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Full text of "Obras"

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apostolado  de  la   ofrenda 


OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÜS 


BIBLIOTECA    DEL   APOSTOLADO   DE   LA    PRENSA 


OBRAS 


DE 


Santa  Teresa  de  Jesús 


TOMO   IV 


Cartas  de  la  Santa  Madre 
Teresa  de  Jesús. 


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MADRID 

ADMINISTRACIÓN  DEL  APOSTOLADO  DE  LA  PRENSA 
7,     San     Bernardo,     7. 

1916 


CON    LAS   LICENCIAS   NECESARIAS 


Kst.  Tlp.  fSucesores  de  Rivadeneyra».  -Paseo'de  San  Vicente,  nám.  20. 


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CARTA 

AL  PRUDENTÍSIMO  SEÑOR,  EL  REY  FELIPE  II 
JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  vues- 
tra majestad.  Amén.  A  mi  noticia  ha  venido  un  memorial, 
que  a  vuestra  majestad  han  dado  contra  el  padre  maes- 
tro Gracián,  que  me  espanto  de  los  ardides  del  demonio, 
y  de  sus  ministros;  porque  no  se  contenta  con  infamar  a 
este  siervo  de  Dios  (que  verdaderamente  lo  es,  y  nos 
tiene  tan  edificadas  a  todas,  que  siempre  me  escriben  de 
los  monasterios  que  visita,  que  los  deja  con  nuevo  espí- 
ritu), sino  que  procuran  ahora  deslustrar  estos  monaste- 
rios, a  donde  tanto  se  sirve  nuestro  Señor. 

Y  para  esto  se  han  valido  de  dos  Descalzos,  que  el 
uno,  antes  que  fuese  fraile,  sirvió  a  estos  monasterios,  y 
ha  hecho  cosas,  a  donde  bien  da  a  entender,  que  muchas 
veces  le  falta  el  juicio;  y  deste  Descalzo,  y  otros  apasio- 
nados contra  el  padre  maestro  Gracián  (porque  ha  de 
ser  el  que  los  castigue)  se  han  querido  valer  sus  émulos, 
haciéndoles  firmar  desatinos,  que  si  no  temiese  el  daño 
que  podría  hacer  el  demonio,  me  daría  recreación  lo  que 
dice  que  hacen  las  Descalzas;  porque  para  nuestro  hábito 
sería  cosa  monstruosa. 

Por  amor  de  Dios  suplico  a  vuestra  majestad,  no  con- 
sienta, que  anden  en  tribunales  testimonios  tan  infames, 
porque  es  de  tal  suerte  el  mundo,  que  puede  quedar  al- 
guna sospecha  en  alguno  (aunque  más  se  pruebe  lo  con- 


OBKAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


trario)  si  dimos  alguna  ocasión.  Y  no  ayuda  a  la  reforma- 
ción poner  mácula  en  lo  que  está  por  la  bondad  de  Dios 
tan  reformado,  como  vuestra  majestad  podrá  ver,  si  es 
servido,  por  una  probanza,  que  mandó  hacer  el  padre 
Gracián  destos  monasterios,  por  ciertos  respetos,  de  per- 
sonas graves,  y  santas,  que  a  estas  monjas  tratan, 

Y  pues  de  los  que  han  escrito  los  memoriales,  se  puede 
hacer  información  de  lo  que  les  mueve,  por  amor  de  Dios 
nuestro  Señor  vuestra  majestad  lo  mire,  como  cosa  que 
toca  a  su  gloria,  y  honra.  Porque  si  los  contrarios  ven, 
que  se  hace  caso  de  sus  testimonios,  por  quitar  la  visita, 
levantarán  a  quien  la  hace  que  es  hereje;  y  donde  no  hay 
mucho  temor  de  Dios,  será  fácil  probarlo. 

2.  Yo  he  lástima  de  lo  que  este  siervo  de  Dios  padece,, 
y  con  la  rectitud,  y  perfeción  que  va  en  todo;  y  esto  me 
obliga  a  suplicar  a  vuestra  majestad  le  favorezca,  o  le 
mande  quitar  de  la  ocasión  destos  peligros,  pues  es  hijo 
de  criados  de  vuestra  majestad,  y  él  por  sí  no  pierde;  que 
verdaderamente  me  ha  parecido  un  hombre  enviado  de 
Dios,  y  de  su  bendita  Madre,  cuya  devoción,  que  tiene 
grande,  le  trujo  a  la  Orden  para  ayuda  mía;  porque  ha 
más  de  diez  y  siete  años,  que  padecía  a  solas,  y  ya  no 
sabía  cómo  lo  suírir,  que  no  bastaban  mis  fuerzas  flacas. 

Suplico  a  vuestra  majestad,  me  perdone  lo  que  me  he 
alargado,  que  el  gran  amor  que  tengo  a  vuestra  majestad, 
me  ha  hecho  atreverme,  considerando,  que  pues  sufre  el 
Señor  mis  indiscretas  quejas,  también  las  sufrirá  vuestra 
majestad.  Plegué  a  Él  oiga  todas  las  oraciones  de  Des- 
calzos, y  Descalzas  que  se  hacen,  para  que  guarde  a  vues- 
tra majestad  muchos  años,  pues  ningún  otro  amparo  te- 
nemos en  la  tierra.  Fecha  en  Ávila,  a  13  de  setiembre  de 
mil  y  quinientos  y  setenta  y  siete  años. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  majestad, 
Teresa  de  Jesús. 


CAKTAS    DE   LA    SANTA 


CARTA 

AL   ILUSTRÍSIMO   SEÑOR   DON   TEUTONIO   DE   BRAGANZA 
ARZOBISPO  QUE  FUÉ  DE  ÉBORA,  EN  SALAMANCA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  V.  S.  y  venga 
muy  en  hora  buena  con  salud,  que  ha  sido  harto  contento 
para  mi,  aunque  para  tan  largo  camino,  corta  se  me  hizo 
la  carta;  y  aun  no  me  dice  V.  S.  si  se  hizo  bien  a  lo 
que  V.  S.  iba.  De  que  estará  descontento  de  sí,  no  es 
cosa  nueva:  ni  V.  S.  se  espante,  de  que  con  el  trabajo 
del  camino,  y  el  no  poder  tener  el  tiempo  tan  ordenado, 
tenga  alguna  tibieza.  Como  V.  S.  torne  a  su  sosiego,  le 
tornará  a  tener  el  alma. 

Yo  tengo  ahora  alguna  salud,  para  como  he  estado; 
que  a  saberme  quejar  tan  bien  como  V.  S.  no  tuviera  en 
nada  sus  penas.  Fué  extremo  los  dos  meses  de  gran  mal 
que  tuve;  y  era  de  suerte,  que  redundaba  en  lo  interior, 
para  tenerme  como  una  cosa  sin  ser.  Desto  interior  ya 
estoy  buena;  de  lo  exterior,  con  los  males  ordinarios  bien 
regalada  de  V.  S. 

Nuestro  Señor  se  lo  pague,  que  ha  habido  para  mí,  y 
otras  enfermas,  que  lo  vinieron  harto  algunas  de  Pastra- 
na,  porque  la  casa  era  muy  húmeda.  Mejores  están:  son 
muy  buenas  almas,. que  gustaría  V.  S.  de  tratarlas,  en  es- 
pecial la  priora. 

2.  Ya  yo  sabía  la  muerte  del  rey  de  Francia.  Harta 
pena  me  da  ver  tantos  trabajos,  y  cómo  va  el  demonio 
ganando  almas.  Dios  lo  remedie,  que  si  aprovechasen 
nuestras  oraciones,  no  hay  descuido  en  suplicarlo  a  Su 
Majestad.  A  quien  suplico,  pague  a  V.  S.  el  cuidado,  que 


OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


tiene  en  hacer  merced,  y  favor  a  esta  Orden.  El  padre 
provincial  ha  andado  tan  lejos  (digo  el  visitador)  que  aun 
por  cartas  no  he  podido  tratar  este  negocio.  De  lo 
que  V.  S.  me  dice  de  hacer  ahí  casa  destos  Descalzos, 
seria  harto  bien,  si  el  demonio,  por  serlo  tanto,  no  lo  es- 
torba: y  es  harta  comodidad  la  merced  que  V.  nos  hace. 

Y  ahora  viene  bien,  que  los  visitadores  se  han  tornado 
a  confirmar,  y  no  por  tiempo  limitado;  y  creo,  que  con 
más  autoridad,  para  cosas,  que  antes,  y  pueden  admitir 
monasterios;  y  ansí  espero  en  el  Señor  lo  ha  de  que- 
rer. V.  S.  no  lo  despida  por  amor  de  Dios.  Presto  creo 
estará  cerca  el  padre  visitador:  yo  le  escribiré;  y  dícen- 
me  irá  por  allá,  V.  S.  me  hará  merced  de  hablarle,  y  de- 
cir su  parecer  en  todo.  Puede  hablarle  V.  S.  con  toda 
llaneza,  que  es  muy  bueno,  y  merece  se  trate  ansí  con 
él;  y  por  V.  S.  quizá  se  determinará  a  hacerlo.  Hasta  ver 
esto,  suplico  a  V.  S.  no  lo  despida. 

La  madre  priora  se  encomienda  en  las  oraciones 
de  V.  S.  Todas  han  tenido  cuenta,  y  la  tienen  de  enco- 
mendarle a  nuestro  Señor,  y  ansí  lo  harán  en  Medina,  y 
a  donde  me  quisieren  hacer  placer.  Pena  me  da  la  poca 
salud,  que  trae  nuestro  padre  rector:  nuestro  Señor  se  la 
dé,  y  a  V.  S.  tanta  santidad,  como  yo  le  suplico.  Amén. 
Mande  V.  S.  decir  al  padre  rector,  que  tenemos  cuidado 
de  pedir  al  Señor  su  salud,  y  que  me  va  bien  con  el  pa- 
dre Santander,  aunque  no  con  los  religiosos  vecinos, 
porque  compramos  una  casa  harto  a  nuestro  propósito,  y 
es  algo  cerca  dellos,  y  hannos  puesto  pleito:  no  sé  en  qué 
parará. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  V.  S., 

Teresa  de  Jesús,  Carmelita. 


CAKTAS   DE  LA   SANTA 


CARTA 

AL  ILUSTRÍSIMO  PRELADO  DON  TEUTONIO  DE  BRAGANZA 
ARZOBISPO  DE  ÉBORA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  ilus- 
trísima  señoría.  Amén.  Una  carta  de  V.  S.  lima,  recibí 
más  ha  de  dos  meses,  y  quisiera  harto  responder  luego;  y 
aguardando  alguna  bonanza  de  los  grandes  trabajos,  que 
desde  Agosto  hemos  tenido  Descalzos,  y  Descalzas,  para 
dar  a  V.  S.  noticia  dello,  como  me  manda  en  su  carta,  me 
he  detenido;  y  hasta  ahora  va  cada  día  peor,  como  des- 
pués diré  a  V.  S. 

Ahora  no  quisiera  sino  verme  con  V.  S.  que  por  carta 
podré  decir  mal  el  contento,  que  me  ha  dado  una,  que  he 
recibido  esta  semana  de  V.  S.  por  la  vía  del  padre  rector, 
aunque  con  más  claridad  tenía  yo  nuevas  de  V.  S.  más  ha 
de  tres  semanas;  y  después  me  las  han  dicho  por  otra 
parte:  que  no  sé  cómo  piensa  V.  S.  ha  de  ser  secreta  cosa 
semejante. 

Plegué  a  la  divina  Majestad,  que  sea  para  tanta  gloria, 
y  honra  suya,  y  ayuda  a  ir  V.  S.  creciendo  en  mucha  san- 
tidad, como  yo  pienso  que  será. 

2.  Crea  V.  S.  que  cosa  tan  encomendada  a  Dios,  y 
de  almas,  que  sólo  traen  delante,  que  sea  servido  en  todo 
lo  que  piden,  que  no  las  dejará  de  oír;  y  yo,  aunque  ruin, 
es  muy  continuo  el  suplicárselo,  y  en  todos  estos  monas- 
terios destas  siervas  de  V.  S.  a  donde  hallo  cada  dia  al- 
mas, que  cierto  me  traen  con  harta  confusión.  No  parece 
sino  que  anda  nuestro  Señor  escogiéndolas,  para  traerlas 
a  estas  casas,  de  tierras,  a  donde  no  sé  quién  las  da  no- 
ticia. 


10  OBRAS   DE   SANTA   TERESA   DE   JEStJS 


3.  Ansí  que  V.  S.  se  anime  mucho,  y  no  le  pase  por 
pensamiento  pensar,  que  no  ha  sido  ordenado  de  Dios 
(que  yo  ansí  lo  tengo  por  cierto),  sino  que  quiere  Su  Ma- 
jestad, que  lo  que  V.  S.  ha  deseado  servirle,  lo  ponga 
ahora  por  obra:  que  ha  estado  mucho  tiempo  ocioso,  y 
nuestro  Señor  está  muy  necesitado  de  quien  le  favorezca 
la  virtud:  que  poco  podemos  la  gente  baja,  y  pobre,  si  no 
despierta  Dios  quien  nos  ampare,  aunque  más  queramos 
no  querer  cosa,  sino  su  servicio;  porque  está  la  malicia 
tan  subida  y  la  ambición,  y  honra,  en  muchos  que  la  ha- 
bían de  traer  debajo  de  los  pies,  tan  canonizada,  que  aun 
el  mesmo  Señor  parece  se  quiere  ayudar  de  sus  criatu- 
ras, con  ser  poderoso,  para  que  venza  la  virtud  sin  ellas; 
porque  le  faltan  los  que  había  tomado  para  ampararla,  y 
ansí  escoge  las  personas,  que  entiende  le  pueden  ayudar. 

4.  V.  S.  procure  emplearse  en  esto,  como  yo  entiendo 
lo  hará,  que  Dios  le  dará  fuerzas,  y  salud  (y  yo  lo  espero 
en  Su  Majestad)  y  gracia,  para  que  acierte  en  todo.  Por 
acá  serviremos  a  V.  S.  en  suplicárselo  muy  contino;  y 
plegué  al  Señor  le  dé  a  V.  S.  personas  inclinadas  al  bien 
de  las  almas,  para  que  pueda  V.  S.  descuidar.  Harto  me 
consuela,  que  tenga  V.  S.  la  Compañía  tan  por  suya,  que 
es  de  grandísimo  bien  para  todo. 

5.  Del  buen  suceso  de  mi  señora  la  marquesa  de 
Elche  me  he  alegrado  mucho,  que  me  trujo  con  harta 
pena,  y  cuidado  aquel  negocio,  hasta  que  supe  era  con- 
cluido también.  Sea  Dios  alabado.  Siempre  cuando  el 
Señor  da  tanta  multitud  de  trabajos  juntos,  suele  dar  bue- 
nos sucesos,  que  como  nos  conoce  por  tan  flacos,  y  lo 
hace  todo  por  nuestro  bien,  mide  el  padecer  conforme  a 
las  fuerzas. 

Y  ansí  pienso  nos  ha  de  suceder  en  estas  tempestades 
de  tantos  días;  que  si  no  estuviese  cierta  viven  estos  Des- 
calzos, y  Descalzas  procurando  llevar  su  regla  con  recti- 
tud, y  verdad,  habría  algunas  veces  temido  han  de  salir 


CAETAS  DE  LA   SANTA  H 


los  émulos  con  lo  que  pretenden  (que  es  acabar  este 
principio,  que  la  Virgen  sacratísima  ha  procurado  se  co- 
mience), según  las  astucias  trae  el  demonio,  que  parece 
le  ha  dado  Dios  licencia,  que  haga  su  poder  en  esto. 

6.  Son  tantas  las  cosas  y  las  diligencias  que  ha  habido 
para  desacreditarnos,  en  especial  al  padre  Gracián,  y  a  mí 
(que  es  a  donde  dan  los  golpes),  y  digo  a  V.  S.  que  son 
tantos  los  testimonios  que  deste  hombre  se  han  dicho,  y 
los  memoriales  que  han  dado  al  rey,  y  tan  pesados,  y  des- 
tos  monasterios  de  Descalzas,  que  le  espantaría  a  V.  S. 
si  lo  supiese,  de  cómo  se  pudo  inventar  tanta  malicia. 

Yo  entiendo  se  ha  ganado  mucho  en  ello;  estas  monjas 
con  tanto  regocijo,  como  si  les  tocara;  el  padre  Gracián 
con  una  perfeción,  que  me  tiene  espantada.  Gran  tesoro 
tiene  Dios  encerrado  en  aquella  alma,  con  oración  espe- 
cial por  quien  se  los  levanta,  porque  los  ha  llevado  con 
una  alegría  como  un  San  Gerónimo.  Como  él  las  ha  visi- 
tado dos  años,  y  las  conoce,  no  lo  puede  sufrir,  porque 
las  tiene  por  ángeles,  y  ansí  las  llama. 

7.  Fué  Dios  servido,  que  de  lo  que  nos  tocaba,  se  des- 
dijeron los  que  lo  habían  dicho.  De  otras  cosas  que  de- 
cían del  padre  Gracián,  se  hizo  probanza  por  mandado 
del  Consejo,  y  se  vio  la  verdad.  De  otras  cosas  también 
se  desdijeron,  y  vínose  a  entender  la  pasión  de  que  an- 
daba la  corte  llena.  Y  crea  V,  S.  que  el  demonio  pretendió 
quitar  el  provecho  que  estas  casas  hacen. 

8.  Ahora  dejado  lo  que  se  ha  hecho  con  estas  pobres 
monjas  de  la  Encamación,  que  por  sus  pecados  me  eli- 
gieron, que  ha  sido  un  juicio,  está  espantado  todo  el  lu- 
gar de  lo  que  han  padecido,  y  padecen,  y  aun  no  sé 
cuándo  se  ha  de  acabar;  porque  ha  sido  estraño  el  rigor 
del  padre  Tostado  con  ellas.  Las  tuvieron  cincuenta,  y 
más  días  sin  dejarlas  oir  misa;  que  ver  a  nadie,  tampoco 
ven  ahora. 

v  Decían  que  estaban  descomulgadas;  y  todos  los  teóio- 


12  obuas  de  santa  tebesa  de  jesús 

gos  de  Ávila,  que  no:  porque  la  descomunión  era,  porque 
no  eligiesen  de  fuera  de  casa  (que  entonces  no  dijeron, 
que  por  mi  la  ponían),  y  a  ellas  les  pareció,  que  como  yo 
era  profesa  de  aquella  casa,  y  estuve  tantos  en  ella,  que 
no  era  de  fuera:  porque  si  ahora  me  quisiese  tornar  allí, 
podía,  por  estar  allí  mi  dote,  y  no  ser  provincia  aparta- 
da: y  confirmaron  otra  priora  con  la  menor  parte.  En  el 
Consejo  lo  tienen,  no  sé  en  lo  que  parará. 

9.  He  sentido  muy  mucho  ver  por  mí  tanto  desaso- 
siego, y  escándalo  de  la  ciudad,  y  tantas  almas  inquietas, 
que  las  descomulgadas  eran  más  de  cincuenta  y  cuatro. 

Sólo  me  ha  consolado,  que  hice  todo  lo  que  pude,  por 
que  no  me  eligiesen.  Y  certifico  á  V.  S.  que  es  uno  de  los 
grandes  trabajos  que  me  pueden  venir  en  la  tierra,  verme 
allí;  y  ansí  el  tiempo  que  estuve,  no  tuve  hora  de  salud. 

10.  Mas  aunque  mucho  me  lastiman  aquellas  almas, 
que  las  hay  de  muy  mucha  perfeción,  y  hase  parecido  en 
cómo  han  llevado  los  trabajos;  lo  que  he  sentido  muy 
mucho,  es,  que  por  mandado  del  padre  Tostado  ha  más 
de  un  mes  que  prendieron  los  dos  Descalzos  que  las  con- 
fesaban, con  ser  grandes  religiosos,  y  tener  edificado  a 
todo  el  lugar  cinco  años  que  ha  que  están  allí,  que  es  lo 
que  ha  sustentado  la  casa  en  lo  que  yo  la  dejé. 

Al  menos  el  uno,  que  llaman  fray  Juan  de  la  Cruz,  todos 
tienen  por  santo,  y  todas,  y  creo  que  no  se  lo  levantan; 
en  mi  opinión  es  una  gran  pieza;  y  puestos  allí  por  el  vi- 
sitador apostólico  dominico,  y  por  el  Nuncio  pasado,  y 
estando  sujetos  al  visitador  Gracián.  No  sé  en  qué  parará. 
Mi  pena  es,  que  los  llevaron,  y  no  sabemos  a  dónde;  mas 
témese  que  los  tienen  apretados,  y  temo  algún  desmán. 
Dios  lo  remedie. 

11.  V.  S.  me  perdone,  que  me  alargo  tanto;  y  gusto 
que  sepa  V.  S.  la  verdad  de  lo  que  pasa,  por  si  fuere  por 
por  allá  el  padre  Tostado.  El  Nuncio  le  favoreció  mucho 
en  viniendo,  y  dijo  al  padre  Gracián,  que  no  visitase. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  13 


Y  aunque  por  esto  no  deja  de  ser  comisario  apostólico 
(porque  ni  el  Nuncio  había  mostrado  sus  poderes,  ni,  a  lo 
que  dice,  le  quitó),  se  fué  luego  a  Alcalá,  y  allí,  y  en  Pas- 
trana  se  ha  estado  en  una  cueva  padeciendo,  como  he  di- 
cho, y  no  ha  usado  más  de  su  comisión,  sino  estáse  allí, 
y  todo  suspenso. 

12.  Él  desea  en  gran  manera  no  tornar  a  la  visita,  y 
todos  lo  deseamos,  porque  nos  está  muy  mal,  si  no  es  que 
Dios  nos  hiciese  merced  de  hacer  provincia,  que  si  no  no 
sé  en  qué  ha  de  parar.  Y  en  yendo  allí  me  escribió,  que 
estaba  determinado,  si  fuese  a  visitar  el  padre  Tostado, 
de  obedecerle,  y  que  ansí  lo  hiciésemos  todas. 

Él  ni  fué  allá  ni  vino  acá.  Creo  lo  detuvo  el  Señor.  Con 
todo  dicen  los  padres  que  él  lo  hace  todo,  y  procura  la 
visita,  que  esto  es  lo  que  nos  mata. 

Y  verdaderamente  no  hay  otra  causa  de  lo  que  a  V.  S. 
he  dicho:  que  en  forma  he  descansado  con  que  sepa  V.  S. 
toda  esta  historia,  aunque  se  canse  un  poco  en  leerlo, 
pues  tan  obligado  está  V.  S.  a  favorecer  esta  Orden. 

Y  también,  para  que  vea  V.  S.  los  inconvenientes  que  hay 
para  querer  que  vamos  allá,  con  los  que  ahora  diré,  que 
es  otra  barabúnda. 

13.  Como  yo  no  puedo  dejar  de  procurar  por  las  vías 
que  puedo,  que  no  se  deshaga  este  buen  principio  (ni 
ningún  letrado  que  me  confiese  me  aconseja  otra  cosa), 
están  estos  padres  muy  disgustados  conmigo,  y  han  in- 
formado a  nuestro  padre  general  de  manera,  que  juntó  un 
Capítulo  general,  que  se  hizo:  y  ordenaron,  y  mandó  nues- 
tro padre  general,  que  ninguna  Descalza  pudiese  salir  de 
su  casa,  en  especial  yo:  que  escogiese  la  que  quisiese,  so 
pena  de  descomunión. 

Vese  claro,  que  es  porque  no  se  hagan  más  fundacio- 
nes de  monjas  y  es  lástima  la  multitud  dellas  que  claman 
por  estos  monasterios,  y  como  el  número  es  tan  poco,  y 
no  se  hacen  más,  no  se  puede  recibir.  Y  aunque  el  Nun- 


14  0BBA8  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


Cío  pasado  mandó  que  no  dejase  de  fundar  después  desto, 
y  tengo  grandes  patentes  del  visitador  apostólico  para 
fundar,  estoy  muy  determinada  a  no  lo  hacer,  si  nuestro- 
padre  general,  o  el  Papa,  no  ordenan  otra  cosa:  porque 
como  no  queda  por  mi  culpa,  háceme  Dios  merced,  que 
estaba  ya  cansada. 

Puesto  que  para  servir  a  V.  S.  no  fuera  sino  descanso, 
que  es  recia  cosa  pensar  de  no  verle  más;  y  si  me  lo  man- 
dasen, daríame  gran  consuelo,  y  aunque  esto  no  hubiera 
del  Capítulo  general,  las  patentes  que  yo  tenía  de  nues- 
tro padre  general,  no  eran  sino  sólo  para  los  reinos  de 
Castilla,  por  donde  era  menester  mandato  de  nuevo. 
Yo  tengo  por  cierto  que  por  ahora  no  lo  dará  nuestro 
padre  general. 

Del  Papa  fácil  sería,  en  especial  si  se  le  llevase  una 
probanza,  que  mandó  hacer  el  padre  Gracián,  de  cómo 
viven  en  estos  monasterios,  y  la  vida  que  hacen  y  prove- 
cho a  otros  a  donde  están,  que  dicen,  las  podrían  por  ello 
canonizar,  y  de  personas  graves. 

Yo  no  la  he  leído,  porque  temo  se  alarguen  en  decir 
bien  de  mí:  mas  yo  mucho  querría  se  acabase  con  nuestro 
padre  general,  si  hubiese  de  ser,  y  se  pudiese,  para  que 
tuviese  por  bien  se  funde  en  España,  que  sin  salir  yo,  hay 
monjas  que  lo  pueden  hacer:  digo  hecha  la  casa,  enviarlas 
a  ella,  que  se  quita  gran  provecho  de  las  almas.  Si  V.  S. 
se  conociese  con  el  protector  de  nuestra  Orden,  que  dicen 
es  sobrino  del  Papa,  él  lo  acabaría  con  nuestro  padre  ge- 
neral: y  entiendo  será  gran  servicio  de  nuestro  Señor, 
que  V.  S.  lo  procure,  y  hará  gran  merced  a  esta  Orden. 
14.  Otro  inconveniente  hay  (que  "quiero  esté  adver- 
tido V.  S.  de  todo),  que  el  padre  Tostado  está  admitido 
ya  por  vicario  general  en  este  reino,  y  sería  recio  caso 
caer  en  sus  manos,  en  especial  yo;  y  creo  lo  estorbaría 
con  todas  sus  fuerzas:  que  en  Castilla,  a  lo  que  ahora 
parece,  no  lo  será. 


CARTAS  DE  LA   SANTA  15 


Porque  como  ha  usado  de  su  oficio,  sin  haber  mostrado 
sus  poderes,  en  especial  en  esto  de  la  Encarnación,  y  ha 
parecido  muy  mal;  hanle  hecho  dar  los  poderes,  por  una 
provisión  real,  al  Consejo  (y  otra  le  había  notificado  el 
verano  pasado),  y  no  se  los  han  tornado  a  dar,  ni  creo  se 
los  darán. 

Y  también  tenemos  para  estos  monasterios  cartas  de 
los  visitadores  apostólicos,  para  que  no  seamos  visitadas, 
sino  de  quien  nuestro  padre  general  mandare,  con  que 
sea  Descalzo.  Allá,  no  habiendo  nada  desto,  presto  irá  la 
perfeción  por  el  suelo.  V.  S.  verá  cómo  se  podrán  reme- 
diar todos  estos  inconvenientes,  que  buenas  monjas* no 
faltarán  para  servir  a  V.  S. 

Y  el  padre  Julián  de  Ávila  (que  parece  está  ya  puesto  en 
el  camino)  besa  las  manos  de  V.  S.  Está  harto  alegre  de 
las  nuevas  (que  él  las  sabía,  antes  que  yo  se  las  dijese)  y 
muy  confiado  que  ha  V.  S.  de  ganar  mucho  con  ese  cui- 
dado delante  de  nuestro  Señor. 

María  de  San  Gerónimo,  que  es  la  que  era  superiora 
desta  casa,  también  besa  las  manos  de  V.  S.  Dice,  que  irá 
de  muy  buena  gana  a  servir  a  V.  S.  si  nuestro  Señor  lo  or- 
dena. Su  Majestad  lo  guíe  todo  como  sea  más  para  su  glo- 
ria, y  a  V.  S.  guarde  con  mucho  aumento  de  amor  suyo. 
15.  No  es  maravilla,  que  ahora  no  pueda  V.  S.  tener 
el  recogimiento  que  desea  con  novedades  semejantes.  Da- 
rále  nuestro  Señor  doblado,  como  lo  suele  hacer,  cuando 
se  ha  dejado  por  su  servicio,  aunque  siempre  deseo  que 
procure  V.  S.  tiempo  para  sí;  porque  en  esto  está  todo 
nuestro  bien.  Desta  casa  de  San  José  de  Ávila,  a  diez  y 
seis  de  Enero  de  mil  y  quinientos  y  setenta  y  ocho  años. 
Suplico  a  V.  S.  no  me  atormente  con  estos  sobre  escri- 
tos, por  amor  de  nuestro  Señor. 


Indigna. sierva,  y  subdita  de  V.  S.  I., 
Teresa  de  Jesús. 


16        0BBA8  DE  SANTA  TEBESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL   ILUSTRÍSIMO   SEÑOR  DON   ALVARO   DE   MENDOZA 
OBISPO  DE   ÁVILA,   EN   OLMEDO 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  V.  S.  siempre. 
Amén.  Yo  estoy  buena  del  mal  que  tenía,  aunque  no  de 
la  cabeza,  que  siempre  me  atormenta  este  ruido.  Alas  con 
saber  que  tiene  V.  S.  salud  pasaré  yo  muy  bien  mayores 
males.  Beso  a  V.  S.  las  manos  muchas  veces,  por  la  mer- 
ced que  me  hace  con  sus  cartas,  que  nos  son  harto  con- 
suelo: y  ansí  le  han  recibido  estas  madres,  y  me  las  vinie- 
ron a  mostrar  muy  favorecidas,  y  con  razón. 

2.  Si  V.  S.  hubiera  visto  cuan  necesaria  era  la  visita, 
de  quien  declare  las  constituciones,  y  las  sepa  de  haber- 
las obrado,  creo  le  diera  mucho  contento,  y  entendie- 
ra V.  S.  cuan  grande  servicio  ha  hecho  a  nuestro  Señor,  y 
bien  a  esta  casa,  en  no  la  dexar  en  poder  de  quien  su- 
piera mal  entender  por  dónde  podía,  y  comenzaba  a  en- 
trar el  demonio:  y  hasta  ahora  sin  culpa  de  nadie,  sino  con 
buenas  intenciones.  Cierto  que  no  me  harto  de  dar  gracias 
a  Dios. 

De  la  necesidad,  ni  falta  que  nos  hará,  cuando  el  obispo 
no  haga  nada  con  ellas,  no  tenga  V.  S.  pena,  que  se  re- 
mediará mejor  de  unos  monasterios  a  otros,  que  no  de 
quien  en  toda  la  vida  nos  terna  el  amor  que  V.  S.  Como 
tuviéramos  á  V.  S.  aquí  para  gozarle  (que  ésta  es  la  pena), 
en  lo  demás  ninguna  mudanza  parece  que  hemos  hecho, 
que  tan  subditas  nos  estamos;  porque  siempre  lo  serán, 
todos  los  perlados  de  V.  S.,  en  especial  el  padre  Gracián 
que  parece  le  hemos  pegado  el  amor  que  a  V.  S.  tenemos. 


CAETAS   DE   LA    SANTA  17 


Hoy  le  envié  la  carta  de  V.  S  ,  que  no  está  aquí.  Fué  a 
despachar  a  los  que  van  a  Roma,  a  Alcalá.  Muy  contentas 
han  quedado  las  hermanas  dél.  Cierto  es  gran  siervo  de 
Dios:  y  como  ven  que  en  todo  seguirá  lo  que  V.  S.  man- 
dare, ayuda  mucho. 

3.  En  lo  que  toca  a  aquella  señora,  yo  procuraré  lo 
que  V.  S.  manda,  si  hubiere  ocasión,  porque  no  es  per- 
sona que  acostumbra  venir  a  esta  casa  que  me  lo  vino  a 
decir;  y  a  lo  que  se  dio  a  entender,  no  es  cosa  de  casa- 
miento. Después  que  vi  la  carta  de  V.  S.  he  pensado  si  es 
eso,  y  se  pretendía  atajar;  aunque  no  puedo  entender  que 
tenga  persona,  que  le  toque  en  este  caso,  quien  me  lo  dixo, 
sino  con  celo  de  la  república,  y  de  Dios. 

Su  Majestad  lo  guíe  como  más  se  sirva;  que  ya  está  de 
suerte,  que  aunque  V.  S.  no  quiera,  la  harán  parte.  Harto 
me  consuelo  yo,  que  esté  tan  libre  V.  S.  para  no  tener 
pena.  Mire  V.  S.  si  sería  bien  advertirlo  a  la  abadesa,  y 
mostrarse  V.  S.  enojado  con  la  parte,  para  si  se  pudiese 
remediar  algo;  que  yo  digo  a  V.  S.  que  me  encareció 
mucho. 

4.  En  el  negocio  del  maestro  Daza  no  sé  qué  diga, 
que  tanto  quisiera  que  V.  S.  hiciera  algo  por  él;  porque 
veo  lo  que  V.  S.  le  debe  de  voluntad:  que  aunque  no  fuera 
después  nada,  me  holgara.  Éste  dice  tiene  tanta,  que  si 
entendiese  que  da  a  V.  S.  pesadumbre  en  suplicar  le  haga 
merced,  no  por  eso  le  dejaría  de  servir,  sino  que  procura- 
ría no  decir  jamás  a  V.  S.  le  hiciese  mercedes.  Como  tiene 
esta  voluntad  tan  grande,  y  ve  que  V.  S.  las  hace  a  otros, 
y  ha  hecho,  un  poco  lo  siente,  pareciéndole  poca  dicha 
suya. 

En  lo  de  la  canongía  él  escribe  a  V.  S.  lo  que  hay.  Con 
estar  cierto,  que  si  alguna  cosa  vacare,  antes  que  V.  S.se 
vaya,  le  hará  merced,  queda  contento,  y  el  que  a  mí  me 
daría  esto,  es,  porque  creo  a  Dios,  y  al  mundo  parecería 
bien,  y  verdaderamente  V.  S.  se  lo  debe.  Plegué  a  Dios 
Tomo  iv  2 


18  OBRAS   DE   SANTA   TEBESA   DE   JEStjS 


haya  algo  porque  dexe  V.  S.  contentos  a  todos,  que  aun- 
que sea  menos  que  canongía,  lo  tomará  a  mi  parecer.  En 
fin,  no  tienen  todos  el  amor  tan  desnudo  a  V.  S.  como  las 
Descalzas,  que  sólo  queremos  que  nos  quiera,  y  nos  le 
guarde  Dios  mucho  anos. 

Pues  mi  hermano  bien  puede  entrar  en  esta  cuenta, 
que  está  ahora  en  el  locutorio,  besa  las  manos  muchas  ve- 
ces de  V.  S.  y  Teresa  los  pies.  Todas  nos  mortificamos, 
de  que  nos  mande  V.  S.  le  encomendemos  a  Dios  de 
nuevo;  porque  ha  de  ser  ya  tan  entendido  de  V.  S.  que 
nos  hace  agravio.  Danme  priesa  por  ésta,  y  ansí  no  me 
puedo  alargar  más.  Paréceme,  que  con  que  diga  V.  S.  al 
maestro  si  algo  vacare  se  lo  dará,  estará  contento. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  V.  S., 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL  ILLMO.  SR.  DON  ALVARO  DE  MENDOZA,  OBISPO  DE  ÁVILA. 
ES   LA   QUE   LLAMAN   DEL  VEJAMEN 

JESÚS 

1 .  Si  la  obediencia  no  me  forzara,  cierto  yo  no  respon- 
diera, ni  admitiera  la  judicatura  por  algunas  razones,  aun- 
que no  por  las  que  dicen  las  hermanas  de  acá,  que  es  en- 
trar mi  hermano  entre  los  opositores,  que  parece  la  afición 
de  hacer  torcer  la  justicia;  porque  a  todos  los  quiero  mu- 
cho, como  quien  me  ha  ayudado  a  llevar  mis  trabajos, 
que  mi  hermano  vino  al  fin  de  beber  el  cáliz  aunque  le  ha 
alcanzado  alguna  parte,  y  alcanzará  más,  con  el  favor  del 
Señor. 

2.  El  me  dé  gracia,  para  que  no  diga  algo,  que  me- 
rezca denuncien  de  mí  a  la  Inquisición,  según  está  la  ca- 
beza de  las  muchas  cartas,  y  negocios  que  he  escrito 


CARTAS   DE  LA    SANTA  19 


desde  a  noche  acá.  Mas  la  obediencia  todo  lo  puede:  y 
ansí  haré  lo  que  V.  S.  manda,  bien,  o  mal.  Deseo  he  tenido 
de  holgarme  un  rato  con  los  papeles;  y  no  ha  habido  re- 
medio. 

3.  A  lo  que  parece,  el  mote  es  del  Esposo  de  nuestras 
almas,  que  dice:  Búscate  en  mi.  Pues  señal  es  que  yerra 
el  Sr.  Francisco  de  Salcedo,  en  poner  tanto  en  que  Dios 
está  en  todas  las  cosas,  que  él  sabidor  es  que  está  en  to- 
das las  cosas. 

4.  También  dice  mucho  de  entendimiento,  y  de  unión. 
Ya  se  sabe  que  en  la  unión  no  obra  el  entendimiento; 
pues  si  no  obra,  ¿cómo  ha  de  buscar?  Aquello  que  dice 
David:  Oiré  lo  que  habla  el  Señor  Dios  en  m/(Sal.  85,  v,  9), 
me  contentó  mucho,  porque  esto  de  paz  en  las  potencias, 
es  mucho  de  estimar,  que  entiende  por  el  pueblo.  Mas  no 
tengo  intención  de  decir  de  cosa  bien  de  cuanto  han  di- 
cho; y  ansí  digo,  que  no  viene  bien,  porque  no  dice  la 
letra  que  oigamos,  sino  que  busquemos. 

5.  Y  lo  peor  de  todo  es,  que  si  no  se  desdice,  habré 
de  denunciar  de  él  a  la  Inquisición,  que  está  cerca.  Por- 
que después  de  venir  todo  el  papel  diciendo:  Este  es  dicho 
de  San  Pablo,  y  del  Espirita  Santo,  dice  que  ha  firmado 
necedades.  Venga  luego  la  enmienda,  si  no,  verá  lo  que 
pasa. 

6.  El  padre  Julián  de  Avila  comenzó  bien,  y  acabó 
mal;  y  ansí  no  se  le  ha  de  dar  la  gloria.  Porque  aquí  no 
le  piden  que  diga  de  la  luz  increada,  y  criada,  como  se 
junten,  sino  que  nos  busquemos  en  Dios.  Ni  le  pregunta- 
mos lo  que  siente  un  alma,  cuando  está  tan  junta  con  su 
Criador;  si  está  unida  con  él,  ¿cómo  tiene  de  sí  diferen- 
cia, o  no?  Pues  no  hay  allí  entendimiento  para  esas 
disputas,  pienso  yo:  porque  si  le  hubiera,  bien  se  pudiera 
entender  la  diferencia  que  hay  entre  el  Criador  y  la 
criatura, 

7.  También  dice:  Cuando  está  apurada.  Creo  yo,  que 


20  OBRAS  DK  SANTA  TKRESA  DE  JESÚS 

110  bastan  aquí  virtudes,  ni  apuración;  porque  es  cosa  so- 
brenatural, y  dada  de  Dios  a  quien  quiere;  y  si  algo  dis- 
pone, es  el  amor.  Mas  yo  le  perdono  sus  yerros,  porque 
no  fué  tan  largo  como  mi  padre  fray  Juan  de  la  Cruz. 
Harta  buena  doctrina  dice  en  su  respuesta,  para  quien 
quisiere  hacer  los  ejercicios  que  hacen  en  la  Compañía  de 
Jesús,  mas  no  para  nuestro  propósito. 

8.  Caro  costaría,  si  no  pudiéramos  buscar  a  Dios,  sino 
cuando  estuviésemos  muertos  ai  mundo.  No  lo  estaba 
la  Magdalena,  ni  la  Samaritana,  ni  la  Cananea,  cuando  le 
hallaron.  También  trata  mucho  de  hacerse  una  mesma 
cosa  con  Dios  en  unión;  y  cuando  esto  viene  a  ser,  y  hace 
esta  merced  al  alma,  no  dirá  que  le  busque,  pues  ya  le  ha 
hallado. 

9  Dios  me  libre  de  gente  tan  espiritual,  que  todo  lo 
quiere  hacer  contemplación  perfeta,  dé  donde  diere.  Con 
todo  eso,  le  agradecemos  el  habernos  dado  tan  bien  a  en- 
tender lo  que  no  preguntamos.  Por  eso  es  bien  hablar 
siempre  de  Dios,  que  de  donde  no  pensamos,  nos  viene  el 
provecho. 

10.  Como  ha  sido  el  señor  Lorenzo  de  Cepeda,  a 
quien  agradecemos  mucho  sus  coplas,  y  respuesta.  Que 
si  ha  dicho  más  que  entiende  por  la  recreación  que  nos 
ha  dado  con  ellas,  le  perdonamos  la  poca  humildad  en 
meterse  en  cosas  tan  subidas,  como  di£e  en  su  respuesta; 
y  por  el  buen  consejo  que  da,  de  que  tengan  quieta  ora- 
ción (como  si  fuese  en  su  mano)  sin  pedírsele:  ya  sabe  la 
pena  a  que  se  obliga  el  que  esto  hace. 

Plegué  a  Dios  se  le  pegue  algo  de  estar  junto  a  la  miel, 
que  harto  consuelo  me  da,  aunque  veo,  que  tuvo  harta 
razón  de  correrse.  Aquí  no  se  puede  juzgar  mejoría,  pues 
en  todo  hay  falta  sin  hacer  injusticia.    • 

1 1.  Mande  V.  S.  que  se  enmienden.  Quizá  me  enmen- 
daré, en  no  me  parecer  a  mi  hermano  en  poco  humilde- 
Todos  son  tan  divinos  esos  señores,  que  han  perdido  por 


CARTAS  DE  LA   SAJíTA  21 


garta  de  más;  porque  (como  he  dicho)  quien  alcanzare 
esa  merced  de  tener  el  alma  unida  consigo,  no  le  dirá  que 
le  busque,  pues  ya  le  posee.  Beso  las  manos  de  V.  S.  mu- 
chas veces,  por  la  merced  que  me  hizo  con  su  carta.  Por 
no  cansar  más  a  V.  S.  con  estos  desatinos,  no  escribo 

ahora. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  V.  S., 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL  MUY  ILUSTRE    SEÑOR   DON  SANCHO  DÁVILA   QUE   DESPUÉS 
FUÉ   OBISPO   DE  JAÉN 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  vues- 
tra merced.  He  alabado  a  nuestro  Señor,  y  tengo  por  gran 
merced  suya,  lo  que  vuestra  merced  tiene  por  falta,  de- 
jando algunos  estremos  de  los  que  vuestra  merced  hacía 
por  la  muerte  de  mi  seíiorala  marquesa  su  madre,  en  que 
tanto  todos  hemos  perdido.  Su  señoría  goza  de  Dios,  ¡y 
ojalá  tuviésemos  todos  tal  fin! 

2.  Muy  bien  ha  hecho  vuestra  merced  en  escribir  su 
vida,  que  fué  muy  santa,  y  soy  yo  testigo  desta  verdad. 
Beso  a  vuestra  merced  las  manos,  por  la  que  me  hace  en 
querer  enviármela,  que  tendré  yo  mucho  que  considerar, 
y  alabar  a  Dios  en  ella. 

Esa  gran  determinación,  que  vuestra  merced  no  siente 
en  sí  de  no  ofender  a  Dios,  como  cuando  se  ofrezca  oca- 
sión de  servirle,  y  apartarse  de  no  enojarle,  no  le  ofenda, 
es  señal  verdadera,  de  que  lo  es  el  deseo  de  no  ofender  a 
Su  Majestad.  Y  el  llegarse  vuestra  merced  al  Santísimo 
Sacramento  cada  día,  y  pesarle  cuando  no  lo  hace,  lo  es 
de  más  estrecha  amistad. 


22  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  CE  JESÚS 

3.  Siempre  vaya  vuestra  merced  entendiendo  las  mer- 
cedes que  recibe  de  su  mano,  para  que  vaya  creciendo  lo 
que  le  ama,  y  déjese  de  andar  mirando  en  delgadezas  de 
su  miseria,  que  a  bulto  se  nos  presentan  a  todos  hartas, 
en  especial  a  mí. 

4.  Y  en  eso  de  divertirse  en  el  rezar  el  Oficio  divino, 
en  que  tengo  yo  mucha  culpa,  y  quiero  pensar  es  flaqueza 
de  cabeza;  ansí  lo  piense  vuestra  merced,  pues  bien  sabe 
el  Señor  que,  ya  que  rezamos,  querríamos  fuese  muy  bien. 
Yo  ando  mejor;  y  para  el  año  que  tuve  el  pasado,  puedo 
decir  que  estoy  buena,  aunque  pocos  ratos  sin  padecer;  y 
como  veo  que  ya  que  se  vive,  es  lo  mejor,  bien  lo  llevo. 

