiáiiun^ 
la.  pan*-  llniíA  del  ^ulli!  cstA  ciibiert^i  de  plantaciones  de  eafin  de 
M2Úcar,  i  ann  Uh  cuchas  méno«  pendientes  de  los  cerros  aparecen 
ulUvada.-*. 
Kl  diictor  Pneppig  aigntó  el  cqru)  del  Hnánuoo  o  Hiiallaga, 
desde  »ii  oríjen  ha.Hüi  su  desembi>cadura.  Ettte  río,  que  atnivt<-»i 
iiiiw  di:  eineo  gnid<ic<  do  latitud,  naco-  en  el  llano  do  Bombón,  en  I» 
laguna  <le  Chiqnincoba,  no  lejos  del  cerro  de  Pasco,  a  una  allitni 
de  1 3j2'IO  pies  sobre  el  mar.  Una  cadena  de  colínas  buja»^  l«  lo  que 
scpiu-a  >:Mk  lago  alpino  dv  la  laguna  de  Quiluacocha,  di:  U  que 
Mili-,  con  •■!  nombiv  de  rio  de  San  Jnan,  ol  Mfuitero,  que  es  uno  i(e 
lo»  príncipales  runio^  del  Apurimac.  £1  Hiulnuco  r*:  dirijo  priuicru 
ni  nurt^;  hastJt  la  ciudad  do  su  nombre;  corrv  después  impotiioKo 
hacia  el  *i«tc  por  '^  millas,  atntvesando  un  valle  algo  estrecho,  í 
Inogo  se  vuelve  de  repente  hacia  el  nomoroestiC  i  nortí-,  i  en  esta 
ilirvccion  sigue  corriendo  hasta  desombocar  en  el  Amazonas, 

El  teniente  Sinith  ha  bajado  mui  poco  tiempo  hace  por  esl/.-  rio 
hastuKU  eonlluencia  con  el  Chipurana  a  los  li"  lo'  latitud  sur,  i 
por  oso  no  nos  detenemos  a  exlraclar  la  noticia  del  doctor  Poep- 
^ig.  Partiendo  de  aquí  el  Huallaga,  entra  en  la  vasta  llanura  del 


ioi 


inSCKLálCU 


AmazMuui,  donde  el  leni«nt«  Mawc  so  cnifHími  en  el  Hiiollnga,  i 
lo  iiavcgit  río  uhaj'i  hn.^tn  el  JlAmíion. 

Kl  niil-.ir  |R-ni»tin<-r¡<í  cí-n-a  ilc  «Id»  «ño»  en  vi  pni«  utnivK«iMÍJ 
por  ct  Hunlliign;  i  »ti  obra  vsdi  lifDa  du  iott-nsauHe*  ynr 
colnx!  pii  rlimn,  nnniiHytnrní*  i  ji-ografia.  Sus  munudiw  iK>ícT¡pci<] 
tK^  iwn  UuiUt  mas  Íii4tnictÍvn»,  cnanto  va  él.  gÍ  do  dos  eogafáar 
vi  i^ni(x<  ^inji-ro  qtii;  hn  pcrmnni^du  por  aquellos  paraje*  bastnotd 
tii'^mpo  puru  potlvr  observar  ]as  focr^ioDus  caract«nsticaa  de 
partv  do  Uk  AimIck. 

«Muchos  d«  Xi»  grantks  ños  que  bajan  de  Iw  AiideH,>  dice  i 
aator,  /eotnuí  cd  la  llanura  oriental  por  Pongos  (Panfu. 
fica  ptiorta  en  lengna  qiiichnn.)  El  niax  notable  es  el  pongo  di 
Marat'ion,  llamado  Pongo  lU  MuHtu^rirht.  Tiene  ñftü  ínulas 
largo,  iai¿ntmi«  el  d<>)  Hiinllngn  m>Io  tiene  trv?.  El  caqkc  de 
últíinii  licnc  de  :í'hi  a  4<Mi  |i¡/-.4  dt-  ancho;  i  wlo  dumnU-  Ins 
civiins"  fs  cimndo  lo*  ¡iKliíí*iioi«iwk'nnavegnrlo  rioBrrilm  vn 
botes.  LiH.1  cucíitiLí  p(.'udiviitn«  q  uo  lu  L-uc»jonaii  íubeii  n  uua  ^miA 
el<;víu'ii>n;  bi  nuw  altíi,  fátuntln  a]  otaste,  piiiflc  llegar  k  T.OOU 
sobre  la  Mi[x-rfii:if  del  rio.> 

Saliendo  del  pongo,  atrasttu  el  Huallaga  saa  agnas  por  la  lla- 
nura del  Amazonas,  partiíiidose  a  menndo  eji  numero»» 
qnc  vuelven  a  jnntand'  fi>nitiin<)o  Ulit».  Ia  iiklca  de  Hnn  AnUx 
de  lAj^nuí,  (|iii:  a  principióte  de  e«t«  «iglo  contenía  uiin  jxiblacio 
de  2,<'X>0  inili'W,  eru  solo  linbita<la  por  unox  !2i)0  ciinudo  e'duvo  : 
ella  unc«tro  nittor.  Aeeruíndoec  a  la  boca  dd  Euallaga,  ech&  ' 
ver  qui-  los  agna«  del  Sfai^on  babian  crecido  lauto  con  las  Ut 
viait,  qite  Is  corriente  d«l  Hoallagn  era  hacia  arriba,  hasta  ' 
gran  diRliUicia  de  su  boca,  acaireantlo  gran  nrtniero  de  árboic 
oorpiikntoB,  El  Iluallaga  es  ba.fl.-\ni©  ancho  mI  juntarse  con  el 
ratkm;  i  este  Altimo  tiene  allí  riils  de  una  milla  entre  Xas  dos 
bera.";  i  i-n  aquella  i-xli^nsinn  Mib"'  (li«  pñ^  !<ol)n-  d  nivol  del 
ruerci.  Ijls  orílin!<  di-I  Auinzonus,  vnin-  liw  (««cas  del  HiialUga  i 
Uoaynli,  son  cxlrt^mndnmente  b»jfu<. 

Sigiiii-ndi)  rio  nbiijo,  el  dfK-l«ir  P<x-ppÍg  llegíl  a  Nanta,  j'oblaclí 
nueva  mAnv    la  orilla  !<e|)leulriuniil,  a  diez  millas  do  lu  boca  d| 
Ucayiili.  Está  edilimda  nobre  lo  mas  alto  de  las  tierras  qne 
d  3taniñou  ilesde  su  »ilida  de  los  montes;  i  en  la  estación  seca ' 


VIAJES  POB  CUILK,  KL  rEUl',  £TC. 


205 


A  maa  de  Wt  pies  de  altura  Eobni  el  iiivel  di-l  ño.  Pnr  tin  Hi- 
ño ijiie  seftala  \iis  tiigarts  i  «listanctaR  ttnitv  Jiluyolviinbit,  si- 
en ano  (le  )»«•  valk-s  lat^raloü  tlol  Huiílliigii,  i  Qiiitu,  por  lu 
^ía  dol  rin  Ñapo,  sabcmox  que  a  oercii  (le  d<c<  <lin.-<  du  jonucU  de 
luito  el  oiuiitiiu  ]utAii  por  el  pái-nmo  <!c  Oiiodw^s,  (H>rU;zuvlu  kjuc 
tiiiiicii  csUl  libn.-  (le  iiii-v<;s.  Kl  Nii[)w  DO  ¡uiivcti  tuivr  uingun  mii- 
ha^ta  llc^u-  a  8nntii  K(i[>n,  dondv  tvniíiua  U  navogacion,  ni  se 
icui-ntnii)  por  allí  li»Í>itu(.^Íoue»  dv  bloncw,  a  no  soc  (\aizÁ  va 
jilii  Kiisn. 

L'on  rr;s]>Mto  id  ^laiiiriun,  o  partv  tiíuiM'riur  dol  AnuiEoDos,  el  doc- 
^r  itliM-n-ji  i[in;  t;uid<|ii¡<;r)iii<)iK^  ([Uc  no  calo  mas  di-  dtx-'o  píes  do 
^iia  |>iK-(Íc  subir  »>»  »f.-giindad  bai^ta  la  boca  del  UuallngH,  ntii 
i)uv  la  pcrsufut  qav  \o  dirija  conozca  bíou  el  lio,  i  que  «I  boque 
Jga  dol  cauce  de  üii  forriente  principal,  la  cual  en  pocas  pju-- 
Kocdc  do  o  millas  inglesas  por  hora.  Uablando  ile  las  ere- 
ites,  dice  que  las  inundaciones  anuales  se  efectúan  oan  nincha 
Tegidaridad,  pero  que  en  la  parte  supcriur  del  ño  hoi  crecieutea 
iiienurGs,  qiio  hacen  subir  su  nivel  de  uno  a  tres  p¡¿»,  i  son  lanto 
filias  frecuentes,  cnanto  mayor  es  la  cerr^nla  dv  los  iiionte:^  no  de- 
^HpmuleD  de  1»  quitación,  acoot«ccu  siíbit^mienU;,  i  de:uipaix-ceu  di-l 
^^^ismo  iixhIo.  I-i  ffraii  civcic-ntc  de  la  Cí^tu^ion  lluvtusn  ocurrí'  mas 
prtinlu  i-n  I<iK  SoliitiiH^H,  i>  [Nirlc  uiedia  del  Axiíazonas,  donde  prin- 
lipta  n  JXT  pi^rc^'plible  a  ntedindos  de  diciembii^,  mientras  qui*  cu 
Ül   SlaniAon  no  onipioza  n  serlo  hasta  mediados  de  (.-ncro.  Bslo 
](;[K-»iK'  de  la  dift-Toncia  de  las  estaciones,  porque  al  oeste  del  Sa- 
la estación  lluviosa  comienza  un  mes  mas  tarde  que  a)  esto. 
I>ewle  Ega.  bajando  el  Amazonas,  hasla  el  I'ará,  el  d^iclor  Pocp- 
l>ig  tuvo  que  hacer  su  \-íaje  aprosui-ailamente,  p>rque  la  guen-a 
ívil,  esa  pla^  de  Hispano>Am¿rica,  estaba  a  punto  de  eetalW  en 
jnella  n-jinn;  i  ne  omlmivil  pun  Knn>|ia,  d<'>[)ue.s  <lo  cim;»  ano» 
ie  peregrinación  |)or  los  deMcrto»  del  Xuvvo  Mundo,  Ilt-viuido 
lT,ti<X'  muesli^asdc  plantas scxas.  algunos centenaro«  de  nnímidis 
in]Kijadus,  mucho»  vejetaics  ánt<>s  desconocidos,  tres  mil  descríp- 
ioues  de  otros,  multitud  de  oIjus  producciones  naturaltjs,  i  oo 
iwisquejos  de  paisaje,  de  los  ciuites  se  han  publiííado  diez  > 
sis.  ]X>8de  el  viaje  dol  harón  de  Uuoiboldt^  no  se  ha  publicado 
otMblemeoto  en  ninguna  lengua  de  Europa  una  relación  tan 


completa  de  los  países  de  Sur  Américü.  i  de  sus  produce iwnes,  de 
KU8  habitantes  i  del  estado  civil  i  político  en  que  siis  nuents  iüs- 
tituciones  los  han  colocado,  como  en  esta  interesaotisima  obra  d«Í 
doctor  Poeppig.  ' 

(Araucano,  año  de  1839.) 


OBSERVACIONES 

SOBRE  EL  TERREMOTO  DE  20  DE  FEBRERO  DE  1835 

TRAOfCIDAS  DEl,  BKiSQltEJO  DE  tjOS  VIAJES 
ÍELOS  BL'QUES  DE  GUERRA  BRITAxICOS  lADVEXTl'KEí  I  <BEAG1.E]i 


(Diarfo  (l«  la  Htal  Sociedad  Joogriflot  de  LAadrM) 


CoTUxpcion,  20  <¡£/ehre>-o  rf<  ISíS 

A  lai  diiT.  dv  \i\  riiAi'iiiiui  ve  notiinm  gnitwU-»  l)ni)ilnilii>  ')o  u\t* 
liinrína-K  i|iiu  pa.-oibnii  xthn-  1»  (-iiidiul,  inudiulúiiiIuM!  du  Ih  oonta  a 
til  iuU'i-ior.  A  l<)ti  aiiligiUKi  vwiiHis  i|ne  i-oiiuciiui  bÍon  vi  clima  di- 
Cunt^epiMoii,  pnrocit}  algu  vxlmiln  tirm  n<>vL-<liiiI  inti  Miiniillititoii  cii 
liinf  IihIiíUk«  d«  trUa»  iiv«s,  no  jxtrcibK'iMlijsu  In  iiiviinr  wi;ñnl  iK-  Ifin- 
\Kjaliui,  oomo  quu  en  este  tii'inpo  del  añg  no  Im  hai.  A  o«u  dv  \ax 
once,  la  brisa  del  snr  empezó  a  soplar  con  nlguoa  fuerza,  como  n-- 
|(uWnieDt«  Hticede:  el  ciólo  estaba  sereno,  i  casi  sin  nubni, 

A  \íiít  once  i  4<J  niiniiUxt  (tiiriii|)u  medio),  »e  t^ijitiú  un  tMciuli- 
miento  de  la  tierra,  lijeru  al  principio,  pero  que  se  aumenta  mpi- 
ilament*^.  Din-ante  los  primen»  30  Mf{iiíni<is,  inuchají  persumiíi  per- 
itmni.'cicrun  vu  su*  oosa»;  p»?n>  lo?  movimicutoK  wiiviiIsívuíí  de  la 
>.i<-i-ni  fucroa  luego  ton  fuortvs,  quv  difuodicTOa  itii  osponU)  nni- 
vorsal,  i  lirfliL  la  jent«  salid  a  i«rujiai>e  i;ii  Iu«  juiraje^  de^carapa- 
dos.  La  liorrorosn  oonniocion  fué  crociendu;  apéiuu  «n  potíible  te> 


Cl 


SOfí 


msnuJjníA 


ncrsc  (JO  pi¿;  lus  cditícios  se  wtreiuccÍAn  i  baiii boleaban;  tic?  rcpcQtj 
una  estupenda  cünvulsion  cubrió  la  tierra  de  ruinas.  En  tn^us  i 
eeÍB  segundo^  la  ciudad  ern  un  montón  de  escombros.  El  raido  t 
pant«eo  do  ha  casas  que  reuian  ni  suelo:  el  horrible  crujir  de 
tierra,  que  ee  abria  i  cerraba  nltcmativamente  en  Taños 
los  lastimeros  alaridos  de  angustia  i  desespemcdon;  el  calur  sol'i 
cant«;  las  nubes  de  polvo  que  oncurccian  el  aire  i  embarazaban 
rt-spií-aíítin;  el  dc-!<tiii|ukro,  la  cünfiision,  ol  u-rroi-  de  \in  infclic 
hitbiuuitt-^S  p>«>4euiali;ui  una  i^sottna  dilTi-il  do  d<'scnbin«f.  i  igiie 
íinajínacion  mi^na  apfniui  aloinzani  a  concebir. 

K^-t  faul  catjífitrofe  aeiintoci*^  o»iii<>  ininiit'i  i  tui-tiio  ■>  Hiia  iiu 
nuU>s  dt^piirs  del  primer  e^ütremi'viniienL»,  i  dun'i  con  i^nal  viu 
IcnciH  IH3T  cc^n»  de  ntn»  (les  miauto». 

Duranto  kiAv  espacio  dv  tit^uipu.nadiu  jiudis  t>.'Ui:n<^-  va  píú 
apoyarse  tm  alf^  asíiuiso  unoc;  de  olnx^  o  se  sbrazobim  a  los  ¡ 
lióle»  i  postes.  Otros  s^  arrojaban  a  tierra;  pero  tan  violento  era  el 
vaivén,  ijue  se  veían  precisados  a  tender  los  brazos  pam  no 
Low  cnbiilIoK  i  LkIo»  Iiw  iuiinial«9  di<-Mii  tntif^trus  dt-  igual  tvrmi¡ 
i  se  Eosteníim  con  las  picnuts  abiertas  i  tas  cabezos  inclii 
temblando  violentamentt-.  Los  pájanMi  volaban  atemorizados  < 
tcxlait  direccionen, 

l^M  gi'ii^ta.H  que  se  abneron  en  el  suelo,  no  preíMinlaluui  una  dí 
reccinn  tinifonn*?;  la  luas  común  ei»  de  sudeste  a  DonictU;. 

Deapneü  que  hubo  cc«ado  In  violencia  del  tx^n-euvolo,  ^'  díjqi 
ron  poco  u  iKHxi  liut  niilHv  de  ]k>Iv<i  que  prutlujo  la  riiina  de 
«diticiuit.  L»  jvntu  comeuitit  a  ri.-H])imr  con  iiui»  dcstdiugo  i  a  l 
la  vÍ!"t«  al  rwiwior.  Su  a^p^-clo  eni  inc<IiXM«i  i  »-piilcniI.  Si  las  tUE 
ba»  »e  hubioH-n  abierto  i  hubiesen  «didu  h  la  luz  sus  habítont 
el  v«pcct)ÍCHlo  no  hubiera  sido  tnas  pavorosa  Pálidos  í  trémulo 
4;ub¡ert<j«  (k-  polvo  i  sudor,  corrían  de  un  lu^ir  a  otro,  llamando  i 
grilvct  a  sus  hijos,  pari(^ite«  i  oonocídus.  Algunos  parecían  cnt 
mente  privados  de  razoiL 

Los  sacudimientos  se  repetían  a  cortos  intervalos,  renovando  la 
aflicción  i  cl  miedo.  Se  puede  docir  que  la  tierra  no  estuvo  ijnie 
tm  momento  durante  aquel  día  i  el  siguiente,  Í  aun  basta  el 
cero  después  <le  la  gran  convulsión.  Muchos  de  los  temblores  Ine 
ron  precedidos  de  un  rumor  sordo  subterráneo,  como  el  de ' 


TRenRuonr  i>r  SO  db  febrero  pr  1^5  S09 

tnu-no  (lútHDtc:  f  1  sonido,  según  algunos,  era  somcjanlo  ni  de  ima. 
tlcscnrífA  dp  artilloH»  a  In  l^'yv^  jmrf^in  vt-nir  del  sudoeste,  í  prece- 
día dos  o  tres  s>.-gundoA  al  f^-'iidílor.  Otjaa  veces,  aiin^jue  raras,  no 
aoonipaAaha  al  terremoto  mido  alguna 

La  opinión  j<^iioral  os  (jtio  la  diivcoion  del  niovintiento  era  de 
miduotu  II  niirdvKto.  Algnaiw  paixxIcM  cuya  dir<.-eciori  eni  úñ 
mdustc  a  Donivnlc,  cayeron  enteros  de  plano,  conservando  los 
lodrillofi  sil  posición  relativa.  anni}ue  perpendicular,  sin  <Ío»¡ffl- 
rraniaTie  al  caer.  Tudas  estas  [jaredes.  sin  exceptuar  irna  sola,  ca- 
yeron hada  o)  nordeste  (•).  Otras  se  hitüoron  pe/lazos  al  desplo- 
marse; pem  los  grande»  fragmentos  se  nemn  constantemente 

[hacia  el  misni^i  nitriho.  LaA  partnleti  c]ue  m  hallaban  en  una  direc- 
EÍiiti  opui'-Ktit,  vuln.-  D(>rili'«U^  i  siidiH-.tti:,  ttiifricrim  mucho  tii/'nos. 
idgtiiiaM  w  (lcis]iri-ndioniii  fniginentoa;  otraa  se  hendieron  ver- 

Iticnlmvnti',  mino  por  un  moviiiiivnto  ondiiLitorio  de  ta  Kuper- 
5cie  de  la  tierra,  n  lo  largo;  pero  otra»  hniw  ipie  sufrivr<*n  muí 


K 
p» 


I 


Los  techos  ctyeron  en  todas  piirtcii;  las  casa»  de  adobes  fonna- 
Ton  munUinea  confus-is.  I^  catwlral,  cuj-as  paredes  eran  do  cuatro 
t¿8  de  pnieí«o,  njxiyiuhLSen  mhu-ítii!*  cstribiw,  i  nonslniidafi  decx* 
wlonten  Inilrillos  i  uieírln,  sufrifí  iniiK  qm?  lo»  «troit  ediücioc  Pe- 
a  a  \vs  ri'.slo!'  <lu  la's  pa^udl^^-  quflii  la  jiarttt  inferior  de  algunos 
^osItíIhus  i  la  KDpcrior  de  otro^  i  hubo  un  lugar  en  que  el  estribo 
quedó  solo  sobre  sus  propíos  cimientos,  separado  enteramente  de 
la  pared. 

La  ciudad  de  Concepción  está  sobre  un  plano  poca  mas  alto  que 
gI  nivel  del  liiobfo:  el  terreno  es  flojo  i  aluvial.  Hacía  el  este  i  el 
nort«,  hai  colinas  pedregosas  irrogularea,  de  formación  tereiari*, 
nimqoe  esto  lihiiiio  no  ex  eiitemiiiente  cierto.  Deade  la  filda  de 
«tUis  colina-í,  la  ticmt  floja  se  abrirt  on  muchjw  partes;  i  las  grietan 
enn  tiv  tiii.i  pidgiida  hasta  un  pí^  de  ancho.  Parecía  como  que  la 
tierra  baja  se  hubiese  separadode  bis  colinas  por  haber  obrado  en 
ellas  con  mas  violencia  el  terremoto. 

Los  mujeres  que  lavaban  en  el  rio  reciño  a  Concepción,  »•  luniS' 

(*)  t.Mo«1lo»áeCoRoep«ioa curren <Í«i>onlnte  aaudorate,  ido  »oinie:la 
Fa  cii(lwt«L 

taacEiÁxEA  U 


SIO 


jusuelísea 


Uron  por  el  movimiento  niÜbito  del  Rgiui,  que  U<s  subió  h  la  nxli-^ 
lln,  i  al  itiisniti  tivinjxi  cmix-xsrou  n  si-ntir  t-1  i>acu<iin)ii-iitn. 
asegnra  que  los  perros  se  pusieron  «^n  salvamento,  sulit-ndo  de 
casas  antes  do  pnndpíar  el  terremoto  Esto,  aunque  m  sabe  i 
cierto  que  sucedid  en  Tnlcahuano,  necesita  continuaicf^  relabif 
mente  a  Concepción.  De  nueve  hoiubivs  que  estaban  reparando 
lo  interioi'  de  una  iglesia,  siete  murieron,  i  los  otros  dos  i«cibíe 
ron  grave  daAo.  Uno  de  estos  infelices  permoneciii  luedio  ent 
do  entre  lúe  ettcombro»  por  cineo  días,  con  un  ciidAvor  oiiRitniL  Vat 
iiiiulii;  tjuecoma  con  siif  hijw,  vio  vucr  uno  de  ellui  en  u»  hoyo:  uiii 
ponHl  oerenna  bcunboluiiba;  en  vnUi  momento  cíe  confliebj,  vio  tu 
I#fio  n  8UÍ  pies;  piiiwlo  ni  tnive»  del  hoyo,  i  ocbíí  a  corrror.  La 
rt.fi.  qucí  era  de  ladrillo,  cayó;  i  los  fragnH'nto»  cubrii-i-on  el  hoy 
Al  ilia  fciguiente,  sacaron  td  niño  «a  K-sion  alguna.  Otra  maje 
«chó  mtoos  un  hijo:  í  aunque  ñi  que  una  alta  pared  imnedia 
amenazaba  ruina,  corrió  en  busca  do  él  i  le  sacd:  al  atravemr  elfc 
la  calle,  CAvá  la  pnifd,  pero  ambos  turieron  tiempo  do  MdnmtiJ 
Cuando  vino  el  gran  wicudiinicnto,  todn  la  «die  qui-  esln  lunji-í 
acababa  de  atraveswr  fiesapareeiii  enu-nkiiiente  bajo  una  ptirte  < 
los  cocombros  de  la  Catedral.  Adornas  del  ondulatorio,  se  mntíe 
ron  otros  movimientos,  vertical,  horizontal  í  circular,  Notiise 
pccinlmente  que  un  pináculo  angular  de  piedra  did  me<lia  vuelt 
sin  caer  ni  desprenderse  de  su  base. 

Personas  que  corrían  a  caballo  al  tiempo  del  grao  sacudiinient 
fw  vieron  repentinamente  detenidiur  uiuiít  ct^yemti  ron  km»  calmJ 
líos;  otivis  Ki!  apearon,  poro  no  pudieron  tcneree  en  pií.  Tan  aji 
Inúti  ««4uvo  la  lierm  do^pucs  do  la  catástrofe,  que,  cotn:  el  2U  i 
fcbíx-Tv  i  el  4  de  marzo,  se  contaron  nua  de  3(XJ  tcuiblorce. 
biioan  conilucta  i  jenerosa  hoüpilalidiul  do  los  vecinos  de  Coucef 
cion  proporcionaron  un  griinde  alivio  a  esta  catami<lad.  Todos  i 
auxiliaban  unos  a  otros;  i  apénaí<  hubo  ejemplo  de  hurto.  Los  vg 
ciniw  acomodados  empezaron  inmediatamente  a  ocupar  el  pueblí; 
en  construir  ranchos  i  habitaciones  provisionales  de  madera, 
viendo  entretanto  al  aire  a  la  Mitnbnt  do  loe»  Arbolea.  Loe*  que  prifl 
meron  »e  proporcionaron  donde  vivir,  jimtnlmn  al  rcde-dor  do  si 
cuantos  podían;  Í  en  poeo«  dias  l\cg6  a  ti^ner  el  vecindario 
abrigo  temporal,  en  <¡iie  procuraba  sacar  consuelo  i  diversión  ái 


TRBKBuoTú  r>e  30  db  nciutKito  ne  1835 


SU 


BUS  niLsnias  clcsj^racia»,  néndoae  de  tos  extiwirdúuiríos  aibítñoe  a 
'que  »b  vciitn  reducidos  para  sobrellevarlas. 


T<Ucu}tuaTio.  SO  dt  febrera. 


I 

■  En  TntcihuHiiu,  Itt  tioleucin  dtil  tvrrcinoto  fu¿  tan  grande,  como 
B«n  la  capital  AcoDtuc¡¿  fO  tnisoio  livmpu  i  ilol  luixuio  mwlo.  Solu 
"     tres  casis,  sittiadaí^  sobre  una  bnisc  de  roca,  se  iMCHpnron  de  \n 

ruina  univeriAl  cjue  cupo  en  sucrto  a  tas  otras  edificadas  sobre  i.) 
terreno  tlojü  i  arent^o  que  se  extiende  entre  la  playa  Í  los  cerros. 
Coíii  íoiUkí  Ius  liabitiuiu-s  ne  .<alTiin>n;  pero,  npénas  habion  vuelto 

kcn  ítf  de  la  .sún.-<acion  do  torrur  eaiucula  por  lo»  deatructívoe  vai- 
vene»  du  til  licmi,  cuaiKlo  les  Dcmí  otra  ves  do  espanto  la  reti> 
radii  del  mar.  léi  mina  de  Penco  se  pre^w-ntH  a  sa  memoria;  teme- 
rosos de  uiin  av<-niiln  de  \u-<  olius  corrieron  eu  tropel  a  ponertíe  cu 
salvo  sobre  las  alturas  vocinas. 

Como  media  hora  deepue§  del  («rremoto,  cuando  ta  mayor  purtt- 

Íde  la  población  so  había  rerujiado  .1  los  cems,  i  el  inar  se  habin 
retirarlo  hnsui  dejar  varadas  las  embarcaciones  que  estaban  al 
ancla  on  siete  brazas  de  ngwv,  qttcdando  descnbicrtos  los  roen»  i 
bancos  de  la  bubfa,  ik'  alcanzó  a  ver  una  ola  eiionne  que  se  abriii 
camino  por  la  boca  occidental  que  sepan  la  isla  de  Quiriqulau 
del  continente.  Esta  cda  inmensa  pa«<l  rápidamente  por  el  lado 

■  occidental  de  la  bahía  de  Concepción,  barriendo  cuantos  coms 
^  movibles  encontn't  en  aquella  costa  pendiente,  hasta  3<)  pies  di- 

altura  sobre  el  nivel  de  pleamar.  Rompió  por  sobre  tos  buques. 
K  loH  luirande^l,  como  s¡  hubie««en  sido  [tequefios  botes;  inundó  Ui 
^  mayor  [xtrte  del  pueblo;  i  tieelio  e.->to,  reñuyó  con  tu)  ímpetu,  «pie 
I  cn»i  lodos  los  cfrctfM  UMjqxn-ríibles  que  el  turrcmoUi  110  habia  se- 
B,  pultndo  bajo  las  ruinas,  fueron  nrrnHti'ados  por  Uis  agiuuL  Oe  alU 
"  a  poco  varamn  nuevamente  los  btii}ucs;  i  en  »i;gu¡iU  m:  divinó  otr.» 
grande  ola.  que  se  acerealuí  bminaudo  con  uias  ftiHit  que  la  pri- 
I  mera.  Sus  estragos.  sJu  embargo,  no  Tuei-on  tan  grundojt,  ponpMr 
habia  ya  poco  que  destruir.  El  mar  se  retiñí  do  nuevo,  acorix-niidit 
I  gítUi  caiitiilatl  de  cfectiñ  de  inadern,  i  los  materiales  menos  p<-sit- 
,  dos  de  IfL-í  CASA»,  i  dejando  otm  ves  varadas  las  eraliaircacíones. 
Al  cubo  de  olginius  minutos  de  temerosa  expectación,  se  dejií 


212 


1IISCB|4XÍU. 


Tcr  iitra  ti?m>r»  ola  entre  Quirífiuina  i  el  continente,  enorme,  i  al 
part>c>.-r  de  niavíiivs  rlirut nsiones  que  las  anterioms.  Biamandí»  al 
(■jlixOlnr*!,-  con  lo  i)in?  oIl<,^>lltJnlla  ni  [miso,  se  ])r>>cip¡i''>  con  unn 
violvnciu  ¡TTU»9tib]o  íwlirf  la  pliijit.  cubriíndoln  i  ileAtxiijr^iululo 
tiii!<.i.  Ri-fliiyi-rulii  Iilcf,'".',  i^imn  i>-<lia7jwlii  [xt  «.-I  jiiif'  de  Un  ocmw, 
tuTAstrú  i-n  su  ivlroctsw  ^mu  cantiiliid  de  eft?«tos«»»en«s  evitáis,  i 
lodo  jJntMX)  do  miieblc!<,  iiiie,  Misegndn  la  tiiimiUtinAa  arenída,  sa» 
liix'naiUti'on ,  pn-^^-ntiicMlii  In  apanunciii  de  un  vnítU*  nnitriikjíii.  De»> 
lim-.*  di'  vstijí  v^ínvrzíj»  Ci,>iivhIjiívw<,  ]iiin>cit}  ooino  nui.>ndA  lu  nx- 
liinilfjca.  El  ngun  i  la  ticrm  U-niblnlnui.  GnuiiiúravnidehnbitMn 
tu  ciictniiiinroii  entonce  n  liu  rninns,  iiiu^Íunks  de  nviM-i^^imr  U 
nuif^iitud  di-  sus  pérdtdn»  i  dv  salvar  su  dínrro  i  alguno»  uniculuA 
prcoiuMs,  que,  perdonado?  por  las  olas,  cstabftn  expuestos  a  las 
dt-prcdaeionea. 

Durante  el  resto  del  día  i  la  noche  siguiente,  la  tierra  no  reposi 
uim-hoft  ulinuti»  continuos.  Fi-ecuentos  i  casi  ¡nceíoutcs  tembló-  „ 
íes:  sacndimientos  mas  o  niéoo»  recios  de  cuando  en  caando;,!^^ 
niidon  Bnbw-mineort  dislíuilas,  teiiian  a  tiid<>«  en  perpetua  aUrma^^ 
i  angustia.  AlgiiniM  cns;iii  ipu:  niin  no  liitbiii  pa.HiiiÍi>  la  criüi^  i  no 
quisieron  biijiir  de  Iok  corroíi.  Ütros,  explonindo  los  niinAS,  se 
luban  liv  cada  movimiento  ¡  cada  ruido,  i  t«mian  vor  las  olas  sol 
HUi<  cabeziis. 

Cnsi  todos  los  habitantes,  excepto  unos  pocos  que  se  refnjt. 
«n  I'ii  buques,  pasaron  la  noche  sobre  los  cerros  al  dcwutúvrto. 

£1  dia  siguiente,  principiaron  a  hacerse  chozas  i  ranchos  sobre 
las  alturas,  temiendo  otra  avenida  del  mar.  Parecerá  milngroso 
que  no  hubiesen  perecido  los  buques;  pero  la  explicación  hará 
desaparecer  el  milagro.  Tren  grande»  Italleneni^  una  barca,  dos 
bergantines  i  una  goleu-i,  e.-tUibají  onclatlnH  a  |x>ca  diataneia  del 
pueblo  en  -1  h».tta  T  biriziL^  do  agua,  con  uiin  í<u1h  ancla  i  huLttantc 
cable.  Con  la  brisn  del  -*'ir,  que  rvtTv.fr/>  im  po»»  al  tiruipo  del 
tciTentúto,  los  buíjuc»  quwlaixui  a  la  ptirt^í  d«  afuera  do  su»  aa* 
ela^,  lu  popa  hacia  el  mar;  i  en  esta  posición,  vararon.  El  capitán 
del  puerto.  Délano,  estaba  a  bordo  do  uno  de  loe  balleuenBi  a  la 
saon.  La  primera  ^ande  ola  dio  contra  la  popa  del  butgue,  se 
«etrelld  sobre  ¿1,  i  lo  ]evant<Í  sin  hacerle  mas  daüo  que  barrer  sa 
cubierta;  la  cadena,  que  estaba  floja,  se  desLixtí  sobre  el  fango,  i 


TERREMOTO  PB  20  OR  FEBUBTIO  PS  líí»5 


£13 


lontiivn  In  c^mbnrcncion  poco  a  poco,  a  meHída  que  fn^  «timando  el 
pniinTliiijictii  di'  la  oh».  Rev-ilviomioliicgoelagiia.  lahizojirar  al 
iv>lo>l<ír.  i  |ii  <l>'j<'>  vanulit  <%vm  i-ti  In  inJMiia  pii^icK>ii  i)uc  áiit^.s.  La 
profuntlidiul,  qiii:  vm  de  du«  hnvas  ctvamlo  «1  btKjnc  vai/t,  ci«cl<Í 
hasta  di*.-z  lti  oí  ntnvi^>r  asri^'iisu  liol  a;;iin;  i  las  (ItMi  i'iUiínas  uIiLt 
^Hxxlujcron  co  la»  piiibarcacttmcs  v\  mismo  pfiwto  <)ui-  la  prirnt^ro. 
Todas  r«6ÍRtien>n,  aiiRi]ue  aljpinas  de  las  ancW  anduvKTon  unas 
a  brazas.  Hubo  hui{U«)  que  chocai-oii  violentamente  UDO  con- 
olT",  i  qu'í  dicfin  viieliai  ali-edodur,  romo  en  iin  remolino,  sin 
xpiTimc-niar  mucho  diu'io.  Habin  en  In  playa  un  bii'iue  pequefto 
!o  UDO»  Si|  t<>D(^liulní^  i|uv  listabn  jmtü  *vr  laiieuio;  el  mar  lo  llcvrt 
lia»  df  200  variK  tiorra  «dvntn!.  i  In  d.-W  allí  >¡n  ksíon.  Una  jip)- 
•Ictilla  i\iiv  estjiiw  «nciiida  dHantt?  di-I  piivbln,  soltií  el  «ablo  i  »(• 
izo  añtvni.  voconlmiidu  bi  ola  sin  rotniwrla,  i  montando  sobre 
lia  como  fo  non  inanjoiln  onlinai-iju  La  Colocólo,  ()iu'  (»lal>a  »  la 
ela  a  la  entnwla  oritatal  do  lit  bahía,  bízo  cara  a  Ikji  tjla-n  tie  la 
misma  manera  i  con  iffual  «kcso. 

Machos  botes  se  bicioron  mar  afuera  dntv»  fie  rotimrw  las 
aguas.  Uo'js  arrostmroa  las  olas,  Í  tañeron  la  dicha  de  montar 
ibrc  c-lla«  i  «alvaiw:  i^trout  vn«i  zosotuviron  en  La  lucha.  El  arartu> 
lo  «ica[K'  de  un  niño  dw  4  afirw  im/níco  coiitan^í.  Una  eriiiila 
hc  baliia  n-fit¡ÍR'lo  con  <^-l  en  un  bote;  et  t>jtv  kc  t^^ln-llú  contra  una 
ancla  en  la  playa,  i  sp  partid  en  dos^  La  criatia  se  ah^»^;  pero  el 
uiAo  w  agarró  de  imo  de  los  pedazos  del  bote  í  salid  con  él  a  la 
bahfa.  El  fh^iento  tiotó  acá  i  albi:  t  el  niño  se  mantuvo  tirme 
hft.sla  que  fueron  a  buscarle,  i  le  haltarun  sentado  eti  é!,  sujetán- 
ioac  con  ambas  manos,  mojiulo  i  tiritando  de  frío,  pero  sin  lesión 
'«Iguna.  Kl  ni  fio  SI-  llniíiit  HiKJfirii's;  su  jxidn'-i^un  inglcimoicono- 
,<ido  en  Tal  cali  uiuio,  í  )i»  >i(lo  olicial  do  la  marina  británica. 

PorcuatTr)dta)ieon)K;cutiva«,  80pre»eul<í  el  niur  cubierto  de  des* 
■pojojí,  no  solo  en  la  Ijnbia  de  Coucepeíon,  sino  hasta  alguna  dis- 
tancia, arrojamlo  a  las  playa<)  de  la  i!^ln  de  Quiriquina  multitud 
mueblos  destrozados  í  todo  jénero  de  efectos  de  madera;  de 
modo  que  durante  algunas  semanat  si-  ocuparon  varias  partidos 
en  reeojerbis  i  llevarlo»  al  pueblo.  En  bw  Itc«  dia»  que  ¡te  siguie- 
ron «I  de  la  catiistrofe,  \m  Ilujm  i  reflujos  fueron  frwueut».'*  e  irre- 
gulares!. Durante  algunas  horas  después  del  «acudimienUí,  el  rnar 


214 


UtSCELiXU 


m  Duiítuvo  subtciulu  i  bajando  hiutu.  do»  o  In»  vccos    porj 
hora. 

Al  u«t<i  de  la  Qu¡r¡<|u¡iia,  bi  uvcuidji  nu  fué  tati  grande  ai  too 
iiapftuoeii  como  ni  w»tc,  porque  nllf  viicuDtití  mtut  cspAdo  eoj 
i|Up  gastar üa  Fuciza,s)ct>d(>s(|UfllnIaptunv  miut  luicba  i  |>roran>lii : 
do  la  bahía.  La  üla  díridia  bis  olas  oo  di»  brazos:  tiiw  di*  cllu»! 
eorria  por  'I\tnibeB  o  la  playa  occidental,  hacia  Talcahuono;  i  el  | 
otro,  por  la  bcica  oriental  hacia  Lirqueo  i  Toraé,  Notáronse  dos  ex-l 
plotüones  al  tiempo  de  entrar  laa  olas;  ima  maa  allá  de  U  Quirí- 
ijuiíia,  que  fu¿  observada  pt>r  Mr.  Ht>nr)'  Biirdon  i  su  faiailia,  i-m- 
harcodw  un  «nn  lani^ha  cunai  de  Toni^-,  i  se  les  presentií  comu  nn.i 
urna  columna  de  humo,  ^'iiivjnnte  a  mía  tonx-Jiiotnion  vi  tnedi» 
do  la  bahía  de-  San  Vtci-iite,  parecida  ai  chi>nt)  dv  una  innii^niaj 
ballena,  dejando,  al  desaparscor,  un  remolino  c[no  diir<t  alguno»] 
minutwv.  i  cuyo  centro  era  profundo,  cwmo  si  el  raw  «e  entrase  wif 
una  cavidad  de  la  tierra.  Al  tii>ii)|io  de  la  ruina  i  haicta  dv«pn€S  i 
las  avenidas,  el  agua  de  la  bahía  parecía  estar  como  hiri'iondo. 
escapándose  ampollas  de  aire  o  gas;  el  agna  »e  puso  de  color  n&-l 
Clin)  i  exhalaba  un  olor  sulfúreo  niui  desagradable.  El  inar  arrojiíl 
gmn  muchedumbre  de  piíces  muertos  .\gua.'<  negras  i  fétidas  bro- 
turón  i-n  muchu»  paRiji-s.  Kii  el  pnlio  de  Mr.  EvaiM,  en  Talcahtm-l 
no,  tse  hinchó  el  suelo,  i,  reventando,  rcrti4  una  agua  hL^lioodaj 
i  sulFurcHi;  fenómeno  que  se  observó  aeitnismo  en  varitw  lug^-l 
res  al  rededor  de  Concepción. 

Por  U  marca  que  dejó  el  agua  en  la  pared  de  la  caaa  del  cafá-l 
t.-ui  Délano,  t>e  tchA  de  ver  que  las  avenidas  montaron  25  pi^ 
sobre  el  nivel  otdinario  fie  pleamar.  Ki  agua  penetró  a  los  allu!)  i] 
dejó  festone»  de  plantas  marinas  en  los  lechoct  i  .sobre  la  cima  del 
las  rutáis  pan-des;  mas  esto  no  debe  iiiiran^e  como  una  iiidicicieul 
de  la  ultum  jencnil  de  la  ola,  porque  unn  inasa  de  agua  ijue  cott»! 
iinpetu>i!>a  sobre  una  playa  eii  declive,  C(>nwr%ará  niituridment«1 
su  velwidad  .ilgnn  tic-mpí,  i  subiré  plaj-a  .iniba  hasta  una  eleva-J 
cion  considerable. 

Los  (]uo  observaron  las  avenidas,  l,is  creyeron  tan  altas  como  IaI 
porte  sujierior  del  catcco  de  una  fragata  mas  allá  del  fondeaderon 
lo  que  viene  n  ser  unos  16  a  20  píjs;  sobre  el  nivel  de  In  bahfti.1 
No  so  rompían  sino  aquellas  partes  do  la  ala  que  chocaban  contra 


>B««o: 


iMiBU 


•» 


,  »lgun  obrtirtik>. ' 


L  fie  amfia  nñUa  de  h  V^J^  dade  ae 


I  Ivsmuido  de  an  modo  e^autaM. 
I  |wiww  uní  rrl-iHn  rrfrr-  ntrnt-f  T|iir  iJTnpu*— n  »  U*4"« 
^taUw^  ulwMi'MiJB  (JIM  d  mar  aruialM  btnc^Md»  aAre  Sut  Vi- 
tíenpo  qoe  mlce  TalcahiuDO.  I«  expLuMi  de 


caite  al 


San  Vnste  i  h  «mbeEttd*  del  nar  por  uhIk»  hdoe^  1»  hieierwi 
creer  qoe  la  p^»*"*"*»  de  Toldes  iba  «  aefnrane  del  eontincala, 

I  i  mndbaí  uaiiiaua  por  1»  oeen»  amlB  hasta  educan»  en  U*  na» 
tdevado. 
XiitJÍn'R)«  en  aqa«Qaa  tnliiiii  iidan  arenidas  easM  raoi  ñngol^ 
■■  de  laongo  i  de  pnanvaóoo.  SealUzuuuo  edifinw;  atftoiMS 
H»34  ecdigm  al  ñapaba  de  las  aUa  i  rouroo  sRartnMias  a  db- 
lADcá  de  alf^BDait  tan»  í  nloados,  tai^tR:*  qoe  oa  ni5o  tvi 
pa^wrtado  por  eUa»  aobre  no  trovo  débale  so  ndbirdafta,iñ- 

IdñenK  de  Teatapa»  «o  vienm  salir  a  bu  pbk\'as  de  b  QniñqnnM, 
ful  qoe  el  embate  del  mv  les  bnliicsD  quebrado  ttn  vidria 
S^sn  Ira  apuntea  del  npatao  DélaDo,  sa  bantaael»  bogú  4  ft  S 
d^cimt»  df  pulgada  eoUe  d  I T  i  18  de  fefar««o,  t  lágiúA  biyMido 
en  la  m**l»mt  de)  1  ^,  |Mro  laego  cqIhó  otra  rnz.  En  Cúoocpcñn, 
tu  deseen»  de  2  n  3  dtómix  indica  mal  tiempc^  i  de  4  o  d,  ngaa- 
cem  i  rícato.  No  ponve,  pees,  inveruflmil  qup  un  dostvcv»  tAit 
notable  comtt  aquel,  m  aegiiido  de  t«ni{>t-»i.vt,  turk-»-  onnoxion 
coa  la  caasa  dcJ  temanoCo;  pero  hai  dutlad  «obre  la  cxactitad  de 
estas  obeerradvoesL  Loa  bardmetrae  de  la  BeagU,  qoe  estaba  en- 
tateoes  en  Valdína,  no  sebüanm  novedad  alguna.  Verdad  ee  que 
H  a  tan  gran  distancia  no  debe  extraAatse  qne  no  se  mneva  unífor- 
miüsente  el  uercuria.  t/>  que  cuo-ita  do  cierto,  ea  que  por  algaoos 
días  de*pu«K  ')«!  tetretciDta  el  fluju  no  aubitt  badta  In  Une»  onü- 
naiia,  faltAodolv  pora  cubrirla  utitM  4  o  5  pi6>  verticiUi'%  Ec4o  did 
motivo  a  cn?cr  qae  se  hubiese  alzado  U  tierra;  pera  prevaWiaJ  la 
iden  de  haberse  retirado  d  mar.  La  diferencia  fai  menguando 

|pc«»  a  poor>:  í  a  mediado»  de  abril  era  de  solo  2  pi^ 
La  prueln  de  habeme  elevado  la  tierra  es  qae  la  tsla  de  Santa 
María  fui-  li'vantailn  realmente  unoa  9  |ú^  pero  de  este  fontíineiio 
ae  hnblnni  rn  lAm  parte. 
Pasando  por  la  estrecha  angostura  qae  separa  a  la  Quinquina 
de  Tumbes,  las  grandes  olas  habían  barrido  las  plaj^u  hasta  la  al* 


216 


MIgCBLAX£l 


ima  de  30  pies  TOrttcale»  sobre  el  nivel  cl»  plemniu-;  ])(.-ni  t-»  ¡in»- 
bable  qiiv  »ol»  nlciinzan>n  n  e»Ln  cleviicíun  |>»i'  lu«  coKt^uloe  de  ili- 
chn  ango^tiini,  <](im1o  el  nf^lin  ■.'iiotnitiií  imu  ubstáctilo,  i  se  tmliú 
roa»  por  In  pUtyo.  Ln  nngcMtuní  tíonc  cerca  do  uoA  milla  de  ancho, 
i  I U  bmzaa  de  profuadidad  en  el  medio;  pero  los  arrecifes  del  cos- 
tado de  oest«  reducen  su  anchura  navegable  a  inedia  milln. 

Dondequiera  que  la  iuvasioa  de  las  olas  enoontrd  tierra  Ibuia, 
fueron  terribles  loe*  estragos,  porque  enU»  Urrenocí  eslán  \Mr  lo 
Jenend  muí  hiibitadix^  i  cuhíviulus.  f^iis  t.itü-i^'s  IkiJíU  faiw-Ín  i-l  tulKio 
de  la  balifa  r]c  Cuiioi;[wion,  cu  c^tpt'cíal  La  de  la  isla  de  los  Rcyv«t 
fiicn>n  nibiertiM  por  las  aguas,  o  irreparablemente  desmcjonulu. 
Fi^rrti'W-  mucho  ganado  vacuno,  muchos  caballos  i  ovejas  EfecU» 
semejantes  se  notaron  entre  el  rio  ítala  i  el  cabo  Rumena.  Uaaaa 
de  tierm  i  piedra  de  mochas  toneladas  de  pesi>  se  des{UVRilier»n 
de  los  riscos  i  demiinbaderoc*.  Habia  iiiuchu  peligro  en  acercaito 
al  borde  de  un  rÍKco,  porque  liis  bondidunw  i  grivlns  quv  ¡wr  lo< 
do»  [mrtvíf  «(•  haliian  hecho  daban  indicio  du  lo  innl  «-guro  de  M>- 
mcjunte  apoyo.  Andando  por  la  pl-iya  en  pleamar.  In«  capas  Ae 
marisco  muerto  Í  las  algas  marchiuis  adhcruntes  a  los  peñascos 
«n  que  se  habían  criado,  atestiguaban  por  todas  partes  la  redtmte 
elevación  de  la  tierra. 

(Arauea-Ró,  año  de  1S30.) 


.«L 


NARRATIVA  DE  LOS  VIAJES 

DE  LOS  BUQUES  DF.  GUERRA  DE  SU  MUESTAD  BFtlTÁHlCA 
■•ADVEHTURE-I-BEAGLE-., 

IK)It  WS  CAI'ITANES  KlNO  I  FlTZ  R«>l.  DE  J.\  MIBISA  REAt,  BHITA- 
XK-A.  1  1-OK  CAkI,iW  DaUWIN.   EscL"1>EEO.  NATL"KiU5.TA  0B  LA. 

«HKAfii.E.>  3  nmixs  í*.",  Lósdkes,  Ib30.  ' 


(Do)  Ivtimbargh  Eerkai) 

La  revolución  que  emaacípó  la  América  SIcridionnJ  del  yugo 
de  E^'paña,  i  el  coiu'igiiit'nto  aumento  de  nuestro  com^i-cio  coo 
Chile  i  Inü  ou-.i»  repi\Ulicatí  teniiinadas  por  (J  Océano  Focifioo,  cn- 
i.ntrrxi  |>n>liiil>li-iiioiitt'  im  lux  tmtlivoñ  ijue  1m<  lore»  dol  Almirao- 
bucgo  ttiviiTun,  I.-U    IS-Í-),  i«im  i^nk-uiir  que  se  híoit-se  un  eiacto 
rocoruicitniímto  tic  \a»  cosUix  uuütrtdt.'»  du  lu  piíifoMiln  do  Sur 
Amérira,  d^'sde  Iti  enlnuin  tiicridional  di-l  Kio  <li-  lii  PiMa  hasta 
la  viiolla  a  Chíluí,  l'arn  t-»tc  scnicíu.  su  ^■i|uj{iiin^>ii  la  Adven- 
e,  «Ic  330  toocloda»,  i  la  Btui^e,  de  235.  arbolada  coum  baicii  í 
i^ladt.'  fiéis  callones;  excelente  buqiiecillo,  sin  embargo  do  per- 
eaeccr  a  la  desacreditad^^  categoiía  de  Itis  beigantiiies  cufiuuerus. 
El  mando  de  la  primera  i  de  la  expedición  ae  (li<í  al  capitán  Fe- 
lipe Farker  Ring,  ya  conocido  por  su  exploración  t  reojuwimiento 
^gda  la  Nueva  Holanda,  i  para  mandar  a  la  Bea^U,  fué  nunibrodo 


S19 


JIISCKlJlSRA 


el  capitán  Priiiglft  SUtkos.  El  22  t)e  may<t  He  ls1>i  salifjon 
biKjiirji  ilv  Plyíiimith ;  i  ul  l'J  ilu  tiuvu-intiix;  siguirnU;  i|i-jaroo 
friadoatlcTo  dtí  HoQlvrirlfio,  i  se  vncnmtnuroD  al  sur  para  dar  pre 
rapiu  a  Ice  arduos  trabajos  di'  que  cataban  oncargiHkoi, . , 

La  expedición  entrú  on  el  estrecho  de  Magallanes  »l  21  de 
ciccabrc,  en  que  ciHnienza  ol  estío  de  ai^aellas  rejianeB. 
ron  por  la  príniora  res  en  cnbo  Poaeüion:  i  pocos  dia»  des| 
Puerto  do  Hambre  (Parí  Faviiv),  como  4')  legiia-t  roas  adeoi 
dclesltt-cho,  [KUecíií  pn>íí<>ntar  tnnlas  vünlajas  lócale»,  qiut  se 
solviii  i-lojiriu  paní  cdatU;!  jfíiicntl  t\v  la  expedición.  Ln 
do  eslos  do»  liifpircí*  tnii'  for7i)«aini-rit<'  a  !a  inoatorín  el  t.nste 
aiilludo  'le  la  U-ntutivn  qm-  hidi-ruri  los  ii^u&olvs  jiant  col 
fortiftcar  las  costa:!  rIi-1  cstn.-chu  de  MngnIMnes.  En  I  ¿70,  m  en' 
ima  cx|jcdÍcÍon  por  v\  vírrci  del  Peni,  al  mando  de  Pr«Íro  de  Sar- 
mieoto.  pctn»  perseguir  a  Drakc.  i  «tomar  al  coreano  vivo  o  mucTj 
ta»  Sarmiento,  figumndow  que  onoontraiia  talvez  a  su  ene' 
escondido  en  el  angosto  seno  por  dan<Ie  habia  efectuado  su 
iüto  al  PaolRco,  «'nln'i  en  el  eütnieho  di^  ¡tlagalláne^  poi-  el  rnrinl 
San  l^idiv;  probablenu-ntí-  «I  d«  Coí-kl-nm  i  el  de  la  Magdniena 
nucKtitts  mapas  moderno»;  canales  que  hai  motivo  de  creer  fdenuí 
navegados  por  ladrilleros  en  Ió25.  Mucha  impresión  parece  q 
hÍKO  en  la  imajinacíon  de  Sanniento  la  inaiperaila  lozanía 
r(Jeta«¡on  qiic  cnoonlTtt  en  el  c»tnK!ho¡  lo  ci(;rt4i  es  quu 
senlfl  Ii«  ixicui^w  del  p«(s  bajo  un  nsiK-ctj;"  livn  favomble,  i 
Inuto  ciilor  iiixistii')  »obrf  la  racitidiid  ile  fortificíir  liw  angosfr 
del  cslnicho,  de  manera  que  la  España  tuviera  ent<n»ment«  en 
manuH  la  comunicación  entro  lo»  mares  Atlántico  i  Pacifico,  i 
el  reí  hubo  al  fin  de  acceder  a  sus  ideas, 

Piincipiííse  en  1581  a  «prestar  una  expedición  que  ae  a] 
raae  de  los  paises  maí,'nllrtnici>:<.  IXic*  aíios  deüpuea,  saliA  Sarmien 
Ul.*  Es|Kuia  ei>ti  una  íluta  fie  'i3  buques;  \k:¡x>  1»  tempcíitad  i  cl  di 
«afecto  do  lo«  que  iban  en  ella  I«  nK'niwcaWi-on  poco  «  poco, 
iDAnci'ii  que  en  diciembre  de  1584,  nuaji'lo]v)r  tiii  logiví  entrar 
el  estrcclio.  no  le  quedaban  uw»  de  cinco  buques,  i  poco  mas 
úOO  hombres^  Con  éstos,  cmpezii  a  fundar  una  ciudad  a  que  diii 
nombre  de  Jesús,  situada,  según  el  capitán  King,  entre  la 
i  Deganda  angostura;  pero  croemo»  que  los  riejus  navegad' 


du 


kahhativa  nK  loü  viup^  ktc. 


sm 


unániínontenbe  ctJooaban  esta  primern  ojIimiíh  ilu  SiiniiicnUt  s 
LcHioi  distancia  del  cabo  Posesión;  í  conf«sainos  i|iti!,  en  cuso  como 
^Ksto,  la  tradición  non  parece  una  jinit^lta  de  tuns  puno,  que  Iiih  con 
^petURts  deducidas  do  congmenciaa  locales. 

^^  líecho  aquel  estítWeci miento  a  la  entrnila  del  estrecho,  «■  ado- 
n  íantó  S:iriniento,  acunipnijado  do  ciento  do  los  sayos,  como  unnii 
B^O  [effii»»  ni  ítiii-,  tágiiiendo  la  col^ta,  hiista  llegar  a  un  nitío  qiio 
"ix'iinirt  lius  vcntiijiw  <!i-l  ngna,  Li  leña  i  una  buena  UUiIa,  dondo 
LÍuntló  laciiidnd  de  San  Fclipí-.  EiiibarciW  d«  allf  a  poco  por»  vol- 
^fcrcr  a  U  colonia  du  Jrauíi';  |M«ro  una  t«iti|)í-Mad  le  utojiÍ  al  uiar,  i 
ii  6c  vi<í  precisado  a  ti^imur  el  ninibi>  iW  Ri"  JiuK-im.  Desde  nllf  lii»i 
muchus  intrncluosos  csfueíais pai-a  socoirt  a  los  diw^íniciiuJii»  c>- 
lonus  del  estrecho;  i  para  olmo  de  dc^vcntim»,  yendo  a  Espiifla  a 
ilicit.-ír  atixilioH  de  la  corte,  le  apresaixHi  unos  contarlos  ingleses. 
ia  el  entretanto,  los  iiiismo«  colonos  sucumbían  rápidamente  a  las 
ríraciones,  Iils  enrenncdndcs  i  ta.t  Hechas  de  los  indljena^  En 
1687,  i'l  eílcbn^  CaveudUh,  entrando  en  el  estrecho  de  MagallA- 
wso}A  la  ciudad  ríe  Sitn  Felipe;  i  altidíemlo  &  la  deüj^^aciafU 
ttcrt«  de  sus  hiibitanbes,  dio  a  la  ImliJii  luIyiKrentv  el  nombrr;  (\nt; 
lavía  coniterva  do  Puerto  del  Hambre.  Tomií  a  bordo  luo  solo 
'de  liM  ptMuH  ((III-  siihii;vivini),  fnisímndo  nai  eniulmentc  !».«  eitpe- 
^puiz/tí*  di-  mKomi  ijue  Iiubiun  hvnctiido  ei  [K'cho  de  todoí  ell«#, 
^■Cmuido  divisaron  sus  buques  a  lo  i^Jw-  £^I  último  que  luiu  que- 
"tiabn,  fué  isicíiHo  de  aquella  morada  de  nw>oria  dos  aitiM  dosput» 
por  AndrcB  llericke. 

Esta  relación  de  la  empresa  do  Sarmiento  sujiore  algunas  ro- 
■flexiones  curiosas.  Ea  bienextraQoqueen  lÓb^lacortcdc  Espaíta 
^procediese  todarfa  sobre  el  supuesto  de  que  el  estrecho  do  Maga- 
llanes, que  on  algunas  partes  no  tiene  utas  i|ue  legua  i  media  de 
ancho,  era  la  tánica  i»ii)unic:u:Íoti  navegable  entiv  el  Atlántico  i 
el  gran  Alar  del  Sin-. 

Vi-nlii')  es  que  nmi  no  «u  había  de)>cubierlo  el  paso  por  el  cabo 
te  Hotuoh;  pero  tanipoeo  los  conocimientos  jeognlfiocK  de  enti5n- 
X*  suministrubaa  el  menor  fundnniento  para  que.  se  erL!)-e«u  (¡ue 
la  Tierra  del  Fuego  se  extendía,  sin  interrupción,  hasta  el  polo 
E)]  sur.  Cuando  Magallanes  pasd  por  el  estrecho  quo  conserva  su 
nombre,  supuso  que  el  país  a  su  derecha,  c.<ito  e»,  hacia  el  norte 


Km  «i  conttnLiile  o  ticrm  firnw  il«  Aiiiíiica;  h  infirití  >im*  v\  de  I 
izquierda  t-nt  uoa  isla,  poTT|UG  a  vi-ccv  st-  um  dt-l  utru  Udo  el 
dol  océano^  Es  cierto  que  tsta  óbscn'acÍQn  so  refería  a  lo 
oocidoBt-U  del  estrecho,  popo  fué  expresada  sin  restríccían  algiinn, 
i  envúlvin,  cnando  (n^ixis,  im  indicio  ine<|a{vocu  de  la  renUd  d^j 
]a8Ci)»L'>.  Sir  Fim)ci.'XuI>rako,deff])iie>idi>  navegar  piir el  htiiim-i: 
faé  ai-rftjadg  al  sur  por  iin  recia  temporal,  i  encantró  abrigo  nü  l¿J 
ji«  di.-l  cabo  i\v  HornoK.  Nn  viií  Lierra,  ¡nno  una  ancha  mar 
<•]  Mir.  Atluiiia!t,  el  ccuiAiidAntu  de  la  HoUi  lU-  LoiiÍkí^  vn  \-¿ii>,  ñi 
vi  6ii  de  l(t  tierra,  s«.-gun  a  />i  Iv  ])ur<jcin  la  extn^midad  S.  £.  tle  1 
Ticmi  ik-l  Fuego.  Otras tiiiichn»|Ktrticulnridadi-«|iiKlri»n  aducir 
«n  prueba  de  que  ol  einpeúu  de  cortar  t'xla  comunicncion  e&t 
la  Eui-opa  i  el  Océano  I^wifico,  fortíficaDdo  el  estrecho  dn  Mngk- 
llaaed,  debe  imputante  enteranienie  at  poco  tino  de  ta  corle  i 
Eüpafia,  i  no  mirarse  como  un  indicio  del  estado  de  los 
inititto»  jcográfíocMi  en  a>)»ella  época. 

TrciuUi  añixs  dt'^put'S  de  esta  tainentable  expedición,  un  opn^ 
leoto  c  ilii»tnuloci>ia£^n:ianl<!  holainltM,  Isna«  Jjen)iun.>,  etitiipii  < 
biH]ue»cou  el  objulo  exprcm  do  ilnr  la  vuidla  a  la  exlrenud 
nuálral  del  nuevo  mundo.  8us  miras  se  rutdízajtiu;  i  d  cabo  Su 
azotado  por  las  olas  de  un  océano  perpetuamente  ajitado,  toma  < 
nombre  de  la  aldea  de  Hom,  en  el  Zuydersce.  Kate  dcscubrimieot 
cxcit<í  do  nucro  lo6c«]os  de  Espafla;  i  eo  IGIH  los  Nocíale»  fuer 
comisionados  por  au  gobierno  para  la  circimnavegacioo  de  la  "fie 
rra  del  Fuego.  Mah  a  OHle  i^fueiv^tt  »e  Mgni<>  un  ]arfi;o  período 
inacción  hasld  1774,  va  ipic  el  jesuíta  iiigW  Falkuer,  piiblieü 
su  iMilicia  de  lo»  palagoueí:,  eU  la  ijuo  .s«*  uxt<^ndi(t  wiiichti  iii¡ 
fLvitJuulo  las  ventajas  que  pocUau  i^aciuiic  dv  la  ociipAciou  du  aquv 
país,  hizo  salir  otra  vcx  de  wi  letargo  al  gobierno  español,  (¡ae  i 
viit  adoii  AntoiiiodeCttrdoban  reconocer  las  costas  magallánica^ 
comisión  dt=«t*iiipeñiuln  con  rniioha  hitbilidad  ]K>r  aquel  otíciaL 

Miéulm»  que  lu  Bfurfit-,  ¡levando  adelante  el  reconocimient 
hacia  el  ws^tv.  se  ludlriba  surtti  en  Puerto  (íiüante,  uno  du  a» 
oficiales  subi¿  a  la  vecími  inoiitafia  de  la  Ciiiz,  i  eiicontrti  en 
cumbre  loa  fmgmeQtos  de  una  botella  de  vidrio,  una  iiiouihI»  i 
pañola  i  un  rollo  de  papeles,  quo  resultaron  ser  memorias  deja 
atli  por  Ciíi'doba,  jnnto  con  la  copia  do  un  documento  prcviamento' 


KAnUTtTA  DB  1X16  TtAJKB,  KTC. 


sn 


U 


litado  en  el  mistiio  ñlío  por  BoogainviUe,  Tionen  algo  qu* 

muere  podcrosfuncQtc  pI  oorazoD  estas  sencillas  memorias  do 

íivogadorea  eminentes,  cuyes  desciibriniientos,  sin  hacer  gran 

mido,  ejercen  un  iiifluja  mas  pertnAnente,  i  .-iin  comparación  mas 

biTM-üco,  Mibrc  li)di  de^tinoü  del  jén<^t>i  liTinianii.  <)IK^  las  niaj*  bri- 

llauU-.-s  %i<;liniii.i.  Kii  el  an.-iiii  i|ue  innnitii-'Stau  dv  dejur  on  l.-w  phx- 

quo  *nplunm  im  itionuint^nto  do  lo  qnc  hnn  ejecutado,  se  echa 

!c  ver  la  combiimcinn  di;  n>|uell<>s  M-ntimientofi  opuestos  quedtc- 

la  inscripción  dt^  nn  trofeo  i  lu  de  un  cpitafia 

Mi«ntrnfi  los  buques  pi-nnanecian  en  el  estrecho.  Be  mantuvo 

lui  comunicación  harto  frecuenta  con  la  pequeña  tribu  de  pata- 

ií^  que  en  número  de  UUU  vagaban  por  las  cosías,  desde  el 

,b»  d<:  la  Vfrjen  titinta  Puerto  de  Hambre. 

LcjK  ]>ntagunct<,  it.-pre^ntadoc«  por  algunos  viajtTOít  como  jigan- 

»on  ciertíimocl*  de  nvvi  «Itn  i-st-jitum  que  ii*  ctiropeo&  Su 

altuTH  media  es  dv  mas  de  6  pié»  (ingleses);  tieiM-n  mui  anchas 

espaldas  i  una  gran  cabeiss,  cuyas  dimensíoiies  pandeen  mnyore» 

pur  la  cantidad  de  largo  !  trensulo  polo  que  cuelga  sobro  su  c&r». 

vn  <ÍúKdiñadu  i  salvaje  dc-ít^rden. 

Palknor,  que  vivití  muchos  afios  entre  los  ])atagonos,  asegiira. 
no  hab«r  ^^^-(o  jamas  uno  dr  uiliw  que  no  fuese  una  o  dos  pulga- 
das mas  alto  que  el  cjicíque  Cangapol,  í  ¿ste,  dice  el  jesuíta,  debo 
habvr  sido  da  T  pti^  i  algunas  pulgadas  de  estatura,  porque  em- 
pinán<lome  no  alcanzaba  a  la  coroiulla  de  su  cabeza.  La  exajeraeíoR 
de  lus  que  han  representado  a  los  patagones  como  una  raza  jigan- 
do  V  pies  de  alto  i  con  una  voz  como  Li  do  los  toros,  produce, 
!es  de  todo,  menos  extraíleza  que  el  silencio  de  otros  con 
o  a  la  extraordinaria  eorpulenda  de  lis  imlíjenas  que  ha* 
litan  la  cDi^ta  septeiilrinual  del  estrucho  de  Maguí lAm.'n.  Pero  dcbíí 
rvarse  que  estos  indios  viren  eiranles,  ragando  sobro  un 
io  ínnii'nso  do  llanuras  desiertas. 
La  misma  tribu  que  Iua  oliciales  de  la  BetigU  encontraron  en 
Jaa  playas  del  estrecho,  fuó  obserrada  un  ailo  de!<pues  a  las  orillss 
ilí-I  Rio  Kegro,  Xiin  milliLt  ina-t  al  nottt».  Ri  también  probable  qao 
las  varias  tribus  tienen  díli-rente  robni^tcz,  segim  es  roas  o  manos 
&bnn<lnnte  tm  altutento;  i  el  mismo  Palknor  indica  esta  distinción 
«iitrc  los  corpulentos  i  los  peqiicAo»  huílUches.  Unido  esto  a  tos 


222 


XISCKCASKA 


hábitos  itfímadefi,  servirá  para  explicar  por  qué  no  ha  cabídti 

Muei'U^  li  MÍw  loe  (|ii<:  han  viHitAdo  ln.<  tMutnn  iiiAKallfln i' ' 

cuQtmrsc  con  ind¡o«  du  Ins  iliiiiviuiunrv  licrcúlviw  ik-  ■ 

Ciwi  no  hai  patagón  en  niii*stro<j  dioK  que  no  wa  bumbro  dft 
caballa  Las  innumcnibk-s  iiinnadjix  de  estos  animales  qtio  di 
la  llegada  de  los  c«iMiñok-s  i^v  han  prapaj¡ado  por  las  pampas  tío 
América,  han  catuado  probablemeutc  mutacdcoies  importantes 
los  hábil"»  primitivos  de  Io§  natnmiea  I»s  indina  qne  ocujuaban  ha 
pampas  meridionales  a  principios  del  »iglo  XVI.etOabaii.enalj;!: 
modo,  prepai^oa  para  valcrM!  de  los  servicioa  del  (¡aballti. 
diante  In  pirética  d(!  flomeüttcaí-  el  gnunacn,  derivada  ii«utnd«li 
pcniaaoc<.  Cuando  Miignilárics  >s<talm  eu  Pucrtu  Julíiui,  vki 
patagón  quu  liov-aba  un  gttannco  man^  oua  una  soga  atada 
|ic8cuezo;  i  noticias  postctíorL-»  nos  infoniian  que  los  pa 
acwtiunbmban  domesticar  guanacos  i  tenían  grandes  rvba&os  de 
estos  animales  al  rededor  de  suh  habitaeionea. 

I^a  atmas  del  patagón  en  el  ^glo  XVI  emo  el  arco  i  flecha, 
una  pequefia  lanza.  1^1  coje  ahora  su  pre^A  con  el  lazo  i  lii  bol 
tan  dicntminonte  como  el  indio  do  Ua*  ^>am[iA.'<  dvl  norte.  Anxíli 
por  ol  caballo  i  pmvisto  de  las  armas  do  «us  v«ciiio«  di*l  nwtc.  ha 
cncootrndo  mas  productiva  la  caza:  i  abandtHiaiKla  los  cuid. 
pastofale.s,  ha  pasado  a  los  hábitos  n<íinades,  que  dejenen\n 
mente  en  loe  de  pillaje  i  saltcoL  Si  este  modo  de  ver  es  fiindiulo, 
iidipiisifiou  riel  caballii  ha  sido  ]»ara  ¿1  un  paíw  n-tnígnido.  poi 
haciéndole  iiKlu]K-ud¡entv  del  .suelo,  í  no  {lertuitii^iKlolc  aíici> 
n  una  morada  fij»,  ha  disminuido  su  t^'ndencia  a  la  vida  sodal' 
civiliaula. 

Loe  patagooG«  que  fueron  vistos  en  el  esti-ccho  por  los  otici. 
de  la  Adi-eiiturt  i  la  Seaglc,  llevaban  consigo  casi  aiempt« 
na  señal  de  lo  mucho  que  habían  viajado.  Uo  jiíven  jefe  motil 
un  cabnllo  horniowimcntr  enja(.'Mdo  ni  estilo  gaucho.  Una  mi 
lloiiuida  Marúi,  que  piuvcÍJi  i-jum^r  vii-rla  autoridad  sobre 
compatriotas,  hablaba  un  puco  el  uutellaito.  Su  hermano, 
que  moraba  entonces  a  la.s  orillas  del  Rio  Xegro,  era,  sepun 
Tvfcriii,  un  personaje  importante.-,  no  morios  por  su  cMatuní  ji 
teBca  que  por  su  riqueza,  que  consistía  en  caballos,  cueros  i  piek* 
de  varias  clases.  Bien  tratados,  se  les  hallaba  muí  dóciles  i  oom- 


„'.  h* 
3ad.J 
üieifl 
d«.b^ 


.  algnJ 


SlRRlTirA  »K  1XIS  VlÁJtSk,  KTC. 


2SS 


^ 


ilacientos.  Impitvidos  i  conBados,  solo  en  su  dcclamila  paKÍoij  »  I« 
[bebid»  i  Ui  borrachera  dejaban  ver  el  dettenfreno  del  luírlxiixL 
El  capitán  Slokeft  recorrí lí  en  Li  B(*fjlf  el  Indo  oc<;idcnUkl  de  la 
'ntAf^ntit;  t  aiiri<iiie  tdn  cesar  eontmriad<i  en  sus  opcntck>ui.TS  p^^ 
vitMiUuí  uiiiip«»wia'«>s,  logni  hnciír  un  cim.-cto  perfil  do  iu|uc1Ia 
■ntna<'^ulii  lm^Ul  Kii  el  puerto  do  Santn  lUrbiini.  «.-ncoalró  nit?<l¡o 
nU>rnulo  en  la  arena  uu  iniidcro  de  unii  grande  embarcación;  i 
■yó  con  buenus  Fiin<lumttnla6  que  era  ix-li<|UÍa  de  la  \Wtff€i;  uno 
lo  loa  butiues  de  la  flota  de  lotd  An«on ,  cuya  pérdida,  i  los  subsi- 
ient«s  tmbajoede  La  triputacton,  fueron  admirablemente  descii- 
por  Byron  i  Buikeley.  Peleando  él  contra  W  mismos  elementos, 
te  trofeo  de  su  fuucüta  riotencia  no  era  lo  mas  a  prop>Í«<it4>  pam 
confortArle  o  animarle.  Cercado  de  peligrus,  i  con  la  doble  an«ta 
t»rre?<ponder  a  la  confianza  depositarla  en  su  celo,  su  ««pfritu 
rintliit  al  fin  al  (k-so  de  tanUM  cuidiidi>!<.  PúíXJwe  dislnddo  i  mu- 
wólico;  i  p<tco»  dins  dt^^iii»  de  su  vueltji  a  Puerto  <le  Hnuibre, 
agesto  de  If2^,(foiiuÍtó  larida.  A  la  fecha  de  este  tiiste  «ice- 
BO,  las  tripulaciones  de  ambos  buques,  i  particularmente  la  de  k 
^'/t'etifurp,  adolecían  de  escorbuto.  Esta  enfermedad  leiriblo,  cau- 
\»  \*oT  lü  sonibi-lü  i  rigoixiso  del  ctinuí,  no  pudo  atajars>!  oí  con 
abiindnncin  ile  ciinie  fresca,  Kuii)imi>'1r»da  jior  Kn  naturales,  ni 
el  apio  íilvestrv  (pie  Ke  eneuentm  en  ai]tii4las  eotitas.   Como 
US  estragos,  en  medio  de  otros  motivoa  de  desaliento,  podian  ha- 
ers.'  filiales,  el  capitán  King  icsolviii  luego  abandonar  el  estivcho 
!c  Slagallánes  i  diríjir^e  a  Rio  Janeiro.  En  aquel  puerto,  el  capitán 
itz  Soy  fué  nombrado  para  mandar  la  lieagle;  se  repararon  tos  ba- 
ques: conralceii'i  la  jente;  i  a  prineipioH  del  afio  de  18l!'J  Hf  tomó 
otra  ver.  el  nimbo  del  esli-echoL 

Entre  las  ocnrn^ncias  de  esta  parte  del  viaje,  una  de  las  mas  in> 
teii'wmtíji  fui  el  ík-scubrimientíí  de  lo»  grandes  Ingas  Otway  i 
SkjTing,  que  e-stAn  al  nort«?  del  esl«;chí>,  ileii(ji)  «leí  Angtdo  que 
foniia  Iincia  el  »ur,  í  [mrecvn  unos  atají»^  imperfectos  entre  los 
ncslon  uuirvM.  Enmayode  ÍSÜi),  el  capitán  I^tzBoy,  explonindo 
e!  canal  Jcrome,  improvisamente  se  halld  en  una  grande  expan- 
sión de  agua,  ciue  tendría  como  4U  millas  de  largo  de  sudoeste  a 
lOrdente,  i  oumo  2U  uiillus  de  ancha  Cerca  de  su  lluiile  septentrio- 
nal, cncunlnl  un  canal  navegable  de  cerca  de  una  mili»  de  anch<^ 


224 


3gOiCELAXRl 


i  rcriKHitiui'ln  por  «'I  xiwm  12  millaít,  fué  coiulucído  n  (Hri>  lofft  > 
m  H  12  inilias  do  micho,  [n-m  ijue  w  patliii  ác  vist»  i«ii  «u 
loitiKiu.-i<>n  liaci»  *■!  iiccidt-ntc-  Al  priiin.T(i  dií  i>*Iíw  iagij*  rlió  ü1  i 
bre  do  Otwray;  i  «1  segundo,  el  do  Skyring.  Lo  miiIo  del  tiptnpai 
I^  dejó  rampletíu-  e!  eiAmen  de  siia  orillos:  pero  desde  iina 
Deneía  jhkIo  *'or*e  que  entre  el  esti-echo  lie  MagnllÁncs  i  la  piinl 
occidcntnl  de  Otway  medÍHii  tieTTas  bnjna  i  nna  cadena  du  Ingti> 
ñas,  d¡»tanfK>  una  «vwtrt  do  íiira  apérL-w  10  millas,  p^r  dínid'-  roas 
se  apr»xiiitan.  Kl  lago  Hkvnng,  si^giin  dejipiie»  «e  averiguó,  i 
separado  del  octlnno,  vn  su  extremidad  occidental,  por  iinn  bar 
do  iimiit'^»  i  veriti«|tii'mK,  ijin'  ai^t^naK  lltí^inl  a5  millas  de  anclitirs. 
Etfioii  lagos  rayan  con  los  dos  di  veno»  clitiins  de  PutagoDÍa  i  Tic 
dol  Facga  Al  norte,  bsi  un  cielo  sereno,  llAnos  herbosos  i  plant 
como  Los  de  la  oMÚa  oriental;  al  sur,  montes  nevados,  venli!< 
TQSt  i  sombríOH  b<ot«)iif«.  Faní  un  país  industrio»»  i  civiliznilo,  i 
gmnde  exten.«ioii  dir  ngiias  intcrioreit  navegable»  sería  t\t:  ioc 
mable  iitiltdfld;  ma«  vu  PnUgonin  ca  prol>able  que  no  mtrnní  de 
niwln  >n  muelio  tienipOL  Nu  pcri.'S"»  ím;  cnsí  que  coiKX^IoinosqncU 
nspt^r'.'za  <lt'l  clima  de  lu»  rujiónos  mngulliuiicws  las  con<tL-na  a  ser 
9l  asiento  de  una  eterna  barliarie.  El  hombre  civilizado  triunfada 
clima;  i  con  la  misma  ¡ndiistria  i  enerjia  que  le  proporcionan  una 
vida  ci'>moda  en  Islandia  o  la  bahía  do  Hudson,  podría  eiei-uiiin-nl 
procurarse  los  goce»  del  lujo  en  el  eíUiecho  de  Magallanes. 

Mientras  la  B&ufle  ettlaba  einpleaíla  en  eicaminar  la  c<j«<tit 
Tierra  del  Fuego,  ocuitÍií  una  aveiitant  que  produjo  despiiost 
secuencias  nmi  ínterci^uites.  Kl  contmntiie^trc  fu¿  cnWndo,  en 
bcniif>M>  boU'  bnlK'iicro,  de  la  k]^  <k-  Lt^n^ln-s,  dond«  estaba 
el  bu[[uc,  a  cxplonir  Itw  cjinitlcs  du  la  porte  del  este.  Habie 
tardarlo  largo  tiempo  en  volver,  8e  empezaba  a  recelar  le  ht 
bic»c  sucedido  algima  desgracia,  cuando  se  tuvieron  noticia»  i 
caso,  i  por  im  niodio  singular.  Parece  que  los  naturales  habían  i 
chado  seeretameme  sus  iiioviiniuntos,  i  hurtiidole  i*l  Iwttf  en 
oscuridad  de  la  noche,  miéntnL'í  la  jente  dormía  nrriinitda  a  él 
la  playa.  Lo  jkqt  fui  que  pi-ixlicron  junto  con  el  Ik)Io  dos  ter 
<le  ln--<  pnivÍMoncs,  i  VKjteralKiu  por  instantes  ([uc  los  at^tcasen  k 
ÍDdÍ¡cDa!<^  No  babia  que  perder  momento  en  dar  aviso  a  sits  i 
pañeros.  A  este  Gn,  dos  maríneroB  de  la  partida  coostruji'eroa 


VASRATIVA  DK  LOS  TUJE8,  BTO. 


SM 


i 


cauoa  t)e  vnins,  ilo  la  fornia  i  «stnictara  de  un  canasto;  embarrada 
d^^iitra  i  oubicitAdo  curt&xa  por  fuera.  En  esta  Trájil  baii]uUla, 
Ku  Luizai->in  aI  ngua:  i  dcsptu^»  <l<;  IIcvhi-I»  n  rvina,  con  bnstaote 
iiijo,  \wr  3->  homs,  logninm  l\i-ff\r  n  la  liettgle. 
InnwfiiitlnitivriU!  se  tonmroii  [iruvidvuciHS  ]wm  «lUvur  la  triptt- 
lacioii  del  buU^  hiirlndn  i  ditr  alcutit^e  a  luet  la(In>Dv:<i  E»tu  pci^e- 
■cociun  dariS  algtmoe  dios;  pero  lo  (jtiobradu  do  la  nosUi  i  el  superior 
conocimiento  local  de  k»  fujiti^-o^  la  bifiieron  in&uctao«a.  Apre- 
hendiéronse por  ña  algtinoH  índius;  i  se  les  did  a  entender  que 
serian  detenidos  como  f»-ÍBÍonefo>i  hasta  )a  restitución  del  bote. 
Peía  loe  de  tierra  na  se  iiianÍI'f--ítAi>>ii  iiicliiuuloa  a  rescatarla»  a 
Luí  alto  precio;  i  casi  Itidott  Iok  |)rÍKÍ»ncros  w  dieron  traza  de  &>- 
capnnu-  •■ohitiidust-  ni  hj^h»  i  riHibindii.  Lmt  úniciis  n^Iit'iK-s  (|iii!  vi 
capium  FiU  Kcy  ¡nid"  cunsi-rvur  l'ii':(^in  una  niriiln  de  <^hii  artof*, 
A  quien  por  la  aventura  de  la  oiDoa  m  dio  el  nombre  do  Fwyiti. 
Aiakct  (como  si  dijéramos  Fuefftíinit  Ciinavta).  t  un  mozo  de  If , 
que  fué  llaniado  Jiimt  Memory,  en  menioria  del  bote  perdido.  A 
éBU«8e  ¡tintaron  dexpuesnnjttven  de  2ó,  que  se  t»ni(tabonlo  cer- 
ca del  pruinunturio  de  York  Nint*lvr,  cuyo  uombn.' »}  le  jtusu,  i  uu 
niño  que  por  el  precio  qae  se  pagtí  por  él  se  llamó  Santiaguíllo 
£oton  (Jemmy  ButtonJ. 

Estos  cuatro  faeguino^  (fuegiatv),  pues  asi  hallamos  designa- 
los  los  habitantes  de  la  Tierra  del  Fuego,  llegaron  felizmente  a 
ngLit<:rni,  a  la  vnclta  <le  la  A\hynture  i  la  iUtujlf,  vi\  i-l  otoño 
■tío  11^30.  Luego  qui:  llcgaroo,  se  l<-s  pum  en  el  hospital  real  de 
Flymouth,  para  que  uguanloMm  allí  los  jiriinero!*  atai(iiif  de  lan 
■eaíemu-dadcs  eurojH'a^;  pero  no  obstante  el  caríAoso  cuidado  con 
BC  aastió  a  todos  ellos,  Boat  Slciuoiy  fa]leci<5  de  Tiniela.^  Loa 
litros  saliemn  bien  de  aquella  |>rueba  Í  fueron  cnlocaiios  por  el 
expitan  Fil/,  Roy  e«  \Valtli¡íiHsi4íW,  etérea  de  Liiidn-:^  piíra  (pie  re- 
bivmii  alguna  eduejuúuu.  Su  nbjvlo  era  hacerlos  enpiux-.-^  de  servir 
i«  iuléquvti.'-i  aprerulieiwlo  el  ingles,  darles  una  idea  favorable  de 
:(s  veolajas  de  la  civilücicioa,  Í  granjearse  su  afecto  con  beneficio», 
de  manera  que,  restituidos  a  su  paf-i  natal,  se  pudiese  ¡mr  su  me- 
dio introducir  alif  algunas  mejoiys  t  establecer  i-elaciones  amiga- 
Jikw  con  los  etiropi.'Oíi.  Rstos  ptibres  extranjeros  fueron  tratad*» 
mucho  ngavaja  en  Inglaterra;  oonvtataroa  con  el  reí  difunto 
iuacKtixu  U 


£. 


5ÍG 


aiRceuxKA 


(Guilicrmo  IV);  ii-cíbifmMt  pm-nenteA  de  la  ruina  Adelaida:  i 
ü  puou  juiíUuuii  un  aipitül  mt-diante  la  liberalidad  de  sns  atuigOELJ 
Sin  piiibaijjti,  nt!iii|U(.^  w  U-*  píxi]v>rcional)ei  el  giiMo  de  ver  vsuln  dial 
mieras  luanibilla».,  b-u^pírubon  siempre  por  su  piilríii;  i  ¡ea  jeitcnumi 
pairrino,  e!  capitán  Fiíz  Roy.  habia  ya  1k>^Iu  n  llitai-  un  Injqí 
paní  qiiii  Ii»  ctindlijese  a  sa  liem,  cuaiidu  uportiinísiiiulinvntc  1 
iitTO  vrK  dt-.ittniula  la  Heniflf  a  continnar  bajw  sus  tlnií-niís  el 
tiMciiuioiitu  de  UTiei-m  del  YxKf^c  i  de  las  costas  palagónicaa. . . 

Ademas  ilcl  i-itmrgn  de  cAiiiplcUir  i  rectilkar  los  roapas  de  Ia.1 
poirioQ  meridional  del  conliticnte  americano,  se  did  al  capitán 
Fií*  ítnel  de  medir  lina  íerio  de  dÍ!"UmcÍa»i.-n  loiijiuid  por  cnmá- 
metros,  de  qno  I»  Setit^e  iba  extnhiitliunrianienU:  biou  pmv¡ato;| 
el  dcrfCii>n<H.x-rid^iinii  buena  Whía  en  Iim  iiflasdi-  Falkland  (Slal- 
viiiax);  el  lie  exiuiiinnr  In  f'^rmnraon  de  las  islas  de  ooral  en  el] 
PactÜcioi  i  el  do  estwliar  tas  nurcas  i  hacer  varia»  ob«ervaeione 
dirijidtts  n  pcrfeceionar  el  arte  de  la  iiavejpicierL  El  oapítjín  PiU 
Roy,  con  el  mismo  espiriui  que  habia  dado  oríjen  a  la  exiR«;liei(iu,J 
deseii  tener  un  contpaAei'o  cientlAco,  que,  inxtruido  en  los  dive 
ran]<H>  de  historia  natural,  se  aprovechase  de  tanUia  oporlunidade*. 
como  (Ivbia  pivsenuirlen  im  largo  viaje  itordifeivnleít  ly^jiones  del, 
globo.  Pero  no  bien  se  mijjo  ([iie  lo  deSeJiUi,  cuando  se  hrindi'>  i 
su  asistencia  un  t-xceU'ntc  auxiliar,  Mr,  Durwin. 

Ltt  Beaijlf:  volvit}  u  iliu-  vvla  a  fines  de  diciembí*  de  IftSI... 
Entre:  La  Flatji  i  el  Kío  Colorado.  Íiai  una  costa  buja,  o  cunio  dic 
el  capitán  Fita  Hoy.  mc*lÍo  aitegada.  |icUgrosa  en  cxtivnw.  perí»  i 
mui  buenas  bahías.  Examinando  estoü  lugares  de  peligro  i  de  i 
fujio.  dii^  principio  al  reconocimiento. 

A  la  cabexa  de  Puerto  Belgnuio,  que  ex  una  de  estas  bahías,  1 
unn  eiuienada  (|ue  Ke  prolonj^a  por  millas  entre  llanos  cenagosos  ti 
i;l<;vado!«  nu'iaveriüe--«,  basta  (|ue  el    oxplonidur  si^  encuentra  i-n] 
medio  de  las  pnm]ias,  entre  manadas  de  uiballuts  brardis  i  a  1i 
inmeiliacioiies  de  utuí  gumilia,  cuyos  oficiales,  rodeaiio»  de  Ci-ñiidn 
{•attchos,  que'huH>n  consternados  al  ver  que  los  bote«  de  un  buiíilv 
'de  guerra  ¡ngics  podían  penetrar  ha^ta  aquellas  si^ledadea.  Un  dú 
que  el  buque  est-iba  a  tres  legiian  de  dií^tancia  de  la  costa,  enfrent 
de  la  bahía  de  San  Hlaa,  se  levanUi  una  bri.ta  de  norueste  que  de 
ittiproviso  Ifen<l  el  ab%  de  nubes  de  niai-iposaíi,  c]iie  tenían  cor 


SABBATIfA  «B  LOS  VIAJK-S  ETC. 


uitM  míllii  tta  at>cli(int,  t  «k  exUnui'wa  víltíos  millus  n  I't  Lirg».  KaXo 
puodv  ttcrvir  innrn  qiiiT  se  forme  al^na  ídea  de  lo  prolílico  do  ksUih 
[MiiiIMJc,  al  [mrocoi-  desiertos,  í  de  loe  estragos  a  qae  su  fwundidiid 
iH!  hallii  cxpue^a. 

Al  acercarse  W  fueguincm  a  un  tieiTn  natal,  hicjeron  exln-iiHU 
de  alegría,  oncareci endonas  su  (^xcclifnoüt,  <■  iiiiiijiíiáiKlosc-  lijsi  imn- 
porte^  de  júbilo  con  ([ue  ihiin  u  ser  ruvibíd'ní  tlv  na»  luuiiiia-t.  Sin 
eoibiugii,  como  aiKLi>,-ci«se  vu  In  bnhin  del  Buen  Suceso  unu  |<nr- 
tidii  de  nibiiiítoK  indfjoniis,  horriblumenU^'  pintados  i  enlodados, 
York  i  Bulton  «c  desdeñaron  tic  mirarlos  como  pnisnnos.  i  «istii- 
vicitm  i|iio  le*  era  del  todo  deaoooiocida  su  lengua.  Es  de  creer 
qne  la  pena  de  reconocer  la  barbarie,  de-ipue»  de  tanto  tiempo  de 
no  haberla  tíaIo,  se  luexclaba  en  o)  pecho  do  las  fu«giiini>í<  a  hus 
antiguas  »entiiiiícnttx'  liv  udi»  ctmtni  lus  tribus  uríonuli-K.  1^ 
patria  dfí  BnlLou,  situada  en  Wmllyn  o  isla  dv  Navarinu,  vtcmlu 
lit  ma*  al  iwU-,  fui  In  primem  a  que  llegaron  los  rinjcros;  i  efi-oti- 
liiuncnt^;  er»  imsitioagmdableial  pai'ecor  fértil,  con  veriles  colinas 
i  orrujoti  a  los  itunediaciones,  ocoros  i  bosques  a  lo  lejos.  Hé  aquí, 
pues,  donde  iba  a  plantarse  la  semilla  de  la  civiüxacion  por  la 
primera  vez  en  Tiemi  «icl  Fuego.  York,  habiendo  luiiuulo  a  Fue- 
giaporc:^sa(pu<^pan?ccquvla»idama«  fueguiíins  m- civwn  todas 
tem|ifamil  detonniíKV  por  motivos  i|ue  se  percibiiiín  ina»  ndi'Ltii- 
te,  tt-stablccorsv  en  aquel  mistno  lugar  con  Button.  Pero  otro  colono 
tlHÍw  también  desembarcar  en  Woollya,  bien  que  con  sentiuiien- 
U»  luLrto  itifi;rcnt«is  de  loa  de  York  i  Biitton;  pnes  ¿qué  mayor 
•Uferencia  que  entre  laa  afecciones  del  bárbaro  i|Ue  nníüa  ¡xir  os- 
tentar  a  los  suyos  los  b<-n<'ficiijs  tía  qiii^  la  civílixitcion  le  hn  coU 
mado,  i  las  dvl  hombre  civilizado  que  de  su  propio  motivo  dc»cirndi; 
a  a!«jcian«;  con  salvajes? 

Un  joven  llamado  Matbew  había  sido  elejido  por  la  Sociedad 
Misionera  de  la  iglesia  anglicana  para  que  fuese  en  compañía  de  los 
fu«guÍnos;  i  con  an  ayuda,  si  bus  circunstancias  le  eran  favorables, 
procurase  introducir  eir  aquella  rojion  la  luz  del  cristianismo. 
Construyéronse  ranchos;  se  desembarcaron  los  efectos  do  los  fue- 
^inos,  que  se  reducían  a  ropa,  porocliuia,  ut«^a-<ili<>s  e  instrumentos 
de  varias  clases  >  pura  mayor  seguridad  ^  fnUTró  una  jiarto  do 
ellos  bajo  laa  nuevtu  lutbitacioovs.  Lus  niiluralcs  coucurrieruo  de 


228 


JUííCELaXEA 


todaií  parlvs  piara  tt»ti»fac«-i'  su  curíiwidatl  i  rstour  lo  que  putluau 
PcTU  loH  pariente);  Av  Button  no  se  dcjabaQ  vor  todavúu  Al  Im  m 
oyó  desde  una  «moa.  que  estaba  como  a  una  luílla  de  dUtanda, 
uiifi  voz  umve  que  UauíahiL  ButU>n,  tevAnUindúAe  de  improvisa, 
exclanuí  ¡mi  Itermajio!  Im  tsinoa  llegí^  a  tierra,  i  Butttm  carñó  n 
recibir  mi  familia;  pera  su  maili«  api^naí*  nm  digiitS  iDÍmrle.  tan 
ocupada  eíiiat)a  ixm  «ii  nm>Mi,  xt»  ptirlos  i  ¡nuít  picdnudt;  htfgttri 
8U-S  hcrniiuuw  liuj'uron;  i  su  hcrutuuo.  c](viput^«  de  davorlu  la  vvsUl 
algún  tiotiijiu,  con  poca-s  mucstnis  de  alegría  o  vunúu,  pp>lirii^ 
iiiiiLt  [MK^as  ínuM^v  qui'  el  pubtx-  Bullón  f\i6  inca]UK  de  entender. 
Aquvlla  lijera  línlura  de  ctvilizacJon.  que  babia  podido  embeber  ¡ 
el  joven  biírbaro,  fu^  bastante,  áa  duda,  para  explayar  sus  aft^cUis 
fuera  del  limite  a  que  podian  alcanzar  süh  paUanus,  i  pai'a  desa* 
justar  8»  alma  can  la  «.«trechez  del  vwabularío  fueguino;  \»u¿s,  & 
lo  que  parectil,  «^1  habia  ]>eix]i(lii  Írre)iamhlumeat«!  la  pmvm,  si  aai 
podeiiioí<  Ilaiuarla,  de  su  idioitia  uativo. 

Como  los  iuilijeiins  daban  uun-Hlnis  de  [nz,  i  ^Ir  Mnthew  no  se 
«rrolmba  de  su  etnpn-«ii.  el  espitan  FiU  Koj*  se  vrcyó  en  libertad 
p:tnt  n^Unux.--  por  nl^n  lieuipo,  i  Knr  sus  compañeros  de  viaje  n 
sus  píxipios  rccm-sos,  mientras  él  finalizaba  el  exáracn  del  canal 
<lc  Beagle.  El  descubrimiento  de  aquel  cetrecho  por  el  contra- 
maestre  de  la  I¡fa(fU,  uierece  colocai-se  enliv  los  mas  interes-uitai 
resultados  de  la  eiipodicion  anterior.  El  canal  de  Beogtc  e»  un  «?»• 
trecho  de  dos  millas  de  anchura,  poco  rúas  o  monos;  corla  i¡i  por- 
ción mendionnl  de  la  Tierní  liel  Fue}ri>;  i  se  dilata  120  millas  n  lo 
largo,  de  oriente  a  occidente,  con  poca  sinuosídaii.  Eucícrninlo  por 
anibos  Indos  Uorraa  lUtas;  pero  por  el  norte  los  cerros  se  leranlan 
vil  no  inteiTiimpi'la  pendiente,  desde  el  borde  del  agua  ha^ta  una 
elevación  do  3,000  pies;  ¡  cubiertos  de  selvas  de  un  color  oscuro 
hasta  la  mitad  de  esta  altura,  terminan  en  desbarrados  picoa.  Cer- 
ca de  U  citreraidad  oriental  del  estrecho,  se  divide  ¿ste  en  dos 
braxos,  i  el  pai.«ajc  Coma  im  aspecto  mas  grandiot^x  Montes  de  cer> 
ca  de  ~,0U0  p¡¿s  de  nlliini  de.-tcuellan  sobre  el  brazo  del  norte,  co- 
ronados de  nieves  vtcmus,  de  donde  brotan  nunieros^u  casaidas, 
que  atravesando  los  bosques  van  a  perderse  en  el  canal. 

A  su  vuelta  a  Woollj-a,  el  capitán  Fitz  Hay  halló  que  el  experi- 
mento de  la  misi<Hi  habia  llegado  hasta  donde  buenamente  po> 


SAUUTIVA  08  LOS  V¡\JSíi,  STC. 


529 


ilínn  Ko  se  ve  que  tos  ¡tirlíjpna«  hapm  inferido  violencia  algiinn  a 
Mr.  Mathe*"  pero  su  «xti-emad»  dcscortesia  í  su  iitóaciable  codi- 
cia rl«  presentat  nn  le  dejaban  deacana&r,  i  le  ítLipiraroo  los  mas 
I  nii^lanoilíoni)  pn^^enliinicüitoiit.  Como  no  le  era  pornUo  estar  aicm- 
'  prc  <li»tnl>tiri-ndo  <lárltvi\.<i,  i  no  vnía  trasLS  de  tomar  con  ello»  el 
c»nlct*r  i  iiiitondad  ili^  iiLStnivUir,  *«  prudencia  le  aoii^t'jft  roiíin- 
bamirsv.  i  podemos  añadir  que  lo  hixo  de  mui  buena  gaiuL  Bon- 
dad i  o<im]iii»iiiii,  sejfim  su  t(---itim<tn¡o.  son  pri-nfias  <li)l  coivutotí 
touji-ril,  haiíUi  en  la  Tifi-rn  (M  Fuego.  Codn  vez  nii^,  arrujndo  do 
>  su  roorada  por  Uib  pemccucíonea  de  los  hombn»,  buscaba  asilo  ba- 
'  ¡f>  la  choza  de  un  indio,  las  mujeres  partian  su  escaso  alimento 
Don  él,  i  te  pratejian  contra  lo»  ínsulto«i.  Biitton  Tu^  mui  en  breva 
despojado  de  casi  todo  lo  <|iie  poseía,  por  so»  amig<»  i  pariente». 
Yfirk  Mín-'«t(^r,  taimado  i  mliuMto,  no  |x-ntiit  eima  alguna.   Kur-gia 
vm  la  favorita  dií  Uxlix»;  i  por  jitncral  conwntimiento  fui  exenta 
'  de  Uxlit  niole.stia. 

Desde  ([ue  e*t-<«  trwt  jilventw  fueron  desfmbíirciwlos  en  Woollya 

hasta  quo  la  Bni^^r  rolviií  a  visitar  aquel  isitio,  había  trascurrido 

mas  de  un  afto,  HalUronHe  desiertas  las  habitaciones,  i  «e  temió 

que  algima  desgracia  hubiera  acaecido  a  los  dueñas  P^^^  esU¡9  te- 

morc.i  ít''.  di!<¡ptir<iii  precito  ckhi  la  aparición  de  una  canoa  en  que  se 

pfv.->L'iiU t  el  iiii.-<iii<)  Button;  í^l  ijnnnlain  miUattit  ith  iilo!  No  ya 

'Incin  ¡  bien  víwtido,  sino  desmido  couin  sus  compañero»,  con  smlo 

iinn  i><f|ii<'fiit  piad  a  la  ciutnnt,  el  chImíIIo  lar^i  i  Imoxailo,  i  to<lu 

el  di-^i'K'ii>lo.  macilento  t  mÍNCnible.  Era,  con  todo,  ngiwlable  ob- 

«arvar  que  solo  habia  perdido  la  compostura  exterior  de  su  pei^ 

,  sona,  i  que  en  modio  de  su  desaliño  conservaba  a<|uella4  prendas 

^nias  estimables  con  qu<!  so  había  adornado  su  nUna.  Su  conoci- 

<  miento  del  ingles,  su  porte  decentó,  i  su  gratitud  a  tos  beneficios, 

no  habian  sutrido  deteriora 

Él  liabia  ]>repam(l(>  ima  tielta  piel  ele  nutria  para  el  capitán 
Fitz  Koy,  i  oíros  pn!4cut<-s  para  vus  atuigos  ilv  Inglati-rnL.  E^ttnl)» 
[bueno  i  no  dc«cont«'nlo  con  su  suerte.  El  abandono  do  WooUya 
habia  sído  ocatúonado  por  el  a]}arecÍmicnto  do  algunas  tribus  ene- 
migas del  nordeste:  una  isla  cercana,  que  se  llama  ahora  en  1<m 
[mapas  iida  de  Button,  dtii  a  los  fujitivos  un  refajio  segaroi.  York 
I  Ilittster  habia  estado  pensando  largo  tiempo  restituirse  a  sn  pala. 


£^ 


sso 


uiscklínka 


sitiuidn  algo  mas  al  oe^be;  i  coa  C8ta  mira  ao  hnbia  dcdícAdo  a 
consU'iiir  una  gran  canoa,  setuejante  a  iin»  ijitu  hubin  virto  en 
R¡>>  Jiiniñtx).  Hocho  esto,  {>ei«iiiuli>'i  a  Biitton  que  lu  aGompaíUuc, 
Ilüviiiiiln  UkU  .-iu  r*>pn  i  efectos.  Nitvi^'giuidu  por  el  can.il  de  Bca- 
glc,  dieron  con  la  tribu  a  qiio  pertcuecia  York  Minsten  i  mi  liíen  ' 
estuvo  ButtoD  dormido,  los  otra»  le  despojaron  de  cuanto  t*^nia  i 
desaparecieron.  No  es  del  todo  seguixi  que  este  hurto  haya  ñ<lo  , 
píx-iiK^itado  por  Tork;  i  miénti-aa  haya  una  somhia  de  dnda,  le  I 
cm<''-'U;iiios  gustosos  las  excepciones  que  de  cUa  le  resulten,  fill 
«m  }-n  de  edad  madura  cuando  fué  a  Ingtahirní;  Í  novntdi;  c^)v-| 
lur  una  mutlaiura  radical  «^n  xus  iiidituictoiie.s.  Peni  con  respecto 
a  sos  doe  compañeroe.  nos  cotupliiix-uio»  en  creer  que  un  siib  oo- 
ranmes  t  uis  hAbítoe  se  había  labrado  ana  mejora  durable,  con-] 
ducente  a  Uis  benévolas  miras  del  capitán  Fita  Roy.  Fnegia  contí-  ' 
nuó  ri.'Htida  i  arcada  hasta  el  fin;  lo  que  prueba  que  no  estaba  [ 
dUpuc'sta  a  reincidir  en  los  hábitos  de  la  barbarie,  i  que  la  des* 
nuda  i  viciosa  himLi  on  que  vivLa  la  respetaba  deina-iíailo  p>ara  I 
obligarla  a  xii  obserraucia.  Con  it^spccto  a  Buttoii,  ul  cupilají  KiLxj 
Rov  dico: 

cJeneralmente  se  notii  quu  los  individuos  de  su  üimilia  M  ba- 
biiin   humanizado  mucho  mas  que  ningunos  salvajes  de  etuiniosj 
CDConlraiiios  en  la  Tierra  del  Fuegu;  (|ue  se  Raban  de  nooutnKh, ! 
alegraban  de  volver  a  v«ruu»;  su  preataban  a  hacer  todu  lo  que  le 
esplicá)ximO)>  que  les  conrenia;  i  en  Kiimii,  quv  w  hubin  diulü  cl4 
primer  paM>  pai-a  cirilizarliM,  quv  eni  obtener  su  ciintinu2.i;  l'^^'^l 
ioa  limitados  medios  de  un  hombro  no  podiiw  ir  mas  allá.  Hl  planl 
«lo  oítlablocer  en  el  país  un  mUionero  al  lado  do  los  fueguinos  quoj 
««tuvíoi^in  en  Inglaten^a,  se  cuncibió  sobre  una  escala  denubáadoj 
pL>([uena.   iía»  no  por  eM>  dejaré  de  esperar  que  de  la  comunica- 1 
cion  de  Bullían,  York  i  Fiiegía  con  los  otnxs  indfjenas  se  reporte] 
algún  bi-nefício,  [mt  {M.i|uei1»  que  st-a.  jQuíén  sabe  si  un  náufrago 
cnctjntnirá  algún  din  üocomi  i  agiisajo  entre  loa  hijos  de  Button, 
inspirados,  como  parece  que  debenin  serio,  por  las   tradiciones 
que  habntj)  oído  de  los  bombn-s  de  utnis  tternv<,  i  por  una  ideo, 
aunque  indistinta  i  oscura,  de  sus  deberes  par»  con  Diocí  i  |mra 
con  sus  semejantes?^ 

Antes  de  líejar  el  estrecho  de  Magallanes  i  Tierm  del  FiK-gu..j 


[echuruiniM  mu  ojeada  sobre  toda  aquella  rojiíHi.  i  tr.ttaivmos  do 
deacribir,  coaa  br«vemeQt<?  uos  sea  pcMiblo,  In  nnturali;»!  del  jkiÍs 
I  i  el  carActor  de  sus  habitante*.  Tlirmí  iM  Fiif-j",  ai^iiv  Ma^lIA- 
\  ni»  did  este  nombre  pur  l-I  ittunt;i-.>  t\v  hogiWTOA  qnu  vio  anU-r  fy- 
hr»  \(»  cenws,  i  i|ae  t^noniba  enuí  ^rñiilr^  d«  ([iio  los  iiatunik'.'' 
UMboit,  len  un  (ulí»  tixintuoNO,  cortwl»  por  umchos  btun»  de  mar. 
L;i  a<>{)>.'rez.-\  ik*  »u  íi^inonifii  i  la  subdiviiáoii  de  stu  islaa  se  aoirieD- 
Ijiti  bacín  "ri  ix«U*  i  v\  üur. 

