y
OBRAS COMPLETAS
DE
DIEGO BARROS ARANA
OBRAS COMPLETAS
DE
DIE&O BARROS ABANA
TOIIO VI
ESTUDIOS HISTÚMCO-BIBLIOGRÁHCOS
SANTIAGO DE CHILE
BANDERA, 50
1S09
29401. — Imp. Cbrvantms. — Bandera, 50
LA PRIMERA BIOGRAFÍA
I EL PRIMER BÍÓGRAFO DE CRISTÓBAL COLON *
Las inYestigaciones críticas i bibliográficas sobre la his-
toria primitiva del descubrimiento de América, adelanta-
das con tanta erudición como sagacidad por el barón de
Humboldt en su Examen critique de Vhistoire da nouveau
continente mas tarde porel norte-americano H. Harrisse en
numerosos libros, i por muchos otros bibliógrafos distin-
guidos, llegan a una conclusión desconsoladora para los
que desean la equitativa distribución de la gloria que debe
irradiar sobre los grandes hombres. Muchos de los escri
tos jeográficos de principios del siglo XVI, en que se conta-
ban los descubrimientos recientes, parecían desconocer el
nombre del verdadero descubridor del nuevo mundo, o le
asignaban un puesto secundario i modesto entre los auda-
ces i felices es[)loradores que, siguiendo el camino iniciado
por aquél, habian llevado a cabo la empresa mas memora-
ble que recuerda la historia de la humanidad. En 1507, un
jeógrafo de Saint-Dié, en Lorena, escribia estas palabras
en un libro que a ellas, o mas bien al error que contienen i
a la injusticia que orijinaron, debe alta celebridad: '^Ahora
* El señor Barros Arana publico este estudio en los Anales de
hi Universfdad de Chile, número eátvaorámíino de 12 de octubre
de 1892, p. 1 14.
{Nota del Recopilador).
TOMO VI
246470
ESTUDIOS HI8TÓRIC0-BIBL10GRÁFIC0S
que aquellas rejiones han sido mas estensamente examina-
das, i que ha sido descubierta una cuarta parte (del globo)
por Américo Vespucio, no sé qué razón habria para negar-
le, en honra de su descubridor Américo, hombre de injenio
sagaz, el nombre de Amerigen, esto es, Tierra de Américo^
o mejor América, ya que tanto la Europa como el Asia lle-
van nombres de mujeres."
Otras publicaciones vinieron a autorizar este error. "El
número de escritos i de autores que atribuyeron a Américo
Vespucio el mérito de haber descubierto el continente ame-
ricano fué tan grande, dice uno de los eruditos historiado-
res del siglo de los descubrimientos jeográíicos, que no
puede admirarnos el que la primera j)roposicion de dar su
nombre al nuevo continente, fuese adoptada i divulgada
inmediatamente como acertadísima" ^.
1 Sophus Ruge, Historia de Ja época de los descubrimientos jeo-
gráfícos, lib. III, cap. II, § IG. — Bste libro, preparado con una
grande eriulicion i con criterio firme i seguro, forma parte de la
valiosa i ordenada colección de trabajos históricos publicados en
Aleir.ariia con el título i en la forma de Historia universal, bajo la
dirección del ilustre profesor Guillermo Onck en. Esta ol^ra, cono-
cida entre nosotros por la traducción castellana cpie se publica en
Barcelona, inserta en la pajina 133 las líneas que dejamos copia-
das mas arriha, en que el jeógrafo de Saint-Dié, reproduciendo en
facsímile el fragmento de la pnjina del libro de 1507 que las con-
tiene. Este libro se titula Cosmo^rafiae introductio cum quihus-
dam geometrieae ac astronomiae principis ad eam rem necessa-
riis, i su autor que allí se denomina Martinas Ilacomdas era un
profesor alemán, orijinario de Freiburg, llamado Martin Waltz-
müUer. El historiador Ruge, al recordar estos hechos en su Histo-
ria de la época de los descubrimientos, ha puesto en una nota una
lista sumaria e incompleta de las publicaciones que contribuyeron
a corroborar i fortificar el error de Ilacomilus o (Hilacomilus
como se escribe mas frecuentemente). En esta lista se da a este
último, sin duda por descuíHo tipográfico, por autor de un libro
titulado OpuscuJum de mirahilihus, impreso en Roma en 1510. El
título verdadero de esta obra es el siguiente: Opusculum de mira-
hilibu'i nova et veteris urbts Romas editum a Francisco Albertinis
clerico florentino, dedicatumque Julio secundo pon. max. Es una des-
cripción de la Roma antigua i moderna de 102 hojas en 4^; pero al
EL PRIMER BIÓGRAGO DE CRISTÓBAL COLON
Este estravio de la opinión, en que se ha creido ver el
fruto de un plan meditado para realzar el nombré dé Yes-
pucio sobre el de Colon i sobre el de todos los otros esplo-
radores, es seguramente la obra de la ignorancia en que,
por falta de frecuentes comunicaciones entre los pueblos
europeos, i por la escasez de publicaciones aun en los pri-
meros años de los tiempos modernos. Entonces no se via-
jaba para describir los viajes. En vida de Colon (hasta
1506) sólo se imprimieron en opiisculos de pocas pajinas,
dos cartas relativas a sus csplorácioncs Cuna a su primer
viaje i otra al cuarto), mientras que las relaciones de
Vespucio, aunque de cortas dimensiones, eran pintores-
cas i animadas, con pretensiones científicas i con estilo des-
criptivo, i alcanzaron mayor circulación. Esas relacio-
nes traducidas a varias lenguas, i muchas veces reimpre-
sas, habrian tenido talvez una existencia efímera a no ha-
ber sido reunidas i ordenadas en las colecciones de viajes
que comenzaron a publicarse desde 1504. Esas colecciones
autorizaron i confirmaron la injusticia propuesta por el jeó-
grafo de Saint-Dié.
Un nob'e i erudito escritor jeno ves, testigo de la injusti-
cia que parecía oscurecer la gloria de su compfitriota Cris-
tóbal Colon, debió sentirse lastimado por eila. En obras
absolutamente estrañas a la historia del nuevo mundo,
halló, sin embargo, ocasión para intentar la restauración
de la verdad i para dar al nombre del ilustre descubridor
el prestijioso brillo que la ignorancia, mas que la malicia,
final (le ella tiene una seccidn en alahaiiza de los ciudadanos ilus-
tres de Florencia i de Savona, i después de enumerar a los famo-
sos oradores, escritores, i)intores, etc., de Florencia, destina .A
Vespucio unas cuantas líneas que traducidas al castellano dicen
así: "En el nuevo m ndo, Albericus Vespulcio (testnal) de Flo-
rencia, enviado por el fidelísimo rei de Portugal i últimamente por
el católico rci de España, descubrió el primero nuevas islas i rejio-
ues desconocidas, como gráficamente aparece en su libro en una
carta de su nuevo inundo a Lorenzo de Mediéis el joven.'* Alber-
tini parece desconocer los descubrimientos i hasta el nombre de
Cristóbal Colon.
ESTUDIOS IIISTÓRICO-BIBLIOGRAFIOOS
había comenzado a arrebatarle. Como vamos a verlo, la
primera reseña biográfica de Colon fué trazada por ese
escritor.
Era éste Pantaleon Giustiniani, mas conocido con el
nombre de Agnstin, que tomó al abrazar la vida monásti-
ca. Nacido en Jénova en 1470, e hijo único de una familia
aristocrática en que se reunian los nobles apellidos de
Oiustiniani della Banca i de Longa, que contaban tradicio-
nes gloriosas en la historia de ese estado, recibió en su ni-
-ñez una educación esmerada en un convento de dominicanos.
Como a la edad de catorce años quisiera tomar el hábito
de esa orden, sus padres, que tenian interés en que se per-
petuara su nombre, obtuvieron del dux i del arzobispo de
Jénova una orden para arrancarlo del convento, i lo envia-
ron a España. El joven Giustiniani residió cerca de cua-
tro años en Valencia; pero habiendo contraído, por desa-
rreglos de juventud, una enfermedad que lo puso a las
puertas de la muerte, volvió a Italia en L488; i como pe-r-
sistiera con mayor firmeza en su anterior determinación,
se le permitió profesar en el convento de los dominicanos de
Pavia.
En aquella época de la ardorosa renovación de los estu-
dios clásicos, favorecida particularmente por la reciente
invención de la imprenta, cuando se publicaban i tradu-
cían las obras de la antigüedad, i se estudiaban junto con
la historia i la filosofía de los griegos i de los romanos, las
lenguas orientales, Giustiniani, descuidando la filosofía i
la teolojía, i aun las ocupaciones ordinarias de la vida del
claustro, se consagró con grande empeño a otras tareas, i
aprendió a mas del latín, que sabia perfectamente, el griego,
el árabe, el hebreo i el caldeo. Estos estudios lo pusieron
€n comunicación con muchos de los hombres mas distin-
guidos de Italia, i entre otros con Juan Pico de la Miran-
-<lola, que era considerado el prodijio de ciencia de su tiem-
po. Giustiniani enseñó algunas de esas lenguas: pero luego
abandonó el profesorado para dedicarse a la preparación
de una biblia políglota que quería publicar.
EL PRIMER RIOGRAPO DE CRISTÓBAL COLON
Amparado por la protección de un pariente mui acredi-
tado en la corte de Roma, el cardenal Bandinelli Saoli, fué
favorecido Giustiniani con el cargo obispo de Nebbio, dió-
cesis pobre de la isla de Córcega. En este rango asistió al'
quinto concilio de Letran (1512-1513), donde combatió al-
gunos de los artículos del concordato celebrado entre el
rei de Francia Francisco I i el papa León X. La fama de
Giustiniani como hombre de ciencia, afianzada en la ense-
ñanza i por la publicación de algunas obras, pasó luego
las fronteras de Italia. Francisco I, empeñado en fomentar
los estudios clásicos, lo llamó a Francia i creó para él la
primera cátedra de hebreo que tuvo la Universidad de Pa-
rís, remunerando sus servicios con una crecida dotación.
Desempeñó ese cargo durante cinco años, i en este tiem-
po tuvo ocasión de hacer un viaje a Holanda, donde culti-
vó amistad con Erasmo, i otro a Inglaterra, que le permi-
tió tratar a Tomas Morus. Giustiniani estuvo así en rela-
ción con los sabios mas eminentes de su época. Babia reu-
nido una biblioteca escepcionalmente rica para un particu'
lar de ese tiempo, compuesta de mas de mil volúmenes, así
impresos como manuscritos, que por su testamento legó a
la ciudad de Jénora.
De regreso a su patria, en 1522, fué testigo de serias per-
turbaciones; i en una revuelta fué herido en un brazo. Re-
nunciando a su pro\'ecto de establecerse definitivamente en
Francia, volvió a hacerse cargo de su diócesis de Nebbio.
En 1531 hizo un nuevo viaje a Roma, i visitó en varias oca-
siones su ciudad natal. **Poco mas tarde (en 1536), dice
Pablo Jo vio, desapareció durante un viaje entre Jénova i
la isla de Córcega, sin c{ue pueda saberse si fué sepultado en
las olas del mar o apresado por los piratas berberiscos,
pues nunca apareció vestijio alguno de naufrajio ni de
apresamiento de piratas 2".
Giustianini escribió varias obras i fué editor i comenta-
- Paulo J')vn, Eloghim virorvm Tittns iílustrivm (Rasil, 1576)»
p. 210.
ESTUDIOS UI8T0RIC0-B1BL10GRAFIC0S
dor de otras, de manera que su nombre goza todavía de
cierta reputación en la historia de los trabajos de erudición
de su siglo. Nosotros no tenemos paríi qué recomendar
aquí mas que dos de esas obras que de algún modo se refie-
ren al asunto que tratamos en este artículo. Es una de ellas
una historia de Jénova que lleva este título: Ciistij^ntissimi
nnnali con ¡a loro copiosa tavola deíla cccelsa ed illnstrissi-
ma repuhíica di Genova da fidcli ed approbati scrittori, un
volumen en folio. Esta obra, la única que el autor escribió
en italiano, i a ({ue sin duda no alcanzó a dar la última
mano, i que fué impresa un año después de su muerte, es
desordenada i de escaso valor p'ara los tiempos antiguos,
pero útil en la parte que se refiere a los sucesos po'steriores.
En ella (folio 240), recuerda a Cristóbal Colon como un
lujo ilustre de la ciudad de Jénova, nacido en una familia
de modestos i oscuros artesanos ^, i habla de un legado que
aquél habría hecho a esa ciudad en un supuesto codicilo.
La otra obra en que se habla de este mismo asunto es
un salterio [)olíglota (jue lleva este título: Psalteriam he
bracum, graecum, avcihicum, caldacum cum tribus latinis
interprctationibus et glossis, libro curioso e importante en
los anales del arte tipogrático, i por esto prolijamente des-
crito pDr distinguidos bibliógrafos. Está dedicado al papa
León X; i en su última pajina se indica el lugar i el ano de
la impresión, en siete líneas latinas que traducimos en se-
guida. "Pedro Paulo Porro lo imprimió con admirable in-
jenioen lacasadeNicolas Justinianio Pauli.bajoel gobierno
del excelentísimo Octavio Pulgoso, presidente de la repúbli-
ca jenovesa en nombre del reí de Francia, en el año de la
cristiana salvación de 15 16, a 9 de octubre.— Pedro Paulo
Porro, de Milán, residente en Turin". El libro está formado
p >r 199 hojas en folio, fuera de la dedicatoria i de una epís-
tola al autor que sirve de introducción, i formado por ocho
columnas c{ue se corresponden entre las pajinas que están
•i "Di parentí plebei, dice (Tiustiniani, come che il padre fosse
tessittore di panni di lana e luí fosse tessitore di seta."
EL PRIMER BIÓGRAFO DE CRI.STOBAT. COLON
una enfrente de otra. La primera de esas columnas contie-
ne el testo hebreo de los salmos con caracteres hebraicos; la
segiin la, la versión latina literal; la tercera, la versión la-
tini. de la vulgata; la cuarta, la versión griega con sus ca-
racteres respectivos; la quinta, la versión arábiga en carac-
i:éres maugrabinos o de los árabes de África; la sesta, la
paráfrasis caldea en caracteres hebraicos; la sétima, la
traducción latina de esta paráfrasis, i la octava contiene
las notas i comentarios de los salmos, que se estienden en
la parte inferior i a veces en la parte superior de las pajinas.
Esta obra, ifionumento de la tipografía i de la ciencia de
la época, no fué apreciada por los contemporáneos en lo
■que valia; i el resultado de su publicación no correspondió
a las ilusiones i a los sacrificios de su autor. Este mismo ha
recordado en el folio 224 de sus Anales de Jénova, el dolo-
roso desencanto que esperimentó. "Hice imprimir en féno-
va, dice, a mis espensas, con aquel trabajo i con aquel gas-
to que todo literato puede suponer, dos mil voliimenes del
salterio davídico en las indicadas cinco lenguas, persuadi-
do de que esta obra me producirla grande aplauso i no me-
diocre utilidad, que 3^0 pensaba destinar al socorro de
algunos parientes mios que se hallaban necesitados, crejen-
•do siempre que la obra tendría grande interés i que los pre-
lados ricos i los príncipes se moverían a ayudarme en los
costos para hacer imprimir el resto de la biblia en la mis-
ma variedad de lenguas. Pero mi credulidad sufrió un en-
gaño, porque si bien la obra fué aplauílida por algunos,
fué dejada reposar \ dormir, pues apenas se ha vendido la
cuarta parte de los libros, porque los hombres jenerosos i
los injehios elevados son raros i pocos, i con dificultad pude
recojcr el dinero que habia gastado en la impresión, que
fué una buena cantidad, porque ademas de los dos rail vo-
lúmenes impresos en papel, hice imprimir cincuenta en vite-
la que distribuí entre todos los reyes del mundo, así cristia- "
nos como paganos." Hoi, los ejemplares de ese libro son
escasos, 1 se les guardan esmeradamente en las bibliotecas
públicíjs como una curiosidad tipográfica, i como uno de
8 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
los volúmenes mas antiguos en que se habla del descubrí'
miento del Nuevo Mundo.
Tenemos a la vista uno de los ejemplares de ese libro cu-
rioso. Al reproducir el versículo 5 del salmo XVIII que
dice: "In omnen terram exivit sonus eorum: et in finis te-
rree verba eorum. (La voz de los cielos se ha propagado
en toda la tierra: i sus palabras hasta los confines de la
tierra)," Giustiniani pone un comentario que es quizás el
mas estenso de su libro. Ese comentario es una biografía
sumaria de Cristóbal Colon^ en cuyos descubrimientos el
comentador ve el cumplimiento de una profecía consignada
en esas palabras del salmo de David, i^unque esa biografía
es sumaria i adolece adepnas de muchos i graves errores,^
merece tomarse en cuenta por ser la primera que se escri-
bió di 1 célebre descubridor. Por este motivo, se la ha repro-
ducido algunas veces, r aun se halla traducida al ingles en^
uno de los libros, Notes on Colomhus.átl célebre bibliógrafo
norte-americano Harrisse. Como según creemos no lo ha
sido nunca a nuestro idioma, vamos a dar en seguida su
traducción testual. Dice así:
"£¿ in ñnes tnundi verba eorum. — Por lo menos así ha
sucedido en nuestros días, en que por el sorprendente arro-
jo del jenoves Cristóbal Colon se ha descubierto i se ha
agregado al cristianismo un orbe nuevo, por decirlo así.
Mas, como el mismo Colorí frecuentemente decía que habia
sido designado por Dios para que por su medio se cumplie-
se esta profecía, no parecerá estraño agregar aquí una no-
ticia acerca de la vida del descubridor.
"Cristóbal Colon, nacido en Jénova, descendiente de hu-
mildes projenitores, ha recorrido en nuestra época, en po-
cos meses, mayor estension de tierra i mar que casi todos
los mortales en el conjunto de los pasados siglos. El hecho
parece increíble, pero está averiguado i comprobado no só-
lo por el testimonio de muchos navegantes, sino por el de
las armadas i ejércitos que se han dirijido a las nuevas tie-
rras i que de allí han vuelto.
"En su niñez apenas alcanzó a adquirir los primeros ele-
EL TRIMHR BIÓGRAFO DE CRISTÓBAL COLON
inentos de instrucción; i una vez llegado a la pubertad, se
entregó con entusiamo a la navegación. Poco después su
hermano se dirijió a Portugal i emprendió en Lisboa una
negociación sobre cartas para el uso de la navegación,
en que se representaban los mares, puertos, playas, goltos
e islas, i tuvo oportunidad de conocer las noticias que le
comunicaban varias personas que por orden del rei salian
todos los años a esplorar las remotas tierras de los etio-
pes i las desconocidas zonas del océano, situadas entre el
sur i el occidente. Conversando frecuentemente con esas
personas i confrontando lo que oia con lo que él había pen-
sado al estudiar sus cartas i con lo que habia leido eñ los
cosmógrafos, habia llegado a formar la opinión de que,
alejándose de las playas de los etiopes i navegando en lí-
nea recta entre los vientos céfiro i lívico, se podria llegar
en pocos meses a alguna isla o al remoto continente de
las Indias.
"Una vez que recibió de su hermano estas noticias, Co-
lon reflexionó seriamente sobre ese punto; i conversando
con algunas personas de la corte del rei de España, les
manifestó que si el rei lo auxiliaba con las cosas necesa-
rias, él creia poder realizar. el proyecto que habia forma^
do de llegar a las tierras i pueblos nuevos, en un tiempo
mas corto que el empleado por los portugueses, i que
ademas podria llegar a rejiones antes no conocidas. In-
mediatamente se comunicó la noticia al rei, quien, movido
por el ejemplo de los reyes del Portugal i por su afición a
cosas de esta especie, címiio también por la gloria que po-
dia resultar para él i para sus sucesores, discutió el asunto
largamente con Cristóbal Colon i resolvió al fin preparar
dos barcos, en los cuales espedicionó. Colon dirijiéndose
por de pronto a las islas Afortunadas, navegando un
poco a la izquierda de la línea occidental, es decir," entre
los vientos lívico i céfiro, pero bastante alejado del lívico i?
mui próximo al céfiro. Después de una larga navegación, i
hechos los cálculos necesarios, se vio que habia recorrido-
cuarenta veces cien mil pasos en línea recta. Los compañe-
10 ■ ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFIOOS
TOS de Colon, perdida toda esperanza, dijeron que era nece-
sario volver atrás; pero él les observó que, según sus cálcu-
los formados, en un dia mas de navegación llegarían a un
continente o a algunas islas. 1 en efecto, al dia siguiente, los
navegantes divisaron tierra i felicitaron a su jefe en cpiien
tuvieron plena confianza. Habia ahí un grupo de innume-
rables islas, poco distantes de un continente, según se pre-
sumió por el aspecto. En algunas de estas islas habia
hombres incultos, llamados caníbales, que devoral)an car-
nes humanas, i que iban a ejecutar robos en los pueblos
vecinos, usando en su navegación embarcaciones hechas
de una sola pieza, en las cuales se dirijian a las islas veci-
nas a cazar hombres, a manera de lobos hambrientos.
Fué tomada una de estas embarcaciones juntamente con
sus tripulantes, después de un sangriento combate, i esos
tripulantes fueron llevados a España. La primera isla des-
cubierta se llamó Española, i en ella se encontraron mu-
chos hombres que llamaban la atención por su miseria i
desnudez. Se les llamó afablemente por medio de signos,
i se les atrajo con obsequios. Cuando estuvieron cerca, fá-
cilmente se conoció que contemplaban con asombro el co-
lor blanco de los españoles, sus vestidos i su llegada a esos
lugares, i otras circunstancias que les hacian pensar que
éstos habian bajado del cielo. El color de aquellos hom-
bres es mui distinto al nuestros, pero no son negros sino de
un color parecido al del oro. Usaa una pequeña capa pen-
diente del cuello i adherida al pecho, con la cual cubren su
desnudez: este vestido es común para hombres i mujeres,
con escepcion de las doncellas, t Suprimirnos una línea por
inconvenií^nte). No se encuentran ahí animales cuadrúpe-
dos, a no ser algunos perros de pequeña estatura. Los
hombres se alimentan de mices, de las cuales hacen un pan
de un sabor no diferente del que tiene el pan de trigo. Usan
también bellotas, de forma distinta de las nuestras, pero
mas agradable al paladar.
''Realizado su objeto, determinó Colon volver a Espa-
ña, dejando establecido un fuerte en el primer lugar que ha-
EL PRIMEK BIÓGRAFO DE CRISTÓBAL COLON 11
bia ocupado, i quedando ahí cuarenta hombres para su
custodia. Llegó con toda feHcidad a las islas Afortunadas,
i de ahí envió mensajeros con una carta para el rei, quien
al tener noticias de estas cosas, tuvo grande alegría i col-
mó de grandes honores al descubridor, nombrándolo almi-
rante. Todos los grandes recibieron a Colon en su llegada,
saludándolo como descubridor del Nuevo Mundo.
•'Poco después se preparan otras naves de mayor mag-
nitud i en mayor número que las anteriores, i jjrovistas de
todo lo necesario. Pero al mismo tiempo la España en vi a a
un orbe inocente todos sus venenos, pues en esas naves van
niuchas telas de seda, i vestidos bordados de oro; i aquel
lujo a quien no bastaba haber triunfado en nuestro orbe,
emprende navegación hacia pueblos puros e inocentes, i
nuestros bosques que apenas satisfacian nuestra gula, en-
vían a remotas tierras su jabalí; pero también navegan los
que han de remediar estos males con el arte de Esculapio.
Ivlevan también mujeres i árboles. Según después se averi-
guó, el trigo se desarrollaba con presteza, secándose en se-
guida, como si la naturaleza condenase los nuevos jéneros
de alimentos, i como si quisiera indicar que los hombres de-
bían contentarse con sus raices.
"Colon se hizo a la vela con doce barcos provistos de
armas, de tripulantes i de todo lo necesario; i en veinte dias
de navegación llegó a la Española i encontró que habían
sido muertos por los bárbaros los soldados que allí había
dejado, a causa de que habían sido injustos i poco respe-
tuosos con sus mujeres. Como los bárbaros hiciesen mani-
festaciones de arrepentimiento, los perdonó Colon, exijién-
doles que en adelante fuesen fieles i obedientes. En seguida
envió emisarios en todas direcciones en donde hubiese algu-
na isla notable por su estension, su clima o su fertilidad,
como también por su población. Luego se le comunicó la
noticia de que en algunos lugares se encontraba oro en al-
gunas corrientes de agua, i que también aparecía en los
campos una semilla muí parecida al pimiento, por lo que
determinó fundar una ciudad, acopiando materiales i em-
12 ESTl DIOS HISTÓRIC'O-BIBLIOGKÁFICOS
picando hombres peritos, i dio a la ciudad el nombre de
Isabel. Habiéndose embarcado con dos naves, dio una vuel-
ta a la isla. Recorriendo el litoral de aquella tierra a la
c'tial dio el nombre de Juana, empleó setenta i un dias, diri"
jiendo siempre la proa hacia el occidente, i habiendo calcu-
lado que habia recorrido cerca de sesenta veces.cien mil pa-
sos. Dio el nombre de Evanjelistas al promontorio en que
se detuvo, volviendo en seguida, una vez recorrida esa es-
tension. Durante la navegación, anota en una carta los
golfo, playas i promontorios. Esta parte del mundo tenia
dieciocho grados de elevación del polo ártico, al paso que
el costado de la Española por el lado norte tenia veinticua-
tro. Sus compañeros observaron que en aquel año, que era
el de 1494-, en el mes de setiembre se habia visto el eclipse'
en la Española como cuatro horíis antes que en Ispalis,
vulgarmente llamada Sevilla. De este cálculo infería Colon-
que aquella isla distaba de Cádiz cuatro horas, i que el
Evanjelista distaba del mismo punto diez horas, i no mas
que dos horas, es decir, la duodécima parte de todo un círcu-
lo de la tierra, de aquel lugar que Ptolomeo llama Cati-
gara, diciendo que es el último habitable en el oriente. Por
lo cual, si el suelo no opusiera obstáculos a los navegantes,
sucedería que el estremo oriente, recorrido nuestro hemisfe-
rio inferior en sentido contrario, se uniria con los que mar-
chan al occidente.
"Terminadas estas navegaciones admirables. Colon fa-
lleció en España. El rei, que en vida le habia otorgado mu-"
chos privilejios, dio al hijo el título del padre, quien lo con-
serva hasta el dia de hoi. Ni las familias ilustres de España
rehusan admitir en matrimonio a aquel joven ilustre por
su nobleza i costumbres. Al morir Colon, :.o se olvidó de
su amada patria, pues dejó la décima parte de sus bienes
para la festividad de San Jorje.
*'Si este varón ilustre hubiera nacido en los tiempos he-
roicos de la Grecia, sin duda habría sido colocado en el nú-
mero de los dioses."
Está reseña biográfica, laudatoria, como se ve, para
EL PFIMBR BIÓGRAFO DE CRISTÓBAL COLON 13
"Cristóbal Colon, adolece de numerosos errores que'algunos
de los biógrafos de éste se han empeñado en señalar. Bar-
tolomé de las Casas, en su Historia de Indias, impresa por
primera vez en Madrid en 1875, destina una parte del ca-
pítulo III del libro I a refutar las noticias consignadas por
Giustiniani, señalando la contradicción en lo que éste ha
«scrito respecto a los primeros años de Colon en las dos
obras que hemos citado mas arnba, puesto que en una dice
que se ocupó en los trabajos manuales de artesano, i en la
.otra que desde temprano se dedicó a la navegación.
A este mismo punto se contrae mas particularmente el li-
bro publicado por primera vez en italiano con el título de
historia de Colon, escrita por su hijo don Fernando. *
Bn el capítulo II. después de reprochar a Giustiniani con
gran destemplanza el haber rebajado el oríjen de Colon, in-
<íurriendo en la indicada contradicción que hai en aquellas
dos obras, se hace la crítica minuciosa de la reseña biográ-
fica que dejamos copiada, i al efecto se señalan sus errores
en la forma siguiente:
"Pero no es de maravillarse que Giustiniani en este caso
{el oríjen de Colon) que es oculto, no acertasecon la verdad;
pues en las cosas mas claras de su descubrimiento i nave-
gación, en media hoja puso mas de doce mentiras, en el sal-
terio; las cuales tocaré con brevedad, sin dilatarme en res-
ponderlas, por no interrumpir el hilo de la historia, pues el
curso de ella i lo que otros escriben, comprobará la false-
dad de lo que Giustiniani escrib \ La primera es que el al-
mirante fué a Lisboa a aprender la cosmografía, que le
enseñó un hermano suyo que estaba allí; i lo contrario es
cierto; porque el almirante vivia antes en aquella ciudad, i
él enseñó a su hermano lo que supo. La segunda falsedad
* Historia del S. D. Fernando CoIomf)o: Nelle qualis'a partico-
lare & vera relatione della vita &ílei fatti delT Ammiragiio D, Cris-
tóforo Colombo, suo padre. E dello scoprimento ch' egli fece delF
Indie Occidentali dette Mondo Nuovo, hora possedutedal Serenis-
simo. Re Cattolico, Venezia 1571.
14 ESTUDIOS IIISTÓRICO-BJBLIOGEÁFICOS
es que la primera vez que vino a Castilla, aceptaron los re-
ves católicos, don Fernando i doña Isabel, su proposición,
después de siete años que les fué hecha, rehusándola todos.
La tercera, que fué a descubrir con dos navios; i todos sa-
ben, que llevó tres carabelas. La cuarta, que loprimeroque
descubrió, fué la isla de la Española, habiendo sido la de
Guanahani, que llamó San Salvador. La quinta, que la Es*
pañola estaba poblada de caníbales, indios que comen car-
ne humana; siendo verdad que sus moradores eran la
mejor jente, i la mas civil que se halla en aquellas partes^
La sesta falsedad es que peleando tomó a los indios la pri-
mera canoa que vio; i consta lo contrario, pues en aquel
primer viaje no tuvo guerra con indio alguno, sino paz i
amistíid con todos, hasta que salió de la Española. La sé-
tima, que volvió por Canarias, cuyo viaje no es propio de
la vuelta de aquellos navios. La octava, que desde Cana-
rias despachó un mensajero a los serenísimos re\^es católi-
cos; siendo cierto que no llegó a aquella isla, i que el men-
sajero fué él mismo. La nona cosa, ñdsamente escrita, es
que volvió con once navios al segundo viaje; i es claro, que-
fueron diecisiete. La décima mentira es que llegó a la Espa-
ñola en veinte dias; el cual es tiempo mui corto, aun para
llegar a las primeras islas, i no fué sino en dos meses, i an-
tes de los demás. La once es, que al instante salió de la Es-
pañola con dos navios, cuando fué a Cuba; i nadie ignora,
que fueron tres los que llevó. La duodécima falsedad que
dejó Giustiniani escrita, es, que la Española divSta de Espa-
ña cuatro horas; i el almirante cuenta mas de cinco: i para
juntar la falsedad décima tercia, dice que el fin occidental
de Cuba, dista seis horas de la Española; haciendo mas di-
latado el camino desde la Española a Cuba, que desde Es-
paña a la Españoht; de manera, que de la poca dilijencia i
confusión que usó para informarse i escribir la verdad de
estas cosas tan claras, se puede conocer como se informaría
de lo que fuese mas oculto; de donde procede la contradic-
ción que va observada en lo que escribe."
Las rectificaciones que dejamos copiadas, son jeneraL
EL PRIMER BIÓGRAFO DE CRISTÓBAL COLON 15
mente exactas, i ellas revelan que en 1516, cuando se publi-
có la primera biografía de Colon, se sabia bien poca cosa
sobre su vida, así por la falta de comunicaciones entre los
diversos pueblos de Europa, como por la escasez de libros
de noticias mas seguras, i por la confusión creada por las
publicaciones a que nos hemos referido al principio de este
artículo. Pero conviene ademas advertir que no se puede
atribuir fundamento a don Fernando Colon la dureza con
que allí es tratado Giustiniaui. Hai en el libro que corre
con el nombre de aquél, tantos i tan graves errores sobre la
vida de su padre, que él debia conocer cumplidamente, i tal
deficiencia de noticias sobre puntos capitales que don Fer-
nando habría podido ilustrar, que se ha llegado a poner en
duda su autenticidad. La crítica histórica se ha ejercitado
en este estudio con la mas esmerada prolijidad i con abun-
dante erudición, i aunque no ha sido posible llegar a una
conclusión definitiva, se puede sostener que si como parece
probable i casi positivo, hubo un manuscrito castellano de
don Fernando Colon sobre la vida de su padre, éste sufrió
modificaciones notables en la traducción italiana, en que
se introdujeron noticias i digresiones que, inexactas o in-
conducentes, han aminorado el mérito de ese libro, así co-
mo la confianza que debe inspirar.
EL LIBRO MAS DISPARATADO
QUE EXISTE SOBRE
LA HISTORIA DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA
Ningún personaje ha tenido un mayor número de bió-
grafos que Cristóbal Colon. Ninguna porción de la histo-
ria de la humanidad ha dado tema a tan gran número de
libros como el descubrimiento del Nuevo Mundo. La gran-
deza del asunto, el interés dramático de los accidentes, el
carácter de los hombres singulares que en ellos intervinie-
ron, han dado oríjen a verdaderos millares de escritos de
todas jerarquías por el orden de mérito. Al lado de obras
de elevado espíritu filosófico i de erudita discusión históri-
ca, i de narraciones estensas i prolijas, es menester contar
un sinnúmero de libros populares destinados a la enseñan-
za del pueblo o de los niños en forma sumaria i sencilla.
Aunque la investigación i la crítica no han alcanzado a
construir la historia definitiva de aquellos grandes aconte-
cimientos, han desentrañado en gran parte la verdad en
* Este estudio se publicó en 1873 en la Revista Sud América, t.
I, p. 500, con el título de Noticias acerca de un libro curioso sobre
la historia del descubrimiento de América. Se reimprimió en 1892
en los Anales de la Universidad de Chile p. 15-29.
(Nota del Recopilador).
TOMO VI 2
18 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
medio de los errores de la tradición i de las exajeraciones
del interés i de la pasión, han relegado al olvido libros i es-
critos de valor efímero, mal informados o mal intenciona-
dos, i han producido obras notables por su mérito científi-
co i literario. Por mas que parezca una paradoja, hoi la
historia del descubrimiento del Nuevo Mundo es mucho
mejor conocida que lo que lo fué entre las jeneraciones con-
temporáneas de esos grandes acontecimientos, i entre las
que vinieron hasta tres siglos después.
Sólo así se esplica la publicación de libros que sin duda
debieron circular con crédito en esas épocas, i en que aque-
llos hechos están contados con los mas monstruosos erro-
res que es posible imajinar. El mayor número de ellos ha
caido en completo olvido, otros se recuerdan por el interés
que tienen en algunos pasajes, i algunos, por fin, como
muestra de las estravagancias a que puede conducir la fal-
ta de estudio, de criterio i de seriedad en los trabajos em-
prendidos con un propósito histórico.
Ocupa entre estos últimos un lugar prominente un volu-
men latino que un conocido bibliógrafo norte-americano
califica de "uno de los mas impudentes entre los libros co-
nocidos 1" i que nosotros consideramos la historia mas
disparatada que jamas se haya escrito del descubrimiei.to
i conquista del Nuevo Mundo. El título completo de ese li-
bro es como sigue:
'"Nova typis transacta Novi orbis Indias Occidentalis
Bíiellii Catéiloni, ahhatis Montisserrati sociorumque mo
nachoTum ex oTÓine Sancti Benedwti ad supra dicti novi
mundi barbaras gentes Christi S. Evangelium predicandiy
gratia delegatorum sacerdotutn demissi per papam Ale-
xandrum VI, anno 1492. Nano primum e varas scnptori-
bus in unum collecta et ñguris amata, authore Honorio
Philopono. (Nuevo viaje nuevamente impreso de Boil, ca-
talán, abad de Monserrate, i de los monjes sus compañe-
1 Henry Stevens, Bibítothecíi histórica (Boston, 1870), p.
139.
HL LIBRO MAS DISPARATADO : l9
ros enviados por el papa Alejandro VI en 1492 para predi-
car el evanjelio a las naciones bárbaras; reunido por prime-
ra vez de diferentes autores i publicado con hermosos gra-
bados por Honorio Philopono.)
Esta obra publicada en 1621 sin lugar de la impresión,
forma un volumen en folio de 101 pajinas con 18 láminas
grabadas en cobre por Wolf Kilian ^ . El título, también
grabado, contiene dos retratos de fantasía, el del padre
Boíl i el de San Brandan, personaje lejendario de que ha-
blaremos mas adelante. El nombre de Honorio Philopono
adoptado por el autor, es simplemente un seudónimo. Se
sabe sólo que esta obra ha sido escrita por un monje bene-
dictino del convento de Seittenstoet, en la baja Austria.
Algunos bibliógrafos creen que su verdadero nombre es
Gaspar o Plautius, abad de ese convento, a quien aparece
dedicada la obra con todos los enfáticos elojios que era
costumbre poner en tales ])iezas ^.
El objeto de este libro es demostrar que los padres bene-
dictinos fueron los primeros predicadores del cristianismo en
el Nuevo Mundo. Se sabe, en efecto, que el padre frai Bernar-
do Boil pasó a América en 1493 con el carácter de vicario
apostólico, en compañía de otros sacerdotes de su orden. Se
conoce por la historia que este personaje permaneció sólo
poco mas de un año en la isla Española, i que habiendo cho-
cado con Colon, se volvió a España a principios de 1495 en
un l)uque que llevaba algunos indios para ser vendidos co-
mo esclavos en la península. Allí fué uno de los mas carac-
2 Se señala una segunda edición de este libro hecha el mismo
año i con el mismo título que contiene algunas pajinas mas de pre-
liminares al principio i otras suplementarias al fin. Creemos que
es la misma edición con esas simples agregaciones, i con una lámi-
na mas, fechada en 1622.
3 La palabra Philoponus, de oríjen griego, quiere decir amante
del trabajo o del estudio. Era el nombre que se dio a un filósofo
del siglo VII de nuestra era, Juan Philopono, uno de los últimos
representantes de la famosa escuela de Alejandría, escritor mui fe-
cundo, i mui aplaudido, pero de escaso criterio.
20 ESTUDIOS HISTÓiaCO-BlBLlOGRÁFICOS
terizadrs enemigos del célebre descubridor, contra quien pre-
paró apasionadas acusaciones ^. Aunque el padre Boil tío
estuvo mas que ese tiempo en el Nuevo Mundo, i aunque
no conoció otra parte de él que la Española, se le hace re-
correr rejiones i paises situados a millares de leguas de esa
is!a, i que sólo fueron descubiertas i esploradas por los eu-
4 Muñoz, Historia del Nuevo Mundo, lib. IV, § 22, hablando de
la elección que los reyes hicieron del padre Boil para el cargo que
se le dio, lo llama ''catalán, monje benedictino del monasterio de
Monscrrate, sujeto de mucha reputación en la corte, tanto por su
literatura i santidad de vida, como por su prudencia esperimenta-
da en las negociaciones con Francia sobre la restitución de Rose-
llon"; pero en el libro siguiente, § 25, de esa misma Historia asien-
ta que el padre Boil no correspondió a las esperanzas que en él se
habian fundado. Otros historiadores son todavía mucho mas du-
ros con ese relijioso a quien acusan de intrigante i de promovedor
de desórdenes en la colonia.
El padre Boil ha encontrado en nuestros dias un valiente i en-
tendido defensor. El padre Fidel Fita i Colomer, individuo de nú-
mero de la Real Academia de la Historia de Madrid, queriendo jus-
tificar a aquél de las apasionadas i temerarias acusaciones que le
ha hecho el escritor francés Roselly dk Lokguíís, publicó en aque-
lla ciudad en 1884 un opúsculo de 96 pajinas en 4° con este título:
Frai Barnat Buy], o el primer apóstol del Nuevo Mundo. Colección
de documentos raros e inéditos relativos a este varón ilustre. Aun-
que de este escrito se desprende que. Colon no tenia grandes dotes
de gobierno i que su administración en la Española no estuvo se-
ñalada por la suavidad i la discreción de que hablan las historias,
la esposicion que allí hace el autor no nos ha parecido completa-
mente justifi,cati va de la conducta del padre Boil.
Como este relijioso fué también escritor, o mas propiamente
traductor de la obra latina de otro monje del monasterio de Mon-
serrate, pueden hallase noticias acerca de él en el Ensayo de una
biblioteca española de libros raros i curiosos formado con los
apuntamientos de don Bartolomé GalIvAkdo por Zarco del Valle i
Sancho Rayón. (Madrid, 1866), tomo II, columnas 103-6, i en las
Memorias para formar un diccicnarto de escritores catalanes \ Bar-
celona, 1836), por den Félix Torres Amat, obispo de Astorga, pa-
jina 112-5.
BL LIBRO MAS DISPARATADO 21
ropeos mas de treinta años después, según vamos a verlo
en la esposicion del material del curioso libro de que damos
noticia.
ívn la época en que éste fué escrito, existia ya un abun-
dante caudal de información histórica sobre el descubri-
miento i conquista del Nuevo Mundo, en obras impresas
qnc debian tener una vasta circulación. La sola hist )ria je-
neral de Antonio de Herrera publicada en Madrid a prin-
cipios de ese siglo(1601-1615), sin contar con muchas otras
de menos estension o reducidas a sucesos particulares, for-
maba una fuente de noticias seguras que permitian escribir
<'S()S sucesos, sino con la verdad absoluta, siquiera sin gra-
ves i descomunales errores. El padre Philopono (daremos
este nombre finjido al autor del libro de que se trata) des-
conocia, según su propia confesión, i según se desprende
de las citaciones que hace, la mayor i la mejor parte de
aquellas obras. Su bagaje histórico consistia en la traduc-
ción itaHana de una parte de la historia de Oviedo, en la
Historia de las Indias de Gomara, en algunos fragmentos
o citaciones de Pedro Mártir, i en varios escritos de segun-
da mano, plagados de errores i mentiras que el padre Phi-
lopono acepta con la mas singular falta de criterio. Su pa
sion por lo maravilloso lo inclina a acojer con preferencia
todo lo que tiene algo de prodijio. Acepta i refiere la leyen-
da de San Brandan, monje irlandés del siglo VI que nave-
gando en el océano con setenta i cinco i compañeros en bus-
ca de la tierra de promisión, habia desembarcado en va-
rias islas, una de las cuales resultó ser un enorme pez, en
cuyo lomo, sin embargo, los viajeros habian levantado un
altar i celebrado el santo sacrificio de la misa. La segunda
lámina del libro del padre Philopono representa este pro-
dijio con todos sus accidentes, estableciendo que él se veri-
ficó entre las islas Canarias i las costas de África i España ^ .
•"> Un libro alemán reciente, la Historia del descubrimiento de
América, por Rodolfo Ckonau, divulgado entre nosotros por la
tra luccion castellana publicada en Barcelona en 1892, ha repro-
22 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
El libro del padre Philopono se abre con una disertación
cosmográfica i jeográfica de ningún mérito i de no pocos
errores para Ikí^ar al descubrimiento del Nuevo Mundo.
Cristóbal Colon, según él, salió de España a principios de
setiembre de 1492, descubrió algunas islas i volvió al año
siguiente a Barcelona a dar cuenta a los reyes del resulta-
do de su viaje. Colmado por éstos de honores i de títulos,
Colon fué ademas enviado a Roma en utia ostentosa lega-
ción para informar al papa Alejandro VI de los nuevos des-
cubrimientos, i para presentarle los indios que llevaba del
Nuevo Mundo, para que siendo instruidos en los misterios
de la relijion recibieran el agua del bautismo. El papa, des-
pués de aplaudir el celo de los reyes de España por la difu-
sión de la fe, i el feliz empeño que Colon habia puesto en
esa empresa, concedió i donó a aquellos en pleno dominio i
a perpetuidad todas las rejiones del Nuevo Mundo. Con
este motivo el padre Philopono reproduce la célebre huía
de donación, copiándola del libro de Gomara.
Según cuenta el padre Philopono, Colon regresó pronto
de Roma con frai Fernando Boil, que habia sido abad o
prior del convento de benedictinos de Monserrate, en Cata-
luña i con doce monjes españoles de esta orden. El papa
habia ceñido a aquél el palio apostólico, i concedírlole el tí-
tulo de primado de las iglesias de las Indias con las mas
latas facultades Todos ellos fueron recibidos con notable
afabilidad por los reyes católicos, don Fernando i doña
Isabel.
Inmediatamente dispusieron éstos el segundo viaje del
almirante. En efecto, Colon partió de España el 1^ de se-
tiembre de 1593, acompañado por el padre Boil i los doce
benedictinos. Tocaron en Canarias, i saliendo de allí el 6 de
setiembre con dirección al polo antartico, se hallaron en
un mar desconocido, lleno de yerbas, hasta que llegaron a
Paria, acuatro grados de la línea equinoccial, con tan gran
ducido en reducción esta lámina. Véase el tomo I, páj. 204 de la
traducción.
EL LIBRO MAS DISPARATADO 23
calor que se corrompían los víveres, se desarmaban las va-
sijas i se derretía el alquitrán. El desaliento había cundido
entre los espedicionarios. Colon los alentó anunciándoles
que presto llegarian a la isla de Haití o Española. Pero so-
brevino una tempestad horrible que pUvSo a la flota a punto
de perecer; i esto fué causa de que no se cumpliese el vatici-
nio de Colon. El padre Boíl apaciguó el mar arrojando
agua i aceites benditos; i la tempestad se disipó.
Los españoles se hallaron a ocho grados del Ártico. La
aguja de marear había cambiado su dirección en seis gra-
dos. Colon conoció por esta circunstancia que estaban cer-
ca de la Española, i así lo anunció a sus tripulantes. Ya
llevaban los castellanos un mes de navegación desde que
salieron de Canarias cuando divisaron la isla de Santa
Cruz, a 400 leguas de la Española. Dirijiendo su rumbo a
tierra desde el cabo de Tres Puntas o mar Paria, llegaron
a esa isla. El padre Boil desembarcó allí i erijió una gran
cruz que dio oríjen al nombre que se puso a la isla. Como
los indios cristianos anunciasen a Colon que allí cerca ha-
bía otras islas, éste se dirijió a la Española donde halló
que los indios habian muerto a ios españoles que dejó en su
primer viaje. Apenas hubieron desembarcado los castella-
nos, el padre Boil levantó otra cruz i comenzó la predica-
ción del evanjelio i la conversión de los infieles. La idolatría
fué anonadada en ésta isla: antes de mucho tiempo habian
sido derribados i convertidos en cenizas 170,000 ídolos de
Cémes.
No se limitan a esto sólo las noticias que da el padre Phi-
lopono acerca del segundo viaje de Colon. Se sabe que el
Almirante hizo entonces una esploracion en las costas de
Cuba i de Jamaica, i el historiador lo hace ir acompañado
por el padre Boil, que no salió nunca de la Española. En
Cuba, dice, predicaron el Evanjelio el padre Boil i sus mon-
jes; erijieron otra cruz, como en todas las tierras que pisa-
ban, derribaron los ídolos, los altares i los templos de los
indíjenas, i levantaron en su lugar iglesias, oratorios i con-
ventos, designando obispos que fueron ord mados i consa-
24 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
grados por el padre Boil, como vicario del papa. De allí
pasaron a Jarriciica, donde el jefe de los misioneros mandó
formar una enramada para decir misa. Una tribu de in-
dios, que vio el fervor con que los castellanos asistian a la
misa, no pudo resistir a un impulso que les comunicaba un
poder sobrenatural. Acercáronse a Colon, i ehjefe de la tri-
bu o cacique le preguntó lo que significaba esa ceremonia.
El Almirante les dijo que hablaran con el padre Boil i con
los frailes que lo acompañaban, porque ellos eran los men-
sajeros de la palabra divina. Los misioneros les esplicaron
los fundamentos de la relijion cristiana, el premio que Dios
deparaba a los buenos, i los castigos que reservaba a los
malos. Los indios se dejaron convencer i se hicieron cris-
tianos.
Tal es, en resumen, la narración del padre Philopono so-
bre el segundo viaje de Colon. No hai en toda ella una sola
palabra de verdad: todo allí es un error en jeografía, en
cronolojía i en historia. Por poco que se conozca la histo-
ria de esa espedicion, se comprende que el autor, a pesar de
la insistencia con que declara que no quiere contar mas
que la verdad, se ha apartado de ella en el cuadro jeneral
de los acontecimientos i en todos los pormenores con que
los adorna.
Se creerá talvez que no es posible amontonar errores his-
tóricos en mayor número ni de mas grueso calibre, i que
por tanto el resto del libro del padre .Philopono no puede
exceder a la parte que dejamos estractada. Pero no es así.
Como vamos a verlo, la relación del segundo viaje de Co-
lon es lo que mas se acerca a la verdad en todo ese libro
singular. Pasamos a estractar de él la relación que hace
del descubrimiento del Perú, a que destina muchas pajinas,
porque en estos sucesos hace desempeñar un papel mui im-
portante al padre Boil que, como dijimos, sólo estuvo en la
isla española, i eso durante un año.
Pero antes de referir estos sucesos, el padre Philopono
quiere dar una noticia del continente americano, diferente
de las islas que habia descubierto Cristóbal Colon. Utili-
j KL LIBRO MAS DISPARATADO 25
zando para esto la traducción castellana de la cosmografía
de Apiano, publicada en Ambéres en 1548, i tomando por
autor de las escasas i absurdas noticias que allí se hallan
sobre América, a Gregorio Bonti, o Bontius, siniple editor
del libro, el padre Philopono trascribe lo que sigue en la
pajina 63: ''América que agora se dice cuarta parte del
mundo, tomó nombre de Américo Vespucio inventor della,
i casi se podria llamar isla porque la mar la rodea casi por
todas partes". Esta referencia es una prueba evidente del
mal criterio del autor del libro de que tratamos; que pu-
diendo seguir en este punto a Oviedo i a Gomara, va a bus-
car esa opinión en un libro de segunda mano, sin ninguna
autoridad en materias históricas.
Según el padre Philopono, Colon llegó al Darien en 1497.
Tuvo allí noticia de la existencia del imperio del Perü, i re-
solvió mandar ciertos indios esploradores, acompañados
de algunos españoles, para reconocer los confines de ese
imperio. Atahualpa reinaba en él: por medio de sus caciques
supo que habia en el mundo otro pais de donde hablan sa-
lido los hombres que visitaban las fronteras de sus estados.
Tuvo deseos de conocerlos; i con este objeto envió hacia
ellos como emisarios suyos a unos indios principales para
ofrecerles el permiso de penetrar en el imperio, i para entre-
garles el salvoconducto que les permitiera llegar hasta el
Cuzco.
Estos pasaportes eran sólo para los indios que servian
de emisarios de Colon; pero ellos obtuvieron permiso para
llevar consigo algunos españoles, i así penetraron éstos en
el imperio peruano. El inca los recibió favorablemente; i
ellos le prometieron volverse a sus naves sin hacer mal a
nadie. Cuando Colon fué informado de todo esto, cuando
supo que existia un imperio vasto i rico que esplorar i que
someterá la corona de Castilla, resolvió penetrar en él i
observarlo todo por sus propios ojos. Dejó sus buques en
el Darien, i marchó hacia el Cuzco acompañado por 27 sol-
dados de caballería, 100 arcabuceros, varios nobles i coro-
neles españoles i el padre Boil, que llevaba a su lado a algu •
26 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
nos de los monjes que servían bajo sus órdenes. En su ran-
go de vicario i patriarca, iba el padre Boil vestido con una
cogulla roja, llevando el palio apostólico i una cruz en la
mano. Para recibirlo, Atahualpa habia enviado los carros
de su servicio, tirados por guanacos u ovejas de la tierra.
Los frailes llevaban un ejemplar de los Evanjelios en que
estaban dibujados los distintos pasajes de los artículos de
la fe.
Colon no queria penetrar en la capital del imperio sin
que se le recibiese en su rango de emisario del rei de Espa-
ña. Prestándose a sus deseos, los indios que lo acompaña-
ban, enviaron mensajeros que avisasen la proximidad del
Almirante, a fin de que se hiciesen los preparativos para su
recepción. Atahualpa decretó en el acto todas las medidas
del caso. Dispuso que un cuerpo de sus guerreros se coloca-
se convenientemente para impedir cualquiera alboroto de
la muchedumbre, i estorbase que los españoles pudieran
sufrir la menor molestia. Estas medidas fueron mui opor-
tunas, porque concurrió tan gran jentio a presenciar la en-
trada de los españoles en el Cuzco, que muchos indios fue-
ron heridos en medio de la apretura que se formó. Los
indios, sin embargo, no intentaron nada contra los espa-
ñoles: lejos de eso, al verlos, desfilar, caian los j:)eruanos de
rodillas, doblaban la cabeza en señal de adoración, i hacian
reverencias mayores aun a los hombres que formaban la
caballería. Atahualpa, mientras tanto, esperaba a los cas-
tellanos en su palacio. Al llegar allí, mandó el Almirante
hacerTuna salva de arcabucería para saludar a tan podero-
so soberano; pero el estampido produjo tal espanto entre
los indios que unos cayeron al suelo aterrorizados, i otros
huyeron despavoridos. El mismo Atahualpa no pudo con-
servar su sangre fría, i pidió al Almirante que no volviese
a saludarlo de esa manera.
La recepción en el palacio delinca no fué menos solemne.
Colon entró allí con el padre Boil; i dirijiéndose a Atahual-
pa, pronunció un discurso en que le manifestaba que era
enviado de un rei mui poderoso, que lo mandaba al Perú a
EL LIBRO MAS DISPARATADO 27
ofrecerle la paz i la amistad i a espresarle sus deseos de que
fuese feliz en esta i en la otra vida, para lo cual enviaba los
relijiosos benedictinos que lo instruirían de lo que era nece-
sario hacer a fin de conseguir la salvación eterna. Al mis-
mo tiempo le entregó los regalos que llevaba preparados i
que consistian en im vestido completo al uso de los euro-
peos, máscaras, flechas, espejos, cuchillos, agujas i otras
bagatelas a propósito para producir impresión en el ánimo
de los indios. Atahualpa quedó sorprendido al saber que
habia en el mundo otro rei mas poderoso que él, i una reli—
jion diferente a la suya; pero Colon trató de tranquilizarlo
ofreciéndose jenerosamente a enseñarle a preparar el p¿in i
el vino, i a suministrarle operarios para el trabajo de los
campos si queria rendir obeJiencia al papa.
Toda esta parte del libro del padre Philoponus es obra
escluáiva de la fantasía de éste, i es en cuanto puede imaji-
nirse de mas contrarío a la r¿izon i a la verdad histórica.
Como se ve en la lámina 13, Colon i el padre Boil entraron
al Cuzco en compañía de Atahualpa i de otros magnates
del imperio en dos carros descubiertos, de cuatro ruedas i
tirados por unas especies de chivos con que se ha querido
representar a los guanacos. La caballería peruana, monta-
da en animales de la misma clase, forma la es:olta de honor.
En esas primeras conferencias se trató de los asuntos que
dejamos indicados, i sobre todo de las ventabas que resul-
tarian al imperio de reconocer las autoridad pontificia.
Aunque este iiltinio negocio no quedó definitivamente re-
suelto, Atahualpa no dejó de atender a los españoles como
buenos amigos. En efecto, mandó que su camarero las hos-
f)edase en la casas que habia hecho preparar con toda es-
plendidez. Allí vivieron los españoles con mucha comodidad,
reponiéndose de las fatigas de su viaje.
Al fin, el cuarto dia los hizo llamar Atahualpa. Los es-
pañoles vestian sus mejores trajes i los sacerdotes iban
revestidos con algunos de sus ornamentos. El padre Boil
llevaba en la mano los Evanjelios. Al presentarse en el sa-
lón del inca, predicóle un sermón. El sencillo Atahualpa
28 ESTUDIOS HiSTÓllICO-BIBLlOORÁFICOS
creyó que el libro hablaba: lo tomó en sus manos, lo obser-
vó con mucha atención volviendo algunas de sus pajinas, i
luego lo aplicó varias veces a su oido para saber lo que dc-
cia. Convencido al fin de que los Evanjelios no hablaban,
los tiró al suelo. Los castellanos no pudieron mirar impa-
sibles este acto que consideraban un ultraje premeditado a
su relijion, i quisieron acometer contra el inca. El padre
Boil los calmó recomendándoles la tranquilidad, puesto
que Atahualpa procedia por ignorancia. Los castellanos se
tranquilizaron, i en seguida volvieron a su aposento.
Aquella conferencia está representada en la lámina 14
del libro. En una espaciosa galería desde la cual se divisan
muchos edificios de tres pisos, está colocado el trono de
Atahualpa. Este aparece sentado en medio de su corte i de
su guardia de guerreros; i el p£?dre Boil a la cabeza de los
otros relijiosos i seguido por caballeros i soldados castella-
nos, se adelanta para pronunciar el discurso esplicativo de
la relijion cristiana, de la autoridad del papa sobre todos
los soberanos i pueblos de la tierra i de la doníicion que éste
habia hecho a los reyes españoles. Ese discurso que el pa-
dre Philoponus da íntegro, hace temblar de pavor a Ata-
liualpa cuando se le habla de los castigos eternos que ame-
nazan a los infieles. Las esplicaciones i promesas que le
hace el padre Boil, lo tranquilizan un poco; pero después de
esta coníerencia, no se llegó todavía al resultado que espe-
raban los castellanos.
El arribo de aquellos estranjeros, sin embargo, habia
producido grande excitación en todo el imperio peruano. El
inca pedia tiempo para saber si sus subditos estaban dis
puestos a cambiar de relijion; i aunque nada impedia que
los castellanos permaneciesen en el Ptrú, conocieron éstos
que no podian vivir tranquilos. Volviéronse a la costa a
tomar sus buques; i allí hallaron que todos los soldados
que habian querido aventurarse a penetrar en el pais, ha-
bian perecido inhumanamente sacrificados por los indios.
Colon se quejó de estos asesinatos a Atahualpa, anuncián-
dole la guerra si no quería someterse al rei de España i
fc-L LIBKO MAS DISPARATADO 29
adoptar la relijion cristiana. El inca, envalentonado por
su mujer i por los sacerdotes de sus dioses, o quienes, se rió
de esas amenazas. Mas tarde, tuvo ocasión de arrepentirse
de su confianza. En 1525, añade el padre Philopono, F'ran-
cisco Pizarro invadió el Perú para vengar la muerte de los
españoles que habían ido con Colon. Llevaba muchos in-
dios caníbales, enemigos irreconciliables de los peruanos,
con los cuales derrotó a Atahualpa en muchas batallas, lo
apresó i conquistó el imperio. El inca i un hermano suyo
fueron ahogados o quemados.
El padre Philopono destina todavía algunas pajinas mas
a referir la historia de la conquista de Méjico i de algunas
islas de las Antillas, con errores mas o menos estupendos; i
termina su obra protestando que sólo ha querido escribirla
para que se sepa la verdad acerca de los servicios presta-
dos por el padre Boil i por los benedictinos en la piedica-
cion del Evanjelio en el Nuevo Mundo. ''Mi intento en este
libro, dice en la pajina 96, ha sido demostrar que los mon.
jes de San Benito fueron los primeros primados, arzobispos
i vicarios del papa en toda la América (de lo cual hasta el
dia se han gloriado sin razón algunos ambiciosos), i que
allí mismo consagraron obispos, deanes i párrocos, e insti-
tuyeron iglesias antes que las tuvieran los clérigos o los
hermanos de las otras órdenes, todo lo cual lo hemos de-
mostrado con testigos." En otras partes repite que no ha
querido escribir mas que la verdad, apartando cuidadosa-
mente las fábulas en que a veces se ha tratado de envol-
verla.
Sin embargo, puede asentarse que en todo ese libro no
hai una sola palabra de verdad. En torno de algunos nom-
bres propios verdaderamente históricos, se ha tejiólo un
conjunto de hechos tomados a veces en algunos detalles en
fuentes indignas de fe, i con mucha mas frecuencia inventa-
dos impudentemente, sin poder contar con apoyo ni en las
relaciones escritas ni en la tradición. El breve resumen que
hemos hecho del contenido del libro del padre Philopono,
basta para que toda persona que tenga un conocimiento
30 B8TUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Superficial de la historia del descubrimiento i conquista del
Nuevo Mundo, comprenda que allí todo es error, absurdo
descomunal, invención caprichosa i desautorizada.
Mas todavía que en los gravísimos errores de hecho, i que
en las estraordinarias e impudentes invenciones que hemos
recordado, la inexactitud de este libro reside en su espíritu
jeneral, que es lo mas opuesto a la verdad que pueda conce-
bir la imajinacion humana. Que al padre Boil, que sólo re-
sidió algunos meses en la isla Española, se le haga viajar
por el Perú descubierto mas de treinta años después, es sin
duda un absurdo histórico verdaderamente monstruoso;
pero es todavía mayor el de atribuirle el papel principal en
la dirección de aquellas empresas, rebajando el nombre i el
prestijio de Colon, a quien el autor supone sometido a las
órdenes del padre Boil, i obligado a pedirle perdón de las
numerosas faltas que ha cometido, para que se le levanten
las censuras lanzadas contra él. Bajo muchos conceptos,
puede decirse que este libro es quizás lo mas depresivo que
se ha escrito contra el descubridor del Nuevo Mundo.
Pero hai mas que esto todavía. El autor, empeñado en
hacer servir la historia a un propósito determinado, no
tuvo embarazo para adulterarla con invenciones de todo
orden; pero híibria debido respetarla al menos en el conjun-
to i en los accidentes estraños a ese propósito, para dar
crédito i autoridad a su libro. El padre Philopono no lo ha
hecho así. Su falta de criterio lo ha llevado a preferir ordi-
nariamente las fuentes menos autorizadas de información,
1 a buscar en ellas no lo mas racional, sino por el contrario
lo que hai de mas absurdo. Queriendo dar una descripción
del antiguo imperio peruano, va a buscar la ya recordada
traducción castellana de la cosmografía de Apiano, i copia
de ella las siguientes líneas que él cree escritas por el editor
o mercader de libros Gregorio Bonti o Bontius: "La tierra
que se dice el Perú es mas rica de oro i especias que todas
las otras. Esta provincia está en lonjitud de 290 grados,
contando desde el occidente hacia el centro por 5 grados.
Esta tierra se llama agora la Nueva Castilla. Es en tanta
Eu LIBRO MAS DISPAUATADO 31
manera rica, que en una ciudad que se dice CoUao, se halló
una casa toda hecha de oro, i comunmente para los usos
domésticos usaban de vasijas de oro, Cojen tri^o dos veces
al año. Hai mucho ganado. Hai ovejas tan grandes como
caballos, que paren dos veces al año. Hai ciudades grandes
ornadas i rejidas con policía, sino que no conocian a Cris-
to. Agora, ya que por gracia de nuestro señor, son bapti-
zados, i conocen la misericordia de Dios, después que les fué
predicado el Evanjelio de Jesucristo."
Se creería que este tejido de absurdos no podria ser so-
brepujado en las descripciones que destina a otros paises;
pero vamos a verlo que se puede ir mas léjos^ i para ello re-
produciremos las pocas líneas que consagra a Chile. Dice
así: *'En esta provincia de Chile, princijíalmente en la ciu-
dad de Santiago, ocurria algunas veces un hambre horri-
ble, i con este motivo, los indios se cortaban sus propias
pantorrillas i se las comian. Sanaban délas heridas i estan-
caban la sangre con cierta planta que los españoles llaman
hematite, bastando para ello aplicar una hoja sobie la he-
rida de la pantorilla *^ ." Lo que el padre Philopono habla
6 Al consignar estas noticias el padre Philopono en la páj. 66
de su libro, no indica la fuente de donde las ha tomado. Se creeria
por esto que son inventadas por él, pero no es así.
Ekcilla, en el canto IX de La Araucana ha descrito los horro-
res del hambre que azotó el territorio de los indios en 1554 des-
pués de la grande insurrección que costó la vida a Pedro de Valdi-
via. Dice allí que los indios se comian unos a otros, i que las ma-
dres devoraban a sus hijos. El cronista Marino de Lobera, o mas
bien el padre jesuita Bartolomé de Escobar que rehizo la crónica
de aquél, escribió lo que sigue en el capítulo 51: "Hubo indio que
se ataba los muslos por dos partes, i cortaba pedazos de ellos co-
miéndolos con gran gusto: ' El doctor Nicolás Monákdes, célebre
médico de Sevilla, publicaba en esta ciudad en 1574 una nueva
edición (la primera completa) de su Historia medicinal de las cosas
que se traen de nuestras Indias Occidentales que sirven en la medi-
cina, libro sumamente curioso i útil para el estudio de la historia
de las ciencias naturales, i en su segunda parte, folio 73 i siguien-
ESTUDIOS HISTÓRICO-IJIBLIOGKÁFICOS
de los prodijios operados por otros medicamentos de los
indios americanos, es todavía mas maravilloso.
Las pajinas que el padre Philopono ha destinado a dar
a conocer las creencias i prácticas relijiosas de los indios de
América, no son las menos curiosas de su libro. Ha amon-
tonado allí todo jénero de errores i de invenciones, recoji-
das en escritos sin autoridad alguna histórica, i exajeradas
o trasvertidas por su falta absoluta de crítica i de propó-
sito serio. Tomando pié en lo que encuentra en algunos de
esos escritos, hace intervenir a cada paso al demonio como
inspirador de los errores de los indios. De la misma mane-
ra, agrupa i aumenta los milagn^s que halla referidos por
otros, i desplega en esta parte la mas candorosa creduli-
dad. Así, recordando en la pajina 91 los prodijios que se
contaban á¿ cierta cruz erijida por el célebre conquistador
Alvar Núñez Cabeza de Vaca, el padre Philopono que los
acepta como verdad indiscutible, agrega: "Consta que es-
tos milagros fueron efectuados por los monjes i Scicerdotes
i no por los malvados militares." Aunque lo sobrenatural
(jcupa una buena parte de muchos de los viejos libros refe-
rentes al descubrimiento i conquista del Nuevo Mundo,
creemos que en ninguno de ellos tiene mas lugar que en la
obra del padre Philopono.
tes, insertaba una carta escrita al autor, desde Lima, por un indi-
viduo llamado Pedro de Osma i dejara i Zejo, destinada a darle a
conocer algunas producciones americanas de que no habia hablado
Mor ardes en las primeras ediciones de su libro. En esa carta se
halla el pasaje siguiente: "El año de 1558, en Chile se cortaron
ciertos indios presos las pantorrillas para comérselas i las asaron
para ello, i lo que es mas de admiración, que se pusieron en lo cor-
tado unas hojas de ciertas yerbas i no les salió gota de sangre te-
niéndolas puestas; i lo vieron esto muchos entonces en la ciudad de
Santiago, presente el señor don García de Mendoza, que fué cosa
que admiró a muchos. n Estas noticias confundidas i reproduci-
das sin criterio dentro i fuera de España en libros vulgares i de se-
gunda mano, sujirieron al padre Philopono el pasaje que dejamos
reproducido.
EL LIBRO MAS DISPARATADO
El libro que acabamos de analizar en sus rasgos princi-
pales, no rCvsiste al mas lijero examen. Los historiadores
serios que lo han conocido no lo han tomado en cuenta para
nada, o lo recuerdan como una estravagancia singular de
un espíritu desequilibrado; pero Roselly de Lorgues, cuya
historia de Cristóbal Colon no se recomienda por la crí-
tica, ha buscado apoyo para ciertos incidentes de pura ima-
jinacion en el testo i en las láminas del libro de Philo-
pono ^. En la obra del obispo Torres Amat, que hemos ci-
tado mas atrás {Diccionario de escritores catalanes, art.
Boil), lo hemos visto recordado como un libro realmente
histórico; pero es evidente que este ilustre escritor no se dio
el trabajo de recorrer algunas de sus pajinas,^ porque su
ilustrado criterio le habria hecho discernir inmediatamente
que no puede llamarse histórico aquel tejido de errores i de
invenciones, desprovisto de todo sentido de verdad. Sin
embargo, este libro se busca hoi con afán, se pagan por él
precios exorbitantes, i se le guarda cuidadosamente en las
bibliotecas para mostrarlo como una curiosidad, i como
una muestra de las aberraciones del espíritu humano.
' Roselly de Lorgues, Christophe Colomb (París, 1856) to-
mo I, páj. 422.
tomo vi
####l#####l##^í#í#A#r#A^,^
NOTICIA BIBLIOGRÁFICA
DE LOS POEMAS A QUE HA DADO ORIJEN
EL DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO
El célebre publicista francés Miguel Chevalier, en un in-
teresante artículo publicado en la Revue des detix mondes
de julio de 1845, para hacer el análisis de la Historia de la
conquista de Méjico por W. H. Prescott, llega, después de
una esposicion clara i ra^^onada de los hechos, a la conclu-
sión de que esos sucesos reducidos a la exactitud i a las
proporciones históricas, tienen mas carácter épico, mas
vida, mas grandiosidad i mas interés que los mas famosos
poemas que la crítica califica con el nombre de epopeyas.
"Al lado de tal asunto, dice Chevalier, el de la llíc\da pa-
rece bien pobre... La Eneida no está fundada en bases mas
grandiosas... En cada una de estas dos obras maestras e
imperecederas, el poeta ha debido sacar de su propia imaji-
nación lo maravilloso con que ha bordado tan admirable-
mente las aventuras. Le ha sido necesario añadir la fábula
a una realidad mezquina; le ha sido forzoso adornar me.
diante un arte infinito la narración contradicciones históri-
cas, con descripciones geográficas i con las nociones mas
avanzadíis de la filosofía de su tiempo. De esta manera, Ui
* El señor Barros Arana publicó este estudio en 1873 en la
Revista de Ss.nti¿iffo, t. II, p. 269. Se reimprimió en el número es-
traordinario de los Anales de la Universidad, de Chije, p. 31-51 —
(Nota del Recopilador)
36 ESTU DIOS IIISTÓRICO-BIBLTOGRÁFICOS
Ilíada i la Eneida son las enciclopedias de las dos épocas en
que fueron escritas, importantes ambas en los anales del
jénero humano, pero enciclopedias en la forma mas atra-
yente, i salidas de la mano de hombres del mas raro jenio i
del mayor saber... Bajo el valor intrínseco de los aconteci-
mientos que se verifican, no hai nada comparable a la con-
quista de Méjico, sino Cv*^ la invasión del Asia por Alejandro
o la fundación de las colonias portuguesas de la India."
Estas observaciones que el distinguido publicista desa-
rrolla en unas cuantas pajinas con verdadero conocimiento
de causa i con juicio seguro, son aplicables no sólo a la con-
quista de Méjico; sino a la ma3^or parte de las empresas
realizadas en el descubrimiento i en la conquista del Nuevo
Aíundo. Casi todas ellas tienen el mas alto interés épico por
la grandeza de la acción, por las dificultades felizmente ven-
cidas, por el relieve de los caracteres, por el choque de dos
razas i de dos sociabilidades tan diferentes entre sí, \ por la
variedad i el esplendor de la naturaleza i de los paises en
€|ue se verificaron esos grandes acontecimientos. Sin em-
bargo, esas empresas han sido el tema de centenares de en-
sayos de poemas épicos, i ninguno de ellos ha estado a la
altura de la acción que se canta. La Araucana de P^rcilla,
el mas justamente célebre entre todos, es, bajo muchos as-
pectos, inferior al asunto. Es una brillante crónica en verso,
vigorosa i animada en la pintura de los combates i de los
caracteres, aunque fatigosa a veces por los incidentes inne-
cesarios; pero débil en la disposición de los cuadros de la na-
turaleza i de las costumbres, i sobre todo en los recursos
poéticos con que ha pretendido adornarla.
Ninguna de esas empresas parece presentar condiciones
i caracteres mas favorables para una verdadera eoopeya,
que el primer descubrimiento del Nuevo Mundo. Todo allí
otrece la grandiosidad épica. Los hombres, la acción, el
medio físico i moral en que ésta se desenvuelve, las resisten-
cias que es necesario vencer sobre la naturaleza i sobre los
errores de las preocupaciones, la confianza del jenio que las
domina, las injusticias de que éste fué víctima, i la celebri-
NOTICIA lUlJLTOGKAFICA
dad inmarcesible que ha alcanzado su nombre, son circuns-
tancias todas que casi no necesitan de elementos i recursos
estraños para crear i constituir una verdadera epopeya, i
hasta podria decirse la mas grandiosa de las epopeyas.
Ese asunto, en efecto, ha tentado a muchos poetas. I^^n
1493, cuando apenas se anunció la primera noticia del des-
cubrimiento del Nuevo Mundo por la publicación de la cé-
lebre epístola de Colon a Gabriel Sánchez, el tesorero de los
reyes de España, un eclesiástico florentino llamado Giulia-
no Dati, que después fué obispo en Calabria, compuso ima
paráfrasis de ella en sesenta i ocho octavas, de las cuales
las catorce primeras son estrañas al asunto, i contienen un
enfático elojio del papa Alejandro VI, bajo cuyo pontifica-
do se verificó ese grande acontecimiento. Esta relación de
escasísimo mérito literario, olvidada i casi perdida durante
mas de tres siglos, aunque en aquellos años fué reimpresa
varias veces, ha sido descubierta i buscada con grande
anhelo en nuestro tiempo como una simple curiosidad bi-
bliográfica. Ella no constituye en manera alguna lo que
podria llamarse un ensayo de poema épico; pero puede de-
cirse que inicia la serie de producciones de esta clase, que
tiene por tema el descubrimiento del Nuevo Mundo. En la
presente reseña bibliográfica vamos a pasarlas en rápida
revista,
El primero de esos poemas, en orden cronólojico, tiene
por autor a Lorenzo Gambara, erudito italiano, orijinario
de Brescia, que vivia en el siglo XVI (150*^-1596), i cuyos
versos latinos le merecieron cierta reputación en su época
i mas tarde las mas acerbas criticas. Hallándose en Ñapó-
les, mereció la protección del cardenal Granvella, que des-
empeñaba el alto puesto de virrei en nombre de Felipe II
de España. Por indicación de éste, Gambara se propuso
cantar el viaje de Colon que dio por resultado el descubri-
miento de América. Su objeto era reparar las injusticias de
que el insigne descubridor habia sido víctima de parte de
sus contemporáneos. Gambara, como muchos otros poetas
de su siglo, no escribia mas que en latin. En este idioma
38 ESTUDIOS HíSTÓRlCO-BIBLIOGRÁFrCOS
■compuso un poema en cuatro cantos con el título de Co-
liimbus, sive de navigatione Christophori Colombo, que fué
publicado en Roma en 1581, en un tomito de 112 pajinas
en 8'\ Aunque escrito con soltura, i aun podria decirse con
cierta eleo^ancia, carece de casi todas las condiciones de poe-
ma épico, i no ha merecido el nombre de tal. El poeta ha
querido celebrar a Cristóbal Colon a la vez que al padre
del cardenal Granvella que, como se sabe, fué un poderoso
ministro de Carlos V. Supone para esto que aquél, de vuel-
ta de su primer viaje, refiere en Barcelona al primer Granve-
lla (que entonces, en 1493, debia ser un niño de seis años)
la historia de esa portentosa empresa. Esta relación, ador-
nada con los recurvaos poéticos del autor, constituye todo
el poema. Sea que hallaren en él un verdadero mérito, o lo
que es mas probable, que quisieran complacer al cardenal
Granvella, algunos hombres mui distinguidos de ese siglo,
i entre ellos Justo Lipsio i Paolo Manucio, prodigaron
grandes elojios al poema de Gambara; pero otro erudito
no méiios célebre, el escritor francés Marco Antonio Muret,
estigmatizó las obras poéticas de Gambara con un dístico
latino, que siguiendo el axioma de Boileau [Le latín dans
les mots brave rhonnéteté), es posible citar en este idioma,
pero que la decencia no permite traducir:
Brixia, vestratis merdosa volumina^vatis
Non sunt nostrates tergeve digna nates.
Aunque el poema de Gambara fué mui leido en su siglo i
mereció el honor de ser reimpreso varias veces, hoi no lo re-
cuerda nadie, o sólo se cita como un trabajo mediocre, i
como un esfuerzo estéril, como tantos otros, para hacer re-
vivir el cultivo de la poesía latina.
El segundo poema a que dieron oríjen los viajes de Colon
fué publicado en Roma en 1590, en un pequeño volumen en
4^ con el título Columbeidos, dedicado al príncipe heredero
de España que fué después Felipe III. Su autor era Julio
César Stella, romanv) de oríjen i poeta latino como Gamba-
NOTICIA BIBLIOGRÁFICA 39
ra. Compuso los dos primeros libros de su poema a la edad
de veinte años; i habiendo consultado el parecer de los eru-
ditos i de los literatos antes de darlos a la prensa, recibió
por todas partes elojios i felicitaciones. Muret, el crítico
mordaz de Cambara, se mostró satisfecho de la latinidad i
de la versificación de Stella; pero indudablemente, esto es
cuanto hai que elojiar en un poema cuyo plan es absurdo, i
que ni siquiera fué terminado, porque el autor no compuso
nunca los otros dos libros que habia prometido. A pesar de
esto, el poema de Stella contiene fragmentos de verdadero
mérito, que fueron imitados por madame du Boccage, cuya
obra es seguramente una de las que tienen mas calor poéti-
co éntrelas que se han compuesto teniendo por héroe a
Cristóbal Colon. El Columbeidos de Stella fué pubHcado
por el preceptor de éste, el jesuíta Francisco Benci, i mere-
ció, como hemos dicho, los sufrajios de muchos hombres
distinguidos. Hoi nadie lo lee, i ha pasado a ser una curio-
sidad bibliográfica i nada mas.
Seis años mas tarde, en 1596, se dio a luz en Yesi, ciudad
de Italia, situada a pocas leguas de Ancona, otro poema
mucho mas estenso que los anteriores, i que tiene la parti-
cularidad de estar escrito en idioma vulgar. Su título es //
Mondo Nuovo. Está dividido en veinticuatro cantos de
■mas de cien octavas reales cada uno, i forma un vohimen
en 4° de 306 pajinas a dos columnas. Su autor es Juan
Giorgini, natural de la misma ciudad de Yesi, el cual apé-
n¿\s ha alcanzado el honor de ser mencionado por los histo-
riadores de la literatura italiana.
Cuando se recorre este poema con algún detenimiento,
se comprende la razón de este desden. Giorgini versifica con
•cierta facilidad, i aun tiene pasajes agradables; pero no se
puede imajinar nada mas informe i defectuoso que el plan
del poema. Parece que el poeta ha estudiado el descubri-
miento i la conquista de América en los antiguos escritores
•españoles, Oviedo i Gomara principalmente; pero ha hecho
tal confusión de la historia, que casi en todas sus partes
'CSta obra no tiene mas de histórico que los nombres pro-
40 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIO(iKÁFlCOS
píos. Ha mezclado los hechos de Colon con los viajes de sus-
compañeros i sucesores, con la espedicion de Balboa i con
las conquistas de Cortés. Hace intervenir las divinidades
de la antigüedad clásica con el Dios i los santos del cristia-
nismo, interesadas las primeras en sostener a los indios, i
los segundos en ayudar a los españoles. Así por ejemplo,
Pluton i los magos rodean a Moctezuma con su poder so-
"brenatural para que resista a los conquistadores; pero la
vírjen María, al saber esto, corre a verse con la Santísima
Trinidad. El Padre eterno la consuela con un largo i docto
razonamiento, i le da un espejo hecho de la materia del cie-
lo en el cual puede ver todo lo futuro i la manera de vencer
a Pluton. La vírjen da el espejo al rei de España para que
salga de peligros. Toda la máquina del poema de Giorgini,
que ocupa una gran parte de él, corre parejas con este inci-
dente, contado mui estensamente en el canto XIX.
El poema de Giorgini fué dedicado al príncipe heredero
de España (Felipe HI), i a sus hermanas. Se le aprobó i elo-
jió como una obra mui cristiana, pero no parece que obtu-
vo nunca gran boga. Hoi es una de las muchas obras raras,
i por lo mismo costosas, que se relacionan con la historia
de América.
Mas estenso todavía que el poema de Giorgini es otro
publicado algunos años mas tarde por el caballero Tomas
Stigliani, poeta italiano nacido en 1545 en Matena, en el
reino de Ñapóles. Se propuso cantar los viajes i peregrina-
ciones de Colon, como Homero habia cantado los de Uh*-
ses. En 1617 publicó en Plasencia los veinte primeros can-
tos de un poema heroico titulado // Mondo Naovo, que
completó mas tarde publicando en Roma en 1628 su poe-
ma entero en treinta i cuatro cantos, en un volumen en 4''^.
Esta obra, que ha quedado en un olvido casi completo, i
que carece casi de todo mérito literario, tuvo en su tiempo
alguna boga por causas estrañas al asunto que trata. Sti-
gliani se encaró contra el famoso poeta Juan Bautista Ma-
rini, que gozaba entonces de una reputación colosal. En
cierto pasaje de su poema dice: ''En este rio, i vecino al
NOTICIA BIBLIOGRÁFICA 41
rnar, vive el hombre-pez, dotado de miembros admirables,!
llamado por otro nombre el caballero Marini; bestia verda-
dera, aunque el vulgo crea que es hombre." Estas referen-
cias produjeron picantes contestaciones i dieron a la obra de
Stigliani cierta popularidad que no sobrevivió muchos
años, i que h¿i desaparecido del todo en nuestro tiempo. El
célebre literato napolitano don Pedro de Angelis,tan cono-
cido en América por sus trabajos sobre la historia i la jeo-
grafía de las provincias arjen tinas, ha caracterizado la
obra de Stigliani con estas palabras: ''Es el poema italiano
raas largo que se haya compuesto sobre el Nuevo Mundo.
Está escrito en octavas, i si se tuviese la paciencia de aca-
bar su lectura, se encontrarian algunos buenos trozos i
muchos versos felices; pero el provecho no guarda propor-
ción con el trabajo que impondria la lectura, lo que hace
que éste poema esté casi completamente olvidado."
Otro poeta italiano mucho mas famoso que todos los
nombrados, i también mucho mas ilustre por su jenio,tomó
asimismo a Colon por héroe de un poema épico que desgra-
ciadamente dejó apenas comenzado. Alejandro Tassoni,
autor del Cubo robado (La sechia rápita), hallándose al
servicio de los duques de Saboya, emprendió la composición
de un poema heroico dedicado al duque Carlos Manuel I,
denominado el Grande. En ese poema titulado UOcéano, se
proponia cantar a Colon i el descubrimiento del Nuevo
Mundo. Desgraciadamente, Tassoni no compuso mas que
el primer canto formado por setenta i cinco octavas reales
que respiraban el vigor poético i las gracias de estilo que
distinguen las producciones de este gran poeta. Este primer
canto, escrito, según p¿irece, en 1619, ha sido publicado
muchas veces con las otras obras del mismo autor. El gran
mérito de este fragmento hace sentir que la obra de Tassoni
haya quedado sólo principiada; porque probablemente ha-
bria sido el mas notable de todos los ensayos épicos a que
ha dado oríjen Cristóbal Colon i.
1 Ademas de los mencionados, hai todavía tres antiguos poe-
42 ESTUDIO HISTÓRICOS-BIBLIOCRÁFICOS
Es singular que los poetas españoles que en los tiempos
mismos de la conquista, o inmediatamente después de ella,
compusieron tantas obras para cantar las hazañas de sus
capitanes i de sus soldados en Méjico, en Nueva Granada,
en el Perú, en Chile i en las provincias arjentinas, no se ins-
piraran en la relación de los viajes i aventuras de Cristóbal
Colon "-. Rl primer poema castellano especialmente desti-
nado a cantar el descubrimiento de América, data sólo de
mas italianos referentes al descubrimiento del Nuevo Mundo, pu-
blicados en el siglo XVII. Uno de ellos que sólo conozco por refe-
rencias, i que ni aun está concluido, se titula: Delle áue tromhe" i
prime tíati, cioe tre libri delta victoria navale, e tre libri del mondo
nuovo, poemi eroici de Guido libando Bexamati, Parma, 1622, en
12*=* El segundo, titulado U America, octavas reales por Rafael
GüALTEROTTi, fué publicado en Florencia en 1611 en un volumen
en 12°. El tercero lleva el mismo nombre, America está dividido en
cuarenta cantos, i fué publicado también en Florencia, en 1650.
Su autor es Jerónimo Bartolomei. Estos dos últimos poemas tie-"
nen por objeto cantar ¿il florentino Américo Vespucio, razón por la
cual no damos mas estensas noticias acerca de ellos en este ar-
tículo. Por fin, en 1759, se publicó en Venecia U Ammiragliu delV
IndiCy poema di Oimildo Emerezzio pastor arcade (de la academia
literaria denominada Arcadia romana). Su autor, Girolamo Quiri-
Ni, mas conocido con el nombre de Angelo María que tomó al ha-
cerse fraile benedictino, obispo mas tarde, i bibliotecario del Vati-
cano, compuso muchas obras de grande erudición, escribid algunas
poesías italianas i latinas, i fué un insigne protector de las letras i
de los literatos, sin distancion de sectas. Nunca hemos visto su
poema sobre Colon.
2 No contamos aquí como poema épico compuesto en honor de
Colon las Elejías de varones ilustreft de Indias de Juan Castella-
nos, cuya primera parte fué publicada en 1589, i la obra completa
por primera vez en el tomo IV de la Bihltoteca de autores españo-
les de Rivadeneira. Esa obra es la crónica en versos de la conquis-
ta de las Antillas, de Venezuela i de Nueva Granada. Los viajes de
Cristóbal Colon ocupan sólo las cuatro primeras elejías.
NOTICIA BIBLIOGRÁFICA 43
1701; i aun su autor no era español de nacimiento. Don
Francisco Botello de Moraes i Vasconcelos, caballero por-
tugués establecido en España, publicó en ese año eñ Barce-
lona un poema heroico titulado El Nuevo Afunc/o, dividido
en diez cantos, e impreso en un volumen en 4^. Botello vivió
en una época de pésimo gusto literario. El conceptismo, es-
to es, el deseo de encerrar pensamientos injeniosos dentro
de cada verso por medio de frases complicadas i pretencio-
sas, i tratando de dar a las palabra;s un grande alcance o
un sentido profundo, lo habla invadido todo: i el caballero
portugués no era hombre capaz de iniciar una revolución
contra aquella decadencia literaria, de que sólo comenzó a
levantarse la España medio siglo m.as tarde. Su poema no
tiene plan ni concierto. La acción es casi incomprensible. A
cada paso está embarazada con digresiones, alegorías i des-
cripciones inútiles en que el colorido poético está reempla-
zado por frases hinchadas que el autor creia, sin duda, inje-
niosas, i por retruécanos o equívocos de mal gusto. De vez
-en cuando se encuentra uno que otro rasgo fácil i feliz; pero
son éstos tan raros i es tanta la monotonía jeneral de la
obra, que puede asegurarse que no hai lector alguno, por
paciente que sea, que tenga valor para leerla entera, i aun
podria decirse para leer íntegro uno solo de sus cantos.
Se comprende que una obra de esta naturaleza debe haber
impuesto un gran trabajo a su autor para apartarse abso-
lutamente de lo que es sencillo i natural. El mismo Botello
declara que primeramente escribió su poema en prosa, i que
después de ponerlo en verso i de darlo a la prensa, aun no
estaba satisfecho de su obra; "pues mi ánimo es, agrega^
gastar toda mi vida i estudios en este poema, dilatándolo
e ilustrándolo mucho mas, i aun estos diez libros vendrán
a ser después mayor volumen, como lo doi a entender po-
niendo una octava de puntos donde pienso introducir mu-
chas para llenar toda la idea del libro."
El Nuevo Mundo de Botello fué dedicado a Felipe V, que
acababa de ser proclamado rei de España. Parece que sus
-contemporáneos lo recibieron con esa frialdad precursora
44 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
del desden profundo en que ha caídf) en nuevStrOvS días ^. El
bibliógrafo González Barcia dice que en 1716 se comenzó la
impresión de un poema de Botello que llevaba por título
Colon, que nunca fué terminado: pero de seguro hai en esta
indicación un error de título, i probablemente una equi-
vocion de fechas, porque parece que nunca se pensó en re-
imprimir el Nuevo Mundo del poeta portugués. Este píisó
los últimos años de su vida ocupado en otros trabajos, uno
de los cuales es otro poema épico sobre la fundación del rei-
no de Portugal, reimpreso tres veces, pero casi enteramen-
te olvidado en nuestros dias.
Quince años mas tarde apareció en Italia otro poema
referente a la conquista del Nuevo Mundo, escrito en latin
como los de Gambara i Stella. El jesuíta napolitano liber-
tino Carrara, profesor de bellas letras en el colejio de Ro.
ma, queriendo restaurar el gusto por el cultivo de la poe-
sía latina en una época en que ese gusto habiapasado para
siempre, i cediendo a las instancias del cardenal Benedicto
Pamphili, empleó veinte años en componer su Columhus,
sive de itinere Christophon Columbi, poema heroico divi-
dido en doce libros en hexámetros latinos, que componen
un tomo en octavo de 299 pajinas, incluyendo una corta
biografía de Colon. Fué impreso en Roma en 1715; pero a
diferencia de los otros libros análogos que lo habian pre-
cedido, obtuvo el honor de ser reimpreso en Augsburgo en
17Í50. Ginguenée, gran juez en cuestiones relacionadas con
la historia literaria de Italia, caracteriza esta obra en los
términos siguientes: "La invención i la marcha del poema
•> Don Leopoldo Augusto CufíTo no la menciona siquiera en el
excelente Bosquejo histórico de la poesía castellana en el siglo
XVIII que publicó en 1869 como introducción al tomo LXI dé la
Biblioteca de autores españoles de Rivadeneira. La misma omisión
se nota en el Ensayo de una biblioteca española de libros raros i
curiosos de don Bartolomé Gallardo, donde sin embargo se inclu-
ye otra obra en verso de Botello. Ticknor, por el contrario, re-
cuerda de paso este poema en el cap. I, parte III de su conocida
Historia de la literatura española.
NOTICIA BIBLIOGRÁnCA 45
son verdaderamente poéticos, pero el estilo loes mucho
menos; i a esto se debe sin duda que, aunque fuese ventajo-
samente anunciado en el mundo literario, i aunque recibie-
se muchos aplausos cuando el autor lo recitaba sea ahora
muí poco, leido.".
La literatura francesa cuenta también cuatro poemas
concernientes al descubrimiento de la América i a los via-
jes de Cristóbal Colon. Todos elloá han sido escritos i pu-
blicados en el siglo XVllI; pero ninguno ha alcanzado el
honor de ser reimpreso en nuestro tiempo: tan grande es el
olvido que los cubre.
El primero de todos por su antigüedad i también por
su mérito, lleva por título: La Colombiade, ou la foi por-
tee au noüveau monde (un volumen en 8*^ de 184 pajinas).
Su autor es Madame du Boccage, poetisa mui famosa en su
época, muerta en 1802. Fué publicado por primera vez en
1756, i reimpreso mas tarde a lo menos dos veces, en las
obras completas de su autora.
Como lo indica su título, este poema está concebido bajo
el punto de vista cristiano. Aladame du Boccage lo ha de-
dicado al papa Benedicto XIV; i declara en el prólogo que
si su obra obtiene algún éxito, ella lo "considerará como un
milagro hecho en nombre del pontífice que le ha permitido
dedicársela". Según la poetisa, los áñjeles ayudan a Colon
en su empresa; i las resisten los poderes infernales que es-
tán representados por las divinidades de los indios ameri-
canos. Con un débil conocimiento de la historia, Madame
du Boccage ha pintado costumbres completamente imaji-
narias, ha inventada templos grandiosos en los países del
Nuevo Mundo, donde sólo existian miserables chozas, i no
ha alcanzado a dar a su narración el colorido local, indis-
pensable en este jénero de obras. Sus contemporáneos que
no conocian mucho mas que ella la historia del descubri-
miento del Nuevo Mundo, le aplaudieron mucho el que an-
tes que ningún autor francés hubiese tratado este hermoso
asunto, en que todos los colores lr>cales son ricos, i absolu-
tamente nuevos para la poesía, en que la oposición de las
46 ESTUDIOS IIISTÓRTCO-BIBLIOGRÁFICOS
costumbres de los conquistadores i del pueblo conquistado,
ofrece tantos contrastes, i en que la historia misma tiene
tod(j el atractivo de la ficción, pero ellos no comprendían:
que nada en el poema, ni los hechos, ni las costumbres, ni
las descripciones guardaban relación alguna con la verdad,
Madame du Boccage, por otra parte, no sabe dar vigor
a los caracteres ni a los sucesos que lo necesitan; de tal
modo que si su poema posee pasajes tiernos, i descripciones
poéticas, carece casi por completo de todo lo que realmente
constituye la epopeya.
El poema de Madame du Boccage obtuvo el honor de
ser traducido a verso italiano por algunos poetas de Lom-
bardía, i publicada en este idioma en Milán en 1771, en
un volumen en 8" En nuestro tiempo, la traducción i el
orijinal son apenas conocidos por los curiosos biblió-
grafos.
En 1773 se publicó en Paris un poema anónimo que lle-
va por t\tu\o:Christopbe Colomb, ou PAménque décott-
verte, en dos volúmenes en 8" Su autor es un abogado
francés apellidado Bourgeois, que compuso muchas memo-
rias sobre anti"füedades concernientes a la historia dcEran-
cia, i que viajó largo tiempo en las colonias francesas i
españolas de las Antillas, sobre las cuales dejó escritos al-
gunos tratados interesantes. Con una modestia sincera, el
mismo declara que no tiene mucha fe en el mérito de su
obra, porque en su composición el aburrimiento ha hecho
las veces de Apolo i de las musas. "En espiacion de mis
pecados, dice, hice una larga residencia en Santo Domingo:
me encontré agobiado por el mas cruel infortunio, presa de
mil horrores qne seria inútil detallar aquí. Durante este
largo destierro i no sabiendo qué hacer para espantar el
aburrimiento, se me ocurrió la idea de celebrar al héroe del
pais. Entregado frecuentemente a mis propias reflexiones,
sin otro socorro contra la desesperación que la firmeza de
alma de que soi deudor al Ser Supremo, he creido que no
podia ocuparme en nada mejor que en cantar a ese héroe.
Me ha parecido que el asunto de este poema encerraba
NOTICIA BIBLIOGRÁFICA 47
precisamente todo lo que yo necesitaba para mi con-
suelo".
Bourgeois conoce mejor que sus predecesores la historia
del descubrimiento de América, la vida de los indíjenas, i
el pais que sirve de teatro a la acción. Los historiadores
españoles referian que hallándose Colon en la isla de Ma-
dera, recibió en su casa a un piloto español que, arrastra-
do por las tempestades, habia reconocido las tierras situa-
das al otro lado de los mares. Contábase que este piloto,
estenuado por las fatigas de sus viajes i de un naufrajio,
habia muerto después de referir a Colon sus aventuras: i
que esta revelación éxito al insigne navegante a acometer
la empresa que lo ha hecho inmortal. Burgeois parece acep-
ta esta invención infundada; pero hace que sea un ánjel
quien estimula a Colon a llevar a cabo sus proyectos. El
cielo lo proteje por medio de maravillosos prodijios; i des-
pués de fatigas i sufrimientos de toda especie, Colon vuelve
a España a anunciar el resultado de su espedicion. La ac-
ción está, pues, reducida al primer viaje; pero por medio
de episodios, visiones de*Colon, revelaciones de la Verdad
o de otras divinidades alegóricas, se desarrolla a la vista
el cuadro de los descubrimientos i conquistas futuras. El
plan del poema, no está mal concebido ni mal desarrollado,
pero en los detalles ni i el tono jeneral se descubre mas el
trabajo de la razón que la inspiración, i una ausencia casi
completa del sentimiento poético. Esto es lo que ha hecho
que este poema haya corrido la misma suerte de los que
lo precedieron, i que hoi sean mui pocos lo que lo conocen,
i menos aun los que han leido algunos de sus cantos.
En 1782 se publicó en Autun,en Francia, otro libro anó-
nimo titulado UAmériquc décovverte, en. un tomito de 174
pajinas en 12" El autor parece desconocer la existencia de
los otros poemas a que habia dado oríjen Colon; a lo me-
nos así se deja ver en la siguiente advertencia puesta al
frente del libro: "Desde largo tiempo se pide el poema del
descubrimiento del Nuevo Mundo. Los periodistas lo indi-
can, los sabios lo desean i las bibliotecas lo esperan. He
48 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
aquí el bosquejo: ojalá que este ensayo satisfaga los deseos
del público, esperando que una pluma mas atrevida, un
jenio mas fecundo llene este objeto". Este poema está es-
crito en prosa, como un simple bosquejo que espera un poe-
ta para que le dé forma. ^
El autor de este ensayo es Pedro Laurean, historiador
francés, historiógrafo del conde de Artois antes de 1789,
miembro de la asamblea Icjislativa durante la revolución, i
muerto en .1845, a la edad de 97 años. Cuando compuso
esta obrita, ya Robertson habia dado a luz su aplaudida
historia de América, i en ella pudo estudiar los hechos en
que está basado el poema. Laurean se ha limitado a referir
en seis libros el primer viaje de Colon, adornando la narra-
ción con circunstancias inventadas, como la erupción deun
volcan submarino, operada por el demonio a instancias del
fanatismo, la relación que hace un indio viejo describiendo
a Colon los países de América que habia recorrido en su ju-
ventud, i entre los cuales se contaba el Perú, i las referencias
que vSe hacen a sucesos posteriores de la historia americana,
i entre éstos los viajes de Magallanes, de Drake, etc., etc., i
la independencia de los Estados Unidos. En todo el poemi-
ta de Laurean no se encuentran las estravagancias que abun-
dan en otras obras análogas, pero no hai tampoco en él
verdadera poesía.
No puede decirse lo mismo de otro poema publicado con
mucha menos modestia el mismo año de 1782. Le nouveHU
monde, ouChristopheColomb, por Rohtrto Martin Lesuire,
es una de las producciones mas estravagantes i absurdas
que se puedan imajinar. Escritor sin gusto i sin criterio, el
ciudadano Lesuire, como se llamaba en sus escritos durante
la revolución francesa, se creia un hombre de jenio, tomaba
por aplauso de sus contemporáneos las aprobaciones de la
condescendencia de algunos hombres distinguidos, i la po-
pularidad entre los lectores frivolos, i se dirijia a la posteri-
dad con una confianza inconcebible. Sin necesidad de espo-
ner el asunto de este poema, lo que seria mui difícil visto el
embrollo de la acción, bastaria citar los nombres de los per-
NOTICIA BIBLIOGRÁFICA 49
sonajes que figuran en él para que se forme una idea de su
plan. Ademas del papa, Luis XII, reí de Francia, el jeneral
portugués Alburquerque, aparece allí Clemencia Isaure, poe-
tisa francesa, que da por amante de Colon. Lesuire hizo una
segunda edición de su poema en 1800, que él llama entera-
mente refundida i correjida; pero parece que tanto ésta co-
mo la primera le acarrearon no pocas burlas. "Los poemas
épicos, decia Lesuire, no han producido a sus autores mu-
chos agrados"; i se consolaba recordando las desgracias de
Homero, de Lucano i del Tasso ^.
Los únicos poemas concernientes a Cristóbal Colon que
conozcamos en lengua inglesa, son dos obras de cierto mé-
rito, i un ensayo de cortas dimensiones ^. El primero fué es-
crito por un poeta norte-americano que figuró en la guerra
de la independencia de los Estados Unidos. Joel Barlow,és-
4 Existen, ademas, en la literatura francesa, otras obras poé-
ticas que sin tener el carácter de poemas épicos, refieren los viajes
de Colon. Aquí mencionaremos dos de ellas, 1^ Colon dínis les fers
a Ferdinand et laahelle, epístola poética que se supone dirijida a
estos re\''es por el ilustre navegante para recordar sus servicios i
reprochar /i aquéllos las injusticias de que se le habia hecho vícti-
ma. Su autor fué el caballero de Langkac, fecundo poeta francés
que sirvió en la diplomacia, i en otros puestos públicos i que murió
en 1839. La epístola de que tratamos, que tiene mas declamación
que sentimiento poético, fué premiada por la academia de Marse-
lla i publicada en París (la portadadel libro dice Londres) en 1782.
en un volumen de 150 pajinas en octavo, cuya mayor parte está
ocupada por un estudio histórico acerca de Colon, destituido de
todo mérito de investigación, i que sólo contiene lasnoticias que se
hallan en la jeneralidad de los libros de segunda mano. 2.^ La Na-
vigation, poema descrij)tivo de José Esmknakd, publicado en 1805
i reimpreso el año siguiente, armonioso i correcto en la versifica-
ción, majestuoso i solemne en muchos pasajes, fiel i agradable en
las descripciones, peí o monótono i fatigoso en su conjunto, como
casi todas las obras de ese jénero. El canto segundo de ese poema,
que es quizás el mas animado, tiene por objeto cantar los viajes de
Colon.
^ Como no contamos en esta revista bibliográfica las novelas
a que ha dado oríjen Cristóbal Colon, no hai para qué mencionar
TOMO VI 4
50 ESTUDIOS HISTÓRICO-BÍBLIOGRÁFICOS
te era su nombre, gozó en su tiempo i en su patria de la re-
putación de un gran poeta. En 1787 dio a luz un poema con
el título de La visión de Colon (The visión of Columbus),
que mas tarde refundió en otro mas estenso dado a la luzen.
Filadelfia en 1807 con el título de Colomhiada (TheColum-
biad). Comienza el poeta presentando a Cristóbal Colon
cargado de cadenas en la cárcel de Valladolid. Se lamenta
éste de las injusticias de los hombres, cuando se le aparece
Héspero, el jenio benéfico del nuevo continente, que lo liber-
ta de sus prisiones i lo lleva a una montaña desde donde ve
el pasado i el porvenir de la América, la vidadelossalví^jes,
los imperios de Méjico i del Perú, las conquistas délos espa-
ñoles, la revolución de los Estados Unidos, las campañas de
Washington, i por último, la armonía i la fraternidad polí-
tica de todos los pueblos de la tierra.
una de Fenimore Cooper {Mercedes de Cnstilln), ni otras que se
han dado a luz en España.
La literatura inglesa posee ademas otro poema sobre el descu-
brimiento de América, pero cuyo héroe no es Cristóbal Colon. En
1805 el poeta Raberto Southky publicóen Londres en un volumen
en 8" un poema titulado Madoc. El héroe es un príncipe bretón o
gales que huyendo de su patria para sustraerse a las persecuciones
de un hermano rival, descubre el norte de la América i se establece
en este continente en el siglo XÍI. Southey, hombre investigador e
ilustrado, ha estudiado regularmente las costumbres de los ameri-
canos, i ha dado mas ínteres a su poema relacionando la acción
con el establecimiento de los aztecas en el valle de Méjico. Este
poema mui criticado por unos i mui ensalzado por otros, tiene un
mérito verdadero, a pesar de la afectación del estilo i de la falta de
orijinalidad en muchos de sus detalles.
E\ bibliógrafo ingles Sarin señala en su Dictionnry ofbooks re-
yatmo- ío ^/Tjer/ca, bajo el número 14,656, un poema anónimo ti-
tulado Columbus or the new world, a poem bv Britannicus, Lon-
don, 8^, sin espresar el año de la impresión. Nunca he visto un
ejemplar de este libro, que según parece sólo ha conocido Sabin por
una simple indicación, talvez inexacta o equivocada. Por referen-
cia también tengo noticia de otro poema compuesto en lengua in-
glesa con el título siguiente: AmericR discovered,a. poem, in twelve
books, by an american. New York, 1850, de 283 pajinas.
NOTICIA BIBLIOGRÁFICA 51
Este poema, reimprevSo a lo menos tres veces, tuvo cierta
boga en los primeros veinticinco años del siglo XIX, i la pren-
sa de Estados Unidos i de Europa le tributó grandes elo-
jios. Pero la crítica ilustrada señaló también sus defectos con
alto criterio. Un periódico literario de esos tiempos (Analec-
ticMagazine, volumen lV),lo caracterizó en los términos si-
guientes: "Este poema tiene un defecto radical de plan, de
tal suerte que ningún jcnio poético, de cualquier grado que
fuese, habría podido salir completamente airoso. Es la na-
rración de una visión, i un diálogo continuado ocupa diez
cantos i cerca de siete mil versos. El tiempo de su acción se
estiende desde los mas remotos períodos de la antigüedad
hasta el mas lejano porvenir; i la escena pasa con la rapi-
dez de una pantomima de una parte del globo a otra. No
hai allí aq^^clla regularidad relacionada con la acción o con
las series de acciones por la cual los caracteres puedan ser
desarrollados, excitar el interés i atraer la atención. Por
otra parte, la constante confusión de la historia real i fa-
miliar con la alegoría i la ficción, es una comloinacion des-
tructora de esa accidental ilusión con que nosotros nos in-
teresamos por las aventuras de un héroe épico... Sus versos,
ademas, no llevan el sello de la inspiración poética, i es evi-
dente que ellos han sido elaborados por el esfuerzo de un
trabajo resuelto i sostenido." La Revista de Edimburgo,
que constituía el tribunal mas autorizado de la crítica in-
glesa, fué mas severa todavía. Para los que deseen conocer
mas de cerca el poema de Barlow, 'diremos aquí que el dis-
tinguido publicista colombiano don Juan García del Rio
hizo un análisis detenido de él en el tomo II del Repertorio
Amer.cano (1827, páj. 6 i sig.) Mas tarde, los crítict^s han
mirad j el poema de Barlow con gran desden. Philarete
Chasles lo llama simplemente "paquete pesado de papel i
de cartón."
Otro poeta CUYO mérito es sin duda alguna superior al
de Barlow, cantó a Colon en lengua inglesa. Es éste Sa-
muel Rogers, rico banquero de Londres, jeneroso protector
de las letras, hombre de verdadero injenio i de gusto liter,a^
52 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
rio, que cultivó la poesía en varios poemas i en un conside-
rable número de piezas líricas justamente estimadas. En
1812, en un volumen de poesías, publicó, con eltítulo Fra^-
mentos de un poema llamado El viaje de Colon (The voyage
ofColumbus), la obra a que nos referimos. Por su plan i
por su espíritu, es una alianza entre la poesía personal o su-
jetiva i la poesía narrativa. La historia de Colon es el te-
ma del poema, pero esa historia no está contada, sino sim-
plemente indicada en una serie de reflexiones sobre los mo-
mentos mas importantes de ella. Mui juiciosamente, el
autor no pretendía presentar un poema, sino diversos frag-
mentos del viaje de Colon. Muchos de ellos tienen la apa-
riencia de haber sido en su oríjen partes de un canto lírico
sobre esa empresa, i conservan ese carácter predominante.
No son tanto las porciones de una narración, como los Sen-
timientos de las visiones del poeta. Sir John Mackintosh,
de quien tomamos en parte estas observaciones, analizó ^n
La Revista de Edimburgo, itn octubre de 1813, esos frag-
mentos, señalando las bellezas reales de algunos de ellos,
pero reconoce que hasta entonces el poema épico sobre el
descubrimiento del Nuevo Mundo estaba por componerse. El
sincero aplauso que tan insigne crítico tributa a la obra de
Rogers, reduciéndola, sin embargo, a proporciones mucho
mas modestas que la de una verdadera epopeya, no ha sido
confirmado por la posteridad; i El viaje de Colon, a pesar
del valor artísticamente literario de muchas de sus partes,
i de estar todo él exento "de las flaquezas de la neglijencia
i de los vicios de la afectación", hoi es poco leido i conside-
rado la mas pobre de las obras de ese autor.
Existe ademas en la literatura inglesa otro poemita de
menores dimensiones i de mérito inferior, sobre el descubri-
miento de América. Fué la obra premiada en un certamen
de estudiantes en Cambridge en 1813; i aunque publicada
ese mismo año en un opúsculo de 18 pajinas, es hoi tan je-
neralmente desconocida, que no se le encuentra mencionada
en las prolijas bibliografías de la literatura inglesa de
Watt i de Al.libone, ni en la Bibliotheca Americana de Rich,
NOTICIA BIBLIOGRÁFICA 53
ni en las reseñas biográficas que se han escrito sobre su
autor. Era éste un joven de veinte años llamado (orje Wad-
dington, distinguido mas tarde por trabajos literarios de
mui distinto jénero. Ese poema, titulado Colvmhus, consta
sólo de 382 versos, refiere en sus ras^j^os jenerales el primer
viaje del célebre navegante, i algunos accidentes de sus de-
mas esploraciones, recuerda las glorias de otros viajeros que
debían completar el reconocimiento del globo, i señala los
progresos de la civilización que produjo aquel portentoso
descubrimiento. A falta de un notable valor literario, ya
sea en la concepción del plan, ya en el sentimiento poético,
hai allí corrección en la forma i un aliento inspirado por la
razón que ha desarrollado el estudio.
Obra mas ordenada i mejor dispuesta que casi todas las
anteriores es un poema en ocho cantos titulado Christoforo
Colombo, publicado en Jénova en 1846, i reimpreso en Tu-
rin en 1858, después de una revisión hecha por el autor. Es
éste Lorenzo Costa, poeta jcnoves de verdadero mérito. Su
poema, que fué mui aplaudido a la época de su publicación,
demuestra un estilo poético vigoroso i flexible, i un gran
poder descriptivo que se estiende a los hombres i a la natu-
raleza. El cuadro de la junta de doctores que juzgan i con-
denan el proyecto de Colon, contiene retratos admirables,
que tienen todo el color de una pintura. La descripción de
la brújula i muchos otros pasajes, incidentes parciales o
episodios, son justamente admirados. "Pero si este brillan-
te poeta ha recibido el don de la espresion, dice un historia-
dor de la literatura contemporánea de Italia, no posee el
de la concepción sino en una proporción insuficiente; i su
poema es un hermoso templo vacío, al cual se penetra con
respeto, pero que no se puede dejar sin esperimentar un
secreto sentimiento de satisfacción por haber salido 6".
Uno de los mas ilustres poetas españoles de nuestros
días, don Kamon de Campoamor, intentó también cantar
6 Améclée Roux, Histoire de lalitératture itaíienae contemporai-
nc (Paris, 1870), lib. III, cap. I, páj. 287.
54 ESTUDIOS HÍSTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
a Cristóbal Colon en un poema épico. Hallándose de gober-
nador en la provincia de Valencia, publicó en la ciudad de
este nombre, en 1854, un volumen que lleva este título:
Colon, poema. Está dividido en dieciseis cantos de corta
estension. La escena pasa en el mar durante el primer viaje
del célebre navegante, que es el asunto del poema; pero, por
medio de episodios mas o menos bien relacionados, i de vi-
siones poéticas, pasa en revista toda la vida de su héroe,
recuerda muchos sucesos de la historia de Bspaña, diserta
sobre varias cuestiones filosóficas, morales i políticas, i
señala la importancia que aquel sorprendente descubri-
miento debia tener en el porvenir. Hai ademas episo-
dios de pura imajinacion i estraños al asunto, largas refe-
rencias a la historia antigua, la personificación de algunas
virtudes i otros elementos poéticos que no siempre son fe-
lices. Resulta de aquí cierta falta de plan o cierto desorden
que fatiga; i aunque el poema tiene pasajes notables por ki
elevación moral i por el sentimiento poético, se puede decir
de él que no está a la altura del asunto. Entonces fué reci-
bido con frialdad, i aunque mas tarde se le ha reimpreso, es
contado en segunda fila entre las obras poéticas de este
distinguido autor.
El único poema referente al descubrimiento del Nuevo
Mundo que conozcamos en lengua portuguesa, es la obra
de un escritor brasilero de nuestros dias, Manuel de Araujo
Porto Alegre, nacido en la provincia de San Pablo, en el
Brasil, en los primeros años del siglo XIX (1806). Era un
pintor de cierta nota a la vez que hombre de estudio i poe-
ta fecundo. Preparaba desde años atrás su poema titulado
Colombo , i aun en 1851 publicó algunos cantos en los pe-
riódicos literarios; ])ero sólo lo dio a luz en 1866 en dos vo-
lúmenes impresos en Viena i dedicados al emperador don
Pedro II. Está formado por cuarenta cantos i por un es-
tenso prólogo, también en verso, en que cuenta la toma
de Granada, i sirve de introducción histórica.
La acción del poema, complicada i confusa, está emba-
razada con digresiones estrañas al asunto, con referencias*
NOTICIA BIBLIOGRÁFICA 55
históricas frecuentemente difusas, i con episodios que, como
la historia de los incas, no tienen un feliz enlace. Así, pues,
aunque no faltan pasajes de cierto valor, el poema como
conjunto, es de penosa lectura, i no despierta el interés que
debiera inspirar una obra digna de aquefla grande empresa.
En esta larga serie de poemas que hemos examinado
lijeramente, no hemos hallado ninguno, no diremos que
corresponda a las reglas tradicionales dadas por la antigua
crítica a las obras de esta clase, sino que reúna el interés,
la vida i la grandiosidad que son indispensables en una
epopeya ^. El célebre crítico Mackintosh, en un artículo
citado anteriormente, creia en 1813 que los viajes de Colon
no serán tema de un verdadero poema épico sino en un leja-
no porvenir, cuando este continente después de ser teatro de
grandes i memorables acontecimientos que hayan creado
nuevas naciones, contemple el descubrimiento i la conquista
envueltos en las oscuridades lejendarias. Nosotros que pre-
senciamos la renovación de las ciencias históricas i que las
vemos acercarse a la seguridad absoluta al referir los suce-
7 En esta reseña Ijibliográfica de los poemas a que ha dado orí-
jen el descubrimiento de América, no hemos querido hablar, como
lo hemos dicho mas atrás, sino de aquellos que hemos podido exa-
minar por nosotros mismos, i que sin duda constituyen el mayor
número entre las obras de esa clase. Sabemos que existen algunos
otros que sólo mencionamos por vía de nota, o que no hemos
nombrado. Uno de ellos es La Atlántida, poema catalán por don
Jacinto Verdaguer, publicado en Barcelona en 1877, reimpreso
allí mismo el año siguiente con una traducción castellana de don
Melchor Palau, i traducido a verso castellano por don Francisco
Díaz Carmona, Madrid, 1884— En 1870 se ha publicado en Jéno-
va un poema titulado La Colomhiada, endialectojenoves. — Tam-
poco hemos logrado ver el poema Cristoforo Colomho, compuesto
por el célebre i fecundo poeta bohemio Luis Augusto P'rankl, i
publicado en Stuttgart en 1836.
El número de odas o cantos líricos compuestos en honor de Co-
lon, excede a cuanto pueda imajinarse. Tenemos notas de muchas
de ellas, como de algunas obras dramáticas, i esas notas que consi-
deramos muí incompletas, se refieren a mas de ochenta piezas de
ambos jéneros.
56 ESTUDIOS HISTÓRICOS-BIBLIOCRÁFICOS
SOS en toda su verdad, sin oscuridades ni leyendas, no po-
demos creer que no llegará jamas para la América el perío-
do previsto por el crítico ingles. Nos iniajinamos por esto
que si el descubrimiento del Nuevo Mundo no ha dado
oríjen a la composición de un poema digno de tan grande
asunto, es porque éste, consignado en las severas pajinas de
la historia, es por sí mismo superior a toda epopeya, así
como un héroe, reducido a las proporciones de la mas rigo-
rosa verdad, nos interesa mucho mas que los caracteres
épicos creados por los mas grandes poetas.
La poesía i la leyenda han pretendido hacer un Cristóbal
Colon artificial. Es un jenio superior a la naturaleza huma-
na, una especie de visionario sublime que bajo una influen-
cia sobrenatural, adivina la existencia de un nuevo hemis-
ferio, lo busca con fe inquebrantable i lo hace salir del seno
de la mar tenebrosa. Schiller, uno de los mas grandes poe-
tas que hayan cantado a Colon, lo retrata así en una de
sus piezas líricas: ''¡Adelante, atrevido viajero! Que el espí-
ritu burlón te mire con desden: que el piloto que está en el
timón deje caer su mano fatigada. Boga siempre, siempre
hacia el occidente! Allí se mostrará indispensablemente la
costa, porque al fin ella se estiende distinta i brillante a los
ojos de tu jenio. Confíate al dios que te guía, i sigue nave-
gando en el océano silencioso. Aunque ella no existicvse,
saldria ahora del seno de las olas. La naturaleza está
aliada al jenio por un pacto eterno: lo que éste promete
aquélla lo cumple."
Esto podrá ser mui pintoresco i aun podrá encantar a la
imajinacion; pero el Colon de la historia es mil veces rnas
interesante. Él hombre que guiado por la razón, combi-
nando las nociones científicas de su tiempo, cree que es
posible llegar a las rejiones del oriente navegando hacia el
occidente, que acomete esa empresa con ánimo resuelto,
que vence todas las dificultades que le opone la ignorancia,
i que realiza felizmente aquella empresa memorable entre
todas las que ha ejecutado la humanidad, es sin duda mu-
cho mas grande i mucho mas verdadero que el visionario
NOTICIA BIBLIOGRÁFICA 57
sublime que se supone movido por inspiración sobrenatu-
ral. Por eso, el descubrimiento de América contado en la
forma seria i severa de la historia, tiene mas interés, mas
vida i mas grandiosidad que todos los poemas que se haa
compuesto sobre el mismo asunto.
La historia de Cristóbal Colon contada de este modo es
la verdadera epopeya de aquel gran acontecimiento. Aun-
que esa historia no haya llegado a una forma que pueda
considerarse definitiva, se la conoce en sus rasgos jenerales,
en su espíritu i en el mayor número de sus accidentes. La
Vida de Cristóbal Colon por Washington Irving, escrita
hace mas de vSesenta años, i que por lo mismo debe ser com-
pletada i aun modificada en algunos puntos con todas las
adquisiciones de la investigación moderna, es un cuadro
mas comprensivo, mas animado i mas atrayente que todos
los poemas que pueda crear la imajinacion. *'E1 historiador
es el único poeta de los grandes hombres", ha dicho un
ilustre escritor de nuestra época. I ese escritor (Alfonso de
Lamartine) que fué también un insigne poeta, ha trazado
tina biografía de Colon en que la esposicion ordenada i re-
gular de los hechos, tiene mas sentimiento poético que to-
dos los poemas a que ha dado oríjen el descubrimiento del
Nuevo Mundo.
EL PROYECTO ÜK CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON
'■Qui découvrit un nouveau monde?
Un fou qu'on raillait en tout lieu.
."Vieux soldats de plomb que nous sommes
Au cordeau nous alignant tous,
Si des rangs sortent quelques hommes,
Tous nous crions: A bas les fousl
On les persécute, on les tue;
Sauf, aprés un lent examen,
A leur dresser une statue,
Pour la gloire du genre humain."
BÉKANGEK. Les foUS
Cristóbal Colon pertenecia al número de aquellos hom-
bres inmensamente superiores cantados por Béranger, a
quienes sus contemporáneos insultan i desprecian porque
no pueden comprenderlos, i a quienes la posteridad erije
estatuas cuando su gloria irradia sobre todo el orbe, i
cuando la humanidad disfruta los beneficios alcanzados
por sus teorías sociales i filosóficas o por sus descubrimien-
tos materiales.
Esta injusticia de los hombres que amargó la existencia
* PvSte artículo se publicó en 1873, en la Revista de Santiago,
t, II, p. 653. Se reimprimió con algunas agregaciones en los Anales
déla Universidad de Chile, 1892, p. 53-87. —(Nota del Recopilador).
60 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁÍ'ICOS
de Colon hasta sus últimos dias, i que durante muchos
años amenguó su gloria, tenia razón de ser en los tiempos
en que esponia sus proyectos. Por mas que estos proyectos
estuvieran fundados en la razón natural, en bases científi-
cas incontrovertibles, conocidas desde tiempo anticuo, i en
la opinión de sabios que debían gozar de un gran prestijio,
es la verdad que esos fundamentos no podian ser del domi-
nio del vulgo, i que tenian ademas en su contra ideas arrai-
gadas, a las cuales se les daba el valor de dogmas.
Cuando Colon se presentó a los reyes de España para
pedirles los ausilios indispensables con que hacer su viaje
de esploracion, se le despachó a Salamanca, la ciudad sabia
por excelencia en la península ibérica, asiento entonces de
una antigua i famosa Universidad. Allí iban a discutirse las
teorías cosmográficas de Colon, ante una junta de docto-
res en teolojía convocada espresamente para dar sobre ellas
una opinión que ilustrara a los reyes. Los teólogos nega-
ron que la tierra fuese redonda, i que en caso de serlo fuese
posible hacer un viaje de circunnavegación sin desprenderse
de ella para caer en los espacios sin límites, i se rieron de la
existencia de los antípodas, es decir, de hombres que habi-
taran rejiones en que era preciso andar con la cabeza para
abajo i en que la lluvia i el granizo cayesen de abajo para
arriba. Después de dilatadas i maduras discusiones, el pro-
yecto de Colon fué condenado como quimérico por los doc-
tores de Salamanca i.
1 El historiador don Juan Bautista Muñoz, el mas circunspecto
i mejor preparado de cuantos escritores españoles han pretendido
referir el descubrimiento i conquista de América, contando estos
hechos en el § 28, lib. II de su Historia del Nuevo Mundo (Madrid,
1793), dice lo que sigue: "Es lástima que no hayan quedado docu-
mentos de las disputas que se tuvieron en el convento de los domi-
nicanos de San Estévan (en Salamanca), para formar juicio del
estado de las matemáticas i astronomía en aquella Universidad,
famosísima en el siglo XV. Consta que Colon sentaba sus propo-
siciones, esponia sus fiíndamentos i satisfacia a las dificultades.
I se ha conservado la memoria de' varias objeciones ridiculas, dig
BL PROYECTO DB CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 61
Por absurdos que parezcan en nuestros días los funda-
mentos de esta condenación, es preciso confesar que ella
está dentro de la lójica de las ciencias corrientes del siglo
XV. Los doctores de Salamanca consideraban error, i
error incuestionable, toda noción científica que no estuvie-
ra contenida en la Biblia; i en los casos dudosos, buscaban
no la esplicacion racional que puede convencer a los espíri-
tus libres de preocupaciones, sino los libros que nos lega-
ron los santos padres. Los teólogos de Salamanca no ha-
llaron en la Biblia una sola palabra que apoyase las doc-
trinas de Colon: allí no se habla ni de la redondez de la
tierra, ni de la existencia de los antípodas. En cambio, dos
de los mas afamados espositores de la doctrina bíblica,
ñas de idiotas destituidos de los elementos de la esfera. A la breve-
dad i facilidad de la navegación a la India, se opuso que por ven-
tura se hallaria el mar elevado, i seria como subir cuesta arriba:
que era enorme la grandeza del océano, i no bastarían tres años
para llegar al fin del oriente. Mayor desatino se juzgaba el descu-
brimiento de las tierras occidentales, ignoradas de tantos sabios
como había producido el mundo, no siendo posible que supiese
mas un nuevo nave^jante; i cuando las hubiese, serian ir)liabitables
o desiertas, porque la especie iiamana :a!>a reducida a la parte
del erlobo descrita por Ptolomeo, i San Agustiri negaba la existen-
cia de las antípodas".
Esa junta debió celebrarse en el invierno de 14S8-87, durante
el cual la corte residió en Salamanca. Aunque en las primitivas
relaciones históricas se daba cuenta de las objeciones que se ha-
cian al proyecto de Colon, la primera noticia que se ha dado de
esa junta se halla en frai Antonio de Rkxiesal, Historia de ¡a pro-
vincia de San Vicente de Cliiapa, Madrid, 1619, lib. II, cap VII,
páj. 52, donde se dice que Colon "comenzó a proponer sus discur-
sos i fundamentos, i en sólo los frailes de San Estévan halló aten-
ción i acojida... I con el favor dt^ hís relijiosos redujo a su opinión
los mayores letrados de la escuela." Estas palabras, escritas siglo
i cuarto después de los sucesos a que se refieren; i sin presentar
fundamento alj^uno en su ap:)yo, han sido miradas con desconfian-
za por la crítica, i como una invención de un relijioso dominicano
en favor de la orden a que pertenecía. Menos caso se ha hecho de
las informaciones que en este sentido ha dado don Fernando Pi-
ZARKo I Okellana en el cap. IIÍ de sus Varones ilustres del Nuevo
62 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
San Agustín i Lactancio '^, condenan terminantemente esas
teorías como una invención absurda de los filósofos de la
antigüedad griega, i como un error contrario a los libros
sagrados. Si desde el o unto de vista puramente humano se
creia que la ciencia de tantos siglos no baVia podido dejar
sin resolver el problema que ahora pretendía esplicar un
oscuro navegante, colocando la cuestión en el terreno de
las discusiones relijíosas, se juzgaba que Colon no podía te-
ner razón contra los padres de la iglesia.
Mundo, Madrid, 1639, porque este libro, del mas escaso valor
histórico, contiene numerosos errores i no se recomienda por la in-
vestigación. En cambio de esto, Bartolomé de Las Casas, escri-
biendo su Historia de Indias, dice en el lib. I, cap. XXXII, tomo I,
páj. 250, que tenia en sus manos una carta escrita por Colon en la
isla Española, en que se hallan estas palabras: "Ya saben Vues-
tras Altezas que anduve siete años en su corte importunándoles
por esto; nunca en todo este tiempo se halló piloto, ni marinero,
ni filósofo, ni de otra ciencia que todos no dijesen que mi empresa
era falsa, que nunca hallé ayuda de nadie, salvo de frai Antonio
de Marchena, después de aquella de Dios eterno, etc.; i mas abajo
dice otra vez, agrega Las Casas, que no hubo persona que no lo
tuviese a burla, salvo aquel padre frai Antonio de Marchena."
Algunos escritores españoles de nuestros días han pretendido
rectificar o condenar como falso cuanto se ha contado hasta aho-
ra sobre la célebre junta de Salamanca. Hemos examinado dos de
esas puVjlicaciones, Colon en España, Madrid, 1884, por don To-
mas RoDKiouHZ PiNiLLA (véase particularmente la pajina 243), i
Colon en Sahimanca o el huésped de San Esteran, por don Alejan-
dro de la ToRRK i Velrz, canónigo doctoral de Salamanca, Huel-
va, 1885. La refutación que allí se hace, nos ha parecido poco con-
vincente, i en todo caso se referiría, nó al hecho principal, sino a
algunas incidencias. Aceptando las refutaciones hechas, la llama-
da junta de Salamanca no habría tenido el carácter oficial i solem-
ne que se le atribuye, i en esas conferencias Colon habría logrado
interesar a los dominicanos de San Estévan en favor de sus pro-
yectos; i la junta de doctores en que éstos fueron desaprobados,
se habría verificado en la ciudad de Córdoba, lo que no altera el
fondo histórico de ese rechazo.
2 He aquí textualmente la opinión de estos dos padres de la
iglesia.
San AousTi.x, en su libro titulado La ciudad de Dios, lib.
EL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 6B
A pesar de todo, Colon que había conseguido interesar
a los reyes en favor de sus proyectos, emprendió el viaje
inas memorable que recuerda la historia de la humanidad.
En vez de llegar a las rejiones orientales del Asia, como ha-
bía anunciado, descubría un Nuevo Mundo de cuya exis-
tencia no se tenia noción alguna. En el momento se vio
colmado de aplausos i de honores; pero la prosperidad que
le crearon sus descubrímentos, fué de muí corta duración.
*'Su larga carrera ofrece apenas seis o siete años de conten-
to i de felicidad. Vivió bastante tiempo entre los hombres
XVI, cap. IX se espresa en estos términos: **Por lo que res-
pecta a lo que se nos cuenta de que hai antípodas, es decir,
hombres cuyos pies están opuestos a los nuestros, i que habitan
en esa parte de la tierra en que el sol se levanta cuando se pone
para nosotros, no hai razón éilguna para creerlo. Esta aserción
no está apoyada en ningún conocimiento histórico, sino en supo-
siciones i conjeturas que suponen que la tierra es redonda i que
está suspendida en el aire, imajinándose que la parte que está
bajo nuestros pies, no carece de habitantes. Pero ellos no con-
sideran que aun suponiendo que la tierra es redonda, no se se-
guiría que la parte opuesta deje de estar cubierta de agua. Por
otra parte, i aunque no lo estuviese, no habría necesidad de que
fuera habitada, puesto que están en contra por una parte la Es-
critura, cuyas predicciones cumplidas ya, atestiguan la veracidad
en lo que respecta al pasado, i por la otra, hai un absurdo en de-
cir que algunos hombres han atravesado una estension de mar
tan considerable para ir a poblar en otra parte del mundo."
Mas esplícito es todavía Lactancio. En su tratado de las Insti-
tuciones divinas, lib. III, cap. XXIV, no sólo condena las teorías
de los filósofos griegos sobre la redondez de la tierra i la existen-
cia de los antípodas, sino que se burla de ellos en nombre de la ra-
zón i del simple sentido común. "Los que creen que hai antípodas,
dice, ¿sostienen un pensamiento razonable? ¿Hai alguien bastante
estravagante que pueda persuadirse que tengan los pies para arri-
ba i la cabeza para abajo, que hai países en que las yerbas i los
árboles crecen descendiendo, i qie la lluvia i el granizo caen su-
biendo?... Busquemos la fuente de este error, i encontraremos sin
duda que procede de la misma causa c[ue los otros. Cuando los
filósofos, engañados por la sombra de la verosimilitud, han admi-
tido una vez un falso principio, es menester también que admitan
las consecuencias que sacan de él. Caen de error en error: abrazan
64 ESTUDIOS HISTÓRICO-BÍBLIOGRÁFICO S
para esperimentar lo que la superioridad tiene de importu-
no, i cuan difícil es ilustrar la vida sin turbarla i sin com-
prometer el reposo ^.
La injusticia de los hombres que amargó los últimos
años de la vida de Colon, se ejercitó también durante lar-
go tiempo sobre su memoria. La fama de sus compañeros
i sucesores en la carrera de los descubrimientos, i luego la
de los audaces i brillantes conquistadores que establecie-
ron la dominación española en las diversas rejiones del
Nuevo Mundo, oscurecieron poco a poco la gran figura his-
tórica del que habia abierto el camino para aquellas mara-
villosas empresas. El continente recien hallado no recibió
el nombre de su glorioso descubridor. El bachiller Martin
indiscretamente el priniiíro; i en lugar de examinar el segundo que
se presenta, lo sostienen por tOila especie de medios en vez de juz-
gar el primero por el segundo. ¿Cómo se han empeñado en soste-
ner que hái antípodas? Observando el movimiento i el curso de
los astros han visto que el sol i la luna se ponen siempre por el
mismo lado, i salen siempre por el lado opuesto. Pero, no pudien-
do descubrir el orden de su marcha, ni adivinar cómo pasaban del
occidente al oriente, han imajinado que el cielo era redondo; que
el mundo también lo era como una bola, que el cielo jiraba conti-
nuamente arrastrando consigo el sol i los astros. Siendo redondo
el cielo, era menester que la tierra, que está encerrada dentro de él
fuese redonda también. Si la tierra es redonda, debe mirar al cie-
lo por todos lados, i le opone por todas partes mares, llanuraá i
montañas. I de aquí se ha seguido que no ha¡ ninguna parte que
no sea habitada. Véase cómo la redondez que se atribuye al cielo,
ha dado ocasión a inventar los antípodas. Cuando se pregunta a
los que defienden estas opiniones monstruosas cómo puede suce-
der que estando sobre la tierra no caigan hacia el cielo, responden
que es por que los cuerpos pesados tienden siempre hacia el cen-
tro como los radios de una rueda. Confieso que no sé qué decir di
esas personas que permanecen encaprichadas en sus errores, i que
sostienen sus estravagancias, si no es que cuando disputan no tie-
nen otro objeto que divertirse i hacer ostentación de su injenio.
Me seria fácil probar con argumentos irresistibles que es imposi-
ble que el cielo rodee a la tierra por todas partes."
3 HuMBOLDT, ExAmen critique de Vhistoire de la géographie da
nouveau continent, Peiris, 1837, tom. IV, páj. 9.
EL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 65
Fernández de Enciso, que indudablemente había conocido
a Colon, i que por haber residido muchos años en las nue-
vas posesiones de América estaba mui al cabo de su descu-
brimiento, es autor del primer tratado español de jeogra-
fía que contiene la descripción de estos paises, i en él se ha
guardado de nombrar a su descubridor 4. "Entre los va-
rios espedientes empleados para rebajar a Colon por los
que estaban envidiosos de su gloria, ' dice Washington Ir-
ving, uno fué dirijido a destruir todo su mérito de orijinal
descubridor. Se contó que habia recibido informes acerca
de la existencia de tierras en las partes occidentales del
océano, de un piloto que habia sido arrojado a ellas por
los fuerte? vientos del este, i que a su vuelta a Europa ha-
bia muerto en casa de Colon dejando en poder de éste la
carta i diario de su viaje, por los cuales se guió en sus des-
cubrimientos el célebre navegante." Esta invención circu-
laba jeneralmente en España desde principios del siglo XVI.
La recuerdan los historiadores Oviedo i Las Casas sin dar-
le crédito, i aun negando su autenticidad ^. En 1552, López
de Gomara, el capellán de Cortes, cronista poco escrupulo-
so en la elección de sus noticias, pubHcando su Historia de
las Indias, asienta que aquel hecho fué efectivo, si bien sólo
se tenian acerca de él noticias vagas i contradictorias ^.
Otro cronista, que goza jeneralmente de cierto prestijio
tradicional, i que sin embargo es todavía menos escrupu-
4 Fernández de Enciso, Suma de jeografía que trata de todas
las partes i provincias del mundo, Sevilla, 1519.
5 Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia jeneral i natural de
Indias, lib. II, cap. II, tomo I, páj. 13 de la real academia de la
historia, Madrid, 1851 Bartolomé de las Casas, Historia de las
Indias, lib. I cap. XIV, tom. I, páj. 103 i siguientes, Madrid, 1875.
6 Francisco López de Gomara, Historia de las Indias, § 13,
páj. 165, en la edición de los Historiadores primitivos de Indias
de la Biblioteca de autores españoles deRivadeneira (tomo XXII).
La opinión que damos en el texto sobre el valor histórico de Go-
mara, es la de todos los que han tenido que estudiar sus obras
con alguna prolijidad. "Tenia Gomara doctrina i estilo, dice don
TOMO VI 5
66 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
loso que Gomara para aceptar anécdotas e invenciones
desautorizadas, dio gran desarrollo a la de ese pretendido
viaje de un piloto español, creó para él el nombre de Alon-
so Sánchez de Huelva, i fijó el año de 1484 para colocar
esa aventura ^. Esa invención corrió después en muchos li-
bros; i hoi mismo, cuando la crítica histórica parecía ha-
berla relegado a un justo olvido, hemos visto un escrito re-
ciente que pretende rehabilitarla sin fundamento alguno
razonable, i sin mas apoyo que el rumor vulgar de que ha-
blaban los antiguos cronistas ^.
Los celos i rivalidades nacionales parecieron también
empeñarse en rebajar ia gloria de Colon. Así es como el
eminente historiador portugués Joao de Barros que publi-
caba en 1552 la primera parte de sus famosas Decadas de
Asia, al destinar un capítulo a las complicaciones nacidas
entre la España i el Portugal con motivo de los nuevos
descubrimientos, habla de "hum Christovao Colom", cu-
yas proposiciones habia desechado el soberano portugués
"porque vía en este Christovao Colom, homen falladore
glori(íso em mostrar suas habilidades, e mais fantástico e
de imagina9oes com sua Ilha Cypango que certo no que
dizia" 9.-_"íh;s digno de notarse, dice Humboldt, que Ba-
Juaii Bautista Muñoz, Historia del Nuevo Mundo, prólogo, páj.
XVIII, pero empleóse en ordenar sin discerniniiento lo que halló
escrito por sus antecesores, i dio crédito a patrañas no ¡sólo falsas
sino inverosímiles "
7 Gakcilaso dk la Vkga, Comentarios reales délos Incas, Lis-
boa, 1609, libro I, cap. III Washington Ikvíng en el apéndice IX
de su inajistral Historia de la vida i viajes de Cristóbal colon, ha
analizado prolijamente esta invención, recordando a muchos de
los cronistas i escritores que la han repetido. Debemos advertir
que en la traducción castellana que corre de esta obra, ese apéndi-
ce está abreviado.
