OBRAS COMPLETAS
DIEGO BARROS ARANA
OBRAS COMPLETAS
DE
DIE&O BAMOS ARANÁ
TOMO VII
ESTUDIOS HISTÓRICOS
(SS^^@^
SANTIAGO. DE CHILE
BANDERA, 50
n^\
2H400.— Lnp. Cervantes.— Bandera, 50.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA
I OTROS DOCUMENTOS INÉDITOS CONCERNIENTES
A ESTE CONQUISTADOR *
INTRODUCCIÓN
En la vida borrascosa i aventurera de los conquistado-
res españoles de América, los hombres que un dia habian
llegado a la cima de sus aspiraciones, se encontraban con
frecuencia el dia siguiente sumidos en una prisión, procesa-
dos por sus rivales o por jueces del rei, i no pocas veces
perdian en el juicio la vida, la fortuna, o por lo menos, los
títulos i honores que habian alcanzado mediante esfuerzos
casi superiores a la naturaleza humana.
Esta frecuencia de enjuiciamientos i de procesos revela
también en los conquistadores españoles un respeto por
las fórmulas legales, un amor por la chicana forense, que
ofrece el mas singular contraste con la violencia i la ilega-
lidad de sus actos. Los despojos mas injustificables, las mas
inauditas atrocidades cometidas por el abuso de la fuerza,
se cubrian con el manto de la justicia entre los pliegos de
* Este estudio acerca del Proceso de Valdivia se pubíicó en los
Anales de la Univeisidad de ' Chile (1873-1874) tomo XLIII,
pájs. 241-363; 639-811 i 813-832 i tomo XLIV, pájs. 163-276^
Los diversos estudios sobre Valdivia, sus socios i sus compañe-
ros, se insertaron ademas en la Revista de Santiago (1873). vSe hi-
zo una tirada aparte de este libro en 1874, 1 vol. en 4^ Santiago,
Imp. Nacional, 392 pájs.
Nota del recopilador.
TOMO vn 1
246471
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ESTUDIOS HISTÓRICOS
un espediente que solia tener uno o mas millares de fojas.
Los archivos españoles están atestados de espedientes de
esta naturaleza, comenzando por el que siguió el hijo de
Colon para obtener de la corona que le pusiera en posesión
de los honores i de los emolumentos ofrecidos a su padre
antes de emprender su primer viaje. El proceso de Vasco
Núñez de Balboa, desgraciadamente perdido para la histo-
ria, debia ocupar un sitio preferente entre esos papeles bo-
rroneados en que, entre muchas calumnias sembradas por
la envidia, se encuentran con frecuencia datos preciosos
para el historiador. Los procesos de Hernán Cortes i de
Pedro de Alvarado, impresos hace pocos años en Méjico,
(el primero en 1852 i el segundo en 1847) prestan igual-
mente un gran servicio a la historia por las infinitas noti-
cias que en ellos se encuentran diseminadas.
Los conquistadores del Perú siguieron con una regulari-
dad invariable esta práctica de hacer largos procesos i de
envolver todos sus procedimientos en las fórmulas legales.
El inca Atahualpa, inhumana e inicuamente sacrificado por
los invasores de su imperio, fué sometido a un proceso en que
se salvaron las apariencias legales, pero en que se cometie-
ron las mas abominables injusticias. Poco mas tarde, du-
rante las primeras guerras civiles de los conquistadores,
Pizarro i Almagro, desde sus respectivos campamentos, se
procesaron recíprocamente, ya para justificar su conducta
ante el rei, ya para tener adelantada la prueba contra su
contrario a fin de terminar el juicio después de la victoria
que esperaba cada cual. Vencido i prisionero. Almagro fué,
en efecto, sometido a juicio; i el espediente que le formó su
feliz rival, formaba un cuerpo de autos que ''se hizo tan al-
to como hasta la cintura de un hombre", dice un testigo de
vista, el caballero don Alonso Enríquez de Guzman,que to-
mó parte en esos sucesos.
Pedro de Valdivia, el famoso conquistador de Chile, fué
también sometido a uno^de esos procesos que preparaban
los odios i la envidia de sus contemporáneos. De ese proce-
so casi no ha quedado huella alguna en la historia, i to-
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA
das las relaciones, así como los documentos publicados o
conocidos hasta ahora, dejan apenas traslucir que la con-
ducta de ese caudillo fué pCvSquisada por uno de los gober-
nadores del Perú.
En CvSta introducción vamos a dar a conocer este proceso
del conquistador de Chile, presentando a nuestros lectores
hechos enteramente desconocidos de todos los historiado-
res. Para ellos contamos: 1*^ con el espediente seguido en
Lima por el licenciado La Gasea, pacificador del Perú, del
cual se nos permitió sacar una copia completa en Madrid
el año de 1859; i 2^ de la correspondencia del mismo La
Gasea, que forma un conjunto de documentos del mas alto
interés. Haré notar aquí que esta colección, formada en su
mayor parte de cartas dirijidas al rei o al consejo de In-
dias, no se encuentra, como deberia creerse, en el archivo
de Indias depositado en Sevilla; i que los papeles que con-
sulté, eran los borradores del mismo La Gasea, conserva-
dos relijiosamente por sus descendientes, quienes me permi-
tieron que sacara estas copias mediante los buenos oficios
del eminente literato i bondadoso amigo don Pascual de
Gayángos. La circunstancia de no hallarse estos papeles
en los archivos públicos ha sido causa de que los mas pro-
lijos historiadores que se han ocupado en los dos últimos
siglos de la conquista del Perú, hayan ignorado su exis-
tencia 1. En ellos se encuentran preciosas noticias, algunas
de las cuales vamos a estractar en seguida.
1 Prescott tuvo a la vista una relación manuscrita i anóni-
ma de los últimos sucesos de la guerra civil de los conquistadores
del Perú que cita con frecuencia en el capítulo III del libro V de
su excelente Historia de la conquista del Pera i que bajo el testi-
monio del infatigable investigador don Juan Bautista Muñoz,
atribuye al mismo La Gasea. Esa relación es simplemente una co-
pia algo modificada i abreviada de una estensa carta de La Gasea
al consejo de Indias, fechada en el Cuzco el 7 de mayo de 1548.
Fuera de este fragmento, el erudito historiador norte-americano
no ha conocido nada de la importante correspondencia del presi-
dente La Gasea, que le habría sido de la mas grande utilidad para
escribir la última parte de su historia.
ESTUDIOS HISTÓRICOS
Todos los historiadores de la conquista de Chile refieren
que en 1547 Pedro de Valdivia hizo un viaje al Perú para
a^^udar con su espada a los representantes de la autoridad
real, empeñados entonces en combatir la insurrección de
Gonzalo Pizarro. El mismo Valdivia ha referido prolijamen-
te este viaje en una carta dirijida al rei desde la naciente
ciudad de Concepción el 15 de octubre de 1550. Cuenta allí
el espléndido recibimiento que le hizo La Gasea, el cual "di.
jo público, añade Valdivia, que estima mas mi persona (|ue
a los mejores ochocientos hombres de guerra que le pudie-
ran venir a aquella hora, i yo le rendí las gracias teniéndo-
selo en mui señalada merced".
El mismo hecho está referido por el presidente La Gasea
en carta dirijida al consejo de Indias desde Andahuailas,
con fecha de 7 de marzo de 1548.
Se ve allí, que La Gasea estimaba en lo que valia el mé-
rito de Pedro de Valdivia, cuyos talentos militares eran
justamente apreciados en el Perú; pero sus palabras no re.
velan ese contento con que se enorgullecia el conquistador
de Chile. La Gasea creia desde entonces que Valdivia podía
prestar un importante servicio a la pacificación definitiva
del Perú, trayéndose a Chile a muchos hombres de espíritu
inquieto que estaban comprometidos en la rebelión de Pi-
zarro.
Durante toda la campaña contra los rebeldes. Valdivia
prestó excelentes servicios. La Gasea lo reconoce así en su
carta al consejo de Indias de 7 de mayo, en que hace una re-
lación cabal de los últimos sucesos de la guerra. De esta re-
lación consta que la voz de Valdivia era escuchada siempre
con atención en los consejos que celebraba el jefe pacifica-
dor, i que su persona estaba lista para acudir, sin tomar
en cuenta los peligros, a cualquier punto en que fuera nece-
saria. La Gasea refiere, ademas, que fué Valdivia quien to-
mó prisionero al terrible Carvajal, el segundo jefe de la in-
surrección, cuando huía del campo de batalla de Jaquija-
huana, en que acababa de sucumbir su ejército.
Sin embargo, el mismo dia en que La Gasea firmaba esa
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA
prolija relación dirijida al consejo de Indias, el 7 de mayo
de 1548, escribia una carta al rei, mucho mas breve que la
anterior, en que se limitaba sólo a recomendarle a los jefes,
oficiales i letrados que mas le habian servido en la campa-
ña con su espada i con sus consejos. El presidente señala
ios servicios prestados por el jeneral Pedro deHinojosa, por
Lorenzo de Aldana, Hernando Mejía, Pablo de Meneses,
Juan Alonso Palomino, Pedro de Cabrera, Diego Centeno,
Gabriel de Rojas i el obispo de Lima frai Jerónimo Loayza,
i pide para todos ellos las mercedes i recompensas que el
rei podia dispensar a sus buenos servidores; pero ni siquie-
ra nombra en toda su carta a Pedro de Valdivia.
¿Cuál es la causa de esta omisión? La lectura de toda la
correspondencia de La Gasea sirve para esplicárnosla.
Se sabe que hasta entonces Valdivia no tenia mas título
para llamarse gobernador de Chile que el que le habia con-
ferido el cabildo de Santiago, título precario, nacido de un
acto que podia calificarse de sedicioso, i que el rei o sus re-
presentantes lejítimospodian anular. La Gasea habia creido
recompensar suficientemente los servicios de Valdivia con-
firiéndole ese título, que el conquistador de Chile apetecia
mas que cualquiera otro honor i que cualquiera otra recom-
pensa. El 23 de abril de 1547, catorce días apenas después
de la batalla de Jaquijahuana, i cuando La Gasea estaba
mas ocupado en el castigo de los rebeldes i en la pacifica-
ción definitiva del Perú, dio a Valdivia, en la ciudad del
Cuzco, el apetecido título de gobernador de Chile.
Veamos ahora cómo esplica al consejo de Indias las ra-
zones que tuvo para hacer este nombramiento. '*E1 23 de
abril, dice la Gasea, se despachó Pero de Valdivia por go-
bernador i capitán jeneral de la provincia de Chile, llamado
Nuevo Extremo, limitada aquella gobernación desde Copia-
co, que está en 27 grados de la parte de la equinoccial ha-
cia el Sur, hasta 41 Norte Sur derecho meridiano, i en an-
cho desde la mar la tierra adentro cien leguas Hueste
Leste.
''Diósele esta gobernación por virtud del poder que de
ESTUDIOS HíSTÓmCOS
S. M. tengo, porque convenia descargar estos reinos dejen-
te, i emplear los que en el allanamiento de Gonzalo Piza-
rro sirvieron, que no se podían todos en esta tierra reme-
diar, i cupo dársela a él antes que a otro por lo que a S. M.
sirvió en esta jornada, i por la noticia que de Chile tiene,
i por lo que en el descubrimiento de aquella tierra ha tra-
bajado. Proveyósele del oficio de alguacil mayor de aque-
lla gobernación a voluntad de S. M., i otras cosas que por
capítulo pidió a S. M. para que en ellas hiciese lo que su
merced fuese.''
Al entregarle ese nombramiento, La Gasea autorizó a
Valdivia para levantar bandera de enganche en el Perú.
El gobernador de Chile queria traer a este pais un cuerpo
ausiliar para llevar a cabo sus proyectadas conquistas; i es-
taba facultado para reunir en torno suyo, no sólo a los
aventureros que, habiendo servido en las filas del ejército
del rei, se hallaban desocupados después de vencida la rebe-
lión, sino a los soldados de Pizarro que no hubieran mere-
cido otro castigo que el estrañamiento del Perú. En cam-
bio. La Gasea prohibió terminantemente a Valdivia que
trajese consigo indios peruanos, los cuales debian ser re-
partidos entre los conquistadores i pacificadores de ese
pais.
La Gasea, sin embargo, no tenia mucha confianza en la
puntualidad con que Valdivia debia cumplir estas instruc-
ciones; i temia ademas que los aventureros que habían de
acompañarlo a Chile cometieran todo jénero de depreda-
ciones i fechorías en el camino. "En 16 de mayo, dice él
mismo al consejo de Indias en carta de 25 de setiembre de
1548, envió al capitán Martin de Robles, hombre dilijen te
i deseoso de servir, a Arequipa para que ayudase a la jus-
ticia i a los vecinos de allí que la jente que en el pueblo de
aquella ciudad se habia de juntar i embarcar para Chile
con Valdivia no hiciese daño ni llevase naturales, i para
que los que allí acudiesen de los culpados de la rebelión de
Gonzalo Pizarro que no fuesen condenados a Chile, i pa-
reció que no convenia ir allá por ser hombres mui desaso-
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA
segados, los prendiese i envíase a Lima, para que de allí
con otros se enviasen a España."
Las cartas de La Gasea en que se consignan estas noti-
cias, tienen la forma de diario, en que el pacificador del Pe-
rú apunta dia por dia, i casi hora por hora, todas las ocu-
rrencias de alguna importancia. En la misma carta de 25
de setiembre se encuentra este otro hecho concerniente a
Pedro de Valdivia. "Este dia (18 de setiembre) recibí carta
de Arequipa de que Valdivia era partido para Chile por tie-
rra con ciento veinte hombres, i que la otra jente aguarda-
ba que los navios llegasen al puerto de aquella ciudad para
embarcarse en ellos e ir por mar."
Pero los denuncios i acusaciones contra Valdivia debian
repetirse mucho, cuando La Gasea se vio obligado a tomar
medidas estremas, como lo espone en una carta especial
que sobre este asunto dirije al consejo. de Indias con la mis-
ma fecha de 25 de setiembre. A consecuencia de esos denun-
cios, dice, "despaché desde el camino (del Cuzco a Lima)
una provisión al jeneral Pedro de Hinojosa, para que con
toda dihjericia fuese a Arequipa i con toda buena maña i
cordura visitase los navios i soltase todos los indios que en
ellos fuesen, i no consintiese que se sacase alguno; i que an-
simesmo procurase de prender al dicho Luis de Chávez i a
los otros condenados, i los enviase en buen recaudo aquí a
Lima.
"I con toda disimulación i secreto que pudiese, se infor-
mase de las cosas de Chile que me habian dicho, i que si ha-
llase ser verdad procurase de hacer volver aquí a Valdivia
i enviar la jente, porque se vaciase algo de la que en esta
tierra sobra, con don Juan de Sandoval, o con uno de otros
dos que se le señalaron; i para la persona que enviase se le
dióprovision en blanco, i que si no hallase que era como se
dice, disimulase i le dejase ir su camino, i le ayudase a aviar."
Pedro de Valdivia ha referido en su carta citada de 1550,
su entrevista con Hinojosa, cuando éste lo alcanzó en el
valle de Sama, un poco al norte de la actual ciudad de Tac-
na. La relación del conquistador de Chile, como único do»
jtííSTUDIOS HISTÓRICOS
cumento conocido hasta ahora referente a estos sucesos, ha
sido fielmente seguida por don Miguel Luis Amunátegui en
su inapreciable historia del Descubrimiento i conquista de
Chile (parte II, cap. IV, párr. 3°). Valdivia se muestra allí
leal i obediente a las órdenes del rei i de los representantes
de su autoridad en el Perú, cuenta artificiosamente la ma-
nera cómo se sometió al jeneral Hinojosa, su viaje a Lima
i su pronta rehabilitación en el concepto de La Gasea, tan
luego como éste hubo oidosus descargos; pero ha tenido un
particular esmero en ocultar todo lo que le era algo desfa-
vorable, o que a lo menos, pudiera parecerlo así. La histo-
ria no ha podido haísta ahora estudiar estos hechos mas
que por el testimonio de una sola parte; pero conviene co
nocer la carta del presidente La Gasea al consejo de Indias
escrita en Lima el 26 de noviembre de 1548, que da mui es-
tensas noticias sobre todos estos sucesos, a que está con-
traida casi por entero. Por este motivo le damos un lugar
en esta colección.
El licenciado Pedro de La Gasea goza en la historia de la
merecida reputación de hombre de alta prudencia. Encar-
gado por el rei de pacificar el Perú en momentos mui difíci-
les, sin armas, sin ejércitos, i hasta sin prestijio ante los
conquistadores, que veianen él un clérigo ajeno a la carrera
militar i a los afanes de la administración pública, La G'as-
ca supo ganarse a su partido a muchos capitanes, levantar
tropas, vencer la rebelión de Gonzalo Pizarro i cimentar la
paz i un gobierno regular en el pais en que sólo se habia he-
cho sentir el poder de las pasiones mas violentas i desorde-
nadas.
Indudablemente, él habria dirijido con su prudencia ha-
bitual el negocio concerniente a Pedro de Valdivia, cuyos
servicios conocia i apreciaba i cuya intelijencia no podía
ocultársele. Las acusaciones que La Gasea habia reunido
contra el conquistador de Chile, i que lo habian determina-
do a hacerlo revolver de su camino, o eran completamente
falsas, o recaian sobre faltas de poca entidad. Tan luego
como La Gasea hubiera conocido esto mismo, habría man-
PROCESO DÉ PEDRO DE VALDIVIA
dado que Valdivia se pusiese en viaje para asumir de nuevo
el gobierno de Chile.
Pero, entre tanto, el 24 de octubre de 1548 llegó al Ca-
llao una fragata que llevaba pliegos i noticias mui impor-
tantes de Chile. El cabildo de Santiago, después de celebrar
cuatro acuerdos los dias 29 de agosto, 3, 10 i 22 de se-
tiembre 2, habia resuelto enviar a uno de sus miembros, al
rejidor Pedro de Villagra, a dar cuenta a La Gasea del es-
tado de Chile i a pedirle que se sirviera confirmar a Valdi-
via en el carácter i rango de gobernador de este pais. En
esa misma fragata marcharon al Perú algunos soldados i
aventureros que iban descontentos de Valdivia, de quien,
según decian, hablan recibido agravios. El 24 de octubre,
uno de éstos dirijió a La Gasea un legajo sin firma alguna,
que contenia cincuenta i siete capítulos de acusación con-
tra Pedro de Valdivia. El acusador recorría todos los ac-
tos de la vida del famoso conquistador, desde que salió del
Perú en 1540, hasta que se embarcó en Valparaíso en di-
ciembre de 1547 para volver a ese pais, esto es, todos los
actos de su gobierno, fundando en cada uno de ellos una
acusación mas o menos grave. Por mas dispuesto que es-
tuviera La Gasea a poner, según los dictados déla pruden-
cia, un término a los procedimientos que habia iniciado
contra Valdivia, le fué indispensable formar un espediente
i seguir un proceso en regla.
En la acusación anómina, los cargos contra el conquis-
tador de Chile están amontonados sin plan ni concierto
alguno. Cada punto es una acriminación; pero éstas no
guardan un orden lójico, como seria por ejemplo el de se-
guir la sucesión de los tiempos o el de reunir en un capítulo
todos los hechos referentes a un solo jénero de faltas. Es-
tudiando, sin embargo, atentamente este curioso docu-
mento, se ve que todas las acusaciones se pueden reducir
2 Estos acuerdos están publicados en el primer libro de actas
del cabildo de Santiago, en el tomo I de la Colección de historia-
dores de Chile, pájs. 150 a 161.
10 ESTUDIOS HISTÓRICOS
a cinco puntos capitales: 1° Desobediencia a la autoridad
real o de los delegados del rei de quienes dependia el go-
bernador de Chile; 2*^ Tiranía i crueldad con sus subalter-
nos; 3*^ Codicia insaciable; 4*^ Irrelijiosidad; i 5'^ Costum-
bres relajadas con escándalo público.
Sobre el primer punto, se acusaba a Valdivia de mirar
siempre en menos la autoridad real i de haber querido sus-
traerse a toda samision a los gobernantes del Perú, de
quienes dependia inmediatamente. Al pisar el territorio
chileno en Copiapó, tomó posesión de él, no en nombre de
Francisco Pizarro, que lo habia mandado a CvSta conquis-
ta, sino como comisionado del rei; lo que importaba un
desacato a la autoridad del jefe de quien dependia. Mas
tarde se hizo nombrar gobernador de Chile por el cabildo
i el pueblo de Santiago, para independizarse de los gober-
nadores del Perú. Habiendo recibido poco después la pa-
tente de teniente g-obernádor ñrmsiáa. por Vaca de Castro,
Valdivia se la guardó sin comunicarla al cabildo porque
creia que este título rebajaba su autoridad. No se escusa-
ba de censurar las providencias que emanaban del mismo
monarca de España, porque según decia, administraba los
negocios de América sin conocerlos i obedeciendo a los
consejos interesados de sus cortesanos. Por último, ha-
biendo estallado en el Perú la rebelión que encabezaba
Gonzalo Pizarro, Valdivia habia dejado ver sus simpatías
por la causa de éste; con el objeto de auxiliarlo habia par-
tido para ese país en 1547; i si se plegó a la causa del rei,
fué sólo porque vio que la causa de la insurrección amena-
zaba ruina.
La segunda acusación se referia al despotismo con que
Valdivia habia gobernado en Chile. Durante el viaje al
través del desierto de Atacama, habia hecho ahorcar a dos
soldados llamados uno Escobar i otro Ruiz; mas adelante,
habia apresado a su socio Pedro Sancho de Hoz para obli-
garlo por la fuerza a desistir de la compañía que ambos
habian celebrado en el Perú. En Santiago habia hecho
ahorcar a don Martin de Solier, a un vizcaíno llamado
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 11
Costreño, a un Márquez, a Pastrana, procurador del ca-
bildo, a Chinchilla i a Juan de Bolaños; i tuvo confesado i
a punto de salir al patíbulo a un Yásquez. Acusábasele
ademas de mil actos de violencia, de haber dado de golpes
a muchas personas, de dar los puestos mas importantes a
los hombres mas insignificantes i mas ruines, entre los cua-
les los acusadores señalaban a Jerónimo de Alderete, i por
ultimo, de gobernar siempre por medio del terror i de la
opresión.
La codicia de Valdivia era, según sus acusadores, verda-
deramente insaciable. No le habia bastado adjudicarse para
sí solo, a título de repartimiento, las dos terceras partes
del territorio chileno, i no hacer concesiones a los que no
eran sus adictos parciales, sino que se daba trazas para
arrancar a sus gobernados p'or las amenazas o por la vio-
lencia el oro que habian recojido, los animales que poseian
las prendas que habian traido del Perú. Valdivia habia
comprometido la vida de sus soldados mandándolos a bus-
car oro en algunos puntos donde indudablemente debían
ser sacrificados por los indios. Por último, habiendo resuel.
to hacer su viaje al Perú, se hizo a la vela en Valparaíso
llevándose el oro de muchos colonos a quienes habia enga-
ñado miserablemente. El mayor número de las faltas im-
putadas a Valdivia en la acusación, se refiere a este punto;
i al efecto, se vSeñalan infinitos hechos que fueron casi todos
desmentidos o rectificados en el curso del proceso.
Los acusadores de Valdivia se empeñan igualmente en
presentarlo como un hombre irrelijioso, que no estaba
guiado por el temor de Dios. Al clérigo González Marmo-
lejo, que después fué el primer obispo de Santiago, le tenia
encargado que enseñara a leer a una joven con quien Val-
divia vivia en ilícitas relaciones. Este gobernador habia
llevado su arrogancia hasta predicar en la iglesia para pe-
dir a sus gobernados que le prestasen todo el oro que te-
nían, ** i que el que no se lo prestase supiese que se lo saca-
ría i el pellejo con ello." Un secretario suyo, llamado Juan
de Cárdena, predicó otro sermón "sobre un altar dentro en
V2 ESTUDIOS HISTÓRICOS
la iglesia mayor de aquella cibdad (Santiago), el cual fué el
mas abominable en deshonra de Dios i del rei i de sus va-
sallos estando a oillo el gobernador Pero de Valdivia e
todos los clérigos e todos los que se hallaron en el pueblo»
porque así fué mandado que fuesen a oillo con un alguacil."
Acusábase, ademas, a Valdivia de haber traido del Perú
a una mujer española llamada Inés Suárez, con quien vivía
en ilícitas relaciones, manteniéndola en su casa i comiendo
en una misma mesa, con público escándalo de toda la colo"
nia. Inés Suárez, según los acusadores, era una mujer codi"
ciosa que se habia hecho dar un gran repartimiento de
tierras i de indios, que hacia valer su influencia cerca de
Valdivia en favor de los que le daban oro, i que mandaba
perseguir a los que la ofendian de cualquier modo, contan-
dosiempre con la docilidad del gobernador para acceder a
todos sus caprichos.
Estos cargos están formulados en la acusación con gran-
de acopio de hechos i de nombres propios, i en un lenguaje
duro pero claro, aunque, como hemos dicho, esos hechos no
están agrupados metódicamente. Cualquiera que lea esta
sola acusación i sin conocer los descargos a que dio lugar
el proceso, no puede dejar de creer que, aun atribuyendo
a la pasión una buena parte de los cargos que contiene, hai
en ella lo suficiente para condenar a Valdivia, como mal
gobernante, como mal vasallo del rei i ademas como hom-
bre codicioso.
Si La Gasea se hubiera sentido dominado por pasiones
violentas, como lo estaban casi todos los otros jefes espa-
ñoles en América, habria procedido precipitadamente, ya
para condenar, ya para absolver a Valdivia. Pero el paci-
ficador del Perú, hombre de gran moderación i de gran
prudencia, procedió en esta ocasión con el mismo tino i la
misma templanza que acababan de asegurarle el triunfo
sobre Gonzalo Pizarro. Su natural sagacidad le hizo des-
cubrir que los autores de aquella acusación eran sin duda
algunos de los aventureros que acababan de llegar de Chi-
le, i que la circunstancia de presentarla anónima, envolvía
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA IS
algo mas que el simple proposito de ocultar su nombre.
"Parecióme, dice el mismo La Gasea, se me daban tan disi-
muladamente (los capítulos de acusación), que se podia
sospechar que los que habian sido en darlos querian ser
testigos, i por esto tomé información de los que habian sido
en ellos delatores."
El mismo dia en que La Gasea recibió la acusación, el 28
de octubre, comenzó la investigación para descubrir quié-
nes eran los autores de ella. Al cabo de dos dias, el presi-
dente lo habia descubierto todo. Los acusadores de Valdi-
via eran: Hernán Rodríguez de Monroi, Diego de Céspedes,
Francisco de Rabdona, Antonio de Ulloa, Gabriel de la
Cruz, Antonio Taravajano, Antonio Zapata i Lope de Lau-
da, ocho soldados que habian servido largo tiempo en Chi-
le, i algunos de ellos desde los primeros dias de la conquis-
ta. La acusación habia sido escrita tres dias antes en casa
de un mercader establecido en Lima i llamado Gaspar Ra-
mos. La Gasea dejó así establecido que ninguno de esos
individuos podria aparecer como testigo en el proceso que
se iniciaba.
A pesar de la gravedad de los delitos que se le imputa-
ban, quedó Valdivia en la mas completa libertad. El 29 de
octubre, La Gasea mandó que se diera al gobernador de
Chile copia de los capítulos de acusación, ''para que si quie-
re decir algo cerca de ellos en su descargo lo diga dentro
de tercero dia"; pero sólo el 30 del referido mes se le entre-
gó la copia, i se le notificó la providencia a que acabamos
de aludir. Mientras tanto, el presidente no dispuso nada,
ni un simple arresto preventivo contra la persona del acu-
sado de tantos i tan graves delitos.
No se pasó el término fijado sin que Valdivia contestase
los cargos que se habian formulado contra él. El 2 de no-
viembre presentó a La Gasea un largo escrito que contiene
su defensa hecha con la confianza i la entereza del que cree
que puede justificar por completo su conducta. Antes de
contestar los cargos que se le hacian, el acusado comienza
por recusar a los que él creia autores de la acusación, i que
14 ESTUDIOS HISTÓRICOS
probablemente querían aparecer como testigos. ''Porque
los capítulos a que V. S. manda que yo responda, decia, no
están firmados de quien los funda, i sospecho que los delato-
res querrán ser testigos dello, advierto a Y. S. que los mas
que en la fragata vinieron se han conjurado contra mí e
han hecho juntas muchas veces a hacer los dichos capítulos
por odio e enemistad que me tenian, algunos por pasión
que concibieron de no les caber indios en la reformación,
otros porque se temen de castigo por hallarse culpados en
el motin que Pero Sancho tenia reunido, otros que aliende
de estar apasionados son acostumbrados a bullicios e se
han hallado en otros motines i por ser sediciosos i revolto-
sos han sido desterrados de unas tierras para otras, i son
inciertos en mucho de lo que dicen i tratan". I en seguida
pasa a a contestar cada uno de los cargos que se la hacen,
en el mismo orden en que se hallan espuestos en la acusa-
ción.
Al primer jénero de acusaciones, es decir, a las que se re-
ferian a su desobediencia a la autoridad del rei o de sus
delegados. Valdivia contestó con grande acopio de hechos
i de razones. Era cierto que al llegar a Copiapó habia to-
mado posesión del territorio chileno en nombre del rei, por
que desde allí Pizarro lo habia autorizado para hacer sus
conquistas. Aceptó el título de gobernador que el cabildo
i el pueblo de Santiago le ofrecieron, sólo por evitar escán-
dalos, i contra su voluntad. Las provisiones que Yaca de
Castro le habia enviado desde el Perú, eran para que pu-
diese nombrar gobernador después de sus dias i mientras
llegaba resolución real. Siempre habia manifestado gran
sumisión a la autoridad del rei. Al embarcarse para el Perú
llevaba el propósito de prestar sus servicios en contra de la
rebelión de Gonzalo Pizarro, como se deja ver en una escri-
tura que habia estendido ante escribano.
Acerca del despotismo con que habia gobernado en Chi-
le, la defensa de Yaldivia no era menos esplícita. Era falso
que hubiera hecho ahorcar al soldado Escobar, el cual se
PROCESO DH PEDRO DE VALDIVIA 15
hallaba vivo en España ^. Juan Ruiz fué ahorcado, es ver-
dad, porque en Atacama había querido amotinar la colum-
na de Valdivia para que se volviera al Perú. Pedro Sancho
de Hoz, con quien Valdivia habia celebrado un contrato de
sociedad para la conquista de Chile, no sólo no cumplió lo
pactado sino que al llegar a Atacama intentó asesinar a
su socio, razón por la que fué apresado, si bien consiguió
éste a fuerza de ruegos que se le perdonase la vida i se le
ofreciese un repartimiento de tierras i de indios de Chile. So-
lier i sus compañeros habian tramado una conspiración en
Santiago para asesinar a Valdivia: fueron procesados con
toda formalidad, i su ejecución no tuvo lugar sino después
de haberse evidenciado su crimen. A las otras acusaciones
de esta clase que se le hacían, Valdivia contestó negando
los hechos o esplícándolos de manera que sirviesen mas bien
para su justificación.
De la misma manera contestó los cargos de codicia insa-
ciable que se le hacían. Recordando todos los hechos aduci-
dos por sus acusadores. Valdivia dice que, al hacer los re-
partimentos de tierras i de indios entre sus compañeros,
sólo habia tenido en vista el mérito; que cuando había so-
licitado de éstos que le facilitaran alguna cantidad de oro,
no había tenido otro objeto que el mejor servicio del rei; i
por último, que si algunos de los suyos habían perecido en
el desempeño de una comisión, fué cuando vijilaban lá cons"
truccion de un buque por medio del cual esperaba comuni-
carse con el Perú. Valdivia no negaba haberse apoderado
del oro de muchos de sus gobernados cuando se embarcó
3 Valdivia no es bastante esplícito en su defensa al hablar de
este soldado, pues se limita a decir que se hallaba vivo en España.
La verdad es que, habiéndose insolentado Escobar contra su ca-
pitán Juan de Guzman, Valdivia condenó a aquél a la pena de
muerte. Cuando se ejecutaba la sentencia, se cortó la soga de la
horca; i entonces, como era costumbre entre los españoles de ese
siglo en casos análogos, Valdivia le perdonó la vida para que fue-
se a España a hacerse fraile.
16 ESTUDIOS HISTÓRICOS
en Valparaíso en 1547; pero creía justificar su conducta,
esponíendo que lo había hecho para servir a la causa del
reí contra la rebelión de Gonzalo Pizarro. .
La defensa de Valdivia contra las acusaciones que hemos
clasificado en el cuarto orden, no es menos terminante. Es-
puso que ignoraba que el clérigo González Marmolejo hu-
biera enseñado a leer a la mujer de que hablaban sus acusa-
dores: negó que hubiera predicado en la iglesia, si bien es
cierto que una vez al salir de la misa i en la puerta del tem-
plo, dirijió una alocución a sus compañeros para que ausi-
liasen al tesoro del reí; i por fin, que si Juan de Cárdena ha-
bía hablado con irreverencia en la iglesia, él lo había
reprimido ásperamente.
"Por lo que toca a Inés Suárez, dice Valdivia contestan-
do el quinto orden de cargos que se le hicieron, cuando vo
fui a aquella tierra, fué allá con licencia del marques (Fran-
cisco Pizarro), evo larecojí en mi casa para servirme della
por ser mujer honrada para que tuviese cargo de mi servi-
cio i limpieza, e para mis enfermedades, e así en mi solar
tenia aposento aparte, e en cuanto al comer juntos es lo
contrario de la verdad, sino fuese algún día de regocijo que
el pueblo hiciese que a ruego de algunos saldría a comer
con los vecinos que en aquel pueblo había, por ques mujer
muí socorrrida, que los visitaba i curaba en sus enfermeda-
des, e por las buenas obras que della han recibido era muí
amada de todos".
El tono jeneral déla defensa de Valdivia, por mas que
en ella se noten algunos artificios para dar a los hechos un
significado que no es el natural, revela en ese caudillo una
notable elevación de espíritu, i un carácter bien templado.
Aun contestando las mas ruines acusaciones, conserva su
dignidad incontrastable i sólo una que otra vez se abstiene
de responder a ciertos cargos por considerarlos, dice, mise-
rias i poquedades.
Por satisfactoria que fuese la mayor parte de las espli-
caciones dadas por Valdivia en su defensa, quedaban algu-
nos puntos oscuros que con venia esclarecer. Por otra parte,
' PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 17
no era posible dar una resolución definitiva a este negocio
sin buscar otros antecedentes. La Gasea lo comprendió así,
i desde el 3 hasta el 8 de noviembre recojió las declaracio-
nes de Luis de Toledo, Gregorio de Castañeda, Diego Gar-
cía Villalon i Diego García de Cáceres, que habian estado
en Chile i que parecian iiombres desapasionados i veraces.
Estas declaraciones, mui interantes para la historia por
contener noticias que en vano se buscarian en otros docu-
mentos, no importan en realidad una vindicación de Pedro
de Valdivia; lejos de eso, allí quedaron mejor comprobados
algunos de los cargos que se le hacian; peí o, en cambio, allí
también se encuentran refutadas por completo algunas de
las acusaciones de sus enemigos i quedan de manifiesto mu-
chos de sus servicios.
Parece que el hecho que mas habia llamado la atención
de La Gasea de cuanto se imputaba a Valdivia, era el que
éste hubiera desatendido las, provisiones reales de que se
decia poseedor Pedro Sancho de Hoz. En el curso del pro-
ceso no habia quedado mui esclarecido este punto, i ni si-
quiera se sabia si en realidad esas provisiones llevaban la
firma del rei. A fin de averiguarlo, el presidente hizo com-
parecer de nuevo a dos de los acusadores, a Rodríguez de
Monroi i a Lope de Landa; pero ambos declararon c|ue
nunca habian leido esos documentos i que de oidas no mas
sabian que eran provisiones reales. Sólo Pedro de Villa-
gra, que fué interrogado sobre el particular, manifestó que
habia visto esas dos provisiones por las cuales Sancho de
Hoz era nombrado gobernador de los paises que descu-
briera al sur de las provincias conquistadas por Pizarro i
Almagro. Sin embargo, como Villagra no recordaba el te-
nor de estos nombramientos, no pudo dar espHcaciones
mui cabales acerca de los puntos que motivaban el interro-
gatorio.
La Gasea se resolvió a fallar en vista de los antecedentes
que tenia recojidos. Sus consultores en este negocio habian
-sido el arzobispo de Lima frai Jerónimo de Loaj^za, el jene-
ral Pedro de Hinojosa, el maiiscal Alonso de Alvarado i
TOMO VI [ 2
18 ESTUDIOS IIISTÓIUCOS
Lorenzo de Aldana '^, quesuplia a su lado al licenciado Cian-
ea, que entonces se hallaba en el Cuzco. Parece que to-
dos ellos discutieron i acordaron la resolución superior; pero
sólo La Gasea, en virtud de los amplios poderes que le ha-
hiLi dado el rei, ñrmó la sentencia absolutoria de 19 de no-
viembre de 1548.
Tal fué el término del proceso de Pedro de Valdivia. Des-
l)ues de haberse hecho en contra de él las mas tremendas
acusaciones, La Gasea, usando de los amplios poderes que
el rei le habia conferido, lo absuelve casi por completo en
una sentencia que, si no está niui arreglada a las fórmulas
jurídicas, revela, en cambio, el aire autoritario i patriarcal
que el presidente queria dar a su orobierno.
Pero es preciso leer las cartas de La Gasea al consejo de
Indias para estimar los motivos que lo movieron a absol-
ver a Valdivia reponiéndolo en el gobierno de Chile en que
lo liabia confirmado poco antes. El presidente no parece
creer que Valdivia sea inculpable de toda falta; pero toma
en cuenta otros antecedentes para pronunciar su sentencia,
l^edro de Valdivia, pensaba La Gasea, ha conquistado a
Chile manteniendo en paz esta provincia, refrenando con
])rudencia i firmeza los desmanes de sus compañeros i sol-
dados; mientras queeii otro.s puntos de América la conquis-
ta era una cadena interminable de disensiones i de revuel-
tas entre los mismos españoles. En seguida i a pesar de-
las invitaciones i obsequios de Gonzalo Pizarro para que
tomara parte en la rebelión que encabezaba en el Perú, Val-
divia habia prestado excelentes servicios a la causa real
para combatir esa rebelión. Si en Chile se habia apoderado
del dinero de sus subalternos, lo habia hecho para servir
con él a la obra de la conquista de Chile o de la pacifica-
ción del Perú. Si Valdivia no podia marcharse a Chile, la
4 Lorenzo de Aldana era primo de Antonio de Ulloa, uno de los
acusadores de Valdivia. Por eso el gobernador de Chile lo contaba
en el número de sus enemigos. Véase sobre esto la carta de Valdi-
via de 15 de octubre de 1550.
PROCESO DE PEURO DE VALDIVIA 19
jente que estaba lista para acompañarlo, quedaría en el Pe-
rú, i allí seria un obstáculo para afianzar la tranquilidad
del pais. Por ííltimo, las faltas de Valdivia eran tan comu-
nes en su siglo i en el nuevo mundo, que si se hubiera debido
condenarlo por ellas, no liabria uno sólo de los conquista-
dores de América que pudiese eximirse de la misma conde-
nación.
No debe, pues, estrañarseque el que apreciaba con tanto
criterio los hechos concernientes a Valdivia, pronunciase
al fin la sentencia de que hablamos.
El proceso de Pedro de Valdivia, de que acabamos dé
hacer este sucinto resumen, no ha sido conocido de los his-
toriadores de Chile. Valdivia gu'irda la mas absoluta i la
mas estudiada reserva en la carta quedirije a Carlos V con
fecha 15 de octubre de 1550, en que le da tantas noticias
sobre su viaje al Perú. Solo Diego Fernández, llamado co-
munmente El Palentmo, ha dado una corta noticia acerca
de estos hechos en su Historia del Perú (part. I, lib. III,
cap. 94), publicada en Sevilla en 1571, i que nunca ha sido
reimpresa. Esta noticia sólo consta de una pajina, i es de
tal manera compendiosa que apenas el lector puede formar-
se idea de los hechos. Fernández, honrado con el título de
cronista del Perú por el virreidon Andrés Hurtado de Men-
doza, pudo consultar muchos documentos, i entre éstos al-
gunas cartas del presidente La Gasea; pero no parece que
haya visto el espediente de que consta el proceso de Val-
divia.
Este espediente constituye un documento precioso para
la historia del descubrimiento i conquista de Chile. Las
cartas de Pedro de Valdivia, que forman el mas rico arse-
nal de noticias de que hasta ahora han podido disponer los
historiadores, no refieren algunos hechos interesantes, ni
muchos detalles mui curiosos. Como es fácil comprender,
Valdivia no ha contado en sus cartas nada de lo que pudie-
ra hacerlo desmerecer a los ojos del rei, ni en ellas ha podi-
do hacer entrar numerosos incidentes que él no juagaba im-
portantes, Las cuarenta i seis fojas de que consta el proce-
20 ESTUDIOS HISTÓRICOS
SO, abundan en noticias de esta naturaleza i arrojan una
nueva luz sobre la historia. Así, por ejemplo, la matanza
ejecutada u ordenada por Inés Siiárez de algunos caciques
que estaban encerrados en Santiago en 1541, cuando la na-
ciente ciudad se hallaba embestida por los indios comarca-
nos, es un hecho referido por varios cronistas, pero puesto
en duda por algunos historiadores modernos i negado por
otros. Pues bien, este hecho, que Valdivia no ha consigna-
do en sus cartas a Carlos V,es real i efectivo. En el proceso
aparece contado por el mismo Valdivia i por los testigos,
con la circunstancia de que, ajuicio de éstos, ese acto salvó
la ciudad de su total destrucción.
Como el que acabamos de recordar, hai muchos otros
hechos en el proceso de Valdivia. Por este motivo nos he-
mos decidido a publicarlo íntegro, acompañándolo de algu-
nos otros documentos que juzgamos mui interesantes para
el mejor conocimiento de la historia de Chile.
De las cartas del presidente La Gasea al consejo de In-
dias, apartaremos cuatro, que son las que tienen mas rela-
ción con Pedro de Valdivia. Son éstas: 1.'' Una de 7 de ma-
yo de 1548, en que refiere casi toda la campaña de la paci-
ficación del Perú, en que Valdivia tuvo una parte principal,
i que puede servir para compararla con la narración que
éste mismo ha hecho de sus servicios en aquel país. En esta
carta es donde La Gasea cuenta que ha nombrado gober-
nador de Chile a Pedro de Valdivia. '2r Otra carta de 25
de setiembre de 1548, en que, refiriéndole los sucesos que
se siguieron a la batalla de Taquiiahuana para restablecer
el orden en el Perú, habla otra vez de Valdivia i de los su-
cesos de Chile. 3'^ Otra carta de 25 de setiembre, que pue-
de considerarse como un apéndice de la anterior, i toda
ella concerniente a Valdivia. Ar Otra carta de 26 de no-
viembre, en que da cuenta estensa del juicio de Valdivia
con noticias que no se encuentran en eP mismo proceso i de
los motivos que tuvo para absolverlo. 5^ De las cartas
subsiguientes de La Gasea, estractarc algunos pasajes re-
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 21
ferentes a Chile, que contienen noticias de algún interés, i
que no se hallarian en otra parte.
En seguida, publico una estensa carta de Pedro de Valdi-
via a Hernando Pizarro escrita en Valparaiso el 15 de agos-
to, i terminada en La Serena el 4 de setiembre de 1545. En
esta carta le hace relación de la conquista de Chile i le da
cuenta del estado de este pais con noticias que no se hallan
consignadas en su correspondencia al emperador Carlos V.
Esta carta fué llevada al Perú por Antonio de Ulloa, para
remitirla de allí a España. Aunque Ulloa hubiera querido
cumplir su encargo, la carta no habria llegado a manos de
Pizarro, que entonces se encontraba retenido en la prisión
en que pasó veinte años para pagar la muerte de Diego de
Almagro. Pero Ulloa, olvidando lo que debia a Valdivia,
lo traicionó en el Perú i entregó sus cartas a los que creia
enemigos de este caudillo; i la que iba dirijida a Hernando
Pizarro fué a parar a poder de La Gasea, quien la conser-
vó entre sus papeles. De allí saqué la copia que ahora me
sirve para dar a luz este importante documento.
Hasta ahora no se conocen mas que cinco cartas de Val-
divia al rei de España. La 1^ firmada en La Serena el 4 de
setiembre de 1545, el mismo dia en que terminaba la carta
para Hernando Pizarro, i remitida con Antonio de Ulloa.
La 2^ en Lima el 15 de junio de 1548, que fué enviada a
España junto con la correspondencia del presidente La
Gasea. La 3"^ en Concepción el 15 de octubre de 1550, que
fué llevada por Alonso de Aguilera, mensajero i pariente
del mismo Valdivia. La 4''^ en Concepción el 25 de setiem-
bre de 1551, i enviada a PvSpaña por conducto de la real
audiencia de Lima, encaro^ada accidentalmente del gobier-
no del virreinato; i por último, la 5'^ en Santiago el 26 de
octubre de 1552, que llevó a la corte Jerónimo de Alderetc.
Estas cartas guardadas en el rico archivo de Indias depo-
sitado ahora en Sevilla, fueron copiadas en 1782 i 1788
por el historiógrafo don Juan Bautista Muñoz, que reu-
nia los materiales para escribir una estensa historia del
ESTLTDIOI? HISTÓRICOS
nuevo mundo, de que no alcanzó a publicar mas que el pri-
mer tomo. Los papeles de Muñoz formaban una colección
de copias i apuntes de mas de ciento cincuenta volúmenes,
repartidos hoi en varias bibliotecas. La mejor parte de
ellos pertenece a la real academia de la historia de Madrid,
i de allí se han sacado las copias que sirvieron para la pu-
blicación de las referidas cartas de Valdivia -K
Un estudio atento i detenido de las referidas cinco rela-
ciones, me hizo comprender que quedaba, a lo menos, una
carta de Valdivia al rei que no habia sido copiada por
Muñoz, puesto que no se encontraba en su colección de
manuscritos, i que por esto mismo no habia sido publica-
díi. Me hacia creer esto la circunstancia siguiente. En su
carta de 15 de octubre de 1550, dice Valdivia al rei que
habia despachado al Perú a su teniente Francisco de Villa-
gra *J para que le trajese algún socorro de tropas, i agre-
ga: ''con el escribí a V. M., enviando mi carta al presiden-
te (La Gasea) para que la encaminase con las suyas; era la
data de 9 de julio de 1549 años." No me cabia, pues, duda
alguna de que habia habido una carta de Valdivia escrita
en esa fecha.
•"> Las cinco cartas de Valdivia que hasta ahora se conocen,
fueron publicadas por primera vez por don Claudio Gay en 184-1,
en el tomo I de Documentos anexos a la Historia física, i polkicn
de Chile. Estas cinco cartas fueron reimpresas en Santiago en
1861 en el tomo I de la Colección de historiadores de Chile Bn
1852, don Pascual de Gayángos publicó dos de ellas, la de 1550 i
la de 1551, en el tomo IV del Memorial histórico español, como
apéndice a la historia de la conquista de este pais por el capitán
Alonso de Góngoiía A1armole[o; i por último, don Luis Torres
DE Mendoza, el compilador de la Colección de documentos inédi-
tos de Indias, hri publicado en 1865, en el tomo IV de esa compila-
ción, las mismas dos cartas de 1550 i de 1551.
^ El nombre de este caudillo da lugar a una duda: ¿Debe leerse
i escribirse Villagra o Villagran? Los poetas Oña i Ercilla, i los
historiadores Zarate, Gomara i Suárez de Figueroa, escriben Vi-
llagran. El jesuíta O VALLE escribe también Villagran en la edición
española de su Histórica relación del reino de Chile, i Villat^ra en
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 23
Al penetrar por primera vez en el archivo de Indias en di-
ciembre de 1859, busqué esta carta con el mayor anhelo.
Hallé las otrag relaciones escritas por Valdivia, repetidas
dos i tres veces con pequeñas modificaciones, lo que se es-
plica fácilmente recordando que el conquistador de Chile
repetia sus cartas por varios conductos para hacerlas lle-
gar a manos del rei; i encontré también una carta escrita
en Santiago el 9 de julio de 1549, en que refiere su llegadci
a Chile de vuelta del Perú, i espone sus planes futuros de
conquista, para lo cual despachaba al capitán Villagra.
la edición italiana de la misma obra i en la inscripción de una de
sus láminas. Otros, como Diego Fernández, el historiador dti
Perú, escriben Villagra, i algunas veces Villagran. En el siglo
XVI era común el hacer, tanto en los manuscritos como en los li-
bros impresos, esta clase de abreviaciones de la letra n, escribien-
do cotar por contar, saliero por salieron. En los manuscritos se
encuentra mayor diverjencia todavía en la escritura de este nom-
bre. Se llama este caudillo Villagran en muchos documentos, en
otros Villagra, i en no pocos Villagra sin signo alguno de abrevia-
tura, tal vez por descuido. En el siglo XVIII se publicaron algu-
nos libros en que se ha dado la preferencia a esta última forma,
como la reimpresión de las historias de Antonio de Herrera i de
Garcilaso de la Vega, i la única edición española del Diccioniirio
jeográñco de Alcedo. El historiógrafo Muñoz adoptó esta mis-
ma tbrma en la gran colección de documentos que hizo copiar en
los archivos españoles, i la publicación de esos documentos ha
sido causa de que se adopte por los historiadores modernos, i aun
por el erudito don Pascual de Gayángos en la edición que hizo de
la crónica de la conquista por Góngora Marniolejo.
La misma firma autógrafa de Villagra da lugar a esta confu-
sión. Este capitán escribía su nombre de la manera siguiente^
Francisco de Villagra, lo que probablemente significa abreviatura
i supresión de la letra n en el final.
Sin pretender resolver esta cuestión, creo que debe tenerse mui
en cuenta la manera como escribieron este nombre los poetas
Oña i Ercilla, contemporáneos ambos del referido capitán, i cií-
vos versos serian muchas veces intolerables si hubiera de leerse
Villagra donde ellos escribieron Villagran. No parece tampoco
posible que éstos hubieran cambiado la acentuación de esa pala-
bra dándole una forma mucho menos adoptable a la estructura
métrica.
24- ESTUDIOS HISTÓRICOS
Esa carta permanecía inédita hasta ahora. Es quizá la mé-
nos importante délas que escribió; perlera indispensable
darla a luz, i por eso la incluyo en la colección.
Pero, si esa carta tiene escaso interés, descubrí también
entonces otro documento de la mas alta importancia. En
un grueso legajo rotulado Informes de méritos i servicios
de descubridores, conquistadores i pobladores del reino del
Perú, hallé un cuaderno manuscrito del mas alto valor his-
tórico. Contiene las instrucciones dadas en octubre de 1550
por Pedro de Valdivia a Alonso de Aguilera, para que a su
nombre hiciera en la corte las jestiones que se le encomen-
daban. Hace con este motivo una estensa reseña de los ser-
vicic»s que ha prestado al rei durante toda su vida, repi-
tiendo lo que ha consignado en sus cartas, i agregando cier-
tos pormenores que en vano se buscarian en otras partes.
Este documento puede considerarse el complemento de la
correspondencia dirijida por Valdivia al rei de España. He
creido interesante i útil su publicación, i por eso no he vaci-
lado en incluirlo en la presente colección.
Cuando Alderete partió para España, en octubre de
1552, llevó consigo las cartas que los cabildos de las diver-
sas ciudades dirijian al rei para recomendarle las pretensio-
nes de Pedro de Valdivia. El historiógrafo don Juan Bau-
tista Muñoz copió en los archivos una de esas recomenda-
ciones, la del cabildo de Valdivia (en 20 de julio de 1552),
que fué publicada por don Claudio Gay en el 1.*^'' tomo cita-
do de Documentos, i reimpreso mas tarde en tres ocasio-
nes '. En_ los mismos archivos, encontré otras, representa-
ciones análogas dirijidas por otros cabildos que ahora in-
serto en esta colección i salen a luz por primera vez.
Como apéndicecomplementario de estos documentos, pu-
7 Por don Pedro Pascual de Gayángos en el tomo IV del Memo-
ri¿il histórico español como apéndice a la crónica de Góngora Mar-
molejo; pordon Luis Torres de Mendoza, en el IV tomo de la Co-
lección de documentos de Indias; i en el II tomo de la Colección
de historiadores de Chile.
PROCESO DE PEDRO DB VALDIVIA 25
])lico al fin de ellos otras noticias históricas formadas por
mí en vista de papeles inéditos que, o tienen una importan-
cia menor que los que publico íntegros, o de que sólo con-
servo estractos mas o menos esténse s que tomé en el archi-
vo de Indias. Estas noticias acabarán de dar a conocer los
hechos consignados en los documentos.
Mi propósito al hacer esta publicación es dejar reunidos
todos los documentos que puedan servir para estudiar la
historia de la conquista de Chile bajo el gobierno de Pedro
de Valdivia. Las piezas que ahora publico, desconocidas en
Chile, completan los datos consignados en las otras cartas
de Valdivia i en los libros del cabildo de Santiago, cuva
primera parte fué publicada en el tomo I de la Colección
de historiadores de Chile.
Diego Barros Arana
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA
I OTROS DOCUMENTOS CONCERNIENTES A ESTE
CONQUISTADOR
ACTA DE ACUSACIÓN 1
1*^ En Atacatna, llevando la jornada de Chile, el gober-
nador dio garrote a un soldado, que se llamaba Escobar,
porque Inés Suárez se quejó del.
2" ítem, llegando a Atacama prendió a Pero Sancho, y
le quiso ahorcar, y le hizo hacer dejación de las provisio-
nes reales e de las que el marques tenia, y se las tomó y que-
mó, y le hizo deshacer la compañía que en la hacienda tenian
hecha, y le quedó a pagar lo que Pero Sancho le habia da-
do para hacer aquella gente que tenia, y nunca se lo pagó.
1 La publicación de los documentos históricos ofrece entre otras
diñcultades que resultan de la oscuridad de las escrituras, una
mui grave orijinada por la ortografía i por la forma de las pala-
bras. En los manuscritos orijinales del siglo XVI i de una parte
del siglo XVII es común el hallar palabras divididas, cuyas por-
ciones se han juntado con las palabras que las preceden o las si-
guen, letras mayúsculas empleadas indistintamente, i aun a veces
en medio de dicción, i las mas groseras faltas ortográücas, como
hera, forma del verbo ser, tuho, forma del verbo tener.
Examinando con un cuidado especiíil la manera como proceden
28 ESTUDIOS HISTÓKICOS
antes le tuvo preso en grillos mucho tiempo i, y tenia por
enemigos a los que le hablaban o participaban con él, e pa-
ra esto tenia siempre Inés Suárez espías e grandes intelijen-
cias para saber quien le hablaba, y nadie no le osaba ha-
blar, porque no le castigase.
3° ítem, que ahorcó en este mismo valle a Juan Ruiz sin
confesión.
4° ítem, que llegado que llegó al valle de Copiapó tomó
los hombres mas esperimentados en esta clase de trabajos, i entre
ellos don Juan Bautista Muñoz, don Martin Fernández de Nava-
rrete, don Pascual de Gayángos i don José Amador de los Rios en
España, i don Joaquín García Icazvalceta en Méjico, es fácil reco-
nocer que existen ciertas reglas que conviene seguir i respetar.
Los manuscritos antiguos deben publicarse tal como se habrian
publicado en el tiempo en que se escribieron, es decir, debe respe-
tarse la forma anticuada de la palabra, corrijiendo sólo la orto-
grafía viciosa para adaptarla a la índole de la lengua. Así es como
he dejado mili por mil, cahsa por causa, efeto por efecto, quien
por quienes, vendistes por vendiste, tracto por trato, del i dello
por de él i de ello, destruicion por destrucción.
Debe igualmente respetarse escrupulosamente la estructura de
la frase sin hacer en ella alteración alguna. Sólo en casos que pue-
da haber lugar a ambigüedad, es permitido introducir en ella i en-
tre paréntesis, una palabra, un pronombre o una preposición que
aclare el sentido.
He tenido un cuidado particular en los nombres propios, para
darles su verdadera forma. Así se verá que muchos de ellos son
diferentes de los que se han publicado en las cartas de Valdivia i
en otros documentos impresos en los últimos años En las notas
señalo la razón que he tenido para adoptar una forma que creo
mas verdadera que la que se ha seguido hasta ahora.
1 La renuncia o dejación de Pedro Sancho de Hoz fué copiada en
los archivos españoles por don Juan Bautista Muñoz i publicada
por don Claudio Gay en el tomo I de Documentos anexos a su
historia. Al leer esa escritura, se creería que Pedro Sancho de Hoz
renunciaba espontáneamente sus derechos; pero como se ve por el
proceso de Valdivia, procedió bajo el imperio de la fuerza. No es
exacto, sin embargo, que entonces se le quitaran todos sus títu-
los. En diciembre de 1547, cuando Sancho de Hoz fué procesado
por deiito de conspiración i condenado a muerte, conservaba en su.
poder algunos de eros papeles.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 29
posesión en él por S. M. sin llevar provisiones sino de don
Francisco Pizarro por su teniente, dándonos a entender
que era ya gobernador, como lo fué dentro de dos meses.
5*=* ítem, que en el valle de Mapocho, llegados en donde
se fundó el pueblo, se hizo llamar gobernador y elejir por el
cabildo contra la voluntad de todos.
6" ítem, en este mismo pueblo ahorcó a don Martin de
Solier, natural de Córdoba; mas ahorcó a Cortreño, viz-
caíno; mas ahorcó a Márquez, natural de Sevilla; mas
ahorcó a Pastrana, natural de Medina de Rioseco; mas
ahorcó a Chinchilla, natural de Castilla la Vieja, y a Juan
de Boláños, de Estremadura; mas tuvieron confesado a
Vázquez para sacalle a ahorcar.
7° ítem, en este tiempo la tierra vino de paz, y contra
la voluntad de todos echó a sacar oro y puso para cojer el
oro trece españoles, (a) los cuales mataron los indios, v se
alzaron, lo cual fué total destruicion de la tierra.
8*^ ítem, cuando se repartió la tierra a quien quiso Inés
Suárez y la tenian contenta, tuvo repartimiento y públicas
mercedes, que en aquello via él quien le deseaba servir, v
decia que quien bien quiere a Beltran, bien quiere a su can.
9*^ ítem, que en el tiempo del repartimiento les decia
Inés Suárez a los que tenia por amigos, cuando estuviére-
mos en la cama el gobernador, mi señor, y yo, entrad a
hablalle y yo seré tercera, y así negociaban, y dándole
primero de las miserias que en este tiempo alcanzaba en su
casa cada uno.
10° ítem, que decia esta señora muchas veces que quien
no le daba nada no era su amigo.
11*^ ítem, que todo el tiempo que está en Chile y desque
salió del Cuzco, que ha mas de ocho años, está amanceba-
do con esta mujer, y duermen en una cama y comen en un
plato, y se convidaban públicamente a beber a la flamen-
ca, diciendo: yo bebo a vos: e manda a las justicias como
el mismo gobernador, y los cabildos comunican antes lo
que han de hacer y después lo hecho, porque siempre hace
Valdivia, el gobernador, el cabildo de sus criados y amigos.
30 ESTUDIOS HISTÓllICOS
12" ítem, cuando fué el capitán Monroy llevó provisio-
nes de v^aca de Castro, las cuales no mostró ni obedesció.
13^ ítem, dijo muchas veces públicamente que el rev no
proveia las cosas de las Indias, como era razón, porque en-
viaba licenciadillos que no entienden sino en robar las tie-
rras e volverse, y que no está fuera de seso, en que si el rev
le envia tal licenciado que le habi¿i de obedecer sin envialle
a estvidiar, porque si el rey quería proveer a otro que le ha-
bía de dar trescientos mili pesos primero que le entrase en
la tierra.
14° ítem, e ansí escribió al vgj que si quería proveer otro
de la gobernación, que le enviase los dichos trescientos
mil pesos, y porque Juan Zurbano i, vecino, le dijo: y si el
rey os pregunta, ¿qué dehesas o vacas vendistes? dijo, que
le ahorcaría; e le trató mal de palabra, y le dejó sin indios.
15° ítem, removiendo indios, dijo Negrete, vecino, si los
míos me quitare, vendrá algún dia algún licenciado del rey
cpie me hará justicia, lo cual sabido por el gobernador, por
la misma razón dijo públicamente que le había quitado los
ir/dios, i se los quitó.
16*^ ítem, llegado Baptista -, el maestre, desta tierra, y
diciendo las rel)eliones desta tierra, se alegró mucho Val-
divia, y dijo públicamente: ya por bien que el rey negocie
por estos diez íiños, no puede entr¿r en la tierra.
17" ítem, loando algunos que vinieron en este navio lo
que habia hecho Centeno en servicio del rey, les decia con
enojo, que no dijese nadie delante del aquello, porque con-
tra su gobernador no ha de ir nadie, aunque fuese contra
quien fuese, i nadie habia de pedir a Gonzalo Pizarro cuen-
ta, sino fjue fuese el rey en persona.
18'-* ítem, hablando en las cosas de Gonzalo Pizarro, y
como venia el señor presidente a estos reinos, dijo: si ésta
1 Curbario aparece en muchos de los documentos publicados
hasta ahora. Se firmaba ^urbano, lo que equivale por la pronun-
ciación i por la escritura a Zurbano.
- Juan Bautista Pastene.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 31
vence el gobernador í^izarro jamas entrará el re}^ en el
Perú.
19'^ ítem, mostró tener gran deseo y voluntad que las
cosas de Gonzalo Pizarro fuesen de bien en mejor, y decía
públicamente cuando hablalia alguno mal de la trama su-
ya, que no hablase nadie mal, porque él estaba mejor in-
formado que todos, y que era hechura de los Pizarros, y le
pesaba que nadie dijese mal de los Pizarros; y por esto na-
die osaba hablar mal en las cosas de Gonzalo Pizarro.
20"^ ítem, dijo muchas veces públicamente que el rey no
tenia en esta tierra mas de lo que él le quisiese dar, porque
él lahabiaganadoa su costa \' con su trabajo; y esto díjolo
porque le decian los vecinos que sin licencia del rey no era
bien darle menos de sus quintos reales, y él dijo que él ha-
bla ganado la tierra, y que el rey se habia de contentar con
loque él le quisiese dar.
21° ítem, el primero año que se sacó oro fué todo para
él, e hizo que todos los caballos, sin quedar ninguno, le
acarreasen comida a las minas, i al que se lo hacia de mal,
le sacaban el caballo de su casa y se lo hacia llevar car-
gado de maiz, e a los que no querian ir les echaba en colle-
ras, a Juan Gutiérrez e a Hidalgo.
22^' ítem, en este año no pagó mas del diezmo a S. M.
porque sumase menos moneda.
23*^ ítem, otras tres demoras quiso que pagasen quin-
tos, porque obiesen mas cantidad de oro para tomallo,
como siempre lo ha tomado.
24° ítem, que (a) los oficiales del rey, especial a Francis-
co de Arteaga, el cual sustentó que no era bien que le to-
mase el oro de la caja del rey, le trató muy mal, tanto que
después de muerto dijo que le pesaba porque era muerto,
porque si no lo fuera, le diera cien azotes con los libros del
rev al pescuezo, porque halló un testimonio de cómo habia
tomado los dineros contra la voluntad suya.
25° ítem, que después de muerto Francisco de Arteaga,
los que son oficiales del rey, son sus criados, y no han he-
cho ni dicho mas de lo que él les ha mandado.
ESTUDIOS HISTÓRICOS
26" ítem, que llegado el navio de Juan Baptista di ó un
mandamiento a los oficiales del rey para que le buscasen
emprestados cincuenta mili pesos, y los oficiales después de
recebid o el mandamiento, dijeron no quererles nadie em-
prestar oro, y el dicho gobernador, vista su poca dilijen-
cia, dio un mandamiento a su alguacil mayor para que
prendiese los cuerpos a Francisco de Yadillo v a Juan Hi-
gueras y a Bartolomé Sánchez, conquistadores, y los echa-
se de cabeza en el cepo, e no les diese de comer ni de beber
hasta que diesen todo lo que tenian, v esta ejecución se hi-
zo; y visto que no tenian otro remedio, los pacientes fueron
aconsejados por sus amigos que diesen todo el oro que te-
nian, que mas valia dallo que no morir en aquella prisión,
porquel gobernador ya sabian su condición, que por mata-
llos no se le daria nada, y asi dieron todo lo que tenian, y
les avisaron que no hablasen sino que les costaría la vida.
27.° ítem, que en este tiempo hizo un sermón en la igle-
sia entre otros muchos, en que dijo que todos los que te-
nian oro se lo prestasen, que é! se los pagaria mui bien, y
que el que no se lo prestase supiese que se lo sacarla y el pe-
llejo con ello, y con este sermón hubo algunos, especialmen-
te el padre Juan Lobo y Pero Gómez, que buscaron oro em-
prestado para dalle, porque hablan sacado oro aquella de-
mora, i no osaron irle a decir que lo habían gastado i pa-
gado a sus debdores.
28*^ ítem, que (a) Alonso Descobar y Gregorio Blas fué a
ellos Francisco de Villagran, maestro de campo, y les dijo:
señores, vengóos a dar un consejo, porque sois mis amigos:
yo sé quel gobernador os ha de enviar a pedir el oro que te-
neis el uno i el otro, háceme una merced, que le ganéis por
la mano e se lo deis, porque 3^0 os prometo, como quien
soy, que lo sé y lo ha consultado conmigo, que enviándoos"
lo a pedir y negándoselo vosotros, os ha de echar las cabe-
zas en los cepos, \^ no saldréis del hasta que por mal se lo
deis, así que pues sabéis su condición, tan bien como yo, no
hagáis otra cosa sino luego se lo dad; así que, oido (por)
ellos esto, de temor se lo dieron.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 33
29° Itera, quel primero navio que a aquella tierra fué, la
ropa que en él vino mandó al mercader que la traia que no
la vendiese ni fiase hasta tanto que él diese una memoria
para (a) quien la habia de fiar o no, y hizo una memoria el
gobernador en que en ella manda dar a docientos e a cua-
trocientos pesos a cada soldado, e que dellos haga cada
uno obligación, y después de haber vendido toda la ropa
en pago de la mercadería, dio al mercader tres caciques
de tres conquistadores y descobridores.
30^ ítem, cuando fué a aquella tierra Diego Garcia,
mercader, tomó el gobernador en sí mucha parte de la ro
pa, y después cuando se quiso venir le dio un cacique para
-el y para el hijo de Lucas Niño, y le quitó a Negrete, con-
quistador, y le mandó otro de Francisco de Rabdona, y el
dicho Diego Garcia le hizo mucha quebra, y le dio las deb-
das que los soldados le debian, y el cobró muchas dellas de
los soldados.
31*^ ítem, que a Alonso Descobar y Galiano debia canti-
dad de dinero el gobernador, y les dijo que hiciesen quebra
de los dineros quel les debia y que les dariíi indios en la tie-
rra, y ellos la hicieron, y después de tomado el finiquito
dellos, y dado algunos dineros para que habian de abajar
acá, les tomó los dineros a Galiano y a Escobar, y no los
dejó venir, y les dio los caciques; a Escobar le dio el de Cór-
doba y el de Riveros y el de Juan de Vera y otro de Mateo
Diaz y se los quitó contra su voluntad y a Galiano dio los
de Antonio de UUoa, y después de salido el navio se los qui-
tó, y los dio a un criado suyo, que se llama Diego Garcia, y
está aquí.
32° ítem, que ninguno osa pedir su justicia delante de
ningún alcalde, porque a los alcaldes y rejidores ha dicho
que los ah<)rcará con las varas al pescuezo, y echó a un al-
calde en unos grillos, y por ruegos se los quitó él, porque
mandaba pagar una debda a un criado suyo, que se llama-
ba Diego Diaz.
33° ítem, yéndole a pedir uno que le ayudó en la jorna-
da con dineros i caballos para que la hiciese, que se llama
TOMO vn 3
34 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Francisco Alartínez i, de comer, porque había servido al
rey; dijo que nadie en aquella tierra tenia nada sino él.
34^^ ítem, que pidiéndole otro conquistador de comer, le
dijo quel le desengañaba, que aunque toda la tierra vacase
no había de dar a hijo de Dios un indio.
35*^ ítem, que jugó un cacique con Bernardino de Mella
desta manera, que le dijo, juga hasta siete u ocho mili pe-
sos, y si los ganáredes daros hé a Juan Darongo, y con este
cacique ganó a Bernardino de Mella mas de quince o veinte
mili pesos, y después le vino a jugar el mismo cacique y le
ganó siete mili o mas pesos el dicho Mella, y le pidió el ca-
cique, V le dijo que si él tuviera criados que allí había de
haber muerto, y le trató mal de palabra, y el dicho Mella
lo publicó y lo supo toda la tierra, y está aquí.
36° ítem, que queriéndose venir el padre Pérez i Juan de
Avalos, tenían muchos yanaconas, y haciendas y buenos
repartimientos, y se los compró tomando los dineros a par-
ticulares como está dicho, y de la caja de S. M.
37"^ ítem, que todo el tiempo que ha que está en la tie-
rra, ninguno tenia cosa propia, porque todo el oro que en
todas las demoras se ha sacado, lo ha tomado.
38^ ítem, que cuando vino i se partió del puerto de Chi-
le tomó todas las cartas que venían para el señor presiden-
te y para vecinos servidores de S. M., y las echó a la mar,
porque se platicaba entre todos, y lo tuvieron por cierto,
que venia a servir a Gonzalo Pizarro por las palabras que
en el pueblo decia en favor del dicho Gonzalo Pizarro.
39° ítem, que ha removido muchas veces los indios, qui-
tándolos a unos e dándolos a otros. E a su manceba, (a la)'
que le había dado gran cantidad de indios, quitólos, para
1 Francisco Martínez había celebrado con Valdivia en octubre
de 1539 una compañía para esplotar en medias la conquista de
Chile, poniendo Martínez en la Sociedad caballos, armas, vestua-
rio, etc., la suma de 9,000 pesos de oro. Véase sobre este punto el
apéndice que publicamos al fin de este volumen con el título de Los
socios de Valdivia: Francisco Martínez i Pedro Sancho de Hoz.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 35
dárselos (a ella) demás de los muchos que ella tenia, a Fran-
cisco Núñez y a Landa, conquistadores.
40^ ítem, dio a Jerónimo de Alderete, sobre lo que tenia,
siendo hombre viejo, inhábil para la guerra, y que nunca
trabajó en ella, los indios de Luis Tornero y de Francisco
de Rabdona y de Vergara, conquistadores i descobridores
con don Diego de Almagro, porque no sirve de otra cosa
sino de acompañar a esta señora y llevalla de la mano, y
por esto le ha hecho todo el tiempo que ha que está en aque-
lla tierra los cuatro años alcalde, y los cuatro rejidor.
41° ítem, que le dijo a Carreñoque le diese cierta hacien
da e indios, y que le daria mili y quinientos pesos para irse
a su mujer e hijos, y después de entregado en (de) la hacien-
da del dicho Carreño e indios, no le quiso dar los dichos
mili e quinientos pesos hasta que quebró la mitad dellos, y
fuese con estos dineros a embarcar, y tómeselos i mandóle
echar en la playa, y tiénese por cierto que de enojo murió,
porque estaba tullido y se venia a curar.
42^ ítem, a Gamboa, que ensordeció e perdió un ojo en
aquella tierra, y de limosnas le dieron los vecinos y estan-
tes de aquella tierra ochocientos o mili pesos e queriéndole
quitar la moneda, como. a los demás se hincó (aquél) de ro-
dillas llorando, se abrazó con él i le dijo; que por la pasión
de Dios le diese algo de lo que le tomaba para curarse, e se
lo habian dado de limosnas, e mandó a un criado suyo, Ar-
tano, que lo echase de allí en la mar; y respondióle su cria-
do: échele vuestra señoría, pues le toma su dinero.
43^ ítem, a un viejo Ntiñez, que se le habia dado cierta
hacienda y sabia que tenia mili pesos, le mandó que se los
diese y que si no se los daVja que le quitaria el pellejo, y res-
pondióle el viejo Núñez, no tengo sino trescientos pesos,
porque el pellejo es overo i viejo, y no es bueno.
44° ítem, que todos los soldados que llevó Alonso de
Monroy consigo, luego que llegaron a aquella cibdad, le
mandó a su alguacil mayor les tomase todos los carneros y
toldos y costales y cadenas que traian.
45° ítem, que tomó todo el valle de Chile en sí a donde
36 ESTUDIOS HISTÓRICOS
había muchas tierras a donde haber comida todos los que
eran vecinos y no vecinos, y no las quiso dar a nadie, por
donde ha sido mucha cabsaque los naturales hayan venido
a menos i han padecido mucho trabajo, y a esta cabsa no
se ha sacado mucha cantidad de oro a donde S. M. tuviera
muchos quintos reales, porque todo se lo queria tomar
para sí.
46*^ ítem, que a un conquistador que se llama Vadillo,
por irle a pedir un principal que el gobernador le habia pe-
dido emprestado hasta que buscase otra cosa que dar al
que lo tenia, le dio de bofetones, y sus criados le quisieron
matar.
47° ítem, que estando la tierra alzada, iban a conquis-
talla con el gobernador, y los dejaba, y se venia por la pos-
ta a ver a Inés Suárez.
48° ítem, que de tres partes de la tierra tiene el goberna-
dor las dos, e Inés Suárez y Alderete la otra.
49° ítem, que porque*un soldado que se llama Caro, no
fué a estar en una casa suya, le quitó el caballo i las armas,
y le echaron unos grillos, y lo maltrató de palabra; y se
pensó le mandara ahorcar.
50° ítem, que viniendo dos hombres de los que robaron
en el navio ^ por el camino, toparon con Juan de Carde-
ña '-^ su secretario i les preguntó: ¿qué tales vais hermanos?
■y porque le respondieron al dicho Juan de Cárdena como
hombres apasionados, mandó el gobernador a su teniente
por una carta los ahorcase.
51° ítem, que vendo Vallejo, un soldado, a ver a Inés
1 En el buque en que Valdivia se embarcó para ir al Perú en di-
ciembre de 1547.
2 Bn los documentos publicados hasta ahora sobre la conquista
de Chile, se da a este personaje el nombre de Juan de Cárdenas. En
el estudio de los documentos orijiaales, he reconocido que se firma-
ba Juan de Cárdena, i que así se le nombraba en todos los escritos.
Esta clase de errores en la interpretación de los nombres propios,
es mui frecuente, como tendremos ocasión de demostrarlo con
otros ejemplos.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 37
Suárez, la estaba mostrando a leer un bachiller, que se lla-
ma Rodrigo González, i le dijo el dicho Vallejo al bachiller:
muestra a leer a la señora, de leer verná a otras cosas;
por esto y porque dijo un dia, que los enviaVjan por maiz
les viendo muertos de hambre; lo echaron en una cadena en
dos colleras, y le quisieron aho^-car.
52° ítem, que Gonzalo Pizarro escribió al gobernador
para que tomase a Calderón i los bienes que tenia de Vaca
de Castro, diciendo que se los debia a los menores hijos del
marques, y los mandó depositar las obligaciones que tenia
del y de particulares por cumplir el mandamiento de Gon-
zalo Pizarro.
53" ítem, que en aquella tierra estaba un secretario én-
yo, que se llamaba Juan de Cárdena, el que entre otros mu-
chos que hacia en la cibdad, hizo un dia sobre un altar
dentro en la iglesia mayor de aquella cibdad un sermón, el
cual fué el mas abominable en deshonra de Dios y del rey y
de sus vasallos, estando a oillo el gobernador Pero de Val-
divia e todos los clérigos e todos los que se hallaron en el
pueblo, porque así fué mandado que fuesen a oillo con un
:T.lguacil; V. S. mande a los vecinos que en esta fragata
vinieron declaren este sermón, porque es servicio de Dios y
de S. M., porque hai cosas en él cjue es bien que las se-
pa V. S.
54^ Ítem, que al tiempo quel navio de Baptista quiso
salir del puerto, dio el gobernador licencia para que todos
los que quisieran ir se fuesen, y después que se habian des-
1 Este personaje, llamado Juan Calderón de la Barca, llegó a
Chile en 1543, trayendo ciertos caudales que mas tarde dieron lu-
gar a largas cuestiones. Decíase ájente de Vaca de Castro, i auto-
rizado para llevar a cabo algunas conquistas, lo que orijinó que
pretendiera las mismas prerrogativas i honores que Valdivia. Mas
tarde, cuando se le cobró el dinero que habia traido a Chile, dicién-
dose que pertenecía a los herederos de Francisco Pizarro, sostuvo
que era propiedad de Vaca de Castro. Sin embargo, no habia que-
rido entregarlo al apoderado de éste, como se ve en el proceso de
Valdivia.
38 ESTUDIOS HISTÓRICOS
hecho de sus haciendas no se las quiso dar si no era por
dineros, que algunos dellos le daban, y al que se los daba
éi tornaba a confirmar la licencia, y hay parte dellos aquí.
55*^ Ítem, que después de comprada la licencia, conforme
a la posibilidad de cada uno, se fueron a embarcar, y ein-
oarcados, ya se querían hacer a la vela, llegó el gobernador
por la posta al puerto, i envió a Francisco de Villagra, su
maese de campo, que hiciese desembarcar todos porque
queria hablalles y dalles su bendición, y venidos que vinie-
ron a tierra, les dijo que les rogaba que en todo favorescie-
sen sus cosas, y ellos todos lo prometieron así, e les dijo
que por mas conformarle lo afirmasen de sus nombres; y
estando firmándolo salió escondido y fuese al batel con sus
criados, y fué un Marin que está aquí, diciendo que como le
llevaban así robados sus dineros, i fué corriendo a echarse
en el batel, pensando de haber sus dineros, y lo echaron a
la mar, y a los demás en la playa desnudos i robados, en
que la cantidad que allí les robó fué mucha.
56*^ ítem, que cuando fué Alonso de Monroy con el soco-
rro que Vaca de Castro envió, llevó provisiones suyas para
que en nombre de S. M. estuviesen en la tierra por teniente
y capitán y nó por gobernador, pues no tenia abtoridad ni
provisiones de S. M. para ser gobernador, que obedeciese
aquellas provisiones quel dicho Monroy llevaba de Vaca de
Castro, y él le respondió que él no conocia a Vaca de Cas-
tro, y que no le habia de decir a aquellas palabras, y
dijo no creo en tal, sino estoy por daros cien puñaladas; no
embargante esto dijo Monroy, quiérolas dar al cabildo,
porque así me lo mandó Vaca de Castro, y no consintió
(Valdivia) que se las diese, y de miedo no las dio (Monroy).
57"^ ítem, que un vecino que se llama Herrera envió un
hombre a los valles a conquistallos, y venido que vino el
hombre habian quitado al dicho vecino los indios, y le pidió
le pagase el jornal que aquel hombre habia ganado en ir a
]os dichos valles, y el alcalde mandóle sacar su caballo al
dicho Herrera al almoneda i vendello, y el gobernador pasó
por allí y preguntó que qué caballo era aquel, y dijéronle
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 39
<{ue era para pagar aquella soldada, y dijo que aquellas
^ran bellaquerías y que el las entendía, y que renegaba de
la leche que mamó si no le metia debajo de la tierra, porque
^ estos así se han de tratar.
DECLARACIÓN DE HERNÁN RODRÍGUEZ DE MONROI ^
(28 de octubre de 1548.)
En la cibdad de los Reyes, en veinte i ocho de octubre de
tnill e quinientos e cuarenta i ocho años, su señoría del se-
ñor presidente, por ante mí Simón de Álzate, escribano de
S. M., hizo parecer ante sí a Hernán Rodríguez de Monroi;
del cual su señoría tomó e recibió juramento en forma de
derecho, e prometió decir verdad, e fué amonestado que
diga la verdad de lo que supiere acerca de lo que le fuere
preguntado.
1 Hernán Rodríguez de Monroi habia sido uno de los soldados
^e la conquista de Chile, adonde vino con el refuerzo que trajo del
Perú el capitán Alonso de Monroi, su primo hermano. Parece que
era de condición mas elevada que la mayoría de los conquistadores.
Gozaba entre los suyos de la reputación de hombre audaz; i como
se mostraba enemigo decidido de Valdivia, Pedro Sancho lo buscó
en diciembre de 154-7 para que apoyara la revolución que medita-
ba. Rodríguez de Monroi se comprometió a ello; pero al saber que
la conspiración habia sido denunciada, él se presentó al goberna-
dor Villagran i le entregó la carta que habia recibido de Pedro
Sancho.
♦ El año siguiente volvió al Perú. La parte que allí tomó en la
acusación de Valdivia, le cerró las puertas de este pais, o mas pro-
piamente, prefirió no volver a él para buscar fortuna en otra par-
te. Marchóse entonces a Potosí, cuyas minas comenzaban a
atraer un gran número de aventureros de todas las provincias del
Perú. Hallábase allí en marzo de 1553, cuando el caballero don
Sebastian de Castilla alzó en los Charcas la bandera de la insu-
rrección, dando muerte al famoso jeneral Pedro de Hinojosa,
gobernador de esa provincia. Otro aventurero de un carácter cruel
i atolondrado, Egas de Guzman, instruido de estas ocurrencias,
^e sublevó en Potosí; i aunque no encontró resistencia, cometió
todo jénero de atrocidades i saqueos, i organizó tropas para de-
40 ESTUDIOS HISTÓRICOS
I le fueron mostrados los capítulos de acusación. 1 se le
preguntó que diga e declare so cargo de juramento que ha
fecho, si sabe o ha oído decir quien fué en ordenar estos di-
chos capítulos, que diga e declare las personas que fueron
en ordenallos.
Dijo que fueron en ordenallos este deponiente, y Diego de
Céspedes y Francisco de Raudona y Antonio de Ulloa y Ga-
briel de la Cruz e Taravajano e Antonio Zapata e Lope de
Landa, y que no hobo mas destos que este deponiente se
acuerde, e que estos se juntaron en casa de nn mercader
adonde llamaron a este deponiente, e que esto es verdad
por el juramento que hizo, e firmólo, Hernán Rodríguez de
Monroy. — El licenciado Gcisca. — Ante mí Simón de Álzate,
escribano de S. M.
DECLARACIÓN DE GABRIEL DE LA CRUZ 1 .
(28 de octubre de L548).
Luego incontinente su señoría del dicho señor presidente
hizo parescer ante sí a Gabriel de la Cruz, del cual su seño-
ría tomó e recibió juramento en forma de derecho, e prome-
fenderse haciendo oficiales a sus cómplices. Hernán Rodríguez de
Monroi fué nombrado cabo de escuadra, o jefe de una compañía,
de estas fuerzas revolucionarias.
Cuando supo estos sucesos, la audiencia de Lima, que goberna-
Ija accidentalmente el Perú por muerte del virrei don Antonio de
Mendoza, mandó que el mariscal Alonso de Alvarado, correjidor *
del Cuzco, marchase contra los facciosos, para castigarlos con una
severidad ejemplar. Al entrar a Potosí en 1553 hizo decapitar a
algunos de ellos, entre los cuales fué ajusticiado Rodríguez de
Monroi, el acusador de Valdivia.
He encontrado las últimas noticias referentes a este aventurero
en diversos lugares de la Historia c/e/ Perú de Diego Fernández^
Parte H, libro IL
1 Gabriel de la Cruz habia acompañado a Valdivia en su espedi-
cion a Chile desde su salida del Cuzco en 1540. Es uno de los con-
quistadores que firmaron el acta popular de 4 de junio de 1541,
por la cual Valdivia fué nombrado gobernador de Chile. Parece
PROCESO DE PEDRO DE1 VALDIVIA 41
tió de decir verdad, e fué amonestado que díga la verdad de
lo que le fuere preguntado, e siéndole mostrados los capítu-
los que están en este proceso, e se lo preguntó so cargo del
dicho juramento que ha fecho, si sabe o ha oido decir quien
fueron en ordenar los dichos capítulos, que diga e declare
qué personas fueron en ordenallos. Dijo que los conoce, y
fueron en ordenallos este deponiente y Antonio Zapata e
Hernán Rodríguez de Monroy y Céspedes y Rabdona e An-
tonio de Ulloa e Taravajano e Landa, y que no v«e acuerda
este deponiente que estuviesen ni fuesen en ello otras perso-
nas, e que esta es la verdad por el juramento que hizo, e fir-
mólo, y so cargo del juramento le fué encargado el secreto.
— Gabriel de la Cruz. — El Hcenciado Gasea. — Ante mí Simón
de Álzate, escribano de S. M.
DECLARACIÓN DE ANTONIO TARAVAfANO 1.
(i8 de octubre de 1548).
Luego incontinente su señoría del dicho señor presidente,
hizo parescer ante sí a Antonio de Taravajano, del cual su
señoría tomó e recibió juramento en forma de derecho, y
habiéndolo hecho, prometió declarar verdad, e siendo amo-
nestado que lo diga, le fueron mostrados los dichos capítu-
que Gabriel de la Cruz no era un soldado vulgar, porque en la co-
lonia mereció distinciones que no todos alcanzaban. Durante todo
el año de 1545 desempeñó el cargo de rejidor del cabildo de San-
tiago, por elección hecha por el cabildo anterior. Bn los documen-
tos orijinales, su nombre aparece escrito así: Grnbiel, como según
parece se escribía entonces.
1 Antonio Taravajano vino del Perú con Pedro de Valdivia en
1540, i fué uno de los que firmaron el acta de proclamación de ese
caudillo en 1541. Mas tarde, sirvió a las órdenes de Pastene i de
Alderete en el reconocimiento que por mar mandó hacer Valdivia
en la costa de Chile.
Taravajano se ofendió luego con Valdivia porque no obtuvo el
repartimiento de indios a que se creia merecedor, i pasó a ser del
número de los que en la colonia se mostraban quejosos del gober-
42 ESTUDIOS HISTÓRICOS
los, e fué preguntado si los conoce, y quien fueron en hace-
llos. Dijo que conosce los dichos capítulos e que fueron en
hacellos este deponiente, e Hernán Rodríguez de Monroy, y
Céspedes, y Rabdona, y Antonio Zapata, y Lope de Landa
y Antonio de Ulloa, y no hubo mas cuando este deponiente
estuvo presente, por cuanto cuando este deponiente llegó
nador. En diciembre de 1547, cuando la conspiración de Pedro
Sancho, se le contaba entre los qne estaban dispuestos a apoyar
la revolución. Después de la muerte de Valdivia, volvió a Chile, i
vivió como vecino encomendero de Santiago. Son curiosas las no-
ticias siguientes, que se refieren a los últimos dias de la vida de este
soldado de la conquista.
Al terminarse el año de 1566, el cabildo de Santiago hizo la elec-
ción de los consejiles quedebian ejercer sus funciones el año siguien-
te, designando para los cargos de rejidores, entre otros a Pedro
Gómez- i a Antonio Taravajano. El 1^ de enero de 1567, los nuevos
funcionarios debian prestar el juramento deestilo anteel licenciado
Hernando Bravo de Villalobos, teniente gobernador del reino por
Rodrigo de Quiroga, que entonces desempeñaba interinamente el
cargo de gobernador de Chile, i que se hallaba en Arauco. Gómez i
Taravajano se negaron a prestar el juramento, alegando que el mal
estado de su salud, su vejez i otras causas les impedían aceptar el
cargo de rejidores. Rogados una i otra vez por el teniente goberna-
dor, i negándose ellos a aceptar el puesto, mandó éste que se tuvie-
ran por presos en la misma casa del cabildo, bajo pena de multas
considerables i de pérdida de bienes si violaban esta orden. Bn 3
de enero, el cabildo volvió a celebrar sesión. Gómez se allanó a
prestar el juramento, i fué puesto en libertad. Taravajano se man-
tuvo firme i quedó preso.
Siete dias mas tarde, el cabildo celebró nueva sesión, i de nuevo
fué requerido Taravajano a prestar el juramento de fiel desempeño
en el cargo de rejidor. De nuevo también se negó. El teniente go-
bernador, sosteniendo que habia cesado la causa de enfermedad
alegada por Taravajano, lo condenó a un apremio mas efectivo
todavía, i allí mismo el alguacil Pedro Martin, puso en los pies del
obstinado anciano una cadena de presidario. Taravajano cedió al-
gunos dias después; i en la sesión del cabildo de 24 de enero desem-
peñaba las funciones de rejidor.
Se trataba entonces de una cuestión mui grave para la colonia.
Decíase que el gobernador Quiroga pretendía estender el límite de
las conquistas españolas hasta Chilué; i como esta noticia produ-
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 43
•estaban hechos la mayor parte dellos, e que no se acuerda
de otra cosa, e que lo que dicho há es la verdad por el jura-
mento que hizo, e firmólo, e so cargo del dicho juramento
que ha fecho le fué encargado el secreto de lo que ha sido
preguntado. — Antonio Taravajano. — El licenciado Gasea.
— Ante mí Simón de Álzate, escribano de S. M.
DECLARACIÓN DE LOPE DE LANDA 1
(28 de octubre de 1548)
Luego incontinente ansimismo su señoría hizo parecer
ante sí a Lope de Landa, del cual su señoría tomó e recibió
jera grande alarma entre los vecinos de Santiago que conocían la
pobreza que habia en hombres i recursos para tamaña empresa, el
licenciado Bravo de Villalobos le^'ó en esa sesión una carta de Qui-
roga de que parecia desprenderse que no pensaba en tal conquista.
Taravajano alzó la voz con grande enerjía e indujo al cabildo a de-
clarar por unanimidad que aquella espedicion seria funesta para
Chile i a enviar un comisionado a espresar esto mismo a Quiroga.
Pocos meses mas tarde, el 30 de agosto de 1567, Taravajano íir-
mabacon todo el cabildo una nota al virrei del Perú, mui importan-
te como documento histórico, en que le da cuenta de la miseria i
postración a que la guerra habia reducido al reino de Chile. Este
fué el último acto de la vida de este personaje. Murió en setiembre
de ese año, bastante entrado en años, i de las mismas enfermeda-
des con que habia querido escusarse ocho meses antes para no
aceptar el cargo de rejidor.
El nombre de este personaje ha sido desfigurado en los documen-
tos contemporáneos de la conquista que se han dado a luz. En el
acta del nombramiento de Valdivia, publicada por don Claudio
Gay en el primer tomo de Documentos anexos a su Historia, se le
nombra Antonio Tomé Vajano. En el mismo documento, publica-
do en el tomo 1^ de la Colección de historiadores chilenos, se le lla-
ma Antonio Tomé Vasano; i esta misma forma ha adoptado uno
de los modernos historiadores de Chile. En las actas de toma de
posesión del territorio austral de Chile por la espedicion de Paste-
ne, publicadas por don Claudio Gay en el mismo tomo, se le hace
firmar Tarabajano i Tarabarano.
1 Lope de Landa habia sido de los mas antiguos conquistadores
-de Chile, a donde vino con Valdivia en 1540. Parece que en Ataca-
44 ESTUDIOS HISTÓRICOS
juramento en forma de derecho, e él habiéndolo jurado pro-
metió de decir verdad, e siendo amonestado que lo diga,
fuéle mostrado los dichos capítulos, e preguntado si los
conosce e si sabe quien fueron en hacellos, dijo que los co-
nosce, y que fueron en hacellos este deponiente, e Céspedes,
e Rabdona, y Taravajano e Gabriel de la Cruz, e que sabe
que Hernán Rodríguez de Monroy entendió en ellos, e al
presente no se acuerda de habello visto allá cuando este
deponiente estuvo presente, e asimismo sabe que fué en ello
Antonio de Ulloa, e que no se acuerda que hobiese mas per-
sonas allí, e que lo que ha dicho es la verdad por el jura-
mento que hizo, e firmólo, e fuele encargado so cargo del
di?ho juramento tenga secreto de lo que le ha sido pregun-
tado.— Lope de Latida. — El licenciado Gasea. — Ante mí Si-
món de Álzate, escribano de S. M.
DECLARACIÓN DE DIEGO DE CÉSPEDES ^.
{28 de noviembre de 1548).
En este dicho dia, su señoría del dicho señor presidente,
hizo parescer ante sí a Diego de Céspedes, del cual su seño-
ría tomó e recibió juramento en forma de derecho, e prome-
ma estuvo encargado de la guardia que custodiaba a Pedro San-
cho de PIoz, miént'as estuvo preso. P2n 1541 firmó también el acta
del nombramiento de Valdivia como gobernador de Chile. Reñido
con este porque en los repartimientos de indios no habia sido re-
munerado como él creia merecerlo, Lope de Landa, que era un
hombre pacífico, i sobre todo mui devoto, pasó a ser uno de los
acusadores de Valdivia. Creo que de todos estos, él fué el único que
volvió a Chile en vida del gobernador. En 1550 era uno de los fun-
dadores de la ciudad de Concepción, donde obtuvo su solar i su
repartimiento. Prestó todavía algunos servicios a la conquista;
pero se distinguió sobre todo por su celo por la fundación de igle-
sias i por la administración de bienes eclesiásticos.
1 Diego de Céspedes vino a Chile con Valdivia en 1540, i firmó
con los otros vecinos de Santiago el acta popular de 4 de junio de
1541. En 1580 se presentó al cabildo de Santiago un Diego de
Céspedes pidiendo permiso para abrir una escuela de enseñar a
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 45
tió de decir verdad, e siendo amonestado que lo diga fuele
mostrado los dichos capítulos, e si los conosce.
Dijo que sí conosce, e que este testigo y Hernán Rodrí-
guez de Monroj, e Rabdona e Antonio Ruiz Zapata, e An-
tonio de Ulloa, e Gabriel de la Cruz, e Landa, y Taravaja-
no fueron en hacellos, e que no hubo otro ninguno que en-
tendiese en ello, e que lo que ha dicho es la verdad por el
juramento que hizo, e firmólo de su nombre; fuéle encarga-
do so cargo del dicho juramento tenga secreto de lo que le
ha sido preguntado. — Diego de Céspedes. — El licenciado
Gasea.— Ante mí Simón de Álzate, escribano de S. M.
DECLARACI3x\ DE FRANCISCO RABDONA ^.
(28 de noviembre de i 548).
Luego incontinente en este dicho dia, su señoría del di-
cho señor presidente hizo parescer ante sí a Francisco de
Rabdona, del cual su señoría tomó e recibió juramento en
forma de derecho, e prometió de decir verdad, e siendo
leer i a escribir. No puedo persuadirme que sea el mismo acusador
de Valdivia, a menos que siendo mui joven en 1540, hubiera alcan-
zado a vivir cuarenta años mas.
1 El nombre de este soldado está escrito de tres distintas ma-
neras, Rabdona, Raudona i Radona. Aunque cuando prestó su
declaración en Lima, no firmó porque dijo que no sabia hacerlo,
aparece firmando, o a la menos dando su nombre para que otro
firmara por él, en Santiago, siete años antes, el acta del nombra-
miento de Valdivia como gobernador de Chile.
Este soldado habia hecho con Almagro la penosa espedicion a
Chile en 1536. Mal remunerado por Valdivia i aun despojado de
algunos indios que se le habían dado, Rabdona fué uno de los des-
contentos en quienes esperaban apoyo los parciales de Pedro San-
cho de Hoz, cuando tramaron la conspiración de diciembre de
1547. El año siguiente pasó al Perú donde tomó parte en la acu-
sación de Valdivia.
Rabdona no volvió a Chile después de la acusación de Valdivia.
Pasó al Alto Perú enrolado en las tropas del rei para combatir la
insurrección de Francisco Hernández Jirón. En 1554, estando los
46 ESTUDIOS HISTÓRICOS
amonestado que lo diga fuéle mostrados los dichos capítu-
los, e que diga si los conoce, e quien fueron en liacellos.
Dijo que conosce los dichos capítulos, e que este depo-
niente fué en hacellos, e Hernán Rodríguez de Monroy, e
Antonio de Ulloa, e Gabriel de la Cruz, e Landa, e Tarava-
jano, e Céspedes e Zapata fueron juntamente con este testi-
go en hacellos, e los hicieron en la casa de Gaspar Ramos,
mercader, que puede haber tres dias, e que los ordenaron
para dallos a su señoría del dicho señor presidente, e que
no fueron otras personas en ello, e que lo que ha dicho es
la verdad por el juramento que hizo, e no firmó, porque
dijo que no sabia escribir, e fuéle encargado el secreto de lo
que le ha sido preguntado. — El licenciado Gasea. — Ante mí
Simón de Álzate, escribano de S. M.
DECIvARACION DE ANTONIO ZAPATA 1.
(29 de noviembre de 1548).
En veinte y nueve días del dicho mes de octubre del dicho
año su señoría del dicho señor presidente hizo parescer ante
sí a Antonio Zapata, del cual su señoría tomó e recibió ju-
dos ejércitos a la vista, tuvieron lu<íar algunas escaramuzas, en
una de las cuales Rabdona, que se habia adelantado con grande
arrogancia i temeridad^ cayó prisionero en poder de los rebeldes.
El jefe revolucionario mandó que se le perdonara la vida; pero un
soldado llamado Alonso González, bajo cuya guarda fué puesto,
desobedeció ia orden de Hernández jirón, dispuso que Rabdona se
confesara de carrera, i en seoruida le cortó la cabeza, haciendo
l)urla de su inuerte. Diego Fernándhz, Historia de] Perú, parte
II, lib. II, cap. 51.
1 Antonio Zipata habia sirio rejidor del cabildo de Santiago el
año de 154-3, desempeñando desde 1541 el cargo de mayordomo
de ciudad, equivalente al de tesorero de cabildo, que conservó has-
ta enero de 1545. En diciembre de este mismo año, volvió a ser
elejido por el cabildo para desempeñar el mismo cargo. Se ve por
estos hechos que Antonio Zapata habia gozado en Chile de algu-
nas consideraciones, i que no era un soldado vulgar.
PROCESO DE PEDRO DE Vx\LDIVIA 47
ramento en forma de derecho, e prometió de decir verdad,
e siendo amonestado que lo diga, fuéle mostrado los capí-
tulos en este proceso presentados, y que diga si ios conosce
e quien fueron en hacellos. Dijo que los conosce, y que este
testigo fué en hacer parte dellos, y Monroy, y Antonio de
Ulloa, y Francisco de Rabdona, y Diego de Céspedes, e Ta-
ravajano, y Landa y Gabriel de la Cruz, y que no fueron
otras personas en hacellos, y que los hicieron en casa de un
mercader que se dice Gaspar Ramos, que puede haber cua-
tro o cinco dias que los hicieron para dallos a su señoría
del señor presidente, y que no fueron otras personas en ha-
cellos mas de los que dicho tiene, i no menos fueron induci-
dos para ello, y que lo que ha dicho es la verdad para el ju-
ramento que hizo, e firmólo, y fuéle encargado so cargo del
dicho juramento tenga secreto de lo que le ha sido pregun-
tado.— Antonio Zapata — Fi^l licenciado Gasea. — Pasó ante
mí Simón de Álzate, escribano de S. M.
PROVIDENCIA DEL PRESIDENTE LA GASCA 1.
En los Reyes en veinte y nueve de octubre de mili e qui-
tos e cuarenta y ocho años, su señoría del dicho señor pre-
sidente dijo, que mandaba dar copia de los dichos capítu-
lo Xo aparece en el proceso que La Gasea tomara declaración
a Antonio de Ulloa, que según las deposiciones de los otros acusa-
dores de Valdivia, fué uno de los que prepararon el acta que deja-
mos publicada, i probablemente el que tuvo una parte principal
en ella. En su carta al rei de 15 de octubre de 1550 Valdivia se
defiende de las acusaciones de Ulloa, i habla de él en tales térmi-
nos como si se tratara de su mas encarnizado enemigo.
Era Ulloa un hidalgo estremeño, natural de Cáceres, que había
venido del Perú al lado de Pedro Sancho de Hoz, i que, como éste,
habia preparado un complot contra Valdivia durante la marcha.
Perdonado fácilmente, fué, a lo menos en apariencias, uno de los
mas ardorosos partidarios del gobernador de Chile, cuyo nombra-
miento firmó en 1541, i a quien sirvió en 1542 como rejidor del
cabildo de Santiago.
Habiendo e^íibido que babia muerto en España un hermano
48 ESTUDIOS HISTÓRICOS
los al dicho gobernador Pero de Valdivia para que si qui-
siere decir algo cerca dellos en su descargo lo diga dentro
de tercero dia. E así lo mandó e lo firmó de su nombre. El
licenciado Gasca. — Ante mí Simón de Álzate, escribano
deS. M.
NOTIFICACIÓN A VALDIVIA.
En treinta de octubre del dicho año, yo el dicho esct iba-
no notifiqué lo proveído \^ mandado por su señoría al dicho
mayor, resolvió volverse a su patria para entrar en posesión de
un mayorazgo que le correspondía. Valdivia aprovechó esta oca-
sión para entregarle las cartas que queria hacer llegar a manos
del rei, i de los amigos que habia dejado en el Perú i en España.
Ulloa salió de Chile en setiembre de 1545; pero cuando llegó al
Perú encontró este pais gobernado por Gonzalo Pizarro, e mte-
rrumpidas las relaciones con la metrópoli. Su primo Lorenzo de
Aldana se habia plegado a la causa de la insurrección; i él mismo
entró en relaciones con Gonzalo Pizarro, que le suministró ausilios
para volver a Chile. Valdivia, en su carta al rei de 15 de octubre
de 1550, acusa a Ulloa de la mas negra traición i de los mas feos
manejos en contra suya: es probable que en esas acusaciones haya
puesto mucha pasión el gobernador de Chile. Sea de ello lo que se
quiera, la verdad es que cuando se supo el arribo al Perú del licen-
ciado La Gasca con el cargo de pacificador,' muchos hombres com-
prometidos en la rebelión abandonaron la causa de aquél i fueron
a servir bajo el estandarte real. Aldana fué de este número. Ulloa,
por su parte, reuniendo los soldados que tenia prontos para en-
viar a Chile, fué a juntarse con el capitán Diego Centeno, que ha-
bia encabezado la contra-revolución en el Cuzco. Alas órdenes
de Centeno i como capitán de una compañía de caballos, se batió
en la jornada de Guarina, i fué en cierto modo la causa de la de-
rrota por falta de arrojo o por desorganización de sus soldados.
El cronista Antonio de Herrera ha referido, por un descuido, en
su Historia de las Indias occidentales, déc. VIH, lib. IV, cap. XIV,
que Ulloa murió en esta jornada. La verdad es que, como lo refie-
ren otros historiadores, logró huir del campo de batalla, i evitan-
do la persecución tenaz de los vencedores, alcanzó a reunirse con
L'i Gasca, a cuyas órdenes sirvió todo el resto de la campaña.
Después de ésta tomó parte principal en la acusación contra Val-
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 49
Pero de Valdivia en su persona; testigos, Diego Quiros,
maestre, e Yicencio de Montes. — Simón de Aízate, escriba-
no de S. M.
Después de lo susodicho, en dos días del mes de noviem-
bre del dicho año antel diciio señor presidente, e en presen-
cia de mí el dicho escribano, paresció presente Pero de Val-
divia, e presentó la respuesta de los dichos capítulos que le
fueron notificados e puestos, e es el siguiente:
DEFENSA DE VALDIVIA.
Muí ilustre señor:
Porque los capítulos a que V. S. manda que yo responda
no están firmados de quien los fundan, y sospecho que los
delatores querrán ser testigos dello, advierto a V. S. que
los mas de los que en la fragata vinieron, se han conjurado
contra mí e han hecho junta muchas veces a hacer los di-
chos capítulos por odio e enemistad que metenian, algunos
por pasión que concibieron de no les caber indios en la re-
formación, otros porque se temen de castigo por hallarse
culpados en el motín que Pero Sancho tenia munido, otros
que aliende de estar apasionados son acostumbrados a bu-
llicios e se han hallado en otros motines, y por ser sedicio-
sos i revoltosos han seido desterrados de unas tierras para
otras, y son inciertos en mucho de lo que dicen v tratan.
I
divia; i al efecto, trató de probar a La Gasea que el t^obernador
<le Chile era el amigo mas ardoroso de los Fizan os, como se deja-
ba ver por una carta que escribió a Hernando Pizarro, de que
Ulloa era portador, i que éste entregó a La Gasea.
Absuelto Valdivia de esta acusación, Ulloa queria marcharse a
Bspaña. El, gobernador, temeroso de que pudiera causarle algún
í^rave mal en la corte, se empeñó en pintarle ante el rei con los
colores mas feos i repugnantes. Los historiadores que han conoci-
flo esta carta de Valdivia, la han aceptado casi sin quitar de sus
apreciaciones todo lo que parece la obra de la pasión.
TOMO VII • 4
ESTUDIOS HISTÓRICOS
de lo cual puede V. S. realmente ser informado, y aun en los
mesmos capítulos que me ponen parece claro contradecirse;
pero para que mas claro le conste a Y. S. de su malicia e
pasión Y se satisfaga de mi limpieza y buen celo, procederé
a dar mi descargo con solo referir la verdad de lo que pasa,
no embargante que debajo desta podrian los delatores usar
como he dicho de cabtela, el remedio de lo cual y todo lo
demás remito a la rectitud y bondad de V S., pues conoce
cuan criado i vasallo soy de S. M. y que solo me fundo en
obedescer y servir.
En lo primero de Escobar, digo que está en ííspaña vivo
y sano, 3^ llevó su sentencia para que si algún dia se le pi-
diese algo, se viese como sobre el delito fué sentenciado, y
está libre.
En el segundo capítulo digo, que Pero Sancho y los que
con el iban, visto que no habian podido cumplir nada de lo
en la compañia sentado, llevaban acordado de entrar a me-
dia noche a matarme, y ansí entraron en el campo a esa
hora, y preguntaron por el toldo, y fuéles dicho que 3^0 era
ido adelante a proveer bastimentos, a cu3^a cabsa no hobo
efeto su dañado propósito, v sobrello venido 3^0 se hizo in-
formación, 3^ paresció ser ansí, v le perdoné y solté; y que-
riendo enviar al dicho Pero Sancho a esta tierra se echó a
mis pies rogándome le llevase conmigo, porque estaba adeb-
dado, 3' le habian soltado de la cárcel de la cibdad para ir
la jornada, e si allá volvia morirla en ella por debdas que
debia, 3- a los demás que con él iban, que eran Juan de Guz-
man y otro Guzman y un Avalos, los desterré, 3' ansí vinie-
ron a cumplir su destierro; 3^ como era su costumbre amo-
tinar y deservir a S. M., se hallaron con don Diego de Al-
magro en la muerte del marques don Francisco Pizarro, 3^
Vaca de Castro hizo justicia dellos; 3^ en lo de las provisio-
nes que decia tener de S. M. vuestra señoría las tiene en su
])oder, por donde verá claro ser el contrario de la verdad
decir habérselas yo quemado y tomado, las cuales nunca
3^0 vi, y las del marques no parecieron ni él las mostró, ni_
habia para qué, por no haber cumplido lo capitulado, 3'
/"
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 51
conforme a la compañía no lo cumpliendo eran en sí ningu-
no, como en ella se contiene, mayormente que se desistió de
todo ello, lo cual está aquí y vuestra señoría lo puede ver,
y si algo le debia ya se lo pagué, e si alguna vez estuvo de-
tenido seria por delitos que cometió y alborotos que inten-
taba.
I en lo de prohibir Inés Suarez que nadie hablase con Pe-
ro Sancho, y todo lo demás que dicen, nunca tal supe, y pa-
resce poquedad y malicia.
En lo tercero de la muerte de Juan Ruiz, digo que lo que
pasa es, que éste quiso amotinar la jente que conmigo iba
en Atacama, diciendo que se volviesen, que adonde iban,
que él habia estado en Chile, y que en toda la provincia no
habia de comer para treinta hombres, e que los demás se
habían de perder, y con esto tenía toda la jente desconten-
ta y escandalizada y amotinada para se volver; y sabido
por Pero Gómez, maese de campo, se informó de todo secre^
tamente, y halló ser verdad por información que hizo.e por
ello se hizo justicia del, lo cual convino hacerse y con breve-
dad, que a no se hacer ansí, poníase condición de haber es-
<?ándalo j perderse la jornada.
A lo cuarto digo, que es verdad que tomé pOvSesion en
nombre de S. M. desde donde dicen, porque desde allí ade-
lante el marques por sus provisiones, me daba de términos
para mi conquista; e por las provisiones del dicho marques
goberné hasta que tuve nueva ser muerto, e deíspues por
ella y por elección quel cabildo y oficiales de S. M. e común
hizo en m con grandes requerimientos e protestaciones, la
cual yo acepté por evitar escándalos hasta que la voluntad
de S. M. fuese como paresce por la misma elección, la cual
])resenté ante V. S. en Andaguaylas, e después la vido el
oidor Cianea y el mariscal Alonso de Alvarado y el secreta-
rio Pero López.
A lo quinto digo, que es como arriba está dicho en el ca-
pítulo precedente, y no hai otra cosa.
A lo sesto digo, que lo que pasa es, que don Alartin de
Solier, y Ortuño, e Márquez, e Pastrana e Chinchilla íncu-
ESTI.DIOS HISTÓRICOS
rrieroTí en caso de traición i aleves, porque gobernando yo
aquellas tierras en nombre de S. M. lejitimamente, que te-
nia comisión bastante para ello, concertaron de me matar
porque vista la pobreza de la tierra e continua guerra de
los indios, e que para permanecer en ella les facia que ara-
sen e cavasen por sus manos como yo,e sabiendo que antes
habia de perder \a vida que volver como don Diego de Al-
magro habia fecho, acordándose de la orrosedad desta tie-
rra y los vicios della, e que en su mano habia sido robar lo
que quisisen con deseo de volver a ella, paresciéndoles que
otro ningún remedio no tenian sino matarme, e también
porque lo tenian concertado así con don Diego de Alma-
gro, y sus secuaces al tiempo que desta tierra salieron, que
los dichos don Diego e sus secuaces habian de matar al
marques, y que los dichos Solier, e Ortuño, y Márquez e
Pastrana e Chinchilla me matarian a mí,e así quedaria to-
da la tierra por ellos. E fué nuestro señor servido que la
traicio'n se descubriese, e sabido se hizo sobre ello informa-
ción mui bastante ante Pinel, escribano de S. M., e se for-
mó proceso sobre el delito de cada uno, guardándoles los
términos que el derecho en tal caso manda, e se pronunció
sobre cada proceso su sentencia; la cual se ejecutó en sus
personas, e se confiscaron sus bienes píira la cámara de S.
M. e los oficiales de su real hacienda se hicieron cargos de-
llos e los tienen, e por los procesos que están en poder del
dicho escribano paresceran los grandes yerros y delitos que
cometieron, y esto declaro que si nuestro señor no fuera
servido que se descubriera la traición que así tenian orde-
nada, fuera total destruicion y muerte de los españoles que
en esta tierra estábamos, y quedaria aquella tierra des-
mamparada e infame para in perpetuo, porque habiendo
salido della don Diego de Almagro que habia ido con gro-
sísima armada de mar e tierra sin poder estar en ella algu-
nos dias, a desemparalla yo fuera confirmar la mala opi-
nión: e con estas muertes se remediaron los dichos daños, e
aunque habia otros culpados i bulliciosos, tomaron ejem-
plo en ellos, e hasta hoy no se ha fecho otro castigo, e ha
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA ^ 53
habido lugar a descubrir a S. M. otro nuevo mundo, de
que nuestro señor ha de ser tan servido y el real patrimo-
nio tan acrecentado, y sus vasallos tan remediados.
Al sétimo digo, que no es ansí, que si mataron a algu-
nos españolea, fué que los indios estaban de paz; y confiado
desto y seguro los envié a facer un barco para informar a
S. M. i al marqués en su real nombre, de las cosas de aque-
lla tierra, y pedir jente y socorro de cosas nescesarias, y
estando haciendo el dicho barco, se alzó la tierra, y mata-
ron los indios ocho españoles. Y en cuanto a lo de los in-
dios, yo les pregunté que cuando se sacaba oro; y dijeror
que a la sazón era el tiempo, y dije a mis indios y no a otro
que fuesen a sicar alguno, como lo solian hacer para el
inga; i así se fueron, con solo un minero para ver la orden
que tenia en lo sacar, e para ver las minas, lo cual, se hizo
para que se trajese lo que así sacasen en el dicho barco que
sestaba haciendo, a esta cibdad de los Reyes para acredi-
tar la tierra, e para que se llevase herraje y otras cosas de
que se tenia necesidad, e sin ellas no se podia sustentar la
tierra.
Al octavo digo, que niego lo en el capítulo contenido, por-
que ninguno fué en el hacer del repartimiento sino yo con
el escribano, porque lo demás era menoscabo de mi abtori
dad que en nombre de S. M. representaba: e soy conocido
tener el respeto que en tales casos conviene; e así no debe
V. S. hacer fundamento de semejante cosa por constar cla-
ro ser malicia.
Al noveno digo, que yo no tuve noticia de tal cosa, por-
que si lo supiera mandara castigar a los unos y a los otros
y es clara malicia porque a los que di los indios, los mere-
cían raui bien, e se dieron a quien en Dios y en mi concien-
cia me paresció habian mejor servido en la tierra a S. M.
Al deceno digo, que no hay que responder ni yo sé tal co-
sa, sino ques buscar ocasión de tener que decir.
Al onceno digo, que en lo que toca a Inés Suárez, cuando
yo fui a aquella, tierra fué allá con licencia del marqués, e
yo la recojí en mi casa para servirme della por ser mujer
54 ESTUDIOS HISTÓRICOS
honrada para que tuviese cargo de mi servicio e limpieza, e
para mis enfermedades, e así en mi solar tenia aposento
aparte; e en cuanto al comerjunto es el contrario de la ver-
dad, sino fuese algún dia de regocijo que el pueblo hiciese,
que a ruego de algunos saldria a comer con los vecinos que
en aquel pueblo habia, porqués mujer mui socorrida, que
los visitaba i curaba en sus enfermedades, e por las buenas
obras que della han recibido; via era mui amada de todos,.
v en lo demás quel capítulo dice de las justicias e cabildo,^
ella ni otrapersonaninguna no es parte, porque la elección
de los alcaldes y rejidores que se hace se hace por votos co-
mo se acostumbra en otras partes; v de los que me traiaii
señalados, elejia los que me parecian mas idóneos e sabios,
e V. S. no debe mandar dar crédito a ninguna cosa de las^
que me ponen en el capítulo contenidas.
Al doceno digo, que las provisiones quel capitán Alonso
de Monroy me llevó, fueron dos, una para si yo fuese muer-
to quedase el dicho Monroy en mi lugar, y otra que si me
hallase vivo pudiese yo nombrar persona que sucediese en
el gobierno después de mis dias hasta que la voluntad de
S. M. fuese; e de otra provisión ninguna no se tuvo noticia.
Al treceno e catorceno digo, ques testimonio e maldad
lo en el capítulo contenido, e por las cartas que yo escribí a
S. M. se verá lo contrario de lo que dicen, y en lo del Zur-
bano es de creer que, porque es muerto, aprueban con él, él
cual nunca vido tales despachos ni era hombre para darle
cuenta de ningún negocio porque era inhábil, que aun no
sabia leer i.
Al quinceno digo, que, lo niego, porque yo nunca tal su-
pe ni dije que Negrete tal dijese.
Al diez i seis digo, que niego haber dicho tal, antes tuve
pena de lo sucedido en esta tierra, i a cabsa dello vine a es-
cribir a S. M. y escrebí mui bien, como es público i notorio^
1 Como en algunos documentos aparece firmado Juan Zurb¿i-
no, creo que, según era frecuente entre los soldados de la conquis-
ta alguien escribía su nombre a ruego suyo.
PROCESO DB PEDRO DE VALDIVIA 55
A los diez i siete digo, que niego haber dicho tal cosa, ni
se ha de creer de mí, porque siempre tuve intento de hacer
lo que hice como por mi servicio se puede conocer, y que '
siempre dije que a los gobernadores i capitanes se debe
toda obediencia e respeto, como S. M. lo manda; mas en io
que toca a Gonzalo Pizarro nunca lo tuve por gobernador
ni capitán, sino por tirano i deservidor de S. M.
A los diez i ocho, digo, que lo niego.
A los diez e nueve digo, que lo niego, como en el capítulo
se incluye e que por mis obras se ha visto la verdad desto.
A los veinte digo, que lo niego, porque bien sé yo ({ue
aquellatierraera i es ds^ S.M., c yo e los que allí estábamos
sus subditos e vasallos, e nunca otra cosa les d.'cia sino (jue
en cosa que tocase a deservir a S. M. no hablasen, porque
no se los perdonaria.
Al veinte y uno digo, que como yo tenia necesidad de di-
neros para enviar a estos reinos por socorro de gentes e ar-
mas y caballos, algunos amigos mios se ofrecian a dar sus
caballos para que provej-ese las minas de comida, y diese
manera con los indios de mi servicio, e algunos otros que
me ofrescieron echarse a sacar oro; y aquellos me dieron sus
caballos para llevar un camino o dos de comida, e ansí los
que fueron fué de su voluntad, e no sin ella, antes les decia
que aunque se me hobiesen ofrescido,el que no pudiese cum-
plir su palabra se la soltaba; y en lo de Juan Gutiérrez e
Hidalgo, en aquella sazoi yo no estaba en la cibdad, y des-
pués supe que cuando se llevaban aquellos caballos carga-
dos de comida, apercibian siete o ocho soldados para que
fuesen en su guarda, e no matasen a los que las llevaban
por estar la tierra de guerra, por ser la cosa que tanto
convenia para el socorro de aquella tierra e bien de todos;
e Alonso de Monroy, mi teniente, apercibió juntamente
con otros a esos dos soldados que el capítulo dice, y ellos
no quisieron hacer su mandado, y por esta cabsa los man-
dó echar presos, y luego los mandó soltar sin otra pena
ninguna.
A los veinte i dos digo, que después que se saca oro se
56 ESTUDIOS HISTÓRICOS
han pagado a S. M. sus reales quintos, no embargante quel
cabildo e común por muchas veces me han pedido que pues
en otras partes no se pagaba sino el diezmo, que no permi-
tiese que ellos fuesen mas agraviados, e yo les respondí que
era hacienda de S. M. que se lo fuesen a suplicar, e así me
remito a los libros dellos o papeles, por donde se verá lo
que \^o digo.
A los veinte i tres digo, que esto clara e manifiestamente
consta ser malicia, porque en el capítulo precedente dicen
los delatores que pagaban los diezmos, porque hobiese me-
nos, e si de algo me he socorrido de loá quintos de S. M. ha
sido para le servir e sustentar aquella tierra en su real ser.
vicio, e 3"o me he obligado a lo pagar, y se paga de mis ha-
ciendas, e se pagará sin que S. M. reciba ningún menoscabo
de hacienda.
A los veinte i cuatro digo, que el testimonio que dicen se
tomó, fué en mi presencia al tiempo que me socorrí de líi
caja, e que por esto ni por otra cosa tocante a esto, le tra-
té mal, sino que lo que pasó sobre otro caso fué que dende
a tres meses que habion venido el capitán Alonso de Mon-
roj y el capitán Baptista a esta tierra con el oro que se ha-
bia podido haber prestado, vino el dicho Arteaga a mí,
queriendo yo salir a la guerra a rogarme que le dejase tro
car un caballo y otras cosas con un cacique que RaV^dona
tenia, e le daba, e yo le dije que como no teniendo sino un
solo caballo e habiendo de salir a la guerra lo queria ven-
der, que no se lo habia yo dado para eso, ni habia de con-
sentir se baratasen indios, y sobre esto por cosas que res-
pondió diciendo que él no queria ir a la guerra, me enojé
con él, e le dije que cómo un caballero como él teniendo de
comer v de lo mejor de la tierra, se quería quedar, y esto
fué el mal tratamiento qu2.se le hizo, y en lo demás no le
dije nada de lo en el capítulo contenido.
Al veinte i cinco digo, que los oficiales de S. M. hacen lo
que deben como se verá por sus libros, e si de algo no die
ren buena cuenta, fianzas tienen dadas que lo pagarán y
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 57
ninguno de los oficiales no es criado mío, sino es Jerónimo
de Alderete, que está proveido por S. M.
Alosveintei seis digo, que lo que pasa es, que queriendo yo
buscar algunos dineros prestados para venir a servir a S.M.,
como vine, los oficiales reales pidieron algunos a los que en
el capítulo dice, los cuales respondieron que no conocian rey
ni reina sino a sus dineros, e que no los querían dar, e que
por este desacato los hice echar presos, e estovieron en la
cárcel un dia poco mas o menos, e si algo prestaron ya es-
tan pagados dellos y lo que se hizo en este caso fué por ser-
vir a S. M. y administrar justicia.
Al vemte i siete capítulos digo, que lo que pasa es que yo
acostumbraba hablar muchas veces en público íú tiempo
cjue saliamos de misa por consolallos de los trabajos en
que estábamos, y dalles esperanzas de renumeracion, y en-
tre otras para enviar en busca de remedio les pedí por sí
no me qu-ífrieran socorrer e prestar algunos dineros, y que
esto habia de ser con voluntad de cada uno de ellos, y no
sin ella, y así los que algo me dieron fué por su voluntad y
están pagados, y lo demás en el capítulo contenido lo nie-
go, e por él se conosce ser malicia e pasión.
A los veinte í ocho digo, que desto yo no sé cosa alguna,
e en lo que toca a Yillagran él dará cuenta dello cuando le
sea pedida.