Los  cr^tAs  dol  i^crvcho  de  MsgaIIán««.,  por  cérea  de  luu  millas 

dewlt"  wi  bijca  orienlJil,  tk-ncQ  iin  aspecto  de  yerta  i  de*itiiila  des- 

ntidcz,  prcsenlnndrí  n  1m  vista,  como  los  llaiin»  de  Palíi^iiin,  muía 

:  mas  que  una  Labia  de-snuda  coa  alguna-t  iiiKncha:^  do  vejfalAcion 

acá  i  allá.  Pasada  esta  rejion  de  estiTi-iliilnd,  i-I  iwhvcln)  so  «.-ucotmi 

hacia  n\  sur:  i  la  márjen  nccidonlal  m;  t-ubn-  dr  uiui  reji^iacioii 

i  loKana:  densos  hoeques  de  bayiLt  i  cilik;Iciií  visten  las  tiulL-ms  i  dc*- 

I  cienden  hasta  el  borde  del  agita.  Si^'4i-nl«  iirdlns  mas  allá,  duudc  el 

'  c«lix.-chú  tuerce  al  nonxste,  ku  a)KirÍc>ncia  es  la  de  un  angosto  canal 

'  eavado  ciiln-  luontAñae  inmensas.  La  coHillera  de  los  Ande»  hace 

lina  leve  cunTitura  bacía  el  c«te.  antes  de  lU-gar  a  su  tennina- 

•  líioii.  Al  sur  del  estrecho,  entre  tos  canales  de  Mag<lak-na  i  de 

Bñagle,  bxi  lumites  Ik-giui  a  una  alttini  de  cerca  de  T.OU'J  piw,  i 

f!»tÁn  »tmnadiK<  de  uíevt.-«  eternas.  Nevadois  pieos,  azulados  ven- 

'  ti--<:|uenM  i  niiini-nisas  cascMlas  se  ven  brillar  pir  toda.**  inirtes 

I  cnijx;  •«ciim."  laasas  de  ímpi-'netmble  boscjlie.  Si  lu  húiiiedu  i  lem- 

I  pi»iHo«u  del  clima  no  cootnistasc  las  impreniones  agradables  pit»- 

ducidns  por  las  decoraciones  de  aijuella  natiir.ilexa   iiK>ntuutia  t 

stlvcstre,  ningún  pais  competiria  en  gmitdiottidiul  ouu  la  piule 

I  occidental  de  la  Ticrr»  del  Puega 

Los  árboles,  hacia  el  centro  del  estrecho,  llegan  a  una  uoUibk- 
I  eor|)iilencia.  I^  osjiccie  ninyor  íle  ha^-a  sicmpri^  verde  (/ni/tt*  6c- 
UUíiUU")  •■a  tiiiichns  veotw  de  4  o  5  pié*  de  diiímotra.  Una  tupida 
ittiileza,  t[uc  »e  compiiiit;  de  una  e«pecic  de  madroño  (urbuiuaj. 
beiberi»  i  groKi-lla  j'ílvcstr'í,  llena  los  intervalos  de  la  grande  ar- 
I>o!t-la,  Hai  también  /ncA»í(i»  i  sttbre  1*mIo  veráuiaii.  extnwrdi- 
nanamente  lozanas,  aun  en  los  parajes  mas  expuestos  a  la  intempe- 
rie- Sorpremlo  al  viajero  el  aspecto  de  tan  niagnf  tíea.s  pn>duecii>ne» 
un  U!t  clima  tjue  parece  la  morada  eterna  de  loa  hielo». 


?S2 


U[KCRLA!(E1 


Nú  EaitAn  lorcis  en  Iob  bosques  Í  en  los  sitios  obñgMdos  revoluU-«n  ^m 
los  chapaflores.  Asi  las  Tonnas  aladas  que  se  mínuí  coinu  canet«»-^H 
rislicas  du  W  trópicos,  se  oxtii-nden  nquf  hasta  Ios<»>nñn^:<  tlu  itn  " 
vliiiiit  politr.  Kíitc  hvchn  (i  ]ii  miviiil  »c  aplica  a  loe  habilanUs  tlcl 
ocñuiu)  iu  utríbuyv  Mr.  Darwtn  a  I«  temjieratiira  del  afto 
varíii  |>uco.  no  olwtante  lo  bajn  de  ^ii  carmino  medio,  debido  a  1& 
«ttntUnU'  njiUtcion  de  \o»  vientos.  No  haí  duda  que  (sttu  igualdad 
(lu  tvuijx-'mlura  dcbu  influir  ifiiiclio  vu  oí  cnMcter  do.|  rc-imí  aiii> 
mal;  pera  opinamos  quv  la  gnm  causa  de  llcj^r  bt-s  íoniuu  tnSpí- 
cales  hasta  la  Tíotra  dul  Fuo}^,  íc  cncuentni  principaliiu-iit^  t>n  In 
figura  i  dirección  del  contincnlp  americano  i  de  lo»  Ando-s  que 
con  sus  lineas  paralelas  de  climas  localcM  avanzan  sin  intcrrupcioa 
i  •-vpcríiDi'iiian  varincionos  imperceptibles  desde  los  trópicos  Hasta 
un»  latitud  L-tcvnda. 

Al  Kur  del  estrecho,  la  linea  tte  nieve  perpetua  se  levanta  hasta 
3,50')  11  4,'>0<>  pii':*  Nobru  <tl  mar.  Ijvi  bosijiias  se  excicndcn  coa 
bastante  unifonnidad  hustu  una  elevación  du  IfiW  piévi  i  imLro 
«Uos  t  la  nieve,  se  oncuontra  una  faja  de  turba  con  menudas  plaa- 
laa  alpinas. 

Ha!  |x>ca  lU-.m  llana  en  tndo  el  jud»;  i  In  siipürñcie  ae  ve  siem- 
pre cubierta  de  una  gruesa  í  Iiiiig<K«t  cajiii  de  tuibii.  Aun  en  lo 
interior  del  bosque,  se  oculta  la  ttena  bitjo  una  mas»  de  nuituri» 
vejeta!,  que  sufre  una  lenta  ptitrofíicciou.  i  cmpapudndcn^lu.ccdo 
tacilinentc  al  pié,  la  intriucada  maraiVi  de  árboles  crecientes  Í 
caídos,  dice  Mr.  Darwin,  hace  i-ecoi-dar  los  bosques  de  la  zona  tó- 
rrida, bi<>n  que  con  una  difei-encia;  poi\¡ue  en  esta»  silenciusas  f)u> 
Ifdjidat  la  muerte,  no  la  »¡dii,  <t<  el  esjííritu  dominante. 

Para  los  hnbitaotoi  de  la  Tierra  del  Fuego,  biú  pocux  alicientes 
que  leus  i-stimnlen  a  la  ngricultuní,  pon|ue  su  terreno  aóUdu  i  hn- 
btlable  es  la  plaj'a  pedregosa  p<ir  donde  vagan  en  buscn  de  ali- 
loeuto;  i  por  lo  pendiente  de  la  costa  no  pueden  moverse  d»  un 
lugar  a  otro  sino  en  sus  canoas.  Éstas  las  forman  de  ramo»  entre- 
tejidos i  cubiertos  de  corteza;  i  aunque  pequeílas  i  fi-ájiles.  no  to- 
men aiTostrar  en  ellas  las  ola.*;  b.'unta  una  distancia  considerable 
de  tierra,  i  aun  se  atreven  a  ponerle*  una  veta  de  piel  de  foca.  Ia 
canoa  tiene  por  dentro  una  capa  de  greda,  i  en  mi.'dto  de  ella  se 
inantitiikt^  fuego  cuceudido;  lo  que  no  deja  de  ser  exlrafio  en  loü 


HABRJITITA  DB  MW  rtX3B»,  ETC. 


«33 


» 


ruo^inos,  qn»  en  jc^ernt  parecen  no  hacer  caito  de  \m  rígoivs  ttot 
clima.  Ijo«  iiiujcn^  «e  echan  a!  mar  i  bu.>ícnn  lo«  luiovos  inaríni» 
eii  l<Klns  las  o^tiuiiones  del  afi«.  Una  fHtquoiui  piol  sobre  los  hom- 
IjnM  •)  n  la  cinlurt  es  todu  vi  vc-Jttidu  de  uno  i  otra  sexo:  i  parv 
dcfcndvno  de  los  pcnctniubf^vit-ntus  que  allí  soplan,  euharran  de 
greda  sus  desnudo^  mivinbrovi.  La  pinja  les  suministra  lobos  ma- 
riaos  i  varias  especio»  de  marisco;  con  siis  Hondoa  i  flechas  matan 
pájanuí,  aun  al  vuolo.  En  el  art^  de  lit  pesca,  no  hnn  adelniítada 
■mucha  Vn  anti^ia  Tínjcm  cuenta  <]uc,  tirando  ¿I  una  red  dccer- 
ca  de  4«chi*nla  pit'-s  di*  tiii'jjii  t-n  i-I  i-sln-clm  de  Mitf^lláDes.  los  na- 
tnralett,  (|ue  iititvt4  le  tmljibaii  amtstosamoutc,  irritados  al  ver  la 
gntí\  canlidiul  do  poces  <iae  mcabadc  una  redada,  le  aconwtiort»! 
a  pednula». 
—^     Pero,  DO  obstante  la  fecundidad  de  oataa  plsTaa,  el  hambre  loft 
Hreduco  a  veccfi  a  la  última  eitreniidnd.  En  loe*  inviernos  rigiiPMo» 
Hciuindo  apum  la  e<tcaMe7  de  alimentos,  acostumbran  .s'urríticiir  la 
^mujer  moa  neja  de  la  li-ibu;  lo  cual  «ijecutaii  cvIoeAndo  la  cabeza 
de  la  victima  .wbi-o  una  hoguera  de  lefia  vcnle,  de  miinci'a  ([uc  el 
hitmo  la  .solbijue.  Comeo  también  sus  prisioneros  de  guerra;  há- 
bitos lie  cniíiluilisiiio  ijue  st^  extienden,  como  se  cree  con  algún 
fim< lamen (.u,  a  las  tribus  isleñas  del  noroeste  hasta  el  archipiélago 
¡de  Chitnos. 

Ko  faltan  buenos  bahías  con  abunrlancia  du  (■KCttleuU'^  a;;uns  t 
do  combustible,  ni  en  el  estrecho  n¡  on  \!%s  oisUi-t  nustndi?s  de  bk 
ierra  del  Fuego.  Con  razón  se  ¡nculoí,  en  In»  iiistrucciomvt  de  lo» 
idn'igraf'w,  que  «cuantn  maH  iiignita  i  ii.<pcnt  la  rcjion.  mas  pre- 
cioso era  para  lt«  man-ant^s  im  puerto  conocido  de  refujio»;  miui- 
ifuique tuvieron  ntui  pn^sente  lo«  ca|>ilnnej«  Kíng  i  Fitz  Roy.  PrestO' 
vtMn-imw  di™a[>»recor  lott  horrores  del  Cabo  de  Hornos  i  del  estre- 
dio;  i  no  mtvÁ  extraño  que  la  tierra  misma  se  muestre  bajo  un  aa- 
|>ucto  méuos  triste  t  desapacible;  ponpie  ¿qu¿  injiiüto  no  .seiía  el 
concepto  quo  fonntUenio»!  de  las  IiLut  Britáiticn.s,  jiii^indo  .solo  por 
las  tvlaciones  de  los  iiiarin<-rci»  que  bou  visto  sus  naves  i  vidas  a 
la  roei-ced  de  Ioa  ola.teii  las  fauces  del  canal  de  San  Ji>ijeí  La  vio- 
icia  i  complicación  de  ia.K  inoreas  en  el  ostrvcho  bao  contribuido 
mucho  a  Iu-1  jH'ligroH  di:  mu  »¡iVi-jpu.'ioii ;  pero  el  marinera  sabe  jiu 
el  uiodo  de  evitarlo^  o  de  convertirlas  en  beneñcio  sujro. 


tsi 


]II8CRLÍ\EJt 


Xo  hai  jmm  (|uu  hAcoralto  vo  Ins  lanHmtacIones  <lo  Bmiti,  Vfui 
Itw  o  Cúrtloba,  ni  on  las  graves  ppnlidas  de  los  nntijpio» 
nw  qnc  j)a.vtbaii  tmts  o  ctintro  meses  eo  lucha  oonlioiía  cuntrn  Id 
mar  i  loB  rioatoe  on  La  navog-ocitai  del  estrecha  Esta  navojpicu 
en  Afincll»  época  de  ignoiancia  hi<Ir»>¡nUica  tía  la  «(bm  de!  aca-j 
»o:  i  no  CiltaroQ  ejediplos  notables  de  liuona  fortuna.  Uagallánc 
ijuc  anduvo  a  tientas  el  estrecho,  cniplc-nndn  t«do  jiiDei«  de  p«iJ 
cnucionoc>,  liegii  al  Pacftico  i-n  try*  !>«nianA'^  I>i»ki'  lojuiíuicndie 
i  »icto  dios:  peni  atin  tcncitMit  lAn  prueba  uiaa  fuerte  de  que 
a>]uetla  bmva  iiini-  lojí  vicriti»  no  ¡um  >¡cmpiv  c-intrano^.  Kn  i-I 
itñude  IfilH),  el  (Miliario  irW/nre.;mb'x:ú  p^ircl  ustfvcW<lv  Mnj^- 
llánts!  vi  l't  du  fcbreiv,  i  no  llegó  al  Pací6oo  hasta  el  -1  di;  inay 
d'^bcnmon  de  tn-a  meses  i  dooe  días,  ocasionada  por  la  con^tancifi 
<lc  los  vicntufi  adversos  en  lo  mas  occidental  del  estrecha  Si  el 
capitán  da  aquel  butiuc  hiibíeMs  tenido  conocimienio  del  pam  de 
La  Mamalona,  ex  puibable  «pie  hnbiora  hecho  tm  tránsito  con  poca 
diñciilt^.  Este  niÍHino  buque,  aMt  vuelta,  etitró  por  la  l>oca  ooci» 
dental  del  estrecho  el  5  de  dieieuibre  i  miÍ6  el  I-,  efectuandu  nt 
navi^piciou  en  Moloncte  dias.cuatmde  \os  cualexpowiJ  nncLulueil 
rio  BachcW.  provuyi.tndoire  de  leña  i  pitada. 

Como  no  creeinott  <|ue  haya  otro  ejemplo  de  haberse  pasn<!a  i 
tan  corto  tiempo  el  eftrt^ho,  henM»  vxamiuado  en  idiuloKai  nenie  ni 
diario  del  WrJ/arí-  (duciimuulo  iné<)tto  que  honm  mucho  la  habi- 
lidad nánticit  de  «^u  i^tglo);  i  encontramos  que  el  buque  eslavo  n  I 
vela  .solo  itescnta  i  echo  horas,  desdo  su  tránsito  por  freole  du  i 
Victoria  a  la  entrada  occidental  hasta  <|iteairaves>i  las  augo*t(ir 
i  Riiliíí  iil  Atlántica  Este  ejemplo  nos  autoriza  para  responder  afií'-j 
mativanicnte  a  la  pregunta  del  capiUui  Fitx  Roy:  iiS<t  convendría 
In  navegación  de  vapor  en  csIah  ang»st:L!t  miuv.i,  que  ofrecen  tnu* 
chas  buenas  bahlaa  i  abundante  cumbu»liblc?> 

A  viiita  de  la  actividad  con  «pie  los  vapores  britiinifi(H  antlan 
lo  largo  (le  las  coAtaü  oríenLaleü  de  8iir  AiaiVica,  i  contan<lo 
el  proyecto  de  eHtíibleeerlo^t  en  la.-<  occi'lentales,  no  ti*ntim<i.-<  por 
improbable  que  dentro  de  poco  mi  emjdecn  ios  buques  de  vapor  cii 
los  pes(]iicrfaa  maguí bitiii-jv<,  i  en  facilit^u-  las  couiunicacioni» 
tre  loado»  iiiarcj^ 

Cu  las  instrucciones  hidrográficas  dadts  al  capitán  Fitz  Roy.  se] 


KiBKATlVA  tlK  UOS  TIAJKS,  ETC. 


£S5 


I 


insinÚA  qne  <el  nombre  impuesto  a  oti  lugar  por  el  primer  descii- 
biidar  debiera  ser  sagroiiio  por  t-l  iináninií-  conseDlimionto  ríe  las 
oncione^í,  j  que  <en  U»  ntifivocí  clcv)CiiImmioiita'«  cK-ría  oonvenionU: 
quo  (I  iioTitVire  díetu!  ulgiiim  idfji  di-  U  lociUidiul.»  Pamiulhvñrri- 
{ror<>«iiiiit.-iit*-  n  (»ln  n-glii,  ni;  uitvsiUirin  cimoccr  I»  hiitnriii  «k-  los 
prími'nM  víajcs,  m<.iiudA  i  crlticumtmtu,  oomo  no  sicmpn}  M.TÍa  pu- 
siblr  a  l«s  ofícíalenpmplodoseOHirñao  nctivoL  Pasaremos,  pncs. 
T»or  nlw  bs  infmccionct  de  ella  en  casos  de  menor  importancia,  i 
solo  nos  fíjammos  en  nno  o  doa  nombres,  que  en  loa  mapaK  del  ca- 
pitán Pitz  Roy  nos  han  parecido  mal  puestos,  i  que  ñiem  bueno 
enmendar. 

Debloni  sobrí-  todo  ser  in^noUblu  la  nomcnclatiini  de  3lii^.tllñ< 
íK*s  iM  k\  fvtrcciio  de  qiiv  61  diii  noticia  ni  mimdo.  Ahombíeu,  Mh- 
galliiii'-^.  ol  sulirdvIt^recliu,dj()nlpTUmontoriijdo-[A  izquierda  el 
uonibr';  <!<_■  Cabo  Dt?wftdo.  bastante  alusivo  a  las  círcuDMtunctns. 
Cabo  Deseatlo  t«o>a  al  frent<^'  unii  roca,  )9cmi.Jantc,  M;gun  nos 
infonuiiL  Io«  navcgadorc-'í  laa»  inodernoi;,  a  una  do  la»  Af^jiuf 
f  Xrr'il-ii)  do  lí»  isla  de  Wighl;  [K>r  donde  se  ve  que  era  el  mismo 
promontorio  que  poeteriormento  n  llamó  Cabo  Pilares.  No  debii^ 
pue.-«.  [lermitiino  que  este  último  uoinbix.-  suplantase  al  <[iie  fui  fia- 
do p!fr  .Miíjpüláne!^  tmn-sliriiíndi)»*^  el  titulo  de  LK-seiido  a  uu  cabo 
qu<!  twli'  20  milbiK  al  »ur,  cwirta  al  usté,  de  la  boca  del  eNtrocho, 
i  que  J!a^jlIAnej(  no  vÍú,  i  ningún  marino  dcsfí  ver  jftiuAíi.  Si  es 
cierto  que  sii-  Francisco  Dniko,  que  dio  el  nombre  a  la  ÍKJa  Isa- 
bola  del  eaírceho,  piiso  al  mismo  tiempo  los  de  San  Bartolomé  i 
Sao  Jorje  a  las  ÍhIos  que  ahora  se  llaman  Magdalena  í  Marta,  de- 
bieran ivstaurarso  las  denominaciones  antigiiaa.  Peru,  sin  insistir 
en  eat".  protefitaremos  fuertemente  contra  la  expulsión  del  nom- 
bre clásico  de  iSeícíioM.  iupui'sto  por  Nodal  (pues  no  puedo  desco- 
nocerle lo  que  él  ha  •¡uerído  decir  por  Sflabrntie)  a  ima  de  laa 
punta.'  ■jceidentales  de  Estntenlandia  fStniifKjtiniiil,  Tieria  ríe  las 
Estados.)  Favorece  también  a  Seteboe  la  caAdajj  H/i  dcnouiinaciuo 
indíjoiia,  habiéndose  llamadlo  asf  un  deniouío  putagxtf.  si  »■  ha  do 
creer  a  l'igidirtlii,  que  di<í  noticia  de  este  íioitil>re  a  Stinkesjuiire. 

En  fkbi-ero  d«  ls.13,  entr»!  la  fíi^u/ft^pm  la  sondn  de  Berkelt^v 
<Mi  tiLs  h\iv  (\c.  FiUtílam). 

íKI  ;i>p<.;clo  de  enULs  ¡.-da»  {áiat-  eienpílan  Fi'x  Rojjno  dejrJdo 


/ 


SS6 


1[I8CEI.aNBA 


lui).  se  J 

I 


CAUKarmr  soqirtwa.  En  vez  dw  tierro»  bHJa-<,  llitnii.-*  i  ei(t¿nle«,con»j 
las  de  ratagonin,  o  de  altas rpjionessjlvi^ti'cs.  como  1h.s  iU;lATie-1 
m  del  Fo«?f[o.  acrraí  pedregosas  de  onos  1,0'XJ  pií»  de  eli-racwn^ 
atraviesan  extensos  i  tristes  marjaleti,  sin  un  solo  irbul  en  i|Hi' 
solitce  la  vL"ta.  IX^tempIadas  i  desapacibles,  como  son  e*ta.-i 
han  tñdii  Ihi^i  tiempo  una  maiutanadc  dÍ!«cordia.  Deseubrí<5UA  i 
13!í2  Jiuii  ]>»v¡!í:  i  por  ii-n-n  de  un  sigli>  fueron  conocidas  eon  el 
nonjbru  de  \n  Tierra  Vírjcn  de  Hav.kin.i.  Ul  (jiiv  iihoni  lieiiun,  se  ^ 
lo  puso  el  espitan  Stronp,  qoe  en  \6W¡  piusó  por  el  canal  qut 
para  las  do»*  islas,  Aan  entiinees  se  notó  que  si  la  tierra  no 
ciese  enteruincnte  de  uuwlora.  podría  hneersc  en  ella  una  buen 
colonia;  tii-nt-  iin  nombre  ingles,  bnenos  pastos  i  gran  vanedad  Jo 
ave»  tt-rrexliY»  i  malina».»  ^M 

Xiwlíe,  sin  embarp).  biao  caso  de  mi  nitrito,  hasta  ijiie  la  E»-^^ 
pafia,  la  Knim'ia  i  la  IiifrlHti^-Tr»,iigiiÍj<>ncHdas  por  kct  txlf»,  casi  %. 
un  múoiKt  tiempo  (mui  pocodeü^ui«  de  1761)  hicieron  <]Ht.ibleci- 
iiiient'ní  en  Ki  isla  prient.-»!.  Poro  no  w  tJirdií  en  abamlonailos  por 
iniitili-s.    L"!»  <lerc«ho«  a  Ui»  islns  ríe  Pitlklan<) ,  alegaíJoi*  pur  la  TV- ' 
pública  de  Buenos  Aires  en  1820,  no  fueron  reconocidos.  Un  tal 
Vernet,  qn--  habia  empezado  a  colonizar  bajo  los  auspicios  ile  la 
repúbliM,  inciirrifí  en  el  desagiwio  del  capitán  Sila»*  Diincan,  de 
la  fragata  Itfxmgton  de  los  Estados  Unidos,  quien  deotru.rií  tot 
inM)t«  el  establecimiento,  i  se  llevrf  por  fuerza  a  M.  Vernet 
esto,  el  gobierno  británico,  (|ue  hnbia  protestado  formalmente  ciMi- 
tra  las  pmtcnsionaH  de  Buom»  Aiin)*,  mantlú  aUar  de  nuero  1& 
bandera  de  la  Oran  Bn^t^fia;  i  dcí^de  1834  ha  iv^idido  en  la  údal 
un  uncial  bi-ilánioo,  n*vej<tido  d«  la  autoridad  ciim)t«>tontc. 

Ijis  Letiliitíva»  de  colonización  n\  In  isla  nriimtnl  han  proílitcida 
un  buen  efecto:  surtirla  de  animales.  XumeroKoK  liutwde  gaiuido 
vacuno,  cerdos  i  caballos,  vagan  sobre  sus  abundosos  pastos, 
cerdos  t  caballo»  no  han  recibido  mucha  molestia:  pero  en  el  ga-l 
nado  vacuno,  qiia  se  dice  de  mejor  calidad  que  el  de  las  pam|: 
de  IIiiomj«  Ainw,  híeii-nin  Jírtin  niatanxa  i  con  mucho  despeitJiciíyl 
los  gaiiHiii^  ilel  mnlineiile  (pntNidarioK  ]M>r  la  niaj^'or  parle),  ÁnU 
de  CJitíibletrt'ise  en  la  isla  el  ríjimen  brítilnico.  La  costa  abtmd 
de  pWKMMlo:  no  falta  (urlwi  ni  otnis  cluse»  de  combustible;  se  dan 
bien  las  iieipa»  i  varias  <^«pt-i'iea  de  hottalii»;  i  el  trigo  niaduní  «. 


KARRATirA  DK  LOS  VUJK8,  RTC. 


2;i; 


Coo  v^tn»  voiitujns  i  la  <l<-l  gniuulo,  es  orMente  que  las  hiaa 

ic  FnlkUiiil  |)ii<xl<;[i  iiiiuiu-ner  siii  'liüciiltnd  una  culünia  íikIiiü* 

rícc>u.Kl  cjiíiitnii  Fitz  lloy<;n.-vi(iK-suiiittuicionesa[iro|i<'>Mtu[Huu 

csUtblccimicnU)  jjcnal;  pero  baju  este  respecto  sorin  btlvez  |nv- 

¡Tcrilik'  Estatt'nl«n<?Í.i  u  Ticrm  del  Fiii^o,  donde  el  dinm  li.-iria  Iii» 

ve<Wfi  de  barras.  ctttuJos  i  gnllus.  i  un  teclio  abrígntln  emiu-udi'iu 

a  loa  revoIcoí^Q»  &in  necesidad  de  fíenlin<tliu<.  N'u  pucdv  luibcr  error 

;  cntso  qnc  el  de  establecer  unn  colonia  du  píxwidaríos  en  un 

Jiinn  (emptnflo,  donde  la  vida  d«  nn  vimiirrun  prometa  tanhMt 

Joccn'ü:  lian  en  las  inltLS  de  Falkland,  va  ciuc  el  viento  &t  por  lo 

iim'ral  devUrnipUdo  i  lun>|K-sttiuso.  los  ^rauchos  duernion  al  sei-eno^ 

?ur  utni  {Mute,  n»  liiii  monitor  que  tenga  tanto  imperio  M>bn^  lo» 

Íúuinio^  i  i|Ui;,  ni  nii.Miio  l¡ein|H),  huj^  tn<>nofi  daño  a  loíi  .>>enti- 
bucnt*»  ntundc:«,  quu  la  avcexidud  absoluta  de  proveer  a  la  subsiit- 
leocia  i  oomodidtul  ]ieiiiunnl. 
Ctuuuto  la  Se<í{iU,  al  tocar  en  las  coülas  «Je  PaUtgonia  rii  abril 
dú  lísM,ech<Í  ancla  en  la  boca  del  Santa  Cmx,  el  cupilau  FitzRoy 
tk-ientiiniS  explorar  aquel  lienaotm  rio  hixia  bus  fuentes.  Sii  rápida 
currienie  hizo  ■nuidilleillnouiprvsa:  los  remos  no  servían  de  nada; 
i  la  jentu  tk  veta  [>rccisnda  a  tirar  los  botes  oon  cabicí..  Sin  eia- 
liai^go,  pcnievcnu\)n  ba«ta  I  Hi  millas  de  distancia  df^l  mttr.  tenit'ndo 
l^ya  a  la  vista  los  Andes.  Viendo  casi  aguuulas  sitó  pp>vi$iunes  i 
|Hi|ue  la  monotonía  del  país  proiiii'tia  iiini  eitcasa  rocom|>erisa  a  su» 
fat'igaa,  volvieron  atraa  loa  pasos,  cuando  so  cidculabn  que  vntre 
JjtaclloN  i  la-t  aguas  mas  cercana.^  di?l  I^icítioo  luedíaban  unas  8U  tnillns 
jHIdi!  dÍM4incia.  Kl  rio  durant«  su  u!«cvuso  hubía  coosen'ado  casi  el 
mismo  vollimun:  3  a  4(KJ  yiudas  dv  ancho,  i  17  pi¿s  de  profundi* 
cu  el  luedio.  8its  it^iux  entii  de  nu  hermoso  color  azulado  i 
:>rrLan  de  4  a  ó  nudm  por  hora.  Mr.  Darwin  es  de  opinión  que  la 
aéríca  Meridional  estaba  antes  corlada  aqnl  prir  un  estrecho 
]iic  unta  al  All^intico  oon  el  PaclHco,  de  la  misma  manera  (|uc  ol 
MagalUnes. 

Los  guanaoos  aoosada^i  por  el  puma  {*),  los  avestruces  que  ha- 
liitan  eetos  llano»  desnudos,  i  lus  cóndores  que  rucian  a  uua  giuudc 


(^)  IJdnuM  Iwi  «n  Xatiti^n,  pBt»  »a  difer«ocia  mucbo  del  b>oa  afn<a- 
Do.  A. 


ssa 


IIIKCH-aXÉA 


Hlttir»  snhn  ellott.  no  fíjnnin  uatT^bm  utunciun,  jiurt^ao  lallao 
con  pn;ffivndo  lii»  ¡ilca»  ilt  Mr.  Darwiit  sí'bn-  el  i>rtjt-n  Hl-  I 
pnmpsi^  Según  íl,  to<I<j  el  contÍDenti>  sur-nmcñcímo,  entre  lúa . 
des  i  el  AtlAnticu.  se  ha  levantado  del  fondo  del  océano  en  ' 
¿poüi  recirntf,  toiuando  c-sta  palabra  on  un  sentido  jeolf'>jic«, 
mira  Ins  pampa»  como  (angoaai  sciimiilacicmes  o  dt>p<^ito^  do  : 
inmenso  oc^toni,  myn  diminutiva  imájen  es  ahora  «I  ancho  i 
proriiiiilo  T^  Plot». 

Lit  ]'itin|roiiia  no  liaatdo  n'g>iílapi.raj{iiaadiilc«t,(jur,di»li« 
ilowi!  inansaiiivntp  ciibriuscn  de  un  fi'jlil  liinu  lujiiclljwdilat 
hoyas.  Cuda  porción  sucesiva  do  Patugonii»,  jvndo  de  la  cordillera^ 
al  Atliintico,  ha  sido  playa  de  mar  (.-n  otro  tivmpo:  i  las  olas  I 
arrojadlo  sobre  ella  la  arenilla  cuy<>»  tnaberiiiles  habian  rodado  i 
la  ooi>ltllera.  A  medida  que  se  retiraba  lentanwnte  ol  mor,  a  : 
bien,  i]iie  w  levantaba  la  tierra.  las  olas  iban  soAalando  hiiü  nue^ 
vo;4  líioitiH  con  nuevas  Imeaa  de  arena;  de  manei-a  ![»<',  mi^ntn^^ 
ai|iiel  a.-<cvnM)  du  la  tierra  se  efe^tunba  d»  un  nimio  igual  i  oQli^H 
ÍAiite,  el  rvjudtarlo  v^ra  la  ruriDacioii  ):nultial  de  una  caiw  arenosa  en  '"" 
suave  i  tinifonne  declive.  Pero  que  el  ascenso  igual  do  la  tiei 
era  intejTuro|ñdo  a  menudo  por  épocas  de  reposo,  diinuiio 
cnale»  lat  aguas  corroían  but  playa.<t  formando  arrecife.t,  es  ovidcnt 
por  el  a^iiedíi  de  li»t  llanos  jMiwgiiuico»!,  q«o  prei^ejiUn  a  U 
O  v~  U-n-.*pli!n<s*  «le  inntttrioIeJí  ¡  eMnictuni  i-xacIniiienU;  ignalu 
pcm  lie  diferentes  aUtiras;  i  como  vala»  varia»  alturas,  que  scSs 
"tros  (ant<»  i»er¡o<|ij>í  en  lo  aceiou  uniforme  de  ta.-*  aguají,  ocu 
a  dÍT'tjinciasdc  6  a  '<XI  milla»,  k?  manitiestn  en  ello»  In  grande  exl 
tensión  de  las  fuerzas  subtt.'rninca.t  que  regulaban  el  ascenso  de  1 
costa. 

Hasta  nnas  lUO  millas  de  la  coidillero,  tas  llaiiiitBs  contiguas  i 
Snnta  Crui:  están  cubiertas  de  un  inmenso  isudal  de  lava, 
mas  pn>run(Io  ciumto  m-xs  se  acerca  a  lo»  montes,  donde  sn  wocio 
perpendioutav  no  bajaría  probablemente  de  U.ICjU  pies.  PodcniO 
añadir  i^ue  la  arena  i  las  conchas  marinas  se  extienden  lai^o 
cho  hiu'ia  ■■!  nort<.-,  entru  la»  ]iaiiqiu»  i  la  cordillcni,  a  la  latitud  dj 
Conci.-[icion.  El  mismo  espacio  do  tierra  aparece  también  esLcr 
de  espesa  ccnim  volcánica. 

la  arenilla  del  terraplén  inferii»'  de  las  üanuraa  patagónicas  i 


KARBATIVA  DK  LOR  VIJtJKS,  KTC. 


ÍS9 


I  cubierta  de  la»  ruiRuiaH  especia  de  conchas  que  son  ahora  mintinc» 
en  las  inareíi  contigiiA^;  pero  \n  capn  arenosa  infurior  cont¡<-no  ¡Am» 
ctatchaít  lie  c-»]>i^i(«>  i|tio  hc  linn  extiiigiiidn,  i-ritR^  clin»  lu  d«  una 
o»tm  <le  rlitiivtii<Íunu8  «^ti-iiordtiinnxs. 
En  el  c»»cnJo,  hnllf)  Mr.  I>nrwiii  Im  hui-^os  do  un  llama,  cuya 
e*p«c¡i'  nii  oxisU;  yn.  i  qm-  debe  ilv  liulier  »i(I«  de  la  misma  esta- 
Ítnr»  que  el  cnmoUo.  Lii  Ain4r¡C4i  en  los  siglos  püsidoü.  como  el 
A.&ica  en  la  edad  presente,  alimentaba  animales  de  grandes  di- 
menciones  que  han  pcivcido  no  se  sabe  címo:  innumembles  l'acen 
cniemuKjs  en  el  9Uf\o  ahiriul  de  las  pampai),  Mr.  Darwin  ha  rceo- 
jido  los  huesos  de  un  megnt^río,  de  un  nwstodonte  ininenao,  del 
loxodonte,  animal  t-xtraordinari»',  tan  corpulento  como  el  hipo{>/i> 
Lt.imo,  i  de  otros  que  todavía  carecen  de  nombro.-*.  De  t^xliis  ellos 
Bhte  dard  noticia  en  una  obra  que  este  naturalistA  va  n  publicar  en 
"brere. 

^  EdIi\!  I»«  ctwUido»  oocidenbil  i  uríentul  du  Sin-  Aiu^rica.  haí  ol 
Hmas  fuerte  contnuite.  I^s  descubiertas  i  ¿ridas  llanuras  de  Tata- 
Hgonia,  gozan  de  un  cielo  sereno  todo  el  año,  i  en  el  txÚo  son  in- 
^  tensamente  calorosas.  Pero  al  otro  ludo  de  las  montaAika  que  las 

Iliiniuin  por  el  oeste  se  muda  del  todo  la  escena. 
Nnmcnisaíi  ensenadaft  atravíeínn  la  estrecha  faja  de  coRtn,  i  pe- 
tieti-iin  hiuta  )o  interior  de  la  oordillcín,  i|ui-  II<-g!i  {M>r  iwLii  parle  n 
lina  i'I>-\aci<in  de  7,m'lí  pjís.  Lux  r»iiiÍtÍc»cion'-s  de  las  en»en»dns 
t4Tniinan  en  inmiín:«i)«  veiitt^uen»),  unos  de  1<»  cuales  kc  halld  (|uc 
tenia  veinte  i  lum  milWde  largo.  Bajo  las  nieves  perpetuas,  i  en- 
tn-  los  ramificados  ventisquei-os,  se  extienden  impenetrables  bos- 
qncs.  Lluvias  continuas,  que  bajan  a  torrentes  de  un  cielo  ñempro 
nubloso, alimentan  en  loa  isla^  i  cur»ta»  una  tupida  vejelacion,  que, 
^.  por  el  sur,  t^meja  a  la  de  la  Tierra  dul  Fuego,  pero  hacia  Chiloé 
^tona  un  aspecto  ineomjtarableinGnlc  inati  bello,  n><;mplazam)o  a  la 
p-orda  h.iya  vejntaics  de  un  eanicter  Impical.  Hiiein  el  norte,  el  cli- 
ma Be  modiñca  notablemente.  Kn  Valdivia,  lat  »eUiut  tienen  un 
iiuilix  ina.-«  nU^n.!.  La  tuauzíma,  traftin  de  Europa,  se  ha  avecin- 
dado perfectamente  en  aqnol  suelo,  cundiendo  de  tal  manera 
los  elevados  llanos  que  se  extienden  hacia  las  fuentes  de  Rio 
íegro,  que  los  indios  llaman  aquel  espacio  la  iwrtu  tU  las  ntan- 
itUM.  Pasada  Valdivia,  la  espesura  de  la  arboleda  litoral  va  d¡K- 


niintiyoiwlo  poou  a  poo,  mi^ntrA»  que  lo»  pinan» de  In  noble  Aran- 
carin  ("),  cuyo  fruto «■>«  nnrule  kw  princiimli-!*  iirtíi"iiK's<l<-ftliiiH^nlO 
<l(í  Í(J8  imlijcnati,  *c  ostk'ink-u  por  Lw  I>v]ini--i  di;  Id»  Amli-.-»  Íix'OaI 
el  Toicnndc  Antucu.  Hncin  el  norte  de  Chile,  li»buí«i|ues  dü.-<a)ia-j 
TtMxn  cük-mnirDtc  pur  iimboü  Uide»  de  I»  o»nI¡ll<-ra;  i  a  In  puf: 
onvotal,  *c  yc  jipénas  uJ  cual  árbol.  <|ue  aduiicía  lu  vl-oÍoi  mo- ' 
danza.  Mas  en  el  Terú  ve  todo  al  wvtx  de  lu  que  se  obsui-ra  a  U 
latitud  de  Patagonía:  pues  ni  lado  occidental  de  la  conlük-ri  nuj 
hai  Bm!^qIle  el  desierto,  i  al  este  interminables  enmaratlnd os  bo^ 
■^iies.  Kn  Ja  coAtadfl  Perii,  no  llueve,  miéntiíisenclTallede  M¿i> 
na-s  id  otni  lailixie  la  eonliDi-ni.  imnoi  cesti  la  lltivia;  i  aun  mí  dice  j 
<[tie  haí  cu  ella  lugar  donde  no  fnlUui  tnieties  i  niyos  níiigno 
del  iifu;. 

Los  habitantes  do  Chiloé,  quo  componen  algo  man  de  40,0rj(tl 
«n  número,  son  una  mezela  de  las  dos  rezos,  vspañula  e  indta  Los] 
I II  ti  11,UOO  que  tienen  nombres  inditn,  no  so  diférenciiin  en  fac-  , 
ctua«9  o  costninbrcs  de  la  mayor  parte  de  aquellos  que  se  glorían 
de  tiiíjen  cspaAol. . .  Todos  son  cristiancet,  niinque  en  seereto  retie- 
nen iiiiidiiLt  bárbaras  Mtj>ei^ttciones.  Dijciles,  pacient*^  i  labo- 
riosos, pudicnm  formitr  en  poco  tiempo.  Ik^o  la  direofñon  de  un 
^biemo  ilui^nulo,  uun  exceleule  población.  Hablando  de  su  w- 
niejanza  con  los  babítantes  de  la.  Tierra  del  Fuego,  dice  Mr,  Dar- 
win:  «tTodo  cuanta  he  visto  me  convence  de  la  estrecha  alinidad 
de  las  fliforentes  tribus,  las  que,  sin  embargo,  hablan  idiomas  ea- 
t^-hiniente  diversos:»  es  decir,  sr^nn  cimoi-biiiiiK'.de  sonido  diver«>i^ 
pi>niiie  Iti»  rlifcreiicia»  iwlicnles  de  la-s  lengua»  aiAn  eslAn  a  el  iilctui- 
ce  de  nquclliM  que  pueden  compaiuHas  analiíjicanwntc  i  analizar 
Ku  estruetiiru. 

lius  indiuK  del  continente,  mas  al  noKc.  {«.Tteneccn  a  la  nación 
araucana,  que  se  ha  hecho  tan  célebre  por  su  fiere  oposición  al 
yugo  do  Esparta.  Aim  no  ha  sido  avasallada,  i  con  sus  ^ativ.is  cos- 
tumbre}! i  la  altivez  de  su  independencia,  cún.*^!rva  un  vasto  espa- 
cio del  mas  bello  país  de  la  América  Meridional,  en  que  bajo  la 
sfrrenidad  del  cielo  chileno  Inxtiu-an  )a.-<  prodiiccione:!i  d<-l  clima  de 
Chiloií,  tE-íl'is  indiiM.  dice  Mr.  Diinvin,  ti-iu-ii  biienn  eslattira,  lo« 


(°J  Pioo  do  Anaco,  A. 


XABKATIVA  DKLOS  VIUBS,  ETC. 


Ul 


huesos  de  las  mcjillafl  roiii  prominentes,  i  bastante  semejanza,  en 
jenera],  con  laf^mn  familia  .-uiiericana  a  <]iie  [lerteneci-n;  pt^ro  xu 
iimnoroia  mepAr('CÍ<')  difúreiit^iarao  algo  cíe  la  de  ca-ii  tixla.t  la.t  tri- 
l)tu  indÍA.*)  que  babia  risto.  Su  catadum  es  seria  ¡  aun  austera,  i 
la  exiin^siotí  de  »n  MemblanU;  uiui  nimclerísticti,  íikHoiwIo  una. 
ruda  fniittjucza.  o  bien  luut  tenaz  resolución.  El  largo  i  negro  i>elo, 
\o  gnive  i  inuraulo  de  la^  facciones,  me  hacian  rocordar  loe  retrato? 
antiguos  de  Jacobo  I. 

En  majo  de  Itó.».  la  fragata  británica  C/uUletiffer,  ttaafragá  c-a 

l?ac^x>l,  sobre  la  costa  araucana.  Con  cMa  motivo,  el  capitán  Fitx 

'Boy  (que  socorría  con  el  mayor  celo  a  los  nániragosí,  n-tiere  ijue 

^^loa  indios  acu<lieron  a  üi  casta  en  gr^n  número.  Lodos  a  calmllo,  i 

^Bj-ndamn  a  snoar  lo»  fragmento»  a  tierra  i  a  salvar  la  tri[>uUcion. 

HIas  íikIíhh  niÍHTiia.4,  nieli^-mlom  »  caballo  entre  liw  fiirieKiLt  ola». 

^PpresLatvn  un  auxilio  oport  uiifiúnio:  unas  laceaban  las  boya»,  otro» 

f>SHcsbnn  W  marineros  en  ancas.  £1  espitan  Sejtnour.  de  la  Cha- 

lUnirjcr,  como  el  cacique  le  presentase  una  temerá,  lo  áijo  que 

sentía  no  tener  nada  que  ofrecerle  en  retomo;  a  lo  que  respondió 

el  caudillo  indio  con  una  exclaniacion  violenta,  indignándose  dd 

que  se  le  atribuyese  t«  intencinD  de  recibir  cosa  algtma,  a  vista. 

d«  la  deJ«gmcia  en  que  se  hallaban. 

Los  araucanos  se  visten  bien;  sus  ponchos  son  de  una  tela  de  lana, 
azul  torqnf,  tejida  por  ellos  mismoa.  Lor  caciques  tuan  espuelas  de 
plata  i  frenos  adoiTiadas  del  mismo  metal.  Laa  mujeres  se  ongala- 

Íjuui  al  antiguo  rsttílo  fionuLuo,  con  cm-nLas,  pivndi^lorcs  i  pinjante» 
íle  oro  i  de  cobren  Kl  cnpitwi  Kití  Roy  vi<í  unu  de  ella»  ataviaík  de 
Ifeste  modo.  «Era  hija  de  un  caciquu  i  mo»t  de  bella  figum,  qtie 
l)a1)ta  venido  a  ver  el  nnufrajio  en  compañía  de  otnut  {lersoua»  Aa 
su  tribu;  montaba  un  hermoso  caballo,  al  pnrecer  tan  bravio  como 
ella.» 

La  cordillera  de  los  Andes,  según  Mr.  Damin,  marca  la  situa- 
citm  de  aquella  gi-an  grieta  de  la  costra  o  cortei»  de  la  tierra,  por 
donde  fuen>n  lan?.iulas  hacia  arriba  lat  rocas  de  formación  fgne^ 
E)  jeneral  inci-eunTilo  de  la  inn.«a  de  monlc»  hacLi  el  trópico,  pro- 
porcitmadii  al  incremento  de  la.K  fiier/;i.-(  subU-miiicaN,  lo  es  tniiibieu 
al  de  la  anehiini  del  continente  levantado  por  {mUi».  Pero  la  el<»> 
Tacion  de  la  ticmi  ha  «ido  gi-adual. 

mikl-kUnka  1$ 


242 


lOSOKLlXU 


La  Tivrm  dvi  Vuegn  es  im  [Miiit  tiion(uo«o,  }>un:iu1mcntc  suntciji- 
ílo,  cruaulo  <Ie-  gi»ncle»  eHtnrho^  i  f[iit;  ¡>rv«*-ni»  n  1»  vístji.  partíca- 
Uniiciibv  pur  rl  »)ir  i  t>l  iM^to,  niiilliluil  i]c  t-iimu  ijiie  tigurvui  ot 
tnnbiK  Í7>Ins.  Alg»  nuw  m1  tiurtv,  el  Ingo  d»  Otwajr  «s  un  ejemplo 
cornil  nic-Aciotí  intcrruTopiílii  i  de  un  usüvcho  que  se  ha  oonvertüto 
recién  tomen  te  en  un  lago  por  una  elevación  de  la  tierra.  )Ia» 
las  llanuras  patagvtniciui  han  aidu  cubiertas  por  el  mar,  i  vn  í\ 
mas  reciente  fueron  divididas  por  *!atr«cli<is  d(-  nrii>nt«  »  ocridi-u' 
cKinio  la  Tienda  del  Fuego.  Al  lado  occiditnbd  do  lu  cordillem,  la* 
■«liu,  desd«  el  eíttrccho  de  MiigidUnus  [iiutJi  Chilo¿,  «k  dilvrcnciaii 
de  Us  que  uHUÍn  «itiuidiu  :<)obrc  el  lado  occidental  de  la  Tierra  del 
Fuego,  en  haberse  Icii-nntodo  tantu,  que  todo  ha  quedado  on  seco, 
excepto  \m  mas  profundos  canaJes;  ensanchando  i  simpUficauli) 
(si  nos  es  lícito  expresarlo  asi)  la  tisonomfa  insular.  Si  Patago- 
nia  se  hundiese  alg<:>  mas  en  el  mor,  ae  pareceria  a  Ia  Tiertft  di 
Puegc^  i  aun  juisando  adelante,  si  sucediese  1<>  mÍMiuo  en  Chile, 
asemejarla  aquel  país  a  la  porción  in.sular  de  la  rejioii  pataj^rínii 
i  la  configuración  de  lo.i  valles  chilenos,  ixi  iiu^if»  qnc  la»  rt'lii¡tii 
malinas  que  se  encuentran  en  ¡M'»,  tvKiKici»  qm-  f>liiv¡i-n.n  su 
mvrjidos  por  sigloaL 

Si  m  echa  una  niimda  -robre  v\  mapa  de  la  América  Meridio¡ 
de  Arrowsmith,  que  acompaña  a  lanarntíva  del  nipitan  Fita  Ro; 
(mapa  que  manitíesta  del  modo  mas  t^tisfactorio  el  rápido  adi 
lantamiento  de  lajoognifía  i  del  arte  calcogiáfica,  i  que  por  la  in- 
dustria i  la  esci-upiilaia  exactitud  empleadas  en  ^1,  meix;cu  lo» 
mayores  elojios),  sa  venl  que  los  llaiKN*  aluvialtís  del  Ui  Plata,  rx-  . 
ln-udi^-iidosc  ni  norte  hantn  el  Gran  Cliaco,  i  entro  los  rio»  Guapo^H 
o  Itonoma,  tienen  una  continua  aunque  estrecha  comunicacíim  con^^ 
los  llanos  aluviales  del  Marafton.  Señalamos  esta  circunstancia,  por- 
que nos  parece  que  la  >^xÍ8tencia  de  un  gran  braxo  de  mar  qu 
aislase  la  parte  elevad»  del  Brasil,  i  cuya  corriente  (^R<i-iltilj)ria  a 
se  llevase  nunca  el  ."«ídinH-nto,  i-s  importanti;  pH.rit  explicar  hi  igu. 
i  extiin.sa  disitrihiieton  del  »uelu  en  Iom  patnptw.  Ademo»,  os  incon 
tvKtnble  que  el  mar  cubriii  en  oti»  tiempo  el  gran  valle  del  Ma- 
rañon.  Sobre  las  orillas  del  Huallaga,  uno  de  sus  principales 
tributarios,  a  la  falda  oriental  de  la  cordillera,  a  2,WÚ  millas  de] 


KAUUTIVA  DK  LOS  VIAJES,  ETC. 


t4S 


^ 
^ 


Atlántico  i  solo  '¿Q*i  del  Paciti<:o,  Itiiü  oerro»  ^  componen  enti^nw- 
meóte  de  cornleíi  i  de  jij^ntvscos  iuuonit^ñ. 

Las  fueruuf  .MibtcrniíKvut  <|uv  K-viuiUii-on  l-I  ountinento  anu-ri- 
10  del  ««mo  de  lus  ola»,  vstAn  vn  iKÚviáad  tuduvía.  En  fvbn-co 
<le  I  S3&,  o!  Volcan  de  O«onio  su  dívi»il>n  di^-sda  la  S«igU,  a  8<  i 
milla);  de  <IistancÍa,  en  un  estado  de  erupción:  delgadas  línen»  di.- 
lava  incandescente  brillaban  sobre  sa»  Hancock:  i  ^e  sintieron  sacu- 
dimientos en  la  nave,  como  si  el  cable  de  cadena  »e  Halieite.  Lo» 
leceUia  que  esto»  KÍntoiiiai*  OKciUiAin,  fuei'on  dnsgmciiuinrnenu? 
oontinnadiM  a  In  llegndit  de  In  Baujtf  n  Ooticvpciuri ,  <|iii;  liubi» 
nido  culi) [>k-tAin unid  uirtiiiiiid»  por  un  tcnvDioLu  un  la  ufuiíuui  del 
2ü.  La  lürwjcion  do  1«8  MtcudÍmÍento«  ciiee  Mr.  Darwin  qiio  fué 
del  SO.:  |M^ro  Idh  indicios  en  (jTie  m:  funda  nos  muveriiui  mu»  biotí 
a  opinar  quo  el  iiupuUo  obró  en  un  ücntidu  «tnlnirio.  El  nías  in- 
teniMUite  do  loe  fendmenoa  de  este  terreniulo.  es  el  que  se  ha  coro- 
probado  con  el  niiniici<xso  n^conuciitiienti)  (Í>>  la  cti^ta  poi-  el  capitán 
Rl«  Rtjj'.  Él  echtl  do  wr  que  I»  lit-rra  »t  hubin  i-U-víuIh  durant<^  lii 
4wnvail»ioD,  i  qitu  vi  aumento  de  allura  llcgil  en  idguua»  pnrU-M  u 
ocho  pi^&  Pero  liiii  razones  para  civer  (pie  la  tíerr»,  levantada  rk' 
esta  matiora.  su  hunde  de  nuevo  ha-sta  cci'ca  de  íiu  antijtuo  nivel; 
de  modo  que  las  conquiflta.t  pennanentet^  que  la  tieiT»  hace  al 
mar,  son  niaa  lentas  de  lo  que  paree*-,  cuando  isoio  se  c>>nl«iapl»n 
ii  la  IÍjei-«  !<*  efecto»  de  lu»  U^rremoUn», 

AnbtfH  de  dcNpedinios  ¡Xv  la  AnK-rica  Meridional,  oo  podemos 
m^us  de  volver  la  vista  con  Hatixfaecion  ul  beii«!-liix>  ¡mpulM>  co- 
inunivadu  ou  ambos  Indws  del  continont<:  a  Ia;^  jóiTncA  repúblicas 
por  la  enerjia  de  loti  Íngk-se*i.  Muchas  prueb:i«  de  v*ia.  activida<i 
de  nuesirofi  compatriotas,  que  penetra  i  se  hace  sentir  por  toiliui 
panes,  pueden  vei-rte  en  la  narrativa  del  capitán  Fitx  Roy.  Ellos 
mejoran  la."  brurienda»  de  campo  del  l'niguni:  cultivan  janlines 
en  la»  pauípiu  i  en  Iok  oeiTos  del  Tandil,  ni  sm-de  Buenois  Aíivsi 
hacen  todo  el  comercio  de  las  coalas.  IXuido  cnza  a  la.s  foca». 
(Uvpivcian  las  tempestades  del  estreclm  de  Mu^idlánes,  i  se  vK' 
gollan  en  los  angoetue  caniles  de  la  Tierra  del  Fut^  í  del  aix-hi- 
^lago  vecino.  En  Chile,  han  beneficiado  los  minerales  que  I«k 
mineros  i  metalúrjicos  del  país  miraban  como  escoria*.  En  el  cerro 


llISCEt^KBA 


il«  Pascú,  han  (lado  un  grande  ensanche  al  bienestar  clon 
dcHcubríciKlo  el  carbón  de  pietlm  i  eni«oliu)do  a  n.-<arla  Han  oca 
ri'ido  ii'CH!iit('iiii-iit<*  i  iiii-i^Tt-n  citAiíui  (Iits  <'j<*iit|>l'>4  tiotiibU^  dd 
ii(i\^viiiiion(o  quu  uinictcnza  a  los  brituiiu»,  Í  •[tw  ymhubUnatjtit» 
harán  una  imprcsioo  fiívonibto  en  los  habitante»  del  Verú.  Ni 
léjoB  de  Arica,  bai  un  valle  de  bastante  estcmion.  estéril  i  aotitam 
por  bita  de  aguas.  Una  coinpnriis  de  comerciantes  ingteses  osts- 
blecidoa  en  aquel  puerto  han  tomado  a  su  cargo  la  emprofla  de 
conducir  a  este  valle  una  vertiente  jioi-enne  disKJe  las  niaa  altas^Hj 
cordillenid.  Con  t^tv  obj<-U>,  han  pcrfunulo  una  :<iena  de  14,000  ^^ 
pi^í)  de  alto,  para  dar  piiNO  a  un  mudal  ijuo  lien<?  mu  orjjt-n  i.-n  U 
acrurauluda  nícw  de  los  Andvs,  i  al  que  hun  hucha  toicur  su  <%- 
iniuo.  Aun  no  cst¿  concluida  esta  obnt  grandiocsa,  gjcro  no  luu 
motivo  pa»  dudar  de  &u  buen  éxito;  Í  coino  «s  probable  quo  ser- 
tíM  do  modelo  para  otraa  de  igual  naturalesa,  su  ímportaacia  es 
inaprecialile.  El  otro  ejemplo  de  enerjfa  práctica  es  aun  rao»  ex- 
ti-aoi-dinario  en  su  Jéneru.  El  gran  lago  de  Titicaca,  ton  c¿lel»v 
en  la  historia  de  Jos  Incas,  no  habia  sido  navegado  hasta  ahi«ra 
xino  por  )>e(|iiefias  caoon^  no  obrttaiile  la  ferliltdafl  de  »t»  mirje- 
nva.  habitadas  por  una  población  numeroeo.  Situado  cutre  montes  ^1 
domas  do  U.OOUfMés  de  elevacioa  sobi«  el  mar,  i  careciendo  do  ^M 
bosques  cercanos,  apenas  pudo  ocurrir  a  nadie  el  pensamiento  de  ^^ 
construir  una  nave  a  su  orilla.  Un  ingles,  <)ue  había  eido  carpin- 
tero naval,  arrostni  «itas  dificidtadi.^  i  logrú  supt-railas.  En  inia  : 
aelra  a  siete  K>guiw  de  di«t«uicia,  cort<t  los  madvrux  i  ]*•»  áió  la  ¡ 
fonnn  conveniente;  trasladólas  después  a  la  iniiíjcu  del  lago,  donde 
las  armó  Í  pegó;  i  con  grande  admiracitm  de  los  habitantes  espa- 
úoIgs  c  indíjenas  fué  laniada  al  Titicaca  i  surca  actualmente  sos  | 
aguas  una  hermosa  goleta  de  70  toneladas  de  carga. 

Las  observaciones  cronométricos  eran  uno  de  los  objetos  prin- 
ci|uiles  de  la  ^gunda  expedición  de  la  Heiujle.  Habia  a  bordo  de  . 
aquel  buque  2'^  crunóitwlrtM;  i  so  tuvo  cuidado  de  averiguar  su 
inarcluL  Trucucntc mente,  siempre  quu  lii  nuulanza  i)i;l  clima  hacia  , 
ni.wejuiria  esta  precaución.  \jx  serie  de  distnuoias  medidas  coa  ellos 
ni  rededor  del  globo,  expresada  en  tiempo,  ¡ilcanzó  a  24  horas  i 
'A'Á  segundos,  en  veií  de  'Z4  horas  justas.  El  capitán  Fiti:  Roy  atri- 
bule este  error  al  magnetismo,  la  electricidad  u  otra  oculta  caui>a 


I 


NARRATIVA  DE  LOS  VIAJES,  KTC.  245 

<\viG  obra  en  los  cronómetros  cuando  se  les  lleva  en  niiíi  misinii 
dirección  al  rededor  de  la  tierra.  Pero  nosotros  creemos  poder 
explicarlo  sin  necesidad  de  ninguna  influencia  misteriosa.  Las  dis- 
tancias que  sucesivamente  se  añaden  unas  a  otras,  no  son  mas 
que  términos  medios,  i,  por  consiguiente,  meras  aproximaciones,  Í 
el  error  de  33  segundos  es  pequeñísimo,  comparado  con  los  varios 
errores  que  necesariamente  deben  ocurrir  en  los  cálculos  parciales. 
En  realidad,  es  un  gran  triunfo  de  la  ciencia  el  poder  decir  que 
en  un  viaje  de  cinco  años,  la  cii-cunferencia  del  globo,  medida  en 
tiempo,  no  se  alejó  de  laexacta  verdad  sino  un  2,000  avoM del  total. 

ÍAraucaTio,  año  de  1840). 


US  PROMNCIAS  DEL  SUR 


I 

I 

I 


Se  hn  dicho  nipvtidiu  vece»,  i  ood  bnsUuito  oxu<:tituiI  «  nacstro 
parecer,  que  aun  no  h»  llvgiulo  la  ¿poca  de  juzg&r  impurdalmente 
l€8  acb»  jenunilos  dv  )n  ndininÍ.stnvcion  <)U(?  va  a  terminar  su  ca- 
iTers(el  gobierno  del  [>n'.sidonle  don  Joaquín  Prieto)  Í  inuolio  me- 
nos 8Í  ae  toninn  de  iin  uiodo  iüitlado,  v  w»  el  debido  miramiento  u 
In  miíiion  pAciticiidom  iil  principio,  o  consvrvddom  do  exta  misma 
pía  que  oii  primeni  Ifncu  era  lliitiiada  n  llenar  duramente  loa  dos 
qiiijiquenioHdcI  nctiinl  presidente.  Uai,  sin  embargo,  ciertos  he- 
cImm  importanlejf,  cuyo  mérito  í  utilidad  no  pueden  menos  de  i«- 
eonocvrmv  aun  cuando  se  consideren  en  sf  mismos  o  soparados  do 
la  pcJitica  jeneral:  tales  son,  por  ejemplo,  los  de  las  guerras  del 
aur,  feliz  i  gloriosamente  terniinadaa  en  pro  común,  i  la  no  menos 
felÍE  campaíia  del  Peni,  que  debía  vindicar  el  honor  naetonnl  i 
estabWerde  un  m<xIo  ¡«('ilido  nuestro  cr^-d i to  i  respetabilidad  fuem 
del  país, 

Ijos  actos  que  acabanioít  de  ¡tefialar,  si  no  han  de  perderle  o  ma- 
lograrse, deben  Her  forzosamente  continuados  o  completados,  en 
naestro  concepto,  por  la  próxima  adniinisbrtieion,  llamada  a  reoo- 
jcr  el  fruto  do  lo»  trabajos  de  l«  presento  en  favor  do  l«  pax  inte- 
rior i  exterior  o  sean  los  primeros  beucficioM  que  debenüi  derivante 


U6 


xiscia.mtji 


■t\e  tan  ¡nnprt>ciabIeB  bieaeR,  para  el  adelnniAniiouto  i  bienustAT  i 
Ac  la  niicin».  Fáoilmenk-  .^e  <x>nvendni  on  ijuí^  » ítvnioJAiiU?  fin  de- 
b<!i'iin  ilÍrijÍRn!  liLS  mirtis  Av  los  i|UC'  vmi  a  ri-jir  nutstrf»  dustiooet  ^— 
i  qnc,  pu»ada»  li»  dii<cusÍon«)t  de  In  elección  país  la  prcsideacia,  ^M 
toen  K  la  pi^msa  ociiparví-  dcsdr  1ik';;o  en  lo»  medios  que  mas  ^1 
fiiciInK-ntt?  convonga  ^optar  para  llugiir  al  iiú&mo  fin. 

Por  nuE-Atra  parle,  creemos  que  el  crédito  exterior  debe  <»nM>-| 
lidai-sc,  en  príuiti^r  Itigai',  jv>r  el  inii-t  t^trioui  ciiinp!im¡<-iiUi  (lu  Imj 
ubligiicioiiH»  ciinti'uídiL'*  en  el  exliuiijen»,  tío  iii<''ii<im  Kk^nnias  i  nr- '. 
jvnl<.v  c[ue  liui  (id  intoriur,  anvgbuiíw  }'ii  o  s«lixfech»«  [K>r  la  pro-  < 
senté  ndtninislntcion;  i]ae  sentejaotes  an-ei^us  con  los  ¡ureedores 
dv  afueiu,  a  nía»  de  erítamoH  cargos  i  ix-claiiiacíoncs  que  encía  dia 
«c  hacen  mas  pe^uluis  odiosos  i  aun  perjudiciales  a  nuestras  amis- 
tosas reUctones  coo  una  nación  grande  i  poderosa,  servirían,  m  bo  < 
Terificasen  pronto,  para  establecer  nuestro  carácter  de  moral  i<lad 
-entreoías  naciones  europeas,  i  paraatraer,  por  consiguiente,  a  nue»- 
tro  suelo  los  bencticios  de  la  alta  civilización  i  adelantada  indot- 1 
tria  de  miiiellns  rc^jíoni^  que  ningún  ciiidmlann,  do  ücDlíiuient/w 
hom-ailus,  puuiie  »i  imlifercnte  a  los  graves  males  que  se  segoi- 
rínn  fii  no  su  pusiese  un  pronto  término  a  semojanto  estado  de 
«osas,  o  a  los  bienes  positívoii  que  en  provecho  (le  todos  resulln- 
rtan  del  curapiinjicnto  de  un  deber  tan  esencial  i  estríelo:  i  qoe 
todos,  por  último,  deberán  cooperar  con  el  gobierno  venideni  a  m  i 
mas  pronta  i  e(|iiitativa  realización. 

Mas  no  obsta  e.sto  juini  ipic,  ni  mi-tmo  tiempo  í  con  iguiil  nittor, 
no»  ocupemos  c»  otra  tlw  Iiw  primera»  necesidade*  fiel  paí»,  qac, 
!S(,>^in  digamos  indicado  ni  principio,  consiste  en  la  seguridad  de 
Uis  ])rDvÍncúut  del  sm*,  o  la  adquisición  poia  la  República  de  las 
Tiutas  posesiones  de  los  indijenas  que  interceptan  el  territoiio  . 
comprendido  en  sus  límites^  haciendo  casi  imposible  el  estAblcci-  ^M 
miento  de  la  frecuente  comunicación  i  do  \ü^  demai  medí™*  t|«e  ^1 
podrían  emplearstí  ¡«ira  prci[)iignr  los  hem-ficiiic*  de  una  civilixAcion  ^ 
comparativamctitt-  adelantoíln  entiv  Ii«  habitantes  de  liw  pi-ovin-  fl 
ciiiM  de  Valdivia  í  CIiÍIím^-.  i  nim  un  liw  de  esto  lado  di-l  Biobío.  " 

TodoK  Inmeiitiin.  en  efecto,  el  estado  ile  nii»oria  do  a'|uclias  pro- 
vinciiut  i  Ins  públicas  calamidad(»(  con  que  no  han  ccwido  de  se 
visitadas,  aun  después  do  terminadas  aquellas  grandes  plaga»  d 


Ins  gucrrus  de  los  Bcnnvidos  i  Pinchc-inw,  i  dv  Ins  incnndonot  di; 
los  oraucanus;  siu  que  Ioh  esfuerzos  do  las  »utor¡dn(k-s  mi j)rcinn8  o 
locales,  o  los  tle  la  caridad  pública,  hayan  sido  basiant".*  podero- 
sos, para  remedia]-  eficamncate  sos  moles;.  Aun  uo  haco  dos  aQoe 
«jue  los  babitantcs  do  ambas  prorindait  experimentaron  la  terri- 
ble calamidad  de  la  falta  de  aubnUtc acias,  hasta  el  extremo  de 
pei-ecor  de  hambre  por  centeiuires  on  loa  campos  i  aun  en  las  pobla- 
cioiit-s,  iiiii  i{iK-  la  eniígincion  de  las  diues  indijentes,  no  üoIo  para 
la-f  pmviiieiiw  di;  In  Kepúblicn,  sano  tjiiiibien  ptun  fueni  de  ella, 
haya  cesado  hasta  ahora,  dejando  incullos  i  y¿niKM  xiis  campos  i 
«xpueslo,  por  consiguiente,  el  rosto  de  Ka»  monidun-s  si  niisiiio 
azutc  do  una  hambre  jeueml  on  coalquic-r  nño  menos  nbrmilante. 
Huchas  causas  se  han  anignado  con  fundamontos  iiias  o  m^oos 
plausibles  a  tan  lamentable  estado  de  cosas.  Sin  detenernos  por 
ahora  on  ellaa,  ni  en  la  sotidea  de  cabos  fuiKlameDt<js,  creemos  In- 
cue«lionii])Ii!  (|av  k  principal  musa  consiste  en  la  &lta  de  capita* 
lfe(,  para  poblitr  dn  ganador  aquellüa  Teraocs  campos  i  promover 
los  diverM)»  minos  de-  imlutttria  quv  deberían  derivarse  del  cultivo 
c  sns  abundanltis  i  rinw  viña:;  i  de  la  iabranai  en  jonoral.  {De 
!e  viene,  pue«,  que  los  capitalistas  de  «stas  pruviocius  cbntra- 
j  las  del  norte,  en  las  que  el  valor  de  tas  tierras  ha  tomado  un 
ntento  tan  ni{)tdo  i  exti'nordinario,  no  van  a  buscar  al  sur 
terrenott  vfijcncs,  c  ■&cnmpanibl<.*rnenlc  mas  baratos,  jornales  ba> 
J06,  abundancia  do  lefias  1  maderas  i  las  deiiuut  ventajan  conocidAS 
i  peculiares  de  aipiellos  parajes,  para  duplicar  en  poco  tiempo  sua 
cipitaleaí  Todos  responderán  que  la  bita  de  s^ruridad,  respecto 
■<le  la»  frontera»  araiii^anas,  sería  siempre  cl  grande  obstáculo  que 
lc«  rclnteriade  8«!mv*jnnlvs  enipn-sas;  que  no  ha.->ta  la  trun<|uili- 
actual  (le  nuestro»  t-erribles  vocinoa  los  indijenas,  pora  a»ega« 
rarse  do  que  mas  u  m^nos  tarde  no  reiiui;vcn  sus  jiasiulat  incur- 
siones, según  lo  ha  acreditado  la  cx])erienciu  desde  k>.'<  tiempat  do 
la  conquista;  i  que  es  menester,  par»  invertir  sus  forlnniLt  i  ase- 
gurar cl  porvenir  de  sus  familias  de  no  modo  sriltdo  i  permanen- 
te, qtití  !ie  alejen  para  sienipn-  toda  clase  de  temores,  empleando 
par»  contener  a  l<w  bairhiUMS  i  ext^-iider  1(«  beneficios  de  la  civíli- 
zaeion,  niudioa  mas  eficientes  o  radicales  que  los  que  hasta  ahora 
se  han  practicado. 


250 


NIKCUaSIU 


CMT 


De  aijuf  U  no«tstdad  de  ocup&rootí  sonAint^nt^'  iii'«r]o  ahora  «a 
lo»  DicdioH  de  enaanrhnr  pragresiramento  nuostra^  frontonw,  fwx 
inujorar  la  sti«>rt«  do  lott  habitaat«)>  d«)  sur,  ooiuolídnr  el  «Jnlcn 
por  metUo  del  bicncstAT  mural  i  social,  amaentAr  rápidamente  b 
rítgiioxa  piiblira  i  piY>inover  de  un  idodo  extraordinario  la  prospe- 
ridad nacioiinl.  A  mas  de  estas  coniñdemcioneA  importantes,  en 
que  entraremos  mas  d<;t<?nidami>Dt«  en  utra  oauinn,  haí  otra»  de 
tm  carácter  político  i  rBlijioeo  que  mílitiin  on  favor  de  la  adqtmí-^l 
cion  del  tciTÍtoiio  araucano,  que  no  pucJun  ucullantu  n  la  ji.'uera-^| 
lidad  de  noeatros  lectores;  i  que  todas  jantas  nos  muvv4.-n  n  iniciar 
esta  cuestión,  considerándola  no  mén»)  importante  que  In 
crédito  extranjero,  a  ttn  de  que  sean  ventiladas  amba»  con 
detención  i  madurez  que  exijen  »u  iniama  trascendencia  i  giare* 
dad.  Espcnmtus  riiirotaiit»  eor  segundado»  por  loe  cscrit^^ee  pú- 
blicos, o  miw  bion  recibir  de  «lio*  la»  lucta  que  deben  nlnmbrar 
ol  camino  de  cstoegmndi'«  tmbajoü  i  formar  .-«obre  puntos  tan  ím- 
porlaDt«s  la  opinión  nacional 


II 


Aunque  nmi  poco  w  h«  hablado  por  la  prensa  overea  del 
do  actual  dv  Uut  provincias  del  sur  i  dv  liu  causas  du  atraso,  fi- 
que retardan  en  i>llaa  los  adelantamioiitoái  i-espocto  de  ta  marcha, 
rápida  de  las  demás  pmvincias  de  la  República, no  por  oso  os  me- 
nor c]  ínteres  con  que  Hon  miradas  por  el  público  i  el  gobierno. 
Loa  hombres  compasivos,  sobre  todo,  ii')  jiueden  onntuderar  sin  el 
mas  vivo  nentimiento  i  alarma  la.s  eulaiiiídades  do  la  revolución  i 
de  la  guerra  con  que  Oíipecialuicnte  han  sido  visitadas  aipiellas- 
provincias  pur  liir^ü  nímít  i  que  tan  po«lerofCUi>ente  han  inlluido 
en  Jus  ijiie  se  han  seguido  de-spuea  i  a  que  díwgraciadameiilv  sej 
hallarán  siempre  suj^ta.t  en  lo  venidero,  sí  un  poder  previsor 
bent^tico,  apoyadlo  en  la  opinión  pública  i  eficazmente  auxiliado^ 
por  ella,  no  se  apresura  n  poner  un  pronto  rcuiedio, 

Cuill  sei*  ¿-«te,  nuále»  los  medios  do  aplicarlo,  i  fie  conseguir' 
en  el  menor  tiempo  posible,  que  se  pongan  aquellas  provincias 
al  nivel  de  las  demás  de  la  República,  son  cuestioucs  quo  debetu 


US  PBOViiccus  nii.  uva 


itñl 


í 
ft 


ocupar  a  cuanloa  se  intoremn  en  el  bien  público,  i  «.ibrc  la»  cwa- 
lea  nos  atrovereinos,  por  niieatra  parte,  a.  hacer  iil^iniw  ¡n(liaicia> 
nen  en  est«  i  otros  ai-UmitiiH. 

Eít  bastante  Hat>i(l<>  (|ne  la»  pivivíncíafi  de  Conoepcion  i  MuuIp 
jMKfi-cn  fii  ni  tilde»  loK  ulumcnUjtí  ilw  pr-K-pt-rida*!,  i  aun  son  Jinpe- 
riorvs  en  uitiehn»  circanstAnciius  a  Ijw  piirti«  ir>as  jirivilejiadas  del 
torrílono  de  la  Repúblic;».  Con  un  suelu,  cuya  fenicidml  se  hn  he- 
cho proverbial,  gran  ni'niiem  de  rioe  i  estero»  que  cniain  t-n  lixln» 
direcciones,  abundnncia  de  batipie^  víijcncfi,  de  mincnili-j*  dn  t<i- 
das  claws,  alaniadnct  desde  los  tiempos  de  Ia  cnnquist'i,  crÍAdcms 
inagotables  <)e  c.-irl>i>ii  ile  piedra,  i  otros  mil  Toiitnjas  que  lu^ría 
[argii  cimnieTiir,  ])iin,*eii  n  primen  vist»  iiiconcobible  que  pemui- 
iMíxcnn  tan  ríeos  pruvincin»  en  un  estiwlo  coinparatixitmente  esta- 
cionoi-io  n»fp«;t<í  (h-i  n>oviuiivnto  juneml  del  resto  de  la  Repdbli- 
en.  i  niuchu  inénoitque  se  hnlleu  sujeto»  sus  hijos  a  abandonar  aut> 
hognrett,  o  iiemcer  de  hambR-  por  íiilta  de  uiedi<w  de  subsistencia, 
ooroo  se  ha  visto  en  repetidas  ooisíoue».  i,  por  decirlo  wí,  en  vittns 
mi&iaosdías. 

I  si  de  ellas  volvemos  los  ojos  a  este  lado  del  Maule,  vemo»,  por 
el  contjurio.  Ion  grauduM  prograso.-*  que  diariamente  hocen  la  agri- 
ctiltunt  en  las  provincias  ix-ntiiíle»,  i  In  minc*i-(u  en  el  norte.  El 
ramo  de  la  ganadería,  »jbre  todo.  »e  hace  uotar  jKir  las  mejora.^ 
que  ae  han  obtenido  en  estos  últimos  aAo»,  con  lo«  pnulos  artifi- 
cíales,  en  terrenos  que  se  consideraban  Antea  como  penlido*.  liw 
subdivisiones  de  las  propiedades  i  de  sus  potreros,  el  mayor  cui- 
dado de  ellos,  los  ovrciulo»,  pliuitfos  de  árboles,  etc.;  mientra»  quo 
en  la*  pruvincins  ilel  sur,  Huscvptible.t  eii  niuehas  partes  de  reci- 
bir la  mejora  de  los  prados  artificiales  i  en  otnis  de  eriar  i  engor- 
dar pcrfec lamento  los  ganados  coa  solo  los  postuK  naturales,  tan 
abundantes  i  variados  en  las  r«jÍonea  montañosas,  ni  se  fontian 
aquéllos,  i  ni  siqaieRi  ae  «oca  de  ^tos  el  correspondiente  pro- 
vecho. 

El  eidtivo  de  los  ccrcAlva  que  ero|>ifZ»ba  a  propagarse  (aunque 
do  un  modo  limitado  o  en  pequeña  «.-scida),  a  mei'ctai  do  los  gran- 
des establcciuiieutoí  de  inolino^s  que  se  luibiau  formado,  i  on  los 
que  80  fomentaba  al  cosechero,  anticipándole  el  valor  de  sus  fru- 
tos, »c  halla  en  el  día  en  bastante  decadencia,  por  babor  quvbnub 


alguiM»  íle  los  molinous,  o  por  falta  de  capitales,  en  otrrw. 
hacer  eslos  avances,  na  oonlando  por  otra  parte  con  tm  me, 
ttcgiiro  pam  la  cxjwrtacion  de  aun  producías. 

la  mií'iiia  falta  de  eMimuhw,  i  de  capitaleü  luaA  tyue  túdo, 
flity«  docUivaiauulc,  en  nuestro  con<»^pt->,  a  t|uv  penii.tncseca 
<;Kt(i>lo  de  atmm  k\  cultíro  clv  la  viña,  tau  (acil,  ubundantr;  i  ds¡ 
sniporior  calidad  va  aquellas  provincias,  no  pudicudo  t»in|Ki 
daniü  un  paso  hacia  la  mojora  do  los  vinos.  Sin  rccui»»  jmtm  el 
imbajü  de  la  planta,  i  obligado  igualmente  por  falta  de  i'lW  rl 
c(>!ii.>cheru  a  coosiitiiir  o  enajcnai  Ioa  caldo»  cas  en  el  momeo' 
<)(>  su  pnidtiecion,  «»  tiiiii  ]>e<|Ut.*fuL  la  cnntidad  que  (te  halla  en 
tado  du  s(,T  t4tt«fiortmlii  a  lax  dvinax  pruvtiiciftK,  i  tncnor  l>HlaTÍs' 
la  que  «e  saca  {nra  afiieni  de  la  Rvpüblica.  a  pesar  du  «er  ton  oo- 
nocida  d''nl.n>  i  fm-ni  di-  vlla  la  excelencia  del  vino  do  Conwjiciuii; 
dül  ([tu-  fiicilnicnt<;  pudrían  provccnu:  todos  W  puÍM-^  il>-1  lítocaL 
e  iülas  del  Pacifico. 

Algunos  trabajo»  de  míoas  { lavaderos  se  han  int«utailu  va 
tos  lUtímos  tiempos,  aunque  fán  ia  necesaria  constancia  ¡  lus 
dio»  adecaafloK,  por  el  mismo  defecto  de  capitalen. 

Esto  se  hace  príucipnimentc  mas  8ctuíbl«  con  respecto  a  las 
mina»  de  carbón  de  pii.-dm,  que,  t^i  so  explotaren  medianamente 
iiiiiuiera  podrían  proveer  de  cumbiistiblu  a  loe  trabajoK  de  1il«  de- 
mas  minas  en  casi  todo  el  país,  a  la  navegación  de  vapor  en  d 
Padñco,  i  nim  dar  oríjen  a  una  multitud  de  manufacturas  de  prí- 
mern  necesidad  i  a  un  vníito  <-iiiiK-[tTÍi)  i  acUvidail  t-n  laa  do»  pnv 
viñetas  t^lrc  »l  i  con  la>'  demm  <le  la  Kepúbliat. 

Insensiblemente  hemos  denio«tnwlo  la  gran  capncídad  que  tie- 
nen entre  sí  lius  proríncia»;  del  sur  para  proespcrar  rílpidiiiiieiite.  Ift 
verdadera  catiKade  su  MtEadoactual,  i  aun  de  los  cnlamidadcv;  qtM 
W  han  altijido  i  ijue  pueden  todavía  sobreveniries.  La  Ealta  de 
capitales,  oríjinada  en  !».■<  liirga.^  guemu*  del  .tur,  i-n  lis  incursio- 
nes deva.itador)i.i  de  I»»  liiLu<lid<E4  i  de  luit  índiot^  en  la  eniiji^ntdon 
i  lo8  terremoto)!,  pnxluec  a  su  vuz  la  misma  emigración,  por  fíilta 
do  trabajo  o  de  modioe  de  subsistencia,  tas  escaseces  o  hambros 
jeneraU-s,  la  pesie  ¡  las  demás  calamidades  que  han  aflijído  » 
aquellas  provincias,  o  es  al  menos  una  causa  permanente  de  inac- 
ción industrial,  cuando,oon  la  previsión  i  el  trabaj<^  losmaleaque 


k 


I 


pFavien<'.R  de  Iüm  üAus  <-sca.S()t«  i  nun  de  I09  niisnioo  tetn-inoto«(,  po> 
driiui  t-n  ¿fian  pnrli-  ininumnte. 

Nm  qiiedit,  |)ii(^,  jiitr  cxainimu-  cuáltM  hctíad  lo»  medio»  ma»  n 
prtipótil')  [Mr»  dccvncT  por  dv  prontu  loai  iiiuli.qi,  i  llnniur  Iun  cnpi- 
UiW'*,  dv  dentro  o  fui-in  dv  Li  Bc|>tibliru,  hiivia  liiw  proviiicÍAs  del 
sur;  Apunto  de  quv  (niUimii4>s  en  otm  articulo,  bastiiodotiu»  por 
ahora  con  haber  llamado  U  atención  de  nuestros  lectores  a  una 
cne^ion   imporlAiilifiiiita  qiiL>  interesa  altamente  al  bienestar  ¡ 
pn»i)eri(lad  de  la  República.  Todat  «It^bcn  conocer,  en  efecto,  qtie 
loa  adelantamientoH  de  una  parte  de  ella,  aerAn  liniitadaí » lentos, 
mii^ntra-s  no  puedan  deücnvolvi-rM»  lo»  Hi-muntos  do  pfVH<pi:n(Ud 
jenMTil  que  ttxío  el  juiU  uncien^a  cu  su  »cna  Sin  este  rlcwnvolTÍ 
mji'nto,  lio  hai  eoiiKTcio  interior,  comunicncion  do  luco«  c  idva«; 
la'«  mcjont»  momii*;*  i  ¡«ocíaIcj*  qui;  lutjjcmmott,  quedarán,  por  con 
8ÍgtiÍvnt«-,  empluzadas  |Mra  lui  tiempo  quo  no  vvneino»  nosotros  ni 
nuestra  inmediata  jeRcraci<»i  al  m^nos.  La  fuerza  de  estas  obser 
vaciónos  se  hará  sentir  por  xí  misma,  si  tni)  aplicamos  especial 
tncnto  a  W  pmvíncias  det  sur,  maa  ricaa  en  elcmc-nUct  de  pros 
pi-ri<la(l  que  litít  deiiia.'*,  conwi  lo  hemos  ailvertiilo  linle^  i  mas 
di>»gnicindas  también  que  ninguna  de  la  Rupública,  por  ciuisns 
harto  conocidas  i  cuyo  remedio  no  ha  estado  ni  puede  encon- 
trarse, sino  parcialmente  en  ellas  mismas,  o  eaa  el  auxilio  de  las 
demaa. 


m 


Hemos  expu<^«to  en  nu««tro  articulo  del  número  anterior  loa 
mole»  que  lian  «ifrido  i  suften  Ina  provinciax  del  sur,  fijando  In 
cansa  aetual  e  inmodíata  de  ellox,  en  la  &ltA  abeolnta  de  capi- 
tales, sin  loa  que  es  imposible  dar  a  los  trabajos,  agrícolas  o  mi- 
nerm,  el  impulso  necesario,  para  que  al  m¿nos  se  pongan  al  nivel 
de  laa  deroas  provincias  de  la  República.  En  efecto,  sin  este  im- 
pulso industrial  toda.-t  \tis  tentativas  qne  se  hagan  para  mejorar  la 
«ticrt*  de  aqucIluK  habit-imtes,  o  para  hatty  frente  a  laa  calamida- 
áo»  lie  la  emigración  o  del  hambre  que  los  aflijen,  senin  del  todo 
infructüoiats;  como  lo  seiiln  igualmente  los  socorro»  de  la  caridail 
páblica  o  privada,  o  las  medidas  del  gobierno,  que  solo  tuvieaen 
¡por  objeto  satisfacer  las  neoe(ddad«a  del  momento;  porque  toda« 


su 


inBonJünu 


I 


cllait,  por  uxli-riMiüi  i  jeD«i«]4!8  que  fue«c-n,  numn  iMxIrúut  nli 
H  UkIom  Io8  DL-cuMtH']!.!^  t  producinAn  «oinpn-  Iji  dcsmomlizucion 
<]uu  tiive  el  ocio,  o  Ih  dugradacion  de  lii  mciulicidnd.  En  t.^p  caso 
so  bullariun  los  i-sUiblcciniictiboedL-  hoepiciof,  i  otrn»  ÍDEtitncionea 
(le  caridad  i  aun  la  de  granerott  públicos  para  los  artos  osea 
instituciunc-s  tocios  excelt^ntoü  en  sf,  í^ienipre  ijiie  m  apliquen  ú 
cain«nte  a  aquellas  ilulenoias  de  la  htiinanHlad,  qiic  exúHcn 
todas  |iitrU^>s  >i  pt-ioir  de  la  actividad  i  In  induciría  loit»  jcnmd 
iiK-riU-  difiin<iidiiH,  i  tío  como  el  principal  nicunto  «  invdii>  dv  sub^ 
eiitU^cin  pom  lu  clu^e  indijenU\ 

Baju  este  aspecto,  cit-emos  que  t4-ndriii  iin-nof*  iiícwuveiiif  ntc^ 
que  aun  vería  productivo  de  najonuí  sui^tancinles,  el  plan  que  h< 
moe  oído  indicar  de  proporcionar  ocupadou  a  loe  proletarios  (prin- 
eipalinento  en  los  años  eMuutos)  por  medio  de  trabajo»  pi'iblicos  3ll 
de  príniem  uijencia  para  el  fomento  de  las  provincias  del  sur;  Ul«^^ 
como  lai  de  cnniinos  i  eanslizncioneíf,  a  que  tan  fáeilmente  ^u>  pres- 
tan aqaellas  localidades,  por  la  natumleza  de  Un  terrenos,  ra- 
niiÜcacionett  i  junciones  de  rios,  abundancia  de  materiales  detoi)i> 
jénero,  banttura  de  trabajadores  i  otras  mil  ventajas  que  estAa  x 
In  vista  de  tixlos.  8c  concibe  fácilmente  que,  anticipando  v 
bicrno  lo»  estudios  í  pliuies  de  los  caminos,  cnnules,  puertos,  e: 
nías  convcnieutes  o  neecKtirios,  si  no  podían  poDen«  por  de  proai 
en  obm,  siempre  estarían  a  la  mano  para  la  primera  opottunirkd, 
o  al  menos  para  cuando  llegare  el  triste  caso  de  socorrer  a  oi^iiellua^B 
habitantes,  ntlijidos  por  algima  calamidad  de  las  que  pue<U-n  ocu^^^^ 
rrir  con  frecuencia  en  sii  estado  artoal.  Semejantes  auxilios  señan 
en  tat  caso  sumamente  ventajosos  a  lu  riqueza  i  adelantamienti>J 
del  pal*,  no  tendrían  el  incoiivt-nioiite  de  fwmentju-  lo*  hAbiüw  ri- 
ciosos  que  enjcmlnm  los  socorros  mal  distribuidos,  o  dispensada 
sin  el  estímulo  do  la  honradez  ¡  el  trabajo,  í  las  provincias  del  sur 
adquirirían,  gradualmente  al  menos,  uno  de  los  mejores  medios 
psim  abaratar  sus  fnitos  i  atmcr  a  su  seno  los  grandes  es{>ec»la-      ^ 
ciones  i  empresas.  Bj 

Sin  desechar,  por  nuestra  parte,  eete  medio  de  ocupación  i  ade-^^ 
tontamiento,  i  persuadida  por  el  contrario  de  que  sería  altamente 
ímponante  e)  que  se  diese  la  mano  a  su  renlizucion,  cn>«U)os.  sinl 
embargo,  que  no  xerla  bastante  eñcaz  por  si  solo,  i  sin  ul  empit 


■tcM 

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lad. 

ian 

i 


LAR  novacuft  dbl  svr 


S5S 


Boltáneo  de  otitNs  rúas  radicales  i  cxt^nHos,  pora  el  remedio  ds 
males  presentes,  o  lo  que  es  lo  mismo,  en  nuestro  concepto, 
.  para  llevar  a  las  provincias  del  sur  los  capitales  (jnc  necesitan 
aijentemente  pora  su  fomento. 

^A  pnmei-a  yinta  se  ve  (|HC  el  medio  indicado  de  dar  empleo  a 
la»  clit.-u.>A  ntenG't1<>n.t!«a.4  en  las  grandes  nrjuncia»,  por  ntedin  de  loa 
tralmjus  piiblicos  de  enniinoM  i  canolus,  Aobn-  dejarias  en  la  mi)»na 
condición  pro«-nt<t,  ^lu  obnma  om  di-ma«ia(Iii  lentitud,  pam  i[ue 
t  pudieran  ir  a  ost<tbU'eerse  los  capitalistas  de  fuera  de  las  do:«  pro- 
vincias, atraídos  por  la  mejora  o  perfección  de  sus  medios  de  oo- 
uiunicaeion  i  ti-aaporte.  Encontramos  ima  prueba  de  esto  en  las 
provincias  de  este  lado  del  Maule,  en  donde,  oomo  qx  sabido,  no 
se  hallan  en  mejor  estado  Iom  utedio»  de  comamcncion  que  en  lint 
del  sur;  i  con  todo  vemos  lo»  gramles  ndelaiitMinií'nt'vi  que  ha 
^  hecho  en  ellas  la  industnn  agrícola  i  minem,  en  fuerza  <lel  o:>piri- 
^P  tu  de  actividad  i  de  einpix'sa,  nacidos  en  muflió  de  In  paz  públicn 
i  fomentadcH  a  la  sombrado  la  segiiri<lad  de  las  propiedades  indi* 
vidiiaU-s.  Ka  caai  inútil  indicar  ijiic  mucho  mas  habrían  hecho  i 
harinii  ea  adelante,  si  poseyesen  caminos  i  canales,  medianamente 

ÍíuitxauUm  siquiera  a  ifua  necesidades  actualeí*.  Peix),  aun  «ñn  ellos, 
las  propiedades  rústicuN  han  dupliciulo  «u»  vnlorcr;  en  mtii  píxxis 
aAos,  la  minería  ha  heeliü  todavía  pi-ogreme  mas  ntpidiis;  i  una 
gran  demanda  de  tierras  de  ganadería  o  labranza,  de  las  que  ape- 
nas sw  logra  un  producto  de  un  seis  por  ciento,  acredita  que  hai 
snperabundancia  de  capitales  aplicables  a  estos  objetos.  1  estos 
caLpitaltM  no  ))a.-<an,  Mn  embai^i,  al  otro  lado  del  Maule,  en  donde 
encoutnirtan  tierras  esnijida.-*  por  una  mitad  ii  un  tercio  del  va- 

Ílor  de  liw  de  este  lado,  i  el  mismo  o  mityor  precio  liara  sus  pro- 
ductos. 
Hai  otras  medidas,  igualmente  útile»  i  beiiZ-fícns  p»ni  laic  pix>- 
Ttncias  del  sur.  qne  convendría,  a  nuestro  pan-ccr,  poner  en  eje- 
cución a  una  oon  las  <(ue  dejamos  indicadas:  de  esta  clase  serían 
I  todos  aquellas  que,  aliviando  la»  carcas  de  los  agrícultores,  o  es- 
tableciendo premios  a  l«exiK>rtaciondelospiixiiicti>sde  .-«ii  indus- 
tria, les  [K-nnilii-sen  obteiwr  algiuios  ahorrojí,  \mm  formar  «ai  ti 
tiempo  los  capitales  de  que  carecen  ahora.  I^  coutribiicion  <Iel 
diezmo,  por  ejemplo,  sin  ser  alterada  sustancialmcnte.  podría  tal- 


S6( 


mscn^jTEi 


Tes  recaiwiarsp  de  un  m<xlo  méooa  vejatorio  que  el  que  en 
moB  se  piractica  en  aquellas  provincias,  i  haceisc  rvcaer  eidosi 
mente  aobre  loa  objetos  de  sn  pritoitii's  ínatitucion,  «n  que  un 
inistno  ptiidiioto  cOiiUriltuyu  dos  o  tn»  vecen  bajo  difereuteH 
UU18,  ctitiiu  fiaeode  en  muchi»  caaos;  Lts  harinas  i  los  viniM  en 
<;x]t(>rt<-u:ion  para  afuera  de  la  Reptiblica,  podrían  ser  pi-enil 
ya  sea  Givurvciendo  el  bnqiie  en  t\aa  fuesen  exportodoe*  con 
na  cxfiviim  o  pi-ivílojio,  u  bien  >^l  producto  miíuno,  yi.v  mi'dio 
un  pri'iuin  {K^cnniíuiu.  T'or  iiltiiu>i>,  sin  delvnemo«  en  otnw  m 
chas  niiiilidiw  <\iiai  píxlrían  nrbitnirw  con  vi  mismo  objcUt  ile  pro- 
movfT  Ia  fotmiu;ion  d>>  CHpitnles  on  Us  provtnciwt  de  (|ue  trata- 
mos, crvoinoü  que  serían  dignas  de  la  (especial  prot>c<cciitn  del 
gobierno  todas  Las  empresas  para  establecer  aquellas  nuuiufitcta* 
ras  ntAs  prvtpias  de  aquel  suelo  o  mas  I^eeeear¡as  para  *ah  ]»ii»^^B 
roa  adelantamientos  en  este  caso,  se  bailarían,  sin  duda,  las  C^^ 
brícas  de  botellas  i  vasijas  para  los  TÍnos,  la  totieJeria,  ol&rería, 
peletería,  etc, 

Fenj  tocloct  eMosi  iiiorlio<$,  í  ciialAsqiiiem  otros  ilel  mbiini)  jfn< 
tendrán  ¡«ietnpre  el  inonveniente  de  la  dnincuiíula  lentitud  i-u 
sus  efectos, .■<cr)íu,pr>ro(>n!tiguicntu,  íniulccuadua  pnnvrvtnL'diar  lus 
niales  urjcntes  que  aflijen  a  aquellas  provincias,  i  no  pi>3<luciráu 
e)  deseado  roiuetlio  de  atraer  capitales  a  ellas,  sino  do  im  m"do 
mni  limitado,  i  en  el  curso  de  un  tiempo  demasiado  largo  o  \a< 
fínido,  como  lo  ha  probado  hast^t  ahora  la  exiM-ríeiicia. 

Ellii  iiiis  eu.'ii'iui  ipie  1<M  atpitulr^  »i>io  van  u  aquellos  lii^^iii 
donde  cnciientnuí  !a  mas  completa  segurítliwl,  no  ¡«olo  pura 
«•speculacioutyt  presen  tv;*,  sino  también  para  las  venideras;  qac 
bustfi  pux>»  atiBcrii».  el  goce  actual  de  todos  los  bienes  de  la 
dul  drden,  si  do  se  dívim  ilc  un  mudo  claro  i  scgtiro,  on  cuaai 
cabü  cu  La  humana  previsión,  que  talos  bienes  soo  del  todo  aó 
dos  i  daimlei-os:  i  (jiie  esto  ea  todavía  mas  esencial  para  el  pi 
pietarii)  i  el  colono,  ligados  a  un  jénero  de  trabajo,  que  dei 
legar  a.  su  descendencia,  i  .sobnr  el  cual  nada  pueden  anticipar, 
no  s£?  les  demuestra  <¡uc  ellos  i  sius  hijos  gozaiiiu  iie  toda 
gurídiul  en  sus  personas  i  propiedades,  sin  interrupción  ni  d 
brimento. 

Í)ebcmos  confesarlo,  semejante  seguridad  falta  desgraciad: 


la 


LAS  PliOVINTIAR  DHL  SUR  257 

te  ii  liis  proviiiciiis  del  sur,  sin  que  la  puz  ftctual  i  \<ts  bíoiics  por 
t;llii  consegiiidos,  puedan  influir  en  \ii  opinión  contraria  a  su  esta- 
bilidad, fundada  en  la  larga  serie  áv.  guerras  o  incursiones  de  los 
araucanos  en  aquel  territorio,  desde  los  tiempos  de  la  conquista 
hiíata  nuestros  dias.  I  he  aquí  et  orljen  de  la  desconfianza,  i  la 
verdadera  causa  que  impide  a  un  gran  número  do  capitalistas  i 
empresarios,  el  pasar  a  cstablccorse  al  otro  lado  del  Maule.  ¡lií»- 
tiiLS  que  ella  no  se  remueva,  o  se-  den  al  menos  los  primeros  pasos 
para  alejar  ol  peligro,  serán  inútiles  todas  las  tentativas  i  esfuer- 
zos que  se  hagan  para  mejorar  la  con'licion  de  los  habitantes  del 
sur  o  para  ponerlos  al  abrigo  de  los  males  i  calamidades  a  que 
están  expuestos;  tal  os  nucsti-a  opinión  particular,  fundada  en  los 
antecedentes  que  dejamos  expuestos  i  (¡ue  ti-atarcmos  íle  reforzar 
on  otra  ocasión.  La  sometc^mos  gustosos  a  todos  los  hombres  de 
luces  i  amantes  del  país,  solicitando  el  auxilio  de  sus  datos  e  ideas 
en  materia  de  tanto  momento. 

(Aruacaiio,  año  de  1841) 


^ISL'ELÁKEA  17 


CURSO  DE  DERECHO 

ADMINISTRATIVO 
POII    M.    COTKLLE,    3    TOMOS    h."    CAltiH   (*) 


I 


Se  hait  publicftdo  gran  númem  de  obras  sobre  el  derecho  od- 
niiDÍstialivo,  i  »eti  que  iibraoín  la  niateria  en  greode,  como  los 
«bios  tratiuioüi  de  Ion  !«i-i*Mjn^«  CiM'itietiin  i  Mnoiuv),  sen  i|tie  se 
limiten  a  uiui  de  siis  ¡MirU's.  ellas  prcMtaa  a  lo»  mU'ivsudw  i  a  la 
administncion  miama  una  ayuda  dv  qui-  dcbvn  uprovvcliundt  igual- 
mente. 

8i  la  jui-Udieeion  adininúitrativa  ha  sido  por  largo  tiempo  el 
blniKo  de  mal  fondados  atacjueis,  dinjidos  a  su  principio  i  orfjcn. 
<H  |m\^cÍm>  tvinf<-sar  i)iie  i-ma  digno»  de  una  atención  aería,  ciinmlo 
»;  uncitmiiiubnn  ii  ublcner  garantÍM»  que  U^nernt»  ya  a»egnraila.s. 
La  publicidad,  (|av  parecía  t«in«ii<'C  por  d  oonmtjo  de  estallo,  ca 
cabalioeote  I»  que  ha  dado  nueva  autoridad  n  su»  decisión*^  Sin 
duda  inspiraba  conKanica  por  sus  luces;  pero  Daniado  a  ejcrcvi-  las 
funcioneía  de  juez,  era  preciso  que  las  portes  pudieren  hawrüc  oir 
ante  él.  Un  debate  público  i  cuntradictorío  pi<esenta  a  la  defensa 


*  E«t«  artteulo  tl«DA  tantas  aplicaciotica  a  nuottro  rAj)m«n  adiiiiafBtntl- 
TO,  qiw  no*  lia  (urucidu  digno  ele  ona  lectnra  atenta.  Lo  bom^  tniduoido 
del  Afonilor  Dnivtnal. 


SGO 


U18CBL1XEA 


vcdUJils  prL>ciofaíL  Los  act06  de  jostida  deben  aer  a  t4x1a  luz. . 
Eeta  L-s  una  n'.-ccsidiwl  para  Ins  pAiies.  i  en  cicrUi  modo  para  et 
jncz  niisma 

El  consejo  de  «íCado,  tribunal  siiprenw,  estabieco  por  sus  ilfr*  | 
citúane^  la  unidad,  (jiie  es  una  de  la.i  cundiciíjnos  de  la  jit.ti.iria.  A 
Ion  tenilencias  que  se  extravian,  a  las  variaciones  qiie  piicivn  en* 
contrar»»  en  eí>as  juriidíccíuncti  eiipaicidas  por  iodo  el  roino,  mm*  I 
tituire  una  acción  fuerte,  juíciohh  i  petacvomnte.  Kii  una  palabra, ' 
■  aea  rnalfs;  fueren  Ui»  iipiniíHiu»  acerca  de  «u  organizacimí,  noi 
IMxIrA  ni^cMde  recun'jRer»ei|ui-  ensu»  dtdáincm-s  i  cu  su^docro-j 
Um  vx  un  eucrpo  Índept.-ndicut«  i  cnteniinenti;  libre 

Lfi  recopilación  do  estos  decretos  es  un  servicio  real.  E-h  preciw) 
agradecer  a  M.  Macatvl  la  ¡lustrada  dilijencia  cjue  faa  empleado 
«n  nna  empie-sa  tan  útil,  continuada  en  el  dia  por  M.  Lebon,  qtte  | 
luí  ¡iiibiicíido  tamliii-n  los  decreUut  exp^lidm  di^e  el  oi-ljeii  del 
«()nN.gi>  híUHUí  Itt  f>-»'lin  «'ii  <(ue  prirK-ij)iii  itijui.-lla  cwU-ecion-  Pvn>  i 
lo»  abogudoa  del  consejo  de  GMtndo  no  han  querido  ct<ñinifl  a  ra^j 
copilnr  li.i*  iwlod  de  I»  jurisiJindericia.  Han  publicado  ImU-wkw  ira- 
per  tu  utUimuM  luibr^-  varínu^  partes  del  derecho  Aduum»tmtiva  I 
por  sus  obras,  como  por  sus  defensas  orales  o  oecrítas,  se  labran 
ain  cesar  nuevos  títulos  a  la  can.iiderac¡on  que  tan  justamente  ha 
adquirido  su  <^rden. 

Kl  Cur»>  de  dereejto  <itt7HÍni*tmtÍvo  aplieuilo  a  lo*  Imimjot ; 
pt(/i/^coi*,  diidoH  luEiecionleuientc  ptjT  3Í.  Col<.'lle,  uno 'i<;  elluit,! 
ocujuí  un  lugjir  luiii  distinguido  eutre  los  libixis  do  juri»]>ro<Íeii- I 
cin  iidiniíiLttmtivii.  M.  Cotelk-,  fui;m  de  sus  extensos  cuiiocImíCQ- 
tui  0OD1O  juri»coutulto,  xc  ha  cncontnulo  en  la  situación  nuul 
lavombli.^  (|uc  em  ]}usiblu  para  componer  esta  obra.  Encargado  i 
hace  ni'Vos  de  la,  en.4eitaoza  del  derecho  administrativo  en  la  i--*cne- 
la  de  puentes  i  calzadas,  ha  tenido  que  dL-dicai^ae  a  un  estudio 
especialisimii  *(tiiv  Iiik  anuntiiM  coiic>  rriientit*  ¡i  e>t.^  iiiutvrin,  i  lo  | 
ha  hecliij  cua  fervtM-  i  fruU^  Brillo  en  U^kIu  üu  obm  inia  crítica  «a- 
bia,  i  una  ilu^stiad»  aprceiudun  de  las  «qicde»  eu  que  debí»  fun-j 
dar  Ku»  cldClrinaK. 

Cuiuido  dimos  cuenta  de  la  primera  edición,  indicamofi  algunos  I 
vacíos  que  se  han  llenado  después.  Una  tabla  analítica  que  echa-  \ 
bauíos  menos  ent^lnces,  hace  mas  tjlcil  ahora  consultar  la  obn. 


pTf^^'iilA  ni  tiii^m»  li(.-iii)»i  tin»  t-x|iM'Ír  <lc  rr:4iiiu<-n  de  Ion  priiiri- 
pií»*  jvm'mU-51  i\n«  !•}  autor 'K-scnvui'U-«  m  di». 

E^Ui  M-gutii)ii  'tlúñou  contU-iK-,  ndvto»»,  ám  trataikasnncruK 
uno  ^ibrí'  hí  Irji^Ufciom  de  la»  múia»  i  canienu,  i  el  <>tru  ínbcv 
ítw  fítminoM  rrcintílf)>, 

ií.  Cotelle  MI  retnontA  sb  cesar  a  la  rerdwiera  fuente,  es  iImát, 
a  la  díscusioa  de  las  leyes,  para  Uastrar  los  príncipíos  de  La  jon». 
prudencia.  Su  obra  ofrece  de»()e  luogn  ana  análbiU  completa  de 
lúH  flfbiii<>ü  (le  eüiús  iiUiínwt  aüo»  •.*«  Iili  dii«  cámam-t,  do  solo  s(»> 
brv  la»  Icyi-v  adoptndait  i  proinulgiulas,  «no  también  itobrw  pmpo- 
aiciotu^  lui-  no  Ik-if^aroD  a  conTcrtin»  en  Icyca,  como  W  tvlntivos 
a  h»  aluvioQeü  úv  los  ríoa,  a  lofi  a^iuis  tcnnaics.  etc.  Al  tmtur  de 
cada  materia,  enuncia  pñmennronte  loa  bedicn  hútórícos  i  loe 
interÉses  socíatos  a  que  el  tejislador  hn  puesto  U  mira;  i  de  estas 
oonsidemciones  jenemle»  desciende  a  la  explicacinn  anaUtica  de  la 
leí  i  a  Las  «>iiir>i venia»  •jiie  ha  hecho  nacer. 

G]  capitulo  ÍM  liminÍAiif,t\WiMl'}Citniña\itnle  alfrunaíi  pájinaa 
en  In  primont  i-diciou,  en  la  pTr»cnt«  faa  rucibido  a<lidoni»  e  iliuu 
tracioncx  cxK-nM»,  dv  iiiaiiuní  i)uv  luk  llogiidu  n  ser  u»  venliuU-ra 
talado  sobre  la  materia;  i  oomu  las  minan  Han  stila  mas  particu- 
hnuente  el  objeto  de  nnestros  estudios,  consajiTan'inos  una  parte 
de  e^l<!  nrtit^iln  n  rjit-  iiMinti>,  cuvu  imptirtanna  ha  «ido  uiiií  Itieti 
comprimid i<ln  i  <lvn»v<tni(ln  pi>r  t-l  iiiilor. 

En  ■^fi-títo.  la  Ivjislacion  iK*  las  míniu,  por  hn  intonsa»  nrinu^ro- 
aos  ipie  abntza.  no  podÍa  menos  de  ñjar  su  at«ncíao.  En  todos 
tiempos,  los  cütadistaa  i  Io9  adminiatradores  tw  han  manifestado 
]>enetnula4  de  la  maftnitnd  de  esos  intereses;  i  .siempre  tto  ha  re- 
ddiocidit  '(ue  la  accinn  i  la  vijilancta  del  gobierno  eran  nccaüarias 
piim  eotiwnar  a  la  lojci'Hlail  riipic-XiL*  pi-ecintuLS,  de  que  nn  benefi< 
ciu  muí  entendido  no  la  dejiuia  talvcz  sicar  partido. 

Pero  (Cuiil  es  el  principio  en  virtud  del  cual  debia  ejercerse  cmi 
acción  i  esa  vijilanciaf  jEa  el  esUwlo  el  verdadero  i  único  dueño 
de  la.s  ri>{iiexLt  ipie  abriga  In  tiem  en  sxn  entrabas?  fEste  título 
es  i:l  qiiv  lo  rncitllit  ¡ku»  intervi-nir  vn  !n  d<-r<.ni!ci  i  protección  de 
la»  minas,  como  i^osa  íiiynt  O  por  el  conlniri'i  iprucude  esa  iniei-- 
vrneion  do  aquvl  otm  principio  menos  abmlutu,  pera  no  menos 
imperioso:  i|ue  la  socjednd  no  debo  hallansu  indefensa  contra  ein> 


pn^A»  ijWr  puf^íat  «Mnpnwnelcr  mm  intacam,  í  tii  virlaH  del  ciwl 
8U  gni»vni>>,  <j»i;  tM  ^i  [tmt^^MAr  twtunil  i  tvg«l.  •«  llatiuwli»  a  t«- 
Ur  «obre  pilos  i  n  proU^jcri'itif  Mucbn  «■•  tw  «^sernto  «obrv  vsIbs  (Iu» 
hipwlpá».  que  w  mluQcn  n  dcdr,  pur  iinn  pnrtv,  que  hte  mioM 
aun  propiciad  pública,  i  por  otm,  ignc-  kiq  pnipicflad  pMlicalar,  i 
qae  <!l]  e»t«  último  tdul'-'ma  la  avciun  gubernativa  tiene  I&  mil» 
de  impedir  que  d  propietario,  sea  quien  foere,  abuse  de  lo  sayv^ 

La  A.ianibtt-a  Constituyente  se  ocupií  en  el  exilineti  tU:  esta» 
teoríaíi.  Sol>r<:-  t^lliUi,  hablií  XiraU^u  jtor  U  iVItitua  wr..  Hl  «Kuntn 
no  parecí!  n  príiwíra  vímIm  que  fiic-Ht  a  pnii)ií«ito  pMa  inspirar  ItM 
gran)]*»»  tnonmÍi.'ntos  too  bmiliarts  a  iu)u<.'l  ilustre  orador.  Sin 
embargo,  se  le  v'iá  emplear  en  él  la  superioridad  de  sa  talento,  i 
se  adroiran  con  mucha  rsuon  loa  discursos  pronancúdos  en  esta 
diacusion  por  a4]ue]la  vozclucaente,  )'a  tonprAxiDtaa  extiiignírM^ 
Él  dio  a  cuoftcer  que  la.'i  ininas^  pur  su  pimiciun  en  el  xtao  de  la 
tierra,  i  par  k\  método  que  se  .-dgtie  pnni  beiiofíciarla«i,  no  podían 
n>imfi>(?  como  d«^¡M-ii<k-ncin«  nlMnliitas  de  una  r^npt^rtície,  qmi  tmÁ 
dividiiln  entre  gran  númen>  do  pmpieturioK.  Subii^ndo  al  ortjen 
de  las  suci(!(la')c!n,  manife^ttií  que  la  partición  do  las  tÍerTa«i  do  ha- 
bia  podido  abrazar  sino  la  superlicie  sota,  sino  los  Gampmi  desti- 
naflus  al  oultivo.  en  Eavor  de  la  comunidad  reunida  paru  la  ugr*- 
fiion  como  para  la  deft-nsa;  i  que,  si  esta  divi&iua  era  Himple  i 
Ketl,  fá  se  prestaba  a  todas  las  modificaciones  que  padíe»ea  tv 
fiultar,  ya  de  los  conveniuM  paeífieos,  ya  de  la  conquista,  tw>  su- 
cedía tu  raiflmo  con  ]m  titiniLs.  \o  por  eio  era  su  ániíito  vindicar 
»n  dominio  para  el  cMndo.  Quería  mío  que  faenen  lnbun»»dn«  i 
bem^liciiulnM  Imjh  In  in^piveion  del  gobierno,  pimiiie  tí*tc  era  et 
único  imfiio  «■■fieaz  de  con»er%'nr  en  la  iiuoion  riqueza»  preciosas, 
que  por  ku  especial  naturaleza  no  podían  abandonarse  a  un  réji* 
men  dv-  libt^'rtad  alwoliit'n. 