5.  Al  señor  marqués  y  a  mi  señora  la  marquesa,  her- 
manos de  vuestra  merced,  beso  las  manos  de  sus  seño- 
rías; y  que  aunque  he  andado  lejos,  no  me  olvido  en  mis 
pobres  oraciones  de  suplicar  a  nuestro  Señor  por  sus  se- 
ñorías; y  por  vuestra  merced  no  hago  mucho,  pues  es  mi 
señor  y  padre  de  confesión. 

Suplico  a  vuestra  merced  que  al  señor  don  Fadrique  y 
a  mi  señora  doña  María  mande  vuestra  merced  dar  un 
recado  de  mi  parte,  que  no  tengo  cabeza  para  escribir  a 
sus  señorías,  y  perdóneme  vuestra  merced  por  amor  de 
Dios.  Su  Divina  Majestad  guarde  a  vuestra  merced  y  dé 
la  santidad  que  yo  le  suplico.  Amén. 

Indigna  sierva  de  vuestra  merced  y  su  hija. 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

AL   ILUSTRÍSIMO   SEÑOR   DON   SANCHO   DÁVILA 
JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  vues- 
tra merced.  Si  supiera  que  estaba  vuestra  merced  en  ese 
lugar,  antes  hubiera  respondido  a  la  carta  de  vuestra  mer- 


CARTAS   DE   LA    SANTA  23 


ced,  que  lo  deseaba  mucho,  para  decir  el  gran  consuelo 
que  me  dio.  Pagúelo  la  Divina  Majestad  a  vuestra  mer- 
ced con  los  bienes  espirituales  que  yo  siempre  le  su- 
plico. 

2.  En  la  fundación  de  Burgos  han  sido  tantos  los  tra- 
bajos y  poca  salud  y  muchas  operaciones,  que  poco 
tiempo  me  quedaba  para  tomar  este  contento.  Gloria  sea 
a  Dios  que  ya  queda  acabado  aquello,  y  bien.  Mucho 
quisiera  ir  por  donde  vuestra  merced  está,  que  me  diera 
gran  contento  tratar  algunas  cosas  en  presencia,  que  se 
pueden  mal  por  cartas.  En  pocas  quiere  nuestro  Señor 
que  haga  mi  voluntad;  cúmplase  la  de  Su  Divina  Majes- 
tad, que  es  lo  que  hace  al  caso. 

La  vida  de  mi  señora  la  marquesa  deseo  mucho  ver. 
Debió  de  recibir  tarde  la  carta  mi  señora  la  abadesa,  su 
hermana,  y  por  leerla  su  merced  creo  no  me  la  ha  envia- 
do. Con  mucha  razón  ha  querido  vuestra  merced  quede 
por  memoria  tan  santa  vida.  Plegué  a  Dios  la  haga  vues- 
tra merced  de  lo  mucho  que  hay  en  ella  que  decir,  que 
temo  ha  de  quedar  corto. 

3.  ¡O  Señor!  ¡Y  qué  es  lo  que  padecí,  en  que  sus  pa- 
dres de  mi  sobrina  la  dejasen  en  Ávila  hasta  que  yo  vol- 
viese de  Burgos!  Como  me  vieron  tan  porfiada,  salí  con 
ello.  Guarde  Dios  a  vuestra  merced,  que  tanto  cuida  de 
hacerles  merced  en  todo,  que  yo  espero  que  ha  de  ser 
vuestra  merced  su  remedio.  Guarde  Dios  a  vuestra  mer- 
ced muchos  años  con  la  santidad  que  yo  siempre  le  su- 
plico. Amén.  De  Palencia,  12  de  Agosto  de  1582. 


Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús. 


24  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL   ILUSTRÍSIMO    SEÑOR   DON    ALONSO    VELÁZQUEZ 
OBISPO   DE  OSMA 

JESÚS 

1.  Reverendísimo  padre  de  mi  alma:  por  una  de  las 
mayores  mercedes  que  me  siento  obligada  a  nuestro  Se- 
ñor, es  por  darme  Su  Majestad  deseo  de  ser  obediente; 
porque  en  esta  virtud  siento  mucho  contento  y  consuelo, 
como  cosa  que  más  encomendó  nuestro  Señor. 

2.  V.  S.  me  mandó  el  otro  día  que  le  encomendase  a 
Dios;  yo  me  tengo  en  esto  cuidado,  y  añadiómele  más  el 
mandato  de  V.  S.  Yo  lo  he  hecho  no  mirando  mi  poque-  " 
dad,  sino  ser  cosa  que  mandó  V.  S.,  y  con  esta  fe  espero 
en  su  bondad,  que  V.  S.  recibirá  lo  que  me  parece,  re- 
presentarle, y  recibirá  mi  voluntad,  pues  nace  de  obe- 
diencia. 

3.  Representándole,  pues,  yo  a  nuestro  Señor  las  mer- 
cedes que  le  ha  hecho  a  V.  S.,  y  yo  le  conozco  de  haberle 
dado  humildad,  caridad  y  celo  de  almas,  y  de  volver  por 
la  honra  de  nuestro  Señor;  y  conociendo  yo  este  deseo, 
pedíle  a  nuestro  Señor  acrecentamiento  de  todas  virtudes 
y  perfeción  para  que  fuese  tan  perfeto  como  la  digni- 
dad en  que  nuestro  Señor  le  ha  puesto  pide.  Fuéme  mos- 
trado que  le  faltaba  a  V.  S.  lo  más  principal  que  se  re- 
quiere para  esas  virtudes;  y  faltando  lo  más,  que  es  el 
fundamento,  la  obra  se  deshace  y  no  es  firme. 

Porque  le  falta  la  oración  con  lámpara  encendida,  que 
es  la  lumbre  de  la  fe  y  perseverancia  en  la  oración  con 
fortaleza,  rompiendo  la  falta  de  unión,  que  es  la  unción 
del  Espíritu  Santo,  por  cuya  falta  viene  toda  la  sequedad 
y  desunión  que  tiene  el  alma. 


CAETAS  DE  LA   SAJíTA 


4.  Es  menester  sufrir  la  importunidad  del  tropel  de 
pensamientos  y  las  imaginaciones  importunas  e  Ímpetus 
de  movimientos  naturales,  ansí  del  alma,  por  la  sequedad 
y  desunión  que  tiene,  como  del  cuerpo,  por  la  falta  de 
rendimiento  que  al  espíritu  ha  de  tener.  Porque  aunque 
a  nuestro  parecer  no  haya  imperfeciones  en  nosotros, 
cuando  Dios  abre  los  ojos  del  alma,  como  en  la  oración 
lo  suele  hacer,  parécense  bien  estas  imperfeciones. 

5.  Lo  que  me  fué  mostrado  del  orden  que  V.  S.  ha  de 
tener  en  el  principio  de  la  oración,  hecha  la  señal  de  la  cruz, 
es:  acusarse  de  todas  sus  faltas  cometidas  después  de  la 
confesión,  y  desnudarse  de  todas  las  cosas,  como  si  en 
aquella  hora  hubiera  de  morir:  tener  verdadero  arrepenti- 
miento de  las  faltas,  y  rezar  el  salmo  delMiserere,  en  pe- 
nitencia dellas. 

Y  tras  esto  tiene  de  decir:  A  vuestra  escuela,  Señor, 
vengo  a  aprender,  y  no  a  enseñar.  Hablaré  con  vuestra 
Majestad,  aunque  polvo,  y  ceniza,  y  miserable  gusano  de 
la  tierra.  Y  diciendo:  Mostrad,  Señor,  en  mi  vuestro  po- 
der, aunque  miserable  hormiga  de  la  tierra.  Ofreciéndose 
a  Dios  en  p^^erpetuo  sacrificio  de  holocausto,  pondrá  de- 
lante de  los  ojos  del  entendimiento,  o  corporales,  a  Jesu- 
cristo crucificado,  al  cual  con  reposo,  y  afecto  del  alma, 
remire,  y  considere  parte  por  parte. 

6.  Primeramente  considerando  la  naturaleza  divina 
del  Verbo  eterno  del  Padre,  unida  con  la  naturaleza  hu- 
mana, que  de  sí  no  tenía  ser,  si  Dios  no  se  lo  diera.  Y 
mirar  aquel  inefable  amor,  con  aquella  profunda  humil- 
dad, con  que  Dios  se  deshizo  tanto,  haciendo  al  hombre 
Dios,  haciéndose  Dios  hombre:  y  aquella  magnificencia,  y 
largueza  con  que  Dios  usó  de  su  poder,  manifestándose  a 
los  hombres,  haciéndoles  participantes  de  su  gloria,  poder, 
y  grandeza. 

7.  Y  si  esto  le  causare  la  admiración  que  en  una  alma 
suele  causar,  quédese  aquí:  que  debe  mirar  una  alta  tan 


26  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


baja,  y  una  baja  tan  alta.  Mirarle  a  la  cabeza  coronada  de 
espinas,  a  donde  se  considera  la  rudeza  de  nuestro  enten- 
dimiento, y  ceguedad. 

Pedir  a  nuestro  Señor  tenga  por  bien  de  abrirnos  los 
ojos  del  alma,  y  clarificarnos  nuestro  entendimiento  con 
la  lumbre  de  la  fe,  para  que  con  humildad  entendamos 
quién  es  Dios;  y  quién  somos  nosotros;  y  con  este  humilde 
conocimiento  podamos  guardar  sus  Mandamientos,  y  con- 
sejos, haciendo  en  todo  su  voluntad.  Y  mirarle  las  manos 
clavadas,  considerando  su  largueza,  y  nuestra  cortedad; 
confiriendo  sus  dádivas,  y  las  nuestras. 

8.  Mirarle  los  pies  clavados,  considerando  la  diligen- 
cia con  que  nos  busca,  y  la  torpeza  con  que  le  buscamos. 
Mirarle  aquel  costado  abierto,  descubriendo  su  corazón, 
y  entrañable  amor  con  que  nos  amó,  cuando  quiso  fuese 
nuestro  nido,  y  refugio,  y  por  aquella  puerta  entrásemos  en 
el  arca,  al  tiempo  del  diluvio  de  nuestras  tentaciones,  y 
tribulaciones. 

Suplicarle,  que  como  él  quiso  que  su  costado  fuese 
abierto,  en  testimonio  del  amor  que  nos  tenía,  dé  orden, 
que  se  abra  el  nuestro,  y  le  descubramos  nuestro  cora- 
zón, y  le  manifestemos  nuestras  necesidades,  y  acertemos 
a  pedir  el  remedio,  y  medicina  para  ellas. 

9.  Tiene  de  llegarse  V.  S.  a  la  oración  con  rendi- 
miento, y  sujeción,  y  con  facilidad  ir  por  el  camino  que 
Dios  le  llevare,  fiándose  con  seguridad  de  Su  Majestad: 
oiga  con  atención  la  lección  que  le  leyere:  ahora  mos- 
trándole las  espaldas,  o  el  rostro,  que  es  cerrándole  la 
puerta,  y  dejándoselo  fuera,  o  tomándole  de  la  mano,  y 
metiéndole  en  su  recámara.  Todo  lo  tiene  de  llevar  con 
igualdad  de  ánimo:  y  cuando  le  reprendiere,  aprobar  su 
recto,  y  ajustado  juicio,  humillándose. 

10.  Y  cuando  le  consolare,  tenerse  por  indigno  dello: 
y  por  otra  parte  aprobar  su  bondad,  que  tiene  por  natu- 
raleza manifestarse  a  los  hombres,  y  hacerlos  participan- 


CARTAS  DE  L'A    SANTA  27 


tes  de  su  poder  y  bondad.  Y  mayor  injuria  se  liace  a 
Dios,  en  dudar  de  su  largueza  en  liacer  mercedes,  pues 
quiere  más  resplandecer  en  manifestar  su  omnipotencia, 
que  no  en  mostrar  el  poder  de  su  justicia.  Y  si  el  negar 
su  poderío,  para  vengar  sus  injurias,  sería  grande  blasfe- 
mia, mayor  es  negarle  en  lo  que  él  quiere  más  mostrarlo, 
que  es  en  hacer  mercedes. 

Y  no  querer  rendir  el  entendimiento,  cierto  es  querer 
enseñarle  en  la  oración,  y  no  querer  ser  enseñado,  que 
es  a  lo  que  allí  se  va;  y  seria  ir  contra  el  fin,  y  el  intento 
con  que  allí  se  ha  de  ir.  Y  manifestando  su  polvo,  y  ce- 
niza, tiene  de  guardar  las  condiciones  del  polvo,  y  ceni- 
za, que  es  de  su  propia  naturaleza  estarse  en  el  centro  de 
la  tierra. 

11.  Mas  cuando  el  viento  le  levanta,  haría  contra  na- 
turaleza, si  no  se  levantase;  y  levantado,  sube  cuanto  el 

'Viento  lo  sube,  y  sustenta:  y  cesando  el  viento,  se  vuelve 
a  su  lugar. 

Ansí  el  alma,  que  se  compara  con  el  polvo,  y  ceniza, 
es  necesario  que  tenga  las  condiciones  de  aquello  con 
que  se  compar^a:  y  ansí  ha  de  estar  en  la  oración  sentada 
en  su  conocimiento  propio:  y  cuando  el  suave  soplo  del 
Espíritu  Santo  la  levantare,  y  la  metiere  en  el  corazón  de 
Dios,  y  allí  la  sustentare,  descubriéndole  su  bondad,  ma- 
nifestándole su  poder,  sepa  gozar  de  aquella  merced  con 
hacimiento  de  gracias,  pues  la  entrañiza  arrim.ándola  a  su 
pecho,  como  a  esposa  regalada,  y  con  quien  su  Esposo  se 
regala. 

12.  Sería  gran  villanía,  y  grosería,  la  esposa  del  rey 
(a  quien  él  escogió,  siendo  de  baja  suerte)  no  hacer  pre- 
sencia en  su  casa,  y  corte  el  día  que  él  quiere  que  la  haga, 
como  lo  hizo  la  reina  Vasthi  (Esth.,  c.  1,  v.  12),  lo  cual  el 
rey  sintió,  como  lo  cuenta  la  Santa  Escritura.  Lo  mesmo 
suele  hacer  nuestro  Señor  con  las  almas  que  se  esquivan 
del;  pues  Su  Majestad  lo  manifiesta,  diciendo:  Que  sus 


28  OBRAS  BE  SANTA  TEBESA  DE  JESÚS 

regalos  eran  estar  con  los  hijos  de  los  hombres  (Prov.  8, 
V.  31). 

Y  si  todos  huyesen,  privarían  a  Dios  de  sus  regalos, 
según  este  atributo,  aunque  sea  debajo  de  color  de  hu- 
manidad, lo  cual  no  sería,  sino  indiscreción,  y  mala  crian- 
za, y  género  de  menosprecio,  no  recibir  de  su  mano  lo  que 
él  da;  y  falta  de  entendimiento  del  que  tiene  necesidad  de 
una  cosa  para  el  sustento  de  la  vida,  cuando  se  la  dan,  no 
tomarla. 

13.  Dicese  tam.bién,  que  tiene  de  estar  como  el  gusano 
de  la  tierra.  Esta  propiedad  es,  estar  el  pecho  pegado  a 
ella,  humillado,  y  sujeto  al  Criador,  y  a  las  criaturas,  que 
aunque  le  huellen,  o  las  aves  le  piquen,  no  se  levanta. 

Por  el  hollar  se  entiende,  cuando  en  el  lugar  de  laora- 
sión  se  levanta  la  carne  contra  el  espíritu,  y  con  mil  gé- 
neros de  engaños,  y  desasosiegos,  representándole,  que 
en  otras  partes  hará  más  provecho,  como  acudir  a  las  ne» 
cesidades  de  los  prójimos,  y  estudiar,  para  predicar,  y 
gobernar  lo  que  cada  uno  tiene  a  su  cargo. 

14.  A  lo  cual  se  puede  responder,  que  su  necesidad  es 
la  primera,  y  de  más  obligación,  y  la  perfeta  caridad  em- 
pieza de  sí  mesmo.  Y  que  el  pastor,  para  hacer  bien  su 
oficio,  se  tiene  de  poner  en  el  lugar  más  alto,  de  donde 
pueda  bien  ver  toda  su  manada,  y  ver  si  la  acometen  las 
fieras;  y  este  alto  es  el  lugar  de  la  oración. 

15.  Llámase  también  gusano  de  la  tierra;  porque  aun- 
que los  pájaros  del  cielo  le  piquen,  no  se  levanta  de  la 
tierra,  ni  pierde  la  obediencia,  y  sujeción,  que  tiene  a  su 
Criador,  que  es  estar  en  el  mesmo  lugar  que  él  le  puso. 

Y  ansí  el  hombre  ha  de  estar  firme  en  el  puesto  en  que 
Dios  le  tiene,  que  es  lugar  de  la  oración,  que  aunque  las 
aves,  que  son  los  demonios,  le  piquen,  y  molesten  con  las 
imaginaciones,  y  pensamientos  importunos,  y  los  desaso- 
siegos, que  en  aquella  hora  trae  el  demonio,  llevando  el 
pensamiento,  y  derramándole  de  una  parte  a  otra,  y  tras 


CARTAS   DE   LA    SANTA  20 


el  pensamiento  se  va  el  corazón;  y  no  es  poco  el  fruto  de 
la  oración  sufrir  estas  molestias,  e  importunidades  con 
paciencia. 

Y  esto  es  ofrecerse  en  holocausto,  que  es  consumirse 
todo  el  sacrificio  en  el  fuego  de  la  tentación,  sin  que  de 
allí  salga  cosa  del. 

16  Porque  el  estar  allí  sin  sacar  nada,  no  es  tiempo 
perdido,  sino  mucha  ganancia;  porque  se  trabaja  sin  in- 
terés, y  por  sola  la  gloria  de  Dios:  que  aunque  de  presto 
le  parece  que  trabaja  en  balde,  no  es  ansi,  sino  que  acon- 
tece á  los  hijos,  que  trabajan  en  las  haciendas  de  sus  pa- 
dres, que  aunque  a  la  noche  no  llevan  jornal,  al  fin  del 
año  lo  llevan  todo. 

17.  Y  esto  es  muy  semejante  a  la  oración  del  Huerto, 
en  la  cual  pedía  Jesucristo  nuestro  Señor,  que  le  quitasen 
la  amargura,  y  dificultad,  que  se  hace  para  vencer  la  na- 
turaleza humana. 

No  pedía  que  le  quitasen  los  trabajos,  sino  el  disgusto 
con  que  los  pasaba;  y  lo  que  Cristo  pedía  para  la  parte 
inferior  del  hombre,  era,  que  la  fortaleza  del  espíritu  se 
comunicase  a  la  carne,  en  la  cual  se  esforzase  pronta, 
como  lo  estaba  el  espíritu,  cuando  le  respondieron,  que 
no  convenía,  sino  que  bebiese  aquel  cáliz:  que  es,  que 
venciese  aquella  pusilanimidad,  y  flaqueza  de  la  carne;  y 
para  que  entendiésemos,  que  aunque  era  verdadero  Dios, 
era  también  verdadero  hombre,  pues  sentía  también  las 
penalidades,  como  los  demás  hombres. 

18.  Tiene  necesidad  el  que  llega  a  la  oración  de  ser 
trabajador,  y  nunca  cansarse  en  el  tiempo  del  verano,  y 
de  la  bonanza  (como  la  hormiga),  para  llevar  manteni- 
miento para  el  tiempo  de  invierno,  de  los  diluvios,  y  tenga 
provisión  de  que  se  sustente,  y  no  perezca  de  hambre, 
como  los  otros  animales  desapercibidos;  pues  aguarda 
los  fortísimos  diluvios  de  la  muerte,  y  del  juicio. 

19.  Para  ir  a  la  oración,  se  requiere  ir  con  vestidura 


30  ODRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

de  boda,  que  es  vestidura  de  Pascua,  que  es  de  descanso, 
y  no  de  trabajo:  para  estos  días  principales  todos  procu- 
ran tener  preciosos  atavíos:  y  para  iionrar  una  fiesta, 
suele  uno  hacer  grandes  gastos,  y  lo  da  por  bien  emplea- 
do, cuando  sale  como  él  desea. 

Hacerse  uno  gran  letrado,  y  cortesano,  no  se  puede 
hacer  sin  grande  gasto,  y  mucho  trabajo.  El  hacerse  cor- 
tesano del  cielo,  y  tener  letras  soberanas,  no  se  puede 
hacer  sin  alguna  ocupación  de  tiempo,  y  trabajo  de  espí- 
ritu. 

20.  Y  con  esto  ceso  de  decir  más  a  V.  S.  a  quien  pido 
perdón  del  atrevimiento,  que  he  tenido  en  representar 
esto,  que  aunque  está  lleno  de  faltas,  e  indiscreciones,  no 
es  falta  de  celo,  que  debo  tener  al  servicio  de  V.  S.  como 
verdadera  oveja  suya,  en  cuyas  santas  oraciones  me  en- 
comiendo. Guarde  nuestro  Señor  a  V.  S.  con  muchos  au- 
mentos de  su  gracia.  Amén. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  V.  S., 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A  LA  ILUSTRÍSIMA  Y  EXCELENTÍSIMA  SEÑORA 
DOÑA    MARÍA    HENRÍQUEZ,    DUQUESA   DE    ALBA 

JESÚS 

1.  La  2racia  del  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  vues- 
tra escelencia.  Mucho  he  deseado  hacer  esto,  después 
que  supe  estaba  vuestra  escelencia  en  su  casa.  Y  ha  sido 
tan  poca  mi  salud,  que  desde  el  jueves  de  la  Cena,  no  se 
me  ha  quitado  calentura  hasta  habrá  ocho  días;  y  tenerla 
era  el  menor  mal,  según  lo  que  he  pasado. 


CARTAS   DE   LA    SAKTA  31 


Decían  los  médicos,  se  hacía  una  postema  en  el  híga- 
do: con  sangrías,  y  purgas,  ha  sido  Dios  servido  de  de- 
jarme en  este  piélago  de  trabajos.  Plegué  a  su  divina  Ma- 
jestad se  sirva  de  dármelos  a  mí  sola,  y  no  a  quien  me  ha 
de  doler  más  que  padecerlos  yo.  Por  acá  ha  parecido, 
que  se  ha  hecho  muy  bien  el  remate  de  los  negocios  de 
vuestra  escelencia. 

2.  Yo  no  sé  qué  decir,  sino  que  quiere  nuestro  Señor, 
que  no  gocemos  de  contento,  sino  acompañado  de  pena: 
que  ansí  creo  la  debe  vuestra  escelencia  de  tener  en  estar 
apartada  de  quien  tanto  la  quiere;  mas  será  servido,  que 
su  escelencia  gane  ahora  mucho  con  nuestro  Señor,  y 
después  venga  todo  junto  el  consuelo.  Plegué  a  Su  Ma- 
jestad lo  haga  como  yo  se  lo  suplico,  y  en  todas  estas 
casas  de  monjas,  que  con  grandísimo  cuidado  se  hace. 
Sólo  este  buen  suceso  las  he  encargado  tomen  ahora  muy 
a  su  cuenta;  y  yo,  aunque  ruin,  ordinariamente  le  traigo 
delante:  y  ansí  lo  haremos,  hasta  tener  las  nuevas  que  yo 
deseo. 

3.  Estoy  considerando  las  romerías,  y  oraciones,  en 
que  vuestra  escelencia  andará  ocupada  ahora;  y  cómo 
muchas  veces  le  parecerá,  era  vida  más  descansada  la 
prisión,  ¡O,  válame  Dios,  qué  vanidades  son  lasdeste 
mundo!  ¡Y  cómo  es  lo  mejor  no  desear  descanso,  ni  cosa 
del!  Sino  poner  todas  las  que  nos  tocaren  en  las  manos 
de  Dios,  que  él  sabe  mejor  lo  que  nos  conviene,  que  nos- 
otros lo  pedimos. 

4.  Tengo  mucho  deseo  de  saber  cómo  le  va  a  vuestra 
escelencia  de  salud,  y  lo  demás;  y  ansí  suplico  a  vuestra 
escelencia  me  mande  avisar.  Y  no  se  le  dé  a  vuestra  es- 
celencia nada,  que  no  sea  de  su  mano;  que  como  ha  tanto, 
que  no  veo  letra  de  vuestra  escelencia,  aun  con  los  re- 
caudos, que  me  escribía  el  padre  maestro  Gracián  de 
parte  de  vuestra  escelencia,  me  contentaba.  De  a  dónde 
estaré,  cuando  estuviere  para  partirme  deste  lugar,  ni  de 


32  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


otras  cosas,  no  digo  aquí;  porque  pienso  irá  por  allá 
el  padre  Fr.  Antonio  de  jesús,  y  dará  a  vuestra  escelen- 
cia  cuenta  de  todo. 

5.  Una  merced  me  ha  de  hacer  ahora  vuestra  escelen- 
cia  en  todo  caso,  porque  me  importa  se  entienda  el  favor 
que  vuestra  escelencia  me  hace  en  todo.  Y  es,  que  en 
Pamplona  de  Navarra  se  ha  fundado  ahora  una  casa  de 
la  Compañía  de  Jesús,  y  entró  muy  en  paz.  Después  se  ha 
levantado  tan  gran  persecución  contra  ellos,  que  los  quie- 
ren echar  del  lugar. 

Hanse  amparado  del  conde  Estable,  y  su  señoría  los  ha 
hablado  muy  bien, y  hecho  mucha  merced.  La  que  vuestra 
escelencia  me  ha  hacer  es,  escribir  a  su  señoría  una  carta, 
agradeciéndole  lo  que  ha  hecho,  y  mandándole  lo  lleve 
muy  adelante,  y  los  favorezca  en  todo  lo  que  se  les  ofre- 
ciere. 

6.  Como  ya  sé,  por  mis  pecados,  la  aflicción  que  es  a 
religiosos  verse  perseguidos,  helos  habido  lástima;  y  creo 
gana  mucho  con  Su  Majestad  quien  los  favorece,  y  ayu- 
da: y  esto  querría  yo  ganase  vuestra  escelencia,  que  me 
parece  será  dello  tan  servido,  qu»  me  atreviera  a  pedirlo 
también  al  duque,  si  estuviera  cerca. 

Dicen  los  del  pueblo,  que  lo  que  ellos  gastaren,  ternán 
menos:  y  hace  la  casa  un  caballero,  y  les  da  muy  buena 
renta,  que  no  es  de  pobreza;  y  cuando  lo  fuera,  es  harto 
poca  fe,  que  un  Dios  tan  grande  les  parezca,  que  no  es 
poderoso  para  dar  <le  comer  a  los  que  le  sirven.  Su  Ma- 
jestad guarde  a  vuestra  escelencia  y  la  dé  en  esta  ausen- 
cia, tanto  amor  suyo,  que  pueda  pasarlo  con  sosiego;  que 
sin  pena,  será  imposible. 

7.  Suplico  a  vuestra  escelencia,  que  a  quien  fuere  por 
la  respuesta  désta,  mande  vuestra  escelencia  dar  esta, 
que  le  suplico.  Y  ha  de  ir,  que  no  parezca  carta  ordinaria 
de  favor,  sino  que  vuestra  escelencia  lo  quiere.  ¡A'las  qué 
importuna  estoy!  De  cuanto  vuestra  escelencia  me  hace 


CARTAS   DE   LA    SAXT \ 


padecer,  y  ha  hecho,  no  es  mucho  me  sufra  ser  tan  atre- 
vida. Son  hoy  8  de  Abril.  Desta  casa  de  San  José  de  To- 
ledo. Quise  decir,  de  Mayo  8. 

Indigna  sierva  de  vuestra  escelencia,  y  subdita, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

A   LA    ILUSTRÍSIMA    SEÑORA    DOÑA    ANA    ENRÍQUEZ,    EN    TORO 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  mer- 
ced siempre.  Harto  consuelo  fuera  para  mí  hallar  a  vues- 
tra merced  en  este  lugar,  y  diera  por  bien  empleado  el 
camino,  por  gozar  de  vuestra  merced  con  más  asiento 
que  en  Salamanca.  No  he  merecido  esta  merced  de  nues- 
tro Señor:  sea  por  siempre  bendito.  Esta  priora  se  lo  ha 
gozado  todo:  en  fin,  es  mejor  que  yo,  y  harto  servidora 
de  vuestra  merced. 

2.  Harto  me  he  holgado  haya  tenido  vuestra  merced 
a  mi  padre  Baltasar  Alvarez  algunos  días,  porque  haya 
alivio  de  tantos  trabajos.  Bendito  sea  el  Señor,  que  tiene 
vuestra  merced  más  salud  que  suele.  La  mía  es  ahora 
harto  mejor,  que  todos  estos  otros  años;  que  es  harto  en 
este  tiempo. 

Hallé  tales  almas  en  esta  casa,  que  me  ha  hecho  alabar 
a  nuestro  Señor.  Y  aunque  Estefanía  cierto  es  a  mi  pare- 
cer santa,  el  talento  de  Casilda,  y  las  mercedes  que  el 
Señor  la  hace,  después  que  tomó  el  hábito,  me  ha  satis- 
fecho mucho.  Su  Majestad  lo  lleve  adelante,  que  mucho 
es  de  preciar  almas,  que  tan  con  tiempo  las  toma  para  sí. 

3.  La  simplicidad  de  Estefanía  para  todo,  sino  es  para 
Dios,  es  cosa  que  me  espanta,  cuando  veo  la  sabiduría, 
que  en  su  lenguaje  tiene  de  la  verdad. 

Tomo  iv  3 


;54  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

4.  Ha  visitado  el  padre  provincial  esta  casa,  y  ha  he- 
dió elección.  Acudieron  a  la  mesma,  que  se  tenían;  y 
traemos  para  supriora  una  de  San  José  de  Ávila,  que  eli- 
gieron, que  se  llama  Antonia  del  Espíritu  Santo.  La  se- 
ñora doña  Guiomar  la  conoce:  es  harto  buen  espíritu. 

5.  La  fundación  de  Zamora  se  ha  quedado  por  ahora 
y  torno  a  la  jornada  larga  que  iba.  Ya  yo  había  pensado 
de  procurar  mi  contento,  con  ir  por  ese  lugar,  para  besar 
a  vuestra  merced  las  manos.  Mucho  ha  que  no  tengo 
carta  de  mi  padre  Baltasar  Álvarez,  ni  le  escribo;  y  no 
cierto  por  mortificarme,  que  en  esto  nunca  tengo  apro- 
vechamiento, y  aun  creo  en  todo;  sino  que  son  tantos  los 
tormentos  destas  cartas,  y  cuando  alguna  es  sólo  para 
mi  contento,  siempre  me  falta  tiempo. 

Bendito  sea  Dios,  que  hemos  de  gozar  del  con  seguri- 
dad eternalmente;  que  cierto  acá  con  estas  ausencias,  y 
variedades  en  todo,  poco  caso  podemos  hacer  de  nada. 
Con  este  esperar  el  fin,  paso  la  vida:  dicen,  que  con  tra- 
bajos, a  mí  no  me  lo  parece. 

6.  Acá  me  cuenta  la  madre  priora  del  mi  guardador, 
que  no  le  cae  en  menos  gracia  su  gracia,  que  a  mí.  Nues- 
tro Señor  le  haga  muy  Santo.  Suplico  a  vuestra  merced 
dé  a  su  merced  mis  encomiendas.  Yo  le  ofrezco  a  nues- 
tro Señor  muchas  veces,  y  al  señor  don  Juan  Antonio  lo 
mesmo.  Vuestra  merced  no  me  olvide  por  amor  del  Se- 
ñor, que  siempre  tengo  necesidad. 

De  la  señora  doña  üuiomar,  ya  nos  podemos  descui- 
dar, según  vuestra  merced  dice,  y  ella  encarece.  Harto 
gustará  de  saber  algún  principio  de  tan  buen  suceso,  para 
atinar  a  lo  que  es,  por  gozar  de  contento,  el  que  vuestra 
merced  tiene.  Désele  nuestro  Señor  a  vuestra  merced  en 
el  alma 'esta  Pascua,  tan  grande  como  yo  se  lo  suplicaré. 

7.  Este  día  de  Santo  Tomé  hizo  aquí  el  padre  fray 
Domingo  un  sermón,  a  donde  puso  en  tal  término  los  tra- 
bajos, que  yo  quisiera  haber  tenido  muchos;  y  aun  que 


CAUTAS   DE   r.A   SANTA  35 


me  los  dé  el  Señor  en  lo  por  venir.  Eñ  estremo  me  han 
contentado  sus  sermones. 

Tiénenle  elegido  por  prior:  no  se  sabe  si  le  confirma- 
rán. Anda  tan  ocupado,  que  le  he  gozado  harto  poco, 
mas  con  otro  tanto  que  viera  a  vuestra  merced  me  con- 
tentara. Ordénelo  el  Señor;  y  dé  a  vuestra  merced  tanta 
salud,  y  descanso,  como  es  menester  para  ganar  el  que 
no  tiene  fin.  Es  mañana  víspera  de  Pascua. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL  REVERENDÍSIMO  PADRE,  EL  MAESTRO  FRAY  JUAN  BAUTISTA 
RÚBEO  DE  RÁVENA,  GENERAL  QUE  FUÉ  DE  LA  ORDEN  DE 

NUESTRA  SEÑORA  DEL  CARMEN. 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  vues- 
tra paternidad.  Amén.  Después  que  llegué  aquí,  a  Sevilla, 
he  escrito  a  vuestra  paternidad  tres,  o  cuatro  veces;  y  no 
lo  he  hecho  más,  porque  me  dijeron  estos  padres,  que  ve- 
nían del  Capítulo,  que  no  estaría  vuestra  paternidad  en 
Roma;  que  andaba  a  visitar  los  mantuanos.  Bendito  sea 
Dios,  que  se  acabó  este  negocio  tan  bien. 

Allí  daba  a  vuestra  paternidad  cuenta  de  los  monaste- 
rios, que  se  han  fundado  este  año,  que  son  tres,  en  Veas, 
en  Caravaca,  y  aquí.  Tiene  vuestra  paternidad  subditas 
en  ellos  harto  siervas  de  Dios.  Los  dos  son  de  renta,  y  el 
deste  lugar  de  pobreza.  Aun  no  hay  casa  propia;  mas  es- 
pero en  el  Señor  se  hará.  Porque  tengo  por  cierto,  que 
algunas  destas  cartas  habrán  llegado  a  manos  de  vuestra 
paternidad,  no  le  doy  más  particular  cuenta  en  ésta  de 
todo. 


;!()  0I5KAS   DE    SANTA    TEP.ESA   BE   JEStJS 

2.  Allí  decía,  cuan  diferente  cosa  es  hablar  a  estos  pa- 
dres Descalzos  (digo  al  padre  maestro  Gracián,  y  a  Ma- 
riano) de  lo  que  por  allá  yo  oía.  Porque  cierto  son  hijos 
verdaderos  de  vuestra  paternidad,  y  en  lo  sustancial,  osaré 
decir,  que  ninguno  de  los  que  mucho  dicen  que  lo  son,  les 
hace  ventaja.  Como  me  pusieron  por  medianera,  para  que 
vuestra  paternidad  los  tornase  a  su  gracia  (porque  ellos 
ya  no  lo  osaban  escribir),  suplicábalo  a  vuestra  paterni- 
dad en  estas  cartas  con  todo  el  encarecimiento,  que  yo 
supe,  y  ansí  se  lo  suplico  ahora. 

Por  amor  de  nuestro  Señor,  que  me  haga  vuestra  pa- 
ternidad esta  merced,  y  me  dé  algún  crédito;  pues  no  hay 
porqué  yo  no  trate,  sino  toda  verdad:  dejado  que  tenia 
por  ofensa  de  Dios  no  la  decir,  y  a  padre  que  yo  tanto 
quiero;  aunque  no  fuera  ir  contra  Dios,  lo  tuviera  por 
gran  traición  y  maldad. 

3.  Cuando  estemos  delante  de  su  acatamiento,  verá 
vuestra  paternidad  lo  que  debe  a  su  hija  verdadera  Teresa 
de  Jesús.  Esto  solo  me  consuela  en  estas  cosas;  porque 
bien  entiendo  d€be  haber  quien  diga  al  contrario;  y  ansí 
en  todo  lo  que  yo  puedo,  lo  entienden  todos,  y  entende- 
rán mientras  viviere,  digo  los  que  están  sin  pasión. 

4.  Ya  escribí  a  vuestra  paternidad  la  comisión  que 
tenía  el  padre  Gracián  del  Nuncio,  y  cómo  ahora  le  había 
enviado  a  llamar.  Ya  sabrá  vuestra  paternidad,  cómo  se 
la  tornaron  a  dar  de  nuevo,  para  visitar  a  Descalzos,  y 
Descalzas,  y  a  la  provincia  de  Andalucía.  Yo  sé  muy 
cierto,  que  esto  postrero  rehusó  todo  lo  que  pudo,  aun- 
que no  se  dice  ansí;  mas  esta  es  la  verdad,  y  su  hermano 
el  secretario  tampoco  lo  quisiera,  porque  no  se  sigue,  sino 
gran  trabajo. 

Mas  ya  que  estaba  hecho,  si  me  hubieran  creído  estos 
padres,  se  hiciera  sin  dar  nota  a  nadie,  y  muy  como  entre 
hermanos,  y  para  esto  puse  todo  lo  que  pude;  porque  de- 
jado que  es  razón,  desde  que  estamos  aquí  nos  han  soco- 


CAr.TAS    DE   LA    SAXTA 


rrido  en  todo:  y  como  a  vuestra  paternidad  escribí,  hallo 
aquí  personas  de  buen  talento  y  letras;  y  quisiera  yo  harto 
las  hubiera  ansí  en  nuestra  provincia  de  Castilla. 

5.  Yo  soy  siempre  amiga,  de  hacer  de  la  necesidad 
virtud  (como  dicen),  y  ansí  quisiera,  que  cuando  se  ponían 
a  resistir,  miraran  si  podrían  salir  con  ello.  Por  otra  parte 
no  me  espanto,  que  están  cansados  de  tantas  visitas,  y 
novedades,  como  por  nuestros  pecados  ha  habido  tantos 
años.  Plegué  al  Señor  nos  sepamos  aprovechar  dello,  que 
harto  nos  despierta  Su  Majestad;  aunque  ahora,  como  es 
de  la  mesma  Orden,  no  parece  tan  en  deslustre  della. 

Y  espero  en  Dios,  que  si  vuestra  paternidad  favorece 
este  padre,  de  manera  que  entiendan  está  en  gracia  de 
vuestra  paternidad,  que  se  ha  de  hacer  todo  muy  bien. 
El  escribe  a  vuestra  paternidad,  y  tiene  gran  deseo  de  lo 
que  digo,  y  de  no  dar  a  vuestra  paternidad  ningún  dis- 
gusto, porque  se  tiene  por  obediente  hijo  suyo. 

6.  Lo  que  yo  torno  en  ésta  a  suplicar  a  vuestra  pater- 
nidad por  amor  de  nuestro  Señor,  y  de  su  gloriosa  Madre 
(a  quien  vuestra  paternidad  tanto  ama,  y  este  padre  lo 
mesmo,  que  por  ser  muy  su  devoto  entró  en  esta  Orden), 
es,  que  vuestra  paternidad  le  responda,  y  con  blandura, 
y  deje  otras  cosas  pasadas,  aunque  haya  tenido  alguna 
culpa,  y  le  tome  por  muy  hijo,  y  subdito;  porque  verda- 
deramente lo  es:  y  el  pobre  Mariano  lo  mesmo,  sino  que 
algunas  veces  no  se  entiende, 

Y  no  me  espanto  escribiese  a  vuestra  paternidad  dife- 
rente de  lo  que  tiene  en  su  voluntad,  por  no  saberse  de- 
clarar, que  él  nunca  confiesa  haber  sido  (en  dicho,  ni  en 
hecho)  su  intención  de  enojar  a  vuestra  paternidad.  Como 
el  demonio  gana  tanto  en  que  las  cosas  se  entiendan  a  su 
propósito,  y  ansí  debe  haber  ayudado,  a  que  sin  querer 
hayan  atinado  mal  a  los  negocios. 

7.  Mas  mire  vuestra  paternidad,  que  es  de  los  hijos 
errar,  y  de  los  padres  perdonar,  y  no  mirar  a  sus  faltas. 


:{8  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

Por  amor  de  nuestro  Señor  suplico  a  vuestra  paternidad 
ine  haga  esta  merced.  Mire,  que  para  muchas  cosas  con- 
viene; que  quizá  no  las  entiende  vuestra  paternidad  allá, 
como  yo  que  estoy  acá;  y  que  aunque  las  mujeres  no  so- 
mos buenas  para  consejo,  alguna  vez  acertamos. 

Yo  no  entiendo,  qué  daño  pueda  venir  de  aquí;  y  como 
digo,  provechos  puede  haber  muchos,  y  ninguno  entiendo 
que  haya  en  admitir  vuestra  paternidad  a  los  que  se  echa- 
rían de  muy  buena  gana  a  sus  pies,  si  estuvieran  presen- 
tes, pues  Dios  no  deja  de  perdonar:  y  que  se  entienda 
gusta  vuestra  paternidad  de  que  la  reforma  se  haga  por 
subdito  hijo  suyo,  y  que  a  trueco  déste,  gusta  de  perdo- 
narle. 

8.  Si  hubiera  muchos  a  quien  lo  encomendar,  vaya; 
mas  pues  al  parecer  no  los  hay  con  los  talentos,  que  este 
padre  tiene  (que  cierto  entiendo  si  vuestra  paternidad  lo 
viese,  lo  diría  ansí),  ¿por  qué  no  ha  de  mostrar  vuestra 
paternidad,  gusto  de  sus  consejos,  y  avisos?  Y  con  enten- 
der vuestra  paternidad  gusta  desto,  se  allana  todo. 

Muchas  más  cosas  quisiera  decir  en  este  caso.  Suplico 
a  nuestro  Señor  dé  a  entender  a  vuestra  paternidad  lo  que 
esto  conviene;  porque  de  mis  palabras  ha  días  vuestra 
paternidad  no  le  hace.  Bien  segura  estoy,  que  si  en  ellas 
yerro,  no  yerra  mi  voluntad. 

9.  El  padre  fray  Antonio  de  Jesús  esta  aquí,  y  no  pudo 
hacer  menos;  aunque  también  se  comenzó  a  defender, 
como  estos  padres.  Él  escribe  a  vuestra  paternidad,  quizá 
terna  más  dicha  que  yo,  que  vuestra  paternidad  crea 
como  conviene  para  todo  esto  que  digo.  Hágalo  nuestFO 
Señor  como  puede,  y  ve  qué  es  menester. 

10.  Yo  supe  la  acta  que  viene  del  Capítulo  general 
para  que  yo  no  salga  de  una  casa.  Habíala  enviado  aquí 
el  padre  provincial  fray  Ángel  al  padre  Ulloa,  con  un 
mandamiento  que  me  notificase.  Él  pensó  me  diera  mu- 
cha pena;  como  el  intento  destos  padres  ha  sido  dármela 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  'M) 


en  procurar  esto,  y  ansí  se  lo  tenía  guardado.  Debe  haber 
poco  más  de  un  mes,  que  yo  procuré  me  lo  diesen;  por- 
que lo  supe  por  otra  parte. 

11.  Yo  digo  a  vuestra  paternidad  cierto,  que  a'cuanto 
puedo  entender  de  mí,  que  me  fuera  gran  regalo,  y  con- 
tento, si  vuestra  paternidad  por  una  carta  me  lo  mandara, 
y  viera  yo  era  doliéndose  de  los  grandes  trabajos,  que 
para  mí  (que  soy  para  padecer  poco)  en  estas  fundacio- 
nes he  pasado;  y  que  por  premio  me  mandaba  vuestra 
paternidad  descansar.  Porque  aun  entendiendo  por  la  vía 
que  viene,  me  ha  dado  harto  consuelo  poder  estar  en  mi 
sosiego. 

12.  Como  tengo  tan  gran  amor  a  vuestra  paternidad, 
no  he  dejado  como  regalada  de  sentir,  que  como  a  per-, 
sona  muy  desobediente,  viniese  de  suerte,  que  el, padre 
fray  Ángel  pudiese  publicarlo  en  la  corte  antes  que  yo 
supiese  nada,  pareciéndole  se  me  hacía  mucha  fuerza;  y 
ansí  me  escribió,  que  por  la  Cámara  del  Papa  lo  podía 
remediar,  como  si  no  fuera  un 'gran  descanso  para  mí. 

Por  cierto,  aunque  no  lo  fuera  hacer  lo  que  vuestra  pa- 
ternidad me  manda,  sino  grandísimo  trabajo,  no  me  pa- 
sara por  pensamiento  dejar  de  obedecer:  ni  me  dé  Dios 
tal  lugar,  que  contra  la  voluntad  de  vuestra  paternidad 
procure  contento. 