^ Cristóbal Colon i Alonso Sánchez, o el primer descubrimiento
del Nuevo Mundo, por ej presbítero doctor don Baldomcro de Lo-
renzo I Lkal, Jerez de la Frontera, 1892.
í) Joao de Barros, Da Asia, dec. I, lib. III, cap. XI. En la edi-
ción real de esta obra, Lisboa, 1787, que es la que tengo a la vis-
ta, este capítulo ocupa las pajinas 247 -55 del tomo I.
EL PROYHCrODB CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 67
rros no habla de Colon en ninguna parte de su hermosa
obra, como de un hombre de alguna importancia" ^^.
Pero la justicia de la posteridad no podia dejar de abrir-
se camino. En el principia, fueron los italianos los mas em-
peñados en esta obra de reparación. En un artículo que
hemos publicado mas atrás, puede verse lo que en 15 L6 es-
cribía Agostino Giustiniani, el primero de los biógrafos de
Colon. En 1551 se daba a luz en Venecia la historia latina
de esta República, que dejó escrita el cardenal Pietro Bem-
bo, muerto cuatro años antes; i uno de sus doce libros,
casi todo entero, estaba destinado a referir el descubri-
miento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colon, "la mas
grande de las cosas, decia Bembo, que en edad alg^una ha-
yan conseguido ejecutar los hombres." Recordando las
persecuciones de que Colon fué víctima, un viajero milanes
que habla residido catorce años en América, escrilña en
1565 estas palabras: ''Si Colon hubiese vivido eri tiempo
de los antiguos griegos i romanos, o a lo menos entre jen-
tes jenerosas i liberales, se le habrian levantado estatuas i
quizás templos, i se le habrían tributado honores divi-
nos" ^^. Tasso, el insigne cantor de La Gerusalemme libe-
rata, pone en boca de una mujer misteriosa que guia en el
mar a un puñado de guerreros cristianos, estas palabras:
*'Dia vendrá en que las columnas de Hércules (el estrecho
de Jibraltar) serán una fábula despreciada por los iiave-
gantes. I esos mares lejanos, hoi dia sin nombre, esas na-
ciones desconocidas todavía serán célebres entre nosotros.
La mas atrevida de las naves dará la vuelta de los mares:
vencedor de todos los obstáculos i rival del sol, medirá la
inmensa estension de la tierra. Un hijo de la Liguria osará
el primero abrir ese camino desconocido. Ni los bramidos
amenazadores del viento, ni el mar inhospitalario, ni las
incertidumbres de los climas desconocidos, ningún peligro,
10 HüMBoLDT, Examen critique etc., tomo IV, páj. 27.
11 Girolamo BE^'Z()NI, Historia del Mondo iVuoro, Venezia, 1565,
lil) I, cap. XII.
68 ESTUDIOS HISTÓRlCO-BlBLlOtlEÁFICOS
ningún espanto de los mas terribles i formidables podrán
trabar su jeneroso coraje. Tú desplegarás ¡oh, Colon! tus
velas afortunadas hacia un nuevo polo tan lejano que ape-
nas la fama que tiene mil ojos i mil alas, podrá seguir tu
vuelo" 12.
Al fin, la verdad histórica recobró sus derechos inaliena-
bles. A las crónicas primitivas sucedieron otras mejor pre-
paradas, i luego obras concebidas con un verdadero espíri-
tu filosófico, con investigación mas vasta i variada, i con
formas literarias correctas i atrayentes. Las historias de
Robertson i de Muñoz en el último tercio del siglo anterior^
la colección de documentos dispuesta por Fernández de Na-
varrete, la vida de Colon por Washington Irving, i las eru-
ditas i sagaces observaciones críticas de Humboldt, para
no citar mas que los principales entre esos trabajos, ha-
bian echado antes de mediados del siglo XIX, luz abun-
dante sobre la historia del descubrimiento de América^
abriendo el camino a nuevos estudios de verdadera i sólida
erudición, para esclarecer los puntos sobre los cuales se
suscitaban dudas, i para construir la historia definitiva de
aquellos grandes acontecimientos.
En esas circunstancias se produjo un incidente de carác-
ter literario que, sin desviar el rumbo trazado a estos estu-
dios históricos por el espíritu de crítica razonada i filosófi-
ca, habia de orijinar cierto ruido. Un escritor francés, lla-
mado Antonio Francisco Roselly ^^, que solo habia publi-
cado algunas obras del mas exaltado misticismo {El Cris-
to ante el siglo, (1835), De la muerte antes del hombre i del
pecado orijinal (1841), De la mujer i de la serpiente (1842 )►
dio a luz en Paris, en 1845, otro libro de esta clase con el
título de La croix dans les deux mondes, i allí, en el capítu-
lo Xll, después de contar a grandes rasgos i sin mucho es-
i^ Jerusakmme literata (1575), canto XY, oct. 30, 31 i 32.
13 El apellido de Lorgues que agrega a su nombre, es el de la
ciudad de su residencia en el departamento del Var. En sus últi-
mas obras, M. Roselly de Lorgues se daba el título de conde; pero
éste no era hereditario, sino de concesión romana.
BL PROYECTO DE CANONIZAR A CRTSTÓRAL COLON 69
tudio, la historia del descubrimiento de América, proclama
la santidad de Cristóbal Colonia. Ese escrito pasó casi desa-
percibido; pero su autor, insistiendo mas empeñosamente
en su propósito, se preparó a escribir una historia comple-
ta de Colon para demostrar en ella la santidad del carác-
ter de éste i la misión providencial que desempeñó. Roselly
de Lorgues comunicó su proyecto a los dignatarios de la
iglesia a quienes creia interesados en esta obra llamada de
rehabilitación. "Cuando se hayan dado a luz todos los do-
cumentos que se refieren al descubrimiento del Nuevo Mun-
do por Cristóbal Colon, le contestó el papa Pió IX en bre-
ve de 10 de diciembre de 1851, aparecerá de manifiesto,
como lo afirmáis con razón, que Cristóbal Colon ejecutó
sus proyectos bajo el impulso, con el concurso de la santa
sede i con el celo del clero por principal ausiliar." El padre
Ventura de Ráulica, para apoyar la rehabilitación prome-
tida por Roselly de Lorgues, publicó en 1S53 un opúscu-
lo que lleva el título de Cristóbal Colon restituido a la
iglesia.
Roselly de Lorgues carecia de la preparación convenien-
te para la empresa que habia acometido. Tenia un conoci-
miento superficial e incompleto de la historia i de la htera-
tura de España, i casi ninguno de la lengua castellana.
Para leer los antiguos cronistas o los documentos colec-
cionados por Navarrete, tuvo que recurrir a las traduccio-
nes francesas, muchas veces simples abreviaciones no siem-
pre fieles al orijinal; i cuando quiso usar i trasladar un
texto castellano, lo desnaturalizó, como desnaturalizaba
los nombres propios. Roselly de Lorgues anunciaba que
por primera vez se iba a tener una historia del descubri-
miento del Nuevo Mundo, porque todos los que hasta en-
tonces habian escrito sobre esos grandes hechos, no habian
14 Se juzgará del espíritu de este libro recordando que en el ca-
pítulo XIII Roselly de Loro^ues sostiene la ''probabilidad de que el
Evanjelio fué predicarlo eatre los americ mos antes del descubri-
miento de s\i continente."
70 ESTUDIOS HÍSTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
comprendido la verdadera misión de Cristóbal Colon, i ha-
bían obedecido a móviles mezquinos o a pasiones de secta.
La publicación de Christophe Colomb, histoire de sa vie
et de ses vojasfes d'aprés desdocuments aathentiqaes tires
d^Espagne et d'Italie por Roselly de Lorgues, Paris, 1856,
debió ser una decep:ion para los que esperaban alguna no-
vedad. Desde luego, el mismo autor declaraba que se habia
^'abstenido de pintar el estado de los paises que Colon des-
cubrió i que observó antes que ningún otro. Los detalles
de su administración, las consideraciones científicas que
parecen desprenderse naturalmente de sus viajes, agrega el
autor, nos son igualmente prohibidos por la estrechez del
cuadro en que hemos debido resumir los rasgos de esta
noble existencia." Pero, dentro de este cuadro así limita-
do, el libro de Roselly de Lorgues no contenia ninguna no-
vedad de carácter histórico. No hai en sus dos volúmenes
un solo hecho cierto que no hubiera sido contado anterior-
mente por la jeneralidad de los historiadores, i que no se
halle mas claramente espuesto en la obra majistral de
Washington Irving. De la misma manera, no ha exhibido
o citado un sólo documento que no hubiera sido ya publi-
cado por Sportono i p )r Navarrete. '*Lo que de este orí-
jen se separa, dice un reciente i distinguido biógrafo de Co-
lon, lo que no se apoya en esas autoridades, es hijo de la
imajinacion de Roselly de Lorgues, producto de su ardien-
te fantasía, pura novela o falsedad palmaria, que convier-
ten su libro en obra de grata lectura, mas sin poder aspirar
al título de historia, ni enseñar cosa alguna que no se supie-
ra por todos en Europa i en América" ^-K
15 Don José VTaría Ashmsio, Cristóbal Colon, si vida, sus viajes,
sus descubrimientos, Barcelona, sin fecha de impresión, tomo 1,
introducción, pajina LXXí. Dos pajinas mas atrás, dice este au-
tor que aunque en su sentir el libro de Roselly de Lorgues "no
debe figurar nunca entre las obras ienuinamente históricas, sino
entre las de apacible entretenimiento i amena lectura , no es
posible dejar de hablar de ella con algún detenimiento, porque a
pesar de su verdadero descrédito, todavía hace mui poco tiempo
BL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 71
Pero si en este libro no hai novedad alguna de valor his-
tórico, la hai en el falseamiento de los hechos i de los docu-
mentos, i en la manera de sacar de ellos las deducciones
mas estrañas, i con frecuencia mas contrarias a su natural
sentido. "El que no cree en lo sobrenatural, dice el autor,
no puede comprender a Colon", concepto con que pretende
condenar todo lo que se ha escrito de mas serio i funda-
mental sobre la historia del descubrimiento del Nuevo
Mundo, i que anuncia el hacinaniieato de prodijios que ha
reunido en su libro i^. Roselly de Lorgues declara franca-
mente que él no escribe con el espíritu sino con el corazón,
i este sistema le permite dar rienda suelta a su imajinacion,
como vamos a verlo con algunos ejemplos.
Se sabe que después de la muerte de Colon, su hijo lejíti-
mo i heredero don Diego, tuvo que sostener un pleito con
la corona para que se le pusiera en posesión de los honores
i emolumentos ofrecidos a su padre. En ese juicio ruidosí-
simo, se trató de negar a Colon hasta la prioridad del des-
cubrimiento, sosteniéndose, entre otros hechos, que el mis-
mo año de 1492, en que aquél hizo su primer viaje, Martin
Alonso Pmzon estaba preparándose para ir a descubrir las
nuevas rejiones, porque tenia noticia cierta de su existen-
se. sostenian algunas cuestiones promovidas por él, i quizás se en-
cuentre algún iluso que lo alegue como autoridad, cuando en ver-
dad ninguna puede ni debe concedérsele." La obra de Asencio, es-
crita con elegancia i con lato conocimiento del asunto, ha sido
publicada en dos grandes volúmenes de lujosa i esmerada impre-
sión, i con buenas i abundantes láminas. Observaremos, sin em-
bargo, que los dibujos que están al borde de cada pajina, son los
mismos que adornan una edición de lujo, pero abreviada, de la
obra de Roselly de Lorgues, publicada en París en 1879.
16 El mas ardiente i entusiasta admirador de Roselly de Lf)R-
GUES, caracteriza su Vida de Colon en los términos sio^uientes:
"Acabo de leer por segunda vez esta vida de Cristóbal Colon, i
en verdad, no he visto vida alguna át santo en que el milagro sea
mas frecuente, i por decirlo así, mas natural. El sobre natural di-
vino i su corolario, el bajo natural diabólico, flamean en cada
pajina. Solamente uno i otro se desplegan en las proporciones
mas excepcionales i mas jigantescas. Es una especialidad inaudita
72 E3STUDI0S HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
cia por haberlas visto dibujadas en un mapa que existia
en Roma en la biblioteca del Vaticano. Los testigos que
rindieron información sobre este punto, eran los hijos i
deudos de Pinzón, cuyo testimonio se invocaba para pro-
bar que Colon habia sabido de boca de aquél la existencia
de los paises desconocidos; pero muchos de ellos respondie-
ron que no sabian nada, unos pocos dijeron que habian
oido hablar vagamente de este asunto, i sólo uno, que es
un hijo de Pinzón, declaró que él habia visto en Roma el
mapa de que se trataba, i que era cierto que Colon habia
tenido conocimiento de él por la noticia que su padre le ha-
bia dado. La justicia no hizo caso de esa declaración. Los
historiadores de Colon la han despreciado como una in-
vención ridicula con que se ha querido oscurecer las glorias
de Colon, suponiendo en otros la idea que el jenio de éste
habia concebido veinte años antes de efectuar su viaje. Ro-
selly de Lorgues, sin embargo, se apodera de ella; da cré-
dito a la declaración interesada de ese único testigo, i
construye con ella todo un edificio de pura imajinacion,
para probar que el papa Inocencio VII estaba en conoci-
miento de los planes de Colon, i que los favoreció con sus
luces i sus bendiciones. Como indudablemente no puede
en el milagro. Allí no hai enfermos curados, ni muertos resucitados,
ni en jeneral, ninguno de los prodijios de la lei de gracia, a lo me-
nos durante la vida del taumaturgo (El autor detalla en el apén-
dice, según Roselly de Lorgues, los milagros hechos por Colon en
mar i en tierra, i aun después de su muerte). El mensajero del
Evanjelio (Colon), por una misteriosa retroacción providencial,
parece pertenecer a la antigua lei; i cuando se lee su historia, hace
pensar en Moisés Cristóbal Colon, el mas inundado de gloria
entre los hombres de buena voluntad, proyecta continuamente lo
sobrenatural como la respiración misma de su obediencia. Inves-
tido de la mas prodijiosa de todas las misiones, su buena volun-
tad está en ecuación perfecfa con su mandato, i todos los ac-
tos naturales de su vida tienen un eco inmediato en el orden so-
brenatural mas elevado." León Bloy, Le révélateur du glohe,
Chnstophe Colomb et sa héatiñcation fature, Paris, 1884, pajinas
96 i 97.
EL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 73
entrar en ningún cerebro racional la idea de que hubiera
un mapa en que estuviera dibujada la América antes que la
América hubiese sido descubierta, Roselly de Lorgues se
cree en d caso de esplicar el fundamento de su opinión, i
añade con este motivo: "Nos sentimos inclinados a no emi-
tir ninguna duda sobre la existencia de un mapa en que se
señalaban las tierras que habia que descubrir, porque se-
mejante indicación podia existir por efecto de esa misterio-
sa iniciativa de las grandes cosas que constituye el carác-
ter distintivo de la iglesia romana" i^. ¿No es verdad que
esta conclusión, mas que la obra de una candorosa senci-
llez, parece fruto de un espíritu sarcástico i burlón?
A principios de julio de 1502 hallábase Colon en las cos-
tas de la isla de Santo Domingo. El aspecto del cielo le
hizo creer en la proximidad de una tempestad horrorosa,
que anunció a sus compañeros con alguna anticipación.
Seguramente, era uno de esos funestos huracanes o tempes-
tades jiratorias que se desarrollan en el mar de las Antillas
en la época de los grandes calores. Era éste un fenómeno
nuevo para los españoles; pero los accidentes de que vienen
precedidos son de tal naturaleza i de tal manera alarman-
tes, que cualquier marino que tiene alguna práctica en la
observación del tiempo, no puede dejar de temer la proxi-
midad de un peligro. Colon anunció a sus compañeros la
cercanía de una tempestad desde que aparecieron los pri-
meros síntomas. Humboldt, juzgando desde el punto de vis-
ta puramente humano, la superioridad intelectual de Co-
lon, ha podido con toda justicia ''señalar entre los rasgos
característicos del célebre navegante, la seguridad i pene-
tración con que abraza i combina los fenómenos del mun-
do esterior. Observa prolijamente, dice, la configuración
de los paises, las fisonomías de las formas vejetales, las
costumbres de los animales, la distribución del calor, i las
variaciones del magnetismo terrestre. Obstinándose en
descubrir las producciones de la India, observa con un cui-
17 Roselly de Lorgues, tomo I, páj. 225 de la edición de
1856.
74 iüSTÜDIOS HISTÓRICO S-BIBLIOCRÁFICOS
dado escrupuloso las raices, los frutos i las hojas de las
plantas. En el diario marítimo de Colon i en sus relaciones
de viaje, se encuentran establecidas todas las cuestiones
hacia las cuales se dirijió la actividad científica en la últi-
ma mitad del siglo XV i toda la duración del siguiente" ^^.
Por su parte, Roselly de Lorgues, se coloca en un terre-
no diferente, i no ve en esta penetración científica del
jenio de Colon mas que una prueba de su misión sobrena-
tural, un simple milagro del cielo. "A falta de estudios físi-
cos, dice, la fe lo ayudaba a subir a esas alturas para com-
prender mejor las armonías de la creación. Estaba de tal
manera avanzado en la contemplación del Verbo, que de-
bia mas fácilmente que ningún otro apoderarse de los indi-
cios por los cuales se revelan las leyes fundamentales de
nuestro globo. I su pensamiento aguzado por la contem-
plación de las cosas divinas, veia también mas lejos, con
mas ra)idez i con mas exactitud de lo que podria hacerlo
la ciencia que procede según sus propios datos" i^.
Por mui poco conocimiento que se tenga de las antiguas
crónicas españolas, se sabe que abundan en milagros por-
tentosos operados en todos los puntos donde ponian su
plnnta los soldados de Castilla. Aquí, la vírjen María arro-
jaba a los indios puñados de polvo que se convertian en
lluvia de. piedras;- allá, el apóstol Santiago, montado en un
hermoso caballo blanco, peleaba con la espada en la mano
en las filas de los conquistadores. En nuestro tiempo los
historiadores no recuerdan estos cuentos mas que para pro-
bar el fanatismo i la ignorancia de los soldados castellanos:
nadie se atreve a referirlos con apariencias siquiera de se-
riedad. Roselly de Lorgues obedece a otra lójica: recoje em-
peñosamente todas esas groseras invenciones de la supers-
tición española i las repite grave i solemnemente. Así es co-
is HüMBOLDT, Cosmos-, tomo II, páj. 320, cíe la traducción
francesa de Faye.— Examen critique de Vhistoire de la géographie
du nouveau continente tomo III, pájs. 20 i 25.
ií> Roselly de Lorgues, tomo II, pájs. 429 i 480.
EL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 75
mo ha empleado muchas pajinas para contar la historia de
una cru2 de madera que dice fué plantada por Colon en la
isla de Santo Domingo. Esa cruz milagrosa curaba todas
las enfermedades de los que se acercaban a ella. Los indios
sub'evados no pudieron arrancarla de su lugar para des-
truirla, porque un poder sobrenatural la defendia. Habién-
dole allegado fuego, las llamas la consumieron, pero al dia
siguiente renació en todo su esplendor. '*Su color natural,
dice, no habia sido siquiera alterado; sino que en su pie
aparecia un poco de negro". Aunque vSe le cortaron infinitos
fragmentos que se guardaban cuidadosamente como reli-
quias milagrosas, la cruz conservaba siempre sus primeras
dimensiones. "Inmediatamente que las jentes le sacaban un
pedazo, el vacío volvia a llenarse". Por fin, en el espantoso
terremoto que ocurrió en la isla en 1553, se observó que
todos los que poseían esas reliquias salvaron de la catás-
trofe, protejidos por un poder invisible. Sin embargo, la
cruz desapareció entonces, o a lo menos no se supo mas de
ella. '*La desaparición posterior de esta cruz, dice, no de-
be debilitar en nada la realidad histórica de sus efectos i
la autenticidad de sus prodijios La realidad de los mi-
lagros operados, no se puede poner en duda". — *'Ningun
hecho es mas cierto ni está mejor comprobado, añade en
otra parte, que el de esta cruz milagrosa"^^.
Colon ha sido comparado algunas veces con ciertos per-
20 RosELLY DE LoRGUES, tomo II, pajinas 481 a 495. Este au-
tor se apoya en el testimonio He Oviedo, a quien llama testigo de
vista de los prodijios de la referida cruz; pero Oviedo, que es un
historiador formal i jeneralmente verídico, no dice que él los ha
visto. Lejos de eso, en el capítulo Y, lib. III, de su Historia jeneial
de las indias, se leen t'stas palabras: "Afirman muchos e tienen
por cosa pública cierta que ha hecho miraglos después acá, i que el
palo desta cruz ha sanado a muchos enfermosn. De esta indica-
ción de Oviedo sacaron Gomara i otros escritores, las noticias de
los milagros de dicha cruz. Lo mismo sucede con los otros prodi-
jios en que abunda la historia de la conquista de América. Siempre
descansan en rumores anónimos i desautorizados, i muí rara vez
hai quien hable de ellos como testigo de vista.
76 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
sonajes de la antigüedad o de 1 )s tiempos modernos, a
quienes se asemeja por la importancia de sus descubrimien-
tos o por las desgracias de su vida. Unos lo han asimilado
a Gutenberg, otros al Dante. Rosellj de Lorgues no acep-
ta ninguna de estas comparaciones buscadas en la historia
profana. Colon, según él, no puede compararse sino con
San Pedro, jefe del apostolado, o con Moisés, jefe del pueblo
de Dios, que desempeñaron una misión divina, como el des-
cubridor del Nuevo Mundo. Son dignas de señalarse las se-
mejanzas que el historiador encuentra entre estos perso-
najes.
''Fácilmente, dice, se ven algunos rasgos esteriores de se-
mejanza entre Colon i el jefe del apostolado. En idiomas
diferentes uno i otro habian recibido el mismo nombre de
familia. San Pedro era hijo de Colomba (la paloma), i Cris-
tóbal de Colombo (el palomo). Uno i otro vivieron al prin-
cipio del producto del mar. El primero recibió de Cristo un
nombre que significaba que él llevaria la iglesia, el segundo
recibió de la iglesia un nombre que significaba que él lleva-
ría a Crísto" 21.
"Si consideramos, añade, las semejanzas mas salientes
entre el destino de Moisés i el de Colon, aparecerá que estos
dos hombres estraordinarios han llenado igualmente una
misión providencial. En el tiempo señalado por la provi-
dencia, 1,500 años antes de Jesucristo, Moisés reconstituye
al pueblo de Dios, debilitado por la esclavitud. En el tiem-
po marcado por la providencia 1,500 años después de Jesu-
cristo, Colon ensancha las vias de la tierra, acerca las na-
ciones i dilata la iojlesia católica. Uno i otro llevabn un
21 RosELLY DE LoRGUEs, tomo II, pajina 464. El autor ha des-
tinado a la esplicacion etimolójica del nombre de Colon., otra pa-
jina que merece conocerse. "Por su nacimiento, dice, se llamaba
Colombo. Este nombre espresa a la vez la inocencia, la pureza, la
sencillez del corazón, el mensaje sobre el agua (la paloma del dilu-
vio), el mensaje pacífico, el mensaje divino, la pronta vuelta, la fe-
liz nueva, la tierra descubierta. Espresaba también la navegación,
el jenio marítimo, la pieza fundamental de todo buque, la quilla
EL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 77
nombre altamente simbólico. Uno i otro tenian cuarenta
años cuando acometieron la ejecución de su mandato divi-
no. Moisés debió separarse de Séfora, su esposa^ para cum-
plir su misión. Colon se mantuvo alejado de Beatriz para
cumplirla suya. El mar abrió sus ondas i dio paso a Moisés.
El océano allanó sus abismos bajo las naves de Colon" 22^
Rosellv de Lorgues encuentra semejanza hasta en los pro-
dijios operados en cada una de estas empresas. **Estos
dos mandatarios del Altísimo, agrega, ocupados de diver-
sa manera, recibieron muestras visibles de la asistencia di-
vina, i fueron ayudados sobrenaturalmente con un socorro
proporcionado a la diferencia de los tiempos i lugares." Así
se esplica claramente por qué Colon no sacaba agua de las
rocas, no hacia llover el maná cuando estuvo a punto de
perecer de hambre a la vuelta de su segundo viaje, o no
abria los mares para volver a la isla Española después del
naufrajio que lo mantuvo relegado en Jamaica sufriendo
mil penalidades durante un año entero. Los milagros que
hizo Colon eran menos portentosos i menos visibles, porque
estaban proporcionados a los tiempos i a los lugares.
Cuando leemos estos i otros pasajes análogos, casi esta-
mos tentados a creer que son o una burla encubierta, o el
producto de un cerebro enfermo. Es el sistema histórico a
(en italiano, colomba), k este nombre tan espresivo, que tenia por
su sangre, la Iglesia añadió otro que debía ser esplicativo de su
futura misión, Christophoras, es decir, que lleva á Cristo, que
trasporta la cruz, que esparce el evanjelio. I cuando fué hombre i
estuvo en Castilla, para acomodar su nombre a la lengua españo-
la, lo abrevian i se llama Colon. Por la fuerza orijinal de su sim-
bolismo, ese nombre, así empobrecido como queda, representa to-
davía la idea del viaje, de la agricultura al otro lado de los mares,
de la colonia, de la trasplantación lejana. Esta abreviación, lejos
de mutilar la figura emblemática de su nombre, la estiende, la
completa, la caracteriza mas profundamente. El poder de su nom-
bre hace asegurar el de su destinos. Estas puerilidades serian
chocantes en un libro serio de historia; pero en el de Roselly de
Lorgues son frecuentes i no causan estrañeza.
. 22 Roselly de Lorgues, tomo II, páj. 464..
78 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICO»
que obedece el autor, loque le hace verlas trCvS virtudes
teologales en las tres naves con que Colon hizo su primer
viaje; la Santísima Trinidad, en las tres primeras espedicio-
nes de Colon ( i nótese bien que Colon hizo cuatro viajes de
descubrimientos); i la pasión de Jesucristo en el hecho de
haberse descubierto el Nuevo Mundo en dia viernes, hallan-
do en éstos i en otros muchos accidentes, las pruebas claras
de que la vida de Colon se aparta de todas las existencias
contadas por la historia, por mas que los que los vieron, i
aun los que cooperaron a ellos, no hubieran comprendido
esta obra sobrenatural ^^.No es estraño, pues, que obede-
ciendo a este sistema, llegue el historiador a encontrar el
vaticinio seguro de la conquista del Nuevo Mundo en un
versículo de Isaías que dice así: "Las naciones i n inos que
a ti no sirvieren perecerán, i las naciones serán destruidas
i desoladas."
Pero no son propiamente esas frivolidades filolójicas, ni
la abundancia de prodijios sobrenaturales, io que caracte-
riza el libro de Roselly de Lorgues. El falseamiento de he-
chos perfectamente ccmocidos, los juicios teuR-rarios sobre
los hombres i los sucesos, la violencia de tono para pro-
nunciarais, i la falta de razón i de documentí)S en que fun-
darlos, dan a esa obra un sello de orijmalidad, que la sepa-
ra de todas las que pretenden merecer el título de historia
seria. Mas adelante veremos el tratamiento que da a todos
o a casi todos los que han escrito sobre aquellos sucesos;
aquí nos limitaremos a recordar una de las mas injustas i
desautorizadas imputacic nes que refleja el sistema históri-
co a que obedece Roselly de Lorgues. Se sabe que en 1493,
cuando se preparaba en la corte la numerosa comitiva que
Colon debia traer al Nuevo Mundo en su segundo viaje,
para establecer la dominación española, los reyes designa-
ron para vicario o jefe de la nueva iglesia que debia esta-
blecerse, a un relijioso catalán llamado frai Bernardo Boil
o Buil,i que esta designación fué sancionada por bula pon-
23 RosHLLY DE LouGUES, tomo II, pájs. 453 i 454.
RL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 79
tificia de 25 de junio de ese año. Como ese relijioso se
mostrara mas tarde hostil a Colon, RoseÜj de Lorgues
desata su ira contra él; pero deseando justificar a la
curia romana del cargo que podría hacerse por su desa-
certada designación, Roselly de Lorgues supone antojadi-
zamente que habia en España dos relijiosos del mismo
nombre, o de nombres parecidos, i que aprovechando esta
circunstancia, el rei católico don Fernando cometió el
indisculpable sacrilejiode dar el nombramiento, nó al sacer-
dote designado por el papa, sino a otro que no rcunia las
condicionen requeridas para el desempeño de ese cargo.
"En defensa de la verdad, de la dignidad de la iglesia i de
la justicia de la historia, dice Roselly de Lorgues, estamos
en el deber de esclarecer al fin este hecho singular, mante-
nido hasta el presente en la oscuridad, aun para los espa-
ñoles" 24 Lqs historiadores españoles, que han conocido
esta antojadiza i calumniosa imputación, se mnestmn jus-
tamente indignados contra el que la forjó. "Es inconcebi-
ble, dice uno de ellos, tanta lijereza para formular tan se-
veros cargos, acusaciones tan graves. Para injuriar a un
rei católico con las denominaciones de falsario i sacrilego,
se necesita toda la audacia de un polemista del calibre de
Roselly de Lorgues; pero no se comprende que un escritor
católico, el postulador en una causa de beatificación, lance
a un delegado apostólico, al vicario de la santa sede en los
paises nuevamente descubiertos, la acusación de que ejer-
cia una autoridad usurpada i sacrilega, sin prueba alguna
que justifique, ni aun remotamente, tal suposición, i dando
a todos los actos que aquel practicara en el uso de su car-
go, un carácter de ilejitimidad" ^^.
24 RosHLLY DE LoKGrES, lib. II, cap. V, tomo I, pn] 509. —
Este autor repitió la misma imputación en su Flistoire posthunc
de ( bristophe Colomb, París, 1S85, páj. 11.
'^^5 Don José Maria Askncio, ( ristóhal ( olon, lib. 11, cap XY.
— Los documentos relativos al nombramiento de ípie se trata,
están publicados en el opúsculo titulado Frai Btrnart BuvI o el
primer apóstol en el Nuevo Mundo, Madrid, 1884, por el padre
Fidel FrrA i Colomek.
80 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOGEÁFIGOS
Como lo hemos dicho antes, el libro de Roselly de Lor-
gues habia sido preparado para reunir i presentar las prue-
bas de la santidad de Cristóbal Colon, como antecedente i
fundamento en qué apoyar la postulación que debia pre-
sentarse a la santa sede a fin de obtener su beatificación^
Este propóvsito provocó algunas réplicas, de que daremos
noticia mas adelante, pero fué también apoyado por di-
versas publicaciones de mas o menos estension. Entre ellas
figura La vie de Chvistophe Colomb por el abate Eujenio
Cadoret, antiguo capellán de la misma francesa i canónigo
de Saint Denis, publicada en 1869. Forma un, volumen de
mas de cuatrocientas pajinas; i aunque el autor habia resi-
dido en algunos puntos de América, i aunque, según sus
palabras, habia concebido desde muchos años atrás el plan
de esta obra, ella no es mas que el compendio de la de Ro-
selly de Lorgues. La esposicion i la esplicacion de I03 he-
chos obedecen al mismo espíritu i al mismo propósito, así
como su manera de impugnar a los que antes habian escri-
to sobre este asunto, es mui semejante.
Hai un punto en la vida del ilustre descubridor que ha
embarazado sobre manera a los llamados rehabilita dores
de su memoria. Cuentan los biógrafos de Colon, que des-
pués de haber éste enviudado, tuvo relaciones amorosas
con una dama de Córdoba llamada doña Beatriz Enríquez,
i que de esas relaciones nació el segundo hijo del almirante.
Fué éste don Fernando Colon, hombre distinguido por su
saber i por su pasión bibliográfica, que lo llevó a reunir
una rica biblioteca, que después de muchas peripecias, for-
ma hoi la base de la llamada "Biblioteca Colombina" de
Sevilla, i autor de varios escritos, el mas célebre de los cua-
les es la vida de su ilustre padre, si bien la crítica ha pre-
tendido con mui buenas razones negar la autenticidad par-
cial, si no absoluta, de este libro.
Roselly de Lorgues i el abate Cadoret no han podido de-
ar de discutir este punto de la vida de Colon; i poniendo
enjuego todos los recursos de una crítica histórica que les
es particular, han pretendido demostrar que doña Beatriz
HL PROYECTO DB CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 8l
Enríquez fué la segunda mujer lejítima de Colon, que su
hijo don Fernando es el fruto de ese matrimonio, i que el
escritor italiano Napione fué el primero que haya preten-
dido negar en 1805 su lejitimidad 26. Según aquellos dos
escritores, los biógrafos posteriores de Colon no han hecho
mas que copiar sin discernimiento una calumnia desauto-
rizada.
Permítasenos detenernos un momento en esta cuestión
para señalar algunos de los hechosenque se apóyala creen-
cia cierta i secura en la ilejitimidad de don Fernando Co-
lon. Al esponerlos, señalaremos también la manera coma
se ha pretendido refutarlos.
1^ En el testamento otorgado por Cristóbal Colon el
19 de mayo de 1506, se encuentran las palabras siguientes:
''Digo i mando a don Diego, mi .hijo, que haya encomenda-
da a Beatriz Enríquez, madre de don Fernando, mi hijo,
que la provea que pueda vivir honestamente como person.t
a quien yo soi en tanto cargo. I esto se haga por mi des-
cargo de la conciencia, porque esto pesa mucho para mi
ánima. La razón dello no es lícito de la escribir aquí." El
abate Cadoret pretende que estas palabras no revelan nada
en contra de la lejitimidad de don Fernando Colon; i que a
lo mas, importan la supresión casual de las palabras mf
esposa al nombrar a doña Beatriz Enríquez en el referida
testamento.
2° Don Fernando Colon es considerado, como hemos-
dicho, el autor de la vida de su padre. Cuenta ahí el matri-
monio de éste con Felipa Móñiz de Perestrello (cap. Y),
26 Mas tarde, habiéndose demostrado que este hecho estaba
consignado en los Annali de la república di Genova de Felipe Ca-
SONI, publicados en esa ciudad en 1708, los pretendidos rehabili-
tadores del nombre de Colon dijeron que Casoni era el inventor
de la especie de la ilejitimidad de don Fernando Colon. Ya vere-
mos que esa noticia habia sido publicada muchos años antes en
la misma Italia por el insigne erudito español don Nicolás .Anto-
nio en su Biblioteca hispana nova, impresa por primera vez en
Roma en 1672.
•lOMO VI 6
ESTUDIOS IIISTORICO-BIBLIOGRAFICOS
recuerda varias veces a ésta en el curso de su historia (cap.
X i cap. LXXXVIII), llamándola la mujer del Almirante, i
nunca la piimera mujer; pero en todo su libro no ha dicho
una palabra siquiera sobre el pretendido matrimonio de
Colon con doña Beatriz Enríquez, ni ha recordado a ésta
que era su madre, para darle el título de esposa del descu-
bridor. Existen ademas muchos documentos concernientes
a don Fernando Colon, i entre ellos su testamento, i el epi-
tafio que mandó grabar sobre su sepulcro. En todos ellos
se da el título de hijo de Cristóbal Colon, pero nunca se
ha llainado hijo lejítimo, ni ha recordado el nombre de su
madre, como era de uso i costumbre hacerlo en esos docu-
mentos 2*. Los pretendidos rehabilitadores de la gloria de
Colon no han querido aceptar la luz que arroja este testi-
monio.
3° El historiador Gonzalo Fernández de Oviedo, que
conoció personalmente a Colon i a sus hijos, recuerda a
éstos en los términos siguientes: "Los cuales eran don
Diego Colon, hijo lejítimo del almirante, e otro su fijo don
Fernando Colon, que hoi vive; el cual es virtuoso caballero,
i demás de ser de mucha nobleza e afabilidad e dulce conven
sacion, es doto en diversas ciencias, i en especial en cosmo-.
2' Estos documentos han sido dados a luz por don Eustaquio
Fernández de Navarrete, como apéndice a la vida de don Fer-
nando Colon publicada por él en el tomo XVI de la Colección de
documentos inéditos para la historia de España. Pero este escri-
to, que data de 1850, está casi olvidado después de la publicación
del notable libro que el distinguido bibliógrafo norte-americano
Harrisse dio a luz en 1871 en Sevilla i en lengua española, con el
título de Don Fernando Colon, historiador de su padre, ensayo
crítico, desarrollado i completado el año siguiente en la edición
francesa Fernand Colomh, sa vie,ses ceuvres. Fssai critique, París,
1872. Estos libros iniciaron la discusión sobre la autenticidad de
la vida de Colon, que corre con el nombre de su hijo. Harrisse,
tan profundamente versado en estas materias, como crítico razo-
nado i sincero, negaba con gran acopio de datos la autenticidad
del libro; pero en el curso de la discusión modificó considerable-
mente i con verdadera lealtad, gran parte de sus opiniones.
FL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON
graphia" 28. Roselly deLorgues i el abate Cadoret descono-
-cian esta referencia reveladora que se encuentra en el libro
de un escritor tan autorizado por tantos títulos; i cuando
se la hizo valer en la discusión que se siguió a la publica-
•cion de aquellos libros, se dijo que en la frase de Oviedo no
se ve otra cosa que la supresión de la palabra 'Mejítimo",
hecha para evitar una repetición no sólo innecesaria sino
chocante. Por lo demás Roselly de Lorgues,en sus escritos
posteriores, se muestra enemigo encarnizado de Oviedo, a
quien acusa de haber sido cruel con los indios i de haber
contribuido a rebajar el mérito de Colon suministrando
argumentos a los que han intentado calumniar al ilustre
descubridor.
4° Antonio de Herrera, el mas estenso i completo de to-
dos los escritores españoles que se han ocupado de la his-
toria de Indias, dice estas palabras: "En Portugal casó
Colon con doña Felipa Móñiz de Perestrello, i hubo en ella
a don Diego Colon; i después en doña Beatriz Enríquez,
natural de Córdoba, a don Hernando, caballero de gran
virtud i letras" -^. Roselly de Lorgues ha conocido este
pasaje; pero para hacerlo servir a su sistema, lo traduce en
la forma siguiente: "aprés le décés de cette premiére femme,
il en épousa une seconde, appelée Beatriz Enríquez, de la
ville de Cordove, dont il eut Fernand, gentilhomme ver-
tueux, fort experimenté dans la science des bonnes le-
ttres" 30. (Después de la muerte de esta primera mujer, se
casó con una segunda llamada Beatriz Enríquez, de la ciu-
dad de Córdoba, en la cual tuvo a Fernando, caballero
virtuoso, i mui esperimentado en la ciencia de las bellas le-
tras). La traducción de Roselly de Lorgues seguida i adop-
tada por el abate Cadoret, no se recomienda, pues, por su
28 Oviedo, Historia natural i jeneral de las Indias, libro III
cap. VI, tomo II, páj. 71 de la edición de 1851.
2í> Herrera, Historia de las Indias Occidentales, dec. 1*^, li¡)ro
I, cap. Vil.
30 Roselly de Lorgues, tomo I, páj. 51.
84 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
fidelidad: hace decir a Herrera lo que éste no había dicho.
Roselly de Lorgues -leclaró mas tarde que habia tomado
esas palabras de una antigua e incompleta traducción fran-
cesa de la obra de Herrera; i que en las palabras testuales^
de ésta, no habia indicación positiva de que don Fernanda
Colon fuese hijo ilejítimo.
5^ Don Diego Ortiz deZúñiga,en sus Anales eclesiástico»
i seculares de la ciudad de Sevilla, publicados en 1677, dice
testualmente lo que sigue: "El 11 de julio de 1539 murió erk
esta ciudad don Fernando Colon, hijo del almirante don
Cristóbal Colon, caballero en quien campearon grandes
prendas i excelencias en armas i letras: nació en Córdoba de
doncella noble i siendo viudo su padre, el año de 1487 a 2í>
de agosto, como parece de papeles orijinales suyos que tie-
ne nuestra santa iglesia" ^i. Cuando en la polémica se adu-
jo el autorizado testimonio de este cronista, Roselly de Lor-
gues, que no se embarazaba por ninguna dificultad, contes-
tó que el trozo de Ortiz de Zúñiga que dejamos copiado, era
''precisamente una prueba intrínseca del casamiento de Co-
lon con Beatriz Enríquez"; pero que adolece de dos defectos,,
de un ''inoportuno laconismo", i de haber dicho ''siendo
viudo", cuando seguramente quiso decir era viudo. Por
otra parte, Rosselly de Lorgues sostiene que el haber adu-
cido esta prueba en contra de la lejitimidad de don Fernan-
do Coíon era "una miserable argucia de abogado".
6"^ El sabio bibliógrafo don Nicolás Antonio, que escri-
bió a fines del siglo XVII su Bibliotheca Hispana nova, ver-
dadero monumento de la erudición española, cuenta a don
Fernando Colon en el número de los escritores castellanos;
i en la biografía de éste, dice que era hijo del almirante i de
Beatriz Enríquez, pero nacido fuera de matrimodio (citra
conjugium procreatus) -^2. Roselly de Lorgues i el abate Ca-
iil Véase el tomo III, páj. 375 de la reimpresión de esta obra,,
hecha por la imprenta real de Madrid en 1796, que es la que tene-
mos a la vista.
32 Nic. Antonio, Bibiothtca hispana nova, tomo 1, páj. 373, 2^
edición.
EL PROYfilCTO DB CA.XONIZA.R A CRISTÓBAL COLON' 85
doret desconocían completamente este testimonio, que fué
■exhibido por sus contradictores. El primero de aquéllos, con
la destemplanza i la procacidad que ha empleado en toda
■esta polémica, contestó que "Antonio Nicolao (Rosellv de
Lorgues que con frecuencia estropea los nombres castella-
nos, escribe así el de este insigne literato español) es un inep-
to colector de noticias bibliográficas, dañino con sus burra-
das (ánneries), ajeno a la historia del revelador del globo
(Colon), e incapaz de comprender su corazón".
7*^ En el curso de esta polémica, pidió varias veces Rose-
llv de Lorgues que se le presentara el testimonio de un es-
•critor contemporáneo de Colon que dijese clara i espresa-
mente que don Fernando era hijo ilejítimo. La pubHcacion
•completa de la Historia de ¡as Indias de Bartolomé de las
Casas, hecha en Madrid en 1875, permitió exhibir ese tes-
timonio. Esta obra, que forma cinco gruesos volúmenes, era
conocida sólo por algunos eruditos; pero esa edición la ha
puesto al alcance de todo el mundo. Allí, en el capítulo
XXXVIII, del libro II (tomo III, pajina 194) dice estas pa-
labras: ''Colon tenia hecho su testamento, en el cual insti-
tuyó por su universal heredero a don Diego, su hijo; i si no
tuviese hijos, a don Hernando, su hijo natural, i si aquel no
los tuviese, a don Bartolomé Colon, su hermano". Estas
palabras, escritas por un hombre de gran carácter i de irre-
prochable lealtad, que conoció a Colon en vida, i que fué el
amigo de su hijo don Fernando Colon, no dejaban lugar a
duda, i han puesto término definitivo a esta frivola discu-
sión, mantenida sin embargo con tanto calor i con tanta
violencia por los que estaban fuera de la verdad i de la
razón ^3,
3:i RosELLY DE LoKGUES cíta ademas al célebre erudito Tirabos-
OHi, que en su Storia de la letteratara italiana, tomo VI, lib. I.
cap. VI, llama a doña Beatriz Enríquez segunda mujer {seconda
mos^Ue) de Colon. Pero conviene advertir .que Tiraboschi, muí
sabio en la historia de las letras italianas, no es autoridad en
86 ESTUDIOS HISTÓRICO -BIBLIOGRÁFICOS
Eli verdad, no damos a esta cuestión grande importan-
cia, ni tampoco la daban los contemporáneos de Colon,
que vieron a muchos bastardos elevados a las mas altas
dignidades del gobierno i de la iglesia, i que juzgaban de es-
tas debilidades de la naturaleza humana con otra lójica i
desde un punto de vista mui diferente de aquel en que se
han colocado los pretendidos rehabilitadores de Colon. Pe-
i-o no dejaremos de recordar uno de los argumentos en que
cuestiones de historia de América, que desconoce casi completa-
mente.
El historiador francés pudo haberse apoyado en otra autoridad^
la de un libro que fué recordado mas tarde en el curso de la discu-
sión. Nos referimos a la primera parte de las Noticias historiales
de las conquistas de Tierra firme por frai Pedro Simox, publicada
en Cuenca, en 1627. En la pajina 41 capítulo XIV, se leen las pa-
labras siguientes: nEnviudó Colon i casó segunda vez en la ciudad
de Córdoba con doña Beatriz Enríquez, natural de aquella ciudad,
que parió a don Hernando Colon, que salió de mucha virtud i le-
tras, n Este historiador, aunque constituye una autoridad mui
atendible en lo que se refiere a la conquista de Venezuela i de Nue-
va Granada, no merece gran fe en lo que respecta a Colon, sobre
cuya historia ha cometido graves errores; pero es mas digno de
tomarse en cuenta que la opinión de Tiraboschi.
Roselly de Lorgues no conocia tampoco otra opinión favorable
a su causa, i que sin constituir una autoridad irrecusable, es tam-
bién mas digna de consideración en este punto que la de Tirabos-
chi, Bossi, en su Historia de C. Colon, pajina 16 (cito la traduc-
ción francesa que tengo a la mano) dice lo que sigue: nEn este in-
tervalo Colon se habia casado en segundas nupcias con Beatriz
Enríquez, de Córdoba, en la que tuvo a Fernando, el historiador
de su vida. Se ignora la época precisa de este matrimonio etc.,
etc. 'I Bossi es un escritor de nuestro siglo (1818) i su biografía de
Colon es un rápido bosquejo de 57 pajinas, fuera de varias diser-
taciones, destinada a servir de preliminar a la reimpresión dealgu-^
nos documentos relativos a Colon.
A falta de otras autoridades, Roselly de Lorgues pudo haber ci-
tado el poema de don Ramón de Campoamor titulado Colon, im-
preso en Valencia en 1854, en cuyo canto VI se supone el casa-
miento secreto de su héroe con doña Beatriz Enríquez, i el naci-
miento oculto i misterioso de don Fernando Colon. En realidad^
no hai fundamentos mucho mas serios para sostener esa tesis.
EL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 8í
se apoya el abate Cadoret para sostener la lejitiinidad de
don Fernando.
"¿Cómo esplicarse, dice, que los relijiosos i los eclesiásti-
cos de tan alta consideración que protejieron a Colon, no
tuvieron jamas el pensamiento de inducirlo a que pusiera
un término al desorden de su vida, casándose, o cómo no
supieron obtener de él esta necesaria satisfacción?" Entre
esos eclesiásticos amigos i protectores de Colon, el abate
Cadoret menciona en este mismo punto el arzobispo de To-
ledo i gran cardenal de España, don Pedro González de
Mendoza, personaje tan ilustre por sus talentos políticos i
militares, como por la injerencia que tenia en la dirección
de los negocios de Estado i en los consejos de la corte, en
donde se le solia llamar "el tercer rei de España", i que en
efecto fué del número de los amigos i protectores del descu-
bridor del Nuevo Mundo. Pero el famoso arzobispo de To-
ledo no liabria podido censurar a Colon porque tenia un
hijo natural. Hijo del ilustre marques de Santillana, tan
célebre por sus talentos i sus virtudes, el gran cardenal te-
nia una hermana bastarda que fué abadesa del monasterio
de las Huelgas de Burgos. A pesar de su carácter sacerdo-
tal, el mismo cardenal tuvo en dos damas de la corte, va-
rios hijos naturales, a quien reconocia públicamente. En
favor de uno de ellos instituvó un rico mavorazeo con el
título de marques del Cénete, i con las prerrogativas de la
mas alta nobleza castellana, lo que sin embargo no impe-
dia que se le proclamase campeón de la fe, i que fuese el fun-
dador déla inquisición i de muchos conventos, templos i
ermitas. ^*
Esta cuestión ociosa e inconducente, promovida sin fun-
damento serio i con escaso conocimiento de causa por los
pretendidos rehabilitadores de Colon, fué mal planteada
•í'i Aunque de estos hechos hablan casi todos los historiadores i
los jenealojistas españoles, véase la Vida del cardenal don Pedro
González de Mendoza por don Francisco de Medina i Mendoza,
publicada en el tomo VI del Memorial histórico español, particu-
larmente las pájs. 301 i siguientes.
^8 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
desde el principio. Nada les habria sido mas fácil que de-
mostrar que en el siglo XV, la condición de bastardía no
tenia, ni en España ni en las otras naciones de Europa, las
consecuencias que la afectan en nuestra época. El código
de las Partidas i las leyes de Toro bastarian para ilustrar-
nos sobre esta materia, si la historia, no ofreciese por mi-
llares los ejemplos del diverso concepto en que entonces
eran tenidos los hijos ilejítimos. Era la época en que el pa-
pa Alejandro VI, a la faz del mundo, creaba principados
para sus hijos i para sus nietos. En España, los mas gran-
dee señores, del rei abajo, no hiician misterio de los hijos
ilejítimos quetenian,iparalos cualesbuscaban i alcanzaban
puestos de honor i de provecho. Fernando el católico tenia
un hijo natural llamado don Alfonso de Aragón, que en 1478,
cuando sólo contaba seis años de edad, fué preconizado ar-
zobispo de Zaragoza; i este arzobispo tuvo también un hijo
natural llamado don Fernando de Aragón, que a su vez fué
arzobispo de Zaragoza, i a quien don Nicolás Antonio in-
cluye entre los escritores españoles '^^,especific<'indoque "fué
hijo del arzobispo Alfonso, i nieto de Fernando, rei de Cas-
tilla i de Aragón".
Pero si la historia de Colon de Roselly de Lorgues care-
ce de un verdadero valor histórico, alcanzó por circunstan-
cias que es mui fácil comprender, cierta popularidad que
hoi ha desaparecido. Mientras los americanistas mejor pre-
parados la miraban con desden o con indiferencia, se la
reimprimia varias veces, una de ellas en forma algo abre-
viada, pero con lujo de grabados i de cromolitografías, i se
la traducia a varias lenguas. No tardaron en aparecer las
críticas partidas de varios lados. Dos de ellas merecen re-
cordarse particularmente. M. Eraile Deschanel, escritor es-
piritual i de variada ilustración, profesor ahora de litera-
tura moderna en el colejio de Francia, publicó en el Jour-
nal des Débats una serie de artículos sobre la colección de
'^^ Don Nicolás Antonio, Bihliotheca hispana nova, tomo L
páj. 368.
•KOVBCTO DH CANONIZAII A CRISTÓBAL COLON
viajes antiguos i modernos de Charton, que fueron reuni-
dos en un volumen dado a luz en 1862 con el título de
Christophe Colomb et Vasco de G^ /77a (reimpreso en 1865),
i allí hizo la burla mas injeniosa, mas acerada i mas con-
■cluyente que puede imajinarse del libro de Roselly de Lor-
^ues i de su sistema histórico. Un canónigo jenoves, Anjelo
Sanguineti, profesor i helenista distinguido, autor ademas
de una Vita di Chistophoro Colomho publicada en Jénova
■en 1846, dio a luz en esa ciudad en 1875 un opúsculo de
18 pajinas con el título de La canonizzazione di Chistoforo
Colombo, que luego fué seguido de un apéndice; i en él ata-
caba rudamente el proyecto iniciado por los escritos de
Roselly de Lorgues. En España aparecieron igualmente li-
bros i opúsculos de mas o menos mérito, dirijidos a impug-
nar al pretendido rehabilitador de Colon. La discusión se
ha mantenido durante algunos años, i ella ha producido
un cierto número de obras que, exhibiendo nuevos datos i
documentos, prestan algún servicio al historiador.
Creemos que rara vez una discusión de carácter literario
ha dado oríjen a un número igual de denuestos i de impro-
perios. Roselly de Lorgues fijó desds el primer dia el tono
del debate. Al publicar su libro en 1856, i en seguida en
cuanto ha escrito para su defensa, la emprende contra vi-
vos i muertos con una violencia i una procacidad que un
debate de esa naturaleza'parecia proscribir. Según él, na-
die habia escrito hasta entonces la verdadera historia de
Colon ni comprendido el carácter i la misión de éste; i lo
que aun es peor, todos los que habian intentado hacerlo,
habian obedecido a móviles mezquinos, i a un. propósito
dañado de falsear la verdad para servir a intereses indig-
nos del carácter i de la misión del historiador. Washington
Irving i el barón de Humboldt, los dos hombres que, has-
ta ahora, han levantado los monumentos literarios mas
sólidos i mas duraderos a la gloria del descubridor del Nue-
vo Mundo, no han podido, según Roselly de Lorgues, es-
cribir la verdad, porque ambos eran protestantes, i por
tanto "enemigos naturales de Colon". Tres eruditos itaha-
90 ESTUDIOS hist(3rico-bibltográficos
nos que, inspirados por una ardiente admiración, habían
ilustrado algunos puntos de la vida del descubridor del
Nuevo Mundo, Napione, Cancel liere í Sportono, están des-
provistos de criterio o de lealtad; i por falta de espíritu
filosófico o por móviles mezquinos se habían hecho los pro-
pagadores de calumnias. Don Martin Fernández de Nava-
rrete, el intelíjente i laborioso compilador de la mas rica i
valiosa colección de documentos que se haya hecho sobre
Colon, sus compañeros i sucesores, era un hombre sin críti-
ca, empleado a sueldo de Fernando VII, i por tanto encar-
gado de justificar a Fernando el católico, i el odio tenaz
que éste había tenido a Cristóbal Colon.
Hasta entonces, sin embargo, estas injustas i desauto-
rizadas censuras tenían, a lo menos en la forma, alguna
moderación; pero cuando Rosellj de Lorgues quiso contes-
tar a las críticas que se hacían a sus escritos, perdió toda
mesura. Bastaba que se le citara la autoridad de algún
antiguo escritor a fin de restablecer la verdad sobre un he-
cho, para que el pretendido rehabilitador de Colon le lan-
zara los rayos de su ira; el cronista Oviedo, el bibliógrafo
don Nicolás Antonio, como hemos visto antes, fueron, en-
tre otros muchos, objeto de la destemplada saña de Rose-
Uy de Lorgues. Los impugnadores de éste eran tratados
con menos miramiento todavía en esa polémica en que la
procacidad llegó a sus iiltimos excesos. Roselly de Lorgues
daba al canónigo Sanguinetti los apodos de "padre de la
mentira", "Satanás el calumniador", "el abogado de Sa-
tanás", etc., i a los individuos de una academia de Jénova
que apoyaba a éste, así como a monseñor Magnasco, ar-
zobispo de esa ciudad, que los protejia, se les llamaba "co-
fradía de calumniadores". Según Roselly de Lorgues, el
eminente bibliógrafo H. Harrisse, colombista apasionado,
autor de muchos libros en honor de Colon, i de una erudi-
tísima historia crítica de éste, es indigno de crédito, porque
es amigo "del renegado Renán"; el célebre jeógrafo D'Ave-
zac es un "abogado argucíoso i volteriano"; i hasta don
Francisco Adolfo de Varnhagen, el distinguido historia-
EL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 91
dor brasilero que conocimos en Chile desempeñando una
misión diplomática, sale por incidente a colación para que
el iracundo Rosselly de Lorgues le niegue toda autoridad,
porque pretende que era "frac-mason". Algunos de los ad-
versarios del escritor francés no han hecho caso de su pro-
cacidad i de sus ofensas, pero otros se las han devuelto gol-
pe por golpe. *'Mi propósito, entiéndase bien, es probar
que el señor conde de Roselly es un charlatán", decia el ca-
nónigo Sanguinetti en uno de sus escritos ^^. Los contra-
dictores españoles no han sido por lojeneral mas corteses.
Todo el calor empleado en esta discusión por Roselly de
Lorgues i por sus colaboradores en la pretendida rehabili-
tación de Colon, ha resultado absolutamente estéril para
el objeto que aquél tenia en vista. El 2 de diciembre de
1866, monseñor Donnet, cardenal arzobispo de Burdeos,
pidió a Pío IX que la causa de la beatificación de Cristó-
bal Colon fuese presentada ante la congregación de ritos.
*'Ningun papa antes que vuestra santidad, decia el carde-
nal Donnet, habia atravesado el océano. Ocupado en una
lejana nunciatura, vos habéis medido en su ancho la in-
mensidad del Atlántico. Habéis afrontado las formidables
intemperies del cabo de Hornos i penetrado en los incon-
mensurables espacios del Pacífico. Se diria que un designio
particular de lo alto os preparaba, por estíi navegación
mas allá de las rejiones equinoxiales, a comprender mejor
la grandeza del descubrimiento i los épicos trabajos del hé-
roe cristiano encargado de ejecutarlo. Este viaje, que for-
ma un episodio memorable en vuestra vida, no lo será me-
nos en los anales devuestro pontificado, porque él ha tenido
por consecuencia una restitución capital hecha simultá-
neamente a la historia i a la iglesia." El cardenal Donnet,
como lo había sostenido Roselly de Lorgues, parecía creer
que el viaje a América en 1823 del canónigo Mastai, que
tomó el nombre de Pió IX al ser elevado a la dignidad
36 "II mío assuiito (rintendano una volta) é di provare che il
áignor conté Roselly é un ciarlatano."
92 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
pontificia, habia sido el oríjen de la rehabilitación histórica
de Cristóbal Colon. Otros prelados se adhirieron a esa pe-
tición; pero por entonces no tuvo efecto alguno.
''En fin, dice uno de los mas ardorosos sostenedores de
la causa de la canonización de Cristóbal Colon, la con-
vocación del concilio ecuménico del Vaticano (1869) pa-
recía ofrecer a los representantes de la iglesia una ocasión
de discernir una muestra de gratitud a este cristiano he-
roico. El conde Roselly de Lorgues, postulador oficial aun-
que laico, dirijió a los padres del concilio una memoria
para recordar los derechos de Cristóbal Colon a un testi-
monio solemne de reconocimiento. Según el parecer de un
gran número de arzobispos, obispos i de consultores, se re-
dactó una postulación en que se suplicaba al jefe de la igle-
sia que se dignara diferir a los votos de los fieles, i que
usando de su soberanía apostólica, ordenase la introduc-
ción de esta causa por via de escepcional ^^. Como algu-
nos prelados se retiraran de Roma inmediatamente des-
pués que dieron su voto por la infabilidad, se convino en
•^' En el caso de Cristóbal Colon se pedia que la causa de su bea-
tificación se introdujese por la via escepcional, por no ser posible
ajustaría a las prescripciones consignadas por el papa Benedicto
XIV en su famosa obra Beatiñcatione et canonizatione, de que se
puede decir que es el código que rije en la materia. El célebre ca-
nonista chileno don Justo Donoso, obispo de Ancud i después de la
Serena, esplica en la forma siguiente las reglas para dar principio
a la causa: "El procedimiento en la causa de beatificación no se
inicia a menos que haya, previamente, suficiente constancia de
/ama sa/7Cí/íaí/&-, por medio del proceso i juicio que pronuncie el
ordinario, es decir, el obispo, i en sede vacante, por el vicario ca-
pitular, sobre las virtudes i milagros del siervo de Dios." Donoso,
Instituciones de derecho canónico, libro III, cap. XIII, § 3^
Según estas prescripciones, este primer proceso debe ser levan-
tado por el obispo en cuya diócesis haya vivido el individuo que
se trata de beatificar, i deben recojerse las informaciones de las
personas que lo conocieron i que pueden declarar como testigos
de su santidad. Como eti el caso presante no existia ese proceso,
ni era posible formarlo se pedia la introducción de la causa por
via escepcional.
KL PROYECTO DE CANONIZj^R A CRISTÓBAL COLON 9o
que cuando volviera a abrirse la sesión, la postulación se-
ria propuesta públicamente para que la firmasen los padres
del concilio. Muchos de ellos debian hacer una moción re-
lativa a la causa de Cristóbal Colon; cuando el castigo de
la Francia (la guerra franco-alemana) i la intrusión bestial
de los espoliadores de la santa sede (los liberales italianos),
poniendo obstáculos a la reunión de la asamblea ecuméni-
ca, aplazaron esta cuestión, cuya oportunidéid era tan
jeneralmente proclamada" •^^.
Los trabajos emprendidos para la canonización de Cris-
tóbal Colon iban a esperimentar un largo aplazamiento.
El gobierno pontificio, mui preocupado con cuestiones i
dificultades de la mas alta gravedad después de la ocupa-
ción de Roma por el rei de Italia, no podia prestar aten-
ción a aquel negocio. Mientras tanto, la discusión tomaba
en libros, en opúsculos i en artículos de revista i de diario,
un gran calor. La obra de Rosellv de Lorgues, que en el
principio habia tenido pocos impugnadores, se atrajo una
gran popularidad desde que se anunció que ella era el funda-
mento de la postulación en que se pedia la beatificación de
Cristóbal Colon. Sanguinetti, el canónigo de Jénova que
hemos recordada anteriormente, rompió entonces sus fue-
gos contra el pretendido rehabilitador del glorioso descu-
bridor del Nuevo Mundo. Su ejemplo fué seguido por otros
escritores en Italia, en Francia i en España, i se produjeron,
junto con folletos o artículos de polémica, algunos libros
de verdadera investigación que han dado luz sobre muchos
punto de historia. Numerosos escritores de reconocido es-
píritu relijioso, eclesiásticos algunos de ellos, sostenian que
la beatificación de Colon no tenia fundamento alguno se-
rio, i que en caso de llevarse a efecto, no agregaria nada a
la gloria del descubridor del Nuevo Mundo, i seguramente
contribuiría a disminuir la fe en las resoluciones de la san-
ta sede. El aparato de sobrenatural con que se habia reves-
<^8 León Bloy, Le Révélateur da ^lobe, Chrisiophe Coiombet sh
heatiñcation íuture, Píiris, 1844, páj. 53-4.
94 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIIJLTOGRÁFICOS
tido la historia de Colon, i los milagros que se atribuían a
éste, habian encontrado mui pocos creyentes. La Gaceta
de Francia, el mas antiguo i talvez el mas caracterizado
representante del partido citólico i monarquista de Paris,
por el órgano de su redactor literario el conde de Pont-
martin, i con motivo de una nueva edición de la vida de
Colon, decia el 5 de enero de 1879 estas palabras: "El li-
bro de este excelente conde RoselU^ de Lorgues es uno de
los libros mas grotescos que jamas hayan caido en mis
manos."
Manifestaciones partidas de otra parte, mucho mas bu-
lliciosas todavía que esos escritos, tendían a presentar a
Colon bajo un aspecto mui diferente del que habian querido
darle los llamados rehabilitadores de su memoria. El par-
tido liberal italiano lo aclamaba una de las mas altas glo-
rias de la Italia, i lo colocaba entre los hombres ilustres
que sus contemporáneos no habian comprendido, hacién-
dolo víctima de la superstición i de la ignorancia. El
gobierno piamontes habia puesto en los billetes de banco
la efijie de Colon en frente de la del conde de Cavour. En
una procesión histórica celebrada en Jénova el 17 de marzo
de 1872 con motivo del solemne entierro civil del tribuno
revolucionario Mazzini, la efijie de Colon fué paseada junto
con la de Rienzi, de Arnaldo de Brescia i de otros célebres
patriotas que son llamados los precursores de la libertad
de Italia. Cada vez que se celebraba en esa ciudad algún
acontecimiento tendente a afianzar la unidad italiana, el
pueblo cubria de flores i de coronas la estatua de Colon.
Los discursos que en esas fiestas se pronunciaban, eran la
espresion de un orden de sentimientos bien diversos a los
que alentaban a los postulantes de la beatificación de Colon.
El ruido causado por tantas publicaciones, la falta de
informaciones i de pruebas para demostrar la santidad de
Colon i para autorizar los milagros que se le atribuían, i
por iiltimo, el desprestijio que la crítica razonada habia
echado sobre los libros de los que pedian la beatificación,
decidieron por entonces la pérdida de la causa. En octubre
EL PROYECTO DE CANO^iZAR A CRISTÓBAL COLON 95
de 1877, la congregación de ritos resolvió que no podia pa-
sarse adelante "porque ningún hecho ha venido a demos-
trar de una manera palpable las heroicas virtudes cristia-
nas de Cristóbal Colon; porque aparte de su grande obra,
el descubrimiento de América, su vida privada i pública da
lugar a críticas i juicios nada favorables; porque en las
crónicas de aciuel tiempo nada se encuentra a propósito que
pueda señalarlo como digno del insigne honor de colocarlo
en los altares; i porque la fama que ha dejado al morir, no
es de aquellas de un católico eminente notable, ni jamas se
le ha invocado como santo." ^9
Los postulantes de la beatificación de Colon no se die-
ron por vencidos pur este fallo. Publicaron nuevos libros i
opúsculos mas ardorosos todavía, i despacharon emisarios
a solicitar en Europa i en América adhesiones a la postula-
ción. Muchos prelados se escusaron de adherirse; pero mu-
chos otros firmaron con buena voluntad las peticiones c[ue
se buscaban. Un caballero de Jénova llamado José Baldi,
antiguo negociante en piedras preciosas, en cuyo comercio
habia visitado varias veces la América, i que se habia inte,
resado vivamente por la beatificación de Colon, escribió o
dio su nombre a un libro titulado Lh glorifícazione del ge-
nio cattolico, t se hizo el vice-postulador de esa causa. '*En
1881, el domingo de Ramos, dice León Bloy, el señor José
Baldi fué presentado a su santidad León XIII por el conde
Rosellj de Lorgues, i tuvo el honor de colocar en manos del
papa un magnífico álbum, seguramente el mas curioso que
jamas hubiese entrado al Vaticano. Este álbum contenia
entonces 466 adhesiones episcopales en que se solicitaba del
jefe de la Iglesia la introducción exceptionali ordine de la
causa del servidor de Dios (Cristóbal Colon) ante la sagra-
da congregación de ritos." ^^ Antes de mucho tiempo se
^'•í Copio estas palabras del fallo de la congregación de ritos de
la Vida de Colon, anteriormente citada, de don José María Asen-
sio, tomo I, pajina LXXIJI.
40 León Bloy, Le Révélateur du globe, páj. 71.
96 ESTUDIOS mSTÓllICO-BlBLIOGKÁFICOS
agregaron nuevas adhesiones. En noviembre de 1883 se
elevaban a 615, i en 1885 a 627.
Sin embargo, aunque la postulación recordaba "que des-
de la encarnación del Verbo no se ha verificado un aconte-
cimiento mas preclaro i mas ntil que el descubrimiento deí
Nuevo Mundo por Cristóbal Colon", no señalaba mas-
prueba de la santidad de éste, i de los milagros que debia
haber operado, que "la célebre historia compuesta por el
egrejio conde Roselly de Lorgues, en la cual están descritos
con fe i suma dilijencia la vocación sobrenatural de Cristó-
bal Colon, sus virtudes i su celo católico en el descubri-
miento del nuevo orbe, en todo lo cual fué ayudado por el
favor de la sede apostólica, i por los anuncios celestes". Pa-
rece que esta prueba, que la crítica habia desautorizada
completamente, no ha parecido mui satisfactoria a su san-
tidad León XIII ni en la sagrada congregación de ritos,,
porque, según entendemos, no ha vuelto a tratarse de la
proyectada beatificación de Cristóbal Colon. ^^
41 En el curso de este artículo hemos tenido ocasión de citar
algunos de Jos libros i opúsculos a que dio oríjen la polémica sus-
citada con motivo del proyecto de beatificación de Cristóbal Co-
lon, pero existen muchos otros de los cuales vamos a recordar los
que hemos tenido a la vista i hemos consultado como fuente de in-
formación para conocer este asunto.
Van Bkocken (barón), Des vicisitudes posthumes de Christo-
phe Colomb et de sa beatiñcation possihle, Paris, 1865.
RosELLV DE LoKGUES, U amhassadeur de Dieti et le pape Pie
IX, Paris, 1874, reimpreso en 1884 con el título de Christophe
Colomb serviteur de Dieu, son apostolat, sa sainteté.
Roselly de Lorgues, Satán contre Christophe Colomb ou la
pretendue chute du serviteur de Dieu, Paris, 1876.
Roselly de Lorgues, Histoire posthume de Christophe Co^
lomb, Paris, 1885.
RoGER (abate G. cura de Montargis), £^/o^e historique de Chris-
tophe Colomb, Orleans, 1885.
Sanguinetti (Angelo, canónigo de Jéno va), Osservazionc ad un
articolo della Civilta Cattolica, Jénova, 1876.
Sanguinetti, Intorno alia seconda edizione della storia di Co-
lombo peí conté Roselly de Lorgues, Paris, 1879.
Lorenzo i Leal (doctor clon Baldomcro, misionero apostólico),.
EL PROYECTO DE CANONIZAR A CRISTÓBAL COLON 97
Cristóbal Colon. El héroe del catolicismo, leyenda histórica. Huel
va, 1884.
Fernández Duro (Cesáreo, capitán de navio e individuo de la
Real Academia Española de la Historia), Colon i la Historia pos-
tuma, examen de la que escribió el conde Roselly de horgues. Ma-
drid, 1885.
Estos escritos i los que sobre el mismo asunto hemos citado en
el curso de este artículo, no forman mas que una parte de los que
se han publicado con motivo de la discusión a que ha dado oríjen
el pro\'ecto de beatificar a Cristóbal Colon. Por simples referen-
cias conocemos algunos otros; pero nos seria imposible recordar-
los todos, i mucho rhas los numerosos artículos de revista o de
diario que hemos visto citados.
TOMO VI
ALGUNAS PALABRAS SOBRE LA HISTORIA DE LA JEOGRAFIA
A PROPÓSITO
DEL DESCUBRIMIKNTO DE AMÉRICA *
"Hubo un tiempo, i ese tiempo no está todavía mui
apartado de nosotros, en que todas las ciencias debian to-
mar su oríjen en la Biblia. Era ésta la base única sobre la
cual se les permitia levantarse. Se dejaba al astrónomo ob-
servar los astros i formar almanaques; pero a condición de
que la Tierra continuara en el centro del universo, i de que
el cielo continuase siendo una bóveda sólida, sembrada de
puntos luminosos. El cosmógrafo podia construir cartas
jeográficas, pero debia hacerlo partiendo del principio de
que la Tierra era una superficie plana, suspendida milagro-
samente en el espacio, i sostenida por la voluntad de Dios.
Si algunos teólogos menos ignorantes, permitian a la Tie-
rra tomar la forma esférica, era bajo la condición espresa
de que no tendria antípodas. La historia natural de los
animales debia partir de la reproducción de los que habian
* Publicado en los Anales de ¡a Universidad de Chile en 1892,
to mo 83, pajinas 453-471.
{Nota del Recopilador)
100 ESTUDIOS HISTÓRICO BIBLIOaRÁFIC OS
sido conservados en el arca. La historia i la etnografía
tenían por base común la dispersión, sobre la superficie de
la Tierra, de la familia de Noé. Las ciencias tenian, pues, su
punto de partida fijo i determinado; i alrededor de cada
una de ellas un círculo de que les era prohibido salir so
pena de caer al instante bajo la temible censura de los teó-
logos, que tenian siempre al vServicio de su opinión, buena o
mala, tres argumentos irresistibles, la persecución, la pri-
sión o la hoguera."
Con estas palabras comienza el célebre arqueólogo Le-
troniie un estudio majistral sobre la historia de los opinio-
nes cosmográficas en la edad media i. Ellas bosquejan en
sus rasgos jenerales una época de retroceso intelectual, en
que, rechazando i aun pretendiendo hacer olvidar las mas
sólidas conquistas del jenio i de la ciencia de los antiguos,
se inventó un sistema del universo fundado, vse decia, en la
interpretación literal i correcta de la Biblia.
Los griegos, en efecto, habian establecido sobre estas
materias principios fundamentales, exactos, i tanto mas
sorprendentes cuando se consideran la limitación de su cam-
po de estudios, i la falta de los medios i de los instrumen-
tos de que han podido disponer los pueblos modernos.
"Como no tenian libros sagrados, dice un moderno histo-
riador de la Grecia, i por consiguiente ni cuerpo de doctri-
nas de que no era permitido apartarse, ni clase sacerdotal
que guardara para sí sola el dogma i la ciencia, ni aristo-
cracia social que limitara el campo del pensamiento, los
griegos dejaron a los espíritus la libertad mas completa.
De esta manera, constituyeron la filosofía moral i política
1 Letkonne, Des opinions co^mographiques des peres de
Peglise, rapprochées des doctrines phúosophiques de la. Gréce, es-
tudio publicado en la Revue des deux mcndes del 15 de marzo de
1834.
El sabio francés pudo ampliar estas observaciones estendien-
dolas a otras ciencias, a la lingüística, por ejemplo, detenida du-
rante muchos siglos en su desarrollo por la obligación de buscar el
oríjen dé las lenguas en la famosa torre de Babel.
HISTORIA DE LA JEOORAFÍA 101
en su indepenciencia. Hicieron de ella (como lo hicieron de
las demás ciencias) el dominio de todos, i no le asignaron
otro objeto que la investigación de la verdad. Por este me-
dio, abrieron a la intelijencia un inmenso horizonte. Lo'que
el sentimiento sólo alcanzaba a percibir vagamente, la ra-
zón fué a examinarlo, i con cuánto poder!" Esa libertad de
que pudo gozar el jenio griego, produjo los mas maravillo-
sos resultados en favor de la civilización de la humanidad.
"La Grecia, dice un distinguido filósofo de nuestros dias,
ha formado la educación del mundo, del occidente por
Roma, del' oriente por las colonias jónicas, por Alejandría,
Antioquía i Constantinopla. Cualquiera que sea la parte
que se conceda, en la evolución del espíritu humano, a los
elementos diversos que han constituido los pueblos moder-
nos, bajo la diversidad de los temperamentos nacionales i
de los destinos históricos, se descubre, en último análisis,
un fondo intelectual común en toda civilización partícipe; i
ese fondo es griego -."
2 André Lefevkh, U bomme á travers les a^es, chap V.
No podemos resistir al deseo de consignar aquí algunas líneas
sobre -da enerjía racional de los; griegos." que hallamos en un libro
de Mr R. C. Jebb, distinguido profesor de Glasgow, ti Los grie-
gos, dice, no fueron el primer pueblo que halló la manera de culti-
var bien la tierra, de elaborar bien los metales, de enriquecerse
por la guerra o por el comercio. T'^ueron sí el primer pueblo que hizo
de la razón el guia de su vida social. Se encuentra una prueba
de ello en la existencia de las ciudades griegas Mientras otros h()m-
bres vivian en tribus o bajo reyes despóticos, los griegos se habian
reunido en ciudades i sociedades rejidas, no por la fuerza, sino por
la persuasión de leyes iguales para todos. Otra prueba se encuen-
tra en los libros griegos. Allí hallamos escritores de toda especie,
poetas, historiadores i filósofos habitualmente empeñados en des-
cul)rir la razón de las cosas. Bajo este aspecto, la literatura griega
tiene un interés que no posee ninguna otra. Ella nos muestra cómo
los hombres se encaminaron primero en un pensamiento sistemá-
tico. Ella nos enseña cómv:) algunas cuestiones que han sido solu-
cionadas mas tarde i otras que todavía se discuten, fueron presen-
tadas por el pueblo que primero trató de solucionarlas." Jkbb's^
Greek Jiteratiire, London, 1886, chap. I, p. 6.
102 ESTUDIOS HISTÓRTCO-BIBLlOCmÁFK.'OS
En jeografía, los griegos, si bien no pudieron esplorar
mas que una porción limitada de la Tierra, njaron con ma-
no segura las bases de la ciencia. Sacándola del estrecho
campo de los itinerarios descriptivos, tuvieron una concep-
ción mucho mas elevada del dominio de la jeografía, i me-
diante la observación astronómica, sentaron como prmci-
pio fundamental e inconmovible la esfericidad de la Tierra.
Demostrado este principio con una gran sagacidad jeoiné-
trica i con una claridad de esposicion que no deja lugar al-
guno a duda, dedujeron como consecuencia la posibilidad
de dar una vuelta entera al globo si fuera dado atravesar
el océano que se estendia entre las costas occidentales de
Euro]3a i la rejion mas oriental del Asia, navegación que no
podian emprender los marinos de la antigüedad en sus pe-
queñas embarcaciones, i sin contar con el ausilio de la brú-
jula. Sus trabajos para determinar las dimensiones de la
Tierra para fijar científicamente la posición de cada uno de
sus puntos, i para señalar los límites de las zonas climato-
lójicas, tienen una gran precisión, i fueron el punto de j)ar-
tida de los inconmensurables progresos que en este terreno
ha llevado a cabo la ciencia moderna. Por fin, hubo filóso-
fos i matemáticos griegos que, adelantándose muchos si-
glos a los grandiosos trabajos de Copérnicoide Galileo, es-
plicaron el movimiento aparente de los astros, por un mo-
vimiento real de la Tierra en torno de su eje -K
Las doctrinas científicas de los griegos, sustentadas i es-
3 Aristótklhs en su tratado Del cielo, cap. II núm. 13, dice lo
que sigue: --Los pitagóricos sostienen que la Tierra, que no es mas
que uno de los astros, produce, jirando sobre sí misma, la noche i
el diíi.'i CiCKRON en sus Cuestiones académicas, libro IV, cap. 39,
es mas [ireciso todíivía con estas palabras: -lílicetas de Siracusa
(pitagórico) enseñaba que el cielo, el sol i las estrellas permanecen
inmóviles, mientras que la Tierra sola se mueve; i que jirando ésta
con rapidez en torno de su eje, produce exactamente el mismo efec-
to f|ue si se moviese el cielo, permaneciendo la Tierra inmóvil. -i iín
las Obras morales de Plutarco (traduc. Ricard), vol. IV, se en-
cuentran dos pasajes que no sólo confirman esas noticias^ sino que
HISTORIA DE LA JBOGRAFÍA 103
puestas por muchos escritores, pasaron a Roma. Aunque
allí la ciencia no contó con tantos adeptos como en Grecia,
fueron admitidas i propagadas por algunos de los mas
grandes jenios de la literatura latina, por César, por Cice-
rón, por Séneca, por Plinio el antiguo etc., etc. La deca-
dencia de las letras romanas coincide con la propagación
del cristianismo. Los doctores de la nueva fe no se sintie-
ron ligados por las doctrinas científicas entonces recibidas;
i combatieron i rechazaron todo lo que parecia contrario al
texto de la Biblia. ''¡Así comienza, dice un distinguido his-
toriador de la jeografía, ese fatal antagonismo entre la
ciencia i el dogma relijioso que debia tener mas tarde las
mas deplorables consecuencias!" *
Para desarraigar el prestijio de las doctrinas cosmográ-
ficas de los griegos, los padres de la iglesia escribieron mu-
chos tratados. Las teorías de la esfericidad de la Tierra i
de la existencia de los antípodas, fueron impugnadas en to-
dos los tonos, ya "como una estravagancia de jentes que
ejercitaban su injenio en sostener cosas inverosímiles," ya
como principios contrarios a la sana razón i a la revelación
que consignan las sagradas escrituras. "San Agustin, Lac-
tancio, san Basilio, san Ambrosio, san Justino mártir, san
Juan Crisóstomo, san Cesario, Procopio de Gaza, Severia-
las amplían dando a conocer que hubo filósofos griegos que indi-
caron ademas del movimiento de rotación de la Tierrn, su movi-
miento de traslación en torno del sol. Dice así: "Páj. 322. Hera-
clídes.de Ponto i el pitagórico Ecfanto hacen mover la Tierra no
de un punto a otro, sino como una rueda fija que jira sobre su
centro, i dicen que este movimiento se efectúa de occidente a
oriente '. "Páj. 424. Aristarco suponía que el cíelo era inmóvil, que
la Tierra hacia una revolución oblicua a lo larcro del zodíaco, i que
ademas jíraba sobre su eje.n Sería difícil espresar con mas preci-
sión ideas científicas tan adelantadas i tan opuestas a la percep-
ción vulgar de los sentidos. I lo que es de maravillarse es que dos
rail años mas tarde costara tan caro a Galileo el sostener i afian-
zar aquellas verdades científicas.
4 ViviEN DE Saint Martin, Histoire de la géographie, París,
1875, páj. 217.
104 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLlOaRÁFlCOS
no de Gabala, Diodoro de Társis etc., etc., no permiten que
el verdadero cristiano conserve duda alguna a este respec-
to. Es menester convenir en que si los fenómenos natura-
les no estuviesen a la vista para contradecir el texto de la
Biblia, la interpretación literal que aquéllos daban, seria
sin réplica. La esplicacion que los padres de la iglesia dan
de la Biblia, i las consecuencias que de ellas sacan, serian
igualmente incontestables. Verdaderamente, sólo median-
te las mas forzadas interpretaciones se puede ver en ese tex-
to otra cosa que la que vieron los padres de la iglesia" •">
Nosotros no hemos consultado mas que algunos de esos
escritos para comprobar la exactitud de esta referencia i de
la observación que la completa. Ese examen nos ha de-
mostrado que el distinguido arqueólogo francés espone con
la mayor fidelidad las opiniones de aquellos padres de la
iglesia, Pero tenemos a la vista un libro del mismo carác-
ter que aquellos, que desarrolla el propio tema mas esten-
samente, i que propone todo un sistema cosmográfico fun-
dado en la revelación, i opuesto al de los griegos. Se titula
Topografía cristiana del universo, establecida por demos-
traciones sacadas de la escritura divina, i cuya verdad no
es permitido a los cristianos poner en duda. Fué escrito en
el siglo VI de nuestra era por un monje de Alejandría que
se nombra Cosmas Indipleustes, palabras griegas con que
mas bien que un nombre propio, se designa la ocupación
del autor, "cosmógrafo, navegador indiano." Dos manus-
critos griegos de esta obra, conservado el uno en la biblio-
teca del Vaticano (del siglo IX), i el otro en la biblioteca
laurentina de Florencia fdel siglo X), habiansido examina-
dos por muchos eruditos, i aun se liabia publicado la tra-
ducción de algunos fragmentos, cuando el padre benedictino
Bernardo Montfaucon la dio a luz íntegramente en Paris
en 1706 en su texto griego, acompañándolo de la traduc-
ción latina, i con numerosas láminas que son la reproduc-
ción de las miniaturas del manuscrito. Forman parte del
Letroxne, artículo citado, páj. 604.
HISTORIA DE LA JEOGEAFÍA 105
tomo II de una valiosa Collectio nova patrum et scripto-
Tvm graecorum Eusehii Caesariensis, Athanasii et Costnae
aegyptii (Nueva colección de los padres escritores griegos
Eusebio de Cesárea, Atanasio i Cósmas de Ejipto). Otras
ediciones posteriores, i los análisis de la crítica moderna,
han dado a conocer bastante bien la obra de que trata-
mos. *^
La obra de Cósmas tiene por objeto principal destruir
todas las opiniones cosmográficas de los griegos. Comienza
por una invocación a la Santísima Trinidad, cuyo auxilio
implora el autor para poder estirpar las herejías. **Por to-
das partes, dice, se dirijen vivos ataques contra la iglesia.
Hasta algunos hombres que se visten con el nombre de cris-
tianos, pretenden con los filósofos paganos, i con desprecio
de la sagrada escritura, que el cielo es esférico, enguiñados
sin duda por loseclipses de luna i sol. Mi libro se dividirá en
cinco partes. La primera va dirijida contra esos heréticos.
Allí establezco que el que quiere ser cristiano no debe dejar-
se arrastrar por razonamientos especiosos a proposiciones
contrarias a la divina escritura, porque si se profundizan
esas hipótesis de los griegos, se reconoce que no son mas
que mentiras i sofismas que no pueden sostenerse. En el se-
gundo libro yo respondo a la cuestión de esos cristianos:
*' Destruidas esas hipótesis ¿con qué las reemplazáis?" De-
m uestropara ello cuál es la verdadera hipótesis sacada de la
escritura santa, i digo cuál es la verdadera forma del mundo.
6 La obra de Cósmas fué reimpresa en el tomo XI de la célebre
colección de Andrés Gallandi titulada Bibliotheca veterum pa-
triim antiquarvmque scriptorvm ecclesiasticorum, — Yenecia
1765-81.
Sin embargo, aunque esa obra habia sido publicada en aquellas
colecciones de los escritos de los padres de la iglesia, casi no era
conocida jeneralmente mas que por los análisis que de ella hablan
hecho los.historiadores déla literatura i de las ciencias; pero en
1855 M. Edouard Charton dio a luz en Paris una traducción
francesa algo abreviada, pero con las curiosas láminas de la pri-
mera edición, en el tomo II de la colección titulada Voyageurs an-
ciens et modernes.
106 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOGRÁFJCOS
En seguida, si alguno duda todavía, i me responde: ¿Quién
me prueba que Moisés i los profetas han dicho la verdad?'^
yo les demuestro en mi tercera parte cuan dignos son de fe,
probándoles al efecto que no son ellos sino el Espíritu san-
to el que habla por su boca; i establezco después que mi
opinión es la de todos los autores sagrados de la antigua i
de la nueva lei, i digo cual es la utilidad de conocer la figu-
ra del mundo i de donde ha nacido esa idea de su esferici-
dad. Mi cuarta parte es una breve recapitulación de lo que
he dicho antes i una refutaci(jn de la esfericidad del mundo
i de la existencia de los antípodas. En fin, la quinta parte
establece que este sistema no es una vana hipótesis inven-
tada por mí, sino el resultado de la observación del taber-
náculo de Moisés, construido por el orden de Dios para re-
presentar el mundo, ese tabernáculo "imájen del mundo,"
ccino lo llama el nuevo testamento, único en realidad, pero
separado en dos por el velo que lo divide, como Dios ha se-
parado en dos, por el firmameato, el universo que en el
principio era uno. I así como en el tabernáculo habia una
parte interior i otra esterior, así también hai en el mundo
una rejion baja i una rejion alta: aquélla es el infierno i ésta
el mundo futuro, a donde subió el primero nuestro señor
Jesucristo después de su resurrección, i a donde después de
él subirán los justos. Desde Adán hasta Moisés, desde Moi-
sés hasta san Juan, i desde san Juan todos los apóstoles i
los evanjelistas todos, digo, de una voz unánime, no han
hablado mas que de estas dos rejiones. Ninguno ha supues-
to que antes o después existiese una tercera, sino que to-
dos, guiados por el Espíritu santo, han declarado que no
existian mas que dos. Por eso, siguiendo paso a paso las
sagradas escrituras, he figurado el universo, después esos
lugares de donde salieron los israelitas, esa montaña en
que recibieron la lei escrita, ese tabernáculo divino i en fin,
la tierra prometida en que establecieron su mansión."
En realidad, toda la parte propiamente cosmográfica de
la obra de Cósmas, puede distribuirse en dos secciones. La
primera es la refutación de las doctrinas científicas de los
HISTORIA DE LA JEOGRAFÍA 107
jeógrafos i filósofos griegos; i la segunda es la esposicion
del sistema del universo que el autor ha arreglado. Apo-
yándose en frecuentes citaciones de la Biblia i de los santos
padres, declara absurdo e insostenible no sólo ante la ra-
zón sino ante la fe, cuanto iiabian enseñado aquellos sobre
estas materias, concluyendo por decir que la esfericidad del
mundo i la existencia de los antípodas, no pasan de ser
^'cuentos de vieja." La segunda sección es mucho ma.s cu-
riosa todavía Citando a cada paso a los profetas, a los
poetas i a los demás escritores bíblicos, i buscando la inter-
pretación racional de ellos en las obras de los padres de la
iglesia, construye su sistema cosmográfico.
El universo, según Cósmas, tiene la forma del tabernácu-
lo de Moisés, mas claramente, la de una casa o de un gra-
nero, cuyo largo es doble del ancho. La parte inferior es un
estenso plano, cuyo centro está ocupado por las tierras, i
€uyos bordes son formados por el océano, si bien mas allá
de éste, por la parte del norte, hai también tierras donde
estuvo el paraiso terrenal i donde habitaron los hombres
antes del diluvio, pero a donde no pueden llegar ahora.
Cuatro formidables murallas que se levantan en los costa-
dos de ese plano, van a unirse a la bóveda celeste, que cu-
bre el mundo. La esplicacion de los fenómenos del cielo,
completa el cuadro cosmográfico. Existe en la rejion del
norte, según el monje de Alejandría, una alta montaña có-
nica en torno de la cual revuelven regularmente el sol, !a
luna i los demás astros, sin pasar jamas ])or debajo de la
Tierra, i sin salir de las murallas que la circunscriben. De
€sa manera se producen los dias i las noches, según sea que
el sol esté delante o detras de la montaña, i la mayor o me-
nor prolongación de los dias. es decir la sucesión de las es-
taciones, según áea que el sol efectúe su revolución en la
parte mas gruesa o mas delgada de la montaña cónica. Por
lo demás, Cósmas, de acuerdo con muchos padres de la
iglesia, establece que el sol i la luna, así como los demás as-
tros, tiene cada cual un ánjel que los conduce en su marcha,
de lo que resulta que estos movimientos son perfectamente
108 ESTUDIOS HISTÓR1C0-B[BL10í;KÁFI('OS
regulares, i aun podría decirse iutelijentes. Según él, son
también los ánjeles quienes preparan la lluvia, reúnen las
nubes, i presiden directamente la acción de los vientos, del
rocío, de la nieve, del calor, del frió, en una palabra de to-
dos los fenómenos meteorolójícos '.
No es necesario esponer en todos sus pormenores el siste-
ma cosmográfico de la Topografía, cristiana, i por tanto
nos limitamos a darlo a conocer en sus rasgos jenerales.
Cósmas dice i repite que espone la forma del mundo no se-
gún su propia opinión i sus propias conjeturas, sino ajus-
tándose en todo a las indicaciones reveladas que hallaba
en los profetas, en los otros tratados de la Biblia i en los
escritos de los santos padres, i sujetándose a las lecciones
de grandes doctores i maestros. Se ha dicho, por esto, que
así como la célebre Jeografía de Claudio Ptolomeo no es
propiamente una obra orijinalde éste sino el resumen claro
i ordenado de la ciencia de los griegos en jeografía mate-
mática i en astronomía en el segundo siglo de nuestra era,
así también la obra de Cósmas es el resumen de las ideas,
conocimiento i opiniones que en cosmografía tenian los
cristianos en el siglo VI.
Los absurdos de este sistema cosmográfico i de las doc-
"> Juan Pun^oPONO, filósofo del siglo VII, último representante
autorizado de la escuela griega de Alejandría, se hacia pargo, en el
libro I de su tratado De la creación del mundo, de esta opinión de
alguncs padres de la iglesia, en los términos siguientes: "Que nos
digan los que así piensan en qué lugar de la escritura divina han
aprendido que los ánjeles pongan en movimiento la luna, el sol i
Ins otros astros tirándolos con una cuerda como a las bestias de
carga, impulsándolos por detras como se hace con los fardos de
mercaderías, o moviéndolos de las dos maneras a la vez, o en fin
cargándolos sobre sus hombros. ¿Hai, en verdad, algo mas ridícu-
lo que todas estas suposiciones? Como si Dios que ha creado el
sol. la luna i todos los astros no hubiese podido imprimirles el mo-
vimiento, así como ha dado a los cuerpos pesados i lijeros una
tendencia a precipitarse hacia la Tierra, i a todos los seres vivos
una facultad de moverse que ellos sacan del principio de actividad
que los anima." Philopono no logró convencer a sus adversarios.
HISTORIA DE LA JEOGRAFÍA 109
trinas en que se fundaban, no podían dejar de llamar la
atención i de provocar la mas amarga crítica, cuando al-
gunos siglos mas tarde recobró su imperio la verdad cientí-
fica, i cuando los progresos de la observación i de los des-
cubrimientos confirmaron la exactitud i la precisión de la
ciencia de los griegos. El padre jesiiita José de Acosta, que
recorrió una buena parte de América en el siglo XYI, i que
en 1590, un siglo después del descubrimiento, publicaba en
Sevilla su Historia natural i moral de las Indias, discutía
en los primeros capítulos de esa obra las opiniones de al-
gunos santos padres, i en especial de san Juan Crisóstomo,
de Lactancio, de Procopio i de san Agustín sobre estas ma-
terias, i terminaba con esta observación: "No se ha de
ofender nadie, ni tener en menos los santos doctores de la
iglesia, si en algún punto de filosofía i ciencias sienten dite-
rentemente de lo (jue está mas recibido i aprobado en bue-
na filosofía, pues todo su estudio fué conocer i servir i pre-
dicar al criador, i en esto hicieron grande excelencia. I
como empeñados del todo en esto, que es lo que importa,
no es mucho que en el estudio i conocimiento de las criatu-
ras no hayan todas veces por entero acertado." Todo eso
puede ser exacto; pero también lo es que esos errores ense-
ñados con el carácter de verdad relijiosa, produjeron un re-
troceso en el desenvolm ¡miento del espíritu humano que se
hizo sentir durante cerca de mil años.
Conviene advertir que esas doctrinas no se impusieron
sin resistencias. Cósmas habla de los contradictores que
hallaba el sistema cosmográfico de los padres de la iglesia,
i de los defensores que aun quedaban de la teoría de la es-
fericidad de la tierra i de la existencia de los antípodas.
Son pocos los escritos que nos han quedado sobre esa con-
troversia. Juan Phílopono, que es llamado el último re-
presentante de la ciencia de los griegos, escribió en el siglo
VII un tratado que citamos mas atrás, para demostrar
que las sanas doctrinas cosmográficas no tenían nada de
opuesto al cristianismo; pero no se le hizo caso. Otros es-
critores menos valientes i tal vez menos conocidos, recorda-
lio ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
ron de paso aquellas doctrinas manifestando por ellas cier-
to respeto, pero sin atreverse a sostenerlas i a defenderlas.
De este modo la luz de la ciencia griega fué apagándose
poco apoco. A mediados del siglo Vill hubo en Baviera
un sacerdote llamado Virjilio que enseñaba que la Tierra
era redonda i que había otras rejiones habitadas, esto es,
que habia antípodas. El papa san Zacarías, que por lo de-
mas era un hombre ilustrado, escribió a san Bonifacio, su
legado en Jermania, estas palabras con fecha de 4 de no-
viembre de 751: ''En cuanto a la perversa doctrina de Vir-
jilio, si se prueba que sostiene que hai en la tierra otro
mundo i otros hombres, espulsadlo de la iglesia en un con-
cilio después de haberlo despojado del sacerdocio. Noso-
tros hemos escrito al duque de Baviera que nos lo envié, a
fin de examinarlo por nosotros mismos i de juzgarlo se-
gún los cánones. También hemos escrito al mismo Virjilio
i a Sinodio cartas amenazadoras, i os creemos a vos mas
bien que a ellos" ^.
Pero la verdad científica debia recobrar sus derechos im-
])rcscriptibles. En medio de las tinieblas que en esas mate-
rias reinaban en Europa, la luz apareció llevada por los
árabes, i comenzó a abrirse paso entre los espíritus mas
^ t)sta carta del papa san Zacarías, recordada por varios escri-
tores del siglo XVII, fué publicada por el célebre padre íIakdouix
en 1715 en su Collectio re^w máxima concilionim.
Creemos que fue D'Alembekt el primero que, en el brillante i
sólido bosquejo de la historia de las ciencias que escribió' como dis-
curso preliminar de la Enciclopedia, señaló esa carta como una
muestra de las ideas cosmográficas de la edad media. Algunos es-
critores eclesiásticos han pretendido dar a ese documento un sig-
nificado diverso, sosteniendo que lo que el papa condenaba no era
precisamente la teoría de la existencia de los antípodas, sino una
doctrina contraria "al dogma de la unidad del jénero humano."
Se ha observado con justicia que esta esplicacion violenta del sen-
tido de la carta del papa, importa un ataque a la antropolojía,
única autoridad que puede resolver sobre la unidad o diversidad
del jénero humano, ciencia cuyo dominio i cuya independencia son
tan respetables como los de la astronomía i los de la jeografía.
HISTORIA DE LA JEOGRAFÍA 111
claros i mas aventajados. Los árabes, a quienes la tradi-
rion vulgar atribuyó durante siglos tendencias contrarias
a la civilización, habian encontrado en Ejipto los libros
griegos, lo habian estudiado i traducido; i libres de preocu-
paciones relijiosas contrarias a la ciencia, adoptaron las
doctrinas jeográficas i cosmográficas de Aristóteles, de
Eratóstenes, de Hiparco i de Ptolomeo, i las propagaron
en sus conquistas en occidente, adelantando con trabajos
propios la jeografía matemática i la astronomía. Los ára-
bes de España rivalizaron en actividad literaria con los de
oriente, poseyeron muchas bibliotecas, i la escuela de Cór-
doba no fué menos célebre que la de Bagdad. A ella concu-
rrieron en los siglos XI i XII muchos estudiantes de los
pueblos cristianos de Eurojja; i de vuelta a sus paises res-
pectivos, propagaron éstos en la medida de sus fuerzas, i
en cuanto se lo podia permitir el estado social de la época,
los conocimientos que habian recibido. '^ Las obras de
Aristóteles, traducidas del griego al árabe, fueron vertidas
del árabe al latin con las imperfecciones consiguientes a
esta doble versión, pero prestaron un gran servicio a la
restauración científica.
Este es el tiempo en que se inicia la rehabilitación de
Aristóteles i de las doctrinas peripatéticas así en filosofía
pura como en ciencias físicas i naturales. Alberto de Rolls-
tadt (1193-1280), fraile dominicano i mas tarde obispo de
Ratisbona, mas conocido con el nombre de Alberto el gran-
de, inicia con sus escritos i con su enseñanza ese movimien-
to que habrían de adelantar sus discípulos. El mas brillan-
te i el mas notable de ellos en el dominio de la filosofía i de
•' Aunque los hechos aquí recordados son el objeto de muchos
libros en que han sido estudiados con la mas esquisita prolijidad,
nosotros podemos recomendar particularmente a los lectores chi-
lenos las notables pajinas que a ellos ha dedicado Humboldt en el
tomo II del Cósmof^, i los tres capítulos que con el título de "Cua-
dro de la civilización arábiga", forman el libro VI de la Histoire
des Árabes por L. A. Sedillot, Paris, 1854, cuadro tan noticioso
i erudito como compacto i bien ordenado.
112 Ei^TUDIOS HISTÓmCO-BIBLIOGRÁFICOS
la teolojía, fué santo Tomas de Aquino, que también se
ocupó en el estudio de las ciencias, i contribuyó en todo
sentido a propagar las doctrinas aristotélicas adaptándo-
las al cristianismo. "La física contenida en las obras de
santo Tomas, dice uno de los mas entusiastas espositores
de sus doctrinas, no es otra cosa que la física de Aristóte-
les con pocas modificaciones.' ^^
Pero el siglo XIII produjo otro hombre que, consagrán-
dose mas especialmente al estudio de los fenómenos de la
naturaleza, ejerció mayor influencia en el restablecimiento
de la verdadera ciencia i en los progresos subsiguientes de
la jeografía i de la cosmografía. "Rojerio Bacon, contempo-
ráneo de Alberto el grande, dice Humboldt, puede ser con-
siderado como la aparición mas importante de la Edad
Media, en el sentido de que mas que nadie ha contribuido
directamente a agrandar el dominio de las ciencias natura-
les, a establecerlo sobre ia base de las matemáticas i a
provocar los fenómenos por los procedimientos de la espc-
rimentacion. Estos dos hombres llenan casi todo el si-
glo XIII; pero Rojerio Bacon ofrece de particular que ha
ejercido, por el método que aplicó al estudio de la natura-
leza, una influencia mas útil i mas duradera que la que, con
mas o menos razón, se ha atribuido a sus descubrimientos.
Apóstol de la Hbertad de pensar, él atacó la fe ciega a la au-
toridad de la escuela; pero, mui distante también de desde-
ñar las cuestiones que habian ocupado a la antigüedad gric-
ga, profesaba una igual estimación por el estudio profundo
de las lenguas, por la aplicación de las matemáticas i de la
ciencia esperimental, a la cual consagró un capítulo espe-
cial en su Opus majus. Protejido i favorecido por el papa
Clemente IV, después acusado de majia i encarcelado por
Nicolás II i Nicolás IV, él esperimentó las vicisitudes de
1^ HstucJios sobre la ñlo.-iofía de santo Tomas, por frai Ceferino
González, profesor de la Universidad de Manila, i después obispo
de Córdoba en España, Manila, 1864, tomo I, introd.páj. XXXV.
HISTORIA DE LA JEOGRAFÍA 113
que en todos los tiempos fueron víctimas los grandes je-
nios 11.
Rojerio Bacon, que habría merecido con mas justo título
que Alberto el apodo de grande, fué en el siglo XIII el mas
conspicuo representante del espíritu aristotélico, ''que es el
espíritu de la ciencia moderna"; 12 { tiene en la historia de
la civilización un puesto de honor no sólo por sus escritos
i por sus descubrimientos, sino por la persecución de que se
le hizo víctima, por la condenación de sus libros por la au-
toridad eclesiástica, i por los 14 años de prisión que se le
hizo sufrir en castigo de sus opiniones científicas, i de que
sólo se vio libre pocos meses antes de su muerte. Bacon es-
puso con toda valentía la doctrina aristotélica de la esferi-
cidad de la Tierra, la posibilidad de darle una vuelta, i la
segura existencia de una porción considerable de ella que no
habia sido descubierta, pero que debia hallarse habitada, i
encontrarse ''debajo de nuestra propia habitación", es de-
cir en los antípodas. Apoyándose en los escritos de Aristó-
teles, de Séneca i de Plinio el antiguo, sostiene Bacon que el
océano interpuesto entre la costa occidental de España i la
estremidad oriental del Asia, no era de grande estension, i
que podia navcgarse con un viento fa.vorable, facilitándose
así la comunicación entre esos apartados continentes. Esta
doctrina, enseñada por los árabes, pero nueva en las escue-
las de la Europa cristiana, encontró muchos impugnado-
res, pero contó en ese siglo i en los dos siguientes con algu-
nos adeptos. Uno de ellos, Pedro de Ailly (el Pedro Aliaco
citado por Cristóbal Colon en su correspondencia), propa-
gaba las mismas teorías en los principios del siglo XY; i sus
escritos, que en estas materias eran copia mas o menos lite-
ral de las obras de Bacon, gozaron en su tiempo de mayor
11 HuMBOLDT, Cosmos, Essai dhme dcscription physiquc du
monde (trad. Galusky), tomo II, páj. 300.
12 ViviEN DE Saint Martin, obra citada, páj. 288.
TOMO VI 8
114 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁriCOS
crédito que éstas, i ejercieron una grande influencia en el
ánimo del descubridor del nuevo mundo ^^.
No cabe la menor duda de que a mediados del siglo XV
estas opiniones cosmográficas eran profesadas por los espí-
ritus mas adelantados de la época. El descubrimiento de la
brújula, el comercio que por el Mediterráneo i la via del
Ejipto se hacia con los pueblos orientales, la relación de los
viajes terrestres a esos apartados paises,i las esploraciones
de los portugueses en la costa de África, sin contar con
otras empresas que son mas imperfectamente conocidas,
habian despertado el amor a los estudios jeográficos. Con-
firman este hecho, entre muchas otras pruebas, la existen-
cia de globos i cartas jeográficas mui superiores a cuanto
se conocia hasta entonces, la célebre correspondencia del
astrónomo Pablo Toscanelli con Cristóbal Colon, i las vi-
gorosas i proféticas estrofas del poema de Luigi Pulci.
Pero no debe creerse que esas doctrinas jeográficas se hu-
biesen jeneralizado suficientemente aun entre los hombres
de cierta ilustración. Por el contrario, sobran pruebas para
convencerse de que hallaban todavía en las mismas univer-
sidades casi tanta resistencia como en el tiempo en que Cós-
mas escribia su Topografía cristiana. Es famoso en la his-
toria de las letras el nombre de Alonso de Madrigal, mas
conocido con el nombre de el "Tostado", obispo de Avila e
insigne teólogo español del siglo XV, que gozó de gran fa-
ma por la estension de sus conocimientos i por la multipli-
cidad de sus obras, que entonces i mas tarde se considerá-
is HuMBOLDT ha estudiado estas cuestiones con la mas esqui-
sita erudición en su Examen critique de rhistoire de la ^éographie
du noveau continent, tom. T., páj. 60 i siguientes, demostrando
con los textos a la vista que la pajina que Pedro de Ailly destina
a este asunto en su Imago mundi está calcada mas o menos tex-
tualmente de laque a él consagra RojerioBacon en su Opus majvSy
por mas que ésta no aparezca citada en la obra de aquél, sobre la
cual pesaba la censura eclesiástica.
Véase también sobre esto, Osear Peschel, Geschicbte des Zei-
talters der Entdeckuní^en (Historia del siglo de los descubrimien-
tos), Stuttgart (1877), lib. L, cap. V.
HIST0RI4 DE LA JBOGRAFÍA 115
ban un monumento asombroso de ciencia. Hoi, esas obras
están casi olvidadas; i por lo que a nosotros toca, aunque
las hemos visto en algunas bibliotecas, nunca hemos tenido
curiosidad de examinarlas. Sin embargo, el erudito padre
Montfaucon para sus comentarios al libro de Cosmas, i
William Whewell, el eminente historiador de las ciencias in-
ductivas, sacaron de aquellas obras una referencia que ayu-
da a conocer el estado de la opinión de los teólogos sobre
€sa materia en la segunda mitad del siglo XV. 'Xos mis-
mos escrúpulos (es decir, la persistencia en creer contraria
a la revelación la teoría de la esfericidad de la Tierra i de la
-existencia de los antípodas) prevalecieron entre los escrito-
res cristianos hasta el último período de la edad media; i
muí pocos años antes que Colon hubiese visitado el otro
hemisferio, el Tostado decia que la opinión de la redondez
de la Tierra era una doctrina ''peligrosa" i^.
Hai otro hecho que demuestra mas palmariamente to-
davía cuánto cuesta desarraigar los errores del espíritu de
ios hombres, sobre todo cuando han sido inoculados con el
nombre de preceptos o doctrinas relijiosas. Don Fernando
Colon, en el capítulo XI de la historia de su padre, i Bar-
tolomé de Las Casas en el capítulo XXIX del Hbro I de la
Historia de las Indias, han consignado con grande unifor-
midad en los accidentes i detalles, las opiniones de los doc-
tores teólogos que fueron encargados de examinar los pro-
yectos del futuro descubridor del Nuevo Mundo. Esas opi-
niones eran mas o menos las mismas con que Lactancio i
otros padres de la iglesia habian combatido en los prime-
ros siglos de la era cristiana la doctrina griega de la esferi
€Ídad de la tierra i de la existencia de los antípodas. ^''^
14 William Whewell's, History ofthe inductive sciences from
the earliest to the prexent time, London, 18v57, vol. I, p. 197.
li^ Las obras de Lactancio eran en el siglo XV mucho mas co-
nocidas i populares de lo que son al presente. Apenas inventada
la imprenta, entre los años 1465 i 1468, se habian hecho ocho edi-
ciones de ella.
116 ESTUDIOS HISIÓEICO BIBLIOGRÁFICOS
*'Otros alegaban a san Agustín, dice Bartolomé de las Ca-
sas, el cual negaba que hubiese antípodas, que son los que
decimos que andan contrario de nuestros pies, i ansí traían
por refrán "duda sant Agustín." I don Fernando Colon
asienta exactamente el mismo hecho en los términos que
siguen: "Aunque el almirante Cristóbal Colon respondía
a todo esto (las objeciones se le hacían), cuanto mas
eficaces eran sus razones tanto menos las comprendían
i entendían aquellos doctores, porque cuando alguno enve-
jece con malos fundamentos en la matemática, no puede
alcanzar nunca la verdad, porque lo impiden las reglas fal-
sas aprendidas. Finalmente, todos ellos, a falta de otras
razones, repetían el proverbio castellano: "San Agustín du-
da," por cuanto este santo, en el capítulo IX del libro XXI
de La Ciudad de Dios, reprueba i tiene por imposible que
haya antípodas, i que se pueda pasar de un hemisferio
a otro."
El resultado de aquella conferencia, celebrada en Sala-
manca, según se ha escrito hasta ahora, o en Córdoba^
como se pretende en algunos escritos modernos, fué el re-
chazo del proyecto de Colon. "Sus promesas i ofertas, dice
Las Casas, fueron juzgadas de ellos (los doctores) por im-
posible i vanas de toda repulsa digna; i con esta opinión,
por ellos así concebida, fueron a los reyes e hicíéronles rela-
ción de lo que sentían, persuadiéndoles que no era cosa que
a la autoridad de sus personas reales convenía ponerse a
favorecer negocio tan flacamente fundado, i que tan in-
cierto e imposible a cualquiera persona letrada, por indoc-
to que fuera, podía parecer, porque perderían los dineros
que en ello gastasen, i derogarían su autoridad real sin al-
gún fruto."
La empresa proyectada por Colon, sin embargo, se llevó
a cabo porque hubo personas que tuvieron fe en ella, i por
que suministraron los fondos esperando un buen negocio, i
produjo el resultado maravilloso del descubrimiento de un
continente desconocido cuando sólo se buscaba un camino
para llegar a las rejiones orientales del Asia. La historia, la
HISTORIA DE LA JBOGRAFÍA 117
poesía i la pintura hau sido inexorables para estigmatizar
i condenar al desprecio a la docta asamblea que rechazó
los proyectos de Colon. Hai, sin embargo, en esta conde-
nación un exceso de rigor que raya en injusticia. Los teólo-
gos reunidos en Salamanca o en Córdoba, no cometieron
mas falta que la de no haberse adelantado a las opiniones
jenerales dominantes todavía en las escuelas de su tiempo.
Un distinguido filósofo de nuestros dias, Juan Reynaud,
ha destinado a este asunto, en un excelente estudio sobre
Colon, algunas observaciones que merecen conocerse: "Al-
gunos historiadores, dÍ2e Reynaud, se manifiestan sorpren-
didos de que Colon, después de haberse hecho oir, hubiera
tenido tanta dificultad para hacer aceptar sus pro3^ectos.
Reflexionando atentamente, nos parece que hai mas bien
motivos para sorprenderse de que después de haberse hecho
oir, hubiera alcanzado crédito. Seguramente, si la inquisi-
ción que entonces acababa de nacer, hubiera tenido ya to-
do su vigor, las cosas hubieran llegado a otro desenlace.
Es claro que Colon era herético en jeografía con el mismo
título que Galileolo era en astronomía, i que el primero me-
recia su condenación por haber demostrado la existencia de
los antípodas, como la mereció el segundo por haber demos-
trado la rotación de la Tierra. Es evidente que los hebreos,
que no tuvieron idea alguna de la esfericidad de la Tie-
rra, debian dejar ver en sus libros esta ignorancia radical;
de manera que si se admite que la autoridad de esos libros
es absoluta, es forzoso reconocer que la esfericidad de la
Tierra no es mas que una fábula i si por el contrario se ad-
mite que la esfericidad es real, es preciso reconocer, poruña
consecuencia no menos necesaria, que la autoridad de esos
libros no es en manera alguna absoluta, i que en ellos se
deja ver la imperfección humana. Asentemos solamente,
sin entrar aquí en la esposlcion de las doctrinas jeográficas
de la iglesia, que la relijion católica, haciendo derivar del
antiguo i del nuevo testamento todo el conjunto de los co-
nocimientos humanos, no ha tenido jamas sobre la figura
de la Tierra otras opiniones que las de Moisés i de los pro-
118 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
tetas. Los primeros padres de la iglesia, arrastrados por
la severidad de su lójica i de su fe, debieron necesariamente
rechazar, como contraria a la ortodojia, la ciencia de Pla-
tón, de Aristóteles i de todos los filósofos mas esclarecidos
de la Grecia, i hacer sin restricciones la apoteosis de opinio-
nes que ellos consideraban como espresadas por la palabra
misma del Espíritu santo. La Tierra fué entonces conside-
rada universalmente como una superficie plana, rodeada
por todas partes por el océano, i soportando el cielo tendi-
do sobre ella como una tienda. El tabernáculo construido-
por Moisés en el desierto, era la representación simbólica
del mundo." No debe estrañarse que teniendo tales creen-
cias, rechazasen en la junta de teólogos las teorías jeográ-
ficas de Cristóbal Colon.
Los errores que hemos señalado, estaban tan arraigados
que subsistieron todavía algunos años, aun después del
descubrimiento de la América. Son una prueba de ello las
bulas pontificias de 3 i 4 de mayo de 1493, por las cuales
Alejandro VI, en su calidad de soberano pontífice i según
las ideas entonces admitidas entre los pueblos cristianos,
concedió a los reyes de España el dominio esclusivo i ab-
soluto de los paises recien descubiertos. Trazó al efecto una
línea meridiana imajinaria de demarcación entre los paises
concedidos ahora a los españoles i los que uno de sus ante -
cesores habia concedido a los portuguCvSes. La crítica je(j-
gráfica ha señalado en esas bulas tres errores evidentes que
demuestran un gran desconocimiento de la jeografía jene-
ral i de la jeografía matemática. El papa establecia que
esa línea meridiana pasaría cien leguas al occidente de las
Azores i de las islas de Cabo Verde, como si ambos archi-
piélagos estuviesen situados en el mismo meridiano, sienda
que entre uno i otro hai cinco grados de diferencia. Resol-
vió que fueran españolas las tierras situadas al occidente i
al mediodía de esa línea, determinación cosmográfica ver-
daderamente incomprensible desde que una línea tirada de
norte a sur no puede separar las rej iones setentrionales de
las meridionales. Por fin, el papa no parecía creer en la es-
HISTORIA DE LA JBOGRAFÍA 119
íerícidad de la tierra, o a lo menos no tenia idea alguna fija
sobre la materia, puesto que no preveia que navegando los
españoles al occidente i los portugueses al oriente, hablan
de encontrarse en el hemisferio opuesto como se encontra-
ron en efecto, dando esto oríjen a complicaciones que fué
necesario resolver treinta años mas tarde.
En realidad, la noción de la esfericidad de la Tierra, pro-
clamada de tantos siglos atrás por las concepciones de la
ciencia griega, i combatida con tanto ardor en nombre de
las doctrinas que se decian reveladas, no quedó definitiva e
indestructiblemente afianzada, sino después del viaje in-
mortal de Hernando de Magallanes. ''Nada hai mas gran-
de que este viaje, dice Michelet. Desde entonces el globo
estaba seguro de su redondez. Descubrimiento de grande al-
cance, no sólo material sino también moral, que centupli-
caba la audacia del hombre i lo lanzaba en otro viaje sobre
el libre océano de las ciencias, en el esfuerzo temerario i fe-
cundo de dar vuelta a lo infinito." i^ £i-a éste el triunfo
mas espléndido de la razón sobre el principio de autoridad.
16 Michelet, La mer, 1, lib. II.
i
ALGUNAS ANOTACIONES
A LA VIDA I VIAJES DE CRISTÓBAL COLON
ESCRITA EN INGLES POR WASHINGTON IRVING
La Historia de la vida i viaje de Cristóbal Colon por
Washington Irving, es el monumento literario mas her-
moso que hasta hoi se haya levantado a la gloria del des-
cubridor del nuevo mundo. Escrita en 1827 en vista de las
historias i crónicas así impresas como inéditas que se co-
nocian, i de las valiosas colecciones de documentos que po-
co antes habian dado a luz Sportono en Jénova, Fernández
de Navarrete en Madrid, la obra del célebre literato norte-
americano reúne a un estenso conocimiento del asunto, el
arte de la composición, formas encantadoras por su senci-
llez, i un notable espíritu crítico.
* El señor Barros Arana escribió en 1893, sin su firma, algunas notas
para la edición del libro que coleccionamos en seguida:
aVida i viajes de Cristóbal Colon escrita en ingles por Washington Trving,
edición abreviada por el mismo autor para uso de la juventud, mandada
traducir i publicar por el Ministerio de Instrucción Pública de Chile, 1 vol.
eu 8." (Valparaíso, Imp. de la Patria, (1893) de 351 pájs.)» Desgraciadamente,
el autor no hizo sino principiar estas anotaciones en las primeras pajinas de
la edición del libro de Irving, i ocupaciones de otro jénero, le impidieron
seguir un trabajo, sumamente útil e interesante, porque habria resuelto di-
versos puntos de la vida de Colon acerca de los cuales todavía la crítica
histórica no ha dicho definitivamente su última palabra.
{Nota del Recopilador)
122 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Este libro fué acojido con un aplauso que puede llamar-
se universal. Reimpreso muchas veces en idioma ingles, fué
traducido antes de mucho tiempo a casi todas las lenguas
de Europa; i de cada una de esas traducciones se han hecho
varias ediciones. Aquí recordaremos que la traducción cas-
tellana ha sido publicada dos veces en Chile, una en 1850 i
otra en 1856.
Aunque después de la publicación de la obra de Washing-
ton Irving se han^dado a luz muchas otras sobre la histo-
ria del descubrimiento del Nuevo Mundo, i aunque algunas
de éstas sean el fruto de una estensa i prolija investigación,
i hayan adelantado sobre diversos puntos la luz que aque^
había dado en su libro, conserva éste la primacía entre to-
dos los que se han escrito sobre la vida i viajes del insigne
descubridor, como cuadro completo de conjunto, por la
abundancia de sus noticias i por la hábil disposición con
que están espuestas.
Pero ese libro, si bien arreglado i escrito con la mas
perfecta claridad, no podia ser popular por su grande es-
tension. El autor quiso remediar ese inconveniente; i para
poner la vida de Colon al alcance de toda clase de lectores,
i especialmente de los jóvenes que comienzan a iniciarse en
el estudio de la historia, preparó i publicó un compendio
que, como su obra grande, ha sido muchas veces reimpreso,
i traducido a varios idiomas.
No existia, sin embargo, una traducción castellana de
este compendio. El gobierno de Chile ha querido reparar
esa falta por el siguiente decreto:
''Santiago, 12 de Octubre de 1892.
"Considerando que es un deber de gratitud honrar la
memoria del descubridor del Nuevo Mundo, i que es conve-
niente difundir el conocimiento de la vida de Cristóbal Co-
lon como un medio de estímulo para la juventud; en con-
memoración del cuarto centenario del descubrimiento de
América, decreto:
ANOTACIONES A LA VIDA DE COLON 123
** Hágase una edición en español de la Vida de Colon
compendiada por. Washington Irving para la enseñanza
elemental, a ñn de distribuirla gratuitamente en las escue-
las publicas de Chile. Encargúese la edición de este trabajo
al decano de la Facultad de Humanidades. Anótese, comu-
niqúese i publíquese.
MONTT.
Máximo del Campo. ^^
Este decreto ha sido el oríjen de la presente edición, la
primera que se haya impreso en nuestra lengua de este libro
tan útil como interesante.
La traducción ha sido hecha por don Alberto Berguecio.
Algunas notas puestas al pié de varias pajinas, rectifican
i completan ciertos pasajes históricos que las investigacio-
nes posteriores a la publicación de este libro, han hecho co-
nocer con mas exactitud.
Sobre el nacimiento de Cristóbal Colón
Es mui grande el número de las localidades que se dispu
tan el honor de haber contenido dentro de sus murallas la
cuna del ilustre descubridor. No sólo se cuentan en esta se-
rie varios pueblecitos en los alrededores de Jénova, sino
también otras ciudades en el norte de la Italia, como Savo-
na, Milán, Módena etc., sin que ninguna de ellas pueda
comprobar satisfactoriamente sus pretensiones. La hipóte-
sis mas audaz i menos fundada es la que supone la ciudad
de Calvi en la isla de Córcega como lugar de nacimiento de
Colon.
Una de las causas principales de esta inseguridad con-
siste en que el apellido de la familia de Colon (Colombo) se
halla con mucha frecuencia en casi todos los puertos del
golfo ligúrico. Colon mismo ha declarado solemnemente,
124 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
que había nacido en la ciudad de Jénova, por ejemplo en la
institución del mayorazgo, hecha en Sevilla en 1498 (véase
Nayarrete, Colección de viajes i documentos, II, 228); pe-
ro su hijo i biógrafo don Fernando Colon, que desgracia-
damente no se pronuncia con claridad sobre el particular,
nos comunica que Colon, aun en la época en que estaba en
el Portugal, es decir antes de emprender su primer viaje,
solia suscribirse ''Columbus de Terrarubra," dando a co-
nocer con esto, que habia provenido de esta pequeña aldea,
cu\^o nombre se ha conservado en el pueblecito Terrarossa
en la comarca de la Fontanabuona, unos 20 klm. al este
de la ciudad de Jénova.
Esta noticia es confirmada ademas por el obispo Las
Casas, que en su Historia de las Indias se espresa de esta
manera sobre el lugar donde naciera Colon: "Fué, pues, di-
ce, este varón escojido de nación jenoves, de algún lugar de
la provincia de Jénova; cual fuese donde nació, o que nom-
bre tuvo el tal lugar, no consta la verdad dello mas de que
se solia llamar antes que llegase al estado que llegó, Cris-
tóbal Columbo de Terrarubia, i lo mismo su hermano Bar-
tolomé Colon."
No obstante, la mayoría de los Colombistas acepta ac-
tualmente la misma ciudad de Jénova como la que dio na-
cimiento a Colon, inclinándose ante la autoridad del im-
portante documento arriba citado. Otros, como el señor
H. Harrisse, distinguido crítico norte-americano a quien se
deben muchas investigaciones sobre todo lo que toca a Co-
lon, imputan a este descubridor el haber ocultado mas tar-
de, cuando ya habia hecho célebre su nombre, su prove-
niencia de nacimiento en una oscura aldea, atribuyéndose
mas bien su oríjen del célebre puerto en el mar ligúrico.
Sobre el nacimiento del descubridor de América
Un examen detenido de las numerosas investigaciones
que han tratado de averiguar el verdadero año del naci-
miento de Colon, nos lleva a las siguientes conclusiones:
ANOTACIONES A LA VIDA DE COLON 125
Hai tres fechas a las cuales pueden conducir los distin-
tos cálculos, a saber les años 1436, 1446 i 1456, salvo pe-
queñas variaciones secundarias que oscilan entre 1435 has-
ta 1437; 1445 hasta 1447 i 1456 hasta 1458.
Para obtener la fecha de 1436 aproximadamente sirve
una indicación de Andrés BernáIvDEZ, cura de Los Palacios,
comtemporáneo i amigo de Colon, el cual en su ''Historia
de Jos Reyes Católicos'^ escribe que Colon murió en 1506
en la avanzada edad de setenta años, poco mas o menos.
Otro cálculo que llega al resultado de 1456 toma por ba-
se las propias indicaciones del Almirante, por poco seguras
que sean. Colon asegura en su diario de navegación "con
fecha 21 de diciembre de 1492) que habia pasado entonces
casi sin interrupción 23 años en el servicio marítimo; por
otra parte dice don Fernando Colon en la ''Vida del Almi-
rante^^ que su padre habia empezado a navegar desde su
14""°- año, así que debió haber nacido por el año de 1456.
Ademas, hai otra indicación que hace el mismo Almirante
(Navarrete, Colección I, 311) en una carta fechada 7 de
julio de 1493, según la cual habia entrado a la edad de 28
años en el servicio de los reyes de España; i en una carta
con fecha 14 de enero de 1493, Colon escribe al rei, que el
venidero 20 de enero habria servido precisamente 7 años a
la monarquía española.
Luego resultaría de este cálculo el año 1458 como el de
su nacimiento.
Sin embargo, mayor confianza merecen las investigacio-
nes que se fundan sobre documentos jurídicos i que dan por
resultado el año de 1446. Los datos documéntanos son és-
tos: El dia 7 de agosto de 1473 aparece Cristóbal Colon
como testigo ante el tribunal de Savona; luego debia haber
cumplido, según el derecho jenoves, su 25'"°- año; en 25 de
mayo de 1471 falta a ocasión de un testimonio semejante
el nombre de Cristóbal entre los miembros de su familia,
probablemente porque entonces no habia cumplido aun la
edad de 25 años. Por último, aparece como testigo en un
acto testamentario el dia 20 de marzo de 1472, debiendo
12C> ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
gozar a esta ocasión ya de mayor edad. Según todo esto,
el día de su nacimiento cae entre el 25 de marzo de 1446 i
el 20 de marzo de 1447. Tal es el resultado que parece
aproximarse mas a la verdad i que es aceptado por la ma-
yoría de los historiadores críticos de nuestro tiempo.
Sobre la familia de Colon
Domenico Colombo i Susana Fontanarossa tenian, fue-
ra de su hijo Cristóbal el descubridor, cuatro hijos de los
cuales nos quedan noticias. El mayor, después de Cristóbal,
parece que fué Giovanni Pellegrino Colombo, cuya exis-
tencia es comprobada por un documento con fecha 7 de
agosto de 1473, pero del cual no sabemos casi nada; só-
lo se calcula que habia muerto ya antes de 1489 sin dejar
herederos.
Sigue en la serie de los hijos, Bartolomé, el que mas tar-
de tomó parte muí activa en los viajes i descubrimientos
del Almirante; una hermana, cuyo nombx'e parece que fué
Blanchineta, i por último Gincowo, llamado también Die-
go, el cual acompañó a sus hermanos en los viajes a las In-
dias i después se dedicó a la carrera eclesiástica.
Sobre los primeros estudios del descubridor
La noticia de que Colon en su juventud habia frecuenta-
do la Universidad de Pavía se funda en un pasaje de la
biografía del Almirante atribuida a su hijo don Fernando.
Sin embargo, es casi seguro que éste es uno de los mu-
chos pasajes de la obra que, a causa de la deficiente tradi-
ción, deben aceptarse con mucha reserva. No es de ninguna
manera probable que el pobre tejedor Domenico Colombo
haya mandado a su joven hijo que trabajaba en la modes-
ta profesión de sus padres, a la Universidad de Pavía para
estudiar ahí las altas ciencias.
Colon mismo escribe en una carta del año 1501, que ha-
cia mas de 40 años que se habia dedicado a la carrera de la
ANOTACIONES A LA VIDA DE COLON 127
navegación, de consiguiente la habría principiado ya antes
de 1461; i aun supuesto que sus estudios en Pavía no dura-
ran mas que un año, sólo habría llegado por allá antes de
1460. Por otra parte, aceptando el cálculo que coloca el
año del nacimiento de Colon en 1446, resultaría que sus
padres le habían mandado a la Universidad ya en la edad
de 14 años, lo que no se puede admitir. Probablemente el
texto de la obra de don Fernando es corrompido en el pa-
saje a que nos referimos, debiéndose leer ''patria" en vez de
la palabra ''Pavía."
Sobre las primeras espediciones de Colon
ANTES DEL DESCUBRIMIENTO DE AmÉRICA
La historiografía crítica ha puesto en duda la exactitud
de esta aventura de Colon, (la de defender contra una galera
la entrada del puerto de Túnez) que se halla referida úni-
mente en un fragmento epistolar que Las Casas i la ^'Vida
del Almirante^ ^ atribuyen al mismo descubridor.
Según la argumentación de H. Harrisse, la espedicion
contra Túnez a las órdenes del rei Renato de Anjou no ha-
bria podido verificarse sino entre 1459 i 1461. Ahora su-
poniendo que fué efectivamente en el último de estos años,
la edad de Colon no permite siquiera que haya podido ser
€l héroe de esta relación, pues en 1461 contaba apenas 15
años. Por lo demás, no existen indicios bastantes seguros
de que Renato haya ordenado mas tarde otras espedicio-
nes marítimas i confiado el mando de un buque de guerra
a un tejedor jenovés.
Fuera de esto, hai tantas imposibilidades de otra cla^e
en esta historieta, que autores cuya competencia en cues-
tiones náuticas debe reconocerse, la desechan como una in*
vención posterior que jamas habría comunicado un hom-
bre tan reputado por sus conocimientos náuticos, como lo
fué don Fernando, en una biografía de su padre.
LA VERDADERA
GUANAHANI DE COLON, POR DON F. ADOLFO DE
VARNHAGEN *
Tal es título de una interesante Memoria histórico-crítica
que acaba de publicar en los Anales de la Universidad! en
■un folleto por separado el señor don Francisco Adolfo de
Varnhagen, el distinguido historiadordel Brasil que se halla
entre nosotros desempeñando un alto cargo diplomático.
El objeto de esta Memoria es investigar cuál fué la primera
tierra americana que pisó Colon en su célebre viaje de 1492^
i cuál su derrotero en esa memorable espedicion.
Este punto de la historia de la jeografía del nuevo conti-
nente está envuelto en dudas e incertidumbres de todo jé-
nero. Es sabido que Cristóbal Colon llevaba en su primer
viaje un diario en que apuntaba todas las incidencias de su
navegación i de las esploraciones que hacia. Ese diario, per-
dido fatalmente para la posteridad, no se conoce ahora
mas que por el estracto que formó el obispo Las Casas
para hacerlo servir en su historia de las Indias. Este es-
tracto, sin embargo, es bastante completo , aunque no da
todas las noticias apetecibles para llegar a descubrir el ver-
dadero rumbo que sigió en su primer viaje el célebre nave-
gante.
* El señor Barros Arana publicó este artículo en los Anales de
la Universidad de Chile, en enero de 1864, tomo 24, pajinas 321-
I' 325. {Nota del Recopilador).
TOMO VI 9
130 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Desgraciadamente, la imperfección de las cartas jeográ-
ficas del tiempo de Colon ha dado oríjen a la oscuridad en
que ha quedado envuelta esta cuestión de historia ameri-
cana. Colon dice en su diario que la primera isla a que
abordó era llamada Guanahani, que visitó la isla Saometo
i otras mas, apuntando el nombre con que eran conocidas
por los indíjenas.
Posteriormente, cuando la jeografía hubo hecho sólidos
progresos, i cuando se levantaron buenas cartas de las An-
tillas, los nombres de esas islas habian cambiado de tal
modo que era difícil señalar con acierto el rumbo que habia
seguido Colon en su primer viaje. Su mismo diario, por mi-
nucioso i completo que sea el estracto conservado por Las
Casas, no basta casi para indicar su rumbo en medio de las
innumerables islas de aquellos archipiélagos. El barón de
Humboldt, que ha estudiado mui atentamente esta cuestión,
ha dicho con toda verdad que "se han conservado minu-
ciosamente los nombres i apellidos de los hombres que han
pretendido ser los primeros en reconocer una parte del Nuevo
Mundo, i que sin embargo, nos vemos reducidos a no poder
unir estos recuerdos a una localidad determinada i a mirar
como vago e incierto el lugar de la escena."
Sin embargo, la curiosidad de saber cuál habia sido el
primer lugar de América cjue descubrió Colon en su célebre
viaje, ha dado lugar a trabajos de investigación histórica
llenos de interés i de erudición. El prolijo historiador don
Juan B. Muñoz señaló la isla llamada ahora Watling;Nava-
rrete la del Gran Turco, situada mucho mas al sur; i Was-
hington Irving la de Catt, adoptada también por la respe-
table opinión de Humboldt. Los historiadores posteriores
han vSeguido alternativamente estas tres hipótesis, con mui
peqiteñas variaciones, sin empeñarse mucho en señalar en
las cartas jeográficas un nuevo derrotero que esté comple-
tamente de acuerdo con el diario de Colon.
Esas tres opiniones presentaban ciertas dificultades
para ser admitidas sin reserva alguna. La topografía de
las islas señaladas en las cartas no coincidia perfecta-
LA VERDADERA GUANAHANI 131
tamente con la descripción que de ellas había hecho Colon
•en su diario; los rumbos trazados no eran del todo confor-
mes con los que señala aquel documento, pero los escritores
<:itados salvaban esos inconvenientes con decir que debía
haber algún error de copia en el diario de Colon, estrac-
tado por Las Casas, o una equivocación del mismo nave-
gante. En este estado se hallaba la cuestión cuando ha que-
rido tomar parte en ella un escritor esperímentado en este
jénero de estudios i de investigaciones.
El señor don Francisco Adolfo de Varnhagen, autor de
una excelente historia del Brasil, editor de algunas crónicas
portuguesas, cuya publicación exijia penosos estudios, ha-
bía consagrado interesantes trabajos a los viajes de Ves-
pucio, i a la bibliografía del primer viaje de Colon. Ahora,
ha entrado mas en materia, estudiando el derrotero del cé-
lebre navegante i trazando en la carta de las Antillas un
rumbo, no sólo mas racional que el señalado por sus ante-
cesores, sino también mucho mas conforme con el diarlo de
Colon. Este es el tema de la Memoria que ha publicado en
los Anales de la Universidad. Para desarrollarlo, no ha ne-
cesitado suponer mas errores de copia en el estracto del
obispo Las Casas que el de un mismo nombre escrito dos
veces de diverso modo, ni menos imajinar que Colon se
haya equivocado en el derrotero que señalaba. Su esplica-
cíon es tan lójica que no vacilamos en preferirla a la de sus
ilustrados antecesores.
Tomando diverso punto de partida, el señor Varnhagen
ha señalado la pequeña isla de Mayaguana, una de las que
forman el archipiélago de Bahama, como la tierra a donde
abordó Colon el 12 de octubre de 1492. Los fuegos, que,
según el diario, vio el célebre navegante la noche que prece-
dió al descubrimiento, eran de las islas denominadas Los
Caicos, que quedan al su'reste. Sentada esa base, el erudi-
to historiador ha seguido trazando en la carta el rumbo de
aquel viajé al norte de las islas Acklin i Crocked, que supo-
ne ser la Saometo de Colon. De ahí lo sigue a la isla llama-
da hoí Long Island, que, según él, fué la que Colon llamó
132 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Fernandina; i después de hacerle dar la vuelta de esta isla i
de tocar de nuevo a la Saometo, lo lleva a la isla de Cuba,
en el oscuro puerto de Givára. Para basar este derrotero^
volvemos a repetirlo, el señor Varnhagen ha seguido paso
a paso el diario de Colon. No ha necesitado violentar el
sentido de sus palabras, suponer errores de copia, ni mu-
cho menos equivocaciones en los cálculos de Colon, como
lo han hecho algunos de sus predecesores. Su guia principal
ha sido una paciente observación, teniendo a la vista el do-
cumento ya citado i las mejores cartas de aquellos archi-
piélagos, que los marinos ingleses han levantado recien-
mente. Para dar cima a su investigación, se ha auxiliado
déla filolojía i de sus propios recuerdos de viaje en las An-
tillas. El idioma luca\^o le ha servido para rectificar la es-
critura de algunos nombres propios, señalados de distinta
manera en los documentos i en los libros. Sus viajes por la
isla de Cuba le han permitido fijar el punto de esa isla a que
abordó Colon en su primer viaje. "Pudimos, dice por ins-
pección propia de la mayor parte de la costa septentrional
de dicha isla, constituirnos en jueces competentes en la
cuestión, i hoi notitubeamos ya en suponer que la recalada
de Colon tuvo lugar en el puerto de Givára. I de nuestra opi-
nión son varios pilotos prácticos de lacosta a quienes hemos
leido los pasajes respectivos del diario. Ninguno de los otros
puertos permite barloventear tan bien a la entrada, ningu"
no presenta mejor a los navegantes un cerro *'a manera de
mezquita" parecido a la Peña de Enamorados {úq Anteque-
ra), i ninguno, finalmente, se recomienda tanto por la her-
mosura de sus campiñas pobladas de pajarillos i de árboles
varios."
El señor Varnhagen se detiene en este punto del viaje del
célebre navegante. Fácil le habria sido seguir señalando el
resto del derrotero; pero ademas de que el interés de esta
última parte de la primera esploracion es mui pequeño i de
que es conocido con bastante exactitud, el señor Varjih agen
cree que es necesario hacer un viaje especial en lacosta N.E.
de la isla de Cuba i en todo el N. de la de Santo Domingo.
LA VERDADERA GUANAHANI 133
^*iQué gloria no seria para la España, que tiene una esta-
ción marítima de tantos vapores en las Antillas, agrega el
señor Varnhagen, mandar en uno de ellos un literato, va-
rios hombres de ciencia i algún fotógrafo, a seguir la estela
de Colon en su primer viaje, acabando con las dudas que
tienen los doctores respecto al modo cómo se llevó a cabo
la grande obra de Isabel la Católica!"