El  gobierno  era  el  ditegado  de  la  nación:  velaba  en  que  no  .se 
viescu  comprometidas  sus  necesidades;  i  le  pertenecía,  por  tnntu, 
ha^er  las  concesiones,  pero  sin  desconocer  el  derecho  de  preferea- 
«ia  adquirido  a  los  prapietaríos  de  la  superficie.  T.-il  fué  el  prín- 
cipio  fundamental  de  la  leí  de  ITül:  peni  Ke  íw  innn  allá:  itqut-llA 
leí  peniiitifí  a  todiKt  Iua  pntpietaríoet  lalxirear,  ¡an  co(iccj<ion  algu- 
na, en  isns  tiemi«,  haMtu  cien  pi&«  do  pnifuiididaiL  Semcinnfcc  di»- 


4 


CURSO  DB  DERECHO  ADUIXIKIRATÍVO 


ZfiS 


posición  no  podia  prodiicii-  vm>  U  iuianjuia.  Dictada  por  escni- 
pnlus  mal  enteodiilos  >Mbtv  \im  ilvix«huc<  ñ<A  pntpiotario.  did  una 
henda  funesta  al  ubjeto  buncSou  y\nv  isv  tnitiiba  do  ubt^ner.  Nos 
hidlábiunoa  en  medio  <lc  niimvi'OEats  i  nculoniiHn»  •'ipu^icionCR,  i  nb 
r.r.itti  de  transjjir  así  entre  princJpíoü  contmriftv,  ¡ktu  la  soliicion, 
c»lo(-jÍmIo»e  bajo  el  punto  de  vista  del  íniL-iVí.  ji-ncnd,  no  fué  awír- 
tada,  cntno  ttiicede  siempre  que  en  wz  de  cortar  la  difícidtnd,  »e 
crean  por  nii«  prx'tondida  cunciliacíon  disportcioncs  contiwüct«- 
ria»  i  (lifiwdlitd''>  nuevas.  Es  pi-ccíso,  no  ob^Untv,  oonfwsvr  '\av 
Ir  ctKMtioD  (le  pnipiedatl  era  difícil  i  compleja;  p»n>  lo  quü  dvbia 
Hominiir  i-n  <wt:i  cm'>l¡i>n  i-m  la  atilidad  pública.  TTna  lejislacion 
»ibrv  las  inínas  l^no  j>oiiem<H  ¡ncuJcailo  dema^iiado)  no  debe  te- 
ner otro  roávU  ni  prop')niTwe  otro  objeto  que  k  utilidad  pública. 
Ahora  bien,  ¿ao  es  cvidv-ntv  ipu^  en  un  pnU.  cnrao  la  Francia, 
donde  la  propiedad  este  dividida  ul  inünit'»,  donde  no  haya  nni- 
dnd  ni  concjorto,  donde  todo  ol  inundo  píx^Mu  jMner^e  a  laboivar 
a  su  libití  albtxírio  o  su  capricho,  vin  rcglw  i  «n  que  nndic  vijili- 
Mibre  laa  operaciones,  se  perdcriim  ntpivziw  ))n.-«t0!>as  para  la  «o- 
cif^lad,  i  por  nna  imprevisión  fatal  k>^  compP>(net«rÍH  la  siiertc  i 
se  diUjiidnria  la  heivncia  de  la.<;  jeneraciono  futura»? 

Has  si  la  leí  du  1 7tM  no  akan»1  el  objeto  que  so  pn>pn«Íeron 
sos  autores,  tnvo  ni  mvmw  la  wntaja  de  hac^r  cesar  un  drden  de 
cosas  que  había  excitado  vivaic  i  lojItimfLt  rwclantociones.  Bajo  el 
iuijK'rio  de  los  abiuxM  del  tlrr-xlia  ('*•  vxfolxa.  derecho  cuya 
naiiiralexa  i  orijen  mismos  f*n\  materia»  Av  oulruvorsia,  se  ha- 
bía vistíj  conc<>der  mercedes  que  abniznban  pmvinciaB  eritcras. 
En  vano  procuivron  algtm<w  de  nnesbros  reyes  introducir  v\  bii«n 
lirden  en  <Mta  {Hirt«  de  la  admitüsti-acíon;  el  favor,  lew  «.■mpeñ'M, 
(as  Ímporlunidnde--<  de  loa  oortesanos,  aiTancaban  tftulo«,  que  vn 
manos  de  sn»  tenedoiv*  ocasionaban  un  ajio  escandaloso.  EntiJn- 
ce.-t.  como  después,  se  eniitiaii  ncciont-s  qilu  la  credulidad  pi'iblicn 
Mm'haub<^  i  «e  hacian  caudales  con  la»  ruina*  de  b»  ilusos,  las 
vsjteculac iones  inmorales  que  se  han  pnxluctdo  en  estos  últimos 
tioiiiiNXí  «m,  a  este  respecto,  n?ia  triste  i  vergonzosa  repetición  do 
los  deVinU-nes  que  oti-as  épocas  vieron  nacer,  i  que  fueron  mar- 
mdiLs  por  elliv*,  coum  por  la  nuestra,  con  una  Justa  rcprub«cioQ. 
Fiicil  ce  conocer  que  en  tales  cirounstanciaa  era  imposible  qne 


prosporiise  e!  Inboníti  tle  miiuLs;  i  lUvi  fué  on  cfift*»,  nm  nlf^mt^ 
raras  cxcopcioiLC!!.  Debbi,  ptie*,  i>t?n.-«r<ii'  en  tiiojomr  In  IcL  Áá^ 
cu.in(li)  M>  |tn)|iiuto  In  cucxtioii  vn  la  ^^üambK-n  Cunatílajrente,  ox- 
dtó  uu:t  nbcncíoD  jenero].  Al^itH»  fiAna  ante»  Tiirgot  había  yffo> 
cuiiida  dar  nlguna  luz  a  la  niaterio:  pem,  p«r  gitintlo  t)ii(?  hvíi  la 
aiiloriiia')  de-  e«t<  retiíraiin  nuinbrc,  ts*  preciso  tlocir  ijiif  Tiirgut 
no  acertd  a  dar  uoa  buonit  milncicin.  Eti  .-iii  súloma,  v\  T|nu  tcaüt 
don*Iirt  n  liil>nu'  iiiui  iiiiiwi  vm  el  prinitr  »cupanU-.  El  propiotiuío 
di' b  N>i|K-rtii-Íi^^<'4U'alMi  i>tl  sn  campo,  llognbn  a  tina  vem  n  na 
mimto.  i  |>or  esto  «olü  um  8U>'a  la  pinpicdad  de  U  mína.  Pero  el 
]iiMpif(iirio  vecino  habiii  t«ni(li>  igual  suert*  en  siis  tierra».  Pri- 
nK-in  causa  de  lüsputa.  l>»ipui»  cootintuiba  cada  cual  sus  labo* 
]x«.  i  «e  onirontmlKt  el  uno  con  el  otro,  b  riesgo  de  demborlo  ¡ 
destruirlo  (íhIo.  Este  derecho  del  primer  ocopante era  en  loaliibtd 
una  (w«n  inaplicable,  inipocUblo.  Era  organizar  la  guerra  t-n  Iiw 
entraflius  de  la  litinit,  cntiiu8Í  no  niM  basUiM;  cmii  la»  t\nv  turban 
su  RMjx'rtici«.  WiKi  rvinodiar  lantott  «ui!<t^  it]M.-Ia)>n  Turgot  n  U 
fi|uidail  natural:  ¡«u(.'ñu  do  un  hwinbix;  virtu»^  Eflns  teoría»  hnn 
isídn  i^TÍi-ctainentc  Hprvciadn:^  ]ior  3f.  de  VÍIIcfí(««c,  en  su  Hii/um 
iliiirrul,  ohr»  que  rivirá  cumo  un  tuonumento  de  ciencia  i  lejía* 
lacíon.  en  que  el  injeniem  ha  sabido  eleviuse  a  la  altura  del  pu- 
blicista i  ilel  inini.Htro. 

Cnando  íl  eM:ribin,  no  cHtiib»  finn  en  vig«r  la  niie»-»  K^íUlucíoa 
!«obiv  iiiinaK.  T^i  K-i  proiniiIi;>idii  el  21  de  abril  'U-  Hl"  habia  «ido- 
pi\x-i'4lidn  do  dt^u«Íones  •.\\it:  yhwaitm  algunos  a:5o;t.  El  ompenulor 
tomó  gran  porte  en  ellas:  í  sí  en  algunos  pnntos  se  modificaron  sos 
opiíuoneH  en  el  curso  de  esto»  prolongados  deliatea,  al  menos  so 
puedo  ver  (jne  en  e«to,  como  en  todo,  sabia  dominar  las  mas  altju 
ciic-<tion<?«.  I^üta  le  iuipresiomi  Ini^o  tiempo;  i  no  es  extraflo- 
ipK-  la  promoviese  en  su  con»-jo:  enlt^ncG»  el  guerrero  se  trasibr- 
utUm  en  lejislador  (•), 

Ttido  el  mímelo  convenia  en  rjiie  «m  nwM'iíario  variai-  la  IcjUla- 


I 


í")  A  In  vu<»lta  Ae  sus  graii<]L"t  lutnllaa.  dcBoalnd**  upéost»  laa  wpuehf, 
pit  itirijin  ni  ronnejo  de  citado.  (Jiimwniiilusdeannu  a  In  puerta  Í  ln«  r«- 
dobln  lie  cajm.  i  oí  ujier  gritnJia:  ti  fm¡irmdt>r,  irSait».  Napoleón  M  etica- 
miRnbn  nccletndimwnto  a  Ba  «lia,  Niludaba,  k  wntaba,  se  oubha,  tni¿atnu 


OVnSO  DK  URRBCnO  AUMI.VIÍTUTIVO 


26fi 


de  1701,  que,  prociimmlo  rt-pnitiir  abii.VM,  .tuto  habla  lo^ra- 
'if(i  -mw-JUtr  nuc-viwi  flesiírdoiM^  Kn  vaixi  iiu»  iustnimon  miniíite- 

riiil  lio  1>01  luthjn  loitAilii,  sii»litiivrn(lt>»t!  n  k  loi.  «HTCjir  su* 

¡tii|M.'rfí.-ocion'-«.  Rrt  ÍDdispctLetble  qito  mtorvÍtiic«v  el  ]MMkT  loji»- 

iHtivo  par»  fijar  ri-ijliií  jMjsit.ivitó  en  una  niabcrin  tío  conlrovci*Íii. 

Kl  Ciklí;|a  Civil  li;il>i»  proclaiii^o  el  principio:  <]Ue  In  propi^-xlad 
\üo  la  superficie  acarreaba  la  propieclw)  de  1»  Hubtenánco.  Eaver- 

(1a<l  (\n<!  «n  él  minino  íte  piwi-jan  o  indicalian  utuditieaciom^.  i)iie 
.se  rtmü-viibnii  para  las  onlonanza-s  ez^niíile^  át-  tiiínn.-t.  EsUi  c.i-a 

iucir  dv  nnlcinano,  que,  ciiaiido  SB  di^utioi^  la  l«i  «>brc  inlnas. 
[se  tcudiiii  baítnnk!  Inlitnd  p^iia  adoplor  i-l  príiiiñpin  que  jiure- 
[ciew  tnas  en  annonin  con  ol  ubjcUi  de  la  It^jíslacton.  Mas  en  Iti- 
Lgar  de  hacerlo  así.  se  engolfaron  los  lejisladores  en  teorías  i  abs- 
ltnuxioiie!<.  No  se  quiso  deoír  a  but  claras  quo  se  quitaba  al 
npií^larío  del  taieto  el  goce  de  la  mina  eunteiiida  en  su  fondo, 
I  ni  M'  qui.su  dáiíiela  en  téi-uiinofl  foi-inali-^  ni  aljibiiirla  al  e.itado. 
ISe  Mito  inncho  cuirlndo  de  no  dar  a  entender  que  m'  tnUaba  de 

un  den-vho  de  pnijiifliiil  jiiibliün.  Nada  de  iwo.  Ptun  biirtar  el 

Ii;ut:r|Hi  a  Li  c|Ír¡orilliul,  m-  íiiMJ¡n<>  »>nsidemr  hw  nitnii;^  como  una 
especie  de  bienes  no  definidoíi,  como  propiedad  de  un  jénero  ín- 
tletenitinado  que  habría  <le  recibir  du  lan  im-rfwlert  otorgadas  por 
ul  giiSicrao  el  carácter  i  lo»  iríitctiM  du  las  pnipieditdi-s  ordinanaa. 
í}(j  creta  dejar  a  salvo  el  |*rí»cipiíi -del  Código  Civil,  ponjue  se- 
CTt^itn  en  fnvor  d>-l  jintpietArio  del  «Hielo,  ai  é\  mismo  no  obk'uia 
la  lU'TC'tl,  iin  rL-iviii.ici  miento  fie  iwüorío  do  part«  del  quo  lo  ob- 


|biis  oBcinl«aí  a  reces  nlgnane]mncii>«iii»tnuijcros«eDiaiitflnMD  en «ílencao 
i  su  espalda  con  U  talieei  deacubjcita. 
Si  an  otnn  part«a  no  oncoDtrtha  obstÍDulo»  la  volnntaci  Je  Xspaivon,  no 

I  en  lo  in'unfl  un  >u  cnm^ja.  Sin  omhnrfcn  del  Brando  inÜiijo  quo  tenia  pfir 
Ift  aiiInri<Lid  dn  nu  \fir.,  haitn  el  pnnli>  do  lubi!r««  podido  drcir  (|iici  era  eon- 
(|nifta>)i>r  por  U  (utalim  no  inAniM  qun  por  1;li  srinu,  no  por  e*o  (>■  monos 
cierto  f)iio  to<!iu  Un  opíniíint*  >«  manifeitslxia  »  >i)  presencia  con  b  ffl»j«r 
libertad:  «I  oiapenidor  uaía  rnncba«  toc«»  f|ue  luoliai-  contra  olU*.  «AIiíu- 

Jliaa*«oi>^  diño  M,  Corqneaia.  »«  I»*  faabia  oou  U.  Treilhanl,  lOjieo  o)»- 
tiiudo,  H!l«ta  inlrípiílo.  qoe  no  «ollaba  fiiriliaeoU  a  m  unlnguiiistn  ini|>«- 
rül:  i  «o'lu  ikuir  famitlariiMiito  1)00  el  gMUr  aon  diHpula  a  'I'rcilbnrd  lo 

¡«OAtalxi  laaH  trabajo  quo  ana  batallo.*  fXola  dtl  JIomMr.) 


S6« 


JdiHCiíi^inu 


■Id 


íriu. 

i 


tuviese  cu  lugnr  Hv  él  I&ui  solncion  {tarecÚL  ponerlo  Lodn  en 
monla,  principios,  dvn*clioi<,  noo<!9¡(liuli-«,  ¡nlcrcwí.  En  ni'."!!'! 
todas  estuü  clistinciouo  diiw  o  ■u4^iii»f  sutili^,  m;  «•ivfugntln  tW 
inodo  expreMisimo  el  dcspusciuiiuntu  del  propicuirío  del  si 
deíiponei miento  tal.  qnc  tiü  fv  k-  ilt-jn!»  ni  aun  el  lU-rocíio  de 
r.Tuncift,  ctiiw  liajo  U  lei  de  I"!'!.  Se  sentía  bien  ípie  era  ] 
tuicerii)  asi:  )ie  t«nin  rosón  paro  hnccrlo  (*);  pcm  ae  temía  decíriu. 

Por  I"  dcnws,  ciui!i|iiier  iM:<nticIü  que  el  lejÍAlaflnr  de  IKIO  ai 
bnycsc  a  la  Ici,  i  de  ctuiiijuier  principii"  ijiie  i-jiti-ndioiw  derivar 
disposictuR  ({iiv  confit-rv  itl  gobivrno  vi  (k-n«hode  h»cer  meru' 
de  mina»:,  exte  derucho  v*t¿  imicionndo.   Ia  Ici,  vnnuidu  uiiJi  pn>- 
piednd  nueva,  la  hizo  peq>clua  c  inoonmutAbk;  i  cd  la  liLeralidofl 
de  esta  creación.  di(i  los  mitMuw  caracteres  a  las  mercedes  t«; 
p«iruli«  eiiyu  plazo  no  estaba  cumplido  en   \Sl*i.  las  diftcitmom 
•pie  han  ocurrido  en  hs  dot  cámara»  durante  las  iMtinuui 
ncn,  han  jui-ado  en  deiiioKti-ar  nuevamente  que  lax  reglas  ffii 
blccidoM  p()r  la  leí  de  l7!l*J  son  las  qao  mejor  cuadran  con  el  inte- 
tv9  jetieml.  Rl   gobierno,  cotocándose    esta   vez   fuera  'le 
nbstmccione^  arriinLii>  i^iii  tiu^iliu'  la»  i'Ui-í>tÍi>n«!»  iilii-s  fundatO' 
tales  de  la   mati-riu,  c|ue   fuvi'on   rv«uelt4W,  según  xo  piopool 
después  de  lafgoe  Í  brilUnt'.-K  ilebatcs,  ituslcnidos  por  una   i  w 
jMirte  con  una  gmndc  cncijía  de  talento.  La  raa»  grave  do  eetas' 
cuextioncvi  era  sin  duda  la  del  retracto  do  las  mcix^do)^  i  triunfiS 
como  las  otras,  porcjue  subsistió  evidente  que  una  propiedad 
tituida  en  el  ínteres  jeneral  debe  desde  luego,  i  tiiem])i-L',  l»e 
ciarse  según  ese  ínteres,  i  que  el  morcedario  que  no  cumplí.' 
los  cargos  tpio  ti^  iin)Mine  su  titulo  ttiiicmo  atnlica  ta.s  ventaja» 
c^  titulo  le  hnbia  conferido^ 

Colocando  cu  iirnt  eK[K,-ciu  du  inviolabilidud  al  que  uo  hacía . 
caso  de  sus  obligaciones,  se  lo  fiívorccia  con  un  ¡invilcjio  m' 
truQSo.  i  m:   lo   consagraba  un  <len?cho  de  uso  i  de  abuso 
no  jiodia  pertenecerle,  estando  sometido  a  una  Icjislacion  ü!*| 
cial,  <]ue,  -concediéndole  el  nso,  proscribía  formalmente  el  abuso^ 

(°)  TtTiiiw  «obm  eniu  Munto  el  tmtado  tl)t  ¡a  UjiJatiou  ite  ¡ai  mintti 
eniítrnu  ra  Frum-ia  i  Bfljiea*.  pnr  M.  D«1etiaciiDC,  Abogado  jtnenl  da  I 
OorW  d«  firu«i>las.  (Nata  ¡M  Hantlor.) 


CDB80  DE  UBRBCUO  AIIHIMItíTUATn'O 


2«7 


<0f 

Paei 


Jlándosc  adomaíi  ligiulo  por  nquiílUi  cláitsiiU  jCDCtal  i]uc  pcr- 

litc  rcsiilver  <íI  cmiiimtii  cii.indd  unii  <\f,  lus  juii-t<-«  iiu  cumple  con 

In^  iit)l¡^.tc¡itiR-Jt  1(1»;  ^  hn  inipuvHto.  Solu  utitre  t'MloH  loe  propie* 

ñon,  u'l  (|iiv  lo  ura  por  una  dádivn.  de  la  1ci,  ¡había  de  Bobrepa- 

ivnsc  n  toda»  Uu  regina  i  de  ínfrínjirlas  ¡mpuijenienW!  Tales  con- 

:iicnr¡as  eran  inadmiinbleH;  i  la  lejUlacion,  decidiendo  que  iiim 

«onoesion  de  mina  puedu  revocarse  en  cieitos  caaoiü,  ha  innnU:- 

tido  un  principio  t|no  dt^bia  ser  at\ui  tan  inflexiblí;  iMrtio  i-n  liu 

lídemaii  cotas,  «lando  el  oonoeaionario  se  expone  voltmUriatnviite 

a  qtie  m;  le  aptiijue. 

Tal  fs  la  docirínn  iiuc  pruft-sn  cou  nuNotros  il.  Cotcllo,  opo- 
niéndiiHe  a  U  do  M.  Uolubuctiuv.  con  <|iiik-n  svntiinos  uo  estar  de 
[scucrdd. 

Si  c8  verdad  quv  la  mina  está  sujeta  a  Itis  cargas  detcnninAdaa 
'  cl  íifto  df  concefiiiMi.  ¿extcnderemoü  esta  regla  ha^ta  imponer 
al  concf-HÍonniiu  tu  ubligacion  de  cvdci-  sn  pmpieda'l  sin  indeiitni- 
üaciii»,  kí  alguna  empresa  dv  ittilidatl  pi\blim  vxijv  vsU:  «ucriBciu? 
SI.  C'it'ílltí  w  pr^nuiiciabn  [)i>r  la  atinualiva.  Xí)Sotrí»  humos 
^«iiiilt't"  eit  otra  part<'  la  opinión  contHirtu.  Nos  ha  parvcído  que 
»l  int«i«s  público  podia  tnen  exijir  precaucione»  de  s^uridad, 
pcm  (]UL-  seda  confundir  dus  crisas  inni  divereas  sacriticar  la  pru- 

I piedad  II  íteinejantt^  cxiJcncta.H.  Ln  dv  Ihm  miua--<  t-^  lan  Kiigrada 
pomo  otra  uiialijuient:  cuando  el  propivlurío  llena  sus  obligacio- 
pcf,  ilvW  gozar,  como  los  demoa,  de  lo  sujo,  í  ttonc  derecho  a 
igual  protección. 

La  Corte  de  CasAcÍ<fli,  llamada  a  Billar  sobre  una  cuestión  de 

.  especie,  la  ha  resuelto  recientemente  en  el  mísm»  sentido 

ine  nosotíosi 

Cuando  se  ha  concoditlo  por  el  gobierno  el  pcnnüio  de  catear 

mina  en  virtud  del  articulo  18  de  la  leí  de  21  de  abril  de 

|Kl<i,  n'i  obstante  la  oposición  del  piMpíctario  (k-l  .'«uolo,  ¿[xidni 

frimtmr  v\  pinniso,  dncbínmdo  qui;  va  él  mismo  n  cnti-arf  IL 

ht«lle  rusponde  idinnnlivamente,  i  tampoco  podemos  adoptar  eo 

]Y\rU:  su  opinión.  I^ii  nutorixacion  conoc-dída  debe  hacerse 

Itrectiva  por  cl  tiiin|)o  designado  en  ella.  No  debe  ser  mus  per- 

iítÍ<Io  al  propietario  de  la  nupcrfieie-  impedir  este  efecto,  i|Uo  al 

apietnrío  de  un  minenU  de  hierro  de  aluvioD  anular  el  permiso 


l^eri 


SfiS 


HieCKlaHKA 


oonocdido  a  im  DUtestro  de  fragua  juim  beneficiarlo  por  si,  cuarulo 
el  pnripiotario  im>  ha  i)nerido  einpn^iu)<^r  d  bcn«liela 

Si.'  vrvy'i    Urgí'  ti'ttiip»  r|ii(i  lina  MimpK^  iltrüUifMl   iiiinú<t<a 
biutnluí  para  iiulurizar  )(m  cuteiM  ttoatní  la  voliintot)  «Ivl  pru[ 
torio;  pl-ro  ilc:í¡mcs  sr  ha' ir-Cunocido  c|u«  Uijo  la  piünbi-ri  ;;»fnV 
iw  la  leí  qtiocia  decir,  no  el  ministm,  8mo  d  sobiTono  qut-  <k-U 
mina  a  Tirtiitl  del  infonne  riel  niinútra.  I  en  efecto,  iqné  méac 
puede  hacPHío,  cuando  se  trata  de  ocupar  lo«  terrencs  de 
terc«n:>  a  ptiutr  ^xijo,  i)iio  impi!lrHr  tina  i'inlvii  rcttl? 

H.  Ciilrll»;  ha  omitiiln  tina  cí'Iktm'  iU-  nKusacicm  onint  día  {> 
r«cto«,  rfpítichiíri(l')lcs  ipit;  0]H>ni.-n  la  furrza  'le  incrtíia  a  cicr 
petición»?».  ijHC.  a  diMvrho  n  u  tucriu,  no  hw  piir«;i.-n  ailtiii«bl 
El  nii^uo  ií.  Cot'.'llL-  reconoce  ijiie  haí  ilemamlaN  ab^inlaií,  i  au 
puede  decirse  r|uo  mi  octuTcncia  os  frwaiente.  ¿No  aeria,  pues,  i 
nuevo  absurdo  darles  camnl  Ilartaa  exti'avajjaiiciaa,  por  nn  Un 
Itm  de  o^ro  moilii,  han  jjctMuio  poi-  la.^  cnbexas  dt-  cicrtuít  cxpli>tade 
res  de  iitina^  (*).   La  iMlminitttracion  que  !<uí>lancLa.s<!  pt-diiiM^otiil 
Jncoa-'iilfnuliiM  (i  nilicidns.  w  haría  wíniplico  do  los  nlmsíis 
K-ütÁ  i-iiraijpnla  d^-  reprimir,  i  léj<w  dt:  censurar  su  inercia,  úvl 
riamos  ngradec^tviela  En  cuanto  a  atiu^lloR  que  han  de  reñir 
acompartadus  de  inlormacioncí,  «i  alguna  vo«  ¡te  nítnnlan,  no 
por  culpa  <!<■  Ii»  preli-cUiM  m^hin.  TmIum  liont-n  su  ymvtt'  -n  cilu. ' 
nu  piiCM  líi»  tnianuis  qiio  Iijs  hnoen,  qH^^  nn  i>l»slauli;  rv|>i;lido«  a\i 
aos,  ütí  (li>MciiÍHau  en  pi>»u!titar  lo«  ducuu)cnt<M  indt'(pcuKnbK-«. 
pteciw>  ser  justos  con  Itninn,  lia«la  TOn  I'm  prcfeolntf. 


(*)  ItAl-cftwin,  on  sn  Uiitai-ii  df  .1  mtfit^t,  hnbln  do  los  >itiGcÜMlt]«  ctcr 
oliuie  lili  limnbre^  ronnuMn^  en  el  P«r<i  coa  el  titulo  Ha  i-.atnulomi'.  ^f 
oooionnionla  liumbre*  arruioAdoE.  qne  s  niore«d  il«  al:^nii*  ni>einne<t  mjii 
nlújica-,  ayUílaiJoR  <1«  múdale»  ini<mtinDt«ii.  i  d«  aquelbu  alcgna  »^Mni 
■loe  aun  [im|>ia*  do  lo»  jirujeelixtas.  «u  dirijeo  a  bu  pvnuoa*  opalent 
orvdulas,  dncribi'D  con  vonisi  mi  litad  i  plaanibilidiul  loa  «cAsIm  iI«  ríqn 
quD  Inii  ha  preiuiitndo  una  vctn  nueva;  producen,  >i  i^n necesut»,  miw 
dol  miiinrAl  quo  concionc;  i  soiticnan  con  unn  Mtgiindid  ÍmpoDttot«  t\na  I 
gaanncift  e»  iuf«liblc  i  los  cimum  owj,  bagatok;  rara  tcx  ilejaa  de  p«r 
Se  ioiaiií  ociB  ttociedad:  oída  ¡ntureaado  canlríbufe  mo  uiit  {leiiuefla  cu 
*t>  abre  la,  mina:  vi  fit^nder  dirijo  laa  opecacioncf;  aa  «acueutran  diliculla^ 
des  iojprcvíntnii:  f^  ]iid«  i9«h  diiicn».  etc.  No  oe  el  Peni  el  lioicu  [mis  en, , 
quo  M  Imn  ri«Io  caos  eatradare»  do  miiu*.  (Nota  tkl  Mtutilar.} 


Cl'nSO  DE  DRnECUO  AUMIXÜÍTRATtVO 


»C9 


31.  CdU-lk-  i  II.  I}i-K')k-o|iiu  no  i-»UÍti  tic  af))cix]o  oa  ciianU)  a  la 

i(K-itiiiuacÍKn  t|uc  ordinnriAim-Qtf  si?  concede  »  I»;  duetiits  de  la 

[ioic.  I^L-<opminiii-«  de  M.   Oelebeciine  eonvietien  tniv  cün 

DUv«tras,  sin  que  por  eso  f]ueniine8  jeneralimr  í<n  aplimcion, 

■peeniox  (jiic  esas  indemnitacíonea  nu  dnn  sieuipiv  »  los  jiropiobt- 

■ion  ami  ¡jutiuneiu  cualquiera,  dmm  rlícv  51.  C<i(flie;  ijn>-'  ¡kit 

el  contrano,  rant  vez  valen  algii;  i  iiue  lit  iitiura  Ivt  dictiula  cu 

Ijica  el  2  de  luayo  ile  ls:i7,  en  miti'lin  iniu  CuufrjniiC  V.  1(M  intw- 

i  fU-n-eho»  do  in  prupiedud  ^up^Tlicíiil . . . 
Si  U»  ruina»  mu  eoiKcden  por  mínuf  de  utilidad  piiblicn,  no  por 
detiv  ulvidaí^'  en  elliiü  c)  iiitei'es  do  W  propietarios  de  ta  SU* 
cié.  La  tei  du  l!»ltl  ha  pi-ovb4«  coinpletainonte  a  ello. . , 
&i  la  pajina  'i\H  del  como  2."  de  la  obra  de  M.  Cotelle,  cncon- 
106  eütA  pniprnicion:  4.Miérilra.-<  m>  exixto  ci>nn-.si»n  ni  permi- 
psra  di  laborío  de  litt  siistuiicíiu  iniíM-ndes  i  rútili^  igiii'  eontiv- 
uii  pntclio,  .*o  ri^pulaii  <-»iitt!iiL'<,  i  pm-ik-n  tmbujnrn'  iniuhi  Uileis  en 
«^jinvido  del  ilerv-cbn  de  propiulud.»  El  nutur  supone  <)U0  la 
itmtracion  tolera  el  beneficio  Je  la  mina  cuya  mei-ced  oo  ha 
«tórpido  n  nadie.  Pero  de  cua](|UÍer  modo  <)iie  se  mire  esta  tole- 
nucía,  nn  comprendeuios  que  pucila  íomn«e  de  olla  1n  oía-tecuen- 
Cta  a  que  llegu  el  nuUir,  i  ijiii-,  expiientn  en  liu  t/-rniin<K<  i|iii,-  iiadiitn 
e  leerw,  Wt  míIo  *(•  epene  a  tediut  las  r^-glus  de  la  matena.  sino 
que  eiflá  un  cunlnulicciun  con  lo  que  él  nmmodioo  áa  ceitaricon 
ta  razón  sobre  los  onlennnzas  de  minan  i  sohre  el  eüpintn  i[ne 
ha  dictada  TonutcU  en  su  precisión  i  jeneralidad,  la  prupoKÍ- 
icion  que  emite  produciría  resultados,  que  ¿I  ciertain«nte  noapnie- 
ba.  (Puedo  concebinte  mayor  confuMOD  quo  la  que  residiaria  de 
«sa  libertad  de  laboríos  antes  de  concuclerse  Iah  uiina^^  Esu  i^ji- 
en  aniqmlaria  nuestiva  riquezas  laint^rajcs,  i  hnriu  ilit»<>ríiL-v  j  »in 
objeto  la8  cuerdas  previsioneH  de  la  leí. . . 

Hállase  la  mixiiia  erudición  eo  LckIiuí  Xas  porte»  d<-  i-^lo  jp'Uide 
übra.  V.\  traLiulo  lii'  l<»  atuiini»*  iixiimtm  no  sí?  <lÍKtiiigue  iiiéiMW 
|iie  el  de  los  mina»  t*<>r  la»  cundderacioocH  (|ne  cu  él  »e  rleaauío- 
lliui,  i  el  STVM  número  de  cuestiones  nuevas  que  sl'  i'eBtielvi'n  .  .  . 
No  os  menos  interesante  la  discusión  sobre  la  pivacriptibilidad  do 
loo  caminos  ptVblicus  que  no  están  elasilicailoa  como  vecinales,  i 
sobre  las  (omuta  ile  quo  so  vale  el  gobierno  para  poner  la  intlustina 


370 


hiiícklAxea 


va  RioWtniento,  yii  [wr  iiiflio  'Iv  Inn  ndjiíilif-adoneA  públifíis,  ral 
Qiedüiote  peajes  ooncccÜdo»  pgr  tiempo  liniitoilu  w  ptri-p^-tuaim-Dl 
en  los  canales,  puentes  i  forrocariüra;  de  qnv  rvmiltan  nmUitud 
de  ciintrnUjíi  ¡uimini.tUntiviM  i  de  ooiiibinacjones  fiscales. 

St^nlíiiiat  i]<>  píidor  M-giiir  al  autoi*  por  todwi  las  paru-s  d« 
i^rn.  Crwmat,  un)|>iíru,iiue  8e  deben  recomendar  particulairoenl 
ni  Ivctor  Um  cii])ftul>w  conwigrulu!*  a  IcKt  ctimiruvt  reales,  a  la 
vtijadtm  fiur\iil,\\\i»fítniilr'iiie  nfíi^gttc-iún.r'nyfo  a  de/ií-rtieio 
a  loti  IntpicitcM  i  fwAiiKm  '/«  atfuti,  s  luu*  entiiUn-iuiientrnt  mrto 
l&rjicm.  a  tos  talUtv»  que  «e  timen  jxf  jMÍiifr<i«o*^  iwntuttnt  i 
ittrihliotlo'i,  s  los  confiiclon  df  ntrihiicionfii. 

Oíando  se  conndern  la  multiplicidad  de   negodus  en  r^liv  le 
injoniems  son  lUniadiis  a  ticupanie,  se  puedo  apreciar  la  iitilíri 
áv\  cunuí  dv  di'rochiindniini.ttratiro  aplicado  a  las  obrara  pi'iblic 
M.  BiTiird   iiiln)diiju  e-stn  eiiit<::fianxii  en  bi  escuela  de  puentes 
calzadas,  cuando  cni  ilin.snor  do  puentes  i  csüaulaa  i  de  mine 
i  en  clin  prratri  un  xcñnlndu  s<rrvicio,  nt»  ím)Io  a  los  jívenea  inje- 
nieivKi.  sino  a  cuantos  tungnn  intereses  que  vi'^lilnr  con  la  adi 
nistracion.  M.  Cotelle,  a  quien  se  encomend<i  desde  cntóncus  « 
c^tedm,  ha  hecho  ver  que  compi-endia  perfectamente  su  misioil 
rnñod i  reinos  que  el   modo  ron  que  la  ha  d<s«-iiipefiadi',  le 
lieiv  un  titulo  liourij^u,  sübrc  tAntos  otn>s  (\uv  le  dabiui  ilorechn  i 
la  eslimnciou  pública. 


(Araucano,  afio  de  IS4!Í.) 


DISCUSIÓN 


SOBRE  EL  EFECTO  RETROAaiVO  DE  LA  LEÍ  COK  OCASIÓN  DE  LA 
REFORMA  DEL  REGLAMENTO  DE  ELECCIONES 


El)  1H42,  tlon  Mnuuul  Antonio  Tocornal  publicó  on  El  Sema- 
I  v<u-io  <le  Siif\tin(/u,  Imj"  r!  título  <ic  Reforma  del  reglamfttto  de 
[■c/rtWoiiM,  Im  lio»  arliculus  «giiL«nt«s: 


I 


La  Minara  de  senadorctt  sa  ha  ocupado  diimntc  nlguniis  scmo* 
iicM  í]i3  la  actual  It>jis1aliini  en  cxaniioiir  Ih  Ici  <lv  vicccioni-v,  mn- 
ditícnndo  ni(iii'llo:t  •irticulos  i|uv  In  «xpi-ríi-ncia  hn  domustnulo  estar 
tíxptinfU»  a  ntayoTUi  i  mas  Uicitcti  nbusoü;  tnat«na  gmvo  i  delica- 
da, Tti  Ins  hai;  i  iwbrv  todo  uijonU^,  en  atención  a  que  en  el  mes  de 
novi«?nibrc  próximo  se  ha  de  poner  en  ejercicio  esta  leí  para  las 
calitícacioDes  liicnales.  El  senado,  sc^n  parece,  no  trata  de  in- 
troducir  en  ella  nuevos  principioN,  sino  de  procurar  el  exacto  ciini- 
plimientu  de  los  ya  sancionados,  en  cuanto  esto  pueda  depender 
del  lejialadur;  porque  al  lin,  siempre  hai  que  cle»can»ar  en  loe 
rundonarios  encsorgadoa  d«  la  ejecución,  i  sí  ísitn»  no  proceden  con 
legalidad,  fruHtnineait  scniíi  cuantos  diíi]>oct¡cione4  m-  Uiiiien  para 
precnver  abusos,  i  el  sistema  repitsítntativu  m^ni  «««quimera en- 
tre nosotros, 

Slui  distantes  eetainos  de  creer  que  U  leí  vjj«nte  sobro  eleccio- 


8T2 


HI^CELaVU 


Des  exija  reformas  i-ndicalcs;  ai  contrario,  creemos  ^iie  por  eOa 
ubtícnen  hu6cíciiU;  ivprcícntacion  Indos  los  inlcresca  de  a 
socieiUd,  i  concurren  tlül  modo  <iiie  por  ahora  cnnvii-nc,  las  <I¡v 
secciones  qiio  la  componen.  Felizmente  en  Chile  no  hc 
lu^nello»  choques  entn>  clii80«  dlttinias  (|ti<--,  aniraadn»  poi-in 
livsi  iipiii!Nliií«,  tiiiUui  tic  s¡u-riricaríí<'  nuil  limiten  le  i  no  miIh^ii  lii: 
«u  pr>jc<|K-ri(Ijul  sino  cii  el  duTio  iijcn».  Peliziueuti*  no  h»i  vd  tiac 
República  uiwLs  pmv¡ii(^ía.-<,  tMiiio  hw  c-ítUidiKii  de  la  Fi-tk-mcji 
Xuttu  Aiucrir.uiu,  p«u«  vayn  pnwiK^ridad  Itt  uWIÍcíoq  rlot  t 
da  osclsToa  sorfn  un  j^pc  di-  muerta  ni  poso  que  otras  la  mt 
como  una  condición  pivcisa  de  civilir^tcion  liberal  i  de  segurid: 
para  el  porvenir  de  la  Union,  Xo  haí,  como  cu  la  Gran  Bre 
una  industria  iabril  jiganlcsca,  colosal,  pero  macíIenUí  i  caá  di 
sespcnula,  que  clama  por  In  introducción  franca  de  granos  ex 
jonM,  mientras  la  iiiduatria  agrícola  se  opone  a  ata  franquicia 
la  ciKnjfu  que  üoI»  ím>  d«»])le^i  c»  laft  cuc»tion(u«  dü  vídu  o  mn 
U).  Ho  }uú  divenuu  xucliks  ivlijio^ns,  de  las  ctialvs  la  dumíoaai 
enlazada  t»D  el  poder  político,  linct^a  la^  otnuí  pccliems  suyas.  1< 
arranca  cotitrÍbiici{>iics  para  ol  sosten  de  un  culto  (|ue  abominan 
para  enriquecer  a  unos  mínistroa  de  quienes  níngun  socorro 
ríliía)  pueden  recibir;  niiéntrat  lai*  deimis  jiiiien  tndigiuidas  ba 
v\  pi-xide  ¡uhabilidiulct>  afiv'nl'Ot<ns.  Xo  liaí,  i^mo  t'U  )a  desvent' 
<la  España,  r^is  fueros  locales,  esos  prívik^íus  antiquísimos  que 
jjunas  provincias  quicmn  a  toda  cuita  retener,  vincubmdo  en 
la  conserTacion  de  las  garantías  que  las  otras  desde  siglos  a' 
se  hablan  dejado  arrebatar.  Xo,  nuestra  sociedad  presentii^ 
tiiiuta  hoiiioj^iiea,  sin  flivemidad  de  ea.iia.s  i  fin  que  nmnclic  iim 
tro  f,wiu  el  lutidon  de  In  eitclavilDd:  c¡ula  clase  «■ncuentra  sn  int 
re«  bien  eiitemlido  en  la  prcitjteridnd  de  Lis  tlenins;  todo  Chile 
profcsa  una  misma  fe.  i  adora  a  on  niimuo  DioH,  al  pié  de 
mirnnas  altai-cs;  está  sometida  la  nación  entera  a  un  solo  r^ji 
íjuWiiiaiivo,  que  se  obsiei'va  igualiiii-nte  en  toda  su  longura 
norte  a  sur,  i  linalinente  imperan  defide  un  extremo  a  otro  úe 
Ki.'pi'ibb'cn  tiiiiL-i  mÍHiiiii.s  teve»  escriíii-s,  i  aun  nna.siiii-itiiíM  coNtitin- 
brcs,  con  solo  In  difereiioi»  cjiíe  prorluw  el  diverso  giwlo  de  cul- 
tura entre  los  campos  i  las  ciudades,  entre  las  pobtacioacit  de  pri- 
mor (Jrdon  i  las  poblaciones  inferiores. 


r 


DI8Cne<I(IX  KPBRIE  Kr«  lEFKCrO  RETBQACtlTO  BK  UK  LRI      S7S 


1'^  nna  naciim  orgninr^i<la  (\o  iin  inodo  tnn  Mvmpaoto,  sin  ilotas 
pollticiO«  ni  cliL-u^-M  |>ríxil>-ji»tliiH,  im  Mt  tuicü  mentir  Ia  nfretútlad  de 
jenernlizar  el  dcrcvlio  de  sufhtjia  ^Ui^tni  )<oc¡t>diu]  »■>  compone  ríe 
rícnltores.  comerciaiito^  mineros,  Ictradoü,  militarcí,  etc.;  i  no 
40  estas  diveraui  clases  m  dan  la  mimo  i  m:  auxilian  mutua- 
mente,  sino  qne  entro  los  individuoB  colocadoe  en  las  gradas  iine 
eonxtituyen  cada  una  de  ellas,  hai  una  absoluta  conformidail  de 
iuit-reíteíi.  ¿Qué  diferencia  existe,  por  ejemplo,  t-nlri'  loedil  hacen- 
dado opulento  i  \tí»  del  labrador  infeliz  entre  Ioü  del  corocrcÍant« 

^HntlIouiiHii  i  li»  dirl  cliahiii  rtiyo  alnuic'n  a"  [«wa  de  I»  ipic  puede 

p^Rrgnr  en  lu  <?ii|wildu^  Níii^unii;  i  por  \i>  niÍMino  ito  vi-niní  motivo 
racional  púa  extender  el  derecho  de  gnilrnjio  a  los  clik8e«<  f[ne  en 
e!  día  carecen  de  él.  Ia  leí  rijcntc  solo  excluye  a  los  que  con  t"<!a 
propiedad  pueden  llamarse  ¡trotetai'ion;  Í  ní  deben,  los  que  profe- 
san principios  liberales,  ilesicar  que  se  oontiera  tan  pn.>e¡<x«o  dcn>- 
cho  a  quienes  sei-ían  incapaces  de  ejerwrlo  con  acierto  c  indcpen- 

jadencia:  ni  a  los  que  están  por  los  principios  C[Hitrario<<,  a  los  que 

^Pqui^iemn  w\lvai>«'  do  In  deniociaci»,  eonio  de  un  diluvio  que  cada 
dia  sutjc  mas  arrilm  i  que  amenaxa  cubrir  con  »U8  olas  las  maa 
altas  eminencias  sociales,  le?»  conviene  poner  en  mamis  de  la  parto 
intima  del  pueblo  unas  armas  cuyo  valor  do  t«rdaria  en  c»nnc<!r,  í 
que,  cuamlo  las  supiese  manejar,  seria  imposible  airancarle.  Obrar 
asi  fuera  eu  unat  i  otros  sacrificar  los  verdaderos  intereses  de  la  cau- 

^sa  que  í«Kttiviion.alii)tcn-^del  momento  o  a  Lcofiii.i  mal  aplicodna. 

^B     Ttctor  Uujfo  rvducc  la  lei  electoral  a  dvs  nrtfculua  niiii  ;í«nd- 

^lloí.- 

Í     Artículo  primero.  Todo  fnincc»  es  elector. 
Abt.  2.*  Todo  francés  cr  clcjiblc. 
Pero  sn  lei,  «gnn  él  mismo  lo  dice,  út:hv  wrvir  pmra  cuando  el 
pueblo  sepa  leer,  es  decir,  cuando  vst^  educado.  Sin  educación,  ni 
m  la  Francia  ní  en  Chile,  pueden  lli^tr  las  masas  a  ejercer  dig- 
[>ent«  el  derecho  de  mifrajio.  Venga,  pues,  cuanto  antes  esta 
inda  rreailiini  <le  Um  hombres  a  habilitar  a  los  que  ahora  abii* 
tn  del  Kufmjio;  pn-sénU-les  en  una  misma  copa  la  moral  pum 
Ti  la  instrucción  verdadera;  cnséAclenjuntamentc  sus  dvrfohos  i  MUS 
deberes,  i  eoocurran  todos  entonces  a  la  elección  de  majístrodos  i 
a  formación  de  las  le^'es. 


icpresentantes 


tUÉCtUiKKX 


U 


274 


wsokUxu 


Entretanto,  ri  la  <ytt<m«ion  <k-l  derecho  de  siifmjio  «k-bc  gm- 
duarse  por  1s  educación,  ni  VLTque.^cgan  Iai<  •lÍsposicÍoni--s  ríjcti- 
tehi,  8C  califícAD  i  votan  muchas  personas  sin  Itiees,  ún  conciencia, 
sin  opinión  propia,  i  que  solo  aprecian  el  boleto  por  el  valor  «n 
que  puudc-n  venderlo,  pam-ceria   necesario  coartar  ntas  todavía 
la  EiiciiUarl  ilt-  «ifragar.  I'ei-o,  ántc»  de  alterar  la  lei  en  esesEQ^tf 
tido,  coDvicD«  reconlar  i]ue  la  hIm^oIuIa  inde]»; ndviicía  ikl  ><^| 
fragunUí  («  inasequible;  i  si  f»  un  mat  que  está  sujeto  al  influjíi  '^ 
ñi;\  pofli-r  i  del  taltmto,  que  se  ptic^nn  ["mor  U-iilacíoiie»  ímsisti- 
bIvK  »  MI  ]>uhn>»i  o  ftuscilar  c^rúputos  ii  .-su  «npcndicion,  para  wr 
mal  DO  hai  tin  romcdio  absolutt^  tino  su  oríjvu  de  In  naluraka 
misma  del  hombre;  i  aqueja  mas  o  m¿no«  a  lodoti  los  patsee  en 
que  rijc  el  sistema  rcprc*oiitntivo.  I  sobre  todo,  flebc  tenerse  pre- 
sente que  los  abusos  mas  señalados  i  frecuentes  en   laa  últimas 
eleocionns  entre  nosotros,  han  provenido  de  la  ncglíjcncia  o  <lpt 
torcido  manejo  de  loa  funcionarioa  a  quienes  incumbía  velar  m>1 
la  ejecución  de  aquellas  díspodcion«& 

Ell.-ut  no  pueden  con  jiwticia  ser  acusadas  por  vicitis  que  m;  un- 
Jiiivu  lie  su  inobservancia  o  i nf meciónos.  No  iniputcinus  n  lix 
principio»  abuscw  que  m  cometen  a  despecho  de  vlloe.  Veamos 
mal  donde  ix-ulment^^  existe  i  tmteuios  de  aplicarle  oportuno 
metlio.  Éste,  n  nuestro  juicio,  consis-tc  esencialmente  en  esubl 
un  sistema  de  enjuiciamiento  expedito,  sumario  i  eficaz  p-iin  W 
causas  que  se  susciten  sobre  ilegalidad  o  nulidad  do  elecciones!, 
lei  actual  en  este  punto  i^  roui  incompleta:  pues  ni  üiquiejn 
fiala  de  un  mudo  ■•xpllcito  la  nutoi-idad  que  ileba  conuoer  de  lwt> 
rocurvos  que  se  fonuen  sobre  lu  validez  o  nulidad  de  los  vloccíoi 
de  electores  para  prcsHdeuUi  de  l;i  lU-públic».  Eu   In  cümant 
scuadures,  ha  habido  qui>.-u  opine  que  esta  jurisilitx-ioD  cumpeto 
debo  daño  a  las  municipalidades,  i  quien  \íi  atribuya  al  mismo 
eolejio  electoral .  ].ats  razones  quo  se  alegan  en  apoyo  de  una  i 


i>bt^j 


otra  opinión,  son  de  bastante  peso  i  merecen  discutirse  en  un  a^^ 
tfcula  separado.  Tampoco  tenemos  noticia  de  nna  disposición  e^H 
pre,*»  que  determine  ante  qiií  autoridad  deben  ventilarsit  I«t  " 
reclamoH  a  qnc  pm-de  dar  luípu-  la  elección  de  las  municipal iii-idno 
Estos  cuerpos  ijereeu  unas  funcione»  cuya  impoitancia  ii«  desw;*- 
Boccn  los  que  est&n  mcdiunumente  instruidos  en  el  sistema  de 


DT8CCfiI0N  SOBRR  El.  BFBCTO  RETKOACTIVO  DB  U  LII     3I& 


naeetiBS  instituciones.  Eüm,  scgiin  k  lei  de  uleccíonuo,  ilobnn  hu- 
llarae  ioataJiukiit  a  Ioü  <)iiincc  <!ia8  d««piic>'  di;  «ti  ruiuibmmiuntu,  i 
¡Mijoulii  irstv  tonino,  nu  pufliVndo  oontiuiinr  In*  ijin'  hnn  ciinijilMlii 
t'l  i](^'  in  dunicÍMii  do  mi  c&Tf¡o,  ni  cntmr  »  funoionar  lojílimiiincnli* 
aqucUoe  cuyo  nombramiento  se  Uche  de  ilegal  o  nulo,  puede  ha- 
ber un  inicrrfipKi  jK'Ügroso,  cujíw  etectt)»  h»n  sn/brc  Ujdo  teliiiblí-^ 
en  la^  provinciiiA  distantes  de  hí  capiínl,  dmide  Ioh  niiunbruH  i|e 
las  muñid  pal  idadcs  agn>gnn  n  tnLs  atribudonnn  nnturalut  Lu  ll*> 
jnece»  de  jiríniem  inritanoia,  i  donde  la  picnMii  iiu  vjoivc  tu  miIuiIu- 

,  blv  dis(-i]iliiui  iuA¡r>-  la  coiuluuUi  flu  Ioh  ftuicioiuiritjut  públiow. 

I      E»pi.-rnmofi,  puv»,  quv  el  oongri^so  nacional  m  ded¡i(uu  con  vHfMy- 
cial  cuidíido  a  llenar  los  vados  que  se  notan  con  K'bjwcIo  a  la  ju- 

■  nirdicciün  en  las  causa»  sobre  nulidad  o  ¡legalidorl  do  eleírdunt-H- 

^&per.tmtt>  tantbien  (pie  lU  renti-inj»  cuanto  nea  p<i»Íblu  lu  ¡irueba 
del  juramento,  i|ne  oí  un  reiortc  tdn  fuerza  eo  laa  olaiwji  Inrtiiiiw 
de)  estado;  ip»-^-d¡iM!um)n  (>t]>j;i  arbilrii»!  )>.        .:      '    <it': 
acrodit^;  hu  t<]i.'titiiliu[  cnti  In  ¡»T>"n»  cuya  <  j       .       .    i 

f)nc  no  tcngamoK  otra  vi-z alus  difunto»  votando  en  nuuMniMi'leu- 
docies.  A  machos  eu  las  últiioa»  pudÍL-ri>D  aplicarsi'  con  vliiWI 
esos  veriúB  del  Ariiiüto,  que  hanta  ahum  «e  habían  iitiradú  cuiii» 

[una  ucnirencia  fantáMJcu  i  &nntagantc: 


II  poTcr  mitao  ciie  aoa  a'cn  mectatn, 
aadn»  CMobaUcnóo— td  «fa  niorto. 


'  áüjuAu  intacta  la  grave  coMtiun  Bn^^ñlwlN  «n  ti  m^naiUt 
"la  tQtelij^oá»  de b» artieolcM  í-  -     "  '  •  'pi«'  bebían 

'  de  la  calidad  de  mber  leer  i  eserífair  o  ii-  ,_.  itnm  t-r  •m- 
dadaao  activo  cía  derecho  de  «ifhíjin.  Ella  «eti  el  obí«<<>  i\n  va 
•cgundo  anlnln  aalire  mu  tnat«ria. 


f8n-m9<irvf  tlt  H-tnl'utgti.  utu».  '.,  d«-  '¿.it  d^  t^iM**  de  i*^'¿\. 


27C 


MI!K*Er.Á!rEA 


n 


La  cuestión  t\nti  nos  propnttODujs  di]<euttr  en  rate  articulo,  vena, 
fwbre  an  punto  d«  la  mas  hIIa  ímportmicía,  cnal  no  íie  ha  (tre^An^B 
tado  igual  HeMlo  la  promulgacioa  di^  la  constituciuo  p<)UtÍira  ijn^^ 
nos  rij<!.  S«  quiere  int«qin>tar  uno  (1«   sus  aniculos:  In  ninwni  de 
eenadon^f  hii  dfclando  U  intorpi-et«fíii>n  ipic  iK-ltc  dAreelo  despnc^H 
t\f!  fM-rin»  discui^omis,  en  qiu-  :*e  luin  ciuitidu  opiniuneo  del  lod^^l 
opuestas,  recoaocioodo  cnda  nno  la  fuerza  irrcisiíítiblo  de  los  fnn- 
datn«nt<M  qae  arrancan  una  convicción  fotíma  en  apoyo  de  los 
diferentes  pareceres. 

Sin  caliñcar  de  antojadiza  ní  arbitraría  k  resblacion  del  tena- 
do,  que  a  nuestro  juicio  no  descansa  en  príncipios  íxllidnt.  l'D  di 
diK^ciones  naturales,  ní  tiene  por  base  el  bien  nacional,  sin 
en  duda  i;l  palrioliMiiio  i  liicn-rt  de  los  rcpTvwntantc»  do  cuyas  opí' 
iiioni.-»  dbcintJmos  en  esta  voz,  qiicn;mo«  ventilar  tnn  in 
inutvria  n>n  toda  la  libertad  i  frum^ueza  que  ínspíia  el  ci>nv 
inioQto  Tobustecido  por  ejemplos  anteríores  i  mas  aun  por  ul  di 
iTollo  progresiro  de  elementos  de  nna  tendencia  incierta  en 
cusaitchi.-  do  las  prciTogati\'as  del  ciudadano,  en  la  unión  i  anuonia 
do  los  podei-es  constitucionaleíi  i  en  Ui  tiel  oh»ervaiKñ<i  de 
leyea. 

Ha  4>ctipado  al^in  tiempo  la  atvncion  dv  la  cátunra  do  so: 
dore^  la  n^forma  dv!  reglnnit-Hlo  dw  clcwione»,  que  adolece  de  vid 
i  dofoctot*  suMlannide:*.  En  la  i-Jccuciou  de  sus  disposicianes, »?  tut 
h«cho  mentir  In  uocesidad  de  colocar  el  derecho  de  mt&ajio 
abrigo  de  toda  influencia  pcrniciosti.  De  aqnf  partid  la  indicaeiiii 
de  un  senador,  proponiendo  la  adopción  de  una  medida  que  pre-' 
caviese  muchos  fraudes,  a  tin  de  que  se  oblígase  a  lo»  siifnigantea 
a  suscribir  elli-s  miamos  los  boletos  ile  calificiicioi],  Ej<(a  indícací 
siipimia  In  jenuiu»  intelijeiicia  del  artículo  ;*."  lie  la  constitucioi 
i  1."  de  la»  di.tpoificioneü  transitorías,  que  dispuso  solo  tRvi< 
efeel.d  la  caiidnd  (le  «iber  leer  i  cKcribir,  después  do  cunjplido  el 
año  di;  1 840.  Se  tnit<i.  pues,  de  saber  si  ba  llegado  el  caso  de  n<.-gji 
el  derecho  de  sufrajío  a  los  que  no  sepan  leer  i  escribir,  o  sa  deban 


iit^H 


DlSOCaiOX  90BBE  CI.  EFECTO  UKl'BOACriVO  DB  L.l  L.BI      ¿77 


«xoopUiATM!  Iak  penMHiiis  (jiie  ánt«a  de  nhora  ee  hubiesen  mlifíca- 
^■do.  El  wikmI»  »:  hn  c]<:cii]id<i  fmr  bi  nñriitativa.  en  iiüo  do  In  TíícuI- 
^Btad  foiK-wlida  »1  cucr[iw  It-jisliiuvo  piím  riísijlvür  Iils  (liula:<;  i|ii« 
^PocuiTan  soltrc  la  intclijcnvin  dv  idgiiim  dv  lo»  iirlícuW  du  nitcslni 

carta  fúndame titnl.  El  '^."dd  «ipjtul<>4i  i4  I."  fiu  liis  d¡.'*p"isirt<niiTS 

» transitorias  aun  \os  du»  <lv  ctiya  tuti'rprctuciun  su  traln.  EUn  «onl 
Dporluna  i  legal,  pi-cscindicndo  d«l  sentido  qiic  debe  (Unelm,  «i 
hai  lugar  a  duda:  será  inútil  a  ia  par  de  j)eURi'osn  por  la  unción 
^^dc*  fin  principio  (]iic  ha  fratM]Uoado  siumpre  la  cnliwla  a  las  coii- 
^pnoctones  poUlicJtK,  t>í  no  se  presentan  oaas  dudas  reveí>tidas  del 
-canVcter  de  talejt  La  letra  ele  la  lei  resuelve  a  niiestro  juicio  este 
HprobleniA. 

^f  Son  ciiuliulanoi'  (uiivos  con  dereeJio  de  ^ufmjio,  se  diee  en  eJ 
articulo  &",  IfM  eküeium  qite,  habierulo  cumjitülo  vñntkitin* 
alUM.  si  »m  W^nw,  i  'xintiuno,  si  mn  «««Jo»,  i  Aabiendi»  leer 
i  eeeribir.  tengan  ulifuruM (te  los «¡ifuitníM  rttjitis'th'^. 

Ia  Constitución  de  18^  no  exijia  tn  c<didu<]  de  saber  leer  i  ex* 
ríbir  [uim  ser  einibulano  activo,  bn:fUiidi>  la  pOMsiun  'le  un»  ]in>- 
>ii-dnd  miit,  un  «ipiíal  en  jiru.  el  ijercíoio  do  un  empleo,  etc.  Ra- 
I  i]ue  no  es  del  caso  exponer,  moTÍeron  a  los  autores  de  la 
tittieioii  reftirinail.i  a  sancionar  el  artículo  <S.*  oar  ese   nuevo 
|uÍ6Íto  rcslnctivo  del  «ufritjlo.  Si  eu  el  luisnio  oMigw  no  «.'  hu- 
biera puesto  nna  condición  iftts|».*nsiva;  si  no  i9c  hubiese  diferido 
para  después  del  año  de  I^ÍM  la  completa  observancia  del  ai-tículo 
8.**,  claro  ecttá  que  no  habrian  su(raga«]a  las  pen«>nas  que  no  aupi<-- 
.     sen  leer  i  escribir.  El  ejercicio  de  ese  derechoen  la  forma  detcmii- 
^hada  en  h.  constitución  de  1 S24,  no  se  haluia  estimado  ooinu  ti- 
^^ulo  bastante,  t.-uiti)  mas,  cuanto  que  se  pusieron  en  planta  las 
niieviu  ciiiKlicioiits  .tin  disLineion  de  calílicadu!*  tinte»  o  dtvpiivH  de 
la  última  cartJi  fuuilament-fd. 

No  oslaba  disi^niín.Kla  vn  1^^,  como  no  lo  a-itá  aun  lo  bástanle, 
la  enseñanza  prim^uia.  I^u  justicia  octmiuijaba  que.  en  obsequio  de 
las  personas  a  quíeneí>  nopodíaimputaraea  negligencia  o  aban- 
dono  el  nu  habei*  aprendido  a  leer  i  eiwribir,  se  les  designante  un 
término  para  la  instrucción  en  primeras  letras.  Ya  ««itaban  acor- 
dadas  toda»  la^  reformas  oonstitiiciunule»,  sin  Gdtar  uno  solo  du 
oa  artíctiloH  de  que  consta.  Per»  en  1:»  disjiosiciunes  transitoria» 


S78 


UliiCElAKeA 


ae  Ilenií  eee  debei-  mandandi)  que  la  caiidtut  de-  aaber  leer  %  y 
irrifñrqite  tv^uierr  d  'irtíctUo  S."  w/w  ttivífae  efecto  d«»pue9i 
t'uihjilUlo  fl  nao  <U  iS^O. 

Por  unn  ptute,  tcnenx»  una  dccUi-acÍMi  tjue  envuelve  una  regli 
oblij^iioría  sin  (Üstincion  do  pk>rsonas;  por  otra,  la  snsponsion  t'-jt 
]>urul  iiinitail»  ni  c^jiacio  de  ^iete  afio^.  Llegado  yn  el  din  tn  i\\¡ 
por  «I  niinUUTio  do  la  lei  ctqHm  la  suHfieiuion,  U  rcgb  debe  . 
vivir  toda  entera.  S"-a  rjuc  i-i  ¡tlozo  i»n«.-did<>  irn  hnyn  lU-nndo  > 
itbjcto  qttt.-  los  coti^ituycntcs  »c  progjuíi^'iuii  ni  dinturlo,  *,va  i)ti 
no  fuese  bíen  consultadii  su  damcion,  la  reparación  de  isie  mal 
debemos  buscai'la  mas  allá  de  los  limites  legalea  Mientras 
vijciiti?  In  leí.  fiiei7.a  «s  obtíervarla  sin  peíiar  ea  justicia  ni  tox  nt 
lidm],  a  n<>  ser  (|ne  s^  ti^tn  de  reformarla. 

<P«n>la  ooiutilnciun  iii>  ha  quitado  el  derecho  a  los  que 
habíaa  ínsciito  en  1"?  rrjiítnts  (.•k'cti>ial<>?;  (U-bc  coiiscrt'ArM.'le* ! 
posesión  en  qne  están:  en  caso  de  duda,  conviene  ampliar  lo  faí"» 
rabie  i  restrinjir  lo  tidioeo,  sobre  todo,  ofineciendo  los  dcmaa  reqt 
siujw  inherentes  al  »ufrajiosnbrada  garantía  a  favor  del  buen  iiíolI 
Hnte  arginnenlo  repelido  por  los  jiartidavios  do  la  interprvtaeiun 
dul  artículo  constitucional,  coniptvode ^-njiíM  piinU»  que  pititín  i 
examen  M-paniilo,  Lo  rudiiuirvuios  n  tres,  a  saber,  dvrocho  adqui- 
rido, duda,  inturprc'tiicioD. 

Oeivcbo  adquirido,  una  concesión  temporal  de  ningún 
pueile  erijirse  en  titulo  perpetua  Que  mereoe  este  nombre  d 
Llculo  de  Luí  disposiciones  transí  toria-s  está  de  manifiesu>,  Itahi^ 
duee  incluido  la  cnlidíu]  de  íiibur  leí^r  i  i-wribír  entn;  los  rc-qiünt 
dv  la  oiuiladunUí  actt\'a.  Concunou  tciii]Mti-id  ])or  estar  sujeta  a  i 
períijili»  determinado,  temporal  pi>r  la  newj'idiul  do  ocreditíir 
idoneklad  de  la  persona  cada  voz  qu«  »e  It  {tennítu  ul  t^ercicio  < 
derecho  do  su&ajio. 

Iios  obligaciones^  i  derechos  civiles  no  dubon  confundirse  con"! 
obligaciones  i  derechos  políticos.  En  los  unos,  cuando  hemoH 
gado  a  colocamos  en  el  puaito  que  nos  asegura  la  futura  adqn 
sioion  de  una  propiedad,  friLsirar  es.-i  e^peranjoi  seria  un  atiiqt: 
individual  que  mal  podría  co1i<ine^Uii'»&  bajo  vi  disfntz  de  la 
y«nic-ncia  pt^blicit.   No  sucede  a.s!  reelecto  do  los  derechos  pol(lí4 
otis,  uxccptuándoDo  tan  solo  los  que  pertenecen  a  la  masa  oríjina 


DlSCI'WftH  SOUItB  KU  SFBCTO  RKTROAfrTn'O  DB  |>A  LKI     t79 


I 

I 


» 


do  la  nacioii,  i  i\uv  gl  hombro  no  rentmcí(í  al  somctííwe  tajo  la 
aatorídad  de  un  {¡obierao. 

Los  derechos  polilicos  so  derivan  del  ciVligo  fundamental;  su 
existencia  dala  desde  la  prcimiilgacion  de  la  lei  que  los  ha  dccU- 
Tadn  suhiirdiniindoluH,  ora  a  durncionc-t  tomporaUttt,  ora  peqiétiía», 
ya  permitiendo  sn  ejereiciu  sin  interrupción,  yalimitáitdolo  a.  ^yu." 
caí  detcniíinHftnj*.  No  piivdu  guainK:  del  dcrwlio  de  «ulrajio  »in 
eaiitr  inscrito  en  H  libro  ite eUctoras  ile  la  municipatidatl  i  *m 
tener  el  holeto  <tr  <KilijitiicÍvn  íirs  mescji  ántc»  de  Uta  ftecciime«. 
El  que  una  res  se  ha  calificado,  adquiere  un  derecho  que  eapira 
junto  con  el  periodo  de  tres  afii»  desifj^ado  por  la  lei.  Acmlita  la 
idoneidad  de  su  persona  al  tiempo  ríe  vulvcrw  a  iiLit'.ribtr  rn  f) 
libm  de  electores  la  poM-üion  antimoi-  no  le  dit«pen!OL  la  falta  de 
ctmI(iii¡tM-:k lie }o!tn>(|ni.-<itosneces<irio)>. Como  dtrpcndo  déla  vxi*- 
tciicta  (lu  las  condiciont-s  que  lu  acompañan,  como  nu  sería  potdblo, 
ni  cu(  dado  a  hombru  alguno,  conservar  hasta  su  muerte  el  pa- 
trimonio que  hoi  disfruta,  pudiendo  perderlo  en  un  momento 
inesperado,  la  leí  ha  debido  renovar  de  tiempo  en  tiempo  la  califi- 
cación personal:  ha  debido  exíjir  la  comprobación  de  las  calidades 
de  que  debe  entar  ¡ulomado  el  ciudadano  elector.  Ahora  puc:s,  sí 
no  exinte  el  articulo  transitorio  desde  que  ejípiró  el  año  du  1  ^40 
¡ipií  derecho  tienen  iwlqiiirido  los  quo  no  saben  leer  i  escribir 
cunn<ln  Ijl  lei  hs  manda  calificar»:,  i  cuando  esa  calificación  ea 
procedida  del  examen  i  comprobación  ya  dicho?  jQui^n  les  día- 
pen^  el  nuevo  refgulsito^  Xo  puede  ser  la  lei:  declnrt''  el  modo  de 
adquirir^  pero  la  declaración  do  es  un  derecho  pcrmaiiejite  i  du- 
radero. Quien  se  halle  en  el  caso  de  ejercerlo,  se  cnlifiojint  o  no 
libremente;  i  mi^nti^a»  no  lo  haga,  no  puede  llainarsi;  ciudadano 
elector. 

En  la.1  pasada.'*  ehíícioncs,  tuvu!<u  venladcra  i  oportuna  aplica- 
ción el  argumento  ípohtv  Um  ilureehos  Uilquíridos.  Lo<i  que  rv  cali- 
ficaron linUrs  do  I94U.  tcuiíui  un  dcrvcho  adquÍri<Io  por  tres  aAos, 
iIiín>cho  de  cjue  no  pndia  deJípojAnwles  al  tiempo  de  sufragar,  des- 
puOK  de  haber  acreditado  su  capacidad  electoral  en  el  momento  de 
la  calificación.  SÍ  entiínces  hubo  dudas  que  moti\'aron  una  causa, 
si  la  oort«  suprenia  absolvió  a  [as  personas  que  fueron  praccsatla» 
en  Coquimbo  por  no  haber  permitido  votar  a  los  que  no  aabiaQ 


S80 


MSCKUUftk 


leer  i  escribir.  Hisctilpáiidolcs  en  nutotí  tle  la  dafi.i,  ¡qué  din^u 
«hora  habiendo  eítpiraito  el  plazo  cjite  Tui^  conccdtdii^ 

Dada.  No  la  hai  por  las  razunea  y»  in^niuMlwi  Todo  lo  qu» 
diera  coDcederee  a  este  renpeclfl,  i  í-í>U>  sin  tmMtuitv  ñiiidarncnl 
es  que  exixte  un  vacío  en  la  Citrt;>  fiiwlaiimDtol,  por  no  bal 
ikcidido  d<!  un  modo  claro,  expreso  i  terminante,  sí  la  calillad  < 
saber  Iver  i  escribir  iw  di^ensabn  a  los  que  teman  los  prei«ai)i^ 
dos  d(.TechoB  adquiridos.  Semejante  de(;ÍHÍon,  es  verdad, 
de  objeto:  d«svirtnaba  la  naturalexa  de  los  mi&mua  dei-eehfjü, 
vistiendo  oon  eso  earócter  a  la  niniple  capacidad  de  adqnirir. 
pero  los  raciosno  .ion  inaCería  de  inteqirftacion».  Para  llenarle 
«ería  de  necesidad  la  reforma  del  ciidtgo  ]>ol{tioa 

InU'qin^tacion.KKUrncultad  coucfdídaal  cuerpo  U-jisUiúvoi 
es  discrei'ii'iiuil  i  absoliitit.  SiídeU:  (•oncnlurf  b-aptritu  dv  lac^i 
titucion  al  fíjiírla  iiiU-lijencia de  la»  ])»labra>idv-  un  si-utido  oecuml 
o  ambiguo.  Desde  ol  momento  en  que  rayase  en  esa  liooDcia  fu- 
nesta, trocadoH  e!  respeto  i  veneración  en  olvido  i  dcspntcio,  re- 
lajada su  observancia,  trozada  la  cadena  que  eslabona  a  los  cia- 
<ladiiiios  i  los  mantiene  atados  al  árbol  cuyo  nuitaje  cob|ja  los 
dei%cho8  me»  iniprcsciiptiblcH,  Ui  coustitucioii  poHtiof  se  do»pv- 
jarin  cuUince»  del  carácter  prominente  que  dubient  distÍD^irfai 
eobrc  los  código»  de  «cgtmdo  dnlen. 

Felizmente-  no  c*tá  lejos  de  nosotros  la  ¿poca  en  que  fué  pro- 
mulgada la  constitución  de  l^aa,  1^8  sombras  del  tiempo  no  han 
derramado  la  oscuridad,  ni  cubierto  con  un  deni«a  velo  los  princi- 
pian adoptados  para  la  refonna,  de  modo  (|ue  ni>  sea  titcil  penctr 
A  fondo  el  enpintii  ile  la  leí.  No  ein  nt^esaiia  la  egdidad  dt-  .«al» 
leer  i  oíicnbir  {Kiragoau- dvl  derL-cho  dei<iifnijiop<irla  eaiin  fun- 
«InmenUd  de  1^8;  la  exüi<i  el  articulo  ^.'' de  la  coiuttitticiou 
fomuid».  La  concesión  tenipural  del  nrticulo  tmnititoHo,  li^jus 
iioportar  una  revocación  de  esa  medida  ailuplAdii  oon  pmm: 
cioQ  i  estudio,  no  hizo  mas  que  confirmarla. 

F^scin<latuos  de  todo  ftmdamento  legal  i  vcnmos  adóitdc  tíct 
«tcaminarse  la  interpretación,  cuál  es  lo  favorable,  lo  útil:  i|u^^ 
reportará  mas  ventajas  a  la  nación  entera;  qu¿  ofrecenL  mas  ga^| 
rantJas  al  sütema  representativo,  a  la  eU'ccion  franca  de  los  pode- 
res que  constituyen  un  gobierno  republiamo^  Bn.'<ta  aoIo  pre^n-j 


OlSCtrslOS  SORRE  RL  KFECTO  RBrsOACTIVO  RK  hX  I.U     ¿81 


tarjn  quiénes  »c  nít-gu  el  Jvrecho  dt-  sufnijiuí  jiil  cí<iiIji<];ui'>  que 
sabe  ftpnsnnrlo  en  su  justo  vnlorf  ¿al  quv  lo  ujcix-f^  Hbiv  lU-  Utda 
influetKia  cxtra&a,  cuyos  resortce  son  el  sobón»  i  Inlali^iii?  cniío, 
¿al  ijue  DO  lo  convertid  en  jérnien  de  ntanejoe  esmmlaluHus^ 

No:  üiras  aon  laa  pcraunoíi  que  van  a  apaitante  de  ese  teatro: 
Ion  que  ponen  a  reñiste  Km  sufrnjiuR  vendiéndolos  al  mejor  postor, 
lo«  que  tii.'n<'t)  i^n  siu  iiuino»  un  {x.-diix»  ■!<■  pn{x^l  ilondi"  desearan 
«stu^icsun  eKuritoH  los  uombrt.^  do  «itc  u  aquel  iodivkluo,  lo§  han 
inducido  a  creerlo  i  van  a  depositar  en  la  urna  otin  papel  con  otros 
Uúniltre.4.  jCabe  ofenaa  en  la  adopción  de  una  medida  que  tiende 
a  prifyiver  iniili'--<  l.tti  riirie»to<<?  Si  I»  pruhibicioii  lo»  iil«ii-nii-nta,  iñ 
«on  cuivtci«  dtr  f^dunr  la  «.'«tiuia  d<^  eKa  pn-.iTogativa,  hnbnl  un 
cslíinuio  poileroso  hacia  la  tiivjora  dv  la  cuadicíoa  social;  i  felix- 
tnente  loe  obstáculos  que  se  lo«  prvecntan  oo  tienen  el  sollo  de 
insuperables. 

Por  desgracia,  personas  (le  esta  clase  componen  la  mayoría  i 
deciden  likñ  cuestiones  iiuis  añinas.  La  inHiiencia  que  se  ejerce 
^>bri.-  eilii.s  puede  aer  buena  o  mala,  sin  que  sea  poailile  dar  uiia 
¿nrontüi  que  owt  asvf;ure  snludables  reKultad<«i. 

Eo  periodos  ilc^^mcindoii  du  vértigo  i  furor,  el  susurro  de  las 
pasiones  apaga  el  eco  de  la  justicia;  todo  se  conmueve,  no  es  fiicil 
que  triunfen  la  moderación  i  el  buen  sentido,  aunque  animen  al  gu* 
bierno  loa  deseos  mas  nobleii,  por  grande  que  se»  el  ptxler  do  las 
leyes,  grandes  lus  esfuei-zos  de  la  auUjridad. 

¿Qui^  de  íiiconvtfnienLes  no  w  uicarian  a  cada  paso  al  eoniprobar 
la  identidail  de  la»  personasinítcritaK  en  lo»  libros  electoniliwí  Hé 
aqnl  unn  razón  que  no  dcN^-  {M-rdenu.'  de  v'usUi  in  no  qiiercmuM  ver 
convertid*»  W  rtjittms  en  [vulroiies  de  exii^ncia  cU^rua  i  volver 
d«  tiempo  en  tiempo  a  la  vida  \as  Mifragantcx  que  yiwen  eo  la 
tumba. 

Xo  distaríamos  de  convenir  que  entre  tas  personas  que  no  saben 
Imr  ni  escribir  haí  muchas  que  sin  duda  son  aoreedonuí  al  su&n< 
jia  Maa  una  regla  saludable  debe  a^lmitirse  sin  tomar  en  cuenta 
las  exocpciones.  A-sf  como  el  ciudadano  (jiie  ha  perdido  su  [tairi- 
monio  |}or  el  capricho  i  revese»  de  la  fortuna,  pierde  la  ciudailanüv 
activa  i  no  le  valen  lúa  d«r«cJiu8  lulquiridos,  no  deben  tampoco 
valer  a  los  anteriores. 


a«2 


MISCeiaXEA 


Ttriiiiiiaroinfih  asio  ¡irticiilo  t'iic;»roc¡eBdo  la  ecúDoiuút  en  I» 
ÍiiWq)i'erjK;ion  áíi  Imt  leye<A.  El  oüpírítii  cuntíante  de  lus  pueblo» 
iliiKtivulij»  «ii.'w^ir  liL  l«tm.  Duninte  la  república,  en  Iti>uia,nose 
uiii  i'ii  JiiHtiriii  iil  qiii-  iiii  prt-M-nttilNi  un  t'^il»  (lo  l<^Í  en  apoyo  de  sa 
doinnii<i:i.Ciini<j,  ciiUilk-ni  roiii»w>,  no  pitdo  iisiu- de  ningún  recurso 
cootni  Pythiu  i)iic  1«hnbia  cnga-oMlo, porriae  mioaUya  Aguüio, 
dice  Giccron,  no  habla  aun  pubíicatio  mi« jónmUn»  ci>ñtrv,tl 
dolo.  Si  la  ob»ervnncÍiL  di'  la  Íi.>Í  llevad»  n  esu  rxIivüiu  t^  funustA 
no  lo  o»  ménod  ima  conakintc  interpretación.  Ni  oí  ciego  respeto 
do  loH  i-ouianixt,  ni  la  licenciosa  ciMtumbre  espafiol»,  <\ae  pordea- 
gF»dn  liviium  lierwWlo  en  gtttti  pnrtü. 

Cotnu  aun  fiUtu  la  sanción  <i<j  \n  cñmnm  de  dipnlndoet,  i^pem- 
ino«i)iiciluslrarAn  litcuL<«tioupn.-)9ent«  los  individuoíi  que  Iniíom- 
ponen.  ;OjaU  lográaomos  cfmvcifcnn)»  dv  1a  nvcoHÍilnd  i  conve- 
niencia de  la  intcrprcuicion,  si  fv  hu  de  adioitír  on  la  Torum  acordada, 
por  el  senado!  jOjalá  no  so  olviden  nucstn»  li-jÍsladon»  de  aqud 
principio  de  Bentham:  Todo  la  que  no  e^  en  el  eiftrpo  tle  lar 
le¡/fM,  7ifJ  »ení  leí! 


4 
I 


(Semn7uirxo  de  Suntiaffo,  iulni.  12,  ik*  22  de  setiembre  de  1842). 


Don  Andi-es  Bello  conteattt  como  signe  en  El  Antueano  al  ar- 
ticulo anterior: 

Kit  l;t  controversia  <\ae  ttc  ha  siLscJtado  .sobre  la  calidad  do  as- 
ber  leor  i  escribir  corno  n>quÍHÍto  eUtctnia),  lo  qiic  nos  ha  parecido 
mas  extraño  t-s  tjue  senu  ncii^idos  t\v  iiiti-rpn'tar  oou  violencia  la 
constitución  aquellos  pivcisaniuuti:  <¡uo  nu  quisieran  »l!  aiJadioíe 
o  (|uitase  un  ápice  a  la  signifícAcíon  propia,  natural  í  dimctu  del 
texto.  Si  los  que  han  impU};iiado  el  juicio  del  gobiomo  i  d«  la 
mayoría  del  senado  hubieran  dicho  a  sus  adversarios  (como  en 
oliiu  cueítiuiie-í)  la  Ittrtí  nutta,  su  tActicM  noa  hi\bria  jmrecido  maa- 
mt«lijiblc,  i  sobre  todo  ma»  róuuMla;  porque,*si  la  letra  ea  terco, 
id  espíritu  se  doblega  con  docilidad  a  ouiidicioncs  i  plaxas  tm- 
pUcitoK. 


nrücrsjOK  üobrb  ej.  rfrck)  RRTBaACriro  dr  lx  lri    iSS 


Ilitn  ocupado,  pues,  uim  p<>MCÚ>ii  ijiih  ni>  tiu!"  parece  fácil  do 
innnUmcr,  i  que  !»lo  qo.s  dtju  d  tnilinji»  i\v-  pi^ilmtlt-s  íiuo  la  intoli- 
jenda  qae  datnoB  cv>n  el  pobiemo  i  ul  süntido  al  articulo  8,"  d« 
la  constitución  Í  a  la  piimcm  Jl-  sik  iliiiposici(ji)(.-M  irniiMUfnait,  es 
literal,  i  (jiie  la  suya  hace  dixir  a  I»  constituciíai  lo  tjuo  real- 
mente no  dice.  Tal  (w  a  lo  méncm  nuetítm  fotíina  convicción;  pero, 
por  fti«ih-  iniii  olla  -si-ii,  no  Icncinofl  la  proauncion  de  o-ecrla  infuliblt*. 
Niu--»ti-*K<n'lvemir¡0!t  ajieliui,  como  iioM>tros,  a  la  evidencia;  i  cun- 
toniu»  vntnt  elW  purvut»»  cuyo  juicio  i  fudier  noa  merccon  todo 
napi'to.  i  de  cuya  sincoridiid  tío  diidaiuoK  De  estas  dos  eviden- 
cias, la  «na  ncctJwriniDcntc  c»  ilmutriit:  i  niwlie  pui-de  estar  segaro 
de  que  no  lo  «■»  la  suya. 

NoB  incltnaiiww  »  creer  quf  mucha»  ciic»tioin»  no  «e  sndta- 
rí&n  o  llcgnrian  con  mas  lacüidad  a  unn  lajlucion  Mtti»ritctoría,  $i 
por  una  i  otra  parte  se  siguiesen  imas  misniu»  vughis  de  inter- 
pretación legal  Pero  mitotrts  uno§  aclhiercn  ufltTictamuate  al 
texto,  i  tachan  de  licenciosa  la  intelijoncia  de  sus  autngontKtns, 
olms  cnvn  (pie  lo  sublime  de  la  heniK' náutica  k'gal  es  inbeinarae 
en  la  ttivntc  del  leji.tlador  i  a.Mtitii-  a  sus  consejotíL  Por  este  medio, 
M-giin  coiicilu-n,  8<Miiitia  |)i>r  guia,  no  lat  palabn»  de  la  leí,  sino 
su  intención,  *>u  td<.'n.  Pero  lo  que  sucede  las  riin-t  veces  <«  que  el 
int^iprcte  sustituye  a  la  idea  del  lejislador  la  Miya  propia.  I  de 
aquí  tantas  i  tan  encontradas  opiniones  sobro  In  íntelijencta  de 
loB  textos  mas  daros.  KoH>trüs  creemos  que  lo  moa  seguro  c» 
atenerse  a  la  letra;  qne  no  debemos  ampliarla  o  restrinjirla,  sino 
cuando  de  ella  resultan  evidentes  absnnlos  o  contradiocitmesi  i 
que  todo  otn)  .-dstftmn  di-  inteqtretacion  abre  tuicha  puerta  a  la 
arbitrariedad,  i  (K^lriii,v  el  iiiijicrio  de  la  tei. 

Uu  ejemplo  bará  vev  de  que  ¡nodo  se  entienden  i  practican  es- 
tos pnii(-i|>¡oM  en  ptiÍM-^  en  iiue  el  repelo  a  la  lei,  que  es  la  vida 
de  Ina  n^públiaiíi,  hn  ivliudo  raices  prufunda.s.  Los  juzgados  de 
los  estados  particulares  que  fomiau  la  Uniou  Americana,  co- 
i,  ánies  de  adoptarse  la  constitución  que  íioÍ  riji',  en  cier- 

¡  causas  que  la  constitución  atribuyo  después  a  las  cortes  fe- 
derales. jE»>pinl  por  aao  la  joi-isdiccion  de  aquellos  juagados  en 
eatas  caii>asf  Entre  noisotix)ií(,  donde  id  jvnio  del  despotismo  Í  la 
lójica  de  los  coiueuto'lorvs  ha»  acostumbrado  a  los  hombren  a  ver 


«84 


JflSCEíaSEA 


a)nijcr«!ulaa  i  barrcniulas  i  eludidas  las  leyes  por  constdersciotMS ' 
vajeas  de  cunTeitieiicia  o  de  «jiiidad,  por  la  que  se  llama  «r^/xVífn 
encontrapusicion  aUíefni.ih'mn  (XMSoettalvezliMijueiio  opiíuisen 
que-,  i>n  <;l  ciftti  pm|>ii(»t().  I»  jiirí.-ülimiin  de  Isit  judirjtUir;i.-<  d<?  Uw 
isiUul'f  lt»bÍiL  <n.-Kiidu  Uijn  v\  ¡tiiifvrin  do  la  cuiuAitMcton.  I»s  ju- 
rísGoofitilhM  i  publicúitiis  amcncanos  no  lo  han  creído  ad.  Las  ju- 
dicattitas  de  los  esUidos  retienen,  sc^n  ellos,  toda  la  autoridad 
preexutente,  toda  la  jurÍMÜccion  de  cjiíe  gozaban  ánteü  de  la 
constitacion,  excepto  en  laa  niatenas  en  que  se  lea  ha  quiljulo, 
va  confiriendo  a  \a  Union  una  auturídail  ejtetttsiva  en  ténniíuM 
expreiio»,  ysi  ]»vliibi&ntto  a  tus  «-íttjuliiM  conocer  eu  nihn*.  n  ya  rlaa- 
doH  Ih  Fedenicion  iinn  fiumltnil  af>*<áulavtim(i:  innmtjMtiUe  voa 
igual  fiícultnd  ea  lo«  estarlos.  Xo  siendo  asi,  los  juz^gados  de  és- 
tos gozan  de  una  jurisdicción  coneurrenl*  (*^  iCoáado  veremos 
establecida  erta  lójtca  judicial  entre  nosotros!  ¡Cuándo  reconoee- 
renuM  que  totlo  lo  qtu  no  etitd  ein  las  le¡fes,  no  ea  Uñ!  ¡CiiátMto 
imitaremos  a  los  Estadal  Unidoíc  en  lo  que  son  mas  dignos  de 
M?r  iniiCadoti! 

XucHlm  constitución  de  ]$33  dccliinibii  chilunos  a  lo«  extrno- 
jeroíi  aundcet  que  üiiin)il¡<-:°*^'n  üon  cicrUw  €ondícioni.-x.  i  a  his  *oIt«f- 
roE  no  les  dejaba  otia  puerta  para  naturaÜxaiso  que  una  j^cia 
espceinl  del  cueqio  lejiülativa  Ia  del  aAo  I^^t<  filé  ma»  liberal. 
Por  ella,  podían  nalunilíznifR^  cun)eM|iitvra  exlranjem»  ilaipue.s  de 
ocho  año»  de  rt;sid(-nrin.  hivirtattioK  lux  ^L^'!uut.  Supongaiiitus  quo 
la  constitución  do  33  »■  hubt(^v«u  promulgado  en  3c$  i  la  do  1l>i  va 
23.  Lce<  ('xtmnjero:<  i'olt'-ro»  natunilizndos  porl&sta  ¿dijarian  de 
mirlo  bajo  el  imperio  de  aquélla?  Ko  pensamos  qtic  ix  pueda 
sostener  semejante  proposición,  la  lei  que  suponemos  promulga- 
da en  1826  no  declara  que  son  chilenos  los  extranjeros  soltero^ 
pero  no  dice  que  sean  e-xtranjei\w  los  que  antes  de  IMÍS.  care- 
ciendo de  alguno  de  los  nuevus  rMiiitHitos,  hubÍe.tCnadi|UÍrido  le- 
galineiile^  la  calillad  dv  chilenos  Du  que  civrto«  tiKlividuo«  sv«n 
chileno»,  no  si-  rfijíne  «jiie  ciertos  otros  no  lo  M-4Ui.  L«  k-i  jiostcrior 
no  di'struye  los  dcn.'^clius  adquirido»  por  ta  leí  onlci'ior,  a  no  ser 
qu«  positivamente  lo  tliga 


(•)  Kfnfi  Ci}mmM.  i.  I,  p.  WS.   (2.'  cdi*.) 


DISCt'SION  SDBRK  El>  EFRCTO  RETBOACnVO  DE  LA.  LEÍ     ^85 

La  coDStiluoíon  il<!  \>*!¿S  cledniab»  ciiidncluntia  ikUvos,  i  por 
OOnsiguiciitr  chili^iiiies  i(  lo^  lii(>  1iiiht(>í«.-ti  M'rvido  omtni  aüos  en 
dase  de  ulíciuli.'v  va  I<k<  oj^raitix*  <l(-  Iti  )V¡'iÍliliuL  Ln  coDatituvion 
de  33  no  huoc  tul  doclnnicwn.  íSupoiicirrmí»»,  piivit,  que  este  solo 
silencio  ij«ipujabn  dv  ln  cfdiditd  (Iv  ciudadanu  nctivo  i  de  chileno 
al  oScíal  anteriormente  ruiluraliziido  que  no  tuviese  todos  Iob  nue- 
vos requifdtas  exijidos  por  la  constitución  de  IBSSi  No  crcemai 
qitc  íM>  pnedn  re^iponder  aKmiativaniente,  sin  arlmitir  an»  de  «ínas 
doM  pñncipiutt  emlneoH:  o  que  las  leyes  tienen  efado  retroactivo, 
«in  tn>ci;sid4id  (le  <jne  positivamente  lo  cxpi%!«-n;  oque  lo«  dtrwhocí 
qui-  ln  lei  ha  crendo  pueden  dejnr  de  existir  sin  qiTe  lo»  fhsrtruya 
la  leí.  La  pulnbm  d«  la  luí  du  i  quitit  deruchos:  8u  silencio  los  con- 
serva. 

«Los  extmnjeroB  (dioo  M.  Horlin)  que  se  natimUizaron,  no  solo 
itntes  del  Ctídigo  Ciríl,  sino  aun  antes  del  acta  constitucional 
do  22  Triniario  afio  ÍS,  por  las  vias  que  enttlnces  h-a  estaban  abier- 
la.4  para  logiarlo,  conser^'an  hoi  la  calidad  de  Chinc&'ies.  ¿Cjónto 
)>iidt<-niti  luilxrla  penlídn?  El  w.l¡\  de  22  fi-iiiutno  dcrogií  nín 
diidii  la-s  reglan  aiiterioivs  (jue  habían  cstableciilM  oirus  iui.Hlio«ile 
natuniliisaciiN):  pero  tas  derog^t  pam  lo  venidero,  i  no  dc«traji{  los 
efectos  que  habían  producido  ¿ntes  de  kq  publicación.  Así  nadie 
duda  que  los  extranjeros  naluralisaduB  ¿ntes  de  la  levolucion  de 
l'it'J  w>n  todaWn  franceso»,  i  |M>r  la  mi.-<i)ia  mzoii  iiadií;  duda  que 
d«bnn  todsvia  considenu^-  cotno  fniiK-eses  todi>s  kw  cxtnuijuru»  a 
qnieiHS  la  leí  de  3  de  mayo  rio  1700  hnbtu  oonfeiidn  ese  cnnic- 
tlT»  (•). 

Poro  ya  es  tieuipo  de  cuntmcrnos  a  la  cuestión  del  dia.  El  ar- 
ticulo ^."  de  la  coiirtit  lición  de  1S33  dice,  ¡isf: 

iSon  ciudadani-w  activos  con  derecho  de  sufrajio,  los  chilenos 
que,  habiendo  cumplido  veinticinco  años,  sí  son  solteros,  i  veintiu- 
no, si  son  casados,  i  sabiendo  leer  i  escribir,  tengan,  ctc>. 

Considitroinf»  el  artículo  en  sj  mismo,  i  tnipitngainos  que  la  pri- 
merade  lu»<tÍJ>])nnicio»fa  fmnffi'/'OrÚMaohubiüM.'  exLitido  janiaii. 
¿Despojaría  este  articulo  de  la  ciudadanía  activa  n  }us  <}»e  emn 


(')  fíéjtertoir*,  V.  NaluraUttUkn. 


ase 


3US0ELAXU. 


cíudiulniíus  iictivo«  pur  U  crii^titucion  de  1A28,  pero  tin  tcninn  U 
(slidufl  (II-  »U>oi'  Iolt  i  (!$^^ibi^^  Lt»  ijiio  il-iI  [K>n«su<¡vn,  hañan  tle-, 
cir  n  In  cooiitUucion  lo  que  no  lüct-,  tviKlrinn  por  li>Í  lo  que 
««lá  en  La  l«i  jDíce  iu»u»o  i;l  Articulo  qiitt  no«on  «MicfttJancM 
riuos  smu  loa  que  eílu  dascrlhe,  o  que  son  cludttdanínt  aiiií 
í«t  ^lí^  fiÍ4i  ile^ribe  i  no  otros  o  qne  priva  <U  ¡ti  citu/uilnn 
acliuí  II  lo»  que  por  Itt  con^tUlucion  nnteñitr,  la  habinn  lutqui 
rulo, -no  tenitnulo  UxtoH  Ion  requieito^  que  la  nu^i-ii  jrrK^rifteí 
Pijo»  «  muiice  iimj;ium  de  ustad  ü>k<nK,!g  no  tí^m;  clriusuln  nij| 
fiTiMc  Hlguoa  vxcIuHVit  i>  pnjhibitirit.  v»  prvciw  ndinitir  (|ue  loc^H 
que  t-mn  cÍu<ln(liinoü  nctiviK*  bnjo  Is  (.-institución  <1«  1"^^  figiten  " 
siéadolo  bajo  la  cxtnstitupion  de  1853,  n  menos  que  penlicsea  la 
ciudadanía  por  alguna  causa  te^;  i  esto  aun  cuando  el  congrasa 
constituyente  no  hubiese  dictado  la  pñmera  de  saa  disposiciones 
iransibirías.  Es  necesario  repetirlo:  decir  que  tales  o  cuales  chi- 
lenos aoii  eiudaditnos  activo»,  no  es  decir  que  otros  tales  o  coalu 
no  lo  R-nit,  habiendo  ailquirido  legalniente  la  ciiiilnfliuita  acü 
pnra  liiiccT  iis]iimr  un  derecho  adi|iiirído,  ««  nece?¡aríu  decir  que 
vspini.  Soitleuer  lo  contrario  »»  ¡nlrudueir  lii  <lHda  i  la  in-wguri- 
dod  en  todas  las  cnmdtmes  du  la  loi. 

Si  este  modo  de  ver  es  exacto  (i  no  puede  menos  de  serlo,  »i  U 
raxon  hiiioana  no  es  una  cosa  en  Chile  i  otra  en  Filadeltia  o  P»~ 
m),  bSlÁ  claro  que  et  articulo  K."  no  hace  maa  que  rartar  loa  roo- 
do»  «nt(TÍ.)n'S  de  adijuirír  la  ciudadanta  activo.  No  pue<Íe  ya 
udquiríníc  este  carácter  por  los  ntcdioe  auterion»'.  porque  la  nuera 
eratstítncion  los  ha  derogado  en  su  prvAtnhalo:  pero  tos  ha  dero- 
gado ptínt  lo  venidero,  i  lio  ha  deM(ruidtt  loa  efeeioa  producido» 
bajo  el  imperio  de  otrafi  leyes.  En  otros  término»,  1»  calidad  de 
íialiei-  leer  i  eacribii*,  necesaria  j'a  para  adquirir  la  ciudadanía,  uu 
lo  e»  pum  coiutcrvai-la. 

PnMciuos  a  la  dÍKpu«i<!Íon  transitoria;  i  de^de  luego  piirémonos 
en  lÁ  título,  que  para  niuchu.s  cjí  un  argumento  fiiert^.^  <Lo  tran- 
sitorio», dicen,  <no  puede  producir  efectos  permanentes  í  por 
tanto  tos  que  hun  ailquiriilo  la  ciudadanía  activa  en  virtud  de  una 
dispocdcíon  transitoria,  la  pierden  luego  que  ¿sta  caduca..*  Doc- 
trina tal.iítúma.  Loh  efectos  de  una  disposición  transit<aia  pueden 
ser  penniuientes  o  Do,  aegtin  sea  la  disposición.  Una  tei  que  espím. 


DISCTTSIOX  GODttE  a.  EncCTO  BETHOACTn'O  DK  LA  UU     S87 

«ca  j>un)»r  (lit9(k-  <•]  príacipio  se  quíra  que  llegnilo  cierto  tiempo 
espirase,  si-a  porque  otra  leí  la  deroga,  no  ee  lleva  necesariamente 
a  la  tumba  los  efectos  prodacidos  por  ellu:  lo  ([iie  hoco  c:s  dejar 
de  producir  otros  nuevos. 

Supongamos  una  leí  que  dijese:  <Son  chilenos  los  liu<)uc4  de 
oonstniccion  chilena  que  tenj^an  tales  i  lak-s  requisito^»:  t  qiiv  «e 
agrega-te  a  esta  leí,  imu  disposición  tmnMUina  «-Micubida  asf:  <La 
cnlttliu)  t\v  ci>nütTuc(-ioii  cliili.^na,  requerida  por  el  artículo  tontos, 
solo  U-ndrú  efi-ct'O  di.-spu»;  de  cuuipHdo  el  año  de  1SÜU.>  ¿Dejarían 
do  MT  chíltinois  aunque  do  lo  dijese  la  leí,  loe  buques  de  coti8tru> 
«ioa  extranjera  que  anteríormente  hnbiesea  sido  tnatricuUdos 
como  tales?  Creemos  que  no. 

<La  cnlidail  de  saber  leer  i  escribir  que  requiere  el  articulo  H.', 
sola  tendrá  efecto  después  de  cumplido  el  aftode  \H4n.>  Asi  dice 
literalmente  la  prímeni  de  Us  d¡s|><»Íci<>neit  transitc^aM  de  la 
«i>n.sliluciun  de  1N3ÍÍ,  /Para  qué  rtu|UÍeR>  el  artículo  S."  la  calidad 
de  salx^r  leer  i  escribir,  í  cuál  c«  el  vfecto  que  ella  producen  Ya 
lo  hvuios  visto;  la  requiere  para  la  itdtjui»icion  <Ie  la  ciudadanía 
activa  bajo  la  nueva  lei  constitucional:  su  efecto  escontríbuircotí 
otn»  requisitos  a  esta  adquisición.  Ella  no  quita  a  nin^ino  de 
los  ciudadanoü  activo»  atitoríorTiienu^  oonstituidns  el  aiHicler  de 
tales:  luida  hai  en  olla  qui>  indiqAe  «jmijnnU:  dejtpojo.  Si,  puojf, 
9C  n^quioTc  la  calidad  de  aibcr  leer  i  esvnbtr  para  la  adquisición 
*l(A  riereoho,  i  uo  jvira  la  conserviwton,  i  si  esto,  t  no  otra  coki.  es 
lo  que  literalmente  se  contiene  en  el  articulo  H.",  es  visto  que  la 
disposición  transitoria  dice  que  la  calidad  de  saber  leer  í  escribir 
BcrA  necesaria  para  I.i  adquisición  del  derecho,  después  de  cum- 
plido el  año  de  1^40;  pero  no  dice  que  soa  neeesaiia  para  su  oon- 
serracion;  porque  no  puede  mirar  la  calidad  de  que  se  trata  sino 
bajo  el  anpvoto  que  la  mira  el  artículo  8.*,  a  que  expresamente  se 
refiere. 

Bvoelauíos  ((uc  muchos  llamanln  demasiado  nuUmal  o  nimia- 
mente^ siijctn  n  la  letra  este  método  de  raciocinar.  EJocliramuntO, 
no  reconocemos  como  contenidas  en  la  lei  sino  In^  proposicionos 
en  que  pueden  convertirse  las  de  la  leí,  o  que  se  derivan  ncccsa- 
riamente  de  olla,  se^un  las  reglas  de  la  Mjica,  que  son  las  del 
sentido  común.  Inaistimos  en  este  punto,  porque  lo  consideramos 


S8S 


UISCKLáSÍÍ. 


vital,  no  Kolo  parn  al  fisuntu  pns<enU>.  !4Íiv>  paiw  toHn  jenvra  de 
caestioDcs  rvlntivu»  n  lii  itiU;liJcnciii<)o  liis  l«yvs.  E^t^i  pnipiiücioo, 
<lae  que  taben  iwT  i  t^iscnliir  »<ii  ciuiJ«iiuioa  sctivi»).»  do  puede 
oonvertii^e  lejítimam<.'ut«  en  e«ta  otra.  <los  qav  no  salten  )e«r  i 
escribir  no  son  ciiiiiiudiiK»  netivus.»  Ni  d<-  l.i  prímem  pnedit  de- 
ducirse U  í«gUDda  por  ningnn  pniccder  nuriocinotivo.  Los  espt-  ' 
ntus  alimentados  con  ta  doctríiui  d«  los  expositores  lioencíasoft 
del  derecho  dirán  que  el  arttcnlo  S?.**  hnblft  taxativa.  «rcíu«ú«, 
ratirifrí iKf,  i  que  la  dispoMciün  tran^tona  diapenaa  de  bi  (siiiJnd 
de  saber  leer  i  escribir  txmditioiuditer. 

Nosotras  D't  podi-^Dios  wr  ixntriociouest  ni  condicione^  tnno  Im 
que  expresa  la  lei.  o  las  que  »;  dHucon  neix<»irinnK-Dte  de  ¿sts& 
La  constitución  de  IKSS  b&  dorojptdo  el  artículo  7  de  la  oonstita-l 
cion  de  I^'iS:  no  puede,  por  consí^iente.  adqnirirseen  el  día  el 
caiArt«r  de  eindadano  aclivo  sino  en  virtud  del  artículo  is  de  U 
Coiutilucion  de  183:1.  Pem  los  den^hos  creadoe  por  legres  anterio- 
tvs  «ub^Lsten,  mientras  no  íu*an  exprenamente  abolidosL 

CrcN-mivi  que  lo  dicho  banta  pnm  que  se  jux^ie  de  \cm  funda>J 
mentó»  de  la  opinión  contraria,  exput^Uis  a  la  verdad  (^n  el  nA^j 
mero  12  de  ¿Y  ÜeTnanario  cuu  lodu  U  habilidad  i  vigor  de  que  i 
HUíiceptible  una  niala  causa.  Solo  jwtgamoe  necesario  contestar  i 
una  o  dos  de  sus  obsermcíonea' 

La  eoDoeaion  o  dispensa  de  la  disposición  transitoria,  se^in  El 
SemnufirSo,  es  t^n)pr>ral  por  la  necesidad  <le  acreditar  la  idonei>^H 
dad  de  In  penioim  caiIa  voz  ipie  se  le  |>emiite  el  ejercicio  de[s| 
derecho  de  suirajiot  E»to  on  Lieno  mw  fiiiid»ui«iito que  el  articulo 
U."  de  la  eoastitnciou.  «Nadie  podrá  gozar  de)  derecho  de  sufra- 
jio»,  dice  este  articulo.  <sin  esiar  inscrito  en  el  rejistnj  de  la  mu- 
nicipalidad a  que  pertenece.  ¡  sin  tener  en  su  poder  el  boleto  de 
caliticacion.»  Vean>oH  cuál  ea  el  valor  literal  de  cst«t  cláusula. 

liH  eoiistitiieiou  declara  que  cteil0!4  chilonoü  que  ella  describe^ 
t4on  (-4U(L-uliuio8  activos.  El  (]iie  tve  pres^'nlti  a  ejercer  las  fiind' 
nc8  d«  ta!, «.'»  neceKftrio  que  pniwbe  haber  recibido  esta  invcad-! 
dura  de  ciudadano  activo;  invostidum  que,  ñ  hemos  de  atenenioa 
al  lenguaje  oonstitucional,  *c  ctnifiere  i)'ir  el  miniicterio  de  la  lei. 
Son  ciulladatiOH  acii'vot,  dice  elbt,  ItM  ekUenos  qtu,  ete.  No  dice 
que  la  mesa  calificadora  o  la  miiuicipalidad  u  otra  autoridiHl  cual* 


Dtscrsto::  aoKRB  ti.  epecto  BentOAcriro  ns  la  L£I    389 


S^uk'm  conforint  el  eanicLer  ii«  ciiidiiiiainM  uctirov  »  los  chilenos 
<jiic,  ote,  siiiii  nvii'-  lo  w>íi  destlu  liic^o,  .■•iii  ]ic<x-m(1ii<]  dv  goinvinnfvt 
■a  (lílijviicia  ni  Mol^'innvlnd  alguiui.  La  di-cLu'acioii  es  termínaDUr: 

t«cr[a  uicti<^«u-r  viok-nUr  lii  U-tra  pnrrt  totiinrln  tn  otro  scutido. 
(Se  opone  a  esta  di-elaracion  el  ailiciilo  U,"?  Pur  el  contrallo. 
yianU  una  perfecta  armoiiia  CMi  ella.  Nadie  podM  goiar  dH 
derecho  de  sh/ixijUk  «íh  enlar,  rfir.  Xo  dice  que  nadie  •tem  ciu- 
dndiuiu  activo  con  derecho  de  sufmjio,  Hin  \a,  inttcrípcíon  i  boleto, 
ÍDO  i|ii«  itiMlie  r^oui^^í  de  vse  derecho,  sin  cstoR  dos  requisitos. 
It-yc»  di»liii};ueii  conidanU' mentí-  entre  la  pi-oi>ii-du<l  do  la» 
i  el  goce  o  ejereicio  de  fila»,  fío  ■_■»  esta  un»  rana  eutÜexo, 
ano  nna  distinción  vt^ncial,  inculcada  a  cada  paso  en  las  lejres,  i 
an  la  cual  toda  la  lejislacion  seiia  un  otos.  Era  preciso  fijnr  aU 
^na  regla  pnia  cjue  no  ejerriesen  el  derecho  do  fliiüvjio  los  que 
la  lei  no  hubiese  in.itituiflo  ciudaflam«  ¡tctivcs,  o  los  que  int^li- 
Bi^oidos  hubiesen  perdido  alguno  de  los  requisitos  de  idoneidad,  o 
hubiesen  incurrido  en  alguiin  de  liis  ■-■m.-^a»  de  suspensión  o  ex- 
ttneioii  ilt'  la  ciiidiiifiitiia.  enilinenidn»  m  lo»  arttculi'»  1<>  í  1 1.  Vjs- 
tu  i\-gla  CK  lu  que  m;  ñja  en  el  artículo  •■."  por  tiiodio  de  las  cnlili- 
carioue»  Í  n^jií^lro».  La  ealíñcscion  uo  confiero  la  ciudtuUuiiL  ncti- 
Lva;  comprueba  solamente  su  exLstencLa. 