13.  Porque  puedo  decir  con  verdad  (y  esto  sabe  nues- 
tro Señor)  que  si  algún  alivio  tenía  en  los  trabajos,  des- 
asosiegos, aflicciones,  y  murmuraciones  que  he  pasado, 
era  entender  hacía  la  voluntad  de  vuestra  paternidad,  y 
le  daba  contento;  y  ansí  me  lo  dará  ahora  hacer  lo  que 
vuestra  paternidad  me  manda. 

Yo  lo  quise  poner  por  obra:  era  cerca  de  Navidad,  y 
como  el  camino  es  tan  largo,  no  me  dejaron,  entendiendo, 
que  la  voluntad  de  vuestra  paternidad  no  era  aventurase 
la  salud,  y  ansí  me  estoy  todavía  aquí,  aunque  no  con  in- 
tento de  quedarme  siempre  en  esta  casa,  sino  hasta  que 


1(1  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

pase  el  invierno;  porque  no  me  entiendo  con  la  gente  de 
Andalucía. 

14.  Y  lo  que  suplico  mucho  a  vuestra  paternidad  es, 
que  no  me  deje  de  escribir  a  donde  quiera  que  estuviere, 
que  como  ya  no  tengo  negocios  (que  cierto  me  será  gran 
contento)  he  miedo,  que  me  ha  de  olvidar  vuestra  pater- 
nidad, aunque  yo  no  le  daré  lugar  para  esto;  porque  aun- 
que vuestra  paternidad  se  canse,  no  dejaré  de  escribirle 
por  mi  descanso. 

15.  Por  acá  nunca  se  ha  entendido,  ni  se  entiende, 
que  el  concilio,  y  Motu  propio  quita  a  los  perlados,  que 
puedan  mandar,  que  vayan  las  monjas  a  casas,  para  bien, 
y  cosas  de  la  Orden,  que  se  pueden  ofrecer  muchas. 

No  lo  digo  esto  por  mí,  que  ya  no  estoy  para  nada  (y 
no  digí)  yo  estarme  en  una  casa,  que  me  está  tan  bien  te- 
ner algún  sosiego,  y  descanso;  mas  en  una  cárcel,  como 
entienda  doy  a  vuestra  paternidad  contento,  estaré  de 
buena  gana  toda  la  vida),  sino  porque  no  tenga  vuestra 
paternidad  escrúpulo  de  lo  pasado:  que  aunque  tenía  las 
patentes,  jamás  iba  a  ninguna  parte  a  fundar  (que  a  lo 
demás  claro  está  que  no  podía  ir)  sin  mandamiento  por 
escrito  o  licencia  del  perlado;  y  ansí  me  la  dio  el  P.  Fr.  Án- 
gel para  Veas,  y  Caravaca,  y  el  P.  Gracián  para  venir 
aquí;  porque  la  mesma  comisión  tenía  entonces  del  Nun- 
cio, que  tiene  ahora,  sino  que  no  usaba  della. 

Aunque  el  P.  Fr.  Ángel  ha  dicho  vivo  apóstata,  y  que 
estaba  descomulgada,  Dios  le  perdone.  Vuestra  paterni- 
dad sabe,  y  es  testigo,  de  que  siempre  he  procurado  esté 
vuestra  paternidad  bien  con  él,  y  darle  contento  (digo  en 
cosas,  que  no  eran  descontentar  a  Dios),  y  nunca  acaba 
de  estar  bien  conmigo. 

16.  Harto  provecho  le  haría,  si  tan  mal  estuviese  con 
Valdemoro.  Como  es  prior  de  Ávila,  quitó  los  Descalzos 
de  la  Encarnación  con  harto  gran  escándalo  del  pueblo:  y 
ansí  traía  aquellas  monjas  (que  estaba  la  casa,  que  era 


CARTAS   DE   LA   SAXTA  41 


para  alabar  a  Dios)  que  es  lástima  el  gran  desasosiego 
que  traen.  Y  escríbenme,  que  por  disculparle  a  él,  se 
echan  la  culpa  a  sí.  Ya  se  tornaron  los  Descalzos,  y  según 
me  han  escrito,  ha  mandado  el  Nuncio  no  las  confiesen 
otros  ningunos  de  los  del  Carmen. 

17.  Harta  pena  me  ha  dado  el  desconsuelo  de  aque 
Has  monjas,  que  no  les  dan  sino  pan;  y  por  otra  parte 
tanta  inquietud:  háceme  gran  lástima:  Dios  lo  remedie 
todo,  y  a  vuestra  paternidad  nos  guarde  muchos  años. 
Hoy  me  han  dicho  que  viene  acá  el  general  de  los  Domi- 
nicos. Si  me  hiciese  Dios  merced,  que  se  ofreciese  el 
venir  vuestra  paternidad;  aunque  por  otra  parte  sentiría 
su  trabajo.  Y  ansí  se  habrá  de  quedar  mi  descanso  para 
aquella  eternidad,  que  no  tiene  fin,  a  donde  verá  vuestra 
paternidad  lo  que  me  debe. 

18.  Plegué  al  Señor,  por  su  misericordia,  que  lo  me- 
rezca yo.  A  esos  mis  reverendos  padres,  compañeros  de 
vuestra  paternidad,  me  encomiendo  mucho  en  las  oracio- 
nes de  sus  paternidades.  Estas  subditas,  y  hijas  de  vues- 
tra paternidad,  le  suplican  les  eche  su  bendición;  y  yo  lo 
mesmo  para  mí.  De  Sevilla,  etc. 

De  vuestra  paternidad  indigna  hija,  y  subdita, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

AL   reverendo    padre    MAESTRO    FRAY    LUIS    DE    GRANADA 
DE  LA  ORDEN  DE  SANTO   DOMINGO 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  vues- 
tra paternidad.  Amén.  De  las  muchas  personas  que  aman 
en  el  Señor  a  vuestra  paternidad,  por  haber  escrito  tan 


42  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

santa,  y  provechosa  doctrina,  y  dan  gracias  a  Su  Majes- 
tad por  haberle  dado  a  vuestra  paternidad  para  tan 
grande,  y  universal  bien  de  las  almas,  soy  yo  una.  Y  en- 
tiendo de  mí,  que  por  ningún  trabajo  hubiera  dejado  de 
ver  a  quien  tanto  me  consuela  oír  sus  palabras,  si  se  su- 
friera conforme  a  mi  estado,  y  ser  mujer.  Porque  sin  esta 
causa,  la  he  tenido  de  buscar  personas  semejantes,  para 
asegurar  los  temores,  en  que  mi  alma  ha  vivido  algunos 
años.  Y  ya  que  esto  no  he  merecido,  heme  consolado  de 
que  el  señor  D.  Teutonio  me  ha  mandado  escribir  ésta;  a 
lo  que  yo  no  hubiera  atrevimiento. 

Mas  fiada  en  la  obediencia,  espero  en  nuestro  Señor 
me  ha  de  aprovechar,,  para  que  vuestra  paternidad  se 
acuerde  alguna  vez  de  encomendarme  a  nuestro  Señor: 
que  tengo  dello  gran  necesidad,  por  andar  con  poco  cau- 
dal, puesta  en  los  ojos  del  mundo,  sin  tener  ninguno  para 
hacer  de  verdad  algo  de  lo  que  imaginan  de  mí. 

2.  Entender  vuestra  paternidad  esto,  bastaría  a  ha- 
cerme merced,  y  limosna,  pues  tan  bien  entiende  lo  que 
hay  en  él,  y  el  gran  trabajo  que  es  para  quien  ha  vivido 
una  vida  harto  ruin.  Con  serlo  tanto,  me  he  atrevido  mu- 
chas veces  a  pedir  a  nuestro  Señor  la  vida  de  vuestra  pa- 
ternidad sea  muy  larga.  Plegué  a  Su  Majestad  me  haga 
esta  merced,  y  vaya  vuestra  paternidad  creciendo  en  san- 
tidad, y  amor  suyo.  Amén. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús,  Carmelita. 

El  señor  D.  Teutonio  creo  es  de  los  engañados  en  lo 
que  me  toca.  Díceme  quiere  mucho  a  vuestra  paternidad. 
En  pago  desto,  está  vuestra  paternidad  obligado  a  visitar 
a  su  señoría,  no  se  crea  tan  sin  causa. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  43 


CARTA 

AL  REVERENDO  PADRE  MAESTRO  FRAY  PEDRO  IBÁÑEZ 
DE  LA  ORDEN  DE  SANTO  DOMINGO,  CONFESOR  DE  LA  SANTA 

JESÚS 

1.  El  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  vuestra  merced. 
Amén.  No  sería  malo  encarecer  a  vuestra  merced  este 
servicio  por  obligarle  a  tener  mucho  cuidado  de  enco- 
mendarme a  Dios,  que  según  lo  que  he  pasado  en  verme 
escrita,  y  traer  a  la  memoria  tantas  miserias  mías,  bien 
podía,  aunque  con  verdad  puedo  decir,  que  he  sentido 
más  en  escribir  las  mercedes  que  nuestro  Señor  me  ha 
hecho,  que  las  ofensas,  que  yo  a  Su  Majestad. 

2.  Yo  he  hecho  lo  que  vuestra  merced  mandó  en  alar- 
garme, a  condición  que  vuestra  merced  haga  lo  que  me 
prometió,  en  romper  lo  que  mal  le  pareciese.  No  había 
acabado  de  leerlo  después  de  escrito,  cuando  vuestra 
merced  envía  por  él.  Puede  ser  vayan  algunas  cosas  mal 
declaradas,  y  otras  puestas  dos  veces;  porque  ha  sido  tan 
poco  el  tiempo  que  he  tenido,  que  no  podía  tornar  a  ver 
lo  que  escribía. 

3.  Suplico  a  vuestra  merced  lo  enmiende,  y  mande 
trasladar,  si  se  ha  de  llevar  al  padre  maestro  Ávila;  por- 
que podría  conocer  alguno  la  letra.  Yo  deseo  harto  se  dé 
orden  como  lo  vea,  pues  con  ese  intento  le  comencé  a 
escribir:  porque  como  a  él  le  parezca  voy  por  buen  cammo, 
quedaré  muy  consolada,  que  ya  no  me  queda  más  para 
hacer  lo  que  es  en  mí. 

4.  En  todo  haga  vuestra  merced  como  le  pareciere:  y 
vea  está  obligado  a  quien  ansí  le  fía  su  alma.  La  de  vues- 
tra merced  encomendaré  yo  toda  mi  vida  al  Señor:  por 
eso,  dése  priesa  a  servir  a  Su  Majestad,  para  hacerme  a 


44  OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DE  JESÚS 

mí  merced,  pues  verá  vuestra  merced  por  lo  que  aquí  va, 
cuan  bien  se  emplea  en  darse  todo  (como  vuestra  merced 
loha  comenzado)  a  quien  tan  sin  tasa  se  nos  da.  Sea  ben- 
dito por  siempre,  que  yo  espero  en  su  misericordia  nos 
veremos  a  donde  más  claramente  vuestra  merced  y  yo 
veamos  las  grandes,  que  ha  hecho  con  nosotros,  y  para 
siempre  jamás  le  alabemos. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  jesús. 


CARTA 

AL  REVERENDO  PADRE  MAESTRO  FRAY  DOMINGO  BÁÑEZ 
DE  LA  ORDEN  DE  SANTO  DOMINGO,  CONFESOR  DE   LA  SANTA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  mer- 
ced y  con  mi  alma.  No  hay  que  espantar  de  cosa  que  se 
haga  por  amor  de  Dios,  pues  puede  tanto  el  de  fray  Do- 
mingo, que  lo  que  le  parece  bien,  me  parece,  y  lo  que 
quiere,  quiero;  y  no  sé  en  qué  ha  de  parar  este  encanta- 
miento. 

2.  La  su  Parda  nos  ha  contentado.  Ella  está  tan  fuera 
de  sí  de  contento,  después  que  entró,  que  nos  hace  alabar 
a  Dios.  Creo  no  he  de  tener  corazón  para  que  sea  freüa, 
viendo  lo  que  vuestra  merced  ha  puesto  en  su  remedio;  y 
ansí  estoy  determinada  a  que  la  muestren  a  leer,  y  con- 
forme a  como  le  fuere,  haremos. 

3.  Bien  ha  entendido  mi  espíritu  el  suyo,  aunque  no  la 
he  hablado:  y  monja  ha  habido,  que  no  se  puede  valer, 
desde  que  entró,  de  la  mucha  oración  que  le  ha  causado. 

Crea,  padre  mío,  que  es  un  deleite  para  mí  cada  vez 
que  tomo  alguna,  que  no  trae  nada,  sino  que  se  toma  sólo 


CAETAS   DE   LA    SANTA  45 


por  Dios;  y  ver  que  no  tienen  con  qué,  .y  lo  habían  de  de- 
xar  por  no  poder  más:  veo  que  me  hace  Dios  particular 
merced,  en  que  sea  yo  medio  para  su  remedio.  Si  pu- 
diese fuesen  todas  ansí,  me  sería  gran  alegría;  mas  nin- 
guna me  acuerdo  contentarme,  que  la  haya  dexado  por 
no  tener. 

4.  Hame  sido  particular  contento,  ver  cómo  le  hace 
Dios  a  vuestra  merced  tan  grandes  mercedes,  que  le  em- 
plee en  semejantes  obras,  y  ver  venir  a  ésta.  Hecho  está, 
padre  de  los  que  poco  pueden:  y  la  caridad,  que  el  Señor 
le  da  para  esto,  me  tiene  tan  alegre,  que  cualquier  cosa 
haré  por  ayudarle  en  semejantes  obras,  si  puedo.  Pues  el 
llanto  de  la  que  traía  consigo,  que  no  pensé  que  acabara. 
¡No  sé  para  qué  me  la  envió  acá! 

5.  Ya  el  padre  visitador  ha  dado  licencia,  y  es  princi- 
pio para  dar  más  con  el  favor  de  Dios:  y  quizá  podré  to- 
mar ese  lloraduelos,  si  a  vuestra  merced  le  contenta,  que 
para  Segovia  demasiado  tengo. 

6.  Buen  padre  ha  tenido  la  Parda  en  vuestra  merced. 
Dice,  que  aun  no  cree,  que  está  acá.  Es  para  alabar  a 
Dios  su  contento.  Yo  le  he  alabado  de  ver  acá  su  sobri- 
nito  de  vuestra  merced  que  venía  con  doña  Beatriz:  y  me 
holgué  harto  de  verle.  ¿Por  qué  no  me  lo  dixo? 

7.  También  me  hace  al  caso  haber  estado  esta  her- 
mana con  aquella  mi  amiga  santa.  Su  hermana  me  escri- 
be, y  envía  a  ofrecer  mucho.  Yo  le  digo,  que  me  ha  en- 
ternecido. Harto  más  me  parece  la  quiero,  que  cuando 
era  viva.  Ya  sabrá,  que  tuvo  un  voto  para  prior  en  San 
Esteban:  todos  los  demás  el  prior;  queme  ha  hecho  devo- 
ción verlos  tan  conformes. 

8.  Ayer  estuve  con  un  padre  de  su  Orden,  que  llaman 
fray  Melchor  Cano.  Yo  le  dixe,  que  a  haber  muchos  es- ' 
píritus  como  el  suyo  en  la  Orden,  que  pueden  hacer  los 
monasterios  de  contemplativos. 

9.  A  Ávila  he  escrito,  para  que  los  que  le  querían  lia- 


46       onnAS  dk  santa  teri:sa  ui:  jksús 

cer  no  se  entibien,  si  acá  no  hay  recaudo,  que  deseo  mu- 
cho se  comience.  ¿Por  qué  no  me  dice  lo  que  ha  hecho? 
Dios  le  haga  tan  santo  como  deseo.  Gana  tengo  de  ha- 
blarle algún  día  en  esos  miedos  que  trae,  que  no  hace  sino 
perder  tiempo:  y  de  poco  humilde,  no  me  quiere  creer. 

Mejor  lo  hace  el  padre  fray  Melchor,  que  digo,  que  de 
una  vez  que  le  hablé  en  Ávila,  dice  le  hizo  provecho;  y 
que  no  le  parece  hay  hora,  que  no  me  trae  delante.  ¡O, 
qué  espíritu,  y  qué  alma  tiene  Dios  allí!  En  gran  manera 
me  he  consolado.  No  parece,  que  tengo  más  que  hacer, 
que  contarle  espíritus  ágenos.  Quede  con  Dios;  y  pídale, 
que  me  le  dé  a  mí,  para  no  salir  en  cosa  de  su  voluntad. 
Es  domingo  en  la  noche. 

.  De  vuestra  merced  hija  y  sierva. 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL  MUY  REVERENDO  PADRE  PRIOR  DE  LA  CARTUJA 
DE  LAS  CUEVAS  DE  SEVILLA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pa- 
ternidad. Padre  mío,  ¡qué  le  parece  a  vuestra  paternidad 
de  la  manera  que  anda  aquella  casa  del  glorioso  San  José! 
¿Y  cuáles  han  tratado,  y  tratan  a  aquellas  sus  hijas,  sobre 
lo  que  ha  muchísimo  tiempo,  que  padecen  trabajos  espi- 
rituales, y  desconsuelos  con  quien  las  había  de  consolar? 
Paréceme,  que  si  mucho  los  han  pedido  a  Dios,  que  les 
luce.  Sea  Dios  bendito. 

2.  Por  cierto,  que  por  las  que  están  allá,  que  fueron 
conmigo,  yo  tengo  bien  poca  pena,  y  algunas  veces  ale- 
gría, de  ver  lo  mucho  que  han  de  ganar  en  esta  guerra, 


cabtas.de  la  san'ta  47 


que  les  hace  el  demonio.  Por  las  que  han  entrado  ahí,  la 
tengo;  que  cuando  habían  de  ejercitarse  en  ganar  quietud, 
y  deprender  las  cosas  de  la  Orden,  se  les  vaya  todo  en 
desasosiegos;  que  como  a  almas  nuevas,  les  puede  hacer 
mucho  daño.  El  Señor  lo  remedie. 

Yo  digo  a  vuestra  paternidad,  que  ha  hartos  días,  que 
anda  el  demonio  por  turbarlas.  Yo  había  escrito  a  la 
priora  comunicase  con  vuestra  paternidad  todos  sus  tra- 
bajos. No  debe  de  haber  osado  hacerlo.  Harto  gran  con- 
suelo fuera  para  mí  poder  yo  hablar  a  vuestra  paternidad 
claro;  mas  como  es  por  papel,  no  oso:  y  si  no  fuera  men- 
sagero  tan  cierto,  aun  esto  no  dixera. 

3.  Este  mozo  vino  a  rogarme,  si  conocía  en  ese  lugar 
quien  le  pudiese  dar  algún  favor  con  abonarle  para  que 
entrase  a  servir;  porque  por  ser  esta  tierra  fría,  y  hacerle 
mucho  daño,  no  puede  estar  en  ella,  aunque  es  natural  de 
aquí.  A  quien  ha  servido,  que  es  un  canónigo  de  aquí, 
amigo  mío,  me  asegura,  que  es  virtuoso,  y  fiel.  Tiene  bue- 
na pluma  de  escribir,  y  contar.  SupHco  a  vuestra  pater- 
nidad por  amor  de  Dios,  si  se  ofreciere  cómo  le  acomo- 
dar, me  haga  esta  merced,  y  servicio  a  Su  Majestad;  y  en 
abonarle  destas  cosas  que  he  dicho,  si  fuera  menester, 
que  de  quien  yo  las  sé,  no  me  dirá  sino  es  toda  verdad. 

4.  Holguéme  cuando  me  habló,  por  poderme  consolar 
con  vuestra  paternidad,  y  suplicarle  dé  orden,  como  la 
priora  pasada  lea  esta  carta  mía,  con  las  que  son  de  por 
acá,  que  ya  sabrá  vuestra  paternidad  como  la  han  quitado 
el  oficio,  y  puesto  una  de  las  que  han  entrado  ahí,  y  otras 
muchas  persecuciones  que  han  pasado,  hasta  hacerlas  dar 
las  cartas  que  yo  las  he  escrito,  que  están  ya  en  poder 
del  Nuncio. 

5.  Las  pobres  han  estado  bien  faltas  de  quien  las 
aconseje;  que  los  letrados  de  acá  están  espantados  délas 
cosas  que  les  han  hecho  hacer,  con  miedo  de  descomu- 
niones. Yo  le  tengo  de  que  han  encargado  harto  sus  al- 


4S  OBIÍAS    DE    SANTA   TERESA   DE   JESÚS 

mas  (debe  ser  sin  entenderse),  porque  cosas  venían  en  el 
proceso  de  sus  dichos,  que  son  grandísima  falsedad;  por- 
que estaba  yo  presente,  y  nunca  tal  pasó. 

Mas  no  me  espanto  las  hiciese  desatinar;  porque  hubo 
monja  que  la  tenían  seis  horas  en  escrutinio;  y  alguna  de 
poco  entendimiento  firmaba  todo  lo  que  ellos  quisiesen. 
Hanos  acá  aprovechado,  para  mirar  lo  que  firmamos;  y 
ansí  no  ha  habido  qué  decir. 

6.  De  todas  maneras  nos  ha  apretado  nuestro  Señor 
año  y  medio,  mas  yo  estoy  confiadísima,  que  ha  de  tor- 
nar nuestro  Señor  por  sus  siervos,  y  siervas,  y  que  se  han 
de  venir  a  descubrir  las  marañas,  que  ha  puesto  el  demo- 
nio en  esa  casa.  Y  el  glorioso  San  José  ha  de  sacar  en 
limpio  la  verdad,  y  lo  que  son  esas  monjas  que  de  acá 
fueron:  que  las  de  allá  no  las  conozco;  mas  sé  que  son 
más  creídas  de  quien  las  trata,  que  ha  sido  un  gran  daño 
para  muchas  cosas. 

7.  Suplico  a  vuestra  paternidad  por  amor  de  Dios  no 
las  desampare,  y  las  ayude  con  sus  oraciones  en  esta  tri- 
bulación, porque  a  sólo  Dios  tienen;  y  en  la  tierra  no  a 
ninguno  con  quien  se  puedan  consolar.  Mas  Su  Majestad, 
que  las  conoce,  las  amparará,  y  dará  a  vuestra  paternidad 
caridad,  para  que  haga  lo  mesmo. 

8.  Esa  carta  envió  abierta,  porque  si  las  tiene  puesto 
precepto,  que  den  las  que  recibieren  mías  al  provincia!, 
dé  vuestra  paternidad  orden  cómo  se  la  lea  alguna  per- 
sona, que  podrá  ser  darles  algún  alivio  ver  letra  mía. 

9.  Piénsase  las  querría  echar  del  monasterio  el  provin- 
cial. Las  novicias  se  querían  venir  con  ellas.  Lo  que  en- 
tiendo, es,  que  el  demonio  no  puede  sufrir  haya  Descal- 
zos, ni  Descalzas,  y  ansí  les  da  tal  guerra;  mas  yo  fío  del 
Señor,  le  aprovechará  poco. 

10.  Mire  vuestra  paternidad  que  ha  sido  el  todo  para 
conservarlas  ahí.  Ahora  que  es  la  mayor  necesidad,  ayude 
vuestra  paternidad  al  glorioso  San  José.  Plegué  a  la  Di- 


CAUTAS   DE   LA   SANTA  49 


vina  Majestad  guarde  a  vuestra  paternidad  para  amparo 
de  los  pobres  (que  ya  sé  la  merced  que  ha  hecho  vuestra 
paternidad  a  esos  padres  Descalzos)  muy  muchos  años, 
con  el  aumento  de  santidad  q¿ie  yo  siempre  le  suplico. 
Amén.  Es  hoy  postrero  de  Enero. 

Si  vuestra  paternidad  no  se  cansa,  bien  puede  leer  esa 
carta  que  va  para  las  hermanas. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

A',   PADRE   RODRIGO   ÁLVAREZ,   DE    LA   COMPAÑÍA    DE    JESÚS 
CONFESOR   DE   LA   SANTA 

JESÚS 

1.  Son  tan  dificultosas  de  decir,  y  más  de  manera  que 
se  pueden  entender  estas  cosas  interiores,  cuanto  más  con 
brevedad,  que  si  la  obediencia  no  lo  hace  sería  dicha  ati- 
nar, en  especial  en  cosas  tan  dificultosas.  Poco  va  en  que 
desatine;  pues  va  a  manos  que  otros  mayores  habrá  en- 
tendido de  mí. 

En  todo  lo  que  dijese,  suplico  a  vuestra  merced  en- 
tienda, que  no  es  mi  intento  pensar  es  acertado,  porque 
yo  podré  no  entenderlo;  mas  lo  que  puedo  certificar  es 
que  no  diré  cosa  que  no  haya  esperimentado  algunas  y 
muchas  veces.  Si  es  bien  o  no,  vuestra  merced  lo  verá  y 
me  avisará  dello. 

2.  Parév'ieme  que  será  dar  a  vuestra  merced  gusto  co- 
menzar a  tratar  del  principio  de  cosas  sobrenaturales, 
que  devoción,  ternura,  lágrimas  y  meditación,  que  acá 
podemos  adquirir  con  ayuda  del  Señor,  entendidas  están. 

3.  La  primera  oración  que  sentí,  á  mi  parecer  sobrc- 

TO.Mü  IV  I 


,")()  OBRAS  DE  SANTA  TEHESA  DE  JESÚS 

natural  (que  llamo  yo  lo  que  con  industria  ni  diligencia 
no  se  puede  adquirir,  aunque  mucho  se  procure;  aunque 
disponerse  para  ello  sí,  y  debe  de  hacer  mucho  al  caso), 
es  un  recogimiento  interior  que  se  siente  en  el  alma,  que 
parece  ella  tiene  otros  sentidos,  como  acá  los  esteriores, 
que  ella  en  si  parece  se  quiere  apartar  del  bullicio  de 
estos  esteriores;  y  ansí  algunas  veces  los  lleva  tras  sí,  que 
le  da  gana  de  cerrar  los  ojos  y  no  oír,  ni  ver,  ni  entender 
sino  aquello  en  que  el  alma  entonces  se  ocupa,  que  es 
tratar  con  Dios  a  solas. 

Aquí  no  se  pierde  ningún  sentido  ni  potencia,  que  todo 
está  entero,  mas  estálo  para  emplearse  en  Dios.  Y  esto  a 
quien  lo  hubiere  dado  será  fácil  de  entender,  y  a  quien  no, 
no;  al  menos  será  menester  muchas  palabras  y  compara- 
ciones. 

4.  Deste  recogimiento  viene  muchas  veces  una  quietud 
y  paz  interior,  que  está  el  alma  que  no  le  parece  le  falta 
nada,  que  aun  el  hablar  le  cansa,  digo  el  rezar  y  meditar; 
no  querría  sino  amor:  dura  rato  y  aun  ratos. 

5.  Desta  oración  suele  proceder  un  sueño,  que  lla- 
man de  las  potencias,  que  ni  están  absortas  ni  tan  sus- 
pensas que  se  pueda  llamar  arrobamiento,  ni  es  del  todo 
unión. 

6.  Alguna  vez,  y  muchas  veces  entiende  el  alma  que 
es  unida  sola  la  voluntad,  y  se  entiende  muy  claro  (digo 
claro,  a  lo  que  parece)  que  está  toda  empleada  en  Dios, 
y  que  ve  el  alma  la  falta  de  poder  estar  ni  obrar  en  otra 
cosa;  y  las  otras  dos  potencias  están  libres  para  negocios 
y  obras  del  servicio  de  Dios;  en  fin,  andan  juntas  Marta  y 
María.  Yo  pregunté  al  padre  Francisco  ¿si  sería  engaño 
esto?  Porque  me  traía  abobada,  y  me  dijo  que  muchas 
veces  acaecía. 

7.  Cuando  es  unión  de  todas  las  potencias  es  muy  di- 
ferente, porque  en  ninguna  cosa  pueden  obrar,  porque  el 
entendimiento  está  como  espantado.  La  voluntad  ama  más 


CARTAS   DE   LA    SANTA  51 


que  entiende;  mas  ni  entiende  si  ama,  ni  qué  hace,  de  ma- 
nera que  lo  pueda  decir.  La  memoria,  a  mi  parecer,  que 
no  hay  ninguna,  ni  pensamiento,  ni  aun  por  entonces  no 
son  los  sentidos  despiertos,  sino  como  quien  los  perdió, 
para  más  emplear  el  alma  en  lo  que  goza,  a  mi  parecer, 
porque  aquel  breve  rato  se  pierde,  y  para  presto. 

8.  En  la  riqueza,  que  queda  en  el  alma  de  humildad, 
y  otras  virtudes  y  deseos,  se  entiende  el  gran  bien  que  le 
vino  de  aquella  merced;  mas  no  se  puede  decir  lo  que  es, 
porque  aunque  el  alma  se  dé  a  entender,  no  sabe  cómo  lo 
entender  ni  decirlo.  A  mi  parecer,  esta  (si  es  verdadera) 
es  la  mayor  merced  de  las  que  nuestro  Señor  hace  en  este 
camino  espiritual,  al  menos  de  las  grandes. 

9.  Arrobamiento  y  suspensión,  a  mi  parecer,  todo  es 
uno,  sino  que  yo  acostumbro  a  decir  suspensión,  por  no 
decir  arrobamiento,  que  espanta;  y  verdaderamente  tam- 
bién se  puede  llamar  suspensión  esta  unión  que  queda 
dicha.  La  diferencia  que  hace  el  arrobamiento  della,  es 
ésta. 

10.  Que  dura  más  y  siéntese  más  en  esto  esterior  que 
se  va  acortando  el  huelgo,  de  manera  que  no  se  puede 
hablar  ni  los  ojos  abrir;  y  aunque  esto  más  se  hace  en  la 
unión,  es  acá  con  mayor  fuerza  (porque  el  calor  natural 
se  va  no  sé  yo  a  dónde)  que  cuando  es  grande  arroba- 
miento. En  todas  estas  maneras  de  oración  hay  más  y 
menos. 

11.  Cuando  es  grande,  como  digo,  quedan  las  manos 
heladas  y  algunas  veces  estendidas  como  unos  palos,  y 
el  cuerpo,  si  le  toma  en  pie,  ansí  se  queda,  o  de  rodillas; 
es  tanto  lo  que  se  emplea  en  el  gozo  de  lo  que*  el  Señor 
le  representa,  que  parece  se  olvida  de  animar  al  cuerpo  y 
lo  deja  desamparado.  Y  ansí,  si  dura,  quedan  los  miem- 
bros con  sentimiento. 

12.  Paréceme  que  quiere  aquí  el  Señor  que  el  alma 
entienda  más  de  lo  que  goza  que  en  la  unión,  y  ansí  se  le 


ÜCJtAS    IMÍ    SANTA    TEEKSA   DE   JESÚS 


descubren  algunas  cosas  de  Su  Majestad  aquel  rato  muy 
ordinariamente;  y  los  efetos  con  que  el  alma  queda  son 
grandes;  y  el  olvidarse  a  sí  por  querer  que  sea  conocido 
y  alabado  tan  gran  Dios  y  Señor. 

Y  a  mi  me  parece  que  si  es  Dios  no  puede  sino  quedar 
un  gran  conocimiento  de  que  ella  allí  no  puede  nada,  y 
de  su  miseria  e  ingratitud  de  no  haber  servido  a  quien  por 
sola  su  bondad  le  hace  tan  grandes  mercedes;  porque  el 
sentimiento  y  suavidad  es  tan  excesivo  de  todo  lo  que 
acá  se  puede  comparar,  que  si  aquella  memoria  dura- 
se, y  no  se  le  pasase,  siempre  haría  asco  de  contentos 
de  acá;  y  ansí  viene  a  tener  todas  las  cosas  del  mundo  en 

poco. 

13.  La  diferencia  que  hay  de  arrobamiento  a  arreba- 
tamiento es,  que  el  arrobamiento  va  poco  a  poco  murién- 
dose  a  estas  cosas  esteriores,  perdiendo  los  sentidos,  y 
viviendo  a  Dios.  El  arrebatamiento  viene  con  una  sola 
noticia,  que  Su  Majestad  da  en  lo  íntimo  del  alma,  con 
una  velocidad,  que  parece  que  le  arrebata  lo  superior 
della:  a  su  parecer  se  le  va  del  cuerpo;  y  ansí  es  menes- 
ter ánimo  a  los  principios,  para  entregarse  en  los  brazos 
del  Señor,  que  la  lleve  donde  quisiere. 

Porque  hasta  que  Su  Majestad  la  pone  en  paz  a  donde 
quiere  llevarla  (digo  llevarla,  que  entienda  cosas  altas) 
cierto  es  menester  a  los  principios  estar  bien  determinada 
a  morir  por  él;  porque  la  pobre  alma  no  sabe  qué  ha  de 
ser  aquello. 

14.  A  los  principios  quedan  las  virtudes,  a  mi  parecer, 
desto  más  fuertes;  porque  déjase  más,  y  dase  más  a  en- 
tender el  poder  deste  gran  Dios,  para  temerle,  y  amarle; 
pues  ansí,  sin  ser  en  nuestra  mano,  arrebata  el  alma,  bien 
como  Señor  della,  y  queda  con  grande  arrepentimiento  de 
haberle  ofendido,  y  espanto  de  cómo  osó  ofender  a  tan 
gran  Majestad,  y  grandísima  ansia,  porque  no  haya  quien 
la  ofenda,  sino  que  todos  le  alaben.  Pienso  que  deben 


CAKTAS    DE    LA    SANTA 


venir  de  aquí  estos  deseos  grandísimos  de  que  se  salven 
las  almas,  y  de  ser  alguna  parte  para  ello,  y  para  que  este 
Dios  sea  alabado  como  merece. 

15.  El  vuelo  de  espíritu,  es  un  no  sé  cómo  le  llame,  que 
sube  de  lo  más  íntimo  del  alma:  sola  esta  comparación  se 
me  acuerda,  que  puse  a  donde  vuestra  merced  sabe,  que 
están  largamente  declaradas  todas  estas  maneras  de  ora- 
ción, y  otras;  y  es  tal  mi  memoria,  que  luego  se  me  ol- 
vida. 

Paréceme  que  el  alma,  y  el  espíritu  deben  ser  una  cosa: 
sino  que  como  un  fuego,  si  es  grande,  y  ha  estado  dis- 
puesto para  arder;  ansí  el  alma  de  la  disposición  que  tiene 
con  Dios,  como  el  fuego,  ya  de  que  presto  arde,  echa  una 
llama,  y  sube  a  lo  alto,  aunque  este  fuego  es  como  lo  que 
está  en  lo  bajo,  y  no  porque  esta  llama  suba  deja  de  que- 
dar fuego:  ansí  le  acaece  al  alma,  que  parece  que  produce 
de  sí  una  cosa  tan  de  presto,  y  tan  delicado,  que  sube  a 
la  parte  superior:  va  a  donde  el  Señor  quiere;  que  no  se 
puede  declarar  más  que  esto. 

Y  verdaderamente  parece  vuelo,  que  yo  no  sé  otra 
comparación  más  propia:  sé  que  se  entiende  muy  claro,  y 
que  no  se  puede  estorbar. 

16.  Parece  que  aquella  avecita  del  espíritu  se  escapó 
de  la  miseria  desta  carne,  y  cárcel  deste  cuerpo,  y  des- 
ocupada del  puede  más  emplearse  en  lo  que  la  da  el  Se- 
ñor. Es  cosa  tan  delicada,  y  sutil,  y  tan  preciosa,  a  lo  que 
entiende  el  alma,  que  no  le  parece  hay  en  ello  ilusión,  ni 
aun  en  ninguna  cosa  déstas.  Cuando  pasa,  después  que- 
dan los  temores,  p'or  ser  tan  ruin  quien  lo  recibe,  que  todo 
le  parecía  habría  razón  de  temer,  aunque  en  lo  interior  del 
alma  quedaba  certidumbre,  y  seguridad,  con  que  se  podía 
vivir;  mas  no  para  dejar  de  poner  diligencia,  para  no  ser 
engañada. 

17.  ímpetus  llamo  yo  un  deseo  que  da  al  alma  algunas 
veces,  sin  haber  precedido  antes  oración,  y  aun  lo  más 


54  OnUAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÍS 

contino  una  memoria,  que  viene  de  presto,  de  que  está 
ausente  Dios;  u  de  alguna  palabra  que  oye,  que  vaya  a 
esto. 

Es  tan  poderosa  esta  memoria,  y  de  tanta  fuerza  algu- 
nas veces,  que  en  un  instante  parece  que  desatina:  como 
cuando  se  da  a  una  persona  unas  nuevas  de  presto,  que 
no  sabía,  muy  penosas,  o  un  gran  sobresalto,  o  cosa  ansí, 
que  parece  quita  el  discurso  al  pensamiento  para  conso- 
larle, sino  que  se  queda  como  absorta.  Ansí  es  acá,  salvo 
que  la  pena  es  por  tal  causa,  que  queda  al  alma  un  cono- 
cer, que  es  bien  empleado  un  morir  por  ella. 

Ello  es  que  parece  que  todo  cuanto  el  alma  entiende  en- 
tonces, es  para  más  pena,  y  que  no  quiere  el  Señor,  que 
todo  su  ser  le  aproveche  de  otra  cosa,  ni  que  pueda  tener 
consuelo,  ni  aun  acordarse  que  es  voluntad  suya  que  viva, 
sino  parécele  que  está  en  una  tan  grande  soledad,  y  des- 
amparo de  todo,  que  no  se  puede  escribir;  porque  todo  el 
mundo,  y  las  cosas  del  le  dan  pena,  y  ninguna  cosa  criada 
le  parece  le  hará  compañía. 

18.  No  quiere  el  alma  sino  al  Criador;  y  esto  velo  im- 
posible, si  no  muere:  y  como  ella  no  se  puede  matar,  muere 
por  morir.  De  tal  manera,  que  verdaderamente  es  peligro 
de  muerte:  y  vese  como  colgada  entre  el  cielo,  y  la  tierra, 
y  no  sabe  qué  hacer  de  sí. 

Y  de  poco  en  poco  dale  Dios  una  noticia  de  sí,  para  que 
vea  lo  que  pierde,  de  una  manera  tan  estraña,  que  no  se 
puede  decir,  ni  esta  pena  encarecer;  porque  ninguna  hay 
en  la  tierra,  al  menos  de  cuantas  yo  he  pasado,  que  le 
iguale.  Baste,  que  de  media  hora  que  dure,  deja  tan  des- 
coyuntado el  cuerpo,  y  tan  abiertas  las  canillas,  que  aun 
no  quedan  las  manos  para  poder  escribir,  y  con  grandísi- 
mos dolores. 

19.  Desto  ninguna  cosa  siente,  hasta  que  se  pasa  aquel 
ímpetu.  Harto  tiene  que  hacer  en  sentirlo  interiormente,  ni 
creo  sentiría  graves  tormentos;  y  está  con  todos  sus  sen- 


CARTAS  DE  LA   SAXTA 


tidos,  y  puede  hablar,  y  mirar:  andar  no,  que  la  derrueca 
el  gran  golpe  del  amor.  Esto  aunque  se  muera  por  tenerlo, 
si  no  es  cuando  lo  da  Dios,  no  aprovecha. 

Deja  grandísimos  efetos,  y  ganancia  en  el  alma.  Unos 
letrados  dicen  uno,  otros  otro:  nadie  lo  condena.  El  padre 
maestro  Ávila  me  escribió,  que  era  bueno;  y  ansí  lo  dicen 
todos:  el  alma  bien  entiende  que  es  grande  merced  del 
Señor:  a  ser  a  menudo,  poco  duraría  la  vida. 

20.  El  ordinario  ímpetu  es,  que  viene  este  deseo  de  ver 
a  Dios  con  una  grande  ternura,  y  lágrimas  por  salir  deste 
destierro;  mas  como  hay  libertad  para  considerar  el  alma, 
que  es  la  voluntad  del  Señor  que  viva,  con  eso  se  con- 
suela; y  le  ofrece  el  vivir,  suplicándole,  que  no  sea  para 
sí,  sino  para  su  gloria:  con  esto  pasa. 

21.  Otra  manera  harto  ordinaria  de  oración  es  una 
manera  de  herida,  que  parece  al  alma  verdaderamente 
como  si  una  saeta  la  metiesen  por  el  corazón,  o  por  ella 
mesma.  Ansí  causa  un  dolor  grande,  que  hace  quejar,  y 
tan  sabroso,  que  nunca  querría  le  faltase. 

Este  dolor  no  es  en  el  sentido,  ni  tampoco  se  ha  de  en- 
tender que  es  llaga  material,  que  no  hay  memoria  deso, 
sino  en  lo  interior  del  alma,  sin  que  parezca  dolor  cor- 
poral; sino  que  como  no  se  puede  dar  a  entender,  sino 
por  comparaciones,  pónense  estas  groserías,  que  para  lo 
que  ello  es  lo  son;  mas  no  sé  decirlo  de  otra  suerte. 

Por  eso  no  son  estas  cosas  para  decir,  ni  escribir;  por- 
que es  imposible  entenderlo,  sino  quien  lo  ha  esperimen- 
tado,  digo  a  dónde  llega  esta  pena;  porque  las  penas  del 
espíritu  son  diferentísimas  de  las  de  acá.  Por  aquí  saco  yo 
cómo  padecen  más  las  almas  en  el  infierno,  y  purgatorio, 
que  acá  se  puede  entender  por  estas  penas  corporales. 

22.  Otras  veces  parece -que  esta  herida  del  amor  saca 
de  lo  íntimo  del  alma  los  afectos  grandes;  y  cuando  el 
Señor  no  la  da,  no  hay  remedio,  aunque  más  se  procure: 
ni  tampoco  dejarlo  de  tener,  cuando  él  es  servido  de  darlo. 


Or.r.AS   DE   SANTA   TERESA   DE   JESÚS 


Son  como  unos  deseos  de  Dios  tan  vivos,  y  delgados, 
que  no  se  pueden  decir;  y  como  el  alma  se  ve  atada  para 
no  gozar  como  querría  de  Dios,  dale  un  aborrecimiento 
grande  con  el  cuerpo.  Parécele  como  una  gran  pared,  que 
le  estorba  para  que  no  goce  su  alma  de  lo  que  entiende 
entonces  a  su  parecer  que  goza  en  sí,  sin  embargo  del 
cuerpo.  Entonces  ve  el  gran  mal  que  nos  vino  por  el  pe- 
cado de  Adán  en  quitar  esta  libertad, 

23.  Esta  oración  antes  de  los  arrobamientos,  y  los 
ímpetus  grandes  que  dije  se  tuvo,  olvídeme  de  decir,  que 
casi  siempre  no  se  quitan  aquellos  ímpetus  grandes,  sino 
es  con  un  arrobamiento,  y  regalo' grande  del  Señor,  a 
donde  consuela  el  alma,  y  la  anima,  para  vivir  por  él. 

24.  Todo  esto  que  está  dicho  no  puede  ser  antojo,  por 
algunas  causas,  que  sería  largo  de  decir:  si  es  bueno,  o  no, 
el  Señor  lo  sabe.  Los  efetos,  y  cómo  deja  aprovechada  el 
alma,  no  se  puede  dejar  de  entender  a  todo  mi  parecer. 

25. .  Las  personas  veo  tan  claro  ser  distintas,  como  vi 
ayer,  cuando  hablaba  a  vuestra  merced  y  al  padre  pro- 
vincial, salvo  que  ni  veo  nada,  ni  oigo,  como  ya  a  vues- 
tra merced  he  dicho;  mas  es  una  certidumbre  estraña, 
aunque  no  ven  los  ojos  del  alma,  y  en  faltando  aquella 
presencia,  sabe  que  falta:  el  cómo,  yo  no  lo  sé;  mas  muy 
bien  sé,  que  no  es  imaginación:  porque  aunque  después 
yo  me  deshaga  para  tornarlo  a  representar  ansí,  no  puedo, 
que  harto  lo  he  probado;  y  ansí  es  todo  lo  demás  que 
aquí  va,  a  cuanto  yo  puedo  entender,  que  como  ha  tantos 
años,  hase  podido  ver,  para  decirlo  con  esta  determi- 
nación. 

Verdad  es  (y  advierta  vuestra  merced  en  esto)  que  la 
persona  que  habla  siempre,  bien  puedo  afirmar  lo  que  me 
parece  que  es:  las  demás  no  .podría  afirmarlo.  La  una 
bien  sé  que  nunca  ha  sido:  la  causa  jamás  la  he  enten- 
dido, ni  yo  me  ocupo  jamás  en  pedir  más  lo  que  el  Señor 
quiere;  porque  luego  me  parece  me  habría  de  engañar 


CAKTAS   DL;    r.A    SA>TA  5? 


el  demonio:  ni  tampoco  le  pediré  ahora,  que  había  te- 
mor dello. 

26.  La  principal  paréceme  que  alguna  vez  ha  sido; 
mas  com.o  ahora  no  me  acuerdo  muy  bien,  ni  lo  que  era, 
no  lo  osaré  afirmar.  Todo  está  escrito  a  donde  vuestra 
merced  sabe,  y  esto  muy  largamente;  y  aquí  va,  aunque 
no  debe  de  ser  por  estas  palabras.  Aunque  se  dan  a  en- 
tender estas  personas  distintas  por  una  manera  tan  es- 
traña,  entiende  el  alma  ser  un  solo  Dios.  No  me  acuerdo 
haberme  parecido  que  habla  nuestro  Señor,  sino  es  la  hu- 
manidad: ya  digo,  esto  puedo  afirmar  que  no  es  antojo. 