La Memoria del señor Varnhagen va acompañada de una
carta prolija i bien construida, en que están trazados los
diversos derroteros señalados por Muñoz, Navarrete e Ir-
ving, i de la reproducción fiel del diario de Colon estracta-
do por Las Casas, i publicado en el primer volumen de la
importante colección de Navarrete. Al hacer esta publica-
ción, ha procedido con la lealtad que caracteriza a los eru-
ditos que se consagran a esta clase de trabajos i que emiten
sus opiniones con la mayor buena fe. Ha querido que el
lector pueda confrontar su hipótesis con la de los distingui-
dos historiadores que le precedieron en este estudio, para
que puedan resolver la cuestión en vista de todos sus ante-
cedentes. Por nuestra parte, no vacilamos en declarar que
el derrotero propuesto por el señor Varnhagen es el que
está mas conforme con el diario de Colon, única autoridad
en esta materia.
Trabajos de esta naturaleza no encuentran de ordinario
muchos lectores. La esposicion prolija, que es menester ha-
cer en la discusión histórica, puede parecer pesada a los que
no tienen un gusto especial por el estudio de la historia ame-
ricana i por la prolija investigación de este jénero de porme-
nores. En cambio, los historiadores que en adelante quieran
escribir la vida del célebre descubridor del Nuevo Mundo, en-
contrarán sin duda, sino completamente averiguada la ver-
dad respecto a su primer viaje, a lo menos, una hipótesis
mucho mas aceptable que todas las conocidas hasta
ahora.
El señor Varnhagen ha estudiado ademas otro punto in-
teresante de la vida de Colon, esto es, sus relaciones con el
rei de Portugal i sus proyectos de descubrimiento. En los
134 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁPICOS
archivos de la Torre de Tombo de Lisboa i en la biblioteca
Colombina de Sevilla ha encontrado documentos entera-
mente nuevos sobre un punto que ha dado a conocer con
bastantes pormenores. De esos documentos resulta que los
portugueses habian hecho navegaciones al occidente en bus-
ca de *'una grande isla, o islas, o tierra firme, por costa que
se presume ser la isla de las siete ciudades" sin resultado
alguno. No parece imposible que uno de esos navegantes
salido del Portugal hubiera ido a perderse en las costas de
la Terra Nova, i que esta desgracia hubiera sido causa de
que el rei don Juan II, guardando a Colon todo jénero de
consideraciones, como lo prueba el señor Varnhagen, no
quisiera empeñarse en una empresa que parecia tan peligro^
sa como inútil.
Tales son, en resumen, los hechos consignados en la inte-
resante Memoria del señor Varnhagen. En este artículo no
hemos hecho mas que apuntar a la lijera algunas de sus
conclusiones, sin presentar las pruebas aducidas por él en
favor de su opinión. Para reconocer la verdad de sus apre-
ciaciones i aceptar su hipótesis sobre la verdadera Guana-
hani de Colon como verdad profunda o a lo menos como
la mas probable de todas las hipótesis, basta leer atenta-
mente su Memoria i examinar la carta jeográfica que la
acompaña.
#)#í#;#i #.#i#)#)#)#i#^'#i#'.#í#i A#í^#i#i
DISCURSO
EN LA FIESTA SOLEMNE DEL 12 DE OCTUBRE DE 1892
CELEBRADA POR LA UNIVERSIDAD DE CHILE EN
CONMEMORACIÓN DEL 4.° CENTENARIO DEL DESCU-
BRIMIENTO DE AMÉRICA. *
EXCMO. SEÑOR, **
Señoras i señores:
Hace poco mas de un siglo, un escritor francés, que gozó
en su época de una gran popularidad, terminaba una esten-
sa i fatigosa Historia ñlosófíca i política de los estableci-
mientos europeos en las dos Indias con ciertas "reflexiones
sobre el bien i el mal que el descubrimiento del Nuevo Mun-
do ha causado a la Europa." Queriendo que este asunto
fuese el objeto de estudios especiales i mas detenidps, pro-
curó también que una academia de provincia ofreciera un
premio a la mejor memoria que se le presentase sobre este
tema: "El descubrimiento de la América ¿ha sido perjudi-
cial o útil al jéncro humano?". Mas de cincuenta escritores
concurrieron al certamen i . Era un tiempo en que las cues-
■'' Publicado en Bl Ferrocarril de Santiago del 13 de octubre de
1892, i en los Anales de la Universidad de Chile, níím. estraordina-
rio de ese año, páj. XXXVI-XLVIII. {Nota del Recopilador).
** Don Jorje Montt.
1 El abate Guillermo Tomas Raynal publicó en 1780 la edición
definitiva de la historia de las dos Indias que lleva su nombre,
obra de escaso valor histórico, insuficiente en sus noticias i falta
136 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
tiones de esta clase, dando materia para declamaciones filo-
sóficas, i para el desarrollo de pciradojas sociolójicas o his-
tóricas, despertaban vivo interés, i atraian a muchos lite-
ratos.
En nuestra época, ese tema no hallaria vSeguramente un
escritor que quisiera dilucidarlo ni aun por simple juego de
injenio. La importancia trascendental del gran aconteci-
miento cuyo cuarto centenario celebramos hoi, los inmen-
sos beneficios que ha reportado a la humanidad, así en el
orden moral como en el orden material, son hechos que no
necesitan discutirse. Si no es posible recordar sin dolor los
iiiia c
un
de un serio estudio del asunto, pero llena de declamaciones políti-
cas i filosóficas preparadas por varios escritores, i algunas de las
cuales son verdaderamente elocuentes. El crédito i la circulación
que alcanzó este libro en esa época, forman el mas completo con-
traste con el desden i el olvido en que ha caído en nuestros dias.
De paso por Lyon, en 1783, el abate Raynal presentó alaacade-
le esa provincia la suma de 1,200 francos para que ofreciese
premio a la mejor memoria que se escribiese sobre el tema que
indicamos en el texto. El certamen se abrió en cuatro períodos di-
ferentes, porque si bien desde el principio se presentaron algunas
memorias, ninguna de ellas fué considerada digna del premio. El
número total de memorias presentadas a esos certámenes, pasa de
cincuenta; pero los jurados no las consideraron merecedoras de
ese honor. Los trastornos consiguientes a la revolución, impidie-
ron que volviese a abrirse el certamen.
En 1790 se publicó en Paris un pequeño opúsculo en que están
referidos estos antecedentes, bajo este título: Coup d oeil sur les
quatre concours qui ont cu lieu á V Academie de Lyon pour le prix
ofíert par M. l'abbé Raynal sur la découverte de V Amcrique.
Cuatro de las memorias presentadas a la academia de Lyon,
lian visto la luz pública. Se estima la mejor de ellas la que lleva
este título: Discours sur les avanta^es ou les desavantages qui
résultent pour VEurope de la découverte de V Amerique, par M.
p*:|:*^ vice cónsul en E***, opúsculo de 68 pajinas, cuyo autor fué
el marques de Chastellux, escritor i jeneral francés que habia ser-
vido con lucimiento i en un alto rango militar a la causa de la in-
dependencia de los Estados Unidos. Este escrito, que ha merecido
el aplauso de algunos literatos, sostiene que el descubrimiento de
la América ha producido las mas grandes ventajas a la felicidad i
a la civilización del mundo.
DISCURSO 137
horrores de la conquista, los sufrimientos inauditos i la
■casi completa estincion de toda una raza de hombres, la
historia no puede dejar de señalar el descubrimiento del
Nuevo Mundo como el factor inicial de una renovación en
«1 dominio de las ciencias i en el desenvolvimiento del pro-
greso humano. La contemplación de un espacioso conti-
nente, en que todo era nuevo para los descubridores, i en
que a cada paso hallaban una infinidad de objetos nuevos
que estimulaban la reflexión, les impuso la necesidad impe-
riosa de observar la naturaleza en todas sus manifestacio-
nes. Sin duda, el mayor número de aquellos hombres no es-
taba preparado para ese jénero de trabajos. No era posible
tampoco que desde el primer momento se dieran, aun los
mas aventajados, cuenta cabal de los que veian. Pero es lo
-cierto que antes de terminar el primer siglo, hablan seña-
lado todos o casi todos los hechos en que podia ejercitarse
la observación científica sobre los variados dominios de la
eografía del Nuevo Mundo - .
2 Este espíritu de observación de la naturaleza, que se impuso
como una necesidad a los primeros descubridores o pobladores eu-
ropeos del Nuevo Mundo, se manifiesta en las cartas de Colon con
caracteres tales que han llamado justamente la atención de todos
los naturalistas que han estudiado esa correspondencia. El Suma-
rio de la natural i jeneral historia de las Indias que publicó en To-
ledo¡en 1526 el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, i mas nota-
blemente la primera parte de su Historia natural i jeneral de las In-
dias que publicó en Sevilla en 1535, son prueba evidente del desa-
rrollo que liabia tomado ese mismo espíritu. Pero el libro del pa-
dre José de Agosta, Historia natural i moral de las Indias, publi-
cado en Sevilla en 1590, que aunque varias veces reimpreso (la úl-
tima edición es de 1792) es menos conocido que la obra de Oviedo,
va mucho mas lejos todavía que todos sus predecesores, i toca
con abundancia de noticias i con un notable criterio de obser-
vación, casi todos los puntos de la ciencia que hoi se llama física
del globo. En los trabajos que se siguieron durante cerca de dos
siglos, se nota mucho menos interés por esa clase de estudios, i
lo que es mas lamentable, mucho menos discernimiento. Aun po-
dría decirse que es preciso llegar a las Noticias Americanas de don
Antonio de Ulloa, publicadas en Madrid en 1792, para hallar en
1B8 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Ese descubrimiento, el mas grande i el mas trascenden-
tal que haya hecho el hombre, fué el puntó de partida del
sorprendente desarrollo que tomaron simultáneamente la
física terrestre, el arte de navegar, la astronomía matemá-
tica, todas las ciencias físicas, i la antropolojía, compren-
diendo en ella no sólo el estudio de las razáis humanas, sino
el de sus lenguas tan variadas i complejas. Debe también
recordarse que ese descubrimiento es el principio de la era
de los grandes viajes, que comunicando al hombre un im-
pulso vigoroso de espansion, lo hallevado a todos los pun-
tos de la tierra, que ha dilatado la civilización por medio
de la industria i del comercio, que ha puesto en contacto a
todos los pueblos, que ha estrechado sus relaciones i sus
intereses, i que tiende a formar una sola familia de la hu-
manidad entera. Mas que por el tiempo en que se verificó,
por su acción en el desenvolvimiento del espíritu humano,
el descubrimiento de la América marca el principio de la
edad moderna.
Los contemporáneos de aquel gran acontecimiento lo sa-
ludaron con un arranque de admiración i de aplauso. ''Es-
taba reservado a nuestro tiempo, decia, lleno de satisfac-
ción, uno de los mas insignes eruditos de su siglo (Pedro
Mártir de Anghiera), el ser testigo de un descubrimiento
que deja atrás cuanto hicieron los antiguos, el ver acrecen-
tarse de esta manera la estension de nuestras concepciones,
i el ver aparecer en el horizonte tantas cosas nuevas." Sin
embargo, ni ellos, ni los mismos actores que ejecutaron
esos prodijios, pudieron comprender toda la impoi'tancia
que tenían, i mucho menos prever las estraordinarias con-
secuencias que debian producir. Colon i sus compañeros,
así como todos sus contemporáneos, creian que sólo se ha-
bía hallado un camino mas corto para llegar a la China i al
Japón, i que las rejiones recien descubiertas eran las costas
la literatura española referente a América, una obra que, con
relación al progreso científico de cada época, tenga un mérito
análogo al del libro del padre Acosta.
ijiscüRSO 139
de esos grandes imperios que habian descrito los viajeros
de la edad media.
Los brillantes sucesos de la conquista vinieron luego a
oscurecer en cierto modo las maravillas del descubrimien-
to. Las hazañas militares produjeron en el ánimo de los
hombres mas admiración que las concepciones del jenio.
Las primeras relaciones daban a las aventuras guerreras
mas importancia que a la elaboración del pensamiento
que habia preparado esa era de prodijios. Las habilidades
de Becerrillo, el perro de Ponce de León, i las de su hijo
Leoncico, el perro de Vasco Núñez de Balboa, ocupan en
algunos de los antiguos cronistas el espacio que habrian
necesitado para trasmitirnos noticias de otro orden que
nos ayudasen a esplicarnos el jénesis del descubrimiento.
Este descubrimiento no es la obra de la casualidad o de
una aventura irreflexiva. La historia, por un deber de jus-
ticia hacia la venerable memoria del insigne navegante que
lo llevó a cabo, i para suministrar una enseñanza prove-
chosa, ha debido estudiar, al través de los siglos, la evolu-
ción de las ideas, de las convicciones científicas i de las es-
peranzas que, acrecentando insensiblemente el poder del
hombre, le permitieron combinar i ejecutar una empresa
que parecia superior a la intelijencia humana. Dos escrito-
res que fueron contemporáneos de Colon, que conocieron
perfectamente sus proyectos i las doctrinas i antecedentes
en que se fundaban, su propio hijo don Fernando, i Bartolo-
mé de las Casas, abrieron el camino a este orden de prove-
chosas investigaciones. "Debiendo ahora, dice el primero,
esponer las causas que movieron a mi padre al descubri-
miento de las Indias, digo que fueron tres: los fundamentos
naturales, la autoridad de los escritores i los indicios de
los navegantes."
Lo que don Fernando Colon llamaba "fundamentos na-
turales", era la noción científica que los filósofos griegos»
rechazando hipótesis que pugnaban con la razón, llegaron
a formarse de la figura del globo que habitamos. Aceptada
la teoría pitagórica de la esfericidad de la Tierra, espuesta
140 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
i defendida mas tarde por Aristóteles con una admirable
claridad, no se necesitó un grande esfuerzo de injenio para
entrever la posibilidad de una navegación desde la estremi-
dad de la Europa i del África hasta las costas occidentales
del Asia. "La Tierra no sólo es redonda sino que es menos
grande de lo que jeneralmente se cree, decia el ilustre filóso-
fo; i el mar que baña el litoral al otro lado de las columnas
de Hércules (el estrecho de Jibraltar) baña también las cos-
tas de la India."
El célebre jeógrafo Estrabon, que escribía tres siglos mas
tarde, esplicaba con toda certidumbre que la mayor esten-
sion de tierras en nuestro globo se dilata de oriente a po-
niente, i forma en torno de él una especie de círculo, "de tal
manera, dice, que se podria ir por mar desde la Iberia hasta
la India siguiendo siempre el mismo paralelo, si no fuese la
inmensidad del Atlántico que representa el complemento
de ese círculo." Séneca creia que ese viaje era la obra de po-
cos dias si se contaba con viento favorable. Las dificulta-
des que oponia la inmensidad del océano, eran, sin embar-
go, inabordables para los navegantes antiguos que no
conocieron la brújula ni muchos otros instrumentos de ma-
rear; pero los jeómetras, los jeógrafos, los filósofos i hasta
los poetas aceptaron i sostuvieron esas doctrinas.
Las tinieblas de la edad media eclipsaron por algunos si-
glos las conquistas científicas de los griegos. La esfericidad
de la Tierra, la existencia de los antípodas i la habitabilidad
de las diversas zonas del globo, fueron condenadas como
teorías contrarias a la tradición relijioséi i a la sana razón.
Pero la ciencia recobró al fin sus derechos. Los escritos cos-
mográficos de los árabes, fundados .sobre las doctrinas de
los griegos, vuelven a iluminar los espíritus. Desde el siglo
Xni aparecen los destellos de una nueva luz científica en
jeografía,que el interés despertado por las relaciones de via-
jes recientes a países lejanos, contribuye a alimentar. Uno
tras otro vienen hombres superiores que en lucha abierta
contra el oscurantismo de esa época, fueron preparando la
evolución intelectual que habia, de inaugurar la era de los
DISCURSO 141
grandes descubrimientos del siglo XV. La historia ha seña-
lado muchas veces las cartas en que Pablo Toscanelli, el in-
signe astrónomo de Florencia, trazaba a Colon el camino
que debia seguir para llegar a las Indias. Pero hai otro tes-
timonio mucho menos recordado que demuestra con igual
evidencia que ese orden de ideas sehabia difundido entre los
espíritus mas avanzados de su época. Luigi Pulci, poeta
florentino i probablemente amigo i discípulo de Toscanelli,
diez años antes del viaje de Colon, i con una seguridad cien-
tífica que parece adelantarse un siglo q, lo menos a las ideas
jenerales de sus contemporáneos, demuestra por boca de
uno de los personajes sobrenaturales de su poema, que era
una invención absurda de la antigüedad la que suponia que
las columnas de Hércules habian sido levantadas como lí-
mite puesto a las empresas de los hombres. Es el demonio
Astarot el que habla en estos términos:
"Debes saber que esa opinión es vana;
Irá mucho mas lejos el que quiera;
La superficie de la mar es plana,
Aunque formen las tierras una esfera:
Si la ignorancia de ia raza humana
Creyó en tiempo pasado que aquel era
El límite del mundo, hoi arrogantes
Pasaron mas allá los navegantes.
"Se puede penetrar otro hemisferio
Porque hacia el centro todo ser gravita:
I a la Tierra, por obra de un misterio,
Sólo el espacio la tiene circunscrita.
Hai mas allá ciudades i otro imperio
I otra raza de jentes que lo habita:
Contempla el sol! se afana en su carrera.
Sabe que en otros pueblos se le espera." 3
3 Luigi PuLcr, Margante Maggiore, Florencia, 1482, canto
XXV, estancias 229 i 230. He aquí el texto italiano:
142 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Tales eran, señores, las ideas cosmográficas que profesa-
ban los hombres mas adelantados del siglo XV. Esas
ideas, irreprochables en el fondo, por cuanto tenian por
base la noción exacta de la esfericidad de la tierra, descan-
saban también en dos errores que pueden llamarse de deta-
lle, sustentados por los sabios i filósofos mas profundos,
esto es en la estension imajinaria que daban al Asia i en la
pequenez que asignaban a nuestro globo. ^
Ese doble error, que la historia de las ciencias ha llama-
do feliz, por los efectos que produjo, no podia ser reconoci-
do sino por la esperimentacion. Un ilustre sabio francés del
siglo XYIII (D'Anville) esplicaba este hecho en una fórmula
tan verdadera como injeniosa. ''El mas grande de los erro-
res de los jeógrafos antiguos, decía, ha producido en los
tiempos modernos el mas grande de los descubrimientos
jeográficos."
Pero Colon no se contentó con la luz que arrojaban las
doctrinas científicas. Circulaban entonces entre los arma-
**Sappi che questa opinione é vana,
Perché piü oltre navicar si puote,
Pero che Tacqua in ogni parte é piaña,
Benché la Terra abbi forma di ruóte;
P^ra piü grossa allor la gente uniana,
Tal che potrebbe arrossirne le gote
Ercule ancor, d'aver posti que' segni
Perché piü oltre passeranno i legni.
'*E puossi andar giú nell'altro emisíerio,
Pero che al centro ogni cosa reprime:
Sicché la Terra per divin misterio
Sospesa sta fra le stelle sublime;
E laggiü son cittá, castella, e imperio;
Ma no'l cognobbon quelle genti prime:
Vedi che il sol di camminar s'affretta,
Dove io ti dico, che laggiü s'aspetta."
4 **Los compañeros dp Alejandro el grande, decía Plinio, His-
toria natural, lib. VI, cap. XXI, han escrito que la India era la ter-
cera parte de toda la Tierra."
DISCURSO 143
dores i jente de mar de las costas del Atlántico i de las
islas vecinas, noticias vagas de viajes misteriosos empren-
didos en diversos tiempos al occidente, i de tierras lejanas i
desconocidas que habrian sido divisadas. Esas noticias in-
ciertas i nebulosas, que, sin embargo, la investigación mo-
derna ha certificado en parte, interesaban sobremanera a
Cristóbal Colon. Según el testimonio de su propio hijo, ha-
llaba en ellas la confirmación de sus doctrinas cosmográfi-
cas, i le sirvieron para defenderlas i hacerlas triunfar.
Un jenio menos sólido, un carácter menos vigoroso i per-
sistente, liabria encontrado en esas doctrinas i en aquellas
noticias la materia de disertaciones injeniosas i teóricas,
que le habrian permitido ganarse a sus teorías a los hom-
bres ilustrados. Colon procedió de una manera mucho mas
práctica. "Cuando hubo formulado su sistema, dice Was-
hington Irving, ese sistema se grabó profundamente en su
espíritu. Desde ese momento no esperimentó ni duda ni va-
cilación. Hablaba de las tierras que pensaba descubrir, con
tanta confianza como si las hubiera visto por sus propios
ojos." El mismo se preparó para ir'a buscarlas con la cer.
tidumbre completa e inquebrantable deque debia hallarlas.
Jamas hombre alguno puso tanta constancia en la elabora-
ción i en la ejecución de una grande empresa, ni mostró
mas fe i mas firmeza de alma para hacerla triunfar. Jamas
un hombre de acción encontró mayores dificultades en su
camino, ni tuvo que vencer mayores resistencias para po-
ner en obra sus proyectos. Jamas un hombre de jenio reali-
zó de una manera mas brillante el descubrimiento que te-
nia prometido.
Colon, sin embargo, no encontró en su vida la paz i la
prosperidad a que sus grandes hechos lo hacian merecedor.
Mientras elaboró sus proyectos, tuvo que soportar el des-
den del vulgo que no lo comprendia,i una cadena de angus-
tias i de contrariedades que habrían doblegado a otra alma
menos fuerte. El aplauso que le atrajo su descubrimiento,
no le procuró mas que un corto período de bienestar. Las
injusticias de los hombres amargaron dolorosamente sus
144 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGIÍÁFICOS
Últimos años. Ellas, en cambio, han realzado su figura en
la historia, i han dilatado el raudal de gloria que acompa-
ña a su nombre en el fallo inapelable de la posteridad. '*E1
jenio, dicen los moralistas, no reina mas que en el porve-
nir." Colon, que fué uno de los mas grandes jenios del pa-
sado, reina hoi en todos los pueblos de la tierra, porque to-
dos gozan los beneficios de su portentoso descubrimiento.
JUAN I SEBASTIAN CaBOT
SEGÚN LAS ULTIMAS INVESTIGACIONES HISTÓRICAS *
El nombre de los navegantes Juan i Sebastian Cabot, no
es en manera alguna desconocido para cualquiera que haya
hecho un lijero estudio de la historia de América. Pero la
serie ordenada de sus viajes, la noticia de los países que es-
ploraron, su biografía, en fin, ha estado envuelta en oscuri-
dades i tinieblas en que era mui difícil penetrar. Así se ve
que en las historias jenerales, aun en las mas acreditadas,
como en la obra de Bancroft sobre los Estados Unidos, no
se halla nada de bien claro i de bien determinado para esta-
blecer un orden de hechos perfectamente averiguados.
Hasta hace pocos años, el mejor i el mas completo con-
junto de noticias sobre ambos viajeros, era un libro anó-
nimo publicado en Filadelfia en 1831 con el título de A me-
moir oí Sebastian Cabot; with a review ofthe history oí
maritime discovery . lUustraded by documents from therolls
(Memoria sobre Sebastian Cabot; con una reseña de la his-
toria de los descubrimientos marítimos. Ilustrada con do-
cumentos de los archivos). Este libro contiene un grande
acopio de datos casi desconocidos hasta entonces, i está es-
* Publicado en la Revista Chilena, (1875) tomo II, pájs. 666-
685, sin nombre de autor. Véase el N° 317 de las Notas para una
bibliografía de obras anónimas i seudónimas sobre la historia, la
jeografía i la literatura de América, por Diego Barros Arana. San-
tiago, XSS2.—[Nota del Recopilador).
TOMO VI lO
146 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOGRÁFICOS
crito con método i claridad, pero deja muchos vacíos res-
pecto de las primeras cspediciones de los célebres navegan-
tes. Su autor, que quiso ocultar su nombre a la época de la
publicación de la obra, es Ricardo Biddle, personaje distin-
guido por esos años en el foro i en la política de los Esta-
dos Unidos.
Durante los cuarenta años trascurridos de entonces acá,
han aparecido diversas memorias, artículos de obras enci-
clopédicas i otras piezas que han permitido adelantar la
investigación; pero sólo desde 1869 han visto la luz pública
trabajos mas razonados, como pasamos a demostrarlo.
En ese año, en efecto, un ingles mui erudito, Mr. J. F. Ni-
cholls, bibliotecario de la ciudad de Brístol, publicó en Lón.
dres, un volumen de 190 pajinas en 8° menor, que por su
ejecución tipográfica puede llamarse una preciosidad. Ese
pequeño volumen está adornado de un retrato de Sebas-
tian Cabot, grabado según una antigua pintura, i de una
carta jeográfica que reproduce una parte del mapa-mundi
construido en 1544 por ese navegante. Su título es: The re-
marcable Ufe, adventures and discoveries o f Sebastian Ca-
bot, of Brístol, the íounder oí Gteat Britains maritime
power, discoverer oí América and its ñrst colonizer (La no-
table vida, aventuras i descubrimientos de Sebastian Ca-
bot, de Brístol, fundador del poder marítimo de la gran
Bretaña, descubridor de América i su primer colonizador).
En esta obra se halla una historia regular i ordenada de la
vida de los dos marinos con hechos i documentos que hasta
entonces no se habían exhibido.
El mismo año de 1869, M. d'Avezac, famoso jeógrafo
francés, muerto hace pocos meses, leia primero a la socie-
dad de jeografía de Paris (18 de junio), i después a la reu-
nión de las cinco academias del Instituto de Francia (6 de
octubre), una memoria titulada Les navigations terre-neu-
viennes dejean et Sebastian Cabot, que forma un opúsculo
de sólo 20 pajinas en 8*^ Allí discute consólida erudición los
diversos puntos de la historia de aquellos viajes tan poco
conocidos por los historiadores anteriores. El opúsculo de
JUAN I SEBASTIAN CABOl' 147
M. d'Avezac,es simplemente una carta dirijida al reverendo
Leonardo Woods, erudito norte-americano, que le pedia ma-
yores informaciones sobre ciertas opiniones que d'Avezae
habia emitido respecto de los viajes i descubrimientos de
esos célebres marinos. Conviene advertir que d'Avezac no
conoció el trabajo de Mr. Nicholls, ni éste el de aquél; pero
que en muchas ocasiones la investigación los lleva al mismo
resultado, si bien en otros casos ambos se encuentran en
diverjencia.
Por fin, Le Magasin pittoresqiie, periódico semanal i li-
terario publicado en Paris, bajo la intelijente dirección de
M. Eduardo Charton, dio a luz en si.s números 24 i 36 del
año de 1871, dos interesantes artículos biográficos sobre
Juan i Sebastian Cabot, acompañados de dos retratos, ar-
tículos que realmente no contienen mas que las investiga-
ciones de M. d'Avezac, pero espuestas con claridad i en una
forma mas accesible al común de los lectores, aunque no
exenta de descuidos i de errores.
De estos diferentes escritos, i principalmente de los tres
primeros, vamos a tomar las noticias principales, siguién-
dolos fielmente i reproduciendo con frecuencia sus propias
palabras. Nuestro objeto es sólo dar a conocer a los lecto-
res chilenos que se interesan por esta clase de estudios, un
resumen compendioso de las mas recientes investigaciones
sobre aquellos viajes memorables.
JUAN CABOT.
Comenzaremos nuestra reseña hablando del mayor de
los dos viajeros.
Juan Cabot, no era ingles, como han supuesto algunos,
ni veneciano, como han escrito muchos. "En un lugar cual-
quiera, mas o menos oscuro, del rio de Jénova, sino en la
misma ciudad de los palacios, quizás precisamente en Cas-
tiglione, hacia mediados de la primera mitad del siglo XV,
148 ESTUDIOS inSTÓRlCO-BlBLlOGRÁFICOS
según creo, dice M. d'Avezac, nació Juan Cabota, Cfiboto
o Cabot, el cual a principios de 1460, a mas tardar, fué a
habitar en Venecia, se casó allí con una hija del pais i tuvo
tres hijos. Después, al cabo de una residencia de quince años,
i por consentimiento unánime del Senado, espresado por
149 votos, obtuvo del dux Andrés Vendramino, el 28 de
marzo de 1476, su carta de ciudadano de Venecia {Privile-
gmm civitatis de intvs et extra). Según parece, se habia de-
dicado con grande éxito al estudio de la cosmografía i a la
práctica de la navegación. Quizas habia solicitado las lec-
ciones del célebre cosmógrafo florentino Pablo Toscanelli, i
sin duda habia recojido con la avidez de un estudioso discí-
pulo, las teorías profesadas por el sabio anciano sobre la
disposición de las tierras i de los mares en la superficie del
globo, teorías que habian resonado en la corte de Portu-
gal, i habian excitado una curiosidad que el sabio florenti-
no satisfizo en una carta mui conocida, que dirijió desde
Florencia en 1474 a un personaje de la corte portuguesa".
La carta de ciudadanía recordada por d'Avezac, i men-
cionada también por Xicholls,no deja lugar a dudas de que
Juan Cabot era jenovés de nacimiento como Colon. Pero la
manera dudosa como el célebre crítico habla de las relacio-
nes de Cabot con Toscanelli, o mas bien, del conocimiento
que el primero tuvo de las teorías jeográficas del segundo,
parece infundada, porque no es creible que un marino i cos-
mógrafo como Cabot no estuviese al corriente de las teo-
rías que sustentaba un sabio tan ilustre como Toscanelli,
Sólo siglo i medio mas tarde, el nombre i los servicios de
éste comenzaron a olvidarse, a punto que el padre Maria-
na, el célebre historiador de España, confundia a Toscanelli
con el viajero Marco Polo, que vivió dos siglos antes.
Desde Venecia, Cabot hizo algunas peregrinaciones al le-
vante, i supo por las carabanas de Arabia que las especie-
ría llegaban de mano en mano de los paises mas remotos
del Oriente. Creyendo como Toscanelli i como Colon que
era posible, saliendo de las costas occidentales de Europa,
llegar a las rejiones mas orientales del Asia, buscaba un
JUAN I SEBASTIAN CABOT 149
medio para practicar este viaje. Con este objeto salió de
Venecia llevando consigo a su mujer i a sus hijos para ir a
fundar en el estranjero, según la costumbre cosmopolita de
los venecianos, un establecimiento de comercio marítimo, i
elijió el puerto de Brístol, cuyo estuario se abre exacta-
mente hacia esos parajes occidentales donde Toscanelli se-
fí alaba a lo lejos las afortunadas playas de Catai, ola
China. '^Se puede conjeturar, añade d'x^vezac, que fué por
los años de 1477, aproximativamente, cuando la familia
de Cabot trasportó sus penates a ese puerto del estremo
occidental de Europa, porque su segundo hijo, Sebastian,
que supongo nacido entre 1472 i 1473, era mui niño to-
davía."
Reinaba entonces en Inglaterra Enrique VII, que acaba-
ba de pacificar el pais después de las desastrosas i sangrien-
tas guerras de las dos rosas. Ese monarca no era, por cier-
to, un grande hombre, capaz de acometer empresas arries-
gadas para conquistar la gloria; pero tenia a veces sabios
consejeros; i en todo caso, bastaba sólo tentar su prodijiosa
avaricia con el anuncio de lejanos tesoros para hacerse es-
cuchar por él. Juan Cabot vio sus proposiciones, si no com-
pletamente aprobadas, toleradas a lo menos, con tal que
algunos particulares consintiesen en tomar por su cuenta
las primeras tentativas. En efecto, el 15 de julio de 1480
salieron de Brístol dos naves para ir al oeste de Irlanda a
buscar la isla del Brasil, nombre que se daba a un pais des-
conocido, pero que se creia cerca del Asia, i que producia en
abundancia palo de tinte. Las naves pertenecian a Jay el
joven, i eran comandadas por el mas hábil marino que en-
tonces hubiese en Inglaterra (Magister navis scientiñcus
marinarius totias Angliae, dice un antiguo documento). El
18 de setiembre se supo en Brístol que después de dos me-
ses de crucero, la espedicion habia vuelto a un puerto de
Irlanda sin haber encontrado la isla buscada. '*Estoi per-
suadido, dice d'Avezac, que ese hábil marino no puede ser
otro que el mismo Juan Cabot."
150 JBJi.TÜDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Pero si esta primera espedicion del célebre piloto es du-
dosa, o a lo menos si no se puede dar como incuestionable
que él la mandase, no se puede decir lo mismo de otras em-
prendidas once años después. En efecto, en 1491 comienza
una serie de esploraciones consecutivas que empleaban
cada año dos, tres, cuatro carabelas, para ir a merced de
Juan Cabot a descubrir aquellas tierras supuestas por los
mas eminentes cosmógrafos del siglo XV. El puerto de
Brístol era siempre el punto de partida de estas espedicio-
nes. Este hecho no puede ponerse en duda porque está ofi-
cialmente consignado en un despacho de 25 de julio de
1498 que el embajador español en Londres, don Pedro de
Ayala, dirije a su gobierno a propósito de la partida de
una grande espedicion confiada a Cabot. ''Los de Brístol,
dice Ayala, ha siete años que cada año han armado dos,
tres, cuatro carabelas para ir a buscar la isla del Brasil i
las Siete Ciudades con la fantasía deste Ginoves." Este do-
cumento confirma también que la patria de Juan Cabot
fué Jénova, i nó Inglaterra o Venecia.
Una de estas espediciones emprendida en 1494 fué mas
feliz que las anteriores. Juan Cabot, que iba acompañado
por su hijo Sebastian, encontró la tierra del continente
americano, cerca de la isla de Terranova, a la cual dio el
nombre de San Juan o tierra de los Bacallaos, con que la
siguieron denominando los jeógrafos por muchos años.
Este hecho que prueba la prioridad de Cabot sobre Colon,
en el descubrimiento de las tierras continentales, es demos-
trado por M, d'Avezac de la manera siguiente:
Existe en la Biblioteca nacional de Paris un gran mapa-
mundi elipsoide que contiene bajo el título de Rétulo del
auctor, las líneas siguientes: "Sebastian Caboto, capitán i
piloto mayor de la Sacra Cesárea, Católica Majestad del
Imperador Don Carlos Quinto deste nombre y Rey Nuestro
Sennor, hizo esta figura estensa en plano, anno del nasci-
miento de nuestro Salvador Jesu Christo de M. D. X L IIII
(1544) annos etc." El mapa mundi de Cabot fué publicado
por medio del grabado, i reimpreso mas tarde; pero de la
JUAN I SEBASTIAN CABOT 151
edición orijinal no se conoce mas ejemplar que el que guar-
da como un tesoro la biblioteca nacional de Paris. En este
mapa está trazada la tierra de San Juan o de los Bacallaos;
i como sucede frecuentemente en muchas cartas del siglo
aVI, la pintura, viniendo en auxilio del texto, ha figurado
muchos osos blancos de una hábil ejecución artística. En
ese lugar hai también una rcífer-encia a las notas marjinales
escritas en latin i en castellano; i allí se leen las líneas que
siguen: ''Esta tierra ha sido descubierta por Juan Cabot,
ciudadano de Yenecia, i Sebastian Cabot, su hijo, el
ano del nacimiento de Nuestro Salvador Jesu Christo
MCCCCXCIIII(1494), el veinticuatro de junio (a cinco ho-
ras de la mañana) a la cual (tierra) se ha dado el nombre
de Primera tierra vista) i a una isla grande que está cerca
de la dicha tierra, se le ha dado el nombre de San Juan, por
haber sido descubierta el mismo dia". Es verdad que en
una edición posterior de este mapa-mundi, por un error ti-
pográfico mas bien que por una corrección mal aconsejada,
según M. d'Avezac, esta fecha está alterada i puesta en su
lugar una tres años posterior pero este sabio se cree en el
deber de afirmar como un hecho incontestable que el primer
descubrimiento de Cabot fué el 24 de junio de 1494.
Mr. Nicholls ha conocido también este mapa-mundi, del
cual reproduce por medio del grabado la parte mas impor-
tante, es decir, la isla de Terranova i la porción inmediata
del continente. Discute en algunas pajinas de su capítulo
III el valor de ese documento, señala las opiniones que en
pro i en contra de la autenticidad del viaje i del descubri-
miento de 1494 se han emitido por muchos jeógrafos, i sin
manifestar la misma seguridad de d'Avezac, llega, sin em-
bargo, a una conclusión semejante. "Esta inscripción, dice
en la pajina 29, no puede ser un error en la fecha, porque
se encuentra a la vez en las dos inscripciones, en español i
en latin; i es completamente evidente que el editor del ma-
pa, consideraba i creia que era perfectamente verdadero
que Cabot habia hecho su primer viaje (su primer descubri-
miento) en 1494." Por nuestra parte, nos limitamos a se-
152 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOCrRÁFICOS
ñalar estos hechos sin aceptar ni combatir las opiniones
emitidas.
Pero mientras Juan Cabot, como simple ájente de empre-
sas industriales, ejecutaba estas repetidas tentativas para
buscar un camino a las Indias navegando hacia el occiden-
te, Cristóbal Colon habia hecho su grandioso descubrimien-
to en nombre del rei de España. Una bula del papa habia
adjudicado a ese soberano el dominio sóbrelos paises recien
descubiertos; i después de las protestas del rei de Portugal,
habíase estendido en junio de 1494 el famoso tratado de
Tordesíilas que señalaba la línea de demarcación de las po-
sesiones futuras de ambos paises. Así se comprenderá que
cuando Juan Cabot, de vuelta de su viaje, tuvo noticia de
estos sucesos, conoció que no podia continuar sus esplora-
ciones como lo habia hecho hasta entonces, es decir, por
cuenta de los negociantes i armadores que le facilitaban sus
recursos. Le era indispensable acudir a un monarca que
tomase esas empresas bajo su protección para hacerse fuer-
te contra las pretensiones esclusivas de España i del Portu-
gal. Quizas en esos momentos tuvo que luchar contra las
influencias del embajador de Castilla don Rui González de
Puebla, que habia recibido órdenes de su soberano para ha-
cer representaciones contra toda empresa de estejénero.
^' Estas cosas semejantes, se decia en un despacho real diri-
jido a ese embajador, son cosas mui inciertas i tales que por
agora no conviene entender en ellas, i también mirad que
a aquellas partes no se puede entender en esto sin perjuicio
nuestro e del rei del Portugal."
A pesar de todo, Enrique VII de Inglaterra por una me-
morable concesión firmada en Westminster el 5 de marzo
de 1496, que Biddle i Mr. Nicholls insertan íntegra, con-
cede privilejio a Juan Cabot, ciudadano de Venecia, i a sus
tres hijos, Luis, Sebastian i Santos (Sanctus), que ordina-
riamente llaman Sancho, o a sus ajentes i comisionados,
para navegar bajo el pabellón real británico, ya sea por el
este, por el oeste o por el norte en descubrimiento de las
tierras desconocidas del hemisferio boreal, i tomar legal-
JUAN I SEBASTIAN CABOT 15¿
mente posesión de ellas en nombre de la corona de Inglate-
rra, para gozar esclusivamente, ellos i sus herederos, a títu-
lo de vasallos i de oficiales del rei, con la obligación de
pagar a la corona el quinto del beneficio neto de los pro-
ductos, los cuales podian ser introducidos libres de todo
derecho de aduana por el único puerto de Brístol.
¿Qué causas retardaron la salida de la espedicion hasta
los primeros dias de mayo de 1497? M. d'Avezac cree que
€ste retardo sólo puede atribuirse a las dilijencias de la di-
plomacia castellana. Sea de ello lo que se quiera, el hecho
€s que en la fecha citada salia de Brístol una navecilla tri-
pulada por dieciocho hombres, de los cuales uno era francés
de Borgoña, otro jenovés, pero cuya mayor parte era com-
puesta de ingleses de aquel puerto. Esa embarcación estuvo
de vuelta a principios de agosto. En efecto, el 10 de ese mes,
el rei mandaba pagar de su tesoro una gratificación de diez
libras esterlinas al que habia hallado la nueva isla (to hím
who found the Isle, dice la cédula). Esta miserable remune-
ración tiene grande importancia en la historia, puesto que
€l decreto que la dispuso sirve para esplicar un hecho im-
portante en la serie de los descubrimientos geográficos de
ese siglo.
Pero no se crea que ese es el único documento que recuer-
de aquel viaje memorable. Residia entonces en Londres un
comerciante veneciano llamado Lorenzo Pasqualigo. Con
fecha 23 de agosto de 1497, ese comerciante escribia a sus
hermanos establecidos en Venecia, una carta en que les re-
feria lo que sabia acerca del resultado de esa espedicion.
Según este relato, Juan Cabot habia encontrado a setecien-
tas leguas al este, una tierra continental que habia costea-
do por el espacio de trescientas leguas. No habia hallado
alma viviente en los puntos en que habia tocado, pero sí
observó huellas de habitantes, sobre todo en los árboles
cortados i por los hilos o redes para cazar aves. A la vuel-
ta, habia visto dos islas donde, sin embargo, no quiso desem-
barcar a causa del agotamiento de sus víveres. Juan Ca-
bot habia vuelto a Brístol después de una correría de tres
154 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFÍCOS
meses; pero habia dejado en las tierras que acababa de des-
cubrir una gran cruz con la bandera de Inglaterra i la de
San Marcos de Venecía.
Se podría hacer el objeto de un estudio especial la desig-
nación verdadera de esas tierras que después de esta espe-
diciíDn fueron colocadas bajo el doble protectorado de la
Gran Bretaña i de Venecia. Convendriapara ello comparar
el mapa-mundi de Sebastian Cabot con la carta del céle-
bre piloto español Juan de la Cosa. Este último mapa, le-
vantado en 1500, e impreso en nuestro siglo por el barón
de Humboldt, demarca, con una serie de pabellones signifi-
cativos, aquellos lugares, señalando en el este el nombre de
cabo de Inglaterra, i en el oeste con la inscripción de mar
descubierto por los ingleses. Esa rejion es la misma que
treinta años después los españoles llamaban Tierra de Es-
teban Gómez, por el nombre de un célebre piloto portugués
que después de haber acompañado a Magallanes en su via-
je al Estrecho en 1520, esploró bajo bandera española las
rejiones boreales de la América, el año de 1525.
Después de esta célebre espedicion, Juan Cabot fué pre-
miado dignamente por sus trabajos. Recibió el título de
almirante, pudo usar vestidos de seda, hizo concesiones de
algunas islas a dos de sus compañeros, i prodigó a muchos
otros las mas magníficas promesas. El rei Enrique Vil, por
una concesión fechada en Westminster en 3 de febrero de
1498, lo autoriza espresamente a él o a sus representantes
a tomar en los puertos de Inglaterra seis naves de doscien-
tas toneladas, con todos sus aparatos, al mismo precio i
bajo las mismas condiciones que para el servicio real. Au-
torizábalo ademas a tomar tanta jente cuanta se presen-
tase voluntariamente para pasar con él a las tierras e islas
que acababa de descubrir en nombre i bajo el mando de Su
Majestad. Se sabe que Cabot hizo por sí mismo los gastos
del armamento de dos naves. Otras tres fueron armadas
por diversos mercaderes, entre los cuales las cuentas del te-
soro real permiten recojer los nombres de LanceloteThirkill,
de Tomas Eradle}^ i de Juan Cárter. No se conoce a punto
JUAN I SEBASTIAN CABOT 155
fijo la causa que impidió que Juan Cabot emprendiese esta
nueva espedicion; pero todo hace presumir que esa causa
fué su propia muerte, ocurrida probablemente en 1498.
Esta suscinta relación, viene pues a separar las diferen-
tes espediciones ejecutadas por este célebre marino. Si él no
pudo llevar a cabo la espedicion de 1498, que algunos his-
toriadores han supuesto equivocadamente que fué la pri-
mera que realizó, la gloria de ejecutarla estaba reservada
a su hijo Sebastian, de quien pasamos a ocuparnos para
consignar las noticias que encontramos en los libros a que
nos referimos.
II.
SEBASTIAN CABOT.
La primera parte de la vida de Sebastian Cabot está os-
curecida por las mismas incertidumbres que envuelven
casi por completo la historia de su padre.
Desde luego, ¿cuál fué la patria de este célebre navegan-
te? Por un fragmento que mas atrás hemos copiado tes-
tualmente, se ve que M. d'Avezac lo supone nacido en Ve-
necia, en la época en que su padre residia en esta ciudad.
Mr. Nicholls es de distinta opinión, i sostiene que Sebastian
Cabot era ingles, nacido en Brístol por los años de 1474 a
1477. De las razones que dá en apoyo de esta opinión, la
mas poderosa es la que sigue: un erudito ingles, Ricardo
Edén, que vivia en la primera mitad del siglo XVI i que co-
noció personalmente a Sebastian Cabot, tradujo al ingles
las célebres Decadas de Orbe Novo de Pedro Mártir, que
fueron publicadas en este idioma en 1555. En una de sus
obras. Edén escribió las palabras que copiamos en seguida
testualmente: "Sebastian Cabot me dijo que él habia naci-
do en Brystowe (Brístol); i que, cuando tenia cuatro años,
habia sido llevado con su padre a Venecia, i que no volvió
a Inglaterra con su padre sino después de un cierto núme-
ro de años, lo que habia hecho creer que habia nacido en
156 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Venecia". Aceptando la autenticidad de esta noticia debe
convenirse en que Juan Cabot habia hecho un viaje a In-
glaterra i habia residido allí cuatro o cinco años a lo me-
nos, antes de ir a establecerse definitivamente en Brístol.
Parece incuestionable que Sebastian Cabot acompañó a
su padre en sus primeras espediciones, a lo menos en la de
1494, si ésta es efectiva, i en la de 1497, que no puede po-
nerse en duda. Lo habria acompañado igualmente en la es-
pedición del año siguiente, si una causa desconocida, que
talvez fué la muerte de Juan Cabot, como ya hemos dicho,
no hubiese impedido a éste el acometer esta nueva empresa.
Pero, la concesión de 3 de febrero de 1498, a que nos
hemos referido, no era estrictamente personal en favor de
Juan Cabot. El rei, por una cláusula del estilo en esa clase
de documentos, autorizada la sustitución en favor de su
representante debidamente autorizado; i esta cláusula, en-
contró en esta circunstancia su aplicación efectiva. Sebas-
tian Cabot, de edad entonces de 23 o 25 años, tomó en ese
momento el mando déla pequeña flota de cinco naves man-
dada equipar en virtud de la autorización conferida a su
padre. La tripulación era compuesta de 300 hombres, i las
provisiones embarcadas debian servir para un año, porque
el objeto de la espedicion era colonizar las tierras trasa-
tlánticas donde la Inglaterra acababa de plantar su pabe-
llón. Pero la misión de Cabot no debia limitarse a esto sólo:
tenia encargo de hacer todos los esfuerzos para penetrar
mas adelante de los paises descubiertos, hasta lleg¿ir a una
isla llamada Cipango (Japón), donde, según la creencia
vulgar, crecía en grande abundancia la especería.
La escuadrilla espedicionaria partió de Brístol a princi-
pios del verano de 1498. Un ventarrón la asaltó a la par-
tida, i una de las naves, mui maltratada por la tempestad,
fué obligada a retroceder para buscar refujio en las costas
de Irlanda, pero las otras naves siguieron su camino. Lle-
garon éstas a tocar a tierra a una latitud de cerca de 45
grados, mucho mas pronto de lo que se esperaba; i desde
allí siguieron a la vista de la costa que se estendia al norte,
JUAN I SEBASTIAN CABOT 157
en la esperanza de hallar un pasaje que condujese a las tie-
rras pobladas i cultivadas de Cipango. De esta manera,
Cabot llegó hasta cerca de los 58 grados de latitud norte
recorriendo la costa de Labrador. Mr. Nicholls, después de
examinar muchas i mui importantes autoridades, sostiene
que Cabot pasó mas al norte todavía, i que entrando por
un estrecho que se abre a 61 grados, penetró a la bahía o
mar de Hudson, de que fué el primer esplorador. Sea lo que
se quiera de este hecho, la verdad es que aun cuando los
navegantes se hallaban en el mes de julio, encontraron en
esas altas latitudes, tantas i tan grandes masas de hielos
flotantes que se vieron forzados a volver atrás. Tocaron
entonces en Terranova, donde repararon sus fuerzas i re-
novaron en parte sus provisiones con los peces a que los
indíjenas daban el nombre de bacalao. De esta circunstan-
cia nació que aquel lugar fuese denominado Tierras de los
Bacalaos, con que aparece designada en casi todos los ma-
pas del siglo XVI. Cabot recorrió en seguida la costa con
dirección al sudoeste, hasta ponerse aproximativamente
a la altura del estrecho de Jibraltar; i de allí, encontrándo-
se escaso de víveres, hizo rumbo a Inglaterra. Aquí se le es-
peraba desde el rnes de setiembre; pero Cabot no pudo lle-
gar a Brístol hasta fines de octubre. Su espedicion, mui im-
portante bajo el punto de vista de los descubrimientos jeo-
gráficos, habia sido infructuosa como empresa industrial.
Cabot no habia podido descubrir el pasaje que habia anun-
ciado para llegar a los paisesde la especiería. Se dijo que en
esta inútil i desastrosa espedicion, después de muchas vici-
situdes i de cuatro meses pasados en el mar, habia perdido
la mayor parte de sus tripulaciones. Así, pues, recibió una
fria acojida que le dejó los mas tristes recuerdos; i por el
momento vio eclipsarse su reputación de hábil marino i de
afortunado descubridor.
Nada se sabe de positivo acerca de los años que sucedie-
ron a este contratiempo. Podria creerse que emprendió por
su cuenta otros viajes; podria suponerse también que tomó
parte en las espediciones que hicieron algunas asociaciones
158 ESTUDIOS HISTÓniCO-BIBLIOGRÁFlCOS
mercantiles a que eran admitidos los portugueses de las
islas Azores, i que continuaron los descubrimientos en las
inmediaciones de Terranova. *'E1 campo, dice d'Avezac, es-
tá abierto a las conjeturas, pero ningún indicio de mediano
valor se ha presentado todavía, i vale mas dar un salto al
través de esta laguna histórica."
Mientras tanto, la reputación de Cabot no habia queda-
do concentrada en las islas británicas. Desde mucho tiem-
po atrás, las comunicaciones diplomáticas délos embaja-
dores de Castilla en Londres, lo habian señalado a la corte
de España como uno de los marinos mas intrépidos i mas
hábiles de su siglo. Aun no es improbable que él mismo
buscase medies de relacionarse por este lado para encon-
trar el desquite de la indiferencia i del olvido con que en In-
glaterra se pagaban sus servicios. Si él tuvo CvSte pensa-
miento desde tiempo atrás, la verdad es que no pudo rea-
lizarlo hasta 1512, merced a las circunstancias que pasa-
mos a referir.
Por muerte de Enrique VII, heredó la corona de Inglate-
rra, en 1509, su hijo Enrique VIII. Casado éste con una
tia del rei de España, era natural que abrazara su causa
en la lucha que los españoles sostenian contra el rei de Fran-
cia por ciertas provincias de Italia; i en efecto, en 1511 en-
tró en la liga, con la esperanza de reconquistar la parte del
territorio francés que un siglo antes poseian los ingleses. El
13 de setiembre de 1512, el rei Fernando V de España, mas
conocido con la dominación de '*elcatólico,"escribiaaEord
Willougby, comandante en jefe de las tropas inglesas que
una escuadra española acababa de trasportar a Italia, pa-
ra pedirle que enviase a España a Sebastian Cabot, que sin
duda en ese momento se hallaba a la orden del jeneral in-
gles. Lord Willougby accedió sin dificultad al pedido del
aliado de su rei, de tal suerte que un mes después, Cabot se
hallaba en Castilla. Así se desprende de una real cédula da-
da por Fernando en Logroño, a 20 de octubre de 1512, en
la cual confiere a aquel ilustre marino el grado de capitán,
JUAN I SEBASTIAN CABOT . 159
con 50 mil maravedises de sueldo, i con residencia en la ciu-
dad de Sevilla, donde debia esperar sus órdenes.
En esa ciudad, Cabot contrajo estrecha amistad con el
insigne erudito i dilijente historiador del descubrimiento de
América, Pedro Mártir de Anghiera, que lo recibia fami-
liarmente en su casa, que lo hospedaba a veces bajo su te-
cho, i que se hallaba con él en la corte a fines de 1515, espe-
rando las resoluciones reales concernientes a una proyecta-
da espedicion marítima que debia partir de España en
marzo del año siguiente.
La muerte de Fernando el católico, ocurrida en enero de
1516, vino a embarazar la partida de esta espedicion, para
la cual no se habian hecho todavía todos los aprestos. En
aquellos meses de interregno i de perturbación en la mar-
cha jeneral de los negocios públicos, Cabot, esperando que
el advenimiento de un nuevo soberano le permitiese llevar
a cabo sus proyectos, solicitó según se desprende de los he-
chos que pasamos a narrar, un permiso para trasladarse a
Inglaterra. No se sabe a punto fijo si la corte de Londres
le habia hecho nuevas proposiciones para ponerlo a la ca-
beza de otra espedicion naval. Pero Ricardo Edén, el ami-
go de Cabot, que publicó en 1553 la traducción inglesa de
-un estracto de la Cosmograñfi de Sebastian Münster, la
hizo preceder de una dedicatoria al mui alto i mui poderoso
príncipe duque de Northumberland, en la cual refiere que
allá por el octavo año del reinado de Enrique VIII, es decir,
el de 1517, ese monarca habia equipado i hecho salir al
mar algunos buques bajo las órdenes de Sebastian Cabot i
de sir Tomas Pert, cuya falta de resolución fué causa de
que este viaje no produjese el resultado apetecido. El famo-
so colector de viajes Juan Bautista Ramusio, dedicó todo
el tercer volumen de sus Navigationi et Viaggi a reunir re-
laciones concernientes al descubrimiento i conquista de
América, i lo hizo proceder de una estensa epístola dirijida
al célebre poeta neo-latino Jerónimo Fracastoro. Allí, en
la pajina 4, recuerda que Sebastian Cabot le habia escrito
muchos años antes, que en sus navegaciones en las costas
160 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
de la América del norte, había llegado hasta los 67 grados
i medio de latitud setentrional, donde se hallaba el 12 de
junio teniendo delante de sí un mar libre, i creyendo firme-
mente que por esta via era posible pasar hasta el Catai (la
China); lo que habria, añade, ejecutado si la oposición del
patrón i de los marinos sublevados no lo hubiesen reducida
a volver atrás. Aunque en este pasaje Ramusio no señala el
año en que tuvieron lugar estos sucesos, de su propia rela-
ción parece desprenderse que no fué en el viaje de Cabot de
1498. A estas dos autoridades, habria que agregar una
tercera no menos atendible. Roberto Thorne, negociante
ingles establecido en Sevilla, dirijia en 1527 al rei Enrique
VIII, una memoria en que le recomendaba la conveniencia
de esplorar las rejiones del norte, i en que le hablaba de es-
tos viajes con un grande entusiasmo que, según decia, ha-
bia heredado de su padre, que era uno de los descubridores^
agregando que si los marinos hubiesen sido dóciles i hubie-
sen seguido los consejos i los designios de su piloto, habrian
llegado a las rejiones de la India que producen las ricas
mercaderías del Oriente. Todos los hechos relativos a esta
espedicion, habian sido perfectamente estudiados por Ri-
cardo Biddle en los capítulos 13, 14 i 15 de la historia de
Cabot publicada en 1831, de que hemos hecho referencia en
el principio de este artículo. Los nuevos biógrafos del famo-
so navegante no han hecho mas que utilizar estas curiosas
e interesantes investigaciones.
De vuelta de esta campaña, frustrada en parte como se
ha visto, por la sublevación de las tripulaciones, Cabot
pasó inmediatamente a España. Acababa de saberse ahí la
muerte de Juan Díaz de Solis, el infortunado descubridor
del Rio de la Plata, que desempeñaba el cargo de piloto
mayor, esto es, de jefe del establecimiento hidrográfico que
guardaba las cartas de los nuevos descubrimientos i que
suministraba instrucciones a los marinos que emprendían
otros viajes de esploracíon. Por real cédula fechada en Va-
lladolid el 5 de febrero de 1518, Cabot recibió ese impor-
tante título con el sueldo adicional de cincuenta mil mará-
JUAN I SEBASTIAN CABOT 161
vedises i ademas veiaticiaco mil maravedises para ''ayuda
■de costas," lo que elevaba su renta a ciento veinticinco mil
maravedises por año. A pesar de esto, en 1519 Cabot se ba-
ilaba accidentalmente en Inglaterra. El cardenal Wolsey le
hizo entonces ventajosas propuestas a fin de que tomara
el mando de una espedicion descubridora, para lo cual es-
taban prontos los buques. Cabot respondió que hallándose
desempeñando un carg ) importante en servicio del rei de
España, no podia, sin permiso formal de éste, aceptar aque-
lla propuesta; i como entonces sin duda meditaba otros
proyectos, se trasladó de nuevo a Castilla para entrar al
ejercicio de sus funciones.
El primerservicio prestado por Cabot a España fué el
haber presidido las famosas conferencias de Badajoz, en
abril i mayo de 1521-, en que los pilotos españoles i portu-
gueses discutian a cual de los dos paises tocaban las islas
Molúcas, en virtud del repartimiento hecho por la memo-
rable bula del papa Alejandro VI, i por el tratado de Tor.
desfilas. Se sabe que la resolución de aquel congreso fué fa-
vorable a las pretensiones de España, i que los portugueses
«e prepararon a resistir por la fuerza a las espediciones cas-
tellanas que pretendieran comerciar o hacer conquistas en
los archipiélagos inmediatos a la India. El monarca espa-
iiol por su parte estaba resuelto a hacerse respetar. Orga.
nizóse una compañía para espedicionar a aquellas rejiones,
«c ofreció a Cabot el mando de una escuadrilla espediciona-
ria, i en setiembre de 1524 el consejo de Indias lo autorizó
para empeñarse en esta empresa. El mismo soberano, por
resolución de 4 de marzo de 1525, preparó para llevarla a
cabo cuatro pequeñas embarcaciones de cien toneladas
ciento cincuenta hombres de tripulación; pero un comer-
ciíinte de Sevilla aumentó esas fuerzas con una cuarta
nave.
La escuadrilla debia haber partido de Sevilla cinco meses
-después; pero sea por las exijencias diplomáticas del Por-
tugal o por otra causa cualquiera, sólo se hizo al mar en
TOMO VI II
162 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
los primeros días de abril de 1526. El plan de Cabot era se-
guir el rumbo de Magallanes, pasar por el Estrecho a que
legó su nombre ese ilustre descubridor i llegar a los mares
de la India para esplotar el comercio de la especiería en las
Molúcas, en el Catay i en Cipango. Los primeros dias de
este viaje fueron bastantes felices; pero las disposiciones
administrativas habian sido tomadas con tan poco cuida-
do, que los víveres comenzaron a faltar cuando apenas lle-
gaban a las últimas partes conocidas de las costas del Bra-
sil. Cabot se vio por esta circunstancia obligado a cambiar
de plan i a tomar tierra en el puerto de los Patos, a poca
distancia de la isla de Santa Catalina, donde vivian en me-
dio de los indios pacíficos de la costa, algunos desertores
pertenecientes a diversas naciones de Europa. Ahí tuvo no-
ticia de las esploraciones que se habian hecho en aquellos
lugares, i determinó cambiar su rumbo para esplorar las
rejiones centrales de la América del Sur por el gran rio des-
cubierto por Solís. En ese lugar también tuvo que sofocar
la insubordinación de algunos de los suyos, viéndose for-
zado a imitar la conducta que en años atrás había obser-
vado Magallanes, esto es, a abandonar en una isla desier-
ta a tres oficiales que se oponian a sus proyectos. Cons-
truyó, ademas, algunas pequeñas embarcaciones para la
esploracion de losrios del interior, i en seguida se puso en
viaje para el Rio de la Plata, a cuyo estuario penetró en fe-
brero de 1527.
La historia de estas esploraciones debe mui poco a la in-
vestigación de los eruditos que han hecho los últimos estu-
dios acerca de los viajes de Sebastian Cabot. M. d'Avezac,
ni siquiera las menciona en el opúsculo que nos referimos, i
que se termina con los sucesos de 1518. Mr. Nicholls pasa
mui lijeramcnte sobre esta espedicion, como si hubiese creí-
do que no podia agregarsenada a la relación hechaenl831
por el historiador norte americano Biddle. Pero el libro de
éste, aunque mui bueno en la época que se publicó, i aun-
que conserva todo su mérito en muchas de sus partes, ha
envejecido en otras, merced a las nuevas investigaciones.
JUAN I SEBASTIAN CABOT 163
Así, por ejemplo, después de la impresión de ese libro, el dis-
tinguido historiador brasilero don Francisco Adolfo de
V arnhagen, dio a luz en la Revista del Instituto histórico
d el Brasil (tomo XV, pajinas 14 a 41) una importante rela-
ción escrita por un marino llamado Luis Ramírez, compa-
ñero de Cabot en ese viaje, i descubierta el siglo último por
el historiador español Muñoz. Esa carta, que sin duda fué
conocida por los antiguos crdnistas castellanos, ha permi-
tido a los mas recientes historiadores ampliar las noticias
que se tenian acerca de ese viaje. Vamos a seguir a éstos, i
particularmente a M. Alfredo Demersey en su Histoire phy .
sigue, économique et politique du Paraguay, cap. I i II de
su parte tercera, para hacer un resumen compendioso de
estos sucesos.
Así que Cabot hubo penetrado en el Rio de la Plata, fon ■
deó cerca de una isla a que dio el nombre de San Gabriel; i
desde ahí despachó por las aguas del Uruguai a uno de sus
capitanes nombrado Juan Alvarez Román con encargo de
remontar la corriente de ese rio; pero habiendo perdido éste
su buque, emprendió su viaje por tierra para volver a unir-
se con el jefe espedicionario, i fué inhumanamente asesinado
por los indios feroces de aquellas riberas. A pesar de este
contratiempo, Cabot, sin arredrarse por nada, dejó alguna
jente en San Gabriel, i avanzando resueltamente hacia el
Norte, penetró en el rio Paraná i llegó hasta el punto en que
desagua en éste otro rio llamado Carcarañal, donde levan-
tó un fuerte a que dio el nombre de Espíritu Santo. Allí de-
jó sesenta hombres; i a la cabeza de otros ciento diez siguió
en setiembre de 1527 su viaje hacia el norte con sólo dos
embarcaciones. Las noticias que habia recibido en las cos-
tas del Brasil de boca de los desertores portugueses, le ha-
bian infundido la esperanza de hallar en aquellas rejiones
riquezas comparables a las de los paises orientales, a cuya
esploracion habia renunciado. En efecto, en el alto Paraná,
hallándose cerca de una isla llamada Apipé, habia obtenido
de los indíjenas por medio de cambios, algunas muestrasde
ricos metales que le confirmaron su idea de hallar en breve
164 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOÜRÁFICOS
tiempo tesoros prodijiosos. Descendiendo de nuevo aquel
rio hasta el lugar donde se le junta el Paraguai, penetró en
este viltimo, i remontó su corriente sin grandes dificultades,
a Jo menos en el principio. Pero un serio obstáculo lo espe-
raba en el lugar en que por estrecharse el lecho del rio i por
dificultarse la navegación, los españoles le dieron el nombre
de Angostura. Ahí sostuvo un terrible combate con los in-
dijenas, del cual salió vencedor, no sin haber perdido algu-
nos de sus soldados.
Después de este costoso triunfo, Sebastian Cabot, siem-
pre intrépido i siempre resuelto a adelantar la esploracion
de aquel pais, marchó todavía mas adelante hasta el lugar
en que ahora existe la capital del Paraguai. Este parece ha-
ber sido el término de sus descubrimientos. En este lugar
resolvió volver atrás: pero cuando hubo llegado al Paraná,
encontró aquí a Diego García, piloto espaiiol a quien el rei
habia confiado el gobierno de los paises descubiertos por
Solís. García partió de España eres meses antes que Cabot;
pero habiendo sufrido muchas contrariedades en el viaje,
habia llegado a las aguas del caudaloso Plata mucho tiem-
po después que él. Como este último tenia un título real i
efectivo, dado por el rei de España, para ejercer el gobierno
de esta rejion, i como Cabot, que habia salido de Europa
con el propósito de llegar a los mares de la India, no tenia
título alguno, se suscitaron entre ambos las mas serias di-
ficultades, por cuya causa los dos jefes enviaron sus comi-
sionados a la metrópoli para sostener sus derechos. Cabot
pedia también a España refuerzos para proseguir sus des-
cubrimientos; pero después de cerca de dos años de inútil
espectativa, i fatigado por la inacción a que se veia reduci-
do, dejó en el fuerte de Espíritu Santo una partida de tropa
bajo el mando de uno de sus capitanes, i se hizo a la vela
para España adonde llegó a fines de julio de 1530, según se
ve por un documento publicado por el señor Varnhagen en
la pajina 439 del tomo primero de su Historia do Brasil.
Cupo entonces a Cabot la misma suerte que a tantos
JUAN I SEBASTIAN CABOT 165
otros descubridores españoles. En España se halló envuelto
en pleitos i dificultades. Ademas de las jestiones que en con-
tra suya hacian los ajentes de Diego García, lo acusaban
los deudos de algunos de sus subalternos en la ultima espe-
dicion, de haber sido causa de la muerte de unos i de haber
abandonado a otros en una isla desierta. El fiscal del con-
sejo de Indias, querellábase también contra Cabot, por cuan-
to éste no habia cumplido las instrucciones que sacó de Es-
paña al emprender su viaje. Ese tribunal, procediendo con-
tra él con el mismo rigor con que habria procedido contra
un hombre que no hubiese tenido sus méritos i servicios, lo
puso en prisión; i sólo después de varias dilijencias, consin-
tió en darle la corte por cárcel, bajo de fianza.
Don Martin Fernández de Navarrete ha salvado del ol-
vido un importante documento que nos instruye de estos
sucesos. Parece que Sebastian Cabot hizo sus representa-
ciones a Carlos V; i este príncipe, que se hallaba en Alema-
nia, consultó al consejo sobre el particular. La comunica-
ción de este tribunal, de 16 de raa\^o de 1531 (publicada por
Navarrete en el tomo Y, pajina 330 i sigts. de su Colección
de viajes i descubrimientos, etc.), contiene el pasaje que si-
gue: * 'Manda V. M. que le hagamos saberla causa de la pri-
sión de Sebastian Caboto. El fué preso a pedimento de al-
gunos parientes de algunas personas, que dicen que es cul-
pado en sus muertes, i por otros que desterró, i también a
pedimento del fiscal, por no haber guardado las instruccio-
nes que llevó; i así fué preso, i dada la corte por cárcel con
fianzas". Carlos V hizo espléndida justicia al atrevido es-
plorador: no sólo dispuso que volviese a desempeñar el car-
go de piloto mayor, sino que aun le ofreció el gobierno de
las rejiones que acababa de descubrir i de recorrer; pero las
penurias del tesoro real impidieron que se le suministrasen
los medios para emprender un nuevo viaje i para adelantar
los descubrimientos en el rio de la Plata.
Desde esa época, Cabot vivió en Sevilla ocupado en sus
tranquilos estudios de jeografía. Fué entonces cuando pre-
Ifi-G ESTUDIOS HISrÓRICO-BlBLTOaiiÁFICOS
paró su famoso mapa-jaiundi, de que hemos hablado mas
atrás, i del cual, como hemos dicho, no se conserva mas
ejemplar que el que existe en la Biblioteca nacional de Pa-
ris, i que fué comprado a un alto precio en Munich en 1844.
Este mapa mide 1 metro 48 centímetros de ancho por 1
11 centímetros de alto, i tiene a ambos lados dos tablas de
leyendas esplicativas en latin i en castellano, tan estensas
como numerosas, de tal suerte q«ue por el dibujo i por es-
tos comentarios es uno de los documentos mas importan-
tes que existan para estudiar la historia de la jeograíía de
los siglos XV i XVI. La fecha de este mapa-mundi es, co-
mo queda dicho, el año de 1544.
Cabot residió todavía cuatro años mas en España. Al
fin, en 1548, abandonó ese pais i fué de nuevo a estable-
cerse a Brístol. ¿Qué causa pudo influir en esta determina-
ción? ¿Porqué dejó un puesto tan honroso i lucrativo como
el de piloto mayor que desempeñaba en Castilla? Mr. Ni-
cholls se ha hecho estas mismas preguntas i sólo ha ha-
llado una contestación. Sebastian Cabot, dice, no podia
vivir en pais agobiado bajo el peso del despotismo relijioso
i de la inquisición. No simpatizaba con una relijion en cuyo
nombre se hablan cometido las mas atroces crueldades en
Méjico i en Perú; i volvia a Inglaterra a vivir bajo un réji-
men mas liberal i tolerante. Lejos de retirarse de España
por algún disgusto con el gobierno del emperador, el em-
bajador de éste en Londres, solicitó empeñosamente que
Cabot volviese a Castilla a seguir desempeñando el alto
puesto que se le habia confiado.
En Inglaterra Cabot fué colmado de distinciones. Inme-
diatamente después de su arribo, la rejencia que gobernaba
el reino durante la menor edad de Eduardo VI, le concedió
una pensión anual de 2500 marcos (166 libras esterlinas,
13 chelines, 4 peniques), suma considerable para aquella
época. Posteriormente, en marzo de 1551, después de nue-
vos servicios de Cabot, esta pensión fué elevada a 200
libras esterlinas por año. Sus primeros trabajos, aparte de
JUAN I SEBASTIAN CABOT 167
la comisión de examinar pilotos, que según parece se le con-
:fió entonces, se dirijieron a esplicar las variaciones de la
brújula, observadas durante sus navegaciones. Pero enton-
ces se trataba también en Inglaterra de nuevos proyectos
de viaje a las rejiones del Asia. Cabot, con el título de gran
piloto de Inglaterra i de gobernador o jefe de una compa-
ñía de mercaderes, propuso en 1553 un estenso plan que
consistia en dar una nueva dirección a las espediciones que
se dirijiesen en busca del camino de las Indias. Consistia
este pensamietito, no en tomar el rumbo del noroeste como
se habia intentado en las espediciones anteriores, sino el
del noreste, es decir, navegar el Mar Blanco recorriendo
las costas mas setentrionales de Europa i de Asia para lle-
gar por este camino desconocido a los paises mas remotos
del Oriente. Este proyecto fué acojido con ardor; i en el
mismo año zarparon tres naves que, después de un viaje
■desastroso en que pereció el jefe de la espedicion con dos de
las embarcaciones; la otra mandada por Ricardo Chance-
llor, esploró las costas del norte de la Rusia , i trajo a su
vuelta importantes noticias acerca de este imperio, casi
desconocido hasta entonces para los europeos. No es éste
el lugar de referir las espediciones subsiguientes que dieron
por resultado el conocimiento jeográfico de aquellas altas
lejiones boreales: nos basta recordar aquí que fué Sebas-
tian Cab.)t el que tuvo la primera idea de tales espedi-
ciones.
Su entusiasmo por fomentar i dirijir las empresas de des-
cubrimientos lejanos, no disminuyó un momento, i se ma-
nifestó en tedas ocasiones. Esteban Burroughs, compañero
de Chancellor en la espedicion de 1553, i encargado de ha-
cer un nuevo viaje para adelantar los descubrimientos en
las rejiones setentrionales de Europa, ha consignado en el
diario de su navegación un hecho que revela el ardor juve-
nil con que Cabot, en sus últimos dias, alentaba a los ma-
rinos que tomaban parte en estas peligrosísimas empresas.
■i'FA lunes 27 de abril (1558), dice Burroughs, el mui respe-
168 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
table Sebastian Cabot vino a bordo de nuestra pequeña
embarcación^ que se hallaba en Gravesend (al oriente de
Londres), acompañado por diversos caballeros i señoras,
que después de haber visitado nuestro buque, i de haber
recibido las atenciones que pudieron hacérseles a bordo,
bajaron a tierra dando a nuestros marinos liberales re-
compensas. I el buen viejo, maestro Cabot, dio a los poljres
las mas liberales limosnas recomendándoles que pidieran
al cielo por la buena fortuna i próspero resultado del viaje
de nuestro buque. Entonces, en una fonda comieron él i sus
amigos i nos hicieron grandes atenciones a mí i a los que
estaban en nuestra compañía; i por la complacencia que
sentia por nuestro proyectado viaje, él mismo tomó parte-
en el baile entre las personas jóvenes i vigorosas que esta-
ban con nosotros, después de lo cual él i sus amigos se
marcharon encomendándonos a la protección del Altísimo."
Cabot fué menos feliz bajo el reinado de María Tudor.
Por decreto de 27 de mayo de 1557 se vio privado de la
pensión que le pagaba la corona. Los historiadores se es-
plican este hecho atribuyéndolo a la influencia del marido
de la reina, Felipe II de España, que no podia perdonar a
Cabot el haber abandonado el servicio de esta nación. De
esta manera se cumplió con este insigne marino la lei de in-
gratitudes i de injusticias mas o menos crueles, que amar-
garon la vida de casi todos los grandes descubridores del
siglo XVI, comenzando por el mas grande de todos, por
Colon.
Esta es la ultima noticia que respecto a su vida consig-
nan los historiadores. La fecha de su muerte es desconocida,
como la de su nacimiento; pero podemos inferir que su fa-
llecimiento ocurrióentre 1557 i 1560. Puede inferirse igual-
mente que murió no lejos de Londres, por el hecho de que
el historiador Edén, que vivia allí, se halló presente. Refie-
re éste que las últimas palabras del célebre descubridor
fueron referentes a una revelación divina que decia haber
tenido, mediante la cual habia encontrado un método nue-
JUAN I SEBASTIAN CABOT 169
vo e infalible para fijar las lonjitudes, problemas que en-
tonces atormentaban a los mas grandes cosmógrafos, sin
que hubiesen podido hallarle solución. *'Esun misterio dón-
de descansan sus cenizas, dice Mr. Nicholls; i el que dio a
Inglaterra un continente i a la España un imperio, descan-
sa en una tumba desconocida."
Tal es, en resumen, el resultado de las últimas investiga-
ciones de que ha sido objeto la historia de los dos ilustres
descubridores, Juan i Sebastian Cabot. Al esponerlo en es-
te artículo, no hemos hecho otra cosa que estractar las no-
ticias consignadas en las obras de Biddle, d'Avezac i
Nicholls, en las que todos estos hechos están estudiados
con sólida erudición, i espuestos con claridad i método.
EL DESCUBRIMIENTO DEL RR» DE LA PLATA
La historia, de la jeografía americana es desde algunos
^ños el objeto de un estudio prolijo, con que se comienza a
descubrir el encadenamiento de viajes i esploraciones que
dieron por resultado el reconocimiento completo del Nuevo
Mundo. La historia conservaba sola el recuerdo de las
tentativas acertadas; i ese trabajo oscuro de los navegan-
tes que no vieron sus esfuerzos coronados por un éxito fe-
liz, esa acumulación de hechos aislados que preparaba el
movimiento acrecentando la fuerza moral de los descubri-
dores con el poder de la convicción, quedaba oscurecido
ante los resultados jenerales. Colon, Balboa i Magallanes
gozaban de una justa nombradla, pero hai una multitud de
esploraciones que prepararon la de aquellos tres viajeros, sí
bien no dieron un importante resultado inmediato, que
permanecian o enteramente ignoradas o envueltas en gran
oscuridad i confusión. En este artículo voi a hablar de
una de ellas, que la historia ha referido hoi de varios mo-
dos i con errores mas o menos notables.
* Publicó el señor Barros Arana este artículo en la Revista
del Pacífíco (1861) tomo IV, pájs. 593-600, después de haberlo
leido en el Círculo de Amigos de las Letras de Santiago. Se repro-
dujo en la Revista de Buenos Aires (1865) tomo VI, páj. 88; i el
historiador anentino don Bartolomé iVíitre discutió este punto
de historia americana en la misma Revista, tomo VI, páj. 419.—^
{Nota del Recopilador),
172 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁMCOS
Se sabe que los descubrimientos de Colon, i posterior*
mente los de Balboa, despertaron en toda España un en-
tusiasmo estraordinario. Las noticias de las riquezas au*-
ríferas de los paises recien descubiertos, el campo de con-
quistas romanescas que se abria a los aventureros caste-
llanos, i la esperanza de abrirse una carrera, produjeron
una fiebre jeneral en toda la península. Los escritores
contemporáneos han dejado en sus obras el cuadro anima-
dísimo de las costas occidentales de España cubiertas de
hidalgos empobrecidos, soldados sin fortuna i aventurero»
de todas condiciones, precipitándose en débiles barquichue-
los para cruzar el océano, i conquistar en el Nuevo Mundo
una provincia en que creian hallar el oro en abundancia
igual a las arenas del mar.
Entre los marinos que en aquella época celebraron asien-
to o contrato con el monarca para hacerse nuevos descubri-
mientos, figuraba un piloto, natural de Lcbrija, en Andalu-
cía, llamado Juan Díaz de Solís, de quien dice la historia
que ''era el mas excelente hombre de su tiempo en su
arte i," En dos viajes anteriores, Solís habia reconocido
el golfo de Honduras i descubierto una parte de la pro-
vincia de Yucatán (1506) i recorrido la costa meridio-
nal del nuevo continente (1509) hasta mucho mas ade-
lante que ningún otro esplorador. Perseguido i proce-
sado a su vuelta de este segundo viaje por desavenencias
con sus camaradas, Solís permaneció en prisión hasta
1512: mas de dos años de informaciones i pleitos dieron
por resultado final la comprobación de su inculpabilidad i
su vuelta al favor del rei: a los empleos i a los honores. Se
le indemnizó con dinero los perjuicios sufridos por su pri-
1 Herrera, Historia jeneral de los hechos de los castellanos en
las Islas i Tierra firme del mar océano. Decada 11, Libro I, cap.
VII, fol. 13 de la edición de 1601, que cito por ser la mas autori-
zada, si bien mas rara. El erudito historiador brasilero F, A. de
Varnhagen pretende que Solís era portugués. Véase su Historia
Geral do Brazil, tomo I, sección II, páj. 29.
EL DESCUBRIMIENTO DEL RIO DE LA PLATA 173
sion, i se le llamó al puesto de piloto mayor en reemplazo
del célebre Américo Vespucci, que acababa de morir. En-
tonces el rei Fernando se proponía hacerlo servir en un
proyectado viaje a las provincias asiáticas que habian des-
cubierto los portugueses 2. El descubrimiento del Mar del
Sur vino a dar otro rumbo a »us proyectos.
En efecto, desde que llegaron a España, las primeras no-
ticias del descubrimiento de Balboa, i las muestras de oro
i perlas que mañosamente remitia a la corte para desper-
tar la codicia del rei i de los aventureros, Fernando, cuyo
tesoro empobrecido por las costosas guerras de Italia, ne-
cesitaba una pronta reparación, hizo equipar uno tras otro
los navios para aquellos paises dorados que quería agre-
gar a sus dominios. Como debe suponerse, los espediciona-
rios seguian el camino conocido; sus buques los llevaban a
las costas orientales de la rejion del istmo, i de allí se inter.
naban en las ásperas nn ntañas para llegar a la costa occi-
dental, donde se habia fundado la colonia con el halagüeño
nombre de Castilla del Oro. Pero a los jeógrafos i pilotos
se les ocurrió fácilmente que haciendo reconocimientos de.
tenidos al sur de la tierra hasta entonces conocida, se ha-
bia de encontrar un pasaje al mar recien descubierto que pu-
diera llevar los buques españoles a espalda de Castilla del
Oro para proseguir los descubrimientos. Para llevar a
cabo esta empresa se necesitaba un marino niui esperimen-
tado; i la elección recayó en el piloto mayor Díaz de Solís.
Estendiéronse las bases del contrato en escritura públi-
ca, como podrian hacerlo dos simples comerciantes. El rei
Fernando entraba en la empresa con un capital de cuatro
mil ducados para obtener un tercio de los beneficios: Solís
debia hacer el resto de los gastos, los cuales le serian indem
nizados con otro tercio de las utilidades del viaje, que re-
2 Véanse los documentos portut^ueses relativos a estos proyec-
tos que recojió el historiador Núñez de Lisboa, i publicó Navakke-
TE en su Colección de viajes de los españoles, tomo III, páj. 127 i
siguientes.
174 ESTUDIOS HISTÓRIC0-BIBLI0GRÁFIC08
partiría con los capitalistas que proporcionaran fondos; i
el tercio restante quedaba también a disposición del jefe de
la espedicion para premiar a los que en ella tomasen parte.
Aquel contrato tiene ademas una circunstancia rara en los
documentos de este jénero de aquel tiempo: Solís no pidió
ni títulos ni mercedes, confiando mas en la gratitud del so-
berano que en las estipulaciones que rara vez se cumplian.
Esta muestra de la superioridad de espíritu del piloto ma-
yor no es la única que se encuentra en aquel convenio: sién-
dole estrictamente prohibido comunicar a nadie la parte
que tomaba el reí, él tuvo maña para levantar un emprés-
tito con que equipar sus naves i juntar jente para tripular-
las, comprometiendo así a los capitalistasi a los marineros
en una empresa que no conocian. Talvez el sólo nombre de
Solís era una garantía para los especuladores: ellos, como
el rei, creian quizá que aquella espedicion habia de realizar
nuevos descubrimientos i asegurar nuevas i mas ricas con-
quistas que la Castilla del Oro ^.
Tan vastos pro3^ectos quedaron, sin embargo, sin reali-
zación. Solís salió dei puerto de Lepe el 8 de octubre de
1515, i reconoció prolijamente la costa del Brasil desde el
cabo de San Roque hasta Rio de faneiro, fijando las latitu-
des de los puntos que observaba. No se conserva hoi el dia-
rio de la espedicion; pero los estractos de que está formada
la relación del cronista Herrera, revelan demasiado los pro-
gresos que en poco mas de veinte años habia hecho la cos-
mografía náutica, gracias a las observaciones de los com-
pañeros i sucesores de Colon. Esta misma precisión se nota
en el reconocimiento de la costa hasta los treinta i cinco
grados de latitud austral, én donde, creyendo sin duda en-
contrarse en la boca de un canal que les llevara al mar del
sur, Solís cambió el rumbo de sus naves i siguió navegando
hacia el occidente, sin perder de vista la costa que se esten-
io Hste contrnto está puhÜcadoen Kavaruétv, Colección de via-
jes, tomo IJI, pajina 134. Kn este mismo tomo hai publicados al-
gunos otros documentos referentes a esta espedicion.
EL DESCUBRIMIENTO DEL RIO DE LA PLATA 175 ^
día al norte. Era esta la ribera izquierda del dilatado ca-
nal que forman en su confluencia los riosUruguai i Paraná,
conocido entonces con el nombre de Panaguazús, después
con el de Solís, i posteriormente de la Plata. Los marinos
españoles quedaron asombrados al encontrar un caudal
tan considerable de agua dulce; i halagados con la idea de
lo maravilloso que tanto preocupaba a los navegantes i
descubridores de aquel siglo, lo llamaron mar Dulce. El
mismo Solís se adelantó con una nave al resto de la flotilla,
i siguió sus reconocimientos hasta una isla. La vista de su
buque habia despertado una sorpresa indescribible entre
los salvajes que poblaban la ribera: llenos de curiosidad sa-
lian de sus chozas para ver de cerca aquel raro espectáculo^
i se retiraban de prisa al divisar a los españoles. Los con-
temporáneos dicen que Solís era tan inesperto en negocios
de guerra como diestro navegante. Sin manifestar el mas
hjero temor, echó el ancla, i acompañado por dos oficiales
de la real hacienda i seis hombres mas, bajó a tierra, con
la intención sin duda de tomar posesión del pais para la
corona de Castilla.» Su imprudencia fué la causa de su per-
dición: los indios se hablan emboscado esperando que se
internaran en la isla; i tan pronto como Solís i sus compa-
ñeros se hallaron lejos de su nave, fueron vigorosamente
atacados i muertos sin poder defenderse contra el mayor nú-
mero i sin que sirvieran los socorros de los de a bordo.
Un cuñado del jefe de la espedicion, el piloto Francisco de
Torres, tomó entonces el mando de la flotilla, i dio la vuel-
ta a PySpaña, refiriendo con lúgubres colores la desgracia
que habia puesto fin a la espedicion. Según ellos, los cuer-
pos de Solis i demás compañeros hablan sido destrozados
por los salvajes i sus miembros asados i comidos con ho-
rrenda ferocidad ^. Un hábil viajero que visitó posterior-
mente aquellos paises i observó contacto superior el carác-
4 Pktkus Martyr, De orbe novo, decas tertt'i, páj. 275, 276,
Paris, 1587.
] 76 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
ter de sus primitivos habitantes, atribuye al pavor que se
apoderó del ánimo de los compañeros de Solís la relación
de los horrores que se siguieron a su muerte. El piensa que
aquellos salvajes no fueron antropófagos, porque de haber-
lo sido, no era probable que los hábitos, que tan profundas
raices tienen ea el ánimo de los bárbaros, hubieran desapa-
recido pocos años mas tarde ^.
L^ desgraciada espedicion de Solís no dio el resultado
que de ella se esperaba; pero importó al menos el reconoci-
miento de la costa americana hasta latitudes donde no
hablan llegado aun los europeos, i el descubrimiento del
Rio de la Plata, a cuyas orillas se habían de fundar mas
tarde importantísimas colonias. Esto es lo que aparece de
los documentos i relaciones mas autorizadas; pero no han
faltado escritores que supongan reconocida esa costa has-
ta mucho mas adelante, en espediciones anteriores, i que
quitan al viaje de Solís su verdadera importancia.
Sábese que poco después de los primeros descubrimien-
tos de Colon, salieron de varios puertos de Europa espedi-
ciones clandestinas para hacer nuevos reconocimieutos, en
contravención de las ordenanzas dictadas por los monar-
cas españoles ^, i ha llegado a creerse que los pilotos que
los mandaban se aventuraron a perseguir los descubri-
mientos a lo largo de la costa oriental en la América. En
una hermosa edición de la jeografía de Pfotomeo impresa
en Roma en 1508, con treinta i cuatro cartas jeográficas,
se publicó un planisferio, formado por un artista alemán,
Juan de Ruysch, autor de algunas de esas cartas destinadas a
completar la colección deBuckinck,que en la edición de Pto-
lomeo de 1478 habia ensayo el grabado en cobre para multi-
plicar los mapas. Ruysch fué el primero en publicar una
i> Félix de Azara, Descripción e historia del Paraguai i del Río
de la Plata, tomo II, cap. XVIII, páj. 4, edición de Madrid, 1847.
6 Ordenanza a 3 de setiembre de 1501, publicada por Navakkk-
TE, en el tomo II, páj. 259 de la Colección citada.
EL DESCUBRIMIENTO DEL EIO DE LA PLATA 177
carta jeneral del Nuevo Mundo ^; pero tan sumamente
errada, que sólo es concebible en un primer ensayo. La
América meridional está representada con el nombre de
Terra Sanctae Crucis, que entonces se daba al Brasil, en la
forma de una isla inmensa separada por un estrecho de
mar al norte de Honduras i Yucatán, que se representa
también en forma de isla, i con el nombre de Culicar, i pro-
longada al Sur hasta los cincuenta grados, donde hai una
nota latina que dice que los portugueses habían recorrido
las costas hasta aquella latitud. Un fraile Celestino, natu-
ral de Benevento, trabajó para esta edición una descripción
latina de los paises recien descubiertos, en que asienta que
aquellas tierras se prolongaban hasta los 37^^; i que se de-
cía (ut íerunt) que no terminase en los cincuenta ^.
Estos documentos, aunque casi desconocidos de los histo-
riadores, podrían hacer creer en documentos anteriores a
1508 hasta aquellas latitudes; pero un Hjero examen bastará
para desterrar toda duda. El planisferio de Ruysch, en que
mas que el estudio i la observ^acion, se ve la ímajinacion del
autor complacida en trazar islas í estrechos donde existe
un continente, i aun la descripción del fraile de Benevento
pierden toda autoridad ante otras mas respetables. En
1513 se publicó en Scrasburgo una nueva edición de Ptolo-
meo, con hermosas cartas jeográficas grabadas en madera.
Una de ellas es un planisferio, i otra un mapa de las costas
e islas del Nuevo Mundo, trazadas con estudio í cuidado, i
evitando los groseros errores de la carta de Ruysch. El
" Catalogue des csirte-; geo2^raphiques^ topographiques et mari-
nes du prince Lahanoff, París, 1823.
8 Geographiay latine reddittay correcta a Marco Beneventano
et Joanne Cotta. Roma, 1508, in fol. La disertación del primero de
éstos, que ocupa 14 fol., tiene por título Marci Beneventani Orhis
nova descriptio. Bl planisferio de Ruysch, que no es raro en las bi-
bliotecas públicas europeas, ha sido reproducido por el barón de
Humboldteuel tomo V, de su Examen critique cié la geographie
du nouveau continent.
»roMo VI 12
178 ESTUDIOS HISTÓRICO- BIBLIOGRÁFICOS
Nuevo Mundo está bosquejado con toda la exactitud que
puede desearse atendidos los conocimientos de la época, di-
latándose desde los 55° de latitud norte hasta los 35° del
sur, sin indicar el rio de la Plata, que entonces no era cono-
cido. Basta ver ambos mapas para conocer que los jeógra-
fos de Strasburgo estaban mas al corriente de los descubri-
mientos marítimos que los escritores i artistas de la edición
romana de Ptolomeo.
El planisferio de Ruysch no merece una detenida crítica;,
pero hai otra autoridad mui respetable, causa del error en
muchas obras modernas, que se debe examinar mas aten-
tamente. Antonio de Herrera refiere que el mismo Díaz de
Solis, acompañado por Vicente Yáñez Pinzón hicieron una
esploracion en 1508 i 1509, i reconocieron hasta los 40° de
latitud austral, haciendo frecuentes desembarcos en la costa
i tomando posesión de ellas en nombre del rei Fernando 9.
La historia de Herrera, forma autoridad casi siempre, a
menos que se trate de fijar los grados jeográficos o de dar
otras nociones cosmográficas, porque siguiendo los diarios
de los navegantes o relaciones anteriones a él, copia sus
errores o hace inintelijibles sus noticias ^^K En este caso, He-
rrera ha incurrido en un error. ¿Cómo suponer que Solis i
Pinzón recorrieran aquellas costas hasta los 40°, haciendo
frecuentes desembarcos, i que hubieran pasado sin aperci-
birse de la existencia del rio de la Plata, cuya boca mide
mas de cuarenta leguas? ¿Cómo esplicarse la sorpresa de
Solis en el segundo viaje i su sospecha de que aquél fuera
un estrecho de mar que pudiera llevarlo al mar del sur, si
siete años antes habia reconocido que la costa se prolon-
gaba mas allá de aquel rio?
Pero aun hai mas. Los documentos mas autorizados no
hablan de viajes en aquellas latitudes, antes de la segunda
9 Década I, lib. VII, cap. IX.
1^ HüMBOLDT, Examen critique de la geographie da noiiveatt
continent, tomo H, en varias partes.
EL DESCUBRIMIENTO DEL. RIO DE LA PLATA 179
espedicion de Solis, i aun después de ésta i del reconocimien-
to del rio de la Plata i fijan como término del mundo cono-
cido i esplorado, la parte norte de aquel rio. En 1519 el
primer jeógrafo español de aquel tiempo, Martin Fernán-
dez deEnciso, fijaba como fin de la costa esplorada ''el ca-
bo deSancta María en XXXV grados". "Pasado este cabo,
agrega, entra un rio de mas de XX leguas de ancho a do
ay gentes que comen carne humana" ii. Se conoce por
este rasgo que se referia a la desgraciada espedicion de So-
lis en 1516. Este testimonio es decisivo, tanto mas cuanto
que viene de un jeógrafo tan competente. "La parte jeo-
gráfica de su obra está resumida con exactitud i curiosi-
dad, i la correspondiente a las tierras que se iban descu-
briendo es mui importante para conocer el resultado de las
espediciones hasta aquella época" 12. Sólo después del via-
je de Magallanes a la estremidad meridional del continente
americano, principiaron los jeógrafos a hablar de la costa
que se estiende al sur del rio de la Plata.
El investigador mas prolijo de cuantos han estudiado
la historia americana i^, lleno de respeto por los trabajos
del cronista Herrera, le censura, sin embargo, su precipita-
ción para copiar sin examen lo que se encontraba escrito
en los historiadores, i aun para "vender por averiguado lo
incierto"; i agrupa un buen número de ejemplos que no de-
jan la menor duda acerca de la veracidad de su crítica.
Esta indicación sirve para esplicar el oríjen del error. Ló-
pez de Gomara dice en su Historia de las Indias ^'^ que
Américo Vespucci referia haber navegado el año de 1501
11 Suma de Geographia, etc., fol. LI.
12 Navarrkth, Disertación sobre la historia de la náutica, páj.
144. Este autor piensa que la Jeografía de Enciso es la primera
descripción que se hizo del Nuevo Mundo, porque no tuvo noticia
de la de frai Marcos de Benevento, publicada en 1508.
13 Muñoz, Historia del Nuevo Mundo, prólogo, páj. XXIII i si
guientes.
1^ Cap. 87, foj. 113 de la edición de Ambéres de 1554.
180 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
por la costa del Brasil hasta los 4^0^, i agrega: ''Muchos
tachan las navegaciones de Américo. Yo creo que navegó
mucho; pero tamlDÍen sé que navegaron mas Vicente Yáñez
Pinzón i Juan Díaz de Solis."; i en otra parte agrega que
este último estuvo cas/ a los 40°. Gomara, órgano de las
prevenciones contra el navegante florentino, asentó aque-
llo vagamente i Herrera dio por averiguado lo incierto, i es-
cribió que Pinzón i Solis llegaron hasta la latitud de 40°.
Ilai otro error referente a las navegaciones de Solis de
que es autor el mismo Gomara, autoridad mui poco res-
petable. Supone que en 1512, el año mismo de que el na-
vegante de Lebrija estaba en una prisión de Rspaña, re-
conoció el rio de la Plata i^, i que hallando allí muestras
de ricos metales, dio la vuelta a Europa i solicitó del rei el
título de gobernador, con el cual hizo la segunda espedi-
cion, que tuvo un fin tan desastroso. Los documentos re-
velan que todo esto es una patraña: Solis fué sacado de la
prisión por hacer un viaje a la India Oriental en busca de
lasMolúcas;i poco después, el rei Fernando cambió de plan,
i le encargó, como queda referido, que circumnavegando el
continente americano, fuese a buscar un paso para comu-
nicar por mar con la colonia fundada en la costa occiden-
tal del istmo de Panamá. El contrato con el rei existe, i en
él no se habla nada de gobierno ni de cosa que se le parez-
ca. I sin embargo, este error tan notable de Gomara, fué
copiado poco después por Oviedo ^^ i reproducido sin exa-
men ni criterio por casi todos los que posteriormente han
hablado de este punto de la historia americana.
Después de esta indijesta esposicion de hechos i pruebas,
parece necesario formular los puntos capitales de este ar-
tículo: 1° el rio de la Plata fué descubierto por Juan de So-
is Cap. 88.
16 Historia jeneral i natural de las Indias, lib. XXIII, cap. I. lis-
ta parte de la historia de Oviedo quedó inédita a la época de la
muerte del autor, i sólo se ha publicado recientemente con la his-
toria completa, en Madrid, 1851, etc., etc.
EL r>E.SCUBRIMIENTO DEL RIO DE LA PLATA 18]
lis en 1516; 2° este fué el viaje de esploracion mas adelan-
tado que habían hecho los europeos hacia la estremidad
meridional de América hasta aquella época; i 3° Solis tocó
allí incidentalmente, e inducido por un error, pero nó por-
que llevase el pro\^ecto de establecer un gobierno.
Hai en historia, como en todas las ciencias, dos clases
de trabajos: uno de conjunto i apreciación jenerales, que
despiertan el interés i que leemos con agrado: otro hai que
precede al anterior, i que le es indispensable; consiste éste
en el estudio prolijo de los detalles mas minuciosos, en la
confrontación de autoridades i documentos, i en la prepa-
ración de los materiales para la verdadera historia. En es-
te artículo he querido hacer esto último con un punto de la
historia americana, que se referia de diversas maneras,
mas o menos equivocadas. Talvez algún historiador apro-
veche mis observaciones para desterrar definitivamente los
errores que señalo.
VIDA 1 VIAJES
DE HERNANDO DE MAGALLANES
i
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES
^Magallanes, señor, fué el primer hombre
Que abriendo este camino le dio nombre,
Ercilla. — La Araucana^ canto I, estrofa 8.^
ADVERTENCIA. PRELIMINAR
Si el viaje emprendido por Magallanes hubiera produci-
do sólo el reconocimiento de la estremidad meridional del
continente americano, el descubrimiento del estrecho a que
la posteridad ha dado el nombre del célebre marino, i la
navegación de mares desconocidos, i debiera considerarse
como una de las mas notables empresas que se llevaron a
cabo en aquel siglo de atrevidas esploraciones. Pero ese via-
je señala ademas uno de los mas sólidos progresos que ja-
mas haya hecho la jeografía. La escuadrilla de Magallanes,
después de tres años de navegaciones i desgracias que la re-
dujeron a una sola nave, habia dado la primera vuelta al
mundo. La redondez de la tierra, que habian adivinado
* Este trabajo se publicó en los Anales de la Universidad de Chi-
le (1862) pájs. 486-570; 584-593; (1863) pájs. 163-173; 212-232;
253-273; 325 336 i 404-414— Se imprimió en tirada aparte en
1 864 (1 vol. 155 pájs.) Este libro ha sido traducido al portugués
por Fernando de Magallanes Villas Boas i publicado por la Real
Academia de Ciencias de Lisboa, en 1881. El título de esa traduc-
ción es el siguiente:
*' Vida e viagens de Fernao de Magalhaes por Diego Barros
Arana. Traduccao do hespanhol de Fern¿indo de Magalhaes Vi-
^
186 ESTUDIOS HISTÓmCO-BlBLIOGRÁFICOS
algunos sabios, fué desde entonces un hecho probado por
la esperiencia. La jeografía rompió las ligaduras que la
amarraban a las preocupaciones del vulgo, i pudo desarro-
llarse libremente para llegar al estado en que hoi la vemos.
La importancia de este viaje fué reconocida por los con
temporáneos de Magallanes. El célebre colector de las rela-
ciones de viajeros Juan Bautista Ramusio, al publicar en el
primer tomo de su colección la traducción italiana de la
historia del viaje de Magallanes escrita por Maximiliano
Transilvano, decia en una advertencia: "El viaje ejecutado
por los españoles al rededor del mundo en el término de
tres años es una de las mayores i mas maravillosas empre-
sas que se hayan llevado a cabo en nuestro siglo i aun de
las que sabemos de los antiguos, porque ésta excede a to-
das las conocidas hasta ahora... i si oyeran referir los gran-
des filósofos de la antigüedad los acontecimientos i el fin de
este viaje, se quedarían pasmados i fuera de sí". Posterior-
mente, se han repetido estos mismos conceptos talvez
con mas elegancia, pero siempre con igual admiración i
aplauso.
''No hai vida mas terrible que la de Magallanes, dice
Michelet. Todo es combate, lejanas navegaciones, fugas ]
procesos, naufrajios i asesinato frustrado, en fin la muerte
entre los bárbaros. Pelea en África. Pelea en la India. Vive
entre los malayos tan bravos i tan feroces. El mismo pare-
ce haberlo sido.
Has Boas, Bacharel formado en Mathematica de la Universidade
de Coimbra, Coronel do corpo do Estado Maior, Secretario da
Escola Polyttechnica, etc., etc " Lisboa, Typographia da Acade-
mia Real das Sciencias, 1881, 1 vol. en 4^ de 192 pájs.
El libro del señor Barros Arana aparece citado en The Ufe of
Ferdinand Ma^ellan and thc ñr-it circamnavega.tion of the ^lobe
by F. H. GuiLLHM.\RD, London, 1890, 1 vol., 8°, de 353 pájs., con
ilustraciones i numerosos mapas en color para ilustrar los progre-
sos del descubrimiento del Nuevo Mundo. — {Nota del Recopi-
lador.)
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 187
"En SU larga residencia en Asía, recoje todos los datos
prepara su grande espedicion, su tentativa de ir por la
América a las islas Molúcas. Estaba seguro de encontrar la
especiería buscándola en su pais orijinario a mejor precio
del que tenia entonces trayéndola del occidente de la India-
La empresa en su idea primitiva, fué enteramente comercial*
Una rebaja en el precio de la pimienta fué la inspiración
primera del viaje mas heroico que jamas se haya hecho en
€ste planeta.
"El espíritu cortesano, la intriga dominaba entonces en
Portugal. Magallanes, tratado mal, pasó a España, i Car-
los V le dio magníficamente cinco naves. Pero, no se atrevió
a fiarse enteramente en el tránsfuga portugués: le impuso
un asociado castellano. Magallanes partió entre dos peli-
gros, la malquerencia española i la venganza portuguesa
que lo buscaba para asesinarlo. Vio la revolución en su es-
cuadra, i desplegó un heroísmo terrible, indomable i bárba-
ro. Encadenó al asociado, i se hizo el único jefe. Mandó
apuñalear, degollar, descuartizar a los recalcitrantes. En
medio de todo esto, naufrajios, naves perdidas. Nadie que-
na seguirle, cuando se divisó el aspecto aterrador de la
punta de la América, la desolada Tierra del Fuego i el de-
solado cabo Frov^ard. Esta comarca, arrancada del conti-
nente por violentas convulsiones, por la furiosa ebullición
de mil volcanes, parece una tormenta de granito. Hincha-
da, requebrada por un súbito resfriamiento, causa horror.
Son picos agudos, campanarios excéntricos, negras telas,
dientes atroces de tres puntas; i toda esta masa de lava, de
basalto, está cubierta de lúgubre nieve.
"Esto era de sobra para todos. Magallanes dijo: "Va-
mos adelante". Buscó, volvió, se desenredó de cien islas,
entró en un mar sin límites, píicíñco este dia, i que ha con-
vServado el nombre de tal.
"Magallanes pereció en las Filipinas. Cuatro navios de-
saparecieron. El único que quedó, la Victoria, no tenia al
fin mas que trece hombres, pero tenia su gran piloto, intré-
188 i:STUD10S HlST<)RR'0-EIBLIOGRÁFlCOS
pido e indestructible, el vasco Sebastian, que volvió sólo
habiendo sido el primer mortal que diera la vuelta al
mundo.
"Nada hai mas grande que esto. Desde entonces, el
globo estaba seguro de su redondez. Esta maravilla físi-
ca del agua uniformemente estendida sobre una bola a que
se adhiere sin separarse, este milagro estaba demostrado.
El Pacífico estaba al fin reconocido, ese grande i misterioso
laboratorio donde, lejos de nuestra vista, la naturaleza tra-
baja profundamente la vida, nos elabora mundos, conti-
nentes nuevos.
"Revelación de inmenso alcance, no sólo material, sino
también moral, que centuplicaba la audacia del hombre i
lo lanzaba en otro viaje sobre el libre océano de las cien-
cias, en el esfuerzo temerario i fecundo de dar vuelta a lo
infinito" i .
Sin embargo, si la posteridad ha reconocido la impor-
tancia de este viaje, bien poco conoce acerca del hombre
que lo concibió i lo emprendió. Desde este punto de vista,
Magallanes ha sido mucho menos feliz de lo que merece.
Mientras se han escrito i publicado centenares de obras i
de volúmenes sobre viajeros i descubridores de una impor-
tancia mui inferior a la suya, sobre él no se posee un estu-
dio completo, una biografía capaz de darlo a conocer, de
revelar el alcance de su jenio, la dirección de su carácter
sus antecedentes i su vida. En las historias jenerales se ha
referido su viaje con mas o menos acierto, con mas o menos
estension; pero se ha descuidado casi del todo su persona.
Conozco sólo tres ensavos biográficos de Hernando de
Magallanes '^ . Escribió el primero el contra-almirante fran-
. 1 MiCHRLHT, Lr mcr, lib. 11, páj. 284', i siguientes (París,
1861).
* No merecen este nombre la erudita introducción que ha pues,
to Carlos Amoretti a su cuidada reimpresión del Primo Via^gio
attorno il mondo, escrito por Amtonio Pigafetta (Milán, 1800),
ni la pequeña biografía puesta al freace de la reproducción de esta
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 189
ees Mr. de Rossel (Biographie universelle, tom. XXVI) con
conocimiento de las obras españolas que tratan de ese via-
je; el segundo, don Martin Fernández de Navarrete al fren-
te del tomo IV de su importante Colección de los viajes i
descubrimientos que liicieron por mar Jos españoles desde
ñnes del siglo XV; el tercero, ha sido publicado por M. Fer-
dinand Denis en el tom. XXXII de la Noavelle biographie
genérale. Aunque todos ellos poseen cierto mérito, el segun-
do es sin duda el mas estimable i el mas completo. Navarre-
te publicaba entonces ua volumen de documentos relativos
a ese viajero, i de ellos i de muchos libros tomó los datos
sobre que ha basado su biografía; sin embargo, no ha saca-
do el provecho que pudo para dar a conocer al célebre na-
vegante. Hai deficiencia de noticias en -ciertas partes, i es-
casa observación i poco gusto para reunirías i agruparlas,
de modo que de ellas resalte el retrato de Magallanes tan
completo como nos lo han trasmitido los mas autorizados
testimonios.
Como aquel célebre viajero fué el primer descubridor del
territorio chileno, tuve que estudiar sus esploraciones para
darlas a conocer en una historia jeneral de Chile en que tra-
bajo desde muchos años atrás. En las historias de los des-
cubrimientos i conquistas de los españoles i portugueses en
el siglo XVI, encontré todojénero de noticias; pero quise
adelantar mis investigaciones en los documentos i relacio-
nes que permanecen inéditos, i me engolfé en esta tarea du-
rante mi viaje a España en 1859 i 1860. Antes de mucho
tiempo, pude persuadirme que el sabio historiógrafo don
Juan Bautista Muñoz había hecho ya todo el tríibajo de
investigación con el propósito de hacerlo servir parala con-
misma obra en los Voya^ears ¿incleiis et modernes de E. Cuartón
(tom. III, páj. 266, París, 1855).
E\ Journal ilustré des voyat^es et des voyageurs, (tom. II, páj.
95, Paris, 1858) ha publicado una biografía de Magallanes, curio-
sa por los errores, junto con un retrato de pura fantasía, para pre-
ceder una nueva reimpresión del Viai^gio de Pigafeíta.
190 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
tinnacion de su Historia del Nuevo Mundo, de que dejó pu-
blicado un solo tomo. Muñoz habia esplotado con todo
acierto los archivos de España i Portugal, habia copiado-
los documentos mas importantes iestractado los de menos
ínteres, i habia reunido el mas rico caudal de noticias que
pudiera apetecerse. Na^varrete mismo ha hecho mui poco
mas que publicar los documentos que ya habia recopilado
Muñoz en su valiosa colección de manuscritos.
En esta colección, que se conserva en la rica biblioteca
de la real academia de la historia de Madrid, i a que tuve
libre acceso, merced a la ilustrada liberalidad de dicha cor-
poración, recojí copiosos datos que apuntaba escrupulosa-
mente, i que pude aumentar pocos meses después en el pre-
cioso archivo de Indias depositado en Sevilla. Insensible-
mente, mis notas excedieron los límites que en un principia
me habia fijado. Buscando noticias acerca del descubrimien-
to de la estremidad meridional del continente americano^
habia recojido todos los antecedentes necesarios para ha-
cer una biografía de Magallanes tan completa como rae lo
permitieran mis fuerzas i los documentos que han quedada
de aquel célebre viaje. Me era ya materialmente imposible
hacer entrar en una historia jeneral de Chile todas las noti-
cias que habia recojido. Forzoso me fué entonces empren-
der otro trabajo de distinto jénero, un ensayo especial so-
bre la vida i viajes del famoso descubridor.
Tal fué el oríjen del libro presente *.
* Cuando apareció el trabajo sobre Magallanes del señor Ba-
rros Arana, se publicó en los Anales áe la Universidad de Chile
(1864, pájs. ''462-466), la siguiente apreciación sobre aquel nota-
ble estudio histórico:
*'E1 señor Barros Arana ha enriquecido la literatura nacional
con la publicación que acaba de hacer de esta nueva obra. Cree-
mos, i estamos ciertos de no equivocarnos, que ella será leida con
sumo interés, i que llamará por muchos motivos la atención del
público ilustrado.
La biografía de Hernando de Magallanes es divertida como una
novela e instructiva como una historia. Reúne por consiguiente
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 191
lo Útil a lo agradable. Está llena de aventuras i peripecias, de
combates i naufrajios, de descubrimientos i esploraciones. Así pue-
den leerla, sin que sus esperanzas queden defraudadas, el que bus-
ca en los libros entretenimiento i el que busca en ellos provecho.
Soldado valeroso, marino consumado, viajero infatigable, Her-
nando de Magallanes es un personaje notable, de ruda e imperio-
sa fisonomía, que merece ser conocido i estudiado.
El navegante portugués pasó su existencia en una ajitacion
perpetua luchando contra los hombres i contra la naturaleza, con-
tra los asiáticos i africanos que resistian la conquista europea, i
contra los mismos portugueses i españoles que se oponian a sus
designios, contra las asperezas de rejiones desconocidas i contra
las tempestades de mares nunca vistos.
Nacido en Portugal, va a pelear en el Asia i en el África para
aumentar los dominios e incrementar los tesoros de su patria.
Naufraga en el archipiélago de Lasquedivas, i rehusa escapar
en las chalupas con los demás jefes i oficiales, permaneciendo vo-
luntariamente en un islote desierto hasta que se salva el último de
los marineros.
Se enemista con el rei del Portugal porque no le concede los ho-
nores i prerrogativas a que se juzga acreedor; i abandona la tierra
de sus padres, renunciando a su nacionalidad ante escribano pú-
blico, para ir a avecindarse en España, a cu3^o monarca ofrece su
íntelijencia i su brazo, su brújula i su espada.
Se casa en Sevilla con doña Beatriz Barbosa; pero mui pronto
deja el lecho de su esposa, que se hallaba embarazada, i la cuna de
su hijo, que tenia sólo seis meses, para dirijir la audaz empresa
que debia costarle la vida e inmortalizar su nombre: el descubri-
miento de un pasaje al través de la América para encaminarse a
las Molúcas.
¿Qué le importaban las caricias de su mujer i las sonrisa de sus
hijos? Sólo vive feliz i satisfecho en medio de las borrascas i de las
batallas.
Antes de partir de la Península en busca de la gloria i de la
muerte, se ve forzado a ocultarse en su casa, i a no salir a la calle
mas que raras veces, i eso escoltado por guardias, a fin de liber-
tarse de las acechanzas del gobierno portugués que quería asesi-
narle en castigo de sus ofrecimientos a España.
Como las amenazas no surten efecto para que varié de resolu-
ción i vuelva a su país natal, se recurre entonces a los halagos;,
pero ni el miedo del puñal ni la promesa de dignidades i favores lo-
graron doblegarle.
Es aborrecido de los portugueses que le consideran como un-
192 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
traidor, i es mirado con desconfianza por los españoles que n o
pueden olvidar su oríjen, por lo cual estalla una asonada popular
en contra suja, antes de que se haga a la vela para su largo i pe-
ligroso viaje.
Durante la navegación, prende por su propia mano, en presen-
cia de todos los capitanes i pilotos, a Juan de Cartajena, el se-
gundo de la armada, que le habia faltado al respeto desconociendo
su preeminencia i autoridad, le pone en un cepo como si fuera un
soldado raso, i le destituye ignominiosamente del mando que le
habia conferido Carlos Y, llamándole en la cédula de su nombra-
miento "conjunta persona" del jefe de la espedicion.
En el puerto de San Julián, se sublevan tres naves de las cinco
que capitaneaba; pero sofoca la cons[)iracion con la mayor osa-
día, manda dar la muerte a los promotores, i con la ferocidad de
un caníbal hace descuartizar los cadáveres para infundir terror
entre sus subalternos. Se retira de aquel puerto maldito dejando
abandonados en su estéril playa a Juan de Cartajena i al capellán
Pedro Sánchez de la Reina, acusados igualmente de tramas revo-
lucionarias.
Prosigue su marcha a despecho de los temporales, mas temibles
para'él que las revueltas, decidido a llegar hasta el grado 75 de la-
titud sur oi no descubre antes el pasaje que busca. Ni la intensidad
del frió que apenas puede soportarse, ni la escasez de los víveres de
que puede proveerse, ni los huracanes que a cada momento se em-
bravecen con mas furor, ni el aspecto de la tripulación que se ma-
nifiesta sombría i descontenta, son capaces (h intimi l.irie.
fin medio de los vientos i las lluvias, de los padecimientos i las
quejas, de las tormentas del cielo i del mar, i de las tormentas de
su jen te harta ya de fatigas i sobresaltos, de-ícubre por fin el ^s-
trecho que lleva su nombre, i penetra en el o.:éano que él llamó
Pacíñco, dando cima a uno de los viajes mas heroicos i portento-
sos que nunca se han emprendido.
Una borrasca habia hecho pedazos anteriormente una de sus
naves; la defección le priva de otra al atravesar el E-ítrecho.
Después de las tempestades, siguen los horrores del hambre.
El alimento de los navegantes vino a ser el polvo fétido de las
galletas devoradas por los gusanos i las ratas; en seguida las
mismas ratas, que eran estimadas como un bocado tan apetitoso,
que se pagaba medio ducado por cada una; después el cuero con
que estaban forradas las vergas; i por último el aserrín de la ma-
dera. Su bebida era un agua hedionda i corrompida, que causaba
náuseas al tomarla.
Mientras tanto, las enfermedades, entre ellas el escorbuto, diez-
maban la tripulación.
VIDA I VIAJES DB HERNANDO DE MAGALLANES 193
No obstante las tempestades, las sediciones, los naufrajios, la
traición, el hambre i la muerte, la pequeña flota continuó su rum-
bo hacia adelante impelida por una voluntad inexorable. Los
que sobreviviau arrojaban al mar los cuerpos, o mas bien los es-
queletos, de los que sucumbian; i el jefe ordenaba impasible la
maniobra como si tal cosa hubiese sucedido. Si hubiera sido nece-
sario i hubiera podido hacerlo, habria llegado hasta el polo.
iVIagallánes, a fuerza de constancia i de enerjía, escapó a tantas
penalidades i privaciones, de que él mismo participaba como el úl-
timo grumete; i fué a morir, como el héroe de un poema caballeres-
co, en una de las islas Filipinas, tratando de someter a los subditos
rebeldes de un reyezuelo bárbaro, sin otro objeto que hacer un os-
tentoso alarde de su valor.
La empresa de Magallanes, aunque orijinalmente mercantil,
como la de Cristóbal Colon, es una de las mas grandiosas que re-
jisLran los anales marítimos. Ella ha abierto nuevas vias i nuevos
horizontes a la náutica, a la jeografía i al comercio.
La figura de Magallanes merece ser pintada de cuerpo entero
con toda detención i cuidado. Es un tipo orijinal de paladin i co-
merciante, de cristiano i salvaje, lleno de fe i orgullo, de paciencia
i osadía, que atrae i cautiva. No ha descubierto mas que una tie-
rra infecunda, poblada por habitantes que hasta ahora son un
problema en la historia natural: pero su nombre pasará a la pos-
teridad mas remota, ligado al Estrecho que será un monumento
eterno de su fama.
A mas del interés que le presta su contenido, el libro que anun-
ciamos tiene todavía un doble mérito para los chilenos: haber sido
escrito por un compatriota nuestro i referirse al descubridor de la
parte austral de nuestro territorio, que, sea dicho de paso, fué vi-
sitada por Magallanes muchos años antes que la estremidad del
norte ío fuese por Almagro. La vida de Magallanes es por lo tanto
una pajina de la historia de Chile, que en el caso actual está re-
dactada por un hijo del pais.
Don Diego Barros Arana ha narrado su relación con claridad
i sencillez, sin frases retumbantes i sin relumbrones de mal gusto.
Ha consultado para componerla todos los libros antiguos i
modernos que tenían alguna coneccion con su asunto; pero no ha
limitado sus investigaciones únicamente a lo que estaba impreso,
sino que se ha estendido también a lo que se encontraba manus-
crito.
Durante su viaje a Espí'ña, el señor Barros Arana tuvo ocasión
de rejistrar varios documentos inéditos referentes al célebre nave-
gante lusitano, de los cuales sacó apuntes prolijos que ha utiliza-
TOMO VI 13
194 ESTUDIOS HTSTÓRTCO-BIBLIOGRÁnCOS
do para la redacción de su trabajo. Entre otras cosas, pudo leer i
estudiar con descanso la voluminosa colección de manuscritos
reunida por donjuán Bautista Muñoz, último cronista de Indias,
que ha dejado en ella una mina riquísima que han esplotado, i
seguirán esplotando con fruto, los historiadores de América.
Para qne se conociera toda la importancia de la publicación he-
cha por don Diego Barros Arana, seria preciso que se recojieran,
aun cuando fuese a la lijera, las principales biografías de Maga-
llanes que se han dado a luz hasta la fecha. Las mejores son, sin
disputa, la escrita por Mr. Rossel que viene en el tomo 26 de la
Biogrnfía universal, la escrita por Mr. Denis {|ue se encuentra
en el tomo 32 de la Nueva biografía jeneral, i en especial la escri-
ta por don Martin Fernández de Navarrete que se halla al frente
de su Colección de viajes i descubrimiento que liicieron por mar
los españoles desde fines del siglo XV, que aventaja a las otras
dos. Las tres son, sin embargo, mui diminutas e incompletas si se
las compara con aquella de que hablamos, sobre todo respecto de
los hechos de Magallanes antes de su espedicion a América, que el
escritor chileno ha rastreado en diversas crónicas portuguesas.
La obra del señor Barros Arana está seguida por varias ilus-
traciones en que el autor, con su sagacidad reconocida i su erudi-
ción estremada, discute varios puntos dudosos referentes a la vida
de Magallanes, i refuta los errores en (pie hablan incurrido algu-
nos de los escritores que haliian tratado antes que él sobre el mis-
mo tema. Sus observaciones son siempre justas i acertadas, i ma-
nifiestan una lectura i una laboriosidad poco comunes." — {Nota
del Recopilador.)
mmmmmimAm^mmm^Mmm
CAPITULO PRIMERO
Xacimiento i familia de Hernando de Magallanes — Se embarca
para la India. — Pvspedicion a la costa oriental del África. — Su
vuelta a Portugal. -Magallanes hace la primeracampaña con-
tra Malaca.— Naufraga en los bajos de Padua. — Su presencia
de espíritu. — Asiste a ia o upacion de Goa i al sitio de Malaca.
— Malograda espedicion a las Molúcas. — Vuelve Magallanes a
Lisboa.— Hace una nueva campaña en África.— Sus correrías
en A.zamor. — Es herido de una lanzada. — El rei desatiende sus
servicios. — Sus proyectos de futuros descubrimientos. — Rui Fa-
leiro. — Magallanes se desnaturaliza en Portugal i pasa a Es-
paña.
Nació Hernando de Mao^allánes en la pequeña aldea de
Sabrosa, provincia de Tras-os-Montes, en el reino de Por-
tugal. Los documentos faltan para fijar la fecha de su na-
cimiento; pero se puede colejir sin temor de equivocarse mu-
cho que debió tener lugar por los años de 1480. De sus pro-
jenitores se sabe sólo que su padre se llamaba Pedro i.
Habia en Portugal cinco grados de nobleza. Parece que
la familia de Magallanes, o Magalhaens, como escriben los
portugueses, pertenecía a la cuarta clase, a la de los "fidal-
gos de cotta de armas e geragao, que ten insignias de no"
bresa." La fcimilia tenia un escudo de armas jaquelado,
esto es, compuesto de cuadritos, como un tablero de aje-
1 Véase la Ilustración núm. 1.
196 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁPICOS
diez. Posteriormente, a fines del siglo XVII, el reí don Pe-
dro II dio el título de vizconde de Ponte Arcada a uno de
los miembros de esta familia, a Pedro Jacques de Maga-
Ihaens -.
Los primeros años de Hernando de Magallanes están en-
vueltos en la incertidumbre. Se refiere sólo que pasó su ni-
ñez en Lisboa, ocupado en el palacio en calidad de paje de
la reina doña Leonor, i del rei don Manuel ^. Allí hizo sus
primeros estudios; pero es probable que su espíritu inquieto
i emprendedor no pudiera sujetarse a la vida tranquila i
monótona de la corte, i que, deseoso de adquirir un nombre
i de buscar aventuras en un mundo casi desconocido, ofre-
ciera voluntariamente sus servicios para ir a militar en las
apartadas rejiones del Asia, campo entonces de las hazañas
i conquistas de los portugueses.
La India era, en efecto, el teatro de gloriosos i producti-
vas empresas, en que se sostenía una guerra llena de intere-
santes peripecias i en que se abria el rico mercado de la es-
peciería, que hablan esplotado durante la edad media las
repúblicas italianas. Las navegaciones de Vasco de Gama
i de Cabral alrededor del África hablan abierto nuevo rum-
bo a ese comercio, deque ahora gozaban esclusivamente
los portugueses, asentando su dominación tan pronto en
tratos pacíficos con los reyezuelos asiáticos que quieran so-
meterse, como por medio de la guerra i de la conquista ar-
mada. La noticia de las resistencias que encontraban sus
soldados, determinó al rei don Manuel a equipar una nu-
merosa armada, la mas considerable que hasta entonces
hubiera saHdo de Portugal con ese rumbo. Componíase de
veintidós naves, de las cuales solo seis eran carabelas i las
otras galeones o navios^ i en ellas se embarcaron "muchos
i mui honrados hombres, muchos hidalgos i caballeros es-
2 Manuel Severix de Paria, Noticias de Portugal. Disc. III,
pájs. 83, 90 i 139. Edic. del Janeiro 1740, adicionada por J. Bar-
bosa.
3 Arjensola, Hist. de las Molúcas, lib. I, páj .6.— Id., Anales de
Aragón, lib. I, cap. 13, páj. 133.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 197
perimentados en la guerra", como dice un historiador por-
tugués. El mando de la escuadra i de las tropas fué confia-
do con el rango de virrei de las Indias, a don Francisco de
Almeida, "persona de altos merecimientos i nobles cualida-
des para grandes i dificultosas empresas, i en guerras con-
tra moros de África i de Granada mui esperimentado ^."
Magallanes se alistó entre los espedicionarios. F^ran tan-
tos los peligros de estos viajes i de las campañas en que se
empeñaban los soldados i los esploradores, que todos se pre-
paraban espiritualmente como cristianos fervientes, i dispo-
nian de sus bienes para el caso de morir en la empresa. Ma-
gallanes lo hizo así: el 19 de diciembre de 1504 otorgó un so-
lemne testamento en Belén, barrio occidental de Lisboa, que
servia entonces de puerto a las naves que hacian el viaje de
las Indias. No teniendo otros herederos mas inmediatos,
Magallanes dejaba su patrimonio a una hermana suya, do-
ña Teresa, casada con Juan de Silva Télles, jentilhombre de
palacio, i señor del castillo de Pereira de Sabrosa, con obli-
gación de trasmitir su apellido junto con sus armas a sus
herederos •^. Antes de ilustrar su nombre con grandes he-
chos i de formar por sí mismo un noble tronco de familia,
Magallanes miraba con digno orgullo el nombre que le le-
garon sus mayores i queria que se conservara en sus sobri-
nos, ya que él podia sucumbir en lejana tierra sin herederos
mas directos.
La escuadra dejó las aguas del Tajo el 25 de marzo de
1505, en medio de las mas solemnes celebraciones. Los sol-
dados de Almeida iban a establecer la dominación portu-
guesa sobre bases mas sólidas que los tratados i compro-
misos de los pérfidos monarcas de aquellos paises. Las his-
■i Pedro de Mariz, Diáloi^os de varia historia, Dlá]. IV, cap, XV,
páj. 244.
5 El testamento de Magallanes no ha sido conocido sino en
1855. Uno de los herederos de su nombre lo descubrió en Lisboa i
suministró una copia a M. Ferdinand Denis, erudito escritor sobre
las costas del Brasil, a quien debo el conocimiento de este intere-
sante documento.
11)8 ESTUDIOS IIISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
torias de estas conquistas recuerdan muí rara vez el nom-
bre de Magallanes, que sin duda por su rango subalterno
no tenia ocasión de distinguirse particularmente. Parece»
sin embargo, que servia de ordinario en la marina, i que en
ellcí adquirió los conocimientos i la práctica que tan útiles
habian de serle mas tarde para consumar la empresa que
ha inmortalizado su nombre. En 1506, en efecto, se hicie-
ron sentir violentas ajitaciones en los pequeños reinos de la
costa oriental del África, que los portugueses habian gana-
do a su alianza o hecho tributarios; i como Almeida, bajo
cu\^a dependencia estaban también esas colonias, conociera
su importancia para la conservación de las posesiones de
la India, despachó una escuadrilla a las órdenes de Ñuño
Yaz Pereyra "con algunas personas señaladas: una Fer-
nando de Magallanes, aquel nombrado de la Fama por
ilustre descubridor" ^. El [)rudente Yaz Pereyra colocó en
el trono de Quiloa a un monarca amigo de los portugueses
i restableció las buenas relaciones comerciales con ese Esta-
do i con Sofala, pais rico situado en frente de la isla de Ma-
dagascar, que algunos jeógrafos de aquel siglo denomina-
ban el Ofir de Salomón.
No es posible decir cuánto tiempo permaneció Magalla-
nes en África, ni señalar las empresas en que tomó parte
durante aquejla espedicion. A principios de 1508 se hallaba
de vuelta en Portugal, cuando el reí preparaba una nueva
escuadrilla encargada de adelantar los descubrimientos i
conquistas en el Asia. Se hablaba entonces de la península
de Malaca i de sus riquezas copio del Quersoneso á úrico de
los antiguos. El soberano portugués, animado por las no-
ticias que le venian de la India, mandó aprestar cuatro na-
ves, que puso bajo el mando de Diego de López de Sequeira,
con nombramiento de gobernador de una provincia que
queria formar.
Magallanes se alistó en la nuevaespedicion, i con ella sa-
6 Manuel de Fakia i Sousa, Asia portuguesa, tom. I, parL, I,
cap. 10, páj. 91.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 1' 9
lió de Lisboa el 5 de abril de 1508. Después de haber hecho
un prolijo reconocimiento de la isla de Madagascar, la es-
cuadrilla se dirijió a Ceilan; pero, combatida por vientos
contrarios, tuvo que recalar a Cochin en la costa occiden-
tal de la India, donde tenia su residencia ordinaria el virrei.
Almeida hs suministró nuevos recursos para proseguir el
viaje: aumentó la flota de Sequeira con otro navio, i el nú-
mero de sus soldados con sesenta hombres de la guarnición
de Cochin. Después de esto, los espedicionarios dejaron el
puerto el 19 de agosto de 1509.
Las naves de Sequeira reconocieron la isla de Sumatra,
inesplorada hasta entonces por los europeos; i, después de
varias escursiones, fueron a fondear en frente de la rica i
populosa ciudad de Malaca. Por mas que el rango que Ma-
gallanes ocupaba entonces fuera mui subalterno, parece
que él observaba prolijamente aquellos países tomando
nota de cuanto veia, nó en la forma de un diario histórico
sino de una reseña jeográfica. En medio de los afanes i fati-
gas consiguientes a esas penosas campa^ñas, Magallanes,
como pocos de sus compañeros, tenia cuidado particular
de recojer i apuntar noticias referentes a la navegación de
aquellos mares, i a la situación, clima i producciones de los
paises que visitaba. Sin embargo, su residencia en Malaca
no pudo prolongarse mucho tiempo. Los indios malayos,
después de haber recibido amistosamente a los portugueses
i de haber entrado en relaciones comerciales, concibieron el
proyecto de asesinarlos traidoramentc, así en tierra como
en las naves, a una hora convenida. Pocos momentos antes
de dar el golpe, cuando los indios esperaban solo la señal
para apuñalear a Sequeira en su propio navio, Magallanes,
noticioso del complot, se presentó al jeneral i dio la voz de
alarma. Los indios se echaron al mar para ganar a nado
la ribera; pero en tierra, los portugueses fueron asesinados
o tuvieron que asilarse en la casa de la factoría o que ganar
los botes i volver a bordo con gran peligro de sus vidas.
Magallanes, que no habia perdido su sangre fria en medio
del conflicto, prestó oportunos ausilios a sus compatriotas
200 ESTUDIOS IIISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
facilitándoles el reembarco. Entre los que entonces se sal-
varon de una muerte segura, merced a estos esfuerzos, se
contaba Francisco Serrano, o Serrao,camarada i quizá pa-
riente de Magallanes, con quien contrajo una estrecha amis-
tad que duró basta su muerte ^.
Este conflicto fué causa de que por entonces desistieran
los portugueses del pro\^ecto de establecerse en Malaca.
Sequeira quemó dos de sus naves que no podía manejar
por falta de tripulación, se embarcó en la mejor de todas
ellas para volver directamente a Europa, i mandó a sus
oficiales que en las otras dos, que estaban en mal estado^
volviesen a Cochin, i que carenadas en ese puerto, se pusie-
sen en viaje para Portugal. A Magallanes le tocó quedar en
estas últimas.
Como lo habia dispuesto el jeneral, las dos naves volvie-
ron a Cochin, i de allí salieron en breve para Europa. Des-
graciadamente, al acercarse al archipiélago de Lasquedivas,
las naves naufragaron en los bajos de Padua, grupo consi-
derable de arrecifes peligrosos. Las tripulaciones alcanza-
ron a tomar las chalupas i a salvarse en un islote desierto,
donde no se pensó mas que en ganar una tierra mas pobla-
da i hospitalaria. Los jefes i las personas importantes
pretendian embarcarse inmediatamente en los botes, dejan-
do a los marineros i soldados en aquel islote mientras les
mandaban ausilio para ponerse en salvamento. Magalla-
nes, sin embargo, no quiso gozar del beneficio que le daba
su rango de oficial: en lugar de embarcarse con sus compa-
ñeros, se quedó en el islote con las tripulaciones, prefiriendo
esponerse a perecer antes que abandonarlas despiadada-
mente. Tal vez esta acción contribuyó a salvar a los infeli-
ces náufragos; los oficiales les enviáronlos socorros necesa-
rios, i pocos dias después, Magallanes i los suyos llegaron
a Cananor, capital de uno de los reinos occidentales del
' Joao de Barros, Décadas de Asia, Déc. II, lib. IV, cap. IV,
páj. 417. — LAF^rrAU, Histoire des áecouverte^ et conquestes des
portugais. Lib. V, tom. II, páj. 37.
VIDA 1 VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 201
Inclostan. Los historiadores así portugueses como castella-
nos han referido este hecho encomiando ardientemente la
noble conducta de Magallanes ^.
Se encontraban todavía los náufragos en esa ciudad
cuando pasó por allí el nuevo gobernador de la India, Al-
fonso de Alburquerque, en viaje para Ormuz. Habia salido
de Cochin con fuerzas considerables para emprender nuevas
conquistas en la Persia i llegar hasta el mar Rojo i el Ejip-
to. En Cananor, embarcó en su escuadra a Magallanes i
sus demás compañeros de infortunio. Ayudáronle éstos a
someter la importante ciudad de Goa, i a establecer la auto-
ridad de los portugueses en la costa de Malabar (noviem-
bre de 1510) i mas tarde en una nueva campaña contra el
reino de Malaca. El sitio de esta ciudad, puesto en julio de
1511, fué el teatro en que los portugueses desplegaron do-
tes militares de que hasta entonces no habian necesitado
en la India. Jamas los pueblos asiáticos habian opuesto
mavor resistencia a los conquistadores europeos. Cada ca-
lle, cada edificio fué el sitio de un nuevo combate. Al fin, el
valor de los sitiadores i el jenio de Alburquerque pudieron
mas que la enerjía de los malayos; i los portugueses ocupa-
ron la ciudad medio arruinada después de nueve dias de lu-
cha tenaz. En ella, Magallanes se distinguió, ''dando
de sí mui buenas muestras", dice un historiador caste-
llano. 9
La conquista de Malaca, tuvo gran importancia política
i militar en casi toda el Asia. Los soberanos de los diversos
reinos de la Indo-China i de las islas inmediatas, manda-
ron embajadores a felicitar a Alburquerque i a solicitar su
alianza. Los portugueses se encontraron entonces en situa-
ción de emprender nuevos viajes de esploracion en los ma-
res vecinos para reconocer los innumerables archipiélagos
^ Barros, déc. I í, libro IV, cap. I, páj. 375.— Herrera, i^e-
chos cielos castellanos en las Indias occidentales. Déc. II, lib. II,
cap. XIX páj. 66. Ed. de Madrid, 1601.
9 Herrera, déc. II, lib. II, cap. XIX, páj. 66.
202 ESTUDIOS HISTÓllICO-BIBLlOGRÁFICOS
que circundan la parte oriental de aquel continente. Desde
Malaca despachó Alburquerque tres naves bajo el mando
de Antonio de Abreu, distinguido capitán que llevaba en-
cargo de reconocer las islas de Banda i las Molúcas, famo
sas en el comercio por su valiosas producciones de nueces
moscadas i clavos de olor.
Un historiador español refiere que Magallanes hizo este
viaje de esploracion ^^. En él desempeñó también un papel
importante aquel amigo suyo Francisco vSerrano, a quien
salvó la vida en la primera espedicion a Málac¿i. Separ¿ido
de la escuadrilla, el buque que mandaba Serrano se destro-
zó en uno de esos archipiélagos, que los historiadores lla-
man de Lucopinas, salvándose sin embargo la tripulación;
pero habiendo ofrecido su ayuda a los isleños en las gue-
rras que los tenian divididos, alcanzó a llegar a. Ternate,
una de las Molúcas, donde levantó fuertes e hizo alianzas
para aseguríir la futura dominación europea en aquellos
mares.
Mientras Serrano se establecía en Ternate, Abreu i Ma-
gallanes, volvían a Malaca con un rico cargamento de es-
peciería recojido en su viaje. Rechazados por vientoscontra-
rios, hablan reconocido la pequeña isla de Amboina i otras
del archipiélago de Banda donde cargaron completamente
sus naves i dieron la vuelta a la India para anunciar su
descubrimiento i vender las mercaderías traidas de aquellas
islas. Por pobre que parezca el resultado inmediato de este
primer viaje de esploracion, él abrió el camino a las espedi-
cijones subsiguientes i un nuevo campo a la actividad co-
mercial de los europeos.
Poco después de la vuelta de los espedicionarios, salió
para Portugal una escuadra mandada por Hernán Pérez
de Andrade, el esplorador de las costas de la China. En ella
se embarcó Abreu para regresar a su patria cargado de
honores i provisto de bienes de fortuna, i es probable que
lo acompañara también Magallanes puesto que a medía-
lo Arjknsola, Historia, de las Molúcas, Hb. lí, páj. 6.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DB MAGALLANES 203
1 — — — '
<3os de 1512, se hallaba en Lisboa de vuelta de sus viajes i
de sus campañas. Menos feliz que él, el valiente Abreu mu-
rió en la navegación.
Magallanes quedó empleado en el servicio de palacio con
el rango de mozo fidalgo, i con una pensión de mil reis
mensuales i una ración diaria de cebada, derechos que la
casa real pagaba a los buenos servidores con el nombre de
moradía. En julio de ese mismo año obtuvo un aumento en
esta pensión considercible por el valor de los gajes, pero
mas aun por la importancia que él daba en la corte ^K Ma-
gallanes fué elevado al rango de fidalgo escudeiro, con una
pensión de 1850 reis; pero, lejos de contentarse con tan
mezquinos honores, solicitó permiso para pasar al África,
donde los soldados portugueses sostenian una guerra llena
de peripecias i peligros, i estendian sus conquistas C(m me-
nos ventajas que en la India, pero con igual gloria. A me-
diados de 1513, el rei equipó una escuadra decuatrocientos
buques de todo porte, i un ejército de 19,000 hombres de
guerra, que puso bajo el mando de su sobrino don Jaime de
Braganza. Es probable que de ese número fuera Hernando
de Magallanes, si bien el prolijo historiador de las conquis-
tas de los portugueses en África no señala su nombre entre
los personajes distinguidos de la espedicion i"^.