Xa  cuestión,  pues,  »>  reduce  a  neto:  los  que  sin  saber  leer  i  es- 

ribir  han  adquirido  la  ciniltidanfii  activa,  ¿la  pieixlen  ^tor  el  itii- 

trio  de  la  lei,  »i  llega*]»  el  año  de  1*41  no  Htheii  leer  i  escri- 

ttírf  Si  uo  la  pierden,  como  creemos  haberlo  probado,  no  puede 

[uegiinvle»  la  inscripción  ni  el  boleto. 

Se  dijo  en  la  discusión  del  senado  por  «no  do  los  honorables 
senadores  (el  pi'esidenle  sefior  Ii-:irrázaval)  qne,  habiendo  duda, 
^como  por  el  hecho  inisnto  de  la  düteusion  parucia  liaberla),  debía 

I  estarse  a  lo  niivs  favorable,  iiue  en»  la  iMjn.'k'riacion  de  un  derecho 
aikpiiridii.  Cuiiljn  esto,  se  alega  priiiiirameiitt!  que  iiu  hai  tal 
■dtuln.  Iüit4í  I»  iiu  punto  en  que  cada  eual  no  pueflo  hacer  otra  ct«a 
que  refenrM?  a  su  piviiiia  eotieieneia;  Í  nadie  «'guniiin-nte  iitiriiriL 
la  suya  como  la  conciencia  normal,  que  deba  «eriir  <le  reglii  a  las 
«tras.  Vonu»  que  se  disputa;  creemos  que  cada  parte  smtiene  de 
buena  fe  su  opinión:  i  por  c<disiguienie,  a  pesar  de  todo  lo  que 
oiM  diga  nuestro  enletidimienUt,  que  m  tan  capaz  de  deslum- 


Í90 


3ll8CI!bA!CE& 


arümá 
pcoS 
aelvV 


brareo  i  ñe  dvshnrrar  como  otro  ctuiUiuienk,  creemoa  a  poM. 
ijDo  hni  duda. 

Aléga-se  lo  ec^^iiiilo  que  lo»  derechos  polltioos  no  menxen  tdnta 
i.v>nU'm[>l&rion  i  mirainiento  cama  Urf,  civiles.  CnaUjuiem  que  ae^H 
liidifi-ivucift  unii«  uniiH  i  olnusnotíenonailüque  ver  con  bicaes-^| 
IJon  piwuínte.  IVmIo  (k>ivcho,  «ai  civil  y  polflino,  nnn  vez  ndiiai- 
n'do,  Oüpim  vn  virtud  ik-  riiui  ili^itonick»!  i;x|)i««n  dv  la  Ici,  i  ni^H 
[HKslv  «-«pinir  di-  «tm  modo.  Lns  doctríiini'  nrríbn  citodiis  dr  la  ji'^l 
ríiüprudvnciu  Diirtc-ninL'rinina  i  rmiiix>:<n  muí  n-littiviw  s  dcrwinw  ^ 
ptiUtilXM.  ^H 

En  tcrvi-r  lugar,  «c  dice  que  «n  matcniís  |)i)lftioiu<  lo  ([ur  «■:«  átif^l 
cu  vi  tnUüvs  jcni'ml  'le  la  comunídiid  es  lo  que  debo  conádi-rarsc 
oonto  mas  Earorable.  En  esta  porte,  couvoutinRS  con  £IiSemanaf 
i?í  el  congroso.  pues,  enoontrase  equilibradas  las  razones,  seria 
piu  de  6u  sabiduría  decidirle  por  aquel  de  los  dos  sentidos  qae ! 
parecieite  niiui  conveniente;  ventaja  que  Kt  Semanario  encuentia 
t'u  ni  .siiyii.  No  rl¡!^!iilin:-infñ  lo^  fundamentos  en  qne  !<e  apay 
punjut;  lii  ii>:it<T¡n  uk  [xini  iioíoUnis  c»«;uni. 

Los  k^ísliulorcs  dv  IS^Scrcycroft  couvunícntc  que,  llc^iuIacÍGr 
época,  so  limita»;  v\  dcrvcho  de  »ufnijio  a  loes  quv  supi<^«eri  leer  i 
e»críbin  pero  antes  no.  En  su  concepto,  pues,  habia  circunstancia 
que  no  poimilian  adoptnr  esta  base  desde  luej^o.  Croycrcaí  proba-J 
bleniente  que  e^e  requisito  dejiositaba  la  función  electoral,  que< 
!•[  inni«dialn  ejeiY:ie¡o  de  la  Kobcrania,  en  un  nüniero  deniaRiadd 
ci)rt-i>  d«  iudividiiov;  i  que  «»  «jecntívn  i  una  leji.-<lntin-a  constituí* 
do»  por  una  friu-'cion  tan  pc-quoftad<--1  piioblo  chilvno  rjut««rini 
cAnici^r  pupidiir  i  reprt-^«cnl«tivo,  que  en  todos  tiempos  hnsidoi 
Vi  lio  nacioiiid. 

Lu»  Ivjittludorí-s dv  lÜ^S, pionunoiiUidom;  aun  mas  cu^-rjicamcnt 
en  este  sentido,  no  contnron  la  calidud  de  saber  lc«r  i  escribir' 
eutrt!  los  rcijuisitos  necesarios  ¡xn-a  investir  la  ciudndaaia.  Fi- 
nalmente, loe  autores  de  la  constitución  que  hoi  rije  reproduje- 
ron la  idea  del  congreso  de  IW3.  i  fijaron  la  misma  época  par.» 
que  empezase  a  tener  efecto  et  ri^qtiísito.  Gn  todas  tres  conatitu-^^ 
ciones,  Re  reconoce  clarain«i)tc  que  la  restricción  de!  derecho  de  su-^^ 
fmjío  es  un  mal  grave,  que puedi;  no  ser  contrapirsado  per  losbie-^'' 
n«squeapuuUiel  íutulijenlo  esciilorde  ¿Y  íicmamíru/.  Bal 


[en  las  circunstonctaa  do)  día  estos  bienes  cúq  luiiicl  mnl,  univcr- 

[Balmonte  reconocido,  os  nna  operación  delicaiU.  tjiic  diJAiiim  a 
anos  mas  hábiles.  Una  sola  observación  nos  permitiremos.  Pas»r 
slibitanwnte  de  un  sistema  a  otro  diverso;  trasfcrir  el  ejercido  in- 
niediiito  (le  U  sobemnta  a  h  mitad,  tnlvez  a  una  fracción  mas  po- 
qnefliv,  del  núrntini  Hi-  individimt*  <]iie  la  han  administnHlo  hasta 
ahora,  es  nna  innoracion  do  macha  tniw%nd«ncia,  una  verdadera 
revolución,  i  nw  cu  el  sentido  de  la  libertad  populai'.  ¿No  a«)nse- 
jaria,  pues,  la  pru<lcncia  cjuc  esa  rcvotueiun  Tuiik;  gnidnnl  e  inM'n- 
aible?  ^No  sería  esta  la  mas  segura  aplicttcíun  del  principio  de 

;  utilidad?  (Obrarian  las  cámaras  contra  este  principio,  prefiriendo 
(en  caso  de  dudn,  por  nupuesto)  aqaol  de  los  dos  sentidos  en  ^uo 
ta  iarnivacion  fiie^:  mas  lenta,  i  en  ^ue,  cuando  la  base  restrictiva 

[  átí  Iascoi»titucÍ<)nL-»dol^2^i  lí<33  Ucga^ea  tener  su  plenoefecto 
por  «I  total  doeaparccimiento  iW  ln«  ciurladancM  activtis  que  care- 
cen de  la  calidad  peculiar  prvjwrit*»  en  ella»,  hubiese  podido  lie- 

I  narse  este  vacío  por  los  uucvua  plocton^  que  la  tuviesen?  ¿I  no  es 
de  creer  (ya  que  se  mira  la  cuestión  bajo  «1  (Ltptrcto  do  la  conve- 
niencia pública),  ¿no  es  de  creer  que  Ioh  niitmx'.'<  de  una  ¡  otra 
con»lituc¡un  se  propusieron  ver  realizada  su  idea,  no  por  medio 
de  «n  desnivel  violento,  sino  por  un  reemplazo  progresivo,  <(uc- 
memt<l  n  lo»  do9  grande»  principio»  de  rejencracion  social,  la  ins- 
trucción dul  pueblo  i  la  muerte,  hiciese  casi  imperceptible  la  tran- 
sición? 


Don  Manuel  Antonio  Tooomal  ropUctS  «n  el  articnlo  signiente: 


ra 


Volvemos  a  ocupamo»  en  ol  eximen  de  la  cuestión  quo  se  v<tu- 
tila  en  las  cámaras  lejislativas  sobre  la  calidad  de  saber  IciT  C 
escribir,  como  requisito  indispensable  para  el  ejercicio  de  la  citi- 
dadanfu  activa  con  derecho  de  sufrajia  Sentimos  quo  la  premura 
d«l  tioiiipo  no  nos  permita  contestar  conra  deseáramos  al  artículo 


2»S 


sukflAxrjl 


dr  Et  ^nii«Vino,  núiiK-roltSS.  i*ri  qucxu  ilustnulu  «ubor  combato 
QucslrHs  «|]ÍnÍonc«  i  sv  csfuv^'nn  id  ¡n-iTicn tumos  el  juicio  d<?l  se- 
nado como  la  tspoeicion  fronoi  del  intiroo  convctKÍniietilo  de  U 
verdad  í  del  raxonamiento  roas  acortad»  i  mas  conKimie  a  la  dis- 1 
posición  literal  de  los  dos  artículo!^  cotifititiicioDales.  ¡Qué  no  sujien  ] 
i  vence  el  poder  niájico  del  talento!  Nuestro  sabio  iuiptigimdto- 1 
da  el  nombre  de  mala  cauwi  a  la  qae  tiene  en  8u  favor  im  Luxto 
de  leí  tan  cloro,  tan  expreí-o,  que  parece  difícil,  por  nu  di-cir  im- 1 
poinblc,  tomatlo  en  8ent¡do8  del  todo  opiiCHtos. 

Nn  viicilium»  en  convenir  en  que  se  lli-guni  mas  íUcilmentoa 
lina  solución  MiliKfiíctoría.  ^guit-ndo  tu»  mismas  rt^las  de  intor- 
pn-r.-icion  \v¡pih  Admitimos  en  loda  su  extensión  los  que  rcconooe 
£1  ^iiiiKYinupui-mflticonformcsalaHiDa  lój)ca:adhei-irac  estric- 
tnmcntv  al  tcxla  de  la  leí  es  nuestra  dirisa,  i  ojalá  desaparedeae 
entre  noitotroH  la  costumbre  Itceociosa  i  arbiti^aña  de  conTcrtirlo 
todo  en  iiiaterlii  de  interpretación,  sin  que  la  ikecesidad  u  iTonve- 
niencia  justifiquen  Inn  ]ieligix)6<:i  pix>c»ler. 

Mas  no  m;  opone  a  e^tv  piineipio,  ni  »<■  diM  qm?  no  ¡oc  n.-spcta 
Iii  Uaiit,  ciuiudu  íwi  cmuultjín  las  nixoiK-»  quv  su  Luvierou  pi-esentes 
al  diotar  la  leí,  sí  oaaa  razones  robrtsteeen  el  jnicio  formado  ñ^tbre 
su  inteligencia  i  pueden  averiguarle  a  punto  üjo.  Del  misnio  modo 
no  se  eíitimará  ofensiva  la  evidencia  de  los  que,  sin  haceií«e  ilusión, 
no  pueden  admitir  duda,  ciu-indo  es»  evideiiciii  m<  ciivuvlvu  un 
reproche  ininico  de  opiniones  contnuia.Y,  ni  rcniotnmente  ('ni]Mñii 
el  brillo  de  rr^pu1ncion««  bien  nn'ix'cid;is.   Biijo  este  «entido.  oí 
mismo  <•»  (]iiv  liemos  dtíi(.'urrido  de  uutemuuo,  f)crmttn«enos  aba- 
lar que  el  ti-xto,  la  letra  d«  la  Ici,  no  presenta  duda,  sea  que  otros  ¡ 
la  encuentren,  sea  que  tengan  una  evidencia  en  abierta  oposición  i 
con  la  nuestra.  En  el  hecho  de  admitirla,  la  cucwtion  varíarú  de^ 
aspecto,  i  ,1oB  que  disienten  del  juicio  del  senado  tendrían  que  I 
apela]-  a  la  utilidad  jeneral  pai^t  inclinar  a  este  o  a  a^jucl  Indo  la 
interpretación  de  lai  aiticulus  constitiicionaiett. 

Son  en  veixlad  mui  digno»  de  imitars»  loa  ejemplos  preitejit^ulod 
para  probamfis  el  modo  corno  se  entienden  i  ptuotjcitn  e-n  pueblos 
ilustrado»  los  principios  n:lfttivos  a  la  inlt^rpi^elAcion  liu-rul;  jiero  1k 
aplicnciiiii  ([uc  se  hatio  do  ellos  no  cuadra  al  punto  controvertida 
Sin  duda  que  la  constitución  norte-amcrioma  i  el  re^to  de  los 


niSCl'DION  ISDBKK  EL  KrKCrO  BBTKOACTIVO  DB  LX  LSI     29S 


jiiz^Uiií  il«  iii|iK-IU  imcioD  por  RUK  in^litiicione.'*  WstiAcnn  vi  apego 
ft  vst(K?  principiíw;  pi-nv  jucoso  him  sido  piu^loc!  i.ti  dtida?  íXo  han 
sido  mas  bíon  ,inv()cn<li)S  pur  nosotrtits^  Qa«fn-iii<m  piistiodinios  de 
t|iie  eolo  MI  eslc  sentido  su  no»  han  citndu  las  opinionoe  de  los  ju- 
rieoonsiillos  anK-ricanos  sobro  la  autoridad  preexistente  en  cada 
estado,  nnU'ríor  a  la  constitución. 

Cuiclndosamente  hemos  rcjistmdo  la  carta  fundamental  de  la 
Federación  i  al  comentador  citiido,  i  tan  solo  haUaniüí»  pateiitiíüiilo 
el  principio  de  tjiie  nada  puede  prevalecer  contra  Ia  letm  ile  lii  Ici, 
i  que  las  curtes  fi-denOea  han  rechaziulo  ma»  de  una  vez  la»  innv 
mcionc-t  ijue  iiLt  jiidifuttiirníi  do  Um  («todos  han  querido  intrriducir 
«»  con tnt vención  de  la  i-arta  fundanmnlal.  Pornlra  pí»  te,  k>s  juz- 
gado» particular^?»  <le  Ion  i.-sta']os  ({uc  toruiaii  Ia  Union  Americana 
bao  podido  mui  bien  retener  la  autoridad  preexistente  on  las  cau- 
sas que  la  constitución  atribuyó  a  las  coi-tes  federales,  si  la  auto- 
ñilívl  conferida  a  éstos  no  fué  exclusiva  i  en  términos  expresos,  o 
eñ  no  habia  una  absoluta  incompatibilidad  en  el  ejercicio  de  las 
^ultiuK-K  di-  !i)s  JHxgíiíit»  i  de  las  oortes.  Retc-nor  la  jurisdicción 
prvexisteiiti'-,  cuando  U  loi  no  1»  ha  i|iiirjkdo  din^cta  i»  indintctu- 
mcnt«;  continuar  en  e\  ejercicio  da  ima  facultad  compatible  con 
el  ejercicio  de  otrn  concedida  a  im  píxler  nuevo,  no  es  lo  mismo 
que  retener  un  derecho  sujeto  a  condiciones,  de  cuya  existencia 
pende  la  existencia  del  derecho  mismo.  La  naturaleza  de  las  cau- 
sas comprendidas  en  el  ¿rabito  de  loa  atribuciones  de  lo»  juzga- 
dos particulares,  tenia  el  carácter  inherente  a  su  estructura  civil, 
de  que  carecen  los  derechos  políticos,  cuando  In  constitución  los  ha 
fiulMmliiL'ulo  a  tiempos,  a.  onlidailojí  qu*-  no  tieiieu  el  sello  de  la 
perpetiiiilttd,  n  rvquiffllos  que  pucilcn  existir  huí  i  extinguinte  miw 
ñunn. 

Siguiendo  el  orden  en  quo  «stán  colocados  los  ejemplos  de  £Z 
.^tYttt^nno,  convenimos  en  que  los  extranjeros  natumiizndos  en 
Chile  por  los  medios  permitidos  en  la con»titucion  de  1  S¿'¿.  debie- 
ron repiitiirto  chilenos  il^^ucsde  la  con>ititiicioii  dfi  I K2^,  cual- 
quiera que  huhi<.-se  sido  Li  nlt^^ncion  o  cambio  de  o«)«  medios,  i 
asiiniítmo  1>m  nuturnliziidos  con  arreglo  nln  constitución  do  1^28  no 
d«jnivn  <lc  aer  chil^moa  dexpuea  <le  promulgada  la  con«ilitucioD 
do  1633.  De  este  principio  no  se  infiere  que  lus  ciudadanos  activos 


Í9l 


llllViiLAKIiA 


con  derecho  de  suFmjio,  ituu-s  dv  bi  adopción  de  In  coastítncton 
rerúnií.ndii,  haii  podido  i  (lobido  ejercerlo  sin  iorejítir  toda&  Ua 
niioviu  ciilidtuif».  La  razan  c»  claiH.  Ix»  derechos  de  ciadailono 
oo  tíxijt-a  dv  ttcm[io  en  tiempo  Is  comprobación  de  los  requüdtM 
f\\K  los  Hcx>tn[HtñaD,  como  se  exije  para  el  derecho  do  Rufrajív,  ni 
el  uto  de  ést«  es  continno,  como  el  aiiu-rior. 

Ha  dicho  mui  bien  el  jarisconsiilM  franoe«t  llcriin,  citado  por 
£1  Áraur^no,  que  lof>  extmnjeroA  imtumlíiuido^  en  FntQcia,DO 
solo  antes  del  Código  Civil,  Mn<i  nun  Áiilvs  del  hcUl  constitucional 
de  112  friniATÍo  añil  S,  pur  liut  vins  qui;  les  ustabim  abiiu'tas  para 
lograrlo,  (xinwnnion  U  calidad  de  fi-ance«c«.  ¡1  In  calidad  de  ciu- 
dnihutos  nctivos  también  la  conservaron!  ^Quedaron  dispensados 
de  los  nuevos  requisitos  exijidoa  por  leyes  poeteriores  lo%  que  es- 
taban en  posesión  de  un  derecho  adquirido  por  oUt»  medien?  El 
mismo  Morlin  nos  dará  la  contestación. 

La  Asamblea  Xacioual  dictrf  el  2  de  mayo  de  l'W  un»  Ivi  »»■ 
bre  naturalixacioii  que  exijia  el  juramento  clvict»  fura  tA  cjcix:icio 
<le  lii»  derocbom  de  ciudadano  nclivo.  Todo  extranjero  qiie  se  ha- 
llaba en  lo8C«S08  detall l;til<Ji«  en  esa  lei.adquiriii  la  calidad  de  fran- 
gís i  líi  conservó  no  obstante  las  disposiciones  nlteriorefi.  Pero  los 
«jue  no  prestaron  el  juramento  cívico,  pre}[imta  Meriiii,  jtanibii-n 
<lebieroa  repiitoi'se  franceses.'  Al  decidirse  por  la  aiintiativa,  su 
apoya  en  una  aentencia  de  la  corte  de  casaron  que  eonfírimS  otm 
de  la  corte  real  tie  Paris,  declaranflo  que  el  prlncijx!  D'Henin 
habia  muerto  franoeü.  Como  el  juramento  cívico  siilt>  cm  m-cusor 
cío  paraul  njei-cicio  de  eíiidaitanoactivo,  aunque  el  prÍncÍ[M-D'UB- 
□iu  no  lo  piVNló,  U  ik-clamciou  'le  la  corlv  rvnl  i  corte  de  casa- 
sion  se  justifica  por  la  difennicUi  tlr  Vm  derechos  eivüfi  aiuuro* 
a  Ut  ctdidad  de  fiutuxa  i  de  ton  d&recJi09  iaJierentea  td  Ktulu  de 
^ndadano  activo.  (•) 

Siipon^moA  que  se  hubiese  promovido  esa  eaiisa,  nn  pam  qui- 
se tUiclanise  «iiie  el  príncipe  D'Hetiín  liabía  muerto  ¡«iniplemeute 
fratioi'»,  gozando  de  los  derecho»  rivilt!».  niño  ciiidailano  act)Vo,il 
por  consiguioute,  i-n  posejtiim  Aif  lo*  derechw  pnliticux.  fOuál  hu- 
biera sido  In  »i;nteiicia  de  la  corte  real  í  corte  de  ea»aKÍuní  I.att 


{")  Riftrloirt,  V.  Xiilui'nliaMfioH. 


Diaci'sios  SOBRE  n,  BFKcro  BBttOAcrrro  nr.  la  leí    Sfl.'i 


I 

I 


¡HUabras  que  cslablcCco  I»  (Ufoi«Qciu  di.>  dcivchocf.  vniiielvon  unu 
ileclaiacíon  Juiplfoita  de  ijuc  sin  pn:'*t«r  v\  jiimmontu  oín««  a 
iwdíe  le  era  dado  tjiTi'er  la  cifidadanía  activa,  rcjiíisito  qno  no  lo 
fltspen-'<aba  la  pnseaion  anterior. 

Hiui  debido,  pw-i,  fiiln^  tiiHOtnx  llaiiur^''  chilünoft  l<>gaU>«  lo>i 
extranjeros  natiinilizndw  \mr  Im  lutHli'te  rtiü'mljuluit  ■.■ii  |ji  coníiri- 
tucioo  do  I  >'*.J3  i  t>^¿>*.  La  calidad  de  chilviio  Ituva  coiwigu  el  gooi- 
de  loe  derechos  civiles  índepettHienles  de  loe  derocho»  polftico)^. 
por  HU  naturaleza,  por  aii  dtir.iciai),  i  en  fin.  ponpie  bien  pnede 
Mil»  pentona  cont*;niarse  con  los  privilejios  de  ciudsdanu  chileno 
pom  loet  efeobxt  civiles  ain  aspirar  a)  gooe  de  loa  prínlejios  po- 
litizas. 

üoa  ciiiilfiilnnint  activcj»  con  derwJio  de  siifrajío,  dice  el  artfciilit 
8,*,  los  chitvnosquo,  hnbiumlo  cumplido  vuititicioDO  aAos,  tñ  aun 
Koltvros.  i  veintiuno,  si  s-m  cft»ínik>s.  Í  s.-»birnil'>  I'-'-r  i  i-^cribir,  trn- 
ga(i,  etc.  Siipimiendo  que  la  primera  de  la^  dÍí|KBncÍonvs  traninf  •■ 
liaH  no  hitbiosG  existido  jamas,  ^despojaría  este  aitCcuto  de  la  cin- 
dncLinia  activa,  pn-giiiHa  A'í  A  mtietmo,  a  los  quo  oran  ciudadanos 
activott  por  la  coii.>iÍtiicion  d>*  IH'iü,  pem  no  tenían  la  calidail  áv 
sabor  Icor  i  «mcríbir?  La  nñrmiUiva  o  negativa  i]o]M^ndcn(  del  valor 
e  importancia  que  so  M  a  la  di>i])i>vticion  contenida  en  el  pn.-Am- 
bnli>  de  la.  con&titucion  de  lí^Síí,  Dice  así: 

*lji  gran  convención  de  Chile  llamada  por  la  IqÍ  do  1."  do  oc- 
liibro  de  1>':11  a.  refonnar  o  adicionar  la  constitución  política  tic 
la  nación,  pmniuljfíula  i;u  H  di?  nfftí^ht  de  I^■3S,  dn^ipue»  df  lialx-r 
•■xatiiiiiaili.i  vstv  oi'idij;<^>,  í  iul«]it»di(  de  s'l-<  ¡nnlitiicioiii'^  ]Af<  qiicliH 
cretdo  conveniente*  para  la  pmi^peridiHl  i  buena  udiu i nii»! ración 
del  i-^tmlo,  mollificando  i  ^iipriiiiiendo  otnu,  t  añaiüendo  \ns  ¡pie 
ha  juzgado  asimismo  ojiortuna*  para  piyjinovcr  tan  importante  fin, 
decreta:  que,  quedantlo  «m  fffrta  totta^  loa  tlvii>tmeitm'Ji  *iUi 
ftmtenidaa,  mJo  lanJ/fíiienie  en,  f/c.» 

Concédase  el  derecho  de  !<ufmjio  »  t<idoa  los  que  eran  ctodado- 
nosactJvt)8pi>rlaDiinMitiicion  de  IK^M;  d^ni;  ata  derogación  nn  va- 
lor  pata  lo  venider»,  i  rc-siiltará  >]uo  han  ipavlad»  vii  vigi>r  i  fncrsa 
loa  di.sposicioROií  qnv  debieran  haber  i)ri<-<lado  sin  efecto.  Knttíii- 
co»  las  c»ui<au'des)iK[K-n*ionipénlÍdad<.-ciutUda»fa  ison  unnxpKm 
los  cindadoiH»  «cutos  por  k  constitución  do  líSiH  i  otras  para  Ins 


29S 


XISCEIiiXIU 


i)ue  hnti  logrado  esa  calidad  por  los  medios  permiüdi»  fan  In  «i 
tiidcion  df  li^'-V'i;  entrinces  rada  ver.  qne  m-  tijiu-w?  ol  \i»Ii>r  d«  In  ] 
|iiedad  imiiuehl^  o  del  cnfíil.-il  i-ii  jiro,  i)iio  iM«-  hnoi-t^L-  de  diez  «it' 
di«x  iifn»,  >;1  nmti«nto  de  t-^-  viünr.  (^nt(:rid¡i^udiw>  pitra  lo  vonídeni^ 
fxovplnfiriii  «  li«  íjiití  iH*  Unlluwil  «-n  {mhcmoii  dt-  la  cíudadnntaac- 
liva.  ¡Qué  ícrio  Uin  iiiUTiniíiiiWt'  d^-  dcix-chu»  ntltiuirídcis!  Admitir 
distinciones  ora  en  un  wntido.  un  no  otro,  no  es  reEpctar  la  letia. 
('»da  uno  invocaría  a  en  fnvor  una  eonstitticion.  i  habría  entitnn>^H| 
tanta»  ríales  de  electores  cuantas  constituciones  m.-  hubiesn!»  ptv^| 
iQutgado.  Tan  l4jos  estábanlos  Iqístadores  de  1^33  de  ll'.-^r  m 
creer  que  se  n-''p<^tnría  en  Kxio  o  en  ¡>art<í  nlgiiii  articulo  de  tu 
cnistituciim.  de  1N2-S,  í|Ui.' fuó  m-cvünrin  un»  disposición  oxj 
))am  dejar  subsistente  el  antiguo  lirden  de  odministmcion 
justicia. 

Fiindikdosen  la  dispiviicion  transit/>ríni|nc  diüpcnMÍ,  por  (ñ« 
tii-nii>o,  la  wtlidiiri  fie  saN'r  leer  i  (■si-ríbir,  lieiniM  H<;ntMdo  qne  ■ 
tA.-in|¥>ral  v«U\.  conctíiion  por  ¡strrlo  t-ambicii,  según  la  constítucin 
niisui»,  el  diM-ecIio  de  !«ii(Í7t¡iii,  dcbii-ndo  rcnommc  de  tt«s  en 
núos  la  iut'ciipcion  en  los  rejistros  electorales.  <Lo  tnu].'<ii>>rí<i 
hemos  dicho,  no  puede  producir  efectos  permanentesv,  porque 
siempre  hemos  considerado  el  dei-echo  de  siifnijio,  no  &<mn  «n  di;- 
ivcho  peniianente,  sino  eoino  un  <l(-rech<)  que  cnducH  ooii  el  tér^ 
mino  rpie  le  hn  pretijndo  la  li-i  Si  se  udmitiuM-  U  doclrína  n>ntr 
surrín  ¡irvoiso  oouvouir  en  que  cualquifr  ciudiidnno.  una  vez  inscrít 
en  luis  rejL<tro»,  podría  liao.'r  u»o  porpctitniDentc  del  derecha  d< 
sufnijio  sin  necesidad  de  lenoi-ar  Ih  inscripción. 

En  este  concepto,  conüiilemmoa  inadecuado  el  ejemplo  cit 
pttr  Jll  Antueitiux.  Para  qui?  pudi<^;<e  adaptante  exacLimente  n 
cutwticín  del  din,  debient  i-3<(«r  concf'bido  en  estos  iéniiinoi<,  Supon-^ 
gamos  UUH  lei  que  dijere:  <Son  chilenus  los  buques  mercante» 
i|ue  U-ngiui  tillen  i  laW  r<-<|iitsito'<»,  i  8U  «gregal-:  <I^  (Hítente  de 
tnW'f  bu<|ui-s  debcrú  rcuovur^e  ciida  tanto  tiempo»;  i  luego  una 
disposición  transitoria  concebida  así:  <  El  rot]uisito  tal  de  le 
com)>ren(lidos  en  la  IeÍ  píim  que  un  buque  sea  chileno  solo  tejidnt" 
efecto  después  de  cumplido  el  afio  de  IHolt».  Llegado  el  caíni  d« 
i'enovar  la  patente,  jse  dispensaría  ose  rcquisit»  después  de  paandl 


tee 


m-tCCSIOX  SOBRE  BL  KPRCTO  BBTROACTIVO  DB  LA  F-EI      807 


I 


I 
I 

1 


tuépoCnpii'Hinilii  \f>TuÍ  artk'ulo  trunaiturio?  jNo  (|uccluríA  stibcsis- 
tc-tiU'  '-I1  l'xliis  sii.s  |uirU-s  la  «líspoxicioD  ])rítiiit¡vaf 

Si  no  mbc  (ÍihU  que  la  dispaüicion  traosíti^rúi  ha  Mtdo  tempo- 
nil,  lo»  «R-ctos  producitkw  por  ella  han  debido  participar  del  mi»- 
luo  cArúcter.  jLodcomioDtc  acasu  la  ili»tiiicion  entre  la  pmpiedad 
de  lina  «wa  i  el  jfooe  o  ejercicio  do  «Uaí  ¿Ciiál  v»  oÍ  título  dtí 
pmptediu)  íine  fnimpiejí  lu  eiilnula  iil  gnct-  ilvl  rtcreclio  de  siifmjio? 
¿Cuál  el  de  ciiiditiliino,  va  tv  ri^pin'  n  \n  luiípiivicion  <lo  \'>s  (Ici'VcIk'S 
civilen,  y&  a  i'-ntiRt  i  «  I<k  polÍlic>»«f  Ki  •■niiuitrws'!  en  ios  ca^M 
detallaiios  vn  \n  coontitiicion  f  es  l>astaiitc  [mni  investir  el  caTáctcr 
de  eitidiulFtiio  vn  e«tc  o  ftqiiel  scatido^  Si  fuese  imÍ,  no  habría  nc- 
cv#iibd  dt-  fxpeflir  cartas  de  naturaleza  ni  do  inscribirse  en  ios 
rejbítros  eloctoralea  de  Iah  mnnicipatidades  respectivaa 

HcmoKdichoAntesdeahomquela  (acuitad  concedida  al  cuerpo 
Icjislutivo  para  resolver  las  diicLis  (]uo  ocnrmn  sobre  la  intelíjen- 
cia  de  losarticulo»  ronstitiicionido»  no  «o  extiende  »  llenar  lo» 
vacíos.  Lo  priim-ro  i«  nmt^-ri»  do  inti-i'pi'ctncjon ,  lo  segando  do 
rcfofiiuL  I)Í!<p<íu»Jir  rt  tiii  eiiidadano  bi  Ínvo*ti<lunv  de  iinn  calillad 
que  a  otni  no  se  le  dispensa  por  la  falta  de  disposícione»  expresaa, 
dUtingiiir  en  los  casoK  en  que  la  constitución  no  distingue,  <«  algo 
uuui  que  interpn-tAf.  Y»  no  se  «'suelven  dtiibis,  puesto  ijnt-  no 
tiene  sobre  qiit'-  r('Cai;r  tnl  resolución,  sino  que  »■  llenan  vacío»,  i, 
por  lo  tanto,  fucrxa  vn  apelar  n  la  reforma. 

Diininle  la  diwitsion  en  el  senado,  se  nM;ordó  a  la  cámara  por 
tiiio  de  lo?i  honorables  senadores  una  circunstancia  importante. 
que  prestaba  mbrado  fundamento  para  conocer  el  juicio  formado 
«obre  la  intelijencia  de  los  ilos  artículos  constitucionales.  Los  he- 
chos son  en  verdad  niiis  elociu-uU^ít  «pie  las  pnlabras.  jO^uio  en- 
teiHli<i  la  iMlniiniíit^iciun  pn»nda  vsuf  artfuulosf  jCVirno  Iom  entcndiií 
la  c>n<!  au[>n-tnn,  i  oomo  en  lin,  Io«i  ha  entendido  la  nación  en- 
tonta 8c  lo  pregan tnrenios  a  lan  ejicnelas  dominicales:  a  la  iit^nten- 
cin  pronunciada  en  la  cansa  formada  a  los  miembros  de  la  mwsa 
icceptora  de  la  Serena,  i  a  la  persuasifln  en  que  so  babia  estado 
sobre  la  m-cesidad  de  Miber  leer  i  e-seribir  pai-a  ejercer  el  derecho 
de  siil'iajio  despiii-n  di*  espirado  el  afto  do  IMU,  barita  que  se  alzó 
en  el  wnado  la  voz  dcfciisoru  do  \m  derechos  adquiridos.  Si:  lo)> 


S98 


]níÍCR[.A3t*B.^ 


becbos  son  inajit  i>]i>ctiifnUM  ijiio  bm  jiiiLibrax.  4S«;  tln  iiiucrlr  «1 

cueqjo  1<>j¡.slalivu,  h»  iJichu  M.  rf«  Prailt,  Mi-mpri.-  rjue  se  fK-^pcgo 

n  la  loi  ik'l  ¡i[)r(!c¡u  i  vutii^racioo  |iút>l¡cu;  KÍinopiv  qui-  iliwprccio  t] 

IeJÍKlwlor  1n  nldoíoii  tnonil  qui-  da  vi  oaccnso  de  los  cii 

i  redimii  la  \-nlaiici<m  d«  su  voluntad  s  ana  cgmbinaciitn  alje- 

bruica.^ 

CoocluynmoH,  pues,  ciUa  contienda  ünjinada  en  la  dt.4cu»iun  de 
nna  iiuiUnia  tjue  tan  ítc  oí-tch  afvcta  lit  tnw  pii-cwwH  pTWmgntii» 
tlfl  ciiidailnno. 

Aniíiiiwli.M  ]»>!'  I(M  vota»  aa»  ñoaitof,  no  noe  hn  K>brecujÍdo  k 
CutKÍili-nicion  de  nuvülnt  ¡osiiIícÍoocÍa,  ni  cl  talcnU)  i  cnpncidAií 
nJintlitodo  del  ilustrado  pscritnr.  cjue  en  los  bancos  <lel  senado 
flbogii  primero  por  la  pre<^xistencin  de  Ice  dorechfie  ail>in¡rid<n  e 
iDipiignd  después  poi-  la  |HX!nsn  la  üpinioQ  contraria.  ;Oj:üiÍ  ajif<-n 
solo  niicstm  fantasía  Wtvinorcü  que  toneimu*  de  (|iie  el  abu.-vi  ma 
la  pi-ecút»  oonHeciiencia  de  la  inteqM-etariim  ipie  coniItAtitiio«3. 
;())ftlá  \íi  ex[K-neiu'in  no  Iniifpi  consigo  un  IajtKo  i  funesto  ileaen-i 
giU'io,  i  el  olvido  \n>rrv  de  !ii  nirinonn  de  t^xl'M  las  infínita»;  oca-' 
sion«:<  en  que  I»  Intilud  del  derecho  de  isufmjio,  nc<ce>Hirio  si  eo 
quien-,  etiandu  tema  en  apoyo  el  mex(|mno  número  que  debindis-' 
frutailo,  ha  envenenado  la  fiienti'  de  la  verdadem  libi-rtud,  hn- 
eiendii  pnlieijies  de  tan  noble  pnn-i-Oj^liva  »  Iim  mna  indit^K»  il<i 
ejercerla. 

IjÍJí*  eatariiOH  de  pretender  <|Hi:  el  gobierno  carezca  de  los  me- 
dios lejltiitiiüs  di'  ejercer  una  influencia  que  la  fluctuación  i  choque 
de  los  partidos  pudieron  on  otro  tiempo  excusar.  Pero  ahora  que 
lraD<{UÍIidad,  el  ¿rden,  c)  respeto  a  la  auCoiidad  i  a  la  lei  dej«can- 
«an  sobi'e  la  niotal  pública:  ahoi-a  ipie  la  teirifieíilad  revolucionaría 
ha  ido  I^jo8  de  nosolixKi  i  ijiie  hnii  desapiiri-eíd»  Ifu  ■>dii.Bn.->  rivali- 
dadbíi  de  ]uirtid<>is  jqiit^  ]>eligro  puede  tmer  coiiEÍg»  no  drmii 
viottínfo,  «i  ]'}  puede  habeií  jcudl  la  nccesidaíl  de  esc  reeDiplaibi 
progresivo  iiiie  aeoiiseja  A7  Aniucaní'?  ;Xo  ha  llegiido  el  ca-íi 
i|ue  ni  derecho  de  stifrnjio  »•  ]e  dé  su  verdadero  valor,  se  le  pi^nj;».! 
al  Hbrigodeinflucnciaíiextmña»  i  perniciosas,  i  se  cierre  pajíüíiem- 
pre  Irt  jiiierla  a  la  intriga  i  al  fraude,  liuiitando  ku  ejereicio  n  los 
que  pueden  tener  una  opinión  propia^  8Ín  duda  que  ai;  i  el  día 
inas  grato  para  todo  comzon  chileno  seria  aquel  en  qtin  viirsonioa 


I 


r>ISCl'81UX  SuORE  BL  EFECTO  RETROaCTITO  DX  LK  t.SI     299 

1a  uutoridad  ejerciendo  un  induju  stAtrv  los  otros  p'tilrn.'s  dvl 
stado,  debido  únicamente  a  su  moderación  i  snbiiltiria.  i  no  piv 

inu\<i  de  antemano  poi'  medios  que  pugnan  con  la  opioion 
|)i\blicn. 

(SnHanario  de  Santütf/o,  oím.  14,  de  O  (le  octnbre  d«  t^4^.) 


Don  AndrcR  Bello  re^pundif't  en  c^Ul  funim: 

Variiiis  n  hiwx-r  tirin  bn-vc  ixrw'ílji  dt-  Ihk  nixoniy^  wn  i[iw  i^n  el 

limcm  \i  ác£l  Semanario  se  impugna  la  opinión  que  cmitiuios 

uno  de  los  ¿I toiwíHííw  anteriores  sobre  la  vcnladera  ¡nteljjen- 

cia  del  artículo  1*."  de  la  oonstituciun,  combinado  con  el  1.*  de  la« 

^^^ispo»¡ciono<  traiwilorUnt,  en  cuAnt<i  eoncienien  a  la  calidad  de 

^saber  Io^t  i  escribir,  cmno  nüjiÜMto  o«comu'¡o,  mi  m>1o  para  lit  ad> 

qulticion,  tiino  (nira  lii  oon^rvacion  de  la  ciiidndanln  activa  oon 

■derecho  dv  Au&njio. 
Aunque  K/ Senuinario  admito  como  lejttimuLS  las  reglas  de 
inteqin'locioa  que  hemos  iodicado  oosotrw,  i  protesta  adherir  a 
ellas,  n"  vemos  que  la»  adupt*'  en  sus  raciocini<is,  ni  que  ae  de- 
tenga a  inanifestnr  la  coiifuniiiilad  de  esas  i*gUs  con  «I  sentido 
■que  ha  dado  a.  la  leí.  Crc«itiu(4  haber  sido  baslantc:  cxpKcibw  «o- 
tire  la  iiiitlt-rí»;  pt-ro  como  ella  o»  ¡m{j<irtMntc,  no  solo  con  reUcion 
ni  punto  que  ahoni  se  conlixi vierte,  sino  a  cuestione»  Icj^es  de 
frccHcnlc  ocurrencia,  nos  esforxaremoe  en  fijar  las  ideas  con  la 
niayor  |<rec¡sion  que  noe  sea  posible,  aunque  nos  expongamos  al 
inconveniente  de  la  pntlijidail  i  aridez,  que  nuestros  lectoix^s  sen- 
satos  lias  penloiiai^n. 

1x1  i)ne  ae  llaiua  interpirtucion  literal,  t»  xiaa  emsi  llaita,  ob> 
via;  Lan  dvmcmtmbie  como  el  U-orcum  jcomílrico  o  la  fónntila  al- 
jebmieit  que  deduce  de  su»  premisu  el  inatrniálico.  Así  como 
¿ste,  p>ir  una  seri»  de  «mvensoncs,  sujetas  a  regla«  prectsu*. 
trasformn  1»  ecuación  qiic  le  sirve  de  fnndaineuto,  en  la  ])roposi- 
cion  que  intenta  probsir.  el  juez  o  el  juriscoosalto,  por  una  serio 
<Ic  conv-*_-raÍones  no  tnenos  regulares  i  detemúnadae,  trasforma  los 
términos  de  la  leí  en  los  t^rmim»  de  la  interpretación  IÍt«nil. 


soo 


3U8Cná>'KA 


«8<.TÍi]i  p^>siblc>,  dici?  Du^M  Stowart,  ^ínuijinando  un  si^vm») 
deKnidoncs  arbitrai-üis.  formar  una  ciencia,  t|ne,  rorsando  solamei 
te  Hobrc  ick-as  morales,  políticas  o  &iica»,  fueso  un  cierta  como  la 
jeonieiria.  De  estos  principiui  podría  dediicírsi!  una  serie  de 
Keriiencia»  pi>r  et  mas  inUnchable  mcioc¡ni<^  i  to.i  resultados (jae 
ubluviiM-n  de  ullos  serian  unalogfts  a  la»  pnipoiticionc.t  inaUíinát 
cns.  A  cstn  cicncin  hipot«!tini,  Miáliígn  n  la»  niitlciniítictu),  nnda 
pu«dú  iin»jÍD»r  quv  so  (m-i\)iic  tnntu,  como  un  nódigo  dv  jurÍ!<]ii 
deiinn  civil,  it  lo  mt'noií  »n|H)nienilo  un  chligu,  «útu-iriátíroincc 
ejoculudo,  con  orrvglo  a  cÍvrto«  prin<:Í|>ioiS  fiuidauK:nudes.>  4l 
pues  de  Us  obras  de  Iw^  jrtinRtnts,  nada  exi«tf»,  tin  dicho 
ntts,  <qne  en  materia  de  fuerza  i  sutileza  pueda  compararse 
las  obras  de  loe  jiirisconsultoH  romanos.  Asf  comoaería  apenas 
sible,  \nn-  pnifibiw  mer.uiiento  intriu-secas,  distinjpiir  las  demipíira- 
Uünijis  de  KiicHdirs  de  las  <lc  Aniufinidcít  t>  Ap»lonÍi>  (]i.tn.-ciciii 
en  toclAs  clliu  bm  unifornm  vi  L'«tili)  como  si  In  nuton  mt»niK 
bime  Iiablado  por  su  rír^inu),  a»Í   lo«  jiiris<.x>nMdt<>»  romanos  : 
paracirn  todos  como  hcnuonos  jrme!o«,  de  maucm  i]nc  por  c]  aut 
estilo  de  ima  opinión  o  argumento,  apánns  podj-ÍA  conjeturarse  so, 
aufaH'.»  Citamos  estas  respeublcíi  antorídades  para  qac  se 
tgUf-  no  liai  exajenirion  on  lo  «(iie  Imiuott  sentado  Kobre  la  ver 
dem  uiitiiniK-KA  del  niciot^ínio  lej^l. 

Heiiii;w  rliclio  que  la  ínttMpnrtJuñon  literal  do  In  leí  v»  la  quo : 
íicduce  <I<;  In  lei  niisina  |w>r  lucdio  de  conveTHUmf  regnls 
precisa».  La  conversión  k-jílimn  de  una  proposición,  dv  uiul 
cualquiera  en  otra,  consiste  precisamente  en  que  a  im  termino  < 
la  piiiiiera  w  sustituye  otro  termino  di-  una  si^ifioicion  at 
lutaiiiente  idéntica;  o  en  que  se  invierten  U»  it^miimitt 
ciertas  reblan  evidetitcK  qui.- »<;  fijan  en  Lis  inalvntiUicus  i  en ! 
ilinlécticu;  o  eu  t|ue  la  segunda  s«  detlua'  lójicnmculv  de  la  prí- 
mpra.  Xo  hai  mas  convei-siones  lejitimas:  i  aun  la  ternera  no  o» 
tanto  una  interpretación  liberal,  como  una  consecuencia  rigurosa. 
do  ella. 

Dí^ii>,  piK-s,  por  cuál  de  isitas  ^irocodeivs  ha  podido 
de  la  lei  el  .■«enti<Iü  n  cuyo  favor  aboípi  Kl  .*fejii«H(iríw.  No  k-  di< 
pulnreiiioi  por  nhoni  que  puedn  fundarlo  en  otros  raxonca,  que  a. 
nosotros  nos  parveen  ina»  especiosas  que  srilidns.  Jjo  quu  dcctmucs 


niscusiox  i»Bui:  bl  efecto  nemoAcriro  ub  u  r.i!i    sni 


I      cu 

Fí 


;  t]ue,  si  no  pi-ucba  que  son  fiilMi<i  h»  príneipÚM  que  dijiiiiioM 

iitil2u!aí>,  &t  neceaarÍQ  que  iv^fponda  catiJ^íi-icAiiiviiU!  n  I»  ]in;f^iiii- 

qui- lujiíluiiiion  dv  haoorli>,  o  qui!  ri-<xii»iZ0íi  que  1n  suya  no  es 

.  inU.-rprftiu'Jon  litoral  ile  tn  l«i.  Ia  tnatvrín  no  vs  de  aquellnti 

«n  qupLosU-npular.-d  Iv^tiinuuiu  du  lu  cundencm;dinmda(lcmn> 

placienl*.  cuyos  oniculos,  como  el  de  Apolo  a  Pimí,  se  prcriuin  li 

todas  las  int«liivncias,  í  han  í^do  invocndos  con  ig^nnl  conñnnxii 

por  Uut  sectas  iiuu-  oncinif^'ns  i  por  lus  aiíitfinn^  tíIiWiliciiít  ttiAx  ün- 

I  c<)mr»d(iH.  L«  cosa  &*  sus«^piil>le  de  una  deniostmnoii  (ii-iitiir,  pi»- 

jcciriu  nsL 

En  v\  i'jitiqild  ()««  ciUuinis  de  lys  Hstiulois  Unidor,  nos  propiisi- 
mcK  llar  «utunienlv  una  inut^ru  <lel  rigor  con  (|Uo  Iba  ¡udicatnraa 
iv  aquella  oHcion  iwlhicn-n  al  «^ntjdu  lítcml  do  la  Ici,  dn  adniilir 
restricdoncíi  o  exclusiones  implícitas.  I«a  leyes  de  un  estado  ha- 
bían atribuido  a  sus  propias  judicaturas  el  conocimiemo  de  cierta 
esptxrie  particular  tic  catistis.  La  constitución  atribujii  de«|i«es 
«1  ooDociniiento  cíe  la  misma  especie  do  caosos  a  la»  ooites  fede- 
^nfales.  A  primera  vista,  cualquiera  diria  que  eso  era  quitar  a  los 
^HeüIndoR  la  juriíwlitícion  üubiv  e^a.^  chusah  jiiu^iculiut^i  pain  darla 
^meoBcltmravttnte  n  la  Kedemeiüii.  Perú  como  In  k-i  ooustitucional 
^^  no  decía  que  *ioíw  la»  cortes  federales  eonoeiesen  de  esa  e*ipecie  do 
causas,  o  que  ilrjanfn  de  conocer  en  ella  las  judicatui-as  de  los 
estados,  siguieron  ^toa  ejerciendo  su  Juriadiceion  anterior  i  con- 
cmTÍeron  en  ella  con  los  jii;^ado»  de  la   FMlenicitm.  Se  trataba 
^^jicguramente  de  un  «lereeho  jtolltico  (i  de  paso  oliservareinus  que 
^BiaxtA  nliura  no  habínmos  oftin  qu6  snbrc  lu  H(lqui«cí<^ii,  con^c-rv»- 
^Bcion  o  «extinción  do  vHtosderiichos,  se  nicíucínase  deHi<rcr«u  modo 
^"«inc  sobre  los  otros).  Se  trataba  de  una  etiestion  muí  s«ineJKute  u 
la  que  se  ventila  entre  El  Semanario  i  nenotros.  El  Snnwnnrio 
tpiiere  que  el  aiUculo  ^.''  «le  la  CitnKtitucinn  s<>  entien<la  como  sí 
estuviese  escrito  asf:  Solo  son  ciudadanos  aciivii*  los  chilenos 
que, etc.:  i  ejtto  es  luquc  iii.sistitii(M<  tiKhivineu  tnverqueno  es  una 
[  int«ipr<>tacion  lit«ral  del  ailfciilo,  .se^in  oiitieuden  los  ¡uriscoD- 
BulUM  ataeríeitnuet  lit  inl'iT|iri'tnc¡oii   lileml.  Cre<niiO!i,  j>or  tanto, 
(ue,  eüüuido  a  la  lelmdt-J  arlieutn  8.".  puede  habiír  ítlro»  ciudada- 
[hok  Hclivos  adornos  de  los  que  en  ¿I  se  definen,  siempn:  que  deban 
Lsu  existencia  a  una  leí;  que,  si  después  de  promulgada  la  coiuttt- 


30-2 


1II8CRLAXIU 


tticion  c]«  li^3  no  puetk-  n'lqiiirinfL'  1n  ciiidnclAnía  activa  scgnii  | 
constitución  de  l^-Jíf,  tlerogada  por  el  preámbulo  de  la  de  lí 
puedo  a  lo  m^OH  conservarse;  í  que.  consigiiientenrieaK%  ciiandii  | 
primera  de  las  díA^wícíones  Í»xtíi»r7</rí««  establece  que  < la  ca- 
lidad de  liaber  leer  i  escribir  ipie  requiere  el  articula  H."  wlo  U-r.- 
dnl  erecto  después  del  año  ls40»,  no  puede  hablar  de  otro  i.'t.i  ;.i  , 
^uc  el  i|tic  da  a  dicha  calidad  el  artJculft  K",  que  ew  la  Hdquiifici<M^| 
no  la  ouM.-rvn^ion  de  la  riiidadanía.  Onm  engnfíani>M  miicbo,  ^^ 
oat*-  mciucinin  «-sUiblMc  ilc  un  modo  evidente  qoe  el  Mentido  de 
£Zi%n(>(iutriowdesvt)idcliiletradc1a  coDMtitticion.  Su  interpre- 
tación es  ri?«tricíivn;  i  »Íi^iidiiIi>,  nn  purtl<!  ser  ¡itvnij.  No  neR^i' :  ■ 
qae  la  constitución  ha  «ubiiitliiuidu  lu><  derechos  polilicoN  a  i-  ih\- 
sítos  «que  no  tieiwo  c)  sello  de  la  perpetuidad»;  «que  pueden 
existir  hoi  i  extinguirse  mañana».  Pero  cabalmente  lo  que 
trata  de  saber  es  eu  qué  sentido  habla  la  constitacion  aceren 
la  otlidad  de  saber  leer  i  escribir,  si  la  auboidina  a  la  adq»i.sicii 
como  u  la  conM-rvncion  de  In  ciud;idnnfa  activa;  si  el  quo  fué  i 
tituido  ciudadano  activo,  sin  esc  rci]UÍsito.  cu  1833,  deja  de 
ponqué  no  lo  tenga  en  1 84 1,  Hasta  ahora  no  m  noB  ha  citado  ti 
texto  de  U  constittidnn  qne  pone  termino  ni  derecho  ailqnírído; 
o  por  lo  m^-uns,  lo  que  »c  noet  ha  citado  no  e»(  la  constitucioa 
tendida  n  la  letra. 

Ni  de  que  tus  derecho»  de  cíu'1h(Üuio  activo  exijan  do  tiempo 
an  tíeiiijHi  la  comprobación   de  Ion  n>piÍKÍt<Ns  se  deduce  ima  di 
nncia  esencial,  por  lo  que  toca  a  la  muñera   de  adquirirlos  i 
servarlos,  entre  esos  derechos  i  cualesquiera  otros.  Es  n< 
estar  al  lenguaje  déla  constitución.  El  artículo  í*.'haoe  por 
ministerio  de  la  lei  ciudadanos  activos  a  ciertoa  chilenos  que 
fine,  i  el  articido  U."  habla  del  goce  del  derecho  de  sufrajio, 
esto  no  e^  cí>tablcc>;r  una   darl.s¡nia  distinción  entre  la  pmpie 
i  el  ejercicio  del  flerecho,  no  hni  atuiíx  exacto  i  pntcLto  «n  ol  I 
guaje  logul.  La  con»titucÍou  no  dice  que  no  e»  ciuihulano  acti 
el  que  no  tiene  la  insciipcion  i  boleto,  »iao  que  no  puede  ejoi 
los  dciY-chos  dv  tal,  que  es  cosa  dífercntfsimn;  porque  saa  raui 
fcjx-ntc*  8U»  efectos  prácticos.  Si  legalinente  son  cíodadanos 
vos  ciertos  chítenos,  no  se  les  puede  negar  la  inscripción  i  boteto^ 
si  de  nuestros  argumentos  resulta.ie  con  cñdoncia  (como  lo  cree^^ 


KJVTUSIOK  BORRIi  BL  KFKCTO  RKTnOAfmTO  DR  LA  I.RI     303 


inu")  (|ti<-  )i)si]iie  iiiiii.-i<ic|iiiri(Irilai!Íii<!iii:UnfnuclivAtún  c-l  ivi|iii>í> 
tjn<l«  likiL-cUimi  «•writiini,  Iti  r<;liciwri  íÍ^'t-ihiwi  <i«  lí*4'>;  iiniv  kñ  de 

,  eleccium-»  ()UL-  pxíjicm;  tnl  requisito  pnm  cotiCL-dor  In  inscripción 
i  bolclo,  violnria  iiiicstnt  carttv  constitucional.  Xi  si-  tügn  que  psa 
diatincion  es  solo  propin  de  loa  objetos  materiales.  Los  artículos  8." 

F i  9*  de  la  cDnslitiicíon  La  establecen  claramente  en  el  derecho  de 
snrnijio;  i  linter  de  cmi,  niictitra')  levos  civiles  la  habian  reconocido 
en  otnw  ik-nThort  iiKXjr]»oi-alt>íL  Tiin  iniv,i-poml  cts  la  cnlidad  de 
franc4»i,  por  ejemplo,  como  In  d>:  ciudmlaiio  fruneot  con  derecho 
de  aoftajio:  i  on  el  articulo  do  Mcriin  cjuc  hornos  eítado  otra  vea, 
puede  verse  qne  la  lejUlacion  francesa rocopoce  esa  misma  distin- 
ción i-elativamente  a  la  primeni.  I'or  la  lei  de  2'.¡  frimario,  afto  8, 
iu»  cxtifinjiiro»  (jiie  habían  rf^sidido  diez  años  en  Praneia,  deí^c» 
do  haber  duelnnulo  hii  Íiil<-iieÍon  de.  avecindado,  i'nkri  iiiviistidn» 
ip»OJare  de  la  cididiul  di?  franwwü*.  La  lei  di;  17  de  tnurz»  de 

1 18l>9  les  impuso  la  necesidad  d«  obtener  un  documento  .luti'-nti- 
co  de  uní  investidura  legal:  i  [mm  ello  no  le-í  exije  ifue  obtt^n- 
gan  earitu  tleTWtit>vÍis<ici<m,siaoairta»  de  (lecttiíiicion  de  -nw 
turalidad. 

La  diferencia  pnedc  parecer  de  poca  o  ninguna  importancia. 

'  Sin  est«:  document'>,  tus  ijue  hubiitn  obtenido  la  calidiu)  de  frutn;* 
»es,  los  que  la  k>i  miiuba  como  fiiince-st^,  no  [hhIíiui  ^ozar  de  nin- 
guno de  loa  derechos  civiles  o  políticos  anexes  u  ella;  sin  embargo, 
el  lejislador,  pudiendo  hacerlo,  se  abstiene  de  dcrogai-  un  derecho 
iul(]uiridu,  i  li^  hace  homenaje,  aun  cuando  somete  su  ejercicio  a 
una  formalidad   índÍKpen8abIe.  Si  e.ito,  por  ima  parte,  manifiesta 

I  el  TV!'peU>  del  Icjisliulor  a  los  derechos  adquiridoB,  establece,  poi- 
otra,  d<!  un  modo  iniHiufvoc»  la  difen-ncia  entre  au  exintencia  i  aa 
cjorcicia  lüi  n.tididail,  jqu¿  i^  In  pi-optedad,  la  poae.<<ion,  el  nsii* 
fnicti]?  Todivs  estas  son  cn^-wiones  de  la  lei:  DHceo,  viven  i  mue- 
ren de]  modo  que  lia  querido  la  lei. 

Si  la  lei  de  2  de  mayo  de  ITUO  wxijió  en  Francia  el  juramento 
civieo  para  et  ejercicio  de  los  derechos  de  ciudadano  RcttVD,  li\n& 
ae  sigue  de  aquí?  Que  el  ejercicio  de  esos  dei-echos  estaba  sujeto 
en  Francia  al  requinto  del  juramento  cívico;  to  micmo  quo  en 
Chile  i  en  totlas  [Kirto-i  lo  eatá  ni  cumplimiento  de  otras  condicio- 
nes nece«ariii-t.  Pcín  ¿qut^n  ha  dudado  jama»  una  verdad  tan 


S04 


UIiKKLAxi.t 


dant?  Ia  ciKwtiwi  w  "tni:  m»  st»  (miii  <lv  «vi-rijínnr  ¡d  patrie  "  m» 
ejerceree  il  ddvchodv  ííufnyio  siii  Iii»  i\-»[ni^<itijs  pnr*!!»  r]Qf  U 
leí  ha  prescrítu;  lo  quo  ac  UuIa  de  poiiv-r  t-n  claro  es  ñ  U  riilíilfMl 
<]e  taber  leer  í  c^mbír  t.-^  o  dii  nno  rio  cilue.  Juzgamos  iitti"  iki, 
por  la  simple  razoD  de  no  incnci'^BHtM'  cw.-  ivi|uUilu  t-n  «I  nrlícn- 
lo  '.K"  donde  se  e«pccÍfícaD  las  ooodiciontM  ncosam»  pcua  el  ffoee 
tjiA  (Jvrechu  de  safrajio,  sino  en  el  ai'lfculo  A"  donde  ae  definan 
U«  calidiides  í[uv  por  la  niiem  oonirtitiicion  crmtteren  un  iuvt^ti- 
dura. 

jSe  dini  quo  «un  la  conservación  il«  U  ciadadAuiA  ncü^-B  cm 
impoeibk  b^  la  coiMtitticion  di*  18:j>(,  {>on)Uu  fii  d  pn'ñinbnlo 
se  dodara  qno  qai.'iliin  *in  víwtu  Uidas  In»  disixMíicioiKw  coau-ní- 
das  en  la  constitución  de  l^-íís!  En  nuestro  discm'so  prec^ciitt>, 
hvmos  Batit^echo  de  antemano  a  ese  repara  No  se  puede  ya,  an 
dudft,  adipiinr  la  ciudnflania  activa  por  otroü  metilos  que  los  i 
Ui  cunxtitucion  del  1833,  asi  como  nosepiiede^'aadquiñr  tai 
dad  Hv  chileno  mro  pc^r  tos  incdiotí  e^pociliaidott  ou  elbv  pt-nt : 
puede  consvrvAT  In  pnniem,  como  la  HogniMln,  KUpoiiít^uduln  lejit 
inanicnti-  8dqu¡H<la  bajo  el  im|)cr¡u  de  las  coustítiicione»  ante 
ríoivs.  Eato  i  no  mux  ¡ngnitiea  la  ex])rc6Íon  t¡uedur  sin  f/ecta 
jvirque.  si  de  otro  modo  fuese,  si  con  la  constitocion  tie  182j 
liubieiieii  perecido  todo»  loa  derechos  con feridus  por  ella,  s«  habttá 
34-guido  el  mafl  grave  i  monslruom  trastorno, 

/Sir  dinl  ipie.  en  nne^tro  sentido,  las  ciuncim  do  ¡tUí^^iniifioDes  1 
pérdida  dt-  1»  eiiidiwInnÍM  iict'ivii  M-iinii  muuf  psfM   lus  que  la  hn^ 
bicwen  adquirido  bnjolalei  de  I^S^i  otnispura  Um  ciudadanos) 
tivBPcroadoB  por  )n  leide  ISSÜÍ  El  iluslrodo  esciitordeWi'íniíí: 
mnrío  ^ecíj  elocuente  do  una  voz  «pie  hemoe  okloen  otra  jeirir, 
no  es  ella  misma)  nos  permitirá  decirte  que  e«a  doria  nnn  deduc 
eion  ilejltiina  de  imestros  principios.  ¿Qué  es  lo  que  ilicx>n  los" 
Artículos  10  i  I !  que  tratan  d«  es»  Mii»poii«on  i  i>^nlídar  jHii 
blan  en  ptirtícular  con  los  ciudadanoM  activo»  coustitni^los  por  \i 
nueva   lei  fundiuiH-níal?  No,  por  cierto.  Hablan  con    todoa 
ciudadanos  activos  de  cualquier  modo  que  hayan  «ido 
tuidos:  «Se  suspende  la  calidiul  de  ciudadano  activo, ,  .>  «Se  pie 

la  ciudadania it  Para  qne  tal  consecuencia  se  siguiese  dt>  nuc 

tros  prineipio»,  seria  preciso  torcer  con  la  mayor  violeDcJn  el  ^r 


n 


DltiCPSION  80KBK  BL  BPKCTO  BBTBOACTIVO  I>E  Iti  tKI     305 

ítido   tit«rnl  do  los  artículos  10  i  11,  «iibentvDilivnUo  pn  ellos  una 
eütriccion  que  no  tíooen;  i  cae  ch  cabalmcute  ol  modo  de  inter- 
.■-Xar  contra  el  «ital  bemoa  protestad»,  i  que  desearíamos  ver 
pruMcríto  de  nuestro  foro  i  de  nuo.itra9  cAmaraa 

\i;k  hornos  exlendidii  man  do  Ifi  «[ue  pensábanitisi,  i  teaemoa  qae 
kdcjar  pum  utro  núnieru  1a  CDDtiuuKÜon  do  este  «siuito. 


Continiiamoa  la  materia  de  nuestro  artfrtilo  preo^ejite. 
La  doctrina  i|iie  El  Semanario  d^ace  do  un  pasaje  de  M. 
^Hcrlin,  no  no»  parece*  exacta.  La  lei  dictvula  por  la  Asamblea  \a- 
^ciunal  de  Francia  <d  2  de  mayo  de  ITOO,  establece  que  todos 
lujucllos  que  UiHndos  fuera  del  reino,  de  'iwdres  extranjorws,  se 
hayan  establecido  un  Francia,  ¡«caii  repiitAdoK  rnuicescs  i  ndmiti- 
doa,  prestando  el  juramento  cívico,  ni  ejercicio  do  los  derechos  de 
ciudadanos  activos,  ilespues  de  cinco  aAos  de  domicilio,  etc.  La 

I  lei  hiici!  depender  la  calidad  de  frunces,  no  del  juramento  cívico, 
«inu  iktl  diHiiicilío,  i  de  loa  dentar  requiaitos  que  expreíta;  pero 
ttxijc  ol  jiimiiionto  dvicojMira  «¿  ^ercicto  de  loiderechoudeeiv,* 
da'lnnn  nctitío,  i  para  eso  solo. 
Distingue,  pues.  (  i  así  la  inlurprebí  uda  seolencÍA  de  la  corte 
de  casiuúoii),  cutre  los  que  dcbco  ser  reputados  Annccscs  i  los 
qnc  quieran  ser  admitidos  al  ejercicio  do  Ioh  derechos  de  ciuda- 
danos activo»;  de  la  misma  manera  que  nuestra  oonstttucton  dis- 
tingue entre  los  que  deben  ser  reputados  ciudadanos  activos  coq 
derecho  de  sufrajio,  de  \n»  cuales  habla  en  el  artículo  S,",  i  los 
que  quieivn  guaír  del  derecho  de  sufrajio,  a  loe  cuales  impone 
pcua  el  ejercicio  de  ese  derecho  las  condiciones  contenidas  en  el 
artículo  0."  í^v  analojta  noA  parece  exacta.  Por  consigiiienle,  de  la 
tnisnia  maneni  que  liut  que  en  (-Yiuct»  habían  adquirido  la  odidad 
do  franceses  por  la  leí  <lc  2  de  mayo  de  1  TfO,  no  la  perdieron  por 
las  leyes  posteriores  que  exijieron  algunos  requisitos  ma»  para 
adquirirla,  los  ciudadanos  activos,  creados  por  el  articulo  i>  "  de 
nuestra  constitución  combinado  con  el  1."  de  las  di^posicionee 
\tranñtor¡»M,  que  rijid  hasta  fines  del  año  de  1840,  no  perdieron 
«sta  eidirlikd  por  la  lei  que  de»de  1841  exijiíl  p<int  esta  adquisícioD 
ima  calidad  mas,  la  de  sobcr  leer  i  escribir. 

ta8CBLA.NU  SO 


soe 


atSDSLÍSKk. 


I  aun  hai  en  osto  iiiin  circunstancia  quo  R'rtifica  mu^ilni  «¡i 
niño.  La  leí  ijue  emi»c»í  a  rtjir  de«le  líS4l.  fué  el  mismo  orllcnlq 
8."  de  la  tuif^lna  cxmKtitudon,  pmxi  obrando  va  por  ai  solo,  áa  i 
I.°  de  las  dispoaieiorw»  íratifítoriíDi,  i]ii<-  había  espirado.  iPdq 
de  presiimirae  que  el  mismo  ligí^liulur,  t-l  ni>.tmo  acto  de  Icjisla 
mm,  que  en  IS33  da  a  ciertos  individuos  c]  caKcter  de  ciuc 
no»  activotr.  <iue  loa  encuentra  capací-s  i  hábiU's  ptini  In  fancionea 
el(Ktonik-K  jiiu  la  ciüidiul  de  sabor  ¡eei'  i  escnbir,  m  lo  i¡iiite,  lo 
declare  incapacQS  c  inhilbiles  co  1841.  aunque  conserven  todo 
\f»  re<|UÍ8Ít4>s  que,  vn  su  conouple,  los  habían  hecho  idóneos 
ejercerío.  i  aunque  no  hayan  incnmilo  t^n   ninguno  de  los  i 
■de  suspensión  i  pénlida,  definido*  en  los  urtfculiKi  10  i  IIT 

Sabemos  bien  que,  para  salvar  csítu  inconsecuencia  de  la  lei, : 
supone  habérseles  conferido  c^ntdicitmiilmrnie  la  ciudadanía 
tivu;  pero  c«tA  os  una  pura  suposición.  El  artículo  tn(n»)U>ri<>  n4 
tiene  ninguna  e^tpresJon  condicional:  lo  que  dice  c*  que  la  cntiflafl 
de  saber  leer  i  tscribir  i«)Io  tendnl  efecto  después  de  euinplido  < 
abo  de  IMD;  lo  cual  equivale  a  deoir  que  esta  enlidad  no  enneu 
trini  con  las  oUiu>  del  articulo  8.*  para  crear  ciudadanos  actii 
eñno  desde  el  año  de  lí*4l;  jK-m  n»  equivale  a  decir,  por  ningnii 
de  loa  procederes  de  interpretación  literal,  ijuc  ia  fidu  de  elll 
despojará  del  carácter  de  ciudadanos  activos  a  Im  que  \q  i 
sin  ella. 

AlégH»>  la  diferencia  entre  los  derechas  cíenles  i  los  poUticos,! 
«c  dicv  qui;  la  corte  de  casación   justifidl  par  ella  su  fallo  en 
caso  del  prliiaiie  de  Henin,  que  habia  muei-to  sin  prestar  el  jar 
mentó  cívico.  Tratábase  de  ttabcr  si  este  principe  había  perdida 
la  calidad  de  francés,  i  la  corte  falW  que,  no  obstante  los  leye 
posteriores  que  altcrabají  lo»  itiquisitos  necesarios  para  serlo, 
la  había  perdido,  ponqué  bajo  el  impL-rio  de  la  lei  de  1790,  le 
bia  sido  irrevocablemente  iulquií'idn,  ftiudfiiid[iM>  ¡uira  ello  prime 
i  principalmente  en  la  construcción  gramaticnl  de  la  lei,  i 
divndo  oDino  una  raíinn  accesoria  la  diferencia  entre  las  dos  e? 
cíes  de  derecho»,  ¿Qué  es,  pueti,  lo  que  significa  esta  difereuci 
Que  la  leí  puede  dar  i  quitar  como  quiera  los  derecho»  poUtic 
pero  que,  tratándose  de  dcrechus  civiles,  debe  proceder  con  muct 
circunspección,  respetando  loe  adquiíidos,  i  absteniéndose  de 


DIMUaiOK  SOBRR  EL  EFKCTO  RETROACTIVO  DK  U  LEÍ     807 


I 


I 

I 
I 


tniT,  cotilo  di«o  Brnthnin,  Itut  f>p«ranxa.'i  que  olla  nii-'iiiit  Ini  liocho 
nnccr.  Pero  /cuAndu  homo»  in-gado  nowtivw  líston  principios^  Lw 
que  hemos  dicho,  i  to  que  rvpctinirw,  k*  que,  por  lo  tocnnte  a  su 
adquisición  i  su  pérdida,  loe  rlcrc-chos  polítios  «m  lo  niisroo  qu« 
los  civiles;  quo  unoa  i  oti-os  nacen  i  eqñran  a  voliiatad  de  la  loi; 
i  que  en  la  cuestión  de  quo  e«  trata  no  bai  una  Ici  que  dcRpajt? 
de  la  calidad  de  ciudadanos  activos  a  los  que  lo  eran  antes  de  ÍH4l 
sin  el  ffs^uÍHito  de  la  Iwitiira  i  eterítiira,  porque  no  puede  enten- 
derse que  los  texta-í  |e^.ile?t  que  se  han  citado,  ordenen  seiiiejniiti! 
despojo,  sino  n  merced  de  rciítnccioRes  i  condicionD»  tticica«,  qui- 
en Oft»  materia  son  iniidm¡Ml>!e--i. 

Hfinio«  presentado  ejemplo»  de  lejiídiicíonv^  extmnjcms.  con  ttl 
solo  objeto  de  justificar  las  reglas  de  inteq>ret«cion  que  seguímos, 
i  que  podrían  parecer  a  muchos  demaíiiado  extríetas.  En  Chile, 
sobre  cuestione»  ci^nstitucionales,  es  fuerza  que  nos  atcngamiw  al 
lenguaje  de  la  constitución;  í  solo  donde  el  texto  ea  oitcuro,  o 
donde  de  entenderlo  a  la  letra  se  siga  un  evidente  absurdo,  es 
licito  recunir  a  lo  que  se  llama  en  e!  derecho  interpretoeion  ex- 
tensiva o  restrictiva.  Nuestra  constitución  lia  eslAbleeido  una 
claítc  lie  ciudadanos,  que  llama  ttr(im«,  ha  t-numenvlo  los  requin- 
tos m-ce«iai'io:«  piini  entrar  cu  ella  hasta  1h4);  los  necesarios  para 
entraren  ella  di-silc  I>i41:  Ins  formalidades  necesarias  para  iim- 
todo  ciudadano  activo,  sin  dÍ!>tincíon  de  les  creados  por  ella  o  por 
otis,  ejerzan  los  <IcreclioB  de  tales;  i  finalmente,  los  casos  en  que 
fie  sntípeiide  u  pierde  el  caráct«i'  de  ciiidadaii'i  activo;  en  ella  «oía 
debemos  buscar  esos  requisitos,  esas  formalidades,  esos  casos:  i 
no  podemos  desentenrlernos  de  la  distinción  tan  elanunentv  enun- 
ciada on  ella  entre  el  canlcUír  mí.vmü  i  el  tgereicio  pcrí<Mico  tU- 
\ti»  dei-echos  que  íl  oontii-n-. 

Antes  liemos  indicado  la  cjue  nos  parece  recta  intelijcncia  de 
aquel  preámbulo  do  nuestra  actual  oonstátucion  en  que  se  decla- 
ra quedar  sin  efecto  todos  las  disposícione»  contenidas  en  la  leí 
fundiunental  de  IK2S.  Desde  25  do  mayo  tlv  ]r<33,  solo  la  prí  me- 
ra pticde  tener  efecto,  pue<]e  eoiwtituir  derechos.  Pero  jcjiíeml 
<wo  decir  que  desidc  ec^  fecha  quctlan  derfruidoí  i  anirjniliuliLs  los 
derechos  establecidos  por  la  constitución  de  t^8{  fSe  ha  meditado 
sobre  el  monstmoso  trastorno  que  serfa  la  precíea  consecuencia 


308 


Ut^u^KLAüKA 


I 


do  í«inejantc  principio?  Concedamos,  enipepo,  s  los  partidarias  do 
la  opinión  eontnuia  todo  e\  npoyo  que  buscan  en  el  preámbulo 
do  la  constitudon  de  183'J:  enWmlÁmodu  como  ellos  lo  entienden 
iQiiésa  ís^giiiri»  (k- ai)iif'  Que  no  i-xíttU'n  lo»  den^bo»  creado» 
por  In  constituciou  Jv  1 8iíS.  Pero  jiliruino«  lo  tfüxnio  ilc  los  dere- 
chos que  dclx'D  el  «cr  A  i-»a  miinita  constitución  de  1^3,  í  utped- 
ficamentc  a  su  artículo  ».•  combinado  oon  ol  I."  df;  las  disposición 
■RC»  tranñtoriasf  ¿Donde  está on  ella  el  textoque  declara  ^ttarf/ir 
sin  efecto,  en  el  sentido  de  nuestros  adversarios,  la  citiida  disp] 
sicion  tranítitoría  deido  1841?  Ea  preciso  recordar  lo  <]iie  hemos 
dicho  i  prohitdo  átiit^  df  ahui-a:  una  disposición  transitoria  puede 
producir  cfwU)»  [»ennjmi,'iili-s;  í  no  e»  un  argumento  qui-  dMlnira- 
estn  aserción  el  ejemplo  de  ditpmiciont»  tmwñtorituí  que  piv 
duoen  efecto»  destituidos  n  pci-t^'rvr  con  oIIil  Debia  prcibdi^Mnos,.^H 
para  que  del  titulo  de  esas  disposiciones  pudiese  dcilucirso  uno.  ^| 
consecuencia  Icjftima,  qv^  nÍ7i<;ruita  diapoticum,  tranmUma 
ptt«d«  producir  e/eríoa  pe7'mane7tte9:  aserción  jeneral  que  segn-i 
nimcnte  no  qiierM  ¡«ontcn^^rel  iluirtrado  escritor  de  Kl  Semaiiario.} 
Dicesc  en  el  discurso  iiuediscu limes  que  4fu¿  temporal  Ucon-j 
cesión  porsvi'Io  el  derucho  desufrajio,  scgUD  la  oooiítilucion  mis- 
ma, debiendo  rcDOvarsc  de  tres  en  tres  años  la  io.'w-rípcion  en  los  I 
rejistros  electorales».  No  es  temporal  el  dei-echo,  sino  las  forma- 
lidades con  que  debe  ejercitarse,  prescritas  en  el  articulo  0.*>  La»J 
fonnalidadtsi  producen  efectos  t«niporalee:  e«  neoesario  renovarlu| 
«le  ti'e.s  on  tíos  aRos;  pei-o  eso  »o  es  decir,  ateniéndonos  a  nnestra.) 
oonülitucion,  que  se  ri^ueva  oon  ellas  la  calidad  de  ciudadano  ' 
activa  El  (|ue  se  pníwnlH  a  ser  inscribo  en  los  rejistros  eU'ctora- 
les,  jcu  qué  cíuúcUt  ^c  pi'0)i¡uutAt  En  el  de  ctadnd»w>  activo  se- 
guramcntc.  La  inscripción  no  le  hoee,  pues,  oludndano  aet)VQ¿| 
declara  sotamcnt?  que  lo  os.  Luego  no  es  el  cuiácter  de  lüudadano 
activo  lo  que  so  renueva.  Luego  la  concMion  de  ese  carácter  no  _^J 
CA  temporal,  según  la  constitución.  Cuando  dice,  pues.  El  Sema-^M 
ttario,  que  el  derecho  de  sufinjio  caduca  con  el  termino  que  le  ha 
prefijado  In  K-i,  si  d  ti'rinino  dit  que  se  trata  es  el  del  trienio  en  ^^ 
quo  w¡  renuevan  las  ÍnscrÍ)icÍoiie«,  confunde  el  derecho  con  la  de*  ^M 
daracion  del  derucho;  i  si  el  término  a  que  alude  es  el  señaUdo 
en  U  disposición  transitoria,  entiende  gmtuítamente  qnc  en  ella 


DI&CCSIO»  SOBRE  EL  EFECTO  BETBOACTITO  l>B  ÍJ,  LEÍ      SOS 


I 


se  pone  término  a  loe  derechos  ad<|nit'i(UiH,  i  iio  al  moáo  do  adqiii- 
riiliK;  confíiinla  k  cúiuervadoii  con  li» ndqiiiíiici<ni:  wipone  lo  ini»- 
uiu  nw  í*í  ili)«]>iitn. 

I>¡cu  Et  Sei'uiTuirio  quo  el  ujviuplo  de  ijiiu  nú»  valimos  pitnt 
probiir  «{lie  unii  dif]>o)>i<:ioa  tiHivüturia  puc-dc-  pruilucir  c-foeUK« 
permuuvntcji  e:^  inadecuado,  fund¿nduii(i  pata  ello  vn  ul  eonocptu 
t]ue  acabamos  do  refutar,  cuya  inexactitud  uos  parece  evidente. 
Discutaiitoa  ahora  el  ejemplo  que  w  nai  opon*?.  «(HupongamofO, 
<lice  El  Semanario,  «UDa  Ici  que  dijese:  son  chiUnu»  Iw  bu^ite» 
mereantat  que  tengan  taU^  i  iale*  re^uiaitof;  i  se  agregase:  Ut 
palente  de  tale»  btiqtixa  deberá  niumaree  cada  tanto  tiempo;  i 
liiejfo  nnudi^poMcion  transítom  oonoebida  a»i:  el  requisito  tal 
ihi  Ion  coniprenditlan  en  la  lei  para  qtie  un  fitujue  aea  chileno 
«uto  tmulrá  ejMAo  de»p\u*  <íe  cumplido  U  aHo  de  ISüO.  Llegarlo 
el  C(LM>  de  renovar  til  |j(ilente,  ¿tíf  <i¡s¡>ensíiria  (¡se  n^fui^it»  des- 
pués de  piuadfi  In  épuea  jm^tijiidn  pi>r  el  aitícido  tniiL'«ÍU>ri»í 
¿No  quedaría  sulwtstcnte  en  toda»  sus  parUís  la  disposición  pri- 
iiutiva?> 

Qnedaría  subástente  en  todas  sus  partes  la  díspú«cioii  primi- 
tiva res|>ucto  de  lat  butiues  quo  «3  preí>cntaí<en  por  la  primera 
vez  n  recibir  patente;  pero  no  riMpeclo  di-  los  olroü. 

A  los  (jne  hiibicwii  navegmlo  logiilniente  <.'■»!  jKtbellon  chileno 
antes  de  I-SflO  no  se  les  dispensará  el  requisit'):  pui-quw  yn  *e  Icst 
ha  dispensado,  Í  no  necesitan  obtener  una  niiamu  dispeiisn  tlon 
i  veces.  La  patente  no  hace  la  nacionalidad  del  hu<iue,  »ino  Ih  tivt- 
tifica.  Debe,  pues,  darse,  sin  nueva  dispensa,  u  Ins  cinbarcoeioties 
de  que  se  trata;  a  m¿noa  que  la  leí  de  navegación  declare  expre- 
rtanicnte  que,  despiicA  de  paitada  la  época  prefijada  por  el  artículo 
tnui^iiorio,  pierdttn  lu  Ciiltdnd  de  chiEena.'t  la^  eiuljAii^aciones  quo 
al  tiempo  do  renovar  xu  patente  carezcan  del  consabido  requisito. 
Supóngase,  para  fijar  nuestra»  ideas,  qm-  el  tul  iiiqnisito  oonsiHta 
en  haber  sido  conslruidos  en  astilleros  chilenos.  Si  espirada  ettt 
4pocft  dejasen  de  ser  chilenas  las  embarcaciones  de  construcción 
extronjeniK,  ¿qué  ferian?  í-Se  verían  obligados  sus  dueños  a  cnaje- 
narliks  en  paise.-^  extraujeros  o  dt^lntiila."?  Sup¿iigase  que  et  re- 
4)UÍsito  consista  en  que  el  cnpLtuii  i  la  mitad  de  la  trípulacion  sean. 
diileiMs.  Esta  es  una  odidad  flueiuunte:  se  adquiere,  se  conserra. 


SIO 


XISCKLÜCEA 


i  se  pierde  cao  ella  la  calidad  du  ombarcaciow»  chilvaa»  un  U. 
bip<iteiits  de  que  se  trata  Si  al  tiempo  de  ronovarec  In  i>at'.'nt«,  «I 
ca|Mtan  o  U  milad  de  la  tripulación  no  son  chilenos,  tiimp<wn  la 
OA  el  biujue;  i  negAncla'«el«  la  pfttente,  no  ae  destruirá  nn  d««ctia 
adqiiirído,  8Íno  se  (luclanuá  itolaiiiente  que  no  exiale.  El  capital  o 
industria  qiiu  pide  el  iiniculu  8"  p«m  teiier  el  derecho  de  sufra- 
jio  vs  una  i»1idad  tlv  tvba  «fpvciu:  no  así  el  requisito  de  iciber 
i  •;»ci'ibir,  colocado  por  la  con;«bilucioit  mUma  üd  el  inciso  prí 
ro  del  articulo  8.",  junto  con  ol  do  chileno,  i  ol  do  iiuiycMr  do  vcin 
ticinoo  o  de  veintiún  años. 

La  lei  que  pide  eierto  capital,  cierta  industria  de  que  ririn 
para  la  calidad  de  ciudadano  activo,  e*  consecuente  i  justa  cuan 
do  quita  cwi  calidad  al  que  por  ese  capital  o  industria,  que  ya  no 
tiene,  la  obtuve^  pero  no  w:  podría  decir  lo  mismo  cuando  degra- 
(Ia«c  de  la  cutegorii»  de  ciudadano  nctivo  por  no  seaUa-  Iw-r  í  e» 
cribir.  al  que  !^iu    tse  tvquL«Íto   fué  cou^denulu   por  ella  tnínn 
digno  de  obtenwla. 

C Araucano,  aHo de  1K42) 


4 


Don  Manuel  Antonio  Tocomal  publica  todavía  en  defensa  i 
su  op¡nÍ<»)  los  artículos  siguientes: 

REFURUA  DEL  ItEGLAHBNTO  DB  ELBOCIONES 

IV 

Contestaremos  á  k  pregunta  que  se  nos  hace  cu  El  Araucana 
miinero  634,  miuiiftntandu  quo,  sin  dejar  de  ser  lejitímas  las  reglas^^ 
do  ínt«rprutucion  indioulu»,  no  pueden  aplícaiw  con  exactitud  a^H 
la  cuestión  que  se  ventila  sobre  In  calidad  de  saber  leer  i  escribir  " 
para  el  ejercicio  del  derecho  de  sufrajío.  No  pticile»  aplicarse.  dc-^A 
cimos,  poique  los  do>»  artículos  constitucionales,  ni  presentan  di-^B 
ferente»  sentidos,  ni  las  palabras  son  oscuras  o  ambigua»,  de  modo 
que  para  la  intelijencia  sea  preciso  apelar  a  la  Intcrpn-tacion.  Asi, 
pues,  si  en  el  ejemplu  de  loa  Estados  Unidos  se  noe  ha  querido 
dar  solo  una  muesbm  del  rigor  cou  que  Us  judicaturas  do  aquella 


StitCUSrOX  iWRRR  EL  KKKCTO  RÜTItOlCTIVü  i>K  Uk  t.KI     -Stl 


I 


I 


ntuñun  ndhicKii  al  wntido  lilcml  dv  In  lui,  imitémoslo  rccluizando 
las  v.iix-pcioui-H  i\\¡v  tionCD  por  objeto  dcjnr  ¡i  salvo  los  dun.-cho« 
ad()u¡n(Ioti,  uu»ti<lo  ¿slos  no  pertenecen  al  número  de  aquellos 
cayos  efecto  son  duraderos,  ní  dependen  de  condiciones  necesarias 
parn  su  ejercicio. 

Ks  una  máxima  reconocida,  dtc«  Mcriin,  que  no  debe  distin- 
^uirso  en  Km  «utos  en  que  la  lei  no  distingue  ai  se  pu«di>n  poner 
exciificion<=«  üiii  un»  m^oa  [xtrliculiir,  sacnd»  de  In  lui  mi^nut  o  de) 
tnotivu  en  iiue  »e  fumín.  En  el  cjuplrítu  dv  la  loi  debe  buK»Li-sc  la. 
interpr«.>tacÍDn  (•).  Según  esta  wgla  univerEalmcnte  admitida,  nO' 
pueden  ser  citidndanuH  activos  Don  derecho  de  sufrajio  sino  los  que 
descñbe  el  articulo  tf."  de  la  coostitucion,  puesto  que  no  se  hace 
distinción  entre  los  que  adquirieron  esa  calidad  antes  o  después. 
Dispensar  la  lectura  i  escritura  a  lo«  calificndoe  anteriormente 
importa  una  excepción  i  de  aquellas  que  no  .se  deducen  de  la  leí 
o  del  motivo  en  que  ítc  funda.  Toda  lo  que  >io  fnt4  fn  ^  cuerpo 
de  Uta  le^,  no  itenl  Uñ,  es  el  principio  de  Hentham.  En  el  ar- 
tículo 8."  »c  diüc  que  man  ciudiuJiincK<  iu:t4vos  Itm  chileno»  iiiie,  etc. 
Esto  CxUt  cu  vi  cuerpo  de  Ia.t  leyes  i  vsto  os  I»  lei.  Xu  »v  ilíspeiisa 
la  calidad  de  saber  leer  i  escribir  a  los  que  adquirieron  la  ciuda- 
danía actis'a  por  las  conntilucioneR  anteriores:  no  está  en  el  cuerpo 
de  l&H  lejre»  esa  exclusión,  no  os  lei. 

Pero  enA  diüpúsicion,  se  nos  dioc,  t>e  aplica  a]  porvenir:  ya  no  »e 
podi^  adquirir  lii  dudn'luníii  tu;t¡va  )>ino  por  los  medios  pirrmitidu» 
en  la  ei7ii»titi)CÍoa  de  ]>i33,  sin  que  se  excluya  la  ciududunüi  nd- 
quirida  por  leyes  anteiiores.  f  I  el  preámbulo  de  la  constitución 
rcformwls  nada  vale?  ¿La  existencia  de  los  derechos  políticos  no 
data  desde  la  promulgación  de  la  lei  que  los  ha  declarado?  Una 
vez  derogada  la  coniítitucion  de  IH28,  todos  los  artículos  do  la  de 
1833  debieron  redaetaiíie  como  si  fuese  la  primera  carta  funda- 
inentAl  <\av  m^  promulgaba.  No  era,  pue».  necesario  decir  que  aolo 
eran  ciudmlanu»  nntivo!*  taléis  í  tnles  chilt'nos,  dimle  i^uo  el  preám- 
bulo de  la  conittituüioii  ivfonníida  donti'tiia  la  exptwiion  de  quedar 
»ín  fj'n-lo  tfKlft.'í  liiíi  di.q)oNÍciones  <lo  la  de  2H. 

,     (*}  Cent  dkiu  Tcuprít  de  U  loi  qu'on  doit  «n  ab«rch«r  riaterpreUtioa. 
F  Sip^l'Mrt—'V.  /itítrprélatioa. 


::i 


313 


xnacKLixBi 


Lft  lei  posterior  cnaoebidii  en  tiíniíiiuM  ncgaüvoii,  hn  iliehí 
Blackstonu,  nutiríilnd  i>;^-biblv,  «lomgn  Im  nDl<.-ríor.  aun  cunndo 
DO  lo  expi«»;;  ponjuv  I»  iK^ncíon  «-nvimlvt^  virtimliiivnUí  la  dcm- 
gaiáoo.  Como  la  ni^acáoD  tistA  en  el  prctlitibiilo.  muía  impnrtn  c\uio 
no  se  cncinínlrc  vn  el  nrti'culij  ÍS.",  piii-s  era  inútil  repetirla. 

Sin  raciocinar  de  dittiuf  j  modo  sobr*.'  la  adquisición  i  cwoserva- 
otoa  dd  los  deroehofl  ciril«fi  i  politicos,  puede  estAblecetse  la  dife- 
rencia que  los  distingue  en  cnanto  a  su  duración,  ya  ponjue 
Dso  de  unos  i  otro»  no  es  continuo,  ya  (xuxiue  la  coniptubacioi 
trienal  que  hg  hace  por  medio  de  laA  cnliticacionejt  envuehn  en 
DO«otn»  el  límiino  del  uíd  del  fUreclio  fie  safhyía   No  lo  d' 
miuute,  n-jM-tinios,  la  distinción  entre  la  prcipiudiul  i  el  ujurcict 
do  una  coita;  irrupiodml  ([iie  njula  vulu  :«¡n  ni  titulo  juiHiííailivu, 
solo  la  calificación  dn  c»o  título.  El  cliilcuo  que  invista  las 
dad«a  de  ciudadano  activo  í  el  extranjero  que  se  encuentra  on 
caso  de  naturalizaise,  tienen  derecho  para  pedir,  el  uno  el  bole 
de  caliÜcacion,  el  otro  la  carta  de  naturaleza;  i  si  por  d  minífli 
no  de  la  lei  se  lograse  ser  chileno  legal  i  cindadano  activo  coi 
derecho  de  Hufrujio,  el  goce  de  loo>  jirivilejioe  ([ue  lo§  acoiiipaií 
no  dataria  solo  <lasdc  el  tnomcnto  en  que  se  expiden  la  carta 
naturaleza  í  el  boleto  de  caliticnciou.  Que  69U;  no  pueda  tn-gn 
al  que  invista  las  calidades  rcjtteridas  en  el  articulo  ^.''  i  Un 
los  requisitos  mencionados  en  la  parte  I.*  i  3.*  del  mixmo  artículo, 
es  indudable,  como  lo  es  que  deben  hacerw;  confiar  esa»  caliJad< 
i  roquiaitoti,  figunuido  outiv  las  primeras  las  de  «ibcr  leer  i 
cribir. 

La  diferencia  de  derechos,  la  encontraremos  establecida  de 
modo  cxpre.so  en  el  citdigo  civil  fi-anci-x  tVi  ejercido  de  I<m  d 
cho»  civile;»  es  independiente  de  lii  calidad  de  riudiulano,  la  cu 
Dolo  se  adquiere  i  se  couserva  conforme  a  la  lei  coostitucional.X*} 
Para  la  adquisición  i  coii>«crvacÍon,  se  necesitan  dispaisicioncs  ex- 
presas, i  esto  es  aun  iiuis  necesario  ti-atándose  del  ejercicio  de  d< 
rechos  cu/o  buen  uso  depende  de  la  existencia  de  las  oondicÍQi 
(jne  los  acompañan.  A  no  ser  así.  tendriamo^  tantas  clases  de  el 
torea  cuantas  constitución eii  »e  hubiesen  promulgado,  saiu-iouái 


(*)  Art.  7.  üb.  L",  tít  1."  del  CJdso  GWÍ. 


DlSCCStUX  SOBRE  BC  EFECTO  aETaOAOTiVO  DE  LX  LSI      813 


dose  lina  dcstgualdod  qut-  pu^nn  coa  los  pniicipioK  gq  que  estriba 
la  fomm  da  gobíoruo,  i  que  hATÍn  ilusorias  las  garantius  CMtsig- 
nadas  en  la  investidura  de  los  calidades  el  lleno  de  tas  condicío- 
nes,  i  la  foaefáon  actual  de  lo  que  debe  acompañar  al  am  del 
derecho  en  los  momentos  de  ejcircerlo. 

Sv  nos  dice  que  no  hemo6  citado  el  texto  de  la  «onatitudon 
que  ponga  (¿rmiiia  ni  derec;ho  adqníridn  i  que  cnt«ndeinü!t  el  ¡ir* 
Uctdo  í*."  como  ni  i?<tuvifi=«e  e.saito  asi:  .i^ila  <uin  oiudndanos  nclivos 
los  chilunoe  quu,  vtc  Dcjiuidu  npiirti*  Imk  ruuuvs  oxpuvslus  tintes 
do  abora  sobre  esto  mistno,  podcmoe  decir  con  igual  fundamento 
que  tampoco  se  nos  ha  citado  «1  texto  de  la  constitución  qne  con- 
aerra  el  derecho  adquirido.  Si  la  interpretación  que  hemos  dado 
aI  articulo  controvertido  es  reírtiictiva,  la  de  El  Arauatno  es 
vxUítvfiva;  i  siéndolo,  no  puede  sor  liteml. 

<Pi-m  vi  siltiitcio  c«>nservii,  cuando  uiut  disposieion  exprcta  no 
ha  quitado  el  derecho  udqtiírídu,  o  no  biii  incompatibilidad  en  ul 
uso  de  derechos  <|ue  deben  íu  oríjen  a  las  leyes  sucesivas.»  IGu  1a1 
caso,  es  una  dednccion  lejítima  de  este  principio  que  las  causas  de 
suspensión  i  péi-dida  de  la  ciudadanía  activa  suin  unas  punn  los 
qnc  la  adquiríortiD  bajo  la  lei  de  16Z6  i  otras  pora  los  cindada* 
DOS  creados  por  In  de  lt^^3.  Vamos  a  ■louiosli'arla 

El  silencio  de  la  constitución  de  'A'¿  conservando  la  ciudadanía 
activa  a  los  que  la  adquirieron  por  los  medios  permitidos  en  la 
de  2S  qne  admicia,  por  ejemplo,  solo  tres  causas  de  susjK'nsion  i 
pérdida,  n  saber:  A,  II,  C,  ha  debido  oonservar  el  derecho  para  qne 
no  so  suspenda  o  pierda,  sino  por  la^  caucas  A,  B,  C.  La  lei  de  33 
agre^  una  causa  que  llamaremos  D;  i  como  el  silencio  eon-serra, 
la  causa  D  no  es  aplicable  a  los  que  tienen  un  <)erccho  ailquirido, 
a  no  M-i-  suspendidos  del  ejercicio  de  hi  ciudadanía  o  prí^7l'K■s  do 
clin  »Íno  por  las  cansas  A,  B,  C.  SÍ  el  articulo  8."  habla  pjira  lo 
Tcnidfro,  luiblan  tnmbiün  del  nii^mo  modo  el  I U  i  11.  La  deduc- 
ción C8  Ivjitiinn,  no  distíjigiiiemlo  cuando  la  k-i  no  distingue.  I 
haí  varios  otros  casos  en  que  podrí«ni<»i,  »\n  violencia  alguna,  de- 
ducir ci>nsecHencias  senifjantes.  El  que  hemos  mcncitmado  sotnra 
el  valor  de  la  pmpiedad  inmueble  Í  del  CJipiud  en  jiro  que  debe 
fijaree  de  dior.  en  dicx  afios,  admite  igual  deducción,  debiendo 
ijucdar  exceptuadas  laa  personas  qno  estaban  un  posesión  de  los 


St4 


UI8CELA1EKJL 


I 


derechcs  Adquirídos;  otro  piiacipio  tle  desigualdad  qiii>  harin  tía* 
!<»ni\»  l.'iit  iimí'  SRliidnbl&4  giirantfiLi. 

H»i  iivccsid»d  de  int<-.i-[>t\-tju-  mu»  Uñ,  dice  el  jurbtcon»iilto  fraa- 
ce»  qatt  hemos  citudo,  o  poniuu  t^l  li;jUl(u[or  no  1ia  previsto  ttitlos 
lus  casott,  o  porqut!  los  términos  de  la  loÍ  presentan  difcruntce  «cn- 
t)do6.  Lo  segundo  en  mas  bien  una  aclaración  de  las  paUbras  da- 
di>wu>  i> ambiguas.  De  aqui  resulta  la  facultad  para  lidiar  los  vacíwi 
riüiokor  las  dudas,  pudiendo  conceder^^,  sea  para  lo  uno,  sea  para 
lo  (iti-i),  o  pañi  ambo^  a  un  cienipa  En  nuestro  caíMi,  mas  bien  que 
duda  linbrA  vacío;  pnes  no  hni  una  sola  palabra  del  artfculu  9.* 
c«_v«  signiticnciun  no  sea  bie»  (:<)niicid.-L  íSi>Iii  el  congn=*o  pD<bi'¡ 
R'volvi^T  las  dudnsqui;  ocurran ¡Kibn: la in(vliju»cÍAde...  eLO  Estoj 
i  ito  mas  dicvul  artículo  1<34  du  lu  coiutituciou  do  18^3.  Ln  facal- : 
tad  concedida  no  uutorixu  para  llvnar  rucfwi:  no  da  el  dcrvcho  de 
ínteqtrctar  en  toda  su  extensión.  Quizá  con  premeditación  i  estu- 
dio se  coDvirliri  esto  último  en  mat>n-ia  do  reforma,  en  razón  de 
su  mayor  importancia  i  de  la  calma  i  madurez  con  que  debe  pFO- 
cedi-i^í  en  el  exiimen  de  las  leyes  fundamentales,  antes  de  aven-  ^¡1 
turar  variaciones  o  moditicaoiones  p>-1igr<Mis.  Para  la  reforma,  se  Hj 
necesita  una  dt-daniciou  pi-ovia,  la  misma  que  debiera  pruccdiTsI 
resolver  dudas,  adojitiitido  el  método  que  conctlia  el  acierto  en  laa 
resoluciones  con  el  plan  de  discusión  menos  embarazoso,  mas  sís-       ii 
temado  i  que  uniformaría,  sino  ea  todo,  oí  ménoa  en  gran  paite.  ^| 
el  sentir  de  loe  lejisladorea.  ™ 

Levantamos  la  pluma  después  de  haber  insinnado  las  nueonee  ^m 
en  «pie  se  funda  nuestra  evidencia,  la  evidencia  de  la  nación  en-  ^M 
t«m,  aleccionada  por  la  administración  que  planteó  las  escuelas 
dominicales,  h^m  de  nociotjros  >^1  pensamiento  de  boscaí-  en  oüita  ^| 
«lusiou  olntA  pj'uulMu  que  la»  que  robustecen  esa  evidencia  formada  flj 
do  tiempo  atrás  i  sustentada  con  el  ejemplo  de  los  abntws  a  qnc 
da  márjen  la  jeneralidad  del  suñajio.  Si  no  hemos  contestado  sa- 
tisfactoriamente a  los  argumentos  del  sabio  escritor  de  El  Ara»^ 
caiio,  cdlpese  a  nuestra  infancia  en  el  conocimiento  de  las  reglas 
de  ítitiTpi-etaeion  literal  i  no  a  la  justicia  de  una  causa  digna  de  ^| 
mas  iliislriulñs  defensores.  Al  poso  que  reconocemos  la  dificultad  H| 
(pie  liai  [wm  acertar  en  materia  ton  delicada,  no  podeíaoü  dejar 
dc  encarecer  la  economía  en  la  intvrpretacioo  de  tu  cortu 


i  fuiuls-  dj 


OISCCSKMC  SOBIIK  KL  XrBCfU  KETR0A(7T1T4  DR  LA  LKI     31$ 

Fmcntal.  qoo  valiera  mas  no  tenerla,  a  promctiéndolu  todo,  se  on- 
I  caenlmn  recursos  para  eludir  ol  cumpliioíeoto  de  lo  prometido. 

fSfíiumarto  de  Santiago.  ni'iriL  17,  de  27  de  octubre  de  1842) 


llEKtíttJIA  DEL  HEOLAMESTO  UK  EI,Erx:lo:fEíí 


I 


En  cl  número  anterior,  publicamos  la  resolución  do  la  cámara 
de  lUputados  en  la  importante  cuestión  sobre  la  calidad  de  saber 
leer  i  escribir  para  cl  ejercicio  del  dei-echo  de  sufrajia  El  cod- 
greao,  acatando  lo»  derechos  adquiridos,  ha  dado  a  la  dÍ8pt»(i<rÍon 
cont<;nida  en  el  artículo  8."  un  ;'alor  pitia  lo  vt'-ni<li!ru  i  ba  decla- 
mdo  p>ínn:uiiínte!4  Ins  efectri«  producidla  por  i^l  nrliciilo  1."  de  Im 
dixptisicionoít  tmnHÍtoriai<.  Por  nuiístia  inirle,  hcnio»  lleuiido  un  de- 
ber wigmdo  iutpngnaiido  es»  tnudida  que  conceptúennos  en  (pposi- 
cion  con  la  letra  i  espíritu  t\<:  nuestra  carta  fuR^^Inuicntnb  hemos 
sostenido  que  los  lejísliidoivs  de  1833  no  pensaron  eütablecer 
difeixiiicia  alguna  entre  los  chilenmque  adquirieron  la  ciiidadania 
afitjvii  por  loíi  mediiM  permitidos  en  la  leí  de  1í^S<^  i  \m  que  la  lo- 
gmsen  bajo  <,■!  imperio  <le  la  eoa-<tititcion  rvformfula.  Las  piezas 
(|ticin»ertumo»M  ontinuacion,  envuelven  la  contestación  maa  con- 
cluj'ciito  i  salisfaoUiriii  cl  ar^uiiK^nto  sobre  los  derechos  adquirí* 

Ído»,  i  n-suclvcn  la  duda  que  cl  congnso  de  lf»33  aclaró  en  tiempo. 
AccrcAndufic  el  periodo  de  laa  elecciones  de  díputAdos  i  sena- 
dores, la  gran  convención  comunict^  al  gobierno  que  habia  variado 
el  artículo  7,"  de  la  CHistitucion  de  I>'"28,  que  habla  sobre  losciu- 
dadanotí  activo»,  insultando  de  eaa  variación  unji  uUemcitm  no* 
taHe  e»  la  hime  de  lux  deccione^  Convocado  el  oongiiwo  extraor- 
dinariamente  para  que  dictase  Ion  providenoiiLS  oportuna»,  na 
,     mand<t  por  una  U-'t  siLipcmler  las  elecciwne»,  conlinuando  liw  cá- 
B^niOra»  en  ejercicio  hiuta  que  no  se  reforuiase  la  constitución  refor- 
^^BpdM.  No  exi'il'm  ciu't'"Utni«<  rirctores.  dijo  entonces  el  senado, 
WKpOf^it^  no  w  /M»t  ntlijleadu  a/n  arreglo  a  la  nw-vtt  Ji»po»ieÍfm 
g\ie  «eñala  la^  calulad^  ■nfceaitrioa  para  c^tenar  H  derecho  de 
.etífnijio.  ^Quedará  en  pié  el  atgumonto  de  los  derechos  adquirí* 


SIfi 


mSCELJWKX 


<iiii?  {Habln  para  lo  veiiu!eTOeIarticiiloS.''í  El  acaerdo  de  Ugmn 
CDiivcoeiuii  i  la  leí  de  Ití'd'S  responderán. 


GRAN  CONVEN'CIOX 

Santiago,  tliciembre  SO  de  1832 

Por  la  rcfonna  que  haifUt  uhorn  ha  hvchu  U  gran  convenc 
hu  variado  \m  artículwi  7,  25,  26,  27. 28, 29,  30  i  31  du  la  ooe 
titucimí  db  1^28;  í  i-cjiíltAndo  de  todo  una  albcniciou  notiiblc 
la  \xi£/e  de  l>1cccÍoui-8,  ha  acoi-dado  ponerlo  ca  nolicin  du  V. 
para  Ira  eü'ctoe  que  b'ubiere  lugar. 

Dios  guarde  a  V.  E. 


SaSTIaoo  ECIIÉVERZ 

VkcProÉdtalc 

A  S-  E-  el  PresüJentc  de  U  República. 


Juan  Franeiaco  MeníMC» 

Statañt 


SavUiago,  diciembre  Si  de  1833 

Remítase  en  copia  al  congreso  oacioaal.  con  el  oficio  aeordn 
i  comunUjUQSe  en  contestación  la  resolución  de  este  caerpOL 


pRtEIO 


Joaquín  Tocomal 


A  S.  E.  el  Preiideete  de  la  Cámara  de  Seoad<ir«>. 


Santiago,  diciemhr«  SI  de  1832 


La  gnm  convención  ha  trasmitido  al  pi-esídente  de  la  Repú- 
blica cl  oficio  del  dia  de  ayer,  de  que  se  aoompaüa  copia,  decía* 
nindo  derogados  los  ortfculoa  7,  2ú,  26,  27,  28,  '2.^,  30  i  31  d 


Discraios  sobre  su  xfbcto  retroactivo  db  li  leí    817 


constitución  de  1828,  en  que  se  fijan  las  épocas  i  foTmftliiln<íc!i  de 
lit  tfl«^^<x-¡i)ti  de  \ott  nticnibrai  t^iie  fiegun  ella  deberían  formar  U 
cAmaní  <le  dipntados  i  oo[n|tletAr  la  do  senadores  de  la  pittxima 
leji^Intum  oirlinaria.  Quedarían  asf  TÍciadt»  de  naltdad  todo»  los 
acto«  quo  se  ojitoutAüen  a  virtud  de  dtohoa  arliculoet;  de-  qne  resolta 
qu<?  no  puede  pruccdci^c  n  ]gnt  elecciones,  husta.  que  por  Is  con»- 
titucion  reformada,  en  cuyo  importante  trabnjo  so  ocupa  la  gnu 
convención,  no  determino  la  naova  planta  de  0!»ta  parte  de  auea- 
tro  sistema  poliUca 

Tnuiferidas  las  elecciones  a  la  época  que  acabo  de  designar,  el 
congrCíW  destinado  a  ejercer  sus  fjmeione.i  lejislativas  tajo  el  im- 
perio do  la  ciimtitucion  i-efomiada,  «e  elejirá  conforme  a  las  re- 
glns  extableeidas  por  ella,  i  la  tirganíxacion  del  edificio  político 
presentará  en  toíla»  sus  partfsí  la  del>i<la  annonfa. 