A los veinte e nueve digo, que lo que pasa es, que Diego
Garcia de Villalon llegó a esa tierra con un navio cargado
de armas y herraje y otras cosas necesarias, al tiempo que
se deiaban de celebrar los oficios divinos por falta de lo ne-
cesario, y estaba la tierra obpremida de los naturales, y
ios españoles andaban vestidos de pellejos e sin camisas, e
con lo quel dicho Diego Garciallevó se remedió todo, i se re-
partió lo que llevaba entre todos; y allende délo dicho andu-
vo casi dos años y medio en la conquista de la tierra sirvien-
do con sus armas i caballo, por lo cual e por acreditar la
tierra para que fuesenmercaderes allá con lo necesario pa-
ra sustentarla, yo le encomendé en nombre de S. M. un ca-
58 ESTUDIOS HISTÓRICOS
cique por él y para un hijo de Lucas Martin, que ofrescia de
ir de la tierra a aquella con socorro déjente e número de
caballos y yeguas y ganados y otras cosas nescesarias, el
cual cacique estaba vaco por muerte de Juan Salguero, que
murió con Alonso de Monroy, al cual eran sujetos dos
principales que tenian dos soldados; y en la reformación
los di a su cacique, el cual entre todos los principales e in-
dios tenia hasta trecientos, e diz que los tiene agora Pedro
de Villag-ran, en el cual los ha depositado el teniente por
absencia de los dichos.
A los treinta digo, que es lo del mesmo capítulo de arri-
ba, eque por ofuscar la verdad lo dividen, e que lo en el ca-
pítulo arriba contenido es la verdad, e no sabe otra cosa.
A los treinta y uno digo, que niego lo en el capítulo con-
tenido, porque a los dichos Escobar y Galiano se les han
pagado sus dinercjs sin que se les haya fecho quebra de co-
sa ninguna, y que el cacique quel dicho Escobar tiene se lo
trespasó en el Cuzco el capitán Monroy en presencia de
Vaca de Castro, porque fuese allá, y le socorriese con cier-
tos caballos, y con cuatro mili pesos para llevar el socorro
de gente que llevó; y aquel socorro fué mucha parte para
Cjue se sustentase la tierra hasta agora. Y en lo que el ca-
pítulo dice de Galiano, lo que pasa es que por la buena
obra que habia hecho en fiar la mercadería a los soldados
para que se pudiese entretener y sustentar hasta que se sa-
case de las minas con que fuese pagado, porque otros fue-
sen a la dicha tierra y se divulgasen los buenos tratamien-
tos que recebian los que allá iban con mercaderías e cosas
nescesarias, mandé que un principal le diese de comer por
padescerse entonces necesidad por las guerras, y lu^go que
se pudo pagar se dio el cacique a Diego Garcia de Cáceres,
conquistador, de la manera quel dicho Galiano lo tenia, y
cuando se hizo la reformación se dio al capitán Francisco
de Aguirre, el cual hoy dia lo tiene, y todos estos medios
eran nescesarios para sostentacion de la tierra e gente, co-
mo V. S. entiende convernia para entretener a tantos con
tan poca cosa.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 59
Al treinta i dos digo, que niego todo lo en el capítulo
contenido porque la justicia de S. M ha estado mui libre
para administrarla (a) todos los que la pidiesen; e yo nun-
ca dije sobre tal caso que ahorcaría alcalde ni rejidor, sino
que lo que sobre esta cosa pasa es, que estando yode cami
no para el descubrimiento de Arauco, vino a mí un rejidor
y me dijo que los indios e pueblo de Longovilla, que está
legua i media o dos de la cibdad, se habia de quitar de all
e quitarle sus tierras e dallas a los soldados para que seni
braseti en ellas, e yo les respondí que era inhumanidad qui
tarles a aquellos indios sus casas e haciendas, pues siempre
hablan sido amigos, dando la obediencia a S. M. e ayudan
do en la guerra, e que, pues habia otras muchas tierras
los soldados las tenian, éstas leshacian poco alcaso. ¿Hobo
ninguno que no conociese tan mal pago en nosotros en qui-
talles sus casas e hacienda? E el rejidor me replicó a esto
diciendo, que no se habia de dejar de hacer, y entonces le
dije con enojo que le certificaba, que si cuando volviese ha-
llare haberse cjuitado a aquellos indios sus casas e tierras,
(jue habia de castigar a quien lo hiciese, e si fuese necesario
ahorcarles sobre el caso, porque era aquello peor que mani-
fiesto harreto e fuerza; e esto dije, hice por el amparo e ab-
mento de los naturales, a quien siempre he tenido respeto,
y no me acuerdo haber echado preso alcalde sobre ningún
caso, ni pasa mas de lo que dicho tengo,
Al treinta i tres digo, que niego lo en el capítulo contenido,
e que si Francisco Martínez me dio algo, se lo he pagado
con el doblo; y en ello para la averiguación de las cuentas
que entrevino Diego García de Villalon, que está aquí y en
lo demás que el capítulo dice del gasto para la dicha jorna-
da, nadie la hizo sino yo, gastando lo que tenia y adeb-
dándome en gran cantidíid, e en lo que toca al servicio de
S. M., siempre tuve tino a servir, e serví como lo debo.
Al treinta i cuatro digo, que importunado de muchos,
podría ser que dijese algo de que me tomasen ocasión para
lo que en el capítulo se dice, mas no se me acuerda dello.
Al treinta i cinco digo, que niego lo en el capítulo conté-
60 ESTUDIOS HISTÓRICOS
nido, pues que jo nunca tal hice direte ni inderete,, i Mella
está aquí que dirá la verdad, como aquí se dice, porque es
ansí.
Al treinta i seis digo, que lo que pasa es, que por hacer
yo buena obra a los en el capítulo contenidos, no hallando
quien les diese dineros de presente por sus casas e chácarras
e ganados sino fiado, por el amor que les tenia se lo com-
pré, e pagué luego sin tomar nada de la caja de S. M., por-
que cierta parte que me faltó me prestó el padre bachiller
Rodrigo González, v los indios de encomiendas y yanaconas
luego los deposité a personas que habían servido a S. M.,
ansí que V. S. podrá ver si son obras afectuosas, o se me
han de acomular por malas.
A los treinta i siete digo, que todos han tenido e poseido,
e tienen e poseen sus casas e liacienda e indios quieta e
pacíficamente, e que ansí se han ido muchos ricos a Es-
paña, e algunos vienen agora en la fragata para ello,
y otros lo quedan en la tierra, e nunca yo pedí nada sino
fuese prestado y por voluntad de sus dueños para susten-
tación de la dicha tierra e de los que en ella viven e han vi-
vido, e lo que me ha sido preseado se lo he pagado e pa-
go de mis haciendas.
A los treinta i ocho digo, que niego lo en el capítulo con-
tenido, que nunca yo tomé cartas mensajeras que viniesen
para V. S. ni para otra persona alguna para las echar a la
mar, antes todas las que venian se dieron a V. S. en Anda-
gaaylas i las envió a S. M.; e en lo demás que dice el ca-
pítulo que venia a servir a Gonzalo Pizarro es testimonio
e maldad mui gréinde que se rae levanta y V. S. lo debria
mandar castigar y no lo disimular, pues vio el testimonio
que yo tomé en el puerto de Chile al tiempo que me hice a
la vela, el cual Y. S. envió á S. M. que se lo di en Anda-
guaylas, y puede ser luego informado como en Arica supe
el desbarato de Centeno y la prosperidad de Gonzalo Piza-
rro y que estaba en Umarza para quisiese ir a él, y no em-
bargante esto, despaché a Juan de Cárdena, mi criado, pa-
ra que fuese a dar noticia a vuestra señoría de mi venida, e
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 61
si en Arequipa hallare armas e caballos para mí e para los
que conmigo venían que me hiciese ciertas señas, que yo me
desembarcaria e iria desde allí a do vuestra señoría estu-
viere, e por tener nueva estaban capitanes e gente de Gon-
zalo Pizarro en ese pueblo, y que en otra parte de toda la
costa no se h¿dlarian caballos u otras cosas de las nescesa-
rias hasta Lima, no toqué en parte alguna hasta llegar a
la dicha cibdad; ansí que es manifiesta la malicia de lo en
el capítulo contenido, e paresce ser que dicen que pensaban
que yo estaba en España, y en el capítulo acrimina que ve-
nia para servir a Gonzalo Pizarro, e pues estos han tenido
atrevimiento ante vuestra señoría de hablar semejante co-
sa de mi honra, e de la fidelidad e integridad que al servicio
de S. M. he siempre guardado y debo y claramente consta
de mi limpieza i servicios, suplico a vuestra señoría los
mande castigar, porque por la abtoridad que yo he tenido
e tengo en nombre de S. M. no debe vuestra señoría dar lu-
gar que en su presencia tan atrevidamente se trate a mi
persona y honra.
Al treinta i nueve digo, que luego como a esta tierra lle-
gue, di a vuestra señoría particular cuenta de como para
sustentar y entretener la jente habia convenido al principio
dar algunos principales sin ser vistos ni conocidos, porque
como la tierra es tan falta de naturales que por visitación
no se hallaron después doce mili indios y parescia haber ca-
cique que no tenia trescientos indios y estar repartido en
tres o cuatro españoles, lo cual visto por todos y el poco
fruto que dello se tenia y el daño grande de los naturales,
que a no ocurrir es cierto se consumiera en breve, el cabildo
y los oficiales de S. M. y todos los demás me pidieron e re-
quirieron por muchas veces que hiciese reformación e reme-
diase los daños que dicho tengo, i a la eabsa la hice, dando
los indios en Dios y en mi concienciaa quien me parescia e
era mas justo dárselos, y luego el mesmo dia que el repar-
timiento se publicó, hice dar un pregón en la plaza en que
referí lo dicho, e que a todos los que se le habian quitado
algunos indios; le daria cuatro doblados en lo de adelante
62 ESTUDIOS IllSTÓlíICOS
diez o veinte leguas; pues era tierra por ellos vista, que lue.
cro se hribia de ir a conquistar e poblar, e así los di a mu
chos, y otros no lo quisieron, y dellos resultó que como a
todos los que pidieron se hiciese reformación les páresela
(fue les alcanzaría parte en el pueblo, y después no pudo
ser, quedaron quejosos, e me concibieron odio, a cu\^a cab
sa han intentado algunos desasosiegos e motines en la tie-
rra como vuestra señoría habrá sabido, por donde paresce
haber puesto nuestro señor su mano para poderme susten-
tar y en lo que dicen de Inés Suárez es que a pedimento e
itnportunidad de los que en aquella tierra estaban por las
buenas obras que della dicen haber recibido, e porque decian
quel dia que los indios dieron aguazabara a la ciudad para
la dicha Inés Suárez grande ayuda para que no se desampa-
rase por la dilijencia que habia tenido en curar los heridos
para que volviesen a la pelea, e después en el ánimo que tu-
vo en que se matasen los caciques y en ayudar a ello, que
fué cabsa principal para que los indios vistos muertos sus
señores se retrujesen, e que por ser la primer mujer que en
aquella tierra habia entrado se le diesen algunos indios pa-
ra su sustentación porque sin ellos no podria vivir, e ansí
]jor respecto de lo dicho y a contemplación de todos, de los
indios que yo tenia en mi depósito, le di un cacique que la
alimentase, y los indios que dice en el capítulo que se quita-
ron a Francisco Ñúñez, fué un principal sujeto a este caci-
que sobre el cual traia pleito el mismo cacique con el dicho
Francisco Núñez, e sabido la verdad, el mismo hizo deja-
ción del e se lo dejó, y en lo de Landa en la reformación se
dio aquel principal que tenia a su cacique, porque era sub-
jeto suyo, e por pleito que con el Landa habia traido el al.
calde se lo habia adjudicado por sentencia, v si a vuestra
señoría le paresce que no son cabsas justas, mande lo que
sobrello fuere servido, que lo que se hizo fué por las razones
arriba publicadas.
A los cuarenta digo, que Jerónimo de Alderete que el ca-
pítulo dice, es de los primeros conquistadores de la tierra, e
es hijodalgo mui honrado, era subcapitande S. M. en Italia,
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA Go
e salió de España con armada a su costa con mucha jen-
te a su cargo para Venezuela, y en la tierra de Chile ha
«servido a S. M. mui bien en todo lo que se le ha ofreci-
do, y ha ejercido cargos de justicia e de su real hacienda
en aquella tierra, e por lo dicho le di hasta cuatrocientos
indios, los cuales e muchos mas que fuesen caben muí
hien en él y los tiene merecidos, como vuestra señoría po-
drá ser informado de hombres sin pasión.
A los cuarenta i uno digo, que Carreño, un año antes fjue
yo partiese de Chile, hizo dejación de unos indios que tenia
en encomienda, los cuales di luego a un conquistador; i este
Carreño estuvo muchos dias malo de una enfermedad de
que me dicen murió, i si algunos dineros me prestó se los hi-
ce luego pagar, e por la poca seguridad de la mar a cabsa
de las alteraciones desta tierra, i no saber la sertidumbre del
estado della, no convenia ni podia traer hombres enfermos
sino sanos para si se ofresciese que pudiesen tomar las ar-
mas en servicio deS. M. i en nuestra defensa, i porque si me
fuera nescesario atravezar a Panamá no tenia bastimentos,
i aliende el riesgo que podíamos correr por falta de ellos, era
llevarle evidentemente a la sepoltura por haber tiempo que
estaba enfermo e mui debilitado i ser Tierrafirme tan enfer-
ma e mala como es público e notorio, e a la cabsa le dejé de
traer.
A los cuarenta i dos digo, que niego lo en el capítulo con-
tenido, e que la mayor parte del dinero que ese hombre te-
nia yo se lo habia dado, i si algo se tomó prestado seria
juntamente con los demás que estaba en el navio, e luego le
fué pagado, e no fué mas que por venir como venia con po-
ca seguridad de la mar a cabsa de las alteraciones de la tie-
rra, e por las otras cabsas en el capítulo antes deste conte-
nidas, le dejé de traer, e consta claramente malicia lo que
sobre esto dicen, pues dicen sucedió en la mar i los delatores
estaban en la cibdad,e no lo pudieron saber, e también por-
que se hallará por verdad no haber enfermado hombre en
toda aquella tierra, que \^o no le haya visitado e procurado
64 ESTUDIOS HISTÓRICOS
SU remedio e dado de mi casa de lo que tenia e para ello
convenia.
A los cuarenta i tres digo, que niego lo en el capítulo con-*
tenido, e que este Núñez es un hortelano mió e lo que tiene
yo se lo he dado, e no habia para que pedirle nada presta-
do, que es un pobrehombre e no tiene que prestar, antes por
ser viejo dejé maridado mirasen mucho por él.
A los cuarenta i cuatro digo, que es verdad que yo man-
dé se comprasen todas las cadenas a todos los que las
traian, porque no tuvieren con que aprisionar los naturales
por el gran daño e muertes que por ello es notorio leciben,
e no se hallará que yo haya consentido echar un indio en
cadena desde el dia que entré en aquella tierra ni hacerles
otro ningún mal tratamiento, e lo demás que dicen de cos-
tales, carneros e toldos yo nunca tal mandé que se tomasen,
i ellos los debieron de vender al que mejor se lo pagase, e no
es de creer que yo me entrometiera en semejantes miserias,
ni tal pasó.
Al cuarenta i cinco digo, que al principio cup'^ en mi re-
partimiento el valle de Chile, el cual está diez leguas de la
cibdad por lo mas cerca, i como es notorio jamas se acos-
tumbra en estas partes dar chácarras, tierra de sembradu-
ra sino a media legua o a una a lo mas de donde se funde el
pueblo, cuanto mas que el dicho valle ha estado de guerra
siempre hasta agora, e si me las hobieran pedido yo las ho-
biera dado, i en esto se conocerá ser malicia, que aun a una
legua de la cibdad no se las podia hacer tomar ni sembrar
sino era por fuerza, e no hai vecino ni estante, ni habitante
que no tenga todas las tierras que quiere, i en lo demás se
conoce ser impertinente, e todo fundado sobre pasión, por-
que si dicen que a cabsa de no darles tierras en el valle de
Chile vinieron los indios en disminución, claro está Cjue a
quitárselos vinieran en mayor e tanto .que todos pere-
cieran.
A los cuarenta i seis digo, que el soldado en el capítulo con-
tenido es un herrero, el cual vino a pedirme le diese de comer
en la cibdad, i le dije que lo tomase a quince o veinte leguas
PROCESO DB PEDRO DE VALDIVIA 65
de allí porque junto a la cibdacl no le podia dar mas del
principal que le habia dado, e el Diego Vadillo me respon-
dió, que no los tomaría a diez leguas. Repliquéle que mirase
que habia muchos hijosdalgo e buenos e que no se podia
cumplir con ellos, i el Vadillo respondió, que pesase a tal
que qué les debia a ellos, i por el desacato que tuvo a nues-
tro señor le di una puñada, i luego acudió un paje con una
espada pensando que era otra cosa, i dejado al Vadillo arre-
metí al paje i le di de torniscones, i el día siguiente luego
abracé al Vadillo, e no pasó mas.
A los cuarenta i siete digo, que nunca dejé la jente en la
conquista, antes las mas veces que salia no volvía sino era
por los requerimientos que me hacían los soldados de hallar-
se mui fatigados por ser la guerra tan trabajosa, por estar
falto de cosas nescesarías e por gran peligro en que estuvié-
semos o se esperase, e si alguna vez me adelanté a mi casa se-
ria estando cinco o seis leguas de vuelta para el pueblo, que
me decían algunos caballeros i soldados que nos apresurá-
semos a nuestras casas para pasar buena noche a cabo de
andar tantos días e noches armados en la guerra, e no pa-
só otra cosa.
í\ los cuarenta i ocho digo, que juro a Dios e a la señal de
la cruz t que a lo que jo alcanzo i entiendo en lo poblado
de agora, no tendré de mili e quinientos indios arriba, i Al-
derete tendrá hastacuatrocientos,e InesSuárez podrá tener
hasta quinientos, i dello podrá vuestra señoría ser informa-
do, que aquí está quien los ha visitado, e los que he tenido
e tengo bien se creerá que los he menester para me susten-
tar, mayormente que es público i notorio, que cuando yo
fui desta tierra para descobrir e conquistar aquella tierra i
reducir al conocimiento de nuestro señor i al servicio de
S. M. los naturales della, pospuse i dejé el mejor reparti-
miento que en ésta habia i hai;i una mina riquísima i otras
cosas de mucho valor; e no me maravillo que se me acre-
mine, pues que en el conscepto de vuestra señoría hai quien
tenga atrevimiento (de) decir tales cosas tan libremente,
pues se sabe que hai en la cibdad de Santiago del Nuevo
TOMO VII 5
66 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Estremo cerca de treinta vecinos,! en lo de la Serena quince
o diez i seis que todos poseen e gozan de sus indios, casas e
haciendas quieta e pacíficamente.
A los cuarenta i nueve digo, que este caso en la pregun-
ta contenido, fué un soldado que me envió Francisco de Vi-
llagran, maese de campo, con cierto aviso de los indios de
guerra, i le mandé que luego en compañía de otros volvie-
se allá, i respondióme que no queria ir donde le matasen, e
yo dije que, pues no era hombre para la guerra, que die-
se las armas e caballo a otro, i así de presente para ejemplo
de otros, porque no se atreviesen a lo menos se le tomaron,
e a tercero dia se lo hice volver todo sin hacerle ningún mal
ni daño, aunque mereciera castigo por la conjuntura en
que estábamos.
A los cincuenta digo, que no sé nada de lo en el capítulo
contenido, ni lo he oido hasta ahora.
A los cincuenta i uno digo, que yo no se nada dello, e si
algo fué, el teniente lo debió de castigar, porque no iba a
hacer lo que le mandaba, e lo demás me parece ha sido po-
quedad e malicia de quien lo articuló.
A los cincuenta i dos digo, que lo que pasa es, que por
parte de ios menores hijos del marqués fué fecha ejecución a
Calderón de la Barca por veinte mili pesos como en los bie-
nes de Vaca de Castro, por cierto concierto que Diego Me-
jía por virtud del poder que del dicho Yaca de Castro tiene,
hizo en la dicha cantidad, e yo fui fiador, i no se le tomó
escriptura ni otra cosa alguna, ni se hizo por mandamiento
de Gonzalo Pizarro, ni porque le tocasen ni por darle con-
tentamiento, sino por administrar justicia, porque iba ga-
nando por tela de juicio, e no pasó otra cosa.
A los cincuenta e tres digo, quel dicho Cárdena en el ca-
pítulo contenido, paresciéndole mal que Calderón de la
Barca queria llevar estrado a la iglesia, diciendo que eia
almirante e capitán jeneral dcstas partes, e porque habia fe-
cho huir un barco mió que era grande alivio e servicio para '
aquella tierra, e decia haber enviado por una armada para
hacer cierto descobnmiento,e daba entender que en aquella
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 67
tierra e en otras se había de hacer lo que él mandase, di-
ciendo palabras que en el vulo^o cabsaban alboroto, paresce
<iue para dar a entender sus liviandades, le dijo algunas co-
sas al salir de misa por esta'r allí junto mucha parte del
pueblo, de lo cual me pesó mucho, e por ser en la iglesia, e
porque allí estaba congregación de personas no le reprehen-
dí, porque es hombre osado, pero luego en mi casa le repre-
hendí tan gravemente e le traté tan mal, que se quejó a
muchas personas, del enojo que del tuve estuve muchos dias
que no quise negociar con él i aun estuve por dejarle; e vues-
tra señoría se puede informar de personas sin pasión, se con-
tará que no fué cosa de deservicio de S. M. ni de nada de lo
•en el capítulo contenido, mas de lo que dicho tengo.
A los cincuenta i cuatro digo, que lo en el capítulo conte-
nido es maldad e testimonio que se me levanta, e es pú-
blico e notorio, que antes se me puede atribuir culpa de dar
mi hacienda a todos que no tomar la de nadie, especial-
mente tan poca cosa como podia resultar dello, i sábese que
nunca fui amigo sino de muchos, i esto haberlo por grandes
servicios que deseo e trabajo de hacer a S. M. para de nue-
vo juntamente con mis servicios emplearlo en mas servi-
cios, e pues el capítulo dice estar aquí algunos dellos, se
sabrá la verdad e aun se podrá saber que yo he dado en
aquella tierra para sustentar espontáneamente e gratis mas
de cient caballos, e muchas armas y herraje, e vestidos e di-
neros en cantidad de mas de cient mili pesos, e puedo decir
que creo no haber venido hombre a aquella tierra ni quedar
en ella, que no haya rescebido de mí alguna dádiva de las
que tengo dicho.
Al cincuenta e cinco digo, que niego lo en el capítulo con-
tenido, e que lo que pasa es que teniendo yo noticia de la
trama de Gonzalo Pizarro, e del desacato que contra nues-
tro rei e señor habia usado, e que vuestra señoría estaba en
Panamá, que conforme a la desvergüenza e atrevimiento
que en esta tierra se habia tenido, no habian de rescebir a
vuestra señoría ni obedescer ningún mandamiento deS. M.,
rae determiné secretamente por varios respectos de querer
68 ESTUDIOS HISTÓRICOS
venir en busca de S. M. o de quien su real nombre tuviese, y
así salí de la cibdad de Santiago, que es en el Nuevo Estre-
mo. Llegado al puerto hice desembarcar la jente que en la
navio estaba, que eran inútiles para la guerra, por ser mer-
caderes i enfermos e jente de poco valer, e los dineros que en
sí tenian los hice rejistrar ante escribano, e los rescebí en mi
poder para traerlos con todo lo demás que tenia, porque me
paresció que tan necesario habia de ser el dinero para buen
servicio como alguna jente, e con este intento me partí de
Chile, e de la manera en el capítulo treinta i ocho contenido^
vine a esta cibdad, adonde se me informó lo que sabia de la
venida de vuestra señoría e el estado de las cosas de la tie-
rra; e así con toda brevedad posible me adérese de caballos
i armas para mí e para los que conmigo venian, que fueron
mas de veinte de caballo, e socorrí e ayudé a otros muchos
caballeros e soldados que fueron a servir a S. M., e alcanza-
mos a vuestra señoría en Andaguaylas, e aquí están algu-
nos de los que ayudé de a trescientos e a quinientos pesos e
a otros mas, e así en esto como en socorrer alguna jente e
aparejar los navios e aderesarlos, e lo que con venia para el
armada de mar e del socorro déjente, e cabalgaduras e ga-
nados que por tierra van, gasté todo lo que traje, e mas de
noventa mili pesos en qtie estoi adebdado, que son en esta
manera: veinte i siete mili e quinientos pesos que debo a
S. M.del galeón i de la galera, e treinta mili que debo aHer
nando de Huelva e Diego Quiros, estantes al presente en
esta cibdad, e veinte mili a los marineros, que me concerté
con ellos por un año,e doce mili que me fueron prestados en
plata en el Cuzco, e otras menudencias que no se ponen aquí
por evitar prolijidad, e los dineros que así tomé prestados
en el Nuevo Estremo, así en la cibdad como en el navio, los
libré antes que del puerto saliese para que fuesen pagados
de mis haciendas, e sábese que las mas cantidad estaba pa-
gada cuando salió la fragata, e creo está ya acabada de
pagar, e en lo demás, como en el capítulo cuarenta i uno i
en otros capítulos dije, no truje conmigo esa jente por no
tener seguridad de la mar, e por el resto de aquella tierra
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA Q^
por el poco número de españoles que en ella quedaban, e por
el avilantez que los indios tomarian en saber de mi absen-
cia, e para que los nuestros y otras personas cobrasen sus
haciendas, que así les dejaba libradas, e también porque no
podia entender ni satisfacerme del celo que cada uno tenia
para me seguir en servicio de S. M. que será mi último fin e
intento, e lo ha siempre sido, e será como por mis servicios
se ha podido conoscer e se conoscerá mediante el ayuda de
nuestro señor, que para que haga los servicios que pretendo
hacer, será servido de mandar.
A los cincuenta y seis digo, que niego lo en el capítulo
contenido, e me refiero a lo que digo en el capítulo doceno,
porque así pasó.
A los cincuenta e siete digo, que niego lo en el capítulo
contenido, e no se me acuerda ni por semejas, e lo tengo por
falso, e por ello paresce buscar ocasión con queme levanten
testimonios por la pasión e malicia que los delatores tienen,
como por todos los capítulos e por cada uno de ellos pa-
resce.
Suplico a vuestra señoria sea servido considerar que es-
tas cosas que han sucedido, que yo declaro han convenido
en servicio de Dios y de S. M. e bien de la tierra, e que en la
guerra no pueden serlas cosas tan miradas y justificadas
como en pueblos quietos e de paz, e que he padescido mui
grandes trabajos en sustentar nueve años continuos en tan
poca tierra, e con tan poco mas de ciento y ochenta espa-
ñoles sin poder dar de comer a mas de cuarenta y tantos, i
que he fundado dos pueblos donde residen, que son en la
cibdad de Santiago y la de la Setena, a do aunque he tenido
continua guerra e han servido tan pocos naturales, he fun •
dado, gracias a nuestro señor, cinco o seis templos a do se
alaba su santísimo nombre, e es de considerar lo que senti-
rian hombres acostumbrados a la grosedad y riquezas desta
tierra hacerlos arar e cavar, porque si esto no hiciéramos
no nos pudiéramos sustentar, a cabsa de que los indios de-
terminaron de no sembrar cuatro años arreo ni solo un
grano de maiz, paresciéadoles que poresto habíamos de de-
70 jtíSTUDlOS HISTÓRICOS
samparar la tierra, como hizo don Diego de Almagro, e que
yo era el primero que echaba mano a todo desde lo menor
hasta lo maj^or, e con estas cosas pude no me perder, coma
lo hicieron Pedro Anzures, Candia, Mercadillo, Diego de
Rojas, e otros capitanes que a la sazón entraron a desco-
brir con grande aparejo e innumerable cantidad de natura-
les, e crea vuestra señoria que españoles, no digo en indios^
mas en otra ninguna parte han sufrido semejante cosa, y
esta conozco ha sido guiado por mano de nuestro señor
para que aquello se sustentase e permaneciese, para el gran
fruto que se ha de hacer en el nuevo mundo que adelante se
ha descobierto e se ha de descobrir, e considerando vuestra
señoria esto, \^ el trabajo que se ha tenido y tiene en con-
tentar a jente de indios, e que es casi imposible^ no me cul-
pará, sino antes soy cierto que por lo que toca a la concien-
cia de vuestra señoría ha de ser parte para que de S. M.
reciba yo grandes mercedes, e vuestra señoria en su real
nombre me las ha de hacer, e todo lo he yo emplear en mas
servir, como lo debo.
Pedro de Valdivia.
DECLARACIÓN DE LUIS DE TOLEDO ^
(3 de noviembre de 1548)
En la cibdad de los Reyes en tres diasdel mes de noviem-
bre de mili e quinientos e cuarenta y ocho años, su señoría
1 Luis de Toledo era un joven hidalgo que habia acompañado
a Valdivia desde su salida del Cuzco en 1540. Su nombre aparece
al pié del acta en que los vecinos de Santiago aclamaron goberna-
dor de Chile a este caudillo. Por sus servicios i por su lealtad in-
contrastable, Toledo habia merecido la confianza del conquista-
dor, a tal punto que cuando en diciembre de 1547 elijió a alguno
de los suyos para que lo acompañaran al Perú, designó a éste
junto con Jerónimo de Alderete, Diego García de Cáceres, su se-
cretario Juan de Cárdena i otros caballeros que le eran decidida-
mente adictos.
En el Perú, Luis de Toledo sirvió al lado de Valdivia en la cam-
paña que puso término a la rebelión de Gonzalo Pizarro. Se ha-
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 71
del señor presidente hizo parescer ante sí a Luis de Toledo
del cual su señoría tomó e recibió juramento en forma de
derecho, e prometió de decir verdad, e siendo examinado
por los dichos capítulos e porcada uno de ellos, juntamente
con lo que sobre cada uno de ellos respondió el dicho Pedro
de Valdivia, depuso e declaró lo siguiente:
Al primero artículo, dijo este testigo que lo que cerca del
primero capítulo sabe es, que el dicho Escobar iba debajo
de la capitania de un Juan de Guzman, el cual era capitán
del dicho Valdivia, e se desacató contra el dicho capitán, e
dijo que le quitada la capitania y lo revistiria en un yana-
cona, y esto dijeron el dicho Escobar e un don Francisco.
Por esto e por otras cosas que allí pasó, tomó información
el dicho Pero de Valdivia, e paresciéndole que era motin en
lo que habia entendido, le mandó dar garrote, y dándoselo,
se quebró la soga, e el dicho Pero de Valdivia mandó que
no se procediese mas en ello, y lo desterró, e así lo vio este
liaba en Lima cuando Valdivia fué sonletido a juicio. Llamado a
prestar su declaración, lo hizo como hombre honrado, diciendo la
verdad de lo que sabÍM, sin escusar las faltas de su jefe i sin acep-
tar las acusaciones infundadas, que eran sólo la obra de la mal-
querencia i de las enconadas pasiones de los enemigos del gober-
nador. Creemos no equivocarnos asegurando que su declaración
es, no sólo la que contiene mas noticias históricas de cuantas se
rindieron en este proceso, sino la menos apasionada de todas. De
ella resultan algunos<fcargos contra Valdivia; pero también apa
rece la 'justificación de éste contra algunas de las acusaciones, i
particularmente contra la de codicia insaciable. Véase particular
mente la contestación que dio al capítulo 37.° de la acusación.
Vuelto a Chile Luis de Toledo, acompañó a Valdivia al sur. i
Ífué uno de los fundadores de la ciudad de Concepción, donde se le
dio un buen repartimiento de tierras i de indios, A fines de 1555,
cuando se pobló por segunda vez la ciudad de Concepción, fué
nombrado alférez real. Se sabe que esta repoblación sólo duró al-
gunos dias.
Las historias consignan otros hechos concernientes a don L'JÍ>
de Toledo, que no sé si sea el mismo personaje que prestó su d-í—
olaracion en el proceso de Valdivia. Figura éste en el Perú en 1553
72 ESTUDIOS HISTÓRICOS
testigo después vivo e sano, e oyó decir que se fué a España
a meter fraile, e que nunca oyó ni supo que por cabsa de
Inés Suárez pasase lo susodicho.
En el segundo artículo, dijo que este testigo se halló en
el toldo del dicho Pero de Valdivia, e vio como entró Pero
Sancho, e Juan de Guzman, e Antonio de UUoa ia noche en
este artículo contenido, e como halló a la dicha Inés Suárez
en él y no al dicho Pero de Valdivia, porque era ido ade-
lante a Atacama, ques el cabo del Perú hacia la parte de
Chile, a descolorir el camino, e según oyó decir iban. con in-
tento de matar al dicho Pero de Valdivia, e desto fué pú-
blica voz e fama, y el dicho Pero de Valdivia volvió e los
prendió, no se acuerda este testigo si al Ulloa prendió e a
dos dellos, que fueron unos Guzmanes, e a un Avalos deste-
rró, e ha oido decir este testigo, que uno de aquellos que se
llamaba Juan de Guzman, fué capitán de la guarda de don
Diego (de Almagro, el mozo), e le hizo cuartos Vaca de Cas-
tro, e vio este testif^o como al dicho Pero Sancho lo tuvo
i 1554-, i mas tarde en Chile bajo el gobierno de don García Hur-
tado de Mendoza. Aunque por las fechas no se nota contraposi-
ción para que todas estas noticias se refieran a un mismo hom
bre, no me atrevo a asegurarlo. Hé aquí estos datos.
En 1553, se hallaba don Luis de Toledo en la ciudad de Gua-
manga cuando estalló en el Cuzco la insurrección de Francisco
Hernández Jirón. Enemigo de este moviento en el primer instan-
te, firmó sin embargo el acta en que el pueblo de Guamanga se
pronunciaba por la rebelión; pero luego volvió sobref sus'pasos,
fugó a Lima i ayudó a someter a los rebeldes.
Don Luis de Toledo vino a Chile con don García Hurrado de
Mendoza. Fué él el encargado de conducir desde el Perú, i por la
via de tierra, los caballos que venian para el ejército. Mas ade-
lante, se distinguió con el rango de coronel en la guerra contra los
araucanos, sirviendo bajo las órdenes de don García. Hallábase
con éste en la Imperial en 1558, cuando ocurrió cierto suceso que
no hai para qué referir aquí, por el cual fué condenado a muerte el
famoso poeta don Alonso de Ercilla, cuya ejecución habria debido
])rcsidir don Luis de Toledo si la sentencia no hubiera sido re-
vocada,
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 73
preso un mes o dos que estuvieron en Atacama, e que des-
pués le llevó sin prisiones i sin armas en un caballo, e un
hombre que lo guardaba, e que no sabe mas que el dicho
capítulo, mas de que sabe este testigo que de loque el dicho
Valdivia debió al dicho Pero Sancho le hizo una cédula de
ello; e que no sabe este testigo si se lo ha pagado o no, e
antes quel dicho Pero Sancho viniese, por mano deste tes-
tigo escribió el dicho Pero de Valdivia al marqués don Fran-
cisco Pi;5arro, que si el dicho Pero Sancho no les daba todo
lo que se habia obligado en la compañía, que su señoría no
le enviase allá; e vio este testigo que sin llevar nada se fué,
e la carta como dicho tiene, la escribió este testigo.
En lo del tercero capítulo del interrogatorio e reinterro-
gatorios, dijo que lo que sabe es que Pero Gómez, maese de
campo del dicho Pero de Valdivia, e por su mandado, le
prendió e le tuvo preso una tarde al dicho Juan Ruiz, e aque-
lla noche a media noche le ahorcó, e que lacabsa no la sabe
este testigo, mas de haber oido decir, qUe un soldado que se
llamaba Salguero habia dicho al dicho Pero de Valdivia de
ciertas cosas, quel dicho Juan Ruiz habia dicho. No sabe
este testigo qué palabras, mas de que oyó decir que habia
dicho el dicho Juan Ruiz hablando con el dicho Pero San-
cho, si yo lo hubiera de hacer, ya yo hobiera dado con Pero
(le Valdivia al través, e que no sabe ni ha oido decir otra
<josa.
Al cuarto capítulo de los interrogatorios, dijo que sabe
que tomó poí^esion el dicho Pero de Valdivia porS. M., por
queste testigo se halló presente a ello, e que no sabe las pro-
visiones que llevaría, mas de que cree que era de capitán del
marqués. Después dentro de ocho o nueve meses que salie-
ron de Copiapo, el cabildo de Chile elijió al dicho Pero de
Valdivia por gobernador; y esto es lo que sabe, e no mas
acerca de lo contenido en el dicho capítulo.
Al quinto capítulo de los interrogatorios, dijo que este
testigo vio ir a un Antonio de Pastr¿ina, que era procura-
<lor de la cibdad, a requerir al dicho Pero de Valdivia, que
aceptase la dicha elección, e vio como el dicho Pero de Val-
74 ESTUDIOS HISTÓRICOS
divia decia que no lo quería, e esto es lo que sabe e no otra
cosa acerca del capítulo.
Al sesto capítulo de los interrogatorios, dijo que sabe
que ahorcaron a los contenidos en el dicho capítulo, e vio
este testigo cómo en el pregón decia que hacian justicia de
aquellos hombres por traidores, e que lo que este testigo
ovó que querían hacer los dichos era matar al dicho Pero
de Valdivia al tiempo que viniese a despachar un barco, que
habia de venir por socorro a estas partes del Perú, e muerto,
meterse ellos en el dicho barco e venirse; e esto oyó este tes-
tigo decir al común de la gente, e no sabe si era verdad o
no, porque este testigo novio los procesos ni sabe otra cosa
mas, de que sabe este testigo, que si el dicho Pero de Valdi-
via hobiera dejado salir los que se querian salir, se hobiera
venido mucha gente, e quedara tan poca, que no pudieran
sustentar la tierra, e se hubiera seguido gran daño como de
cosa que se despoblaba la tierra, e se perdia oportunidad
para ganar lo de adelante, que es mui gran cosa, según la
noticia (quej se tiene, y empieza mui cerca de donde agora
están los dos pueblos poblados.
Al sétimo capítulo de los interrogatorios, dijo que lo
que sabe es, que al tiempo de lo que habla el dicho capítulo,
la tierra vino de paz, y no estaba fecho repartimiento de
indios, y envió el dicho Pero de Valdivia a hacer el dicho
barco, e a hacer sacar el dicho oro,e los que hacian el dicho
barco hacian espaldas a los que sacaban el oro, e estando
en esto se alzó la tierra, e mataron a todos los españoles
que estaban en el valle de Chile labrando la madera para
hacer el barco, e no escapó sino uno.
Al octavo capítulo de los dichos interrogatorios, dijo que
no sabe cosa ninguna de lo contenido en los dichos capítu-
los, mas de que sabe que todos estaban bien con la dicha
Inés Suárez por amor del gobernador.
Al noveno capítulo de los dichos interrogatorios, dijo que
dice lo que dicho tiene, e no sabe mas cerca de lo contenido
en el dicho capítulo, mas de que sabe que era mucha parte
con el dicho Valdivia, e vio como la ponían por íntercesora
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 75
en algunos negocios con el dicho Pero de Valdivia, pero no
sabe si los acababa con él.
Al décimo capítulo de los dichos interrogatorios, dijo que
no sabe.
Al onceno capítulo de los dichos interrogatorios, dijo que
sabe que el tiempo contenido en el dicho capítulo tiene el
dicho Pero de Valdivia a la dicha Inés Suárez, e que los ha
visto comeré dormir muchas veces juntos, e ha visto lo con-
tenido en el dicho capítulo en algunos convites de los rego-
cijos, y en lo que toca acerca de los cabildos, dijo que no
sabe nada.
Al duodécimo capítulo de los dichos interrogatorios, dijo
que no sabe cosa de lo contenido en el dicho capítulo.
A los trece capítulos de los dichos interrogatorios, dijo
que no lo sabe, ni menos ha oido decir cosa de lo contenido
en el dicho capítulo.
Al catorceno capítulo de los dichos interrogatorios, dijo
que no lo sabe, ni oyó decir lo contenido en el dicho capí-
tulo.
Al quinceno capítulo de los dichos interrogatorios que le
fueron leidos, dijo que este testigo oyó decir que habia di-
cho el dicho Negrete que vernia una mediagorra, queriendo
decir que vernia un licenciado, e le volveria sus indios si el
dicho Pero de Valdivia se los quitaba, e que después vio
este testigo cómo en la reformación el dicho Pero de Valdi-
via le quitó los indios, y se decia que por aquello se los qui-
taba, y no sabe este testigo si es así o no.
A los diez e seis capítulos de los dichos interrogatorios,
dijo que no sabe ni ha oido decir cosa de lo contenido en el
dicho capítulo, antes cree este testigo que estaria triste,
porque andando en la guerra Pero de Valdivia y este testi-
go, e todos los que allí estaban, CvStaban tristes parescién-
doles que no les podria ir socorros, y que no podrian ir en
toda su vida a España, porque según las cosas en estas tie-
rras pasaban de tiranos, temian que allá les paresceria que
ellos habiendo pasado por aquí lo eran, o según a todos
oyó decir este testigo después que a estas partes llegó, en
76 ESTUDIOS HISTÓRICOS
la jornada contra Gonzalo Pizarro ha servido a S. M. mu-
cho el dicho Pero de Valdivia.
A los diez e siete capítulos de los dichos interrogatorios,
siéndole leidos, dijo que lo que este testigo cerca de lo con-
tenido en la dicha pregunta oyó decir al dicho Pero de Val-
divia hablando sobre Gonzalo Pizarro y de Diego Centeno,
uaos decian que Diego Centeno merecia mucho, v otros no,
sino que habia fecho mal en juntar jente por las muchas
muertes que dello se siguieron, sino que habia de aguardar
lo que S. M. mandaba, y el dicho gobernador dijo que ansí
le páresela que cada uno debe estar en su casa, y no cada
repiquete alzar bandera por el rey, sino aguardar lo que
S. M. proveía, porque de aquella maneracada uno so color
de servir al rey puede hacer alborotos.
A los diez e ocho capítulos de los dichos interrogatorios,
siéndole leidos, dijo que no sabe ni ha oido decir cosa nin-
guna de lo en el dicho capítulo contenido.
A los diez e uueV^e capítulos de los dichos interrogatorios
e siéndole leidos, dijo que no lo sabe, antes vido e 03^0 de-
cir siempre mili herejías del dicho Gonzalo Pizarro, e se ma-
ravillaban de las tiranías que hacia.
A los veinte capítulos de los dichos interrogatorios, sién-
dole leidos, dijo que no sabe cosa de lo contenido en el dicho
capítulo, antes oyó decir muchas veces al dicho Pero de
Valdivia que nadie no hablase en cosa que fuese en deservi-
cio de S. M. que no se lo consentirla, que aunque fueren cier-
tos los ahorcarla.
A los veinte y un capítulos de los dichos interrogatorios,
siéndole leidos, dijo que sabe este testigo que en el tiem-
po contenido en dicho capítulo, sacó oro para sí el dicho
Pero de Valdivia para enviar por socorro de gente según él
decia, e ansí después envió a Alonso de Monroy e a Juan
Baptista por el dicho socorro, e vio Uevíircomida a los que
andaban en las minas con los caballos, e que a nadie le sa-
caban por fuerza el dicho caballo, e queste testigo vio como
al dicho Juan Gutiérrez e a un Francisco Gallego el capitán
Monroy los echó en la cárcel, e los tuvo en la cadena un
PROCESO DE hEDKO DE VALDIVIA 77
dia, porque no querían ir en guarda de los dichos caballos,
e no se acuerda si estaba allí en la cibdad el dicho Pero de
Valdivia, pero a lo que le paresce no estaba.
A los veinte i dos capítulos de los dichos interrogatorios,
siéndole leidos, dijo que sabe que aquel año no se pagó mas
del diezmo; la cabsa no la sabe, e siempre después se ha pa-
gado el quinto, sin ■ mbargo que ha visto este testigo reque-
rir los cabildos al dicho Pero de Valdivia que no se pagase
sino el diezmo, y el nunca hj ha querido hacer, e no solo ha
tenido cuidado de hacer esto, per(í ha tenido cuidado de ha-
cer arrendar los diezmos de los frutos para S. M.
A los veinte i tres capítulos de los dichos interrogatorios,
y siéndole leidos, dijo que ha visto este testigo como ha fe-
cho pagar los quintos a S. M., e que los ha tomado presta-
dos para enviar por socorro de gente, el cual es necesario
para el servicio de S. M., porque sin mas gente no se puede
pasar adelante, y aquello que se tiene agora pacífico es
muí poco.
A los veinte y cuatro capítulos de los dichos interroga-
torios, i siéndole leidos, dijo que no sabe ni ha oido decir
cosa de lo contenido en el dicho capítulo, mas de quel
dicho Arteaga era servidor de S. M.
A los veinte y cinco capítulos de los dichos interrogato-
rios, y siéndole leidos, dijo que este testigo no sabe que nin-
guno de los oficiales hace mas de lo que el dicho Valdivia
quiere, como cree que se hace en todas las partes de Indias.
A los veinte y seis cajDÍtulos del dicho interrogatorio, e
siéndole leidos, dijo que sabe que por mandado del dicho
Pero de Valdivia se dio mandamiento a los oficiales para
que le prestasen cincuenta mili pesos, diciéndoles que se los
prestasen para enviar por socorro y él los pagaria'con los
intereses, e sobrello se prendieron a Bartolomé Diaz e aVadi.
lio e a Higueras, los cuales sabe este testigo que prestaron
cierta suma de pesos de oro, e sabe que están ya pagados: an-
tes que este testigo saliese se les habia pagado lo mas dello,
y cuando se partió se quedaba entendiendo en pagalles la
resta, e no sabe este testigo ni oyó que los dichos hobiesen
8 ESTUDIOS HISTÓRICOS
dicho las palabras de desacato en el capítulo del interroga-
torio contenidas.
\ los veinte y siete capítulos de los dichos interrogatorios,
y siéndole leidos, dijo que este testigo vio como el dicho Pe-
ro de Valdivia rogó por una plática que hizo después de mi.
sa, que le prestasen dineros para enviar por socorro, y que
él pagaria lo que le prestasen, porque habia tanta nescesi-
dad de enviar por el dicho socorro que del altar lo tomaria
para ello, e que los que no se lo diesen le habian de dar el oro
y el pellejo, e que entendió este testigo que la jente vio
que habia nescesidad deste socorro, pero hacíaseles de mal
dar su dinero, paresciéndoles que no estando proveído el di-
cho Pero de Valdivia por gobernador con provisiones de S.
M. podia ser que fuese otro por gobernador e no quedase él
e que siendo ansí nopodian ser pagados de lo que prestasen,
e que ansí se hacian rehacios de no prestallo, e entendiendo
el dicho Pero de Valdivia esto, les hizo la dicha plática.
A los veinte y ocho capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que oyó decir lo contenido en el
dicho capítulo a muchas personas, e especialmente a Esco-
bar e a Gregorio Blas.
A los veinte e nueve capítulos de los dichos interrogato
rios, e siéndoles leidos, dijo que es verdad que pasa lo conte-
nido en este artículo, según e como lo dice el artículo del
reinterrogatorio, e que si cuando fué Diego García no diera
a este deponiente e a todos los demás que allí estaban ro-
pa, porque por todos se repartió a doscientos e a trescientos
pesos, no se pudiera sustentar, porque no tenían con que
se vestir, porque ya andaban muchos españoles en cueros;
que no traían encima camisa ni otros vestidos, sino unos
muslos de cuero y unos jubones con que se cubrían sus
vergüenzas, e que en el dicho repartimiento de ropa, el dicho
Valdivia lo hizo muí bien, e que antes quel dicho Diego García
fuese era tanta la nescesidad de vestidos, que había españo-
les que no tenían mas de una camiseta de lana, que era de
indio, e como todos cavaban e araban, e iban a cavar e a
PROCESO DB PEDRO DE VALDIVIA 79
arar, e por no gastarla, desnudaban cuando habían de
arar e cabar.
A los treinta capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos dijo, que cerca de lo contenido en el dicho
capítulo no sabe mas de que el dicho Pero de Valdivia le
dio dineros para en pago de la ropa, e también vio que le
dio indios, pero no sabe que se los diese en pago, antes cree
e tiene por cierto que se los dio en pago de la buena obra
que le hizo ea llevar aquel navio en el tiempo que fué, por
que fué a muy buen tiempo.
A los treinta y un capítulos de los dichos interrogatorios
€ siéndole leidos, dijo que lo que sabe es quel dicho Pero
de Valdivia dio a Escobar el cacique, teniendo por buena
la dejación que Monroy habia fecho, e provisión que habia
fecho Vaca de Castro, e después oyó decir que le habia da-
do otros tres caciques por cierta cantidad de pesos que le
debia e caballos que habia llevado el dicho Escobar a la tie-
rra, los cuales se habian dado a soldados, porque a sesenta
soldados que habian ido de socorro habia dado el dicho
Escobar en caballos e ropa y armas treinta mili pesos poco
mas o menos, porque fuesen a hacer el dicho socorro, e por
aquel empréstito que para el dicho socorro habia fecho le
habian dado los dichos tres caciques, e esto fué público, e
así publicamente lo oyó decir este testigo, e que ansimesmo
sabe este testigo quel dicho Pero de Valdivia dio al dicho
Galiano otro cacique, el cual según el dicho Galiano dijo a
este testigo, le daba hasta que le pagase cinco mili pesos
que le habia dado en ropa, porque quince mili que le habia
dado le habia pagado lo demás, e que ansí después vio este
testigo como le quitó el dicho cacique, e le dio a Francisco
de Aguirre que al presente lo tiene, e acabó de pagar al di-
cho Galiano, e después cuando agora se venia, entre las
personas a quien tomó los dineros en el navio, era uno Ga-
liano, al cual hasta agora no ha pagado, pero quedaba
concertado, y este testigo habia s^do el medianero con
Francisco de Villagran para que en la demora, que era de
80 ESTUDIOS HISTÓRICOS
aquí a cuatro meses, pagasen al dicho Galiano de la hacien-
da del dicho Pero de Valdivia.
A los treinta e dos capítulos de los dichos interrogato-
rios, y siéndole leidos, dijo que lo que de esto sabe e vio es,
que estando el dicho Pero de Valdivia para ir a la entrada
de Arauco, y con él Diego Diaz, su criado, pidieron ejecución
en el caballo del dicho Diego Diaz por quinientos pesos,
porque debía a Alonso de Monroy; e el alcalde la mandó
hacer en el dicho caballo, y el dicho Pero de Valdivia dijo
que no se hiciese en el caballo, v el dicho alcalde dijo que
aquello que él hacia le páresela a él que era justicia, y el di-
cho Pero de Valdivia le respondió luego: ¿lo que yo mando
no es justicia? que era que no se hiciese ejecución en el ca-
ballo, e se enojó, e le mandó llevar preso a casa de este tes-
tigo a donde no tenia prisiones mas destarse medio dere-
cho, e no sabe mas cerca de lo contenido en el dicho ca-
pítulo.
A los treinta y tres capítulos de los dichos interrogato-
rios, y siéndole leidos, dijo que no sabe ni ha oido decir
cosa de lo contenido en el dicho capítulo.
A los treinta y cuatro capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que este testigo oyó decir al
dicho Pero de Valdivia, que aunque vacasen todos los in-
dios de Maypo para acá, que era lo que está cerca del pue-
blo, no habia de dar indio a su padre que resucitase, e esto
decia porque no quería nadie indios adelante, porque los
indios de adelante son muchos, e para conquistallos era
menester mucha gente, e habiendo poca no se podían con-
quistar, e ansí parescia que no era de provecho lo que de
allí en adelante daba, lo cual daba para contentallos.
A los treinta y cinco capítulos de los dichos interrogato-
rios, y siéndole leidos, dijo que este testigo oyó decir lo
contenido en el dicho capítulo al dicho Mella, e no sabe
otra cosa.
A los treinta y seis capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que lo que sabe es que dio el di-
cho Pero de Valdivia a cada uno de los contenidos en la
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 81
dicha pregunta por todas sus haciendas ciertos dineros, e
que no sabe que los tomase de la caja de S. M., e que parte
de los dichos indios depositó el dicho Pero de Valdivia en
Juan Baptista de Pastene, e lo demás se tiene el dicho Pero
de Valdivia.
A los treinta y siete capítulos, e siéndole leidos, dijo que
ha oido decir a personas que están en aquella tierra: cosa
del diablo es que no ha de tener hombre cosa propia, e que
esto decían porque siempre les enviaba a pedir dineros pres-
tados, pero que todo era para enviar por socorro, porquel
dicho Pero de Valdivia ninguna cosa guarda para sí, sino
todo lo gasta, e que aunque toviera un millón lo hobiera
enviado todo para que enviara por socorro, e no sabe otra
cosa cerca de lo contenido en el dicho capítulo.
A los treinta y ocho capítulos de los dichos interrogato-
rios, dijo que no sabe lo contenido en el dicho capítulo, ni
tal se dijo en Chile, sino que el dicho Pero de Valdivia ha-
bía de venir y venia adonde estuviese el rey, e que diciendo
la verdad de lo que pasaba en Chile e habia dicho, habia
de negociar bien, e que decian allá, e temia que no diria si-
no verdad, e oyó decir este testigo, que echó algunas car-
tas a la mar a hombres que venian en el navio.
A los treinta y nueve capítulos de los dichos interroga-
torios, y siéndole leidos, dijo que lo que sabe es que los in-
dios contenidos en el dicho capítulo de los dichos Francisco
Núñez e Lauda, el dicho Pero de Valdivia se los quitó e los
dio a la dicha Inés Suárez, e que las cabsas no lo sabe, mas
de como oyó que los del cabildo i oficiales le hablan reque-
rido hiciese la reformación; e que la dicha Inés Suárez sabe
que fué la primera mujer española que fué en aquella tierra,
e sabe que ha fecho mucho bien en curar los españoles y en
apiadallos, e que lo que pasa cerca de la muerte de los di-
chos caciques es, que estando el dicho Pero de Valdivia y
este testigo con él e toda la mas gente diez leguas de la cib-
dad en una entrada haciendo la guerra a un cacique que se
llamaba Cachipoal, vinieron, según oyó decir este testigo,
TOMO VII 6
82 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ocho o nueve mili indios sobre la cibdad de Santiago, don-
de estaban presos ciertos caciques, con intento de que-
mar el pueblo y sacar los caciques, y temiendo el dicho
aprieto del pueblo, porque ya tenian ganada la plaza del
pueblo, la dicha Inés Suárez dijo a los que allí estaban que
matasen a los caciques, e no queriéndolos matar, instó tan-
to en ello, que los mataron e los ayudó a matar, lo cual fué
cabsa que viéndolos los indios dejaron el combate y se fue-
ron, e no solo aprovechó la muerte de los dichos caciques
para escaparse la cibdad, pero después acá ha habido paz,
la cual no hobiera siendo aquellos vivos, porque eran hom-
bres belicosos en quien los otros indios tenian mucha con-
fianza.
A los cuarenta capítulos de los dichos interrogatorios,
siéndole leidos, dijo que sabe que los indios contenidos en
el dicho capítulo los quitó a Francisco de Rabdona, e Luis
Tornero e Gaspar de Yergara, e los dio al dicho Alderete, e
que él ha visto acompañar la dicha Inés Suárez, e quel di-
cho Jerónimo de Alderete ha sido de los primeros que fue.
ron a conquistar a Chile, e a residir en ella continuamente,
e ha oido este testigo decir que ha tenido cargos en Italia,
e es hombre honrado,
A los cuarenta y un capítulo, siéndole leidos, dijo que lo
que cerca desto sabe es que el dicho Pero de Valdivia com-
pró al dicho Juan Carreño sus casas e chácaras, e que sus
indios dio a Diego Garcia de Cáceres, e quel dicho Carreño,
cuando el dicho Pero de Valdivia se quiso partir, le desem-
barcaron del navio y dende a obra de dos o tres meses mu-
rió, e que él estaba mucho tiempo había antes tullido e
mui malo, e se queria venir a curar al Perú, e que si murió
del enojo o del mal antiguo, este testigo no lo sabe, e que
esto es lo que sabe; e no mas cerca de lo contenido en dicho
capítulo.
A los cuarenta y dos capítulos e siéndole leidos, dijo que
sabe este testigo que entre los otros dineros que se toma-
ron en la nao se tomaron los dineros del dicho Gamboa, e
que sabe que cuando este testigo partió no estaban paga-
PROCESO DE PBÜRO DE VALDIVIA 83
dos, pero Francisco de Villagran quedó que se los pagaría
en esta demora ^ que verná de aquí a tres meses o cua-
tro, e que no sabe mas acerca de lo contenido en el dicho
capítulo.
A los cuarenta y tres capítulos, siéndole leídos, dijo que
no sabe nada de lo contenido en el dicho capítulo.
A los cuarenta y cuatro capítulos, e siéndole leídos, dijo
que sabe que los criados del dicho Pero de Valdivia andu-
vieron pidiendo prestado a los dichos soldados los costales
e carneros, e algunos toldos para hacer costales, e no «abe
si fué por mandado del dicho Pero de Valdivia, pero que
así lo oyó decir, e que sabe este testigo que en Chile nunca
se ha echado en cadena indio, j el dicho Pero de Valdivia
procura que se traten bien.
A los cuarenta y cinco capítulos, e siéndole leidos, dijo
que sabe este testigo quel valle de Chile es del dicho Pero de
Valdivia, e quel dicho valle está diez o doce leguas de la
cibdad, e que las chácaras que tienen los vecinos de la cib-
dad, e la mas lejana está una legua de la cibdad, e que en el
valle de Chile no estarian seguras las chácaras, e los que
en ellas estuviesen por estar al derredor de los indios de
guerra.
A los cuarenta y seis capítulos, y siéndole leidos, dijo que
03^0 decir este testigo que el dicho Vadillo fué a hablar al
dicho Pero de Valdivia, no oyó sobre qué,e quel dicho Pero
de Valdivia le dio una puñada, e un su paje echó mano a la
espada, y que no pasó otra cosa, e que fueron amigos.
A los cuarenta y siete capítulos de los dichos interroga-
torios, y siéndole leidos, dijo que muchas veces lo vio ir a
la guerra al dicho Pero de Valdivia, e cuando volvía volver
1 Los conquistadores llamaban demora la temporada durante
la cual podían hacer trabajar a los indios en las minas o labaderos
de oro. Duraba ordinariamente ocho meses, desde mediados de
abril hasta mediados de diciembre, es decir el tiempo en que los-
-arroyos arrastraban suficiente agua para las faenas.
84 ESTUDIOS HISTÓRICOS
en un dia, cuando había de erii rar en la cibdad andar ocho
o diez leguas, e que no sabe la c'i])sa, porque lo mesmo ha
acontecido a este testigo por venirse a su casa, e que nun-
ca el dicho Pero de Valdivia dejó la jente en la guerra, sino
que esto era después de salinos de la tierra ocho o diez le-
guas de la cibdad.
A los cuarenta y ocho capítulos de los dichos interroga-
torios, Y siéndole leídos, dijo que cree este testigo quel di-
cho Pero de Valdivia terna pDco mas de los mil e quinien-
tos indios que dice el interrogatorio, e que de lo que mas
se quejan los soldados es de lo que tiene la dicha Inés Suá-
rez, la cual al parecer des te testigo terna mas de seiscien-
tos indios, e de lo que tiene el dicho Alderete, que serán
otros tantos délos que tiene la dicha Inés Suárez al parecer
deste testigo.
A los cuarenta y nueve capítulos de los dichos interroga-
torios, y siéndole leidos,dijo que sabe este testigo que estan-
do el dicho Francisco de Villagran en una casa, donde este
deponiente con él i otros estaban hechos fuertes, e los in.
dios que venian sobrellos, envió al dicho Caro al dicho
Pero de Valdivia por socorro, v el dicho Pero de Valdivia
le mandó volver con la demás jente que enviaba en socorro,
e no quiso volver, e por ello el dicho Pero de Valdivia le
quitó las armas e caballo, e donde algunos días le volvió
otro mejor caballo.
A l«s cincuenta capítulos de los dichos interrogatorios,
y siéndole leídos, dijo que no sabe cerca de lo contenido en
el dicho capítulos mas de lo que ha oído decir, que el dicho
Pero de Valdivia había espuesto lo castigasen, pero que
nunca se castigaron.
A los cincuenta y un capítulos de los dichos interroga-
torios, y siéndole leídos, dice que sabe que echaron preso al
Vallejo, e que no sabe este testigo que es lo que dijo.
A los cincuenta y dos capítulos de los dichos interroga-
torios, y siéndoles leídos, dijo que sabe que por cartas de
un poder se pidió a Calderón de la Barca veinte o treinta
mili pesos de la hacienda de Vaca de Castro, e dio por fia-
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 85
dor al dicho Pero de Valdivia destar a dicho e pagar lo
juzo^ado, e así se quedó, e no sabe mas acerca de lo conte-
nido en el dicho capítulo.
A los cincuenta y tres capítulos de los dichos interroga-
torios, i siéndole leídos, dijo que este testigo se halló pre'
senté al sermón en el capítulo contenido, el cual fué de un
hombre como charlatán, e que dijo muchos devaneos y
desvergüenzas, no en deservicio de S. M. sino en injuria de
Calderón de la Barca, notándole de loco, e persuadiendo a
Pero de Valdivia que estaba presente, que diese de comer a
sus criados e al dicho Cárdena e a Inés Suárez, e que lo que
dijo al dicho Calderón, fué por sospecha que se tuvo quel
dicho Calderón habia enviado el dicho barco a dar aviso al
Vaca de Castro de todo lo que allá pasaba, o nunca se ha
sabido si fué ansí, e si el maestre del barco de huyó de suyo,
e que el dicho Calderón es uno que fué desde estas partes
con mercaderías, las cuales dicen algunos que eran de Vaca
de Castro, e él dice que son su3^as, e este testigo no sabe
cuy^as son, e es un hombre vano, e cuando fué a Chile, cuan'
do iba a misa, quiso poner un estrado en la Iglesia, el cual
fué, según este testigo ha oido decir, camarero de Vaca de
Castro.
A los cincuenta i cuatro capítulos de los dichos interro-
gatorios, i siéndole leidos, dijo que no sabe nada de lo con-
tenido en el dicho capítulo, mas que el dicho Pero de Val-
divia a algunos de los que venian acá a estas partes del
Perrí a emplear sus dineros, e volver con mercaderías, les
dijo: pues vais para volver acá, préstame mili o dos mili
pesos para enviar por este socorro, según lo que cada uno
tenia.
A los cincuenta e cinco capítulos de los dichos interro-
gatorios, e siéndole leidos, dijo que sabe el dicho capítulo
como en él se contiene, porque se halló presente a ello.
A los cincuenta e seis capítulos de los dichos interroga'
torios, e siéndole leidos, dijo que dice lo que dicho tiene, e
no sabe mas.
A los cincuenta e siete capítulos de los dichos interroga'
86 ESTUDIOS HISTÓKICOS
torios, e siéndole leídos dijo, que lo que cerca deste capítu-
lo este testigo sabe es, que teniendo el dicho Herrera cier-
tosindios le mandaron ir a serviren laguerra o que enviase
hombre por él, e ansí envió a un soldado que se dice Aya.
la, el cual estuvo sirviendo en la guerra un año por el dicho
Herrera, e entre tanto quitáronle los indios, i el salario
por entero en que se habia concertado con el dicho Herré
ra, y el dicho Herrera decia que él no tenia ya indios, que
se los ii tbia quitado; que se los pidiese a quien se los habia
dado, e sobre esta cabsa el alcalde hizo ejecución al dicho
Herrera en un caballo, y estándolo vendiendo pasó por allí
el dicho Pero de Valdivia y preguntó lo que era, e hobo eno-
jo, e dijo las palabras contenidas en el dicho capítulo contra
el dicho Plerrera. E que lo que ha dicho es la verdad para el
juramento que ha fecho, e firmólo de su nombre, e que este
testigo es de edad de treinta años poco mas o menos; fuéle
encargado so cargo del dicho juramento tenga secreto de
lo que le ha sido preguntado e ha declarado.— /^w/'s de Tole-
do.— El licenciado Gasea. — Ante mí, Simón de Álzate, escri-
bano de S. M.
DECLARACIÓN DE GREGORIO DE CASTAÑEDA ^ ,
(5 de noviembre de 154R.)
En cinco dias del mes de noviembre del dicho año, su se-
ñoría del dicho señor presidente hizo parecer ante sí a Gre-
gorio de Castañeda, del cual su señoria tomó e recibió ju-
1 Gregorio de Castañeda llegó a Chile en diciembre de 1543 o
en enero de 1544 en el refuerzo de tropas que trajo del Perú el ca-
pitán Alonso de Monroi. Venia en el rango de alférez. Después de
haber servido cuatro años en este pais, pasó al Perú en noviembre
de 1548, en la misma fragata en que tueron a aquel pais los acusa-
dores de Pedro de Valdivia. No teniendo ningún motivo de queja
contra el gobernador, no sólo no tomó parte en esa acusación,
sino que con su declaración contribuyó a que Valdivia fuese ab-
suelto.
De vuelta a Chile, sirvió en el ejército conquistador con el grado
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 87
ramento en forma de derecho, e habiendo jurado, prometió
de decir verdad, e siendo esaminado por los dichos capítu-
los e por cada uno de ellos, e por los que respondió el dicho
Pero de Valdivia, dijo e depuso lo siguiente:
A los primeros capítulos de los dichos interrogatorios, v
siéndole leidos, dijo que no lo sabe mas de habello visto,
después del tiempo contenido en la pregunta, vivo, e ha
oido decir que se fué a meter fraile.
A los segundos capítulos de los dichos interrogatorios, y
siéndoles leidos, dijo que no sabe lo contenido en el dicho
capiculo no se halló en Atacama, mas de que sabe quel di-
cho Pero de Valdivia le prendió por las razones en el capí-
tulo del reinterrogatorio contenidas, y esto sabe porque
fué público, y esto sabe porque fué público, y se lo contó el
capitán Alonso de Monroy a este testigo al pié de la letra
como se contiene en el dicho reinterrogatorio.
A los terceros capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndoles leidos, dijo que ha oido decir este testigo que ma-
taron al dicho Juan Ruiz sin confesión, pero no sabe este
testigo si lo mató el dicho Pero de Valdivia, o el dicho Pero
Gómez, maese de campo del dicho Pero de Valdivia, porque
era del motiu del dicho Pero Sancho.
A los cuatro capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que el dicho Pero de Valdivia tomó po-
sesión en nombre de S. M. en Copiapó, v esto sabe por ha-
bello oido decir por cosa mui cierta; e cjueste testigo sabe
que fué proveido por el marqués don Francisco Pizarro
de capitán, i se halló en muchas batallas en que ilustró su nombre
Fué del número de los catorce españoles que después de la muerte
de Valdivia sostuvieron con los indios el famoso combate que ha
sido imortalizado por Ekcilla en el canto IV de La Araucana,! en
que Castañeda, después de ejecutar prodijios de valor, tuvo la for-
tuna de escapar con vida. El poeta le ha destinado una estrofa es-
pecial en aquel canto.
Habiendo logrado llegar hasta la Imperial después de aquella
jornada, Gregorio de Castañeda se distinguió de nuevo en la defen-
sa de esta ciudad en abril de ese mismo año 1554, cuando fué ata-
cado por los victoriosos araucanos, bajo las órdenes de Lautaro.
ESTUDIOS HISTÓRICOS
para aquella conquista, e ha oído decir que el dicho mar-
qués tenia cédula de S. M. para proveello, e este testigo^
aunque no Íia visto la cédula orijinal, ha visto el treslado
della, e después sabe e este testigo, aunque no ha visto la
cédula orijinal, ha visto el treslado della, e después sabe
este testigo quel cabildo de Chile le elijió por gobernador
hasta que S. M. otra cosa proveyese, e ansí él allá siempre
se ha intitulado electo gobernador, o no gobernador sim-
plemente, e ansí los cabildos y las otras personas le escri-
bían siempre.
A los quintos capítulos de los dichos interrogatorios,
siéndoles leidos, dijo que dice lo que dicho tiene, \^ no sabe
mas.
A los sestos cíipítu los de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que ha oido decir este testigo, e es cosa
cierta, quel dicho Pero de Valdivia hizo justicia de los con-
tenidos en el diclio artículo, porque lo querian matar, e te.
nian fecho motín contra él e que si aquello se efectuara tiene
este testigo por cierto se despoblara la tierra, porque se-
gún los trabajos (que) en aquella tierra ha habido y se. han
]3asado, no dice este testigo tan grande disturbio como
aquel bastara y salirse della, sino otro mui menor que
aquello, porque los primeros años los españoles pasaron
mucha hambre, porque los naturales pensando que se habian
de venir los españoles no sembraba e se apartaban de allí,
y era tanta la necesidad que se mantenia los españoles de
unas sebolletas del campo, que son como ajos cuervos de
España, e cigarrones e ratones, hasta que los mismos espa-
ñoles vinieron a arar y cabar para hacer sementera, e han
andado vestidos con mantas de la tierra, y esto era por
gran cosa, pellejo de zorra.
A los siete capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo que al tiempo que aconteció lo contenido
en los dichos capítulos no estaba allí, porque después fué
en el socorro de Alonso de Monroy; pero después ha oido
decir, que estando la tierra de paz estaban ciertos españo-
les en las minas donde Pero de Valdivia sacaba oro, v otros
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 89
haciendo un barcp para enviar con el dicho oro por soco-
rro a CvStas partes del Perú, e que los indios se levantaron e
mataron los dichos españoles.
Al octavo capítulo de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo que no sabe cosa ninguna de lo contenido
en el dicho capítulo, antes ha visto que la dicha Inés Suá-
rez muchas veces habiéndola en esto, hacia muchos jura-
mentos de que ella en nada desto se entremetia con el dicho
Pero de Valdivia, e ese testigo así lo cree, porque tiene a la
dicha Inés Suárez por mujer de verdad, e porque el dicho
Pero de Valdivia es muy sacudido e mui hombre, e tanto
que con ser Alonso de Monroy gran cosa con el dicho Val-
divia, no era para hacelle dar cuanto un guante, porque de
lo que al dicho Pero de Valdivia le paresce, no es nadie par-
te para en aquello para mudarle.
A los novenos capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que no sabe cosa ninguna de lo conte-
nido en el dicho capítulo ni lo ha oído decir hasta agora.
A los decimos capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que este testigo no sabe cosa de lo con-
tenido en el dicho capítulo antes le paresce que es refrán
viejo, y otro tanto dice este testigo.
. A los once capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo que sabe este testigo que e« verdad c}ue
siempre la ha tenido en su casa, e muchas veces en una ca-
ma, e otras veces (a) comer a una mesa, e ha visto que la
trata como a mujer que quiere bien, e es verdad que en al-
gunos convites se convidal)an como otros que allí estaban'
e que no sabe mas cerca de lo contenido en. el dicho capítulo,
mas de que se sabe que el dicho Pero de Valdivia hacia de
los cabildos aquellos que tiene por mas amigos.
, A los doce capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo que sabe este testigo que el dicho Vaca de
Castro le proveyó estando en el Cuzco de nuevo, como le
haljia proveido el marqués, e esto sabe porque en la plaza
del Cuzco este testigo leyó la provisión siendo alférez de
Monroy, e el dicho Monroy llevaba otro para que si fuese
90 ESTUDIOS HISTÓRICOS
muerto el dicho Pero Valdivia pudiese tener la tierra en
nombre de S. M., e este testigo no sabe que se hizo de las
provisiones, mas de que no le vio usar dellas.
A los trece capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo que no sabe cerca de lo contenido en el di-
cho capítulo mas, de que habiéndole en buena conversación
en cosas de Indias, dccia que en España se proveian a cie-
gas e con no buena relación; pero que nunca este testigo
oyó hablar al dicho Valdivia los desacatos que el capítulo
dice, antes en sus palabras siempre iia visto este testigo
mostrarse el dicho Pero de Valdivia acatado, e preciarse de
criado de S. M.
A los catorce capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que no sabe cerca de lo contenido, ni
tal oyó mas de quel dicho Zurbano tenia indios.
A los quince capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que no sabe cerca de lo contenido en di
cho capítulo, mas de haber oido decir que el dicho Negrete
habia dicho las palabras en él contenidas, e que ansímesmo
sabe como a la reformación el dicho Pero de Valdivia le (jui-
tó los indios.
A los diez e seis capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndoles leidos, dijo que este testigo no sabe lo contenido
en el dicho capítulo, antes sintió del dicho Pero de Valdivia
que le pesó con la dicha nueva; pero viniendo agora en l:i
fragata oyó decir quel dicho F*ero de Valdivia se habia hol-
gado con la dicha nueva; no se acuerda en particular quie-
nes eran los que decian, mas de que algunos venian mal con
el dicho Valdivia.
A los diez e siete capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que este testigo nunca oyó decir lo
contenido en el dicho capítulo al dicho Pero de Valdivia;
pero a algunas personas ha oido decir que lo hablan oido
decir al dicho Pero de Valdivia, i que en Chile habia sobre
esto entre la jente opiniones, que unos decian que el dicho
Diego Centeno habia fecho bien en juntar jente, i otros de-
cían que no habia sido la junta para mas servicio de para
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 91
matar hombres, y esto se decia porque no tenia ni se sabia
que tuviese facultad de S. M. para ello, e que seria posible
que esto se tratase delante del dicho Pero de Valdivia, e él
pasase por ello. •
A los diez y ocho capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leídos, dijo que no lo sabe ni tal ha oido decir.
A los diez e nueve capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos,dijo que no lo sabe ni menos lo ha oido de-
cir, e que le paresce que aunque estuviera loco de atar no
dijera tales desvergüenzas, e que este testigo nunca entendió
del dicho Pero de Valdivia sino gran celo del servicio de
S. M., e nunca le vée de blasonar de otra cosa, sino que ha
de descubrir e ganar grandes tierras para S. M., e en esto
habla tanto que paresce vanidad.
A los veinte capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que no sabe cosa ninguna de lo conte-
nido en el dicho capítulo, mas de que entiende que el dicho
Pero de Valdivia cree que si tiene méritos para que S. M. le
encomiende la tierra, e que no seria razón que sabiendo lo
que ha traljajado se encomendase a otro, e ansí le paresce
a este testigo, habiendo sido proveido el dicho Pero de Val-
divia para la dicha conquista como lo ha sido, e habién-
dolo fecho siempre como lo ha techo en nombre de S. M.
A los veintiún capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que este testigo ha oido decir quel di-
cho Pero de Valdivia echó la tierra a las minas, e hizo lle-
var la comida en los caballos, e que para ello se pasó algún
apremio a los españoles, e se prendieron los contenidos en
la dicha pregunta, e que los habia prendido Monroy, e que
el dicho oro que se sacó se envió por socorro a esta tierra.
A los veinte e dos capítulos dijo que es verdad que en
aquel año no se pagó mas del diezmo, e que dieron fianza,
que si S. M. no lo tuviese por bien pagarían lo que restaba
a cumplimiento de dicho quinto, e que después acá siem-
pre se ha pagado el quinto, sinembargo que los vecinos e
todo el común pedian al dicho Pero de Valdivia, que pues
que en aquella tierra se padescia tanto trabajo e S. M. habia
92 ESTUDIOS HISTÓKICOS
fecho merced en otras partes, e por algún tiempo no se lle-
vase mas del diezmo, que no se pagase allí mas por algunos
años, e el dicho Pero de Valdivia nunca quiso, sino decia
eme él no tenia para aquello.
A los veinte y tres capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que dice lo que dicho tiene, e no
sabe mas, de que la primera mora cuando se pagó solo el
diezmo, dijo Pero de Valdivia que se habia atrevido a ello
por ser poca cosa, e que no le habia dado m da obligarse a
pagallo, pero que esta otra era gran cantidad.
A los veinte y cuatro cajyítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no sabe mas cerca de lo con-
tenido en el dicho capítulo, e que el dicho Pero de Valdivia
hobo palabras con el dicho Francisco de Arti; ga, porque le
mandaba ir a la guerra e no queria ir, e solare ello le dio
mala respuesta el dicho Artiaga,eel dicho Pero de Valdivia
por la mala res{)uesta quiso poner las manes en él, e no pa-
só otra cosa, e desde allí adelante el dicho Ariiaga mostra-
ba Cv^tar mal con el dicho Valdivia.
A los veinte e cinco capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no sabe cosa de lo contenido
en el dicho capítulo, mas de que en todo vSe hace lo que el
dicho Pero de Valdivia quiere, e que el dicho testigo no ha
conocido oficial real sino al dicho Jerónimo de Alderete, y
ecebto que cuando agora vino Juan Jofré, que era contador,
fjuedó en su lugar un Diego Diaz, criado del dicho Pero de
Valdivia.
A los veinte e seis capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo ques verdad que echaron presos
a los contenidos en el dicho capítulo sobre que prestasen al
dicho Pero de Valdivia dineros para enviar a esta tierra
por socorro, que los sobredichos están pagados de lo que
])restaron, porque los oficiales salieron a pagallo.
A los veinte e siete capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que el tiempo que dicen que pasó
lo contenido en el dicho artículo, este testigo no vSe halló
presente en la cibdad. pero que después que allí volvió le
PROCESO DE PEDEO DE VALDIVIA
dijeron que había pasado lo contenido en el dicho artículo,
€ que los dichos dineros eran para enviar por el dicho soco-
rro, y que así envió por él con el Juan de Avalos Jofré, que
era la tercera vez que habia enviado por socorro,
A los veinte y ocho capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no lo sabe este testigo ni se
acuerda habello oido decir.
A los veinte e nueve capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que sabe que por cédula del dicho
Pero de Valdivia, el dicho Diego Garcia dio mucha ropa, e
que el bien e conservación de aquella tierra, estuvo en el bien
que el dicho Diego Garcia hizo, i que después de Dios por él
«e sustentó la tierra, e que por la obra que hizo merecia diez
caciques cuanto mas tres; no sabe este testigo si el dicho
Pero de Valdivia los podia quitar a otros para dárselos,
pero la cabeza de los indios que le dio, que era lo mas, esta-
ba vaco el tiempo que se le dio.
A los treinta capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que dice lo que dicho tiene, e no sabe
mas de quel dicho Diego Garcia hizo algunas vueltas al di-
cho Pero de Valdivia, pero la cabsa no la sabe.
A los treinta y un capítulos de los dichos interrogato-
rios e siéndole leidos, dijo que lo que sabe es que al tiempo
que habla el dicho capítulo estaba Alonso de Monroy en la
cibdad, el cual dijo a este testigo, e lo mesmo le dijo a Es-
cobar, que andaban en el concierto con el dicho Pero de Val-
divia, para que el dicho Escobar soltase lo que debia al di-
cho Pero de Valdivia e que le daria los caciques en la pre-
gunta contenidos, y el dicho Escobar ha dicho a este testi-
go que pasó el dicho concierto, e en lo de Galiano no sabe
mas este testigo de que el gobernador le pagó el otro dia lo
que le debia por concierto con quiebra de algo de lo que le
debia, e esto sabe deste artículo e no otra cosa.
A los treinta y dos capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que cuando el dicho Pero de Val-
divia quita algunos indios a alguno, no se entremete a co-
nocer alcalde alguno, pero que en debtias continuamente
94 ESTUDIOS HISTÓRICOS
vée que conocen los alcaldes, e que este testigo vido llevar
ua alcalde preso una vez, pero que no supo la cabsa, e oyó
lo que en el capítulo del reinterrogatorio se dice haber pa-
sado (entre) el dicho Pero de Valdivia con el dicho rejidor
sobre las dichas tierras.
A los treinta \^ tres capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no sabe mas cerca de lo con-
tenido en el dicho capítulo, de que el dicho Francisco
Núñez merece mui bien indios en la tierra, por haber ser-
vido e ayudado bien en la dicha jornada, e ansí se le die-
ron indios, los cuales se le sacaron por sujetos de otros ca-
ciques, aunque este testigo cree que no lo son sino por sí, e
agora cuando el dicho Pero de Valdivia venia acá, le dejó
un principal que era de Juan jofré, para que se sirviese
del.
A los treinta y cuatro capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que no sabe este testigo cerca
de lo contenido en el dicho capítulo mas de habello oido de-
cir como en él se contiene, ecebto que nunca oyó decir que
el dicho Pero de Valdivia amenazase al dicho Mella.
A los treinta y seis capítulos de los dichos interrogato-
rios; e siéodole leidos, dijo que sabe que el dicho Pero de
Valdivia con dinero que le prestaran, hobo las casas e cha-
carras de los dichos fuan de Avalos Jofré, e del padre Pérez,
e un principal de los indios que aquellos tenian encomendó
a Juan Jofré e los otros puso a su cabeza.
A los treinta e siete capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que es verdad que de todo el oro
que en las demoras que en las tierras se sacó, procuró que
le diesen lo mas quel pudo haber prestado para Jos dichos
socorros, e que agora vinieron de particulares en esta fra-
gata obra de ochenta mili pesos, e que antes no sabe de per-
sona que haya salido de la tierra con oro mas de para los
dichos socorros, sino Juan de Avalos Jofré e los padres Die-
go Pérez e Pero Yañez, que saldrían con veinte y cinco mili
pesos.
A los treinta e ocho capítulos de los dichos interrógate-
PROCESO DE PEDRO DE VALDlvlA 95
ríos, e siéndole leídos, dijo que este testigo no sabe ni ha
oido decir lo contenido en el capítulo, e este testigo cree que
vino a hacer lo que hizo, que era servir a su rej.
A los treinta e nueve capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo ques verdad que ha dado e re-
movido indios a quien se le ha antojado, e que este testigo
ha oido decir que le hicieron requerimiento para hacer esta
reformación los del cabildo, e que la dicha In:sSuárez tiene
indios, y entre ellos el principal de Francisco Núñez, e el
principal deLanda, e que la dicha Inés Suárez es mujer hon-
rada, e es la primera española que ha ido a aquella tierra,
e que es mui caritativa, e a todos quiere como si fuesen sus
hijos, e cura desconcertaduras e otras cosas, e en el cerco
del pueblo ha oido decir este testigo, que fué mui animosa
e que hizo matarlos caciques, de cuya muerte vino mui gran
bien, e ansí la dicha Inés Suárez, después de venido Pero de
Valdivia, con todos los buenos del pueblo hizo una proban-
za de sus méritos.
A los cuarenta capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que sabe este testigo quel dicho Pero
de Valdivia en la reformación dio al dicho Jerónimo de Al-
derete lo contenido en el dicho capítulo, e tiene este testigo
al dicho Alderete por merecedor de mas de aquello, e los
cargos de alcalde por su ancianidad e ser hombre honrado
han estado en él mui bien.
A los cuarenta i un capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndoles leidos, dijo que lo que cerca desto sabe es»
que estando el dicho Carreño mui malo e los pies e piernas
mui hinchados, e de hidrópico, que tenia cada dedo de la
mano como un brazo, se quiso salir de aquella tierra e ve-
nir a esta, e vendió las chácaras, puercos e maiz que tenia
al dicho Pero de Valdivia e mili e quinientos pesos, e hizo
dejación de los indios, los cuales encomendó el dicho Pero
de Valdivia en Diego Garcia, e al tiempo de la entrega de
la chácara e ganado e otras cosas, no se hallaron tantos
puercos e ganado que se sufria dar lo que se habia concer-
tado, e por esto se redujo a setecientos pesos que pareció
96 ESTUDIOS HISTÓRICOS
que valia, los cuales le pagó e metió el dicho Carreño en
el navio para venirse a esta tierra; e el dicho gobernador
entre los otros dineros que en el dicho navio tomó, tomó
aquellos, e hizo volver a la cibdad al dicho Carreño, el cual
dende a poco, que cree que no seria mes y medio, murió, pt ro
que para su muerte, según su mal, cree que no habia ií:e-
nester enojo, sino la enfermedad que tenia, porque no tenia
enfermedad para vivir.
A los cuarenta i dos capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos,dijo queste testigo ha oido lo contra-
rio en el dicho capítulo a algunas personas de cuyos nom-
bres no se acuerda, e que la moneda del dicho Gamboa era
de limosnas, e no sabe este testigo que hasta agora esté
pagado.
A los cuarenta y tres capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que sabe que el dicho Lorenzo
Náñez es hortelano d*el dicho Pero de Yíildivia, e ha oido
decir que el dicho Núñez le prestó al dicho Pero de Valdivia
ciertos dineros para venir agora acá.
A los cuarenta y cuatro capítulos de los dichos interro-
gatorios, e siéndole leidos, dijo que es verdad que llegando
este testigo e el dicho Alonso de Monroy con el socorro, y
llevando carneros e toldos, un alguacil mayor vino de par-
te del dicho Pero de Valdivia a pedille los carneros de car-
ga 1 quél llevaba para proveer de llevar comida a una casa
fuerte, que los españoles tenian hecha con sus propias ma-
nos del gobernador y de los otros españoles que allí estaban
para hacer frontera a los indios, la cual era mui necesaria,
e se ha sustentado con mucho trabajo, e ansí mismo le pi-
dieron algunos toldos para hacer costales para llevar la
dicha comida, e que las cadenas que de acá llevaba, las re-
cojió el dicho Pero de Valdivia, el cual nunca en aquella
tierra ha consentido que se echen en cadenas, el cual se
apiada bien de los naturales, y los quiere tanto, que pares-
ce a los españoles que es tacha.
^ -Llamas.
i
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 97
A los cuarenta e cinco capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo ques verdad que el dicho go-
bernador tomó el valle de Chile en sí, el cual está por lo
mas cercano diez o once leguas, e que por estar la tierra de
guerra e el valle tan lejos no se podia allí labrar, ni susten-
tar allí chácaras, porque apenas podia sustentar la dicha
casa fuerte, pero que ya agora que está de paz aquella tie-
rra, todos los que los quieren, tienen, y continuamente vido
este testigo que se los daba a quien los pedia", sino que los
vecinos no querian sino cerca por la razón que tiene dicha.
A los cuarenta y seis capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que no sabe cosa de lo conte-
nido en el dicho capítulo, ni menos lo ha oido decir, sino es
agora.
A los cuarenta y siete capítulos de los dichos interroga-
torios dijo que algunas veces por cosas nescesarias vio este
testigo volver desde la guerra, dejando en ella la jente, a la
cibdad el dicho Pero de Valdivia; en especial se acuerda de
una que le llevaron nueva como los de abajo llegaban cerca,
e se entraban en la tierra, e por esto volvió a proveer en
ello para ver si entraban, e otra vez volvió porque le escri-
bieron que habia navios en la costa, e que andaban perdi-
dos, e volvió a hacellos buscar.
A los cuarenta i ocho capítulos dijo, siéndole leidos, que
sabe que para lo poco que hasta agora hai pacificado en la
tierra tiene muchos indios e que leparesce a este testigo que
tiene dos mili e quinientos indios, e de Alderete que no sabe
que tenga mas que otro vecino, e que le paresce que la di-
cha Inés Suárez terna mas de seiscientos indios.
A los cuarenta y nueve capítulos de los dichos interro-
gatorios, e siéndole leidos, dijo que oyó decir que el dicho
Pero de Valdivia le mandaba volvef a la dicha casa fuerte
ai dicho Caro, e porque no quiso volver le quitó las armas
y caballo, e después se los volvió.
A los cincuenta capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que lo que desto sabe es, que dos
TOMO vil 7
98 ESTUDIOS HISTÓRICOS
soldados riñeron con el dicho Juan de Cárdena, e se dijeron
feas palabras, e quel dicho Cárdena se quejó al dicho Pero
de Valdivia, el cual envió a decir a su teniente Francisco
de Villagran que supiese la verdad e los castigase; e esto
sabe, no porque estoviese presente sino por habello oido
decir.
A los cincuenta y un capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no sabe nada de lo conteni-
do en el dicho capiculo, ni lo ha oido decir.
A los cincuenta y dos capítulos de los dichos interroga-
torios, y siéndole leidos, dijo que ha oido decir que se hizo
ejecución contra el dicho Calderón de la Barca por un man-
damiento de Gonzalo Pizarro, pero que este testigo no lo
ha visto, ni sabe mas dello.
A los cincuenta y tres capítulos de los dichos interroga-
torios, y siéndole leidos, dijo que este testigo se halló pre-
sente al dicho servicio, e que en él no hobo desacato de
S. M., sino mili desvarios, que todos se enderezaron en per
juicio del dicho Calderón, el cual con el favor que llevó de
Vaca de Castro, i con habello ofrescido el dicho Vaca de
Castro de dalle facultad de ir a descobrir unas islas, i con
ser él de suyo mui elevado, tenia en mucho su persona, e
mostraba que habia de ser tenido en tanto como el gober-
nador, pero en lo demás no es perjudicial e que por lo que
aquel dia el dicho Cárdena dijo allí contra el dicho Calde-
rón, recibieron todos pena, e algunos hobo que se enojaron,
de manera que quisieran poner de buena gana en él las ma-
nos por las palabras que habia dicho contra el dicho Cal-
derón, e que el dicho Cárdena es un hombre como char
latan.
A los cincuenta y cuatro capítulos de los dichos interro-
gatorios, e siéndole leidos, dijo que no sabe cosa de lo con-
tenido en el dicho capítulo, e que sabe que ha dado muchos
caballos e buscádolos prestados para dallos, e que el dicho
Pero de Valdivia es mui dadivoso y liberal, e que de lo su-
yo o prestado, siempre avia e da a los españoles que en
aquella tierra están e vienen.
PROCESO DB PKDRO DE VALDIVIA 99
A los cincuenta i cinco capítulos de los dichos interroga-
torios dijo que ha oido decir lo contenido en el dicho ar-
tículo, e que así es notorio que pasó, e que lo que se ha fe-
cho en la paga de los dineros que el dicho Pero de Valdivia
trajo de las personas particulares, ya este testigo lo tiene
dicho con otro dicho que se le tomó, que a ello se refiere, e
que lo que se resta debiendo estar liberado en la demora
que verná de aquí a dos meses o dos e medio, e que del in-
tento con que el dicho Pero de Valdivia tomó los dichos
dineros, también tiene dicho e paresce por lo que después
ha fecho.
A los cincuenta y seis capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que dice lo que dicho tiene, e
no sabe mas cerca de lo contenido en el dicho capítulo.
A los cincuenta y siete capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que no sabe mas de lo conte-
nido en el dicho capítulo mas de habello oido decir, e que lo
que dicho tiene es la verdad para el juramento que hizo, e
firmólo de su nombre, e que este testigo es de edad de trein-
ta e un año poco mas o menos, e fuéle encargado el secreto
so cargo de dicho juramento, e él lo prometió. — Gregorio de
CasUiheda. — El licenciado Gasea Ante mí, Simón de Alza-
te, escribano de S. M.
DECLARACIÓN DE DIEGO GARCÍA DE YILLALON. ^
(6 de noviembre de 1548).
En seis de noviembre del dicho año, su señoria del dicho
señor presidente hizo parescer ante sí a Diego Garcia de Vi-
1 Diego García de Villalon llegó a Chile a mediados de 1543 con
un buque cargado de armas, herrajes, vestuario i demás artículos
de que heibia gran necesidad en la colonia. El dueño de ese carga-
monto era Lúeas Martínez Vegazo, soldado enriquecido en la con-
quista del Perú, i avecindado en Arequipa, el cual mandaba esas
especies calculando hacer un excelente negocio. Así fué, en efecto:
García de Villalon vendió perfectamente todos esos objetos; i como
por haberlos traido habia prestado un notable servicio a Valdivia,
100 ESTUDIOS HISTÓRICOS
llalon, del cual su señoría recibió e tomó juramento en for-
ma de derecho, e prometió de decir verdad, e siendo pregun-
tado acerca de lo del tenor de los dichos capítulos, e por
cada uno de ellos, así por los que el dicho Pero de Valdivia
presentó, dijo e declaró lo siguiente:
A los primeros capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leídos, dijo que después que pasó lo contenido en el
dicho capítulo, vido este testigo al dicho Escobar en estos
reinos, el cual según público i notorio, se fué a España a
meterse de fraile.
A los segundos capítulos, e siéndole leídos, dijo c[ue lo
contenido en el dicho capítulo no lo sabe este testigo por-
que no estal)a allí, mas que después acá este testigo oyó de-
cir al capitán Alonso de Monroy e a otros, que de presente
no se acuerda de sus ncjmbres, que se hallaron presentes en
la sazón, que al tiempo que Pero Sancho llegó donde estaba
el dicho Pero de Valdivia, iba con propósito de matar, e
que el dicho Pero de Valdivia lo supo e le prendió, e deste-
rró del real para que volviese a estos reinos a Juan de Guz-
cuyos soldados se hallaban en la mayor desnudez, éste lo colmó de
atenciones i le dispensó su amistad. García de Víllalon recibió un
buen repartimiento de tierras i de indios, i se quedó por entonces
en Chile gozando de la confianza del gobernador, talvez viviendo
en la casa de éste i sirviendo en el ejercito. En setiembre de 1545
volvió al Perú con Alonso de Monroi, que partía en busca de nue-
vos socorros.
En ese país se vio precisado a tomar armas en la guerra civil,
pero sirvió en el eiércitoreal hallándose en la batalla de Huarinas.
En el campo de la Gasea se le consideraba como un buen vasallo
del reí.
Es justo decir que ese caballero era acreedor a esas distinciones.
De los documentos aparece que era un hombre honrado, i que fué
siempre leal a Valdivia Después de haber declarado en el proceso
de éstC; i aunque habría podido volver a Chile seguro de continuar
mereciendo los favores del gobernador, se quedó en el Perú. Vivía
aun en 1565, cuando prestó cierta declaración en una información
de méritos de Ventura Martínez, que quería probar sus servicios
en la conquista de Chile.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 101
man, (a quien ejecutaron aquí) porque decían que había
sido en la muerte del marqués, e que a Pero Sancho le tuvo
preso, e después le perdonó, e se deshizo la compañía, visto
que el Pero Sancho no cumplía lo que había puesto de ha-
cer en ello, e lo llevó consigo a ruego del dicho Pero San-
cho, porque iba huyendo desta tierra de debdas que debía,
por las cuales le habían tenido preso, e habiéndole dado de
comer el dicho Pero de Valdivia al dicho Pero Sancho bien
allá, intentó el dicho Pero Sancho otras veces de nuevo a le
matar, e le perdonó continuamente; e cuando este testigo
fué con socorro de ropa a Chile, el dicho Pero de Valdivia
dio al dicho Pero Sancho mejor de vestir que a sí.
A los terceros capítulos, e siéndole leídos, dijo que este
testigo no se halló presente a lo contenido en el dicho capí-
tulo, pero que ha. oído decir que pasó como se contiene en
el capítulo del reinterrogatorio.
A los cuatro capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leídos, dijo que este testigo ha oído decir i es pú-
blico i notorio que el dicho Pero de Valdivia tomó en nom-
bre de S. M. la posesión de las provincias de Chile en Co-
piapó por virtud de la provisión que en nombre de S. M. el
marqués le dio, e que después que se supo la muerte del di-
cho marqués, el cabildo le elíjíó gobernador i hasta que
S, M. proveyese otra cosa, e que el dicho Pero de Valdivia
no quería acebtar, e al fin lo acebtó a importunación del di-
cho cabildo, e si el dicho Pero de Valdivia no lo acebtara,
no pudiera sino haber desgracias en la tierra, y este testigo
ha visto la elección, que fue hasta tanto que S. M. prove-
yese otra cosa.
A los quintos capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leídos, dijo que dice lo que dicho tiene, lo cual es
verdad de lo que sabe.
1 Valdivia fué elejido gobernador de Chile antes de la muerte de
Pizarro. En uno de los apéndices de este libro dilucidaremos este
punto poco conocido de la historia de la conquista.
102 ESTUDIOS HISTÓRICOS
A los seis capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo que sabe que los dichos Chinchilla, e los de-
mas contenidos en el capítulo quisieron matar al dicho Pero
de Valdivia; i esto sabe porque yendo de aquí de la cibdad
(le los Reyes el dicho Pero Sancho, de la cual iba huyendo
por debdas, e habiéndose soltado de la cárcel donde estaba
preso por ellas, llegó a Acari, donde estaba este testigo; y
el dicho Chinchilla y Antonio de UUoa e un Diego Maldona.
do, concertaron allí de ir al dicho Pero Sancho con cuatro
o cinco amigos, entre los cuales eran Antonio de Ulloa e
Juan deGuzman e otros, en Atacama, donde estaba el dicho
Pero de Valdivia, e que allí le diesen de puñaladas, e alzasen
por gobernador al dicho Pero Sancho; y esto comunicó con
este testigo el dicho Chinchilla en Acari, e llamaba gober-
nador el dicho Chinchilla al dicho Pero Sancho, diciéndole
que aquello habia de ser su nombre, porque el dicho Chin-
chilla era un hombre vicioso e liviano e jugador, e así des-
pués él e los otros contenidos en el dicho capítulo quisieron
matar al dicho Valdivia en Chile, en la cibdad de Santias^o
e esto sabe este testigo, no porque se halló presente, sino de
habello oido decir, que es cosa mui pública e notoria, e se
hizo proceso contra ellos, e fueron confiscados sus bienes
para la cámara de S. M.
A los siete capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo que este testigo no se halló al tiempo que
habla el dicho capítulo en la tierra, pero después que llegó,
oyó haber pasado como en el capítulo del reinterrogatorio
se contiene.
A los ocho capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo que cerca de lo contenido en el dicho capí-
tulo, no sabe mas de que cuando da indios el dicho Pero de
Valdivia, ve que solo entiende en ello con su escribano, y
que sabe este testigo que el dicho Pero de Valdivia es mui
sacudido, e vio una vez que porque la dicha Inés Suárez le
rogaba por cierta persona, se enojó con ella, i la echó de sí
dándolo al demonio, e la echara de casa e lo efectuara si no
fuera por ruego de Monroy.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 103
A los nueve capítulos de los dichos interrogatorios, e
; siéndole leídos, dijo que nunca tal sabe ni tal oyó decir, {
cree que si algo pasara de lo que dicen, lo supiera, por estar
este testigo en casa de Pero de Valdivia.
A los diez capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leídos, dijo que no sabe nada de lo contenido en el di-
cho capítulo, mas de que cuando este testigo fué con soco-
rro, le dio por contentallo no sé que cosillas, al presente no
se acuerda que cosas.
A los once capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos,dijo que es verdad que este testigo vio como con-
tinuamente la dicha Inés Suárez comia aparte, e no con el
dicho Pero de Valdivia, sino era en algunos regocijos, como
era el dia de Nuestra Señora, e Santiago e dia de Sant Pe-
dro, porque el dicho Pero de Valdivia por entretener la jen-
te i alegralla procuraba muchas veces regocijos, e a ruego
de la jente comia la dicha Inés Suárez con el dicho Pero de
Valdivia e los demás, porque la dicha Inés Suárez es mujer
mui socorrida, e que hace por todos, e es mui bien quista de
todos, e fuera de la conversación que con el dicho Pero de
^ Valdivia tiene, es mujer honrada, y de quien nunca se sintió
otra cosa.
A los doce capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leídos, dijo que lo que cerca desto saVje es, que con el
socorro de jente fué el dicho Monroy por tierra, e que con
él de ropa y herraje y otras cosas fué este testigo por mar e
llevó cartas del dicho Monroy, en que le escrebia que Vaca
de Castro le había confirmado la provisión del marqués, e
tle hacia su teniente en aquella tierra, que en caso que él mu-
riese proveía de la gobernación della al dicho Monroy, e an*
símismo le escrebia como Diego Rojas con provisión de Va-
ca de Castro iba hacía aquella tierra, que estoviese sobre
aviso no entrase en ella, e no sabe mas cerca desto.
A los trece capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leídos, dijo que no sabe mas cerca de lo contenido en el
dicho capítulo, de que sietnpre vio al dicho Pero de Valdí-
104 ESTUDIOS HISrÓRICOS
YÍa,y entendió que era mui servidor de S. M. e mni acatado
e obediente a lo que S. M. le mandase.
A los catorce capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que los despachos de que el dicho capí-
tulo hace mención, se hicieron en la cibdad de la Serena, que
es en Coquimbo, e al tiempo que se hicieron este testigo es-
taba presente, e con Monroy se enviaron, con el cual voivió
este testigo a esta tierra por mas socorro, e al tiempo que
se hicieron estuvo presente este testigo, e los vio e se oyeron
e hicieron ante él, y escribió mucha parte dellos, i no con-
tenian m¿is de dar relación a S. M. de las cosas de aquella
tierra, e de las cosas que en ella pasaban, e se le suplicaba
mandase proveer lo que fuese su servicio, que aquello se
cumpliría, y del gasto quel dicho Pero de Valdivia habia
fecho y como estaba empeñado, e sobre todo decia que lo
que S. M. proveyese se cumplida, e que es devaneo lo que
el dicho capítulo dice al parescer deste testigo, que no ha-
bia destar tan loco el dicho Pero de Valdivia que dijese lo
en ello contenido, e que al tiempo que los dichos despachos
se hicieron, sabe este testigo quel dicho Zurbano no se halló
presente, sino que estaba en la cibdad de Santiago, que es
sesenta leguas de la cibdad de la Serena, donde se hacían.
A los quince capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que no sabe ni se acuerda haber oido
decir lo contenido en el dicho capítulo.
A los diez y seis capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que este testigo no se halló en Chile
a} tiempo que el dicho capítulo dice, porque aquel tiempo
ya este testigo andaba sirviendo a S. M. en lo de Guarina
con Diego Centeno, pero a los que vinieron de Chile ha oido
decir que con aquella nueva el dicho Pero de Valdivia se de-
terminó luego de venir a servir a S. M.; e así ha visto este
testigo que lo hizo, e que ha servido mui bien la dicha jor-
nada contra Gonzalo Pizarro, e gastado largo en ella.
A los diez y siete capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que este testigo no se hallaba al
tiempo que la pregunta dice en Chile, pero que ntes cuan-
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 105
do se halló este testigo, que era en el de la tiranía de Gon-
zalo Pizarro, le oyó decir que cualquier gobernador e justi-
cia de S. M. habia de ser mui acatado, e no le oyó decir
otra cosa.
A los diez y ocho capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que dice lo que dicho tiene, e no
sabe mas de que estos que han puesto los capítulos son
mui apasionados contra el dicho Pero de Valdivia, porque
a algunos no ha dado indios, e a otros con la reformación
les quitó, e a otros porque no dio tantos como ellos qui-
sieran, e algunos dellos son a quien el dicho Pero de Valdi-
via tomó los dineros prestados para venir esta jornada, e
los hizo que volviesen a Santiago estando de camino, para
venir a estos reinos, e porque los demás dellos son los del
bando del dicho Pero Sancho, e con los que pensaba matar
a Villagran, e cree que, según están mui apasionados, dicen
muchas cosas contra el dicho Pero de Valdivia.
A los diez e nueve capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que no sabe nada de lo contenido en
el dicho capítulo, mas de que ve que ha parescido lo con-
trario de las obras del dicho Pero de Valdivia, que con tan-
ta determinación vino a servir e sirvió a S. M. contra el
iicho Gonzalo Pizarro, e se empeñó para hacello.
A los veinte capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que no sabe mas de lo contenido en el
dicho capítulo, de que siempre vio quel dicho Pero de Val-
divia hablaba como mui buen vasallo e criado de S. M., e
con gran acatamiento e obediencia.
A los veintiún capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo qi:e lo que cerca desto sabe es, que
cuando este testigo llegó con el socorro a Chile, como en
otras cosas llevaba herramientas para las minas, el dicho
Pero de Valdivia habló a los vecinos diciéndoles como en
las dichas herramientas habria aparejo para sacar oro
para enviar por socorro, que les rogaba que pues él no que-
na para sí sino para remedio de todos, que ayudasen para
que se sacase algún oro para enviar por el dicho socorro,
106 ESTUDIOS HISTÓRICOS
e ansí todos se ofrecieron a ayudalle, unos con caballos
para llevar comida a las minas, y otros con indios e yana-
conas; e con lo que se sacó, que fueron veinte e cinco mili
pesos, se envió por el dicho socorro a estas partes con
Alonso de Monroy e Juan Bautista de Pastene, sino fueron
mili e tantos pesos quel dicho Pero de Valdivia envió para
su mujer; e esto sabe porque este testigo hizo la cuenta de
lo que a cad'i uno de los dichos Monroy e Baptista e a este
testigo se dio.
A los veinte y dos capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que sabe e vio como los espumóles que
en aquella tierra estaban, dijeron muchas veces al dicho go-
bernador, que pues tanto habia trabajado e tan poco se
hablan aprovechado, que gozasen de la merced que en esta
tierra hablan gozado de no pagar mas del diezmo por al-
gunos años, y que si S. M. mandaba después que pagasen
el quinto, ellos se obligarían a pagallo, e nunca supo quel
dicho Pero de Valdivia viniese en ello, antes se pagaba el
quinto, y aun hacia arrendar los diezmos para S. M.
A los veinte e tres capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que sabe este testigo que ha toma-
do prestados los quintos, de lo cual solóse ha aprovechado
en la tierra para enviar por socorro.
A los veinte e cuatro capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que estando presente este testi-
go el dicho Artiaga pidió a Pero de Valdivia licencia para
dar un caballo i otras cosas a Rabdona por un cacique,
y sobrello vio como pasó el dicho Pero de Valdivia las pa-
labras contenidas en el capítulo del reinterrogatorio con
el dicho Artiaga, e no sabe mas cerca de lo puesto en el di-
cho capítulo ni lo ha oido.
A los veinte e cinco capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que ningún criado del dicho
Pero de Valdivia es oficial del rei, sino es el dicho Jerónimo
de Alderete, el cual lo es por una cédula del rei.
A las veinte e seis preguntas de los dichos interrogato-
rios, e siéndoles leidos, dijo que no sabe cosa de lo en el
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 107
capítulo contenido, mas de haber oído decir que Pero de
Valdivia para venir a esta jornada tomó dineros prestados,
e que dellos o de la mayor parte dellos ya estarán pa-
gados.
A los veinte e siete capítulos de los dichos iuterrogato-
rios, e siéndole leídos, dijo que este testigo no estaba en la
sazón en que pasó lo contenido en el dicho capítulo, e por
esto no lo sabe.
A los veinte y ocho capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no lo sabe, porque en la
sazón ya no estaba en la tierra.
A los veinte e nueve capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que este testigo fué e socorrió a
Chile la primera vez que socorrió, e los hallo en tan gran
estrecho que no tenian que vestirse, ni una herradura ni
arma, i con su socorro todos se remediaron e conquistaron
la tierra, e se ensancharon onde antes no tenian nada, e
que este testigo anduvo en la guerra mejor aderezado que
ninguno de caballos e todo lo demás, e sustentó ordinaria-
mente tres e cuatro soldados, e loque se le dio fué muí poco
según el beneficio que en el dicho socorro les hizo, que los
halló tales que hasta el dicho Pero de Valdivia de congoja-
do andaba como ético, e si este socorro este testigo no lo
llevara, la tierra se despoblara, como costará por una
probanza, que este testigo hizo, e todos los que allá esta-
ban decian a una voz que mereció que le diesen la mayor
parte de la tierra.
A los treinta capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que de nadie ha cobrado un maravedí
del socorro que llevó, que montó vein'te e seis mili pesos, ni
hombre hasta agora le ha dado nada, si no fué Pero de
Valdivia que le dio cuatro mili pesos cuando se vino, e no
sabe mas cerca de lo contenido en el dicho capítulo, antes
no es verdad lo en el capítulo contenido.
A los treinta y un capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que el dicho Escobar dio los in-
dios de que hace mención en el dicho capítulo a Vaca de
108 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Castro, porque diese dineros e caballos a Monroy para el
socorro, e los que esto articulan son grandes ingratos, por-
que saben que si el dicho P^scobar no diera dineros o caba-
llos para el socorro todo se perdiera.
A los treinta y dos capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no sabe cerca de lo conteni-
do en el dicho artículo, mas que los dichos indios de Con-
gopilla han sido lealísimos, e han ayudado mucho a los
cristianos e dado avisos; este testigo pidió al dicho Pero
de Valdivia una chácara en la tierra de aquellos indios, e
lio la dio por ser tales como ha dicho los dichos indios, e
quel dicho Pero de Valdivia trata mui bien a los indios,
e tiene este testigo por cierto, que por el cuidado que tienj
dellos le ha de hacer Dios bien.
A los treinta y tres capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que lo que sabe cerca desto es
quel dicho Francisco Martínez prestó al dicho Pero de Val-
divia dos mili e tantos pesos para comprar caballos e soco-
rrer soldados, e porque antes desto le debia el dicho Pero
(le Valdivia otras cosas, jjusieron por contador, juez árbi
tro a este testigo, e mandó que averiguadas las (mentas,
quel dicho Pero de Valdivia diese al dicho Francisco Mar-
tine;5 cinco mili e tantos pesos, e vio este testigo como
parte dellos le pagó el dicho Pero de Valdivia, e la restaban
dicho a este testigo que la ha pagado, e quel dicho Pero de
Valdivia, como ha dicho, es y ha sido mui acatado al servi-
cio de S. M.
A los treinta y cuatro capítulos de los dichos interroga-
torioSj e siéndole leidos, dijo que no sabe ni oyó lo conte-
nido en el dicho artípulo, antes vio quel dicho Pero de Val-
divia deseaba contentar a todos, e por contentallos, ya que
no tenia que dar en lo que estaba de paz, repartía indios
en lo de adelante, e que para el juramento que ha feche,
que muchas veces vio que pidiéndole, e importunándole
S( Idados, se le soltaban las lágrimas de los ojos con pena
de no tener que dalles.
A los treinta e cinco capítulos de los dichos interrogato-
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 109
ríos, e siéndole leidos. dijo que no sabe ni ha oido decir lo
contenido en el dicho capítulo, antes sabe e ha visto que
cuando el dicho Pero de Valdivia gana algo a algún sol-
dado se lo vuelve.
A los treinta e seis capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no sabe lo contenido en el
dicho capítulo, m ;s de que oyó decir que el dicho Rodrigo
Pérez trajo doce o trece mili pesos, e Juan de Avalos otros
diez, e esto ojo decir en Arequipa, donde este testigo esta-
ba cuando llegaron.
A los treinta e siete capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no sabe mas de que, como
dicho tiene, estando este testigo en Chile con voluntad de
todos para recorrer la tierra, se sacaron los dichos veinte
e cinco mili pesos, e que siempre tiene entendido que lo que
le han dado ha sido prestado, e que se lo pagan, e que
hasta aquí no ha podido ser menos para poder sustentar
aquella tierra de importunarles el dicho Pero de Valdivia
para que le prestasen para enviar por socorro, el cual era
tan necesario que sin él no se pudiera sustentar la tierra,
la cual necesidad con la jen te que agora ha fecho el dicho
Valdivia, e con quedar ya abierta la conversión de aques-
ta tierra, aquella cesará de aquí adelante, porque es buen
golpe de jente la que ha fecho, e irá cada dia mas, e ha-
brá lugar de dar licencia a los que de allí quisiesen salir
para que salgan, el cual no ha podido hasta, agora, porque
si la dejara se despoblara en oyendo de acá como nos
ha ido.
A los treinta e ocho capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo, que no sabe ni menos lo ha oido
decir, lo que en el dicho capítulo se contiene, antes este tes-
tigo vio en Andaguailas las cartas e testimonios en el ca-
pítulo del reinterrogatorio contenidos, e oyó decir que se
habian dado al seííor presidente, e se hablan enviado a Su
Majestad, e ha parescido clara mentira lo que en el dicho
capítulo se dice de venir el dicho Pero de Valdivia a ayudar
a Gonzalo Pizarro, pues vino a servir e sirvió a S. M. en esta
11 ü ESTUDIOS HISTÓRICOS
jornada tan bien como el que mas ha servido, e sabiendo
como supo en Tarapacá la victoria de Gonzalo Pizarro y
su pujanza, i estando allí a mano para poderse ir a él, e
tan a trasmano para venir al señor presidente, se vino a
esta cibdad rodeando para poder ir al dicho señor presi-
dente, como fué y le alcanzó en Andaguailas.
A los treinta e nueve capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que sabe que la dicha refor-
mación hizo a instancia del cabildo, el cual le requirió que
hiciese la dicha reformación, porque acontecía tener (a) un
cacique de quinientos indios cuatro españoles, de lo cual
los indios recibían gran fatiga, e que la dicha Inés Suárez
es la primera española que fué a Chile, e era mui bien quis-
ta, cuando este testigo de allá partió, de todos, porque
hacia por todos, e cuando sabia que cuando algún soldado
tenia necesidad de algo se lo enviaba, e que estando el
dicho Pero de Valdivia en la guerra, ocho leguas de la
cibdad de Santiago, vinieron los indios de la comarca so-
bre la dicha cibdad, e pusieron en tanto estrecho a los
españoles, que en ella quedaron, por sacar los caciques
que allí estaban presos, que entraron en la cibdad v la pu-
sieron en mui gran aprieto, e por entre el fuego que hicie-
ron para quemar la cibdad, les echaban tanto que casi no
quedó español que no quedase herido; e la dicha Inés Suá-
rez los curaba rompiendo las mangas de la camisa, e
viendo que la cabsa de poner en tanto estrecho la cibdad
eran los caciques, aconsejó que los matasen; e así fué que
habiéndolos muerto, e viéndolo los indios, se fueron, que
nunca mas han venido sobre la cibdad, e han venido de
paz, e no se sabe mas cerca de lo contenido en el dicho
capítulo.
A los cuarenta capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que para el juramento que ha fecho,
que el dicho Jerónimo de Alderete tiene méritos para los
indios que tiene, porque allende de haber servido aS. M.
en Italia i de haber venido a Venezuela con jente, i haber
estado en esta tierra once o doce años, ser de los primeros
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA lll
que fueron a Chile, ha sido siempre en Chile alcalde e reji
dor e veedor, i fecho en la gobernación muchos servicios, e
es el que mas a Valdivia ha aconsejado loque debe de hacer
para con Dios e su rey, porque es mui buen cristiano, e lo
tiene como por padre el dicho Pero de Valdivia.
A los cuarenta e un capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leídos, dijo que este testigo cuando estuvo
en Chile vio al dicho Carreño mui enfermo, e que tenia unos
indezuelos cabe el pueblo, e que después de venido oyó decir
que habia dejado los dichos indios, e que Pero de Valdivia
por sus chácaras e haciendas le habia dado mili pesos con
que se viniese, e que le habia dejado como a los demás.
A los cuarenta e dos capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no sabe, porque estaba en
esta tierra, ni menos lo he oido decir.
A los cuarenta e tres capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no lo sabe, porque este tes-
tigo no estaba allá cuando dicen que pasó lo contenido en
el dicho capítulo.
A los cuarenta e cuatro capítulos de los dichos interro-
gatorios, é siéndole leidos, dijo que lo que sabe acerca de lo
contenido en el dicho capítulo es que este testigo vido que
al tiempo que Monroy fué a aquella tierra, un criado del
gobernador, que se dice Araya, pedia en nombre del dich(3
Pero de Valdivia toldo para costales para llevar comida a
las minas, e carneros para llevallo, e vido que les mandaba
pagar el dicho Pero de Valdivia, y también vido que les
compró las cadenas para deshacellas para herramientas
para minas, por que no echasen indios en ellas, porque siem-
pre ha visto quel dicho Pero de Valdivia ha tratado mui
bien a los naturales, e nunca este testigo ha visto que con-
sientiese echar ningún indio en cadena.
A los cuarenta e cinco capítulos, e siéndole leidos, dijo
que sabe que el valle de Chile es el repartimento del dicho
Pero de Valdivia, e está diez leguas de la cibdad, e que los
vecinos junto a la cibdad tienen hartas chácaras donde co-
jen sus sementeras, porque ei valle de Chile ha estado en
11? ESTUDIOS HISTÓRICOS
guerra e no podía sembrar en ella, e ahora que ef^tá de paz,
este testigo ha oído decir que está sembrado de todo los
que en él han querido sembrar, que les han dado chácaras,
pero que no sabe quien se las ha dado, y esto sabe acerca
de lo contenido en este artículo.
A los cuarenta e seis capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que lo que acerca de lo conte-
nido en el dicho capítulo sabe es que este testigo vio un dia,
quel dicho Vadillo estuvo hablando con el dicho Pero de
Valdivia sobre ciertas cosas, e porque se desmesuró, se eno-
jó el dicho Pero de Valdivia, e dijo ¿no hai aquí algún cria-
do mió que me quite de aquí este hombre? y en esto arre-
metieron sus criados e le echaron de allí, y no le hicieron
mal ninguno, ni menos vido este testigo que pusiese manos
en él el dicho Pero de Valdivia.
A los cuarenta e siete capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que este testigo durante el
tiempo que estuvo en aquella tierra, anduvo siempre'en la
guerra a donde iba el dicho Pero de Valdivia, el cual después
que acababa la guerra, no teniendo que hacer en ella, se
venia a la cibdad, i dende el camino se adelantaba con
algunos amigos y este testigo, dejando con la jente a su
maese de campo Francisco de Villagran, e nunca vido este
testigo que los dejase en la guerra, sino como dicho tiene,
e por reposar, porque dende que salia allá hasta que volvia
no se quitaba las armas de acuestas, e por descansar llega-
ba dos dias antes que la jente.
A los cuarenta e ocho capítulos de los dichos interroga-
torios e siéndole leidos, dijo que al parecer deste testigo, e
según ha oido decir por público e notorio, el dicho Pero de
Valdivia puede tener poco mas de mili e quinientos indios,
los cuales meresce mui bien, porque dejó en esta tierra, se-
gún es público, un repartimiento que agora renta mas de
cien mili pesos, e así mismo es mui gran gastador, e gasta lo
que tiene con soldados; e la dicha Inés Suárez puede tener
hasta setecicütos indios, e Alderete cuatrocientos o qui-
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA lio
nientos, y le paresce que él los meresce, por lo que ha dicho
en esta cabsaen lo tocante a los susodichos.
A los cuarenta e nueve capítulos de los dichos interroga-
torios e siéndole leídos, dijo que no lo sabe, porque en la
sazón no estaba en aquella tierra, que ya era venido a
aquestas parte?.
A los cincuenta capítulos de los dichos interrogatorios e
siéndole leidos, dijo que no lo sabe, porque en la sazón este
testigo no estaba en la tierra.
A los cincuenta e un capítulos de los dichos interrogato-
rios e siéndole leidos, dijo que no lo sabe, porque a la sazón
no estaba este testigo en la tierra.
A los cincuenta e dos capítulos de los dichos interroga-
torios e siéndole leidos, dijo que no lo sabe, porque este
testigo no estaba én la tierra, pero si algo hizo el dicho
Pero de Valdivia en favor de los hijos del marqués, seria
con justicia e por administralla, e no por complacer al
dicho Gonzalo Pizarro; y esto cree, porque vino el dicho
Pero de Valdivia en servicio de S. M., e fué contra el dicho
Gonzalo Pizarro en compañía del dicho señor presidente, a
donde se halló en su prisión.
A los cincuenta e tres capítulos de los dichos interroga-
torios e siéndole leidos, dijo que no lo sabe mas de habello
oido decir, que el dicho Juan de Cárdena hizo el dicho ser-
món, el cual no fué en deservicio de S. M. sino en perjuicio
de Calderón de la Barca i de otros que allí estaban, e este
testigo tiene al dicho Juan de Cárdena por charlatán y hom-
bre vano, e por tenerle por tal no se maravillaría que ho-
biese dicho algunas liviandades, como dicen que dijo.
A los cincuenta e cuatro capítulos de los dichos interro-
gatorios e siéndole leidos, dijo que lo contenido en este ca-
pítulo no sabe mas de quel dicho Pero de Valdivia es un li-,
beral, e da a todos, e les favoresce con armas e caballos e
ropa, y (ha) gastado gran cantidad en los soldados, e a
muchos de los que £il presente han venido ha dado armas
e caballos e ropa e otras cosas, e que cuando algo recibe,
no quiere sino pagallo.
TOMO Vil 8
114 ESTUDIOS HISTÓRICOS
A los cincuenta e cinco capítulos de los dichos interro-
gatorios e siéndoles leídos, dijo que este testigo en la sa.
zon en que lo contenido en el dicho capítulo pasó, no es-
taba en las dichas provincias, mas de que ha oido decir a
Juan de Cepeda, e a Jofré e a Alderete, que vinieron con el
dicho Pero de Valdivia, que a los mercaderes e personas que
estaban con su dinero en el navio, les echaron en tierra e
tomó los dineros prestados, e dio libramiento para que los
pagase Villagran, e ha oido decir que ha pagado partes
dellos, e que sabe este testigo que para ir a servir a S. M.
en esta jornada contra Gonzalo Pizarro,ha gastado mucha
cantidad de pesos de oro en aparejar su persona y los de
otros en esta cibdad, e después en el socorrer algunos sol-
dados en el ejército, como los socorrió, dando a algunos
de a trescientos e a cuatrocientos pesos, e que ansí mismo
sabe que para aviar la jente,que por tierra va a Chile e por
mar envia, se ha adebdado en mucha cantidad, porque este
testigo sabe de setenta mili pesos en que se ha adebdado.
A los cincuenta y seis capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que dice lo que dicho tiene, e no
sabe mas sino que cuando el dicho, Monroy y este depo-
niente volvieron por socorro, escribió al dicho Yaca de Cas-
tro le mandase (como) servidor o criado su\^o, e le envió
tres mili ochocientos pesos en una docena de platos de oro,
e unos tazones e copas con robis, copas e jarros todo de
oro; e como el dicho Monroy no halló al dicho Yaca de
Castro que era ido, el dicho Monroy lo gastó y dio parte
de ello a algunos amigos del dicho Pero de Yaldivia.
A los cincuenta y siete capítulos de los dichos interroga-
torios e siéndole leidos, dijo, que no sabe nada de lo conte-
nido en el dicho capítulo, ni lo ha oido, e que lo que ha di-
cho es la verdad e ha oido decir para el juramento que hizo,
e firmólo, e que este testigo es de edad de treinta e tres años
poco mas o menos, fuéle encargado el secreto de lo que le ha
sido preguntado, y él lo prometió. — Diego García de VíJla-
]on.—E\ Licenciado Gasea. — Ante mí Simón Álzate, escriba-
no de S. M.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 115
DECLARACIÓN DE DIEGO GARCÍA DE CÁCERES 1.