De cualquier modo que sea, Magallanes sirvió en la gue-
rra contra los berberiscos a las órdenes de Juan Soárez,
uno de los oficiales c[ue ocuparon la importante pUiza de
Azamor cuando sus habitantes, mal preparados para la
defensa, la ofrecieron al jeneral portugués. No pasó, sin em-
bargo, mucho tiempo (1514) sin que las tropas del rei de
Fez i después las del deMequinez volvieran a sitiar esa ])la-
za. Magallanes se distinguió particularmente en la defensa,
ejecutando diversas salidas contra los moros en que acre-
ditó su valor i alcanzó ascensos militares. En una de ellas,
recibió una lanzada en un muslo que le prohibió el libre uso
11 Documentos recojidos por Muñoz en los archivos de Lisboa.
12 Faria i Sousa, África portugaesn, cap. Vil, páj. 108.
204 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOGRÁFICOS
de una pierna para el resto de su vida. Nombrado cuadri-
llero mayor, rango equivalente quizá al de capitán de una
compañía, hizo una nueva correría después de la cual trajo
a IcJ plazn oci.ocientos noventa prisioneros i dos mil cabe-
zas de ganado. El reparto de este botin dio lugar a quejas
i reclamaciones de todo jénero, que habian de ser mas tar-
de motivo de graves disgustos para Magallanes, i"'
Natural era que esperase nuevos honores en premio de
estos servicios. En efecto, Magallanes volvió a Portugal, i
solicitó del rei don Manuel un aumento en los gajes que se
le pagaban. No parece que fuera la codicia de dinero lo que
le estimulara a hacer esta solicitud, porque el aumento de
la pensión era casi insignificante, mientras que el valimien-
to que se ganaba con el ascenso era mui considerable. "Su-
bir cinco repeles en dinero, dice un historiador portugués, es
subir muchos grados en calidad" ^^ "porque crecer en
esto un real es crecer mucho en opinión" i"^. Magallanes, sin
embargo, recibió la mas dura repulsa: el rei, sin querer oir
sus reclamaciones ni reconocer sus servicios, le mandó que
volviera, a Azamor para justificarse de los cargos que se le
hacian por el reparto del botin cojido en la correría de que
hemos dado cuenta. Inútil fué que Magallanes pasase a
aquella plaza i se presentase de nuevo en Lisboa con los
justificativos de su inocencia, porque el rei, al mismo tiem-
])0 que premiaba a otros hombres de menos mérito, desairó
su solicitud i lo dejó en el mismo rango, i*'
Los historiadores que han recordado este contratiempo,
no han dejado de señalar que la envidia de hombres de es-
caso mérito tuvo una parte principal para que se consuma-
ra esta injusticia. Uno sólo hai que, asumiendo un tono
moralizador, dice que los hombres estiman siempre sus mé-
1-^ Joao de Barros, Dec. III, lib. 5, cap. 8, páj. 627.
14 Faria i Sousa, Asia portuguesa^ tomo I, parte III, cap. V.
15 1(1. Europa portuguesa, tomo II, art. IV, cap. I. — Lafitau,
lib. VIII, tomo II í, páj. 45.
16 Barros, Loe. cit.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 205
ritos en mas de lo que valen ^'^: observación injusta cuando
se aplica a Magallanes, cuyo jenio i cuyo carácter le desti-
naban para llevar a cabo empresas dignas de Colon i de
Gama.
Desde entonces, contrájose particularmente al estudio
teórico de la cosmografía i de la náutica, como igualmente
a la composición de una obra sobre los paisesque habia vi"
sitado. De esta época de su vida data sin duda la "Descrip-
ción de los reinos, costas, puertos e islas de la India", que
ha llegado hasta nosotros en la lengua castellana, i que
aun permanece inédita. A imitación de los jeógrafos de su
siglo, Magallanes describe aquellos paises recorriendo las
costas desde el cabo de Buena Esperanza para adelante,
señalando los puertos, islas i ciudades i describiendo mui
sumariamente las costumbres de sus habitantes. Por mas
que el frontispicio del manuscrito español diga que su autor
Fernando de Magallanes vio i anduvo todo lo que describe,
es evidente que los copistas o traductores castellanos hicie-
ron intercalaciones i variantes de trascendencia ^^. De este
modo, una obra mui importante para conocer el punto a
que habian llegado los conocimientos jeográficos de los por-
tugueses en aquella época, i mas útil todavía para conocer
la estension de los viajes de Magallanes en la India, ha
sido imperfeccionada por agregaciones posteriores que le
han arrebatado la mayor parte de su mérito.
Tanto en Lisboa, como en Oporto, donde tenia Maga-
llanes una residencia mas fija, buscaba a los marinos i cos-
mógrafos de mayor nota, i recojia de eJlos i de las cartas
de navegar que se le presentaban, datos importantes sobre
la íonjitud del mar, "materia, agrega un historiador por-
17 Maffei, Historia indicaram, l:b. VIH, páj. 309, (Caen,
1614.)
18 La obra de Magallanes se titula: Descripción de los reinos^
costas, puertos e islas que hai en el mar de la India oriental desde
el cabo de Buena Esperanza hasta la China: de los usos i costum-
bres de sus naturales; su gobierno, relijion, comercio i navegación^
i de los frutos i efectos que producen aquellas vastas rejiones, con
203 ESTUDIOS IlISTÓRICO-BIBLIOGKÁnCOS
tugues, que tiene echados a perder mas portugueses igno-
rantes, de lo que han ganado los doctos por ella" ^-^ Ma-
gallanes, sin embargo, no buscaba la solución de uno de
esos problemas que estravian el juicio: su proyecto era mas
osado que los cálculos que se elaboran en un gabinete, pero
una vez concebido sólo necesitaba de audacia para llevarlo
a cabo. La amistad que lo ligaba con Francisco Serrano no
se habia enfriado por la distancia que los separaba. Lejos
de eso, desde las islas Molúcas le escribia para comunicarle
noticias jeográficas de ese archipiélago, darle cuenta de la
gran distancia que lo separaba de Malaca, i referirle los ser-
vicios que desde allí prestaba a su patria. Magallanes con-
testaba esas cartíis anunciándole que pronto se verian en
aquellos paises, ya fuerapor el camino que seguian los por-
tugueses, ya por el derrotero que llevaban los castellanos
para trasladarse a las rejioncs recien descubiertas. ''^
Entre otras personas con quienes Magallanes contrajo
amistad en esas circunstancias, se distinguia Rui o Rodrigo
otras noticias mui curiosas: compuesto por Fernando Magalla-
nes, piloto portugués que lo vio i anduvo todo.
Hcf examinado una copia de esta obra, de letra del siglo XVI,
que poseía en Madrid el erudito bibliófilo don Pascual de Ga-
3'ángos. *
10 Barros, Déc. III, lib. V, cap VIIL
'-iO Joao de Barros, Dé.-. III, lib V, cap. VII i VIII
^ Al íiii (le este Estudio el señor Barros Arana hizo la siguiente
• CORRECCIÓN
"En el capítulo I, dimos cuenta de una DescripcAon de la India oriental que
existe inédita i que se atribuye a ^Magallanes, corno lo espresa el manuscrito que
hemos consultado. Don Martin Fernánder, de Xavarrete habia sospechado ya que
esta obra no fuese compuesta por ^Magallanes, pero el erudito iiistoriador del Brasil
don Francisco Adolfo Varnhagen, (jue examinó detenid-unente dicho manuscrito,
observó (¡iie era sólo una imperfecta traducción castellana de la obra que conipusa
Duarte Barbosa sobre el mismo asunto, i que sólo ha sido publicada por primera
vez en 1813, en la Colecqao de noticias para a historia e geografía das naqoes ul-
tramarinas, vol. II. Tan poco conocida era la obra de Barbosa, aun en Portugal,^
que al comenzar su publicación, sus editores la traducían del italiano de la colec-
ción de Kamusio; i sólo cuando estaba impresa una parte de ella se halló el manus-
crito portugués que se creia perdido. No es estraño que en España se liiciera en el
siglo XVI una traducción de aíjuella obra 1 que se atribuyera a Magallanes."'
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 207
Faleiro, vecino del pequeño villorrio de Cabilla, "grande
hombre en la cosmografía i astrolojía i otras ciencias hu-
manas", como dice Oviedo -^i. Sus enemigos, enconados
contra él por su carácter atrabiliario, i mas que todo por
haberse empeñado en la empresa de Magallanes, decian de
él íjue era un ignorante, i que sólo las inspiraciones de un
demonio familiar podian hacerlo pasar por sabio en ciertas
occisiones. 22 Sin embargo, Faleiro poseía los conocimien-
tos mas sólidos que entonces se tuvieran sobre ia náutica;
comprendió el pensamiento de Magallanes i se asoció a su
empresa con toda resolución. Un hermano suyo, Francisco
Faleiro, hombre de menos mérito, pero de no menor lealtad,
se ofreció gustoso a acompañarlos en sus trabajos.
Pero el viaje que meditaban no podia llevarse a cabo sin
la cooperación de un gobierno; i todos ellos temieron que el
rei don Manuel de Portugal no habria de aceptar sus pro-
puestas. Nada podia esperar Magallanes del soberano que
tan en menos habia miradíi' sus servicios, i dádoles tan po-
bre premio. Les faltaban recursos para acometer la empre-
sa por su propia cuenta; i sobre todo, carecian del permiso
necesario para emprender un viaje en que debian tocar po-
sesiones que estaban cerradas a todo tráfico que no fuera
autorizado por el monarca español. Magallanes i sus ami-
gos se resolvieron al fin a abandonar el Portugal i pasar a
España para manifestar sus proyectos i preparar su viaje.
Antes de dejar su patria, Magallanes quiso desnaturali-
zarse de ella, como cumplía a un hidalgo del siglo XVI. Hí-
zolo en efecto, por actos públicos, i con toda solemnidad^
para quedar libre de ofrecer sus servicios a quien mejor qui-
siera 23. Separándose entonces de sus amigos, a quienes
queria adelantarse, se puso en viaje para Sevilla. Llegó a
21 Oviedo, Historia jcner¿il de his Indias, lih. XX^ cap. I.
22 Herrera, Déc. II, lib. II, cap. XIX.
2.i Paria i S<>usa, Comentarins a la Luisiada de Camoens^
tomo II, comentario a la octava 140 del canto X —Barbosa, Bt-
bliotheca Lusitana, tomo II, páj. 31.
208 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
esta ciudad el 20 de octubre de 1517, dispuesto a presentar-
se al rei Carlos I de España i hacerle sus propuestas para
emprender el viaje. Hasta entonces, Magallanes no habia
revelado su pensamiento: en España iba a descubrir los
planes que habia meditado largos años i que hal)ian de
consumar la obra de Colon i producir una revolución com-
pleta en los conocimientos jeográficos de su siglo.
CAPÍTULO II
Familia de Diego Barbosa. — Se casa Magallanes con una bija de
éste. — Hace sus propuestas a la casa de contratación de Sevi*
lia.— Línea divisoria de las posesiones españolasi portuguesas.
— Juan de Aranda. — Primeras desavenencias con Faleiro. —
Viaje de Magallanes i Faleiro a ValladoHd.— Servicios presta-
dos a ambos por Aranda. — Acuerdan con éste un convenio par-
ticipándole de los beneficios de la empresa.
Cuando Magallanes llegó a Sevilla, residía en esta ciu-
dad un antiguo marino portugués llamado Diego Barbosa.
En el rango de capitán de una nave del reí don Manuel ha-
bia becho en 1501 una importante espedicion a los mares
de la India con la escuadrilla de Juan de Nova que batió
una flota de los moros que negociaban en Calcuta, i descu-
brió las islas de la Concepción i de Santa Elena ^ . Habién-
dose separado del servicio i retirádose a España, Barbosa
encontró en esta nueva patria un alto protector en la per-
sona de don Alvaro de Portugal, hermano del célebre du-
que de Braganza mandado decapitar en Lisboa en 1483
por el rei don Juan 11. Después de ese trájico acontecimien-
to, don Alvaro se habia asilado en España, de donde al-
1 Fakia i Süusa, Asia portuguesa, part. I, cap. V, tomo I, páj.
50 Lafitau, Histoire des decouvertes et conqiiestes des Portugais,
lib. II, tomo I, páj. 175 i siguientes.
TOMO VI 14
210 ESTTJDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
canzó de los reyes católicos, sus parientes, honores i consi-
deraciones de todo jénero, i los cargos de presidente del
consejo de los reyes i de alcaide del real alcázar de Sevilla
2 , que le sirvió para protejer i dar un ventajoso acomo-
do a su compatriota. Barbosa, en efecto, fué hecho co-
mendador del orden de Santiago, i teniente alcaide del
mismo alcázar. Este alto puesto importaba para él una
posición ventajosa, merced a la cual contrajo matrimonio
con una señora principal de esa ciudad, llamada doña Ma-
ría Caldera. Fruto de este enlace fué una hija, doña Bea-
triz, que vino a ser mas tarde la esposa de Magallanes.
Al lado de Barbosa vivia también un hijo mayor que ha-
bía traido de Portugal, i que como él habia navegado en
los mares de la India. Duarte Barbosa, éste era su nombre,
habia esplorado casi todas las Indias i los archipiélagos in-
mediatos, i habia observado esas rejiones con una sagaci-
dad rara en los soldados i marinos de su siglo. Fruto de
estas observaciones fué un libro descriptivo sobre aquellos
paises que habia terminado a su vuelta a Europa ^. Los co-
nocimientos que habia adquirido en sus viajes fueron, como
severa mas adelante, de grande utilidad para llevar a cabo
la empresa de su compatriota.
Magallanes encontró en esa familia la mas cordial acoji-
da, sea que lejanos vínculos de parentesco lo unieran a Bar-
bosa, o que sólo su nacionalidad fuera suficiente título pa-
- LÓPEZ DE Haro, Nobiliario de España, lib. VII, part. II, páj.
189. — Ortiz de Zúñiga, Anales de Sevilla, lib. XIV, torno III, páj.
409 (Madrid, 1796).
•5 El colector italiano J. B. Ramusio, publicó en 1554, en el pri-
mer volumen de sus Navigationi e viaggi, una. traducción incomple-
ta de la interesante relación de Duarte Barbosa. Sólo en 1813 se
ha publicado en Lisboa el orijinal completo de este libro en el tomo
II de la Colecgao de noticias para a historia e geografía das na-
^oes ultramarinas.
En un documento contemporáneo de Duarte Barbosa se dice
que era sobrino de Diego. Véase la carta de Sebastian Alvarez al
rei de Portugal en el tomo VI de la Colección de Navarrete, pa-
jina 153.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 211
ra su estimación. Vivió con ella el tiempo que residió en
Sevilla, i contrajo rnatrimonio con la hija de su huésped al
poco tiempo de haber llegado de Portugal.
Las relaciones de Barbosa debian serle de gran utilidad de
€n los trabajos a que tenia que consagrarse. Magallanes,
€n efecto, no desatendia sus proyectos un solo instante; i
aun sin aguardar a que llegaran sus compañeros, dio prin-
cipio a sus dilijencias. Los reyes católicos habian estableci-
do en Sevilla una gran oficina que, con el nombre de casa
de contratación, tenia facultades para dar licencia de ar-
mar naves i fijarles su rumbo, recojer datos sobre las nue-
vas colonias, e informar al gobierno acerca de las mejoras
que pudieran introducirse en ellas, i constituirse en tribu-
nal para entender en los pleitos que pudieran suscitarse a
consecuencia de los viajes particulares ^ . Magallanes se di-
rijió a la casa de contratación a fin de hacer sus propuestas
para el viaje que proyectaba, sin descubrir, sin embargo, los
detalles de su plan. Ofrecia simplemente llegar a las islas, de
la especiería, las Molücas i demás de los archipiélagos orien-
tales de la India, por un camino diverso delque hasta enton-
ces seguian los portugueses, asegurando que aquellas islas es-
taban situadas dentro de la rayade las posesiones españolas.
Después del primer viaje de Colon, en efecto, el papa Ale-
jandro VI, a petición de los reyes católicos, habia deslinda-
do con una línea imajinaria las pretensiones de los españo-
les i portugueses al dominio de los paises desconocidos.
Unos i otros buscaban la India en sus viajes i esploracio-
nes; i mientras aquellos encontraban en su camino un nue-
vo continente, éstos emprendian la circunnavegación del
África para llegar a los paises apetecidos. El papa habia
corrido la línea de demarcación de polo a polo, a cien le-
4 Veitia i Linaje, Norte de la contratación de las Indias Occi-
dentales, lib. I, cap. I Ortiz de Zúñiga, Anales de Sevilla, tomo
III, páj. 190. — Solórzano, Política indiana, lib. Yí, cap. 17.
Navarrete, Colección, etc., tomo II, Doc. 148, pajina 285, pu-
blica íntegras las primeras ordenanzas de la casa de contratación,
que sólo conoció de referencia Veitia i Linaje.
212 ESTUDIOS HISTÓRICO -BIBLIOGRÁFICOS
guas al poniente de las islas Azores, i dio a los españoles la
posesión de cuantas tierras descubrieran mas adelante, de-
jando a los portugueses en facultad de descubrir i conquis-
tar los países situados al oriente de esa raya. Por un con-
venio posterior entre ambos gobiernos, se fijó ese límite a
doscientas sesenta leguas mas al occidente ^ .
Al hacer este reparto de las tierras que no eran pobladas
por cristianos, el papa procedia en conformidad con las
creencias de ese siglo. La bula de donación dice que por su
pura liberalidad, su ciencia cierta i por la plenitud de su
potestad apostólica ^ , Alejandro VI concedia a los reyes
de España la propiedad de las islas i tierras que descubrie-
ran mas allá de la línea señalada. A pesar de la ciencia
cierta que habla la bula, el pontífice creia que las tierras
descubiertas por Colon eran la estremidad oriental del Asia;
i ni en esa ni en las bulas subsiguientes que espidió a este
respecto, manifestó sospechar que navegando en direccio-
nes opuestas, los españoles i portugueses pudieran encon-
trarse en su camino.
Esta misma creencia fué por mucho tiempo jeneral entre
los jeógrafos i navegantes. Colon murió en la convicción de
que las tierras que habia descubierto formaban parte del
Japón o de la China; pero cuando los esploradores castella-
nos vieron que las tierras recien halladas se dilataban al
parecer de un polo a otro formando una barrera invenci-
ble, i cuando se internaron en las tierras i descubrieron el
mar del sur, percibieron que pisaban un continente desco-
nocido. Entonces se buscó un paso que llevara las naves
españolas a los mares recien hallados i a las rejiones de la
India, menos ricas en oro, perlas i piedras preciosas, pero
cuyas producciones de especierías eran tan codiciadas en los
mercados europeos. No hubo golfo que no mereciera un es-
5 Muñoz, Historia del Nuevo Mundo, lib. IV, sección 18 a 30.—
Navarrete, Colección, etc., tomo II, números 17 i 18.
6 De nostra mera liberalitate, et ex certa sciencia ac de Aposto-
Hcae Potestatis plenitudine
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 213
tudio especial, creyendo los esploradores encontrar allí el
canal que buscaban ccn tanto empeño. Engañados por los
caudalosos ríos que vacian sus aguas en el océano, remon-
taron sus corrientes para penetrarse en breve de que no es-
taba allí el tan deseado estrecho. Los viajeros esploraron
■de esta manera la costa oriental del continente americano
hasta las márjenes del rio de la Plata.
• Natural parecía que el gobierno español aceptara las
propuestas de Magallanes. El marino portugués ofrecia no
sólo descubrir el paso tan buscado hasta entonces entre
uno i otro mar, i llevar a los españoles a las islas de la es-
peciería por un camino que nadie conocía i que nadie podia
disputarles, sino que se proponía probar que aquellas islas
•estaban en los límites fijados por el papa a las posesiones
del rei de España. Los ajentes de la casa de contratación,
sin embargo, no entraron en arreglo alguno con Magalla-
nes. Sea que no estuvieran autorizados por el rei, o que
desconfiaran de las promesas de un aventurero estraño i
desconocido, ellos oyeron sus propuestas sin interesarse en
los proyectos de futuros descubrimientos.
Afortunamente, desde un año atrás, desempeñaba el car-
olo de factor de la casa de contratación un caballero de
■o
Burgos llamado Juan de Aranda, hombre entusiasta por
ese jénero de empresas i capaz de comprender la importan-
cia del viaje que meditaba Magallanes. Antes de empeñar-
se en este trabajo, Aranda hizo recojer en Portugal infor-
mes acerca del recien llegado; i como éstos fueran comple-
tamente satisfactorios, tomó un vivo interés en favor suyo
i de sus proyectos. Magallanes, que hasta entonces habia
guardado el plan de su viaje con gran reserva, descubrió a
Aranda sus propósitos dispuesto a asociarlo en sus traba,-
jos como también en el beneficio de aquella empresa.
Las circustancias se presentaban mui favorables para
llevar a cabo el proyectado viaje de Magallanes. El 19 de
setiembre habia desembarcado en Villaviciosa de Asturias
el heredero de la corona de España. Carlos de Austria, jo-
ven intelijente i emprendedor que habia de ilustrar su reir
214 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
nado con grandes acciones. Aprovechándose de la ventajo-
sa posición en que le colocaba su empleo, Aranda escribió
reservadamente al gran canciller del rei, que era entonces
un flamenco de escaso mérito, Mr. Sauvage, sucesor indig-
no del gran Cisnéros ^. Magallanes, sin embargo, no tuvo
noticia alguna de esta primera dilijencia de su protector.
Mes i medio baria que se hallaba en Sevilla, cuando llegó
allí Rui Faleiro acompañado de su hermano Francisco.
Desconfiado por carácter, temeroso de que alguien pudiera
aprovecharse de sus revelaciones para emprender antes que
ellos el viaje proyectado, Faleiro se puso rabioso al saber
que Magallanes habia hablado de sus planes con el factor
Aranda. Echóle en cara su lijereza i el mal cumplimiento
que daba a sus compromisos. La amistad que los habia
ligado estuvo un momento a punto de romperse; pero la
fria razón se sobrepuso al fin a los arranques de la rabia.
Calmóse la irritación de Faleiro, reanudaron sus buenas
relaciones i quedaron convenidos en mantener su alianza
fraternal hasta la consumación de la empresa.
Desde luego, pensaron ambos que lo mejor que habia que
hacer era ponerse en camino para Valladolid, donde estaba
la corte, i presentarse al rei para esponerle sus proyectos.
Sabedor Aranda de este propósito, les representó que retar-
daran su viaje hasta que llegara la contestación a la carta
7 El cronista López ue Gomara en el cap. XC. de su Historia
Jeneral de las Indias^ ha incurrido en el error de asentar que Ma-
gallanes hizo sus tratos con el cardenal Jiménez de Cisnéros. Don
José VARGAS I PoNCE, autor de la relación histórica de los viajes
al estrecho de Magallanes que acompaña al Viaje de la fragata
Santa María de las Cabezas, repite lo mismo. Véase la pajina 180.
La misma equivocación ha cometido el barón de Humboldt en
el tomo I, pajina 304 de su Histoire de la géographie du nouveau
continent, i Amoretti en la introducción puesta al viaje de Piga-
fetta, pajina XX iX. Los autores de la Historia de la real marina
española (Madrid, 1854), repiten este error junto con muchos
otros que hacen indigna de todo crédito esta obra.
Jiménez de Cisnéros murió el 8 de noviembre de 1517, i Maga-
llanes solo comenzó a tratar con los ministros del rei en febrera
de 1518.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 215
que habia escrito poco antes; pero esta nueva revelación,
en vez de producir el efecto que se proponia el factor, enfu-
reció de nuevo aFaleiro. Magallanes mismo se quejó amar-
gamente de la conducta que su confidente habia observado
en este negocio. Las reconvenciones tomaron entonces un
aire de acritud que parecía destinado a producir una vio-
lenta i final separación.
Aranda fué todavía mas prudente que ambos. Por mas
que él viese que era mui difícil sino imposible mantener sus
buenas relaciones con Magallanes, estando de por medio
Faleiro con su carácter atrabiliario i dominante, el factor
soportó con paciencia estos disgustos i aceptó el proyecto
de presentarse en la corte, ofreciéndose él mismo a acom-
pañarlos. Faleiro, sin embargo, no quiso aceptar su com-
pañía. La natural desconfianza del jeógrafo portugués le
hizo creer, sin duda, que Aranda se proponia sólo sonsacar-
les los fundamentos i bases de su proyectado viaje para
esplotarlos en provecho propio i dejarlos burlados. Por
toda contestación a sus amistosos ofrecimientos, Faleiro i
Magallanes convinieron en seguir por el camino de Toledo,
mientras el factor de la casa de contratación marchaba
por la via de Estremadura, para reunirse los tres en Medi-
na del Campo i entrar juntos a Valladolid, residencia en-
tonces de la corte.
En todas estas relaciones, era sin duda Faleiro el que
imprimia carácter a los trabajos de la empresa. Magalla-
nes, el hombre práctico, el navegante esperimentado, el sol-
dado atrevido de la guerra de la India, se doblegaba fácil-
mente ante las atrabiliarias exijencias de su compañero, el
hombre teórico, el jeógrafo de gabinete que en los mapas i
en los globos habia meditado la posibilidad i ventajas del
viaje que los preocupaba. Ese ascendiente, sin embargo,
manifestado con tanta terquedad, no podia durar mucho
tiempo: Magallanes, mas discreto en su trato i mas prácti-
co en el arte de la navegación como en las relaciones ordi-
narias de la vida, se abria naturalmente un camino mas
ancho i espedito i se conquistaba mejor la voluntad de
21^ ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGIIÁFICOS •
cuantos le conocían. Sin él, talvez el factor Aranda les ha-
bría negado para en adelante su útilísima protección; pero,
por fortuna, supo sobrellevar con calma las impertinentes
desconfianzas de Faleiro i cooperar a la realización de tan
importante empresa.
Pero Aranda hiz() mas que soportar con paciencia las
estravagancias de Faleiro. Desde los primeros días de su
arribo a Sevilla, faltaron a éste los recursos necesarios para
vivir en una ciudad en que era completamente desconocido.
Entonces la bolsa del factor de la casa de contratación sir-
vió jenerosamente para atender a las necesidades del hom-
bre desconfiado que veía una acechanza en cada rasgo de
amistad de su protector, un mal propósito en cada dilijen-
cia hecha por éste en favor de los pro^^ectos que había me-
ditado.
Por fin, llegó el tiempo de ponerse en camino para la
corte. El 20 de enero de 1518 salieron de Sevilla los tres,
por los distintos caminos que habían señalado. Aranda
tomó la vía de Estremadura; i Magallanes i Faleiro, agre-
gándose a la comitiva de doña Beatriz de Pacheco, duquesa
viuda de Arcos e hija del marques de Víllena. fueron con
esta señora por el camino de Castilla hasta Escalona, en los
estados de esta noble familia. No se habían alejado mucho
de Sevilla cuando los alcanzó un correo con noticias de Juan
de Aranda. Comunicábales éste haber recibido una carta
del reí, en que le recomendaba presentarse cuanto antes en
la corte con Hernando de Magallanes para tratar del pro-
yecto de viaje a los mares de la India que lo había traído
a España. Carlos de Austria se manifestaba deseoso de
conocer al navegante portugués que venia a ofrecerle la po-
sesión de las islas de la especiería, i se empeñaba en arreglar
con él el modo i forma de emprender un viaje que, según se
creía, había de ser tan provechoso a la corona.
Al fin, se encontraron los tres viajeros reunidos en Medi-
na del Campo, preparándose para entrar en Valladolíd a
presentarse al reí. Magallanes rebosaba de contento al
verse a punto de acometer la empresa que habia meditado
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 217
tan pacientemente i e<i que cifraba sus esperanzas de fortu-
na i de gloria. En su alborozo no vaciló en ofrecer a su
protector Aranda la quinta parte de las utilidades del futu-
ro viaje; pero Faleiro, siempre exijente i atrabiliario, se
negó a aceptar la base que proponían Aranda i su propio
compañero. Sin comprender la jenerosidad con que aquél
le había servido hasta entonces, aveníase apenas a que se
le asegurara la octava parte de los provechos de la empre-
sa, i esto en el caso en que el rei hiciera de su cuenta los
gastos de la armada.
Este fué el convenio final que hicieron los tres. Recien
llegados a Valladolid, el 23 de febrero, estendieron una es-
critura pública ante el escribano de sus altezas Diego Gon-
zález de Santiago. En ella decian los dos aventureros por-
tugueses: ''todo el provecho e intereses que hubiéramos del
descubrimiento de las tierras e islas, que placiendo a Dios
hemos de descubrir e de hallar en las tierras e límites e de-
marcaciones del rei nuestro señor don Carlos, que vos ha-
yáis la octava parte, e que vos daremos de todo el interese
e provecho que dello nos suceda en dinero o en partimento
o en renta o en oficio o en otra cualquier cosa que sea de
cualquier cantidad o cualidad, sin vos facer falta alguna, e
sin sacar ni aceptar cosa alguna de todo lo que hubiéra-
mos.
" 8
Este convenio no se podia llevar a cabo sin un tratado
en forma con el rei, para ir a descubrir en aquellas tierras.
El factor de la casa de contratación, empeñado ya en la
empresa por un interés mas sóUdo que la simple protección
a los aventureros portugueses, se dispuso a presentarlos a
los ministros del rei i hacer valer sus relaciones e influjo
para que el proyecto pudiera realizarse.
8 Este documento ha sido publicado por Navarrete en la paji-
na 110 del tomo IV de su Colección.
Los hechos referentes a las relaciones de Aranda con Magalla-
nes i Faleiro están basados en un curioso espediente de que da-
remos noticia en la Ilustración núra. II.
CAPÍTULO III
La corte del reí de España. — Magallanes i Faleiro encuentran un
protector en el obispo de Burgos. — Sus primeras conferencias
con los ministros del rei. —Manifiestan sus proyectos i hacen
proposiciones para ir a descubrir. — Dudas cosmográficas que
despiertan estos proyectos.— Confianza de Magallanes. — Con-
trato celebrado con la corona. —Disposiciones del rei en favor
del viaje. — Celos de la corte de Portugal— Sus reclamaciones
diplomáticas. — Dificultades que oponen los oficiales de la casa
de contratación — El rei las allana.— Nuevas e inútiles recla-
maciones del embajador portugués.
El príncipe Carlos, sus ministros i consejeros estaban
preocupados con los afanes consiguientes al reconocimiento
del primero en el rango del rei de España, cuando Magalla-
nes i Faleiro llegaron a Valladolid. Las cortes de Castilla
convocadas para este objeto en dicha ciudad, después de
alarmantes discusiones, habían prestado el reconocimiento
pedido; pero el ánimo del nuevo soberano no estaba libre
de inquietudes i sinsabores después de ese acto de sumisión.
Síntomas alarmantes de futuras rebeliones hacían temer
por la tranquilidad de la monarquía.
De este modo, las lisonjeras espectatívas que los aventu-
reros pudieron haber concebido al principio sobre la juven-
tud i el entusiasmo del príncipe, debieron sufrir una nota-
ble modificación a la vista de la corte i de las circunstancias
que la mantenían enajenada. Agregúese a esto que entre los
220 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
consejeros del reí no se veía uno solo capaz de interesarse
por una empresa de esta naturaleza. Dominaba en ella, en
calidad de ministro, Guillermo de Crov, señor de Chievres,
hombre de talento, es verdad, pero avasallado por una co-
dicia insaciable que lo habria hecho desatender cualquiera
empresa de que no hubiera sacado un provecho personal ^.
El gran canciller de Castilla, Juan Sauvage, lo igualaba en
codicia sin poseer las prendas necesarias para el gobierno,
i sin interesarse por él -; i el cardenal Adriano de Utrech,
antiguo preceptor del rei, a quien este habia encargado que
compartiera con Cisnéros la rejencia de España, era un
hombre débil, sin conocimiento de las cosas de gobierno,
que gozaba apenas de una efímera reputación por su eru-
dición en la teolojía escolástica ^. No eran sin duda éstos
los hombres aparentes para comprender i patrocinar pro-
yectos como los que traian a Castilla Magallanes i Fa-
leiro.
Por fortuna, el rei i la corte daban gran crédito en todo
]o referente al gobierno de las nuevas colonias i a los pro-
yectos de futuros descubrimientos al obispo de Burgos,
Juan Rodríguez de Fonseca, miembro del consejo de Indias
i su presidente en ausencia del gran canciller. Era éste un
prelado mundano, mas aficionado a los asuntos de gO'
bierno que al desempeño de sus funciones episcopales, intri-
gante i rencoroso. Enemigo declarado de los hombres de un
mérito sólido, contrarió cuanto pudo los proyectos de Co'
Ion, de Balboa i de Cortes haciendo valer su influjo cerca
de los re^^es i empleando siempre manejos indignos *. Fon-
1 Sandoval, Historia de Carlos V, lib. III, § XVI, fol. 77 (Valla-
dolid, 1604).— MiÑANA, Continuación de la Historia de Mariana^
lib. I, cap. III — Petrus Martyk, Opas epistolaram, epist. 662, 662
i 173.
Ferrer del Rio ha publicarlo en castellano estas tres epístolas
entre los documentos de su Historia de las comunidades de Cas-
tilla (Madrid, 1851).
2 Sandoval, lib. III, § XLIX, fol. 62.
3 RoBERTsoN, History of Charles V, Book I.
^ Los historiadores españoles, respetando el carácter que iii-
VIDA 1 VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 221
seca, sin embargo, observó con Magallanes i Faleiro muí
distinta conducta. Sea que de sus proyectados viajes espe-
rase un provecho personal, o que con la protección de estos
aventureros quisiera reponerse del natural desprestigio que
debian haberle granjeado sus anteriores intrigas, el obispo
de Burgos se declaró desde luego en su decidido protector
ante el rei i sus consejeros.
En efecto, antes de muchos dias, los portugueses fueron
presentados a los ministros del rei por el mismo Fonseca
para que personalmente espusieran sus proyectos. Maga-
llanes llevaba consigo un globo pintado en que estaban se-
ñalados los mares i costas hasta entonces conocidos, pero
en el cual habia dejado intencionalmente en blanco el punto
por donde pensaba hacer su viaje ^. La primera cuestión
que se suscitó fué la de saber si lasislasque los aventureros
se proponían descubrir i conquistar, estaban dentro de los
límites fijados por el papa a las posesiones del rei de Espa-
ña. Entonces Faleiro mostró con el compás en la mano que
esas islas estaban comprendidas por la línea de demarca-
ción de Alejandro VI ^.
Salvada esta dificultad, fué necesario que Magallanes i
Faleiro hicieran por escrito sus propuestas al rei. Propu-
sieron en efecto dos proyectos de espedicion, ya fuera que
Carlos quisiese hacer los gastos de la empresa o que acep-
tara sólo una parte de sus futuras utilidades a trueque de
darles permiso para hacer el viaje con fondos particulares.
En esos dias, cabalmente, habia llegado a Castilla un co-
merciante llamado Cristóbal de Haro que poseia estensas
relaciones mercantiles en África, i en la ciudad de Ambéres,
donde tenia su residencia habitual. Haro habia celebrado
un convenio con el rei don Manuel de Portugal para nego-
vestia este prelado, no se atrevieron a caracterizarlo con su ver-
dadero colorido. Véase a W. Irving, Life of Colomhus, i parti-
cularmente el apéndice núm. XXXII, al fin de esa obra.
•'> Herrera, déc. II lib. II, cap. XIX.
^ LÓPEZ DE Castañeda, Historia do descohrimento e conquista
da India per los portugueses, tom. I, introducción.
222 ESTUDIOS HISTÓKIC0-BIBL.10GRÁP1C0S
ciar en la costa de Guinea, pero habiendo mandado a aque"
líos mares algunos de sus buques, los portugueses que
guardaban la costa le echaron a pique siete naves, sin que
el rei quisiera reparar tan grave daño '. Natural era que el
acaudalado comerciante de Ambéres, cobrara saña contra
el soberano que tan mal cumplia sus compromisos. En efec-
to, Haro vio en la empresa de Magallanes i Faleiro no sólo
un campo de provechosas especulaciones, sino también un
medio para vengarse de la perfidia del rei de Portugal; i les
ofreció los recursos necesarios para acometer su empresa.
De ahí provino que los aventureros propusieran al rei ha-
cer el viaje por su propia cuenta, ofreciéndole el quinto de
todo el ínteres i provecho de la empresa con tal que la co-
rona les garantizara la dominación i gobierno de las islas
que hablan de descubrir.
Por si el monarca no aceptaba estas proposiciones, Fa-
leiro i Magallanes pedian al rei que les diese para ellos i íus
herederos, i con el título de almirantes, el gobierno de las
tierras que descubriesen junto con la vijésima parte de los
frutos que produjeran. Sólo en el caso en que pasaran de
seis las islas que hallasen en su camino, podrían ser dueños
de dos de ellas; pero de todos modos reclamaban que se
prohibiera a cualesquiera otros empresarios hacer viajes de
esploracion i de comercio en el término de diez años, a las
islas que ellos descubriesen s.
Esta última propuesta fué la que pareció mas aceptable
al soberano. Carlos quería que el descubrimiento se hiciera
por cuenta de la corona; pero, como no tuviera mucha con-
fianza en los conocimientos de los portugueses, les pidió
que señalasen el rumbo que pensaban seguir en su viaje ja
que con tanta seguridad hablaban de pasar al mar del sur
por un camino hasta entonces desconocido, i que sin em-
7 Documentos estractados en Lisboa por don Juan B. Muñoz.
8 Estas propuestas con algunos artículos de menor importan-
cia, existen en copia en el archivo de Indias, i fueron publicadas
por Navarrete en la páj. 113 del tom. IV de su Colección,
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 223
bargo habían buscado con tanto ahinco los marinos i es-
ploradores castellanos. Había en esta desconfianza del reí
algo de desagradable i bochornoso para Magallanes, tan-
to mas cuanto no le era posible dar una respuesta satis-
factoria a una cuestión de esa naturaleza. Después de los
infructuosos viajes hechos en busca de un estrecho, que co-
munícase los dos océanos, los españoles habían acabado
por creer que el continente americano se dilataba sin inte-
rrupción del uno al otro polo, como una barrera puesta
por la naturaleza para separar los mares occidentales de
los orientales, *'de forma, dice un escritor de aquella épo-
ca, que en ninguna manera se pudiese pasar ni navegar por
allí para ir hacia el oriente" ^.
Magallanes, sin embargo, pensaba de muí distinta ma-
nera. En sus viajes al rededor del África había podido ob-
servar la forma piramidal de este continente; i los datos
recojidos hasta entonces por los viajeros españoles acerca
de la conformación de la América meridional, debieron su-
jerirle el pensamiento de que era posible circumnavegarla
como Vasco de Gama lo había hecho en África. Después de
la espedícion de Diego de Lepe (1500) i de la observación
que hizo este navegante de que doblando el cabo de San
Agustín las costas de la América se inclinaban violenta-
mente hacia el suroeste, los viajeros españoles que esplo-
raron hasta las orillas del rio de la Plata, no cesaron de
observar que el nuevo continente seguía siempre esa incli-
nación vertical. Esas observaciones debieron hacer creer a
Magallanes que la América terminaba en una punta, i que
no era difícil encontrar ahí el paso que comunicara los dos
océanos i^. En las almas apasionadas, estas conjeturas se
convierten pronto en convicciones profundas; i Magallá-
9 Maximiliano Transilvano, Relación del descubrimiento de
las Molácas, en Navakrete, Colección etc. tom. IV páj. 255.
10 Véanse las sagaces i eruditas observaciones que a este res-
pecto hace HuMBOLDT, Histoire de la géographie da nouveau con-
tinent, tom. I páj. 328 i siguientes.
224 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
nes debió sacar de allí i de otras suposiciones mas o me-
nos injeniosas, la fe sincera que tenia de hallar el camina
que lo llevase a los mares del oriente, adelantando ios re-
conocimientos que los españoles liabian hecho en la costas
americanas.
Pero si esas conjeturas tenian en su ánimo el valor de los
datos mas autorizados, temió, como era natural, que fue-
ran despreciadas por el rei de España i sus consejeros. En
circunstancias semejantes, cuando los doctores i los teólo-
gos negaban a Colon la posibilidad de llegar a las Indias
saliendo de España con rumbo al occidente, el gran descu-
bridor repetia en su apoyólos versos de una trajedia de Sé-
neca. Cuando el rei i sus ministros pidieron a Magallanes
que señalara los fundamentos de su proyecto, sospechó éste
que se iban a reir de esas observaciones que no estaban ba-
sadas en una cita ambigua de algún padre de la iglesia o
de algún filósofo de la antigüedad. El futuro descubridor
dijo entonces que en la tesorería del rei de Portugal habia
visto una carta de navegar levantada en años atrás por un
famoso jeógrafo llamado Martin Behaim, en que estaba se-
ñalada una comunicación entre ambos mares, que él pen-
saba hallaren su viaje ii. A la referencia de esta autori-
dad, Magallanes agregaba que si no hallase el pasaje que
buscaba, iria por el * 'camino de los portugueses, pues que
para mostrar que las Molúcas caian en la demarcación
de Castilla, bien se podia ir por su camino sin perjudicar-
les" 12.
Talvez bastó la autoridad que citaba Magallanes para
resolver las dificultades de la empresa. El rei i sus minis-
tros, desconfiados al principio, aceptaron en breve sus pro-
puestas, i con fecha de 22 de marzo mandaron estender la
capitulación o contrato en que se autorizaba el proyectado
viaje de los aventureros portugueses. Comprometíase el rei
a no dar licencia a persona alguna, por el término de diez^
11 Véase la Ilustración nóra. III.
12 Herrera, déc. II lib. II, cap. XIX.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 225
años, para que fuese a descubrir por el camino que ellos
proponían. Para este viaje, Carlos raandária armar cinco
navios, abastecidos de jente, en número de 234 personas,
de víveres para dos años, i de competente dotación de arti-
llería, concediendo el mando de esa escuadrilla a Faleiro i
Magallanes, como también la veinteava parte de las utili-
dades de los descubrimientos, i el título para ellos i sus su-
cesores de adelantados i gobernadores de las tierras e islas
que encontrasen en su viaje i-^. El mismo dia 22 de marzo
de 1518, el rei dio íi Magallanes i Faleiro el título de capi-
tanes de dicha armada con poder i facultad para ejercer el
mando por sí o por sus tenientes, tanto en mar como en
tierra i mientras durase el viaje, debiéndoseles guardar los
respetos i consideraciones correspondientes al cargo que se
les confiaba i*. Desde la fecha de este nombramiento, la
casa de contratación de Sevilla, debia abonarle el sueldo de
50,000 maravedís.
El término tan feliz de esta negociación se debia casi es-
clusivamente al empeño que en ella habia puesto el obispo
Fonseca. El rei Carlos, mui joven todavía en aquella época,
no estaba en situación de apreciar el mérito ni las ventajas
de la empresa propuesta por los aventureros portugueses;
pero el obispo de Burgos habia llegado a ser en la corte la
primera autoridad en materia de navegación a las Indias, i
éste supo emplear su influencia en favor del proyectado via-
je a las islas de la especiería. Alerced a esta protección, Ma-
gallanes i Faleiro vieron acercarse el momento de realizar
sus planes i alcanzaron cierto grado de valimiento en la
corte.
En el séquito de ésta salieron de Valladolid a principios
del mes de abril. Carlos habia conseguido que las cortes de
Castilla lo reconociesen i jurasen como rei, i marchaba a
Zaragoza a reclamar igual juramento de los aragoneses.
13 Este contrato ha sido publicado íntegro por Navarkete eu
la píij. 1 16 del tom. IV de su Colección.
14 Navarrete, Colección, etc. tom. IV, páj. 121.
TOMO VI ' 15
226 ESTUDIOS HlSTÓRICO-BIBLIOGRÁnCOS
En su viaje, se detuvo algunos dias en Aranda de Duero^
residencia entonces de su hermano, el infante Fernando,
príncipe sagaz i bondadoso, cuya popularidad le desperta-
ba vivos recelos. En esta ciudad, dictó el rei varias provi-
dencias destinadas a acelerar los aprestos para la espedi-
cion de Magallanes. Mandó que se aumentase el sueldo de
los dos portugueses con 8,000 maravedis mensuales mien-
tras sirvieran en la escuadrilla que se preparaba, i dispuso
que desde luego se entregasen a cada uno 30,000 marave-
dis para ayuda de costas. Por otras cédulas espedidas en
la misma ciudad, ordenó que se cumplieran en sus herede-
ros las mercedes que les habia concedido, facultó a Maga-
llanes i Faleiro para que presentasen los pilotos que debie-
ran ir en la armada a fin de que fueran examinados por la
casa de contratación, asignándoles ventajosos sueldos, i
encargó a dicha casa que se entendiera con ambos para
aprestar las naves i acelerar la partida de la espedicion i-"\
Pero si el rei estaba tan bien dispuesto para protejer i
activar la empresa de Magallanes, no pasó mucho tiempo
sin que se suscitaran nuevas dificultades. El rei de Portu-
gal, noticioso de los proyectos de sus antiguos subditos i
divisando en ellos futuros peligros parala seguridad de sus
posesiones en la India, trató de combatir la empresa por
cualquier medio que se presentara. Los celos que los descu-
brimientos i conquistas de los castellanos habian desperta-
do en la corte de los reyes del Portugal eran demasiado
vehementes, i se habian hecho sentir por proyectos dignos
de un siglo en que los preceptos de la moral eran muí mal
comprendidos. Cuando Cristóbal Colon de vuelta de su pri-
mer viaje, arribó a Lisboa combatido por una violenta tem-
pestad, no faltó en aquella corte quien propusiera al rei e^
espediente de asesinar al descubridor para destruir el secre-
to de su viaje i aprovecharlo después en favor de Portu-
i'> Navarrete ha tomado de la colección de papeles que dejó don
Juan B. Muñoz el estracto de estas reales cédulas.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 227
gal 16. Posteriormente, en 1512, cuando Fernando el cató-
lico mandó aprestar algunos buques para que Juan Díaz de
Solis fuese en busca de las islas de la especiería, el embajador
del Portugal hizo tan enérjicas reclamaciones que fué nece-
sario desistir por entonces de ese proyecto i'. Natural era
que la corte portuguesa, consecuente con esta política de
celos i rivalidades, tratara de estorbar el viaje de Maga-
llanes.
Hallábase entonces en España el embajador portugués
don Alvaro de Costa, encargado de solicitar la mano de la
infanta doña Leonor para el rei don Manuel de Portugal.
Con motivo de esta alianza, el embajador no cesaba de ha-
cer sus representaciones contra los provectos de Magalla-
nes, i aun trató de disuadir a este representándole que era
indignode un hidalgo el empeñarse en empresas que liabian
de redundar en perjuicio de su rei i de su patria. Pero, como
todas estas dilijencias no surtieran el efecto apetecido, se
trató en los consejos del rei de Portugal de buscar un reme-
dio mas eficaz a aquella exijencia En esas deliberaciones,
fué un prelado portugués el que propuso el arbitrio mas
atroz. Don Fernando de Vasconcelos, obispo de Lamego,
indicó que era urjente atraerse a Magallanes por medio de
gracias i favores, o hacerlo asesinar en caso de que no los
aceptase '^^.
Por grande que fuera la reserva con que se diera este con-
sejo, la noticia del peligro que corrían los aventureros por-
16 Herrera, Déc. I, lib. II, cap. III.— ^Agustin Manuel de Vas-
CONCELLos, Vida I acciones del rei don Juan II, décimo tercero rei
de Port^iiral, lib. VI, fol. 293 i 294 (Madrid 1639).
1^ Véanse las cartas del embajador de Portugal a su rei, publi-
cadas por Navarkete en el tomo III, páj. 127 i siguientes de su
Colección.
1^ Farl\ i Sousa, Europa Portu^^uesa, part. IV, cap. I, tomo II,
páj. 543. — Pvl jesuíta LAFrrAL, que ha dado cuenta de este hecho
{Histoire rJes descouvertes et conquestes des portueais, lib. VIII,
tomo III, páj. 47), oculta el nombre del autor de este consejo, si
bien dice que fué uno de los mas acreditados señores de la corte.
228 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOGRÁFICOS
tugueses llegó a P2spaña cuando éstos se hallaban en Zara-
goza, residencia accidental de la corte. Como es fácil supo-
ner, ambos tomaron todas las precauciones necesarias para
librarse de ser asesinados. El obis|)o de Btirgos, el mas em-
peñoso de sus protectores, los hacia escoltar de noche por
los criados de su servidumbre para salvarlos de una cela-
da; i ellos tenian particular cuidado de salir raras veces de
su casa ^'\
Un peligro mas seno que el que amagaba sus vidas, ame-
.nazaba en esos momentos a la provectada espedicion de
Magallanes. Los ohciales de la casa de contratación de Se-
villa recibieron mal la noticia del convenio celebrado entre
los portugueses i el rei de España, i trataron de poner dificul-
tades i tropiezos a su cumplimiento. Con este mocivo, re-
presentaron al rei las dificultades de la empresa, lo incierto
de sus resultados i provechos i la escasez de dinero para ha-
cer frente a los gastos que exilia el equipo de la escuadrilla.
Pero, Carlos no estaba dispuesto a retroceder de sus pro-
yectos ante dificultades de ese jénero ni a ceder por las re-
flexiones que pudieran hacerle sus empleados dependientes.
Escribió a éstos de que era su voluntad llevar a cabo el
viaje provectado; i que de una remesa de oro que acababa
de llegar de las Indias se gastasen hasta 6,000 ducados, o
lo que fuere necesario, consultando para todo a Magalla-
nes i Faleiro. Al mismo tiempo, el rei impartió órdenes para
que se comprasen en Vizcaya i en Flándes los artículos na-
vales que allí se pudieran conseguir a mejor precio -^.
Para activar mas aun estos aprestos, dio el rei al mismo
Magallanes su carta para los oficiales de la casa de contra-
tación encargándole que se presentara cuanto antes en Se-
villa a fin de allanar toda dificultad i de preparar por sí
mismo los elementos necesarios para la espedicion. Por
gracia especial, Carlos condecoró a Magallanes i a Faleiro
19 Herkera, Déc. II, lib. 11, cap. 21.
20 Carta del rei a los oficiales de la contratación de 20 de julio
de 1518, estractada por don Juan B. Muñoz de los rejistros de
reales cédulas.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGAí^LÁNES 229
con las cruces de comendadores de la orden de Santiago,
distinción honrosa que los reyes no concedian sino a sus
mas señalados servidores. Magallanes salió de Zaragoza a
fines de julio, i llegó a Sevilla a mediados de agosto, donde
fué recibido con señales de agrado por los oficiales de la
contratación. En carta de IB de ese mes decían al rei que
se holgaban del convenio celebrado con Magallanes, que
creianniui honrosa i provechosa esta negociación, i que si el
oro llegado poco antes de las Indias no bastaba para los
gastos de la empresa, acababan de recibir una nueva i mas
considerable remesa, de la cual podrían sacarse los fondos
necesarios -i.
Tanta actividad i tanta decisión departe del rei en favor
de la empresa de Magallanes, no desalentaron al embaja-
dor de Portugal. Don Alvaro de Costa no desma^^aba en
su empeño de representar a los ministros del rei de España
los derechos de su soberano a las islas de la especiería, los
inconvenientes i dificultades del viaje proyectado, i lo que
es mas que todo, la pretendida incompetencia de Magalla-
nes i Faleiro para dar cima a tan grande obra. Inútil era
que los ministros de Carlos le señalaran un artículo de la
contrata celebrada con aquellos por el cual se les prohibía de
una manera terminante que en su viaje tocaran en alguna
de las posesiones del rei de Portugal, o que en lo mas míni-
mo hirieran los intereses de na monarca a quien en ese mis-
mo documento denominaba su "mui caro i muí amado tio
i hermano". El embajador persistía, a pesar de todo, en sus
empeños i trabajos.
En setiembre (1518), aprovechándose de una enferme-
dad del ministro Chiebres, don Alvaro tuvo una conferen-
cia con el rei en que le habló de estos asuntos con una dura
franqueza. Espúsole que era indigno de un rei el recibir en
su servicio a los vasallos de otro rei amigo suyo porque eso
no se acostumbraba entre buenos caballeros; que no era
tiempo de disgustar a un monarca amigo por cosa de tan
Documento estractado por don Juan B. Muñoz.
2 ')0 ESTUDIOS MISTÓRíCO-RIIÍLIOaRÁFíOOS
poca importancia i tan incierta; i que en España tenia va-
sallos suyos muí capaces de hacer descubrimientos, sin ne-
cesidad de emplear a los portugueses que venian disgusta-
dos de su rei, i de quienes éste del)ia naturalmente tener
desconfianza. Tal vez esaí=? razones tuvieron algún peso en
el ánimo del monarca español. Por toda contestación, dijo
al embajador que hablara sobre el particular con el carde-
nal Adriano, a quien estimaba mas que í^ cualquiera otro
(le sus consejeros.
Como se ve, en estas últimas conferencias, el embajador
portugués daba un sesgo enteramente personal a sus recla-
maciones. No hablaba ya de los derechos de su soberano a
las islas de la especiería, que podian ser discutidos i talvez
negados, sino sólo de las personas que el rei de España em-
pleaba para este viaje, pensando quizá que bastaba alejar
a los portugueses de la empresa para que quedara parali-
zada. Esta manera especiosa de presentar sus quejas, inquie-
tó algo al cardenal, hombre débil de carácter i de cabeza, i
lo indujo a reunir el consejo de Indias para consultarlo so-
bre el particular. El obispo Fonseca i sus colegas sacaron
de embarazo a su rei: dijeron ellos que el descubrimiento
meditado caía en los límites fijados ])or el Papa a las pose-
siones españolas, punto principal de la cuestión; i que poco
importaba que el rei de F2spaña empleara dos portugueses
de quienes decian los mismos reclamantes que eran hom-
bres de poca importancia, siendo que el rei de Portugal se
servia de muchos españoles. Esta decisión sacó de vacila-
ciones al cardenal; i el mismo ministro Chiebres, instado
por el embajador para que determinara al rei a volver
atrás, se apoyó en la resolución del consejo de Indias, di-
ciendo que en este asunto era el obispo de Bíirgos i los cas-
tellanos sus amigos, los únicos instigadores del rei ^-.
Después de oir tales escusas i sobre todo de notar la re-
solución en que se hallal)an Carlos i sus consejeros de llevar
22 Carta de Costa al rei de Portugal, Zaragoza 28 de setiem-
bre de 1518, estractada por Muñoz en los archivos de Lisboa.
VIDA 1 VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 231
adelante el pro\'ecto de viaje, parecía natural que el emba-
jador portugués hubiera desistido de toda reclamación i de
toda instancia. No sucedió así sin embargo; don Alvaro
volvió a insistir de nuevo en sus exijencias para que se se-
parara a Magallanes del servicio de España i se desistiera
por entonces de aquella empresa; pero el rei liabia tomado
al fin una resolución irrevocable, i por mas c[ue empleara
las fórmulas mas melifluas de la diplomacia, marchaba de-
recho hacia su objeto sin cuidarse de los intereses ajenos ni
de las quejas de su pariente i aliado.
CAPÍTULO IV.
Innlilidad de Faleiro para les trabajos de la escuadra. - Activi
dad de Magallánts.— Contrariedades que sufría.— Desorden
provocado en contra suya.— Justicia que hace el rei a Maga-
llanes.—Actividad en los aprestos de la escuadra.— Instruccio-
nes del rei.— Los ajentes portugueses tratan de ganarse a Ma-
gallanes i Faleiro.— El rei separa a éste de la escuadra — Últi-
mos aprestos. — Magallanes recibe el estandarte real. — Salen
las naves de Sevilla.— Testamento de Magallanes.- La espedi-
cion zarpa de San Juan de Barrameda.
Desde que Magallanes estuvo de vuelta en Sevilla, no
pensó mas que en activar el apresto de la armada espedi-
cionaria, temeroso quizas de que pudieran sobrevenir al-
gunas dificultades que embarazasen la realización de sti
pensamiento. Si al principio se habia presentado sólo como
un asociado subalterno de los proyectos de Faleiro, ahora
la corte i todas las personas con quienes tenia que tratar
veian en él el alma de la empresa. Su nombre, que al prin-
cipio figurabíi en los documentos en segundo orden, des-
pees del de Faleiro, comenzaba a obtener Ja precedencia en
las comunicaciones oficiales.
Faleiro, en efecto, no era el hombre aparente para coo-
perar en trabajos de este jénero. Cosmógrafo de estudios
teóricos, tenia pocos conocimientos del mundo i de la prác-
tica de la vida, se desagradaba por las dificultades que era
preciso vencer, i, chocaba con todos los hombres con quie-
234 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGKÁPICOS
lies tenia que tratar. Magallanes, por el contrario, en vez
de abatirse por los obstáculos, cobraba en ellos mayor
fuerza, los combatia con enerjía, i llegaba a la realización
de su pensamiento ganándose a algunas de las personas
que los contrariaban, venciendo resueltamente la resisten-
cia de las otras.
Por fortuna, Magallanes encontró en Sevilla útiles e im-
portantes colaboradores para sus trabajos, que llevaron
su celo hasta suministrarle los recursos pecuniarios que le
entregaban con dificultad los empleados del rei. El tesorero
Alonso Gutiérrez i Cristóbal de Haro suplieron con dinero
])ropio tina parte de los recursos que faltaban; por consi-
deraciones al obispo de Burgos, que se habia declarado en
el mas decidido protector de la empresa, algunos comer-
ciantes de «Sevilla pusieron en ella los capitales que falta-
ban 1
Pero, si Magallanes alcanzaba tan generosa protección
de parte de algunas personas, no le faltaban, en cambio,
enemigos declarados de su empresa a quienes combatir.
Las resistencias que hallaba en sus afanes, nacian de ordi-
nario del empeño que el rei de Portugal ponia en separarlo
del servicio de España. Las halagü_Mias promesas que con
este motivo se le hicieron, no bastaron a inclinar a Maga-
llanes a desistir de sus proyectos; i entonces pensaron sus
enemigos que lo que conv^enia era tenderle acechanzas, pro-
moverle dificultades, fomentar la discordia entre sus mis-
mos parciales i fatigarlo con estas hostilidades hasta que
desmayara en sus propósitos.
A los enemigos que le hacian este jénero de guerra atri-
buyó Magallanes de ordinario los obstáculos con que tro
pezaba. El mismo hareferidocon gran minuciosidad uno de
esos accidentes, que tantas molestias e incomodidades le
causaron.
Tratábase de sacar a la ribera del Guadalquivir una de
1 Herrera, déc. 11 lib. lY, cap. IX, pái, 129 Arjensoi.a, ^na-
/es de Aragón, lib. I, cap. 179, páj. 739.
VIDA 1 VIAJES DE IIERXANDO DE MAGALLANES 235
las naves que tenia el nombre de Trinidad para carenarla
en tierra. Cayendo la marea al amanecer, Magallanes se
levantó a las tres de la mañana del día 22 de octubre
(1518) a fin de hacer los aprestos para el trabíijo. Cuando
llególa hora de comenzar la faena, mandó poner cuatro
banderas con sus propias armas en los cabrestantes donde
se acostumbraba llevar las insignias de los capitanes, de-
Jando lugar para colocar mas arriba el estandarte del rei i
el de la nave, que era alusivo al nombre que se le habia da-
do. Desgraciadamente, estas banderas no estaban aun pin-
tadas, i por tanto no se i)udo colocarlas a tiempo de em-
prender el trabajo. Los curiosos que se habianagrupadoen
la ribera comenzaron a murmurar de ló que veian, diciendo
que eran aquellas las banderas del rei de Portugal, que
Magallanes enarbolaba insolentemente en una nave espa-
ñola, ralvez habia alguien que incitaba al pueblo provo-
cando esas murmuraciones; pero, el capitán continuaba
sus trabajos sin fijarse en nada, cuando llegó un alcalde de
mar diciendo a los concurrentes que arrancasen i rompie-
sen esos estandartes.
El desorden iba a comenzar con apariencias mui alarman-
tes. Magallanes se acercó a los grupos de curiosos i les re-
presentó tanto a ellos como al alcalde de mar, que aquellas
armas que veian pintadas en las banderas de la nave, eran
las de su familia, i nó las del rei de Portugal, de cu\^o servi-
cio se habia separado para servir al rei de España. Pero es-
tas esplicaciones no valieron nada para el alcalde ni para
los amotinados, los cuales tan pronto como Magallanes
hubo vuelto a sus trabajos, quisieron arrancar las bande-
ras que flameaban en la nave. Hallábase allí el doctor San-
cho de Matienzo, canónigo de la Catedral de Sevilla i pri-
mer oficial de la casa de contratación; i viendo el desacato
que se iba a cometer, interpuso su autoridad i sus respetos
para con el alcalde de mar, i en seguida pidió a Magallanes
que quitase esas banderas, causa del tumulto i de la irrita-
ción popular. Habia en esta exijencia algo de vergonzoso
para el altivo capitán, tanto mas cuanto que allí cerca es-
2oG ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGKÁFICOS
taba nn ájente del reí de í\)rtugal, a quien conocía mucho
MagallánCvS, i que era quizas el instigador del desorden. El
capitán, sin eml)argo, accedió a la ]3eticion del doctor Ma-
tieiizo, 1 quitó las banderas para restablecer la calma.
Esta medida de prudencia no produjo, sin embargo, el
efecto íjue era de esperarse. El alcalde de mar habia ido en
busca del teniente de almirante, empleado equivalente a los
capitanes de puerto de nuestros dias, i volvia con él dis-
jjuesto a cumplir la orden que el primero habia dado. El te-
niente requirió a Magallanes para que entregase aquellas
banderas: i como Magallanes contestase resueltamente que
no tenia cuenta alguna que dar por aquel suceso, aquel em-
pleado levantó su mano contra el capitán portugués lla-
mando a gritos a los alguaciles para que lo prendieran co-
mo igualmente a los su vos que manifestaban disposición de
defenderlo. La lucha se iba a trabar; ])ero el doctor ^latien-
zo se interpuso reclamando a nombre del reí que no se co-
metiese un atentado tan contrario a su servicio. El teniente
de almirante, i los hombres que lo acompañaban, se pusie-
ron furiosos, con esta contraried¿id; i echando mano sobre
aquel alto funcionario, sacaron sus espadas i las esgrimie-
ron sobre su cabeza como si quisieran descargar sus golpes.
La jentc de Magallanes, que habia recibido su salario ade-
lantado i que veia el peligro que podia correr, aprovechó
aquella confusión para comenzar a desbandarse; i el mismo
capitán, en un momento de justa ira, protestó de aquella ;
tropelía i anunció que abandonaba la nave en manos de
los alcaldes i alguaciles, confiado en que encontraría repa-
ración de aquel agravio. Sólo entonces se aquietaron los
espíritu: la autoridad del doctor Matienzo fué reconocida^, j
i sus empeños sirvieron para determinar a Magallanes a
volver al trabajo comenzado.
Eácil es suponer cuan grande seria la irritación que este
suceso produjo en el ánimo del altivo capitán. Magallanes
dio cuenta al reí del agravio declarándole que aquella afren-
ta hecha a él en su carácter de capitán de las naves españo-
las, necesitaba ima pronta reparación, i pidiéndole que se
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 237
sirviera impartir las órdenes necesarias para evitar que
esos atentados se repitiesen, i que en adelante se le guarda-
sen las consideraciones debidas a su carácter ^^.
Magallanes tenia razón para confiaren que el rei hari^ijns-
ticia a sus reclamos. Desde Zaragoza le escribió una carta es-
presándole su desagrado por aquel suceso i su satisfacción
por la conducta del doctor Matienzo. El rei hizo mas todavía:
reprendió a las autoridades de Sevilla por no haber acudido
en socorro de su capitán, i encargó que la casa de contrata-
ción recibiese información d 1 hecho para castigar severa-
mente a sus autores.
Estos incidentes retardaban, entre tanto, los aprestos
para la salida de la espedicion. El obispo de Burgos, sin
embargo, no cesaba de reiterar sus exijencias para obtener
el pronto despacho de cuanto podia interesar a la empresa
de Magallanes. Acompañando a la corte en su viaje a Bar-
celona a principiosde 1519, el obispo Fonscca insistia cerca
del rei en la necesidad de lanzar al mar cuanto antes la es-
cuadrilla descubridora. P^n aquella ciudad despachó el rei,
desde últimos de marzo hasta principios de ma\M), muchas
cédulas que revelan el interés que tenia en favor de la em-
presa. Nombró tesorero de la espedicion a Luis de Mendo-
za; i debiendo mandar dos de las naves Magallanes i Fa-
leiro, dio el cargo de capitán de la tercera a Juan de Carta-
jena con el empleo de veedor jeneral, i la capitanía de la
cuarta nave a Gaspar de Quezada. En sus comunicaciones
a la casa de contratación, encargaba el rei que si era posi-
ble se disminuyese el número de los hombres que debian ir
en la flota, i que se consultase siempre a Magallanes, sobre
la admisión de los marineros i demás jente de las naves,
''por cuanto tiene de esto mas esperiencia". Encargaba
2 Carta de Magallanes al rei, escrita en Sevilla a 24 de octubre
de 1518. Herrera, que debió conocer esta carta, ha dado cuenta
detenida de este suceso en la déc. II, lib, I Y, cap. IX de su Historia
de las Indias. De allí sacó sin duda Arjensola las noticias que de
este hecho ha publicado en sus Analds de Aragón, lib. I, cap. 79
páj. 740.
238 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIbLIOdRÁFICOS
tanihi^n que los dos marinos portugueses espusieran por
escrito el rumbo que pensaban seguir i las demás instruc-
ciones (jue debieran servir a todos los pilotos de la espedi-
cíon. Cí;n igual emj^eño atendía a los intereses de los co-
merciantes que sinninistraban armamento, dinero o merca-
derías a la escuadra, asignándoles una parte proporcional
de las utilidades en éste i en los tres primeros viajes que lii_
cieran íi las islas de la especiería. Deseando disponer una se-
gunda espedicion, el rei mandó que se encargara su direc-
ción a Francisco Faleiro, con el sueldo de 35,000 marave-
dís mientras estuviese ocupado en este trabajo. A los pilo-
tos i maestros de la escuadra les prometió ])remiarlos con
privilejios de caballeríéi i otras gracias a líi vuelta de su
viaje; i para atender a las necesidades, de la esposa de Ma-
gallanes, doña Beatriz de Barbosa, madre ya de un niño,
mandó que se le pagara durante el viaje el sueldo de su ma-
rido. Todas estas disjDosiciones dieron ün rápido e impor-
tcirite impulso a los aprestos de la espedicion ^.
Kn esos mismos días se formaron en la corte las instruc-
ciones que el rei daba a Magallanes i F'aleiro para normar
la conducta que debieran observar en su viaje. Ese docu-
mento, que lleva la fecha de 8 de mavo de 1519, contiene
74 artículos que revelan la prolijidad i cuidado con que en-
tonces se fijaban las operaciones de este jénerode empresas.
En ellas señalaba el rei el peso de equipaje que se debía per-
mitir a cada uno de los empleados de la escuadra, recomen-
daba a los jefes de ésta la línea de conducta que habían de
observar con sus subalternos í en sus tratos con los reye-
zuelos de las tierras que descubriesen, a quienes habían de
agasajar amistosamente, desconfiando síem}:)re de sus pro-
mesas i halagos; pero les encargaba también que en sus ne-
gocios con ellos trataran de poner las mercaderías españo-
las en el ma3^or precio que les fuese posible. -^
•^ Estas reales cédulas, junto con otras de menor importancia,
fueron prolijamente estractadas por don Juan Bautista Muñoz en
su preciosa colección de Ms. para la historia de América.
'í Esta instrucción ha sido publicada por Navakrete en el tom.
IV', páj. 130 (le su Cokccioii.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 239
Con este docu mentó, ademas, el reí habia querido evitar
toda dificultad con su pariente don Manuel de Portugal.
• El artículo 1^ dice así testualmente: '*La principal cosa que
vos mandamos i encargamos es, que en ninguna manera no
consintáis que se toque ni descubra tierra, ni otra ninguna
cosa dentro en los límites del serenísimo rei de Portugal, mi
mui caro e mui amado tio i hermano, ni en su perjuicio,
porque mi voluncad es que lo capitulado e asentado entre
la corona real de Castilla i la de Portugal, se guarde i cum-
pla mui enteramente, así como está capitulado."
Los celos del rei de Portugal no se calmaron, sin embar-
|y go, con esta declaración. Lejos de eso, los ajentes que habia
enviado a España no desistieron dc^ sus proyectos de ganar-
se a Magallanes, o de suscitarle dificultades a su empresa.
A mediados de julio llegaron a Sevilla Cristóbal de Haro,
Juan de Cartajena i otros empleados delaescuadra con ins-
trucciones particulares que no estaban en perfecta armonía
con las instrucciones dadas al capitán, de donde se orijina-
I ron algunas dificultades de que se trataba en la casa de
contratación. El ájente del rei de Portugal en aquella ciu-
dad, Sebastian Alvarez, quiso aprovecharse de aquella co-
\^untura para fomentar la discordia i separar a Magallanes.
Con este objeto se presentó en la posada en que vivia el
capitán. Hallólocomponiendo las vituallas i conservas para
el viaje; e inmediatamente trabó conversación con él sobre
la empresa en que se habia comprometido. Alvarez le dijo
que aquella seria la última vez que le hablase como amigo i
compatriota, puesto que lo veia resuelto a llevar adelante
un proyecto tan peligroso i tan contrario a los intereses de
su rei. En contestación a estas palabras, Magallanes espu-
so que su honor no le permitía faltar al trato que habia ce-
lebrado con el rei; pero, como Alvarez le objetara que no
era honra lo que se ganaba indebidamente, i que hasta los
mismos castellanos lo niir¿iban como ruin i traidor, el capi-
tán portugués respondió con altivez i dignidad que los des-
cubrimientos que realizara en su viaje ibanaredundar tam-
bién en beneficio del rei don Manuel, a pesar de que no toca-
240 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOGRÁFICOS
ria en ninguna de sus posesiones. — "Basta descubrir en de-
marcación de Castilla las riquezas que ofrecéis para que
hagáis un gran daño al Portugal", contestó Alvarez. Bn el
siglo de Magallanes se creia como principio inconcuso que
la prosperidad i riqueza de un pueblo importaba un grave
daño para otros estados.
El ájente portugués llegó a convencerse que con ese ¡ene-
ro de representaciones no conseguirla disuadir a su compa-
triota. Recurrió entonces a los halagos i promesas, i a irri-
tar su ánimo recordándole las dificultades que se habian
suscitado. Espúsole con este motivo, que si queria pasarse
al servicio" del rei de Portugal, el mismo Alvarez seria su me-
diador asegurándole que obtendria de aquel monarca gra-
cias i favores que se le dispensaban en España por interés i
no por afección a su persona. Pidióle ademas que no hicie-
ra caso del cariño que le manifestaba el obispo de Burgos
porque no habia en él sinceridad alguna. Talvez Magalla-
nes sintió vacilar su natural firmeza al oir estas palab ras;
pero, recobrando su ánimo, contestó que mientras el rei de
España estuviera dispuesto a cumplir lo pactado, él no
abandonaria su servicio, en la seguridad de que sus protec-
tores allanarian las dificultades que habian nacido -'*.
Después de esta negativa, Alvarez pensó en ganarse a
Rui F'aleiro, cuyo carácter atrabiliario i dominante lo te-
nia quejoso de Magallanes i de los empleados de la casa de
contratación por las dificultades que se suscitaban. Falei-
ro, sin embargo, se manifestó mas firme i resuelto que su
compañero. A las representaciones del ájente del soberano
portugués contestaba que nunca abandonaria el servicio
del rei de España, su señor, que tantas mercedes le habia he-
cho. Al oir esta respuesta, repetida varias veces con igual re-
solución, Alvarez acabó por creer que el cosmógrafo portu-
gués habia perdido la razón, i así lo escribió a su soberano.
5 Carta de Sebastian Alvarez al rei de Portugal, escrita en Se-
villa el 18 de julio de 1519, i estractada por don J. B, Muñoz en
los archivos de Lisboa.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 24 1
Nada de eso había ocurrido, sin embargo. Faleiro con-
servaba su juicio; pero las desavenencias que en el principio
habia tenido con Magallanes, iban tomando poco apoco el
carácter de abierta ruptura. No era posible que dos hom-
bres igualmente resueltos pero de mui distinto jenio, pudie.
ran resolverse a emprender el viaje, teniendo ambos un ran.
go igual i el mismo mando en la escuadra espedicionaria.
El rei tuvo que elejir entre los dos para confiar a uno solo
el mando de las naves i el estandarse real; pero como no
quisiera desairar a ninguno de ellos, tuvo que dar Otro ses-
go a su resolución. Por real cédula dada en Barcelona a 26
de julio (1519), dispuso el soberano que Faleiro, que a la
sazón no se hallaba en entera salud, no se embarcara en la
escuadrilla de Magallanes, debiendo quedarse en Sevilla a
fin de hacer los aprestos para un nuevo viaje que debia lle-
varse a cabo con igual rumbo *^.
Todavnahizo mas el rei a fin de revestir a Magallanes de
toda la autoridad necesaria para ejercer el mando durante
el viaje. En esa misma real cédula ascendia a Juan de Car-
tajena al mando de la nave que debia capitanear Faleiro;
pero, mandaba también, que el tesorero Luis de Mendoza,
que se habia puesto en choque con Magallanes, prestara a
éste la obediencia que era debida al jefe de la escuadra. Pa-
ra conseguir este mismo resultado, el rei separó de su servi-
cio a dos marinos portugueses que comenzaban a manifes-
tarse turbulentos.
Con tan enérjicas resoluciones, todo estuvo pronto a fines
de julio para emprender el viaje. Las cinco naves se halla-
ban provistas de armas i municiones, con víveres propor-
cionados para un viaje de dos años i con 265 hombres de tri-
C No he podido encontrar esta real cédula, pero se hace mérito
de ella en varios documentos de la época, i particularmente en el
requerimiento que hizo Magallanes a los oficiales de la contrata-
ción para que se le prestara obediencia. Herrera, que talvez co-
noció esa real cédula, ha referido esto mismo en la déc. II, lib, IV,
-cap. IX, páj. 130 — Arjensola, Anales de Aragón, íib. I, cap. 79,
^áj.74.0.
TOMO VI 16
242 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
pulacion entre capitanes, pilotos, cirujanos, escribanos,
trabajadores i marineros 7. Las dificultades entre Magalla-
nes i la casa de contratación habían ido desapareciendo poco
a poco, merced al empeño que en ello ponía el reí; i Maga-
llanes mismo se hallba dispuesto a confiar el mando de una
de las naves al hermano de Faleiro, si se avenía éste a faci-
litarle una copia de las tablas de lonjítud que había dispues-
to para el viaje. Francisco 'Faliero era, en efecto, un hombre
de importantes conocimientos náuticos que podía ser mui
útil a la espedicíon; ^ pero, sea que no quisiera aceptar el
puesto que se le ofrecía por enemistad con Magallanes o que
tuviera cualquier otro inconveniente, el hermano del a.stró-
nomo se quedó en Sevilla dispuesto a partir en otro viaje.
Rui Faleiro, sin embargo, entregó a su antiguo compañero
el tratado de lonjitudes que había de servirles para la nave-
gación. -^
Arreglado todo esto, se dispuso la ceremonia del juramen-
to de Magallanes i de la entrega del estandarte real que había
de llevar en la espedicíon. Elijióse para esta fiesta una igle-
sia que con el nombre de Santa María de la Victoria, acaba-
ban de construir en el barrio de Tríana los padres francis-
canos mínimos. El asistente de Sevilla, Sancho Martínez de
Leiva, recibió de Magallanes, según las costumbres del tiem-
po, el juramento i pleito homenaje de que llevaría a cabo la
empresa con toda fidelidad como leal vasallo del reí de Es-
pana e Indias, con lo cual puso en sus manos el estandarte
7 Entre los documentos reunidos por Muñoz se encuentra la no-
ticia del costo de las naves, número i nombre de todos sus pasaje-
ros, sus provisiones de víveres, armas, medicamentos i herramien-
tas. El costo de la escuadra excedió de 8.000,000 de maravedís,
de los cuales cerca de una cuarta parte habian sido suministrados
por Cristóbal de Haro.
« Navarrei £, Disertación sobre la historia de la náutica, part.
III, páj. 147. (Madrid, 1846).
9 Joao de Barros, dec. III, lib. V. cap. X. refiere que poseía el
cuarto capítulo de los treinta que formaban este tratado. No se
tienen otras noticias acerca de él. Véase la Ilustración núm. IV^
VIDA I VIAJES DB HERNAMDO DE MAGALLANES 243
real. Enseguida, Magallanes exijió de los capitanes i oficia-
les de sus naves el juramento de que seguirían el rumbo que
él les trazase, le obedecerían en todo. La ceremonia quedó
terminada de esta manera.
En la mañana del 10 de agosto de 1519, las naves, des-
pués de hacer una descarga de artillería, soltaron sus ama^
rras i bajando por las aguas del Guadalquivir, fueron a fon-
dear en el puerto de San Lúcar de Barrameda, donde debian
terminarse los aprestos de la espedicion. Magallanes, sin em-
bargo, quedó en Sevilla algunos dias mas, ocupado de los
últimos trabajos. Hizo entonces un solemne testamento por
el cual distribuía sus bienes para el caso que muriese en el
viaje. Disponía en él que la décima parte de los productos
de la espedicion se repartiera entre cuatro conventos de Se-
villa, de Barcelona, de Aranda de Duero i de Oporto; i que
aplicara la quinta parte de sus bienes en sufrajios por el des-
caneo de su alma. Del gobierno que el reí le había concedi-
do por vía de mayorazgo de las tierras que descubriere,
Magallanes instituía primer heredero a su hijo Rodrigo^
que entonces sólo tenia seis meses de edad, o en defecto de
éste el hijo o hija que le naciera de su esposa que se hallaba
en cinta. A falta de éstos, el mayorazgo debía pasar a la
familia de Magallanes, con la indispensable condición de
llevar su apellido, usar sus armas i residir i casarse en Cas-
tilla. Allí mismo nombra por albacea de sus bienes al comen-
dador Diego de Barbosa, su suegro, i al doctor Sancho de
Matíenzo, canónigo de Sevilla i oficial de la casa de con-
tratación. El primero de éstos, ademas, debía desempeñar el
cargo de curador de sus hijos hasta que llegaran a la edad
de dieciocho años, i^
Se ocupó también Magallanes durante los últimos dias de
su residencia en Sevilla, en disponer un memorial que quería
dejar al reí antes de partir para declarar las alturas i situa-
ción de las tierras i cabos principales, "porque podría ser.
10 Este testarnento fué encontrado en Sevilla por don Juan B-
Muñoz, quienlo copió en estractos en su valiosa colección de Ms*
244 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
dice que el reí de Portugal quisiera en algún tiempo decir
que las islas Molúcas están en su demarcación, i podria
mandarcambiarlas derrotas de las costas i acortar los gol-
fos de la mar, sin que nadie se lo entendiese, así como yo lo
entiendo, i sé cómo se podria hacer" n. Estas precauciones
parecian necesarias en esos momentos porque se anunciaba
que el reí de Portugal se disponía a hacer salir algunas na-
ves para estorbar el viaje de Magallanes, sosteniendo sus
derechos al dominio de las tierras que este navegante se
proponía descubrir.
Después de esto los capitanes que habían quedado en Se-
villa, tomaron las chalupas para bajar el rio i reunirse a la
escuadra, que se hallaba fondeada, como hemos dicho, en
San Lúcar de Barrameda. Allí se ocuparon algunos dias en
proveer a las naves de los víveres que faltaban. Todas las
mañanas las tripulaciones bajaban a tierra para oir misa
en la iglesia de nuestra Señora de Barrameda; i ante» de
partir, el capitán dio la orden de que todalajente de su
escuadra se confesase, disponiéndose espiritualmente para
tan largo viaje. Magallanes prohibió ademas bajo penas
rigorosas que se llevase a bordo mujer alguna i"'.
Estas disposiciones no podian retardar mucho tiempo
mas la salida de la escuadra. El 20 de setiembre, habiéndo-
se levantado un favorable viento SO., Magallanes mandó
levar anclas i desplegar las velas para alejarse de aquellas
tierras a donde no debian volver sino unos pocos de sus
compañeros después de haber llevado a cabo el viaje mas
portentoso que hasta entonces se hubiera hecho.
11 Este memorial ha sido publicado por Navarrete en el tom.
IV. de su Colección, páj. 188.
12 PiQAFETTA, Primo viaggio, lib. I.
CAPITULO Y.
Noticias de la escuadrilla de Magallanes — Disposiciones para
arreglar la marcha. — Permanencia en Tenerife. — Primeras di-
ficultades con Juan de Cartaiena. — Magallanes lo pone preso.
— La escuadrilla avista las costas americanas. — Entra en la
bahía de Rio de Janeiro. — Negociaciones con los indíjenas. — Re-
conocimiento del Rio de la Plata. — Arribo a la bahía de San Ju-
lián.— Magallanes se decide a pasar allí el invierno. — Descon-
tento de sus capitanes. — ^Traman un complot. — Se apoderan
los sublevados de tres naves. — Entereza de Magallanes. —
Muerte de Luis de Mendoza. — El jefe de la escuadra sofoca la
sublevación. — Castigo de los amotinados.
La escuadrilla con que había salido Magallanes de San
Lúcar de Barrameda, era compuesta, como queda dicho,
de cinco naves de poco porte, pero bien construidas i pro-
vistas en sus estremidades de una elevada obra muerta que
tenia el nombre de castillo. La mejor de estas naves, aun-
que no la mas grande, era la Trinidad que mandaba en
persona Magallanes; la segunda, la San Antonio, era man-^
dada por Juan de Cartajena, que a su cargo de capitán
unia el de veedor de la armada, i el título de ''conjunta
persona" de Magallanes; la tercera, la Concepción, tenia
por capitán a Gaspar de Quesada; la cuarta, la Victoria, al
tesorero de la armada Luis de Mendoza; i la quinta, la
Santiago, que apenas media poco mas de 80 toneladas, te-
nia por jefe al piloto Juan Serrano.
246 ESTUDIOS HISTÓRíCO-BrBLIOGRÁrrCOS
A parte de estos capitanes, iban en la escuadra algunas
personas de conocida distinción, que Magallanes había
acomodado en su propia nave. Figuraba entre éstos un in-
dio malayo, bautizado con el nombre de Enrique, i que el
capitán en jefe habia embarcado consigo en el humilde ran-
go de criado, para que le sirviera de intérprete en sus nego-
ciaciones con los reyezuelos de las islas que iba a descubrir.
Iba allí, también, Duarte Barbosa, aquel portugués cuña-
do de Magallanes, tan notable por sus esploraciones en el
Asia i por el tratado jeográfico en que las describió. Figu-
raba, ademas, entre ellos, Antonio de Pigafetta, a quien
los españoles denominan Antonio Lombardo, por ser na-
tural de Vicencio en Lombardía, que al saber los aprestos
de la atrevida espedicion que Magallanes i Faleiro prepa-
raban en España, pidió al rei el permiso de hacer este viaje,
cuya historia habia de narrar mas tarde con tanta senci-
llez i tanto agrado. En la flota se embarcaron, ademas, al-
gunos portugueses, italianos, franceses, flamencos i hasta
un ingles natural de Brístol. Ocupaban éstos, en su mayor
parte, cargos mui subalternos: unos eran soldados, otros
marineros o artesanos, i algunos sólo eran criados de los
capitanes i.
1 Véanse las listas de las tripulaciones publicadas por Naya-
RKETE en el IV tom. de su Colección, páj. 12 a 22.
El laborioso e intelijente historiador brasilero don Francisco
Adolfo de Varnhagkn, refiere en su Historia geral do Brazil, sec.
II, tomo I, pajina 31, i en una ilustración puesta en la pajina
436 del mismo tomo, que iba también en la espedicion un piloto
portugués llamado Juan de Lisboa que antes de esta época habia
estado en el Brasil i que escribió un libro sobre la marina, perdi-
do ahora, pero ruyo descubrimiento seria talvez de gran impor-
tancia para el esclarecimiento de la historia de la jeografía. Tal-
vez en las listas publicadas por Navarrete, Juan de Lisboa está
n puntado con otro nombre, ül título de su obra era el siguiente:
^'Tratado da agulha demarcar achado por Joao de Lisboa ho
anno de 1514, pollo que se pode saber en cuallquer parte que ho-
tnem cstiver quánto he arredado do meridiano.^' Juan de Lisboa
fué hecho mas tarde piloto mavor de Portugal, i falleció antes
de 1534.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 3^7
En los primeros días del viaje, reinó en la escuadra un
^rden admirable. Magallanes liabia tenido particular cui-
dado de dictar en tierra los mas prolijos reglamentos no
sólo para ordenar las señales de una nave a otra sino tam-
bién para la disciplina. "A fin de que la escuadra fuese
siempre en orden, estableció para los pilotos i los maestres
las reglas siguientes. Su nave debia preceder siempre a las
otras; para que no la perdieran de vista durante la noche,
fijaba en la popa una antorcha de madera llamada farol.
Si ademas de éste, encendia una linterna o un pedazo de
cuerda de esparto, las otras naves debían hacer otro tanto
para manifestarle que lo seguian. Cuando a mas del farol
encendia dos fuegos, las naves debian cambiar de dirección
sea para mejorar el rumbo o ya a causa del viento contra-
rio. Cuando encendia tres fuegos, era señal de que debia
quitarse la boneta, que es una parte del velamen que se co-
loca bajo la gran vela cuando el tiempo es bueno, a fin de
tomar mejor el viento i acelerar la marcha. Cuatro fuegos
eran señal de que debian recojer todas las velas; o desple-
plegarlas si estaban recojidas. Muchos fuegos o algunos
cañonazos servían para advertir que la escuadra estaba
cerca de tierra o de algún bajo, i que por consiguiente era ne-
<:esario navegar con mucha precaución. Había ademas
otra señal que indicaba cuando se debia echar el ancla.
'*Se hacia tres guardias cada noche; la primera al prin-
cipio de la noche, la segunda, que se llam.'iba medía hora,
a media noche, i la tercera antes de amanecer. Por consi-
guiente, toda la tripulación estaba dividida en tres guar-
dias: la primera bajo las órdenes del capitán; el piloto pre-
sidia la segunda, i la tercera pertenecía al maestre. El co-
mandante jeneral exijíó de la tripulación la mas estricta
disciplina a fin de asegurar por este medio el feliz éxito del
viaje" K
El sesto día de navegación, esto es el 26 de setiembre, la
2 PiGAFETTA, Primo viaggio attorno il mondo, lib. I — Instruc-
<:iones del reí a Magallanes.
2á8 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
escuadra llegó a un puerto de la isla de Tenerife, donde se
detuvo tres dias para cargar carne, agua i leña. De ahí
pasó al puerto de la Montaña Baja, en el que permanecie-
ron tres dias esperando una carabela que llevaba pez para
la escuadra ^, El 2 de octubre, entrada ya la noche, las na-
ves se hicieron de nuevo a la vela con rumbo al S. O. A.
mediodia del 3 de octubre, Magallanes hizo un pequeño
cambio en el rumbo de la flota sin pedir consejo a los otros
capitanes i pilotos. Este cambio no estaba indicado en la
instrucción náutica que el jefe habia dado antes de embar-
carse a los otros capitanes. Juan de Cartajena, que por ser
llamado en la cédula de su nombramiento * 'conjunta per-
sona" de Magallánes,»se creia su igual en el mando, se sin-
tió de que se hiciera una variación de esa naturaleza, sin.
preceder el acuerdo de los capitanes i pilotos; i así lo recla-
mó formalmente. El comandante jeneral, que no era hom-
bre para sufrir contradicciones de esta especie, contesto-
terminantemente que si habia error en aquella instrucción,
él estaba dispuesto a salvarlo, que no reconocia conjunta
persona en la escuadra ni tenia que dar cuenta a nadie de
sus operaciones náuticas, debiendo seguirlo de dia por la
bandera i de noche por el farol sin hacerle observaciones
ni reparos ^. Cartajena no se atrevió a insistir ante tan
firme lesolucion, i aunque con mucho disgusto, tuvo que
obedecer a Magallanes, guardando en su corazón un pro-
fundo despecho.
Magallanes pasó entre la costa de África i las islas de
Cabo Verde, i después de algunos dias de viaje mui prós-
peros por las costas de Guinea, llegó a los 8."^ lat. N. a la
altura de la montaña denominada Sierra Leona. Allí espe-
rimentaron vientos contrarios o grandes calmas junto con
una. fuerte lluvia que los acompañó hasta mas adelante de
la línea equinoccial, durante sesenta dias. En ese tiempo,
3 Herrera, déc. II, part. IV, cap. X, páj. 131 (Madrid, 1601).
4 Herrera, id, id. páj. 132 i 133.— Navarrete, Relación del'
vi aje, tomo IV de su Colección, páj. 29.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 249
las dificultades que comenzaron a suscitarse entre Maga-
llanes i Cartajena a su salida de Tenerife, tomaron cuerpo
p hasta el punto de producir una violenta ruptura. Era cos-
tumbre en la marina española que en la tarde, a las ora-
ciones, todos los capitanes de una flota mandaran saludar
al jefe de ella. En las instrucciones que el reí habia dado
para el viaje de Magallanes, encargaba éste que hiciera
cumplir esta práctica ^, i así se hacia en efecto cada dia al
anochecer. Una tarde, el marinero que dio el recado de
Cartajena, dijo a Magallanes: — ''Dios os salve, señor capi-
tán i maestre, e buena compañía." El capitán portugués
vio en este saludo un desacato cometido contra su autori-
dad, i por toda respuesta mandó decir a Cartajena que se
guardara bien de saludarlo en esa forma, sino dándole el
tratamiento de capitán jeneral que le correspondia. "Le
he saludado con el mejor marinero de la nave, i quizá otro
dia le salude con un paje", contestó resueltamente Carta-
jena; i en efecto dejó pasar algunos dias sin enviarle el re-
cado de ordenanza.
Magallanes, sin embargo, no era hombre de dejarse bur-
lar por sus subalternos, i mucho menos por uno que pre-
tendía ser su igual en el mando. No pudiendo tolerar la
altanería de Cartajena, i creyendo sin duda que no sólo
perjudicaba a su dignidad de jefe de la escuadra sino tara-
bien a la necesaria subordinación de los demás capitanes,
resolvió castigarlo con una ejemplar severidad. Un dia
reunió en la Trinidad a todos los capitanes i pilotos para
discutir el rumbo que debiera fijarse a las naves. Tratóse
allí, ademas, de la manera de saludarse en las tardes; i
Cartajena, alentado sin duda con su primer triunfo, trabó
sobre esta materia una irritante discusión. Magallanes no
quiso oir nada; i echando mano de Juan de Cartajena, lo
tomó del pecho diciéndole: — "Sed preso." Inútil fué que
Cartajena reclamara el ausilio de los otros capitanes i pi-
lotos para apresar a Magallanes, porque sea porque estu^
Instrucción dada a Magallanes, etc , art. 3°.
250 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
vieran convencidos de la justicia de su proceder, o porque
temieran la saña de su jefe, todos ellos se quedaron inertes
sin tratar de oponerle resistencia alguna, Cartajena fué
arrastrado al cepo, i colocado allí de los pies en casti-
go de su insolencia; pero como alguno de los capitanes in-
tercedieran respetuosamente por él pidiendo lo entregara
preso a uno de ellos, Magallanes lo confió al capitán de la
Victoria Luis de Mendoza, después de haberle recibido el
juramento de tener preso a Cartajena i de presentárselo
cada vez que lo pidiere ^. El mando de la nave San Anto-
nio fué confiado al contador Antonio de Coca.
La escuadrilla tomó el rumbo de SO. tan pronto como
pasaron las calmas que la habian detenido en la costa de
Guinea. El 29 de noviembre estaba enfrente del cabo San
Agustin, en la costa de América, i de aUí siguió su viaje ha-
cia el sur hasta el dia 8 de diciembre, en que avistó las pla-
yas del Brasil cerca de los 20° de latitud meridional. Conti-
nuando por este camino, el 18 de ese mes entró en la bahía
de Rio de Janeiro, a que los españoles dieron el» nombre del
santo del dia, llamándola Santa Lucía. ''Aquí hicimos, dice
el historiador de la espedicion, una provisión de gallinas,
patatas, una especie de fruta que se asemeja al cono del
pino, pero que es estremadamente dulce i de un gusto esqui-
sito (la pina), cañas mui dulces, carne de anta, que se ase-
meja a la de vaca, etc., etc. Hicimos excelentes negocios.
Por un anzuelo o por un cuchillo nos daban cinco o seis ga-
llinas; dos gansos por un peine; por un espejito o un par de
tijeras obteníamos pescado suficiente para alimentar diez
personas; por un cascabel o por una cinta, los indíjenas nos
traian una canasta de patatas. A precios tan altos como
esos cambiábamos las figuras de los naipes; por un rei me
dieron seis gallinas, i los indios creyeron que habian hecho
un negocio excelente" ^ .
•' Carta del contador Juan López de Recakle al obispo de Bur-
gos, publicada por Navarrete, en el tomo IV de su Colección,
páj. 201.
7 PiGAFETTA, líb. L
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 251
Por largo tiempo se ha creído que Magallanes fué el pri-
mer esplorador de aquella hermosísima bahía. Documentos
-de incontestable autoridad han venido, sin embargo, a re-
velar que desde ocho años antes, desde 1511, llevaba el
nombre de bahía del Cabo Frió, i que en ella se habian es-
tablecido algunos portugueses que negociaban con los indí-
jenas, cargando sus naves de palo de tinte. Magallanes,
con todo, no encontró allí mas que indios Tupinambas,
tribu pacífica de la raza Guaraní que poblaba aquellas cos-
tas. Queriendo cumplir con las instrucciones que le habia
dado el rei, Magallanes prohibió bajo pena de la vida que
se tomara algunos indios como esclavos; porque no queria
dar pretesto a las reclamaciones i quejas del rei de Portu-
gal, ni cargar sus naves con inútiles consumidores de ví-
veres.
La permanencia de los esploradores en la bahía de Rio
de Janeiro no duró mas que catorce dias. El 27 de diciem-
bre, después de proveer bien sus buques de aves i frutas,
Magallanes desplegó de nuevo las velas i siguió su viaje en
la misma dirección que lleva la costa del continente, aun-
que sin avistar la tierra, hasta que el 10 de enero de 1520
se encontró en frente del cabo de Santa María situado en
la embocadura del caudaloso rio de la Plata, que denomi-
naban los marinos rio de Solis, en memoria de su célebre
cuanto infortunado descubridor. El comandante en jefe de
la escuadra quiso adelantar los reconocimientos jeográfi-
cos; i en consecuencia remontó las aguas del rio i esploró
hasta el 7 de febrero sus dos márjenes i algunas de sus islas.
En estos reconocimientos, Míigallánes examinó un cerrito
situado en la orilla norte que formaba un contraste singu-
lar con las bajas i dilatadas llanuras que se estienüen en
aquellos lugares. Dieron los españoles a aquella altura el
nombre de Monte-Vide, de donde se ha derivado el nombre
actual de Montevideo. Algunos salvajes de las inmediacio-
nes, que inducidos por la curiosidad visitaron las naves,
fueron obsequiados por Magallanes, sin entrar, sin embargo,
en tratos i negociaciones.
252 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOGRÁFICOS
El viaje se continuó el 14 de febrero, siguiendo siempre
las naves la inclinación de la costa, pero sufriendo ahora
las constantes borrascas de otoño que las dispersaban por
algunos dias, i embarazaban sus operaciones. Magalla-
nes, como el primer esplorador que habia visto aquellos-
lugares, reconocia prolijamente los cabos i bahías de la
costa, deseoso de encontrar el tan deseado estrecho, objeto
principal de la espedicion. Todos sus afanes, sin embargo,.
parecian inútiles: los reconocimientos practicados no ofre-
cian ningún resultado; i la estación lluviosa se acercaba
mas rápidamente de lo que era de creerse i de desearse. Por
fin, el 81 de marzo entró la escuadrilla al puerto de San Ju-
lián, donde Magallanes queria invernar.
Las discordias de los marinos habían ido, entre tanto^
haciéndose cada dia mas sensibles i peligrosas. En la bahía
del Janeiro, Magallanes, receloso de la fidelidad de Antonio
de Coca, a quien él mismo habia elevado al rango de capi-
tán, le quitó el mando de la nave San Antonio i la entregó-
a su primo hermano Alvaro de Mezquita, portugués de na-
cimiento. El mismo dia que arribaron al puerto de San
Julián, al saber la resolución que tenia Magallanes de pasar
allí el invierno, i de acortar para ello las raciones de víve-
res, los otros capitanes i las tripulaciones, acordándose
mas de las comodidades que dejaban en España que de
los compromisos que hablan contraído con el rei, i de la
gloria inmensa que les iba a reportar aquella empresa, re-
cabaron de Magallanes que alargase las raciones o se vol-
viese atrás, puesto que parecía temerario el proyecto de
buscar un estrecho que era imposible hallar, i que bastaba
haber navegado hasta donde nadie se habia atrevido a lle-
gar, i donde podía muí bien suceder que alguna tempestad
deshecha los arrojase a alguna costa donde no pudiesen;
salir.
Las inmediaciones del puerto de San Julián eran, en efec-
to, despobladas, desprovistas de víveres i ademas suma-
mente frías. Magallanes, sin embargo, no se arredró ni
ni por la pobreza de lugar, ni por el rigor de la estación^
VIDA I VIAJES DB HERNANDO DE MAí>ALtÁNBS 253
por la resistencia que trataba de oponerle su jente. Bn
contestación a esas exijencias, dijo resueltamente que esta^
ba dispuesto a morir o a cumplir lo que había prometido
al rei, de quien tenia encargo de viajar hasta el término de
aquella tierra en busca de un estrecho que indudablemente
habia de hallar mas adelante. Si la estación era fria, Ma-
gallanes creia que en pocos meses mas volverla el verano,
i entonces los esploradores tendrían dias mas largos mien-
tras mas se acercaran al polo sur; i si ellos se quejaban de
la falta de víveres i bastimentos, el jefe les recordó que en
aquel lugar habia leña abundante, agua excelente i gran
variedad de pescados i mariscos, i que ademas, acortando
las raciones, no les faltaría nunca el pan ni el vino ^.
Pero, las resistencias que comenzaban a encontrar entre
los suyos iban tomando poco a poco un carácter mas serlo
i alarmante. El siguiente día de su arribo al puerto de San
Julián, el 1*=* de abril, era domingo de ramos *'; i queriendo
solemnizar este aniversario con una misa i demás fiestas
relijíosas que pudieran practicarse en aquella tierra desier-
ta, Magallanes invitó a todos los capitanes, oficiales i pi-
lotos que desembarcasen a oir la misa i a comer después en
su compañía en su propia nave. Sólo Alvaro de Mezquita
i Antonio de Coca fueron a tierra con las tripulaciones, i
únicamente el 1° de éstos pasó a la nave Trinidad a comer
con el comandante en jefe. Magallanes sospechó desde en-
tonces que algo se tramaba en contra suya; pero se man-
tuvo a la espectativa, resuelto a hacer frente a cualquier
8 Herrera, déc. II, lib. IX, cap. XII, páj. 297. Este cronista
ha referido con una minuciosa prolijidad todos los pormenores del
viaje de Magallanes desde Rio de Janeiro hasta el puerto de San
Julián. El interesante diario escrito por Francisco Albo i publi-
cado por Navarrete en el tomo lY de su Colección, páj. 209 i si-
guientes, así como la carta citada del contador López de Recalde
i la relación de Maximiliano Transilvano, tienen muí pocos por-
menores que no h^js. consignado aquel ilustrado cronista.
9 Pascua Florida, dice equivocadamente el cronista Herrera,
déc. II, lib. IX, cap. XI.
254 . ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
movimiento, a resistirlo i a dominarlo. Tramábase, en
efecto, un vigoroso complot contra Hernando de Magalla-
nes. En la noche de ese mismo dia, Gaspar de Quesada,
capitán de la nave Concepción, que tenia preso a su bordo
a Juan de Cartajena, puso a éste en libertad i armó treinta
hombres resueltos para dar un asalto a la nave San Anto-
nio. Este proyecto pudo realizarse fácilmente durante la
oscuridad de la noche; i una vez abordo de la San Antonio^
Quesada apresó i puso grillos ni capitán Alvaro de Mez-
quita, declarando que la Concepción i la Victoria, donde
mandaba Luis de Mendoza, se hablan pronunciado contra
la autoridad de Magallanes a quien querían obligar a que
tratase con mas consideraciones a los capitanes i oficiales
subalternos. El maestre de la nave, Juan de Elorriaga, sa-
lió a la defensa de su capitán; pero Quesada le dio cuatro
puñaladas en un brazo que lo pusieron fuera de todo pro-
yecto de resistencia, i consiguió hacerse reconocer como
capitán de la nave. De este modo, los sublevados queda-
ron dueños de la San Antonio, cuyo mando tomó el mismo
Quesada, de la Concepción, de la que se hizo capitán Carta-
jena i de la Victoria que mandaba Luis de Mendoza i*^.
Magallanes, entretanto, dormia tranquilamente en la na-
ve Trinidad. Fácil es concebir cuál seria su sorpresa en la
mañana siguiente cuando supo la noticia de la revolución
consumada en la noche en tres naves de su escuadra. Tan
ufanos estaban los sublevados con su facilísimo triunfo, que
al amanecer, creyéndose vencedores, mandaron un emisario
subalterno a notificar al comandante en jefe de lo ocurrido
i a requerirlo por el cumplimiento de las órdenes del rei res-
pecto del tratamiento que habia de dar a los demás capi-
tanes i oficiales de las naves. Los amotinados decían que
se hablan apoderado de aquellas naves para evitar en ade-
lante el mal trato que hasta entonces hablan recibido; pero^
1^ Consta todo de las informaciones que mandó levantar Ma-
gallanes en el puerto de San Julián, i que se hallan publicadas ett
■el IV tomo de la Colección de Natarrktp:, páj. 189 i siguientes.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DB MAGALLANES 255
que si Magallanes se avenía a entrar en capitulaciones, es-
taban dispuestos a darle el tratamiento de señoría, respetar
sus órdenes i besarle pies i manos n. Para el caso en que sus
proposiciones no fuesen aceptadas, los tres capitanes ha-
bian preparado las armas de sus buques respectivos.
El jefe de la espedicion no era hombre que entendiera de
transacciones con los amotinados. Magallanes sabia de-
masiado que una primera debilidad seria la causa de su
completa ruina; i con ánimo superior, se resolvió a resistir
a esas re[)resentaciones i exijencias. Por toda respuesta a
sus instancias, los mandó llamar a su propia nave; pero los
capitanes sublevados temieron ser aprehendidos i maltrata,
do i le contestaron que pasara el jefe a la nave San Antonio^
donde se reunirian todos para discutir lo que convenia ha-
cer en esas circustancias.
En vez de aceptar esta invitación, Magallanes determinó
sofocar a mano armada la insurrección de sus subalternos.
La empresa parecía difícil, vista la superioridad i ventajas
de los amotinados, pero, el resuelto capitán se preparó a
dar el golpe, i despachó una chalupa tripulada por el al-
guacil Gonzalo Gómez de Espinosa i seis hombres de su con-
fianza para que llevaran al capitán déla Victoria la orden
de presentarse inmediatamente. Luis de Mendoza leia la
orden de Magallanes con cierta sonrisa maliciosa como si
hubiera descubierto en ella una trama contra la cual era
menester ponerse en guardia^ cuando Gómez de Espinoza
sacó repentinamente un puñal que llevaba oculto i le dio
una cuchillada en la garganta. Uno de los su3^os descargó
sobre la cabeza del infeliz Mendoza un segundo golpe que
lo dejó muerto en la cubierta.
La lucha se iba a trabar talvez entre los hombres de
Espinosa i la tripulación de la nave, i sin duda que aque"
11 Este requerimiento consta de la carta del contador Recaldc
ya citada, el cual lo recojió de las declaraciones dadas en Sevilla
por algunos de los mismos amotinados. Es probable que no fuese
tan respetuoso su mensaje.
256 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
líos iban a sucumbir ante el mayor número; pero Magalla-
nes era demasiado previsor para que hubiera espuesto a los
suyos a tamaño peligro. Casi en el momento en que sucum-
bia Luis de Mendoza, llegaba a la nave el cuñado de Maga-
llanes, Duarte Barbosa, oficial tan intrépido como intelijen-
te, con quince hombres bien armados, i se enseñoreaba de
«lia sin la menor resistencia, izando en sus mástiles una
bandera en señal d'e triunfo. Para prevenirse contra un gol-
pe de mano de los amotinados. Barbosa sacó la Victoria
del punto donde se hallaba fondeada, i fué a colocarla al
lado de la nave capitana. El menor de los buques espedicio-
narios, que a las órdenes de Juan Serrano, habia permane-
cido fiel al comandante en jefe, siguió este ejenplo para po-
nerse también fuera del alcance de los sublevados.
Los planes de Cartajena i Quesada se hallaron desconcer-
tados. Es cierto que aun les quedaba la Concepción, i la San
Antonio, tn que eran reconocidos como capitanes; pero, sea
que no tuvieran plena confianza en las tripulaciones, o lo
quees mas probable, que se sintieron abatidos por la firme-
za incontrastable de Magallanes, ambos jefes no pensaron
mas que en fugar i en dar la vuelta a España. Este mismo
proyecto les pareció irrealizable el dia 3 de abril cuando tra-
taban de ponerlo en ejecución. Magallanes estaba colocado
con sus tres naves en la embocadura del puerto; i no era
posible que los dejara salir libremente.
Quesada concibió entonces otro pensamiento. En su na-
ve mantenía preso con grillos i encerrado en un camarote
al capitán Alvaro de Mezquita, primo hermano, como he-
mos dicho, de Hernando de Magallanes. El capitán revo-
lucionario creyó que le convenia ponerlo en libertad i em-
plearlo como intermediario para obtener del comandante
enjefe una provechosa capitulación. Mezquita, sin embargo,
no aceptó lacomision que se le confiaba: conocía demasiado
a su primo para creer que éste pudiera entrar en convenio
con los amotinados, i espuso francamente a estos que per.
dieran toda esperanza de arribar a un avenimiento con Ma-
gallanes. Desde entonces, Quesada i Cartajena cambiaron
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 257
He plan: pensaban salir del puerto en la misma noche espe-
rando poner en la proa de una de sus naves al capitán Mez-
(juita para que desde allí hiciera sus proposiciones al jefe
de la escuadra.
En la noche, en efecto, se puso en ejecución este plan. La
nave San Antonio acercaba ya a la capitana, cuando Ma-
gallanes hizo romper los fuegos de artillería i mosquetería,
disponiendo inmediatamente el abordaje. Los suyos asalta-
ron la nave de los sublevados preguntándoles en voz alta:
"¿Porquién estáis?"; a lo que contestó la tripulación: "Por
el rei nuestro señor, i por vuestra merced". Desde entonces,
toda tentativa de resistencia de parte de los amotinados
fué imposible. Magallanes ap^-esó sin esfuerzo alguno a Que-
sada, al contador Antonio de Coca i a los demás cabezas del
motín; i mandó tomar en la Concepción al capitán Cartaje-
na, que tuvo que entregarse humildemente a los vencedores.
No bastaba sofocar el motin: era también necesario, a
juicio de Magallanes, castigar a sus autores para escar-
miento i ejemplo de los marinos. El siguiente dia 4 de abril,
Magallanes mandó desembarcar el cadáver de Luis de Men-
doza i descuartizarlo en tierra, haciendo pregonar su trai
cion; i tres dias después, esto es, el 7, condenó a la pena de
muerte a Gaspar de Quesada, i a un criado suyo llamado
Luis de Molino; si bien este último alcanzó su perdón a
í;rueque de servir de verdugo para la ejecución de su amo.
Quesada fué decapitado en tierra con toda la solemnidad
posible; y su cadáver fué igualmente descuartizado mientras
se pregonaba su traición, No fué Magallanes mucho mas
benigno con Juan de Cartajena: tanto éste como el capellán
Pedro Sánchez de la Reina, que poco tiempo después fué
sorprendido en una trama revolucionaria, fueron condena-
dos a quedar abandonados en aquella playa desierta i"'.
Era necesario justificar ante el rei este proceder, duro.
12 Estos sucesos, referidos con pequeñas diverjencias por Herre-
ra, déc. II, IX, cap. XII, constan de la carta del contador López
de Recalde, en vista de la información que se levantaba en Sevilla
'lOiMO VI 17
258 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁnCOS
violento si se quiere, pero necesario para mantener la disci-
plina i la moralidad en la escuadrilla espedicionaria. Ma-
gallanes sabia bien lo que Labia que hacer en tal caso. Su
primo Alvaro de Mezquita entabló su querella por escrito.
El capitán en jefe que traia en sus naves escribanos i al-
guaciles, les encaVgó la formación de una sumaria i el es-
clarecimiento judicial de todo lo ocurrido. Para esto, se re-
cojieron prolijas declaraciones de los testigos i actores de
aquel drama sangriento, i se levantó el proceso que debia
ser presentado al rei a la vuelta de viaje. Esas declaracio
nes que han llegado a nuestros dias como un importante
documento histórico, justificaron á Magallanes ante el so-
berano, i han formado una prueba irrecusable de la enerjía
i resolución con que el esforzado navegante supo dominar
la sublevación de sus subalternos i^.
en mayo de 1521, i en que declaraban particularmente los enemi-
gos de Magallanes, empeñados en acusarlo, i de otra información
levantada en octubre de 1522, a la vuelta de la nave Victoria,
para esclarecer las ocurrencias del viaje.
Hkrrkra dice que el clérigo revolucionario era francés.
Juan de Elorriaga murió en San Julián el 11 de julio, de resultas
de las heridas que recibió de mano de Quesada. Así consta de las
listas de los muertos durante la espedicion.
1^ Esta información ha sido publicada por Navarrete en la
jiáj. 189 i siguientes del tomo IV de su importante Colección.
CAPITULO VI.
Magallanes manda hacer un reconocimiento al sur de la bahía de
San Julián.— Navegación de Juan Serrano con este objeto.— Re-
conoce el rio de Santa Cruz.— Su naufrajio.— Magallanes socorre
a los náufragos, que vuelven a reunírsele. — Esploracion al inte-
rior.—Se dejan ver algunos habitantes de aquellas rejiones. — Su
aparente diformidad.— Relaciones de Magallanes con los pata-
gones.—Combate de los castellanos con los patagones. — Maga-
llanes sale del puerto de San Julián.— Una tempestad lo obliga a
recalar al rio de Santa Cruz.— Continúa la navegación. — Avis-
ta el cabo las Vírjenes. —Des naves se adelantan a hacer una es-
ploracion.—Entrada al estrecho.
Restablecida la obediencia en la escuadrilla espediciona-
ria, i habiendo calmado algo las lluvias, Magallanes deter-
minó mandar hacer reconocimientos en las costas vecinas
para buscar el deseado estrecho. La inacción a que se
veia reducido por los rigores del invierno, i las constantes
tormentas de aquellos mares, lo tenian talvezmas desasose-
gado que los temores de nuevas sublevaciones, contra las
cuales habia hallado un remedio tan eficaz. Mediante la
actividad del navegante portugués, en los últimos dias de
abril estuvo todo pronto para practicar un reconocimiento
al sur de la bahía de San Julián,
Juan Serrano fué elejido para dirijir esta operación. La
nave que éste mandaba, la Santiago, quizá porque era la
carabelamenor de escuadrilla, fué destinada para este obje-
260 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGKÁFICOS
to. Magallanes encargó al capitán Serrano que navegando
a lo largo de la costa hacia el sur, buscase el estrecho que
debia hallarse cercano. El esplorador, sin embargo, no po-
dia alejarse mucho del resto de la escuadra: si no encontra-
ba el estrecho a cierto numero de leguas, debia vol\rerse a
San JuHan a reunirse a sus compañeros.
Felices fueron los primeros dias de navegación. Serrano
siguió costeando cerca de veinte leguas, has que el 3 de mo-
yo se halló en la boca de un rio, cuya anchura de mas de una
legua le hizo creer talvez que era la entrada del estrecho bus-
cado. En conmemoración de la fiesta que en ese dia celébrala
iglesia. Serrano lo llamó de Santa Cruz, nombre que hasta
hoi ha conservado ese rio. Allí se estuvo seis dias recono-
ciendo la costa, pescando, i cazando lobos marinos que se
encontraban en gran abundancia, i de un tamaño descono-
cido hasta entonces por los navegantes castellanos. Estos
no se descuidaron de señalar en sus relaciones del viaje que
uno de estos animales, despojado del cuero, de la cabeza i
de la grasa, pesaba diecinueve arrobas, i
Convencido de que allí no estaba el estrecho que busca-
ba, Serrano siguió su viaje al sur sin separarse mucho de la
costa. Apenas habia navegado algunas leguas cuando se vi6
detenido por los temibles temporales, tan frecuentes en aque-
llos mares. El 22 de mayo cargó el viento con con gran fu-
ror, reduciendo a jirones las velas de la nave. El timón fué
arrancado por las olas; i la nave misma, arrastrada por el
viento, fué a vararse a la costa. Fehzmente, la playa era
baja i pudo encallarse la proa dando tienpo a que la tripu.
lacion, en número de treinta i sietehombres, bajase a tierra.
Sólo un negro, esclavo de Juan Serrano, se ahogó en aquel
conflicto 2 . La nave destrozada por las olas, se fué a pique
1 Herrera, Déc.II, Lib. IX, cap. XIII.
2 La fecha de este suceso, i la pérdida del esclavo de Serrano
consta de las listas de las personas que perecieron en la espedicion.
Herrera, que en el libro i capítulo citado de las mejores noticias del
naufrajio, refiere equivocadamente que no pereció nadie en él.~Ma-
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 261
en pocos momentos, sin que los castellanos hubieran podi-
do salvar cosa alguna de su carga.
Ocho días pasaron los náufragos en aquel lugar sin saber
a qué arbitrio recurrir para reunirse a sus compañeros que
habian quedado en la bahía de San Julián. Faltos de otro
alimento que las lapas que encontraban en las rocas de la
costa, resolvieron al fin emprender el viaje por tierra. Car-
garon para ello las tablas de la nave que el mar habia arro-
jado a la playa, a fin de construir una balsa que les sirviera
para pasar el rio de Santa Cruz. La distancia que los sepa-
ba de este rio era apenas de seis leguas; pero estenuados
por las fatigas i desprovistos de otro alimento que las yer-
bas que cojian en la marcha, los náufragos tardaron cua-
tro dias i se vieron obligados a abandonar una parte con-
siderable de la madera que conduelan. Al fin llegaron a las
orillas de aquel rio que les ofrecía abundantes recursos de
pesquería; i allí construyeron una pequeña balsa en que pu-
dieron pasar dos hombres a la ribera opuesta para seguir su
marcha hasta el puerto de San Julián. Todavía tardaron
once dias en este viaje. Alimentábanse de yerbas silvestres
i de de mariscos crudos; i sufrieron tantas fatigas i penurias
que al presentarse a Magallanes, ni éste ni sus compañeros
los podian reconocer.
El jefe de la espedicion no se abatió por este nuevo con
traste. El mar continuaba borrascoso: tempestades frecuen-
tes i prolongadas no permitían a los marinos prestar sus
compañeros una usilio pronto i eficaz; pero Magallanes dis-
puso inmediatamente que salieran por tierra veinte hombres
cargados de pan, vino i otros bastimentos, i que fueran a
buscar a Serrano i los náufragos a las orillas del rio de
Santa Cruz. Los castellanos vencieron las dificultades que
les oponían la aspereza de los campos que atravesaban i los
ximiliano Transilvano refiere este naufrajio i la muerte del esclavo
como ocurridos en agosto, cuando Magallanes reconocía aquellas
costas con su escuadrilla. El mismo error ha copiado Vargas Pon-
ce en la relación del Viaje de Santa María de las Cabezas, páj. 189.
262 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
rigores de la estación. Se vieron obligados a derretir el hie-
lo para proveerse de agua; i para socorrer cuanto antes a
sus compatriotas, marchaban de prisa por campos desier-
tos, sembrados de rocas a veces, o cubierto de escarcha i
de nieve. Llegaron al fin al rio de Santa Cruz donde los es-
peraban Serrano i los suyos, macilentos, estenuados de fa-
tiga. Allí tardaron todavía dos días en pasar el rio en la
pequeña balsa que habían construido anteriormente. Los
castellanos aprovecharon este retardo en esplorar el sitio
del naufrajio i en recojer los restos de la nave i de la carga
que el mar habia arrojado a la ribera ^ . Súlo entonces die-
ron la vuelta a la bahía de San Julián. Las penalidades de
la marcha se repitieron entonces; pero superiores a tanto
padecimiento, los esploradores se reunieron al jefe de la es
pedición sin perder un solo hombre.
Magallanes distribuyó a los náufragos de la carabela en
las otras navcsde la escuadrilla. Juan Serrano, que se habia
hecho notar por su fidelidad, i que aun en medio de aquel
contratiempo habia desplegado gran enerjía, fué nombrado
capitán de la Concepción. Pero lejos de acometer nuevas
empresas de esploracion en aquellos mares, Magallanes se
resolvió al fin a no salir de la bahía mientras los rigores
de la estación ofrecieran algún peligro. Se ocupó sí en re
faccionar las naves, para lo cual levantó en tierra una pe
quena casa de piedra en que estableció la herrería de su
maestranza. Era tan intenso el frió que allí se esperimen ta-
ba que tres de los trabajadores perdieron las manos. A pe-
sar de esto, el jefe espedicionario trató de hacer un recono-
cimiento en el interior del país. Cuatro hombres bien arma-
dos fueron enviados con este objeto. Debian llegar hasta
treinta leguas tierra adentro, plantar una cruz, i entablar
relaciones con los habitantes de aquellos lugares si los ha-
llaban, i si la tierra ofrecía socorros de víveres i bastimen-
tos. Los esploradores, faltos de agua i alimentos, que no
3 Herrera, Déc. 2, Lib. IX, cap. XIII. —Carta citada del conta-
dor López de Recalde.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 263
hallaron en su marcha, volvieron a San Julián avisando
que el país parecia enteramente despoblado.
Mucho tiempo pasaron los castellanos en este puerto,
sin ver un solo habitante de aquellas rejiones. Creian ya
que la tierra era despoblada, cuando divisaron en los are-
nales de la costa un hombre casi desnudo, de figura jigan-
tesca, que cantaba i bailaba echándose arena en la cabeza *.
Magallanes mandó a tierra a un marinero, con orden de
hacer los mismos movimientos, como una muestra de amis-
tad i de paz. El jigante pareció aceptar estas proposiciones,
i pasó a un islote donde habia desembarcado el jefe de la
escuadra. Su sorpresa a la vista de los españoles no se po-
dia ocultar. Levantaba el dedo como si quisiera decir que
los estranjeros venian del cielo.
No era menor la sorpresa de los españoles. Por una sin-
gular inclinación a ver en todas partes algo de maravilloso,
mui natural en los aventureros del siglo XYlj los compa.-
ñeros de Magallanes creyeron que ese hombre fuerte, gran-
de, membrudo quetenian delante, formaba parte de alguna
tribu de jigantes hasta entonces desconocida de los euro-
peos. "Este hombre era tan grande, escribía el historiador
de la espedicion, que nuestra cabeza alcanzaba apenas a su
cintura. Era de una hermosa estatura: su rostro era ancho i
teñido de rojo, los ojos estaban rodeados de amarillo, i en
sus mejillas tenia dos manchas en forma de corazón. Sus
cabellos, que eran mui reducidos, parecían emblanquecidos
con algún polvo. Su vestido, o mejor dicho, su capa, era
hecha de cueros de un animal que abunda en este pais. Este
animal tiene la cabeza i las orejas de muía, el cuerpo de
camello, las piernas de ciervo i la cola de caballo, i relincha
como éste" ^.
4 El capitán Cook observó que los indíjenas de la isla de Ma—
licolo, se echaban agua en la cabeza en señal de paz: Voyage dans
Vhémisphere austral, tomo III, cap III, páj. 88 (París, 1773). ha,
misma costumbre habia observado Dampierre entre los habitan-
tes de la costa occidental de la Nueva Guinea.
o PiGAFETTA, Wa^^/o etc, lib. I. — El animal que tan imperfec-
tamente describe el viajero italiano debe ser el guanaco.
264 ESTUDIOS 'IllSTÓRICO-BIBLIOGRÁFlCOS
Los compañeros de Magallanes creyeron como Pigafetta
que aquel hombre era un jigante. Los viajeros que poste-
riormente visitaron esos paises repitieron las mismas noti-
cias acerca de la estatura de aquellos salvajes ^; i aun los
sabios modernos que los examinaron con toda detención,
estuvieron a punto de dejarse engañar por las apariencias.
*'No debemos disimularnos, dice D'Orbigny, que nosotros
mismos nos hemos engañado por las apariencias al aspecto
de esos hombres. El ancho de sus espaldas, su cabeza des-
nuda, la manera como se cubren de la cabeza a los pies con
capas de pieles de animales salvajes cocidas de una sola
pieza, nos hacian tal ilusión, que antes de medirlos los ha-
bríamos tomado por hombres de una talla estraordinaria,
mientras que la observación directa los reducia al orden
común. ¿No han podido dejarse influenciar otros viajeros
por las apariencias sin buscar como nosotros la verdad por
medio de medidas exactas?" '.
Magallanes recibió afablemente al salvaje. Mandó darle
de comer, i que le pusieran delante un espejo grande de
acero que le causó gran sorpresa i admiración. '*E1 jigante,
que no tenia la menor idea de este mueble, i que sin duda
veia por primera vez su propia figura, retrocedió tan es-
pantado que echó al suelo a cuatro de nuestros hombres
que estaban detras de él" ^. Después de hacerle algunas ob-
sequios, Magallanes mandó dejarlo en tierra haciéndolo
acompañar por cuatro hombres armados.
No tardaron en presentarse otros salvajes. Alentados
sin duda por la esperanza de obtener obsequios semejantes
a los que recibió el que habia estado a bordo, manifesta-
ron sus deseos de visitar las naves. Los españoles los reco-
jieron en la chalupa i los transportaron a la Trinidad para
que los conociera el capitán de la espedicion. Magallanes
6 Véase la Ilustración, núm. V.
7 D'Orbigny, Uhomme américain, tomo TI, páj. 67. (París,
1839).
8 Pigafetta, Viaggio, etc.
VIDA 1 VIAJES Díü HERNANDO DE MAGALLANES 265
los recibió con la misma afabilidad, haciéndoles servir una
comida ordinaria, pero abundante que los salvajes devora-
ron en un momento. Después de comer i de visitar las na-
ves, hicieron señas de que querian volver a tierra; i el capi-
tán los mandó dejar en la chalupa ^. Los españoles, mara-
villados de la aparente disformidad de aquellos naturales, i
sobre todo del gran tamaño de sus pies, les dieron el nom-
bre de patagones, con que son conocidos hasta ahora ^^.
Las visitas de los indíjenas continuaron todavía. Uno
de ellos, que parecía de carácter mas suave i sociable, per-
maneció varios dias en las naves, aprendió a pronunciar
algunas palabras castellanas, i pidió que lo bautizaran.
Los españoles le dieron el nombre de Juan Jigante, le hicie-
ron diferentes obsequios de ropa, espejitos, chaquiras i
otras bagatelas, i lo mandaron dejar en tierra, cuando así
lo solicitó. Durante su permanencia en la nave, se comia o
llevaba consigo los ratones que cazaban los marineros.
Tan grande fué la admiración que causó en Magallanes
9 Herrera, dec. II, lib. IX,' cap. XII.
10 Oviedo Historia de las Indias^ lib. XX, cap. VI.
GOMARA, Historia de las Indias, cap. XCI, fol. 119 (Ed. de Am-
béres, 1554). Este último autor da algunas noticias referentes a
los patagones, tomadas i exajeradas de las primeras relaciones de
Pigafetta, que trascribimos en seguida: "Metia i sacávanse por
el guarguero una flecha para espantar a los estranjeros, a lo que
mostravan, aunque disen algunos que lo usan para gomitar es-
tando hartos, i cuando han menester las manos, o los pies. Tra-
yan coronas como clérigo, i el de mas cabello largo, i trenzado
como un cordel, en que suelen atar las saetas yendo a caza o gue-
rra. Venian con abarcas, i vestidos de pellejas, i algunos mui pin-
tados."
BuFFON, transcribiendo un fragmento del viaje de Cavendish,
estractado en la célebre colección inglesa de viaies de Harris, dice
que según ese el viajero, ''Magallanes nombró patagones a eso^ sal-
vajes porque su estatura era de cinco codos, o siete pies seis pul-
gadas. No dice, agrega, en que lengua la palabra patagón espresa
esa estatura." {Oeuvres de Buffon, tomo XII, páj. 395, ed. de
1831). Es curioso hallar estas equivocaciones en escritores de
tanta altura.
26Q ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
la presencia de esos salvajes que, a pesar de su firme propó-
sito de no cargar su escuadrilla con bocas inútiles, concibió
el proyecto de embarcar dos para presentarlos en España,
a la vuelta de su viaje, como seres sobrenaturales. No tar-
dó en presentársele la oportunidad que deseaba. Después
de haber pasado algunos días sin ver un solo patagón, el
28 de julio, se acercaron a la ribera cuatro de los mismos
que hablan visitado anteriormente las naves. Magallanes
los hizo transportar a bordo, i ahí apartó los dos que des-
tinaba para llevar a España, permitiendo que volviesen a
tierra los otros dos i^. Nada podia hacerle sospechar que
aquella visita de los indíjenas, que parcelan tan dóciles i man-
sos, pudiera envolver algún peligro para sus compañeros.
En la noche, sin embargo, se hicieron sentir síntomas
alarmantes. Hasta entonces, los marinos castellanos no
hablan distinguido chozas ni fogatas que les revelaran que
aquellas tierras eran habitadas. Los pocos salvajes que se
acercaban a la costa parecian miembros de alguna tribu
que tenia su residencia a lo lejos; pero en la noche se deja-
ron ver ciertos fuegos en la ribera, como si hubiera llegado
del interior una nueva partida de indíjenas. Al amanecer,
Magallanes despachó siete hombres en reconocimiento. Los
esploradores, sin embargo, no encontraron un sólo hombre
en el lugar donde hablan visto aquellos fuegos. Quedaban
sólo los vestijios de su permanencia en aquel sitio i las ceni-
zas de sus fogatas, que hablan abandonado. Los salvajes
hablan huido dejando impresa su huella en la nieve, que cu-
bría las llanuras inmediatas. No parecía natural que siete
hombres mal armados se aventuraran en su persecución:
los castellanos, con todo, siguieron las huellas de los indí-
jenas durante todo el dia sin divisar uno solo. Cansados
ll'PiGAFETTA refiere con circunstancias novelescas la prisión de
los dos patagones. Fué menester, según él, ponerles grillos por
engaño, haciéndoles entender de que se queria obsequiarles esos
fierros i ponérselos en los pies para que pudieran llevárselos a tie-
rra. Primo viaggio, lib. I. Gomara copia estos mismos porme-
nores.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 267
de tan inútil escursion, i temiendo que les sorprendiera la
noche, resolvieron dar la vuelta a las naves, cuando se vie-
ron acometidos por nueve patagones completamente des-
nudos i armados deflechas, que habian venido siguiéndolos
a la distancia. En el momento se trabó el combate. Los
españoles no tenian mas armas de fuego que un arcabuz:
llevaban en cambio sus espadas para acuchillar a sus ene-
migos, i sus rodelas para defenderse de las flechas. La lu-
cha fué encarnizada: un castellano, soldado de la nao Tri-
nidad, llamado Diego Barrasa, calló mortalmente herido;
pero sus compañeros redoblaron su empeño, cargaron cuer-
po a cuerpo a los enemigos i los pusieron en pavorosa fuga
como también a sus mujeres que estaban reunidas en las
inmediaciones. Los españoles hallaron en aquel lugar una
abundante provisión de carne medio cruda, que los salvajes
i sus familias abandonaban en la fuga. Cargaron la que
pudieron llevar consigo, i se retiraron a pasar la noche a
un monte vecino, i a cenar al lado del fuegD. El día siguien-
te volvieron al puerto de San Julián. La relación de su co-
rrería, i mas que todo la pérdida de Barrasa, causaron en
el ánimo de Magallanes una profunda impresión. Deseando
vengarlo, despachó veinte hombres al interior del pais; pero
después de ochodias de inútiles escursiones, volvieron éstos
sin haber hallado un solo salvaje. Los espedicionarios no
hicieron otra cosa quedar sepultura al cadáver de su cama-
rada.
El cosmógrafo de la espedicion Andrés de San Martin se
ocupó, durante los dias que las naves permanecieron en
aquel puerto, en hacer diferentes observaciones para medir
la lonjitud según el sistema que Rui Faleiro habia indicado
en Sevilla. El 24 de agosto, estando ya todo dispuesto
para el viaje, repitió sus observaciones i fijó la latitud de
49° 18', dato importante para continuar la navegación
comenzada.
Magallanes, en efecto, lo habia dispuesto todo para la
marcha. Habia hecho en sus naves las reparaciones que se
creian necesarias; i reservándose para sí el mando de la Tri-
268 ESTUDIOS HISTÓRIC0-I3IBLTOGRÁFIC0S
nidad, había entregado el de las otras a hombres que le me-
recían plena confianza. Alvaro de Mezquita i Juan Serrano
iban de capitanes de las naos San Antonio i Concepción ^^;
i Duarte Barbosa, el cuñado de Magallanes, quedó al man-
do de la Victoria i^. Antes de levar anclas, el jefe de la es-
pedicion mandó dejar en tierra, en cumplimiento de la sen-
tencia dictada anteriormente, a Juan de Cartajena i al clé-
rigo Pedro Sánchez de Reina, con una regular provisión de
galletas i vino. Los marinos castellanos se despidieron con
gran lástima de aquellos desgraciados; pero no se levantó
una voz en la escuadrilla para oponerse a la voluntad de
su jefe: tan grande era el respeto que había sabido infundir
después del castigo de los amotinados. La escuadrila salió
al fin del puerto el 24 de agosto ^^, después de haberse con-
fesado i comulgado todos los hombres que la componían.
Todo hacia creer que los temporales del invierno habían
pasado. El mar estaba tranquilo, las lluvias habían cesado,
i el viento soplaba con menos fuerza. Los navegantes si-
guieron su viaje sin separarse mucho de la costa, i con el
mismo rumbo que en meses atrás había llevado Serrano en
su desgraciada esploracion; pero al acercarse al rio de San-
ta Cruz, la tempestad había vuelto a aparecer. El 26 de oc-
tubre, al entrar en ese rio, "faltó poco para quelaCvScuadra
naufragase a causa de los vientos furiosos que soplaban i
de la gruesa mar que levantaban, dice el historiador de la
espedicion; pero Dios i los cuerpos de los santos, es decir los
fuegos que resplandecían en la punta de los mástiles, nos
socorrieron i nos salvaron" i^. Los fuegos producidos por
la electricidad que en medio de las tempestades se dejan ver
frecuentemente en los mástiles de las naves, habían orijína-
do una superstición muí jeneralizada entre los navegantes
de aquella época. Los marinos del tiempo de Magallanes
12 Herrera, Déc. II, líb. IX, cap. XIII i XV.
13 Barros, Déc. III, i lib. V, cap. IX.
1^ Diario de navegación de Francisco Albo. — Relación de Maxi-
miliano Transilvano.
15 PiGAFETTA, Viaggío lib. I.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DB MAGALLANES 269
creían que eran los cuerpos de San Telmo, San Nicolás i
Santa Clara, como los antiguos creían ver a Castor i Pc-
lux, que venían en auxilio de los viajeros desventurados.
Sólo en nuestro siglo se ha dado una esplicacion racional a
estos fuegos, i se ha desterrado para siempre esa supersti-
ción 16.
En el rio de Santa Cruz pasó Magallanes cerca de dos
meses. Ocuparon los castellanos este tiempo en hacer una
buena provisión de agua i leña, i en cojer i secar el pescado
que ahí se encuenta en abundancia i^. El cronista Herrera
refiere también que el 11 de octubre, a las diez horas i ocho
minutos de la mañana, el capitán Juan Serrano bajó a tie-
rra a observar un eclipse de sol, que debía tener lugar, si
bien el resultado de sus observaciones no sirvió de nada
para determinar la lonjitud de aquel lugar, que era lo que
vSe buscaba i^.
La primavera había aparecido definitivamente en aquellas
rejiones. Los días eran ya mucho mas largos quelasnoches;
16 Véase la Ilustración núm. VI.
17 El capitán Fitz-Roy, al hablar de este puerto, da muchas
noticias, i publica un plano i muchas vistas en el cap. XVI de sus
Voyages oí Aventure and Beagle, between 1826 and 1836,
vol. II.
18 La manera confusa como Herrera (déc. II, lib. IX cap.
XIV) da cuenta de la observación practicada por Serrano, ha he-
cho creer a Amoretti, el ilustrado editor de Pigafetta, que el cro-
nista español asegura que el eclipse tuvo lugar en efecto: aserción
que él contradice en vista del silencio que a este respecto guarda
el viajero italiano. Herrera dice sólo que a la hora señalada pa-
reció desnudarse la claridad del sol "pero no en tal manera que el
cuerpo del sol en todo ni en parte se pudiese haber escurecido."
De su relación se desprende que en las instrucciones que llevaban
consigo los castellanos, sin duda las qne le dio Faleiro en Sevilla,
había indicación de un eclipse que debía tener lugar en ese día,
pero deja ver que no fué visible en el lugar donde se hallaba Ma-
gallanes. M. PiNGRÉ en su Cronologie des eclipses, publicada en
el primer volumen de Uart de verifier les dates (2^ edición) señala
un eclipse solar que tuvo lugar el 11 de octubre de 1520, que no
fué visible en la Patagonia, puesto que nada dicen a este respecto
el Viaggio de Pigaeetta, el diario de Albo, ni los documentos que
270 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁnCOS
las tormentas habían calmado, el viento batía menos fuer-
za í el tiempo se presentaba propicio para emprender el
viaje de esploracíon en busca del estrecho deseado. El 18 de
octubre, Magallanes mandó levar anclas, i dio a su escua-
dra el rumbo de suroeste, siguiendo siempre la prolonga-
ción de aquella costa. Los vientos del sur, reinantes en
aquella estación, que retardaban su marcha, no pudieron
sin embargo embarazarla. Los marinos castellanos avan-
zaban con pavor por aquellos mares desconocidos, i por
aquellas latitudes a donde jamas había llegado navegante
alguno; pero Magallanes, lleno de confianza i de resolución,
había declarado a sus compañeros en la instrucción que les
dio antes de salir del rio de Santa Cruz, que estaba resuelto
a seguir adelante hasta descubrir el estrecho, aunque le
fuera necesario llegar hasta los 75° de latitud austral, i
aunque las tormentas desaparajaran sus naves. Sólo en
caso de no hallar el estrecho, pensaba tomar rumbo al este,
e ir a las Molúcas por el sur del cabo de Buena Esperan-
za i».
consultó el prolijo cronista Herrera i que no han llegado hasta
nosotros.
El historiador portugués Fernando Lópp:z ue Castañeda en su
Historia do descobrimento i conquista de India per los portugue-
ses, lib. VI, dice que Magallanes se sirvió de un eclipse de sol que
se verificó el 17 de abril de 1520, para determinar **segun las re-
glas que le hablan sido dadas por Faleiro, que había 61^ de dife-
rencia de lonjitud entre Sevilla i el rio Santa Cruz." A ser cierto
este hecho, probaria que los navegantes castellanos tenían en esa
época reglas bastantes precisas para fijar la lonjitud de los luga-
res, puesto que la equivocación seria sólo de menos de dos grados;
i basta leer el cap. IV, lib. V, déc. III, de la historia de Barros
para penetrarse de las notables contradicciones que hallaban los
castellanos al hacer las observaciones según las reglas de Faleiro.