La  grao  convención  lia  tenido  un  dii<lit  pre^utes  estas  con»- 
deraeionoi  al  poner  en  noticiii  del  gobierno  la  dcrogncion  de  los 
enunciados  artículos;  i  tanto  mas  conveniente  ha  pnrccido  al  go- 
bierno este  paso,  cuanto  es  probable  que  en  medio  de  la  expecta- 
tiva jeneral  de  la  reforma,  las  eloccionca  no  excitarían  bastant« 
ínteres  para  qne  sur  resultados  fuesen  i  se  mirasen  como  una  ver- 
<ladem  expresión  tie  la  voluntad  nacional. 

El  pnuiidvulc  de  la  Rirpública  ha  et^tirnado  necesario  convocar 
extraoftUnariamento  las  cámaras  pam  que,  ooa  noticia  de  CHt« 
acitenlo  de  la  gran  convención,  procudan  a  taiS  medidax  lcji.slati- 

^^  vaa  que  le»  parezcan  op(>rtuna& 

^B     Dios  guarde  a  V.  S. 

^L    JOA 
■     eTcoi 


N 


Joaquín*  Prieto 


Jotiquin  Tocümal 


t£l 


El  congreso  nat^onal.  teniendo  en  con^dcrocion  que  segnn  la 
nota  de  la  gran  convención,  su  fecha  20  del  présenle  mes  de  di- 
ciembre,  «e  hallan  derogados  por  autoridad  comi>etento  los  nr- 

l^tlcitkis  24,  2•^  i  W  de  la  constitución;  que  se  halla  igiuilnientc 
ierugado  el  nrlfculo  7."  de  la  misma,  i  ^stitoida  otra  disposicÍMi 

r<)Uc  exijo  distintos  requisitos  a  loa  oiwqPanoa electores;  t  que,  en 


818 


UISCUJJIÍX 


tacTsa  lie  cstn  dci'gigHcion  i  rvfonDa,  tM  piicde  por  nhor»  ppKodv 
a  ]as  eI«ocioocs  de  tujcmbroii  de  Iiut  oimniKs,  de  lax  asnmblcji 
provittcjales  i  áe  Iuk  cabildos,  pues  niin  nu  ustá  (ijndo  i'l  uúmero 
tie  individuos  que  han  de  clejir.  m  \a,  fonns  en  que  han  de 
Ücar  lao  eleccionisi,  i  lo  ()ue  es  mas,  ru>  exiglm  ñtuladanoa  < 
íore»  porque  no  ae  han  ctiliñaido  con  urrtgla  a  la  «««'u  iJtl 
paeicion  que  neíiala  itut  atUdade*  mecaariaa  jKint  obtener 
dertuJto  tie  nu/mjio,  decreta: 

AdTÍcL'txi  rKiMERo-St^suHpendcnlriporiifaoni  W  elecciones < 
Memiidores,  dipatadotí  i  roiembrus  de  (MnrablvAs  i  cniínicipHlidade 
continuandu  entretanto  \og  individuos  que  aetuitlmeutc  de»em-' 
pe&un  en  estos  cargos. 

Abt.  2."  Si  a  la  piimcra  reunión  onUnaria  del  congreso  no 
tuviera  aun  promulgada  la  constitudoD,  el  mismo  congreso 
cioDal  tomará  en  conuderaeiim  en  su  primera  .-ii>sion  la  prescnt 
Ici  p«t*  aeorílnr  wibi-e  ella  io  (¡ue  halliin-  ]hit  conven¡cnt't&  {•) 

(Semanario  de  Santiago,  núm.  IC  de  noviembre  10  do  18J 


{")  Eat«  a«u«nlo  fué  aprobado  )ior  k  Oinuin  de-  Dipalodoa  i  «e  pgt 
por  leí  en  loa  mUmos  términos. 


CARNAVAL 


Acabamos  de  pasar  loe  tlins  cíe  esto  tiempo  destinado  ni  d<w- 
I -canso  do  la»  diarias  taitetú,  i  al  recreo  tan  nocosario  pai«  n.'stau- 
rar  tos  fueizaíi  que  desfallecen  con  el  ejercicio  de  las  contintuut 
■ociipacioneii;  i  podetnotí  UAegiimr  quejanuLA  tientpi)  semejante  no» 
ha  im>porctoiuu]o  niomenbis  Un  precío»us  cii  tan  propio»  paralie- 
Qur  dv  U\.  sntiMfiuxiun  nuis  puru  a  on  conizou  (\w  tuim  el  bien  cv» 
sinceridad. 

EmIos  días,  (jue  por  un  canomxado  abuBO  parecian  exchiHtva- 
loente  desUnadoa  a  la  intemperancia  i  at  desorden,  ahora  han  HÍdu 
«L-Aalftdoit  por  la  moderación  i  el  meiego.  Parece  que  nunca  se  hn> 
bicntn  vint<i  en  Santiago  laü  luniiilttioi^as  cabalgatas,  tas  desagra- 
dablo»  reuniones  de  jcntcs  prorisrtas  de  cencerros  i  otioa  neme- 
janli^s  i  ni  I  ruin  lentos,  la»  vocei*  iíe»i;(Hrii)ia!«das,  ni  tantju  acoinneit 
ridiculas  de  que  eran  tan  abundantes  lo«  cnrnavnh^  enln;  m» 
«otios,  lo  mismo  que  vn  otra»  muchas  partes  dci  mundo  civili- 
zado. Parece  que  jamas  hubiésemos  visio  e«c  juego  conocido  con 
.  el  nombre  do  ekaya,  reducido  a  mojarse  mutuamente  las  iM-ntu- 
luui  t^ne  en  él  intervenían,  con  inminente  peligro  de  contraer  gra- 
ve»  enformed/tdi:».  Parece,  repetimos,  que  no  se  hnbiera  tenido 
[  Jmiuu  noticia  de  enjuego,  que,  relevando  en  cicito  modo  al  bello 
«xo  de  los  deberes  que  le  itiipcrnen  la  delicadeza,  la  mesura  t  el 
pudor,  en  que  consiste  una  parte  de  sus  encantoes  relevaba  tani- 
bien  de  Ia.<f  atenciones  que  tan  justamente  se  le  tributan  i  do  ln¡« 


S20 


aiHIKLÁXEA 


coiti^iJrrwioiiBs  coa  i\ue  so  le  trnta.  Parece,  cti  ñn,  dírentoe,  i 
ntin<-A  htibiéeoiiHiG  visto  uti  pueblo,  cuyas  calles  i  casas  no 
cían  mas  que  la  habitación  de  locos  alegres;  ponitte,  al  rer  la  con 
portación  que  en  estos  dias  lUtinioe  han  observado  todas  las  cla- 
ses del  pueblo,  cualquiera  que  no  le  haya  viito  lintes  en  ignalu 
dia^,  juxgai^á  que  ha  sido  educado  bajo  laa  reglas  mas  sevcraa  | 
estríelas. 

No  el  sotdego  violc-iilo,  erecto  de  un  mandato  que  hace  n-prímti 
Ina  tncliuaciorM>s  i  que  sulgiui  ni  nwtro  liut  «cñali»  del  di^igusto.  no 
el  «usiejíii  pavoroso,  hijo  del  su^bo  por  una  r^ilamidad  Tv<^en 
!<nda,  o  del  iiiiedu  dv  un  mal  funestamente  prcvi^tto,  no  el  soneg 
lánguido,  propio  efecto  de  la  miseria  o  do  reacn  sufridas  desgr 
ninguna  de  estas  causas  ha  tenido  lugar  eo  los  dndadanee  de  I 
líago.  ITn  alegre  reposo,  nacido  de  un  ftmtlo  de  Íli»iraeion  i 
nna  voluntad  decidida  por  tc«  verdaderat  placeres,  !«Í(-inpri;  tvñi 
dos  con  la  tumnltu<^>»i  iiujitietiid;  una  tnu>q»i)idad,  efecto  propio 
del  liiiítnfi  dirijido  por  lot*  mejoren  principi<><  <!«  niotlvracion;  un 
Huare  rt^oeijo,  distintiva  propio  de  alnuut  bien  dispuestas,  es 
que  henioH  notado  on  los  dias  ui]uc  hornos  crvfdo  justo  i 
estas  lineas:  en  ellos,  se  han  visto  frecuentados  lus  toatros  i  i>t 
casas  de  diversión  pública  con  el  mayor  (Irden:  i  las  privadas  rcii 
niones  han  dado  muestra  de  lo»  progresos  nípidot*  que  hací;  cnl 
nosotros  k  culta  sociedad. 

|Cou  cuflntA  justicia  nos  regocijamos  por  la  ejemplar  conduct 
de  nucatros  conciudadanos^  Ningunos  encomios  nos  parecen 
ttuites  para  celebrai-la  de  im  modo  debidt^  i  cuando  entramos  i 
re8exion  sobre  las  ventajas  que  ella  ofrece,  ñas  vemos  justamei 
halagados  de  las  esperanzas  mas  lisonjeras  en  únlen  a  un  VL-ntt 
roso  porvenir.  El  pueblo  que  una  vcí  ilcgií  a  gustm-  los  bienes  i 
hei-entes  a  la  modinnoion  i  a  la  decencia,  i  a  saboTean>e  con 
placeres  piu-os  aprobado»  por  la  recta  razón,  ya  tiene  abierto  i  ex-i 
pedito  el  camino  que  le  lleva  tnuiquilo  a)  punto  d«  su  felicidad 
verdadera,  i  con  dificultad  deja  esa  senda;  porque,  para  absn<i 
nnrla,  después  de  chocar  coa  el  dictamen  de  su  propia  raxon  i 
Hox  por  la  amaignra  inseparable  de  los  remordimientos,  tiene  qo 
abandonar  las  conveniencias  reales  qne  habia  logrado  por  oons 
cuencia  de  su  juicioso  proceder.  Quiem  el  ciclo  que  los  s6Qt 


CAIUfATAT.  331 


mientos  de  moralidad  a  que  son  debidos  los  resultados  por  que 
nos  congratulamos,  no  solo  se  conserven,  sino  que  vayan  cada  dia 
ea  aumenco:  ellos  proporcionarán  todas  las  ventajas  que  o&ece  u 
Chile  la  índole  suave  de  sus  habitantes;  i  éstos  recojerán  segura- 
mente por  fruto  de  su  ilustrada  moderación  la  paz  privada  i  pú- 
blica el  mutuo  aprecio  i  respeto  entre  sí  mismos,  i  la  distinción  i 
buen  nombre  entre  los  extraños. 


fAraacano,  año  de  1836) 


HIBCXLinKA  31 


FIESTAS  PER.JÜDICIALIS 


Nada  es  tan  eficaz  como  el  trabajo  para  preservar  a  loa  pueblos 

d«  los  vicios;  nada  tan  propio  oomo  el  ocio  para  intivxlucirios  i 

aumcotarios  con  la  mayor  mpidez.  £u  los  pueblos  laboriosos,  ocu- 

pada  la  atención  de  loe  individuos  i^ue  los  componen  en  las  tarea» 

¡  propias  de  su  respectivo  ejercicio,  no  se  extravia  a  objeto»  frivolos 

I  í  pvrjudiciulcat.  Alli.  rcportAodo  cada  uno  de  su  labor  lo  que  ncce- 

Isita  pan  U  subsistencia  i  comodidad  de  la  vida,  no  os  una  carga 

Ipeiuwa  a  la  sociudnd,  en  que  lo»  holgaiMucü  sirven  do  peso  dema- 

Isiado  molesto,  porque  nccesañamente  subasten  del  trabajo  ajeno, 

jcuyo!*  frutos  reportan  o  por  erogaciones  gratuitas,  o  por  las  vías 

Idot  fraude  o  la  violencia,  siempre  tan  fecundas  en  pn^duccion  de 

[{¡miHles  mides  públicos  i  privados.   En  fuenut  de  esta  considero- 

],  es  deniiuiado  patente  la  necestdail  que  todo  estado  tieue  de 

[fomentar  por  cuantos  medios  sean  pusibU-«  el  trabajo,  i  declanr 

Igucmi  perpetua  al  ocio,  procunuido  cortar  a  toda  costa  sus  pro- 

[^rraoA 

No  discurriremos  ahora  sobre  el  modo  de  prt^rcionar  las  ocu- 

l|iacionea  útil&i,  haciendo  florecer  la  industria  que  las  proporciona 

i  abriendo  nuevos  canales  al  comercio;  lalvez  procediendo  de  esta 

modo  noA  distraeríamos  en  proyectos  inasequibles  en  nuestras 

<  circunslancitis  i  no  saoarCanjos  otro  fruto  que  llenar  el  papel  ooa 


su 


3ITSm.iSRJl 


«  di- 


palabras  inútiles.  Solo  de^ejitnii»  tjae,  bajo  el  sdíitoina  de  tmb«jc 
puopibs  de  nuestro  estado  actiui!,  .se  remiieTan  los  obstácalos  qoe 
t»  uponun  ni  bueu  empleo  de  liis  AptiUi<ii-8  de  los  hombrea,  i  sobre 
todo  se  cvttOD  ciertos  pxceso);,  c|ucí,  sioudu  orfjcD  de  otros  mucboa, 
CROsan  una  intolerable  desmoraliüscioa,  Í  pcrjaícioe  taira,  que  noMo  ^ 
DO  {Hieden  sujetiarse  fácdlinento  a  cálenla  ^1 

Entrí*  los  malos  que  mas  llaman  nut>stra  atención  sobre  est^^ 
particiitiif,  (liiinoa  la  iitx-fercncia  a  las  que  proceden  de  ciertas  di- 
venionex  públicas  en  que  vemoit  cou  dolor  pcrdcRte  el  tiempo, 
dinoro.  el  honor  i  la  salud  taisma  <lc  lu«  que  en  elUu  se  ejorctt 
Bien  conoconio»  que  no  es  posible  privar  absolutamente  de  ent 
t«nimientos  a  los  pueblos,  ni  reducir  de  una  vez  los  pa.'«ativmpo« 
iiregularcs  a  un  término  justo,  ni  hacer  jamas  que  en  ellos  dejen 
tie  notarse  algunos  de>KÍrdene.%  pero  estamos  ciertos  de  que  pueden 
fomenluntc  otros  qu«,  proporcionando  en  tiempos  oportnm^  et 
descjinso  i  la  inocente  distracción,  concillen  la  decencia,  i  foint-ntcn 
Aquellas  maneras  que  son  mas  adecuadas  al  hombre  en  sociedad. 
Sabemos  quo  con  medidas  indirectas  pueden  poco  a  poco  quitar» 
los  vicios  introducidos  en  algunos  pueblo^  í  qae  no  deben  abeo- 
lutamentn  tolerarse  aquellos  que  manifiestamente  repugnan 
todo  buen  principio. 

Por  fortuna,  cuando  esto  cscribimoa,  observiuno»,  en  esta  capit 
i  en  uno  que  otro  punto  de  la  Repiiblicu,  una  mejom  que  no  nO 
atrevíamos  a  esperar  seís  afios  atrás;  pero  aun  queda  mucho  qu 
hacer,  pues  en  la  mayor  parte  de  los  pueblos  haí  todavía  dtvcndo- 
nes  Rutorízadiui.  de  que  resultan  males  gravísimos.  Pudiéramos 
hablar  de    miicha-t  de   ellas;  pero  nai  oonttaeremos  solo  a  laa^ 
que  He  cciQocen  con  el  nombre  de  fiestas  i  tienen  lugar  diferente^H 
veces  en  el  «ño  con  motivo  de  la  celebridad  de  Ins  pascuas,  de  la 
fiestividail  de  los  santos  patrones  i  aun  de  la  de  Corpus  CUrúfíi,^- 
Hnchos  de  nuestros  lectores  habrán  presenciado  masdc  una  vee  e^H 
tas  escenas  en  quo,  al  pretexto  de  celebrar  lo  mas  alto  i  mas  puro 
de  ta  reltjion,  se  hace  ostentación  de  lo  mas  refinado  del  vicio, 
consagrando  ocho,  quince  o  ma.s  diaa  al  ocio  i  la  disolución  mas 
desenfri-nnda.  Ka  las  plazas  de  los  pueblos,  o  a  la  inmediación  dfl 
las  iglesia»  donde  so  celebra  la  festividad,  se  forma  dd  circulo  ' 


hA 


TtWÍTÁS  FBUUDICIAI.FJI 


325 


I 


peqtiiMlos  cuartos  oubiertofl  con  randas  deatiiuu]»»  a.  i«  renta  de 
Uoores  fuertes,  a  los  cantos  i  boiloB indecente»,  al  juego  i  a  Udos» 
t«iiipl4iiiza.  En  estos  mtios,  se  ve  concurrir  por  desgraciii  a  todft 
cJoso  de  pcn^uiuk»;  i  no  parece  sino  qu«  el  pudor  caUÍ  proHcritu  en 
80  recinto,  donde  ti«ne  lugar  tAlvez  nuut  de  lo  que  abominamos 
en  la?  bacnnalOi  de  lo»  jeatílcs:  allí  los  jóvenes  inocentes  tienen 
cuanto  necotútao  pora  In  pervcntion  de  »us  costumbres,  í  los  «>• 
rrompidúa  cuanto  pueden  desear  pora  radicai'so  mas  en  el  vicio;  los 
pndrcíi  de  fiímilia  malverean,  no  solo  lo  que  tienen  para  la  precisa 
miuiiiLencion  de  sils  c.-vta8,  »ino  lo  que  esperan  tener  pam  uuuit«- 
nerW  un  uño  enin'o;  j)ro(;o<l<-ii  de  enos  sitios  Ins  ventas  luiticipa- 
daa  i  por  ínfimos  píx'cio»  que  hacen  \os  labradores,  i  las  pérdidas 
que  reguUnnoDto  cxperiineutan  los  que  couipnui.  porque  Ids  ven- 
dedores se  extienden  itiompre  a  mus  do  lo  que  -pueden  tener.  Los 
hombrea  empleados  en  k  agricultura  i  en  los  trabajos  abandonan 
enteramente  sus  labores,  causando  enormes  atrasos  i  perjuicios  a 
los  dcei'ios  de  las  propiedades  mas  interesantes  del  pats  i  que  for- 
man toda  »a  riqueza.  Todo  se  paraliza;  i  puede  decirse  sin  ex»ji>- 
racion,  que,  mientras  dura  la  fiettta  en  un  pueblo,  pre^-nta  la  idea 
mas  cabal  del  desónlon. 

Como  uno  de  los  excesos  a  que  mas  so  entregan  las  jentes  en 
esos  dias  es  el  de  la  cmbríí^uez,  se  experimentan  con  desagrado 
toda»  sus  consecuencias:  cuando  menos  el  pacifico  caminante  se 
ve  iitropollado  por  hombi-es  que  corren  a  caballo  como  unos  ver- 
daderos loco^  las  riAas,  las  heridas,  las  muertes  son  actos  que 
no  se  extraflan,  porque  con  difleullru)  hai  fiesta  que  no  cuejtte 
la  pénlida  de  ulgiinon  individuos;  Iils  enrcrmedjujcs  que  necesaria- 
mente xij^en  a  un  desarreglo  tan  completo,  son  siempre  muchas 
i  de  fatales  resultados,!  la  pobreza  a  quo  quedan  rcilucidos  los 
concurroates,  agregada  al  ocio  que  los  domina  mas  después  de 
eetas  dírerstoaes,  es  oríjen  de  robos  i  salteos,  a  que  se  siguen  siem- 
pre los  ascsinatosL 

Cuanto  acabamos  de  decír,  es  un  pequeño  bosquejo  de  lo  que 
sucede  con  ocasión  de  las  fiestas;  pues  si  quisiésemos  hacer  uua 
mennda  expresión  de  los  males  que  causan  tendríamos  que  gas- 
tar en  ello  mucho  papel  i  tiempo.  A  vista  do  todo,  no  podemos 


L. 


SS6 


VIÍiCRL^HSA 


dcjftr  lie  loTucnlAT  que  naa  mc  toleren  enti-fi  nosotn»  wmejantcs 
bftcanalvr,  pero  atm  cu  mas  de  dcploraniu  que  ellos  se  promuevan 
por  liui  autorídodos  locales,  quo  »c  fijen  con  anticipación  cartclea 
i  se  veriSque  en  el  mejor  postor  el  remate  de  lo  que  se  Uama 
jAaza,  i  qne  por  una  cantidad  siempre  miserable,  de  que  ningún 
provecho  reportan  los  propios  de  los  pueblos,  se  inRera  tanto  dafUt^ 
a  loe  pueblos  mismos,  i  so  haga  sentir  a  todo  el  estado  el  rcsul* 
tado  fimesto  de  tales  excesos. 

Si  buscamoü  la  causa  de  muchos  male»  piíblíco»,  tolvex  no  la] 
encontramos  en  otra  parte,  que  en  esta»  fiestas:  la  destnomliza' 
cion  de  la  miilLítud,  la  ix>ca  sumisión  de  Im  hijos  a  loa  podro*, 
la  suma  pobreza  de  las  clases  inferiores,  la  abyección  co  qu4 
viven,  en  lin  unn  imirtalidad  que  sorprende  a  vi.-<tn  de  In  bonig- 
nidiul  (id  clintu  que  liobitaraoc,  traen  su  orijvn  en  mucha  porte 
dt;  la  int«mpcronciu,  de  la  disolución,  de  la  proligalídad  de  tales 
fiestas.  Encontraríamos  también  en  ellas,  sin  necesidad  de  mucha.s 
reñexiones,  la  causa  de  otros  malee  públicos  que  nos  aflijen  i  cuyo  ^J 
número  no  es  corto  ciertamente.  H 

No  sin  razón  siempre  se  han  prohibido  las  reuniones  de  que 
tratamos;  i  recordamos  ahoni  distintos  providencias  que  en  ua 
tiempo  tuvieron  efecto,  las  quo  ÍD)<<;ii»'i)>lemeute  »e  han  ido  reía-  | 
jando,  de  suerte  que  el  mol  demanda  ya  especiales  prohibiciones^ 
i  la  cooperación  de  todos  los  hombres  juiciosos  pan  que  ellas  ten> 
gan  el  debido  efecto. 

Con  menos  razones  se  prohibid  entre  nosotros  la  lidia  de  toroa^  I 
que  ya  no  se  ejecuta;  i  si  alguna  veí  ha  llegado  a  tener  lugar,  no 

Ía  sido  sin  seriiw  reconvencí  un  es  de  parte  del  gobierno,  que  ha 
echo  respetar  la  leí  vijentc:  ella  ha  sido  i  es  jenemimeiite  obe-  \ 
decida;  ¿pur<(ué  no  ha  de  serlo  la  disposición  que  prohiba  esa^ 
fiestas  en  que  de  ua  modo  bárbiu^  se  hace  en  obsequio  do  Dios 
i  de  los  santos  lo  que  es  mas  repugnante  a  la  raxon  i  lo  mas  con- 
trarío a  \a.  santidad?  Los  pueblos  bendecirían  mil  veces  una  dis- 
posición semejante,  que  quitaria  para  siempre  do  su  seno  e:S08 
enjanibi«s  de  con-iipeion;  i  los  mismos  que  en  el  dia  frecuentan 
esos  lugares,  arrastnidos  muchas  veces  de  una  oocttiimbre  cuyo* 
males  conoce»,  darían  mil  graciajt  ptvr  verse  libres  de  las  ocasJo- 
iies  en  que  t«intu»  vece»  les  ha  ocurrido  la  pérdida  de  su  dinero. 


1 


FIKSTAS  PSBJOBIOIALSS  327 


de  SQ  salud  i  de  su  honor.  Esperamos,  por  tanto,  una  providencia 
jeneral  que  ponga  el  remedio  mas  pronto  i  efectivo  a  los  males 
indicados;  i  creemos  qae  ella  sola  cooperará  del  modo  mas  eñcaz 
al  progreso  que  con  el  mayor  placer  observamos  en  la  prosperidad 
de  la  Kepública. 

(Araiteamo,  año  de  1836.) 


COMERCIO  DE  LIBROS 


Bl  afio  escolar  rto  1838  ha  iliulo  i-i^^uUndos  ton  «ntüfitctorios, 
i\tK  nos  crevnios  obligwloH  a  felicitar  por  ellos  a  lox  amantes  do 
la  cirilisicion  chilena  i  do  los  buenos  estiidioa.  El  Instituto  Na- 
iñonal  ha  8tdo,  como  era  de  esperarse,  el  que  mas  parto  ha  tenido 
en  este  progreso  de  la  educación  ¡itemria. 

Una  maestra  de  (]Ue  lo»  adelantamicntoR  en  «I  ctiltivo  de  las 
letra»  van  a  la  pjir  dü  lo-*  t[u«!  el  ¡ww  experimi^nU  en  í«  prospe- 
rídjul  indusl.ríal,  e-s  ol  ínorí^rncnto,  mejor  diremos,  el  vuelo  rápido 
[[□e  ha  tomado  en  estos  últimos  aílos  el  comercio  de  libros  Como 
no  está  gravada  con  níngim  impuesto  su  introducción,  no  es  posi- 
ble dar  una  noticia  exacta  de  las  cantidades  que  anualmente  se 
importan;  pero  boíita  echar  una  ojeada  por  las  tienda.4  para  que 
so  percihn  que  et  xurtido  do  libros  de  venta  excede  en  ol  día  al  de 
cualquiera  de  lax  época»  anteriores  en  una  proporción  incalcu- 
lable. 

8l  ontnUeuUMu  analizar  este  surtido,  de.-íearlanio»  tnlvez  mas 
gusto  o  mejor  «loccion.  no  on  los  ({ui;  huccn  el  comercio  de  líbn», 
sino  en  los  lectores,  a  curo  demanda  ttcnon  aquóUoit  que  acomodar 
neceHanamento  susimportacíoncsL  Una  parte  considerable  se  com. 
pone  de  devocionarios  anticuados  i  de  hajiografias  escritas  con 
poca  critica;  obras  mas  a  prop<isito  para  dar  pábulo  a  una  supen* 
lición  añil  que  para  nutrir  la  verdadera  piedad  con  ol  alimento 
sustancioso  de  ta  moral  evanjélica.  Entre  ellas,  son  raras  las  bi- 


890 


iaSCSLASEl 


blias,  áü  cmbargodc  qnv  el  idioma  cAütcllano  posee  las  «Imirables 
traducciones  de  Sao  i  de  Amat,  que  en  la  escrupulosa  fídelidsd,  la 
gravo  aencíllez  i  la  pureza  del  leogoaje,  compiten  oon  lo  mejor 
qua  en  la  misma  línea  pueden  prei«entar  loa  deroas  pueblos  de 
Europa.  Pero  la  falta  que,  sin  salir  de  este  departamenlo,  extra- 
ñarán mas  los  que  hayan  visitado  las  congrej^itcíones  católicas  de 
JjiglxUina,  Praneia  i  Alemania,  e»  [a  de  miuelU  especie  de  d«n>* 
cionariiM  en  que  i'MAn  trnsIndiMlos  al  idioma  vulgar  los  rvzos  i 
citnticiM  ncI(;MÍii<t1.icoK.  de  mauera  que  puedan  los  fieles  entenderlo» 
i  unir  8ti»  omcionc»  i  votos  a  los  de  la  iglesia  cuando  nxtsten  a  las 
solcmnidnrlc«  n?Iijto«a.s.  D(x:imoM  (|Uv  exinutanln  mucho  extA  lalta 
los  quo  hayan  vintiulo  otras  congregacionos  cHt*'>lÍcas,  i  dcbcmoa 
añadir  que  no  les  hará  formar  un  concepto  aventajado  del  «ipíríta 
que  anima  a  la  nuestra,  poi-iiui>,  en  verdad,  ¿qué  es  la  asistencia 
material  sin  la  comunión  de  pt-nAamientus  i  afectos,  que  e«t  el  alma 
del  culto  públicoF  Lm  lugares  de  la  escritiim  que  forman  parte 
del  ufiejo  divino,  se  han  •.■scojidn  cuidadosamcnU;  pom  la  instruc- 
ción i  udíficncion  del  auditorio  cmtiano;  ji  no  senl  una  culpable 
presunción  sustituir  a  ellos  ot-m  coso,  por  buena  que  nos  pan?zca? 
¿O  creeremos  cumplidas  las  intenciones  de  la  iglcuta,  ctuindo  la 
impresión  que  ellit  ha  querido  que  se  hicíase  en  el  alma,  no  pasa 
mas  ullA  <Ie  los  oídos,  i  talvez  ni  aun  a  éstos  alcanrji? 

Otm  clase  de  libros  de  los  que  tienen  mas  consumo  en  el  pú> 
blico  df  Chile,  es  la  de  los  de  polftjca  i  jurisprudencia.  Con  res- 
pecto a  las  obras  de  política,  juKgam'W  que  se  gnnariii  bastante  eo 
que  fie  prefiriesen  sus  oríjinales,  poniuo  caai  siempre  pierden  mtt- 
cho  en  las  triidiicriones.  ejecutadas  por  hombres  que  conocen  tan 
imperfectamente  la  lengua  que  traducen,  como  aquella  en  que 
escriben.  No  diremos  lo  mismo  de  la  junsprudcncia.  pues  vemos 
OOQ  satisKwcíon  <(ue  han  empezado  a  circular  entre  nosotros  las 
obras  francesas  mas  celebres  de  este  jif-nero.  Aunque  nada  tengan 
que  envidiar  los  jurisoonsulto»  espafloles  a  los  de  oCraa  naciones 
en  la  extensión  i  profundidad  ile  wmocimientOR  legales,  e»  prccÍM 
confesar  que  son  en  jeneral  bastante  inferiores  a  mus  vecinos  en 
la  filosofía,  on  el  uso  de  una  Kíjica  severa,  en  la  claridiul  aiialitica 
de  las  expo.i¡ciones,  i  sobre  todo  en  la  amenidad  i  buen  gusto;  cua- 
Jidades  que  son  como  propias  i  caiacteristtcas  de  la  manera  de 


I 


COSSBOtO  PB  t.lBR08 


331 


franceHPS,  í  ()iii>  listos  huii  Ktbido  introducir  hasta  ca  lo  mas 
■ÓDtiilo  i  oscuro  de  Im  materias  ci<?nt{ficas.  Ya  no  es  necesario 
futar  a  los  pocos  que  creen  que  el  ngor  )i5jico  i  la  elefancía  di- 
son  meros  adornos  qao  nada  añaden  al  valor  intriiiKeca  de 
comentario,  de  un  alefato  o  de  un  informe  en  derecho.  Xegar 
vt'ntuja»  que  resultan  de  una  conoepciun  luBiiuotst,  sea  dv  los 
prínnipio»  o  d«  los  hectio;)  reliitivoit  a  coda  cuestión  foreiue;  de 
qut;  i^tn  se  Gjv  oon  claridad,  i<«panliidoU  de  los  accesorios  que  solo 
servirían  pava  complicarla;  i  de  qtiv  se  itilrutlriscnn  en  las  discusio- 
nes judiciales  aquel  lirdcn,  aquella  metódica  i  progresiva  ílacioa 
que  se  miran  como  condiciones  indispensables  de  todo  raeona- 
liento,  de  todo  escrito  <lestina<lo  a  convencer,  aerfa  lo  mismo  que 
ener  que  en  las  discoaiones  judiciales  se  debe  investi^r  la 
erdad  de  diverso  modo  que  en  las  otras,  o  que  el  objeto  de  ai|ué- 
I  no  es  buscar  la  verdad,  sino  envolverla  en  tinieblas.  El  estudio 
bia  obras  francexa-t  de  jurispi-udencia  nos  parece  particular- 
nviiie  pmvecbotto,  [tonju^  a  la  conveniencia  de  encontrar  detwn- 
'Tuelt'js  oD  ellas  los  principios  mismas  de  la  Icjislacion  f-xpaítola,  se 
junta  la  do  tos  buenos  modelos  que  nos  ofrecen  de  la  perspicuidad 
etegiinte,  de  la  vigorosa  dialéctica,  do  la  sobria  i  circunspecta  in- 

IWrpretacion  i  aplicaeJon  de  lat  leyes,  que  tanto  realzan  e!  mérito 
de  los  etcrítoii  furenseiL 
I  Otro  ramo  principal  en  el  surtido  de  libros,  aunque  sin  duda 
pénos  copioso  de  lo  que  debiera  ser,  os  cl  de  la.s  obnut  elementa- 
les de  literatura  i  de  ciencias.  Casi  todas  ellas  son  traducidos  del 
francos;  i  oqut  tenemos  que  deplorar  otm  ves  cl  daíio  (|ue  hacen 
a  \iM  estudios  i  a  la  lengua  los  cwriton^  que,  sin  consultiu-  sus 
iorzas,  se  dedican  a  «^i  clase  de  emproms  liti.rraTÍas,  Mfruijonea- 
i  por  el  estimulo  de  un  sifnlido  lucro.  Otra  observación  no  puede 
6naa  de  hacerse  en  este  departamento,  i  es  la  de  la  poca  varie- 
de  materias  a  que  se  extiende  todavía  entre  nosotros  la  ins- 
ruocion  literaria  i  científica.  De  los  idiomas  extranjeros  casi  todo 
()iic  se  encuentra  en  las  librerías,  eatá  reducido  a  uno  solo,  el 
Las  cieQciiu  nsiciix  excitan  poco  la  curiosidad;  lo  que  se 
mas  extraño  a  vista  delgmn  ni^merodej<5\'enett  que  cultivan 
las  matenulticns  puras  i  que  con  este  auxilio  podrían  intcraorae 
fácilmente  en  el  estudio  d«  la  filosofía  natural,  cujraa  splicnciooufl 


mibcblAneá 


son  tan  varias  i  tan  interesantes.  Aun  las  obras  de  pura  ímajin^ 
cion,  que  han  sidn  i>n  otras  partes  las  qae  han  empezado  a  des- 
pertar el  gusto  a  la  lectura,  cuentan  menos  número  de  aficionados 
del  que  corresponde  a  la  civilización  dei  país,  Pero  los  adelanta 
mientos  que  se  han  hecho  i  oí  ardor  que  se  aumenta  i  se  propaga 
cada  dia  miis  en  la  juventud  estudiosa  i  de  que  nos  han  dado  taa 
buenas  muestras  los  exámenes  del  último  año  escolar,  nos  asegu- 
ran que. desaparecerán  niui  pronto  estos  vacíos. 


(ÁravAsano,  año  de  383!)> 


/•^fS^S^^^t^ 


18  DE  SETIEMBRE 


I 

I 


1838 

Lu  ocIobmcíuD  del  vijésiuiu  octavo  aniversario  de  nuestra  reje- 
n^rncion  política,  no  ha  sido  inferior  ea  pompa  i  Kolcmnidad  u  las 
de  loB  afloa  anteriores.  Todo  ha  contribuido  a]  lucimiento  de  la» 
fiestas  coa  que  la  nación  chilena  ha  recordado  la  época  feliz  oa 
que,  rompiendo  oon  enérjica  resolución  sua  antiguas  cadenas,  se 
presentid  a  his  ojos  del  mundo,  ocupando  el  lugar  que  lo  corres- 
pondía, i  proclamando  su  deseo  de  darse  por  el  misma  leyes  que 
U  con<]tijown  mI  alto  grado  de  felicidad  a  que  la  ha  destinado  la 
natunik^L.  Ksto  pu>íblo  dichosn,  que,  aun  en  medio  de  los  prepa- 
rtitivos  marciales  de  una  tercera  cxpvdieiou  iil  Peni.  ii<'  ha  inte- 
rrumpido un  solo  instante  las  productoras  ocupaciones  (juc  son 
propia»  de  la  pa;;,  ha  salido  do  repente  del  sosiego  en  ({ue  Mt 
hallaba,  i  como  impelido  de  un  májíco  resorte,  se  le  ha  vÍHto  lle- 
narse do  patriótico  entusiasmo  al  contemplar  que  se  hallaba  en 
el  dicx  i  ocJio  de  setiembre,  i  acudir  ni  templo  a  tributar  al  Todo- 
poderoso, en  eolcmam  hiuinoit  «le  alegrii^  latt  mas  ferT<ffo6as  gracias 
por  loH  beneficios  que  su  bondad  protectora  ha  derramado  sobre 
&  con  tan  profusa  mana 


su 


mssüLASisji 


UeaáA  la  scia  de  la  inaAana  do  )a  vUpera  de  este  dia  itmtor 
ftnuncitt  a  I<m  ciudadan<:is  su  pmxíniidtid  el  cañón  de  Santa  Luck.'l 
AI  anochix^ei-,  empezaron  a  iliiiiitiinr^-  UáU»  lo»  calles  de  la  cajiiu], 
i  a  deprenderse  <Ík  ellas  hacia  la  plaza  de  la  Independencia  nn- 
nii^nwiiv  frriipcíN  (le  jonti-,  en  ciiyíw  «eniblmiti;»  se  notaba  la  alogm 
de  que  uMbibnn  llemiM  lixlo:«  Iims  conuonesii.  Et  frc-nlo  del  palacio, 
cw«a  de  gobierno  i  muuicipalidud,  resplandecía  con  hermosas  Id- 
miniu-las,  '¡tie,  reflejando  sobre  el  inmenso  concurso,  presentaban 
tt  la  vista  na  delicioso  espectáculo.  Siguiéronse  divertidos  e  inje-^J 
nioAoe  fuej^oa  artlficialeü,  durante  cuya  exhibición  W  m&stcaa  ds^| 
lodi  cuatro  GuerpoA  de  guardias  cívicas,  colucadn:t  en  dífcrentea 
tabLidu»,  recreaban  los  oidoct  con  smst  grato»  acentos.  Tcrminadoe 
1(Kt  fbegoíi.  continuaron  laí>  ini\MCu»  tocando  nlteniativamente  haa- 
tA  una  hora  harto  avanzada  do  la  Docbo. 

Apenas  brÍll(S  ol  sol  del  1 8  do  setienibrc.  cuando  se  repitif 
las  salvas  del  casttUot  El  pabellón  nitciooal  ostentaba,  treniolaa-j 
do,  sus  brillantes  colores  sobre  las  puertas  de  las  caaas  dtj  la  da-^ 
dad.  Las  ffuardins  cívicos  desplegaron  una  inagníftea  formacioo^ 
en  derredor  de  la  plam  de  la  Independencia,  i  a  la.t  diez  i  media 
de  la  mañana  S.  K-,  aoompañado  de  todas  las  coqinracioncs  i  del 
cuerpo  diploiiuUico,  ik-  tmsla<ltí  a  la  iglosia  Catedral,  donde  fw.  ce- 
leboí  la  misa  de  acción  de  ^raciiis  por  la  independencia  du  Chíh)^^ 
Luego  que  S.  E.  rctom<5  a  su  saUi,  las  guardias  dvicas  i  ol  cMua^H 
dron  dv  húsares  dieron  un  paaeo  uilitai-  en  derredor  de  la  plaza. 
El  continuo   movimiento  de  mas  de  dotí  mil    gncireme,  mar* 
chande  en  direcciones  opnextas,  los  variados  coluru»  de  sus  nuevos 
i  elegantes  vestidos,  i  el  resplandor  de  sus  turnas,  lieridají  por  Imi 
rayos  del  sol,  presentaban  tm  cimdro  animado  v  imponente,  qiwi 
deleitaba   la   vi»ta,   i    nnloblaba  la  alegría  i  el  ontusiasroo  del 
pueblo  (¡ue  lo  contcniplnbn. 

Por  la  tardo,  se  llcn¿  el  campo  denominado  la  Pnrapilla  de  un 
numerosísimo  concurso;  i  tuvieron  tugar  divertidas  pruebas  d« 
equitación.  El  pnsoode  la  Alameda  se  vid  también  brillantemente 
concurrido;  i  el  irüínito  número  de  jinetes  i  de  carruajes  que  ae 
cruzaban  con  velocidad  i  estrépito  en  todos  direcciones,  formaba 
la  maa  agradable  perspectiva.  Por  la  noche,  la  ropoticton  de  los 
fuegos  ai-liticiales  i  d«  Itis  músicas  continuó  duido  pábulo  al  re* 


18  DR  SRTIKIIBRR 


«SO 


jjocijo  popular.  El  10  proHÍgin>n)n  loM  ticstns  con  igunl  iipAitito 
i  alegría;  pero  la  rúvistajenem]  d«  liw  tropos  en  I»  Pnmpill»  se 
ha  diferido  hasta  el  domingo  próximo. 

Viuias  considerucioucs  han  debido  dar  mayor  vuelo  al  contento 
público  en  esU'  último  aniversario.  ünaAotnas  ha  tnu>curTÍdo 
sin  que  los  sólidos  cimientos  sobre  que  reposa  U  creciente  pros- 
peridad de  Chile  hayan  experimentado  la  inns  lijeia  conmoción. 
Parece,  antea  bien,  ijue  luct  oiiid.'ulnnoK  la.-  cmivi-ricon  mda  «lia  ma» 
de  la  necesidad  que  tiene  de  rcpix-w  un:i  lU-jiúbücn  nnciuritt\  donde 
tantas  reformas,  tantos  objeto»  de  utilidad  común,  llaman  a  un 
miíimo  tiempo  I»  at^ínnion  d«  los  inajistradoM  (¡ut-  tienen  íobrw  si 
el  hiinro»o  pcnj  difícil  cargo  de  rejir  ^«iis  destinos.  Esclavos  do  la 
Es]>Ȗa  cvrva  de  tni  sij^los,  vivimos  por  tan  ha^o  espacio  en  las 
tinieblas  de  1»  ignorancia,  en  ta  humillación  de  la  miseria.  Uonon 
riqueza  í  prosperidad  oran  para  nosotros  nombres  insigniticantes; 
i  hasta  nuestros  propios  derechos  nos  enin  dLrMonocidos.  Después 
que  abrimos  loa  ojos,  que  un  prolongnilo  pupilaje  am  habin  tenido 
vendados,  después  que.  a  costa  de  los  ntas  hvroicos  snerificios,  logra- 
tnot<  vernos  lib:\':t  de  rsc  yugo  btid,  purucia  que  un  hado  advento 
babia  cargado  una  mano  de  hierro  sobre  Doeotns,  i  rehusaba  le- 
vantarla hasta  no  venioa  aniquiladoa.  Los  tumultos  civile»,  el 
cho<)ue  de  aspíradones  encontradas,  el  furor  de  amotinadas  pasio- 
nes, distraían  la  atención  de  los  ciudadanos  i  del  gobiei-no  de  sus 
objetos  mas  sagnuhis.  Curria  algumut  vece»  la  »nngn>;  i  en  este 
cúmulo  de  dnAvontiims,  en  esta  sucesión  do  borrascaic.  la  Repú- 
blica no  percibía  ni  aun  a  la  distancia  mas  remota  un  puerto  de 
salviunon.  Pero  el  cielo  al  fin  se  compadecÍ<}  de  nuestras  lAgrimus. 
c  hizo  amanecer  sobro  este  suelo  ima  aurora  de  los  mas  fclioos 
prmnjios.  ¡Cuan  distinta  es  ahora  nuestra  situación  de  la  de  aque- 
llos desastrosos  tiempos!  Ocho  aftos  de  tranquilidad  interior  han 
permitido  al  gobierno  contraerse  al  establecimiento  de  reformas 
saludables.  Kueslnw  puertos  se  hiui  l'eniulo  tie  hutgues  de  todas 
partes,  que  traen  a  ellos  iiis  produceionox  de  los  miu  apartados 
climas  del  univci-so;  nuestros  campos  so  cubren  de  ricas  minscs; 
i  langricultum  hn  mirado  alos  chilenos  dedicarse  con  un  Hinpsño 
digno  de  alabanza  a  su  fomento  i  perfección.  La  industria  i  la 
civilización  han  hecho  progresos  admirables;  la  moral  extiende 


í^ 


ca(]a  vv£  inais  ca  Chilv  .-«ii  biunh<H:hor  imperio;  i  oíi  lo«>  ctmintLuxM. 
como  uuustnM  bravoi»  mUíturus,  (icniucMTHn  yü  fti  »»'*  actos  el 
indujo  que  clU  ha  ooiutcguido  !fobtv  siis  comzoncs.  K\  qiw  bu 
vísbo  el  cariictcr  de  progroxivn  culbura  que  domina  yv,  vn  las  di- 
rerdones  del  pueblo,  lurbiulns  ñnt«s  por  ejemplos  do  la  mas  gi"o- 
sera  ferocidad,  el  que  ha  contcmpliulo  la  diminución  admirable 
del  espantoso  número  de  delih»  que  mancbabau  antea  nueatro 
país,  i  en  lin,  el  que  observa  ol  ardor  con  que  la  juventud  de  todas 
las  clattes  procura  beb«r  en  las  fuentes  de  la  instrucción  las  bené- 
fiais  mixiiiios  de  la  moral,  no  pueden  menos  de  ítentirso  honda- 
mentó  rooonoddM  bacín  la  Divina  Providencia,  quo  ha  querido 
miramos  con  tan  bcoóvolos  ojoti.  i  ponemoM  en  esta  senda  de  en- 
grandecimiento i  do  ventura,  por  medio  de  las  instituciones  libe- 
rales i  de  la  paz  interior. 

Una  de  las  mas  notorias  e  irrecusables  pntebas  de  los  adelan- 
tamientos del  pala,  es  el  haber  podido  formar  ana  segunda  expe- 
dición restauradora,  tan  numerosa  i  tan  bien  equipada  como  la 
qufi  ha  zarpado  lUtimameate  de  nuestras  playas,  sin  que  a  nadív 
9e  haya  impuesto  la  mas  lijera  contribución.  El  gobierno  ha  en- 
contrado en  sus  propios  recursos  con  que  sufragar  s  tan  crecidas 
gastos;  i  esto,  al  mͻtmo  tiempo  que  prueba  el  acrecentamiento  de 
sus  rentas,  indica  también  la  cjjnfianza  que  inspira  a  todos  la  cre- 
ciente prosperidad  de  la  República.  iCiiiU  sería  al  preiwntc  Mta 
prosperidad  si  la  funesta  ambición  del  d^'-spota  lK>Iiv¡ario  no  no» 
hubiese  envuelto  en  una  guerra  di^pmiditxct;  d  el  gobierno,  que 
se  ha  vi.sto  obligado  a  dedicar  la  mayor  parte  áo  sus  desvelos  a 
los  a-siiiitiM  del  exterior,  hubiera  podido  consagrarlos  «  la  admi- 
nistrurion  iulurna,  en  el  seno  de  una  paz  profunda  eon  todos  los 
pueblos  del  universo!  lÜjuH  que  nuestras  armas  coronen  Iñen 
pronto  un  el  Perú  la  gnmdo  emprc^sa  'lue  hemos  meditado!  ¡Ojalá 
que  la  victoria  que  acaban  de  reportar  en  aquel  territorio  no  eea 
mas  que  el  anuncio  do  otras  mas  importantes  i  decisivas  contra  el 
usurpador,  que,  ensalzando  a  nuestros  guerreros  según  merecen 
su  impertérrito  valor  i  admirable  disciplina,  restituyan  a  su  patri.i 
una  pux  que  con  tanto  ardor  desea! 

Los  chilenos,  que  asi  lo  esperan,  coutiixdus  en  lii  justicia  do  su 
cansa  i  en  k  decidida  protección  de  lu  Providencia;  loe  chileno^ 


18  DK  SBTIBUBRR 


ss; 


Be  conñaa  llegar  al  cabo  de  nlguao<t  años  a  «cr  iina  <lc  Ui»  uiicio- 
rtw  ii)iL-4  vi>ntiiiw4a-*,  hjín  bendecido  »«  amada  libertad.  í  renovado 
tai  susconizufttei  el  finne  jiii-ami^nto  (jue  ya  tenían  pronunciado: 
[morir  mil  voces  antes  que  verw  arrebatar  ana  independencia  i 
ana  tnuM]uili<Ud  rjuo  loa  lian  colmado  de  tantaa  relioidad&i,  i  qne 
tanta»  les  prom«t«a  puro  lo  sucesivo! 


II 


184:0 

To  babrá  coranon  tan  yermo  i  frío  qae  no  haya  suscrito  en  ea* 

.  (lias  hI  regocijo  i^uc  ha  ocupado  a  toda  alma  verdaderamente 

itriótíc».  í/pi  iilugres  cuadros  que  nos  han  pre»i>ntail'>  la.s  fiestas 

dift  i  ocfto  iU  «difvtbrf,  post'jiT^Ada  por  !iw  v«riiicionc-S  del 

'  tiempo,  noH  rvcucrdftii  <.■!  orfjcn  vcncniblv  du  cstA  itolcuiiiiilad;  i 

las  demostraciones  del  júbilo  público  a  que  da  lagar,  sean  finas  o 

/¡rostema,   estables  o   pasajeras,  se   purifican,  b¡  atendemos  a  la 

fiicnti'  de  donde  nacen,  i  a  los  seutimientai  que  las  inspiran.  Di* 

fícilmoiilo  hiillarfiiiiKM  an  argumento  que  por  su  grandiosidad 

circanKiríbii.'se  mi^ni»  el  vuelo  del  pensamiento,  i  onciibni^:«e  en 

su  propio  brül»  la  pobrera  de  p^liibraK  i  hi  pi;i|uefiez  del  v!>cr¡Cur. 

lias  tócil  es  sentir  que  pintar  el  embeleso  que  so  apodera  de 

^Boda  alma  patriótica  al  acercarse  la  época  de  las  fiestas  cívicas;  i  ol 

'      campo  destinado  pruTi  los  ejercicios  militares,  cubierto  de  una 

■inmensa  muchedumbi'O,  que  rebulle  de  satisfacción  i  alegría,  es 
un  verdadero  teatro  de  concordia,  donde  no  impera  otro  sentí* 
miento  que  el  nígociju  piiblioo,  i  so  pií'itlf'n   los  di-ttintívos  do  la 
|iit|ucisa  i  del  nuciniicnto.  ilX-^gniciiulo  ul  tiouibru  que  reciba  con 
Jms  semejantes  impn^icMicsI;  Doblemente  dcMlicbndu  »!  ])cnna- 
aocÍo«c  insensible  a  sus  dulcid  atractivos! 
AlH  desplegaba  una  juventud  gallarda  su  incomparable  des- 
Itnza  en  el   manejo  del  brioso  caballo:  I»  vuelve  ¡  revuelve  en 
artos  i  Mpide»  jiro»;  ya  ]«  comunica  la  velocidad  del  celaje,}'» 
MISCELiSKA  fi 


S38 


MI)WBT.IiniA 


lo  ilotienc  como  jxn-  c-neiuito  en  lo  inA»  precipitado  de  ítu  carrera. 
Cnu4ban»c'  por  tahtx  parti.'s  clL'gnntífnmoK  carruajes  i>ic,  ci 
ranedüd  infinita,  dabao  a  conocer  d  gusto  i  opulencia  «ie 
dneftoB;  í  loe  extranjeros  que  honraron  oquelloa  divereÍonc«, 
día»  juiígarse  trasportados  de  repente  a  la  culta  Europa.  Í  «er 
a30inbix»iy<  adolantainicotoíi  i[iie  ha  hecho  el  paJ8  di-  nlgiinoíi 
K  esUi  parte.  Mas  de  ochocientas  carretas  cubrían  la  cabecera  del 
canipninento,  colocaiLm  oon  método  i  foimnmla  anchat*  ciilk'^, 
(Iun<le  pa.scnban  i  .ic;  solazaban  la.t  raniilia»,  que.,  pi>r  xa  námi 
píx'ferian  eslt*  ntCHlÍodi>  traitportaRii:  al    lugar  del  entu«n»mo, 
la  alegría  i  del  nnior  [xiUio:  iilli  forninb«ui  bulliciotüus  corcilloarj 
desayunaban,  «ofocaiHlo  el  L^tnfpito  de  las  armas  con  sus  alej 
tonadas  e  ¡nocente  algazara.    Lo.s  batallones  cívicos  contribuían 
lo  TÍfltoso  de  aqnella  agradable  csccoit  se  disputaban  entre  si 
pnlmn  lie  la  diiíciplina;  i  en  mi  regulandiul  Í  movimientos  proni' 
tian  ser  el  ma»  tirme  apoyo  do  la  truii()uiltd.-id   i   del  ónien  p> 
hVtco.  Mas  tunlc  presentaba  U  Ainnicda  \in  nepccto  mas  s«rio 
tranquilo,  pero  nom¿no«  lleno  de  encanto;  i  lajurcntnd  de  am 
sexos  vestida  con  la  mayor  gala  í  elegancia,  arrobaba  la  iinaji 
cion  de  los  que  creían  ver  en  estos  pa.<>atiemp08  el  ban'mtvln» 
la  cultura  i  del  buen  gusto.  El   ti^tro,  por  tin,  pus»  t^-rmino 
tantn»  «üstraccioniís  sin  que  sv  echasen  de  ver  en  los  semblan 
de  los  concurrsnttv  Ins  fatigas  <lc  un  tiempo  pasido  en  contia 
ajttacíon  i  moviniicnto. 

Tales  fueron  las  fíestaA  que  en  ¿sta,  como  en  ninguna  otra  v 
han  solenmizado  los  fasto»  de  nuestra  gloriosa  revolución,  sin  q 
mediase  el  maa  lijcro  incidente  que  pusiese  tasa  a  laA  eftiMom 
del  pati'iotiEcma 

Usanza  ha  Kido  siempre  de  tiempo»  i  pueblos  remotos  el  t 
TnitJrdejcneracion  en  jeneracion  las  proeznít  do  hw  h<^roi;s,q' 
vn  algún  suceso  meniorable  lidiran»ii  la  salvación  d(r  bi  {xitría. 
tftuios,  los  atributos  misiuiis  de  la  divinidad,  Ins  oronnA.  las 
tuas  i  columnas,  los  uroos  i  las  cntnidns  triunfiílus  en  que  so 
oia  ostentación  de  Ii>s  despojos  i  ciulenas  del  vencido,  fueron 
apocas  mas  bárbaras  o  incultas  la  recompensa  i  galanlon  de  I 
acciones  nobles.  Xa  vanidad  i  la  ostentación  do  nn  solo  día  era 
poi-  cierto  un  medío  fugas  de  hacer  indelebles  las  impresiones 


18  DB  SCTIBlIBaX 


SS9 


mi  momenUx  i  los  pueblos  cuj'a  peligrosa  somnolencia  es  precia» 
Diuper  con  ooDtiiiiias  iiuitjenos  de  virtad,  oK-idabím  pi-onto  aqiie* 
IUm  npiuntOH  Argulla«>R,  que  is^timiilaban  su  codicia,  i  cuy»  im. 
artJincin  eKtabnn  (LCO!<tuinbnulo«  n  medir  por  W  ki-^iK-».'<  M 
tritinfiidor.  Mtin  In  cultura  i  civilisiuon  nuMlcmits,  do^biintUindo 
je  din  en  di»  In»  odiwA»  difiírvücius  ipu!  t^njcJidran  lu  r¡<]iicz»  i  v\ 
^nacimiento,  liun  inspiradu  al  tillimo  th  \ixt  ciud^uUnos  un  iatcrcM 
por  la  Kalu<l  da  la  patria  tjuc  Ames  no  conocia,  cuando  solo  era  un 
frío  espectador  de  la  distribución  de  promio-»  que  ét  jamas  p«)ia 
alcanzar,  i  que,  aun  siendo  nierocidos,  su  degradada  coadicion  le 
obligaba  a  aborrecer.  Libi-e  ya  de  tan  injusto  i  hainillante  fi-eno, 
t  franoa  la  carrera  de  las  aspiraciones  contempla  en  La  condeco- 
mcioii  di'  t>u  ij^ial.  el  iinpnLw  de  ana  wiludable  ambición.  Lm 
de^hunra  de  la  patria  ya  ex  la  suya;  i  «n  lo»  triunfoít  de  «^«cU,  se  <li> 
lata  i  palpita  nu  coruzu». 

A  tidos  ü(.'iitiim<^nlO!<  lia  querido  dar  nueva  vigor  el  lejiídador, 
«cñalando  al  pueblo  chileno  un  din  pam  i-eouerdo,  no  de  la»  vtc- 

ÍtoTíB»  de  una  nación  libn-  í  poderosa,  sino  para  tiiomoriii  de  los 
¡nnumerables  combates  do  una  colonia  envilecida  i  aherrojad» 
por  la  mano  poderata  de  una  metn^poli  acostumbrada  a  domcAar 
la  iütivez  de  lu^  monarcas  iims  poderonw),  i  i|Ue  en  au  múim»  de- 
cadtitiein  i  postración  an-astraba  la  venotacion  i  pn-stijio  de  gmn- 
desi»  [mmila-s.  Ninguna  piedra,  ningún  mArniol,  que  puede  M'Utir 
^faa lenta  pero  segura  í  roedora  manodel  tíempo^o  ser  pi-olñnado  en 
^^a  ira  i  frenest  de  los  partidos,  nos  presenta  los  nonibn;»  de  lw< 
héroes  de  nuestra  gloriosa  revolución:  mas  ellos  viven,  i  vivirán 
siempre,  en  loe  conuones  de  aua  ngi-adocido^  concíudadano««,  xin 
t(|ne  pueda  el  arte  levantar  a  su  denudo  un  trofeo,  capaz  do  ri- 
Ivalizar  i^on  la  independencia  que  conquistaron. 


S40 


xfftr.LlT¡rji 


III 


1841 


El  18  de  )«>ticmbrc  de  1610.  prinicr  día  d*s  bi  cxÍKU'ncía  potUj 
tica  de  este  paf«,  M  cáertnroente  un  dia  grande;  para  los  cbüeti 
Aqnf,  a  diferencia  de  oti-a«  pai-t*s  de  la  América  española, 
clases  tnas  intluyeiites  »e  ponían  a  la  cabeza  de  la  rtivi>luci< 
i  reanidoK  todos  los  cítidadAnu»  »n  la  euta  del  Consulado, 
de  tontos  aoonUíciinicnUm  m^tuble^,  i  doiidv  con  unit  imponed 
te  oercmoaia  van  a  dar  pnRcipio  las  solemnidades  de]  día 
nafiaiu,  se  entregaban  todaí  a  la  alearla  mas  para  i  iñn  tac 
cía,  como  tn  el  d«scado  imcimicntu  del  primojénito.  en  ijnít.'n 
funda  todas  MU»  esperanzM  una  familia  fclix  i  unida.  Había  llr- 
gado  el  momento  en  que  una  preciosa  porción  de  la  humanidad, 
esliese  de  la  oscura  noche  del  abatimiento  i  abvt-cciaa  a  que  pa- 
recía c<HMlcnada  por  largos  aüog,  i  cfue  amaneciese  para  ella  el 
gran  día  «n  que  había  de  abrir  por  primera  vez  Is  vista  a  la  Inx 
de  la  razón,  infundiéndose  en  todo  su  ser  los  elevadat  sentímiei 
to.*  d<í  libt-rlnd  i  amor  patrio.  Era,  pues,  justo,  era  uatimd,  quo  lo 
actores  de  aipiel  laemorablu  drama,  aunque  pcUt-Inulor;  tic  su  it 
portancia,  de  los  graves  compromisos  que  iban  a  echar  sobre  •■ 
i  de  las  inmensas  difícultades  que  tenían  que  vencer,  se  entrej 
sen  con  el  mas  vivo  entusiasmo  al  regocijo  de  verse  como  i 
repente  elevados  a  la  dignidad  de  bombi-es  Ubres,  disponiendo  i 
íti  nii.'^mos  i  de  la  suorle  del  propio  aucIo,  i  preparando  pan  I 
jvueracioni.'»  venidera;*  nnii  suitrtfi  ^«^Bv[a  ma.t  feliz.  L>»»  fund 
dores  dtj  la  imlependencia,  casi  todos,  di^fnitalmn  de  la»  conn 
nieucías  i  honores  a  que  eni  {K'^rmitido  aaípinir  bajo  el  antiguo  r^ 
jimen;  conocían  los  azare»  de  la  revolución  que  ¡bao  a  correr;  i 
hubieran  sido  guiados  por  ul^n  sentimiento  fie  cgolnno,  habriiifl 
roti'ocedido  delante  del  prospecto  de  desgracias  i  contnuticcta 


18  »8  SBTIBVBItE 


311 


Knai 


oes  sia  número  que  debían  embamzar  sa  carrera,  ajitAr  su  exis- 
Utiein,  i  hacer  citando  Qiénos  incieito  el  éxito  do  una  lucha  desde 
«nUiiic<iM  abierta  cun  el  poder  colosal  de  la  antigua  metrópoli,  i 
lo  qnc  í»  peor  todavía,  con  la  inexperiencia,  tas  preocupaciones  i 
bábitos  niiLs  arraif{i\diw  i  Inü  paüjoiit^-t  todas  puertas  «n  tnovi- 
micnto.  Fu/-,  juies,  vc-nUdcmnit^nte  gmndo  i  homie»  el  Mcriñciu 
que  hicicruu:  i  en  proporción  debe  »cr  nuestro  reoonociniieiito:  no 
nerón  [u/^noa  j^iitndioKoi*  lo«  ojoiuploí  dv  virtud  i  pulriotistno  quu 
con  la  iudc-p(Muk-nciii  dvl  suelo  ÁiHf^  esclavo  hnu  legado  a  sus 
liijos;  debemos  empeñamos  cu  imitarloü. 

Tal  es  el  cafgo  que  toca  a  la  jcnoracion  presente,  Ilama<!a  a 
llenar  por  su  parte  grandes  ^-acíos.  a  recojcr  el  fnito  de  la  oroan- 
eipacion.  í  a  ext«-nder  su  influencia  i  sus  f^oces  uniré  aquellas  cla- 
mes menesterosas  que  menos  han  podido  dísfirutar  de  ellos:  cargo 
mucho  menos  difícil  i  costoso  que  el  que  desempeñaron  los  pa- 
drea de  la  independencia,  ya  que  todo  parece  propoi-cionarse  oijmo 
por  9Í  mismo  en  esta  época  feliz  de  paz,  orgontiacion  i  adelanta* 
loienloK. 

il  quién  podrá  desconocer  los  grande»  destinos  de  la  nueva  era 
que  hoi  »e  abre  para  loa  chilenos,  a  vista  del  estado  prditpero  del 
p«i.t  i  del  impiilM-i  <le  vida  i  actividad  que  recibr  por  UkIoÍ  ¿No 
^^«ffiÁ  vivo  entro  nosotros  el  rccucnlo  do  las  desgracias  i  vxtruviiM 
pasadas,  pnm  que  nn  sepamos  apreciar  i  conservar  lo»  bienes 
presentesf  El  e.'ílodo  Innionlable  de  «wi  todos  Ioü  pa[»»«  sur-aia^^ 
ricanos  ftio  hablaní  con;^tAnteinentv  a  nuestros  coniiíoncH  i  a  núes* 
razón,  i-xijit'ndonos  impiTÍosamcnte  el  sacrificio  de  todas 
nueslnL-<  pHsioni'ts,  por  la  conservación  de  una  paz  tan  cara  Í  en  la 
que  M!  fundan  lodos  nnestnis  esperanzas? 

Si,  no  debebemos  dudarlo;  ¡  el  buen  sentido  nacional,  de  que 

han  visto  tantas  pruebas,  i  la  conducta  de  todo  el  pais  en  la 
n^onte  crísia  electoral,  junto  con  la  oordum  i  st^n.'^tcx  qtie  ha 
manifestado  en  su  justa  predilección  por  el  Ciimlidato  llnniiulo 

.tuialmente  a  conservar  el  lirden  i  promover  el  bien  común,  IihIo 
nos  conliniia  en  la  soliden  de  niie-stríi«  in»t:tui;ioiies,  i  en  la  «-gu- 
ridad  de  niie^liTL-iejtpeiiuiaLíc  toilo  no«  hace  vurqueol  savriticio de 
DuestroR  mayon»  no  fué  eu  vano,  i  que  la  nuera  j«iier)M!Í<»i  snbiá 
imitarlos,. 


312 


xisckUnra 


P'xii.'in'Bi,  piitf»,  entfegsirooa  sin  mtinietinlon  ni  ztyzohraa,  i  c 
mas  píxicroiHw  niolivos  ijue  en  oíngunA  ocasíou   iw-tfodwiUt, 
logocijú  qtii-  iiiípim  la  vuelta  del  gmn  día  do  la  in<lcp<;i)t)<r^tuüa 
i  el  anit'entttnii  de  tístit  nSio  «btá  sin  duda  notado  cotn;  los  d<M] 
por  los  acouU-cimivnUix  iiiiportaniea  i  gloriosos  que  lo  han  prvc 
tlido,  por  los  que  dcbun  íK.ví(iipiii"iArlo,  i  por  la  nuera  era  de  piví 
peridad  qne  se  abixi  pai»  1»  Repi^blica. 

En  él,  se  va  n  vi-r  [xir  primera  vez  en  la  América  del  Sur  el  > 
poRtáculú  de  nn  prr.^sidviili.-  quv,  dc^ues  d«  doe  períodcia  conñt^ 
tiioionaled  de  orden  í  anvglo,  dwsptie*  de   haber   e»tablecidu 
iiniJerio  de  la  lei,  sometiéndose  ul  primero  a  este  imperio,  baja  dfl 
mas  nlU)  puesto,  para  cederlo  al  «Icj ¡do  del  pueblo,  c<»iru»dÍT 
cnlru  los- ciudadanos,  o  baoen«c  noUr  únicamente  por  el  digno  i 
glorioMO  ejemplo  del  mas  p>iro  civismo  i  del  respeto  a  las  ioíftitu- 
Ilíones,  n»ci<laM  o  alianxadas  Imijo  su  próspero  gobierno.  Se  ra  i 
ver  a  la  cabeza  de  la  República  al  que  iictiuiul  este  pueblo, 
mas  d«  dos  aüos  hA,  vindicador  del  honor  nacional,  &1  que  rccábS 
de  vuelta  a  la  ¡latría  con  na  entusiasmo  nin  pntcedentti,  i  que  < 
el  mismo  entusiasmo  le  elijití  para  el  supi-umo  puesto. 

El  jeneral  Búlnw  era  digno  por  cierto  de  lan  scflaliwla»  distl 
oiones:  lejítiiuo  representante;  do  las  dea  épocas  mas  gloriosas  < 
iiueslTu  historia,  la  primi-ni  jeucracion  de  guerreros  le  conbS  i 
sus  tllaít;  i  a  él  solo  faé  dado  terminar  la  guerra  de  la  independa 
<-ia,  con  la  de^truoáoo  de  las  últimas  bandas  que  proclamaban 
dominio  de  tápana,  i  asolaban  n  su  ntimbre  la  mitad  de  nuestr 
tQrritrttfio;  él  solo,  nos  atrevemos  a  decirlo,  jwdia  superar  las  dií 
cultadcs  que  se  pi-esentaban  a  cada  paso  en  la  última  guerra  di 
Perú  i  conducir  ii  nuaitros  soldados  a  la  victoria.  El  nombrx!  di 
jeneral  Búlnes  es  en  el  dia,  el  nombre  mas  glorioso  de  Chilla  • 
respetado  en  toda  la  América,  i  no  puede  ser  desconocido  hasta 
en  aquellas  rejioncs  apai'twljks,  <iiic,  prevenidas  en  contra  de  Chíl*^^ 
i  de  su  poder  en  la  época  do  la  faiiiom  Confederación  del  Per£^^ 
tuvieron  noticias  da  su  destrucción  con  la  de  la  primera  gi^^ 
batalla.  ^J 

Representado  de  esto  modo  el  pois  en  el  exterior,  contandt^^ 
con  la  tranijuilidod  i  el  urden  interior,  «1  patriotismo  de  sus  hijos, 
i  los  gruude:^  proyectos  de  mejoras  i  adelantoinientos  que 


18  DE  ttn-lXMDBK 


S4S 


por  todaü  portes,  podemos  oxtcnder  nuestras  miradas  eos  toda 
seguridad  i  sin  jactancia  hacia  tm  porrenir  próspero  i  feliz;  pode- 
moa  recrGornos  en  ke  recuerdos  del  aAo  10,  i  el  sentimiento  p«> 
tfidtico  que  inspiran;  i  mezclando  1<m  noiubre»  venerados  de  los 
que  nois  diuron  patria  con  Ioh  iiuo  dc.tputn  hiin  Mbido  oonsolidarla, 
loa  bendeciremos  en  el  día  du  uih&uua,  i  bcndecirenion  sobr»  todo 
a(|netl»  L'--<)>eci»[  Piovidcneiu  <\iw,  en  inudio  de  Im  gnwdt^  vidsi- 
ludi.-»  i  contnutti»  do  la  revolución,  ha  üivorecido  o  este  paebl» 
sobre  todos  los  de  América. 


n 


I 


íjts  ñ(!»Uui  de  .■<etienibix?  son  laa  fí&itiui  de  todo  el  aflo  pura  los 
chilenos:  en  •Olo.-t,  ne  ban  resumido  el  doble  aniversario  del  12  de 
febrero,  el  del  5  de  abril,  el  irii-w  reciente  del  20  de  «ñero,  i  la-* 
nicuerdtMi  de  todos  \m  ncoatecinuuntuit  notnbit»  t  gloriosos  <le  la 
TtívulH(;tr>n  do  la  iud<^{iiM)donciti:  ¡stm  como  el  eoinjieiidio do  niie»- 
tnjH  anakis  hístiíricos;  i  Uiuisiim  leí  fundamental  ha  pre{iaiTulo 
para  esto  tnexcl  cumplimientodesux  Nolcmnidudot,  eiiifH^nuido  {«or 
la  da  U  instalación  del  jefe  supremo.  Así  nu  debe  extraúarso  quo- 
Uuiibivn  estas  RestAs  en  breve  tiempo  so  haj'an  arraigado  en 
nuoMtrwt  cotttiinibivs,  i  íioatiluido  a  todas  Ina  demás,  antigiia.i  i 
raodcmoK,  de  oHjcn  profano  o  relijios»,  i  ma.i  o  menos  acomodadas 
a  nuestro  estado  socíjd.  EalUis  sun  en  el  dÍA  los  de  pwwun  i  wiri- 
dad,  con  toda  su  freMCiira  matinal  do  otro  tiempo;  i  reuncu  en  sE 
la  alegría  do  las  excursiones  a  Son  Miguel  í  Son  Isidro  con  sus 
nueras  modns,  las  bulliciosas  funciones  de  toros,  Ins  lucidas  ca- 
balgatas del  Santo  Patrón,  i  la  numerot».  i  ranada  concurrencia 
de  las  carreros  de  caballoa. 

I^s  de  c>>te  afto,  í>o1h«  todo,  se  anunciaban  muí  do  antemano 
como  snpeiioivs  a  W  precadentea;  i  dende  el  principio  del  meü  las 
caJIus  t  paseos  de  I»  capital  habían  cubi-ndo  una  nueva  vida  por  la 
afluencia  de  fonislt'ros.  venidos  d>;  Uxhm  ]nn  provincias,  i  iiun  de 
los  pui)u^  vecinos,  como  por  la  multitud  de  nnevuM  i  elegantes  ca- 
mtajos  i  du  soberbios  caballos  que  la  atmvej«iban  diariamente  en 
todos  seabidos:  volase  reinar  la  mayor  actividad  en  los  edificios 
públicos  i  privados,  qae  se  mejoraban  o  bcrmoocuboo  por  todo 


344 


MISCELAXEA 


Solo  se  temía  al  nuil  tjpmpo  con  qne  había  vmjtexado  üetiembtv, 
i  qae  contiiiiKí  iacierto  hasta  ol  día  15,  que  se  nniiiiciií  contó  iino 
de  Im  mas  hermosos  de  verana 

Tambíon  puede  de<rirse  i|ue  da'de  eüte  init<ino  din  cinpC'ZiunD 
propiíunenic  los  re){oci)<w>  piiliüeoíi,  al  rn^noct  aquellos  (juu  pivpo- 
raba  o  improvÍNaba  el  erUu.'uaHinu  popular,  jiunjue  a  e^u  ilv  ha  U  i 
de  ía  nochv  el  iiut^vo  prcsideiiu-  fué  ajjnMlitblvnu-ntc  »-or|>reiiiÍ¡do 
en  sa  cam  ¡tur  una  ttn-n-iinUt  a  gnuKJc  onjunita,  í  un  tuouio  apro- 
{ñado  a  Ía»  circuniOancíae.  exoclento  compoxictoa  tic  uno  de  naea- 
tro«  primeros  artistaa.  Sentúnoü  n<>  poseer  la  leti-a,  para  darla  a  < 
nuestnxi  lectores,  lo  misino  qne  la  de  la  tonaría  popular  ctjti  que  < 
cernS  la  serenata,  en  medio  de  mil  vítos  de  la  uuiiütud  que  llv-j 
naba  el  patio  i  la  calle  del  fivnie  de  la  casa.  (*) 

Kl  17  la^lva  del  antaneoer  i  los  n-piíiutM  dul  mediodin.  pn* 
eiiu'ou  a  todo  el  pueblo  en  movimícuto.  L(M  edÜicios  públicos  i 
ouMs  particulares  fueron  docoradoe  a  esta  aoñaX  con  vistosas  bui- 
dcnw;  i  la  iluminaciun  jencral  od  la  noche,  loa  fuegos  artificiales 

Todos  so  preparaban,  sin  embargo,  pai«  el  día  siguiejiti^  qn^^^ 
debía  emp<.-£ur  do-sde  <■!  amnnotx-r  por  la  ri'slauracion  de  una  fies- 
ta abainlonada  hnoe  algunos  año»,  fiesta  veixladcnunento  ameri- 


en  la  plaza  de  la  Independencia,  i  la  función  teatral,  atmj« 
una  concurrencia  ale^^  í  nnmerosisiina. 


[')  Entro  loü  prctutntirnR,  m  Imctiin  aaiar  nn  niHiro  oscudn  <Ie  srmaa  «n 
la  cuadcl  (iobiemo;  i  en  el  csutro  dn  la  plsui,  nn  tablado  ]<ar«  la  mAakaJ 
da  íipin  ORtigons  de  diM  varas  do  nlt<)  i  Mt«nla  de  cÍrcansf«r«ueU,  aoctc-  T 
aido  por  diíjt  i  wh  columnas  i  &dum.nda  cou  nueve  pirimidca,  ocho  twqiM- 1 
Su  tríuii^juUnss  <jue  ucupabau  lus¿ngalm(coiiÍD»vTipoi<)aes<|uerecotiÍabBii 
el  nombi-L-  ilu  los  li«rotu  muerlos  «n  la  guoi-m  <]«  la  independe  ocia  í  una  «n 
tí  centro  cundrangulnr  de  dict  rnniii  do  nlto  i  dos  i  medía  d*  hMe.  En  b 
parte  Riiperior,  i  ea  cnda  iinn  de  los  lados,  tenia  pintada  ana  «oroua  Jo  Ua- 
rel.  La  <iue  [uiralja  al  norto,  teuia  en  su  ceairo  U  ioacripcion  ugniente;  ^^ 
«AAodelSlUí  i  debajo  eA  loa  [irimeroc  patriotas Uüjae,  Ovatle,  Ven.»  Brf^| 
ladcl  sur;  «3  de  Abril  lie  181fj,  UaipoA  i  debajo,  «Al  Uabtldoque  depiMO^^ 
al  tirano  Camucu  eu  ISll),  Eiía^uirci.-,  Emkurix,  LamÚD,  l'érea,  Itaraírca, 
Holinaa,  Prado,  Cufias,  Arfionicdo.»  Im  del  oriente:  «18  de  SetiombrcH  i  de- 
bajo, aAl  primor   gcibinmo   do   la   Hepábliía,   Toro,   Aldnnate,  Cnnvn, 
Pinta,  Itoiiiks.  Ri~iu».ii  La  del  poniente:  s^tl  de  Enero  de  1639,  Tungais  1 1 
debajo,  uA  la  incmi>ria  de  los  ilustres  victimas  <lo  ese  dia.> 


18  DK8ETIE»ltKE 


SIS 


I 


«ana,  i  mas  e&pwialmetite  cbílena,  si  se  Atiendo  al  grande  espec 
tácnlo  que  presentan  las  ioniensaa  i  vuiiadaa  motes  de  los  Andes 
eoD  tnis  nieves  eternas,  i  los  {oimeros  raj'os  del  rol  penetrando 
ptif  etitrf-  sus  alllí>iinos  i  albos  pioo«  í  elc-vánrlntc  innjoütiKJisanionte 
jsobru  tu<tii  U  i-sfuní,  piini  donuiiinr  tum-iiu-ít  áv  lux  en  ol  vnllc, 
(krseubi'ii'noK  liis  mniíhofiilns  cavidades  de  los  nuvnKM  Andvx, 
ocupado»  poco  Áiitos  por  una  masa  de  oscuras  nub(.-s,  suix'sirtt- 
mentc  ti-nsfonna<las  en  masas  de  nieve  con  sus  contomos  azules, 
doi-adoí,  o  de  pi'upmn,  i  dispersadas  Í  desbaratadas  como  por  obra 
de  niajia. 

A  este  espectáculo,  üuíco  i  marahilloso  al  inÍHino  liempo,  ani- 
niJido  [K»r  una  niiriK-i-0!«i  i  elegiuiH?  ciHicuri-wiicifi,  ¡mr  el  iilegre  re- 
pique  de  liu  aimpuniut,  el  ruido  del  cafion  de  Siinla  Lucía  í  de  las 
desairgtx  de  la  fusilería  de  \n  pljiKa,  se  MÍf^uieroc  el  himno  iiacio- 
Dal,  cantado  por  varias  sefiuritas  i  vuUdk'roa  de  distinción,  acom- 
paAadoB  por  nna  oiX(ueeta  escojída,  í  los  coros  de  las  señorítaa 
e<tucnndas  del  colejiu  de  la  señora  Mayo,  quien  se  prestó  con  la 
iDojor  voluntad  a  su  desempeña 

Con  seiiii-JAiite  pompa  i  cntusiaKino,  ha  sido  saludado  el  sol  del 
18  de  setiembre  d«  1841,  como  lu  M-  el  del  V¿  d«  febrero  de 
181^,  en  que  ^  juní  «olemuvmcnte  la  independencia,  i  como  mas 
recientemente  lo  ha  sido,  en  1S3&,  el  mismo  18  de  setiembre  on 
la  plaza  do  Lima  por  las  tropas  cbilenas  vencedoras,  qae,  léjoa  de 
Ui  pairía,  recordaban  sus  antiguas  solemnidadciB,  i  se  regocijaban 
lM>r  ella  orno  en  et  piimcr  día  de  su  emancipación.  Eniúnces  el 
mismo  iliisti-e  guemiro  que  dirijia  al  ejercito,  i  ahoni  dirije  la  na- 
ción, hablabunloK  toldnilos  de  Chile  del  1S  d(>  sotieiiibre  de  1^18 
i  loM  fundadores  de  \a  iudeix^ndeneta;  del  de  i.*»;!?»  que  abrió  la  Al- 
tima  campnúa  de  üi  resUurticiuu  con  el  bríllHnt«  hecho  de  anuas 
de  ilatucona;  les  reconiabn  la  carrera  de  triunfos  que  rler<df  en- 
tonces babian  corrido;  i  les  anunciaba,  como  la  mejor  reconipi^nsa 
de  sus  ti^bajos  i  pndccimieutoH,  la  próxima  vuelta  a  la  pnlri»  i  el 
seconuciniiento  de  sus  conciudadanos. 

Sus  palabras  no  han  sido  d«smeotidiu¡  i  la  oeix-monin  iin)x>* 
Dente  que  siguió  cuatro  horas  dc8puc«,  tasUfica  el  modo  con  iiuA 
los  ehilonai  saben  apreciar  los  emínontca  servicios  liedlos  a  la 
palriiL, 


346 


MISCELAXEA 


A  tw  (lies  de  ia 


las  gunniins  d\ 


tropas  di?  línea. 


loaítaiu).  las  gunniins  Civicis 
de  gran  parada,  guarnecían  la  plaza  «I*;  la  Indupi-inK-i»ci«,  furinan- 
de  calles  hasta  la  plaza  tlel  Consulado,  en  cuyo  udiSciu  «e  cnouct- 
trabnn  reunidas  las  dos  cániar.).i  I -.J  i  dativas.  Poco  ikvfpucí  é 
pivüideuttí  de  la  Repüblica,  «compaíWlo  «Il-I  presklcnlv  elocto. 
los  niinistrua  de  eíttjtdo,  el  caerpo  diplomático,  los  jenenUes,  el 
CMtndo  inayur  i  una  limida  <H»iiilira,  llog^uroii  i  fiiemn  iiitnda- 
cidos  al  mlun  del  congreso  [K>r  una  oainiítion  de  senadoreíi  i  dipu- 
tados. El  socTctsño  del  senado  leyó  en  seguida  d  actn  del  c«cra> 
tínio  i  proclamación  del  nuevo  presidente  ¡  le  llani<J  a  prestar  el 
juramento,  que  le  fué  tomado  por  el  presidente  do  la  cámara  de 
dipiitadoii:  i  revestido  inmediatamente  por  el  del  aonado  eos 
la»  insignias  de  .su  sito  rango,  tomij  el  asiento  de  preferencia  < 
medio  de  lo»  president>---<  de  amlNLs  cátuaras,  i  de  las  aclamacic 
ncs  do  la  multitud  i|ii(r  Ui-nAb»  la  liarra  i  que  no  oesó  de  aplau- 
dirl«  en  su  tránsito  dv  vuelta  a  palucia 

Siguióse  la  Función  relijiotsn;  i  el  mui    reverendo  arr^hispoi 
la  cabeza  do  su  clero  rvcibiJ  al  nuevo  patrono  eu  la  puorta  de  1*1 
iglesia,  conduciéndole  hasta  el  altar,  para  implorar  las  bendicíonea 
del  cielo  «>bre  é\  i  sobre  .su  gubiemo.  La  misa  i  el  tedeum  fue- 
ron cantados  en  seguida  con  lii  mayor  solemnidad;  i  el  prctident^^ 
con  el  mismo  séquito  v(^vi<5  a  palacio,  en  donde,  después  de  tvc^H 
bidos  las  felicitaciones  de  las  autoridades,  pasó  a  ver  dusfilar  los 
tropas  desde  los  balcones  del  ministerio  de  la  guemL 

I-OA  ñestaa  de  este  día  concluyeron  con  un  poneo  brillante  oa 
lu  Alameda,  por  In  tanle.  i  en  la  noche  iluminacioo  jeneml,  fue- 
gos arliticiale»  i  función  alegórica  en  el  tuatix>,  a  que  concurrió  el 
presidente. 

Pero  C6  sabido  que  la  fic«ta  militar,  ck  la  favorita  del  pueblo,  i 
para  la  cual  han-  t(u]ns  su»  prcjmrativos  desdo  largo  tiempo:  así 


también  desde  la  misma  noche  del  IS  so  voian  atravesar  grande 

efí 
ra 

das  formas,  i  el  sinnúmero  de  cabalgantes  de  ambos  sexos,  qu4^| 
muí  pronto  llenaron  el  vasto  terreno,  presentaban   una  masa  al 
parecer  densa  i  sin  embargo  en  continuo  movimiento,  bacíéndoloj 


randeojj 
carretas  con  sus  mAsica»  i  banderas,  a  disputarse  un  lugar  preferí 
riíiite  en  el  campo  de  inslrucciou.  Al  amanecer  del  II',  se  puüieron^^ 
las  troiius  en  movimiento^  í  luego  la  multitud  de  catniajes  de  to- 


18  I>K  K>n'IK)IIIBK 


S47 


^ 


no  mentía  variada  cjiíc  «legre  los  coloras  vivos  fie  r^iic  viste  el  cam- 
peaino,  t»  verdura  de  priinaveiii,  la  niúsicrt  de  hm  tropas,  las  gui- 
bUTa.1  i  hiirpiLt  en  [tL<*  carrobm  lejnnax,  í  et  tnmboríl  de  Ui  danxa 
del  piit'tila 

En  in«»lio  de  &Aa  «onfitMon  aparerili^  t>idu  gimrdalw,  .sin  em- 
bargo, ciurbu  ÓTÚan  i  arreglo.  Las  citrriitAs  dv  familin,  a  cu^oft  la- 
do» m-  vi'itm  lijs  pn.'pivnilivw  il<^  ima  ubunrlanti^  cuitiidn,  ocii[x>bun 
dtM  Uncax  con  uoa  cjspiciosa  calle  va  medio,  para  la  ciivuliicíon 
do  las  carruajoü  i  caballeras:  !o  mÍBino  las  (¡iie  llevaban  vonCas;  í 
laa  ramadas  o  liendas  para  bailea  i  pix)VÍaion«a. 

Las  Impas,  a  una  distancin.  cnHveniento,  cjocaUíbíto  su.'»  ma- 
niubntM  i  liiiACUTgw,  a  Ih.'í  i')nli;iie^  dvl  M-i'iDr  jeiiund  Blanco,  ca  un 
ispAciiMii  cumlro,  gaiimw:ifi"  por  tmluc*  sus  cxwtadiw  do  multitud 
do  carruajiM  i  jent>:sde  api¿  i  a  c»bnlk>.  Esta  misma  multitud, 
coa  otro  coucunm  mayor  todavin,  st.'  rounia  a  eso  áv  las  5  de  la 
tai<do  en  el  paseo  de  la  CaOada,  por  donde  debian  mui  pronto  re- 
gresar laa  troicas,  presentando  nn  cuadro,  aunque  comparativa- 
mente estrecho,  mas  vistoso  todavía  que  el  del  campo. 

Cnne^ite  Altinio  paseo,  terminaron  las  fiesta»  del  10,  las  mas 
concurridas  <¡uc  recordninos,  i  <itie,  sin  «labargo,  no  han  sido,  feliz- 
mente, ncompañiulns  por  niu^na  dusgiacia  o  accidi^te  fiítal. 

IX>  igual  oiutraricilnd  cnlentlcmos  t]ue  hrui  estado  exentas  las 
que  han  tenido  lugar  en  los  dias  30,  21.  'i'i  i  33  en  la  Pampüla. 
en  donde  han  alternado  liM  juegos  de  equitación,  conWdeca- 
besas,  alcancías  í  otroH  de  ajilidnd  i  desti-eza.  Bejamos  sin  men- 
ción particular  las  cinco  funciones  teatral&s  que  han  merecido  la 
aprr>baeion  jeneral,  el  convite  de  suscripción  i  el  gran  baile  orde- 
nado |hir  el  gobierno;  i  creeinu-t  que  aim  sin  estas  últimas  diver- 
siones, lat  que  ha  visto  el  público  han  »ido  mas  que  ^uRcientes 
pam  qu«  «i  prewntü  anivcrjiario  de  setiombrc  sea  citado  en  afie- 
lante como  uno  de  los  mas  ugmdablvis  i  oípl^iididus,  por  las  eir- 
cuoslandas  notables  que  lo  han  precedido  i  acompañado,  no  mé- 
Df»  que  por  el  particular  esmero  de  loa  vecino*  i  autoridades. 


348 


KraCBLÍSSJl 


IV 


1  S43 


C«dn  año  compite  con  los  ant^riorGS  en  e\  nlborozo  popular  qoa 
solomníza  el  tlie«  i  ocho;  i  cada  nño,  gracias  al  cielo,  nos  iriie  mul- 
tipltduliut  pniubAs  dv  t)U(>«tn>s  prugr^-^oít  eo  la  seada  de  la  Ubov 
tad,  de  la  oívíIíhicíoii  i  <\v  1»  riqrioxii  privada  i  piíblica.  Si  no 
todoa  les  adi^^lfintHiiiicril'^  van  n  la  par;  :<i  tiiii^iUra»  en  unaü  lineas 
marcha  cl  país  cod  rapidez,  on  otreut  avanm  a  pasos  lenlM,  lo>  i 
roas  m«lancií lieos  observadores  oonfoearán  u  lo  méuiw  ()ui^^  va  n.— 
saltado  jeaeral  Chile  prospera  aceleradamente,  quo  sus  institu- 
ciones 90  adanzan,  que  sos  elementos  matcrialiis  sO  dusarrotlan, 
que  su  ct^ito  se  rubusteoe,  que  sti  sociedad  se  hace  cada  dia  mas 
«legante  i  ciilla.  Un  Hentimíenlo  de  bienestar  i  do  mejora  se  di- 
fundo por  lAxlas  las  cla.te.1,  vivifica  i  hermosea  las  ciudades,  ferti- 
liza lojt  cam[xj«,  produce  tm  inci-uuieubo  visible  eo  la  población,  i 
hace  subir  asombrosamente  el  valor  del  sucia  I  ostu  gooc  de 
bienes  actuales,  i-ealzado  pOT  esperanzas  placenteras,  tx  lo  que  da 
a  nuestra  tiesta  nacional  esa  ñsonomia  de  alegre  vitalidad  que  la 
caracteriza.  Ijw  que  bi  haoe  peculiarmente  atractiva,  lo  que  en 
ella  fija  iiiat  la  ai^noion,  en  el  regocijo  jenei-al,  espontáneo,  que 
pon»  en  movimiento  masas  inmensas,  ansiotítas  de  explayar  ta 
«moción  d<-  plmxT  i  felíeidful  de  qn«  se  sienten  ajiladas.  Sin  <»ta 
prtídÍ!(p'MÍciuii  (k-  lo.í  ánimo:<,  las  i<ulvuj(,  Ioíí  músicas,  liLt  íliitnina-  i| 
ciónos  serian  un  mero  o«p(.-cbiciilo,  una  cxhibieioD  mas  o  tnéaos  ^H 
estrepitosa,  mas  o  menos  esplémlida.  quo  hablaría  a  los  ojos  i  a  " 
los  oidos,  no  a  el  alma.  Nueati-o  diez  i  ocho  es  una  festividad  rer- 
«laderamente  nacional 

Agotad<j  e.Hte  apunto  pnr  lai  escritores  que  nos  han  precedido, 
lo  únic/>  que  resta  a  nusotros,  ra  echar  una  mirada  retrii.spi»;tiva  a 
eae  drama  <\v  exaltaciun  patritkica  i  de  inocente  alegría,  dctc- 
Hilándonos  uu  momento  en  los  objetos  mas  prominentes,  como  el        I 
que,  alej^kdusc  de  una  ticnu  querida,  vuelve  la  vista  pcu»  oontem-       I 


18  DK  SETrRKBRB 


8-19 


I 

L 

I 
I 


piar  a  U  distancia  suh  cúpulas  í  sus  torres,  que  se  desvanecen 
poco  a  poco  i  se  pierden  en  el  confuso  horizonte. 

La  víspera  del  I^»  viú  reaparecer  sobre  nuevas  bases  la  antigua 
UoÍTemidad,  con  formas  adecuadas  al  estado  presonte  de  las  letras 
i&lasnecea¡daiIesdeChile:con  promejtaíi  de  actividad  i  fecundidad, 
ciu«e)  pabriotiítnio  i  ln  ilii-slracion  de  sus  rnienibroM  no  dejaran 
fruKtnutíLt.  Multitud  do  j«nttí  dv  toda^  clwius  iux>inpañ<}  a  In  liirga 
hilcni  di^  curponkcioni's  i  auturidiulct,  <]uo  firmaron  la  cuinitivn 
dol  presidente  do  la  República  en  su  marcha  de  la  sala  du  Go> 
bietno  al  edificio  de  In  Universidad,  competentemente  decorado 
para  la  ceremonia  do  la  instalación,  i  de  allí  a  la  iglesia  metro- 
politana, donde  so  «intó  un  solemne  tedeum. 

El  K  por  la  noche,  la  ciudad  iluminada,  Í  ataviada  en  tedas 
partes  con  el  pabellón  tricolor,  asociado  a  tantos  recuerdos  d« 
gloria,  prett^taba  una  perspectiva  animada  i  j^randiosa.  Sonoras 
OR) u estas  rogocijiibim  In  pkxitdoln  Indc]>endiíncia  i  la  CaAada. 

El  18  por  la  mañana,  xe  lf«mol<í  en  In  miama  plaza  U  bandera 
nucionHl,  suludiuln  pur  un  hiiiiuo  com])tu-^U>  al  inl'Viito,  que  ento- 
naron con  mucho  gusto  i  *.-xpn;sion  varia»  señoritas  i  cabullei'os; 
por  laa  aclamaciones  del  concurso,  i  pw  las  salvas  del  batallón 
Valdivia. 

La  solemnidad  eclfisiástica  del  18  tuvo  todo  el  esplendor  co- 
rrcispoiulienlo  a  »\i  objeto.  La  música  (a6  brillante;  la  cmicumin- 
citt.  numerosa  i  lucídíL  El  sermón,  pronunciado  por  el  jiWeu  \nv»' 
bítcRi  don  José  Ignacio  Víctor  Eizaguirre.  «c  distinguiíí  por 
rasgos  elocuentes  o  ideas  nuevas;  cosa  difícil  en  un  toma  que, 
aunque  fecundo,  ha  dado  materia  a  tantos  disGursos.  El  seficu- 
Eizttgiiirre  supo  exprimir  en  el  snyo  el  entusiasmo  del  amor  pa- 
trio HÍi)  f;dMir  a  la  dignidad  severn  ílel  onulor  sagrado. 

Ia  tarde  atrajo  un  eaofijido  concurro  a  la  'Alameda.  La  noche 
reprodujo  la  vistoai  iluminación  i  las  serenutii-i  <lol  dia  anterior; 
OD  jenlio  inmenso  prescncid  le®  fíieges  de  artificio  a  la  extremi- 
dad de  la  Cafiada.  Su  Excelencia,  acompañado  de  la  ofícialidud 
de  los  cuerpos  cívicos,  se  sirvió  conciirrij'  a  ellos, 

Pero  el  !'J  es  por  excelencia  el  dia  del  pueblo,  atraído  por  la 
íoncion  militar  al  campo  de  instrucción.  Nuestros  cívicos  dieron 
allí  una  sefknlnda  muestra  de  la  disciplina  i  destreza  que  se  hacen 


«so 


XlgCKLAXHl 


notar  en  mía  ñhts.  Las  evoluctODCfi,  aegun  el  juicio  de  pcnunaa 
int«lijonU-s,  fueron  f^jecutAda&oon  una  £irilidii<]  i  coacierto,  qne 
tiuii  uii  ciK-q»'^  vt-ti-miioít  hubieran  merecido  nj^Kiisa  1  ealre- 
tanto  el  enn)¡}0  ofreciü  a  Iil  visbi  ana.  perspectivR  luin  nin»  ínlere- 
santc,  nun  mas  pn>[>iii  pnra  i.-xcitJir  en  <'1  itlnin  t^tnodonvs  profua- 
da&  Unjuntfo  tun  uiimi;r<jM>  i  allKiruKulu,  tanto  oiovimíciito  ¡ 
tanto  ¿nlen  a  un  tivmpo.  dicen  mucho  vii  Bitot  de  la«  cuolidsdes 
nstundcsdel  purblo  c)iilo(K>,  i  numiñ^-stan  a  \as  claras  In  [k-ik;- 
tracton  progrcíÜMi  de  la  moi-al  i  U  civilix»cion  hasta  los  últimas 
cliiAeñ. 

El  p:Lscu  de  ta  Alameda  en  la  tonle  del  19  es  In  mas  ht^rmom 
(K-  las  uxhílñcione.'i  de  Santiagt^  i  la  del  ofio  plísente  no  lia  (]u<^- 
dado  infurlor  n  la  de  ni[ij{<in  otix»  í-n  la  belleiea.  la  i.-lr^riciu  i  la  .„ 
pinlonisca  varieilad  del  concnrso,  en  el  número  de  e^pK^ndídos  flj 
caimtyea  i  briosos  cabnlliM,  en  nada  de  lo  que  puede  dar  ln-¡llo,  ^ 
atarla  i  c«piritn  a  un»  reuiiiotí  dv  <::4m  dase.  Serla  pnwunluueo 
en  Dosotrus  añadir  un  nuevo  cuadro  «  los  qui>  hau  sido  ya  traza» 
dos  enlofi  otros periódicoB  itn  El  Aruuatno  míano.  Nuestro  ofi- 
cio es  el  de  meros  cnmistaa  Dejnmos  el  pincel  a  otras  mauoa. 

El  toatn),  entrutAnlo,  ha  contribuido  por  »u  part«  a  U.  celebridad 
d'-l  dica  i  ocho.  Ha  sido  ix^naunuJa  la  elt^xiun  de  nlgutuM  de  los 
piezas:  iiosut  ix>s  sontos  de  divei^a  opiíiioiL  Pivíoritiioi'  las  gracias 
naturales  do  una  couiodiji  urbana  i  f<.vttiv»,  quu  nuostra  compañía 
sabe  desompvitar  muí  bivn,  n  la  austoridjid,  demasiadas  \'ec«8 
cansada  i  soñolienta,  de  la  musa  trájica,  i  a  los  cxajeraciones 
moníftniosns  de  ((ue  da  tin  adoltwtT  el  drama  moderna 

A  la»  funcionos  de  los  ti«a  dias,  han  seguido  oonvítee,  bailes, 
caiTeriw.  Las  del  hiñes  fueron  nmi  concurrida»  i  alegres.  Tcrmí- 
miritinus  D^utiooii'ndii  la  ¡>arte  que  se  debe  al  Heíior  inK'ndentc 
de  Hautiago  i-n  la  distribución  i  el  buen  tírdi^n  de  tas  ñesta^t. 

El  bullicio  de  la  giiui  íiMeniiiiilnd  nacional  ha  cesado:  no 
ya  In  bandeni  tricolor  s()l^^l^  nnústra.t  puertas;  ta  Alauvcda  »e  ador- 
na on  vano  con  lo8  primeros  tuinncius  de  la  pritnaver»:  apena» 
uno  u  otro  gnipo  s*^-  past-ii  gia^'e  i  modilubundo  por  sum  silencio- 
Bos  calles:  los  cairuajes,  Los  carretas,  las  cabalgatas,  las  prolonga- 
da» olas  de  ¡ente  de  n  pié,  siicediéndotíe  i  empujándose  unaá  a 
otras,  desaparecieron;  Ioh  dias  han  reasumido  su  montStono  jiro. 


18  DT.  SCTIEUBRE 


Sál 


Huyeron  Im  ceceaos  de  júbilo  a  que  hutnott  acubado  do  volver  loe 
ojot).  i  oim fundidla  ya  con  las  de  Iok  kÍios  aiitcriorcfl,  W  hunden  en 
el  abiiimo  (le  lo  pasado,  que  se  traga  unos  tras  otras  las  horas,  i 
[  l<i6  días,  i  los  año& . .  i  los  aigloR  también;  como  devora  Uta  jene- 
raciones,  las  nuum,  los  imperios,  Pero  sobre  ese  océano  que  todo 
lo  cubre,  »c  levantAn  de  trecha  en  trecho  nionuinentus,  contra  los 
cuales  i*e  estrellan  inipotenli!»  las  olas;  monumentos  do  grandes 
piioblfis,  que  atJelanbu-ori  o  prupaganoii  la  cívíIízmcíoo;  de  gnuide» 
hombrea,  quv  hicieron  triunfar  la  cnusa  del  j¿ncro  humano  o  sv 
inmolaron  por  cita;  de  grnndeH  titas,  en  que  la  humanidad  viDdícrf 
algutKH  do  sus  conculcadoH  derechos.  I  entre  esos  padrones  de 
gloria,  que  La  memoria  ha  consagrado  para  que  sirvan  de  lección 
i  ejemplo  a  loa  hombree,  brilla  con  una  lux  pura,  hermosa,  ioex* 
tínguible  el  diez  i  ocho  de  setiembre  de  Chile. 


1  B  4  4 


El  circulo  de  Icm  uñox,  que  en  r«tu  ^poea  d«  movimiento,  aca- 
rrea tantns  ^vicisitudoi  a  otrcK*  ¡Hicblo»,  a>ntimU  tray¿ndo»og  n 
nosotros  el  mismo  akígrc,  solemne,  biillanto  diez  i  ocho  de  se- 
tiembre, que  hemos  celebrado  ya  muchiis  n-ces:  la  fiesta  de  Chilu, 
por  excelencia;  fiesta  única  en  nuestra  Amírica  por  lo  intenso  i 
eapontáiieo  del  regocijo  nacional  que  la  caracteriza.  ¡Qn/'  rüre- 
mo8  hoi,  que  no  sea  una  repetición  exactív  de  lo  que  «c  hii  dicho 
H  ea  )o«  aniversarios  de  otros  afioB,  con  las  raríante»  itaturales  de 
pn>gn-*>  i  niejovaí  Tem^níos  libertad,  como  ent<tnccA;  hecho  de 
que  uo  piwlreuuis  dudar,  mientras  haya  declamadores  que  lo  nie- 
guen; de  lo  que,  afortimadamente,  no  vemos  toclavfa  seAalcs: 
¡dusgriiciaflu»  noeotro»  cuando  la  preníia  no  haga  mas  que  bende- 
cir bI  gobieiTio!  Tenemos  sugurídail  interiíu-,  confianza  en  nues- 
tras instituciones  políticas;  i  este  es  un  svutiinientii  que  cada  aQa 
que  paeA,  arraiga  i  fortifica  en  nosotros.  Tenomo«s  como  entonce», 


S5S 


MIgCKLÁSEl 


indcpcadijucia;  i  («iiouiom,  mas  qtic  cnt^^ncojí,  la  «ola  unción  >\ti« 
bXtaha  a  la  ioilf^adeucia;  mmcion.  »  que  todos  lo»  estados  dul 
mundo,  grandes  i  pequeikos.  dan  valor,  i  que  por  ooDsigiiípntc 
tiene.  Nuestra  situación  presente  no  es  por  cíeito  la  meJM'  de  1. 
sitiuuHonRíi  poiübleit;  niiiiqiie  pare  un  pueblo  naciente,  i  p»r« 
puvblu  ijuü  ba  sido  colonia  de  K^mfia,  cuandu  la  lütpai'iu  iiiúaiia 
no  at  bailaba  en  una  xitunciou  envidiable,  no  hai  raxon  p»m  (jnc 
«stomOK  descontentos  con  ella:  iteríumos  ingrato»  n  Iok  favon.'»  de 
la  Divina  ProvidvDcin,  si  de«ooaocié»';Tii«e  Im  bii-iuM  du  nncst 
estado  nctuol,  aun  tislbrzílndonos,  (xhoo  es  nocoisano,  en  inej< 
nirío.  Nuestras  ciudades  se  cnsaueban  i  se  hurmoscan:  se  eX' 
tiende  el  cultivo  en  nuesti'os  campos;  se  multiplica  el  comí 
en  nuestros  puerto^  nuestras  minas  rindon  cada  dia  mas  ofú 
produetos:  nuestro  erario  soporta  ain  angustias  las  cargan  de  U 
adminifitracioa  i  de  la  deuda  pública;  nuestro  crMito  exterior  n< 
eleva  al  nivel  de  las  nías  antiguas  naciones;  el  adelantauíien 
intelectual  i  moral  no  es  m^nos  evidente  que  los  prugresr»  inai 
rialet  Hé  ahí  lo  que  hace  realmente  alegres  nuestros  aii¡v^-na 
sltío^  lo  que  da  un  significado  a  las  salrns,  a  tas  íIuminacioni^-.s,  a 
lo»  cájiticos  nuciontdw;  signos  de  suyo  equívocos,  que  no  hablan  al 
oorazon,  no  coamuoven,  no  entusiasman,  ano  cuando  expresan  la 
idea  de  todos,  el  sentimiento  popular. 

Hai  ima  sola  diferencia,  que,  entre  tantos  motivos  de  sati^fac* 
oion,  no  ha  dejado  de  hacer  una  impresión  de  nielanmlfa.  Kl  jefo 
sujHreino  de  la  República,  convalocii-iite  de  una  eiiferiiK^rdad  peli- 
grosa, no  bu  ]>odido  preiíidir  In  gnin  festividad  nacional  Su  falta 
ha  sido  dignamente  suplida  pur  don  Rarntrn  Luis  Irarrázax-al, 
llamado  como  ministro  del  interior  a  la  TÍce-prcsideDcia  por  I. 
constitución  del  estado. 

Dejando  a  nuestros  colaboradores  en  la  [H«nsa  periódica 
agradable  tarea  de  ilescribimos  por  inennr  la  tiesta  cívica  de  Ih4 
nos  felicitaino>8  con  clliis  por  lii  cjvcieiitv  prMperídad  de  U  iwtri: 
i  por  las  esperanzas  de  un  halagüeño  ]x>rvcuirquese  le  presentan. 

(Araucano) 


i 


i 


'iX 


lAl. 


''■'— 


MOORIA 


SOBRE  US  PRIMERAS  CAMPAÑAS  EK  LA  GUERRA  DE  LA  IHDE- 
PENDENCtA  DE  CHILE.  PRESENTADA  A  LA  UMVERSIDAD  EH 
EL  SEGUIDO  ANIVERSARIO  DE  SU  INSTALACIÓN,  POR  DIEGO 
JOSÉ  BENAVENTE. 


I 
I 


El  domingo  lt>  de  setiembre  de  IMü  celcbív}  m  reunioD  so- 
lemne In  Univowidnd  di-  Chilv,  eti  oiiifuriiiidiiíl  lU*  I»  provenido 
vn  Ui  Ici  urgáuictt.  Asistió  a  esta  furiciuii  el  exouK-iitÍKÍiiio  ^ñor 
prosidonU-  de  U  República,  acotopañodode  las  cwi-poracioDes  i  de 
los  pnnciiKilcfi  funcionaríoa 

hí^yóic  «n  ella  un»  ifemoria  del  3«cretano  jencral,  en  que  se 
hace  ralnñon  de  liu  tntbtijas  del  consejú  i  iJicidtadeti  de  la  Uni- 
verüklAd  i  «cgiiídnmenle  el  seftor  contador  Rmyor  don  Diego  Ji>si¿ 
BfiuivpnU*,  inivnibro  dv  In  IhcuIUid  tío  loyv»  i  cieuciiu  poHti- 
cas  bÍ£o  lectum  de  lu  intnKÍiiecion  al  di^cunu  liístiinco,  que  eu 
cumpliinieuto  de  U  lei  orginica  debe  recitarse  en  este  mlciniK- 
aniveriuirio.  La  extenstoa  del  discurso  no  permilia  so  loycee  todo^ 
i  e)  autor  Invoque  ceúimea  la  parte  que  le  parecii5  neoeeariapara 
dar  ana  idea  del  asunto  i  de  lat  miras  que  le  movieron  a  empren- 
derlo. Otro  tatito  había  hecho  el  ailo  pasado  don  Jo^  Victorino 
LM-^tarrin. 