27.  Lo  que  dice  vuestra  merced  del  agua,  yo  no  lo  sé, 
ni  tampoco  he  entendido  a  dónde  está  el  Paraíso  terrenal. 
Ya  he  dicho,  que  lo  que  el  Señor  me  da  a  entender,  que 
yo  no  puedo  escusar,  entiéndolo  porque  no  puedo  más; 
mas  pedir  yo  a  Su  Majestad  que  me  dé  a. entender  alguna 
cosa,  jamás  lo  he  hecho,  ni  osaría  hacerlo:  luego  me  pa- 
recería que  yo  lo  imaginaba,  y  que  me  había  de  engañar 
el  demonio. 

Ni  jamás,  gloria  a  Dios,  fui  curiosa  en  desear  saber 
cosas;  ni  se  me  da  nada,  digo  de  saber  más:  harto  trabajo 
me  ha  costado  lo  que  sin  querer,  como  digo,  he  entendido, 
aunque  pienso  ha  sido  medio  que  tomó  el  Señor  para  mi 
salvación,  como  me  vio  tan  demasiada  de  ruin,  que  los 
buenos  no  han  menester  tanto  para  servir  a  Su  Majestad. 

28.  Otra  oración  me  acuerdo,  que  es  primero  que  la 
primera  que  dixe,  que  es  una  presencia  de  Dios,  que  no 
es  visión  de  ninguna  manera,  sino  que  cada,  y  cuando  (al 
menos  cuando  no  hay  sequedad),  de  que  una  persona  se 
quiere  encomendar  a  Su  Majestad,  aunque  sea  rezar  vo- 
calmente, le  halla.  Plegué  a  él  que  no  pierda  yo  tantas 
mercedes  por  mi  culpa,  y  que  haya  misericordia  de  mí. 


Indigna  siaiva,  y  subdita  de  vuestra  merced, 

Teresa  de  Jesús. 


58  OBRAS   DE   SANTA   TERESA   DE   JESÚS 


CARTA 
AL  PADRE   RODRIGO   ÁLVAREZ,   DE    LA    COMPAÑÍA    DE    JESÚS 

JESÚS 

1.  Esta  monja  ha  cuarenta  años,  que  tomó  el  hábito, 
y  desde  el  primero  comenzó  a  pensar  en  la  Pasión  de 
Cristo  nuestro  Señor  por  los  misterios  algunos  ratos  del 
día,  y  en  sus  pecados,  sin  nunca  pensar  en  cosa  que  fuese 
sobrenatural,  sino  en  las  criaturas,  o  cosas  de  que  sacaba, 
cuan  presto  se  acaba  todo;  en  mirar  por  las  criaturas,  la 
grandeza  de  Dios,  y  el  amor  que  nos  tiene. 

2.  Éste  le  hacía  mucha  más  gana  de  servirle;  que  por 
el  temor  nunca  fué,  ni  le  hacía  al  caso.  Siempre  con  gran 
deseo  de  que  fuese  alabado,  y  su  Iglesia  aumentada.  Por 
esto  era  cuanto  rezaba,  sin  hacer  nada  por  sí;  que  le  pa- 
recía, que  iba  poco  en  que  padeciese,  aunque  fuese  en 
muy  poquito. 

3.  En  esto  pasó  como  veinte  y  dos  años  en  grandes 
sequedades,  y  jamás  le  pasó  por  pensamiento  desear 
más;  porque  se  tenía  por  tal,  que  aun  pensar  en  Dios  le 
parecía  no  merecía,  sino  que  hacía  Su  Majestad  mucha 
merced  en  dexarla  estar  delante  del  rezando,  leyendo 
también  en  buenos  libros. 

4.  Habrá  como  diez  y  ocho  años,  cuando  se  comenzó 
a  tratar  del  primero  monasterio  que  fundó  de  Descalzas, 
bue  fué  en  Ávila,  tres  años,  o  dos  antes  (creo  que  son 
tres)  que  comenzó  a  parecerle,  que  le  hablaban  interior- 
mente algunas  veces,  y  a  ver  algunas  visiones,  y  revela- 
ciones, interiormente  en  los  ojos  del  alma  (que  jamás  vio 
con  los  ojos  corporales,  ni  la  oyó:  dos  veces  le  parece 
oyó  hablar,  mas  no  entendía  ninguna  cosa). 

Era  una  representación,  cuando  estas  cosas  veía  inte- 


CARTAS   DE   LA    SANTA  50 


riormente,  que  no  duraban  sino  como  un  relámpago  lo 
más  ordinario;  mas  quedábasele  tan  imprimido,  y  con 
tantos  efetos,  como  si  lo  viera  con  los  ojos  corporales, 
y  más. 

5.  Ella  era  entonces  tan  temerosísima  de  su  natural, 
que  aun  de  día  no  osaba  estar  sola  algunas  veces.  Y  como 
aunque  más  lo  procuraba,  no  podía  escusar  esto,  andaba 
afligidísima,  temiendo  no  fuese  engaño  del  demonio,  y 
comenzólo  a  tratar  con  personas  espirituales  de  la  Com- 
pañía de  Jesús. 

6.  Entre  los  cuales  fueron  el  P.  Araoz,  que  era  comi- 
sario de  la  Compañía,  que  acertó  a  ir  allí;  y  al  P.  Fran- 
cisco, que  fué  el  duque  de  Gandía,  trató  dos  veces;  y  a 
un  provincial,  que  está  ahora  en  Roma,  llamado  Gil  Gon- 
zález; y  aun  al  que  ahora  lo  es  en  Castilla,  aunque  a  éste 
no  trató  tanto;  al  P.  Baltasar  Álvarez,  que  es  ahora  rec- 
tor en  Salamanca,  y  la  confesó  seis  años  en  este  tiempo; 
y  al  rector  que  es  ahora  de  Cuenca,  llamado  Salazar;  y  al 
de  Segovia,  llamado  Santander;  al  rector  de  Burgos,  lla- 
mado Ripalda;  y  aun  éste  lo  hacía  harto  mal  con  ella,  de 
que  había  oído  estas  cosas,  hasta  después  que  la  trató:  al 
Dr.  Paulo  Hernández  en  Toledo,  que  era  consultor  de  la 
Inquisición;  al  rector,  que  era  de  Salamanca,  cuando  ha- 
blé; al  Dr.  Gutiérrez,  y  otros  padres  algunos  de  la  Com- 
pañía, que  se  entendía  ser  espirituales,  como  estaban  en 
los  lugares,  que  iba  a  fundar,  los  procuraba. 

7.  Al  P.  Fr.  Pedro  de  Alcántara,  que  era  un  santo 
varón  de  los  Descalzos  de  San  Francisco,  trató  mucho, 
y  fué  el  que  muy  mucho  puso  en  que  se  entendiese  era 
buen  espíritu.  Estuvieron  más  de  seis  años  haciendo 
hartas  pruebas,  como  más  largamente  tiene  escrito, 
como  adelante  se  dirá:  y  ella  con  hartas  lágrimas,  y 
aflicciones,  mientras  más  pruebas  se  hacían,  más  tenía 
suspensiones  y  arrobamientos  hartas  veces,  aunque  no 
sin  sentido. 


CO  •         OnnAS  DK  SANTA  TKRKSA  DE  JKSUS 

8.  Hacíanse  hartas  oraciones,  y  decíanse  hartas  misas, 
porque  el  Señor  la  llevase  por  otro  camino;  porque  su 
temor  era  grandísimo,  cuando  no  estaba  en  la  oración, 
aunque  en  todas  las  cosas  que  tocaban  a  estar  su  alma 
mucho  más  aprovechada,  se  veía  gran  diferencia,  y  nin- 
guna vanagloria,  ni  tentación  delía,  ni  de  soberbia;  antes 
se  afrentaba  mucho,  y  se  corría  de  ver  que  se  entendía;  y 
aun  si  no  eran  confesores  o  persona  que  le  había  de  dar 
luz,  jamás  trataba  nada;  y  a  éstos  sentía  más  decirlo,  que 
si  fueran  graves  pecados;  porque  le  parecía  se  habían  de 
burlar  delía,  y  que  eran  cosas  de  mujercillas,  que  siempre 
las  había  aborrecido  oír. 

9.  Habrá  como  trece  años,  poco  más,  o  menos  (des- 
pués de  fundado  San  José,  a  donde  ella  ya  se  había 
pasado  del  otro  monasterio),  que  fué  allí  el  obispo,  que 
es  ahora  de  Salamanca,  que  era  inquisidor,  no  sé  si  en 
Toledo,  y  lo  había  sido  en  Sevilla,  que  se  llamaba  Soto. 

Ella  procuró  de"  hablarle  para  asegurarse  más.  Dióle 
cuenta  de  todo.  Él  le  dijo,  que  no  era  cosa  que  tocaba  a 
su  oficio;  porque  todo  lo  que  veía  ella,  y  entendía,  siem- 
pre la  afirmaba  más  en  la  fe  católica,  que  siempre  estuvo, 
y  está  firme,  con  grandísimos  deseos  de  la  honra  de  Dios, 
y  bien  de  las  almas,  que  por  una  se  dejará  matar  muchas 
veces. 

10.  Díjüle,  como  la  vio  tan  fatigada,  que  lo  escribiese 
todo,  y  toda  su  vida,  sin  dejar  nada,  al  maestro  Ávila,  que 
era  hombre  que  entendía  mucho  de  oración,  y  que  con  lo 
que  le  escribiese,  se  sosegase.  Ella  lo  hizo  ansí,  y  escri- 
bió sus  pecados,  y  vida.  Él  la  escribió,  y  consoló,  asegu- 
rándola mucho. 

Fué  de  suerte  esta  relación,  que  todos  los  letrados,  que 
la  habían  visto,  que  eran  mis  confesores,  decían,  que  era 
de  gran  provecho  para  aviso  de  cosas  espirituales;  y  man  - 
dáronla,  que  la  trasladase,  y  hiciese  otro  librillo  para  sus 
hijas  (que  era  priora),  a  donde  les  diese  algunos  avisos. 


CAUTAS   DE   LA    SANTA  01 


11.  Con  todo  esto  a  tiempos  no  le  faltaban  temores, 
pareciéndole,  que  personas  espirituales  también  podían 
estar  engañadas,  como  ella.  Dijo  a  su  confesor,  que  si 
quería  tratase  algunos  grandes  letrados,  aunque  no  fuesen 
muy  dados  a  oración;  porque  ella  no  quería  sino  saber, 
si  era  conforme  a  la  Sagrada  Escritura  lo  que  tenía.  Al- 
gunas veces  se  consolaba,  pareciéndole,  que  aunque  por 
sus  pecados  merecía  ser  engañada,  que  a  tantos  buenos, 
como  deseaban  darla  luz,  que  no  permitiría  el  Señor  se 
engañasen. 

12.  Con  este  intento  com.enzó  a  tratar  con  padres  de 
la  Orden  del  glorioso  padre  Santo  Domingo,  con-  quien 
antes  destas  cosas  se  había  confesado:  no  dice  con  és- 
tos, sino  con  esta  Orden.  Son  éstos  los  que  después  ha 
tratado.  El  P.  Fr.  V^icente  Barrón  la  confesó  año  y  me- 
dio en  Toledo,  que  era  consultor  entonces  del  Santo 
Oficio,  y  antes  destas  cosas  la  había  tratado  muchos 
años.  Era  gran  letrado.  Éste  la  aseguró  mucho,  y  también 
ios  de  la  Compañía,  que  ha  dicho.  Todos  la  decían,  que 
si  no  ofendía  a  Dios,  y  si  se  conocía  por  ruin,  ¿de  qué 
temía? 

13.  Con  el  P.  Fr.  Pedro  Ibáñez,  que  era  lector  en 
.4vila.  Con  el  padre  maestro  Fr.  Domingo  Báñez,  que 
ahora  está  en  Valladolid  por  regente  en  el  Colegio  de  San 
Gregorio,  me  confesé  seis  años,  y  siempre  trataba  con  él 
•por  cartas,  cuando  algo  se  le  ha  ofrecido. 

Con  el  maestro  Chaues.  Con  el  P.  M.  Fr.  Bartolomé  de 
Medina,  catedrático  de  Salamanca,  que  sabía  que  estaba 
muy  mal  con  ella;  porque  había  oído  decir  estas  cosas,  y 
parecióle,  que  éste  le  diría  mejor,  si  iba  engañada,  que 
ninguno,  por  tener  tan  poco  crédito.  Esto  ha  poco  más  de 
dos  años.  Procuró  confesarse  con  él,  y  dióle  gran  relación 
de  todo  el  tiempo  que  allí  estuvo,  y  vio  ¡o  que  iiabía  es- 
crito, para  que  mejor  lo  entendiese.  Él  la  aseguró  tanto, 
y  más  que  todos,  y  quedó  muy  su  amigo. 


62  OISHAS    DE    SANTA   TERESA    DE   JESÚS 

14.  También  se  confesó  algún  tiempo  con  Fr.  Felipe 
de  Meneses,  cuando  fundó  en  Valladolid,  que  era  el  rec- 
tor de  aquel  colegio  de  San  üregorio;  y  antes  había  ido  a 
Ávila  (habiendo  oído  estas  cosas)  a  hablarla,  con  harta 
caridad,  queriendo  saber  si  iba  engañada  para  darme  luz; 
y  si  no  para  tornar  por  ella,  cuando  oyese  murmurar,  y 
se  satisfizo  mucho. 

15.  También  trató  particularmente  con  un  provincial 
de  Santo  Domingo,  llamado  Salinas,  hombre  espiritual 
mucho;  y  con  otro  presentado,  llamado  Lunar,  que  era 
prior  en  Santo  Tomás  de  Ávila:  en  Segovia  con  un  lec- 
tor, llamado  Fr.  Diego  de  Yangües. 

16.  Entre  estos  padres  de  Santo  Domingo,  no  dejaban 
algunos  de  tener  harta  oración,  y  aun  quizá  todos.  Y  otros 
algunos  también  ha  tratado,  que  en  tantos  años,  y  con 
temor  ha  habido  lugar  para  ello,  especial  como  andaba 
en  tantas  partes  a  fundar.  Hanse  hecho  hartas  pruebas, 
porque  todos  deseaban  acertar  a  darla  luz;  por  donde  la 
han  asegurado,  y  se  han  asegurado. 

Siempre  estaba  sujeta  a  lo  que  mandaban;  y  ansí  se 
afligía,  cuando  en  estas  cosas  sobrenaturales  no  podía 
obedecer.  Y  su  oración,  y  la  de  las  monjas  que  ha  fun- 
dado, siempre  es  con  gran  cuidado,  por  el  aumento  de  la 
fe;  y  por  esto  comenzó  el  primer  monasterio  junto  con  el 
bien  de  su  Orden. 

17.  Decía  ella,  que  cuando  algunas  cosas  déstas  la  in- 
ducieran  contra  lo  que  es  fe  católica,  y  ley  de  Dios,  que 
no  hubiera  menester  andar  a  buscar  letrados,  ni  hacer 
pruebas,  que  luego  viera  que  era  demonio.  Jamás  hizo 
cosa  por  lo  que  entendía  en  la  oración;  antes  cuando 
le  decían  sus  confesores  que  hiciese  lo  contrario,  lo  hacía 
sin  ninguna  pesadumbre,  y  siempre  les  daba  parte  de 
todo. 

Nunca  creyó  tan  determinadamente  que  era  Dios  (con 
cuanto  le  decían  que  sí),  que  lo  jurara,  aunque  por  los 


CAKTAS  DE   LA   SAXTA  (53 


efetos,  y  las  grandes  mercedes  que  le  ha  hecho  en  algu- 
nas cosas  le  parecía  buen  espíritu;  mas  siempre  deseaba 
virtudes,  más  que  nada:  y  esto  ha  puesto  a  sus  monjas, 
diciéndoles,  que  lo  más  humilde,  y  mortificado,  sería  lo 
más  espiritual. 

18.  Lo  que  está  dicho  que  escribió,  dio  al  padre 
maestro  fray  Domingo  Báñez,  que  es  el  que  está  en  Va- 
lladolid,  que  es  con  quien  más  tiempo  ha  tratado,  y 
trata.  Él  los  ha  presentado  al  santo  Oficio  en  Madrid,  á 
lo  que  se  ha  dicho.  En  todo  ello  se  sujeta  a  la  fe  católica, 
e  Iglesia  romana.  Ninguno  le  ha  puesto  culpa:  porque 
estas  cosas  no  están  en  mano  de  nadie,  y  nuestro  Señor 
no  pide  lo  imposible. 

19.  La  causa  de  haberse  divulgado  tanto  es,  que  como 
andaba  con  temor,  y  ha  com.unic^do  a  tantos,  unos  lo 
decían  a  otros;  y  también  un  desmán,  que  acaeció  con 
esto  que  había  escrito.  Hale  sido  grandísimo  tormento,  y 
cruz,  y  le  cuesta  muchas  lágrimas:  dice  ella,  que  no  por 
humildad,  sino  por  lo  que  queda  dicho.  Parecía  permi- 
sión del  Señor  para  atormentarla;  porque  mientras  uno 
decía  más  mal  de  lo  que  los  otros  habían  dicho,  dende  a 
poco  decían  más  bien. 

20.  Tenía  estremo  de  no  se  sujetar  a  quien  le  pare- 
cía, que  creía  era  todo  de  Dios;  porque  luego  temía  los 
había  de  engañar  a  entrambos  el  demonio.  A  quien  veía 
temeroso,  trataba  su  alma  de  mejor  gana;  aunque  tam- 
bién le  daba  pena,  cuando  por  probarla  del  todo  despre- 
ciaban estas  cosas:  porque  le  parecían  algunas  muy  de 
Dios,  y  no  quisiera,  que  pues  veían  causa,  las  condena- 
ran tan  determinadamente;  tampoco  como  si  creyeran, 
que  todo  era  de  Dios.  Y  porque  entendía  ella  muy  bien, 
que  podía  haber  engaño,  por  esto  jamás  le  pareció  bien 
asegurarse  del  todo  en  lo  que  podía  haber  peligro. 

21.  Procuraba  lo  más  que  podía  en  ninguna  manera 
ofender  a  Dios,  y  siempre  obedecía:  y  con  estas  dos  co- 


(54  OIJUAS   WE   SANTA   TEIUCSA   DIC  JESÚS 


sas  se  pensaba  librar,  con  cl  favor  de  Dios,  aunque  fuese 
demonio. 

22.  Desde  que  tuvo  cosas  sobrenaturales,  siempre  se 
inclinaba  su  espíritu  a  buscar  lo  más  perfeto;  y  casi  or- 
dinario tenía  gran  deseo  de  padecer.  Y  en  las  persecu- 
ciones (que  ha  tenido  hartas)  se  hallaba  consolada,  y 
can  amor  particular  a  quien  la  perseguía;  y  gran  deseo 
de  pobreza,  y  soledad  de  salir  deste  destierro,  por  ver  a 
Dios.  Por  estos  efetos,  y  otros  semejantes,  se  comenzó 
a  sosegar,  pareciéndole,  que  espíritu  que  la  dejaba  con 
estas  virtudes,  no  sería  malo;  y  ansí  lo  decían  los  que  la 
trataban,  aunque  para  dejar  de  temer  no,  sino  para  no 
andar  tan  fatigada. 

23.  Jamás  su  espíritu  le  persuadía  a  que  encubriese 
nada,  sino  que  obedeciese  siempre.  Nunca  con  los  ojos 
de!  cuerpo  vio  nada,  como  .está  dicho,  sino  con  una  deli- 
cadeza, y  cosa  tan  intelectual,  que  algunas  veces  pen- 
saba a  los  principios,  si  se  le  había  antojado:  otras  no  lo 
podía  pensar. 

Estas  cosas  no  eran  coníinas,  sino  por  la  mayor  parte 
en  alguna  necesidad,  como  fué  una  vez,  que  había  estado 
unos  días  con  unos  tormentos  interiores  incomportables, 
y  un  desasosiego  en  el  alma  de  temor,  si  la  traía  enga- 
ñada el  demonio,  como  muy  largamente  está  en  aquella 
relación  (que  tan  públicos  han  sido  sus  pecados,  que 
están  allí  como  lo  dem.ás),  porque  cl  miedo  que  traía,  le 
ha  hecho  olvidar  su  crédito. 

24.  Estando  ansí  con  esta  aflicción,  tal  que  no  se 
puede  encarecer,  con  sólo  entender  estas  palabras  en  lo 
interior:  Yo  soy,  no  hayas  miedo;  quedaba  el  alma  tan 
quieta,  y  animosa,  y  confiada,  que  no  podía  entender  de 
dónde  le  había  venido  tan  gran  bien:  pues  no  había  bas- 
tado confesor,  ni  bastaban  muchos  letrados  con  muchas 
palabras,  para  ponerle  aquella  paz,  y  quietud,  que  con 
una  se  le  había  puesto. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  65 


Y  ansí  otras  veces,  que  con  alguna  visión  quedaba  for- 
talecida; porque  a  no  ser  esto,  no  pudiera  haber  pasado 
tan  grandes  trabajos,  y  contradiciones,  junto  con  enfer- 
medades, que  han  sido  sin  cuento,  y  pasa,  aunque  no 
tantas;  porque  jamás  anda  sin  algún  género  de  padecer. 

Hay  más,  y  menos:  lo  ordinario  es  siempre  dolores,  con 
otras  hartas  enfermedades,  aunque  después  que  es  monja 
la  apretamos  más,  si  en  algo  sirve  al  Señor,  Y  las  merce- 
des que  le  hace,  pasan  de  presto  por  su  memoria,  aunque 
de  las  mercedes  muchas  veces  se  acuerda;  mas  no  se  pue- 
de detener  allí  mucho,  como  en  los  pecados;  que  siempre 
están  atormentándola  lo  más  ordinario,  como  un  cieno  de 
mal  olor. 

25.  El  haber  tenido  tantos  pecados,  y  el  haber  ser- 
vido a  Dios  tan  poco,  debe  ser  la  causa  de  no  ser  ten- 
tada de  vanagloria.  Jamás  con  cosa  de  su  espíritu  tuvo 
cosa  que  no  fuese  toda  limpia,  y  casta;  ni  se  parece  (si 
es  buen  espíritu,  y  tiene  cosas  sobrenaturales)  se  podría 
tener;  porque  queda  todo  descuidado  de  su  cuerpo,  ni 
hay  memoria  del:  toda  se  emplea  en  Dios. 

26.  También  tiene  un  gran  temor  de  no  ofender  a 
Dios  nuestro  Señor,  y  hacer  en  todo  su  voluntad:  esto  le 
suplica  siempre.  Y  a  su  parecer  está  tan  determinada  a 
no  saHr  della,  que  no  la  dirían  cosa,  en  que  pensase  ser- 
vir más  al  Señor  los  confesores  que  la  tratan,  que  no  lo 
hiciese,  ni  lo  dejase  de  poner  por  obra,  con  el  favor  del 
Señor.  Y  coiífiada  en  que  Su  Majestad  ayuda  a  los  que 
se  determinan  por  su  servicio,  y  gloria,  no  se  acuerda 
más  de  sí,  y  de  su  provecho,  en  comparación  desto,  que 
si  no  fuese:  en  cuanto  puede  entender  de  sí,  y  entienden 
sus  confesores. 

27.  Es  todo  gran  verdad  lo  que  va  en  este  papel,  y  se 
puede  probar  con  ellos,  y  con  todas  las  personas  que  la 
tratan  de  veinte  años  a  esta  parte.  Muy  de  ordinario  la 
movía  su  espíritu  a  alabanzas  de  Dios,  y  querría  que 

TOMO  IV  5 


()()  OBRAS   DE    SANTA    TlCKIüSA   DE   JESÚS 

todo  el  mundo  entendiese  esto,  y  aunque  a  ella  le  costase 
muy  mucho.  De  aquí  le  viene  el  deseo  del  bien  de  las 
almas:  y  de  ver,  cuan  basura  son  las  cosas  deste  mundo, 
y  cuan  preciosas  las  interiores,  que  no  tienen  compara- 
ción, ha  venido  a  tener  en  poco  las  cosas  del. 

28.  La  manera  de  visión,  que  vuestra  merced  quiere 
saber  es,  que  no  se  ve  ninguna  cosa  interior,  ni  esterior- 
mente,  porque  no  es  imaginaria.  Mas  sin  verse  nada  en- 
tiende el  alma  lo  que  es,  y  hacia  dónde  se  representa, 
más  claramente  que  si  lo  viese.  Salvo,  que  no  se  repre- 
senta cosa  particular,  sino  como  si  una  persona  sintiese, 
que  está  otra  cabe  ella,  y  porque  estuviese  a  escuras  no 
la  ve,  mas  cierto  entiende  que  está  allí. 

Salvo,  que  no  es  comparación  ésta  bastante;  porque  el 
que  está  a  escuras,  por  alguna  vía,  oyendo  ruido,  va 
viendo  la  vista,  antes  que  entienda  que  está  allí,  o  la  co- 
noce de  antes.  Acá  no  hay  nada  deso,  sino  que  sin  pala- 
bras esteriores,  ni  interiores,  entiende  el  alma  clarísima- 
mente  quién  es,  hacia  qué  parte  está,  y  a  las  veces  lo  que 
quiere  significar.  Por  dónde,  o  cómo  lo  entiende,  ella  no 
lo  sabe;  mas  ello  pasa  ansí:  y  lo  que  dura,  no  puede  ima- 
ginarlo. 

Y  cuando  se  quita,  aunque  más  quiera  imaginarlo 
como  antes,  no  aprovecha,  porque  sabe  que  es  imagina- 
ción, y  no  representación,  que  esto  no  está  en  su  mano; 
ansí  son  todas  las  cosas  sobrenaturales. 

Y  de  aquí  viene  no  tenerse  en  nada  a  quien  Dios  hace 
estas  mercedes,  sino  muy  mayor  humildad  que  antes;  por- 
que ve,  que  es  cosa  dada,  y  que  ella  allí  no  puede  quitar 
ni  poner.  Y  queda  más  amor,  y  deseo  de  servir  a  Señor 
tan  poderoso,  que  puede  lo  que  acá  no  podemos  aún  en- 
tender. Como  aunque  más  letras  tengan,  hay  letras  que 
no  se  alcanzan.  Sea  bendito  el  que  lo  da.  Am.én,  para 
siempre  jamás. 

Teresa  de  Jesús. 


CAUTAS   DE   LA   SAXTA  (57 


CARTA 

AL  MUY  REVERENDO  PADRE  PROVINCIAL 
DE  LA  COMPAÑÍA  DE  JESÚS  DE  LA  PROVINCIA  DE  CASTILLA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  vues- 
tra paternidad.  Amén.  Una  carta  de  vuestra  paternidad 
me  dio  el  padre  rector,  que  cierto  a  mí  me  ha  espantado 
mucho,  por  decirme  vuestra  paternidad  en  ella,  que  yo  he 
tratado,queel  padreGaspar  de  Salazar  deje  la  Compañía 
de  Jesús,  y  se  pase  a  nuestra  Orden  del  Carmen;  porque 
nuestro  Señor  ansí  lo  quiere,  y  lo  ha  revelado. 

2.  Cuanto  a  lo  primero,  sabe  Su  Majestad,  que  esto 
se  hallará  por  verdad,  que  nunca  lo  deseé,  cuanto  más 
procurarlo  con  él.  Y  cuando  vino  alguna  cosa  desas  á  mi 
noticia,  que  no  fué  por  carta  suya,  me  alteré  tanto,  y  dio 
tan  grande  pena,  que  ningún  provecho  me  hizo  para  la 
poca  salud,  que  a  la  sazón  tenía;  y  esto  ha  tan  poco,  que 
debí  de. saberlo  harto  después  que  vuestra  paternidad,  a 
lo  que  pienso. 

3.  Cuanto  a  la  revelación,  que  vuestra  paternidad 
dice,  pues.no  había  escrito,  ni  sabido  cosa  desa  determi- 
nación, tampoco  sabría  si  él  había  tenido  revelación  en 
el  caso. 

4.  Cuando  yo  tuviera  la  desvelación  que  vuestra  pa- 
ternidad dice,  no  soy  tan  liviana,  que  por  cosa  semejante 
había  de  querer  hiciese  mudanza  tan  grande,  ni  darle 
parte  dello;  porque  gloria  a  Dios  de  muchas  personas  es- 
toy enseñada  del  valor,  y  crédito  que  se  ha  de  dar  a  esas 
cosas,  y  no  creo  yo,  que  el  padre  Salazar  hiciera  caso 
deso,  si  no  hubiera  más  en  el  negocio;  porque  es  muy 
cuerdo. 


I 


68  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

5.  En  lo  que  dice  vuestra  paternidad,  que  lo  averi- 
güen les  perlados,  será  muy  acertado,  y  vuestra  paterni- 
dad se  lo  puede  mandar;  porque  es  muy  claro,  que  no 
hará  él  cosa  sin  licencia  de  vuestra  paternidad,  a  cuanto 
yo  pienso,  dándole  noticia  dello.  La  mucha  amistad  que 
hay  entre  el  padre  Salazar  y  mí,  y  la  merced  que  me  hace 
yo  no  la  negaré  jamás;  aunque  tengo  por  cierto,  le  ha  mo- 
vido más  a  la  que  me  ha  hecho  el  servicio  de  nuestro  Se- 
ñor, y  su  bendita  Madre,  que  no  otra  amistad;  porque 
bien  creo  ha  acaecido  en  dos  años  no  ver  carta  el  uno 
del  otro. 

De  ser  muy  antigua,  se  entenderá  que  en  otros  tiempos 
me  he  visto  con  más  necesidad  de  ayuda;  porque  tenía 
esta  Orden  solos  dos  padres  Descalzos,  y  mejor  procu- 
rara esta  mudanza  que  ahora:  que  gloria  a  Dios  hay,  a  lo 
que  pienso,  más  de  doscientos,  y  entre  ellos  personas 
bastantes  para  nuestra  pobre  manera  de  proceder.  Jamás 
he  pensado  que  la  mano  de  Dios  estará  más  abreviada 
para  la  Orden  de  su  Madre,  que  para  las  otras. 

6.  A  lo  que  vuestra  paternidad  dice,  que  yo  he  escrito 
para  que  se  diga  que  lo  estorbaba,  no  me  escriba  Dios  en 
su  libro,  si  tal  me  pasó  por  pensamiento.  Súfrase  este  en- 
carecimiento, a  mi  parecer,  para  que  vuestra  paternidad 
entienda,  que  no  trato  con  la  Compañía,  sino  com.o  quien 
tiene  sus  cosas  en  el  alma,  y  pondría  la  vida  por  ellas, 
cuando  entendiese  no  desirviese  a  nuestro  Señor  en  ha- 
cer lo  contrario. 

Sus  secretos  son  grandes:  y  como  yo  no  he  tenido  más 
parte  en  este  negocio  de  la  que  he  dicho,  y  desto  es  Dios 
testigo,  tampoco  le  querría  tener  en  lo  que  está  por  ve- 
nir. Si  se  me  echare  la  culpa  no  es  la  primera  vez  que 
padezco  sin  ella,  mas  esperiencia  tengo  que  cuando  nues- 
tro Señor  está  satisfecho,  todo  lo  allana. 

Y  jamás  creeré,  que  por  cosas  muy  graves  permita  Su 
Majestad,  que  su  Compañía  vaya  contra  la  Orden  de  su 


CARTAS   DE   I.A    SAXTA  fií) 


Madre,  pues  la  tomó  por  medio  para  repararla,  y  reno- 
varla, cuanto  más  por  cosa  tan  leve.  Y  si  lo  permitiere, 
temo  que  será  posible,  lo  que  se  piensa  ganar  por  una 
parte,  perderse  por  otras. 

7.  Deste  Rey  somos  todos  vasallos.  Plegué  a  Su  Ma- 
jestad; que  los  del  Hijo,  y  de  la  Madre  sean  tales,  que 
como  soldados  esforzados  sólo  miremos  a  dónde  va  la 
bandera  de  nuestro  Rey,  para  seguir  su  voluntad:  que  si 
esto  hacemos  con  verdad  los  Carmelitas,  está  claro,  que 
no  se  pueden  apartar  los  del  nombre  de  Jesús,  de  que 
tantas  veces  soy  amenazada.  Plegué  a  Dios  guarde  á 
vuestra  paternidad  muchos  años. 

8.  Ya  sé  la  merced  que  siempre  nos  hace,  y  aunque 
miserable,  le  encomiendo  mucho  a  nuestro  Señor:  y  a 
vuestra  paternidad  suplico  haga  lo  mesmo  por  mí,  que 
medio  año  ha  que  no  dejan  de  llover  trabajos  y  persecu- 
ciones sobre  esta  pobre  vieja;  y  ahora  este  negocio  no  le 
tengo  por  el  menor.  Con  todo  doy  a  vuestra  paternidad 
palabra  de  no  se  la  decir,  para  que  lo  haga,  ni  a  persona 
que  se  la  diga  de  mi  parte,  ni  se  la  he  dicho.  Es  hoy  diez 
de  Febrero. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL   PADRE  GONZALO  DE  ÁVILA,  DE   LA  COMPAÑÍA  DE  JESÚS 
CONFESOR  DE  LA  SANTA 

1.  Jesús  sea  con  vuestra  merced.  Días  ha  que  no  me 
he  mortificado  tanto  como  hoy  con  letra  de  vuestra  mer- 
ced. Porque  no  soy  tan  humilde,  que  quiera  ser  tenida 
por  tan  soberbia;  ni  ha  de  querer  vuestra  merced  mos- 
trar su  humildad' tan  a  mi  costa.  Nunca  letra  de  vuestra 
merced  pensé  romper  de  tan  buena  gana.  Yo  le  digo,  que 


OBRAS   DE   SANTA   TERESA  DE   JEStJS 


sabe  bien  mortificar,  y  darme  a  entender  lo  que  soy;  pues 
le  parece  a  vuestra  merced  que  creo  de  mí  puedo  ense- 
ñar. ¡Dios  me  libre!  No  querría  se  me  acordase. 
*  Ya  veo  que  tengo  la  culpa;  aunque  no  sé  si  la  tiene  más 
el  deseo,  que  tengo  de  ver  a  vuestra  merced  bueno:  que 
desta  flaqueza  puede  ser  proceda  tanta  bobería  como  a 
vuestra  merced  digo,  y  del  amor  que  le  tengo,  que  me 
hace  hablar  con  libertad,  sin  mirar  lo  que  digo:  que  aun 
después  quedé  con  escrúpulo  de  algunas  cosas,  que  traté 
con  vuestra  merced  y  a  no  me  quedar  el  de  inobediente, 
no  respondiera  a  lo  que  vuestra  merced  manda;  porque 
me  hace  harta  contradición.  Dios  lo  reciba.  Amén. 

2.  Una  de  las  grandes  faltas  que  tengo,  es  juzgar  por 
mí  en  estas  cosas  de  oración;  y  ansí  no  tiene  vuestra  mer- 
ced que  hacer  caso  de  lo  que  dijere;  porque  le  dará  Dios 
otro  talento,  que  a  una  mujercilla  como  yo.  Considerando 
la  merced,  que  nuestro  Señor  me  ha  hecho  de  tan  actual- 
mente traerle  presente,  y  que  con  todo  eso  veo  cuando 
tengo  a  mi  cargo  muchas  cosas  que  han  de  pasar  por  mi 
mano,  que  no  hay  persecuciones,  ni  trabajos  que  ansí  me 
estorben. 

Si  es  cosa  en  que  me  puedo  dar  prisa,  me  ha  acaecido, 
y  muy  de  ordinario,  acostarme  a  la  una,  y  a  las  dos,  y 
más  tarde,  porque  no  esté  el  alma  después  obligada  a 
acudir  a  otros  cuidados,  más  que  al  que  tiene  presente. 
Para  la  salud  harto  mal  me  ha  hecho,  y  ansí  debe  de  ser 
tentación,  aunque  me  parece  queda  el  alma  más  libre: 
como  quien  tiene  un  negocio  de  grande  importancia,  y  ne- 
cesario, y  concluye  presto  con  los  demás,  para  que  no  le 
impidan  en  nada  a  lo  que  entiende  ser  lo  ;más  necesario. 

3.  Y  ansí  todo  lo  que  yo  puedo  dejar  que  hagan  las 
hermanas,  me  da  gran  contento,  aunque  en  alguna  ma- 
nera se  haría  mejor  por  mi  mano;  mas  como  no  se  hace 
por  ese  fin.  Su  Majestad  lo  suple,  y  yo  me  hallo  notable- 
mente más  aprovechada  en  lo  interior,  mientras  más  pro- 


CARTAS    DE   LA    SAXTA 


curo  apartarme  de  las  cosas.  Con  ver  esto  claro,  muchas 
veces  me  descuido  a  no  lo  procurar,  y  cierto  siento  el 
daño:  y  veo  que  podría  hacer  más,  y  más  diligencia  en 
este  caso,  y  que  me  hallaría  mejor, 

4.  No  se  entiende  esto  de  cosas  graves,  qué  no  se  pue- 
den escusar,  y  en  que  debe  estar  también  mi  yerro;  por- 
que las  ocupaciones  de  vuestra  merced  sonlo,  y  sería  mal 
dejarlas  en  otro  poder,  que  ansí  lo  pienso,  sino  que  veo 
a  vuestra  merced  malo,  querría  tuviese  menos  trabajos. 

Y  cierto  que  me  hace  alabar  a  nuestro  Señor  ver,  cuan 
de  veras  toman  las  cosas  que  tocan  a  su  casa,  que  no  soy 
tan  boba,  que  no  entienda  la  gran  merced  que  Dios  lí!ice 
a  vuestra  merced  en  darle  ese  talento,  y  el  gran  mérito 
que  es.  Harta  envidia  me  hace,  que  quisiera  yo  ansí  mi 
perlado.  Ya  que  Dios  me  dio  a  vuestra  m.erced  por  tal, 
querría  le  tuviese  tanto  de  mi  alma,  como  de  la  fuente, 
que  me  ha  caído  en  harta  gracia,  y  es  cosa  tan  necesaria 
en  el  monasterio,  que  todo  lo  que  vuestra  merced  hiciere 
en  él,  lo  merece  la  causa. 

5.  No  me  queda  más  que  decir.  Cierto  que  trato  como 
con  Dios  toda  verdad;  y  entiendo,  que  todo  lo  que  se 
hace  para  hacer  muy  bien  un  oficio  de  superior,  es  tan 
agradable  a  Dios,  que  en  breve  tiempo  da  lo  que  diera 
en  muchos  ratos,  cuando  se  han  empleado  en  esto;  y  tén- 
golo  también  por  esperiencia,  como  lo  que  he  dicho,  sino 
que  como  veo  a  vuestra  merced  tan  ordinario  tan  ocupa- 
dísimo,  ansí  por  junto  me  ha  pasado  por  el  pensamiento 
lo  que  a  vuestra  merced  dixe;  y  cuando  más  lo  pienso, 
veo  que,  como  he  dicho,  hay  diferencia  de  vuestra  mer- 
ced a  mí.  Yo  me  enmendaré  de  no  decir  mis  primeros 
movimientos,  pues  me  cuesta  tan  caro.  Como  vea  yo  a 
vuestra  merced  bueno,  cesará  mi  tentación.  Hágalo  el  Se- 
ñor como  puede,  y  deseo. 

Servidora  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús. 


72  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL   PADRE  FRAY   GERÓNIMO    GRACIÁN   DE   LA  MADRE  DE  DIOS 

1.  Jesús  sea  con  vuestra  paternidad.  Mi  padre,  des- 
pués que  se  fué  el  padre  prior  de  Mancera  he  hablado  al 
maestro  Daza,  y  al  dotor  Rueda  sobre  esto  de  la  pro- 
vincia; porque  yo  no  querría  que  vuestra  paternidad  hi- 
ciese cosa  que  nadie  pudiese  decir  que  fué  mal,  que  más 
pei%a  me  daría  esto,  aunque  después  sucediese  bien,  que 
todas  las  cosas  que  se  hacen  mal  para  nuestro  propósito, 
sin  culpa  nuestra. 

Entrambos  dicen,  que  les  parece  cosa  recia,  si  la  comi- 
sión de  vuestra  paternidad  no  trata  alguna  particularidad 
para  poderse  hacer,  en  especial  el  dotor  Rueda,  a  cuyo 
parecer  yo  me  allego  mucho,  porque  en  todo  lo  veo  ati- 
nado: en  fin,  es  muy  letrado. 

Dice,  que  como  es  cosa  de  jurisdición,  que  es  dificul- 
toso hacer  elección;  porque  si  no  es  el  general,  o  el  Papa, 
que  no  lo  puede  hacer,  y  que  los  votos  serían  sin  valor, 
y  que  no  habrían  menester  más  estotros  para  acudir  al 
Papa,  y  dar  voces,  que  le  salen  de  la  obediencia,  hacién- 
dose superiores  en  lo  que  no  pueden;  que  es  cosa  mal 
sonante,  y  que  tiene  por  más  dificultoso  confirmarlo,  que 
dar  licencia  el  Papa  para  hacer  provincia;  que  con  una 
letra  que  escriba  el  rey  a  su  embajador,  gustará  de  ha- 
cerlo; que  es  cosa  fácil,  como  se  lo  diga,  cuáles  traían  a 
los  Descalzos. 

Podría  ser  que  si  con  el  rey  se  tratase,  gustase  de  ha- 
cerlo; pues  aun  para  la  reforma  es  gran  ayuda,  porque 
estotros  los  temían  en  más,  y  descuidarían  ya  en  que  se 
han  de  deshacer. 

No  sé  si  sería  bueno  que  vuestra  paternidad  lo  comu- 


CARTAS   DE  LA   SANTA  78 


nicase  con  el  padre  maestro  Chaves  (llevando  esa  mi 
carta,  que  envié  con  el  padre  prior),  que  es  muy  cuerdo; 
y  haciendo  caso  de  su  favor,  quizá  lo  alcanzaría  con  el 
rey:  y  con  cartas  suyas  sobre  esto,  habían  de  ir  los  mes- 
mos  frailes  a  Roma  (los  que  está  tratado),  que  en  ninguna 
manera  querría  se  dejase  de  ir;  porque,  como  dice  el  do- 
tor  Rueda,  es  el  camino,  y  medio  recto  el  del  Papa,  o  ge- 
neral. 

Yo  le  digo  que  si  el  padre  Padilla,  y  todos  hubiéramos 
dado  en  acabar  esto  con  el  rey,  que  ya  estuviera  hecho; 
y  aun  vuestra  paternidad  mesmo  se  lo  podría  tratar,  y  al 
arzobispo:  porque  si  electo  el  provincial  se  ha  de  confir- 
mar, y  favorecerlo  el  rey,  mejor  puede  hacerlo  ahora.  Y 
si  no  se  hace,  no  queda  la  nota,  y  la  quiebra,  que  queda- 
rá, si  después  de  electo  no  se  hace,  y  queda  por  borrón; 
y  porque  se  hizo  lo  que  no  podía,  y  que  no  se  entendió, 
pierde  vuestra  paternidad  mucho  crédito. 

3.  Dice  el  dotor,  que  aun  si  lo  hiciera  el  visitador  do- 
minico, u  otro,  mejor  se  sufría  que  hacer  ellos  perlados 
para  sí:  y  que  estas  cosas  de  jurisdición,  como  he  dicho, 
se  pone  mucho,  y  es  cosa  importante,  que  la  cabeza  tenga 
por  donde  lo  pueda  ser.  Yo,  en  pensando  que  han  de 
echar  a  vuestra  paternidad  la  culpa  en  alguna  causa,  me 
acobardo;  lo  que  no  hago  cuando  se  las  echan  sin  ella; 
antes  me  nacen  más  alas:  y  ansí  no  he  visto  la  hora  de 
escribir  esto,  para  que  se  mire  mucho. 

4.  ¿Sabe  qué  he  pensado?  Que  por  ventura,  de  las 
cosas  que  he  enviado  a  nuestro  padre  general,  se  apro- 
vecha contra  nosotros  (que  eran  muy  buenas)  dándolas 
a  cardenales;  y  hame  pasado  por  pensamiento  no  le  en- 
viar nada,  hasta  que  estas  cosas  se  acaben:  y  ansí  sería 
bien,  si  se  ofreciese  ocasión,  dar  algo  al  Nuncio. 

Yo  veo,  mi  padre,  que  cuando  vuestra  paternidad  está 
en  Madrid,  hace  mucho  en  un  día;  y  que  hablando  con 
unos,  y  otros,  y  de  las  que  vuestra  paternidad  tiene  en 


74  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

palacio,  y  el  padre  fray  Antonio  con  la  duquesa,  se  po- 
dría hacer  mucho  para  que  con  el  rey  se  hiciese  esto,  pues 
él  desea  que  se  conserven. 

Y  el  padre  Mariano,  pues  habla  con  él,  se  lo  podía  dar 
a  entender,  y  suplicárselo,  y  traerle  a  la  memoria  lo  que 
ha  que  está  preso  aquel  santico  de  fray  Juan.  En  fin,  el 
rey  a  todos  oye:  no  sé  por  qué  ha  de  dexar  de  decírselo, 
y  pedírselo,  el  padre  Mariano  en  especial. 