Aparte de esto, el hecho asentado por Castañeda es completa-
mente falso. Pingré en la obra citada no señala eclipse alguno en
17 de abril de 1520; i en ese dia Magallanes i sus compañeros no
se hallaban en el río de Santa Cruz sino en la bahía de San
Julián.
19 Barros, Déc. III, lib. V, cap. IX.— Carta del contador López
de Recalde.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 271
Dos días se mantuvo la escuadrilla voltejando acausa de
los vientes contrarios que retardaban su marcha; pero,
cambiado el viento, avanzó con toda felicidad hasta los 50°
de latitud. El 21 de octubre, estando a distancia de cinco
leguas de tierra, avistó una larga punta de tierra baja i
arenosa que se estendia hacia el suroeste. Las naves se
acercaron a reconocerla: era un cabo detras del cual se dis-
tinguia una abra de algunas leguas de ancho. En recuerdo
de la fiesta que aquel dia celebra la iglesia, el cabo fué de-
nominado de las Once mil vírjenes, que conserva hasta hoi
2^. Magallanes creyó desde luego que aquella érala entrada
del estrecho que buscaba. Inmediatamente, dio orden a
Mezquita i a Serrano que se adelantasen con las naves San
Antonio i Concepción a practicar un reconocimiento, mien-
tras él quedaba con las otras dos naves en el mismo lugar
esperando su regreso. Los esploradores no debian tardar
mas de cinco dias en aquella operación.
En la noche sobrevino una terrible borrasca que duró
treinta i seis horeis, i que obhgó a las dos naves que habian
quedado con Magallanes a abandonar las anclas i a dejar-
se arrastrar a merced de las olas i del viento. Las otras dos
naves sufrieron el mismo temporal; e imposibilitadas para
reunirse al resto de la escuadrilla, a causa de un promon-
torio que se levantaba en la orilla norte del canal, sin duda
el cabo de la Posesión, se dejaron llevar por el viento al
fondo de lo que creian que era sólo una bahía, esperando
vararse de un momento a otro. En el instante en que se
creian perdidos, vieron una pequeña abertura, que tomaron
por un recodo de la bahía, i se dirijeron hacia aquel punto.
Era esta sin duda la angostura denominada ahora de Nues-
tra Señora de la Esperanza. Navegando siempre adelante,
siguieron su viaje hasta una bahía, a que los españoles die-
ron mas tarde el nombre de San Gregorio. Allí se les presen-
tó a la vista una nueva angostura, conocida después con
el nombre de San Simón, pasada la cual, los marinos entra-
20 Diario de navegación de Francisco Albo.
272 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
ron a una hermosa bahía, la mos espaciosa que hasta en-
tonces hubieran visto en aquellos canales. La borrasca
había calmado entonces: los esploradores después de reco-
nocerlos lijeramente, creyeron que debían volver a reunirse
con el jefe de la espedicion, para darle cuenta de lo que ha.
bian visto 21.
Magallanes, entre tanto, aguardaba por momentos el
regreso de las naves esploradoras. Aunque no había espira-
do el plazo que les señaló para su vuelta, comenzaba a te-
mer que hubieran sucumbido en la tormenta que él mismo
había sufrido.
Desde los buques se divisaban en la tierra inmediata unas
columnas de humo. Magallanes i sus compañeros conjetu-
raron que los que habían salvado del naufrajio encendían
fuegos para anunciarles su existeUcias i pedirles auxilio.
"Pero, mientras estábamos en esta incertidumbrc, escribe
el historiador de la espedicion, vimos las dos naves surcan-
do a velas desplegadas i con pabellones flotantes que ve-
nían hacía nosotros. Cuando estuvieron mas cerca dispara-
ron muchos tiros de bombardas, lanzando gritos de alegría.
Nosotros hicimos otro tanto; i cuando supimos por ellos
que habían visto la continuación de la bahía, o por mejor
decir, del estrecho, nos preparamos para seguir nuestro ca-
mino" 24.
Los marinos de cada una de las naves dieron a Magalla-
nes diversas noticias acerca de la esploracion que acababan
de practicar. Referían los de una que no habían hallado
mas que algunos golfos de mar baja con altísimas riberas.
Los otros decían que aquel era un estrecho, porque habían
caminado tres días sin divisar salida, echando frecuente-
mente la sonda sin encontrar muchas veces el 'fondo. Ha-
bían notado ademas grandes corrientes, i muí pequeñas
menguantes, lo que les hacia creer que aquel canal iba a
vaciar sus aguas hacia el poniente en un mar desconocido.
21 PiGAFETTA, Prittio Viaggio, etc. lib. I.
22 PiGAFETTA, loC. clt. líb. I.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 273
Estas noticias vinieron a confirmar a Magallanes en sus
convicciones. Inmediatamente, se adelantó con toda su es-
cuadrilla hasta una legua adentro del canal. Allí mandó
surjir, i despachó a tierra una chalupa con diez hombres
para que reconociese la tierra vecina. Hallaron éstos una
choza con mas de doscientas sepulturas de indios, porque
según su costumbre, viven de ordinario en el interior de sus
tierras, i sólo se acercan a las orillas del mar en la estación
de verano, i entonces se entierran a los muertos. En la pla-
ya encontraron también una ballena muerta i muchos hue-
sos de esos animales esparcidos por los alrededores, lo que
les hizo creer que era lugar de grandes tormentas. Aparte
de esto no encontraron hombre alguno, ni otros vestijios
de que la tierra fuera poblada.
"Desde aquel sitio, dispuso Magallanes que la nao San
Antonio hiciera una nueva esploracion en los canales que
corrian hacia el poniente. Este viaje no dio, sin embargo,
por resultado el reconocimiento final que se esperaba. La
nao volvió pocos dias después: Mezquita navegó cincuenta
leguas sin hallar término a aquel canal, que parecia dilatar-
se todavía mucho mas. Entonces dio la vuelta a reunirse
con el jefe de la espedicion" 25^
Si algunos marinos se sobresaltaron con esta noticia, si
creyeron que la travesía de aquellas angosturas presenta-
ba gran peligro sin ofrecer esperanza de buen resultado,
Magallanes, en cambio, cobró nuevos ánimos i se dispuso
a emprender la marcha. Ya no le cabia duda que estaba en
la embocadura del estrecho que habia buscado con tanto
tesón, que habia de llevarlo a los mares de la India, i que
habia de inmortalizar su nombre.
25 Hérkera. déc. II, lib. IX, cap. XIV.
TOMO VI 18
r
r
CAPÍTULO YII.
Magallanes reúne a sus pilotos en consejo. — Estévan Gómez. —
Combate el proyecto de Magallanes Penetra la escuadrilla
en el^strecho. — Se separa la nao San Antonio. — Magallanes
consulta de nuevo a los capitanes de su escuadra Parecer del
piloto Andrés de San Martin. — Se continúa la esploracion del
estrecho.— Descubrimiento del mar Pacífico — Sublevación en
la nao San Antonio. — Llegan a Sevilla los sublevados Levan
tase en la corte un proceso para descubrir la conducta de ellos
i prisión de los principales.
Resuelto a seguir adelante en su proyectado viaje, Maga-
llanes quiso, sin embargo, oír el parecer de los capitanes i pilo-
tos de su escuadrilla. Mandó que todos ellos se reunieran en
la Trinidad, i que trajesen noticia cierta de los bastimentos
que tenian las naves para continuar el viaje hasta las Mo-
lúcas. La reunión tuvo lugar, en efecto: los capitanes dije-
ron que habia víveres para tres meses; i como el jefe de la
espedicion se manifestaba tan decidido a llevar a cabo la
proyectada empresa, los del consejo, sea por entusiasmo
o, lo que es mas probable, por el respeto que Magallanes
habia sabido inspirarles, declararon que no era digno de
ellos dar la vuelta a Castilla sin haber consumado la obra
que el reí les habia encomendado.
Entre los pilotos que asistieron al consejo, habia, sin em-
bargo, uno que desde tiempo atrás tenia queja de Magalla-
nes. Era éste un parieate suyo, portugués también de na-
cimiento, llamado Estévan Gómez, que se habia enrolado
276 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
en la espedicion por empeño de su jefe i. El viajero Pigafet-
ta, testigo presencial de estos altercados, refiere que Gómez
aborrecia a Magallanes porque cuando éste pasó a España
a hacer sus proposiciones al emperador para llegar a las
Molúcas por el oeste, Gómez habia pedido i estaba a punto
de obtener algunas carabelas, para una espedicion de que
él habria sido el jefe; pero que la empresa de Magallanes
habia anulado sus proyectos, reduciéndolo a aceptar el
puesto de piloto 2. No parece probable esta aserción del
viajero italiano: Estévan Gómez se habia enrolado volun-
tariamente en la escuadrilla espedicionaria, cediendo sólo
al influjo de Magallanes; i quizá siempre habria marchado
en buena armonía a no descubrir en el jefe ciertas preferen-
cias que hirieron su amor propio. Cuando, a consecuencia
de la desobediencia de algunos capitanes, Magallanes dio
a su primo Alvaro de Mezquita el mando de la nao San An-
tonio^ Gómez se ofendió de esta distinción i se creyó injuria-
do con la elevación de un hombre que se habia embarcado
en el rango de sobresaliente, i la postergación suya, que
desempeñaba el cargo de piloto. Estos antecedentes espli-
can los sucesos que tuvieron lugar en la escuadra.
En el consejo de los capitanes, como éstos i los pilotos
apoyaban el parecer de Magallanes, Gómez se atrevió a
espresar una opinión contraria. Espuso allí que puesto que
ya se habia hallado el CvStrecho para pasar al otro mar i
llegar a las Molúcas, era tiempo de volverse a Castilla,
porque si encontraban largas calmas o tempestades en el
dilatado viaje que tenian que hacer, perecerían todos, o por
falta de víveres, o por causa de las borrascas. Magallanes
aparentó gran calma al oir este discurso; pero con la reso-
lución que le era característica, contestó que aunque supie-
se que tendría que comer en la navegación los cueros de
vaca en que iban forradas las entenas de las naves, él no
volvería atrás hasta no descubrir lo que habia prometido
1 Barros, déc. III, lib. V, cap. VIII.
2 PiGAFETTA, Viaggio, lib. I.
VIDA I VIAJES DB HERNANDO DE MAGALLANES 277
al emperador, porque esperaba que Dios lo ayudaría en
aquella empresa 3.
Era de temerse que esta oposición fuera el principio de
nuevas disenciones en la escuadrilla. Estévan Gómez no
era un piloto vulgar. Por sus conocimientos, su enerjía i
su carácter gozaba de gran crédito entre sus camaradas.
Magallanes divisó el peligro; i antes de emplear las medidas
de rigor, como habia tenido que hacerlo en la bahía de San
Julián, prefirió embarazar todo proyecto de resistencia.
Mandó pregonar en las naves que al dia siguiente mui de
mañana se emprenderia el viaje, ordenando ademas que
estuviese todo pronto para este objeto, i prohibiendo bajo
pena de la vida que se hablase de las dificultades de la em-
presa i de la falta probable de víveres.
El dia siguiente, en efecto, la escuadrilla se hizo a la vela
pasando por los mismos sitios que poco antes habian reco-
nocido las dos naves esploradoras bajo el mando de Mez-
quira i de Serrano. Pasaron por las dos angosturas ya
esploradas, i llegaron hasta la bahía de San Bartolomé,
enfrente de unas islas de diferentes tamaños ^. Magallanes
se adelantó todavía un poco mas, pero volvió luego a aque-
lla bahía, donde echó el ancla. Al principio, el paisaje que
se presentó a la vista de los navegantes era triste i pobre;
3 Herrera, déc. II, lib. IX, cap. XY.
Pigafetta refiere que cuando dudaban los compañerOv*; de Ma-
gallanes de que aquel canal fuese el estrecho buscado, éste dijo que
estaba seguro de ello por haberlo visto trazado en una carta de
marear dibujada por Martin Behaini, que se conservaba en la te-
sorería del rei de Portugal. Véase la Ilustración núm. III.
4 Para comprender mejor laesploraciondel estrecho puede verse
la carta levantada en 1767 por los marinos que componían la es-
pedicion francesa de M. de Bougainville, publicada con la relación
de su viaje en 1772; la que dieron a luz en 1788 los marinos espa-
ñoles de la fragata Santa. María de las Cabezas, i que acompaña
igualmente a la relación del viaje; i la que levantó la comisión
hidrográfica inglesa bajo la dirección de los capitanes King i Fitz-
Roy, que es, sin disputa, la mejor de todas. Las cartas anteriores
son defectuosísimas.
278 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
estendidas playas de arena batidas por un viento frió, emi-
nencias desprovistas de vejetacion i rocas áridas i peladas
fué todo lo que vieron en la primera parte del estrecho.
Mas adelante, el paisaje cambió repentinamente: las altu-
ras inmediatas a la costa estaban cubiertas de árboles de
agradable vista, el suelo se veia tapizado de verde yerba,
i un cielo despejado que realzaba las bellezas del paisaje,
hicieron decir a los españoles que las tierras de una i otra
parte del estrecho eran las mas hermosas del mundo ^.
En esta esploracion, Magallanes se habia fijado particu-
larmente en las tierras de la parte norte del estrecho, que
suponia que seria el término del nuevo continente. En las
tierras del sur habia divisado en las noches algunas foga-
tas esparcidas en diversas partes de la costa. Llamólas por
este motivo Tierra del Fuego ^, nombre que han conservado
hasta hoi. En esas mismas tierras, habia distinguido la em-
bocadura de un canal, sin duda el de San Jerónimo, que se
dilataba al sureste entre unas sierras cubiertas de nieve,
con las apariencias de un nuevo estrecho. Inmediatamente,
mandó que las naos San Antonio i Concepción fuesen a ha-
cer un reconocimiento por aquel lado, con encargo devolver
en el término de cuatro dias '^. La primera de estas naves
marchó a velas desplegadas a hacer esta esploracion: la se-
gunda se quedó mui atrás, i volvió en breve a juntarse con
Magallanes sin haber adelantado gran cosa en el reconoci-
miento.
Mientras la nao San Antonio practicaba esta esplora-
cion, la escuadrilla pasó un poco mas adelante, pero volvió
en seguida al lugar señalado para la reunión de todas las
5 Herrera, déc. II, lib. IX, cap. XV. Véase la prolija descrip-
ción del estrecho, i sus terrenos i producciones en *el Viaje de la
fragata Santa María de las Cabezas, pájs. 292 i siguientes.
6 Maximiliano Transilvano, Relación, etc. § IX.
Oviedo, Historía jeneral de las Indias, tomo III, parte II, lib.
XX, cap. I.
7 Carta citada del contador López de Recalde. Pigafetta, Pri-
mo viaggio, lib. I.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 279
naves. Allí pasaron seis días los marinos castellanos ocu
pados en pescar sardinas i robalos, que habia en gran abun-
dancia, i en hacer provisiones de agua i de una leña olorosa
que recojieron en cantidad. Inquietos por la tardanza de la
nave que mandaba Mezquita, Magallanes mandó que la
nao Victoria fuera en su busca; pero volvió en breve sin ha-
ber podido hallarla. En medio de la inquietud que esta tar-
danza podia producir, i cuando las otras naves se prepara-
ban para ir en su busca, el piloto Andrés de San Martin dijo
a Magallanes que no gastase tiempo en buscar la nave per-
dida, porque suponia que se habia vuelto a España ^. El
jefe de la espedicion creia también, o que los marinos de
aquella nave se habian sublevado contra Mezquita i cam-
biado su rumbo, o que habian naufragado en el canal que
debian esplorar 9. Quiso sin embargo, esperar todavía al-
gunos dias i aun hacer algunas pequeñas esploraciones por
ver si lograba reunirse con sus compañeros; hasta que dis-
gustado por la pérdida de los víveres que llevaba aquella
nave, i convencido de la inutilidad de sus esfuerzos, se de-
terminó a seguir la marcha. Navegando al sur, según la in-
clinación de la costa, los castellanos llegaron a un cabo, el
de San Isidro, donde se estrecha algo mas el canal, i en se-
guida, cambiando el rumbo hacia el suroeste, avanzaron
hasta la punta mas meridional del continente, que los espa-
ñoles llamaron mas tarde morro de Santa Águeda, i los in-
gleses caboFrov^ard. Allí observaron los pilotos laposicion
jeográfica del lugar, i la fijaron en 53"^, 40' de latitud sur i^.
Basta mirar una carta moderna del estrecho para com-
prender a qué grado de precisión habian llegado los nave-
gantes españoles de principios del siglo XVI para fijarla
latitud de los lugares que recorrian. Con escasos conoci-
mientos astronómicos, con instrumentos de observación
8 Herrera, loe. cit.
9 Max. Transilvano, Relación, § IX.
10 El capitán King fijó la latitud del cabo Froward en los 53°
53', 53" Voyages oí Aventure and Beagle, vol. I.
280 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIO GRÁFICOS
sumamente imperfectos, ellos señalaban con muí poca dife-
rencia la verdadera situación de los lugares con respecto a
la línea equinoccial. No sucedía lo mismo en la designación
de las lonjitudes, problema que parecía entonces casi irreso-
luble, i que dio lugar a que se tuviera por locos a los hom-
bres que, como Faleiro, el primer compañero de Magalla-
nes, se empeñaban en su estudio i llegaban a fijar algunas
reglas ^^.
Desde ese cabo que forma la estremidad sur del continen-
te americano, Magallanes fijó el rumbo al noroeste, i siguió
navegando hasta una ensenada situada a los 53°. La es"
cuadra fondeó en este lugar por orden de su jefe. La separa-
ción de la nao San Antonio le hacia temer nuevas disensio-
nes entre sus subalternos. Sabia bien Magallanes que casi
todos éstos marchaban a su pesar, embargados por el te-
mor que él habia sabido inspirarles, i que aprovecharían la
primera oportunidad que se les presentara para sublevarse.
La pérdida de su pariente Alvaro de Mezquita, que reduela
el número de los hombres de su confianza en la escuadrilla
espedicionaria, no era menos sensible para Magallanes:
pero, si él pesaba en su interior estos contratiempos, no
le faltaba ánimo para hacer frente a las dificultades de su
situación. Queriendo evitar reuniones peligrosas en su pro-
pia nave, a la vez que conocer cuáles entre los capitanes,
pilotos, maestres i contramaestres eran contrarios a la es.
pedición, espidió el 21 de noviembre una circular a todas
las naves, pidiendo el parecer de los hombres caracteriza-
dos de cada una de ellas acerca de lo que deberla hacerse.
Decia allí que él nunca desechaba el parecer de los demás, i
11 Barros, déc. III, lib. V, cap. VIH i IX.
Navarrete ha compuesto una interesante i erudita Memoria
sobre las tentativas hechas i premios ofrecidos en España al que
resol viere el problema de la lonjitad en el mar. Habiendo queda-
do inconclusa dicha memoria, un nieto del autor, don Eusta-
quio Fernández de Navarrete, la terminó i la publicó en la
Colección de documentos inéditos para la historia de España,
tomo XXI.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 281
que servían mal al emperador i faltaban al juramento que
a él mismo le habían prestado los que no le ayudaban con
sus consejos. *'Por lo cual, agregaba, os mando de la parte
de dicho señor, i de la mía ruego í encomiendo que todo
aquello que sentís que conviene a nuestra jornada, así de ir
adelante como de volvernos, me deis vuestros pareceres por
escrito, cada uno de por sí, declarando las cosas i razones
porque debemos de ir adelante, o volvernos, no teniendo
respeto a cosa alguna porque dejéis de decir la verdad; con
las cuales razones diré el mió i determinación para tomar
conclusión en lo que hemos de hacer."
No se conoce la contestación que darían todos los mari-
nos a esta consulta; pero el cosmógrafo Andrés de San
Martin, que servia de piloto en la nao Victoria dio un in-
forme contra la prosecución del viaje. Sea que hubiera re-
cibido ofensas graves de Magallanes, como los enemigos
de éste dijeron en España ^^^ o, lo que es mas probable, que
temiera por el resultado de la espedicion, San Martin dio
un estenso i respetuoso informe, en que aconsejaba al jefe
de la escuadrilla que después de reconocido el estrecho, die-
ra la vuelta a Castilla. El hábil piloto dudaba que por
aquel camino se pudiera llegar a las islas de la especiería,
pero representaba el mal estado de las naves, la falta de
víveres, el abatimiento i debilidad de la jente, las frecuen-
tes borrascas de aquellos mares, i la estremada prolonga-
ción del viaje. *'Yo tengo dicho lo que siento, anadia al con-
cluir, i lo que alcanzo por cumplir con Dios i con vuesa
merced, i con lo que me parece servicio de S. M. i bien de la
armada: vuesa merced haga lo que le parezca."
Magallanes no había abrigado el propósito de dejarse
12 El contador López de Recalde dice en su carta citada que en
la bahía de San Julián, Magallanes aplicó tormento a San Mar-
tin porque había hecho una carta del viaje, que arrojó luego al
mar. *'La hizo dar, dice, tres tratos de cuerda con servidores de
lombarda a los pies, en que le desconyuntó." Esta noticia no
consta de ninguna otra autoridad; i es probable que sea sólo una
invención para acusar a Magallanes ante el reí.
282 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOaRÁFICOS
convencer por esas representaciones. Pensaba siempre en
seguir adelante aunque fuera contra la voluntad de todos
sus subalternos. Con este fin, dio a los capitanes una pro-
lija instrucción de los motivos que tenia para llevar ade-
lante su viaje, ordenando que todos lo siguiesen, pues con
la protección divina habia de llegar a buen término. Noti-
ficada esta resolución en las naves, Magallanes mandó le-
var anclas el siguiente dia en medio de las salvas de sus
arcabuceros i^.
La escuadrilla siguió navegando el estrecho con rumbo
al noroeste; pero Magallanes no podia resignarse a aban-
donar aquellos canales sin adquirir nuevas noticias acerca
de la nave Srti Antonio. Se detuvo todavía en la emboca-
dura de un riachuelo, que ofrecia a la escuadra abundante
pesca de sardinas, i mandó que la nave Victoria volviese
atrás. Duarte Barbosa, que mandaba este buque, no ha-
biendo hallado a sus compañeros, plantó una bandera en
una altura inmediata a la bahía de la Posesión i^, en cuyo
pié puso una marmita con una carta en que señalaba el
rumbo de la CvSpedicion, i dio la vuelta a juntarse con
Magallanes. Mientras tanto, una chalupa habia ido a es-
plorar la desembocadura occidental del estrecho. Los hom-
bres que la montaban, se acercaron al lado de la Tierra del
Fuego, i observaron de paso diversos canales, que la corta-
ban formando islas diversas. Al llegar a la última de éstas,
detras de una punta cubierta de arrecifes, descubrieron un
13 Barros, déc. III, lib. Y, cap. 9. El historiador portugués,
que ha consignado en su célebre historia estos importantes do-
cumentos, refiere que él tenia en su poder el libro de diario del pi-
loto Andrés de San Martin, que falleció en el viaje, i que de él sacó
la instrucción de Magallanes, el informe del piloto i muchas otras
noticias referentes a esta navegación.
14 Talvez en los montes que Bougainville, en recuerdo de un
romance de caballerías mui popular en Francia, denominó Ay-
mond i sus cuatro hijos. Véase su Voyage autour da monde par
la fregate da Roi la Boadeuse, etc., Paris, 1771, Part. I, cap. VIII,
páj. 125.
f
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 283
mar inmenso que se estendia sin límites hacia el oeste. Vol-
vieron al tercer di a, i anunciaron que habian visto el cabo
en que acababa el estrecho. "Todos lloramos de alegría,
dice el historiador de la espedicion. Aquella punta fué lla-
mada cabo Deseado, por que en efecto deseábamos verlo
desde largo tiempo" ^^.
Ya no era posible esperar mas tiempo a la nave San An-
tonio. Después de las iiltimas noticias, los castellanos si-
guieron su viaje por el estrecho. En el silencio de esas solé"
dades, Magallanes oia las repercusiones i bramidos del mar
al otro lado de las tierras del sur, i sin querer esplorarlas
detenidamente, creyó que el pais que habia denominado
Tierra del Fuego debia ser formado por algunas islas corta-
das por canales i^. Aquellas rejiones parecian enteramente
despobladas; los castellanos no habian visto un solo hom-
bre en todo el estrecho, pero los fuegos que divisaron en las
tierras del sur i las sepulturas que encontraron en la costa
del continente, les hicieron creer que los habitantes de aque-
llos países estaban retirados hacia el interior. En la escua-
drilla habia, ademas, dos patagones tomados en la bahía
de San Julián, que pudieron darles roticias acerca de los po-
bladores de esas rejiones. Uno de ellos se habia quedado en
la nave San Antonio; pero el otro estaba en la escuadrilla,
donde era objeto de la curiosidad de los marinos, i particu-
larmente de la de un prolijo investigador. '^Durante el viaje,
yo éntrenla lo mejor que me era posible al jigante patagón
que estaba en nuestro navio; i por medio de una especie de
pantomima, le pregunté el nombre patagón de muchos obje-
tos, de manera que llegué a formar un pequeño vocabulario.
Se habia acostumbrado tanto a esto, que apenas meveia to-
mar la pluma i el papel, se acercaba a decirme los nombres
de los objetos que tenia a su vista i de las operaciones que
veia hacer. Un dia que le mostré la cruz, me hizo entender
15 PiGAFETTA, Primo Viaggio, lib. I.
16 Maximiliano Transilvano, Relación, § tx
284 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
por sus jestos que Setebos i" se me entraría en el cuerpo i
me haría reventar. Sintiéndose enfermo, i creyendo próximo
el fin de sus días, pidió la cruz que besó, i nos pidió que lo
bautizáramos. Lo hicimos en efecto, dándole el nombre de
Pablo" 18. El patagón murió poco después de la salida del
estrecho.
El 27 de noviembre de 1520, la nao Victoria, que iba ade-
lante de las otras, descubrió una punta, desde donde las cos-
tas del norte cambiaban violentamente de dirección. Aquel
sitio fué denominado cabo Victoria, en honor de la na-
ve que lo había descubierto. Después de ese cabo, estaba el
grande océano que buscaba Magallanes para seguir su vía-
je a las islas de la especiería. Los españoles, i el mismo Ma-
gallanes, dieron al estrecho el nombre de Todos los Santos,
en recuerdo de la fiesta que celebra la iglesia el 1^ de no-
viembre, día en que entraron en sus canales. La posteridad,
mas justiciera con el navegante portugués de lo que fué con
la mayor parte de los descubridores de-su siglo, le dio el
nombre que hoi conserva i^.
Magallanes había empleado cerca de un mes en pasar el
estrecho que había buscado con tanto ahinco. Una parte de
este tiempo había sido empleado en esploraciones inútiles,
en discusiones con sus subalternos, i en esperar que se les
reuniera la nave San Antonio, de que no se tenia noticia
cierta. Por desgracia, las sospechas de una {sublevación a
bordo i de su vuelta a España, de que le había hablado el
piloto San Martin, tenían sobrado fundamento.
Parece que desde que esa nave fué despachada por Her-
nando de Magallanes para reconocer un canal en las tie-
rras del sur, el piloto Estévan Gómez i otros amigos suyos
habían concebido el proyecto de separarse de la escuadrilla
espedicionaria. Ellos, sin embargo, no revelaron mas tarde
17 El gran demonio.— ü'Orbigny no señala esta palabra entre
las que apunta del idioma patagón.
18 PiGAFETTA, Viaggio, Üb. I.
19 Véase la Ilustración núm. Vil.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 285
este proyecto, i refirieron el suceso de la manera que pasa-
mos a contarlo.
Los marinos de la nave San Antonio practicaron el reco-
nocimiento de aquel canal sin resultado alguno, i al tercer
dia volvieron a reunirse con la escuadrilla en el lugar que
les habia indicado Magallanes. No hallaron allí buque al-
guno: las otras naves habian pasado adelante ese dia en
reconocimiento del estrecho. El capitán Alvaro de Mezqui-
ta quiso entonces seguir el viaje para reunirse con Magalla-
nes; pero el piloto Estévan Gómez i el escribano Jerónimo
Guerra se oponian a este proyecto, i trataban de volver a
España. La discusión debió ser demasiado acalorada, a tal
punto que Mezquita, viendo desconocida su autoridad, de-
terminó hacerse respetar por la fuerza, i dio una estocada
en una pierna al piloto Gómez. Este, a su vez, sacó su espa-
da, e hirió al capitán en la mano izquierda. Mezquita no
gozaba de prestijio alguno entre los hombres de la tripula-
ción: el odio que los castellanos tenian a Magallanes por
los sucesos del puerto de San Julián se habia estendido a su
pariente, que habia desempeñado un papel principal en las
ejecuciones que se siguieron a aquel motin. Así, en vez de
ayudarlo contra el piloto revelado, los marinos se echaron
sobre él i lo apresaron. En seguida, fué nombrado capitán
de la nave el escribano Guerra, quien mandó cambiar el
rumbo, i seguir viaje a España.
Los amotinados trataron de recojeren su nave al veedor
Juan deCartajena i al clérigo Pedro Sánchez déla Reina, que
Magallanes habia dejado en la costa patagónica; pero sea
que desistieran de este pensamiento, para no perder tiempo
en su viaje, o que no los hallaran en el sitio en que habian que-
dado, continuaron su navegación inclinándoseháciala cos-
ta de África ^o. No tardó mucho en h acense sentir la falta
de víveres en la nave. Fué necesario reducir el alimento
20 El historiador portugués Juan de Barros, déc. III, lib. V, cap.
IX, es quien ha consignado esta noticia, sin decir si hallaron o no
a los dos confinados. — Arjensola en su Historia de la conquista
286 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
de cada persona a tres libras de pan por dia. El patagón
que iba en esa nave, falleció antes de llegar a España.
Durante el viaje, los sublevados levantaron una infor-
mación de lo ocurrido en la escuadrilla, para justificar su
conducta ante el rei. Habiendo aplicado tormento al capi-
tán Mezquita, obtuvieron de él las declaraciones que qui-
sieron para su descargo; i al arribar a Sevilla el 6 de mayo
de 1521, se presentaron a los oficiales de la casa de contra-
tación i entre garon al preso. Dijeron que las crueldades
consumadas por Magallanes tenian por oríjen los requeri-
mientos que le habian hecho para que guardase el orden
fijado por las provisiones reales; añadiendo que el jefe de la
escuadrilla no llevaba rumbo fijo en su viaje i que perdía el
tiempo i consumía los bastimentos sin provecho alguno. El
suegro de Magallanes, Diego Barbosa, que, como queda
dicho, desempeñaba el cargo de teniente alcalde del alcázar de
Sevilla, salió a su defensa, i pidió lalibertad del capitán Mez-
quita. Nada pudo conseguir, sin embargo: los oficiales de la
contratación levantaron un sumario, i recibieron declara-
ciones de cincuenta i cinco personas que iban en la nave,
tomaron preso a Jerónimo Guerra, al piloto Estévan Gó-
mez, a los sobresalientes Juan de Chinchilla i Francisco de
Ángulo, idos marinos mas que parecían los mas complica-
dos en la sublevación. Los dernas fueron puestos en libertad
para evitar gastos inútiles. El contador déla contratación,
Juan López de Recalde se encargó de dar cuenta de todo al
cardenal rejente del reino, durante la ausencia de Carlos
V 21, i al presidente del consejo de Indias.
La conducta de los oficiales de la contratación fué apro-
bada en la corte. Se mandó que se vijilara a la mujer e hijos
de Hernando de Magallanes, para que no pudieran fugarse
al Portugal, i que se trasladase a los presos a Burgos, don-
de las MolucaSyWh. I, páj. 17, dice espresamente que los rebeldes los
encontraron i los llevaron a Castilla. Este es un error, como se ve-
rá mas adelante.
21 Este informe es la carta tantas veces citada del contador
López de Recalde.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 287
de residía la corte, para tenerlos seguros hasta que pudiera
descubrirse la verdad de todo lo ocurrido en el viaje. Se dis-
puso también que no se les pagase sueldo alguno hasta que
no^se ajustaran las cuentas de cada uno de ellos. El proceso
debia necesariamente ser largo, puesto que sólo a lavuelta'de
Magallanes o de su escuadrilla podía llegar atérmíno;pero
el castigo de los procesados comenzaba desde entonces.
Hechos de esta naturaleza no son raros en los juicios que
se siguieron a los esforzados varones que descubrieron i
conquistaron el Nuevo Mundo.
El consejo de Indias se acordó también de aquellos dos
desgraciados que Magallanes dejó en la costa patagónica,
i particularmente de Juan de Cartajena, que ocupaba una
posición mas espectable que su compañero de infortunio.
Mandó que la casa de contratación enviase una nave a
buscarlos; pero parece que jamas se logró este resultado 22.
Ni en los historiadores contemporáneos, ni en los documen-
tos mas prolijos se encuentra mención de que hubieran vuel-
to a España aquellos dos personajes. Se puede decir casi
con seguridad que la justicia de Magallanes se hizo tan
cumplida como él lo habia querido.
22 Carta de López de Kecalde de 12 de mayo de 1521.
Herrera, déc II, lib. IX, cap. XV, i déc. III, lib. I, cap. lY.
Representación hecha al rei por Diego Barbosa, en 1523. Este
documento ha sido publicado por Navarrete en la páj. 298 del
tomo IV de su Colección,
#í#Ü##i#;#)#:^#^^A#;#^^,#^^AA
CAPITULO VIII.
La escuadrilla de Magallanes entra en el grande océano.— Los
marinos españoles le dan el nombre de mar Pacífico.— Tocan
en unas islas que llamaron Desventuradas. — Sufrimientos en
la escuadrilla: enfermedades i hambre Arribo a las islas de
los Ladrones, — Relaciones de los castellanos con los isleños.
— Róbanse éstos una chalupa i son castigados — Reconoce Ma-
gallanes otras islas que llamó de San Lázaro.— Desembarca
en una de ellas. — Sus relaciones i tratos con los isleños.— Arri-
bo a la isla de Masaguá. — Obsequios cambiados con el rei de
esta isla. — El caballero Pigafetta va a tierra en comisión.
Las tres naves a que había quedado reducida la escua-
drilla de Magallanes, habían entrado por fin al grande océa-
no. Los marinos daban gracias al cielo por haber salido feliz-
mente del estrecho, i haber llegado a aquellos mares, que
nadie había surcado antes que ellos. Dejaban atrás las
tempestades que habían puesto en grave peligro sus naves i
comenzaban a alejarse bajo los mejores auspicios de las frías
rejíones del estrecho. Aunque la mar era gruesa, no tuvie-
ron que padecer borrascas ni otros contratiempos. En su
regocijo, los castellanos bautizaron el océano con el nom-
bre de mar Pacífico, que conserva hasta hoí i.
Favorecida por vientos propicios, la escuadrilla continuó
1 PíG.\FETTA, VÍa.ggÍo, lib. II.
Herrera, déc. I, lib. IX, cap. XII.
TOMO VI 19
290 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
felizmente su viaje con rumbo hacia el norte. Los marinos
divisaron a su" derecha, el 1° de diciembre, dos islas de los
innumerables archipiélagos que se levantan en la costa oc-
cidental de la Patagonia i alejándose algo de la tierra na-
vegaron hasta el 24 de enero del año siguiente, 1521, i
hasta ponerse en la latitud de 16° 15' sin distinguir ni el
continente ni las islas inmediatas '^ . En ese dia encontraron
una pequeña isla, en cuyas costas no pudieron fondear, i
a la cual dieron el nombre 4e San Pablo. Poco mas adelan-
te divisaron otra isla que llamaron de los Tiburones; pero
no habiendo hallado en ellas habitantes, ni víveres, dieron
a ambas el nombre de Desventuradas ^.
Magallanes se acercaba a las islas que encontraba en su
camino para renovar ios víveres de su naves. "La falta de
vitualla era ya tanta, dice el cronista Herrera, que comian
por onzas i bebian agua hedionda, i guisaban el arroz con
agua de la mar, por lo cual se murieron veinte hombres i
otros tantos adolecieron, que causó gran tristeza en
ellos" ^ . Mas pintoresco es todavía el viajero Pigafetta
cuando refiere las miserias que él i sus compañeros sufrieron
en aquella navegación. '%a galleta que comíamos, dice, ya
no era pan, sino un polvo mezclado de gusanos que hablan
devorado toda la sustancia, i que tenia ademas una acritud
insoportable por estar impregnada de orines de ratas. E^
agua que bebíamos era igualmente pútrida i acre. Nos vi*
mos obligados, para no morirmos de hambre, a comer los
2 Diario de Albo.
•^ En 1812 publicó en Londres el intelijente jeógrafo español
don José de Espinosa una carta del mar del sur en que señaló el
derrotero de la escuadrilla de Magallanes. Este derrotero es el
mas exacto que se conozca. Los demás son de pura invención, o
copiados de la carta de Espinosa.
Véase la Ilustración núm. VIIL
4 Herrera, déc. II, lib. IX, cap. XV.
De las listas antes citadas, que existen orijinales en los archi-
vos de Indias,! que fueron publicadas en el tomo IV de la Colección
de Navarrete, aparece que fué menor el número de los muertos.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 291
pedazos de cuero con que se había forrado la gran verga
para impedir que la madera no gastase las cuerdas. Estos
cueros, espuestos siempre al agua, al sol i a los vientos, eran
tan duros, que se necesitaba mantenerlos cuatro o cinco
diasen el mar para hacerlos un poco tiernos; en seguida, los
poníamos al fuego para comerlos. Muchas veces nos vimos
reducidos a alimentarnos con aserrin de madera; i las ratas
mismas, tan repugnantes para el hombre, habian llegado a
ser un alimento tan buscado, que se pagaba hasta a medio*
ducado cada una.
"Esto no era todo. Nuestra mayor desgracia consistía
en vernos atacados por una especie de enfermedad, con la
cual las encías se hinchaban a punto de ocultar los dientes
de ambas mandíbulas. Los que eran atacados de esta enfer-
medad no podian tomar ningún alimento. Ademas de los
' muertos, tuvimos veinticinco a treinta marineros enfermos,
que sufrian dolores en los brazos, en las piernas i en otras
partes del cuerpo, pero al fin se curaron. En cuanto a mí,
yo no puedo dar suficientemente gracias a Dios de que du-
rante todo este tiempo, i en medio de tantos enfermos, no
haya esperimentado la enfermedad" ^
En medio de tales sufrimientos, continuó su viaje la es-
cuadrilla durante cerca de tres meses. Felizmente, el viento
les habia sido favorable; i siguiendo con rumbo noroeste, el
13 de febrero pasaron la línea equinocial, i el 6 de marzo
avistaron unas islas situadas a los 13° de latitud norte. ^
Al acercarse las naves a una de esas islas para tomar
agua i provisiones, los castellanos vieron una multitud de
canoas que navegaban con una rapidez asombrosa, con la
ayuda de unas velas triangulares formadas de un tejido tos-
co de hojas de palmera. Por esta razón dieron a aquellas
5 PiGAFETTA, Fwg-gio, \\h. II. La enfermedad de que habla el
viajero era el escorbuto.
6 Estas fechas están visiblemente equivocadas en Herrera. Se-
guimos el diario de Albo, que está acorde con el Viaggio de Pi-^
gafetta.
292 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLTOGRÁFICOS
tierras el nombre de islas de las Velas latinas. ^ Los isleños
iban a las naves atraidos no sólo por la curiosidad, sino
también por el deseo de negociar los víveres que llevaban,
i de robar a los estranjeros los objetos que pudieran hallar
a mano. A pretesto de visitarlos, subieron a bordo en tan
gran número que ya no cabian en la escuadrilla. Viéndolos
empeñados en no querer bajar a sus canoas, Magallanes
mandó que los arrojaran por fuerza, lo que practicaron los
marineros con bastante facilidad; pero los salvajes no tar-
daron en volver armados de piedra i de varas de madera
endurecidas al fuego, que arrojaban a los españoles desde sus
canoas. Al principio, encargó Magallanes que no les hicie-
ran mal alguno: alentados con esta inacción, que ellos atri-
bulan tal vez a cobardía, se hicieron mas agresivos, i fué ne-
cesario castigarlos con una descarga de artillería. Grandes
fueron los destrozos que el fuego hizo en los grupos de in-
dios que cercaban las naves, obligándolos a retirarse; pero
eran tan bárbaros que no dejaron de volver en breve a cam-
biar sus víveres por las baratijas que les daban los espa-
ñoles. ^
^ Diario de Albo. Maximiliano Transilvano llama Ivagana, la
isla a que aportó Magallanes. Debe ser la isla de Guahan o de
San Juan de la carta del jesuíta español Alonso López, que es la
mas meridional del archipiélago de las Marianas.
El celebre navegante ingles Jorje Anson, que reconoció este ar-
chipiélago en 1742, dice en el cap. V, lib. III de su Voyage que las
islas reconocidas por Magallanes en este archipiélago deben ser
las de Saypan i Tinian, situadas entre los 15° i 16" de latitud nor-
te. Esta posición no se acomoda con la que indica Albo en su
diario. Ademas, la segunda de esas islas posee unas ruinas mui
notables, que sin duda habrían llamado la atención del prolijo Pi-
gafetta. Walter, redactor del viaje de Anson, hace en el mismo
capítulo una descripción de esas islas, dando también algunas
vistas de ellas, i una minuciosa esplicacion de sus naves acompa-
ñada de una lámina.
8 Herrera, déc. III, lib. I, cap. III.— PrévOvST dice en su Hist.
genérale des voyages, tomo X, páj. 366, edic. de París, 1752, citan-
do a Pigafetta, que estos salvajes aprendieron de los compañeros
de Magallanes el uso del fuego. Pigafetta no dice tal cosa.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 293
Eran aquellos indios diestrísimos ladrones. En la tarde,
mientras negociaban cerca de las naves, tuvieron la habi-
lidad de robarse la chalupa que estaba amarrada a una
de ellas. Los castellanos notaron mui en breve su falta-
Mao-allánes mandó fondear su escuadrilla en el mismo
sitio; i en la mañana siguiente dispuso que noventa hom-
bres embarcados en dos chalupas desembarcasen en un lu-
gar inmediato, al pié de una sierra, donde se veian muchas
chozas de indios. El desembarco no fué difícil: los salvajes
trataron oponer una tenaz resistencia disparando tan gran
cantidad de piedras que parecia que granizaba; pero a la
primera descarga de arcabucería huyeron despavoridos.
Los castellanos ocuparon aquel lugar. Quemaron cuarenta
o cincuenta chozas, mataron siete hombres, i recojieron una
gran cantidad de provisiones. ''Cuando nuestra jente heria
a los isleños con sus flechas, que ellos no conocían, atrave-
sándolos de una parte a otra, dice el historiador de la espe-
dicion, estos desgraciados trataban de arrancarse las fle-
chas de su cuerpo, tan pronto por una parte como por
la otra, i frecuentemente morian de la herida, lo que no de-
jaba de causarnos compasión." Los salvajes conocieron
que aquel ataque era orijinado por el robo de la chalupa; i
temiendo que el castigo continuase con nuevos horrores,
la echaron al agua para que la recojieran sus enemigos. ^
Según se veia, la esploracion mas detenida de aquellas
islas, i la prolongación de la permanencia de los castellanos
en ellas no tenia objeto alguno. Magallanes se dispuso en
b revé para darse a la vela: mandó hacer aguada para surtir
su escuadrilla, i dispuso que los víveres negociados con los sal"
vajes o arrancados a éstos por la fuerza el dia del desem-
barco, fuesen distribuidos en todas las naves para socorrer
a los enfermos que el hambre o falta de alimentos frescos
hablan producido en la escuadrilla. Les víveres recojidos
9 PiGAFETTA, I iaggio^ lib. II. Estc Viajero da algunos porme-
nores acerca de las costumbres de aquellos salvajes.— Herrera,
loe. cit.
294 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOCtRÁFICOS
€n las islas eran cocos, ñanes, especie de papas, algún arroz
i plátanos, que fueron de gran utilidad en las naves de Ma-
gallanes. Terminada esta distribución, el 9 de marzo se ale-
jaron de esas islas con rumbo hacia el suroeste. Recordan-
do lo que les habia pasado en aquellas islas, las llamaron
de los Ladrones, nombre con que son jeneralmente cono-
cidas.i^
Los españoles comenzaban a navegar entonces en m^dio
de los innumerables archipiélagos que se levantan en los
mares orientales del Asia. El 16 de marzo, habiéadose ale-
jado como trescientas leguas de las islas délos Ladrones, se
encontraron al salir el sol cerca de una tierra elevada, que
luego reconocieron mas claramente. Era aquella una isla, a
que los naturales daban el nombre de Zamal i^. Algunas
canoas que se dejaron ver, se alejaban a gran prisa al acer-
carse los castellatíDS. Rijonojieroa en seguida otra isla ve-
cina; i navegando al oeste encontraron otra enteramente
despoblada, que tenia por nombre Humunu i'-. Magallanes
10 El navegante holandés Oliverio Van Noort, que viajó por
estas islas en 1600, da curiosas noticias acerca de las costumbres
de sus habitantes que revelan cuánta razón tuvo Magallanes para
darles ese nombre. Véase su viaje en el tomo. III, del Recaed des
Voyagcs qui ont serví a Ve^tahlis^emdnt et auK progres de la
Compagnie des Indes orientales, pájs. 82 i 83,;edic. de Rouen, 1725 ,
i el estracto que de él ha hecho Prévost en su Histoire genérale
des voyages, tomo X, páj. 351, edición de Paris.
El padre jesuíta Alonso López, misionero en estas islas, levantó
una carta de ellas que fué publicada en P^spaña, i ha sido repro-
ducida en Francia en distintas ocasiones.
Las islas de los Ladrones son denominadas también Marianas
por los esfuerzos i gastos que hizo la reina doña María Ana de
Austria, madre de Carlos lí, para establecer raisioties en ellas i
reducir a sus habitantes a la vida civilizada. Véase la obra del P.
GoHiEN titulada Histoire des Mariannes, Paris, 2^ edic, 170 1,
€n 12^.
11 En los mapas tiene siempre el nombre de Samar. E\ diario
de Albo llama Suluan i Yunagan las primeras islas que los caste-
llanos reconocieron en aquel archipiélago.
12 Así la llama Pigafetta. Albo la nombra Gada. Debe ser la pe-
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 295
mandó desembarcar allí al día siguiente para hacer aguada
con seguridad, i gozar de algún descanso después de tan
largo viaje. Hizo ademas levantar dos tiendas para los en-
fermos i mandó matar una porquezuela, tomada sin duda
en las islas de los Ladrones.
Fué aquel un dia de descanso páralos navegantes. Como
era el quinto domingo de cuaresma llamado comunmente de
Lázaro, los castellanos dieron al archipiélago en que entra-
ban el nombre de San Lázaro, i a la isla en que se hallaban
el de Aguada de los buenos indicios. Pensaban talvez per-
manecer allí algunos dias; pero en la tarde siguiente, vie-
ron llegar hacia ellos una chalupa con nueve hombres. Ma-
gallanes dispuso que nadie hiciese el menor movimiento ni
pronunciase una palabra sin su permiso. '^Cuando estuvie-
ron en tierra, su jefe se dirijió al capitán jeneral manifes-
tándole por jesticulaciones el placer que tenian de vernos.
Viéndolos tan pacíficos, Magallanes les hizo dar que comer
i les ofreció al mismo tiempo algunos bonetes colorados,
espejitos, peines, avalorios, telas, varias alhajas de marfil i
otras bagatelas semejantes. Los isleños, prendados de la
cortesía del capitán, le dieron pescado, un jarro lleno de vi-
no de palmera, que ellos llaman uraca, unos plátanos
grandes i otros chicos que son de mejor gusto, i dos cocos.
Nos indicaban al mismo tiempo por jesticulaciones, que en-
tonces no tenian otra cosa que ofrecernos, pero que volve-
rían dentro de cuatro dias i nos traerían arrobe, que ellos
llaman w/rzá/, cocos i otros víveres" i^. En estos tratos, Ma-
gallanes llegó a familiarizarse con los isleños, i a ganarse
su amistad. Lleváronlo a la isla vecina, llamada Zuluan i*,
i le mostraron sus almacenes de mercaderías, llenos de cla-
queña isla de Guigan, situada al SE. de Samar, que hasta hoi
permanece despoblada.
13 PiGAFETTA, Viaggio, etc., üb. I.
Í4: Eñ las cartas modernas se llama Suluan. Es una islita pe-
queña adyacente a la costa oriental de la isla de Leite. Véase el
Diccionario jeográñco de las islas Filipinas por los PP. Buzeta i
Bravo, tomo II, Madrid, 1850.
296 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
VOS de olor, canela, pimienta i nueces moscadas, haciéndole
entender que los paises adonde se dirijian producian en
gran abundancia estas especies. A su vez, Magallanes los
convidó a bordo de sus naves, i allí les manifestó todo lo
que podia llamar su atención por la novedad. "Al momento
en que iban a partir, hizo disparar un cañonazo, que los es-
pantó singularmente, de modo que muchos estaban a pun-
to de arrojarse al mar para huir, pero no fué menester mu-
cho trabajo para persuadirlos que no debian temer nada.
Así fué que se separaron tranquilamente, asegurando que
volverían pronto como lo habian prometido." Los isleños
cumplieron fielmente su palabra. Volvieron a la isla en que
estaban acampados los castellanos, les trajeron grandes
cantidades de víveres, cocos, naranjas, vino de palmera, i
hasta un gallo, para mostrar que tenian gallinas. Con ellos
venia su jefe, que era un anciano, adornado con pendientes
en las orejas. En cambio de sus obsequios, recibieron algu-
nas baratijas de las que Magallanes habia embarcado en
Sevilla para hacer sus cambios en las tierras que visitase.
Sin detenerse mucho en aquel lugar, siguió navegando ha-
cia el oeste i sureste por entre pequeñas islitas despobladas.
Los castellanos distinguieron en la noche del 27 de mar-
zo unos fuegos lejanos, que les hicieron conocer que por
aquella parte habia una isla poblada. En la mañana si-
guiente, Magallanes dirijió sus naves hacia ese punto, i
cuando estuvo cerca de tierra, vio una chalupa con ocho
hombres que se acercaba a la escuadrilla. Como dijimos
mas atrás, el capitán traia consigo un esclavo asiático, na-
tural de Sumatra, bautizado con el nombre de Enrique, i
que habia traido en sus naves para que le sirviera de. intér-
prete. El esclavo habló en su idioma nativo a los hombres
de la chalupa, i estos entendieron lo que queria decir, por-
que el uso de la lengua malaya estaba jeneralizado hasta
aquellos archipiélagos que comenzaban a reconocer los cas-
tellanos. Los isleños, sin embargo, se colocaron al lado de
las naves, pero se negaron a subir a bordo i aun temian
acercarse demasiado a los estranjeros. Notando esta des-
TIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 297
confianza, Magallanes mandó arrojar al mar un bonete
colorado i algunas bagatelas amarradas a una tabla, que^
los salvajes recojieron con muestras de gran contento. Par-
tieron éstos en seguida a dar parte a su rei del arribo de
aquellos hombres desconocidos. No tardó en llegar el rei en
persona, trayendo valiosos obsequios de oro i jenjibre, que
Magallanes no quiso aceptar quizá por no revelar codicia
a aquellos isleños, si bien les obsequió algunas bagate-
las 15.
En la tarde, la escuadrilla fondeó cerca de la isla en
frente de una pequeña población en que estaba situado el
palacio del rei ^^. El siguiente dia, 29 de marzo, que era
viernes santo, Magallanes mandó a tierra a su esclavo con
encargo de decir al rei de aquella isla que los estranjeros eran
vasallos del rei de Castilla, que querian hacer paz con él i
contratar mercaderías que llevaba, i que si tenia víveres, le
rogaba que se los diese i se los pagaría. El rei respondió
que no los habia para tanta jente, pero que partiría con
ellos lo que tenia i*". Eos castellanos supieron entonces que
aquella isla se llamaba Masavá, o Masaguá.
No tardó mucho el rei de la isla en ir a las naves llevan-
do a los castellanos valiosos presentes de arroz i otros ví-
veres. Comenzó por abrazar amistosamente a Magallanes;
i éste a su vez hizo, en medio de las manifestaciones de
amistad, varios obsequios, de telas, espejitos, cuchillos i
otras bagatelas, al rei i a los hombres de su comitiva. El
esclavo que servia de intérprete, se encargó de advertir a
los isleños que el jefe de la escuadrilla quería vivir como
hermano con el rei de Masaguá, lo que fué para este causa
de gran contento.
Magallanes presentó al rei telas de diversos colores i las
15 PiGAFETTA, Viaggio, lib. II.
16 Es la pequeña isla de Liinasagua, o Limasava, que Pigafetta
llama Massana i Albo Masaguá. Está situada al sur de la isla de
Leite. — El P. Colín, en sus Misterios apostólicos délos obreros de
la Compañía de Jesús, lib. I, cap. VIII, la llama Dimassavan.
17 Herrera, déc. III, lib. I, cap. III.
298 ESTUDIOS HISTÓRICO -BIBLIOGRÁFICOS
demás mercaderías que traía en las naves. Le mostró todas
las armas de fuego, i aun mandó disparar algunos cañona-
zos para manifestar su poder. Le manifestó las armaduras
de acero deque se revestian sus soldados, que los hacían
invulnerables a la espada i al puñal, haciéndole entender que
cada una de sus naves tenia un número considerable de sol-
dados armados con la misma solidez. Después de esto lo con-
dujo al castillo de popa, i mostrándole una brújula i la carta
de su navegación, Magallanes le esplicó por medio del intér-
prete las dificultades de su viaje, el estrecho que había des-
cubierto para llegar a aquellos mares, i las lunas que habia
pasado en el mar sin divisar la tierra.
Fácil es comprender cuan grande sería la sorpresa del
reí de Masaguá i de su comitiva al ver aquellos objetos i al
oír las esplícacíones de Magallanes. Los habitantes de
aquella isla habían salido ja de ese estado de barbarie en
que los hombres de las tribus salvajes miran con desden, o
a lo menos con estúpida indiferencia los mayores prodijios
de la civilización. No sólo cultivaban las tierras para reco-
jer las valiosas producciones de aquellas islas sino que fa-
bricaban con cierta habíHdad los objetos que eran necesa-
rios para su comodidad, i negociaban sus productos con
las islas vecinas. El reí comprendió la superioridad de los
estranjeros, i creyéndose honrado con su amistad, trató de
festejarlos i obsequiarlos, pensando sin duda sacar prove-
cho de sus relaciones con ellos. Queriendo volver a tierra,
suplicó a Magallanes que le permitiese desembarcar con
dos castellanos para hacerles ver a su turno algunas parti-
cularidades de su país. El jefe de la espedicion accedió a
esta solicitud, i elijió a dos hombres de las naves para
acompañar al reí. Uno de ellos era el caballero Antonio de
Pigafetta, que ha consignado con una sencillez admirable
en la relación de su viaje las impresiones que recibió en el
desempeño de esta comisión.
^'Cuando desembarcamos, el reí levantó las manos al
cíelo í se volvió a nosotros: hicimos otro tanto, así como
todos los que nos seguían, i después nos colocamos debajo
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 299
-de un cobertizo hecho de cañas donde había un balangai,
embarcación de cincuenta pies de largo, i nos sentamos en
la popa, procurando hacernos entender por señas, por no
tener intérprete. Los de la comitiva del rei permanecian de
pié, armados de. lanzas i escudos.
''Sirviéronnos un plato de carne de cerdo, con un cánta-
ro lleno de vino; a cada bocado bebíamos una escudilla de
este licor, i si dejábamos algún resto, lo arrojaban en un
cántaro antes de volver a llenarla. Nadie se atrevia a tocar
la escudilla del rei, escepto yo. A pesar de ser viernes san-
to, no pude menos de comer carne.
''Antes de cenar, presenté al rei varias cosillas que habia
llevado conmigo, i le pregunté el nombre de muchos objetos
en la lengua del pais; grande fué la sorpresa de todos cuan-
do me vieron escribir.
"A la hora de cenar trajeron dos grandes platos de por-
celana, uno con arroz i otro con carne de cerdo guisada,
bebimos en las mismas escudillas que en la comida, i
cuando acabamos, fuimos al palacio del rei, que tiene la
forma de un montón de heno, cubierto con hojas de plátano
i sostenido por cuatro vigas bastante altas; se sube por
una escala de mano.
"Cuando llegamos a la estancia real, nos mandó el rei
sentar en el suelo con las piernas cruzadas. Media hora des-
pués trajeron un plato de pescado asado, cortado en pedci -
zos, jenjibre i vino. El hijo mayor del rei, que no habíamos
visto hasta entonces, fué a sentarse entre su padre i yo.
Sirviéronnos dos platos mas, uno de pescado i otro de
arroz, los que comimos en compañía del príncipe heredero.
Mi compañero bebió descomedidamente i se embriagó.
"Sus tandelas son hechas con una especie de goma o
resina de un árbol que llaman anima, envueltas en hojas
secas de palmera o higuera.
"Cuando el rei quiso acostarse, nos hizo señas para que
nos fuéramos, i nosotros dormimos aquella noche al lado
de su hijo, en una estera de cañas con almohadas de hojas
de árboles.
300 ESTUDIOS mSTÓKICO-BlBLIOGllÁFICOS
"Al siguiente dia, vino el rei a buscarnos para almorzar
con él; pero, habiendo visto nuestra chalupa que habia
venido a buscarnos para volver a bordo, le dimos las gra- t
cías i partimos con mi compañero. El rei estaba de buen
humor: nos besó las manos i nosotros le besamos las suidas.
Su hermano, que era rei de otra isla, se vino con nosotros
acompañado por tres hombres. El capitán jeneral le convi- i
dó a comer i le regaló varias bagatelas.
"Este rei nos dijo que en su isla habia pedazos de oro
gruesos como nueces i aun como huevos, mezclados con
tierra, i que todos los jarros i adornos de su casa eran de
ac|uel metal. Iba vestido con bastante decencia: era de her-
moso aspecto: sus negros cabellos le caian por encima de los
hombros: llevaba pendientes de oro i la cabeza envuelta en
un velo de seda. Cenia una especie de daga o espada con
puño de oro i vaina de madera mui bien labrada. En cada
uno de sus dientes se veian tres manchitas de oro de modo
que parecia que toda la dentadura estaba atada con este
metal. Iba perfumado de estoraque i benjuí, i se pintaba
el cutis.
"Su permanencia ordinaria es una isla en donde se hallan
os paises de Butuan i Calagan ^^, pero cuando dos revés
quieren conferenciar, se juntan en la isla deMasanaque era
donde estábamos. El primero de dichos reyes se llama rajah
Columbu i el segundo rajah Siagu.
"El dia de Pascua, que era el último del mes de marzo^
el capitán jeneral envió desde por la mañana a tierra, al
capellán i algunos hombres para hacerlos preparativos
necesarios para decir misa. Envió al mismo tiempo al es-
clavo intérprete para que notifícase al rei que íbamos a su ^
isla, no para comer, sino para cumplir con una ceremonia'
de nuestro culto; el rei lo aprobó todo, i nos mandó dos
ce rdos que habia matado.
"Desembarcamos en número de cincuenta medio armados ¿
ly En la isla de Mindanao. Butuan está al norte de dicha isla,
Calagan o Caragan, al sur.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 301
i vestidos decentemente. En cuanto llegaron las lanchas a
tierra, se dispararon seis bombardas en señal de. paz. A^
saltar en tierra, salieron a recibirnos los dos reyes, que die-
ron un abrazo al jeríeral i le pusieron en medio de ambos.
"En este orden llegamos al sitio donde debia decirse la
misa, i antes de empezar, el jeneral roció a los dos sobera-
nos con agua de almizcle. En la oblación, besaron la cruz,
como nosotros, pero no hicieron ofrenda. Al alzar la hostia
consagrada, adoraron la Eucaristía, imitando todo cuanto
hacíamos nosotros. Los buques, advertidos por una seña,
hicieron en este momento una salva jeneral, i después de la
misa, muchos de los nuestros comulgaron,
«El jeneral mandó traer en seguida una gran cruz, guar-
necida con los clavos i la corona de espina, ante la cual nos
arrodillamos lo mismo que los isleños. El intérprete dijo a
los reyes, de parte del capitán, que aquella cruz era el estan-
darte que le habia confiado el emperador para que la plan-
tase en todas partes donde llegase; que por consiguiente
queria dejar una allí, para que cuando arribase a la isla
algún buque europeo, supiese que habíamos sido recibidos
como amigos, i tratase del mismo modo a los naturales,
respetando personas i haciendas. Añadió que era preciso
poner esta cruz en el paraje mas elevado para que todo el
mundo la viese, i que cada mañana debian adorarla. Los
reyes le prometieron, por medio del intérprete, cumplir exac-
tamente todo cuanto le encargaba el jeneral.
"Prcguntámosle si eran moros o jentiles: respondieron
que no adoraban ningún objeto terrestre, pero levantando
las manos al cielo, dieron a entender que reconocian a un
ser supremo a quien daban el nombre de Ahba, lo que llenó
de satisfacción al jeneral. Este dijo al reí que si tenia algún
enemigo, iríamos a combatirlo con nuestros buques. Res-
pondió el soberano isleño que en efecto se hallaban en gue-
rra abierta con los habitantes de dos islas vecinas, pero
que no siendo tiempo a propósito para atacarles, no podia
aceptar su jeneroso ofrecimiento.
"Regresamos a bordo, i por la tarde volvimos a tierra i
302 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGBÁFICOS
fuimos, en compañía de los re3^ezuelos a plantar la cruz en
la montaña mas elevada de las cercanías. El capitán dio a
conocer a los isleños las ventajas que alcanzarían de con-
servar aquel emblema de salvación, ante el cual nos arrodi-
llamos todos los circunstantes. Al bajar de la montaña,
atravesamos muchos campos cultivados, i fuimos al paraje
donde estaba el balangai, donde los reyes nos sirvieron va-
rios refrescos" i^.
Las islas que entonces reconocia Magallanes pertenecian
al archipiélago que habia denominado de San Lázaro, i que
después fué llamado de las Filipinas en honor del hijo de
Carlos V -*^. En esas islas habian hallado los castellanos
lí' PiGAFETTA, Viaggio, lib. II. La relación del viajero italiano
está un poco abreviada en el texto.
Para señalar el itinerario de Magallanes en las islas Filipinas
he tenido por únicos guias el diario de Albo, publicado por Nava-
rrete i la relación de Pigafetta, teniendo siempre a la vista la car-
ta de aquel archipiélago publicada en Madrid en 1749 por el je-
suita español Pedro Murillo de Belarde en su Historia de las
islas Filipinas, la que acompaña los viajes de lord Anson, i la pu-
blicada últimamente en Madrid en el Atlas de Coello. Las noticias
que acerca de este viaje han publicado el Padre Colín, en su obra
citada, Frai Juan Francisco de San Antonio en su Crónica de los
descalzos de San Francisco en Filipinas, i los padres misioneros
BuzETA I Bravo en la Introducción de su Diccionario jeográñco de
las islas Filipinas, contienen errores notables,^ nacidos sin duda de
que no conocieron los documentos que nos han servido de giiia i
cuya autenticidad no puede ponerse en duda. El Diccionario de los
padres Buzeta i Bravo nos ha servido, sin embargo, para dar el
nombre moderno a los lugares señalados por Albo i Pigafetta.
Puede verse también la obra publicada en 1<846 en Paris por
Mr. Maelat con el título de Les Philippines, dos volúmenes en 4°
con un atlas. La obra titulada VOceanie por M. de Rienzi (Paris,
3 vol. en 8*?) contiene muchos errores al hablar del descubrimiento
de las Filipinas.
20 Los padres Bravo i Buzeta i casi todos los escritores españo-
les ya citados, creen equivocadamente que el archipiélago de San
Lázaro es el mismo que Magallanes habia denominado de los La-
drones. Véase el diario de Albo i el Viaggio de Pigafetta, que son
las verdaderas autoridades a este respecto.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 303
una favorable acojida, víveres en abundancia i descanso de
los sufrimientos de una larga i penosa navegación. Desgra-
ciadamente, los verdaderos i grandes padecimientos déla
escuadrilla espedicionaria no habian comenzado todavía.
CAPITULO IX.
Llega Magallanes a la isla de Zebú. —Sus primeros contratos con
el reí de esta isla Bautismo del reí, de la reina i de cerca de
ochocientos isleños Castigo de los pobladores de la isla de
Mactan Magallanes determina atacarlos al saber que estos
se negaban a reconot.er la autoridad del rei de España.— Acome-
te esta empresa contra el parecer de los capitanes de la escua-
drilla.—Combate del 27 de abril de 1521 — Arrojo temerario
de Magallanes. — Su muerte. —Su retrato trazado por el caba-
llero Pigafetta — Los vencedores se niegan a entregar el cadá-
ver de Magallanes.
Parecía que Mao^allánes había olvidado el objeto princi-
pal de su célebre espedicíon. La favorable acojida que habia
recibido de los pobladores de aquellas islas, las muestras de
oro que le habían presentado, las ricas producciones de es-
peciería que recibía en retorno de sus obsequios, preocupa-
ban su espíritu de tal manera, que casi habia descuidadt) el
proyecto de continuar su viaje a las Molúcas. En la isla de
Limasagua preguntó a los reyezuelos con quienes habia es-
tado en comunicación, cuál era el puerto de las inmediacio-
nes mas aparente para negociar sus mercaderías i proveer
de víveres sus naves. Supo entonces que habia tres puertos
de grande importancia en aquellas islas, Ceylon,Zubtí i Ca-
TOMO VI 20
306 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBUOGRÁFICOS
lagan i. Habiéndole dicho que el de Zubú o Zebú era el mas I
rico de todos, determinó dirijirse a él. |
En la mañana del 1" de abril la escuadrilla estaba lista. I
para darse a la vela. El rei de Masaguá pidió entonces a 1
los castellanos que se demoraran en su isla para ayudarle a j
hacer sus cosechas, ofreciéndose él mismo a servirle de guia ]
en su viaje a Zebú. Magallanes aceptó sus proposiciones, i t
mandó que bajaran a tierra algunos soldados de sus na- '
ves. Este trabajo quedó terminado el 4 de abril, i en la ma-
ñana siguiente los esplora dores se dieron a la vela. Pasan-
do por el estrecho que separa la isla deLeitede la de Bohol,.
llegaron a la isla de Zebú, i fondearon en el puerto de este
nombre el dia 7 del mismo mes, que era domingo. Los cas-
tellanos observaron en la costa muchas aldeas, cuvas casas
estaban construidas sobre los árboles. k\ acercarse al puer-
to, Magallanes mandó enarbolar todas las banderas i ha-
cer una descarga de artillería que causó grande alarma en-
tre los isleños.
Inmediatamente, el jefe de la escuadrilla despachó a uno
de los suyos con el esclavo que le servia de intérprete para
conferenciar con el rei de Zebú. Encontraron a éste rodeado 1
de mas de dos mil hombres armados de lanzas ipaveces que
miraban con giande espanto las naves castellanas -. El es-
clavo le hizo presente que las descargas de artillería eran
sólo una señal de paz i de amistad con que los europeos
honraban i saludaban a los príncipes con quienes estaban
en buenas relaciones, que el jefe de las naves estaba al ser-
vicio del inayor rei de la tierra, i que el objeto de su viaje
era llegar hasta las islas Molúcas, pero que el rei de Masa-
guá le habia hecho tanto elojio de la persona i del poder
del rei de Zebú que se habia resuelto a hacerle una visita,
deseando ademas refrescar sus víveres i negociar las merca-
i Ceylon, o Seilani, como escribe Albo, en la isla de Leite, Zubú
o Zebú en la isla de este nombre, i Calagan o Caragan en la costa
oriental de la isla de Mindanao.
'^ PiGAFETTA, Viaggio, lib. II. HERRERA, Dcc. III, lib. I, Cap. III.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 307
derías que traía a bordo. Esta declaración tranquilizó algo
al señor de la isla; pero acostumbrado a las consideracio-
nes que le guardaban los reyes de las islas vecinas, creyó
que estaba en el caso de hacerse respetar de los estranjeros,
i comenzó por cobrar un derecho que le pagaban todas las
embarcaciones que se acercaban a sus dominios. El intér-
prete de los castellanos contestó que el capitán de un rei
tan poderoso no pagaria derecho a ningún rei de la tierra
i que estaba tan dispuesto a ofrecer la paz como aceptar la
guerra.
Hallábase cabalmente en la isla de Zebú un moro comer-
ciante de Siam que tenía noticias personales de las hazañas
de los portugueses en la India, i conocía demasiado la mane-
ra como los navegantes europeos negociaban con los reve-
zuelos del Asia, i las ventajas de sus elementos de guerra
Deseando evitar al rei de Zebú los embarazos que habian de
suscitarle sus pretensiones respecto a los castellanos, le habló
de las conquistas de los portugueses en la India iJe aconsejó
qué evitara toda dificultad que pudiera suscitarse. El intér-
prete, que entendió las esplicaciones del comerciante moro,
agregó al señor de Zebú que el rei de Castilla, a quien ser-
via Magallanes, era todavía mucho mas poderoso i mas
temible que el rei de Portugal, i que si hubiera preferido ha-
cer la guerra habría mandado una escuadra considerable
para hacerse respetar. El rei de Masaguá, que bajó a tierra
para estrechar las relaciones entre los castellanos i los isleños,
allanó todas las dificultades. La paz quedó convenida; el rei
de Zebú se allanaba a hacerse tributario del rei de Castilla,
pero se le dijo que no se exijia de él otro derecho que el pri-
vilejio esclusivo de negociar en sus dominios. Según la cos-
tumbre de aquellos isleños, era necesario que Magalláne^i
i el rei se sangrasen para beber recíprocamente su sangre
en signo de amistad i alianza. •' Después de haberse cambia
do los obsequios de una i otra parte, i de muchas ceremonias
que el historiadorj de la espedicion ha referido con gran re-*
'^ iPiGAFETTA, Viaggio, lib. II. _ H p:rkera, Déc, IIÍ, lib. I, cap. líE.
308 BSTirDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
cargo de pormenores, la paz quedó definitivamente ajusta-
da. El rei de Zebú se manifestó dispuesto a recibir el bau-
tismo.
Los isleños dieron principio a sus negociaciones. Lleva-
ban a las naves gallinas, puercos, cabras, arroz, coco, ñames
i diversas frutas, i las vendían por cascabeles, cuentas de vi-
drios i las telas que Magallanes traía en sus naves. Hacian
esto con todas las apariencias de sincera amistad i sumi-
sión a los estranjeros. El rei de Zebú espresó sus deseos de
hacerse cristiano, así como muchos otros señores de sus do-
minios, i pidió a Magallanes que de volver a Europa le de-
jasen en su isla algunos hombres que lo instruyesen en los
misterios i en los debereres de la relijon cristiana. El jefe
espedicionario accedió a esta solicitud, bajo condición de
que el rei confiara dos jóvenes de los principales de sus es-
tados para llevarlos consigo a España, donde aprenderiaii
la lengua castellana, a fin de que a su vuelta pudieran darle
una idea de lo que hubiesen visto.
Al fin se fijó el domingo 14 de abril para la ceremonia del
bautismo. Los castellanos levantaron en la plaza principal
del pueblo de Zebú, un tablado cubierto de tapicería i de
hojas de palmera. Magallanes mandó desembarcar cuaren-
ta hombres, i dos mas armados de piésacabeza que prece-
dían el estandarte real. La escuadrilla hizo una salva de
artillería para solemnizar el acto. Después de abrazarse cor.
dialmente, el rei de Z.-bú i Magallanes se sentaron en ricos
sillones: los otros señores de la isla en cojines o en esteras.
El espedicionario hizo presente al rei las ventajas que le iban
a resultar de abrazar el cristianismo, una de las cuales
era la de poder vencer mas fácilmente a sus enemigos. Supo
entonces por el rei que habia en los estados de éste algunos
jefes que no siempre estaban dispuestos a reconocer su au-
toridad. Magallanes los hizo llamar i les dijo por medio
del intérprete que si no obedecían al rei como su soberano,
los haria matar i daria a aquel todos sus bienes. Al oir es-
ta amenaza, todos los jefes prometieron reconocer la auto-
ridad real.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE A1AGALLÁNE8 309
''Después de haber plantado una gran cruz en el centro
de la plaza, se pregonó, un aviso para que el que quisiese
abrazar cristianismo destru\'ese sus ídolos i pusiese la cruz
en su lugar. Todos aceptaron la condición. Tomando en-
tonces al rei por la mano, Magallanes lo condujo al tabla-
do donde se le vistió enteramente de blanco, i se le bautizó
junto con el rei de Masaguá, al príncipe su sobrino, el mer-
cader moro i otras personas en número de quinientos. El
rei que se llamaba Rajáh-Humabon, fué llamado Carlos en
honor del rei de España. Celebróse en seguida la misa, des-
pués de la cual el capitán invitó al rei a comer pero éste se
esGUSÓ i nos acompañó hasta las chalupas, que nos llevaron
a la escuadra, la que hizo una descarga de toda su artillería.
"Después de comer, desembarcamos en gran número
para bautizar a la reina i otras mujeres. Subimos con ellas
al mismo tablado. Mostré a la reina un bustito que repre-
sentaba la vírjen con el niño Jesús, lo que le agradó mucho
i la enterneció. Me la pidió para ponerla en el lugar de sus
ídolos, a lo que consentí con mucho gusto. Se dio a la rei-
na el nombre de Juana en honor de la madre del empera-
dor: el de Catalina a la mujer del príncipe, i el Isabel a la
reina de Masaguá. Bautizamos este dia cerca de ochocien-
tas personas entre hombres, mujeres i niños" ^.
Estas ceremonias se prolongaron muchos dias mas. Los
isleños, atraidos mas por la curiosidad que por el piadoso
deseo de cambiar de relijion, acudian en tropel a recibir
las aguas del bautismo. Un villorrio de la vecina isla de
Mactan, cuyos habitantes se negaban a reconocer la au-
* PiGAFETTA, Viaggio, \\h. II - Hkrkeka, Déc. III, lib. I, cap.
111. — El P. Colín en su Labor Bvanjélica, Ministerios Apostólicos
de los obreros de la compañía dejesns en las islas Filipinas, lib I,
cap. XIX, refiere que cuando el adelantado Miguel López de Leij^a-
pies llegó a la isla de Zebú en 1565 a asentar en ella la dominación
española halló una imíljen de bulto del niño Jesús, i mas tarde las
cruces que habia levantado Magallanes, las que se conservaban
milagrosamente a pesar de los incendios i de otras destrucciones,
que refiere muí estensamente el piadoso historiador.
310 ESTUDIOS HISTÓRKO-BIBLKX^KÁFICOS
toridad del rei de Zebú, fué incendiado i re plantó una cruz
en el lugar que antes ocupaban los caceríos. Magallanes
exijió del rei de Zebú el juramento de fidelidad i sumi-
sión al rei de PySpaña, en la misma forma que soliau ])res-
tarlo los castellanos, esto es, con una espada desenvaina-
da en la mano i delante de una imájen de la YÍrjen. I^os
otros señores de la isla, a su vez, juraron obediencia al rei.
Sin embargo, todas estas manifestaciones de acatamien-
to i de respeto estaban revestidas de cierta esterioridad
que habria dado que temer a hombres menos resueltos (jue
Magallanes i sus compañeros. A pesíir de la facilidad con
que adoptaban la nueva relijion, los isleños persistían en
rendir culto a sus ídolos. P'ué necesario que Magallanes
curara a un hermano del príncipe que se hallaba gravemen-
te enfermo, i que los isleños atribuyeran a milagro del cielo
su curación para que la relijion de los europeos comenzara
a gozar de algún prestijio en aquellas islas.
Los castellanos pasaron todavía muchos dias en la isla
de Zebú. Al oriente de ella, separada sólo por un canal muí
angosto, i casi en frente del puerto donde habia fondeado
la escuadrilla, está situada una isla pequeña llamada Mac-
tan, que hablan visitado 1 )s soldados de Magallanes i don-
de habian incenciado un villorrio porque sus habitantes se
negaban a reconocer la autoridad del rei de España.
El viernes 26 de abril recibió el capitán espedicionario
un mensaje de uno de los señores de esa isla, llamado Zula.
Enviábale éste con uno de sus hijos dos cabras, haciéndole
saber que si no le remitía todos los obsequios prometidos,
no era por falta suya sino por causa de otro jefe llamado
Silapulapu, que, irritado por el incendio de uno de sus vi-
llorrios, no queria reconocer la autoridad del rei de España,
pero que si queria mandar en su socorro una chalupa con
algunos hombres armados él se comprometía a Ijatir i so-
juzgar a su rival.
Magallanes no se hizo repetir el mensaje. El espíritu
marcial del antiguo soldado de la India se a venia poco con
as ílilacioncs; i tal vez sentia haber navegado tanto tiem-
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 311
po i haber visitado paises desconocidos sin encontrar oca-
sión de medir sus armas i de desplegar los recursos de su
carácter osado i aventurero. Inmediatamente tomó la de-
terminación de ir a atacarlos en persona con la jente de
que podía disponer. Inútiles fueron las representaciones
que para disuadirlo le hicieron los suyos i aun el mismo rei
de Zebú. El capitán Juan Serrano le aconsejó que no pensa-
se en aquella jornada, porque ademas que de ella no saca-
ría provecho alguno, las naves iban a quedar tan despro-
vistas déjente que muí pocos hombres podrían tomarlas, i
por último, que si a pesar de todo persitstia en aquella em-
presa, no fuese él mismo sino que enviase a otro en su
lugar ''. Magallanes no aceptó este consejo: insistió en que
era menester castigar a los rebeldes, i dijo que como buen
pastor no podía abandonar su rebaño *'.
En la noche de ese mismo día quedaron hechos los apres-
tos para aquella empresa. Magallanes no pudo reunir mas
que sesenta hombres armados de corazas i de cascos: los
demás estaban todavía enfermos a causa de los sufrimien-
tos consiguientes a la prolongada navegación en el marPa-
•cífico i a la escasez de víveres que habían padecido. A media
noche se embarcaron éstos en las chalupas i se dirijeron a
Ja isla de Alactan. Los seguían el rei de Zebú, uno de los
príncipes de su familia, varios señores de aquella isla i gran
cantidad de hombres armados de picas. Magallanes se
acercó a Mactan antes de amanecer; i no pudiendo desem-
barcar su jente a causa de la baja mar, despachó al comer-
ciante moro a prevenir a los rebeldes que si querían reco-
nocer la soberanía del rei de España, prestar obediencia al
rei cristiano de Zebú i pagar los tributos exijidos, los con-
sideraría como amigos; pero que en caso contrario estaba
dispuesto a castíganos con sus armas. Los isleños no se
intimidaron con estas amenazas. Contestaron al emisario
de Magallanes que ellos también contaban con sus armas
í' Herrera, déc. III, lib. I, cap. I Y.
fi PiGAFETTA, Viaggio, lib. II.
:U2 ESTUDIOS HISTÓRICO -BIBLIOGKÁFIC OS
para defenderse, i que lo único que pedían era que no se les
atacara de noche.
Kl jefe de los castellanos quería embestir inmediatamente
ai villorio en que dominaban los sublev^ados. Los consejos
del reí de Zebú lo disuadieron de este propósito. Manifes-
tóle que los rebeldes habían abierto muchos hoyos, en los
cuales habían clavado gran cantidad de estacas agudas pa-
ra que los castellanos sucumbieran en caso de un ataque
nocturno, como debía suceder si daban crédito al mensaje
del jefe de los isleños. Magallanes se resolvió al ftn a espe-
rar el día para emprender el ataque; pero creía tan segura
la victoria que no quiso aceptar el ausílío que le ofrecía el
reí de Zebú. Pedia éste que se le dejase acometer primero
con sus mil hombres, confiado en que si los castellanos lo
avudaban, la victoria era segura. Magallanes no consin-
tió en ello: convencido de que sus soldados bastaban para
flerrotar a los enemigos, dijo a su aliado que se mantuviese
a la espectativa, viendo sólo como se batían los europeos ^
Al rayar el dia 27 de abril de 1521 comenzó el desembar-
co. A causa de las rocas que bordeaban la ribera, los caste-
llanos no pudieron acercarse a tierra, i tuvieron que cami-
nar un buen trecho con el agua hasta la cintura. Algunos
de ellos quedaron al cuidado de las chalupas, de modo que
la diminuta división de Magallanes estaba aun mas redu-
cida al pisar la ribera ^. Se preparaban a seguir adelnn te
cuando se presentó un cuerpo de indios por un flanco. Al
momento de atacarlos, se descubrió otro cuerpo por el otro
lado; i antes que los castellanos se dividieseu en dos pelo-
tones para acometer a los enemigos, se dejó ver un tercer
cuerpo por el frente. Durante media hora, los soldados de
Magallanes sostuvieron el combate manteniéndose a algu-
na distancia de los isleños, dirijíéndoles sus flechas i un fue-
"i Hekrrra, déc. III, lib. I, cap. IV'.
Maximiliano Tkansilyano, § XII.
^ Herrera, dice en el lugar citado, que desembarcaron 55 hom-
bres: Pkíafktta asienta que sólo fueron 49.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 313
go sostenido de mosquetería sin causar entre ellos grave
mal, porque, aunque muchos fueron heridos, ni las balas
ni los dardos les daban la muerte súbita que ellos temian
del poder i de los elementos de guerra con que contaban los
estranjeros. Lejos de intimidarse por los lijeros daños que
recibían, los isleños, confiados en la superioridad de su nú-
mero, volvian al combate mas atrevidos i furiosos, i lan-
zaban contra los castellanos nubes de cañas, de varas en"
durecidas al fuego i de piedras, dirijiendo principalmente
sus ataques contra Magallanes, a quien reconocian perfec-
tamente. Deseando éste separarlos o intimidarlos, dispuso
que se prendieran fuego a las chozas del pueblo vecino. Su
orden se ejecutó en el acto; pero la vista de las llamas no
hizo mas que enfurecerlos. Algunos corrieron al lugar mis-
mo del incendio i allí mataron a dos castellanos que encon-
traron separados de los suyos.
Antes de mucho tiempo, los isleños notaron que los es-
tranjeros eran invulnerables siempre que los golpes que se
les dirijian se estrellaban contra los cascos que cubrían sus
cabezas o las corazas que resguadaban sus pechos. Pensa-
ron entonces que dirijiendo sus tiros a las piernas de los
castellanos habian de hacer mayores estragos. Magallanes
recibió un flechazo en una pierna, i se vio obligado a orde-
nar la retirada. Por desgracia, su jente estaba desordena-
da: el número de los enemigos i el vigor con que combatían
la habia alarmado de de tai modo que ya no pensaba si-
no en la fuga. Loscañones,que habian quedado en las cha-
lupa, no podian ayudar a los españoles a causa de los bajos
arrecifes de la costa que les impedían llegar hasta el sitio
del combate. Magallanes, rodeado de unos pocos hombres,
los mas fieles i atrevidos de sus compañeros, se retiraba
siempre combatiendo tenazmente i disputando palmo a
palmo el terreno que abandonaba. Su jente estaba ya en la
ribera, con el agua hasta las rodillas; pero no podía ganar
aun las chalupas i recibía los dardos i las pedradas de los
isleños.
En medio del conflicto, Magallanes alentaba a los suyos
314 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIHLIOGRÁFÍCOS
con la palabra i el ejemplo, esponiendo su vida valiente-
mente. Dos veces, las pedradas de los enemigos perfectamen-
te dirijidas contra su persona, hicieron saltar el casco que
cubria cabeza; pero su valor no se entibió por eso. Este de-
sigual combate duró cerca de una hora con el mismo ardor.
Un isleño llegó a herir en la frente al capitán de los cas-
tellanos, i aunque éste lo traspasó con su lanza perdió su
arma que dejó sumida en el cuerpo de su adversario. Quiso
entonces desenvainar su espada, pero este movimiento le
filé imposible porque su brazo derecho estaba también he-
rido. Los enemigos percibiendo que estaba desarmado, car-
garon contra éh uno de ellos le dio un golpe tan recio en la
pierna que lo echó al suelo de cara. Inmediatamente se
arrojaron sobre él para ultimarlo. Cuando se vio acosado
por los enemigos, se volvió muchas veces hacia los suyos
para ver si podian salvarlo; pero esto era imposible. "Co-
mo no había entre nosotros uno solo que no estuviese he-
rido, i como no nos encontrábamos en estado de socorrer
o de vengar a nuestro jeneral, dice un testigo i actor de és-
ta fatal jornada, nos precipitamos sobre nuestras chalupas
que estaban a punto de partir. Nuestra salvación fué debida
a la muerte de nuestro capitán, porque en el momento en
(|ue pereció, todos los isleños corrieron allugardonde habia
caido" •'
í' PiGAFp:TrA, Viaggio, lib. II.
Bstos sucesos han sido referidos con detalles mas o menos di-
versos por Akjensola, en su Historia de las Malacas, Gomara,
Ov'iedo i Herrera en sus Historias de las Indias, i Maximdiano
Transilvano en su relación del viaje, publicada en italiano en el
primer volumen de la célebre colección de Ramusio, i en castella-
no, en el IV vol. de la colección de Navarrete. He preferido seguir
casi al pié de la letra la relación de Pigafetta, que merece mas fe
como testigo verídico, aunque no exento de algunas exajera -
ciones.
L;)s historiadores de las islas Filipinas son jeneralmente muí
inexactos al tratar del viaje i de la muerte de Magallanes. El pa
dre Colín se limita casi a recordar la voluntad divina. *'Para que
se vea, dice, que no habia sido elejido de Dios Magallanes para
VIDA I VIAJES DE HERNANDO I>K MAGALLANES 315
La retirada de los compañeros de Magallanes no fué me-
nos peligrosa. El rei de Zebú, cumpliendo las órdenes del
jeneral, habia sido simplemente espectador del combate,
presenciándolo simplemente desde sus embarcaciones; i los
castellanos que habían quedado en las chalupas, creyendo
ausiliar a sus compañeos, rompieron el fuego de artillería
cuando estos trataban de embarcarse, causando así mayor
confusión entre los fujitivos. La jornada costó la vida a
ocho castellanos i a cuatro isleños bautizados, que se-
guian de cerca a Magallanes. Uno de aquellos era Cristo,
bal Rabelo, que desde algunos dias atrás mandaba la nave
Victoria ^^. Casi todos los castellanos que volvieron a la
escuadra estaban heridos de resultas de aquel encarnizado
combate.
'*Así pereció nuestro guia, nuestra luz i nuestro sosten,"
escribe el historiador de nuestra espedicion. I mas adelante
agrega: "Pero la gloria de Magallanes sobrevivirá a su
muerte. Estabaadornados toda de la virtudes: mostró siem-
pre una constancia inscontrastable en medio de las mavotes
adversidades. En el mar, se condenaba a las mismas peno-
sas privaciones que el resto de la tripulación. Versado mas
que ninguno otro en el conocimiento de las cartas náuticas
poseia perfectamente el arte de la navegación, como lo pro-
bó dando la primera vuelta al mundo, lo que nadie antes
que a él habia intentado" ^^
otro descubrimiento ni conquista, que el de Filipinas, permite el
cielo que con bien lijera ocasión, le sea cortado allí el hilo de la
vida, i que queda sepultado en ellas aquel grande capitán, como
«emilla de la jenerosa planta del evanjelio, i población espaii(jia
que Dios pretendía -en estas islas" Labor evanjélica, etc. lib. 1,
cap. XIX, pá¡. 115.
l(> Relación de las personas que parecieron en la escuadra.
PiGAFETTA, Viaggio, lib. IL
11 PiGAFETTA, Viag^io, lib. 11 —Magallanes no alcanzó a dar la
vuelta al mundo en su célebre viaje; pero en su juventud habia lle-
gado a Malaca por el cabo de Buena Esperanza, i en su última
espedicion, la muerte lo sorprendió en los mares del Asia, a poca
distancia de los lugares que recorrían los portugueses.
316 ESTUDIOS HISTÓR1C0-B1KL10GRÁF1008
Por grandes que sean los conocimientos náuticos del ma-
rino portugués, i las virtudes que les atribuya Pigafetta,
quehizocon él aquella celebre espedicion, el rasgo distintivo
de su carácter es la convicción profunda con que concibió
sus proyectos i la firmeza con que supo llevarlos a cabo. Eo
Magallanes se encontraban reunidas las prendas que dis-
tinguen a los hombres de verdadero jenio, alta intelijencia
para concebir, constancia para realizar su pensamiento i
enerjía para vencer las dificultades que encontraba en su
camino. Magallanes fué tan firme i tenaz en sus negociacio-
nes con la corte de España para empeñarla en su empresa,
como valiente i decidido delante del peligro en las tempesta-
des del mar i en las borrascas que les suscitaron sus compa-
neros
12
Los castellanos, privados así de su jefe, tuvieron toda-
vía el sentimiento de no poder dar sepultura a su cadáver.
El rei de Zebú, de acuerdo con los españoles, mandó decir
a los sublevados de Mactan, que si queria entregar el cuer-
1- Los escritores portugueses que han tratado de esta célebre
espedicion, no han disimulado su encono, ni han escaseado su cen-
sura contra Magallanes, acusándolo particularmente de desleal-
tad para con el rei de Portugal por haber hecho su viaje al servi-
cio del rei de España. El historiador Juan de Barros, superior
muchas veces a las preocupaciones de su siglo, parece creer, como
los diplomáticos del rei don Manuel, que toda empresa que redun-
dara en provecho de un estraño era un perjuicio para el soberano
de Portugal. Su predisposición contra Magallanes, a pesar de re-
conocerle su gran mérito de navegante i de soldado, se deja tras-
lucir en cada una de las pocas pajinas que ha consagrado a tan
célebre viaje. Este mismo sentimiento respiran los escritos de
otros historiadores de menos elevación que Barros. Camoens mis-
mo, tan admirador de los hombres de verdadero mérito como ene-
raigo de los cortesanos, habla de la deslealtad de Magallanes en
términos demasiado duros, a punto de decir que era indigno de
haber nacido portugués. En las Luisiadas, canto 10, encon-
tramos:
"O Magalhaes, no feito con verdade '
Portugués, porém nao na lealdade."
VIDA I VIAJES DH HERNANDO DE MAGALLANES 317
po de Magallanes, los estranjeros les darían la cantidad
que pidieran de aquellas mercaderías que llevaban en sus
naves. Los vencedores, enorgullecidos con tan reñido i com-
pleto triunfo, respondieron que nada podría reducirlos a
deshacerse del cadáver de un hombre como el jefe de los cas-
tellanos, i que ellos querían guardarlo como un monumen
to de victoria. Por mas ultrajante que fuera esta respues-
ta para los europeos, ellos tuvieron que resignarse a esta
nueva humillación.
CAPITULO X.
Recelos de los castellanos después de la muerte de Magallanes. —
Entra el reí de Zebú en un complot contra ellos. — Matanza del
1*=* de mayo de 1521. —Toma el mando de la escuadrilla Juan
Caraballo. — Se retira de la isla de Zebú, dejando abandonado
a Juan Serrano. — Destruye la nao Concepción en la isla de
Bühol.— Visita varias islas, i es depuesto del mando. — ^Llegan
los casteüanos a las Molúcas. — Trájico fin de Francisco Serra-
no.— Los reyes de aquellas islas reconocen la autoridad del rei
de España — La Victoria da la vuelta a Europa. -Padecimien-
tos de la navegación. — Los portugueses le toman doce hombres
de su tripulación en las islas de Cabo Verde. —Arribo a Sevilla.
— Premios concedidos por el rei a Sebastian de Elcano. — Con-
clusión.
Después de la muerte de Magallanes, sus compañeros sólo
presintieron desgracias en el porvenir de la espedicion. Los
españoles que habian desembarcado en Zebú para negociar
sus mercaderías, se apresuraron a volver a bordo, temién-
dolo todo de los indíjenas rebelados. Faltándoles el jefe que
hasta entonces los habia dirijido con tanto acierto, los cas-
tellanos se pusieron bajo el mando de Juan Serrano i Duar-
te Barbosa i , que, como segundos de Magallanes, habian
manifestado las dotes de capitanes esperimentados.
La situación de los compañeros de Magallanes en aque-
1 PiGAFETTA, lib. IL - GoMARA, Historia de las Indias, cap.
XCII, folio 123, ed. de Ambéres de 1554. Gomara dice en esta
parte que Barbosa era suegro de Magallanes, confundiendo a
aquél con su padre Diego Barbosa que habia quedado en Sevilla.
320 ESTUDIOS HISTÓllICO-BIBLIOGRÁFIC os
lias islas comenzaba a ser muí angustiada. El prestijio de
invencibles de que habían estado rodeados en los primeros
dias, se habia perdido completamente. Miraban con recelo
a sus propios aliados, i temian a cada momento nuevas di-
ficultades i nuevos descalabros. En efecto, los reyezuelos
enemigos del rei de Zebú estaban reunidos en la isla de Mac-
tan, i le hacian la amenaza de matarlo i destruir sus tierras
si no tomaba las armas para acabar con los castellanos i
quitarles sus naves -. Talvez vacilaba aquel jefe antes de ,
tomar parteen el complot a que se le convidaba, cuando un
accidente inesperado vino a determinarlo a obrar. El escla-
vo de Magallanes, que habia servido de intérprete de la es-
pedicion, se creyó desligado de toda obediencia después de
la muerte de su amo; pero habiendo recibido malos trata-
mientos del capitán Barbosa, que como deudo de Magallá.
nes habia tomado la administración de sus bienes, determi-
nó vengarse de los castellanos. Para conseguir su objeto,
refirió al rei de Zebú que los europeos habían abrigado el
propósito de atacarlo a él, apresarlo i llevarlo cautivo en
sus naves "^ . Este fcdso denuncio produjo el efecto que se
deseaba. El rei de Zebú se determinó a hacer lo que se le
pedia.
De antemano habia ofrecido a los castellanos una valiosa
joya que debia ser presentada al rei de Castilla en señal de
vasallaje. A pretesto de entregarles esa joya, el rei de Zebú
convidó a comer en tierra a los capitanes Barbosa i Serra-
no, encargándoles que asistiesen en compañía de los pilotos
i demás personas notables de la escuadrilla. Duarte Barbo-
sa no vaciló un instante en aceptar la invitación que se le
hacia. No así Juan Serrano, que temiendo alguna acechan-
2 Herrera, déc. III, lib. I, cap. IX.- Barros, déc. III, lib. V,
cap. X.
3 Declaraciones de Sebastian de Elcano en la instrucción levan-
tada en 1552. — Pígafktta, lib. II.
Maximiliano Transilyano, Rehicion, § XIII.- Gomara, i7/sí.
cap. XCII.- Oviedo, Historia de las Indias, part. II, lib. XX,
cap. II.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 321
za, creía que la prudencia le aconsejaba no bajar a tierra.
Fuéle forzoso acceder a las instancias de su compañero de-
seando que no se achacase a temor su negativa.
En la mañana del 1" de mayo desembarcaron ambos jefes
acompañados de veintisiete personas, entre las cuales figu-
raban Luis Alfonso de Gois, marino portugués, que desde
la muerte de Magallanes desempeñaba el cargo de capitán
de la nao Victoria, el hábil piloto Andrés de San Martin,
los escribanos Sancho de Heredia i León de Ezpeleta i el
clérigo Pedro de Valderrama. El rei de Zebú los esperaba en
la ribera rodeado de algunos hombres de su séquito. Con-
dújolos a un bosque de palmeras donde tenia preparada la
comida con que finjia obsequiarlos; pero tan luego como se
sentaron se vieron acometidos de todos lados por un inmen-
so número de isleños. Toda resistencia fué imposible: la
furia de los agresores i su número considerable decidie-
ron su triunfo desde el primer momento: todos los caste-
llanos fueron asesinados inhumanamente. Sólo se respetó
la vida del capitán Serrano, por quien los isleños tenian
mayor estimación.
En la escuadrilla, entre tanto, no se tenia noticia alguna
de lo que ocurría en tierra; pero en breve llegaron a las na-
ves dos de los compañeros de Serrano, quienes, después de
haber desembarcado, se separaron de los suyos sospechan-
do que se les tendía una celada. Era uno de éstos el piloto
portugués Juan Caraballo, a quien por su posición corres-
pondía el mando de la escuadrilla por falta de Barbosa i de
Serrano. Caraballo mandó inmediatamente que las naves
se acercasen a la ribera i que la artillería rompiese el fuego
sobre el pueblo vecino.
Los isleños no se asustaron por esto. Pocos instantes
después se presentaron en la playa en confuso tropel arras-
trando consigo al infeliz Serrano herido i maniatado. Desde
allí pedia a los suyos que suspendieran todo acto de hosti-
lidad porque podía costarle la vida, i que lo rescataran de
las manos de sus aprehensores, obsequiándoles algunas de
TOMO VI 21
322 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
las mercaderías que quedaban a bordo. Todo fué en vano:
Caraballo temía una nueva trama i no pensaba mas que en
abandonar aquellas islas. ''Juan Serrano, dice un testigo
ocular, continuaba implorando la piedad de su compadre
(Caraballo), diciendo que seria asesinado en el momento en
que nos diésemos a la vela; i viendo que sus quejas eran inú-
tiles, comenzó a hacer imprecaciones i rogaba a Dios que el
dia del juicio final pidiese cuenta de su alma a Juan de Ca-
raballo su compadre. Pero no se le escuchó; i partimos sin
que después hayamos tenido noticia alguna de su vida o de
su muerte." En el momento de salir del puerto, los castella-
nos oyeron una gran gritería, i supusieron que los isleños
acababan de dar muerte al infeliz Serrano ^.
La escuadrilla espedicionaria siguió su viaje i llegó a la
isla de Bohol. Como su jente estaba reducida a solo ciento
quince hombres, que no bastaban para la maniobra de las
tres naves, acordaron quemar la nao Concepción, que era
la mas vieja e inútil de todas ellas. Tocaron en varias islas
de aquellos archipiélagos proveyéndose de víveres i hacien-
do tratos con sus reyezuelos; i el 8 de julio llegaron a la isla
de Borneo, donde fueron recibidos amigablemente. El histo-
riador de la espedicion refiere con gran prolijidad las confe-
rencias que los castellanos tuvieron con el rei de aquella isla
al través de una especie de reja, para celebrar la paz i cam
biar los presentes.
A pesar de esto, los castellanos temieron que tras de
aquella aparente benevolencia se ocultase el pensamiento
de atacarlos. Esta sospecha se corroboró con un suceso
inesperado. En la mañana del 29 de julio vieron acercarse
a la escuadrilla una gran cantidad de piraguas que navega-
ban a toda prisa. Temiendo ser atacados, los castellanos
se dieron inmediatamente a la vela, pero entonces notaron
Cjue ocho juncos, o embarcaciones mayores, se habian colo-
cado detras de sus naves, como si se tratara de atacarla»
4 PiGAFETTA, lib. IT.— Maximiliano Tkansilyano. §§ XIII i XIV.
—Herrera, déc III, lib. I, cap. IX.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 323
por todos lados. ''Nuestro primer cuidado, dice el historia-
dor de la espedicion, fué desembarazarnos de los juncos,
contra los cuales hicimos fuego de tal suerte que matamos
mucha jente. Cuatro de ellos cayeron en nuestro poder; los
otros cuatro se salvaron yendo a encallar a tierra. En uno
de ellos estaba el hijo del rei de la isla de Luzon, que era ca-
pitán jeneral del rei de Borneo,! acababa de conquistar con
estos juncos una isla llamada Laoé." A pesar de que Juan
Caraballo dejaba en tierra a un hijo suyo i otros dos espa-
ñoles que hablan desembarcado para negociar con los isle-
ños, i a quienes habria podido canjear con el hijo del rei de
Luzon, cometió la torpeza de dar libertad a éste en cambio
de algún oro. Iniítiles fueron las jestiones que después de
esto hizo Caraballo para obtener el rescate de su hijo i de
sus compañeros. Al fin, se vio obligado a darse a la vela,
llevando consigo dieciseis hombres i tres mujeres apresados
en los juncos •"•.
Las naves castellanas, sin embargo, no estaban en esta-
do de seguir su viaje. Una tempestad que sufrieron en la
costa de Borneo, las obligó a abrigarse en un puerto des-
poblado para hacer en ellas algunas reparaciones. Al salir
de allí, los castellanos quitaron el mando a Caraballo i lo
dividieron entre dos personas de las mas distinguidas de la
escuadrilla. El mando de la Trinidad fué confiado a Gon-
zalo Gómez de Espinosa, i el de la Victoria a Juan Sebas-
tian de P^lcano, hidalgo vizcaíno, que estaba destinado a
llevar a cabo la empresa de Magallanes. Ambos capitanes
pensaban sólo en llegar cuanto antes a las islas Molúcas,
de las cuales según »us cálculos i según las noticias que ha-
bían recibido, no podian distar mucho. Los castellanos se-
guían su viaje por entre las numerosas- islas de aquellos ar-
chipiélagos, i encontraban con frecuencia algunas embarca-
ciones que se ocupaban en hacer el comercio. En algunas de
5 PiGAFETTA, lib. IIL — HERRERA, déc. III, lib. I, Cap. X.
Diario de Albo.— Declaraciones tomadas en Sevilla en el procesa
de octubre de 1522.
324 BSTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOaUÁF ICOvS
esas naves que apresaron, encontraron pilotos prácticos en
la navegación de aquellos mares, que les sirvieron de guia,
no siempre fieles es verdad, para llegar hasta las islas Mo-
lúcas. El 6 de noviembre divisaron a lo lejos cuatro islas,
que se levantaban como a catorce leguas hacia el Oriente.
"Bl piloto que nos guiaba, dice el historiador de la espedi-
cion, nos dijo que eran las islas Molúcas. Dimos gracias a
Dios; i en señal de nuestro regocijo, hicimos una descarga
de toda la artillería. Nadie se sorprenderá de la alegría que
esperimentamos a la vista de estas islas cuando se conside-
re que hacia veintisiete meses menos dos dias que recorría-
mos los mares i que habíamos visitado una infinidad de
islas buscando siempre las Molúcas." El viernes 8 de no-
viembre, tres horas antes de ponerse el sol, la escuadrilla
fondeó en el puerto de la isla de Tidor.
Desde luego, los castellanos entraron en negociaciones
•con el rei de aquella isla. Permitióles éste que desembarca-
ran i negociaran sus mercaderías. Cambiáronse valiosos
presentes de una i otra parte: los castellanos daban sus te-
las, parios i sederías, i recibían en retorno clavos de olor,
nueces moscadas i otras especies engrande abundancia.
Allí supieron que Francisco Serrano, el amigo i compañe-
ro de Magallanes, que lo habia instigado a emprender su
célebre espedicion, habia muerto envenenado ocho meses
antes en aquella misma isla. Establecido desde muchos
años atrás en la isla de Ternate, Serrano habia llegado a
ser jeneralísimo de las tropas del rei de ella, i habia empren"
dido una campaña contra el rei de Tidor, en que habia que.
dado victorioso. Su enemigo, no olvidó nunca su derrota; i
muchos años después, a principios de 1521, habiendo pasa-
do Serrano a esta isla, fué envenenado por traición. De este
modo, los dos soldados portugueses que después de haber
militado juntos en la India i visitado aquellos mares, ha-
bian mantenido correspondencia para reunirse por caminos
desconocidos en las célebres islas de la especiería, murieron
casi a un mismo tiempo, cuando estaban a punto de reu-
nirse, i de realizar así las aspiraciones de muchos años.
VIDA I VIAJES DE llEliKANDO DE MAGALLANES l^2Ó
Los re3'es de las islas vecinas fueron con los castellanos
igualmente obsequiosos que el de Tidor. Como Jos portu-
gueses, que comenzaban a navegar en aquellos mares, les
hubieran dado mal tratamiento, todos ellos se apresuraron
a reconocer la autoridad del rei de (bastilla, a recibir la re-
lijion cristiana i a obsequiar a los recien venidos. Los espa-
ñoles cargaron sus naves con las valiosas producciones de
aquellas islas, i recojieron aves de diversas especies para
llevarlas a España como muestra de sus riquezas *^.
A mediados de diciembre estuvo todo dispuesto para la
marcha de los espedicion arios. Querian éstos volver a Es-
paña a anunciar sus descubrimientos i los tratos que ha-
bían celebrado con los reyezuelos de las islas Molúcas; pero
cuando trataron de salir del puerto, reconocieron con jene-
ral sentimiento que la nao Trinidad, que hacia de capitana,
estaba estropeada en la quilla i recibia tanta agua que era
imposible continuar el viaje con ella. Trataron de remediar
el mal, i entonces conocieron que era necesario descargar la
nave para carenarla. Sin embargo, la impaciencia de los
castellanos era tal que no podian resignarse a una demora
de tres meses. Acordaron con este motivo que la nao Victo-
ria, bajo el mando de Juan Sebastian de Elcano partiera in-
mediatamente llevando las comunicaciones para el rei i lavS
mercaderías que pudiera cargar. La otra nave, la Trinidad,
debia quedarse en Tidor el tiempo necesario para carenar-
la. Terminada esta operación, debia esta nave dirijirse a
Panamá para remitir desde allí su carga a España '^.
La Victoria, en efecto, salió de Tidor el 21 de diciembre
de 1521, llevando sesenta hombres de tripulación, trece de
^ Estracto tomado por don J. B. Muñoz de las paces hechas por
los castellanos con los reyes de las islas Molúcas, en la colección de
Muñoz, en la Biblioteca de la real Academia de la Historia de Ma-
drid. El orijinal existe en Sevilla, en el archivo de indias.
Maximiliano Transilvano^ § XIX.— Pigafetta, lib. III.
7 Maximiliano TraNvSILVano, § XX Pigafetta, lib. III.
Véase la Ilustración IX.
3^6 ESTUDIOS HISTÓRICO- BIBLIOGRÁFICOS
los cuales eran naturales de aquella isla ^. Los castellanos
tocaron todavía en algunas islas en que se proveyeron de
pimienta, madera de sándalo i canela, i siguieron después
el mismo camino c^ue llevaban los portugueses en sus viajes
a la Indi¿i. Molestáronlos algo las tempestades en la costa
de África e igualmente la escasez de víveres; pero era tal su
vehemencia por volver a España que no quisieron acercarse
a Mozambique a refrescar sus provisiones. Quince de los in-
dividuos de la tripulación fallecieron durante este viaje.
Por fortuna, las penalidades de los esploradores llegaban a
su término. El 18 de mayo avistaron la estremidad meri-
dional del África; i doblando cuatro dias después el Cabo
de Buena Esperanza, pudieron navegar con mas felicidad i
por mares mas conocidos.
A principios de julio se hallaba la Victoria colocada en-
tre el continente africano, que tenia a su derecha, i las islas
de Cabo Verde, que se levantaban a su izquierda. La esca-
sez de víveres era entonces estremada. "Era tal nuestra mi-
seria, escribe el historiador de la espedicion, que si el cielo
no nos hubiese concedido un tiempo favorable, todos ha-
bríamos muerto de hambre. El 9 de julio avistamos las is-
las de Cabo Verde, i fuimos a fondear a la que lleva el nom-
bre de Santiago. Como sabíamos que nos hallábamos en
tierra enemiga i que no se dejaría de concebir sospechas
contra nosotros, tuvimos la precaución de mandar decir,
por medio de los que tripulaban la lancha que enviamos a
tierra para hacer provisión de víveres, que nuestra arriba-
da a aquel puerto era forzosa a causa de habérsenos roto
nuestro mástil de trinquete, al pasar la línea equinoccial, i
s PiGAFETTA, lib. III.— GOMARA, cap. XCVIII.— D. Martin Fer-
nández de Navakrete, el célebre colector de documentos sobre los
viajes de los españoles en los siglos XV i XVI, dice en una corta
noticia biográfica de Sebastian de Elcano, publicada en la Colec-
ción ríe documentos para Ja historia de España, tom I, páj. 244?,
que la nao Victoria salió de Tidor el 21 de abril de 1522 El mismo
error ha sido repetido en la biografía de Elcano, dada a luz en el
tomo VIII de la Nouvelle Biographie genérale, París, 1855.
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 327
<j|ue no teníamos bastante jente para componerlo; añadi-
mos que el capitán jeneral babia continuado su rumbo ha-
cia España con dos naos mas. En fin, les hablamos de mo-
do que creyesen que veníamos de la costa de América i no
del Cabo de Buena Esperanza. Ellos lo creyeron así, i nos
enviaron dos veces la lancha llena de arroz en cambio de
nuestras mercaderías.
'^Habiendo mandado a tierra por tercera vez la chalupa
con trece hombres para cargarla de provisiones, notamos
que la detenian, i según los movimientos que empezaban a
hacer algunas carabelas, sospechamos que querían también
apresar nuestra nao, lo que nos determinó a hacernos a la
vela al momento. Supimos luego que el motivo de haber
apresado la lancha era porque uno de los marineros que la
tripulaban, habia descubierto nuestro secreto, contando
todo cuanto nos pasó, i añadiendo que nuestra nao era la
única de la armada de Magallanes que regresaba a Euro-
pa" 9. Forzoso les fué darse a lávela precipitadamente para
evitar el peligro de quedar prisioneros de los portugueses.
Durante su permanencia en aquella isla, los castellanos
quisieron comprobar la exactitud de los diarios de navega-
ción que habian llevado los pilotos. "Hicimos preguntar en
tierra, dice Pigafetta, qué dia de la semana era aquél. Se
nos contestó que era jueves, lo que nos sorprendió, porque
según nuestros diarios, estábamos en miércoles. No podía-
mos persuadirnos que nos hubiéramos engañado en un dia.
Yo me sorprendí mas que los otros, poique habiendo esta-
do siempre en buena salud para escribir mi diario, habia
señalado sin mterrupcion los dias de la semana i las fechas
del mes" lo.
Los últimos dias de navegación de la nao Victoria fue-
ron completamente felices. Favorecidos por los vientos, los
castellanos avistaron las costas de España el 4 de setiem-
bre, i dos dias después entraron en la bahía de San Lúcar
í> Pigafetta, lib. IV.
10 Véase la Ilustración núm. X.
328 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOGRÁFieOS
de Barrameda. Tres años antes habían salido de ese mismo
puerto las cinco naves que mandaba Magallanes; una sola
volvia a España después de haber realizado tan célebre es-
pedicion. De los 265 hombres que se hicieron a la vela el 20
de setiembre de 1519, sólo volvian dieciocho i aun éstos
flacos i enfermos. La misma nao Victoria que habia salido
de las Molúcas con sesenta hombres de tripulación, dejaba
doce en las islas de Cabo Verde, prisioneros de los portu-
gueses, i los otros, dice Pigafetta, se habian fugado en la
isla de Timor, otros habian sido condenados a muerte por
diversos crímenes, i otros finalmente habian perecido de
hambre.
De Elcano no se demoró muchos dias en el puerto de San
Lúcar. El lunes 8 de setiembre, la nao Victoria fué a fon-
dear cerca del muelle de Sevilla, anunciando su arribo con
una salva jeneral de artillería ii. El dia siguiente, los caste-
llanos bajaron a tierra en camisa i descalzos, con sendos
cirios en la mano, para ir a visitar la iglesia de nuestra se-
ñora de la Victoria i la de Santa María la Antigua, como
habian prometido hacerlo en los momentos de peligro.
La noticia del arribo de la nao Victoria después de ha-
ber dado una vuelta al rededor del mundo, se estendió rá-
pidamente por toda España. De Elcano se habia apresura-
do a comunicar al rei el resultado de su viaje desde San Lú-
car de Barrameda; i Carlos V, que acababa de llegar de
Alemania para castigar a los comuneros rebeldes, i que por
tanto se hallaba rodeado de atenciones, contestó su men-
saje con fecha 13 de setiembre. En su carta, el rei se felicita-
ba del regreso de una de las naves de aquella célebre espedi"^
cion, i manifestaba al afortunado capitán sus deseos de ad'
quirir noticias acerca délos países recién esplorados. "I por-
que yo me quiero informar de vos, decía, muí particular-
mente del viaje que habéis hecho i de lo en él sucedido, vos
mando que luego que esta veáis, toméis dos personas de las
que han venido con vos, las mas cuerdas i de mejor razón,
11 Véase la Ilustración ndm. XL
VIDA 1 VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 329
i OS partáis i vengáis con ellos donde yo estuviere, que con
este correo escribo a los oficiales de la Casa de Contrata-
ción de Indias que os vistan i provean de todo lo necesario
a vos i a las dichas dos personas" 12.
Una de las personas que acompañaron a de Elcano en su
visita al emperador fué el caballero Antonio de Pigafetta,
el célebre historiador de la espedicion. '^Saliendo de Sevilla»
dice éste, yo fui a Valladolid, donde presenté a la sacra ma"
jestad de don Carlos, nó el oro ni la plata, sino cosas que
a sus ojos eran mucho mas preciosas. Le ofrecí, entre otros
objetos, un libro escrito por mi mano, en que dia por dia
habia apuntado todo lo que nos había ocurrido durante el
viaje." Después de esto, Pigafetta pasó a Portugal para
hacer al reí don Juan la descripción de los paises que aca-
baba de visitar. En seguida fué a Francia, donde hizo igual
relación a la madre de Francisco I, entonces rejente del rei-
no; i por último, pasó a Italia, donde dio de nuevo la histo-
ria de su viaje a FeHpe de Viliers de risle-Adam,gran maes-
tre de la orden de caballeros de Rodas ^^.
El emperador premió jenerosaraente los servicios de
Juan Sebastian de Elcano. Colmólo de honores i distincio-
nes, concedióle una pensión anual de quinientos ducados de
oro, autorización para llevar siempre dos hombres ar-
armados para guarda de su persona, i un escudo de armas
cuyos cuarteles aludian a varias circunstancias del viaje i
cuya cimera era un mundo con esta inscripción: Primus cir-
cundedisti me 1^.
1- Carta de Carlos V a Sebastian de Elcano, publicada en la
Colección de Documentos inéditos para la ^historia de España,
tomo I, páj. 247.
13 PiGAFETA, VÍaggÍo,\\h. lll.
Véase la Ilustración núm. Xll.
11 Cédulas de 23 de enero de 1523 i de 20 de mayo de 1524, pu-
blicadas en la Colección de documentos inéditos para la historia
de España, tomo I.
Ovie;do, Historia jeneral de las Indias, lib. XX, cap. III.
Véase la Ilustración nüm. Xlll.
330 ESTUDIOS IIISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Los compañeros de Magallanes que alcanzaron a volver
a Europa después de tan célebre espedicion, obtuvieron
igualmente premios i distinciones. Alvaro de Mezquita, ca-
pitán de la nao San Antonio, preso por los amotinados i
llevado a España, donde era detenido en una cárcel, fué
puesto en libertad, si bien se adelantó el proceso con las de-
claraciones de los recien llegados para obtener el esclareci-
miento de los sucesos de tan célebre espedicion.
La familia de Magallanes, sin embargo, no pudo gozar
por mucho tiempo de los beneficios quedebia haberle repor-
tado este viaje, según la estipulación celebrada con el rei.
El hijo de Magallanes murió en 1521, i su esposa el año
siguiente. Su suegro i los deudos de éste fallecieron poco
años después dejando vacantes la herencia de rentas i ho-
nores de Magallanes. Sólo muchos años mas tarde, se pre-
sentó un portugués desvalido, falto de recursos hasta para
litigar, que se llamaba pariente del célebre descubridor i
que reclamaba en vano la posesión de sus bienes. Magalla-
nes había muerto sin mas herederos que sus proezas i su
gloria, que son inmortales.
PRUEBAS E ILUSTRACIONES
CONCERNIENTES A LA
VIDA I VIAJES DE HEMAHDO DE MAGALLANES
ILUSTRACIÓN I
NACIMIENTO I PRIMEROS AÑOS DE MAGALLANES
(Véase el cap. í, páj. 195)
Las dudas e ineertidumbres que envuelven los primeros
años de Cristóbal Colon se repetian al tratarse de Hernan-
do de Magallanes. Los historiadores le designaron por pa-
tria tan pronto la ciudad de Oporto ( Arjp:nsola, Historia
de las Molúcas, lib. I, páj. 6, i en sus Anales de Aragón, lib.
I, cap. 13, páj. 133) como la capital del reino portugués,
Lisboa, (San Román, Historia jener al de la India oriental^
lib. 2, cap. 25, páj, 341). Posteriormente, se ha encontrado
en la bibhoteca de Oporto un curioso manuscrito que lleva
este título: Nobiliario da Caza do Cazal do Pago, ofíérecido
a Gaspar de Barboza Malheiro por seo tio fr. Joao de Ma-
dre de Déos. Este manuscrito, que contiene una jenealojía
de la familia de Magallanes, hace nacer a Hernando en la
villa de Figueiro, provincia de Estremadura, en Portugal.
Difícil era resolver algo en vista de estas tres opuestas
autoridades. Felizmente, se ha encontrado en Lisboa un
testamento otorgado por Magallanes mismo en el barrio
de Belén, con fecha 19 de diciembre de 1504, tres meses an-
tes de embarcarse para la India, en que declara ser natural
de la villa de Sabrosa, comarca de Villarreal, provincia de
Tras-os-Montes. Este testamento, que he conocido en Pa-
rís gracias a la benévola amistad de Mr. Ferdinand Denis,
334 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
el erudito historiador del Portugal i del Brasil, me lia pa-
recido decisivo; i lo he seguido en el texto de esta historia.
Menos fácil es todavía fijar el año del nacimiento de
Magallanes. Fvl mismo Mr. Denis, que ha escrito mía bio-
grafía del navegante portugués, i estudiado prolijamente
sus viajes, fija la fecha de 1470 {Nouvelle hiographie genéra-
le, tom. XXXII, col. 671); pero, poco mas adelante dice
que Magallanes tendría una veintena de años en 1505,
cuando salió por primera vez de Portugal, lo que importa
una notable contradicción. He creido que no habia temor
de equivocarse mucho en fijar el año 1480, como época de
su nacimiento, suponiendo que tendría veinticinco años al
tiempo en que comenzó su carrera náutica i militar.
Las mismas dudas existen respecto a los padres de Ma-
gallanes. El Nobiliario antes citado dice que su padre era
López Rodríguez de Magalhaens, jentil hombre de palacio,
i que su madre se llamaba Margarita Núñez, poseedores
ambos de un mayorazgo conocido con el nombre de Spiritu
Sancto. El Nobiliario agrega que López era escribano de
un tribunal, i que el padre de éste se llamaba como su nieto,
Hernando de Magalhaens, señor de Parada de Gatim en la
provincia de Minho. El antecesor de éste era Alfonso de
Magallanes, señor de Porte da Barca, i de la torre de
Magalhaens, de donde sacaba su oríjen la familia.
Por mas digno de confianza que parezcan estos datos,
no es posible seguir el Nobiliario que los contiene como una
autoridad irrecusable. Existe en Sevilla, en el archivo de
Indias, un voluminoso espediente seguido en 1567 por Lo-
renzo de Magallanes para probar que siendo nieto de un
primo hermano del célebre viajero, él era su descendiente i el
heredero de las gratificaciones que el rei le habia acordado.
Para esto, presentó informaciones de testigos por las que
aparece que el padre de Hernando se llamaba Rui o Rodri-
go, i su abuelo Pedro Alfonso de Magallanes. El célebre
compilador de documentos, don Martin Fernández de Na-
varrete, que no conoció el Nobiliario antes citado, pero sí
los autos del archivo de Indias, tomó de ellos esa noticia
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 335
en la introducción biográfica que ha puesto al tomo IV de
su Colección de Jos viajes i descubrimientos de los españo-
les, páj. XXIII.
Sin embargo, documentos de otro jénero vienen a con-
tradecir estas noticias. Donjuán Bautista Muñoz, tan pro-
lijo investigador como crítico distinguido, encontró en los
archivos de la torre do Tombo de Lisboa los libros de mo-
radías que pagaba la casa real, i en ellos un recibo firmado
por Magallanes de la pensión o salario que se le habia asig-
nado en su calidad de mozo fidalgo de palacio. En ese mis-
mo recibo, que lleva la fecha de 12 de junio de 1512, se
llama hijo de Pedro de Magallanes. Sin duda, que esta au-
toridad merece mas fe que el Nobiliario antedicho i que el
espediente seguido en 1567.
ILUSTRACIÓN II
RELACIONES DE JUAN DE ARA NDA CON MAGALLANES
I FALEIRO
(Véase el cap. II, páj. 217)
En 1518, el fiscal del Consejo de Indias instruyó un pro.
ceso a Juan de Aranda por haber hecho un convenio priva-
do con Magallanes i Faleiro, acusándolo de haber acepta-
do dádivas i promesas mientras desempeñaba un puesto
tan importante en la administración. Aranda se defendió
refiriendo sus relaciones con los dos portugueses, los servi-
cios de un carácter privado que les haVjia hecho, las moles-
tias i disgustos que habia tenido que soportar para atraer-
los al servicio de España, i la jenerosidad de Magallanes
para ofrecerle espontáneamente la octava parte de los be-
neficios de la empresa. El 6 de noviembre del mismo año,
Magallanes i Faleiro prestaron por orden del rei sus decla-
raciones en este asunto, i en ellas confirmaron la exactitud
de los hechos referidos por Aranda en su defensa. Este es-
pediente, que fué conocido por don Juan B. Muñoz, contie-
ne noticias mui interesantes sobre la permanencia de Ma-
gallanes en España, i las únicas que se posean acerca de
sus relaciones con el factor Aranda. A mediados de 1519 se
trataba este negocio por el Consejo de Indias que estaba
reunido en Barcelona, bajo la presidencia del obispo de
Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca. El Consejo absolvió a
Aranda de dicha acusación.
TOMO VI 22
338 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Muí escasas noticias he podido encontrar acerca del fac-
tor Aranda, que tan importantes servicios prestó a Maga-
llanes, fuera de las que contiene dicho espediente. Consta
sólo que fué el tercer factor de la casa de contratación, que
comenzó a desempeñar este cargo en 1516, i que murió
veinte años después, en 1536 (Veitia i Linaje, Norte de la
contrat¿^cion, lib. 1, cap. XXaYII, jjáj. 292).
^^^#))^.;#^A^¡#>^>#>#)^>^.^>##>#.^^»^
ILUSTRAClOiN Jíl
CARTA DE NAVEGAR DE MARTIN BEHAIM
(Véanse el cap. III, páj. 224 i el cap. YII, páj. 227.)
Es fuera de toda duda que Magallanes citaba en apoyo
de sus teorías una carta de navegar levantada por Martin
Behaim, que él decia haber visto en la tesorería del rei de
Portugal. Uno de los compañeros de su viaje, historiógra-
fo déla espedicion, el caballero Antonio Pigafetta refiere
que cuando las naves de Magallanes entraron en el estre-
cho, casi todos los marinos pensaron que no tenia salida
al otro mar, pero que entonces el capitán alentó a los suyos
asegurándoles con el conocimiento que él tenia de aquellos
lugares por el mapa de Behaim. "Fernando sapeba che vi
€ra questo stretto molto oculto, per il quale si poteva navi-
gare: il che aveva veduto descritto sopra una carta nella
tesoreria del re di Portogallo;la cual carta fu fatta por uno
eccellente uomo, detto Martin di Boemia." Oviedo tomó
de aquí la noticia que acerca de esta carta da en su Histo-
ria jener al de las Indias, lib. XX, cap. II,
Francisco López de Gomara, que publicó en Zaragoza,
en 1552, su Historia de las Indias, dice que Magallanes
''afirmaba que por la costa del Brasil i Rio de la Plata,
avia paso a las islas de la especiería mucho mas cerca que
por el cabo de buena Esperanza. A lo menos antes de
subir a los setenta grados, según la carta de marear que
340 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
tenia el rei de Portugal, hecha por Martin de Bohemia,
aunque aquella carta no ponia estrecho ninguno a lo que
oí decir, sino sólo el asiento de los Molucos" (cap. XC).
Antonio de Herrera, que publicó en 1801 la primera par*
te de su Historia de los hechos de los castellanos en las In-
dias, en vista de los mejores documentos, dice que Maga-
llanes "iba mui cierto de hallar el estrecho, porque habia
visto una carta de marear que hizo Martin de Bohemia, por-
tugués, natural de la isla de Fayal, cosmógrafo de gran opi-
nión a donde se tomaba mucha luz del estrecho." [Déc. II,
lib. II, cap. XIX].
¿Quién era este Martin de Bohemia que levantaba car-
tas jeográficas capaces de ilustrar a los descubridores del
estreche? El mejor de sus biógrafos, M. Murr, ha dado una
noticia bastante comprensiva de su vida, de donde tomamos
los datos siguientes:
Martin Behaim no era portugués, como lo creia He-
rrera. Nació en Nürenberg por los años de 1430. Dedicado
al comercio de telas hizo un viaje a Venecia en 1475, i a
Malines, Ambéres i Viena en los años de 1477 a 1479. EvS
probable que sus relaciones con los viajeros desarrollaron
su gusto por la navegación i la jeografía. En 1480, pasó a
Portugal, donde siguió contraido a esos estudios, adqui-
riendo por ellos tal reputación que cuatro años mas tarde
fué nombrado cosmógrafo de una espedicion que el rei don
Juan de Portugal, puso a las órdenes de Diego Cam, con
encargo de adelantar el reconocimiento de la costa de Áfri-
ca. Los esploradores pasaron la línea equinoccial i llegaron
hasta la costa de Congo, en la embocadura del rio Zagra,
donde levantaron dos columnas i grabaron las armas de
Portugal, en recuerdo de aquel viaje. Parece que en pre-
mio de este servicio, Behaim fué hecho caballero portugués.
Inmediatamente después, Behaim pasó a la isla de Fayal,
donde contrajo matrimonio, en 1486, con la hija del gober-
nador lobst de Hürter, enviado ahí con una colonia flamen-
ca, a consecuencia de la donación que el rei Alfonso V ha-
bia hecho de esa isla en 1466 a su tia Isabel de Borgoña»
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 341
I madre de Carlos el Temerario. Behaim permaneció en Fa-
yal hasta 1490, i es probable que en esa época tratara a
Colon, asegurándose ambos en su convicción de la existen-
cia de las tierras occidentales.
Según documentos publicados recientemente en Chile por
•el señor don Francisco Adolfo de Varnhagen, como apéndice
aun opúsculo mui interesante que lleva portítulo La verda-
dera Guanahani de Colon, los portugueses hicieron en esos
años algunos viajes en busca de nuevas tierras al occidente
de Europa, i aun en ellos tomó parte un caballero alemán,
pero no fué éste Martin Behaim, como lo dice el señor
Varnhagen. (Véase el opúsculo citado, pájs. 107 i 108).
El jeógrafo de Nürenberg estaba de vuelta en su patria
-en 1491, i el año siguiente obsequió a su ciudad natal un
globo pintado en que estaban señaladas las tierras hasta
entonces conocidas, i ademas algunas islas situadas al occi-
dente de las Azores, tales como las suponía una tradición
de la edad media, que sirvió a Colon para apoyar sus pro-
yectos de esploraciones i descubrimientos.
En 1493 volvió a Portugal, i aun hizo un segundo viaje
a Fayal. En aquel reino desempeñó un papel importante
como miembro de una junta de cosmógrafos, i por ser el au-
tor o perfeccionador del astrolabio, instrumento de que se
sirvieron por mucho tiempo los marinos para medir la al-
tura de los astros sobre el horizonte. Después de nuevos viéi-
jes a Flándes i de aventuras que no es del caso referir aquí,
Behaim murió en Lisboa, en 1506, según su biógrafo Murr,
en 1507, según otros documentos.
Poco tiempo después, en 1520, un profesor de matemáti-
cas de Nürenberg, llamado Juan Schoener obsequió a la bi-
blioteca de esta ciudad un globo jeográfico en que estaban
dibujadas las tierras conocidas hasta entonces según los últi-
mos descubrimientos. Posteriormente se confundió este glo-
bo con el de Behaim, atribuyéndose a éste haber hecho des-
cubrimientos aun en las tierras que no se esploraron sino
después de su muerte.
Uno de los hombres mas sabios del siglo XVI, tan afa-
342 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGÍJÁFICOS
mado orientalista como célebre visionario, publicó en la se-
gunda mitad de ese siglo dos folletos, en que, apoyándose
sin duda en el globo de Schoener atribuido a Behaim, i en
la relación del viaje de Pigafetta, negaba redondamente a
Magallanes la gloria del descubrimiento del estrecho a que
la posteridad ha dado su nomhve {Cosrnographic^ discipli-
nee compendiun &., Basilea, de 1561, cap. II, páj. 22. — De
vniversitate líber, in quo astronomía &., Paris 1563, páj.
37). En ambos libros. Portel habla del "fretuniMartini Bo^
hemi a Magaglianesio Lusitano alias nuncupatum, quod-
que terram incogiiitam australem ab Atlantide separat."
En una obra latina de fines del siglo XVI, desconocida
de los eruditos i de los bibliógrafos, i que a lo menos, ha sido
dos veces traducida a la lengua francesa, encontramos cier-
tos conceptos que prueban que la opinión de Portel no tuvo
mucho crédito entre sus contemporáneos. **E1 descubri-
miento de este mar (el Pacífico), dice, es debido a Magalla-
nes, porque todos los otros pilotos afirmaban que no era
mar... i en la carta marina de Juan de Bohemia (que Ma-
nuel rei de Portugal guardaba en su estudio), se encuentra
que no hai mar alguno descrito. Con derecho, se dice, se
llama a ese mar Magallánica, del nombre de su descubri-
dor Magallanes cuando mostró un camino nuevo i mas
corto a las Molúcas. La memoria de este personaje durará
siempre gloriosa mientras el padre Océano llevado por los
ondas septentrionales vaya a ver a las ninfas del medio-
día". Wytfliet, Histoire Universelíe des Indes Occidenta-
les. Dbuay, 1607, páj. 85.
Muchos escritores han repetido posteriormente la mis-
ma aseveración de Portel en obras mas o menos especiales
sobre el verdadero descubridor del nuevo mundo, i sobre la
historia de Behaim i su familia. Un sabio bibliófilo italiano^
Francesco Cancellieri, cita diez autores que habian escrito
sobre el particular hasta mediados del siglo \út\n\o.( Notizie
bibliograñche di Cristoforo Colombo, Roma, 1809, páj.
39.) En esos trabajos se llegó hasta negar a Colon la prio-
ridad de sus descubrimientos, atribuvéndose a Behaim ha-
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGAliLÁNES 343
ber visitado antes de 1492 los países dibujados en el globo
de 1520. Solo dos escritores, es verdad que de gran nota,
salieron a la defensa de Colon i de Magallanes. Fueron éstos
e) historiador ingles Robertson en una erudita nota puesta
al segundo libro de su History oí America i Voltaire \^Essai
sur les meourSy chap. 145], quien destruye con gran finura
crítica esas aserciones en las palabras siguientes: "No hablo
aquí de un Martin Beheni deNürenberg, de quien se dice que
fué al estrecho de Magallanes en 1460, con patente de una
duquesa de Borgoña que no reinaba entonces i que por tanto
no podia dar patente de navegación. No hablo tampoco de
las pretendidas cartas que se atribuyen a este Martin Behem
ni de las contradicciones que desacreditan esta fábula."
Sin embargo, un diplomático francés, aunque alemán de
nacimiento, Luis Guillermo Otto, desempeñando una comi-
sión en los Estados Unidos, presentó en 3 777 a laSociedad
filosófica de Filadelfia, una Memoria sobre el descubrí-
miento de América, que fué publicada en el segundo vohi-
men de las memorias de dicha corporación, reimpresa en
Francia el ano siguiente, publicada en ingles en el British
re^/ster, i traducida al castellano i dada a luz en el Espíritu
de los mejores diariosjiterarios, núms. 127 i 128, Madrid,
5 i 12 de mayo de 1788. Esta memoria es considerada con
justicia como la mejor defensa que pueda hacerse de los
pretendidos títulos de Behaim a la gloria de haber descu-
bierto el nuevo mundo. Otto, sin embargo, conoció sólo
por informes el globo de Behaim, se apoya en autoridades
jeneralmente falsas i espuestas sin especificación particular,
i mereció, por tanto, las mas juiciosas críticas de varios
eruditos de su tiempo.
Un canónigo de Mallorca, don Cristóbal Cladera, publi-
có en Madrid en 1794, en respuesta a Otto, sus Investiga-
ciones sobre los descubrimientos de los españoles. El conde
Juan Reinaldo Carli dio a luz en Milán en 1792 otra res-
puesta a Otto; i la reproducción de la erudita biografía de
Behaim escrita por Cristóbal Teófilo de Murr hecha por
el canónigo Caldera junto con el fac-símile de una parte del
344 lüSTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
verdadero globo del jeógrafo de Ntirenberg, agregadas a
las otras pruebas aducidas, no dejaron lugar a duda sobre
la nulidad de los argumentos de los que atribuian a aquél
el descubrimiento del nuevo mundo.
Inútil ha sido que en 1800 tratara Carlos Amoretti, el
editor de los viajes de Pigafetta, de salir a la defensa de los
derechos de Behaim en la introducción que puso a aquella
obra, porque la cuestión estaba definitivamente decidida.
Después de él, W. Irving en el apéndice núm. 12 de su Life
ofColombas, i un artículo publicado en la Encycíopedie
NoiiveUe de Leroux i Reynaud [Paris, 1840, tom. II, páj.
343] han vuelto a negar a Behaim los descubrimientos que
se le atribuyen. Pero, el mas notable de todos los impugna-
dores de los pretendidos derechos del jeógrafo de Nüren-
berg, i por tanto el mejor defensor de la gloria de Colón i
Alagallánes, es el barón de Humboldt. Véase la Histoire de
hi Geographie du nouveaii continente tom. I, páj. 256
i siguientes.
No dejaremos de recordar aquí una circunstancia que co-
rrobora la convicción de que antes del viaje de Magallanes
no podia haber carta alguna en que estuviera señalado el
estrecho de su nombre. El ilustrado i prolijo historiador de
las conquistas de los portugueses Juan de Barros, que es-
cribía pocos años después del descubrimiento, i que consul-
tó con un cuidado esquisito todos los documentos de la co-
rona de Portugal, no habla en ninguna parte de esos ma-
pas, circuntancia que no habria omitido jamas si hubiera
existido, para desacreditar con esa referencia a Magalla-
nes, a quien profesa mui mala voluntad por haber presta-
do sus servicios a la España.
A Magallanes se puede atribuir una observación llena de
exactitud i de espiritualidad que Yoltaire aplicaba al descu-
bridor de América: "cuando Colon prometió un nuevo he-
misferio, se le dijo que este hemisferio no podia existir; i
cuando lo descubrió se pretendió, que ya era conocido des-
de mucho tiempo atrás".
ILUSTRACIÓN IV
LA PRETENDIDA LOCURA DE RUI FALEIRO
(Véase el cap. IV, páj. 242).
Los motivos que ocasionaron la separación de Faleiro
de la escuadrilla de Magallanes, han sido esplicadosde mui
diversa manera. El carácter duro i atrabiliario del astrólo-
go portugués fué causa sin duda de que algunos de sus
contemporáneos lo creyeran loco, i así lo escribe desde Se-
villa al reí de Portugal su ájente Sebastian Alvarez. Este
rumor, nacido particularmente entre sus enemigos, ha pa-
sado a la historia con grandes visos de verdad averiguada.
El primer historiador que consigna esta noticiaes López
DE Gomara en el cap. XC de la Historia jeneral de las In-
dias, publicada en Zaragoza en 1552. Dice allí que en Sevi-
lla ''enloqueció Ruy Faleiro, de pensamiento i de no poder
cumplir con lo prometido, o como dicen otros, de puro des-
contento por enojar i deservir a su rei. En fin no fué a los
Malucos." Oviedo repitió un poco mas tarde la misma es-
pecie en su Historia jeneral de las Indias, parte II, lib. XX,
cap. I.
Menos crédulo que los cronistas castellanos, el historia-
dor de las conquistas de los portugueses en la India, Juan
de Barros, dice, (déc. III, lib. V, cap. VIII) que era voz co-
mún que Faleiro finjió la demencia, i que Dios permitió que
fuese verdadera hasta quedar encerrado en una casa de lo-
346 ESTUDIOS IIISTÓmCO-lilBLIOGRÁFICOS
eos de Sevilla; pero sin dar entero crédito a ese rumor, in-
fiere que no hizo el viaje por haberse arrepentido, o talvez
porque como astrólogo, creyó adivinar el mal resultado de
la empresa. Amoretti ha aceptado esta iiltima esplicacion
en la introducción puesta al Primo viaggio de Pigafetta.