(8 de noviembre de 1548)
Después de lo susodicho, en ocho días del dicho mes del
dicho año, su señoria del dicho señor presidente hizo pare-
cer ante sí a Diego García de Cáceres, del cual su señoria
tomó e recibió juramento en forma de derecho, e prometió
de decir la verdad en lo que supiese acerca de lo que le fuese
preguntado acerca de los dichos capítulos, e siéndole leidos,
e así los que presentó el dicho Pero de Valdivia, dijo lo
siguiente:
1 Diego García de Cáceres vino a Chile con Pedro de Valdivia
en 1540, i fué uno de los que firmaron la proclamación de éste co-
mo gobernador. Las prendas de su carácter le granjearon la esti-
mación i la confianza de Valdivia, que no sólo le dio un buen re-
partimiento de indios, sino que cuando se embarcó para el Perú
en diciembre de 1547, lo llevó consigo junto con otros capitanes
de la mas probada lealtad.
Después de haber prestado su declaración en el proceso de Valdi-
via, volvió con éste a Chile en 1549. Entonces se abrió para él el
período mas brillante de su carrera. El 23 de diciembre de ese año
fué electo regidor perpetuo del cabildo de Santiago, i desde enton-
ces se le consideró como a uno de los vecinos mas respetables de
esta ciudad, i aun de toda la provincia En nombre de aquella cor-
poración desempeñó durante las ídteraciones que se siguieron a la
muerte de Valdivia, muchas comisiones de que habla la historia
i que constan de los libros del cabildo. En julio de 1556 fué enviado
a Lima en representación de la ciudad de Santiago i con amplios
poderes para jestionar en su nombre ante el virrei del Perú, la real
audiencia de Lima i Jerónimo de Alderete, que acababa de ser nom-
brado gobernador de Chile.
Volvió a Chile con don García Hurtado de Mendoza i prestó im-
portantes servicios en la campaña contra los araucanos.
Parece que García de Cáceres vivia aun en 1583, cuando llegó
a Chile el gobernador don Alonso de Sotomayor, el cual le envió
desde Mendoza un poder para que en representación suya tomara
intervención en los asuntos de gobierno hasta que él se recibiera
del mando.
116 ESTUDIOS HISTÓRICOS
A los primeros capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que este testigo en la sazón que pasó
lo contenido en el capítulo no se halló en Atacama, mas de
que oyó decir que el dicho Escobar se descomidió con su
capitán, e habia dicho que le tomaria su capitanía, y lo re-
vestiria en su yanacona, e ha oido decir que se fué a Espa-
ña, e ques vivo.
A los segundos capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que acerca de lo contenido en este
capítulo no sabe mas de que este testigo se adelantó desde
un despoblado mas acá que Atacama con Pero de Valdi-
via a buscar la dicha comida para la jente, e estando en
Atacama entendiendo a buscar la dicha comida, llegaron
mensajeros al dicho Pero de Valdivia avisándole que Pero
Sancho venia con Antonio de Ulloa, e un fulano de Guz-
man, e que traian mala voluntad, que era de dalle puñala-
das al dicho Pero de Valdivia e alzarse con la jente, e el
dicho Pero de Valdivia llegado que fué allí la jente i el di-
cho Pero Sancho, hizo información e hizo detener al dicho
Pero Sancho, e desterró unos dos que se llamal)an Guzma-
nes, e un otro Avalos para que se volviesen a estas partes,
e ansí se volvieron a España, que, auno de aquellos justi-'
ciaron por lo de Almagro, e según ovó decir al dicho Pero
de Valdivia quiso desterrar al dicho Pero Sancho con los
otros, e a ruego del dicho Pero Sancho no lo hizo, sino lle-
vólo consigo, e que este testigo no sabe de provisiones
ninguna que tuviese el dicho Pero Sancho, mas de haber
oido decir que tenia una provisión para descobrir lo de la
otra parte del estrecho, que está mui lejos de lo de Chile,
porque según dicen está quinientas leguas.
A los terceros capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que este testigo vio la jente alborota-
da para volverse, porque el dicho Juan Ruiz andaba amo-
tinando la jente para que se volviese, diciéndole que la
tierra de Chile era mui poca, e que no habia para dar de
comer sino a mui pocos; ¿qué donde iban?: y como éste
habia ido con Almagro, la jente le daba crédito, e por esto
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 117
Pero Gómez, que al presente estaba en Chile, e era maese
de campo del dicho Pero de Valdivia, le prendió y hizo jus-
ticia del, e vio este testigo como luego se asosegó la jente,
e le paresce a este testigo que convino hacerse la dicha jus-
ticia para asosegar la jente.
A los cuartos capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que sabe e vido que el dicho Pero de
Valdivia tomó la posesión en nombre de S. M. donde el
capítulo dice, por virtud de las provisiones que el marqués
le dio en nombre de S. M., e dende a cierto tiempo después
que poblaron la cibdad de Santiago en las provincias de
Chile por requerimientos que los cabildos le hicieron, le
nombraron por electo gobernador hasta que S. M. prove-
yese otra cosa, el cual lo acebtó a importunación de todos
los del cabildo y los soldados que estaban en la dicha pro-
vincia, e este testigo oyó decir a muchas personas que si
no le acebtaran en la sazón elijieran otro por gobernador,
e al parescer deste testigo convino que acebtase el dicho
Pero de Valdivia la elección, porque no hobiere escánda-
los, los cuales cree que los hobiera según vido este testigo
que andaba la jente alborotada.
A los cinco capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que dice lo que dicho tiene en el capítu-
lo antes deste.
A los sestos capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos,- dijo que lo que sabe acerca de lo contenido
en este capítulo es que este testigo vido como en la cibdad
de Santiago Alonso de Monroy, teniente que a la sazón era
del dicho Pero de Valdivia, hizo ciertos procesos contra los
contenidos en el capítulo; los cuales según decia querían
matar al dicho Pero de Valdivia, e este testigo no vido
hacer justicia de algunos dellos, porque el mismo dia que
se hacia la justicia fué este testigo acierta guerra de in-
dios, la cual según se decia convino que se hiciese, porque
de no hacerse la dicha justicia pudiera ser que se perdiera
la tierra, porque según decia habia muchos en la conjura-
ción del motin que los susodichos querian hacer, e después
118
ESTUDIOS HISTÓRICOS
de fecha la dicha justicia este testigo vido que siempre es-
tuvieron pacificos todos los que en la tierra estaban, e ansí
mismo este testigo oyó decir a un soldado que se decia
Higueras, como después que prendieron al dicho Chinchi-
lla i estaba preso en la prisión, le dijo el dicho Chinchilla:
¿no os parece que lo tenia bien concertado, que era de ma-
tar al dicho Pero de Valdivia?
A los siete capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que lo que sabe es que este testigo vido
que el dicho Pero de Valdivia estando la tierra de paz, dijo
a los indios ¿que cuando era tiempo de sacar oro?, los cua-
les le dijeron que en la sazón era tiempo en acabando de co-
jer sus sementeras, ansi envió un minero con indios suyos
para ver de la manera como sacaban el oro, y en este tiem-
po envió el dicho Pero de Valdivia a hacer un barco al va-
lle de Chile con ciertos españoles para, según decia, envia-
lio a estas provincias del Perú a dar noticia de la tierra a
S. M. e al marqués en su nombre, e en él enviar el oro que
sacasen los dichos indios paríi herrajes y otras cosas nece-
sarias, porque la jente estaba desproveida; y estando ha-
ciendo el barco por los dichos españoles en el dicho valle, se
alzó la tierra, e mataron a los españoles que estaban ha-
ciendo el barco, que no escapó sino tan solamente uno e un
negro.
A los octavos capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que este testigo vido quel dicho Pero de
Valdivia repartió la tierra con Alderete'que en la sazón servia
de escribano, e no vido ni oyó decir este testigo que diese
indios ningunos a intercesión de Inés Suárez, sino a los que
al dicho Pero de Valdivia le parescia que lo merescian me-
jor e lo mesmo hizo en la reforinacion, cuando reformó la
tierra junto con Juan de Cárdena, su secretario; y este tes-
tigo no sabe ni menos ha oido decir quel dicho Pero de Val-
divia diese indios a ningunos a intercesión de la dicha Inés
Suárez.
A los novenos capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que no lo sabe ni nunca este testigo
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA li9
oyó decir cosa ninguna de lo contenido en el dicho ca-
pítulo.
A los diez capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo que no lo sabe ni menos lo ha oido decir
hasta agora lo contenido en el dicho capítulo.
A los once capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo que este testigo vido que la dicha Inés Suá-
rez fué desta tierra en compañía del dicho Pero de Valdivia,
la cual vido que en Chile durante el tiempo que ha estado
en ella, está dentro de las casas del dicho Pero de Valdivia,
la cual tenia su cama aparte, e este testigo algunas veces
los vio a entrambos en una cama, y comer en regocijo jun-
to con otros muchos del pueblo, pero no ordinariamente,
porque ella tenia su servicio apartado onde le haciande co-
mer e comian, e que nunca este testigo ha oido decir que las
justicias ni cabildos hiciesen lo que ella les mandase, antes
este testigo tiene a la dicha Inés Suárez por mujer cuerda e
caritativa, porque durante el tiempo que este testigo la co-
noce le ha visto hacer mucho bien a españoles e curallos en
enfermedades e darles de lo que ella tenia, e algunos a quie-
nes ella hizo bien están en esta cibdad, a la cual ha visto
ansimesmo fundar ermitas en la dicha provincia de Chile, e
adornar los altares dellas de lo que allí tenia, e este testigo
nunca ha visto ni conocido que tuviese ningún criado del
dicho Pero de Valdivia cargo de justicia, sino fuesen Jeróni-
mo de Alderete que era rejidor, e Rodrigo Daraya (de Ara-
va) que fué alcalde.
A los doce capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que este testigo no sabe cosa ninguna
de lo en el capítulo contenido, antes oyó decir al dicho
Pero de Valdivia lo contenido en el capítulo del reinterro-
gatorio.
A los trece capítulos de los dichos interrogatorios, e sién-
dole leidos, dijo, que este testigo no sabe ni menos oyó de-
cir cosaninguna de lo en el capítulo contenido, antes ha co •
nocido del dicho Pero de Valdivia este testigo que es servi-
dor de S. M., e hablando en sus cosas tenelle aquella revé—
120 ESTUDIOS HISTÓRICOS
rencia que se debe, e en público y en secreto comunicando
con personas e con este testigo siempre decia que en las
cosas de S. M. se habia de tener todo respeto e obedien-
cia, e algunas veces decia que a quien no los toviese en lo
que era razón que lo habia de castigar por ello.
A los catorce capítulos de los dichos interrogatorios e
siéndole leidos, dijo que este testigo no sabe ni menos lo
OYÓ decir que i!al pasase, e dijese el dicho Pero de Valdivia,
ni menos cree este testigo que lo diria, porque como dicho
tiene lo tiene por hombre celoso del servicio de S. M.
A los quince capítulos de los dichos interrogatorios e
siéndole leidos, dijo que este testigo ojo decir públicamente
quel dicho Negrete habia dicho que si el dicho Pero de Val-
divia le quitase los indios que alguno de media gorra ^ ven-
dria e se los volveria; e después vido este testigo que los in-
dios que tenia se los quitaron en la reformación, pero la
cabsa porque se los quitaron este testigo no lo sabe, mas
de que cree que seria porque no se destruyesen los natura-
les, porque estaban repartidos entre muchos, e ser pocos
los indios, como los quitaron a otros; este testigo cree e
tiene por cierto que convino hacerse así por el bien de los
naturales.
A los diez e seis capítulos de los dichos interrogatorios
e siéndole leidos, dijo que este testigo nunca oyó decir al di-
cho Pero de Valdivia ni a otras personas lo contenido en el
dicho capítulo, antes decia públicamente de que supo la ti-
ranía de Gonzalo Pizarro que nopodia durar contra su rei,
porque los que contra él se levantaban jamas paran en bien
en donde quiera que se levantan, y él como buen servidor
de S. M. propuso de se venir a le servir, y vino a estos rei-
1 En el lenguaje de los conquistadores se llama hombre de me-
dia gorra a los visitadores que enviaba el reí o a algunos de sus
ajentes para reparar las injusticias cometidas por los goberna-
dores.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 121
nos en busca del señor presidente, e sirvió en la jornada
contra el dicho Gonzalo Pizarro con su persona, e con soco-
rros que dio así de dineros como caballos e armas a mu-
chas personas, como es notorio.
A los diez e siete capítulos de los dichos interrogatorios
e siéndole leídos, dijo que este testigo vino en compañía del
dicho Pero de Valdivia (a) esta jornada, al cual antes ni en
la dicha jornada, ni después nunca le oyó decir lo contrario
en el dicho capítulo en favor del dicho Gonzalo Pizarro, an-
tes de que supo en Tarapacá el desbarato de Diego Cente-
no mostró pesares por ello, e mandó que los del navio me-
tiesen velas por venir presto en busca del señor presidente
para ayudalle contra el dicho Gonzalo Pizarro, como lo
tiene dicho e declarado antes de agora a que se refiere.
A los diez y ocho capítulos de los dichos interrogatorios
e siéndole leidos, dijo que nunca tal oyó decir al dicho Pero
de Valdivia sobre lo contenido en el dicho capítulo, ni a
otro que lo hobiere oido, salvo lo que dicho tiene en la pre-
gunta antes de ésta con el dicho que tiene dicho antes
deste.
A los diez e nueve capítulos de los dichos interrogatorios
e siéndole leidos, dijo que este testigo no oyó decir al dicho
Pero de Valdivia cosa de lo contenido en el dicho capítulo,
ni menos a otra persona que se lo hobiere oido.
A los veinte capítulos de los dichos interrogatorios e
siéndole leidos, dijo que este testigo nunca oyó decir lo con-
tenido en el dicho capítulo al dicho Valdivia, ni a otra per-
sona que se lo hobiese oido.
A lo veinte e un capítulo de los dichos interrogatorios e
siéndole leidos, dijo que este testigo vido quel año conteni-
do en el dicho capítulo el dicho Pero de Valdivia sacó con
sus indios, e con algunos indios que algunos amigos suyos
le dieron, cierta cantidad de oro, el cual era para enviar a
esta tierra por socorro con Alonso de Monroy,como envió;
y este testigo se halló en la sazón en las minas, a donde
vido que venían algunas personas que traían comida para
la jente que andaba en ellos en sus caballos, los cuales vido
122 ESTUDIOS HISTÓRICOS
que venían de su voluntad, e no por fuerza; e no sabe mas
cerca de lo contenido en el dicho capítulo, ni menos ovó
decir.
A los veinte e dos capítulos de los dichos interrogato-
rios e siéndole leidos, dijo que este testigo no sabe acerca
de lo contenido en el dicho capítulo mas de que ha visto
siempre pagar el quinto de lo que se metia en la fundición
a S. M., y este testigo oyó decir públicamente como el ca-
bildo de la dicha cibdad, a lo que se acuerda, y otras perso-
nas le habian requerido que no consintiese que pagasen
mas del diezmo del oro, e el dicho Pero de Valdivia habia
respondido que no lo podia él hacer sin licencia de S. M.,
que si en el Perú lo pagaban que era por merced que S. M.
les habia fecho, e que ellos lo enviasen ansí a pedir, e que
él se las haria.
A los veinte v tres capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que dice lo que dicho tiene en el
capítulo antes deste, a que se refiere.
A los veinte e cuatro capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que este testigo no sabe ni me-
nos oyó decir lo contenido en el dicho capítulo, mas de que
oyó decir que entre el dicho Pero de Valdivia y el dicho Ar-
tiaga habian pasado ciertas palabras sobre un caballo,
pero las palabras que pasaron a este testioo no se las dije-
ron ni declararon.
A los veinte e cinco capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo qu¿ este testigo conoce a los ofi
ciales de S. M. del Nuevo Estremo, e ninguno dellos sabe
que sea criado del dicho Pero de Valdivia, sino es Jeróni-
mo de Alderete, el cual lo es por provisión de S. M. i, se
gun este testigo lo ha oido decir.
1 La provisión hecha por el rei en favor de Alderete era sim-
plemente una recomendación datada en 26 de octubre de 1544 pa-
ra que el virrei del Perú Blasco Núñez Vela lo confirmara en el car-
go de tesorero, si no recibia malos informes acerca del agraciado.
Ksta recomendación fué presentada al cabildo de Santiago el 2 de
mayo de 1549, junto con el nombramiento de Alderete espedido
por La Gasea.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 123
A los veinte e seis capítulos de los diclios interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que este testigo oyó decir que el
dicho Pero de Valdivia tuvo presos a los contenidos en el
capítulo, porque les pidió cierto oro prestado para enviar
por socorro a estas partes, e informar a S. M. de aquella
tierra, e porque no se lo querían prestar los echó presos, e
que luego los mandó soltar, e sueltos le prestaron algunas
de las dichas personas contenidas en el dicho capítulo cier-
to oro, e este testigo ha oido decir a los que de allá han
venido que han pagado a tales personas lo que ansí pres-
taron; e esto sabe o ha oido decir acerca de lo contenido en
el dicho capítulo.
A los veinte e siete capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que lo que sabe acerca de lo con-
tenido en este capítulo es que este testigo vido un dia ha-
cer un parlamento al dicho Pero de Valdivia a los vecinos
de la cibdad de Santiago dentro de la iglesia mayor, en que
les decia e pedia por merced le prestasen algunos dineros
para enviar por socorro a estas partes del Perú, e que lle-
vasen jente para conquistar lo de adelante de que tenia
gran noticia, e vido que algunos se convidaron de pres-
tallos, e no vido este testigo que se los diesen, mas de ha-
ber oido decir que le habian prestado el padre Lobo e Pero
Gómez e Vadillo e otros cierta cantidad; este testigo no
sabe qué tanto, e ha oido decir a los quede allá vinieron en
la fragata, que están pagados los que ansí prestaron de al-
guna parte de lo que dieron.
A los veinte e ocho capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no lo sabe ni menos ha oido
decir lo contenido en el dicho capítulo.
A los veinte e nueve capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que lo que sabe es que al tiempo
quel dicho Diego García de Villalon contenido en el reinte-
rrogatorio fué e aquellas provincias, los españoles que en
ellas estaban andaban vestidos de pellejos, i era uno de ellos
este testigo, e como llegó, el dicho Pero de Valdivia repartió
toda la ropa que en el navio trajo el dicho Diego García
124 ESTUDIOS HISTÓRICOS
entre todos, de que se vistieron e dieron gracias a Dios por
ello, e dende que en aquella tierra estuvo, nunca vido tanto
regocijo entre la jente como entonces; i el dicho Pero de
Valdivia por quel dicho Diego García habia fecho tan bue-
na obra e por servicios que habia fecho en la tierra en la
guerra le dio al dicho Diego García un cacique de un Sal-
guero que murió, y a este testigo y a los que en aquella
tierra estaban les paresció quel dicho Pero de Valdivia ha-
bia fecho mui bien en dalle el dicho cacique, porque lo mere-
ció muí bien, e antes que viniese el dicho Diego García con
el navio decian todos públicamente al dicho Pero de Valdi-
via que al primero que viniese seria bien dalle la mitad de
la tierra, porque, como dicho tiene, estaban desnudos, e no
habia vino para celebrar el oficio divino, e muchos solda-
dos no salian a la guerra, hasta quel dicho Diego García
vino, por falta de herraje, el cual llevó allí cierta cantidad.
A los treinta e un capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que dice lo que dicho tiene en el
capítulo antes deste, e lo demás contenido en este de que ha
sido preguntado no lo sabe.
A los treinta capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leidos, dijo que lo que sabe acerca de lo contenido
en este capítulo es que estando este testigo en Chile llegó a
aquellas provincias el capitán Alonso de Monroy con soco-
rro que habia venido dellas, e fué con él el dicho Escobar, e
según fué público e notorio si no fuera por el dicho Escobar
no pudiera llevar el dicho Monroy el socorro que llevó, por-
que decian que le habia prestado y dado ciertos dineros e
caballos para la jente, y porque le ayudavSe con el dicho so.
corro hizo el dicho Monroy delante de Vaca de Castro de-
jación de ciertos indios para que los encomendasen al dicho
Escobar, y el dicho Pero de Valdivia viendo que habia fe-
cho el dicho Escobar tan buena obra por el dicho socorro
le encomendó los indios que el dicho Monroy hizo dejación
dellos delante de Vaca de Castro, y al dicho Galiano por-
que fué a llevar socorro de mercaderías al tiempo que fué
Diego García de Villalon, le dio y encomendó un cacique
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 125
para que le sustentase, e dende a ciertos días fué el dicho
Galiano al dicho Pero de Valdivia y le dijo que no se queria
servir de los indios, que los diese a quien fuese servido, e así
delante del dicho Galiano dijo a este testigo que se sirviese
dellos, e se sirvió hasta que con la reforma que hizo de la
tierra se los quitó, e los dio a Francisco de Aguirre; e esto
es lo que sabe e no otra cosa acerca de lo contenido en el di-
cho capítulo.
A los treinta y dos capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no lo sabe ni menos ha oido
decir lo contenido en el capítulo, antes ha oido decir al di-
cho Pero de Valdivia que pasó ciertas palabras con un al-
calde sobre unas tierras de unos indios como se contiene en
el reinterrogatorio, y este testigo ha visto que siempre ha
mirado e tratado el dicho Pero de Valdivia mui bien a los
naturales e procurando que no les hiciesen ningunos agra-
vios, y a los que los hacian los mandaba castigar.
A los treinta y tres capítulos de los dichos mterrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no lo sabe ni menos lo ha
oido decir, mas de que supo quel dicho Pero de Valdivia
habia enviado a pagar al dicho Francisco Martínez ciertos
pesos de oro con Cárdena de ciertas cosas quel dicho Fran-
cisco Martínez le habia dado para la jornada.
A los treinta e cuatro capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que para el juramento que tie-
ne fecho, que no lo sabe ni menos lo ha oido decir.
A los treinta e cinco capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que para elj'uramento que tiene
fecho que nunca tal supo, ni oyó lo contenido en el dicho
capítulo, bien es verdad que le vido jugar algunos dineros
e caballos con el dicho Mella.
A los treinta e seis capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que lo que sabe es que este tes-
tigo supo quel dicho Pero de Valdivia dio a los en el ca-
pítulo contenidos por sus casas e chácaras e una yegua e
otras cosas cierta suma de pesos de oro, e por muchos
puercos que tenían; e los indios que los susodichos tenían
I2fi ESTUDIOS HISTÓRICOS
los dio unos Juan Baptista de Pastene, e otros a Juan Jo-
fré de Loaisa.
A los treinta e siete capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que este testigo ha visto que to-
dos los que están en la provincia de Chile han tenido e
poseído sus haciendas, e este testigo no ha visto quel di-
cho Pero de Valdivia haya tomado a ninguna persona sus
haciendas, e el oro que ha tomado a los españoles, ha sido
prestado para se lo pagar, e a algunos ha pagado, según
han dicho a este testigo los que de allí vinieron en la fraga-
ta, e a los demás se les pagará en esta última demora que
viene; e esto es lo que sabe cerca deste capítulo.
A los treinta i ocho capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que este testigo vino juntamente
con el dicho Pero de Valdivia en el navio en que venia, e
nunca vido ni oyó que nunca echase una carta a la mar que
viniesen para S. M, ni para el señor presidente, ni para per-
sonas particulares; lo demás en el capítulo contenido es
maldad, porque por la obra ha parescido ser al contrario,
porque el dicho Pero de Valdivia vino a servir a S. M.
como vino, e trabajó en su servicio en la jornada contra
Gonzalo Pizarro e los de su rebelión, e nunca este testigo
oyó decir al dicho Pero de Valdivia ninguna cosa en favor
de dicho Gonzalo Pizarro ni de sus cosas; antes sabiendo
que estaba mui própero e pujante después del desbarato de
Diego Centeno le pesó por ello y mostró tristeza e vino en
busca del señor presidente, como vino para servir a S. M.
según que este testigo lo tiene declarado sobre este caso
mas largo, a que se refiere.
A los treinta e nueve capítulos de los dichos interrogato-
rios^ e siéndole leidos, dijo que lo que sabe es que a interce-
sión del cabildo e vecinos que para ello le siguieron, el di-
cho Pero de Valdivia reformó la tierra, porque al principio
por la noticia que los indios le dieron lo habia repartido, e
paresciéndoles que era justo que se reformasen, porque los
repartimento serán en cantidad i en número pocos, e así
se reformó quitándolos a unos e juntándolos con los que
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA ] 27
otros tenían, e que de sesenta vecinos que tenían indios hi-
zo treinta y dos, y aun a este testigo le quitó un cacique
que tenia y lo dio a Francisco de Aguirre, e al parescer des-
te testigo fué justo e conveniente que se hiciese la dicha re-
formación por el provecho que se siguió a los naturales,
porque estando divididos en muchas partes recibían mucho
detrimento, e ansí mismo vido que la dicha Inés Suárez y
Francisco Núñez traían pleito sobre que la dicha Inés Suá-
rez tenía un cacique, e decía ser subjeto al suyo el que el di
cho Francisco Núñez tenia, y este testigo oyó decir que ha-
bía fecho dejación del el dicho Francisco Núñez en ella; í
en lo de Landa vido este testigo que traia pleito con la su-
sodicha, y este testigo oyó decir que se había sentenciado a
favor della, e después vido que la dicha Inés de Suárez po-
seía los dichos indios por lo que dicho tiene.
A los cuarenta capítulos de los dichos interrogatorios, e
siéndole leídos, dijo que este testigo tiene al dichojerónimo
de Alderete por hombre muí honrado, e que ha oído decir
que ha sido capitán en Italia, e ansí mismo sabe que es con-
quistador, e como a tal el dicho Pero de Valdivia le dio y
encomendó ciertos indios, la cantidad este testigo no lo sa-
be, e después en la reformación vido que le dio los indios de
los contenidos en el capítulo, porque decían que eran sub-
jetos a un cacique del dicho Jerónimo de Alderete; pero este
testigo no oyó decir que se los diesen por lo en el capítulo
contenido, que es por acompañar a Inés de Suárez, sino por
lo que dicho tiene, al cual por ser persona muí honrada e
viejo e antiguo le encomendaban cargos de justicia de al-
calde i rejidor, el cual vido que los usaba y ejercía muí bien
los dichos oficios, e esto es lo que sabe acerca de lo contení-
do en el capítulo e no otra cosa.
A los cuarenta y un capítulo de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leídos, dijo que lo que sabe cerca de lo con-
tenido en este capítulo es, que este testigo vido quel dicho
Pero de Valdivia compró ciertas haciendas al Carreño con-
tenida en él, e que eran un solar, e chacarras, e puercos, e
maíz e trigo por cierta suma de pesos de oro,eí3te testigo no
128 ESTUDIOS HISTÓRICOS
sabe la cantidad; los cuales este testigo oyó decir que se los
pagó; e por dejación de ciertos indios que el dicho Carreño
tenia, que hizo en el dicho Pero de Valdivia, el dicho Pero
de Valdivia se los encomendó a este testigo, e los tuvo has-
ta que como dicho tiene, se los quitó en la reformación, y
el dicho Pero de Valdivia al tiempo que se vino a embarcar
viendo al dicho Carreño mui enfermo con otros que esta-
ban en el dicho navio, los mandó echar en tierra, e no los
quiso traer, e oyó decir que le habia tomado el dicho Pero
de Valdivia prestado como a los demás ciertos dineros, el
cual, según han dicho aeste testigo los que de allá vinieron,
murió dende a cierto tiempo de una enfermedad incurable
que tenia, e habia muchos años que la tenia, y este testigo
lo vido enfermo, que era que estaba hinchado todo el cuer-
po, e los dedos de los pies y de las manos tenia tan gordos
como un brazo de un hombre, que no podía comer con sus
manos.
A los cuarenta y dos capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que para el juramento que tie-
ne fecho este testigo se halló presente al tiempo quel dicho
Carreño quedó en tierra pero nunca vido que pasase cosa
de lo en el capítulo contenido, y los dineros que le tomaron
a él e a los demás fué prestado, como dicho tiene, e les dio
libranza en Francisco de Villagran para que se los pagase, e
cree que ya estarán pagados, porque según han dicho a es-
te testigo los que han venido en la fragata, pagaron parte
dellos e los demás se lo van pagando conforme sacan de las
minas.
A los cuarenta y tres capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que no lo sabe ni menos lo ha
oido decir, mas de que el dicho Pero de Valdivia debia al
dicho Núñez ciertos dineros, pero según lo dijeron era de
cierta comida e cosas que del compró.
A los cuarenta y cuatro capítulos de los dichos interro-
gatorios, e siéndole leidos, dijo que lo que sabe es, que este
testigo vido en el tiempo contenido en el capítulo a los que
vinieron con el dicho Monroy, que pidió el alguacil mayor
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 129
por mandamiento del dicho Pero de Valdivia ciertos carne-
ros que habia traido prestados para llevar comida en ellos
a las minas, y después de llevada la dicha comida les vol-
vieron sus carneros, e algunos que se habian muerto los
mandó pagar a sus dueños; y en lo de las cadenas oyó de-
cir que las habia mandado tomar, y que se pagasen, por-
que no echasen a los naturales en cadenas, y este testigo
ha visto quel dicho Pero de Valdivia ha tratado e trata
mui bien a los naturales, y no consiente ni ha consentido
que los echen en cadenas, ni menos les hagan otros desa-
guisados, e a los que sabia que les hacian algunos agravios,
los mandaba castigar; y en lo demás contenido en el capí-
tulo acerca de los costales i toldos, este testigo no lo sabe
ni lo ha oido decir.
A los cuarenta y cinco capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que sabe quel dicho Pero de
Valdivia tiene el repartimiento contenido en el capítulo, el
cual está de la cibdad diez o doce leguas, y los vecinos v
los demás soldados ha visto este testigo que tienen sus tie-
rras e solares e haciendas junto a la cibdad, e vido que
algunas personas, de cuyos nombres no se acuerda al
presente, porque les daba chacarras una legua de la cib-
dad gruñían e decian, que pesase a tal, que ellos no que.
rian tan lejos las chacarras, e antes que de allá partiese el
dicho Pero de Valdivia dio licencia a muchas personas
para que sembrasen en el dicho valle, e así sembraron, y
quedaron muchas sementeras cuando este testigo de allá
partió.
A los cuarenta i seis capítulos de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que este testigo no se halló pre-
sente al tiempo que pasó lo contenido en el capítulo, pero
dende a un poco llegó este testigo, e las personas que se
hallaron presentes le dijeron quel dicho Pero de Valdivia
habia pasado ciertas palabras con el dicho Vadillo sobre
♦ciertos indios, e porque se le habia desatado al dicho Pero
TOMO VII 9
130 ESTUDIOS HISTÓRICOS
de Valdivia arremetió un paje para dalle, y el dicho Pero
de Valdivia dio al dicho paje por ello ciertos mojicones.
A los cuarenta y siete capítulos de los dichos interogar-
torios, e siéndole leídos, dijo que para el juramento que tie-
ne fecho este testigo, iba muchas veces a la guerra con el
dicho Pero de Valdivia, el cual de que via los que en ella
estaban que no tenian que hacer, le rogaban y a veces le
importunaban y requerían se viniese a la cibdad, y así ve-
nia y se adelantaba de cuatro o cinco leguas para ir él y
los que querían ir a descansar a sus casas, y nunca vido
este testigo que dejase la jente en la guerra y se viniese a la
cibdad, mas de una vez que le escribieron dende la cibdad
que venia cierta jente de la de Diego de Rojas, y por eso se
vino, dejando con la jente a su maese de campo.
A los cuarenta v ocho capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leídos, dijo que para el juramento que
tiene fecho este testigo ha echado muchas veces cuenta en-
tre sí, y halla que puede tener el dicho Pero de Valdivia mili
e ochocientos indios poco mas o menos, los cuales al pares-
cer deste tCvStigo los tiene bien merescido por lo que ha tra-
bajado en la tierra en conquistalla e sustentalla, e aunque
fueron muchos mas, y el dicho Alderete puede tener al pa-
rescer deste testigo hasta quinientos indios, y le paresce a
este testigo que los tiene bien merescidos, por ser conquis-
tador e hombre muí honrado, y la dicha Inés Suárez puede
tener quinientos indios poco mas o menos, e para el jura-
mento que tiene fecho la dicha Inés Suárez los meresce por
ser la primer mujer española que fué a aquellas partes, y
ha fecho muchas obras pias,e ha fundado hermitas e ador-
nado los altares dellas, y da a los soldados de lo que ella
puede e tienen necesidad, e visita a los que están enfermos,
e algunos ha curado de sus enfermedades, y esto es lo que
sabe acerca de lo contenido en este capítulo.
A los cuarenta e nueve capítulos de los dichos interro-
gatorios, e siéndole leídos, dijo que al tiempo e sazón que
pasó lo contenido en el capítulo este testigo estaba en la
guerra, y oyó decir que pasó según e como se contiene en
PEOCESÓ DE PEDRO DE VALDIVIA 131
el capítulo del interrogatorio, e al tiempo que este testigo
volvió de la guerra lo vido suelto al dicho Caro, e con sus
armas e caballos.
A los cincuenta capítulos de los dichos interrogatorios,
e siéndole leidos, dijo que no lo sabe ni menos lo ha oido
decir.
A los cincuenta e un capítulo de los dichos interrogato-
rios, e siéndole leidos, dijo que no lo sabe ni lo ha oido de-
cir, mas de que tuvieron preso al dicho Vallejo, pero no
sabe porqué, e que lo habían suelto de la prisión.
A los cincuenta e dos capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo ciue este testigo vido en Chile
andaban en pleito ante la justicia entre la parte de los me-
nores hijos del marques, Calderón de la Barca por cierta
debda de Vaca de Castro, i vido que hicieron ejecución al
dicho Calderón en ciertos bienes, e que el dicho Pero de Val-
divia salió por fiador dellos, pero que este testigo no vido
ni oyó que fuese por mandamiento de Gonzalo Pizarro ni
tal mandamiento oyó que fuese a aquellas partes.
A los cincuenta y tres capítulos, e siéndole leídos, dijo
que al tiempo que pasó lo contenido en el dicho capítulo
este testigo estaba enfermo, e no se halló presente a ello
mas de que oyó decir que habia fecho cierto parlamento
por reprehender al Calderón de la Barca, e después de que
este testigo estuvo bueno, e fué a hablar al dicho Pero de
Valdivia hablando en ello le dijo como habia reñido con el
dicho Cárdena por lo que habia dicho en la iglesia.
A los cincuenta e cuatro Capítulos, e siéndole leidos, dijo
que este testigo nunca ha visto ni menos ha oido decir que
el dicho Pero de Valdivia llevase dineros a ningunas perso-
nas por las licencias que les daba, antes ha visto al dicho
Pero de Valdivia que daba a muchas personas armas e
caballos e herraje v otras cosas, como en el capítulo del
reinterrogatorio se contiene, sin que por ello le quedasen
obligados a pagar cosa ninguna.
A los cincuenta e cinco capítulos, e siéndole leidos, dijo
que como dicho tiene, dicho Pero de Valdivia vino al puerto
132 ESTUDIOS HISTÓRICOS
y se embarcó en el navio, y mandó echar fuera a los que a
él le pareció que no eran para venir a servir a S. M., e les
tomó los dineros prestados, e les dio libranzas para que de
sus haciendas les pagasen, y asi vino, y este testigo con él
a esta cibdad en donde compró armas e caballos e otras
cosas para él, e los que con él fueron a servir a S. M. e ál
señor presidente en la jornada contra Gonzalo Pizarro, e
dio socorro a muchos españoles para que fueran a servir a
S. M.; e este testigo oyó decir a Diego Quirós, mercader,
que gastó la moneda por el dicho Valdivia que habia gas-
tado antes que fuese desta cibdad cuarenta mili pesos, e
después acá ha gastado mucha suma de pesos de oro para
el socorro de la jente que va por tierra e por la mar en la
armada que envia, e está adebdado que debe a Diego Qui-
rós e a Hernando de Huelva, mercaderes, al pié de treinta
mili pesos que le han prestado para la dicha jornada para
la jente que va a ella; y esto es lo que sabe acerca de lo con-
tenido en el dicho capítulo.
A los cincuenta e seis capítulos, e siéndole leidos, dijo
que no lo sabe ni ha oido decir lo contenido en el dicho
capítulo, e que se remite a lo que tiene declarado en esta
cabsa cerca de las provisiones.
A los cincuenta e siete capítulos de los dichos interroga-
torios, e siéndole leidos, dijo que para el juramento que
tiene fecho que no lo sabe ni menos lo ha oido decir, e que
lo que ha dicho en este caso es lo que sabe, e para acerca
de lo que ha sido preguntado, e es la verdad para el jura-
mento que hizo, e firmólo, e este testigo es de mas de trein-
ta y cinco años, e fuéle encargado el secreto.— Z)/eo-o García
de Cáceres. — El licenciado Gasea.— Ante mí, Simón de Alza-
te, escribano de S. M.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 133
DECLARACIÓN (2^) DE HERNÁN RODRÍGUEZ DE MONRO^ 1
(en 15 de noviembre de 1548)
En quince días del dicho raes de noviembre del dicho año,
su señoría del dicho señor presidente hizoparescer ante sí a
Hernán Rodríguez de Monroy, del cual su señoría tomó e
recibió juramento en forma de derecho, e prometió de decir
verdad, e siendo amonestado que la diga.
Fué preguntado que si sabe qué provisiones tenia Pero
Sancho de S. M.— Dijo que le paresce que tenia tres provi-
siones, e que así le paresce que Juan Romero el dia que mu-
rió el dicho Pero Sancho dio a este testigo tres provisiones
con el sello real, pero que este testigo no vio qué se conte-
nia en ellas, porque luego las volvió sin leellas al dicho Ro-
mero, e que asimesmo el dicho Romero dijo a este testigo,
que en Atacama el dicho Pero de Valdivia habia rompido
otra al dicho Pero Sancho, la cual dijo que era de don
Francisco Pizarro e no le dijo otra cosa mas de decirle es-
tas provisiones son de S. M., por las cuales face al Pero
Sancho gobernador desta tierra, e que le rogaba que las
viese e le diese favor e ayuda para que quería con aquellas
provisiones en la una mano e en la otra una vara del rei,
pedir a un alcalde justicia en la plaza, e que no pasó cerca
de las provisiones otra cosa, e que nunca oyó decir qué se
contenia en las provisiones mas de que era gobernador, e
1 Las declaraciones siguientes fueron tomadas para descubrir
el carácter de las provisiones de Pedro Sancho de Hoz, i si era
cierto que siendo provisiones reales, las habia desobedecido Pedro
de Valdivia. Rodrigue? de Monroy, que habia tenido injerencia en
la conspiración de Pedro Sancho en 1547, habia visto esas provi-
siones, pero su declaración no arroja mucha luz para el descubri-
miento de la verdad.
Véase sobre este punto el apéndice titulado Los socios de Val-
divia.
134 ESTUDIOS HISTÓRICOS
así le tenían en esta opinión; pero que no sabe este testigo
si las provisiones le liacian gobernador desde allí o de otra
mas adelante, e lo que dice es la verdad para el juramento
que hizo, e firmólo. — Hernán Rodríguez de Monroy. — El li-
cenciado Gasea.— Ante mí, Simón de Álzate, escribano de
S. M.
DECLARACIÓN (2^) DE LOPE DE LANDA ^
(en 15 de noviembre de 1545)
En este dicho dia, mes e año susodicho, su señoría del
dicho señor presidente hizo parescer ante sí a Lope de Lau-
da, del cual su señoría tomó e recibió juramento en forma
de derecho, e habiendo jurado prometió de decir verdad, e
siendo amonestado que la diga;
Fué preguntado que si sabe qué provisiones tenia Pero
Sancho de S. M. — Dijo que para el juramento que tiene fe-
cho, que este testigo tuvo en su poder la primera vez que
Pero de Valdivia prendió al dicho Pero Sancho en un cofre-
cito ciertas escripturas del dicho Pero Sancho, y entre ellas
una o dos provisiones de S. M. a lo que se acuerda, pero
que no las levó ni sabe lo que se contenia en ellas, mas de
que se oyó decir que le hacian gobernador y capitán jeneral
de lo que descubriese, e no sabe otra cosa ni lo ha oid) de-
cir, e lo que sabe es la verdad para el juramento que hizo ,
e firmólo de su nombre, e fuéle encargado el secreto. — Lope
de Lanc/a.— El licenciado Gasea.— Xntemi, Simón de Álzate,
escribano de S. M.
1 Según hemos dicho en otra nota anterior, parece que Lope
de Landa tuvo a su cargo la custodia de Pedro Sancho de Hoz du-
rante la prisión de éste en Atacama en 1540. Se creia por esto que
él debía conocer los papeles que llevaba consigo el infeliz socio de
Valdivia.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 135
DECLARACIÓN DE PEDRO DE YILLAGRAN ^
(en 15 de noviembre de 1545).
En este dicho dia, su señoría del señor presidente hizo
parescer ante sí a Pedro de Villagran, del cual su señoría
1 Pedro de Villagran habia visto en diciembre de 1547 las pro-
visiones de Pedro Sancho, cuando éste fué apresado i condenado a
muerte.
Véase el apéndice titulado Los socios de Valdivia.
En la introducción de esta serie de documentos hemos dado la
noticia del motivo que habia llevado al Perú a Pedro de Villagran.
Aquí trascribiremos por via de nota el memorial que en repre-
sentación del cabildo de Santiago presentó a La Gasea el mismo
dia 15 de noviembre de 1547. Es mui probable que esta solicitud
tuviera una grande influencia en la solución que el pacificador del
Perú dio al proceso de Valdivia.
Hemos tomado nuestra copia del orijinal que existe en el archi-
vo de Indias en Sevilla.
tiEn la cibdad de los Reyes destas provincias del Perú en quince
dias del mes de noviembre año del nacimiento de Nuestro Salva-
dor Jesucristo de mili e quinientos e cuarenta i ocho años antel
mui ilustre señor el licenciado Pedro de la Gasea, del consejo de S.
M. de la santa y jeneral inquisición, presidente destos reinos y
provincias del Perú por S. M. etc., y en presencia de mí Simón de
Álzate, escribano de S. M.y teniente de escribano mayor destos rei-
nos de la Nueva Castilla e de los testigosyuso escriptos, pareció
presente Pedro de Villagran en nombre del consejo, justicia y reji-
miento de la ciudad de Santiago del Nuevo Estremo de las provin-
cias de Chile y por virtud de su poder que firesentó, i presentó
un escrito de pedimento su thenor del cual dicho poder i escrito
uno en pos de otro es este que se sigue.— Testigos que fueron pre-
sentes a la presentación ddlo: el Reverendísimo señor Arzobispo
de los Reyes i el jeneral Pedro de Hinojosa y el mariscal Alonso de
Alvarado i el capitán Lorenzo de Aldana.
"Mui ilustrísimo señor. — Pedro de Villagran, vecino y rejidor
^e la ciudad de Santiago del Nuevo Estremo, en nombre del cabil-
do justicia e rejimiento de la dicha ciudad por virtud de un poder
de que hago muestra ante vuestra señoría e digo que ansí que la
relación y plática que en el dicho cabildo y rejimiento tuve como
por su especial poder que tengo y pos^o noticia y esperiencia que
de aquella tierra como tal vecino rejidor e conquistador he visto y
136 ESTUDIOS HISTÓRICOS
tomó e recibió juramento en forma de derecho, e habienda
jurado prometió de decir verdad, e siendo monestado que
la diga;
Fué preguntado que si sabe qué provisiones tenia Pero
por los servicios que a S. M. ha hecho el capitán Pedro de Valdi-
via en su penosa industria e trabajo y grandes gastos y espensas
que ha tenido y distribuido ansi en el dicho descubrimiento como
en la población y pacificación de aquellas tierras y porque para
aumento dellas conviene que vuestra señoría entoda brevedad pues
con acertada causa y retitud le ha proveido y nombrado en nom-
bre de S. M. por gobernador de aquellas partes; lo despache y
compela e mande que va^'-a luego porque de su persona hai muí
gran necesidad en aquellas dichas partes y si necesario f s en el di-
cho nombre ansi lo suplico a vuestra señoría selo mande; pues de-
mas de lo dicho es gran servicio de Dios e de S. M. e bien de los
naturales quel dicho gobernador sea brevemente despachado por
ques persona que tiene entendido y conocido los méritos de los es-
pañoles que allá residen y los servicios que a S. M. han hecho ansi
en las conquistas y sustentación de aquella tierra como en las po-
blaciones y descubrimientos della y les gratificará conforme a las
cualidades de sus personas y a los trabajos y servicios que han he-
cho y vuestra señoría ansí se lo mandará porque mandándoselo
tenga especial cuidado dello.
''Otro si en nombre de los dichos mis partes suplico a vuestra
señoría sea servido de proveher y hacer a aquel reino las mercedes
siguientes:
"Primeramente pues se vee por ispiriencia quelos indios y aun-
que sea en estas partes donde son muchos, cada día vienen a me-
nos y se disminuyen, lo cual es causa no ser los indios perpetua-
mente encomendados enlas personas en quien se encomiendan, y
pues esto acá es ansi cuanto con mas razón lo será en aquel Nuevo
Estrerao donde los dichos indios son tan pocos que a no tenerse
gran vijilancia en su conservación se menoscabaran del todo en
mui breve tiempo; por tanto conviene mucho al servicio de Dios y
de S. M. y sustentación de los dichos indios e conquistadores de
aquellas partes vuestra señoría les haga merced en nombre de
S. M. de la perpetuidad dellos y ansí lo suplico a vuestra se—
ñoi í.'i.
"ítem, pues en aquellas tierras las herramientas y todo lo de-
mas con que el oro se saca y descubre es tan costoso que muchas
veces cuesta mas la herramienta que el provecho, lo cual es causa
ser las partes tan lejanas y remotas deacá que no les va cosa sino
«
PROCESO DB PEDRO DE VALDIVIA 137
Sancho de S. M.— Dijo que para el juramento que tiene fe-
cho, que este testigo vicio dos provisiones, e lo que en ellas
con raui gran trabajo: por tanto será gran bien y merced el que
vuestra señoría les hará en que mande que no se pague a S. M.
mas del diezmo de que se sacare a donde está el estremo donde está
aquella tierra o ya que en otras partes nuevas donde no se saca
con tanto trabajo S. M. ha hecho las mismas mercedes.
i'Item porque todos los vecinos, conquistadores y pobladores
de aquellas partes están pobres y gastados en tal manera que no
pueden rehacerse de sus necesidades tan presto, sea vuestra seño-
ría servido de mandar que por ninguna debda como nosea delito
ni que descienda del no se les pueda hacer ejecución en sus perso-
nas, armas, caballos, ropa de su vestir, esclavo de su servicio, ca-
sas, estancias ni chácaras sino que paguen de los demás bienes que
to hieren guardándoles los susodichos y no llegándoles a ellos.
"ítem, porque aquella cibdad de Santiago del Nuevo Estremo
está mui pobre y no tiene propios algunos de ningún jénero, sea
vuestra señoría servido para propios della en nombre de S. M. de
les hacer merced de las penas de Cámara y fisco de S. M. los cuales
tenga por propios y en el entretanto que S. M. de otra cosa sea
servido.
"ítem, pues todas las ciudades de los Reinos y señoríos deS. M.
como lo es aquella tierra tienen por propios los pregoneros, vues-
tra señoría sea servido de dar a aquella ciudad por propios para
ella la renta de la pregonería.
"Itera, asi mesmo se a vuestra señoría servido de hacer merced
a aquella dicha cibdad de la cárcel pública y los derechos del al-
calde della, el cual paga la dicha cibdad sean della y no del algua-
cil della alguno.
"Las cuales dichas cosas y cada una dellas suplico a vuestra se-
ñoría entienda el universal bien y merced que a todos los conquis-
tadores y descubridores y pobladores de aquella tierra y a cada
uno en particular se hará en concederles vuestra señoría estas mer-
cedes y en ello la majestad sobretodo será mui servida. — Pedro de
Villagrati.
"E presentado, su señoría dijo que lo verá y proveherá lo que
mas convenga al servicio de S. M. Testigos los dichos.
"E yo Simón de Álzate, escribano de sus majestades susodicho
presente fui a lo que dicho es y de mandamiento de su señoría lo
escribí y por ende fice aquí este mi signo que es a tal en testimo-
nio de verdad.- Simón de Álzate, escribano de S. M. — Hai un
signon.
138 ESTUDIOS HISTÓRICOS
se contenia a lo que este testigo se acuerda, en la una decía
que S. M. le hacia merced en lo que descubriese e poblase,
pasadas las gobernaciones del marqués don Francisco Pi-
zarro e de don Diego de Almagro, e Camargo, del otro lado
del estrecho hasta tanto que S. M. fuese informado pudiese
ser gobernador de aquella tierra, i en la otra porque si pre-
feria con ciertos navios e jente a su costa de descubrir islas
e puertos en esta mar del sur, e pasados las dichas goberna-
ciones, como no fuese en parajes dellas,sino de la otra parte
del estrecho, le hacia justicia mayor, e gobernador y capi-
tán jeneral de aquella tierra hasta tanto que S. M. fuese
informado a lo que se acuerda, i que no sabe de otras nin-
gunas provisiones, e que lo que ha dicho es la verdad para
el juramento que hizo, e firmólo. — Pedro de Villagran. —
El licenciado Gasea. — Ante mí, Simón de Álzate^ escribano
de S. M.
SENTENCIA.
En la cibdad de los Reyes en diez e nueve dias del mes de
noviembre de mili e quinientos e cuarenta e ocho años, el
mui ilustre señor licenciado Pero de la Gasea, del Consejo
de S. M., de la Santa y Jeneral Inquisición y presidente des-
tos reinos e provincias del Perú por Su Majestad etc., por
ante mí Simón de Álzate, escribano de S. M. e de los testi-
gos de yuso escriptos, su señoría de dicho señor presidente
dijo que mandaba e mandó a Pero de Valdivia gobernador
e capitán jeneral por S. M. de las provincias de Chile, que
no converse inhonestamente con Inés Suárez, ni viva con
ella en una casa, ni entre ni esté con ella en lugar sospecho-
so, sino que en esto de aquí adelante de tal manera se haya
que cese toda siniestra sospecha de que entre ellos haya
carnal participación, e que dentro de seis meses primeros
•siguientes después que llegase a la ciudad de Santiago de
las provincias de Chile, la case o envíe a estas provincias
del Perú para que en ellas viva o se vaya a España o a
otras partes, donde ella mas quisiere.
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 139
Ítem, que de los indios que la dicha InesSuárez tiene, dis-
ponga e provea a los conquistadores de las dichas provin-
cias de la forma e manera que con él está ordenad o. i
ítem, que imitando la clemencia de que nuestro rei señor
natural ha usado y usa con los que en estas partes le han
deservido en las alteraciones pasadas, perdone todos i cua-
lesquier delitos cuanto a lo criminal que contra él se hayan
cometido en las dichas provincias de Chile por los españo-
les que en ella hasta agora han estado, e que por razón de
los dichos delitos en lo criminal por lo que a él toca, contra
ninguno de ellos no proceda en juicio ni fuera del, e que le
encargaba y encargó contra ninguno dellos tenga rencor
j| ni malquerencia por cosa de lo pasado, ni dello tome ven-
ganza ni por ello deje de remunerar los trabajos que los di-
chos españoles en el descubrimiento e conquista e sustenta-
ción de aquella tierra han pasado, sino que los ame e tenga
aquella afición que los superiores, que como buenos padres
aman a sus subditos, le suelen tener, como de la bondad y
nobleza de ánimo del dicho gobernador se espera y se confia
que lo hará, pues los muchos trabajos de que él y ellos han
sido compañeros en aquella tierra por servir a Dios e a su
rei,e hacer lo que como buenos y honrosos eran obligados,
le obliga a ello, e pues ya que alguno de los dichos españo-
les hayan mostrado alguna voluntad de allegarse a Pero
Sancho y salir del gobierno de Pero de Valdivia, les ha da-
do alguna ocasión a ello a entender quel dicho Valdivia, no
tenia provisión de S. M. para la dicha gobernación, la cual
dicha ocasión ya de aquí adelante ha de cesar, e así todos
los dichos españoles le han de tener e tendrán el respeto e
acatamiento que a gobernador e jeneral de su rei deben.
^^m 1 Esta parte de la sentencia no se cumplió: Inés Suárez con-
^Krajo matrimonio con Rodrigo de Quiroga, uno de los mas distin-
guidos soldados de la conquista de Chile; pero conservó los indios
i las tierras que Valdivia le habia dado en repartición.
Véase sobre este punto el apéndice titulado Inés Suárez i doña
Marina Ortiz de Gaete.
140 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ítem, le mando que acabe de pagar a los particulares lo
que dellos ha tomado prestado dentro de un año después
que llegare a la dicha cibdad, e que de aquí adelante, pues
ya cesa la necesidad de socorros que hasta agora tenian por
llevar golpe de jente como agora lleva v cada dia irá a
aquellas provincias, no fatigue los españoles con emprésti-
tos pidiéndoles dinero ni otras cosas emprestadas, ecebto
no concurriendo tan gran necesidad para las cosas de la
conquista que no se pueda escusar.
ítem, que pues ya, bendito Dios, están estos reinos del
Perú sacados de la servidumbre e tiranía pasada e puestos
en liberta y que conviene para que cada dia dellos vaya
jente a las dichas provincias de Chile, dé licencia a los que
de aquellas provincias quisieren salir y venir a estas partes,
o a España o a otros señoríos de S. M. para que libremen-
te lo puedan hacer, no concurriendo cabsa bastante porque
no se le deba dar la dicha licencia.
ítem, que en la provisión de los repartimientos tenga
gran cuidado de proveer e mejorar a los españoles que con
él han conquistado, e poblado e ayudado a sustentar las
dos cibdades que en aquella provincia agora están, pues
allende de debérseles como a descubridores, conquistadores
e pobladores, se les debe por los muchos e grandes traba-
jos que en sustentar aquello que agora está de paz han pa-
decido, lo cual se espera ha de ser principio de descubri-
miento e conquista de grandes e ricas tierras de que en
aquella gobernación se tiene noticia, e por el clima en que
caen paresce que han de ser del temple, fertilidad e bondad
que es nuestra España, Italia e las otras partes que en el
clima que de la otra parte de la equinoxial corresponde al
de aquellas están.
ítem, que de aquí adelante tenga gran cuidado de mirar
los repartimentos que da, que sean tales quédelos tributos
dellos los españoles a quien los encomendase se puedan
mantener o aprovechar sin detrimento de la conservación
de los naturales, e sin vejación ni molestia.
ítem, e así fechos y encomendados los dichos reparti-
1
PROCESO DE PEDRO DE VALDIVIA 141
TTiientos, no quite a ninguno el repartimiento que le hubiere
encomendado sin ser vencido e sentenciado sobre ello, se-
gún e como S. M. por sus cédulas y ordenanzas lo manda,
ítem, que lo que ha sacado e tomado prestado de la caja
e hacienda de S. M. lo vuelva a ella, e lo ponga en el arca
de las tres llaves en poderdelosoficipxles reales lo mas breve
que pudiere, e que de aquí adelante en ninguna manera tome
de la dicha caja hacienda real, antes tenga gran cuidado de
que los oficiales tengan en ella gran recabdo, e que conti-
nuamente avise a S. M. y al abdiencia real destos reinos de
lo que cerca desto se hace, e lo que de dicha caja hubiere
para que visto, S. M. mande lo que se deba de hacer en la
remisión que de la dicha hacienda a estas partes e a Espa-
ña se deba hacer.
Lo cual todo juntamente con lo contenido en los capítu-
los de la instrucción que en Cuzco se le dieron, le mandó
cumpliese e mandase en todo e por todo como en ellos se
contiene, e como se confia de su bondad e celo que de servir
a Dios e a S. M. tiene, so incurrimiento de las penas que en
las instrucciones que S. M. da a los gobernadores e con-
quistadores suele e acostumbra poner, e lo firmó de su
nombre, siendo testigos el jeneral Pedro de Hinojosa y el
mariscal Alonso de Alvarado. — El licenciado Gasea. — Ante
mí, Simón de Álzate, escribano de S. M.
Luego incontinente, yo el dicho escribano en presencia de
su señoría del dicho señor presidente notifiqué lo susodicho
al dicho gobernador Pero de Valdivia, el cual dijo que está
presto de lo cumplir, e asi lo cumplirá e tenia pensado, aun-
que no se le mandara. — Testigos los dichos. — Simón de Ál-
zate, escribano de S. M.
Luego incontinenti el dicho gobernador Pero de Valdi-
via pidió a su señoría le mandase dar un treslado de lo que
asi le habia sido notificado; y su señoría mandó a mi el
dicho escribano se lo diese abtorizado en pública forma;
testigos los dichos. — Ante mí, Simón de Álzate, escribano
de S. M.
Y yo, Simón de Álzate, escribano de S. M. en los sus rei-
142 ESTUDIOS HISTÓRICOS
nos e señoríos susodicho en uno con su señoría del señor
presidente, presente fui a lo que dicho es, v de su manda-
miento lo hice sacar del orijinal que en mi poder queda, y
va escrito en cuarenta y seis hojas con ésta en que va mi
signo, e va cierto e verdadero, e lo hice escribir, y por ende
hice aqueste mió signo ques atal. En.testimonio de verdad.
— Hai un signo, Simón de Álzate, escribano de S. M. — El
licenciado Gasea.
MíimiiMmiimiiíifflMmíi«.iiM^^
DOCUMENTOS
RELATIVOS A PKDRO DE VALDIVIA
I
Relación del licenciado Pedro de la Gasca al Consejo
DE Indias sobre la campaña de pacificación del Pe-
rú '" FECHADA EN EL CuZCO EL 7 DE MAYO DE 1548.
Muí ilustres y muí magníficos señores:
Desde Andalaguaylas en 7 de marzo próximo pasado
hice relación de todo lo subcedido hasta entonces e del es-
1 Véase lo que acerca de estos documentos hemos dicho en la
pajina 18 i siguientes de la introducción de este libro.
2 Esta es la primera carta de La Gasca al consejo de Indias en
que habla estensamente de los servicios de Pedro de Valdivia Sin
embargo, en otra anterior fechada en Andaguaylas el 9 de marzo
de 1548, anuncia en estos términos la llegada de este caudillo al
cuartel jeneral:
'*P2n 24 de febrero llegó aquí Pedro de Valdivia con siete o ocho
de caballo, el cual, según dice, supo en Chile como yo, por manda-
do de S. M. habia llegado a Panamá, e^uego determinó de me ir a
buscar allá;e llegando cincuenta o sea sesenta leguas mas arriba de
Arequipa, supo como yo estaba en Jauja, e que Lima estaba por
S. M. E desde allí me escribió con un criado, el cual no ha llegado,
porque aquel Espinosa, según dicen aquellos dos soldados que de
allíhu\eron, que ya son llegados a este real, le tomó allí e quitó
una bestia que traia. E Valdivia siguió por la mar su camino has-
ta Lima, donde con toda priesa se puso a punto, e con ella se par-
tió y ha venido aquí.
"Muestra gran deseo de servir en esta jornada, e hase tenida
14-A ESTUDIOS HISTÓRICOS
tado eQ que quedaban los negocios, conforme a la duplica-
da que en este pliego torno a enviar, e envié algunas car-
tas y escripturas de que en ella se hace mención, de las
cuales torno a enviar copia de la carta que me escribió
Francisco de Carvajal, maestre de campo de Gonzalo Piza-
rro, con la copia de otra que tomando ocasión de aquella
e de otra que Gonzalo Pizarro escribió a un Francisco Mu-
ñoz, lescribí, e de la que él escrebió al dicho Francisco Mu-
ñoz, e copia de una carta que Francisco de Carvajal escre-
bió a Gonzalo Pizarro cerca de la corona con que en breve
decia que le habian de coronar.
Torno asimismo a enviar la información que hobo para
enviar a Diego Garcia Paredes preso ante US. con la rela-
ción de su negocio.
En 9 del dicho marzo e 10 salió todo lo mas del campo
de Andaguaylas; e conéleljeneral, y en 11 salimos ios obis-
pos de Lima e Quito e yo, e Benalca:íar e Diego Centeno e
por acertamiento su venida, por ser persona de dilijencia y espe-
riencia y ánimo, e de quien en las cosas de la guerra se tiene en es-
ta tierra crédito, e que fué maestre de campo en la batalla de las
Salinas, e así por este conecto que del se tiene, como porque pa-
resce a la jente que dándole la conquista de Chile, llevará allá mn-
cha de la que aquí hai, se ha alegrado con su venida."
La Gasea no da en este lugar los nombres de los soldados que
iban de Chile en compañía de Valdivia para ayudarlo en la empre-
sa que lo llevaba al Perú; pero los ha consignado el cronista Diego
Fernández en su Historia del Perú, part. I, lib. 11, cap. LXXXV,
fol. 129 vuelto. Eran los siguientes: Jerónimo de Alderete, Gaspar
de Villarroel, Juan de Cept?da, capitán Jofré, Luis de Toledo, don
Antonio Beltran, Diego Garcia de Cáceres, Vicencio del Monte,
Diego de Oro i el secretario de Valdivia, Juan de Cardería.
En 1870 se publicó en Lima un volumen de 196 pajinas en 4^
que lleva por título ^'Relación de todo lo sucedido en la provincia
del Perú desde que Blasco Nuñez Vela fué enviado a ser visorey
della, que se embarcó a 1^ de noviembre de MXLIIIS^ Esta rela-
ción anónima, contemporánea de los sucesos que refiere, es eviden-
temente un fragmento muí interesante de una crónica de la con-
- quista del Perú i de las guerras civiles de sus conquistadores, i no
I
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 145
lo mas de los que habían quedado; e para sacar e dar avia-
miento al resto quedó el mariscal Alonso de AlvaradOjC con
él Pedro de Valdivia pues hobo dificultad en haber indios
para las cargas, que con dejar allí muchas dellas e ir mui a
la lijera todos no podiamos tener recabdo para partirnos
todos juntos.
En 18 del mesmo llegamos a Abancay, donde supimos
que Gonzalo Pizarro se estaba en el Cuzco e habia fecho
dar garrote a un Andrés Enamorado, vecino de aquella
cibdad, porque le tuvo por sospechoso de quererse venir a
servir a S. M. e que lo mismo habia fecho a otros de quien
tenia la misma sospecha.
Luego que allí llegamos enviamos al capitán Alonso Pa-
lomino e a Pedro Alonso Carrasco, vecino del Cuzco, a jun-
tar materiales para la puente que suele haber sobre Apori-
ma, en el camino real para el Cuzco, e a Lope Martin e a
■es imposible que sea una porción de la crónica de Cieza de León,
de la cual sólo se publicó en vida del autor la primera parte, que
era una descripción jeográfica del Perú. En la pajina 169 de esta
relación refiere el arribo de Valdivia al campamento de Andahuai-
las. Dice con este motivo "que los soldados españoles deploraban
mucho el descalabro de Diego Centeno en Guarina, y decían que
solo el saber de aquel hombre (Francisco de Carvajal) los habia
vencido, e deseaban mucho tener allí al capitán Pedro de Valdivia,
que estaba en Chile, aquel que fué maestre de campo en la batalla
de las Salinas, como en otra parte hemos dicho, porque sabia tan-
to en el militar arte como Francisco de Carvajal. E no muchos
días después que esto se platicaba, que parece que Dios ansí lo
ordenó, vino nueva que el capitán Pedro de Valdivia habia lle-
gado de la ciudad de los Reyes, y en desembarcando que supo del
presidente, luego se aderezó de guerra con sus criados e amigos y
se vino para él I con estas necesidades estuvo allí el real hasta
que llegaron Diego Centeno y Pedro de Valdivia, en los cuales se
holgó mucho el presidente y todo el campo, que muchos deseaban
su venida, y se hicieron grandes fiestas, juegos de caña ysortija. E
luego el presidente hizo a Pedro de Valdivia del consejode guerra,
y (éste) administró el campo de allí adelante en compañía del ma-
riscal (Alonso de Alvarado) y del jeneral Pedro de íTinojosa."
TOMO VJI 11
146 ESTUDIOS HISTÓRICOS
un Francisco Pina a hacer lo mismo para hacerla en Cata-
bamba, e a Juan Jullio e a Antonio de Quiñones para la de
Guacachaca, e a don Pedro Portocarreroe Tomas Vázquez,
todos vecinos del Cuzco, para la de Hacha, que son todos
puentes sobre el mismo rio, porque nos paresció que era
bien tener a punto los materiales e cosas necesarias para fa-
cer lo que mas conviniesse, según lo que entendiéssemos de
los designos de los enemigos, de los cuales temamos nue-
vas, unas veces que nos querian dar lado por los Andes a
salir hacia Guamanga, e para esto convenia pasar por lo
del camino real, e otras veces que querian huir hacia el Co-
llao; e para salirles al encuentro convenia ir por la de Ha-
cha, que es casi 20 leguas de la del camino real.
E asimismo se proveyó de personas por toda la ribera de
Aporima, para que tomasen los cestos e las balsas por don-
de los indios pasaban, porque puente fecho no lo habia en
todo aquel rio para que ninguno pudiese pasar de la otra
parte a donde nosotros estábamos a saber aviso del cam-
po ni pudiese pasar al Cuzco persona que le diese a los ene-
gos, e el que pasase fuesse por nuestra mano para tenerla
dellos. En esto se puso tanta dilijencia que los enemigos
nunca pudieron saber qué hacíamos ni dónde estábamos,
mas de sospechar questábamos cerca; pues vian los espias
que sobre el rio tenian como aderezábamos por todas par-
tes para hacer puentes, que fué cosa que segund después se
ha sabido, que mucho los desatinó e puso en gran cuidado
de saber el camino que queriamos llevar, lo cual, como di-
go, nunca pudieron saber.
E proveyóse asimismo que desde Guamanga se en viassen
indios con algún español a estar sobre Aporima en la parte
adonde los enemigos habian de facer puentes, para poder
salir por el camino de los montes, para que impidiessen el
hacerse la dicha puente e a toda dilijencia nos diessen aviso
si los enemigos allí llegasseneintentassen facer aquella puen-
te para que pudiéssemos enviar e impedillo.
En 24 del mismo partimos de Abancay dejando en la
puente de Aporima a Pedro Alonso Carrasco con 4 o 5 es-
D0CUME3NT0S RELATIVOS A VALDIVIA 147
pañoles e algunos indios para que continuamente hiciesen
indicación de continuar la obra de la puente; a fin que los
enemigos, creyendo que habiamos de pasar por allí, descui-
dassen de ir o enviar a impedirnos de pasar por las otras
puentes; e nopodimos partir antes de Abancay, así por po-
ner en orden la jente, como po^ entender algo de los desig-
nos de los enemigos para que, mejor entendidos aquellos,
pudiéssemosescojer el camino que debiamos llevar; e sabido
de cierto como se estaban en el Cuzco e informados de la gran
dificultad que había en poder ir por los montes, así por es-
tar tan cerrado un camino antiguo porque habían de ir to-
mando aquella derrota, como también por la gran falta
que de mantenimientos por allí tendrían e la dificultad que
había en el hacer la puente sobre Aporima, que antigua-
mente solía estar en aquel camino, paresció que la idea de-
llos por allí no se efectuaría, e que ya que a ello se determi-
nasse Gonzalo Pizarro le seguirían pocos ese perdería presto
tomando aquel camino, e que por donde mas jente le seguí-
ría e mas podría caminar e con mas daño de la tierra, era
yéndose por el CoUao; e que para salir al encuentro, en ca-
so que por allí se quisiesse ir, era mas conveniente tomar el
camino por entre ambos rios fasta el primero brazo de
Aporima.
E así nos partimos para el dicho brazo a 24 de marzo
con intención de tomar desde allí el camino de las otras
tres puentes que mas conviniesse, conforme a lo que de los
enemigos allí supiéssemos.
E otro día pasamos un despoblado farto frío y de nieve
en que mucha de la jente que iba a pie pasó farto trabajo e
se quedó sin podello pasar aquel día e otro adelante, pero
plugo a Dios que la segunda jornada venimos a un valle
caliente, donde con estos dos días, tornaron en sí, porque
ésta es la condición desta tierra, quQ como es tierra mui
alta, es mui fría en los altos, e como está en clima de suyo
tan caliente, en los valles es fuego.
Llegamos al dicho brazo primero de Aporima, en 29, don-
de se trató si se debía tomar desde allí el camino para la
148 ESTUDIOS HISTÓRICOS
puente de Hacha, porque parescia que aquel paso era el
mas seguro a causa que, ya que los enemigos acudiesen a
impedirnos el paso de la puente no nos impedirian el del
vado que hai por allí por ser mui en la cabeza del rio, e
cuando llegásemos cesarían las aguas y estarian mas bajo,
se podría vadear e también se decía que había mas comida
por allí, e de otra parte considerado el mas largo camino
que por allí había e los despoblados fríos e de nieve que yen-
do por aquel camino se habían de pasar e cuan cansada e
fatigada venia la jente, parescia que convenia tomar el pa-
so por Cotabamba que estaba cinco leguas deste brazo.
E ansí este mesmo día se enviaron Valdivia e Grabiel de
Rojas e Diego de Mora e Francisco Hernández a ver la dis-
posición que en la salida de aquella puente había, e subida
de la sierra que pasaba la puente estaba, por entender el
daño que los enemigos nos podían hacer ya que víniessen
a impedirnos.
Los cuales volvieron otro dia y dijeron que les parescia
se debía ir por Cotabamba, porque la subida de la sierra
era buena e que legua y media de la puente cerca de lo alto
de la sierra había agua e sitio fuerte donde asentarse el
real, que desde allí fácilmente se podía tomar la cumbre sin
que lo pudiessen impedir los enemigos.
Con este parescer escrebimos a Lope Martín que sedíesse
mucha priessa a aparejar los materiales para aquella puen-
te e que esto lo hiciesse sin bullicio e secreto, e que porque
los enemigos no sintiessen antes de tiempo lo que se hacia,
no echasse las crisnejas, que son guirnaldas gruesas de
mimbres, sobre qué en esta tierra se arman las puentes, has-
ta que nosotros nos acercássemos mas a la puente.
Escrebimos asimismo a todos los que estaban en las otras
puentes que hiciessen gran demostración e publicidad de
querer hacellas, e que dende a un dia o dos que esto huvie-
ssen hecho se víniessen a nosotros porque queríamos passar
por Cotabamba, e que ciertas crisnejas e otros materiales
que a la puente de Aporima se habían aderezado, se que-
masen porque si los enemigos quisiessen dar lado por allí
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 149
no hallassen aparejo para hacer enbreve la puente, e pa-
ssarsenos antes que pudiessemos acudir a ellos.
En 31 Pero Alonso Carrasco me envió desde Aporima
las dos cédulas que con ésta envió de Gonzalo Pizarro, en
que decia que perdonaba a todos los que se le habían hui-
do e le habian sido contrarios v prometiade les volver sus
indios con que se fucssen a él antes que entre él y el ejército
de S. M. huviesse contienda de batalla, las cuales cédulas
él habia enviado con un indio a Pero Alonso Carrasco e a
los otros que estaban allí entendiendo en hacer demostra-
ción de hacer aquella puente, e creyendo que estaba allí el
capitán Palomino e su compañía.
E a 1*^ de abril, habiendo oido missa y estando todos pa-
ra partirnos, recebimos una carta de Lope Martin, hecha
del día antes, en que decia que tenia ya echadas tres crisne-
jas; i pesónos porque parescia que se habia adelantado e
que podrían saberlo los enemigos e tener tiempo para ve-
nir a impedirnos el passo.
Partíraosnos luego apriesa, y enviamos delante a Valdi-
via y al capitán Palomino con alguna jente que fuessen a
la lijera a dar priessa en la puente e a guardarla que no la
quemassen los enemigos, e que para ello con balsas pasa-
ssen de la otra parte del rio aquel dia, porque la noche pu-
diessen estar de la otra parte a hacer la dicha guarda.
El mesmo dia, llegando cerca de donde el campo se habia
de asentar e dormir aquella noche, me dieron una carta del
provincial de la orden de Santo Domingo que con Lope
Martin estaba ayudando en la puente con los indios que
allí cerca la orden tiene, en que escrebia como la noche an-
tes al amanecer habian llegado tres espias que Gonzalo Pi-
zarro traia por la otra parte del rio con indios e habian
echado fuego en las crisnejas y se habian quemados las dos.
Recebí pena no solo por la quema dellas, pero por creer que
luego seria avisado Gonzalo Pizrrro e nos enviaria e empe-
dir el passo e aun el nacer de la puente, de que no solo se se-
guiría trabajo del camino e peligro, pero aun nos podría
150 ESTUDIOS HISTÓRICOS
por ventura necesitar a dejar aquel camino e tomar el otro
trabajoso de Hacha.
E entendiendo quel remedio estaba en la brevedad e dili-
jencia de hacer la puente y passar por ella, se partió el je-
neral con los capitanes Meneses e Mejia e sus compañías e
otra jente a ayudar a hacer la puente e a defender que los
enemigos no llegassen a ella ya que viniessen, e Grabiel de
Rojas con la artillería ansi para assentar alguna della des-
ta parte e ayudar a defender que no llegassen los enemigos
a la puente como para ayudarla a hacer con los indios de
la artilleria.
E pareciéndome que yendo yO se daria alguna mas prie-
ssa, determiné de ir e por escusar la ida de mas jente, que
no podia aprovechar de mas de estorbar el hacer de la
puente me salí con el jeneral dando a entender que iba para
volverme al real, e solo di de ello parte al mariscal, el cual
quedaba para llevar el campo. Pero los obispos de Lima
y Quito y otros lo entendieron y nos siguieron.
E porque nos anocheció legua y media de la puente en
una bajada de una cuesta mui agria e por donde no se po-
dia caminar cabalgando, dado que casi una legua fuimos
de noche a pié e con gran trabajo no podiamos llegar a la
puente, los obispos ni mucha otra jente que íbamos, es-
cepto el jeneral i Herhan Mejia que con alguna jente llega-
ron allá, los cuales e Valdivia e Palomino que hablan he-
cho passar algunos a nado y en una balsilla el rio, defen-
dieron disparando arcabuces toda la noche que no que-
massen la crisneja que quedaba e derribassen parte del pi-
lar sobre que se habia de armar la puente, unos cuantos
de Gonzalo Pi^arro que vinieron aquella mañana, antes
que amaneciesse a hacerlo.
En saliendo la luna tomamos el camino los capitanes
don Baltassar de Castilla e Martin de Robles e yo, e llega-
mos en amaneciendo a la puente en la que se dio gran prie-
sa e se echaron aquel dia cuatro crisnejas e pasaron con
una balsilla tirando la jente de dos sogas a que estaba ata-
da de una parte y de la otra del rio, el jeneral, los otros
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 151
capitanes con cerca de doscientas arcabuceros, e por el rio
con harto trabajo se passó cantidad de caballos porque la
entrada era tan mala que para echarlos en el rio era me-
nester despeñarlos.
Enviáronse aquel dia a lo alto de la sierra por una par-
te a don Baltassar de Castilla e por otra a don Joan de
Sandoval con algunos arcabuceros a reconoscer lo que ha-
bia, e no vieron ni hallaron mas de los espias e indios que
Gonzalo Pizarro en aquellos altos tenia, porque aunque
luego el dia antes que se quemaran las crisnejas los espias
le avisaron, estaba en el Cuzco nueve leguas de allí, e no
habia tenido tiempo de venir ni enviar sobre la puente.
Aquella noche el jeneral con los capitanes e jente que
de la otra parte habían pasado, guardó la puente, e de
la otra la guardó Valdivia y Grabiel de Rojas, e para
ello se pusieron e assestaron tiros hacia un lado e a otro
della.
En 3 de abril se continuó la priessa de la puente, de ma-
nera que a las dos del dia estaban echadas todas seis cris-
nejas e tiradas e tejida la puente de manera que pudo em-
pezar a pasar por ella la jente. E asimismo aquel dia se
entendió en continuar a pasar caballos por el vado, por-
que a cabsa que la puente no se deshiciese no pasaron por
ella, e ansi passé por ella gran golpe. E ya tarde una hora
antes de puesto el sol, el jeneral con todos los que habian
pasado por la balsa e por la puente paresció que yo debia
de subir a tomar el puente e agua que estaba cerca de la
cumbre de la sierra y ansi se hizo.
Corrieron aquel dia el capitán Alonso de Mendoza e Lo-
pe Martin con 20 hombres de caballo e don Joan de San-
doval a pie con 10 o 12 arcabuceros; y en lo alto de la sie-
rra encontraron con Joan de Acosta, al cual, luego que
Gonzalo Pizarro en el Cuzco recibió la nueva que le envia-
ron los que quemaron la puente de cómo la haciamos por
Cotabamba, envió con 120 arcabuceros e 30 hombres de
caballo para que caminassen a toda dilijencia, e viniessen
a quemar la puente e derribar el pilar e defender que no se
152 ESTUDIOS HISTÓRICOS
hiciesse, y hacer daño a los que de nosotros hobiesen pa-
sado; y él a toda priessa salió del Cuzco coa intento de les
ir a hacer espaldcis e se puso en Jaquijaguana, cinco leguas
del Cuzco, hacia la puente por do veniamos.
E como Joan de Acosta descubrió nuestros corredores,
dejó su jente en celada; e adelantándose con cinco o seis de
a caballo, e llegando cerca dellos mostró que se retraia por
meterlos en la celada, como fuera sino que Joan Núñez de
Prado, natural de Badajoz, de quien se tenia noticia dias
habia que se deseaba venir a servir a S. M., venia con
el dicho Acosta e puso las piernas a su caballo, e pasóse a
nuestros corredores e avisóles déla jente que Acosta tenia
e como estaba en celada.
E asi él y ellos se fueron retrayendo; e Acosta e los suyos
los siguieron hasta meterlos en el fuerte que ya el jeneral
tenia tomado cerca de la cumbre.
E sintiendo Acosta o sospechando que habia jente allí cer-
ca, hizo alto ya noche, e se retiró e envió a Gonzalo Piza-
rro que le enviasse mas jente.
Aquella noche el mariscal pasó la puente con golpe de
jente e la estuvo guardando, porque podian venir los ene-
migos a quemarla e deshacer el pilar por otros caminos sin
encontrar con el jeneral e los otros que estaban arriba. E
también Grabiel de Rojas estuvo en guarda con los otros
tiros como la noche pasada.
E fué tanta la priessa que aquella noche a passar se dio
la jente, que la ladearon tanto que a la mañana hobo nece-
sidad de quitar todos los barrotes que la atravesaban e te-
jian e las sogas con que se ataban para poder tirar las
crisnejas y endrezarla, que no poca pena me dio por el peli-
gro que parecia que corrian el jeneral y los que con ellos es-
taban, no yéndose a juntar con ellos masjente si acaso Gon-
zalo Pizarro viniese con todo su campo sobre ellos.
Dióse este dia, 4 de abril, gran priessa en tornar a ade-
rezar la puente e pasar caballos por el rio, ea medio dia es-
taba aderezada, e a dilijencias pasó mucha jente con la
cual el obispo de los Reyes e yo nos partimos arriba e lie-
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 153
gamos al fuerte donde estaba eljeneral al tiempo que alza-
ba el real para subir e ponerse en lo alto de la tierra, e an-
sí se hizo e se assentó aquella noche en lo alto e toda ella
estuvo tan en orden como si se hubiera de dar batalla.
Aquel dia corrieron los mesmos Alonzo de Mendoza e
Lope Martin y encontraron a Joan de la Torre, capitán de
Gonzalo Pizarro, e a Pedro Martin con veinte hombres de
caballo; y entendiendo los nuestros que estaba detras dellos
Acosta en celada, hicieron alto en un fuerte donde Joan de
la Torre e Pedro Martin con sus 20 hombres les acometie-
ron diversas veces, e los nuestros los retraían e se volvían
luego a su fuerte., E de esta manera estuvieron hasta bien
tarde, que viendo los enemigos que no los podian meter
en la celada, salieron todos sobre los nuestros, los cua-
les se recojieron a nosotros sin recebir daño.
En 5 fueron a correr el campo los capitanes Diego Cente-
no e don Pedro de Cabrera con 100 hombres, la mitad de
caballo e la otra mitad de arcabuceros encabalgados; en-
viáronse tantos corredores porque Joan Núñez de Prado,
e otros que aquellos dias se hablan pasado a nosotros, de-
cían que convenia que fuesen en número, porque muchos de
los que venian con los corredores de Gonzalo Pizarro de-
seaban venirse a nosotros, e no osaban hacerlo viendo po-
cos corredores a quien se acojer.
Nuestros corredores descubrieron a Joan de Acosta que
venia con 300 hombres e mucho número de indios, que ha-
cían bulto de mas de mil hombres, e ansí creyeron luego que
los vieron, que venia Gonzalo Pizarro con todo su campo a
dar en nosotros, e ansí nos enviaron a decir.
E sin embargo que faltaban el mariscal que había queda-
do a la puente a hacer pasar la jente e traerla delante, e
casi la mitad de la jente queno era llegada e la artilleiia que
ansimesmo aun se estaba en la puente, eljeneral y todos los
que allí estaban con mucho ánimo e alegría se pussieron a
punto, e por el camino donde había de bajar la jente de
Gonzalo Pizarro se pusso Pablo de Menesesenunos barran-
154 ESTUDIOS HISTÓRICOS
eos que allí estaban con su compañía, que era de 140 arca-
buceros.
E luego a toda dilijencia se envió a llamar al mariscal pa-
ra que viniese con toda la jente e a Grabiel de Rojas con la
artilleria e a Juan Alonso de Badajoz, vecino de Guaraanga
e naturalMe^Badajoz, con las municiones, porque por mie-
do que al pasar del artilleria e municiones no se ladease la
puente antes de pasar la jente, habia quedado a la pos-
tre.
E ansimismo se envió a decir a nuestros corredores que
se viniessen retrayendo e recojiendo a nosotros; e ansi lo
hicieron, pero tan a paso que pudieron aguardar que los
enemigos llegassen tan cerca que conocieron que no venian
de 300 españoles arriba, e que los otros eran indios.
E conociendo esto hicieron alto en una parte fuerte e
aguardaron allí a Acosta e a su jente, e enviáronnos a de-
cir lo que pasaba, e que les enviásemos socorro, e auvsi se
les envió con Valdivia y el adelantado Benalcazar e Pa-
blo de Meneses y Hernán Mejia con jente de caballo e ar-
cabuceros.
E poco después de enviado nos tornaron a enviar a decir
Diego Centeno e don Pedro cómo los enemigos habian visto
nuestro campo e se habian retirado.
Luego aquella tarde llegó el mariscal con mucha de la
jente que atrás quedaba, e Grabiel de Rojas e Juan de Bada-
joz e los obispos de Quito e Cuzco.
En 6 nos estuvimos en el mesmo asiento juntando la jen-
te que habia quedado atrás.
Este dia corrieron el licenciado Carvajal y el capitán
Mercadillo con jente de a caballo e los capitanes Hernán
Mejia e Martin de Robles, e Francisco Dolmoscon número
de arcabuceros, i encontraron a Joan de la Torre, que con
poca jente venia a correr, e le siguieron hasta meterla en el
valle de Jaquijaguana.
Todos estos dias los corredores de Gonzalo Pizarro y en
especial este dia, se desmandaron a decir palabras desa-
catadas hasta responder a los nuestros que les decian que
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 155
se viniesen a servir al rey, eque si no lo hacían se perderían,
porque venia mucha pujanza en servicio de S. M., que ellos
tenían buen rey en el gobernador su señor, e que tomassen
acuestas al rey y al sacristán que enviaba, e otras palabras
mas sucias e deshonestas, e que si tanta pujanza traya,
que para qué querían que ellos se pasassen.
El 7 del mesmo partimos de lo alto e fuimos a hacer no-
che cuatro leguas de los enemigos.
Este día corrieron el capitán Juan de Saavedra con jen -
te de caballo y el capitán Pablo de Meneses con arcabuce-
ros, e la noche antes los enemigos habían puesto dos cela-
das poco adelante, donde nuestro campo se asentó este dia,
creyendo poder tomar nuestros corredores en medio de
ambas celadas; pero llegando cerca de ellas los nuestros lo
sospecharon e se detuvieron, e luego llegó un yanacona
que venia huyendo de los enemigos, en busca de su amo
que un dia antes se había pasado á nosotros, e avisó a
nuestros corredores de las dos celadas, en las cuales había
copia de jente, e venían por capitanes Acosta y el licencia-
do Cepeda y Diego Guillen y Joan de la Torre
E con esto los nuestros se detuvieron e nos lo hicieron
saber, e fuéel capitán Mejia con su compañía a socorrerlos,
e tras éste Valdivia.
En 8 caminamos con intento de parar aquel dia en cierto
sitio que estaba a una legua de los enemigos; e yendo cerca
del dieron al arma en la avanguardía, é así todo el campo
caminó apriessa creyendo que los enemigos venian cerca, é
era que nuestros corredores, que eran Diego de Mora con
jente de caballo, y Hernán Mejia con arcabuceros, habían
retraído a los suyos hasta ponerlos en un cerro alto que
estaba sobre su campo, e al mariscal y a Valdivia que iban
en la avanguardia, paresció que convenia tomarles aquel
cerro por descubrir mejor desde allí el sitio de los enemigos,
e ansí lo hicieron, que se lo tomaron a pusieron ellos en él.
Y estando nuestro campo alojándose y el jeneral e otros
de nosotros mirando ciertas quebradas por donde parescia
156 ESTUDIOS HISTÓRICOS
que el campo podría bajar a lo llano, nos enviaron a decir
el mariscal e Valdivia que les parescia que el campo se de-
bía mudar a un llano que mas adelante de aquel cerro es-
taba sobre los enemigos, e ansi, aunque la jente venia can-
sada, nos mudamos e pasamos allí donde nos liabian en-
viado a decir, e se asentó el real ya tarde.
De donde estaba el real de los enemigos aun no una le-
gua, en un sitio fuerte, porque tenia hacia un lado de noso-
tros la sierra mui inhiesta, e al otro lado un rio con una en-
trada e salida no buena, e junto al rio de la otra parte, cié-
nagas, e a las espaldas dos barrancos harto hondos que
iban desde la sierra hasta el rio, e delante un llano que ha-
cia el rio tenia algunas ciénagas.
E luego aquella noche antes de puesto el sol, los enemigos
hicieron muestra de nos acometer por dos partes, enviando
hasta cien hombres la sierra arriba por hacia la parte don-
de nosotros habíamos venido, e por otra otro golpe dejen-
te a pié e de caballo, que asimesmo subia hacia nuestro
real la sierra arriba, e tras éste venia todo su campo en un
escuadrón de pié e otro de caballo caminando por lo llano,
mostrando representarnos batalla.
E aunque paresció que no convenia salir a ellos con el
campo por venir la jente cansada e ser tan tarde, e la cues-
ta tan inhiesta, que no podia bajar el campo ta'i en orden
como convenia, pero paresció que se les debia hacer rostro
con alguna jente, e ansi se enviaron contra los primeros al
capitán Alonso de Pvíendoza con jente de a caballo, e a Par-
davé 1 con arcabuceros e a los otros que subian por la otra
parte delante de los escuadrones, al capitán Mercadillo con
jente de caballo e a los capitanes Pablo de Meneses y Her-
nán Mejia con arcabuceros, mandándoles que no bajasen a
1 El manuscrito no es bastante claro en este nombre, pero pa-
rece decir Pardavé. Es el capitán Valentín Pardavé o Pardaven de
que hablan Fernández, Herrera i otros cronistas de la conquista
del Perú.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 157
lo llano donde estaban los enemigos en orden, sino que so-
lamente echasen de la cuesta a los que por ella venian su-
biendo, e ansí lo hicieron y estuvieron hasta que yaanoche-
cia haciéndoles rostro, que se les envió a decir que se reco-
jiessen, e ansi lo hicieron e los enemigos que subian por la
cuesta se volvieron a juntar con el cuerpo que en el llano
quedaba, e fueron por el adelante apartándose de sus tol-
dos que creimos que se volvian a otro asiento que nos ha-
blan dicho que antes habia tenido, pero no fué ansi porque
a la mañana los hallamos donde antes estaban.
. Aquella noche el mariscal e Valdivia e yo acordamos que
otro dia de mañana ellos con los capitanes Pablo de Mene-
ses, Hernán Mejia e Palomino con sus compañias de arca-
buceros, mni de mañana bajasen a lo postrero de la sierra
a reconocer bien el sitio de los enemigos y el que nosotros
debíamos tomar en lo llano, e la parte por donde con mas
seguridad e mas ordenados podíamos bajar de la sierra, e
que entanto que esto ellos hacian,el jeneral pusiese en orden
y a punto el campo para que luego que enviassen a decir
que abajasse y por donde caminássemos, e comunicado con
el jeneral le páreselo lo mesmo.
En 9 mui de mañana, conforme a lo acordado, abajaron
el mariscal e Valdivia con Pablo de Meneses, Hernán Mejia
e Palomino, e hallaron muy cerca de nuestro real casi en lo
alto algunos de los enemigos que iban a descubrir y ver
nuestro realyjente, porque aunque hablan trabajado los
enemigos de tener lengua della, e para ello de haber algún
español o indio que les dijesse cuánta e quéjente traíamos,
nunca le hablan podido haber, e con la copia de corredores
que siempre iban delante de nuestro campo, nunca los su-^
yos hablan podido llegar tan cerca del que se pudiessen cer-
tificar de la cantidad de nuestra jente, e con esto e con re-
cabdo que en Aporima por todas partes se puso para que
no les pudiesse pasar aviso, estaban mui sin noticia cierta
de nuestro campo.
E para tenerla habia enviado Gonzalo Pizarro a dos clé-
rigos, el uno que tenia a cargo a su hijo e a otro del mar-
158 ESTUDIOS HISTÓRICOS
qués, y el otro que era capellán de Cepeda, so color de ha-
cerme requerimiento que deshiciesse el ejército e no le hicies-
se guerra hasta que S. M. fuese informado de cosas que le
enviaba a informar con Lorenzo de Aldana e Gómez de So-
lis; y estos clérigos llegaron a nosotros cuando estábamos
en lo alto de la sierra pasada la puente; e por entrar mas
de sobresalto en el real vinieron rodeando fuera de camino
aunque ellos dijeron que lo hablan hecho por haberle perdi-
do, e porque éstos no diessen aviso de nuestra jente e cosas
del campo, habia hecho con el obispo del Cuzco que los de-
tuviesse e llevasse a buen recabdo; e ansi no hablan podido»
tornar a darle de nosotros.
El mariscal y los que con él iban, llevaron delante a estos
enemigos que subian la cuesta e los retrajeron a un cabezo
que estaba lleno último de la sierra, de donde se descubría
el real de los enemigos e estaba dellos a tiro de falconete; e
aunque en el cerro estaba cantidad de arcabuceros de los
enemigos, los nuestros se íe ganaron desecharon del, e visto
bien el sitio e las partes por donde les pareció que nues-
tro campo podia bajar, enviáronnos a decir que abajáse-
mos. E ansi se empezó a hacer, porque el campo estaba a
punto para ello; e abajó tan en orden cuanto fué posible
por cuesta tan inhiesta como aquella.
Los enemigos empezaron a tirar con su artillería a los
nuestros que estaban en el cerro, e dispararon número de
veces, y aunque les pasaba por cima las pelotas, plugo a
Dios que no hicieron daño.
E llegando al campo amas de la mitad de la cuesta, llegó
Hernán Mejia con quien el mariscal e los que estaban en el
cerro enviaban a pedir la artillería para desde alli tirar a
los enemigos, diciendo que no solo les podian hacer mal por
estar aquel cerro como caballero encima dellos, pero que los
ocuparían para que sin impedimento suyo pudiéssemos mas
libremente bajar a lo llano, e ansí se les envió los cuatro
tiros mayores porque aquellos parecía que podía alcanzar
desde el cerro hasta los enemigos, e con ellos fué Grabiel de
Rojas, e los otros quedaron con el campo, e con ellos el te-
DOCUMENTOS KELATIVOS A VALDIVIA 159
niente de Gabriel de Rojas, porque aliende de parescer que
no convenía que el campo quedase sin artillería, eran tiros
que no podían alcanzar tanto, especialmente que iban car-
gados de perdigones para tirar desde cerca a los enemigos
cuando se viniese a romper.
Llevando el campo su caminóla cuesta abajo se entendió
que era tan agria aquella bajada en lo último della que no
podía abajar; e ansí vendóla a reconocer el general le pares-
ció, e por esto fué necesario torcer por la cuesta adelante
desviándonos de los enemigos, a bajar por otra parte e ir
por caminos tan angostos que no se pudo guardar orden, e
por esto se dio gran priessa a caminar porque ya que los
enemigos viniessen a nosotros estuviéssemos en lo llano e
puestos en orden cuando llegassen.
Desde el cabezo los cuatro tiros nuestros tiraron a los
enemigos con mucha priessa, porque Grabíel de Rojas lleva-
ba tan a punto las cosas del artillería que cada tiro llevaba
en su cajoncíllo sus pelotas apartadas, en otro sus cargas
hechas y puestas en papel; e con la dílijencía que en dispa-
rar se tuvo, e con matar un criado de Gonzalo Pizarro que
se estaba cabe él armándolo, e matar otro hombre y un ca-
ballo que ansímismo estaba allí junto, y la priessa que ha"
bia en caer pelotas entre la jente de los enemigos, hubo en
su orden alguna confusión, la cual ayudó a dar lugar para
que algunos que no estaban tan firmes con Gonzalo Pizarro
se le pudíessen empezar a huir, especialmente que los indios
que en mucha cantidad los enemigos tenían, huyeron muy a
furia e ayudaron a la confusión con su huida. Los tiros de
los enemigos, como he dicho, ningún daño hicieron, e por-
que los tenían algo apartados de sí e abajaban algunos de
los nuestros del cerro hacia ellos los retrajeron e metieron
entre sí.
Abajado nuestro campo a lo llano, se puso con gran
presteza en la orden que iba platicada, que fué que se hi-
ciese un escuadrón de infantería que llevaba trescientos
piqueros e cuatrocientos arcabuceros, los 250 en dos man-
gas que llevaban los capitanes Hernán Mejia e Juan Alón-
160 ESTUDIOS HISTÓRICOS
SO Palomino, e los demás en la frente del escuadrron po-
que como teníamos aviso que la jente de caballo de los ene
migos no pasaba de 200, páreselo que no liabia para que
gastar arcabuceros en enforrar dellos ^ este escuadrón por
los lados.
I en las espaldas deste escuadrón iba el jeneral con el
estandarte real e tres banderas de caballo, que serian 220
en buenos caballos, e medianamente armados, el cual con
ellos habia de hacer espaldas a este escuadrón de infante-
ría hasta que llegase a pelear, y entonces salir a dar en
la jente de a caballo de los enemigos que iba en su reta-
guardia.
Habia otro escuadrón de 200 piqueros e 300 arcabuce-
ros, los 60 en una manga que llevaba el capitán Pardavé,
e los otros iban en la frente y en el un lado,e donde la jente
de caballo de los enemigos podia venir a romper, porque
este escuadrón habia de dar por el lado al escuadrón de
infantería de los enemigos que era uno solo, e ansí deja-
ban el lado suyo que llevaba enforrado de arc:ibuceros
hacia la retaguardia de los enemigos, donde, como dicho es,
iba su jente de caballo según nos hablan dicho, en dos es-
cuadrones el uno de 120 y el otro de 80. E a las espaldas
deste nuestro escuadrón menor de infantería, iba otro de
caballos de 150 hombres, e por caudillo del el adelantado
Benalcazar, para que luego que este de infantería diesse
en el lado del de los enemigos, el de caballo rompiese con
el menor de caballo de los enemigos.
Iba el capitán Pablo de Meneses con los arcabuceros de
su compañía por sobresalientes.
Y el capitán Alonso de Mendoza quedó con su compa-
ñía, que eran cincuenta y tantos de caballo, que estuviesse
a un lado fuera de los escuadrones para acudir a la parte
que le pareciese que tenia mas necesidad.
1 En resguardar con ellos.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 161
Los siete tiros de artilleria que quedaron en el cuerpo
del campo se pusieron delante los escuadrones a mano de-
recha e los otros cuatro se bajaron del cabezo e quedaron
hacia la mano izquierda.
El mariscal quedó para correr a todas partes proveyen-
do lo que fuese necesario, e mandando en todo lo que se
debiesse hacer, e asimismo quedó Valdivia e el capitán Pe-
ña, e Segura, vecino de los (Charcas, para ayudante.
En esta orden se puso todo con mucha presteza, y por-
que la artilleria de los enemigos se nos habia acercado y
nos podia hacer daño e cojer donde estábamos, llegándose
en la dicha orden nuestro campo a los enemigos, se metió
en un bajo donde ningún daño del artilleria dellos se podia
rescibir.
Juntamente con esto, debajo de la guarda de los sobre-
salientes e de las dos mangas del escuadrón mayor e de la
compañia de Alonso de Mendoza, se sacó por entrambos
lados nuestra artillería, de manera que descubríalos e daba
en ellos, e la suya no lo podia hacer en nuestro campo por
estar, como digo, en bajo.
Luego que el campo bajó de la cuesta e se empezó a orde-
nar, llegó a nosotros Garcilaso y un su primo, con otros
que con él huyeron délos enemigos a nuestro campo, que
fué para ellos muí gran desmán.
E luego ansimismo les huyó el licenciado Cepeda e se vi-
no a nosotros, tras el cual salió Pero Martin e le alanzeó el
caballo, e si los nuestros no le socorrieran, también alan-
zeara al licenciado, pero como digo, socorriéronle y aun
mataron luego allí al Pero Martin.
También se nos vino un bachiller de los diez, gran secuaz
de Gonzalo Pizarro, e harto en las cosas pasadas metido.
E ansimismo se vinieron otro número dellos, é de los pos-
treros se vino Diego Guillen, capitán de arcabuceros de
Gonzalo Pizarro, e no menos metido en ellas, e con él vinie-
ron diez o doce arcabuceros de su compañía.
Sacado Garcilaso e su primo e los que con el vinieron e
algunos soldados que se hablan hallado en la de Guarina
TOMO VII 11
162 ESTUDIOS HISTÓRICOS
con Diego Centeno, todos los demás se cree vinieron mas
por temor de verse perdidos conociendo la pujanza de núes
tro campo e la buena orden del que no por acudir á la voz
de su rey, porque muchas otras veces se pudieron haber
huido, especialmente cuando iban por corredores; pero en
fin, se ha disimulado con ellos para no proceder a hacer
justicia dellos.
Garcilaso e todos los que se pasaron nos aconsejaban
que aquel dia no se diese batalla, sino que nos pusiésemos
en buena orden cerca del campo de Gonzalo Pizarro, que
con aquello él se desharia sin rotura, e aunque temí que
aquella noche huyese Gonzalo Pizarro, me páreselo que nos
detuviéssemos de darla por ver si se continuaba el venirse-
nos jente.
Pero como vio Gonzalo y su maestre de campo que se
les iba jente, procuraron de caminar en su orden hacia no-
sotros, e viendo esto los sobresalientes e mangas nuestras,
empezáronse a allegar a ellos y a disparar en ellos, e lo
mesmo hizo nuestra artillería e todo nuestro campo, con
paso bien consertado, y con entera determinación se llegó
a ellos.
E con solo esto se desbarataron los enemigos; y como
hombres perdidos e cortados e contra quien Dios peleaba,
unos se pusieron en huida, entre los cuales fué Francisco de
Carvajal, con el cual luego allí en una ciénaga cayó su ca-
ballo e lo prendió Martin de Almendras; e Gonzalo Pizarro
e otros sus capitanes, ni fueron ni para pelear ni para huir;
e ansí fué presso por Villavicencio, sarjento mayor de nues-
tro campo, con Joan de Acosta y el bachiller Guevara e
Francisco Maldonado, el cual fué a España, capitanes de
Gonzalo Pizarro, con otros muchos.
Presb Gonzalo Pizarro, me lo trajo el mariscal, e vino un
poco de tiempo tras mi con él para me le representar, e
porque yo andaba amonestando la jente que no se desorde-
nase hasta que del todo se reconosciese la victoria, porque
me páreselo que aun estaban algunos de los enemigos jun-
tos, y también porque no quise dar a entender a Gonzalo
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 163
Pizarro que en tanto se tenia su persona e presión como él
en su prosperidad creía. El cual diciéndole que S. M. había
preguntado que quién era aquel Gonzalo Pizarro, habia di-
cho que él le daria a entender quien era Gonzalo Pizarro,
e desde allí lo decia cada hora, según dicen, representando
lo mucho en que S. M. le habia de tener.
E cuando yo aguardé a que yo llegase, preguntó quedo
al mariscal si se apearía, el cual dijo que sí, dándole a en-
tender que no habia para qué preguntarlo vsino hacerlo, e
ansi se apeó e hizo su mesura.
Yo le quise consolar juntamente con representarle su ye-
rro, y él se mostró tan duro diciendo que él habia ganado
esta tierra, que me forzó a responderle áspero, porque rae
parescic que convenia satisfacer a tantos como nos oían, e
le dije que no bastaba andar fuera de la fideHdad que a su
rey debía, sino que aun le fuese ingrato, que habiendo dado
S. M. a su hermano lo que le dio y la mano con que a él e a
los otros sus hermanos les habia hecho ricos de muy po-
bres, e levantadolos del polvo, lo desconociese, especial-
mente que en el descubrimiento él no habia sido cosa, e que
su hermano que en él habia entendido, habia mostrado bien
cuan entendido tenia la merced e el bien que S. M. le habia
hecho, no solo mostrándose en su vida fiel a su rey como
lo fué mas aún acatado. E sin aguardar respuesta me vol- ?^,
vi al mariscal e le dije que le llevasse, e me fui, e le envié a ^
decir que la guarda del encomendasse al capitán Diego Cen-
teno, al cual encargué su buen tratamiento, e ansi se lo en-*
tregó.
E luego me trajo Valdivia a Francisco de Carvajal, maes-
tre de campo de Gonzalo Pizarro. y tan cercado de jentes
que del habían sido ofendidas, que le querían matar, que
apenas le pudo defender, el cual mostró que holgara que le
mataran allí, e ansi rogaba que dejasen a aquellos ma-
tarle. Entregósele en guarda a Villavícencio.
E ansí como los medios desta jornada puso Dios por
quien es e por los méritos del cathólico e santo ánimo que
S. M. tuvo para usar de benignidad con Gonzalo Pizarro e
164 ESTUDIOS HISTÓKICOS
los de su rebelión, ansí de su bendita mano apiadándose de
lo que debajo desta cruel servidumbre toda esta tierra pa-
descia, e harto de sufrir las ofensas que a su divina mages-
tad se hacian,sin temelleni respectarle, e las muertes, robos
V crueldades que Gonzalo Pizarro e los suyos perpetraban
e cometian, dio el fin a este negocio con tan poco derrama-
miento de sangre, que de parte de S. M. solo un hombre
murió e de la de los enemigos no murieron de 45 arriba en
la batalla, habiendo de entrambas partes 1,400 arcabuce-
ros, todos jente útil j diestra e.con muchas e mui buenas
municiones, por que la pólvora desta tierra es la mejor que
puede ser a cabsa de ser el salitre excelente, e la mecha de
algodón e el plomo en mucha abundancia; e 17 tiros de
campo e un verso^ e mas de 600 hombres de caballo, todos
buena jente e muchos dellos hombres de figura e suelo^ sin
el otro ntimero de piqueros, porque como los nuestros vie-
ron los enemigos tan vendidos e perdidos no hicieron mas
de prendellos.
Aquella noche nos juntamos el obispo de Lima, jeneral,
mariscal y el licenciado Cianea e yo, e tratamos sobre si se
llevarian los presos al Cuzco a hacer justicias, o se haria
allí dellos; e parescio que convenia hacerla con toda breve-
dad de Gonzalo Pizarro y de su maestre de campo y de
otros, ansi por escusar el peligro que en su huida podria
haber, como porque en tanto que Gonzalo Pizarro vivia pá-
resela que no era segura la paz según las inquietudes e mu-
danzas que en esta tierra ha habido.
E ansi parescio que del e de los otros sus capitanes pre-
sos se debia hacer antes de partirnos de donde estábamos,
tomadas sus confesiones e informaciones sobre la notorie-
dad de sus delitos.
E aunque por el breve que a instancia de S. M. cuando
1 Los españoles del siglo XVI llamaban tiros de campo los ca-
ñones de campaña; verso era una especie de culebrina; pelotas eran
las balas de canon.
2 Hombres de posición i de solar, o propietarios.
DOCUMENTOS RBLOTIVOS A VALDIVIA 165
en los negocios de Valencia se me dio, puedo entender y co-
nocer destas causas e de cualesquiera otras, aunque sean
criminales e de muerte, e que S. M. me mande entender,
pero por la decencia de mi hábito me paresció cometer el
castigo de los culpados al mariscal y al licenciado Cianea,
que en toda esta jornada *y en todo lo que se ofrece en ser-
vicio de S. M. como buen criado suyo, me ha ayudado e
ayuda mucho, e ansí se lo cometí.
Y otro día 10 de dicho abril, se justició Gonzalo Pizarro,
dándole por traidor e cortándole la cabeza e mandando
que se lieyase a Lima e que se pusiese en cierta manera en
lugar público donde estuyiessecon letrero que manifestasse
cuj^a era, por qué delito se habia puesto, e que se le derri-
basse la casa que tenia en el Cuzco e se pusiesseen ella otro
letrero de piedra. E aunque parescia a algunos que se de-
bia hacer cuartos, no me pareció por el respeto que al mar-
qués su hermano debia. Murió bien, con conoscimiento
de los yerros que contra Dios, y su rey, e sus prójimos ha-
bia cometido.
El mesmo dia se hizo justicia de su maestre de campo
Francisco de Carvajal, natural de Ragama, tierra de Arc-
valo, según el confesó, y se arrastró e hizo cuartos e se pu-
sieron al derredor del Cuzco, e mandóse poner en Lima su
cabeza como la de Gonzalo Pizarro, e que se derribase la
casa de su morada que en aquella ciudad tenia e se pusiesse
en ella una piedra con un letrero que declarasse cuj^a era e
la causa porqué se derribó. Dícesse que de 340 e tantos
hombres que Gonzalo Pizarro e sus ministros justiciaron
en el tiempo de su rebelión, justició este Francisco de Car-
vajal los 300.
Este dicho dia se hizo justicia del bachiller Juan Velez de
Guevara, capitán de Gonzalo Pizarro e natural de Málaga.
En 11 se hizo justicia de Joan de Acosta, natural de Yi-
llanueva de Barcarrota; e se ahorcó e hizo cuartos e se
mandó llevar su cabeza al Cuzco e ponerla en lugar público.
Este mesmo dia nos partimos el para el Cuzco, y en 12 lle-
gamos á esta ciudad donde nos recibieron con grande alegt ia.
166 MSTUDIOS HISTÓRICOS
Luego escrebí á todos los pueblos del Perú haciéndoles
saber la merced que Dios les habia hecho, encomendándoles
le diessen gracias porque los habia librado de tan gran sub-
jecion, cruel y baja servidumbre; y esto hizo no solo porque
hiciessen el reconocimiento destebien a Dios, de cuya mano
les venia, pero aun porque se so'segassen los buenos con ale-
gría e los no tales, que aun no faltaban, con miedo, porque
aun de Lima el mes pasado habia tenido necesidad Loren-
zo de Aldana de desterrar a Panamá algunos hombres y
mujeres que en aquella ciudad hablaban cosas en favor de
Gonzalo Pizarro é no convenientes para el sosiego della.
Escrebi ansimismo a las justicias de los pueblos para que
prendiessen con secuestración de bienes los que hubiessen sido
culpados en esta rebelión, que no hubiessen acudido á la
voz de S. M.
También escrebí para los mesmos efectos á Popayan e
Nuevo Reyno (de Granada).
E luego, en llegando al Cuzco, se empezaron a prender
muchos otros culpados e a procederse con «pilos.
También se empezaron a hacer muchas dilijencias para
saber de bienes de culpados, que en el Cuzco y en otras par-
tes habia, e dentro de siete a ocho dias se halló cantidad de
plata e oro, esmeraldas y ropa, escondido, en mas (por va-
lor de mas) de ciento e veinte mili pesos.
Entre los cuales se hallaron 40 mili que Gonzalo Pizarro ¡
habia tomado de los quintos de S. M. al tiempo que salió
del Cuzco para ir a ponerse en la parte donde se dio la ba- [
talla, e porque entonces no habia cosa en la caja de S. M.,
para que se convidassen todos los que tuviessen oro o pla-
ta no marcado a traerla a marcar, hizo publicar que mar-
carian con solo el diezmo, e ansi lo efectuó y del diezmo hu-
bo estos 40 mili pesos, los cuales por su mandado se dejaron
escondidos en esta ciudad y se hallaron en un hoyo, e hecho
un horno encima.
Porque hubiesse todo recaudo en la guarda de lo que se
liallasse, se aderezó una cámara en mi posada debajo de
tres llaves, e la una se dio al obispo de Lima, que en esto
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 167
e en todo lo demás que al servicio de S. M. toca, pone harto
mas cuidado y dilijencia, e entiende en estas mas cosas e
menudencias que entenderia en sus propias cosas, e cierto
en todo es gran alhaja como lo ha sido en todo lo pasado;
e la otra se dio al.... i del Cuzco, e la tercera al contador
Juan de Cáceres que hace su oficio con dilijencia.
En 14 del mismo se hizojusticia de Francisco Maldonado,
capitán de piqueros de Gonzalo Pizarro e contino que fue
deS. M. 2.
Este dicho día se despachó el capitán Alonso de Mendoza
con gente de a caballo y arcabuceros a buscar a Espinoza,
maestresala de Gonzalo Pizarro, hijo del doctor Espinosa,
que se supo como venia de los Charcas con 60 hombres c
cantidad de plata que allá a particulares habia robado, e
que después que salió de esta ciudad por mandado de Gon-
zalo Pizarro a traer jente e plata habia muerto cinco hom-
bres e traia de los 60 los 40 por fuerza a ayudar a Gonzalo
Pizarro.
El 15 se hizo justicia de Bastian ^ Vergara, natural de
la villa de Vergara, capitán de Gonzalo Pizarro. En 16 se
hizo justicia de Gonzalo de los Nidos, natural de Cáceres,
que fué uno de los que en estas alteraciones mas palabras
desacatadas ha dicho contra S. M. para indignar contra
su servicio e ganar voluntades para Gonzalo Pizarro.
En 21 del dicho abril se azotó número de delincuentes, e
condenó a que se llevassen a las galeras de España, e otros
en destierro perpetuo destos reinos, e a Chile.
En 22 el licenciado Polo ^ ^ nieto de LopeDiaz de Zarate,
secretario que fué del santo consejo de la inquisición, el
cual antes que yo viniese a esta tierra e después ha sido
mui servidor de S. M., y por ello corrió mil riesgos, se des-
1 Hai una rotura en el orijinal.
2 Individuo del cuerpo délos cien continos o continuos, que
servian de guardia personal del reí.
3 Sebastian.
^ El lie enciado Polo Ondegardo, que ma?í tarde escribió dos
memorias o Relaciones sobre la organización política i social del
168 ESTUDIOS HISTÓRICOS
pacho a los Charcas por juez pesquesídor contra los cul-
pados que allí había, e por juez de los bienes que allí habían
quedado de muchos culpados.
Este mismo día se despachó el capitán Grabíel de Rojas
a la dicha villa e a Porco e Potosí, a hacer poner en labor
la mina que allí tiene S. M. e las otras que allí se confisca-
ron de los culpados, con algunos de los indios que allí es-
tan vacos, porque con gran facilidad e sin ningún trabajo
de los indios en estos pocos días que estarán vacóse la mu-
cha dilíjencia del capitán Grabíel de Rojas e celo que tiene
a las cosas del servicio de S. M., se pornánenlabor, y alien-
de de lo que dellas se sacarán, estará para venderse mejor
o para sacar de ellas plata en cuantidad con negros.
También se le cometió que entendiesse en la cobranza de
los bienes de los culpados y en tomar cuenta a los mayor-
domos y jiersonas que allí tenían, e que ¿ínsimismo hiciesse
poner recaudo e aprovechamiento en lo que hubiere caído
de los indios vacos y en lo que cayere en estos pocos días
que se proveen, que todavía ayudará para algo de lo gas-
tado en la guerra, y de lo mucho que Gonzalo Pizarro y los
suyos han robado de la hacienda real, porque los buenos
servidores de S. M. aunque le desean hacer servicio, quedan
tan gastados e adeudados, ansí de lo que en la guerra con
sus personas e haciendas han ayudado, como de lo que
Gonzalo Pizarro les tomó, que no tienen posibilidad para
ello, y ternán no poca necesidad para volver en sí e pagar
lo que deban de tiempo. E por esto ha parescido ayudar la
hacienda de S. M. en esta necesidad con algunos poquillos,
que siendo muchos, harán algo.
En 23 del mismo se despachó Pedro de Valdivia por go-
bernador e capitán jeneral de la provincia de Chile, llama-
da Nuevo Estremo, limitada aquella gobernación desde
Perú bajo la dominación de los incas. El historiador Prescott,
que utilizó esas memorias al escribir su excelente Historia de la
conquista del Perú, ha hecho un análisis de ellas en el final del cap.
V. del 1 i b. I de su obra.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 169
Copiapó, que está en 26 grados de parte de la equinocial
hacia el sur, hasta 41 norte sur, derecho meridiano, y en
ancho desde la mar la tierra adentro cien leguas hueste
leste.
Diósele esta gobernación por virtud del poder que de
S. M. tengo, porque convenia mucho descargar estos rei-
nos de gente y emplear los que en el allanamiento de Gon-
zalo Pizarro sirvieron, que no se podian todos en esta tie-
rra remediar; e cupodarsela a él antes que a otro por lo
que a S. M. sirvió esta jornada y por la noticia que de
Chile tiene, y por lo que en el descubrimiento y conquista
de aquella tierra ha trabajado.
Proveyósele del oficio de alguacil mayor de aquella go-
bernación a voluntad de S. M. y otras cosas que por capí-
tulos pidió se remit^.esen a S. M. para que en ella se hiciesse
lo que su merced fuese.
No envió la copia de la provisión e instrucción ni de los
capítulos que pidió, porque en otro pliego que un criado
suyo de Valdivia lleva, se envia.
ítem, se proveyó a voluntad de S. M. el oficio de theso-
rero de aquella tierra a Jerónimo de Alderete, por virtud
de una cédula que para ello de S. M. tenia i, e dio fianzas
conforme al tenor de ella.
ítem, se proveyó del oficio de contador a Estévan de
Sosa, natural de Santa Olalla, que ha servido en lo de la
Florida, después en esta jornada e allanamiento de Gonza-
lo Pizarro. Satisfizo de fianzas, e proveyóse por virtud del
poder que de S. M. tengo a voluntad de S. M.
E ansí se proveyó de la misma manera del ofició de vee-
dor a Vicente Monte, persona que ha servido en el Mara-
ñon y en el allanamiento de Gonzalo Pizarro, e tiene noti-
cia de las cosas de Chile.
Este dicho dia recibí pliego del principe nuestro señor.
1 Esta cédula como hemos dicho en otra parte, era una simple
recomendación del rei dada en 26 de octubre de 1544.
170 ESTUDIOS HISTÓRICOS
con carta de V. S. la cual era de 30 de junio de 1547, fecha
en Zaragoza.
Y en lo que toca ai sobreseer en la residencia de Ben al-
cázar, porque no se impidiese con ella el ayuda que en el
allanamienno de Gonzalo Pizarro el adelantado (Benalca-
zar) podia dar al licenciado de Armendariz, entendiendo la
razón que para ello habia, ha sohreseido hasta agora, e
ansí creo que lo hará hasta que el adelantado Benalcazar
vuelva a su gobernación, porque aliende de ser justo que él
se halle presente a darla, el adelantado Andagoya que po-
dia instar para que se le fuese a tomar, no creo que estará
en estos tres meses para poder salir de esta ciudad a causa
que tres jornadas antes del primer brazo de Aporima, le
dio en el camino un caballo una coz en la espinilla de la
pierna derecha e se la quebró, que ha sido para él muv
gran trabajo e para los que con él veníamos, y especial
para mi gran congoja de ver que hombre tan bueno e
tan servidor de S. M. e que con tanto celo para el servicio
de S. M. e amor para mi persona en cuanto en sí ha sido,
me ha ayudado, le aconteciesse semejante desgracia.
Las armas, herrajes e las otras cosas de que su alteza
mandó proveer para esta jornada, me escribió el conta-
dor Almaraz desde Panamá, como habia llegado al Nom-
bre de Dios, e me envió la memoria de ellas, e dice en su
carta como alguna de ella, me enviará en cierto navio que
estaba para hacerse a la vela. Yo le escribo ahora que en-
vié todas aquellas cosas dirijidas a Lima, porque allí se
venderán e ganarán hartos dineros, escepto las picas y ar-
cabuces, que aquellos no hai para que vengan, ántes.acá se
procurará poco a poco de ir consumiendo los que hay en la
tierra; pero que me parece que entre los vecinos del Nom-
bre de Dios e Panamá se deben repartir a precios conveni-
bles, pues nosotros cuando de allí partimos, aun a mas su-
bidos se los compramos, e mostraban que en sacárselos de
su poder les haciamos grande agravio por dejar desarma-
dos a aquellos pueblos.
En estos negocios nunca se hizo esceptacion de persona,
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 171
porque cada día vía que iban acudiendo a la voz de S. M.
personas de quien no se pensaba, las cuales si se aceptaran
no vinieran; e aun cuanto por mas culpadas eran tenidas,
mas fruto hacian por el ánimo i ejemplo que a otros da-
ban para que hiciesen lo mismo. E ansi tengo entendido
que entre las personas que mucho han ayudado con pasar-
se a la voz de S. M. fueron, el licenciado Carvajal, e Mar-
tin de Robles, porque como eran tenidos por uno de los
hombres que mas estaban metidos en estas cosas, eran
personas granadas entre los de Gonzalo Pizarro, v en es-
pecial el licenciado Carvajal, a quien tenian por letrado e
cuerdo, viendo los otros que aquellos mirando su honra,
vrenían a servir a su rej^, e se confiaban del perdón, tenian
atrevimiento para hacerlo lo mismo, e para que ansí lo
entendiesen, e por la entereza que se conocía de sus per-
sonas para servir a S. M., se les dio cargos en esta jorna-
da de que dieron muy buena cuenta.
A todas las personas que Gonzalo Pizarro habia despo-
jado de sus indios por haber sido servidores de S. M. se
les han restituido, e ansi cuando la cédula para que se les
restituyesen a Alonso de Mesa S. A. dio, llegó, estaban ya
restituidos.
En el dicho dia 23 se hizo justicia del bachiller Castro,
natural de Benavente, que fué mui secuaz de Gonzalo Pi-
zarro.
En 27 se hizo de Diego Contreras, natural de Sevilla,
que fué mui apasionado de Gonzalo Pizarro, e que enten-
día en sus municiones, y habia preso a Damián Hernán-
dez cuando le ahorcó Francisco Carvajal, porque llevaba
a Diego Centeno traslados de las provisiones de S. M.,
que desde Lima le enviaba Lorenzo de Aldana.
En 28 se hizo justicia de Gonzalo de Morales, vecino del
Cuzco, e natural de Soria, que era mui apasionado de Gon-
zalo Pizarro, e habia preso a Paez, secretario que fué de
Vaca de Castro, cuando le ahorcó Francisco de Carvajal,
porque desde el Desaguadero me llevaba despachos del ca-
pitán Diego Centeno.
172 ESTUDIOS HISTÓRICOS
En 29 frai Thomas de Sanct Martin, provincial de la
orden de Santo Domingo, penitenció públicamente e con
pública disciplina a frai Luis, fraile de la dicha orden que
ha sido uno de los mas escandalosos en la rebelión de Gon-
zalo Pizarro, e que mayores desacatos contra S. M. en
pulpito e fuera de él ha dicho en favor de Gonzalo Piza-
rro, procurando de justificar su causa, e ayudándolo has-
ta decir que se le debia de dar corona de rey de estos rei-
nos, con haber sido su orden e todos los que en ella en es-
tos reinos hai, tan servidores de S. M, e enemigos de la re-
belión de Gonzalo Pizarro, que por ello han padecido opre-
siones e fatigas muchas, e corrido algunos dellos riesgos.
Fué condenado a clausura de cárcel perpetua, e a graves
ayunos e otras espirituales penitencias.
En 30 del mesmo se enviaron de los de la rebelión de
Gonzalo Pizarro, desterrados perpetuamente de estos rey-
nos, número de culpados a Chile e a Lima, para que de
allí (Lima) se enviassen a España a las galeras setenta
v seis.
En este dicho día se hizo justicia de Berhardino de Va-
lencia, natural de Zamora, vecino de Guánuco, gran secuaz
de Gonzalo Pizarro e alguacil maj^or que por él fué en Li-
ma y en el Cuzco.
Después que al Cuzco llegamos, se vieron informaciones
de cosas mucho graves y desacatadas, que como hombres
ya mui desvergonzados, Pizarro e los suyos hacian e de-
-cian, como fué que tenian concertado de coronar por rey
de estos reynos a Gonzalo Pizarro, luego que hubiesen vic-
toria contra el ejército que conmigo iba, que la noche an-
tes que saliessen de aquí para Jaquijahuana habían quita-
do las armas reales de su estandarte y echádolas a quemar
en un brasero, e que diciendo un dia después que hubo vic-
toria contra Centeno e entró en esta ciudad, a un Suero
de Quiñones que le sirviesse de un cacique que se llamaba
don Carlos, que era de Antonio de Quiñones, el cual anda-
ba con nosotros en servicio de S. M,, le dijo: servios del ca-
I
DOCUMENTOS EELATIVOS A VALDIVIA
cique de vuestro primo, aunque yo le he de dar de bofetones
por el nombre que tiene i.