El  <!«&ur  Itfistairia  en  «a  elocuente  di)<curso  fonit<i,  por  decirlo 

,  la  introducción  a  todos  los  que  dexpuvs  se  prouutx^a^-n  .«obre 
luaciLJiííZí  H3 


Sñ4 


»IKCEI.Í7(EA 


Ia  hísCoriu  du  Cliilc.  toma  n  quc  la  lei  ha  circunscrito  los  trabn-| 
jos  ilc  los  BucvEÍvi:»  onKlore.<i:  i^ltíeíior  Benaventchackdo  pniK-t- 
pÍM  a  ello»  nfiricndu  Iw  buceas  do  una  ¿poca  del  nia}'or  inlcr 
{MLrii  nosotrcM,  ]on  de  La  gu«rra  qne  precediii  a  la  intnii.<<b>  cica{ 
ciou  dv  Rancagnapor  )a&  armas  e^paAolaü  en  el  ailnilv  1814. /m- 
jxireiuii'Iad  i  ivi-Jiul  son  las  eiialidodcs  que  pide  la  leí:  el  sv-nurJ 
Bcnavenle  tn.ircha  en  sa  obra  a  la  luz  de  documentos  onjinale 
algunos  inédito»;  i   habiendo  figurado  (•]  nilsnio  vn  gran  partí-  di^j 
los  hochox  que  viiciil^  ptMcia  tuvilius  especiuli.rs  tlv  i.-xactitud,  qi: 
«s  la  príniura  pronda  do  In  htítoria.  Es  ri^mlad  que,  a  el  cai^ 
do  l«:^¡gij  pRtMTivial  os  una  garantía  do  autcntícidail,  t>s  da  t«iiM>r,1 
por  otra  parte,  que  la  ioten'ettcioa  del  autor  en  los  hecbaí  pii< 
diese  al^na  rez  hacerle  ver  las  rosas  bajo  un  ajqieclo  pcculíaTtl 
tefiírselA»  con  el  oolorido  de  las  afeodones  personales,  i  sin  que  fí\ 
mismo  lo  pen^ibieao,  desviarle  de  aipiel  RendviT>  angt»lo  en  qutfl 
debe  correr  la  pliuna  de  la  historia,  dírijida  por  Ui  nnzun  «erena,  j 
in)pii»ible.  Si  el  M-fior  Benavenle  ha  pogailo,  oomu  cilvÍ  todo»  le 
i)Um«  hi^oi-tad«ri-.s,  inte.  ti-ibutM  al  eomsoii.  iss  pumo  wibrc  el  ciiall 
nonos  e«  poHibliU'initir  un  jiiioio.poniuc  no  conocemos  «uSctente-l 
meiitv  ni  h»  pi'^nsonait  ni  Iu5  sucesos  de  la  ¿poca.  Lo  que  sí  pode-I 
moe  decir,  es  que  el  tono  de!  autor,  el  e^intu  de  injenua  liborn- 
lidad  que  le  veuio»  ejvrciUir  aun  con  n-Iiwiou  n  lo»  onoinigus  d« 
nuestra  aiuetn,  In  modestia,  cordura  i  t^mplanxa,  que  brillan  et 
toda  la  obra,  icou  pira  ni>«^>tros  premiiiciones  vehetueotea  de  su 
imparuialidml  bajo  todos  respectos. 

En  cuanto  a  la  sustancia,  la  indiridualidad  oon  que  están 
critos  los  hechos  les  da  un  interés  singular.  Seguirnos  paso  a 
p»so  la  marcha  do  las  trtipa^;  vviuos  sus  movimientos  i  maniobtas;, 
entranioa  en  Im  codk«jos  de  los  caudillos  t  hasta  cierto  punto  ea] 
las  delibonicioues  de  los  gobiernos.  En  cuanto  a  la  forma,  el  autú 
ha  ndoptiido  un  e*tÍIo  coirecto,  puro,  sencillo,  clarísimo,  i  no  po-l 
cas  veces  pintoresco.  Algunos  echanin  de  ni¿nos  los  afeite»  del 
moda  con  que  hoi  acostumbra  adornarse  la  historia;  no  hai  en 
del  scQor  Benavonte  loa  relumbrones  de  que  vemos  plagado  cuantn 
su  escribe,  ni  ese  prurito  de  aluí  tilosofla,  que  corrompt-  U  historia 
moderna;  que  saca  a  cainpofia,  no  y»  hombre»  í  ejércitos,  sínu 
principios  e  ideas,  prc^sentándonos  un  drama  alvg<Írioo,  ca  que  es- 


MEMORIA  SOBRE  LA8  PRIMERAS  CAMPASaS  355 

toa  personajes  abstractos  se  acechan,  se  buscan,  se  chocan,  como 
los  dioses  fantásticos  de  la  epopeya;  i  los  historiadores,  intérpre- 
tes del  destino,  conducen  la  acción  de  escena  en  escena  por  rum- 
bos misteriosos  i  fatales,  i  sacan,  por  consecuencia  de  todo,  esta. 
tan  orijinal  como  inesperada  moralidad:  que  el  venceflor  ha  ven- 
cido porque  era  necesario  que  venciese.  El  que  piense  hallar  en  el 
libro  del  señor  Benavente  el  estilo  imajinativo  i  el  majisterio  61o- 
stíñco,  de  que  en  el  dia  están  impregnados  todos  los  trabajos  his- 
tóricos con  no  pequeño  detrinaento  de  la  verdad,  verá  frustradas- 
sus  esperanzas.  La  circunspección,  la  modestia,  son  sus  cualida- 
des características,  i  constituyen,  a  nuestro  juicio,  uno  de  los  mé- 
ritos que  mas  recomiendan  la  obra. 

(Araucano,  año  de  1845.) 


>¿^W<iyi..^y;«jSfS!9^#i*iWWW>*?^^ 


NARRATIVA 


DE  LA  EXPEDICIÓN  EXPLORADORA  DE  LOS  ESTADOS  ÜRIDOS  DE 
AMÉRICA  DORAIfTE  LOS  AftOS  DE  1838  HASTA  1842.  POR  CAR- 
LOS WILKES.  DE  LA  MARINA  DE  LOS  ESTADOS  UMDOS. 


(CiDOotomMÍiiniItlii*,  Pilndeltia,  1811.  Reínipn:«aeoL6iidreaeD  I&15) 


Beta  o«pl4i»]Í(la  obnt,  de  que  el  gobierna  do  los  Gstadi^  UukIok 
ha  ptvHCQtado  rcciptitc-mtmtc  un  magnílico  cjcmplHr  al  gubicmg 
do  Chile,  contk-n?  la  hiittorta  de  un»  cxpluracion  inaritima,  un 
gi-aiido  escala,  conducida  por  el  capitán  Wilkc»,  do  la  niaiina  de 
aqiiollns  Estados  i  dirijida  príndpalmente  al  océano  Austral  i  al 
PactÜo»,  para  reconocer  en  enanto  fuese  potdbtc  la  verdadera  siliia- 
cian  del  gnin  continent*;  antartico,  que  ae  siip»nia  vagantentá  al 
mir  lie  AustjTÜia  i  rcttolver  varías  cue^'oneí)  tmportanr«a  »  la  na< 
vognciou  do  l<w  mart»  dfi  Folim^ia.  La  OKuadra,  a  la»  «ordenes 
del  capitán  Wilkcs,  Urda  en  cumplir  esta  misión  cerc»  de  cuatro 
añoc<;  pníKÍ  tres  d«  cilus  en  los  inares  desconocidos  i  peligTu«)«  que 
sepanuí  el  »ur  del  A,sia  dv  lu  América  Occidcnttü,  i  coinplctií  la 
vaelta  del  globo  antes  de  su  retorno  a  lai  E-stodús  Unidoti. 

No  consiste  el  mérito  de  esta  obra  en  lo  qae  la  mayor  parte  de 
lotí  lectores  buscan  principabucnte  en  las  mlaciones  de  viajes  ma* 


8&8 


]UaOBLAKC& 


rítimos:  d««<erípcionee  pintorescas  de  Eos  eecenaa  que  ofrcoo  la 
naturnle.»!:  expomcion  do  lo  (jue  en  las  contutubres  e  institucione* 
Ók  W  nun$  nittivns  prcscnUí  iin  contraste  maa  fueo-te  con  la  forma 
i  las  loj-eü  du  la  cinluiícioD  eun>peA,  niüiiuido  con  incidenieü  dm- 
máticocs  quf  lo  pougnn  a  ta  visita  i  lo  cunict^ricon.  Bsit  nitrito,  de 
que  han  dado  bellas  aiuus^tnu  otroa  viuLJoroH  nortv-imivríciuiwt  en 
la  narrativa  do  bus  cxconnoiMM  tvrn*«br««,  no  drbv  biüwnntu  cb  1a 
obra  del  ca{Mtan  WUkca,  que  üv  ocupa  ca»i  tmtvrnmvntc  i.-a  la 
parte  oientífica  i  técnica  de  los  objetos,  i  solo  ds  l>oisqacjo«  lijonn 
de  las  costumbres  i  nsansas  de  loe  pueblos  qne  visita,  en  un  estilo 
destituido  de  toda  pretcnsión,  de  todo  ornato.  El  que  apctcw» 
inslruocion  jeognilica  i  náutica,  leerá,  con  ínteres  su  narratira;  el 
4{uc  busque  vnlníU-niíiiii'-iitii,  lu  encontrara  pocas  vecea 

Chile  es  uno  d«  los  pnfM>s  viaitadoa  por  el  capitán  Wilkeí^  i  cata 
pArt«  de  ta  obra  es  la  que  suponemos  llanutnl  desde  luego  la  curio- 
eidiid  de  loe  lectores  chilenos,  quu  guatarán  sin  duda  de  ver  en 
ella  la  iropresion  que  han  hocho  la  nalumliizn  tnat^^rÍAl  i  el  estado 
ftKriiil  de  Chile  en  un  extranjero  instniido.  on  un  hijo  dtt  la  nnciua 
ptKKtrosa  quet^e  cuenta  ya  entre  las  prímcrus  del  mundo,  i  que  es 
lliiiuadn  a  ejorcer  un  influjo  cada  día  mayor  sobre  el  continente 
americano. 

La  expcdicioD  se  componía  d«  las  corbetas  de  guerra  Vine&n- 
tus  i  Peaeock.  del  bergantín  Porjxñte,  del  buqucalinacen  Rtlief 
i  de  los  pataches  Seatfull  i  Flyíity-Fífft. 

<  —El  l'i  (de  mayo  de  1839)  avístamus  a  Vnlpiunf^,  dicu  d 
autor,  i  Antes  del  medio  dia  fondeamos  cu  la  bahfa,  donde  <ea- 
coutrainosat  Peitcod;.  El  Porpoiae  llegil  a  Valparaíso  el  18  i  e! 
Fl'j!ng-Fi«h  vi  \9,  dcitpues  de  haber  ejqieriroentado  muí  fnertes 
vientos. 

Al  llegar  a  la  coitta  de  Chile,  no  hai  quien  no  tenga  deseo  de 
echar  una  ojeada  a  In  coKliIIi-ni.  Kn  dos  partea  del  día,  es  cuando 
se  puede  contemplarla  mejor:  por  la  mafiana  antes  de  amanecer, 
i  por  la  tarde  al  ponei'se  el  soL  La  prím<Ta  d«  estas  dos  vistas  ea 
la  que  haoe  mas  impresión.  Su  pertíl  prvwnta  tm  v¡»>  dorado,  i 
puede  fácilmente  trazarse  en  una  larga  linca  de  nort^  a  sur.  In 
cual  se  ilumina  gradualmentu,  i  se  pierde  al  monitnto  de  dejáis 
Ter  e]  sol.  La  segunda  no  satisface  igualmente.  Los  montc«  apA> 


4 


i 


XAltUTtTA  DK  LA  EXPCOICIOIT  RXrlJ)ILtTK>RA 


359 


rccon  n  gran  diiituiicia  (ochenta  milla»  a.  vuelo  di-  pájaro),  rcfle- 
jaailo  vi  sol  quu  (icscieiidp  al  '.>caw,  i  <?a  oonaecucnflia  no  dcscu- 
bmn  toda  lo  elevación  que  se  espera. , . 

Las  autoridodos.  a  quienes  vmté  ac-ompañadn  del  citnsul,  nos 
manifestaron  la  mayor  uTabilidad  i  atención  i  mis  ofreeien>n  todos 
los  au\ilioi3  de  t^ae  piidi^!mo~i  necesitar.  I^m  c^inpluados  de  la 
ailiiana  me  dieion  pemiiíMi  para  di^^ialKimu-  imlm  mis  instrii' 
lut-ntii^  Mr.  Ctwd.  calialli-ru  ínglci*,  tuvo  lu  boiulad  do  poner  a  mi 
di^IKjsicion  una  fAKA  fn  elci-rroque  a  la  «azon  u-^tabn  diüwcupaula. 
.\iiiH)ue  »lj;u  distante  pam  la  «ubida,  la  circnn^tancia  do  estar  en 
un  pumjo  ix^tirwio  ilul  bullicio,  me  decidiií  a  aceptar  la  oferta,  i 
\K\f¿  a  ella. 

IX^üijoHo  de  evitar  toda  innccesim  demora,  no  solo  por  los  re- 
unidos que  hablamos  ya  experimentado,  sino  porque  se  acercaba 
Ui  estación  do  loe  nortea,  toin^  ttxUm  las  medidivi,  pAsibles,  para 
jtrovcer  nuestias  nece^iidadeiS  i  tnediantv  la  boiulnd  i  att'ncion 
de  Dueslro  cdnanl  el  oeAor  (!.  O.  H»b>(on,  se  rfectuil  tut»  ob- 
jeto eo  el  mas  corto  licuipi-  pdf^iblc.  Se  liein*  aquí  bastante, 
miedo  a  toH  noiti^,  aunipie  u  ini  juicio  i<in  miirh»  fundiitiieuto. 
Uno  de  ellos,  el  último  de  Iiks  algo  notables,  lo  habia  expcri- 
tneiita<Jo  yo  mi^mo  en  junio  de  IV'Ü  (mandando  im  buque  mer- 
cuite).  pi^rdiérooüc  en  ¿1  diez  i  ucho  embarcaciones.  Pero  de  en- 
tóoee»)  acá  bu  ha  cuidado  de  tener  buenas  anclas  i  cables^  Í  lo  que 
co  aquella  ocasión  fué  una  tormenta  desuitroíui,  ahora  apena»  se 
luiría  notar.  Ko  tengo  a  la  bahía  por  tan  peligi^osa,  como  jeneral- 
nwnte  so  dice.  La  gi-an  dificultad  del  puerto  consisCe  en  su  redu- 
cido espacio;  i  cuando  sopla  una  iñfaga,  el  iiuir  Di^va  con  tanta 
fuerza  a  la  playa,  que  los  buquc-^  corren  rii^o  de  encontrante  uno 
con  otro,  i  de  haccnte  nuiá  o  tiióno^  dutlu.  El  puerto  e^  dcina.''iado 
««itrecho  jvira  la  comodirlitd  d^l  comercio  que  so  haco  en  éi.  Se 
li.»bla  de  vario*  planeis  de  mejora,  pero  ningimo  factible,  la  pro- 
fundidad del  agua  opone  un  obstáculo  casi  insuperable  a  ntejo- 
rarlo  por  medio  de  muelles.  El  espíritu  de  que  está  animado  el 
gobierno,  como  los  habitantes  de  Vaiparaiso,  osi.ú  seguro  de  que 
podrá  llevar  a  efecto  cualquier  oiiiprc-oi  praclicabltf. 

Según  los  inejoK-s  i[ift>rn)<:-!i.  vstni  p<-»ua(lido  de  que  el  fon- 
deadero so  va  llenando  por  lo«  materiales  que  «carrean  liw  agiuut 


i 


<[v  lus  txm».  Por  puc»  (juc  esto  parúzca,  al  cabo  de  diez  í  seLí  aftiit 
U  allcntciou  vm  untcniíiivutc  pori'vptiblft  |mm  mf;  i  \o»  que  huí 
rendida  allí  largu  tiempo,  me  coiilírnian'jn  el  hecho.  Se  fa»  mn- 
dado  la  sátuacion  del  fondeadero:  i  la  que  entes  pagaba  por  sam»- 
mente  peligrosa,  se  tiene  en  el  dia  por  la  mejor  de  todas  para  M 
mal  tiempo.  El  mar  e^  ma^  de  temer  que  el  viento,  pon]ue  ^9t« 
na»  vex  ftopla  directamente  hacia  tierra,  a  «luaa  de  lo»  ceno»  a 
la  G«p»l(la  de  la  ciuiliu).  que  son  eifcarpados,  i  «mbcn  a  luut  nltuní 
dii  ocbocifintos  hasl-k  mil  qiiiii¡euto!«  i  dos  mil  piitf, 

Valparaíso  ha  crecido  mucho  «n  magnitud  c  impurUmoA  en 
twtos  pottís  años  líltimo»;  i  «c  ha  bi'cho  el  ^ran  ¡mtrto  de  Chile,  i 
realmünte  de  toda  la  ousta.  Aunque  con  muchas  dt-evenlajas  por 
lo  tocunt«  al  Fondündcro,  qnc  es  infci-ior  a  otros  de  la  emto,  m  ol 
nin«  cetxMuio  i  cómodo  pAra  la  capital  ííantin^. 

Yo  he  tenido  la  ocasioo  do  couuci'i-  n  Valparaíso  i  de  comparar 
su  estado  presente  coa  el  de  I8:jl  í  l>Si2.  Entdoces  no  era  idas 
que  una  aldea,  compuesta,  con  pocaa  excepciones,  de  esparcido» 
ratkchoa.  Ahora  ofrece  el  aspecto  de  tina  ciudad  denaan)&nt«  habí* 
todo,  con  una  poblaciM)  de  ¡JQ.OUO  almas,  que  es  cinco  reces  e) 
QÚtnoro  de  la  que  en  nqnella  fecha  coutcnia.  Dividen  eu  das  par- 
tos, el  Paerto,  o  la  eiudad  antigua,  i  el  AluK'ndral,  <pic  ocupa  nna 
llanura  al  este.  Su  localidad  ea  ciertamente  ia  menos  a  propicio  m 
para  darle  un  aspecto  favoi-able.  Sua  principales  edificios  aon  lo.  fl 
aduana,  dos  iglesias  i  las  casas  de  la  calle  pi-incipal.  La  maytr  ^ 
parte  de  los  edificios  son  de  un  solo  alto  i  están  formado»  de  tuhy-  m 
base,  it%*  paredes  tienen  de  coatro  a  seis  piéa  de  grueso.  La  rnzon  ^| 
déosle  modode  edificares  la  fi-ecuenciade  los  temblores  Scvstán  ~ 
luideitdo  gnuHlc8  mejoras  i  se  levantan  actDalntcnt«  muchos  cdi- 
tiaos. 

En  loeceirrov,  hui  C4isas  mui  linda»  i  oímodaí;,  rodeada» d«  jar- 
dines, Ociipanlíia  principalmcntü  las  familia»  de  lo»  comerciantes 
norte-americanos  e  ingleses.  Esto  es  lo  mas  agradable  de  la  ciudad, 
i  se  goza  allf  de  una  hermosa  visla'sobre  el  puerto.  Ia  subida  es 
suave  mediante  un  camino  bien  construido  que  atra^nesa  por  una 
quebr.idti.  Kl  extremo  del  Almendral  es  ocupado  también  por  ve- 
cino» ricos.  Laclase  inferior  vive  en  las  quebrada;*.  Mucha.s  de  es- 
tas haliituciones  »on  apenas  suficientes  pniu  preservarlos  de  la  hu- 


4 
I 


VAItRATtTA  DB  U  KXPRDIOtOX  EXPLORADORA 


aci 


medad  en  el  ütviorno:  su  cotutraccíon  es  de  cañas  cubiertas  do 
barro  i  con  techos  de  pajíu  Rara  vejs  tieaen  mas  de  una  pieza, 

Viilpaiiusit,  i  aun  puede  decii"»*  ttxio  Chile,  hn  mejorado  mu- 
cho: ntiiuL  fin  toda»  pnrt«ü  el  óidcn;  rara  vez  se  oye  hablar  de  cij- 
,  moDCs  atrooos,  i  cuando  .te  eouioton,  se  castif^an;  hai  en  todo  un 
laspMto  df  rcgulnndad  i  di>cencin;8u  ha  citliiblvcido  tinu  policía 
[activa  i  eficaz,  iustrumcnto  necesario  de  todo  buen  gobiomo.  E^t¿ 
admirablomonto  reglada  i  en  pleno  ejercicio,  no  solo  para  la  pro- 
I  tcccion  de  las  penvtnas  i  propiedades,  cuno  para  ctmtribuír  a  la 
!  comodidad  de  Ion  habitante-t. 

No  hai  poJs  que  mas  decididainento  presente  la  certainpa  d»  la 
acción  d<!  una  granHo  alma  unida  a  las  bneu:is  dis^tosiciones  del 

t pueblo  ii  fevor  del  <inicn  i»or  uhhIÍo  de  un  buen  gobierno,  cjue 
Chifc. 
El  raí^o  pix-iliim¡i)iiiiU>  de  Im  «hilen»*,  cuando  ?e  le»  cnmpnm 
con  W  olruK  uur-umvricanot*,  us  el  aiuor  a  su  pafs  i  e)  afecto  a  xa» 
liogam.  Este  es  un  sentimiento  coroun  a  todas  las  c1a»os.  Hai 
también  un  sentimiento  vigoroso  de  independencia  e  igualdad.  Ia 
^^  opinión  piiblica  indujo  en  la  dii'eccion  de  los  negocios  del  estado. 
^V  So  gusta  macho  de  las  empresas  agrícolas;  i  el  bajo  pueblo  roani- 
^K  fiesta  mejores  diüpot^iciones  hacia  los  extmnjeros  que  en  oti-os 
^  paídew.  Se  han  iHtablecido  u^cuelas  i  colejio»*;  i  se  edvi  de  ver  en 
todos  el  desi;odv  extender  loe  beneficios  de  la  educación.  Este  ha 
^^  Kido  uno  de  los  constantes  objetos  del  gobierno. 
^       El  crídito  de  esta  policía  se  debe  a  Portalea  (Sigue  la  descríp- 

Icion  de  los  aérenos  i  iñjilnntex) 
Las  tiendas  oatñn  llenas  de  casi  todo»  los  artículos  de  mana- 
fiictuní  ingli^sn,  nortc-americumi  i  fnutcesa:  los  meivados  bíoii  pnt- 
VLstos.  No  hai  huurtascercadc  VnlpuniÍi!o;ÍGaxi  todos  lo8  vejuUtle» 
quese consumen, 80  tiTien del  %'allcde  Quillota.enmulns.  Ettaingu- 
lar  ei  modo  de  traer  paislo  al  mercado:  la  carga  cubre  a  veces  ente- 
ramente al  caballo  i  al  conductor.  Los  pnivisiones  son  abundantes, 
i  de  excelente  calidad;  comprenden  toda  especie  de  frutos,  verdu- 
ras, fitc.  Li«  precios  se  diferencian  poco  de  lo«  nuestros:  la  carne 
do  vaca,  [)or  ejemplo,  cuesta  scís  í  medio  ctrntimos  la  lilinu 

Diversiones  pocas:  nn  teatro  pequeño  e  inoi^modo,  i  la  chinga* 
n^  ambú6  abierU»  jeneralmente  el  domingo  por  la  afxiie.  Los 


US 


UISCBLAXEA 


chileno»  gti«Uin  mucho  dv  un  bailo  lUuoado  la  zwnocncca,  qa« 
pavdo  dceirw  oí  baile  nacional,  i  es  cl  favorito  de   la  cla»^  ■ 
ríor. . .  Lo  ejecutan  un  hombre  i  una  mujer;  los  moñiuient 
oen  mucha  gracia:  las  madamas  boiiitas;  la  expradon  enteraiui 
te  amorosa;  las  actituile.s  se  liejan  entendt^r  rácilmenCe,  no  mÍq 
por  los  del  pala,  aÍno  por  liis  oxtru^tro^  A  favor  do  su  tundcncíi 
moral,  no  puedo  docir  mucho. 

latí  scñonit  tienen  I»  rvpuUcion  de  virtuosu  i  estimables 
el  tralu  <tflnk^tioo;  [ktv  no  podciaoü  decir  que  «;iui  hcrní' 
Se  peinAii  con  mucho  e»iucro  i  buc»  gu^to:  io«  pies  p<.-<queaos. 
aodar  gracio«o.  Reinan  las  modaa  francosas;  i  ya  principian  a  asar 
sombreretes. 

Gl  piMgreA)  de  la  civiliüacion  ca  lápido.  Ia  imttacioQ  de  ios 
nsos  extranjeros  predominará  en  breve  tiempo  sobre  los  de  Chile; 
í  lo  (|U«  ex  de  mas  impiirtaneL-i,  m>  atiende  a  la  c^ucaciiiti.  ^H 

Quiso  lu  ciu^iuilidad  ((iie  ni»  hiUlnwiinxt  en  Valpanu^so  donuii^H 
la  visita  del  presidenta,  Ií\  que,  por  la  conuxioo  i|no  (coia.  con  las 
recieotos  victoria»  Í  sucesos  obtenidos  en  <;1  Pont,  cjtusú  mucho 
regocijo,  haciéndose  todas  las  demostraciones  posibles  de  at«ncúfi 
al  primer  majUli-ado,  por  los  naturales  i  loe  extranjeros.  Entre 
utnts  ensiu,  rui*-  conducido  en  una  excursión  actiAtiea  a  un  pu»! 
ñu  bergnntiu,  adornado  con  las  bandem»  <lú  t'xIiL'*  Int   n:ieton< 
en  lu  tjue  le  acompoñiu'un  las  autoridades  civiles  de  Vnlpiiraiso.  el 
itlmimnte  ingkvt  i  Murias  otras  peitiona».  Al  pasar  por  los  buqi 
de  jfucrrd,  itícibíó  de  todos,  excepto  de  nosotros,  el  acostumbí 
saludo,  Xo  no<)  om  posible  hacer  dcsc-argiu  de  anillcrin  por  cau: 
de  nuestros  cronómetros;  pero  dimoa  alegres  aclamaciones,  que, 
por  la  novedad  del  cumplimiento,  hicieron,  fiegim  se  nos  ha  di 
una  gratii  impresión  en  el  presidente  i  su  comitiva, 

Di^-rnntH!  trcí<  bailes  durante  nuestra  residencia  en  el  Pucí 
uno  en  honor  de  la  reciente  victoria  de  Vun^ai,  loa  otroa  por 
nos  ciu<liulanos  i  exlríiiyero¡<.  Como  el  primero  fui  do  una 
cic  no  común,  su  descripción  daní  alguna  idea  del  modo  como 
conducen  estas  cosas  en  Chile.  En  lodos  tn"-.-',  la  función   fué  de 
aquellas  que  hubieran  hecho  honor  a  ciinlquíer  país  del  mundo. 

La  localidad  elejida  para  el  gran  baile  fué  entre  las  piare^les 
dos  vnAtos  almacenes  aun  no  acabados  do  odÜicnr,  i  sus  di 


KARtUTITA  DK  lA  SXrSDIClOS  BX1>LORAI>OBA 


»G3 


lioncs  ttKD  dccionto  cincuenta  pié»  da  Ini-go,  i  noventu  de  nncho. 
IftbinDse  eríjido  ca  ella  orcndas  cubiertas  de  Uoozo  fornuio  de 
iil.  i  fwmbmdo  de  esti-ellas,  del  que  pendían  unas  TcínUr  hwr- 
siams  arañas.  El  piso  estaba  todo  alfombrado;  i  las  columnas 
|ue  snstcnian  cI  techo,  decoradas  con  emblemas  de  la  nación  i  de 
ta  ríptoría.  En  ta  tc«t<íra,  «■  d<-jnba  vt-r  iimi  trasparencia  del  jene- 
ral  Iti'ilnejt,  el  ht'ixM.i  do  Yungai,  i'odoiuJo  í\v  iiisaripciones  alusivas 
I  eus  hecho».  En  todos  loe  corredores,  había  torgas  hilenu  de  ¡to- 
tÁCK  i  KÍIIas;  i  pn  Ins  parr<des,  cuadi-os  i  üspcjos,  éstos  npoyados  cu 
(elidas  mcsie  de  nrrínio.  en  que  resplandecían  ccnU'nan.-»  de  lu> 
s,  al  paso  que  cl  agraciado  cortinaje  de  banderas  i  gallnrdotvs 
nacionales.  luezclaHos  de  giiimnldas  de  flores,  que  bordaban  on 
iuierminable  vai-iedad  tus  ndnliolus  de  las  glorías  nacionales,  ha- 
cían nna  vista  exti'eRiudanifntc  agmdabte.  Un  salón  destinado  ol 
presidente  estaba  entapizado  <Je  i-ojo,  con  pinturas,  espejos,  me- 
sas, espléndidas  arañas,  etc.  Había  salont-ü  para  el  juego  de  nai- 
pes, para  la  comodidad  de  lo(*  ftimadores,  pnni  la  c<.-na,  í  para  las 
efioraa,  en  que  había  cierto  numero  de  pt^liiiiucro»  i  tiuxlíiitaíi  en 
4:inl«  asistvncin.  Todo  porfcclanicntu  dispuesto,  áuíco,  voída- 
ieramcnte  esplendido:  todo  ValparaÍM  habia  contribuido  al 
anucblantiento.  i  hasta  las  iglesias  tuvieron  su  parte  en  el  apa- 
rato de  esta  gran  fiest-a  nacional.  El  concurso  fii^  como  de  qui- 
nientas personas,  la  ti>rcora  parte  de  s«floni.i.  Costosos  uniformca 
le  varios  modelos  i  de  bn»tniito  capricho,  aumentabun  la  brillan- 
a  del  tf-HjiectAculoL 

A  In.s  dii»  nbriií  el  baile  el  pn-sidenUr  don  Joaquín  Prieto',  cosa 
|3lUt-va  p<int  nosotros  IJevaba  un  vestido  ricamente  bordado,  cha- 
m-t<Tas  de  oro  i  banda.  Díinzrf  un  minué  con  una  sefloni  <lc  Val- 
pomiso:  i  después  se  hizo  jeneral  el  baile,  danzándoee  cuadrilUut, 
contradanüaa,  valsea,  sin  que  Taltase  la  liviana  zaniacueca,  la  ca- 
chucha i  londú.  que  participan  do  bolero  i  fandango,  o  del  baile 
,  Éspnflol  i  atricano. 

Por  vin  d«  intcumcdio,  se  tocaron  i  cantaron  marchas  e  hímnoa 
nari'itialc''.  El  bnilc  no  terminií  hasta  las  ocho  de  la  mañana  del 
lia  Mgiiient«;  i  a  esta  hora  el  presidente  i  «ti  hijii  fueron  CMMitwIm 
tinstn  su  cosa  por  tuia  procesión  de  los  danzantes,  tocando  la  mú- 
ica  tonadas  nacdonales;  i  formando  todo  ello  una  escena  algo  gro- 


^ 


8S4 


W8CEUÍtKA 


tosca  par*  los  eíqiectadores  por  el  cambÍHdoíKiiTibrero»  i  aoTwetafc* 

l-legadí»  a  la  m<nada  tlel  jenenil   Priuti).  fv  v»ton<S  'itr*  ' 
himni>  niu:i<mal;  ia  comitiva  fué  convidiwla  a  i-ntiítr.  i  S"-     _ 
bailiinclo  hAsUi  mediocUa. 

No  (K-bo  >>iiiil¡r  c[iio,  pnMula  ta  inedia  noche,  las  sonoras  s«  pñ- 
naron  í  ndumaron  dv  nni-vu. 

Todo  i_'lIo  if^ifiliS,  si  no  cxcodi<l,  a  cunlqiiiera  de  nuestras  Gcstat 
ea  los  Estados  Unidor;  cuuntus  asistiinu»  quodainiw  altamente 
BMprcndidos,  no  teniendo  idea  de  cjiíc  Valparalscí  pudiere  pnwMi- 
tar  tanta  hcrmoBura  í  un  espectáculo  de  binlo  gusto,  brillo  ¡  inHg- 
nilioencia. 

Kos  pu»iiiioe<  en  imintno  para  Santiago  en  liirioclu»  alquilado^ 
S«  hallan '^o»  en  un  i'Jitiulo completo  de  vejez  i  descalabiu^ ait^ 
difereatcx  paitc«  tmbiidiu  con  UitigDa;  pem  loe  birloeheros  atn  I 
mui  diestros,  i  loa  cabnIUx!,  iiuniguü  pof^iiofloa,  briosiM  i  snfil  '  ■  -  ' 
de  fiUiga.  Andan  n  razón  de  uneve  n  diei!  milla»  por  hnm.  ¡  - 
carruajes  p<xlnin  oompararso  con  ostaa  raquíticas  inÁqiiimia.  qa* 
corren  a  veces  desaforadamente  por  cuestns  i  valles  con  »u  res- 
pectivo acompañamiento  do  caballos.  piosoM,  etc.;  i  no  es  poc» 
diveraon  para  los  de  a  pié  el  ver  la  conatemadoo  de  los  ame- 
drentados pncuijcrai,  que  temen  por  momentos  se  haga  pedazos  d 
vehicnlo,  con  no  pooo  peligro  di- sus  pc*ciie«oa  i  miembros.  Pit  f  ■-- 
tuna,  «I  ennñno  es  cxcetcnle,  aniique  en  owte  mes  de  mayo  d  ¡ 
jado  de  initclia  porte  du  »u  belleza  por  la  falta  de  vcjetAcioo.  Ia 
atcueion,  «ín  embnrgii.  se  dii'ijc  a  los  encumbrados  picos  de  k» 
Andes,  cuya»;  cumbres  se  dejan  ver  de  tiempo  e.n  tiempo,  dccdt- 
xándose  la  vista  sobre  laa  eacenas  que  presenta  por  todas  partes 
«I  camino,  i  que  en  cualquiera  otro  pais  parecerían  gnuidioffls, 
pora  fijaree  sobro  alguna  jigantesca  cima,  que  se  descubre  a  lo 
lejos.  Entre  éntas.  el  pico  de  Tiipungato  ee  la  maa  not4tble.  por 
ser  el  que.  según  la  medida  de  Kiog,  sñ  acerca  mas  en  clevacínn 
a  la  conliilera  do  Himalaya... 

Casablitnca  estii  a  la  altiim  de  unos  598  pi^s  ¡«obre  el  nivel  liel 
mar...  Cunicnvl,  n  la  de  344.,,  La  per^jK-ctiva  que  se  descubre 
de^c  la  cim;i  de  la  onusta  do  Prado,  es  extensa  i  luagnífií/a.  Al 
Ibente,  la  dilatada  llanura  de  Maipo,  con  una  u  otm  uuntaSa  c&- 


XAftRATH'A  ]>S  LA  KXl'RDtCtO.S'  EXPLO«AIIORA 


3G5 


ika  ai-olada.  A  la  extremidad  de  este  llano,  laa  9i>borV>i;i.s  ciunbrcs 
|de  los  AiHÍes,  (\>ronai]a.4  de  nieves  elerna»,  l«viiiitAdtu<  nl^iiiu  Je 
ellas  Mibre  liui  niilx?^  Pitrccc»  ratur  a  puciis  honu;  de  diistancia, 
lunt|ito  no  menor  de  20  legiuis.  I>ebnJ(>,  ticmut  do  jMwt»».  cubior- 
de  ^uuW  i  rclMfios.  U»  tuiíehfl  vida  i  unbnnciou  h1  peusajo 
.  visui  <li.-l  ciLniin<i,  eu  qiie  ¡te  áiv'wtuí  gnm  número  de  veliiculos, 
etuui,  etc.,  subiendo  i  bajando.  cctfgiidi^Ki  de  ]>i-oductos  nacionales 
i  extranjeros. 
La  elevación  de  Santiago  es  de  lódl  píé^  ¡  está  atoado  en  el 
'  Uano  o  m«ss  que  se  encuent««  deade  la  eoettA.  Ia  entrada 
*es  por  valles  i  paredes  de  adobe,  que  interceptan   todo»  lotí  obj«- 
I     tce,  excepto  la  oordiitci'a,  que  lo  doniiiui  ludo. 
H^    CuAnti)  10.08  M!  eimteriipl»  la  cordillcni,  toas  atractivo  ttciic  puní 
^Da  vi^ln.  Su  ¡rr(.-gulnr  {htHI  vnrdi  conlinuamont^!  con  l<w  efectos  do 
^rla  luz  i  \a  sombra.  Lus  rn^'oH  del  sol  al  ponerse  dan  un  atrevido 
relieve  a  los  innumerables  píeos,  i  producen  a  veces  fintea  rojos  i 
nniaríllofi.  que  dan  un  carácter  muí  notable  a  la  peRpectiva,  Al 
tinte  rojo,  acompaña  frecuentemente  un  vií*o  verde  en  el  ciólo.  La 
ciudad  está  rodeada  de  htiertas,jardineíi, quintas,  tierras  de  pastor 
Ia8  casas  de  adobes  le  dan  nn  aspecto  deeagradablv,  hasta  rjuc  se 
lunba  de  entrar  en  ella,  i  se  atraviesan  sus  calles,  pobladas  de 
cdilicios  imuvos  i  a^iuuloe.  La  ciudad  está  ilividida  en  manzana» 
cuadradas.  En  el  centro,  está  la  plaxa  mayor,  donde  se  hallan  td> 
tUHitos  los  principales  edilidos  públicot<  eonstniidos  de  una  espe- 
cie de  púvlido  tosco,  que  se  snca  de  los  montes  vee¡no«<.  Htm  eu 
grande  escala.  En  el  medio  de  la  ])laxii,  hai  una  fuuntc  con  un 
grupo  de  osuituns  de  iniinnol  de  Italia,  pi^ni  di'niH.iinr¡o  pti|neíío 
p»ni  que  produzca  efecto  nlgnno  eu  un  i^?tpaeio  tnn  vwito.  Todos 
cstuíi  edificios  han  xufrido  bastante  )»<)r  los  temblores,  i  necesitan 
do  repomcion.  I^i  Ciitt.-<lntl  Kt  en[»iciiMii.  La  Moneda  ocu|m  otro 
plaza.  Im  opernciou  de  acuitar  es  en  la  forma  mas  nida  i  anligiui, 
cual  se  ejecutaba  en  Europa  on  el  siglo  posado.  Las  diversiones 
públicas  no  son  muí  dignas  de  atención:  teatro  i  chingana.  No 
parece  haber  mucho  comercio,  i  Santiago  se  puede  llamar  una 
población  sosegado.  I^  siesta  es  de  rigorosa  observancia:  hasta  las 
tiendas  se  cicrnin;  í  la  ciudad  cütá  en  un  reposo  como  el  de  la  m«- 


8CG 


atMno^vu 


din  noche.  Hni  un  hermoíM  poseo,  c«n  callett  da  alarnos.  itH*o1  > 
medra  notableinento  aquí.  La  Aliuiieda  es  cu  todas  las  cst 
fresen  i  agradable.  La  priina  nochtt  ito  pasa  en  Tjsitait  i  t<;nutá 
i  en  iwooritT  íaa  Ueiidaif.  I»<*  h»b¡t»iiUt^t  wm  iniií  itttciutuuksi 
juvgu.  JLiít  (lan)(i.f  rliik^iuus  »'ii  ii>^spi!Jiul»<,  uari/iimu.'*;  i  tmtan  < 
mucha  iirbaDKluil  u  lot«  exlntnjuniit.  Gastan  (Iv  diwntíoQOs  flr ' 
das  cla»^,  piirtii^iilnrmi-nto  ol  baile  i  la  máxica,  en  quo  se  vjv 
tan  niacho.  La  uayor  parlo  tienen  cuorpí»  airosos;  i 
podrían  Uamaree  perfectameolc  hermosa»,  si  no  faese  que  la  i 
Ladiira  es  jenoralinente  derectitoün,  lu  qtiu  [qs  da  na  aspecto 
tnatufo  de  vejez.  Su  nioilo  do  vestir  se  <l¡rer«noia  poco  del  nti 
Iro,  excepto  que   av   u«an   sunibrvixx    Li»  cabnlIeixM  sa  \i 
jcni^ralinviitc  a  la  eumpca.  El  pacblo  es  do  buuna  (ndolo;  i 
un  aire  de  cout«nlo  quu  no  he  visto  en  ningún  otro  dv  la  Anl 
rica  Itlendional. 

Los  moxwlos  están  bton  praristoa  Haí  uno  bastante  grande  t 
la  orilla  de)  ño  Mapocho:  rodeado  de  edilicio  bajo,  c<^in  techi»  i 
teja,  ftostcnído  \vtr  pilan-^,  Uijo  el  cunl  »>:  vende  canie  de 
claMS.  El  centro  .se  rvíterva  para  hoTttdiziu,  fnita».  Horus,  nve«,  i 
Todo  etrtA  ba-stante  ».'«-ad<>,  i  e.s  ognidable  a  Ui  visln.  Liw  frat 
verduras  son  abtmdftnti>s  i  baratas,  de  buenft  calidad:  uvas  i  dij 
niznos  sobra  todo:  abundan  también  las  manzanil,  pero  no  }* 
haberse  cuidado  de  cultivar  la.t  inaa  aprvoiables  variedades  dü  i 
fnita. 

El  cUma  do  Chile  es  justjtinvnie  celebrado  en  el  mundo,  Í 
de  Santiago  pas.i  pi>r  del¡ci<wo  en  Chile:  ia  temperaliira  ordií 
es  entre  (Mí*  i  75".  No  obsttuite.  tiene  dvrecti».  Es  exlrt-i 
mente  seco;  i  a  no  ser  por  los  vcitientos  do  los  cerros,  que  suc 
nistran  medios  de  riego,  todo  el  pais  seda  un  árido  desierto  di 
niiile  dos  tercios  del  año.  No  llueve  sino  en  los  meses  de  ínvier 
(de  junio  a  seticmbie);  i  desde  las  primeras  aguas  la  tierra  ¡ 
cubre  da  Honcs.  A  veces  la  lluvia  dura  algunos  dios  i  con  basunte 
fuci-za;  i  cntiinees  los  ríos  se  vuelven  torrentes  intransitable;*, 
temperatura  de  la  costa  no  baja  de  56".  Ia  temperatura  medií 
deducida  de  las  observadontis  hechas  en  Valparaíso,  de  fíS". 
Santiago,  el  aire  &  uiils  frío  i  inius  !9ecu;  peni  rara-t  veces  nieva. . 
subir  la  cordillera,  se  aumenta  lu  aridcx  coa  vi  frió.  La  nieve 


HABRA.TIVA.  DE  I^  SXPSDICIOS  EXPLOBADORA  367 

senba  altf  el  mismo  aspecto  que  en  la  Tierm  del  Fuego,  en  capas 
que  a  trechos  cubren  las  cimas.  Aun  ia  del  Tupungato  estaba  en 
parte  desnuda;  a  juzgar  por  las  apariencias,  rara  vez  llueve  en 
las  rejiones  mas  altas,  i  a  esta  causa  puede  imputarse  la  ausen- 
cia de  los  ventisqueros.:» 

(Araiícano,  año  de  1846.) 


SS5SSS 


SSISZ 


ESTATUA  DE  BOLÍVAR 


Ka  negado  a  nuestras  manos,  del  modo  que  después  diremos,  un 
cnndemo  co  fulio  mngnflicaincnlc  impreso  i  con  bellos  gnihtidoe, 
cuyo  titulo  es:  Intortto  aüa atatna  di  Botivar,  JJom»,  i^ib.  El 
primer  grabado  representa  lii  estatus  áv  bronce  del  Lil>i;rt:icl<ir 
cdliicada  en  la  pbxa  muyor  d«  BogoU,  w\m:  un  liunnucaj  p«.>dcsUil; 
TÍsc  ilcsüpnc»  svpimuhmvntc.  i  en  mayores  dimenñoocs.  la  oetatun; 
i  lui-go  cadu  uno  de  Ids  cuatro  frentes  del  pedestal,  oon  los  rvlie- 
Tc-s  qnu  lo  adornan.  Precede  un  discurso  del  seíiOT  Felipe  Gemrdi, 
en  que  se  elojia  dignamente  a  Bolirar,  se  caract^rizu  la  obni,  i  »e 
dan  los  pormenores  de  quo  varnott  a  baoor  un  t-xtraclo. 

Dun  J(»á  Píui»,  du  Bogotii,  (otíino  amigo  dvl  inmortal  Bolivjir, 
habicmlo  tratiido  dccnjirlc  en  aquella  capital  unavstAtuaqm^  lo 
reprcscutaso.  clijió  para  «te  electo  al  caballero  Podro  Tcn<»i»ni, 
uno  de  Io>4  mis  afamados  oscultoros  de  Italia,  por  donde  viajaba 
vtitiinccs  el  sofior  París.  <De  eat^  modo,  dice  Q«cardi.  vino  a 
cumplirse  ana  especie  do  predicción  que  Pedro  Qiordaní,  habia 
hvcho  a  Tencmni;  púas  en  los  fmgmenttH  do  la  bcltísima  carca 
que  esoribití  a  <^te,  acerca  de  su  primcni  P»Ví[ul-í,  le  aseribe 
que,  asi  oomo  los  nombres  de  dnova  i  Washington  diir.tnin 
anidamonte  inmortales,  ¿1  auguraba  que  el  de  Pedro  Tenorant 
udcbUxba  U 


S70 


aiSCBLiHlU 


lltígaria  junto  non  el  de  Simim  BmIívut  a  las  «liuieA  fnCans.) 
El  miento  m-iior  Tencmni  at>  ocup»  nhora  un  el  munuiuento  qn 
ha  d«  eiijirac  a  BuIÍtíu-  «obre  »a  ¡M^pulcro  va  Ciirácn^ 

«Dentro  tic  breve  espacto  d«  tiempo,  contíniU  Gcrardi.  so  ll« 
la  ohn  a.  cnbo;  fundida  ya  en  bronce,  va  a  navegar  para  Améríc 
Pero  permanoccmn  en  Italia  ios  modelos  de  t^m  scíUlado  tnoon^ 
meato,  que  yo  tuve  bastante  tiempo  de  obsen'ar  i  aprecíala  lo  qn^ 
me  indujo  .1  dar  una  descripción,  para  t|Ue  a  lo  niénúK  se  cor. 
Tase  entre  ntirtolros  su  memoria,  si,  como  pudiera  »uceder, 
dispvnoscn  u  d^-irtruye^oi  Ion  i»odvlo&> 

La  estatua  de  Bolívar  csUÍ  sostenida  por  un  podratal  de  mar- 
mol  blanco,  de  estilo  sencillo  i  seroroi  A  los  ángulos  eatiln  csculr 
púlos  loü  haoea  consulares,  símbolo  de  las  leyes;  en  )as  cuatro  ca 
hni  otroü  tant<>«  bajos  relieves  que  figiima  algimos  de  los 
notAbI<4  Iu>cli(>!«del  Libei-lodor,  i  a  mda  bajo  relieve  aeom|k 
una  inscripción  ciutellan.i,  repitiéndole  sobre  todas  ellas  Al.  Llj 
BCRTACtOB. 

La  estatua  es  algo  mayor  que  el  natutul;  su  venido,  el  niiUlaf 
adornado  de  hermosos  bordador;  le  cuelga  ni  pecho  una  medajli 
con  In  efijie  de  Washington;  la  cAbeza,  desnuda;  sobre  los  hr>inbr 
tin  manto;  la  ilvrecha  cmpiiAn  una  espada  desenvainada;  i 
izquionla,  un  rollo  de  pa[>el,  que  simboliza  la  constitución, 
denoihulo  movimiento  d«  (oda  la  ponwnn,  com;!<i>onde  lulmtniblt 
mente  el  aírc  de  resolución  de  ai]nelU  citm  int4\-pida  í  noblemen- 
te dcsdeaosa;  expresión  tal,  que  cualquiera  puede  leer  en  la  frcoto. 
el  pensamiento  dirijido  a  un  solo  objeto:  la  libertad  i  gloría  de 
patria. 

El  prinioiy>  de  loa  relieves  representa  la  proclamación  de  li 
independencia;  el  wtgundo,  el  juramento  prestado  a  la  eonstíto- 
cion;  «1  tercero,  lu  victoria  de  BoyacA;  d  cuarto,  U  emancipación 
do  loa  ci^clavots 

El  señor  Juan  do  Francisco  Martin,  miniístro  plcuipotencjario 
de  la  Xueva  Granada  en  Lima,  que  fué  intimo  amigo  i  albace* 
testamentario  del  j-^neial  Bolívar,  ha  tenido  la  liondad  do  diríjir 
por  conducto  del  señor  RAfael  \'aldes,  cónsul  jenci-al  do  la  Xneva 
(¡ranada  en  Valpoixüso,  cuatro  ejemplajcs  del  Jnioitio,  destiniMlos 


B8TATDA  DB  BOLÍVAR  871 


al  excelentísimo  Ecñor  presidente  don  Manuel  Búlnes,  a  la  Uni- 
versidad, al  Instituto  Nacional  i  a  don  Andrés  Bello.  Tenemos  el 
agradable  encargo  de  signi6car  al  señor  de  Francisco  Martin  ol 
reconocimiento  de  S.  E.  i  de  los  demás  donatarios  portan  hermoso 
presente. 

(Artíucano,  año  de  1847.) 


s^ 


ENSAYO 


SOBRE  LA  INFLUENCIA  DE  LA  AUTORIDAD  tV  MATERIA 
DE  OPINIÓN.  POR  MR.  JORJE  CORNEWaLL  LEWÍS 


El  aigniente  artículo  ee  nn  extracto  del  que  apareció  oon  el 
misino  título  en  La  lUifUita  de  Edimhu.r*/o,  aúm&ro  1Ñ4:  contiene 
principios  i  observaciones  que  nos  him  parecido  inui  dignos  de  la 

Í  atención  de  nneíitra  juventud  estndíoea. 
Mr.  JuimSluart  Mili  ha  observado  quojcncrulnutntc  lo  que  m¿- 
nos  satisface  eQ  una  obra  es  la  park-  introductor»,  en  que  el  autur 
bosqueja  el  asimto  i  define  sus  príncipale-i  ivrnúnoH,  porque  6$io» 
envuelven  las  ideas  mas  abstiactas,  i  que  por  eso  mismo  dan  ma- 
yor mAijen  a  Ja  imputjicion  do  impropiedad  o  confusión  i  tnas  fre- 
^^  cuentenienio  la  merecen.  E!  presente  Ensaco  no  es  una  excepción. 
^B  Nos  aenliinoa  inclinados  a  desaprobar  la  nomenclatura  i  clasifica- 
^^  cioD  del  capitulo  1.";  i  como  el  asunto  es  importante,  so  nos  permi- 
tirá exponer  oon  la  debida  claridad  nuestro  juicio.  CopiAmu»  a 
)lr.  Lewia. 

«Como  el  8ignient«  ¿?n«ayo  es  relativo  a  las  mcUerioa  de  opv- 


S74 


JtlÜCBLAKRJL 


nion,  me  acnl  nvccsario  explicar  brevemente  ijii^  porcton  de  ! 
cosas  que  creem«is  es  lo  que  cotoprende  este  tátulo  i  cuál  es  i 
scotido  de  la  distinción  (|ac  jenemlDiente  se  hace  entre  u>at 
de  opinión  i  matenait  de  becho. 

<Por  materia  de  hecho  entiendo  todo  aquello  de  que 
conociniiento  ptir  niif^«tnt  conciencia,  o  uAo  cvcnt»  d  fcrníii 
ijiclividiuil  ((uc  i?«  objeto  de  sensación.  E5  verdiul  que  atin  los  1 
«ciouos  mas  «im[>It-«  vnvui.'lvcD  algún  juicio.  Cuando  un  testig 
declara  que  viú  un  objcU)  Je  cierta  forma  o  tomafio,  o  a  cier 
distancia,  describe  algo  mas  que  la  mera  impi«sion  hecha  por  < 
objeto  en  el  sentido  de  la  vista;  su  declai-acion  enriielve  una,  l*^r 
o  explicación  del  deoiudo  teQÚmeno^  Con  todo,  cuando  eston  jni^ 
cios  son  tan  simples  que  no  leñemos  absolutamente  conciencia  1 
ellos,  i  la  interpretación  de  las  aparíencias  es  una  cü.<i  en  ijM 
todüíi  están  de  acuerdo,  el  objeta  de  Ia  sensación  puedu  otuside 
nu'se  como  im  hecho  para  nuestro  pmsente  pnopiísito.  Un  hecha 
deñnido  aat,  se  limita  a  objetóte  individuales  sensible^  t  do  del 
•■xleiidvne  a  cxprcHÍoniM  o  fórmula»  jenvmlcs  qiio  rcpresent 
clttsiM  de  hechos  o  oonsucucuoias  di.'  fenómeno»;  como,  por  ejem^ 
pío,  que  la  sangre  circula,  que  el  sol  atrae  los  pL-inetas,  o  1 
semejantes.  Proposiciones  de  esta  eepecte,  aimque  iI&<a-ibaQ 
)idade3,  i  por  tanto  sean  en  este  senlid»  iiuitvriiu  de  hecho.  1 
retieren  a  ciaaes  exicriiOH  dv  fen'Jnicnos  quv  umi  sola  sensaciou  1 
incajias  do  abrazar,  i  solo  ptn-dcn  detomiinarso  i  establecerse  porl 
uniL  larga  serio  de  »bM'i-v»cÍane-«  i  una  cadena  de  intrincados  xa-J 
ciocinios. 

(Tomadas  en  ese  sentido  las  materias  de  hecho,  se  d<^«idc 
a)}clando  a  nuestra  conciencia  o  sensación,  o  al  testimonio,  dir 
o  indirecto,  de  los  que  oríjinalmente  las  percibieron.  En  ver 
que  fi-ecii  entornen  te  se  suscitan  dudas  en  cuanto  ala  existencia 
de  ima  materia  de  hecho,  a  coQítocuciicia  do  la  divcr^dtul  de  los] 
testimonios  orijiíialos,  o  tlii  lu  sospechoso  que  ¡nrcccn.  Puede  tam- 
bién ser  dudosa  una  niati^ria  de  hecho  por  las  varias  Íut«rpreta' 
ciones  que  ac  den  a  hechos  u  iiparieucías  inooncusns  en  el  caso  de^ 
«na  prueba  circunstancial,  esto  es,  fundada  en  indicios  i  presun- 
ciones. Cuando  ocurren  dudas  tales,  no  pueden  resolTeras 
lundo  directamente  al  testimonio,  rano  íolo  al  raciocinio;  ds  lo  que 


BX&IYO  BOMtl  U  INFLOmCOU.  ETC. 


«75 


I 


üfRioen  iniichoti  ejemplos  Iom  ak-giiUxt  ii«  los  nbogtulott.  i  bu  di»- 
cusionCK  histiírícns  sobro  sacesos  que  m  dtsput«ui.  Cimodo  hai 
fundainontos  nuonablcs  para  dudar  de  un  bocho  índividunl,  tni 
existencia  es  materia  de  opinión. 

iMateríaa  de  opinión,  nu  roctiy^ndo  aobro  hechoa  disputados. 
son  {wopoeicioncfl  jcnemli>.i  relativas  a  leyosde  la  naturaleza  o  dp| 
alma,  principios  t  rcglníi  de  la  conducta  humana,  probabilidadea 
oonceniientes  a  lo  futuro,  deducciones  <]uc  se  sacan  do  premisa» 
liipuU'ticim,  i  olnis  ciKOis  ax\,  acvrca  dv  \ns  oualt»  puünle  huber 
duda.  Toda  cuestión  dudosa,  va  mpuculacion  o  en  príctioa,  e»  ma- 
teria  de  opinión.  Con  respecto  a  ellas,  la  fuente  de  nuestra  creen- 
cia, es  &ieRipre,  en  últinto  resultado,  un  proceder  ntciocinativo. 

íIm  ¡df^a  esencial  de  lo  quo  es  opinión,  parec«  ser  esta:  ana  ma- 
teria aceren  de  In  enal  aibe  duda,  i  dat  peraonaa  pueden  ser  de 
divereci  modo  de  peiisnr,  ain  raujr  en  ub«unlo.  El  ipie  cxi»U>  real- 
mente un  objeto  a  la  vista  de  dos  pri>oniu«,  no  surla  mnU^ria  de 
opinión,  ni  tampoco  lo  «oría  el  quo  doa  roce»  dos  son  cuatro.  Pero, 
cuando  loe  t«<flimonio8  están  divididu«  o  adolecen  do  inccrtidum- 
bn»,  puede  nn  hecho  ser  dudoso,  i  por  consiguiente  mutoria  de 
opinión.  Por  ejemplo,  puede  .ter  materia  opinable  si  hubo  gueira 
de  Trvya,  si  fx¡Kt¡<}  KiSmiiIo,  qui^n  fui'!  el  bonibn-  de  ta  máscara 
de  hierro,  qui^n  escribió  Uts  caiitu  da  Janiu^.  etc.  Así  también 
Ja  toodvncia  de  una  leí  o  do  una  forma  de  gobierno  o  do  una  im- 
titticion  social,  la  piubabilidad  de  un  suceso  futuro,  el  mérito  do 
una  ac«?ion,  el  carácter  de  un  pereonnje  histórico,  pueden  ser  ma- 
teiias  opinableí>. 

4Túda  proposición  cuya  contraria  pueda  aostenerM)  con  algana 
probabilidad,  es  materia  de  opinion.> 

Según  la  última  de  et<taa  defíniciones,  materia  de  opinión  no  se 
opone  a  materia  de  hecho,  sino  a  materia  de  certidumbre.  Pero, 
Begiin  otrv  deñnicion  anterior,  laa  proposiciones  que  t»  establecen 
I>c)r  unn  emulen»  de  iutrincado  raciocinio,  como  In  ntntccion  ile  lo» 
planetas  por  el  Kol,  por  cierta»  que  sean,  no  se  incluyen  en  las 
niatvrios  de  hecho,  sino  en  las  uiaterias  opinable». 

Nosotros  creemos  que,  soguo  el  uso  común,  ambas  ex  presiones, 
materia  de  opinión  i  materia  de  hecho,  son  ambiguas. 

Algunas  vecea  tomamos  el  término  materia  de  keeko.  eo  el 


37fi 


HtSCELiSBi. 


«eotido  do  Mr.  Lt^wis.  apUcándolo  &  un  raoeno  o  íí>n■Í^M^^■>  de  qw 
(«OGiDos  cúncieDcia  por  la  senaacioa.  Kn  i^^-  («entici».  í»  opur»^  m 
materia  de  inferemña.  Aítí  los  estragáis  d«l  orílvra  kod  lunlcñu 
<Ie  hechii:  el  modo  de  su  propci^raduo,  tnateriu  opinabU^  Que 
parece  jirar  al  rededor  de  nuestro  plaiiuta,  tx  materia  do 
que  es  la  tierra  la  que  jíni  xubrv  un  ljk  í  al  rvdedor  Av\ 
matriria  de  inferencia.  Mas  a  veous  empicamos  el  t¿rminu  itut- 
Utria.  lU  liA-Jto  paia  expresar  no  la  especie  de  prueba  en  qae 
$<T  fipoyii  tiniL  profiosicioa,  sino  sn  oortídambre.  En  esto  sentido. 
materia  de  hodto  no  se  opone  a  materia  de  inftu^encia,  aino  a.  ma* 
teiÍA  de  duda.  Asi  do  habria  ninguna  iiiipnipit^lad  en  lliunor  la 
«xiíitencia  de  Dios  un  hecho,  aunque  solo  U  umocomoH  por  infe- 
rencia. En  este  uiiamo  ¡«entido,  la  ¡ninovilidiwl  del  «ol  i  el  nwri' 
■uíúDto  de  La  tierra  e«  un  hecho. 

Df  la  uLsiua  luultif^cdad  adolecen  el  término  materia  de  opi 
nioD  o  mat4^ria  opinable.  A  veces  denota  el  conocimiento  adqut- 
ndo  por  inferencia  como  opuesto  a!  adquirido  por  percepción.  Par 
«jemplo.  que  la  luna  da  lux,  ea  lualeria  de  hechui  que  eulé  habi- 
tada, materia  de  opinión.  El  color  n^ju  di;  la  sarij^e  e.t  un  ht-cho; 
sn  circulacioD,  una  opinión.  El  aKi.^iitiito  de  César  es  uo  hecii<^  d 
tnérilo  de  esv  n«to,  un»  opinión.  Pero  otras  vece«,  i  nías  a  uw*, 
nudo,  no  denota  infca«ocÍa.  ooow-ooiitrana  a  percepción,  sino 
duda,  como  conUuria  a  oertidambre.  Asi  la  ejecución  de  Carlos 
puede  llatnarse  un  bt-cbo;  que  él  fuera  el  autor  del  Icón  ñnj<Ílihe. 
una  opinión:  materias  ainbuH  que  pudieran  habvrw  uvcrÍ;{uado 
por  jiercepcion,  p<To  la  priinvrn  dv  las  cuales  v»  cierto,  la  ^guoda 
dodosn. 

Ki)  i^Kt  siiulido.  lo  que  es  materia  de  hocbo  en  un  tiempo  o  la- 
gar puede  dejar  de  serio  en  otro.  Entre  los  griegos,  era  materia 
de  hecho  que  el  sol  jiraba  al  rededor  de  la  tierra;  no  habia  nadie 
que  lo  dudase.  Entre  nosotros,  es  un  hecho  que  latierm  ae  mueve 
al  rededor  del  soL  Ahora  doiscientos  aiuts  nadie  dudaba  (pie  Ci- 
cerón hubiese  escrito  la  oración  ¡>ro  Jfanrlto;  esta  em  ontiincoi 
iiuitcria  de  hecho  En  el  dia,  mas  hien  ¡tfvpcKHh-jiui  ]<»  que  la  tie- 
nen por  espuria:  su  aiilenticidud  es  en  el  día  materia  de  opinión- 

A  nuestro  juíuo,  seria  lo  mejor  dr^tcrrar  del  uso  filosófico  estas 
dos  expriA-ioncs  ambiguas  i  dividir  loo  ctffiocimieatefi,  según  su 


1 


imSAVO  SOBRE  LA  tKFÍ.rSXClA,  ETC. 


S77 


orijen,  CD  materias  de  percepcioD  i  inalerías  de  iofei'encúi,  í  según 
(iiicHtrM  oonviccíofM»!,  CD  matcniut  de  certidumbre  i  nmtcriiuf  do 
duda. 

1m»  inatiiñiiA  de  percepción  »on  jeacnJincnle  toatei-iati  de  cer- 
tid<uiil>rv.  K:*  Vüniíui  i}tic  i)uvt<:Lr(Kt  «cntidoü  IK»  cngAñn»  a  v««(^, 
pvrtí  V»  Tnru  4(ul-  »4;:«p(.-chcni<Mi  su  blacin;  i  como  U  Kflidumbrc 
Du  ex  un  tttnbuto  do  la«  cosas  oonsidcmdas  sino  de  la  pcrsonn  qttc 
Ifts  considera,  una  falsa  aparíenda,  mientras  oo  so  sospecha  qtio  lo 
es.  no  es  Diateria  de  dnda.  Sabemos  algunas  veces  que  no  vemos 
rcalaiente  lo  que  do»  parece  que  vemos.  Sabemos  que  un  cubile- 
tero no  pone  nueiitros  relojes  en  un  fu»),  lo  dispara  i  aoa  los  resti- 
taye  ñin  daño.  Sin  euibat^,  nn»  parece  que  le  remos  hacerlo  asL 
Mticlnurin  vi<i  ana  fftutasitia  en  un  rimnin  de  »:i  ¡¡iiosenlo.  Eiivi<t 
]H>r  un  cirujaiM,  »i  iwsa  saogmr,  i  n  niedidti  iguo  cunia  la  íuogre, 
d««aiuireci(f  la  faiitasinn. 

fur  de  contado,  las  materias  de  inferencia  varían  dc>de  ta  c*^Ttt- 
dnubru  compteta  hasta  la  maslijcm  sospoclia.  De  nuestra  pasad» 
experiencia  inferimos  que  el  sol  saldrá  mañana,  Í  esta  inferr-ne^a 
es  materia  de  U  mas  perfecta  cenidumbre.  Do  la  aparente  falta 
de  ñg»a  i  de  atnitMcm  en  la  itimi  inferinto»  qne  no  es  habitiuift; 
infiT<.'ncia:!iuiiiam<-ntrt<hid(M<».  Purln  nnalojfiidelatierm,  inli^rinios 
que  la  lunu  c«  bitbiUula  ]K>r  m.-Tes  raciónale^  inferencia  dentu-tiado 
dudoKii  para  (¡tic  ni  por  un  momento  se  admibfk 

Convenimos  en  que  Mr.  Lcwis  tiene  derocbo  para  elejir  mu  pro- 
pia nomenclatura,  con  tal  que  sea  consecuente  eo  ei  tMO  que  hace 
de  ella.  Hemos  visto  que,  según  su  última detinkáon,  <es  nuiteriA 
opinable  toda  proporción  cuya  oontmrÍA  puede  sostenenie  con  al- 
guna |Mt>l»ibilÍdad.>  En  Ío  que  sigue,  tomaremea  la  expi^sitm  en 
CSC  sentido. 

Procedamos  alioru  a  la  definición  de  lo  que  es  aHloritUid  cD 
materia  opinable. 

«Siempre  (]ue  alguien  forma  tin  jnieio  sobre  una  cuestión  cspc- 
calativa  o  práctica  sin  nn  proceder  racíocinalivo  que  real  o  apa- 
rentemente conduzca  a  él,  i  sin  compulhiim  ni  intei-es  alguno,  sino 
meramente  porque  otras  personas  que  le  parecen  competentes 
para  juxgar  sobre  U  materia,  han  formado  el  mismo  juicio,  la  au- 
toridad de  esas  persoiuia  es  en  lo  que  él  funda  tm  c^inion. 


378 


31ISCKI.AXK* 


«Sictopa*.  pues,  que  en  el  curso  de  este  vaaayo  ae  hahU 
principio  de  autoridad,  lo  que  me  propongo  dar  a  entender  t^  bP 
adopción  de-  la  creencia  de  otro»  en  una  nialcrm  opinable-,  »«aa 
cuales  fueren  lúa  fundamentos  en  que  esta  creencia  se  BpoycL> 

Mr.  Lewifi.  fii  el  capítulo  ^.°,  cumsidem  la  ext<?r»»¡i-m  <!*; 
npiniom^  fumliuliiM  oti  ntitundiul.  F(vdoc(inUKÍu,  oti?  j^'ni-ro  indii 
ye  todas  las  opiniones  de  loe  niños  i  <)■■  las  clnws  tnilutjadoms. 
máxima'*  Iradíciunak-»  qnn  hennlnn  de  sii!<  f)[u!n>«.  la  iostnic 
(jn'e  reciben  del  cli^r»,  i  Iili  ntgas,  innin^^'.Mv;  nociont«  contonii: 
en  \(Ks  pociis  libros  n  periódicos  i]uc  k-en.  fonDan  In  bnse  de  • 
to<l<«  sus  cnnociinií'ntos. 

Aun  eutn!  Ijm  clasiM  medias  í  altas  üon  pocoa  los  que  puede 
sustraer  a  sux  octipaRioneA  o  placeres  tiempo  bastante  para  f» 
mar  opiníonea  tDdependÍent«a  sobre  materias  que  requieran  Ubi»- 
noeas  ¡nvesttgacioneB.  OtroR.  no  solo  obran,  sino  piensan,  bajo  < 
dominio  de  la  moda,  i  temen  mas  singularizarse  que  t-rnu-.  I 
loa  qae  aspiran  a  la  verdad  no  pueden  buscaría  pnr  st  ttiixmos  sino 
en  mui  pocas  direcciones. 

kVu  íiuitÁtmÁtiooi,  dice  Mr.  Iaikí»,  «recibe  du  otros,  án  tfís 
tirios.  )tu8  ofHnionos  histilricas  i  políticas;  eoino  un  hisboríadnr  i 
fiI4soto  sus  opiniones  Gaicas.  Son  grandes  k  diiicultAd  i  trabaja 
de  l'w  pcnsamicntoa  e  investigáronos  orijinales.  El  número 
materias;  es  enorme;  cada  aflo  aumenta  e)  caudal  de  los  he 
averiguados  en  la  historiai  la  física.  El  papel  i  la  invencioii  de  I 
imprenta,  multiplicando  i  perpetuando  la  memoria  de  los  licchc 
i  de  las  opioionu»,  hacen  inijiosible.  aun  paní  el  que  so  dedica  i 
pro|xísitt)  al  (-«tudi»,  el  explorar  ma-s  que  limitadas  |K)rciont«  del 
caiu|)o  de  los  coiKX^imiuntus.»  Aristóteles  ])udo,  no  solamente  saber 
ttido  I»  ([ue  otros  sabinn,  tduo  hacer  gnindcs  dcscubri  mico  tes  por 
sí  mismo.  Xo  hubo  apunto  tratado  por  otros  qu«  él  no  fuc«e  capaz 
di!  ilustrar.  El  que  hoÍ  se  consagre  al  estudio,  tiene  que  eacojer 
entre  dos  diñmltiules.  Si  concontra  sus  inveatigacione^  nn  i>odr 
deiTamar  sotMre  su  camino  ta  luz  que  pudieran  haberle  Tvfífj:i 
otms  porciones  del  universo  intelectual;  i  si  buscando  e.tta  luz.  < 
vaga  a  im  lado  i  otro,  gasta  la  fuerxa  i  el  tieuip«>  de  qiu-  ncccsít 
para  ir  baíttante  li^Jos  en  la  cnrrem  peculiar  quv  ha  olcjido. 

Habiendo  mostrado  cuAn  vasta  es  la  extensión  de  las  opinic 


KKAATO  SOSRB  UA  nírLDSNCIA,  STC. 


373 


nea  arftiptiírfas  por  el  jiríncipiu  ilv  uutorkUd,  p»í<»  Mr.  Lewi»  a 
c'iiiM(Ii.''i-ar  cuAk's  •nm  Ia.4  si'ñ'iK-.t  <1(^  tin  l^-xtiii ionio  fídcdigii"  CD 
nuiLt^riiu  de  hiwhii,  i  liu  iMlidniIe?<  (¡ul-  (ÍL'bc  tener  vi  t\av  iiu*  sirve 
de  fcubi  en  ctiextiunts  de  vcitlad  vxpi'culiitiva  o  de  oundiicta  pníc' 
ticii.  EMo,  coit  ttidu,  <>s  un  nsiinto  ngotad»  ra  por  vi  nnoahiíspo 
\V'liaU.-le}'  (*);  í  Mr.  Lt;wi«,difspuv8 de  tocarlo  a  In  lijcra,  L'iitra  uu 
otM  [naturia  Ulanos  trtlliiida:  ]n  importancia  de  los  testimonios  n 
opiniones  cwn/rjrfw  de  personas  c|no  meieoen  tninirso  como  auto- 
rid»dc«  cumpet^-ntcs.  Croemos  qu«  ul  autor  exajera  ol  valor  de  la 
coiKunlia  (le  t«;tinionios  en  materias  de  percepción,  cuando  sienta 
que.  !^i  dii-z  testigos  lid edí^os  están  de  acuerdo  neere»  de  un  he- 
cho, el  valor  de  su  testimonio  unifoiTOe  es  mas  que  de  diez  veces 
el  vftlor  del  testimonio  de  cada  uno,  Siii>anicndo  que  la  materia 
esté  al  alcance  de  loa  sentidos  i  que  el  observador  sea  pereooa  jui- 
ciosa i  veraz,  un  testigo  solo  o»  en  la  mayor  parte  de  los  casos  ton 
digno  do  ci-édito  como  diez.  Decimos  en  la  utayor  parte  de  loa 
casos  para  excluir  aquellus  en  qae  se  padecen  iluaione-i  ocanona* 
daa  p>r  alguna  enfennediu!  ("•). 

Creeiuoíi  muchos  hechos  hi^ttiíricos  rjiidicialeet  teHlilicados  par 
ana  sola  pcrwMia.  No  creemos  que  nn  cubiletcrn  hace  n-jilmcnte  lo 
que  u{Mn>iitn,  n'nt<itiv  todos  I'mc  cspoctAirlorva  atcstigUi-n  el  hecho. 
El  Anuibií^po  Wliittcley  tuvo  tazón  pare  decir  que  lo  que  llamamos 


{")  S't¿fica,  parte  I.  otriituto  2, 

(^"J  ftomoi  do  la  opiuJoii  d«  Mr  L«wM:  un  ihxln  nn  M>Io  t««lifi>  juiciow 
i  honmclo,  sí  rataniiM  coni[iIcLiinHnC«  *>*giiniB  •!«  i]a<i  li^  <b>,  i  [l«  (|iM)  en  *o 
lulUtxi  en  HrccosUom*  «xocpeioDalm  i)ua  pndmen  enfriarlo  o  (alvnin* 
duciil«  a.  «mgsnar,  ••  pata  noaotroa  ou  garantía  Ruflcian(«  del  li«eho.  Pero 
In  cordón  i  vcmeidad  da  ««en  panoniinown  pamDoaotrMroataríaaclapcr- 
oepeíon,  Hi>o  de  ínfuraocia,  i  todavía  lo  ea  man  la  CDeiitÍ«n  do  m  m  hallaba 
o  ao  •!•  ctreiinatanciii*  excepcioaalva.  V.n  cada  nna  de  aato*  infcirncínn,  lint 
raaa  o  laioot  peligro  d«  «mr;  pvligro  iin»  d«eruca  riptdamaní»,  oe^iiD  lo 
d*<DUtwira  al  eilenlo  de  laa  pri>tjatili'Lul«*.  onandu  ooncnrr*»  dos.  tres,  cna- 
liu  u  mu  testiinuiiius  fidodi^tiM-  D«  tal  nodo  decrece  el  [leligro  d«  «rror 
en  virtud  de  U  CMicurreueia  du  gnu  número  da  tcstimonioa,  qno  llega  a  >ar 
una  cantidad  infinitamente  pcqneíla,  aun  cuando  no  lepamiid  1*^  fe  que  cada 
nno  de  loa  teiligiM  merece,  separada  moa  U:  oooúdendo.  con  tal  que  «us  lea- 
tiiBoaíc*  Man  orijinale*  a  indcpcndicatas. 


380 


jitsinu.AXitA 


3X0 


Uistimunio  contente  dv  cvoU^iuirvs  do  pcnonas,  no  es  en  realidad 
Rius  qiiv  el  iCHtimoiiio  de  una  o  dos  peleonas  que  han  vjsUi  o  hso 
creído  haber  ríslo,  i  el  de  las  demás  solo  prueba  que  se  han  nxeai* 
do  (t  Eu  ndftcioa  de  las  primeras.  La  rcnUja  real  de  la  pturalidud  i 
tostigos  es  qne,  sí  mienten,  podemoe  descubrir  la  impostura,  cxn 
minándolos  separadamente  acerca  de  la»  pormeaores.  ootim  on 
«aiMa  cüebiv  de  Susana  i  los  andanoa.  I  aun  i^iitc  es  ttn  recurao 
que  a  veces  lalla  si  tos  testigos  han  sid<i  bien  r:ns»rndu«.  Ka  «L 
coso  de  la  ¿Miría  de  Leigh,  ante  la  cAmam  d«  k»  1i>k-«,  en   Iví** 
el  reclanijuite  probft  que  d«!«ceDdia  de  un  tal  Rogor  Lci^h,  i 
Haigh,  en  la  piitvinciii  de  Lnnc(ÍAter,  i  Nitftuvo  qiiu  Roger  LeÍ{ 
era  hijo  de  un  Cristóliid  Leigh.  iicerca  del  cual  no  se  dudaba  qad 
babia  «ido  hijo  del  príinvr  lord  Lvigh.  Se  sabia  que  CnsttSl 
Leigh  üú  habia  aisado  con  naa  Constancia  Clent,  i  qae  de 
miitrímoniü  no  habia  quedado  sucesión.  Pero  el  reclatoantc  sost 
nía  quo  Crisbíbol,  ánl<»  de  ese  roatiimouio,  habia  tenido  p<ir  mn^ 
jo*  a  una  Cotton,  en  quien  hubo  a  Roger.  Para  probar  todo  esb 
se  presentaron  quince  o  dieciseis  te.stigi>.t,  Ioa  cuale.i  jiimron  qnc 
recordaban  haber  vÍrLo  en  la  iglesia  de  Stoneieigh  una  in«cn{)cion 
sobre  la  sepultura  del  limioruMe  Criaí<StMÜ  íeiglt.  iniegrada  esta 
inserí pciou ,  JnuUndo  tos  varios  rotosoe  de  quo  coda  testigo  se 
acordaba,  venía  a  decir  que  Cristóbal  Leigh  se  habia  casado  en 
primeras  nupcias  con  una  Cott<Hi;  que  de  elta  habia  u-nido  tm 
hijo  llamado  Roger.que  se  decía  estar  avecindado  en  la  provincia  i 
lAncásber,  i  haberse  casado  con  ana  HighaiiL  £n  nuuia.  la  ir 
caipoion  suplía  tod<»«  los  eslabones  cjue  estaban  nijnos;  i  los 
gos derlaninin  que, cuando «n  Ií*ll  schnbia  i-opHnulola¡gli/«ín,se 
C|uit<i  el  iiiuiiuniento  »e])ulcnkl  i  no  se  volviii  a  colocar.  Sostut-ieroi^^ 
su  toütimonio  oon  los  mas  pcqnoi^os  pormenores.  Un  testigo  fH^M 


maravillaba  de  que  un  Leigh  hubiese  contraído  matrimonio  coa 
persona  tan  humilde  como  la  Cotton,  asegurando  que  su  padr«|^ 
había  tenido  un  criado  del  mismo  apellido.  Otro  no  pedia  oont^H 
prender  que  laa  letras  I^eigh  se  pronunciasen  IL  Otro  extrañaba, 
por  su  parle,  que  ífigfuim  pudic!<e  pronunciiirse  //ciúiin.  Di^eor'^A 
tlalMuí  un  [meo  eli  CumiU)  it  la  r<iriini  i  etilor  dvl  iiio:iuinenlo;  pen^H 
todos  estaban  contuNle«  eu  que  la  iiwcripciun  contenía  las  palabras 
e¡ koiwrablt  Cr'uitúbal  Leiyk,  Collón.  Roffcr,  La-neátíer, Üigfiam^ 


KSBAYO  80IIRB  JJ,  IKPI.CTtXCtA,  KTC. 


SSl 


i  decia  quo  Rogcr era  hija  áe  CñstóhaL  Vn  testigo  acostumbraba 
tmbaJAr  en  la  iglesia,  i  solía  poner  atis  utensilioH  detras  de  esto 
ni<>niiiiiciiU>.  Otro  haikia  tenido  el  encargo  d>,-  lini|)iarÍo;  otro  lo 
A  en  la  Mwrittfa,  dcqiiies  de  sepamdo  de  su  lugar;  otro  ayudó 
¡Míi-MMiii  a  «>piar  I»  Jiisnipcion,  i  cay«í  i  recibió  fjrnn  d«fí"; 
vm  NkIvI  dv  In  igk-»in  cuando  »'  quitó  ol  monumento  i  iv 
CDDTtno  potque  DO  sn  hiibin  vuelto  a  »u  lugar,  otro  lo  vio  Ik-var  a 
«na  IxMJcga  d«  ia  iibn<lí»  do  Stoiieli-igh,  dv  donde  nnnca  mas  salió. 
I  con  todo  eso,  se  probó,  a  satisfacción  de  cuantos  oyeron  o  leyeron 
los  testimonios  aducidos  por  una  i  otra  parte,  que  xemejiinte  mo> 
nument/)  no  habia  existido  ni  podido  existir  jiimn.'<,  ponjiic  todas 
lim  piirttcularídiido»  e^tencink^  áv  la  pretendida  ín^nipcion  eran 
manilii^sUiint^tu  infundadas. 

Mr.  Lcwis  recapitula  asi  el  progreso  de  la  nnanimidad  de  opi- 
niones en  materias  de  inferencia: 

«Cuando  nna  ciencia  está  en  nn  estado  de  imperfección,  pen> 
de  gradual  progreso,  el  peso  do  la  autoridad  se  ainnentn  a  medida 
que  etiioienxa  a  manife^lai-w!  una  tondi'ncia  n  la  iin.-iatmldüd;  que 
la»  líiifa."  do  p*'n;*amic»tu»  indopendíontes  convcrion;  qut-  Iaj<op¡- 
niomM  rividi»  m  conciertan  bajo  una  bandera  ooronn;  que  las  sec- 
tas espiran;  que  laa  vwias  escuelas  nacionales  i  las  modas  de  pen- 
earaienlo  i  expresión  desaparecen;  i  que  la  trasmisión  de  una 
jeneracion  a  otra  de  opiniones  «róneas  i  destituidas  de  prueba,  se 
interrumpe  p«ir  el  reconocimiento  do  vcrdnd(^  recientemente  ave- 
riguadiiíi.  Por  I«  gradual  diioínucíon  de  1<»  ptintot<  de  difereocia,  i 
el  gradual  incn-monto  de  los  puntos  do  concordia,  c»  por  lo  que 
los  hombres  de  ciencia  adquieren  ia  autoridad  que  acredita  las  opi- 
niones i  propaga  las  venlade»  cientf  tícas.  En  jenend,  puede  decirse 
qne  la  autoridad  de  los  profesores  de  una  ciencia  ■nei'coe  tanUí 
mas  coufíaat»,  cuanto  inm  nunicrosoit  c  importantes  «can  los  pun- 
tos en  que  están  de  acuerdo,  i  menor  es  el  número  i  la  importan- 
cia do  los  otros.» 

A  estas  jnicioms  observaciones,  se  sigue  im  pasaje  que  copia- 
moB,  parte  porque  las  proposicionesi  jenerales  que  contiene  son 
interesantes,  i  parte  porciue  nos  creemos  obligado«  a  protestar 
contra  algunos  de  los  ejemplos  con  que  se  ha  querido  ilustrarias, 
«Fara  que  mejor  ¡KMlamos  clejir  liu  guias  de  lu  op¡ni<m,  seni 


aes 


siecajiSEi. 


conveniente  fijainos  en  las  «eñaleit  He  inipontiira  i  nharlat;merii 
en  nuihriAK  (le  ciencia  i  <)p  práctico.  Sí  9v  rntnicDlran  uvas  *cñ 
hts,  nos  darán  nuevos  mudiotí  de  di«tinp^ir  ht»  pntvtifVulas  ci< 
cia«  de  Ins  venliutoms,  i  no  cunfuiH^írcmox  ni  chnrUilan  cun 
venladcro  filtWfo  »  con  el  hombm  de  sana  pMctíca. 

cObscrvnremiM  en  primer  lugur  qnc  las  protendidns  cíonci 
que  después  de  udk  primeru  i  no  uii^ítRda  impresión  gozaran  di 
delta  popularidad,  eaa  »1  6n  rcchafindas  por  la  jcnera]  uonniroi 
dail  de  jueces  competentes,  a  consecuencia  de  un  LiborioMi  exa- 
men i  e«titdio  de  los  hechos.  Asi  suoediii  con  la  ostrolojia,  Ia 
jia,  la  adivinación  de  todo  jénero,  a  principios  del  siglo  pus^ulo; 
cualü»,  habiendo  .lido  redticídüs  ti  una  fonua  ^tüteniátioii,  i  ncc; 
tadfts  por  la  credulidad  jcneral,  vinicrau  después  a  tti?rrn  aaUs 
luz  ríe  la  razón.  Ijts  piit.riinai*  ijue  <■»  in:it<:ri¡w  dv  hi.-sl*)rin  nntuml 
creyenin  lat  antigutJK,  aunipie  rcprwincidjis  por  un«  *^;ri«  de  es- 
critores después  de  la  rvstuumcion  de  los  leUw,  d««upanxieT0ii 
dol  mismo  modo.  I»  mismo  puedu  docirec  de  aquel  influjo  de  lea 
cuerpos  celestes  sobre  las  enfermedades,  en  que  no  Ka«e  nmc 
tiempo  crcian  a  pie  juntillos,  no  solo  el  vulgo,  sino  los  hora 
científicos. 

flEl  rnefíif'n"i*nw,  la  hinteopafíti  i  liifrcn<áojm  han  estado  a  1 
vitta  del  mundo  todo  el  Lic-nipO(|Uv  cm  mene.-4er  [Mntuu  exómei 
imparcial  i  completo  por  jueces  couipctent<»i;  i  no  Imbicndo 
U^nido  el  criterio  de  utin  investigucion  cientfSca  i  desüpaston 
ni  podido,  por  consiguiente,  echnr  míeos  cu  la  opinión  proJesii 
esto  solo  biista  pura  que  sin  el  menor  escrúpulo  les  agrogucmos  a 
la  lista  de  los  pretendidas  ciencias;  auoque,  como  sucedió  con  U 
ali]uimia,  los  indagaciones  a  que  han  dado  motivo,  í  las  nuevas 
hipótesis  que  promulgan,  no  sean  enteramente  inútiles  para  U 
rerdadeta  ciencia. 

<laa  ciencias  jenaína»,  al  cabo  de  algún  tiempo,  ae  entabicóos 
sril idamente  i  adquieren  una  posición  reconocida  en  todos  los  p&f- 
»>s  civiliuidos.  Ademas,  tienen  siunipnt  puntos  de  contacto  con 
utrus  ciencias  veitlodenur,  se  perciben  anolojias  i  conexiones  entre 
Ins  nuevos  vcrdarics  i  las  anteriormente  conocídaa  Asi  ha  sucedido 
con  la  jeolojia,  que  ha  ocupado  su  lugar  como  ciencia  fundada 
extensas  i  exactas  observacionea,  durante  el  .liglo  en  que  vivíinoa.' 


BSHAYO  SOIlRIt  U  IKIO.t'KtlCIA,  ETC. 


3«.t 


jPcru,  &I  tomar  uoa  poiúciun  indcpt-ndii-iitc,  ]<■  hiui  sido  al  mÍBino 
Itionipo  áii  j^ndc  iiuxilio  1«  anjttoiiifa  conipurtula  i  otras  ci«nciafl 
jal  porcccT  inconi^xo»,  i  lu»  ha  ctiritiuuciiio  c  ilustrado  a  su  vez. 

<  Los  ciencias  mentirosas  no  obtienen  jamas  la  acord«  aceptación 
Ede  jueces  profc«ionalos:áate«  bien  permanecen  en  una  «tiiaeion 
[precaría  t  exiuivtica.  No  se  de.tcubreii  analojias  i  ittini<liwlt^^  i-iilrü 
lillas  i  lu  ciencia  jeniiina;  la  recién  venida  pentianeoc  extranjera; 
^sc  incorpora  en  el  sistenm  <;ieiitffico  entiibli-ciilo;  mí  ee  trata  de 
\r  alguDA  cont-jiiou  os  am  olrns  ciencias  espurias,  como  en  el 
no-mcsmensmo,  en  que  una  ilusión  sirve  de  apoyoa  otra.  Ade- 
mas, las  pretendidas  ciencias  no  se  abren  camino  por  todas  partes 
i  suelen  estar  contiuadas  en  una  sola  nación,  o  cuando  mas  a  un 
número  limitado  de  rectaríoe  que  no  se  acercan  a  loa  profesores  de 
las  ciencias  rcconocida8.> 

Hernán  dicho  que  aaentiamos  a  las  mima  jenerales  contenida!* 
este  paraje,  pero  no  a  todas  »us  ilustraciones  especiales.  No 
lUmeiiioet  por  cierto  que  el  ineaiiH-riflino,  ¡a  huineopatia  í  la  freno- 
ojia  hayan  Kucnnihido  bajo  la  prueluí  i\v  mm  inve!<ligacton  cicn- 
tCSca  iinpiux;iiil.  De  ninguno  t\v  los  trc«  piiole  hacei«e  »etnojanto 
Brcion.  En  luglalemí,  Francia,  Alcnianiu  i  los  titiladas  Unidor, 
hai  ahora  probablemente  muchos  centenares  de  perdonas  educa- 
das que  profesan  i  practican  la  homeopatía.  Las  mas  de  ollas  fucrou 
al  principio  aleccionadas  i  ejercitadas  en  las  doctrinas  i  pnicticas 
de  la  medicina  nnJinai-ia,  it,  s<-gun  li  llaman  lus  hoiiMVipntai^  do 
la  alopatía,  jl'tiede  du<UrM;  que  hai  eiitiv  ellos  inurbois  jueces 
eomp<;tenles  que  han  iwmetido  In  homeopatía  n  iiiin  invuttigacian 
cienliliejí  dosapAsionada  i  que  creen  ha  salido  victoriosa  do  esta 
prueban  Pueden  ongnftarsc  creyéndolo;  pero  han  empeílado  en 
ello  su  reputación,  no  menos  que  h»  salud  i  vida  do  sus  pacientes- 
Por  otra  parte,  la  literatura  frenottljica  compone  ya  una  respe- 
table biblioteca  llena  de  elaboradas  investigaciones  p<jr  hombres 
de  hAbitos  cié  ni  f  lieos,  que  no  tenían  ningún  motivo  para  enga- 
flarsea  si  muimos  o  al  pi^blica  No  afirmamos  que  fiU6  0onclutdone.s 
sean  jcitcralinent^!  aceptadas;  lo  que  deciíaai,  es  que  nn  han  sido 
jener.tliiivnti;  n;(^hnsadas.  La  teoría  frcnoiójica  puede  no  huIlarKu 
establecida;  perú  no  está  probado  que  carexca  de  fundamento. 
Tanto  lu  homeopatía  como  la  frenolojtn  »on  plaunblcc  Se  apo* 


384 


UtSCELAyKi 


yon  en  la  Analojín.  El  homróputa  añmuí  c|(ic  toucho  de  to  ijiio  U>- 
mamos  enlemicdad  es  realmimte  on  proceder  curativo;  que,  por 
ejemplo,  la  ncelemcion  del  pulso  en  la  fiebre  es  itn  esñierzo  de  h 
mtunJexa  pora  librarse  de  una  influencia  maléfica;  cciihh  L-ui 
Dcrtadas  del  cabnilo  ijue  cae  bnjo  la  car^  i  forcejea  para  levantai 
jCon^idenurenii»,  pregunta,  esiM  violentan  conato»  del  cuiíalk*  ot» 
laoosaai|He(lvbo  ponente  remedio,  i  mprimiéndoIiM  por  la  fnera' 
lo  haH^nificí  bien  o  malf  Él  ¡«oHticDo  <]ue  mis  mcdicin;t«,  auoqn 
exajcrfn  los  Kfntoraos.  pncdca  por  r«o  mi^mo  saaaT  la  ilolut 
porque  esos  síntomas  son  en  fraudad  el  medio  cuntivc^  que  olla 
aaxiliaa  a  la  naturaleza  en  vez  de  contnuiaria  i  son  eficaces  i 
embargo  de  que  &e  adniinisCren  en  dtbús  oompantÍTament 
qnefias. 

Ri  manifioütt)  que  haí  muchai  caíma  a  que  no  puede  aplir 
este  raciocinio,  t  que  el  pn>ccder  cutalivo  empleado  por  Ia  tintn 
miexa  a»  a  toc«»  tal,  que  debe  ma»  bien  r«prímÍR>o  que  alent 
Ln  nnturaloxa,  por  vjeinplu.  cura  U  infliinineion  por  la  supuraíñc 
lu  tdecniciuii  Í  In  cicalríxacíon.  Sij^ie  invnriabletiK'nte  esta  regí 
cu  los  pulmones,  como  en  cualquiera  otra  parte  del  cuerpo;  i  con 
na  pulmón  ulcerado  rara  rez  sana,  bajo  el  método  do  la  natiu 
leí»  perece  el  paciente.   Con  todo,  el  raciocinio  homeopático  i 
generalmente  plausible,  t  no»  incliuatnos  a  aver  que  en  mucbd 
casoH  ta  inferencia  es  vcrdodcm. 

Lrft  ba«c  de  ln  tcorfa  frenoli^jica  es  una  hipfit^-sis.  De  la  misn 
manera  (dicen  los  frenólogoBj  que  el  cerebro  es  colectivamenf 
el  ¿rgaao  del  pensamiento  i  de  la  sensibilidad,  asi  también 
cíones  determinadas  del  cerebro  se  emplean  en  producir  et»pi.-cíf| 
camente  ciertos  rcsultadaí  intelectuales  i  inotalea.  Conm  ven» 
con  los  ojos,  i  oímos  con  tus  oídos,  i  gustamos  con  el  palad:u-. 
los  (iiganos  príncipale»  del  pi>n!<miiienlo  ft<t)in  en  ta  frente,  i 
de  la  pación  en  la  pnrl^^^  posterior  de  la  cabeza;  Ins  porciones 
cerebro  que  ministran  la  combatividad  {  la  destructividad  est 
dvtms  de  la»  orejas,  i  los  que  sirvou  pam  la  veueracion  sobre 
coronilla.  Es  roui  posible  que  aun  el  bosquejo  de  esta  doctrina  se 
inexacto.  Xo  solo  os  posible,  sino  probable,  que  haya  error  en  mu- 
chas de  laa  particularidades  de  la  ciencia,  según  la  enseñan  sos 
mas  eminentes  pTofe8iuv&  Pero  a  noeotroe  nos  parece  que  el  mi- 


BXturo  sesBk  la  isn.vBxcii,  ero. 


SVi 


^ 


■Wl 

I 


rarla  como  entemmento  fabulcMa  ea  mayor  temeridad  (juo  el  prw- 
llamarla  univei-sal  monte  venladern. 

El  inc«ini>rtMmo  dortAiiii'Dt<;  no  es  plamsiblv.  Quv  un  mcsmcrí- 
XEidur.  sin  itcttial  contacto,  íolo  con  an  JLutto  o  con  un  acto  enéijicu 
de  su  voluntad  sea  capaz  de  producir  en  a^  paciento  aquel  trance 
que  en  el  lenguaje  de  In  ciencia  se  conuce  con  el  nombre  de  «o- 
namlmlitmo:  qne  el  sonámbulo  quede  ¡»nvado  de  toda  percepción 
del  mundo  exteiior,  no  oiga  a  los  que  hablan  Junto  a  ¿1,  oo  sienta 
ta  preision  de  caerpos  extenios,  no  sienta  la  operación  qtiinirjica 
.que  w  ejeeiita  en  é\,  i  reciba  nuevas  tacnliodet^  penM^ptivait  nzx- 
de  aquellos  con  quienes  le  ponen  en  lo  que  so  llwna  iw 
icion,  lea  los  penwíiiiientO!*  de  éaion,  inspeccione  »«»  lir^inos 
altemos,  de4icubro  aun  eiitennediid  i-n  clli»,  i  conozca  ínstintiva- 
mcntfi  el  remedio  que  deba  npbcArwlc»,  todos  estos  son  fcnómo- 
sos  a  que  no  estamos  preparados  por  nin^na  anterior  experiencia; 
son  cosas  que  el  entendimiento  rechaza.  Xo  se  parecen  s  nada  de 
lo  que  hasta  ahora  conocemos,  i  no  debemos  admitirlas  sino  a 
tsta  de  pruebas  mas  que^ufídentes  pam  justilicar  una  analojia. 
es  innegable  que  ba  pruebas  ya  aducidas  han  parecido  bax> 

it«s  a  iM^rsouKS  de  alta  reput^iciou  iuoi'a]  i  cieutiÜciL  I  tanipueu 
puede  neguree  quo  cl  número  de  e^tas  ])crw>na)!  aumenta,  i  que  el 
mesmehsmo  va  adquiriendo  una  importancia,  qtio  no  tardará  en 
provocar  una  investigación  cít^'ntífica  a  cuya  lux  se  puedan  sepa- 
rar sus  errores,  que  probablcmento  no  i^rán  pocos,  de  las  muchas 
verdades  que  sin  duda  alguna  oontiene. 

Terminaremos  este  e[Hsodio  apoyando  nuestro  modo  de  pensar 
en  la  autoridad  de  un  escritor  cuyos  conocimientos  i  habilidad 
ninguno  de  nm^tros  lectores  desestimará. 

El  doctor  Slayo  en  su  fíe^atUí  de  b»  Oonqixejan  de  prudmn 
W^icnli'jf  instA  con  gran  fuei-za  pra-  una  iiidiigiiciou  de  que  sa 
encar^gue  al  colejio  de  médico.i  o  a  una  comisión  de  gobifimo  con 

objeto  de  poner  en  claro  el  vei'dadero  mi-iilo  de  la  homeopntbi, 

hidropatía  i  el  mesunerisnio.  Hé  aquí  una  piu-te  de  su  <ii.t- 
curecK 

«La  posición  del  mcsmcrísmo  con  rcs|»>cto  al  público  exije,  nn 

burla  ni  vítupeños,  sino  una  consideración  muí  sería.  La  realícLui 

le  los  fenómenos  del  trance  o  estado  do  sonambulismo  relativo- 


lo  qu 
^aiit4 


386 


USCXLiSBA 


tuent«  al  método  curativo  de  las  enfermedades  í  a  la  reniDCÍon  d« 
dolor  fSaico,  ea  cosa  '^in:  no  puede  iiej{arMtí,  por  rnas  que  mw  indi- 
noinott  a.  un  eí«cept:cÍAti»«  cnínico  ncei'ca  da  ciertos  otros  íenAme 
inuimnitluntAJcií  del  t-KMdo  nu^m^rioo.  Cou  ro»]>ecto  r  la.  Umj 
tica  itiesm^rica,  imIciidw  du  'Avas  cuo»l¡onc«  que  nn  di^jiirinn 
pre&entarse  a  loe  íavestigaiiores,  hai  naa  de  mucha  itnportatir 
práctica;  eoasabcr,  sí  concodiendoalmesmerismociertn  medida < 
resultados  benéñoo»,  serian  ettos  contrapesados  por  lee  peligros  i 
tinjcnt&i  de  los  medios  empleados.  El  público  tiene  el  derecha  i 
>!xijir,  sobre  ludo  a  los  méd¡ci.ts,t|Uese  responda  a  estas  cuestiu 
«  es  cierto  que  .se  han  cunKl»  enfermedadeíi  por  ta  aplicncion 
nioKiii<:rÍKinij;  t<i  Iíl.*  i>bJe<rii)ni-'<  ü  qtii-  heTii<;p  iiludido  mereouD  o 
Mitiiiinu:  t-n  oonsiiUt)acii>n;  i  m  uo  piidivnií^ii  loilo  n*.'«<>  trrtziikrse  ] 
Uncu  eutrv  el  um  i  el  abuso  de  los  medios  inf«mi^rioo«. 

«Porque  en  verdad  v»  gmndo  ol  poder  curaliro  proclamado' 
calos  prácticos,  i  proclamado  con  no  leves  fundamentos.  Los  taleí 
toa  del  doctor  Elliotsoo  i  so  alta  posición  científica,  son  biea 
conocidoa.  Seria  super6uo,  i  hasta  en  cierta  manera  injiirioco.i 
que  es  un  hombre  de  veracidad  intachable,  si  no  fuese  not4>rio  < 
poco  esonSputo  con  que  se  aciLsa  de  artilicio  i  falta  de  ^inceric 
a  (os  proferiros  dul  mcsmerismo.  Puw  bien,  el  doctor  Elliotsoa 
|Kibliciulo  recicDtemeuto  el  ca«<i  dc  tm  cáncer,  absorbido  al 
por  medio  del  tratamiento  mesmérico.  La  naturalosi  cancei 
ha)>ia  sido  reconocida  por  9ir.  Syroe,  Hr.  Samnel  Cooper  i  el  i 
tor  Aahbumer,  como  por  el  doctor  EUiotson.  Pero,  a  la  verdad, 
caaoií  de  curaciones,  aunque  menos  marnTillosoe,  de  varías  dolt^iig 
cias  por  medio  de  la  ajencia  mesméric-i.  son  demasiado  numer 
pitra  que  podnmoa  decentemente  echarlos  a  un  lado  sin  inveíití^ 
cion  alguno.  Son  de  tnl  sueice  numerosos  que  inducirán  al  púbti< 
a  aceptar  el  nuevo  tnethodu»  mtideTuli,  con  todo»  sus  incon^'unic 
iftK  pn\siiniiblei«,  ñ  no  nos  apresuramos  a  pr>:-»<^ntÁrselo,  dcspu* 
del  debido  cxAmeu,  bajo  una  fonna  «xentit  de  todo  peligro,  n 
posible  encootmrln,  u  a  convencer  du  impostura  o  vido  todo  i 
sistema  mesméricc^ 

«Pudícm  ser  (|ue  iioa  investigación  de  esta  ctasc  terminase 
incei'tidumbi-e;  pero,  en  tal  caiiO,  si  noe  hubiésemos  valido  de  h 
medios  posibles  para  llegar  a  la  verdad  i  preciervamos  de 


KÜSATO  SOBRE  f.A  IXPLrBXdA,  KTC. 


3H7 


I 

I 


error,  tendríamos  a  lo  menos  la  satUfaccton  de  haber  hecho  nues- 
tro deber. 

Con  rvíiponto  a  1a  homeopatía,  es  (Ücil  concebir  cjue,  como  tos 
cnfvrmixlndf!»  pimlun  pmvonir  de  atumH  infi  ni  Uíkí  malas,  ronwi- 
dio*  infinites! maivs  piittlvn  )«ur  uficnce»  contni  vllns;  i  cun  respecto 
al  mosinGri.srnu,  uo  i^-s  incunccbible  i^ite  la  influencia  del  tiHnce  i 
du  1n  ^iinpatfii  prodiiEca  vuittikjux  siipurínrt»  a  los  peligro»  do  la 
pociiliar  posuMÍon  que  vjvm;  sobre  stis  p»civnb:s  el  ujcntu  iue«- 
méríco. 

«El  doctor  Elliobton  rcunv  todn«  la«culidndcsquc,  «cgun  Mr. 
Lowú,  constituyen  un  testigo  intachable  oomnteríns  de  poroopcion. 
Los  hechos,  en  cuanlo  percoptibtos,  ostaban  al  alcanro  áv  sus 
sentidos;  presUi  atención  a  ellos;  eatÁ  dotado  de  la  competente 
iotelijoncta  i  raemortn.  i  no  fte  halla  bajo  el  influjo  de  nn  ¡nterea 
8Íniih<tro  o  que  hnyn  p«Hlido  exlrüviarse.  A  la  verdad,  noii.iultiuido 
solo  «1  inlcrus,  hubiera  mas  bien  dubido  ocultar  lu  i(ue  no»  ha  rv- 
velado,  porque  el  incsmcrixmo  did  a  :íu  ruputaciou  un  eii^lo  tinte 
de  charl  atañe  ría,  que  por  algún  tiempo  disminuyó  coruiidcrable- 
mente  su  cliuntela. 

<Fo!M>e  también  aquellax  cualidaden  de  superior  jerarquía  que, 
Mgun  Mr.  Lewis,  contitituyen  autoridad  en  matarías  de  infereD- 
cia:  tii!<^nto,  sabvr,  experiencia,  integiidad.  Si  fu  u^ttimonio  i  sus 
upiniíim-is  han  de  rechazanso  con  escarnio,  únícanicntu  porque  nos 
roficru  fon<ÍmQnoe  que  no  ac  apoyan  en  analojías  procodootcs,  ¿de 
qué  modo  podrá  probane  lacxistencia  de  tales  feoómenos?  ¿Sere- 
mos bastante  pirrónicos  para  sentar  por  regla  que  es  mas  proba- 
ble la  falacia  de  cualquiera  suma  de  testimonio,  que  la  realidad 
de  cotia  alguna  que  salga  del  curso  ordinarío  de  la  naturaleza,  se- 
gún lo  conoebiinoa  noMln»!  Adoptando  esa  regla,  tuvo  razón  el 
ivi  du  Siitrn  para  no  creer  i\uv  el  agua  »e  convirtiese  jamas  en  un 
cuerpo  s^ilido,  í  It  tendría  el  emperador  do  la  China  pitru  negar 
la  ptKcibilidud  de  enviar  uu  mensaje  desdo  Pukin  hasta  Cantón  en 
un  segunda 

«Acabábamos  de  cscñbír  las  obscn'adone»  preoedontoa  cuando 
llcgaTMi  a  nueíitrah  manos  dos  publicaciones  de  Calcuta.  Ia  una 
es  un  informe  du  Li  comisión  nombraila  por  el  gobierno  para  ins- 
peccionar i  calificar  las  operaciones  quiri\rjtca¡i  del  doctor  J.  Es- 


386 


UISORLAXICA 


doilc  vn  {Mtcicntrs  que  se  decían  estar  «ajotos  a  noa  ajencía  me 
]néríca.>  Hl  otro  ot  u»a  relación  de  ataos  ociUTÍdos  en  el  hüPijiíl 
mcsmérioo  desde  Dovietnbre  de  lii46  hAsU  maj-o  de  1K47, 
ínfonncs  de  examinadores  ofíciates. 

Alinas  de  las  eareruedadca  dominantes  en  la  India  requivi 
operaciones  mni  largas  i  dolorosas  cjiíe  ocurren  roni  vez  vn  En 
Top.^  El  doctor  Esdaileidiroctor  de  un  hospital  nemuio  »  CalcntaJ 
habin  prepamdo  por  algún  tiempo  a  trus  pacic-ntut  infnndii^ndok 
«1  üiiofio  fn<-Kiit¿]-icix  Lani  D¡\\hou»U;  anticipáudose  a  la»  gnji-'st 
Des  del  liocbor  KIhJ'O,  iKinilirú   una  comisii^  de  siete  pemic 
cuatro  de  lux  cualv^  eran  módicos,  para  que  inforniascn  sobre  (S4t 
práctica.  Una  sala  d**!  hospital  du  indijeims  de  Calcuta  íaé  la 
cena  clejida  para  los  experimentos,  i  itiez  ¡xicientes  fueron  ttomv 
tidoe  a  elios. 