Dice así: "Faleiro habria podido embarcarse con Magalla-
nes; pero, como pretendia ser astrólogo, se escusó diciendo
que preveia que esta navegación le seria fatal."
Después de éstos, todos los historiadores que han trata-
do de este viaje, con escepcion de Antonio de Herrera, jene-
raímente el mas estudioso i concienzudo de ellos, han repe-
tido la misma noticia de la demencia dcFaleiro, agregando
muchos que quedó furioso en una casa de locos de Sevilla.
Arjensola en su Historia de las Molácns, lib. I, i en sus
Anales de Aragón, lib. I, cap. 79; Illescas en su Historia
pontiñcal, part. II, lib. 6, párrf, 14; i Fr. Juan Francisco de
San Antonio en su Crónica de los descalzos de San Fran-
cisco de Filipinas, part. I, lib. II, cap. IV, son de este núme-
ro. Frai Antonio de la Calancha,en su Crónica moralizada
del orden de San Agnstin en el Perú, lib. I, cap. VI, obser-
va que todos los descubridores del mar del sur tuvieron
suerte adversa. Vasco Núñez de Balboa, dice, murió dego-
llado; Ruy Faíeiro, loco rabioso; el marinero de Lepe, que
primero lo vio, renegó de la fé i se hizo moro, i Hernando
de Magallanes fué asesinado. La especie de la locura de Fa-
íeiro se encuentra repetida todavía en la corta aunque in-
teresante biografía de Magallanes, publicada recientemente
por Mr. Ferdinand Denis.
Navarrete, que a un conocimiento profundo de los docu-
mentos unia bastante sagacidad histórica, ha sido el pri-
mero en negar la locura de Faleiro. "Si hubiera sido tan es-
tremada i cierta la locura, dice, no era regular que el rei
reservase a Faleiro ni para hacer otro viaje, ni para apres-
tarlo i prevenirlo: i la espresion de que no fuese en éste por
capitán, juntamente con Magallanes, indica bastante que
se queria precaver el resultado de la discordia i desavenen-
cia que habia entre ellos i podía serfatal al éxito de la espe-
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES o47
dicion" (Ilustración XI a su biografía de Magallanes). Bn
seguida, recuerda algunos documentos e incidentes históri-
cos que vienen en su apoyo.
Faleiro había llevado a Sevilla su familia, compuesta de
su padre, su madre i sus hermanos, según lo avisaba Sebas-
tian Alvarez al rei de Portugal en carta de 18 de julio de
1519. Habiendo desistido del pensamiento de una segunda
espedicion, los padres de Faleiro volvieron a Portugal, a
donde fué a verlos el astrónomo a principios de junio de
1520. El 24 de este mes, hallándose en un campo llamado
Oytero, fué apresado por orden del rei de Portugal. Desde
la prisión, escribió al cardenal Adriano de Utrech, que go-
bernaba en Castilla por ausencia del soberano, una carta
latina que se conserva orijinal en el archivo de Indias, para
pedirle que recabara su libertad. Sea que los empeños del
rejente alcanzaran lo que solicitaba Faleiro, o que éste se
fugara de la prisión, lo cierto es que a principios de 1523
estaba de vuelta en Sevilla. Desde esta ciudad escribia el 22
de marzo dos cartas al rei Carlos para manifestarle las ven-
tajas que se podian sacar de los descubrimientos hechos por
la escuadrilla de Magallanes. Pedia en ellas que se le die-
ran los sueldos que se le tenían ofrecidos por hallarse en
gran necesidad; i aconsejaba al soberano que hiciese salir
cada año una nave a las islas de la especiería. Pedíale, ade-
mas, licencia para armar una o dos naves i negociar por su
cuenta, o que le mandase por capitán de una nueva espedi-
cion en que podía ser mui útil, llevando sus cartas geográ-
ficas i sus instrumentos astronómicos. Dábale cuenta tam-
bién del profundo sentimiento que había causado al rei de
Portugal el viaje de los españoles, i los propósitos en que
estaba de alejarlos de aquella especulación medícinte una
fuerte suma de dinero, i el deseo que tenia de atraerse a Fa-
leiro a su servicio, ofreciéndole gracias i favores porque sa-
liera de España. Estas dos cartas, que existen oríjinales en
el archivo de Indias, i de que ha dado cuenta Herrera (déc.
III, lib. IV, cap. XX) no dejarán lugar a duda de que la
locura de Faleiro, que, según se dice, fué causa de que no se
348 ESTUDIOS HISTÓHICO-BIBLIOGRÁFICOS
embarcase con Magallanes, es una impostura, nacida de un
rumor creado por sus enemigos.
No existen otras noticias relativas al célebre astrónomo
portugués, ni se sabe en qué año murió. Se ha dicho que su
hermano Francisco publicó en Sevilla, en 1535, un tratado
sobre el arte de la navegación (León Pinelo, Biblioteca
oriental i occidental), que parece completamente perdido.
Un distinguido jeógrafo moderno, autor de una valiosa
descripción histórico-jeográficadel Brasil, Manoel Ayres de
Cazal, ha supuesto que Faleiro hizo el viaje con Magalla-
nes. *'En 1519, son sus palabras, avistarao o cabo de S.
Agostinho, e entrarao no babia de Rio de Janeiro Fernan-
do de Magalhaes, e Ruy Falleiro, portuguezes no servÍ90
de Carlos I, hindo fazer o primo giro do globo." [Corogra-
phia brasilica, tomo I, int. páj. 37, Janeiro, 1833). Creo que
éste es el único escritor de alguna nota que haya podido
caer en este error tan grave al tratarse de aquel viaje.
ILUSTRACIÓN V
LA KSTATURA DE LOS PATAGONES
(Véase el cap. VI, páj. 264)
La descripción de los patagones hecha por el viajero Pi-
gafetta es jeneralmente exacta. "Si se separa de su narra-
ción, dice,.I)'ORBiGNY, lo que hai de mas en la talla que in-
dica, se reconocerá en todo el resto de estos detalles una
exactitud notable en razón de la época" {Uhomme ameri-
cain, tom. II, páj. 29).
Pero las exajeraciones de Pigafetta referentes a la esta-
tura de los patagones son frecuentes en los viajeros poste-
riores, i aun en los que visitaron aquellas rejiones a media-
dos del siglo pasado. El presidente de Brosses, en el tom.
II, páj. 324 i siguientes de su Histoire des navigations aux
ierres australes, impresa en 1756, ha reunido algunas in-
dicaciones estractadas de diversos viajeros que visitaron
la Patagonia, i de ellas ha deducido que sus pobladores
eran verdaderos jigantes(V. la páj .331), si bien cree que per-
tenecian a una familia distinta de la de los europeos que los
visitaban.
Entre estas referencias de los viajeros hai una que merece
llamar la atención particularmente. El comodoro ingles By-
ron, que se detuvo a la entrada del estrecho en 1764, i que
estuvo en relaciones con un jefe patagón, dice: "No lo medí,
pero si puedo juzgar de su altura comparándola a la miar
350 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
puedo decir, que no era menos de siete pies. Casi todos te-
nian una talla igual a su jefe. Un oficial ingles, que tenia seis
pies de alto, se veia transformado, por decirlo así, en pig-
meo al lado de estos jigantes, porque se debe decir de los
patagones que son jigantes mas bien que hombres de alta
estatura".
Noticias semejantes a éstas se encuentran en la mayor
parte de los viajeros de los siglos XVI i XVII. Un célebre
marino ingles, sin embargo, Francisco Drake,que estuvo en
la bahía de San Julián en 1578, observó que los patagones
no tenían la grande estatura que les atribuían los españo-
les, i que habia ingleses mas grandes que el mas alto de
ellos. Esta observación está consignada en una relación de
su viaje escrita por un compatriota suyo Edv^^ars Clifíe. El
historiador español de las islas Molúcas, Arjensola, conoció
según parece esta noticia, i la trasladó a su libro sin enten_
derla, i dándole un sentido diametralmente opuesto, hacien-
do hablar al mismo Drake: *'Aquí aparecieron ocho indios
jigantes, dice, que dejaban bajo al mas alto ingles". (Lib.
III, páj. 105).
El lector encontrará una noticia completa de loque sobre
el particular han escrito los diversos viajeros, así como un
cuidadoso estudio fisiolójico de los patagones, en el tomo
II de la obra citada de D'Orbigny.
- #í^ #ííi^ ,í^ *5fe¡^ 4<*i^ í¿3^ #íí^
ILUSTRACIÓN VI
LOS FUEGOS DE SAN TELMO
(Véase el cap. VI, páj. 269)
En todo tiempo se ha observado durante las tempestades
ciertas llamas o titilaciones luminosas en la estremidad de
los cuerpos que acaban en punta cuando ésta está levanta-
da en el aire, como los mástiles de las naves i los campana-
rios de las iglesias. Los navegantes antiguos i modernos
han podido observar este fenómeno sin darle una esplica-
cion satisfactoria hasta que la ciencia ha estudiado los efec-
tos de la electricidad. En los tiempos antiguos esas chispas
eran consideradas comopresajios,detal modo que una sola
llama, que recibia el nombre de Helena, era un signo de mal
agüero para los navegantes, así como dos llamas, Castor i
Pólux, anunciaban buen tiempo.
Estas creencias cambiaron con los siglos, pero la supers-
tición quedó siempre en píe. Los modernos han dado al mis-
mo fenómeno los nombres de fuegos de San Telmo, San Pe-
dro, San Nicolás, Santa Clara o Santa Elena. Un sabio mo-
derno, F. Arago, ha reunido diversas citaciones de muchos
autores antiguos en que se hace mención de este fenómeno
observado tanto en el mar como en tierra; i no seria difícil
aumentar todavía el número de citaciones. Los escritores
que recuerdan estos hechos los señalan siempre como presa-
jios celestes. Plutarco, entre otros, refiere que cuando la flo-
ta de Lisandro salia del puerto de Lampsace para atacar a
352 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
los atenienses, las estrellas de Castor í Póliix fueron a colo-
carse a ambos lados de la galera del almirante espartano.
En la historia de Colon escrita por su hijo Fernando se
encuentra consignado un hecho semejante que tuvolugar en
una noche del mes de octubre de 1493, durante una tempes-
tad. "San Telmo, dice el historiador, se mostró entonces só-
brela punta de un mástil con siete cirios encendidos, es decir,
se percibió los fuegos, de que los marineros creen que son el
cuerpo de este santo. Inmediatamente se oyó cantar mu-
chas letanías i oraciones, porque las jentes de mar creen que
el peligro de la tempestad ha pasado desde que San Telmo
aparece".
Herrera i Pigafetta han consignado hechos semejantes al
referir las tempestades que sufrió la escuadrilla de Magalla-
nes durante su célebre viaje; pero el hecho mas curioso que
a este respecto se recuerde está consignad o en las memorias
del célebre marino francés Forbin. ''Durante una noche (en
1696, cerca de las islas Baleares), se nubló de repente enme_
dio de relámpagos i de truenos terribles. Sobre los mástiles
vimos mas de treinta fuegos de San Telmo. Había uno, so-
bre todo, encima del gallardete del palo ma^^or que tenia
mas de un pié i medio de alto. Envié un marino para que la
bajara. Cuando éste se halló arriba sintió que el fuego hacia
un ruido semejante al de la pólvora que se prende después
de haberla mojado. Ee ordené que quitara el gallardete i que
bajara, pero apenas la hubo arrancado de su lugar, el fuego
la abandonó i fué a colocarse en la punta del mástil sin que
fuese posible arrancarlo de ahí. Permaneció largo tiempo en
el mismo lugar hasta que se consumió poco a poco".
No son menos curiosas las referencias de fenómenos seme-
jantes observados en tierra que se encuentran en escritores
antiguos i modernos. Esos mismos fuegos se han hecho no-
tar en las lanzas de los soldados i en las estremidades de ab
gunos campanarios. Arago (Le Tonnerre, chap. XXX) ha
reunido algunos hechos sumamente curiosos tomados délos
historiadores u observados por algunos sabios modernos.
FiGVLEL<( Découvertes scJentifíques,Yo\. IV, \q ParatonnetrCy
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES 353
chap. II) ha consignado los mismos hechos al referir las ob-
servaciones que precedieron al descubrimiento del para-
rayos.
''Cuando las nubes tempestuosas están mui bajas, ordi-
nariamente no hai relámpagos. La electricidad producida
por influencia e?; tan fuerte que se escapa de los puntos sa-
lientes bajo forma de llamas, como se vé en las puntas de
las máquinas eléctricas. Este fenómeno ha sido denominado
después fuego de San Telmo. En invierno es cuando se ob-
serva mas frecuentemente. En las montañas es mas común
este fenómeno cuando las nubes eléctricas pasan por su ve-
cindad. No hai necesidad de decir que esta llama, a pesar de
su analojía con el fuego, no quema los objetos que toca, así
como las puntas de nuestras máquinas no se calientan ape-
sar de la gran cantidad de electricidad que las atraviesa.
"Existen entre las nubes i la tierra otros objetos que pue-
den ser electrizados por influencia; i éstos pueden desligarse
de la electricidad visible bajo la forma de llama. Se ha visto
frecuentemente durante una tempestad nieve fosforecente
que caia al suelo i siempre habia en el aire gran carga de
electricidad". (Kaemts, Coiirs complet deMetereologle, lib.
VI). Tal es la espHcacion que la ciencia moderna da de este
curioso fenómeno.
TOMO VI 23
ILUSTRACIÓN VII
(Véase el cap. VII, páj. 284)
EL NOMBRE DEL ESTRECHO DESCUBIERTO
POR MAGALLANES
Muchas veces se ha dicho que el mismo Magallanes dio
su nombre al Estrecho que descubrió en su famosa esplo-
r ación.
Los padres Buzeta i Bravo han repetido este mismo error
en la pajina 73 del primer tomo de su Diccionario jeográñco
histórico de las islas Filipinas. Sin embargo, en la relación
de Pigafetta i en el diario de Albo se ve que el célebre nave-
gante lo llamó solo estrecho de Todos los Santos.
A mediados del siglo XVI, este nombre habia sido ya
completamente olvidado. En los tratados de jeografía, en
las cartas o mapas i en los libros de historia se le llamaba
con el nombre de su descubridor. En febrero de 1580, el ma-
rino español Pedro Sarmiento de Gamboa, que pasaba el
estrecho en busca del corsario ingles Drake, tomó posesión
de él en nombre del rei Felipe II; i en la acta que al efecto le-
vantó, cambiaba solamente el nombre de aquel paso. ''ítem,
dice, hago saber a todos, que para hacer este Viaje i Descu-
brimiento tomé por Abogada i Patrona a la serenísima Se-
ñora Nuestra Reina de los Anjeles Santa María madre de
Dios siempre Vírjen conforme a la Instrucción de su Exce-
lencia. Por lo cual, i por los milagros que Dios Nuestro Se-
356 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
ñor por su intercesión ha usado con Nosotros en este Viaje
i Descubrimiento, i en los peligros que en él hemos tenido,
puse por nombre a este ESTRECHO DE LA MADRE DE
DIOS, pues que antes se llamaba estrecho de Magallanes;
i espero en su Majestad, siendo como es, tan devoto de la
Madre de Dios, le confirmará este mesmo Nombre en sus es-
criptos i Provisiones, pues Yo en su Real Nombre se le puse^
para que siendo Patrona i i^bogada destas Regiones i Par-
tes interceda con su preciosísimo Hijo Jesu-Cristo Nuestro
Señor por ellas alcance de su benditísima Magestad haya
misericordia de las Gentes dellas, i les envié su Santo Evan-
jelio para que sus ánimas se salven, de lo qual resultará su-
ma honra i gloria a los Reyes de España que lo hicieren i
fueren Ministros dello, en este mundo i en el otro; i a la Na"
cion Española que lo executere no menos honra i provecho
i acrecentamiento".
En la relación histórica del Viaje de Sarmiento se da al-
gunas veces el nombre de Madre de Dios al estrecho de Ma-
gallanes ( Viaje al estrecho de Magallanes por el capitán Pe-
dro Sarmiento de Gamboa, en los años de 1579 i 1580^
Madrid, 1768, páj. 512). Apesar de esta solicitud del célebre
marino español, Felipe II se abstuvo de cambiar la denomi-
nación a aquel estrecho; i los' historiadores i viajeros han
seguido señalándolo con el nombre de su célebre descu-
bridor.
^A'A^^^A'^A^.&^AA
ILUSTRACIÓN VIII
(Véase el cap. VIII, páj. 290)
LAS ISLAS DESVENTURADAS
¿Dónde están situadas las islas que Magallanes denomi-
nó Desventuradas? En los diarios de la navegación, i en la
prolija narración de Pigafetta, faltan los datos para fijar
precisamente la posición de estas islas. De ordinario se ha
creido que son las islas de San Félix i San Ambrosio, que es-
tán situadas enfrente de la costa de Chile a la altura del
Huasco.
El célebre marino español Pedro Sarmiento de Gamboa
es de esta opinión, cuando en la narración de su viaje dice:
^'Pasarnos por el O. dieciocho leguas de las islas Desventu-
radas que están en 25° i un tercio, las cuales año de 1574,
Juan Fernández, piloto, yendo a Chile acaso las descubrió
segunda vez año que desde que Magallanes las descubrió
año de 1520 no se habian visto mas; i se llaman agora San
Félix i San Amhrosio^\ {Viaje al estrecho de Magallanes en
los años de 1579 i 1580, Madrid, 1768). Arjensola en el
lib. III de su Historia de las MoMcas, ha reproducido estas
mismas palabras.
Sin embargo, los datos que suministra el diario de Albo
manifiestan que las islas visitadas por Magallanes están si-
tuadas en latitud S. de 10° 40' lo que no corresponde en
manera alguna a la posición indicada por Sarmiento, i re-
petida por Arjensola.
358 ESTUDIOS IIISTÓRICO-BIBLlOaRÁFICOS
El jeógrafo español don José de Espinosa, que examinó
prolijamente estos documentos i que levantó una carta del
grande océano, trazando en ella el rumbo de las naves de
Magallanes; fijó a estas islas mui diversa situación. Según
él, la de San Pablo está por los 127° 15' de lonjitud O. de
Cádiz i la de los Tiburones por los 136° 30' del mismo me-
ridiano. Véase la carta de Espinosa grabada en Londres en
1812. Creemos que esta opinión es la mas acertada.
i
ILUSTRACIÓN IX
(Véase el cap. X páj. 325)
LA ULTIMA TRIPULACIÓN DE LA NAO TRINIDAD
La nao Trinidad quedó en Tidor carenándose después de
la partida de Sebastian de Elcano. El capitán Gómez de
Espinosa hizo desembarcar la artillería de las naves destrui-
das anteriormente para no cargar demasiado la Trinidad^
i determinó dejarla en tierra con algunos castellanos para
que recibieran informes acerca del comercio de aquellas is-
las i mantuvieran las relaciones con los reyes comarcanos.
Carenada la nave, Gómez de Espinosa salió de Tidor el 6
de abril de 1522. La Trinidad llevaba cincuenta hombres
de dotación i una carga de novecientos quintales de clavos
de olor.
El propósito de los castellanos era dirijirse a Panamá
para volver a Europa por aquella via. Desgraciadamente,
una furiosa tempestad destrozó de tal modo la nave que se
vieron obligados a volver atrás i a buscar un abrigo en las
islas de los Ladrones que habian recorrido poco antes.
Pensaban volver a las Molúcas a reparar la nave cuando
encontraron un barco cuya jente conocia a los castellanos.
Supieron entonces que a los pocos días de su salida de Ti-
dor, una partida de portugueses mandada por el capitán
Antonio de Brito, habia llegado a la isla Ternate i tomado
posesión de ella a nombre del rei de Portugal, construyen-
do al efecto una fortaleza.
360 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLrOGRÁFICOS
Gómez de Espinosa se aprovechó del encuentro de aque-
lla nave para despachar en ella al escribano Bartolomé
Sánchez con una carta para el capitán portugués en que le
pedia empeñosamente que le mandara algún socorro para
salir de la apurada situación en que se hallaba. Brito acce-
dió a esta solicitud; i en conformidad mandó dos barcos en
que los castellanos pudieron trasladarse a Ternate. Los
portugueses, sin embargo, apresaron a Gómez de Espinosa
i sus compañeros quitándoles las cartas, astrolabios, cua-
drantes i derroteros que llevaban.
Los castellanos estuvieron prisioneros como cuatro me-
ses. De allí fueron trasladados a fines de febrero de 1523, a
la isla de Banda, en seguida a la de Java i por último a
Malaca donde mandaba Jorje de Alburquerque. Todavía
permanecieron ahí prisioneros mucho tiempo mas. Reco-
rrieron varias ciudades de la Lidia hasta mediados de 1527
en que pudieron volver a Europa sólo cuatro de ellos. En
Lisboa fueron puestos en la cárcel pública, donde murió
uno. Gonzalo Gómez de Espinosa, Gines de Mafra i un cié-'
rigo apellidado Morales, después de siete meses de prisión,
fueron puestos en libertad, por haberlo pedido así el rei
de España. El resto de la tripulación de la nao Trini-
dad o había muerto o había quedado en la India o en los
archipiélagos inmediatos. Algunos de estos últimos volvie-
ron mas tarde a España.
Los incidentes relativos a esta última parte de la histo-
ria de la célebre espedicion están prolijamente referidos por
Herrera en el cap. II, lib. IV, déc. III de su historia, i cons-
tan de las declaraciones tomadas en Valladolid por el con-
sejo de Indias en agosto de 1527 a los castellanos que vol-
vieron de tan penosa peregrinación. Estas declaraciones
han sido publicadas por Navarrete en la páj. 378 del tom.
IV de su célebre Colección.
ILUSTRACIÓN X
(Véase cap. X páj. 327)
EX- PROBLEMA DEL uDIA PERDIDO,, EN LA NAVEGACIÓN
DE MAGALLANES
La diferencia notada por Pigafetta entre el dia que se-
ñalaba su diario i la fecha que le indicaron los portugueses
en las islas de Cabo Verde, dio lugar a estrañas esplicacio-
nes, si bien no tardó mucho en esplicarse la verdad de este
fenómeno. Pedro Martyr de Anghiera, que era sin duda
uno de los hombres mas eruditos que entonces hubiera en
España, escribió una carta dejando entrever que conocia
la verdadera causa de aquella aparente contradicción, si
bien parece burlarse de la confusión de los compañeros de
Magallanes que les habia impedido guardar los preceptos
de la iglesia respecto a los ayunos i alimentos (Opus epis-
tolarum, ep. 770, páj. 448, ed. de Paris de 1670).
Mientras los hombres de alguna instrucción se afanaban
por dar una solución razonable a este problema, no falta-
ron escritores que aseguraran que la confusión provenia
sólo de un error en el diario de los navegantes i que era
inútil tratar de darle otra esplicacion. López de Gomara
escribía en 1552, en el cap. XCVII de su Historia jeneral
de las Indias, lo que sigue: ''Erráronse (los navegantes) un
dia en la cuenta, i así comieron carne los viernes, i celebra-
ron la pascua en lunes, trascordáronse o no contaron el
362 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
bisiesto. Bien que algunos andan filosofando sobre ello, i
mas yerran ellos que los marineros".
Pigafetta, que estaba mui seguro de que no habia error
en su diario se empeñó en el estudio de este problema; i en
la relación de su viaje llegó a esplicarlo satisfactoriamente.
La misma esplicacion se encuentra en la Historia Natural
i Moral de las Indias del jesuita José Agosta, publicada en
Sevilla en 1590. Así, pues, el problema del día perdido que
tuvo confundidos a los contemporáneos, fué esplicado sa-
tisfactoriamente desde la primera mitad del siglo XYI.
Ploi, la esplicacion de este fenómeno se encuentra con-
signada en todos los tratados de astronomía. **Es eviden-
te, dice M. Arago, que un viajero que diese vuelta a la tie-
rra avanzando progresivamente hacia el oriente para
volver al punto de partida, veria levantarse el sol, pasar
por el meridiano i ponerse una vez mas que las personas
que quedaron en el mismo lugar, i que ganaria de este mo-
do un dia entero. Por el contrario, otro viajero que partie-
se de París avanzando progresivamente hacia el occidente,
habría perdido un dia entero al volver después de haber
dado una vuelta a la tierra. Esto es lo que han observado
los compañeros de Magallanes a la vuelta del viaje de cir-
cunnavegación durante el cual murió el ilustre navegante
portugués. El dia de su vuelta a San-Lúcar era para ellos
el 20 de setiembre de 1522, mientras los habitantes de la
ciudad contaban el 21". {Astronomie populaire, lib. XX,
cap. XX, tom. III, páj. 290). En esta esplicacion hai un
error de cronolojía, porque la nao Victoria arribó a San-
Lúcar doce dias antes.
ILUSTRACIÓN XI
(VéasG cap. X páj. 828)
LA NAO VICTORIA DESPUÉS DÉLA VOELTA AL MUNDO
Francisco López de Gomara en el capítulo XCVII de su
Historia jeneral de las Indias, fol. 130, dice: *'La nave Ar-
gos dejason, que pusieron en las estrellas, navegó mui po-
quito en comparación de la nao Victoria, la cual se debiera
guardar en las atarazanas de Sevilla por memoria".
Estas palabras, mal interpretadas por algunos estranje-
ros, i lo que es mas singular, por escritores españoles, ha
dado lugar a que se crea que la nao Victoria habia sido con-
servada en Sevilla en recuerdo del célebre viaje i de la prime-
ra navegación al rededor del mundo. Esta especie se halla
consignada en la historia de los viajes del abate Prévost, i
en la introducion del Voyage autour da monde de Bougain-
ville. Sin embargo, los escritores franceses tomaron la noti-
cia de algunos españoles que señala Vargas Punce en la
Relación del viaje al Estrecho de Magallanes en 1785 i 1786.
Son notables particularmente las palabras que se encuen-
tran en un libro de Antonio de Torquemada, impreso en Me-
dina del Campo en 1599 con el título áejardin de ñores cw
riosas. En el folio 226 vuelto se lee: "La nao que se llama
Victoria está en las atarazanas de Sevilla, o a lo menos
estuvo como cosa de admiración."
Otro escritor español, Martínez de la Puente, refiíien-
364 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
do los sucesos mas notables del viaje de Magallanes en su
Compendio de las Historias de la India Orienta., impreso
en 1681, dice: "Los fragmentos de esta nao Victoria se
guardan en Sevilla por memoria de haber sido ella sola
quien dio vuelta entera a todo el orbe de la tierra i agua."
A pesar de estas palabras, el hecho de no hallarse consig-.
nada en los Anales de Sevilla de Ortiz de Zúñiga la noticia
de que fuera conservada de esa manera la nao Victoria ba-
ria sospechar que todo aquello era una invención. Pero hai
una autoridad irrecusable para negar el aserto consignado
en las obras citadas. González Fernández de Oviedo, el mi-
nucioso historiador de las Indias, refirió el verdadero fin de
la nao Victoria en el capítulo I, libro XXI, de la ed. de 1547
de su obra. Dice así: "Salió aquella nao del rio de Sevilla i dio
una vuelta al pomo o redondez del mundo i andubotodo lo
que el sol anda, en especial por aquel paralelo de la nave
que he dicho bojó el mundo, yendo por poniente i tornando
por el levante, i volvió a la misma Sevilla i aun después hi-
zo aquella nao un viaje desde España a esta ciudad de San-
to Domingo de la isla Española i tornó a Sevilla i desde Se.
villa volvió a esta isla, i a la vuelta que volvió a España
se perdió, que nunca Jamas se supo de ella ni de persona de
los que en ella iban^
ILUSTRACIÓN XII
(Véase cap. X páj. 329)
ANTONIO DE PIGAFETTA
El caballero Francisco Antonio de Pigafetta, que acom-
pañó a Magallanes en su célebre espedicion, i cu3''o libro es
una narración mui interesante de los incidentes de ese via-
je, nació en Yicencio, en Lombardía por los años de 1491.
Desde su juventud manifestó grande afición a la navegación
i á las ciencias que tienen relación con ella. Pasó a España
en 1518 acompañando a Francisco Chiericato, embajador
del papa León X, i obtuvo permiso para acompañar a Ma-
gallanes en su viaje en busca de las islas Molúcas. Durante
la navegación, Pigafetta se ganó la confianza de su jefe; i
se aprovechó de su situación i de sus conocimientos litera-
rios para recojer i consignar en su viaje todas las noticias
que acerca de la espedicion i de los paises visitados podian
interesar a los europeos.
A su vuelta a Europa, Pigafetta fué recibido con gran dis-
tinción por muchos soberanos. El emperador Carlos Y, el
reí de Portugal, el de Francia, los príncipes de ItáHa i el pa-
pa Clemenne Vil, lo colmaron de honores i presentes. El gran
maestre déla orden de Malta, Felipe Villers de l'lsle-Adam lo
recibió en ella el 3 de octubre de 1524, i le concedió la enco-
mienda de Nossia. El resto de la vida de Pigafetta es casi
desconocido. Se sabe sólo qne que hizo algunas campañas
366 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLTOGRÁFICOS
contra los turcos i que volvió a su patria donde murió. Se
ve todavía en Yicencio la casa de Pigafetta decorada con un
rosal esculpido con esta divisa: *'No hai rosa sin espinas."
La relación del viaje de Pigafetta fué publicada sin fecha en
la primera mitad del siglo XVI, traducida en lengua fran-
cesa. Esa relación, sin embargo parece sólo un compendio
de su obra que se creyó por mucho tiempo perdida. Un eru-
dito italiano, Carlos Amoretti, conservador de la biblio-
teca Ambrosiana de Milán, descubrió en ella un manuscri-
to que parecia ser contemporáneo del autor. Escrito en un
lenguaje tosco, mezcla de italiano, de español i de dialecto
veneciano, el libro necesitó de una traducción al italiano
para que Amoretti pudiera darlo a luz en Milán en 1800.
Amoretti lo tradujo también al francés, i lo publicó en Pa-
rís el año IX de la república. Esta edición está seguida de
un vocabulario de las lenguas de los pueblos que visitó Pi-
gafetta i de otra obra de éste sobre el arte de la navegación.
Esta relación ha sido reimpresa después i aun traducida al
castellano; pero siempre he tenido a la vista la edición ita-
liana de 1800, i la francesa del año IX.'
Amoretti acompañó la obra de una introducción biográ-
fica del autor, que puede consultarse con provecho. Puede
verse también Le Génie de la Navigation por M. F. Denis,
páj. 26.
f^a^f^aí^'fi^^f^f'^^.
ILUSTRACIÓN XIU
(Yéase cap. X páj. 329)
EL PILOTO JUAN SEBASTIAN DE ELCANO
De una sumaría noticia biográfica de Juan Sebastian de
Elcano, escríta por don Martin Fernández Navarrete, to-
mamos los hechos siguientes para completar lo que acerca
de este person¿ije hemos publicado en el texto de esta obra.
* 'Fué Juan Sebastian de Elcano natural de Guetaria, vi-
lla marítima de Guipúzcoa, i fueron sus padres Domingo
Sebastian de Elcano i doña Catalina del Puerto. Dedicado
desde sus primeros años a la navegación estuvo luego man-
dando una nave de 200 tonels., con la cual hizo importan-
tes servicios al estado en Levante i en África, i talvez este
concepto le proporcionó ser elejido para maestre de la nao
Concepción, una de las cinco de que se componia la arma-
da que se preparaba para ir a la India, al mando de Fer-
nando de Magallanes por otro camino que el que hallaron
los portugueses. (Vienen en seguida algunas noticias sobre
el viaje de Magallanes).
"Para componer las diferencias que por entonces se sus-
citaron entre las cortes de Castilla i Portugal sobre la per-
tenencia de las Molúcas, se reunieron jueces instruidos de
ambas naciones entre Jalvez i Badajoz. El emperador nom-
bró a Elcano con otras personas doctas, cuyas razones i
doctrinas dejaron decidida la cuestión a favor del empera-
dor, a la que contribuyó poderosamente la opinión de
368 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
nuestro navegante que acababa de ser testigo ocular de la
verdadera situación de aquellas islas. Concluidaesta junta,
pasó Elcano a Portugalete para acelerar la construcción
de cuatro naves que unidas a otras tres que se aprestaban
en la Coruña debian componer la nueva espedicion para las
Molúcas al mando del comendador Fr. D. García de Loaisa.
Elcano estuvo entonces en Guetaria i desde allí se trasladó
a la Coruña con varios maestres, pilotos i jente de mar, en
cuvo número contaba dos hermanos i otros parientes. Ha-
bilitada así la espedicion, salió a la mar el 24 de julio de
1525, llevando a Elcano por segundo jefe: sufrieron tal tor^
menta sobre la costa del Brasil que se le separaron dos
naos; las otras cinco tuvieron después otra tempestad jun.
to al cabo de las Yírjenes, que causó la pérdida de la nao
en que iba Elcano, quien inmediatamente trasbordó a otra,
logrando al fin desembocar el estrecho el 26 de mayo de
1526 con innumerables trabajos. Ya en el miar Pacífico hu-
bo nuevas separaciones i las enfermedades i escasez de ví-
veres causaron irreparables pérdidas de jente. El 30 de juho
falleció el comendador Loaisa, i en su lugar tomó el mando
Elcano, conforme a una provisión secreta del emperador,
con gran júbilo de aquellas jentes; pero este consuelo fué
poco permanente porque cinco dias después terminó tam-
bién Elcano su gloriosa carrera, el 4 de agosto, dejando a
sus ilustres compañeros llenos de luto i de dolor i su situa-
ción mui crítica i apurada.
"Posteriormente se ha conservado con honra i aprecio
la memoria de un hombre tan ilustre. Don Pedro de Echa-
ve i Asu, caballero del hábito de Calatrava le erijió un de-
coroso sepulcro en 1671; i don Manuel de Agote, natural
de Guetaria, le dedicó una magnífica estatua, trabajada
por don Alfonso Bergaz, escultor de cámara de S. M. i di-
rector de la academia de S. Fernando, que se colocó en la
plaza pública de aquella villa el año de 1800 con varios
adornos o inscripciones en latín, vascuence i castellano que
esplican las hazañas memorables de este singular héroe de
la marina española."
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA
OE OBRAS ANÓNIMAS I SEUDÓNIMAS SOBRE LA HISTO-
RIA, LA JEOGRAFIA I LA LITERATURA DE AMÉRICA.
TOMO VI
24
i
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA
DE OBRAS ANÓNIMAS I SEUDÓNIMAS SOBRE
OGRAFIA
AMÉRICA
LA HISTORIAj LA GEOGRAFÍA I LA LITERATURA DE
Los libros anónimos i seudónimos son el resultado de
causas diferentes i aun opuestas. Algunos de ellos son el
fruto de la modestia de sus autores que, por un sentimiento
de desconfianza en sí mismos i en el valor de sus trabajos,
han querido ocultar sus nombres. Otros son hijos del orgu-
llo de ciertos personajes que, por creerse altamente coloca-
dos en la política o en las letras, hallan indigno de su posi-
ción el firmar un libro que consideran de una importancia
inferior a su prestijio i a su posición. "El libro anónimo,
decia Rivarol, refleja muchas veces la majestad del orgullo."
Esta reserva, sin embargo, es causa de que algunos escritos
de verdadero mérito, pero mas o menos estraños a los inte-
reses del momento, hayan pasado desapercibidos del pú-
blico por no estar amparados con un nombre prestijioso i
que sólo se les haya reconocido su valor cuando se ha des-
cubierto quién era su verdadero autor.
* Se publicó este estudio en los Anales de la Universidad de Chi-
le, en la entrega de enero de 1882, tomo LXI, pájs. 5-171; i se hizo
de él una tirada aparte en el mismo año. — {Nota del Recopilador)..
ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLTOaRÁFIC OS
Mas frecuentemente todavía, los libros anónimos son el
fruto de un cálculo de otra naturaleza. Muchos autores
han juzgado que en circunstancias dadas, un libro anónimo
sobre tal o cual materia, haria mas impresión en el público
que si llevase el nombre del autor. Se cree que dado a luz en
esta forma, el escrito debe ser considerado, nó como el juicio
individual de un hombre, sino como una espresion mas je-
neral de la opinión. El público mismo parece aceptar esta
manera de ver. En ocasiones, en efecto, sobre todo en los
libros de circunstancias, la opinión se impresiona mas pro-
fundamente con una obra anónima, cuyos móviles i propó-
sitos desconoce, que con otra que lleva la firma de un au-
tor, por estimado que sea, pero al cual se le pueden atribuir
propósitos personales. Pvl éxito estraordinario de muchas
obr¿is de esta naturaleza, se ha debido en gran parte a la
circunstancia de no saberse quiénes eran sus autores.
Un sentimiento de otra clase ha inspirado un número
considerable de libros anónimos. Sus autores han temido
que sus escritos pudieran acarrearles persecuciones políti-
cas o desagrados personales, i han tratado de ocultar sus
nombres. Este móvil ha producido muchas obras anónimas
de historia sobre sucesos contemporáneos a sus autores.
Podrán reflejar pasiones mas o menos lejítimas, pero en
todo caso son ordinariamente de grande utilidad para co-
nocer i apreciar los tiempos pasados. Importa por esto des-
cubrir los nombres de sus autores, i conocer el papel que
desempeñaron en los sucesos de su época, para juzgar del
crédito que merecen.
Pero hai ademas libros anónimos enteramente inofensi-
vos, en que el autor ha ocultado su nombre, o lo ha disimu-
lado bajo un seudónimo i aun bajo un anagrama, por un
simple capricho, casi podria decirse que por una inocente
superchería literaria. Este propósito, por ejemplo, lleva a
un hombre a tomar un nombre de mujer, o vice versa, o a
adoptar en literatura "un nombre de guerra", como dicen
los franceses, diferente del nombre de bautismo i de familia-
Muchos autores famosos en las letras, casi no son co-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 37B
nocidos mas que por estos nombres de invención. Nos bas.
tara citar entre los mas famosos a Tirso de Molina en
España, i a Moliere i Voltaire en PVancia.
"Los conocimientos que se pueden tener en bibliografía
dice Barbier, quedan siempre incompletos si no se llega a
levantar el velo que envuelve a los anónimos." En efecto,
los bibliógrafos mas entendidos han destinado a este estu-
dio una parte de sus trabajos, i han llegado a veces a los
mas curiosos descubrimientos. Han creido establecer mejor
el valor real de un libro fijando el nom.bre del autor i espli-
cando así el móvil que ha podido inspirarlo, i en muchas oca-
siones, el grado de confianza que merece. Las investigacio-
nes que se han necesitado para descubrir a los autores de
obras anónimas, han sido algunas veces mui largas i difí-
ciles, pero casi siempre han sidocoronadas porun éxitofeliz.
Las notas que ahora publicamos tienen por objeto ade-
lantar este estudio respecto de la bibliografía americana.
Nuestros apuntes se refieren sólo a los libros concernientes
a la historia, a la jeografía i a la literatura de Atnérica, i
aunque contienen un buen número de noticias, los conside-
ramos sólo un simple ensayo que debe completarse con nue-
vas investigaciones i con nuevos descubrimientos.
Muchas veces se ha observado que es jmposible formar
una bibliografía completa, aun acer.a de una materia de-
terminada, i aun en los casos en que solo se trata de cierta
clase de libros. Si este hecho ha pasado entre los bibliógra-
fos a la categoría de axioma indiscutible, debe comprenderse
bien que este ensayo no puede dejar de tener muchas defi-
ciencias.
Nos limitamos a describirentrelos libros anónimos i seu-
dónimos relativos a la América oue han llegado a nuestra
conocimiento, sólo aquellos que hemos podido descifrar.
Siempre quedará un buen número de libros de esta natura-
leza acerca de cuyos autores no hemos podido hallar noticia
alguna, i que pueden ser el objeto de nuevos estudios. Esta
es la razón porque no hemos dado a estos apuntes el título
pretencioso de Diccionario de libros anónimos americanos.
oV4: ESTUDIOS flISTÓRICO-BlBLIOORÁFICOS
De todas maneras, creemos que los bil3liotecarios, los colec-
cionistas, i sobre todo los que estudian seriamente la histo.
riade América, encontrarán en estas notas algunas roticias
que pueden serles útiles.
Hemos reunido estos apuntes lentamente, en un largo
número de años, anotando un nombre de autor desconocido
cada vez que en nuestras lecturas hemos podido descubrirlo.
Al agrupar estas notas para darlas a luz, hemos adoptTido
el plan que hemos creido mas cómodo para facilitar su con-
sulta. Nuestro trabajo se divide en dos partes que se com-
plementan. En la primera catalogamos los libros anónimos
i seudónimos en estricto orden alfabético, según sus títulos,
que copiamos testualmente, o que abreviamos lijeramente,
cuando esta abreviación no perjudica en nada a la claridad
i reproduciendo en todo caso las primeras palabras del tí-
tulo, que son las que deben buscarse. Al pié de esa indica-
ción ponemos el nombre del autor, i de ordinario las noti-
cias que acerca de éste o de su libro puedan interesar mas
directamente al lector. En la segunda parte, catalogamos a
los autores por orden alfabético, indicando mui sumaria-
mente sus obras anónimas, i haciendo una referencia numé-
rica a la nota que le corresponde en la primera sección. Este
método, que es el mejor que puede seguirse en una obra de
esta naturaleza, es el mismo que ha seguido Barbier en su
Dictionnaire des ouvrages anonymes et pseudonyrnes, que
por el caudal de noticias i por la manera de distribuirlas,
debe ser considerado una obra maestra en su jénero.
Antes de terminar esta advertencia, tenemos que preve-
nir una observación que quizá podria hacerse a nuestras
notas. Se dirá que alguna o muchas talvez de las indica-
ciones que éstas contienen, son el fruto de la in,vestigacion
de otros bibliógrafos, i que habían sido consignadas ya en
otros libros. A este respecto, debo manifestar que he estu-
diado prolijamente un gran número de compilaciones de
esta clase, i que de todas ellas he sacado un número consi-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 375
•derabie de noticias ^ . Algunas veces las he rectificado o
completado con observaciones mas detenidas; o las he se-
guido simplemente cuando nomerecian reparo alguno. Pero
ademas de esas rectificaciones, que con frecuencia son de
alguna importancia, i aun destruyen por completo ciertas
indicaciones que se daban como absolutas i definitivas, he
podido agregar un número mucho mayor todavía de ob-
servaciones bibliográficas enteramente nuevas.
^ Aparte de las estensas compilaciones biográficas de Michaud
i de Hoefer, en que se hallan abundantes noticias acerca de la bi-
bliografía, he tenido siempre a la vista las compilaciones biblio-
gráficas de los autores siguientes: Allibone, Barbier, Beck, Brunet,
Camus, Harrisse, Leclerc, Lorentz, Ludewig, Manne, Meusel, Mü-
11er, Neé de la Rochelle, Quérard, Rich, Sabin,^ Salva, Sempere i
Guarínos, da Silva, Stevens, Ternaux - Compans, Tiele, Tromel,
Trübner, Warden i Watt. De todos ellos he sacado algunas noti-
cias, como puede verse recorriendo algunas de las notas bibliográ-
rficas que contiene este ensayo.
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS.
1. —Abrégé de Jíi RévoJtiticn de PAmériqtie anglaise, par
Ai."^^, amcricain, París, 1778, 1 vol. en 12*^.
Por Paul Uric DubuiSvSON, literato, poeta i autor dramá-
tico francés. Nacido en Laval en 1753, abrazó la causa de
la revolución francesa, i después de muchas peripecias, fué
acusado ante el tribunal revolucionario como cómplice de
Hébert, condenado a muerte i ejecutado el 24 de marzo de
1794. Es autor de otras dos obras que se relacionan con
la historia de América, i que fueron publicadas igualmente
sin nombre de autor. Y. el índice alfabético de autores.
El ^^réo-é es un librito de escaso interés. El autor dice
en el prólogo que se propone ilustrar al público francés que
conoce mui poco aquellos sucesos. "La nación francesa,
dice, conoce tan poco al pueblo con quien su soberano ha
celebrado alianza hace poco, que da el nombre de Bosto-
nianos a todos los habitantes de^as trece provincias, cuan-
do en razón ese nombre no pertenece mas que a los de la
provincia de Massachusetts" Al fin de la obra está inclui-
do el tratado entre Francia i Estados Unidos, celebrado
ese año.
2. — Acadiade (L') ou protiesses angJaises en Acadie, Ca-
nadá &, poeme comi-héro"que en quatre chantsy
par M. D***, Cassel, 175S, 1 vol. en 8^
Este libro es un poema burlesco de las campañas de los
ingleses en América. Su autor, Fr. Antoine de Chevrier
378 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOCIRÁFICOS
(muerto en Roterdam en 1762), fué un poeta francés de
gran fecundidad, de mucho injenio satírico, pero también
escesi vamente libre.
RiCH, BibÜotheca. Americana Nov¿i, ha omitido este
libro.
3. — Account {An) ofthe cJiscoveries tnade in the South Pa-
ciñe Ocean, previous to 1764, London, 1767, 1 vol.
en 8^
Por Alexander Dalrymplk, que tres años después publi-
có una obra mas estensa i acabada sobre la misma mate-
ria, con el título de An historical CoUection of several voya-
oes, etc, obra traducida al alemán i al francés.
4. — Account (An) of the european settlements in America.
In six parts. London, 1757, 2 vols. en 8*^
PvSte libro, muchas veces reimpreso i traducido a varios
idiomas, ha sido atribuido a diversos escritores. Es íuera
de duda que su verdadero autor fué el célebre Edmund
BuRKK, el cual fué ayudado por su hermano Richard Burke
i por su amigo William Bourke, a quienes se ha dado algu-
nas veces por sus autores.
5. — Account {An) of the ñrst settlement, iaws, form ofgo-
vernment and pólice ofthe Cessares; a people of
South America, in nine letters from Mr. Vander
Neck,one ofthe senators ofthat nation to his friend
in Holland. With notes hy the editor. London, 1764,
1 vol. en 8^
Libro de imajinacion, compuesto en el mismo espíritu
que la célebre Utopia de Thomas More, tomando por
teatro del gobierno ideal la fabulosa ciudad de los Césares,
en el sur de Chile. Su autor fué James Burgh, distinguido
escritor ingles, i conocido por una obra mui celebrada,
Dignity of human nata re.
6. — Account {An) ofthe present State ofNova Scotia. Edin-
burgh, 1786, 1 vol. en 8^
Reimpresa el año siguiente allí mismo con el título de
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 379
The present state of Nova Scotia etc., i traducida al
francés con el título de Rélation de V état actuel de la
Nouvelle Ecosie. Véase este título. Su autor, según el Dr.
Watt, Bibliotheca Britannica, p. 506, fué S. Holling-
WORTH, a quien se debe otro libro sobre las costumbres de
los africanos i la esclavitud moderna.
7. — Account (An) of the proceedings ofthe governor and
assembly oí Jamaica in regard to the maroon ne-
groes; puhlished by order ofthe assemhíy'. London,
1796, 1 vol. en 8^
Relativo a la sublevación de los negros en Jamaica, es-
crito por Bryan Edwards, ingles residente en esa isla i au-
tor de algunas obras mui estimables sobre la historia de
las Antillas.
8. — Affaires de V Angleterre et de VAmérique. Anvers (Paris),
1776, 15 vols. en 8"?
Es una ev«pecie de revista o periódico sobre los sucesos
de la revolución norte-americana. Entre sus redactores fi-
guraban el célebre Benjamín Franklin, Court de Gebelin,
Robinet i otros escritores i sabios franceses, partidarios de
la independencia de Estados Unidos.
9. — Aide de camp {U ), oti Vauteur inconnu. Souvenirs des
Deux Mondes, pubJiés par Maurice De Viarz. Paris,
1832, 1 vol. en 8*?
Bajo la forma de memorias de un personaje que quiere
guardar el incógnito, este libro cuenta algunos hechos
del reinado de Napoleón I, en la guerra de P/Spaña. Refiere
en seguida que después de una corta residencia en Inglate-
rra, se embarcó para Estados Unidos en noviembre de 1810.
De allí se trasladó a Cartajena en 1811 i tomó servicio en
el ejército independiente. 1.a guerra de Colombia contra
España, es el asunto de la mayor parte del libro. Este teji-
do de aventuras imajinarias sirve al autor para dar noti-
cias de Bolívar, de sus compañeros i de sus adversarios.
Es simplemente una novela que puede engañar a un lector
poco atento.
Su autor es Alfred Em. Roergas de Servikz, escritor
380 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLTOGRÁFICOS
frar.ces, nacido en París en 1807, autor de una novela i de
algunas de las biografías de la c<
srloircs cíe hi France, 22 vols. en 18".
algunas de las biografías de la colección titulada Les
10.— A Ih¿in. A tüíe ofthenew world. New York, 1851,1
vol.enl2^
Interesante novela, con cuadros admirables de la vida
de los indios, i seguida de una segunda parte titulada The
forest. A seque! to Alban. Su autor es Jedediah Viccnt
HuNTiNGTON, distinguido escritor i poeta norte-americano,
nacido en 1815.
11, — Aírnanach ütnéricain, asiatique et afncajn, ou état
phvsicjue, politiqtie, eclésiastiqtte et tniíitaire des co-
Jonies d^Eiitope en Asie, en A frique et en Atnéri'qve.
' Ouvvage qui comprend Jes forees, la population, les
lois, le commeree et V administtation de ehaqiie pro-
vince de ees trois parties dii monde. París, 1784 i
años siguientes, 7 vols. en 12"
Este almanaque era arreglado por Charles Poncelin de
L.\ Rochp:-Tilt.ac, eclesiástico francés i escritor mui fe-
cundo pero poco sólido, que abrazó con ardor la causa de
la revolución, i que mas tarde se hizo realista exaltado.
Las noticias históricas i estadísticas que contiene este
almanaque son copiadas de la obra de Raynal, i en jeneral
carecen de interés.
12. — Amador Bueno, ou a coroa do Brazil en 1641, drama
épieo histórico americano, pelo autor de Sumé e de
outras composií^oes Iliterarias. Madrid, 1858, 1
vol. en 8^-^
Por Prancisco Adolpho de Varnhagen. Véase este nom-
bre en el índice alfabético de autores.
13. — America and the americans. ''Audi alteran partem.'^
By a citizcn oí the world. London, 1833, 1 vol.
en 8'='
Por James Boardman. Uno de los muchos libros de re-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 381
futacion a que dieron oríjen los escritos de algunos via-
jeros ingleses depresivos para los Estados Unidos,
14?. — América o examen jeneral de la situación política de
las diferentes potencias del continente occidental,
con conjeturas sobre su suerte futura. Por un ciu-
' dadano de los Estados Unidos. Traducido del in-
gles. Northampton (Mas?.) 1828, 1 vol. en 8-
Es la traducciotí castellana de un libro ingles publicado
anónimo en Filadelfia en 1827 por Alexander H. Evekett,
distinguido escritor i diplomático norte americano. Del
traductor no tengo mas noticia sino que se apellidaba San
Martin.
15. — América (La) vindicada' de la calumnia de haber sido
madre del mal venéreo^ por el autor de la ''Idea del
valor de la isla Española'", Madrid, 1785, en 4°
Opúsculo curioso, de sólo 80 pajinas, que contiene mu-
chas noticias bibliográficas sobre escritores españoles que
habian tratado esta misma materia. Su autor es don An-
tonio SÁNCHEZ Valyerde, clérigo, natural de Santo Do-
mingo> i aficionado a los estudios de ciencias naturales.
16. — Americae tercia pars, memorabilem provincise Brasi-
liae historiam continens, germánico primum sermo-
ne scriptam a Joanne Stadio Homburgensi Hesso,
nun autem latinitate donatam a Teucrio Annseo
Privato Colchante cum iconibus Teodoro De Bry,
Anno 1592, Frankfort, en folio.
Forma parte de la famosa colección de viajes de De Bry.
Es la relación alemana de los viajes hechos al Brasil por
Hans Staden, traducida al latin. El traductor es Juan
Adán Fonicer, médico i poeta alemán que escribia en latin
i que se nombraba con el seudónimo latino Teucrius An-
níEus Privatus. Véase a Caraus, Memoire sur ¡a CoUection
des granas voyages, p. 56, i la Bibliographie instructi-
ve de Neé de la Rochelle, tomo X, p. 152.
17 American anecdotes: orijinal and select. By an ameri-
can. Boston, 1830, 2 vols. en 12*?
382 ESTUDIOS HISTÓRICO- BIBLIOGRÁFICOS
Colecciónele 187 anécdotas, en su mayor parte relati-
vas a la revolución norte americana, con un índice. Su au-
tor fué Freeraan Hunt, editor i escritor norte americano,
muerto en 1858.
18. — American (The) annual register, or, historical tnemoirs^
oíthe United States, for the year 1796. Philadel-
phia, 1797, 1 vol. en 8^
Por James Thomson Callender, fecundo i turbulento
escritor norte americano que pereció ahogado en Rich-
mond (Yirjinia) en 1803.
19. — American (The) travelJer; or observations on the pre-
sent State, culture and comtnerce ofthe hritish co-
ló nies in America. By an oíd and experiencied tra-
der, London, 1769, 1 vol. en 4°
Libro importante por las noticias que contiene acerca
del estado de las colonias inglesas en vísperas de la revo-
lución de la independencia, por la cuidada descripción de
ia bahía de Hudson. Su autor es Alexander Cluny; i fué
publicado bajo los auspicios de Lord Chattham.
20. — American war [The), a poem, in six books. London^
1781, 1 voL en 8*?
Poema histórico sobre la guerra de la independencia de
los Kstados Unidos, escrito por Gcorge Cockings, poeta
ingles, autor de otros poemas sobre campañas militares
de su tiempo, la conquista del Canadá, la pérdida de Mi-
norca etc. Algunos críticos ingleses aplaudieron mucho
al que motiva esta nota.
21. — Ainericains (The). By an American in London. Lon-
dres, 1833, 1 vol. en 12*?
Por el Rev. Calvin Colton, escritor norte-americano
(1789-1857) que vivió algunos años en Inglaterra. Este
libro de 389 pajinas, es una defensa de los americanos del
nortecontra los ataques consignados en los célebres viajes
de Basil Hall i de Mistress Trollope.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGEAFÍA 383
22. — Atnericans {The) ai honie. Edited by the author oí
''Sam S¡ilck'\ London, 1854, 3 vols. en S^
Por Thomas Chandler Haliburton. Véase este nombre
en el índice alfabético de autores.
23. — Amériqae (L'j anglaise, ou description des isles et ie-
rres du roi d' Angleterre dans rAmériqne. Avec de
nouvelles caries de chaqve isle ei ierres. Tradiiii
de Panglais. Amsterdam, 1688, 1 vol. en 12*^
Este voliímen es una traducción de la obra A Descrip-
tion oí the island oí Jamaica, with the other isles and te-
rricories, etc. Londres, 1672, por Richard Blome, célebre
jeógraío ingles. Los mapas que acompañan a esta traduc-
ción, mejores que los del orijinal, realzan el mérito déla
edición.
Hai ademas otra edición anónima de este volumen he-
cha en Amsterdam, en 1715, con el títido de Description
des />7e> et terres, etc. Véase este título, número 127.
24. — Amérique (L') découverie, en six h'vres. Autum, 1782,
1 vol. en 12*?
Poema en prosa destinado a celebrar el primer viaje de
Colon. Su autor lo publicó como un bosquejo de epopeya
que "una pluma mas atrevida, un jenio mas fecundo" pue-
de ejecutar dándole la forma poética. Fué compuesto por
Pierre Laureau, historiador francés, muerto en 1845.
En la Revista de Santiago (1 873) tomo II, páj. 269 i si-
guientes, publiqué un análisis de esta obra en un artículo
que lleva este título: "A'oías hibliográñcas sobre los poe-
mas a que ha dado oríjen Cristóbal Colon,» *
25.— Amérique [U) en 1826, au Congrés de Panamáy par ^
M. G. Z. Bruxelles, 1827, 1 vol. en 8^
Este opúsculo, de sólo 84 pajinas, es la obra del jeneral
polaco Jorje Constantino Zenowicz, ayudante de estado
mayor en el ejército de Napoleón, oficial al servicio de Es-
* El señf^r Barros Aiana lo reimprimió con algunas agregaciones en el
número estraordinario de los ÁJia/es de la Universidad de Chile (1892) pájs.
31 SI. En este artículo hace referencia a otros poemas anónimos sobre Co-
lon no incluidos en su estudio bibliográficode 1882. (Nota del Recopilador.;
)84 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
paña durante la revolución de 1820 a 1823 i autor de va-
rias obras que respiran un espíritu liberal.
Este opúsculo se halla traducido al castellano en el to-
mo [I de la obra anónima titulada Memorias i documen-
tos para la historia de la independencia del Perú. Véase
este título, número 341.
26. — Amérique {De 7') et des américains, oti observations
ciirieuses du pbilosophe La Douceur, qui a parcouru
cet hémisphére pendant la derniére guerre en faisán t
le noble niétier de tuer les hommes sans les manger.
Berlín, 1771, 1 vol. en 8"^ (Probablemente impreso
en Lvon.)
Este librito de sólo 80 pajinas, que es una crítica injenio-
sa de las Recherches sur F Amérique et les américains de
Pauw. es atribuido jeneralmente al benedictino Antoine
Joseph Pernettj, mas conocido con el nombre de Dom Per-
netty, autor de otras relativas a la América que llevan su
nom! re, i de quien se trata en este libro como adversario
que fué de las teorías de Pauw.
El bibliógrafo alemán Meusel {Bibliotheca histórica) lo
atribuye a Pierre Poivre, autor de Voyages cV un philo-
sophe.
Barbier, por su parte, le da por autor a Dom Pernetty
o a Bonneville. Weiss (Biographie UniverseUe), se inclina
por el primero sosteniendo que Bonneville no puede ser el
autor porque en 1771 no tenia mas que once años, crítica
que ha repetido Rich en su Bibliotheca Americana Nova.
Pero hai en esta censura una confusión de nombres. Se ha
confundido a Nicolás de Bonneville con un injeniero militar
del mismo apellido, C. de Bonneville (Quérard lo llama
Zacarías) nacido en Lyon en 1710 i muerto en 1780. Este
último, que sirvió en la guerra del Canadá a mediados del si-
glo último, es el verdadero autor del libro a que se refiere esta
nota. Basta leerío para conocer que el autor habla de visu
de la guerra del Canadá, lo que no habria podido hacer
Poivre ni Dom Pernetty.
27.— Among the guerrillas. By Edmund Kirke.Ht\Y York,
1866, 1 vol. en 12^
Por James R. Gilmore, autor de varios otros libros
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 885
referentes a la guerra de secesión de Estados Unidos, pu-
blicados bajo el seudónimo de Edmund Kirke. Esta indi-
cación nos ahorra de anotar dichos libros.
28. — Análisis estadístico de Ja provincia de Mechoacan en
1822. PorJ.J. L., Méjico, 1824. 1 yoI. en 4^
Por Juan José Martínez de Lejarza.
29. — Analyse de Phistoire philosophique et politiqíie des
établissements et du commerce des Européens dans
les deux Indes. Leyde, 1775, 1 vol. en 8*^ — El mismo
año se hizo otra edición en Paris.
Es un compendio de la célebre obra del abate Raynal,_
atribuido por Barbier i por Quérard a Fr. Bernard, ho-
landés de nacimiento, pero de oríjen francés, probablemen-
te hijo de un célebre librero francés de Amsterdam, J. Eré—
deric Bernard, conocido como editor de dos colecciones de
viajes.
30. — Anecdotes américaines, ou histoire abrégé des princi-
paux événements arrivés dans Je Nouveau Monde,
depuis sa découvertejusqu^ a J^époque présente. Pa-
ris, 1776, 1 vol. en 12°
Compilación vulgar i de ninguna importancia histórica,
por Antoine Hornot, escritor francés del siglo XVIII.
31. — Anecdotes angJaises et américaines. Années 1776 a
1783. Paris, 1813, 2 vols. en 12^
Modesta compilación de noticias concernientes en su
mayor parte a la historia de la independencia de Estados
Unidos. Su autor fué el caballero N. de l'Espinasse de Lan-
GEAC, fecundo escritor francés, autor entre otras obras, de
un poemita de cierto mérito, titulado Colomb dans les
fers, publicado en 1782.
32. — Aúnales du Conseil Souverain de Ja Martiniqae, ou
Tablean historique da gouvernement de cette coJo-
nie, depuis son premier établissement jusqu' a nos
joursy etc., etc. Bergerac, 1786, 2 vols. en 4°
tomo vi 25
386 ESTUDIOS HISTÓRICO- BIBLIOGRÁFICOS
Por Fierre Dessalles hijo, consejero del consejo sobera-
no de la Martinica. La primera parte de esta obra está re-
producida en el tomo III de la ^^Hist oiré genérale des Atiti-
lles^i de Adrien Dessalles, Paris, 1847-48, 5 vols. 8^ Adrien
Dessalles era nieto del autor de los Anuales.
33. — Annals ofGreat Britain from the ascensión ofGeorge
III to the peace oí Amiens. Edinburgh, 1807, 3
Yols.enS'?
Por Thoraas Campbell, distinguido poeta e historiador
escoces, muerto en 1844. Este libro contiene la historia de
la guerra de la independencia de Estados Unidos i de las
negociaciones que le pusieron término.
Z^^^t— Annals oí the atmy ofthe Cumberland. Philadelphia,
By an ofñcer. 1864, 1 vol. en 8*?
Obra importante sobre la historia de la guerra de sece-
sión de los Estados Unidos, por John Fitch.
35. — Answer {An) to declaration ofthe american congress.
London, 1776, 1 vol. en 8*?
Libro que tuvo mucha circulación en Inglaterra, i que
fué varias veces reimpreso i traducido al francés. Es una
curiosa refutación de los principios políticos i sociales es-
puestos en cada pasaje de la declaración de la independen-
cia de los Estados Unidos. Su autor fué Jonathan Lind.
ZQ.—Apology {An) for the Ufe ofMr. Bampfyl de Moor Ca-
rewy commonly known by title ofking ofthe beg-
gars. London, 1749, 1 vol. en 8"^
Libro muchas veces reimpreso, que refiere la historia de
un muchacho ingles, confinado a Maryland i que recorrió
una gran parte de las colonias inglesas llevando una vida
llena de las aventuras mas curiosas i divertidas. Escrito
por Robert Goadry, librero ingles.
37. — Appel des étrangers dans nos colonies. Paris, 1763, 1
vol. en 12*?
Aunque concebido con un propósito económico e indus-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 387
trial en favor de las colonias, tiene algún interés históri-
co. Su autor fué Turnea u de la Morandiere, escritor
francés, dedicado a esta clase de trabajos.
38. — Apuntes para Ja historia de la revolución del Alto Pe-
rú y hoi Solivia, por un patriota, Sucre, 1855, 1 vol.
en 8*?
Resumen sumario pero noticioso de la historia de la re-
volución de la independencia de Bolivia, escrito por el Dr.
don Manuel María Urcullu, presidente entonces de la cor-
te suprema de Sucre, según lo dice espresamente don Ma-
nuel José Cortes en su ensayo sobre la historia de Boli-
via, páj. 262. La obra de Urcullu consta de 212 pajinas,
de las cuales 164 forman la narración histórica, i las si-
guientes son documentos.
Don Mariano Felipe Paz Soldán cataloga este libro en
la bibliografía que ha puesto en el primer tomo de su His-
toria del Perú independiente, i luego agrega "Se atribuye
al Dr. don Manuel M. Aguirre." Esta indicación carece de
todo fundamento, Paz Soldán ha confundido el libro de
Urcullu con el Bosquejo histórico escrito por don Miguel
María de Aguirre, del cual solo se ha publicado, según
creemos, una pequeña parte.
Z^.— Apuntes para la historia déla República oriental del
Uruguai. por A. D. de P., Paris, 1863, 2 vols. en 8^
Escritos por don Antonio Diodoro de Pascual, español,
nacido en la provincia de Castilla la Nueva, 1822, i muer-
to en Rio de Janeiro por los años de 1874. Después de ha-
ber viajado mucho en Europa i en América, se estableció en
la capital del Brasil, donde desempeñó el cargo de oficial
primero del ministerio de relaciones esteriores, para el cual
le servia el conocer varios idiomas que hablaba i escribía
con rara facilidad. Es autor de diversas obras escritas unas
en español i otras en portugués, de historia, crítica litera-
ria, novelas, traducciones del ingles, o tratados elementa-
les, o simples artículos de periódico. Algunas de ellas, sobre
todo las novelas, están firmadas con el nombre de Adadus
Calpe, anagrama de A. D. de Pascual.
La obra que mencionamos en esta nota ha quedado im-
completa, i sólo comprende los sucesos ocurridos desde
1810 hasta 1839. Concebida con un espíritu contrario a la
388 ESTO DIOS HISlÓmCO-BIBLIÓGRÁFICOS
República Arjentina i en cierto modo favorable al Bra-
sil, escrita sin método i con formas literarias de escaso mé-
rito aunque no de pretensiones, la obra está llena en gran
parte con documentos casi siempre conocidos i publicados,
i en cuya reproducción, según se asegura, no ha habido la
fidelidad que se requiere en publicaciones de esta natura-
leza, j
40. — Apuntes sobre los principales sucesos que han inñuido
en el actual estado de la América del Sud. Londres,
1 vol. en 8*?
Esta primera edición fué hecha en Paris, i no en Lon-
dres, en 1829, con motivo de los esfuerzos de España para
reconquistar la América, i de la espedicion a Méjico del je-
neral Barradas. La segunda edición "correjida i aumenta-
da," se publicó igualmente en Paris, 1830, 1 v. en 8° I por
último, se hizo una tercera en Cádiz, 1836, 1 v. en 4^, mu-
cho mas aumentada. Las dos primeras son publicadas ba-
jo el velo del anónimo: la tercera lleva el nombre del autor,
don José Manuel Vadillo, español de Cádiz, ministro
constitucional de Fernando VII en 1822, i perseguido i
asilado en Francia después del restablecimiento de la mo-
narquía absoluta.
En el prólogo de la tercera edición se hallan algunas no-
ticias de su vida, cuando él se defiende de ciertos cargo»
que le hicieron en sus historias don Sebastian Miñano i el
marques de Miraflores. Por lo demás, en los Retratos po-
líticos de la revolución de España por Carlos Lebrun, Fi-
ladelfia, 1826, páj. 24, se encuentra un retrato biográfico
de Vadillo.
Don Leopoldo A. de Cueto, en la páj. 189 de su Bos-
quejo histórico crítico de la poesía castellana en el siglo
XVIII, (tomo 61 de la Biblioteca de autores Cí^pañoles de
Rivadeneira) califica a Vadillo de "erudito, prosador poco
ameno." Pudo haber añadido "escritor desordenado," por-
que aunque Vadillo reúne en su libro muchos hechos, es di-
fícil hallarles ilación, i mas difícil aun saber lo que el autor
quiere demostrar con ellos, aunque su pensamiento parece
que es defender al gobierno constitucional de España por
el rumbo que quiso daralos negociosde América. Por eso e»
que don Lorenzo Zavala, en su Ensayo histórico de las re-
voluciones de Méjico, tomo I, páj. 6, reprocha a este escri-
tor que no llega a ninguna conclusión.
NOTAS PARA. UNA BIBLIOGRAFÍA 389
4,1,—Arjirópolis o la capital de los estados confederados del
Rio de la Plata. Solución de las díñcultades que
embarazan la paciñcacion permanente del Rio de la
Plata. Santiago, 1850, 1 vol. 8^
Por don Domingo Faustino Sarmiento. Este libro fué
igualmente publicado en francés.
42.— Arí [L'] de veriñer les dates, depuis Vannée 1770 jus-
qu^ á nosjour; formant la continuation oii troisié-
me partie de Vouvrage puhué sous cenom par les
religieux bénédictins de la congregation de Saint
Mam. Paris, 1821-1844, 18 vols. en 8*?
Esta obra, destinada a completar una reimpresión de
U Art de veriñer les dates (ejecutada en Paris en 19 vols.
8° durante los años 1818 -1819), es el fruto del trabajo
colectivo de varios eruditos, uno de los cuales, el marques
de Fortia d'Urbain, hizo gastos mui considerables para la
publicación de la obra. Queriendo los editores hacer entrar
en esta continuación la historia i la cronolojía de la Amé-
rica, asociaron a sus tareas a un célebre erudito, David
^ Bailie Warden, irlandés de nacimiento pero naturalizado
en Estados Unidos, i cónsul de esta república en Paris. Es-
te tomó a su cargo la publicación en 1826, desde el tomo
IX, comenzó la cronolojía e historia de América que debia
completar i terminar la obra.
La muerte del marques de Fortia d'Urbain, que seguía
haciendo los gastos de impresión, estuvo a punto de para-
lizar en 1843 esta publicación, con la terminación del to-
mo XVII de la obra, i IX de la historia de América. Tomo-
la entonces a su cargo Obaldich Rich, célebre bibliógrafo i
librero norte-americano; i bajo sus auspicios se publicó en
1844 el tomo X. La obra debia constar de dos volúme-
nes mas referentes a la América; pero la muerte de War-
den, ocurrida en octubre de 1845, la dejó inconclusa.
La parte americana de la continuación de U Art de
veriñer les dates, ocupa, pues, diez volúmenes, el IX al
XVII [. Estos diez volúmenes están distribuido de la ma-
nera siguiente:
I. Introducción, Florida, Méjico, América Central i Ca-
lifornia.
lí. Continuación de California, Perú Bolivia i Chile.
390 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOaRÁFICOS
III. Continuación de Chile, República Arjentina.
lY Colombia, con un tomo suplementario de 178 pa-
jinas de índice alfabético de los primeros cuatro volú-
menes.
V i VI Brasil. (Estos dos tomos se encuentran frecuente-
mente separados i con portada diferente con el título de
Histoire chronologique du Brésil).
VII Las Guayanas.
VIII Las Antillas.
IX i X Estados Unidos.
La muerte impidió a Warden terminar otros dos volú-
menes en que habria completado la historia cronolójica de
Estados Unidos, i habria consignado la del Canadá.
El libro de Warden es una obra de segunda mano, esto
es, no el resultado de una investigación prolija de los do-
cumentos, sino una vasta compilación de noticias toma-
das de los libros conocidos i usuales. Las diversas partes
de su obra son de un mérito mui diferente, algunas de un
valor real, i otras mediocres. En algunas de ellas abundan
los errores i los descuidos consiguientes a un trabajo de
esas proporciones emprendido sin los materiales necesarios
para llevarlo a cabo, materiales que entonces no existian^
i que ahora mismo son escasos. Sin embargo, en todas
sus partes se descubre el trabajo de un espíritu laborioso,
versado en el manejo de los libros, i ademas noticias de que
puede aprovecharse el historiador, sobre todo en lo que
respecta a la bibliografía americana a que Warden ha dado
bastante importancia.
43. — Arte i vocabulario en la lengua jeneral del Perú llama-
da Quichua, i en la lengua española. El mas copio-
so i elegante que hasta ahora se ha impreso. En los
Reyes [Lima]. Con licencia del Excelentísimo señor
marques de Montes Claros, Virrei del Perú. 1614,
1 vol. en 16*?
Libro rarísimo descrito por Ternaux Compans, Brunet,
Barlett i Sabin, que lo atribuyen a Francisco del Canto, i
por Troemel {Bibliothéque atnéricaine, Leipzig, 1861) i Lu-
dev^ig que lo consideran de autor desconocido.
Francisco del Canto era un impresor de Lima que publi-
có en 1607 la Gramática quichua del P. Holguin, en 1607 i
1608 los dos volúmenes del vocabulario del mismo autor
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 391
i en 1616 la de Gramática Alonso de Huerta. El libro anó-
nimo de 1614 que motiva esta nota, tiene una dedicatoria
al obispo de Quito firmada por Francisco del Canto, i esta
circunstancia ha hecho creer que éste sea a la vez el autor i
el editor.
44. — Atlas Ameriquain Septentrional contenant les details
des differentes provinces de ce vaste continent. Tra-
duit des cartes levées par ordre du gouverneinent
britanique. Paris,1778, 1 vol. en fplio.
Es la traducción francesa del célebre Atlas de Thomas
Jefferys, publicado por primera vez en Londres en 1776.
Se publicó en 1777 en Liorna una traducción italiana, tam-
bién anónima, destinada a dar a conocer el teatro de las
operaciones militares de la guerra de la independencia de
Estados Unidos.
45. — Atlas histórico, jenealójico, cronolójico, jeográñco,
etc., de Lesage, escrito por el conde de Las Casas,
traducido, correjido i aumentado por un español
americano. Paris, 1826, 1 vol. en folio.
La publicación de esta traducción fué comenzada en
1826, pero sólo se terminó en 1827. Aunque impresa en
Paris, no se hace mención de ella en La Fratice littéraire de
Quérard ni en otras grandes publicaciones bibliográficas,
lo que se esplica por la circunstancia de que la edición espa-
ñola fué enviada casi en su totalidad a América.
Se sabe que la obra francesa, publicada por primera vez
en Paris en 1803-4 bajt) el nombre de A. Lesage, fué reim-
presa con él del conde de Las Cases, que ha sido considera-
do su verdadero autor, creyéndose que la palabra "Lesagen
era solo un seudónimo. "Si se hubiera de dar crédito a to-
do lo que se cuenta, dice Quérard {France littéraire, tomo,
IV, páj. 586) el nombre de A. Lesage con que esta obra fué
publicada, no seria un seudónimo del conde de Las Cases,
sino el nombre de un clérigo francés refujiado en Inglate-
rra, según los unos, o de un clérigo irlandés según los otros,
verdadero autor del Atlas. Se pretende que el conde de
Las Cases, durante su emigración en Inglaterra, tuvo oca-
sión de conocer a este último, que se encontraba en estrema
penuria. El eclesiástico propuso al conde la venta de su
392 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
manuscrito por el precio de cincuenta luises (mil francos),
i el negocio se hizo. El eclesiástico murió poco tiempo des-
pués; i el conde de Las Cases pudo darse a su vuelta a
Francia como autor de esta obra."
Aunque la traducción castellana se hizo teniendo a la
vista las modificaciones introducidas en las numerosas edi-
ciones francesas que se siguieron a la de 1803, el traductor,
por su parte, reformó parcialmente el libro, suprimió o
abrevió algunos cuadros i noticias que no tenian un gran
interés para los americanos, amplió las que se refieren
a España i a la América en jeneral, i agregó cuatro
grandes cuadros, impresos a ocho columnas de tipo menu-
do, en que ha trazado la historia de todas las repúblicas i
colonias americanas. Dado el tiempo en que se publicó este
mapa, i la escasez relativa de libros sobre el particular,
esos trabajos son notables, por la exactitud de las noticias,
por la claridad con que están presentadas i por el plan que
ha permitido al autor formar un conjunto compendioso
pero completo i útil de la historia americana. Esos cuadros
fueron traducidas al portugués i publicados en Rio de Ja-
neiro en 1838 en un volumen con el título de Historia dos
estados d^ America. Véase la nota correspondiente a este
último libro.
Fijando la vista al pié de cada cuadro jeográfico, histó-
rico o cronolójico, se encuentra una línea en tipo chico en
que se indica si es traducción del francés, refundición o
composición orijinal, con la noticia de que estos diferentes
trabajos han sido ejecutados por A. de A. Era éste don
Antonio de Arcos, injeniero español que después de haber
servido en los ejércitos de José Bonaparte durante la gue-
rra de la península, pasó a América e hizo la campaña de
Chile en 1817 i 1818, como oficial de estado mayor del
ejército independiente. En Chile formó el principio de su
fortuna, residió después dos años en el Brasil, i en 1825
volvió a Europa i se estableció en Paris, donde se ocupó
en negocios de banco. Fué allí donde, por simple pasa-
tiempo, tradujo i completó el Atlas de Las Cases.
46. — Autobiography of a femah slave. New York, 1857,
1 vol. en 8^
Por Mattie Griffiths, poeta norte-americano.
47. — Aventures de don Juan de Vargas, racontées par Jui
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 393
méme. Tradaites de Vespagnol sur le manuscrit
inédit par Charles Navarin. París, 1853, 1 vol. en
8*=* pequeño.
Este librito, que forma parte de la Biblioteca Elzeviria-
de P. Janet, es una novela de aventuras que se suponen
ocurridas a un hidalgo andaluz que recorre las cinco par-
tes del mundo a mediados del siglo XVI, i que es testigo i
autor en los sucesos de la conquista de América. Las aven-
turas son divertidas i bien contadas, pero con frecuencia
licenciosas. Basta leer la "Advertencia del traductor"
para sospechar que la existencia del manuscristo español
es una invención. El nombre del llamado traductor es
también un simple seudónimo.
Don Pascual de Gayángos, en un artículo publicado en
en el tomo IIÍ páj. 241 de la Revista española de ambos
mundos (Madrid, 1855) hizo un análisis de este libro. (>ee
con razón que es una novela, i sostiene que ha sido escrita
sobre el Viaje del mundo del clérigo aaradecido por Ordó-
ñez de Ceballos, célebre historia romancesca de peregrina-
ciones i aventuras, varias veces reimpresa en p] siglo XYII.
El señor Gayángos, sin embargo, no dice que Navarin
sea un nombre de invención. Sabin, er la pajina 355 del
tomo IX de su Dictionnary of hooks, clasifica las Aventu-
tures de don Juan de Vargas, como un libro serio de me-
morias de viajes.
El autor de este libro es M. Charles Tefínaux, hijo, se-
gún creo, del célebre bibliógrafo i coleccionista Ternaux
Compans.
Aunque el autor conoce bien los hechos de la historia de
la conquista de América, en que hace intervenir a su héroe,
incurre en algunos errores. Así en la páj. 54, supone que
Almagro fué juzgado i ejecutado en Lima,
48. — Aventures [Les] de Jaques Sadeur, dans la decouverte
et le voyage de la terre austrak. Paris, 1692, 1
vol. en 12^
Reimpreso en 1705. Este libro fué publicado por prime-
ra vez en Jinebra en 1676 con este título: "La terre aus-
trale connu, c'est á-dire, la description de ce pays inconnu
jusque ici, de ses moeurs et de ses coutumes, par M. Sa-
deur." A juzgar por el título se tomarla por un libro de
jeografía i de viajes, i así lo he visto clasificado por el cé-
394 ESTUDIOS HISTÓRiCO-BIBLIOGRÁFlCOS
lebre bibliógrafo Tromel. Sin embargo, es sólo una novela
licenciosa, verdaderamente escandalosa, i de ningún mérito
literario. Su autor fué Gabriel Foigny, fraile franciscano
francés, que abandonó el convento durante muchos años,
i que llevó una vida llena de aventuras.
49. — Beaiix traits de Vhistoxre des voyages, ou anecdotes
curieuses sur difíérents peuples des cinq parties du
monde. Edition revue par Buqcelos. Lille, 1825, 1
vol. en 18'^
Por Simón Blocquet, infatigable compilador de libritos
elementales para la instrucción del pueblo, de los cuales
tres tienen atinjencia con la historia americana. Véase su
nombre en la lista alfabética de autores.
50. — Belle Bojd,in camp and prison. Witb an introduction
by a friend to thesouth. London, 1865, 2 vols. en 8*^
Este libro, reimpreso el mismo año en Nueva York, es
mui curioso. Los diarios de Estados Unidos contaron la
historia de su heroina i autora en los términos siguientes:
Belle Boyd era una joven de Martinsburg, Virjinia, que se
distinguió en la guerra de secesión como espía al servicio
de Jackson i de otros jenerales rebeldes, i que cerró su ca-
rrera seduciendo a un teniente de la marina federal llama-
do Hardinge, el cual se enamoró de ella. Hardinge, cedien-
do a las instancias de Belle Boyd, dejó escapar un prisio-
nero que estaba bajo su custodia, i poco después desertó
del servicio, se pasó al enemigo, i se casó con ella. La au-
tora del libro es mas conocida con el nombre de Mistress
Hakdinge.
51.— Beschrijvinge van de volkpIantingeZvriname.T^QjáQn^
1718, 1 vol. en 5^
Descripción de la colonia de Suriñan, dedicada a P. van
der Veen, gobernador de ella. Contiene un corto vocabu-
lario caribe. Su autor fué J. D. Harlein, escritor holandés.
52. — Beschrijvinge van het Heerlijcke ende Gezegende Landt
Guajana. Gravenhagen,(LaHaya) 1660,1 vol. en 4*^
^^Descripción déla excelente i bendita tierra de Guayan a.^^
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 395
Libiro sumamente raro en esta edición, destinado a probar
las ventajas de Guayana sobre los territorios llamados
Nuevos Paises Bajos, en la América del Norte, para los
efectos de la colonización. Su autor fué O. Keye, escritor
holandés.
53. — Biblioteca americana [La] o miscelánea de literatura^
artes i ciencias. Por una sociedad de americanos,
Londres, 1823, en 8^
En los catálogos bibliográficos en que hemos visto ano-
tado este periódico, ne dice equivocadamente que sólo se
publicó un tomo. Se dio también a, luz el primer número
del tomo 11, que consta de 60 pajinas. Es una publicación
útil, que contiene excelentes artículos de crítica literaria i
de filolojía, i documentos i noticias importantes para la
historia i la jeografía americanas. Sus directores i principa-
les redactores fueron don Andrés Bello i don Juan García
DEL Rio. Las iniciales de éstos, puestas al pié de algunos
de los artículos, dejan ver quién era su autor.
'*E1 Repertorio Americano^^ (1826-1827), de que habla-
mos en otro lugar, fué concebido i ejecutado bajo el mismo
plan i por los mismos directores.
54}.—Bib1¡otheca americana: being a choice Collection oí
books relating to North and South America and
West Indies, including voyages to the southern he-
misphere, maps, engravings and medals,Var{s, 1831,
1 Yol. en 8.°
Bibliografía americana reimpresa en 1840, i contraída
especialmente a la descripción de los libros de su autor,
Dctvid Bailie Warden. Véase este nombre en el índice de
autores.
55— Bibliotheca Americana vetustissima. A dcscription oí
works relating to America, published between the
years 1492 and 1551. New York, 1866, 8*?
Obra notable por la lujosa i esmerada impresión tipo-
gráfica i por la inmensa erudición bibliográfica. Su autor,
Mr. Henry Harrisse, abogado de Nueva York, pudo
consultar las riquezas singulares que sobre la historia
396 ESTUDIOS HISTÓRTCO-BIBLrOGRÁFICOS
americana han amontonarlo las bibliotecas públicas i par-
ticulares de Estados Unidos, catalogarlas i describirlas
con la mayor prolijidad. Por la abundancia de notas ilus-
trativas, ha podido también hacer de su bibliografía una
verdadera historia jeográfica de ese período, que la consti-
tuye en un libro indispensable para el que desee estudiar
la sucesión i el desarrollo de los descubrimientos jeográfi-
cos defines del siglo XV i déla primera mitad del siglo XVI.
El libro de Mr. Harrisse fué recibido en todas partes con
jeneral aplauso. Sin embargo, un periódico literario de
Londres The Athsnaean, de 6 de octubre de 1866, publi-
có un violento artículo que puede verse estractado en la
Bihliotheca histórica de Stevens. El error mas notable que
se le hallaba era el haber tomado por nombre de persona
el título de un libro alemán Andere Schiffahrt, (Segunda
Navegación), creando así un personaje que no hsi existido.
Aunque Mr. Harrisse ha sostenido que éste es el resulta-
do de una inconsciente corrección de pruebas, agravada
por el hecho de haber puesto otra persona el nombre de
Andere Schiffahrt en el índice de autores, este error ha da-
do lugar a muchas burlas entre los eruditos i ha contri-
buido a minorar el valor inmenso de esa preciosa biblio-
grafía.
56 Bibliotheca Americana vetustissima. A description of
works reíating to America, published hetween the
years 1492 and 1551. Additions, París, 1872, 1
vol. 8^
Complemento de la obra anterior, preparado por Mr.
Henry Harrisse bajo el mismo plan, e impreso con ma-
yor lujo todavía. Véase sobre éste el índice alfabético de
autores.
57. — Bihliotheca Americo-Septentrionalis: being a choise
collection of books in various langaages, reíating
to the bistory, clima te, geography, etc. of North
Americu from its ñrst discovery to its presen t exis-
ting government. París, 1820,1 vol. 8"
Bibliografía de la biblioteca de David Baile Warden, i
concerniente casi en su totalidad a Estados Unidos. Esta
valiosa colección, prolijamente descrita por su propietario,
NOTAS PARA UNA RIBLIOGRAFÍA 397
. forma hoi parte de la biblioteca de Harvard College (Massa-
chusetts, a la cual fué obsequiada en 1822 por Samuel A.
Elliott, comerciante de Boston^ que la compró a su primer
propietario (Véase Public libraries in the United States,
Washington, 1876, p. 82).
58. — Bihliothecse Atnericanse primordia. An attempt to-
wards layingthe foundation ofan american library
London, 1713, 1 vol. 4^
Catálogo esmerado de libros americanos, en que cada
libro está descrito con la mayor exactitud, con su título
completo, el número de sus pajinas i el nombre del impre-
sor. Desgraciadamente sólo describe los libros obsequiados
a la Sociedad para la propagación del evanjelio, por Chi-
te Kenníítt, obispo de Peterborough; pero así en sus re-
ducidas proporciones, es un trabajo bibliográfico superior,
por el método i el caudal de indicaciones sobre cada libro,
a todos los ensayos que conozcamos del mismo jénero an-
terior a nuestro siglo.
59. — Bihíiotheca mexicana. A catalogue ofhooks an manus- '
ctipts, almost w^hoUy relating to the history and
íiterature of North and South America, particw
larly México. London, 1869, 1 vol. 8*?
Catálogo útil de una preciosa biblioteca de libros i ma-
nuscritos americanos i principalmente mejicanos, reunidos
en Méjico por el abate A. Fischer, capellán del emperador
Maximiliano, i por el doctor Berent. Consta de 2,962
obras, que fueron vendidas en Londres en venta pública
entre el 1^ i el 7 de junio de 1869, i que produjeron 3,984
libras esterlinas, 2 chelines 6 peniques.
60. — Bihíiotheca mexicana. Catalogue d^une coUection de
livres rares ( principalement sur Phistoire et la lin-
guistique) reunie au Mexique par M*** at taché a
la cour de Pempereur Maximilien. Paris, 1868,
Opúsculo en 8^
Compuesto de solo 233 artículos. Formaron parte de la
biblioteca del abate Agustín Fischer, capellán de Maxi-
miliano, i fueron vendidos en París en 1868. Acerca de la
mayor parte de esta biblioteca, véase el número anterior.
398 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
61. — Biografía del Jeneral don Manuel Bálnes, presidente
de la República de Chile, Santiago, 1846, opúsculo
de 84 pajinas, 8°
Reseña biográfica, noticiosa i bien ordenada, escrita por
el célebre publicista arjcntino donjuán Bautista Alberdi,
residente entonces en Chile.
62.— Biografía del jeneral San Martin, por Ricardo Gual i
Jaén, Londres, 1823, 1 vol. 8*?
Esta biografía sumaria pero mui bien escrita, fué reim-
presa en Paris en 1844, con algunas noticias i documentos
suplementarios, i en Buenos Aires en 1854 con un retrato
litografiado i con un mayor número de documentos. Ri-
cardo Gual i Jean es el anagrama de don Juan García del
Rio, distinguido escritor neo-granadino, que habia sido
secretario de San Martin en el Perú.
63. — Biographia americana; or an historical and critical oí
the Uves, actions and writings of the most distin-
guished persons in North America. By a gentleman
oíPhiladelphia. New York, 1825, 1 vol. 8*?
Por Benjamin Franklin French, escritor norte-america-
no mui distinguido mas tarde por sus trabajos históricos
sobre la Luisiania i la Florida.
64!.—Biooraphical memoirs of the ilustrious general Geor-
ge Washington, late president of the United States
of America. Philadelphia, 1800, 1 vol. 16^
Historia popular de Washington escrita por Tomas
CoNDiE, reimpresa varias veces.
Qo.—Biographieal (A) notice ofcom. [esse D. Elliott. By a
citizen ofNew York, Philadelphia, 1835, 1 vol. 12*?
Por Russell Jarvis.
Q6,—Bivouacs {Les) de Vera Cruz a México, par un zou-
ave; avec une carte spéciale dressée sur place par
Tauteur. P reface par Aurélien SchoU, Paris, 1864,
1 vol. 8^
p=
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 399
Por el marques Gastón Alexandre Auguste de Gallifet,
militar francés que hizo la campaña de Méjico.
67. — Bosquejo lijerísimo de la revolución de Méjico desde
el grito de Iguala hasta la proclamación imperial.
Filadelfia, 1822, 1 vol. 8^
Don Lucas Alaman, que cita varias veces este libro en la
segunda parte de su Historia de Méjico, acusándolo de
parcial contra Iturbide, dice que se atribuye a don Vicente
RocAFUERTE. conocido patriota guayaquileño. El mismo
Rocafuerte se ha reconocido autor de este libro en la paji-
na 23 de un opúsculo publicado en Lima en 1844, con el
título de A la Nación. Este opúsculo es el 11° de una se-
rie de escritos publicados por Rocafuerte con el mismo tí-
tulo, en defensa de su carrera política. Este número con-
tiene una especie de autobiografía completa de este perso-
naje.
El libro de Rocafuerte termina con un poema anónimo
que el erudito escritor cubano Bachiller i Morales atribuye
al distinguido poeta don José María Heredia. "Aunque
este libro, agrega, aparece impreso en Filadelfia, lo fué en
la Habana. II
En la portada del libro se lee: "Philadelphia: imprenta
Teracruef (Rocafuerte) i Narocajeb (Berajano), segundo
apellido de aquel personaje.
68.— Boy inventor ( The) , a memoir oí Mathew Edwards.
mathematical instruments maker. Boston, 1860, 1
YOl. 18^
Biografía con retrato de un niño inventor de algunos
instrumentos de matemáticas, escrita por Thomas BuL-
FINCH.
69.— Brave Oíd Salt, or Ufe the Quarter Deck. A story oí
the Great Rebelión. By Oliver Optic, Boston, 1866,
1 vol. 16^
Por VYilliam J. Adams, escritor norte americano conoci-
do con el seudónimo de Oliver Optic, i autor de muchas
obras i de un periódico literario destinado a los niños, i
mui popular en Estados Unidos.
400 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
70. — Breve relagao dos ultimas successos da guerra do
Brasil, restitu^ao da citade Mauricia etc., e mais
pravas que os hollandezes ocuparam n'aquelle esta-
do. Lisboa, 1654, 4^
Opúsculo de 30 pajinas, rarísimo, escrito por Joao de
Medeiros Correa, abogado portugués, auditor de guerra
en la provincia de Alentejo.
71. — Brief discours et histoire d^un voy age de quelques
frangois en la Floride; et da tnassacre autant injtis-
tement que harbarement executé sur eux par les
Hespagnols, Pan 1565. Par ci devant redigé au vray
par ceux qui s'en retirerent; de maintenant revue et
augmenté de nouveau parUrbain Chauveton (Gene-
vej, 1579, 1 Yol. en 8*?
Relación reimpresa en otras ocasiones. El P. Charlevoix,
en la bibliografía puesta en su Histoire de la Noavelle
France, cree que esta relación está sacada del Discours de
r histoire de Isi Florida, publicado en 1566 en 62 pajinas, 8°,
sin nombre del autor. En efecto, el Brief discours, etc., es
una reproducción casi literal de la relación anónima, a la
cual Chauveton ha añadido algunos detalles tomados en
parte a otro viajero francés, André Thevet. El autor ver-
dadero de esta relación, como se verá en la nota que con-
sagramos al Discours de V histoire de la Floride, se llamaba
Le Chailleux.
Por lo demás, el mismo Urbano Chauveton, en la tra-
ducción latina de la obra de Benzoni, publicada en Jinebra
en 1579, dice espresamente en la pajina 533 que la relación
de los sucesos de la Florida que refiere a continuación, está
traducido de la epístola que escribió Nicolás Challusius
(Le Chailleux) de Dieppe, testigo de los sucesos que narra.
72. — Brief (A) disquisition concerning the early history of
printing in America. New York, 1866, en 8^
Estracto de la Biblioteca Americana vetustissima. Véase
el núm. 55, impreso en número de 25 ejemplares.
73. — Brieven over de tegenwoordige tijdsomstandigheden
1779, 1 vol. en 8^
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 401
Cartas sobre las ocurrencias de este tiempo, pitblicadas
sin lugar de impresión (probablemente La Haya o Ley-
den) destinadas a demostrar el ínteres de la Holanda en
mantener sus relaciones con la Gran Bretaña, i en resistir
a la sujestiones de la PVancia en la cuestión americana. Su
autor fué RyklofMicliel van Goens, filólogo i publicista
holandés muerto a principies de este siglo.
Van Goens es autor de otras obras anónimas relaciona-
das con la historia americana. Véase mas adelante Politik
Vertoog, etc.
74. — British Enipire {The) in America, containing the his-
tory oí the discovery, settlement, progress and pre-'
sent stateofall thehritish coloníes on the contitient
and islands oí America. With maps. By Hermán
Molí, geographer. Loiidon, 1700, 2 vols. en 8*'
Algunos bibliósfrafos han atribuido este libro a Hermíin
Molí, que es sólo el autor de los map s. El verdadero au-
tor del libro es John Oldmixon, que firma la dedicatoria,
si bien la vSe^unda edición de 1741, que contiene la con-
tinuación de la historia, no trae su nombre en la dedicato-
ria. El Dr. Watt, siempre bien informado, incluye este libro
entre las obras de Olmidxon, en su Bibliotheca Britannica,
tomo n. páj. 716 y. Oldmixon (1693-1742) fué un histo-
riador mui fecundo, poeta i crítico injustamente severo.
lo.—Babbles (The) oí Ganada. By the anthor oí ''The
Clockmakerr London, 1839, 1 vol. en 8^?
Cuadros de las costumbres del Canadá por Thomas
Chandler Haijburton. Véase el índice alfabético de au-
tores.
'76. — Caga (A) no Brazil, ou Manual do calador en toda a
America tropical, acompanhado de um glossario
dos termos usuaes de caga por un hrazileirp devoto
de S. Humberto. Rio de Janeiro, 1860, 1 vol.
en 8^ .
Por Francisco Adolfo de Varnhagen, mas tarde barón i
después vizconde de Porto Seguro, célebre erudito e histo-
riador brasilero.
TOMO VI 2^
402 ESTUDIOS HISTÓIIICO-BIBLIOGRÁFICOS
77. — California: its gola and its inh¿ihitsnts. Londoa^ |
1856, 2 vols. en 8'- -
Por Sir Henry V. Huntley, oficial He la marina inglesa
i autor de otras obras de viajes,
78. — Carta al Observador de Londres^ o impugnación a las
falsedades que se divulgan contra América. Escrita
por Dionisio Terrasa i Rejón, natural de Metagua.
Londres, 1819, 1 vol. en 8^
Defensa vigorosa de la revolución hispano-americana, i
crítica acerada de las opiniones que para desprestijiarla
em\t\a El Observador de Londres, periódico publicado en
esa época en lengua castellana para defender los intereses
de la metrópoli. El autor de esta carta es don Antonio Jo-
sé de Irisarki, natural de Guatemala, que firmaba algunos
de sus escritos con el anagrama que aparece al frente de
este libro. Irisarri era entonces ájente de Chile en Londres.
Su conocimiento de los sucesos de la revolución americana,
en que habia tomado parte principal, le permitia rectificar
muchos errores de sus adversarios, i burlarlos con los chis-
tes de su fecundo injenio de polemista. En la segunda par-
te de este libro ha publicado algunos documentos impor-
tantes i dos reseñas biográficas, una de O'Higgins i otra
de Bolívar, escritas con acopio de noticias i con verdadero
talento literario.
79. — Carta de Cristóbal Colon enviada de Lisboa a Barce-
lona en marzo de 1493. Nueva edición crítica: con-
teniendo las vanantes de los diferentes textos. Jui-
cio sobre éstos, refecciones tendentes a mostrar a
quien la carta fué esciita, i varias otras noticias,,
por el seudónimo de Valencia, Viena, 1869, 1 vol.
en S'?
Edición de lujo publicada en un corto número de ejem-
plares, de la traducción castellana de la primera carta de
Colon, impresa con caracteres góticos e ilustrada con una
introducción, con notas críticas i con un mapa de las An-
tillas destinado a mostrar que la primera isla visitada por
Colon, fué Mayaguana. \i\ editor i comentador de esta car-^
ta fué el erudito historiador brasilero don Francisco Adolfo
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 40S
de Varnhagen, vizconde de Porto Seguro, que en 1858 hizo
la edición de Valencia. Véase "Primera epístola, etc. ti
80.— Carta de tin americano al ''Español de Londres'^ so-
bre su número XIX. Londres, 1811, 1 vol. en 8^
Escrito notable sobre las cansas de la revolución hispa-
no-americana, i dirijido a refutar las doctrinas de El Espa-
ñol, periódico que redactaba don José Blanco White. Fué
el autor de esta Carta el clérigo mejicano don José Servan-
do Teresa de Mikr Norip:ga i Guerra, autor de una Histo-
ria de la revolución de Nueva España, que anotamos mas
adelante. Véase este título.
El presbítero Mier, mui conocedor de la historia i de la
lejislacion de Méjico, aprovechó estos conocimientos para
condenar el réjimen gubernativo i político de la España
respecto de sus colonias de América. Su obra fué reimpresa
en Chile en 1812, para justificar la insurrección contra la
metrópoli, i es el primer libro que se haya dado a luz en
nuestro pais.
Habiendo contestado Blanco White en el número XXIV
de £^/ £^s/)ai5o/ al escrito del clérigo Mier, éste publicó su
Segunda carta de un americano al Español sobre su nú—
mero XXIV. Contestación, etc Londres, 1812, 1 v. 8^, vo-
lumen de 200 pajinas, igualmente notable por su conoci-
miento de la cuestión, por su espíritu liberal, i hasta por el
arte literario, raro en los escritores de los primeros dias de
la revolución hispanoamericana.
81. — Carta de un ex diputado de Nueva España, amante
del ñlósoío Nezahualcogotl, pero no tampoco afec-
to a Jicotencatl i Majiscatcin, como enemigo de Te-
zozomoc i Moxtlaton. Escribíala don Nicasio
Hueicolhuacan, Madrid, 1822, 1 vol. en 4^
Por don José María Quiros i Millan
82. — Cartas chilenas, em que o poeta Cri tillo conta a Do-
rotheoos factos de Fanfart ao Minezio, governador
do Chile. Dadas a luz com una introducqao por
Luis Francisco da Veiga. Rio de Janeiro, 1863, 1
vol. en 8^^
404 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOaRÁFICOS
En 1845, la Minerva /jras/'/e/íse habla publicado en su
núm. 8 las primeras siete cartas de esta obra anónima, i
diversos eruditos habian tratado de descubgr el nombre de
su autor. El entendido bibliógrafo e historiador Yarnha-
gen sostuvo en el principio que este era el poeta Ignacio
José de Alvarenga Peixoto, i mas tarde Claudio Manuel da
Costa. El señor L. Francisco da Veiga, que ha hecho la
esmerada edición de 1863, publicando íntegras las trece
cartas que forman la colección, i depurándolas de los erro-
res de la edición anterior de lassiete primeras, las ha acom-»
panado de una erudita introducción en que queda casi de-
finitivamente demostrado que su verdadero autor fué el
insigne poeta brasilero Thomas Antonio de Gonzaga.
Las Cartas chilenas son una colección de sátiras políti-
cas mas o menos injeniosas, contra la administración co-
lonial de los portugueses; i en este sentido son de una gran-
de utilidad para la historia del Brasil, al mismo tiempo
que una lectura agradable i entretenida. El nombre de
Chiie está tomado sólo para encubrir el objetivo de la
sátira.
83. — Cartas pehuenches; o correspondencia de dos indios
naturales del Pire-Mapa, o sea la cuarta tetrarquía
en los Andes, el uno residente en Santiago, i el
otro en las cordilleras pehuenches. Santiago, 1820,
periódico en 12 números en 4"
Sabincatalogaeste periódico chileno bajo el núm. 47,426
de su Dictionnary ofhooks relatiag to America, i le da por
autores a Melillanca i Guanalcoa, nombres imajinarios de
los indios que mantienen la supuesta correspondencia. Se
sabe que el autor de las Cartas pehuenches íwé áon]\x^n.
Egaña, tan conocido en la historia de la revolución de
Chile.
84. — Cartas sobre a Confederaqao dos Tamoyos por J. G.
Rio de Janeiro, 1856, 1 vol. en 8"
Crítica del poema del célebre poeta brasilero Magal-
haes, por José iVlartiniano Alendar, distinguido literato i
novelista muerto en Rio de Janeiro en diciembre de 1877.
S5.— Cassette {La) verte de Monsieur de Sartine, trouvée
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 405
chez Mademoiselle da Thé. ^."^<^ édition revue et co-
rrigée sur celles de Leipzic et d' Amsterdam. La Ha-
ye, 1779, en 8*?
Hai ejemplares de este mismo opúsculo, con el mismo'
año de impresión, que llevan la nota de 5^ edición. Parece
que en realidad no ha tenido mas que una sola. Es una crí-
tica burlesca de la alianza de Francia con Estados Unidos
en favor de la independencia de éstos. Su autor fué Kichard
TiCKELL, poeta ingles, muerto en 1793.
86. — Catalogue ofa portion ofthe rare and eurious íihrary
of an eminent collector in Edinboiirgh, particu-
larly rich in works relatin*^ to America (sin lugar
de impresión), 1856, 1 vol. en 8*=*
Bibliografía americana de la biblioteca de David Laing^
coleccionista ingles, editor erudito de varias obras, i es-
critor de mérito.
87. — Catechism {A) ofthe history ofNew Hamsphire, frotn
its ñrst settlement to the ptcsent period; fot the
use of schools and families, Concord, 1829, 1 vol.
en 12*^
Por John Fakmer, fecundo escritor norte-americano
muerto en 1838, autor de muchos libros de historia local i
de jenealojía de la Nueva Inglaterra.
88. — Causa criminal instruida al jeneral de división Anto-
nio López de Santa Ana, acusado del delito de trai-
ción contra la forma del gobierno establecida en his
bases orgánicas, Méjico, 1 vol. en 4^
Libro mt4Í interesante para la historia, de 426 pajinas^
por don P. Vergara.
89.— Censor Americano (El), Londres, 1820, 1 vol. en 8*?.
Periódico mensual publicado en Londres en español, de
julio a octubre de 1820 para defender la causa de la inde-
pendencia hispanoamericana. Los cuatro números'^publi-
cados forman un tomo de 354 páiinas, i contienen muchos
documentos i n oticias referentes a la historia i la jeografía
406 KSTtjDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
de las nuevas repúblicas. Su principal redactor fué don
Antonio José de Irisarki, ájente de Chile en Londres. Y.
este nombre en la lista alfabética de autores.
90. — Choix de lettres ¿diñantes, écrites des missions étra n-
gcres\ a veo des ¿idditions, des notes critiques et des
observations pour la plus grande intelligence de ees
lettres. Par M^'^^* Paris, 1808-1809, 8 vols. en 8^
Los tomos Vir i VIII contienen las misiones de América
precedidas de un Cuadro histórico del descubrimiento del
nuevo mundo i de los primeros establecimientes de los es-
pañoles, los ingleses i los franceses. Su autor fué el abate
Jean Baptiste Montmignon, escritor francés, muerto en
182-4. En las ediciones posteriores de este libro, a pesar de
ser "aumentadas", se han suprimido algunas de las obser-
vaciones o adiciones del abate Montmignon, aquellas que
tienen menos relación con el asunto de que se trata.
91.— Christophe Colomb, ou P Amérique décoiiverte, Paris,
1773, 2 vols. en 8^
Poema en verso escrito por Augusto Anicet Büurgeois,
abogado e historiador francés que residió algunos años en
Santo Domingo. El mismo dice que encontrándose "ago-
viado por el mas cruel infortunio, i no sabiendo qué hacer
para espantar el aburrimiento," se le ocurrió celebrar al
héroe que descubrió esa isla.
En la Revista de Santiíigo (X87v3), tomo II, páj. 269 i si-
guientes, publiqué un análisis de esta obra en un artículo
que lleva este título. Notas bibliogníñcas sobre los poe-
mas a que ha dado oríjen Cristóbal Colon.
Es probable quesead retrato del autor la figura que hai
en la lámina del tomo II, i que representa a un hombre ^que
escribe bajo el impulso de un jenio alado.
92. — Chronological [A) abridginent, ov history oí discove-
ríes made by europeans in different parts oí the
world. London, 1756, 3 vols. en 12"^
Este compendio de la historia de los viajes i descubri-
mientos, hecho con buen método i con interés, ha sido re-
impreso con cambios de título, i traducido al francés. La
¥
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 407
reimpresión i la traducción llevanel nombre del autor, John
Barrow.
^'^.—Chronologie septenaire de rhistoire de la paix entre
Jes rois de France et d'Espagne. Avec le succés de
plüsieursnavigationsaux Indes Orientales, Occiden-
tales et Septentrionales, depuis le commencement
de Van 1598 jusques á la fin de Fan .16S4. París,
1609, 1 Yol. en 8*^
La primera edición de este libro, fué hecha en 1605; i en
1612 se reimprimió completada con el título de Chronolo-
gie nevenaire. Bs la segunda edición de 1509 la que contie-
ne las noticias sobre los viajes a América i en especial al
> Canadá, tomadas, según el distinguido bibliógrafo Ha-
rrisse, Notes pour servir a la hiblios^raphie de la Nouvelle
France, páj. 284, de los viajes de Champlain. El autor de
este libro fué Víctor Palma Cayet.
94. — Clock-maker { The); or the sayings and doings oí Sa-
muel Slick. London, 1837-40, 3 vols. en 8^'
Cuadros humorísticos de la vida ^'■ankee, muchas veces
reimpresos, tratados por un escritor ingles de gran talen-
to, Thomas Chandler Haliburton, juez de Nueva Escocia,
i autor de muchas obras, algunas de ellas anónimas. Véase
el índice alfabético de autores, advirtiendo que allí hemos
apuntado sólo los títulos mas importantes de estas úl-
timas.
"95. — Códice diplomático -americano. Colección de cartas
de privilejios, cédalas i otras escrituras del gran
descubridor del nuevo mundo. Habana, 1867, 1
vol. en 8*^ Con un retrato litografiado i tres fac-
símiles.
Reimpresión de los documentos castellanos que forman
la obra señalada en el número siguiente, con la introduc-
ción i las notas de Sportono traducidas al español por don
Diego Ruiz Toledo. Este libro fué mandado publicar por
el cabildo de Cárdenas, ciudad de Cuba, donde poco antes
se habia levantado una estatua al descubridor del nuevo
mundo. ^
408 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
96.— Códice diplomático Colombo- Americano, ossiaRaccol-
ta di documenti originaíi e inediti spettanti a Cris-
to foro CoJomho, alia scoperta el il governo delP
America. Publicato per ordine de J'ilJmi. decurioni
de la cittá de Genova. Genova, 1823, 1 vol. en é'^
Con dos retratos de Colon i dos facsímiles.
Esta obra, publicada a un mismo tiempo en Londres en
idioma ingles, fué coordinada por el padre Giovani Batista
Sportono, que firma la erudita introducción biográfico-
crítica que la encabeza. Para la traducción castellana
véase el número anterior.
üon José Blanco Wliite hizo un análisis de este libro en
el núm, III (abril 1'=* de 1824) del periódico titulado Varie^
dades o el Mensajero de Londres.
97. — Colección de las leyes, decretos, circulares i providen'-
cias relativas a la desamortización eclesiástica.
Méjico, 1861, 2 vols. en 12^
Por don Manuel Payno, ministro de hacienda i autor de
México i sus cuestiones financieras con la Inglaterra, la Es-
paña i la Francia. Méjico, 1862, 1 vol. en 4*?, memoria im--
portante escrita por encargo del gobierno mejicano.
98. — Collection (A) oí orijinal papers relative to the histo-
ry of the colony oí Massachasetts-hay. Boston,
1769, 1 vol. en 8*^
Publicada por el teniente gobernador Thomas Hutchix-
soN para ilustrar la historia de los primeros tiempos de
aquella colonia, sobre cuya historia escribió i publicó una
obra importante. Colección reimpresa en 1865 en dos-
volúmenes en 4^
99.— Colombia: siendo una relación jeográfica, topográñcá,
agricultural, comercial, política, etc. de aquel pais,
adaptada para todo lector en jeneral, i para el co-
merciante i colono en particular. Londres, 1822, 2
vols. en 8°
Esta obra íué publicada a la vez en ingles i en españoL
Escrita primitivameute en el primero de esoj idiomas. La
NOTAS PAKA UNA BIBLIOGRAFÍA 409
traducción castellana, como se deja ver por el título que he-
mos copiado, parece hecha por una persona que conoce
mal esta lengua.
El bibliógrafo Warden dice que su autor fué Walker,
nombre de tantos escritores ingleses, que el Dictionnary of
authors de AlHbone señala 163 literatos ingleses del mis-
mo apellido. Creo que el autor de esta obra fue Alejandro
^V^vLKER, el autor de Política] and military staíe o f Euro-
pe, publicado en 1807, i de otras obras. En su trabajo fué
ayudado por don Leandro Miranda, hijo del famoso jene-
ral venezolano del mismo apellido, el cual residia en Lon-
dres, i escribió el bosquejo histórico de Colombia que ocu-
pa una buena parte del segundo tomo, insertando en él
muchos documentos.
El libro es formado principalmente de noticias jeográfi-*
cas tomadas de los viajes de Humboldt i de Depons, i com-
pletadas con los datos oficiales suministrados por el go-
bierno revolucionario de Colombia. Creo que la traducción
castellana ha sido hecha por el mismo don Leandro Miran-
da, que hablaba i escribia mucho mejor el ingles que el es-
pañol, por haber residido casi toda su vida en Inglaterra.
100. — Colonice AngUcanse ilastratae; or the acqiiest of do-
minión and the plantation oí colonies made by the
english in America. London. 1762, 1 vol. en 4"^
Obra muí erudita, de la cual no se publicaron mas que
141 pajinas. Su autor fué William Bollan, ájente en In-
glaterra de la colonia de Massachusetts de 1745 a 1762.
101. — Colonial policy ofthe British Empire. Bythc author
of the ''History of the British Colonies". Part. I,
Govrnement. London, 1837, 1 vol. en 8°
Esta primera parte, que según creo es la única que se ha
publicado, consta sólo de 87 pajinas, i contiene noticias se-
írnras e interesantes: Es la obra de R. Montíromerv Mar-
TIN, autor de otros libros importantes sobre las colonias
inglesas.
102. — Colonies (Des) fran<^aises, et en particulier de Saint-
Domingue. París, 1802, \ vol. en 8^
Por Charles EsMAXGARi), antiguo oficial de la marina
410 MSTÜDIOS HISTÓIIICO-BIBLIOGRÁFICOS
francesa i autor de una obra sobre ésta, publicada en i
1800.
103. — Commerce (Le) de r Amériqae par Marseilh^ ou ex-
plication des lettres patentes pour le commerce qut
se fait de J^arseille aux isles ñanqaises de f Améri-
qae. Avignon, 1764, 2 vols. en 4"
Obra curiosa sobre el comercio de Francia con sus colo-
nias, escrita por Chambón, perceptor jeneral de hacienda.
No habiendo tenido éxito -ii su oríjen, el editor presentó
al público ■ >'i un cambio de poriada, en 1777 con el título
(le (jüidc I ommerce de T Amériqae; i en 1783 con el de
Traite génC- ral du commerce de V Amérique.
104. — Compendio de la historia arjcntina, desde el descu-
brimiento del nuevo mundo hasta el presente. Bue-
nos Aires (impreso en París), 1877, 1 vol. en 8"
Buen compendio elemental, por don Clemente L. Fre-
GEiKíj, escritor orijinario de hi la República del Urugaai, i
autor de algunas otras obras históricas estimables por el
trabajo de investigación.
105. — Compendio de la historia de Venezuela, desde su des-
cubrimiento i conquista hasta que se declaró Estado
independiente. Caracas, 1840,1 vol. en 8*^
Resumen histórico de sólo 192 pajinas, noticioso pero
desaliñado, escrito por don Feliciano Montenegro Colon,
autor de la Geografía jeneral, etc. Véase este título, núme-
ro 185.
10í3. — Compendio deíla storia geográfica, naturale e civih
del regno del Chile. Bologna, 1776, 1 vol. en 8"^ con
10 láminas.
Este libro anónimo fué traducido al alemán i publicado
en Hamburgoen 1782. El traductor, apellidado Jagemann,
sin fundamento alguno anunció que era escrito por el aba-
te don Felipe Vidaurre, ex-jesuila chileno que en esa época
residía en Italia, i que se ocupaba en escribir una obra so-
bre la historia natural i civil de Chile. Esta obra ha queda-
NOTAS PARAMUNA BIBLTOaRAFÍA 411
do inédita, i de su examen se ve que no tiene nada, que lia-
cer con el compendio italiano anónimo. La indicación bi-
bliográfica del traductor alemán fué acojida por Meusel en
su famosa Bibliatheca histórica, i híi circulado con crédito
en muclios otros libros.
En 1782, el abate don Juan Ignacio Molina publicó en
Bolonia su Saggto sulla storia natura le deí Chile. En el
prefacio habla del compendio anónimo sin dar a conocer el
nombre de su autor. En la traducción francesa del libro de
/ Molina, publicada en Paris en 1789 por Gruvel (p. IV), se
dice que no tiene fundamento la aserción del traductor ale-
mán del compendio anónimo al atribuirlo al abate Vi-
daurre. En la traducción alemana de la historia civil de
Molina, publicadaen Leipzig en 1791, se dice espresam ente
(p. 305) que el compendio anónimo no es la obra de Vi -
daurre, como habia dicho su traductor, i que su verdadero
autor era el mismo abate Molina. Esta es la verdad.
Toda duda desaparece anteuna autoridad poco conocida
i sin embargo mui digna de respeto. El abate don Raymun-
do Diosdadt) Caballero, ex jesuíta español, vivió en Italia
en trato frecuente con los otros jesuitas espulsados de los
dominios del rei de España, i escribió una obraimportante
con el título de Bihliotheca scriptorum Societatis Jesu . Sup •
plementa. En la segunda parte de ella, publicada en Roma
en 1816, da noticias biográficas i bibliográficas de muchos
jesuitas del tiempo de la espulsion, i allí en la noticia con-
cerniente a Molina, dice espresamen te que es autor del com-
pendio anónimo de 1776. Los padres Baker, Bihliothéque
des écrivains de la compagnie dejésus, tom. V^ p. 540, han
adoptado con justicia esta opinión.
B,n alguna bibliografía he visto atribuir disparatada-
mente este libro al abate Clavijero. No es menos absurdo
lo que dice Leclerc {^Bib. Am. 1879) de que las láminas de
este libro son las mismas de la obra del padre O valle.
107. — Compendio de la vida de el apóstol del Brasil, V. P.
Joseph de Anchieta de la Compañía de [esas. Jerez
de la Frontera, 1677, 1 vol. en 4"
Compendio de sólo 65 pajinas de la obra latina del padre
Sebastian Be«etario, publicada en 1617 i traducida al es-
pañol, al italiano i al francés. El padre Beretario escribió
su libro según los manuscritos del padre Pedro Rodríguez,
jesuita portugués que vivió algunos años en el Brasil.
412 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRAFICOS
108. — Compíeat hlstory(A) ofSpanish America, containing
a distinct account ofthe disco very, settiement, tra-
de and present condition of New México, Florida,
New Galicia, Guatiwala, etc. CoUected chiefly írom
spanish writers. London, 1742, 1 vol. en 8'''
Por John Campbri>l, fecundo historiador i biógrafo es-
coces. Esta obra es la misma que señalamos mas abajo con
el nombre de Conciso history, etc., con sólo el cambio de tí-
tulo.
109. — Complot dArnold et de sir Heiiry Clinton contre les
Etats-Unis d' Amérique et contre le general Washing-
ton. Paris, 1816, 1 vol en 8*^ con dos retratos.
Por el conde Fr. Barbk— Makhois, célebre majistrado i
escritor francés durante la revolución i la restauración, i
autor de muchas otras obras, dos délas cuales {véasejour-
nal d^un deporté i Refícxions sur la colonic) son también
publicadas anónimas. La presente fué reimpresa en 1831
con el nombre del autor.
110. — Concise history (A) ofthe spanish America, contai-
ning a succinct relation ofthe disco very and settle-
ment of its several colonies. CoUected chieñy from
spanish writers. London, 1741, 1 vol. en 8°
Por John Campbell. -En 1742 se puso en venta con el tí-
tulo de Compíeat history, etc., i en 1747 con el de The spa-
nish empirc en America, containing, etc. Es una misma edi-
ción con tres títulos diferentes.
Campbell es autor de muchas otras obras históricas i
biográficas relacionadas con la América, pero publicadas
con su nombre. El Dr. Watt ha dado una lista completa de
esas obras en su Bihliotheca Britannica.
111. — Concise history oí the United States from the disco-
very of America till 1807. Philadelphia, 1807, 1 vol.
en 16*?
Reimpresa i completada en los afios posteriores. Por
John Mac— CuLLoc.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 413
112. — Conduite {La) des francais jiíst'iñé; ou ohservaüons
. sur un écrit anglais, intitulé: Conduite des franjáis
a régard de la Nouvelle Escosse. Par M. D. L. G. D.
Ch. Utrech (Paris) 1756, 1 vol. en.12'^
Refutación de un escrito atribuido a Jefferys. Véase el nú-
mero que sigue. Esta refutación fué escrita por Giibert Ár-
naud Fran9oisSimon de Lagrange de Chessie;ux abogado,
secretario del rei i censor real, muerto en diciembre del774,
i del cual no se conocen otros escritos.
113. --Conduite des franqais par rapport á ¡a Nouvelle
Ecosse, depuis le premier établissement de cette co-
lonie jusquá nosjours. Traduite de Tangíais, avec
de notes d^ un ñanqais, dans lesquelles il disculpe sa
nation des imputations dont on lacharge. Londres^
1755, 1 vol. en 12^
Traducción francesa de un libro publicado en Londres en
1754, con el título de The conduct ofthe French, etc., atri-
buido al célebre jeógrafo Thomas JhfferYvS. K1 traductor i
comentador fué Georges Marie Butel Dumont, autor de
otras dos obras anónimas relativas a la América. Véase el
índice alfabético de autores.
114. — Conquerors [The] ofthe New World and their bonds-
men, being a narrative ofthe principal events which
Jed to negro slavery in the West Indies and America.
LoLidon, 1858-52, 2 vols. en 8-
Por Arthur HelPvS, distinguido escritoringles contempo-
ráneo. Al poco tiempo de haber publicado esta obra, anó-
nima como todos sus trabajos anteriores, la retiró de la
circulación para comenzar en 1855 la publicación de otra
obra mas cuidada {The spanish conqiiest in América, 4 v.
8*=*) que lleva su nombre i de la cual ha tomado mas tarde
estensas porciones que ha publicado con los títulos de vi-
das de Colon, de Las Casas, de Pizarro. En todas estas
obras estudia principalmente los hechos relacionados con
la esclavitud de los negros.
115. — Consideratíons on the present situation ofGreatBri-
414. ESTUDIOS líISTÓRlCO-BlBLIOGRÁFTCOS
tain and the United States ofNorth America. Lon-
don, 1774, 1 vol. en 8^
Por Richard Champion, cuyo nombre aparece en la se-
gunda edición, mucho mas ampliada, de este libro.
116. — Considérations sur Tétat present de la colonie frati-
caíse de Saint-Domingue, par M. H. D. París, 1776-
77, 2 Yols. en 8^
Al fin del 2^ tomo, el editor promete la publicación del
3^ que deberla contener el proyecto de un cuerpo completo
de leyes para esa i para las otras colonias francesas; pero
ese tomo no se ha publicado jamas.
Libro escrito por Michel Rene Hilliakd I)'Aiibkrtri;il,
publicista francés, nacido en Paris en 1740. Después de ha-
ber ejercido diez años la profesión de abogado en Santo
Domingo, volvió a Francia i publicó esta obra, fruto de un
serio estudio de las necesidades de la colonia. "Escritor
mui instruido, que sin embargo tuvo la desgracia de defen-
der el réjinien de la esclavitud, << dice Garran (Rappovt >ur
les troubles de Saint-Domingae, tomo I, p. 26); pero la-
mentando con sentida elocuencia los excesos de eseréjimen,
censura acremente todo el sistema colonial. Su obra fué su-
primida por la autoridad, i él mismo tuvo que asilarse en
Bruselas. Otro escritor francés, Paul ülric Dubuisson, pu-
blicó en 1780 un libro para refutarlo. Véase el núm. 367.
Sin embargo, las Considérations sur Saint Domingttc fue-
ron traducidas al alemán (Leipzig, 1779, 2 vol. en 8*?), i en
esta traducción aparece el nombre entero del autor que en
la edición francesa estaba limitado a las iniciales.
Hilliard D'Auberteuil es autor de otras obras que se re-
fieren a la América i que llevan su nombre; i de una anóni-
nima. Véase su nombre en el índice alfabético de autores.
Mas tarde volvió a Santo Domingo. Se ha dicho que allí
fué asesinado por sujestiones de Dubuisson. Véase La
France littéraire, tomo IV, p. 108.
117. — Consulta a los sabios sobre la aproximación de ht
segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, por un
majistrado mejicano. Toluca, 1835, 1 vol en 8^^
P^ste libro, relacionado con las cuestiones a que ha dadí>
r
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 415
lugar el sistema de los milenarios, ha sido escrito por don
José María Rozas, que firma el proemio.
Ignoro si es del mismo autor un opúsculo publicado en
Méjico en 1848, en 8° con el título siguiente: Disertaciones
erítico-teolójicas sobre las doctrinas de Juan Josafat Ben-
Ezra en su obra titulada Venida del Mesías, por un teólogo
mejicano. Es una defensa ardorosa de la obra de Lacunza,
118. — Contest {The) in America between Great Britain and
France, with its conseqaences and importance. Lon-
don, 1757, 1 vol. en 8^
Este volumen que revela un sólido conocimiento de la
jeograíía de la América del Norte, ha sido atribuido a
Oliver Goldsmith, que lo habria redactado sobre los datos
que se le suministraban. Sin embargo, se cree con mas fun-
damento que su autor fué John Mitchell, médico i botá-
nico ingles, que residió largos años en las coionias británi-
cas de América i que murió en Inglaterra en marzo de 1768.
Mitchell es autor de un mapa de los dominios ingleses i
franceses en la América del Norte, publicado en Londres en
1755, i se le atribuye otra obra anónima que anotamos
mas adelante: Present State of Great Britain and Isoit.h
A merica .
119.— Co/2 tro versF (The) between Great Britain and her
colonies reviewed. London, 1769, 1 vol. en 8*^
Libro escrito con moderación i con un grande acopio de
hechos i de referencias legales para demostrarla naturaleza
de las relaciones entre la Gran Bretaña i sus colonias de
América, i la dependencia de éstas al gobierno ingles. Esta
obra destinada a defender la causa del gobierno ingles en
los primeros dias de la revolución americana, fué escrita
por Willianí Knox. subsecretario de gobierno en el depai-
tamento de administración de las colonias de América.
3 20. — Corps belge (Le) du Mexique. Considera tions en fa-
veur de ¡' organisation de ees corps, p¿ir un ofñcicr
d'état-wajor. Bruxelles, 1864, 1 vol. en 8^
Por Alexis Henri Brialmont.
41 () ESTUDIOS HISTÓIllCO-JUBLIOGRÁFICOS
121. — Coup doeil rapide sur la république de Costa Rica.
Par F. M. Paris, 1849, 1 vol. en S'?
Opúsculo noticioso publicado el mismo año en ingles, en
Londres, i en 1850 en español, en Madrid. Su autor fué don
Felipe MoTJNA, ájente diplomático de Costa Rica. Es el pri-
mer bosquejo de un libro mas estenso que publicó el mismo
autor en lengua castellana con él título de Bosquejo de la
República de Costa Rica, seguido de apuntamientos para
su historia. Nueva York, 1851, 1 v. 8^, con mapas, planos
i retratos.
122.— Cot/r {La) de Rome et V empereur Maximilien, rap-
ports de la cour de Rome avec le gouvernement
niexicain; aconipagnés de deux lettres de Vempe-
reur Maximilien et de Tempera trice Charlotte. Pa-
rís, 1867, 1 vol. en 8^-^
Por el periodista francés Leonce Dktroyat, antiguo ofi-
cial de marina, que hizo la campaña de Méjico de 1862
i tomó servicio al lado de Maximiliano como subsecretario
de marina i como jefe del gabinete militar del em¡)erador.
Volvió a Europa acompañando a la emperatriz Carlota i
poco después publicó esta obra i luego otra titulada L'in-
tervention franq¿use au Mexique (ambas anónimas) cjue
contienen importantes revelaciones sobre aquellos sucesos.
123. — Cuadro histórico del gobierno del señor Freiré. Lima,
1826. 1 vol. en 8^^
Opúsculo de 56 pajinas, inclusos los documentos justifi-
cativos i la fe de erratas, escrito por don Miguel Zañartu,
Ministro de Estado en Chile bajo la administración del je-
neral O'Higgins, su representante después en Buenos Aires,
i desterrado al Perú en 1825 por el jeneral Freiré. Aunque
apasionado contra el gobierno de éste, este opúsculo mere-
ce ser conocido para estudiar la historia de Chile durante
los años de 1823, 24 i 25.
124. — Cuba and the cubans; comprising a history ofthc is-
land of Cuba, its prestnt social, political and do-
mestic condition. By the autor of ^'Letters irom
Cuba'\ New York, 1850, 1 vol. en 12^'
. NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 417
Por Richard Burleigh Kimball, escritor norte-ameri-
cano.
125. — De la Guyane frangaise, de son état physique, de son
agriculture, de son régime intérieur, ou examen dun
écrit deM. ¡e marquis de Barbé Marbois sur leméme
sujet. París, 1822, 1 vol. en 8^
Por Pierre Marie Sebastian Catineau de t.a Roche, es-
critor francés, autor de algunas otras obras que llevan su
nombre, una de las cuales vse refiere igualmente a la Gua-
yana.
126. — De Montcalm en Canadá, ou les derniéres années de
la colonie frangaise (1756-1760). Par un anclen mis-
sionaire. París, 1867, 1 vol. en 8'"
Por el padre Francois Martin, de la Compañía de Jesús.
Este libro ha sido reimpreso en 1875 con el nombre del
autor.
127. — Descriptlon des lies et ierres que V Angleterre possede
en Amérique. Avec de nouvelles caries de chaqué Is-
le et des ierres. Traduit de Panglois. Amsterdam,
1715, 1 vol. 12^
Traducido de una obra de Richard Blome, célebre jeó-
grafo ingles. Véase el núm. 23.
128. — Descripilon des ierres Magellaniques ei des pays ad-
jacens. Traduit de l'anglois par M. B***. Geneve,
1787, 2 vols. 18*?
Hai ejemplares de la misma edición cuja portada dice
Lausanne en lugar de Geneve. En 1788 se hizo una reim-
presión. Es la traducción francesa de la conocida obra in-
glesa del jesuita Thomas Falkner, publicada en Londres
en 1774. El traductor francés fué Marc Theodore Bourrit,
esplorador i naturalista suizo, muerto en 1819.
129. — Descripilon ei hlsiolrc naiurelle du Groenland par
Hans Egede. Traduite en frangais par D. R. D. P.
Geneve, 1763. 1 vol. 8° con cartas i planos.
TOMO VI 27
418 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOORÁFICOS
Traducción de la obra importante de un célebre misione-
ro danés que residió algunos años en Groenlandia i que co-
noció perfectamente este pais. El traductor fué J. B. Des-
roches DE Parthenay, abogado e historiador francés,
muerto en 1766, que habia estudiado particularmente la
historia i la lengua de los estados del norte de Europa,
Dinamarca, Suecia i Polonia.
130. — Description (A) of Carolina; containing many cu-
rious and interesting particulars relating to the ci-
vil, natural and commercial historj ofthat colony,
London, 1761, 1 vol. 8^
Libro importante para la antigua historia de aquel es-
tado, reimpreso en 1836, en el II volumen de las Histori-
cal Collections of South Carolina, con el nombre del autor,
James Glen, gobernador de la colonia de 1744 a 1755.
131. — Descubrimiento i conquista de la América, o com-
pendio de la historia jeneral i del nuevo mundo, por
el autor del Nuevo Robinsou: traducido del francés,
correjido i mejorado por don Juan Corradi. Ma-
drid, 1803, 3 vols. 18^
Porjoach. Hendick Campe, célebre institutor alemán,
autor de muchas obras para lectura de los niños. Este com-
pendio ha sido reimpreso varias veces. Es una historia ba-
sada esclusivamente en la obra de Robertson, pero mui
elemental i no exenta de errores.
132. — Destin (Le) de PAmérique oii dialogues pittoresques
dans lesquels on developpe la cause des evenements
actuéis, relativements a cette guerre. Traduit fidel-
ment de Tanglois. London. 1782, 1 vol. 8^
Diálogo atribuido a algunos altos personajes políticos
ingleses sobre la revolución de Estados Unidos. Escrito en
francés i anunciado falsamente como traducción del ingles
por A. M. CÉRisiER, escritor francés estaVjlecido en Ho-
landa.
El lugar de la impresión es supuesto. Probablemente fué
impreso en Amsterdam.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 419
133. — Diario histórico de los viajes de mar i de tierra he-
chos al norte de California^ de orden del virrei de
Nueva España Marques de Croix i por dirección de
don Joseph de Galvez, Méjico, 1776, un opúsculo de
56 pajinas en folio.
Escrito por don Miguel Costanso, e impreso en un limi-
tado número de ejemplares. Se juzgará de su valor jeográ-
fico por el hecho siguiente:
El célebre historiador ingles William Robertson poseia
una copia manuscrita de este Diario, i la suministró al
distinguido jeógrafo Dalrymple. Este la hizo traducir al
ingles por W. Revely, i la publicó en Londres en 1790 con
dos mapas. Esta traducción, que es mucho menos rara
que la edición de Méjico, lleva a su frente el nombre del
autor.
134?.— D/ano militar de la campaña que el ejército unido
restaurador abrió en e¡ territorio peruano el año
de 1S3S, contra el jeneral Santa Cruz, titulado su-
premo protector de la confederación perú-bolivia-
na. Uvma, 1840, 1 vol, S**', con dos mapas i tres pla-
nos de batallas.
Escrito por el coronel don Antonio Placencia, español
de nacimiento al servicio del Perú, i ayudante jeneral del
estado mayor durante la campaña de 1838 i 39 contra la
confederación perú-boliviana.
1S5. —Diary of a Southern refngee during the war, Bj a
lady of Virginia. New York, 1867, 1 vol. 12*^
Por Mr. John P. Mac Guire.
136.— (Die) Unbekante Neue Welt, oder Beschreibung des
Welt teits Amerika, und des Süd-Landes. Durch Dr.
O. D. Amsterdam, 167.3, 1 vol. 4^
El mundo nuevo i desconocido; o descripción de Améri-
ca i de las tierras del sur. Traducción alemana hecha por
Olivier Dapper de la obra holandesa de Arnold Montanus,
publicada en Amsterdam en 1671. Aunque el nombre de
éste no aparece en la traducción, i aunque Dapper se da
420 ESTUDIO HISTÓIIICO-BIBLIOGRÁFICOS
por antor, la identidad no puede ponerse en duda. Ambas
obras tienen las mismas láminas, mapas, retratos, etc.
Aparte de las sumarias noticias que contiene sobre Co-
lon, Vespucio, Magallanes, esta obra es de una importan-
cia capital para la historia de las espediciones i conquistas
de los holandeses en el Brasil. Véase lo que a este respecto
dice Tromel, Bihliothéque américaine, núm. 348.
137. — Discours de Fhistoire de la Floride, contenant la
trahison des Espagnols contre les suhdicts da Roy,
en Pan 1565. Redigé au vray par ceux quien sont
restez. Dieppe, 1566, 1 vol. 12"
Varias veces reimpreso el mismo año, i en Lyon con el
título de Histoire memorable du dernier voyage aux In-
des, lieu appelé la Floride, i traducido al ingles también
en el mismo año con el título de A true and perfect des-
cription of the voyage into Terre Florida this year past
1565. London, 1 vol. 12° En una carta que contiene la
edición francesa, se lee la firma de Le Chailleux, que es el
autor de la relación.
ürbain Chauveton, que tradujo al francés i al latin la
historia italiana de Benzoni, ha publicado al fin de estas
traducciones la relación de Le Chailleux, En la traducción
latina publicada en Jinebra en 1579, dice espresamente,
páj. 433, que la relación que sigue ha sido traducida de la
que escribió en francés Nicolás De Chailleux, testigo pre-
sencial de l0v« sucesos que narra. Esta indicación confirma
la opinión de Charlevoix i de otros historiadores que atri-
buían a De Chailleux este interesante escrito.
138. — Discovery ofthe New World, or a description of the
South Indies, hetherto unknownc [Tenterhelly ,
Shee-land, Fooliana, Theenvingen) By an English.
London (sin fecha, probablemente 1643) 1 vol. S^
A pesar de su título, este libro no tiene nada de historia.
Es la traducción humorística de una novela latina titula-
da Mí7/3íft/s alter et idem, sive Terra Australis ante hac
scmper incógnita longis itineribus peregrini academici nu-
perrime lustrata, publicada en Londres en 1607 i escrita
por el obispo Joseph Hall, célebre teólogo ingles. La tra-
ducción inglesa fué hecha por John Healey.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 421
El célebre historiador Hallam {Lit. Hist. ofEurope b.
111, chap. VIII) juzga este libro en los términos siguientes:
"El Mandas alter et idem'^ del obispo Hall, es la imitación
de los últimos volúmenes de Rabelais, que son los mas dé-
biles. Una comarca situada en la tierra austral está divi-
dida en cuatro rcjiones, Crapulia, Viraginia, Moronea i
Lavernia. El autor da mapas de toda la comarca i de algu-
nas rejiones. Es fácil descubrir el alcance de esta sátira, de
la cual sólo una pequeña parte se refiere especialmente a la
Inglaterra. En suma, no es una concepción mui feliz."
139. — DoencR: Poema offerecido a gratidao, Lisboa, 1777,
1 vol. 8^
Poema en cuatro cantos de corta estension firmado por
el seudónimo Lereno Selinuntino. Su autor es Domingo
Caldas Barbosa, poeta brasilero, natural de Rio de Ja-
neiro. Caldas Barbosa publicó ademas en Oporto en 1792
otro poemita anónimo titulado Recopilaqno dos princi-
paes saccesos da historia sagrada.
La Revista do Institato histórico do Brasil^ tomo XI Y,
páj 449 i siguientes, contiene un buen estudio biográfico
acerca de este poeta por Francisco Adolpho de Varnha-
gen.
140. — Don Fernando Colon, historiador de su padre. En-
sayo crítico por el autor de ¡a ^^ Biblioteca america-
na vetustissima.'^ Sevilla, 1871, 1 vol. 8°
Por Henry Harrisse, erudito bibliógrafo norte ame-
ricano, autor de algunas otras obras que mencionamos en
estas notas. Este ensayo, ampliado considerablemente, i
aun podria decirse completamente rehecho en la edición
francesa (véase Fernand Colomb), es un estudio crítico
para demostrar que la historia de su padre qi^e se le atri-
buye, que fué publicada en italiano, i cuyo manuscrito es-
pañol se dice perdido, es una obra apócrifa.
114. — Droits (Les) de la Grande Bretagne établis contre
les prétensions des Americains. Traduit de Tan-
glois par Freville. La Haje, 1776, 1 vol. en 8^
Traducción francesa de un notable opúsculo ingles titu-
lado: The rights of Great Britain asserted against the
422 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
clains oí America', refutación de los principios consignados
en la declaración de los Estados Unidos. Este opúsculo
anónimo, muchas veces reimpreso en el mismo año de 1776,
fué escrito por Sir John Dalrympi^e, célebre escritor ingles,
muerto en 1810.