Esto es ló que hasta agora se ha hecho e sucedido de
que hay que hacer relación a V. S. de los negocios, e por-
que me pareció que S. M. y Vuestra Señoría querrían in-
formarse de particularidades que en relación no se pueden
asi relatar como de boca, acordé de enviar al capitán Her-
nán Mejia de Guzman, que en todo, ansi en lo que se hizo
en Tierra Firme y sucedió con la venida de la primera
armada como también en la jornada que desde Jauja hizo
el ejército de S. M. hasta la batalla e desde ella hasta ago-
ra, se ha hallado empleado e hecho lo que a bueno debia,
con crecido celo al servicio de S. M:, e con todo ánimo e
determinación para que de todo lo que de acá se quiera
saber dé cuenta.
De mi lo que tengo que suplicar a Vuestra Señoría es que,
pues cuando S. M. me mandó venir a este negocio lo acep
té con que fuesse servido que pacificada esta tierra sin
aguardar nueva licencia, yo me pudiesse volver a España,
me den favor para que con toda brevedad ésta se me en-
vié, porque aunque aquella supliqué, no querria ir sin ella.
E ya que he trabajado, e no pretendo otra merced en esta
vida sino volver a morir en mi naturaleza e vivir lo que
rae quede de vida, que ya que algo sea será poco en un hom-
bre que cumple 55 años en el mes de agosto que viene ^,
que no han sido mui descansados, especialmente estos pos-
treros, no querria volver con desgracia, especialmente que
aunque esta licencia venga ya en camino, llegará a tiempo,
que todo lo que yo en la tierra puedo hacer está hecho,
porque dentro de tres meses y medio estará todo lo que
1 Por tener el mismo nombre del rei de España.
2 Hasta ahora, ninguno de los historiadores de la conquista
del Perú, ni la biografía anónima del licenciado La Gasea, que to-
davía permanece inédita, habían podido fijar la fecha del naci-
miento de este personaje. De este punto de su relación, se deduce
claramente que nació en agosto de 1493.
174 ESTUDIOS HISTÓRICOS
conviene a la pacificación de la tierra asentado, porque
dentro destos la jente que para el allanamiento de Gonza-
lo Pizarro se juntó, estará derramada y empleada, e toda
la tierra repartida e la audiencia en Lima asentada. E
placiendo a Dios para cuando esta licencia viniesse, ha-
brá cuantidad de oro y plata allegada para llevar a
S. M. E por esto convenía que Vuestra Señoría mande que
los navios que en Nombre de Dios entonces hobiese, se de-
tengan hasta que llegue porque pueda ir en ellos.
El 2 de mayo se hizo justicia de Diego Carvajal, natural
de Plasencia, que ha seguido mucho a Gonzalo Pizarro, e
trajo juntamente con Francisco de Carvajal las mujeres de
Arequipa; e porque una de Diego García de Alfaro se ascon-
dió, puso a tormento a su madre hasta que le dijo della, e
después que la tuvo, según ella dice, la forzó, y afrentada
de ello, tomó rejalgar i y ha estado después que aquí en-
tramos a la muerte dello.
Este dia se azotaron otros culpados con destino a las ga-
leras de España.
En 4 se hizo justicia de Antonio Biedma, natural de Ube-
da, alférez que fué del licenciado Cepeda, el cual habia sido
en traer las mujeres de Arequipa, e habia tenido que hacer
con una de ellas, casada con un vecino de allí que andaba
en el ejército de S. M., e se habia hallado con Diego Cente-
no, en la de Guarina, la cual aquí en el Cuzco se mató con
solimán, penada de lo que el dicho Biedma con ella habia
pasado.
Con las muchas ocupaciones que he tenido después del
desbarato de Gonzalo Pizarro y los de su valía, no he podi-
do despachar antes este mensajero. Nuestro Señor conserve
y aumente vida y estado de Vuestra Señoría a su santo ser-
vicio como los suyos deseamos. Del Cuzco 7 de mayo de
1548 El licenciado Pedro de la Gasea.
1 Veneno, el oripimente.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 175
II.
Relación del licengiado Pedro de la Gasca al Conse-
jo DE Indias sobre los asuntos del Perú, fechada en
« LA CIUDAD DE LOS ReYES (LiMA) A 25 DE SETIEMBRE
I DE 1548.
Muy ilustres y muy magníficos señores:
Con el capitán Hernán Mejía, que del Cuzco se partió en
10 de mayo y desta ciudad de Lima en 15 de junio, hice re-
lación de todo lo sucedido hasta 4 del dicho mayo por una
carta cuya duplicada con esta va.
Lo que después ha sucedido es que en 7 del dicho mayo
se hizo justicia de un Muñoz ^ , vecino del Cuzco y natural
de Triana, muy secuaz de Gonzalo Pizarro, y que estando
sentenciado a galeras habiendo usado con él de harta mise-
ricordia, quebrantó la cárcel y se huyó, y el mesmo dia se
azotó número de culpados y condenaron unos a galeras y
otros en destierro perpetuo de estos reinos.
En 11 se hizo justicia de Serra ^ natural de Caraicejo,
que habia seguido a Gonzalo Pizarro y habia sido tan de-
sacatado en su rebelión que un dia antes de la batalla de
Jaquijaguana, siendo corredor y diciéndoles los nuestros
que viniese a servir al rey, respondió que le besase en tal
parte, que donoso rey era, que si fuera el de Francia él se
pasara, y que buen rey tenia en Gonzalo Pizarro. Habia és-
te ahorcado, sin tener para ello mas veces que un solda-
do ^ , a uno de los de Diego Centeno, y azotado a otro que
prendió después de lo de Guarina. Azotóse y cortósele la
lengua antes de justiciarle.
Este dia recibí carta del capitán Mercadillo de cómo los
que llevaba presos hablan concertado de se soltar y matar-
lo, i que lo habia descubierto uno de ellos. Escribiósele que
1 García Muñoz.
2 Hernando de la Berra, que algunos cronistas llaman de la Sierra.
^ Mas representación o carácter que de soldado.
I7t' ESTUDIOS HISTÓRICOS
hiciese justicia de los principales, y perdonase al que lo ha-
bia descubierto.
En 15 recibí el pliego en que venia el sello que el principe
nuestro señor y V. S. enviaron, y tenia ya otros dos, uno
que se halló entre la ropa de Gonzalo Pizarro, que era el
que trajo el visorrei y otro que el visorreí había hecho en
Quito, que me trajo un Cepeda que el visorrei le habia
comprado.
Era este pliego duplicado de otro que se me habia escrito
por mayo de 47, y por haber venido por la Buenaventura
se detuvo un año en el camino.
En 16 envié al capitán Martin de Robles, hombre dilijen-
te \^ deseoso de servir, a Arequipa, para que ayudase a la
justicia e los vecinos de allí a defender que la jen te que en el
pueblo de aquella ciudad se habia de juntar y embarcar
para Chile con Valdivia, no hiciese daño ni llevase natura-
les, y para que los que allí acudiessen de los culpados de la
rebelión de Gonzalo Pizarro que no fuessen condenados a
Chile, los prendiesse y enviasse por la mar a Lima, y aun
también se le dio mandamiento paraqueciertos que habian
sido desterrados a Chile, y pareció que no convenia ir allá
por ser hombres mui desasosegados, los prendiesse y envias-
se a Lima para que de allí con los otros se enviassen a Es-
paña.
En 24 se hizo justicia de Francisco Espinosa, hijo del
doctor Espinosa, y maestresala que fué de Gonzalo Pizarro,
el cual cuando Guánuco alzó bandera por S. M., huyó de
Guánuco, y se vino a Lima a Gonzalo Pizarro, y con jente
que le dio volvió a Guánuco, y hallando que los mas de
aquel pueblo con el capitán Juan de Saavedra se habian sa-
lido a juntarse en los Chachapoyas con los de Trujillo y
Bracamoros y Chachapoyas, robó a Guánuco; y con el des-
pojo volvió a Gonzalo Pizarro y le sirvió y siguió hasta
que desde el Cuzco, después de la Guarina, le envió a Are-
quipa y a los Charcas a recojer jente y dineros, en la cual
jornada ahorcó seis españoles y entre ellos un rejidor y al-
gualcil de los Charcas por ser servidores de S. M., y quemó
DOC UMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 177
cuantos indios porque le dijeron bien destos españoles y
haciendas de ellos, y traía cuantidad de plata robada y
jente por fuerza a Gonzalo Pizarro, y tomándole la nueva
25 leguas del Cuzco del desbarate de Gonzalo Pizarro, lo
dejó todo y se puso en huyda, y le prendieron algunas de
las personan que luego desde Jaquijagana se enviaron en bus-
ca suya. Era de los mui privados de Gonzalo Pizarro, y
ansi se hallaron entre los bienes de Gonzalo Pizarro las car-
tas que con ésta van.
Ea 25 se enviarotí con Juan Porcel, a Lima, treinta y
cinco condenados a galeras para que de allí se enviassen a
Tierra Firme y desde allí a España.
Este dia se escribió al visorrei de la Nueva España y a
Guatimala y Nicaragua el castigo de Gonzalo Pizarro y de
los suj^os, porque para amedrentar los nótales ^ y alegrar
los buenos y celosos de la paz y sosiego y servicio de S. M.,
parece que convenia que en todas estas partes se supiesse.
En 27 recibí cartas de Lorenzo de Aldana en que escribía
como era muerto el thesorero Riquelme, y del recaudo que
se ponia en su hacienda par^i que S. M. pudiesseser pagado
P; de lo que se la alcanzase, y luego despaché a Estopiñan
I para que fuese a ayudar en el recaudo de la hacienda por-
que era hombre que tenia noticia della y de confianza.
Este dicho dia junté los tres obispos de Lima, Cuzco y
Quito, y vecinos que en el Cuzco estaban, que eran los mas
y de mas importancia de todos estos reinos, y les represen-
té cuanto convenia a sus consci^ncias y conservación de los
indios y para tener ellos renta cierta, la tasación de los tri.
butos; y que pues todos se hallaban allí, debían de nom-
brar personas que visitassen la tierra cuan en breve fuesse
posible para que hecha la visitación se hiciesse la dicha tassa.
Todos mostraron parescerles bien, e ansi se nombraron se-
tenta y dos personas para hacer esta visitación y se les han
dado instrucciones como la han de hacer y repartido las
1 Esta voz designa talvez a aquellos de los cuales se tenían
notas desfavorables.
lOMO Vil 12
178 ESTUDIOS HISTÓRICOS
partes que cada dos debían visitar; e un domingo, dicha
misa mayor, que se dijo del Spiritu Santo, en la Iglesia del
Cuzco, juraron en manos del deán que la habla dicho, todos
los que allí se hallaron de los nombrados, que fué la mayor
parte, de hacer la dicha visita y traerla a Lima, conforme a
la dicha instrucción bien e fielmente y con entera dilijencia.
En 29 del dicho mayo se abrieron mareéis nuevas, y se
puso una en la caja de las tres llaves del Cuzco y se envió
otra a los Charcas, porque estos dos lugares son donde mas
fundición se hace, y otra en Arequipa por amor de la con-
tratación que de allí hay para los Charcas y Cuzco, y se
espera habrá por el pueblo nuevo de Chuquiabo i y mandóse
que al Cuzco viniesse Guamanga a fundir; y otra a Lima a
donde se mandó que viniese a fundir de Guánuco; y otra a
Trujillo a donde se mandó viniese a fundir los Chachapoyas
y Piura; y otra a Quito a donde se mandó viniesen fundir
Guayaquil y Puerto-viejo y la ciudad de Loja, que es la que
ahora se ha edificado en las Paltas, y mandóse que todas
las marcas viejas se quebrassen, ansi porque fuessen todas
de una forma como también porque se evitassen los fraudes
({ue se podrían hacer con las marcas que los dias pasados se
hablan falsado 2.
Paresció que para que de aquí adelante hubiesse buen re-
caudo en la hacienda de S. M. convenia que fuera de Lima
en crida parte destas donde hade haber fundición, cada aña
se nombrassen en cabildo dos vecinos abonados que como
tenientes de tesorero y cont*ador tuviessen las dos llaves; y
el correjidor que allí fuesse tuviesse la otra, y asistiessen á
la fundición y al cabo del año diessen cuenta con pago a
los de nuevo elejidos, los cuales dentro de dos meses fuessen
obligados de enviar todo el alcance de todo lo corrido en
tiempo de los pasados a Lima, y entregarlo a los oficiales
prin.ipales que en esta ciudad han de residir, y que poreste
trabajo se les diesse algún salario, que aunque no fuesse
1 La ciudad de la Paz.
2 Falsificado.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 179
mucho, siendo vecinos los que administrasen estos oficio»
bastaría.
Y que a los oficiales reales de Lima, cada año el presiden-
te de la audiencia con un oidor les tomassen cuenta de todo
lo que a su poder hubiesse venido el año pasado, y aquello
todo pusiessen los dichos oficiales en otra arca aparte, la
cual hubiesse cinco llaves, las tres que quedassen en poder
de los oficiales y las otras en el del presidente y oidor mas
antiguo, porque desta manera andaria la hacienda mas se-
gura y se administraría con mas cuidado y estaría mas a
plinto para enviarla a España.
Y haciéndose esto escussarse ha el salario de los oficia-
1.^ pie dicen del Nuevo Toledo, y con él se podrán pagar a
t( dos los otros tenientes, los cuales aunque hubiesse oficía-
les de la. Nueva Castilla y del Nuevo Toledo, no se pueden
■iCscussar si ha de haber buen recaudo en la hacienda, v es-
tai' abierta la fundición continuamente, sino solo en los
dos pueblos donde ellos residiessen, especialmente distando
tanto dellos h s otros en que se hace fundición. E«to es lo
que, pensando en el recaudo de la hacienda real, me ha pa-
recido entendida la perdición que hasta aquí en ella ha ha-
bido.
En esta tierra, como está tan lejos de S. M. e de V. S:,
hay muchos desórdenes, y entre ellos hay uno que los que
tienen escribanías las venden y traspassan, y los cabildos
reciben a los que compran, que con decir que han de traer
confirmación de S. M., las tienen como si tuviessen título»
y aun las tornan otra vez a vender, y ansí hallé en el Cuzco
cinco escribanías que hay todas desta manera. Y por sacar
la cosa desta costumbre y aun también por dar alguna
manera de premio a algunos que en esta jornada han ser-
vido, en primero de junio proveí a beneplácito de S. M., y
con que dentro de dos años y medio se trajesse aprobación
de mi provisión, la cual pasado el dicho tiempo aunque
S. M. no hul)iesse revocado el dicho beneplácito, fuesse en
si ninguno, no habiéndose habido la dicha aprobación, a
Sancho de Urue, natural de Orduña, que ha servido en esta
180 ESTUDIOS HISTÓRICOS
jornada con sus armas y caballos y fué uno de los que pri-
mero acudieron a la armada que con Lorenzo de Aldana se
envió, de la escribanía del cabildo de aquella ciudad que
tiene anneja una del número, la cual tuvo Gómez de Chá-
vez, y la vendió y renunció en un Juan de Herrera por dos
mili V trescientos pesos, y se obligó el renunciante de traer
confirmación dentro de tres años, la cual hasta ahora no
ha parescido acá, y con solo esta renunciación y contracto,
la ha servido dias ha el dicho Juan de Herrera.
El mismo día proveí de la forma y manera ya dicha, a
Francisco Hernández, natural de Medellin, que ha sido en
las cosas pasadas servidor de S. M. y se halló en levantar
bandera en Guánuco v en Cajamalca, y en esta jornada del
allanamiento de Gonzalo Pizarro sirvió como soldado en
sus armas, y de escribano en las cuentas de los gastos que
en la guerra se han hecho, de una escribanía del número del -
Cuzco, que fué de un Francisco Lazcano natural de Segó-
yia, el cual padesció gran trabajo y pérdida de toda su ha-
cienda, que era en cuantidad, por servir a S. M.; y al fin se
halló con Diego Centeno en la batalla de Guarina, donde
quedó herido de muerte y cortado un brazo y una pierna;
y hallándole ansi Francisco de Carvajal, maestre de campo
de Gonzalo Pizarro, le ahorcó. Dejó este Francisco de Laz-
cano dos hijos bastardos, a quien cabria remediar en algo
al tiempo de la confirmación de mi provission, ya que S. M.
sea servido de hacella, porque allende de perder la vida
Lazcano en servicio de S. M., perdió mas de diez mili pesos,
según lo que se dice; y habia un año que Gonzalo Pizarro
habia privado desta escribanía al dicho Lazcano llamán-
dole traidor, porque no le habia querido ayudar, y provei-
dola a otro el cual la servia.
El mismo dia se proveyó de la mesma manera a Arsencio
Martínez de Asorduy, natural de Oñate, que a su costa, con
armas y caballo, sirvió bien en esta jornada bástala pri-
sión y castigo de Gonzalo Pizarro, de otra escribanía de
número de la dicha ciudad, que fué de un Diego Gutiérrez,
natural de Granada, el cual la habia renunciado tres años
DOCUMENTOS ABLATIVOS A VALDIVIA 181
había en Juan de Bayle por mili y tantos pesos, y con solo
este título la servia el dicho Juan de Bayle, gran secuaz de
Gonzalo Pizarro, hasta que en Jaquijaguana murió el día
de la batalla, ])eleando de su parte.
Proveyóse de la misma manera a Luis Sedeño, natural
de Valladolid,queen estajornada ha servido como soldado,
V con despachos necesarios para ella, otra escribanía del
número de la dicha ciudad, que fué de Pedro de León, vecino
del Cuzco, que en la de Guarina murió en servicio de S. M.
Servíase esta escribanía por una renunciación que antes de
la batalla el dicho Pedro de León habia hecho en un Fran-
cisco de Talayera, natural de Torquemada, al cual se la
daba por que habia servido bien en esta jornada a S. M., y
quiso mas ir a Quito.
Pagadas las libranzas que para los gastos de. la guerra
contra Gonzalo Pizarro los oficiales del Cuzco cedieron, se
empezaron a allegar dineros de los aprovechamientos que
para ayudar la hacienda de S. AL se procuraron hacer de
lo que estaba vaco en aquella ciudad, y de los bienes de los
culpados, y de lo que caia de los quintos de lo que allí se
fandia. Y pareció que era bien que entretanto que yo alU
estaba, se fuese enviando a esta ciudad de Lima para que
aquellos oficiales y correjidor Lorenzo de Aldana, lo pusies-
sen en recaudo.
Y ansí en 4 del dicho junio se enviaron con Merlo, vecino
de Lima, cincuenta mili pesos en doscientas barras de pla-
ta, las cuales llegaron aquí a buen recaudo.
En 2 proveí otra escribanía del número de la dicha ciu-
dad del Cuzco, a Juan Martínez Jaimes, natural de Cana-
rias, que ha sido continuamente servidor de S. M. y seguido
su real voz contra Gonzalo Pizarro con Diego Centeno, y
después del|desbarato de Guarina fué preso y lo quisieron
ahorcar, y se'tornó a huir y vino hasta juntarse con noso-
tros, y sirvió hasta que fué preso y castigado Gonzalo Pi-
zarro. Habia sido esta escribanía de Martin Salas, natural
de Dafra, a quien por ser servidor de S. M., ahorcó Alonso
de Toro, teniente de Gonzalo Pizarro en el Cuzco, y después
IS'2 ESTUDIOS HISTÓRICOS
de su muerte habíala servido Pedro Núñez del Águila, natu-
ral de Sevilla y secretario de G;)nzalo Pizarro y su secuaz,
el cual fué condenado a las galeras, y la tenia solo con el tí-
tulo quel cabildo del Cuzco le habia dado.
Este dia recibí cartas de Arequipa como habian el licen-
ciado Cerda correjidor de allí y el capitán Martin de Ro-
bles justiciado cinco de los de Pizarro, y que tenian presos
otros.
En 13 de enviaron con Rivera, vecino de Lima, otras
doscientas barras de plata, las cuales fueron y llegaron a
buen recaudo. Estos dias se desterró España y fuera de es-
tos reinos, mucho número de los de la rebelión de Gonzalo
Pizarro, y se azotaron muchos dellos.
En 18 falleció en el Cuzco el adelantado Andagoya de
una calentura, que después de parcscer que estaba sano de
la quebradura de su pierna, le sobrevino. Que a todos nos
dio mucha pena por ser tan buen hombre y tan servidor
de vS. M.
En 19 se hizo justicia de un Francisco Martin, natural
de los Hoyos, sierra de Gata, que fué muy secuaz de Gon-
zalo Pizarro, y habia sido en prender al visorei, y en guar-
dalle en la mar y dichole muchas palabras desacatadas.
En 23 se enviaron con Caravantes, vecino de Lima,
ott-as doscientas y treinta barras de plata; las cuales fueron
y llegaron a Lima a buen recabdo.
En 24, domingo, dia de San Joan, pronunció el obispo del
Cuzco, después de missa mayor, la sentencia que con esta
envió, y se ejecutó en Joan Coronel, clérigo de missa y ca-
nónigo que fué de Quito, gran secuaz de Gonzalo Pizarro y
ayo de su hijo, y que habia hecho un libro que intituló De
Bello justo en favor y defensa de la rebelión de Gonzalo Pi-
zarro, qtieriendo decir que la guerra de su parte era justa
y la que se hacia contra él era injusta. Es este Coronel a
quien envió Gonzalo Pizarro a sentir loque venia en el ejér-
cito de S. M. cuando sapo que habíamos pasado la puente
de Cotabamba, de que tengo hecha relación.
En 25 se despachó el liccnjiado Ramírez para volverse a
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 183
SU audiencia de los Confines, y llevó número de pesos para
entregar a Lorenzo de Aldana que los enviase a Tierra Fir-
me y allí a las galeras donde iban condenados. Fueron en-
tre ellos un Luis Chávez, hermano bastardo de Juan de
Chávez, de Ciudad Rodrigo, y un Mescua, natural de Oca-
ña, caballerizo que fué de Gonzalo Pizarro.
En 23 se enviaron con el capitán Juan Alonso Palomino
cuarenta y cinco mili pesos en oro. Era mucho de ello bajo,
y apenas reducido a buen oro llegada a quarenta mili pe
50S. Llegó a buen recaudo.
Este dicho dia pronunció el obispo del Cuzco en la igle-
sia, acabada la missa mayor, la sentencia que aquí envió
y se ejecutó contra Juan de Sosa, sacerdote que fué mui
gran secuaz de Gonzalo Pizarro. Era este Juan de Sosa uno
que vino con Felipe Gutiérrez a Veragua, y que según di-
cen, gastó en aquella jornada suma de dineros.
En 3 de julio se hizo justicia de Juan de la Torre, natural
de Madrid. Arrastróse e hizose cuartos, y envióse la cabe-
za aponer en Lima con las de Gonzalo Pizarro y Francisco
de Carvajal. Este se mostró mui servidor delvisorey; y con-
fiándose del, le envió con su hermano Vela Nuñez tras unos
que se le ibau huyendo al Cuzco ajuntarse con Gon¿alo Pi-
zarro, y en el camino quiso concertarse de matar a Vela
Nuñez, e irse a Gonzalo Pizarro, como se fué después que
vido que no pudo efectuar lo de la muerte.
Y después siempre sirvió a Gonzalo Pizarro, y vino con
él a Lima donde le casó, y de allí fué con él a Quito, y se
halló en la batalla que contra el visorre^^ dio. Y después
della, por engaño sacó del monasterio deSant Francisco de
Quito a un cuñado, capitán que habia sido de la guarda del
visorrcy y que por miedo de (lOnzalo Pizarro, después del
desbarato, se habia allí metido, y le entregó a Pedro de
Puelles, maestre de campo del dicho Gonzalo Pizarro, el
cual le ahorcó. Es mui público que el dichojuan de la Torre
no solo hizo esto por complacer a Gonzalo Pizarro, pero
también porque tenia que hacer con la mujer deste capitán,
1&4 ESTUDIOS HISTÓRICOS
que era hermana déla propia mujer del dicho Juan de la
Torre.
Y después de vuelto a Lima fué éste, como tengo hecha
relación, el que metió a Vela Núñezenque sehuvesse, dicien-
dole que el le sacaria en un navio; y teniéndole metido en
la cosa, lo dijo a Gonzalo f^izarro, y entrambos concertaron
Cjue se pusiesse adelante para que con alguna mas color el
dicho Gonzalo Pizarro pudiesse matar a Vela Núñez, como
se hizo. Fué tan desacatado en palabras que trayéndose
después de la de Quito, en nombre de S. M. pleito contra él
sobre un tesoro de mas de cuarenta mili pesos que habia
hallado, según dicen, dijo publicamente, que traiha pleito
con el mayor tal (ladrón, sin duda) de Castilla.
Y con estas palabr¿is y obras agradó tanto a Gonzalo Pi-
zarro, que le hizo su capitán, y después de la de Guarina,
le envió con jente a tomar el Cuzco y a recojer toda la jente
que hacia aquella parte acudiese, i en el camino ahorcó tres
hombres por ser servidores deS. M., y robó muchas hacien-
das; y llegado al Cuzco robó allí mucho y ahorcó otros
cuatro españoles, y hizo cuartos a un cacique de los caña-
ris, que habia andado en servicio de S. M. con Diego Cen-
teno, habiéndole sacado antes seis mili pesos con tormen-
tos, y recojió número déjente que iban huyendo de la Gua-
rina para juntarse conmigo.
Corrió continuamente el campo después que pasamos a
Cotabamba; y hablando con nuestros corredores, dijo mu
chas palabras graves, diciendoles que se pasasse en a Gon-
zalo Pizarro que era buen principe y rey, i amenazándoles
que si ansi no lo hiciessen presto nos harían cuartos.
E después del desbarate de Jaquijaguana, huyóy anduvo
escondido con Bobadilla, hasta que con mucha dilijencia y
dificultad se pudo hallar en unos bohios de indios vestido
como indio.
Fué tan pertinaz en lo de Gonzalo Pizarro, que según di-
ciMi, habiéndosele denunciado la muerte, digo que holgaba
])adecerla por amor de Gonzalo Pizarro.
DOCUMENTOS RELATIVOS A \A1.DIV1A 185
Después que Mango inga i hijo mayor de Guaynacaba ^
murió en los Andes donde se habia huido, los indios que
allí se hallaron, tomaron por inga a un su hijo que ahora
será de 13 o 14 años. Diéronle por administrador a un su
tio, capitán antiguo que fué de su padre y de su abuelo
Guaynacaba; y con él se han estado en aquella parte de los
Andes que es mui fuerte, haciendo daño al Cuzco y a Gua-
manga, ansi porque de los indios destas dos ciudades se
van a estar con él como también porque ellos salen \^ los
llevan y aun ocupan gran cantidad de coca, que es de los
repartimientos que en estos dos pueblos caen; y parecién-
dome que seria de importancia que este viniesse sin rotura
a dar la obediencia a S. M.. y a vivir fuera de aquel fuerte,
hablé a un tio suyo que se dice Cayatopa para que le en-
viasse dos criados suyos a persuadille que viniese al servi-
cio de S. M. significándole la voluntad que habia de resce-
bille y hacelle bien, y ansi fueron.
Y en 4 de dicho julio volvieron, y con ellos seis mensaje-
ros de este nieto de Guaynacaba, con papagayos y gatillos
y frutillas que me enviaba, y solamente me dijeron quel inga
Jayratopa ^, nieto de Guaynacaba y hijo de Topa inga *,
les habia mandado venir a darme aquello, i a saber de mí
si aquellos criados de su tio habian ido por mi mandado o
sabiduría, y que estos mensajeros él habia determinado de
enviar por las buenas nuevas que le daban de la voluntad
que yo tenia al bien de los naturales; y que siendo tal cual
le habian dicho, él y los que con él estaban holgarían en
hablar de reducirse a la obediencia de S. M.; y que para
tratarlo podria ir seguramente quien yo enviase.
Rescibiéronse estos mensajeros y enviáronse vestidos de
diversadas colores, de camisetas y mantas a Jayratopa.
Envié dos barriles de conserva y a P¿imatopa, que es el
ayo y administrador, envié dos botijas de vino, y envié con
1 Bl inca Manco. |
■2 Huaina Capac,
3 Inca Jaira Tupac.
^ Tupac inca.
186 BSTUDIOS HISTÓRICOS
ellos a un don Martin, indio muy españolado, para que les
persuadiesse la venida por bien, y también les respresen-
tasse que si no venian por bien serian forzados a venir por
fuerza.
En 5 se hizo justicia de Dionisio Bobadilla, natural de
tierra de Yillalon, que como maestre de campo de Francis-
co Carvajal se halló en la muerte v desbarato de Lope de
Mendoza, cuando en Pocona Lope de Mendoza alzó ban-
dera por S. M. pensando divertir a Gonzalo Pizarro. para
que no fuese a Quito contra el visorrey, y llevó la cabeza
de Lope de Mendoza y la puso en el rollo de Arequipa. Y
después fué continuamente sarjento mayor de Gonzalo Pi-
zarro; y desbaratado Diego Centeno en la de Guarina, por
mandado de Gonzalo Pizarro fué a los Charcas a pedir di-
nero y jente contra, nosotros, y ansi trajo mucha plata y
cuantidad déjente a Gonzalo Pizarro al Cuzco, sin embar-
go de muchos despachos que por muchas diversas vias le
enviamos, y en especial uno con un Carreño,'el cual nunca
ha parescido, v creemos que lo mató él o otros de Pi-
zarro.
Envióse su cabeza a Arequipa, y pússose en el rollo don-
de él habia puesto la de Lope de Mendoza.
En 7 proveí de la misma manera ya dicha, una de las es-
cribanías del número de la villa de la PlíJta a Pedro Aceve-
do, que ha servido en estas alteraciones a S. M., y se halló
en la de Guarina y en Jaquijaguana en su real servicio, y
ha servido y sirve de fiscal en las causas de los culpados de
la rebelión de Gonzalo Pizarro. Fué esta escribanía de un
Alonso de Carmona.
En 9, en un cadalzo, estando en él los prelados y gran
número de los vecinos de este reino y los capitanes con nm-
cha otra jente y el estandarte real, y los otros guiones con
la mas solemnidad que se puede hacer, porque para redu-
cir los ánimos de esta tierra al temor y acato que deben
t^ner pareció que convenia que ansi se hiciesse, se pronun-
ciaron sentencias habiéndose antes substanciado sus pro-
cesos y hecho con las partes que parescieron, y en rebeldía.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 187
•contra los que no tuvieron defensores contra las memorias
de Pedro Oñate, natural de Burgos, 3^ vecino que fué de
'Quito, difunto; de Juan Bras, natural de Sevilla, y vecino
que fué del Cuzco; y Pedro Frutos, natural de Roa y vecino
que fué de Quito; y Miguel de Vidagora, natural de San
Sebastian, y vecino que fué del Cuzco; y de Francisco Mar-
molejo, natural de Sevilla y vecino que fué de Quito; y de
Pedro Martin de Cecilia, natural de don Benito de Estre-
madura y vecino que fué de Lima; de Diego de Obando,
mestizo natural de la Española y vecino que fué de Quite;
y de Pedro Fuelles, natural de Sevilla y vecino que fué de
'Quito, donde se mandó que sus casas fuesen derribadas y
puesto en ellas un letrero que manifestase su traición; y de
Gonzalo Diaz de Pineda, natural de Coto de üreiía, vecino
que fué de Quito; y de Juan Márquez, natural de Palos, ve-
cino que fué de Quito; y de Pedro Artunez, natural de Sant
Lucas de Barrameda y vecino que fué del Cuzco; y de Fran-
cisco de Toro, no se supo de donde era natural e fué vecino
de Quito; y de Hernando Bachicao, natural del dicho Sant
Lucar, y vecino que fué del Cuzco; de Juan Vázquez de Ta-
pia, natural de Talavera, vecino que fué del Cuzco; y de
Diego Bonifacio, natural de Burgos y vecino que fué de
Quito; y de Matheo Ramirez, natural de Granada y vecino
que fué de Quito.
Todos estos se dieron por traidores por razón de haber
muerto en la dicha rebelión, y se confiscaron todos sus
bienes.
Tratóse también contra las memorias de Francisco Juá-
rez, reciño que fué de Quito, y absolvióse ab instancia judi-
cii, y de Jerónimo Hermosilia, vecino que fué de Quito, y
dióse por libre, declarando haber gozado del perdón que
desde Panamá envié con la primera armada, porque murió
viniendo a juntarse conmigo, y acudió a Rodrigo de Sala-
zar cuando mató a Pedro de Puelles, y alzó l)anderaen Qui-
to por S. M.; y de Gómez de Estacio, natural de Almendral
y vecino de Guayaquil, se absolvió ab instancia judicii.
Al tiempo que estas sentencias se dieron, quedaron pen-
18S ESTUDIOS HISTÓRICOS
dientes algunos otros procesos contra memorias de difun-
tos; y no se aguardó a concluillos, por haber yo de salir del
Cuzco a hacer el repartimiento de lo que estaba vaco en la
tierra; v quedaron para que se concluyessen y pronuncias-
sen juntamente con las que contra los ausentes se habian de
pronunciar.
Este dicho dia con Montenegro, vecino de Lima, se en-
viaron ciento veinte barras de plata y diez y siete cajonci-
llos con pedazos de barras, los quince de cada noventa mar-
cos el cajón y los dos de a noventa y seis.
Enviáronse asímesmo con é! once cargas de arcabuces
que se recojieron, ansi por quitar las ocasiones de desaso-
siegos que con ellos podia haber, como por tenellos para
entrada y otros menesteres. Llegó todo a buen recaudo.
La cosa que en este negocio a que se me mandó venir,
mas he tenido después que la fui entendiendo, ha sido que
allanado Gonzalo Pizarro, no se pudiendo cumplir con los
que con ellos sirviesen a su sabor, y conforme a la costum-
bre que en las alteraciones que en estos reinos ha habido e
se ha tenido, habia de resultar inconvenientes y desasosie-
gos V desgracias, especialmente para conmigo, en que por
la familiar conversación que conmigo han tenido y por ha-
berme ayudado en esta jornada, tanta esperanza cada uno
tenia, porque a hacer el repartimiento otro (majistrado)
que de nuevo S. M. enviara como desde Túmbez lo supliqué,
no hubiera tanta amistad por no concurrir en él lo que he
dicho, y tenerle otro respeto que la mucha conversación
cjuita. Y estos inconvenientes parecían tan grandes, que
(rónzalo Pizarro, estando preso, dijo que no queria ma3'or
venganza de mí que verme encargado de tanta jente.
Y por este temor y por escusar la fatiga de los naturales,
mas que por el gasto que a S. M. se podia recrescer, dado
que también dé! tuve consideración, puse tanta dilijencia en
procurar que no viniese jente de la Nueva-España, ni de Ni-
caragua, ni de Santo Domingo ni del Nuevo-Reyno. y que
se despidiese la que venia de Popayan y mas de la mitad de
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 189
la de Quito, que a algunos paresció que ponía en aventura
la cosa, y ha salido una de las cosas mas acertadas.
E ansí lo es j será el que se ponga gran cuidado que esta
tierra esté mas reform^ida y mas descargada déjente, no se
consienta venir a ella persona als^una que no fuesse merca-
der, y que como tengo escrito para ello con gran instancia,
se provea en Tierra-Firme, Nicaragua y la Nueva-España
que no se deje embarcar hombre, para acá que no sea mer-
cader o marinero de navio, y que estos se pongan y asien-
ten en el rejistro, porque aquí se pueda pedir cuenta dellos,
y entender si son verdaderamente marineros y mercaderes;
porque so color de marineros pasan por dineros que los dan
cada dia a los maestros de las naos otras personas, y para
evitar este fraude es razón que se castigue con rigor, v no
hai que se pueda averiguar sino asentando en el rejistro las
personas que desembarcan.
Y si en esto de la jente no se pone remedio, cada diíi
correrá mas riesgo la paz y sosiego de esta tierra, y los na-
turales se destruirán sin bastar la justicia a remediallo.
Así que teniendo estos inconvenientes de la jente, y que si
no se derramasse poco a poco se podia seguir desiisosiego y
algún motin en que no solo hubiese desacatos, pero se hi-
€Íesse mucho daño en la tierra y robos en españoles v natu-
rales, especialmente saliendo desgraciado el repartimiento,
en que era imposible caber de las tres partes la una, me
pareció dilatar lo mas que pudiese el repartimiento; porque
con la dilación se cansarian los que menos razón tuviessen
de aguardar y se irian poco a poco derramando, como se
hizo, que al tiempo que se vino a hacer ya en el Cuzco no
habia la mitad, que se habia ido tan poco a poco que con
el recaudo de alguaciles que en el camino se hablan puesto
se pudo obviar a los daños que si ansi no se derramaran
se pudieran hacer. Y esa que quedaba parescia que estaba
mui moderada en su cobdicia y pensamientos, y aun tam-
bién parescia que convenia la dilación para poder mas
aprovechar la hacienda real con dilatallo; y aunque qui-
190 ESTUDIOS HISTÓRICOS
siera disferillo mas, no pude porque ansí con el deseo que
tenían de verse proveídos los que mas y menos aguarda-
ban como por el mucho gasto que en el Cuzco hacían y
faltas de mantenimiento que había, y se empezaba a mor-
murar que no quería repartir la tierra sino hacer con disi-
mulación lo que las ordenanzas antes de revocarse dispo-
nían, especialmente como vían que para S. M. se escojian
los aprovechamientos de lo que estaba vaco.
Y por esto junté a los prelados, jeneral i, mariscal ^ y
Diego Centeno, y a otras personas granadas; y procuré sa-
tísfacellas representándoles la necesidad que había habido
de dilatarse lo del repartimiento, y como por entender en
las otras cosas que en aquella ciudad se habían despachado
no había sido posible entender en cosa que tanta desocupa-
ción requería como lo del repartimiento, y aunque, pues,.
S. M. para dalles la tierra había gastado tanto de su ha'
clenda, y ellos de las suyas no podían servirle para avuda
délo gastado, no se les había de hacer duro que de lo vaco
y que aun no poseían, se ayiidasse en algo a S. M., pues
ellos lo habían de gozar después toda su vida y sus hijos e
mujeres, y que yo estaba determinado, ya que los negocios
tenían vado, de salírme fuera de aquella ciudad a hacer el
repartimiento, y que les rogaba y encargaba que ni fuessen
a impedirme ni permitíessen que otros fuessen, pues cuanto
mas desocupado estuvíesse lo haría mejor y mas en breve.
Recibiéronlo alegremente y ofreciéronse a satisfacer a todo
y a cumplir lo que les decia.
Y ansí en 11 de dicho jullio salí del Cuzco para hacer el
dicho repartimiento con solos el obispo de Lima, que por
su entereza y buen entendimiento y esperie icia que de las
cosas y personas destas partes tiene, píiresció que convenia
hallarse en el repartimiento, y Pedro López, escribano, ante
quien había de pasar y que tenia el rejistro de los reparti-
mientos pasados; y aunque quisiera que fueran también los
1 Jeneral Pedro de Hinojosa.
2 Mariscal Alonso de .\lvarado.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 191
otros dos prelados, no podian por hallarse enfermos en
aquel tiempo.
Dejé en el Cuzco al licenciado Cianea para la administra-
ción de justicia y determinación de las causas que queda-
ban pendientes de los culpados, y al contador Cáceres y a
Diego de Mora para la cobranza de los bienes e beneficio
dellos que allí quedaban de cobrar y beneficiar, los cuales
quedaron con las dos llaves, y la tercera quedó al rejente
frai Thomas deSant Martin, provincial de la orden de San-
to Domingo.
En 13 llegamos doce leguas del Cuzco, pasada la puente
de Apurima, camino de Lima, y a un asiento que se dice de
Gua^aiajeina, donde nos paresció hacer el repartimiento,
porque temimos que estando mas cerca del Cuzco no se pu-
dieran escusar importunidades, y allí se empezó a entender
con toda dilijencia mirando a que no se diese causa de plei-
tos con las pr(3visiones como se ha hecho en las pasadas,
antes se quitasen los que habia, concertando a los que los
tenian con darles de lo vaco, y para ello fué necesario ver
todos los rejistros de las provisiones pasadas, y a repartir
la tierra conforme a lo que cada' uno habia merescido y la
fidelidad que en servicio de S. M. habia tenido; y para ello
se procuró entender lo que cada cosa era en la tierra por
las relaciones que a los vecinos de los pueblos se hablan pe-
dido y ellos habian dado, v los méritos de las personas por
la noticia y las relaciones que de personas de crédito se ha-
bian tomado, que no fué de poco trabajo.
En 14 llegó a este asiento Arguello, criado del licenciado
Vaca de Castro, que venia a entender en sus negocios, y
habia arribado a la Buenaventura, y ansi vino por la ciu-
dad de Quito. Y de las cartas que de aquella ciudad trajo,
y de lo que dijo, se entendió como sabido por un Lunar,.
vecino que habia sido de Guayacjuil, y por otros mal inten-
cionados y aficionados a la rebelión de Gonzalo Pizarro,
cómo Diego Centeno era desbaratado, echaron fama que
nosotros íbamos también desbaratados y huyendo, y que
concertaron (|ue a 11 de marzo próximo pasado, domingo-
102 ESTUDIOS HISTÓRICOS
cuarto de cuaresma, en la iglesia, estando el pueblo en mi-
sa, diessen en los alcaldes y los prendiessen, y niatassen y
apellidassen la voz de Gonzalo Pizarro, y hiciessen lo raes-
mo en las personas que no les acudiessen, paresciéndoles que
en aqut'l tiempo y lugar tomarían el pueblo mas cuidado, y
que teniendo esto así concertado, uno de ellos, que era un
mestizo, los habia descubierto a un relijioso de Santo Do-
mingo, el cual habia dado de ello aviso a un alcalde; y que
con este aviso se habia prendido el Lunar y otros, y hecho
de ellos justicia.
Despaché luego al Cuzco al licenciado de la Gama para
que se diese priessa en partirse e ir a aquella ciudad, de la
cual le dejé proveído de correjidor sin saber esto, parescién-
dome que ansi por estar tan apartada aquella ciudad como
porque en ella entendia que hablan quedado personas que
hablan andado con Gonzalo Pizarro, requería persona de
la esperiencia, de la reputación y rigor del licenciado la Ga-
ma, y ansí luego vino y es ido ya. Y porque fucsse con mas
dilijencia, se despachó dende esta ciudad de Lima por la
mar.
Sirviéronme asimismo comunicarme la justicia y reji-
miento de Quito como luego otro dia que ajusticiaron
aquellos, llegaron cartas mias en que desde Jauja escrebí a
aquella ciudad que nos partíamos en busca de Gonzalo Pi-
zarro, buenos y con pujanza, y que les hablan mucho áni-
mo y alegrado y asentado del todo aquella ciudad, porque
como nos alejábamos yendo hacia el Cuzco, de los pueblos
que abajo quedaban, parescióme que para animallos con-
venia servilles y así se hizo a todos ellos.
En 6 de agosto recibí cartas del licenciado Cianea y del
contador Juan de Cáceres, en que me servia como ha-
bia hecho dilijencia con el dicho Arguello para saber los
bienes que acá Vaca de Castro habia dejado, y para ello
habían querido ver las escrituras que él traia, y que sobre
ello se habia perjurado negando las escrituras que después
en su poder se hallaron, que son cuyo traslado con esta
- envió.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 193
En 8 recibí la lista que aquí vá de los sentenciados en
rebeldía, cuyo traslado hice luego a las justicias de todos
los pueblos destos reinos y a Popayan. Muchos de los con-
tenidos en esta sentencia estarán presos en los Charcas v
Arequipa, donde se habian huido y otros se han preso
después.
En dicho dia pasaron por aquel asiento doce presos, que
se llevaban a Lima para de allí enviarlos a Tierra Firme,
y de allí a las galeras; y entre ellos iba un Almao, camare-
ro que fué de Gonzalo Pizarro, natural de Molina, y un
Hernando de Torres, natural de Arcos cabe Jerez de la
Frontera, vecino que fué de Ar^íquipa, y un Luis de Baeza,
natural de Granada, y Christóbal Pizarro, natural de Tru-
jillo, hijo de un Orellana.
En 10 líegaron los mensajeros que de nuevo enviaba el
hijo del inga con el indio don Martin, i dijeron como los en-
viaba a decir que vendría a la audiencia; que le diessen
para él y para los que con él hubiessen de venir, lo que se
incluye entre el pedazo del rio de Apurima que hai desde la
puente hasta donde se junta con Abancay, que es de diez
leguas, y entre el camino que hai hasta la de Abancay, que
€S de ocho leguas, y entre el pedazo de rio que hai desde la
dicha puente de Abancay hasta la dicha junta de Abancav
y Apurima que es de cuatro leguas; y que le habian de dar
lo que en los Andes tiene ocupado ahora y unas casas que
habian sido de su abuelo en el Cuzco, y cierta heredad y el
solar de unas casas de placer que en Jaquijaguana solia
tener su aVjuelo, y que en el pedazo de tierra que entre los
rios hai, sólo hai quinientos y cincuenta a seiscientos in-
dios de dos vecinos, que el uno es Hernando Pizarro.
Visto lo que importaba que éste viniesse a obediencia
de S. M. se le ofreció este pedazo de tierra que para ellos
es mui buena, y h\s dos casas y heredad que pedia, y unas
dos heredades que donde ellos están han desmontado y
hecho de coca; y no se les dio allí lo que pedían ansí por ser
mucho como también porque parescia quedando ellos se-
ñores de aquel fuerte, cada vez que quisiesen se alzarían; y
TOMO VII 13
194
ESTUDIOS HISTÓRICOS
con este despacho y contentos se volvieron. Y según la
gana que don Martin dice que sintió en el hijo del inga y
en su ayo y en los demás de salir de allí, créese que vendrán
porque es tierra mui enferma y viven en ella, según don
Martin dice, enfermos.
Este dicho dia recibí un pliego de Loyando, en que vi-
nieron las bulas del arzobispado de los Reyes al obispo, y
se le dieron con la insignia del palio que con ellas venia.
Acabóse el repartimiento de hacer, que conforme a las
relaciones que del valor de los repartimientos los vecinos y
personas que de ello tenian noticia dieron, vale y renta en
cada un año lo que se proveyó, un millón y tantos mili
pesos conforme a la estima que ahora tienen, pudienclo an-
dar la décima parte de indios en las minas, y durando la
groseza de las minas de Potosí, que es mui grande, como
V. S. podrá mandar ver por estas cartéis que aquí envió
de Grabiel Rojas y licenciado Polo, que con estas cualida-
des se dieron las relaciones del valor de los repartimien-
tos. Mejoráronse muchos vecinos de repartimientos dán-
dose los que ellos tenían a otros, y con esto montó el
repartimiento lo que digo.
Y repartiéronse sobre las personas a quien se dieron re-
partimientos, ciento y treinta mili pesos; que antes que les
diessen las cédulas hablan de dar para repartir por las per-
sonas a quien no cupo repartimiento. Y la distribución de
estos dineros encomendé en el Cuzco el arzobis})"), jeneral,
mariscal, Diego Centeno y provincial de los dominicos,
porque tenian mas noticia de las personas y de los que ha-
blan servido. Y allende del repartimiento de los dichos in-
dios, montó a la común tasa i, la encomienda de los ya-
naconas que en Potosí se hizo, y el aprovechamiento de
ellos en cada un año, cuasi cincuenta mili pesos.
El repai timiento de Yucay con la coca de Avisca, que era
lo que el marqués tenia en el Cuzco, que valdrá doce e tre-
ce mili pesos de renta, no provey sino pu>e un depositario
1 Según la tasación corriente.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 195
que cojiese y aprovechase la dicha coca, 3^ tuviese cuenta
de ]o que rentase, hasta que consultado S. M. y V. S. sobre
si eran servidos que este repartimiento se proveyese a un
hijo del marqués don Francisco Pizarro que hubo en una
india, que es ahora muger de un Betanzos lengua ^ y se en-
viase a mandar lo que S. M. era servido que en ello se hi-
ciese.
Es este niño de unos nueve o diez años; y no queda del
marqués sino él y doña Francisca, su hija, y muéstrase bien
inclinado '■^. No quedó lejitimado; pero parece que mirado
lo que el padre sirvió y que siempre fué fiel, cabria hacérsele
esta merced. A V. S. suplico que consultado con S. M., se
envié a mandar lo que en esto se deba hacer.
Y en el entretanto, de lo que rentase este repartimiento,
podránse remediar dos hijuelas que dejaron Juan Pizarro y
Gonzalo Pizarro, pequeñuelas, y enviarse a Trujillo a una
su tia, con remedio para que de lo que acá se les diesse,
se casen.
Y esto suplico a V. S. tenga por bien, siquiera por habér-
melas encomendado Gonzalo Pizarro, pues el remedio se
hace sin costa de nadie.
Gonzalo Pizarro dejó un muchacho mestizo, que será
ahora de 11 a 12 años. Es tenido por mal inclinado, y su
padre habló algunas veces en decir que muerto él, habia de
quedar en su lugar éste. Paresceme que se debe enviar a
Castilla, y podráse también remediar de al¿,o de lo qne
aquel repartimiento rentare. También es justo que V. S.
envié a mandar lo que se deba hacer en esto.
En el repartimiento reservé mi facultad, en caso que
adelante algún repartimiento paresciese excesivo, de re-
1 Lenguaraz, intérprete.
2 Este niño, que se llamaba Gonzal(\ murió a la edad de cator-
ce años. Doña Francisca, que heredó los hienes de su hermano, pa-
só a España i se casó con su lio Hernand»» Pizarro. LosdtscfU'üen-
tes de estos obtuvieron en 1631 el título de marques de la Con-
quista.
m
196 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ducirlo a lo comunal y de añadir a los que constase ser
cortos.
Y ansí mesrao que porque a iglesias ni a monasterios no
se daban indios, reserbaba en mi y en la audiencia facultad
de poder repartir peonadas de indios para la edificación de
las iglesias y monasterios, las cuales los comentarios fue-
sen obligados de tomar con parte de sus tributos.
Ordenóse que en las provisiones, se amonestasse que nin-
guno llevasse tributos inmoderados con apercibimiento que
si al tiempo de la tasa se hallasse haber llevado mas tribu-
to del que se tasasse, se mandaria tomar en cuenta para lo
venidero, con mas la pena que mereciesse deberse echar. Y
en las provisiones de corregidores que se hacen, es esta una
de las cosas de que mas se amonestan que tengan cuidado
Y de defender y amparar de toda molestia a los naturales.
Y asimismo, por quitar todos pleitos, se mandó que an-
tes que se diesse la cédula de provisión a alguno, renuncia-
sse por acto el cual se pusiess^ al pie del rejistro de la pro-
visión, cualquier derecho que a la encomienda de otros in-
dios tuviesse.
No se confirmó ni dio indio alguno que Gonzalo Pizarro
hubiesse proveido a persona alguna a quien él los hubiesse
dado, por que no paresciesse que se tenia por buena cc»sa
que él hubiesse hecho, y que ninguno pudiesse decir que le
quedaba algo de su mano dado, que a muchas personas a
quien él dio indios, se dieron otros por lo bien que en esta
jornada han servido.
Desde el Cuzco hasta los Charcas hay 140 leguas, y des-
de Arequipa a los Charcas las mesmas; y por estar tan
gran pedazo de tierra sin pueblo de españoles se hacen mu-
chos robes y vejaciones y molestias a los naturales; y los
indios del medio tienen mucho trabajo de venir a servir al
Cuzco y Charcas; v por eso paresció cosa muy conveniente
que en Chuquiabo se hiciese un pueblo de los vecinos ^ a
quien se repartiese aquello de Chuquiabo, y los reparti-
1 La actual ciudad de la Paz.
1
DOCUMENTOS RF3JLATIV0S A VALDIVIA 197
niientos que en el Cuzco y Charcas servían, que estaban
junto a Chuquiabo apartadlas de aquellas dos ciudades, y
ansí se ha mandaflo hacer y se intituló Nuestra Señora de
la Paz.
Paresció que con este repartimiento debía volver al Cuz-
co el arzobispo, porque con su autoridad i respeto que to-
dos le tenían, podría ser mejor recibido, y que para ello el
día de San Bartolomé, antes de predicarse el repartimien-
to, predicase el propósito el rejente, y al fin del sermón le-
\^ese una carta mía cuyo traslado aquí envío, porque según
la codicia inmoderada de esta tierra todo parecía que era
menester para obviar la des<íracia de aquellos a quien no
cupiese suerte, a lo menos no tan llena como la. deseaban,
Y ansí en 18 de dicho agosto se partió al Cuzco el arzo-
bispo no con poca congoja de las importunidades y pesa-
dumbres que creía que había de recibir, pero como en todo
desea servir a S. M., esforzóse a la vuelta.
Y escribióse con él al licenciado Cianea que quedasse y
residiesse allí hasta que aquella ciudad se variasse de la
jente que en ella había y se sosegasse. Y escribióse a las
Charcas y Arequipa amonestando el cuidado que debían
tener del sosiego y quietud y de castigar cualquier desa-
cato o bullicio que en este tiempo se ofrecíesse.
Este mesmo día me partí para Lima, y no volví al Cuí-
co, ansí por huir ocasiones de no me desgraciar con algu-
nos que con sobra de codicia se me desacatassen con pala-
bras importunas, como también por entender en el sosie"
go de lo de abajo y asiento de la audiencia.
En 28 yendo en el camino de Lima, recibí cartas de como
los presos que para las galeras Mercadillo había llevado a
Lima, los había enviado Lorenzo de Aldana desde allí en
dos navios, y que se habían soltado de las prisiones e il^an
la vuelta de Nicaraguas escepto diez que habían saltado
en la costa del Perú, de las cuales dos se habían preso en
Trujillo y otro en Piura y otro en Guayaquil. Escribí lue-
go a Nicaragua y a Nueva— España dando aviso de ello
para que allá les prendíessen \^ castigassen los principales.
198 ESTUDIOS HISTÓRICOS
V los otros e'iviasseii a España. Con estas cartas se partió
de Lima el licenciado Karnirez v con determinación de ha-
cer en ello lo que suele en las cosas del servicio de S. M. Y
ansi mismo escribí al licenciado de la Gama para que de
camino, en los términos de Trujillo, Piura y Guayaquil pu-
siesse gran diligencia en haber los otros seis y castig¿ir los
principales y los otros tornalles a enviar a Tierra-Firme.
Y ansimismo escribí al correjidor de Tierra-Firme para
que tuv^esse cuidado si por ella aportasen, de hacer la mis-
ma dilijencia.
En 4 de setiembre llegó a mí a la Nasca el capitán Alon-
so de Mendoza, que le enviaban el arzobispo, jeneral y ma-
riscal V Diego Centeno a hacerme saber como habia habido
una cierta manera de motín en el Cuzco de algunos a quien
no habia alcanzado el repartimiento, y de otros que aun-
que les habia caido suerte, no eran tan llena como quisie-
ran; y que hablan hablado entre sí de poner las manos en
el arzoJ)ispo y otras personas, y que se sospechal^a que ha-
bia sido muc'ia parte del principio de esto un Francisco
Hernández i, teniente de Benalcazar en la gobernación de
Popayan, que fué el que según dicen, puso al adelantado
en ajusticiar a Jorje Robledo, el cual fué capitán del viso-
rrei en la de Quito, y en ésta de Jaquijaguana lo fué tam-
bién de a caballo; y en entrambas jornadas sirvió bien y
por ello, sin tener en la gobernación de Popayan cuatro-
cientos pesos de tril^uto, se le dio en el repartimiento todo
lo que Gonzalo Pizarro tenia en el Cuzco, que según la re.
lacion de ello hai, vale en coca once mili pesos aliende del
trigo y maiz que los indios dan tributo. El cual me dijo que
quedaba preso.
Parescióme convenia que yo volviese a hacer castigar se-
mejante desasosiego, y ansi me determiné en ello sin em-
bargo que estaba 65 leguas del Cuzco y que Alonso de
Mendoza me decía que no habia necesidad.
1 Francisco Hernández Jirón, caudillo de la formidable insu-
rrección del Cuzco en 1553, ejecutado en diciembre de 1554.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 199
Estando en esta determinación, llegó tin Marchena con
cartas del arzobispo y de otros en que me escribian como
estaba todo llano con haber justiciado uno y tener presos
muchos otros.
Despaché luego un mensajero a dilijencia encomendando
mucho al licenciado Cianea, el cual en todo lo hace muí
bien y es de las mejores ayudas y mayores que he tenido
y tengo, que tuviesse gran cuidado y entero rigor para cas
tigar a los que desto hubiessen sido principio; y ansi he sa-
bido que lo ha hecho y hace y que tiene preso a Francisco
Hernández, dado que no se ha hallado en él tanta culpa
como se creyó. Y cierto es justo que S. M. haga merced al
Mcenciado no solo por lo que en esta jornada ha servido
como juez y letrado y hombre de guerra con sus armas y
caballo, pero aun por lo que en ella ha gastado por su per-
sona y casa y abrigando y manteniendo soldados v jente,
y manteniendo otra casa-con su mujer en Tierra-Firme, de
que no deja de estar alcanzado y adeudado. Y ansi yo a
S. M. suplico se las mande hacer, y a V. S. que den al licen-
ciado para ello favor y esme Dios testigo que esto digo sin
sabiduria ni intercesión suya, solo por lo que debo a la
verdad i justicia.
En 6 del dicho setiembre, dos jornadas mas adelante de
la Nasca, despaché al capitán Alonso de Mendoza con pro-
visión de corrcjidor de la ciudad de Nuestra Señora de la
Paz. y para que fuesse a poblar el diclio *])ueb]o, hiciesse a
los vecinos que estabíin señalados quefuessen a residir en él,
porque me pareció que por ser persona tan dilijentey de
rostro como es, era conveniente para el allanamiento y pa-
cificación de aquella tierra.
En 17 llegué a Lima, donde recibieron al sello y a mi con
mucho regocijo de fuegos y danzas y personas vestidas de
diversas sedas que la ciudad dio.
Metieron al sello debajo de un palio y en un caballo bien
adornado, el cual llevaba el correjidor Lorenzo de Aldana
de la rienda. Iba él y los alcaldes yrejidores y los otros que
llevaban el palio, vestidos de ropas largas carmesí raso. Y
200 ESTUDIOS HISTÓRICOS
la jente que sacaron de guarda para el sello vestida de li-
brea de sedas.
En 18 hice que se nombrassen personas para hacer las
cuentas de thesorero Riqlielme, y que se hiciesse almoneda
de algunos bienes que se perdia en no se vender, porque se-
gún se cree será el alcance, habrá necesidad para que S. M.
se pueda pagar de beneficiar con cuidado los bienes que de-
jó, V ansi se entiende en este negocio.
Este dia recibí carta de Arequipa de que Valdivia era
partido para Chile por tierra con ciento y veinte hombres,
V que la otra jente aguardaban que los navios llegassen al
puerto de aquella ciudad para embarcarse en ellos e ir ])or
mar.
En el Cuzco recibí una carta en cifra; y por no tener abe-
cedario allí como ya hice relación, no la pude leer. Ahora la
he visto, y en ella se me mandaba que estorbase el casa-
miento que a S. A. se habia dicho que Gonzalo Pizéirro que-
ría hacer con su sobrina doña Francisca, hija del marqués,
y pues ya el es muerto, no habrá que decir en esto mas de
que según he sido informado, nunca a él le pasó por pensa-
miento ni habia para que pasarle, porque este casamiento
ni con los españoles ni con los naturales le autorizaba, ni
habia parte para su rebelión porque las mujeres entre estos
naturales nunca heredan ni hacen de ellas caso, especial-
mente ésta que viene ya por tantas quiebras.
También se me mandaba hiciesse alguna fortaleza o fuer-
te en Panamá; y tampoco desto me parcvSce que hay necesi-
dad no sólo porque ya cesa la que cuando se me mandó pa-
rescia que podia hacer, pero aun también porque ninguna
disposición hay en Panamá de lugar donde se pueda hacer
fortaleza que defienda tomar tierra a los navios que fueron
al Perú, porque aunque se pueda hacer para defender que
no entren en el puerto que está junto al pueblo, puédese to-
mar en otras muchas partes, que desde allí no se puede im-
pedir.
Pero para lo que toca a Tierra-Firme paresceque impor-
taría hacerla en el nombre de Dios, especialmente si la hi-
DOCUMENTOS líELATlVOS A VALDIVIA 201
ciessen en los arrecifes del puerto que haría tan fuerte aquel
.puerto y pueblo, que habiendo allí artillería me paresce que
ninguna armada seria parte para entrar en él ni llegar a la
ciudad.
Y para el Perú paresce que importaría hacerse fuerte en
esta ciudad de Lima por ser la escala principal de todas es-
tas tierras; y aun sí se hiciesse otras en el Cuzco o los
Charcas seria para total seguridad y pacificación de ellas.
Por una cédula de S. A. me envía a mandar que no ha-
biendo necesidad de la artillería que se trajo de Santo Do-
mingo, la haga volver allá. Aquella artillería no ha vemdo
acá ni yo la he visto; pero como yo envié a decir que no
passase lajente de Santo Domingo, creo se quedaría en Tie-
rra Firme. Yo escribo a los oficiales de allí que sí allí está
la envíen y les envío para que con mas cuidado lo hagan, la
cédula.
En esta ciudad está allegado buen golpe de dinero que en
la partida de que arriba he hecho relación se trajo del Cuz-
co; y el arzobispo e personas que para entender en ello que-
daron en el Cuzco enviaron otra partida que de restos que
de allí quedaron por cobrar, se había allegado. Y de los
Charcas se traerá mas de otro tanto según lo que Grabíel
de Rojas y el licenciado Polo me escriben; y para que desde
Arequipa aquí venga; se enviará dentro de veinte días un
navio; y desde la Nasca envié una provisión a Gabriel de
Rojas para que los trajesse a embarcar a Arequipa, y a los
vecinos de los Charcas y Nuestra Señora de la Paz y Are-
quipa lo acompañassen con jente de a pié y a caballo como
él les ordenasse; y creo que en todo enero, dando Dios buen
aví amiento a Grabíel de Rojas, habrá aquí seiscientos mili
pesos, allende de estar pagado todo lo que se libró para la
gi^erra fuera de esta ciudad; y lo que en ella está librado se
va pagando de cada día de los quintos, sin que a esto ni a
lo que mas se trajere se toque, que según las cosas han
andado y el poco tiempo que para allegar a S. M. ha habí-
do después del castigo de Gonzalo Pizarro, no ha sido poca
hacienda.
202 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Bien creo que antes que se envíe por este dinero se me
enviará a mí licencia para volverme a morir en mi natura-
leza; pero si ansí no fuesse, suplico a V. S. se tenga por
cierto que yo iré juntamente con ello, y que por ninguna
cosa quedaré acá porque me paresceria que ya se contem-
porizaba conmigo, y en esto no habrá en mí determina-
ción ni mudanza; v allende del gran bien y merced que a mí
se hará en enviarme licencia para irme, conviene al servi-
cio de Dios y de S. M. y buena administración de justicia
que otro la administre, e no yo que tan prendado estoi en
opinión de los de esta tierra a serles amigo igual y no juez
superior. Y uor no ser mas pesado, creyendo que no hai
necesidad de ello, sino que cuando esta llegare ya verná mi
licencia, no inst) en pedilla con mas palabras.
En esta ciudad me dieron una relación que con esta en-
vió, cjue dejó un Alonso Castellanos, servidor que ha sido
de S, M. para que se me diesse, porque él no me pudo aguar-
dar a causa de tener necesidad de partirse a Trujillo, por la
-cual dice que el monasterio de la Merced de esta ciudad
pocos dias antes que allá viniesse la nueva del desbarate
de Gonzalo Pizarro, le habló frai Pedro Muñoz, fraile de la
dicha orden de quien en las pasadas he hecho relación, para,
que levantasse este pueblo por Gonzalo Pizarro ofreciéndo-
se este fraile de matar a Lorenzo de Aldana, al cual dic)
aviso este Castellanos; y por su parecer dio y tomó al Cas-
tellanos con este fraile hasta que vino la nueva del desba-
rate i castigo de Gonzalo Pizarro.
Esta ha sido una orden en estremo perjudicial a! servi-
cio de Dios y de S. M. y de mucho escándalo para españo-
les, y tengo creido que ansi lo será de aquí adelante o ha-
brá poca enmienda en ella, porque de orden que tan suelta
puede ser en España ¿qué se ha de esperar en tierra tan
libre de los males como ésta? Y el comisario que acá vino
téngole por buen hombre, pero de tan poco rostro que
temo será de ningún fruto o tan poco que no será nada; y
cierto delante de Dios hablo que me parece seria gran ser-
vicio que a Dios y a S. M. y bien a la tierra se hará en po-
DOCUMENTOS RfiLATIVOS A VALDIVIA 2-; 3
blarsus casas de relijiosos de San Francis:o o Santo Do-
mingo, y que se fuessen todos los que de esta orden que en
estas partes están, a Bspaña; y ansí muchos me lo han
hablado, y aun de parte de Trujillo pedido, y dado sobre
ello información de graves cosas. Nuestro Señor etc. De
los Reyes 26 de septiembre de 1548.— Bl licenciado Pedro
de la Gasea .
III
CARTA DEL LICEMCIADO PEDRO DE LA GASCA AL CONSEJO DE
INDIAS SOBRE LAS ACUSACIONES HECHAS A PEDRO DE VAL-
DIVIA, I LAS MEDIDAS TOMADAS PARA LLAMAR A LIMA A
ESTE CONQUISTADOR.
Muy ilustres y mui magníficos señorea:
Después que como he dado rel¿icion a V. S. provei a
Pedro de Valdivia de la gobernación y conquista de Chile,
habiendo en él algunos descuidos y en especial que tenien-
do jurado y hecho pleito homenaje de no llevar indios ni
piezas de esta tierra, sacó en los navios que desde este puer-
to llevó algunos; y queriendo Lorenzo de Aldana visitar
los navios y sacarlos indios que en ellos iban, no se lo
consintió y los llevó de aquí, aunque no tantos como al
Cuzco me escribieron.
Y yéndose a Arequipa, donde se ha llegado lajenteque
con él ha de ir, tomó algunos presos que se habian conde-
nado para las galeras y se traian a embarcar a esta ciu-
dad y los llevó consigo y en especial ¿i un Luis de Chávez,
que es el del que en la relación jeneral hago mención, pero
que le dio prestados ciertos dineros que la mujer del dicho
Luis le habia dado para llevar a España.
Y juntamente en esto se me dio aviso, el cual recibí en
el camino, que en esta ciudad decían algunos de los que vi-
204 ESTUDIOS HISTÓRICOS
nieron de Cliile con Valdivia, que al tiempo que de allá par-
tió, por su mandado se habia muerto a un Pero Sancho,
compañero suyo, y que por ello aquella tierra se decia.
que estaña alterada e se temia por cierto que siendo par-
tes los que allá estaban, procurarian de impedir la entra-
da a Valdivia v que de ello no podia resultar inconve-
nientes.
Despaché desde el camino una provisión al jeneral Pedro
de Hiño josa para que con todadilijencia fuesse a Arequipa,
vcon to da buena maña y cordura visitasse los navios y sol-
tasse todos los indios que en ellos fuessen y no consintiesse
que se sacasse alguno.
Y que ansimesmo procurasse de prender al dicho Luis de
Chavez, y a los otros condenados y los enviasse a buen re-
caudo aquí a Lima.
Y que con toda la disimulación y secreto que pudiesse se
informasse de las cosas de Chile que me habian dicho, y que
si hallaba ser verdad procurasse hacer volver aquí a Valdi-
via y enviar lajente porque se vaciasse algo de la que en
esta tierra sobra, con don Juan de Sandoval, o con uno de
otros dos que se le señalaron y para la persona que envias-
se se le dio provisión en blanco y que si no hallare que era
como se'dice, disimulasse y le dejasse ir su camino y le avu-
dasse a aviar.
Anochej24 deste recibí carta del arzobispo y jeneral de
como luego que recibió mi carta y provisiones se partió a
Arequipa a cumplirlo que le escribia. Parescióme que era
negocio importante y que de por sí debia de hacer aparte
relación del. Aqui no he hallado información que algo sea
délo que dicen de Chile.— Nuestro señor etc. De los Reyes
25( de septiembre de 1548.
Nuestro Señor conserve y aumente los muv ilustres y
muy magníficas personas de V. S. a su santo servicio con
el aumento destado que los suyos deseamos, etc. — El licen-
ciado Pedro de la Gasea.
DOCUMNNTOS RELATIVOS A VALDIVIA 205
IV.
CARTA DEL LICENCIADO PEDRO DE LA GASCA AL CONSEfO DE
INDIAS INFORMÁNDOLE PARTICULARMENTE ACERCA DEL
PROCESO DE VALDIVIA, FECHADA EN LOS RüYES A 26 DE
NOVIEMBRE DE 1548.
Muy ilustres y muy magníficos señores:
A 14 de octubre próximo pasado hice relación de lo que
hasta entonces se ofrecia de qué hacerla por mi carta cuya,
■duplicado con esta vá. Lo que después acá hay de que ha-
cella es:
En 20 del otro mes de octubre se enviaron a Tierra-F'ir-
me ocho culpados en la rebelión de Gonzalo Pizarro deste-
rrados a España, y algunos de ellos a galeras y fueron en-
tre ellos Almao y Mescua, camarero y caballerizo de Gon-
zalo Pizarro.
Este dia llegó por la mar el jeneral Pedro de Hinojosa
con Pedro de Valdivia, al cual alcanzó cuarenta é cinco le-
guas más allá de Arequipa, que son 200 y tantas de esta
ciudad, e porque él no llevaba mas de nueve hombres e Pe-
dro de Valdivia iba con el pié de ciento, fué con él disimu-
lando las provisiones que llevaba e persuadiéndole que de-
bia volverá satisfacerme de algunas cosas que del me habían
dicho, e no solo no lo hizo, mas como quien ya estaba avi-
sado de que Pedro de Hinojosa llevaba provisión para
mandalle volver, le dijo que no podia volver por ninguna
cosa, e que de las provisiones de S. IVL, obedeciéndolas,
cuando habia causa para ello, con todo acatamiento se su-
plicaba.
E otro dia Pedro de Valdivia hizo reseña de su jente, e
a lo que se entendió fué por desanimar para que no se pu-
siesse el jeneral en ejecutar la dicha provisión.
Pero con determinación 3^ ánimo, Pero de Hinojosa le
206 ESTUDIOS HISTÓRICOS
tomó en su cámara poniéndolos nueve hombres que lle^
vaha a la puerta con sus armas e arcabuces las mechas en-
cendidas, e le dijo que pues no había querido hacerlo como
amigo le aconsejaba de volver a darme cuenta, que lo ha-
])ia de hacer en cumplimiento de la provisión que llevaba;
e queriéndose alterar alguna de la jente de Valdivia, les
mando que nadie vSe alterassc ni meneasse, sino por vida
del rey que el que lo tentasse le ahorcaria, e con este de-
nuedo y el concepto y respeto que todos tienen al jeneral,
nadie se bulló, e Valdivia les mostró querer venir de su vo-
luntad diciendo que él era criado de S. M. e no habia de
perder lo servido, e ansi le trajo consigo en figura de presa
sin apartarlo de su lado dejando encomendada la jente a
un Francisco de Ulloa, e mandándole que siguiesse su ca-
mino con ella tras la otra que iba delante metida en los
despoblados hasta que yo proveyesse lo quedebiesse hacer.
Llegados, empecé a tomar información del estado en qne
dejó la tierra Valdivia y si salió de ella con intento de ser-
vir al rey o de ayudar a Gonzalo Pizarro e si habia sido
en la muerte de Pedro Sancho, e de las provisiones que dicho
Pedro Sancho tuvo, e si Pedro de Valdivia era conveniente
para la gobernación y conquista de Chile, o si de su vuelta
a ella se pudiesse seguir algún inconveniente.
En 24 llegó a este puerto de Lima la fragata que habia
llevado Juan Jofré de Avalos, y en ella escribia el cabildo
de la ciudad de Santiago, que es la principal de dos pue-
blos de cristianos que en aquella provincia están pobla-
dos, encomendándome que les enviasse por gobernador a
Pedro de Valdivia y encomendando mucho su persona.
V vinieron o' ras cartas en su recomendación e un tras-
lado signado de la provisión que tuvo Pedro Sancho para
descubrir de la otra parte del estrecho de Magallanes y las
islas de aquella comarca, lo cual todo va con ésta. ^
1 Esta provisión o nombramientu fie Pedro Sancho de Hoz pa-
rece definitivamente perdida; a lo menos no la he visto nunca, a
pesar de haberla buscado empeñosamente en los archivos espa-
ñoles.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 207
E ansí mesmo vinieron en la fragata algunas personas
qne habian sido del bando de Pedro Sancho a quejarse de
• Valdivia e pnjcurar que no volviese a Chile. Proseguí la in-
formación que habia empezado a tomar, e recibí sobre ella
los dichos de algunos que en la fragata vinieron, que enten-
dí quenotenian pasión, a lo menos los que menos la tenian,
que es la que con ésta va.
En 28 del dicho octubre me dio uno de los que habian ve.
nido de Chile en la fragata cincuenta y siete capítulos en
que se contiene que Pedro de Valdivia habia muerto a al-
gunos españoles, e tomado caballos a otros, e que cuando
se partió de Chile se habia abiado con dineros que algunos
tenian embarcados en el navio en que aquel vino, para ve-
nir a emplearlo en el Perú, y otros para venirse a España e
hecho desembarcar a los dueños de ellos, e que habia qui-
tado indios a muchas personas a quien primero los habia.
encomendado, e dicho palabras en demostración de inobe-
diencia de S. M. e que tenia una mujer desde que a aquella
tierra habia ido, publicamente e dádole muchos indios,
como parece por los capítulos que con esta envió.
Parecióme se me daban tan disimuladamente que se po-
dia sospechar que los que habia sido en darlos querían ser
testigos, e por esto tomé informíicion de los que habian
sido en ellos delatores, y parecieron habia sido Antonio de
ülloa, Hernán Rodiiguez de Monroy, Landa, Zapata, Cés-
pedes, Grabiel de la Cruz, Tarabajano e RaVjdona. ,
En 30 di copia de los capítulos a Valdivia para que si
quisiesse dar reinterrogatorio por donde se reinterogassen
los testigos, que sobre ellos se tomassen, e continué la in-
formación que habia empezado a tomar antes que la fraga-
ta llegasse.
Este dia proveí a Martin Oclioa, homi)re cuerdo e bueno
a lo que todos dicen, e que se halló en la batalla con el vi-
sorrey, uno de los doce (|ue en su guarda iban, de la con-
quista que dicen del rio de Mira que empieza en los térmi^
nos de Quito, acabado el repartimiento de Mira que es
aquella parte lo postrero de lo descubierto, caminando has-
208 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ta la bahía de Sant Matheo, y a la mano derecha de aquel
camino hasta los términos de la gobernación de Popayan
y la costa abajo hasta el puerto de Buenaventura dejando
aquel puerto para la gobernación de Popayan y a la iz-
quierda hasta los términos de Puerto viejo y Guayaquil.
Es un pedazo de tierra que hasta ahora no se ha descu-
bierto, e adonde se cree que son las minas de las esmeral-
das. Importaria para la navegación de Tierra-Firme a
estas partes, que en esto se poblasse algún puerto donde
los navios pudiessen hacer escala e proveerse, y ansi lleva
intento de hacer.
Proveyóse por justicia mayor e capitán de aquella con-
quista ad beneplacítum de S. M. e mió e de la audiencia
en su real nombre, porque allende de convenir tener tan
fácil mano para revoearlos cuando paresciere que no con-
vienen para la conquista, es causa de que con mas cuidado
se hagan e con mayor obediencia hagan lo que deben.
Provevóse esta conquista para sacar jente de esta tierra
de la que ha servido a S. M. en esta jornada, la cual ya em-
pieza a ir entendiendo que no se les puede dar otro remedio,
e con lo que tiempo puede e con haberme esforzado a mos-
trarles alguna esquiveza para que no con tanta familiari-
dad me importunen sobre lo que no puedo ni tengo que da-
lles, aunque de tal manera es esto que en lo que cabe no les
dcíjo de mostrar el amor grande que les tengo, como a per-
sonas que en esta jornada me han hecho buena compañía e
tne han amado, van ya mejorando en conoscer el respeto
que a los ministros de S. M. e temor a su justicia deben te-
ner e toman cuidado de buscar su propio remedio. E ansi
espero, placiendo a Dios, que en breve estará mui asentado
e en orden, con que se tenga buen cuidado que no entre
mas jente en esta tierra en estos dias, porque a entrar no
podia sino correr riesgo el sosiego de ella y la conservación
de los naturales.
En 1*^ de noviembre recibí carta, que el arzobispo me en-
vió del camino viniendo del Cuzco a esta ciudad, en que decia
<:omo el hijo del inga habia enviado a un su capitán a to-
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 209
mar la posesión de lo que se le había dado, y a hacer las
sementeras e adrezar sus casas para venir él al tiempo de
cojer el maiz, porque antes por no padescer necesidad, él y
los que con él habían de venir, que eran en número, no ve-
nían antes de cojida la comida. E lo mesmo paresce decir
Pomatopa, su ayo, en una que al arzobispo escribió, que
con esta envió.
En 2 presentó Pedro de Valdivia el scripto que aquí va,
procurando satisfacer a los dichos capítulos. Sobre los
capítulos y este scripto tomé la información que en este
pleito envió.
En 12 llegó a esta ciudad el arzobispo de ella, e para
que estuviesse mas a mano de entender en el recaudo de la
hacienda de S. M. y ayudar en las cuentas della y los otros
negocios, se aposentó en las casas del marqués don Fran-
cisco Pizarro, donde yo estoi, e está el oro y plata de S. M.
En 13 llegaron treinta mili pesos que desde el Cuzco en-
vió el arzobispo cuatro a cinco dias antes que de alií par-
tiesse, i se recibieron e pusieron con lo demás.
En 15 vimos estas .dos informaciones el arzobispo, jene-
ral y mariscal, Lorenzo de Aldada e yo i, porque el licencia-
1 Aunque la sentencia absolutoria de Valdivia fué firmada sólo
por el presidente La Gasea, se ve por este pasaje que fué acordada
por don frai Jerónimo de Loayza, arzobispo de Lima, el jeneral
Pedro de Hinojosa, el mariscal Alonso de Alvarado i Lorenzo de
Aldana. Según la carta de La Gasea todos ellos estuvieron confor-
mes en la absolución de Valdivia; pero éste, según se desprende de
otros documentos, tenia desconfianza de Hinojosa i de Aldana
que algún tiempo hablan sido parciales de Gonzalo Pizarro.
El último sobre todo inspiraba muchos recelos al gobernador de
Chile, porque era pariente de Antonio de Ulloa, uno de los acusa-
dores. No estará de mas advertir que Aldana habia sido parcial
de Diego de Almagro el viejo en los principios de las guerras civiles
de los conquistadores del Perú, i que con él habia hecho la campa-
ña del descubrimiento de Chile en 1536. Abandonó sin embargo a
éste i se plegó al partido de Francisco Pizarro; como mas tarde
abandonó a Gonzalo Pizarro para someterse a la autoridad del
representante del reí.
TOMO Vil 14
210 ESTUDIOS HISTÓRICOS
do Cianea, aunque viene y acamino del Cuzco, no ha llega-
do, juntamente con el traslado de la provisión de Pedro San"
cho e las cartas que de Chile vinieron en la fragata e el po-
der que del cabildo de la ciudad de Santiago el procurador
que en la misma fragata vino, trajo i, e pedimento que el
procurador hizo, que todo aquí envió.
Y considerando que Pedro de Valdivia habia conquista-
do lo que en aquella provincia estaba de paz e sustentádo-
lo e ha venido a servir a S. M. sin embargo que Gonzalo
Pizarro le habia enviado con'Baptista a hacer ofertas para
ganalle mas'de voluntad enviándole refresco de vino y con-
servas e paños e sedas, como paresce por las dichas infor-^
maciones;
E considerando cuan bien e con cuanto celo habia servi-
do a S. M. e trabajado en esta jornada, e lo que habia gas-
tado en ella, y (los gastos quej en la armada e jente que
llevó a Chile habia hecho e que entrambas estas dos cosas
no sólo habia gastado lo que traia pero empeñádose en
mucha cuantidad;
E como no volviendo a la conquista ni podria pagar a
S. M. ni a los particulares lo que debia, e como es la per-
sona que de las cosas de aquella tierra mas esperiencia tie-
ne e las otras cualidades que para esta conquista por las
Informaciones parescen en él concurrir, y en especial que es
cuidadoso de la conservación e buen tratamiento de los na-
turales, que es una de las cosas que en los conquistadores
mas paresce que deben mirar;
E considerando como Pedro de Valdivia ni mandó ma-
tar a Pedro Sancho ni fué en ello, e que el dicho Pedro San-
cho no tenia provisión alguna para poder pretender la con-
quista de Chile que era el artículo que en mas necesidad me
puso de hacer volver a Pedro de Valdivia para informarme
1 Se recordará que este procurador era Pedro de Villagran, cuya
representación al presidente La Gasea, inédita i desconocida hasta
ahora, hemos publicado mas atrás como nota a la declaración del
mismo Villagran en el proceso de Valdivia.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 211
del porque se me ofrecía cuan recio fuera enviar por gober-
nador a Pedro de Valdivia si fuera verdad que habia muer-
to a Pedro Sancho teniendo provisiones de S. M. para la
gobernación de aquella provincia, porque en lugar de cas-
tigarle por haber muerto al gobernador della se le daba la
mesma gobernación;
E considerando ansimismo que los dineros que habia
tomado prestados habían sido para enviar por socorro e
para venir a servir en esta jornada, e que en ello los había
gastado, e que los caballos que se decía que habia tomado
habían sido para la guerra, e que los españoles que habia
muerto paresce que fué por tela de juicio e por razón de
querer hacer alborotos e levantamientos, los cuales en es-
tas tierras con mas rigor que no en otras se deben castigar
por la frecuencia que en cometellos hai e los grandes males
que de ellos se han seguido. E que lo de haber tenido aque-
lla mujer aunque era cosa de mal ejemplo, pero que no era
causa para que entre jente de guerra se pesasse tanto que
por ello se le debíesse quitar la conquista e gobernación;
Nos paresció a todos que se le debía dar licencia para
que conforme a la provisión que en el Cuzco se le hizo de
gobernador y capitán jeneral de las provincias de Chile,
prosiguesse su jornada, con que se le mandasse lo que se
contiene en los capítulos que van en fin de la segunda in-
formación.
E que se envíasse a S. M. e a Y. S. las probanzas e todo
lo demás que a esta cosa toca para que vistos si fuessen
servidos de mandar otra cosa, se hiciesse, pues tan fácil
<íra de efectuar que con un juez que de aquí se envíasse se
haría y efectuaría cualquiera cosa que se envíasse a man-
dar, e ansí se le dio licencia, e empezó a adrezarse y a alle-
gar alguna jente que con él de nuevo quieren ir viendo que
acá no se pueden remediar.
Ha sido de mucho fruto la vuelta de Valdivia porque con
haberse entendido en todos estos reinos que estando él tan
adelante que ya estaba casi fuera de los términos del Perú»
le tornaron y en forma de preso creyéndose como se ha
212 ÍISTL'DIOS HIST()KJC08
creido que por haber tomado personas que iban desterra-
das a España por la rebelión de Gonzalo Pizarro, e porque
también llevaba indios de esta tierra se ha puesto en todos
temor y respecto a justicia que es de lo que mas necesidad
en esta tierra hai de fundar, por el poco que hasta aquí han
tenido, e aun también se juntó con esto la voz por haber
desobedecido o desacatado el capitán Juan Porcel el man-
damiento que la justicia del Cuzco le envió para que entre-
gasse a un alguacil indios, envié por él e le tornaron preso.
En 16 rescebí una carta que con este pliego va en que de
los Charcas los capitanes Grabiel de Rojas e Diego Centeno
e licenciado Polo me escribieron como habia llegado a Po-
cona,*repartimiento de Diego Centeno, que es 30 leguas de
aquel asiento cuatro hombres de los del rio de la Plata.
E que lo que colcjian de lo que hasta entonces dellos te-
nían entendido era que aquella tierra era buena, e que
venian a pedirme socorro e persona que los gobernasse, e
que ellos habian enviado con un alcalde de los Charcas, a
traer aquellos cuatro hombres e procurarían saber dellos
todo lo que pasaba e me lo harían saber, e rogábanme que
diesse aquella jornada a uno dellos que es Diego Centeno.
También el licenciado Carvajal desde el Cuzco me escri-
bió a dilijencia pidiéndomela.
Juntamente con la carta que me escribieron los capita-
nes Grabiel de Rojas e Diego Centeno e licenciado Polo, me
enviaron tres cartas que desde Pocona envían a Diego Cen-
teno, una de Ñuflo de Chávez, natural de Trujíllo, que era
una de los cuatro, en que decía como habia llegado a aquel
su pueblo de Pocona, e que en breve seria con él e le daría
la causa de su venida. E la otra de Pedro de Aguayo que
era otro de los mesmos en que se declaraba e decía que ve.
nian a pedirme que les diesse quien les gobernasse, porc{ue
Domingo de Irala, que era el teniente de gobernador, no
era tan respectado ni temido como con venia. La otra carta
era de un Pedro de Guevara, que Diego Centeno tiene en el
beneficio de la coca de Popona, el cual en su carta envía un
traslado de lo que con estos cuatro escriben Domingo de
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 213
Irala e los oficiales reales que con él vienen, en la cual ha-
cen larga relación de su viaje e de las cosas acaecidas en
aquellas provincias, como V. S. podrá mandar ver por esta
carta que juntamente con las de Ñuflo de Chávez e x^guajo
envió.
Lo que se dice en la carta de los del rio de la Plata de
Francisco de Mendoza es que Vaca de Castro proveyó ha-
cia aquella parte una entrada en que hizo justicia mayor
de los pueblos que allí se poblassen a Diego de Rojas, e ca-
pitán a Felipe Gutiérrez e maestre de campo a un Heredia.
Diego de Rojas murió de un flechazo que le dio en una ba-
talla un indio en la dicha entrada, e sucedió en todo Felipe
Gutiérrez, al cual Francisco de Mendoza e sus amigos to-
maron y enviaron preso al Perú, adonde Gonzalo Pizarro
lo mató.
E Francisco de Mendoza se alzó con la jente, e la llevó
hasta llegar a la fortaleza de Gaboto, que es en la ribera
del rio de la Plata, donde halló la carta qne allí los del rio
de la Plata habian dejado cuando determinaron de subir el
rio arriba, y en respuesta de aquélla paresce que dejó él
otra, de q'ue en la suya hacen mención los del rio de la
Plata.
E queriendo este Francisco de Mendoza subir el rio arri-
ba con la jente que llevaba, lo mató Heredia, e esa volvió
con la jente al Perú, donde en Pocona se juntó con Lope de
Mendoza que habia alzado bandera por S. M. e repartió al
dicho Heredia e a los que con él venian, cient mili pesos por
atraerlos a que le ayudassen a sustentar la voz de S. M.
E todos juntos hubieron recuentro con Francisco de Car-
vajal en Pocona, el cual le desbarató e ahorcó e descabezó
después del encuentro a Lope de Mendoza e a Heredia, que
habian escapado mal heridos e a otros en número, y en el
recuentro prendió a muchos e trajo consigo a Lima para
que sirviesen a Gonzalo Pizarro.
E desque estos salieron de la entrada de Rojas, se enten-
dió de que lo del rio de la Plata se podia desde el Perú fácil-
mente conquistar, e ansí si yo no tuviera entendido que
214 ESTUDIOS HISTÓRICOS
S. M. tenia proveída aquella gobernación, la hubiera pro-
veido e vaciado en ella toda la jente que en esta tierra so-
bra, porque como la jente de caballos es la que hace al caso
para la conquista de los indios, e de aquí podia ir mucha e
útil, pensara que dentro de un año estuviera todo aquello
conquistado e pacificado, lo que no se puede hacer desde
España a causa de venir la jente que de allá viene mui bozal
para la guerra de los indios, e no hecha a los mantenimien-
tos ni temple de esta tierra ni trabajos de ella, e no poder
llegar los caballos que son menester; e los que llegan (vie-
nen) tales con la navegación tan larga como de España al
rio de la Plata hai, que en muchos dias no son de provecho.
Despachóse luego mensajero con una provisión a Domin-
go Martínez de Irala e a los que con él están, que no sa-
liessen a estos reinos sino que se estuviessen en su con-
quista.
Y escribióseles sobre ello lo inconveniente que de su en-
trada acá había, por estar tan cargados estos reinos de
jente y en especial los Charcas, por donde habían de en-
trar, y tan faltos de comida a causa de lo que las guerras
pasadas habían destruido, y en especial en aquella parte
donde continuamente había andado la jente que allí junto
el capitán Diego Centeno e después la de Gonzalo Pizarro,
e por haber impedido la dicha jente las sementeras e haber
sido falto el año pasado de frutos, que apenas podia la jen-
te que ahora allí estaba mantenerse, valiendo como vale
veinte pesos una hanega de maíz, e que si de algo tuviessen
necesidad para su proveimiento e conquista lo enviassen a
decir para que se les proveyesse.
En 19 recibí una carta de don Pedro Portocarrero, en
que con mucha instancia me enviaba a pedir aquella con-
quista, e se ofrecía de gastar largo en ella.
Paréceme que convenia que por el presente ni para el
Marañon ni rio de Plata, ni Perú, ni Chile no viniessé
mas jente, porque para todas estas partes hai ahora jente
harta, e sí trae Sanabria, el que dice que viene proveído
para el rio de la Plata, mucha jente, como ya todas estas
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 215
provincias se comuniquen, no hallando en el río de la Pla-
ta tantas riquezas como querian, podria ser que se pasa-
ssen por acá e diessen desasosiego, especialmente que ya
ninguna cosa hai en todas estas partes que no tenga con-
quistador, porque lo de Mira comprehende, como he dicho,
todo lo que hai desde los términos de Puerto Viejo, Guaya-
quil e Quito, hasta lo de Popayan e lo de Cumaco, que hai
entre Quito e Popayan e Marañon, e dándose como pienso
dar la conquista que dicen del Macas, se da lo que hai desta
otra parte del Marañon hacia el rio de la Plata, e las con-
quistas de los Paltas i Bracamoros toman otro pedazo del
Marañon e cabezadas del rio de la Plata, que según se en-
tiende son Aporima i Abancay y Vi leas y Jauja y Yucay.
Y aun me paresce que desde acá, cuando algo sehubiesse
de proveer de conquista, se puede proveer con mas entera
noticia a causa de estar ya todo lo de estas partes acá en-
tendido i calado, y porque los que acá están, como están
mas cerca e tienen mas aparejo para hacer estas conquis-
tas, con mas facilidad las toman e piden menos cosas,
como V. S. podrá mandar ver por la provisión de la go-
bernación de Chile e las que las otras conquistas se han
hecho.
Lo que hasta ahora se ha entendido de la plata de los
Carcaraes, que los del rio de la Plata en su carta dicen que
vienen a buscar en la de los Charcas, que en todas estas
partes debe mucho sonar, i según la grandeza e muchedum-
bre de ella, a lo que entiendo, son mas las nueces (juel ruido,
porque en solos dos meses me escribieron que habia habi-
do en la fundición S. M. 200,000 pesos en Potosí. Por
manera que conforme a ello entraron en aquellos dos meses
en aquella fundición un millón de pesos, bien es verdad que
mucha de ella no estaba repasada, a causa de no haber
osado sacarla a fundir por miedo que Gonzalo Pizarro o
Diego Centeno no se la tomassen para las guerras.
Y el oro que en su carta di>:en que tiene noticia, que
está hacia el norte respecto de ellos a lo que se entiende,
216 ESTUDIOS HISTÓRICOS
es en aquel pedazo de tierra que hai entre los dos ríos de la
Plata i Marañon y costa del Brasil.
En 20 recibí carta del capitán Mercadillo, en que me es-
cribe que se han descubierto en su conquista de los Paltas,
minas de plata mui ricas, abundantes de metal e que corre
e responde a mucho. Es la primera nueva, e podria ser que
después ahondando mas, desminuesse o mostrasse mas ri-^
queza.
Ansimismo ha escripto el adelantado Benalcazar que en
Calí e Pasto e Cartílago se han descubierto de oro ricas
minas.
Lo de los Charcas, según me escriben por las cartas que
aqui envío, crece cada dia, e dando Dios buen viaje al capi-
tán Graljiel de Rojas no terne en mucho que para cuando
me fuere se lleve a S. M. del Perú tanto en esta vez como en
todas juntas cuantas se le ha llevado después que el F^erú
se ganó, porque en todas ha llevado un millón y cuarenta
mili e novecientos e cuarenta e tres pesos, conforme a lo
que los contadores que hacen las cuentas del thesorero Ri-
quelme, han sacado en este papel que aqui va, reducido el
oro y plata a los quilates de buen oro y plata.
Aunque tengo por mui cierto cuando esta llegare a ma-
nos de V. S. ya estará acá el visorrey e licencia para que 3^0
me vaya, pero todavía me parece que porque se tenga por
mejor dada e no se me impute a importunidad haberla pe-
dido con tanta instancia, referir que aliende de las causas
que para que se me diesse he representado, concurre que soi
costoso a S. M. harto mas que lo seria el visorr'^y, porque,
como todos me han ayudado en esta cosa, acuden en mi
posada a comer que no es de poco gasto al presente en esta
tierra, y estoi obligado a tenelles mesa larga so pena de ser
tenido por mal compañero e incurrir en mucha desgracia; e
no se tenga esto por tan poco gasto que será harto mas
que el salario que se puede dar a un visorrey, y aun tam-
bién que con este arrimo que tienen no se disponen muchos
de los que en esta jornada han servido, a otros trabajos
que en descubrimiento seria bien que se pusiessen.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 217
No se ha asentado la audiencia por no haber aquí oidor
alguno: asentarse ha llegados que sean el licenciado Cianea
Y otro oidor que ya creo debe venir de Panamá acá, porque
según me dicen los que de allá estos dias han venido, esta-
ba en aquella ciudad de partida cuando ellos salieron. Por
aquí no hay de quien echar mano para poder tomar de
prestado, sino el doctor Villalobos, e ansi por no estar con
mucha salud como por parescer que es algún inconveniente
no empezar la audiencia con la autoridad que se requiere
para ser respectada, se aguardará a que al menos estos dos
oidores lleguen, pues ya se va asentando la tierra e respec-
tando e temiendo la justicia, que para que se hiciesse, vien-
do la desvergüenza que en la jen te había, se deseaba asen-
tar aunque fuera de personas de emprestado porque pare-
cía que todavía (el) haber audiencia ayudaba al respecto y
acatamiento de la justicia.
Mucho me han importunado e importunan para que,
pues, Hernand(j Pízarro tiene indios en los Charcas y Cuz-
co e haí cédula de S. M. para que en dos pueblos uno no
tenga repartimientos, que proveyesse lo del Cuzco, porque
lo de los Charcas es mas, y en especial ha instado en ella
don Alonso de Montemayor, que como sirvió bien en lo del
vísorrey acompañándole hasta que lo mataron e después
padesció por ser servidor de S. M. e lo desterró Gonzalo Pí-
zarro, e lo mataran sí no se huyera a la Nueva España por-
que ya habia enviado Gonzalo Pízarro mandamiento al ca-
pitán que lo llevaba para que le cortase la cabeza, le quedó
en el repartimiento sin suerte a causa de ni se haber halla-
do en el allanamiento de Gonzalo Pizarro ni se saber sí era
ido a España o se quedaba en la Nueva España casado co-
mo algunos decian que se quedaba. Pretende que proveyén-
dose lo que Hernar^do Pízarro tenía en el Cuzco, se le daría.
No lo he querido hacer por estar pendientes los negocios
y causas de Hernando Pízarro ante V. S., dado que desto
no se trate y aun también me ha parescído que podría ser
que Hernando Pízarro tuviese merced de S. M. para que sin
218 ESTUDIOS HISTÓRICOS
embargo de la cédula pudiesse tener repartimientos en dos
pueblos. Sobre esto mandará V. S. lo que fuere servido.
En 24 del dicho se partió desta ciudad Pedro de Valdivia
en proseguimiento de su jornada: fueron con él algunos
granados que en el allanamiento de Gonzalo Pizarro sirvie-
ron, de los cuales fué encargado para dalles de comer. Nues-
tro señor las muy ilustres y muy magníficas personas de
V. S. guarde en su santo servicio con el acrecentamiento
destado que los suyos deseamos. Desta ciudad de los Re-
yes, 26 de noviembre de 1548. — El licenciado Pedro de la
Gasea.
V
FRAGMENTOS RELATIVOS A CHILE, ESTRACTADOS DE OTRAS
CARTAS DEL LICENCíADO PeDRO DE LA GaSCA AL CONSEJO
DE INDIAS.
Entre las escrituras que se han visto hallé un conoci-
miento de Calderón de la Barca ^ , criado del licenciado
Vaca de Castro, en que confiesa que todo lo que llevó a
Chile es del licenciado, y que por suyo lo ha de vender y
beneficiar. Hice poner el orijinal en el arca de las tres llaves
i sacar dos traslados con reconocimiento de las firmas, i el
uno dellos envié a Chile con provisión para los oficia-
les de aquella provincia para que tomassen cuenta al dicho
Calderón de la Barca, y cobrassen lo que se hubiesse hecho
de la hacienda que llevó, y lo enviassen a los oficiales rea-
les que aquí residen con fé de todos los actos que sobre
ellos se hubiessen hecho para que de aquí se remitiesse a la
1 Véase sobre este punto lo que hemos dicho en la nota que
pusimos al capítulo 52 de la acta de acusación de Pedro de Valdi-
via, en el proceso de este conquistador
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 219
casa de la contratación, como S. M. y V. S. lo han manda-
do y el otro traslado envió aquí. (Carea de La Gasea, fe-
chada en los Reyes el 17 de julio de 1549).
En 20 de agosto (de 1549) llegó Francisco Villagran,
natural de León, que en una fragata Valdivia envió de Chi-
le con dineros para llevar jente, porque dice que según es
ancha aquella tierra," y de muchos indios y belicosos, tiene
necesidad de mas de la que llevó.
Escribe como llegó al pueblo de Santiago de Chile dia de
Corpus Chripti, y que él y la jente que llevaba habian lle-
gado buenos y sido bien recibidos, y que ansí habian halla-
do a los españoles y naturales de aquel pueblo buenos y
pacíficos. Pero que en el pueblo de la Serena, que está mas
acá sesenta leguas, habian quemado los naturales y muer-
to en él cuarenta y tantos españoles, y que luego le habian
tornado a poblar y pacificado los indios y castigado algu-
nos de los mas culpados.
Según este Villagran dice, dejó a Valdivia aderezándose
para ir a poblar un pueblo cincuenta leguas adelante de
Santiago, la costa arriba hacia el Estrecho, en una provin-
cia de gran cuantidad de indios y ovejas y muí fértil y de
muchas minas de oro, y que en la comarca hai diversas
islas ricas y grandes. Trajo para S. M. la carta de Valdivia
que aquí envío. ^
Con Villagran me enviaron los oficiales de Chile la me-
moria simple que aquí envío. {Carta de la Gasea, fechada
en los Revés a 21 de setiembre de 1549).
1 Esta carta de Valdivia al rei, que lleva la fecha de 9 de julio
de 1549, permanecia hasta ahora desconocida. La publicamos en
esta Colección bajo el número VIL
220 ESTUDIOS HISTÓRICOS
VI.
CARTA DE PEDRO DE VALDIVIA A HERNANDO PIZARRO, FE-
CHADA EN LA CIUDAD DE LA SERENA EL 4 DE SETIEMBRE
DE 1545.
Muí magnífico señor:
Después que de V. S. me despedí, cuando en buena hora
se fué a España, no he tenido carta ninguna, ni sabido de
Y. Med. como ha estado, hasta agora año y medio que me
vino socorro del Ferú, a donde envié por el a mi teniente
jeneral, y me dijo supo de la salud de V. M., del señor Vaca
de Castro, y en la reputación que con nuestro César que-
dada, de lo que yo me olgué de todo en el corazón por el
amor que se debe a V. Med.; V. Med. me lo conocerá, pues
esto como es cierto,' no se engaña. Plegué a Dios hava
siempre V. Med. aquel contento y descanso que ha menes-
ter, y que S. M. le haya hecho \^ le haga cada dia las mer-
cedes que tan" señalados servicios que en estas partes a su
cesárea persona hizo, merecen i; ayudándolas primero con
tan crecidos trabajos a descubrir, conquistar y poblar, v
últimamente con su valor y severidad a se las conservar y
librar de las fuerzas de los que presumian con tácitas ob-
jeciones hacerlas a S. M. en su deservicio, queriendo se ri-
zasse con ellos no la razón, que ninguna tenian, pero que
los dejassen salir con las sinrazones que quisieren hacer en
la tierra. Y si lo que un caballero y valeroso capitán como
V. Med. hizo venciéndolos y justiciando la cabeza de los
1 Casi es inútil recordar que cuando Valdivia escribió esta carta,
Hernando Pizarro estaba encerrado en una fortaleza de España,
donde pasó veinte años.
DOCUMENTOS EELATIVOS A VALDIVIA
tumultos 1, el marqués, mi señor de buena memoria, con la
autoridad cesárea que tenia, hobiera ejecutado en los que
qiiedaron, porque lo merecian por sus continuas tramas
que públicamente decían- querer cometer, pudiera ser que
S. S. estuviera como Y. Med. y yo deseábamos, y sus hijos
habian menester; y porque los secretos de Dios son gran-
des, no liai que decir en esto mas de dar las gracias por
todo lo que hace.
El marqués, mi señor, como V. Med. sabe, me envió con
sus provisiones por su teniente jeneral a esta tierra para
que la poblasse y sustentasse y descubriesse otra y otras
adelante en nombre de S. M., y por solo el parecer de Y.
Med., junto con el deseo que yo tenia de servir a su cesárea
persona, lo acepté contrariándomelo mis amigos; y por co-
nocer el ánimo de Y. Med. que era emprender cosas de su
real servicio, arduas que a otros caballeros que no tuviesen
el valor de éste, aunque fueran de mui crecidos quilates, les
parecerían imposibles, quise yo seguir éste, porque vi que
no podria dejar dé ser acertado, y por se me dar con entera
y sana voluntad; y por ésta, aunque me perdiera, fuera mas
satisfacción para mi que engañarme por los demás. Y co-
mo Y. Med. vido, dispúseme luego a hacer jente para mi
empresa, y llegáronse mis amigos; y buscando prestado de
mercaderes y otras personas hallé hasta quince mili pesos
en caballos y armas; y con lo que yo tenia socorrí a los
que mas menester lo habian, e hice de ellos ciento cin-
cuenta hombres; y en esto me detuve nueve meses.
Por enero del año de cuarenta salí de Cuzco para seguir
mi viaje, no con tanto aparato como era menester, pero
con el ánimo que sobraba a los trabajos que se podrían pa-
sar y pasaron por el camino; por ser ti que Y. Med. sabe,
despoblado e con indios no domados, antes mui desvergon-
zados y animados contra cristianos, por creer que sus fuer-
1 Se sabe que Hernando Pizarro fué el verdadero autor de !a eje-
cución de Almagro. A ella hace referencia Valdivia en este pasaje
de su carta.
222 ESTUDIOS HISTÓRICOS
zas fueran cabsa para costreñir los primeros que acá vinie-
rDti a dar la vuelta. Tardé eu el camino once meses; y fué
tanto tiempo por el trabajo en buscar las comidas, que
nos las tenian escondidas de manera que el diablo no las
hallara; y con todo me di tan buena maña que llegué con
la ayuda de Dios a este valle de Mapodio, que es doce le-
guas mas adelante de Canconcagua, que el adelantado lla-
mó el valle de Chile, sin perder sino dos o tres indios que
me mataron en Guacanaras *, en Copayapo, y por el cami-
no, y otros tantos caballos y algunas piezas de servicio y
indios de carga; y de estos fueron cuarenta, aunque en el
valle de Coquimbo se me huyeron y quedaron por temer la
hambre de adelante, viéndola que hasta allí habian pasado
mas de cuatrocientas piezas de yanaconas y indios, y que-
dáronnos otras tantas. Llegado a este valle con mi jente,
hice un cuerpo de los peones, y dejé con ellos todo el bagaje
y veinte de a caballo; y los demás repartí en cuatro cua-
drillas, y con ellos corrí todo este valle y tomé muchos in-
dios sin les hacer mal, y con ellos envié a llamar los caci-
ques diciéndoles que me viniessen de paz y no temiessen,
"* El señor Barros Arana, en su Historia Jenereil de Chile (Santia-
go, 1884), t. I, páj. 220, parte 2^ cap. IV, dice al hablar del
Proceso de Valdivia: "En esta edición, (la de 1874) al hablar de
estos sucesos, se ha cometido un error tipográfico que conviene
esplicar. Dice Valdivia que llegó hasta el valle del Mapocho "sin
per;]er sino dos o tres indios que me mataron en Guacanaras, en
Copayapo", lo que hace creer que se trata de un lugar. El manus-
crito orijinal, de que tomamos esa copia, diceGua9auaras, esto es,
guazavaras, palabra americana con que los indios de las Antillas,
según creemos, designaban los ataques o batallas, i que los con-
quistadores de Nueva Granada, del Perú i de Chile usaban en el
mismo sentido, como se vé en muchas de sus relaciones. El capi-
tán don Bernardo de Vargas Machuca, soldado i vecino de Bogo-
tá, da a esta palabra la significación de batalla, en el vccabulario
de voces americanas que ha puesto al fin de su interesante libro
Milicia i descripción de las Indias, Madrid, 1599".
Nota del Recopilador.
{
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 223
porque les quería hacer saber la cabsa de mi venida, y sa-
ber sus voluntades; y diciéndoles todos sus indios que éra-
mos muchos cristianos. Y pensaron esto por el astucia que
tuve en repartir la jente, porque como los indios huian de
una cuadrilla toparían con otra, y escapándose de aquellas
con las demás, temieron éramos muchos; y de este temor
vinieron los señores.
Venidos, les dije como S. Al. me enviaba a poblar esta tie-
rra para que sirviesen con sus indios a los cristianos como
en el Cuzco lo hacían los indios y caciques; que supiesen
habíamos de perseverar para siempre, y que por haber
vuelto Almagro le mandaron cortar la cabeza; por tanto,
que me hiciessen primeramente casas para Santa María y
para los cristianos que conmigo venían, y para mí; y así
las hicieron con la traza que les señalé, y poblé esta ciudad
en nombre de S. M. y llámela Santiago del Nuevo Estre-
mo, a 20 de febrero de mil quinientos cuarenta \^ uno; y a
toda la tierra y c{ue demás he descubierto y descubriré, la
Nueva Estremadura por ser el marquésde ella, y 3^0 su he-
chura.
Por un indio que tomé en el camino cuando venia acá,
supe que todos los señores de esta tierra estaban avisados
de Mangoínga 1, con mensajeros que vinieron delante de
mí, haciéndoles saber que si querían que diéssemos la vuel-
ta como Almagro, que escondiessen el oro porque como
nosotros no veníamos a otra cosa, no hallándolo haría-
mos lo que él; y queasimesmoquemassenlas comidas, ropa
V lo que tenían. Cumpliéronlo tan al pié de la letra, que
las ovejas que tenían se comieron y arrancaron todos los
algodonales 2, y quemaron la lana, no se doliendo de
sus propias carnes, que por solo que los viessemos no tener
nada, se quedaron desnudos quemando la propia ropa de
1 El inca Manco, que aun mantenía la resistencia contra los
conquistadores fiel Perú.
2 Valdivia creía equivocadamente en 1544 que el cultivo del al-
godón se habla hecho en Chile como en el Perú.
224 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ellos; Y por temor de las sementeras que dende a tres me«
ses 1 se cojiaii, y creyendo éramos mas cristianos, son
sirvieron cuatro o cinco meses bien.
C(jn recelo que se habian de rebelar los indios, como de-
cian lo habian acostumbrado, pareciéndome que estos no
podian ser menos siendo una la condición de todos, aten-
díame velar mui bien y andar sobre aviso y encerrar comi-
da, \' metí toda la que bastaba para nos sostener dos años;
porque iiabian grandes sementeras, que es esta tierra fér-
tilísima de comidas, porque si algo hubiese no faltase al
soldado dos comidas, porque con esto hacen la guerra.
Entre los íieros que nos liacian algunos indios que no
querian servirnos, decian que nos hal)ian de matar a todos
como el hijo de Armero habia hecho a Lapomocho en Pa-
chacama; y por eso todos los cristianos se habian huido de
los Charcas y de Porco y de toda la tierra; y atormenta-
dos ciertos sobre ellos dijeron que los caciques de Copaya-
po se lo habian enviado a decir a Michemalongo, y que
ellos lo supieron de mensajeros que les envió el (cacique) de
Atacama; y tovelo por buena 2, como lo fué por enton-
ces, que aun no lo habian muerto; pero hicieron dende aun
mes, como después supe; y esto debió de saberse por decir
tan desvergonzadamente a los indios en las provincias del
Perú los de la parte de el adelantado que lo habian de ha-
cer; y ellos, como veian se fundaban los de esta parciali-
dad en Lima, entendíanlo mejor que los servidores del
marqués, mi señor, que haya gloria, el deseo voluntario
por hecho.
Como esto se supo por el procurador de la ciudad, hizo
ciertos requirimientos al cabildo para que me elijessen por
gobernador en nombre de S. M., y por mis respuestas se lo
contradije; y ellos tornando a porfiar, por parecerme con-
venir al servicio de S. M, y por conservarle con autoridad
esta tierra y contentar al pueblo, y como con eficacia y
1 Es decir, f|ue faltaban tres meses para la cosecha.
2 Noticia falsa.
I
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 225
rum rum me lo pedían, lo aceté quedándome la voluntad
sana en el servicio del marqués, mi señor, y en la mesma
sujeción que de antes, lo aceté como parece por la copia de
la elección que a S. M. invió y V. Med. allá verá.
Luego me porté al valle de Canconcagua a hacer un ber-
gantín, para avisar de todo al marqués, mí señor; y están
do haciendo escolta con ocho de a caballo, a doce hombres
que entendían en él, me escribió el capitán Alonso de Mon-
roy que ciertos soldados de los de la parte del adelantado
que conmigo vinieron, a los cuales honraba, que por no te-
nerlos tan bien conocidos como V. Med. me fiaba dellos mas
de lo que era razón, me querían matar. Como recibí la car-
ta, que fué a media noche, vine en dilijencia, ordenando a
los que trabajaban cesassen hasta que 3^0 diera la vuelta y
atendiessen a se guardar, porque de 'esta suerte no les osa-
rían acometer los indios, teniendo para mí dar la vuelta
otro día. Convínome estar en la ciudad seis o siete; y ellos
no acordándose de lo que les dije, andaban de día sin ar-
mas. Como los indios vieron sus descuidos, dieron en ellos
y los mataron. Y hecho esto, se me alzó la tierra con la in-
terpretación de sus palabras, que significaban lo que las de
los villanos de Italia, cuando dicen carne, carne, maza, ma-
za. Hice mi pesquiza, y hallé culpados a mas cantidad; y
por la necesidad que tenía de jen te, ahorqué cinco que fue-
ron los cabezas, disimulando con los demás, y aseguré los
ánimos de todos. Confesaron en las disposiciones que ve-
nían concertados para me matar con los que mandaban al
hijo de Almagro; porque ellos habían de hacer otro tanto
en el Perú por este tiempo en la persona del marqués, mi se-
ñor, y de sus deudos, servidores y criados; y aun con todo
esto venia sin recelo habiendo oído dar a V. Med. instruc-
ción a S. S. 1 de como se había de gobernar con esta jente
para no venir en lo que vino, y tenia por mi la guardaría,
y también le enviaba yo avisar deste, como le escribí des-
pués, para que viniesse mas recabdo.
1 Francisco Pizarro.
TOMO VII 15
226 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Alzada la tierra, se juntó toda en dos partes para dar en
nosotros. Salí, luego como lo supe, de esta ciudad a dar en
la mayor parte con noventa hombres, dejando cincuenta,
los treinta de a caballo, con Alonso de Monroy a la guar-
dia della. Y en tanto que yo hacia fruto donde fui, viene la
otra, en que habia ocho o diez mil indios, y dan en ellos;
mataron cuatro cristianos y veinte y tres caballos, y que-
maron toda la ciudad sin quedar una sola estaca, y cuan-
ta comida teníamos, que nos quedamos todos mas de con
las armas e andrajos viejos.
Dióse tan buena maña con pelear todo el dia apesar que
el capitán y sus soldados estaban heridos. Todos cobraron
ánimo al venir de la noche, y desbarataron e hicieron huir
los indios y mataron infinidad de ellos.
Hízome Alonso de • Monroy saber a la hora la victoria
sangrienta que habia habido con pérdida de lo que tenía-
mos y quema de la cibdad y comida. Di la vuelta a la hora;
y pareciéndome era menester ánimo, y no dormir en las pa-
jas, todos los cristianos con ayuda de los anaconcillas, ree-
dificamos la ciudad de nuevo; y entendí en sembrar y crear,
como en la primera edad, con un poco de maiz que sacamos
a fuerza de brazos, y dos almuezas de trigo; y salvamos
dos cochinillas y un porquezuelo y una gallina y un pollo;
y en el primer año se cojieron de trigo doce fanegas, con
que hemos cimentado.
Luego se me traslujo el trabajo que habia de tener en
esta tierra por la falta de herraje, armas y caballos, y que
si acaso fuese verdad la muerte del marqués, mi señor, que
por haberla la tierra tan mal infamado lajente de Alma
gro, no venia ninguna a ella si no iba persona propia a
traerla, y que llevasse siquiera cebo de manjar amarillo
para moverle los ánimos y tornarla a acreditar, y se per-
petuasse, y porque en tanto se iban mis mensajeros y ve-
nian tuviesse con que sustentar la guerra; y no esperándolo
hacer cuando me faltasse, envié al capitán Alonso de Mon-
roy para escriV)ir y dar cuenta al marqués, mi señor; y dile
cinco hombres que fuessen en su compañía en los mejores
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 227
caballos que tenia, que no pude darle mas, y con seis o siete
mili pesos que tenia y me dieron los vasallos de S. M. que
hablan sacado sus anaconcillas en el tieanpo que estaba yo
entendiendo con el bergantín, porque allí estaban las minas
ricas, y se pusieron algunos a escarvar 3^ sacaron con pa-
los. Estos los despaché encomendándolos a Dios; y porque
no fuessen tan cargados con el oro que el peligro de tan lar-
go camino habian de ir a noche y mesón, hice íseis pares de
estriberas para los caballos y guarniciones de espadas; y
de las de hierro con otro poco que se halló entre todos hice
hacer a un herrero que truje con su fragua, cincuenta herra-
duras hechas y ochocientos clavos, no quedándonos otro
tanto acá, porque como no trajéssemos navio; fué poco lo
que pudimos traer a cuestas; y con estos herraron sus ca-
ballos mui bien, y llevaron cada uno cuatro herraduras, y
cien clavos, y un herramental y fuéronse diciendo (yo) a
mi teniente se acordasse del conflicto en que quedaba.
Como se partió el capitán Alonso de Monroycon sus com-
pañeros y soldados era tácita la desvergüenza de los indios,
que no quisieron darse a sembrar sino a nos hacer la gue-
rra; y con la posibilidad que tenian y con estos torcedores,
viendo la poca posibilidad nuestra, pensaron de nos matar
y costreñir a desamparar esta tierra y volvernos; y así ve-
nian a nos matar a las puertas de nuestras casas los yana-
conas y los hijos de los cristianos y a arrancarnos las se-
menteras; y ellos se han mantenido de unas cebolletas y
simientes de yerbas y legumbres, que produce la tierra de
suyo, como es gruesa, en mucha cantidad, mantenimiento
para ellos; y seguíannos tanto como los cuervos al cordero
que se quiere morir; y asi me convino hacer un fuerte tan
grande como la casa que tenia el marqués, mi señor, en el
Cuzco, cercándolo de adobes de estado i medio en alto, que
entraron en él mas de docientos mili; y a ellos y a él hici-
mos los cristianos a fuerza de trazas sin descanzar desde
que se comenzó hasta que se acabó; y cuando venian indios
metíase la jente menuda y el bagaje; y quedaba la de a pié
228 ESTUDIOS HISTÓRICOS
a la guardia y los de a caballo salíamos al campo a alcan-
zar indios y a guardar las sementeras.
Esto nos duró cerca de tres años que pasaron desde que
la tierra se alzó hasta que dio la vuelta mi teniente del Cuz-
co. Las hambres que en los dos de ellos se pasaron, fueron
insoportables, y en verdad en esto usó Dios de sus grandes
misericordias con nosotros. Y las piezas ^ y hijos de cris-
tianos en la mayor parte de sus padres se mantuvieron con
las cebolletas y legumbres dichas todo este tiempo; que a fé
pocos comieron en él tortillas; y los que venian a comer
conmigo va tiniamos cuenta que unos dias saliamos a
dos tortillas y bien chiquitas, otros a una y media; y otros
a una, y los mas con ninguna, y como Dios proveerá. Como
lo pude, pasamos; y en lo que entendí en este tiempo fué en
hacer oficios, que nunca deprendimos, mostrándome unos
la necesidad que costriñe 2, y otros me enseñaba la volun-
tad y deseo que tenia al servicio deS. M. y a la propia hon-
ra, y conservación de las personas que debajo de mi pro-
tección estaban; y ellos y yode la de Dios y déla de su cesá-
rea persona con deseo de saHr con la intención que tenia
de servirle. Y para todo fué menester sacar fuerzas de fla-
quezas, siendo jumétrico, alarife ^, pastor, labrador y en
fin poblador sustentador y descubridor. Y por todo esto
no sé lo que merezco; pero por haberme sustentado con
ciento y cincuenta españoles, que son del pelo que V. Med.
sabe, en esta tierra trabajándolos a la contina '^ de noche
y dia sin se desnudar las armas, haciendo los medios cuer-
pos de guardia un dia y una noche y los otros otra, cavan-
do, sembrando, arando y a las veces nocojiendopara man-
tenerse ellos y sus piezas y hijos, y sin haber dado un papirote
a ninguno ni díchole mala palabra, sino fué a los que ahor-
1 Los indios de servicio o yanaconas, llamados comunmente
por los conquistadores piezas de servicio, o simplemente piezas.
2 Enseñándole unos oficios la necesidad, etc.
3 Teniendo que ser a la vez jéometrá agrimensor, para la me-
dida de los campos y solares, y director de obras.
4 Haciéndolos trabííjar continuamente.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 229
qué por sus merecimientos, y con todo esto me aman, hace
me persuadido merecer de S. M. las mercedes que le pido,
las cuales aquí diré para que V. Med., pues me puso en esto,
y soi hechura del marqués, mi señor, me favorezca interpo-
niendo su autoridad con nuestro César, que bien cierto soi
le será dado entero crédito en lo que dijere* y pidiere en lo
de estas partes.
Después que el capitán Alonso de Monroy partió de aquí
por el socorro, le mataron los indios de Copayapo cuatro
cristianos, y al que le quedó y a él prendieron y le tomaron
el oro y todos los despachos, que no salvó sino un poder
para me obligar i, y como es hijodalgo y hombre para
todo, y para mucho, y de los que a V. Med. le parecen bien
y ama, a cabo de tres meses que le tuvieron preso, con un
cuchillo que quitó a un cristiano de los de Almagro que allí
halló hecho indio, que éste fué la causa de toda su pérdida,
mató al cacique principal a puñaladas y j^endo el Alonroy
y su compañero, y aquel cristiano y el cacique a caballo en
medio de mas de docientos indios flecheros; y salieron lle-
vando por fuerza aquel trasformado cristiano a las pro-
vincias del Perú; y llegó a covuntura que halló al señor go-
bernador Vaca de Castro en Limatambo, que venia al Cuz-
co con la victoria que habia habido contra don Diego 2,
habiendo hecho gran justicia contra los matadores del
marqués, mi señor, y sus capitanes, se dio tan buena maña
que trató y pidió socorro a S. S.; y lo favoreció con su de-
creto y autoridad; y el capitán se dio tan buena maña que
trató con Cristóbal de Escobar que bien conoce V. Med.
que favoreció a Pedro deCandia con su hacienda; y él como
fué siempre aficionado a las casas del marqués, mi señor,
y a las de V. Med., y su hijo Alonso de Escobar era criado
del señor Gonzalo Pizarro, la gastó toda; y con esto y con
otros cuatro o cinco mili pesos que le prestó un padre por-
tugués que estaba en Porco, llamado Gonzalo Yañes, hizo
1 Un poder para contraer empréstito en nombre de Valdivia.
2 De Almagro el joven.
230 ESTUDIOS HISTÓRICOS
setenta hombres todos de a caballo, con que vino a me
socorrer, y viniendo por Arequipa Lucas Martinez Veo^aso,
vecino de ella, que como V. Med. sabe, ha también servido
a S. M., y por hacerle de nuevo este servicio tan señalado
y por haber sido servidor del marqués, mi señor, y serlo de
V. Med., me favoreció con un navio quitándolo de trato de
sus minas de Tarapacá, que no perdió poco: en el cual me
envió diez o doce mili pesos de empleo de armas, herraje,
hierro y vino para decir misa, que hacia cuatro meses no
la oíamos por falta de él; y con un amigo suyo, que se dice
Diego Garcia Villalon, que V. Med. conoceria a la pasada
de Panamá, me lo envió para que hiciesse de él a mi volun-
tad y lo gastasse con los soldados y se lo pagasse cuando
quisiesse y tuviesse, y que no le diesse por todo nada; que
de todas estas liberalidades usó por ser él el que es.