5.  Mas  qué  hago  de  parlar:  y  qué  de  beberías  escribo 
a  vuestra  paternidad  y  todo  me  lo  sufre.  Yo  le  digo,  que 
me  estoy  deshaciendo,  por  no  tener  libertad  para  poder 
yo  hacer  lo  que  digo  que  hagan.  Ahora  como  el  rey  se  va 
tan  lejos,  querría  quedase  algo  hecho.  Hágalo  Dios  como 
puede. 

6.  Con  gran  deseo  estamos  esperando  esas' señoras: 
y  estas  hermanas,  muy  puestas  en  que  no  han  de  dexar 
pasar  a  su  hermana  de  vuestra  paternidad  sin  darla  aquí 
el  hábito.  Es  cosa  estraña  lo  que  vuestra  paternidad  las 
debe.  Yo  se  lo  he  tenido  en  mucho;  porque  están  tan- 
tas, y  tienen  necesidad:  y  con  el  deseo  que  tienen  de  te- 
ner cosa  de  vuestra  paternidad  no  se  les  pone  cosa  de- 
lante. 

¡Pues  Teresica,  las  cosas  que  dice,  y  hace!  Yo  también 
me  holgara;  porque  a  donde  va  no  la  podré  ansi  gozar,  y 
aun  quizá  nunca,  que  está  muy  a  trasmano.  Con  todo 
queda  por  mí,  y  las  voy  a  la  mano;  porque  ya  está  reci- 
bida en  Valladolid,  y  estará  muy  bien,  y  sería  darles  dis- 
gusto mucho,  en  especial  a  Casilda. 

Quédase  acá  para  Juliana  (aunque  yo  no  les  digo  nada 
desto  de  Juliana)  porque  ir  a  Sevilla,  hácese  muy  recio 
para  la  señora  doña  Juana;  y  aun  quizá,  de  que  sea  grande 
lo  sentirá.  ¡O,  qué  tentación  tengo  con  su  hermana, 
la  que  está  en  las  Doncellas!  Que  por  no  lo  enten- 
der, dexa  de  estar  remediada,  y  más  a  su  descanso 
que  está. 


CAUTAS   DE   LA    SANTA 


7.  M\a  hermano  Lorenzo  lleva  esta  carta,  que  va  a  la 
corte,  y  desde  allí  creo  a  Sevilla:  en  Madrid  ha  de  estar 
algunos  días.  La  priora  creo  escribe,  y  ansí  no  más  de 
que  Dios  me  guarde  a  vuestra  paternidad.  La  de  Alba 
está  malísima;  encomiéndela  a  Dios;  que  aunque  más 
digan  della,  se  perdería  harto,  porque  es  muy  obediente; 
y  cuando  esto  hay,  con  avisar  se  remedia  todo.  ¡O,  qué 
obra  pasan  las  de  Malagón  por  Brianda!  Mas  yo  reí  lo  de 
que  torne  allí. 

8.  A  doña  Luisa  de  la  Cerda  se  le  ha  muerto  la  hija 
más  pequeña;  que  me  tienen  lastimadísima  los  trabajos 
que  da  Dios  a  esta  señora.  No  le  queda  sino  la  viuda. 
Creo  es  razón  le  escriba  vuestra  paternidad  y  consuele, 
que  se  le  debe  mucho. 

9.  Mire  en  esto  de  quedar  aquí  su  hermana,  si  le  pa- 
rece mejor,  no  lo  estorbaré;  y  si  gusta  la  señora  doña  Jua- 
na de  tenerla  más  cerca.  Yo  temo  (como  ya  tiene  por  sí, 
de  ir  a  Valladolid)  no  le  suceda  alguna  tentación  después 
aquí:  porque  oirá  cosas  de  allá,  que  no  tiene  en  esta  casa, 
aunque  no  sea  sino  la  huerta;  que  esta  tierra  es  misera- 
ble. Dios  me  le  guarde,  mi  padre,  y  haga  tan  santo  como 
yo  le  supHco.  Amén.  Amén.  Mejor  se  va  parando  el  bra- 
zo. Son  hoy  15  de  Abril. 

Indigna  sierva,  y  hija  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 

10.  Doña  Guiomar  se  está  aquí,  y  mejor;  con  harto 
deseo  de  ver  a  vuestra  paternidad.  Llora  a  su  fray  Juan 
de  la  Cruz,  y  todas  las  monjas.  Cosa  recia  ha  sido  ésta. 
La  Encarnación  comienza  a  ir  como  suele. 


OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL    PADRE    FRAY    GERÓNIMO    QRACIÁN    DE   LA  MADRE  DE  DIOS 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad, padre  mío.  Yo  he  recibido  tres  cartas  de  vuestra 
paternidad  por  la  vía  del  correo  mayor,  y  ayer  las  que 
traía  fray  Alonso.  Bien  me  ha  pagado  el  Señor  lo  que  se 
han  tardado.  Por  siempre  sea  bendito,  que  está  vuestra 
paternidad  bueno. 

Primero  me  dio  un  sobresalto,  que  como  dieron  los  plie- 
gos de  la  priora,  y  no  venía  letra  de  vuestra  paternidad 
en  uno,  ni  en  otro,  ya  ve  lo  que  había  de  sentir.  Presto  se 
remedió.  Siempre  me  diga  vuestra  paternidad  lasque  re- 
cibe mías,  que  no  hace  sino  no  responderme  a  cosa  mu- 
chas veces,  y  luego  olvidarse  de  ponerla  fecha. 

2.  En  la  una,  y  en  la  otra  me  dice  vuestra  paternidad 
que  cómo  me  fué  con  la  señora  doñajuana;  y  lo  he  escrito 
por  la  vía  del  correo  de  aquí.  Pienso  viene  la  respuesta 
en  la  que  me  dice  viene  por  Madrid;  y  ansí  no  me  ha 
dado  mucha  pena.  Estoy  buena,  y  la  mi  Isabel  es  toda 
nuestra  recreación.  Estraña  cosa  es  su  apaciblimiento,  y 
regocijo.  Ayer  me  escribió  la  señora  doñajuana.  Buenos 
están  todos. 

3.  Mucho  he  alabado  al  Señor  de  cómo  van  los  nego- 
cios; y  hanme  espantado  las  cosas  que  me  ha  dicho  fray 
Alonso,  que  decían  de  vuestra  paternidad.  Válame  Dios 
qué  necesaria  ha  sido  la  ida  de  vuestra  paternidad.  Aun- 
que no  hiciese  más,  en  conciencia  me  parece  estaba  obli- 
gado, por  la  honra  de  la  Orden.  Yo  no  sé  cómo  se  podían 
publicar  tan  grandes  testimonios.  Dios  les  dé  su  luz. 

Y  si  vuestra  paternidad  tuviera  de  quién  se  fiar,  harto 


CAKTAS    DE    LA    SANTA 


bueno  fuera  hacerles  ese  placer  de  poner  otro  prior;  mas 
no  lo  entiendo.  Espantóme  quien  daba  ese  parecer,  que 
era  no  hacer  nada.  Gran  cosa  es  estar  ahí  quien  sea  con- 
trario para  todo;  y  harto  trabajo,  que  (si  fuera  bien)  lo 
rehusase  el  mesmo.  En  fin  no  están  mostrados  a  desear 
ser  poco  estimados. 

4.  No  es  maravilla,  que  teniendo  tantas  ocupaciones 
Pablo  pueda  tener  con  José  tanto  sosiego:  mucho  alabo 
al  Señor.  Vuestra  paternidad  le  diga,  que  acabe  ya  de 
contentarse  de  su  oración,  y  no  se  le  dé  nada  de  obrar  el 
entendimiento,  cuando  Dios  le  hiciere  merced  de  otra 
suerte,  y  que  mucho  me  contenta  lo  que  escribe. 

El  caso  es,  que  en  estas  cosas  interiores  de  espíritu  la 
oración  más  acepta,  y  acertada  es  la  que  deja  mejores  de- 
jos. No  digo  luego  al  presente  muchos  deseos;  que  en 
esto,  aunque  es  bueno,  a  las  veces  no  son  como  nos  los 
pinta  nuestro  amor  propio.  Llamo  dejos,  confirmados  con 
obras,  que  los  deseos  que  tiene  de  la  honra  de  Dios,  se 
parezcan  en  mirar  por  ella  muy  de  veras,  y  emplear  su 
memoria,  y  entendimiento  en  cómo  le  ha  de  agradar,  y 
mostrar  más  el  amor  que  le  tiene. 

5.  ¡O,  que  ésta  es  la  verdadera  oración!  Y  no  unos 
gustos  para  nuestro  gusto,  no  más;  y  cuando  no  se  ofrece 
lo  que  he  dicho,  mucha  flojedad,  y  temores,  y  sentimien- 
tos de  si  hay  falta  en  nuestra  estima.  Yo  no  desearía  otra 
oración,  sino  la  que  me  hiciese  crecer  las  virtudes. 

Si  es  con  grandes  tentaciones,  y  sequedades  y  tribula- 
ciones, y  esto  me  dejase  más  humilde,  esto  ternía  por 
buena  oración;  pues  lo  que  más  agrada  a  Dios,  ternía  por 
más  oración.  Que  no  se  entiende,  que  no  era  el  que  pa- 
dece, pues  lo  está  ofreciendo  a  Dios,  y  muchas  veces  mu- 
cho más,  que  el  que  se  está  quebrando  la  cabeza  a  sus  so- 
las, y  pensará,  si  ha  estrujado  algunas  lágrimas,  que 
aquello  es  la  oración. 

6.  Perdone  vuestra  paternidad  con  tan  grande  recau- 


OBRAS   DE   SANTA    TKIÍESA   DE   JESÚS 


do,  pues  el  amor  que  tiene  a  Pablo  lo  sufre,  y  si  le  parece 
bien  esto  que  digo,  dígaselo,  y  si  no,  no;  mas  digo  lo  que 
querría  para  mí.  Yo  le  digo  que  es  gran  cosa  obras,  y 
buena  conciencia. 

7.  En  gracia  me  ha  caído  lo  del  padre  Joanes;  podría 
ser  querer  el  demonio  hacer  algún  mal,  y  sacar  Dios  al- 
gún bien  dello.  Mas  es  menester  grandísimo  aviso,  que 
tengo  por  cierto,  que  el  demonio  no  dejará  de  buscar 
cuantas  invenciones  pudiere,  para  hacer  daño  a  Elíseo,  y 
ansí  hace  bien  de  tenerlo  por  patillas.  Y  aun  creo  no  se- 
ría malo  dar  a  esas  cosas  pocos  oídos;  porque  si  es  por- 
que haga  penitencia  Joanes,  hartas  le  ha  dado  Dios,  que 
lo  que  fué  por  sí  solo,  que  los  tres  que  se  lo  debían  acon- 
sejar, presto  pagaron  lo  quejóse  dijo. 

8.  De  lahermana  San  Gerónimo,  será  menester  hacerla 
comer  carne  algunos  días,  y  quitarla  la  oración,  y  man- 
darla vuestra  paternidad  que  no  trate  sino  con  él,  o  que 
me  escriba,  que  tiene  flaca  imaginación,  y  lo  que  medita 
le  parece  que  ve,  y  oye;  bien  que  algunas  veces  será  ver- 
dad, y  lo  ha  sido;  que  es  muy  buena  alma. 

9.  De  la  hermana  Beatriz  me  parece  lo  mesmo,  aun- 
que eso  que  me  escriben  del  tiempo  de  la  profesión,  no 
me  parece  antojo,  sino  harto  bien.  También  ha  menester 
ayunar  poco.  Mándelo  vuestra  paternidad  a  la  priora,  y 
que  no  las  deje  tener  oración  a  tiempos,  sino  ocupadas 
en  oíros  oficios,  porque  no  vengamos  a  más  mal;  y  créa- 
me, que  es  menester  esto. 

10.  Pena  me  ha  dado  lo  de  las  cartas  perdidas;  y  no 
me  dice  si  importaban  algo  las  que  perecieron  en  ma- 
nos de  Peralta.  Sepa  que  envío  ahora  un  correo.  Mu- 
cha, mucha  envidia  he  tenido  a  las  monjas,  de  los  sermo- 
nes que  han  gozado  de  vuestra  paternidad.  Bien  parece 
que  lo  merecen,  y  yo  los  trabajos;  y  con  todo  me  dé  Dios 
muchos  más  por  su  amor.  Pena  me  ha  dado  el  haber  de 
irse  vuestra  paternidad  a  Granada:  querría  saber  lo  que 


CARTAS   DE   LA    SANTA 


ha  de  estar  allá,  y  ver  cómo  le  he  de  escribir,  o  a  dónde. 
Por  amor  de  Dios  lo  deje  avisado. 

Pliego  de  papel  con  firma  no  vino  ninguno:  envíeme 
vuestra  paternidad  un  par  dellos,  que  creo  serán  menes- 
ter, que  yá  veo  el  trabajo  que  tiene,  y  hasta  que  haya  al- 
guna más  quietud,  querría  quitar  alguno  a  vuestra  pater- 
nidad. Dios  le  dé  el  descanso,  que  yo  deseo,  con  la  san- 
tidad que  le  puede  dar.  Amén.  Son  hoy  veinte  y  tres  de 
octubre. 

Indigna  sierva  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO    GRACIÁN   DE  LA  MADRE  DE   DIOS 

1.  Jesús  sea  con  vuestra  reverencia,  mi  padre.  Por  la 
vía  de  Toledo  también  le  he  escrito.  Hoy  me  trajeron  esta 
carta  de  Valladolid,  que  de  presto  me  dio  sobresalto  la 
novedad;  mas  luego  he  considerado,  que  los  juicios  de 
Dios  son  grandes,  y  que  en  fin  ama  a  esta  Orden,  y  que 
ha  de  sacar  algún  bien,  o  escusar  algún  mal,  que  no  enten- 
demos. Por  amor  de  nuestro  Señor  vuestra  reverencia  no 
tenga  pena.  A  la  pobre  muchacha  he  harta  lástima,  que 
es  la  peor  librada,  porque  es  burla  con  descontento  andar 
ella  con  la  alegría,  que  andaba. 

No  debe  de  querer  Su  Majestad,  que  nos  honremos  con 
señores  de  la  tierra,  sino  con  los  pobrecitos,  como  eran 
los  Apóstoles,  y  ansí  no  hay  que  hacer  caso  dello;  y  ha- 
biendo sacado  también  a  la  otra  hija,  para  llevarla  con- 
sigo, de  Santa  Catalina  de  Sena,  hace  al  caso  para  no 
perder  nada;  acá  digo  a  los  dichos  del  mundo;  que  para 
Dios  quizá  es  lo  mejor,  que  en  sólo  Él  pongamos  los 
ojos. 


80  OBRAS  DK  SANTA  TEBESA  DE  JHSÚS 

2.  Vaya  con  Dios.  Él  me  libre  destos  señores,  que 
todo  lo  pueden,  y  tienen  estraños  reveses.  Aunque  esta 
pobrecita  no  se  ha  entendido,  al  menos  de  tornar  a  la  Or- 
den, creo  no  nos  estará  bien.  Si  algún  mal  hay,  es  el  daño 
que  puede  hacer,  haber  en  estos  principios  cosas  seme- 
jantes, A  ser  el  descontento  como  el  de  acá,  no  me  es- 
pantara; mas  tengo  por  imposible  poder  ella  disimularle 
tanto,  si  ansí  le  tuviera. 

Lástima  he  a  aquella  pobre  priora  lo  que  pasa,  y  a  la 
nruestra  María  de  San  José.  Escríbala  vuestra  reverencia. 
Cierto  que  siento  mucho  verle  ahora  alejar  tanto:  no  sé 
qué  me  ha  dado.  Dios  le  traiga  con  bien;  y  al  padre  fray 
Nicolás,  dé  mis  encomiendas.  Todas  las  de  acá  las  en- 
vían a  vuestra  reverencia  y  guárdele  Dios.  Son  hoy  28  de 

.setiembre- 
De  vuestra  reverencia  subdita,  y  hija, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL   PADRE   FRAY   GERÓNIMO  GRACIÁN   DE   LA  MADRE  DE  DIOS 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad mi  padre,  y  le  haya  dado  esta  Pascua  tantos  bienes, 
y  dones  suyos,  que  pueda  con  ellos  servir  a  Su  Majestad 
lo  mucho  que  le  debe,  .en  haber  querido  que  tan  a  costa 
de  vuestra  paternidad  vea  remediado  su  pueblo.  Sea  Dios 
por  todo  alabado,  que  cierto  hay  bien  que  pensar,  y  que 
escribir  desta  historia. 

Aunque  no  sé  las  particularidades  de  cómo  se  ha  con- 
cluido, entiendo  debe  de  ser  muy  bien:  al  menos,  si  el 
Señor  nos  deja  ver  provincia,  no  se  debe  de  haber  hecho 
en  España  con  tanta  autoridad  y  examen,  que  da  a  enten- 


CARTAS    DE    LA    SANTA  81 


der  quiere  el  Señor  a  los  Descalzos  para  más  de  lo  que 
pensamos.  Plegué  a  Su  Majestad  guarde  muchos  años  a 
Pablo,  para  que  lo  goce,  y  trabaje;  que  yo  desde  el  cielo 
lo  veré,  si  merezco  este  lugar. 

2.  Ya  trajeron  la  carta  de  pago  de  Valladolid.  Harto 
me  huelgo  vayan  ahora  esos  dineros.  Plegué  al  Señor, 
ordene,  que  se  concluya  con  brevedad;  porque  aunque  es 
muy  bueno  el  perlado  que  ahora  tenemos,  es  cosa  dife- 
rente de  lo  que  conviene,  para  asentarse  todo  como  es 
menester,  que  en  fin  es  de  prestado. 

3.  Por  esa  carta  verá  vuestra  paternidad  lo  que  se 
ordena  de  la  pobre  vejezuela.  Según  los  indicios  hay 
(puede  ser  sospecha),  es  más  el  deseo  que  estos  mis  her- 
manos deben  de  tener  de  verme  lejos  de  sí,  que  la  necesi- 
dad de  Malagón.  Esto  m.e  ha  dado  un  poco  de  sentimiento; 
que  lo  demás,  ni  primer  movimiento  digo  el  ir  a  Mala- 
gón; aunque  el  ir  por  priora,  me  da  pena,  que  no  estoy 
para  ello,  y  temo  faltar  en  el  servicio  de  nuestro  Señor. 

Vuestra  paternidad  le  suplique,  que  en  esto  esté  yo 
siempre  entera,  y  en  lo  demás,  venga  lo  que  viniere,  que 
mientras  más  trabajos, más  ganancia.  En  todo  caso  rompa 
vuestra  paternidad  esa  carta.  Harto  consuelo  me  da,  que- 
esté  vuestra  paternidad  tan  bueno;  sino  que  no  lo  querría 
con  la  calor  ver  en  ese  lugar. 

O,  qué  soledad  me  hace  cada  día  más  para  el  alma,  es- 
tar tan  lejos  de  vuestra  paternidad  aunquedel  padre  fray 
José,  siempre  le  parece  está  cerca,  y  con  esto  se  pasa  esta 
vida,  bien  sin  contentos  de  la  tierra,  y  muy  contino  con- 
tento. Vuestra  paternidad  ya  no  debe  estar  en  ella,  según 
le  ha  quitado  el  Señor  las  ocasiones,  y  dádole  a  manos 
llenas,  para  que  esté  en  el  celo. 

Es  verdad,  que  mientras  más  pienso  en  esta  tormenta, 
y  en  los  medios  que  ha  tomado  el  Señor,  más  me  quedo 
boba;  y  si  fuese  servido,  que  esos  andaluces  se  remedia- 
sen algo,  lo  ternía  por  merced  muy  particular,  no  fuese 

Tomo  iv  ü 


S-2  OBUAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

por  manos  de  vuestra  paternidad  como  no  le  va  el  apre- 
tarlos, pues  ha  sido  esto  para  su  remedio:  y  esto  he  de- 
seado siempre. 

4.  Hame  dado  gusto  lo  que  me  escribe  el  padre  Nico- 
lao en  este  caso,  y  por  eso  lo  envío  a  vuestra  paternidad. 
Todas  estas  hermanas  se  le  encomiendan  mucho.  Harto 
sienten  pensar,  si  me  he  de  ir  de  aquí.  Avisaré  a  vuestra 
paternidad  lo  que  fuere.  Encomiéndelo  a  nuestro  Señor 
mucho  por  caridad.Ya  se  acordará  de  lo  que  murmurarán 
estas  andadas  después,  y  quién  son:  mire,  qué  vida!  Aun- 
que esto  hace  poco  al  caso. 

5.  Yo  heescrito  al  padre  vicariolos  inconvenientes  que 
hay  para  ser  yo  priora,  de  no  poder  andar  con  la  comu- 
nidad, y  en  lo  demás:  que  ninguna  pena  me  dará;  iré  al 
cabo  del  mundo,  como  sea  por  obediencia;  antes  creo, 
mientras  más  trabajo  fuese  me  holgaría  más  de  hacer  algu- 
na cosita  por  este  gran  Dios,  que  tanto  debo;  en  especial 
creo  es  más  servirle,  cuando  sólo  por  obediencia  se  hace; 
que  con  el  mi  Pablo,  bastaba  para  hacer  cualquiera  cosa 
con  contento,  el  dársele. 

Hartas  pudiera  decir,  que  le  dieran  contento,  sino  que 
temo  esto  de  cartas,  para  cosas  del  alma  en  especial. 
Para  que  vuestra  paternidad  se  ría  un  poco,  le  envío  esas 
coplas,  que  enviaron  de  la  Encarnación,  que  más  es  para 
llorar,  cómo  está  aquella  casa.  Pasan  las  pobres  entrete- 
niéndose. Como  gran  cosa  han  de  sentir  verme  ir  de  aquí, 
que  aun  tienen  esperanza  (y  yo  no  estoy  sin  ella)  de  que 
se  ha  de  remediar  aquella  casa. 

6.  Con  mucha  voluntad  han  dado  los  doscientos  du- 
cados las  de  Valladolid,  y  la  priora  lo  mesmo,  que  si  no 
los  tuviera,  los  buscara:  y  envía  la  carta  de  pago  de  todos 
cuatrocientos.  Helo  tenido  en  mucho;  porque  verdadera- 
mente es  allegadora  para  su  caso:  mas  tal  carta  le  es- 
cribí yo. 

La  señora  doña  Juana  me  ha  caído  en  gracia,  que  me 


CARTAS   di:   la   SANTA  §3 


ha  espantado,  que  me  escribe  la  tiene  algún  miedo:  por- 
que daba  los  dineros,  sin  decírselos.  Y  verdaderamente, 
que  en  lo  que  toca  a  la  hermana  María  de  San  José,  siem- 
pre la  he  visto  con  gran  voluntad:  en  fin,  se  ve  la  que  a 
vuestra  paternidad  tiene.  Dios  le  guarde,  mi  padre.  Amén. 
Amén.  Al  padre  retor  mis  encomiendas,  y  al  padre  que 
me  escribió  este  otro  día,  lo  mesmo.Fué  ayer  postrer  día 
de  Pascua.  La  mía,  aun  no  ha  llegado. 

Indigna  sierva  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

AL    PADRE   FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN    DE    LA  MADRE  DE   DIOS 

1.  Jesús  sea  con  vuestra  reverencia.  Amén.  Por  esa 
carta  verá  vuestra  reverencia  lo  que  en  Alba  se  pasa  con 
su  fundadora.  Hanla  comenzado  a  tener  miedo,  y  echólas 
tomar  monjas,  y  deben  de  pasar  harta  necesidad,  y  veo 
mal  remedio  para  llegar  a  razón:  menester  ha  vuestra  re- 
verencia informarse  de  todo. 

2.  No  olvide  vuestra  reverencia  dejar  mandado  lo  de 
los  velos  en  todas  partes,  y  declarado  por  qué  perso- 
nas se  hade  entender  la  constitución;  porque  no  parezca 
las  aprieta  más,  que  yo  temo  más,  que  no  pierdan  el  gran 
contento  con  que  nuestro  Señor  las  lleva,  que  esotras  co- 
sas; porque  sé,  qué  es  una  monja  descontenta:  y  mientras 
ellas  no  dieren  más  ocasión  de  la  que  hasta  ahora  han 
dado,  no  hay  por  .qué  las  aprieten  en  más  de  lo  que  pro- 
metieron. 

3.  A  los  confesores,  no  hay  para  qué  los  ver  sin  velos 
jamás,  ni  a  los  frailes  de  ninguna  Orden;  y  muy  menos  a 
nuestros  Descalzos. 

Podríase  declarar,  como  si  tienen  un  tío,  y  no  tienen 
padre,  y  aquél  tiene  cuenta  dellas,  o  personas  de  muy 


84  OBBAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

mucho  deudo,  que  ello  mesmo  se  lleva  razón:  o  si  hay 
duquesa,  o  condesa,  persona  principal:  en  fin,  en  donde 
no  pueda  haber  peligro,  sino  provecho;  y  cuando  nofuere 
desta  suerte,  que  no  se  abra:  o  si  otra  cosa  se  ofreciere, 
que  sea  duda,  que  se  comunique  con  el  provincial,  y  se 
pida  licencia;  y  si  no,  que  jamás  se  haga;  mas  yo  he 
miedo  no  la  dé  el  provincial  con  facilidad.  Para  cosa  de 
alma  parece  que  se  puede  tratar  sin  abrir  velo.  Vuestra 
reverencia  lo  verá. 

4.  Harto  deseo  les  venga  luego  alguna  que  traiga  algo, 
para  pagar  lo  que  se  ha  gastado  en  la  obra.  Dios  lo  guíe 
como  ve  la  necesidad.  Aquí  están  bien,  que  todo  les  so- 
bra, digo  cuanto  a  lo  esterior,  que  para  el  contento  inte- 
rior poco  hará  esto,  mejor  le  hay  en  la  pobreza.  Su  Ma- 
jestad nos  lo  dé  a  entender,  y  haga  a  vuestra  reverencia 
muy  santo.  Amén. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

AL   PADRE    FRAY  JUAN  DE  JESÚS  ROCA,  CARMELITA  DESCALZO 
EN    PASTRANA 

1.  Jesús,  María,  y  José  sean  en  el  alma  de  mi  padre 
fray  Juan  de  Jesiís.  Recibí  la  carta  de  vuestra  reverencia 
en  esta  cárcel,  a  donde  estoy  con  sumo  gusto,  pues  paso 
todos  mis  trabajos  por  mi  Dios,  y  por  mi  religión.  Lo 
que  me  da  pena,  mi  padre,  es  la  que  vuestras  reverencias 
tienen  de  mí:  esto  es  lo  que  me  atormenta. 

Por  tanto,  hijo  mío,  no  tenga  pena,  ni  los  demasía  ten- 
gan; que  como  otro  Pablo  (aunque  no  en  santidad)  puedo 
decir:  que  las  cárceles,  los  trabajos,  las  persecuciones, 
los  tormentos,  las  ignominias  y  afrentas  por  mi  Cristo,  y 
por  mi  religión,  son  regalos,  y  mercedes  para  mí. 


CAUTAS   DE   LA    SANTA 


2.  Nunca  me  he  visto  más  aliviada  de  los  trabajos, 
que  ahora.  Es  propio  de  Dios  favorecer  a  los  afligidos,  y 
encarcelados,  con  su  ayuda,  y  favor.  Doy  a  mi  Dios  mil 
gracias,  y  es  justo  se  las  demos  todos,  por  la  merced  que 
me  hace  en  esta  cárcel.  ¿Hay  (mi  hijo,  y  padre)  hay  mayor 
gusto,  ni  más  regalo,  ni  suavidad,  que  padecer  por  nues- 
tro buen  Dios?  ¿Cuándo  estuvieron  los  santos  en  su  cen- 
tro, y  gozo,  sino  cuando  padecían  por  su  Cristo,  y  Dios? 

Este  es  el  camino  seguro  para  Dios,  y  el  más  cierto; 
pues  la  cruz  ha  de  ser  nuestro  gozo,  y  alegría.  Y  ansí, 
padre  mío,  cruz  busquemos,  cruz  deseemos,  trabajos  abra- 
cemos; y  el  día  que  nos  faltaren,  ¡ay  de  la  religión  Des- 
calza! ¡Y  ay  de  nosotros! 

3.  Díceme  en  su  carta,  cómo  el  seiior  Nuncio  ha  man- 
dado, que  no  se  funden  más  conventos  de  Descalzos,  y 
los  hechos  se  deshagan,  a  instancia  del  padre  general: 
que  el  Nuncio  está  enojadísimo  contra  mí,  llamándome 
mujer  inquieta,  y  andariega;  y  que  el  mundo  está  puesto 
en  armas  contra  mí,  y  mis  hijos,  escondiéndose  en  las 
breñas  ásperas  de  los  montes,  y  en  las  casas  más  retira- 
das, porque  no  los  hallen,  y  prendan. 

Esto  es  lo  que  lloro:  esto  es  lo  que  siento:  esto  es  lo 
que  me  lastima,  que  por  una  pecadora,  y  mala  monja,  ha- 
yan mis  hijos  de  padecer  tantas  persecuciones,  y  traba- 
jos, desamparados  de  todos,  mas  no  de  Dios,  que  de  esto 
estoy  cierta,  no  nos  dejará,  ni  desamparará  a  los  que 
tanto  le  aman. 

4.  Y  porque  se  alegre  mi  hijo  con  los  demás  sus  her- 
manos, le  digo  una  cosa  de  gran  consuelo,  y  esto  se  quede 
entre  mí,  y  vuestra  reverencia  y  el  padre  Mariano,  que 
recibiré  pena  que  lo  entiendan  oíros. 

Sabrá  mi  padre,  cómo  una  religiosa  de  esta  casa,  es- 
tando la  vigilia  de  mi  padre  San  José  en  oración,  se  le 
apareció,  y  la  Virgen,  y  su  Hijo,  y  vio  como  estaban  ro- 
gando por  la  reforma,  y  le  dijo  nuestro  Señor,  que  el  in- 


86  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

{¡erno,  y  muchos  de  la  tierra  hacían  grandes  alegrías,  por 
ver,  que  a  su  parecer  estaba  deshecha  la  Orden:  mas  al 
punto,  que  el  Nuncio  dio  sentencia,  que  se  deshiciese,  la 
confirmó  a  ella  Dios,  y  le  dijo,  que  acudiesen  al  rey,  y 
que  le  hallarían  en  todo  como  padre;  y  lo  mesmo  dijo  la 
Virgen,  y  San  José,  y  otras  cosas,  que  no  son  para  carta: 
y  que  yo,  dentro  de  veinte  días,  saldría  de  la  cárcel,  pla- 
ciendo a  Dios.  Y  ansí  alegrémonos  todos,  pues  desde  hoy 
la  reforma  Descalza  irá  subiendo. 

5.  Lo  que  ha  de  hacer  vuestra  reverencia,  es  estarse 
en  casa  de  doña  María  de  Mendoza,  hasta  que  yo  avise: 
y  el  padre  Mariano  irá  a  dar  esta  carta  al  rey,  y  la  otra 
a  la  duquesa  de  Pastrana,  y  vuestra  reverencia  no  salga 
de  casa,  porque  no  le  prendan,  que  presto  nos  veremos 
libres. 

6.  Yo  quedo  buena,  y  gorda,  sea  Dios  bendito.  Mi 
compañera  está  desganada;  encomiéndenos  a  Dios,  y  diga 
una  misa  de  gracias  a  mi  padre  San  José.  No  me  escriba 
hasta  que  yo  le  avise.  Dios  le  haga  santo,  y  perfeto  reli- 
gioso descalzo.  Hoy  miércoles,  25  de  marzo  de  1579.  Con 
el  padre  Mariano  avisé,  que  vuestra  reverencia,  y  el  padre 
fray  Gerónimo  de  la  Madre  de  Dios,  negociasen  de  se- 
creto con  el  duque  del  Infantado. 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

Al.    PADRE   FRAY    AMBROSIO   MARIANO   DE   SAN    BENITO 
CARMELITA   DESCALZO 

JESÚS,  MARÍA 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia. Bien  parece  que  no  tiene  vuestra  reverencia  en- 
tendido lo  que  debo,  y  quiero  al  padre  Olea,  pues  en  ne- 


CABTAS   DE   LA    SANTA 


gocios  que  haya  tratado,  o  trate  su  merced,  me  escribe 
vuestra  reverencia. 

Ya  creo  sabe,  que  no  soy  desagradecida;  y  ansí  le  digo, 
que  si  en  este  negocio  me  fuera  perder  descanso,  y  sa- 
lud, que  ya  estuviera  concluido;  mas  cuando  hay  cosa  de 
conciencia  en  ello,  no  basta  amistad;  porque  debo  más  a 
Dios,  que  a  nadie. 

2.  Plugiera  a  Dios  que  fuera  falta  de  dote,  que  ya 
sabe  vuestra  reverencia  (y  si  no  infórmese  dello)  las  mu- 
chas que  hay  en  estos  monasterios  sin  ninguno,  cuanto 
más  que  le  tiene  bueno,  que  le  dan  quinientos  ducados, 
con  que  puede  ser  monja  en  cualquier  monasterio. 

Como  mi  padre  Olea  no  conoce  las  monjas  destas 
casas,  no  me  espanto  esté  incrédulo:  yo  que  sé  que  son 
siervas  de  Dios,  y  conozco  la  limpieza  de  sus  almas,  no 
creeré  jamás,  que  ellas  han  de  quitar  a  ninguna  el  hábito, 
no  habiendo  muchas  causas;  porque  sé  el  escrúpulo,  que 
suelen  tener  en  esto;  y  cosa  es  que  ansí  se  determinan, 
debe  de  haber  mucha:  y  como  somos  pocas,  la  inquietud 
que  hacen,  cuando  no  son  para  la  religión,  es  de  suerte, 
que  a  una  ruin  conciencia  se  le  hiciera  escrúpulo  preten- 
der esto,  cuanto  más  a  quien  desea  no  descontentar  en 
nada  a  nuestro  Señor. 

Vuestra  reverencia  me  diga,  sino  le  dan  los  votos, 
¿cómo  puedo  yo  hacerles  tomar  una  monja  por  fuerza, 
com.o  no  se  las  dan  ni  ningún  prelado? 

3.  Y  no  piense  vuestra  reverencia  que  le  va  al  padre 
Olea  nada,  que  me  ha  escrito  que  no  tiene  más  con  ella, 
que  con  uno  que  pasa  por  la  calle;  sino  que  mis  pecados 
le  han  puesto  tanta  caridad  en  cosa  que  no  se  puede  ha- 
cer, ni  yo  le  puedo  servir,  y  me  ha  dado  harta  pena.  Y 
cierto,  aunque  pudiera  ser,  a  ella  no  se  le  hacen  en  quedar 
con  quien  no  la  quiere. 

Yo  he  hecho  en  este  caso  más  de  lo  que  era  razón,  que 
se  la  hago  tener  otro  año,  harto  contra  su  voluntad,  para 


88  OBRAS  DE  SANTA  TEBESA  DE  JESÚS 

que  se  pruebe  más,  y  por  si  cuando  yo  fuere  a  Salamanca, 
voy  por  allí,  informarme  mejor  de  todo.  Esto  es  por  ser- 
vir al  padre  Olea,  y  porque  más  se  satisfaga;  que  bien 
veo,  que  no  mienten  las  monjas,  que  aun  en  cosas  muy 
livianas  sabe  vuestra  reverencia  cuan  ageno  es  desías 
hermanas  esto. 

4.  Y  que  no  es  cosa  nueva  irse  monjas  destas  casas: 
que  es  muy  ordinario,  y  ninguna  cosa  pierde  en  decir, 
que  no  tuvo  salud  para  llevar  este  rigor;  ni  he  visto  nin- 
guna, que  valga  menos  por  esto.  Escarmentada  desto,  he 
de  mirar  mucho  lo  que  hago  de  aquí  adelante;  y  ansí  no 
se  tomará  la  del  señor  Nicolao,  aunque  a  vuestra  reveren- 
cia más  le  contente;  porque  estoy  informada  por  otra 
parte,  y  no  quiero,  por  hacer  servicio  a  mis  señores,  y 
amigos,  tomar  enemistad. 

5.  Estraña  cosa  es,  que  diga  vuestra  reverencia  que 
¿para  qué  se  hablaba  en  ello?  Desa  manera  no  se  tomaría 
monja.  Porque  deseaba  servirle,  y  me  dieron  otra  relación 
de  lo  que  después  he  sabido:  y  yo  sé  que  el  señor  Nicolao 
quiere  más  el  bien  destas  casas,  que  de  un  particular:  y 
ansí  estaba  allanado  en  esto. 

6.  Vuestra  reverencia  no  trate  más  dello,  por  amor  de 
Dios;  que  buen  dote  la  dan,  que  puede  entrar  en  otra 
parte,  y  no  entre  donde  para  ser  tan  pocas  habían  de  ser 
bien  escogidas.  Y  si  hasta  aquí  no  ha  habido  tanto  estre- 
mo en  esto  con  alguna,  aunque  son  bien  contadas,  hanos 
ido  tan  mal,  que  le  habrá  de  aquí  adelante.  Y  no  nos  ponga 
con  el  señor  Nicolao  en  el  desasosiego,  que  será  tornarla 
a  echar. 

7.  En  gracia  me  ha  caído  el  decir  vuestra  reveren- 
cia que  en  viéndola  la  conocerá.  No  somos  tan  fáci- 
les de  conocer  las  mujeres,  que  muchos  años  las  confie- 
san, y  después  ellos  mesmos  se  espantan  de  lo  poco  que 
han  entendido:  y  es  porque  ni  aun  ellas  no  se  entienden 
para  decir  sus  faltas;  y  ellos  juzgan  por  lo  que  les  dicen. 


CABTAS   DE  LA   SANTA  89 


Mi  padre,  cuando  quisiere  que  le  sirvamos  en  estas 
casas,  dénos  buenos  talentos,  y  verá  cómo  no  nos  des- 
concertaremos por  el  dote;  cuando  esto  no  hay,  no  puedo 
hacer  servicio  en  nada. 

8.  Sepa  vuestra  reverencia  que  yo  tenía  por  fácil 
tener  ansí  una  casa,  a  donde  se  aposentaren  los  frailes,  y 
no  me  parecía  mucho,  sin  ser  monasterio,  que  les  dieran 
licencia  para  decir  misa,  como  la  dan  en  casa  de  un  caba- 
llero seglar;  y  ansí  lo  envié  a  decir  a  nuestro  padre.  Él  me 
dixo  que  no  convenía;  porque  era  dañar  el  negocio:  y  pa- 
réceme  que  acertó  bien. 

Y  vuestra  reverencia  sabiendo  su  voluntad,  no  había 
de  determinarse  a  estar  tantos,  y  como  si  tuvieran  la  li- 
cencia, aderezan  la  iglesia,  que  me  ha  hecho  reír.  Aun 
casa  no  compraba  yo,  hasta  tenerla  del  Ordinario.  En  Se- 
villa, que  no  hice  esto,  ya  ve  lo  que  costó.  Yo  dixe 
a  vuestra  reverencia  harto,  que  hasta  tener  letra  del 
señor  Nuncio,  en  que  diese  licencia,  que  no  se  haría 
nada. 

9.  Cuando  D.  Gerónimo  me  dixo  que  venía  a  rogarlo 
a  los  padres,  me  quedé  espantada;  y  por  no  parecerme 
a  vuestras  reverencias  en  fiar  tanto  dellos  (al  menos 
ahora)  no  estoy  en  hablar  a  Valdemoro:  que  tengo  sos- 
pecha, que  amistad  para  hacernos  bien,  no  la  terna,  sino 
para  ver  si  coge  algo  de  qué  avisar  a  sus  amigos:  y  esta 
mesma  querría  tuviese  vuestra  reverencia  y  no  se  fiase 
del,  ni  por  tales  amigos  quiera  hacer  ese  negocio.  Dexe 
a  cuyo  es  (que  es  de  Dios),  que  Su  Majestad  lo  hará  a 
su  tiempo,  y  no  se  dé  tanta  priesa,  que  eso  basta  a  es- 
tragarlo. 

10.  Sepa  vuestra  reverencia  que  D.  Diego  Mejía  es 
muy  buen  caballero,  y  que  él  hará  lo  que  dice:  y  pues 
que  se  determinan  a  decirlo,  entendido  debe  de  tener  de 
su  primo  que  lo  hará:  y  crea,  que  lo  que  no  hiciere  por 
él,  que  no  lo  hará  por  su  tía,  ni  hay  para  qué  la  escri- 


!)0  OBRAS  DE  SANTA  TKRKSA  DE  JESÚS 


bir,  ni  a  ninguna  persona,  que  son  muy  primos,  y  el 
deudo,  y  amistad  de  D.  Diego  Mejía  es  mucho  de  es- 
timar. 

Y  también  es  buena  señal  decir  el  arcediano,  que  él 
daría  la  relación  por  nosotras;  porque  si  no  lo  pensara 
hacer  bien  no  se  encargara  desto.  El  negocio  está  ahora 
en  buenos  términos,  vuestra  reverencia  no  lo  bulla  ahora 
más,  que  antes  será  peor.  Veamos  qué  hace  D.  Diego,  y 
el  arcediano. 

11.  Yo  procuraré  por  acá  entender,  si  hay  quien  se 
lo  ruegue;  y  si  el  deán  puede  algo  doña  Luisa  lo  hará 
con  él  todo.  Esto  ha  sido  harto  a  mi  gusto,  y  háceme 
más  creer,  que  se  sirve  mucho  Dios  desta  fundación;  y 
ansí  ni  lo  uno,  ni  lo  otro  ha  estado  en  manos  de  nos- 
otros. 

Harto  bien  es  que  tengan  casa;  que  tarde,  o  temprano 
habremos  la  licencia.  A  haberla  dado  el  señor  Nuncio  ya 
estuviera  acabado.  Plegué  a  nuestro  Señor  de  darle  la 
salud  que  habernos  menester.  Yo  le  digo,  que  el  Tostado, 
no  está  nada  desconfiado,  ni  yo  segura  de  que  comenzará 
de  hacer  por  él,  quien  comenzó. 

12.  En  eso  de  Salamanca,  el  padre  fray  Juan  de  Jesús 
está  tal  con  sus  cuartanas,  que  no  sé  qué  pueda  hacer,  si 
vuestra  reverencia  se  declara  en  lo  que  han  de  aprove- 
char. De  lo  que  toca  al  colegio  de  allí,  comenzaremos  de 
lo  que  hace  al  caso,  que  es  que  el  señor  Nuncio  dé  licen- 
cia, y  con  ésta  que  hubiese  dado,. ya  estaría  hecho;  por- 
que si  los  principios  se  yerran,  todo  va  errado. 

Lo  que  el  obispo  pide,  a  mi  parecer,  es  (como  ha  sa- 
bido que  el  señor  Juan  Díaz  está  ahí  de  la  manera  que 
está)  quien  allá  puede  hacer  otro  tanto.  Y  no  sé  yo,  si  se 
sufre  en  nuestra  profesión  estar  por  vicarios:  no  nos  pa- 
rece conveniente,  ni  que  harán  al  caso  dos  meses,  cuando 
esto  fuese,  sino  paradexar  al  obispo  enojado.  Ni  sé  cómo 
saldrán  con  ese  gobierno  esos  padres;  que  querrán  quizá 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  01 


que  lleven  mucha  perfeción,  y  para  esa  gente  no  convie- 
ne, ni  sé  si  el  obispo  gustará  de  frailes. 

13.  Yo  digo  a  vuestra  reverencia  que  hay  más  que 
hacer  de  lo  que  piensa:  y  que  por  donde  pensamos  ganar, 
quizá  perderemos.  Ni  me  parece  para  autoridad  de  nues- 
tra Orden,  que  entren  con  ese  oficio  de  vicarios  (que  no 
los  quiere  para  otra  cosa)  gente  que  cuando  les  viesen, 
los  habían  de  mirar  como  ermitaños  contemplativos,  y  no 
de  aquí  para  allí  con  mujeres  semejantes;  que  fuera  de 
sacarlas  de  su  mal  vivir,  no  sé  si  parecerá  bien. 

Pongo  los  inconvenientes,  porque  allá  los  miren,  y 
hagan  vuestras  reverencias  lo  que  les  pareciere,  que  yo 
me  rindo,  y  acertarán  mejor.  Léanlos  al  señor  licenciado 
Padilla,  y  al  señor  Juan  Díaz,  que  yo  no  sé  más  que  esto 
que  digo.  La  licencia  del  obispo  siempre  estará  cierta.  Sin 
eso  no  estoy  tampoco  muy  confiada,  de  ser  gran  negocia- 
dor, del  señor  D.  Teutonio;  de  que  tiene  gran  voluntad,  sí; 
posibilidad,  poca. 

14.  Yo  aguardaba  estar  allá  para  bulUr  ese  negocio; 
que  soy  una  gran  baratona  (si  no  dígalo  mi  amigo  Valde- 
moro)  porque  no  querría  que  se  dejase  de  hacer  por  no 
acertar  en  los  términos:  que  aquella  casa  es  lo  que  mucho 
he  deseado,  y  ese  quitar  hasta  que  haya  más  comodidad 
(de  la  vecindad  real)  me  he  holgado;  porque  por  ninguna 
manera  hallo  que  se  pueda  salir  bien. 