142. — Early (The) history oí the southern States: Virgi-
nia, North and South Carolina and Georgia. Illus-
trated by tales, sketches, anecdotes and adventu-
res, By Lamhert Lilly, schoolm áster. Philadelphia,
1832, 1 vol. en 12^^ ^
Librito de lectura popular escrito por Francis Lister
Hawks, autor de muchas obras de esta especie, algunas de
las cuales son anónimas. Véase mas adelante History oí
the 1i. S. or únele Phillip\s eonversations.
Hawks, nacido en 1798, fué uno de los mas famosos pre-
dicadores de los Estados Unidos, i redactó la narración
del viaje del comodoro Perry a los mares de China i del Ja-
pon, lujosamente impresa en Washington en 1859.
143, — Elogi storici di Cristoíoro Colombo e di Andrea
D'Oria, Parma, 1781, 1 vol. en 4^ de 337.
Acerca de esta obra se lee en la North American Review,
tomo XXI, p. 425 lo que sigue: "El Elojio de Colon, publi-
cado anónimo junto con el Elojio de Andrés D'Oria, ha si-
do atribuido el marques Hipólito Durazzo. Kstá escrito
con grande elegancia, i es particularmente valioso por el
desarrollo de algunos puntos de historia relacionados con
la vida de Colon".
Ludovico Bianconi {Efemeridi letterarie di Roma, 1782)
dice que esos elojios eran "el trabajo de dos jóvenes de la
mas conspicua nobleza de Jénova. El autor del Elojio de
Colon está inflamado por el estudio de las cosas útiles, i
con tal viveza que ha formado en su patria un uceo con el
modesto título de Villetta, donde todo talento bien erudito
va a refinarse en la ciencia i en las bellas artes; i a este efec-
to viaja por las mas cultas ciudades de Europa adqui-
riendo nuevas luces, máquinas para los esperimentos físi-
cos i producciones naturales."
Francesco Cancel lieri (Notizie storiche e bihliografíche
di C. Colombo^ p. 166) pasando en revista los elojios que
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 423
se han hecho del descubridor del nuevo mundo, dice: "Pero
el Elojio mas grandioso i tfias magnífico es el que se pu-
blicó en Roma en 1781 en una espléndida edición en 4°,
unido al de Andrés Doria, i reimpresos ambos en Venecia".
Cancellieri, en diversas partes de su libro, da al marques
Durazzo por autor de ese Elojio.
144?. — Elojio fúnebre del benemérito ciudaaa.no don Manuel
Belgrano, ilustre miembro de la primera junta gu-
bernativa de las provincias del Rio de la Plata, i
después jeneral en jefe de los ejércitos, etc., etc.
Buenos Aires, 1821, 1 vo\. en 8^
, Escrito por el presbítero doctor don Valentín GÓMEZ,
personaje distinguido en la historia de los primeros años
de la República Arjentina.
145.— í^m/ro Kastos. Colección de artículos escojidos. Bo-
gotá, 1859, 1 vol. en 8^
Artículos políticos, de crítica literaria i de costumbres
por Juan de Dios Restrepo, escritor colombiano popular
bajo el seudónimo de "Emiro Kastos".
146. — England and America; a comparatioa ofthe social
and political State ofboth nations. London, 1833,
2 vols. en 8*?
Por Richard CobdeN) el célebre economista ingles.
147. — English (The) empire in America, Or a prospect oí
his majesties dominions in the West-Indies. Bj R.
B. London, 1865, 1 vol. en 12^
Libro de lectura popular muchas veces reimpreso. Las
mismas iniciales se hallan al frente de otros libros de com-
pilaciones históricas i miscelánicas, i han sido interpreta-
das como Roberto Burton, homónimo del célebre autor de
la Anatomía de la melancolía, muerto en 1639. Sin embar-
go, ese nombre, aunque muí popular, es una mera inven-
ción. El verdadero autor deesoslibrosesNathanielCKOACH,
su editor. *
424 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
148. — Engíish Héroe: or Sir Francis Drake revived. By R.
B. London, 1867. l'vol. en 12*?
Biografía popular de Drake, escrita al parecer por un Ro-
berto Burton, bajo cujo nombre ha sido traducido al ale
man. Su verdadero autor es Nathaniel Croach, el editor
del libro. Véase el número anterior.
Ud.—EngHsh [The) in America. London, 1851, 2 vols.
en S'?
iiOjeada jeneral de la historia americana hasta la inde-
pendencia de Estados Unidosn, diceSabin Escrita por Tho-
mas Chandler Halibukton. Véase el índice alfabético de
autores.
150. — Ensayo cronolójico para ¡a historia jeneral déla Flo-
rida. Contiene los descubrimientos i principales su-
cesos acaecidos en este gran reino a los españoles,
■ franceses, suecos, dinamarqueses, ingleses i otras
naciones desde 1512 hasta 1722. Escrito por don
Gabriel de Cárdenas z Cano. Madrid, 1723, 1 vol.
en fol.
El autor de este libro, el célebre erudito don Andrés Gon-
zález de Barcia (cuyo anagrama aparece al frente de él
como nombre de su autor), lo escribió para completar la
segunda edición de la Historia de la Florida del Inca Gar-
cilaso.
F^n la Revista de Santiago, tomo III ( ño de 1873), p.
95, publiqué un estenso estudio sobre Barcia i sus obras,
en que se encontrara una lista de las ediciones que hizo de
numerosos libros sobre la historia de América.
El Ensayo de Barcia ha sido reimpreso en Madrid en
1829 en los tomos VIII i IX de una edición de historiado-
res de la conquista del nuevo mundo, que sólo contiene,
ademas de esta obra, la historia de Solis i las del Inca Gar-
cilaso de la Vega. Los editores de 1829 no conocieron el
verdadero nombre del autor del Ensayo.
El erudito abate don Lorenzo Hervas, en su Catálogo
de ¡as lenguas de las naciones conocidas, tomo I, p. 212,
cita el Ensayo cronolójico como obra de don Gabriel Cár-
denas Cano, a quien llama el "docto Canon, desconociendo
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 425
que éste era el anagrama de Barcia, porque al tratarse de
otros escritores en igualdad de circunstancias, cuida de es-
plicar sus verdaderos nombres.
Mas singular es el error de M. Paul Gaffarel en su His-
toire de la Floride frangaise, Paris, 1875. Bn la pajina 342,
en la reseña bibliográfica, dice: "Gabriel de Cárdenas y Ca-
no, sous le pseudonyme d'André González de Barcia. n M.
Gaffarel no ha conocido la obra de Barcia sino por referen-
cias del padre Charlevoix, el cual en su Histoire de la ISou-
velle France, esplica perfectamente el significado del ana-
grama Gabriel de Cárdenas z Cano.
151. — Ensayo estadístico sobre el estado de Chihuahua.
Chihuahua, 1842, 1 vol. en fol.
Por Pedro García Conde. Consta sólo de 92 pajinas i
siete estados.
152. — Ensayo histórico sobre la vida del Excmo. señor don
Juan Manuel de Rozas, gobernador i capitán jene-
ral de la provincia de Buenos Aires. Buenos Aires,
1830, 1 vol. en 8^
Bosquejo biográfico de sólo 32 pajinas, que no se refiere
sino a los principios de la carrera de Rozas, escrito por don
Pedro de Angelis, erudito napolitano, conocido por mu;
chas otras obras publicadas en Buenos Aires.
153. — Ensayo político. El sistema Colombiano, popular,
electivo i representativo es el que mas conviene a la
América independiente. Nueva York, 1823, 1 vol.
en 8^
La dedicatoria de este libro al poeta colombiano Fernán-
dez Madrid, está suscrita por el patriota guayaquileñodon
Vicente Rocafuekte. Este mismo ha reconocido su pater-
nidad, en la páj. 24, de un opúsculo publicado en Lima en
1844 con el título de A la Nación, num. 11.
Es una defensa ardorosa i a veces elocuente del sistema
republicano.
154. — Ensayo político sobre el reino de Nueva España, sa-
cado del que publicó en francés Alejandro de Hum-
426 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
boldt. Por D. P. M. de O. Madrid, 1818, 2 vols.
en 8^
Compendio de la célebre obra del barón de Humboldt,
escrito por don Pedro María de Olive.
155. — Entretenimientos de un prisionero en ¡as provincias
del Rio de la Plata: por el barón de Juras Reales,
siendo físcal de S. M. en el reino de Chite. Barcelona,
1838, 2 vols. en 8^
El barón de Juras Reales, que aparece como autor de este
libro, fué don Luis de Moxó, catalán, natural de Cervera,
i alcalde del crimen de la real audiencia de Cataluña en
1828. Vivió algunos años en América al lado de su tio don
Benito María de Moxó, arzobispo de Charcas, i por muerte
de éste en 1816, entró en posesión de una gran parte de sus
manuscritos. En una pomposa dedicatoria al célebre minis-
tro Calomarde, el barón de Juras Reales dice que esta obra
es el resultado de las tareas literarias que emprendió para
distraerse de su cautiverio, que así llama su residencia en
América durante la época de la revolución; i en el curso de
su libro añade que en la composición de éste, utilizó los
manuscritos de su tio.
La publicación de uno de esos manuscritos, hecha en Jé-
no va en 1839, las Cartas mejicanas, disertaciones sóbrelas
costumbres i creencias de los antiguos mejicanos, vino a
demostrar que el libro del barón de Juras Reales es uno de
los plajios mas audaces i desvergonzados que se conozcan.
Ha copiado literalmente el manuscrito de su tio, supri-
miendo aquellos pasajes en que éste habla de sus recuerdos
personales sobre Méjico, porque el barón de Juras Reales
no habia estado en este pais.
Este plajio fué denunciado por el célebre bibliógrafo nor-
te-americano Rich en su Bihliotheca Amerii'ana Nova, to-
mo II, páj. 331: i condenado mas tarde en otras obras.
Véase la Biblioteca Boliviana, por don Gabri'^l Rene Mo-
reno (Santiago, 1879), p. 361. La mas lijera i superficial
comparación de estos dos libros, demuestra, en efecto, que
todo cuanto contienen los Entretenimientos de un prisio-
nero, incluso las citaciones i referencias a algunos escrito-
res antiguos i modernos, ha sido plajiado délas Cartas me-
jicanas del arzobispo Moxó, escritas en 1805 i publicadas
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 427
después de la obra en que su sobrino don Luis de Moxó ha-
bía pretendido apropiarse los trabajos de aquél.
156. — Épicos brasileiros. Lisboa, 1845, 1 vol. en 12*^
Contiene dos poemas, O Uraguajr, de José Basilio de Ga-
ma, i O Caramurá, de frai José de S. Rita Durao, con notas
biográficas i críticas puestas por el editor Francisco Adol-
pho de Vaknhagen, después vizconde de Porto Seguro.
Véase este nombre en el índice alfabético de autores.
157. — Esquisse de la révoíution de P Amérique espagtiole, ou
récit des progrés et deTétat actuel deíaguerre entre
r Espagne et V Amérique espagnole, contenant les
principaux íaits et les diverses combfits, etc., etc.,
par un citoyen de P Amérique Méridionale. Traduit
de l'anglais. París, 1817, 1 vol en 8^
Esta obra fué publicada en ingles con el título de Outline
ofthe revolation in Spanish America, London, 1817, 1 v.
8° i reimpresa en los Estados Unidos. Exi«te una segunda
edición francesa hecha en Paris en 1819, completada con la
noticia de los últimos acontecimientos de la revolución his-
pano-americana.
\L\ Censor Americano, periódico español publicado en
Londres en 1820 para defender los intereses de las nuevas
ref)úblicas, i cuyo redactor principal fué don Antonio José
de Irisarri (véase el núm. 89), cita una opinión de este libro
en su número de 1^ de julio, páj. 72, i pone la nota siguien-
te: "Esta obra fué escrita en ingles por el doctor don Ma-
nuel Palacio Fajardo, natural de la ciudad de Barínas, de
Venezuela, i se publicó en esta corte (Londres) el año de
1817. Recibió los elojios de los literatos ingleses i franceses,
i se han hecho varias ediciones aquí, en Francia i en Esta-
dos Unidos de American.
Palacio Fajardo, nacido en 1784, fué diputado por Mi-
jagual, su ciudad natal, en la provincia de Barínas, al con-
greso de 1811 que declaró la independencia de Venezuela,
desempeñó una misión de su gobierno en Estados Unidos i
en Inglaterra, durante la cual escribió i publicó su libro, i
en 1819 fué ministro de estado i de hacienda de Bolívar.
Falleció este mismo año.
428 li^STÜDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
158. — Bssai historique sur le colonie de Surinam, sa fonda-
tion, ses révolutions, ses progrés, depuis son ori-
gine Jusqú^á nos Joars, ansi que les causes qui de-
puis quelques années ont arréte le cours de sa pros-
perité; avec la description et Fétat actuel de la colo-
nie et Vhistoire déla nationjuive, portugaiseet alie-
mande y étahlie, leurs priviléges, inmunités et fran-
chises, etc. Paramaribo, 1788, 2 vols. en 8*^
Libro interesante para la historia de esa colonia, i al
mismo tiempo el primer libro impreso en Paramaribo. Su
autor fué D. de la Nassy, uno de los judíos mas importan-
tes de la colonia.
159. — Essai sur cette question: Quand et comment r Ame-
rique a été peuplée d'hommes et d^animaux par E.
B. d'E. Amsterdam, 1767, 5 vols. en 12°
El mismo año se hizo en Amsterdam otra edición en 1
Yol. en 4*?
Su autor es el jeógrafo suizo Samuel Engel (1702-1784),
autor de otras obras sobre la posibilidad de comunicar-
se por el norte entre los océanos Atlántico i Pacífico.
La teoría en que se funda la presente es como si<Tue: Antes
del diluvio, las aguas de nuestro globo eran menos consi-
derables de lo que son ahora, Kntre la América i el África
existia la Atlántida de los antiguos. Por el norte, la Amé-
rica i el Asia estaban comunicadas. Los hombres i los ani-
males han podido pasar por ambos puntos en un tiempo
mui remoto, antes del diluvio que no fué universal. Esta
misma teoría ha sido sostenida antes i después por un
gran número de escritores.
160. — Essád sur la colonie de Samte Lucie. Par un ancien
intendant de cette isle. Neufchatel, 1779, 1 vol.
. en8'?
El autor es Daniel Mac-Ant. Chardon, escritor fran-
cés i empleado de hacienda.
161. — Essai sur les colonies í'rangaises; ou discours politi-
ques sur la nature du governement, de la popula-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 429
don et du commerce de la colonie de S. D. (Saint-
' Domingue. París, 1754, 1 vol. €n 12"
Historia abreviada pero bien hecha de la administración
• - de esta colonia, escrita por Saintard, síndico de la compa-
ñía francesa de las Indias i autor de otras obras anónimas
muerto por los años de 1760. Véase este nombre en el ín-
dice alfabético de autores. -
162. — Essai sur Fhistoire naturelle de Pisle de Saint-Do-
tningue. Paris, 1776, 1 vol. en 8*^'
Por el padre dominicano Nicolson. Es un suplemento
útil de la famosa obra del padre Charlevoix de la Compa-
ñía de Jesús.
163. — Essay (An) on the natural history of Guiana, in
South America. In several letters froai a gentle-
man oí the medical faculty, duiing his residence in
that country. London, 1769, 1 vol. en 8°
Obra capital sobre la Guayana por Edward Bancroft,
saí)io norte-americano, muerto en 1821. Ha sido traduci-
da a varios idiomas.
164. — Estadística de la República de Chile ^ tomo I (único
publicado). Provincia de Maule. Santiago, 1845,
1 vol en 8*?
Por don Fernando Urízar Garfias, director de la esta-
dística i encargado de la publicación de sus trabajos.
16o.— Etat present de Pcgliseetde la colonie frangaise dans
la Nouvelle Erance, par M. V evéque de Quebec.
Paris, 1688, 1 vol. en 8^
Porjean B. La Croix de Chevriéres de Saint Valier.
"Habiendo sido éste nombrado obispo de Quebec, quiso,
antes de ser consagrado, tomar conocimiento de su dióce-
sis, i se embarcó en 1685 para el Canadá. El año siguien-
te volvió a Francia, i escribió en forma de carta una re-
lación de su viaje, en (jue esponia la situación de la Nueva
Francia." Charlevoix, Hist. de la Nouvelle France., Biblio-
graphie.
430 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
166. — Etats {Les), empires et principautez du monde^ re-
presentes par la description des pajs, moeiirs des
habitants, etc. Par le Sr. D.J. V. I:, gentilhotnme
ord. de la chambre du roy. París, 1615, 1 vol.
en 4^
Este tratado de jeografía descriptiva, que contiene unas
ochenta pajinas relativas a la América, fué reimpreso en
1626 con el título de Descripción de VUnivers, i conside-
rablemente aumentado después por otros escritores en
dos ediciones subsiguientes, sin que por esto deje de ser
una compilación mediocre, sin valor histórico ni jeográfi-
co. Su autor fué Fierre Davity, seigneur de Montmartin,
historiador i poeta francés (1573-1635) de escaso méri-
to. Su libro, que ha alcanzado un alto precio (M. Ch.
Leclerc, Bibliotheca Americana, Paris, 1879, avalúa un
ejemplar de la primera edición en 150 francos, por sus gra-
bados i como curiosidad bibliográfica) no tiene valor lite-
rario.
167. — Études sur V Antiérique espagnoíe sons le rapport du
commerce tnaritime de France. DeVEquateur. Paris,
1848, 1 vol. en 8*^
Opúsculo de 32 pajinas escrito por Gabriel Lafond de
LuRCY, capitán de la marina mercante francesa, mui co-
nocedor de la América, en cuyas costas habia hecho muchos
viajes, i autor de una estensa i noticiosa relación de estos
viajes publicada en Paris en 1842-45.
168. — Europe (U) et ses colonies en decembre 1819. Paris,
1820, 2 vols. en 8*=^
Este libro, reimpreso en 1822, fué escrito por Beaumont
DE Brivazac, escritor francés muerto en 1821.
169. — Examen de Tesclavage en genérale et particuliére-
ment de Tesclavage des négres dans les colonies
frangaises de FAmérique, par V. D, C. Paris, 1802,
2 vols. en 8^
Por F. Val. de Cüllion, escritor francés (1734-1821).
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 431
170. — Excursión through the United States and Canadá
during the years 18 22 23. Byan english gentleman,
London, 1823, 1 vol. en 8^
Libro vulgar i superficial, atribuido por el bibliógrafo
Rich al capitán Blaney.
171. — Excursions dans V Amértque meridionales le nordou-
est des Etats-Unis et des Antilles, dans les années
1812, 1816, 1820, et 1824, par Charles Waterton,
ecuyer; suivie d'une notice sur les sauvages de V
Amérique septentrionale. Traduit de Tangíais, Pa-
ris, 1833, 1 vol. en 8^
Este libro, publicado verdaderamente en Rouen, es la
traducción de una obra importante para el estudio de la
historia natural, i que sin embargo es poco conocida fuera
de Inglaterra. El traductor es A. de Caze, escritor francés
que parece haber visitado la América. La noticia sobre los
salvajes americanos, agregada al fin, es traducida de Was-
hinton Irving.
172. — Far West ( The)', or a tour heyond the mountains.
New York, 1838. 1 vol. en 12^
Por Edmund Flagg, distinguido periodista norteameri-
cano, que ha servido en la carrera diplomática i que ha es-
critos algunas obras de viajes. Rich atribuye equivocada-
mente esta obra a M. Flint, confundiendo este libro con
A condensed geography and history of the western Sta-
tes, or the Mississippi valley. By Timothy Flint, Cincina-
tti, 1828, 2 vol. en 8^ Véase sobre este escritor el índice al-
fabético de autores.
Sabin llama a su autor Edward Flagg. Por mi parte,
sigo la autoridad de AUibone i de otros bibliógrafos norte
americanos.
173. — Fasti novi orbis et ordinatium apostolicarum ad In-
dias pertinentium cum annotationibus. Yenecia,
1776, 1 vol. en 4^
Publicado bajo el seudónimo de Ciriacus Morellus, por
el padre Domingo Müriel, jesuita español, misionero en el
432 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGEÁFICOS
Paraguai i procurador de su orden en Roma. Es una colec-
ción anotada de todas las órdenes i decretos dados por los
papas i los reyes sobre la administración espiritual de la
América, desde su descubrimiento basta 1771.
174. — Fastos de la dictadura del Perú i refutación deBrand-
sen i Riva Agüero, por el doctor A. G. Arequipa,
1826, 1 vol. en 8^
Defensa de Bolívar escrita por el doctor don A. Gonzá-
lez, español de nacimiento que poco mas tarde volvió a la
península i figuró en la política. Aparte de las apreciacio-
nes del autor, contiene muchos documentos útiles para la
historia de la independencia del Perú.
175. — Federalista [O), publicado en ingle-z por Hamilton,
Madisson e Jay, cidadaos de Nova York, e traduci-
do en portuguez por***. Rio Janeiro, 1840, 3 vols.
en 8^
Traducido por José da Gama e Castro, médico i escri-
tor portugués naturalizado en el Brasil. Véase su nom-
bre en la lista alfabética de autores.
176. — Fernand Colomh, sa vie, ses ouvres. Essai critique
par Vauteur de la ''Bibliotheca americana vetustis-
sima'\ Paris, 1872, 1 vol. en 8*?
Por Henry Harrisse, erudito norte americano. Edición
francesa mucho mas ampliada i casi rehecha de una obra
publicada en español por el mismo autor (véase el núm.
140) En ella, después de estudiar la vida de don Fernan-
do Colon a la luz de los mejores documentos, trata de pro-
bar que la Vita é fatti deJl Ammiraglio 1). Christoíoro
Colomho, publicada en Venecia en 1571, muchas veces re-
impreso i presentada como la traducción italiana de una
obra española escrita por su hijo don Fernando, es una
obra apócrifa. Esta tesis literaria, aunque preparada con
sólida erudición i desarrollada con talento, no ha conven-
cido a todo el mundo i ha encontrado impugnadores re-
sueltos. Puede verse sobre este punto el apéndice puesto
por D'Avezac a su notable opúsculo Année véritable de la
naissance de Christophe Colomh, Paris, 1873, estractado
del Bulletin de la société de géographie de Paris.
líOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 433
Mr. Henry Harrisse replicó a esta crítica con otro
opúsculo de 59 pajinas en 8^ que lleva este título: IJhistoi-
re de Christophe Colomb attribué a son ñh Fernand Exa-
men critique du Mémoire lu par M. U AvezaCy membre de
rinstkut de France a T Academie des Inscriptions et Belles
Ltttres en aout 1873. Paris, 1875.
177 .—Fíghting Joe; or, the fortunes oía Staff Ofñcer. A
stotr oí the great rebelión. By Oliver Optic. Bos-
ton, 1866, 1 vol. en 16^
Por Williams T. Adams. Véase sobre este autor el nú-
mero 69,
17 H. —First setters (The) of New-England, orconquest oí
the Pequodsy etc.; as related hy a mother to her
childrcn. By a lady of Massachusetts. Boston, 1821Í,
1 vol. en 12^
lis la segunda edición de un libro varias veces reimpre-
so Es una historia de los establecimientos europeos en la
Nueva Inglaterra, referida en forma de cuentos familiares,
por Lydia María Child, conocida también con su nombre
de juventud Miss Francis, ilustre escritora de Boston.
179. -Flore de Terre Neuve et des íles Saint Fierre et Mi-
quelon, avec figures dessinées par Pauteur sur la
plante vivante. Paris, 1829, 1 vol. en 4r
El autor de esta obra, A. J. M. Bachelet de La Pylaie,
viajero naturalista i anticuario francés (1786-1856), no
publicó mas que la primera entrega que consta de 128 pa-
jinas. Sus colecciones fueron obsequiadas al museo de his-
toria natural de Paris.
ISO.— Florilegio da poezia brazileira, ou coíecgao das mais
notaveis composigoes dos poetas brazileiros faleci-
dos, contendo as biographias de muitos delles^
tudo precedido de un ensaio histórico sobre as le-
tras no Brazil. Lisboa, 1850, 2 vols. en 12^, i mas
un tercer volumen publicado en Madrid en 1852.
TOMO VI 2^
434 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Colección bien escojida i dispuesta de poesías brasileras,
con noticias biográficas i críticas que revelan una sólida
erudición, por Francisco Adolpho de Varnhagen, después
vizconde de Porto Seguro, que firma la introducción. Véa-
se este nombre en el índice alfabético de autores.
181. — Fragment de Xénophon, nouveUement trouvé dans
les raines de Paltnyre par un anuíais, traduit du
grec par un francais. París, 1783, 1 vol en 24?"^
Injeniosa alegoría en que está contada la historia de la
independencia de Estados Unidos bajo la apariencia de un
fragmento de la historia griega: Franklin es llamado Tales,
Washington, Tusingónas; Lafayete, Fylaatete, etc. Esta
obra fué traducida al alemán. Su autorfué Gabriel Brizar»,
historiador francés de cierto mérito, que después de haber
abrazado los principios de la revolución, se apartó de ella
horrorizado por sus excesos, i murió de pesar el 23 de enero
de 1793, dos dias después de la ejecución de Luis XVÍ.
182 — Francis Berrian, or the mexican patriot. Boston,
1826, 2 vols. en 12*?
Por Timothy F1.INT, fecundo escritor norte americano,
misionero en el valle del Mississippí i autor de un libro que
hemos mencionado accidentalmente en la nota núm. 172.
El que encabeza esta nota, es una supuesta relación
auto-biográfica de un joven norteamericano que habria
hecho la guerra de la independencia de Méjico sirviendo en
el ejército revolucionario.
Flint es ademas autor de otras dos novelas publicadas
anónimas: George Masón, a history of the Mississippí^
Boston, 1829, 1 vol. en 12*?, i The Ufe and ndventiives of
Arthur Clening, Philadelphia, 1828, 2 vols. en 12^
183.— Garimpeiros {Os). Rio de Janeiro, 1837, 1 vol. en S'-
Poema heroico cómico en octavas, compuesto por el
canónigo Januario da Cunha Barhosa (1780-1846), en
contestación a otro poema burlesco titulado O Fezadelo,
atribuido a Francisco José Pinheiro Guimaraes. Se refiere
a los asuntos políticos del Brasil durante la menor edad
de don Pedro II. Es mui raro hallar un ejemplar de este
poema.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 435
184. — Gan Edén, or Pictures oí Cuba. Boston, 1854, 1
vol. en 12*^
Reimpreso el año siguiente en Londres con el nombre
del autor, William Henry Hurlbüt, escritor norte ameri-
cano, colaborador de varias revistas inglesas.
185. — Geooraña jeneral para el aso de la juventud de Ve-
nezuela. Caracas, 1833-1837, 4 vols. en 4° menor.
F"l autor de este libro es don Feliciano Montenegro
Colon, militar venezolano que después de haber servido
en los ejércitos españoles contra los independientes, se es-
tableció en Caracas, fundó un colejio con la protección del
jeneral Páez, entonces presidente de Venezuela, i murió allí
el 6 de setiembre de 1853.
Las primeras 120 pajinas del primer tomo, son un resú'
men jeneral de jeografía extra- americana, que parece ser
una reimpresión de un opúsculo publicado en la Habana
en 1826, i de que probablemente era autor el mismo Mon-
tenegro Colon. Pero desde que comienza a tratar de la
América, se estiende considerablemente i da cabida a no-
ticias mas o menos estensas sobre la historia de cada pais.
El primer tomo consta de 54<2 pajinas, i después del re-
sumen jeneral de que hemos hablado, trata de Santo Do-
mingo, Cuba, las rejiones árticas, Canadá i Estados Uni-
dos. El segundo tomo, de 564 pajinas, trata de Méjico,
América Central, las Antillas, Brasil, Buenos Aires, Para-
guai, Uruguai, Patagonia e isla del Pacífico. El tercero,
con 618 pajinas, trata de Chile, Perú, Bolivia, Ecuador i
Nueva Granada. El cuarto con 646 pajinas eslá entera-
mente consagrado a la historia de Venezuela, i en especial
a la época de la revolución. Este tomo es el mas impor-
tante de la obra; i aunque escrito con mui poco arte lite-
rario, es notable como compilación de hechos. El autor
promete un quinto volumen destinado a describir una a
una las provincias de Venezuela; pero no se ha publicado
nunca.
El jeneral Páez ha consagrado algunas pajinas del se-
gundo tomo de su Autografía a hacer el mas pomposo
elojio de los servicios i de los escritos de Montenegro
Colon.
186. — Geographical {The) natural and civil history ofChi-
486 ESTUDIOS HISTÓRiCO-BlBLIOGRÁFlCOS
H. By abbe don J. Ignatius Molina. With notes
from the spanish and french versions, and an Ap-
pendix, containing copious extractes from the ^raw-
cana of don Alonzo de Ercilla. Translated from
the original italian bj an american gentleman.
Middletown (Connetticut), 1808, 2 vols. en 8*?
El traductor anónimo de esta obra fué Richard Alsop,
poeta i erudito norte americano, raui aficionado a la his-
toria natural i coleccionista de aves disecadas. Véase s )-
bre él Duyckjck, Cyclopasdia of american literature, vol. I,
pajina 495 i siguientes.
La traducción de los fragmentos de ¿a Araucana^ for-
ma un ai)éndice de 62 pajinas de compajinacion diferente
i que se aí^rega al segundo volumen. Klla no es la obra de
Alsop, Es tomado en su mayor parte de las n.)tas del Hssr/y
on epic poetry, London, 1782, por William Hayley. Perola
traducción de los fragmentos del tercero i Ctiarto canto fué
hecha por el Rev. H. Boyd, distinguido traductor de obras
poéticas.
Las notas suplementarias del primer tomo completan
veinte pajinas de tipo menudo,! forman una descripcionjeo-
gráfica de Chile, estractada del Compendio anónimo pu-
blicado en Bolonia en 1776, obra también del abate Mo-
lina.
Véase el número siguiente.
187. — Geographical (The), natural and civil history oi
Chili translated from the original italian of the
abbe don J. Ignatius Molina. To which are added
notes from the spanish and french versions, and two
appendixes by the english editor. London, 1809,
2 vols. en 8^
Esta traducción es la misma que la del número anterior,
de Richard Alsop, con algunas modificaciones i adiciones,
pero sin tener a la vista el orijinal italiano. Los apéndices
de la edición americana han sido reemplazados por una
descripción del archipiélago de Chiloé, estractada de la obra
del padre González Agüeros, i una noticia de las tribus que
habitan la estremidad sur de la América meridional, to-
mada principalmente de la obra del padre Falkner.
NOTAS TAHA UNA BIBLIOGRAFÍA 437
ISS. —Geog-rnphy {The) of America, and the West Indies.
London, 1841, 1 vol. en 8^
Reimpreso en 1845 con el título de America and the
West Indies geographically described, i con el nombre de
los autores, el primero de los cuales es George Long, erudi-
to escritor inorjes, director de muclias publicaciones desti-
nadas a la difusión de los conocimientos útiles,.
189. — Georgia, scenes, characters, incidents etc., in the fírst
halfcentury ofthc republic, By a na ti ve Georgian.
Augusta, 1835, 1 vol. en 12^
Libro mui aplaudido i muchas veces reimpreso. Su au-
tor es Augustus B. Longstreet, profesor i ministro meto-
dista.
190.- Querré d'Amérique, Campagne du Potomac, Mars
. . Juilkt, 1862. Paris, 1863, 1 vol. en 8^
Por el príncipe de Joinville, Francois Ferd. d'Orleans.
191. — Guia de hacienda de la República mejicana. Parte le-
gislativa. Méjico, 1825-1828, en 12*?
Por don J. J. Esteva.
192. — Haiti, ou renseignemens authentiques sur Pabolition
de Vesclavage et ses resultáis á Saint-Domingue et
á la Guadeloupe, avec des détails sur Pétat actuel
d^ Haiti et des noirs emancipes qui forment sa popu-
lation, traduit de l'anglais. París, 1835, 1 vol.
en 8^
Traducción francesa de una obra de ZacharyMACAULAY,
padre del insigne historiador de este nombre. El objeto de
este libro como el de muchos otros escritos del mismo au-
tor, es abogar por la emancipación de los esclavos en las
colonias de América.
193.— iíeí Britannische Ryk in America, etc. Amsterdam,
1721, 2 vols. en 4^
Reimpreso allí mismo en 1727. Es una traducción ho—
438 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
É_
landesa de la obra de John Oltmixon. Véase el núm. 74,
enriquecida de algunas láminas i mapas mas que las que
tiene el orijinal. El traductor es R. G. Wetstein.
194. — Histoire chronologique des voyéigcs vers le póle arti-
gue, parjhon Barrow, traduit de Tangíais. París,
1819, 2 vols. en 8^
Traducida por Auguste Jean B. Defauconpret, fecundo
traductor de obras inglesas i escritor de cierto mérito,
muerto en 1843.
195. — Histoire de donjuán Pala fox, évéque d^Angélopolis
Bruxelles, 1G90. 1 vol. en 12^
Kste libro es el 4° tomo de la Moral pratiquc des jesui-
tes. Su autor fué el doctor Antoine Arnauld, célebre sabio
francés, amigo de Pascal, autor de una gran variedad de
obras, en su mayor parte de controversia relijiosa i enemi-
go formidable de los jesuitas. Véase mas adelante Fie da
venerable don Juan de Palafox, núm, 460.
196. — Histoire de V administration de Lord North, minis-
tre des ñnances en Angleterre depuis ITTOjusqu^en
1780, et de la guerre de VAmérique Septentrional
jusqu' á la paix. Londres et París, 1784?, 2 vols.
en 8*?
El autor de este libro es Michel Rene Hili.iard D'Au-
BERTEUiL. Es también autor de otra obra anónima (véa-
se el núm. 116, donde damos algunas noticias biográ-
ficas).
Dice el autor que habiendo traducido del ingles la View
oí the History cfGreat Britain during the Administration
oí Lord North, creyó que seria mejor sustituir en su lugar
tma historia menos prolija pero mas completa, conservan-
do todo lo que era útil, agradable interesante en la obra
inglesa, i añadiendo una narración completa de la guerra
americana.
Esta obra ha sido traducida al español por don P. P. de
A., i publicada en Madrid por la imprenta real, 1806, 1
vol. en 16^
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 439
197. — Histoire de la decou verte et de la conquéte du Perou,
par Aiigastin de Zarate. Traduite de l'espagnol par
S. D. C. París, 1704, 2 vols. en 12^
Hai muchas ediciones de esta traducción. La primera
fué hecha en Amsterdam, en 1708; i la última en París, en
agosto de 1830, en 2 vols. en 8*=*, nimpresa, dice la portada,
a espensas del gobierno para procurar trabajo a los obre-
ros tipográficos--. Es una buena i elegante edición.
El traductor fué Bon André, conde de Broé i señor de
Citry i de la Guette, traductor también de Solis i de la
Histoire de la conquéte de la Florida. Véanse los núms. 200
i 201.
198. — Histoire de V Amérique par Rob.^rtson, traduite de
Tangíais, París, 1778, 2 vols, en 4'' o 4 vols. en 12*^
La mayor parte de esta obra fué traducida por J. B. An-
toine SuARD, célebre literato francés (véase su nombre en
la lista alfabética de autores); i los dos últimos libros por
el abate Morellet. Reimpresa esta obra en Roterdam el
año siguiente en 4 vols. en 12°, Comincourt de Durival, re-
visó la traducción haciendo desaparecer algunos errores,
salvando pequeñas omisiones i haciendo entrar las adicio-
nes que Robertson habia intercalado en la segunda edición
inglesa. Mas tarde se ha reimpreso muchas veces esta tra-
ducción con los nombres de Suard i Morellet. i gracias a
las pequeñas correcciones, ha llegado a ser una traducción
perfecta.
199. — Histoire de la colonie fracaise da Canadá. París,
1865-66, 3 vols. gr. en 8^
Esta historia, fruto de un largo trabajo de investiga-
ción, e inconclusa todavía, es la obra del abate Faillon,
autor de muchos otros escritos sobre la historia eclesiás-
tica del Canadá.
200.— Histoire de la conquéte de la Floride par les Espag-
nols sous Ferdinand de Soto. Ecrite en portugais
par un gentil-homme de la ville d'Elvas. Traduite
par M. D. C. París, 1685, 1 vol. en 12*?
Barbier i otros bibliógrafos dieron por autor de esta
140 KSTÜDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
traducción, así como de otras obras orijinales i traducidas
que llevan las iniciales S. D. C. a Citry de la Guette. La
Blographie twiverselle {vo\. VIH, p. 585) desespera de ha-
llar noticias acerca de este personaje nolvidado a causa del
velo del anónimo con que se cubrió siempreu, i lo llama
Citri de la Guette (S). La NovveUebiographie genérale ha
interpretado la S. por Samuel.
El verdadero nombre del traductor es, según investig^a-
ciones que datan de 1830, Bon André, conde de Broé, se-
ñor de Citry i déla Guette. A mas de esta traducción i dedos
obras orijinales que escribió, ha traducido al francés la his-
toria de la conquista de Méjico de don Antonio de Solis, i
la del Perú de Agustin de Zarate
El libro portugués, cuya traducción motiva esta nota,
es otro anónimo cuyo autor no ha podido descubrirse. Se
titula Relaqam verdadeira dos trabalhos que ho gouerna-
doT don Fernando de Sonto e certos ñdalgos portugueses
passaron no descohrimiento da prouincia da Frolida.
Agora ñoñamente feita per unñdalgo Deluas, Ebora, 1557,
1 vol. en 8*^ Jorje César de Figaniere ha descrito prolija-
mente un ejemplar de este rarísimo libro bajo el núm 878
de importante Bibliographia'hi'storica portugueza. Brunet,
que menciona este libro en su AJanuel du libraíre, dice que
un ejemplar fué vendido en la venta de la librería Heber por
8 £8sh.
Aunque el anónimo portugués habia sido traducido al
ingles por Ricardo Hakluyt en 1601, un escritor desconocido
vertió a este mismo idioma la traducción del conde de Broé,
cometiendo todo jénero de errores. Como el orijinal portu-
gués i la traducción de Hakluyt eran sumamente raras, la
francesa del conde de Broé era mui buscada por los curiosos
i los literatos.
Ahora, esa traducción ha perdido gran parte de su im-
portancia. La Academia real de ciencias de Lisboa reim-
primió ese libro en 1844 en el tomo 1^ de la Collecgao de
opúsculos relativos a historia das navegaqoes, viagems e
conquistas dos portuguezes; i la sociedad (le Hakluyt de
Londres reimprimió en 1851 la traducción de 1601, bajo
la dirección de William B. Rye.
201. — Histoirc de la conquéte da Mexiqíie, oii de la Nou-
velle Espagne, traduite de Tespagnol de Solis, por
Taiiteur du "Triunvirat." París, 1681, 1 vol. en 4^?
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 441
Hai de esta traducción de Solis a lo menos seis reimpre-
siones hechas en Paris i en Holanda, en una forma mas pe-
queña que la primera, en 2 vols. en 12° Esta traducción
es obra de Bon André, conde de Broé, señor de Citry i de
la Guette, traductor de otras obras españolas i portugue-
sas. Véase Histoire de In conqtiéte de la Floride, etc.,
núm. 200.
El libro que se menciona en la portada de esta traduc-
ción es la Histoire des deiix triunvirats, Paris, 1681, 3
vols en 12°, buena pajina de historia romana que algunos
críticos consideran una obra maestra.
202. — Histoire de ¡r derniére s^uerre entre la Grande Bre-
tagne et les Etats-Unis de ÍAmérique, ia France,
J'Espagne et la Hoílande depuis son commence-
ment en 1 775 jusqu' á su ñn en 1783. Ornee de car-
tes, Paris, 1787, 1 vol. en 4^^
Libro reimpreso el año siguiente en 2" vols. en 8° i tra-
ducido al español en 1793. En 1830 se publicó en Paris una
tercera edición en 2 vols. en 8° bajo la dirección de un
hijo del autor. Kra éste Odel Julien Leboucher, muerto
en 1826.
203. — Histoire de la fondation des colonies des anciennes
républiques, adaptée a la dispute présente de la
Grande Bretagne avec ses colonies américaines.
Traduite de Tangíais. Utrech, 1778, 1 vol. en 8-
Rich (Bibliotheca Americana Nova, tomo I, p. 254) atri-
buye el orijinal ingles a un escritor apellidado Barón, que
no encontramos mencionado por Watt ni por Allibone. La
traducción francesa ha sido hecha por A. Mari&CERisiER.
Véase sobre éste el núm. 132,
204. — Histoire de la guerre civile en Prance depuis 1789
jusqu'au 18 brumaire. Paris, 1803, 3 vols; en 8^
Por Pierre J. B. Nougaret. Aunque es una compilación
descuidada, contiene noticias interesantes sobre los suce-
sos dt Santo Domingo i de las otras colonias francesas.
Véanse los núms. 464 i 499.
442 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFÍCOS
205. — Histoire de la gaerre contre les anglais depuis 1645
jusqu^ á présent. Genéve, 1759-60, 2 vols. en 8"
Contiene con bastante estension la historia de la guerra
del Canadá. Escrita por Btienne Joseph Poullin de Lumi-
XA, historiador francés muerto en 1772.
206. — Histoire de la Jamaica, traduite de Tangíais, Par
M***, ancien officier de dragons. Londres (segura-
mente Paris), 1751, 2 vols. en 12-
El traductor de este libro, llamado Raut.in, no es cono-
cido por ningún otro trabajo literario. Barbier i Quérard
atribuyen el orijinal ingles al célebre médico i botánico
Hans Sloane, autor de un viaje a Jamaica, que tiene por su
plan cierta semejanza con el libro que motiva esta nota, el
cual mas bien que una historia de esta isla, es una especie
de relación de un viaje en que se refieren muchos hechos
históricos. Para convencerse de que este libro no es una
traducción de Sloane, basta ver la pajina 108 del primer
tomo, donde se habla de los escritos de ese autor.
El orijinal ingles fué publicado anónimo en Inglaterra
con el título siguiente: A new history of Jamaica, írom
the earliest acounts to the taking of Porto Bello by vice-
almiral Vernon. In thirteen letters from a gentleman to his
friend, Londres, 1740, 1 vol. en 8° A pesar de la forma de car-
tas de un viajero, que tiene este libro, es probable que sea
sólo una compilación de noticias arregladas en Inglaterra.
Con todo, es interesante i bien escrito, i contiene muchas
noticias acerca de los filibusteros i de las operaciones mili- ■\
tares de los ingleses.
207. — Histoire de la navigation, son com menee ment, ses
progrés et ses découvertesjusqu'á présent. Traduit i
de Tangíais. Le commerce des Indes Occidentales.
Avcc uu catalogue des meilleurs cartes geographi-
ques et des meilleurs livres de voyages et le carao-
tere de leurs auteurs. París, 1722, 2 vols. en 12^
Esta obra, notable por su espíritu filosófico i aun por su
investigación, dado el tiempo en que fué escrita, aunque su-
maria i mui deficiente, es la traducción francesa de la intro-
ducción puesta al frente de la célebre CoUection oí voyages
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 443
and travels, dada a luz en Londres en 1704, en 4 vols. en
folio, por los libreros Awnsham i John Churchill; pero el
traductor ha ampliado muchos pasajes i añadido capítu-
los o tratados que no existen en el orijinal. El autor anó-
nimo de aquella introducción fué el famoso filósofo ingles
John Locke; i como tal, ella ha sido incorporada mas
tarde en las ediciones de las obras completas de éste. Igno-
ro quién sea el traductor francés que ha dado mayor desa-
rrollo a este libro. De su lectura parece desprenderse que
fué un eclesiástico. En efecto, ensalza a los misioneros i
justifica a los conquistadores españoles de América contra
las acusaciones de crueldad en el trato de los indios.
208.— Histoire de la Nouvelle Yoik\ depuis sa découverte
avec une description géographiqae. Traduite de
Tangíais de William Smith. Londres, 1787, 1 vol.
en 12^
El traductor de este libro fué Marc Antoine Eidous. Véan-
se los números 214 i 230.
209. — Histoire de la révolution d^Atnérique, par rappor á
la Caroline Méridionale par David Ramsay, tra-
duite de Tangíais. París, 1787, 2 vols. en 8^ '
Quérarfl, touK) V. pajina 84, da por traductor de este
libro a Lefort, pero no agrega indicación alguna acer-
ca de él
210. — Histoire de la révolution d^ Espagne en 1820, prece-
de d'un aperen du régne de Ferdinand VIII depuis
18X4, et d'un Précis de la révolution de PAméri-
que du sud. Paris. 1820, 1 vol. en 8^
Este libro fué reimpreso en el mismo año de 1820 con el
nombre del autor. Charles Lazare Laumier, periodista
e historiador francés. Existe una traducción castellana
publicada en Paris en 1821.
211. — Histoire de Vexpédition de trois vaisseaux en v oyes
par la compagnie des Indes Occidentales des Pro-
vinces Unies aux terres australes en 17 21. Par
Monsieur de B.*** La Have, 1739, 2 vols. en 18^
414 ESTUDIOS HISTOIIICO-BIBLIOGRÁFICOS
Relación del célebre viaje de Roggewein, escrita en ale-
mán por Cari, Fridr. de Beherens, natural de Mecklem-
burgo, i oficial de la flotilla. Aunque no es la obra ni de
un hábil escritor ni de un marino instruido, este libro tiene
un valor histórico por las noticias que contiene.
212. — His t o iré de /' He de SaintDom ingue, dep u is Pepo que
de sa décoa verte par Chistophe Colomb. París,
1819, 1 vol.en8.°
Esta obra, que algunos bibliógrafos han creido una
simple traducción de la historia inglesa de James Barsket,
publicada el año anterior, fué escrita por Charles Malo,
fecundo escritor francés muerto en 1871. La tercera edición
de 1825, con lijera modificación de título, icontinuada ha§-
ta 1824, lleva a su frente el nombre del autor.
213. — Histoire des aventuriers ñibustiers qui se sont sígna-
les dans les Indes; contenant ce qu'Us y ont fait de
remarquable, avec la vie, Jes moeurs et les costu- i
mes des boucaniers et des habitans de Saint-Domin-
giie etde laTortue. Par Alexandre Olivier Oexmelin.
Trevoux, 1775, 4 vols. en 12.°
A. O Oexmelin, francés o flamenco de oríjen, se embar-
có para las Antillas en 1666, i después de las mas penosas
aventuras, se enroló entre los filibusteros que en aquellas
islas mantenian la guerra contra los españoles. De vuelta
a Europa publicó en Amsterdam, en 1678, un volumen en
holandés con el título de De Amcricaensqhe Zee-Raover, his-
toria desordenada i poco literaria, pero mui noticiosa
de los filibusteros de las Antillas La singularidad de los
hechos consignados en este libro, llamó sobre él la atención.
Un médico español, establecido en Amsterdam, llamado
Alonso de Buena Maison, lo tradujo al castellano con el
título de Piratas de la América, i Jo publicó en Colonia en
1681 (probablemente Amsterdam) en 1 vol. en 4° con los
mismos retratos, láminas i mapas que tenia el orijinal ho-
landés. Esta traducción ha sido reimpresa dos veces des-
pués, en Colonia en 1684, i en Madrid en 1793.
En Inglaterra fué traducida con este título: A trae ac-
coiint ofthe Bucaniers of America, London, 1686, 1 vol.
en 49
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 445
En todas estas ediciones se llama al autor Esquemelin,
lo que ha dado oríjen a que muchos bibliógrafos e histo-
riadores hayan creido son dos autores distintos, uno Es-
quemelin i otro Oexmelin,como se ve en la Bibliotheca Bri-
tannica, en el prólogo de una novela de M. Ferdinand Du
plessis titulada Les Houcanirs, en el prefacio de la traduc-
ción francesa de la Histoire des Hibustiers, número 217, i
en otras partes.
La primera edición francesa se publicó en Paris en 168G
en 2 vols. en 12° Un escritor francés llamado De Frontig-
niÉre, utilizando la traducción castellana, escribió de
nuevo la obra, dándole mas orden en los detalles i mas for-
ma literaria. Fué éste quien restituyó la escritura del nom-
bre del autor, llamándolo Oexmelin.
En 1714 se publicó de nuevo en l'aris el libro de De
Frontigniére, aumentado con una cuarta parte en que es-
tán referí los los sucesos posteriores de las Antillas hasta
1697, inclusa la espedicion de los franceses a Cartajena, i
seguido de un tercer tomo en que se insertó el diario del
viaje al mar del sur de Ravaneau de Ltissan, publicado por
primera vez en 1689.
La edición de Trevoux, que motiva esta nota, consta de
cuatro volúmenes, de los cuales los tres primeros contie-
nen el mismo material de la de 1714; i el cuarto la traduc-
ción del libro de Charles Johnson sobre los piratas ingleses.
La edición hecha en Lyon en esos mismos años, es análo-
ga a ésta.
El libro de Oexmelin, rehecho por De Frontigniére, es la
fuente i oríjen de las numerosas historias i novelas que tie-
nen por asunto las singulares aventuras de los filibusteros
de las Antillas.
214. — Histoire des coionies europeennes dnns V Amérique
septentrionale, en six parties. Chaqué partie con-
tient une description de la colonie, de son étendue,
de son climat, de ses productions, de son commer-
ce, etc., traduite de Tangíais de M. William Burck
par M. E. París, 1767, 2 vols. en 12*?
Es la traduccMon francesa del número 14. El traductor
Mac. Ant. Bidous^ atribuye equivocadamente esta obra a
Wílliara Bourke, cuyo nombre está mal escrito en la por-
446 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOORÁFICOS
tada del libro, siendo que su verdadero autor es Edmund
BURKE.
215. — Histoire des desastres de Saint Domincrue. Ouvrasre
oú Ton expose les causes de ees évenémens par F.
C/*^ un de ses précédens colons. Bordeaux, 1802,
1 vol. en 8^
Por Félix Carteaux, antiguo colono de Santo Domingo
i autor de otreis obras, una de las cuales es un poema en
verso titulado Le songe de Colomb, i otra anónima que
anotamos mas adelante bajo el número 434.
216.— Histoire des ñibustiers. Paris, 1S12-1813, 9 vols.
en 18*^
Historia popular de los filibusteros, dividida en ocho
historias parciales con los diferentes títulos que siguen: 1°
Roí de la Roche, gouverneur de la Tortue; 2^ Bras de fer, la
terreur des espagnols; 3^ Lolonais; celebre capitaine; 4^
Montauban le courageux; 5^ Morgan I'incomparable; 6*^
Monbars l'esterminateur, le protecteur des indies; 7^ Lau-
rent le prudent; 8° Grammont le grand, dernier chefdes
flibustiers.
Su autor es J. Fr. Andrk, fecundo escritor francés, histo-
riador, novelista, traductor, jeógrafo, polemista, etc.
Estos libritos, de escaso valor histórico, son desconoci-
dos al mayor número de los bibliógrafos.
217. — Histoire des ñibustiers, ir aáwíQ de rallemand de Mr.
J. W. d'Archenholt^; avec un avant-propos et quel-
ques notes du traducteur. Paris, 1804, 1 vol. en 8."^
Historia animada i regularmente exacta, compuesta por
un escritor de verdadero talento i autor de otras obras
históricas mas apreciadas aun. El traductor francés fué el
barón J. F. BouRGOiNG, literato i diplomático muerto en
1811, i autor del Tablean de VEapagne moderne.
Eas notas que ha puesto al texto son insignificantes. En
algunos pasajes ha abreviado el órijinal, suprimiendo no
hechos sino consideraciones jenerales.
218.— Histoires des Incas, rois du Perou, par Garcilasso
de la Vega, nouvellement traduite de tespagnol en
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA. 447
friinqais, et mise dans un meilleur or'dre, avec des
notes et des additions sur Thistoire natureÜe de ce
pavs. París, 174-4, 2 vols. en 12^
El traductor anónimo de esta obra fuéThomas Fran^ois
Dalibard, célebre físico i botánico francés, que puso al
texto algunas notas sobre la historia natural. Conviene
no confundir esta traducción con la de Haudoin, de que ha-
blamos en el número 237. ,
219. — Histoire des navigations aux Terres Austrkles, de-
puis 1501, contenant ce que Pon sgait des moeurs
et des productions des contrées decoavertes. París,
1756, 2 Yols. en 4^
Aunque esta notable obra ha envejecido mucho por los
grandes descubrimientos jeográficos posteriores, es siem-
pre la mejor historia de los progresos de la jeOgrafía en^l
Pacífico del sur hasta mediados del siglo último. Su autor
fué Charles de Brosshs, eminente sabio francés, presidente
del parlamento de Borgoña, muerto en 1777.
220.— Histoire des nauírages; on rccueil des relations les
plus intéressantes des nauírages, etc., etc., par M.
/)... avocat. París, 1789, 3 voís. en 12^
Publicada por primera vez en Reims en 1781, con el tí-
tulo de Rélation dinfortuncs sur mer, i reimpresa muchas
veces sola o con la continuación de Née de la Rochelle (Pa-
ris, 1795, 5 vols. en 8°) i con la de J. B. Eyriés (París,
1815, 3 vols. en 8°) Su autor es Jean Louis Huber Simón
Deperthks. Algunas de las últimas ediciones llevan el
nombre del autor.
221. — Histoire du general de Lafayette, par un citoyen
américain; traduite de Tangíais par M.*** París,
1825, 1 vol. en 8^ .^
Este pequeño volumen de sólo 104 pajinas, es la traduc-
ción de un buen estudio biográfico publicado en enero de
ese mismo año en North Anjericaa review, por George
TiCKNOR, i reimpreso en Filadelíia en un opúsculo por se-
parado.
448 ESTTJDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Traducido al francés por Dubergier, fecundo novelista i
traductor del ingles, muerto en 1828.
El jeneral Lafayette recibió con agrado esta publicación.
En una carta escrita a Ticknor en marzo de 1826, le dice
lo vSiguiénte: "Esta publicación, que tiene derecho a mi
profunda i afectuosa gratitud, ha sido bien traducida al
francés i se han espedido tres ediciones. Me dicen que se está
haciendo la cuarta".
Véase Life, Jetters andjournals ofGeorgc Ticknor, vol. I,
p. 334, Las llamadas diversas ediciones son sólo nuevos
tirajes de una sola edición.
222..— Histoire du Paraguay sous les jésuites et de la ro-
yan té qu'ils y ont exercée pendant un siécle et demi.
Amsterdam, 1780, 3 vols. en 8°
Estos tres volúmenes contienen la traducción francesa
del IV tomo da la. Colección jeneral de documentos tocan-
tes a los regalares de la Compañía, puhlicrida en Madrid,
17681770. La mayor parte de este tomo está ocupado por
el Reino jesuítico del Para^uai, por don Bernardo Ibáñez
DE EcHEVARRi, tratado que en hi traducción tríincesa llena
los dos tomos I i II i las primeras 215 pajinas ÚA líL En
la pajina 213 de este íáltimo, íiparece una declaración fir-
mada por Ibáñez de Echkvarri, en que se dice clérigo, es-
pañol, natural de Victoria, se llama autor del libro i espre-
sa que lo comenzó en las Misiones del Paraguai j que lo
terminó en Buenos Aires en 1761. En la edición latina de
la Historia del Paraguai át\ padre Charlevoix (traducción
del padre Domingo Muriel, Venecia, 1779) hai un análisis
crítico de la obra de Ibáñez de Echevarri, de quien se dice
que habia sido espulsado dos veces de la Comp¿iñía.
223.— Histoipe et c o tu me roe des A n ti lies an'glaises. Oú Pon
trouve Vétat actuel de leur population et quelques
détails sur le commerce de contrahande des Anglais
avec les Espagnols daris le Nouveau Monde. Paris^
175a, 1 vol, en 18^
Por Georges Marie Butkl-Dumont jurisconsulto e his-
toriador francés que conocia mucho las colonias de Améri
ca. Obra importante que puede considerarse una continua-
ción de la que sigue.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 449
224. — Histoire et cotnmcrce des colonies anglaises dans
r Amérique septentrión ale. Oú Fon trouye Pétat
actuel de leur population, de leur gouvernemeut,
etc., Londres (París), 1755; 1 vol. en 12*^
Esta obra traducida luego al ingles, i al español en
1768, fué escrita por Georges Marie Butel-Dumont. Véa-
se el número anterior.
225. — Histoire genérale de PAsie, de VAfriqae et de V Amé-
rique. Paris, 1770-1775, 5 vols. en 4*^
Impresa igualmente en 15 vols. en 12® Por Fierre Jo-
seph Antoine Roubauü, literato i economista francés,
muerto en 1792 La parte americana de esta obra consta
de los tres últimos volúmenes de la edición en 4*=' Publica-
dos en 1775, después de la famosa obra de Robertson, que
le ha servido de guia tienen poca orijinalidad; pero no care-
cen de mérito, i están escritos en un estilo mas natural i
menos pretencioso que el de los dos primeros.
226. — Histoire genérale des voyages de découvertes mariti-
mes et continentales, depuis le commencement da
monde jusqu^á nos Joars de W. Desborough Coo-
Icy, traduitc de V ancuas par Ad. Joanne et Old-
Nick. Paris, 1840 41, 3 vol. en 12^
Traducción francesa de la obra anotada mas adelante
bajo el nombre de History of maritime and inland disco-
very, etc. i completada con la relación de los últimos des-
cubrimientos por D'Avezac.
OldNik, que aparece como uno de los traductores, es M.
Paul Daurand, mas conocido con los seudónimos de Tira i
Fourgue con que ha firmado el ma3'or número de sus es-
critos, muchos de los cuales son traducciones o abreviacio-
nes de obras inglesas.
227. — Histoire genérale des voy ages, ou nouvelle coUection
de toa tes les relations de voyages qui ont été pu-
bliées jusqa' a presen t. Fañs, 1749 et suivants, 20
vols. en 4°
En el principio, esta obra fué una simple traducción de
TOMO VI 29
'450 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
la obra inglesa de Green titulada New general colícetion oí
voyages, publicada en Londres (1745-47) Véase mas ade-
• lante el nxímero 355. Pero desde el tomo VIII hasta el XV,
agotado ya el material de la obra inglesa, el traductor de
los volúmenes anteriores se hizo compilador laborioso de
los materiales mas diversos, i en 1759 terminó su obra
dando en ella una grande importancia a la historia i a la
jeografía de América.
Hasta este punto, esta vasta compilación, así la tra-
dticcion del orijinal ingles como la abreviación de las otras
relaciones, fué la obra del abate Antoine Francois Préyost
d'Exiles, uno délos escritoresmas fecundos del siglo XVIII
al mismo tiempo que grande erudito i trabajador infatiga-
ble. En 1761 se publicó el tomo XVI, que contiene el índice
alfabético i analítico de los quince volúmenes, arreglado
por un literato tan modesto como laborioso llamado
Chorapré.
Los cuatro volúmenes restantes de la obra están distri-
buidos en la forma siguiente: El XVII es un suplemento
(|ue contiene las rectificaciones i adiciones de una reimpre-
sión de esta obra hecha en Holanda, i de que vamos a ha-
blar en seguida. Los tres últimos forman una continua-
ción de la obra, ejecutada por Meusnier de Querlon, De-
' leyre i Ronsselot de Surgj, que contiene los viajes omitidos
'; por Prévost o los publicados después de su muerte. Esta
continuación es compuesta con mucho esmero i tiene un
gran valor literario.
Los mismos editores de Paris (Didot) emprendieron en
'' 1749 una reimpresión de esta obra que consta de 80 vols.
en 12° Es inferior i mucho menos estimada que la ante-
rior.
' ' Existe ademas la reimpresión hecha en La Haya en 1747
' ' i aiíos siguientes en 25 vo^s. en 4^ por el editor- P. de
Horidt, ibajo la dirección de varios jeógrafos i eruditos,
•'■ el principal de los cuales fué J. P. J. Dubois, francés de na-
cimiento. Ordinariamente se deprime esta reimpresión,
que como vamos a verlo, posee cierto mérito particular, se
\\ diferencia en .muchas de sus partes de la edición orijinal i
.^ contiene considerables correcciones
j Los primeros nueve volúmenes son la traducción de los
cuatro de la obra de Green. Este mismo habia reconocido
que la edición de París contenia omisiones, adiciones i erro-
■;",, ;' , res de traducion que debían correjírse en la edición holan-
;>^desa. El mismo Green ayudó a Hondt con sus consejos en
NOTAS PARA UÑA BIBLIOGRAFÍA 451
la preparacioii de los materíales para el resto dé la obra.
' Los editores holandeses pudieron correjir algunos defectos
detalles e introducir importantes adiciones, sobre los via-
■ jes de los holandeses á la India Oriental durante el siglo
XVII. Muchas de estas agregaciones sirvieron para for-
mar el suplemento de la edición de Paris de que hemos ha-
\ blado mas arriba, . • .
La, obra del abate Prévost fué traducida al holandés i
publicada en La Haya en 21 volúmenes en 4" La Harpe
hizo mas tarde un compendio de ella en 24 volúmenes en 8°,
que tuvo por un momento grande aceptación.
• = ■ Aunque esta vasta compilación ha perdido mucha parte
de su valor con la reimpresión íntegra i cuidada del mayor
' ■/" iiúmero de las relaciones délos viajeros allí reunidas en
estracto, siempre puede consultarse con provecho. Los ma-
pas i las láminas que la ilustran conservan su interés.
228: — Histoire hnpartiaíe des évenements militaires et poli-
. tiques de la derniere giierre dans les qu aire parties
: ; . du monde, depuis 1764jusqu' a 1780, par M. de L.
París, 3 vols. en 12^ V ■ v :
, : . Contraida especialmente a la historia de la guerra de la
( independencia de los Estados Unidos. Hai una segunda edi-
-. I cion de 1785 i una tercera de 1787. Beuchot (Bioo-r. imiv.)
sospecha que las tres ediciones ao son mas que una con un
simple cambio de portada. La tercera lleva el nombre del
i, i autor, el abate Fierre de Longchamps. '
2!29.— Histoire haturelJe de Vlslaríde, du Groenland, du
¡ détroitdeüavisetd' autres pays sitúes sous le Nord,
..^ traduite de F allemand par M*** Paris, 1750, 2 yoIs.
■ " ' ■ . -61142^ , ., ., i.
TraducGÍon francesa de la obra alemana de jóhann An-
' i DERSON, hecha por J. Ph. RoUvSselot de Suhgy. Véase este
' nombre en el índice alfabético de autores.
^^0,— Histoire naturelle et civile de la Califprnie par M.
Venegas. Tra^uit de Tangíais par M, E. Paris,
i. - 1767, 3 vols. en 12^
' '■ ' ' Es la traducción francesa hecha ¿obre la imperfecta tra-
452 ÜSTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOaRÁFICOS
duccion inglesa de la obra del padre Burriel que cataloga-
mos mas adelante con su verdadero título Noticia de la.
California, bajo el número 363. El traductor francés fué
Marc Antoine Eidoüs. Véase este nombre en la lista altabé-
tica de autores.
231.— ií/sí o/re naturelle et genérale des Indes, Isies et Te-
rre Firme de la grand oceane, Paris, 1556, en
folio.
Es la traducción de la parte publicada hasta entonces de
la célebre obra de Gonzalo Fernandez de Oviedo. El traduc-
tor fué Jean PoIvRur, ayuda de cámara de Francisco I.
Este libro no está incluido en la Bihliothéque américaine
de Ternaux Compans.
232. — Histoire naturelle et morale des iles Antilles de /'
Amérique. Enricbie de plusiers helles ñgures de ra-
retes les pías considerables qui y sont d^écrites.
Avec un vocabulaire caraíbe. Amsterdam, 1658,
1 vol. en 4^
Reimpresa en Roterdam en 1665, en Lyon en 1667 i en
Roterdam en 1681. Esta última edición es la mas completa
i por tanto la mejor. Contiene como apéndice, de diferente
compajinacion, un tratado de 41 pajinas descriptivas de
las colonias inglesas de la América del Norte.
Desde la primera edición, la dedicatoria de este libro
aparece firmada de Rochefort o "(^ de Rochefort;" i la
edición de Lyon, hecha sin el conocimiento del autor, lleva
en su portada el nombre del autor.
Por los mismos años, el padre dominicano Du Tertre
preparaba i publicaba su conocida historia de las Antillas.
En su primera edición hecha en Paris en 1654, dice que se
apresura a publicar su libro porque su manuscrito ha caí-
do en poder de "ciertos piratas" que lo aprovecharían dan-
do como obra de su propia cosecha las noticia que contie-
ne. I en la segunda edición, dada a luz en Paris en 1667-71
(4 vols, en 4°), i por tanto después de hechas las dos pri-
meras ediciones del libro de Rochefort, acusa a éste positi-
vamente de haberle robado su manucristo.
Es indudable que Rochefort conoció i utiHzó el libro de
Du Tertre, que lo plajió sin citarlo, como utilizó también el
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 453
manucristo del diccionario caribe del padre Raymond Bre-
tón; pero también es verdad que el libro de aquel contiene
observaciones propias, i es útil sobre todo en la parte rela-
tiva a la historia natural de las Antillas i a su estado de
industrial en el siglo X VII. Bajo este aspecto vale mucho
mas de lo que dicen sus detractores.
Uno de estos, el padre dominicano Jean B. Labat en el
prólogo de su Nouveaii voyage aux iles d'' Amérique, va has-
ta asentar que Rochefort no ha estado nunca en las Anti-
llas, qne plajió la relación del padre Du Tertre i que la
adulteró con detalles de su invención para disimular así su
robo. No es posible llevar mas lejos la exajeracion. Roche-
fort habitó las Antillas francesas bajo el gobierno de De
Poincy. vivió en la isla de la Tortuga al lado de Levasseur,
i sufrió los malos tratamientos que este aventurero tan
audaz como despótico, inflijia a sus subalternos. Véase so-
bre este punto a Charlevoix Histoire de Tile Hspagnole,
libro VII, tomo II, pajina 15, que recuerda este hecho.
Rochefort era ministro calvinista. A su vuelta a Europa
se estableció en Roterdam, en donde gozó de la libertad
acordada a todos las creencias por el gobierno de Holanda.
Llamábase Charles; pero la circunstancia de no firmar mas
que con la letr^ inicial de su nombre de bautismo, ha dado
lugar a que la mayor parte de los bibliógrafos lo hayan
confundido con un literato francés del siglo XVII, César
de Rochefort, escritor católico i celoso controversista.
Creo que los primeros autores de esta confusión fueron los
editores de Lyon, que en 1667 reimprimieron la Histoire
naturelíe des Antilles,
238. — Histoire naturelíe et poUtique de la Pensylvanie, et
de rétahlissement des Quakers datis cette contrée.
Traduite de rallemand par xM. D. S. Paris, 1768,
1 vol. en 16^
Traducción de una obra alemana del viajero sueco Peter
Kalm. El traductor fué Jacques Philibert Roüsset.ot de
SuRGY; economista francés, autor de otras dos obras anó-
nimas relativas a la América. Véase el índice alfabético de
autores.
2S4f.—Histoiie nouvelle des Amazones. París, 1678, 2 vols.
en 12*?
454 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Este libro, que por SU título se tomaría quizá por una
historia del país bañado por el rio Amazonas, es una no-
vela del jénero de las Mademoiselle de Scudéry, escrita por
Francois de Chassepojl, economista i literato fra,nces del
siglo XVII, acerca del cual no se tienen noticias biográ-
ficas.
235. — Histoire véritable et naturelle des moeurs et prodac-
tions de la Noavelle France, vulgairement dite le
Canadá. París, 1664, 1 vol. en 12*^
"Pvl autor de este librito, dice el padre Charlevoix, en su
Histoire de la Nouvelle Francen (Bibliographia), no es el
padre Fierre Boucher, jesuíta, como lo ha creído el abate
Lenglet du Fresnoj, sino Fierre Boucher, gobernador de
Trois Riviéres, uno de los primeros habitantes de la Nue-
va Francia. Murió de cerca de cíen años.n
En 1874 ha sido reimpreso este libro en Quebec.
236 — Histoires d'arnour au Mexique, en Californie, dans
la Nouvelle- Grenade et dans Vlnde. Par Alfred
■ Bréhat. París, 1861, 1 v. 12*?
Bréhat es seudónimo de un joven i fecundo escritor fran-
cés Alfredo Brezennec, muerto en 1866. Véase G. d'Heílly.
Dictionnairedes pseudonymes, p 39. Lorenz, en su Cata-
logue de la lihrairie francaise (1840-1866), lo llama Alfred
Guézenec.
237. — Histoires des Incas, rois du Pérou. On a joint a cet
te édition P ^'Histoire de la conque te de la Floride^^
par le me me de la Vega; avec des ñgu res gravees
par B. Picart. Amsterdam, 1737, 2 vols. 4^
Edición muí buscada por las láminas que la ilustran.
Contiene los Comentarios reales primera parte de la obra de
Garcilaso, traducidos por J. Pradellk Baudouin, con pe-
queñas correcciones, pero sin nombrar a éste. Esta pro-
V duccion se había publicado en París en 1633 con el nom-
bre del traductor, el cual tradujo poco después la segunda
parte con el título de Histoire des guiñes civiles des Es-
pagnols. La última edición de ambas obras que conozco en
francés, fué hecha en 1830, en París, en 7 v. en 8° i'Reim-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 455
presión hecha, dice la portada, para dar trabajo a los
obreros tipógrafos^.
La traducción de la historia de la Florida, aunque pu-
blicada anónima, es la de P. Richelet, impresa por primera
• . yez en 1670 con el nombre del traductor.
. El segundo tomo de la edición que motiva esta nota,
contiene ademas en las pajinas 223-373, la Nouvelle décoii'
verte d'un pays plus grana que V Burope situé dans V Amé-
rique, relación del descubrimiento de la rejion bañada por
el Mississipi, publicada por primera vez en 1697 con el
nombre de su autor, el padre Hennepin.
Así, pues, esta edición de 1737, notable por la belleza ti-
pográfica i por sus grabados, es compuesta de tres obras
anónimas, cuyos autores no es difícil descubrir, porque an-
teriormente habian sido publicadas con el nombre de sus
autores.
Por un error tipográfico, el segundo volumen lleva la fe-
.Ghadel727.
238. — Historia da guerra do Brasil contra as repúblicas
do Uruguay e Paraguay. Rio de Janeiro, 1870-71,
^vols.S^'"^
Obra importante para estudiar la guerra del Paraguaí.
No es propiamente una historia sino una compilación or-
denada de documentos i de relaciones publicadas en los
diarios de los estados belijerantes, ligadas entre sí por
cortas notas o noticias del autor del libro.
Es este el doctor Francisco Pereira da Costa, médico de
la escuadra brasilera, fallecido poco después de terminada
la publicación de su obra.
239. — Historiadas lutas com os hollandeses no Brazil, des-
de 1624 a 1634. Pelo autor da ''Historia geral do
Brazir. V'iensi, 1871,1 v. 8^
Por Francisco Adolpho de Varnhagen, después barón i
vizconde de Porto Seguro, con cuyo nombre se publicó en
Lisboa en 1874 la segunda edición mucho mas aumen-
tada.
240. — Historia de la conquista del Perú, con observaciones
preliminares sobre la civilización de los incas, por
456 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBI.IOGRAFICOS
Guillermo H. Prescott. Traducida del orijinal. Ma-
drid, 1847-48, 2 Yols. 8.o
Reimpresa mas tarde en !a Biblioteca ilustrada de Gas-
par i Roig. en 1 V. a dos columnas i con gran cantidad de
grabados. El traductor fué don Nemesio Fernández Cues-
ta, escritor español contemporáneo, compilador de una
colección de viajes á las cinco partes del mundo.
Existe ademas otra traducción castellana hecha en Mé^
jico por don Joaquin García Icazbalceta, i de que hai dos
ediciones publicadas en esa ciudad, la primera de las cua-
les fué publicada, según creo, sin el nombre del traductor.
La segunda, que tengo a la vista, fué impresa en 1850, en
2 V. 8^, con retratos i mapas litografiados i con un apén-
dice que contiene cuatro capítulos, en que el traductor
cuenta la historia de las subsiguientes guerras civiles de
los conquistadores del Perú durante el siglo XVI, i ademas
la Relación de la conquista del Perú, de Pedro Sancho, tra-
ducida del italiano de la colección de Ramusio.
241. — Historia de la revolución de Méjico contra la dicta-
dura del jeneral S¿inta-Ana, 1853 Jl 855, con doce
retratos, láminas i m¿ipas. Méjico, 1856, 1 vol. en 4.°
He visto un ejemplar de este libro obsequiado por el au-
tor al bibliógrafo mejicano don José María Andrade, cu\'a
rica biblioteca fué comprada por el desgraciado emperador
Maximiliano, i por último, vendida obra por obra en Leip-
zig, en remate público en enero de 1869. La firma autó-
grafa del autor don José María Lafragua, poeta, estadis-
ta i diplomático mejicano de merecida nombradia (1815-
1875). En la Revista Chilena (febrero de 1876, páj. 311)
publiqué una reseña biográfica acerca de Lafragua. El li-
bro que motiva esta nota "es la historia minuciosa i com-
pleta de aquella célebre revolución, concebida bajo el pun-
to de vista liberal, pero escrita con mucho mas templanza
de lo que podia esperarse en un libro preparado en medio
de una lucha apasionada i violenta".
242. — Historia de la revolución de Nueva España, anti-
guamente Anahuac, o verdadero oríjen i causas de
ella con la relación desús progresos hasta el presen-
te año de 1813; por José Guerra, Londres, 1813,
2 Yols. en 8*?
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 457
Obra bastante escasa por haberse perdido en un natiFra-
jio una parte considerable de la edición. Su autor fué el clé-
rigo mejicano don José Servando Teresa de Mier Noriega
I Guerra, asilado entonces en Londres, donde estaba en rela-
ción con San Martin, con Bello i con todos los hispano-ame-
ricanos que trabajaiían por la causa de la independencia.
El clérigo Mier es autor de otras obras sobre la misma
materia. Véase mas atrás Carta de un americano al Es-
pañol, número 80
La vida llena de accidentes i aventuras de este ardoroso
revolucionario, i acerca de la cual se hallan bastante noti-
cias en la Historia ele la revolución de Méjico,' óq Alaman,
ha dado materia a un volumen titulado Vida, aventuras t
viajes de don Ser i- ando Teresa de Mier, precedida de un en-
sayo histórico, por don Manuel Payno, Méjico, 1865, 1
vol. en 4^
243. — Historia del perínclito Epaminóndas del Cauca, por el
bachiller Hilario de Altagumea. Nueva York, 1863,
1 vol. en S'?
Historia satírica i burlesca del jeneral neo-granadino
don Tomas Cipriano de Mosquera, escrita por don Anto-
nio José de Irisarki. Véase este nombre en el índice alfabé-
tico de autores.
244. — Historia de Méjico, escrita por un esclarecido con-
quistador Hernán Cortes: aumentada con otros
documentos i notas por D. Francisco Antonio de
Lorenzana, antiguo arzobispo de Méjico. Revisada
i adaptada a la ortografía moderna por don Ma-
nuel del Mar. Nueva York. 1828, 1 vol. en 8^
En una reimpresión incompleta de la colección de Cartas
i otros documentos corcernientes a Cortes, que con ese
mismo título publicó el arzobispo Lorenzana, en Méjico, en
1770, El distinguido bibliográfico mejicano don Joaquín
García Icazbalceta aprecia esta edición en los términos que
siguen:
"Uno de los resultados de esta revisión fué el cambio de
la X en 7 en los nombres mejicanos, i no hai paciencia que
baste para leer a cada paso Temijtitar. Se omitieron los
números 1 a 5, 7 a 9 de la anterior (la de Lorenzana), i se
458 ESTUDIOS HISTÓlllCO-BIBLlOGRÁFICOS
añadió una noticia histórica de Cortes, con-algunas malas
estampas tomadas de Clavijero." (Icazbalceta, p. XXXV
de la introducción puesta al frente del primer' tomo de la
Colección áe documentos para la. historia de Méjico, Méji-
co, 1858).
* . La vida anónima de Cortes, que ocupa 106 pajinas de
este libro, fué escrita , por Robert Charles Sands, poeta i
periodista- norte americauo, nacido en Nueva York, i muer-
to prematuramente en 1832. Sand es considerado uno de
los mas orijinales entre los poetas i humoristas norte ame-
ricanos.
Esta noticia sobre la vida de Cortes, fué escrita por en-
cargo de los editores de la obra cuyo título encabeza esta
nota, i traducida al castellano por don Manuel Domínguez,
mejicano. El manuscrito ingles sólo se publicó después de
la muerte del autor, en una colección de sus escritos en
prosa i verso que se hizo en Nueva York en 1834 en 2
vols. en 8*?
245.— Historia do Brazil desde a chegada da real familia de
Braganca en 1808 ate a abdigao do imperador D.
Pedro I, en 1831, por Joño Armitage. Traducida do
ingle z por humt Brazileiró. Rio de Janeiro, 1837, 1
vol. en8^
Este libro fué publicado en Londres en 1836, en 2 vols.
en 8^ ^on algunos documentos que han sido suprimidos en
la, traducción portuguesa. Su autor fué un ingles, John Ar-
mitage, * que residió algunos años en el Brasil, i que via-
jó en la república oriental del Uruguai durante la guerra de
su independencia. En Rio de Janeiro vivió mui relacionado
con los hombres mas distinguidos del partido liberal cons-
titucional, sobre todo con el famoso periodista Evaristo
Ferreira da Veiga, i aun parece haber escrito su libro bajo
la inspiración de éstos.
A pesar de algunos errores de detalle, su historia es un
libro importante por la claridad en laesposicion, por el con-
junto de noticias i por su espíritu liberal. Su severidad para
'' Acerca de Armitagr véase lo que el señor Barros Arana dice en la
bibliografía que encabaza el tomo Ide la Historia de América, páj. 7 de la
edición de sus Oóras eomplelas.{Sa.ntiiigo 1908).
Nota del Rix'Opilador.
ÍÍOTAS PARA UNA BIBLK>aRAFÍA 459'n
• . • j^^^g^í" ^ ^^^ .Pedro I, es causa de que algunos escritores
del, Brasil no lo estimen como merece. i
_ Armitage dejó el Brasil en 1836, i poco .después, partió
para la India. En jeneral, su libro i su persona son tan po-
- ,. . co conocidos, que no se encuentran noticias acerca de^él en
_ ' las compilaciones biográficas. Allibone no lo menciona si-
quiera en su Dictionary oíauthors.
El traductor brasilero, que ocultó su nornbre, fue Jo a-
. quin Teixeira de Mace do, epipleado de la Aduana de Rio
de Janeiro, muerto en febrero de 1853. Ha traducido igual-
mente al portugués algunas otras obras francesas e in-
glesas.
246. — Historia dos estados d' America Septentrional e Me-
ridional ^ desde a sua emancipagao até ao reconhe-
cimiento de sua independencia. Obra escripia ori-
ginariamente em hespanhol: tradusida porjacin-
tho Alves Branco Moniz Barreto. Aumentado com
varias notas. Rio de Janeiro, 1838, 1 vol, en 4^
Es la traducción portuguesa de los cuadros relativos a
la historia de América de la traducción castellana del
Atlas del conde de Las Casas. Véase el número 45.
Allí dijimos que el autor de estos cuadros fué don Anto-
nio de Arcos, El traductor portugués creyó con razón qué
ellos formaban un buen bosquejo de la historia de estos
países, el mejor de los conocidos hasta entonces, i creyó ha-
cer un servicio a los lectores brasileros reuniendo esas no-
ticias en un volumen. Las notas se refieren casi esclusi-
vamente a la historia del Brasil, i contienen algunos docu-
mentos.
El volumen, inclusa la lista de suscritores, consta de 382
pajinas. Pero el traductor le agregó una segunda parte de
32 pajinas, con el título de Apéndice ao bosquejo histórico
do Brasil por J. A. B. M . B impreso en el mismo año, sobre
la revolución de Pernambuco en 1824.
247. — Historia geral do Brazil, isto é do descobrimentOj
colonisacao, legislaqao e desemvolvimento des te es-
tado. Por un socio do Instituto histórico do Brazil,
natural de Sorocaha. Madrid, 1854-1857, 2 vols.
en 8^
460 ESTUDIOS HISTÓRirO-BlBLlOGRÁFICOS
El segundo tomo no tiene ninguna indicación de autor;
i la línea que ésta ocupa en la portada del primero, está
reemplazada por estas palabras: "Dedicada a sua mages-
tade imperial o senhor don Pedro II".
Obra capital, si no como arte de composición, como con-
junto de noticias bien estudiadas. Su autor fué Francisco
Adolpho de Varnhagen, después vizconde de Porto Segu-
ro. Véase este nombre en el índice alfabético de autores.
La segimda edición de esta obra, publicada en Viena sin
año de impresión (1876) en 2 vols. en 8° mayor í mucho
mas completa i ampliada que la primera, lleva en su porta-
da el nombre del autor.
24*8. — Historia naturalis Bvasilsdy in qua plantae et anima-
maJia, indigenarum morhi, ingenia et mores descri-
buntur, Lugdunum Batavorum (Leide) et Amster-
dolami (Amsterdam), 1648, 1 vol. fol.
Edición elzeviriana con cerca de 500 grabados en made-
ra, dirijida por J. de Laet. Contiene un tratado sobre la
medicina brasilera por G. Piso, i un ensayo sobre las histo-
ria natural del Brasil por G. Marcgkaf dp: Liebstad,
en el cual hai ima gramática i un vocabulario brasileros.
249. — Historia Paraguajensis Petri Francisci Xaverii de
Charlevoix, ex gallico latina, cum animadversio-
nibus et supplemento. Venecia, 1779.
Traducción latina de la célebre historia del Paraguai del
padre Charlevoix. El traductor, el padre Domingo Mu-
riel (véase el núm. 173), la ha completado con la relación
de los sucesos del Paraguai hasta el año de 1767, añadién-
dole algunos documentos mui importantes i poniendo al
pié de sus pajinas muchas notas que corrijen o completan
el teste.
250. — Historia política de los establecimientos ultramari-
nos de las naciones europeas, por Eduardo Malo
de Luque. Madrid, 1784-1790, 5 vols. gr. 8^
Esta obra es una traducción de la célebre Histoire phi-
losophique, etc. de Raynal, con la supresión de los pasajes
revolucionarios de esta obra i con algunas consideraciones
i datos estadísticos que no se encuentran en el orijinal. Es-
NOTAS PARA UNA BIBLICMJRAFÍA 461
ta traducción o modificación de la obra francesa, ha sido
hecha por don Pedro de Lujan, duque de Almodovar,
muerto en 1794, personaje político español i director de la
academia de la historia de Madrid- Kduardo Malo de Lu-
que es un anagrama de Duque de Álmodovar. En 1795 se
publicó en Madrid un Elojio histórico del Excmo. señor
duque de Almodovnr, por don Nicolás Rodríguez Lazo, en
que se hace un examen de esta obra i se da a conocer a su
autor. Puede verse también Sempere i Guarínos Ensayo de
una biblioteca de los mejores escritores del reinado de Car-
los III. tomo IV, páj. 1 i siguientes.
251. — History {The) ofthe West Indies, containing the ac-
¿es and adventures ofthe spaniards wich have con-
quered and peopJed those<fountries, etc. Published
in latín hy Mr. Hakluyt, and translated into en-
glish by M. Lok. Gent. London, 1597, 1 vol.
en 4*? . ,
Es una traducción inglesa de la célebre historia latina
del Nuevo Mundo de Pedro Mártir de Anghiera.
2^2.— Historie al (An) account of all voyages round the
wold, performed by english navigators; including
those lately undertaken by order of his presen t
Majesty. London, 1774-76. 6 vols. en 8^
Colección importante, dirijida principalmente por David
Henry, erudito escritor ingles, muerto en 1792.
2^^.— Histórica] [An) account of the rise and progress of
the colonies of South Carolina and Georgia. Lon-
don, 1779, 2 vols. en 8^
Por Alexander Hevvatt, ministro anglicano, ingles de
nacimiento, que residió algunos años en aquellos estados.
254. — Histórica! {An) and chronological deduction ofthe
origin of commerce, from the earliest accounts to
the prcsent time. To which is preñxed an introduc-
tion exhibiting the importance ofour colonies. Lon-
don, 1764, 2 vols. fol.
^62 ESTUDIOS HIStÓRICG-BIBLIOGBÁÍ'ICOS
, Obra importantísima para la historia del comercio, i lle-
na de noticias curiosas i bien estudiadas sobre la América.
La tercera edición, hecha en Dublin en 1790, contiene
valiosas adiciones de Mr. Coonibe, i completa la historia
del comercio hasta esa época. Su autor fué Adam Ander-
SON, muerto en 1765, el año siguiente de publicada su
obra. ;
255.— íí/stor/ca/ and política] reñections on the rise and
progress ofthe american rehalUon. London, 1780,
1 vol. en 8^
Libro escrito con el objeto de procurar un arreglo amis-
\\\ ■) • . toso i conveniente entre la Gran Bretaña i sus colonias de
, ... América. Fué su autor Joseph Galloway, escritor ingles,
autor también de muchos otros [).infletos concebidos casi
todos en el mismo sentido.
256.— HistoTical (An) and political view oí the present
and ancient state oí the colony oí' Sttrinatn, in
Sout America; ^vith the settlements ofDemerary
. .^ \ V and Issequiho. By a per son who lived there ten
,,y .' , -vears, London, J.781, 1 vol. en 8"
' Traducción ingle&ade un libro francés publicado en Maes-
tricht en 1778 con el título á^ T¿ihleau historique et po-
litio ue de Vétat anden et actuel de la colonie de Surinam,
dado a luz con el nombre del autor, Philippe F'ermin, doc-
tor en medicina que residió diez años en la Guayana ho-
landesa, i que escribió varios libros sobre esa rejion.
257. — History (The) and present state of Virginia in four
parís, etc., etc. By a native and inhahitannt ofthe
place. Lonidon, 1^05, 1 vol. en 8*^ , , i ,
Completada i reimpresa en 1722, i traducida al francés
en 1707., Una edición hecha en Richínond en 1855 con una
introducción del historiador Qh CajnpbeH, lleva el nombre
del autor de este libro, que por otra parte encuentro men-
cionado en la Biblioteca americoseptentrionalis, publica-
'" da anónirña eii 1820, por D. B. Warden. El historiador de
Virjinia se llamaba RobertBEvteRLEY.
ÍÍOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 463
2bS.-^JIistory [The) oí don Franciseó Miranda's attempt
to effect a revoluiion ín South America, in a se-
ries ofJetters. By a gentleman who was an oíñcer
unáer that general, to a íriend in the United Sta-
tes. To which are annexed sketches of the Híe of
Miranda and geographical no tices of Caraccas.
Bostoni 1808, 1 vol. en 12*^
Reimpreso en Boston en 1810 i 1811, siempre bajo el
anóriimo. En 1809 se hizo en Londres una reimpresión
con el nombre del autor. James 'Biggs; Es la historia de la
desgraciada es.pedicion del jeneral Miranda a Vene2;uela en
1806. ■ ,
Sabin Dictionnary of boocks relating to America, núm.
. { ,i , 9117,. dice equivocadamente que el autor de este libro se
llamaba Bullard. ,
259. — History (The) ofLouisiana, particqJarly of the ees-
sion of that colon y to the United States o f Ameri-
ca; with an introductory essay on the constitu-
tion and 'governement of the Unitet States. By
Barbé Marbois. Translated from the french, by an
,. American citezén. Philadelpliia 1830, 1 vol en 8*^
Traducido por William Beach Lawrence, fecundo escri-
tor norte americano, economista, jurisconsulto e histo-
riador. ,
260. — History {The) of maritime and inland discovery,
etc. Ivondon, 1830, 3 vol. en 8^
Buen compendio de la historia de los viajes, escrito por
\ W. Desboro üGH Cooley para la enciclopedia inglesa del
doctor Laridner, Es la primera edición inglesa de la obra
cuya traducion al francés hemos anotado bajo el núme-
ro 226.
261. — History of New-EngJand. From the english plan-
• : ting in the yeere 1628, until the yepre 1652. Lon-
don, 1654, 1 vol. en 4*?
Libro varias veces reimpreso. Muchos ejemplares de
esta primera edicicn circularon con el título de Histórica!
464 ESTUDIOS ' HISTÓRICO-BIBLIO(>RÁFICOS
relation oftbe ñrst planting iti New Eagland. Su autor fué
Edward Johnson, uno de los primeros colonos de la Nueva
Inglaterra.
262. — History (A) of Philadelphia, with a notice ofvilla-
ges in the vecinity. Philadelphia, 1839, 1 yo!, en 8"^
Escrita por D. Bowen. Es muí noticiosa sobre la gue-
rra contra la Gran Bretaña de 1812 a 1815.
263. — History oí the island of Saint-Domingo from its £rst
disco very by Columbas to the prescnt period. Lon-
don, 1818, 1 vol. en 8^
Por Sir James Barsket, ájente del gobierno ingles en
aquella isla. Hai ademas otra edición de este libro hecha
en Nueva York en 1825.
264. — History oí the late war in the western country írom
the commencement oí hostilities to the tcrmination
oí the contest on the return oípeace. Lexington.
1816, 1 vol. en 8^
Historia auténtica i noticiosa de la guerra de 1812-1815
entre la Gran Bretaña i los Estados Unidos. Por Robert
B. Mac-Afee, escritor norte americano.
265. — History (A) of the Uves and exploits ofthe most re-
markabíe pirates, highwaymen, murderers, street
robbers, etc. Birmingham, 1742, 1 vol. fol.
Edición abreviada i anónima de una obra con el mismo
título, i muchas veces publicada, por el capitán Charles
Johnson. Este libro interesante contiene muchas noticias
sobre los filibusteros de América.
266. — History ofthe United States. By n citizen oíMassa-
chusetts. Keene (N. H.), 1821, 1 vol. en 12^
Buen Qpmpendio de historia muchas veces reimpreso. Su
autor, Salma Hale, distinguido escritor norte america-
no, publicó mas tarde, en 1840, otro compendio elemental
mas estenso, en dos volúmenes, que lleva su nombre.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 465
267.—Historj {The) of the United States for 1796. Phi-
ladelphia, 1797, 1 vol. en 8^
Por James Thomson Ballender. Véase el núm, 18.
268. — History of the United States; or Únele Philips s con-
versations with the children about New^ York. Ne^w
York, 1835, 2 vols. 18^
Por Francis Lister Hawks, escritor norte-americano,
Véase el núm. 142.
Con el mismo título de Conversaciones del tio Felipe ha-
bla publicado en 1834 otro volumen análogo, de *^Historj
of Virginia^\
2^^.— History (The) ofthe western world. The United Sta-
tes, London, 1830, 2 vols. 8^
Compendio de la historia de los Estados Unidos escrito
para la famosa enciclopedia del Dr. Lardner, por Henrj
Fe:rgus, erudito escritor ingles.
270. — Hobomoky a tale of early times. By an American^
Boston, 1824, 1 vol. 12*?
Narración histórico-novelesca, escrita por Lydia María
Child. Véase el núm. 178.
271. — How I canie to be governor ofthe island of Cacona.
By the hon. Francis Thistleton, late governor ofthe
island of Cacona. Montreal, 1853, 1 vol. 8*^
Reimpreso en Nueva York el año siguiente. Es una sáti-
ra contra los gobernadores coloniales i su administración,
i en especial contra el gobierno del Canadá. Su autor es Wi-
lliam Henry Fleet.
272. — Impartial {An) relation of the ñrst rise and cause of^
the recent differences in public affairs in the provin-
ce ofNorth Carolina, 1770, 1 vol. 18^
Por Harmon Husband, miembro de la lejislatura de la
Carolina del Norte. Libro de 104 pajinas sumamente raro,
e importante por los documentos que contiene, útiles para
la historia.
TOMO VI 'óO
166 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
273. — Imperio (O) doBrazil na exposigao universal de 1876
en Phiíadelphia. Rio de Janeiro, 1875, 1 vol. en 8*^
Este libro, preparado para la esposicion universal de
Vienaen 1873, i considerablemente ensanchado con motivo
de la esposicion deFiladelfia, es un notable estudio descrip-
tivo del Brasil, abundante en noticias seguras i espuestas
con la mayor claridad. Fué escrito por personas competen-
tes bajo la dirección del vizconde de Bom Retiro, Luis Pe-
dreira de Coutto Ferraz, estadista i erudito brasilero, i se
hicieron a la vez ediciones en cuatro idiomas diferentes.
274. — Indiens {Les) de la haie d^Hudson. Promenades d^un
artiste par mi Jes indiens de V Amérique du Nord, de-
puis le Canadá jusquá Pile de Vanocouver et VOre-
gon. Imité de Panglais parE.Delessert. París, 1861,
1 vol. 18*?
El autor del libro ingles de que éste es una traducción
abreviada, esP. Kank, pintor canadense que recorrió aque-
llas rejiones recojiendo vistas i retratos de indios, i que ha
narrado sus viajes con mucho interés i animación.
275. — Indios bravos (Os) e o Sr. Lisboa, Timón 3° Pelo au-
tor da '^Historia geral do BraziV. Lima, 1867, 1
YOl. 8^
opúsculo de polémica que tiene algún interés histórico,
escrito por Francisco Adolpho de Vaknhagen, después viz-
conde de Porto Seguro para defenderse de las críticas he-
chas a su historia por el célebre escritor brasilero Joao
Francisco Lisboa en el 'lornal de Timon^\
276. — Individual i verdadera relación de la estrema ruina
que padecióla ciudad de los iteres (Lima), con el
horrible temblor de tierra acaecido en ella la noche
del 28 de octubre de 1 746, i de la total asolación del
presidio i puerto del Callao, por la violenta irrup-
ción del mar que ocasionó en aquella bahía. Lima,
1746, 1 vol. 4^
Reimpresa en Méjico en lLl4f7, i traducida al ingles i al
francés. Su autor fué el P. Pedro Lozano, de la Compañía
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 467
de Jesús, i autor de tres obras muí estimadas sobre la his-
toria i la jeografía de las provincias del Rio de la Plata.
277. — Inñüence (The) oí democracy on Uberty, property
and the happiness ofsociety considered, By an ame-
rican, formely member of congress. With introduc-
tion and notes bv Henry Ewbrank, Esq. London,
1835, 1 vol. 8^ "^ '
Notable escritor de Fisher Ames, orador i publicista nor-
te americano, muerto en 1808.
:278. — Inocencia justiñcada contra los artificios de la calum-
nia. Extracto del papel que escribió en defensa del
honor i distinguidos servicios hechos con motivo
de la revolución suscitada en el reino del Perú por
el cacique José Gabriel Tupac Amaro, en el año
1780, el ilustrísimo señor donjuán Manuel Mosco-
so i Peralta, siendo obispo del Cuzco. Madrid (sin
fecha), 1 vol. en fol.
Defensa del obispo Moscoso acusado por la conducta
que habia observado durante la rebelión de Tupac Amaru,
útil para la historia por las noticias que contiene sobre
esos sucesos. Su autor fué don Ignacio Castro, clérigo pe-
ruano, nacido en Arica en 1732, i muerto en el Cuzco en
1792, i autor de varios otros escritos particularmente con-
memorativos de fiestas solemnes. Puede verse su elojio en
el tomo VI del "Mercurio Peruano", o en el VIII de la
reimpresión incompleta de ese periódico que se hizo en
1864.
^79.— Intervention (L'j frangaise au Mexique; accompag-
née de documents inédits et d^un long mémoire
adressé par Pempereur Maximilien a Vempereur
Napoleón et remis a Paris par remperatrice Char-
lotte, precedée d^une preface de Clément Duver-
nois. Paris, 1868, 1 vol. 8^
Por el periodista francés Leoncie DííTroyat, testigo de
muchos de los hechos que narra, i autor de otra obra
4C8 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIO^RÁFICOS
anónima, "Za Cour de Rome et Vempereur MaximUi€n^\
que como la presente contiene importantes revelaciones so-
bre la efímera existencia del segundo imperio mejicano^
Véase el número 122.
280. — Irvigiana. A. Memorial of Washington Irving. New
York, 1869, 1 vol. 4^
Compilación de artículos i discursos necrolójicos con
motivo de la muerte de Irving, reunidos por Evert A.
DuYCKiNCK, uno de los autores de la uCiclop¿edia oíame-
rican literatare.n
281.— Jamaica viewed; with aU the portSy harbours, and
their several soundings, tow ns and settlements.
By E. H. London, 1661, 1 vol. 16^
Libro de escaso mérito, reimpreso dos veces a principios
del siglo siguiente» con el nombre del autor, Edmond Hic-
KERiNGiLL. Capitán del ejército ingles de esa colonia, i lue-
go ministro anglicano.
282. — Jeune voyageur (Le) dans le cinq parties de monde.
Ouvrage contenant le portrait, le caractére, la reli-
gión, les moeurs des différents peuples de Tunivers.
Paris, 1829, 4 vol. 16.
Por Simón Blocquel. Véanse los núms. 49 i 366.
Algunos ejemplares llevan el título de «Beautés de Vhis-
toire des voy ages, n
283.— Journal d^un deporté non jugé, ou déportation en
violation des lois décretces le 10 Fructidor an V^
Paris, 1834, 2 vols. 8^
Por el conde Fr. Barbé-Marbois, célebre majistrado i
escritor francés.
Este libro, de un interés palpitante i dramático, i que
contiene muchas noticias sobre la Guayana francesa, fué
reimpreso en Bru-selas en 1885 con el nombre del autor.
284f.— Journal d^ un voy age a la Louisiane, íait en 1720 par
M*** capitaine de vaisseti du Roy. Paris, 1768,
1 vol. en 12.°
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 469
Este libro, no mencionado por Barbier en su \\Dictionaire
d* uvrages anonymesn, fué escrito por Josehp déla Val-
LETTE Laudun, capitán del navio "Toulouse", en que el
padre jesuita Lival hizo su viaje de esploracion a la Lui-
siana.
Está escrito en forma de cartas dirijidas a una señora.
Contiene pocas i casi insignificantes noticias acerca de los
paises que visitó el autor, pero es escrito con injenio i con
talento literario.
J. de la Vallette Landun murió en Tolón por los años de
1741 en el rango de jefe de escuadra. Su libro fué publicado
mas de veinte años después de su muerte, mas de cuarenta
de la época en que se hizo el viaje. Como no tiene noticias
jeográficas de interés, supongo que fué impreso como un
recuerdo de familia. A esta circunstancia debe atribuirse
el que sea mui escaso, talvez por haberse publicado un re-
ducido número de ejemplares.
285— Journal histonque (1698-1720) de T établissement
des frangais á la Louisiane. Nouvelle Orlean.s, París,
1831, 1 V. 8*^
Este libro fué publicado por primera vez en Paris en vis-
ta de una de las copias manuscritas que circulaban en
Luisiana. Su autor fué Bérnard de La Harpe, colono fran-
cés que que residió en aquella rejion en lósanos 1718-1723.
286.— Journal ofa residence in Chili. By a youg American
detained in that country during the revolutionary
scenes oflSlT, 18, 19. Boston, 1823, 1 v. 12^
Relación sencilla de las aventuras de un joven norte-
americano que llegó a Talcahuano en agosto de 1817 en
un buque llamado **Canton" que venia de Estados Unidos,
que fué detenido allí hasta que esta plaza i toda la pro-
vincia de Concepción cayeron en poder de los patriotas.
Contiene muchas noticias acerca del ejército realista, que
pueden ser utilizadas en la historia de la revolución de
Chile.
El autor de esta relación, según Sabin (tomo IV, páj.
209) se llamaba J. F. Coffin.
Según se deja ver en los viajes de Cleveland, capitán
norte-americano, cuyo buque estuvo también detenido
470 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
por los realistas en Talcahuario en 1817 i 1818, i que
cuentan los mismos sucesos, el capitán del "Cantón" se
se llamaba también Cofíin, pero no ha sido éste el autor
de la relación que motiva esta nota.
287. — Journal {A) of the procedings in the detection ofthe
conspiracy formed by some white pcople in conjanc-
tí'on with negro and other slaves, for burning the
city of New York in American and mardering the
inhahitants. By the recordé of the city of New
York. New York, 1744, 1 vol. 4.°
Reimpresa en Londres en 1747 en un vol. en 8° Estas
dos ediciones anónimas son estremadamente raras, i los
dos o tres ejemplares que se han vendido en los últimos vein-
te años, se han pagado a precio de oro. Las reimpresio-
nes posteriores, de 1810 i de 1851, llevan el nombre del
autor, Daniel Horsm anden.
288.— Kurzgefasste geographische naturliche nnd bürgeíi^
che Geschichte des Konigreichs Chile. Hamburg,.
1782, 1 vol. 8.°
Traducción alemana del compendio de la historia na-
tural i civil del reino de Chile, publicado anónimo en len-
gua italiana el año 1776. (V. el núm. 106). El traductor.
E. J. Jagemann, lo atribuye al ex-jesuita chileno don Fe-
lipe Vidaurre, que en esta época se ocupaba en escribir
una historia de Chile que ha quedado manuscrita, i que
no tiene nada de común con el compendio anónimo.
El verdadero autor de éste es el abate chileno don Juan
Ignacio Molina, que pocos años mas tarde publicó sobre
la misma materia, i ampliando las noticias de aquel pri-
mer ensayo, la obra que lo ha hecho célebre.
289. — Letters aboiit the Hiídson River and its vicinity.
Written in 1835 and 1836. By a citizen of New
York. New York, 1836, 1 vol. 18.°
Por Freeman Hunt. Véase el nüm. 17.
290. — Letters and papers relating chieñy to the provinciat
NOTAS PAKA UNA BIBLIOGRAFÍA 471
history of Pensylvania, with some notices of the
writers. Philadelphia, 1855, 1 v. 12^
Por Thomas Balch, que es propiamente el editor de esta
colección, mas conocida con el nombre de '^Shippen pa-
pers*\ por el nombre de Eward Shippen, jurisconsulto de
Filadelfia (1729-1806), autor de estas cartas. La prensa
de los Estados Unidos recibió mui favorablemente esta
colección.
291. — Letters from a landsscape painter, Boston, 1845, 1
vol. 12^
' Recuerdos de viaje por Charles Lamman, fecundo escri-
tor norte-americano.
292. — Letters from Buenos Ayres and Chih\ with an ori-
jinal history of the latter country. By the author
of Letters from Paraguay. London, 1819, 1 vol. 8°
El autor de este libro es John Constance Davie, cuyo
nombre aparece al frente de las ^\ Letters from Paraguaya.
Ambas obras son viajes ficticios, sin ningún interés para
la historia i la jeografía. Faltos de todo valor i estimación,
han desaparecido casi por completo, de tal suerte que es
difícil encontrar un ejemplar.
293.— Lettre an docteur Maty sur les Géants Patagons,
Bruxelles (París), 1767, 1 vol. 12^
Por el abate Gabriel Frangois Coyer, erudito e injenio-
so escritor francés (1707-1782). Se hizo una segunda edi-
ción de este librito en el tomo II de las obras completas de
este autor, i fué traducida al ingles. (Londres, 1767) i al
alemán con notas por Turner (Dantzig, 1769).
«Las pocas noticias acerca de la grande estatura de los
patagones que cita el injenioso abate, son usadas por él
como un disfraz para lanzar sus dardos contra las leyes,
costumbres i gobierno de Inglaterra. Después de probar
con suficiencia la existencia de los jigan tes patagones, des-
cribe un código de leyes domésticas, sociales i políticas
mediante el ejercicio del cual se desarrolla i conserva esa
estatura. Todo este bosquejo de mera imajinacion, le sumi-
nistra un medio de exhibir las deficiencias i absurdos que
472 ESTUDIOS HISTÓRIGO-BIBLIOGRÁFICOS
son objeto de su sátira.» (Thomas W. Field, An essay to-
wards an Indian Bibliography, niím. 379).
294. — Lettres á M. Pabhé de Praát par un indigene de í-
Amérique du sud. París, 1818, 1 vol. 8°
Este libro tiene por objeto defender la política de Espa-
ña respecto de sus colonias de América, contra las acusa-
ciones consignadas en los escritos del abate de Pradt, i a
demostrar los incuestionables derechos de la metrópoli
sobre estos paises. El autor de estas cartas es don S. de
JoNAMA, cónsul de España en Amsterdam.
Las referencias que en ellas se hacen a la historia de Mé-
jico, inducen a sospechar que el autor era mejicano de na-
cimiento, i por tanto indíjena de América, como lo dice el
título del libro.
Pero en 1824 se publicó en Méjico un libro titulado «De
la prueba por jurados^ o sea consejo de hombres buenos»
(1 vol. 12°), por don Santiago de Jonama. Creo que es el
autor de las cartas al abate de Pradt, que, según supongo,
volvió a Méjico después de la revolución española de 1820.
El libro anónimo que motiva esta nota ha sido traduci-
do dos veces a la lengua castellana. En 1819 el jeneral Mo-
rillo encargó su traducción a su secretario don José Do-
mingo Díaz, autor del libro anónimo titulado «Recuerdos
sobre la rebelión de Caracas», i esa traducción fué publica-
da el mismo año en la capital de Venezuela con notas del
traductor, i reimpresa en Madrid en 1829, en un tomo en
8° que lleva por titiúo «Cartas al señor abate de Pradt
por un indíjena de la América del sur». Esta traducción
revela que Díaz, que sabia escribir en buen castellano, no
poseía bien el francés.
En 1820 se había publicado en Madrid la otra traduc-
ción en 1 vol. 16^ con este título uReñexiones sobre el esta-
do actual de la América o cartas al abate de Pradtw. El
autor de esta traducción fué don Antonio de PVutos Teje-
ros, clérigo í médico español.
295.— Lettres critiques et politiques sur les colonies et\e
commerce des villes maritimes de France, adres-
seés a M. G. T. Rajnal, Généve et París, 1785,
enS^
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 473
Es una de las numerosos críticas a que dio lugar la céle-
bre historia del abate Raynal. Fué escrita por Paul Ulrie
DuBUissoN, con la colaboración de un escritor francés lla-
mado Dubucq. Véase sobre el primero de éstos lo que he-
mos dicho en la nota núm. 1.
296. — Lettres (Vun citoyen sur la permisión de commer-
cer dans les colonies, annoncée pour les puissances
neutres, Paris, 1756, 2 part. 8^
Por Saintard. Véase éste nombre en el índice alfabético
de autores.
297. — Lettres d^un fermier de Pensylvanie aux habrtants
de 1 ^ Amérique Septentrionaíe. Tradaites de Van-
glais. Awsterdam (Paris), 1779, 1 vol. 8.°
Esposicion razonada de las quejas de las colonias ingle-
sas de América contra el gobierno de la metrópoli, por
John DiCKiNSON, escritor i estadista norte americano,
muerto en 1808. El traductor francés fué Jacques Barbeu—
Dubourg, médico i botánico francés, autor ademas de al-
gunos ensayos de filosofía i de varias traducciones de obras
inglesas.
298. — Lettres et mémoires pour servir á Vhistoire naturel-
le, civile et politique du Cap Bretón, depuis son
étahlissement jusqu^ a la reprise de cette is le par les
anglais en 175 S. La Haye, 1760, 1 vol. 12-
Por Thomas Pichón, escritor francés, secretario del go-
bernador francés de Cap Bretón, i muerto en Inglaterra
en 1781, donde habia vivido largos años bajo el nombre
de Tyrel, consagrado al cultivo de las letras. Aunque esta
obra no corresponde precisamente a su título, pues faltan
en ella las memorias prometidas, es curiosa, útil e intere-
sante.
299.— Lettres iroquoises. Iropopolis (Lausanne), 1752, 2
vol. 12*^
Libro varias veces reimpreso, i que no tiene de ameri-
cano mas que el título. Es la crítica de las cosas de Euro-
47 i ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
pa bajo la forma de la supuesta correspondencia* de un
indio de la América del Norte que viaja en el viejo mundo,
i que cuenta cuanto vé. Su autor es Jean Henry Maubert
de Gouvest, escritor francés mas famoso por las aventuras
de su vida que por el mérito de sus escritos.
300. — Lettres sur les crimes da roy Georges III, par un
olñcier americain au service de la France. París,
1794, 1 vol. S'?
Publicado el mismo año en ingles en Paris. Su autor es
John Skey Eustace, jeneral norte americano, natural de
Jeorjía, jefe de división del ejército francés de Flándes,
muerto en 1805.
301.— Leren en daren der doorlunchtighste zee-helden, he-
ginnen de me t de tocht na Damieten in 1217, en
eindigende met M. A. de Ruyter, vertronende alie
de wornaamste zeedaden der Hollanders. Amster-
dam, 1683, 1 vol. 4*?
Vida i muerte de los mas ilustres héroes navales comen-
zando por la espedicion a Damieta en 1217 i acabando con
Ruyter, demostrando las principales acciones de los holan-
deses. Su autor es Lambert Van Den Bos o Bosch, autor
también, de la obra que sigue.
Algunos bibliógrafos han creido que esta obra es una
segunda edición de la siguiente. La de 1676 contiene bio-
grafías de navegantes de todas las naciones. La de 1683
es puramente holandesa. Aun estas biografías de los ma-
rinos holandeses son mas amplias i estensas en este segun-
do libro; i contiene algunas biografías que no existen en el
primero.
302. — Leven en daren der doorlachtighste zee-helden en
ont deckers van Landen deser eeuwen, beginnen-
de met Chr. Colombus en eyndigende met M. A,
de Ruyter. Amsterdam, 2 vol. 4?*^
Vida i muerte de los mas ilustres héroes navales i descu-
bridores de paises durante lo¿) últimos siglos, comenzando
por C. Colon i acabando por M. A. de Ruyter. Contiene
retratos i biografías de cuarenta navegantes i descubrido—
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 475
res, i entre ellas de muchos de los descubridores i esplora-
dores de América. Su autor es Lambert Vari den BOvS o
BoscH, historiador holandés, cuyo nombre latinizado es
Sylvius. Véase el número anterior.
SOS.— Libertador (El) del mediodía de América i sus com-
pañeros de armas defendidos por un amigo de la
causa social. La Paz, 1830. 1 vol. 8^
Defensa de Bolívar escrita por don Simón Rodríguez
en la forma i estilo singulares que tienen sus otras obras.
Véase sobre Rodríguez i sus escritos el importante estudio
publicado en las Rios;rañas de americanos por don Miguel
L. i don Gregorio V. Amunátegui, Santiago, 1856.
304. — Life ad adventure in the South Paciñc. By a roving
printer. New York, 1861, 1 vol. 12^
El impresor viajero, autor de este libro, se apellida
Jones.
SOS.— Life in México during a residence of two years in
that country. By Madame C. de la B. Boston,
1842, 2 vols. 12^-^'
Publicado bajo los auspicios del célebre historiador nor-
te americano Prescott, i reimpreso en Londres el año si-
guiente en un volumen en 8°
La autora de este libro es Madama Calderón de la
Barca, escocesa de nacimiento, i esposa del ministro espa-
ñol en Méjico. Su nombre de familia era Francés Inglis.
306.— L//e (The) of general Lewis Cass, with his letter and
speeches. Baltimore, 1848, 1 vol. 8°
Por George H. Hickman, escritor norte americano, au-
tor de varias biografías.
SOL— Life [The) of the Boston Bard. Written by himseU.
New York, 1825, 1 vol. 2^
Por Robert S. Coffin, poeta norte americano, deno-
minado el bardo de Boston, muerto en 1857.
308.— L/Ves {the) oí St. Thomas de Villanueva and oí
476 ESTUDIOS HISTORICO-BIBLIOGRÁFICOS
St. Fruncís Solano, Apostle oí Perú, oí the order
ofSt. Francis. London, 1S47, 1 vol. 12''
La vida de San Francisco Solano que se encuentra en
este volumen, es la traducción de la que en 1677 publicó
en francas el padre franciscano Francisco Courtot.
309. — Llamamiento de la isla de Cuba a la nación españo-
la. Por un hacendado, en diciembre de 1854. Nue-
va York, 1 vol. S''
Por don Cristóbal Madan.
310. — Maniñesto o satisfacción pundonorosa a todos los
buenos españoles europeos i a todos los pueblos de
la América, por un diputado de las cortes reunidas
en Cádiz, en 8°
Publicado en Filadelfia en 1811, i referente a los princi-
pios de la revolución hispano-americana. Su autor fué don
José Alvarez de Toledo, diputado a las cortes de Cádiz
por la isla de Santo Domingo.
ill. — Manuel guide des voyageurs aux Etats Unis de FA-
mérique du Nord par M. F. D. G. américain natu-
ralisé, ancien eleve ingénieur. Paris, 1818,1 vol. 12°
Por Ferragus de Gelone, antiguo deportado a Cayena
por causas políticas, i autor de una Relation de la depor-
tation, etc. que anotamos mas adelante.
312. — Martin Hylacomylus, ses ouvrages et ses collabora-
teurs, par un géographe bibliophile. Paris, 1867.
1 vol. 8^
Este libro, de solo 176 pajinas de testo i 3 de introduc-
ción, es un estudio de la mas esmerada erudición sobre di
versos puntos de la historia de la jeografía americana, i
las cartas jeográficas de principios del siglo XVI. Su autor
es D'AvEZAC Macaya, miembro del Instituto de Francia,
muerto en 1875, autor de muchos otros trabajos de la
misma naturaleza.
#
SIS.— Maravillosa [La) aparición de Santa María de Gua-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 477
dalvpe o sea la Vírjen mejicana. Méjico, 1853, 1
vol. 49
Poesías por F. Al. Ri'iz de Conejares.
314 Medico (El) botánico criollo, París (sin fecha de im-
presión) 4 vol. 8^
Consta de dos partes, cada una de las cuales ocupa dos
volúmenes. 1.^ Flora medical i útil de las Antillas i de la
parte correspondiente del continente americano; 2.^ Tera-
péutica vejetal de las mismas rejiones. Su autor es un mé-
dico francés, Rene de Grossourdy, que anteriormente, en
1838, habia publicado en Paris un libro titulado Chimie
medicale, 2 vol s. 8°
315. — Mélanges intéressants et curieux, ou abrégé d^his-
toire naturelle, morale, civile et politique de V A-
sicy de r A frique, de P Amérique et des Terres po-
laires, parM.R.D.S. Pris, 1763-1765, 10 vol. 12.*^
Por Jacques Philibert Russelot de Sukgy, autor de
otras dos obras anónimas relativas a la América. Véase
el índice alfabético de autores.
316.— Memoir (A) biographical and genealogical oí Sir
John Leverett, Knt., Governor of Massachusetts,
1673-9; of hon. John Leverett, julge, etc. Boston,
1856, 1 vol. 8^ ' ^
Libro de familia, noticioso i útil para la historia, es-
crito por Charles Edward Leverett.
317.— Memoir (A) of Sebastian Cabot; with a review of
the history of maritime discovery, illustrated by
documents from the rolls, now ñrst published. Phi-
ladelphia, 1831, 1 vol. 8^
La llamada segunda edición, hecha en Londres en 1832,
no es mas que un simple cambio de portada. Ambas son
anónimas.
Brunet, en el Manuel du libraire, califica con razón de in-
teresante este libro, i lo atribuye equivocadamente a D.
478 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOGRÁFICOS
í__
B. Warden, conocido bibliógrafo e historiador norte-
americano.
El nombre del verdadero autor de este libro es, sin em-
bargo, perfectamente conocido. Ha sido revelado por Rich,
por Allibone i por muchos bibliógrafos. Era un juriscon-
sulto i estadista de Filadelfia, llamado Richard Biddle,
autor de otro libro igualmente anónimo sobre los viajes
del capitán Hall a Estados Unidos. Véase el núm. 425.
Nació en 1796 i murió en 1847.
Dados los conocimientos que en 1831 se tenian acerca
de la vida i viajes de Sebastian Cabot, el libro de Biddle es
un trabajo notable por la investigación i por la crítica his-
tórica, i que conserva su mérito apesar de los trabajos
posteriores de Nicholls i de d'Avezac sobre el mismo asun-
to. En la Revista Chilena, tomo II, páj. 666, publiqué un
estudio analítico de estos diversos trabajos con el título
de Juan i Sebastian Cabot según las últimas investigacio-
nes históricas.
318 — Mémoire contenant le précis des faits, avec leurs pié-
ees justiñcatives puor servir de réponse aux obscr-
vations envoyées par les ministres d' Angleterre
dans les cours de VEurope. París, 1756, 1 vol. 4"=*
con 24 mapas.
Memoria relativa a la cuestión de límites entre Francia
e Inglaterra en la Nueva Escocia. Escrita por Jacoi) Nico-
lás MoREAU, historiógrafo de Francia, i mandada publi-
car por orden del rei.
Zl^— Mémoire contenant un aperqu statistique de Pétat de
Guatemala ainsi que des renseignements précis sur
son commerce, son industrie, son sol, sa tempera—
ture, son climat et tout ce qui est relatifa cet état,
Accompagné de cartes. Bruxelles, 1840, 1 vol. 8^^
Por Obert, ájente de colonización.
320.— Mémoire sur la navigation dans la mer du nord, de-
puiz le 10^ aulOO^ degréde lonjitude, avec une nou-
velle carte sur cette étendue, par M. le B. E. Berne,
1779. 1 vol. 4^
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 479
Por M. le bailli d'Engel o Samuel Engel, jeógrafo suizo,
autor del Essai sur cette question, etc. Véase el núme-
ro 159.
En esta obra insiste en la posibilidad de navegar en el
océano boreal, comunicándose entre el Atlántico i el Pací-
fico, i ar efecto señala el camino que debia seguirse, agru-
pando algunas noticias sobre los paises situados en esos
parajes En 1765, Samuel Engel habia publicado otra obra
sobre esta materia. Véase el núm. 322.
Algunas de las obras de Engel fueron escritas primero en
alemán i luego traducidas al francés por él mismo. "En
jeneral, dice Eyries [Biographie universelle), todo lo que
Engel ha escrito en francés, está tan lleno de jermanismo
que su lectura es mui fatigosa."
321. — Mémoires dv générnl Morillo, comte de Cartagéne,
marquis de la Puerta, relatifs aux événetnents de
ses campagnes en Amérique de 1815 a 1821. Tra-
duit de Pespagnol. Paris, 1826, 1 vol. 8^
El título de este libro es absolutamente impropio. No es,
como podría creerse, una autobiografía del célebre jeneral
español don Pablo Morillo, sino una traducción de varios
documentos relativos a la guerra contra los independien-
tes de Venezuela i de Nueva Granada, el mas importante
de los cuales es el Manifiesto a la nación española, publi-
cado por Morillo en Caracas en 1820, i en el cual hace una
esposicion bastante detallada de su conducta como jefe del
ejército realista para defenderse de los cargos que se le ha-
cían en España.
Al frente del libro francés se lee una advertencia en que
se declara que no es el jeneral Morillo quien hace publicar
esta edición. Conservo en mi poder una carta autógrafa
suya de 8 de febrero de 1826, escrita en Paris, donde habia
establecido su residencia después de la caída del réjimen
constitucional en España, en que pide al célebre periodista
i erudito Buchón que haga declarar en los diarios que la
publicación de este libro no es obra suya, i que se ha hecho
sin su intervención.
A pesar de estas declaraciones, fué el mismo Morillo
quien suministró los documentos al vizconde de Blossevi-
LLE para la publicación de esta obra. Blosseville escribió
la introducción que firmó con sus iniciales, i tradujo dos
480 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
largos apéndices que contienen la relación de algunos su-
cesos de esa guerra, escrita por don José Domingo Díaz
(Véase el niím. 403). El manifiesto de Morillo i los otros
documentos fueron traducidos por Meissonier de Valcroi-
ssant, colaborador de Blosseville en otras obras.
La publicación de este libro, hecha con todo este aparato
de misterio, tenia por objeto contrarrestar la influencia de
algunos escritos europeos favorables a Bolívar i depresi-
vos de Morillo.
322. — Mémoires et observations géographiques et critiques
sur J¿i situation des pays septentrionaux dAsie
et de FAmérique, avcc cartes. Lausanne, 1765 1
vol. 4^
Por el jeógrafo suizo Samuel Engel, autor de otras obras
que se refieren a la jeografía de América. Véanse los núms.
159 i 320.
Después de comparar las relaciones de los viajes al norte,
Engel trata de probar que es posible la comunicación entre
los océanos Atlántico i Pacífico, fundándose en la falsa
teoría física de que el mar no podía helarse. Este libro
causó cierta sensación, i fué oríjen de varios estudios i de
reconocimientos jeográficos
S2S.— Mémoires géographiques, physiques, et historiques
sur PAsie, VAfrique etVAmérique, extraits des écrits
desjésuítes. París, 1767, 4 vol. 12^
Por Jacpues-Philibert KouSvSELOt de Sürgy, autor de
otros obras relativas a la América (Véase el índice alfabéti-
co de autores).
324. — Mémoires historiques sur la Louisiane, contenant ce
qui Y est arrivé de plus mómorable depuis Tannés
1687 jusqu^ a présent. Composés sur les mémoires
deM. Dumont, par M. L. L. M. París, 1753,2
vols. 12*=*
El primer tomo está consargado a la historia natural, i
el segundo a la historia civil desde la muerte de La Salle
en 1687 hasta 1740. Su autor fué el abate Jean Baptiste
Le Mascriek, compilador i escritor fecundo, muerto en
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 481
1760. Es un libro importante para la historia de aquella
colonia.
Muchos bibliógrafos distinguidos, i entre ellos Quérard
i Sabin, han creído que el autor délos manuscritos que sir-
vieron para la composición de este libro, es Butel-Dumont,
jurisconsulto e historiador francés, autor de dos historias
anónimas del comercio en las colonias inglesas; i la misma
confusión se rejistra en notables compilacionss biográfi-
cas. El autor de esas memorias manuscritas que revisó i
publicó el abate Le Mascrier, fué Dumont de Montiguy.
oficial francés que sirvió veinticinco años en la Luisiana,
i que conoció perfectamente el pais i su historia,
S25.—Mémoires philosophiqaes, historiques et phy sigues ,
eoncernnntiR découverte de rAmériqueSySes anciens
habitHnts, leurs moeurs, leurs usages, etc., par don
ülloa. Avec des observations et additions sur tou-
tes les matiéres dont il est parlé dans l'ouvrage;
traduits en franjáis pare M*** París, 1782, 2 vols. 8*?
En la traducción francesa de las Noticias Americanas de
don Antonio de Ulloa, publicadas en Madrid en 1772. El
traductor fué Jean Baptiste Lefevre de Vili.ebrune, he—
' lenista i orientalista francés, muerto en 1809.
Las observaciones i adiciones que ocupan las pajinas
137 a 499 del tomo 11, fueron escritas por I. Gottlob
Schneider, sabio alemán, uno de los mas grandes filólo-
gos i de los naturalistas mas distinguidos de su época,
muerto en 1822.
S26.—Méinoires sur PAfrique et TAmérique, París, 1752,
1 vol. 4^^
Noticias elementales sobre esos continentes, reunidas por
Etienne-André Philíppe, mas conocido con el nombre de
Philippe de Prétot, distinguido institutor francés muer-
to en 1787, i autor de muchos libros elementales de histo-
ria, de jeografía, de cosmografía, etc.
327. — Mémoires sur la vie de M, de Laval, premier évéque
de Québec. Cologne, 1761, 1 vol. 12^
Obra incompleta, de la cual no se ha publicado mas que
el primer tomo, reimpreso en 1762. Fué escrito por el aba-
te Bertrand de La Tour, canónigo de Québec.
TOMO VI 31
482 ESTUDIOS HISTORICO-BIBLIOGRÁFICOS
328.- Mémoires de la vie privée de Benjamín Franklin,
écrits par luí méme, et adressées a son £s {suivis de
la Science du honhomme Richard); traduits de Tan-
gíais. Paris, 1791, 1 vol. 8^
Traducidas por Jacques GibeIvIN, médico i literato fran-
cés muerto en 1828.
329.— il/émoíres dhm américain, avec une description de la
Prusse et de P isle de Saint Domingue. Par Fauteur
des lettres d' AíE a Zurac. Lausanne. 1771, 2
vols. 8"^
Este libro, reimpreso en Amsterdam en 1772, casi no
tiene de americano mas que el título. El pretendido ameri-
cano que hace sus observaciones sobre las cosas europeas,
a imitación de las ^^Cartas persianas^ de Montesquiu, era
Jacques Yincent Delacroin, jurisconsulto célebre, i fecun-
do escritor francés, muerto en 1832.
330. — Memoirs oí a Ufe chieñy passed in Pennsylvaniay
within the last sixty years. Harrisburgh, 1811,
1 vol. 12*?
Reimpresa en Edimburgo en 1822, i en Filadelfia en
1845 con el nombre del autor, Alexander Graydon, capitán
en el ejército de Estados Unidos durante la guerra de la
independencia, muerto en 1818.
331. — Memoirs oí Darien, giving a sliort description oí
that Country. Glasgow, 1715, 1 vol. 8°
Rscrito por el Rev. Fracis Borland, que residió en ese
pais en 1700 cuando una compañía escosesa quiso plantear
allí una colonia. Su libro, que tiene por objeto referir la
historia de esta tentativa de colonización, fué reimpreso en
Glasgow en 1779 con el título de ''History ofDarien^\
SS2.— Memoirs of the Ufe ofthe late Charles Lee, esq., se-
cond in command in the service of the United St-a
tes of America during the rcvolution. London,
1792, 1 vol. 8*?
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 483
Muchas veces reimpreso, i en ocasiones con pequeñas
variaciones en el título ''Anecdotes. ''etc ''Life and metno-
irs.'' etc. Edward Langworthy, fué el director de esta
publicación,
333. — Memoirs ofthe hon. Thomas Jefíerson, secretary of
State, vice-president and president of the United
States of America, New York. 1809, 2 vols. 8^
Por Stephen Cullen Carpenter, periodista ingles natu-
ralizado en Estados Unidos. Es un libro hostil a Jefferson i
a su administración.
^Z^!. —Memoranda of a settler in Lower Canadá, withhinst
to emigrants, by an emigrant farmer. Montreal,
1842, 1 vol. 12^^
Sabin, en su ''Dictionary of books relating to Americá'\
dá por autor de este libro al Reverendo Jacob Argot, es-
critor norte-americano (V. el núm. 354).
335. — Memoria hiográñca del ministro de hacienda, conse-
jero de estado i en ador de la república de Chile
don Manuel Renjiío, escrita por su mas íntimo ami-
go. Santiago, 1845, 1 vol. 8.°
Escrita por su hermano don Ramón Renjifo. Consta de
83 pajinas de testo i de 42 de documentos.
336. — Memoria sobre a nobreza no Brasil, por un brasilei-
ro. Rio de Janeiro, 1841, 1 vol. 8^?
Por José da Gama e Castro, médico i escritor portu-
gués, naturalizado en el Brasil (Véase este nombre en la
lista alfabética de autores).
337.— Memorial (A) of Daniel Webster, from the city oí
Boston. Boston, 1853, 1 vol. 8.°
Por George S. Hillard, distinguido escritor norte ame-
ricano.
484 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFTCOS
338.— Memorial orgánico que a consideracaoo das assam-
bleas geral e provinciaes do Brazil aprésenla um
brasileiro. Madrid: 1849. 1 vol. 8^
Opúsculo de 50 pajinas, continuado en 1850 por otro
llamado segunda parte de solo 16 pajinas. Su autor, Fran-
cisco Adolpho de Varnhagen, después vizconde de Porto
Seguro (Véase este nombre en el índice alfabético de auto-
res), propone varias reformas capitales en la organización
administrativa del Brasil, i sobre todo la formación de una
capital del imperio en el interior, en un punto mas central
i mas defendible de su vasto territorio.
33^ .—Memorias de lo acontecido en Córdoba en tiempo de
la revolución para la independencia mejicana. Jala-
pa, 1827, 1 vol. en 18.°
Librito sumamente raro, escrito por don José Domingo
IsAssi, según lo revela don Lúeas Alaman en la nota 14
del capítulo V, libro I, de la segunda parte de su exce-
lente ^'Historia de Méjico'\ Es una historia local útil para
conocer muchos hechos de la revolución mejicana, i como
tal aprovechada por el historiador don Carlos María
Bustamante en el V tomo de su^'CuRdro histórico'^
Libro desconocido por el bibliógrafo Rich.
340. — Memorias históricas de la última guerra con la Gran
Bretaña desde el año 1774 hasta su conclusión.
Tomo L Estados de América. Año 1774 i 1775.
Madrid, 1783, en 8^
Por don José de Covarrúbias. No se publicó mas que
este primer tomo
341. — Memorias i documentos para la historia de la inde-
pendencia del Perú, i causas del mal éxito que ésta
ha tenido. Obra postuma de P. Pruvonena. París,
1858, 2 vols. 8^
Libro absurdo i mal escrito en que se pretende contar
la historia del Perú desde 1820 hasta 1851, pero en que
no se descubre mas plan que el de amontonar todas las in-
jurias i todas las calumnias contra casi todos los hombres
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 485
que han desempeñado un papel culminante en esa historia,
comenzando por San Martin, Bolívar, Sucre, etc El autor
cita en su apoj^o, i comodocumentosjustificativos, los escri-
tos mas injustamente ultrajados que se han publicado con-
tra esos personajes. Los autores de este indijesto tejido de
calumnias no han sabido disimular un solo instante su
pasión, ni presentar un solo hecho con las apariencias de
verdad. Se ha dicho de este libro que era un albañal de
inmundicias.
El nombre de Pruvonena es anagrama de "un peruano".
Ha sido escrito bajo la inspiración del Gran mariscal del
Perú don José de la Riva AgÜpirccuvo papel en la historia
del Perú se pretende defender enlodando a los que él consi-
deró adversarios. Se cree que un canónigo peruano ape-
llidado Arce lo ayudó en la redacción, o la hizo toda ella.
342. — Memorias para la historia de la revolución de Cen-
tro-América. Por un guatemalteco. Jalapa, 1832,
1 vol. 12'?
Libro útil i noticioso, pero incompleto. Fué escrito por
don Alejandro Marure, autor de otras obras históricas
sobre la América Central. La mas importante de ellas es
el ^'Bosquejo histórico de las revolucione^^ desde 1811 has-
ta 18S4'\ ampliación de la anterior, i de la cual solo se pu-
blicó el primer tomo en Guatemala en 1837.
343. — Memorias sóbrelos acontecimientos mas notables en
la provincia de Mendoza en 1829 i 1830. Mendo-
za, 1830, 1 vol. 8°
Relación clara de los sucesos ocurridos en esa provincia
durante un corto período de las guerras civiles de la Repú-
blica Arjentina. Fué escrita por el coronel don Jerónimo
Espejo i por don José Lisandro Calle, ambos naturales
de Mendoza, i el segundo autor de diversos opúsculos
históricos.
344. — Men and manners in America. By the author of Cy-
ril Thorton. Edinburgh, 1833, 2 vols. 8^
Libro muchas veces reimpreso, i posteriormente con el
nombre del autor. Era éste el capitán Thomas Hamil-
TON, historiador de la guerra de la península española,
48G ESTUDIOS HISTÓllICO-BIBLIOGRÁFICOS
en que él mismo había servido, i autor de la novela que
se menciona en el título que dejamos copiado. Se reco-
mienda este libro por su mérito literario i por la sagaci-
dad de las observaciones; pero los críticos norte— ameri-
canos lo acusan de dureza en sus juicios sobre la socie-
dad de los Estados Unidos.
345. — ivierecimento (O) das mulheres, poema de Mr. Le-
gouvé, traducido en portugués. Rio de Janeiro,
1813, 1 vol. 8^
Buena traducción en verso. El traductor, que sólo fir-
maba en esta primera edición con esta inicial B"'*"^ es Do-
mingo BoRGES DE Barros, vizconde de Pedra Branca, na-
tural de Bahía, poeta mui distinguido, i senador del
imperio del Brasil, en cuyo rango murió por los años de
1855.
346. — Mexique (Le) conquis, poeme. Paris, 1752, 2 vols.
12" con dos mapas de la América.
Por BoESNiER. Este es el nombre que Barbier, Quérard
i Sabin dan al autor de este poema; pero ni en sus libros
ni en ninguna otra parte he podido hallar noticia algu-
na acerca de este autor. El examen prolijo de su libro no
me ha procurado ninguna indicación.
"Ze Mexique conquis'^ es un poema escrito en prosa,
aunque el autor reconoce i proclama la importancia de
la versificación para la poesía; pero dice que contra su in-
clinación se vé obligado a separarlas, "porque no tiene el
arte de hacer versos". Harrisse ''Bibliotheca americana
vetustísima'^ páj. 112, lo dá equivocadamente como es-
crito en verso.
"Jamas, dice Boesnier en otra parte, ha aparecido un
asunto mas digno de la epopeya: todo respira ahí la eleva-
ción i el interés". Confiado en la importancia del asunto, el
autor se ha limitado a referir en prosa adornada con imá-
jenes i galas de lenguaje, la historia de la conquista de Mé-
jico hasta la ocupación de la capital del imperio i rendición
de Guatimocin, siguiendo mas o menos fielmente al común
de los historiadores i particularmente a Solis. "Las cos-
tumbres, los caracteres dice él mismo, todos los aconteci-
mientos principales, únicos dignos de pasar a la posteri-
dad, son conservados: el orden de los tiempos i la historia
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 187
son respetados. Los detalles suprimidos, cambiados, embe-
llecidos, son aquellos que, según la confesión de í>olis, no
tienen otro fundamento que la incertidumbre o la conjetu-
ra. La libertad de que él mismo dá el ejemplo, es permitida,
i aun indispensable en un jénero en que la exactitud debe
ceder al interés i a la verosimilitud. La ficción no ha sido
empleada mas que para sostener la atención, i para ligar
todas las partes de una grande acción, cuyo enlace escapa
fácilmente en una simple narración." Aun esta parte sobre-
natural del poema es imitada, puede decirse así, del histo-
riador español. Para Boesnier, como para Solis, la con-
quista de Méjico es la lucha entre el cielo (los españoles) i
los demonios (los mejicanos).
El poema francés está dedicado al duque de Penthievre
*'que corona todas las cualidades amables i brillantes que
el mundo admira, con un celo ilustrado por la relijion".
347.— M/7/e (Les) et une heures, contes péruviens. Amster-
dam (Paris), 1773, 2 vols. 12"
Cuentos del carácter de los de 'SCas mil i una noches'',
que se suponen referidos a un inca del Perú por una sacer-
dotisa del Cuzco. Su autor es Thomas Simón Gueullette,
escritor francés muerto en 1766, "uno de los mas fecundos
i de los mas agradables imitadores de los cuentos orienta-
les", dice Weiss en la "-Biographie universelle'\ tomo XIX,
páj. 37. Para una traducción inglesa, véase mas adelante
^'Peruvian tales'\ núm. 382.
348. — Montevideo. Apuntes históricos de la defensa de la
república. Colección de noticias, de hechos auténti-
cos i de documento de un carácter ofícial, publicados
unos, inéditos otros; con las esplicaciones indispen-
sables para la mejor intelijencia. Montevideo, 1845,
1 vol. 4^
Colección de documentos i noticias para la historia de
la defensa de Montevideo contra el ejército de Oribe. Des-
graciadamente, la muerte impidió al autor completar esta
obra, de tal suerte que solo dá a conocer el primer tiempo
del sitio. Su autor fué don Francisco Agustin Wright, pu-
blicista arjentino i antiguo diputado del congreso de Bue-
nos Aires.
48 S ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
349.— Mi/seo {El) de ambas Américas, Valparaíso, 1842, 3
vols. 8^
Periódico literario que contiene muchas noticias sobre
la historia i la jeografía de América. Fué su director, a la
vez que autor de numerosos artículos, don Juan García
DEL Rio, escritor colombiano, secretario de San Martin en
el Perú, i ministro de hacienda en 1836 de la Confederación
perú boliviana.
350. — Narrative [A) ofthe adventures oían american na-
yy offícer, who ser ved during part oí the american
revolution under Paul Jones, New York, 1806, 1
V. 12^
Publicado dos años después con el nombre del autor,
Nathaniel Fanning, compañero i secretario privado de
Paul Jones, i después oficial distinguido de la marina délos
Estados Unidos,
351. — Narrative {A) oíthe campaign oí the hritish army
at Washington and New Orleans, under generales
Ross, Pakenham and Lambert, in the years 1814
and 1815, with some acount oí the countries visi-
ted. By an officer who served in the expedition.