Este navio llegó por el mes de setiembre del año de qui-
nientos cuarenta y tres, y el capitán Alonso de Monroy
con toda la jente por el diciembre adelante ya que estába-
mos en punto de cantar: A te levaba animam meam\y nun-
ca vimos mas indios, que todos se acojieron a la provincia
de los poromabcaes, que comienza seis leguas de aquí, de
la parte de un rio caudalosísimo que se llama Maipo, entre
el cual y éste i está esta ciudad.
Llegado el navio, supe como mataron al marqués, mi
señor, que en lo mui vivo del ánimo lo sentí; y el capitán
Alonso de Monroy me dio relación mas por entero de este
fránjente, porque como hombre que sabia el amor que tenia
a S. S. y lo que me iba en ello, venia mas advertido. Hobe
tanto menester el consuelo en aquella hora cuanto V. Med.
tenia ánimo como caballero para disimular tan gran pér-
dida cuando lo supiesse, aunque el corazón no dejaría de
hacer el sentimiento que era justo; y la mayor pena que
presumo tendría V. Med. sería por no hallarse en parte
donde con el valor de su persona hiciera la venganza en los
matadoresjconforme al delito; y en verdad por lo mismo lo
1 El Mapuche.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 2ol
sentí JO en tanto grado, y pues tal sentencia estaba por
Dios ordenada, a él debemos dar infinitas gracias por ello;
y a Y. Med. y a todos sus deudos, servidores y criados que
fuimos suyos, nos es tan gran consuelo saber que fué mar-
tirizado por servir a S. M., a manos de sus servidores v
que la fanla de sus hazañas hechas en acrecentamiento de
su real patrimonio y cesárea autoridad vivirá en la memo-
ria de los presentes y por venir; y saber que su muerte fué
tan bien vengada por el ilustre señor Yaca de Castro cuan-
to lo fué por Octaviano la de fulio César; y dejado a parte
que por el valor de S. S. obligaba a Y. Med. y a todos sus
servidores a tenerle por señor y padre por la merced tan
grande que con ella se nos hizo, hemos de servirle todos
con las haciendas y vidas mientras duraren, hasta aventu-
rarlas y perderlas, si fuere menester, en su servicio como yo
lo haré.
También recibí una carta con el capitán i del señor Gon-
zalo Pizarro de Lima, que habia llegado a ella después de
la batalla '^ saliendo perdido del descubrimiento donde
fué. Tuve a mui mala dicha que no se hubiesse hallado pre-
sente al tiempo que se hizo el castigo del delito, que aunque
no faltaron vasallos de S. M. y amigos, criados y servi-
dores del marqués, mi señor, y de Y. Med. para ello,
quisiera que como hermano tampoco hubiera faltado, por
ser cierto fuera a Y. Med. gran contentamiento, y el mesmo
sintiera yo a la verdad. A S. M. escribo suplicándole haga
a sus hijos las mercedes de que su padre era merecedor,
porque no muera la rama de las proezas que en su cesáreo
servicio hizo, y es justo lo haga porque se animen sus vasa-
llos a le servir, viendo que ya que no pueden gozar del pre-
mio de los que a su real persona hacen, lo gozarán sus hi-
jos; pues, el de ellos es el principal amor por ser el reino na-
tivo (sic).
1 Monroy.
2 La batalla de las Chupas, dada el 16 de setiembre de 1542,
antes que Gonzalo Pizarro estuviera de vuelta de su penosa espe-
dicion a los valles orientales del Perú.
232 ESTUDIOS HISTÓRICOS
También suplico en mis cartas al señor gobernador Va-
ca de Castro los tenga so su protección y amparo, favore-
ciéndolos con S. M., y asi me dicen ha siempre mirado mu-
cho por ellos.
Estando en esto, por el abril adelante, pareció otro na-
vio por esta costa, que era de cuatro a cinco compañeros
que le compraron y cargaron de cosas para acá; y no acer-
tando el puerto, pasó a Maule, y no quisieron tomar tie-
rras, aunque los indios les hicieron señas, porque se temie
ron, que no venian en él mas que unos tres cristianos y un
negro, que los indios de Copayapo les hablan muerto al pi
loto y marineros y tomado el barco con engaño; y al fin co-
mo era por principios de invierno, y entró aquel año mui
recio, dio en él a través, y los indios mataron los cristianos
y robaron la ropa y quemaron el navio, y así lo supe de
unas indias queFrancisco de Villagran, servidor de V. Med.
y mi maestre de campo jeneral, hubo que venian en el navio,
que le envié a su seguimento con veinte de a caballo y llegó
cuatro o cinco dias después de dado al través, que por las
grandes lluvias y ríos que halló que pasar, no pudo hacer
mas dilijencia.
A esta coyuntura llegó el capitán Juan Bautista de Pas.
teñe, criado del marqués, mi señor, y servidor de V. Med. con
su navio ''San Pedro", que le envió el señor gobernador Va-
ca de Castro, cargado de cosas necesarias, que por contem-
plación de S. S. un criado suyo llamado Juan Calderón de
la Barca, empleó su hacienda y vino acá en él; y como nos
conocíamos el capitán y yo, y por ser tan buen hombre de
la mar, tan honrado y de fidelidad, y para tanto y hechura
del marqués, mi señor, diciéndome que en todo me queria
hacer placer, y servir a S. M. en estas partes, porque ansi
se lo habia mandado el señor gobernador, le hice mi tenien-
te jeneral en la mar.
Viendo la voluntad del capitán Juan Bautista, por prin.
cipios de mes de setiembre adelante le di un poder y le en-
tregué un estandarte con las armas de S. M., y debajo del
escudo imperial, uno con las mias, para que me fuese a des-
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 233
cubrir doscientas leguas de costa y tomasse posesión en
nombre de S. M. por mí, y me trujesse lenguas; y díle trein-
ta hombres, mui buenos soldados que fueron en su navio, y
el de Lucas Martinez también que acá tenia con jente; y así
fué y la tomó como V. Med. allá verá por la fé que de ello
da Juan de Cárdena, escribano mayor del juzgado que hace
en nombre de S. M., y mi secretario, hasta que venga poder
del mui magnífico señor Juan de Sániano, secretario mayor
de las Indias y del consejo de S. M. Hícelo, porque él se tie-
ne por mui servidor deS. M. y desea ocuparse en su servicio
como yo, y sé que dará mui buena cuenta de sí y de lo que
se le encomendare. Lo sabe mui bien hacer, y es persona de
tan buena manera que se holgara V. Med. de conocerle, por-
que tiene muchas y mui buenas partes de hombre.
También envié a las provincias de Arauco por tierra a
Francisco de Villagran para que tomasse lenguas y me
echasse los indios desta tierra hacia acá; y desde entonces
tengo un capitán con jente en la provincia deltatapara que
no los deje volver allá; y con esta provisión y con estar ya
los indios mui cansados, que mas no pueden, vienen a que.
rer servir; y ogaño i han sembrado y se les ha dado trigo
y maiz para que se cimienten y cojan para comer; y en tan-
to que esto hacia, por no fatigar los indios antes que se
asentassen, con las anaconcillas,que los hemos ya por fijos,
procuré de sacar algún oro para tornar a enviar con estos
navios al Perú para que venga jente, y con mili hanegas de
comida que ahorré de la costa de todos, saqué en mazamo-
rras 2 de los indios hasta veinte y tres mili pesos, y con ellos
envié al capitán Alonso de Monroy y al capitán Juan Bau-
tista para que el uno por tierra i el otro por mar me trai-
gan jente, armas y caballos; y llevan crédito y poderes para
me poder obligar en otros cient mili pesos, porque esto y el
rascar no quieren sino en comenzar, y por responder al go-
1 Este año.
2 Cambiando a los indios la harina o mazamorra por oro de
los lavaderos.
234 ESTUDIOS niSTÓRICOS
bernador Vaca de Castro que me escribió ambas veces.
También envié en este verano a poblar una ciudad en el
valle de Coquimbo, y púsele nombre la Serena, que es al me-
dio del camino de Copayapo aquí, porque con estar aquella
venta allí pueden venir segurosde indios. Dejé mediadocena
de soldados, y no les faltará comida y doscientos que quie-
ran. Y el teniente que allí envié en dos meses trujo todos
los valles de paz, y le sirven. Está con veinte de a caballo,
y los doce criados mios que los tengo en frontería, porque
no hai indios; y los demás vecinos ternán a ciento v dos-
cientos el que mas i, porque desde el valle de Crnconca-
gua hasta Copayapo no hai tres mil indios y por eso pien-
so que la despoblaré como el camino se trille, y así lo escri-
bo a S. M. De lo que han de servir a aquellos valles será
de algún tributo a esta ciudad, y de tener en cada uno un
tanto para los que pasaren; y los indios se holgarán de
ello, que también están cansados de la guerra que les he
hecho los años pasados.
Asi que pueden venir sin temor los que quisieren, que
no les faltará de comer, porque hai tanto que sobra. De
aquí a tres meses, que es el medio del verano, se cojerán
en esta ciudad mas de doce mili hanegas de trigo y maiz;
al tiempo sin número ^ por que hai dos sementeras, que
el maiz siembran por noviembre y se coje por abril y ma-
yo; y por este tiempo se siembra el trigo, y se coje para
noviembre y diciembre; y de las dos cochinillas y el co-
chino se han dado tantos puercos que hai mas de ocho
mili caberas en la tierra, y de la gallina y pollo hai tantos
como yerbas, y en invierno y verano se crian sin cuento,^ y
cómese de todo en abundancia.
Sepa V. Med. que tengo doscientos hombres en la tierra,
que cada uno me cuesta puesto aquí mas de mili pesos;
porque por lo que me prestaron los mercaderes cuando
1 Indios de repartimiento.
2 Sin emplear un gran número de trabajadores a un mismo
tiempo.
i
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 235
vine, pagóse sesenta ^ mili pesos de oro; j por lo que
trajo el capitán 2 así de gasto en la jente, como del navio
de Lucas Martínez, debo ciento y diez mili pesos, y del pos-
trer navio que trajo el capitán Juan Bautista, me adeudé
en otros sesenta mili, y desta ida que va Monroy me adeu-
dará en otros cient mili; y de la tierra no se ha habido mas
de los siete mili que le tomaron en Copayapo, que ya los
indios me los han enviado, y los veinte y tres mili que ago-
ra van y todo vuelve al Perü para gastar en beneficio de
la tierra y para su sustentación. Se ha tomado y distri-
buido entre los soldados porque han sustentado la tierra,
3^ la sustentan, y lo merecen; y no hai qué darles aquí; y
sepa V. Med. que no tengo acción de quien cobrar un solo
peso para en descuento de toda esta suma, que todo se lo
he soltado i soltaré lo que mas les diere. Bien sé que dirá
V. Med. que no haré casa con palomar, y que soi un perdi-
do. Yo lo confieso; pero porque mudar costumbres es a par
de muerte, con todas estas tachas me ha de hacer mili mer-
cedes V. Med.
Desde Copayapo hasta Maule hai ciento y treinta le-
guas de largo; y por lo mas ancho veinte y cinco, veinte
y quince y menos. Habrá agora quince mili indios, porque
de la guerra, hambres i malas venturas que han pasado,
se han muerto y faltan mas de otros tantos. Así que po-
drán ser aquí en esta ciudad veinte o veinte y cinco veci-
nos; y por esto, y porque tengo de despoblar la Serena,
porque no se podrá sustentar, envió a suplicar a S. M. que
la merced que fuere servido de me hacer, comience desde
aquí, porque por esto he sustentado este pie, y por ser todo
esto un pedazo de tierra riquísima de minas de oro, y de
aquí se ha de comenzar a entrar en la tierra y buscar don-
de dar de comer a estos soldados y descargar la conciencia
de S. M.; y le digo que el peso de la tierra está en que no
1 El manuscrito es de tal manera oscuro en esta palabra que
no sé si en efecto dice sesenta. Leido letra por letra diria centa.
2 Monroy.
236 ESTUDIOS HISTÓRICOS
venga por el estrecho capitán que me perturbe a nada,
hasta que yo envíe relación de toda la tierra con la des-
cripción de ella; y si estuviesse alguno proveido se sobre-
sea porque dejando a parte que se perderán todos, vsi los
indios sintieren alguna contienda entre cristianos, ya
V. Med. sabe lo que es, como bien acuchillado, porque no
deseo sino descubrir y poblar tierras a S. M. Y desque
tenga noticia de mí y de mis servicios, déla a quien fuere
servido, con advertir sea con condición que la tal perso-
na pague a mis acreedores lo que pareciere haber gastado
en beneficio de la tierra, y por su sustentación; y con esto
vo quedaré contento y en calzas y en jubón, y con mis
íimigos iré por mar y por tierra a descubrir mas en ser-
vicio de S. M. También le suplico me haga merced (de)
confirmar lo hecho por su cabildo; y hacérmela de nuevo;
y esto pido porque conviene a su cesáreo servicio tener
(\^o) esta reputación en esta tierra con la jente.
Así que esto es lo que V. Med. ha de favorecerme, para
que S. M. me haga estas mercedes, en tanto que yo envié a
dar cuenta y razón cumplidamente. El portador de la carta
de S. M. y de ésta es un caballero llamado Antonio Ulloa,
natural de C ceres. Tuvo nueva de sus debdos, que un
hermano mayorazgo se le murió y quedó él con la casa de
su padre. Váse porque no se pierda la memoria de ella.
Quisiera tener con qué envialle tan honrado y prospera-
mente como él merece; pero viendo él que no lo tengo, y mi
voluntad que era de darle mucho, va contento con lo poco
que lleva. Ha servido mui bien a S. M. en estas partes. A
V. Aled. suplico le tenga en el lugar que merece; porque le
tengo por amigo, por el valor de su persona y ser quien es.
De el podrá Y. Med. saber todo lo que demás fuere servido
saber de mí y de estas partes; porque como testigo de
vista sabrá dar buena relación.
Yo hice en el Perú conciertos y compañías, a tiempo
que tomé esta empresa, don Francisco Martínez y Pero
Sancho de Hoz que V. Med. bien conoce; y Pero Sancho,
por no poder cumplir conmigo, se apartó del concierto
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 237
voluntariamente ^; y el Francisco Martínez, desde que
vio los gastos y poco provecho, me rogó deshiciese la com-
pañía; y así se hizo no dejando de lo satisfacer al uno y
otro al presente en lo que puedo,* y en lo porvenir lo ha-
ré, de lo que están bien confiados dándome Dios salud. Y
porque ellos enviaron en aquel tiempo las escrituras a sus
deudos, y habrán negociado algo con los señores del con-
sejo de Indias, y sabiendo agora que yo pido a S. M. lo que
a V. Med. escribo, quisiessen estorbar, no siendo avisados
de acá, envío las escrituras de la desistion ^ y del deshacer
de la compañía con esta carta. Suplico a Y Med. en este ca-
so, sí fuere menester, responda por mi hablando verbal y
(por) cartas; y no hallándose en la corte, lo encomiende Y.
Med. a algún servidor que entienda en ello.
A Y. Med. suplico otra y muchas veces me tenga en el
lugar de un verdadero servidor como hasta aquí, i que en
la voluntad de Y. Med. no conozca yo mudanza del amor
que siempre me mostró y tenia, y sea servido de me mandar
escribir al Perú por la vía que Y. Med, enviare cartas, en-
derezando las mias a Lucas Martínez Yegaso, a Arequiqa,
que él me las encaminará de allí; y pues sabe Y. Med. la (sa-
tisfacción) que recibiré con ellas, me haga tan señalada en
me hacer saber de la salud de su mui magnífica persona, y
de sus negocios y reputación en que está con el César; que
todo será para mí mui entero contentamiento, y con esto
acabo, aunque no quisiera en mil pliegos de papel, porque
sé cuanto mas largo escribiere, mns Y. Med. se holgaría
con las mias.
Si tuviera patrimonio para vender y salir con esta em-
1 En su carta a Carlos V. firmada el mismo día que ésta, el 4
de setiembre de 1544, Valdivia, a pesar de que refiere los mismos
sucesos, guarda completa reserva sobre su sociedad con Pedro
Sancho de Hoz. A. Hernando Pizarro cuenta que Sancho de Hoz
se separó voluntariamente de la compañía, como Valdivia quiso
hacerlo constar, pero este hecho no es exacto. Véase en el apéndice
el estudio titulado: Los socios de Valdivia.
2 Desistimiento.
238 ESTUDIOS HISTÓRICOS
presa y servir a S. M., no solamente lo hiciera, pero empe-
ñara la mujer para ello, pudiendo la honra quedar satisfe-
cha. Dígolo porque al presente no la proveo, para que
tenga el descanso y honra que es razón. Por la necesidad
en que estoi, solo le envió agora con el señor Ulloa quinien-
tos pesos para su sustentación. A V. Med. suplico sea ser-
vidor mirar por ella como por servidora; pues lo soi yo, y
ambos una mesma cosa para su servicio; y la favorezca a
a sus necesidades como a V. Med. lo supliqué cuando de
Lima partió, y a ella se lo mandé V. Med. asi escrito, por-
que le será gran descanso, y yo deg^eo de dárselo, y para mí
no hai merced que se le iguale.
Porque mis cosas tengan calor, que han menester, con
la sombra de V. Med., me atreví a darle poder juntamente
con el señor Antonio de Ulloa para que, hallándose en cor-
te, pida por virtud del y de mi parte a S. M. las mercedes
que le escribo. A V. Med. mi señor, me dio avilanteza a lo
hacer.
Como tuve nueva cierta de la muerte del marqués, mi
señor, hice sus honras v cabo de año. como me dio lugar la
posibilidad que al presente tenia. Siempre terne el cuidado
como soi obligado, y de en prevenir y ayudar a su ánima
con sufrajios. Dios le tenga en su gloria. Deseara tener tan-
ta facilidad para las hacer tan suntuosas cuanto los tro-
feos de sus hazañas merecian.
Yo CvScribo al señor secretario Sámano, y digo que si V.
Med. se halla en corte, me presentará a S. M. por servidor.
Suplico a la vuestra lo haga y de tal manera que me tenga
en el lugar de los mui verdaderos.
También escribo al limo, y Rmo. señor visorrei y carde-
nal 1 , y al muy ilustre señor conde deOsorno ^ y muimag-
1 Don Francisco García de Loaysa. jeneral de la orden de do-
minicos, obispo de Osma, arzobispo de Sevilla, cardenal i confesor
de Carlos V, i presidente del consejo de Indias.
'2 Don García Manrique, conde de Osorno, miembro del conse-
jo de Indias i su presidente interino mientras el cardenal Loayza
estuvo en Roma.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 239
níficos oidores del real consejo de Indias. No digo de V-
Med. que les hablará por no atreverme; pero digo en mis
cartas ser hechura del marqués, mi señor. Por aquí puede
V. Med. hacerse encontradizo, y en acharquc de trama,
como dije, hacerme merced si fuere servido. También escri-
bo al limo, señor duque de Alba y al mui ilustre señor co"
mendador Alonzo de Idiaquez. Puede V. Med. usar de la
cautela que con los demás. También escribo al señor Lope
de Idiaquez, amigo de V. Med. y mi señor, (para que) haga
todo como en cosas de servidor.
k\]í envió a V. Med. el traslado de una carta que escribo
al señor gobernador Vaca de Castro, y le respondo como
por ella verá a ciertas provisiones que me envió con el ca-
pitán Monroy para que fuese su teniente; yo respondo:
"Noli me tanrjere quia Cesaris sum." Vá mal escrita, y Cár-
dena no la puede copiar porque es solo a este despacho.
Es el señor gobernador tan jentil caballero y sabio y bá-
seme mostrado tan de veras padre, que bien cierto soi acep-
tará mi disculpa; pero podría ser que algún factor de S. S.
en esa corte fuera de su comisión hablasse algo por donde
fuesse necesario saber lo que yo le he escrito, y por eso lo
envió.
Cuando el señor gobernador despachó al capitán Alonso
de Monroy, el secretario de S. S. llamado Francisco Paez,
que es ido a esa corte, le fué propicio, y encaminó a un her-
mano suyo y otro amigo en ella, que se llaman Miguel Paez
y Sebastian de Ledesma; dicen son criados del señor comen-
dador ma^'-or de León i; para que hagan mis negocios en
corte, y para ellos le pidió el salario, y por virtud de un po-
der que llevaba raio, les señaló mili pesos en cada un año;
y como dende otro (año) adelante, llegó a esta ciudad el
capitán con el socorro y me dijo esto, viendo la poca ma-
nera que tenia para despachar a S. Med. tan presto porque
no se multiplicase por guarismo sin fruto, revoqué el po-
1 Francisco de los Cobos, comendador mayor de León, secre-
tario de Carlos V i del consejo de Indias.
240 ESTUDIOS HISTÓRICOS
der. No lo hice con cautela, porque desta no quiero usar,
sino porque no corra tanto salario, y lo haya de pagar sin
saber porqué; y así cuando ellos se hayan empleado en mis
cosas, serán por mí satisfechos; y esto quiero que sea vo-
luntario y no forzoso. A V. Med. suplico sepa las personas
que son y lo que pueden, j me avise para que conforme a
ello yo provea a la razón, y si la hai para que satisfaga en
todo o en parte; y si fuere otra cosa se pueda decir: Anda
con Dios que un pan me llevas.
A Pero de Soria escribo a Porco que si se ofrecieren en
esta tierra cosas que convengan al servicio de V. Med. me
lo haga saber; y si él tuviesse necesidad para ellas de que
yo provea de acá allá, también, o porque así se cumplirá; y
que sepa está V. Med. en esta tierra en persona; y aunque
la suya i no sea de tanto valor, es de tanta voluntad para
emplearse en esto que ninguna hai en el mundo que me
pase; y lo que me hubiere de llegar ha de correr y volar
mas que el pensamiento.
Somos a quince de agosto en este puerto de Valparaiso
de la ciudad de Santiago del Nuevo Estremo; y porque el
navio que envió abajo es menester echarlo a monte ^, y
no hai aquí pez, y en la ciudad de la Serena hai mucha,
que es una cera betume que nace en unas ramitas como
yerba, que dicen es para aderezar navios mejor que cuan-
ta pez gruesa hai, y se deterná en esto diez o doce dias, me
embarco para allá por no perder tiempo y acabar entre
tanto estos despachos, que seré con ayuda de Dios en ella
en dos (dias).
Há diez dias que llegué a esta ciudad de la Serena y he
acabado mis despachos, y envió con la bendición de Dios
a los mensajeros para esa corte y para el Cuzco. El los
1 Es decir, la de Valdivia. El jiro dado a la frase perjudica a la
claridad.
2 Repararlo, remontarlo.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 241
lleve a todos a salvamento, j esta carta a poder de Y. Med.;
y yo daré de aquí a ocho días la vuelta a la de Santiago a
donde dejé dada orden a mi maestre de campo tuviera
presta la jente para ir a poblar adelante. Aquí he dicho a
los caciques sirvan bien a los cristianos porque ahora envió
por muchos, y si no lo hacen pagarán el pato; y como has-
ta aquí no les he mentido, temen y dicen servirán. Con todo
esto dejaré aquí tal orden que les hayan miedo, aunque
como Y. Med. sabe, siempre que la ven la cometen. Y. Med
me eche su bendición y haga mili mercedes, pues yo nunca
me he de cansar de hacerle servicios. Y así lo doi por fé y
testimonio, firmado de mi propia mano v firma. Guarde y
prospere nuestro Señoría mui magníficapersonade Y.Med.
con el acrecentamiento de estado que yo deseo, que bien se
me puede fiar. De esta ciudad de la Serena 4 de setiembre
1545 años. — Pedro de Valdivia.
YII.
CARTA DE PEDRO DE VALDIVIA A CARLOS V, FECHADA EN
SANTIAGO EN 9 DE JULIO DE 1549.
Sacratísimo et invictísimo César. — Habiendo a imitación
de mis pasados, servido a Y. M. donde me he hallado y en
estas partes de Indias y provincias de esta Nueva Estrema-
dura, dicha antes Chili, y últimamente en la restauración
de las del Perú a su cesáreo servicio en la rebelión de Gon-
zalo Pizarro bajo la comisión del licenciado de la Gasea,
presidente en la real audiencia de los Reyes, que por el po-
der que de Y. M. trajo, me dio la autoridad de su goberna-
dor y capitán jeneral en este Nuevo Estremo, que solo la
deseaba para mejor y mas servir. En prosecusion de mi de-
seo, di la vuelta del, habiendo gastado lo que de acá llevé,
y adeudándome para traer jente y otras cosas necesarias
TOMO vil 16
242 ESTUDIOS HISTÓRICOS
para su perpetuación, y para ello me avió i favoreció el
presidente, como habrá hecho relación de todo, y yo asi-
mismo la di por mi carta a V. M. desde la ciudad de los Re-
yes.
Llegado aquí hallé que los indios del valle de Copiapó,
que es la primera población pasado el gran despoblado de
Atacama, que de allí comiensan los límites de esta gober-
nación, V los de los valles comarcanos, estaban revelados,
y en aquel valle y en un pueblo que se decia la Serena, que
tenia poblado cuarenta leguas mas acá, ala vista (del mar)
en un mui buen puerto que era la mitad del camino entre
aquel valle y esta ciudad, habian muerto cuarenta y cuatro
criptianos y destruido el pueblo y quemado, y los indios en
estremo desvergonzados.
Y como traia prosupuesto, llegado a esta tierra, conte-
ner el valle de Copiapó y los comarcanos de paz, y que ser-
vian en aquel pueblo que era seguridad del paso y distan-
cia para que pudiese venir segura la jente que hai de mas
allá en el Perú a servir aquí a V. M,, y la llave de esta ciu-
dad de Santiago, que es la puerta para entrar en la tierra,
y porque ésta no se me cerrase para el efecto de mi deseo,
han sido en demasía los trabajos que he tenido hasta aquí
y gastos que he hecho en la sustentación de todo; y no ha-
ber habido ningún provecho particular y ha sido Dios ser-
vido que torne a los ya pasados de nuevo, y para no per-
der tiempo en lo de adelante y que la jente que ahora traje
conmigo no destruya esta ciudad que tanto importa, y que
de seguro con mi salida y el camino abierto, como llegué a
ella día de Corpus Chripti, presentadas las provisiones rea-
lesen cabildo, las recibieron, y a mi por virtud de ellas, por
gobernador y capitán jeneral de Y. M.; y se pregonaron
con el regocijo, solecnidad y abtoridad que se acostumbra;
j ellos y todo el pueblo pudieron. Proveí a la hora de ca-
pitán 3^ jente que conquiste y castigue los indios y pueblo, y
a mi theniente jeneral ^ envío al Perú a que traiga jente, y
1 Francisco de Villagran,
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 243
con ella vaya a poblar este verano otro pueblo tras de la
cordillera de la nieve, en el paraje del de la Serena, que hai
disposición y naturales para que el uno al otro se favorez-
can; y yo en el entretanto emprenderé lo de adelante, y po-
blaré una ciudad donde comienza la grosedad de la jen te y
tierra, que yo la tengo bien vista; y en demanda de esta
mesma noticia y a la ventura han andado todos los espa-
ñoles del Rio de la Plata y los que han salido al Perú aho-
ra de aquellas partes. Y yo espero en la buena (ventura)
de V. M.; y con lumbre ir a cosa sabida y a la causa, con-
fiado d^ que nuestro Señor quiere de V. M. por manos de
mí, su mas humilde vasallo, recibir grande servicio, perse-
verando en trabajar y empeñarme de nuevo, me disporné a
ello para sustentar esto y lo demás durante la vida que
Dios fuere servido de me dar.
Invictísimo César. Bien me persuado que para ser tenido
de los caballeros que siguen su real corte y caja poij^razon
de presunción y honra por tocar a la mia y a mi interese
particular, me convenia de presente posponer todos los
gastos que se me ofreciesen y solo atender a despachar a
V. M. persona propia a representar servicios y pedir mer-
cedes y enviar por mi mujer y casa; y pensábalo hacer con
el oro que tenian sacado mis cuadrillas. En tanto que fui
al Perú a servir, porque no fuera necesario a no se haber
ofrecido este frangente; pero por la rebelión de los indios
y pérdida del pueblo, me ha convenido con ello y con lo
demás que he podido hallar prestado entre amigos, en-
viar ahora al Perú a mi theniente para traer mas jente
y proveer a esta necesidad por convenir así a lá honra de
Y. M.; y con ahorro de su real hacienda, por estas dos co-
sas tengo de posponer las propias toda la vida, teniendo
delante los ojos la obligación con que nací de cumplir
primero con mi rei; y como haya dado vado a esto que es
lo principal, atenderé a lo que me tocare como accesorio,
a Y. M. suplico sean en este caso accetas i mis escusas
Aceptadas.
244 ESTUDIOS HISTÓRICOS
pues van fundadas solo en hacer lo que soi obligado en el
servicio de V. M.; porque aquello en que mas pudiere ser-
vir estimo ser mi mayor prosperidad y camino de salva-
ción, pues está en la mano el poderse convertir grandes
provincias populatísimas de que nuestro Señor será tan
servido y el real patrimonio de V. M. ampliado, etc.
Sacratísimo César. Nuestro Señor por largos tiempos
guarde la sacratísima persona de V. M. con augmento de
la cristiandad y monarquía del universo. Desta ciudad de
Santiago del Nuevo Estremo, nueve de julio mil quinientos
cuarenta y nueve. — El mas humilde subdito y vasallo de
V. M. que sus sacratísimas manos besa. — Pedro de Val-
divia.
VIII.
Instrucción de lo que han de pedir y suplicar a s. m.
y a los señores presidentes y oidores de su real
CONSEJO DE Indias en nombre de pedro de valdivia,
GOBERNADOR E CAPITÁN JENERAL EN SU CESÁREO NOMBRE
EN ESTAS PROVINCIAS DICHAS Y NOMBRADAS POR EL DE
LA NUEVA ESTREMADURA, COMO DESCUBRIDOR Y PRIMERO
POBLADOR, CONQUISTADOR, REPARTIDOR E SUSTENTADOR
DELLAS, E CON SU PODER EL REVERENDO PADRE, BACHI-
LLER EN TEOLOJÍA RODRIGO GONZÁLEZ, CLÉRIGO PRESBÍ-
TERO, E ALONSO DE AGUILERA, TENIDO Y ESTIMADO POR
CABALLERO FIJODALGO CUANDO DIOS SEA SERVIDO DE LOS
LLEVAR EN SALVAMENTO A ESPAÑA Y CORTE DE S. M. Y LO
QUE HAN DE HACER Y DECIR AMBOS JUNTOS O EL QUE DE
ELLOS DOS SE PRESENTASE ANTE SU CESÁREO ACATAMIEN-
TO Y DE LOS SEÑORES PRESIDENTES Y OIDORES DE SU REAL
CONSEJO DE LAS INDIAS. ^
Primeramente dar vuestras mercedes las cartas que lle-
ven mias para S. M. y para los dichos señores de su conse-
1 Por un simple descuido se dijo en la introducción de estos do-
cumentos que estas instrucciones fueron hechas en 1552 para ser-
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 245
jo de Indias; v de mi parte besarles las manos con aquel
acatamiento y obediencia y devoción e humildad que debo
al vasallaje y sujeción con que nací de vasallo de S. M.; re-
presentándolo como soi obligado a lo ser. E deben hacerlo
en mi nombre.
Dar mis cartas particulares que van para sus señorias e
mercedes ofreciéndose a cada uno por servidor con aquella
afición e voluntad que yo a vuestras mercedes lo he signifi-
cado.
Dar asimismo las cartas que llevan mias para los gran-
des señores de la corte de S. M.; besándoles asimismo las
manos de S. S. S., de mi parte, y representándome y ofre-
ciéndome por su servidor, en particular de S. S. suplicán-
doles a lo que fuere justo, me reciban en el número de sus
servidores e criados de sus ilustrísimas casas.
Darán vuestras mercedes asimismo mis cartas a todos
los demás caballeros e personas para quien van, hablando
a cada uno como vieren que conviene al tratamiento, y ser
de su persona de mi parte para animarlos a que me conoz-
can los que no me conocen, e se sirvan de mi e me envien a
mandar como de mi parte se les puede pedir por merced me
favorezcan e ayuden en mis cosas como yo haré en las su-
yas en todo tiempo; e a los que me conocen dándoles la
cuenta de mí que querrán haber, persuadiéndoles e pidién-
doles por merced de mi parte me amen con aquella volun-
tad que yo los amo; y en esta fecha me remito a las pru-
dencias de vuestras mercedes en lo demás.
Han de informar vuestras mercedes a S. M. e a los seño-
ñores de su real consejo de Indias de las cosas que aquí se
dirán, atento que de todas ellas doi parte a S. M. en mis
cartas, y no me alargo en la relación de ellas, aunque van
largas e prolijas, conforme a lo que hai que decir de tanto
tiempo cuanto ha que vine a estas partes a servir a S. M.
vir a Alderete en su viaje a España. Son, como se vé, de 1550; i las
llevó Alonso de Aguilera. El clérigo González Marmolejo, que fué
después el primer obispo de Santiago, no hizo al fin el viaje.
24í> ESTUDIOS HISTÓRICOS
y a que le sirvo treinta años ha en el arte militar y traba-
jos de la guerra.
Hacer relación sucintamente como serví a S. M. en Ita-
lia en tiempo del Próspero Colona e marqués de Pescara
hasta que murió, en el adquerir el estado de Milán i como
buen soldado, por imitar a mis antepasadOvS que se emplea-
ron Y emplean de cada dia en lo mesmo, y servir en Flan-
des quando S. M. estaba en Valenciana e iba el rei de Fran-
cia sobre ella. ^
Dar relación de como pasé a estas partes de Indias, año
de quinientos e treinta e cinco, y me hallé en el descubri-
miento e conquista de Venezuela un año.
Dar relación de como el año adelante ó^ quinientos e
treinta e seis pasé a las provincias del Perú a la nueva que
por aquellas partes donde yo estaba se decia de la rebelión
del inga, natural señor de ellas, con todos los naturales,
de su levantamiento contra el servicio de S. M. e aprieto
en que tenian a los cristianos, que era en término de matar
al marqués Pizarro que los gobernaba, e a los demás vasa-
llos de S. M., vecinos conquistadores que con él estaban,
con la gran guerra que les daban; y como movido por ser-
vir a S. M. en la posesión que tenia hecha, pasé a servir e
avudar a las defender o morir; e como en llegando ante el
dicho marqués Pizarro, sabiendo mi deseo e práctica que
tenia de las cosas de la guerra, me elijió por su maestre de
campo jeneral en nombre de S. M.; y con esta abtoridad
trabajé de las pacificar así de criptianos por las pasiones
del adelantado don Diego de Almagro, como de los natura-
les e rebelión suya; e como conquisté dos veces las provin-
cias del Collao e los Charcas, e ayudé a poblar la villa de
la Plata, en ellas, e traje de paz toda la tierra, la cual ha
servido hasta el dia de hoi e sirve.
Informar y dar relación como el dicho marqués Pizarro
en remuneración de los servicios que a S. M. hice en térmi-
1 Años de 1522 a 1525.
2 Durante los últimos meses de 1521.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDITIA 247
no de cuatro años que trabajé, me dio en depósito j enco-
mienda el valle todo llamado de la Canela, que después que
vo le dejé le dio al capitán Peranzures e a su hermano Gas-
par Rodríguez y a Diego Centeno; e Vaca de Castro, cuan-
do gobernó aquellas provincias del Perú a S. M., dio en él
de comer a tres conquistadores, que faé a los capitanes
Diego Centeno, Lope de Mendoza e Dionisio de Bobadilla,
el cual repartimiento vale y ha valido cada ano mas de
doscientos mili castellanos ^ de renta. Y asimismo ayudé a
descubrir las minas de plata en el cerro rico e asiento de
Porco, e hobe en él una que ha valido mas de doscientos
(mili) castellanos. E decir como por venir a servir a S. M.
en esta empresa, descubrimiento e población dejé a los in-
dios y valles etc., asimismo ^ la mina para que lo diesse
todo el marqués a otros conquistadores, e cumpliessen con
ellas, sin haber un solo peso de oro de intereses ni mas por
ella.
Informar e dar relación como por la vuelta de la provin-
cia de Chile del adelantado don Diego de Almagro, que a
ella vino con quinientos de a caballo, y se volvió al Perú
dejándola desamparada, quedó la tierra mas mal infamada
de cuantas hai en las Indias, e que con todo esto pedí al
marqués Pizarro que me diesse abtoridad de parte deS. M.
para venir con la jente de pie e a caballo que yo pudiesse
hacer, a la conquistar e poblar, y descubrir mas provincias
adelante, a poblarlas en su real nombre, por cuanto tenia
deseo de me emplear en la retauracion desta tierra porque
sabia que se hacia mui grande servicio a S. M. ep ello. E
viendo mi voluntad, el marqués me dijo que se espantaba
como quería dejar lo que tenia, que era tan bien de comer
como él, e aquella mina, por emprender cosa de tanto tra-
bajo; e como vio mi ánimo e determinación, por una cédula
de S. M. dada en Monzón año de treinta y siete, refrenda-
1 El castellano equivalía a un peso de oro, esto es, tres pesos
siete centavos de nuestra moneda (de 48 d.)
2 Como asimismo.
248 ESTUDIOS HISTÓRICOS
da de Francisco de los Cobos, secretario de su real consejo
secreto, en que por ella mandaba al marqués enviasse a
poblar e conquistar e gobernar el nuevo Toledo e las pro-
vincias de Chile, de donde habia vuelto Almagro, me man-
dó viniesse a poner mi buen propósito en cumplimiento de-
11a; y así con los despachos que me dio, y por virtud de la
dicha cédula, yo vine a servir a estas partes partiendo del
Perú en el mes de enero de quinientos cuarenta años.
Informar asimismo como para hacer esta jornada, el
marqués Pizarro no me favoreció ni con un tan sólo peso
de la caja de S. M. ni suyo, y como a mi costa hice la jente
e gastos que convino para la jornada, e adeudé por lo poco
que hallé prestado, demás de lo cual presente yo tenia, en
mas de setenta mili castellanos.
Informar asimismo de los trabajos que pasé en el camino
por conducir la jente a estas provincias para hacer el fruto
que se ha hecho en ellas, y en servicio de Dios y de S. M.,
siendo algún instrumento para que no pereciessen españo-
les, asi por los grandes despoblados que hai y falta de co-
mida e agua, como indios de nuestro servicio e cargas; y
llegados al valle de Copiapó, lo que trabajé en hacer la
guerra a los naturales e fuertes que les rompí, y la guerra
que hice por todos los valles adelante, hasta que llegué al
valle del Mapocho que es cien leguas de Copiapó, e fundé
la ciudad de Santiago del Nuevo Estremo a los veinte e
cuatro de febrero del año mili quinientos e cuarenta e uno^
formando cabildo, justicia e rejimiento.
Infor,mar asimismo como después de nos haber servido
los naturales cinco meses e dado la obediencia a S. M. se
me rebelaron quemando el buen bergantin que habia hecho
hacer con harto trabajo para enviar mensajero a S. M. a
darle cuenta de mí e de la tierra e conquista e población de
la ciudad, y para solicitar al marqués Pizarro a que me en-
viase algún socorro déjente de a caballo e armas para co-
rrejir a los naturales a que sirviessen, e a poblar otra ciu-
dad mas adelante.
Informar asimismo como se juntó toda la tierra andan-
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 249
do YO con ciento de a caballo a deshacer los fuertes donde la
jente de guerra se favorecía, a quince o veinte leguas de la
ciudad. Habiendo dejado la guardia de ella al capitán Alon-
so de Monroy con treinta de a caballo e veinte peones, vi-
nieron hasta ocho mil indios de todos los valles atrás, e
dieron en la ciudad i quemáronla toda, sin dejar un palo
enhiesto ^ en ella, y pelearon todo un dia con los cristia-
nos, y matáronles veinte e tres caballos e dos cristianos, que-
mándosenos cuanto teniamos para remendar y proveer a
los trabajos de la guerra, no quedándonos mas de los andra-
jos e ^rmas que traiamos a cuestas; y al venir de la noche,
estando todos los cristianos heridos, dan en los indios con
tanto ánimo que los desbaratan, e huyeron; e fueron ma-
tando en el alcance toda aquella noche; y como lo supe, di
la vuelta y reedificfué la ciudad.
Informar asimismo como despaché, viendo el bergantín
quemado, con cinco soldados a caballo que no le puede dar
mas, el capitán Alonso de Monroy, caballero hijodalgo,
por tierra, a las provincias del Perú a que llevasse los des-
pachos de V. M., e los enviasse de allí, y él volviesse con el
socorro que pudiese traer, e fué en grande aventura como
(en) la (que) quedábamos asimismo acá; y llevaron todos
hasta diez mili castellanos, que por el embarazo e porque
habian de ir a noche e mesón por tierra de guerra e despo-
blados, hice hacer dellos seis pares de estriberas, e los po-
mos e puños e cruces de las espadas, e así se dcv^pidieron de
mí para su jornada. Como en el valle de Copiapó mataron
los indios los cuatro con salirles de paz, e prendieron al
Monroy e al otro compañero, tomáronles el oro e rompie-
ron los despachos. Al cabo de tres meses mataron al caci-
que principal, e huyeron en sendos caballos a las provincias
del Perú. Llegaron a tiempo que gobernaba el licenciado
Vaca de Castro, estando en la ochava de la victoria ^ que
habia habido contra el hijo de don Diego de Almagro. Pi-
1 Un palo en pié.
2 Ocho días después de la victoria.
250 ESTUDIOS HISTÓRICOS
dióle licencia e favor para volver con el socorro (de) jente
que pudiese hacer. Diósela y el Monroj buscó quien lefavo-
reciesse para lo traer: halló hasta ocho mili pesos, con que
dio socorro de sesenta de" a caballo que trajo consigo por
tierra, e un navio con hasta cuatro mili pesos de empleo de
Arequipa; y con media docena de botijas de vino para de-
cir misa, porque cuando partfó podia quedar en la ciudad
hasta una azumbre, lo cual faltó cinco meses antes que
fuesse de vuelta, y como me obligó a que pagasse yo acá
por la cantidad dicha para el socorro e pago, mas de se
tenta mili pesos. Tardó desde el dia que partió hasta que
volvió ante mí dos años justos.
Informar asimismo el trabajo que pasé en estos dos años
en la guerra, e como hice un cercado e fuerte destado e me-
dio en alto, de mili y seiscientos pies en cuadro que llevó
doscientos mili adobes de a vara de largo v un palmo de
alto; e que a ellos y a el hicimos a fuerza de brazos los va-
sallos de S. Al., e con nuestras armas a cuestas, sin descan-
sar unhora ^ trabajamos en él hasta que se acabó; y esto
a fin de que seacojiesse allí la jente menuda, e lo guardas-
sen los peones, e los de a caballo saliésemos a los indios que
nos venian a matar nuestras piezas de servicio e hijos a las
puertas de nuestras casas, según estaban tan desvergonza-
dos, e (a) arrancarnos nuestras sementeras; porque viendo
que nos dábamos a sembrar temian que no nos habíamos
de volver; e por forzarnos a ello, nos hacian grand guerra
en todo; y ellos no sembraban manteniéndose de ciertas
cebolletas, e otras legumbres que prodúcela tierra de suyo;
\^ en estos trabajos perseveramos los dos años dichos, y el
primero sembramos hasta dos almuezas de trigo que halla-
mos buenas entre obra de media hanega que nos quemaron
los indios, y habíamos traido para sementarnos; y de aque-
llas dos almuezas se corrijieron aquel año doce hanegas,
que parece lo quiso Dios dar así. E con aquellas nos semen
tamos. Cojimos el otro año al pie de doce mili; e con una
1 Una hora.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 251
cochinilla e un porquezuelo, que todos los demás nos ma-
taron los indios, multiplicamos en aquellos dos años. B
una pollita e un pollo, questos salvó una dueña que con no-
sotros estaba ^ se ha multiplicado gran cantidad de gana-
do e gallinas; y en esto y en defendernos y en defender a los
indios no dejándolos estar seguros en parte ninguna, en-
tendí los dos años dichos; e (en) repartir la tierra (a) oscu-
ras e sin tener relación, porque así convino a la sustenta-
ción de ella por aplacar los ánimos de los conquistadores,
dando cédulas de repartimento a mas de setenta, porque
con aquello atenderian a los trabajos que por delante
tenian.
Informar asimismo como por el mes de enero del año de
quinientos e cuarenta e cuatro llegó el capitán Alonso de
Monroy de vuelta a la ciudad de Santiago con los vSesenta
de (a) caballo, e cuatro meses antes llegó el navio que des-
pachó desde el Perú.
Informar asimismo como llegada esta jente salí a con-
quistar la tierra, y contreñí tanto a los naturales rom-
piéndoles todos los fuertes que tenian, que de puros cansa-
dos y muertos de andar por las nieves e bosques como ali-
mañas, brutas, vinieron a servir, e nos han servido hasta el
dia de hoi sin se rebelar, e vi la tierra toda, e declaré los
caciques e indios que habia que eran pocos, e de aquellos
habíamos muerto en las guerras buena parte.
Informar asimismo como poblé luego la ciudad de la Se"
rena en un puerto de mar mui bueno e seguro en el valle
que se dice de Coquimbo, que es a la mitad del camino de
entre la ciudad de Santiago y el valle de Copiapó, a efecto
que pudiessen venir sin riesgo los cristianos a servir a
S. M. en estas provincias, de las del Perú, y que los indios
no los matassen ni pereciessen por falta de comidas; y con
1 Este hecho se refiere sin duda a Inés Suarez, la única mujer es-
pañola que habia entonces entre los conquistadores. Valdivia no
hace de ella otra reterencia en sus cartas, i aun aquí mismo no la
nombra.
252 ESTUDIOS HISTÓRICOS
el trabajo que la sustenté teniendo siempre demás de trece
vecinos que eran, otros diez o doce soldados a la sustenta-
ción de ella, visitándolos de dos en dos meses con jente por
tierra, e con un barco que hice hacer para este efecto en-
viándoles siempre trigo, gallinas e puercos para que crias-
sen j sembrassen y se pudiessen sustentar.
Informar asimismo como el junio adelante del dicho año
de cuarenta i cuatro, vino al puerto de Valparaiso, que es
el de la ciudad de Santiago, un navio que trajo el capitán
Juan Bautista de Pastene, suyo, piloto mayor de esta
mar del sur, por los señores de la real audiencia de Pana-
má, con hasta quince mili castellanos de empleo de Pana-
má, que trajo un criado del licenciado Vaca de Castro, que
se llamaba Juan Calderón de la Barca, e como tomé de
mercaderías, armas e otras cosas necesarias para repartir
entre los conquistadores para la sustentación de la tierra,
al pié de ochenta mili castellanos i.
Informar asimismo que para estos efectos he ayudado a
soldados con armas e caballos que les he dado en veces
mas de cincuenta, hecho otros gastos mui crecidos para
perpetuar esta tierra a S. M., se me ha perdido gran can-
tidad de oro por enviar mensajeros a S. M. y por socorro
a las provincias de Perú y de todo ello, no ha cabido fru-
to ninguno, ni tampoco han llegado mis despachos ante
S. M., y no ha sido por falta mia, sino por la malicia de
alguno de los mensajeros, como adelante se inñjrmarán,
pero por las alteraciones que ha habido en el Perú, e por
haberse quedado allí algunos de los mensajeros que envia-
ba a S. M. e otros muertos.
Informar asimismo como vista la voluntad del piloto e
capitán Juan Bautista de Pastene y con el celo que habia
venido al socorro de esta tierra con su navio llamado ''San
Pedro", que fué por servir a S. M. y se me ofreció de le ser-
1 Este pasaje solo puede espHcarse aceptando que Calderón de
la Barca vendía en Chile sus mercaderias pidiendo cinco o seis ve-
ces el valor que habia pagado en Panamá.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 253
vir, y a mí en su cesáreo nombre, y le conocí por hombre
de valor y de prudencia y esperiencia de guerra de indios e
nuevos descubrimientos, le fié y di la notoriedad de mi lu-
gar teniente de capitán jeneral en la mar, y le envié con su
navio y con otro en conserva e jente la que era menester, a
que me descubriese por la costa arriba del estrecho de Ma-
gallanes hasta doscientas leguas, e me trajesse lenguas; y
envié en su compañía e para que me tomase posesión de la
tierra, al capitán Jerónimo de Alderete, criado deS. M.; e
a Juan de Cárdena, escribano mayor del juzgado desta go-
bernación, a que se diesse testimonio de la posesión que se
tomaba, e porque todos tres son mui celosos del servicio
de S. M. E así se fueron e me trajeron lenguas, e tomaron
la posesión, como se podrá ver por el treslado abtorizado
del mismo Juan de Cárdena, que vuestras mercedes llevan,
diciendo como este descubrimiento me causó otra cantidad
de pesos de oro de gasto que pesó la suma que por lo poder
hacer hice de mas de veinticinco mili pesos.
Informar asimismo como en viniendo del descubrimiento
dicho procuré de echar a las minas los anaconcillase indios
de nuestro servicio, porque los naturales atendiessen a sem-
brar, e los vasallos de S. M. les llevábamos la comida en
nuestros caballos a las minas, que eran doce leguas de la
ciudad; y esta comida la sacábamos de los cueros partien-
do por medio lo que teníamos para nos sustentar a noso-
tros y a nuestros hijos, habiéndolas sembrado y cojido con
el trabajo de las personas; e así aquella demora, que fueron
hasta ocho meses, con estas pececillas i, que fueron hasta
cuando se sacaron hasta setenta mili castellanos. Todos los
vasallos de S. M. me dieron e prestaron lo que era suyo; e
con ello e con lo que yo tenia acordé de enviar de nuevo con
él un navio de los dos que tenia, mensajero a S. M. y otros
al Perú a que me tornassen a traer mas socorro.
Informar asimismo como despaché luego al capitán
1 Piececillas, diminutivo de piezas. Se sabe que los conquista-
dores llamaban pieza los indios de servicio que echaban al trabajo.
254 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Alonso de Monroy e al capitán e piloto Juan Bautista de
Pastene en su navio para que él uno por tierra y el otro
por la mar me volviessen con socorro de jente, caballos e
armas e las demás cosas necesarias, trayéndome de esto
todo lo que pudiessen, y envié a S. M. un mensajero que se
llamaba Antonio de UUoa, natural de Cáceres, con el cual
escribí largo dando cuenta a S. M. ya los señores de su
real consejo de Indias, de la conquista de esta tierra e po-
blación de la ciudad de Santiago y descubrimiento por mar.
Entre ellos tres y otros dos mercaderes repartí el oro que
digo se sacó, para que todos trajessen el recaudo que pu-
diessen a esta tierra para su perpetuación e para que An-
tonio de UUoa pudiesse ir a dar cuenta a S. M. de mí, y
presentarle mis despachos. Así partió el navio a los cuatro
de setiembre de mili y quinientos e cuarenta e cinco años.
Informar como fui a la ciudad de la Serena a despachar
este navio con los mensajeros que habian de ir a S. M. y al
Perú, e por visitar aquella ciudad y dejar buen recaudo en
ella, porque determinaba luego de vuelta que fuese en la
ciudad de Santiago, ir por tierra a descubrir donde pudies-
se poblar otra ciudad. Y así en llegando, hice apercibir se-
senta de (a) caballo bien armados con las lanzas en las
manos a la lijera e descubrí hasta un rio grande que se dice
Biobio, que está cincuenta leguas de la ciudad de Santiago,
donde me dieron hasta ocho mili indios, una noche, habién-
doles dado guazabaras 1. Otros dos dias pelearon mui
reciamente, y estuvieron fuertes al pié de dos horas en un es-
cuadrón, como tudescos. Al fin los rompí, e huyeron e ma-
tamos su capitán y hasta doscientos indios, y ellos nos ma-
taron dos caballos, y hirieron otros diez o doce cristianos y
caballos. Y teniendo nueva cierta, como los indios destapar-
te del rio y de aquella, que es gran cantidad déjente, esta-
ba junta para nos tomar todos los pasos y dar en noso-
tros, determiné de dar la vuelta porque a suceder algún re-
vés, que no se pudiera escusar por ser pocos e los indios
1 Ataques de guerra. Los españoles trajeron esta voz del Perú.
i
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 255
muchos, quedaba en riesgo la ciudad de Santiago (e) la de
la Serena, acordé de dar la vuelta habiendo visto el sitio e
tierra donde se podia poblar; y así lo di a entender a los
indios e que supiessen que no venia a otra cosa.
Informar asimismo como vuelto del descubrimiento,
que tardé mes v medio en ir y volver, atendí a hacer sem-
brar, creyendo venían mis capitanes presto con jente, y a
que se*sacasse algún oro para si me conviniesse despachar
mas mensajeros. Luego, el mes de setiembre, que ya era un
año que habian partido, determiné a hacer a S. M. otro
mensajero con el duplicado (de lo) que llevó Antonio de
Ulloa, e con lo demás que habia que decir del descubrimien-
to por la tierra próspera que habia hallado, que se llamaba
Juan Dávalos, natural de las Garrovillas, y llevó dineros
también para dar a mis capitanes, si los topasse con nece-
sidad. Topó al piloto Juan Bautista, y no le dio nada ni
fué a S. M., y echó los despachos al mar; y aun me llevó
mis dineros sin nunca mas verle. Fué este mensajero en un
barco que teniamos hecho para pescar y nos sustentar con
el pescado que tomábamos con el chinchorro. Fueron en el
barco mió y de particulares, todo para beneficio de la tie-
rra, mas de setenta mili castellanos. Todo se perdió y nunca
se hubo fruto de ello acá.
Informar asimismo como desde ahí a trece meses llegó
el capitán Juan Bautista del Perú, que habia veinticinco
meses que se habia partido de mí, y me dio aviso de las re-
vueltas del Perú y prisión del visorei Blasco Nuñez Vela y
desbarate suyo en Quito y muerte de su persona por Gon-
zalo Pizarro e los suyos, e como el dicho Gonzalo Pizarro
estaba alzado y rebelado con la tierra contra el servicio
deS. M.,ecomo murió el capitán Alonso de Monroy; e
Antonio de Ulloa, el mensajero que enviaba a S. M. habia
abierto los despachos e después de leidos y hecho burla de
ellos con otros mancebos como él, los rompió y se fué a
Quito a servir a Gonzalo Pizarro, y se halló en la batalla
contra el visorei, e como por este servicio que habia hecho
a Gonzalo Pizarro, le pidió licencia para hacerjentey traer-
256 ESTUDIOS HISTÓRICOS
rae socorro; e desque sevido de esta parte de los Reyes, se
declaró venia a me matar e dar la tierra a Gonzalo Pizarro;
y a ello me dijieron le había ayudado y favorecido un Lo-
renzo de Aldana, que era a la sazón teniente e justicia ma-
yor en los Reyes por Gonzalo Pizarro, e me tomó los dine-
ros que llevaba el Monroy, que murió allí, y los dio al
UUoa, y él los desperdició y gastó como se le antojó, sin
haber aprovechado yo ninguno de ello. Y me fué causa el
dicho Ulloa de perder mas de ochenta mili castellanos, y lo
peor la mala obra que me hizo en no enviar los despachos
a S. M. Y llegado a Atacama con la jente, dio la vuelta a
los Charcas a se juntar con un Alonso de Mendoza, her-
mano de Juan Dávalos, que a S. M. enviaba; y no fué, que
era capitán de Gonzalo Pizarro en los Charcas, con volun-
tad de ir ambos a Gonzalo Pizarro porque los habia envia-
do a llamar, diciendo tener necesidad de ellos para ir con-
tra el presidente de La Gasea que estaba en Panamá i
pasaba al Perú enviado por S. M.
Informar asimismo como este Antonio de Ulloa fué causa
de que matassen los indios del valle de Copiapó diez o doce
cristianos, e pusiessen en término de matar otros tantos,
que salieron bien heridos con pérdida de las haciendas e
piezas de servicio, esclavos e hijos e mas de sesenta cabezas
de 3^egua; y esto fué por quitarles las armas e buenos caba-
llos que traian, e dejarlos en Atacama a ruego de sus ami-
gos porque tenian voluntad de venir donde yo estaba.
Destas cosas y muchas mas fué causa el dicho Antonio de
Ulloa.
Informar asimismo como sabia la desvergüenza de Gon-
zalo Pizarro contra el servicio de S. M., llegando el navio que
traía el capitán e piloto Juan Bautista, (el) primero de di-
ciembre del año de cuarenta y ocho al puerto de Valparaíso,
a los diez de él estaba dentro para ir al Perú a servir a S.
M. e buscar al presidente para le servir en su cesáreo nom-
bre contra la rebelión de Gonzalo Pizarro.
Informar asimismo como desde allí proveí por mi tenien-
te jeneral al capitán Francisco de Villagran y le dejé la
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 257
guardia de esta tierra para que la defendiese e sustentasse
en servicio de S. M. e paz y justicia por cuanto yo iba a
servir a S. M. a las provincias del Perú a ser contra Gon-
zalo Pizarro, e como pedí al escribano mayor del juzgado
de estas provincias en presencia de muchos caballeros que
estaban allí conmigo en la nao, que habian de venir en mi
compañia, y vecinos que habian entrado a se despedir de
mí, que me diesse fé e testimonio como yo dejaba estas pro-
vincias del Nuevo Estremo con el mejor recaudo que podia
para que las sustentasen en servicio de S. M.;e yo me hacia
a la vela en aquel navio llamado "Santiago" a servir a S.
M. en las provincias del Perú, y (a) el caballero que en su
cesáreo nombre venia a ella contra Gonzalo Pizarro, e los
que le seguian hasta la muerte. Y hecho esto, diferí velas
a los trece; y en doce dias navegué hasta en parajes de Ta-
rapacá, que es en Perú,doí>'.cientas leguas mas arriba de la
ciudad de los Rej^es. Tomé lengua en aquella costa, e supe
como Gonzalo Pizarro estaba mui poderoso en el Cuzco con
una victoria que habia quince dias habia (alcanzado) en
aquella provincia del Collao con quinientos hombres del
1 capitán Diego Centeno, que traia mili y doscientos contra
él, y que de Panamá era partido para el Perú el licenciado
La Gasea con el armada que era de Gonzalo Pizarro, que se
la habian entregado sus capitanes.
Informar como sabido esto mandé diferir velas con vo-
luntad de no parar hasta verme con el presidente; y asi en
catorce dias llegué a la ciudad de los Reyes. Antes de llegar
al puerto, supe como el presidente iba camino del Cuzco con
la jen te que le quiso seguir contra Gonzalo Pizarro. Surjí
en el puerto, e salí en tierra dejando la nao con el armada
de S. M., y fuíme a la ciudad. Despaché luego ^ con dilijen-
cia al presidente haciendo saber mi venida y suplicándole
me replicasse por que no me detenia en aquella ciudad sino
ocho o diez dias, que luego le seguiría.
1 Sobre el capitán Diego Centeno.
2 Envié luego despachos.
TOMO VÍI 17
258 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Informar asi mismo como en diez días que allí estuve,
me proveí de armas e caballos para mi persona e para los
jentiles hombres que iban en mi compaña y de otros pertre-
chos para la guerra; y en estos y en otros socorros que di a
los hombres para que fuessen a servir a S. M., que lo ha-
bían menester, gasté en los diez dias setenta mili castella-
nos en oro; v así seguí tras el presidente, y le alcancé en el
valle de Andaguailas, las cincuenta leguas del Cuzco.
informar asimismo como llevé de estas partes para ser-
vir a S. M. cien mili castellanos en oro, los sesenta mili
mios e de amigos que me los dieron de buena voluntad, e
los cuarenta mili que tomé a particulares, a quien mili e
mili e quinientos e dos mili, dejando orden a mi teniente a
quien quedaron asimismo mis haciendas, para que se los
pagassen poco a poco de ellas como lo fuessen sacando de
las minas, que sacan cada un año libre de costas doce o
quince mili pesos.
Informar asimismo como llegado ante el presidente me
recibió mui bien e con mucha alegria, e todos aquellos ca-
balleros e capitanes del ejército asimismo; e dije al presi-
dente como 3^0 venia, como supe la rebelión de Gonzalo Pi-
zarro e la venia de su señoría a la tierra, a servirle en nombre
de S. M. en lo que fuesse servido de mandar. Respondióme
que mas se holgaba con mi persona en venir a tal coyuntu-
ra que con ochocientos hombres, los mejores de guerra que
le pudieran llegar. Yo le rendí las gracias e tuve en señala-
da merced lo que me hacia.
Informar asimismo como me dio toda la autoridad que
traía S. M, para en los casos de guerra, poniendo bajo de
mí mano todo el ejército de S. M. diciéndome que me daba
aquel mando por mi esperiencía y prudencia en las cosas
de la guerra, y que ponía en mis manos la honra de S. M.;
e dijo a todos los caballeros, capitanes e ájente de guerra
que les rogaba y pedia por merced de su parte, y de la de
S. M. les mandaba y encargaba me obedeciessen en lo que
les mandasse a todos en jeneral e a cada uno en particular
en las cosas de la guerra, asi como le obedecían a él, que de
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 259
aquello se servia mucho S. M.; e asi respondieron todos que
lo harían, e yo besé las manos a su señoria de parte de S.
M. por la merced tan grande e confianza que hacia de mi
persona en su cesáreo nombre, e dije que yo tomaba la hon-
ra de S. M. sobre mi y la guardaría ilesa o perdería la vida
sobre ello.
Informar asimismo como puse orden luego en repartir
los arcabuceros en compañias por sí, e los piqueros e jente
de a caballo, e les hice repartir armas e proveer de pólvora
€ mecha, e ordené los escuadrones y el artillería donde ha-
bia de ir cada dia, con esta orden eljeneral Pedro de Hinojo-
sa caminaba con elcampo,y el mariscal Alor sode Al varado
e yo caminábamos siempre delante corriendo el campo, e
hacíamos el alojamiento, e con esta orden llegamos al rio
de Aporima.
Informar asimismo de lo que serví en aquella jornada
asi en el trabajo e dilijencia que puse en el pasar. la puente
que nos quemaron los enemigos por no cumplir un vecino
del Cuzco que estaba a hacerla, lo cual mandé que fuesse
que no echasse las criznejas de la otra parte hasta que yo
Uegasse personalmente.
Informar de como pasé e tomé el alto a los enemigos,
quedando el presidente, Alonso de Alvarado, y el jeneral
Hinojosa a hacer pasar toda la jente, y como llegó toda
arriba e descansamos allí dos dias, estando a seis leguas
de Gonzalo Pizarro y su campo.
Informar como el mariscal Alonso de Alvarado, e yo
íbamos delante, recorriendo el campo; y dende a dos dias
llegamos a vista de los enemigos, y toda aquella noche hice
estar en escuadrón toda la jente, y los de a caballo con las
riendas en las manos, renegando de mí e de quien allí me
trajo; e otro dia por la mañana oímos misa el mariscal y
yo; e dije al presidente que hiciesse de bajar el campó cuan-
do se lo hiciessemos saber, y luego eché fuera todos los sar-
jentos y puse en orden todos los escuadrones para que mar-
chassen asi como los dejaba.
Informar como ftlimos el mariscal y yo, e con el artille-
260 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ria, e de un acto puse cuatro tiros, e yo los asesté, e con
ellos forcé los enemigos (a) alzar sus toldos y recojerse en
un fuerte en escuadrón. Enviamos luego al mariscal e yo
a decir al presidente que hiciesse marchar el campo e que
yo prometia a su señoria de darse aquel día la victoria de
sus enemigos sin que muriessen del ejército de S. M. treinta
hombres, y lo mismo dije al mariscal; y en (el) acto comien-
zan a huirse los indios con los toldos echados a una banda
de la sierra, e algunos cristianos entre ellos, e fué tanto el
temor que hubieron de la artillería, como después dijo
Francisco de Carvajal, que no podia tenerla jente en orden
en escuadrón. Y en esto hice bajar la artillería al bajo al
llano, e ya la jente de a caballo estaba allá; e yo bajé a pié,
que no podia ir a caballo, e mandé tirar el artilleria; y con
esto comienzan a huir unos para nuestro ejército y otros
a salvarse por otras partes de manera que se contriñó a
Gonzalo Pizarro a venirse a dar i a un soldado; e asi se
prendieron las cabezas e se hicieron justicia de ellas allí en
el valle de Jaquijahuana, Cjue es donde se representó la
batalla.
Informar asimismo como fui, estando ya preso Gonzalo
Pizarro e aquellos capitanes, (a) hablar al presidente, y en
viéndome me dijo: ''Señor gobernador, que hasta allí siem-
pre me llamaba capitán, vuestra merced ha dado la tierra
a S. M." Yo le respondí que se la habia dado Dios, e yo
sirviéndole como criado y vasallo, e que besaba las manos
a su señoria por tan gran merced e favor, que de lo que yo
recibía entero contento era de haber hecho la guerra obli-
gado, cumpliendo mi palabra, e ser la victoria sin pérdida
ninguna de las vasallos de S. M. e que asi le volvía laabto-
ridad, que en su cesáreo nombre me habia dado, ilesa. Res-
pondióme que era verdad que yo habia cumplido muí bien
lo que había prometido y dado la tierra a S. M.; y el ma-
riscal Alonso de Alvarado dijo a la sazón que aun habia
1 A entregarse, a rendirse.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 261
hecho mas de lo que había dicho, de que él era buen tes-
tigo.
Informar asimismo como vencida la batalla, se vino el
presidente al Cuzco e vine en su compañía y estuve allí
hasta quince dias. Pedíle licencia para hacer jente y sacarla
por mar e tierra para esta gobernación: diómela; despaché
un capitán luego a que me tomasse las comidas en Ata-
cama para cuando yo fuesse con la demás jente, e otros
dos a los Charcas e Arequipa, e yo me partí a los Reyes a
procurar de comprar navios; e viendo el presidente la ne-
cesidad en que estaba, mandó a los oficiales de S. M.; me
vendiessén un galeón y una galera que habia de S. M. en
aquel puerto, e me lo fiaron. Llegué a los Reyes; diéronme
los navios, hice escritura por ellos e por cierta comida que
me dieron en avios para conducir la jente e armada a es-
tas partes, de cantidad de treinta mili castellanos. Estuve
un mes, aderase estos navios e compré otro e salí en elloá
(para hacer) mi viaje por esta costa, en aquel tiempo tra-
bajosa de navegar. E por que suelen tardar las naos en
subir mucho hasta Ataeama, salté en la Nasca en tierra,
dejando la armada al capitán Jerónimo de Alderete, mi
teniente jeneral de ella, para que la sobresea. Yo me vine
por tierra a la ciudad de Arequipa, donde hallé la jente
que tenian hecha mis capitanes; y sin detenerme mas de
diez dias, por no dar molestia a los vasallos, salí de ella;
vínemepara el valle de Tacana i e Arica, donde habia man-
dado salir el armada.
Informar 'asimismo que llegado a Tacana, me alcanzó
ocho leguas atrás el jeneral Pedro de Hinojosa, y le recibí
como servidor de S. M. e amigo mió; e demándele que a qué
era su venida. Respondió que se iba a su casa, e le habia
escrito el presidente viniesse donde yo estaba, porque le
habian dicho que venia robando la tierra e los naturales e
aun hecho mui mal tratamiento a los vecinos de Arequipa.
Demandando que era lo que habia sabido (me dijo) que to-
1 Tacna.
262 ^ ESTUDIOS HISTÓRICOS
do era falsedad; diciéndome muí tibiamente que me fuesse
a ver con el presidente. Yo le respondí que si sabia que hol-
gada de ello, o me lo enviaba a mandar iria de mui buena
gana, pero que por lo que lo dejaba era por no saber si lo te-
nia a bien, atento que por mi vuelta se recrecerían muchos
daños, y el principal era dejar la jente que podria destruir
aquella tierra por allí, y estar ya con ella al último de lo
poblado del Perú, y dilatárseme un año de poblar estas
partes, v después el largo y trabajoso camino que hai has-
ta los Revés, de arenales e otros mili (inconvenientes) que
le puse por delante, que temia por mí le pesaría al presiden-
te de verme allá, pudiéndose escusar con no ir todos estos
daños, pero que no obstante que si había mandado yo iría.
Tornóme a responder tibiamente que no.
Informar asimismo que no sé a qué efecto, dende a tres o
cuatro días, una mañana, poniendo delante de la puerta de
mi aposento ocho arcabuceros, que no traía en su compa-
ñía mas, c^n los arcabuces cargados, entró él en mi cámara
e me presentó una provisión de S. M. en la cual me man-
daba volviesse a dar cuenta de las informaciones que ha-
bían dado de mi ¡iersona, de los malos tratamientos y de-
safueros que iba haciendo por tierra.
Informar asimismo que luego mandé ensillar, e dije que
fuéssemos, mandando a mis capitanes que estaban allí con
cuarenta de (a) caballo e otros tantos arcabuceros algo al-
terados, que nadie se revolvíesse porque ansí me convenia,
como leal vasallo de S. M., volver a. su mando; e ansí todos
se apaciguaron, e dentro de cuatro horas proveí del capí tan
que fuesse con la jente que llevaba a Tacana, hasta mi vuel-
ta, e dejar recibido en mí casa para que me esperasseallí. Ve-
nimos (a) Arequipa en siete días; e supe que en el puerto de
ella estaba mi galera; y el galeón había subido arriba (ha-
cia) Arica, e la otra nao había arribado a los Reyes. Fui-
monos a embarcar por llegar allá mas presto y escusar el
trabajo de la tierra; y en diez días me presenté ante el pre-
sidente, que me recibió con mucha alegría, y de parte de S.
M. me tuvo en mui señalado servicio la vuelta con tanta
I
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 26'ó
presteza e obediencia, diciendo que aquella era la señal de
la perfecta lealtad, e mas me dijo que ya estaba informado
como eran falsedades e mentiras las que me hablan levan-
tado, e que le pesaba por el trabajo que habia recibido,, que
bien podia volver a hacer mi jornada cuando quisiesse ^
Estuve allí descansando un mes, y negocié otras cosas que
me convenían, e despidiéndome del presidente torné a mi
jornada con diez o doce jentiles hombres por tierra, e dejé
la galera a mi capitán para que la hiciesse aderezar, y se vi-
niessen a esta gobernación con los jentileshombres que a
ella quisiessen venir.
Informar asimismo como llegué a Arequipa por pascua
de navidad, y me dio una dolencia de los trabajos y can-
sancios del camino que llegué al último de la vida. Fué Dios
servido de darme salud en ocho o diez dias; y no del todo
convalecido, caminé para el puerto de Arica, donde hallé mi
galeón e al capitán Jerónimo de Alderete e alguna jente
de (a) pié que iba en mi demanda, y me esperaba allí, por-
que el presidente me habia rogado no me estuviesse por
aquella tierra e me fuesse con la mayor dilijencia que
pudiesse por razón que la jente que andaba por allí deman-
dada no hiciessen d¿iños con achaques de decir queveniana
irse conmigo, por el peligro que corria la plata que. de S. M.
estaba en Cliárcas y no se podia conducir a los Reyes hasta
que vo me partiesse. A este efecto llegué a los diez y ocho
de enero del año de cuarenta e nueve (a) aquel puerto; e
lo veinte e uno estaba hecho a la vela para dar la vuelta
a esta gobernación.
Informar asimismo como por hacer este servicio a S. M.
me metí en el galeón dicho "San Cristóbal", que hacia agua
por tres o cuatro partes, e sin otro refrijerio, vino, ni re-
fresco de cosa del inundo sino solo con maíz, e hasta cua-
1 Valdivia guarda en estas instrucciones como en sus cartas
al rei la mas estudiada reserva acerca del proceso que se le siguió
en Lima en noviembre de 1548: i trata de hacer creer que su per-
manencia de un mes en esta ciudad fué para tomar descanso.
:264 Í^STUDIOS HISTÓRICOS
renta ovejas en sal con doscientos hombres, teniendo por
delante doscientas ecincuenta leguas de navegación que las
habíamos de navegar a la bolina, dando bordos, ganando
cada dia cuatro o cinco leguas e otros perdiendo al doble,
e la navegación mui mas mala, atento a que corren mui re-
cios sures, y cuanto es de buena yendo de esta gobernación
para el Perú, tanto es trabajosa de allá para acá ^. Fue
Dios servido de nos dar tan buen viaje, que con embarcan
dome con la necesidad dicha y estar el navio tan mal acon-
dicionado, en dos meses e medio llegué al puerto de Val-
paraíso, que fué mui grande la alegría que todos recibie-
ron con mi llegada; y dende a diez dias llegó la galera que
habia dejado en los Reyes.
Informar asimismo como partí luego para la ciudad de
Santiago, e presenté mis provisiones al cabildo, e como me
recibió, etodo el pueblo por gobernador en nombre deS. M.
e se pregonaron en la plaza con todo el regocijo e solemni-
dad que se pudo, e como me dio cuenta mi teniente jeneral
de los trabajos que habia pasado en la sustentación de la
tierra mientras yo falté, y aunque la hallé en servicio de
S. M. hallé fecho mui gran daño en ella por parte de los na-
turales, porque hallé ser muertos por sus manos e rebelión
mas de cuarenta cristianos y otros tantos caballos, e todos
los vecinos de la Serena, e la ciudad costruida quemada 3^
los indios de aquellos valles todos rebelados.
Informar como envié un capitán a reedificar la dicha ciu-
dad, e tornarla a poblar, e se fundó cabildo, justicia e reji-
miento, e hice repartimiento entre los vecinos e mandé cas-
1 Valdivia no podia esplicarseen 1550 las causas que facilitaban
el viaje marítimo de Chile al Perú, i que dificultaban la vuelta; i
se las esplicaba por la permanencia de los vientos del sur. A esta
causa habria que agregar la existencia de la corriente marina deno-
minada de Humboldt, i conocida S0I9 en nuestro siglo. Conviene
ademas advertir que los navegantes no se alejaban de la costa; i
que sólo en 1572 abrió Juan Fernández el camino que alejándose
mucho de tierra, permitía acortar el viaje reduciéndolo a un ter-
cio del tiempo que antes se empleaba.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 265
tigarla tierra e conquistarla, y agora está asentada e sirve.
Poblóse a veinte e seis de agosto de XLIX.
Informar asimismo como luego despaché al teniente
Francisco de Villagran con treinta y seis mili castellanos
que pude haber entre mis amigos, que me trajesse de las
provincias del Perú algún socorro de jente e caballos, por
ya ternian ^ mas gana de salir de él las personas que no
tuviessen allá que hacer para servir acá a S. M., porque
yo truje poca jente atento que la primera vez que partí co-
mo no era repartida la tierra, e cada uno pensaba haber
parte, no quisieron venir muchos que fuera justo vinieran.
La segunda que volví no tenian con que salir por estar gas-
tados, por esperar la que no se les podia dar ni yo con ellos
gavStar.
Informar asimismo como desde ahí a un mes que fui
recibido, llegaron mis capitanes por tierra con hasta cien
hombres y otros tantos caballos, habiéndome perdido e
quedádoseles muertos otra tanta cantidad.
Informar asimismo como el dia de nuestra señora de se
tiembre adelante, salí a hacer reseña de la jente que tenia
para mi conquista, e andando escaramuceando con la jente
de (a) caballo en el campo, cayó el caballo conmigo y me
quebró todos los dedos del pié derecho, y me hizo saltar los
huesos del dedo pulgar, e estuve tres meses en la cama. En
esto llegaron fiestas de navidad, e viendo que se me pasas-
se el tiempo e si no salia de allí a un mes a la población e
conquista de esta ciudad de la Concepción, la habia de di-
latar hasta otro año, determiné de ponerme en camino,
aunque tan trabajado que no me podia tener a caballo, y
contra la voluntad del pueblo salí en una silla en indios.
Vine así hasta pasar de los límites de Santiago e comienzo
de esta tierra de guerra, que ya venia convalecido en algu-
na manera e podia andar a caballo.
Hacer relación como entrando en la tierra de guerra puse
en orden la jente que traia, que eran hasta doscientos de (a)
1 Tendria.
266 ESTUDIOS HISTÓRICOS
pié e (a) caballo. Viniendo en la vanguardia, dejando los
que eran menester para la recarga y en medio todo nuestro
bagaje, en buena orden comencé a entrar por la tierra, e
yendo algunas veces yo e otras el capitán Jerónimo de Al-
derete, e otras mi maestre de campo y otros capitanes, ca-
da dia con cuarenta o cincuenta de a caballo, corriendo el
campo y viendo la disposición donde habíamos de asentar
a la noche
Informar asimismo como me aparté de la costa hasta
quince o diez y seis leguas, e pasé un rio que va tan ancho
como dos tiros de arcabuz, e mui liano e seco, que daba a
los caballos, a los estribos ^. Aquí, viniendo mi maestre de
campo delante, desbarató mas de dos mili indios eles tomó
ganad<3 e dos o tres caciques.
Informar as mismo como no tengo descuido ninguno en
lo que toca hacer requerimiento a los indios conforme a los
mandamientos de S. M., y haciéndoles siempre mensajeros
como en las reales instrucciones me manda, e requiriendo
antes que pelee con ellos, e todo lo que demás conviene
acerca de este caso hacerse.
Informar como pasado este rio, llegué a otro mui mayor
que se dice Biobio, mui cenagoso, ancho e hondo, que no se
puede pasar a caballo; e como allí nos salieron gran canti-
dad de indios, e fiándose en la multitud, pasaron a noso-
tros a cerca de la orilla, e les dimos una mano e matamos
hasta diez o doce que no se pudo mas porque se echaron al
agua.
Informar asimismo como subí otro dia rio arriba, e pa-
recieron gran multitud de indios por donde Íbamos, e dio
el capitán Alderete en ellos con veinte de (a) caballo, y
échanse al rio y él con los caballos tras e líos; c como vi
esto, porque hicieren espaldas contra mucha cantidad de
1 Este rio, que Valdivia llama Nibaqueten i Niveqiieten, no puede
vSer otro que el Laja, aunque las noticias jeográ6cas que da acerca
de su reunión con el Biobio no corresponden perfectamente con la
posición de aquél.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 267
indios que parecia del otro lado, hice pasar otros treinta
de a caballo. Pelearon mui bien con los indios v mataron
muchos de ellos, e vuélvense a la tarde con mas de miil ca-
bezas de ganado de ovejas con que se regocijó el campo.
Informar como caminé otras tres leguas rio arriba e
asenté, e allí vinieron tercera vez mucha cantidad de indios
en las pasadas a me defender el paso, e que por allí aun
quedaban encima los bastos a los caballos i. Pasé 3^0 a
ellos, porque era pedregal menudo con cincuenta dea cal)a-
11o, e díles una mui buena mano. Quedaron tendidos hartos
por aquellos llanos. Fui matando mas de una legua, i di la
vuelta a mi real.
Informar que otro día torné a pasar el rio con cincuenta
de a caballo dejando el camjDo de esta otra banda, e corri-
do (algunos) dias hacia la mar en el paraje de Arauco, don-
de topé tanta población que era grima; e di luego la vuelta
porque no me pareció estar mas de una noche fuera de mi
campo, porque no recibiese daño con mi ausencia.
Informar como estuve allí corriendo la tierra ocho (lias
a un lado v a otro, llamando todos los caciques de paz e
tomando ganados para sustentarnos donde hubiéssemos
de asentar el pueblo.
Informar como torné a dar la vuelta e torné a pasar el
rio de Nibaqueten, e fuime al de Biobio abajo, que allí se
juntaron ambos, cinco leguas de la mar. Hasta que llegué
a ella, asenté muchas leguas del rio Biobio en un valle ca-
ve una lagunas de agua dulce, para buscar allí la mejor
comarca donde asentar, no descuidándome en la vela \^
guardia que nos convenia, porque velábamos los medios
una noche y los otros otra. La segunda noche, vinieron,
pasada la media de ella, sobre nosotros tres escuadrones
de indios que pasaban de veinte mili, con un tan grande
alarido e ímpetu que parecia hundirse la tierra, y comenza-
1 Quiere decir que en aquel paso, el rio era tan bajo que no al-
canzaba a los bastos, nombre que se da a cierto aparejo-albarda
de las caballerías de carga.
268 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ron a pelear con nosotros tan reciamente que ha treinta
años que peleo con diversas naciones, e nunca tal tesón he
visto en el pelear como estos tuvieron contra nosotros. Es-
tuvieron tan fuertes, que en espacio de tres horas no pude
romper un escuadrón con ciento de a caballo. Era tanta la
flechería y artería de lanzas que no podian los cristianos
hacer arrostrar sus caballos contra los indios. E de esta
manera estábamos peleando todo el dicho tiempo hasta
que vi que los caballos no podian meterse entre los indios.
Arremetí a ellos con la jen te de (a) pié, e como fui dentro de
su escuadrón, e sintieron las espadas, desbaratáronse. Hi-
riéronme sesenta caballos e mas, e otros tantos cristianos,
e no murió mas de un cristiano, e no a manos de indio sino
de un soldado que disparando a uno un arcabuz le acierto.
Lo que quedó de la noche e otro dia atendieron a curarse,
e yo fui a ver la comarca para asentar, que fué en la parte
donde los años pasados, cuando vine a descubrir, habia
mirado.
Informar como a los veintitrés de febrero pasé allí el
campo, e hice un fuerte cercado de muí gruesos árboles, es-
pesos, entretejiéndolos como seto, e haciendo un ancho e
hondo foso, a la redonda, a la lengua del agua a costa de
la mar, en un puerto e bahia el mejor que hai en estas In-
dias 1. Tiene en un cabo un buen rio que entra allí en la
mar de infinito número de pescado, de céfalos, lampreas,
merlusas, lenguados, e otros mili jéneros de ellos en estre-
nio buenos, e de la otra parte pasa un riachuelo de muí
clara e linda agua, que corre todo el año. Aquí me puse por
ser mui buen sitio, y por aprovecharme de la mar para me
socorrer de la guerra, y un galeoncete que traía de armada
el piloto capitán Juan Bautista de Pastene, al cual habia
dado orden me viniesse a buscar en el paraje de Biobio, e
recorriese la costa hasta me hallar.
Informar asimismo como a veintitres-de febrero comencé
a hacer el fuerte e se acabó en veinte dias, e fué tal e tan
i La espaciosa bahía de Talcahuano.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 269
bueno que se puede defender de franceses, el cual se hizo a
fuerza de brazos. Hízose por dar algún descanso a los con-
quistadores en la vela y por guardar nuestros bagajes, he-
ridos y enfermos, e para poder salir a pelear cuando qui-
siéssemos y no cuando los indios nos incitassen a ello.
Informar como a tres de marzo del año de quinientos
cincuenta entramos en el tuerte y repartí las estancias. A
todos ordené las velas y guardias de tal manera que podía-
mos descansar algunas noches cayéndonos la vela de tres
en tres dias. Estando ocupados en hacer nuestras casillas
para nos meter e pasar el invierno, que comienza por abril,
me vino nueva como toda la tierra se juntaba para venir
sobre nosotros; y estos toros cada dia los esperábamos,
viendo que po>r nuestra ocupación no habiamos podido sa-
lir a buscarlos a sus casas.
Informar asimismo como un dia a hora de vísperas, se
presentaron sobre nuestro fuerte en unos cerros cuatro es-
cuadrones, que habia cuarenta mili indios, viniendo a dar
socorro otros tantos e mas. Salí a las puertas; e como vi
que no se podian favorecer el un escuadrón al otro, envié al
capitán Jerónimo de Alderete con cincuenta de (a) caballo,
que venia un tiro de arcabuz de la una puerta. Ellos con
determinación de ponernos cerco, marcharon para el fuerte.
Acomételos de tal manera que luego dieron lado; e viendo
los otros escuadrones, estos dan a huir. Canté la victoria
matándose hasta dos mili indios i rindiéndose otros mu-
chos. Prendiéronse trecientos o cuatrocientos, a los .cuales
hice cortar las manos derechas y narices, dándoles a enten-
der que se hacia porque les habia'avisado viniessen de paz e
me dijeron que así harian, e viniéronme de guerra, e que si
no servian así los habia de tratar a todos, e porque esta-
ban entre ellos algunos caciques principales, dije a lo que ve-
niamos para que supiessen e dijessen a sus vecinos e así los
licencié.
Informar como luego hice recojer toda la comida de la
comarca y meterla dentro en el fuerte.
Informar asimismo de la buena tierra qués ésta, de buen
270 ESTUDIOS HISTÓRICOS
temple frutífera e abundosa e de sementeras e de mucha
madera, e todo lo demás que es menester e se requiere para
ser poblada e perpetuada de nosotros, e con razón porque
parece tenerla nuestro Dios de su mano, e servirse de noso-
tros en la conquista y perpetuación de ella, pues dicen los
indios naturales que el dia que llegaron a vista de este fuer-
te cavó entre ellos un hombre viejo vestido de blanco e uu
caballo blanco que les dijo: ''Huid todos que os matarán
estos cristianos"; e así huyeron; e tres dias antes al pasar
el rio grande para acá, dijeron haber caído del cielo una se-
ñora mui hermosa en medio de ellos, también vestida de
blanco, e que les dijo: ''No vayáis a pelear con esos cristia-
nos que son valientes e os matarán"; e ida de allí tan bue-
na visión, vino el diablo su patrón e les dijo que se juntas-
sen muchos e viniessen a nosotros, que en viendo tantos
nos caeríamos muertos de miedo, e que también él venia; y
con esto llegaron a vista de nuestro fuerte. Llaman a núes-,
tros caballos huequi, y a nosotros yuegas, que quiere decir
ovejas de inga. Hasta hoi no han hecho mas juntas para
contra nosotros.
Informar asimismo como dende a ocho o diez dias llegó
a este puerto con la galera e navio el capitán e piloto Juan
Bautista de Pastene. Luego le despaché a que corriesse la
costa de Arauco, e traje los navios cargados de comida e
hice pasar el rio grande al capitán Jerónimo de Alderete
'con cincuenta de (a) caballo, i se pasó mui bien, e que fues-
sen a correr a Arauco e hacer espaldas a la armada, e así
se hizo. Vieron la mas linda tierra del mundo, todo lo mas
apacible, e sitio para poblar una ciudad mayor que Sevilla.
Informar como topó una isla de hasta mili indios de po-
blason, e los trajeron de paz e le sirvieron, e cargaron los
navios de maiz.
Informar asimismo como dende a tres meses torné a en-
viar al dicho capitán e piloto por mas comida e a que di-
jesse a ios indios de la tierra, enviándoles mensajeros de los
que tomasse, que viniessen a servir, sino que los envia-
ríamos a matar; e navegó veinte leguas mas adelante de la
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 271
primera isla donde halló otra isla de mas población; y car-
gando los navios de maiz, dio la vuelta; e como llegó un
mes há.
Informar asimismo como dende a ocho o diez dias torné
a enviar el armada por mas comida, e a que diesse una
mano en la tierra firme e matassen algunos indios de no-
ciie, porque lo contriñessen a tener algún temor para que
pasando allá, vengan mas presto de paz..
Informar asimismo como en este tiempo que iba e venia
el armada, conquisté yo toda esta tierra y términos, que
han de servir a la ciudad que aquí poblaré, e como todos
los caciques han venido de paz e sirven. He poblado e po-
blé la ciudad en este fuerte, y formado cabildo justicia e re-
jimiento e repartido solares e los caciques entre los vecinos
que han de ayudar a su sustentación, e como la titulé la
ciudad de la Concebcion, e fundé a los cinco de octubre de
este presente año de quinientos e cincuenta.
Informar e dar relación a S. M. e a los señores de su real
consejo de Indias como desde los trece de diciembre del
año de quinientos e cuarenta y siete que partí del puerto de
Valparaiso hasta que volví a él por mayo de quinientos e
cuarenta e nueve, que fueron diez y siete meses, gasté en
servicio de S. M. en oro e plata ciento e ochenta e seis mili
e quinientos castellanos, e gastara un millón si toviera,
siendo menester como lo fué gastar aquellos.
Informar asimismo como después que emprendí esta jor-
nada hasta el dia de hoi,para sustentación y perpetuación,
no poniendo aqui el gasto que he hecho con mi persona,
casas e criados, he gastado docientos e noventa y siete mili
castellanos en caballos, armas, ropas, herrajes que he re-
partido a conquistadores para la sustentación de la tierra,
y que no tengo acción de mandar ^ un solo peso de oro,
ni mas a ninguno de ellos, ni escritura, e que como esté li-
bre o algq mas desocupado de los trabajos de la guerra,
enviaré probanza por donde quede esto claro.
1 Acción O título para cobrar.
272 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ítem, informar asimismo como me he aventurado a gas-
tar e gastaré, que ahora comienzo de nuevo, por poblar
tan buena tierra a S. M., e aquesta ha sido, es y será muí
trabajosa e costosa a los conquistadores, e a mí, porque
no se (ha) hallado oro sobre la tierra, como en el Perú, pero
que poblada, conquistada, e asentada, como yo espero en
Dios de lo concluir cuando él fuesse servido, será mui abun-
dosa de todo lo que venimos a buscar a estas partes férti-
lísimas e de contento asi los conquistadores como a todas
las personas que en ella estuviessen; e a mí principal inten-
to es servir a Dios nuestro Señor e S. M. en poblar e perpe-
tuar tan buena cosa.
Informar a S. M. como no haber sucedido las cosas en
el Perú de tan mala disistion después que Vaca de Castro
vino a las gobernar, que según la dilijencia que he tenido y
maña que me he dado en hacer la guerra a los indios y en
enviar poco socorro, e lo que he gastado e perdídoseme
por este efecto, hubiera ^ descubierto, conquistado y po-
blado hasta el estrecho de Magallanes e mar del norte e
hoviera ya en esta tierra dos mili hombres mas de los que
hai para lo poder y haber efectuado.
Certificar a S. M. e informar que el fruto que de los tra-
bajos que aqui significo que he pasado, servicios y gastos
que he hecho, el bien que he sentido es no mas de la pacifi-
cación e sosiego de las provincias del Perú de la rebelión de
Gonzalo Pizarro y el haber poblado estas la ciudad de
Santiago, la Serena y ésta de la Concebcion y tener qui-
nientos hombres en esta gobernación.
Informar asimismo como de aqui a tres meses, con ayu-
da de Dios, con los trecientos hombres destos e los mejo-
res caballos e yeguas, dejando los demás para la conser-
vación de las ciudades, me meteré en la grosedad de la
tierra, veinte e cinco leguas de aqui ó treinta a poblar otra
ciudad.
1 La frase i la idea están incompletas en el orijinal. Se compren-
derá el sentido supliendo entre hubiera i descubierto las palabras
siguientes: -.gastado en provecho de esta tierra, habría n
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 273
Informar asimismo del tratamiento que hasta el dia de
hoi he hecho e hago a los naturales, que es conforme a los
mandamientos de S. M.; e que desto tengo en estremo muí
gran cuidado e vijilancia porque sírvese de ello S, M. e ser
la principal cosa que conviene que haya cualquier buen go-
bernador en descanso de la cesárea conciencia, e que esto
doi a Dios por testigo, e la forma que correrá e testimonio
que darán las personas que agora van e que andando el
tiempo fuessen de estas provincias e lo que vuestras merce-
des señores, dirán como tan buenos testigos e fidedignos.
ítem después de informado de todas las cosas aqui con-
tenidas en esta relación e demás que a vuestras mercedes
pareciese.
Convenir e decir en respuesta de los que les fuesse pre-
guntado de parte de S. M. e de los señores de su real con-
sejo de Indias de mi parte suplicarán mui humildemente lo
que se contiene en los capítulos que aqui adelante se siguen,
los cuales yo escribo con mi carta e relación que vuestras
mercedes llevan e van aqui puestos al pié de la letra para
que estén advertidos dellos, porque platicando e deman-
dando S. M. y los señores de su consejo de Indias, vean lo
que se pide e lo que han de responder i.
"Sacra majestad, en las provisiones que me dio y merced
que me hizo por virtud de su real poder que para ello trajo
el licenciado de La Gasea, me señaló de límites de goberna-
ción hasta cuarenta e un grados de norte sur costa ade-
lante, y cien leguas de ancho hueste leste; y porque de allí
al estrecho de Magallanes es la tierra que puede haber po-
blada poca, y la persona a quien se diesse antes estorbaria
que serviria, e yo lo voi toda poblando e repartiendo a los
vasallos de Y. M. y conquistadores de aquella, mui humil-
demente suplico sea servido de mandarme confirmar lo
dado, y de nuevo hacer merced de me alargar los límetes
1 El resto de estas instrucciones, con la sola escepcion del último
acápite, es una copia literal de una parte de la carta de Valdivia
al rei de 15 de octubre de 1551.
TOMO VII ]8
274 ESTUDIOS HISTÓRICOS
della y que sean hasta el estrecho dicho, la costa en la ma-
no e la tierra adentro hasta e la mar del Norte. Y la razón
jjorque lo pido es porque tenemos noticia que la costa del
rio de la Plata desde cuaaenta grados hasta la boca del
estrecho, es despoblada y temo va ensangostando mucho
la tierra, porque cuando envié al piloto Juan Bautista de
Pastene, mi teniente jeneral en la mar, al descubrimiento
de la costa hacia el estrecho, rijiéndose por las cartas de
marear que de España tenia imprimidas, hallándose en
cuarentas e un grados, estovo a punto de perderse; por do
se ve que las cartas que se hacen en España están erradas
en cuanto al estrecho de Magallanes, andando en su de-
manda en gran cantidad, y porque no se ha sabido la me-
dulla cierta, no envió relación dello hasta que la haga co-
rrer toda, porque se consiga en esto el error de las dichas
cartas para que los navios que a estas partes vinieren en-
derezados no vengan en peligro de perderse. Y este error no
consiste, como estoi informado, en los grados de norte sur,
que la demanda del dicho estrecho, sino del leste hueste.
Y no pido esta merced al fin que otras personas de abar-
car mucha tierra, pues para la mia siete pies le bastan, e
la que a mis subcesores lloviere de quedar para que en ellos
dure mi memoria, será la parte que V. M. se servirá de me
hacer merced por mis pequeños servicios, que por pequeña
que sea, la estimaré en lo que debo; que solo por el efecto
que la pido es para mas servir y trabajar, y como la vea o
tenga cierta relación, la enviaré particular, e darla heaV. M.
para que si fuere servido partirla i darla en dos o mas go-
bernaciones, se haga.
Asimismo suplico a V. M, sea servido de me mandar con-
firmar la dicha gobernación como la tengo por mi vida, y
hacerme merced de nuevo della por vida de dos herederos
subcesive o de las personas que yo señalare, para que des-
pués de mis dias la haj^an e tengan como yo.
"Asimismo suplico a V. M. sea servido de me mandar
confirmar y hacer de nuevo merced del oficio de alguacil
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 275
mayor de la dicha gobernación perpetua para mí y mis he-
rederos.
''Asimismo suplico a V. M., sea servido de me hacer mer-
ced de las escribanías públicas y del cabildo de las ciuda-
des, villas e lugares que yo poblare en esta gobernación, y
si V. M. tiene hecha alguna merced dellas, a aquella supli-
co la mia siga, espirando la primera.
"Asimismo, si mis servicios fueren aceptos a S. M. en
todo o en parte, pues la voluntad con que yo he hecho los
de hasta aqui y deseo hacer en lo porvenir es del mas hu-
millde y leal criado subdito y vasallo de su cesárea perso-
na que se puede hallar, a aquella mui humillmente su])hco
en remuneración dellos, sea servido de me haeer merced de
la ochava parte de la tierra que tengo conquistada, pobla-
da y descubierta, descobriré e conquistaré e poblaré an-
dando el tiempo, perpetua para mi e para mis descen-
dientes, y que la pueda tomar en la parte que me pareciese
con el título que Y. M. fuere servido de me hacer merced
con ella.
Asimismo suplico a V. M. por la confirmación de la mer
ced de que pueda nombrar tres rejidores perpétuosencada
uno de los pueblos que poblaré en nombre de V. M. en esta
gobernación, y de nuevo me haga merced de que los tales
rejidores por mí nombrados no tengan necesidad de ir por
la confirmación al consejo real de Indias, a causa de los
gastos que se les podría recrecer en enviar, y daño que po-
dían rescebir en el ir por largo e trabajoso viaje.
"Asimismo suplico a Y. M., atento los grandes gastos
que en lo porvenir se me han de recrecer, porque no tengo
hasta el día de hoi diez mili pesos de provecho, y son mas
de cien mili por lo menos los que gastaré cada un año para
me prevenir en algo para ellos, sea servido de me hacer
merced y dar licencia para que pueda meter en esta gober-
nación hasta el número de dos mili negros de España e de
las islas del Cabo Yerde, o de otras partes, libres de todos
derechos, e que nadie pueda meter de dos esclavos arriba
276 ESTUDIOS HISTÓKICOS
en esta gobernación sin mi licencia, hasta tanto que tenga
cumplida la suma dicha.
''Asimismo suplico a V. M. que atentos los gastos tan
escesivos que he hecho después que emprendí esta jornada,
por el descubrimiento, conquista, población, sustentación
y perpetuación destas provincias, e los que se me recrecie-
ron cuando fui a servir contra la rebelión de Gonzalo Pi-
zarro, como parescc por los capítulos desta mi carta, sea
servido de me mandar hacer merced y suelta de las escri-
turas mias que están en las cajas eales de la ciudad de los
Re\^es y de la de Santiago, que son déla cantidad siguiente:
una de cinquenta mili pesos que 3^0 tomé en oro de caja de
V. M. de la ciudad de Santiago cuando fui a servir al Perú
como es dicho, y otra escritura que hice a los oficiales de la
ciudad de los Reyes, del galeón y galera que me vendieron
de V. M., y comida queme dieron en el puerto de Arica pa-
ra proveer la jente que traje a estas partes, de cantidad de
treinta mili pesos e mas de treinta e ocho mili pesos que
debo por otras escrituras a un Calderón de la Barca, cria-
do que fué de Yaca de Castro, en el navio del capitán e pi-
loto Juan Bautista de Pastene, para remedio de la jente
que en esta tierra estaba sirviendo a V. M., como está di-
cho, que por haber sido de Yaca de Castro es 3^a de Y. M.,
que montan estas tres partidas dichas ciento e diez y ocho
mili pesos de oro: destos suplico a Y. M., como tengo su-
plicado, me haga merced y suelta.
"Asimismo suplico a Y. M. sea servido se me haga otra
nueva merced de mandar sea secorrido con otros cien mili
pesos de la caja de Y. M. para ayudarme en parte a los
grandes gastos que cada dia se me ofrecen, porque mi te-
niente Francisco de Yillagran aun no es vuelto con el so-
corro porque le eavié, e ya despacho otro capitán que par-
te con los mensajeros que llevan esta carta, con mas can-
tidad de dinero al Perú, a que me haga mas jente y como
el teniente llegue, irá otro, y así a de ser hasta en tanto
que se efectúe mi buen deseo en el servicie de Y. M.
''Asimismo suplico a Y. M. que por cuanto esta tierra es
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 277
poderosa de jente, y belicosa y la población della es a la
costa, que pasa la guardia de sus reales vasallos, sea ser-
vido de me dar licencia que pueda fundar tres o cuatro for-
talezas en las partes que a mi me pareciese convenir desde
aquí al estrecho de Magallanes, e que pueda señalar a ca-
da una dellas para los edificar e sustentar el número de
materiales que me pareciere, e darles tierras convenientes
como a los naturales para su sustentación, las cuales for-
talezas Y. M. sea servido de me dar en tenencia para mi e
mis herederos con salario cada un año, cada fortaleza de
uu cuento de maravedis i.
"Asimismo suplico a V. M. sea servido, atento que la
tierra es tan costosa y lejos de nuestras Españas, de me
hacer merced y señalar diez mili pesos de salario, y ayuda
de costa en cada un año".
Asimismo escribe a S. M. haga merced a esta tierra y sus
vasallos de mandar nombrar por obispo al padre bachiller
Rodrigo González; y el señor Alonso de Aguilera tendereis
a soHcitar esto, que si no es por mandárselo a S. M no hai
para él lobispado, atento que ne es nada presuntuoso de
dignidad, y en esto diréis lo que sabéis de su integridad y
de lo que todos le amamos acá, por sus letras, predicación
e buenavida. E desta ciudad de la Concepecion a quince de
otubre de mili quinientos cincuenta años. -Pedro de Val
divia, por mandado de S. S. gobernador, Joan de Cárdena.
IX.
CARTAS DE LOS CABILDOS I OTRAS EN RECOMENDACIÓN DE
VALDIVIA.
De las muchas representaciones que los diversos cabildos
de Chile dirijieron al rei o a los gobernantes del Perú en fa-
vor de Pedro de Valdivia, se han publicado hasta ahora
solo dos: una del cabildo de Santiago que lleva la fe:ha de
1 Un millón de maravedis.
278 ESTUDIOS HISTÓRICOS
8 de diciembre de 1547 i ; i otra del cabildo de Valdivia de
20 de julio de 1552 ^ . Ambas piezas fueron copiadas en los
archivos por el historiágrafo donjuán Bautista Muñoz; i
(le la estensa colección de documentos que formó este erudi-
to, las tomaron los que posteriormente las han dado a luz.
Existen ademas en los archivos españoles muchos otros
documentos análogos en que los diversos cabildos de Chile
u otros funcionarios recomiendan a Valdivia en términos
semejantes; i como no hai en estas diversas piezas noticias
particulares, vamos solo a hacer un estracto de ellas, i a
pubHcar íntegra la que juzguemos interesante.
10 de agosto de 1515, Carta del Cabildo de Santiago en
que pide al emperador que ratiHque el nombramiento hecho
er. la persona de Pedro de Valdivia para gobernador i capi-
tán jeneral de Chile.
10 de agosto de 1545. Carta de los tesoreros sobre la
misma materia que la anterior.
8 de diciembre de 1547. Carta del cabildo de Santiago
publicada por Gay.
10 de diciembre de 1547. Carta de Francisco de Aguirre
al rei en que pide confirme a Valdivia su nombramiento de
gobernador de Chile. Está fechada en Santiago.
11 de diciembre de 1547. Carta de Diego Maldonado, fe-
chada en Santiago, en que dice que sirvió con Almagro, i
después en el descubrimiento del Rio de la Plata con el ca-
pitán Diego de Rojas. "Vine aquí, agrega, sabiendo el buen
gol)ierno de Valdivia, en el que suplico a V. M. le confirme.'^
12 de diciembre de 1547. Carta de Francisco de Villa-
gran, fechada en Santiago, en que dice que ha servido dos
años en el Perú i siete en este Nuevo Estremo; repite la sú-
plica de todos i pide para sí mercedes.
12 de diciembre de 1547. Carta fechada en Santiago, de
1 Gay, Documentos. Tomo I, páj. 76.
2 Gay, Documentos. Tomo I, páj. 147. Esta última ademas se
halla publicada también como apéndice a la crónica de Góngora
Marmolejo, i por don Luis Torres de Mendoza en el IV tomo de
la Colección de documentos inéditos de Indias.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 279
Jerónimo de Alderete, Juan Jufré, Francisco Martínez, Juan
Fernandez Alderete, en que dicen: "Fuimos nombrados ofi-
ciales para lo de la real hacienda por Valdivia, electo go-
bernador por el pueblo todo, y con justa razón. Suplicamos
lo confirme V. M. Se han habido aquí de quintos reales cua-
renta mil pesos, corta muestra de tan rica tierra."
" En el márjen de este documento en encuentran estas es-
presivas palabras escritas en la secretaría real: ''Que la
envien."
15 de diciembre de 1547. Carta al rei del cabildo de la
Serena formado por Juan Oliva, J. P. Cisternas, Juan Bol-
ton, Pedro Estevan, Santiago Pérez, Agustin de la Serna,
i escribano Ruiz, en que se encuentran las palabras siguien-
tes: "Valdivia vino a descubrir, conquistar y poblar con
poderes del marqués Pizarro. Luego el cabildo de la ciudad
de Santiago y demás conquistadores unánimes le elijieron
gobernador. Va a dar cuenta a V. M. de lo que ha servido.
A sus trabajos y gastos se allega haberse perdido tres veces
sus relaciones para V. M., y el oro que enviaba para traer
socorro, por las alteraciones del Perú, lo que ha sido causa
de hacer é' esta jornada (el proyectado viaje a Bspaña), que
desearíamos escussase por ser persona que con tanta cordu-
ra y valor ha sustentado esta tierra. Suplicamos se le con-
firme gobernador."
15 de octubre de 1550. Carta al príncipe don Felipe es-
crita por el cabildo de la "ciudad de la Concepción destas
partes de la Nueva Estremadura." Allí se dice: "Vuestro
gobernador Valdivia, habiendo servido en Nueva Castilla
(Perú) ateniendo mui en bien de comer, pidió al marqués
Pizarro la conquista de Chile; y se la dio por virtud de una
real cédula dada en Monzón en 1537. Emprendióla con
gran trabajo: fundó la ciudad de Santiago 10 leguas ade-
lante del valle de Chile, en el sitio llamado Mapocho, de dó
Almagro dio la vuelta al Perú. Diéronle gran trabajo los
naturales creyendo echarle como Almagro. Dejaron de sem-
brarcuatroocinco años, desampararon la tierra y se apar-
taron de nosotros cuanto mas lejos pudieron. Por donde
280 ESTUDIOS HISTÓRICOS
nos convino arar, cavar j sembrar; y así vuestro goberna-
dor dende a dos meses que estábamos en la tierra mandó
que todo hiciéssemoscomo él, y arásemos y sembrássemosí
y así fundó la dicha ciudad. Y él mismo en persona fué a un
rio i tomó muchas acequias en las cuales estaba de dia y de
noche hasta las meter en la ciudad, y en torno de ella. En
estos trabajos, esperando socorros para poblar dó agora
estamos, vino nueva de la rebelión de Gonzalo Pizarro; y a
los diez y nueve dias de sabida, se embarcó en el puerto de
Yalparaiso para juntarse con Gasea, que le dio cargo de
todo el ejercito. Lo que allí hizo sabrá V. A. Los gastos que
ha hecho en el real servicio de suyo y de prestado pasan
de doscientos veinte y cinco cuentos i. Merece bien toda
merced.
"Vuelto del Perú, ha fundado esta ciudad, en cuya fun-
dación se dieron en cuarenta dias cinco batallas. Hizo un
fuerte dentro de ocho dias, dó se tuvo gran trabajo en las
velas y guardas; y lo hizo a la lengua del agua, en una ba-
hia guardada de todos tiempos, donde pueden estar mas de
cuatro mili naos; tierra mui rica de minas de oro, porque
en ninguna parte se dá caba que no se saque oro. Ha pro-
inetido el gobernador de no consentillo sacar hasta questa
ciudad esté fundada, y porque los naturales pierdan el te-
mor. Ha traido torla la tierra que está repartida a esta ciu-
dad, de paz; y como eran fuertes y belicosos en la guerra,
son agora de dominar y buenos trabajadores, aunque por
agora no se les de mas apremio de aquello que ellos quie-
ren, porque el gobernador no da lugar a mas. Hoi ha ocho
dias hizo juntar todos los señores de la tierra que a esta
ciudad están repartidos; y les hizo un parlamento en presen-
cia de todo el pueblo, dándoles a entender y declaráiidohj
por los lenguas que él era enviado de parte de V. A. a estos
reinos no para tomalles sus casas, ni sus haciendas, ni ga-
nados, que tienen en gran cantidad cantidad dellos 2, sino
1 El cuento es un millón de maravedises.
2 Guanacos.
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 281
para tenellos en justicia en nombre de S. M., y que no se
matassen'por las tierras unos a otros como la tienen de
costumbre; y dalles a entender y mostralles quien fué su
creador; y que así les daria maestros a sus hijos para que
lo depreudiessen e fuessen criptianos, y viniesser al verda-
dero conocimiento. Ellos dijeron que así lo harían, y darían
sus hijos para que le fuesen mostrados a sus amos a quie-
nes estaban encomendados en nombre de V. M.
"Hemos tenido aquí un padre clérigo, hermano del deán
de Sevilla, llamado bachiller Rodrigo González, que vino
con el gobernador. Desde el principio ha sido nuestro con-
suelo: suplicamos se nos dé por obispo: sus virtudes, su do-
trina, el gran fruto en la conversión que hace, lo merecen.
Va por nuesttro procurador Alonso de Aguilera. Suplica-
mos senos concedan las mercedes que pida por nosotros»
Estamos a tres mil leguas: hemos padecido y muerto mu-
chos en la conquista de la tierra, que es -tan abundante de
jentes belicosas que se pasan y han pasado grandes riesgos.
— El licenciado de las Peñas. — Diego Díaz. — Don Antonio
Beltran.—Don Cristóbal de ¡a Cueva. — Gaspar de las Ca-
sas.— Francisco Rodríguez Fernández.— Jerónimo de Ja Ve-
ra.— Antonio Lozano.''^
27 de setiembre de 1551. Carta al rei escrita en Concep-
ción por los oficiales reales para recomendar a Valdivia.
Allí se dice: ''Con Jerónimo de Aguilera, que partió de esta
gobernación diez meses há, hicimos relación de lo en ella
sucedido. Con él fué Estévan de Sosa criado de V. M. y con-
tador desta, enviado por el gobernador al Perú por jente y
socorro, y aun no ha vuelto. Llevó once mil quinientos pe-
sos para V. M. Despachados los dichos, partió el goberna-
dor desta ciudad treinta leguas adelante e pobló otra (la
Imperial) en la ribera de un rio que se llama Canten, tierra
mui fértil y abundosa, y mui mas poblada que esta comar-
ca; y de ricas minas de oro, aunque el gobernador ha man-
dado que nadie lo saque hasta que las ciudades estén fun-
dadas. Dejando en la Imperial hecho un fuerte, volvió aquí,
de dó, reformada esta ciudad ahora que entra el verano,
232 ESTUDIOS HISTÓRICOS
irá a reformar la Imperial, y de ahí a poblar otra ciudad
adelante; y agora hace aparejo para, ello por ser llegado a
la tierra un capitán (Francisco de Villagran) que habia en-
viado al Perú por jente, y trae docientos hombres y cua-
trocientos caballos, en que ha gastado mucho, y deja po-
blado un pueblo llamado el Barco la tierra adentro (al
otro lado de las cordilleras). No va oro por no haber lle-
vador. El año que viene irá Jerónimo de Alderete y lle-
vará."
20 de julio de 1552. Carta del cabildo de Valdivia
al rei recomendando los servicios de Valdivia, publicada
])or Gav, y a continuación de la crónica de Góngora Mar-
mol ej o.
20 de julio de 1552. Carta del cal^ildo de Villa Rica al rei
sobre el mismo asunto. Publicamos íntegra esta carta a
continuación.
"Sacra Cesárea Majestad:
"Como a los subditos y Icciles vasallos de V. M. incumbe
dar aviso de lo que al aumento de la conma real toca, así
con la manifestación de lo poblado como de lo que se puede
V de lo que es necesario ocurrir para la sustentación v am-
pliación dello por el remedio especial, merced y socorro, es-
te adv untamiento como tales, determinamos por esta aun-
que sea fastidiosa, suplicíir a V. M, sea servido saber como
Pedro de Valdivia, gobernador de V. M. en este Nuevo Es-
tremo, a que pasó de los reinos de Castilla a los del Perú
diez y siete años después de haber en la guerra a V. M. ser-
vido ansí otro tanto en Italia e Hungría, siguiendo en esto
las pisadas de sus antepasados que en el mesmo servicio de
V. M. se ocuparon y el dia de hoi se ocupan, y luego que en
ellos llegó, habiéndose ofrecido la alteración y el desasosie-
go de don Diego de Almagro contra don Francisco Pizarro,
marqués y gobernador por V.M.en los dichos reinos, como
persona que tenia gran prudencia y esperiencia en el arte
militar, se ofreció incontinenti al servicio de V. M. el dicho
marques contra el dicho don Diego; y conocido por él su
valor le hizo maese de campo jeneral del ejército que dicho
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 283
marqués tenia para defensión y recuperación de la patria,
por cuya elección fué rejido e gobernado por el dicho Pedro
de Valdivia en dicho cargo el dicho ejército, de suerte que
en la batalla que se dio en las Salinas, junto al Cuzco, por
el dicho marqués al dicho Almagro, le desbarató y prendió
con todo esfuerzo y prudencia hasta que el dicho marqués
como entendió que cumplía al servicio de V. M. castigó al
dicho don Diego y sus secuaces, y quedó la tierra llana y
quista; por cuyos méritos el dicho marqués en parte de re-
muneración de los servicios que habia fecho a S. M. el di-
cho Pedro de Valdivia le encomendó unos indios en la pro-
vincia de Charcas, donde e.^tan las minas ricas de píata
que también por su persona fueron conquistadas, descubier-
tas y pacificadas, las cuales han llegado a dar e dan de ren-
ta en cada un año a las personas que agora las tienen mas
de docientos mil castellanos de oro, y no pretendiendo sino
el servicio de V. M. hizo dejación de los dichos indios que
eran de los mejores que habia en los dichos reinos del Perú,
sin interese ilguno; y por procurar el aumento de nuestra
relijion criptiana y de la corona real pidió las entradas,
descubrimientos y conquistas de este Nuevo Estremo, en lo
cual el dicho don Diego, con quinientos hombres de caba-
llo, habia dejado ^ no se atreviendo a sustentarla,
V el dicho marqués viendo sus méritos y servicios se lo con-
cedió en nombre de V. M.; v en efecto, en prosecusion della
juntó grandes sumas de pesos de oro que para ello buscó
prestados, e con ciento cincuenta hombres vino a este reino
en la entrada del cual, como el dicho don Diego se habia
vuelto, halló los naturales mui rebeldes en la obediencia y
paz, y por la mucha sagacidad y prudencia que tiene en el
poblar y sustentar para atraer a los naturales al conoci-
miento de nuestra santa fé católica, hizo el dominio de
V. M. en su cesáreo nombre, fundó y pobló la ciudad de
Santiago desde la cual con casi intolerables trabajos con-
quistó y pacificó los naturales de su comarca y los repartió
1 Hai una palabra que uo se entiende en el orijinal.
284 ESTUDIOS HISTÓRICOS
como entendió convenia al servicio de V. M. E luego pobló
otra ciudad llamada La Serena, que es el introito después
de pasado el gran despoblado, que llaman de Atacama,
por ser mui conveniente al remedio de los socorros que vi-
niessen por tierras a estos reinos, la cual así mesmo repar-
tió, como dicho es, e se vido en muchos peligros por sus-
tentar las dichas dos ciudades y por estar sin jente para
ampliar a Y. M. estas provincias, mas estuvo algunos años
en la sustentación dellas hasta que tuvo noticias de la re-
belión de Gonzalo Pizarro en los reinos del Perú contra el
visorei de V. M. e de la venida del presidente Pedro Gasea
para el ajamiento y castigo dellos; y pareciéndole tiempo
conveniente y fructuoso en servicio de V. M. irse a buscar
en un navio que en el puerto de la dicha ciudad de Santia-
go tenia. Luego como lo supo, buscó y tomó prestados
hasta noventa o cien mil castellanos, e con ellos e con has-
ta ocho o diez hijodalgos, se embarcó en el dicho navio e
fué la vuelta del Perú en busca del dicho presidente, y cos-
teando la ]3rovinc¡a de los dichos reinos del Perú tuvo no-
ticia como el dicho presidente venia en seguimento de Gon-
zalo Pizarro a la ciud¿id del Cuzco, donde con su ejército y
sus secuaces estaba esperándole; y tomó el puerto de la
ciudad de los Reyes, rlonde solo estuvo ocho dias proveyén-
dose de lo necesario para las guerras en las cuales dio mu-
chos socorros a hijo.sdalgos y jentiles hombres, soldados
de caballos y armas pata ir en seguimento del dicho presi-
dente a servir a V, M. E habiendo gastado los dichos no-
venta o cien mili castellanos con sus armas y caballos, y
amigos y criados se fué a la provincia de Jauja, y alcanzó
al canzó al dicho presidente; y conociendo el valor de su
persona y prudencia y csperiencia que el dicho Pedro de
Valdivia tenia en la guerra, y entendiendo su deseo en el
servicio de V. M., luego le encargó todo el ejército de V.
M., y mandó que todos le obedeciesen \^ cumpliesen
integramente lo que les mandasse' como hacian a su
persona propia; y el dicho gobernador don Pedro de Valdi-
via mandó y rijió el dicho ejército de V. M. con aquella au-
DOCUMENTOS RtSLATlVOfe A VALDIVIA 285
toridad que convenia e con la prudencia y sagacidad nece-
saria; y así puso buen orden y costumbres en los dichos
ejércitos; y por su parecer y acuerdo movió contra el dicho
Pizarro y el sigo que tenia en el valle de Jaquijaguana, jun-
to al Cuzco, sin poner dilación alguna, porque a haberla se
pusiera en condición de perderse y desbaratarse, y hizo ha-
cer puentes y aderezar pasos para el ejército de V. M. en
tres días en partes donde se suelen dilatar para los hacer
mas de dos meses con mucha mas cantidad déjente con
que él los hizo; e fué a ponerse en opósito del dicho tirano,
en un carro alto que señoreaba el dicho valle de Jaquija-
guana; y él de allí tuvo astucias y mañas como tirando el
dicho gobernador desde arriba ciertos tiros de ártilleria en
el real del dicho gobernador Pizarro, que abajo en el llano
en altos fuertes estaban, y dando con ellos dentro en él no
tuvieron lugar de se ordenar y por ocuparlos en se guar-
dar de la'dicha asistencia, en el entretanto proveyó que el
ejército de Y. M. les tomasse el llano; y así se hizo sin la
cual astucia y aviso sin gran riesgo se pudiera tomar, por
ser difícil habiendo jente en opósito de la bajada, e como
YÍdo la disposición de tierras en que estaban los rebeldes e
como habia ya tomado el ejército de V. M. E como por su
buen conocimiento e ardid, e el dicho gobernador dijo al
dicho presidente que prometía de hacer aquel dia servicio a
V. M, sin perderse veinte hombres de ejército, de desbara-
tar y prender al dicho tirano y el sigo; y con esta promesa
puso en la talla la jente de guerra de (a) pié y de (a) caba-
llo como entendió convenia; y se le comenzó a dar la bata-
lla, y fueron desbaratados sin riesgo, como el dicho gober-
nador prometió a los dichos tiranos presos; y muerto el
dicho Pizarro y sus secuaces unidos como se entendió con-
venia; y después a pocos dias el dicho gobernador, dejando
quietos y pacíficos en posesión de V. M., los dichos reinos
del Perú, trajo a esta gobernación por tierra y por mar
para la sustentación y ampliación della mas de docientos
hombres con los cuales, y el armada que por mar subió,
navios y bastimentos, gastó y se ha adeudado en mas de
286 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ciento y setenta mili castellanos de oro, y ahí mismo se le
ofrecieron otros gastos, daños y pérdidas en cantidad. Y
luego como llegó en estas provincias con las jentes de gue-
rra que trajo e algunas de las que acá habia dejado en la-
sustentacion de las ciudades de Santiago y La Serena, sa-
lió a la conquista de la gubernacion, hacia el estrecho, y en
menos de tres años, conquistó, fundó, pobló, pacificó y re-
partió las ciudades de la Concepción y la Imperial e ciudad
de Valdivia y Villa-Rica; y en la dicha conquista ha tenido
y tuvo e asi hubo trabajos hallándose en todas las bata-
llas, encuentros que tuvo con los naturales que fueron en
cantidad personalmente; y por su valor y esfuerzo todos
ellos fueron domados y pacificados con el menor daño que
pudo en toda la jurisdicción y término de las demás ciuda-
des e villas, y en su tratamiento y conservación ha desear
gado la conciencia de V. M. guardando rectamente la paz
a los naturales, no consintiendo oprimirlos ni traerlos en
cadenas como en otras partes se ha consentido; y a fecho á
V. M. otros muchos y calificados servicios de que por su
parte será dada cuenta a V. M.; y no contento con los ser-
vicios pasados, agora de nuevo intenta y pone en efecto
adeudarse para descubrir a V. M. la navegación e viaje se-
guro del estrecho, para venir a estos reinos de los de Casti-
lla, y a todas las provincias de la mar del sur, y a descu-
brirse otros mejores y mayores reinos para que la corona
real sea aumentada, y V. M. en ello reciba su servicio y de-
seo; j)ues él no pretende otra cosa, para cuyo efecto tiene
necesidad de la merced y socorro de V. M.; y pues ello im-
porta mucho allende de lo dicho, para la sustentación de
estos reinos a causa de las luengas dilaciones que se pasan
en los socorros que a estos reinos vienen de los del Perú
por ser los tiempos contrarios para la navegación del mar
para acá, e mui peligroso el viaje; y los vasallos de V. M.
recibamos grandes trabajos y detrimentos, y aun los que
residen en los otros reinos del Perú por ocasión de los dos
meses que se pasan para les venir los socorros de España
los reciben. Así mesmo a V. M. humildemente suplicamos,
I
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 287
pues con ello todo se remediaria, nos haga merced de con-
ceder al dicho gobernador de V. M. el descubrimiento e na-
vegación del; pues no es otro su celo sino servir en ello a
V. M. Y.M. considere ser ya el gobernador viejcj e cansado,
aunque no en la voluntad de servir de nuevo a V. M. en
mayores cosas; y le haga mercedes conforme a sus servi-
cios y deseos con la concesión del estado y título que V. M.
suele dar a los que bien y lealmente a V. M. han servido y
sirven, que en ello nos hará V. M. a nosotros especialísima
merced.
"En estas provincias ha residido y reside el bachiller Ro-
drigo González, clérigo presbítero. Es persona de buena
doctrina i teólogo; ha servido a V. M. en muchas conquis-
tas, favoreciendo en ello no solo con sus exhortaciones v
predicaciones con que ha fecho mucho provecho, mas con
sus haciendas, y en especial en estos reinos ha muchos años
que está sustentándolos con asistencia de su persona en
las conquistas e fuera dellas, en compañía del gobernador
de V. M., y por la sustentación ha favorecido a muchos
soldados en darles gratuitamente armas y caballos, su-
pliendo a mili e quinientos e dos mili castellanos, y ha sido
uno de los principales instrumentos después del dicho go-
bernador por donde estos reinos se sustentassen y amplias-
sen, sirviendo a Y. M. con préstamos al dicho gobernador
para el socorro desta tierra, y unas veces con quince, otras
con veinte mili castellanos de oro. A V. M. así mesmo su-
plicamos tenga memoria de sus muchos servicios; y pues en
estos reinos no tenemos prelado, nos haga V. M. merced
de nos le dar por pastor de este reino, pues viejo e persona
de buena vida y letras y doctrinas, celoso de justicia e
grande servidor de V. M. para las cosas tocantes a la sus-
tentación desta república.