Harto  mejor  es  en  Malagón,  mal  por  mal;  que  doña 
Luisa  tiene  grar>  gana,  y  hará  buenas  comodidades  an- 
dando el  tiempo,  y  hay  muchos  lugares  grandes  a  la  re- 
donda: yo  entiendo  no  les  taltará  de  comer.  Y  porque  lle- 
vase algún  color  el  quitar  desotra  casa,  la  pueden  pasar 
allí:  y  ahora  no  entienden  que  se  deja  del  todo,  sino  que 
hasta  tener  hecha  casa;  porque  parece  poca  autoridad 
hecha  un  día,  y  quitarla  otro. 

15.  La  carta  para  don  Diego  Mejía  di  a  don  Geróni- 
mo, y  él  se  la  debió  de  enviar  con  otra  que  enviaba  para 


02  OBRAS  DE  SANTA  TEKESA  »E  JESÚS 

el  conde  de  Olivares.  Yo  le  tornaré  a  escribir  cuando  vea  f 
que  es  menester:  no  le  deje  vuestra  reverencia  olvidar.  Y 
otra  vez  digo,  que  si  él  dijo  que  lo  daría  llano;  que  lo 
trató  con  el  arcediano,  y  que  lo  tiene  por  hecho,  que  es 
hombre  de  verdad. 

16.  Ahora  me  ha  escrito  por  una  monja,  que  pluguiera 
Dios  tuvieran  las  que  dejamos  las  partes  que  ella,  que  no 
las  dejara  de  tomar.  Su  madre  de  el  padre  visitador  se  ha 
informado  della.  Ahora  diciendo  esto,  me  parece  será 
bien,  en  achaque  de  decir  algo  a  don  Diego  desta  monja, 
hablarle  desotro  negocio,  y  tornárselo  a  encargar,  y  ansí 
lo  haré.  Mande  vuestra  reverencia  darle  esa  carta,  y 
quede  con  Dios,  que  bien  me  he  alargado,  como  si  no  tu- 
viera otra  cosa  en  qué  entender. 

Al  padre  prior  no  escribo,  por  tener  ahora  otras  mu- 
chas cartas,  y  porque  ésta  puede  tener  su  paternidad  por 
suya.  A  mi  padre  Padilla  muchas  encomiendas.  Harto 
alabo  a  nuestro  Señor  de  que  tiene  salud.  Su  Majestad 
sea  con  vuestra  reverencia  siempre.  Yo  procuraré  la  cé- 
dula, aunque  sepa  hablar  a  Valdemoro,  que  no  lo  puedo 
más  encarecer,  porque  cosa  no  creo  que  hará  por  nos- 
otros. Es  hoy  día  de  las  Vírgenes. 

Indigna  sierva  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

17.  Otras  cartas  me  han  dado  hoy  de  vuestra  reve- 
rencia antes  que  viniese  Diego.  Con  el  primero  envíe 
vuestra  reverencia  esa  carta  a  nuestro  padre,  que  es  para 
unas  licencias.  Ninguna  cosa  le  escribo  de  los  negocios: 
por  eso  no  se  lo  deje  vuestra  reverencia  de  escribir. 

18.  Porque  vea  si  son  para  más  mis  monjas,  que  vues- 
tras reverencias,  le  envío  ese  pedazo  de  carta  de  la  priora 
de  Veas  Ana  de  Jesús.  ¿Mire  si  ha  buscado  buena  casa  a 
los  de  la  Peñuela?  En  forma  me  ha  hecho  gran  placer. 


CARTAS   DE    LA    SANTA  [V,] 

Aosadas  que  no  lo  acabaran  vuestras  reverencias  tan 
presto.  Han  recibido  una  monja,  que  vale  su  dote  siete 
mil  ducados.  Otras  dos  están  para  entrar  con  otro  tanto. 

Y  una  mujer  muy  principal  tienen  ya  recibida,  sobrina 
del  conde  de  Tendilla;  que  va  en  más  las  cosas  de  plata, 
que  ya  ha  enviado,  de  candeieros,  vinageras,  y  otras 
muchas  cosas,  relicario,  cruz  de  cristal;  sería  largo  de  de- 
cir las  cosas  que  ha  enviado. 

Y  ahora  se  les  levanta  un  pleito,  como  verá  en  esas  car- 
tas. Mire  vuestra  reverencia  lo  que  se  puede  hacer,  que 
con  hablar  a  ese  don  Antonio,  sería  lo  que  hiciese  al  caso; 
y  decir  cuan  altas  están  las  rejas,  y  que  a  nosotras  nos  va 
más;  que  a  ellos  no  les  dan  pesadumbre.  En  fin  vea  lo  que 
se  puede  hacer.  Su  Majestad  sea  con  vuestra  reverencia 
siempre. 


CARTA 

AL  SEÑOR  LORENZO  DE   CEPEDA   Y  AHUMADA 
HERMANO  DE  LA  SANTA 

JESÚS 

1.  Sea  el  Espíritu  Santo  siempre  con  vuestra  merced. 
Amén.  Y  páguenle  el  cuidado,  que  ha  tenido  de  socorrer 
a  todos,  y  con  tanta  diligencia.  Espero  en  la  majestad  de 
Dios,  que  ha  de  ganar  vuestra  merced  mucho  delante  dé!; 
porque  es  ansí  cierto,  que  a  todos  los  que  vuestra  mer- 
ced envía  dineros,  les  vino  a  tan  buen  tiempo  que  para 
mí  ha  sido  harta  consolación. 

Y  creo  que  fué  movimiento  de  Dios  el  que  vuesa  mer- 
ced ha  tenido  para  enviarme  tantos;  porque  para  una 
monjuela,  como  yo,  que  ya  tengo  por  honra  (gloria  a 
Dios)  andar  remendada,  bastaban  los  que  habían  traído 
Juan,  Pedro  de  Espinosa,  y  Varona  (creo  que  se  llama  el 


í)4  OBRAS  DE  SANTA  TKKESA  DE  JESÚS 


Otro  mercader)  para  salir  de  necesidad  por  algunos  años. 
2.  Mas  como  ya  tengo  escrito  a  vuestra  merced  bien 
largo,  por  muchas  razones,  y  causas,  de  que  yo  no  he 
podido  huir,  por  ser  inspiraciones  de  Dios,  de  suerte,  que 
no  son  para  carta,  sólo  digo,  que  a  personas  santas,  y  le- 
tradas les  parece  estoy  obligada  a  no  ser  cobarde,  sino 
poner  lo  que  pudiere  en  esta  obra:  que  es  hacer  un  mo- 
nasterio, en  donde  ha  de  haber  solas  trece,  sin  poder  cre- 
cer el  número,  con  grandísimo  encarecimiento,  ansí  de 
nunca  salir,  como  de  no  ver  sino  con  velo  delante  del 
rostro,  fundadas  en  oración,  y  mortificación,  como  a 
vuestra  merced  más  largo  tengo  escrito,  y  escribiré  con 
Antonio  Moran,  cuando  se  vaya. 

3.  Favoréceme  esta  señora  doña  Guiomar,  que  escribe 
a  vuestra  merced.  Fué  mujer  de  Francisco  de  Ávila  de  los 
de  la  Sobralejo,  si  vuestra  merced  se  acuerda.  Ha  nueve 
años  que  murió  su  marido,  que  tenía  un  cuento  de  renta: 
ella  por  sí  tiene  un  mayorazgo  sin  el  de  su  marido,  y  aun- 
que quedó  de  veinte  y  cinco  años,  no  se  ha  casado,  sino 
dándose  mucho  a  Dios.  Es  espiritual  harto.  Ha  más  de 
cuatro  que  tenemos  más  estrecha  amistad,  que  puedo  te- 
ner con  una  hermana. 

Y  aunque  me  ayuda,  porque  da  mucha  parte  de  la  renta, 
por  ahora  está  sin  dineros;  y  cuanto  toca  a  hacer,  y  com- 
prar la  casa,  hágalo  yo  con  el  favor  de  Dios.  Hanme  dado 
dos  dotes,  antes  que  sea:  y  téngola  comprada,  aunque 
secretamente;  y  para  labrar  cosas  que  había  menester,  yo 
no  tenía  remedio.  Y  es  ansí,  que  sólo  confiando  (pues 
Dios  quiere  que  lo  haga)  él  me  proveerá;  concierto  los 
oficiales  (ello  parecía  cosa  de  desatino),  viene  Su  Majes- 
tad, y  mueve  a  vuestra  merced  para  que  la  provea. 

Y  lo  que  más  me  ha  espantado  es,  que  los  cuarenta  pe- 
sos, que  añadió  vuestra  merced  me  hacían  grandísima 
falta:  y  San  José  (que  se  ha  de  llamar  ansí)  creo  hizo  no 
la  hubiese:  y  sé  que  lo  pagará  a  vuestra  merced.  En  fin, 


CATíTAS  ni;  r.A  saxta  95 


aunque  es  pobre,  y  chica,  más  lindas  vistas,  y  campo  tie- 
ne, y  aun  en  esto  se  acaba. 

4.  Han  ido  por  las  Bulas  a  Roma;  porque  aunque  es 
de  mi  mesma  Orden,  damos  la  obediencia  al  Obispo.  Es- 
pero en  el  Señor  será  para  mucha  gloria  suya  si  lo  deja 
acabar  (que  sin  falta  pienso  será),  porque  van  almas  que 
bastan  a  dar  grandísimo  ejemplo  (que  son  muy  escogi- 
das), ansí  de  humildad  como  de  penitencia  y  oración. 
Vuestra  merced  lo  encomiende  a  Dios,  que  para  cuando 
Antonio  Moran  vaya,  con  su  favor  estará  ya  acabado. 

5.  Él  vino  aquí,  con  quien  me  he  consolado  mucho; 
que  me  pareció  hombre  de  suerte,  y  de  verdad,  y  bien  en- 
tendido, y  de  saber  tan  particularmente  de  vuestra  mer- 
ced, que  cierto  una  de  las  grandes  mercedes  que  el  Señor 
me  ha  hecho  es  que  le  han  dado  a  entender  lo  que  es  el 
mundo  y  se  hayan  querido  sosegar,  y  que  entiendo  yo 
que  llevan  camino  del  cielo,  que  es  lo  que  más  deseaba 
saber;  que  siempre  hasta  ahora  estaba  en  sobresalto. 

Gloria  sea  al  que  todo  lo  hace.  Plegué  a  él  siempre 
vaya  vuestra  merced  adelante  en  su  servicio,  que  pues  no 
hay  tasa  en  el  galardonar,  no  ha  de  haber  parar  en  pro- 
curar servir  al  Señor,  sino  cada  día  (un  poquito  siquiera) 
ir  más  adelante,  y  con  fervor,  que  parezca  (como  es  ansí) 
que  siempre  estamos  en  guerra,  y  que  hasta  haber  Vitoria 
no  ha  de  haber  descanso  ni  descuido. 

6.  Todos  los  con  quien  vuestra  merced  ha  enviado 
dineros  han  sido  hombres  de  verdad,  aunque  Antonio 
Aloran  se  ha  aventajado,  ansí  en  traer  más  vendido  el 
oro,  y  sin  costa  (com.o  vuestra  merced  verá),  como  en 
haber  venido  con  harto  poca  salud  desde  Madrid  aquí  a 
traerlo,  aunque  hoy  está  mejor,  qiíe  era  un  accidente;  y 
veo  que  tiene  de  veras  voluntad  a  vuestra  merced.  Traxo 
también  los  dineros  de  Varona,  y  todo  con  mucho  cuida- 
do. Con  Rodríguez  vino  también  acá,  y  lo  hizo  harto  bien. 
Con  él  escribiré  a  vuestra  merced,  que  por  ventura  será 


yü  OBKAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

primero.  Mostróme  Antonio  Moran  la  carta  que  vuestra 
merced  le  había  escrito.  Crea  que  tanto  cuidado,  no  sólo 
crea  es  de  su  virtud,  sino  que  se  lo  ponía  Dios. 

7.  Ayer  me  envió  mi  hermana,  doria  María,  esa  carta. 
Cuando  la  lleven  estotros  dineros  enviará  otra.  A  harto 
buen  tiempo  le  vino  el  socorro.  Es  muy  buena  cristiana, 
y  queda  con  hartos  trabajos;  y  si  Juan  de  Ovalle  le  pu- 
siese pleito,  sería  destruir  sus  hijos.  Y  cierto  no  es  tanto 
lo  que  él  tiene  entendido  como  le  parece,  aunque  harto 
mal  lo  vendió  todo  y  lo  destruyó. 

Mas  también  Martín  de  Guzrnán  llevaba  sus  intentos 
(Dios  le  tenga  en  el  cielo)  y  se  lo  dio  la  justicia,  aunque 
no  bien;  y  tornar  ahora  a  pedir  lo  que  mi  padre  (que  haya 
gloria)  vendió,  no  me  queda  paciencia.  Y  lo  demás,  como 
digo,  tenía  mal  parado  doña  María,  mi  hermana,  y  Dios 
me  libre  de  interés,  que  ha  de  ser  haciendo  tanto  mal  a 
sus  deudos.  Aunque  por  acá  está  de  tai  suerte,  que  por 
maravilla  hay  padre  para  hijo  ni  hermano  para  hermano. 

Ansí  no  me  espanto  de  Juan  de  Ovalle;  antes  lo  ha  hecho 
bien,  que  por  amor  de  mí,  por  ahora  se  ha  dexado  dello. 
Tiene  buena  condición;  mas  en  este  caso  no  es  bien  fiarse 
della,  sino  qu^  cuando  vuestra  merced  le  enviare  los  mil 
reales  vengan  a  condición  y  con  escritura,  que  el  día  que 
tornare  el  pleito  sean  quinientos  ducados  de  doña  María. 

8.  Las  casas  de  Juan  de  Centura  aun  no  están  vendi- 
das, sino  recibidos  trescientos  maravedís  Martín  de  Guz- 
rnán dellas,  y  esto  es  justo  se  le  torne.  Y  con  enviar  vues- 
tra merced  estos  mil  pesos  se  remedia  Juan  de  Ovalle, 
y  puede  vivir  aquí,  y  tiene  ahora  necesidad;  que  para  vivir 
contino  no  podrá,  si  de  allano  viene  esto,  sino  a  tiem- 
pos mal. 

9.  Es  harto  bien  casada.  Mas  digo  a  vuestra  merced 
que  ha  salido  doña  Juana  mujer  tan  honrada  y  de  tanto 
valor,  que  es  para  alabar  a  Dios;  y  un  alma  de  un  ángel. 
Yo  sah'  la  más  ruin  de  todas,  y  a  quien  vuestra  merced 


CARTAS    DE    LA    SAXTA  97 

no  había  de  conocer  como  hermana,  según  soy;  no  sé 
cómo  me  quieren  tanto.  Esto  digo  con  toda  verdad.  Ha 
pasado  hartos  trabajos  y  Uevádolos  harto  bien.  Si  sin 
poner  a  vuestra  merced  en  necesidad  pudiere  enviarla 
algo,  hágalo  con  brevedad,  aunque  sea  poco  a  poco. 

10.  Los  dineros  que  vuestra  merced  mandó  se  han 
dado,  como  verá  por  las  cartas.  Toribia  era  muerta,  y  su 
marido  a  sus  hijos,  que  los  tiene  pobres,  ha  hecho  harto 
bien.  Las  misas  están  dichas  (dellas  creo  antes  que  vinie- 
sen los  dineros)  por  lo  que  vuestra  merced  manda,  y  de 
personas  las  mejores  que  yo  he  hallado,  que  son  harto 
buenas.  Hízome  devoción  el  intento,  porque  vuestra  mer- 
ced las  decía. 

11.  Yo  me  hallo  en  casa  de  la  señora  doña  Guiomar 
en  todos  estos  negocios,  que  me  ha  consolado,  por  estar 
más  con  los  que  me  dicen  de  vuestra  merced.  Y  digo  más 
a  mi  placer,  que  salió  una  hija  desta  señora,  que  es  monja 
en  nuestra  casa,  y  mandóme  el  provincial  venir  por  com- 
pañera, a  donde  me  hallo  harto  con  más  libertad  para 
todo  lo  que  quiero,  que  en  casa  de  mi  hermana.  Es  a 
donde  hay  todo  trato  de  Dios  y  mucho  recogimiento.  Es- 
taré hasta  que  me  mande  otra  cosa,  aunque  para  tratar 
en  el  negocio  dicho,  está  mejor  estar  por  acá. 

12.  Ahora  vengamos  a  hablar  en  mi  querida  hermana 
la  señora  doña  Juana,  que  aunque  a  la  postre  no  lo  está 
en  mi  voluntad;  que  es  ansí  cierto,  que  en  el  agrado  que  a 
vuestra  merced  la  encomiendo  a  Dios.  Beso  a  su  merced 
mil  veces  las  manos  por  tanta  merced  como  me  hace. 

No  sé  con  qué  lo  servir,  sino  con  que  al  nuestro  niño 
se  encomiende  mucho  a  Dios;  y  ansí  se  hace,  que  el  santo 
fray  Pedro  de  Alcántara  lo  tiene  mucho  a  su  cargo,  que 
es  un  fraile  Descalzo,  de  quien  he  escrito  a  vuestra  mer- 
ced y  los  Teatinos,  y  otras  personas  a  quienes  oirá  Dios, 
Plegué  a  Su  Majestad  lo  haga  mejor  que  a  los  padres, 
que  aunque  son  buenos,  quiero  para  él  más.  Siempre  me 

TOMO  IV  '' 


1)8  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

escriba  vuestra  merced  del  contento  y  conformidad  que 
tiene,  que  me  consuela  mucho. 

13.  He  dicho  que  le  enviaré,  cuando  vaya  Antonio 
Moran,  un  traslado  de  la  ejecutoria,  que  dicen  no  puede 
estar  mejor;  y  esto  haré  con  todo  cuidado.  Y  si  desta  vez 
se  perdiere  en  el  camino,  hasta  que  llegue  la  enviaré,  que 
por  un  desatino  no  se  ha  enviado:  que  porque  toca  a  ter- 
cera persona,  que  no  la  ha  querido  dar,  no  lo  digo;  y 
unas  reliquias  que  tengo  también  se  enviarán,  que  es  de 
poca  costa  la  guarnición.  Por  lo  que  a  mí  me  envía  mi 
hermano  le  beso  mil  veces  las  manos;  que  si  fuera  en  el 
tiempo  que  yo  traía  oro,  hubiera  harta  envidia  a  la  ima- 
gen, que  es  muy  linda  en  estremo.  Dios  nos  guarde  a 
su  merced  muchos  años,  y  a  vuestra  merced  lo  mesmo, 
y  les  dé  buenos  años,  que  es  mañana  la  víspera  del  año 
de  1562. 

14.  Por  estarme  con  Antonio  Moran,  comienzo  a  es- 
cribir tarde,  que  aun  dixera  más,  y  quiérese  ir  mañana,  y 
ansí  escribiré  con  el  mi  Gerónimo  de  Cepeda,  mas  como 
he  de  escribir  tan  presto,  no  se  me  da  nada.  Siempre  lea 
vuestra  merced  mis  cartas.  Harto  he  puesto  en  que  sea 
buena  la  tinta.  La  letra  se  escribió  tan  apriesa,  y  es  como 
digo  tal  hora,  que  no  la  puedo  tornar  a  leer.  Yo  estoy 
mejor  de  salud,  que  suelo.  Désela  Dios  a  vuestra  merced 
en  el  cuerpo,  como  yo  deseo.  Amén. 

A  los  señores  Hernando  de  Ahumada,  y  Pedro  de  Ahu- 
mada, por  no  haber  lugar  no  escribo;  harélo  presto.  Sepa 
vuestra  merced  que  algunas  personas  harto  buenas,  que 
saben  nuestro  secreto  (digo  del  negocio),  han  tenido  por 
milagro  el  enviarme  vuestra  merced  tanto  dinero  a  tal 
tiempo.  Espero  en  Dios  que  cuando  haya  menester  dé 
más,  aunque  no  quiera,  le  pondrá  en  el  corazón,  que  me 

socorra. 

De  vuestra  merced  muy  cierta  servidora, 

Doña  Teresa  de  Ahumada. 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  <)i) 


CARTA 

AL  SEÑOR  LORENZO  DE  CEPEDA,  HERAtANO  DE  LA  SANTA 

JESÚS 

1.  Sea  el  Espíritu  Santo  siempre  con  vuestra  merced. 
Amén.  Por  cuatro  partes  he  escrito  a  vuestra  merced  y 
por  las  tres  iba  carta  para  el  señor  Gerónimo  de  Cepeda; 
y  porque  no  es  posible,  sin  llegar  alguna,  no  responderé 
a  todo  lo  de  vuestra  merced. 

Ahora  no  diré  más  sobre  la  buena  determinación,  que 
nuestro  Señor  ha  puesto  en  su  alma,  de  que  he  alabado 
a  Su  Majestad,  y  me  parece  muy  bien  acertado;  que  al  fin, 
por  las  ocasiones  que  vuestra  merced  me  dice,  entiendo 
poco  más  o  menos,  otras  que  puede  haber:  y  espero  en 
nuestro  Señor  será  muy  para  su  servicio. 

En  todos  nuestros  monasterios  se  hace  oración  muy 
particular,  y  contina:  que  pues  el  intento  de  vuestra  mer- 
ced es  para  servir  a  nuestro  Señor,  Su  Majestad  nos  le 
traiga  con  bien,  y  encamine  lo  que  más  sea  para  su  alma 
provechoso,  desos  niños. 

2.  Ya  escribí  a  vuestra  merced  que  son  seis  los  con- 
ventos que  están  ya  fundados,  y  dos  de  frailes  también 
Descalzos  de  nuestra  Orden;  porque  van  muy  en  perfe- 
ción,  y  dos  de  las  monjas,  todos  como  el  de  San  José  de 
Ávila,  que  no  parecen  sino  una  cosa:  y  esto  me  anima, 
ver  cuan  de  verdad  es  alabado  nuestro  Señor  en  ellos,  y 
con  cuánta  limpieza  de  almas. 

3.  Al  presente  estoy  en  Toledo.  Habrá  un  año  por  la 
víspera  de  nuestra  Señora  de  Marzo  que  llegué  aquí;  fui 
a  una  villa  de  Ruigómez,  que  es  príncipe  de  Éboli,  a 
donde  se  fundó  un  monasterio  de  frailes,  y  otro  de  mon- 
jas, y  están  harto  bien.  Torné  aquí  por  acabar  de  dejar 


lüO         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


esta  casa  puesta  en  concierto,  que  lleva  manera  de  ser 
casa  muy  principal. 

Y  he  estado  harto  mejor  de  salud  este  invierno;  porque 
el  temple  de  esta  tierra  es  admirable,  que  a  no  haber 
otros  inconvenientes  (porque  no  lo  sufre  tener  vuestra 
merced  aquí  asiento  por  sus  hijos)  me  da  gana  algunas 
veces  de  que  se  estuviera  aquí,  por  lo  que  toca  al  temple 
de  la  tierra. 

Más  lugares  hay  en  tierra  de  Ávila  donde  vuestra  mer- 
ced podrá  tener  asiento  para  los  inviernos,  que  ansí  lo 
hacen  algunos.  Por  mi  hermano  Gerónimo  de  Cepeda  lo 
digo,  que  antes  pienso,  cuando  Dios  le  traiga,  estará  acá 
con  más  salud.  Todo  es  lo  que  Su  Majestad  quiere:  creo 
que  ha  cuarenta  años  que  no  tuve  tanta  salud,  con  guar- 
dar lo  que  todas,  y  no  comer  carne  nunca  sino  a  gran  ne- 
cesidad. 

4.  Habrá  un  año  tuve  unas  cuartanas,  que  me  han  de- 
jado mejor.  Estaba  en  la  fundación  de  Valladolid,  que  me 
mataban  los  regalos  de  la  señora  doña  María  de  Men- 
doza, mujer  que  fué  del  secretario  Cobos,  que  es  mucho 
lo  que  me  quiere.  Ansí  que  cuando  el  Señor  ve  que  es 
menester  para  nuestro  bien,  da  salud;  cuando  no,  enferme- 
dad. Sea  por  todo  bendito.  Pena  me  dio  ser  la  de  vuestra 
merced  en  los  ojos,  que  es  cosa  penosa.  Gloria  a  Dios, 
que  hay  tanta  mejoría. 

5,  Ya  escribió  Juan  de  Ovalle  a  vuestra  merced  cómo 
fué  a  Sevilla  de  aquí.  Un  amigo  mío  lo  encaminótan  bien, 
que  el  mesmo  día  que  llegó,  sacó  la  plata.  Trájose  aquí, 
a  donde  se  darán  los  dineros  a  fin  deste  mes  de  enero. 
Delante  de  mí  se  hizo  la  cuenta  de  los  derechos  que  han 
llevado:  aquí  la  enviaré,  que  no  hice  poco  yo  entender 
estos  negocios,  y  estoy  tan  baratona,  y  negociadora,  que 
ya  sé  de  todo,  con  estas  casas  de  Dios,  y  de  la  Orden:  y 
ansí  tengo  yo  por  suyos  los  de  vuestra  merced  y  me 
huelgo  de  entender  en  ellos. 


CARTAS    DE   I. A    SAXTA  101 


Antes  que  se  me  olvide:  sepa  que  después  que  escribí 
a  vuestra  merced  ahora,  murió  el  hijo  de  Cueto  harto 
mozo.  No  hay  que  fiar  en  esta  vida.  Ansí  me  consuela 
cada  vez  que  me  acuerdo,  cuan  entendido  lo  tiene  vues- 
tra merced. 

6.  En  desocupándome  de  aquí,  querría  tornarme  a 
Ávila,  porque  todavía  soy  de  allí  priora,  por  no  enojar  al 
obispo,  que  le  debo  mucho,  y  toda  la  Orden.  De  mí  no  sé 
qué  hará  el  Señor,  si  iré  a  Salamanca,  que  me  dan  una 
casa;  que  aunque  me  canso,  es  tanto  el  provecho  que  ha- 
cen estas  casas  en  el  pueblo  que  están,  que  me  encarga 
la  conciencia  haga  las  que  pudiere.  Favorécelo  el  Señor 
de  suerte,  que  me  anima  a  mí. 

7.  Olvidóseme  de  escribir  en  estotras  cartas  el  buen 
aparejo  que  hay  en  Ávila,  para  criar  bien  esos  niños.  Tie- 
nen los  de  la  Compañía  un  colegio,  a  donde  los  enseñan 
gramática,  y  los  confiesan  de  ocho  a  ocho  días,  y  hacen 
tan  virtuosos,  que  es  para  alabar  a  nuestro  Señor.  Tam- 
bién leen  filosofía,  y  después  teología  en  Santo  Tonrás, 
que  no  hay  que  salir  de  allí  para  virtud,  y  estudios;  y  en 
todo  el  pueblo  hay  tanta  cristiandad,  que  es  para  edifi- 
carse los  que  vienen  de  otras  partes;  mucha  oración,  y 
confesiones,  y  personas  seglares,  que  hacen  vida  muy  de 
perfeción. 

8.  El  bueno  de  Francisco  Salcedo  lo  está.  Mucha 
merced  me  ha  hecho  vuestra  merced  en  enviar  tan  buen 
recaudo  a  Cepeda.  No  acaba  de  agradecerlo  aquel  santo, 
que  no  creo  le  levantó  nada.  Pedro  del  Peso,  el  viejo, 
murió  habrá  un  año;  bien  logrado  fué.  Ana  de  Cepeda  ha 
tenido  en  mucho  la  limosna,  que  vuestra  merced  la  hizo; 
con  eso  será  bien  rica,  que  otras  personas  la  hacen  bien, 
como  es  tan  buena.  No  le  faltaba  a  donde  estar,  sino  que 
es  estraña  su  condición,  y  no  es  para  compañía. 

Llévala  Dios  por  aquel  camino,  que  nunca  me  he  atre- 
vido a  meterla  en  una  casa  déstas,  y  no  por  falta  de  vir- 


102  OBRAS    DE    SANTA    TKTÍESA    DE   JESfS 

tud,  sino  que  veo  es  lo  que  la  conviene  aquello;  y  ansí  ni 
con  la  señora  doña  María,  ni  con  nadie,  no  estará,  y  está 
harto  bien  para  su  propósito.  Parece  cosa  de  ermitaña,  y 
aquella  bondad  que  siempre  tuvo,  y  penitencia  grande. 

9.  El  hijo  de  la  señora  doña  María,  mi  hermana,  y 
Martín  de  Guzmán,  profesó,  y  va  adelante  en  su  santidad. 
Doña  Beatriz,  y  su  hija,  ya  he  escrito  a  vuestra  merced 
murió.  Doña  Madalena,  que  era  la  menor,  está  en  un  mo- 
nasterio, seglar.  Harto  quisiera  yo  la  llamara  Dios  para 
monja.  Es  harto  bonita.  Muchos  años  ha  que  no  la  vi. 
Ahora  la  traían  un  casamiento  con  un  mayorazgo  viudo; 
no  sé  en  qué  parará. 

10.  Ya  he  escrito  a  vuestra  merced  cuan  a  buen  tiempo 
hizo  la  merced  a  mi  hermana,  que  yo  me  he  espantado  de 
los  trabajos  de  necesidad  que  la  ha  dado  el  Señor,  y  halo 
llevado  tan  bien,  que  ansí  la  quiera  dar  ya  alivio.  Yo  no 
la  tengo  de  nada,  sino  que  me  sobra  todo;  y  ansí  lo  que 
vuestra  merced  me  envía  en  limosna,  dello  se  gastará  con 
mi  hermana,  y  lo  demás  en  buenas  obras;  y  será  por 
vuestra  merced. 

Por  algunos  escrúpulos  que  traía  me  vino  harto  a  buen 
tiempo  algo  dello:  porque  con  estas  fundaciones,  ofrécen- 
seme  cosas  algunas,  que  aunque  más  cuidado  traigo,  y  es 
todo  para  ellas,  se  pudiera  dar  menos  en  algunos  come- 
dimientos de  letrados  (que  siempre  para  las  cosas  de  mi 
alma  trato  con  ellos),  en  fin  en  naderías:  y  ansí  me  fué  de 
harto  alivio,  por  no  los  tomar  de  nadie,  que  no  faltaría. 
Mas  gusto  tener  libertad  con  estos  señores,  para  decirles 
mi  parecer. 

Y  está  el  mundo  tal  de  intereses,  que  en  forma  tengo 
aborrecido  este  tener.  Y  ansí  no  terne  yo  nada,  sino  con 
dar  a  la  mesma  Orden  algo,  quedaré  con  libertad,  que  yo 
daré  con  ese  intento:  que  tengo  cuanto  se  puede  tener 
del  general,  y  provincial,  ansí  para  tomar  monjas,  como 
para  mudar,  y  para  ayudar  a  una  casa  con  lo  de  otras. 


CAr.TAS    TIF.    I.\    SANTA  10) 


11.  Es  tanta  la  ceguedad  que  tienen  en  tener  crédito 
de  mí,  que  yo  no  sé  cómo;  y  tanto  el  que  yo  tengo,  para 
fiarme  mil,  y  dos  mil  ducados.  Ansí,  que  a  tiempo  que  te- 
nía aborrecidos  dineros,  y  negocios,  quiere  el  Señor,  que 
no  trate  en  otra  cosa,  que  no  es  pequeña  cruz.  Plegué  a 
Su  Majestad  le  sirva  yo  en  ello,  que  todo  se  pasará. 

12.  En  forma  me  parece  he  de  tener  alivio  con  tener 
a  vuestra  merced  acá,  que  es  tan  poco  el  que  me  dan  las 
cosas  de  toda  la  tierra,  que  por  ventura  quiere  nuestro 
Señor  tenga  ése,  y  que  nos  juntemos  entrambos,  para  pro- 
curar más  su  honra,  y  gloria,  y  algún  provecho  de  las 
almas:  que  esto  es  lo  que  mucho  me  lastima,  ver  tantas 
pérdidas:  y  esos  indios  no  me  cuestan  poco. 

El  Señor  los  dé  luz,  que  acá  y  allá  hay  harta  desven- 
tura: que  como  ando  en  tantas  partes,  y  me  hablan  mu- 
chas personas,  no  sé  muchas  veces  qué  decir,  sino  que 
somos  peores  que  bestias,  pues  no  entendemos  la  gran 
dignidad  de  nuestra  alma,  y  cómo  la  apocamos  con  co- 
sas tan  apocadas,  como  son  las  de  la  tierra.  Dénos  el  Se- 
ñor luz. 

13.  Con  el  padre  fray  García  de  Toledo,  que  es  so- 
brino del  virey,  persona  que  yo  echo  harto  menos  para 
mis  negocios,  podrá  vuestra  merced  tratar.  Y  si  hubiere 
menester  alguna  cosa  del  virey,  sepa,  que  es  gran  cris- 
tiano el  virey,  y  fué  harta  ventura  querer  ir  allá.  En  los 
envoltorios  le  escribía.  También  enviaba  en  cada  uno  re- 
liquias a  vuestra  merced  para  el  camino:  harto  querría 
llegasen  allá. 

14.  No  pensé  alargarme  tanto.  Deseo  que  entienda  la 
merced  que  le  hizo  Dios  en  dar  tal  muerte  a  la  señora 
doña  Juana.  Acá  se  ha  encomendado  a  nuestro  Señor,  y 
hecho  las  honras  en  todos  nuestros  monasterios;  y  espero 
en  Su  Majestad,  que  ya  no  lo  ha  menester.  Mucho  pro- 
cura vuestra  merced  desechar  esa  pena.  Mire,  que  es  muy 
de  los  que  no  se  acuerdan  de  que  hay  vida  para  siempre 


104         OBKAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

sentir  tanto  a  los  que  van  a  vivir,  salidos  tiestas  mise- 
rias. 

A  mi  íiermano  el  señor  Gerónimo  de  Cepeda,  me  enco- 
miendo mucho,  que  tenga  ésta  por  suya.  Mucho  me  ale- 
gra decirme,  que  tenía  dada  orden,  para  si  pudiese,  venir 
de  aquí  a  algunos  años,  y  querría,  si  pudiese,  no  dejase 
allá  sus  hijos;  y  si  no  que  nos  juntemos  acá,  y  nos  ayu- 
demos para  juntarnos  para  siempre. 

15.  De  las  misas  están  dichas  muchas,  y  se  dirán  las 
demás.  Una  monja  he  tomado  sin  nada,  que  aun  la  cama 
querría  yo  dar,  y  he  ofrecido  a  Dios,  porque  me  traiga  a 
vuestra  merced  bueno,  y  a  sus  hijos.  Encomiéndemelos. 
Otra  ofrezco  por  el  señor  Gerónimo  de  Cepeda.  Hartas 
tomo  ansí,  de  qué  son  espirituales:  y  ansí  trae  el  Señor 
otras,  con  que  se  hace  todo. 

16.  En  Medina  entró  una  con  ocho  mil  ducados:  y 
otra  anda  por  entrar  aquí,  que  tiene  nueve  mil,  sin  pedir- 
les yo  nada:  y  son  tantas,  que  son  para  alabar  a  Dios.  En 
teniendo  una  oración  no  quiere  otra  cosa,  sino  estas  casas, 
a  manera  de  decir,  y  no  es  el  número  más  de  trece  en 
todas:  porque  como  no  se  pide  para  nosotras,  que  es  cons- 
titución, sino  lo  que  nos  traen  al  torno  (comemos,  que  es 
demasiado),  no  se  sufre  ser  muchas.  Creo  se  ha  de  holgar 
mucho  de  ver  estas  casas.  Son  hoy  17  de  enero.  Año 
de  1570. 

Indigna  sierva  de  vuestra  merced, 

Teresa  de  Jesús,  Carmelita. 
CARTA 

AL  SEÑOR  LORENZO  DE  CEPEDA,  HERMANO  DE  LA  SANTA 

1.  Jesús  sea  con  vuestra  merced.  Da  tan  poco  lugar 
Serna,  que  no  quería  alargarme,  y  no  sé  acabar,  cuando 
comienzo  a  escribir  a  vuestra  merced;  y  como  nunca  viene 
Serna,  es  menester  tiempo. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  JO.') 


2.  Cuando  yo  escribiere  a  Francisco,  nunca  se  la  lea 
vuestra  merced,  que  he  miedo  trae  alguna  melancolía,  y 
es  harto  declararse  conmigo.  Quizá  le  da  Dios  estos  es- 
crúpulos, para  quitarle  de  otras  cosas,  mas  para  su  reme- 
dio, el  bien  que  tiene  es  creerme.  • 

3.  El  papel  claro  estaba  lo  había  enviado,  aunque  yo 
hice  mal  en  no  decirlo.  Dílo  a  una  hermana  que  lo  trasla- 
dase, y  no  lo  ha  podido  más  hallar.  Hasta  que  de  Sevilla 
envíen  otro  traslado,  no  hay  remedio  de  llevarle. 

4.  Ya  creo  habrán  dado  a  vuestra  merced  una  carta, 
que  por  la  vía  de  Madrid  le  envié;  mas  por  si  se  ha  per- 
dido, habré  de  poner  aquí  lo  que  decía,  que  me  pesa  harto 
de  embarazarme  en  esto.  Lo  primero,  que  mire  en  la  casa 
de  Hernán  Álvarezde  Peralta,  que  ha  tomado;  me  parece 
oí  decir,  que  tenía  un  cuarto  para  caer:  mírelo  mucho. 

5.  Lo  segundo,  que  me  envíe  la  arquilla,  y  si  hay  al- 
gunos papeles  más  míos,  fueron  en  los  líos  que  me  parece 
fué  una  talega  con  papeles,  venga  muy  cosida.  Si  enviare 
doña  Quiteria  con  Serna  un  envoltorio,  que  ha  de  enviar, 
dentro  verná  bien.  Venga  mi  sello,  que  no  puedo  sufrir 
sellar  con  esta  muerte,  sino  con  quien  querría  que  lo  es- 
tuviese en  mi  corazón,  como  en  el  de  San  Ignacio. 

No  abra  nadie  la  arquilla  (que  pienso  está  aquel  papel 
de  oración  en  ella)  si  no  fuere  vuestra  merced  y  sea  de 
manera,  que  cuando  algo  viere,  no  lo  diga  a  nadie.  Mire 
que  no  le  doy  licencia  para  ello,  ni  conviene;  que  aunque 
a  vuestra  merced  le  parece  sería  servicio  de  Dios,  hay 
otros  inconvenientes  por  donde  no  se  sufre,  y  basta;  que 
si  yo  entiendo  que  lo  dice  vuestra  merced  guardaré  de 
leerle  nada. 

6.  Hame  enviado  a  decir  el  Nuncio,  que  le  envíe  tras- 
lado de  las  patentes,  con  que  se  han  fundado  estas  casas, 
y  cuántas  son,  y  a  dónde;  y  cuántas  monjas,  y  de  dónde, 
y  la  edad  que  tienen,  y  cuántas  me  parece  serán  para 
prioras:  y  están  estas  escrituras  oti  esa  arquilla,  o  no  sé 


l()(i         OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DE  JESÍS 

si  talega:  en  fin  he  menester  todo  lo  que  ahí  está.  Dicen 
que  lo  pide  para  que  quiere  hacer  la  provincia. 

Yo  he  miedo,  no  quiera  que  reformen  nuestras  monjas 
otras  partes,  que  se  ha  tratado  otra  vez,  y  no  nos  está 
bien;  que  ya  en  los  monasterios  de  la  Orden  súfrese.  Diga 
eso  vuestra  merced  a  la  superiora,  y  que  me  envíe  los 
nombres  de  las  que  son  de  esa  casa,  y  los  aiios  de  las 
que  ahora  están,  y  lo  que  ha  que  son  monjas,  de  buena 
letra  y  en  un  cuadernillo  de  a  cuartilla,  y  firmada  de  su 
nombre. 

7.  Ahora  me  acuerdo  que  soy  priora  de  ahí  y  que  lo 
puedo  yo  hacer;  y  ansí  no  es  menester  firmar  ella,  sino 
enviarme  lo  demás,  aunque  sea  de  su  letra,  que  yo  lo  tras- 
ladaré. No  hay  para  qué  lo  entiendan  las  hermanas.  Mire 
vuestra  merced  cómo  los  envía,  no  se  mojen  los  papeles, 
y  envíe  la  llave. 

8.  Lo  que  digo  está  en  el  libro,  es  en  el  del  Pater  nc- 
sier.  Allí  hallará  vuestra  merced  harto  de  la  oración  que 
tiene,  aunque  no  tan  a  la  larga,  como  está  en  el  otro.  Pa- 
réceme  está  en  Adveniat  regnum  tuum.  Tórnele  vuestra 
merced  a  leer,  al  menos  el  Pater  noster,  quizá  hallará  algo 
que  le  satisfaga. 

9.  Antes  que  se  me  olvide:  ¿cómo  hace  promesa  sin 
decírmelo?  Donosa  obediencia  es  esa.  Hame  dado  pena, 
aunque  contento  la  determinación.  Mas  me  parece  cosa 
peligrosa.  Pregúntelo,  porque  de  pecado  venial,  podría 
ser  mortal,  por  la  promesa.  También  lo  preguntaré  yo  á 
mi  confesor,  que  es  gran  letrado.  Y  bobería  me  parece; 
porque  lo  que  yo  tengo  prometido,  es  con  otros  adita- 
mentos: eso  no  lo  osara  yo  prometer,  porque  sé  que  los 
Apóstoles  tuvieron  pecados  veniales.  Sólo  nuestra  Seño- 
ra no  los  tuvo. 

Bien  creo  yo  que  habrá  tomado  Dios  su  intención;  mas 
paréceme  cosa  acertada,  que  se  lo  comutasen  luego  en 
otra  cosa;  que  con  tomar  Bula,  si  no  la  tiene,  se  puede 


CAlíTAS   T>K   LA    SA^'TA  10" 


hacer.  Hágalo  luego:  este  jubileo  fuera  bueno.  Cosa  tan 
fácil,  que  aun  sin  advertir  mucho  se  puede  hacer,  Dios 
nos  libre:  pues  Dios  no  puso  más  culpa  en  ello.  Bien  co- 
noce nuestro  natural.  A  mi  parecer  conviene  remediarse 
luego,  y  no  le  acaezca  más  cosa  de  promesa,  que  es  peli- 
grosa cosa.  No  me  parece  es  inconveniente  tratar  alguna 
vez  de  su  oración,  con  los  que  se  confiesa;  que  en  fin  están 
cerca,  y  le  advertirán  mejor  de  todo,  y  no  se  pierde  nada. 

10.  El  pesarle  de  haber  comprado  la  Serna,  hace  el 
demonio;  porque  no  agradezca  a  Dios  la  merced  que  le 
hizo  en  ello,  que  fué  grande.  Acabe  de  entender,  que  es 
por  muchas  partes  mejor,  y  ha  dado  más  que  hacienda  a 
sus  hijos,  que  es  honra.  Nadie  lo  oye,  que  no  le  parezca 
grande  ventura.  ¿Y  piensa  que  en  cobrar  los  censos,  no 
hay  trabajo?  Un  andar  siempre  con  ejecuciones.  Mire,  que 
es  tentación.  No  le  acaezca  más,  sino  alabar  a  Dios  por 
ello. 

Y  no  piense,  que  cuando  tuviera  mucho  tiempo,  tuvie- 
ra más  oración.  Desengáñese  deso,  que  tiempo  bien  em- 
pleado, como  es  mirar  por  la  hacienda  de  sus  hijos,  no 
quita  la  oración.  En  un  momento  da  Dios  más  hartas  ve- 
ces, que  con  mucho  tiempo;  que  no  se  miden  sus  obras 
por  los  tiempos. 

11.  Luego  procure  tener  alguno  en  pasando  estas  fies- 
tas, y  entienda  en  sus  escrituras,y  póngalas  como  han  de 
estar.  Y  lo  que  gastare  en  la  Serna,  es  bien  gastado,  y 
cuando  venga  el  verano,  gustará  de  ir  allá  algún  día.  No 
dejaba  de  ser  santo  Jacob,  por  entender  en  sus  ganados, 
ni  Abrahán  ni  San  Joaquín,  que  como  queremos  huir  del 
trabajo,  todo  nos  cansa:  que  ansí  hace  a  mi,  y  por  eso 
quiere  Dios,  que  haya  bien  en  que  me  estorbe.  Todas  esas 
cosas  trate  con  Francisco  de  Salcedo,  que  en  eso  tempo- 
ral yo  le  doy  mis  veces. 