La  cotnisíon  describe  así  el  procedei-  i  lus  reiuiltados: 
4EI  m^&raerÍKador  tte  f«ntaba  detmü  del  jmcieute,  invIiiMlndo 
sobre  ¿1  i  poniéndole  jencnüment^  üu  mano  dt-n^clla  sobrct  1n  boca  i 
dd  eauSnuigo;  »c  le  hadan  peum  con  una  o  las  do»  mano»  sobna 
la  ciiTH,  i  vsiiociatiuunte  sobro  los  ojo».  £1  mcunierizador  le  soplaba 
a  menudo  í  siiaveinente  sobre  los  labios,  ojos  i  narices.  Sv  olx^-r- 
vaha  uu  silencio  profunda  I^  operación  duró  cerca  de  dos  lloras 
cada  día.  En  trea  can»,  no  produjo  efecto.  En  siete  caitis,  en  cl 
curmde  una  hasta  siete  aeniadas,  .se  Kigiiiií  un  üiicño  profuodo, 
qne  en  su  estado  inaK  perfílelo  sc-  difereJicinba  del  sueño  unlioario 
vil  loit  eanwítíi-es  !<igiiii'riU'.*c  el  imlividllo  no  vi>Ivia  en  su  acuerdo 
por  ninií  millo  y\uv-  se  hicicsw.  vn»  pupilas  enin  in^-nsiblcs  n  la  Inz, 
i  I09  pacientes  manifcstAbaii  una  graitde  i  en  algunos  caeos  com-j 
plcta  inseimibilidad  al  dolor,  cuando  se  tes  quemaba,  pelliecnba  o| 
cortaba  el  pellejo  i  otros  ¿rganoa  sensitivos.  I>iferenciába.<te  dd 
sueño   producido  por  drogas  narcóticas  en  la  prontitnd  con  que 
despertaba  el  paciente,  en  ocho  de  diez  ca.sixt.  despuist  de  ciertos 
pasos  tratn'ereoK  i  de  derta  ventilación  por  c)  inonmenziulor.  so- 
p!áudi>le  cii  lii  utnt  i  toa  ojat;  en  que  la  coudieion  de  las  pupiUui  i 
de  lu  conjuntiva  de  los  ojos  era  siempre  natura]  después  de  des- 
pertar; 011  que  no  habia  ronquido  ni  sulMtguícnto  aJucÍDacton   o 
ileiirio;  i  en  que  faltaban  muchots  otros  síntomas,  bien  conocidos 
de  los  médicos  observadores,  í  que  jcneralmente  toa  produddotí 


IIS81T0  SOBHE  I.A  ISFtrBKCfA.  ETR 


989 


por  los  licores  nlcotiiílíca»,  el  opio,  oí  ctLSaido,  i  otras  drogas  Dar- 
oíliciLs.  Hubo  siete  casos  en  ^uc  se  cjcculorun  operaciones  quí- 
rúijico»  sin  qíie  se  interrumpieso  el  suíJlo.  En  el  cm»  tk  Nílmony 
Dntt,  DO  se  percibió  ol  moaor  indicio  de  quo  el  paciento  sintiese 
[n  úperscion,  cjue  duní  cusIto  nünutos:  se  trataba  de  cortar  un 
tumor.  Nadie  siijotitba  los  bnucos  i  las  piernas  al  paciente;  i  ni 
so  movió,  ni  so  qiiujií,  si  se  le  nltení  el  semblante;  i  despcrUindu 
después  de  la  operación,  declanl  que  no  so  acordaba  absoluta- 
mente de  lo  que  habia  pasada 

<A  Hider  Kan,  que  estaba  sumamente  extenuado  i  con  una 
pierna  gangrenada.  se  le  nmputtí  el  muslo,  i  no  díi!  la  men<Hr  seBal 
de  dolor.  A  Murali  Do&s  hubo  que  hacerle  una  opei-acion  doloro* 
sLiinuí;  mond  el  cuerpo  i  loa  brazos,  respirando  a  boqueadao;  pero 
HU  Reinblnute  so  «H<'ni  jtoeo,  i  sii»  Taceiones  tto  expix'-!(ahgm  dolor 
al  despertar,  declnní  que  no  sabiu  iiaila  i\a  lo  ijuc  le  hiibin  pnsndo 
duniot«  o]  flucfio.  En  el  cuarto  caso,  la  operación  fui  insignilí- 
eante.  En  los  otros  tres,  so  notaban  varios  fen-ímenos,  que  deben 
inencionarae.  Los  pacientes  no  abnan  los  ojos,  ni  proferian  soni- 
do» arttciilnilos,  ni  era  ineReAter  siijetarloN;  pero  ¡«e  observaban 
movímieotm  vagos  i  convulsivos  en  loa  «xtremidades  superiores 
i  contiirsionos  en  el  cucifio:  las  Tacciones  ee  inmutaban  dando  a  la 
cara  una  expn-sion  horrorosa  de  interna  agonía;  la  re.«pinu-¡«n  pu- 
rccia  difícil  i  congojosa;  en  suma,  Uidait  las  scfiales  de  un  intenso 
piuli^ei miento  qur  ]>i>(Irin  diir  un  mudo,  üurriondo  una  operación, 
excpf'f  fa  rcsijrf^HCÚi  uí  ojteiyuhr.  Po«i,  dwpucs  de  concluida  la 
opumcion,  no  hubo  un  solo  caso  en  que  el  paciente  expresase  co- 
nocimiento o  recuerdo  de  lo  que  había  ocurrido,  o  que  dije!<e  ha- 
ber tenido  ensueños,  o  que  se  quejase  do  sentir  dolor  algimo, 
miJniras  no  so  dinjía  so  atención  a  la  porte  en  que  se  había 
operado.» 

El  gobemadoi- jeneral,  en  vútta  de  este  informe,  crcyentlo  (se- 
gim  lo  expreiw  Mr.  Halliday,  su  itecn^tari»)  que  la  posibilidad  de 
ejeciilJir  la.-*  mas  serias  operaciones,  sin  que  las  sintiason  los  pocicu- 
te»,  ríítaba  suficionlemente  probada  puraque  el  gobierno  resol- 
vicM^  promover  ¡a  investigación,  determinó  confiar  al  doctor  Es- 
daik-  por  un  aAo  un  pequeño  hos^ñtal,  pora  que  oontinuaso  loa 
expt^'rinientos  bnjo  In  inspección  de  exomiuaclores  oficiales. 


890 


KfSCSLiXBA 


Ia  segunda  publicación  continúa  el  resultado  de  lúa  itxpeñ- 
mcntos  en  los  primeros  seis  meses.  En  ese  tiempo,  se  pnctiotí  uu 
sene  de  operaciones  «obre  varios  pacientes  dm:aiit«  ni  siicño  mes- 1 
mérica  El  doctor  Esdaile  nscganí  (jae,  en  sietb  de  Iom  cwsos  en  qua  I 
¿]  operó,  los  pacientes  volvieron  un  su  ncucrtlo  Ánlv»  de  Inmi- 
nanw  la  operación.  En  todos  ltx<  otnw,  (luní  el  suci'iu  bosta  ijae  ssj 
\e^  <Wpert'^  de  proptiAÍto  d«u<piies  de  conclaida,  í  al  terminarl 
eT^Lnixui   c-ntcniíiiftote    ignonuitcx  de  lo  que  les  hábia  paitada,] 
En  muchos  do  dUiti.  cou  todo,  hubo  indicios  do  dolor  mi^ntruft  M' 
opembiL  TrttK  de  i«los  oum  han  sido  descñtos  coa  individiiiüidiid 
por  el  proftwor  O'Shaugnessi,-,  uno  de  los  examinadores.  «Ellos,j 
dioc,  dejaron  en  mí  alma  una  impresión  de^avorablu.  Pero  ilc«-í 
pues  he  visto  tantos  otros,  operados  por  el  doctor  Esdiüle.  i  en  que 
los  pacieDt«8  no  bao  dado  indicio  n]giiiiL>  di-  ¡uuK-ciiiiieiito  antea 
de  la  operación,  o  en  el  curm  de  ella,  ■>  iinricdJiíUiuientv  dcspue», 
que  me  hallo  enteramente  convencido  <l«  que  oo  sinticroQ  en  di 
mas  dolor  que  la  cama  en  que  estaban  ucUimIom  o  el  cuchillo  qae 
les  abría  las  carnes.» 

Nadie  puede  <ÍU(bir  que  fenómenos  de  esta  clase  merezcan  ob*i 
servante,  rccordoivc  i  clusificane;  i  d  que  se  llame  mesinürínnu  o 
de  cualquier  otro  hhxIo  la  ciencia  que  se  praptme  env  objeto,  i 
una  simple  cuestión  de  nomenclatura.  Entre  \m  ipie  lu  profe 
habrá  talvez  observadores  inexactos,  narradorc*  preocupados,  aa 
t«matÍ7adores  temerarios;  suk  erroi-osi  i  rlvfvctoit  n-tardarán  el  pr&-' 
gveso  de  los  conocimientos,  pero  uo  loi^  pnralizanin. 

TenvmuK  por  «cguro  que,  ¿ntee  de  acabar  este  siglo,  las  tnara- 
vitla»  que  ahora  causan  cvií  ¡giul  perplejidad  a  liw  que  iic^^tan 
i  a  Io?i  que  rechazan  el  mesmerismo  moderno,  ae  hubnín  ix-ducido ' 
a  clases  determinadas  i  a  bien  aveiignadas  lejres:  ca  otros  ténní* 
son,  formarán  nna  ciencia. 


En  materias  de  ciencia  i  de  delibonicion  práctica,  la  mejor 
las  señales  que  caracterizan  a  «na  autoridad  fidedigna,  es  lo  qt 
Mr.  Lewis  llama  facultad  de  predecir,  i  qtie  nosotros  Ilam»rfan>o« ' 
mas  bien  facultad  de  deducir  ly  desconocidí»  ilt-  lo  Cii»nficiduL  Como 
instin tifamente  creemos  que  no  hai  efecto  sin  «auso,  i  que  nin- 
guna cauen  puede esiíAir sin  que  pniduxcac  efecto  que  le  espío- 


KX&AYO  SOBKE  La  iSFLVKSCU,  ETC. 


S9I 


I 


pió,  sfgucsG  que  un  ser  cayo  conociuicntü  tiwse  perfecto  preí)»- 
ctria  todo  lt>  que  ha  de  siiAcder,  i  pai-.i  íLii^mpre.  En  algtiniM  r.iiiK» 
de  astronomía  i  de  la  qufnika  i  mecánica,  nui^tro  conocímk-nl» 
es  perfecto,  i  por  eso  podemott  catcnlai-  b  ]hi»ici<>n  dn  innchoK  du 
lo»  cuí-rjKís  oo-l«!(tes  a  cswk  miiiiit<^>  iliwii»  en  los  vemW  ii  diwcicnUm 
aAoH  vfinidt>ros.  Sabemo»  lo«  fenómenos  que  ciertos  comptiextns 
qu(mi<pw  que  su  han  cni^yiulo  han  <h  oxliibir.  PodvmoH  dL>cir  cu 
ciiáiitotü  minutos  un»  facncii  dada  timrá  un  tren  ditdi>,  de  l/ndrcs 
a  Exct<r. 

cPero,  por  ext«nso  que  haya  Dejando  a  eer  nuestro  imperio  sobre 
la  naturaleza,  dice  llr.  Leivis,  i  por  rasto  que  sea  el  dominio 
de  las  artes  útíloB,  todaviaes  incierto  el  suceso  de  cada  nueva  in- 
vencíiMi,  sea  mecánica  o  química,  mientras  no  se  haya  aveñ|riuulii 
por  ensayos  i  experímento<«  po^iiivos.  Es  casi  tan  difícil  anunojitr 
de  qué  modo  obran!  uua  n;u*vn  iiiiii|n¡»u,  como  tinn  ntiwa  lvi  o 
iiim  nueva  institución  Mocial.  Cuando  el  prciblvnia  at  suncillo,  vi 
uUculo  puede  domínnrlo:  pt-m,  cuando  loe  elementos  son  muchos 
i  oí  cálculo  oomplioado,  i  cuando  no  estanw»  aeguroa  de  haber 
abrazado  todas  las  circunstancias  inÜuj'entes,  el  resultado  es  in- 
deito  i  necesita  de  comprobarse  por  la  experiencia,  no  mena»  cu 
la  física  que  en  la  política.} 

Mr.  Jjtwht  conítidern  5«parwl«nii*ntc  do»  caw»  relativo*  {i  lu  di-- 
tcrminncioi)  del  porvenir  cu  los  negocios  huimino!!.  El  priracm  es 
-aquel  en  que,  teniendo  a  la  v¡i;tn  todas  1a'«  circunstancias  que  co- 
lectivamente constituyen  ul  estado  actual  de  un  país,  predecimos 
su  e-studo  futuro  cu  cierto  período  definido:  i  el  segundo  aquel  en 
que,  p<ir  las  mismas  premisas  pi-edecimas  loa  efectos  de  «na  causa 
dada;  por  ejemplo  ¿cuál  s«rá  el  resultado  de  dar  al  paisanají:  tli- 
una  nación  semi-bárbara  el  derecho  de  exijír  soooirott  fiicnifU- 
«i«a,  o  el  resultado  de  un  alai|Ue  del  Austria  contra  el  Pinmonti.-^ 
El  acercarse  a  la  exactitud  en  predicciones  i\v  la  wgundn  clave  ck 
a  lo  que  aspinuí  la  lejistiuiion  Í  la  politicK  exterior.  Los  ejemplos 
de  error  en  ambos  caao^  aquello»  en  que  la  k-jislacÍon  ha  agra- 
vado los  males  (¡ue  se  pro]H>nin  cuiur.  c  introducido  otroe  que  no 
w  habian  experimentado  Anl<!s;  los  casox  en  que  una  polftica  ex- 
terior que  letiia  \mr  objeto  la  paz  ha  producido  la  guerra,  i  el  qm- 
aspiraba  al  engrandecimiento  ha  encallado  en  la  mina,  nmnitÍ4>«- 


S9S 


»ecKtasu 


tan  por  sn  número  i  bq  univenalidad  qae  en  ningana  ¿poca  t 
ningiin  psis  se  ba  cilitcnidti  uitti  ref|;iiUu-  ii)>n>xÍRiiidi>n  a  la  c: 
litud.  Pi'obablcmonK  no  hiii  iiitigiin»  gran  niicion  ea  £iirupa  cdvi 
püliticra  extranjí'i-a  no  haya  prixliiciilo  en  los  úllitrio»  doscientos^ 
Hilos,  aun  A  v\]n  ini^ni»,  imicliu  uuis  nm)  qiii-  bien;  i  eso  qnc  los 
úIltiniM  doMientfi»  unos  lirui  «ido  el  período  do  mas  ilustruooo 
f|tn;  se  ha  visto  en  i-l  mundo. 

En  todos  loe  p&isKs  de  Europa,  los  principales  obetácolos  pan, 
el  adelantamiento  mn  las  leyes  vij&ntes.  La  gloria  de  la  adml 
tracton  del  duque  de  Wellington  fué  la  rerocacion  de  las  le»* 
contra  los  católicos;  la  gloria  de  la  administración  dt:  lord  Uel* 
boume  fné  la  revocación  de*  la  mayor  ptrtfi  de  las  Icyvs  'juu  cntiÍE 
COR  rejian  con  relación  al  pAti|>t>risrn(<  la  de  la  mlininistrncton  i 
sir  Roberto  Peel,  lii  revocación  d«  las  loye*  síiljrv  ctrwdo»;  la  dd! 
gobierno  actual,  la  revocación  de  las  lej-es  de  mivegacion.  Desea- 
ríamos i)UO  Klr.  Lcvris  nos  hubiese  dado  uno  de  su8  cotnpreneÍTCS 
Ixwjuojus  de  las  ninK-iiiis  en  que  los  cst.adÍHtas  corren  mas  peligro 
du  errar  rvlativamenk-  a  la  política  iiitorna  i  extoma.  Sc-mejaiites  ^j 
bosquejos  faoñtuí  el  mismo  oficio  que  los  poetes  ccdocados  por  l*^| 
soei^.'dud  de  humanidad  en  los  parajes  traidores  del  hielo  en  i-J  ^> 
Seqientino  pjuii  nefinlar  el  peligra  EU'«  nos  dirían:  ubstcnéoB  dc^^ 
t«car  esas  materíns,  o  pnsitd  lijeramentv  srtbre  cUaa.  ^H 

Como  una  prueha  de  la  dificultad  de  pre^'er  Ii»s  resultados  potití-  ' 
COK  do  un  acto  dado.  í«  ha  notado  que  casi  todos  los  a^esinatoe,  aun*  ^M 
que  paliados  a  veces  con  las  formalidades  judiciales,  han  producido  ^| 
efectos  mui  diversos  de  los  que  contemplaban  sus  perpeiradort« 
El  aaCHÍnato  de  C'^ttar  no  dti'i  la  libertail  a  Roma;  el  de  Tunnu  da 
Cantorbery  no  dchilii^  el  ]Kidor  del  Pagia  en  luglaterTi^  la  «jecu-l 
Otón  de  Carlos  I  no  hizo  mn:ír|iie  domos,  en  lugar  de  un  reí  anciano 
i  cautivo,  im  monarca  j  tí  ven  i  libre;  la  ejecución  de  Luis  XVI  do 
forUleeiit  la  R'voluciott  francesa;  !a  di-1  duque  do  Enghicn  no  for- 
laleció  II  Bonnparte;  la  de  Ney  no  fortaleció  a  Luis  XVUL  Todos 
«'«tos  crfraencs  i  los  semejantes  a  ellos  han  producido  consecneoeias, 
m»  solo  diversos  de  Las  que  se  esperaban,  sino  mas  bJen  contiaríaa 

La  otra  clase  de  predicciones,  la  que  del  estado  presente  de  na 
país  intenta  deducir  su  condición  futura  en  im  periodo  dado,  la 
truta  Mr.  Lewis  con  poco  respeto,  {Semejantes  anundois,  dice,  aun 


I 


EKKATO  tOBSE  LA  tXri.t'ENCIA,  CTC. 


89$ 


ido  se  hacen  pnr  Ins  pccitanaK  tnas  entendidas  t  aogtices,  no 
\:ii  miu  cotifiAnm  tjiii;  las  di-l  bueno  o  mal  tiempo  en  el  alma- 
naque. Por  ejemplo,  jfjui^'U  en  el  Ȗo  ile  l'SH  pudiera  haber  annn- 
ciiulo  el  Mtndu  social  i  político  <Íí-  la  Fruncin  t  de  gn»n  part«  de 
Europa  í-a  época  algtiiui  do  la  Revolución,  el  Coiisulntlo  o  i>l  Ira- 
períof  I  nun  sí  hubiera  anunciado  ent<Saci.'s  cl  gnm  df.-uirrolUi  de 
la  enerjia  popalar  i  militar,  auacitada  en  Franeia  por  la  invasión 
del  territorio  francés  i  por  las  tentativaa  de  restauración  de  la 
antt^dad  real,  sus  predicciones  se  habrian  apoyado  en  fundamen- 
|toa  tan  inciertt»  i  tin  arbitronamentc  elejidos,  que  apenas  habrian 
'  tncrceido  otro  titulo  i\xu-  el  de  moras  cor^ctiirat.  ¿Qiiii^n,  en  enero 
idelWX,  ptidovalioiniir  In  serio  de  «ueesos  qiiehan  ocnirido  desde 
fcntiinc<.-s  en  ol  continente  europeo?  I  dado  csm  qiio  ncnrtAse  a 
conjctirrnr  algo  de  pnreeido  a  la  realidad,  jqnién  se  habría  aven- 
turado a  decir  que  su  predicción  se  aporraba  en  dato^  s<.-giirm^ 

No  puede  decirse  que  la»  ilustraciones  de  Mr.  Lewüt  scnn  opues- 
ta» a  sus  conclusiones,  pero  ciertamente  no  las  favorecen  mucha 
,1jM dü»  importante»  acontfwimicnta'i  inminentes  en  IT^H  i  1848 
aeron  tas  dt»  grandes  revoluciones  francesa.').  I  ambas  fueron 
lanciadas.  El  tío  de  diciembre  de  IT5Ó  lord  Ch«sberf)el  escríbia 
'do  c»U;  tnodo  a  su  hijo: 

«Donde  iguicm  que  estes,  infórmate  menudiunentc  de  Ins  conut 
3c  Francia  i  préstales  particular  atención.  Toman.  í  a  mi  juicio, 
«eguirán  tomando  cada  día  un  napeeto  mas  serio.  El  pueblo  está 
en  la  indijencia,  i,  por  oon.-<ij{uienu?,  de!<ciiritento;Ios  que  tienen 
relijion,  eí>titn  divididos  en  lo  que  pientnn  accrea  de  ella,  es  decir, 
qu<:  áo  ul>i>rn!<.-oii  los  nno8  »  los  oimít  mortal  miente.  El  clero  no 
)>erdouii.  i  mucho  únanos  a  los  pcuíatnenloK.  Imh  parlamentos,  por 
»u  parte,  no  lo  pcrdtmnrAn  jnmn^.  El  ej^ito  no  puede  m^nos  do 
lomar,  n  lo  menos  en  sus  sentimientos,  difcmifet*  pnil.trl<is  sobre 
los  ptint'Ofi  que  se  disputan,  i  csto«  partidos  i^tallanin  o  In  piiinera 
ocasión.  Loe  ejércitos,  atmque  instrumentos  i  apoyos  del  poder 
absoluto,  son  también  los  que  siempre  lo  destruyen,  haciéndolo 
pasar  de  unas  manos  a  otras.  Los  franceses  dísciirrcn  con  mucluv 
libertad,  como  Antes  no  lo  habian  hecho,  sobre  puntos  de  relijion 
i  gobierno,  i  empiezan  a  estar  tipi-egiiidictUi;  los  oficiales  haceu 
otro  tiuntoj  en  suma,  todos  los  sintonías  que  yo  he  podido  encontrar 


S94 


niscrlAxkí 


en  la  historia,  a  la  víspera  de  grandes  mudanma  i  revoIacioDev 
cxütcn  i  ee  agramn  de  día  en  dia  en  Francia.» 

En  cneru  de  1S4><,  para  una  vieta  ordinaria,  la  dinastía  Or- 
leooti  estaba  sijlidainente  establecida.  Su  j«re  había  pasado 
targa  vida  en  incesanteíi  ontiendas,  tcnníoadaft  en  conatant 
victuriaeL  Tenia  ministros  biibilcs,  tina  TiKiftx'  niayurfa  pnrlaiue 
t^a,  una  renta  de  cerca  de  ve^-nUí  milloneíi  dit  librru*  eAt4;r{ÍE 
qae  iba  siempre  en  nuiacnt»,  ¡  un  ejM'.ilo  biun  dÍM'iplinndn 
cerca  de  40U,<IUII  hombic»,  4i),(M)(>  de  lo»  cunlc»  DCiipiiKín  n  Pd 
i  la  cadena  tle  fortaloznit  de  qno  csUl  rodeada  la  ciiKlad.  inuxpi: 
nableíiaiioscrporunlar]goMtio.  Habi:ui  pasado  cerca  de  cínraonl 
años  diwdc  ipie  la  Francia,  disgui-tada  de  las  ínsiiiucionc:»  repul 
canas,  las  había  abolido,  i  bajo  la  euave  dominación  de  un  d( 
diento  de  «us  antiguos  moaarca-s,  giiíaba  d'>  tanta  piospi-ridn 
cuanta  razonablemente  habia  podido  protiieterse  i  ciüuiUi  en  nii 
gttna  ¿poca  anterior  le  habia  caído  ea  siiert«.  Sin  enibargii,  en  i 
dio  de  cstaealina  aparente,  .M.  di^  TtxiiievtlKxsilunibn)  I»  f;Ti)pi.7ít 
que  ainemuaba  <{No  sentií^  di-cía  en  2!  de  envro  de  1{<-Ií^.  •)»« 
BDclo  tiemblaotrax'ex  en  Eutxipa?  {No  purcibi8— no  si  ctíino  Ui 
miu-lo  — uu  viento  de  n.'%-olucÍon  en  d  aire?  jTcneis  a  la  hora  csi 
la  ocrtidumbiv  del  día  de  maüanaí  ¿Sabéis  lo  i|ue  porirá  sue 
der  en  Francia  do  aquí  a  un  año,  a  un  mes,  a  un  dia  i|nial?  Lo  is 
Dorais,  poro  sabéis  que  La  tempestad  eatii  en  el  hurizonlu  i  qi 
camina  hacia  vosotn»L» 

£»  cierto  ({ue  \i»  Mioefos  que  m  siguiuion  a  auim  una  tío 
rcvolucíonoit  no  piidicmii  prudccinte  con  igual  conluutJca.  Con  todo, 
en  I"81t_va  jvMÍiüpix'Vfrwquf  un  pueblo  tan  rano,  tan  ainbíeioso^ 
tan  piíC'o  eseriipuliiso  r"nio  el  froiiccs.  desitobanuado  de  las  tral 
de  un  gobierno  regular  jjor  J«  primera  vez  de  su  historia, 
caria  a  stis  vecinos  a  atacarle,  o  como  en  realidad  lo  hiciemn 
la  Inglaterra,  .serian  elloa  mismiM  los  agn>.sore»;  i  que  iino«  p 
aAosdeguerra,  tclÍKodc«gniciada,  lo»  ixtndrianalamercvd  dcut 
dictaduní  militar. 

En  2o  de  februro  de  1^4^,  podia  también  haberse  previs-to  qt 
lu  caf<la  <lc  la  loonaitiufa  en  Francia  sacudiria  todos  loa  tronus  de 
la  Aloniunia  i  de  la  Italia;  que  on  todas  partes  ee  podírinn 
lilucioues  cimentadas  en  asambleas  representativa^  que  en  te 


XNBArO  SOBUB  Uk  IHFLUBKCIi,  ETC: 


39S 


m 


tes  se  concederian,  i  en  IocIas  parte»  se  abusaría  de  ellit«;  quu 
el  imperio  aiiíttríiu»,  (jue  de  ñfifct  ntra»  ex  pe  ri  mentaba  un  pro* 
ceder  de  di.iulucú>n  bajo  Ut  |>»l(ticsi  MetUnnich,  perdería  la  nd- 
.erencia  de  mis  partes,  •  lu  menos  por  iilgim  tiempo;  que  oda 
fidH'idi  Un  c«)mplicai[(t,  Ino  embarazosa,  tttn  artifieinl,  camo 
]«  de  la  oonsli Ilición  jei-mibiiea,  cavrín  i-n  pediuot(¡  que  Roma 
se  cometería  mas  tiempo  a  tin  gobiei'ao  clericnl,  i  que  la  Si- 
cilin  ix'cInmnrÍH  la  constitución  de  que  había  üído  defnmtiada, 
Tixlns  estos  sucesos  podían  haberse  anunciado  sobre  dabu«  »e- 
gurt>s.  Nadie  pudo  esperar  que  el  pueblo  de  Sclileawig  i  Hotslein 
80  fiíiblvvnsio  contra  un  buen  gobierno  (¡ue  gradualinenlc  me- 
Joiubo,  i  se  arrojaAe  a  \as  iniítcríaM  de  la  guerra  civil  i  la  revo- 
lución, por  una  oiiv»tiou  de  «uuwun,  quu  no  era  tiempo  de  decidir, 
i  neaso  no  lo  Mcni jamas.  Xodic  pudo  uspemí'  que  toda  la  Alcma- 
Dta  HiniiMktizitsc  con  esta  malvada  in»cn»At<-7.,  i  aUcaae  a  una 
potencia  amiga  de  quien  no  liabia  recibido  ofensa,  pata  orran- 
.  cai-le  dos  de  soí  iitiuc  valioww  ])ruvinaa)f.  N<ulie  pudo  esperar  que 
^B  el  Austria,  para  abolir  la  constitución  húngttm,  elijiesc  precisa- 
^^  mentí-  una  ¿pocn  de  debilidad  i  peligro,  con  lu  revolución  en  su 
^H'Capitid,  la  guerm  civil  i  la  guerra  extranjera  en  bus  roas  doott  le- 
^^  rntorim. 

Nadie  pudo  haber  siipueoto  ([ue,  cuando  el  mal  éxito  de  cata 
tentativa  parecía  probable,  llamase  en  su  auxilio  a  su  mas  formi- 
dable enemiga.  í  se  arrojase  a  liw  pies  de  Rusia.  Nadie  pudo 
^^  únajinaise  que  los  romanos  expeliesen  al  mas  popular  i  liberal  do 
^Bena  pa|ias,  o  que  la  república  Tmncesa  restauraste  una  monarquía 
'^  e«le!Íástica, 

La  primera  invasión  de  la  LombardEa  por  el  Piamontc  no  sor- 
pren<liil  a  nadie;  pero  ¿qui^n  pudo  liabur  prcviüto  la  ttegunda? 
¿Quién  pudo  esiierar  que  un  pueblo  i  un  kí,  quu  in^-o«w  de  siete 
meses  antes  habian  debido  mi  salvación  a  U  iniignniiimidiid  del 
vencedor,  renovarían  el  atatpie  cnnndu  e-stabaii  tan  debilitadas  i 
desanimadas  smt  fucraiLs,  i  el  enemigo,  alentado  por  la  victoria, 
había  aumentAdo  lat  suya»?  (*) 


{")  El  rerjtor  cite  roOMi  tía  ejemplo  tl«  predicción**  totablcs  du  tuce- 
iHM  il'klaat««  Ins  qi^  >«  coiilÍ»D«n  en  uoi  orU  del  ftla(«  Oaliioi  a  Mm*. 


896 


SiacELANKA 


La  gntQ  dificultad  de  iircíiwir  el  catladi  futuro  ti<?  W-*  aaiúa 
DO  praviene  ISDto  de  quo  su  política  tlep^'iidn  dv  sii  vulrintiut,  cae 
de  la  falta  de  principius  s«gui-os  pora  aauoctar  las  dt-U-nnlr 
oes  de  la  voluntad  en  na  caso  dada  Segan  es  Ia  virt^itl  i  lii  int 
lijoDcia  de  un  bombro.  asi  e&  la  posibilidad  do  calcitlur  cuál  mi 
su  conducta  en  circiinüLancia»  dadas.  Soto  sabemos  qric,  cni 
bueau  i  cuerdo,  se  decidirá  en  primer  lugar  por  6U  deber,  i  eat 


d'Bpinaj-,  ewrita  «n  1771.  Ptra  talvet  habi«ra  unta  moa  para  ril 
oooM  UBI  pnwbo  il«  b  falitiiliJad  del  «nUmliíaioiita  lintanDo,  caari'lo  t|aía 
penütrU' vn  «1  porvenir,  por<|ui!  loa  puiitusen  que  1m  anuiiuioa   del  «ti 
luonilo  )iiL>itnih(tniIt!iii>«ntt(loaporcliup<:ato(lol  mu  oda  político  pr 
tl«nin  tnacbo  «ubre  loi  ulrus.  Ho  nqai  ul  puiij«  cki  Is  cul*: 

■El  rvsulUiJo  Mri  que  no*  p*r«oar«ro(H  n  ks  ebiuoB  mocho  mw  lU  1« 
que  noa  pkrcoenoa  «bora. »  (Id  fiebre  de  innoncion  i  proifrcao  qu«  ajiía  j 
1»  Europa  In  Iiac«  ahora  mriXM  ■eraajiuit«  que  nunt*  a  U  CHtaoonar.n  < 
nn,  f  iicmisn  d«  rcfomtu  i  Mtredadcii.)  4Habr>í  do«  rolijiniMis  mni  *»&t\i 
dos,  kda  liH  HrandoM  i  lo*  lioailira*  da  tatnui  Udalpatiblo  t  (Sie]>Mt«) 
qiinnrln  dccír  qii«  !««  gnndet  í  Vm  literaloa  fli>rian  nt*Utaii  o  poco  mirnoa  i 
ol  piif  hlo  r«1)jii)»o,  ha  errado,  porque  d«l  itgln  X^ttl  aoi  •■  «ridcoti-  qM 
naa  bi«u  lu  habido  una  («jqoÍod  eu  Mntidocootnrio.)  «Babri  tnaduii  tra- 
pas áobre  lüs  unnia  i  casi  niaguiw  xuem.*  (Eiito  p'ido  oaBTeuir  al  otado 
de  Europa  italvi  de  ISjS;  b  gucrn  «utaltii  de  uiwro  eM  »iÍo;  p«ro  oo  d 
ÍOBproliabl»  que  vnelmn  Ux  «m.i«  a  h  actitud  n<it«ni>r  de  pcu  anna<la.)  «I 
gna  soimnaa  de  l^ur»f4  icrñ  el  quo  ponca  la  Polotia  i  la  RuaJa,  «I  que  i 
duoúo  del  tUllico  i  del  Mar  Negra;  l<n  otro*  piiiicipci  sanin  afaviili 
por  la  poHiiía  do  osto  K«bia«ti;  prcdomiaonto  (lilatá  por  ver,  aunque  i 
Terdad  todo  pance  caniitinr  a  ute  retaltado.)  «Habrá  (kspotiirao  en  : 
part«4,  pcixi  ilcupotiiimn  nn  crunldad;  nniic  derranuri  uní  K»la  de  laiivrBj 
(El  lÍRnpotíRiao  «lül  abors  lauo.bo  mu  t>'j(M  de  r*e  iwcondicntn  aninn 
qtin  caanda  mnribii'i  el  aViiW  flaliiini.)  4D«*potÍanio  d<  nritncivi  Ici^ilvn  i 
dado  «n  U  interpniUcion  d«  Uym  rancia*  j  an  la  acta>:u  del  fora  i  d«  1 
loga.!  (Ee decir  qoo  se  ooQWrrar^a  aparantem«nte  laaantígaui  tnstíiocia 
nca.  i  a  favor  da  lut«r|vnitacioae8  1  nn,'uoia*,  m  sancíoMrin  con  alia*  todo 
Ion  abuws  del  poder:  la  venLid  e«  que  lu«  suli^uas  íd^ÍIimÍOim*  m  bao  i 
|i1<iiiia<<'i  [<!>r  Codns  par(«*.  i  en  ui  lugar  se  han  Uvaalado  otra4  nuev-is.  i 
maiius  i1(>  niui  diferente  eocintii.)  (En  cae  tiempo,  Ua  cteDOias  d«  mod*  ser 
Iks  fiíicai-.uo  iLibrd  teolojb,  lü  nDttgü»da<lei,  DÍlen2ua3«ibiaH>.  (Bn  la  I 
lojj'u,  n(i  ha  hubido  deradencm,  ainu  pro^reao  cieutifiDo:  bi  antigüadaJo 
bu  leD^u»!!  >ab¡B>  ne  uitudcín  nliom  con  nu*  ardor  qa«  en  tiempo 
atiat4i  Cíalíani.)  uEn  cuanto  a  joriipru Reacio,  e*da  mcionda  Bompn  tan 


KKSAYO  soure  la  ]xrLrENciA,  etc. 


897 


■Ver 

■poní 


giimlo  por  sa  ínteres.  Un  hombre  hÁbi],  pero  ífinKon),  soiit  con- 
Iticido  en  todas  ocasiones  por  su  interés.  Un  tonto  bonradu  pro- 
timni  h»c«r  lo  (juc  1^  parexcA  justo  i  i-ecu>;  pero  es  fácil  que 
iroquc-  Io«  nM.-<iÍM!t  i  nan  )m  ñatA  Pctx>.  ^  un  hombre  na  t^  ni 
lionriido  ni  inli-Hji-iili-,  «i  no  tir-m;  virtntl  biwUinl*  [laní  diíddirse 
por  lo  biK-ito,  ni  buslnutc  nUutnco  poiu  vinoccrsu  ÍDt<;i-<:^,  j<]iié 
puede  c«pcnuMc  K¡no  qiic  m;  dojunL  llerur  du  In  jnidoD  u  eiiprÍ4;ho 
fie)  momento?  jl  quién  podntsnberquéptisioii  o  citprielio  M«rii  t»e 
que  le  domine? 

Pues  en  este  caso  so  eocuontra  justamente  una  nación.  A  ciial- 

quiem  peisona  que  hubiese  incurrido  en  la  mitad  de  los  desutinos 

ÚK 1»  Francia,  U  Pnisía,  el  Schicswig,  oí  Holstein,  Báden.  Austna, 

''cncci.1,  Roma,  Toscam  o  Nápoics,  en  estos  dos  aflos  último»,  la 

idrian  tma  parientes  bajo  tutela,  como  incapaz  de  Adminiütn&r 

8US  n<^<)ci(M.  Cu'ilquiem persona  que  hubiese  perpetrado  la  mitad 

dv  los  <-rÍmcne.-t  <lo  cada  una  de  estiu  naciones  tan  altamente  ci- 

i-iliza<liL<,  en  estos  ültinios  dos  aíta»,  serta  airojada  do  la  wciiajnd. 

iQué  hitbiun  dicho  CárIcM  Alberto,  o  cualquiera  de  ñus  conxojc- 

si  Mf  U:  hubiese  propuesta  que  se  portnse  con  sili  individmM 

iculares,  como  el  PinniontG  se  ha  portado  con  elj  Austria? 

jCf^mo  habrían  recibido  Odilon  Bnrrol  o  Fallitux  In  prypu<wt)4  do 

entrar  por  fuerza  en  la  e.-Lsa  do  un  amigo,  puní  coni%rvar  ku  lejf- 

jma  ínHucncisKobre  él,  ¡si  «e  nega»!  a rt»;ibirlo»,  di-HCcrnijar  las 

lucrtas  i  matar  a  los  criados?  £<u  maidadc»  d«  hs  uncionus  puv- 


ira  etílico,  i  pweccnuí  bs  kjrci  roroatuuL»  (E«  p«>l>!iMe  qnu  U  primn»  éa 
cmi  pr«dicdon«*  iv  U«vo  n  calió;  jwro  la  «eguadii  no  ll«vn  traían  de  (iliin- 
pUtsc:  las  nodidKB  cudiScudonu  cHtudína  todavía  los  l«j<M  tomaiiM:  M- 
tijro  la  FrxDaa.)  nLna  «rgnaias  IcgnJuit  ■«  Hicftntn  de  la*  miui  magaíñeuM 
fu«ntc«;  dul  ciftmtn  ile  In  conirtitDcinn.  del  ñrdua  cRonninl.*  (Sí  *c  «utiliía 
•n  ote  Kcnttdo,  no  m  abiiu  m^noü  d«  la  iKctnf irien  en  «I  otro,  praelamanilo 
derecha*  inujinnTioa,  lioitilca  &  ta  propiodad,  a  la  famílu,  promoviendo  la 
ibvaniondc  todiM  !(>■  princifioa,  el  cAol)  «Lxh  iiocüi  Ii>}re«  fovonbleii  ak 
•xportacioB  i  coiilnríiu  a  la  inipmuir.ion,df<>>lrutrin  toiit  eotnrrcio,  porque 
caando  todc«  quieten  dar  í  iudi*  recibir,  nadía  daini  ncíbe  nada.»  (Eato 
fionTÍcno  niDcbo  ma»  •  la  políbca  oooMireisI  dol  aiftlo  XVIII,  fiunaUd* 
■cMtM  diaa;  tdlo  aoonria  al  ooooofcío  no  porreDir  mui  diviow  del  qu«  « 
iNMqao ja  «D  oat«  «plgraina  d<l  abaW.j 


398 


UIBCBtAXEA 


den   probiibleniento  explicarse  por  lo  d^hil  que  ».•  hiu:c  unk  : 
poi]Mibt)i(l.-id  dlaeminada,  por  la  taita  de  un  ttiipcrior  que  castíj 
a  loit  que  obran  mal,  por  lo  frecuente  que  k»  mVm  ollns  ol  tríi 
de  la  violencia  i  del  dolo,  i  por  la  coasiguient«  (alta  do  itoa 
Ilion  pt^biica  verdAdoraincnl-*^  ¡lustrada. 

Elln»  «>n  »tnKf  liiiittM  vji.t:(ipto?i  di  lo  que  serían  los  individúes 
en  aquel  estado  quv  «o  llama  de  naturalexa,  i  es  entenunviit 
contrario  a  ella;  «n  que  no  hní  leí  ni  justicia.  Pero  ta  insensatez  < 
las  naciones  pi-ooxle  principíilntenle  de  que  non  compnrstÍTanienl¡ 
incapaoea  de  aprovecharan  de  la  expc^rieivcin. 

Ia  expcríencin  de  un  botnlux-  t'x  ¡>i-n<'>iinl;  la  de  un  pueblo,  hi| 
tAñoL  Un  hombre  roitscrvii  ^u  idcDti<lad.  Es  la  mií^ma  personal 
1o« «aWDta que  n  loü  TuÍnC«.  Se  acuvrdndccilinoaecotMliiioun  ii< 
tiempo  i  con  '|Tié  rci^iiltadv».  Al  contrarío,  la  identidad  de  una 
ciou  c«tJÍ  en  per|)ctua  mudanza.  Cada  treinta  aüos  e-stá  ci  maDftjj 
do  8u«  DBj^oct  en  manos  de  nna  jeneracion  nueva,  que  soln 
por  tra^licion  la  fortuna  de  sus  prcdece(ion3a.íCniintOA  hombres  de 
estado  bsi  ahora  en  Francia  que  hayan  tomado  parte  en  lott  nego- 
cios del  Iniperío?  jCuilntos  de  loa  que  ahora  Íiil<T\'ittnen  en  la  cosk^ 
páblica  habntn  sido  quitados  del  medio  de  nqu(  a  veinte  aUos, 
la  muerte,  In  eoferniHad,  la  indiferencia  o  el  rlestierro?  ¿CuAot 
les  habnuí  sucodido  que  ahotn  solo  piensan  en  su  cducncion,! 
profcflion  o  su»  ptac«i^?  Aprender  por  la  csperíencta  ojeBn  e»i 
privilojiode  una  int-elijoncia  elevada.  Pero  eso  a-*  «  ln  que  ni 
nación  está  obligada  si  quiere  aprovecharle  de  utuí  lar;ga  ej 
ríencia,  porque  la  suya  está  reducida  a  muí  pocos  añoa. 

El  capitulo  fi  trata  del  nVimero  de  per^wnus  competentes 
guiar  a  la  opinión  en  cualquiera  matcría,  comparado  con  el  n^ 
mero  restante  de  la  comunidad.  Mr.  Lowis  croe  que  aquel  ntiraii 
es  mui  limitado,  como  que  se  compone,  en  realidad,  de  los  micn 
bro«  mas  distinguidos  do  la  pequeña  minoría  que  ha  hecho  iycpc3 
cial  estudio  de  cada  difcrcate  ramo  de  especulación  o  de  pnírlica. 
Pero,  aunque  aprecia  on  poco  la  o^nnion  p4Íblica  como  guia  para 
la  verdad,  le  atribuye  un  alto  valor  como  guia  pora  la  conducta. 
El  hombre  de  estado  se  ve  en  la  necCMdnd  de  contemporizar  con 
los  sentimientos,  preocupaciones  i  aun  delirios  del  pneblo: 
qué  punto  haya  de  hacerlo,  no  depende  tonto  de  [ninctpios  jene-" 


rnlus  dtí  lii  nnturulcAL  hiiinaiiA,  c^mo  de  civrhu»  {mrtJcubu-idades 
Dacir)rukk-«  o  U-nii>ora1i-!:.  En  l<i  India  Mciidionnl,  co  nn  pueblo 
()UP  liH  Miifríilo  con  pacii'Qcia  la  cnrga  tic  Iiu  contríbiinonc-^  hasttt 
d  punto  dv  tolemr  lu  conliMCiu.'i(in  t.-n  «lencio.  \n  nllcniíciuii  du  u» 
lurbnntt'  pnxliijo  un  levniíUiiiiicnto.  Los  ingtouui  de!  «glo  XVI 
dcj&iou  <iuc  Enri<]iic  VIII,  Efluartlo  VI,  Mari»  i  I^cabcl  mudastrn 
la  rclijion  nacional  do  cntólícat  en  semí-cnUílica,  de  scmi-católica 
en  proicslante,  de  proti^^tonto  en  caUílica  i  do  cabllica  en  proteo- 
tante;  i  los  ingleses  del  siglo  XVII  noeptoron  el  tal-act  (*),  i  ni 
aun  la  tolerancia  oonsbticrcin. 

<(Hai  otras  materias,  nAadc  Mr.  Lewis,  en  que  et  gusto  de  la 
gran  nuuta  del  pueblo  ontablece  un  modelo  o  tipo  c|U(-  sirve  de 
guia  a  lod  que  ae  dc^lican  a  divertirle  u  a  influir  du  [mliibra  n  por 
Esmerilo  en  sus  sentimientos  i  convíccione».» 

En  la  omtoria,  la  acción  teatral,  ta  janinra,  en  ¡tnraa,  en  todo 
arte  que  se  diríje  al  ptiblico  en  jeneral,  el  faror  popular  ■»  <d  cri- 
terio del  acierto.  El  poeta,  el  músico,  el  arquitecto,  el  ««cultor  cuya 
obm  i.-4(  mas  itdmimdn,  es  el  <|ue  obtii.-iiv  ol  primer  lugar  entre 
MIS  Ponti'raporáDoos.  Pero  ¿es  en  realidad  el  maü  excelcntei'  f  No, 
dice  Mr.  hevñs;  la  vetdactera  excelencia  en  cada  arte  es  la  que 
en  la.1  peraoaaa  de  roas  ejerciiiuln  gu-ito  >  o[»^?rv.vi»n  im 
no  la  que  »olo  obtiene  el  snfrujiu  <Ie  la  iniicluilunibrc.» 
Pter»,  hi  la  opinión  de  vsmn  pcníonii»  se  diforcuda  du  la  del  público- 
jcuáli?!  son  las  pn>miwi.'<  para  doeidir  la  cuention^  Si  píxHlnctas 
artUticoci,  cuyo  ubjt^to  c^  dar  placer,  lo  (tan  cfoctivnmeiile,  icámo 
Be  probará  que  no  iton  lo  que  deben  ser?  Parece  que  esta  ca  una 
CUCiftiun  qu«  solo  puede  decidír«o  por  la  posteridad. 

Eiit  Tetan  «(«luc  pn>bu«  oeatum  qiü  perGcit  uino* 

ÍM  edad  futiini  puode  revocar  la  decimon  de  los  muchos,  o  de 
los  poco»,  o  du  UDoi  i  otros  u  la  vejt.  Ui8curuú»t«K(**)  de  lo«  diaa 


(*)  EotalutodtlptrlHnMnto,  qooitnponin  A  todoelqBao}erct«Muaeargo 
público  la  ubligadotí  d«  r«coDoc«r  b«jo  j'irainaiito  Ib  nptvniftcia  M  rei, 
d«  oi>iQ>il|[ar«a  b  íj{ImU  eMtablvcída  i  de  abjnrar  la  doctrina  d«  la  tranwbt- 
UDCÍiKÍi>n;ni)o  d«  1673. 

{">)  CunoeptuMM,  n(«otadca. 


400 


UtSCELlSKA 


du  U  roiii»  I«ibi>l  ei-An  toa  univc.i'silmontv  lulminidov  cnUÍt 
como  hui  «•xcíLM-iaii  la  i'im.  Alguiiiu  vuoeít,  itimque  nuns,  <bicÍU« 
£U6U>  <lu  livt  Mici^tiviu  joiieniciunv».  La  ar({UÍIoctiiru  gi^>Lir» 
por  curca  dv  »uÍ8  siglos  el  objvto  de  uda  vcncrnctoD  únivcrEal  í 
cast  L'xcluaiva.  Stis  obras  cubricroii  la  Italia,  In  España,  la  Franc 
Jn  Alemania,  In  Gmu  Bretaña.  Siguieron  dos  sigk«  en  ijue  fu 
mirada  con  desden  i  en  que  se  creyó  que  se  mejoraban  alf 
de  sus  mas  belltu  muestras  oon  aAadidunis  griegas.  Eii  <:I  día 
recobrado  toda  su  popularidad.  Algo  semejante  ha  aid<'  •;!  dt^t 
de  los  pintonas  flamenoüd  Juan  HemmUng»,  Van  Dj'ck  i  los  ot 
n»tv-stnj«  de  aquella  lumia,  exqui.titaiU4;nt«  acabada  i  con  todo~ 
eeu,  soncilU  cíicnela. 

Uu  arte  hai,  cujr'o  inmediato  ^itu,  c«iim>  Ur.  Lcwis  ba  ob* 
servado,  es  el  último  criterio  de  su  excelencia:  la  oratoria,  u  qti4 
sepuede  agregar  la  hiatridnica.  Todos loáútroaartiKtAaaílpinuí  ¡k  . 
admiración  de  las  eilades  fiiliira.'L  Lmpéi'iiuue  en  dar  a  luz  nlgo  qi 
«1  mundo  coD»crve  c  inmortalice.  El  notor  do  pacdc  fijar  su 
sino  tra  lo  pr«:^«enlc.  Esjwrará  tolvvz  vivir  por  síganos  añas  en 
tiieiimriiL  de  \m  que  mas  le  adiiiinin;  pero,  ctiondo  éstos  han  de 
supan^cido  del  mundo,  todo  lo  que  resta  de  un  poder  que  los  mu 
grandes  poetas  i  oradores  envidiaron  aca^  es  un  nombre,  qac 
para  noiiatrosno  .tigniñca  mití  que  las  iatcrípcione^  de  to*.  monU'^ 
mentes  de  Ntnive.  ¿Qué  c$  cu  rentidad  lo  que  mbomos  de 
o  Héiidemon,  de  Kcitn,  o  la  Clairoaf  {Para  cuántos  nu  es 
mius  que  un  nombre  la  Siddons,  i  aun  osa  eMrelIa  que  acabn  ap 
ons  do  poneiso,  la  Catalani?  Si  Jenny  Und  ejeeutaíie  su  crac 
propicio  de  dejar  el  teatro, ¿qué sobroriria  de  aqu!  a  veinte ; 
del  brillante  meteoro  que  ba  pasado  sobre  Suecia,  la  Alemania ' 
la  Inglaterra,  sino  loa  recuerdos  de  unas  pocos  ENiptnajtiiiu-ios,  i  I 
tradición  del  nombre  do  Lind,  como  la  expresión  de  lo  mas  per'] 
fectode  la  acción  I  el  canto?  Ijis  pidnbras  del  onulor  pueden  fijarse;] 
puede  retocar  sus  discuraos,  i  bajo  e-sta  forma  deleitar  a  la 
ridad.  Pero  jqu¿  es  nna  arenga  escrita?  Sabemos  que  el  autor  da] 
las  «u'joRís  arengas  tscrifas  que  han  llegado  a  nosotros,  i  proba- 
blemente lie  las  mejores  que  jamas  se  han  escrito,  ja^aha  que  el 
méri  to  real  del  orador  consistia,  no  en  au  habiUdad  literaria,  sino  en 
8U  poder  histriónico;  no  en  la  composición  de  sus  obras,  sino  ca  i 


O&LYO  sosas  LA  IKFI.UEKCU,  ETC.  101 

ni'xlo  de  ptoaunciarla^  Sabemos  C|ne  ñu  elocuencia  escrita,  ciiandu 
fué  reproducida  [HTHii  ilustre  rívid  cuii  b xlus  los  renlcaa  iiUtrid* 
tucos  que  iw^uel  grande  oraidor  pudo  agn^nrle,  en»,  por  «inredú» 
dol  nmmo  Esquines,  un»  ímitRciuii  ([csx;ul»rii|n.  Ciimidu  leemos 
ana  tuVDgu,  la  rufirimos  a  ubJuWis  paru  lew  cuh1i.^í  no  at  aaipnm. 
Suxcamos  eo  ulln  iuEtruccion  i  di'leitu.  E)  omdor.  ú  vurdatlciii- 
tn«at«  Ig  era,  no  pcnsd  en  instraii-  ni  en  diveitin  su  objeto  fué 
peismulír.  Injenío,  imajínadon.  tilowG».  todaa  los  dotc«  de  t-stilo 
o  do  compasicion,  que  no  le  sei-vian  pura  este  objeto,  las  echaba 
a  un  lado.  Si  podiasttcar  partido  de  la  repotícion,  de  la  hipérbole, 
del  exajerado  acolorankionto,  de  cualquiera  especie  de  fultu  giiflto, 
la  aceptaba.  O'Count'U  í>abii\  titn  bion,  como  cua}([u¡erH  de  nnewv 
tnw,  que  decía  desatino:*  cuando  habUba  de  ñervo«  herediUtrim 
i  del  »uci  fidlo  imúanaje  de  Europa,:  prro,  (leMilinando  wd,  era 
uno  dij  lus  urudoros  mas  grandes  i  poderosos  que  jamas  tonuiron 
la  pnlabriL  Todos  los  retazos  qne  a  nosotros  han  llegado  del  fa- 
raoso  discuru)  de  Sheridan  en  el  juicio  criminal  de  Hastinga,  nos 
parecen.  Ieyéudol<JS  a  sangre  fria,  hiirapas  lentejucladoi^  i  sabe* 
tuo«  que  fué  uo  gran  diícuno,  no  [knt  1u«  aplausos  que  se  le  dieron. 
eÍDo  por  k\  efecto  que  produjo. 


h 


El  séptimo  i  octaro  capítulos  pueden  eousidvr»r«>>  a  un  tiempo. 
Tratan  <]e  la  aplicación  del  principio  do  la  autoridad  a  los  cutir- 
pos  políticos.  Mr.  Li'wi»  díoe  lutí: 

<H«i  una  materia  en  que  v»  necc-siuio  que  se  cuenten  i  no  -tu 
p)»it!ri  liLH  iipiiiiiiri«s;  en  ((ue  el  mayor  luíinoru  dcbt'  piwuloecr  so- 
bre el  ni<-iior,siri  loiiuir  en eon-íidcractuii  el  mérito intriusoco d(?  las 
opiniouos.  EsLu  materia  es  vi  gotñemo  civil  i  político,  en  cuanto 
dependa  de  la  decisión  de  una  o  mas  cátnaraa  o  estameabotí.  En 
laa  obsorvocioucs  que  siguen,  me  propongo  examinar  las  causas 
de  esta  neoesidad.  i  basta  qué  ponto  sean  moderadas  o  contra- 
riadas en  la  práctica  por  una  voluntaría  adhesión  al  principio 
opuesto. 

«En  los  primeros  gobímio»  qne  la  historia  nos  [Hesenta,  lo8  tl« 
W  grandut  imperios  del  A«ía  occidental.  Uxlu,  de-ide  el  monarca 
hoitta  el  ínfimo  de  los  funcionaríoe  civiles,  estaba  organizado  M>bro 


4AS 


3(DICEL.A5EA 


el  prÍDcipio  de  la  iiidtvidunlidiu]  tlv  nmioii.  Siciido  lodoi<  flk»  mi 
TtAty\uias  abíolii'uw  o  dt-spril Íai»,  la  Conim  del  gubicmo  supri-i 
se  oponia  necesariam^ote  a  la  exút«jicÍA  de  cuerpos  poUtic 
porqne  la  sobcnnfa  reaidia  en  tiua  sola  persona,  i  no  er 
.s(!Jo  de  magnaUs  o  en  una  asamblea  papular.  Xingun  \  t 
oorpomcione»  dclibenuiK»,  de  jantao,  jurados  o  coIejioR,  pu' 
di-3«;ul>rír^!  niiti  i-n  ios  itiiiius  inft-jíoreíi  del  nstem»  político  ilc?  I<1 
estados  pumi»cn(«  unttital^'H;  i  iiun  lia.^ta  el  día  de  hui  no  ha 
üadu  un  »áo  pMo  iril«  nll»  de  i^ta  oi^gnnuadon  ^inplicísima 
primitiva. 

<La  cit-ilizacioo  oríenlal  no  ba  Hiendo  jomas  a  aquel  alto  j 
i{ne  e«  compatible  con  la  discusión,  imbru  W  inU'ren^  comunt: 
de  11U  cuerpo  de  consejeros,  revestidos  de  derechos  iguales,  i  ao 
torizado  cada  uno  para  amonestar  a  loe  otros  i  para  emitir  iii 
juicio  independiente.  Las  miiilidades  eisenciales  de  la  dií>cm>iú 
oral  de  una  asamblea  numerosa  son  tolcranoa  de  oontradiócion  i 
wnsitnt.  i  jiinlo  wm  filo  «1  hábito  de  dominan»  i  misiM-ndi-r 
juicio,  de  iiiAiii^tr»  ipic  nkdit  tin»  oiga  i  entienda  los  argumentos  i 
sus  antagonista»,  i  los  trate  con  deferencia,  nspondteodo  a  eilf¡ 
oportunamente.  Si  estas  ciialtdados  no  dominan,  se  hace  impiMÍ] 
ble  el  sostenimiento  de  opiniones  contrarias  i  su  eompanicion 
e3fitmen:  el  orador  es  intemmipido  con  gritos,  alga7.ara,  duiniu 
lidfls,  insultos  i  anienajEa.";  la  H.4.-uabIea  se  ^nielve  una  i^mm  i 
turbuk-noia  i  confusión,  i  i-l  debate  intelijible  i  racional  i<.-nii>ua.| 

E»  nutalile  la  fíddidiul  con  ifuu  en  la  [vrecedent^^  cbLu^nla 
dvvoribe  un  dcbabc  animado  en  In  últinui  asaiubleA  con»t.Ítuj,'eDt 
de  Francia.  Un  discurso  sobre  cualquier  mab^'Ha  excitante  no  ■ 
allf  un  ruconamiento  continuado,  sino  una  serie  de  breve» 
o  tentatíras  de  frases,  cada  una  de  las  cualc«  era  intemimpici 
por  una  an-ogante  denegación  o  un  TeroE  dicterio  por  una  u  otr 
pane.  Seguían  luego  Ijls  r«prímondn.<t,  las  quejas  i  al  ttn  lo»  sú- 
plicas del  presidente,  <|ne  (.•xhorlaba,  oouminaba,  rogaba  ene 
ddauu'iilv  se  guai-<l«)«c  <;írdcii  i  silencio.  Tnis  esto,  ^tinia  talve 
una  calma  de  pocos  momentos,  mientras  los  puImone«  de  los  all 
rotadores  recobraban  sus  fuerzas:  i  el  orador  profería  otra  »en^. 
cia  que  provocaba  ima  repetición  de  la  tempestad.  Rl  debata;  cr 
un,ieE^cie  de  Irilojf»,  a  ijue  los  íntemi|)torec(  conLnbnian  con  la] 


BKUXO  MBttZ  LA  ISrU'UCCU,  ETC. 


403 


m»yor  pane,  el  presidetite  con  la  suya,  i  el  orador  oon  la  nin^  |>«- 
quefui  de  todaK.  La  asaniblcii  pre^iitc  es  un  puco  niik.i  rnixk'niidci, 
])Arlv  purque  onjiouliiienU;  era  nlgo  iHéiiOH  nuinuroc«,  i  jnirtc  por- 
«lui;  el  truco  de  jrmio  lin  expeliilo  n  sus  tiiiu  buIliciwMM  micmbrí»; 
pei-o  ua  exti-anjcro  tuntlM  dífícullad  en  persuadine  que  ella 
represente  la  colectiva  sabiduría,  Í  roiteho  menos  la  colectiva 
urbanidad  i  buena  crianza  de  In  Francia. 

Mr.  LewU  descubre  las  primeiiaa  seAalea  de  cuerpos  jtuKticos 
ciiln>  loa  griegos,  a  qtiicnea  imitaron  los  cartajineiteíi  i  ]w  romanos. 
Alguno»  KÍgloA  moa  ailolanti!  las  encontramos  entre  los  g:do«  i  lo« 
jcrmanoíi,  como  instilucion  nativa  o  imitada  fie  ItJiliiL.  A  la  calda 
del  iin]irri<>  roiimno  los  gixIiiM  i  Jitnimiiij»  U»  iutroduji'ion  en  todos 
los  ]mtsi.vt  t]v:  Eurupn;  Í  itumiur  di-büiUiroii  «ii  jkxIit  1o<!  dc^potis- 
mos  i|ae  se  levantaron  en  ta  mayor  p«trte  de  la  Euiopa  continen* 
tal  en  los  itiglos  \\1,  XVII  í  XVIII,  han  recobrado  su  vigor  en 
el  XIX,  i  son  ahora  loe  principales  insUiimentos  de  gobierno  en 
latí  nación»  civilizadaa. 

Liiügo  que  se  establecieron,  so  hito  necesario  determinar  de 
qué  iiumIo  habin  de  expresarse  la  opinión.  No  había  innit  de  tres 
medios:  exijir  unauimid»d,  o  que  la  decisión  depondiese  de  la 
mayoría  <Íe  votos,  o  de  la  minorÜL. 

La  unanimidad  se  requiere  principalmente  en  congresos  for- 
mados por  delegailod  de  soberanos.  En  jcneral,  las  naciones  des- 
conFIan  demasiado  unas  de  otras,  i  oon  sobrada  raimn,  para 
consentir  en  imp>nersi>  obligacionüs  por  otra  volnntad  que  la  suya 
propia  (*X  Esta  es  la  causa  de  que  tales  congresos  sean  jenend- 
mcntc  estériles,  a  ménoe  qite  las  partes  hayan  convenido  de  ante- 
mano en  las  bases,  i  solo  se  junten  para  arreglar  los  pormenores. 
El  congreso  do  Viena  se  disolvió  sin  decidir  cosa  alguna;  i  no 
hubiera  vuelto  a  juntaree  con  mejor  suceso,  tií  lionaparte,  descm- 
l>aii';uulo  en  el  continente,  i  asuntando  a  los  monarea.«,  no  hubie^ 
producido  una  súbita  unanimidad.  El  cungix^w  de  Veruua  «u  rcu- 


{')  Sabido  M  que  na  ooa^rwO'loobeTaoo*  »e  difar«nmd«  un  fKibÍ«nii> 
fcilera).  en  >|ue  lu  r««olu«ÍoiM«  del  prínieto  w  iQiaan  por  unuáiiiidad  ds 
vulon:  I  <iu  «I  togaaio  Iw  rMolactonM  do  lií  uuyoria  oMigaa  a  uda  nao  dt 
loa  ai«c>a<lo«,  «uaque  baya  «do  da  ountnvia  o|>ii)ÍDU. 


iOi 


xnouáxu 


U  IOS 


nid  solamente  para  concertar  los  medioe  de  erectiiar  el  olijeio  eo- 
inun.  En  el  congreso  de  1^4U,  la  Francia  ae  opii-so  a  toilu;  i  l«s 
cuatro  potencias  t^ivierun  que  arreglar  la  cuoMiuii  oríontal  ñu 
ella.  El  oongreao  qae  se  propuso  para  Knm^ia:»  en  I&48  «ubru  los 
iM^^o«t  de  Italia,  no  \legi  a  iiiK-^inte;  i  Ioe$  núombros  que 
Gurrierüti,  «e  scpsiMioo  ¡aa  protocolo. 

Mr.  LcwU  obwTvn  quu  la  unaniínídatl  que  se  cxtje  a  los  jora- 
1I08  en  Iñglntvrm  ocaaioua  muction  ÍDconvpnÍ<--nte«,  como  el  de 
tnuuwctiioiK.-»  sin  svolúlo,  vi  dv  isurteor  el  fallo,  el  de  forzar  a  U 
uniuiiiuidiKl  por  medio  del  humbrc;  pero  que  con  todo  eao  se  ha 
encentrado  compiitíblu  coa  una  regular,  aunque  no  inui  íniclijen 
lulmiuistraciou  de  jnstícüt.  Acaso  su  mayor  ventaja  coní^i&te  en  Ii 
neoosidad  ([ue  impone  al  jueic  de  hacer  una  expoiiicíon  tan  cl. 
que  DO  baya  un  solo  jurado  a  quien  no  convenza.  Sí  de  iinn 
mayoría  pudiese  recabar  el  fallo  que  le  paii^oe  fundado,  quizá  do 
86  tomaría  tanto  trabajo  en  demostrar  su  juKticía,  como  cuando  el 
voto  de  uu  solo  individuo  e»  bastuntu  pura  que  sea  recbazado  na 
dictamen, 

Huí  euerpos  políticos  en  que  se  obtiene  una  CiUa  aparienci».  de 
unanimidad  por  et  concierto  que  hacen  lo«  miembro»  de  llevar  a 
efecto  la  deciüion  de  La  mayoría,  ocultando  I««  diferencias.  Esta 
es  la  conducta  ordinaria  d«  lint  gnbineU^s  va  !•)«  gobiernos  repre* 
tteotativoíi.  Alguna»  voces  se  dejan  íodcciaus  una  o  dos  cuc^i 
nea,  cómodeuMsindo  importantes  pnratransíjir  en  ellas.  En  és'^ 
\o»  miembnw  del  gabinete  difieren  descubiertamente.  Sobre  Kxfatv' 
las  otras,  aparentan  estar  otmAmnea 

A  primera  vista  parece  monstruoso  que  un  hombre  vote  í  aun 
bable  en  favor  de  una  medida  que  cree  pemicíoiítt;  p«'.ni  ot  iuu%i- 
table.  Si  ninguna  cuestión  quedaite  abii.Tta,  i  la  minoría  ilel  gOf 
binete  se  opits¡et«e  o  solo  rehuMUtc  apoyar  a  la  mayoría,  pocas  me-, 
<Iid;iK  iioporlAuUvt  :íi;  resolverían.  No  haí  medida  alguna,  sea  cual 
fucru  Sil  mérito,  ({uc  no  tenga  también  sus  inconveniente^  Las 
re«olucionc»)  miui^terialcA  se  reducen  a  reces  a  escojer  entre  dos 
ptítigros,  n  veces  entre  dos  males.  I  sin  embargo  puede  «-r  twct^ 
suria  i  aun  urjeute  la  elección.  Si  entúnoes  se  supiese  que  algu- 
nos miembros  del  gabinete  desaprobaban  el  partido  propui-xto, 
anrastrarian  áatos  frecuentemente  la  mayoría  de  la  cámara.  Por 


ÍS8AT0  sjBiiK  w  nerti-Bna*,  nxr. 


405 


otm  parte,  es  mnvgnblc  quo  vxtti  pníctica  debilita  In  nutorídml  du 
un  ministro  en  el  dubaU'.  La  cámara,  n»  cstÁ  sogura  de  (|ue 
apnmbe  on  su  conciencia  la  resolución  que  le  recomienda. 

Lh  hipütms  de  que  en  U  rawlocioa  de  un  cuerpo  prevalen» 
d  voU)  du  la  minoría,  conduciría  a  toda  especie  de  absurdos  en  la 
I>ráctiaL  Hsi,  sin  (.•niiuirgo.  circtinítlAneina  en  que  esto  no  puede 
m^nos  de  ocnn'ir,  a  m^nos  que  la  (Ivcímío»  dcpt^nila  llv  una  himplo 
maj-oría.  Son  muchoM  los  cwkm  en  que  no  no  Irat*  d«  xabcr  quí 
dirección  ha  de  tomarse,  «¡no  de  si  hemos  de  dar  un  pw»  o  estar- 
D09  quietoe.  Gn  casos  talai,  si  so  necesita  para  la  decisión  la  ana- 
niniidad  o  algo  mas  que  la  simple  mayoría,  i  la  minoría  opina  no 
dar  el  paso,  prevalece  ^ta  sobre  aquélla:  est4  en  su  mano  atajar 
todo  procedimiento  del  cuerpo,  i  si  por  ventura  lo  acepta,  es  im* 
poniendo  condicioneíi.  Este  cnt  el  sej:i-et«>  del  ascendiente  de  lord 
Kldon  en  loa  gabii>ct4>:í  de  que  f»é  miembro.  Oponfaw  jeiieml- 
m:ente  a  mcdidns  activa»,  siempn^  a  toda  mejons  i  no  <rra  ]>oeiblc 
mitigar  sn  hostilidnd  »  lasTefomuH,  «no  couccdiémlole  excepcio- 
nes. omi!iiones  i  modüicBcioiKs  que  las  hacian  poco  menos  que 
ineficaces.  Era  el  tríbuno  de  una  mczqtiina  oligarquía,  i  jamas  se 
intcipuso  el  veto  tribunicio  con  maíi  profusión.  Uno  o  dos  canto- 
oes  faniiticos  «jorcii^ron  igiuil  prxleren  el  antiguo  poeto  luílvético, 
no  couáutiondo  que  pasasi--  ninguna  m^ociaciou  de  la  dicta  sino 
bajo  las  condiciones  qtic  se  ice  antojaban. 

xl^  decisión  por  mayoría,  continúa  Mr,  Lewis.  pone  a  todos 
los  iuieu)bror<  sobre  un  mismo  pié,  i  da  nn  i'alor  igual  a  las  opinio- 
nes. No  distingue  entre  los  qae  son  competentes  para  juzgar  so- 
bre la  materín,  i  I09  que  no;  da  el  mismo  pe»o  al  suftajio  de  loe 
unos  que  al  de  los  otro».  Obra,  por  cuusiguiente,  en  conformidad  a 
uu  pnncipio  ent«Run4-nl<>  opuesto  n  la  pnlclicn  voluntaria  de  los 
que  Uu  sv  hjülan  enciuIoomloH  pr>r  reglas  IcgiilcH.  i  iiuc,  ajustando 
8U  conducta  a  las  opiniones  de  olnxt,  pre^tcinden  del  número,  i  solo 
atienden  a  la  especial  competencia. 

<La  necesidad  de  recurrir  a  use  principio  nace  do  la  naturaleza 
del  gobierno polllioo,  i  de  lo  que  en  él  importa  la  existencia  do  un 
poder  suprciHo  coercitivo.  Cuando  la  decisión  detinitiva  pertenece 
a  un  cuerpo,  ite  sigue  que  no  hai  autoridad  ulterior  que,  discor- 
dando las  opiniones,  determine  quiénes  son  jueces  competentes,  i 


40B 


MIÜCEUklCKA 


(piít^nee  no.  No  hai,  pues,  otro  recurw>  ijue  contar  los  voto»  i  «d*! 
bcrír  a  la  opinioa  de  los  maa.  El  expediente  parecerá  grocien?;  p^^ro 
es  el  m^nosmalo  que  puede  excojitarse. 

«Una  dedidon  por  bi  mayoría  áv   un  cuerpo  política  es  bajo 
cierto»  reapentcei  como  un»  liaUtlln  untrn  los  rj¿rcitos  de  dos  na- 
<!toi>(!^  ¡nitepen<lioiit<.<«i.  Docidv  una  ciiostion  que  ca  pn^cisi?  quiMle 
dcci<iif!n,i  que  do  puede  serlo  de  mngnn  otro  modo.  En  lo  iino,i«s' 
apela  »  la  fuerza  bruta:  en  lo  otro,  a  la  fnetza  moral:  es  t>t  dcrvclii»'! 
d«]  mas  fuerte,  reducido  a  una  expresión  )e^l> 

Hr.  Lewis  sigue  oonaideruado  loa  medios  de  paliar  e.st«  defiwto  | 
inherente  a  los  cuerpo»  politico-i:  el  predominio  del  nún»»ti  «obra 
la  integridad,  talenb)^  i  luccut. 

Lo  mu»  común  i  obvio  es  dar  votos  adiñonalcs  a  las  personas 
que  lií^^mm  alguna  ciinlidad  que  haga  presumir  mas  intelijeucia. 
La  cualidwl  en  que  mas  a  menudo  se  han  fijado  loe  hombre»  pora 
Obtcn«rc«t«  fin,  es  la  posesión  rte  bienes.  Es  la  m^noa  odíoaa,  por* 
que  cada  cual  puede  esperar  adquirirla:  cuando  e»  hoi^dit^mn,  su- 
pone jeneralmente  una  Mucocion  su])oríor,  i  aiaiido  es  creada  por 
el  individuo,  en  un  imlieiode  buen  entendimiento,  t  por  lo  ménoa 
de  buena  conducl<L  Ein  las  conrcdenicione^  de  vstfulofi  indcpetH ' 
dientes  en  que  la  decisión  de  la  mayorfa  es  obligatoria  para  ttiduü, 
el  poder  hace  las  veces  de  la  liqueza.  Anf  en  la  Confodeniuínn 
Jerraánica  loa  seis  estado»  prepotentes  tenion  cuatix»  voto»  cada 
ano,  tos  cinco  siguientes  tres  votos,  los  tres  siguientes  dos,  i  cada 
cual  de  los  restantes  veinte  i  ciuitro,  una 

Otro  arbitrio  oonaiste  en  votar  por  lo  que  Mr.  Ijcvíísí  llama  uní- 
dades  oompue»it4U(.  Así  en  Roimh,  sobre  ciurlm  niat>!ria>*,  «1  pueblo 
votaba  por  cenltiríiu;  ¡  la  nuiyorfa  de  las  centurias  prevalecía. 
Fcro  so  did  el  poder  a  los  propietarios  dividiéndolo*!  en  machos 
[K>c|neñHs  centuria»,  mientras  que  los  pobres  fueiXNi  ocuiQuIailm 
en  unas  poca«,  cada  una  de  ellas  mucho  maa  numerosa.  En  las  mtuí 
de  las  constituciones  europeas,  el  supremo  poder  reside  en  lr«« 
estamentos;  el  roí  o  jefe  supremo  constitnj-e  uno  por  ¡d  sola  La 
reina  de  IngtateiTa  tiene,  en  teoría,  tanto  poder  lejL-dativo,  como 
la  cámara  de  los  lonw  o  la  de  lo»  comunoM. 

Dcíipueit  de  la  creación  de  cuerpos  políticos,  el  paño  mas  impoc~ 
tanto  en  el  nrte  de  gobernar  a  los  hombres  os  la  rcpr«aeiiÍacion 


EXAIYO  üOItltC  U  IXFU'KXCIÁ,  ETC. 


4o; 


La  experiencia  de  imitares  de  aAo«  ha  dcmo^trudo  iinc  la  acción 
del  elemento  democrático  es  neoesoria,  aun  pan  const^ír  la  es- 
casfsima  cantidad  de  buen  gobierno  de  que  pordon  alguna  del 
mundo  ha  gozado  hasta  ahora.  Iar  monar(|ii{aa  paras,  i  las  aris- 
tocracia»,  i  la  iiii.-2cln  rio  uiiu  i  oin),  h&ii  aaciificado  siempre  los 
Ínlctv»«.«  dü  Kw  mucho»  a  loe  del  imo  u  lo«  pociw,  i  jcii<TitItiic-ni<^ 
no  han  compii-ndido  v9ois  iotcn-^WM  cunitdo  lian  quvrído  nuilnientc 
promoverlos,  Pei-o,  liasta  quv  se  inventií  la  rv-pivüentacíon.  no  fui 
pasible  ]>on«r en  acción  el  elemento d'-'niiKTáticoin  un  |«usdegrHU 
población  o  extenaon.  Los  habitantes  de  la  isla  de  Elba  nu  son 
acaso  domaaiado  numerosos  para  manejar  sus  nof^oe  directa- 
mente; pen\  por  pequeña  que  sea  1»  ¡ala,  es  probable  qne  ni  aun 
la  dA:¡ma  parte  del  pueblo  podría  juntarse  habitualment«  en  el 
lugar  elcjidú  pom  laa  sesiones.  Se  puede  ir  a  pié  de  cualquier 
jMU-t^  di-  Parí»  al  cenCi'o  en  una  hor^  pi?i-o  el  ni^raero  de  los  ha- 
bitanlcs  es  demostjwlo  gnuulc  para  qut'  f^jt-rcín  directamente  nin- 
pina  acción  política.  El  rv^ult^do  de  la  qiu;  quisieron  ejerrcr  en 
1S48,  fué  la  improvisación  de  un»  repiiWia»  por  un<i«*  pocos  milcj» 
de  reroltosos  con  no  poca  soqiresa  de  lu  masa  á^:l  puoblo,  i  iio 
menor  vor^enza  i  cnnütemacion  de  las  clases  educadas  La  ni- 
prcscnlacio»  ivíitiiilv»  e.-^ta  dificultad.  Mediante  olla, el  mas  e.xten9i> 
territorio  i  la  mn.t  dt-nrui  polilücion  puflen  gobernarse  democrá- 
ticamente con  la  misina  forilidiul  que  una  aldiia.  £s  probable  que 
este  fuese  en  un  principio  el  único  An  con  qu<*  la-  íhUykIiijo  In  rtv 
prceentacion.  Una  e.íoelencia  accesoria  de  esto  sistema  es  qui-  el 
representante  aventaja  por  lo  común  a  la  jenendidatl  de  mis  elec- 
tores en  educación. 

A  la  verdad,  en  las  roasaa  populares  constituyente^,  hai  cierta 
tendencia  a  elejír  pereonaa  que  pertenecen  a  la  maa  alta  aiis- 
loaacía,  ya  porque  aon  mas  conocidos  de  todo^,  í  ^  porque  las 
prel<^n.<iione8  de  im  superior  excitan  niénott  celos  que  las  de  tm 
igual.  Su  han  adoptado  muchos  arbitrio»  pora  aumentar  las  pro- 
babilidades dv  una  buvna  clvcdon. 

Ni  el  votar  por  unidades*  compacstns,  ni  el  dar  a  un  intlividun 
mas  de  un  voto  a  proporción  do  aus  fiícidtadeis  aun<im-  ha  «ido 
familiar  el  uso  de  uno  i  otro  arbitrio  en  la  eluccioD  do  empleador, 
se  han  aplicado  a  la  de  reprcsontante«¡  pero,  en  los  mas  de  longo- 


408 


XlgCELiVKA 


liicmofi  representattvoe,  ho  ba  pxijido  lu  poKeñoa  de  cii?rt3  canü- 
dicl  lie  cierto  jénero  de  propiedad  como  calidad  noceKiha  al  eIe«:tor 
i  umbien  tü  elejido. 

Las  mujeres  i  niAoe  i  los  exiranjcras  no  naluraliíadoa  son  tmi- 
vürpnliiienU!  excluidos,  coimt  taiiibit^n  Ioa  perM^au  '¡iic  reciben 
»i»c»n\w  públicif»,  liis  empleadas  inimxliiiiAinenU;  por  i-l  guhívnin 
i  ü  rea»  las  i)u«  no  profesan  U  nOijioo  del  cModa  EstoM  i  ocm* 
vxdutftaoe»  Heiii4;JAaU<i<  eonslttuv'en  •;!  tipo  de  Ips  gobicmu»  roprc- 
rantativofi  a  t\uv  piidiora  <lai^^  el  titulo  dv  axltigicot. 

3tf  r.  Levi-is  no  ha  prestado  bastante  atención  a  este  tipo:  par  eso^ 
miía  a  un  gobierno  exclusii-o  como  aristocrático:  nosotros  crL-emoa 
i\ae  un  f^biemo  puede  ser  a  la  rex  miii  exclui^ÍTo  i  muí  demo- 
cráttco.  Atenas  en  tiempo  do  Feríeles  era  una  democracia,  aoDi|De 
toa  nuere  dÁcimos  de  la  población  no  teniím  parte  ninguna  en  (4 
gobitM-no.  ÍA  FVanciii,  bajo  I.ni.'s  Fi!Íi|>e,  cni  iniw  democnUJca.  qwi 
la  InglalerriL,  aurHpiv  los  sutniganlos  en  Francia  dü  unuí  1  na 
K*0.  ni  piu^]  quv  en  InglatciTaT;ian  cerca  de  I  en  12: 

Otro  plan  es  la  elección  indirecta,  que  consista  en  dnr  al  proce- 
der un  trámite  ulterior.  Como  las  cualidades  que  habilitan  a  nn 
hombre  para  elejír  smi  métioa  raras  i  mnit  laciles  de  conocer  qn>- 
Insque  le  habilitan  pnm  Hor  Vjislador,  es  tan»  prohuble  qne  cl 
pueblo  en  jeneml  elij»  bucno!«  electores  que  buenos  representan- 
bes.  Tiene  ademas  la  ventaja  do  «cr  «1  medio  m^nos  peligroso  de 
eliminiíT  cumpletamcutc  oí  príocipio  de  exclusión,  o  en  otros  t^v 
míuo><,  de  conceder  el  sufrtjio  universal  I  no  es  esta  una  ventaja 
iuBÍgnilicnnt«.  Loa  gobiernos  cxclaávoe  se  ven  en  la  necesidad  do 
adoptar  Ifneas  ¡urbitrarias  do  demarcación.  No  hai  ninguna  tazón 
sustancial  para  dar  mas  bien  el  derecho  de  snt'rajio  al  iguu  tieoo 
una  casa  rjne  al  que  tiene  capitales  en  lo»  fondos  piíblicos,  o  al 
que  tiene  una  «Ma  que  piiga  lU  1ibnt.«  esterlina»  de  alquiler  qno 
al  que  tiene  una  cava  que  :<olo  puga  9  libras  i  It*  chelines  La  nía* 
j-oría  exdiiida,  i  por  cousiguiente  descontenta,  es  una  cansa  debí- 
lítanl-;.  A  estos  correctivos  del  principio  meramente  nimiéríco,  se 
ngn.-ga  la  influeaeía  ile  ciertas  personas  entre  los  electores  i  la  de 
lat  couexíoae»  políticas  i  de  los  jefes  de  partidos  en  el  cuerpo  rc- 
pn.'^wnlativo. 

€Dtt  lo  qne  hemos  dicho  en  este  i  el  anterior  capitulo  so  co- 


i 


BNRATO  BOBRK  hX  IJTPLCSXCIJl,  ETC. 


409 


,lÜe.  diei*  Mr.  Lcwi».  que  el  gi>bi«nio  popiiüir,  según  ea  ahora, 
cnwrniüi»  ¡  yTpinmido  para  U-rrilorius  i»xtL>n9oa,  por  medio  del 
sistema  rrprcscntativo,  se  fundu  legal  i  loúrícntncnte  en  el  prin- 
cipio miméríco  qne  do  hecho  lo  dominn  hnst»  cierto  punto;  pero 
que  moral  i  prácticamente  la  influencia  de  v^tc  principio  e»  mo- 
ilifícadm  contrarrest^a  i  cnizaitn  od  varías  dinTCcívnvs  pur  la  del 
principio  antagonista  de  la  idoneiditd  oep«cinI.  En  d  toodo  de 
fijar  loB  t^nninoa  de  este  compromiso  ¡  en  adaptarlos  n  las  cii-- 
cunstjtncias  de  un  país  dado,  está  d  moreto  de  nna  oanKtitneion 
libre. 

<Un  compromiso  de  esta  dase  (como  tavimoe  ya  ocasión  de 
notario,  hablando  de  las  decisioni^s  por  roaj-orfa)  en'.'uelve  la  nnion 
i  amalgamación  de  príncipií»  opiie>itoi».  Stipone  qne  so  da  sufi- 
ciest4!  p«íu)  al  pi-inciptii  nimiéríco  para  (jae  la  masa  de  la  comimí- 
ílad  »!•  inU'rt?!<^'  vn  i^l  tíixlttn  cvisií-nte  i  mc  aPscdone  al  gobierno;  al 
piwoquc  la  m<;xcln  dfl  priiu^ipin  de  ¡doncid;u]  preeerva  al  gobierno 
I  de  cavr  en  miiww  de  persona»  qitv  ytor  »u  ignorancia,  inexperiencia 
i  fiílta  de  juicio  do  son  capuces  de  darlu  la  dirección  mus  oonve- 
Diento.» 

En  lina  de  las  cuestiones  mas  importantes,  relativas  a  la  repre- 
[»rat»cit>n.  st>.ntima»  no  opinar  como  Mr.  I^twis.  B*  esta.  Dado  el 
i  número  de  R^insícntantcs  i  d<;  ooni<t itnyvnt"-!<,  jcuAle»  ¡«oo  las  vcn- 
'  tajas  í  l<i«  inconvenientes  do  establecer  comunidades  electorales, 
grandes  o  pequeñas,  que  tengan,  en  consecuencia,  muchos  o  pocos 
o  talve£  un  aolo  representante?  Por  ejemplo,  habiendo  en  una 
provincia  4UU,"00  ímfnigantftt,  (pie  him  de  iiotnbrar  veint**  repre- 
sentante, iqué  í«r(a  lo  mejorí:  jhaccr  de  todott  los  4fH),00i>  ana  o 
dos  comunidades  electomles,  de  manci-a  que  en  el  primer  caso 
cada  sufragante  votase  por  20  iepret!«ntanti':^  i  on  el  segundo  por 
diej^  o  dividir  los  40U,0UU  eleclorcst  en  veinte  o  dio  comunidadQtt 
electon»l(!í«,  de  inanera  que  aida  sufntgnntv  votasií  en  «1  primer 
evo  por  uno,  i  en  A  si^'gundo  por  dos  representantes? 

Este  último  es  d  siatcnia  ingles.  La  ciudad  de  Ldodres  es  U 

única  comunidad  que  nombra  mas  de  dos  miembros,  i  hai  varias 

I  que  solo  nombran  uno.  El  otra  es  d  sistema  francés  mo<)emoL 

uno  de  loa  ochenta  i  cuatro  departamentos  nombra  tantos 

I  loe  7ÜU  representantes  cuantos  comi^wnden  a  su  población 


410 


ia9csi.issA 


comparativo:  el  departnm«nt<)  (jiie  menos  mÍGiubros  DOtnbm,  norn- 
bra  tres,  i  el  que  mas,  veintiocha 

La  tenilencia  mas  obvtti  del  si.HtcRift  fiiuiceR  o  oolectiro,  qne  > 
los  Estadoa  Uoidoa  íie  llain»  tUboUtoJiftieJatt  vystem.),  va  que 
ducc  n  tiriK  iiulidiul  política  »  toiW  \o»  que  no  »can  dt-1  funid 
prepondurunla  íji  todu  Ul  Francia  fominM  unu^oUi  cortiiini<U 
cloutorul  pora  la  uIocciod  rio  luü  rc[Mx»!cnUiDt4»,  oomo  lo  es  fian  1 
cIuccioD  do  pixísidcntfl,  i  cada  elector  votase  pwr  T5U  n?|m.-»^iit 
t«s,c«  probable  que  prevalecería  uoaeola  UstA.  ca«isin  nlLorsciu 
SapongaJDos  que  el  país  estii  dividido  en  lejitimiatas,  orle 
bonaparitstas  i  republicanos;  qne  cuatro  treceavos  son  ropublii: 
008,  i  tres  treceavos  ponenecen  a  cada  una  de  los  otras  denn 
naciones.  En  talvsciiviiii.sliincias,  el  partido  republicano,  aiinqn 
apenas  fuente  puco  mas  ciu«  ttiui  cuiirUi  parte  de  la  población  t<it 
eiivinrin  H  In  tL<»mbloa  caí»  UkIus  Uk  "•'ÍK  repi-esitnt..  .' 
hubicsf  <los  partidor,  que  poco  nuu  u  ménw  »■  oij>:  u 

número,  dcpcndoría  de  uo  mero  accidente  el  que  unu  du  vlli 
Tut^^-,  no  solo  oiompot^ntc,  dno  que  no  tavii-j<u  oposición  nlgoin^ 
en  la  asamblea,  i  el  otro,  no  solo  qui-da^o  excluido  del  poder, 
destituido  de  representación.  Si  tal  aerfa  el  resultado  del  aist 
colectivo  detuuTollade  en  teda  la  extensión  posible,  ta)  d(>be 
también  su  tendencia  cuiukIo  se  adopte  parcialmente.  I  es  dt 
vertir  que  serfa  Inn  pc-micioao  para  el  partido  vencedor  como  |ii 
el  vencido,  impeliendo  al  uno  a  Htentad-M  de  opnMton  in^unte,! 
arntKtruido  ni  otro  n  asonada»  i  revoluciona^.  KI  otni  •.■xtn;m| 
que  es  el  de  dividir  loe  electores  do  modo  que  cnila  repn;^.-iitaiil 
sea  elejide  por  una  comunidad  separada,  tiende,  aunque  en  mncli 
menor  grado,  a  prodncir  el  mi>nno  efecto.  En  cada  comunidad, ' 
representado  un  solo  partido,  aunque  la  Irecacote  aglomeracis 
de  personas  de  un  mismo  color  político  do  distritos  parti'Culares 
asegiM'nria  talvex,  w  fuesen  peijiieflos  los  distritos,  alguna  repr 
sentaeion  a  la  minoría.  Peio  el  plan  que  produce  este  electo  ma 
pasitivamonte  i  a  vece»  hasta  el  excuso,  ee  el  qne,  con  la  .sola 
excepción  de  la  ciudiul  de  Liíndns*,  adoptaron  nnestros  ant^rp». 
sadoK  el  de  dar  u  cotia  comunidad  dos  miembit]«. 

El  resultado  natural  es  un  oompn>nu»o:  a  cada  uno  de  los  par- 
tidos le  toca  ea  representante.  Si  hubieite  des  comunidades  i 


fc 


E.\SJIV0  SOBRE  LA  IKn.rKXCIA,  ETC. 


411 


|],u:!5  sufntgnnlv^istiliL  un»,  Mendo  los  Ó2ó  oonitervadorcs  i  )n«  500 

rerorinUtn»,  i  caún  uriii  v(itH.He  pfir  un  w>1ú  rcpre»t!nlant«,  ¡terían 

vkjiíliid  probablviDeaU;  dos  coiMuniidores.  Si  liicii^inus  de  las 

iIuN  oumuutdaclG»  unu  i\\u:  nowhmini  do«  micuibru»,  v»  probiible 

kque  8C  ulejirin  un  consvrvftdor  i  un  reformista.  Los  l,05n  cofwcr- 

Ivadun?);  podñan  diUcilineutc  obtenc-rdos  micmbixM  coaint  I.OlJO 

jrcfoi-miataa.  Quizá  el  plan  que  mejor  concilio  los  dos  objetos  im- 

Iportaiites  de  dar  propondenncia  a  la  voluntad  de  la  mayorta  i 

'proporcionar  una  {rnrtc  equitativa  de  representación  a  la  minoría, 

.  dar  tn»  luiouibro»  ii  c»da  coinunídiid.  Iji  uiayurfa  iiouibrurúi 

B.  A  I»  nñnorlo,  a  no  ser  fnui  d^bi]  o  tuui  descuidada,  niru  vez 

'íO  1<!  pi.«lri»  priviir  de  eUjir  uno. 

Por  otni  parte,  el  sistema  ix>lectivo  n*  i»mparnLÍviuQ<mtc  favo- 
rable, tanto  n  la  elección  de  i-cpresentantcs  idóneos,  oomo  a  su 
i  buena  cotnportacion  después  de  elejidos.  Una  pequeña  ouiiiuuiílad 
[está  expuesta  al  soboi-no  i  la  intimidación;  í  donde  estos  medios 
Lno  se  emplean,  ae  gana  »a  favor  con  manejos  i  empefios,  halagando 
rxiis  preocupaciones  i  talvez  sn.«  odios,  sus  rivalidades  nacion^ea  o 
I prov it)dalc.-i,  su  onvidia  o  su  iultilerancia,  o  haciendo  promesas  que 
pues  sea  una  malilad  cumplirla»  o  una  inraniía  ([uebrautarlas. 
conserva  su  bvor  promovivado  invvndoncs  en  obras  locales, 
rendando  en  combinaciones  de  ÍnU;res  local,  RiorificaDdo  a  su* 
mesquinoa  oe!os,  a  an  conveniencia  momeo tÁnca.  a  sus  monopolios 
menrantiles,  fabriles  o  agricolas,  tos  grandes  i  durables  intereses 
de  la  nación,  mutoinponzando  con  sus  iliberales  caprichos  í  dando 
pábulo  a  sus  i^iionuiii^  aiilipattas.  De  c^ta»  pervertí»  inllii encías, 
eetá  exenta  una  comunidad  colectiva.  No  hai  quien  pueda  com- 
prar i>  anie<tri>ntiU'  a  una  pruvinctii  cuU'm,  ni  gajiiimela  con  ma- 
nt|j<iK  iiiipn>pio><.  Losjvfes de  ciwla  partido  hoiceUíu.f  lillas.  Sefialon 
}a  sus  respectivos  sccuaccst  lo»  candidatos  de  su  color  politico,  a 
quienes  bao  de  dar  su  apoyo.  Xodijeu  magnates d«Hlepcirt«inent<» 
o  demagogos  looilcs,  astros  do  príniem  magnitud  eu  una  andad 
[de  segundo  o  tercer  «trden,  sino  hombres  de  rc])ulucioii  nietmpo- 
Llitana.  El  representante  es  independiente  de  sus  constituyentes. 
■  Ko  los  ha  comprado  con  promesaa  Si  el  gran  público  de  la  nación 
aprueba  su  ntnducta,  puede  mirar  con  des<lea  la  populoiidad 
local  Si  se  distingue  en  la  cámara,  está  seguro  do  quo  en  las 


in 


JOSBOdSEÍ 


pnlximas  elecciones  tonilrá  lagar  en  veinte  lüUs  diferentes;  nada. 
íc  costara,  por  conwpuiente.  el  representar  con  iiitcjíritin<l  aj 
nación,  sin  el  niieda  degradante  qn«  turba  U  imajinaciun  i  tne 
la  política  de  nn  hombre  de  estado  en  Inglatena:  el  temor  do 
peider  su  asiento  en  la  cámaro. 

Xo  po(lciui>«  dejar  d«  dcten«mo«  va  nna  materia  a  que 
Lciri»  no  hace  mas  cjac  aludir  de  paso;  si  convioiie  o  no  ndmii 
en  [eji«liici<.m  o  ndmioLstmcion  nn  s¡»t4>nia  do  ImuKiccion  i 
eion;  un  tnstcmn  sognn  el  cual,  unas  reces  no  se  aplicTi  on  toda  i 
extL-Qi<ioD  un  principio  reconocido  i  pATcialmenU;  ejecutado:  ot 
se  recnituccn  i  altcmatiramonCe  se  observan  dos  principios 
computtbk-v,  i  otras,  so  fija  una  regla  teórica.  (|ue  s»  infrinje 
t«nuiti«imente  on  la  práetica.  En  Inglaterra,  prevalece  este  si 
ma  hasta  un  pnnto  i)iie  ouú  provoca  a  risa. 

Asi.  en  teoda,  el  M>b<-nm«  de  TugliiU^rm  (^  un  ptwlt-r  n»Kt  itneii 
Xombra  i  destituye  -lus  minislru^,  distribuye  a  su    voluntad  II 
empleos,  sanciona  o  rechaza  todos  loe  actos  lojinlatívosL  En  la , 
piActica,  la  corona  es  una  &nt:i<<ma,  que  acepta  los  ministros  qi 
la  cámara  de  los  comunes  le  da,  que  los  retiene  mientras 
van  ta  conñíima  de  la  cámaní,  quo  pone  todos  lo»  empleo*  a  < 
potüciori  de  v^tos  ministros,  i  «andona  todos  los  pmyí^ctos   de 
en  qtie  ambas  cámaras  han  convenido.— Según  In  tt.'oría  de  la 
inglesa,  es  indisoluble  el  matrimonio.  En  la  prActíot,  es  disolat 
por  nn  [nivilcjio  o  leí  especial,  on  caso  de  adultorio  de  In  int 
En  teoría,  os  prohibido  a  la  adiíltera  casarae  con  su  amante, 
el  reglamento  de  la  cAtnara  de  lúa  pares,  faai  nn  artículo  que  pr 
viene  no  se  Ion  ningún  bilí  fie  divorcio  (*),  que  no  contenga 
cláuitnla  prohibitoria.  En  la  ))ráct¡cit.  es  rosa  corriente  qu<'  la ' 
vocciada  »o  caise  con  el  ailúltcra  Se  propone  sieuipre  a  los 
tma  omnicnda,  a  quo  siempre  asienton,  para  qu<^  OQ  el  caso 
ticular  de  que  se  trato,  no  so  inserte  en  la  lei  la  cláunula  próhrt 
tona.  Los  ingleíies  miran,  i  con  mucha  raa»i,  como  una  de 
prácticas  mas  importantes  la  publicación  de  loa  debates  de  la  i 


C)  Divereiow  toma  aquí  en«l  wntidoda  diwJucioa  d«l  Tincólo   aia-, 
trimoniaJ. 


BSUYO  SOURB  L&  IKFLUIUÍCIA,  KTC. 


413 


ninradelnscoranneít.  Pocas  caiituts  haí  st-puntilaincnUí  cxHiiiidtim- 
><las,  arinc  puoda  iitnbiiírsc.tAtito  bii-d,  i  dubctuoctnOndir,  tiirilo  miiL 
iPcru  esa  catisn  quu  iiiiiu^  wxcs  itiHuyc  de  un  modu  pcrnioioso,  i 
otras  de  un  tuodci  benéfico,  en  toda  La  carrei-a  do  nue.itro  gobierno. 
'  no  solo  DO  está  prot<'Jifla  por  itínguna  lei,  ano  ((ue  6»  positivamente 
üogiil.  V¡^  tina  tulU  d«  respeto  a  la  ciinata  de  loa  comunes;  i  de 
tiompu  en  l¡«:iii|>o  se  levontA  itlgun  niivmbro  irlnndcs  quu  cita  a 
la  bmiTn  ul  Íinprc-«tr  o  editor  ilc  iin  jioríódicu,  i  le  couinimt  con  la 
pena  de  eucarcsUmionto,  ostonsiblcmento  por  haber  publicsido  un 
diacumo  del  querellante,  en  realidad  por  no  haberlo  publicado  en 
^latornia  que  a  .tu  rango  senatorial  coirisipondiiL  Aun  la  prcMincia 
Je  oyentes  e«t  coiitmia  al  regianiontv  de  la  cániori.  Los  deba- 
>  ipiu  vueliui  p<ir  tixlu  el   roundo  civilinulo  en  cenlvniin»t  de 
miles  Uc  periódico»,  son  on  tvoiia  Dccretoít.  I  no  se  crea  que  wta 
regla  m;  invoca,  como  algunas  otnuí,  ;«olamoute  para  dispensar  en 
ella.  Llévase  a  efecto,  no  en  virtud  de  una  moción  fonnal.  sino  de 
la  mera  sujestíon  de  cualquiera  miembro,  toa  apelación,  úo  dia- 
cuíiion  siqaicra. 
Tolla  la  juriadiocáon  de  nuestra  corte  de  eqnidad  ea  nna  ttnn- 
cíon  jigantesca.  Los  jueces  de  la  leí  común  inglesa  son  los  ma- 
nos intel ¡je lites  fabricadores  i  num  perversos  intérpretes  de  la  leí, 
que  ha  vi»to  jamas  el   mundo.  Sobre  et  dejt>cho  de  proi>iedad  i 
eobn;  cuntratoR,  han  adherido  a  ciertas  leyes  contra  las  cuales 
ao  rebelaba  el  sentido  común.  Lut  cancilleres  clericaUts  rt-solvie* 
ron  d(?>em tarazarse  de  ellas.  No  podian  reglar  lai  procedí  mien- 
:  de  las  corles  de  tei  cumiin.  jQué  hicieron  piies^  Prohibieron 
Ia  lodos  recurrir  a  ellas  en  semejantes  materias.   El  canciller  dijo: 
f<ÍA  lei  que  tnudiete  ni  ni^r<;<-dur  bipriti.K^o  el  dominio  de  la 
[especie  hipulecadn,  »i  el  deudor  no  paga  el  capital  de  la  ileudu  el 
[dia  convenido,  ea  inicua.  Xu  podemos  impedir  que  U«  corles  sigan 
■adhiriendo  a  su  regla;  pero  desgraciado  del  litigante  que  recurra 
Pb  cllna  Se  hará  culpable  de  una  falta  de  respeto  a  la  cancillería, 
i  teni  encarcelado  hasta  que  restituya  la  especie.)  Do  la  misma 
manera,  si  un  hombre,  precisado  a  tomar  parte  en  una  gueiTa  ci- 
vil.  confiaba  una  propiedad  suya  a  un  amigo,  que  no  coiria  tanto 
peligro  de  oonfiscacioQ  oodm  él.  las  corles  de  lei  declaraban  que 
la  propiedad  enooroendoda  vn  dvl  fiduciai-ÍD,  que  podía,  jwr  ooo- 


i 


414 


macKLkxKi. 


dgmente,  quedarse  con  ella.  La  corte  tic  cancilleria  flijo:  <Nol 
•iiiya  ni  debe  quettarse  con  ella,  i  atin(|iie  irn  loiigimius  podn*] 
tornar  po!H«ionc»qMiml  de  üIIa  i  int-iriTÍrl»  ii  sa  verdadero  doc 
encürccInremoK  al  fidaciimo  hni«t«  que  la  dcruclra»  Lo  ata»  \ 
Unfi»  de  c^tc  vxtntAu  !ii«U-nii«  i^  que  las  cort«s  de  leí  lo  ciiii.->i>tj 
ten.  Reconocen  la  monstniosti  injusticia  de  sus  reglas;  pcnj  dic 
quc<  oo  linc«rn  daño,  porque  laa  cortes  de  equidad  »nminixtrun 
renicdioL  I  de  esta  majiem  se  ha  formado  un  csiaiiu  th;  co»aa  ii 
telijible  para  todo  el  que  no  »ea  abogado  di-  Inglaterra  u  de 
naciones  qae  deben  eos  instituctonei*  »  la  Inglnl«rra;  an 
de  cosas  en  que  casi  toda.4  las  pn^ptc^adcs  tti.*n>^-n  dos  duefli»  di- 
lereutes,  i  a  veces  das  diferente-*  scr¡e:f  de  tlitvñ'M:  tiDu,  dtiefi»  le- 
gal, ASÍ  llamado,  ponqué  ik-gnn  la  Ini  c<>muti  tiene  un  titulo  claro^ 
incontestable;  el  otro,  llainndo  dutiAu  vriuitativo,  purqne  tieim  na 
título  claro,  incnnta'tahl<>  vn  iH]HÍdttd. 

Pero,  aunque  entre  no«t>tro«  se  llevo  al  exceso  eee  es|>íritii 
transacción  i  fíccjon,  admitimos  ctm  Mr.  Lenis  que  dentro  iln  ci4 
toe  Umit«s  (qu«  a  la  verdad  no  son  susceptibles  de  d^Hnirsc)  i 
deja  de  tener  su  m^íto;  que  muchas  veces  pne<l<!  s^r  útil 
blecer  un  principio  en  virtud  de  ciertos  efectos  que  produce,  i 
lo  relativo  a  «itos  ofwtos.  dejar  cxianüi»  liu  acción:  al  p:i!"i  q 
relativamente  a  otro»  efectos,  que.  si  »e  les  permitiese  de»an-(ill 
serían  pem¡cio(«os,  ye  ncutmlicein.-pTÍma  e^se  principio  ptir  m€<l 
de  influencia»  coiitmríait. 


Loa  abuiiús  del  principio  de  autoridad  09  el  título  del  capftR 
décimo.  EstoR  abusos  a  la  verdad  e.<tuin  a  Iit  vista  de  todos;  i  titmt 
derta  tendencia  a  multiplicáis  a  medid»  que  una  nación  adelont 
en  luces  i  civilización. 

Entre  lo»  bárbaros,  los  astuitm  en  que  m  ejercita  el  jk.-í 
miento  non  pocos:  reciben  su  relíjion  a  ciega»,  pero  caííi  t'Klas 
otras  opiniones  son  el  resultado  de  su  propia  e.tperiencia;  i  du  aq^ 
Cft  qwe  (üilre  Um  siilvajiís  el  hombre  mas  viejo  es  jeneralraente  i 
qufl  S»)ie  mili'.  Gn  un  e^tjido  de  civilización  adelantada,  la  cant 
diul  de  conocimiento»  puede  decirse  qne  es  prácticamente  infinit 
porque  es  mucho  ma^-or  que  la  que  puede  iidquirir«c  en  la  maT 


RxaiTO  eotniz  la  iKFLUExaA.  ero. 


415 


Isrga  TtdA,  o  depositan»;  pn  la  mas  viixUi  intL-Iijcticin.  Ln  masa  del 
pueblo  no  tiene  basUnteü  conocímicutos,  o  bastanU-  ocio  para 
comprobar  la  milésima  parte  do  las  proposición^»  quo  llegan  n  su 
noticia  día  por  dia;  i  adquiera  el  hábito  do  asentir  matiuinal- 
ment''  a  lo  i)tie  oye  o  lee,  con  tal  que  su  infcomante  sea  (lerarna 
do  íin  cifnditnza. 

Losijuc  Mí  rouiti  con  lew  intluijiulore»  ingleseü,  eapecialnimite 

lu«>  que  pasan  por  mas  ladinoit,  hm  obrurnt)  de  Uut  Kbnom,  »c 

¡>reQden  desde  luego  de  la  seri-ili<Iail  con  que  ¿«to«  adoptau  las 

leas  i  obedecen  las  órdenes  de  aquelloa  a  quienes  mino  como 

iefefl  o  capataces.  Mucbedumbre  de  obreroa  abandonan  sus  ocupa- 

Fciones,  se  exponen  elloti,  sus  mujeres  e  hijos  a  la  índijencía.  al 

hambre  í  a  enfennedadeti  de  <\ae  talvex  no  se  restablecen  nunca; 

!  conciertan  para  niTuiuar  a  im  amo  que  ha  sido  su  bienhechor  por 

^mñas  imiiltan,  maltratan,  asesinan  quixá  a  lat  compañeros  qno 

no  av  lus  asocian  en  el  albomtn;  i  uxio  e»to  por  mandato  de  per* 

na»,  cuyoM  nombr«tt  a  menudo  w  les  ocultan,  pero  cuyas  órdenes 

lanónima»  llevan  U  autoridad  de  W  direotort-»  del  club.  Oui-antü 

^los  intertalos,  comparalivamunU;  tmru[mlo«,  vntru  alboroto  i  albo* 

roto,  toleran  que  sus  íntrusoe  mandoou  intorveogan  tm  cuanto 

>  boci^M,  i  sf  aonieten  a  gabelas  i  ca[Hrichos  tír&nicas  que  provocarian 

[un  leviintamiento  en  Rusia  o  Turr|ufa.  Bajo  1a  influencia  de  eat6 

I  donputixino.  han  ^iato  perecer  gradualmente  o  dejar  el  pala  las 

mnntir>ict:unut  de  gnrndi^  dudados,  eomo  Dublin,  de  tei-iiti:ir¡o« 

e3iU.-níii*,  como  Irlanda.  Liw  amon««t«cionos  que  sus  siiperioiiis  Ust 

diríjvn,  las  calamidades  de  los  suyo»,  i  aun  las  qnv  luin  Mifrído  i 

sufren  elloa  miamos,  no  les  hacen  impresión,  dominados  como  lo 

i  están  por  sus  delegados  o  jefes  de  cluK 

Pasaremos  a  un  ejemplo  admirable.  AtrílMiyese  jenemlmente  la 

[miseria  de  Irlanda  al  mal  gobierno  de  Inglaterra;  i  esto  es  cíetta- 

'mente  en  último  resultado  la  causa,  pero  no  la  causa  inmediata. 

De  la  Union,  es  decir,  durante  lodo  el  lÍetn{Ki  de  que  la  presente 

k  jeneiaeion  puede  hacermemoria,  hagouulo  la  Irlanda  de  una  recta 

adminÍNinLcion  de  justicia,  gobíoniu  local  propio,  in-slitucioniM 

libr*':'.  con  m^'nos  imput.'stOK  que  ningún  otro  país  de  Europa. 