'*Elejimos en esta universidad nuestro procurador, a
quien dimos la instrucción de lo questa villa tiene necesi-
dad. V. M. le haga merced. A V. M. suplicamos nos haga
merced conceder lo que por nuestra parte fuesse pedido;
pues es para servir a Y. M. i sustentar estos sus reinos
288 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ampliándolos. Nuestro Señor la sacra cesárea y católica
persona de V. M. guarde, conserve y aumente en su santo
servicio Amen. Desta Villa-Rica, provincia del Nuevo Es-
tremo, 20 de julio de 1552.— Sa. ce. a. m.— Subditos y lea-
les vasallos de V. M.,sus cesáreas manos besan.
El cabildo de la Villa— Rica. — Pedro de Aguayo. — Fran-
cisco Dcivíía. — Hipólito Camargo. — Francisco Cornejo. —
Juan de Haro.^Juan de Vega. — Fernando Moran'\
20 de setiembre de 1552. Carta del cabildo de la Impe-
rial al rci, en que dice lo que sigue: ''En estas provincias del
Nuevo Estreino,, llamadas primero Chile y Arauco, pobló el
gobernador Valdivia esta Imperial ciudad sobre un gran
rio llamado Canten, que nace de la cordillera nevada, que
desde Quito siempre viene acompañando esta costa de la
mar del sur, apartada della hacia el nacimiento del sol
quince o veinte leguas, y corre éstas el rio hacia el ponien-
te, donde entra en el mar. Está asentada esta ciudad en la
ribera desterio alaparte del norte, cuatro leguas de la mar.
Pueden entrar liasta ellas navios pequeños. Está en altura
de treinta y ocho tres cuartos grados, entre la línea equis
noxial y el sur; próspera en número de jentes, con apacible-
dias y noches; y como tal señaló en ella cuasi ochenta veci-
nos capitanes y conquistadores desta tierra en treinta le-
guas de lonjitud y quince de latitud, que hai de la mar a la
sierra dicha." EH cabildo recomienda encarecidamente a
Valdivia, particularmente por sus servicios en las altera
ciones del Perú "que habiendo inficionado todas las pro-
vincias, nadie osó meter zizaña en esta (Chile)." El cabildo
suplica al reí que oiga al procurador de Chile, i recomienda
como las otras ciudades al bachiller Rodrigo González. ^
1 Mientras Valdivia se empeñaba activamente en recomendar
por sí mismo o por medio de sus cabildos al bachiller González
Marmolejo, a quien quería elevar a la dignidad de obispo de Chi-
le, habia otras personas que informaban al rei en contra de este
eclesiástico. En el proceso de Valdivia han podido verse las acusa-
ciones que se le hacían; pero tengo a la vista dos cartas dirijidas
al reí o al consejo de indias en que se informa en contra de él. Frai
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 289
Esta carta está firmada por Francisco de Villagran, Gaspar
Orense, Leonardo Arce, don Miguel de Avendaño, i Juan
Francisco de Victoria, relijioso establecido en Lima, escribe desde
esta ciudad con fecha de 10 de enero de 1553 lo que sigue: "El
bachiller Kodrigo González es y ha sido siempre encomendero y ha
hecho lo que todos. Entienda ese consejo que no vienen a Indias
ni obispos ni clérigos ni los mas de los frailes ni menos los seglares
a ser cristianos ni las casas de Dios tienen favor ni calor". — El
virrei del Perú don Andrés Hurtado de Mendoza, marques de Cañe-
te, dando cuenta al rei de los sucesos de Chile en carta de 15 de se-
tiembre de 1556, le dice lo que sigue: "Del obispo que V. M. tiene
presentado para aquella provincia, ques el bachiller Rodrigo Gon-
zález, no tengo buena relación, como se verá por la información
que envió; V. M. proverá una persona de buena vida y ejemplo
para allí, porque en estas tierras nuevas conviene mucho que sea
tal."
1 Kste célebre personaje, que posteriormente se hizo mui famo-
so en Chile i ocupa mas de una pajina en la historia, se hallaba en
este pais desde el año anterior solamente. En el archivo de Indias
encontré un espediente tramitado por Avendaño en 1560 para jus-
tificar sus servicios, de que estracto las noticias siguientes.
Don Miguel de Avendaño i Velasco pasó a América con el presi-
dente la Gasea en 154-7, i en compañía de su cuñado Alonso de Al-
varado. Sirvió en toda la campaña de la pacificación del Perú, i
pretendía ser uno de los primeros que bajaron al valleenla batalla
de Jaquijahuana. Después de estos sucesos, i habiendo servido de
guarda de ia persona de Gonzalo Pizarro, quedó al lado de la Gas-
ea, i lo acompañó al Cuzco durmiendo, dice, en su misma cámara.
Allí estuvo para casarse con doña Francisca Pizarro, hija natural
del marqués, que poseía gran fortuna; pero no verificándose este
matrimonio, i habiéndose marchado la Gasea del Perú, /Vvendaño
se juntó al jeneral Francisco de Villagran, que habia ido al Perú
a buscar refuerzos de jeate para Valdivia en 1549. Con este jefe
salió de los Charcas, i se ocupó en la conquista de las provincias
del otro lado de los Anrles hasta 1551. "Supimos, dice, en la pro-
vincia de Cuyo, como el gobernador don Pedro de Valdivia esta-
ba con gran necesidad de jente en el descubrimiento de Chile; y con
gran riesgo de mi persona pasé la cordiUera nevada descubriéndo-
la, para que Francisco de Villagran pasasse con la demás jente a
socorrer aquella tierra, donde al pasar por la mucha cantidad de
nieve que habia se me acabaron de morir los caballos y esclavos
que me habían quedado, por cuya causa me torné a empeñar en
TOMO vil 19
290 ESTUDIOS HISTÓRICOS
de Vera, Julián de Sámano i i Juan de Os, escribano.
8 de noviembre de 1552. Carta del Cabildo de la Serena
en que se halla lo que sigue: *'E1 año pasado de 551 reci-
bimos una del serenísimo príncipe Maximiliano, rei de Bohe-
mia, en respuesta a otra nuestra escrita a V. M. el año de
47 al tiempo quel gobernador Pedro de Valdivia fué a las
provincias del Perú a servir a V. M. contra la rebelión de
Gonzalo Pizarro. Después de escrita aquella, por donde
V. M. terna noticia de nuestros trabajos y de los gastos
que en servicio de V. M. y sustentación desta tierra se nos
han ofrecido, v antes de la vuelta del gobernador a ella, los
naturales de las comarcas desta ciudad se revelaron, y en
el valle de Copayapo mataron treinta y dos criptianos; y
después vinieron a ella y mataron todos los mas vecinos
de ella; y son tan belicosos y han hecho la guerra de suerte
que son mas de 90 criptianos los que han muerto en comar-
comprar caballos." Llegado a Chile, fué al sur, i sirvió en el des-
cubrimiento y conquista de los términos de las ciudades Imperial i
Villa-Rica. El resto de la vida de don Miguel de Avendaño ilustra-
do por muchos otros servicios a la causa real, está consignado en
casi todas las historias, si bien la información a queme refiero con-
tiene algunos pormenores desconocidos. No será demás agregar
aquí que don Miguel de Avendaño era hermano de don Pedro,
otro de los capitanes de la conquista, que murió asesinado por
los indios en 1561.
La reunión de los dos apellidos de don Miguel de Avendaño i
Velasco, ha sido causa de que alguna vez se haj^a creiuo que eran
dos capitanes diferente.
1 He visto una carta de este Julián de Sámano dirijida al rei
desde Concepción con fecha de 25 de octubre de 1550, en que se
hallan las palabras que siguen. "Doi cuenta de lo que he hecho co-
mo criado de V. M. Vine con Gasea, y serví hasta el castigo de
Pizarro No hubo para gratificar a todos; y por mas vservir vine
con Valdivia que está en la tierra mas rica i poblada que hasta
agora se ha descubierto; do tiene pobladas tres ciudades, \' de
próximo se parte a poblar. Espero será V. M. mui servido, espe-
cialmente si el Estrecho se navega, y no lo ha podido aducir a efec-
to el gobernador por sus grandes gastos. Valdivia gobierna a es-
pañoles y naturales con toda prudencia y quietud."
DOCUMENTOS RELATIVOS A VALDIVIA 291
ca desta ciudad. Y volviendo el gobernador a esta gober-
nación con la autoridad quel licenciado Gasea, presidente
de los reinos del Piru, le dio de parte de V. M.; la envió a
reedificar al capitán Francisco de Aguirre juntamente con
algunos de los que al principio habíamos sido en ella veci-
nos. Es mui grande servidor de Y. M., y en esta tierra ha
servido tanto que ninguno le ha hecho ventaja y pocos
igualados con él; hase dado tan buena maña que ha traido
a los naturales a la obediencia de Y. M Queda de cami-
no el capitán Francisco de Aguirre para pasar tras de la
cordillera de la nieve que está cerca desta, donde vá por co-
misión del gobernador para poder poblar otros pueblos y
repartir los comarcanos, porque todo lo prevee ei goberna-
dor con gran cuidado i dilijencia como hombre que no pien-
sa sino en servir a Y. M.: y aunque al tiempo que llegó del
Perú estaba la tierra alborotada él la ha pacificado,"
■^•«>
APÉNDICE
ESTUDIOS DIVERSOS SORRE VALDIVIA
PEDRO DE VALDIVA ANTES DE VENIR A CHILE
En la provincia española de Estremadura, al sur del rio
Guadiana, i al sur-este de la ciudad de Medellin, patria de
Hernán Cortes, se estiende una dehesa que mide nueve le-
guas cuadradas. Es una llanura desprovista de árboles,
pero de tierras fértiles para los pastos, i que por lo mismo
alimenta grandes masas de ganado. Se la conoce con el
nombre de dehesa de la Serena, nacido sin duda de una co-
rrupción de la voz serna, que quiere decir terreno apto pa-
ra el cultivo, o terreno mejorado por la industria del hom-
bre.
En aquella llanura i en sus inmediaciones, se levantan
varios pueblos, pobres i atrasados hasta ahora, i que con-
servan aun costumbres sencillas i orijinales. El mas nota-
ble de todos es Villanueva de la Serena: el segundo es Cas-
tuera.
A fines del siglo XV vivia en uno de esos pueblos, en la
villa del Campanario, doña Isabel Gutiérrez de Valdivia,
señora de mui noble linaje, dice un antiguo cronista. Ha-
biendo contraido matrimonio con un hidalgo portugués
llamado Pedro Oncas de Meló, ambos esposos trasladaron
su residencia a la vecina villa de Castuera. Allí tuvieron un
hijo, al cual dieron el nombre de Pedro. Este, según la eos-
296 ESTUDIOS HISTÓRICOS
tumbre de la época, elijió mas tarde entre todos los apelli-
dos de sus mayores, el que mejor le plugo, talvez el que le
pareció mas aristocrático, el segundo de su madre, i se lla-
mó simplemente Pedro de Valdivia i, con que adquirió mas
tarde una gran nombradía i con que ha llenado muchas
pajinas de la historia de la conquista de América.
Aunque no seria imposible descubrir en los archivos pa-
rroquiales de su pueblo natal la fecha exacta del nacimien-
to de Pedro de Valdivia, como se ha descubierto la de tan-
tos otros personajes de su siglo, esta es una investigación
que no se ha hecho todavía. Estamos reducidos a asentar-
la por meras conjeturas; pero se puede decir, sin temor de
equivocarse mucho, que el conquistador de Chile nació por
los años de 1499 o de 1500.
Nada se sabe acerca de la niñez de Valdivia ni de la edu-
cación que recibió, aunque todo hace presumir que sus pa-
dres cuidaron de cultivar su intelijencia, puesto que mas
tarde dejó ver un espíritu mas ilustrado que el de la jenera-
lidad de sus compañeros de armas. Consta sí que en 1521,
i cuando probablemente contaba poco mas de veinte años,
ya servia a ejemplo de sus mayores, como dice él mismo,
en las tropas españolas. Principiaban entonces las famo-
sas guerras a que dio orijen la rivalidad entre Carlos V i
Francisco I, i las hostilidades se abrieron a la vez con di-
versos pretestos, en Navarra i en la frontera de Flándes.
Valdivia se encontraba en este pais con los soldados que
acompañaban al emperador. A su lado se halló en Valea-
1 Anlonio de Herrera (dcc. VI, lib. IV,cap. 1) hace a Valdivia
natural de Villanueva de la Serena; i esta aserción ha sido seguida
por algunos historiadores posteriores. El capitán Alonso de Gón-
GORA Marmolejo {HistOTia de Chile, cap. XIV) le da por patria a
Castuera. Sigo esta aseveración no solo por descansar en el testi-
monio de un contemporáneo, casi siempre bien informado, sino por
constar de un documento que la familia de Valdivia tenia estable-
cida su residencia en este pueblo. Este documento será publicado
en otro estudio titulado Inés Suárezi doña Marina Ortiz deGaete,
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 297
ciennes cuando el reí de Francia trató de invadir los esta-
dos de su rival i. Allí sirvió a las órdenes del conde Enri-
que de Nassau, jeneral audaz i esperimentado.
Esa corta campaña tuvo lugar en los últimos meses de
1521. La guerra prendió en seguida con mayor ardor, i to-
mó proporciones colosales. Los primeros golpes fueron di-
rijidos sobre la Italia, en donde los franceses acababan de
hacerse dueno.s del Milanesado. Carlos V envió tropas
de España i de Alemania para disputárselo, i las puso bajo
las órdenes de Próspero Colonna, jeneral italiano, enveje-
cido en el servicio militar, i que con justicia es considerado
uno de los mas grandes tácticos de su siglo. A sus órdenes
combatió Valdivia en la conquista de la Lombardía, du-
rante los años de 1522 i 1523, estudiando en esa escuela la
ciencia de la guerra que habia de serle tan útil en el nuevo
mundo.
Una serie de triunfos coronó los esfuerzos de los españo-
les; pero envanecido con su preponderancia, i alentados so-
bre todo por el condestable de Borbon, que acababa de
abandonar el servicio de la Francia para ofrecer su espada
a los enemigos de su rei, acometieron una desastrosa cam-
paña en Provenza de donde tuvieron que retirarse casi en
completa fuga.
Mientras tanto, un ejército francés penetraba en Lom-
bardía, ocupaba a Milán e iba a sitiar a los españoles en
Pavía.
Próspero Colonna acababa de morir; pero en su reem-
plazo se levantaba un jeneral, italiano también, i no menos
hábil que él, el marques de Pescara. Este reunió los restos
dispersos del ejército imperial, buscó su punto de apoj^o en
la formidable infantería española, reuniólos esfuerzos que
le llegaban de varias partes, i al fin abrió la gloriosa cam-
1 En sus cartas al emperador, Valdivia no habla de haber com-
batido en Flándes; pero en las instrucciones que en 1550 dio a
Aoruilera, que por encargo suyo pasaba a España a hacer diversas
peticiones a la corte, le recomienda que recuerde al rei sus servicios,
i le indica el hecho que dejamos asentado.
298 ESTUDIOS HISTÓRICOS
paña de 1525 en que obtuvo el 24 de febrero de ese año la
rendición del reí de Francia en la famosa batalla de Pavía.
Valdivia sirvió en toda esa guerra hasta la muerte del
marques de Pescara, ocurrida a fines de ese mismo año. Su
nombre no aparece, sin embargo, en ninguna de las relacio-
nes ni documentos que nos han quedado de aquella memo-
rable lucha; sólo por el testimonio de uno de los primeros
historiadores de Chile i, se sabe que sirvió en la compañía
que mandaba un capitán Herrera. Se refiere que el mismo
Valdivia obtuvo el título de capitán, i que gozó de crédito
de buen soldado.
Se ha contado también que Valdivia sirvió mas tarde en
el saco de Roma i en otros hechos de armas ^; pero en nin-
guno de los documentos en que habla de su carrera militar
en Italia, dice que haya combatido en otra parte que en el
Milanesado; i aun en uno de ellos dice espresamente que
sirvió en Italia hasta la muerte del marques de Pescara.
Podemos, pues, creer que Pedro de Valdivia se separó
del servicio militar a fines de 1525. Desde esta época hasta
su traslación a América hai un período de diez años sobre
los cuales no tenemos noticia alguna. Parece que vivió en
Salamanca; a lo menos allí contrajo matrimonio con doña
Marina Ortiz de Gaete, señora noble de aquella ciudad, con
la cual pasó a establecerse en Castuera, su pueblo natal.
Vivia tal vez ocupado en las modestas faenas de la agri-
cultura, sin esperanza de salir de la condición oscura de un
pobre hidalgo de provincia, cuando fué a tentarlo la ambi-
ción de ser grande i poderoso en el nuevo mundo. Se sabe
que la Estremadura, mas que cualquiera otra provincia de
España, suministró soldados para la conquista de Améri-
ca, i que allí acudian los caudillos que querían formar ban-
das de aventureros para las nuevas espediciones. En 1534,
se anunciaba una de éstas, revistiendo de todos los atrac-
tivos imajinables el pais que se pensaba conquistar.
1 GÓNGORA Marmolero, cap. III.
2 CÓRDOBA Figueroa, Historia de Chile, lib. 11, cap. X.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 299
Tratábase de la provincia de Paria en Venezuela. El rei
habia dado en 1530 el título de gobernador de ella a Diego
de Ordaz, uno de los mas ilustres soldados de la conquista
de Méjico; i éste, después de una campaña llena de fatigas
i de azares, habia esperimentado la rebelión de los suyos, i
habia muerto, probablemente envenenado, cuando volvia
a España. Jerónimo de Ortal, que habia sido el tesorero de
esta espedicion, solicitó i obtuvo de la corona el título de
gobernador de esa provincia, reunia los elementos indispen-
sables para marchar a su conquista. ''Despachadas las
cédulas i recaudados desta merced, dice un antiguo cronis-
ta, comenzó por toda España a vohir la fama tan apriessa
de las innumerables poblaciones i riquezas de aquella tie-
rra, de apacibles temples, agradables aires, abundantes
comidas, dispuestas para toda sementera i granos de Es-
paña, toda ella era un paraiso terrenal; i finalmente pin-
tándola a todos i a cada uno como la imájen viva que que-
ría, vino a causar tal alboroto en todas las provincias de
España, que muchos dellos no reparaban en vender sus ha-
ciendas i desnaturalizarse de sus patrias i ciudades mu-
dándose con casas, hijos i mujeres, tomar por patria ésta
que así les pintaban" ^ Habiendo reunido ciento sesenta
soldados, Ortal zarpó de Sevilla con dos naves a fines de
1534 para acometer la proyectada conquista.
En Sevilla dejó a uno de sus capitanes con el encargo de
reunir mas jente i de marchar a juntársele en Paria. Era
éste Jerónimo de Alderete, antiguo soldado del ejército de
Italia, amigo de Pedro de Valdivia, a cuyo lado hizo mas
tarde la campaña de Chile, i que alcanzó aquí puestos i ho-
nores que no pudo conquistarse en otros países. Sin duda
por instancias de Alderete, i halagado con la esperanza de
labrarse una carrera rápida i brillante, i una gran fortuna,
Valdivia se enroló en la segunda división de las fuerzas es-
1 Frai Pedro Simón, Noticias historiales de Tierra Firmen not.
III, cap. XX, páj. 208. j
300 ESTUDIOS HISTÓRICOS
pedicionarias. Componíase de ciento cincuenta hombres i,
a cuya cabeza salió Alderete de Sevilla en los primeros me-
ses de 1535.
La personalidad de Valdivia desaparece por completo
en la historia de esta espedicion. Buscando noticias acerca
de su vida en los documentos i relaciones concernientes a
la espedicion de Jerónim.) de Ortal, hemos hallado datos
abundantes para la biografía de Alderete, pero no hemos
podido encontrar nada sobre el futuro jefe de la conquista
de Chile. Consta sí que Valdivia no permaneció mas que un
año en Venezuela. Aquella lucha sin gloria i sin espectati-
vas de fortuna, las turbulencias i revueltas de los mismos
españoles, no formaban el teatro a que aspiraba su ambi-
ción. Por otra parte, en todos los establecimientos españo-
les del nuevo mundo se hablaba entonces de los grandes te-
soros del Perú que habían enriquecido a los conquistado.
res, i que atraían nuevos aventureros de todas partes.
Anunciábase ademas que el inca Manco, el sucesor de Ata-
hualpa, se habia rebelado en las inmediaciones del Cuzco,
i que sostenía una guerra cruda contra los españoles, que
podía ser causa de la pérdida de esa conquista. Francisco
Pizarro, que permanecía en Lima, no cesaba de pedir ausi-
llos de hombres i de armas a todos los establecimientos es-
pañoles para combatir aquella formidable insurrección.
Valdivia no vaciló en trasladarse al Perú para ofrecer sus
servicios a Pizarro.
Cuando llegó a Lima, la situación de los conquistadores
era verdaderamente alarmante. Los hermanos del gober-
nador estaban sitiados en el Cuzco por un ejército de dos-
cientos mil combatientes. Los diversos destacamentos que
Pizarro habia hecho salir de Lima en ausilio de la ciudad
asediada, habían sucumbido a manos de los indios rebel-
des. Con indecibles sacrificios, habia enviado un cuerpo de
cuatrocientos españoles que mandaba Alonso de Alvarado,
1 Doscientos, dice Juan de Castellanos, ^/e//as de varones ilus-
tres de Indias, parte I, elejía XI, canto I.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 301
cuya suerte inspiraba los mas fundados recelos. Al mismo
tiempo, Pizarro quedaba en Lima organizando lin nuevo
cuerpo de tropas a cuya cabeza debia ponerse él mismo
para marchar en socorro del Cuzco.
Al presentársele Valdivia en la ciudad de Lima, el con-
quistador del Perú lo recibió con gran contento. El recien
llegado tenia sobre los otros aventureros el prestijio de mi-
litar esperimentado en las guerras de Italia. Dotado de los
vicios i virtudes de la gran mayoría de los conquistadores,
alegre, jeneroso, apasionado por el juego i por las mujeres,
violento i arrebatado en ocasiones. Valdivia tenia grandes
ventajas sobre casi todos ellos. No solo liabia alcanzado
una útil esperiencia en el arte de la guerra, sino que poseia
una gran prudencia en el consejo i en los negocios militares,
notable seriedad en los asuntos graves, penetración para
conocer a los hombres i audacia cuando ésta era necesaria.
Pizarro, que a pesar de su falta absoluta de instrucción,
habia adquirido una rara sagacidad, conoció luego el mé-
rito de Valdivia, i lo nombró maestre de campo de la divi-
sión que estaba organizando. El título de maestre de cam-
po equivalía al de jefe de estado mayor de nuestro tiempo.
D¿sde ese momento, el futuro conquistador de Chile pasó
a ser el hombre de confianza de Francisco Pizarro, i el con-
sejero obligado en todas las juntasen que éste quena oir la
opinión de sus oficiales.
Cuando ese cuerpo de tropas hubo contado cuatrocien-
tos cincuenta hombres con los voluntarios que habian lle-
gado de Panamá, de Nicaragua i de Tierra Firme, Pizarro
i Valdivia salieron de Lima en marcha para el Cuzco. No
habian andado mucho cuando recibieron la noticia de que
Diego de Almagro, de vuelta desuespedicion a Chile, habia
llegado a los alrededores del Cuzco, que habia precipitado
la retirada de los indios i posesionádose por último a viva
fuerza de esta ciudad, apresando a los dos hermanos de Pi-
zarro. Cuando aun no se reponían de la sorpresa que de-
bia causarles esta noticia, supieron que Alvarado, después
de sufrir una bochornosa derrota, habia caido prisionero
302 ESTUDIOS HISTÓRICOS
en manos de Almagro. Triste i alarmado por estas noticias,
Pizarro dio a toda prisa la vuelta a Lima para engrosar
sus fuerzas i poner la ciudad en estado de defensa, creyen-
do que su rival se dirijiria pronto én contra de él. Valdivia
no habia aprobado este movimiento, porque creia que aun
era posible cortar la guerra civil haciendo que Pizarro se
ofreciera a arreglar las diferencias en nombre de la antigua
amistad que lo habia ligado con Almagro; pero como su
consejo no fué seguido, tuvo que trasladarse a Lima i que
hacer sus aprestos para una lucha próxima, mucho mas
terrible i encarnizada que la rebelión de los indíjenas.
A pesar de esto, Pizarro que no estaba preparado para
la guerra con su rival, abrió negociaciones mientras engro-
saba sus fuerzas. Esas negociaciones, llenas de peripecias i
de falsías, que no hai para qué referir en este lugar, arriba-
ron a un arreglo provisorio, dejando la solución definitiva
de todas las dificultades para cuando llegaran ciertas pro-
videncias que se hablan pedido a la corte. Pizarro obtuvo
por este medio la libertad de su hermano Hernando, que
permanecía hasta entonces en poder de Almagro; pero
cuando Hernando estuvo libre, no vaciló en romper abier-
tamente el pacto, i en declarar a sus capitanes que era
llegado el caso de comenzar la guerra.
Los primeros movimientos militares se efectuaron en el
acto. Hernando Pizarro, que al salir de la prisión habia
prometido a Almagro no volver a tomar las armas, se puso
a la cabeza del ejército, llevando a su lado a Valdivia en el
rango de maestre de campo i con el carácter de consejero.
Sus tropas avanzaron hasta el valle de Pisco; pero allí se
presentó la primera dificultad. Almagro se habia retirado
hacia Guamanga para cerrar a sus contrarios el camino del
Cuzco. En las primeras cadenas de los Andes, en unas as-
perísimas alturas denomidadas sierra de Guaitara, habia
colocado un destacamento, al cual, vistas las dificultades
del terreno, era fácil defenderse contra todo ataque. Para
subir a ese punto habia sólo dos senderos escabrosos i
cortado en varias partes; pero Hernando Pizarro i Valdi-
ESTUDIOS DIVEESOS SOBRE VALDIVIA 303
vía determinaron ocupar esas alturas a toda costa. De-
jaron al pié de la sierra los caballos, que no les habrian
servido de nada en aquel lance; i dividiendo sus fuerzas
en dos cuerpos que debían mandar cada uno dé los jefes,
emprendieron durante la noch2 el asalto de aquella formi-
dable posición. Valdivia afianzó entonces su reputación de
militar tan intrépido como hábil. Salvó diestramente las
cortaduras; i aunque muchos de sus soldados quedaron
en el camino rendidos de cansancio; i aunque el frió inten-
so de 4a noche en aquellas alturas entumecía las piernas,
llegó a la cima sin ser sentido i ocupó el puesto que defen-
clian los almagristas, antes que éstos hubieran pensado en
oponer la menor resistencia. Creyéndose atacados por todo
'el ejército de los Pizarros, se pronunciaron en completa
dispersión, dejando a Valdivia i los suyos dueños del
terreno.
Algunas personas influentes en el campo del gobernador
creyeron que todavía era posible arribar a un avenimiento
que evitara los horrores de una guerra civil. Pero los Piza-
rros, envanecidos cotilas ventajas de su situación, i llenos
de orgullo i de odio contra sus rivales, no quisieron oir
los consejos pacíficos. Pocos dias después, sabiendo que
las tropas de Almagro se retiraban hacia el Cuzco, se acor-
dó que Hernando marchase ':n su persecución a la cabeza
de setecientos soldados. Valdivia iba con él, en el rango de
maestre de campo. El ejército siguió el camino de la costa
hasta el puerto de Nasca, para penetrar en el interior dan-
do un rodeo a fin de burlar la vijilancia del enemigo que
podia hostilizarlo en los desfiladeros de la sierra.
Los dos ejércitos llegaron a avistarse en los primeros
dias de abril de 1538. El 6 de este mes tuvo lugar la famo-
sa batalla de las Salinas. Valdivia sirvió en esa jornada no
sólo dando la mas conveniente colocación a las tropas de
Pizarro, sino peleando denodadamente i conquistando la
victoria. Tomaron él i Gonzalo Pizarro el mando de la
infantería, colocándose en el centro de la línea que formaba
su ejército, i sin grandes dificultades ejecutaron sus prime-
304 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ros movimientos para pasar un riachuelo que los separaba
del campo enemigo; pero al atravesar unos pantanos que
habia allí cerca, el fuego de la artillería de los almagristas
introdujo el desorden en las primeras filas. Valdivia i Gon-
zalo desplegaron un gran valor en ese momento crítico
arrojáronse en medio de sujente, i amenazando a unos i
alentando a otros, reanimaron a sus tropas hasta llevar-
las al sitio en que podian sostener la pelea con ventaja. Este
movimiento fué decisivo: el combate duró todavía mas de
ima hora: las caballerías sostuvieron un choque terrible,
pero al fin, los infantes decidieron de la jornada, i el ejército
de Pizarro quedó vencedor.
Una vez apoderado del Cuzco, i establecida la autoridad
de su hermano, Hernando Pizarro dispuso nuevas conquis-
tas para descargar de jente aquella ciudad. Retuvo sin em-
bargo a su lado a Pedro de Valdivia como un consejero que
podia serle mui útil. La historia ha referido muchas veces
los hechos que tuvieron lugar en seguida, i la muerte cruel
del infortunado Almagro; pero las crónicas i los documen-
tos no dicen nada acerca de la responsabilidad que cabe a
Valdivia por estos sucesos, ni si él fué del número de los
capitanes que estimularan a Hernando Pizarro a condenínr
al último suplicio a aquel desventurado capitán. Se sabe
sí que habiéndose tramado un complot para libertar a
Almagro por algunos de los soldados que poco antes ha-
bian salido del Cuzco para hacer una nueva conquista,
Valdivia aconsejó a Pizarro que marchara a su encuentro
finjicndo que ignoraba aquella trama; pero que se apode-
rara de sus principales autores i los castigara para evitar
en tiempo mayores males. Hernando Pizarro siguió este
consejo, i en consecuencia mandó cortar la cabeza a un
capitán que tenia la mayor culpabilidad en aquel provecto.
En esos momentos Hernando Pizarro se preparíiba para
volverse a España, i quería proporcionarse a todo trance
grandes cantidades de oro para hacer olvidar en la corte
los últimos sucesos del Perú, la guerra civil entre los con-
quistadores, la condenación i muerte de Almagro. Entón-
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 305
ees emprendió una espedicion a las provincias del Collao,
nombre que se daba al territorio que se estiende en la alti-
planicie boliviana en los alrededores del lago Titicaca. Lle-
vando consigo una columna regular de tropas en que iban
su hermano Gonzalo i Pedro de Valdivia, llegó hasta las
márienes del rio Desaguadero, donde los indijenas le opu-
sieron una obstinada resistencia; pero echando un puente
sobre el rio, pasó a la rejion oriental, i allí encomendó a
Gonzalo que siguiera la conquista de esos paises hasta lle-
gar a los Charcas, donde, según las noticias que se le habian
comunicado, existia una fabulosa riqueza mineral. Hecho
esto, Hernando Pizarro dio la vuelta al Cuzco, en compañía
de Valdivia.
Antes de mucho, tuvieron ambos que volver a aquel lu-
gar. Los indios de Charcas presentaron a Gonzalo Pizarro
una formidable batalla en Cochabamba; i aunque logró
dispersarlos, la resistencia de los indíjenas parecia tan for-
midable, que Hernando a la cabeza de un refuerzo de solda-
dos, i llevando siempre consigo a Pedro de Valdivia, mar-
chó de nuevo a socorrerlo. Los castellanos llegaron enton-
ces hasta los Charcas, tomaron posesión del rico mineral de
Porco, i determinaron establecerse allí, dando a los suyos
estensos repartimientos de tierra. Valdivia obtuvo una mi-
na en Porco, i un dilatado valle denominado La Canela,
concesiones ambas que habrian podido enriquecerlo en po-
co tiempo. En seguida, los dos hermanos Pizarro dieron la
vuelta al Cuzco, dejando el mando de las tropas al capitán
Diego de Rojas.
Cuando Francisco Pizarro conoció la importancia de es-
tos descubrimientos, despachó a los Charcas con un nuevo
cuerpo de tropas al capitán Pedro Anzúres, que acababa
de hacer otra penosa espedicion por los territc>rios inmedia-
tos. Este capitán llevaba encargo de fundar allí una ciudad;
i en efecto, echó los cimientos de La Plata, llamada también
Chuquisaca por el nombre de un pueblo de indios que habia
en ese lugar, i Charcas por el nombre de la provincia. Val-
divia, que habia servido eficazmente en esta campaña,
TOMO vn 20
306 ESTUDIOS HISTÓRICOS
fué también del número de los primeros fundadores de esta
ciudad.
Pero Valdivia no podia resignarse a ser un simple enco-
mendero cuando se sentia con ánimo para emprender por
sí mismo nuevas conquistas. A esto hai que agregar otra
circunstancia que debió influir poderosamente en su espíri-
tu para determinarlo a alejarse de aquellos lugares. Los
castellanos estaban divididos por odios i rencores profun-
dos, que dejaban presumir que no tardarian en renacer las
disenciones i la guerra civil. Los verdaderos conquistado-
res, es decir, los que habian acompañado a Pizarro desde
su arribo al Perú, miraban en menos a los que sólo habian
servido en la lucha contra Almagro, i que sin embar/í^o ha-
bian alcanzado mayores favores que los que habian pasado
por tantos trabajos en el prinier descubrimiento i en la
guerra contra los indios. Valdivia se hallaba en ese caso.
Llegado al Perú en 1536, su elevación era la obra de la
protección con que Pizarro pagaba sus servicios en la gue-
rra civil.
El altivo caballero no podia aceptar esa situación. Sa-
biendo que el gobernador Pizarro visitaba los pueblos i los
campos vecinos al lago Titicaca, se trasladó a esos luga-
res en abril de 1539 para pedirle la conquista de Chile, que
no despertaba la ambición de nadie, i en que él iba a ilus-
trar su nombre elevándose a la altura de los mas grandes
capitanes del nuevo mundo. Encontró a Pizarro en Chu-
quiabo, en el mismo sitio en que diez años mas tarde se le-
vantó la ciudad de La Paz; i allí obtuvo el título de teniente
gobernador^de Chile.
La carrera de Valdivia estaba hecha. Habia salido del
rango de subalterno i entraba en el de jefe.
II.
CÓMO OBTUVO VALDIVIA EL TÍTULO DE GOBERNADOR
DE CHILE
Los historiadores de la conquista de América no han fija-
do suficientemente la atención en un hecho que, repetido
muchas veces, puede considerarse un rasgo distintivo de la
ambición franca i resuelta de los capitanes que ejecutaron
aquella empresa.
En 1511 la isla Española, centro de donde partian enton-
ces las espediciones esploradoras de los castellanos, estaba
gobernada por don Diego Colon. Confió éste a uno de sus
capitanes, llamado Diego de Velázquez, el encargo de con-
quistar la isla de Cuba i Velázquez ejecutó esta conquista
con gran fortuna i sin encontrar dificultades estraordina-
rias. Fundó luego seis ciudades, repartió las tierras i los
indios entre sus compañeros; i olvidándose del jefe que lo
habia mandado a aquel pais, se dirijió alrei para informar-
le directamente^de sus conquistas i de las ventajas que re-
sultarían a la corona de la posesión de aquella isla. La
autoridad de su inmediato superior fué desatendida de esta
manera. Diego de Velázquez, de teniente gobernador que
era por poder de Colon, pasó a ser gobernador.
308 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Antes de muchos años, en 1519, Diego de Velásquez fué
víctima a su turno de un acto semejante de rebelión contra
su autoridad. Hernán Cortés, encargado por él, i sólo co-
mo su teniente, de la esploracion de las costas mejicanas,
desembarca allí, funda la ciudad de Vera Cruz, establece
un a\^untamiento o cabildo; i haciéndose nombrar por sus
soldados capitán jeneral i justicia mayor de la colonia, em-
prende por su cuenta i riesgo la conquista del poderoso
imperio de Moctezuma. Aquella desobediencia, ejecutada
con ciertas fórmulas de legalidad, lo sacaba de la esfera su-
balterna para elevarlo al rango de jefe.
El mismo Cortés esperimentó mas tarde los efectos de
este sistema de rebelión. Uno de sus capitanes llamado Cris-
tóbal de Olid, despachado por él en 1521 para ir a poblar
en la provincia de Honduras, fundó a su vez un pueblo con
el nombre de Triunfo de la Cruz, creó un cabildo i se puso
en comunicación con la corte, como si su autoridad na-
ciese de una provisión real. Menos feliz que muchos de los
otros capitanes que se revelaban para independizarse de
sus jefes, Olid fué asesinado en la provincia de su mando; i
Cortés pudo reincorporarla al territorio que le estaba so-
metido.
Francisco Hernández de Córdoba, el conquistador de Ni-
caragua, i Sebastian de Benalcázar, el conquistador de Qui-
to, para no agregar mas que estos dos ejemplos, fueron
subalternos el primero de Pedro Arias Dávila, gobernador
de Panamá, i el segundo de Francisco Pizarro, gobernador
del Perú. Con fortuna diferente, ambos desobedecieron a
sus jefes; i en vez de reducirse a ser simples tenientes, qui-
sieron constituir un gobierno propio, sin conocer otra de-
pendencia que la del rei de España.
Un hombre de una rara intelijencia que fué testigo, puede
decirse así, de estas frecuentes rebeliones, escribia desde la
ciudad de Santo Domingo al rei i al consejo de Indias las
palabras siguientes: "Esto de capitular por sí, sin dar ra-
zón primero a quien lo envió, ni por cuyo mandato fué, es
una fruta o fraude, que ha mucho que se usa. El principio
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 309
de la cual fué Diego de Velázquez, e a él le pagaron en ella,
e así se hará siempre, porque es costumbre útil a unos e
raui perjudicial a otros, e de esta misma ha nacido no se
contentar ningún gobernador con la tierra que le encomien-
dan V. V. M. M. sin usar por toda la que mas pueden alie
gar o apropiar. No sé qué sea aquesto que en Castilla con
un corregimiento e de una sola ciudad o villa hai pocos que
se den maña a la gobernar bien; e acá no se contentan con
un reino, pero voi atinando en que la causa de esto es no
poblar ni asentar, sino disipar e destruir e pasar adelante;
porque su fin no es permanecer en la tierra sino despoblar-
la, e por esta causa hai tan poco cuidado en la conversión
de los indios e tan poca dilijencia en labrar minas, sino en
andar e desollinar el oro que está en poder de los natura-
les 1."
Pedro de Valdivia no se apartó de esta práctica casi cons-
tante de los conquistadores españoles del Nuevo Mundo.
Vamos a manifestarlo, señalando algunos hechos que se
han escapado a la investigación de los historiadores que
han referido la conquista de nuestro pais.
El título que Valdivia traia del Perú al pisar el suelo que
queria conquistar, era el de teniente gobernador de Chile.
Este título le habia sido conferido por Francisco Pizarro,
el cual se reservaba para sí el rango de gobernador. Según
el lenguaje oficial de los conquistadores, estas denomina-
ciones quedan decir que el pais que Valdivia conquistase
estaria sometido al gobernante del Perú, cuyo nombre de-
1 Carta de Gonzalo Fernández de Oviedo al rei i al consejo de
Indias, escrita en Santo Domingo el 25 de octubre de 15vS7, i pu-
blicada en el tomo I, pajina 522, de la Colección de documentos
inéditos del archivo de Indias. Por un descuido de los directores
de esta Colección, esta carta ha sido reimpresa en el tomo III,
páj. 64. Lo mismo sucede con otra carta del mismo Oviedo de 9
de diciembre de 1537, impresa en el tomo I, páj. 529 i en el tomo
III, páj. 70.
,*<10 ESTUDIOS HISTÓRICOS
bia aparecer en todos los documentos públicos, como las
actas de toma de posesión del pais, la fundación de las ciu-
dades, la creación de cabildos i los poderes e instrucciones
para nuevos descubrimientos. El conquistador de Chile dc-
bia someterse a estas prácticas invariables para demostrar
su dependencia del jefe inmediato de quien emanaban sus
facultades.
No lo hizo así sin embargo. Al llegar al valle de Copiapó,
creciéndose va bastante alejado del gobernador del Pcru,
tomó posesión del territorio en nombre de S. M. i como si
sus provisiones fueran dadas por ¡el rei. En el acta que con
este motivo acostumbraban estender los conquistadores
españoles. Valdivia se guardó bien de mencionar a Pizarro,
"dándonos a entender, dicen algunos de sus compañeros,
que ya era gobernador" -
Haí)iendo llegado al valle del Mapocho, determinó echar
los cimientos de la ciudad de Santiago, que debia ser el
asiento de su gobierno. En el acta de la fundación, tal co-
mo ha llegado hasta nosotros. Valdivia sc llama "teniente
de gobernador i capitán jeneral por el mui ilustre señor
don Francisco Pizarro, gobernador i capitán jeneral en las
provincias del Perú;" pero debe advertirse que esta acta no
es el documento orijinal, i que seguramente fué escrita a
fines de 1543 o a principios de 1544, cuando Pizarro habia
muerto hacia mas de dos años, i cuando no importaba na-
da el dejar en el papel esta muestra de sumisión, o mas bien
cuando ésta podia servir a Valdivia para justificarse ante
el- rei en caso que se le acusara de rebelde a la autoridad de
su jefe inmediato.
Fundada la ciudad, Valdivia pensó en constituir un cuer-
" Acta de acusación de Valdivia en el proceso que se le siguió
en Lima en 1548. Valdivia confirmó este hecho en su defensa ma
nifestando que lo habia hecho así porque desde aquel lugar comen-
zaba el territorio que debia conquistar según las provisiones que
le habia dado Pizarro.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 311
po municipal. El cabildo no era entonces entre los españo-
les un cuerpo encargado sólo de mantener la seguridad i el
aseo de la población en que estaba establecido. Las leyes
i las tradiciones de las libertades municipales de la edad
media, aseguraban a los cabildos cierta independencia en
la representación de los vecinos. El cabildo nombraba libre-
mente cada año los individuos que debian componer la cor-
poración el año siguiente; elejia los alcaldes que debían ad-
ministrar justicia; i aun en caso de muerte de un goberna-
dor, cuando no estaba designado el personaje que debia
reemplazarlo, el cabildo podia hacer esta designación. Este
cuerpo, ademas, arreglaba sus gastos, levantaba jente ar-
mada; i en la guerra era costumbre que cada cuerpo de ejér-
cito enviado por las ciudades, llevase en su pendón las ar-
mas de su cabildo respectivo. En los casos mas graves que
se le ofrecían, esta corporación convocaba a los vecinos te-
nidos por buenos hombres en la localidad, i resolvía con
ellos en cabildo abierto, tal era el nombre que se daba a es-
tas asambleas, muchos negocios no previstos por las leyes,
o que estando en oposición con ellas, las circunstancias del
momento exijian que no se diera a éstas puntual cumpli-
miento. Es cierto que poco a poco, i sobre todo después de
la fundación de las audiencias, se despojó a los cabildos de
muchas de sus atribuciones; pero a mediados del siglo XVI,
los ayuntamientos de las ciudades americanas se creian en
el pleno goce de estas facultades.
El cabildo de Santiago fué instituido por Pedro de Val-
divia el 7 de marzo de 1541. Nombró ese día los alcaldes,
rejidores, procurador i mayordomo o tesorero de laciudad.
En el auto del conquistador no aparece para nada el nom-
bre de Pizarro. Pero en los nombramientos de escribano i
de alguacil, que se han conservado en los libros capitula-
res, Valdivia se llama "teniente de gobernador i capitán je-
neral en esta provincia del Nuevo Estremo por el muí ilus-
tre señor marques don Francisco Pizarro, gobernador i ca-
pitán jeneral por S. M. en las provincias del Perú." Parece,
312 ESTUDIOS HISTÓRICOS
pues, que hasta entonces su pensamiento de constituirse en
gobernador no estaba perfectamente determinado, o que a
lómenos vacilaba ante un acto de rebelión contra el jefe
c[ue le habia confiado la conquista de Chile.
Pero no se pasó mucho tiempo en esa situación. El 10 de
mavo de ese mismo año de 1541, el cabildo celebraba una
sesión. Tratándose de "muchas cosas cumplideras al servi-
cio de Dios i de S. M." se dijo que por los indios enemigos
se sabia que el Perú era presa de la guerra civil i que Piza-
rro habia sido asesinado por los partidarios de Almagro.
Agregóse que convenia a los intereses de S. M. i a la con-
servación de esta tierra, Chile, elejir a Pedro de Valdivia
por gobernador i capitán jeneral de esta provincia en noin-
bre de S. M. Considerando los inconvenientes que podian
resultar de no nombrar a Valdivia, aun en el caso que esa
noticia no fuera cierta, el cabildo acordó que el procurador
de ciudad Antonio de Pastrana "hiciese un pedimento en
que por él requiriese a los señores de este cabildo que elijie-
sen al dicho señor teniente por gobernador i capitán jeneral
en nombre de S.M.; e así quedó acordado que para el primer
cabildo el dicho procurador trajese el dicho pedimento."
El procurador Pastrana presentó su petición el 31 de
mayo. La historia ha referido con todos sus incidentes la
tramitación de este negocio, las negativas de Valdivia, las
repetidas insistencias del cabildo, i por último la manera
como el cabildo i el vecindario aclamaron a aquél por go-
bernador, obligándolo el 10 de junio a aceptar contra su
voluntad el puesto que se le ofrecía. Pero los historiadores
no han fijado su atención en una circunstancia mui signifi-
cativa para apreciar estos sucesos. Pizarro no habia muer-
to cuando el cabildo de Santiago, tomando por pretesto
una noticia completamente falsa, i de oríjen mui sospecho-
so, se habia apresurado a ajitar i a concluir el nombra-
miento de Valdivia en el carácter de gobernador de Chile.
El conquistador del Perú fué asesinado el 26 de junio de
154-1; i la noticia verdadera de este acontecimiento no vSe
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 313
supo en Chile hasta setiembre de 1543 3.
En vista de estos hechos, i juzgando de ellos por los otros
antecedentes que hemos señalado, es preciso reconocer que
la creación del cabildo de Santiago, i el nombramiento de
Valdivia como gobernador de Chile no pueden considerarse
sino actos de desobediencia a la autoridad de Pizarro. Es
la repetición fiel de los hechos por medio de los cuales Cor-
tes se separó de la obediencia que debia a Diego de Velaz-
quez, el gobernador de Cuba *. Sin embargo, la muerte de
Pizarro, ocurrida después del nombramiento de Valdivia
como gobernador de Chile, vino a disculpar este acto d.e
rebelión.
Desde entonces, Pedro de Valdivia comenzó a usar el tí-
tulo de "electo gobernador i capitán jeneral en nombre de
S. M. por el cabildo, justicia e rejimiento, y por todo el
pueblo de esta ciudad de Santiago del Nuevo Estremo en
estos reinos de la Nueva Estrcmadura." En este carácter
nombró a Alonso de Monro}^ su teniente de gobernador i
capitán jeneral; a Jerónimo de Alderete, tesorero real; a
Francisco de Arteaga, contador; a Juan Fernández Alde-
rete, veedor; i a Francisco de Aguirre factor, destinos to-
dos ellos mui importantes (el primero tenia a su cargo la
administración de justicia, i los otros tres la recaudación i
custodia de los derechos reales), cuva provisión ni aun ac-
'■> Esta contradicción de fechas que resulta comparando el dia
de la muerte de Pizarro con el del nombramiento de Valdivia por
gobernador de Chile baria creer en un error de copia en los prime-
ros documento? del cabildo de Santiago, i que el nombramiento
de Valdivia fué hecho en 1542. Sin embargo, este conquistador en
su carta a Hernando Pizarro le dice espresamente que se le dio ese
título en 1511, antes de saberse la muerte del conquistador del
Perú; i trata de justificar su conducta por este acto ejecutado,
dice, a su pesar.
^ De los historiadores que conozco, ninguno ha tratado me-
jor este punto de la historia de Cortes que don Lúeas Alaman
en sus Disertaciones sobre la historia de la república mejicana
(Méjico, 1841). V. la dis. II, tomo 1, pájs. 61 i 62.
314 KSTUDIOS HISTÓIIICPS
cidental habría podido hacer quizá sin consultarla previa-
mente con el gobernador Pizarro. Las aspiraciones del con-
quistador parecian satisfechas.
Esta forma usada por los capitanes españoles en el Nue-
vo Mundo cuando vSe querían hacer nombrar gobernadores,
ofrecía los mas serios peligros páralos mismos favorecidos.
Los aventureros i soldados a (juienes se les reconocía el de-
recho de elejir sus jefes, comprendian sin dificultad que jun -
to con él tenían también el poder de quitar el mando a
aquellos a quienes acababan de conferirlo. Valdivia pasó
por ese peligro dos mCvSes después de haber recibido el títu-
lo de gobernador.
A principios de agosto se hallaba fuera de Santiago, ocu-
pado en un importante trabajo. Habia idoaMalga-malga,
cerca de la embocadura del rio Aconcagua, a establecer
unos lavaderos de oro en un terreno que se le recomendaba
como mui rico, i a disponer la construcción de un bergan-
tín por medio del cual pensaba comunicarse con el Perú
para proporcionarse ausilios de hombres i de pertrechos.
Durante su ausencia, algunos de los pobladores de Santia-
go, cansados de las penalidades de la conquista, i creyendo
que este pais no ofrecía las riquezas minerales en que so-
ñaban, "comenzaron a hablar de la necesidad de desampa-
rarlo i devolverse al Perú. El teniente de gobernador Alonso
de Monroy, que habia quedado en la ciudad, dio precipita-
damente aviso a Valdivia de esta ocurrencia. Este jefe reci-
bió la noticia a media noche, i en el momento mismo vSe
puso en marcha para Santiago.
Sin pérdida de tiempo mandó que el alguacil mayor Juan
Gómez de Almagro sometiera a prisión a los autores prin-
cipales de aquellos alborotos. Eran éstos don Martin de
Sülier, caballero noble de la ciudad de Córdoba irejidor del
cabildo de Santiago; Antonio de Pastrana, natural de Me-
dina de Rioseco, procurador de ciudad (el mismo que habia
pedido que Valdivia fuese nombrado gobernador); un yer-
no de Pastrana llamado Alonso de Chinchilla, natural de
Castilla la Vieja; Bartolomé Márquez, natural de Sevilla;
ESTUDIOS DIVERSOS. SOBRE VALDIVIA 315
Juan de Bolaños, natural de Estremadura; un vizcaíno
apellidado Cortreño u Ortuño i Juan Vázquez. Todos ellos,
menos los dos últimos ^, aparecen firmados en el acta de
la proclamación de Valdivia como gobernador de Chile,
estendida dos meses antes.
Una vez presos, se mandó levantar una información an-
te el escribano Juan Pinel. Formóse proceso sobre el delito
de cada uno de ellos, "guardándoles, dice Valdivia, los tér-
minos que el derecho en tal caso manda, e se pronunció
sobre cada proceso su sentencia, la cual se ejecutó en sus
personas, e se confiscaron sus bienes para la cámara de
S. M., e los oficiales de su real hacienda se hicieron cargo
de ellos" ^. En virtud de esta sentencia, fueron ahorcados
en la plaza de Santiago, Solier, Pastrana, Chinchilla, Már-
quez, Bolaños ^ i Ortuño. El verdugo pregonó los crímenes
de traición de que se les acusaba, i sus bienes fueron confis-
cados. Juan Vázquez, que ya se habia confesado para sa-
lir al supHcio, fué perdonado por Valdivia. Este ademas,
quiso ethar un velo sobre la culpabilidad de. otras perso-
nas que mas o menos hábian tenido alc^una participación
en el proyecto de rebelión, o a lo menos hablan simpatiza-
do con él.
Pero, ¿cuál fué el crimen de Solier i sus compañeros? El
proceso seguido contra ellos de que habla Valdivia en las
palabras que dejamos copiadas mas arriba, no ha llegado
5 En el proceso Jde Valdivia el penúltimo está nombrado Cor-
treño en un lugar i Ortuño en otro. Su nombre no aparece en el
acta del nombramiento de Valdivia, a menos que esté desfigurado
en el de Juan Carreño.
6 Defensa de Valdivia en el proceso seguido en Lima en 1548.
7 Los acusadores de Valdivia nombran a Juan de Bolaños entre
los individuos condenados a muerte. En su defensa, el jefe con-
quistador no niega este hecho; pero sólo nombra a los otros cin-
co. Bolaños no está tampoco nombrado por el capitán Marino de
Lovera, el único cronista que haya dado noticias algo estensas
de esta conspiración, i que haya hecho la nómina de los conspira-
dores. En su carta a Carlos V, Valdivia no menciona mas que a
Solier.
316 ESTUDIOS HISTÓRICOS
hasta nosotros, o permanece aun cubierto por el polvo de
algún archivo, esperando que algún hallazgo casual venga
a descubrirlo, como tantos otros documentos históricos
que los investigadores de nuestro tiempo han salvado del
olvido. Por falta de ese espediente, estamos obligados a
aceptar como verdad la versión que da Valdivia en su car-
ta a Carlos V de 4 de setiembre de 1545, i la esplicacion
que de este hecho hizo en Lima en 1548, cuando fué proce-
sado. Refiérese allí que los autores de esa conspiración que-
rian volver al Perú; i que convencidos de que el goberna-
dor no consentiria jamas en ello habian resuelto matarlo.
Valdivia agrega que al venir a Chile, los conspiradores
habian convenido con los partidarios de Almagro que que-
daban en el Perú, en dar el golpe al mismo tiempo que estos
últimos' asesinaban a Pizarro, para desembarazarse de
ambos i cjuedar dueños de la tierra. Los testigos que de-
clararon en el proceso de Valdivia dicen que habian oído
decir esto en Santiago como voz pública; i uno de ellos,
Diego García de Villalon, refiere que el principal promotor
de la conspiración era Chinchilla, hombre vicioso, liviano i
jugador, que habia salido del Perú con Pedro Sancho de
Hoz, i que desde allí traian el plan de asesinar a Valdivia.
Uno solo de los antiguos cronistas de Chile, el capitán Pe-
dro Marino de Lovera ^, ha consignado estos sucesos con
• ^^Crónica del reino de Chile, lib. I, cap XIII. Como importa
conocer el orden cronolójico de los primeros sucesos de la conquis-
ta, i como este punto ha sido mui descuidado por los antiguos
cronistas, i no se encuentran muchos datos en los mismos docu-
mentos,Jme ha parecido útil fijar la fecha de estos acontecimientos.
Iva prisión, proceso i muerte de Solier, Pastrana i sus compañe-
ros, tuvo lugar entre el 8 i el 10 de agosto de 1541, según se colije
de los libros de cabildo en donde, sin embargo, no se halla una
sola palabra acerca de la conspiración i sus consecuencias. En la
sesión celebrada por el cabildo el 7 de agosto, asistió Solier, como
rejidor; en la sesión del 11 de agosto, en que ya no se ve el nombre
de ese caballero, se nombró a Bartolomé Flores, procurador de
ciudad, en reemplazo de Antonio de Pastrana, difunto, dice sólo
ti acta de la sesión.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 317
algunos pormenores que si no han sido referidos por Valdi-
via, no están tampoco en contradicción con la versión
de éste.
La terrible represión de estos conatos de alzamiento
fortificó de una manera estraordinaria la autoridad de
Pedro de Valdivia. ''Quedó con este castigo tan temido i
reputado por hombre de guerra, dice el cronista Góngora
Marmolejo, que todos en jeneral i en particular tenian
cuenta en dalle contento i serville en todo lo que queria,
i así por esta orden tuvieron de alli adelante" ^. En efecto,
después de estos sucesos, i mientras Valdivia estuvo en
Chile, nadie volvió a pensar en rebeliones ni trastornos.
La conspiración abortada en 1547, que costó la vida de
Pedro Sancho de Hoz, fué concebida cuando el goberna-
dor se liabia embarcado en Valparaiso en viaje para el
Perú.
Después de haber afianzado su autoridad. Valdivia si-
guió usando el título de gobernador electo de la Nueva Es-
tremadura. En 1542 habia llegado al Perú el licenciado Va-
ca de Castro con el carácter de comisario rejio, i autorizado
con amplios poderes para poner orden en los negocios de
este pais. Valdivia esperó en vano que éste le enviara el co-
diciado título de gobernador; pero parece que Vaca de Cas-
tro, al paso que manifestaba interés por la conquista de
Chile, se limitó a ratificar al conquistador el nombramien-
to que le habia dado Pizarro, esto es, el de teniente de go-
birnador, autorizándolo sí para nombrar la persona que
debiera reemplazarlo en el mando en caso de muerte. Valdi
dia guardó estos despachos, se abstuvo de presentarlos al
cabildo, como habria debido hacerlo,! siguió usando en to-
dos los documentos el título que le habia conferido el vecin-
dario de Santiago en 1541. Poco mas tarde, se dirijia al
reí para darle cuenta de sus conquistas i pedirle le confirma-
ra en el cargo de gobernador.
Historia de Chile, cap. III.
318 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Sólo en 1548 vio Valdivia satisfechos sus deseos. Habien-
do pasado al Perú, i habiendo prestado allí importantes
servicios a la causa del reí para sofocar la rebelión de Gon-
zalo Pizarro, el jefe pacificador, Pedro de la Gasea, le dio
el 23 de abril de ese año el título de gobernador i capitán
jeneral de la provincia de Chile. ''Diósele esta gobernación,
dice la Gasea, por virtud del poder que de S. M. tengo; i
cupo dársele a él antes que a otro por lo que a S. M. sirvió
en esta jornada (la pacificación del Perú), i por la noticia
que de Chile tiene, i por lo que en el descubrimiento i con-
quista de aquella tierra ha trabajado". Sin aprobar for-
malmente la conducta del primer cabildo de Santiago, el
real comisario confirmó así un nombramiento que en otras
circunstancias habria sido castigado como un acto de re-
belión. Valdivia fué, pues, mas feliz que muchos otros con-
quistadores, a quienes una acción semejante habia costado
lina cruda persecución i a veces la muerte.
III.
LOS SOCIOS DE PEDRO DE VALDIVIA:
FRANCISCO MARTÍNEZ I PEDRO SANCHO DE HOZ
En la segunda mitad del año de 1538, Francisco Pizarro
visitaba las provincias australes del vasto territorio que,
bajo su dirección i bajo su nombre, un puñado de aventu-
reros acababa de incorporar a los dominios de la corona
de Castilla. Habíalo llevado a aquellos lugares el deseo de
acelerar el sometimiento definitivo de los indíjenas, que ca-
pitaneados por el último descendiente de los incas, oponian
aun en esta parte del pais una resistencia vigorosa a la do-
minación estranjera. Tenia ademas el propósito de cimen-
tar sólidamente su autoridad entre los mismos españoles,
restableciendo la tranquilidad alterada por la reciente gue-
rra civil.
Al llegar al Cuzco, supo que sus hermanos Hernando i
Gonzalo Pizarro, venciendo todo jénero de obstáculos, se
h abian internado en las dilatadas rejiones que se estienden
hacia el sur en la gian meseta de Bolivia. Pasaron el De-
saguadero, i trasmontando ásperas sierras en un pais que
denominaban el CoUao, habian llegado a la provincia que
h abitaban los Charcas, indios esforzados i guerreros. En
aquel lugar recojieron la noticia i las muestras de una
320 ESTUDIOS HISTÓRICOS
asombrosa riqueza mineral, ante la cual eran nada todos
los tesoros hallados hasta entonces en el Nuevo Mundo.
Cuando se le comunicaron estas noticias, Francisco Piza-
rro mandó que uno de sus mejores capitanes, llamado Pe-
dro Anzúres, se trasladase inmediatamente a aquel lugar,
tomase el mando de las tropas que allí habian dejado sus
hermanos i fundase una ciudad con el nombre de La Plata.
La nueva población se aaunciaba como un centro de ri-
quezas prodijiosas, capaz de satisfacer todos los dorados
ensueños de los codiciosos conquistadores. Las minas de
Porco que comenzaban a esplotarse, producían abundantes
cantidades de plata, i los campos vecinos a la nueva ciu-
dad presental)an un porvenir halagüeño a la agricultura.
Esto fué causa de diferencias i diñcultadesentre los mismos
conquistadores. Quejábanse muchos de ellos de la manera
cómo se habian efectuado los repartimentos, i esperaban
que Pizarro se acercase a esos lugares para reparar las in-
justicias reales o imajinarias.
El conquistador del Perú, en efecto, salió del Cuzco para
visitar las nuevas conquistas a principios de 1539. Reco-
rrió todas las márjenes occidentales del lago Titicaca, i lle-
gó hasta un lugar llamado Chuquiabo, donde diez años
mas tarde se echaron los cimientos de la ciudad de La Paz.
Allí acudieron los vecinos de La Plata a tratar de sus nego-
cios i a pedir las concesiones a que cada cual se creia me-
recedor.
Entre esos capitanes de la conquista se presentó tam-
bién Pedro de Valdivia. No iba a reclamar como los otros
un ensanche en el repartimiento que le habia tocado en
suerte. Sus servicios a la causa de los Pizarroseran tan no-
torios, que Hernando al separarse de esos lugares para vol-
ver a España, lo habia dejado en posesión de una mina de
plata en el mineral de Porco i de un estenso valle denomi-
nado la Canela, en que mas tarde encontraron colocación
tres ilustres conquistadores. Valdivia se sentia con ánimo
para empresas mas grandes, i no queria reducirse a vivir
tranquilo como uno de los mas ricos encomenderos de aquel
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VATjDIVIA 321
país de tesoros prodijiosos. Pretendía una conquista en un
país lejano, en donde pudiera adquirir la gloria que alcan-
zaron algunos de sus compatriotas, i establecer un gobier-
no propio, alejado de la metrópoli i dependiente sólo de la
autoridad del rei, autoridad mui acatada en apariencias,
pero que por la distancia habia llegado a hacerse casi nula.
Con este pensamiento, se presentó a Pizarro a pedirle la
conquista de Chile, cuya pobreza mui proclamada en el
Perú después de la vuelta de Almagro, no despertaloala
codicia de nadie. Sea que Pizarro no quisiera alejar de
aquel país a un soldado valiente i entendido, en cuya leal-
tad tenia plena confianza, sea que creyese que la proyecta-
da conquista de Chile era una empresa que sólo habia de
producir desencantos i contrariedades a Pedro de Valdivia,
se resistió cuanto le fué posible a acceder a su petición. Val-
divia, sin embargo, instó de nuevo i con tanta persistencia,
que el gobernador del Perú no pudo negarse a acordarle lo
que le pedia. Autorizado por el rei de España desde dos
años atrás para disponer nuevas conquistas, Pizarro dio a
Valdivia la autorización que solicitaba con el título de te-
niente gobernador de las provincias de Chile.
Entre los conquistadores españoles del Nuevo Mundo,
este jénero de concesiones no importaba de ordinario mas
gasto que el de la hoja de papel en que se estendia el título.
Valdivia recibió del gobernador del Perú sólo su nombra-
miento oficial. Para acometer la empresa que proyectaba,
no debia contar mas que con sus propios recursos, reali-
zando al efecto, no las tierras que se le habian dado en re-
partimiento, i que no le era permitido vender, sino la plata
que habia sacado de su mina i los otros bienes que habia
podido adquirir. Con ellos se trasladó al Cuzco, puso en la
puerta de su casa la bandera de enganche, i comenzó a reu-
nir en torno de su persona una compañía de animosos
aventureros, que quisieron acompañarlo para compartir
con él las penalidades i los productos de una campaña eri-
zada de pehgros que en realidad no ofrecía mui halagüo-
TOMO vil 21
322 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ñas espectativas. El descrédito en que había caido la con-
quista de Chile lo obligaba a pagar a título de enganche
una fuerte suma a cada uno de sus soldados. Las armas i
los caballos, por otra parte, se vendian en el Cuzco a pre-
cios enormemente caros. Antes de mucho tiempo/ Valdi-
via habia gastado cuanto poseia, esto es, nueve mil pesos
de oro i, equivalentes a cerca de veintiocho mil pesos de
nuestra moneda, i todavía no habia reunido la mitad de
los elementos necesarios para llevar a cabo la empresa en
que soñaba.
Es preciso leer en los escritores primitivos de la conquis-
ta, los precios a que hablan llegado en el Cuzco los artícu-
los europeos de uso común, para comprender lo que debia
costar el equipo de una espedicion. Uno de los secretarios
de Pizarro, Francisco Jerez, refiere que él vio vender caba-
llos por 2,500 pesos de oro, una botija de vino de tres azum- '
bres (poco mas de 6 litros) por 60 pesos, un par de borce-
guíes por 30 o 40, unas calzas por el mismo precio, una
capa por 100 i 120 pesos, una espada por 40 i 50 pesos,
una cabeza de ajo por medio peso, una mano de papel por
10 pesos. El mismo Jerez, según cuenta, compró algunos
de estos artículos a los precios que señala, agrega que pa-
gó doce pesos oro por media onza de azafrán dañado 2. En
el tiempo en que Valdivia preparaba su espedicion, el mer-
cado del Cuzco habia comenzado a regularizarse; pero to-
davía tenian precios locos todos los objetos europeos, por
la escasez que habia de ellos i por la abundancia de las es-
1 El peso de oro, que era la medida usada por los conquista-
dores para contar las sumas de dinero, no era en realidad una mo-
neda. Pvqui valia exactamente, según se lee en Jerez, Oviedo i Herre-
ra, a un castellano, o lo que es lo mismo, a tres pesos siete centa-
vos de nuestra moneda (oro de 48 á).
2 Francisco de Jerez, Verdadera relación de la conquista del Pe-
rú, en la pajina 233 del tomo III de los Historiadores primitivos de
Jndias, de Barcia, i en la pajina 344 de la edición del mismo autor
que contiene el tomo XXVI de la Biblioteca de autores españoles
de Rivadeneira.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA o23
pecies metálicas halladas en los templos i en los palacios de
los incas.
La campaña de Chile estaba, pues, a punto de fracasar
antes de haberse principiado, por la escasez de recursos del
futuro conquistador. En esas circunstancias, Valdivia co-
noció en el Cuzco a un comerciante llamado Francisco
Martínez, que acababa de llegar de España trayendo ar-
mas, caballos, esclavos i otros artículos, que tenian fácil
i rápido espendio en los establecimientos recien fundados
en el Nuevo Mundo. A él se dirijió para pedirle el dinero
que necesitaba, enpeñándose en interesarlo en favor de sus
proyectos. Se trataba de un préstamo a la gruesa ventura
en que el prestamista iba a arriesgar sus capitales en una
empresa desconocida i que no podia inspirar mucha con-
fianza. Martínez fué por esto mismo exijente; i Valdi-
via tuvo que aceptar las condiciones que se le impusieron.
El 10 de octubre de 1539 celebraron entre ambos un con-
trato de compañía. Martínez se comprometió a poner la
mitad de los capitales necesarios para la espedicion. Aun-
que todos los trabajos de la campaña iban a recaer sólo
sobre Valdivia, que era quien debía dirijirla, se estipuló que
se repartirían por mitades los beneficios que produjera.
En virtud de este compromiso, que se denominó hermanable
compañía, Martínez integró la suma de 9,000 pesos de oro
en armas, caballos, vestuarios i otros objetos, según tasa-
ción que él mismo quiso hacer, i que sirvieron para com-
pletar el equipo de la columna conquistadora.
Para salir de este embarazo, Valdivia habia tenido, pues,
que someterse a condiciones mui desventajosas; pero ape-
nas habia vencido esta dificultad, se suscitó otra mucho
mas grave todavía. En los primeros dias de diciembre de
ese mismo año, cuando el futuro conquistador de Chile se
disponia ya para emprender la marcha, se presentó en el
Cuzco un personaje que se decia portador de provisiones
reales para llevar a cabo la conquista de ese país. Llamá-
base Pedro Sancho de Hoz; i aunque no era desconocido en
el Perú, nadie tenia motivo para verlo llegar en pretensión
124 ESTUDIOS HISTÓRICOS
de una empresa que exijia en el jefe intelijencia i prestijio.
Sirviendo en la infantería de Pizarro, habia hecho la prime,
ra campaña de la conquista del Perú, habia asistido a la
captura de Atahualpa, i se habia" hallado en la ocupación
del Cuzco. Se sabe que los soldados que hicieron esa cam-
paña obtuvieron en Cajamarca primero i en el Cuzco des-
pués, riquezas fabulosas por la porción que les correspon-
dia en el reparto del botin tomado al enemigo. En la distri-
bución del rescate del inca, que constituye una de las mas
negras perfidias de la conquista, pero que fué efectuado po-
niendo por testigo a ''Dios, nuestro señor, e invocando el
auxilio divino". Pedro Sancho, obtuvo 181 marcos de pla-
ta i 4,440 pesos de oro. Dos años mas tarde, i después de
la repartición de los tesoros que encerraba el templo del sol
en el Cuzco, Pedro Sancho hacia fundir diversas cantidades
de oro i plata para liquidar una fortuna adquirida en poco
mas de cuatro años, i que se elevaba, según el cálculo de un
antiguo cronista ^, a cincuenta mil ducados, equivalentes a
3 Marino dp: Lobera, Crónica del reino de Chile, lib. I, cap.
XIV.— Fuera de este cronist¿i, ningún otro historiador de Chile, a
lo que recuerdo, ha insinuado el hecho de que Sancho de Hoz hu-
biera estado en el Perú en los primeros tiempos de la conquista.
Esta noticia aparece confirmada por la carta de Valdivia a Her-
nando de Pizarro, a quien recuerda el conquistador de Chile que
conoce bien a Pedro Sancho de Hoz. Creo que este persona-
je no usó su segundo apellido sino después de su vuelta de España,
en 1539, i que antes se firmaba sólo Pedro Sancho. Esto me incli-
na a pensar que fué el mismo quien sirvió de escribano en el repar-
to del rescate de Atahualpa, cuya acta firmó con su primer apelli-
do. Siendo así, Sancho de Hoz seria el mismo Pedro Sancho, es-
cribano jeneral i secretario del gobernador Pizarro, que por orden
de éste estendió una curiosa relación histórica de la conquista del
Perú terminada en julio de 1534, que constituye «n documento de
gran valor. El historiador Prescott, que la ha tenido a la vista,
la recomienda mucho en este sentido. El orijinal de esta relación,
destinado al rei para darle cuenta déla conquista, paree j perdido;
pero existe una traducción italiana publicada por Ramusio en sus
Navigationi et viaggi, vol. HI, fol. 397 vuelto i siguientes. Cito la
edición de Venecia de 1546, que es la que poseo en mi biblioteca.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 325
veintisiete mil pesos de nuestra moneda. Con ese dinero se
marchó a España para llevar allí la vida descansada de los
grandes señores.
En nuestro tiempo no se comprende que un hombre que
ha adquirido una fortuna semejante, tenga tan altas aspi-
raciones; pero es preciso conocer el valor comercial o com-
parativo del dinero, para formarse una idea de la suma de
comodidades que esa cantidad podia proporcionar en
España en el siglo XVI. Según los prolijos estudios del eru-
dito Clemencin, el numerario tenia en tiempo de los reyes
católicos un valor comercial mas de cuatro veces mayor al
que se le daba al principio de nuestro siglo. Pero esta di-
ferencia es mas grande todavía si se aceptan las noticias
trasmitidas por uno de los antiguos cronistas de América.
Cuenta el inca Garcilaso de la Vega ^, que poco antes del
descubrimiento del Nuevo Mundo, un caballero de Córdoba
fundó por su testamento una fiesta relijiosa con misa canta-
da i sermón, mandando que cada año se diera al convento
de San Francisco treinta mará vedis ^ (que equivalen a doce
centavos de nuestra moneda), para la comida de los frailes
el dia del piadoso aniversario; i que poco dias antes de la
conquista del Perú, se instituyó un buen mayorazgo en Es-
tremadura en una dehesa o estancia que costó veinte mil
maravedis, o lo que es lo mismo poco mas de 730 pesos. El
mismo Garcilaso refiere con su candor habitual que cuando
llegó por primera vez a Sevilla en 1560, compró dos pares
de zapatos a real i medio cada uno, i que este mismo ar-
tículo importaba en Córdoba, ciudad mas barata que Sevi-
lla, cinco reales en la época en que escribía (1613). Ya se
'^ Garcilaso de la Vega, Comentarios reales del Pera, parte IP
lib. I, cap. VI.
i5 No es posible decir con fijeza el valor del maravedí, que varió
en los diversos tiempos. Creo, sin embargo, que la estimación del
texto no se aleja mucho de la verdad.
326 ESTUDIOS HISTÓRICOS
comprenderá si Pedro Sancho tenia motivos para creerse
rico con los cincuenta mil ducados que llevaba del Perú.
Desgraciadamente, la riqueza no le duró muchos años.
La perdió en menos tiempo del que habia empleado en ad-
quirirla. Comenzó por instalarse en Toledo: allí se casó
con una señora principal llamada doña Guionar de Aragón,
gastó con ella cuanto tenia, i antes de tres años habia pa-
sado a engrosar el número mui considerable ya de los pre-
tendientes a los títulos de conquista que el rei podia confe-
rir en el Nuevo Mundo. No existe, o a lo menos nunca he
podido ver, la provisión o título que el rei le dio para vol-
ver a América en calidad de jefe de una nueva conquista.
Se habla de ella en muchos documentos sin espresar clara
mente cuál era el pais que debia gobernar. Sólo el pacifica-
dor del Perú Pedro de la Gasea, en carta al rei de 26 de
noviembre de 1548, dice haber visto un ''traslado de la
provincia que tuvo Pedro Sancho para descubrir de la otra
parte del estrecho de Magallanes i las de aquella comarca '^
En esa época en que no se tenia un conocimiento cabal de
aquellas rejiones, el rei repartia gobernaciones sin poder fi-
jar claramente sus límites i su estension. Así se compren-
derá que casi al mismo tiempo la conquista de la rejion ve-
cina al estrecho de Magallanes se habia concedida poco
antes en la corte a otro caballero llamado Alonso de Ca-
margo.
Pedro Sancho llegó al Perú a fines de 1539, i se presentó
a Pizarro en el Cuzco, en diciembre de ese año. Talvez en
otras circunstancias, el gobernador no se habria apresura-
do mucho para atender las pretensiones de ese caballero;
mas en esos momentos, tenia sobrados motivos para creer
que no gozaba por completo de la confianza del rei. La re-
ciente guerra civil, la prisión i muerte de Almagro, habian
enturbiado sus relaciones con la corte, i no le era posible
desatender las órdenes i ni siquiera los deseos del soberano.
Como tampoco queria burlar las espectativas de un servi-
dor tan leal i tan intelijente como Valdivia, no halló un
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 327
arbitrio mejor que reducir a ambos pretendientes a acome-
ter en compañía la empresa que meditaban. Un dia, el 28
de diciembre de 1539, reunió en el comedor de su casa a
Valdivia i a Pedro Sancho, i poniéndolos de acuerdo, les
hizo firmar un contrato de sociedad para hacer juntos la
conquista de Chile. El primero, con los recursos i las tro-
pas que hablan reunido, se pondría prontamente en mar-
cha: el segundo, es decir Pedro Sancho, se le reuniría cuatro
meses mas tarde, debiendo mientras tanto trasladarse a
Lima para equipar dos buques cargados de provisiones,
que hablan de seguir a la espedicion, i ademas cincuenta
caballos o veguas i doscientas corazas. Trece anos antes,
Pizarro habia celebrado un contrato análogo en la iglesia
parroquial de Panamá, para ejecutar la conquista del Pe-
rú en compañía de su mas íntimo amigo, i esa sociedad se
terminó en el cadalso ensangrentado en que Almagro per-
dió la vida. ¿Podia Pizarro tener mucha confianza en que la
sociedad celebradaentre Valdivia i Pedro Sancho no tendría
un resultado semejante?
Valdivia comenzó por cumplir puntualmente aquello a
que se habia comprometido, A mediados de enero de 1540
salió del Cuzco en marcha para Chile a la cabeza de poco
mas de ciento cincuenta hombres. Algunos de éstos se re-
volvieron del camino por diversas causas, i entre ellos Fran-
cisco Martínez i un hermano suyo que en un principio ha-
bían querido venir hasta Chile para recojer los provechos
pecuniarios de la conquista, pero que se arrepintieron de su
proyecto cuando comenzaron a esperimentar las penalida-
des de la marcha. En reemplazo de ellos. Valdivia incorpo-
ró en la columna espedicionaria a los soldados castellanos
que bajaban de la altiplanicie boliviana hasta Arequipa i
Moquegua huyendo de los indios rebelados. A esta circuns-
tancia debió el contar en su ejército a tres de sus mejores i
mas fieles capitanes, Francisco de Villagran, Francisco de
Aguirre i Rodrigo de Quiroga.
La marcha de la columna espedicionaria se hacía con
mucha lentitud. Atravesaba un país en que no son abun
328 ESTUDIOS HISTÓRICOS
dantes los pastos ni las aguadas, i en que por esto mismo
era preciso dividir las tropas en pequeños grupos, i en-
viar a cada paso esploradores a fijar el rumbo que de1)ia
seguirse. Sin que tal fuera la intención de Valdivia, parecía
que se queria dar tiempo a que llegaran los auxilios que
debian venir de Lima. Pero se pasaron los cuatro meses fi-
jados en la estipulación, i aun no se tenia noticia alguna de
Pedro Sancho de Hoz. Valdivia, creyéndose ya desligado
de todo compromiso, escribió a Pizarro una carta en que le
daba cuenta de estos hechos, i le pedia que no permitiera
que su socio siguiese su marcha a Chile si no habia de traer
los caballos i armas a que estaba obligado por el contrato
de sociedad.
Pero Sancho de Hoz no habia desistido de la empresa, i
pretendia obtener de un modo u otro el gobierno de Chile
para reparar los quebrantos de su fortuna. Aunque sus tí-
tulos fueran mas autorizados que los de Valdivia, puesto
que poseia un nombramiento o provisión firmada por el reí
no contaba con mas recursos que los que él mismo pudiera
proporcionarse, empeñando, como su socio, su crédito per-
sonal. Mucho menos sagaz que éste, i también mucho me-
nos prestijioso, Pedro Sancho no halló en Lima quien le
prestase el dinero que necesitaba; o mas bien, lejos de en-
contrar los recursos que buscaba, sólo halló acreedores
exijentes que lo tuvieron alas puertas de la cárcel para
hacerse pago de ciertas pequeñas cantidades que les adeu-
daba. En esa ciudad trabó amistad con un hidalgo de Cá-
ceres, en Estremadura, llamado Antonio de UUoa, hombre
de espíritu inquieto i de torcidas inclinaciones, i con otros
tres individuos, dos de ellos apellidados Guzman i el tercero
Avalos, quehabian pertenecido al bando de Almagro i que
como todos los individuos de esta parcialidad se encontra-
ban en la mayor miseria. Todos ellos concertaron un atre-
vido golpe de mano que podia sacarlos de la pobreza i ele-
varlos a un rango que no debian esperar en el Perú.
El plan consistia en alcanzar a Valdivia i caer de impro-
viso sobre su campo. Allí Pedro Sancho podría exhibir sus
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 329
títulos a la conquista de Chile, apresar a Valdivia, e impo-
nerse a los soldados que lo acompañaban para tomar ba-
jo su mando i bajo su responsabilidad la dirección de la
campaña. No parece probable que trajeran meditado el
proyecto de asesinar a Valdivia, como éste i los suyos se
empeñaron en hacerlo creer, sino en el caso de no poder
conseguir su intento por otros medios.
La hueste de Valdivia se hallaba acampada a entradas
del desierto de Atacama, una noche de junio de 1540. Allí
llegaron de repente Pedro Sancho i los cuatro aventureros
que lo acompañaban; i dirijiéndose a la toldería que se les
señaló como alojamiento de Valdivia, penetraron en ella
con resolución de ejecutar los planes que traian meditados.
Encontraron sólo a Inés Suárez, a Luis de Toledo i otros
oficiales que conversaban tranquilamente, pero no halla-
ron al jefe que buscaban. Valdivia, en efecto, se habia ade-
lantado ese mismo dia hasta un pueblo de indios llamado
Atacama a fin de preparar los forrajes i bastimentos para
su tropa. Avisado de lo que ocurría en su campo, volvió a
él el dia siguiente; i contando con la lealtad incontrastable
de los suyos, redujo a prisión a los conjurados para proce-
der contra ellos con toda severidad.
El castigo de Avalos i de los dos Guzmanes no ofrecía la
menor dificultad. Valdivia los condenó a volverse al Perú,
donde tendrían que llevar una vida de miserias, i en donde
se comprometieron en las maquinaciones de los almagris-
tas, pagando uno de ellos sus faltas en el último suplicio.
Ulloa, que era de condición mas elevada que aquellos aven-
tureros, consiguió ganarse a Valdivia con sus protestas de
fidcHdad para lo futuro, i pasó a ser uno de los hombres
de confianza del conquistador de Chile, a quien, sin em-
bargo, traicionó mas adelante. Pedro Sancho de Hoz per-
maneció preso cerca de dos meses, durante todo el tiempo
que Valdivia estuvo en Atacama dando descanso a sus sol-
dados i a sus animales antes de emprender la travesía del
desierto. Su custodia fué confiada a Lope de Landa, uno
830 ESTUDIOS HISTÓRICOS
de los compañeros de Valdivia, quemas larde, en 1548, fué
uno de los acusadores del jefe conquistador 6.
Por mas que Sancho de Hoz fuera el mas comprometido
en aquel complot, Valdivia se hallaba mui embarazado para
castigar a unhombre que tenia iguales títulos que é! para
la conquista de Chile, i que podia exhibir en su defensa una
provisión con la firma del rei de España. Prefirió dar otra
solución a su embarazo, i manejando este negocio con todo
artificio, obtuvo que el mismo Pedro Sancho, que no que-
na volver al Perú a vivir en la miseria i ser objeto de las
burlas a que se prestaba su situación, pidiera la disolución
de la sociedad celebrada en el Cuzco. Dos de los mas fieles
capitanes de Valdivia, Juan Bohon i Alonso de Monroy,
intervinieron en este negocio. Representaron al jefe con-
quistador que Pedro Sancho quería renunciar todos sus
derechos a la conquista i ocupación de Chile: presentando
al efecto un escrito en que este desgraciado aventurero es-
ponia humildemente que no habiendo podido cumplir nin-
guna de las condiciones a que se habia comprometido, re-
conocía que sus poderes hablan caducado, pedia a Valdivia
que lo llevase consigo bajo sus banderas, que le diese en
Chile un repartimiento proporcionado a su calidad i por
último, le pagase las pocas armas i caballos que él i sus
compañeros hablan traido. El jefe espedicionario accedió
a esta solicitud, i el 12 de agosto estendió un contrato for-
mal ante el escribano del ejército en que se estipulaban las
referidas condiciones.
Ese contrato, conservado cerca de tres siglos en los ar-
chivos españoles, ha sido publicado hace algunos años. En
ninguna de sus cláusulas, ni en la esposicion que lo prece-
de, se deja ver que Sancho de Hoz hubiera procedido a este
arreglo compelido por la violencia, i ni siquiera dominado
por ajenas sujestiones. Según la letra i espíritu del conve-
c> En una nota puesta en el proceso de Pedro de Valdivia, en la
declaración de Lope de Landa, hemos dado algunas noticias bio-
gráficas acerca de este personaje.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 331
nio, renunciaba a sus derechos libre i espontáneamente, en
la convicción de que esos derechos habían fenecido por no
haber dado por su parte cumplimiento a sus compromisos.
Ha sido necesario sacar del polvo en que yacia sepultado
el proceso seguido a Valdivia en Lima, en 1548, para des-
cubrir las causas que produjeron este arreglo tan franco i
espontáneo al parecer.
En 1544 Valdivia envió a la corte la escritura de desis-
timiento firmada por Pedro Sancho de Hoz. Encubriendo
la verdad de los hechos, pretendía justificar su conducta
con un documento artificiosamente arreglado para disimu-
lar la violencia ejercida sobre su socio. Pero temió que éste
hiciera oír sus reclamos ante el reí o ante el consejo de In-
dias por medio de los parientes que había dejado en Espa-
ña; i por eso en su carta a Hernando Pizarro, Valdivia le
suplica que tome su defensa en caso que este negocio diera
lugar a embarazos i complicaciones. En su carta al rei, es-
crita el mismo día 4 de setiembre de 1544, el conquistador
de Chile guarda, sin embargo, la mas absoluta reserva
acerca de sus relaciones con Pedro Sancho.
Zanjada así la dificultad, la columna espedicionaria em-
prendió su marcha. Quitáronse las prisiones a Pedro San-
cho, se le dio un caballo para que siguiera su camino, pero
no se le permitió llevar consigo ninguna arma, i se colocó
a su lado un centinela que vijilara todos sus movimientos.
Indescribibles fueron los sufrimientos porque pasaron
los españoles en los primeros días de la conquista. A los pe^
ligros de la guerra contra los indíjenas, se unieron las cons.
piraciones de los que querían volverse al Perú i que fué nece-
sario reprimir con castigos terribles. Vino luego el hambre
i la desnudez. Un testigo caracterizado que pasó por esos
sufrimientos los ha contado con vivos colores. ''Andaban
muchos españoles en cueros, dice Luis de Toledo, porque no
tenían con que se vestir. No traían encima camisas ni otros
vestidos, sino unos muslos de cuero i unos jubones con que
se cubrían las vergüenzas. Había españoles que no tenían
mas de una camiseta de lana, que era de indio, e como to-
o32 ESTUDIOS HISTÓRICOS
dos cavaban e araban, e iban a cavar e arar, e por no gas
tarla, desnudaban cuando habían de arar e cavar" '^.
En 1543 estos padecimientos comenzaron a desaparecer.
Un teniente de Valdivia, Alonso de Monroy, consiguió en
el Perú levantar nuevos empréstitos i reunir algunos sol-
dados. Indujo ademas a un vecino de Arequipa llamado
Lucas Martínez Yegazo, soldado enriquecido en la con-
quista, a enviar a Chile un navio cargado de armas, herra-
je, vestuario i los demás artículos que aquí eran indispensa-
bles. Trajo este ausilio un caballero llamado Diego García
de Villalon, que fué mas tarde uno de los mejores amigos
de Valdivia ^.
Pero entonces se orijinó un nuevo embarazo. En el mismo
buque en que llegaron esos ausilios, arribó a Valparaíso
Francisco Martínez, aquel otro socio que Valdivia habia
dejado en el Cuzco. Venia a Chile a balancear los produc-
tos de la empresa para que se le pagara la mitad de ellos,
como estaba estipulado. El gobernador lo recibió afable-
mente, pero cuando llegó el caso de rendir las cuentas, sólo
habló de las pérdidas que la conquista habia producido, las
deudas con que se habia gravado i las pocas esperanzas
que tenia de reponerse de estos quebrantos. Martínez, que
no habia visto esta espedicion mas que por su lado mer-
cantil, se presentó a los alcaldes del cabildo de Santiago,
Juan Dábalos Jofré i Juan Fernández Alderete, con fecha
11 de octubre, reclamando la disolución de la compañía
celebrada en el Cuzco i la devolución de los 9,000 pesos de
oro que habia puesto en la empresa. Valdivia creyó contra-
rio a su dignidad de gobernador el entrar por sí mismo en
litijios de esta naturaleza. Fué su camarero Jerónimo de
Alderete el que contestó la demanda. Espuso que su parte,
es decir Valdivia, habia gastado 10,000 pesos oro, que de-
7 Declaración de Luis de Toledo en el proceso de Pedro de Val-
divia.
8 García de Villalon declaró también en el proceso de Valdivia,
i su declaración es una de las mas favorables al conquistador.
J^.STUDJOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA
bia a sus soldados 50,000 por sueldos atrasados i por oro
que les habia tomado en préstamo, i que estaba compro-
metido en otros setenta mil por pedidos de ropa, armas,
herraje, etc., etc. Alderete no se negaba a que la sociedad
siguiese adelante, pero exijia que Martínez contribuyese
por su parte con la mitad de la suma para satisfacer estas
deudas, a fin de tener derecho a la mitad de las utilidades
futuras de la espedicion. En el caso de disolver la sociedad,
Alderete pedia en nombre de Valdivia que se nombraran
arbitros, que avaluando en su justo valor los objetos en-
tregados en el Cuzco por Francisco Martínez, fijaran el
monto de la cantidad que debia devolvérsele.
Entre estos dos caminos, los únicos que se presentaban
aun litigante que jestioníiba bajo tan desfavorables con-
diciones, no habia lugar para la menor vacilación, Martí-
nez aceptó el último de los partidos que se le proponian.
De común acuerdo nombraron arbitros liquidadores a Die-
go García de Villalon, comerciante honrado i formal que,
como hemos dicho, acababa de llegar del Perú, i Alonso
Galiano, que habia venido a Chile en el mismo buque, i que
estaba interesado en su cargamento. La sentencia no se
hizo esperar mucho tiempo. Después de examinar prolija-
mente las cuentas, los jueces arbitros declararon por reso-
lución de 10 de noviembre de 1543, que la compañía que-
daba disuelta, i que Valdivia debia pagar dentro de diez
dias 5,000 pesos de buen oro en lugar de los 9,000 que se
le cobraban. El 22 de noviembre Martínez recibió esta
suma, i poco después se volvió al Perú satisfecho de haber
llegado a este avenimiento, i de dejar establecidas en Chile
ciertas relaciones que le permitirian seguir comerciando
con este pais ^.
9 La sociedad celebrada entre Pedro de Valdivia i Francisco
Martínez consta de dos espedientes depositados en los archivos
de Indias. El primero son los autos del juicio seguido en 1543 para
deshacer la sociedad, donde figura una copia del contrato celebra-
do en el Cuzco en 1539. El segundo es una información de servi-
cios de Bautista Ventura Martínez, hermano de Francisco, levan-
ESTUDIOS HISTÓRICOS
La fortuna volvió a sonreír a Pedro de Valdivia. Po-
niendo enjuego su incansable actividad, desplegando en
todas las ocasiones una voluntad de fierro, asentó su do-
minación en Chile i estirpó todos los jérmenes de revuelta
que existían en la colonia. Había entre sus soldados mu-
chos que, por haber recibido agravios en sus personas o
perjuicios en sus intereses, le profesaban un odio profundo;
pero ninguno de ellos se atrevió a levantar cabeza después
que se vio la dura severidad con que había castigado los
primeros conatos de revuelta.
Al fin, el 6 de diciembre de 154^7, Valdivia se embarcó
cautelosamente para el Perú, ajitado entonces por la re-
volución que encabezaba Gonzalo Pizarro. La historia ha
referido en diversas ocasiones la reserva que puso para
ejecutar este viaje, el espediente que empleó para llevarse
el dinero de muchas personas que en esa ocasión querían
irse al Perú, i el nombramiento que hizo en su teniente
Francisco de Villagran para que lo reemplazara en el go-
tada en el Perú en 1565. De esta información aparece que los dos
hermanos Martínez salieron de España en 1537 en una armada
en que Blasco Núñez Vela venia por el tesoro del reí. Allí se ve que
llegaron al Perú el año siguiente de 1538, trayendo armas, caba-
llos, esclavos i otros objetos que pusieron en la sociedad celebrada
con Valdivia, Dos de los testigos llamados a declarar, uno de los
cuales era Diego García de Villalon, dijeron que ambos hermanos
salieron del Cuzco con el ejército de Valdivia, i que se habían de-
vuelto del camino. De esta misma información aparece que Bautis-
ta Ventura Martínez vino mas tarde a Chile con don García Hur-
tado de Mendoza, que desembarcó con él en la Serena, que fué
enviado a Santiago a juntar las tropas necesarias para abrir la
campaña en el sur, i que pasó en seguida a Concepción hallándose
en muchos combates contra los indios araucanos.
Valdivia, en su carta al reí, no habla de su sociedad con Fran-
cisco Martínez; pero envió a la corte los documentos por los cua-
les constaba la disolución de la compañía. Como Martínez, por
su parte, había enviado a España los mismos documentos, Valdi-
via temió verse envuelto en litijios i dificultades, i suplicó a Her-
nando Pizarro que tomase su defensa en caso necesario.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 335
bierno. Pero no ha podido referir con toda exactitud los
desastrosos sucesos que se siguieron a su embarco, i que
Yoi a consignar con el ausilio de documentos inéditos i des-
conocidos hasta ahora.
La noticia del embarco de Valdivia i el nombramiento
de Villagran se supo en Santiago el 7 de diciembre. Sus
enemigos alzaron el grito a los cielos, proclamando la
alevosía con que el gobernador se habia apoderado del oro
recojido con tanto afán i con tantos peligros por algunos
de sus subditos. Villagran, sin embargo, fué recibido por
el cabildo en su carácter de gobernador sin resistencia ni
dificultad 10.
Pero los descontentos no dejaron de lamentarse de lo que
ellos consideraban la mas inaudita arbitrariedad, i aun de
hablar de la necesidad que habia de levantarse para hacer
llegar hasta España la noticia de los abusos que se come-
tian en Chile con los buenos vasallos del rei. Se llegó a
tratar de hacer salir para Valparaíso una partida de trein-
ta hombres que tomaran por asalto el buque en que esta-
ba Valdivia, todavía fondeado en el puerto, i que le dieran
barreno, para que el gobernador no pudiera irse con los
tesoros que habia recojido por el fraude i el engaño. Los
mas ardorosos entre todos ellos eran, según se deja ver en
la información que se levantó después, Hernán Rodríguez
de Monro\^ Antonio Taravajano, Diego de Céspedes, Anto-
nio Zapata, Francisco Rabdona, que mas tarde fueron del
numero de los acusadores de Valdivia, cuando se le procesó
en Lima, i ademas Francisco Gudiel, Alonso de Escobar,
Juan Benítez i Martin de Valencia.
Muí probablemente, todo habría quedado reducido a
simples conversaciones, sin la actividad de un mancebo lía-
lo Según las actas del cabildo de Santiago, aparece que Fran-
cisco de Villagran fué recibido gobernador interino de Chile en la
sesión de 8 de diciembre. Sin embargo, en el proceso de Pedro
Sancho de Hoz iniciado ese mismo día, se ve que Villagran habia
tomado el mando el día anterior, i que el cabildo habia reconocido
su autoridad.
336 ESTUDIOS HISTÓRICOS
mado Juan Romero, que vivía en la casa o solar de Pedro
Sancho de Hoz, i que probablemente era su pariente. El
fué a hablar con Gudiel, Escobar i Taravajano, i les mani-
festó que éste era el momento de alzarse contra el despotis-
mo de Valdivia, i de proclamar a Pedro Sancho, cuyos títu-
los al gobierno de Chile eran incontestables; i los tres lo
alentaron a seguir en la empresa, asegurándole que el pue-
blo apoyaría cualquier movimiento revolucionario, a causa
de la irritación que había contra Valdivia,
Pedro Sancho se hallaba en el campo, en un lugar deno
minado la Madera de Flores, a cinco leguas de la capital.
Vivía allí en una especie de destierro, ajeno a todo lo que se
referia a la administración de la colonia, pero conservando
siempre los papeles por los cuales se le había conferido la
conquista i el gobierno de Chile, i aguardando que pronto
hallaría reparación de los agravios inferidos por Valdivia.
En ese retiro no habría sabido el viaje del gobernador ni la
designación de su reemplazante, sin un recado que le envió
Juan Romero pidiéndole que se presentara cuanto antes en
Santiago.
En la mañana del 8 de diciembre, Pedro Sancho de Hoz
llegaba a Santiago. En el acto aceptó la idea de un pro-
nunciamiento que lo pusiese a la c¿ibeza del gobierno; pero
estaba tan seguro de su buen derecho, que creía que le bas-
taba presentarse ese mismo día al cabildo, exhibir allí los
títulos de que era poseedor i exijir que se le reconociera en
lugar de Villagran. Pedro Sancho quería una revolución
pacífica, sin derramamiento de una sola gota de sangre,
sin aparato siquiera de armas i de tropa. Faltaba sólo
arreglar las cosas para que en el cabildo hubiera una voz
que defendiera sus derechos, i para que el pueblo se pronun-
ciase en su favor. Romero se encargó de hacer estos prepa-
rativos.
Inmediatamente, Juan Romero fué a buscar a Hernán
Rodríguez de Monroy, hidalgo arrogante que era tenido
por valentón. Creía éste que era imposible hacer una revo-
lución pacífica, i que el movimiento debia efectuarse dando
i
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 337
muerte a Francisco de Villagran i apresando a algunos de
sus parciales, porque los títulos de Pedro Sancho de Hoz
no eran suficientes para que se le reconociese como gober-
nador. Romero, para convencerlo de lo contrario, fué a
buscar esos títulos, i luego los presentó a Rodríguez de
Monro}^ con una carta que le escribía Pedro Sancho. "Por-
que semejantes negocios, decía esa carta, se han de confiar
i encomendar apersonas servidoras de S. M. caballeros co-
mo vuestra merced lo es, e hijosdalgo que procuren el ser-
vicio de su reí, me he atrevido a poner en manos de vues-
tra merced, así la persona como el caso, pues es de tal cali-
dad que no conviene que otra persona le tome entre manos,
sino vuestra merced. Porque siete años há que no hallo de
quien me fiar en cuanto a este caso, porque vuestra merced
ya sabe lo que sobre ello podia decir. Juan Romero me ha
dicho lo que vuestra merced ha dicho en lo que toca a mis
provisiones que vuestra merced quiere ver las que yo tengo
al presente i he podido escapar. Son las que allí lleva Juan
Romero, las cuales me dejaron como cosa de que pensaron
que no me podia aprovechar, que las demás todas me las
tomaron en la primer prisión, i las del marques don Fran-
cisco Pizarro. por quien yo soi teniente, i una facultad de
rei, que el dicho marques tenia para enviar a poblar esta
tierra, por virtud de la cual me envió a mí. Yo fui despo-
vseido por fuerza: mis poderes están en su fuerza porque
emanaban del rei. Los demás que mandan son sin faculta-
des." I después de manifestarle las razones que tenia para
rebelarse, le agregaba: "Agora es tiempo en el cual hable
vuestra merced a todos esos caballeros, i les diga que el
tiempo sin dar lugar a escándalos es éste, i que no lo dejen
pasar porque si pasa noche en medio no puede haber efecto.
No tengo ni quiero otras armas para ofender ni defenderme
sino es las armas del rei, que es una vara de dos palmos, i
esos sellos."
Romero vio también al alcalde Rodrigo de Araya. Este
se escusó de tomar parte en la proyectada revolución ale-
TOMO Vil , 22
3B8 ESTUDIOS HISTÓRICOS
gando los favores que debía a Valdivia: pero después de al-
gunas vacilaciones, prometió que él apoyaria en el cabildo
las pretensiones de Pedro Sancho si habia otro miembro de
esa corporación que hablara antes que él. Los conjurados
buscaron todavía el apoyo de otras personas, i entre éstas
el de Alonso de Córdoba, rejidor del cabildo de Santiago, i
el de Juan Lobo, clérigo secular, que gozaba de la reputa-
ción de hombre de empresa. Casi todos ellos aceptaron el
plan: sólo Córdoba declaró que él no queria tomar parte
alguna; i el clérigo Lobo, sin declararse decididamente en
contra del proyecto, se retrajo un poco tomando por pre-
testo su carácter sacerdotal, como hombre que hubiera
querido ver triunfante la revolución sin comprometer mu-
cho su persona.
Pero el plan de trastornar el gobierno habia llegado a
ser el secreto de muchos. Córdoba i Juan Lobo fueron a ver-
se con Villagran poco después de medio dia para que se
pusiese en guardia contra la conspiración. Cuando salian
de la casa del gobernador, encontraron a Rodríguez de
Monroy. Al saber éste que la trama habia sida denuncia-
da, se apresuró a presentarse a Villagran, no para descar-
garse de la responsabilidad que pudiera caberle, sino para
entregar infamemente la carta de Pedro Sancho. Todo que
daba, pues, descubierto, i el castigo de los culpables no po-
día hacerse esperar.
Villagran sabia por esperiencia propia ii cómo los go-
bernadores de la conquista de América acostumbraban re-
])rimir estas conspiraciones. En el acto dio orden para que
el aguacil mayor de la ciudad, Juan Gómez, a la cabeza de
algunos soldados de confianza, apresase a Pedro Sancho i
a Juan Romero, i los encerrase en la casa de Francisco
Aguirre, situada en la misma plaza. Este inesperado apri-
sonamiento produjo en toda la ciudad grande exitacion;
ii En otro estudio sobre los antecedentes de los compañeros de
Valdivia, referiré como Villagran habia estado a punto de ser de-
capitado nueve años antes por un proyecto de revolución.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 339
los vecinos de Santiago, ignorando lo que ocasionaba este
estraño movimiento, salian de sus casas i se dirijian a la
plaza, cuando el gobernador mandó que su pariente Pedro
de Villagran marchase con su partida de arcabuceros i ce-
rrase todas las bocas-calles que dan entrada a dicha plaza.
Inmediatamente se inició el proceso de los reos. Villagran
se trasladó a la casa que les servia de prisión, mandó ama-
rrar con una soga las manos del infeliz Pedro Sancho; i
presentándole la prueba de su delito, le exijió su confesión.
Sancho de Hoz se condujo en esos momentos con una
gran dignidad. No reveló el nombre de ninguno de sus cóm-
plices, i se limitó a decir que si sus faltas merecian la pena
capital, se le perdonase al menos la vida i se le arrojara a
una isla desierta para pasar sus últimos dias haciendo pe-
nitencia por sus pecados. Villagran fué inflexible; no quiso
oir estos ruegos, ni demorar un momento el castigo. Dis-
puso que en el acto mismo i sin mas tramitaciones, Pedro
Sancho de Hoz, el socio de Valdivia para la conquista de
Chile, fuera degollado en la sala que le servia de prisión.
La ejecución de esta sentencia, o mas bien, de este man-
dato gubernativo, no se hizo esperar.
El alguacil mayor Juan Gómez, sacó de su cinto la espa.
da de la justicia real, la pasó a un negro que habia sido
llamado para ejecutar el fallo, i Pedro Sancho fué decapi-
tado. El pueblo, agolpado en las bocas-calles vecinas a la
plaza, no supo nada de lo que ocurria sino cuando el ver-
dugo paseó la cabeza ensangrentada del infeliz conspira-
dor, i cuando el pregonero repitió con tono solemne en ca-
da una de las esquinas de la plaza las palabras siguientes:
— "Esta es la justicia que manda hacer S. M. i en su real
nombre el magnífico señor Francisco de Villagran, teniente
i capitán jeneral en nombre de S. M. i del magnífico señor
Pedro de Valdivia, electo gobernador i capitán jeneral en
estos reinos de la Nueva Estremadura, a este hombre por
traidor i amotinador contra el real servicio de S. M., man-
dándole cortar la cabeza por ello, porque a él sea castigo e
a otros escarmiento. Quien tal hace que tal pague.''
840 ESTUDIOS HISTÓRICOS
El mismo día se continuó la investigación, llamándose
a declarar a todos los que de al^^una manera aparecían
comprometidos en la conspiración. Todos ellos, con la sola
escepcion de Juan Romero, defendieron sus cabezas con dis-
culpas mas o menos bien combinadas. Nadie habia aproba-
do el plan de Pedro Sancho: todos lo habian combatido
franca i resueltamente. Rodríguez de Monroy dijo que él
no habia recibido ningún agravio de Valdivia, i que en vez
de tomar parte en el complot, habia tratado de disuadir
a los reos, manifestándoles que Villagran contaba con las.
simpatías de todos i que los títulos de Pedro Sancho no
vahan nada 12. El clérigo Lobo, no queriendo dejar en el
espediente la constancia de su delación, se empeñó en
declarar que él habia dado aviso a Villagran del plan de
los conspiradores, negándose a revelar los nombres de és-
tos a pesar de las amenazas que se le hicieron.
Sólo Juan Romero dijo todo lo que sabia sin escusar su
culpabilidad, i sin disimular la de los otros. Trasladado a
la cárcel pública, prestó allí una estensa confesión en que
daba a conocer sin plan ni método, pero con abundancia
de datos, todos los incidentes de la trama. Después de oí-
dos estos informes, Villagran se guardó para dar la senten-
cia definitiva el dia siguiente.
Sea que creyese que los únicos autores del aquel proyec-
tado movimiento revolucionario eran Pedro Sancho i Juan
Romero, sea que pensase que la muerte de ambos bastaba
para afianzar su autoridad i para producir el terror, el 9
de diciembre de 1547 falló la causa definitivamente, limi-
tando la condenación a esas dos únicas personas. *'Por
cuanto parece el dicho Juan Romero ser principal cabsa del
alboroto i levantamiento del dicho Pero Sancho, dice la
sentencia, i que dicho Romero era la principal persona que
movia e advertia a la mayor parte de los españoles de esta
ciudad a que fuesen en su traición i diesen favor i ayuda al
12 Véase sobre este aventurero la noticia biográfica que hemos
puesto al pié de su declaración en el proceso de Valdivia.
B3STUDI0S DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 34l
dicho Pero Sancho de Hoz e les traía e mostraba escrituras
i sellos para que pareciese ser la cabsa justa, siendo como
era tan en deservicio de Dios Nuestro Señor i desacato de
la justicia real de S. M. i cabsa de tan grandes daños i
muertes de hombres como de fuerza habia de acaecer, es-
tando de una parte los servidores del rei i favorecedores de
su real justicia i de la contraria losamotinadores de tan feo
caso, mando que el dicho Juan Romero muera por ello i sea
sacado por las calles acostumbradas de esta ciudad con una
soga a la garganta, con pregonero público que manifieste
su delito, e llegados a la plaza pública de esta cibdad, sea
ahorcado hasta que rinda el ánima i muera naturalmente,
porque a él sea castigo i a otros ejemplo." La sentencia se
ejecutó fielmente. Juan Romero fué ahorcado el mismo dia 9
en la plaza de Santiago como traidor al rei i como procu-
rador de alborotos i motines.
Pedro de Valdivia se hallaba todavía en la rada de Val-
paraíso cuando ocurrían estos graves sucesos. Zarpó de
allí el dia 13 de diciembre ^^ después de recibir la noticia
de la muerte de Pedro Sancho de Hoz; pero empeñado en
no dejar ver nada que pudiera comprometerlo cerca de los
delegados del rei, la guardó con la mayor reserva, de tal
modo que sólo se supieron estas ocurrencias en el Perú
cuando fueron comunicadas por otros conductos.
En el primer momento, se trató de enjuiciar allí a Fran-
cisco de Villagran por la muerte de un hombre que habia
obtenido el título de gobernador de Chile; Dcro el olvido
natural que produce el trascurso de los tiempos, i mas que
13 Los historiadores que han referido estos sucesos, por no ha-
ber podido conocer el proceso de Pedro Sancho de Hoz, han creido
que la conspiración de éste i su muerte tuvieron lugar mientras
Valdivia estaba en el Perú. Suponen que este conquistador salió
de Valparaíso el 10 de diciembre de 1547, antes de la ejecución de
Pedro Sancho. Valdivia zarpó de ese puerto el 13 de diciembre, co-
mo él mismo lo dice en las instrucciones que dio en 1550 a Alonso
de Aguilera; i entonces no podía dejar de saber los sucesos que ha-
bían ocurrido en Santiago cinco días antes.
342 ESTUDIOS HISTÓRICOS
OSO todavía, las revoluciones i trastornos que tuvieron lu-
gar en aquel pais, fueron causa de que nada se intentara
por entonces contra el gobernador interino. Sólo un anti-
guo cronista de la conquista de Chile ha referido el último
incidente de este famoso proceso por el delito de conspira-
ción. ''Después de pasados algunos años, dice Marino de
Lobera i^, estando el capitán Francisco de Villagrari en la
ciudad de los Reyes del reino del Perú que liabia ido preso,
le puso demanda ante el presidente i oidores una hija de
Pedro Sancho de la Hoz casada con Juan de la Voz Media-
no, siguiendo ella, i su marido con todo rigor la demanda
de la muerte de su padre. Mas como se pusiese en ello silen-
cio por haber entrado personas graves de por medio, lo re-
muneró Villagran cuando volvió a este reino por goberna-
dor del, dando a Juan de la Voz un repartimiento de indios
en encomienda, con el cual quedó satisfecho."
Como creemos interesante para la historia el proceso de
Pedro Sancho de Hoz, lo publicamos íntegro a continua-
ción.
PROCESO DE PEDRO SANCHO DE HOZ (1547) ^
En la cibdad de Santiago del Nuevo Estremo destas pro-
vincias de la Nueva Estremadura a ocho dias del mes de
diciembre, año de mili e quinientos e cuarenta y siete años
en presencia de mi el escribano público y délos testigos de-
14 Marino de Lovera, Crónica del reino de Chile, lib I, part. II,
cap. 17.
1 Ofreciéndome duda la interpretación de algunos pasajes en la
copia de este proceso que hice tomar en 1860 en el archivo de In-
dias depositado en Sevilla, la he cotejado escrupulosamente con
otra copia sacada algunos años mas tarde para don Benjamín Vi-
cuña Mackenna. Pude convencerme entonces de que los descuidos
de lenguaje, algunas frases incompletas i sin sentido, provenian del
orijinal, con el cual había comparado yo mismo el mg,nuscrito que
sirve para esta impresión.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 343
yuso escriptos, el magnífico señor Francisco de Villagran,
thcniente de capitán jeneral en nombre de S. M. y del mui
magnífico señor Pedro de Valdivia electo gobernador y ca-
pitán jeneral en nombre de S. M. en estos reinos de la Nue-
va Estremadura etc. dijo que por cuanto hoi dicho dia ha
venido a su noticia e asi es que Pero Sancho de Hoz, estan-
te en esta dicha cibdad, en desacato del servicio de Dios
nuestro señor y en menosprecio de la real justicia de S. M.
anda y ha andado haciendo él y Juan Romero en su nom-
bre junta déjente para que le diessen favor y ayuda para
le matar y prender y a los personas que como servidores
de S. M. le quisieren favorecer, prometiéndoles dádivas y
promesas para cuando hobiesse efectuado su traycion y
mal propósito como es público y notorio, e parescepor una
carta mesiva escrita y firmada de mano del dicho Pero
Sancho de Hoz, la cual el dicho señor theniente dijo habér-
sela dado Hernán Rodríguez de Monroyquese la llevó Juan
Romero por mandado del dicho Pero Sancho, el thenor de
la cual dicha carta es el siguiente:
''Magnífico señor: Porque semejantes negocios se han
de confiar y encomendar a personas servidoras de S. M.
caballero como vuestra merced lo es y hijosdalgo que pro-
curen el servicio de su rei, me he atrevido (a poner) en ma-
nos de vuestra merced así la persuna como el caso, pues es
de tal calidad que no conviene que otro le tome entre ma-
nos sino vuestra merced, porque siete años a que no hallo
de quien me fiar en cuanto a este caso porque vuestra mer-
ced ya sabe lo que sobre ello podia decir. Juan Romero me
ha dicho lo que vuestra merced ha dicho a Araya en lo
que toca a mis provisiones, que vuestra merced quiere ver.
Las que yo tengo al presente y he podido escapar, son las
que ahí lleva Juan Romero, las cuales me dejaron como
cosa de que pensaron que no me podia aprovechar, que las de-
mas todas me las tomaron en la primer prisión; y las del mar-
qués don Francisco Pizarro, porquien yo soi theniente, y una
facultad del rei que el dicho marqués tenia para enviar
a poblar esta tierra por virtud de la cual me envió a mí.
34'i ESTUDIOS HISTÓKICOS
Yo fui desposeído por fuerza; mis poderes están en su fuer
za, aunque se me tomaron, porque emanaban del reí. Los
demás que mandan y han mandado son sin facultades; y
el poder del marqués, aunque es muerto, es válido hasta
que S. M. provea. Por estas y por otras muchas cosas que
hai que decir y vuestra merced sabe, estará vuestra merced
advertido que si debajo de la mano de Pedro de Valdivia
está esta tierra, S. M. no puede ser avisado de su huida,
ni en la tierra puede haber mas justicia de la que hasta
aquí, y que por desventura nuestra y por obra del diablo,
])odia volver poderoso \^ ejecutar su instrucción si no se
diesse aviso a la tierra del Perú y a S. M. Y lo principal es
que en la tierra haya justicia y sirva al rei por el cual y
por su hacienda real somos obligados a morir; y yo me
ofrezco a ello por su real servicio como su vasallo y criado,
cada y cuando vuestra merced diga: ''agora es tiempo;,,
en el cual hable vuestr¿i merced a todos esos caballeros y
les diga que el tiempo sin dar lugar a escándalos es este;
que no le dejen pasar porque si pasa noche en medio no
puede haber efecto. No tengo ni quiero otras armas para
ofender ni defenderme sino es las armas del rei, que es una
vara de dos palmos, y esos sellos, por la abtoridad y vo-
luntad de vuestra merced y de los que en este caso se quie
rj:i mostrar leales vasallos de su Rei. Besa las manos de
vuestra merced. — Pero Sancho de Hoz.^\
E por el dicho theniente, vista la dicha carta del dicho
Pero Sancho de Hoz, e que en el caso no se sufre dilación,
mandó dar e dio su mandamiento para el alguacil mayor
de esta cibdad que luego prenda los cuerpos al dicho Pero
Sancho de Hoz y Juan Romero, el cual se dio en forma, tes-
tigos Pedro de Villagran y Gaspar Orense, vecinos desta
dicha cibdad.
E luego en el dicho dia, ocho del presente del dicho año,
trayendo Juan Gómez, alguacil mayor desta cibdad, preso
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 345
al dicho Pero Sancho de Hoz a la plaza destadicha cibdad a
donde estaba el dicho señor theniente y algunos con él ar-
mados, y otra mucha jente que por todas las calles concu-
rrían con sus armas, los cuales el dicho theniente dijo que
no sabia en cuyo favor venian, mandó al dicho Juan Gó-
mez, alguacil mayor, que metiesse preso al dicho Pero San-
cho de Hoz en las casas de Francisco de Aguirre, vecino v
rejidor desta cibdad, que estaban allí junto a la mesma
plaza; y asi metido preso en la dicha casa, el dicho señor
theniente mandó al maese del campo Pedro de Villagran
guardasse la puerta con cierta jente y arcabuces que allí
hablan traido y no dejasse entrar a persona alguna por
cuanto dijo temerse no entrassen a intentar de sacarlo.
Y luego el dicho señor theniente entró donde el dicho Pe-
ro Sancho estaba, e le mandó atar las manos, e le fueron
atadas con una soga. E le fué preguntado por el dicho se-
ñor theniente al dicho Pero Sancho que le dijesse que per-
sonas eran en su favor y ayuda de su traición, que en qué
andaba; v el dicho Pero Sancho dijo que en lo que él anda-
ba era santo y bueno, y que el no curaba de vidas ajenas,
que pues le queria matar le mandasse echar en una isla des-
poblada V que allí haria penitencia de sus pecados, que era
tanta muerte como matarlo. Y el dicho señor theniente le
tornó a decir que quien eran los de su bando, porque el no
queria saber por entonces otra cosa del; y el dicho Pero
Sancho respondió; "señor, vuestra merced es caballero, y
haga conmigo como tal." E luego, el dicho señor theniente
mandó a mí el presente escribano hiciesse un mandamiento
para el aguacil mayor que presente estaba, que luego cor-
tasse la cabeza al dicho Pero Sancho de Hoz por cuanto así
convenia al servicio de Dios y de S. M. por evitar escanda-
lo j muertes de hombres; lo cual dicho al dicho escribano, es-
crebie se dio informe firmado del dicho señor theniente, por
su mandado y en cumplimiento del, el dicho alguacil mayor
sacó su espada desenvainada de la cinta, e la dio a un
negro que para ello se llamó, y cortó la cabeza al dicho Pe-
ro Sancho, presente el dicho señor theniente.
846 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Y luego incontinente mandó que se sacasse el cuerpo y
cabeza del dicho Pero Sancho de Hoz a la plaza pública de
esta cibdad, con pregonero público que manifestasse su de-
lito; el cual le sacó con voz de pregonero diciendo en voz
alta: "ésta es la justicia que manda hacer S. M. y en su
real nombre el magnífico señor Francisco de Yillagran,
theniente y capitán jeneral en nombre de S. M. y del muí
magnífico señor Pedro de Valdivia, electo gobernador y
capitán jeneral en estos reinos de la Nueva Estreraadura a
este hombre por traidor y amotinador contra el real servi-
cio de S. M. mandándole cortar la cabeza por ello porque
a él sea castigo y a otros escarmiento. Quien tal hace que
tal pague."
E luego en este dicho dia, ocho de diciembre del dicho
año, el señor theniente para informar de lo susodicho, hizo
parecer ante sí a Alonso de Córdoba, vecino rejidor de esta
dicha cibdad; el cual paresció le fué tomado e recibido jura-
mento en forma debida de derecho por Dios y por Santa
Maria e por una señal de cruz sobre que puso su mano de-
recha, a la conclusión del cual dicho juramento dijo si juro
e amen, e prometió de decir verdad; y siendo preguntado
por el dicho señor theniente y conforme a la cabeza deste
proceso, la cual le fué leida, que diga y declare ques lo que
sabe acerca del motin que Pero Sancho de Hoz v Juan Ro-
mero y Hernán Rodriguez de Monroy querían hacer con-
tra la justicia de S. M.; dijo que so cargo del juramento
que tiene hecho que lo que sabe deste caso es que hoi dicho
dia a horas de comer, estando este testigo en su casa, vino
a el un indio del padre Juan Lobo y halló a Juan Benitez a
la puerta, y dijo a este testigo que subiesse a lo alto de la
casa; y este testigo subió y halló a Hernán Rodríguez de
Monroy y al padre Juan Lobo y a Martin Valencia; e que
llegado este testigo, le dijeron que tenian concertado de
prender al dicho señor theniente, e alzar por gobernador e
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 347
capitán jeneral a Pero Sancho de Hoz, y que las personas
que en este le hablaron a este testigo eran los dichos Her-
nán Rodríguez de Monroy y Martin de Valencia, porque
el dicho padre Lobo no estaba en ella, porque allí dijo que
no era servicio de Dios ni de S. M.; y que a esto el dicho
Hernán Rodríguez replicó que Pero Sancho daria a este
testigo mui buenos indios y bien de comer, porque lo que
ellos querían efectuar era prender al dicho theniente y al-
zarse con la tierra, que el dicho Pero Sancho habia mui
bien aparejo, que estaba en ello la justicia; y que este tes-
tigo dijo: "¿qué justicia?" y quel dicho Hernán Rodríguez
dijo que Rodrigo de Araya, alcalde; y queste testigo dijo:
*'mui mal hecho es esto; que aver lo recibimos en cabildo
al señor theniente en nombre de S. M. y prenderlo agora
es mal caso;" y que este testigo no se hallaría en lo que
ellos querían hacer, sino era para morir a par del señor
theniente; y con esto; este testigo se salió de allí y dejó a
los dichos padre fuan Lobo y Hernán Rodríguez de Mon-
roy y Martin de Valencia; y que luego dende a un poco se
salió de allí el dicho padre Juan Lobo, y fué a casa des te
testigo; y hablando ambos solos, acordaron de venir a ha-
blar al dicho señor theniente y darle cuenta de todo loque pa-
saba; e que así fueron y se lo dijieron; e que después desto, yen-
do este testigo y el dicho padre Juan Lobo por la plaza des ta
cibdad, toparon con el dicho Hernán Rodríguez de Monroy
y les preguntó que donde iban; y queste testigo dijo que
iban de avisar al dicho señor theniente de todo lo que pa-
saba; y que entonces el dicho Hernán Rodríguez les dijo:
''señores, dadme consejo; ¿qué haré que tengo una carta de
Pero Sancho"? y que entonces el dicho padre Lobo dijo que
lo dejasse que él era clérigo y que no quería entender en
tales cosas; y que este testigo dijo: ''no hai otro remedio
sino que esa carta la llevamos al señor theniente;" e que
asi se la llevaron luego este testigo y el dicho Hernán Ro-
dríguez de Monroy. -Fué preguntado por el dicho señor the-
niente que so cargo del juramento que tiene hecho, diga y
declare qué personas sabe o ha oído decir que estuviessen
3-18 ESTUDIOS HISTÓRICOS
aparejadas para favorecer las cosas del dicho Pero Sancho;
el cual dijo que so cargo del dicho juramento, que no nom-
braron a otro sino a el alcalde Rodrigo de Araya, y que
el dicho Hernán Rodriguez de Monroy habia dicho a este
testigo que habia mucha jente para ello; mas que no le de-
clararon los r:onibres; y questo es lo que sabe deste caso, y
es verdad por el juramento que tiene hecho, y firmólo de su
nombre. — Alonso de Córdoba.
E lueo^o en el dicho dia, ocho del dicho mes de diciembre
del dicho año, el dicho señor theniente mandó que sea rati-
ficado el dicho Alonso de Córdoba en su dicho y confision,
el cual paresció e le fué leído este su dicho por mí el presente
escribano, e dijo que lo en él contenido es verdad, y en ello
se ratificaba y ratificó, y lo firmó de su nombre. — Alonso
de Córdoba.