12.  Harta  merced  de  Dios  es,  que  le  canse  lo  que  a 
otros  sería  descanso.  Mas  no  se  ha  de  dejar  por  eso,  que 


108  OBHAS    DE    SAXTA    TERESA    DE   JRStJS 


hemos  de  servir  a  Dios  como  él  quiere,  y  no  como  nos- 
otros queremos.  Lo  que  me  parece  que  se  puede  escusar, 
es  esto  de  granjerias:  y  por  eso  me  he  holgado  en  parte, 
que  selo  deje  a  Dios  en  esto  destas  ganancias:  que  aun 
para  eso  del  mundo,  se  debe  perder  algún  poco.  Creo  vale 
más  irse  vuestra  merced  a  la  mano  en  dar,  pues  Dios  le  ha 
dado  para  que  pueda  comer,  y  dar,  aunque  no  sea  tanto. 
No  llamo  granjerias,  lo  que  quiere  hacer  en  la  Serna, 
que  está  muy  bien,  sino  en  estotro  de  ganancias.  Ya  le 
digo,  que  en  todas  estas  cosas  siga  el  parecer  de  Fran- 
cisco de  Salcedo,  y  no  andará  en  esos  pensamientos;  y 
siempre  me  lo  encomiende  mucho,  y  a  quien  más  quisie- 
re. Y  a  Pedro  de  Ahumada,  que  bien  quisiera  tener  tiem- 
po para  escribirle,  porque  me  respondiera,  que  me  huelgo 
con  sus  cartas. 

13.  A  Teresa  diga  vuestra  merced  que  no  haya  miedo 
quiera  a  ninguna,  como  a  ella:  que  reparta  las  imágenes, 
y  no  las  que  yo  aparté  para  mí,  y  que  dé  alguna  a  sus 
hermanos.  Deseo  tengo  de  verla. 

Devoción  me  hizo  lo  que  escribió  vuestra  merced  della 
a  Sevilla,  que  enviaron  acá  las  cartas,  que  no  se  holgaron 
poco  las  hermanas,  que  las'  leyeron  en  recreación,  y  yo 
también.  Que  quien  saca  a  mi  hermano  de  ser  galán,  será 
quitarle  la  vida;  y  como  es  con  santas,  todo  le  parece 
bien.  Yo  creo  lo  son  estas  monjas.  En  cada  cabo  me  ha- 
cen confusión. 

14.  Gran  fiesta  tuvimos  ayer  con  el  nombre  de  Jesús: 
Dios  se  lo  pague  a  vuestra  merced.  No  sé  qué  le  envíe 
por  tantas  como  me  hace,  sino  esos  villancicos  que  hice 
yo,  que  me  mandó  el  confesor  las  regocijase,  y  he  estado 
estas  noches  con  ellas,  y  no  supe  cómo,  sino  ansí.  Tienen 
graciosa  tonada,  si  la  asinare  Francisquito  para  cantar. 
Mire  si  ando  bien  aprovechada.  Con  todo  me  ha  hecho 
el  Señor  hartas  mercedes  estos  días. 

15.  De  las  que  hace  a  vuestra  merced  estoy  espanta- 


CAETAS   DE   LA    SAXTA  109 


da.  Sea  bendito  para  siempre.  Ya  entiendo  por  lo  que  se 
desea  la  devoción,  que  es  bueno.  Una  cosa  es  desearlo, 
y  otra  pedirlo;  mas  crea  que  es  lo  mejor  lo  que  hace,  el 
dejarlo  todo  a  la  voluntad  de  Dios,  y  poner  su  causa  en 
sus  manos.  Él  sábelo  que  nos  conviene.  Mas  siempre  pro- 
cure ir  por  el  camino  que  le  escribí:  mire,  que  es  más  im- 
portante de  lo  que  entiende. 

16.  No  será  malo,  cuando  alguna  vez  despertare  con 
esos  ímpetus  de  Dios  sentarse  sobre  la  cama  un  rato,  con 
que  mire  siempre  tener  el  sueño,  que  ha  menester  su  ca- 
beza, que  aunque  no  se  siente,  puede  venir  a  no  tener 
oración.  Y  mire,  que  procure  no  sufrir  mucho  frío,  que 
para  ese  mal  de  hijada,  no  conviene.  No  sé  para  qué  de- 
sea aquellos  terrores,  y  miedos,  pues  le  lleva  Dios  por 
amor.  Entonces  era  menester  aquello. 

No  piense,  que  siempre  estorbaba  el  demonio  la  ora- 
ción, que  es  misericordia  de  Dios  quitarla  algunas  veces. 
Y  estoy  por  decir,  que  casi  es  tan  gran  merced,  como 
cuando  da  mucha,  por  muchas  razones,  que  no  tengo  lu- 
gar de  decir.  La  oración,  que  Dios  le  da,  es  mayor  sin 
comparación,  que  el  pensar  en  el  infierno,  y  ansí  no  po- 
drá, aunque  quiera,  ni  lo  quiera,  que  no  hay  para  qué. 

17.  Hecho  me  han  reír  algunas  de  las  respuestas  de 
las  hermanas.  Otras  están  estremadas,  que  me  han  dado 
luz  de  lo  que  es;  que  no  piense,  que  yo  lo  sé.  No  hice  más 
que  decírselo  acaso  a  vuestra  merced  sobre  lo  que  le  diré 
de  qué  le  vea,  si  Dios  fuere  servido. 

18.  La  respuesta  del  buen  Francisco  de  Salcedo  me 
cayó  en  gracia.  Es  su  humildad  por  un  término  estraño, 
que  le  lleva  Dios  de  suerte  con  temor,  que  aun  podría  ser 
no  le  parecer  bien  hablar  en  estas  cosas  desta  suerte.  Hé- 
monos  de  acomodar  con  lo  que  vemos  en  las  almas.  Yo 
le  digo,  que  es  santo;  mas  no  le  lleva  Dios  por  el  camino 
que  a  vuestra  merced.  En  fin,  llévale  como  a  fuerte,  y  a 
nosetros  como  a  flacos.  Harto  para  su  humor  respondió. 


lio         OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DE  JESÚS 

19.  Torné  a  leer  su  carta.  No  entendí  el  quererse  le- 
vantar la  noche  que  dice,  sino  sentado  sobre  la  cama.  Ya 
me  parecía  mucho,  porque  importa  el  no  faltar  el  sueño. 
En  ninguna  manera  se  levante,  aunque  sienta  fervor;  y  si 
duerme  más,  no  se  espante  del  sueño.  Si  oyera  lo  que  de- 
cía Fr.  Pedro  de  Alcántara  sobre  eso,  no  se  espantara, 
aun  estando  despierto. 

20.  No  me  cansan  sus  cartas,  que  me  consuelan  mucho, 
y  ansí  me  consolara  poderle  escribir  más  a  menudo;  mas 
es  tanto  el  trabajo  que  tengo,  que  no  podrá  ser  más  a  me- 
nudo; y  aun  esta  noche  me  ha  estorbado  la  oración.  Nin- 
gún escrúpulo  me  hace,  sino  es  pena  de  no  tener  tiempo. 
Dios  nos  le  dé,  para  gastarle  siempre  en  su  servicio. 
Amén. 

21.  Terrible  lugar  es  éste  para  no  comer  carne.  Con 
todo  pensaba  yo,  que  ha  años,  que  no  me  hallo  tan  buena 
como  ahora:  y  guardo  lo  que  todas,  que  es  harto  con- 
suelo para  mí.  Hoy  es  segundo  día  del  año. 

Indigna  sierva  de  vuestra  merced, 
Teresa  DE  Jesús. 


22.  Pensé  que  nos  enviara  vuestra  merced  el  villan- 
cico suyo;  porque  éstos  ni  tienen  pies,  ni  cabeza,  y  todo 
lo  cantan.  Ahora  se  me  acuerda  uno  que  hice  una  vez, 
estando  con  harta  oración,  y  parecía  que  descansaba 
más.  Eran  (ya  no  sé  si  eran  ansí),  y  porque  vea,  que  desde 
acá  le  quiero  dar  recreación. 


¡o  heriiiosiira;  que  escedéis, 
A  todas  las  iiermosuras! 
Sin  herir,  dolor  hacéis; 
Y  sin  dolor  deshacéis 
lil  amor  de  las  criaturas. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  1  1  1 


¡O  ñudo,  que  ansí  juntáis 
Dos  cosas  tan  desiguales! 
No  sé  por  qué  os  desatáis: 
Pues  atado,  fuerza  dais, 
A  tener  por  bien  los  males. 

Quien  no  tiene  ser,  juntáis 
Con  el  ser  que  no  se  acaba. 
Sin  acabar,  acabáis: 
Sin  tener  que  amar,  amáis: 
Engrandecéis  nuestra  nada. 

No  se  me  acuerda  más.  ¡Qué  seso  de  fundadora!  Pues 
yo  le  digo,  que  me  parecía  estaba  con  harto,  cuando  dije 
esto.  Dios  se  lo  perdone,  que  me  hace  gastar  tiempo:  y 
pienso  le  ha  de  enternecer  esta  copla,  y  hacerle  devo- 
ción; y  esto  no  lo  diga  a  nadie.  Doña  Guiomar,  y  yo  an- 
dábamos juntas  en  este  tiempo.  Déla  mis  encomiendas. 


CARTA 

AL  SEÑOR  LORENZO  DE  CEPEDA,  HERMANO  DE  LA  SANTA 

1.  Jesús  sea  con  vuestra  merced.  Cuanto  a  lo  del  se- 
creto, de  lo  que  me  toca,  no  digo  que  sea  de  manera  que 
obligue  a  pecado;  que  soy  muy  enemiga  desto,  y  podríase 
descuidar:  basta  que  sepa  que  me  dará  pena.  Lo  de  la 
promesa  ya  me  había  dicho  mi  confesor,  que  no  era  vá- 
lida, que  me  holgué  harto;  que  rae  tenía  con  cuidado  tam.- 
bién. 

2.  De  la  obediencia  que  me  tiene  dada  le  dixe,  que 
me  ha  parecido  sin  camino.  Dice  que  bien  está;  mas  que 
no  sea  promesa  a  mí,  ni  a  nadie;  y  ansí  no  la  quiero  con 
promesas,  y  aun  lo  demás  se  me  hace  de  mal;  mas  por  su 
consuelo  paso  por  ello,  a  condición  que  no  la  prometa  a 
nadie.  Holgádome  he,  que  vea  que  le  entiende  el  padre 


112         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

fray  Juan  de  la  Cruz,  como  tiene  esperiencia:  y  aun  Fran- 
cisco tiene  algún  poco;  mas  no  lo  que  Dios  hace  con 
vuestra  merced.  Bendito  sea  por  siempre  sin  fin.  Bien 
está  con  entrambos  ahora. 

3.  Bueno  anda  nuestro  Señor.  Paréceme  que  quie- 
re mostrar  su  grandeza  en  levantar  gente  ruin,  y  con 
tantos  favores,  que  no  sé  qué  más  ruin  que  entrambos. 
Sepa  que  ha  más  de  ocho  días,  que  ando  de  suerte,  que 
a  durarme,  pudiera  mal  acudir  a  tantos  negocios.  Desde 
antes  que  escribiese  a  vuestra  merced  me  han  tornado  los 
arrobamientos,  y  hame'dado  pena;  porque  es,  cuando  han 
sido,  algunas  veces  en  público,  y  ansí  me  ha  acaecido  en 
Maitines.  Ni  basta  resistir,  ni  se  puede  disimular. 

Quedo  tan  corridísima,  que  me  querría  meter  no  sé 
dónde.  Harto  ruego  a  Dios  se  me  quite  esto  en  público; 
pídaselo  vuestra  merced  que  trae  hartos  inconvenientes, 
y  no  me  parece  es  más  oración.  Ando  estos  días  como 
un  borracho  en  parte:  al  menos  se  entiende  bien,  que  está 
el  alma  en  buen  puesto:  y  ansí  como  las  potencias  no  es- 
tán libres,  es  penosa  cosa  entender  en  más  de  lo  que  el 
alma  quiere. 

4.  Había  estado  antes  casi  ocho  días,  que  muchas  ve- 
ces ni  un  buen  pensamiento  no  había  remedio  de  tener, 
sino  con  una  sequedad  grandísima.  Y  en  forma  me  daba 
en  parte  gran  gusto;  porque  había  andado  otros  días  an- 
tes como  ahora;  y  es  gran  placer  ver  tan  claro  lo  poco 
que  podemos  de  nosotros.  Bendito  sea  el  que  todo  lo 
puede.  Amén.  Harto  he  dicho.  Lo  demás  no  es  para  carta, 
ni  aun  para  decir.  Bien  es  alabemos  a  nuestro  Señor  el 
uno  por  el  otro;  al  menos  vuestra  merced  por  mí,  que  no 
soy  para  darle  gracias  las  que  le  debo,  y  ansí  he  m.enes- 
ter  mucha  ayuda. 

5.  De  lo  que  vuestra  merced  dice  que  ha  tenido,  no  sé 
qué  me  diga,  que  cierto  es  más  de  lo  que  entenderá,  y 
principio  de  mucho  bien,  si  no  lo  pierde  por  su  culpa.  Ya 


LIBKO   DE   LAS   FUNDACIONES  11 1} 

he  pasado  por  esa  manera  de  oración,  y  suele  después 
descansar  el  alma,  y  anda  a  las  veces  entonces  con  algu- 
nas penitencias. 

En  especial,  si  es  ímpetu  bien  recio,  no  parece  se  puede 
sufrir,  sin  emplearse  el  alma  en  hacer  algo  por  Dios;  por- 
que es  un  toque,  que  da  al  alma  de  amor,  en  que  enten- 
derá vuestra  merced  si  va  creciendo:  lo  que  dice  no  en- 
tiende de  la  copla;  porque  es  una  pena  grande  y  dolor, 
sin  saber  de  qué,  y  sabrosísima.  Y  aunque  en  hecho  de 
verdad  es  herida  que  da  el  amor  de  Dios  en  el  alma,  no 
se  sabe  a  dónde,  ni  cómo,  ni  si  es  Ijprida  ni  qué  es,  sino 
siéntese  dolor  sabroso,  que  hace  quejar.  Y  ansí  dice: 

Sin  herir,  dolor  hacéis: 
Y  sin  dolor  deshacéis 
El  amor  de  las  criaturas. 

6.  Porque  cuando  de  veras  está  tocada  el  alma  deste 
amor  de  Dios,  sin  pena  ninguna  se  quita  el  que  se  tiene  a 
las  criaturas  (digo  de  arte  que  esté  el  alma  atada  a  nin- 
gún amor),  lo  que  no  se  hace  estando  sin  este  amor  de 
Dios:  que  cualquiera  cosa  de  las  criaturas,  si  mucho  se 
aman,  da  pena;  y  apartarse  dellas,  muy  mayor.  Como  se 
apodera  Dios  en  el  alma,  vala  dando  señorío  sobre  todo 
lo  criado. 

Y  aunque  se  quita  aquella  presencia,  y  gusto  (que  es 
de  lo  que  vuestra  merced  se  queja)  como  si  no  hubiese 
pasado  nada,  cuanto  a  esos  sentidos  sensuales,  que  quiso 
Dios  darles  parte  del  gozo  del  alma,  no  se  quita  della,  ni 
deja  de  quedar  muy  rica  de  mercedes,  como  se  ve  des- 
pués, andando  el  tiempo  en  los  efectos. 

7.  Desas  tribulaciones  después  ningún  caso  haga. 
Que  aunque  eso  yo  no  lo  he  tenido,  porque  siempre  me 
libró  Dios  por  su  bondad  desas  pasiones,  entiendo  debe 
de  ser,  que  como  el  deleite  del  alma  es  tan  grande,  hace 
movimiento  en  el  natural.  Iráse  gastando  con  el  favor  de 

TOMÜ  IV  8 


114         OBRAS  DE  SANTA  TEKESA  DK  JKSÚS 

Dios,  como  no  haga  caso  dello.  Algunas  personas  lo  han 
tratado  conmigo. 

También  se  quitarán  esos  estremecimientos;  porque  el 
alma,  como  es  novedad,  espántase,  y  tiene  bien  de  qué  se 
espantar:  como  sea  más  veces,  se  hará  hábil  para  recibir 
mercedes.  Todo  lo  que  vuestra  merced  pudiere,  resista 
esos  estremecimientos,  y  cualquier  cosa  esterior,  porque 
no  se  haga  costumbre,  que  antes  estorba,  que  ayuda. 

8.  Eso  del  calor,  que  dice  que  siente,  ni  hace,  ni  des- 
hace; antes  podrá  dañar  algo  a  la  salud,  si  fuere  mucho; 
mas  también  quizá  s^irá  quitando,  como  los  estrem.eci- 
mientos.  Son  esas  cosas  (a  ¡o  que  yo  creo)  como  son  las 
complexiones:  y  como  vuestra  merced  es  sanguíneo,  el 
movimiento  grande  de  espíritu,  con  el  calor  natural,  que 
se  recoge  a  lo  superior,  y  llega  al  corazón,  puede  causar 
eso;  mas  como  digo,  no  es  por  eso  más  la  oración. 

9.  Ya  creo  he  respondido  al  quedar  después,  como  si 
no  hubiese  pasado  nada.  No  sé  si  lo  dice  ansí  San  Agus- 
tín: Que  pasa  el  espíritu  de  Dios^  sin  dejar  señal,  como  la 
saeta,  que  no  la  deja  en  el  aire.  Ya  me  acuerdo  que  he 
respondido  a  esto:  que  ha  sido  multitud  de  cartas  las  que 
he  tenido  después  que  recibí  las  de  vuestra  merced  y  aun 
tengo  ahora  por  escribir  hartas,  por  no  haber  tenido 
tiempo  para  hacer  esto. 

10.  Otras  veces  queda  el  alma,  que  no  puede  tornar 
en  sí  en  muchos  días,  sino  que  parece  como  el  sol,  que  los 
rayos  dan  calor,  y  no  se  ve  el  sol:  ansí  parece  que  el  alma 
tiene  el  asiento  en  otro  cabo,  y  anima  al  cuerpo,  no  es- 
tando en  él,  porque  está  alguna  potencia  suspendida. 

11.  Muy  bien  va  en  el  estilo  que  lleva  de  meditación, 
gloria  a  Dios,  cuando  no  tiene  quietud  digo.  No  sé  si  he 
respondido  a  todo,  que  siempre  torno  otra  vez  a  leer  su 
carta,  que  no  es  poco  tener  tiempo,  y  ahora  no,  sino  a  re- 
medios la  he  tornado  a  leer;  Ni  vuestra  merced  tome  ese 
trabajo  en  tornar  a  leer  las  que  me  escribe.  Yo  jamás  lo 


LIBRO   DE   LAS   FUNDACIONES  115 

hago.  Si  faltaren  letras,  póngalas  allá,  que  ansí  haré  yo 
acá  a  las  de  vuestra  merced,  que  luego  se  entiende  lo  que 
quiere  decir:  que  es  perdido  tiempo  sin  propósito. 

12.  Para  cuando  no  se  pudiere  bien  recoger  al  tiempo 
que  tiene  oración,  o  cuando  tuviere  gana  de  hacer  algo 
por  el  Señor,  le  envío  ese  silicio,  que  despierta  mucho  el 
amor,  a  condición  qué  no  se  le  ponga  después  de  vestido 
ni  para  dormir.  Puédese  asentar  sobre  cualquiera  parte  y 
ponerle  que  dé  desabrimiento.  Yo  lo  hago  con  miedo. 

Como  es  tan  sanguíneo,  cualquiera  cosa  podría  alterar 
la  sangre,  sino  que  es  tanto  el  contento  que  da  (aunque 
sea  una  nadería  como  ésa)  hacer  algo  por  Dios,  cuando 
se  está  con  ese  amor,  que  no  quiero  lo  dejemos  de  pro- 
bar. Como  pase  el  invierno,  hará  otra  alguna  cosilla,  que 
no  me  descuido.  Escríbame  cómo  le  va  con  esa  niñería. 
Yo  le  digo  que  cuando  más  justicias  queramos  hacer  en 
nosotros,  acordándonos  de  lo  que  pasó  nuestro  Señor,  lo 
es.  Riéndome  estoy  cómo  él  me  envía  confite?,  regalos  y 
dineros,  y  yo  silicios. 

13.  Nuestro  padre  visitador  anda  bueno,  y  visitando 
las  casas.  Es  cosa  que  espanta  cuan  sosegada  tiene  la 
provincia  y  lo  que  le  quieren.  Bien  le  lucen  las  oraciones 
y  la  virtud  y  talentos  que  Dios  le  dio.  Él  sea  con  vuestra 
merced  y  me  le  guarde,  que  no  sé  acabar  cuando  hablo 
con  él.  Todos  se  le  encomiendan  mucho.  Yo  a  él.  A  Fran- 
cisco de  Salcedo  siempre  le  diga  mucho  de  mí.  Tiene 
razón  de  quererle,  que  es  santo.  A'luy  bien  me  va  de  salud. 
Hoy  son  17  de  enero. 

Indigna  sierva  de  vuestra  merced, 

Teresa  de  Jesús. 

Al  obispo  envié  á  pedir  el  libro,  porque  quizá  se  me 
antojará  de  acabarle,  con  lo  que  después  me  ha  dado  el 
Señor,  que  se  podría  hacer  otro,  y  grande,  y  si  el  Señor 
quiere  acertarse  a  decir,  y  si  no  poco  se  pierde. 


116         OBBAS  DE  SAXTA  TEKESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL  SEÑOR  LORENZO  DE  CEPEDA,  HERMANO  DE  LA  SANTA 

1.  Jesús  sea  con  vuestra  merced.  Ya  estuve  buena  de 
la  flaqueza  del  otro  día,  y  después,  pareciéndome  que 
tenía  mucha  cólera,  con  miedo  de  estar  con  ocasión  la 
Cuaresma  para  no  ayunar,  tomé  una  purga,  y  aquel  día 
fueron  tantas  las  cartas  y  negocios,  que  estuve  escribien- 
do hasta  las  dos,  y  hízome  harto  daño  a  la  cabeza,  que 
creo  ha  de  ser  para  provecho,  porque  me  ha  mandado  el 
dotor  que  no  escriba  jamás  sino  hasta  las  doce,  y  algu- 
nas veces  no  de  mi  letra. 

Y  cierto  ha  sido  el  trabajo  escesivo  en  este  caso  este 
invierno,  y  tengo  harta  culpa,  que  por  no  me  estorbar  la 
mañana  lo  pagaba  el  dormir;  y  como  era  el  escribir  des- 
pués del  vómito,  todo  se  juntaba.  Aunque  este  día  desta 
purga  ha  sido  notable  el  mal;  mas  parece  que  voy  mejo- 
rando; por  eso  no  tenga  vuestra  merced  pena,  que  mucho 
me  regalo.  Helo  dicho,  porque  si  alguna  vez  viere  allá 
vuestra  merced  alguna  carta  no  de  mi  letra,  y  las  suyas 
más  breves,  sepa  ser  ésta  la  ocasión. 

2.  Harto  me  regalo  cuanto  puedo,  y  heme  enojado  de 
la  que  me  envió,  que  más  quiero  que  lo  coma  vuestra 
merced  que  cosas  dulces  no  son  para  mí,  aunque  he  co- 
mido desto.  No  lo  haga  otra  vez,  que  me  enojaré.  ¿No 
basta  que  no  le  regalo  en  nada? 

3.  Yo  no  sé  qué  Pater  noster  son  éstos  que  dice  toma 
de  diciplina,  que  yo  nunca  tal  dije.  Torne  a  leer  mi  carta, 
y  verálo;  y  no  tome  más  de  lo  que  allí  dice  en  ninguna 
manera,  salvo  que  sean  dos  veces  en  la  semana.  Y  en 
Cuaresma  se  pondrá  un  día  en  la  semana  el  sicilio,  a  con- 
dición que  si  viere  le  hace  mal,  se  lo  quite,  que  como  es 


LIBRO   DE   LAS   FUNDACIOIÍES  117 

tan  sanguíneo,  temóle  mucho.  Y  no  le  consiento  más,  por- 
que le  será  más  penitencia  darse  tan  tasadamente  después 
de  comenzado,  que  es  quebrar  la  voluntad.  Hame  de  decir 
si  se  siente  mal  con  el  sicilio  de  que  se  le  ponga. 

4.  Esa  oración  de  sosiego  que  dice  es  oración  de 
quietud,  de  lo  que  está  en  ese  librillo.  En  lo  desos  movi- 
mientos sensuales,  para  probarlo  todo  se  lo  dije,  que  bien 
veo  no  hace  al  caso,  y  que  es  lo  mejor  no  hacer  caso  de- 
llos.  Una  vez  me  dixo  un  gran  letrado  que  había  venido  a 
él  un  hombre  afligidísimo,  que  cada  vez  que  comulgaba 
venía  en  una  torpeza  grande,  más  que  eso  mucho,  y  que 
le  habían  mandado  que  no  comulgase  sino  de  año  a  año, 
por  ser  de  obligación.  Y  ese  letrado,  aunque  no  era  espi- 
ritual, entendió  la  flaqueza,  y  díjole  que  no  hiciese  caso 
dello,  que  comulgase  de  ocho  a  ocho  días;  y  como  perdió 
el  medio,  quitósele.  Ansí  que  no  haga  caso  deso. 

5.  Cualquiera  cosa  puede  hablar  con  Julián  de  Ávila, 
que  es  muy  bueno.  Díceme  que  se  va  con  vuestra  merced, 
y  yo  me  huelgo.  Véale  vuestra  merced  alguna  vez;  y 
cuando  le  quisiere  hacer  alguna  gracia,  puede  por  limos- 
na, que  es  muy  pobre  y  harto  desasido  de  riquezas;  a  mi 
parecer,  es  de  los  buenos  clérigos  que  hay  ahí,  y  bien  es 
tener  conversaciones  semejantes,  que  no  ha  de  ser  todo 
oración. 

6.  En  el  dormir  vuestra  merced  digo,  y  aun  mando, 
.que  no  sean  menos  de  seis  horas.  Mire  que  es  menester 

los  que  hemos  ya  edad  llevar  estos  cuerpos,  para  que  no 
derruequen  el  espíritu,  que  es  terrible  trabajo.  No  puede 
creer  el  disgusto  que  me  da  esto,  que  ni  yo  oso  rezar  ni 
leer,  aunque,  como  digo,  estoy  ya  mejor;  mas  quedaré 
escarmentada.  Yo  se  lo  digo,  y  ansí  haga  lo  que  le  man- 
dan, que  con  eso  cumple  con  Dios.  ¡Qué  bobo  es!  Que 
piensa  que  es  esa  oración  como  la  que  a  mí  no  me  dejaba 
dormir.  No  tiene  que  ver,  que  harto  más  hacía  yo  para 
dormir  que  por  estar  despierta. 


lis  OBIÍAS   DE   SANTA   TERESA  DE   JESÍTS 


7.  Por  cierto  que  me  hace  alabar  harto  a  nuestro 
Señor  las  mercedes  que  le  hace,  y  con  los  efetos  que  que- 
da. Aquí  verá  cuan  grande  es,  pues  le  deja  con  virtudes, 
que  no  acabara  de  alcanzarlas  con  mucho  ejercicio.  Sepa 
que  no  está  la  flaqueza  de  la  cabeza  en  comer  ni  en  beber: 
haga  lo  que  le  digo.  Harta  merced  me  hace  nuestro  Señor 
en  darle  tanta  salud.  Riegue  a  Su  Majestad  que  sea  mu- 
chos años  para  que  lo  gaste  en  su  servicio. 

8.  Este  temor,  que  dice,  entiendo  cierto  debe  de  ser, 
que  el  espíritu  entiende  el  mal  espíritu:  y  aunque  con  los 
ojos  corporales  no  le  vea,  débele  de  ver  el  alma,  o  sentir. 
Tenga  agua  bendita  junto  a  sí,  que  no  hay  cosa  con  que 
más  huya.  Esto  me  ha  aprovechado  muchas  veces  a  mi. 
Algunas  no  paraba  en  sólo  miedo,  que  me  atormentaba 
mucho,  esto  para  sí  solo.  Mas  si  no  le  acierta  a  dar  el 
agua  bendita,  no  huye;  y  ansí  es  menester  echar  alrededor, 

9  No  piense  que  le  hace  Dios  poca  merced  en  dormir 
tan  bien,  que  sepa  es  muy  grande.  Y  torno  a  decir,  que  no 
procure  que  se  le  quite  el  sueño,  que  ya  no  es  tiempo  deso. 

10.  Mucha  caridad  me  parece  querer  tomar  los  traba- 
jos, y  dar  los  regalos;  y  harta  merced  de  Dios,  que  pueda 
aún  pensar  en  hacerlo.  Mas  por  otra  parte  es  mucha  bo- 
bsría,  y  poca  humildad,  que  piense  él,  que  podrá  pasar 
por  tener  las  virtudes  que  tiene  Francisco  de  Salcedo,  o 
las  que  Dios  da  a  vuestra  merced,  sin  oración.  Créame,  y 
dejen  hacer  al  Señor  de  la  viña,  que  sabe  lo  que  cada, 
uno  ha  menester.  Jamás  le  pedí  trabajos  interiores,  aunque 
él  me  ha  dado  hartos,  y  bien  recios  en  esta  vida.  Mucho 
hace  la  condición  natural,  y  los  humores,  para  estas  afli- 
ciones.  Gusto  que  vaya  entendiendo  el  dése  santo,  que 
querría  le  llevase  mucho  la  condición. 

11.  Sepa  que  pensé  lo  que  había  de  ser  de  la  senten- 
cia, y  que  se  había  de  sentir;  mas  no  se  sufría  responder 
en  seso;  y  si  lo  miró  vuestra  merced  no  deje  de  loar  algo 
de  lo  que  dijo:  y  a  la  respuesta  de  vuestra  merced  para 


CAIÍTAS   DE   LA    SANTA  1  1 0 


110  mentir,  no  pude  decir  otra  cosa,  y  lo  digo.  Cierto  que 
estaba  la  cabeza  tal,  que  aun  eso  no  sé  cómo  se  dijo, 
según  aquel  día  habían  cargado  los  negocios,  y  cartas, 
que  parece  los  junta  el  demonio  algunas  veces,  y  ansí 
fue  la  noche  de  la  purga,  que  me  hizo  mal. 

Y  fué  milagro  no  enviar  al  obispo  de  Cartagena  una 
carta  que  escribía  a  la  madre  del  padre  Gracián,  que  erré 
el  sobrescrito,  y  estaba  ya  en  el  pliego,  que  no  me  harto 
de  dar  gracias  a  Dios:  que  le  escribía  sobre  que  ha  an- 
dado con  las  monjas  de  Caravaca  su  provisor,  y  nunca 
le  he  visto;  parecía  una  locura.  Quitaron  le  dijesen  misa. 
Ya  esto  está  remediado,  y  lo  demás  creo  se  hará  bien, 
que  es,  que  admita  el  monasterio.  No  puede  hacer  otra 
cosa;  y  van  algunas  cartas  de  favor  con  las  mías.  ¿Miré 
qué  bien  fuera?  ¿Y  el  haberme  yo  ¡do  de  aquí? 

12.  Todavía  traemos  miedo  a  este  Tostado,  que  torna 
ahora  a  la  corte:  encomiéndelo  a  Dios.  Esa  carta  de  la 
priora  de  Sevilla  lea.  Yo  me  holgué  con  la  que  me  envió 
de  vuestra  merced  y  con  la  que  escribió  a  las  hermanas, 
que  cierto  tiene  gracia.  Todas  besan  a  vuestra  merced  las 
manos  muchas  veces,  y  se  holgaron  harto  con  ella,  y  mi 
compañera  mucho,  que  es  la  de  los  cincuenta  años,  digo 
la  que  vino  de  Malagón  con  nosotros,  que  sale  en  estremo 
buena,  y  es  bien  entendida.  Al  menos  para  mi  regalo  es 
el  estremo  que  digo;  porque  tiene  gran  cuidado  de  mí. 

13.  La  priora  de  Valladolid  me  escribió  cómo  se  hacía 
en  el  negocio  todo  lo  que  se  podía  hacer,  que  estaba  allá 
Pedro  de  Ahumada.  Sepa  que  el  mercader  que  en  ello 
entiende  creo  lo  hará  bien:  no  tenga  pena.  Encomiénde- 
melo,  y  a  los  niños,  en  especial  a  Francisco:  deseo  tengo 
de  verlos.  Bien  hizo  en  que  se  fuese  esa  persona,  aunque 
no  hubiera  ocasión,  que  no  hacen  sino  embarazarse, 
cuando  son  tantas.  A  doña  Juana,  a  Pedro  Álvarez,  y  a 
todos  me  dará  siempre  muchos  recados.  Sepa,  que  tengo 
harto  mejor  la  cabeza,  que  cuando  comencé  la  carta:  no 


120  OTIHAS   DE   SANTA   TERESA   DE   JESÚS 

sé  si  lo  hace  lo  que  me  huelgo  de  hablar  con  vuestra 
merced. 

14.  Hoy  ha  estado  acá  el  dotor  Velázquez,  que  es  el 
mi  confesor.  Trátele  lo  que  dice  de  la  plata,  y  tapicería; 
porque  no  querría,  que  por  no  le  ayudar  yo,  dejase  de  ir 
muy  adelante  en  el  servicio  de  Dios;  y  ansí  en  cosas  no 
me  fío  de  mi  parecer,  aunque  en  esto  era  él  del  mesmo. 

Dice,  que  eso  no  hace,  ni  deshace,  como  vuestra  mer- 
ced procure  ver  lo  poco  que  importa,  y  no  estar  asido  a 
ello:  que  es  razón,  pues  ha  de  casar  sus  hijos,  tener  casa 
como  conviene.  Y  ansí,  que  ahora  tenga  paciencia,  que 
siempre  suele  Dios  traer  tiempo  para  cumplir  los  buenos 
deseos,  y  ansí  hará  a  vuestra  merced.  Dios  me  le  guarde, 
y  haga  muy  santo.  Amén.  Son  hoy  10  de  febrero.  Y  yo 

Sierva  de  vuestra  merced. 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL    SEÑOR    LORENZO    DE    CEPEDA,    HERMANO    DE    LA    SANTA 

1.  La  gracia  de  Cristo  sea  con  vuestra  merced.  En 
forma  me  ha  cansado  a  mí  acá  ese  pariente.  Ansí  se  ha  de 
pasar  la  vida:  y  pues  los  que  de  razón  habíamos  de  estar 
tan  apartados  del  mundo,  tenemos  tanto  que  cumplir  con 
él,  no  se  espante  vuestra  merced  que  con  haber  estado  lo 
que  aquí  he  estado,  no  he  hablado  a  las  hermanas  (digo  a 
solas)  aunque  algunas  lo  desean  harto,  que  no  ha  habido 
lugar:  y  voyme  (Dios  queriendo)  el  jueves  que  viene  sin 
falta.  Dexaré  escrito  a  vuestra  merced,  aunque  sea  corto, 
para  que  lleve  la  carta  el  que  suele  llevar  los  dineros. 
También  los  llevará. 

2.  Tres  mil  reales  dicen  están  ya  a  punto,  que  me  he 
holgado  harto,  y  un  cáliz  harto  bueno,  que  no  ha  menes- 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  121 


ter  ser  mejor,  y  pesa  doce  ducados,  y  creo  un  real,  y  cua- 
renta de  hechura:  que  viene  a  ser  diez  y  seis  ducados, 
menos  tres  reales.  Es  todo  de  plata:  creo  contentará  a 
vuestra  merced.  Como  esos  que  dice  dése  metal  me  mos- 
traron uno,  que  tienen  acá;  y  con  no  haber  muchos  años, 
y  estar  dorado,  ya  ha  dado  señal  de  lo  que  es,  y  una  ne- 
grura por  de  dentro  del  pie,  que  es  asco.  Luego  me  deter- 
miné a  no  le  comprar  ansí:  y  parecióme,  que  comer  vues- 
tra merced  en  mucha  plata,  y  para  Dios  buscar  otro 
metal,  que  no  se  sufría. 

No  pensé  hallarle  tan  barato,  y  de  tan  buen  tamaño: 
sino  que  este  urguillas  de  la  priora  con  un  amigo  que  tie- 
ne, por  ser  para  esta  casa,  lo  ha  andado  concertando. 
Encomiéndase  a  vuestra  merced  mucho:  y  porque  escribo 
yo,  no  lo  hace  ella.  Es  para  alabar  a  Dios  cuál  tiene  esta 
casa,  y  el  talento  que  tiene. 

3.  Yo  tengo  la  salud  que  allá,  y  algo  más.  De  los  pre- 
sentes es  lo  mejor  hacer  que  no  le  vean.  Más  vale  que  dé 
la  melancolía  en  eso  (que  no  debe  de  ser  otra  cosa)  que 
en  otra  peor.  Holgádome  he  que  no  se  haya  muerto  Ávila. 
En  fin,  como  es  de  buena  intención,  le  hizo  Dios  merced 
de  que  le  tomase  el  mal,  a  donde  haya  sido  tan  regalado. 

4.  De  su  enfado  de  vuestra  merced  no  me  espanto; 
mas  espantóme  que  tenga  tanto  deseo  de  servir  a  Dios,  y 
se  le  haga  tan  pesada,  cruz  tan  liviana.  Luego  dirá,  que 
por  servirle  más  no  lo  querría.  ¡O  hermano;  cómo  no  nos 
entendemos!  Que  todo  lleva  un  poco  de  amor  propio.  De 
las  mudanzas  de  cruz  no  se  espante,  que  eso  pide  su  edad: 
y  vuestra  merced  no  ha  de  pensar  (aunque  no  sea  eso) 
que  han  de  ser  todos  tan  puntuales  como  él  en  todo.  Ala- 
bemos a  Dios,  que  no  tiene  oíros  vicios. 

5.  Estaré  en  Medina  tres  días,  o  cuatro,  a  mucho  es- 
tar, y  en  Alba  aun  no  ocho.  Dos  desde  Alba  a  Medina,  y 
luego  a  Salamanca.  Por  ésa  de  Sevilla  verá  cómo  han 
tornado  a  la  priora  a  su  oficio:  que  me  he  holgado  harto. 


122         OBRiS  DE  SAXTA  TEKESA  DE  JESÚS 

Si  la  quisiera  escribir,  envíeme  la  carta  a  Salamanca.  Ya 
le  he  dicho  "tenga  cuenta  con  ir  pagando  a  vuestra  mer- 
ced que  lo  ha  menester:  yo  terne  cuidado. 

6.  Ya  está  en  Roma  fraj^  Juan  de  Jesús.  Los  negocios 
de  acá  van  bien.  Presto  se  acabará.  Vínose  Montoya  el 
canónigo,  que  hacía  nuestros  negocios  a  traer  el  capelo 
del  arzobispo  de  Toledo.  No  hará  falta.  Véame  vuestra 
merced  al  señor  Francisco  de  Salcedo  por  caridad,  y  dí- 
gale cómo  estoy.  Harto  me  he  holgado  que  esté  mejor, 
de  manera  que  pueda  decir  misa:  que  plegué  a  Dios  esté 
del  todo  bueno;  que  acá  estas  hermanas  le  encomiendan 
a  Su  Majestad.  Él  sea  con  vuestra  merced. 

Con  María  de  San  Gerónimo,  si  está  para  ello,  puede 
hablar  en  cualquier  cosa.  Algunas  veces  deseo  acá  a  Te- 
resa, en  especial  cuando  andamos  por  la  huerta.  Dios  la 
haga  santa,  y  a  vuestra  merced  también.  Dé  a  Pedro  de 
Ahumada  mis  encomiendas.  Fué  ayer  día  de  Santa  Ana. 
Ya  me  acordé  acá  de  vuestra  merced  como  es  su  devoto, 
y  le  ha  de  hacer,  o  ha  hecho  iglesia,  y  me  holgué  dello. 

De  vuestra  merced  sierva, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A  DON  DIEGO  DE  GUZMÁN  Y  CEPEDA,   SOBRINO'dE  LA   SANTA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  mer- 
ced y  le  dé  el  consuelo  que  es  menester,  para  tanta  pér- 
dida, como  al  presente  nos  parece.  Mas  el  Señor  que  lo 
hace,  y  nos  quiere  más  que  nosotros  mesmos,  traerá  tiem- 
pos, que  entendamos  era  esto  lo  que  más  bien  puede  ha- 
cer a  mi  prima,  y  a  todos  los  que  la  queremos  bien,  pues 
siempre  lleva  en  el  mejor  estado. 


CARTAS   PE   T.A    SANTA  121"! 


2.  Vuestra  merced  no  se  considere  vida  muy  larga, 
pues  todo  es  corto  lo  que  se  acaba  tan  presto:  sino  ad- 
vierta, que  es  un  momento  lo  que  le  puede  quedar  de  so- 
ledad, y  póngalo  todo  en  las  manos  de  Dios,  que  Su  Ma- 
jestad hará  lo  que  más  convenga.  Harto  gran  consuelo  es 
ver  muerte,  que  tan  cierta  seguridad  nos  pone,  que  vivirá 
para  siempre. 

Y  crea  vuestra  merced  que  si  el  Señor  ahora  la  lleva, 
que  terna  mayor  ayuda  vuestra  merced  y  sus  hijos,  es- 
tando delante  de  Dios.  Su  Majestad  nos  oiga,  que  harto 
se  le  encomiendo,  ya  vuestra  merced  dé  conformidad 
con  todo  lo  que  hiciere,  y  luz  para  entender  cuan  poco 
duran  los  descansos,  y  los  trabajos  desta  vida. 

Indigna  síerva  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

AL  LICENCIADO  GASPAR  DE  VILLANUEVA,  EN  MALAGÓN 

1.  Jesús  sea  con  vuestra  merced  mi  padre.  Yo  le  digo, 
que  si  como  tengo  la  voluntad  de  alargarme,  tuviera  la 
cabeza,  que  no  fuera  tan  corta.  Con  la  de  vuestra  merced 
la  recibí  muy  grande.  En  lo  que  toca  al  negocio  de  su 
hermana,  y  hija  mía,  yo  me  huelgo  no  quede  por  su  parte, 
y  por  la  de  vuestra  merced. 

No  sé  qué  algarabía  es  ésta,  ni  en  qué  se  funda  la  ma- 
dre presidente.  La  madre  priora  Brianda,  me  escribió  so- 
bre ello:  yo  la  respondo:  paréceme  que  se  haga  lo  que 
ella  escribiere,  si  a  vuestra  merced  le  parece;  y  si  no  há- 
gase lo  que  mandare,  que  yo  no  quiero  hablar  más  en 
este  negocio. 

2.  En  lo  que  toca  a  la  hermana  Mariana,  yo  deseo 
haga  profesión  en  su  lugar;  y  como  sepa  decir  los  salmos, 
y  esté  atenta  a  lo  demás,  yo  sé  que  cumple:  por  otras 


124         OBRAS  DE  SANTA  TEKESA  DE  JEStJS 

profesiones  que  han  hecho  ansí,  por  parecer  de  letrados, 
que  ansí  lo  envío  a  decir  a  la  madre  presidente,  sí  a  vues- 
tra merced  no  le  parece  otra  cosa,  y  sí  le  parece,  yo  me 
rindo  a  lo  que  vuestra  merced  mandare. 

3.  A  la  hermana  Juana  Bautista,  y  a  Beatriz  suplico 
a  vuestra  merced  dé  mis  encomiendas:  y  que  teniendo  a 
vuestra  merced  no  hay  para  qué  ir  a  las  cosas  interiores, 
pues  les  parece  no  quedan  consoladas:  que  acaben  ya 
de  quejas,  que  no  las  mata  esa  mujer,  ni  tiene  distraída  la 
casa,  ni  las  deja  de  dar  lo  que  han  menester;  porque  tiene 
mucha  caridad.  Ya  las  tengo  entendidas:  mas  hasta  que  el 
padre  visitador  vaya  por  allá,  no  se  puede  hacer  nada. 

4.  ¡O  mí  padre,  qué  trabajo  es  ver  tantas  mudanzas 
en  las  desa  casa!  ¡Y  qué  de  cosas  les  parecían  insufribles 
de  la  que  ahora  adoran!  Tienen  la  perfeción  de  la  obe- 
diencia con  mucho  amor  propio,  y  ansí  las  castiga  Dios 
en  lo  que  ellas  tienen  la  falta.  Plegué  a  Su  Majestad  nos 
perfícione  en  todo.  Amén.  Que  muy  en  el  principio  andan 
esas  hermanas;  y  si  no  tuviesen  a  vuestra  merced  no  me 
espantaría  tanto.  Nuestro  Señor  le  guarde.  No  me  deje 
de  escribir,  que  me  es  consuelo,  y  tengo  poco  en  qué  le 
tener.  17  de  abril. 

8.  Pensé  responder  a  la  hermana  Mariana:  y  cierto 
que  no  está  la  cabeza  "para  ello.  Suplico  a  vuestra  merced 
la  diga,  que  sí  ansí  obra  como  escribe,  que  aunque  falte 
el  muy  bien  leer,  lo  perdonaremos.  Mucho  me  consoló  su 
carta;  que  en  respuesta  envío  la  licencia  para  que  haga  la 
profesión:  que  aunque  no  sea  en  manos  de  nuestro  padre 
si  tarda  mucho,  no  la  deje  de  hacer,  si  a  vuestra  merced 
no  le  parece  otra  cosa;  que  buenas  son  las  de  vuestra 
merced  para  el  velo:  y  no  ha  de  hacer  cuenta  la  hace  sino 
en  las  manos  de  Dios,  como  ello  es. 

Indigna  sierva,  y  hija  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús. 