La  Inglaterra  ha  gastado  i  gasta  sos  propios  tesoros  en  dv^- 

kderla  en  sostener  i  educar  a  sus  hijos,  í  en  préstamos  ínsólíh» 


«16 


2USCBLASKX 


-tlcslimuliM  n  sn  adi'IimlAiiiicittu.  Ha  ítkio  k  uifia  mimadn  «IcI  ii 
pcrio  bhtAniox  Pcnj  I»  íniwlt^iU^  iiijuslicm  cmi  ({uc  hemos 
i  contiauonios  Iratantlo  su  rclíjum.  ha  Ik-uiulo  al  pueblo  da 
coofiaom  contra  ol  ^bicno  i  contra  Uxlu  lo  qoe  tíeoe  cooc 
con  el  gobi«rDo.  i  lo  ha  bocho  cncomuntlonse  cíegamoou.'  k  i 
clérigos  i  a  iiU£  demagogos,  que  le  han  puesto  en  establo  i]e 
piíacion  crónica  coaira  U  leii  loe  adniinUtradores  de  é&ut.  Ni  per- 
sonas ni  propiedades  catán  seguraa.  Kn  el  campo,  los  nu-atodoa 
iiiipoHÍbilitao  toan  mejora  agrioola;  las  atrocidiuit-s  conii-tidas  ; 
las  i-eunionct  de  oficio»  han  vxpi-lido  }»■»  uiannlactunu;  lo8 
lew,  vi  comercio  t  el  cnnlito  han  dcTVt parecido.  El  señor  de  la  tie 
ha  emigrado  i  le  rucniplaza  ul  ajcntu;  vi  fabricanlc  ha  ido  a 
blooen^c  en  países  ménoe  ajitsdos;  el  cotacrcíantc  ha  caiuinailu  i 
pos  de  aus  consumidores.  Obedeciendo  ciegamente  a  loíi  «juc 
revestido  la  autoridad  sobre  ellos,  despeitliciaa  en  asoiindiiíi  i  at 
taduA  la  enei-jfa  ipie  pudiera  haber  hecho  a  Clare  i  Típprnur 
pnísperos  cooiA  Düvn  o  Antritn.  Cuando  vemos  W  c^iusecucncias 
(|iie  amanan  de  la  (ibe<licncia  a  nuJ  clejidos  caudillos,  cuando 
voDios  la  miseriii  quf  los  pueblos  de  Italia,  Alemania  Í  Francia t 
han  soiridu  i  caui>ado  en  los  des  últimos  años,  a  inHtágacjon 
nnoe  pocos  miJlaros  de  hombres  purvei-^oij  o  faoáticoe,  nof  ^ 
inclinadoea  preferir  la  ignorancia  del  árabe,  que  aolocor 
mismo,  a  la  docilidad  servil  con  que  la  masa  de  la  población  i 
las  porciones  mas  dWlizadas  de  Europt  se  sujeta  a  la  antoiic 
<le  sus  cabecillas. 

Al  mismo  tícuiiw  «stiuuuA  de  hcu<.^1o  con  Mr.  Lewis  ea  que 
uno  (k-  los  grandi-A  instrumentos  de  civiliau^ou  vs  la  conÜan^ 
bien  colucjtdu.  Convenimos  Umbicn  en  las  idcos  que  coalíene  < 
juicioso  pasaje  con  que  termina  fU  HiuKiyo: 

«La  conBanza  bien  colocada  en  cuestiou«K  de  opíníon  i  conduc 
es  lo  mismo  que  un  crédito  sólido  en  negocios  mercantiles, 
crtkiito  no  crea  riqueza,  ni  laoonttanza  rectitud  de  juicio.  L;í  mt 
caderla  material  i  la  capacidad  mental,  deben  ambas  pivcxiii 
peiti  en  uno  i  otro  caso,  lu  oonRana  saca  el  mejor  partidudui 
i  utilÍKa  lo  que  do  otro  modo  pudieía  haber  quedado  u-Htcril  en  I 
arcas  o  en  la  cabexu  de  lo»  píx^eeiloiiM. 

(En  el  (!Studu  actual  del  mundo  civilizadOt  el  progreso  de 


SAYO  KOURB  Uh  INF1.DK8CIA,  KTO. 


417 


idedAd  depende  en  parte  de  las  mejoras  lejltlativaa  i  de  las  me- 
iíilaa  que  im  gobierno  puede  tmlennr  o  píxMnorer;  pero  dep«nderÁ 
íavíu  mus  di^  I»  direpciim  <Io  ^liiis  id<lriui!<.  Ntiütüiiidati  »  la» 
Iiiiii  eili-nvindo  la  opiíiiou;  dL-pcndcrá  de  }»  (|uc  »?  exliuiidn  liv 
iHiiencia  de  «(¡iit'llnis  d«pen<Ieni  de  la  consiguieiitc  or^^nizuoion 
.  una  ntitoHiIad  ■■mío.  i  digna  de  confianza  eti  l.wlos  los  ramos  de 
^especulación  i  de  próctiea.  Bajo  esta  infiuencia,  scencontranl  i\»v 
\n  creciente  actividad  mental,  c)ue  ea  compañera  de  una  civiliza- 
ción progresiva,  no  es  incompatible  can  la  tranijiiilidad  socirtl; 
que  la  supei-ior  iiiHtmccion  del  pueblo  no  fnvoreee  la  difusión  do 
doctrinas  anánjuicas;  i  que  el  principio  de  autoridad  moral  es  mas 
fuerte  que  luí  inoi-ntivíis  de  \an  n'volticiont^ü  piililicns.» 

Convcnimoit  también  en  fptv  lii»  m<.t]itjici<>iu-;í  »oIitana.<i  del  íg- 
^l>omnL<!  mm  vez  cunduw'ii  h  coricluxiom^^  correcta».  T^nx  opi^i'^'''^ 
rt'lijio»as  que  «^1  »•■  fomín,  ndolvceii  de  fanatismo  o  «»U](erslicion;  a 
MIS  'ipinioiR-^  polfticit»  dnii  un  sesgo  torcido  los  Iñlsas  nociones 
I  sobre  las  cnusui-  de  la  desigualdad  de  fortunas;  i  sus  ruglox  habi- 
tuales d«  conducta  mn  por  !o  común  jeneralJEaciones  precipítatlaM, 
deducidas  do  una  corta  experiencia.  De  tocio  lo  cual  se  sigue  que 
la  i'l>Hx-ion  'W  guías  ífliínviM  tv,  v\  [u-imer  paño  en  la  carrera  de  las 
ltnpj<»nu<  souialv».  Pero,  en  la  gntii  mayoría  <)vl  jíticro  humano,  se 
(Ton  pochos  señale»  de  aproxitmurion  a  esc  establo  de  coün».  Mtt^iilrafl 
lln  cducaciMi  del  pueblo  no  mejore  mucho  en  cantidwl  i  ealidml, 
m  inátil  noonsejaríe  que  coloque  mejor  su  oonñaiizo.  Ia  compá* 
ración  rjuc  hace  3Ir.  Lcwis  entre  la  confianza  moral  i  el  crédito 
mercantil  es  una  iluslmcíon  feliz:  una  í  otnt  contribuyen  on  grwi 
manera  ni  mejoramiento  ile  los  hombres;  una  í  otra  son  esenciales 
«n  una  ci^ñlizacíon  adelantada;  pero  la  contianKa  Í  oí  crédito  qu« 
se  dan  a  hombros  que  no  lo  merecen,  hacen  por  lo  raénos  tanto 
daño,  cuanto  ea  el  bcneñeio  que  bien  colocailos  pi-oduccn. 


(Araucano  años  d«  Itf5)-&2,) 


»íí^v 


S*. 


Mun-BLtsaA 


n 


BREVE  IDEA 


DE  LA  ANTIGUA  I  JEKUI^A  PROHUMCUCION  DEL  LATÍN 
— ■«*• — 


Los  sonidos  de  que  se  componen  las  dicciones  latinas,  se  repre- 
sentan por  IfítniH;  i  se  da  también  el  nombre  de  letras  a  los  soni- 
dos mismos  representados  por  ellas.  Las  qtte  pneden  pronimciarse 
clara  i  distintamente  por  sí  solas,  se  llaman  vocales;  i  las  que  ne- 
cesitan de  junt:ti'se  a  otras  para  formar  un  sonido  claro  i  distinto, 
se  llaman  consovuntes. 

En  latin,  las  vocales  son  A,  E,  I,  O,  U,  Y.  Esta  última  perte- 
nece a  la  lengua  griega;  i  solo  se  encuentra  en  palabras  griegiLs 
introducid  lis  en  el  latín,  como  -nuirtyr,  testigo,  mártir, 

Ijas  voíailes  son  agtul((s  o  gravex.  En  las  vocales  agtiddS,  se 
levantjvba  un  poco  el  tono  de  la  voz  apoyándola  en  ellas,  corno  lo 
hivccmos  sobre  la  e  en  las  dicciones  castellanas,  viento,  céfiro. 
Las  vítcivles  en  que  no  se  apoyaba  de  este  modo  la  voz,  se  llama- 
ban, como  en  nuesti-a  lengua,  gruve».  Asi  en  dáminiis,  señor,  la 
o  es  aguda;  i  las  otias  dos  vocales,  graves.  En  ninguna  dicción,  hai 
mas  de  una  vocal  aguda. 

Xa  cjilidad  de  agudas  o  gi-aves  se  llama  en  las  vocales  acento; 
i  se  da  también  este  nombre  a  la  señal  que  representa  el  acento 
en  lo  escrito,  {jue  es  la  que  ponemos  en  ia  vocal  aguda  do  ilómi- 
nwi:  no  hni  necesidad  de  señalar  las  vocales  gravea.  El  acento  es, 
pues,  agudo  o  gravo;  la  palabra  acevto,  usada  absolutamente,  sig- 


420 


JdSCKLlxeA 


mfica  ol  aguda  Los  latinos  iki  ncnstubraban  señalar  acento  : 

no  en  la  esciüiira;  iHuotii»  lu  haremos  en  cata  Grttmdtioi  i»m 

llar  a  conotn-r  la  nci-nlUHCÍon. 

Imx  viKaIfs  i-mn  adíriiijut  UirtfOM  o  brevftK  o-n  Ik  vocal   Inr^  se 
umpleulm  <lubte  tívnipo  ifiiv  en  la  brevfL  A»í  nunqut;  en  Ia«  dic- 
cÍ4>Qc-M  jMticr,   \Ku\iv.  i  ¡Minis,   pon,  se  pronundnbn  con  acento 
itgiido  uiui  niUiiin  letm,  la  ti;  la  (i  áv  ¡lanú  era  lar]ga  í  se  píxgiiuwj 
cialm  co  doble  UvoipoijUB  la  a  deputer,t\ue  era  brere.  &i| 
pTuntiDciacion  moderna  del  latín,  nn  m?  observa  eUn  diferencia. 
las  letras  consonantes  son  H,  C,  T>,  F,  C.  H,  J,  L,  .M,  N,  P.  ■ 
R,  S,  T,  V,  X,  Z.  Puede  añadirse  la  K  nmd»  a  veces  jtor  la  C.  roí 
en  ímiCTií/mí,  calendas  por  caientliifi.  Consta,  pues,  el  albbvl 
latino  de  veinte  i  cisco  letras  o  catnctc-reti  simples,  i  n-^tjt»  t  •^^K\ 
lux  dobles,  que  *m  Ch.  Pli,  Rh.  lli. 

ProDÚiMñaniM:  la:;  letras  latina»  como  la»  caisbellanas,  salvas 
cxwpctoocs  ([ue  indicaremoK 

1.*  La  B  debe  distinguirse  d«  la  V;  el  sonido  de  aqnélla 
acerca  al  de  la  P;  el  de  la  V  al  de  la  P. 

£,•  La  C  debiera  siempre  pronunciarse  como  K:^irií>  (í 
hftgo./co^rtiftf  (rek^ntul)  hicieron:  per>J  la  pnictica  w»  darle  la 
mismos  sonidos  que  en  castellano. 

3.'  La  G  debiera  sieniprx?  pronunciarse  como  antes  de  A: 
(r^ues)  reyes,  rtgis  (rcguis)  del  rei;  pero  antes  de  tas  vocsdes  E, 
se  aooetumbra  hoi  darle  el  sonido  de  nuestra^:  (rejes,  rejis). 

4.*  Ln  H  se  aí^piraba,  i^sto  es,  signilícaba  un  sonido  algo  «cmi 
jante  al  do  ntK-.'<tra  _;',  aunque  mucho   m^us  fneile:  hoi   cm 
leUaociotsa,  pues  Aonio,  hombre,  se  pronuncia  cxactamvuto  oomoá 
se  ««críbieni  orno.  Es  intolerable  la  práctica  de  pronunciar  est 
letn como K  en  las  dicciones  ntAi¿  (nikil)  nada,  itiihi  (mikíla  m| 
d.*  La  J  se  pronuncia  como  nuestra  y:  jam  (yam)  y^  jttffuj 
(yiigum)  yngo.  Los  latinos  escribían  la  consonante  J  como  la 
cal  1,  i  muchos  r-^tcrilKin  tixlavfn  viaius,  el  mes  de  inayo',  i 
dÍj(o,  etc.,  numpic  en  cst>H.s  [Mlabnut  hi  I  »»  oon-torvinte,  uunio  siemj 
pre  que  ^«  halla  entre  dus  vocides  en  dicciones  latinas. 

(i.*  IJ  no  V»  nuestra  letra  doble  U,  sino  dos  JLL,  quo  debca 
anibiif  prono nciai-se:  roíititn  (col-lum)  cuello, 

T.*  E»  victosisiina  la  práctica  de  proferir  la  S  inicial  seguida  Ai 


k 


BKBTR   tI>E.t,   Ere.  4*1 


cvtiwonante,  como  si  la  prcciidicíK!  Ui  E,  proniineiAndoae  h]mvIo, 
mifi,  i^nlim.  ¡ti  piinín,  do  la  ini«nia  loanem  que  «i  v!*tuvit'^ii 
«Kciito»  (i-«pi-ctu,  v»latiiii); 

&*  Ia  T  dcbitim  prontiticiaiKc  de  un  mismo  modo  on   Lodos 
pero  ha  prevalecido  la  pi-áftica  do  tUilo  ol  valor  de  nucntra 
'O  de  niteatr»  «,  siempre  que  w  le  siguen  dos  vocales,  i  la  pi-inie- 
,  de  cllaa  es  I,  cotoo  en  spatíum  (spáziiim  o  gpÁsiiim)  espactu, 
vitia  (vina  o  viaia)  vicios. 

0."  Lo»  latinos  e-'^ríbian  U  conimnanto  V  como  la  voml  U: 
gUvH,  selva,  on  lugar  rio  nU^nt. 

10.*  Bl  de  In  X  w  un  sonido  doble,  que  d«biem  pronnncíarKC 
una»  wcos  ooino  r*.  v.  gr,  en  (íu.c  (ducs)  guía,  jffe.  Í  otras  C'imo 
3«,  v.  gr.  en  La  (lega)  loL  lloi  no  se  hace  caso  de  esta  diferencia; 
i  se  pronuncia  U  X  do  un  modo  nnílbrroe,  como  en  castellano. 

I).'  I^Zesotra  leti-a  doLle  que  tiene  el  sonido  de  tln  o  tx 
proferido  con  suaTÍdad:  (fOiti  (gadüa)  teñorus,  preciot^idodcs. 

V^.  La  Ch  repn<!sentn  una  li'lmgrieg»  oquivnionic  a  nucstni 
j:  etuim  (jiuis),  vi  eáa^  iiclmíe«  (ajále»)  ÁffAa;  hoi  so  [e  da  ul 
valor  du  ¿7  l.cáo>^,  acritv»). 

13,"  La  Ph  representa  otra  letra  griega  que  se  pronnociaha  de 
un  modo  casi  semejante  a  la  P  hitins:  ¡JiUoa6¡)h  ia,  filofioña. 
14,'  Otra  letra  doble  en  la  escritura,  pei-o  simple  en  el  valírr, 
'  es  la  R¿,  con  que  »e  representaba  la  II  aspir.ida  do  loct  griego», 
que  era  noeütra  rr,  Eiicnbln.su  en  principio  de  dicción  Rh,  como 
en  rhrtor,  pnife.sur  de  reliíriai.  i  rríi  i-iilrt-  do»  vocales,  como  en 
luieniorrhágiit,  hcmorrnjin;  pero  Iti  pn:>iiunciad<m  es  en  arabos 
cosos  una  misma. 

I-ii*  A  la  niiifina  clase  de  letras  simples  en  el  valor  í  doblea  en 

!  In  a]inriencia,  pertenece  la  Th.  que  reprosenta  nn;i  letra  griega 

[equivalente  a  nuestra  :,  orno  en  Oiroiti/iit  (zeohíjin)  Ivolojia, 

poro  que  sin  nuon  alguna  se  aciKítuHibm  pronunciar  como  T: 

(teolojla). 

l'I.*  La  U  debiera  pronunciarse  siempre  después  de  Q  o  Q, 
contó  en  nrufuis  (angUÍs)  culebra,  quot  (ciiot)  cuanto»,  qitüt 
(cu  is)  quien.  Pero  la  pMctica  mas  comunes  callarla  dcspii<«  di> 
la  Q.  Ñnteit  de  las  vocales  E,  I:  qiumr  (qonir)  me  (|n«Jo,  uít</uút 
(áliqi«)  alguno. 


4*2 


XiaOKL¿lllt& 


I '..*  Finalraente,  U  Y,  tomailA  díl  griego,  pnrocc  haber  Uai* 
sviuejiin/a  fiím  la  U  en  el  anuido:  Zacj/ntoíi  (nombre?  de  tma 
JM  jtroiiimcinbii  de  un  tuocto  parecido  a  Dsocúntos,  boi  le 
1-1  valor  (U>  I:  Diuicintun. 

Ijui  iotni»  foriiiitii  slbkbd.'t,  como  las  ítilii)mí<  dicciones  Sílal 
una  dicciou  u  luirtí,- do  dioc¡i>n,  t)ue  no  puede  dii-üliree  siii  iji 
su  prciniinciiLcion  ttv  hngn  imponible  o  se  nitcnx  Aid  U  ptUalw 
tMÍ«r7í«w,  iot^rprck'.  »e  dindc  vn  In^  »11»Imu>  itt-ter-jire-^, 
una  de  las  cuales  «s  indivisible.  í  cUnido,  ciuno,  se  diWdc  on  dd 
HÍUbaa  clan-do,  no  tn  tres  rla-UMlo,  porque.  dividíéndoU  de 
.■tegiindd  ittfldo,  prcoiuaciarfanins  la  u  otm  un  sotitdo  aias  claro, : 
paniíidoln  douiasiado  de  la  a  precedente. 

Kii  ijxla.  Kibkbit,  ha  de  haber  a  lo  menos  una  vocal;  a  vcoe»  '. 
duK,  que  forman  ilÍ¡tto»¡fo.  Los  díptongus  ma-s  frecuenu»  de 
Icujfuft  IntiiiB  siin  if,  umiio  lüi  ravu^,  las  rosas,  an,  coiuo  va  fli 
riíni,  oro;  Or,  (juc  suclu  owriltinw  y,  como  t:i)  jMtiitt,  pcniL 

Ocurren  alguna  vi.-z  los  diptongo*  tti,  ei  vn  vocativos,  cimo 
Caí,  oh  Cayo.  Pómpfi,  oh  Í'omp»;_vo.  El  es  Uimbii-n  diptongo 
qu^,  a  las  cuales,  í  en  I»  inU.rjcccion  Api.  ai"  Lo  irs  B»imÍ£ 
vn  ciertos  nombres  propioí)  de  forma  i  ortograf!a  griega,  conw  i 
Mi'n-¡tliei,  de  ^forfi-o.  En  los  demás  cascm,  fonna  dos  í'lbtbnA,  < 
en  /Ulei,  de  la  fo- 

¿'u  es  diptongo  en  palabnis  derivadas  del  griego  comoP^rar» 
Pcrüoo,  rt'tílitiriítfüt,  oucan.tKa;  no  asi  en  palabnut  pitnuncnl 
latinas  como /(írn*iuf.  Pínvo,  exceptinuidu  algunas  compuestas  tí 
ve,  no,  como  nfiUer,  ninguno  de  los  dos,  i  adema."  Ut»  intvrjfc- 
cioucs  tuMtt,  ola!  fivií,  o  rJien,  ait 

Vi  v»  diptongo  en  la  interjección  Imi,  ahí;  en  AtirV,  a  e«ie;j 
freciicutemente  en  cui,  al  cual.  El  diptongo  Vi  os  propio  de 
labras  griegas,  como  kar¡)hgia,  harpía. 

La  U  (jHC  se  Mgiic  siempre  a  In  Q.  i  es  wempre  seguida  d€ 
vocal,  hace  un  papel  <»(-mejante  a)  de  la  L  o  la  R,  cuando  aoa* 
cedidas  de  ciertas  consonantes,  como  e.n  blítndtu,  Boave,  j*rtitti 
prado,  de  donde  viene  (]ue  ao  le  dé  entdnccs  el  titulo  de  tíqiii'tn, 
contó  a  la  L  i  la  IL  Asi  en  iiqua  agua,  .te  contaban  ímjI»  d« 
silabas  i  la  combinación  na  no  fomuiba  diptongo;  al  paso  que  < 
áoáas,  ^uces,  se  contobtm  tres  silaban  ¿•ot-<M 


nRKVK  inRA,  ETO. 


1S3 


b 


lí»  XT  cm  Umbicn  llqitítU  ilifspucs  fie  NG,  í  a  vece»  (K-^imi'í  <Ít 
S.  como  en  «oijki'k,  sangre,  ilisílabo,  sáD-giii»,  i  on  fittUfeo.  pur- 
tuiado,  tñsilabo,  suá-tle-o. 

Los  latinos  [ironiiiiciaban  distintíuneniL'  las  das  Tocalwt  «le 
cada  diptongo,  aiimjtie  una  ik-  ellait  de  un  niodn  algo  débil  i  nl- 
licto:  romt!,  pii^nu.  Kn  uik-^Uxi  inixlo  de  pronunciar  el  latín,  aucnnn 
lo  mismo  ae  i  oe  i^uo  I»  síiiiiiIk  vooO  e. 

NoUircnius.  «n  fin,  'iiio  fi<i  siempre  Iiaí  diptongo  ffiuuido  concu- 
rren do»  vooilvjí  <Í(!  lujnclla''  «juv  jimlAndoM'  sweivn  foniiailo:  ner, 
aire,  ik  «liiúlnltn,  i  (t»,  bruncv,  moniMÍliiboL 

IX-tcnninmliui  Ins  üiUbn»  dv  qnv  const«  un»  diooion,  no  .«e- 
r¿  difícil  conocer  donde  deW  colocarse  el  acento.  En  niiigurui 
dicción  latina,  es  agiida  la  última  silaba,  i  cuando  U  penúltinuí 
eilnba  e&  larga,  el  acento  cae  sobi-e  olla,  como  en  Mmitinrii.  los 
diívuríMX'i,  fmifr^jit'tm,  vi  precepto;  ¡kím  cuando  la  penúltima  os 
brcTe,  el  acento  cao  »A>rv  la  ant«pcni^1tiiua.  como  en  láerima 
liígrímn. 

Sivmpiv  quo  Is  sílaba  oonstu  de  diptongo  o  de  vocal  larga,  o  do 
Tocalecgnida  de  dos  consonantes,  la  Mcgundii  de  las  cuales  no  es 
Iff^nidn.  se  repnUt  larga:  en  li'»dcniasmsi«,wjem'ndnivnl<í  breve: 
ta  X  i  la  Z  ttcnun  el  valor  i  sonido  do  áufi  consonante-s.  La  sílaba 
i]iio  counU  <Ii;  una  sola  vocal,  a  í\ue  He  sigue  inmediatamente  otra 
Toen],  oomo /rt  en  pnirin.ln  patria,*'»  también  de  ordinario  bi-eve. 

Terminaremos  wbscriando  «pie  el  MMUito  do  im  diptongo  afecta 
aempp;  U  primera  du  Ins  vocnles  i]Uti  lo  componen,  como  la  ^i  de 
Caeaar  i  de  anrtim.  la  u.  d«  kuic,  etc. 


DE  LOS  TIEMPOS  LATINOS 

COMPARADOS  COK  LOS  CASTELLANOS 


Do  Itw  tÍL-nipoH  del  in<l¡cat.¡vo  uno»  expresan  iinu  relación  «im- 
ple,  a  Babcr,  oí  presente,  A  proU'ritu  perlecto  i  el  futuro  imperfec- 
t<^  »lroe  uiui  relación  cmnptieMn,  a  Hiber,  el  pretérito  imperfecto, 
el  pn'li'rito  pliiscuainpi'rftíCtrt  i  el  futuro  perfi-cto. 

El  pn-»ciitc  indiui  la  siinultaneídiul  o  coi'xístcncia  con  ul  mo- 
ntentn  en  quu  kc  habla,  t.  ^.  Jfitnc  frondmt  mívo^,  «une  ointtü 
2>árturit  arbo»  (Virg.):  Afaom  echan  hojas  las  xclvaa,  ahora  brota 
todo  árbol. 

Kl  pretérito  perfecto  indica  la  antcriorid:ul  respecto  al  momento 
en  que  f«e  habla,  v.  gr.  Dedit  tnitium  aríis  abaerttitio  (Cíe):  Ia 
oh.4erv.aciún  diií  el  principio  del  lute:. 

El  futni-o  iniperfttclu  di-nigna  la  ponte riorúlod  con  reopecto  al 
nMunento  en  que  íte  habla,  7.  gr.  Impertumqat  ui'bi  dabimuM 
(Vir^.):  r  (liiiviiinK  el  ¡iii[K^ríii  » la  audnd. 

El  pivlérito  imjK-i'fecti)  »-xpre!«  cwxistoncia  con  uiui  cosa  pii' 
sada.  «sto  es.  anterior  a  dicho  momento,  v.  gr.  TatUí  jactaiMtn,  cktü 
milci  »■  vUUniJam  óbfulH  alma  parens  (Virg.):  Tales  pnM^nw 
arrojaba  yo  a  loe  ricnt<»,  ciiAn<lo  la  madre  que  me  diii  vi  ser  m 
ofrecid  a  mí  vista.  Miéntraa  dni-aba  b  acción  de  arrojar,  se  kÍoC- 
tutí  la  do  olreoerae  a  la  TÍsta,  qiio  es  anterior  al  momento  en  quo 
te  habla. 


Í2Ú 


UISCKt..lXKA 


El  pluscuíimporfocto  c^xprcxa  anterioridad  a  nnn  cosa  pa^adáq 
JÁdrrtín  mtcrijtni  ¡daiim.   vi   tua»  Ug^^ram  (Cic.í:    EscriW 
coiibv»Uci<>D  luego  qao  hube  loldo  tu  CArta.  La  acción  de 
UK  iiiiU>n(>r  a  1n  ilu  c«críhir,  i  4>ita  al  motnojito  <^  rjiie  se  habla. 

Final nH-nt*.  d  futuro  p-?rfycU»  indica  anterioridad  a  co»a  futu- 
m.,  esto  05.  poet^or  a  dicho  momento:  Septimtis  octam  propio 
janí  fñfffrit  unnua,  m  i^o  .Vípomiia  rite  txfpit  haber*  imtrumA 
in  número  (flitr.y.  Presto  haltrá  trascurrida  la  aegiinda  initüd  d«ll 
año  séptimo,  dcade  que  Mecína»  einpcxtí  n  ci>ntnnn«  en  el  inhnunil 
de  loa  swyoa.  El  trnAcurrir  se  pn=te»ta  romo  n»t«-)í(tr  ii  In  ^'pi^a 
designada  por  jaiii,  que  <!»  tugid  un»  ¿poat  posterior  al  tnomentOj 
en  que  80  habla. 

EsLni<  n-WiouvK  du  Ins  tiempos  de)  rerbo  so  expresarían  del] 
mwlu  ntu«  claro  por  medio  de  las  denominaciones  PrenentK  <pte-l 
scntc),  /'«ríí'ri/o  (pretérito  perfuctot.  /"ii/iíj-o  (futuro  imperfeciu), [ 
Co-prefirito  (pretérito  imperfecto),  A  nte-preUñto  (pret^  to  plu>-| 
cuamperfocto),  AnU-fuluro  (fiíturo  pcrfectoX 

Advertencias: 

!.•  En  lugar  del  pretérito  latino /ui,  tenemos  dos  en  cn.tt<-Iliu]Oh 
/« i'i  /ip  nido;  que  no  se  usan  promi»euii Diente,  porque  el  st^giintio,  a 
difcivncia  ili^l  pritncm,  bncv  ivfcrcitGia  a  onsu  que  todavía  sub- 
8Üiten  o  qiio  ftcnbou  dcsucudor.  Por  tanto,  ni  traducir  el  pretérito 
lutino,  V*  preciso  fabor  olcjir  entro  los  dos  pret¿rit<j8  caal«)inn<M.  j 
J/iAi  cóiMtili  inaídUUuv  ctt  deberá  traducine  <A  mi,  a  un  cóo-J 
sal,  ha  puehto  asechanzas},  si  yo  »uí  ciJnsul  lodavfn;  ípusofe,  si  ht\ 
dejado  ele  wHo,  i  soluí!  lodo  «i  hace  jti  tiempo  que  lo  fuf. 

'-i.'  Una  diferencia  semejante  hai  entre  los  dos  Kntopretéritdsl 
cantellanoK  que  corresponden  al  único  do  los  latinos.  Con  hube] 
ñdo,  a  diferunein  de  había  »üIo,  se  expresa  un  intervalo  bre*í*l 
simo  entre  do»  cosiL«[xi.-<a(In»;miéntnu)  que.  para  expresar  la  misnjft  . 
idea,  tif-DCti  ({ue  )«er\'Írsc  los  latinos  de  adverbios  que  denobín 
pruximida<l  de  tiempo,  eonstni vendólos  ««  el  pretérito  o  niit«-] 
pnLÚito:  ¿'Ai  giMi  eaiUum  audifit  (Cit):  Ijiego  qu«f  ojiS.  o 
lu.iinlo  hub»  oído  el  canto  del  galla—  VÍx  nnntm  ín f prtrjwíro/  , 
tib  m  tKrmone,  «rumúfar  aeewiavit  Xorfxinum  (Oc):  2ío  bienj 
hiilio  tniscurrido  un  aflo  desde  aquella  cooversttcion,  cuando  ese 
hombre  acuaó  a  Norbanot 


BR  IJÍS  TIBUTO»  I.ATIX&8,  ETL'. 


427 


3.*  Los  futiiivM  en  «tv  o  «-c  (amaiiv,  leyere),  i  ol  anto  fuluro 
compue-sto  dv  A  uhiciv  (huhxere  amado,  fi  ubietv  fehlo),  portcncoen 
eo  castellano  al  !iiibjiintiv<^  pero  conin  cl  um  de  \oa  modos  en  las 
dos  l<-ngiias  es  imii  varíu,  suirede  a  menudn  (|ue  tus  futoroa  i  nnte- 
futiiros  del  indiottivu  Litino  dcWn  tinducirse-  por  los  misinos 
UernjMíi  del  Hiihjiintivii  viistclUnu:  SI  ifuit  erit,  xi  nlgiino  hubiere; 
Si  lí  iijHrtwt  *(f(i«ero,  si  yo  Iiiibii^rc  jnitiiw  ¡wn-ibida 

4.'  Huí  en  el  imlicnlivo  eiwtU-IInnu  un  tiempo  t-n  rm  de  que 
eariice  el  indímlivo  Intino,  i  cuva  idea  de  tiunipu  v»  U  de  pnst> 
pn;t«nta,  porque  aigoiRca  posterioridad  a  una  eosa  ptisuda: /íímmw 
creí  que  me  en^iñariw:  cl  engañar  se  concibe  posterior  ni  crver, 
que  es  pretérito.  Este  tiempo  (pi-escindíendo  ahora  de  Iiis  oracio- 
nes condicionales,  de  qne  so  tnitanl  después)  es  precedido  en  cas- 
tellano de  la  Itainada  cuniuncion  gic,  expresa  o  tácita,  (como 
»e  Te  en  el  ejemplo  ant<-ri«r),  i  se  traduce  regubinnentc  por  cl 
primer  fiiturtí  de  inR»itiv>t  latino,  formado  con  el  participio  de 
fntiiix)  fin  niA  Explti)i)eino«,  piieít,  el  uso  de  este  futuro  en  la  len- 
gua latina. 

É!  (wrre»ptiii<Ie  tanto  a  nuestro  ftiMiro  »eré,  eoroo  a  nuestro 
post-prulírito  «tmí,  procedidos  de  dicho  que:  Crtdo  tíis  cajftnmm 
eaae,  creo  que  tomaré;  Cred'uH  me capturtim  eme,  creí  que  tomn- 
ría.  Cállase  frecuentemente  el  atmiliar  css?,  {¿aiiufue  díen  Ubi 
pcÜxeear  me  rurefuturum:  Te  prometo  que  estaré  cinco  dias  en 
el  campo.  — QiííiJ^it*  tlieit  tibí  jMiUicitwt  vie  ruix futura m  (Hor.): 
Habiéndolf  pniiaotido  que  t-slarí»  cinco  dias  en  el  campo.  Estas 
propiwicioDCS  CAAtelIanaK,  que  eorre.->p(>ndea  al  primer  futuro  de 
infinitivo,  »e  vicrti^n  tatnbirii  n)f;tmA  vux,  en  la  voz  activa,  por  el 
iufinitivo  iré  constniiilv  ron  i-l  stipiíni  t-n  uta;  pero  en  la  voz  pasiva 
6»  los  vcrbo«  tmn.sitivus  ctt  frecueiit(.4Ímo  oonstruir  con  eate  su- 
|Mno  la  terminación  pasiva  ir¡:  KxMhno,  exíMitiiavi,  op¡*iíluvi. 
cajilxim  ii-i;  Jutgo  que  se  turnan»,  j)'^i'«'  que  se  tomaría  la  ciu- 
dad. Obsérvese  que  el  verbo  eo  en  todcü  sus  liempw  se  construía 
con  el  supino  en  «íií:  Cvr  te  te  peMitum  i  (Tcr.):  i  Por  i|ué  viw  u 
perderte?— JViT  htmm perdituvt  tatie  (Salí.):  No  vuyai»  a  perder 
a  los  buenos.- /6íi  ■RHptwni,  (Plaut.):  Iii  a  cusaníc.  — Con|«ni«- 
lias  ullum  ilxit  (Tac.):  Iba  a  vengar  las  afrenta».  Nada  tiono, 
pues,  de  citnfio  que  se  diga  en  el  infinitivo:  Credo  eum  nuptunt 


ti'- 


mSCEI^XEA 


iré,  creo  que  ¿1  va  a  cosnrsc;  ¡  d-itido  a  iré  la  terminación  pasi» 
Ruvior  renii  dntum  iri  gtadiatoren  (Ter,):  Se  corrió  «lUe  Unti 
a  tlarJK  gladiadores.  Loíi  lalinos,  pues,  paru  decir  «jiixgó  <jue 
tomaria),  se  ralun  d«^  un  circimliM^uio  que  literalmente  agtañc 
tjüTgá  que  Be  iba  n  túiiiar>. 

Utm  miHllo  lieiK^n  todavía  los  latiiw»  ptim  furainr  ct  prír 
Tiituro  d«t  iiifiuitivu,  qitc  es  vinplvtu-  un  ciratuiloquio  oqniviUeni 
V.  gr.  a  <Ju^o  que  suocdcnl  tgue  t'tnic  o  se  tomt.'>.  <JnzpitV  quti 
sucoiorín  igtif  tomase  o  se  tomaiíe>:  SzMinio  fore  o Jvtnriutt 
íww  i(í  ntftial  o  eapiaiur;  Exi«limavil /vn  o  fuíurum^  rsm 
edpen-t  o  cai>erftur.—Spero /oiv  lU  cmtlin^t  id  nobis  (CÍcí¿ 
Espero  que  esi>  noa  tocará  en  suerte.—  VtUdt  sú^picor  jar*  u( 
in/rinffíitur  hominam  \mprai>ita9  (Cic):  Mucho  me  inrlino 
lüx-CT  que  heiuiw  d<-  ver  quebraiitailn  lu  nmldail  di?  e«<i8  linriibria!^] 
—  KzÍKtiiifi(nmí  ¡ileriqve/ularHw  fMn^  iit  ttppuiíLvv  cajHnrttHrA 
(Cffis.}c  Creiaii  lo«  iun:«  que  do  tomaría  la  ciurlud.  Donde  en  Ingarí 
thi  Jutaruvt  ri-w  pudo  también  halK-ne  dicho  solamente  jut 
Titm  afore.  Este  circun1o()UÍo  es  de  mucho  mas  aso  en  pa.'^iva. 

Cuando  la  forma  cAstt^llaoa  en  ria  no  se  trmlucc  jxir  nn  inBiii> 
tivo  latino,  como  sucedo  eu  (»nciones  eondicíonsles  de  negociv 
implícita  («Si  él  moderara  o  moderase  mis  pasione.<),  Mrria  n  fitef&j 
feliz»),  M>  iLia  en  latín  el  subjuntivo  en  aiubia»  propu^cium^K  Sí 
íicimrí  ibi  om«<  tentpoM  coit*ámere,  exHef  ntiJii  ittta  notitwh} 
tinuini  (Cit!.):  Si  me  ftie-si'  o  fuera  dado  pasar  allí  todo  el  ttcmptvj 
no  me  seria  o  fuera  amarga  esa  itolediui.  Pero  n<ÍU!s«  que  en 
omctone«  condicionaleti  de  ncf^acíon^  implícita,  ]o»  latinos  uaan  a 
menudo  el  presente  por  el  pi-etérito  Ímperfect<i  de  'íwbjuntíío:  Si 
gní« (leui  le  interroffet  ntim  am/ilitM  qu'ul  dcsidentí!, quitt  rea* 
pondfoxí  (Cic.ySi  algnn  dio»  te  preguntase  j  te  hace  falta  albina 
cosa  mas?  n\nfi.  le  reHpondcrí8.«f 

b,*  Tampoco  hiii  en  el  indicativo  latino  ningún  tiempo  quej 
coTTC-sjvinfla  al  luitc-iHist-pRítírito  atstellitua  <C'p'yeron  lo8:íÍtÍa-l 
dos  que  tintéis  de  uinimccer  ludjria  ¡legado  el  ímcorrot:  (la  llegada 
íiercprf.'^-ntncomo  anterior  al  amanecer,  mientra»  el  nmanocci-  ae 
mira  como  posteríor  al  ci'eer,  que  es  coea  pasada),  l'ara  traducir 
esto  tiempo  en  latín,  se  puede  también  hacer  uso  del  primer  fu^j 
turo  da  inlinitivo  de  «itm,  ei  ctml  m  aplica  a  las  propostctoiiet  < 


DS  tas  TiKUros  latixos,  ktc. 


421) 


r 


prvcix)i()iis  dv  ia  llunoda  conjuDcioa  q>tr,  sua  que  ^ta  so  cx>Dstnty& 
OOD  el  A ntc-post-pi-L' tirito  de-  iiiclioativo  (como  íabriti  Ueffado),  o 
DOD  el  anlc-fiitiin>  ili-  iinlkalivu  (cnniu  ¡uihi'á  llegtutoj.  En  ariibi>s 
easw^,  »t:  11.1»  <•!  prímtT  Futuro  de  infinitivo  do  mm.-cl  cual  w 
coiistnivo  «n  ol  -■^•giin'J"  ciwo  onii  oÍ  pruti-rito  de  subjuntivo  )t|He 
es  ciit<'iu<.'i^^'f  propiíiiuviitc  un  nnt«-futtin>);  i  «d  el  primero  oon  vi 
pln8cu»mpcrfix4o  ^cntthiccs  ante-pcMt-pret^ríto):  Cr^Io/tUuntm 
6«c,o/tííuri(jH.o/uí'f.  ut  ntíirUia  advenerínl  ante  düAcutnm; 
CreJitíi  futaruvi  csw.  o/ulurum.  o/orf,  ut  auxilüi  advenissant 
ante  di/ticulaiii,  Pero  cuando  se  puede,  como  en  eate  ejemplo, 
emplear  el  Minplc  futuro  por  el  iinfr-fiitun^,  o  til  pust-pn-térito 
por  el  antv-pocil-prct«nU».  w»to  e»,  Un'jurá  \Mtr  luAni  llttnult',  Üc* 
gtiriii  j'ur  huirrm  tUyttffo  (poniuv  lu  ruUviuD  du  tieiniw  que  »u 
8u]>riiii'-  «■'H  la  Toruiu  ilul  verbo  itu  cxp(i-.tui  biixtiinUüm'ntu  |K>r  ul 
(ulvcrlií'i  Ant*»),  »i  piK-dc  también  hacer  la  umrion  UtJnii  por  vi 
primiT  futuro  do  intiiiitivo,  fomuido  con  el  pm-tícipio  vn  rtu:  tul- 
ventura  e»se  ante  düúeatuvu 

En  Ia8  oradones  condicionales  de  ncgn^-ion  implícita,  auibos 
propoaícioDes  Be  hacen  en  Jatin  por  oí  subjuntivo,  empleúiitiofie  el 
plnflcnnmpcrfecto  Intíno  ]K>r  el  owbellanoc  KtciMwt  proffdo,  ai 
Otni\U>\t9  copii»  firixiiiKm  cOTmnÍ'»Í»«*l:  Hubrin  venodo  »iti  duila 
id  hubiese  trabado  Iil  biitiilkcon  to<la»  las  fiuti-za».— Tu  m  multa 
non  coUfyitvet,  itwi  pidtuvthis  rrj(iMijHcii«  it<Mt /ww«f  (Cic): 
No  hatirta  juntado  Utntiu  eusim,  *\  no  s'wi»;  quv  no  puede  liáciU 
neDt<'  rirKÍMtinfC  a  liis  ouestraa.  Pero,  cu  lugnr  de  ccUegimet  i  iñ- 
eúwA  pudo  también  d^dnc  eollrxtaru»  fti.it,  vieturas  futí:  HÍ 
trantetnifibita  ^urium  »upeif«HÍa»et,  haud  ditlñe  oppirtaniruf 
fnk  incompoailoa  in  ñpa  (Curt.)-.  Si  hubiese  caído  sobre  ello» 
cuando  atravesaban  el  rio,  sin  duda  loa  habría  Borprendido  desM*- 
dcnadoB  en  la  ríboro.  De  aquí  e&  que,  cuandodichasoracioneB  llevan 
el  verbo  td  initnitivii.  m;  lu^a  ol  >>egiindo  futuro:  Qui*  iw/ mím 
qa,ihoc  non  inttiliíjnt,  niñ  Virmtrf^fm;Huin  jimivinM^t,  »ine 
exítio  noatro  j'uturum  AntoniÍr«ditunt  non/uÍM^^?(Cic.):  Por- 
que iquit'n  ha!  que  mi  entieihln,  que,  si  Céwr  no  hitbicsi'  propa- 
radii  un  t'jv'rcito,  hubrin  .tido  fiine^tii  piini  nosutn^  la  vuiiluí  de 
Antonio? 

6.*  E\  subjuntivo  latino  es,  en  lo  que  coDctentc  a  Uw  ideas  d« 


430 


WSCSLAXXA 


tt«tnpo,  anAlo;^  al  subjuntivo  común  castellano  (que  se  oompine 
tlv  Itw  cuntro  tiemptis  ani*-,  umw^  o  amura,  haya  amado,  At 
bieitr  1}  hnbirnt  iiimtiloj;  prn- conitíjjiiicntc- 'Imi«>ii  es  |ir(^sonUf  i 
fiiluro,  €marcm  ct»-prelírit«  «  po».prvliíriUs  «nirftvrtm,  pretrnl 
con  relación  a  pcBseiiU-  o  n  fuiíin^.  i  <imnr!^MiH  pn-iZ-riu»  cí>ii 
lacion  a  pretérito  o  a  i>mt-pmér\UK  jtoniuv  en  it\  !<u)jjiiotivu 
tino,  como  en  el  subjuntivo  ctnnuv  outeUiuo,  nn  huí  fintntu 
pecia]«a  ijue  envuelvan  la  relación  de  posterioridad  o  futum.  i 
suplen  por  medio  de  \as  ulraK  IiiteiUcium  vi  qaid  iníenñl  i* 
ter  Ut'itaterth  eoneionaiorum  et  animum  rrí  pojiuíartru  /tiilut 
pi^uii  cotíMiiljtnUm  (Cic):  Vit  etesabe  la  diferencia  que  boi  eot 
]a  ItviAndiul  dv  li«  arcngiu]i>M>A,  i  un  ánimo  verdademmenttí 
piilftr,  iiui!  iiiimpor  In  saliul  del  pneblo:  ¿»/emf,  presente.— 1 
ntf  qtíiitquttni  inripi'Vf  quod  jxiiit  pieniUat  {1^.  Syr.y,  IVii  cni 
dado  de  uo  principiur  c<Mii  idgtin»  de  na*-.  dc!t])Ues  te  anttpivnt 
incipiaa  i  ¡xmitetil.  futuro*  — ffwni".  7"»  ""ííxímiiiiii/it/rí/ií/c.i 
jam  id  cFiftttM,  «í  pamu  rwrf,  oliisfu¡mÍt  (Cic:):  Aquel  bomt 
como  qtii^n  trn  de  carácter  KUiivinii.'titp  grave,  i  yn  de  aquelb 
edad^  i  padre,  qUMlri  p.-i!ifflado:  «»•/.  pnitéiito  imperfectii  u  twj 
tirito,  tH)iiiv/ilent«  como  aquf  se  ve  (salvo  la  dit-reAcin  do  mixle 
»  niii*--<lri)  rrti.~  Td  ••íhi  nfgoti  frrdúiit  iiJinn  dtirl  pirjiul»  ' 
platxrrt  (Tur):  Creyd  no  tvnin  nuw  qiiu  hjicc-r  que agni'lnr  al  pn 
blo:  pl'ta^rel  futuro  rcitpccto  d(>  crediilü,  es  docir  pust-prclérit 
— QnidnitítiortM  qtio  pacto  lart/lnr  lírivríl  ignití  l^Hor.):  «Pan 
qué  contartM  de  qué  modo  »•-  i:xt<-ndi<J  el  fucguf:  ár^erit,  prft¿riui. 
file  eaiidtfv»  it^alM  jtíraí/ct.qni  nigriApnindút  niorwjínMí 
avíe  ffra^xtn  qa^e  Ugerit  «í'íwrr  mJftti  (Hor.):  Aquel  pastrá 
ludabiw  «ítío»,  que  tcrmíuc  su  comida  con  negras  moráis  q 
haya  cojido  del  árbol,  antes  de  calentar  el  s<ol:  léijtril  no  denut 
oqui  anterioridad  ni  momento  en  que  ae  habla,  sino  al  tieinpot 
ílaladopor^núrf.qiieea  fbtuní  rt-spectodc  dicho  utoitu-nt^i  —  t)n 
miUa  malí  niceriU  «i»,  ]M.-r<lide're  i^oluplitle»  imi/cx/ñvp  tnajU4 
que  id  peeaitum  IlamiilfUia  upud  ¡leñliMttiiititn  niUituriui 
hálñttim  1°*/,  quaiii  qnfíd  noii  <x  Cannruñ  tvcie  pr/itintut . 
urÍMtiii  rífíiHiwini  diij-itífet  (Liv.):  A  Ion  que  ninguos  fiícrza  di 
nift]  linbÍA  vencido,  perdieron  inmoderad'ts  plncoro»;  i  entTC  \ 
peritos  del  art«  militar  este  yenx>  de  Aníbal  ha  pagado  por  : 


I)B  LOI  TntXPOS  UT1XÚ8,  BTC. 


431 


gtAvc,  í)uc  el  iKi  haber  marchiuj»  h  Roiiiu  intnodiiitnincQle  des- 
pav9  (le  \n  lutalln  de  CAnn.i.i:  itu^ÍitM-1  niiU'rior  ii  háhilvin  efl.~ 
Címili»  itni  opjiulti-ni  retittitutii  ('timp»inÍM  efl.^riuaiitm  ptttfiti- 
dÍ4),  fl«,  K¿i  Pivnus  intlr  abxcrtst^^t ,  Riimani  ojíjjutfnarent 
(Liv.):  BoetituytW  Ih  citiilntl  ']•?  Ciutilíno  a  [os  catnp:in<j«i,  reforTada 
con  una  gniiraicion,  para  que.  luego  que  se  retirase-  de  allf  el 
cartajinea,  no  la  ntAcnsen  loa  mmanos:  a¿s(v«»ú»ei  no  es  oqul  na 
ante- pretérito  o  pli»cuani[)«Hectu,  sinü  un  pretói-ito  n^jtpocto  de 
un  {iiK<t>|>ivtérít<i,  p«>it|uu  Ift  tuilt-rinríilful  que  «gnifícn  iwunlk-ndv 
rcT^ectu  fit;  ojtpuifnaretU,  <|ii(:  «du  mint  uouio  un  futura  rcs[K-cU) 
de  reAlitum  <»■(. 

Tero  no  siomprv  contMtpoudcii  unn  a  otra  con  igual  fidclídiu] 
las  dos  ÍeogHA«;  porqu»  üuclhIc  a.  menudo,  quu  se  «upríme  en  cas- 
tellano una  relación  de  nntvrioridfld,  t  9U0  <Ionde  el  latín  se  sirve 
de  un  anu.-futuro.  «I  castellano  cmploa  un  mero  futui'o,  i  donde 
aquél  hace  uso  del  anLe-pust-pretéríto,  vsto  es,  de  un  tiempo  quo 
BÍgniGca  anterioridad  respecto  de  un  poet-prL-téríbo,  el  castellano 
ae  contenta  con  un  ¡wat-pretírito,  — /*«r  nos  quídam  rtjet'ii  qiii 
ttumii  prtxUiffrit  O-'t^T.):  En  cuanto  a  nosotros,  niendifjue  enho- 
zabuenu  el  quodi^íipeuilíinpiirb  loauyo:  diaipeo  tlimjHtre  en  v«z 
de  huya  o  huhirrf  t¡ivi)Mulii,  'tinitiendo  la  relación  de  anteriori- 
dad del  disipar  a]  mendigar,  expresada  por  prodégcrU,  que  es 
aquí  ante-futuro.  —Filicc  nupiin'*  tlcMpontlif, slquis  proiuteanti» 
tpolia  rfítUi»«et  (Liv.):  Prometió  la  roano  de  eu  hija  al  que  vol- 
viese con  los  despfijos  del  retador:  tWt'iV*»  {a  laimejit)  en  vet 
de  htihieM  o  liuhlera  vuelto,  omitiendo  la  rclaeíon  de  anteriori- 
dad cutre  el  volver  i  rl  proinotíflo  eaitainiento,  expresada  en  el 
rettilintet.  pretérito  con  ro«|K!eto  r  nuptwi,  que  ex  futuro  con 
respecto  a  (/rNp(ni</i7,co»a  piuuuU  ri;liitivamen(o  ni  que  habla (*). 

7.*  El  futuro  perfecto  o  anto-futuio  de  indicnlivo  de  los  lutiiios 
lo  traduciiiioien  las  omeiom'«  condicionales  por  im  futuro  de  kuV 
juntivo:  Si  aéti«cro  quidqu-utii  te /aU*u'Íti'  eomirt,  iri  pifírin-iim 


t*)  In»Í9tiiiio«  «n  «tta  aiUlUi*  d«  In*  Ikmpna.  pnn|iie  <>in  «Ib  e*  im|HWÍ- 
Ue  Mnpivniler  el  um>  ■!«  la  conJDinteioD  latina,  t  ¡a*  i.lt'CTir|Ein«:ii»  wilra 
•lli  i  b  noMUR.  I'i  uébt*«  n  txplkar  At  otrv  inudo  tus  ojoii>|))i«  aauñurea 


433 


XiaOKLAVU 


te  d£<lam  (Ter.):  Si  yo  echare  (o  echof  de  vor  que  tratns  de  ut 
nlgun  vJiibuítte,  he  de  entn-jjnrte  a  la  t»hc>nii.   La  nizon  do  »« 
tlifcn-noiiL  e!t  que  on  outUílliitM  »»  miiíU;  uim  relMÍoii  ■]•>  ant<^i< 
ñtlud,  que  su  exprés  en  Inlin;  cujun  In  ck:  tén^cm  a  dedam.  i 


i  Inn  que  nÍKOsn,  qan  tUo  una  líjtn  muestn  de  los  <)im  ncxuren  m.  ea.d&  ] 
•1)  liu  autorc*  Intinoa; 

rirfiw,  fiaaa,  lUna,  tliríita  AMmaiH^pw  palekrit 

dMItii  pamt,  quai  yul  cobi cruxoñt.  til* 

darmt  rrit,  /eHit.jmitu,  ta¡iinu  »liatn,  «I  na,  (Her>t 

CnKKTRCXEKfT  dondft  BOMtrga  yunf c  a  juMiart,  ugUR  1»  pñctka  • 

....    t/ífr  inrfttif  fnorit  iwt 

PMtniíia  firuror,  t>  íwJMtalitK*  «f  «ie«r  M(o,(Bor.) 

Ft'KKir  dobdo  DOMtrM  «m  o/im*. 

U  nbi  mtfoH  rrfdiilU  tottiin  darl 

popiát»  kX  plaeirml  irmir  fm-iuiM  /oA«t«*.  |Tbr|. 

FactBeer  donde  niMotro*  UcȒ*e  o  hieitra, 

^•ttmU*  SlahfTi  «ituMflM  iietilrrt  $tp<tkn, 
iififc  fociwcnl,  g(iiiir(al«)-uin  d<ir«  MMma 
iAimiu>(Ífiejni[opiiríi>.  1H«r.) 

¿No  huhiera  btutndo/iiaimtt,  oainoen  ca««llfiiio  hitítMtfit  1  ftanndo  mÍI 
abanm  en  voreo,  ¿qué  mtA  »o  pmea?  SotmaÜi  Camri  wMtiabanl,  atm 
tra  motrrí  jtttñtMt,  nim  fert  dieto  awlUiAa  militu  (Cbw.):  AiiaiiL-iabui  ¡ 
guaui  a.  C(-8>r,  quu  cuando  nnndoM  morer  lo*  rwüt»,  no  tu  oUidocrrún  la 
t»ldud(iH.-^iiruivlf«iV/um  «latín  in/<i7>tfHram,RM>j>MrBr(ii*^un<i6iifff-rfii 
if,  ¡laírfin  viiiiiíia  rtu- /ttfítimn  (Cic):  Juró  qa«  le  nuUría,  »i  on  In  |>mine>~ 
tin  linjo  iiirimiinto.  qun  haría  f UCM  doftpadklo  U  padfw-— Jí<»«-ry«'*  y»"™» 
graSnm  mihi  fttrt  fitliirvim^  «i  qaam  plnrimnin  m  t*  itadti,  ff/¡eH,  liMntliíati^ 
ContaUntl  (Cic):  Revpoadí  maiiifu&tiiHluto  lo  i;rAto  ilDC  ms  ««ria  que  i 
dlqwmuM  (oda  la  diiitiocfun.  favor  i  bueoM  ofieio*  qae  l«  f  umo  poüUa 
— Dioen  loa  eiabajndortadeluii  lorcDtiiKMn  Auíbal:  Si  ñ^im  tja»  toiiipttt»i 
Tartmia  nal,  haud  uZ/orn   luWrfcmurui»   inorain,  'fwa  vr6>  i/üthifKr  (L«v.)l 
Qnc  como  hd  T«in  tiii*  entfií'ias  destín  Taranto,  •«  [«  «DU*f|iri  U  cit>dBd  i 
domor*. — V'OStiiavtrt  ul  ^air  mi  miivi  impoMiutttI,  ptMtea  peitailo  ut 
(LJT.)=  I^di«n>]i  qoedo  la  seguridad  d«  lo  qno  pnaj^ran  a  bordo,  r«a|>oa 
•1  Mtadn. — Creiati  )oh  l>nicii)S  plarimun aeft*arsm  opihai,  ti  in  ora  mnrMí 
btm  fiortu  ue  mrnibiit  raUítam  Irnuitunt  (Ifiv.): — Poeto  tmttnit,  ul  cw . 
imaní»  Sieil'-i  tTfvUtitnl  (id  avUn  bnrífvr*,  m  iktvm  aiqat  exertitun 


i 


DB  LOS  TieUPOS  T.ÍTIK08,  mX 


433 


ivcccs  snet^c  lo  niiíiíao  en  liw oracioiM»  jio  uotidícionfiles:  HgÓi»- 
tJittc  rrctf  nt  fiavt  rül^iv  (Tvr.);  Yo  ciiiilnr¿  ilc  lyux  «so  »e  h«git 
IXTOO  vs  debido,  lia  i-elacion  tkr  antoi  torídnd,  iiuo  sobra  pan  el 
ícnipo,  es  enfática  i  olcganto,  ropresentando  el  cutnplimieDto 
perfecto  de  lo  que  so  aauDCÍa  o  promete. 

s.*  Loe  {)a]-ticipio§  de  futuro  ea  rus,  que,  como  hemos  visto, 
sinen  pañi  íiuplir  los  futuros  de  íaGnitivo  de  que  todos  loa  verbos 

tttitUKt  a^-ci-n  (excepto  gumX  entmn  1.-uiibien  en  tienipoü  com- 
uvíto»  do  indientivo  i  subjuntivo,  ctmibinilnduae  con  el  .luxíliar 
itnk  E»  ello»,  1»  rdiwiuD  de  poeslci-iorid;ui  o  futuro  pi-ccede  siein- 
re  a  las  relaciones  de  tiempo  iitdícHdas  por  ul  auxiliar,  de  ms- 
uoi-a  que  á  el  atixíliar  está  en  presente,  el  tiempo  compuesto 
signitícard  pofiterioridnd  al  momento  en  que  se  habla;  aí  en  pre- 
léi'ito,  poaterioridad  »  una  ooe»  pamda,  etc.  Quid  aU/uturum 
emw./fiyií  (¡lucr^rv  (Hor.^-  Qué  haya  de  ser  mafiana.  no  prociire» 
Bftlwrlo.  — yiMWrt  fx  m  íyititiw  ftwminilnut  el  qiumuídnwduiit 
iUtim  itffruvi  <i)M-(  dUfrUiuhiraJt  (Cia):  Le  pi'cgiinté  a  qué  hom- 
bres i  de  qué  modo  había  de  distribuir  aquel  campo. 

Los  compui-stos  con  el  piirticipio  eu  dvs  si^mitican,  no  simple- 
mente  futuro,  sino  la  obligación  i  neoesídail  de  una  coita:  Detcnda 
€at  CartJiiufo:  ICxmenestei-deiitruiraCarLa^o.  — QunVÍ/ii^irmlicm 
^^oe  censen}  jQue  piensan  «lue  deba  hitocnof  (Cúllase  a  menudo 

r  0.'  Los  verbos  pasivos  í  deponentes  carecen  de  los  perfectos  i 
p1  use uatn perfectas  de  todos  loe  modos;  pero  se  suplen  por  medio 
del  pai'tícipio  de  pretérito  i  los  tiempos  de  muí  del   ukodu  m- 

',      guíente: 

Pretérito  perfecto  con  el  presente  o  pn'lérito  jaTÍeclo  de  «mu».' 


Mrnl¡,  HtmtT»  omni*  jSnit  rfffai  £^jr")íiMiT.iJ'<i^pi¡iiti<v  loijwrií  fViPJ  (U*.}^ 
PrwiuiliatiJ,  F'uiia4,qui  etpvi  Ao'fú  rífWi'iiM.  nmteMhemiHJuituniintttr; 
fui  locotrt$iiiel,  nt^aoi  irmli  iupfilieioaitÍB>i>deeniimik  (Lir.).  Abnue  cual- 
<)EÍ«re*cñtarUlÍDo:a  Nepote, por ejenpto «a  Uil.cUocfl.D^M cuenta <l«Iu 
«xpratioav^  qU4  allí  ocuirea  ■  iirtiv»  ialtmlfa:  íil  ñftcittrl,  Cft  rtnitil 
íriuuíoi,  flim  eo  peri'tiiitKl,  Si  oppirla  tmdiiliutf.  Si  ínUriMUt  Dariii$,  id  » 
/acUiKi  tutti.  Iam  «jumplm  anteriom  pueden  ■ervir  de  ejercicio  |xini  la  mi- 
lúü  de  1m  tiempt»,  paria  importanta,  uln  In  ciuti  no  o  poiiUa  formar  ÍiUa 
Ót  U  proptoiUd  i  degnncin  do  la  frMC  latina. 

itacaUsK*  as 


tsi 


SII-íTBt.nXPU 


¡irrvi»  ti  natMrtí  hmtíinibmi  thttn  fM  tñta  (.Cic):  Una  vida  om 
ha  sido  drtd»  for  In  nattir^k-ira  n  Iiv  luuiilin-^,—  Trrrtt  n 
¡inrcis  rietus/tiit  XrrxfS  (P\in.y.  Jéijt-*  t'né  v-ucido  per 
g)«  en  el  mar  i  f^n  l.i  tíerfíL—Iínudteio  an  quídqtutm  m^ii 
amteHia  sil  a  Deo  iltitum  (Cic):  Nn  Ȏ  si  cosa  alguna  niejtirql 
la  aiuistad  ha  &ido  dada  por  Dios.  —  Seu  corl  (cibuM  tibt  nuJa  ca  fj 
Un,  uní  lento  /uerint  alvairia  i7Í)NÍn«  ttxta  (Virg.):  Bien  hmyt 
■tido  con-itniidas  tii9  cotmenn»  de  cóncavas  ctyrUaa».  o  tujidas  i 
(k-xiblc  iiiimbrcm. 

FrvtiVito  pluíctiumpcrfecto  ron  el  imperfecto  o  plascuatn) 
f(,-clo  do  «ttni:  Etj«nb  urbe düeedeiti^ PomprjuM  n-at  iidhortaJi 
(Ca-H.);  Potnpcj-o,  al  retirarse  de  la  ciudad,  los  hnbia  exhor» 
—  Quod  p€ccaturii  fuerat,  cmendui'U  (Plin.):  Corrijití  lo  que 
habia  errada— ^enin  e«a»m  vUk*  iracnnditi-m.  <Ter.):  Me  habría'' 
vengado  d«  la  ira  del  viejo. — Ea  «í  vnttutn  /«íítW,  lymnin  tu 
rnwrt  (Ovid.):  Sí  ella  no  hnbiesu  fiíio  ira-sruninidn,  li>  hnbriai 
tadv  todu. 

El  futiiru  pi-rfecto  de  indiculivu  w;  Tomm  coa  el  rnttiro  uní 
fpcto  o  perfecto  do  mm:  Ibo  odoran-^  nuqtte  dr/ncc  per» 
ero  wdftem  (Plaiit):  Ir¿  olfateando  hasta  que  baya  alcanzado  j 
;!ona. — Non  i»  wini  qui  aam,  ni  hatic  injurtam   aüus 
(Plant.):  No  M>i  quien  soi,  si  no  vengare  esta  injiu-ia. 

El  pretérito  de  inlinitjvo  con  el  prci^entc  o  ptvtéritu  de  < 
V«o  uno  maleficio  íxrfcro  omwia  complexa  e»se  ríií«j«f »  r  (C 
Ed  el  cual  delito  solu,  parecen  hnburtc  i^ocrrado  t^xkis  los  < 
tnenes. — ZaticU  innxjite  Julieta  fu  i-siírdieif»  r  ¡íulit»  (Pltn,j: 
dicv  que  Zancle  estuvo  también  unida  a  Italia 

t»0  DE  FS  TIEMPO  POR  OTRO 


1.  Se  acaba  de  vc-i*  el  u.4o  de  lf>j  pretéritos  en  las  oracíooOTí 
dtcioniUe»  fmni  ^ij^ñticiu-  ui^cton  iniplícit-ii.  vmpkwDdose  un  i 
preC¿i-Íto  por  nii  pr^^t-nte.  i  tiu  luito-prutt^rilo  por  un  pret^rít<\  do 
muñera  que  con  rvlncton  de  aiiterívndiul,sii]><.'rfliin  parala idMtl 
tiempo,  tic  significa  indirectamente  negación.  I»  mismo  ae ' 
tiende  a  Ins  oraciones  optativas  para  dar  a  entender  lo 
tardío  del  de^o:  i  ent^inoM  el  empleo  de  los  tienipus  lalinoB 


DK  LOS  TIUU-OS  laTIKüS,   KTC. 


JS5 


eateminentc  sein«jaDt«  al  de  los  cabtellanoet:  Utinam  »i(,  «»9ei, 
/uerit.fiiit'Mt:  OjalA  c[Ue  sca,  fuera  o  fílese,  haya  &ido,  bubiei-a  o 
bubit^:  sillo. 

2.  Se  ba  notado  tntnbien  que  en  el  subjuntivo  kti&o,  como  ea 
[el  inibjdiitivrj  comuu  ciislcltiino,  no  hai  forniiui  peculiares  pai«  la 

roljkcion  do  postenorídad;  do  manera  que  ol  prusmto  dignifica 
también  futuro;  el  o[>-prel¿rito.  post-pretérito;  oí  pnitérito,  ante- 
futuro;  i  el  ante-pretérito,  ant«-po«l-protéríto, 

3,  Hemos  visto  asimismo  que  el  futuro  perfecto  se  usa  por  «1 
iuipcHecto,  o  en  otros  términos  el  ante-futui-o  por  el  simple  fu- 
turo, ^a  en  la  hipótesis  de  las  oraciones  condicionales,  ya  pata  dar 
cierta  énfimis  ni  verbo. 

-I.  El  pn^'nte  se  iiaa  frecuentemente  por  el  pretérito  para  dar 
finas  rivez»  a  lit.-<  mimiciones: 


Qaopotlpiaai  lyiwr»  oirí.  part  rttia  bitdunt, 
rímcttla  pan  adioima  eaitihtM,  pan  preaa  trquwittir 
ligiut  piéuBt,  etipüutljMt  nmm  nptrir*  ptrtebim.  (Ovid.) 

«Lnogo  qne  alU  llegaron  loa  vanmea,  unos  tienden  las  redes, 
otroit  quitan  las  trahilbki  a  Im  perros,  otros  siguen  las  estampados 
hnclliu«,  i  dojtoun  encontrar  »u  pcligi-a» 

5.  Ea  el  c-«tí)o  epistolar,  vn  um  el  pretérito  imperfecto  por  ol 
prr-.-funtc.  i  el  plu:<citani])i;rfi.'<cto  por  el  perfecto,  oonsidcrándosi^ 
entonce»  ta  relación  de  tiempo  cou  rvspcclo  al  que  ha  de  leer  la 
carta,  no  al  que  la  escribo:  Xeic  erat  nunfi  Mine  quotí  aoriberem 
(Cíe);  Ni  liai  en  veniíwl  cosa  qur  escribir.  —  Corrácnit  alíúr  tí  /i/o- 
^M,  iitquaiTu  ja<y^t  (CÍcl):EI  uno  ha  caído,  i  ofttA,  t«  digo,  ente- 
ramente por  tierra. 

6.  El  pi'etérito  imperfecto  de  indicativo  w  puede  osoí-  eu  vuz 
del  perfecto,  cuando  se  quiere  expresar  una  aocíon  muchas  recos 
rep^-iida  o  se  denota  costumbre:  ITie  gmvus  iendfhat  Achiüea, 
daxtihiía  kic  locutt,  kir  ocie»  eeriare  «oíeÍKíiií  (V''K)-  Aquí  eo 
acampaba  «I  cruel  Aqnilcs,  cst«  eru  el  tugar  de  las  flotas,  aqof 
.«olían  combatir  lo«  ejército».  — Jfos  erut  aflíiguif  (Ovid.):  Acoa- 
tnmbntluin  los  antiguo». 

T.  El  pretérito  pcrfi-cto  do  indicativo  m  pacde  usar  en  lugar 
d«l  presento  cuando  se  quiere  expresar  la  rapidez  con  que  una 


488  lUSCRLÁJTKl 

acción  sticedo  a  otra;  Terra  Iremit,  fttgrre /ene  (VÍ15,):  La  twm 
se  eatreniece,  huyeron  las  ficraa 

S.  El  futura  impi^rfecio  se  usa  a  vece»  «ii  lugar  del  iit)])eniLt««> 
pan  dar  tiiviior  añpeit^xa  al  preceptu:    VttUbix  niAtif  t« 
vvUfti*  (Cíe.)-  Pii-'^l»  IiiiiU:  i  cuiílii  (iv  miit  negocios. 

iJ.  KvciiHXH-junc-nti-  <-!  itnitvnttivo  sv  wa  alguna  Tez  pcir  c] 
turo:  Si  jasturfi  ijregúm,  «up/iltverit.  aurerní  arfo^Vírg.):  Si  i 
parios  c^nipU-t»iT-n  cl  };iuiiulu,  wjnut  de  wpo.  Alpiuris,  por  e)«o,  1 
considcradu  vi  iinpunitivu  cumo  un  tercer  futuro  de  índicatív 
Pero  esto  uw  nt  raro  i  poética 

10.  El  presente  i  pretérito  perfecto  de  sabjuntiro  (que  son  1 
tunees  futuro  i  ante-futuro),  pueden  también  usturso  en  tcx  i 
imperativo:  Qai  datit  betitjiciorm,  Uuxut;  narrtt  gui  at 
(Sen.):  Calle  el  beneficio  el  que  lo  ha  bocho;  publlquelo  el 
ha  recibido,  — QMori/titfiíiinnv/w,  nemini  dixerin  (Sen.):  Loqn 
quieras  se  callo,  no  lo  digas  a  nadie  (no  se  verifique  que  lo  haif 
dicho  a  nadie). 

eso  UK  LOS  TIKUros  BU  LOS  VERBOS  UÉMIKI,  OÜI,  NOVl    I   0Ol| 

SUEVI 

Notamos  las  ideAS  de  ticipo  ugni6cada.<i  por  los  preléríM 
nt¿mini,  odi,  que  si  so  traducen  poi-^^ar  en  la  memoria  i  U 
aversión  a,  tiemuí  fcl  m>ntidu  de  pretíritu,  i  si  por  ucoitlaitie,  al 
rrflwí-,  pionlen  una  rvliicion  de  ant^triundod,  do  manera  que  1 
prel^-rilo  perfecto  pnrcce  prevente,  el  pluscuamperfecto,  imper- 
fecto, i  cl  futuro  perfecto,  futuro:  Oum  sertcc  non  aoium  /nct^ 
Kfíl  rtiam  dicta  meminiasei,  me  gfnmtué  coTnpifíttis  ett 
Bvcoixlando  el  aodano,  no  solo  los  hechos,  sino  aun  los  dichos,  ea^ 
apodení  de  mi  el  mvño.'-  Odi  profanwm  nilgita  U  arceo  (He 
Aborresco  al  profano  vulgo  i  lo  aparto  de  mi. 

Usaose  do  la  misma  manera  iwvi  i  cojimeci:  Vidi»liní^  Vii 
TUwi  (Ter.):  ¿Lo  visto?  Lo  vi,  lo  noté.  ~Jíovi  rem  omneni, 
rascit  eí  non  notierunt  vtaní  (Ter,):  Sf  (o  he  tomado 
mionto  de)  todo  el  asunto,  »c  hjice  tordo  i  no  subvD  (o  no 
tomado  oonocinitcnto  de)  el  cam)no.~5Í  Tártara  nossent  ig 
viaae  (Virg.):  Si  cl  Tí rtaro  supiese  perdonar.  —  fíespiceíw 


DB  LOS  TIUIPOÜ  LATOtOH,   BTC 


437 


eownietñt  irnrundin  (P.  S)t.):  la  oMem  no  suelo  (no  tiene  for- 
mnda  «vwtumbre  fie)  míi-ap  en  uiuin.—  jK^itte  jnietoivt  tJtire 
fttveinci'jjn  nnifuenitii  (Cic):  E»  el  e^tUo,  acostumbralmn  loa 
pretores  rocomer  sii  provincin. 

E»  ]»c«  iiiswlo  «ttrvi:  A  te  ül  qaod  sttegti,  jtfio  in  mojoreni 
mo(tum^  itt  me  abiKntem  diUgait  at'fVie  dcfcndoM  (Ge):  Pidotc, 
con  el  nuiyur  ahinco,  que,  como  soostumbnts  (o  lias  formado  cos- 
tumbre de  hacerlo)  me  ames  i  deüendas  en  mí  ausencia. 

Coijnovi  Buelc  iiHais^  como  «orí. — Jus  dvile  (2onii  eoffiu»»- 
ral  (Cic):  SiibU  (o  había  liprendido)  el  derecho  civil  ¿ntes  de  salir 
de  sil  pal  lio. 

De  la  higntficiícion  de  wnímíHÍ,  nace  (|ue  se  junta  eon  el  pre- 
sente de  inlinitivo,  el  cu«l  so  traduce,  como  el  de  los  otroa  verbos, 
en  d  sentido  de  lijar  o  ^tardaren  la  raumorí»,  t  con  una  relación 
de  antorinnibul  mas  en  el  sentido  dv  roconlnr  o  hawfr  memoria: 
ilémtnivu;  viflfre,  me  acuerdo  do  }mlKT  v'ixío.—  Méminí lihi  /í- 
'  brum  (í^prri  a  Demetrio  (Cícl):  Roeucrdo  que  Demetrio  te  trajo 
tm  libro.  Pero  puede  también  juntarle  oon  el  pi-etíríto  de  infini- 
tivo: Elfo  mémini  sumiHOs  in  civilate  nontru  fuisM  viro»  qu-i, 
etc.  (Cíe.):  Me  acnerrlo  de  haber  habido  en  nuestro  estado  hombres 
nui  eminentes  que,  cía 


a. 


DIVISIÓN  DE  LAS  PALABRAS 

EH   PRIMITIVAS  I  DERIVADAS,  SIMPLES  I  COMPUESTAS 

— *>w* — 


Se  llaman  pal.ibiTisj)í'ii>it7twM  las  que  no  nacen  de  otiua  de 
nuestra  lengua,  como  /uimhre .  árbol,  virtuil. 

Derivaihii  son  laa  que  nacen  de  otra-s  de  nuestra  lengua,  sea 
que  varíen  niiis  o  menos  la  terminación  de  éstas,  como  regular- 
mente sucede,  o  ({ue  la  cont-erven,  pero  añadiendo  siempre  alguna 
nnevii  idea  a  su  significado.  Asi  el  sustantivo  arboleda  se  {lerivii 
del  sustantivo  árbol;  el  sustantivo  hernui'^u/nt  del  adjetivo  /wf- 
'inimo;  el  sustantivo  f,iiHeñ<iiiza  del  verbo  enfeiíu;  el  sustantivo 
Ujura  del  adverbio  íeyVw;  el  adjetivo  vuli'fono  del  sustantivo  va- 
lor; el  adjetivo  amarillento  del  adjetivo  anutrillo;  el  adjetivo 
■irtutjituible  dul  verbo  ¡inujiníi;  el  adjetivo  tarilio  del  adverbio 
lartle.;  el  verbo  itmijímnh:]  sustantivo  imiijen;  el  verbo  hcrmn- 
aso  del  adjetivo  h^rmoio;  el  verbo  ¡liwteo  do!  verbo  pino;  el  verbo 
idejar  del  adverbio  léjon;  el  adjetivo  conlrariti  de  la  preposición 
contra;  el  adverbio  léju»  del  adjetivo  plural  lejos,  leja-n;  el  adver- 
bio viahami.  del  sustantivo  viiiütniíi,  etc. 

LlAmanse  palabras  "implen  aquellas  en  cuya  estructura  no 
entran  dos  o  mas  palabras,  cada  una  de  la  cuales  se  pueda  usar 
o  se  haya  usado  separadamente  en  nuestra  lengua,  como  virtud, 
(í  rboleda. 

Al  contrario,  aquellas  en  que  aparecen  dos  o  mas  palabi-as  que 


lid 


XlfCeUiXEA 


«<e  usan  o  se  han  nsulo  Tn^m  de  compaskáon,  yasea  que  se  slter 
la  foriun  de  alguna  de  las  jiatabr^  ooncun«nt<>s,  de  todas  ellta  i 
de  ninguna,  ñc  llaman  compitesfnií.  Asi  el  eustAntivo  lortuthtul 
itet  oontpone  del  verbo  tortuí  i  del  sustantivg  bottn;  el  sii.ti.intiv 
"niven  del  veriw  tii,  la  conjunción  i,  i  el  verbo  vienf;  ul  iuljetivj 
jiriirTtihioávX  ^iLstantivo  ^jü//)  i  el  adjetivo  vmIiíd/vI  mljotívo  uli 
curiu  del  siist»ntit-o  itlii  i  del  adjetivo  corto;  el  verbo  beiutiga  i 
adverbio  '>»<»  í  el  verbo  '/('í^';  el  verbo  iwftrtpongo  do  la  prej 
eion  «o&rp  i  eJ  verbo  ¡ninffo;  lo»  ailverbios  6ii«nan«rní<-,  mu/a 
mentf^  rloctanunttt,  lorjyetitmtf,  de  los  adjetivos  buena,  uto 
tiíjcld.  iorpr  i  e!  sustantivo  tiiiTHf?.  i^uc  toma  en  tales  compoc 
la  fiigniticncjon  de  mamifi  o  forma. 

Las  preptnicione^  a,  a-nie,  con,  emUra,  de,  en,  entre,  jMtrtí,] 
«in,  adire,  trtia,  entran  en  ta  compotiieíun  de  mnchas  p(ilnlirft.t 
V.  gr.,  amo^itono,  verbo  compuesto  de  la  prepmieion  «  i  ul  »ü4taa-J 
tivo  viumítm;  anteveo,  verbo  oomptic^lo  de  la  prcjxi^iciuii  anir,  i 
el  vci'bo  i'í».  Estas  prepcx^ieiones  se  llainiin  piiriicHlitJ!'  comjitm^ 
tiraf  itr¡MtriJile^,  por  cuanto  se  U!>an  tambit^i  coniu  |>al)ibnw  iode 
pondteut«M  (a  dirort^ncia  de  otrna  do  i^uo  vamotí  a  hablar);  i  la 
palabra  a  que  preceden  He  llama  princiixil  o  »impl«  relalit 
menbe  a  los  compitestoa  ^iio  de  ella  se  funoan.  Así  montón  i 
son  los  elementos  principales  o  simploN,  de  los  compuestos  rmutn 
bmo.  anteveo. 

Ademas  de  las  palabras  cuya  composición  pertetteco  a  nt 
lengua,  hai  oliíts  que  se  miran  también  cotiio  compuestas,  i 
no  todos  S1L1  elementos  o  Ulvet  ninguno  de  ellos  se  onipldo  sepa- 
radamente en  ea»tt-lliuio,  [xinpii-  la»  hemiw  tomado  del  idioma 
latino,  que  retiene  en  ella»  sus  lonuiLt,  i  »c  ha  quedado  en  no  ' 
coa  cnmi»  eou  las  palabra»  eonipnnente-s. 

De  OKtOíi  eompne?líi»  latino;*  hai  vario»  en  que  tigura.,  como  > 
mentó  principal,  idgima  palabra  latiiui  qac  no  ka  piLnndo  al 
lliuio  eombimulacon  uiui  de  las  pn-posicioncs  anleríorea,  coe 
vemos  en  coruhicir,  ddiiu-ir,  formados  del  simple  latino  tttiaer 
que  signíticii  guiar,  i  de  liis  preposiciones  con,  tU,  Otros,  en  qnc  : 
combinan  cou  palabras  castellanas  partículas  compositivas  iii 
puTulAcs  que  eran  en  aquella  lengua  dicciones  independiente 
V.  gr.,  el  verbo  abifUngo,  compue&to  de  la  prepoeicicHi  latina  uftt. 


k 


DIYRIOK  DB  US  PAI^BEUS,   KK. 


441 


de  nuestra  verbo  UtUfo.  Otro>t,  en  i]iie  la  purticula  in^-parable 
qiio  .4c  coinbinit  con  liiocion  cftittullana,  era  también  jHirticnl»  iu»e- 
|Nunl>lo  un  Idtiu,  umiKt  Ui  ir  en  ios  verbiw  (^onipuestw  retengo, 
TedaMO.  Otflw,  en  tin,  en  <{uc  ambos  clvniento»  son  vntemoivDtv 
lAlinoK;  cumo  introtlucir,  *riliu:Ír,com\yav«ío»  tAmbivn  del  simple 
duren-,  rombinudo  i-n  ol  prinium  tiou  ul  ndvcrbio  intnt.  i  en  el 
segundo  con  la  pcuiicub.  sf-,  ton  iiixcpArablo  en  aquella  lengua 
como  en  la  nuestra. 

Coinn  muchníi  de  bs  pavticulns  latinas  no  son  otra  coea  que  las 
fennaa  onjinalea  de  las  castellanas,  i  mnchaB  de  éstas  son  en 
realidad  una  misnta  bajo  diferentes  formas,  será  menester  enu- 
ni«nirW  todas  juntamente,  manifestando  max  bien  con  ejemplos 
que  con  explíonctones  tas  vnriaü  ideas  quetnielen  agregar  al  sig»i> 
ficfldu  del  iñmplu. 

Las  formas  dv  las  partículas  compositivas  son  estns:  u,  ttb,  (f¿«, 
ml.ante.  anii,  ciivum,  ciivun.cig,cUra,  co,ctmi,con,cmttitt,dg, 
de»,  di,  dU,  e,  ^m,  ni,  entre,  equi,  cu,  ex,  entra,  extra,  i,  tm,  in, 
hi/ni,  íníí,  Ínter,  intro,  o,  ob,per,  por,  pon,  jMtt,  pre,  preter, 
prv,  re,  red,  rflro,  lut,  «e,  nenú,  si»,  do,  itobrt:,  noa,  lof,  nata,  wío, 
.  mm,  loí,  ntih,  «tihs,  miper,  am,  tra^  tnin ,  trane,  tni«,  uUm,  vi,  vic, 

Vit.  Wí. 

Pero  sustancial  monto  se  reducen  a  las  de  la  lista  que  sigue: 
A,  preposición  castellana,  en  laiin  lut:  tdn-eiiiar,  acortar,  afir- 
íiuií'  (de  los  adjetivos  breve,  corto,  jirme);  tintllt),  apnieho, atrai- 
go (de  los  verbos  callo,  priifho,  traigo);  arrttfiar,  arrinconar, 
ahotoniir  (da  \^^»sustanüvoí*  vvíf la,  rineon,  hoton);  acartonado, 
adamei,tif  (do  luet  »u»üiritiva-«  ruHon,  dmiui).  Sa  foi-ma  latina  de 
la  prepoeicton  se  consorva  en  algunoK  compuestos,  como  udm  irar, 
adorar.  1a  rr  do  arregUir,  arrivco^mr,  arrebatar,  es  la  r  ¡ni- 
dal de  r^a,  rincón,  nAato.  que  en  medio  de  dos  vocales  debe 
escribirse  doble  para  que  conserve  su  sonida  En  aceedf^r,  la  d  so 
ha  convertido  en  c.  L.t  g  do  ajftuicion,  agnailo,  pertenece  al  sim- 
ple latino. 

A,  d/',  idut,  partícula  ¡nsejiarable  castellana,  preposición  latina. 
EquÍvá(-a.<ie  a  vecrt^  con  la  anterior  en  la  furnia,  pero  hierapre  la 
distingue  sti  ngniticiMlo  do  separuotoii,  ^rcgacion,  detimocion; 
oomo  en  amoviUf,  abjurar,  uiMtenerifí. 


US 


niscei^u 


JftAr.  prcpo«ÍcÍQn  cnstcllaoii  í  latina:  antegaia,  antevfff,  aif 
ietemr. 

Anti,  piirtfcula  ítuMipaniblo  en  las  dos  lenguas,  prcpoGddoa 
gricgii.  Significa  contmric<d«d  u  oposición,  como  en  uh/mocm^ 

CirtuH,  piuticuU  ioacpttntbte  en  castellano;  en  Utin,  la  prepo- 
sición circum  (al  rededor  de)i  Vneire  a  la  terminación   laüiu 
ánte^  de /),  como  en  f^m^Kmy>'>¿'tf,  i  lo  mi.-tiiii  hnríii  ;i 
M  alguna  vez  la  precedieítc  Aiit«»  ile  vocal,  loiulu  \h-' 
tno  en  circuir,  o  mudarla  en  vi.  corno  en  drcmnnmbúmtr. 

Ci»,  citm,  partfuulas   inHepanibles  ftu  cu^telUnti;  pi 
aquélla,  ¡idvúrliio  In  segundn  en  latiii:  cií<idpivi}  (lo  tic  >.  .-      ...i<t* 
de  \m  Alpe»),  eitniwtino  (lo  de  t:»to  lado  de  I<m  Andes),  citm- 
■montano  (lo  del  lado  dt^  ncil  de  los  iiitmte»). 

6''>ii,  ]>rep<jsÍcion  uastellnua,  orijinafln  de  la  latína  cunt,  qn 
componiendo  «tra  con,  Mudn  la  n  en  m  ilntcs  de  6  o  ^,  c»tQo  en 
exmíhtitir,  componer;  \\a  pierde  intes  de  vocal,  como  eo  eoitceiij 
coheredero,  eoo¡ieriir,  cohimeaíar;  i  ántcu  de  los  sonidos  /,  rr,  eot 
en cfJig<tr.cohihortufot',corre}ir, corroer (*)l  Aveces  parece] 
bien  mudarla  en  g  como  en  eoffnneion,  cognomento;  pero  onti^o-' 
ce»  In  ()iie  sni-wltt  c-x  jienlontit  U  ít;   pon|m'   la  g  pi-rÍJ^n-oc   al 
elemento  prínci]ial,  ijiu-  t^ii  In  lengua  laliim  ¡ini)i'ipiiili:t  |K>r  gn. 

Contra,  prepoKÍcion  ciutelliuiH  i  liitina;  contntjioner,  eontrn*»- 
tlir,  vontniriyr^tir,  /■•nthtitAhth'.ortilmurñil. 

Dr.  piv-posicion  caKk-ll.um  t  ]:iíina:ih¡Hinfr.il«ititcÍr.tJft,'Hgi 
fUmiTnar. 

Di,  din,  partícula  ¡asepnrable,  castellana  i  latino:  divul_ 
dv*per»ar. 

k,  ex,  ea,  tlea,  partícula  inseparable  oo  cn^tellauo;  ptvposicic 
liitiiui  bajo  lii8  dos  foi-mas  prímera».  Ia  forrna  es.  ha  paMidn  a  > 
en  varios  conipiio-sto»  ti>madoc<  rlul  latin,  como  ejKUMi,  extritSaj 
según  Ui  priieticii  de  uiuchuK  en  todos  luct  que  principiulmn 


(*)  La  i-  ini<i*l  *a«tm  it;  por  conaigtilMta,  el  e*«nUraa  eor/ttei-  no  pr» 
TÍ«iic  lie  miidnnii  k  >t  en  r.  tino  du  qu«,  de^nAo  bt,  r  de  ncr  iuicial  i  (lallia- 
dosa  snlTV  dus  Tocalen,  c*  procÍ*>>  duplioir  ol  ciunct«r  |iara  que  nb  eoiwcm 
ttl  (oitido. 


DIVISIOX   Dk  t-Alt  PALABRA^    BTC 


443 


«e,  cntni»  enftf-elontr,  e^palaar,  etíraer,  Pero  los  (|u«  proniinctiut  i 
CHcriltcn  fz  donde  oUos  m,  deben  gimnlnrse  ils  nmrnmürcoii  i-íita 
pn>pii«iciun  In  <!^  quu  por  i'utjU  jt-tiviicnil  nnU'poiivinuf  ii  1u  /<  líqui- 
da do  los  latinos,  como  ena^fíñtu,  egpiéndido: esarhitimo,pava, 
pronimciar  i  escribir  «tspívíorar  o  expei-tortir,  según  el  tnal«ma 
orti>!<ijic>  <)He  se  adopte;  poro  solo  puede  pronunciarse  o  oseribirse 
«itpiéitilido,  éniféfiut,  t-MpefiÁeolo;  piilabnu  simp!<w  en  (|ue  no  hai  pns 
posirkm  nlf^iiiiu  A  vw-we*  ii«;o«inü  dialingnír.  Eii  eMjxxlñciilo, 
rsppfhvh>r,  no  lioi  preposición;  i  I»  sil¡ib:»  «  no  e»  convfil.Íbl«  en 
nc  Eq  eapfcUüiva,  al  contniriu,  ptiL-dc  cuda  vuul  pronunciar  t»o 
«r,  se^n  su  juicio  o  capricho:  lo  mismo  en  euprcUieion,  vwindo 
stgniñca  el  estado  del  sima  que  agiiAi-da  una  cosa  futura  (tjcpec- 
tatú»);  no  cuando  denota  la  atonciou  con  que  so  contempla  un 
obj<-t>i  presente  («¡u-c/tiíio). 

1^  foriiin  ex  xubítiüte,  según  k  práctica  universal,  en  los 
Com]iu*-Mli)H  fxpresiilente,  eJíminitíro.  exjtau.ita,  i  todos  loe  de 
forinncion  i  sentido  análogt». 

L;i  fiwiua  i/fj"  pit^vjdcc»!  en  bw  coiiipucsl"»  áí'  ronnaurtii  caste- 
llana, como  denjujuntr.  ihaeahrmr,  ilri¡yhilnr;  i  w  ha  inti'<Klu> 
«ido  en  algunos  laLinos  reemplazando,  no  soto  a  la  preposición  «r, 
<omu  en'/ew«wi"/yiir,  sino  a  la<íi*,  v,  gr..  nn  <UiíleHnr,<Uflindar, 
i  niin  a  la  (/í  u  'íw,  v.  gr.,  en  tle^pnrcir,  datjMiiiir.  Vero,  aunque 
estas  tivs  pvticulas  por  la  svincjiíiiEa  deMufunuaw  conTunden,  la 
idcn  dominante  en  los  compuestos  dv  la  d«  es  la  de  «upnmcíon,  o 
la  de  movimiento  dfi  arriba  a  abajo,  como  en  detnti-r,  dfjtouer, 
dfiffitular:  en  los  de  la  di  o  ditf,  el  concepto  do  di/rr^teiti  o  dúa- 
pertiMH,  como  ae  ve  en  estas  ntismaa  palabras;  i  en  los  de  la  <&« 
el  de  movimiento  de  adentro  afuera,  extmccion.  privucion.  acción 
conlntrín,  domo  *•»  drj*^ntmliH¡;  denjHihilar,  iUivÍrtiui>\de«tiutt' 
dar.  Cuando  el  simple  principia  por  s,  ee  confunde  inevitablú- 

enle  de»  con  de.  ponitie  se  pierde  la  »,  como  en  ilautzun,  «/«• 
tbrñlu. 

Eli.  prejMsicion  castellana;  in,  latina;  en/renar,  «fiaÜMtTdar 
(compuestos  de  sustantivo);  irtdiyno.  infame,  hi/am^o  (compues- 
tos de  nombre,  con  sentiilo  negativo);  informo,  ¡njtujfo,  insinúo, 
interibo,  tnrUAÚm,  incurñon  (movimiento  real  o  figurado  d« 
afuera  haeia  dentro);  invierto,   iitdüpvago  (acción  coDtrarÍa)i 


414 


lUACKTaSRA 


Muda  la  n  en  m.  antes  de  6  o  p,  eotno  en  «inMw,  imp-ríer.  ct 
hnjwdC,  emprfnd^r,  imponer,  Twmu  uni4í*en  nvutlzítr.   Pit 
la  tí  en  li/naliU,  iffnnrftttte  (•),  ¿««wiíí,  i  «-gim   In  prvniuici 
cíort  rna.4  común,  en  inuni«raM«  i  algunos  otroA.  Piérdela  asinits- 
mo  ]»r  i«gla  jenera!  ¿nt«s  de  I  o  r.  como  en  iltjiiAe,  irregulat 
irmHonnl. 

Eatrtt  pix<pi»idon  c-utellana^  iiUer,  latina:  enireMuar,  Í7tié 
poner,  inltTKfixir,  entrever,  entrecano.  La  r  de  inter  ne  píente 
ántc»  de  los  »»n¡düs  I,  t.  como  en  intelijeiicia,  i-nterrogar. 

BqH\^  pcirUeula  in»e[Muu1)le  en  caatelland,  adjctim  Inüiio  ¡vqui 
(igual):  fquidiMnnlr,  ^mutUvfnU:  eqaimK-ci'j,  igiiiilitiul   de 
noche  (con  vi  dÍA);i^itiu(><.'iir,  igualar,  identificar,  coiilundírur 
vo«  o  (Mf*  con  olTA,  engaAnTHO. 

Sflra  o  txtm,  ¡virtioiiln  iri.-«cpaniblc  castellana,  prcposicíoo 
adrorbio  [atino,  que  «igniScaba /i(«n&  o/uero  dtz  txtrajudie 
eetravaganle.  exlrdxfiurtdo, 

Injra,  porticnla  inseparable  en  castellano,  proposición  lat 
que  significaba  dehtijn  de,  deiüro  de:  iitfniecritu  o  infnieMcriti 
■in/riioct'iini.  dentro  do  la  octava,  esto  es,  entre  ol  dia  de  una  ñ^ 
ecle8Í)L<«tica,  i  el  octavo  día,  contada  dp-sde  ella. 

/«(ni,   partícnla   iiis.-p«ral)le   vn  nwt^rllano,  adverbio   lal 
(ndcnlrv):  iatrvdiicir.  Totim  alguna  vcx  la  (bnnn  entroient 
Une  o  trUromeiene:  pero  es  mucho  mas  usual  entremeterfie,  i ! 
dice  siempre  entremetido. 

O,  ob,  partícula  inseparable  en  castelUno;  en  latin,  la  prcf 
don  ob,  que  en  algunos  compuestos  era  o:  omüir,  oÍMcrtftr, 
ner,  oluitar,  obtemj)erar. 

Pii*v(,  preposición  castellana: /)ítnu«r«í,  jmntfftuis,  j)itntrra¡ff¡ 

Per,  preposición  latina;  en  castellano  por,  mas  en  cimipiistcic 
casi  siempre /wr;  peniumbU,  pemüíir,  jtorfinr;  perJcccionOf 
peromr;  permxtte,  perftfrinar,  pernoctar;  portnentfr,  porvenit 
pvnUt)íiero. 

Po^,  preposición  latina  (después  de);  en  castellano,  partícula 
inscpaniblc:  pontliminio,  poottacridiano,  po«tjHirío;  pero  je 


(•)  La  g  pertenece  al  sitople  UÜnOt 


^ 


DIVISIÓN   HE  LAS  PAUnRAft,   BTO. 


44S 


I 


ralinonio  ni  8C!  proniiiicía  ni  ilúbi«iíi  eftcril>in<e  U  t,  siii»  úikUw  de 
vMiil,  «lino  en  ¡íóhIiumi. 

J'ir,  {HU'ticula  iDscparablv  ffu  castvllniío,  preposición  lulina 
(pra.  que  si|^ificaba  priorídac),  autcrioriclad):  predeci*',  prtdi»' 
poner,  predominar,  prro¡tÍiuinte,¡*rf/civiwM,  prrífido. 

Preier,  porlfoula  iuscpomble  en  castellano,  preposición  latina 
(pratter,  fuera  de):  pretertmtural,  pretérito. 

Prit,  ]vii-tfeiilii  Ín!«i-paniblo  en  <-a.'4i>)I»no,  piMipoíüciun  liitiii»,  iptc 
Ng^niticnbit  rii.  litynr  <lf,  n  fitt.tir  tic,  i  1-41  coiupi^Kficiun  ilonota  t^ua- 
bi«n  inoviinivntit  haoia  fuleknte  o  de  iul«:-i)lrohiicinitru<:ijk:/>r(*cu- 
Tnilor.  ¡iriivlííriifi'í.  priimucrr,  jtnxtiifir. 

Re,  {narlicula  iiiícparablc  «n  ambas  Icngaas:  rtlfo,  recapiíalo, 
nifi.no,  revuelco,  reiraigo.  A  vcoc*  rah  rtxlargmr,  redimir. 

Retro,  adverbio  Ulíno  quo  si^Rcaba  hticia  nltux^  partícula  in- 
separable en  castellano:  reirocetler,  reiróyrado. 

Se,  pai-tfcula  inseparable  en  ambos  lenguas:  wparo,  iuhIuxo. 

Semi, nombre  latino  que  signilicaba  mibul,  medio: neniicdvtdo, 
gtmivirtt. 

■Sin,  prepo«¡ciíin  castellana:  ñnsabor,  ñnrusim. 

So,  golf,  mm,  srut,  «u,  sub,  guha,  8u#,  dífcreotca  fonnas  de  una 
núnna  propwácion  latina,  attft  (dubajo  de),  qnt  on  los  compucsUxt 
latinos  tomaba  a  veces  la  fonoa  Bub»  o  stu.  Coaservamui  a  me- 
nudo estas  ttiís{otmaa,cmaoctiitublunar,8ubt«rráneo,*ubrtnter, 
siwtetntnr;  i  aun  ha  (|Ue<liwlo  reducida  a  "ií  en  vartuit  Rom])ue<ítos 
couo  fiajfto,  fmjtonyo,  i>uprtnu>.  Pero  mtbtv  1»  h  de  *i(A  o  ititim 
hú.  variedad  en  el  uso.  omitiéndola  iDUcho«  un  idgunos  vocablo^ 
i  olroet  >iieinpn'  iiiic  no  le  sigue  vocal  o ¡/:  Huntiintivo,  Huniuiídro, 
tuKtiluyu,  mdraMu,  itubi/iigo.  Consi/niue  univcnuilmvntu  Ib  b  de 
fub  vn  los  compuestos  Mibprior,  «ttbprefecto,  i  todos  los  cíe  for- 
Tnacion  i  sentido  análogos.  Hsi  también  compuestos  en  que  tvh 
o  ndts  ha  pasado  a  sus,  como  cnsotie^ier;  a  mo,  como  oa  aoniefgr. 
eojtitt/ar:  a  aon,  oomo  en  eojtrisrt,  sonmnu  EltioMUuÍTÍ  «usíi- 
tato,  que  dicen  aljipinoa,  tendni  )>rubablcmcnte  la  misma  suerte 
que  wiMpirar  i  itOHpiro.  So,  como  preposición  independiente,  es 
anticuado,  ojcci-plo  on  los  ci«»pK-m«;utos  #«  color,  m  eitpa  i  algún 
otrOk 

Stítiiv.  prcposicioa  castellana  orijinada  de  la  latina  «u/io-.  Bajo 


44C 


MISCSLAVU 


una  i  otra  formn.  aparoc«  «n  Turios  compuestós,  como   ^uprrAm 
mpeiyino,  tiAi-eprnter,  aabreacrUo.  Sincopitda  pn  sorprenJrr. 

Sota,  6oto,  partícala  inseparable  en  castclUno;  ea  laCtn, 
pn?po(iic!oa  "iibl^  (debajo  de):  sotafíinitaíiQ,  notaeara, 
■nixtro. 

Tra»,  preposición  caslxíltiina  oríjinadade  la  latina  tmn»,  qi 
iiigníñraib»  MÍ  oiro  Uulo,  it  la,  parte,  allende,  i  nictafitríciiiitent 
sorviii  para  dcuutar  niiitAci»n  de  ser  o  de  foniui.  Este  ntMXii 
cuiuforvft  pn  los  compiiraU»  latiniM,  conio  tnini^m\ttiicwn.  tfn 
fitrmriciojt;  pcrdiondo  a  mcvtt  1m  dos  últimas  cousonaates,  cMno 
«n  (titttiicir.  tntmontar:  a  veces  «olo  la  *,  como  en    fra . 
cí(i!-í'-»7i,  trtiiijvri^jo  (doade  la  «  es  del  simple);  i  a  voces  - 
como  en  traMaAnr,  tnvpoiter,  lo  que  muchos  extienden  hoi  i 
toduA  los  vocablos  <jne  principian  por  la  partícula  (niíu*,  pronm 
ciando  i  eticribitíndo  trtixniuto,  tnmfiffuro,  tiiiyomto.  La  pre|« 
eioioD  coKtdlaua  o(Km%  otra  idea,  e^piivalícndo  a  «nt^jow  <te,' 
jium  ife,  trii"  <le^  i  yfa  c*  la  quo  ofnjco  en  algunos  conipHCf4o< 
caatc-llanos,  como  trtiKfit^nthi. 

ÜUnt.  partictdii  inscpmrablu  pn  cu^itctlnno,  preposición  i  »ú% 
bio  en  latín,  draide  signiñoiba  mas  aüá:  ultramontano,  al 
liberaL 

Vict,  viz  o  vi,  panícula  inseparable  coAtcllana,  oríjiniula 
nombre  latino  vie«  (en  vez  de,  en  lugar  de):  vieeaimininte, 
cánsul,  iñrrei. 

A  laa  partfctdas  inseparablfis  caatellanaa  podemos  afiadirM  i 
«a,  cuyo  oríjen  no  oonozeo:  mJiumur  o  z^üiumar.  zaherir,  sdl 
Uir,  uihtmilnr. 

Jiíiilan»c  u  vvcoi  hast4i  dos  o  tres  parllculas  compositivas,  co 
en  VMijmpnfihle,  pr^vipongo,  tlewtjtofUratlo,  dffapcrciíñfío. 

Análoj^  a  las  partículas  compositivas  de  que  hemos  habí 
son  las  que  signiticon  número;  unas  latinas,  como  bi,  tri,  cuadt 
(hicome,  lo  de  dos  puntas  o  cuerno^  íricoloi",  lo  do  tres  col 
cuadrúpedo,  lo  de  cuatro  pífe^  oteas  griegas,  como  di,  Mr 
penta,  kexa,  deca:  disüabo,  lo  de  dos  aliabas;  dtcálcgo,  Io«  dt( 
mandamient(M*L 

Así  como  del  latin,  sa  han  tomado  i  se  toman  cada  dín 


DinStOIT  1>E  LAR  FALABSA8,   BTC.  447 

griego  palabras  compuestas,  cuyos  elementos  no  existen  en  nues- 
tra lengua.  Lo  que  debe  evitaise  en  esta  materia,  es  el  combinar 
elementos  de  diversos  idiomas,  porque  semejante  composición 
tiene  un  aspecto  gmtesco,  que  solo  conviene  al  estilo  jocoso;  como 
la  de  las  palabras  gatomaquia,  chiamografía. 


ÍNDICE 


-9*9- 

PLta. 

Inteoduccio» V 

Sociedad  parisiknse  deenaenanza  elemeotal 1 

FLAiTits  DE  ECONOMÍA  e  ínstruccíon  para  seminarios  nmiierosus..       !1 
ExTBACTros  DEL  VIAJE  dcl  capitaii  H<:ad  por  las  pampas  de  Biie- 

noa  Aiifs  i  la  lonÜUera  de  Chile 2S 

Mekohia  en  qiie  el  Gobicrao  del  estado  libre  de  Méjico  da  cuen- 
ta de  los  ramos  de  su  admítiistriusiotí  al  Gougreao  del  mis- 
mo Estado,  a  consecuencia  de  su  decreto  de  16  de  diciem- 
bre de  1825.  Impresa  de  urden  del  Congreso.  Méjico,  1823  35 
Relación  de  hechos  concernientes  a  las  nnidanzas  políticas  veri- 
ficadas en  el  Paraguai  bajo  la  dirección  del  doctor  Tomas 
Francia,  por  un  individuo  que  ha  sido  testigo  de  muchas 

de  ellas,  ete.  Londres,  I82G,  8.  vol 39 

Influjo  de  la  civilización  cu  In  moralidad 47 

La  centralización  i  lu  instrttccion  pública C3 

SlSTIHA  PllOHIHITlVO 67 

DiRTURiiios  i>&  ÁiiÉRiCA.  B.vtracto  de  nn  foUuto  publicado  últi- 

mamenLe  en  Lóndiijs 78 

Sobre  el  Esruntode  la  lengua  latina 7'J 

I)k  la  enseSanüa  secundaria  i  do  la  profesional  i  cienttñca...  03 

Fin  ub  la  guerra  contra  los  Pincbeinis 107 

NkcrolojIa  del  jeneral  don  José  Uaría  Benavente 125 

LaTINI  I>EREC1I0   ROMANO 129 

Obrkrv ACIONES  sobre  jeografia  de  la  extremidad  aar  de  la  Ame- 
rica, la  Tierra  del  Fuego  i  el  Estrecho  de  Magallanes,  he- 
xiscelíkea  ¡JB 


4&4 


ehAs  en  !&  visita  de  eshis  cixtns  por  lot  boijncs  d«  &  M.  Ti. 
Aiftvafurf  i  fíf-ujU  cu  I83i;  i  19S0,  por  oí  capitán  PliíUiji 
Pftrker,  conian<J3nio  de  la  eipedicion.  IicIdaSKla  Real  Su- 
ciedad Jeo;;riñ«  de  liiSndrvstil  25  i  31  de  uh^o  de  1831. 

AprKre8  tnlm  el  TxUno  du  ratiamá,  por  J.  A.  T.lord | j 

Nuncu  del  groa  Utrnemoío  ncaccido  en  Chile  el  2rt  del  fclirtmi 
de  IKSa,  por  Alejandro  Caldclcogh,  íudividuo  de  la  So- 
cl«(iiul  H«a1,  Jeogrificgi,  uto .,.,. 

ACTIGrKriADBKMBJICAXAS 1| 

TSbcUMXhIí  dcdon  Agantin  de  KiufniirrQ ^.^ 

BK[.icin<r  del  vLkje  de  don  Busiitu  Tilhirírio  » liu  facntes  del  Ríú 

NtgTO  en  1782 

TuJEs  i-uit  Cuas,  el  Pera  i  et  Rio  de  las  AmaEonas,  un  lr«  nfio» 

18^7  hasta  l8!tí  por  Kditardo  Poe[i|iÍg,  profesor  áe  la 

tJnttvnidad  il«  TA-i])((¡<:k,  i  Unnosen  4." _ 

OosERVAClüXKs  eobi^e  el  [errcmotode  2<íde  febrero  de  1835  b»- 

dticidHs  del  bos()neja  de  lo»  FÍajm  de  loa  buijtiec  do  goernt 

Imtiiiieojt  Aiir^ntiirf  i  fíM//lr. , 

Narrativa  us  los  riUBa  do  los  buques  de  smrTA  de  8.  M.  B. 

Aiii-*nhtre  i  H^igle,  por  lo«  cnpibinn*  King  i  FiU  Roí,  de 

la  marina  rxuil  Hrikiníra.  i  por  Cilrlos  Dinrin,  eaoudero. 

natunliiu  d«  ta  BtagU,  3  locnati  8.%  LAiidret,  1889 

Las  provincias  del  sur 

Cimso  DX  DKRRCHO  ndiDÍnixtraLivo  por  M.  Cotelle,  S  lomoa  9.', 

PariB 

Ptscv»lOK  sobre  el  efecto  retroacüiro  de  U  Ici  ooo  ocasíoD  de  U 

rvformn  del  K^laiiiento  de  clecciunCK *7I 

Carnaval 319 

PlElíPAS  PKRJUmCIALBK SÍS 

COMBRCIODR  LIBROS iSi 

18  DK  SKTIBMBilR 

Mbhokia  sobre  Inn  primeras  campaftaR  en  la  RDerra  de  1h  indepen- 
dt-ncia  de  Cbile,  presentada  a  lit  Cnívcniúlnd  en  el  bc^^hii* 
dn  univcnurio  de  *ii  in«talacioQ,  por  Diego  José  Beiw. 

vento 

NARRATrT^  di-  la  cspe<lívínii  ctplonidora  de  los  Gft4M)os  Unidos 
de  America  durante  los  naos  de  ]838haíta  I8JS,  pocCtf- 
loa  Wiiket,  de  la  inarínu  ib  1os  EKtados  ÜDidos 35!^ 


Jfi 


iHUtCK  455 

PAJ8. 

Estatua  de  Bolívar 369 

Enbayo  eobre  la  ínflaencia  de  la  anCoridad  en  materia  de  opinión, 

por  Mr,  Jorje  Cornewall  Lgwís 378 

Bbbvk  IUEa  de  la  antigua  i  jeniiina  pronunciación  del  latín 423 

De  los  tikhpos  latinos  comparados  con  los  caetellanoe 429 

División  de  las  palabras  en  primitivas  i  derivada»,  Bimples  i 

compuestBB 44S