E luego en el dicho dia, mes e año susodichos, ante el di-
cho señor theniente juró el dicho padre Juan Lobo ^ en
forma de derecho según su orden, por mandado de su per-
lado, y ]3edimiento del dicho señor theniente, e prometió
decir verdad. E siendo preguntado ques lo que sabe e ha
oído decir acerca del motin del dicho Pero Sancho j Juan
Romero, dijo que hoi dicho dia que se contaron ocho del
presente, estando este testigo en su posada, vino a él Her-
nán Rodríguez de Monroy, y le dijo qujs agora tenia necesi-
dad deste testigo y demás amigos, que para estos tales
tiempos eran los hombres como este testigo; porque Pero
Sancho era gobernador del reí y porque toda la tierra era
1 Juan Lobo era clérigo secular; pero, como a los otros cléri-
gos, se le daba el apodo de padre. Los cronistas de la conquista
elojian mucho su valor en los combates, en uno de los cuales murió
peleando heroicamente. Ercilla, La Araucana, cant. IX, oct. 76.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 849
en ello, y un alcalde del reí para darle la posesión entraba en
ello, y que para esto era menester el favordeste testigo para
prender a Francisco de Villagran;y que este testigo, viendo
que iban perdidos, y en desacato del reí y de su capitán y
justicia, le dijo: "mirad, señor, que quien quisiesse abajar a
Francisco de Villagran del estado en que está tengo de morir
yo en la delantera;" e que luego el dicho Hernán Rodríguez
dijo: ''pues, señor, va\^an a llamar a Alonso de Córdoba;"
y que le llamaron con un muchacho; y venido a donde
estaba este testigo y el dicho Hernán Rodriguez, se contó
el caso para que le llamaban; y que oido por el dicho Alon-
so de Córdoba, le dijo al dicho Hernán Rodriguez: "señor,
no consiento en eso porque vais perdidos, y es mui gran
deservicio de Dios y del rey;" y que con esto se fué cada uno
a su casa; y luego este testigo fué al theniente F'rancisco de
Villagran, y le dijo: "señor, mui grande tumulto hai en el
pueblo, y la tierra se pierde, mirad por vos;" y que el dicho
señor theniente le dijo como era lo que sabia; y este testigo
le dijo: "un hombre acaba agora de llegar a mi casa dicien-
do que este testigo le ayudasse para que le prendiessen al
dicho señor theniente, y para hacer una información para
enviar al rei de lo que pasaba en esta tierra;" y que este
testigo le habia respondido que no era su voluntad en ello,
a lo que entonces el dicho señor theniente le apremió á este
testigo, y le dijo: "decidme quien es ese hombre, sino daros
he de puñaladas;" y que este testigo le dijo: "bien lo podéis,
señor, hacer de hecho, mas no de justicia porque yo no soi
obligado de mi oficio como clérigo sino a avisaros, mas
vuestra merced poco mas o menos bien puede pensar de
donde viene esto;" é que entonces el dicho señor theniente
le dijo a este testigo que se fuessc a su casa y que si alguna
cosa se recreciesse quel y sus amigos lo hiciessen como ser-
vidores del rei, y que este testigo le prometió de morir de-
lante del su servicio de Dios y del rei; y que salido que fué este
testigo de casa del dicho señor theniente para irse a su casa,
halló en el camino al dicho Hernán Rodriguez de Monroy
que le iba a buscar, e que como le vio salir de casa del di-
350 ESTUDIOS HISTÓRICOS
cho señor theniente, le dijo: ''señor, sábelo ya esto el señor
theniente;" y que este testigo le dijo que fuesse a decir la
verdad de todo lo que pasaba al dicho señor theniente; e
quel dicho Hernán Rodriguez le dijo: "pues, señor, veis aquí
una carta que Pero Sancho me acaba de enviar agora;" y
que este testigo le dijo: ''pues, señor, id en casa del thenien-
te, V enseñadle esa carta y decidle la verdaddeloquepasa;"
V que esto es lo que sabe y pasó deste caso, y es la verdad.
E siéndole leido este su dicho y confision por mí el presente
escribano, dijo que lo en él contenido es la verdad como di-
cho tiene por el juramento que tenia hecho, y en él se ratifi-
caba e ratificó, y lo firmó de su nombre.— /warz Lobo.
Sobre lo cual luego este dicho dia juró el mui reverendo
señor el bachiller Rodrigo González, vicario jeneral en estas
provincias, según su orden, ante el dicho señor theniente, y
prometió de decir verdad; e siendo preguntando por el the-
nor de la dicha cabeza de proceso, dijo que lo que sabe des-
te caso es que hoi dicho dia, que se contaron ocho del pre-
sente, el padre Juan Lobo, clérigo, viuo a este testigo es-
tando en la iglesia mayor desta cibdad, al cual llegó mui
escandalizado j le contó como venia de decir al dicho se-
ñor theniente Francisco de Villagran el alboroto que al
presente habia habido sobre el alzamiento de Pero Sanoho;
y que visto por este testigo lo que así le dijo, cree que ver-
daderamente nos prendiéramos y esta cibdad no permane.
ciera, y que sabe que sino hiera el señor Francisco de Villa-
gran theniente al presente por ser como es tan bien quisto,
todos se perdieran; y la tierra se despoblara y que esto es
lo que sale y es la verdad por el juramento que tiene he-
cho; ysiéndole leido este su dicho y declaración por mí el
presente escribano, a mí luego de presente, que lo en él
contenido es la verdad etc. — Rodrigo González, vicario.
nSTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 351
E luego en este dicho día mes e año susodicho, el dicho
señor theniente fué a la cárcel pública desta dicha cibdad a
donde estaba preso, i con prisiones el dicho Juan Romero
para le tomar su dicho, y confision: le fué tomado e recibido
juramento en forma debida de derecho por Dios y por Sanc-
ta Maria, 3' por una señal de la cruz en que puso su mano
derecha, a la conclusión del cual dijo si juro e amen, e pro-
metió decir verdad. E siéndole preguntado por el dicho se-
ñor theniente e dicho que por cuanto Pero SanchD de Hoz
es va muerto por mandado de la justicia en nombre de S.
M. porque era traidor, que queria amotinar v andaba al-
borotando los españoles que están en esta gobernación,
que por tanto pues él está preso por haber andado en com-
pañía Y jugar junto con el dicho Pero Sancho, que diga la
verdad quien son las personas que le habían de acodir 1 y
dar favor para el dicho motin y alzamiento contra el real
servicio de S. M.: al cual dijo que so cargo del juramento
que tiene hecho, que ayer que se contaron siete del presente,
estando éste que declara en casa de Pero Sancho de Hoz,
que venia el dicho Pero Sancho de la Madera, ques cinco le-
guas desta dicha cibdad, e que le dijo éste que declara
"va es partido el gobernador Pero de Valdivia;" y con
el dicho Francisco Gúidiel, que Rodrigo de Araya alcal-
de le ha dicho que donde estaba Pero Sancho, que pe-
sasse a tal con él, que adonde andaba, que si era mo-
linero, e que este declarante le respondió al dicho Gudiel,
que que queria que hiciesse un hombre que estaba solo y
moria de hambre y no tenia quien le favoreciesse. E que el
dicho Francisco Gudiel replicó, e le dijo que toda la tierra
estaba por él, y que todos estaban esperando quien toma-
sse la voz del rei para enviar y dar mandado al Perú como
se iba el dicho gobernador Pedro de Valdivia y dejaba ro-
bada la tierra i que llenaba los quintos reales; y que este
"declarante le dijo: ¿qué queréis que se haga? que yo le en-
viaré a llamar, que está en la Madera"; e que ya este de-
J Acudir, ausiliar.
352 ESTUDIOS HISTÓRICOS
clarante antes desto le habia enviado a decir al dicho Pero
Sancho lo que pasa; e que a este tiempo el dicho Pero San-
cho ya era venido, e que este declarante no le habia visto;
e desde alli donde estaba platicando con el dicho Gudiel,
que era en la plaza de esta cibdad, le vino a decir un
muchacho del dicho Pero Sancho ya que era venido su
señor y que este declarante fué allá; e quel dicho Pe-
ro le dijo: "¿qués lo que hai acá?" e que le respondió
este que depone e le dijo como era ido el gobernador
Pero de Valdivia y que habia venido en su nombre el señor
theniente Francisco de Yillagran. A (lo) quel dicho Pero
Sancho dijo: "¿pues qué es lo que sobre eso acá pasa?" y
que éste que depone le dijo como en esta cibdad estaban y
le habian hablado Antonio Taravajano ayer dicho dia que
se recibió por theniente al dicho señor Francisco de Villa -
gran (diciéndole) '*¿dónde está Pero Sancho de Hoz, que
nunca ha tenido mejor tiempo que agora?" Y que este que
depone le dijo: "en la ATadera está." Y que el dicho Anto-
nio Taravajano dijo: "pues decilde que se ponga de todo
vos V él, que nunca hará cosa buena, pues agora no se ha-
lla aqui." Y que éste que depone le dijo: "¿pues, qué hai?"
Y quel dicho Taravajano replicó diciendo: "habéis de saber
questan en cabildo, y que el gobernador es ido y deja rob-H-
da la tierra, y si aqui estuviera Pero Sancho y pareciera
en cabildo le recibieran por capitán e por gobernador." E
que este que depone replicó e dijo: "¿ qué queréis que haga
en esta tierra, que ha estado siete años esperando a que e]
rei provea en ella lo que fuere su servicio e que agora por
apetito de tres meses que puede tardar el socorro y de ve-
nir el rei i , y no quiere perderse que yo le tengo por sabio
y no lo hará." Y quel dicho Taravajano replicó e dijo:
"¡por Dios! que si asi es ello hacen bien." Y queste decla-
rante le dijo que lo que sentia de Pero Sancho era que con
un bastón en la mano y con las provisiones en la otra, iría
al cabildo y requería como capitán y criado del rei que le
1 Decisión del rei o de su delegado en el Perú.
FSTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 353
enviasse a dar mandado al Perú como el gobernador se
iba, y que no sabia adonde iba, si se iba a Franeia o a Ita-
lia; j que esto que tenia dicho este declarante lo comuni-
caba con lo demás que aqui dirá con el dicho Pero Sancho
al tiempo que vino a esta cibdad de la Madera donde era
ido, e que asimismo le dijo el dicho Pero Sancho a éste que
depone que pensaba tomar las provisiones que tenia y una
vara de justicia e ir con ella al cabildo desta cibdad, y pe-
dir que por virtud de aquellas provisiones que llevaba en
la una mano y en la otra la dicha vara, y que dijera en el
cabildo a los que se hallassen que le recibiessen, y que se
enviasse mandado por la mar o por la tierra al Perú para
que se tomassen los puertos y se supiesse donde iba el di-
cho gobernador Pedrode Valdivia, porque los que le habian
recebido eran obligados a pagar todo el daño y mal que
habia hecho en la tierra y habian de dar cuenta dello.
Preguntado por el dicho señor theniente que fué lo que
demás de lo dicho le'dijo el dicho Francisco Gudiel, dijo
que le habia dicho que haria Pero Sancho de Hoz, que por-
que no salia, pues tenia a Diego de Céspedes y Antonio
Zapata y a Rabdona y a Rodrigo de Araya y a todo el
pueblo. Preguntado que otras personas le han hablado al
dicho Pero Sancho o a éste que depone sobre lo susodicho,
dijo que Andrés de Escobar, éste que depone fué a hablar con
él a su casa del dicho Escobar, ayer noche, siete del presen-
te, y le dijo: "¿qué hai?" e que el dicho Escobar dijo: "no
sé; juro a Dios, ¿adonde está Pero Sancho?" y que este que
depone dijo: "en la Madera está, cinco leguas desta cibdad."
Y que el dicho Escobar dijo: yos diré que han estado
treinta hombres de (a) caballo para ir a dar un barreno al
navio donde va el gobernador y darle un barreno para que
viniesse a tierra."
Y quéste que depone le dijo: "¿con quién habian de ir?"
I que le dijo: "con Hernán Rodriguez de Monroy", y
que le preguntó asimismo quién otro habrá de ir con ellos;
y que le dijb: "Juan Benitez y Martin de Valencia." Y que
dijo porque lo dejaban; y quel dicho Escobar dijo: "no se;
TOMO VII 23
354 ESTUDIOS HISTÓRICOS
creo que se ha caído." Y que este que declara dijo: ''¿pues
porqué no van?" I que el dicho Escobar dijo: "porque
les falta calor del rei." Y que de aqui resultó en ha-
blar de Pero Sancho; y que éste que depone (dijo): ''pues
que remedio tiene en esto porque la voluntad de Pero
Sancho; yo se qué no queria que fuesse con muerte de
ningún hombre rico ni grande, sino que Pero Sancho en-
tre en cabildo porque Araya dice por dicho de Gudiel, que
como Pero Sancho parezca en cabildo le recebiran en él."
Y que le dijo: "pues me quiero ir a dormir," porque era
noche; y que concluyó con el dicho Escobar diciéndole que
él hablaria a Hernán Rodríguez de Monroy, pues era per-
sona con quien se podia comunicar. Preguntado que decla-
re que palabras habló hoi dicho dia con el alcalde Rodrigo de
Araya, dijo que éste que declara (fué) hoi dicho dia por
la mañana a casa de dicho alcalde, e le dijo sobre otras ra-
zones que qué le parecía destas cosas en que esta tierra
andaba; y el dicho alcalde dijo: "este hombre se ha ido y de-
ja perdida la tierra." Y que lo decía por el dicho gobernador
Pedro de Valdivia; y que éste que declara espHcó e dijo que
su merced le dijesse que era lo que le parecía de estas co-
sas: "¿qué se hará pues, señor, qué medios tendrá para
que Pero Sancho sea recibido v avise al rei que este hom-
bre lleva esto?" E que el dicho alcalde dijo que como él
fuese llamado, él estaba presto y acodiria a recibirle; y que
a este tiempo entró Juan Gallego, y cesó la plática; y que
éste que declara luego como dejó de hablar con el dicho
alcalde Rodrigo de Araya, entró a hablar a Francisco Gu-
diel a donde estaba en la cama en casa del dicho alcalde,
y que asi como entró el dicho Gudiel dijo a éste que depone:
"¡por Dios! que estaba pensando en Pero Sancho." Y que
hubieron la plática del; y que le preguntó el dicho Gudie, la és-
te que depone si le había enviado a llamar, y que le dijo que
le había escrito lo que pasaba y que no sabía si venia, e
que el dicho Gudiel le dijo que toda la tierra estaba apa-
rejada para recebille, que saliesse a la iglesia y que luego le
recebírian. Y que éste que declara se fué con esto a su
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 355
posada, que es en casa del dicho Pero Sancho, y le dijeron
que ya era venido, e que se lo dijo un indio mochacho, y
que fué y le habló; y el dicho Pero Sancho le dijo que qué
era lo que habia entierra; y que éste que depone íe dijo co-
mo era ido el gobernador Pedro de Valdivia e llevádose
toda la moneda de la tierra, e que el dicho Pero Sancho
dijo que era lo que se habia hecho sobre ello en Mapocho,
ques donde esta cibdad está fundada; y que le respondió
que habia recebido por theniente y capitán al dicho señor
Francisco de ViDagran en nombre de S. M. y del dicho go-
bernador; y que le preguntó el dicho Pero Sancho que qué
se decia en el pueblo; y que le respondió: **todos están he-*
chos una ascua y dicen que si viniesse aquí una voz del
rei, que todos salieran a ella; y que el dicho Pero Sancho
dijo que con quien habia hablado éste que declara, y que
qué le habían dicho; e que le respondió que le habia habla-
do Gudiel de parte de Rodrigo de Araya; y lo que le habia
pasado con el dicho Araya éste que declara, y con Andrés
de Escobar, y con Antonio Taravajano, y que le declaró lo
que aquí ha dicho, ques lo que le dijeron los susodichos, y
quel dicho Pero Sancho replicó e dijo *'¿qué medio se puede
tener para que saliesse.?" E que éste que depone le dijo:
"Gudiel me dijo que no era menester mas sino que saliesse
y Uamasse al rei i, que todo el pueblo le acodiria." Y aca-
bo de esto, éste que declara se quiso ir a ver misa, y el di-
cho Pero Sancho le dijo que fuese a hablar a Hernán Ro-
driguez de Monroy; y questo fué hoi dicho dia por la ma-
ñana; y que fué, y salidos de misa, éste que declara apartó
en medio de la plaza al dicho Hernán Rodríguez y le dijo
que suplicaba a su merced que se le diesse parte de las co-
sas en que andaban y le dijo: ''señor, venido es Pero San-
cho, y háme dicho que venga a hablar a vuestra merced y
y le diga quel quiere salir con unas provisiones al cabildo
de esta cibdad a pedir favor y ayuda por nue él queria ir
o enviar tras del gobernador Pedro de Valdivia a dar man-
1 Tomase el nombre del rei.
356 ESTUDIOS HISTÓRICOS
dado como se va." Y quel dicho Hernán Rodríguez le
dijo: "¿qué aparejo hai para eso?" y que respondió éste
que declara y le dijo: ''señor, no hai otro aparejo mas de
que el alcalde Rodrigo de Araya estaba presto y apareja,
do para recibillo en viendo que saliesse como llamasse a
el rei, y que el dicho Hernán Rodríguez dijo que no se po-
día efectuar porque no se sabía con quien se había de ha-
blar, e que éste que depone dijo que Pero Sancho decía que
no quería que muríevSe hombre ninguno, ni hobiese altera-
ción alguna mas de requerir al cabildo que envíase tras
del gobernador Pedro de Valdivia; y que el dicho Hernán
Rodríguez dijo que no se podía esto hacer sino era matan-
do a Francisco de Víllagran y a Pedro de Yíllagran y pren-
der a Francisco de Aguírre; y que éste que declara dijo que
no quería Pero Sancho hobiesse muertes de hombres como
dicho tiene, porque éste que declaro había sabido que no
había necesidad mas de salir, e que luego seria recebido;
y que esto no lo hacia el dicho Pero Sancho con intención
de vengarse sino por dar aviso al rei y que con esto éste
que declara se apartó del dicho Hernán Rodríguez; e que
después desto éste que depone fué en busca del dicho Ro-
drigo de Araya, alcalde, y le halló que salía de casa de
Martin Domínguez, y le dijo: "señor ¿qué es lo que se ha de
hacer en este caso de Pero Sancho?" Y quel dicho Rodrigo
de Araya respondí I que era menester hombres que favore-
cíessen, quel estaba presto dó salir a la voz de rei; e que
éste que declara le dijo que no había, hombre que hablasse
en ello sino era el mismo alcalde; y que el dicho alcalde le
dijo que no le parecía a él bien hablar en ello porque era
criado del gobernador Pedro de Valdivia. E que éste que
declara le dijo que era alcalde del reí y que el dicho alcalde
dijo: "para eso, como se comience yo saldré con mí vara."
Y que le parecía que no era menester sino que saliesse Pero
Sancho a la iglesia, y que hicíesse pregonar con un prego-
nero las provisiones del reí y que todos saldrían y obede-
cerían lo que era razón; y que yendo hablando sobre esto,
toparon en la calle real al dicho Hernán Rodríguez de Mon-
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 357
roj, y se juntó con éste que declara y con e) dicho alcalde;
e que el dicho Hernán Rodríguez dijo: **¿vase vuestra mer-
ced, señor alcalde?" E quel dicho alcalde dijo: . ''¿manda
vuestra merced alguna cosa?" E quel dicho Hernán Ro-
dríguez dijo: "señor, ha hablado a vuestra merced fuan
Romero?" Y quel dicho alcalde dijo: "¿en qué señor?" E que
estando dudando entre ellos quien empezaría la plática,
éste que depone dijo: ''señor alcalde ¿con quien puede vues-
tra merced mejorhablar que con el señor Hernán Rodríguez
de Monroy?" E quel dicho Hernán Rodríguez dijo: "señor,
aquí hai estas cosas como se ha de hacer esto: yo sé que
Pero vSancho tiene provisiones del reí, las cuales podemos
ver; y sí vuestra merced mete la mano en esto que ha dicho:
¿quien mejor que vuestra merced que es alcalde del reí y le
hará en ello rnuí señalado servicio?" E que el dicho alcal-
de dijo: "señor, a mi muí bien me parece que se haga; mas
yo soi criado del gobernador Pedro de Valdivia." Y quel
dicho Hernán Rodríguez dijo: "señor, no sois sino alcalde
del reí, y a vos os conviene hacer esto." Y quel dicho Rodri-
go de Araya dijo que el estaba presto y aparejadojde salir a
la voz del reí; y quel dicho Hernán Rodriguen dijo questo
quince o veinte hombres hijosdalgo lo habían de hacer, v
quel no aventuraba mas de salir allí cuando oyesse la voz
que llamassen al reí; y quel dicho alcalde dijo que asi lo ha-
ría e quel dicho Hernán retornó abonar e dijo que en ello
no había de haber escándalo ninguno, mas de que era me-
nester prender al dicho señor theniente, y que no se acuer-
da sí dijo también a Pedro de Villagran, porque antes desto
el decho Hernán Rodríguez había dicho a éste que declara
que tenía muchos amigos el dicho señor theniente, y que
era menester prender, como ha dicho, algunos; y que que-
dó en que lo ordenasse el dicho Hernán Rodríguez y quel
saldría cuando oyesse la voz del reí; y que cada uno se fué
por su parte y éste que declara se fué a comer; e es que así
mismo quedó concertado entre todos tres que viessen las
firmas y títulos que tenia el dicho Pero Sancho, y luego
se ordenaría lo que había de hacer; y que después de co-
358 ESTUDIOS HISTÓRICOS
mer éste que declara y el dicho Pero Sancho le dio una carta
mesiva escrita de su mano y firmada del dicho Pero Sancho
parael dicho Hernán Rodriguezde Monroy,y que selalleva-
ssee diesse juntamente con unas provisiones que éste que
declara sacó del seno e las dio al dich o señor theniente, el cual
las recibió aqui donde éste que depone le fué tomada esta su
confision; e quel dicho Hernán Rodríguez estaba en su casa
e le metió adentro en secreto, e le dio la carta raesiva e pa-
peles de provisiones, y quel dicho Hernán Rodríguez abrió
la carta mesiva, e la leyó, e asi mismo las provisiones, y
leidas dijo: *^esta no son sino para lo que poblasse y des.
cubriesse Pero Sancho;" y que éste que declara le dijo: ''se-
ñor, las que traia del marqués Pizarro el gobernador Pedro
de Valdivia se las tomó cuando le prendió" ^ y quel dicho
Hernán Rodríguez dijo: "aqui no hai mas que hacer sino
que yo le hablaré a las personas que en esto han de hablar
y no es menester mas de ponello en efecto, porque prendido
a Francisco de Villagran no hai mas escándalo." Y con
esto se apartaron; e que ido de allí desde a poco rato, y le
prendieron a éste que declara y le trajeron preso a esta
cárcel pública donde está; e luego el dicho señor theniente
dijo que mandaba y mandó al dicho Juan Romero que se
letifique en esto su dicho, a la declaración de lo cual es-
taban presentes por testigos Pedro de Villagran, maese de
de campo, e Juan Gomtz, alguacil mayor; y luego que el
dicho escribano leyó de verbo ad verbun, este su dicho y
confision al dicho Juan Romero en su persona, y en pre-
sencia del dicho señor theniente y testigos, el cual dijo que
lo que tiene dicho es la verdad para el juramento que tiene
hecho e que en ello se ratificaba e retificó, y lo firmó de su
nombre,— Juan Romero.
E luego el dicho día mes e año susodichos, el dicho señor
theniente para mas información de lo susodicho, hizo pare-
1 En Atacama.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 359
cer ante sí a Hernán Rodríguez de Monroy, vecino de esta
dicha ciudad, delcualtomóerecibió juramento en forma de-
bida de derecho por Dios e por Santa Maria e por una señal
de cruz, en que puso su mano derecha a la confision del cual
dijo: ''sí juro e amen," prometió de decir verdad de lo que
supiese y le fuese preguntado. Y siendo pr-eguntado que es
lo que sabe acerca del alzamiento y motin que Pero Sancho
de Hoz intentó; el cual dijo que so cargo del juramento que
tiene hecho es verdad que hoi dicho dia que se cuenta ocho
del presente, saliendo de misa en mitad de la plaza de esta
cibdad, le apartó por la mano a este testigo Juan Romero,
e le dijo: "señor, un mochacho vuestro me ha tomado unos
cascabeles de un halcón;" y que con esto le sacó de entre la
jente; y que este testigo le dijo: "señor, mi mochacho nunca
va a caza ni sale de casa ¿por qué lo decis?" Y que enton-
ces le dijo el dicho Juan Romero: "señor, mire vuestra mer-
ced que otra cosa le quiero decir:" Y que este testigo le dijo:
"¿qué es lo que me quiere decir?" E quel dicho Romero dijo:
"señor, quiero que agora ques tiempo mostréis vuestro va-
lor y quien sois;" y que este testigo repHcó e dijo: ,, ¿por qué
me decis esto, señor?" Y quel dicho Romero dijo: "porque,
señor, es venido Pero Sancho." Y que este testigo dijo: "¿de
dónde es venido? ¿era ido fuera de aquí?" Y quel dicho Ro-
mero dijo que sí; y queste testigo le dijo: "¿pues que queréis,
señor?" Y quel dicho Romero dijo: "Señor, mire vuestra
merced que es caballero y bueno, y los caballeros han de
servir al rei; y Pero Sancho está aquí que es gobernador
del rei y capitán jeneral, y halo de ser por mano de vuestra
merced que favoreciéndole, porque agora es tiempo, porque
andan todos por las calles bramando y pidiendo justicia a
Dios." E que entonces este testigo dijo: "pues, señor, ¿qué
queréis que haga yo a eso? decisme esto por tentarme? o
qué queréis de mí? porque yo, señor, hagoos saber que no
estoi agraviado en nada, ni tengo ninguna queja." Y que
con esto, este testigo se fué h¿' cia las casas del señor gober-
nador Pedro de Valdivia por apartarse del dicho Romero,
e que desde ahí a poco rato yendo a comer este testigo con
360 ESTUDIOS HISTÓRICOS
otras tres personas que comían con él en su casa, estaba en
la puerta de su casa e vio venir al dicho Romero la calle
abajo, y el alcalde Rodrigo de Araya; y llegados cabe este
testigo, el dicho Romero dijo a este testigo: "He hablado
al señor alcalde." Y que entonces este testigo dijo al alcal-
de: ''¿qué ha dicho a vuestra merced Romero?" a lo que el
dicho alcalde dijo: "háme dicho el señor Romero que ha ha-
blado al señor Francisco deVillagran que dé licencia a Pero
Sancho para que pueda andar por el pueblo, y que este tes-
tigo dijo al dicho alcalde qué le parecia a vuestra merced,
y que el dicho alcalde dijo: "no sé nada: esta vara traigo
por el rei, y aquí en su servicio andamos; yo criado soi del
gobernador Pedro de Valdivia; si Pero Sancho quiere algo
pida su justicia." Y que entonces este testigo dijo al dicho
alcalde: "señor, vállase vuestra merced a comer que ya es
tarde." Y asi se fué; y que el dicho Juan Romero se quedó
con este testigo y le dijo: "mire, señor, que todo el pueblo
tiene confianza en vos, y si vos en esto os metéis todo el
pueblo os ha de seguir, porque todos por esas calles no me
dicen sino que por qué no hace esto Pero Sancho." Y que
este testigo dijo: "señor Romero, miradlo que hacéis y que
os reportéis y mirad lo que hacéis que os costará la vida,
que Francisco de Villagran tiene a todos cuantos buenos
hai en este pueblo por amigos, y vos os engañáis que no
hallareis hombre que os acuda contra Francisco de Villa-
gran; y mirad, señor, que Pero Sancho de Hoz no tiene po-
deres ni abtoridad para hacerse señor; y que lo que está
pacífico no revuelva, \^ vuestra merced se vaya con Dios,
que es ya mui tarde para comer," y que con esta se fué, y
este testigo hizo que entraba en su casa, y fué en casa del
padre Juan Lobo y le dijo lo que pasaba y es que fuesse lue-
go en casa del theniente y le avisasse como que sabia del y
lo hiciesse como sacerdote, porque no hubiesse alboroto, e
que le dijesse que mirasse por sí, quel pueblo estaba alboro-
tado, y que con esto se volvió a su casa a comer y que aca-
bado de comer se fué este testigo a casa de Martin Domin-
guez, que estaba enfermo, y que volviendo de verle halló en
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 361
SU casa este testigo al dicho Juan Romero, y le dijo como
le vio: '^pésame, señor, porque entráis en mi casa, porque
os tienen por sospechoso; si algo me quisiérades decir ha-
blárades en la plaza y no entrárades acá, que meha pesado
en el alma," y que entonces dijo: "mire vuestra merced que
le vá en esto mucha honra e ínteres en ver esto que aquí
traigo que son los poderes de Pero Sancho." Y que este tes-
tigo los tomó en la mano, y dijo: **para ver esto es menes-
ter ocho dias." Y que entonces Romero dijo: "pues vea
vuestra merced esta carta." Y que este testigo la tomó e la
leyó; y que acabada de leer le dijo el dicho Juan Romero:
"déme vuestra merced la carta;" y que este testigo dijo:
"no, que yo la guardaré." Y quel dicho Romero dijo; "pues
quémela Vuestra merced." Y que entonces le dijo: "¿pues
que le parece a vuestra merced de la carta?" Y que este tes-
tigo le dijo: "Paréceme (que) esto seria tomar pendencia
por unos dineros." Y que diciendo esto se salió por la puer-
ta afuera; y el dicho Juan Romero diciéndole que le diesse
la carta, y que con ella fué este testigo derecho a casa del
señor theniente, y que halló que estaba hablando con el di-
cho Juan Lobo, clérigo, y que esperó que acabassen de ha-
blar, y sacó a la plaza al dicho padre Lobo e Alonso de
Córdoba que allí estaba, y dijo este testigo al dicho padre
Lobo: "¿ha hablado vuestra merced con el señor theniente?"
y que dijo que.sí, y que queria despachar para el señor go-
bernador a hacelle saber lo que pasaba; y que entonces este
testigo dijo: "pues mas hai que eso, que agora me acaba de
dar esta carta Juan Romero, por ver que les pareciesse a
vuestras mercedes que he de hacer," y que entonces dijo el
padre Juan Lobo: "sacerdote soi, alia os lo ave;" y que en-
tónces dijo Alonso de Córdoba: "que hai que hacer sino
vamos al teniente, y pongámosle esta carta en las manos
y sabrá la verdad de todo." Y que se fueron y se la dieron,
y que esto sabe de este caso y es verdad, etc. — Hertmn Ro-
dríguez de Monroy.
362 ESTUDIOS HISTÓRICOS
E luego, dicho día mes e año susodichos, el dicho señor
theniente hizo parescer ante sí a Rodrigo de A raya, alcalde
por S. M. para le tomar su dicho y confision. Le fué toma-
do juramento en la forma debida de derecho por Dios y por
Sancta Maria y por una señal de cruz en que puso la mano
derecha, a confision del cual dijo: ''si juro e amen"; e prome-
tió de decir verdad^, al cual le fué encargado que so cargo
del juramento que tiene hecho, diga e declare qué sabe sobre
el motin y levantamiento que Pero Sancho de Hoz intentó;
el cual dijo que es verdad que Juan Romero fué a casa de
este testigo hoi dicho dia de mañana, y le dijo que por amor
de Dios hablasse al señor theniente; y que este testigo le di-
jo,— ''¿qué queréis que le hable?" Y que el dicho Juan Romero
dijo: — "que vuestra mercedle hable que por servicio de Dios,
que Pero Sancho está en la Madera de Flores como indio, que
le dé licencia que se venga a esta cibdad a conversar con
todos y a ver misa ya estarse efi su casa"; y que este testigo
le dijo que de esto que él le hablaría al señor theniente, i
asimismo le dijo: — ''Y yo os digo que no queria entender
en negocios de Pero Sancho porque soi justicia y parésceme
feo; mas para en eso yo le hablaré en yendo a misa, y se lo
suplicaré". Y que con esto se fué el dicho Juan Romero de
casa de este testigo; y que después de haber visto misa, vinien-
do este testigo de casa de Martin Domínguez, en la calle real
salió el dicho Juan Romero a este testigo y le dijo:— "señor
¿háme hecho merced de hablar al señor theniente?" Y que este
testigo le dijo:— "helo olvidado; yo le hablaré agora". Y que
viniéndole hablando la calle abajo, llegados a la esquina de
Hernán Rodríguez de Monroy, estaba allí el dicho Monroy,
y que dijo este testigo:— "¿qué le pide Romero? píde algún
pájaro?" Y que este testigo le dijo: "no pide pájaro sino
que viéneme a decir que le diga al señor theniente que dé
licencia a Pero Sancho que venga a su casa y a ver misa; y
que el dicho Monroy dijo:-"vuestra merced lo hará bien".
Y que este testigo dijo:— "por cierto, señor, eso yo lo haré
aunque me paresce feo, porque yo soi alcalde por S. M. y
criado del gobernador mi señor, y por esta cabsa no queria
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 363
entender en ello". Y que este testigo se iba y los dejaba jun-
tos a los dichos Hernán Rodriguez y Juan Romero, y quel
dicho Hernán Rodriguez dijo:-' 'señor, venga vuestra mer-
ced acá, espere, y que este testigo dijo: ''¿qué manda vues-
tra merced? en esto que le quieren decir, poco aventura
vuestra merced, que lo que dice de no querer hablar al se-
ñor theniente en lo que toca a Pero Sancho por ser alcalde
y criado del señor gobernador Pedro de Valdivia, poco le
hace al caso que Pero Sancho, según dice Romero, no quie-
re venir al pueblo para intentar alguna bellaqueria como
quizá vuestra merced piensa. Vuestra merced sabe que tie-
ne Pero Sancho algunas provisiones del rei". Y que este
testigo le dijo: "Helo oido decir, mas no sé si las tiene o
sino"; y que este testigo dijo contra el dicho Juan Romero:
— "mira Romero, por qué via me preguntáis esto, sino pen-
sáis trayendo allí (a) Pero Sancho intentar alguna bella-
queria o hacella. Yo soi alcalde de S. M. y si en alguna ta-
cañeria andáis, son mui delicadas y sois mancebo de poco
saber para andar en ellas, y costaros ha la vida a vos y
Pero Sancho, y quizas a mas de otros cuatro". Y quel di-
cho Juan Romero dijo: — "vuestra merced es justicia del rei
y hará lo que conviene al rei". Y que este testigo le dijo:
"bien lo podéis creer que lo haga. Donde yo viesse provi-
siones de mi rei yo las favoreceré y obedeceré en todo cuan-
to pudiere; y mira como andáis y con quien habláis y co-
municáis". Y que luego dijo el dicho Hernán Rodriguez: —
"no os puede más decir el dicho señor alcalde, que él os dirá
si lo entendéis, que vuestro padre no os dirá mas porque él
dice que a su rei ha de favorecer y que este testigo dijo:
"así lo terció a decir; y dijo quedad con Dios". E que asi-
mismo a este testigo le dijo estando todos tres juntos el
dicho Juan Romero y el Hernán Rodriguez que eljdicho Pero
Sancho tenia provisiones de S. M. y era capitán del rei, y
que él pediría justicia; y que este testigo le dijo que se la
haria como fuere en servicio de su rei; equel dicho Juan Ro-
mero dijo: "pues esa queremos". Y este testigo dijo: — "pues
quedáis con Dios". Y se fué a su casa, y que esto es lo que
364 ESTUDIOS HISTÓRICOS
sabe de este caso e pasó así por el juramento que tiene he.
cho y es verdad y firmólo. — Roarigo de Araja.
E luego el dicho dia mes e año susodichos, vista por el
señor theniente la confision del dicho Juan Romero y su re-
tificacion y los dichos de los testigos tomados en la suma-
ria^informacion, mandó * ue todos los que faltan por retifi-
car sean retificados cadr no de ellos por sí secreta y apar-
tadamente, como si fue. fcii tomados dichos y jurados y la
plenaria información. T( stigos, Gaspar Orense q Pedro de
Villagran, vecinos de est;: cibdad. (A continuación se hallan
las ratificaciones de Hernán Rodriguez de Monroy y de Ro-
drigo de Araya).
E después de lo vSusodicho, en esta dicha cibdad de San-
tiago a nueve dias de dicho mes de diciembre del dicho año,
visto por el dicho señor theniente jeneral la confision del di-
cho Juan Romero y su retificacion y los dichos de Hernán
Rodriguez de Monroy y de Rodrigo de Araya, alcalde por
S. M. y de los demás todos que en este proceso están toma-
dos e retificados e todos demás que ver se debia, etc.
Fallo que debo de mandar y mando que por cuanto pa-
resce el dicho Juan Romero ser principal cabsa del alboro-
to y levantamiento del dicho Pero Sancho, y quel dicho
Romero era la principal persona que movia e advertia a la
mayor parte de los españoles de esta cibdad a que fuessen
en su traición y diessen favor y ayuda al dicho Pero San-
cho de Hoz e les traia e mostraba escrituras y sellos para
que paresciese ser su cabsa justa, siendo como era tan en
deservicio de Dios nuestro señor, y en desacato de la justi-
cia real de S. M. y cabsa de tan grandes daños y muertes
de hombres como de fuerza habia de acahecer estando de
una parte los servidores del rei y favorecedores de su real
justicia, y de la contraría los amotinadores de tan feo ca-
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 385
SO, mando que el dicho Juan Romero muera por ello y sea
sacado por las calles acostumbradas de esta cibdad coi-
una soga a la garganta, con pregonero público que mand
fieste su delito, e llegados a la plaza pública desta cibdal-
sea ahorcado hasta que rinda el ánima j muera naturan
mente, porque a él sea castigo y a otros ejemplo; y asi lo
pronuncio y mando por esta mi sentencia definitiva juzgan-
do en estos escritos y por ellos. — Francisco de Villagran.
Dada y pronunciada fué esta dicha sentencia por el dicho
señor Francisco de Villagran, theniente y capitán jeneral
en esta dicha cibdad de Santiago del Nuevo Estremo en
nueve dias del mes de diciembre del dicho año de mili e qui-
nientos e cuarenta y siete años, estando en abdiencia públi-
ca en haz de mucha jente, siendo testigos Juan Gómez, al-
guacil mayor, e Gaspar Orense, e Pedro de Villagran e
Juan Viero vecinos y estantes en esta dicha cibdad.
E yo Luis de Cartajena, escribano público y del consejo
desta dicha cibdad de Santiago del Nuevo Estremo, fui
presente a lo que dicho es, y de mí se hace mención de
mandamiento del dicho señor theniente y capitán jeneral
que aquí ñrmó su nombre. Saqué y escribí este proceso del
orijinal que en mi poder queda según que ante mí pasó; e
por ende fice este mío signo a tal. — Francisco de Villagran.
— Luis de Cartajena^ escribano público i del consejo. (Hai
un signo.)
IV.
INÉS SÜÁREZ I DOÍÍA MARINA DÉ GAETE.
Parece incuestionable que la primera mujer europea que
pisó el suelo chileno, fué una joven española llamada Inés
Suárez. En los momentos en que Pedro de Valdivia organi-
zaba en el Cuzco la columna espedicionaria con que iba a
emprender la conquista de Chile, esa joven sohcitó permiso
del gobernador del Perú, Francisco Pizarro, para pasar a
este país.
¿Qué podia inspirar a Inés Suárez el pensamiento de se-
guir a los conquistadores de Chile i de compartir con ellos
todas las penalidades de una larga campaña? La historia
no habria podido decirlo sin el hallazgo casi reciente de al-
gunos documentos del mas alto interés. Inés Suárez estaba
ligada a Valdivia por los vínculos del amor, i venia a su
lado para confortarlo en sus sufrimientos, i para hacerle
menos pesados los afanes de la guerra i las privaciones
consiguientes a la ocupación de un pais en que sólo vivian
indios bárbaros i desprovistos de todas las comodidades
de la vida civilizada. Durante la marcha, Inés Suárez se
hospedaba en la misma tienda que Valdivia: en la naciente
ciudad de Santiago vivia en la misma casa, comia en la
misma mesa, i lo que es mas, tomaba alguna parte en la
dirección de los negocios de gobierno.
Un antiguo cronista, don Pedro Marino de Lobera, ha-
blando de Inés Suárez, "mujer de mucha cristiandad i edi-
368 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ficacion de nuestros soldados," dice que era natural de Pla-
cencia i casada en Málaga. Pero debe advertirse que en Es
paña hai dos villas o aldeas que se llaman Placencia, una
en la provincia de Guipúzcoa, i otra en la de Vizcaya; i tres
Plasencias, dos en Aragón, i la tercera en Estreniadura, en
la provincia de Cáceres. Esta última, que es la mas impor-
tante de todas las que llevan el mismo nombre, parece ha-
ber sido la patria de Inés Suárez. Probablemente, pasó és-
ta a América con su marido, soldado oscuro sin duda de la
conquista del í'erú; pero parece que en 1539, cuando Val-
divia organizaba la columna espedicionaria que trajo a
Chile, Inés Suáre,z habia enviudado; i pudo venir a este
país con permiso espreso de Francisco Pizarro i en el mo-
desto rango de sirvienta del jefe conquistador.
En el estudio anterior hemos referido que Inés Suárez
se hallaba en la tienda de Valdivia, a entradas del desierto
de Atacama, cuando Pedro Sancho de Hoz i sus cómplices
cayeron sobre este lugar para quitar a ese jefe el mando de
las tropas espedicionarias. El mismo cronista que hemos
citado mas arriba nos refiere otro hecho ocurrido durante la
marcha al través del desierto. "Estando el ejército, dice, en
cierto paraje a punto de perecer por falta de agua, congo-
jándose una señora que iba con el jeneral llamada doña
Inés Suárez, mandó a un indio cabar la tierra en el asiento
donde ella estaba, i habiendo ahondado cosa de una vara,
salió al punto el agua tan en abundancia que todo el ejér-
cito se satisfizo, dando gracias a Dios por tal misericordia.
I no paró en esto su munificencia, porque hasta hoi conser-
va el manantial para toda jente, lo cual testifica ser el agua
de la mejor que han bebido la del jaguei de doña Inés, que
así se le quedó por nombre." Hasta hoi existe en el desierto
de Atacama, a la latitud de 26° un pozo o vertiente que lleva
el nombre de doña Inés, i que produce todavía un poco de
agua 1. Es probable quesea el mismo a que se refiere el cro-
1 Véase Fhilippi, Viaje al desierto de Atacama, páj. 85, i mapa
que acompaña a esta obra.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 369
nista, aunque seguramente éste, arrastrado por la pasión
de lo ttiaravillovSo que dominaba a los conquistadores espa-
ñoles, haya exajerado la importancia del trabajo mandado
hacer por vertiente Inés Suárez, la cual quizá no hizo otra
cosa que descubrir una natural.
Mas adelante, en agosto de 1541, la recien fundada ciu-
dad de Santiago fué embestida con singular furor por los
indios comarcanos unidos a los de Aconcagua, que manda-
ba el jefe o cacique de esta última rejion llamado Michima-
lonco. Proponíase entre otras cosas libertar a algunos caci-
ques que los españoles retenian prisioneros en sus acanto-
namientos. Pedro de Valdivia se hallaba en las márjenes
del Cachapoal, a donde habia ido a castigar a los natura-
les rebelados. El ataque de los indios puso a los defensores
de la ciudad en las mayores estremidades. Sus habitacio-
nes fueron quemadas, i no les quedaba mas que el recinto
de la plaza para defenderse contra las bandas innumerables
de indios que los asaltaban por todas partes. En ese ins-
tante de suprema desesperación, Inés Suárez concibió un
proyecto que revela la enerjía de su alma: degollar a los in-
dios prisioneros i arrojar sus cabezas a los asaltantes para
aterrorizarlos.
Algunos soldados vacilaban ante un acto que podia pro-
ducir las mas fatales consecuencias; pero ella tomó un sable
e incitando a sus compañeros con la palabra i con la ac-
ción, ejecutó su plan. Movidos por un sentimiento de pavor
ante aquel rasgo de inhumana desesperación, los salvajes
comenzaron a retirarse en desorden. Eos sitiados salieron
de sus trincheras, i acabaron la derrota i dispersión de sus
enemigos.
Eos antiguos cronistas cuentan que en los diferentes
combates que fué preciso sostener contra los indios rebela-
dos para defender la ciudad, Inés Suárez vestia cota de ma-
lla, animaba a los soldados con su palabra i con su ejemplo,
i peleaba junto con ellos i curaba a los heridos para que
volvieran pronto a la refriega. Después de una de esas ba-
tallas, los indios referían que hablan visto una mujer que
TOMO VII 24
ESTUDIOS HISTÓRICOS
peleaba denodadamente contra ellos. Los españoles, empe-
ñados en ver en todas partes la protección maravillosa del
cielo en favor de la conquista, proclamaron que era la vír-
jen María que liabia bajado a la tierra a combatir al lado
de los sostenedores de la fe cristiana.
Suspendida la guerra con los indíjenas, Inés Suárez pres-
tó a la naciente colonia otra clase de servicios. De un do-
cumento que tenemos a la vista '^, se desprende que ella fué
quien salvó en el incendio de la ciudad dos aves caseras, una
polla i un pollo, que bajo sus cuidados se propagaron con
rapidez, como se propagaron igualmente otros animales
domésticos salvados de aquella catástrofe.
Estos servicios militares i domésticos, así como las aten-
ciones que prestaba a los heridos i a los enfermos, i la devo-
ción ferviente de una española del siglo XVI, granjearon a
Inés Suárez consideraciones a que casi no podia aspirar la
oscura manceba del conquistador Pedro de Valdivia. Los
mas encumbrados personajes de la ciudad la colmaban de
atenciones i solicitaban humildemente su protección. El
clérigo Rodrigo González Marmolejo, que después fué obis-
po de Santiago, le enseñaba a leer. Jerónimo de Alderete,
rejidor del cabildo i tesorero real, la sacaba a paseo, dán-
dole la mano, como si fuera una encumbrada dama. Los con-
quistadores no se sorprendieron cuando Valdivia, queriendo
pagar los servicios prestados por Inés Suárez, le hizo un
repartimiento de tierras i de indios tan considerable como
el que habia dado a sus mas distinguidos capitanes.
Parece que Inés Suárez era una mujer sagaz e intelijente.
Comprendiendo que las concesiones que Valdivia le habia
hecho podian ser revocadas por otro mandatario, quiso
obtener la sanción real. En 1548, mientras Pedro de Valdi-
via se hallaba en el Perú, ocupado en combatir contra Gon-
zalo Pizarro, ella hizo levantar en Santiago una informa-
ción i probanza de sus servicios en que declararon ''todos
Instrucciones dadas por Valdivia a Alonso de Aguilera.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 371
los hombres buenos del pueblo" ^. Este espediente, que des-
graciadamente parece perdido, fué causa de que el rei con-
firmara a Inés Suárez en el goce de las concesiones que
Valdivia le liabia hecho:
Cuando algunos soldados de Valdivia promovieron a és-
te un proceso en el Perú, por los hechos de su gobierno en
Chile, acusaron a Inés Suárez de toda clase de faltas. Era
ésta según decían, una mujer codiciosa, que pedia a su
amante tierras e indios en mayor proporción de la que co-
rrespondía a los mismos conquistadores, i que solicitaba
de él favores i concesiones para los que le daban dinero.
Era, ademas, intrigante i vengativa: ejercia sobre Valdivia
un predominio absoluto, i se aprovechaba del poder de és-
te para castigar a los que la habian injuriado o murmura-
ban de ella. Hacia gala de la vida escandalosa que lleva-
ba, de tal modo que, lejos de ocultar o disimular sus rela-
ciones con el gobernador, hablaba de ellas a todo el que
queria pagarle para obtener alguna gracia de Valdivia, i
amenazaba con su valimiento a los que no le rendinn ho-
menaje. Los rejidores del cabildo consultaban con ella sus
acuerdos, i era ella quien influía en la elección de capitula-
res para dar colocación a sus amigos i servidores.
Sin embargo parece que nada de esto era exacto, Inés
Suárez, dejando a un lado sus relaciones amorosas con
Valdivia, era una buena mujer, sufrida en los trabajos i en
las penalidades de la campaña, caritativa i servicial. Soco-
rría a los enfermos, curaba los heridos, ayudaba a todos
los que necesitaban su apoyo i su protección. Aunque oscu-
ra por su nacimiento i por su educación, pues ni siquiera
sabia leer, poseía un corazón noble i jeneroso.
Diego García Villalon, uno de los testigos que declararon
en el proceso de Valdivia, se espresa en estos términos: '*La
dicha Inés Suárez es mujer muí socorrida, e hace por todos,
e es muí quista de todos: e fuera de la conversación que con
3 Declaración de Gregorio de Castañeda en el proceso de Valdi-
via, art. 39.
ESTUDIOS HISTÓRICOS
el dicho Pero de Valdivia tiene, es mujer honrada, e de
quien nunca se sintió otra cosa." Otro testigo, Diego Gar-
cía de Cáceres, es mas esplícito todavía: no se contenta con
reconocer su caridad, sino que ensalza su devoción. Hé
aquí sus propias palabras: "Nunca este testigo ha oido de
cir que las justicias i cabildos hiciesen lo que ella les man-
dase, antes este testigo tiene a la dicha Inés Suárez por
mujer cuerda y caritativa; porque durante el tiempo que
este testigo la conoce le ha visto hacer mucho bien a espa-
ñoles e curarlos en sus enfermedades e darles de lo que ella
tenia, e algunos a quien ella hizo bien están en esta ciudad
(Lima), a la cual ha visto asimesmo fundar ermitas en la
dicha provincia de Chile, e adornar los altares dellas de lo
que allí tenia." Era cierto que Valdivia le habia hecho
un repartimiento de tierras i de indios como a los demás
soldados de la conquista; pero Inés Suárez empleaba sus
recursos en ausiliar a sus compatriotas pobres i en cons-
truir ermitas, cuvos altares adornaba i cuyos santos ves-
tia. Ella fué quien fundó la iglesia de nuestra señora de
Monserrate, al pié del cerro Blanco, conocida ahora con el
nombre de la Viñita, a la cual dotó Valdivia con un buen
lote de tierras ^. Sus riquezas sirvieron también para la
fundación de la. iglesia i convento de la Merced.
Las relaciones de Pedro de Valdivia con Inés Suárez que-
daron perfectamente reconocidas i comprobadas en el jui-
cio que siguió a aquelen la ciudad de Lima el presidente Pe-
dro de la Gasea. Pero, este personaje, eclesiástico de una
gran probidad i de una acrisolada virtud, estaba por esto
mismo dispuesto a mirar con induljencia los pecados i las
debilidades de los otros. Son de ordinario los grandes hi-
pócritas los que muestran alto horror a las faltas de sus se-
mejantes, i los que se empeñan en castigarlas con el escán-
dalo. La Gasea, por su sentencia de 19 de noviembre de
i En 1558, Inés Suárez i su esposo Rodrigo de Quiroga hicieron
donación de esta ermita i de sus tierras a los padres dominicos,
instituyendo allí una capellanía.
ESTUDIOS DIVEESOS SOBRE VALDIVIA 373
1548, al paso que absolvía a Valdivia de las otras acusa-
ciones, le mandó que se separara de Inés Suárez, que la ca-
sara en Chile, o que la enviara a España.
Forzoso fué al jefe conquistador romper las relaciones
ilícitas que habia mantenido con esa mujer durante mas de
ocho años. Pero Inés Suárez habia llegado a ser uno de los
mejores partidos de una ciudad en que debian sermui raras
las mujeres españolas en 1549. No sólo contaba con el ca-
riño i la estimación de muchas jentes sino que poseía una
de las fortunas mas considerables de la colonia. Rodrigo
de Quiroga, capitán mui considerado por Valdivia, i gober-
nador de Chile algunos años mas tarde, contrajo matrimo-
nio con Inés de Suárez, constituyendo un hogar que mere-
ció el respeto de todo el reducido vecindario de Santiago.
Inés Suárez fué, según parece, una excelente esposa, i ha de-
jado en la historia el recuerdo de su heroísmo i de sus virtu-
des, que han encomiado sobre manera algunos cronistas.
Todo hace creer que no tuvo hijos de este enlace ^. En 1560,
Rodrigo de Quiroga levantaba en Santiago una informa-
ción de sus servicios para pedir que el reí le permitiese legar
sus bienes a una hija natural nacida en Santiago, lo que al
fin le fué acordado. Esta hija fué doña Isabel de Quiroga,
esposa primero del capitán don Pedro de Avendaño, i des-
pués del maestre de campo Martin Ruíz de Gamboa.
5 En 1579, siendo gobernador de Chile Rodrigo de Quiroga, ser-
via en el ejército de Arauco un joven capitán del mismo nombre i
apellido. Habiendo reprendido o castigado con aspereza a dos sol-
dados españoles, éstos determinaron vengarse dándole muerte, i
lo hicieron descargando sobre él sus arcabuces una mañana, duran-
te un ataque de sorpresa que dieron los indios sobre el campo es-
pañol. Al principio se creyó que la muerte del capitán Quiroga era
la obra de la casualidad; pero no tardó en descubrirse todo, i los
dos soldados fueron ejecutados sin piedad. El joven Rodrigo de
Quiroga no era, como podría creerse, hijo del gobernador, sino su
sobrino. Habia venido de España a buscar la protección de su tío.
(Carta de Martin Ruiz de Gamboa al virrei del Perú de 1^ de abril
de 1579, Ms — Id. al mismo de Lorenzo Bernal de Mercado, de 15
de junio de 1579, Ms.)
374 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Pedro de Valdivia, resuelto ya a establecerse definitiva-
mente en el pais c[ue habia conquistado, se acordó entonces
de su esposa lejítima doña Marina Ortiz de Gaete, que ha-
bia quedado en una aldea de Estremadura, en Castuera,
cuando él pasó a América en 1535; i no pensó mas que en
hacerla venir a Chile para fundar ciquí una familia. De los
documentos que tenemos a la vista aparece que aun en la
época en que parecia mas desligado de los recuerdos de fa-
milia, Valdivia habia atendido a su esposa, enviándole
ausilios pecuniarios o recomendándola al rei i a las perso-
nas a quienes creia con valimiento en la corte. En medio de
las angustias de los primeros, dias de la conquista, cuando
el gobernador de Chile envió al Perú a Alonso de Monroy
i Juan Bautista Pastene en busca de socorro, en setiembre
de 1545, les entregó mil i tantos pesos de oro para que los
hicieran llegar a España, a manos de doña Marina, según
dice un contemporáneo ^, o solo quinientos, según espresa
el mismo Valdivia ^. En su carta a Hernando Pizarro, el
gobernador de Chile le hacia la siguiente petición: *'A V.
Merced suplico sea servido mirar por ella (doña Marina)
como servidora, pues yo lo soi, y ambos una mesma cosa
para su servicio; y la favorezca en sus necesidades como a
V. Merced lo supliqué cuando de Lima partió, por que le
será gran descanso y yo deseo de dárselo, y para mí no hai
merced que se le iguale". En su carta al rei de 9 de julio de
1549, Valdivia le informa que los gastos hechos en la con-
quista de Chile i en la pacificación del Perú, no le hablan
permitido hacer venir a su esposa, como lo tenia proyec-
tado.
A pesar de estas manifestaciones. Valdivia no pensó seria-
mente en establecer su familia en Chile sino desde 1549, esto
6 Declaración de Diego García de Villalon en el proceso de Val-
divia, art. 21.
7 '*Solo le envió ahora con el señor (Antonio de) Ulloa, quinien-
tos pesos para su sustentación", dice Valdivia en su carta a Her-
nando Pizarro de 4 de setiembre de 1545.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 375
es, después de su vuelta del Perú. Con el objeto de enaltecer
el prestijio de su esposa, i talvez con el pensamiento de ha-
cerse olvidar sus infidelidades, el conquistador ordenó que
se diera el nombre de Santa Marina de Gaete a un pueblo
que había mandado fundar en el sitio en que hoi se levanta
la ciudad de Osorno.
Por ese tiempo. Valdivia habia resuelto enviar a España
un emisario de toda su confianza. Era éste Jerónimo de Al-
derete, el mas leal i decidido de todos sus servidores. Pro-
veyósele de memoriales de los cabildos de Santiago, Li Se-
rena, Concepción, Imperial, Valdivia i Villarrica, en que se
recomendaban encarecidamente los servicios prestados al
rei por el gobernador de Chile. Para éste debía pedir ade-
mas Alderete, el hábito i la cruz de caballero de la orden de
Santiago; el título de marques o de conde, la estension de
los límites de su gobierno hasta el estrecho de Magallanes,
esto es, mucho mas allá de los límites fijados por el nom-
bramiento que en su favor habia hecho el presidente del
Perú Pedro de la Gasea; i el sueldo de diez mil pesos anua-
les pagados por cuenta del rei, en lugar de los dos mil que
hasta entonces habia percibido. Alderete llevaba también
el encargo de traer o de enviar a Chile a la esposa de Val-
divia con las personas de su familia que quisieran acompa-
ñarla.
En un principio. Valdivia habia querido que Alderete
hiciera su viaje a España por el estrecho de Magallanes;
pero fueron tales las dificultades que se suscitaron, que
cambiando de determinación, resolvió, que pasara al
Perú, para que desde allí siguiera su camino para Panamá,
como se hacia entonces por todos los que a estas rejiones
venian de Europa, i por los que de aquí quedan volver al
viejo mundo. Alderete zarpó de Valparaíso en octubre de
1552.
Este viaje se emprendió bajo los mas favorables auspicios.
Todo hace creer que el rei iba a conceder por entero lo que
se le pedia en nombre de Pedro de Valdivia; que éste seria
hecho conde o marques i caballero del hábito de Santiago,
376 ESTUDIOS HISTÓRICOS
que se le daria el gobierno de las rejiones que se estendian
al sur de^Chile hasta el estrecho de Magallanes, i que se le
mandarla pagar el sueldo anual de diez mil pesos. Pero en-
tre los conquistadores españoles del nuevo mundo, las ma-
las pasiones, las rivalidades, los odios, las intrigas, jermi-
naban con rara facilidad, i crecían i se desarrollaban como
en un terreno bien preparado. Por el mismo buque en que
Alderete marchaba a Panamá, se enviaron a España algu-
nas cartas i documentos contra Valdivia i sus compañeros,
El licenciado Juan Fernández, que hacia las veces de fiscal
suplente de la audiencia de Lima, gobernador entonces del
Perú por muerte del virrei don Antonio de Mendoza, escri-
l)ia al consejo de Indias con fecha 11 de marzo de 1553,
para darle cuenta del estado del gobierno en el Perú, i agre-
gaba: ''Va un memorial que se me dio contra Valdivia,
gobernador de Chile, del cual ha parecido no tratarlo aquí
sino enviarlo a V. S." Por mas dilijencias que yo haya he-
cho para encontrar en los archivos españoles este merho-
rial, no he podido verlo nunca; pero supongo que sea una
acusación semejante a la que contra el mismo Valdivia fué
presentada a la Gasea en 1548, i que sirvió de auto cabeza
de proceso contra el conquistador de Chile.
Un relljioso, que se firma frai Francisco de Victoria, es-
cribía también al consejo desde Lima, con fecha.de 10 de
enero de 1553. Habla en su carta de la gran necesidad que
habla de enviar pronto un buen virrei al Perú, porque al
presente, dice, va muí mal con cuatro gobernadores (los
miembros de la audiencia, que gobernaba accidentalmen-
te.) Previene que no se crea a los que iban de Chile a la cor-
te con dinero, i mucho menos a las cartas que llevaban,
porque todas eran escritas a sabor del gobernador; que
por dos personas recien llegadas de Chile, i que se hablan
hecho frailes, i otros que se han confesado, consta decía,
que allí no hai cristianidad ni caridad, i suben al cielo las
abominaciones. Cada encomendero echaba a las minas o
lavaderos de oro a sus indios, hombres i mujeres, gran-
des i chicos, sin darles ningún descanso, ni mas comida en
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 377
ocho meses del año que trabajaban, que un cuartillo de maíz
por día; i el que no trae la cantidad de oro a que está obli-
gado, recibe palos i azotes, i si alguno esconde algún grano,
es castigado con cortarle narices i orejas, poniéndolas cla-
vadas en un palo. Por lo que respecta al bachiller Rodrigo
González Marmolejo, para quien Valdivia pedia el puesto
de obispo de Chile, frai Francisco de Victoria no era me-
nos severo ^ .
Como contrapeso de estas acusaciones, marcharon tam-
bién con Alderete otras cartas que debian producir un re-
sultado opuesto al que se proponian los enemigos de Val-
divia. Alvaro de Sosa, jefe de flota, que se hallaba en el
puerto de Nombre de Dios cuando Alderete atravesó el its-
mo de Panamá, escribió al rei con fecha 15 de mayo de
1553 anunciándole los tesoros que iban a España. "Llevan
a V. M. en esta flota, decia, 393,086 pesos, 5 tomines, 3
granos en oro, y mas 7,707 marcos plata en 128 barras
por ensa^^ar. Entre ellos van 70 y tantos mil pesos de oro
que vinieron de Chile, que pienso ser el primer dinero de
allí ^ , con los que va un jeneral de aquella provincia para
negociar por ella.
8 Véanse acerca de esto los documentos reunidos bajo el niím.
IX i las notas que les hemos puesto.
9 Aunque estas noticias concernientes al viaje de Alderete son
en cierto modo estrañas al asunto de que se trata en este estudio,
no hemos querido omitirlas por estar basadas en documentos iné-
ditos i desconocidos. Por esta misma razón se nos permitirá que
demos algunas noticias sobre el oro de Chile.
Es sabido que nuestro suelo no ofrece grande abundancia de oro.
Los conquistadores españoles, sin embargo, haciendo jtrabajar a
los indios, a quienes no pagaban salario alguno i a quienes daban
sólo un miserable alimento, consiguieron estraer de los lavaderos
algunas cantidades que parecen mui considerables, i de cuya efec-
tividad dudaríamos si no hubiera documentos que comprueban el
hecho. De esas cantidades, el quinto correspondia a la corona. Pa-
ra que se comprendan mejor las noticias que damos en seguida, ad-
vertiremos que el rico metal se contaba por pesos de oro, cuyo
378 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Cuando Alderete llegó a España, el insigne frai Bartolo-
mé de las Casas, elevado entonces al rango de obispo de
Chiapas, cuya palabra era mui respetada en todos los ne-
gocios del nuevo mundo, se hallaba en Sevilla. Desde allí
escribió una carta al consejo de Indias con fecha 25 de oc-
tubre de 1553, en que se hallan estas líneas al anunciar el
arribo de la flota: "Viene por procurador de Chile el jeneral
Alderete, uno de los que vinieron de Chile al Perú contra
Gonzalo Pizarro, antiguo allá, y fiel vsiempre;" i pasaba en
seguida a recomendar las representaciones de los conquis-
tadores V gobernantes de este pais.
Las noticias que comunicaba Alderete acerca de Chile i
la vista del oro que llevaba, alentaron a muchas personas
a venir a establecerse aquí. Doña Marina Ortiz de Gaete,
valor, como hemos dicho, equivalía a tres pesos siete centavos de
nuestra moneda.
Los tesoreros reales de Santiago, Jerónimo de Alderete, Juan
Jufré o Jofré, F'rancisco Martínez i Juan Rodríguez Alderete, escri-
bían al reí en estos términos el 12 de diciembre de 1547: "Fuimos
nombrados oficíales para lo de la real hacienda por Valdivia, elec
to gobernador por el pueblo todo i con justa razón. Suplicamos
lo confirme V. M. Se han habido aquí de quintos reales 40,000 pe
sos de oro, corta maestra de tan rica tierra". El reí puso al mar
jen de esta nota las palabras siguientes: Que la envíen, lo que de
bía servir en la secretaría de Indias para la contestación que ha
bia de darse. Este oro, sin embargo, no marchó a España
fué gastado en gran parte por Valdivia en la pacificación del Pe-
rú i en sus aprestos para traer a Chile otro cuerpo ausilíar con
que adelantar la conquista.
Con fecha de 15 de febrero de 1551, la audiencia de Lima, com-
puesta del licenciado Cianea, el doctor Bravo de Saravia i el li-
cenciado Fernando de Santillan, escribian al reí lo que sigue:
"Después ^e partido Gasea, han venido dos navios de Chile con
buena copia de oro: en el postrero vinieron 11,000 i tantos pesos
que es el primer dinero que se ha visto de aquella provincia para
S_M. Piden jentes i caballos para lo de adelante, de que se tiene
gran noticia, i los indios mui belicosos: dase favor por desaguar
jente, i han ido por mar i tierra 300 hombres." Parece, sin embar-
go, que este oro no marchó a España sino cuando Alderete, jun-
tándolo con el qtie llevaba consigo, le condujo en 1553.
PSTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 379
la esposa de Valdivia, al saber la prosperidad i grandeza
de su marido, que la llamaba a su lado para honrarla con
el título i rango de gobernadora de un pais que parecía
muí rico, no vaciló en ponerse en viaje, aun sin esperar a
Alderete, que estaba obligado a demorarse en la corte pa-
ra el despacho de todos los negocios que en Chile se le ha-
bían encomendado.
Doña Marina no podía embarcarse para el nuevo mundo
sin obtener un permiso real. Lo solicitó en efecto; i el prín-
cipe don Felipe, que tenia a su cargo el gobierno por ausen-
cia de su padre Carlos V, dio en Valladolid el 19 enero
de 1554, la siguiente provisión: "lü príncipe: por la presen-
te doi licencia i facultad a vos, doña Marina Ortiz de Gae-
te, mujer del gobernador don Pedro Valdiva, para que
destos reinos i señoríos podáis pasar y paséis a la pro-
vincia de Chile, donde al presente reside el dicho vuestro
marido hasta con cantidad de tres mil pesos de oro en jo-
yas de oro y plata labrada para servicio de vuestra per-
sona y casa, pagando los derechos que dello se debieren a
S. M. sin que en ello os sea puesto embargo ni impedimen-
to alguno" 10, .
10 Dos meses antes, en 27 de noviembre de 1553, el príncipe ha-
bía dado un permiso análogo a doña María de Torres, esposa de
Francisco de Aguirre, para pasar a Chile a juntarse con su ma-
rido, con dos hijas doncellas i un hijo, eximiéndola del derecho de
almojarifazgo por los objetos que traía, hasta la suma de 1,500
ducados. Con la misma fecha concedió permiso a la referida doña
María para ^-raer hasta la cantidad de 1,500 pesos en joyas de
oro labrado, cadenas, botones i otras cosas de ella i de sus hijas;
pagando sólo los derechos que por ello debieran.
Permisos análogos a éste se siguieron dando en la corte a todas
las mujeres que solicitaban venir a América a juntarse con sus ma-
ridos, hasta que la princesa doña Juana, rejenta accidental de
España por ausencia del príncipe don Felipe, dirijió desde Valla-
dolid, con fecha de 17 de julio de 1555, una real orden a los oficia-
les reales de Sevilla, en que se encuentran estas palabras: *'Las
mujeres que teniendo en Indias sus maridos soliciten pasar allá,
dejadlas que pasen dando seguras informaciones, no obstante la
prohibición jeneral, i aunque no muestren licencia nuestra."
380 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Algunos parientes de doña Marina quisieron acompa-
ñarla en este viaje, confiados en que encontrarian en Chile
una posición mucho mas ventajosa que la que tenian en su
provincia natal. Pvutre éstos se contaba su hermana doña
Catalina Ortiz de Gaete, señora viuda que venia a estable-
cerse en este pais con cuatro hijos i dos hijas. A su paso
por Sevilla, la familia de Valdivia tuvo ocasión de conocer
a san Francisco de Borja, que en esa época recorria las
provincias de Andalucía buscando prosélitos para la orden
de jesuitas que acababa de fundar san Ignacio de Loyola.
Los jesuitas Rivadeneyra i Cienfuegos, grandes compilado-
res de los milagros atribuidos a aquel santo, refieren un
prodijio efectuado en esa ciudad por su intervención. Es-
tando la familia de Valdivia o\^endo la misa que decia san
Francisco de Borja, doña Catalina Miranda, sobrina de
doña Marina, observó que cuando el santo volvia la cara
al pueblo, su rostro aparecia rodeado por una aureola de
luz que alumbraba como el sol cuando disipa las nubes
que lo envuelven. La joven, poseída por esta visión, no cesó
de pedir a Dios que favoreciera el país en que ella iba a es-
tablecerse, haciendo que la Compañía estendiera hasta él
sus conquistas espirituales para combatir el poder del
demonio.
La familia de Valdivia se embarcó en Cádiz a principios
de 1554. En el libro de pasajeros salidos de ese puerto para
el nuevo mundo desde 1553 hasta 1557, se encuentra la si-
guiente partida, sin espresar la fecha. *'Doña Marina Ortiz
de Gaete, vecina de Castuera, natural de Salamanca, mujer
de don Pedro de Valdivia, gobernador de Chile, hija de
Francisco Ortiz i de Leonor Gutiérrez. Le despachó para el
Perú, a donde su marido está, para hacer vida maridable
con él en las naos del maestre Juan de Mondragón n, con
varios deudos i criados."
11 Por via de nota, haremos constar aquí una coincidencia refe-
rente a esta nave. — Cuando se supo en Santiago la muerte de Pe-
dro de Valdivia, el cabildo acordó en sesión de 26 de febrero de
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA ^ 381
Al desembarcar en la costa de Tierra-Firme, supo doña
Marina que su esposo habia sucumbido en Chile batallan-
do contra los araucanos, en los primeros días de 1554. Sus
esperanzas de grandeza se desvanecieron como el humo al
recibir tan fatal noticia. En la incertidumbre acerca de su
situación futura, sin saber lo que se le esperaba, i si le con-
vendría mas volverse a España, la desventurada viuda re
solvió dirijirse al rei para pedirle su protección en pago de
los servicios de su marido, i aguardar la resolución real
para no presentarse en Chile vsin una orden que la ampa-
rase.
No se engañaba doña Marina cuando creia que en la
corte se apreciaban los servicios que Valdivia habia pres-
tado a la corona.
La princesa doña Juana, rejente accidental del reino, dio
en Valladolid el 26 de diciembre de 1556 la siguiente real
cédula:
**El Rei. Nuestro gobernador ques o fuere de las provin-
cias de Chile. Por parte de doña Marina Ortiz de Gaete,
mujer lejí tima que fué de don Pedro de Valdivia, nuestro
gobernador que ha sido de esas provincias, me ha sido he-
cha relación de que ya era notorio lo mucho i bien que el
dicho don Pedro de Valdivia su marido nos habia servido
en la tierra, y como la habia él conquistado e poblado, y
que en continuación de la dicha conquista le habian muer-
1554, que se despachara a Gaspar Orense, como comisionado del
reino de Chile, para pedir a la audiencia de Lima que nombrase a
Francisco de Villagran gobernador interino de este país. Orense
debia en seguida pasar a España a solicitar del rei la confirma,
cion de este nombramiento. El comisionado del cabildo de Santia-
go no alcanzó a llegar a la metrópoli. En el archivo de Indias de"
positado en Sevilla, encontré una "lista o relación de las personas
que se ahogaron en el naufrajio de la nave de que venia por maes-
tre Juan de IMondragon, y señor y capitán Cosme Buitrón, que se
perdió en la costa de Sara en enero de 1555." Allí se encuentra
esta línea: "Gaspar Orense, natural de Burgos, que diz que venia
por procurador de Chile."
)82 ESTUDIOS HISTÓRICOS
to los indios della, \^ que antes que él muriese envió por
ella a estos reinos para hacer vida maridable los dos; y que
ella cumpliendo la voluntad del dicho su marido se partió
de estos reinos para esa tierra; y que llegada a la provincia
de Tierra-Firme supo como el dicho don Pedro de Valdivia
su marido, era fallecido e que por no haber dejado hijos le-
jítimos subceda ella en los indios que él tenia conforme a
lo que por nos estaba proveido y mandado cerca de la di-
cha subcesion, y me fué suplicado que no embargante que-
11a no hubiese hallado en esa tierra al tiempo que el dicho
su marido falleció, pues iba a residir a ella, mandase que
se le diese el dicho repartimiento con todo lo que hubiese
rentado desde el dia que el dicho don Pedro de Valdivia
fálleselo hasta que se le diese la posesión de él, pues confor-
me a lo que por nos estaba proveido y mandado cerca de
dicha subcesion le pertenecia,o como la nuestra merced fue-
se, E vo, acatando lo susodicho y lo que el dichodon Pedro
de Valdivia nos sirvió, habido por bien; por ende yo vos
mando que luego que esta veáis yendo a esa tierra la dicha
doña Marina Ortiz de Gaete le deis v encomendéis el repar-
timiento de indios que en ella tenia el dicho don Pedro de
Valdivia su marido e dejó al tiempo que fallesció para que
lo tenga conforme a lo que por nos está mandado cerca de
la dicha subcesion no embargante que no estuviere en esa
tierra la dicha doña Marina Ortiz al tiempo que el dicho
don Pedro de Valdivia fallesció, hasta que se le dé la pose-
sión. Fecha en la villa de Valladolid a veinte y seis dias de]
mes de diciembre de mili e quinientos e cincuenta y seis
años.— La princesa. Por mandado de S. M., su alteza en
su nombre.— Francisco de Leáesma.''
La viuda de Valdivia llegó a Chile cuando estaba gober-
nando en este pais don García Hurtado de Mendoza. Este
se habia "apoderado de hecho (copio las palabras testua"
les de una real cédula de Felipe II dada el 27 de agosto d^
1560) con los dichos indios, chácaras, e asientos e están
cias que el dicho don Pedro, su marido, la habia dejado,
que eran los lebos de Andalien, Arauco, Talcahuano, Ye
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 383
quelpangue, Avana, Pentguereva, Millarape, Llavapé que
dice e otros contenidos e declarados en la provisión de en-
comienda, diciendo quel marques de Cañete, su padre,
nuestVo visorrei que a la sazón era en las provincias del
Perú, se los habia encomendado, y que aunque el dicho don
García habia sido requerido con la dicha nuestra cédula
(la que dejamos copiada) para que cumpliese con la dicha
doña Marina, no lo habia querido ni quiso hacer; antes
por le hacer daño, habia dado orden que el factor y fiscal y
justicia por él puestas en la ciudad de Concebicion que con-
tradijesen el cumplimiento della."
Viéndose despojada de esta suerte de lo que ella conside-
raba su propiedad, creyéndose con razón amparada con la
real cédula de 1556, doña Marina apeló ante la audiencia
de Lima de aquel acto de arbitrariedad del gobernador de
Chile, don García Hurtado de Mendoza, por el cual se le
despojaba de los repartimientos que le correspondian. Tam-
poco halló justicia allí; pero, habiendo dirijido su repre-
sentación al rei, éste resolvió con fecha 27 de mayo de
1560, mandando que se entregaran a doña Marina los bie-
nes referidos sin escusa ni demora. Sin duda en la corte se
consideró raui grande i evidente la injusticia que se hacia a
la infeliz viuda del conquistador de Chile, i probablemente
se tenia fresco el recuerdo de los servicios de éste, cuando
la reclamación a que nos referimos tuvo un despacho tan
pronto en las secretarías del rei, en un tiempo en que sólo
el viaje de Chile a España solia ocupar cerca de un año, i
en ocasiones mucho mas.
La decisión real era tan terminante i perentoria que no
podia dejar de ser obedecida. Doña Marina Ortiz de Gaete
fué puesca en posesión de las tierras i de los indios que for-
maban el repartimiento i la encomienda de su marido. Esta-
bleció su residencia en Concepción, donde Valdivia habia
pretendido fijar el asiento de su gobierno; i los sobrinos
que la habian acompañado desde España tomaron servi-
cio en el ejército que sostenía la guerra contra los arauca-
nos. La viuda del gobernador pudo creerse colocada no en
384 ESTUDIOS HISTÓRICOS
aquella grandeza en que habia soñado al embarcarse en
Cádiz, pero sí en una situación favorable. Esta era de pros-
peridad no fué de larga duración. Apenas liabia entrado en
posesión de sus bienes, ocurrieron gravísimos sucesos que
la redujeron de nuevo a la pobreza i casi podria decirse a
la miseria. Los indios araucanos, sometidos un momento
bajo el gobierno de don García, se sublevaron de nuevo
después que tomó el mando Francisco de Villagran; se po-
sesionaron de todos sus campos arrojando a los encomen-
deros españoles, i fueron a hostilizar a los conquistadores
al rededor de los fuertes que éstos habian construido para
su defensa.
Tenemos a la vista un documento inédito que nos da a co-
nocer la situación en que por entonces se halló doña Mari-
na. Los oficiales reales de Santiago, Pedro de Villegas, Rui
Díaz de Vargas i Miguel Marin, dirijiéndose al rei en 3 de
setiembre de 1564, se empeñan en descargarse de la acusa-
ción de remisos en el cumplimiento de sus deberes por no
haber cobrado de diversas personas la suma de 298,668
pesos que, según los informcí? del contador Juan de Herre-
ra, se adeudaban a la corona. Allí se encuentran los dos
pasajes siguientes: "Ea lo que toca a los cien mili pesos que
el gobernador Valdivia debia, se le tomaron todos los bie-
nes que tenia, así esclavos como ganados, casas, heredades,
y se vendieron por de V. A.; y el valor de ello, así escrituras
como dineros, se han metido en la real caja; y de lo que en
esta ciudad se ha cobrado, se toma cuenta al albacea de lo
que habia vendido fiado y lo que estaba en buenas ditas. Y
en lo demás, por estar la tierra de guerra, y los vasallos
de V. A. tan fatigados y alcanzados, no se han podido co-
brar; y no parece el dicho gobernador deber tanto por es-
tos libros; y en las otras ciudades destas provincias están
haciendo cobranza de ello, y por este respecto no se podrá
verificar tan presto." Por este fragmento se ve que la coro
na, o el fisco, como se diria en nuestro tiempo, se habia
echado sobre los bienes dejados por Valdivia para pagar-
se del importe de los impuestos que el rei habia dejado de
y
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 385
percibir, í que el gobernador había gastado en adelantar
la conquista; si bien una parte de esos bienes fué devuelta
a doña Marina en virtud de la real cédula que dejamos co-
piada. Con la misma tirantez, los oficiales reales cobraban
a la infeliz viuda de Valdivia la devolución de una pequeña
cantidad que se le habia adelantado. En la carta referida
decian al rei lo que sigue sobre este particular: "En los dos
mili pesos de doña Marina, por haber estado los naturales
tan de guerra, y estar pobre, no se ha podido cobrar nada
porque no tiene de que poder pagar."
Vamos a ver cuál fué la suerte de doña Marina, esplicada
por ella misma en una petición que dirijió al rei desde Con-
cepción en ese mismo año de 1564 (sin espresar dia ni mes),
para pedirle que se conduela de sus desgracias. Al trascri-
bir este documento, no alteraremos en nada la defectuosa
construcción de las frases, i sólo cambiaremos la ortogra-
fía, lo que es indispensable hacer cada vez que se copian do-
cumentos inéditos de esa época, aun de los que salian de
las secretarías de gobierno, o del retrete de grandes litera-
tos; tan poco caso se hacia entonces de las cuestiones orto-
gráficas.
"El gobernador mi señor (Valdivia) conquistó este reino
de Chile y pobló siete pueblos a su costa, y después de ha-
berle sustentado quince años le mataron los indios; y por
cédula y mandato de V. M. sucedí yo en sus repartimien.
tos. Y como don García de Mendoza dejase esta tierra en
paz y quieta, con el movimiento y proveimiento de Fran-
cisco de Villagran fué nuestro señor servido por nuestros
pecados la provincia de Tucapel se reveló y alteró y comar-
ca, en la conquista de la cual dentro de cinco meses perdí
cinco sobrinos que tenia por hijos; y visto lo mucho que
esta tierra me cuesta y yo ser mujer y no tener sucesor, que-
rria V. M. fuese servido de cuatro o cinco mili indios los
mejores de esta tierra, V. M. los tome en su cabeza y me
haga la merced de darme una congrua sustentación, confor-
me a la calidad de mi persona, casa y lo que dejo, en esa
TOMO vil 25
386 ESTUDIOS HISTÓRICOS
tierra (España), provincia de Pirú o ésta, en vuestra ha-
cienda real para que 3^0 me sustente en estos pocos dias que
me quedan, pues que tan caro me han costado, y mis dias
ser de cincuenta i cinco arriba, los (siendo V. M. servido)
acabar con menos provecho, menos zozobra y cuidado de
sustentar indios, y pues el portador es el licenciado Calde-
rón, sobrino del gobernador mi señor (Valdivia), que sea en
gloria, que dará larga relación y lleva todo mi poder, etc. —
Doña María Ortíz de Gaete.^^
A pesar de ser tan fundada esta sííplica, la pobre viuda
del conquistador de Chile no alcanzó lo que pedia. Elreimui
ocupado en los negocios de Europa, comenzaba a olvidar
los servicios de sus vasallos de América. Cansada de espe-
rar una resolución, aprovechó el viaje a España de otro so-
brino de su finado esposo para recomendarle la jestion de
sus negocios.
Este sobrino era el capitán Pedro de Aranda Valdivia.
El cabildo de la ciudad de Angol, dirijiéndose al rei con fe^
cha de 28 de febrero de" 1571, le decia sobre éste i sobre su
viaje las palabras siguientes: "El capitán Pedro de Aranda
Valdivia, movido con celo de servir a Nuestro Señor Dios \^
a V. M. y representar los servicios de los vasallos que en
este reino tiene, va a la corte de nuestra parte a besar a
V. M. los pies. Es conquistador deste reino y tal persona
en casta y servicios, y en lo demás que V. M. le podrá dar
entero crédito en lo que de parte de este reino tratare. "i-
Presentóse el capitán Aranda al consejo de Indias en re-
12 Deudo de este capitán, i probablemente su hijo o su sobrino,
era el jesuita Martin de Aranda, asesinado por los indios arauca-
nos en diciembre de 1612 junto con otros dos padres, a todos los
cuales denominan mártires los historiadores de la Compañía. Uno
de éstos, el padre Alonso de Ovalle, refiere esta muerte con todos
los caracteres de milagrosa. «Yo he oído contar, agrega, que el pa-
dre Martin de Aranda habló con los indios después de arrancado
el corazón.»
El capitán Pedro de Aranda Valdivia tuvo otro hermano capi-
tán, llamado Hernando, que se ilustró en la guerra de Arauco.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 387
presentación de doña Marina, reclamando lo mismo que
ella habia pedido en su solicitud. El licenciado Calderón
hacia jestiones análogas en la misma época sin fruto algu-
no. Otro personaje que se firma Alonso de Herrera, tomó
también la representación de doña Marina, i pedia para
ella '*se le dé cédula de recomendación dirijida al goberna-
dor que al presente es o fuere de las dichas provincias de
Chile para que, teniendo consideración a los servicios del
dicho su marido y a la necesidad que ella tiene y padece, le
dé de comer con que se pueda sustentar conforme a la cali-
dad de su persona, que en ello V. A., descargará su real con-
ciencia y ella recibirá merced."
Este mismo Alonso de Herrera tomó también la repre-
sentación de doña Catalina Ortiz, la cuñada de Valdivia,
que vivia en Chile en estado de viudez. En nombre de ella
hizo al rei la siguiente petición: ''La dicha mi parte pasó a
las provincias de Chile al principio de su descubrimiento,
en compañía de doña Marina Ortiz de Gaete, su hermana,
llevando consigo cuatro hijos y dos hijas, para lo cual ven-
dió y gastó su hacienda y lejítimas de sus hijos. Los tres
dellos por ser de suficiente edad, sirvieron a V. A. muchos
años en la sustentación de aquel reino y en sujetar a vues-
tro real servicio a los indios naturales, por lo cual a los dos
que fueron Francisco de Figueroa y Juan de Villalobos se
les dieron indios de repartimiento, y fueron brevemente
muertos por los naturales de aquel reino, y por no dejar
subcesor se pusieron luego en vuestra real corona. El terce-
ro, que se llamó Lorenzo Suárez de Figueroa, le mataron los
indios en Mareguano, al tiempo que mataron al hijo del
gobernador Francisco de Villagran y a otros muchos sol-
dados, sin habérsele dado indios de repartimiento ni dejar
ningún jénero de hacienda ninguno de sus hijos con que la
dicha su madre se pudiese sustentar." En vista de estos an-
tecedentes. Herrera pide cédula para que el gobernador de
Chile gratifique a la referida doña Catalina, i le dé de comer
conforme a la calidad de su persona.
Estas solicitudes se repitieron durante dos largos años
,'^88 ESTUDIOS HISTÓRICOS
sin resultado alguno. Los servicios de Valdivia parecian
haber caido en olvido; i la pobreza en que se hallaba su
desventurada viuda no despertábala compasión, ya que
no los sentimientos de justicia, de los miembros del consejo
de Indias. Al fin, este cuerpo puso al pié de una de las soli-
citudes la providencia siguiente:
"Que en España no hai disposición de darle la recompen-
sa que pide, y que vSe le dé cédula para que el gobernador de
Chile dé a doña Marina Ortiz de Gaete competente recom-
pensa a contento de doña Marina, en lo mas pacífico de
aquella tierra vaco o que vacare; y dada, reparta los in-
dios de Arauco y los demás que tiene doña Marina que fue-
ren de su marido entre las personas que mas hubieren ser.
vido para que los tengan y mantengan conforme a las or-
denanzas.— En Madrid a 9 de junio de 1573.— El licenciado
Araya — Ante mí, Balmaceda.^-
¿Entró doña Marina Ortiz de Gaete en posesión de esta
gracia? ¿Alcanzó a gozar los beneficios que debian repor-
tarle los grandes servicios de su marido? ¿Murió antes que
hubiese tenido noticia de esta concesión?
Tres cuerpos de autos concernientes a este negocio, depo-
sitados ahora en el archivo de Indias de Sevilla, dejan sin
resolver estas dudas; pero he tenido a la vista otro docu-
mento en que está esplicado el desenlace de estas jestiones.
Tocó cumplir aquella real disposición a Rodrigo de Quiro.
ga, uno de los capitanes de la conquista a quien Valdivia
hubiera favorecido mas decididamente, i que ahora ocupa
ba el alto puesto de gobernador de Chile. Pero sea que hu-
biera olvidado los servicios que debia al marido de doña
Marina, o que ésta fuera demasiado intransijente en sus
exijencias, no pudieron entenderse entre ambos. En carta
de Rodrigo de Quiroga, de 28 de enero de 1578, que conser-
vo inédita, decía al rei estas palabras: ''Podria vSer que an-
te el acatamiento de V. M. se querelle de mí doña Marina
diciendo que no he cumplido la cédula que V. M. le mandó
dar para que, dejando ella el repartimiento de Arauco, se le
diese otra tanta renta como la que tiene, en otra parte. Y
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 389
para que V. M. sepa la verdad, oso decir que doña Marina
no tiene todo el repartimiento que dejó el gobernador Val-
divia, su marido, porque ha hecho dejación de mucha par-
te del, que se ha dado y encomenado a parientes suyos, y lo
que al presente tiene está de guerra, y no le da renta algu-
na; V sin embargo desto, le daba yo en términos de esta
ciudad' de Santiago ciertos indios que andan en la labor de
las minas de oro, i no los quiso."
Probablemente, doña Marina, anciana de mas de sesen
ta i nueve años en esa fecha, murió antes de mucho tiempo
pobre i desamparada, como habia vivido los iiltimos vein
te años de su vida ^^. Por su triste contraste de la fortuna
ella, la mujer lejítima del conquistador de Chile, relaciona
da con muchas personas que hicieron valer sus derechos en
la corte, i que mereció mas de una vez la recomendación del
rei, vivió sin poder conseguir la recompensa a quelahacian
acreedora los servicios de su marido, mientras Inés Suárez,
la mujer oscura i sin relaciones de familia, la amante ilejítima
deValdivia ocupaba el mas alto rango en la colonia, despo-
sada como estaba con un caballero respetable que murió
de sempeñando el cargo de gobernador de Chile.
De todos los parientes que acompañaron a doña Marina
Ortiz de Gaete en su viaje desde España, quien le sobrevi-
vió mas largo tiempo fué su sobrina doña Catalina de Mi-
randa, aquella joven que, oyendo en Sevilla la misa que de-
cia san Francisco de Borja, vio el rostro de éste inundado
por una luz sobrenatural, uno de esos rayos, dice el jesuita
Cienfuegos en la vida del referido santo (lib. IV, cap. XII),
**habia vuelto en ceniza todos sus deseos de la tierra; y ba-
ñada en llanto y en fuego habia prometido no cometer cul-
is El cronista Córdoba de Figueroa, después de referir que doña
Marina sobrevivió muchos años a Valdivia, dice que esa señora
instituyó en el convento de franciscanos de Concepción un aniver-
sario de misas por el alma de su marido, de que no habia memo-
ria en la época en que Córdoba escribia. Hist. de Chile, lib. II.
cap. X.
3yO ESTUDIOS HISTÓRICOS
pa alguna grave y rendirse primero a la muerte que a los
asaltos del infierno, y habiendo pasado cuarenta y cuatro
años después de este suceso, habia guardado inviolable-
mente su pureza y su voto. Desde entonces, añade, rezaba
cada dia cinco veces el Padre nuestro y el ave María por la
Cora{3añía de Jesús, y rogaba a Nuestro Señor que no la
Herrase al sepulcro sin el consuelo' de ver a los jesuitas en
Chile." Los deseos de doña Catalina se cumplieron: vivia
aun en 1598, cinco años después de haberse establecido los
jesuitas en nuestro pais, i alcanzó a confesarse con el padre
Luis de Valdivia, a quien refirió este milagro, junto con
otras revehíciones del cielo no menos sorprendentes. El pa-
dre Valdivia consignó mas tarde estos milagros en uno de
sus escritos.
No terminaremos este estudio, sin embargo, sin recordar
a otro pariente de Valdivia de quien habla, entre otros his-
toriadores, el cronista Marino de Lobera en el capítulo
XXXIX de la parte II (pájs. 141 i 142) de su Crónica del
reino de Chile. Dice allí que, habiendo el gobernador re-
partido los indios de los alrededores de Valdivia, dio una
encomienda "de mas de quince mil indios a un cuñado suyo
que acababa de llegar de España, llamado Diego Nieto de
Gaete, el cual era hermano de su mujer doña Marina Ortiz
de Gaete". Este hecho podria hacer creer que esta señora
habia llegado a Chile en vida de Valdivia; pero poco mas
adelante i en el mismo capítulo agrega: "No mucho después
de su llegada (a Santiago) despachó a su teniente Jerónimo
de Alderete para España, y con él a su cuñado Diego Nieto
de Gaete, para que le trajesen a su mujer y con ella a la
mujer e hijos del mismo Diego Nieto, y a sus nietos que vi-
niesen a gozar de lo que con tanto sudor habia ganado ."
Nieto de Gaete, que fué uno de los primeros pobladores
de Valdivia, i su esposa doña Leonor Cervantes, instituye-
ron allí, según un documento auténtico que tuvo a la vista
el cronista Córdoba F'igueroa, unas capellanías en su pro-
pia casa en favor de los conventos de Sin Francisco i la
Merced (V. Córdoba Figueroa, lib. II, cap. III páj. 61, i
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 391
Olivares, íí/síor/a OV/7, líb. II, cap. XIV, páj. 136). Ha-
hiendo trasladado mas tarde su residencia a Osorno, cuan-
do don García Hurtado de Mendoza repobló esta ciudad
en 1558, Nieto de Gaete fué uno de sus vecinos mas acau-
dalados. Por su testamento, otorgado en febrero de 1578,
dejó a su familia una fortuna considerable a pesar de ha-
ber dispuesto que de sus bienes sacaran susalbaceas veinti-
siete mil pesos de buen oro para repartir entre tres mil in-
dios que tenia en encomienda, cuya cantidad de dinero es
estimada en cincuenta i cuatro mil pesos por el cronista
Córdoba de Figueroa (lib. II, cap. XXI, páj. 109). Olivares,
que ha tomado esta noticia para su historia civil (lib. III,
cap. VI, páj. 201) le ha dado sin embargo una mala inteli-
jencia, suponiendo que los legados del cuñado de Valdivia
montaron a ochenta i un mil pesos, de los cuales cincuenta
i cuatro mil fueron destinados a objetos piadosos.
LOS COMPAÑEROS DE PEDRO DE VALDIVIA.
Algunos de los historiadores nacionales ha exajerado
mucho la importancia de los corapañcos de Valdivia.
Se ha creido hallar la prueba de su superioridad sobre
el común de los conquistadores de América en el hecho de
que los ciento cincuenta hombres que componian la hues-
te de Valdivia, noventa firmaron el acta por la cual en 10
de junio de 1541 pidieron que se nombrase a ese caudillo
gobernador de Chile. Debe advertirse aquí que hai en esta
opinión un error de hecho, porque, según espresa esa mis-
ma acta, 'Mos que no stibian firmar rogaron a los que lo sa-
bian firmasen por ellos".
Hemos querido recojer algunas noticias relativas a los
compañeros de Valdivia antes de venir a Chile, hemos com-
pulsado muchos documentos i leido atentamente las cróni-
cas de la conquista del Perú o de otros pueblos americanos
en que debieron servir, i sólo hemos hallado uno que otro
dato referente a algunos de ellos. Otros eran completa-
mente desconocidos; i entre ellos figuran varios de los per-
sonajes mas caracterizados de los primeros dias de la con-
quista, como Pedro Gómez, el primer maestre de campo de
Valdivia, Juan Bohon. el primer fundador de La Serena,
Alonso de Monroy, etc.
Las notas siguientes se refieren a aquellos capitanes o
soldados de Valdivia acerca de los cuales hemos hallado
394 ESTUDIOS HISTÓRICOS
en los documentos o en las crónicas algunas noticias ante,
riores a su venida a Chile. Son simples apuntes que podrán
servir a los que deseen estudiar prolijamente la historia de
la conquistM de Chile.
Jerónimo de Alderete.
De todos los compañeros de Valdivia era Jerónimo de Al-
derete, el que tenia un nombre mas ilustre en 1540 Nacido
en la ciudad de Olmedo, en Castilla la Vieja, abrazó muí
joven la carrera de las armas. Soldado en las guerras de
Italia, habia adquirido en ellas una grande esperiencia en
el arte militar. En 1534 se hallaba en España, cuando Je-
rónimo de Ortal, que acababa de recibir el título de gober-
nador déla provincia de Paria, alistaba jen te para hacer
la conquista de este pais. A fines de ese año, Ortal se em
barco parael Nuevo Mundo, dejando en España al capitán
Alderete para que le siguiese con la jente que pudiera jun-
tar. Al fin, éste partió para América a principios de 1535
llevando consigo 150 soldados (en cuyo número, como
hemos dicho en otra parte, iba el mismo Valdivia) municio-
nes i otros pertrechos para la jornada. Alderete desembar-
có en la pequeña isla de Cubagua, a donde fué a reunírselc
el gobernador Ortal. De allí se trasladaron a la isla de la
Trinidad, situada cerca de la embocadura del rio Orinoco, i
en seguida desembarcaron en tierra firme.
Ortal habia despachado anteriormente una parte de sus
tropas a recorrer el interior del pais. Hallándose allí sin la
jente necesaria para abrir en forma la campaña, los espedi-
cionarios no querian otra cosa que hacer esclavos a los in-
dios para venderlos en las colonias españolas, aprovechán-
dose de un permiso que el rei habia concedido a Ortal para
hacer este negocio. Un capitán llamado Agustín Delgado,
que habia hecho este mismo tráfico en la costa de África,
acometió la empresa con cincuenta hombres; pero cuando
los compañeros de Ortal creian no tener que luchar mas
que con los indios, llegó a aquellos lugares otro capitán,
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 395
Antonio Sedeño, que habla espedicionado allí mismo, i que
pretendía ahora el gobierno de la Trinidad i los territorios
adyacentes.
En medio de las angustias de esta situación, estallaron
en el mismo campo de Ortal las disensiones entre sus pro-
pios subalternos, a quienes queria contener para regulari-
zar el orden en su campo. Los soldados se sublevaron con-
tra su jefe, lo depusieron del mando obligándolo a volverse
atrás con algunos de los suyos, i dieron el mando a Jeróni-
mo de Alderete i a otro capitán nombrado Martin Nieto.
Alderete i Nieto ejecutaron entonces, a la cabeza de sólo
60 hombres, una de las espediciones mas atrevidas de que
fué teatro el Nuevo Mundo en los dias mas heroicos de la
conquista. Atravesando en toda su estension los terribles
llanos que se estienden al norte del Orinoco, llegaron hasta
las inmediaciones de Tocuyo, donde se hallaba un capitán
llamado Martínez, con la jente que bajo las órdenes de uno
de los mas audaces esploradores de Venezuela, Nicolás Fe-
derman, estaba en marcha para el interior de ese pais. Es-
te aventurero atrajo a sus banderas a los soldados de Alde-
rete i de Nieto; pero estos capitanes se escusaron de seguirlo
en su emprc^sa; i acompañados de una pequeña escolta, se
pusieron en marcha para Coro, i allí se embarcaron poco
mas tarde para Santo Domingo. Nieto murió en esa isla
antes de mucho tiempo i.
Alderete no quiso detenerse en Santo Domingo. Las no-
ticias que allí llegaban del Perú atraían mucha jente de-
seosa de hacer fortuna en un pais que se creia cuajado de
riquezas, i que en esos instantes, a causa del levantamiento
de los indíjenas, necesitaba auslliares españoles para la con-
1 Para los que quisieran estudiar mas detenidamente la vida de
Alderete antes de venir a Chile, diremos aquí que estas noticias es-
tán consignadas con mucha mas estension en Juan de Castella-
nos, Elejías de varones ilustres de Indias, part. 1^, elejías X i XI;
en frai Pedro Simón, Noticias historiales de la. conquista de Tierra
Firme, not. III i IV, i en Oviedo i Baños, Historia de la conquista
de Venezuela, part. I, lib II, cap. II.
396 ' KSTUDIOS HISTÓRICOS
sumacion de la conquista. Alderete pasó al Perú en 1537; i
después de haber servido allí en el ejército de los Pizarros
durante la guerra civil contra Diego de Almagro el viejo,
se alistó en la hueste de Valdivia, i vino a Chile en 1540.
Hemos señalado en el estudio anterior algunos hechos
desconocidos referentes al viaje de este capitán a España
como emisario de V^aldivia. Alderete llegó a España en oc-
tubre de 1553, i en los primeros dias del año siguiente, se
presentó en Valladolid ante el príncipe don Felipe, que es-
taba encargado por su padre de la rejencia del reino. En esa
ciudad estendió un poder el H de enero de 1554 a favor de
un caballero de Sevilla para que recibiera en esa ciudad el
oro que traia de Chile i que habia rejistrado en Nombre de
Dios, así como cualesquiera otra otras partidas que en su
riombre viniesen de las Indias -. Desde entonces comenzó a
ocuparse en el desempeño de su misión.
Vamos ahora a consignar aquí ciertas noticias sobre el
resultado de las jestiones hechas por Alderete en la cor-
te, tomándolas principalmente del libro Rejistro de provi-
siones reales para Chile (1553 -1571), que se conserva iné-
dito en el archivo de Indias de Sevilla.
En virtud de las representaciones de Jerónimo de Aldere-
te acerca de la escasez i carestía de herramientas para el
laboreo de las minas en Chile, falta de jen te i otras causas,
el príncipe don Felipe, rejente del reino, dispuso por cédula
dada en Vaíladolid el 21 de febrero de 1554, i dirijida a los
- Se ha escrito en diversas ocasiones que cuando Alderete llegó
a España, el príncipe don Felipe se hallaba en Inglaterra, a donde
habia ido a celebrar su matrimonio con la reina María Tudor. De
los documentos aparece que Alderete se hallaba en Valladolid en
enero de 1554, i se sabe que Felipe no salió de allí en viaje para
Inglaterra sino en julio si<juiente. El emisario de Valdivia comenzó
a tratar los asuntos de Chile en la capital de la monarquía, Valla-
dolid; pero, según se desprende de un pasaje de Ercilla (^raí7cana,
canto XII, oc. 8 i 9), testigo de estos hechos, pasó a Londres en
la comitiva del príncipe i allí se le confirió el gobierno de Chile, cu-
yo nombramiento le dio en Valladolid la princesa doña Juana.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 397
oficiales reales, que por cinco años sólo se pagara al reí
diezmos de oro, es decir, la décima parte del oro que se sa-
case de los lavaderos, en lugar del quinto que debía pagar-
se según la lei. ''E cumplido los dichos cinco años, dice la
cédula, se pagará el noveno, e así descendiendo en cada un
año hasta llegar al quinto: pero del oro que hobiere de res-
cate e cabalgadas ^ o en otra cualquier manera desde luego
habéis de cobrar el quinto de todo ello, e si hobiere oro de
sepulturas hobeis de cobrar el cuarto."
Con autorización del presidente l^a Gasea, Valdivia ha-
bia nombrado en cada pueblo de Chile tres rejidores por
dos años i medio. EvStos encomendaron a Alderete que so-
licitase del rei confirmación a perpetuidad de dichos cargos
sin necesidad de presentarse en la corte ni de nombrar co-
misionados especiales para ello. El príncipe, por cédula es-
pedida en Valladolid el 9 de marzo de 1554, concedió a los
interesados hasta cuatro años para hacer sus jestiones;
pero se negó a acceder a lo que se le pedia.
El mismo dia 9 de marzo de 1554, el rei, a solicitud de
Alderete, mandó a estender los títulos de ciudad para los
pueblos de Valdivia, Imperial i Villarrica, i con fecha de 18
del mismo mes i año, les despachó el privilejio de armas.
El príncipe don Felipe espidió el propio dia la siguiente
real cédula sobre pago de deudas: "El príncipe. Goberna-
dor i oficiales que agora son o fueren de aquí adelante en
la provincia de Chile y otros jueces y justicia de ellas a
quienes esta mi cédula fuere mostrada. El capitán Jeróni-
mo de Alderete, en nombre de los consejos, justicias, rejido-
res, caballeros, escuderos, oficiales y homes buenos de las
cibdades y villas de dicha provincia me ha hecho relación
que a causa de ser nuevamente conquistada y poblada esa
tierra, los vecinos de ella están necesitados y adeudados, 3'
por ello les han hecho y hacen muchas molestias y ejecucio-
nes vendiéndoles sus armas, caballos, y esclavos y camas
3 Dábase por estension este nombre al despojo o presa que se
hacia en las cabalgadas, o correrías, en las tierras del enemigo.
398 ESTUDIOS HISTÓRICOS
en que duermen; y me suplicó y pidió por merced que por
ser tierra nuevamente ganada j conquistada y tan apar-
tada de los puertos por donde pasan las mercaderías y
donde se venden a subidos precios, mandasse que por las
dichas deudas no se pudiesse hacer ejecución alguna en las
dichas armas, caballos, ni esclavos, ni en casas ni en ca-
mas; por lo que vos mando que por el tiempo que nuestra
majestad y voluntad fuesse no consintáis ni deis lugar que
por las deudas que se contrajessen de aquí adelante entre
los vecinos y moradores desa dicha provincia se hagan eje-
cuciones algunas en sus personas, armas ni caballos, ni en
sus casas ni camas en que dormieren, ni en tres esclavos de
su servicio, lo cual no haced y cumplid, teniendo los dichos
vecinos otros bienes en que se pueda hacer la dicha ejecu-
ción, en las dichas sus personas, armas y caballos. Valla-
dolid, 18 de marzo de 1554."
Por otra real cédula dada en Valladolid el 9 de abril de
1554, el príncipe don Felipe atendió a otras de las necesi-
dades que le señalaba Alderete. En vista de las representa-
ciones hechas por Iñigo Lúpez de Mondragon en nombre
del consejo, justicia i rejidores de la ciudad de Concepción,
el príncipe, sabedor de cuan costosas eras las apelaciones
que aquellos vecinos hacian en todos sus litijios ante la
audiencia de Lima por no existir un tribunal análogo en
Chile, mandó para evitar gastos que los cabildos pudieran
conocer en las apelaciones de los pleitos entre españoles
siempre que el litijio recayera sobre valores que no excedie-
ren de 300 pesos de oro.
Con fecha 21 de abril del mismo año, el príncipe, después
de oir los informes de Alderete, espidió dos resoluciones.
Por una de ellas dispuso que la elección de alcaldes i rejido.
rcs de los cabildos se hiciera siempre en vecinos del mismo
pueblo. Por la otra, declaró que, sabiendo que el goberna-
dor de Chile negaba de ordinario el permiso que pedian al-
gunos vecinos encomenden s para pasar a España, manda-
ba que en adelante se les permitiese hacer viajes de tres
años cada vez que lo solicitaran, sin que por eso perdieran
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 399
SUS encomiendas i repartimientos. Pocos días después, el
10 de mayo de 1554, el príncipe, que había recibido las
cartas de Valdivia que llevó Alderete, escribió a aquél una
corta carta manifestándole su aprobación por todo lo he-
cho en la conquista de Chile, i recomendándole que emplea-
ra siempre el mismo celo en su servicio i en la difusión de
la fe e instrucción relijiosa; i que atendiera i cuidara a los
indios.
Alderete, como se sabe, llevó a España el primer oro que
allí se recibió de Chile. Ese oro sirvió para aumentar los
valiosos presentes que el príncipe don FeHpe hizo a la reina
María de Inglaterra con quien celebró matrimonio en ese
mismo año. Los historiadores refieren que el espectáculo
que mas alegró a los ciudadanos de Londres en las fiestas
que tuvieron lugar con motivo de aquel matrimonio, fué
una inmensa cantidad de barras de plata i oro que Felipe
mandó pasear por la ciudad hasta la Torre, donde debian
ser depositadas en las arcas reales *. El oro de Chile tuvo,
pues, el honor de haber figurido en aquella solemne cere-
monia.
Parece que Alderete pasó a Inglaterra en la comitiva del
príncipe, a lo menos, allí se hallaba cuando llegó a la corte
la noticia de la muerte de Pedro de Valdivia. Felipe resol-
vió en el momento afianzar la conquista de Chile, que se le
pintaba como uno de los paises riías ricos de América, dan-
do para ello el gobierno a Jerónimo de Alderete, cuyos ser
vicios i cuyo carácter eran justamente estimados. Después
de haberle manifestado su voluntad, lo despachó a España
para que allí se le estendieran sus títulos, y para que hicie-
se su aprestos de viaje.
Durante la ausencia del príncipe, tuvo la rejencia de Es-
paña su hermana doña Juana, viuda det rei de Portugal.
Esta princesa continuó entendiendo en la administración
de los negocios de América, oyendo las representaciones de
Alderete i dispensando a éste la misma confianza. En 31 de
4 Prescott, Philip II, book I, chap. IV.
400 ESTUDIOS HISTÓRICOS
marzo de 1555, doña Juana espidió dos reales cédulas con-
cernientes a ese caballero, a quien se acababa de agraciar
con la cruz de la orden de Santiago. *'Por hacer bien y mer-
ced a vos el capitán Jerónimo de Alderete, caballero de la
orden de Santiago, dice una de ellas, acatando los muchos,
buenos y leales servicios que nos habéis fecho y los que es-
peramos que nos liareis de aquí adelante, en alguna en-
mienda '"^ y remuneración de ellos, nuestra majestad y vo-
luntad es que agora y de aquí adelante para en toda vues-
tra vida seáis nuestro adelantado de la provincia de Chile,
llamada la Nueva Estremadura, etc." Por la otra, le con-
cede permiso para pasar a Chile ''llevando consigo a su
mujer ^ y llevar las mujeres que hobiere menester para su
servicio y veinte criados, llevando ante vosotros (oficiales
reales de Sevilla) información hecha en su tierra ante la
justicia della y con aprobación de la dicha justicia de
cómo los veinte criados, ni ellos ni las dichas mujeres son
délos prohibidos a pasar a aquellas provincias, y délas
señas de sus personas; y ansimismo le dejéis y consintáis
lleve consigo a la dicha provincia de Chile ocho hombres
casados, llevando consigo a sus mujeres, lo cual ansí hase
de cumplir sin que en ello le pongáis impedimento alguno".
Con la misma fecha se le concedió permiso para sacar jo-
3'as de oro i plata sin restricción alguna. Otro permiso
para traer las armas que hubiere menester para la defensa
de su persona. I por fin, otro por el cual se le eximia del
pago del derecho de almojarifazgo por el valor de 1,000
pesos de oro,
Dos meses después se despachó un nuevo título en favor
de Alderete. La princesa doña Juana por cédula dada en
Valladolid el 29 de mayo de 1555 le dio el cargo de gober-
^ Remuneración o premio.
<» No es, pues, exacto lo que se ha escrito alguna vez que Alde-
rete pasase a Chile con su esposa en 1540. Doña Esperanza de
Rueda, así se llamaba esa señora, no salió de España sino en 1555,
con muchas personas de su familia.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 401
nador de Chile, ampliando su gobernación hasta el Estre-
cho de Magallanes. Por otra cédula espedida el mismo dia,
le encargó que llegando a Chile enviase a tomar razón de
la tierra del otro lado del estrecho 7. Desde de ese dia,
Alderete comenzó a gozar de las prerrogativas i honores
de gobernador. Así se ve por otra real cédula de 31 de
marzo en que, en vista de las frecuentes solicitudes de algu-
nos conquistadores para obtener el cargo de rejidores per-
petuos en los pueblos de Chile i de las gracias que en este
sentido pensaba hacer Valdivia, la princesa pide informe a
Alderete sobre si convenia o no la perpetuidad en dichos
cargos. Por otra real cédula de 4 de abril del mismo año,
la princesa recomienda a Alderete que tome ciertas medi-
das para obtener el mejor beneficio de las minas ^.
Alderete se embarcó en San Lúcar de Barrameda el 15
de octubre de 1555, Acompañábalo su mujer, doña Espe-
ranza de Rueda, con comitiva de deudos i criados, i su her-
mano Francisco Mercado. Venia con él don Alonso de Er-
cilla, el célebre cantor de ha Araucana^ atraido por la
esperanza de ilustrar su nombre en las guerras del Nuevo
Mundo. La nave que los conducia i de que era maestre o
capitán un tal Diego Martin, formaba parte de la flota que
conducia a América a don Andrés Hurtado de Mendoza,
que acababa de ser nombrado virei del Perú.
Después de muchos dias de navegación, la flota esperi-
mentó una recia tormenta. La nave del capitán Diego Mar-
tin sufrió tales averías que se vio obligado volver a Cádiz
a repararse ^. La princesa doña Juana, que refiere este he-
7 Esta cédula, conservada en el archivo del cabildo de Santiago,
fué dada a luz por don Miguel Luis Amunátegui en los Títulos de
la República de Chile a la soberanía de la estremidad austral del
continente americano, páj. 27, Santiago, 1853.
8 Esta real cédula ha sido publicada íntegra por don Luis To-
rres DE Mendoza, en la páj. 346 del tomo VII de la Colección de
documentos inéditos del archivo de Indias, Madrid, 1867.
9 El inca Garcilaso de la Vega, en la segunda parte de sus
Comentarios reales del Pera, lib. VII, cap. III, refiere que la nave
TOMO VII 26
402 ESTUDIOS HISTÓRICOS
cho en su real cédula de 24 de noviembre de 1555 dirijida a
los oficiales reales de Tierra Firme, encargó a estos funcio-
narios que, cuando Alderete pasase por esa provincia, le
diesen 2,000 pesos de oro para ausiliarlo en su viaje e in-
demnizarlo por el valor de los gastos hechos en Cádiz.
Repuesto de este quebranto, Alderete emprendió de nue-
vo su viaje. En la provincia de Panamá, fué oportunamen-
te socorrido por el virrei, marques de Cañete, que se habia
demorado allí para atender diversos asuntos administrati-
vos. Al fin, ambos funcionarios, el virrei del Perú i el gober-
nador de Chile, se embarcaron en Panamá para seguir su
viaje al sur; pero, después de haber navegado las primeras
seis leguas, cuando se hallaba en frente de la pequeña isla
de Taboga, Alderete falleció ^o. Su muerte debió tener lugar
en los primeros dias de abril de 1556.
Después del fallecimiento de Alderete, sus deudos recu-
rrieron a la corte pidiendo gracias i favores en atención de
los servicios prestados por aquél en la conquista de Chile.
Las providencias dictadas por el rei, o mas propiamente
por la princesa doña Juana, rejente del reino, sirven para
en que navegaba Alderete se incendió en alta mar por un descuido
de una cuñada de éste, que, por mostrarse mui devota, tenia luz
encendida en su cámara para rezar, i agrega que en este incendio
perecieron muchas personas i un hijo de Alderete. En los docu-
mentos que he tenido a la vista, no he encontrado esta noticia ni
tampoco habla de ella Diego Fernández en su Historia del Perú,
que refiere el viaje de Alderete en el cap. III, libro II, parte 11. La
relación de éste, que es un escritor contemporáneo i mui bien
informado de lo que escribe, está perfectamente de acuerdo con la
real cédula de 24 de noviembre de 1555, que nos sirve de guia en
este punto, i que tampoco habla del incendio de la nave.
10 El marques de Cañete refirió al rei todos los incidentes de
este viaje y la muerte de Alderete en carta escrita en Trujillo el 25
de mayo de 1556. Desgraciadamente no he podido ver nunca esta
carta, aunque conservo copia de otras escritas por el mismo fun-
cionario, en una de las cuales, de 15 de setiembre del mismo año,
hace referencia a los mismos hechos.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 403
rectificar los errores en que han caido algunos cronistas al
hablar de los descendientes de este conquistador.
Por cédula de 29 de octubre de 1556, la princesa reco-
mienda al gobernador de Chile, cualquiera que fuese, que
atienda a Francisco Mercado, vecino i natural de Olmedo,
que pasaba a este pais con su hermano Jerónimo de Alde-
rete, fallecido en Taboga, en atención a los servicios pres-
tados por éste.
Con la misma fecha manda que los oficiales reales de
Chile paguen a la viuda de Alderete los sueldos íntegros
que correspondian a su marido hasta el dia de su muerte.
Por otra cédula de la misma fecha, la princesa autoriza
a doña Esperanza Rueda, viuda de Alderete, para que, por
no haber dejado éste hijos lejítimos, tome ella sus reparti-
mientos de indios i demás bienes. Doña Esperanza se casó
t;n Chile en segundas nupcias con un vecino de Concepción
llamado Bernabé Mejía.
Por otra cédula de 23 de marzo de 1558, la princesa re-
comienda al gobernador de Chile que ayude i favorezca con
cargos i destinos, en virtud de los servicios de su padre, a
Diego de Alderete, hijo natural del adelantado Jerónimo de
Alderete. Ese personaje, mas conocido con el nombre de
Diego Maso de Alderete, era casado con una hermana de
la mujer de Francisco de Villagran. En Chile sirvió en la
guerra; obtuvo el título de correjidor de Castro en Chiloé,
i se ilustró en una espedicion de reconocimiento que hizo
en los archipiélagos del sur (véase Marino de Luyera,
lib. III, cap. XIII).
De este hijo debia provenir la descendencia de Alderete
que a principios del siglo XYIII residia en Chiloé, según
cuenta el cronista Córdoba i Figüeroa, Historia de Chile,
lib. II, cap. XV.
En una información de servicios formada en años atrás
por don José de Villegas, vecino de Mendoza, he encon-
trado algunas noticias referentes a otro hermano de Je-
rónimo de Alderete llamado Alonso Mercado. Se dice allí
que, después de haber servido en la conquista del Perú,
404 ESTUDIOS HISTÓRICOS
pasó a Chile con Valdivia, fué poblador de la Serena, i
murió en un combate con los indios comarcanos, cuando
esa ciudad fué destruida en 1548. Una hija suya, llamada
doña Beatriz, se casó con el capitán Alonso de Reinoso,
hijo del maestre de campo del mismo nombre; i de ellos
nació doña María de Reinoso, madre de don José de Vi-
llegas.
Francisco de Villagraii.
El capitán Francisco de Villagran, que tanto figuró en
la conquista de Chile i que llegó a ser gobernador de este
pais, era un bastardo de ilustre familia nacido en la ciudad
de Astorga, en la provincia de León, por los años de 1507.
Su padre fué un caballero, comendador de la orden de San
Juan, llamado Alvaro de Sarria, apellido ilustre en Galicia
i en las otras provincias del norte de España i. Su madre
fué una señora principal, hija de un hidalgo noble, llamada
Ana de Villagran 2 . El hijo de ésta tomó el nombre de Vi.
llagran, i usó sus armas, que eran un escudo de plata con
una águila negra, rodeado con un borde jaquelado de plata
i azul. Los otros Villagranes que sirvieron en la conquista
de Chile eran sus parientes por el lado de su madre.
Sus primeros servicios en la conquista de América nos
son completamente desconocidos ^ . Se sabe sí que en 1538,
1 Véase Piferrer, Nobiliario de los reinos i señoríos de Españüy
tomo III, páj. 51 i siguiente.
2 A las razones que hemos dado en otra parte para probar que es-
te apellido debe escribirse así i no Villagra, debemos agregar aquí
que su oríjen proviene el pueblo de Villagran, en Castilla la Vieja,
como se lee en Piferrer, obra citada, tomo V, pajina 139.
3 Kn carta de PVancisco de Villagran al reí escrita en Santiago
el 12 de diciembre de 1547, en que recomienda encarecidamente a
Valdivia i pide para sí mercedes en atención a sus servicios, dice
sólo que ha servido dos años en el Perú i siete en este Nuevo Es-
tremo.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 405
después de la derrota de Almagro en la jornada de las Sa-
linas, se hallaba en el Cuzco, cuando Hernando Pizarro
confió a Pedro de Candía la conquista de la provincia de
Ambaya. Este aventurero, que habia amontonado una for-
tuda colosal, la gastó casi por completo en formar una
columna espedicionaria con que penetrar al otro lado de
los Andes. En ella dio a Francisco de Villagran el rango de
capitán.
Esa campaña fué enteramente infructuosa. Los castella-
nos pasaron en la sierra las mayores penalidades que es
posible concebir; i desesperando que la empresa pudiera
darles mejores resultados, comenzaron algunos de ellos a
hablar de un proyecto de sublevación que podria cambiar
su fortuna. Un capitán llamado Alonso de Mesa, natural
de Canarias, concibió el plan de volver al Cuzco a pretesto
de dar cuenta del resultado de la espedicion, apresar a Her-
nando Pizarro i dar libertad a Almagro, que aun permane-
cia preso, en la confianza de que al lado de éste su situación
mejoraría notablemente. Villagran entró en este proyecto,
así como algunos otros soldados i oficiales de la columna
espedicionaria. Dos de éstos, creciéndose descubiertos por
una carta que habian escrito al Cuzco, se apresuraron a
comunicarlo todo a Hernando Pizarro, denunciando al
efecto a los capitanes Mesa i Villagran, que eran los cabe-
zas del complot. La consecuencia de este denuncio fué que
Hernando acelerase la ejecución de Almagro, i que saliendo
del Cuzco a la cabeza de una columna respetable, se presen-
tase en actitud de amigo en el campo de Candia, i luego
apresase a Mesa i Villagran. El primero fué ejecutado allí
mismo después de un corto interrogatorio; i cuando se iba
a ejecutar la sentencia en el segundo, o mejor dicho la or-
den de Hernando, intercedieron por él Gonzalo Pizarro i
otros caballeros, i obtuvieron al fin que se le perdonase la
vida. Francisco de Villagran fué condenado a destierro
fuera del Cuzco, i en consecuencia, tuvo que salir a campa-
ña con el capitán Pedro Anzúres, que se dirijia a conquis-
tar las rejiones que hoi forman el territorio boliviaao.
406 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Después de un año de penosas campañas, Francisco de
Villagran, derrotado en algunos combates por los indios
chunchos de la altiplanicie, muerto de hambre i de cansan-
cio, bajaba de la sierra con algunos soldados para buscar
su salvación en las tierras bajas de Arica i Tarapacá. Aquí
encontró a principios de 1540 a Pedro de Valdivia, que a
la cabeza de un puñado de aventureros marchaba resuelta-
mente hacia Chile. Villagran se incorporó en esta hueste en
el rango de capitán. Su valor i su constancia le abrieron el
camino para llegar antes de mucho tiempo a los mas altos
puestos. Han cometido un error los historiadores de Chile
que han dicho que Villagran salió del Cuzco con Valdivia, i
que traia el título de maestre de campo o jefe de estado
mayor de la columna espedicionaria. El primer maestre de
campo de Valdivia fué Pedro Gómez, soldado oscuro, que
no adquirió en Chile una celebridad correspondiente al ran
go en que vino del Perú.
Todos los historiadores de la conquista han referido los
servicios que Villagran prestó al lado de Valdivia, i la ma-
nera cómo desempeñó el gobierno interino cuando ese jefe
pasó al Perú en 1547 ^. Cuando Valdivia volvió de ese pais,
Villagran fué enviado a él para reunir un nuevo cuerpo de
ausiliares. Los cronistas Góngorá Marmolejo (cap. VIII) i
Marino de Lotera (caps. XXIX i XXX Hb. I) han conta-
do con grande acopio de datos ios trabajos que pasó ese
4 El cronista GÓNGOK A Marmolejo {Historia de C/?/7e, cap. VIII),
refiere que durante este interinato, Villagran tuvo deseos de con-
servar en sus manos el gobierno de Chile, i que al efecto, cuando
fué enviado al Perú su deudo Pedro de Villagran, llevaba dos in-
formaciones: una en favor i otra en contra de Valdivia, con encar-
go de hacer uso de ellas según hallase el estado favorable o adver-
so de los negocios de éste. Pedro de Villagran, encontrando las
cosas bien dispuestas para Valdivia, no se atrevió a hacer uso de
la acusación que llevaba contra él. No parece infundada esta acu-
sación cuando se leen las cartas del cabildo de Santiago que lleva-
ba el mismo Pedro de Villagran, en una de las cuales se pedia a
Francisco de Villagran por gobernador de Chile. Véase el acta de
la sesión de 10 de setiembre de 1548.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 407
capitán. Se conoce también el modo como llegó a tomar el
mando de Chile después de la muerte de Valdivia, i las
ocurrencias del resto de su vida; pero talvez se juzgarán
interesantes las noticias siguientes que son ignoradas o po-
co conocidas.
«
En febrero de 1554 las ciudades de Santiago, la Serena,
Concepción, Villarrica e Imperial, acordaron dirijirse al rei
dándole cuenta de la derrota i muerte de Valdivia, i pidién-
dole se sirviese nombrar en su reemplazo a Francisco de
Villagran. Este mismo se dirijió al monarca con el propio
objeto representándole sus servicios. El ájente designado
para llevar a España estas peticiones fué Gaspar Orense,
el cual, como hemos dicho en otra parte, pereció en un
naufrajio, si bien se salvó la correspondencia que llevaba.