London,1821, 1 vol. 8^
Memorias concernientes a la guerra entre la Gran Bre-
taña i Estados Unidos, escrita por George Robert Gleig,
oficial subalterno en aquella campaña, mas tarde clérigo
anglicano i uno de los mas fecundos historiadores de In-
glaterra. Este libro ha sido varias veces reimpreso i en
ocasiones con modificaciones eu su título i en su testo. Una
reimpresión norte-americana hecha en Filadelfia el mismo
año 1821, contiene un apéndice en que se señalan i corrijen
los errores, acusando al autor de apasionado contra los
enemigos de la Gran Bretaña.
352.— Naval monument (the), containing oíñcial and other
accounts oíaíl the hattles íought between the na-
vies oíthe United States and Great Britain, during
the late war. Boston 1816, 1 vol. 8^
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 489
Por A. BowEN, editor de la obra, formada principalmen-
te de documentos oficiales i particulares. Ha sido reim-
presa en tres ocasiones.
353. — New {A) and exact account ofjatnaica, wherein the
ancicnt and present state of that colony. Edin-
burgh, 1739, 1 vol. 8^
Libro útil, reimpreso en 1740 con un apéndice en que se
cuenta la espe^dicion del almirante Vernon. Su autor fué
Charles Leslie, del cual no conozco otros escritos.
354. — Ne^Aí Engíand and her insthntions, by one ofher
sons. Boston, 1835, 1 v. en 12° Reimpreso en Lon-
dres, 1835, 1 vol. 8^
Sabin, en su uDictinnary ofhooks relating to Americau
da por autor de este libro a Jacob Abbot, escritor norte-
americano. V. el número 334.
355. — New {A) general coUection of voy ages and travels.
Comprehendig every thing remarkahle in its kind
in Europe, Asia, África and America. Lotidon, 1745-
47, 4 vols. 4*?
Esta colección, conocida con el nombre de Thomas As—
tley, que fué el editor, sirvió de modelo a la '^Histoire des
voyages" del abate Prévost, cuyos siete primeros volúme-
nes son una traducción de la obra inglesa. Esta es relati-
vamente pobre en la parte concerniente a América, muí
inferior a otras colecciones inglesas conocidas con los nom-
bres de los editores. (Churchil, etc. ) i a la del abate Pré-
vost, que dio gran desarrollo a los viajes a América en
' los tomos subsiguientes.
El director de esta compilación fué John Green, autor
de una relación de viajes a Oriente. Aunque deficiente en lo
que se refiere a América, como ya hemos dicho, es justa-
mente estimada por sus otras secciones.
Los cuatro tomos de la colección de Green están distri-
buidos de la manera siguiente:
I. Viajes a la India oriental hasta 1620, con una histo-
ria bastante estensa de los descubrimientos de los portu-
gueses, i viajes a algunas partes del África.
490 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
ir. Viajes a Guinea i otras partes del África, al Brasil i
a las Antillas.
III. Viaje al África i al Asia.
IV. Viajes a la China, la Tartaria, etc.
El material de estos cuatro volúmenes llena, como ya
dijimos, los siete primeros tomos de la colección francesa
del abate Prévost.
356.— ATewe Welt und Americanische historien, etc. F'ran-
fort, 1655, 1 vol. fol. con cuatro mapas i muchos
grabados.
Este libro fué publicado por primera vez en 1631. La
de 1655 es la segunda edición. Al frente de él aparece el
nombre de Johann Ludwig Gottfriedt. El bibliógrafo ale-
mán Meusel ^'Bibliotheca historicá'\ tomo III, part. I,
páj. 225, dice que ese es un simple seudónimo que oculta
a Juan Felipe Abelin, colaborador de algunas obras publi-
cadas por los De Bry, i particularmente de su famosa co-
lección de viajes.
El libro que motiva esta nota es una especie de compen-
dio de aquella colección, i aun podria decirse un comple-
mento de ella. Está dividido en tres partes: La primera,
que le sirve de introducción, contiene la historia, la jeogra-
fía i la historia natural del nuevo mundo según Acosta,
Oviedo, Pedro Mártir, Herrera, Juan de Laert i otros. La
segunda contiene 33 espediciones a América desde Colon
hasta Spilberg i Schouten. La tercera encierra la descrip-
ción de las Antillas i de la América Central, así como algu-
nas otras espediciones, las guerras de los holandeses en el
Brasil, i la descripción de la Groenlandia i de Spitzberg.
Los grabados, intercalados en el testo, son tomados de la
colección de De Br}'. El yerno de éste, Mateo Merian,
continuador de aquella publicación, fué también el editor
del libro de Abelin.
357.— A'oíe sur la íondation d'une nouveUe colonie dans la
Guyane Frangaise, ou apergu d'un nouveau mode
de population et de culture pour T exploitations des
régions tropicales, suivi de documents. Paris, 1844,
1 vol. 8.°
Por Jules Lechevalier, publicista francés, antiguo san-
simoniano, muerto en 1850. El mismo año de 1844, des-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 491
pues de un viaje a Gua3'ana, publicada en Paris, por la
imprenta real, un estenso '^Rapport sur les questions coló-
niales^\en 3 vol. en folio.
358.— .Votes on Colombia, taken in the years 1822-23-
WJth an itmerary ofthe route from Caracas to Bo-
gotá; and an appendix. By an officer in the United
States army. Philadelphia, 1827, 1 vol. 8.° Con
un mapa i dos planos.
Por Richard Bache, papitan de ejército de los Estados
Unidos (1794-1836), autor de ''View ofthe valley of Mis-
sissippi''.
S59.— Notes on Colombus. New York, 1866, en folio.
Por Henry Harrisse. Estudio notable para la bibliogra-
fía i para la historia del descubrimiento de América, escrito
con grande erudición e impreso con todo lujo i en 95 ejem-
plares.
Este erudito bibliógrafo ha completado sus estudios
sobre Colon en una serie de libros anónimos de que se en-
contrarán noticias en estas notas, i por último en otro que
lleva su nombre, i que fué publicado con este título: *'Les
Colombo de France et c/' Italie, fameux marins du XV
siécle, 1461-14-92", Paris, 1874. 1 v. 8^, impreso con todo
lujo, como las otras obras del autor.
360. — Notes pour servir á Vhistoire, á la bibliographie et
á la cartographie de la Nouvelle France et des pays
adjacents. 1540-1700. Par Tauteur de la BibUoíhe-
ca Americana vettistissima. Paris, 1872, 1 vol. 8.°
Por Henry Harrisse. Bibliografía majistral del Cana-
dá, ilustrada de notas críticas que revelan una estensa i es-
merada erudición.
Este libro, como todos los otros de Mr. Harrisse, ha
sido publicado con verdadero lujo. Véase su nombre en el
índice alfabético de autores.
361. — Notice sur la vie et les écrits de M. Joel Barlow, mi-
nistre plénipotentiaire des Etats—Unis d' Amérique
auprés de S. M. Tempereur des írangais. Paris, 1813,
1 vol. 4*?
492 KSTGDIOS HISTORICO-BIBLIOGRÁFICOS
Joel Baalow, nacido en Estados Unidos, sirvió a su pa-
tria como voluntario en el ejército independiente, mas tar-
de como capellán militar i luego como diplomático cerca
del gobierno francés. Fué un poeta distinguido, autor de
"T/íe Colutnhiá", estenso poema épico, i murió en Craco-
via en diciembre de 1812. Esta biografía, que sólo consta
de 32 pajinas, justo tributo a las virtudes públicas i priva-
das de Barlow, es la obra de un escritor alemán llamado
Oelsxer, que en años anteriores habia desempeñado una
misión diplomática en Francia.
3 62. — Notice sur le Chili, par un vojageur frangais. Paris,
1844^, 1 YoI. 8.°
Opúsculo de 43 pajinas escrito por Eugéne Duglot de
MoFRAS, el esplorador de California i el Oregon, i autor de
una obra notable sobre estos paises. Estuvo en Chile en
1841 de paso para California, i en ese pequeño opúsculo
ha hecho una descripción bastante exacta i noticiosa del
pais.
3 63. — Noticia de la California^ i de su conquista temporal
i espiritual hasta el tiempo presente. Sacada de la
historia manuscrita, formada en Méjico año de
1739 por el padre Miguel Venégas, de la Compañía
de Jesús, i de otras noticias i relaciones antiguas i
modernas. Madrid, 1757, 3 vols. 4.°
La base principad de esta obra es la relación que escribió
el jesuita mejicano Yenégas (1700-1764) con el título de
Empresas apostólicas de los misioneros de la Compañía
de Jesús en la conquirta de las C a li/ornias. relsicion que
hasta ahora se conserva inédita. Otro jesuita español mui
erudito, el P. Andrés Marcos Burriee (1720-1762), utili-
zando una copia de ese manuscrito, i otros documentos
emanados de los jesuítas de Méjico, compuso esta obra en
cuyo frontispicio dejó el nombre del P. Venégas, cuyo ma-
nuscrito haljia sido su principal guia, pero en el cual habia
introducido notables modificaciones i habia dado mucho
mayor desarrollo a las materias.
En el tomo VIII de la Colección de documentos inéditos
para la historia de España, hai una corta reseña biográfica
del P. Burriel, escrita por un hermano suyo, la cual contie-
ne una lista completa de sus trabajos literarios.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 493
El libro que motiva esta nota fué traducido al ingles, i
publicado en Londres, en 1759, sin nombre de traductor.
De esta traducción, que es mui defectuosa, se han hecho las
versiones siguientes: al holandés (Haarlem, 1761); al francés
(Paris 1767); i al alemán (Lemgow, 1769). La traducción
francesa, que conozco, tiene por nombre de traductor la
letra E, que es la inicial de Eidous (Marc Antoine).
364. — Noticias biográñcas del Excmo. señor gobernador i
capitán jeneraí de la provincia de Santa Fé, briga-
dier D. Estanislao López. Buenos Aires. 1830, 1
vol. 8^
Por don Pedro de Angelis. (V el núm. 152).
365. — Noticias curiosas e necessarias sobre o Brasil. Lisboa,
1668. 1 vol. 4^
Este libro, pubh'cado sin nombre de autor, es una simple
reimpresión de la introducción jeográíica de la famosa
Crónica da Cowpanhia de Jesús do Estado do Brazil por
el padre Simón de Vasconcellos, publicada en Lisboa en
1663. Los editores de esta reimpresión no han hecho mas
que suprimir las primeras líneas de aquella introducción en
que el autor anuncia su proyecto de escribir la historia de
los jesuítas en el Brasil.
Conviene advertir que el libro que orijina esta nota fué
reimpreso en Rio de Janeiro, en 1824, 1 vol. en 8°, igual-
mente sin nombre de autor.
366. — Nouvel abrégé da voyageur fr aneáis dans les cinq
parties da monde. Paris, 1829, 2 vols. 12^
Por Simón Blocquel (Véase el núm. 366) bajo el ana-
grama de Buqcellos.
3Q7.—Noavelles considerations sar Saint Domingue, en re-
ponse a celles de M. H. D., par M. D. B. Paris,
1780. 1 vol. 8^
Es una respuesta a las Considerations de M. Hilliard
D'AuBERTEiL, de que se dá cuenta bajo ese título núm. 116.
El autor de esta respuesta es M. Paul Ulrie Dubuisson,
de quien nos hemos ocupado en el núm. 1.
494 ESTUDIOS HISTÓRiCO-BIBLIOGRÁFlCOS
368. — Nouvelles découvertes des Ruses entre PAsie et PA-
mérique, avec Vhistoire de la conquéte de Siherie
par W. Coxe, traduites de l'anglais. París, 1781, 1
vol. 4° i en 8.°
Traducido al francés por J. Nicolás Demeunier (Véase el
tiúm. 482).
369. — Nova Francia. Or the description of that part of
New France, v^hich is one continent with Virginia.
Described in the three late voy ages and plantation
made hy M. de de Monts, M. Pont- Grané and M. de
Poutriconrt. Translated out of french, into english
by P. B. London, 1609, 1 vol. 4.°
Traducción de los libres IV i VI de la célebre Histoire de
France la Nouvelle de Mac Lescarbot. El traductor fué
Fierre Erondelle, francés de Normandía, establecido en
Inglaterra i autor de otras obras escritas en ingles. Véase
Watt, Bih Britannica.
370.— iVovrJ typis transacta navigation Novi orbis Indas
Occidentalis Authore Honorio Philopono, 1621,
1 vol. 8°, con 19 láminas grabadas en cobre.
Este escrito, que el bibliógrafo Stevens clasifica en su
Bihliotheca Histórica de "uno de los mas impudentes en-
tre los libros conocidos", es una historia del descubri-
miento de América i de los primeros misioneros llena de
las mas singulares i disparatadas invenciones. Lajeogra-
fía, la historia, la cronolojía, todo está allí desfigurado
de la manera mas atroz que es posible concebir. Baste de-
cir que refiere estensamente que Colon descubrió el Perú,
que llegó al Cuzco i que estuvo en conferencias con Atahual-
pa. En la Revista de Sad América, 1873, páj. 500 i si-
guientes publiqué un análisis detenido de este libro que
los bibliógrafos llaman curioso por sus estravagancias i
por sus errores *
* Lo reprodujo en los Anales de la Universidad, número estraor-
dinario de 1892, bajo el título de El libro mas disparatado que
existe sobre la historia del descubrimiento de América. En esta
reimpresión el señor Barros Arana hizo varias agregaciones al
estudio publicado en 1873.
. (Nota del Recopilador).
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 495
Es la obra de un monje benedictino del convento de Seit-
tenstoct, en la baja Austria, i probablemente de Gaspa-
rus Plantías, abad de ese convento, a quien aparece de-
dicada la obra en una epístola llena de elojios. Conviene,
sin embargo, advertir que aunque este nombre es adopta-
do por el mayor número de los eruditos que mencionan
este libro, es posible que él mismo sea un seudónimo.
371. — Novo (O) Carapuceiro, ou typos da nossa epocha,
por *** Rio de Janeiro, 1842, 1 vol. 8^
Por José da Gama e Castro, médico i escritor portu-
gués naturalizado en el Brasil (V. este nombre en la lista
alfabética de autores).
S72— Novo (O) princepe, ou o espirito dos governos mo-
narchicos, por ■^** Rio de Janeiro, 1841, 1 vol. 8"^
Por José da Gama e Castro, médico i escritor portu-
guez, naturalizado en el Brasil. (Y. este nombre en la lista
alfabética de autores).
373. — Novas orhis regionum ac insolarutn veteribus in-
cognitaram, una cum tabula cosmographica. et
aliquot aliis consimilis argumenti libellis, quorum
omnium catalogus sequenti patebit pagina. Basi-
lea, 1532, 1 vol. folio. .
Este libro, que ha sido considerado "la primera histo-
ria jeneral de los viajes" (Weis, Biographie ttniverselle,
art. Grynaeus S.) fué publicado por el librero Hervagius.
Es atribuida jeneralmente a Grynaeus, que firmó lo dedi-
catoria, i que tuvo gran reputación como eurudito i teó-
logo protestante, amigo ám Lutero, de Krasmo i de Melan-
chton, i por haber descubierto los cinco últimos libros que
nos quedan de la historia de Tito Livio.
La colección fuéformada con los materiales reunidos por
Juan HuTTiCH (1480-1544), canónigo de la catedral de
Estrasburgo, bajo cuyo nombre debe clasificarse la obra,
con mas razón que bajo el de Grynaeus. El bil>liógrafo ale-
mán Mensel, en su Bihliotheca histórica, tomo III, páj.
221, la llama Collectio Huttichio-Hervagiana. Harrisse
en su Bihliotheca americana vetustissima i Sabin Dict. of
hooks relating to America \sl describen bajo el nombre de
Huttich.
49G ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
El mismo año de 1532 se hizo en Paris una reimpresión
exacta de este libro. En 1535, Hervagius hizo en Basilea
una segunda, o mas propiamente tercera, que lleva en su
portada la fecha de 1537, i al fin 1536 Contiene sobre las
anteriores la relación del viaje de Magallanes por Maxi-
miliano Transylvano.
Por último, en 1555, hizo Hervagius en Basilea la cuar-
ta edición, mas completa que las anteriores, porque con-
tiene cuatro piezas mas, dos de las cuales son traducidas
de las cartas relaciones de Hernán Cortes. Por esto mis-
mo es la mas buscada, como se ve en Brunet Man. du li-
hraire, i la mas rara. Harrisse, libro citado, páj. 2, la
llama la mejor, i lo mismo dice Muller, Books on America,
páj. 215.
Existe ademas una edición abreviada hecha en Rotter-
dam en 1616, referente casi toda a América.
PvSta colección, importantísima para la historia de los
primeros viajes a América, que ocupan la mayor parte del
libro, fué traducida al alemán (1534), i al holandés con
notable agregación en 1568.
Aunque se la menciona siempre con el nombre de Gri-
naeus, debe llamársele, pues, Colleccion Huttich.
374. — Observaciones sobre la memoria del señor Onis, rela-
tiva a la negociación con los Estados Unidos. Ma-
drid, 1822, 1 vol. 8^
Escritas en ingles por John Forsyth, distinguido orador i
diplomático norte-americano, i en esa época ministro ple-
nipotenciario de los Estados Unidos en Madrid. Su manus-
crito fué traducido al castellano por el padre Thomas
GouGH
Slo.—Observations sur la Virginie, par M. J*** Traduites
de Tangíais. Paris, 1786, 1 vol. 8^
Traducción francesa del libro de Thomas Jefferson, publi-
cado por primera vez anónimo en Paris, en 1782, con el tí-
tulo de Notes on the state oí Virginia, i inuchas veces reim-
preso con el nombre del autor. La traducción fué hecha
por el abate André Morellet, fecundo escritor i traduc-
tor, miembro de la Academia francesa, muerto en 1819.
Aunque esta traducción fué revisada por el mismo Jeffer-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 497
son, que entonces se hallaba en París, es bastante defec-
tuosa.
376.— Oriental harp. Poems ofthe Boston bard. Providen-
ce. 1826, 1 vol. 8*? con retrato.
Por Robert S. Coffin. (Véase el núm. 307.)
377. — Origines transatlantiques. Beíain d Esnambuc et les
Normanas avx Antilles d^aprés des documents nou-
Yellement retrouvés. París, 1863, 1 voJ. 8°
Por Pierre Margry, autor de otras obras que llevan su
nombre, sobre los antiguos navegantes franceses.
378. — Paesi novamente retrovati. Et novo mondo da Albe-
rico Vesputio ñorentino intitulato. Vicentia, 1507,
1 vol. 4^
Libro curioso i varias veces reimpreso, i traducido al
alemán í al francés en los años posteriores. Tíraboschi,
Brunet i Harrisse lo atribuyen a Antonio Franzano de
Montai.boddo. Harrisse describe prolijamente las diversas
ediciones i traducciones en su Bibliotheca americana vetus-
tissima.
379. — Pages from the eclesiastical history of New England
during the centnry between 1740 and 1840. Bos-
ton, 1847, 1 vol. 16^
Por el Rev. George Bürguess. Reimpreso en la misma
ciudad en 1864.
380. — Peregrinación de Luz del dia, o viaje i aventuras de
la verdad en el Nuevo Mundo. Por A**, miembro
correspondiente de la Academia Española. París,
1875, 1 vol. 12^
Viaje alegórico i crítico en la República Arjentina. El
cuadro jeneral de la obra no ofrece muchos atractivos de
invención, pero en las observaciones de detalle revela un
injenio fino i delicado i altas dotes de estilo. Su autor es el
doctor donjuán Bautista Alberdi, distinguido publicista
arjentino. Véase el núm. 61.
TOMO VI 'ó2
498 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLTOGRÁFTCOS
381. — Periquillo Sarmiento, por el Pensador Mejicano.
Méjico. 1824.
Novela de costumbres, o mas propiamente picaresca, en
i que se hace la crítica i la burla de la sociedad mejicana de
los últimos dias del coloniaje, con un injenio festivo pero
con frecuencia con mucha libertad, pasando en revista to-
das las escalas i condiciones. Ha sido reimpresa varias ve-
ces dentro i fuera de Méjico, i aun traducida al alemán.
Su autor es don Joaquin P'ernández de Lizardi, escritor
mejicano nacido en 1771 i muerto por los años de 1827.
"Hombre oscuro i hasta entonces desconocido", dice Ala-
man {Historia de Méjico, tomo HI, páj. 287,) se aprove-
chó de la libertad de imprenta proclamada por la consti-
tución de Cádiz, i en 1813 ¿^ fundó un periódico titulado
El Pensador Mejicano, i se le quedó por sobrenombre el
título de aquel papel. La franqueza de sus apreciaciones le
atrajo una prisión i mas tarde la suspensión del perió-
dico, que continuó publicando en 1822. Enemigo del clero ,
i de todos los abusos del viejo réjimen, se atrajo este año
por sus escritos una escomunion del gobernador del arzo-
bispado, lo que dio lugar a mucho alboroto.
Pero cualquiera que sea el juicio que se tenga de los
principios de Fernández de Lizardi, la crítica mejicana ha
sido unánime para aplaudir su gran talento de escritor-
Igualmente hábil en la prosa que en el verso, ha empleado
en su sátira, siempre alegre i picante, aunque a veces algo
cruda, un injenio que con frecuencia puede soportar la
comparación con algunos grandes maestros del arte. Sus
compatriotas o han llamado el "Cervantes mejicano".
El canónigo Beristain i Souza, en su Biblioteca hispano-
americana septentrional lo denomina el "Quevedo ameri-
cano". Don Carlos María Bustamante, al paso que con-
dena los principios de Fernández de Lizardi, i sobre todo
sus ataques tan duros al clero, hace cumplida justicia a su
mérito de escritor, encomiando la facilidad de su estilo i la
claridad particular para hacerse comprender por toda cla-
se de personas. Véase la nota de la páj. 162 de su Historia
del emperador don Agui>tin de Iturhide, Méjico, 1846.
382. — Peruvian tales, related in one thoasand ¿in one hours^
hy one ofthe selected virgins oí Cusco to thc inca
ofPerú. With historwal remarks. Translated from
NOTAS PARA UNA BIBLIOORAFÍA 499
the french hy Samuel Humphreys. London, 1759, 4
vols. 4^
Muchas veces reimpreso en este idioma. E& la traduc-
ción de la obra de Thomas Simón Gueullette que hemos
anotado mas atrás bajo el núm. 34-7.
383. — PJctorial view of California. With information and
aávice interesing to nll, particularly those who in-
tend to visit the golclen rejion. Y^y a returned cali-
fornian. New York, 1853, 1 vol. 8^
El mismo libro, con las mismas láminas, circuló con el
título de California Illustrated, i con el nombre del autor
J. M. Lettes.
384. — Pian de constitución pour la colonie de Saint Do-
mingue^ suivi d^une dissertation sur le commerce
des colonies relative á ce plan. Par M. de Ch**"*
Paris, 1791, 1 vol. 8^
Por Michel Paul Guy de C marañen, poeta, natural de
Santo Domingo, miembro de la academia francesa, muerto
en 1792. /
385.— Poems {The) ofArouet. Charleston, 1786, 1 vol. 12^?
De Joseph Brown Ladd, distinguido poeta norte-ameri-
cano, muerto en un duelo a la edad de 22 años, el mismo
año de 1786, i mas conocido con el seudónimo de Arouet
con que firmaba sus escritos.
3^6. — Political (A) and historical account of Lower Ca-
nadá. By a Canadian. London, 1830, 1 vol. 8°
Por Pierre De Salles La Terriére, escritor canadiense,
que compuso este libro en francés, pero que, como dice el
prólogo, prefirió traducirlo al ingles para ponerlo al alcan-
ce del mayor número de lectores de aquella provincia.
387. — Political [The] annals of Lower Canadá; being a re-
view ofthe political and legislative history ofthat
pro W/2ce, etc., etc. By a british settler. Montreal,
1828, 1 vol. 8.^
500 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Libro curioso i lleno de noticiad, escrito por John Fle-
ming, colono ingles.
»S88. — Folitical (The) detection; or the treachery and tjr-
rany of administration, both at home an abroad;
displayed in a series of letters signed Junius ame-
ricanus. London, 1770, 1 vol. 8*=*
Por Arthur Lee, escritor i diplomático norte-america-
no muerto en 1792, i autor de algunos otros opúsculos
políticos sobre la insurrección de las colonias inglesas.
389. — Political (The) progress ofBritain; or an impartial
history of abuses in the governement ofthe British
Empire in Europe, Asia and America. Philadelphia,
I part. 1794, II part. 1795. 1 vol. 8*?
Varias veces reimpreso. Panfleto político de James
Thomson Callender. Véase el nüm. 18.
390. — Politick Vertoog over het Systema van Amsterdam.
(Utrecht) 1781, fol.
"Discusión política sobre el verdadero sistema de Ams-
terdamit, impresa en reducido número de ejemplares, pero
reimpresa el mismo año. Es un opúsculo político en que el
autor condena enérjicamente las simpatías e intervención
de la Holanda en favor de los Estados Unidos en su lucha
de independencia. Su autor fué Ryklof Michel van Goens
célebre filólogo i publicista holandés, muerto a principios
de este siglo.
El mismo año de 1781 publicó Van Goens en Amster-
dam un opúsculo anónimo titulado Consideration op de
Memoricy etc. (Consideraciones sobre el memorial dirijido a
S. M. por John Adams), en que combatia con toda resolu-
ción las pretensiones de los Estados Unidos de obtener la
aliaza de Holanda contra la Gran Bretaña, alianza que
Van Goens consideraba ruinosa para su pais.
Véase el núm. 73.
391.— Préc/s sur VAmériqae Septentrionale et la Républi-
que des Treize Etats-Unis, par M. J. M. Amster-
dam, 1782, 1 vol. 8^
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 501
Por Joseph H. Mandrillon. Véase mas adelante el
ndm. 438.
392. — Précis tovchant la coíonie du Lord Selkirk, sur la.
rj viere Rouge, sa destructron en 1815 et 1816 et le
massacre du gouverneur Semple et de son partí.
Traduit de l'ouvrage anglais publié a Londres en
1817. Montreal, 1818, 1 vol. 8.^
Refutación de una obra anónima contra Lord Selkirk,
publicada en Londres i traducida al francés, i referente a
sucesos acerca de los cuales se han hecho muthas publica-
ciones que no tenemos para qué mencionar aquí. Según M.
Ch. Leclerc {Bihliotheca americana, Paris, 1878, num.
713), esta refutación ha sido escrita por Thomas Douglas,
nombre del quinto conde de Selkirk, a quien se refiere el
libro. Pero Rich, en su Biblioteca America Nova, vol. II,
páj. 88, dice que él poseia un ejemplar del orijinal ingkvS
con una nota manuscrita, firmada por John Halket, en
que aparece que éste es el autor, Allibone [Dictionary oí
authors, páj. 760) dá también a Halket por autor de ese
libro, acatando la autoridad de Rich.
393.— Presení (The) state oí Great Britain and Ñor th Ame-
rica, with regard to agriculture, population, trade
and manuíactures impartially consrdered. London,
1767,1 vol. 8°
Atribuido a John Mitchell. Véase el núm. 118.
394. — Primera epístola del Almirante don Cristóbal Colon
dando cuenta de su gran descubrimiento a D. Ga-
briel Sánchez, tesorero de Aragón. Acompaña al
texto orijinal castellano el de la traducción latina
de Leandro de CovSco, según la primera edición de
Roma de 1493, i precede la noticia de una nueva
copia del orijinal manuscrito i de las antiguas edi-
ciones del texto en latin, hecha por el editor I). Ge-
naro H. de Yolafan. Valencia, 1858, 1 vol. 8^
Edición esmerada, impresa a 100 ejemplares, icón notas
eruditas del editor. Fué éste el célebre historiador brasilero
502 ESTUDIOS HISTORICO-BIBLIOGRÁFICOS
don Francisco Adolfo de Varnhagen, cuyo nombre apare-
ce disimulado por el de Genaro H. de Volafan, que es un
simple anagrama. Véase el nombre de Varnhagenen la lis-
ta alfabética de autores.
395.— Rasgos biografíeos sobre D. Bernardino Rivadavia
por D. R. Buenos Aires. 1857, 1 vol. 12^
Por el Dr. don Dardo Rocha, mas tarde gobernador
de la provincia de Buenos Aires.
396. — Rebels (The), or Boston before the revolution, Bos-
ton, 1825, 1 vol. 12*^
Cuadro histórico popular i novelesco de verdadero mé-
rito literario, escrito por Lydia María Child. Véanse los
núms. 178 i 270.
397.— Recentes novi orbis historias. Coloniae Allobrogum.
1612, Ivol. 4^
Estas historias recientes del^nuevo mundo, forman un
volumen casi desconocido de los bibliógrafos. Ha sido, sin
embargo, descrito por Stevens, sin que conociera el nom-
bre de su autor. El bibliógrafo Fred. Müller de Amsterdam
ha esplicado en 1872 el nombre del autor del libro.
Está éste dividido en dos partes. La primera, que ocu-
pa 51 pajinas, consta de tres memorias cortas sobre via-
jes al septentrión, a la América por los mares orientales,
i a las tierras australes. La segunda parte, que consta de
429 pajinas, es la reproducción de la historia del nuevo
mundo del milanes Girolamo Benzoni, traducida al latin
por ürbain Chauventon, con el apéndice concerniente a
la Florida, que éste tradujo de Le Chailleux. Véase el núm.
71.
La traducción latina de Chauventon (o Calveston,
como ha latinizado su nombre) habia sido publicada en
Jinebra en 1578 (hai ejemplares que llevan en la portada
la fecha de 1581). i reimpresa en 1600, llevando estas edi-
ciones los nombres del autor i del traductor, que se han
suprimido en el libro que motiva esta nota.
398. — Recherches historiques et politiques sur les Etats
Unis de VAmcrique Sepentrionale . París, 1778, 4
vols. 8^
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 503
Por Filippo Mazzei, italiano nacionalizado en Estados
Unidos, amigo de Jefferson, i mas tarde enviado por éate
en misión diplomática cerca del gran duque de Toscana.
399.— Recherches philosophiques sur les Américains, ou
wémoires intéressants pour servir á Vhistoire de
Tespéce humaine par M. de P. Berlin, 1768, 2
-vols. 8^
Primera edición de un libro famoso por su espíritu para-
dojal i por las réplicas i contestaciones que se atrajo. Su
autor, Cornelis de Pauw, célebre erudito i filósofo holan-
dés, poniendo en juego una grande erudición, se propuso
demostrar que la América era el continente menos favore-
cido por la naturaleza, i que sus hijos eran bárbaros inca-
paces de alcanzar los beneficios de la civilización. Entre los
muchos impugnadores que halló Pauw, figura en primera
línea Dom Pernett\^ benedictino viajero francés que escri-
bió un libro para refutar las teorías del filósofo alemán.
Pauw contestó por un nuevo libro publicado en 1770 con
el título de Defense des recherches sur les américahis, reim-
preso después como tercer volumen de una nueva edición
de su primera obra.
Molina, Clavijero, el conde Carli i varios otros historia-
dores de América, llenaron muchas pajinas de sus libros
para refutar las teorías de De Pauw. El libro de éste,
* a pesar de la grande erudición que revela, i del espíritu filo-
sófico con que ha sido concebido, no se ha salvado del pol-
vo del olvido, de tal suerte que en nuestro liempo solo se le
consulta por mera curiosidad.
400. — Recollections oí the earíy days oí the national
guard, comprising the prominent events in the
historv oí the famous seventh regiment New York
militia. Bv an exorderly sergeant, a veteran of the
national guard. New York, 1868, 1 vol. 8^
Por John Masón.
4^01.— Record ofthe service ofthe 55^^'- regiment of Massa-
chusetts volunter infantry. Cambridge, 1868, 1
vol. 8^
504 MSTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Recuerdos de la guerra civil de Estados Unidos por
Charles Barnard Fox.
402. — Recuerdos de provincia por el autor de Civilización i
barbarie, etc. Santiago, 1850, 1 vol. 8^
El nombre del autor no aparece en la portada de este
libro; pero basta recorrerlo para conocer que es una auto-
biografía de don Domingo Faustino Sarmiento, distin-
guido escritor i mas tarde presidente de la República Ar-
jentina.
403. — Recuerdos sobre la rebelión de Caracas. Madrid,
1829, 1 vol. S""
Libro escrito con corrección i claridad, i acompañado
de muchos documentos que lo hacen digno de ser consul-
tado para estudiar la revolución de Venezuela; pero al
mismo tiempo inspirado por un odio profundo hacia todos
los independientes, a quienes retrata con los mas feos colo-
res. Su autor es don José Domingo Díaz, médico natural
de Venezuela que sirvió en el ejército realista durante la
mayor parte de la guerra de la independencia, i fué secre-
tario del jeneral Morillo. Díaz ha traducido del francés
una obra anónima .contra los independientes de América.
Véase el núm. 294.
404. — Réñexions sur la colonie de Saint Domingue, bu
examen approfondi des causes de sa ruine, et des
mesures adoptes pour la rétablir. Paris, 1796, 2
vol. 8^
Por el conde Fr. Barbé Marbois, célebre majistrado i
escritor francés, que por haber desempeñado entre otros
cargos el de intendente de Santo Domingo en la época de
la revolución, conocía perfectamente los negocios de esta
colonia.
A la vuelta de la anteportada de este libro, se lee el
aviso siguiente: "On trouve chez le méme libraire, l'ouvra-
ge suivant du méme auteur". '^HJstoire des desastres de
Saint Domingo, précédée d^an tablean du régime et des
progrés de cette colonie depuis sa íondation jasqu'a Tépo-
que de la revolution frangaise^^ 1 vol. 8^ Si esta obra se im-
primió, fué sin duda retirada inmediatamente de la circula-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 505
cien. No he visto nunca un ejemplar de ella, ni ninguna
otra referencia a su existencia. No está mencionada en
ninguna de las biografías de Barbé Marbois que conozco,
ni en la France littéraire de Quérard.
405. — Kelaqao diaria do sitio e tomada da forte praqa do
Recife recuperacao das capitanías de Itamaracá,
Para iba, Rio Grande, Ciará e ilha de Per nao de
Noronha. Lisboa, 1654, 1 vol. 4°
Esta relación de solo 32 pajinas sin numeración es su-
mamente rara. Su autor fué Antonio Barbosa Bacellak,
portugués, doctor en jurisprudencia, muerto en 1663.
406. — Relacao verdadeira de todo o sucedido na restaura-
cao da Bahía, desde o día em que partiram as ar-
madas de S. M. té o em a dita cidade foram arvo-
rar dos seus estandartes. Lisboa, 1625, 4^
Opúsculo rarísimo escrito por Joño de M edeiros C orre a
V. sobre éste el índice alfabético de autores.
407. — Relación de todo lo sucedido en la provincia del
Pirú, desde que Blasco Nuñez Vela fué enviado por
S. M. a ser visorey della, que se embarcó a i° de
noviembre del año 1543. Lima, 1870, 1 vol.
PvSte relación, escrita por un personaje contemporáneo
de los sucesos que refiere, fué publicada en Lima según un
manuscrito obsequiado por un distinguido arqueólogo i
viajero norte americano, Ephrain George Squier. Creo que
se dio a luz a espensas del gobierno peruano. Los editores
encargados de dirijir la impresión, estaban muí poco pre-
parados para ejecutar con acierto este trabajo. Dejaron
escapar numerosos errores i no pudieron dar noticia algu-
na acerca de la importancia i de los antecedentes del ma-
nuscrito.
Don Juan Bautista Muñoz, el dilijente investigador de la
historia americana, conoció esta relación inédita, i notan-
' do su conformidad con los libros V i VI i con los primeros
capítulos del VII de la Historia del Perú de Agustín de
ZARATE, no vaciló en declarar que era parte del manuscrito
primitivo de ese historiador, que sin duda hizo retocar por
50(> ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOí^RÁFICOS
otro escritor mas esperimentado, i que de esta manera la
obra impresa recibió mas amplitud en algunas partes, i
suprimir» en cambio algunos pasajes importantes. El orden
de la narración, la distribución de los hechos en los capítu-
los, i la identidad de algunos pasajes, corroboraban al pa-
recer esta opinión.
El historiador norte americano Prescott, que también
conoció esta relación, aceptó i confirmó en su Historia de
la conquista del Perú, el parecer de Muñoz. Para él, la re-
lación inédita era la obra primitiva de Zarate, i bajo mu-
chos conceptos era preferible a la parte análoga, del libro
impreso. Don José Amador de los Rios ha aceptado igual-
mente esa opinión en una nota que ha puesto a la páj. 458
del tomo IV de la Historia jeneral i natural de las Indias
de Gonzalo Fernández de Oviedo.
Por ultimo en las pájs. 514 i siguientes del tomo VII de
la Colección de documentos inéditos de América de don
Luis Torres de Mendoza, (impreso en 1867) se reproduje-
ron, con el título de Relación anónima de los disturbios
acaecidos en el Perú, los fragmentos de este libro que Mu-
ñoz habia copiado en el tomo 83 de su colección de ma-
nuscritos.
IvOs editores de Lima desconocieron todos estos antece-
dentes.
Un erudito bibliógrafo español, don Marcos Jiménez de
la Espada, publicando en Madrid QnlSll La guerra de
Quito de Cieza de León, ha destinado el apéndice num. 1,
])uesto al fin del tomo I, a examinar esta relación, confron-
tando algunas copias. Se contrae a probar que Zarate no-
ha podido referir como testigo presencial ciertos sucesos
ocurridos después de su vuelta del Perú en 1543, i que en
la relación anónima están contados como si el autor los
hubiera visto. Haciéndose cargo de la semejanza que exis-
te entre esa relación i la parte correspondiente de la Histo-
ria del Perú, sostiene que Zarate, como muchos antiguos
cronistas, como Diego Fernéndez, i sobre todo como An-
tonio de Herrera, siguió fielmente la relaciones inéditas
que tuvo a la vista, i muchas veces trasladó íntegros lar-
gos fragmentos de ellas. "Zarate no es el padre de su histo-
ria sino a medias", dice Jiménez de la E)spada. Sin embar-
go, no llega a formular una opinión sobre quién pueda ser
el autor de esta relación, pero cree que su segunda parte,
en que se cuenta la campaña pacificadora de La Gasea, ha
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 507
podido ser escrita por éste o bajo su inspiración por uno
de sus secretarios, completando un manusccrito que con-
tenia la narración de los hechos anteriores.
El testoípublicado en Lima difiere en algunos pasajes de
la relación que conocieron Muñoz i Prescott. Ignoro si esas
diferencias provienen de modificaciones antojadizas intro-
ducidas por los editores. Lo que es fuera de duda, es que
éstos interpretaron mal varios puntos del manuscrito.
408. — Relación del viaje hecho por las goletas Sutil i Me-
jicana en 1792, para reconocer el estrecho de Juan
de Fuca; con una introducción en que se da noticia
de las espediciones ejecutadas anteriormente por
los españoles en busca del paso del noroeste de la
América. Madrid, 1872, 1 vol. 4*?
La introducción de este libro, que ocupa 168 pajinas, i
que es un notable fragmento de la historia de la jeografía
americana, fué escrita por el célebre erudito don Martin
Fernández de Navarrete. La relación del viaje, publicada
, por el Depósito hidrográfico de Madrid, es la obra de don
Dionisio Alcalá Galiano, que mandaba uno de los
buques.
M. Ch. Leclerc en su Bibliotheca americana (Paris,
1867) dice equivocadamente que la erudita introducción
de este viaje ha sido escrita por don Dionisio Alcalá Galia-
no i don Cayetano Valdes, que mandaban los buques espe-
dicionarios; i ha repetido el mismo error en su segunda Bi—
hliotheca americana (Paris, 1878). Basta leer cualquiera
biografía española de don Martin Fernández de Navarre-
te para saber que éste es el autor de esa introducción.
4:09.— Relación del último viaje al estrecho de Magallanes,
de la fragata de S. M. Santa María de la Cabeza
en los años 1785 i 1786, al mando del capitán de
navio don Antonio de Córdoba. Estracto de todos
los anteriores desde su descubrimiento, impresos i
manuscritos. I noticias de sus habitantes, suelo i
clima i producciones del estrecho. Trabajada de
orden del Rei. Madrid, 1788, 1 vol. 4r con 4 mapas
i un retrato de Magallanes.
508 BSTUDIOSHISTÓRTCO-BIBLIOGRÁFICOS
Esta obra se completa con un tomo del mismo tamaño,
pero mucho mas delgado que lleva este título: Apéndice a.
la relación del viaje al estrecho de Magallanes de la fragata
de guerra Santa Mana de la Cabeza, que contiene el de los
paquebotes Santa Casilda i Santa Eulalia para completar
el reconocimiento del estrecho en los años 1788 i 1789
{también al mando de don Antonio de Córdoba). Traba-
jado de orden superior. Madrid, 1793.
Algunos bibliógrafos dan por autor del primero de estos
libros al mismo don Antonio de Córdoba, i así se vé tam-
bién al frente de las traducciones que de él se han hecho al
alemán i al ingles. Sin embargo, su verdadero autor es don
José Vargas Poncp:, marino i literato español muerto en
1821. Vargas Ponce no habia hecho este viaje; pero escri-
bió el libro teniendo a la vista las relaciones de los mari-
nos que acompañaban a Córdoba. Aunque la parte jeo-
gráfica de este viaje es bastante cuidada, la mejor porción
del libro es la relación histórica de todos los viajes que se
habían hecho hasta entonces por el estrecho de Magalla-
nes. Esta parte deja ver que Vargas Ponce, conocido por
otras obras históricas, poseía una estensa erudición.
410. — Relación descriptiva de la fundación, dedicación, etc.
de las iglesias i conventos de Mé/ico. Méjico, 1863,
1 vol. 4^
El catálogo de la biblioteca del emperador Maximilia-
no, redactado por el bibliógrafo mejicano don José Ma-
ría Andrade, dá por autor de este libro a don L. At^faro
I Pina. Es un escrito curioso por las noticias de historia
local que contiene.
411. — Relación verdadera de las paces que capituló con el
araucano rehelado el marques de Baldes, conde de
Pedroso, gobernador i capitán jeneral del reino de
Chile i presidente de su real audiencia. Sacada de
sus informes i cartas, i de los padres de hi Compa-
nía de Jesús que acompañaron el real ejército en la
jornada que hizo para este efecto el año pasado
de 1641. Madrid, 1642, folio.
Opíísculo anónimo escrito por el P. Alonso de Ovalle,
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 509
i reproducido en las pajinas 301 i siguientes de su Histó-
rica relRcion del reino áe Chile. Roma, 1646.
412. — Rélation abregée concernant á la republique que les
religieux nommésjesuites, des provinces de Portu-
gal et d^ Espagne otit établie dans les pays et do-
maines d^outremer de ees deux monarchies, et de la
guerre qui'iis ont exitée et soutenm contre les ar-
mées Espagnoles et Portugaises. París, 1758, 1
YOl. 8.°
Pvste libro fué escrito orijinalmente en portugués, i se
atribuye al marques de Pombal. El traductor francés fué
Fierre Olivier Pinault, abogado del parlamento de París
muerto en 1 790, í autor o traductor de varias otras obras
contra los jesuítas.
Con el título de Za Republique des jesuites renversée, fué
reimpreso el mismo año el libro de Pombal en Amsterdana
i en La Haya.
413. — Rélation de ce qui s^est passé dans les isles et terre
ferme de TAmérique pendant lá derniére gue-
rre avec VAngíeterre et depuis en execution du
traite de B red a, etc., Qtc. FarJ. C. S. D. V. París,
1671, 2 Yols. 12*^
Libro raro, avaluado en 200 francos por Leclerc.
(Bibliotheca americana, París, 1878), i atribuido jeneral-
mente ajean Clodoré, secrétaire des vaisseaux, título que
esplicaria las iniciales que dejamos copiadas. Clodoré fué
gobernador de la Martinica, i tomó parte en la guerra de
1666 i 1667, que es el asunto de una gran parte de este
libro.
414. — Rélation de divers voyages dans VAfriquc, VAmé-
rique et aux Indes orientales. Avec la descriptiott
du royanme de Juda. París, 1718, 1 vol. 12*^
Hai ejemplares que tienen un cambio de portada con la
fecha de 1726. Compilación mediocre de noticias de via-
jes, hechas por Drahé de Grand Pierre, que firma la dedi-
catoria al conde de Tolosa.
510 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
415. — Rélation de la déportation et de Vcxil a Cayenne
d^unjeune frangais sous le consulat de Baonaparte,
en 1802. Faris, 1816, 1 vol. 8*?
Por Ferragus de Gelone. Véase el núm. 311.
416. — Rélation de Vétat actuel de la Nouvelle Ecosse. Tra-
duit de Tangíais par F. Soulés. París, 1787, 1
vol. 8.°
Traducción francesa de una obra anónima publicada en
Edimburgo en 1786 con el título de An accouiit oí the
prcsent state of Nova Scotia, i reimpresa allí mismo con
notables agregaciones en 1787, con el título de The present
State of Nova Scotia. El autor de ella es S, Hollings-
woRTH. V. Watt Bihliotheca Britannica, p. 506 f. Véase
el ntím. 6.
él7.— Rélation da GroenJand. Paris, 1647, 1 vol. 8°
Liiiro curioso, varias veces reimpreso, insertado en el
Recueil de voyages au Nord'i traducido al alemán en 1674
por Hendrich Sivers. Fué escrito por Isaac de la Peyrére,
célebre erudito francés del siglo XVII, que recojió los ma-
teriales para este libro, i para una Rélation de Vlslande,
publicada en 1663, durante su residencia en Dinamarca,
como empleado de la legación de Francia.
418. — Remenihrancer (The); or Impartial repository of
pttblic events, from. 1775, to 1784. London, 17
vols. 8.°
Esta compilación periódica contiene una gran cantidad
de documentos concernientes a la historia de la revolución
norte-americana, de tal suerte que se le considera una de
las mejores fuentes para estudiar aquellos sucesos. Fué
publicada por John Almon, escritor, editor i librero de
Londres, muerto en 1805.
4^19.— Repertorio Americano (El). Londres, 1826, 4 vols.
go
Periódico trimestral que comenzó a publicarse en Lon-
dres en octubre de 1826, i que sólo dio a luz cuatro núnie-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 511
ros O tomos de mas de 300 pajinas cada uno, con sus
índices respectivos. Fueron sus directores don Andrés
Bello i don Juan García del Rio, cuyas iniciales puestas
al pié de algunos de los artículos sirven para dará conocer
a sus autores. Entre sus colaboradores se contó don Vi-
cente Salva, cuyos artículos bibliográficos están firmados
con sus iniciales.
Este periódico publicó documentos i noticias muí impor-
tantes para la historia i la jeografía de América. Pero los
trabajos mas notables que contiene son los artículos de
crítica literaria escritos por don Andrés Bello. En este pe-
riódico (tomo II, pájs. 21-45) dio a luz su célebre estudio
sobre el oríjen de la rima asonante, tantas veces citado
por insignes eruditos, i plajiado mas tarde por un escritor
español que gozó de cierta reputación.
420. — Eéponse a la déclaration du Congrés américain.
Traduite de Tangíais par F. J. Freville. London,
1777, 1 vol. 8*?
Es la traducción del núm. 351, obra escrita en ingles
por Jonathan LiND.
421. — Réponse aux principales questions qui peavent étre
faites sur les Etats^ünis de V Amérique, par un
habitant de la Pensylvanie. Lau satine, 1788, 2
vols. 8.°
Por J. E. BoNNET, i destinada a servir de informe a los
emigrantes a los Estados Unidos. Reimpresa en la misma
ciudad en 1795, igualmente bajo el anónimo; pero publi-
cada en Paris en 1802 con el nombre del autor i bajo este
título: Btats Unis de l'Amérique a la ñn du XVIII siécle,
2 vol. 8^
422 Researches on America; being an attempt to settle
some points relative to the aborigines of America.
By an officier of the United States' army. Balti-
more, 1816, 1 vol. 8'^
Este libro es el primer bosquejo de una obra mas esten-
sa que su autor, James H. C. Mac Culloh, dio a luz el
año siguiente en Baltimore con el mismo título. El histo-
512 ESTUDIOS HISTORICO-BIBLIOGRÁFICOS
riador norte-americano Prescott, hablando de este libro
en la disertación final de su Historia de la conquista de
Méjico, dice lo que sigue: *'E1 Dr. Mac Culloh en este pe-
queño volumen, ha reunido una masa mayor de materiales
para ilustrar la historia de los aboríjenes del continente
que ningún otro escritor de nuestra lengua." I en el pri-
mer libro de la Historia de la conquista del Perú, dice:
"No puede hallarse una autoridad mejor acerca de las
antigüedades americanas."
423.— 7?eseña histórica de la campaña del Perú de 1838 i
1339 i XI aniversario de la batalla de Yungai.
Santiago, 1851, en 8.°
Relación sumaria i compendiosa de la campaña contra
la confederación perú-boliviana, escrita por don Miguel de
Barra, que sirvió en la secretaría de ejército. La parte
histórica de este opúsculo no consta mas que de 18 pa-
jinas.
424. — Reverles of a hachelor; or a book ofthe heart. Bj
Ik Marvel, New York, 1850, 1 vol. 12^
Novela interesante, muchas veces reimpresa, i traducida
al francés. Su autor es Donald Grant Mitchell, fecundo
escritor norte-americano, mas conocido con el seudónimo
de Ik Marvel con que ha suscrito el mayor número de sus
obras. Esta corta advertencia nos exime de anotar aquí
los otros libros anónimos de este mismo autor.
425.— i?eWevr (A) ofcapitain Basil HalPs travels in Nortb
America, in the years 1827 and 1828, by an Ame-
rican. New York, 1830, 1 vol. 8^
Es un análisis crítico de los viajes del capitán Basil
Hall a Estados Unidos de América, cuyas apreciaciones
sobre ciertos puntos habian irritado la opinión, i dieron
lugar a muchos artículos de diario i de revista. El libro
que motiva esta nota, i que sólo consta de 149 pajinas,
fué escrito por un distinguido historiador, jurisconsulto i
estadista de Filadelfia llamado Richard Biddle. Véase el
núm. 317.
426. — Román politique sur Vétat présent des affaires de
NOTAS PAKA UNA BIBLIOGRAFÍA 513
VAmerique, oti lettres sur les moyens d^étabUr une
paix solide. Amsterdam (París), 1756, 1 vol. 12.°
Consideraciones políticas acerca de la guerra -entre
Francia i la Gran Bretaña, por Saintard, síndico de la
compañía francesa de las Indias. Véase su nombre en el
índice alfabético de autores.
V
427. — Rosecrans' campaign with the fourteenth army
corps. By W. D. B., correspondent of T/ze C/í?c//2-
nati Commercial. Cincinnati, 1863, 1 vol. 12.°
Historia de una de las campañas de la guerra civil de
los Estados Unidos, escrita por William D. Bickham, co-
rresponsal de un diario de Cincinati.
428. — Saggio delP astronomía cronológica e mitología de-
gli antiche Messicani, opera de D. Antonio León e
Gama, tradotta dallo spagnuolo. Roma, 1804, 1
TOI. 8.°
La dedicatoria de la traducción a la ciudad de Méjico
está firmada Pietro Giuseppe. ^Es éste el jesuíta mejicano
Pedro José Márquez, espulsado con todos los relijiosos de
su orden en 1767, autor de muchas obras publicadas en
Italia i en lengua italiana, i muerto en Méjico, adonde
habia regresado con motivo del restablecimiento en 1816,
de la Compañía de Jesús en los dominios del rei de España.
429 Scénes et pavsages dans les ^udes, par Paul Mar-
coy. Paris, 1861, 2 vols. 12^
Recuerdos de viajes en la América meridional, de poco
valor jeográfico. El verdadero nombre de su autor es Lau-
rent Saint Ckicq.
Véase la lista alfabética de autores.
éso.— Secret history; or the horrors of Santo Domingo^
in a series of letters, written by a lady at Cape
Franqais to colonel Burr, principally during the
command of General Rochambeau. Philadelphia,
1808, 1 vol 12^
TOMO VI í>3
514 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFTCOS
Libro interesante para conocer la historia de los horro-
res cometidos por los franceces durante su campaña en
Santo Domingo bajo los jenerales Leclerc i Rochambeau.
Su autor es una señora norte-americana, Miss Hassall.
431.— iS/r Henry Morgan^ the buccaneer. London, 1842,
3 vol. 8^
Novela fundada en la historia de los filibusteros de las
Antillas, i reimpresa en varias ocasiones. Su autor es
Edward Howard, escritor ingles, novelista popular, muer-
to en 1842.
432.— iS^/A' months in the West Indies in 1825 , London,
1826, 1 vol. 8^
Libro curioso i útil, traducido al holandés i varias veces
reimpreso en Inglaterra. La tercera edición inglesa, de
1832, lleva el nombre del autor. Es éste Henry Nelson
Coi.ERiDGE, escritor de talento i de instrucción, muerto
en 1843, que hizo este viaje acompañando a un tio suyo,
obispo de Barbada,
433.— SVxteenjears in Chili and Perú, írom 1822 to 1839.
By the retired governor of Juan Fernández. Lon-
don, 1841, 1 vol. 8"
Con retratos, mapas i láminas litografiadas. Aunque
este libro aparece como anónimo en algunas bibliografías,
porque en efecto el nombre del autor no figura en su por-
tada, basta recorrer algunas pajinas o siquiera leer la de-
dicatoria para saber que fué escrito por Thomas Sutclif-
FE, oficial ingles al servicio de Chile. Es una modesta na-
rración de sus recuerdos personales, de los sucesos ocurri-
dos < n Chile en esos años i en la campaña al Perú de 1837,
completada con la traducción de algunos documentos o de
fragmentos de periódicos.
Gobernador de la isla de Juan Fernández en 1835, cuan-
do ocurrió el terremoto que arruinó a Concepción i a otros
pueblos de Chile, Sutcliffe comunicó al gobierno de Chile
las observaciones que le sujirió esa catástrofe; i mas tarde
escribió la historia de esas islas con el título siguiente:
Crusoniana; or the history of the island o f Juan Fernán-
dez, Manchester, 1843, 1 vol. 8°. Sutcliffe, ademas, habia
NOTAS PARA IJNA BIBLIOGRAFÍA 515
publicado en Londres los dos opúsculos siguientes: Account
oíthe Earthqaake that occured on the island o f Juan Fer-
nandez, 1839, con 5 láminas; e Information of all connec-
ted with the Rep. ofChili, comprising the tinanciaí history
ofthat country, from 1822-39, 1840 en 8^
434. — Soirées hermudiennes, ou entretiens sur les évené
tnents qui ont operé la ruine de la partie frangaise
de Saint Domingue. Par T. C***, un de ees précé-
dens colons. Bordeaux, 1802, 8^
Por Félix Carteaux. Véase el núm. 215.
435. — Solemnes exequias de don Manuel Ignacio González
del Campillo, obispo de la Puebla de los Anjeles,
Méjico, 1814, 1 vol. en 4^
Por D. L. de Mendizábal i Fr. P. Vásquez.
4:36.— Souvenirs des Antilles: Voyage en 1815 et 1816 aux
Etats Unis et dans Varchipel caraibe. Par M
París, 1818, 2 vols. 8.°
Libro superficial i casi insignificante escrito por el barón
de MoNTLEZUN, oscuro escritor francés. Para otra obra
también anónima del mismo autor. Véase el niím. 487.
437. — Souvenirs d'un mutilé, récits de chasse dans le Nou-
veau Monde, par Paul Marcoy. Paris, 1862, 1
' YOÍ. 12^?
Recuerdos de viajes en el Perú, de escasísimo valor jeo-
gráfico, i con accidentes de pura imajinacion.
El verdadero nombre de su autores Laurent Saint Cricq.
Véase el índice alfabético de autores.
438.— 5/?ecíaíez7r (Le) américain, ou remarques genérales
sur V Amérique septentrionales Amsterdam, 1784,
1 vol. 8^
Libro curioso varias veces reimpreso, i seguido de una
memoria de 91 pajinas, con portada i filiación diferentes i
con este título: Recherches philosophiques sur lá découver-
516 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
te de VAinériqve, ou discours sur cette question, proposée
par Tacademie des sciences de Lyon. ¿La découverte de
i'Amérique a-t-elle été utile ou nusible au genre-humain?
En ella, el autor se empeña en probar que el descubri-
miento de la América ha sido tan funesto para ésta como
para la Europa. Fué escrito por Joseph Madrillun, lite-
rato francés que habia viajado en América, i que habién-
dose afiliado en el partido constitucional durante la revo-
lución francesa, fué acusado de mantener correspondencia
con el duque de Brunswick, i decapitado el 7 de enero
de 1794.
Madrillon es, ademas, autor de otro libro anónimo.
Véase Précis sur V Amérique Septentrionale, núm. 391, i
traductor del Voyageur ¿iméricain de Cluny, niím. 500.
439. — Storia delP America, in continuazione dei compendio
deIJa storia universalle del Sig: Conté di Segur^
opera oiiginale italiana. Milano, 1820-23, 29
vols. 18.°
En 1818, el editor de Stella, de Milán, emprendió la pu-
blicación de una historia de todos los paises, tomando por
base la historia universal del conde de Segur, i completán-
dola con historias orijinales o traducidas de los otros pai-
ses. La publicación se terminó en 1830, con 182 pequeños
volúmenes en 18°, de los cuales sólo 58 son traducción del
conde de Segur. La jeneralidad de las historias comple-
mentarias es mediocre, pero hai algunas traducidas de
otros idiomas que son obras de mérito. Sin embargo, esta
colección, ahora casi olvidada, tuvo grande éxito a la épo-
ca de su publicación.
Un erudito distinguido, Giuseppe Cumpa gnoni, escribió
para esta vasta compilación las historias de Rusia i de
América, Esta última, publicada sin el nombre del autor,
forma 29 pequeños volúmenes i contiene la descripción jeo-
gráfica de todos los paises de América, ija historia de su
conquista i colonización. El último tomo, que comprende
el índice jeneral de la obra, dá a conocer el nombre del au-
tor. Es una obra bien escrita, fundada en los libros co-
rrientes sobre la historia de cada pais; i aunque la investi-
gación histórica deja que desear, aun tomando en cuenta
la época en que se escribió, fué mui bien recibida dentro i
fuera de Italia.
"^ NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 517
440. — Sammarie and true discourse of Sit Francis Drake
West Indian voy age. Wherein weretaken the tow-
nes of Saint Jaga, Sancto Domingo, Cartagena and
Saint Agustine. London, 1589, 1 vol. 8.°
Opúsculo de 52 pajinas, sumamente raro, i por el cual se
ha pagado 5 libras esterlinas 15 chelines. Escrito por Tho-
raas Catks, cuyo nombre no hemos encontrado en el
Díctionary ofauthors de Allibone.
441. — Sammary (A) account oí the present ñourishing
state of the respectable colony of Tohago in the
British West Indies. lilustrated with a map and a
plan. London, 1774, 1 vol. 8:°
Pequeño volumen reimpreso en 1777, escrito por John
FOWLHR.
442.— Sí//22arj (A) view of America: comprising a descrip-
tion of the face of the country and of several
cities. London, 1824, 1 vol. 8*?
Por Isaac Candler, viajero ingles. Se refiere esclusiva-
mente a Estados Unidos.
443.— Sí/r les ñnances, le commerce, la matine et les colo-
nies. París, 1802, 2vols. 8^?,
Por Charles E. Micoud ü'Umons, administrador i escri-
tor francés, muerto en 1817.
444.— v9z?r Saint Domíngue, et des moyens de le rétablir par
T. B. Paris, 1814, 1 vol. 8^
Escrito por T. B. Desmaulants, según La France Litte-
taire de Quérard.
445.— Ta6/eai7 de Cayenne oa de la Gaiane franqaise, con-
tenant des renseignemtnt exacts sur son climat,
ses prodactions, les natureis da pays, les diffé-
rants ressources que Pon y trouve. Paris, 1799,
1 vol. 8.^
518 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOí>RÁFICOS
Por el vizconde Galard Terraube, que hizo tres viajes
a la Guayana francesa para rectificar las cartas marinas, i
que conoció perfectamente ese pais.
446. — Tableau de la Grande Bretrgne, de Vlrlande et des
possessions anglaises dans les quatre parties du
monde. Paris, 1800, 4 vols. 8^
Por Alexandre B. T. barón de Baert, escritor francés,
muerto en 1825. Esta obra contiene muchas noticias so-
bre las colonias inglesas i francesas en América.
4<4,7.— Tablean (Le) de rile de Tabago, ou de la Noavelle
Oualchre, Pune des isles Antilles de TAmérique. Ley-
de, 1665, 1 Yol. 12^
Por Charles de Rochefort. Reimpresa el año siguiente
en Paris con el apellido del autor. Véase el núm. 232.
448.— Ta/es and sketches. By a countrj school master^
New York, 1829, 1 voí. 12^
Cuentos de lectura popular por William Leggett.
449. — Travels throvgh the interior parts oí America. In a
series of letters. By an officer. London, 1789, 2
vols. 8^ con mapas i láminas.
Este libro, aunque de escaso mérito, i en parte un simple
plajio de la relación de la campaña del jeneral Burgoyne, a
cuyas órdenes sirvió el autor, fué reimpreso en 1790 i 1792,
dos veces traducido al francés, i una al alemán. La terce-
ra edición inglesa lleva el nombre del autor, Thomas Am-
BUREY, oficial ingles que hizo la guerra contra los norte-
americanos. Su relación tiene todo el sello de las pasiones
de la lucha.
450.— Tr/p {A) to México; or recoUections of a ten-mon-
ths^ramble in 1849-50. By a barrister. London,.
1851, 1 vol. 8*?
Escrito por Forres, abogado ingles.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 519
451. — Trois lettres addre'íses a Messieurs les réJacteurs du
Courriet des Pays-Bas. París, 1829, 8^ "
Opúsculo referente a la guerra de la independencia de la
América española, por don Manuel Eduardo de Gorostiza,
escritor i poeta mejicano, i cónsul jeneral de Méjico en Pa-
rís en esa época.
4<52.— Universal History hj Peter Parley. New York, 1850,
2 vols. 12.°
Por Samuel Griswold Goodrich, fecundo escritor norte-
americano, autor de una larga serie de libros elementales
de historia, de jeografía, de biografía i de ciencia, publica-
dos bajo el seudónimo de Peter Parley. Esta indicación
nos ahorra de hacer la larga lista de esas publicaciones.
Debe advertirse, sin embargo, que, a causa de la populari-
dad de estas obras, se ha revestido con el mismo seudóni-
mo a algunos escritos que no son de Goodrich. El catálogo
completo de las obras de éste se halla en Allibone, Dic-
tionary ofauthors.
4^0^.— Venid a {La) del Mesías en gloria y majestad. Por
Juan Josafat Ben-Ezra. Paris, 1825, 5 vols. 8^
Parece inútil decir que esta es la obra del jesuita chileno
Manuel Lacünza, i mucho mas anotar su libro como
anónimo cuando hai ediciones que llevan su nombre i has-
ta su retrato. Sin embargo, es frecuente hallar bibliogra-
fías en que se vé que sus autores desconocieron el nombre
de Lacunza. Véase, por ejemplo, t\ Diccionario jeneral de
bibliografía española por don Dionisio Hidalgo, tomo III,
páj. 457.
La Nouvelle biographie genérale, tomo XVÍ, páj. 887,
trae un pequeño artículo sobre Juan Josafat Ben Ezra, en
que dice lo que sigue: "Seudónimo del autor desconocido
de La Venida del Mesías. Se cree que este autor era ame-
ricano, i que vivia a mediados del siglo XVIII " Sin em-
bargo, en el tomo XXVIIÍ, páj. 626 de la misma obra, hai
un artículo sobre don Manuel Lacunza en que se le señala
como autor de aquel libro i se hace un análisis de éste,
contradicción natural en las obras trabajadas con la cola-
boración de muchas personas.
520 ESTUDIOS HISTORICO-BIBLIOGRÁFICOS
454. — Verdad {La) desnuda, periódico político i literario.
Guayaquil, 1839-1840, 2 vols. 8*?
Este periódico, comenzado a publicar el 1^ de junio de
1839 i terminado el 21 de mayo de 1840, consta de 28 nú-
meros de 16 pajinas, divididos en dos tomos con su índice
respectivo. Mas que simple periódico, debe considerar-
se como una importante colección de documentos i no-
ticias sobre la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839)
del mas alto interés para la historia de esa administración
i de la guerra que le puso término. Su autor fué don Anto-
nio José de Irisarki. Véase este nombre en el índice alfa-
bético de autores.
455. — Verloren Arbeyt ofte klaar en korthondigh ver-
toogh van in de Lantstreeke Guyana aan de vas-
te kuste van Amerika op de river Wiapoca gelegen
colonie, Atnsterdam, 1678, 1 vol. 4*^
Clara i concisa relación de la colonia situada en el río
Wiapoca en Guayana, -en la costa de América. Escrito su-
mamente raro, e interesante para la historia de las colo-
nias holandesas en Gua^-ana. Su autor fué Gerardus de
Myst.
456. — Viajero Universal (El), o noticia deVmundo antiguo
i nuevo. Obra compuesta en francés por Mr. de
Laporte, i traducida al castellano, correjido el ori-
jinal, e ilustrado con notas. Por D. P. E. P. Ma-
drid, 1795-1801,43 vols. 8*?
El verdadero autor de este libro es don Pedro Estala,
. presbítero, traductor en verso del Hdipo de Sófocles i del
Pluto de Aristófanes. Fué protejido del príncipe de la Paz,
quien le dedica recuerdos favorables en sus Memorias, se-
ñalando sus obras literarias (tomo II, pajina 266). Don
Leopoldo Augusto de Cueto, en la páj. CXVII, de su exce-
lente Bosquejo histórico critico de la poesía castellana en
el siglo XVIII, puesto como introducción al tomo 61 de
la Biblioteca de autores españoles de Rivadeneira, ha dado
una noticia biográfica del presbítero Estala.
Los seis primeros tomos son traducidos del francés
Desde el 7^ para adelante, la obra se titula: El viajero uni-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 521
versal o noticias del mundo antiguo i nuevo. Obra recopi-
lada de los mejores viajeros, por D. F. E. P. En esta par-
te, Estala ha aprovechado largamente los escritos espa-
ñoles de mediados i de fines del siglo pasado, particular-
mente los de algunos jesuitas contemporáneos de la espul-
sion. La sección relativa a Chile, que comienza en el tomo
XIV i ocupa todo el tomo XV, es casi una trascripción
completa del abate Molina.
Habiéndose reimpreso el primer tomo de esta obra en
1796, algunos bibliógrafos (i entre ellos Salva) la dan
equivocadamente por publicada en los años 1796—1801.
Las láminas que acompañan a algunos ejemplares son
de otra obm Colección jeneral de trajes que usan las na-
ciones del mundo descubierto, publicada en España en
esos años en 6 vols en 8*=*
Sobre la popularidad de que gozó la obra de Estala,
véase lo que dice el príncipe de la Paz en la pajina citada,
nota.
Los Annales de voyages, tomo XVI, pájs. 27—102 i 14?5
163, publicaron una traducción francesa por M. P. (Pisa)
de la parte correspondiente a las costumbres de los arau-
canos, la que, sin sospecharlo el traductor, ha sido toma-
da de Molina, como dijimos.
457.— Viajes de Enrique Wanton a las tierras incógnitas
australes i al pais de las Monas; en donde se es-
presan las costumbres, carácter, ciencias i policía de
estos estraordinarios habitantes. Traducidos del
ingles al italiano i de éste al español por D. Joa-
quín de Guzman i Manrique. Con láminas. Ma-
drid, 1778, 2 Yols. en 4^ menor. — Reimpresos en la
misma ciudad i completados en 1781-1785, en 4
vols. 4° menor.
Este libro no tiene nada de americano; i sólo se le ha
dado cabida en estas notas para desvanecer un error bi-
bliográfico.
Don Pablo Herrera, erudito autor de un Ensayo sobre
la historia de la literatura ecuatoriana, publicado en Qui-
to, hablando de don Ignacio Flores, natural de Latacun-
ga, profesor en el colejio de nobles de Madrid, i mas tarde
presidente de Charcas, añade lo siguiente en la páj. 111:
522 MSTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
"'Se dice que entonces ( hallándose en Madrid) escribió la
injeniosa novela titulada Viajes de Enrique Wanton, etc.
que contiene una delicada sátira contra las costumbres i
policía de Inglaterra, Francia i España. No existe, es ver-
dad, un comprobante que acredite que Flores hubiese sido
el autor; pero esta es la creencia de nuestros literatos des-
de que ella se publicó, esto es, desde fines del siglo pa-
sado."
Don Pedro Moncayo, analizando la obra de Herrera,
dice en la páj. 466 del tomo V de la Revista del Paciñco \o
que sigue: "No queremos hablar de una producción pican-
te e injeniosa {Los viajes de E. Wanton) atribuida a don
Ignacio Flores, porque no tenemos bastantes datos para
sostener tal aserción."
Vamos a hacer en pocas palabras la historia de este li-
bro para desterrar todas las dudas, que hemos visto con-
signadas ademas por otros bibliógrafos.
El libro de que se trata es realmente de oríjen italiano.
Fué publicado en Venecia en 1764, con el título de Viaggi
di En rico Wanton ai regni delle seimie e dei cinocefali, 4*
vol, en 8° con láminas. Es considerado por los críticos la
primera novela italiana del jénero filosófico, imitación en
la forma del célebre libro de Swift, i como él, crítica inje-
niosa de las costumbres, de los sabios i de los médicos de
su tiempo. Su autor fué un escritor veneciano, hijo de
padres armenios, Zacarías Seriman (1708 1784). Parece
que después de la publicación de los dos primeros volúme-
nes, la obra fué suspendida por la autoridad por haberse
conocido que no era la traducción de una obra inglesa sino
una sátira orijinal de muchas instituciones i de personajes
conocidos; i que a consecuencia de esto, los dos últimos
tomos se publicaron bajo el anónimo i dando a Berna por
lugar de impresión. La edición que conozco es la de Vene-
cia, 1824-1826, 6 vols en 12^, i ésta lleva el nombre de Se-
riman.
Un abogado español, llamado don Gutierre Joaquin
Vaca de Guzman i Manrique, que después fué oidor de la
audiencia de Granada, tradujo al español los dos primeros
tomos, i los firmó con su nombre abreviado, Joaquin de
Guzman i Manrique, lo que ha podido dar oríjen a que se
crea que es obra anónima; pero las iniciales con que firma
los prólogos no deja lugar a duda sobre la identidad de la
persona.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 523
Alentado con el éxito de la obra, se determinó a darle
fin con una conclusión orijinal suya; i éste fué el orijen de
la segunda edición en 4 tomos, hecha en 1781 -1784. En la
advertencia o prólogo del tercer tomo, firma como autor
de la continuación Rireguet (anagrama de Gutierre) Boi-
cocepalo cabeza de vaca, en griego).
Después de esta esposicion, no se puede poner en duda
que el autor de este libro no es el escritor quiteño don Ig-
nacio Flores. Pero a mayor abundamiento vamos a citar
la opinión irrecusable de un contemporáneo mui conocedor
de la literatura española de ese siglo. Don Juan Sempere i
Guarínos en su Ensayo de una biblioteca de escritores del
reinado de Carlos III, dice espresamente en el tomo VI,
páj. 112, que el autor del libro español (cuya primera mi-
tad es traducción del italiano) fué don Gutierre Joaquín
Vaca de Guzman i Manrique.
El nombre de este escritor es conocido ademas en la
bibliografía por ser autor de otra obra publicada en Gra-
nada en 1779, i por ser hermano de un poeta de cierta
• distinción. Véase D. L. A. de Cueto, páj. 148, de la estensa
introducción puesta al tomo 61 de la Biblioteca de auto-
res españoles de Rivadeneira.
458. — Viajes de arden suprema, por Fidel. Año de 1853,
54 i 55. Méjico, 1855, 1 vol. 4^
Por don Guillermo Prieto, poeta i economista me-
jicano.
459.— We de Grégoire López dans la Nouvelle Espagne,
por Fran9ois Sossa. Traduite nouvellement en
fran9ais por un pére de la Compagnie de Jésus. Pa-
rís, 1644, 1 vol. 12^
El traductor es el padre Louis Conard, jesuíta francés
(1592-1648), muerto en las Antillas.
460. — Vie da venerable don Jean de Pala fox, evéque c/'
AngéíopoUs, et ensuite evéque d^Osme, dediée á sa
majesté catholique. Cologne, 1767, 1 vol. 8.*^
Muchos ejemplares tienen una portada con fecha 1772.
Es la historia del célebre obispo de Puebla, don Juan de
524 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Palafox i Mendoza, i de sus famosas querellas con los jesuí-
tas. Esta obra fué escrita primitivamente por el jesuita
francés Fierre Champion, i comenzó a publicarse en 1688.
Sólo se imprimieron siete pliegos, i la publicación fué inte-
rrumpida por cuanto el padre Champion se pronunciaba
en favor del obispo i en contra de sus hermanos en relijion.
El doctor Arnaud se sirvió de esos siete pliegos impre-
sos para la historia del obispo Palafoux, que forma el 4^^
tomo de la Morale pr^tique des Jesuites.
En 1767, el abate Joseph Antoine Tossaint Dinouart,
en posesión del manuscrito orijinal del P. Champion, que
existia en la biblioteca de los jesuitas de Paris, escribió
este libro modificando el estilo del antiguo manuscrito, i
utilizando ampliamente la obra del doctor Arnaud e
insertando algunos documentos interesantes.
Este libro no posee un gran mérito literario, i no es mas
que una revisión modificada de una obra anterior. Pero es
útil para conocer la historia de las famosas querellas que
han dado tanta celebridad a este obispo, i que han impe-
dido su canonización.
461. — Vie {la), les aventures, et le voyage de Groenland
diíRév. P, Cordelier Fierre de Mesange. A veo una
relation bien circunstanciée de V origine, de Thistoi-
re, des moeurs et du paradis des hahitants du PóJe
Artigue. Amsterdam, 1720, 2 vols. 12.°
Aunque algunos bibliógrafos han clasificado este libro
entre las obras descriptivas sobre la América, es simple-
mente un viaje imajinario escrito por Simón Tyssot de
Patot, profesor de matemáticas en Deventer (Holanda) i
autor de poesías i de otras obras de imajinacion.
462. — View ofthe valley oí Mississipi; or the emigrantes
and traveller\s guide on the west. Philadelphia,
1834, 1 vol. S*?. Con 15 mapas.
Por el capitán Richard Bache, con cujas iniciales está
firmado el prólogo. Véase el núm. 358,
4^Q^.—Visit \^A) to the falls of Niágara in Í800. London,
1826, 1 vol. 8.°
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 5'25
Relación de un viaje a los Estados Unidos, por John
Maude, escritor ingles, formada por las notas de su libro
de memorias, sin orden i sin consideraciones jenerales.
464 Voyage a ía Guiane et á Cayenne, fait en 1789 et
annés suivantes, par L. M. B., armateur. Paris,
1788, 1 vol. 8^
FA autor de este libro es Fierre J. B. Nougaret, fecundo
escritor francés, muerto en 1823. Es un viaje supuesto,
destinado a suministrar noticias acerca de la Guaj^ana
francesa para el uso de los emigrantes i trasportados. El
libro no tiene la forma de la relación de un viajero sino de
una descripción histórica i Jeográfica del pais, formada so-
bre las noticias que se hallan ordinariamente enlosjeó-
grafos i viajeros. Nougaret no habia estado nunca en la
Guayana, i no hace mas que estractar lo que encontraba
en los libros que habia consultado.
Al reverso de la ante-portada se leen estas palabras: ije
poursuivrai le contre facteur, L. Prudhommen. M. Víctor
Nouvion, en la bibliografía de la Guayana que acompaña
a sus ^'Extraits des auteurs et voyageurs qui ont écrit sur
la Guyane^\ lo cataloga equivocadamente bajo el núm. 193
con el nombre de Prudhomme como autor.
465. — Voy age á la Louisiane, et sur le continent de PAmé-
rique septentrionales fait dans les annés 1794 á
1798, par B*** D***. Paris, 1802, 1 vol. 8*?
El autor de este libro es Louis Narcisse Baudry des Lo-
ziÉRES, como él mismo lo declara en su ^^Second voyage
a la Louisiana, faisant suite au premier^\ Paris, 1803,
2 vols. 8*^ En la dedicatoria de esta segunda obra hai bas-
tantes noticias biográficas del autor. Abogado i cultiva-
dor en Santo Domingo, sirvió en el ejército francés contra
la insurrección de los negros; i triunfante ésta se estableció
en la Luisiana. Vuelto a Francia en 1802, fué historiógra-
fo de marina, publicó diversas obras i murió en Paris en
1841 a la edad de ochenta años.
Las dos obras que hemos citado son importantes por el
gran caudal de noticias jeográficas e históricas que con-
tienen acerca de la Luisiana.
526 ESTUDIOS HISTORICO-BIBLIOGRÁFICOS
4í66. — Voyage á Ja Martinique, contenant diverses obser-
vations sur la physique, Phistoire naturelle, etc.,
faites en 1751 et années suivantes. París, 1763, 1
YOl. 4^
Relación muí estimada, leida en 1761 en la academia de
ciencias de Paris, de que el autor, Jean B. Thibault de
Chanvalon, era miembro correspondiente.
4^67 .—Voy age a la mer du Sud, fait par quelques offíciers
cotnmandans le vaisseau le Wager. Pour faire suite
aux Voy ages de Georges Ansoti. Traduit de Tangíais.
Lyon,1756, 1 vol. 4^
Existe ademas de este libro otra edición hecha el mismo
año en Lyon en 1 vol. en 12° Estaban destinadas a com-
pletar las dos ediciones francesas de los viajes de Anson.
No es una. traducción del ingles, sino una abreviación de
cuatro relaciones inglesas publicada poco antes por los
oficiales del Wager, naufragado en las costas occidenta-
les de la Patagonia. Después de los acontecimientos mas
dramáticos, los náufragos se dispersaron por diversos la-
dos i algunos de ellos volvieron a Europa. Las cuatro re-
laciones, a las cuales habria que agregar la del almirante
Bjron, que sólo se publicó en 1768, i que por tanto no
pudo conocer el abreviador francés, se completan unas a
otras.
La relación que motiva esta nota, resumen, como he-
mos dicho, de cuatro relaciones inglesas, fué escrita por el
abate Rivers, i revisada por el abate Mac. Antoine Lau-
gier, que gozaba en esa época de una alta posición litera-
ria en Lyon.
468. — Voyage a travers T Amérique du Sud de TOcéan
Pacifique a YOcéan Atlantique, par Paul Marcoy.
Ilustré de 626 vues par E. Rion, et acompagné de
20 cartes. Paris, 1869, 2 vols. 4*^
Libro hermoso por su edición i por sus grabados, pero
de escaso valor científico i jeográfico i sembrado de ficcio-
nes como narración de viajes. La imajinacion en el testo i
en los dibujos, desempeña mas papel que la seriedad de los
estudios. El nombre de Paul Marcoy que aparece al frente
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 527
de este libro es simplemente un seudónimo. Su verdadero
nombre es Laurent Sain-Cricq, escritor francés que viajó
en esos países como asociado a la célebre espedicion de
Castelnau. La mayor parte de los grabados de sus libros
son dibujados sobre las acuarelas pintadas por el autor.
Esta relación fué publicada primero en la revista de via-
jes titulada Le tovr du monde, donde el autor dio a luz en
1872 otros estudios de viajes. Véase su nombre en la lista
alfabética de autores.
469. — Voyage en Chili, au Pérou et au Mexiqae pendant
les années 1820, 1821 et 1822, par le capitaine B
(asil) Hall, officier de la marine royale; entrepris
par ordre du gouvernement anglais. Orné de la
carte de ees pays. Paris, 1825, 2 vols. 8*^
Esta traducción fué dirijida i revisada por Tvouis Satur-
nin Brissot-Tliivars, librero de Paris, i ejecutada por uno
de sus dependientes apellidado Leroy. Brisot Thivars ha
firmado con sus iniciales la nota preliminar del editor.
La librería Arthus Bertrand, que dio a luz esta primera
edición, publicó una segunda en 1834. En 1835, esta tra-
ducción fué reimpresa en La Haya, en 2 vols. 8^
De esta obra, justamente estimada, existen ocho edicio-
nes inglesas, tres de ellas hechas en el solo año de 1824, i
una traducción alemana.
470. — Voy age au póle Arctique, dans la baie de Baítin;
fait en 1878 par le capitaine Ross et ¡ieutenant
Parry. Paris, 1819, 1 vol. 8*^
Traducido del ingles por J. B. Defaucompret. Véase el
núm. 194.
4í71.— Voy age autour du monde, fait dans les années 1740,
41, 42, 43 et 45 par George Anson. Orné de cartes
et de figures en taille douce. Traduit de Tangíais.
Attisterdam, 1749, 1 vol. 4-
Traducción francesa de la obra anotada bajo el numero
492. Traducida por Elie de Joncoürt, fecundo escritor
francés nacido en Holanda. Este libro ha sido reimpreso
528 ESTUDIOS HISTÓmCO-BIBLIOGRÁFICOS
muchas veces. El abate de Gua de Malves revisó la traduc-
ción para la edición de París, 1750,4 vols. 12*^
472. — Voyoge autour du monde, íait en 1764 et 1765, sur
le vaisseau de guerre Le Dauphin, commandé par
le chef d'escadre Byron; dans lequel on trouve une
notice exHCte du détroit de MageUan, et des géans
appellés Patagons. Traduit de Tangíais parM.R*'^^*.
París, 1767, 1 vol. 12^
Traducido por J. B. Ant. Suard, célebre literato francés,
muerto en 1817, traductor de los viajes de Cook i de las
obras mas importantes del historiador Robertson.
473. — Voyage autour du monde, par la frégate du roi La
Boudeuse, et la flúte UEtoile, en 1768 et 1769. Pa-
rís, 1771, 1 vol. 4*?
Reimpreso con algunas adiciones en 1772, en 3 vols. 8^
Esta es la relación del célebre viaje de L. de BougainliIvIvE,
que firma la dedicatoria a Luis XV.
4^7 4^. —Voyage chez les peuples sauvages, ou Vhomme de la
n ature; histoire mor ale des peuples sauvages des
deux continents et desnaturéis des íles de la nier du
Sud, par F. Babié; d'aprés les Mémoires du cítoyen
R... París, 1801, 3 vols. 8^^
Reimpreso en 1803 en 3 volúmenes í con láminas, como
la primera edición. Es la obra del abate Geróme Richard,
erudito i naturalista distinguido, miembro del Instituto
de Francia en la sección de zoolojía.
4:75.— Voyage dans rAmérique Méridionale, a Vinterieur
de la Cote-Ferme, et aux iles de Cuba et aeja-
maique depuis 1808 jusqu' en 1819, par Julien M***,
Agen, 1823, 1 vol. 8^
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 5*29
Hai una segunda edición hecha en París en 1824. Algu-
nos ejemplares tienen un nuevo título en que se lee el nom-
bre del autor. Por lo demás, basta recorrer el libro para
hallar ese nombre en muchas de sus pajinas.
Era éste un negociante francés llamado Jullien Mellet,
que recorrió una parte de la América del Sur, Montevideo,
el Paraguai, las provincias arjentinas, Chile, el Perú, Gua-
yaquil, Quito, Nueva Granada, Jamaica i Cuba. Aunque
observador poco atento, i al parecer de mui escasa instruc-
ción, ha consignado algunas noticias útiles para la historia
de la revolución hispano americana. Con frecuencia, el lec-
tor americano tiene que hacer un esfuerzo para interpretar
los nombres propios, que están allí horriblemente estropea-
dos. Nos bastará citar un ejemplo. En la páj. 111 el almi-
rante arjentino don Guillermo Brown es llamado Miguel
Bruno.
476. — Voy age dans V Amérique méridionaíey commengant
par Buenos Ayres et Potosí jiisqa' á Lima. Par
Ant. Zacarie Helms. Traduit de rauglais par M. B.
B. de Y. París, 1852, 1 vol. 8^
El viaje de Ilelms, célebre mineralojista alemán que resi-
dió en América a fines del siglo pasado, fué publicado en
ese idioma. en tVesde en 1798. En 1806 fué traducido al in-
gles, abreviad(>, e impreso en Londres con un apéndice que
contiene otras loticias de esos paises tomadas de Alcedo i
de Ulloa. La Yer¿.ion francesa, hecha sobreestá traducción,
fué ejecutada por Bertrand Barere de Yieuzac, fecundo es-
critor '. traductor francés.
4:11.— Voy a;^'. dans la Han te Pennsylvanie et dans Vétat
de Nj ^ York, par un membre adoptif de la nation
Oneic'a. Traduit et publié par l'auteur des '^Lettres
d^un 'ultivateur américain^\ Paris, 1801, 3 vols. 8°
Obra interesante por los detalles que contiene sobre los
indíjei as de la América del Norte. Escrita en francés por
J. Héctor Saint John Crevecoeur, antiguo cónsul de Fran-
cia en Nueva York, muerto en 1813.
478.— í'uj ,? dans íes Etats-Unis de V Amérique fait en
178-t, conten ant une descript'ion de sa situation
To:\i() VI o4
530 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
présente, de sa popalation, agrictilture, commerce,
coutumes et nioeurs de ses hahitants; des nations
indiennes, avec quelques anecdotes sur plasieurs
wembres da congrés et ofñciers généraux. Traáuit
de Tangíais de J. F. D. Smith par M. de B... Paris,
1791, 2 vols. 8*?
En el título de esta traducción hai un error. El viaje de
Smith no fué hecho en 1784 sino en los años anteriores.
Ese año fué impreso en Londres. El traductor fué el vizcon-
de L. de Barentin de Montchal, escritor francés, muerto
en 1824.
4>79. " Voy a fy^es dans les parties intérieures de FAmérique
pendant le cours de la derniére gaerre, par un offi-
cier de Taniiée royale. Traduit de Tangíais. Paris,
1790, 2 vols. 8"?
Traducción anónima de la obra anónima de Thomas
Amburey (V.el núm. 449) hecha por P. L. Lebas, traductor
de muchas otras obras inglesas. Existe ademas otra tra-
ducción francesa de este libro con el nombre del traductor
Noel, i con el título de ^^fouriml d'un voyage íait dans Vin-
terieur de V Amérique septentrionales^ París 1793, que
tampoco dá el nombre del autor.
480. — Voyage dans les parties intérieures de V Amérique
septentrionales pendant les années 1766, 67 et 68,
(par John Carver). Traduit sur la troisiéme édition
anglaise par M. de C... avec de remarques et quel-
ques additions du traductcur. Paris, 1784, 1 vol. 8^
Libro importante sobre los indíjenas i las lenguas de la
América septentrional. El traductor francés es Jean Etien-
ne MoNTUCLA, sabio ilustre, autor de una famosa historia
de las matemáticas, i conocedor de algunas rejiones de
A nérica donde habla viajado como secretario del goberna-
dor de Cayena, i como astrónomo.
A'Sl. —Voyage de i' Amérique, contenant ce qui s^est passé
de plus remarquable dans F Amérique septentriona-
le, depuis 1534jusqu^ á presen L Amsterdam, 1723,
4 vols, 12"
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 531
En 1722 se publicó en París, con el título de ^'Histoire
de r Atnérique Septentrionale'' una obra referente al Cana-
dá por Bac^uerie de la Poterie, natural de la Guadalu-
pe, historia de escasa investigación i de pobre literatura,
cuyo mérito consiste en lo que el autor cuenta como testi-
go. El viaje anónimo a que se refiere esta nota es el mismo
libro, i la misma edición, a la cual se le ha cambiado sólo la
portada.
Algunos bibliógrafos mui distinguidos, i entre ellos Meu-
sel, en el tomo tercero de su ^'Biblioteca histórica.'^ se han
dejado engañar por la diversidad de títulos, i han señala-
do la misma obra de Bacquerie de la Poterie como dos li-
bros diferentes.
482. — Voy age de découvertes, a Vocean Paciñque du nord,
et autour du monde; dans lequel la cote nord-
oiiest de V Amérique a été relevée; ordonné par le
roi d^Angleterre, pour constater s'/7 existe un pas-
sage de Vocean Paciñque du nord á Vocean Atlanti-
que septentrional, executé en 1790 a 1795 par le
capitain Vancouver. Traduit de Tangíais. Paris,
1799 1800, 3 vols. 4*^, et un Atlas in folio.
Magnífica edición de una obra notable. Los traducto-
res franceses fueron J. Nicolás Demeunihr, escritor i polí-
tico francés, muerto en 1814, i el abate André Murellet,
fecundo escritor francés, muerto en 1819, economista, fi-
lósofo i crítico, i autor de un gran número de traducciones
de obras inglesas.
Existe otra traducción francesa de la obra de Vancou-
ver, publicada con el nombre del traductor P. F. Henry.
Paris, 1802, 6 vols. 8^
483. — Voyage (Le) de Vilíustre seigneur et chevaJier Fran-
cois Drach, adniiral d'Angleterre, á Ventour du
monde, Paris, 1627, 1 vol. 12*^
Esta relación, traducida de la obra inglesa de Fr. Pret-
ty, fué publicada por primera vez (pero sólo la primera
parte) en 1613, i reimpresa completa dos veces mas, e in-
sertada por fin por M, Edouard Charton en el tomo IV de
sus *' Voyageurs ancwns et rnodernes'\ El traductor fran-
cés fué F. de LouvENCOURT, señor de Vauchelles.
532 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
484. — Voyag-e de Marseille a Lima et dans les autres lieux
des Indes Occidentales par le sieur D***. París, 1720,
1 vol. en 12*?
La dedicatoria de este libro lleva la firma verdadera del
autor, DuRRET. Como este no habia viajado en i^mérica,
supone que él no hace mas que revisar i dar a la estampa
el manuscrito de un cirujano nombrado Bachelier, que se
embarcó en Marsella en diciembre de 1707, en el mismo
buque en que hizo su viaje el célebre franciscano Feuillée, i
cuya obra habia sido publicada en 1714-15. Toda la pri-
mera parte del libro de Durret hasta la salida de Lima, es
simplemente un estracto de la obra del padre Feuillée, de la
cual ha suprimido todo lo que se refiere a observaciones
astronómicas.
La segunda parte, que comprende la vuelta del viajero
por el Cabo de Hornos, describiendo de paso a Panamá i
Porto Belo, i luego por el Brasil, las Antillas i Madagascar,
está tomado de varios viajeros i contiene los mas curiosos
errores jeográficos.
FA padre dominicano Labat, en el prefacio de su '^Nou-
veau voyage aux isles de V Amérique'\ (Paris, 1722), seña-
la muchos de los errores i plajios del libro de Durret, que
no es, sobre todo en su segunda parte, mas que un viaje de
pura invención, una verdadera superchería literaria.
485. — Voyages du capitaine Robert Lade en différentes par_
ties de VAftique, de PAsie et de PAmérique: conté,
nant Phistoire de sa fortune^ et ses observations
sur les colonies et le commcrce de Espngnols, des
Anglais, des Hollandais, Traduit de Tangíais. Paris,
1744, 2 vols. 12"? .
Reimpreso en 1810 en Paris, en 1 vol. 8° Ordinariamen-
te se clasifica este libro entre los viajes serios, i se dá por
traductor el abate Prévost d'Kmles (V. el nüni. 227,
Hist. genérale des voyages), i en este carácter está coloca-
do en las bibliotecas. Sin embargo, nunca he visto el oriji—
nal ingles, ni lo encuentro mencionado en las grandes com-
pilaciones bibligráficas del Dr. Watt i de Allibone. Sin
atreverme a sostenerlo, sospecho que los viajes del r- pitan
Roberto Lade son una novela jeográfica escrita yr un
hombre instruido eintelijen te como lo era el abate ' T^vost.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 5B3
486.—Voyage du tour du monde, traduit de ritalien de Ge-
melli-Carreri. Par M. L. N. Paris, 1719, 6 vols. 16^
Traducción atribuida a Eustache Le Noble, i reimpre-
sa en 1727. La traducción es imperfecta, i las láminas de
la edición francesa son inferiores a las del orijinal italiano.
En el siglo pasado, este viaje fué el objeto de críticas i
de burlas. Se dijo que Geraeli-Carreri no habia salido de
Ñapóles, i que su libro era un tejido de invenciones urdidas
sobre la base de las relaciones de otros viajeros. El histo-
riador Clavijero i el barón de Humboldt han demostrado
después que en cuanto se refiere a Méjico, la obra del via-
jero italiano es digna de fé, i que sus descripciones no han
podido ser escritas mas que por un testigo de vi^^ta.
Aunque muchos bibliógrafos, De Bure entre otros, dan
por traductor de este libro a Le Noble, Barbier, en su
'*Dict. des annonymes^\ lo atribuye a Dubois de St. Ge-
NOis. Barbier destina una estensa nota a demostrar que
la traducción no puede ser la obra de Le Noble.
4<S7. — Voyage íait dans hs annces 1816 et 1817 de New
York a la Nouvelle-Orléans et de POrénoque auMis-
sissjppi par les petites et ks grandes Antilles. Par
Tauteur des ''Souvenirs des AntiUes^\ París, 1818,
2 vols. 8^
Libro lijero i superficial por el barón de Monteezün.
Véase el núm. 436.
488. -Voyage í A) from dhe United States to South Ame-
rica, performed di^ring the year 1821, 1822 i 1823.
Emhracing a description oí the city of Rio Janeiro,
ofevery port importúnce in Chili, of several in lo-
werPerú. Newburjport, 1823, 1 vol. 8^
Opúsculo de 80 pajinas, de que se hicieron dos ediciones
en el mismo año. Nosotros describimos la segunda. Su au-
tor fué Washington Chase, de quien no conocemos otros
escritos ni tenemos mas noticias.
439 — Voyage historique de PAmérique Méridionale fait
par ordre du roi d'Espagne par don George Juan
534 ESTUDIOS HISTÓRICO-HIBLIOGRÁFICOS
et don Antoine de Ullon; ouvrage qui contient une
histoire de incas da Perou, et les observations as-
tronomiques et physiques, faites pour determiner
la ñgurc de la Terre. Amsterdam, 1752, 2 vols. 4°
Esta traducción fué hecha por Eléazar Mauyillon, lite-
rato francés, historiador i gramático, muerto en 1779. La
edición es esmerada i de lujo, adornada de mapas i de nu-
merosas láminas. Las que se refieren a la historia de los
incas, son las mismas que habian servido para la edición
de Garcilaso, de que hemos hablado en otra parte. Véase
el núm. 237.
490. — Voyage pittoresqae autour dü monde, résamé gene-
ral des voyages de décoiivcrtes de Byron, etc.y re-
di gé par une sacíete de voyageurs et d^hommes de
lettres sous la dlrection de M. Dumont d'ütville^
París, 1833, 2 vols. gr. en 8^
El autor de este libro es M. Louis Reybaud. Véase el nú-
mero que sigue.
491. — Voyage pittoresque dans les deux Amériques, resu-
me general de toas les voyages de Colomh, etc., etc. ,
par les redacteurs du Voyage pittoresque autour du
monde, publié sous ¡a direction de M. Alcide D'Or-
higny, Paris, 1836, 1 vol. gr. en 8^
El autor de este libro es M. Louis Reybaud, viajero i
escritor que adquirió mas tarde una gran nombradla como
economista i como autor de ""Gerome Paturof\ D'Orbig-
ny no hizo mas que dar su nombre a una empresa de libre-
ría, como Dumont D'Urville lo habia dado para otra obra
análoga, deque también fué autor M. Louis Re3^baud.
4;92.— Voyage (A) round the world in the years 1740, 41
42, 43 i 44. By George A nson esq. commander in
chiefofa squadron ofhis Majesty^sships, sent upon
an expedition to the South Seas. Compiled from pa-
pers and other materials oí the R. H. George Lord
Anson, and pubhshed under his direction by Ri-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGUAFÍA 535
ch¿ird Walter, M. A., chapíain ofthe Centurión, in
that expedition. London, 1748, 1 vol. 4"^.
Este célebre libro, muchas veces reimpreso i traducido al
alemán, al francés, al holandés, al italiano i al español, ha
sido escrito por el ilustre matemático Benjamín. Robins, so-
bre los papeles i apuntes que le proporcionó el capellán de
la espedicion, cuj'^o nombre circula jeneralmente como el de
su autor.
La traducción francesa publicada anónima en 1749,
Amsterdan, 4", i reimpresa en Paris, 1750, 4 vols. 12*=*, fué
hecha por Elie de Joncourt.
493. — Voyage (A) to Mexí'co and Havana with some oh-
servations on the United States. Bv an italian. New
York, 1841, 1 vol. 8*?
Por Charles Barinetti.
494.— Fora^e (A) to Perú, in the years 1745, 1746, 1747,
1748 und 1749, writen hy the chapíain. To whJch
is added an appendix, containing the presen state
of the spanish affairs in America in respect to
mines, trade and discoveries, London, 1752, 1 vol.
12-
Este librito, muí interesante por la descripción del país
después del terremoto de 1745, i por las numerosas noti-
cias qne contiene, es la traducción del ^^Nouveau voyage
faitau Pérou^^ publicado el año anterior en Paris por el
abate Courte de la Blancharuiére, capellán del buque
«Conde».
495. — Voyage to South America, with an account of a
shipwreck in the River La Plata, in the year 18^7.
Bj the solé survivor. Boston, 1826, 1 vol. 12^
tiste pequeño volumen, que cuenta la historia de un ñau
frajio desastroso i trájico, fué escrito porGeorgeFRACKER.
4^^^.— Voy ages ( The) and adventures ofcapt. Robert Boy-
le, in se vera I parts, of the world. Towhich is an-
536 ESTUDIOS HISTORICO-BIBLIOGRÁFICOS
ded the voyfige oí Richard Castleman, with a des-
cription ofthe city oíPhiladeíphia and the country
of Pennsylvania. London, 1726, 1 vol. 8*^
Libro muchas veces reimpreso i traducido a varios idio-
mas. Los viajes de Bojle son una simple ficción, i como tal
han sido incluidos por Garnier en su colección de ^'Voyages
imaginnires,^^ pero parece que la relación de Castleraan es
auténtica. El autor de este volumen es William Rufus
Chetwood, librero de Londres, autor de otros escritos,
muerto en la pobreza en 1766.
497. — Foj' ¿i ofs dans les vallées des quinquinas, Bas-Péroii,
1849-1861, par Paul Marcoy. Paris, 1871-1872.
Relación pintoresca de viajes al interior del Perú, publi-
cada en la revista de viajes titulada "Le tour dii Monde''.
El verdadero nombre de su autor es Laurent Saint Cricq.
Véase la lista alfabética de autores.
498. — Voyages d' un philosophe, ou observations sur les
moeures et les arts des peuples de P Afrique, de V
Asie et de T Amérique. Iverdon, 1763, 1 vol. 12^
Es una colección de fragnientos sacados de los manus-
critos de Pierre PoiVRE, célebre viajero i filósofo francés,
muerto en 1786, que se ocupó principalmente en propagar
el cultivo de varias plantas útiles en algunas colonias fran-
cesas, i en suavizar la suerte de los esclavos. Estos fragf-
mentos, reimpresos muchas veces con el nombre del autor,
revelan el talento de un verdadero observador i el alma de
un filántropo.-
499. — Voy ages interessants dans differentes colonies fran-
qaises, espagnoles, anglaises, etc., contenant des
observations relatives á ees contrées; et une memoi-
re sur les maladiés les plus communes a Saint Do-
mingue. Avec des anecdotes singuliéres. Le tout re-
digo et mis au jour d'aprés un grand nombre de
manuscrits par M. N... Paris (sin fecha) 1 vol. 8.°
Por Pierre J. B. Nougaret, autor del " Voyage a le Giiia-
ne' et de la '' Hist de la Guerre civile' de que hemos habla-
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 53?
do en los números 304 i 464. Nougaret dice que este libro
está basado sobre los papeles de su tio M. B*** ('Bour-
geois), secretario de la cámara de agricultura del Cabo."
Probablemente éste es el autor del poema anónimo ^'Chris-
tophe Colotnb', descrito bajo el numero 91.
El libro de Nougaret es una pobre compilación, mui des-
cuidada i sin ningún interés. Algunos bibliógrafos han ca-
talogado este libro bajo el nombre de Bourgeois, que apa-
rece allí como autor de una memoria sobre las enfermeda-
des reinantes en Santo Domingo i que ocupa cerca de cien
pajinas del libro.
^OQ.— Voyageur (Le) amérícain, ou observations sur l'état
actuel,la culture, le commerce des colonies britanni-
ques en Amérique, Traduit de Tangíais parM.J.
M... Amsterdam, 1782, 1 vol. 8^
Traducción de la obra de Alexander Cluny. V. el núm.
19. El traductor francés es Joseph Mandrillon. Véase el
núm. 438.
501.— Vue de la coJonie cspagnole du Mississippi, ou des
provjnces de Lotiísiane et Floride Occidentale en
Vannée 1802, par un observateur résident sur les
lieux. Paris, 1803, 1 vol. 8*?
El autor de este libro es Berquin Du Yallon, natural de
Santo Domingo, i establecido en la Luisiana después de la
revolución en la parte francesa de aquella isla. En la por-
tada del libro el autor se designa así: "B Duvallon,
éditeur."
Esta obra es un cuadro descriptivo de la Luisiana occi-
dental bajo el réjimen español escrito con dureza pero sin
interés.
Berquin Du Vallon es autor de de algunas poesías i
de algunos escritos sobre Santo Domingo publicados con
su nombre.
502.— Washington : a hiography personal, militarv, and
poUtical^t\N York, 1856-1860, 3 vols. 8^-^
Historia popular e ilustrada, comenzada por Rufus
Wilncot Griswold, erudito i fecundo escritor norte-ameri-
cano, editor de importantes compilaciones de poetas i pro-
538 ESTUDIOS HISTÓllICO-BIBLIOr^RÁFICOS
sadores de los Estados Unidos. Habiendo fallecido en 1857
sin dejar concluida su vida de Washington, otro escritor
norte americano, Benson J. Lossing la terminó. Este últi-
mo es autor de una gran cantidad de libros ilustrados
sobre la historia de Estados Unidos, todos los cuales han
prestado un gran servicio a la difusión de los conocimien-
tos útiles.
503. — Washington and the generáis ofthe american revo-
lation. Philadelphia, 1847, 2 vols. 12^
Libro de lectura popular, retirado de la circulación des-
pués de un proceso seguido por J. T. Headly, autor de una
obra con el mismo título. Fué escrita por Rufus W. Gkis-
WOLD, autor de la obrja anotada en el número anterior.
^Q^.— West Indian{tlie): a comedy.l.onáim.A'lll. 1 vol. 8^
Comedia de Richard CuMiJERLANo, llamado por Golds-
mith "el Terencio de la Inglaterra." En las ediciones pos-
teriores lleva el nombre del autor. Esta comedia ha sido
traducida al francés, al danés i al alemán. Andrieux la imi-
tó con el título de ''Le jcuné creóle.'
505 White {The) slave; or memoirs oía fugítive. Boston,
1852, 1 vol. 12^
Interesante novela anti-esclavista, muchas veces reim-
presa en Estados Unidos i en Inglaterra con pequeñas mo-
dificaciones de título, i de la cual existen tres traducciones
diversas al francés i varias ediciones en este idioma. Su au-
tor es Richard Hildret, notable escritor norte-americano
i autor de una valiosa historia de Estados Unidos.
506.—Youth (The) ofjefferson; or a chronicíe ofcollege Se-
rapes. New York, 1854, 1 vol. 12*^
Por John Cooke, novelista, poeta i biógrafo norte-ame-
ricano, nacido en 1830.
507.— Zuloe, ou Ja reíigieuse reine, épouse et mere, sans étre
coupabJe; histoire contenant des details inconnus
jusqa' a cejour sur T existence da dernier Inca du
NOTA8 PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 5í?9
Pérou et de sa famille, dont les descendants porte nt
rHhstre nom de Montezuma, par M. R. M. París,
1816, 3 Yols. 12.0
Basta copiar el título de esta novela para suponer lo
que debe ser. Su autor es Raoui Marcé, poeta i novelista
francés, cuyas obras están completamente olvidadas, i cu-
yo nombre es casi del todo desconocido, apesar de haber
compuesto entre otras obras dos odas referentes a la con-
sagración de Carlos X i un poema en catorce cantos titu-
lado "La Solitude."
^^^^mmmAmMmm
\mm ALFABÉTICO DE AUTORES.
A
Abbot, Jacob, Memoranda, etc., 334. — New England and her ins-
titutions, núm. 354.
Abelin, J. F., Newe Welt, 356.
Adams, W. I., Brave Oldt Sadlt, 69.— Fightingjoe, 177.
Alberdi, Juan Bautista, -Bioo-r. c/e/ y. Búlnes, 61. — Peregrinación
de Luz del Día, 380.
Alengar, José Martiniano, Cartas, 84.
Alfaro i Pina, D. L. Relación descriptiva, 410.
Almodovar, Duque de, Historia política, 250.
Almon, John, Remembrancer, 418.
Alsop, Richard, Geographical, nat. and civil hist. oí Chili, 186 i
187.
Alvarez de Toledo, D, José, Maniñesto, 310.
Ames, Fisher, Inñuence oí democracy, 277.
Anburej, Thomas, Travels, 449 Voyages, 479.
Anderson, Adam, Htstorical and chronological, 254
Anderson, Johann, Hist. naturelle de í Islande, 229.
André, J. F., Hist. des flibustiers, 216.
AngeHs, Pedro, Ensayo histórico, 152. —Noticias hiográñcas, 364.
Anghiera, Petrus Martyr, History ofthe West Indies, 251.
'"' Los títulos de las obras están abreviados. El número que sigue a cada
uno de ellos servirá para buscar la nota bibliográfica que le corresponde.
542 ESTUDIOS HISTORICO-BIBLIOGRÁFICOS
Arcos, Antonio de, Atlas histórico, 45. — Historia dos estados d'
America, 246.
Arnaud, Antoine, His. de Palafox, 1 95.
Avezac, Arnaud Pasca] d', Martin Hvlacomdus, 312.
B
Bache, Richard, Notes on Colombia, 358 — F/ew oí Mississippi,
462.
Bachelet, A. J. M., Flore de Terre Neuve, 179.
Bacquerie de la Poterie, Voyage de V Amérique, 481.
Baert, Alexandre, Tablean de la Grande Bretagne, 446.
Bancrof, Edward, Essav, 163.
Barbé Marbois, Comte Fr., Complot d' Arnold, 10^.— Journal
c/' un deporté, 283. — Reñexions sur Saint Domingue, 404.
Barbeu, Dubourg, Lettrts d' un fernner. 297.
Barbosa Bacelos, Antonio, Relacao diaiia, 405.
Barcia^ Andies González de, Ensayo cronolójico, 150.
Barinet, Charles, Voyage to México, 493.
Barón, Hist. de la foncl'ation des colonics, 20v3.
Barra, don Miguel de la, Reseña histérica. 423.
Barére de Vieuzac, Bertrand, Vfyage dans V Amérique, 476.
Barrow, John, Cronologial Ahridgmmt, 92.
Baskett, James, Hist. ofSt. Domingo 263.
Baudry des Loziéres, L. N., l'oynge a la Louisiana, 465.
Beaumont de Brivazac, Europe et ses colomes, 168.
Behrens, Cari. Fridr. de, Hist. de /' exftedition, 211.
Bello, Andrés, Biblioteca Americana, 53. — Repertorio Americano,
419.
Benzoni, Girolamo, Recentes nov orbis historiae 397.
Beretario, Sebastian, Compendio de ht vida del P. Anchieta, 107.
Bernard, Fr.. Analyse de V hist'dre des deux Indes, 29.
Berquin, Du Vallon, Vue de la co'onie du Mississippi, 501. '
Beverley, Robert, History of I irginia, 257.
Bit-khan, William, Rosecran' s Cíun/iaign, 4?27.
Biddle, Richard, MemoirofS. Cabnt 3\7 —Review, 4^25.
Biggs, James, History of Mirand i's expedition, 256.
Bianey, cap., Excursión thn>ugh the I'. S., 170.
Blocquel, Simón, Beaux traits de 1 hi toire, 4^9.— Jeune voyageur,
282. -Nouvel ahregué du voyageur, 366.
Blome, Richard, Amérique, 23 —Dcseription dc^ islcs, 127.
Blosseville, Vicomte de, Ivlémoires du tétiéral Morillo, 321.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 1343
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Boesnier, Mexique { / e) conquis, 246.
Bolland, William, Coloniae anglicanae, 100.
Bom Retiro' Yí'zconde de. Imperio do Brazil, 273.
Bonnet, J. E., Reponse aux principales questions, 421.
Bonneville, C, Amérique {De P), et des Americains, 26.
Borges de Barros, Domingo, Merecimento das mulheres, 345.
Borland, Francis, Afenioirs of Darien, 331.
Bos, Lambert Van Der, Leven en daren, 301, 302.
Bouclier, Pierre, Histoire veritahle, 235.
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Bourgeois, Christophe Colomb, 91.
Bourgoing, J. F., Histoire des fíibustiers, 217.
Bowel, A., Naval monument, 353.
Bowen, D., History oí l'hiladelpliia, 262.
Brezennec, Alfred, Histoires c/' amour, 236.
Briamont, Alexis Henri, Le corp belge, 120.
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Broé, Bon André comte de, Hist. de la conquéte du Perou, 197. —
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544 ESTUDIOS HISTÓRlCO-BlBLTOGRÁFrCOS
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Cates, Thomas, Summarie discourse, 440.
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Cullion, F. Val de. Examen de F esclavage, 169.
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Ch
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Chevrier, F. Antoine, U Acadiade, 2.
Child, Lydia María, Frist settlers, 178.— fíobomok, 270 Rebels,
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D
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Dalrymple, Alcxander, Account ofthe discoveries, 3,
Dalrymple, Sir John, Droits de la Grande Bretagne, 141.
Dapper, OHvier, Die Unbekante Nevé Welt, 136. i
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Davity, Fierre, Les estats, empires et principautez, 166.
Daurand, Paul, Hist. genérale des voyages, 226.
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Delacroix, Jaeques Vincent, Memoires c/' un americain, 329.
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Desalíes, Fierre, Aúnales du conseil de la Martinique, 32.
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Detroyat, Leonce, Court de Rome et Maximilien, 122. — Interven-
tion íranqaise au Mexique, 279.
Díaz, José Domingo, Recuerdos sobre la rebelión de Caracas, 403,
Dickinson, John, Lettres c/' un fermier, 297.
Dinouart, J. A. T., Vie de falafox, 460.
Dubois de St. Genois, ?, Voyage autour du monde, 486.
Dubuison, Paul Ulric, Abrege, 1 Lettres critiques, 295. — Nouve-
lles considerations, 367.
Duflot de Mofras, Eugéne, Notice sur le Chili, 362.
Durazzo, Marques Hippolito, Elogi di C. Colombo, 143.
Durret, Voyage de Marseille a I ima, 484
Duyckinck, Evert A., Irvingiana, 280,
TOMO VI
35
546 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
E
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Eidous, Marc. Ant. Hist. de la nouvelle York, 208.— Hist. des co~
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Engel, Samuel, Essai sur cette question, 159.— Memoire, 320.— Me-
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Esmangard, Charles, Colonies írancaises, 102.
Erondelle, Fierre, Nova Francia, 369.
Espejo, Jerónimo, Memoria^ 343.
Estala, Pedro, Viajero universal, 456.
Esteva, D. J. J. Guia de hacienda, 191.
Eustace, John Skey, Lettres, 300.
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F
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Flores, Don Ignacio, Viajes de Enrique Wanton (no es su autor),
457.
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Foigny, Gabriel, Aventures de Jacques Sadeur, 48.
Forbes, Trip to México, 450.
Forsyth, John, Observaciones, 374.
Fowler, John, Summary account, 441.
Fox, Charles Barnard, Record ofthe services, 401.
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G
Galard Terraube, viconte de, Tablean de Cajenne. 445.
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Galliffet, marquis de, Bivouacs de Veracrnz a Mexique, 66.
Galloway, Joseph, Historical and politicaí reflections, 255.
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— /Repertorio americano, 419.
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Gorostiza, Manuel Eduardo, Trois lettres, 451.
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and the generáis, 503. ^
Grossourdy, Rene de. Médico botánico criollo, 314.
Gueullette, Th. S,, Mille et une heures, 34^7. -Peruvian tales, 382.
548 ESTUDIOS histórico-biblioí>r1fi<jos
H
Hale, Salma, History oíthe U. S., 266.
Haliburton, Thomas Chandler, Americans at borne, 22.— Bubbles
oí Canadá, 7v5 — Clock-makei, 94 — English in America^
149.
Halket, John, Prccis toiichant la colonie de Lord Scikirk. 392.
Hall, Joseplí, Diseovery oftHe New World, 138.
Harailton, Thomas, Mend and manners in America, 344.
Hardinge, Mitress, Bclle Bovd, 50.
Harlein, J. D., Bcschrijivinge van Zurinanje, 51.
Harrisse, Henry, Biblioteca Americana, 55,— Id. Id, Additions, 56.
— Brief disquisitions, 72. — Don Fernando Colon, 140. —
Fcrnand Colomb, 176.— Notes on Colombus, 359 Notes
pour servir a la bibliographie, 360.
Hassael, Miss, Secret history, 430.
Havvks, Francis Lister, Early history oíthe southern states, 142.
-History ofthe U. S„ 268.
Helps, Artliur, Conquerors ofthe New World, 114.
Hennepin, P., Nouvelle decouverte, 237.
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Hewal, Alexander, Historical o fS. Carolina and Georgia, 253.
Hickeringill, Edmonó, Jamaica viewed, 281.
Hickman, GeorgeH., Life of general Cass, 306.
Hildreth, Richard, White slave 505
Hillard, George S., Memori¿d o f Daniel Webster, 337.
Hillard D'Auberteuil, Michel Rene, Considerations sur Suint Do-
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196.
HollingvYorth, S., Account ofNova Scotia, 6. — Relation de la N.
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Hornot, Antoine, Anecdotes américaines, 30.
Hormanden, Dan\e\, Journal ofthe procedings, 287.
Howard, Edward, Sir Henry Morgan, 431.
Hunt, Freeman, American anecdotes, 17 — Letters, 289.
Huntington, Jedediah Vicent., Alban, a tale, 10.
Huntley, Sir Henry V., California, 77.
Husband, Harmond, Impartial relation, 272.
Hutchinson, Thomas, CoUection of original papers,9H.
KOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 549
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Hurlbut, Williatn Henry, Gan Edem, or pictures oí Cuba, 184.
Ibañez de Echevarri, Bernardo, Histoire clu Paraguay, 222.
Irisarri, D. Antonio José de, Carta al Observador de Londres,!^.
— Censor americano, 89.— Historia del Epaminóndas del
Cauca, 243 — Verdad desnuda, 454.
Isassi, D. José Domingo, Memorias de lo acontecido en Córdoba.
339.
Jarvis, Russell, Biograpbical notice, 65.
Jefferson, Thomas, Ohservations sur la Virginie, 375.
Jefferys, Thomas, Atlas amérirjuain, 4^4-.— Conduitc des franjáis.
113.
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Johnson, Edward, History ofNew England, 261.
Joinville, Prince de, Guerre d' Amérique, 190.
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Joncourt, Hlie de, Voyage autour du monde, 471.
Jones, Life and adventures, 304. ''
K
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Lafond de Lurcy, Gabriel, Etudes sur V Amérique, 167.
I/afragua, D. José María, Hist. de la revolución de Aléj'co, 241.
Lagrange de Chessieux, G. A., La conduite des franc^aisjustiñé,
112.
La Harpe, Bernard de, Journal historique, 285.
Laing, David, Catalogue, 86.
Lamman, Charles, Letters from a painter, 291.
Langeac, N. de V Espinasse de, Anecdotes anglai^es et arnéricainSf
31.
Laiigworthj, Edvvard, Memoirs of Charles Lee, 332.
La Terriére, Fierre de S., Political account of Lower Canadá,
286.
La Tour, Bertrand de, Memoires de M. de Laval, 227.
Laumier, Charles Lazare, Histoire de la revolution^ 210.
Lanreau, Fierre, Z' Amérique découverte, 24.
Lawrence. William Beach, History of Louisiana, 259.
Lebas, P. L., Voyages, 479.
Leboucher, Odet, Julien, Histoire de la derniére guerre, 202.
hecha'úeux, Briefdiscours et histoire, 71.— Discours de Vhistoire^
137.
Lechevalier, Jules, Note sur la Guyane frangaise, 357.
Lee, Arthur, Political detection, 288.
Lefort, Histoire de ¡a revolution, 209.
Legett, William, Tales and sketches^ 448.
Le Noble, Eustache ?, Voyage uatour du monde, 486.
Leroy, Voyage an Chili, 469.
Lescarbot, Marc , Nova Francia, 369.
Leslie, Charles, ATew account of Jamaica, 353.
Letts, J. M., Pictorial view of California, 383.
Leverett, Ch. Edward, Memoir hiographical, 316.
Lind, Jonathan, Answer, ^S.—Reponse, 420.
Lizardi, don Joaquín Fernández de, Periquillo Sar miento, ^Sl.
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Longcham, Fierre de, Hist, impartíale, 228.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 551
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Louvencourt, F. de, Voyage de F. Drach, 483.
Lozano, P. Pedro, Individual i verdadera relación, 276.
M
Mac Afee, Robert B., History ofthc late war, 264.
Macaulay, Zachary, Haití, 192.
Mac Culloc, John, Conc/se ///síory, 111.
Mac Culloh, James R., Researches on America, 422.
Mac Guire, John P., Diary oía southern refugee, 135.
Madan, Cristóbal, Llamamiento de la isla de Cuba, 309.
Malo, Charles, Histoire de Saint Domingue, 212.
Mandrillon, Joseph, Précis sur V Amérique Septentrionale, 391. -
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Maree, Raoul, Zuloe ou la religieu^e, 507.
Marcgraf de Liebstad, G., Istoria Naturales Brasiliae.
Margry, Pierre, Origines transatlantiques, 377 .
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Martin, Fr., De Montcnim en Canadá, 126.
Martin, R. Montgomery, Colonial policy, 101.
Martínez de Legarza, D. J. J , Análisis estadístico, 28.
Maniré, D. Alejandro, Memoiias para la historia, 342.
Mascrier, Jean B. le, Mémoires historiques, 324.
Masón, John, RecoUectiotis, 400.
Maubcrt de Jouvest, Jean Henry, Lettres iroquoises, 299.
Mande, John, Fisit to Niágara, 463.
Mauvillon, Eléazar, Voyage historiqne de V Amérique, 489.
Mazzei, Filippo, Recherches historiques, 398.
Medeiros Correa, Joao, Breve relagao, 70. — Relacao verdadeira,
406.
Mellet, Jullien, Voyage dans T Amérique, 475.
Mendizábal, D. L. de. Solemnes exequias, 435.
Micoud d'Urmons, Charles E., Sur les finances, 443.
Mier Noriega i Guerra, D.José Servando Teresa de. Carta de un
americano al Español de Londres, 80. — Hist. de la revolu-
ción dKi la Nueva España, 242.
Mitchell, Donald Grant, Revieries oía bachelor, 424-
552 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRAPICOS
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Molina, don Felipe, Covp cVoeil sur Costa Rica, 121.
Molina, 1). Juan Ignacio, Co/77/?eí7ri/o delía StoriR, 106 — Kuzge-
íasste, 288.
Montalboddo, Antonio Franzano de, Paesi no vn mente retrovati,
378.
Montchal, Vicomte L. de Barentin de, Voyage dans les E. U.,
478.
Montenegro Colon, Feliciano, Compendio de la historia, 105.—
Geografía jeneraí, 185.
Montelezun, Barón de, Souvenirs des Antilles, 436. — Voyage,
487.,
Montmignon, Jean b., Choix de lettres édiñants, 90.
Montucla, Jean E., Voyage dans V Amérique, 480.
Moreau, Jacob Nicolás, Mémoire, 318— Voyage de découverte 482.
Morellet, André, Ohservations, 375.
Moxó, Luis de, Entretenimientos de un prisionero, 155.
Muriel, Domingo, Fasti novi orhis, 173. —Hi'^toria paraguajensis,
249.
Myst, Gerardus de, Verloren, 455.
N
Nassy, D. de IsL, Essii historique, 158.
Navarrete, Martin Fernández de, /^elación del viaje, 408.
Nougaret, Fierre J. B., Histoire de la guerre civÜe, 204. — Voyage a
la Guiana, 464.— Voyages interessants, 499.
Nicolson, P., Essai sur Vhist. mit de Saint Doaiingae, 162.
O
Ohert, Memoire sur Guatemala, 319.
Oelsner, Notice sur foel Barlow, 361.
Olmixon, John, British Empire, 74. -Het. Britannische Ryk, 193.
Olive, Don Pedro María de, Ensayo político. 154.
O valle, P. Alonso de, Relación verdadera, 411.
Oviedo i Valdes, Gonzalo Fernández de, Histoire naturelle, 231.
NOTAS PARA UNA BIBLIOGRAFÍA 553
Palacio Fajardo, Don Manuel, Esquisse de la revolution, 157.
Pascual, Antonio Diodoro de, Apuntes para la historia, 39.
Pauw, Cornelius de, Recherches philosophiques, 399.
Payno, D. Manuel, Colección de leyes, 97.
Pereyra da Costa, Francisco, Historia da guerra, 238.
Peyrére, Isaac de, Relation du Groenland, 417.
Pbilippe, Etienne André, Mémoires sur V Afriqae et V Amérique,
326.
Pichón, Tilomas, Lettres et mémoires, 298.
Pinault, Pierre Olivier, Relation ahregée, 412.
Piso, G., Historia naturalis Brasiliae, 248.
Placencia, Antonio, Diario militar, 134,
Plantius, Gasparus, Nova typis transacta navigatio, 370.
Poivre, Pierre, Voyages d' un philosophe, 498.
Poleur, Jean, Histoire naturelle, 231.
Pombal, Marques de, Relation abregée, 412,
Poncelin de la Roche Tillac, Charles, Almanacb americain, 11.
Poulin de Lumina^ E. Joseph, Histoire, 205.
Pradelle Baudouin, J., Hist. des Incas, 237.
Prévost d' Exiles, Ant. Francois, Histoire genérale des voyages^
227.— Voyages de Rohert Lade, 485. •
Prieto, Guillermo, F/a/es, 458.
Q
Quiros Millan, José, Carta de un ex-diputado, 81.
R
Raulin, Histoire de la Jamaica, 206.
Renjifo, Ramón, Memoria biográfica, 355.
Rcstrepo, Juan de Dios, Emiro Kastos, 145.
Reybaud, Louis, Voyage autour du monde, 490.— Foya^e dans les
deux Amériques, 491
Richard, Gerome, Voyage chez les sauvages, 474.
TOMO VI 36
551 ESTUDIOS HISTÓKICO-BIBLIOí^RÁFlCOS
Richelet, P., Histoire de la conquéte, 257.
Riva Agüero, José, Memorias para la historia del Perú, 341.
Rivers, Abbé, 'Voyage a la mer du sud, 467.
Robins, Benjamín, l'oyage round the world, 492.
Rocafuerte, Vicente, Bosquejo lijerísimo, 67. — Ensayo político,
153.
Rocha, Dardo, Rasgos biográficos, 395.
Rochefort, Charles de, Hist. naturelle, 232 — Tablean de Víle de Ta-
hago, 447.
Rodríguez, Simón, Libertador de América, 303.
Roubaud, Fierre J. A., Hist. genérale de 1 Amérique, 225.
Rousselot de Surgy, J. Ph., Histoire naturelle, 229. — Hist. de hi
Pensylvíinia, 23S.—Melangcs, 315. — Memoires geographi-
ques,?,2^. '\
Rozas, José María, Consulta a los sabios. 117.
Ruiz de Conejares, F. Al., Maravillosa aparición, 313.
Sairtard. Essais sur les colonies, 161 Lettres d' nn citoyen, 296.
— Román politique, 426.
Saint Cricq, Laurent, Scenes et paysages, 429. — Souvenirs d' un
mutilé, 4^37. — Voyage ¡i travers V Amérique, 468 — Voya-
ges dans les va 11 oes, 497.
Saint VaHer, Estat presen t, 165.
Sand, Robert Charles, Historia de Méjico, 244.
Sarmiento, Domingo F., Arjirópolis, 4' — Recuerdos de provincia,
402.
Schneidcr I. Gottlob, Memoires philosophiques, 325.
Seriman, Zacarías, Viajes de Enrique Wanton, 457.
Serviez, Alfred Em Roergas de, .-iide de camp, 9.
Shippen, Edward, Letters and papers, 290.
Sportono, Giovani Batista, Códice diplomatice, 95 i 96.
Suard, J. B. Ant., Hist. de T Amérique, 198. — Voyage autour du
monde, 472
Sutcliffe, Thomas, Sixteen years in Chili. 433.
Teixeíra de Macedo, Joaquín, Historia do Brazil, 245.
Ternaux, Charles, Aventures de donjuán de Vargas. 47.
Tíckell, Richard, Cassete verte ^ 85.
NOTAS PARA UNA BIBI^IOGRAFÍA 555
Ticknor, George, Hist. de Lafayette, 221.
Turneau de la Morandiére, Appel des ¿trangers, 37.
T^'SSQt de Patot, Simón, Fie et voyage de Groenland, 461.
U
ürcullu, Manuel María, Apuntes para la historia, 38.
Urízar Garfias, Fernando, Estadistiea de Chile, 164.
V
Yadillo, José Manuel, Apuntes, 40.
Valverde, Antonio Sánchez, América vindicada, 15.
Vallette Laudun, Joseph de \a, Journal cV un voyage, 284.
\'argas Ponce, José, Relación del último viaje, 409.
Varnhagen, Francisco \áo\pho de. Amador Bueno, 12.— Caca no
Brazi'l, 76.— Carta de C Colon, 79 — Épicos hrasileiros^
156. — Florilejio, 180. — Historia das lutas, 239. — Historia
geral do Brazil, 247. — Indios hr¿ivos, 270. — Memorial or-
gánico, 338. — Primera epístola, 394.
Yasconcellos, P. Simón de. Noticias curiosas, 365.
Vergara, P., Causa criminal, 88.
Villebrune, J. B. Lefebvre de, Mémoires philosophiques, 325.
W
Walker, Alexander, Colombia, 99.
Warden, David B., Art de veriñer les dates, 42 — Bihliotheca ame-
ricana, 54. — Bihliothec¿i americana scptentrionalis, 57.
Webstein, R. G., Het Britannische Ryk in America, 193.
Wright, Francisco Agustin?, Montevideo. Apuntes históricos, 348.
Z
Zañartu, Miguel, Cuadro histórico, 123.
Zarate, Agustin de?. Relación de lo sucedido en el Pirú, 407.
IjSÍÜIOE
ESTUDIOS HISTORICO-
BIBLIOGRÁFICOS
. Pajinas
La primera biografía i el primer biógrafo de Cristóbal
Colon 1
El- LIBRO mss disparatado que existe sobre la historia del
descubrimiento de América 17
Noticia bibliográfica de los poemas a que ha dado orí-
jen el descubrimiento del Nuevo Mundo 35
El proyecto de canonizar a Cristóbal Colon 59
Algunas palabras sobre la historia de la jeografía a pro-
pósito del descubrimiento de América 99
Algunas anotaciones a la vida i viajes de Cristóbal Colon
escrita en ingles por Washington Irving 121
La verdaü?:ka Guanahani de Colon por don F. Adolfo de
Varnhagen 129
Discurso ex la fiesta solemne del 12 de Octubre de 1892
celebrada por la Universidad de Chile en conmemora-
ción del 4^ centenario del descubrimiento de América... 135
Juan i S?:bastian Cahot según las últimas investigaciones
históricas 145
El descubrimiento del Rio déla Plata 111
Vida i viajes de Hernando de Magallanes 183
Advertencia preliminar 185
558 ESTUDIOS HISTÓlllCO-BlBLIOGRÁFICOS
CAPITULO PRIMERO
NACIMIENTO I FAMILIA DE HERNANDO DE MAGALLANES
Pajinas
Se embarca para la India. Espedicion a la costa oriental
del África. Su vuelta a Portugal. Magallanes hace la
primera campaña contra Malaca. Naufraga en los ba-
jos de Padua. Su presencia de espíritu. Asiste a la ocu-
pación de goa i al sitio de Malaca. Malograda espedi-
cion a lasMolúcas. Vuelve Magallanes a Lisboa. Hace
una nueva campaña en África. Sus correrías en Aza-
mor. Es herido de una lanzada. El rei desatiende sus
servicios. Rui Faleiro. Magallanes se desnaturaliza en
Portugal i pasa a España 195
CAPITULO 11.
Familia de Diego Barbosa. Se casa Magallanes con un
hija de ésée. Hace sus propuestas a la casa de contra-
tac^ion de Sevilla. Línea divisoria de las posesiones es-
pañolas i portuguesas. Juan de Aranda Primeras de-
savenencias con Faleiro. Viaje de Magallanes i Faleiro
a Valladolid. Servicios prestados a ambos por Aranda.
Celebran con éste un convenio participándole de los be-
neficios de la empresa. ...... 209
CAPITULO III.
a
La corte del rei de España. Migallánes i Faleiro encuen-
tran un protector en el obispo de Burgos. Sus prime-
ras conferencias con los ministros del rei. Manifiestan
sus proyectos i hacen proposiciones para ir a descubrir.
Dudas cosmográficas que despiertan estos proyectos.
Confianza de Magallanes. Contrato celebrado con la
corona. Disposiciones del rei en favor del viaje. Celos
de la Corte de Portugal. Sus reclamaciones diplomáti-
cas. Dificultades que oponen los oficiales de la casa de
contratación. El rei las allana. Nuevas e inútiles recla-
maciones del embajador portugués 219
índice 559
CAPITULO IV
Pajinas
Inutilidad de Faleiro para los trabajos de la escuadra.
Actividad de Magallanes. Contrariedades que sufría.
Desorden provocado en contra suya. Justicia que hace
el reí a Magallanes. Actividad en los aprestos de la
escuadra. Instrucciones del rei. Los ajentes portugue-
ses tratan de ganarse a Magallanes i Faleiro. El rei
separa a éste de la escuadra. Últimos aprestos- Maga-
llanes recibe el estandarte real. Salen las naves de Se-
villa. Testamentó de Magallanes. La espedicion zarpa
de Lúcar de Barrameda 233
CAPITULO V.
Noticias de la escuadrilla de Magallanes. Disposiciones
para arreglar la marcha. Permanencia en Tenerife. Pri-
meras dificultades con Juan de Cartajena. Magallanes
lo pone preso. La escuadra avista las costas america-
nas. Entra a la bahía de Rio de Janeiro. Negociaciones
con los indíjenas. Reconocimiento del Rio de la Plata.
Arribo a la bahía de San Julián. Magallanes se decide
a pasar allí el invierno. Descontento de sus capitanes.
Traman un complot. Se apoderan los sublevados de
tres naves. Entereza de Magallanes. Muerte de Luis
de Mendoza. El jefe de la escuadra sofoca la subleva-
ción. Castigo de los amotinados 245
CAPITULO VI
Magallanes manda hacer un reconocimiento al sur de la
bahía de San Julián. Navegación de Juan Serrano con
este objeto. Reconoce el rio de Santa Cruz. Su naufra-
jio. Magallanes socorre a los náufragos, que vuelven a
reunírsele. Esploracion al interior. Se dejan ver algu-
nos habitantes de aquellas rejiones. Su aparente difor-
midad. Relaciones de Magallanes con los patagones.
Combates de los castellanos con los patagones. Maga-
500 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Pajinas
llánes sale del puerto de San Julián. Una tempestad lo
obliga a recalar al rio de Santa Cruz. Continúa la na-
vegación. Avista el cabo de Las Vírjenes. Dos naves
se adelantan a hacer una esploracion. Entrada al Es-
trecho , 259
CAPITULO VIL
Magallanes reúne a sus pilotos en consejo. Esté van Gómez
combate el proyecto de Magallanes. Penetra la escua-
drilla en el Estrecho. Se separa la nao San Antonio.
Magallanes consulta de nuevo a los capitanes de su es-
cuadra. Parecer del piloto Andrés de San Martin. Se
continúa la esploracion del Estrecho. Descubrimiento
del mar Pacífico. Sublevación de la nao San Antonio.
Llegan a Sevilla los sublevados. Levántase en la corte
un proceso para descubrir la conducta de ellos, i prisión
de los principales 275
CAPITULO VIII.
La escuadrilla de Magallanes entra en el grande océano.
Los marinos españoles le dan el nombre de mar Pací-
fico. Tocan en unas islas que llamaron Desventuradas.
Sufrimientos en la escuadrilla: enfermedades i hambre.
Arribo a las islas de los Ladrones. Relaciones de los
castellanos con los isleños Róbanse éstos una chalupa
i son castigados. Reconoce Magallanes otras islas que
llamó de San Lázaro. Desembarco en una de ellas. Sus
relaciones i tratos con los isleños. Arribo a la isla de
Masaguá. Obsequios cambiados con el rei de esta isla.
El caballero Pigafetta va a tierra en comisión 289
CAPITULO IX.
Llega Magallanes a la isla de Zebú. Sus primeros tratos
con el rei de esta isla. Bautismo del rei, de la reina i de
cerca de ochocientos isleños. Castigo de los poblado-
ÍNDICE 561
Pajinas
res de la isla de Macthan. Magallanes determina ata-
carlos al saber que éstos se negaban a reconocer la au-
toridad del reí de España. Acomete esta empresa con-
tra el parecer de los capitanes de la escuadrilla. Com-
bate del 27 de abril de 1521. Arrojo temerario de
Magallanes. Su muerte. Su retrato trazado por el ca-
ballero Pig'afetta. Los vencedores se niegan a entregar
el cadáver de Magallanes 305
CAPITULO X
Recelos de los castellanos después de la muerte de Maga-
llanes. Entra el rei de Zebú en un complot contra ellos.
Matanza del 1° de Mayo de 1521. Toma el mando de
la escuadrilla Juan Caraballo. Se retira de la isla de
Zebú, dejando abandonado a Juan Serrano. Destruye
•la nao Concepción en la isla de Bohol. Visita varias
islas, i es depuesto del mando. Llegan los castellanos a
las Molúcas. Trájico fin de Francisco Serrano. Los re-
yes de aquellas islas reconocen la autoridad del rei de
España. La Victoria da la vuelta a Europa. Padeci-
mientos de la navegación. Los portugueses le toman
trece hombres de su tripulación en las islas de Cabo
Verde. Arribo a Sevilla. Premios concedidos a Sebas-
tian de Elcano. Conclusión
PRUEBAS E ILUSTRACIONES CONCERNIENTES A LA
VIDA I VIAJES DE HERNANDO DE MAGALLANES.. 331
Ilustración I. Nacimiento i primeros años de Magallanes 333
II. Relaciones de Juan de Aranda con Maga-
llanes i Faleiro 337
III. Carta de navegar de Martin Behaim 339
IV. La pretendida locura de Ruy Faleiro 345
V. La estatura de los patagones 349
VI. Los fuegos de San Telmo 351
VIL El nombre del estrecho descubierto por
Magallanes 355
VIII. Las islas Desventuradas 357
562 ESTUDIOS HISTÓRICO-BIBLIOGRÁFICOS
Pajinas
Ilustración IX. La última tripulación de la nao ^^Trini-
dad'' 359
,, X. El problema del ^'dia perdido' en la nave-
gación de Magallanes 361
,, XI. La nao Victoria después de la vuelta al
rededor del mundo 363
,, XII. Antonio de Pigafetta 365
,, XIII. El piloto Juan Sebastian de Elcano 367
NOTAS para una bibliografía de obras
anónimas i seudónimas sobre la histo-
ria, la jeografía i la literatura de Amé-
rica 369
LNTRODUCCION 371
NOTAS bibliográficas 377
índice alfabético de autores 54
FIN
OVERDUE.
846470
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/3
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