Desde luego, la princesa doña Juana, rejente del reino, des-
pachó el 31 de marzo de 1555 una real cédula por la cual
conferia a Villagran el título de mariscal, mandando 'aguar-
darle todas las distinciones y preminencias e informando
al príncipe don Felipe y demás magnates, infantes, prela-
dos, duques, marqueses, condes, ricos homes, maestres de
las órdenes, priores, comendadores i sub-comendadores,
alcaldes de los castillos e casas fuertes y llanas e a los de
nuestro consejo, presidentes e oidores de las nuestras au-
diencias e a los nuestros visoreyes, gobernadores, capitanes
jenerales e otros ministros." Pero el monarca dispuso que
Alderete fuese el gobernador de Chile; i por eso, el 29 de
mayo de 1555, el mismo día que firmaba el nombramiento
de éste, la prineesa^doña Juana escribió a Francisco de Vi-
llagran una carta mui lisonjera en que aprobaba su con-
ducta durante el tiempo que habia gobernado en Chile i k
ofrecia tener memoria de sus servicios para recompensar-
lo en lo que pidiera. Decíale allí mismo que, habiendo nom-
brado antes a Alderete para el gobierno de Chile, no habia
podido hacerle esta merced, pero que le enviaba el título de
mariscal. Esta misma contestación se dio a los cabildos
que habia recomendado Villagran.
La corte recordó esta promesa tres años mas tarde. Por
408 ESTUDIOS HISTÓRICOS
cédula espedida en Bruselas el 20 de diciembre de 1558, el
príncipe, coronado ya reí con el nombre de Felipe II, nom-
bró a Villagran gobernador de Chile ^
El gobierno de Villagran fué calamitoso. Los araucanos,
5 Son curiosos los dos documentos que siguen relativos a este
nombramiento:
Título de gobernador <le Chile a Francisco
de Villagran.
"Don Felipe, etc., por cuanto por fin i muerte de Pedro de
Valdivia nuestro gobernador i capitán jeneral del Nuevo Estremo
y provincias de Chile, Nos proveímos déla dicha gobernación al
adelantado don Jerónimo de Alderete, y yendo a servir el dicho
cargo falleció, y por su fallecimiento el marqués de Cañete, nuestro
visorrei de las provincias del Perú, proveyó de la dicha goberna-
ción a don García de Mendoza, su hijo, y ahora por algunas cau-
sas cumplideras a nuestro servicio enviamos a mandar al dicho
don García de Mendoza que se venga a estos reinos, y conviene
proveer de la dicha gobernación persona tal cual convenga para
el dicho cargo, por ende aceptando lo que vos el mariscal Fran-
cisco de Villagran nos habéis servido y entendido que así cumple
a nuestro servicio y buena gobernación de la dicha tierra y admi-
nistración y ejecución de la nuestra justicia en ella, tenemos por
bien que por el tiempo que nuestra merced y voluntad fuese, o
hasta tanto que por Nos otra cosa se provea; tengáis la goberna-
ción y capitanía jeneral del dicho Nuevo Estremo y provincias de
Chile, y que hagáis y tengáis la nuestra justicia civil y criminal
en todas las ciudades, villas y lugares que en las dichas provin-
cias hai pobladas y que se poblaren con los oficios de justicias
que en ellas hubiere, y por esta nuestra carta mandamos a los
nuestros consejos, justicias, rejidores, caballeros y escuderos ofi-
ciales y homes buenos de todas las ciudades, villas y lugares que
en las dichas tierras hai y hubiere y se poblare, y a los nuestros
oficiales y capitanes y veedores y otras personas que en ellas resi-
dieren, y a cada uno de ellos que luego que con ellas fueren reque-
ridos, sin otra larga ni tardanza alguna sin no mas requerir ni
consultar ni a pesar ni atender a otra carta segunda ni tercera
juicios tomen y reciban de vos el dicho mariscal Francisco de Vi-
llagran y de vuestros lugartenientes los cuales podáis poner y los
quitar i admover cada (vez) que quisiereis y por bien tuvierais
el juramento y solemnidad que en tal caso se requiere y debéis ha-
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 409
sometidos un momento por clon García Hurtado de Men-
doza, se rebelaron inmediatamente. El nuevo gobernador,
valiente sin duda como soldado, carecia de las dotes nece-
sarios para el mando superior; i en los dos años que lo
cer, el cual hánse hecho, vos halláis, recibáis por nuestro gober-
nador capitán jeneral y justicias délas dichas tierras y provin-
cias y ^os deben y consientan libremente usar 3^ ejercer los dichos
oficios y cumplir y ejecutar en nuestras justicias en ellas por vos
y por los dichos vuestros lugartenientes que en los dichos oficios
de gobernador y capitán jeneral y alguacilazgos y otros oficios a
la dicha gobernación anexos y concernientes, podáis poner y pon-
gáis los cuales podáis quitar y admover cada y cuando viereis
que a nuestro servicio y a la ejecución de nuestra justicia cumplan
y poner y subrogar otros en su lugar y oir librar y determinar
todos pleitos y causas así civiles como criminales que en las di-
chas tierras 3^^ provincias y pueblos de ellas, así entre la jente que
la fuesen a poblar como entre los naturales de ella hubieren y na-
cieren y podáis llevar y llevéis vos. Y los dichos otros alcaldes y
lugartenientes los derechos a los dichos oficios anexos y pertene-
cientes y hacer cualesquiera pesquisasen los dichos casos de dichas
premisas y todas las otras cosas a los dichos oficios anexas y
concernientes que vos vuestros tenientes en lo que a nuestro ser-
vicio y ejecución de nuestra justicia y población y gobierno de las
dichas tierras y provincias y pueblos viereis que convenga; y para
usar y ejercer los dichos oficios y cumplir y ejecutar la vuestra jus-
ticia todos sean conformes con vos, con sus personas y jentes y
os den y hagan dar todo el favor y ayuda que les pidiereis y me-
nester hubiereis, y en todo os acepten y obedezcan y cumplan
vuestros mandamientos y de vuestros lugartenientes, y que en
ello ni en parte de ello embargo ni contradicción alguna vos os
no pongan ni consientan poner, que Nos por la presente os recibi-
mos y habemos por recibido á los dichos oficios y al uso y ejercicio
de ellos y os damos poder y facultad para los usar y ejercer y
cumplir y ejecutar la nuestra justicia en las dichas tierras y pro-
vincias y en las ciudades, villas y lugares de ellas y sus términos
por vos y por vuestros lugartenientes, como dicho es, caso que
por ellos o por algunos de ellos a ellos no se hayan recibido, y por
esta nuestra carta mandamos al dicho don García de Mendoza y
otras cualesquiera personas que tienen o tuvieren las earas de la
nuestra justicia en los pueblos de las dichas tierras y provincias
que luego que vos el dicho Francisco de Villagran fueren re-
queridos os la xlen y entreguen y no usen mas de ella sin nuestra
410 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ejerció, las tropas españolas esperimentaron todo jénero
de desgracias. Sus contemporáneos le atribulan por com-
pleto la responsabilidad de estos contratiempos, i no vaci-
laron en dirijirse al rei para hacer a aquel gobernante las
mas graves acusaciones, como vamos a verlo.
licencia y especialmente so las penas en que caen e incurren las
personas privadas que usan de oficios públicos y reales para que
no tienen poder ni facultad, que Nos por la presente los suspende-
mos y habernos por suspendidos. Y otrosí que las penas pertene-
cientes a nuestra cámara y fisco en que vos y vuestros alcaldes y
lugartenientes condenareis las ejecutéis y hagáis ejecutar y dar y
entregar al dicho tesorero de Ja dicha tierra. Y otrosí es nuestra
merced que si vos el dicho mariscal Francisco de Villagran en-
tendiereis ser cumplidera a nuestro servicio y a la ejecución de la
nuestra justicia que cualesquiera personas de las que ahora están
o estuvieren de las dichas tierras y provincias salgan y no entren
mas en ellas y se vengan a presentar ante Nos que vos les podréis
mandar de nuestra parte y los hagáis de ello salir conforme a la
prgamática que sobre esto habla, dando a la persona que así de-
terminareis la causa porque la desterráis, y si os pareciere que
conviene que sea secreta dársela deis cerrada y sellada y vos por
otra parte enviareis otra tal por manera que seamos informado
de ello, pero habéis de estar advertido que cuando huVjiereis de ci-
tar a alguno no sea sin muí grave causa. Y otrosí es nuestra mer-
ced que las penas pertenecientes a nuestra cámara y fisco la ejecu-
téis y hagáis ejecutar y dar y entregar al dicho nuestro tesorero
de la dicha tierra. Y otrosí tenemos por bien ampliar y estender
la dicha gobernación de Chile de como la tenia el dicho Pedro de
Valdivia otras ciento y setenta leguas poco mas o menos que son
desde los confines de la gobernación que tenia el dicho Pedro de
Valdivia hasta el estrecho de Magallanes, no siendo en perjuicio
de los límites de otra gobernación, para que vos el dicho Fran-
cisco de Villagran y las personas y relijiosos que fuesen en vuestra
compañía podáis poblar y pueblen la dicha tierra y habitar y mo-
rar y contratar en ella persuadiendo siempre sin premio ni fuerza
a los naturales de ella que reciban nuestra fe y relijion cristiana y
se sujeten en cuanto a lo espiritual a la obediencia de la Iglesia
Romana, y en cuanto a lo temporal por la via y medios que en
cuanto ha lugar a nuestra señoría y dominio real, conservando a
los habitantes en las dichas tierras y provincias en la posesión y
señorío de todos sus bienes, derechos y acciones que justamente
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 411
Juan de Bastidas escribía al rei desde la ciudad de
Concepción, i con fecha 10 de mayo de 1563, la siguien-
te carta: "Los vasallos de Y. M. que residimos en par-
tes tan remotas y separadas del socorro y amparo de
V. M. no podemos dejar de ocurrir y dar cuenta a Y. M.
le pertenecen o pertenecieron sin les hacer ninguna opresión y
agravio conforme a la orden que tenemos dada para poblar por
mar o por tierra que os será entregada, para lo cual todo lo que
dicho es y para usar y ejercer los dichos oficios de nuestro gober-
nador y capitán jeneral de las dichas tierras y provincias de Chile
que así tenian en gobernación el dicho Pedro de Valdivia y al pre-
sente tiene el dicho don García de Mendoza, lo que así os damos
de nuevo en gobernación hasta el dicho estrecho de Magallanes y
cumplir y ejecutar la nuestra justicia en todo ello os damos poder
cumplido por esta nuestra carta con todas sus incidencias y de-
pendencias y emerjencias, anexidades y conexidades; y es nuestra
merced y mandamos que hagáis y llevéis de salario en cada un
año con los dichos oficios todo el tiempo que los tuviereis dos mil
pesos de oro de minas, lo cual mandamos a los oficiales de la di-
cha tierra que os den y paguen de las rentas y provechos que en
cualquier manera tuviéremos en ella durante el tiempo que tuvie-
rais la dicha gobernación, y no la habiendo en el dicho tiempo no
seamos obligados a cosa de ello y que tomen vuestra carta de pa-
go con la cual y con el traslado de ésta nuestra provisión signado
de escribano público mandamos que le sean recibidos y pasados
en cuenta y los unos y los otros no hagáis ni hagan ende al por
alguna manera so pena de la nuestra merced y de mil castellanos
para la nuestra cámara a cada uno que lo contrario hiciere. Dado
en Bruselas a veinte de diciembre de mil y quinientos cincuenta y
ocho.— Yo EL REL— Yo Fvancisco de Eraso, secretario de su ma-
jestad real la hice escribir por su mandado.— Librada del licen-
ciado Briviesca. — Licenciado don Juan Sarmiento, el doctor Vaz-
queZf el licenciado Villa Gómez.— V^\ Licenciado Agreda^'
Instrucciones a Villagran
Yo EL REI. - Loque vos el mariscal Francisco de Villagran nues-
tro gobernador de las provincias de Chile habéis de hacer en ser-
vicio de Dios nuestro señor y nuestro bien de aquella tierra por
virtud de los despachos que de Nos lleváis y de esta instrucción es
lo siguiente:
"Primeramente porque Nos nos tenemos siempre por obligados
4l2 ESTUDIOS HISTÓRICOS
de nuestros trabajos como a nuestro rei y señor natu-
ral para que vistos los agravios i excesos que por Fran
cisco de Villagran, gobernador de estas provincias de
Chile V sus ministros se hacen, como por los capítulos que
a dar órdenes como los naturales de aquellas provincias conozcan
a Dios nuestro señor y le sirvan y dejen la inñdelidad y error en
que han estado para que su santo nombre sea en todo el mundo
conocido y ensalzado y los dichos naturales puedan conseguir
el fruto grande de su sacratísima redención, os mando que ten-
gáis muí especial cuidado de la conversión y cristiandad de
los dichos indios y que sean bien doctrinados y enseñados en
las cosas de nuestra santa fe católica y leí evanjélica y que para
esto os informéis si hai ministros suficientes que les enseñen la di-
cha doctrina y los bauticen y administren los otros sacramentos
de la santa madre Iglesia de que tuviesen halúiidad y suficiencia
para los recibir, y si en esto hubiere falta alguna en tanto que va
prelado avisar nos habéis de ello y de que conviniere proveerse y
entre tanto vos proveeréis en ello lo que viereis que mas convenga
porque por falta de doctrina y ministro que se lo enseñen los di-
chos indios no reciban daño y perjuicio en sus ánimas y concien-
cias, lo cual haréis y empleareis con toda dilijencia y cuidado co-
mo de VOS se confia con que descargamos nuestra conciencia real
y encargamos la vuestra y para ello procurareis de llevar algunos
relijiosos de la orden de San Francisco.
"Otro sí; porque los indios naturales de aquellas provincias re
ciben mucho daño y perjuicio en sus vidas por las inmoderadas
cargas que les echan llevándolos de unas partes a otras y para re-
medio de esto conviene que se abran caminos y se hagan puentes
con viavidad para que las recuas puedan ir libremente a todas
partes. Luego como llegareis a aquella tierra daréis orden como
así se efectúe y se abran los caminos y se hagan puentes donde no
los hubieren por la orden contenida en una cédula qtie con esta
se os entregue, porque nuestra determinada voluntad es que dan-
do orden en lo susodicho por ninguna via de los dichos indios por-
que ce?en tantas muertes y daños como por esta causa les pueden
recrecer 3^ para ejecución de los susodichos veré yo otra cédula que
cerca de ello mandamos dar que también se os entregará, hacerla
cumplir y ejecutar como en ella se contiene.
"Y porque por las nuevas leyes y por nuestras cédulas y provi-
siones está mandado que se tasen los tributos que los indios han
de dar y nuestra voluntad es que lo que cerca de esto por Nos está
mandado se guarde y cumpla y ejecute terne yo cuidado de que
ESTUDIOS DIVEESOS SOBRE VALDIVIA 413
con ésta a V, M. envío se entenderá, mando proveer el re-
medio que mas al servicio de V. M. convenga. Suplico a
V. M. los mande ver por ques lo que ha pasado al pié de la
letra; y no los haber enviado antes ha sido la causa t<"-
ner cerrados Jos caminos de mar y tierra y gran cui-
dado que nadie avisasse a V. M. de lo que pasaba. In
víolos al fiscal que V. M. en el audiencia real de los reyes
tiene, con harto temor, porque al ser entendido no paga-
ría con menos que la cabeza. Pero visto que cuando Fran-
cisco de Villagran entró a gobernar esta tierra la halló muí
quieta, pacífica i rica y que agora por su causa se han des-
poblado cuatro ciudades y una casa fuerte y muerto mu-
chos españoles y naturales en la guerra y que finalmente
está mui perdida, me he atrevido a la pena que me viniere.
Nuestro señor guarde los dias de V. M., Conciption, a 10
de mayo de 1563.— /oa/i de Bastídas^\
así se haga y con la presente os mando entregar una provisión
nuestra en que se da la orden que cerca de esto se ha de tener,
proveeréis que se cumpla en todo y por todo como en ella se con-
tiene.
"Otro sí: terncis especial cuidado en guardar y cumplir los ca-
pítulos de correjidores y especialmente los que hablan y disponen
cerca de los pecados públicos y entenderéis en el castigo de ellos
con toda dilijencia y cuidado porque Dios nuestro señor será mui
servido de ello, como son blasfemos, hechiceros, alcahuetes, aman-
cebados públicos, usureros y juegos y tableros públicos y otros se-
mejantes; y en ellos pondréis la dilijencia que de vos confiamos
porque se evite tanto daño. Como veréis, por una nuestra cédula
que con esta se os entrega, se os ordena y manda que llegado a
aquellas tierras enviéis algunos navios a tomar noticia y rela-
ción de la tierra que hai de la otra parte del estrecho, terneis cui-
dado de entender y de avisarnos de las nuevas que trajeren las
personas que enviareis a ello.
"Ytem: terneis mui gran cuidado de que haya todo buen recau-
do en nuestra hacienda, quintas y diezmos a Nos pertenecientes en
aquellas provincias; y aquellos nuestros oficiales de ellas no vayan
de continuo enviando lo que hubiereis nuestro como les está man-
dado por sus instrucciones; y veréis como los dichos nuestros ofi-
ciales usan sus oficios y daréis orden como hagan lo que deben y
414 ESTUDIOS HISTÓRICOS
En el archivo de Indias, donde tomé copia de esta carta,
no hallé los documentos a que ella se refiere.
El cabildo de Cañete, en carta escrita al rei desde Con-
cepción, el 27 de agosto de 1563 (Villagran habia muerto
en julio del mismo año), le da cuenta mui sumaria del go-
bierno de don García Hurtado de Mendoza i de las ven-
tajas que alcanzó sobre los araucanos, ''de todo lo cual,
agrega, como personas a cuyo cargo estaba aquella re
pública, (Cañete), habemos informado a V. M., tomando
ánimo y atrevimiento a ello por el celo que al servicio
de V. M. siempre hemos tenido, demás que esa república
estaba fundada en la parte donde solo de ella pendia la
seguridad de este reino para que los naturales no se re-
rebelasen, porque caso puesto que todos jeneralmente da-
ban sus a\^udas, todo se venia a resumir en que en nin-
son obligados y cumplan en todo las instrucciones que les están
dadas y proveeréis como en todo nuestra hacienda sea aumentada
y que haya todos los aprovechamientos justos que ser puedan.
**Y porque somos informados que muchos de los indios de
aquellas provincias no tienen policía en su república ni saben que
cosa es, daréis orden como la tengan y que haya entre ellos quien
sepa repartir los tributos que han de dar y que se tenga caja de
ello o tres llaves donde se recojan y que tengan gobernador, alcal-
des y oficiales entre ellos^ y que se tomen cuenta a sus tiempos a
los que tuvieron cargos de recojer los tributos y que se quiten de
sus tiánguez * y mercados sus contrataciones ilícitas y usurarias
y proveáis que que no saben entre sí los unos a los otros dándoles
en todo una orden e manera de vivir.
*'Y que por un capítulo de las nuevas leyes está proveído y
mandado que no haya ni se consienta haber traspasos de pueblos
de indios ni por vía de venta, ni compra ni donación ni por otro
título ni causa ni debajo de cualquier color que sea, verlo habéis
y mandarlo habéis guardar, cumplir y ejecutar como en él se
contiene.
"En lo cual entenderéis con el cuidado y dilijencia que de vos
confiamos. Fecha en Bruselas a veinte días del mes de diciembre
de mil y quinientos y cincuenta y ocho años. —Yo el reí.— Por
mandado de su majestad Francisco de Eraso.'^
'•' Voz mejicana que significa mercado.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 415
guna parte de este reino se intentaban las cosas sino era
en esta provincia de Tucapel, como se entendia claro por
esperiencia, i para dar cuenta a Y. M. de lo sucedido
nuevamente. Entrando en el gobierno de este reino el
mariscal Francisco de Villagran por mandado de Y. M.,
los naturales de esta provincia de Tucapel, usando de su
ruin inclinación, se tornaron a rebelar de nuevo. Y llega-
do allá el gobernador con jente, después de haber estado
algunos dias en esta provincia, se salió dejando en ella
a su hijo Pedro de Yillagran y a su maestre de campo.
Duró la guerra de estos naturales un año, con muerte
de algunos españoles; y a esta sazón en la comarca de
Arauco andaban rebelados alguna parte de los naturales
de ella. Y yéndose dicho Pedro de Yillagran a la pacifica-
ción della a un fuerte donde estaban los indios, le mata-
ron con otros cuarenta españoles. Y visto por el gober-
nador Francisco de Yillagran, questaba en la casa de
Arauco, nos envió a mandar levantáramos nuestra repú-
bHca (la ciudad) y la jente que en ella estaba, y nos jun-
tásemos con él; lo cual contradijimos dándole las causas
por donde no lo debia hacer, sino que importaba mas
sustentara nuestra república; y para el efeto le envia-
mos de nuestra parte personas que le informasen. Nostan-
te todo lo cual mandó segunda vez se pusiese en efeto;
enviando recaudo para levantar por fuerza y contra nues-
tra voluntad, haciéndonos dejar nuestra cibdad, lo cual
se hizo después de haber hecho todo lo que a nos fué posi-'
ble, y éramos obligado del pleito homenaje que tenemos
hecho como súditos de Y. M., porque demás desto nos mo-
lia ver lo mucho que habia costado así a la real hacienda
como a la de particulares y muchas muertes despañoles y
estar poblada en parte mui cómoda ques llave de toda esta
gobernación, a donde por el sustento della se hablan pasa-
do grandes y excesivos trabajos y gastos por sostenerla. Y
al tiempo que por fuerza nos hacia levantar esta cibdad,
los naturales desta comárcalos traíamos cansados y do-
mados y daban ya la paz, porque con la guerra del año
416 ESTUDIOS HISTÓRICOS
anterior estaban faltos de bastimentos, y la pura necesi-
dad les traia a dar dominio, y mediante el buen trata-
miento que con ellos pensábamos tener, vinieran a conocer
cuanto mas provechoso les era estar de paz y quietos,
etc, etc." Después de referir sumariamente el alzamiento de
los indios de Arauco, la muerte de Villagran y sucesión en
el gobierno de "su hermano Ped o de Villagran," acaba por
pedir empeñosamente al rei que nombre de nuevo goberna-
dor de Chile a don García Hurtado de Mendoza.
Antonio González, vecino de Santiago, escribe el rei des-
de esta ciudad el 15 de setiembre de 1563, i le dice lo que
sigue: "Por ser vasallo de un tan alto y poderosíssimo rei
y señor y que tantas mercedes hace y ha hecho a sus'vasa-
llos, tengo atrevimiento a dar cuenta de la necesidad que
este reino al presente tiene de quien en vuestro real nombre
le gobierne y sustente porque totalmente ha venido a per-
dición dende que don García de Mendoza la dejó, y Fran-
cisco de Villagran le tomó en sí corriendo todos los estan-
tes V vecinos que en él estamos su desgraciada fortuna; y
ansí han muerto en su tiempo casi cien españoles." (Protes-
ta decir verdad i sigue) "Venga a él don Garcia de Mendo-
za porque demás de su buena fortuna y esperiencia de esta
tierra, los que en el reino vivimos le seguiremos con gran
voluntad, y este reino se restaurará e V. M. será mui ser-
vido."
Francisco de Ulloa, capitán que habia venido del Perú
en 1549 con refuerzo de tropas para Valdivia, i que en
Chile se habia ilustrado por sus servicios en la conquista,
escribia al rei lo que sigue con fecha 11 de agosto de 1563:
"Luego que el gobernador Francisco de Villagran entró en
este reino, y fué entendido por los naturales, estando en
toda la paz y quietud que lo dejó don García de Mendoza
sirviendo a sus encomenderos, como los del Perú, se comen-
zaron a convocar y juntar en sus concilios y tratar que
pues Villagran era venido, que no hubiesen (paz) porque ya
ellos sabían como peleaba y como los habia de matar a to-
dos por habelle vencido y hecho despoblar la tierra. Y an^i
ESTUDIOS MVBRSOS SOBRE VALDIVIA 417
como lo platicaron lo pusieron por obra; y una provincia
que se dice Puren hicieron principio con matar a un caba-
llero que se decia don Pedro de Avendaño con los demás
que con él estaban; lo cual sabido por el Yillagran en la
ciudad de la Serena se fué a la de Santiago a holgarse y re-
galarse en lugar de remediar con brevedad la que dello re-
sultó, pareciéndole por mejor gastar el tiempo en fiestas y
regocijos que allí tuvo, que en el campo aplacando un fuego
que se ardia. Lo que visto por los naturales la remisión
que en esto tuvo, se desvengonzaron muchos de los demás
a sus levantamientos. Sabido por el Yillagran en la cibdad
de Santiago, a do estaba con todos los soldados y vecinos
que como a nuevo gobernador le habian ido a recibir,
vino con doscientos y veinte hombres a la ciudad de Cañe-
te, que estaba fundada en el estado que es la fuerza de todo
evSte reino, que allí fundó el gobernador don García de Men-
doza para la seguridad de todo. Y a cabo de quince dias
que allí estuvo, se fué sin hacer ningún efeto ni probar otra
cosa mas que mandar por acto en el cabildo que le quita-
sen el nombre de Cañete y la llamasen de Tucapel, deján-
dola toda de guerra, como la provincia de Puren, de do se
comenzó el daño, questá a cinco o seis leguas de allí que
con tal calidad en ocho dias lo pudiera castigar, se fué a
la cibdad de los Infantes (Angol), a quien también quitó el
nombre y mandó llamar de los Confines,, ques once leguas
de allí, llevando consigo casi toda la jente, dejando para
el reparo de lo mas importante su hijo, muchacho de poca
edat y habilidad, que se dio tan buena maña que le mata-
ron parte de la jente que le quedó. Y con ver esto y que el
padre se fué a Yaldivia a unas minas que andaban buscan-
do, que don García allí descubrió, tomaron ocasión los in-
dios de poner por obra lo que allí habian platicado, y
poco a poco se fueron alzando, visto el descuido que el go-
bernador tuvo. Los vecinos de Cañete y de los Infantes y
la Concebicion le enviaron mensajeros dándole cuenta del
estado en que la tierra estaba para que viniera a poner el
remedio que convenia; y a cabo de muchos dias que fué im-
TOMO VJI 27
418 ESTUDIOS HISTÓRICOS
portunado, salió por la mar para Arauco, y por un poco
de tiempo que tuvo contrario, mudó propósito; y con solo
veinte y ocho o treinta hombres, subió a las provincias de
Ancud, arriba de la ciudad de Osorno, ques lo postrero des-
te reino, que don García pobló, a do se dio tan buena maña
con subir lo demás, porque en el punto donde paró dio con
el navio en que iba al través en un rio como el de Sevilla
donde estuvieron a punto de perderse, a do a cabo de siete
dias vinieron una noche sobre sí corta cantidad de indios
y pelearon con los que con él estaban que fué ventura no
matarlos a todos, y ansí le mataron un soldado con cier-
tos indios. Fué Dios servido escaparle. De ahí, entendido
que toda aquella comarca se ardia, mandó harto inconsi-
deradamente hacer la guerra por muchas partes, que me-
jor y con mas fuerza anduviera toda junta; y por capitán
de casi noventa hombres a su hijo; y enviólo a una provin-
cia que se dice Mareguano, a do le mataron con la mitad
delajente y muchos indios amigos, y los demás salieron
huyendo y heridos y sin armas, donde se perdió gran suma
de caballos y armas y fué causa que se perdiese este reino,
como al presente lo está si Dios no lo sustenta y V. M. no
nos envía a toda brevedad otro don García. Sabido el des-
barate de Marco Gregorio y la muerte de su hijo, luego a
la hora, envió a despoblar la cibdad de Cañete, y la des-
pobló por fuerza contra la voluntad de todos los vecinos,
y se vino a la ciudad de la Concebicion dejando en la casa
de Arauco hasta ochenta hombres; y vistos por los indios
estos malos sucesos y se haber salido el gobernador desta
casa y fuerza de a caballo; acordaron los demás de alzarse
y juntarse con los indios de guerra, y todos juntos pusie
ron tiro a la casa de Arauco, y se dieron tan buena maña
que le hiceron doce portillos y les ganaron una pieza de
artillería y mataron cuarenta españoles y tuvieron casi ga-
nada la fuerza; y al cabo de siete dias alzó el cerco, y al
cabo de quince volvieron a poner otro con mayor pujanza,
y los tuvieron cercados casi cuarenta dias, en que los pu-
sieron en el mayor aprieto que jamas se ha visto en Indias.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 419
Y al cabo deste tiempo alzaron el cerco e hicieron otras
correrías donde mataron algunos españoles y robaron
grandes haciendas y ganados. Estando la tierra en este
estado vino de los indios diaguitas Gregorio de Castañe-
da 6, a quien Villagran liabia enviado a gobernar aquellas
provincias, con nueva que había despoblado las ciudades,
la una que se llamaba Córdoba, y la otra Londres y Ca-
ñete, que don García de Mendoza habia mandado poblar e
sustentado, las cuales se despoblaron con muerte de trein-
ta hombres y de muchas mujeres y niños, y indios amigos
y del vecindario. Estando las cosas de esta manera y toda
la mayor parte de la gobernación de guerra, el Francisco de
Villagran gobernador, a los veintidós de julio murió; y por
virtud de una provisión que los comisarios que S. M. envió
al Perú le enviaron para nombrar gobernador en su testa-
mento, fué nombrado Pedro de Villagran, su jeneral, que de
presente asiste al gobierno, que porbuen principio despobló
luego la casa y fuerte de Arauco en coyuntura bien incon-
siderada, de do podria resultar harto daño, que no es poco
inconveniente sea nombrado Villagran paradla pacifica-
ción de la tierra por la enemistad que los naturales tienen
con él". üUoa termina su carta pidiendo al rei se sirva con-
siderar estos hechos para nombrar un gobernador que pon.
ga término al mal estado de Chile.
Juan Godines, capitán mui reputado en la conquista de
Chile, que habia servido en ella desde 1536, escribe al rei
desde Santiago con fecha 8 de setiembre de 1563 lo que
sigue 7: ''Tomo este atrevimiento confiado se me ha de dar
crédito por ser caballero natural de Ubeda, y haber venido
con el adelantado don Diego de Almagro y haber servido
en la pacificación del Perú cuando se alzó el inga y haber-
6 Testigo, como se recordará, en el proceso de Valdivia.
7 Esta carta, como se ve, contiene noticias biográficas del ca-
pitán Juan Godines.
Bste conquistador vivia aun en 1597. Su nombre aparece en-
tonces entre los encomenderos de Santiago que hicieron un valioso
donativo para sostener la guerra.
420 ESTUDIOS HISTÓRICOS
me hallado v servido en dos batallas en vuestro real servi-
cio, haber descubierto la gobernación de los Mojos con un
capitán llamado Pedro de Candia, y salir perdido, y descu-
brir los Juries con Diego de Rojas, haber venido con Pedro
de Valdivia a poblar y conquistar esta tierra, por el gran
trabajo que he pasado viendo que este reino está en punto
de perderse si V. A. con brevedad no envia quien dé "con-
tento a los vasallos que vivimos en esta tierra. Cuando
vino don Garcia Hurtado de Mendoza estaba la tierra toda
de guerra: cuatro ciudades pobladas, todo lo mas rebelado.
Con buen recaudo i ventura conquistó y pobló la Concebí-
cion y Confines, y Tucapel, la Villarrica y Osorno. Y ansí
estaba tan asentado el reino que una mujer lo andaba todo
por ser bien quisto don Garcia i mirar por el bien de los na-
turales; y ansi vino en compañía de don Garcia Hurtado de
Mendoza vuestro oidor Hernando de Santillan, que puso
orden en la tierra para bien de los naturales, donde vos ha
resultado un gran bien por la orden que dio, y ansí viven en
policía; y todo se atribuye a la obra de vuestro gobernador,
por que su vida y fama y ejemplo fué de relijioso. Sintió la
tierra lo que perdió, y ansi ha ido y vá consumiéndose y
acabándose vuestros vasallos. Ha dos años que no tenemos
otro oficio sino rogar por muertos. Aun a vuestra corona
real aumentó don Garcia Hurtado de Mendoza, que él po-
bló la ciudad de Cuyo, y en los Juries cuatro pueblos. Ten.
go por cierto hubiera descubierto otro nuevo reino por es-
tar esta tierra cerca del estrecho y haber gran noticia por
mar y por tierra. Y ansí digo y aviso a V. A. mande a don
Garcia que os venga a servir y reparar esta tierra por es-
tar bien con él los naturales." Después de repetir el estado
de pobreza i de necesidad en que se halla Chile, i creyendo
que talvez no pudiese volver don Garcia Hurtado de Men-
doza, Juan Godines recomienda a Hernando de Santillan.
*'Es buen cristiano, dice, celoso en vuestro real servicio,
padre de los naturales j recto juez. Ninguno puede venir
que haga lo que él, habiendo en qué serviros."
En una carta escrita al rei por los oficiales reales de San-
KSTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 421
tiago con fecha 3 de setiembre de 1564, se encuentran las
noticias siguientes sobre el estado de pobreza en que quedó
la familia de Villagran. ''Por lo que respecta a los cinco
mili pesos del gobernador Francisco de Villagran, él quedó
tan pobre que quedó a deber mas de ciento cincuenta mili
pesos a particulares, y su mujer padece mucha necesidad;
y unos pocos bienes que quedaron se hizo ejecución en ellos
por parte de V. A. por dos mili pesos; y ha habido otras
personas que se han opuesto a ella y pretenden tener mejor
derecho. Sigúese la justicia."
Los deudos de Villagran que vinieron a Chile son los si
guientes: Doña Cándida Montesa, su esposa, que pasó a
América en 1559, i que vino a Chile en 1561, cuando su
marido llegó a este pais con el nombramiento real de go-
bernador. Esta señora trajo consigo a su hijo Pedro de Vi-
llagran, joven inesperto, a quien el gobernador dio impru-
dentemente mando de tropa, i que murió en el combate de
la cuesta de Mariguenu. En algunos documentos he encon-
trado referencia de un Alvaro de Villagran, que parece ser
hijo segundo del gobernador.
El otro Pedro de Villagran, que reemplazó a Francisco
€n el gobierno de Chile, era primo suyo (algunos dicen her-
mano), nacido en Colmenar de Arenas, en la provincia de
Salamanca, donde su padre, hombre bien nacido i de respe-
to, según dice un antiguo cronista, desempeñaba el oficio
de escribano. Este Pedro de Villagran pasó a Chile con
Valdivia, desempeñó varios cargos públicos; i siendo miem-
bro del cabildo de Santiago, fué enviado al Perú como fe-
presentante de esta corporación. De vuelta a este pais, sir-
vió a las órdenes de Valdivia, que le hizo capitán de la ciu-
dad de la Imperial. Durante el gobierno de don García
Hurtado de Mendoza, Pedro de Villagran se retiró al Perú,
i se casó en el Cuzco con una señora rica llamada doña
Beatriz de San tillan. Cuando su primo fué nombrado go-
bernador de Chile, volvió con él a este pais, sirvió de nue-
vo en la guerra de Arauco, i quedó por fin gobernando in-
terinamente en 1563. Los antio^uos cronistas han referido
422 ESTUDIOS HISTÓRICOS
muí estensamente la historia de su administración i el tris-
te fin que tuvo su gobierno.
Gabriel de Villagran, que sirvió mucho tiempo en la gue-
rra de Chile, i que como capitán adquirió en ella cierto re-
nombre, era tio materno del gobernador, i salió con éste
del Perú en 1550.
Juan Bautista Pastene.
El capitán Juan Bautista Pastene, que sirvió tan eficaz-
mente a la conquista de Chile i que se ilustró por algunos
descubrimientos jeográficos en nuestra costa, era jenoves
de nacimiento. Ni en los documentos que he compulsado,
ni en las crónicas de la conquista he hallado noticia algu-
na relativa a los primeros años de su vida. El padre Alon-
so de OvALLE, que, como veremos mas adelante, era bis-
nieto de Pastene, dice sólo de una antiquísima e ilustre
familia de Jénova, estinguida a la época en que escribió,
pero en cuyos archivos se veia que muchos de sus antepa-
sados no sólo estaban inscritos en los hbros de la nobleza
sino entre los senadores i ancianos (Histórica relación del
reino de Chile, libro V, cap. IX).
A falta de noticias mas circunstanciadas, vamos a pu-
blicar dos antiguos documentos inéditos que conservamos
en nuestro poder. Es el primero la autorización que dio
Vaca de Castro a Pastene para venir a Chile. Hela aquí:
*'E1 licenciado Cristóbal Vaca de Castro, caballero de la
orden de Santiago, del consejo de SS. MM., gobernador e
capitán jeneral en estos reinos e provincias de la Nueva
Castilla y Nuevo Reino de Toledo llamado Perú, por S. M.
Por cuanto es público e notorio e parece por ciertas cartas
y despachos que me han venido de España, el rei de Fran-
cia continuando su dañada ambición y ánimo de querer
usurpar a S. M. del emperador e rei don Carlos, mi señor,
sus reinos y señorías habiéndoles hecho muchos y señala-
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 423
dos beneficios ansí el tiempo que estuvo preso en su poder
como después, por conservar con él la paz, la cual S. M.
como cristianísimo principal siempre la ha procurado y de-
seado por el daño que de lo contrario venia a toda la cris
tiandad yunque por el dicho rei de Francia han sido pues-
tos muchos estorbos, porel caudal, las jornadas y empresas
que S. M. ha tomado en servicio de Dios y acrecentamiento
de su santa fé católica, agora con mui gran invidia y mal-
dad, e por que S. M. no pudiese seguir tan sanctas y justas
empresas como ha tenido, sin causa alguna ha levantado
la tregua e paz que entre S. M. y él se asentaron en justi-
cia. Y con diabólico pensamiento de querer destruir la cris
tiandad por mar e por tierra e por las partes de Perpiñan
e Italia y Flandes; y el delfín y otros sus capitanes tenian
juntos mui gruesos ejércitos e mui juntos de los que S. M.
tiene juntos para la defensa de sus reinos, para romper y
dar batalla, para lo cual vaiestá S. M. en persona y todos
los grandes y caballeros de sus reinos. Ademas de todo el
dicho rei de Francia, como miembro apartado de nuestra
relijion cristiana, visto que sus fuerzas no bastan para tan
malos e inicos deseos, se ha confederado con el pésimo tur-
co, enemigo de nuestra santa fé catóHca, para le dar entra-
da por sus reinos en la cristiandad; lo cual es tan pésimo y
dañado pensamiento cuanto es notorio; aunque se ha de
tener mui firme la confianza que Dios nuestro señor por su
misericordia y por cobrar el daño que al universo de la
cristiandad podria suceder de tan malvados pensamientos,
y como en cosa en que tanta razón e justicia hai será servi-
do de dar victoria a S. M. de tan tiranos e malvados ene-
migos con tan santa e justa empresa como defiende.
Entretanto que dura la guerra y se sabe del a victoria que
Dios será servido de dar a S. M., e por que podria suceder
de querer venir a usurpar o dañificar estas provincias e
reinos aun con ayuda de nuestro señor le saldria tan en
blanco como hasta aquí todos sus vanos pensamientos. Al
servicio de Dios y de S. M. y bien de estas provincias coi-
viene prevenir y probar a los daños, males e inconvenien-
424 ESTUDIOS HISTÓRICOS
tes que de ello podrían suceder evenir. Y conviene que haya
toda guarda e buen recabdo en estas provincias. Yo tengo
mandado e probado quen todas estas provincias haya buen
recabdo y estén apercibidos, e tengan armas y caballos e
ansí mismo que un navio va^^a a las provincias de Chile,
donde está poblando e conquistando el capitán Pedro de
Valdivia, mi lugar theniente dellas, a le dar avisso de todo
lo susodicho, e a llevar socorro de armas y municiones, pa-
ra que si por el estrecho viniesen algunos navios de france-
ses o contrarios, estén sobre aviso e no les tomen desaper-
cibidos, e ansi mesmo para que traigan el oro e la plata
quen las dichas provincias hobiere perteneciente a S. M. y
lo que mas se pudiere haber, para que con lo que hobiere en
estas provincias se envié a S. M. para socorro e aj^uda de
los mui grandes gastos quen la dicha guerra hace. E por-
que lo susodicho haga mejor efeto conviene que una per-
sona que sea servidor de S. M., hábil y despiriencia, vaya
por capitán del dicho navio, para que con la persona que
yo enviare se le entregue el oro e la plata que ansi hobiere
perteneciente a S. M. e que ande la costa desde la ciudad
de Arequipa a la dicha provincia de Chile, e sea ansimismo
capitán de los navios que hai e hobiere en la dicha costa.
E confiando de vos Joan Baptista Pastene que sois tal per-
sona que bien e fiel y lealmente guardareis el servicio de S.
M. e haréis todo lo que por mí en su nombre vos fuere
mandado; por la presente, en nombre de S. M. vos elijo y
nombro capitán del dicho navio y de los mas que hobieren
ahí o fueren a las dichas provincias de Chile, e para que co
mo tal capitán vais allí para el efecto susodicho, e visitéis
c guardéis la costa en los límites susodichos, e vos doi po-
der e facultad cumplida para que podáis usar y ejercer el
dicho oficio de cargo de capitán e todas las otras cosas e
casos anexos e pertenecientes. E mando a los maestres e
contramaestres, pilotos y marineros del dicho navio en que
vos ansi fueredes y de los que hubieren ido y fueren a las
dichas provincias, e a otra cualesquiera personas que en los
dichos navios fueren, que vos hayan y tengan por capitán
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 425
de ellas e usen con vos el dicho oficio e cargo en todas las
cosas e casos a él anexos y conexos, y que os obedezcan y
cumplan vuestros mandamientos so las penas que les pu-
siéredes o enviardes a poner, las cuales yo les pongo y he
por puestas, e las podáis ejecutar en los rebeldes e inobe-
dientes fueren,, y en sus bienes; e que vos guarden y hagan
guardar todas las preminencias, libertades y distinciones
que por razón del dicho cargo debáis haber y usar. E que
en ello ni dentro dello embargo ni contrario alguno vos
non proponga ni consienta poner. E yo por la presente vos
relevo y hice por recibido al uso y ejercicio del dicho oficio,
e vos doi poder cumplido para lo usar y ejercer con todas
sus incidencias y dependencias, anexidades e conexidades;
lo cuales mando que ansi hagan e cumplan so pena de des-
tierro perpetuo de todos estos reinos eperdimento de todos
sus bienes para la cámara y fisco de S. M,; en la cual pena
doi condenado a cada uno que lo contrario hiciere. Fecha
en la ciudad del Cuzco a diez dias del mes de abril de mili
quinientos e cuarenta y tres años. — El licenciado Vaca de
Castro. ^^
El otro documento es el título de encomienda dado por
Pedro de Valdivia al capitán Juan Bautista Pastene, pieza
desconocida que contiene una reseña de los servicios presta-
dos en la conquista de Chile por ese capitán i puede servir
de muestra de los documentos de esta clase. Es como sigue:
"Don Pedro de Valdivia i, gobernador y capitán jeneral
por S. M. en esta gobernación de la Nueva Estremadura."
Por cuanto vos el capitán Juan Bautista Pastene, mi te-
niente jeneral en la mar vinistes la socorro de estas pro-
vincias siete años há con un navio vuestro en el cual trajis-
tes armas y otras mercaderías necesarias para la guerra, y
sustentación de los vasallos de S. M., y llegado a esta ciu-
dad de Santiago os ofrecistes de me servir en su cesáreo
1 Valdivia comenzó a darse el título de don desde su vuelta
del Perií en 1549, cuando tenia su nombramiento de gobernador
d€ Chile confirmado por el presidente La Gasea.
426 ESTUDIOS HISTÓRICOS
nombre en todo aquello que os mandase, y por vuestra
buena fama y haber servido a S. M. muchos años en la pro-
vincia del Perú y mar del sur bajo la comisión del marques
don Francisco Pizarro, de buena memoria, y del goberna-
dor Vaca de Castro, y por vuestra prudencia, práctica i es-
periencia que teniades de las cosas de la mar, os hice mi
theniente jeneral en ella y en nombre de S. M. y mió y os
envié con mi poder a descubrir por esta costa del sur hacia
el estrecho de Magallanes y descubristes los límites que me
están señalados por S. M. de gobernación que es hasta el
paraje que yo os mandé y di comisión que navegasedes 2 y
me trajistes lenguas por donde me informé de la tierra que
liabia, y de vuelta que volvistes del dicho descubrimiento
os envié a las provincias del Perú a traer jen te y armas y
cosas necesarias para la guerra y entretenimiento de la vi-
da para ir a poblar adelante; y llegado a ellas vistes como
Gonzalo Pizarro estaba rebelado contra el servicio de S.
M. y oistes que habia muerto el visorei Blasco Núñez Vela
y diste la vuelta por convenir tanto al servicio de S. M. y
pacificación de estas provincias que yo estuviese advertido.
Y por lo efectuar así, pasastes grande trabajos y riesgo de
vuestra persona y heciste mui crecidos gastos. Y como me
distes la nueva, me partí a la hora por servir a S. M. para
el reducir el Perú a su servicio y destruir a los rebelados. Y
en tanto que yo fui os dejé así mismo por mi theniente je-
neral en la mar; y después de vuelto os torné a confirmar
el oficio de ser en vuestra persona mui bien empleado y ha-
ber mui servido a S. M. y a mí en su nombre en él con el
autoridad que se requiere, y me habéis siempre dado mui
buena cuenta, y sé que la daréis en lo porvenir de todo
aquello que de parte de S. M. os encargue y mandare. Y en
2 Como se recordará, el límite fijado a la gobernación de Valdi-
via por La Gasea era el grado 41.
El conquistador de Chile, que aspiraba a gobernar hasta el
estrecho de Magallanes, empleaba los subterfujios que se ven en
el testo de esta escritura para no revelar la limitación de sus po-
deres.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 427
la sustentación de esta ciudad j provincia habéis hecho lo
que sois obligado sustentando vuestra persona y casa con
aquella honra y autoridad que la suelen sustentar las per-
sonas nobles y de honra como vos lo sois, teniendo armas
y caballos, e allegando a ella los vasallos de S. M. y ani-
mándolos a que se empleen en su cesáreo servicio como
buenos y leales. Y demás y allende por mas servir a S. M.
os habéis casado y avecindado en esta tierra y deseáis la
perpetuación de ella, y sois mui buen republicano y mui
cuidadoso en las cosas de la guerra, así a las tocantes a la
tierra como en el mar, e sois persona que podéis mucho ser-
vir en ellas a S. M. por vuestra gran dilijencia, prática y
esperiencia. Y todo aquello que por mí os ha sido encarga-
do y mandado tocante a su cesáreo servicio, como tan celoso
que soi del, lo habéis hecho con toda voluntad, fidelidad y
obras como mui leal subdito y vasallo suyo. Por tanto, y
hasta que S. M. o yo en su nombre os dé la parte en esta
gobernación que merecen vuestros servicios, en parte de
remuneración dellos y hasta que su real voluntad sea, por
la presente de nuevo y por virtud del poder que de S. M.
como su gobernador y capitán jeneral en esta gobernación
por sus reales provisiones para ello tengo, confirmo y de
nuevo encomiendo en vos el dicho capitán Juan Bautista
Pastene los caciques con sus indios que aquí irán espresa-
dos, los cuales tenia depositados en vuestra persona y con-
firmé por el removimiento que hice de vecinos en CvSta dicha
ciudad a once de julio de quinientos y cuarenta y seis, y de-
posité a cinco de noviembre de quinientos y cuarenta y sie-
te, que son el cacique llamado Maluenpangue y sus herede-
ros con todos sus indios y principales sujetos que tienen su
asiento en los promaucaes y se llaman Taguataguas, y
el cacique llamado Joan Darongo con todos sus principales
indios y sujetos que tienen su tierra y asiento en este valle de
Mapocho, a la sierra de esta y la del rio Maipo, con tanto
que no tengáis derecho ninguno a cacique ni principal ni a
sus indios que estuviere nombrado en cédula de otro vecino,
entiéndese de las que mandé dar cuando el removimiento se
428 ESTUDIOS HISTÓRICOS
hizo, aunque parezca ser sujeto a alguno de estos caciques
vuestros. Los cuales dichos caciques y principales con to-
dos sus indios y sujetos los encomiendo en nombre de S. M.
para que os sirváis dellos conforme a los mandamientos y
ordenanzas reales con tanto que seáis obligado a tener
armas y caballo, y aderezar los caminos y puentes reales
que cayeren en los términos de los dichos vuestros caciques
e indios o cerca dellos, donde os fuere mandado por la
justicia o cupiere en suerte e a dejar a los caciques princi-
p:des sus mujeres e hijos \^ los otros indios de su servicio, y
a dotrinarlos en las cosas de nuestra santa fé católica; e
habiendo relijiosos en la ciudad, traer ante ellos los hijos
de los caciques para que sean ansi mismo instruidos en las
cosas de nuestra relijion cristiana. E si ansi no lo hiciéredes,
cargue sobre vuestra persona o conciencia y no sobre la de
S. M. ni mia que en su real nombre vos los encomiendo. Y
mando a todas y cualesquier justicia de esta ciudad de
Santiago y su i términos que luego como esta mi cédula les
fuere mostrada, os metan en la posesión de los dichos
caciques, principales e indios, e os amparen en la que hasta
aqui teníades y en el derecho e propiedad dellos so pena de
dos mili pesos de oro aplicados para la cámara y fisco de
S. M. En fé de lo cual os mandé dar la presente firmada
de mi nombre v refrendada por Juan de Cárdena, escribano
mayor del juzgado por S. M. En esta mi gobernación que
fué fecha en esta dicha ciudad de Santiago del Nuevo Estre-
mo a primero del mes de agosto de mili y quinientos y
cuarenta y nueve años. — Pedro de Valdivia. — Por mandado
del señor gobernador, /iía/2 de Cárdena.
"En la ciudad de Santiago del Nuevo Estremo, destas
provincias de la Nueva Estremadura, miércoles trece dias
del mes de noviembre, año de mili e quinientos cuarenta
y nueve años, ante el magnífico señor Joan Fernandez
Alderete, alcalde ordinario por S. M. y en presencia de mí
el escribano publico y de cabildo yuso escripto, el capitán
Joan Bautista de Pastene, vecino desta dicha ciudad, pre-
sentó la cédula de encomienda de indios en esta escritura
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 429
presente contenida, firmada del nombre del muí ilustre se-
ñor don Pedro de Valdivia, gobernador, e refrendada de
Joan de Cárdena, por virtud de la cual pidió al dicho señor
alcalde le mandase dar y diesse la posesión de los caciques
e indios e principales en ella contenidos; e para la tomar
trajo allí de presente un hijo de Joan Darongo, cacique
contenido en la dicha cédula, por nombre Navi, heredero
que dijo ser del dicho Joan Darongo, y otro indio principal
de los Taguataguas, por nombre Putalaoquen, heredero
que dijo ser de Maluenpangue, señor de los indios Tagua-
taguas, los cuales siendo preguntados por lengua de Anto-
nio, indio natural desta tierra, con quien se entendian,
dijeron ser los aquí contenidos, y nombrarse asi. E por el
dicho señor alcalde, vista la dicha cédula y lo en ella conte-
nido, dijo que le daba y dio la posesión de los dichos caci-
ques, principales e indios y en todos los demás contenidos
en la dicha cédula en los susodichos al dicho capitán Joan
Bautista de Pastene, según y de la forma y manera que los
tiene encomendados, la cual dicha posesión le fué dada, v
él tomó real actual, vel casi, y conforme a derecho y en
señal de posesión los tomó a los dichos indios por las ma-
nos y los mandó ir a su posada. E lo pidió así por testimo-
nio, a lo cual fueron presentes por testigos Diego Patino y
Pedro Llanos y Alonso Hidalgo, estantes en esta dicha
cibdad; y el dicho señor alcalde lo firmó aquí de su nombre.
Juan Fernandez Alderete. — E yo Luis deCartajena, escriba-
no público y del cabildo de esta ciudad de Santiago del
Nuevo Estremo, que fui presente en uno con dichos testigos
a lo que dicho es, a ver dar y tomar esta dicha posesión, lo
escrebí según ante mí pasó, e por ende fice aquí este mió
signo que es a tal (lugar del signo del escribano) en testi-
monio de verdad. Luis de Cartajena, escribano público y
de cabildo."
Conservo ademas en mi poder otro documento mucho
menos importante relativo a este personaje. Es una breve
carta de la audiencia de Lima, escrita en 15 de febrero de
1556. Hela aquí:
430 ESTUDIOS HISTÓRICOS
''Capitán Joan Bautista de Pastene, vecino de la ciudad
de Santiago. Por cartas vuestras y particulares se ha en-
tendido el buen celo y cuidado con que habéis servido en lo
que se ha ofrecido siempre a S. M. Encárgaseos que lo con-
tinuéis en lo demás que se ofreciere como de vuestra perso-
na se confia. De los Re^^es a quince de febrero de mili y
quinientos v cincuenta y seis años.- El doctor Bravo de
Snravia. — El licenciado Fernando de Santillan. — El licen-
ciado Altamirano. — El licenciado Mercado de PcñaJosa. —
Por mandato de estos señores oidores, Pedro de Aven-
daño.''
He tenido a la vista una estensa información de servi-
cios levantada en Santiago en 1593, i renovada algunos
años mas tarde por el licenciado Francisco Pastene, para
obtener de la corte una plaza de oidor u otro puesto judi-
cial. En esta información, en que declaran los hombres mas
importantes de la colonia, como el mariscal Martin Ruiz
de Gamboa, el capitán Nicolás de Quiroga, el capitán Gas-
par de la Barrera, el capitán Juan de Ahumada, el capitán
Alonso Alvarez de Berrios, los provinciales de las órdenes
relijiosas i en entre ellos el padre rector del colejio máximo
de jesuitas, Luis de Valdivia, aparecen certificados con nu-
merosos testimonios los servicios del capitán Juan Bautis-
ta Pastene, padre del solicitante, que son. los mismos indi-
cados en la cédula de encomienda dada por Pedro de Val-
divia. De esta información resultan los hechos siguientes:
El capitán Juan Bautista de Pastene se casó en Santiago
al poco tiempo de haber llegado a este pais; pero tanto el
solicitante como los testigos que hizo examinar i los docu-
mentos que presentó guardan el mas estudiado silencio
sobre el nombre de su esposa. * ¿Seria ésta una espa-
* El señor Barros Arana ha consignado la siguiente adverten-
cia acerca de este particular, al final de sus Estudios sobre Pedro
de Valdivia y sus compañeros:
"En la pajina 365 (de la edición de 1874) de este libro hemos di-
cho que en el espediente seguido por el licenciado Francisco Paste-
ne para probar la nobleza dé su familia i los servicios suyos, de su
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 431
ñola de oríjen oscuro? ¿Seria una mujer de la raza indí-
jena? El silencio observado en la información nos induce a
creer como probable cualquiera de estas dos hipótesis.
El capitán Juan Bautista Pastene tuvo de lejítimo ma-
trimonio cinco hijos cuyas condiciones i servicios están
estensamente^splicados en la información. El mayor de
ellos era el capitán Tomas de Pastene, que abrazó mui joven
el servicio militar (mas o menos por el año de 1563); el
segundo fué el capitán Pedro de Pastene, militar también
desde el año de 1576 (mas o menos) i correjidor de la ciu-
dad de Villarrica; el tercero, Juan Pastene, se hizo relijioso
de San Francisco, i en 1593 era guardián del convento de
Valdivia; el cuarto fué el licenciado don Francisco de Pas-
tene, nacido en Santiago el año de 1556, que hizo sus estu-
dias en Lima hasta obtener el título de abogado en 1588;
que, siendo clérigo de órdenes menores, fué provisor del
obispado de Santiago por nombramiento del obispo don
frai Diego de Medellin; que, desempeñando este cargo, salió
a la cabeza de todos los clérigos de esta ciudad a repeler la
invasión del corsario ingles Cavendish, que habia desem-
barcado en el puerto de Quintero; que, habiendo abando-
nado la carrera sacerdotal, se casó con doña Catahna
Justiniano, en quien tuvo varios hijos que se distinguieron
en la carrera de las armas; que fué alcalde ordinario de esta
ciudad i teniente de correjidor de ella, en cuyo cargo previ-
no una rebelión de los indíjenas; que habiendo pasado el
padre i de sus hermanos, no se nombra ni una sola vez a su ma-
dre, la esposa del almirante Pastene. Esta omisión, sumamente
rara en los documentos de esta clase, es incomprensible. Después
de escrita e impresa esa pajina, he podido saber por otros papeles
que la esposa de Juan Bautista Pastene se apellidaba Balcázal,
que pertenecia a una familia española establecida en Canarias, que
pasó del Perú a Chile en 1543, en el mismo buque que mandaba
Juan Bautista, i que en este pais se caí;ó mui poco tiempo después
de su arribo. Así se comprende que el hijo mayor de este matri-
monio, Tomas Pastene, sirviese en la guerra contra los araucanos
el año de 1563. n
432 ESTUDIOS HISTÓRICOS
licenciado Vizcarra a desempeñar el cargo de gobernador
por muerte de don Martin García Oñez de Loyola, el lícen»
ciado Pastene desempeñó interinamente el destino de te-
niente jeneral, o juez superior de la colonia; i por último,
que después de la fundación de la real audiencia de Chile,
sirvió por algún tiempo el cargo fiscal i luego el de juez ma-
yor del juzgado de bienes de difuntos. El otro hijo de Juan
Bautista Pastene fué una señora que casó con don Diego
de Morales, vecino de la ciudad de la Serena, la cual habia
ya fallecido en 1593.
Esta simple enumeración revela que no es exacto que
don Francisco Rodríguez del Manzano i Ovalle, padre del
historiador Alonso de Ovalle, se hubiera casado, como se
ha escrito muchas veces, con una hija de Juan Bautista
Pastene. La madre del historiador Ovalle no era hija sino
nieta de ese capitán, probablemente hija del capitán Tomas
Pastene.
Rodrigo de Qniroga.
Sobre la biografía de este personaje hemos dado algunas
noticias en el estudio titulado Inés Suárez i doña Marina
Ortiz de Gaete. Aquí vamos sólo a reunir algunos datos, en
su ma\'or parte desconocidos hasta ahora.
Rodrigo de Quiroga nació en Sober, pequeña villa de Ga-
licia. Eran sus padres Hernando de Camba i María López
de Sober. Tomó sin duda el apellido de Quiroga de algún
pariente suyo. Mui joven aun pasó a América, i llegó al
Perú, según parece, en 1536. Allí entró a servir en una com-
pañía de setenta jinetes que bajo el mando de Pedro de
Lerma hizo salir de Lima Francisco Pizarro, para auxiliar
el Cuzco, sitiado entonces por el inca Manco, o mas bien
para combatir un ejército peruano que este jefe habia he-
cho marchar contra aquella ciudad. En el ejército de los
Pizarros sirvió durante toda a guerra civil contra Alma-
gro; i después de la batalla de las Salinas, fué incorporado
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 433
en la columna del capitán Pedro de Candía en su penosa
espedicion a la sierra que poblaban los indios. chunchos.
Hizo una nueva campaña a las rejiones de los Charcas con
el capitán Pedro de Anzures, a quien acompañó en la fun-
dación de la ciudad de la Plata; i bajo las órdenes del capi-
tán Diego de Rojas, hizo una escursion para penetrar en la
tierra de los chunchos i mojos. De vuelta de estas correrías,
i habiendo sufrido algunos descalabros, Quiroga bajaba a
Atacama cuando encontró allí las fuerzas espedicionarias
que venian a Chile con Pedro de Valdivia en 1540. Juntóse
a ellas; i al lado de este jefe, hizo la carrera que lo elevó
mas tarde a los mas altos puestos i que le ha asegurado
un lugar en la historia.
No es esta la ocasión de referir los hechos concernientes
a la vida de Quiroga durante el tiempo que sirvió en Chile
i que ocupó el gobierno de este pais. Sus cartas al rei i al-
gunos otros documentos inéditos que tenemos a la vista,
nos permitirian rectificar las equivocaciones en que ha in-
currido la jeneralidad de los historiadores; pero esto mismo
nos llevaria demasiado lejos del objeto que tienen estos
apuntes. Daremos si algunas noticias sobre los parientes
que Rodrigo de Quiroga tuvo en Chile.
En otro estudio hemos hablado de su hija doña Isabel i
de su sobrino, el capitán Rodrigo de Quiroga, muerto por
unos soldados españoles en 1579. En un papel anónimo,
de 1579, remitido al virrei del Perú i conservado en el ar-
chivo de Indias con el título de Memoria de lo que el go-
bernador Rodrigo de Quiroga ha dado de provechos de la
tierra i a quien lo ha dado, se acusa a este mandatario de]
mas escandaloso favoritismo, porque, según dice, repartía
los indios entre sus deudos i parciales mas adictos, jente
baja en lo jeneral i que no había servido en la guerra. ''Lue-
go como entró (al gobierno) dio a su sobrino don Bernar-
do mili indios en la Imperial, por dejación de doña Espe-
ranza, mujer de sesenta años, y acabada su vida quedaban
vacos. A Pablo Benito, un mercader recien llegado de Es-
paña, otro repartimiento que es de la propia doña Espe-
TOMO VII ^^
434 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ranza, y los casó con dos nietas suyas, habiendo sido muí
importunado de soldados que han servido al rei y hijosdal-
go los hiciese en ellos en pagos de sus servicios, y no quiso;
y los dichos no vieron jamas guerra."
A pesar de estas acusaciones i de la noticia consigna-
da alguna vez. de que Quiro^a trataba a sus indios con
una gran crueldad, este conquistador goza en la historia
de una de las reputaciones mas envidiables entre sus com-
pañeros. Se le pinta de ordinario modesto, prudente, vale-
roso i justiciero.
Francisco de A guirre.
El capitán Francisco de Aguirre era entre los compañe-
ros de Valdivia uno de los que con mas Icjítimos títulos
podia blasonar de la nobleza de su cuna, porque en reali-
dad era hijo de un hidalgo de Talavera de la Reina, en
Castilla la Nueva. Su familia poseia allí algunas comodi-
dades, de manera que Aguirre no salió de su casa, como
tantos otros aventureros, obligado por la pobreza, sino
inducido por el pensamiento de adquirirse un nombre en el
Nuevo Mundo.
Se ha escrito alguna vez que Francisco de Aguirre co-
menzó su carrera militar en las guerras de Italia. En los
documentos que he podido consultar no encuentro confir-
mada esta noticia. Consta sí, que pasó al Perú en 1533, i
que sirvió en la conquista i pacificación de este pais, en las
guerras civiles de los conquistadores i en el descubrimiento
i población de los Charcas hasta el año de 1540. Entonces
se juntó con algunos otros compañeros a Pedro de \'aldi-
via, que venia en viaje para Chile, en cuya conquista se
ilustró por su valor indomable, por su lealtad i por las do-
tes de su intelijencia. Fué uno de los capitanes mas fieles a
Valdivia i de los que mejores servicios le prestaron hasta
fines de 1552, en que, hallándose desempeñando el cargo
de correjidor de la ciudad de la Serena (que él mismo habia
repoblado cuatro años antes), salió a recorrer con jente i
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 435
armas los establecimientos españoles que se habian funda-
do al oriente de la cordillera. El cabildo del pueblo de San-
tiago del Estero, dirijiéndose al rei, le daba cuenta de sus
penalidades anteriores i de los servicios prestados por
Aguirre, en los términos siguientes:
^'Ha cuatro anos que andamos trabajando y muriendo
sin tener un solo dia de descanso. Ahora, cuando ya no te-
niendo remedio alguno pura nuestra subsistencia, íbamos
a despoblar, ha venido el capitán Francisco de Aguirre con
jente, armas y todo lo necesario para sustentarnos, ha-
biendo en ello gastado mas de cuarenta mili pesos, con pro-
visión del gobernador don Pedro de Valdivia, en que le
nombra por jeneral y que tenga su gobierno en la cibdad
d^la Serena y ésta, y lo demás que poblare desta parte de
la cordillera de nieve, que el gobernador, como tan aparta-
do de do reside, no puede sustentar. Hémosle recibido, y
suplicamos a V. M. le confirme en ello, pues ningún otro
podia servir tan bien y tan a nuestro contento etc. etc.
Santiago del Estero, diciembre 23 de 1553. Diego Torres.
— Francisco de Valdenebro. — Miguel de Ardiles. — Lope
Maldonado. — Alonso de Villadiego. — Pedro Alos.— Julián
Sedeño. — Blas de Rosales. — Escribano Pero Diez Figueroa.^^
Francisco de Aguirre volvió a Chile llamado por sus ami-
gos, para reclamar el gobierno de este pais después de la
muerte de Valdivia. Ya de antemano habia llamado a su
esposa doña María de Torres i a sus hijos, quepermanecian
en España, en la ciudad de Talavera. Reuniéronse en 1555,
i se establecieron en la Serena, donde Aguirre habia pensa-
do fijar su residencia. Su hijo mayor, Hernando, habia ve-
nido a Chile algunos años antes, i por entonces acompañó
a su padre en sus dilijencias para obtener el gobierno de la
colonia.
La historia ha referido estos sucesos con grande acopio
de pormenores, así como el arribo de don García Hurtado
de Mendoza, en calidad de gobernador, la prisión de Agui-
rre i su destierro al Perú, i por último su nombramiento en
1561 para terminar la conquista del Tucuman. Los dos
4;^6 ESTUDIOS HISTÓRICOS
documentos que siguen darán a conocer muchos pormeno-
res sobre estos sucesos, los últimos de la vida del ilustre
conquistador.
Carta de Francisco de Agnirre a don Francisco de Toledo,
virrei del Perú, escrita enjujai el 8 de diciembre de 1569.
"Muí excelente señor:
"Por otra que luego supe la buena venida de V. E. tengo
escrita, di a V. E. la enhorabuena de ella y cuenta en jene-
ral de mis trabajos. Esta escribo del camino, que por ser
importuna no quisiera escribir por no dar fastidio a V. E.
recien llegado, mas no lo puedo escusar, y así V. E., pUi^s
le envia nuestro señor para que en lugar de nuestro reí que
tan lejos tenemos, deshaga los agravios que a sus vasallos
se hacen, no creo les recibirá y quiero tomar el cuento de
atrás, aunque V. E. me perdone.
Pasan de treinta y seis años los que ha que vine a este
reino, y no desnudo como otros suelen venir, sino con ra-
zonable casa de escudero y muchos arreos y armas y algu-
gunos criados y amigos. Fui en pacificar 3^ poblar y ayudar
a conquistar la mayor parte del reino del Perú desde Chu-
cuito adelante, y me hallé en la conquista de todo lo prin-
cipal de Chili y en todas las guerras y mas señaladas gua-
zabaras que los indios nos dieron y en el descubrimiento y
pacificación de esta pobre gobernación de Tucuman de que
S. M. me ha hecho merced; y estándola gobernando, me fué
forzado salir de ella porque me enviaron a llamar los de
Chili, muerto el gobernador Valdivia, para que los gober-
nase por nombramiento que al tiempo de su muerte me
hizo; y como Francisco de Villagran también pretendiese
aquella gobernación, el marqués de Cañete envió por gober-
nadora su hijo don Garcia de Mendoza, el cual nos envió a
Lima y como S. M. hiciese merced de la gobernación de Chili
a Francisco de Villagran, determiné de me recojer a mi casa
en Copiapó, y habiendo estado en ella descansando solo
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 437
siete meses, que nunca otro tanto tiempo he tenido sosiego
ni descanso en o^tas partes, vino por visorei del Perú el
conde de Nieva ^ mui antiguo señor, el cual me envió a mi
casa una provisión de gobernador de Tucuman, y me escri-
bió que en aceptalla hacia mui gran servicio a S. M. sobre
los (servicios) hechos; y aunque se me hizo de mar dejar
mi sosiego, pero con todo eso, como nunca fui perezoso en
hacer lo que me ha mandado mi rei y lo que ha convenido
a su real servicio, determiné de lo aceptar y comenzar de
nuevo a trabajar; i con mis hijos y la jente que pude allegar,
entré en Tucuman, que estaba la ma^^or parte della alza-
da y rebelados los indios diaguistas por el mal gobierno
que tuvo un teniente de don García que se llamaba Juan
Pérez Zorita, que por haber hecho muchos pueblos habien-
do poca jente española, ios indios se atrevieron a alzar, y
mataron muchos de ellos. No quedó sirio solo el pueblo de
Santiago del Estero; y los que estaban recojidos en él se
querían salir porque no les entraba socorro de ninguna
parte de vestidos, yerro, plomo y pólvora, que es lo que
mas han menester. Y como yo entré, sosegaron con el soco-
rro que les hice, en que aquella vez y otra gasté mas de
ochenta mili castellanos y perdí un hijo lejítimo en una
guazabara que le dieron los indios, y a mí me hirieron que-
riendo pasar por la tierra de guerra para venir a esta au-
diencia de los Charcas a dar cuenta al presidente y oidores
della, y a meter mas jente; y corno no me acudió a tiempo
un capitán a quien yo habia mandado que me aguardase
con alguna jente en Salta, me fué forzado retirarme a San-
tiago; y como en la audiencia de los Charcas no se tuviese
noticia de mí en mas de un año, trataron de entrar por go
bernador de esta gobernación a un ]^víartin de Almendras
y queriendo yo concluillo con él, llegó antes que se efectúa
se, un criado mió con cartas mías para el audiencia, y en
vié también un capitán para que hiciese alguna jente; y
1 Don Diego Acevedo i Zúñiga, conde de Nieva, que tomó el
mando del virreinato en 1561.
4 38 ESTUDIOS HISTÓRICOS
ansí que lo hubieron y vieron mis cartas todo el pueblo lo
contradijo y también el fiscal y se ofrecian en mi nombre
a pagar lo que el Martin de Almendras había comenzado
a gastar y que entregase lajente a mi capitán por evitar
los daños y desasociegos que dello podian suceder por no
estar mi provisión revocada. Todavía forzó el presidente
de los Charcas que el Martin de Almendras fuese, y ayudó-
le al licenciado Haro, por sus fines e intereses de cosas que
habia dado al presidente, y el Martin de Almendras le habia
comprado de pólvora y arcabuces y otras cosas que le encar-
gó que según su mujer dice, serian cinco mili pesos, de lo cuar
se anda quejando publicamente, y ti licenciado Haro, por
se quedal a vivir en casa de Pedro de Castro en que ahora
vive, quel queria que fuese de otra entrada como fué estan-
do también vivo el gobernador della, y después del contra-
dicho hizo mas de cien soldados y entró en la gobernación
que yo gobernaba en nombre de S. M. yes público que le
dijeron ambos que me matase y prendiese; y quísolo efec-
tuar en el camino mandando a su maese de campo que
fuese a ello con treinta hombres porque no fuese sentido, y
quiso Dios que se volvió por no acertar el camino, de lo
cual hizo el Martin de Almendras gran sentimiento, y como
llevaba tan mala intención le atajó Dios los pasos, y mu-
rió él solo en el camino a manos de indios, y su maese de
decampo recojió luego la jente y escribió a la audiencia
si pasada adelante o se volveria; y no le quiso responder
el presidente. Y a esta cabsa metió la jente que traia, que
no debiera, y como sabian la voluntad del presidente y
Haro, desde luego comenzaron a urdir un motin para me
prender o matar. Y envié yo a veinte hombres a Cal-
chaguí, indios alzados y de guerra para que si alguna jente
me trajese el capitán que habia enviado, la amparase y
guiase. Ellos se alzaron en el camino y prendieron al ca«
pitan que yo enviaba y le llevaron preso a la audiencia de
los Charcas, y aunque fueron presos algunos dellos, espe-
cialmente un Berzocano, que fué el principal en el motin
por el odio que el presidente me tenia, y siempre tiene, le
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 439
soltó él sólo, como ordinariamente lo hace, sin parecer de
los oidores; y concertó con mi capitán que los llevase y me
escribió que perdonase al Berzocana. Yo le perdoné por su
mandado, al cual mandó de palabra el presidente según él
mismo lo publicó después que me prendió; y en llegando
1 determiné de enviar a mi hijo Hernando de Aguirre la
castigar y poblar a Calchagui por se haber los indios al-
zado y muerto muchos españoles; y como la tierra estaba
repartida a otros, hacíaseles de mal a los soldados de ir
aella y publicaban que se habían de salir y matar al ca-a
pitan si lo impidiese, de lo cual me avisaron frailes. Por
esta causa determiné mandar derrota y irme con ciento v
veinte hombres mui bien armados, que no se hará otra
tanta jente con treinta mili castellanos, a una noticia (de
tierra) que yo tenia de tiempos antiguos, la mejor y mas
rica de cuantas yo he visto; que está entre la cordillera de
Chili y el rio de la Plata, a poblar allí un pueblo en medio
de dos rios que entran en el rio de la Plata, adonde
pretendía poblar un puerto en el mismo rio que en-
tra en la mar del norte por do se pudiesen ir a Es-
paña sin peligro de corsarios, y en treinta y cuarenta
dias, así los de esta gobernación de Tucuman como
los del Paraguay, los de Chili y del Perú, cosa que tan-
to S. M. ha deseado, y aun mandado a la audiencia de
los Charcas que lo haga por espresa provisión que para
ello he visto. Y estando ya mui cerca de la parte a donde
habia de poblar, determinaron algunos de los que entraron
con Martin de Almendras de me prender; y una noche se
conjuraron catorce, y nombraron por jeneral a un Jerónimo
Holguin, y hicieron otros capitanes, y convocaron por
fuerza a otros, y me prendieron a mí y a mis hijos y
amigos; y echáronme unos grillos com^ a traidor, y nos
hicieron mili oprobios. Preguntándoles yo que por qué y
por cuyo mandado, dijieron que el presidente se los habia
mandado; y viendo que en decir esto habían errado, dijeron
1 No se entiende el orijinal.
440 ESTUDIOS HISTÓRICOS
de ahí a poco rato que por la Inquisición, sin haber tal
mandamiento de hombre humano, ni aun pensamiento dello,
sino que lo debían de tener urdido y tramado con un clé-
rigo que trajeron, que pretendía ser vicario por una pro-
visión del obispo que tenia revocada y dada la provisión a
otro, por que yo no quise admitirle a él sino a un... ^ que
tenia nueva provisión; y preso me volvieron a mi y a mis
hijos V criados a Santiago del Estero, de donde habíamos
salido, y me llevaron y metieron tan ignominiosamente que
tengo vergüenza de decillo. Alzáronse con Santiago del Es-
tero, y quitaron por fuerza de arma las varas (de rejidores)
a los que las tenían, y diéronlas a los que ellos quisieron.
Robáronme a mí y a mis hijos y criados cuanto teníamos,
V quitaron al verdadero vicario y pusieron tiránicamente a
otro que se dice Julián Nuñez, hombre que ya otra vez ha-
bía revuelto aquella misma tierra, y procedió contra mí
por la Inquisición, andando con quince arcabuceros de casa
en casa preguntando por un interrogatorio a los testigos
que me habían prendido y sido mis enemigos. Dieron en
el camino garrote a un español sin le dejar confesar. Dieron
y quitaron indios, hicierónme insultos no oídos, y trajerón-
me preso con grillos hasta la cibdad de la Plata; y pudíen-
do en el camino matallos, no lo quise hacer diciendo que
iba al reí y al obispo, que ellos me harían justicia y los cas-
tigarían conforme a sus maldades. Y avínome al revés de
lo que pensaba, porque ellos se pasearon y triunfaron, y a
mí me prendieron, y fué el consultor y solicitador contra
mi el presidente y Haro. Y pensando yo que aquello se aca-
bara en una hora, me hicieron detener cerca de tres años, y
gastar mas de treinta mili pesos, y aun procuraron que
nadie me prestare ni me fiase, para que me muriese, y pro-
curaron de vengarse de mí por mano ajena, dando favores
a Jerónimo de Holguin, y a los demás queme prendieron,,
y a sus aliados acompañándose de ellos. Nunca salía de sus.
•'' Xo ee entiende el orijinal. Parece decir Payan. Talvez sea un
nombre propio.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 441
casas, aconsejándoles lo que habían de hacer; y como me
habían de perseguir; y enviaron a llamar a un Juan Pérez
Zorita, teniente que había sido en Tucuman, el mayor ami-
go que tenían los que me prendieron, de enviarle al castigo
de sus amigos, que a mí me había prendido, y porque hobo
pareceres diversos en el audiencia, los remitieron al señor
gobernador Castro, el cual escribió que no convenia enviar
al Zorita, que enviasen a Diego Pacheco, correjidor que era
de Potosí; y entretanto que vino la respuesta de esto, el
presidente, en presencia del obispo de los Charcas, persua"
dio y mandó a Juan Pérez Zorita que se fuese y entrase en
Tucuman, quél le enviaría las provisiones allá, y se apode-
rase de la tierra, pues eran sus amigos Heredia y Berzoca-
no, que eran los principales después de Holguín en mí pri-
sión, y estaban alzados en un pueblo que de su propia
autoridad hicieron; y con ocho o diez hombres se fué, y en-
tró por Chili en Tucuman. Y cuando llegó, halló ahorcados
al Heredia y a Berzocano, por un teniente mío, y pacífica
la tierra, y publicó que traía provisiím de gobernador y
envió diversas cartas a los cabildos y personas particula-
res, las cuales todas se pusieron en el proceso que contra él
se hizo, y están por él reconocidas ante la audiencia de los
Charcas. Y así en llegando, se comenzaron algunos a alte,
rar; y el teniente determinó de le sacar de la tierra y llevar
preso a la real audiencia; y le llevó; al cual en llegando
prendieron; y pasados tres días, por mandado del presiden-
te y de su mujer y del licenciado Haro. el alcaide le dejó
andar suelto, y se iba y venia de dia y de noche en casa de
ambos a dos; y allí se hacían las consultas contra mí; 3^ a los
quesalieronde Tucumanyme trajeron preso, les procuraban
hacer mis enemigos y amigos del Zorita, y publicaban ban-
dos sin averíos ni ocasión para ello, solo a efecto de hacer
mal, y con cuantas molestias me hicieron, nunca hombre
de mi casa echó mano a la espada, porque se lo mandé yo
y entendí que no deseaban otra cosa sino que me deman-
• dase y para ello rae daban grandes ocasiones para me des-
truir; y al fin me guardó Dios mí entendimiento y tuve la
442 ESTUDIOS HISTÓRICOS
paciencia que todo el mundo ha visto y entendido. Jueces
que esto hacen y lo que luego diré, vea Y. E. si son jueces o
tiranos, si desean servir al rei o alterar la tierra, pues no
podré contar a V. E. por mas memoria que tenga, la déci-
ma parte de las exorbitancias que estos dos jueces han he-
cho contra mí y yo he sufrido. Procuraron también con
todas sus fuerzas quel obispo me inhabilitase o me deste.
rrase de Tucuman, y trataron con don Gabriel Panlagua,
que pretendiese la gobernación, ya que no pudieron darla a
Juan Pérez Zorita; y según fama la envió a pedir al señor
gobernador Castro todo por me echar a mí dell. Y para este
efecto dejaron salir de la cárcel a Jerónimo Holguin, que es
eljeneral que se hizo por su propia abtoridad parame
prender; y aunque le envió a pedimento del fiscal un algua-
cil por él, le mandó el presidente que no le siguiese, y asi
pareció porque el alguacil se volvió otro dia diciendo que
se le habia cansado un caballo sin haber caminado tres le-
guas. Finalmente, él se fué por sus jornadas a Lima, y vol-
vió y estuvo preso y le condenaron a muerte a él y a otros;
y favoreciéndole el don Gabriel por mandado del presiden-
te, importunó al obispo que le diese cosas del proceso que
decían que habia en él, solo por me infamar, y al fin por
pura importunidad, porque decian que si no lo daba, decia
el presidente y Haro que le condenarian a muerte, y de otra
manera no. El obispo les dio la sentencia y la consultación
sin hacer el pleito mas que un libro de Amadis, todo con
dañada intención, y a efecto de me infamar; y para el vol-
ver a ver en revista el pleito, trataron de enviar al licencia-
do Recalde, oidor juez sin pasión, a cierta comisión sin
haber causado ni ocasionado para le enviar; y el fiscal lo
impidió, contra el cual permitieron dar peticiones injurio-
sas y muchos mas contra mí, y pusieron en el proceso la in-
formación quel mismo Holguin y su teniente Heredia hi-
cieron contra mí, teniéndome tiránicamente preso, y con
los mismos que me prendieron para su descargo. Háse pu-
blicado que por no le osar absolver, le han de remitir en
discordia a la audiencia de los Reyes, y para que vaya en
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 443
SU seguimiento le han de dar en fiado que lo mesmo se hace
en todos los negocios que publican los votos y los comuni-
can con las partes a quien favoreseti y dan trazas como se
haga lo quellos quieren, que no hai otras leyes mas de su
voluntad. También se ha publicado que don Gabriel Pania.
gua ha de ir en nombre de la ciudad de la Plata a besar las
manos de V. E., y llevar todas cuantas maldades los dos
jueces han pensado y forjado contra mí para pretender la
gobernación; y para abonallos y para ganar su amistad les
ha prestado el presidente siete mili castellanos, y es fama que
tiene mas de sesenta mili pesos sin estos, ganados en ocho o
nueve años que ha que es presi lente, y ha pagado cuatro
mili pesos que trajo de deuda de Guatimala, donde fué antes
oidor.
"Suplico a V. E. no sean contra mí admitidas sus razo-
nes, sin que sea 3-0 oido primero. Quena, por no ser prolijo,
pasar por otra invención que conmigo han usado, mas to-
davía me parece que conviene que V. E. lo sepa.
"Estando despachado por el obispo y no teniendo mas
que esperar, habrá un año que pedí en esta audiencia para
me ir a mi gobernación que tenia por dos títulos del virrey
conde de Nieva y del señor gobernador Castro, y aun por
provisión desta real audiencia, y ofrecíme a mi costa poblar
dos pueblos, uno el que iba a poblar cuando me prendieron
y el otro en Salta, junto a Calchagui, para sosegar todos
los indios que andan alterados en esta provincia y en la de
los Charcas, que me costará mas de treinta mili castella-
nos; y para ello no queria otra ayuda mas de que no me
desfavoreciesen, que harta jente para ello sino me la des-
viasen; y lo mesmo pidieron los procuradores de Tucuman,
lo cual no solo no quisieron proveer, antes remitiéndolo al
señor gobernador Castro me mandaron que no entrase ni
usase de la jurisdicción en Tucuman hasta que el goberna-
dor o S. M. otra cosa mandasen. Yo no quise suphcar del
auto, y tomáronme las provisiones y no me las quisieron
volver. Visto este desafuero, como no tuviese yo qué gas-
tar, queria me ir a mi casa, y escribieron al obispo que me
444 ESTUDIOS HISTÓBICOS
detuviese y diese por ninguna la sentencia que sus jueces
habian dado contra mí. El obispo lo hizo así; y me detuvie-
ron en esto mas de ocho meses, pensando que me muriera.
Finalmente, el obispo vino y mandó guardar la primera
sentencia; salíme luego de Chuquisaca a esperar si antes
que viniesen las aguas me venia la provisión de España,
para si no viniese irme desde los Chichas a mi casa, que se
parte el camino para ambas partes. Antes desto habian
prevenido al presidente y Haro que entrasen con cartas su-
yas seis hombres desta gobernación que habian hecho mis
enemigos para que no me recibiesenis entrase, me prendie-
sen v matasen y iban publicando que era hereje y que me
habian de quemar y otras cosas de este jaez, para me re-
volver con toda la tierra, lo cual pudieran escusar si vian
que no con venia que yo entrase, que yo obedeciera lo que se
me mandara, mas viendo que no lo podia hacer, importu"
naban al obispo que lo hiciese, y por otra parte deseaban
que entrase sin licencia para publicar que era traidor e
inobediente, para que después de entrado me prendiesen o
matasen para que se dijese que era verdad lo que siempre
han escrito de mí, que no convenia que yo entrase en esta
tierra, porque los enemigos que en ella tenia me prenderian
matarian o se saldrian y despoblarian la tierra, obra por
cierto no de hombres sino del demonio; y por otra parte se
dieron prisa a despachar los negocios que fueron en mi pri-
sión, ya algunos los desterraron y a otros mandaron ser"
vir un año en Calchagui a su costa, para que entrasen como
entraron delante de mí a lo mesmo que los primeros. Y uno
de ellos publicó que el presidente lehabia dicho que si habia
alguno en Tucuman que me diese de puñaladas, y sobre
ello se hizo proceso contra él y con estas cartas y preven-
ciones, un Méndez, criado del licenciado Haro, habia tra-
tado con ádce o trece hombres que son los que luego diré,
que topé en el camino, que me prendiesen o matasen, según
supe de los que con ellos salieron. Y porque entendió el pre-
sidente cfue no podia ya detenerme mas en los Chichas, y
que no venian mis despachos de Lima ni de España, trató
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 445
con el encomendero de Atacama que escribiese a los indios
otra invención mas diabólica que las pasadas, que diz que
el me habia preso, y de de ahi a tres horas habían venidq
a la cárcel trescientos hombres y me habian sacado y lleva-
do por ahi; y que si fuese por sus pueblos alzasen las comi-
das y me matasen si pudiesen; y esta nueva se publicó en
ChiH, cosa que ni pasó aun por el pensamiento, cuanto
mas de hecho. Solo fué hecho a efecto que pensaba que me
iria por allí a mi casa, porque tardaban las provisiones, y
yo habia escrito que si no llegaban por agosto, me iria a
mi casa para que yendo por allí no me pudiese escapar, o
porque los indios yendo descuidado o solo con seis o siete
criados mios, me matasen, o no hallando comida muriese
de hambre, porque son doscientas leguas de despoblado y
solo Atacama en medio. Finalmente, húbolo Dios mejor,
que mis provisiones de España me llegaron en fin de agos-
to; y con treinta y cinco hombres que se vinieron conmigo
me entré en esta gobernación, y ayer topé con Luis Chas-
co, theniente de Diego Pacheco que venia con veinte hom-
bres que traian ropa de la tierra para vender; y entre ellos
venian doce o trece soldados de los que se hallaron en mi
prisión. Yo los recibí con buenas palabras, perdonándoles
lo pasado, y luego fui avisado que habian tratado de me
prender, y que aun ahora hacian corrillos; y quien me lo
dijo lo sabe Luis Chasco, y después de los haber desarma-
do, porque no intentasen alguna desvergüenza de las que
suelen, les desterró mi theniente, y no les volví las armas
por temerme de alguna traición, y porque de tierra de gue-
rra como ésta no se acostumbra dejar a ninguno sacar
armas. A los que no eran de esta liga, se las volví; y cierto
entiendo que fué permisión de Dios que estos saliesen, por-
que cierto si ellos quedasen en ella la revolvieron, y acá no
quedan seis hombres que me traigan enemistad de doscien-
tos y veinte que hai en la tierra. Y mediante Dios, cuando
ésta llegue a V. E yo la terne tan sosegada como está esa.
Esa jente suplico a V. E. (que) no me vuelva a ella, porque
harán mucho mal, i acá no tienen méritos mas de haber-
446 I^STUDIOS HISTÓRICOS
me a mí preso. Bien sé que habrá en los Charcas mucha
grita porque los semejantes tiranos han hallado en ella
allí socorro y favor. Bien sé también que el presidente o
Haro harán información contra mí, y que tomarán por
testigos estos mismos que yo desterré, que no faltará quien
les perduada que digan mas de lo que vieron y oyeron, y
cualquiera dellos que tome la información le tengo por tan
sospechoso como a los que me prendieron, \^ que no toma-
rán por testigos a dos relijiosos que van con ellos ni a los
demás que van a sus negocios y mercaderías, sino a los
desterrados y tiranos que me prendieron. Yo procuraré, si
algunos quedasen de los culpados, de les perdonar y hacer
buen tratamiento, y tener a todos los que acá quedan so-
bre mis ojos y en todo hacer lo que siempre he hecho, que
es servir a S. M. hasta la muerte, como V. E. verá y oirá,
Suplico a V. E. como a señor mió tan cristianísimo, si por
ventura allá llegasen algunas invenciones de las questos jue-
ces suelen inventar contra mí, o algunas quejas, que como
benignísimos señor guarde el un oido para mí informándo-
se de personas sin pasión, y acordándose que yo soi de casa
de V, E., y mas antiguo que otro, y que estoi martirizado
por servicio de mi rei, y en su servicio he gastado mas de
trescientos mili castellanos, y estoi adeudado, que no pue-
do salir de deudas en mi vida y ía mucha sangre que he de-
rramado en servicio de la real corona sin jamas haber ofen-
dido en hecho ni en pensamiento, como otros que tienen
mejor de comer que yo, y que me ha costado la muerte de
un hijo mió y de un hermano y sobrinos y deudos que han
muerto todos peleando en esta tierra en servicio de S. E.;
y no es justo por tan buen servicio que al fin de mis dias
haya mal galardón por información falsa y de personas
apasionadas. Antes V. E. me haga mercedes porque otros
se animen a mejor servir a S. M. y me sea V. E. favora-
ble con S. M. para que me confirme la merced desta go-
bernación por mi vida, que es ya poco, y de Hernando
de Aguirre, mi hijo mayor, que ha mucho tiempo estado
en esta tierra y servido mui bien en ella y tiene mucha es-
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 447
periencia del gobierno della, con título de adelantado, para
mí y mi hijo, pues tanto me cuesta, y porque entiendo que
V. E. rae lo hará, quedo en estos campos rogando a nues-
tro señor la vida y estado de V. E. guarde y aumente por
muchos años con la prosperidad que los que somos de ca-
sa de V. E. deseamos.— De Xuxuy, ocho de octubre de mili
quinientos sesenta y nueve.
"Envío juntamente con ésta uno que me enviaron de Tu-
cuman. Suplico a V. E. la mande hacer leer toda para que
se vea la amistad que me tiene el presidente de los Charcas,
y tengo otras diez de otras personas que dicen lo mismo.
SupHco a V. E. la mande entregar al que viniese a visitar
la audiencia de los Charcas para que lo averigüe y casti-
gue.— Mui Exte. señor, besa pies y manos a V. E. su mas
servidor y criado, Francisco de Aguirre.
A hjuracion de Francisco de Aguirre.
(19 de abril de 1569).
"Por cuanto yo Francisco de Aguirre, gobernador de las
provincias de Tucuman, fui acusado por el Santo Oficio de
la Inquisición ordinaria ante Y. S. R. de ciertas proposicio-
ces que algunas de ellas son heréticas, otras erróneas, otras
escandalosas y mal sonantes, las cuales yo dije y afirme
no con ánimo de ofender a Dios nuestro señor, ni yo
contra los mandamientos de la Santa Madre Iglesia o
fé católica, sino con ignorancia, las cuales me fueron man-
dadas abjurar todas las de levi por los jueces delegados a
quien V. S. R. cometió este dicho negocio, e por cuanto en
la forma de abjuración que ante los dichos jueces hice no se
guardó la orden de derecho en el abjurarlas ni las abjuré
todas, según las tengo confesadas, como por el dicho auto
se me mandó que yo consentí, lo cual no fué por mi culpa
sino por no dármela los dichos jueces, por tanto, en cum-
plimiento del dicho auto e como hijo que soi de obediencia
a la santa madre Iglesia, a cuya corrección yo me he some-
448 ESTUDIOS HISTÓRICOS
tido, y someto e a la de V. S. R. en su nombre, como cató"
lico y fiel cristiano que soi, parezco ante Y. S. R. como ante
Inquisidor ordinario, e poniendo la mano derecha sobre es-
ta cruz e crucifijo e sobre los sagrados Evanjelios, adjuro
de levi e declaro las dichas proposiciones que en mi confe-
sión tengo confesadas en la manera siguiente:
"Primeramente digo que dije y confieso haber dicho que
con solo la fé me pienso salvar, lo cual sabe a herejía mani-
fiesta, y es proposición escandalosa dicha como suena; y
en este sentido lo abjuro de levi como tal proposición, y di-
go que la entendí, que lo diré y después acá y agora siendo
la fé acompañada con obras y guardando los mandamien-
tos de Dios nuestro señor, y mediante los merecimientos de
su pasión.
"Iten, confieso que dije delante de muchas personas que
no tubiesen pena por no oir misa, que bastaba la contri-
ción en su corazón, y encomendarse a Dios en su corazón,
lo cual abjuro de levi en el sentido que enjendró escándalo;
y confieso que es verdad que habiendo sacerdote con quien
confesarse vocalmente, y de haber de oir misa en los dias
que la Iglesia lo manda es necesario oir misa y confesarse.
"Iten, digo i confieso que dije que vo era vicario jeneral
en aquellas provincias en lo espiritual y temporal, lo cu.'d
es error 3' herejía como suena, y en este sentido lo abjuro
de levi, y digo y confieso que el Sumo Pontífice es vicario
jeneral en lo espiritual, de Cristo nuestro señor, a quien to-
dos hemos de obedecer y estamos sujetos, y haber yo di-
cho lo contrario fué por inadvertencia v con poca conside-
ración.
'*Iten, confieso que dije que yo dispensaba con los indios
para que pudiesen trabajar los domingos i fiestas de guar-
dar, y les absolvia de la culpa. Digo que esto es error ma-
nifiesto y herejía; y en este sentido lo abjuro de levi y con-
fieso que haberlo dicho y hecho fué escándalo; y que lo dije
inconsideradamente, y entiendo que no les puedo yo absol-
ver ni dispensar por no tener poder para ello; y que algu-
nos dias les hice trabajar para sacar una acequia de
ESTUDIOS DIVBESOS SOBRE VALDIVIA 440
agua para sus sementeras, y algunas fiestas trabajaron en
mi casa.
"Iten, confieso que dije que ningún clérigo de los que es-
taban en aquella gobernación habia tenido poder para ad-
ministrar los sacramentos, ni habia valido lo que habia
hecho, sino un clérigo que yo habia proveido, lo que al de-
cirlo es error notable y herejía que como tal la abjuro de
levi, y digo que lo dije sin consideración alguna, y confieso
que los sacerdotes proveídos por sus pelados tienen autori-
dad para lo susodicho y los demás no.
"Iten, confieso que dije que no habia otro papa ni obis-
po sino yo. Digo que esta proposición así dicha es herética;
y me hice mas sospechoso de levi en ella por haber dado un
mandamiento y pregón para que nadie hablase al vicario;
y confieso que no pude dar el dicho mandamiento ni pre-
gón, e abjuro de levi por tal la dicha proposición, y en-
tiendo que ni soi papa ni obispo, ni tengo autoridad de
ninguno de ellos, sino i que le dije con enojo que tenia
con dicho vicario, e porque los que estaban debajo de mi
gobernación me temiesen y respetasen.
"Iten, confieso haber mandado que el padre Francisco
Hidalgo, vicario que era a la sazón en aquella goberna-
ción, no le llamasen vicario, y que no consentía que el di-
cho vicario administrase sacramentos sin mi licencia, y
que algunas veces daba la dicha licencia y otras no. Con-
fieso haberlo hecho i ser error e manifiesto, y por haber di-
cho las proposiciones antes de esta, me hice mas sospecho-
so de levi, y en este sentido lo abjuro de levi, y digo que
no lo mandé porque no sintiese que siendo el dicho vicario
proveido por su prelado no fuese vicario sino porque esta-
ba enojado y mal con él.
Iten, confieso haber dicho que las escomuniones eran te-
mibles para los hombrecillos; pero no para mí. Confieso
ser error manifiesto y herejía; y me hice sospechoso de esto
1 Faltan algunas palabras por rotura del orijinal.
TOMO VII 29
450 ESTUDIOS HISTÓRICOS
de levi, porque me dejé estar escomulgado casi dos años
por haber puesto las manos en un clérigo; y que no tenía
la consagración en nada, aunque yo entendia que no esta-
ba escomulgado por no haber habido efusión de sangre.
Iten, asimismo que dije que no se fuesen a absolver los que
estaban escomulgados, y haber castigado por ello a algu-
nas personas. Iten, asimismo haber dicho al dicho vicario
que dijese misa, y no dijese, que porque yo estaba escomul-
gado no la decia y que se dejase de pedirme que me absol-
viese porque no habia ningún escomulgado sino el señor
vicario, y así no me quise absolver por espacio del dicho
tiempo. Digo que todo lo susodicho es verdad; y que lo di-
je e hice por lo cual me hice mas sospechoso de levi en aque-
lla proposición que dije que las escomuniones eran terribles
para los hombrecillos y no para mí, y en este sentido lo ab-
juro de levi.
''Iten, confieso haber dicho que cuando en una república
un herrero y un clérigo que se lloviese de desterrar el uno
dellos, que antes descerraria al sacerdote que no al herrero,
por ser el sacerdote menos provechoso a la república, lo
cual es proposición injuriosa al estado sacerdotal, y escan-
dalosa y que sabe a herejía, y en el sentido que causó es-
cándalo y tiene el sabor dicho, la abjuro de levi, lo cual dije
por el odio particular que tenia con el padre Hidalgo.
*'Iten, confieso haber dicho que ningún relijioso que no
fuesse casado podia dejar de estar amancebado o cometer
otros delitos mas feos. Digo que esta proposición es inju-
riosa al estado de relijion y castidad, y como suena, heréti-
ca y en tal sentido la abjuro de levi, y entiendo que los reli-
jiosos y clérigos no pueden ser casados, y que pueden vivir
sin ser amancebados ni cometer los demás delitos dichos.
''Iten, confieso haber comido carne en dias prohibidos
por necesidad que tenia, y diciéndome algunas personas
que para que lo comía en dias prohibidos, dije que no vivía
yo en leí de tantos achaques. Confieso haberlo dicho, y que
fueron palabras escandalosas y que saben a herejía; y en
este sentido lo abjuro de levi, y entiendo que no se puede
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 451
comer carne en los días prohibidos por la Iglesia sin nece-
sidad: y digo haber dicho las dichas palabras por que la lei
de Cristo que yo tengo, no puede ser achacosa siendo como
es tan justa, santa y buena.
''Iten, confieso haber dicho que se hace mas servicio a
Dios en hacer mestizos que el pecado que en ello se hace; y
es proposición mui escandalosa; y que sabe a herejía; y en
este sentido la abjuro de levi, pero no lo dije con intención
del cargo que se me hace, porqué bien entiendo que cual,
quiera fornicación fuera de matrimonio es pecado mortal.
"Iten, confieso que dije que el cielo y la tierra faltarían^
pero mis palabras no podian faltar, lo cual es blasfemia he-
rética; y confieso haberlo dicho con arrogancia hablando
con los indios preciando de hombre de mi palabra y que los
indios cre^^esen que la cumplida.
*'Iten, confieso haber dicho que no fiasen mucho en rezar
que yo conocí un hombre que rezaba mucho y se fué al in-
fierno; y otro renegador que se fué al cielo, la cuales propo-
sición que oféndelos oidos cristianos y temeraria, pues bien
entiendo que es santa y virtuosa cosa el rezar y que el re-
negar y blasfemar de Dios es gran maldad y gran ofensa de
Dios, y así lo declaro y confieso.
"Las cuales dichas proposiciones que ansí dije y tengo
abjuradas de levi, e declaradas en las cuales me he someti-
do y agora de nuevo me someto a la corrección de la santa
madre Iglesia e las que sontra nuestra santa fé católica y
determinación de la Iglesia, las revoco e abjuro de levi, e
prometo la obediencia e juro por esta cruz e crucifijo e san-
tos cuatro evanjelios que con mi mano derecha toco, de no
ir ri venir contra ella ni tener las dichas proposiciones ni
alguna dellas agora ni en ninguu tiempo, e sabiendo que
hai algunas personas que las tenga e otras algunas las ma-
nifestaré a la santa madre Iglesia e a sus jueces e que cum-
pliré cualquier penitencia que por lo que de este proceso
contra mi resulta me fuere puesta según y como lo tengo
prometido y jurado ante los jueces comisarios de V. S. R. —
452 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Francisco de Aguirre. — Frai Dominicas ^. Episcopus de la
Plata. — Ante mí, Juan de Sosa, notario apostólico.
"En la dicha ciudad de la Plata el dicho dia, primero día
del mes de abril de mil e quinientos e sesenta e nueve años
ante V. S. R. y en presencia de los dichos consultores en au-
diencia y juzgado y secreto, pareció presente el dicho Fran-
cisco de Aguirre, e juró e abjuró las proposiciones arriba
contenidas según y como en ellas y en cada una dellas se
contiene, que por mí el dicho notario y secretario le fueron
leidas, diciendo el dicho Francisco de Aguirre en cada una
de las dichas proposiciones como en ellas se contiene, que
así lo juraba, decia e abjuraba de levi e declaraba, e luego
incontinente en presencia de los dichos señores consultores,
y en presencia de mí el dicho notario y secretario de S. S.
R. absolvió al dicho Francisco de Aguirre de cualquier es-
comunion y censura en que hobiere incurrido por las cosas
contenidas en este proceso, como juez inquisidor ordinario,
la cual absolución S. S. R. hizo en forma, estando el dicho
Francisco de Aguirre hincado de rodrillas y ante mi Juan
de Sosa, notario apostólico.
"E yo Juan de Sosa, notario apostólico, secretario de S.
S. R. e del Santo Oficio de la Inquisición ordinaria de este
obispado ante quien lo susodicho pasó, de mandamiento
de S. S. R. lo escribí en la dicha ciudad de la Plata cuatro
días del mes de junio de mili e quinientos e sesenta e nueve
años, lo cual iba cierto e verdadero, y en fé dello fice mi
signo acostumbrado.— i^ra/ Dominicus, Episcopus de la
Plata. — Es testimonio de verdad, Juan de Sosa, notario
apostólico." (Hai el signo de notario.)
Según el testimonio del mismo notario apostólico, asis-
tieron a esta abjuración el licenciado Rabanal, fiscal de la
real audiencia de Charcas i los RR. padre frai Francisco de
la Cruz, prior del convento de Santo Domingo i frai Luis
1 Don Frai Domingo de Santo Tomas, antiguo dominicano que
habia servido en el ejército real en la conquista i en las guerras ci-
viles del Perú.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 453
López del convento de San Agustín, i el licenciado Pedro de
Herrera, abogado en dicha audiencia.
Pedro Gómez.
Hemos visto al comenzar estos apuntos que ni en los do-
cumentos coetáneos de la conquista ni en los antiguos cro-
nistas se halla indicación biográfica alguna referente a Pe-
dro Gómez, el maestre de campo de Valdivia.
Sin embargo, en una información de servicios hecha por
el maestre de campo don Diego de Flores en 1610, se en-
cuentran algunas noticias e indicaciones acerca de la vida
de Pedro Gómez, bisabuelo de la esposa del capitán que
deseaba certificar sus servicios. De e|ta información estrac-
tamos principalmente los hechos que siguen:
Pedro Gómez, natural del pueblo de Don Benito, en Es-
tremad ura, comenzó su carrera militar en Méjico, en cuya
conquista i pacificación sirvió algunos años. Parece que
vino al Perú en 1533 o 34, probablemente en la columna
espedicionaria que trajo el adelantado Pedro de Alvarado.
En este último pais prestó sus servicios en las campañas
contra los indíjenas; e incorporado a las tropas de don
Diego de Almagro, hizo con éste la espedicion a Chile en
1535 i 1536.
De vuelta de esta campaña, Pedro Gómez sirvió de nue-
vo contra los indios rebeldes, i se vio reducido, como todos
los españoles residentes en el Perú, a tomar parte en la
guerra civil, enrolándose probablemente en el bando ven-
cido, el de Almagro.
En 1539, cuando Valdivia preparaba su hueste para con-
quistar a Chile, tomó a su servicio a Pedro Gómez, dándo-
le el título de maestre de campo. Quizá la razón que Valdi-
via tuvo para dar un puesto tan elevado a Pedro Gómez
no fué el mérito de este capitán, sino la circunstancia de
que habia hecho con Almagro la primera espedicion a Chile,
454 ESTUDIOS HISTÓRICOS
i de que, por lo tanto, poseía conocimientos prácticos que
convenia utilizar.
Aunque la formación a que nos referimos habla en globo
de los grandes servicios prestados por Pedro Gómez en la
conquista de Chile, no hallamos en las fuentes históricas
qué justifique esta aseveración. Solo sabemos que desempe-
ñó el cargo de maestre de campo durante la marcha, i que
se batió como subalterno en los reñidos combates que los
españoles sostuvieron con los indios poco después de funda-
de Santiago. Su nombre aparece en el acta que los vecinos
de esta ciudad estendieron para pedir a Valdivia que acep-
tase el gobierno de la colonia. Fué rejidor del cabildo en
1546, 1547 i 1548 i alcalde ordinario en 1549, 1550 i 1553.
El año siguiente, el 11 de enero, firmó como vecino el nom-
bramiento de Quiroga hecho por el cabildo para goberna-
dor de Chile. Pedro Gómez figuró en segundo término en
las disenciones que se siguieron a este nombramiento
hasta la venida de don García Hurtado de Mendoza; no
como militar, sino como vecino encomendero de Santiago.
Vivia aun a fines de 1556.
Este capitán dejó un hijo, cuyo nombre no consta de los
documentos que tenemos a la vista, i cuatro hijas, una de
las cuales, doña Francisca, contrajo matrimonio con el ca-
pitán Jerónimo de Molina, que se ilustró en las guerras
subsiguientes de Chile. Esta señora fué la suegra del maes-
tre de campo don Diego de Flores, cuyo nombre ocupa mas
de tma pajina de nuestra historia. La esposa de éste se lla-
maba doña Melchora Paragués de Molina.
Cuando Valdivia volvió del Perú en 1548, trajo consigo
o hizo venir poco después, entre otros muchos soldados,
algunos que se ilustraron posteriormente en la prosecución
de la guerra de la conquista i pacificación de Chile. Vamos
a consignar algunas noticias acerca de los principales.
El capitán Alonso de Reinoso, tan afamado bajo el go-
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 455
bierno de García Hurtado de Mendoza, llegó a Chile afines
de 1551, con un refuerzo de tropas que traia del Perú Fran-
cisco de Villagran. Era Reinoso natural de la villa de Ma-
queda, en Castilla la Nueva. En 1535, pasó al Nuevo Mun-
do i sirvió doce años en la conquista de América Central
con el adelantado Montejo, i mas tarde, bajo las órdenes
de Pedro de Alvarado, batallando mucho contra los indios,
haciendo penosísimas marchas, i ayudando a poblar diver-
sas ciudades i villas. En ese teatro, Reinoso aprendió no
sólo a combatir a los indíjenas sino a tratarlos con una
dureza injustificable. Hallábase allí en 1547 cuando supo
que el licenciado Pedro de La Gasea habia venido de Espa-
ña a pacificar al Perú, dominado entonces por Gonzalo Pi-
zarro. Abandonando las comodidades que habia sabido
procurarse, se trasladó a Panamá, se juntó allí con La
Gasea, e hizo con él toda la campaña pacificadora hasta
la batalla de Jaquijahuana. Hallábase en Charcas en 1550
cuando pasó por allí Francisco de Villagran buscando sol-
dados que quisieran servir en ausilio de los conquistadores
de Chile. Reunió cerca de doscientos hombres, i entre ellos
se alistó Reinoso con el título de capitán; pero luego obtu
vo el cargo de maestre de campo de la división. Era enton-
ces hombre entrado en años, pero de una grande actividad
i de un espíritu resuelto, audaz i emprendedor. Después de
servir con Villagran en la conquista de las provincias del
norte de la actual República Arjentina, pasó a Chile i se
juntó con Valdivia a fines de 1551. Reinoso no sirvió mas
que dos años bajo las órdenes de aquel caudillo; i entonces
no alcanzó a adquirir la gran nombradía que se conquistó
mas tarde, particularmente bajo el gobierno de don García
Hurtado de Mendoza i.
Mucho mas famoso que el anterior fué otro capitán que
vino a Chile en esa época. Queremos hablar de Lorenzo Ber-
1 Estas noticias han sido estractadas de la información que un
bisnieto suyo, don José de Yillec^as i Reinoso, vecino de la ciudad
de Mendoza, hizo levantar en Chile a principios del siglo XVII
456 ESTUDIOS HIS'IÓKICOS
nal de Mercado, soldado de un valor incontrastable i do
tado ademas de una distinguida intelijencia militar. Naci-
do en la pequeña aldea de Cantalapiedra, a poca distancia
de Salamanca, pasó al Perú por los años de 1543 con un
hermano suyo llamado Juan, que también sirvió en Chile
en los años posteriores. Los documentos que tenemos a la
vista no nos indican qué papel desempeñó Lorenzo Bernal
en las guerras civiles del Perú; pero sí revelan que vino a
Chile en 1549, con el refuerzo que sacó de ese pais el mismo
Pedro de Valdivia. Dos años mas tarde fué hecho capitán»
1 luego maestre de campo, cargos que desempeñó lucida-
mente i por largos años. "Todo el cual tiempo, decia él mis-
mo ál rei en 1569, he servido a V. M., como es notorio, con
mis armas i caballos y criados a mi costa en todas las gue-
rras que a Y. M. se han ofrecido en el Perú y en este reino,
sirviendo siempre con toda la fidelidad y lealtad, y de 18
años a esta parte, siendo capitán y maestre de campo de
los vuestros gobernadores y real audiencia deste reino, y
en todo este tiempo he servido a V. M. en mas de 100 bata-
llas y escaramuzas que con los naturales deste reino he te-
nido, y en todas por la bondad de Dios me ha hecho mer-
ced de dar victoria en nombre de V. M." ^.
Compañeros de armas de estos capitanes fueron los Ruices
de Gamboa i los Avendaños y Velasco, cinco diferentes ca-
balleros que los historiadores han confundido muchas veces
incurriendo en numerosos errores de detalle. Los documen-
tos orijinales que hemos consultado, nos permiten consig-
para probar los servicios de sus mayores i pedir un premio corres-
pondiente a ellos. En esta información hai mu?has otras noticias
sobre la vida posterior de aquel capitán, que han sido consignadas
por los historiadores
1 Constan estos hechos de una estensa relación de sus servicios
escrita por el mismo Lorenzo Bernal de Mercado con fecha 31 de
mayo de 1569, i dirijida al rei.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 457
nar en este apéndice algunas noticias mas exactas acerca
de todos ellos. Helas aquí:
Alonso de Al varado, uno de los mas famosos capitanes
de las guerras civiles de los conquistadores del Perú, pasó
a España después de la pacificación de ese pais por Yaca
de Castro. El rei premió sus servicios con el título de ma-
riscal; i como llevaba una regular fortuna i un crédito bien
asentado, contrajo matrimonio en la corte con doña Ana
de Avendaño i Velasco, hija de don Martin Ruiz de Aven-
daño, caballero noble de Vizcaya. Habiendo vuelto al Perú
en 1547, al lado del presidente La Gasea, Alvarado trajo
consigo tres cuñados, don Martin, don Pedro i don Miguel
de Avendaño; i dos primos de su mujer, Martin i Lope Ruiz
Gamboa. Estos cinco caballeros, después de pelear en el
Perú contra Gonzalo Pizarro, pasaron a Chile en la forma
siguiente:
Don Martin de Avendaño vino a Chile en 1551, con un
refuerzo de tropas que enviaba del Perú el virrei don Anto-
nio de Mendoza. Valdivia, grande amigo de Alvarado, co-
mo se sabe, agasajó por todos medios al recien venido i lo
llevó consigo al sur para que le sirviese en la continuación
de la conquista. Quiso darle un valioso repartimiento (de
treinta mil indios, según un antiguo cronista); pero Aven-
daño, cre^^endo que la pobreza de Chile no correspondia a
su ambición ni al lustre de su nombre, se volvió al Perú,
donde tuvo en breve ocasión de prestar sus servicios contra
el caudillo rebelde Francisco Hernández Jirón.
Don Pedro de Avendaño vino a Chile con Francisco de
Villagran a fines de 1551. Habia salido de los Charcas con
<íste capitán en 1550, i después de servir a sus órdenes en
la conquista de Tucuman, pasó las cordilleras i vino a pe-
lear contra los araucanos bajo el gobierno de Valdivia i de
sus sucesores, ilustrándose entre otros hechos por la cap-
tura del famoso Cauoolican. En Chile se casó con doña
458 ESTUDIOS HISTÓRICOS
Isabel de Quiroga, hija natural de Rodrigo de Quiroga, i
obtuvo una valiosa encomienda cerca de Puren. Como se
hubiera hecho odiar de los indios por las crueldades que
ejerció, fué asesinado allí por sus propios encomendados
en 1561.
Don Miguel de Avendaño i Velasco, mas comunmente
llamado don Miguel de Velasco, lo que ha dado oríjen a
que-se le crea que hubo dos personajes distintos, era tam-
bién hermano de los anteriores, i vino también a Chile con
Francisco de Villagran. Valdivia lo colmó de distinciones,
lo hizo alguacil mayor de la gobernación por nombramien-
to de 4? de diciembre de 1551, facultándolo para asistir con
voz i voto a todos los cabildos que existian en Chile, lo que
dio lugar a la resistencia puesta por algunos rejidores de
Santiago, sobre la cual, sin embargo, pasó Valdivia hacien-
do ejecutar su voluntad i. Don Miguel de Avi^ndaño, como
hemos tenido ocasión de recordarlo en una nota puesta a
los documentos reunidos bajo el número IX, fué uno de los
soldados mas ilustres de la guerra de Arauco bajo los go-
biernos de Hurtado de Mendoza, Villagran i Bravo dé
Saravia.
Con don Martin de Avendaño vinieron dos primos su-
yos, Martin i Lope Ruiz de Gamboa, que se enrolaron en el
ejército de Valdivia i quedaron sirviendo en Chile el resto
de sus dias. El segundo murió heroicamente en un combate
que tuvo con los indios que sitiaban la plaza de Arauco en
1562. El primero, Martin Ruiz de Gamboa, recorrió todos
1 Véanse sobre este punto las actas del Cabildo de Santiago de
1° de junio i 31 de diciembre de 1551.
BlSrUDIOS DIVERSOS SOBRE VALDIVIA 459
los grados de la milicia, se ilustró en mil combates, con-
quistó a Chiloé bajo el gobierno de su suegro Rodrigo de
Quiroga, i por muerte de éste ocupó el gobierno de Chile.
Ya hemos dicho que este capitán contrajo matrimonio con
doña Isabel de Quiroga, la viuda de don Pedro de Aven-
daño.
»
Por esta época llegaron a Chile dos soldados que esta-
ban destinados a ilustrar sus nombres, mas que por sus
servicios militares, por haber referido como testigos ocula-
res la historia de la conquista. Son éstos los capitanes don
Pedro Marino de Lovera i Alonso de Góngora Marmolejo.
El primero, natural de Pontevedra, en Galicia, vino a
Chile en 1551, en la columna ausiliar que bajo el mando de
don Martin de Avendaño envió a estepais el virrei del Perú
don Antonio de Mendoza. El mismo Marino de Lovera ha
consignado en su crónica muchas noticias acerca de su per-
sona i de su familia, las que fueron ampliadas por el jesuita
Bartolomé de Escobar i.
Alonso de Góngora Marmolejo, natural de Carmona, en
Andalucía, vino a Chile, según creemos, con el cuerpo de
ausiliares que en 1549 trajo Pedro de Valdivia del Perú. En
todo su libro no habla de sí mismo mas que para decir que
1 El padre Bartolomé de Escobar, hijo de una ilustre familia de
Andalucía, nació en Sevilla el año de 1561. En esa ciudad tomó el
hábito de la Compañía el año de 1580; i recien ordenado pasó al
Perú, donde gozó de muchas consideraciones bajo el gobierno de
don García Hurtado de Mendoza. En Lima, ademas de revisar i de
dar una nueva redacción a la crónica de la conquista de Chile de
Marino de Lovera, escribió tres obras latinas sobre liturjia i cien-
cias eclesiásticas que fueron publicadas en Europa,- i una colección
de sermones sobre la concepción de la Vírjen escritos en castellano
e impresos en Lisboa en 1622. El padre Escobar murió en Lima el
3 de abril de 1624.
4G0 ESTUDIOS HISTÓRICOS
es testigo de vista de lo que refiere, i para quejarse de paso
de que sus servicios no fueron premiados. Góngora Mar-
molejo terminó su libro en Santiago el 16 de diciembre de
1575. En el estudio de los antiguos documentos he podi-
do descubrir que murió pocos dias después. El gobernador
Rodrigo de Quiroga le confió el cargo de juez pesquisador
de hechiceros indíjenas, encargándole que recorriera todo
el pais, castigando severamente a los culpables de este
crimen. En 23 de enero de 1576, Rodrigo de Quiroga espi-
dió nuevo nombramiento en favor del capitán Pedro de
Lisperguer, alemán de Worms ''por cuanto, dice, el capitán
Alonso de Góngora, que nombró por capitán i juez de co
misión para el castigo de los hechiceros de los indios, es fa-
llecido desta presente vida, y conviene proveer otra perso-
na que vaya a hacer dicho castigo."
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IISrOTCE DEL TOMO VII
Pájs.
ntroduccion 1
Proceso de Pedro de Valdivia 27
Acta de acusación (24 de octubre de 1548) 27
Noticia biográfica referente a Juan Calderón de la Barca
(nota) 37
Declaración de Hernán Rodríguez de Monroy 39
Noticia biográfica sobre este aventurero (nota) 39
Declaración de Gabriel de la Cruz 40
Noticia biográfica sobre Cruz (nota) 40
Declaración de Antonio Taravajano 41
Noticia biográfica acerca de Taravajano (nota) 41
Declaración de Lope de Landa 43
Noticia biográfica acerca de Lope de Landa (nota) 43
Declaración de Diego de Céspedes 44
Noticia biográfica referente a Céspedes (nota) 44
Declaración de Francisco Rabdona 45
Noticia biográfica sobre Rabdona (nota) 45
Declaración de Antonio Zapata 46
Noticia biográfica referente a Zapata (nota) 46
Noticia biográfica referente a Antonio deUlloa (nota) 47
Providencia del Presidente La Gasea, 29 de octubre de
1548 , 47
Notificación a Valdivia, 30 de octubre de 1548 48
46 '3 ÍNDICE
Páj8.
Defensa de Valdivia, 2 de noviembre de 1548 49
Declaración de Luis de Toledo 70
Noticia biográfica referente a Toledo (nota) , 70
Declaración de Gregorio de Castañeda 86
Noticia biográfica referente a Castañeda (nota) 86
Declaración de Diego García de Villalon 99
Noticia biográfica referente a García de Villalon (nota).... 99
Declaración de Diego García de Cáceres 115
Noticia referente a García de Cáceres (nota) 115
Declaración (2^) de Hernán Rodríguez de Monroy 133
Declaración (2^) de Lope de Landa 134
Declaración de Pedro de Villagran 135
Noticia referente a Villagran (nota) 135
Sentencia de La Gasea, de 19 de noviembre de 1548 138
DOCUMENTOS RELATIVOS A PEDRO DE VALDIVIA.
Relación del licenciado Pedro de La Gasea al Consejo de
Indias sobre la campaña de pacificación del Perú, Cuzco,
7 de mayo de 1548 143
II.
Relación del mismo sobre los asuntos del Perú, Lima, 25
de setiembre de 1548 175
III.
Carta de La Gasea al Consejo de Indias sobre las acusacio-
nes hechas a Pedro de Valdivia i las medidas tomadas
para llamar a Lima a este conquistador, Lima, 25 de se-
tiembre de 1548 203
ÍNDICE 463
Pájs.
IV.
Carta del mismo, acerca del proceso de Valdivia, 26 de no-
viembre .de 1548 205
V.
Fragmentos relativos a Chile estractados de otras cartas de
La Gasea al Consejo de Indias 218
VI
Carta de Pedro de Valdivia a Hernando Pizarro, La Sere-
na, 4 de setiembre de 1545 220
VIL
Carta de Pedro de Valdivia a Carlos V, Santiago, 9 de julio
de 1549 241
VIIL
Introducción de lo que han de pedir al rei en nombre de Pe-
dro de Valdivia sus emisarios Rodrigo González de Mar-
molejo i Alonso de Aguilera, Concepción, 15 octubre de
1550 244
IX.
Cartas de los cabildos i otros en recomendación de Val-
divia 277
464 ÍNDICE
Pájs.
APÉNDICE.
ESTUDIOS DIVERSOS SOBRE PEDRO DE VALDIVIA.
I.
Pedro DE Valdivia antes de venir a Chile 295
II
Cómo obtuvo Valdivia el título de Gobernador de Chile 307
III.
Los SOCIOS de Pedro de Valdivia: Francisco Martínez i Pe-
dro Sancho de Hoz 319
Proceso de Pedro Sancho de Hoz 342
IV.
Inks Suárez i doña Marina Ortiz de Gaete 367
V.
LOS COMPAÑEROS DE PEDRO DE VALDIVIA
Jerónimo de Alderete 394
Francisco de Villagran 404
Su título de Gobernador de Chile (nota) 408
Instrucciones a Villagran, 30 de diciembre de 1558 (nota).... 411
Juan Bautista Pastene 422
Autorización que dio Vaca de Castro a Pastene para venir
a Chile 422
Título de encomienda dado por Valdivia a Pastene 425
Rodrigo de Quiroga 432
Francisco de Aguirre. Carta a don Francisco de Toledo,
virreidel Perú, Jujui,8 de diciembre de 1569. Abjuración
de Francisco de Aguirre, 1^ de abril de 1569 452
Pedro Gómez 453
ÍNDICE 465
Pájs.
Alonso de Reinóse 454
Lorenzo Bernal de Mercado 455
Don Martin de Avendaño 456
Don Pedro de Avendaño 457
Don Miguel de Avendaño 458
Don Martin Ruiz de Gamboa 458
Don Pedro Marino de Lovera 459
Alonso de Góngora Marmolejo 459
IMN
UNIVERSITY OF CALIFORNIA IvIBRARY