CAKT.VS   DE   LA    SAXTA  123 


CARTA 

A   DIEGO    ORTIZ,    CIUDADANO    DE    TOLEDO 

1.  El  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  el  alma  de  vues- 
tra merced  y  le  dé  su  santo  amor,  y  temor.  Amén.  El  pa- 
dre doctor  Pablo  Hernández  me  ha  escrito  la  merced,  y 
limosna,  que  vuestra  merced  me  hace  en  querer  hacer 
casa  desta  sagrada  Orden.  Por  cierto  que  yo  creo,  que 
nuestro  Señor,  y  su  gloriosa  Madre,  Patrona,  y  Señora 
mía,  han  movido  el  corazón  a  vuestra  merced  para  tan 
santa  obra,  en  que  espero  se  ha  de  servir  mucho  Su  Ma- 
jestad, y  vuestra  merced  salir  con  gran  ganancia  de  bie- 
nes espirituales. 

Plegué  a  él  lo  haga  como  yo  y  todas  estas  hermanas 
se  lo  suplicamos,  y  de  aquí  adelante  será  toda  la  Orden. 
Ha  sido  para  mí  muy  gran  consolación,  y  ansí  tengo  de- 
seo de  conocer  a  vuestra  merced  para  ofrecerme  en  pre- 
sencia por  su  sierva,  y  por  tal  me  tenga  vuestra  merced 
desde  ahora. 

2.  Es  nuestro  Señor  servido,  que  me  han  faltado  las 
calenturas.  Yo  me  doy  toda  la  priesa  que  puedo  a  dejar 
esto  a  mi  contento.  Y  pienso,  con  el  favor  de  nuestro 
Señor,  se  acabará  con  brevedad.  Y  yo  prometo  a  vuestra 
merced  no  perder  tiempo,  ni  hacer  caso  de  mi  mal,  aun- 
que tornasen  las  calenturas,  para  dejar  de  ir  luego,  que 
razón  es,  pues  vuestra  merced  lo  hace  todo,  haga  yo 
de  mi  parte  lo  que  es  nada,  que  es  tomar  algún  trabajo; 
pues  no  habíamos  de  procurar  otra  cosa  los  que  preten- 
demos seguir  a  quien  tan  sin  merecerlo,  siempre  vivió 
con  ellos. 

3.  No  pienso  tener  sola  una  ganancia  en  este  nego- 
cio: porque  (según  mi  padre  Paulo  Hernández  me  escribe 


126  OBRAS    DE    SANTA   TKRIZSA    DE   JKSÜS 

de  vuestra  merced)  serálo  muy  grande  conocerle,  que  ora- 
ciones son  las  que  me  han  sustentado  hasta  aquí;  y  ansí 
pido  por  amor  de  Dios  a  vuestra  merced  no  me  olvide  en 
las  suyas. 

4.  Paréceme,  que  si  Su  Majestad  no  ordena  otra  cosa,- 
a  más  tardar  estaré  en  ese  lugar  a  dos  semanas  andadas 
de  Cuaresma;  porque  como  voy  por  los  monasterios,  que 
el  Señor  ha  sido  servido  de  fundar  estos  años  (aunque 
de  aquí  despacharemos  presto),  me  habré  de  detener  algún 
día  en  ellos.  Será  lo  menos  que  yo  pudiere,  pues  vuestra 
merced  lo  quiere,  aunque  en  cosa  tan  bien  ordenada,  y  ya 
hecha,  no  tendré  yo  más  de  mirar,  y  alabar  a  nuestro  Se- 
ñor. Su  Majestad  tenga  a  vuestra  merced  siempre  de  su 
mano,  y  le  dé  la  vida,  y  salud,  y  aumento  de  gracia  que 
yo  le  pido.  Amén.  Son  hoy  nueve  de  enero. 

Indigna  sierva  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús,  Carmelita. 


CARTA 

Á   ALONSO   RAMÍREZ,   CIUDADANO   DE   TOLEDO 

1.  Sea  con  vuestra  merced  el  Espíritu  Santo;  y  pague 
a  vuestra  merced  la  consolación  que  me  dio  con  su  carta. 
Vino  a  tiempo  en  que  yo  andaba  con  harto  cuidado  con 
quién  escribir  para  dar  cuenta  a  vuestra  merced  de  mí, 
como  a  quien  es  razón  no  haga  ninguna  falta.  Poco  más 
tardaré  de  lo  que  dije  en  mi  carta,  porque  yo  digo  a  vues- 
tra merced  que  no  parece  que  pierdo  ahora;  y  ansí  aun 
no  he  estado  quince  días  en  nuestro  monasterio,  después 
que  nos  pasamos  a  la  casa,  que  fué  con  una  procesión 
de  harta  solemnidad,  y  devoción:  sea  el  Señor  por  todo 
bendito. 

2.  Estoy  desde  el  miércoles  con  la  señora  doña  Ma- 


lAlíTAS    DE    LA    SA.XTA  ]2'í 


ría  de  Mendoza,  que  por  haber  estado  mala  no  había  po- 
dido verme,  y  tenía  necesidad  de  comunicarle  algunas 
cosas.  Pensé  estar  sólo  un  día,  y  ha  hecho  tal  tiempo  de 
frío,  nieve,  y  hielo,  que  parece  no  se  sufría  caminar,  y  ansí 
he  estado  hasta  hoy  sábado. 

Partiré  el  lunes,  con  el  favor  de  nuestro  Señor,  sin  falta, 
para  Medina;  y  allí,  y  en  San  José  de  Ávila,  aunque  más 
priesa  me  quiera  dar,  me  detendré  más  de  quince  días, 
por  haber  necesidad  de  entender  en  algunos  negocios,  y 
ansí  creo  los  tardaré  más  de  lo  que  había  dicho.  Vuestra 
merced  me  perdonará,  que  por  esta  cuenta  que  le  he  dado 
verá  que  no  puedo  más;  no  es  mucha  la  dilación. 

Suplico  a  vuestra  merced  que  en  comprar  casa  no  se 
entienda  hasta  que  yo  vaya,  porque  querría  fuese  a  nues- 
tro propósito;  pues  vuestra  merced  y  el  que  esté  en  gloria 
nos  hacen  la  limosna. 

3.  En  lo  de  las  licencias,  la  del  rey  tengo  por  fácil  con 
el  favor  del  cielo,  aunque  se  pase  algún  trabajo,  que  yo 
tengo  esperiencia,  que  el  demonio  puede  sufrir  mal  estas 
casas,  y  ansí  siempre  nos  persigue;  mas  el  Señor  lo  puede 
todo,  y  él  se  va  con  las  manos  en  la  cabeza. 

4.  Aquí  habemos  tenido  una  contradición  muy  grande, 
y  de  personas  de  las  principales  que  aquí  hay;  ya  se  ha 
todo  allanado.  No  piense  vuestra  merced  que  ha  de  dar 
a  nuestro  Señor  sólo  lo  que  piensa  ahora,  sino  mucho  más; 
y  ansí  gratifica  Su  Majestad  las  buenas  obras,  con  orde- 
nar como  se  hagan  mayores,  y  no  es  nada  dar  los  reales, 
que  nos  duele  poco. 

Cuando  nos  apedreen  a  vuestra  merced  y  al  señor  su 
yerno,  y  a  todos  los  que  tratamos  en  ello  (como  hicieron 
en  Ávila  casi,  cuando  se  hizo  San  José),  entonces  irá  bueno 
el  negocio,  y  creeré  yo,  que  no  perderá  nada  el  monas- 
terio, ni  los  que  pasaremos  el  trabajo,  sino  que  se  ganará 
mucho.  El  Señor  lo  guíe  todo  como  ve  que  conviene. 
Vuestra  merced  no  tenga  ninguna  pena.  A  mí  me  la  ha 


128         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

dado,  falte  de  ahí  mi  padre:  si  fuere  menester,  procurare- 
mos que  venga.  En  fin  comienza  ya  el  demonio.  Sea  Dios 
bendito,  que  si  no  le  faltamos,  no  nos  faltará. 

5.  Por  cierto  yo  deseo  harto  ver  ya  a  vuestra  merced 
que  me  pienso  consolar  mucho,  y  entonces  responderé  a 
las  mercedes  que  me  hace  en  su  carta.  Plegué  a  nuestro 
Señor  halle  yo  a  vuestra  merced  muy  bueno,  y  a  ese  ca- 
ballero yerno  de  vuesta  merced  en  cuyas  oraciones  me 
encomiendo  mucho,  y  en  las  de  vuestra  merced.  Mire  que 
lo  he  menester  para  ir  por  esos  caminos  con  harto  ruin 
salud,  aunque  las  calenturas  no  me  han  tornado. 

Yo  terne  cuidado,  y  le  tengo  de  lo  que  vuestra  merced 
me  manda,  y  estas  hermanas  lo  mesmo.  Todas  se  enco- 
miendan en  las  oraciones  de  vuestra  merced.  Téngale 
nuestro  Señor  siempre  de  su  m.ano.  Amén.  Hoy  sábado  19 
de  febrero.  Fecha  en  Valladolid. 

Indigna  sierva  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús,  Carmelita. 


6.  Esa  carta  mande  vuestra  merced  dar  a  mi  señora 
doña  Luisa  de  la  Cerda,  y  muchas  encomiendas  mías.  Al 
señor  Diego  de  Avila  no  tengo  lugar  de  escribir,  que  aun 
la  carta  de  mi  señora  doña  Luisa  no  va  de  mi  letra.  Dí- 
gale vuestra  merced  de  mi  salud,  suplícoselo;  y  que  espero 
en  el  Señor  verlo  presto.  No  tenga  vuestra  merced  pena 
de  las  licencias,  que  yo  espero  en  el  Señor  se  hará  todo 
muy  bien. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  129 


CARTA 

A   LA   MADRE   PRIORA,  Y  RELIGIOSAS  CARMELITAS  DESCALZAS 
DE  LA  SANTÍSIMA  TRINIDAD,  DE  SORIA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia y  con  todas  vuestras  caridades,  hijas  mías.  Bien 
creerán  quisiera- yo  escribir  a  cada  una  por  sí;  mas  es 
tanta  la  barahunda  que  aun  hago  harto  poderlas  escribir 
juntas,  y  enviarles  estos  renglones:  en  especial,  como  an- 
damos en  vísperas  de  partirnos,  aun  hay  menos  lugar. 
Pidan  a  nuestro  Señor  se  sirva  de  todo,  en  especial  desta 
fundación  de  Burgos. 

2.  Mucho  me  consuelo  con  sus  cartas,  y  más  de  en- 
tender por  obras,  y  palabras  la  mucha  voluntad,  que  me 
tienen.  Bien  creo,  que  aun  quedan  cortas  en  pagar  lo  que 
se  debe  a  la  mía:  aunque  en  el  socorro  que  ahora  me  han 
hecho,  han  estado  muy  largas.  Como  era  grande  la  nece- 
sidad, helo  tenido  en  muy  mucho.  Nuestro  Señor  les  dará 
el  premio,  que  bien  parece  le  sirven,  pues  han  tenido  para 
poder  hacer  tan  buena  obra  a  estas  monjas.  Todas  se  lo 
agradecen  mucho,  y  las  encomendarán  a  nuestro  Señor. 
Yo  como  lo  hago  tan  contino,  no  tengo  que  ofrecer. 

3.  Heme  holgado  mucho,  que  les  vaya  tan  bien  en 
todo,  en  especial  de  que  haya  alguna  ocasión,  sin  haberla 
dado,  para  que  las  murmuren,  que  es  muy  linda  cosa;  por- 
que han  tenido  pocas  en  que  merecer  en  esa  fundación. 
De  nuestro  padre  Vallejo  no  digo  más,  de  que  siempre 
nuestro  Señor  paga  los  servicios  grandes,  que  hacen  a  Su 
Majestad,  con  crecidos  trabajos;  y  como  es  tan  gran  obra 
la  que  en  esa  casa  hace,  no  me  espanto  quiera  dar  en  que 
gane  más,  y  más  méritos. 

TOMO  IV  9 


130         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

4.  Miren,  mis  hijas,  cuando  entre  esa  santa,  es  razón 
la  madre  priora,  y  todas,  la  sobrelleven  con  comedimiento, 
y  amor;  que  donde  hay  tanta  virtud,  no  es  menester  apre- 
tar en  nada,  que  basta  ver  lo  que  ellas  hacen,  y  tener  tan 
buen  padre,  que  yo  creo  podrán  deprender.  Plegué  a  Dios 
las  guarde,  y  dé  salud,  y  tan  buenos  años  como  yo  le  su- 
plico. 

5.  De  que  la  madre  superiora  esté  mejor,  me  he  holga- 
do mucho.  Si  hubiere  menester  siempre  carne,  poco  impor- 
ta que  la  coma,  aunque  sea  Cuaresma;  que  no  se  va  contra 
la  regla  cuando  hay  necesidad,  ni  en  eso-se  aprieten.  Vir- 
tudes pido  yo  a  nuestro  Señor  me  las  dé,  en  especial  hu- 
mildad, y  amor  unas  con  otras,  que  es  lo  que  hace  al  caso. 
Plegué  a  Su  Majestad,  que  en  esto  las  vea  yo  crecidas; 
y  pidan  lo  mesmo  para  mí.  Víspera  del  rey  David.  Es  hoy 
el  día  que  llegamos  a  la  fundación  dePalencia. 

De  vuestras  caridades  sierva, 
Teresa  de  Jesús. 

A  la  hermana  Teresa  de  Jesús;  y  a  la  madre  superiora 
nos  encomienden  a  Dios,  que  están  en  la  cama,  y  bien 
mala  la  superiora. 


CARTA 

A  LA  HERMANA  LEONOR  DE  LA  MISERICORDIA 

CARMELITA  DESCALZA 

EN  EL  CONVENTO  DE  LA  SANTÍSIMA   TRINIDAD,  DE  SORIA 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  merced  el  Espíritu  Santo,  mi  hija. 
¡O,  cómo  quisiera  no  tener  más  cartas  que  escribir  sino 
ésta!  Para  responder  a  vuestra  merced  a  la  que  vino  por 


CAETAS   DE   LA    SANTA  131 


la  Compañía  y  a  ésta.  Créame,  mi  hija,  que  cada  vez  que 
veo  carta  de  vuestra  merced  me  es  particular  consuelo: 
por  eso  no  la  ponga  el  demonio  tentaciones,  para  dejar- 
me de  escribir. 

En  la  que  vuestra  merced  trae  de  parecerle  anda  des- 
aprovechada, ha  de  sacar  grandísimo  aprovechamiento. 
El  tiempo  le  doy  por  testigo,  porque  la  lleva  Dios,  como 
a  quien  tiene  ya  en  su  palacio,  que  sabe  no  se  ha  ya  de 
ir,  y  quiérela  ir  dando  más  ternuritas,  como  la  querría 
Dios  ya  desasir  de  todo,  y  era  menester. 

2.  Heme  acordado  de  una  santa,  que  conocí  en  Ávila, 
que  cierto  se  entiende  que  lo  fué  su  vida  de  tal.  Habíalo 
dado  todo  por  Dios  cuanto  tenía,  y  habíale  quedado  una 
manta  con  que  se  cubría,  y  dióla  también:  y  luego  dale 
Dios  un  tiempo  de  grandísimos  trabajos  interiores,  y  se- 
quedades; y  despuésquejábasele  mucho,  y  decíale:Donoso 
sois,  Señor,  ¿después  que  me  habéis  dejado  sin  nada  os  me 
vais?  Ansí  que,  hija,  déstos  es  Su  Majestad,  que  paga  los 
grandes  servicios  con  trabajos,  y  no  puede  ser  mejor  paga 
porque  la  dellos  es  el  amor  de  Dios. 

3.  Yo  le  alabo,  que  en  las  virtudes  va  vuestra  merced 
aprovechada  en  lo  interior.  Deje  a  Dios  en  su  alma,  y  es- 
posa, que  él  dará  cuenta  della,  y  la  llevará  por  donde  más 
la  conviene.  Y  también  la  novedad  de  la  vida,  y  ejercicios 
parece  hace  huir  esa  paz;  mas  después  viene  por  junto. 
Ninguna  pena  tenga. 

Precíese  de  ayudar  a  llevar  a  Dios  la  cruz,  y  no  haga 
peso  en  los  regalos:  es  de  soldados  civiles  querer  luego 
el  jornal.  Sirva  de  balde,  como  hacen  los  grandes  al  rey. 
El  del  cielo  sea  con  ella.  En  lo  de  mi  ida  respondo  a  la 
señora  doña  Beatriz  lo  que  hace  al  caso. 

4.  Esta  su  doña  Josefa  es  buena  alma  cierto,  y  muy 
para  nosotras;  mas  hace  tanto  provecho  en  aquella  casa, 
que  no  sé  si  hace  mal  en  procurar  salir  della;  y  ansí  se  lo 
defiendo  cuanto  puedo,  y  porque  he  miedo  habernos  de 


132         OBBAS  DF,  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

comenzar  enemistades.  Si  el  Señor  lo  quiere,  ello  se  hará. 
A  esos  señores  hermanos  de  vuestra  merced  que  yo  co- 
nozco, mis  encomiendas.  Dios  la  guarde,  y  haga  la  que 

yo  deseo. 

De  vuestra  merced  sierva, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A  LA  HERMANA  TERESA  DE  JESÚS,  SOBRINA  DE  LA  SANTA 
CARMELITA  DESCALZA  EN  SAN  JOSÉ  DE  ÁVILA 

JESÚS 

1 .  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  cari- 
dad, hija  mía.  Mucho  me  holgué  con  su  carta:  y  de  que 
le  den  contento  las  mías  lo  es  harto  para  mí,  ya  que  no 
podemos  estar  juntas. 

En  lo  que  toca  a  las  sequedades,  paréceme  que  la  trata 
ya  nuestro  Señor,  como  a  quien  tiene  por  fuerte;  pues  la 
quiere  probar,  para  entender  el  amor  que  le  tiene,  si  es 
también  en  las  sequedades,  como  en  los  gustos.  Téngalo 
por  merced  de  nuestro  Señor  muy  grande.  Ninguna  pena 
le  dé,  que  no  está  en  eso  la  perfeción,  sino  en  las  virtudes. 
Cuando  no  pensare,  tornará  la  devoción. 

2.  En  lo  que  dice  desa  hermana,  procure  no  pensar 
en  ello,  sino  desviarlo  de  sí.  Y  no  piense  que  en  viniendo 
una  cosa  al  pensamiento,  luego  es  malo,  aunque  ella 
fuese  cosa  muy  mala:  que  eso  no  es  nada.  Yo  también  la 
querría  con  la  sequedad  a  la  mesma,  porque  no  sé  si  se 
entiende,  y  por  su  provecho  podemos  desear  eso. 

Cuando  algún  pensamiento  malo  le  viniere,  santigüese, 
o  rece  un  Pater  noster,  u  dése  un  golpe  en  los  pechos,  y 
procure  pensar  en  otra  cosa;  y  antes  será  mérito,  pues 
resiste. 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  1'33 


3.  A  Isabel  de  San  Pablo  quisiera  responder,  y  no 
iiay  lugar;  déle  mis  encomiendas,  que  ya  sabe  ha  de  ser 
vuestra  caridad  la  más  querida.  D.  Francisco  está  como 
un  ángel,  y  bueno.  Ayer  comulgó,  y  sus  criados.  Mañana 
vamos  a  Valladolid:  desde  allá  le  escribirá,  que  ahora  no 
le  he  dicho  deste  mensagero.  Dios  os  me  guarde,  mi  hija, 
y  haga  tan  santa  como  yo  lo  suplico.  Amén.  A  todos  me 
encomiendo.  Es  hoy  día  de  San  Alberto. 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  BAUTISTA,  PRIORA  DE  VALLADOLID 
Y  SOBRINA  DE  LA  SANTA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  ella,  hija  mía. 
Mañana  se  va  el  correo,  y  no  la  pensaba  escribir,  porque 
no  había  cosa  buena  que  le  decir,  que  ya  el  que  estaba  en 
la  casa  tiene  por  bien  que  nos  vamos  pasado  mañana 
que  es  día  de  San  Felipe,  y  Santiago;  por  donde  en- 
tiendo, que  ya  va  el  Señor  queriendo  aplacar  en  los  tra- 
bajos. 

2.  Ésta  envíe  a  la  madre  priora  de  Medina  luego  en 
pudiendo,  que  estará  con  cuidado  de  una  que  le  escribí,  y 
estuve  bien  corta  en  encarecer  trabajos.  Sepa  que  des- 
pués de  la  fundación  de  San  José,  ha  sido  todo  nada  en 
comparación  de  los  que  aquí  he  pasado. 

De  que  lo  sepan,  verán  que  tengo  razón,  que  es  miseri- 
cordia de  Dios  si  salimos  con  bien  dellos:  y  ya  se  puede 
decir  que  sí.  Bendito  sea  el  Señor,  que  de  todo  saca  bien: 
y  yo  de  ver  tanto  junto  he  estado  en  un  contento  estraño. 
Y  a  no  estar  aquí  mi  hermano,  cosa  de  la  vida  se  pudiera 
hacer. 


1ÍÍ4  OBKAS   DE   SANTA   TERESA  DE   JESÚS 


3.  Él  ha  padecido  harto,  y  con  ánimo  en  gastar,  y  lle- 
varlo todo,  que  nos  hace  alabar  a  Dios.  Bien  con  razón 
le  quieren  estas  hermanas,  que  ninguna  ayuda  han  tenido, 
sino  darnos  más  trabajo.  Ahora  está  retraído  por  nos- 
otras: y  fué  gran  ventura  no  le  llevar  a  la  cárcel,  que  es 
aquí  como  un  infierno,  y  todo  sin  ninguna  justicia,  que 
nos  piden  lo  que  no  debemos,  y  a  él  por  fiador. 

Acabarse  ha  esto  en  yendo  a  la  corte,  que  es  una  cosa 
sin  camino,  y  él  ha  gustado  de  pasar  algo  por  Dios.  En  el 
Carmen  está  con  nuestro  padre;  que  lo  que  llueve  sobre 
él  de  trabajos,  es  como  granizo.  En  fin,  que  harto  tengo 
yo  que  deshacerle  los  nuestros,  que  éstos  son  los  que  más 
le  han  atormentado,  y  con  razón. 

4.  Porque  entiendan  algo.  Ya  saben  las  cosas,  que  las 
escribí  nos  había  levantado  aquella  que  se  fué:  pues  no 
son  nada,  para  lo  que  nos  fué  a  avisar.  Ya  lo  entenderán. 
De  mí  le  digo,  que  me  hizo  Dios  una  merced,  que  estaba 
como  en  un  deleite.  Con  representárseme  el  gran  daño, 
que  a  todas  estas  casas  podía  venir,  no  bastaba,  que  es- 
cedía el  contento.  Gran  cosa  es  la  seguridad  de  la  con- 
ciencia, y  estar  libre. 

5.  La  otra  se  entró  en  otro  monasterio.  Ayer  me  certi- 
ficaron, que  está  fuera  de  juicio,  y  no  de  otra  cosa,  sino 
de  que  se  fué  de  acá.  Mire  qué  grandes  son  los  de  Dios, 
que  responde  por  la  verdad;  y  ahora  se  entenderá  ser 
todo  desatino.  Y  tales  eran  lo  que  decía  por  ahí:  que  atá- 
bamos las  monjas  de  pies,  y  manos,  y  las  azotábamos;  y 
pluguiera  a  Dios  fuera  todo  como  esto.  Sobre  este  nego- 
cio tan  grave,  otras  mi!  cosas,  que  ya  veía  yo  claro  que 
quería  el  Señor  apretarnos,  para  acabarlo  todo  bien,  y 
ansí  lo  quiso. 

Por  eso  no  tengan  pena  ninguna;  antes  espero  en  el 
Señor  nos  podremos  ir  presto  pasadas  a  la  casa:  porque 
los  Franciscos  no  han  venido  más,  y  que  vengan  tomada 
la  posesión,  es  todo  nada. 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  1^5 


6.  Grandes  almas  son  las  que  aquí  están:  y  esta  prio- 
ra tiene  un  ánimo,  que  me  ha  espantado,  harto  más  que 
yo.  Paréceme  que  como  me  tienen  aquí,  ha  sido  ayuda; 
que  a  mí  vienen  los  golpes.  Tiene  harto  buen  entendi- 
miento. Yo  le  digo,  que  estremada  para  el  Andalucía,  a  mi 
parecer.  ¿Y  cómo  si  ha  sido  menester  traerlas  escogidas? 

Buena  estoy,  aunque  no  lo  he  estado  mucho:  este  ja- 
rabe me  da  la  vida.  Nuestro  padre  anda  achacoso;  mas  no 
con  la  calentura.  No  sabe  désta.  Encomiéndelo  a  Dios,  y 
que  nos  saque  bien  de  todos  estos  negocios.  Sí  creo  hará. 
¡O,  qué  año  he  pasado  aquí! 

7.  Vengamos  a  sus  consejos.  Cuanto  a  lo  primero  de 
dones,  todos  los  que  tienen  vasallos  de  Indias  se  lo  lla- 
man allá.  Mas  en  viniendo,  rogué  yo  a  su  padre  no  se  lo 
llamasen,  y  le  di  razones.  Ansí  se  hizo,  que  ya  estaban 
quietos,  y  llanos.  Cuando  vino  Juan  de  Ovalle,  y  mi  her- 
mana, no  me  bastó  razón  (no  sé  si  era  por  soldar  el  de  su 
hijo),  y  como  mi  hermano  no  estaba  aquí,  ni  estuve  tantos 
días,  ni  yo  con  ellos,  cuando  vino  dijéronle  tanto,  que  no 
aprovechó  nada.  Y  es  verdad,  que  ya  en  Ávila  no  hay 
otra  cosa,  que  es  vergüenza. 

Y  cierto  a  mí  me  dan  en  los  ojos,  por  lo  que  a  él  le  toca; 
que  de  mí  nunca  creo  se  me  acordó,  ni  deseo  se  le  dé 
nada:  que  para  otras  cosas  que  dicen  de  mí,  no  lo  es.  Yo 
lo  tornaré  a  decir  a  su  padre,  por  amor  della;  más  creo  no 
ha  de  haber  remedio  con  sus  tíos,  y  como  ya  e^tán  tan 
hechos  a  ello.  Harto  me  mortifico  cada  vez  que  se  lo  oigo. 

8.  A  lo  de  escribir  Teresa  a  Padilla,  no  creo  sino  es 
a  la  priora  de  Medina,  y  a  ella,  por  darlas  contento,  que 
ha  escrito  a  nadie.  A  él  creo  una  vez  dos,  o  tres  palabras. 
Hale  dado  que  estoy  lisiada  por  ella,  y  por  mi  hermano, 
y  no  hay  sacárselo  de  la  cabeza:  y  sí  había  de  estar,  si 
fuera  otra,  según  son.  Mas  mire  que  tanto,  que  con  cuanto 
le  debo  me  he  holgado  de  que  es  retirado,  porque  no 
venga  acá  mucho. 


l;^(i         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


Y  es  verdad  que  embaraza  él  algo.  Que  aunque  esté,  en 
viniendo  nuestro  padre,  o  alguien,  le  digo  que  se  vaya,  y 
es  como  un  ángel.  No  porque  le  dejo  de  querer  mucho, 
que  sí  quiero;  mas  querríame  ver  sola  de  todo  esto.  Es 
ansí,  piensen  lo  que  pensaren,  que  poco  va  en  ello. 

9.  Lo  que  dijo  Padilla  que  era  visitador,  debía  ser 
burlando.  Ya  le  tengo  conocido.  Con  todo  eso  ayuda  mu- 
cho, y  le  dftbemos  mucho.  No  hay  nadie  sin  falta.  ¿Qué 
quiere?  Holgádome  he,  que  esté  contenta  la  señora  doña 
María  con  esa  licencia,  mucho.  Dígala  gran  cosa  de  mi 
parte,  que  por  ser  muy  tarde  no  la  escribo.  Y  que  aunque 
me  pesa  que  esté  sin  la  señora  duquesa,  veo  que  quiere 
el  Señor,  que  con  sólo  él  tenga  compañía  y  se  consuele. 

10.  De  Ávila  no  sé  más  de  lo  que  ella  me  escribe. 
Dios  sea  con  ella.  A  Casilda,  y  a  todas  me  encomiendo,  y 
a  mi  padre  fray  Domingo  muy  mucho.  Harto  qaisiera  de- 
jara la  idea  de  Ávila,  para  cuando  yo  estuviera  ahí;  mas 
pues  él  quiere  que  sea  todo  cruz,  sea.  No  me  deje  de  es- 
cribir. Esa  monja  que  dice  tan  buena,  no  la  despida.  ¡O;  si 
quisiera  venir  acá!  Que  querría  traer  algunas  de  allá,  si 
pudiese.  Miren  que  a  mi  parecer  no  hay  de  que  tener  pena 
ahora,  que  creo  ha  de  hacerse  todo  bien. 

11.  No  olvide  de  enviar  esta  carta  a  la  madre  priora 
de  Medina,  y  que  ella  la  envíe  a  la  de  Salamanca,  y  sea 
para  todas  tres.  Dios  me  la  haga  santa.  Yo  confieso,  que 
esta  gente  desta  tierra  no  es  para  mí,  y  que  rae  deseo  ya 
ver  en  la  de  Promisión,  si  Dios  es  servido.  Aunque  si  en- 
tendiese lo  era  más  aquí,  sé  que  me  estaría  de  gana.  El 
Señor  lo  remedie.  Es  hoy  Dominica  in  albis. 

De  vuestra  reverencia, 
Teresa  DE  Jesús. 

A  mi  María  de  la  Cruz,  y  a  la  priora  me  encomiende. 
A  mí  María  de  la  Cruz  lea  vuestra  reverencia  ésta,  todas 
nos  endUmienden  a  Dios. 


CARTAS   DK   LA   SANTA  1:}', 


CARTA 

A  LA  MADRE  PRIORA,  Y  RELIGIOSAS  DE  LA  CONCEPCIÓN 
DE  VALLADOLID 

JESÚS,    MARÍA,    JOSÉ 

1 .  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reveren- 
cia, madre  mía;  y  con  todas  esas  mis  queridas  hermanas. 
Quiéreles  traer  a  la  memoria,  que  desde  que  se  hizo  esa 
casa,  nunca  las  he  pedido,  que  reciban  monja  de  balde, 
que  me  acuerde  ni  cosa  que  sea  de  mucho  tomo.  Lo  que 
no  ha  sido  en  otras:  porque  en  algunas  se  han  tomado;  y 
con  ser  de  balde,  no  por  eso  están  peor,  sino  las  mejor 
libradas. 

Ahora  las  quiero  pedir  una  cosa,  que  están  obligadas 
a  hacer  por  el  bien  de  la  Orden,  y  otras  algunas  causas: 
y  con  ser  para  su  provecho,  lo  quiero  yo  tomar  a  mi 
cuenta,  y  ellas  la  hagan  de  que  me  lo  dan  a  mí:  porque 
estoy  con  mucho  cuidado  de  que  no  se  pierda  por  falta 
de  dineros,  lo  que  para  el  servicio  de  Dios  tanto  importa, 
y  para  nuestro  descanso. 

2.  Por  esas  cartas  de  Roma,  que  son  de  un  padre 
Descalzo  que  ha  llegado  allá,  prior  del  Calvario,  verán  la 
priesa  que  da  por  doscientos  ducados.  Entre  los  Descal- 
zos, como  no  hay  una  cabeza,  no  pueden  hacer  nada.  Para 
fray  Juan  de  Jesús,  y  el  prior  de  Pastrana,  que  también 
son  idos  allá,  aunque  no  sé  si  han  llegado,  pudieron  tan 
poco,  que  sin  lo  que  yo  les  di,  llevaron  de  Veas  ciento  y 
cincuenta  ducados.  Harto  merced  es  de  nuestro  Señor, 
que  en  algunas  de  nuestras  casas  se  pueda  remediar  esta 
necesidad:  pues  en  fin  es  una  vez  en  la  vida. 

De  Madrid  me  escribe  el  padre  Nicolao,  que  ha  hallado 
una  persona,  que  por  hacerle  gran  honra,  tomará  estos 


i;}S         OBRAS  DK  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


doscientos  ducados  de  los  del  dote  de  la  hermana  María 
de  San  José,  con  que  desa  casa  se  envíe  carta  de  pago;  y 
que  aunque  en  cobrarlos,  se  contenta  con  esto. 

Yo  lo  he  tenido  a  gran  dicha,  y  ansí  les  pido  por  cari- 
dad, que  en  llegando  ésta,  llamen  a  un  escribano,  y  dé  fe 
de  cómo  está  profesa,  de  manera  que  sea  muy  válida: 
porque  sin  esto  no  se  puede  hacer  nada,  y  me  la  envíen 
luego  con  la  carta  de  pago.  No  ha  de  venir  junto,  sino 
cada  cosa  de  por  sí.  Ya  ven  lo  que  importa  la  bre- 
vedad. 

3.  Si  les  parece  que  es  mucho;  y  que  ¿por  qué  no  dan 
todas  las  casas?  Les  digo,  que  cada  una  hace  como  la  po- 
sibilidad tiene.  La  que  no  puede  dar  nada,  como  ésta,  no 
da  nada.  Por  eso  traemos  todas  un  hábito,  porque  nos 
ayudemos  unas  a  otras;  pues  lo  que  es  de  uno,  es  de 
todos:  y  harto  da,  el  que  da  todo  cuanto  puede.  Cuanto 
más  que  son  tantos  los  gastos,  que  se  quedarían  espan- 
tadas. 

La  hermana  Catalina  de  jesús  lo  puede  decir:  y  si  no  lo 
proveen  las  casas,  yo  no  lo  puedo  ganar,  que  estoy 
manca:  y  harto  más  siento  andarlo  a  allegar,  y  a  pedir: 
cierto  que  me  es  un  tormento  que  sólo  por  Dios  se  puede 
sufrir. 

4.  Sin  esto  he  de  allegar  doscientos  ducados,  que 
tengo  prometidos  a  Moníoya  el  canónigo,  que  nos  ha 
dado  la  vida.  Y  plegué  a  Dios  que  baste,  y  que  se  acabe 
con  esto;  que  harta  misericordia  es,  que  sean  los  dineros 
parte,  para  tanta  quietud.  Esto  que  he  dicho  es  cosa  for- 
zosa. Lo  que  ahora  diré,  es  a  su  voluntad,  y  lo  que  me  pa- 
rece es  razón,  y  será  agradable  a  Dios  y  al  mundo. 

5.  Ya  sabe,  que  la  hermana  María  de  San  José  recibie- 
ron ahí,  por  su  hermano  padre  Gracián,  de  balde.  Su  ma- 
dre, como  tiene  harta  necesidad,  detuvo  su  entrada  ahí, 

•  hasta  negociar  esos  cuatrocientos  ducados,  según  he  sa- 
bido; que  pensó,  que  la  caridad  que  habían  hecho  al  pa- 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  1^9 


dre  Gracián,  fuera  adelante,  y  remediarse  ella  con  eso, 
que  como  digo,  tiene  bien  en  qué  lo  emplear.  Ahora  no  me 
espanto  haya  sentido  la  falta:  y  es  tan  buena,  cue  con 
todo  no  acaba  de  agradecer  la  caridad,  que  se  le  ha  hecho. 
Los  cien  ducados,  ya  sabe  vuestra  reverencia  por  la 
carta  que  le  envié  del  padre  maestro  Gracián,  que  dice  se 
descuente  de  lo  que  gastó  su  madre  con  ella:  por  donde 
la  carta  de  pago  ha  de  venir  de  trescientos  ducados.  De 
la  legítima  hagan  poco  caso:  porque  todo  lo  que  tienen 
son  partidos  del  rey,  y  no  renta:  y  en  muriendo  el  secre- 
tario, quedan  sin  nada.  Y  cuando  algo  quedase,  son  tan- 
tos los  hermanos,  que  no  hay  que  hacer  caso  dello,  y  ansí 
me  lo  escribió  ella  después:  no  sé  si  guardé  la  carta;  si  la 
hallare,  enviaréla.  En  fin,  la  carta  de  pago  por  lo  menos 
ha  de  ir  de  los  trescientos  ducados. 

6.  Lo  que  digo  yo  se  hiciera  bien,  si  fuese  de  todos 
cuatrocientos,  que  no  por  eso  dejará  de  enviar  los  otros 
ciento,  cuando  se  cobren.  Y  si  no  los  enviare,  bien  mere- 
cidos los  tiene  en  los  tragos  que  ha  pasado  por  su  hijo, 
éstos  y  otros,  que  han  sido  terribles,  desde  que  anda  en 
estas  visitas  (dejado  lo  que  se  debe  a  Huestro  padre  Gra- 
cián), que  de  cuantas  se  han  tomado  en  esta  Orden  de 
balde,  mucha  más  razón  es,  que  se  haga  algo  por  él. 

7.  Con  la  que  está  en  Toledo,  ni  cama,  ni  ajuar,  ni 
hábito,  ni  otra  cosa  ninguna  pidieron  las  monjas,  ni  se  lo 
dio.  Y  harto  de  buena  gana  tomarán  la  otra  hermana  (si 
quisiera  entrar)  desta  suerte:  porque  les  ha  dado  Dios 
tales  condiciones,  y  talentos,  que  la  querrían  más  que  a 
otra  con  dote.  En  estos  cien  ducados  ya  digo  que  hagan 
lo  que  les  pareciere;  en  lo  demás  no  se  puede  hacer  otra 
cosa:  porque  la  necesidad  es  mucha. 

8.  Lo  que  se  ha  de  hacer,  acabados  los  negocios,  es 
que  se  mirará  lo  que  cabe  a  cada  casa,  y  se  tornará  a  las 
que  hubieren  dado  más  su  dinero:  y  ansí  hará  a  ésa.  So- 
corrámonos  ahora  como  pudiéremos. 


140         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

9.  A  la  madre  priora  pido  que  no  se  pierda  por  ella  lo 
que  esas  hermanas  quisieren  hacer:  que  estoy  confiada, 
que  no  son  ellas  menos  hijas  de  la  Orden,  que  las  demás, 
que  hacen  lo  que  pueden.  Dios  las  haga  tan  santas,  como 
yo  se  lo  suplico.  Amén. 

10.  En  todo  caso  lea  ésta  la  hermana  Catalina  de  Je- 
sús a  todas,  porque  me  pesará  mucho  si  se  come  nada 
della:  y  esotras  cartas  de  Roma,  que  van  aquí. 

Su  sierva, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A  LA  MADRE  PRIORA  DE  LAS  CARMELITAS  DESCALZAS 
DE   MALAGÓN 

JESÚS 

1,  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia, hija  mía.  Bendito  sea  Dios,  que  han  llegado  acá 
cartas  suyas,  que  no  las  deseaba  poco;  y  en  esto  veo,  que 
la  quiero  más  que  a  otras  muy  parientas,  y  siempre  me 
parece  me  escribe  corto.  Heme  consolado  mucho  que 
tenga  salud:  désela  el  Señor,  como  yo  le  suplico.  Harta 
pena  me  da  tener  ese  tormento  siempre,  para  ayuda  de 
los  que  trae  el  oficio  consigo,  porque  me  parece  es  tan 
ordinaria  ahora  esa  enfermedad,  que  ha  menester  mucho 
remedio.  El  Señor  dé  el  que  conviene. 

2.  ¡O  madre  mía,  cómo  la  he  deseado  conmigo  estos 
días!  Sepa,  que  a  mi  parecer,  han  sido  los  mejores  de  mi 
vida  sin  encarecimiento.  Ha  estado  aquí  más  de  veinte 
días  el  padre  maestro  Gracián.  Yo  le  digo,  que  con  cuan- 
to le  trato,  no  he  entendido  el  valor  deste  hombre.  Él  es 
cabal  en  mis  ojos,  y  para  nosotras,  mejor  que  lo  supiera- 


CAKTAS  DE   LA   SANTA  141 


mos  pedir  a  Dios.  Lo  que  ahora  ha  de  hacer  vuestra  re- 
verencia y  todas,  es  pedir  a  Su  Majestad  que  nos  le  dé 
por  perlado.  Con  esto  puede  descansar  del  gobierno 
destas  casas;  que  perfeción  con  tanta  suavidad  yo  no  la 
he  visto,  Dios  la  tenga  de  su  mano,  y  le  guarde,  que  por 
ninguna  cosa  quisiera  dejar  de  haberle  visto,  y  tratado 
tanto. 

Ha  estado  esperando  a  Mariano,  que  nos  holgábamos 
harto  tardase.  Julián  de  Avila  está  perdido  por  él,  y 
todos.  Predica  admirablemente.  Yo  bien  creo  está  muy 
mejorado  de  cuando  ella  le  vio;  que  los  grandes  trabajos 
le  habrán  aprovechado  mucho.  Ha  rodeado  el  Señor  las 
cosas  de  suerte,  que  yo  me  parto  el  lunes  que  viene  con 
el  favor  de  Dios  a  Sevilla.  Al  padre  fray  Diego  escribo 
más  particularmente  el  cómo. 

3.  El  fin  es,  que  está  esta  casa  en  Andalucía:  y  como 
el  padre  maestro  Gracián  es  provincial  della,  heme  halla- 
do su  subdita  sin  entenderlo,  y  como  tal  me  ha  podido 
mandar.  Ayudó,  que  ya  estábamos  para  ir  a  Caravaca, 
que  había  dado  el  Consejo  de  Órdenes  licencia,  y  viene 
de  suerte,  que  no  valió  nada,  y  ansí  se  ha  determinado  se 
haga  luego  lo  de  Sevilla.  Harto  me  consolara  llevarla 
conmigo;  mas  veo  es  perderse  esa  casa  dejarla  ahora,  con 
otros  inconvenientes. 

4.  Pienso  que  antes  que  torne  por  acá  el  padre  maes- 
tro, la  verá;  que  lo  ha  enviado  a  llamar  el  Nuncio,  y 
cuando  ésta  llegue  estará  en  Madrid.  Yo  estoy  con  harta 
más  salud  que  suelo,  y  lo  he  estado  por  acá.  jCuán  mejor 
verano  tuviera  con  vuestra  reverencia  que  en  el  fuego  de 
Sevilla!  Encomiéndenos  al  Señor,  y  dígalo  a  todas  las 
hermanas,  y  déles  mis  encomiendas. 

5.  Desde  Sevilla  habrá  má«  mensageros,  y  nos  escri- 
biremos más  a  menudo;  y  ansí  no  más  de  que  al  padre 
retor,  y  al  licenciado  de  mis  encomiendas  mucho,  y  les 
diga  lo  que.  pasa,  y  que  me  encomienden  a  Dios.  A  todas 


142         OBUAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

las  hermanas  me  encomiendo.  Él  la  haga  santa.  Es  hoy 
día  de  la  Ascensión.  San  Gerónimo  se  le  encomienda.  Va 
a  Sevilla,  con  otras  cinco  de  harto  buenos  talentos,  y  la 
que  va  para  priora  harto  para  ello. 

De  vuestra  reverencia  sierva, 
Teresa  de  Jesús. 

6.  No  sé  para  qué  se  da  tanta  priesa  para  que  haga 
profesión  Juana  Bautista.  Déjela  un  poco  más,  que  harto 
moza  es.  Y  si  le  parece  otra  cosa,  y  está  contenta  della, 
hágalo;  mas  no  me  parecía  mal  que  la  probase  más,  que 
me  pareció  enferma. 


CARTA 

A  LA  MADRE  PRIORA  Y  RELIGIOSAS  DEL  CONVENTO  DE  SAN  JOSÉ 
DEL  SALVADOR,  DE  VE.'VS 

JESÚS,  MARÍA,  JOSÉ 

1.  Abrasen  las  almas  de  mis  amadas  hijas  del  con- 
vento de  Veas.  Después  que  salí,  no  he  tenido  un  punto 
de  descanso.  Sea  mi  Dios  alabado.  Por  cumplir  con  lo 
que  vuestra  reverencia,  mi  madre  priora,  me  mandó,  y 
por  consuelo  de  esas  mis  hijas,  digo:  que  algo  después 
que  llegué  a  casa  de  la  señora  doña  María  Fajardo;  me 
dio  tan  gran  dolor  por  todo  el  cuerpo,  que  parecía  que 
se  me  arrancaba  el  alma.  Mas  con  todo  esto  me  con- 
solé mucho  con  ver  a  mi  lado  al  glorioso  San  José, 
que  me  consoló,  y  me  dio  ánimo  para  ir  a  cumplir  la  obe- 
diencia. 

2.  Hijas,  mañana  me  partiré  sin  falta  ninguna,  aun- 
que sé  que  el  demonio  lo  siente  mucho  que  vaya  a  donde 


CAETAS  DE  LA   SANTA  143 


voy;  porque  le  quitaré  la  presa  de  dos  almas;  que  las  tiene 
asidas,  y  han  de  ser  de  servicio  de  la  Iglesia. 

3.  Por  tanto,  mis  hijas,  acudan  a  Dios  con  sus  oracio- 
nes, que  me  ayuden  en  esta  ocasión;  y  procure  mi  madre 
priora,  que  dé  el  hábito  para  el  jueves  que  viene  a  la  hija 
del  doctor;  que  lo  que  falta  de  dote,  lo  suple  su  virtud.  Y 
le  encomiendo  esas  enfermas.  Regálelas  mucho;  y  crea, 
mi  madre,  que  el  día  que  le  faltaren  enfermas,  le  faltará 
todo. 

A  las  hermanas,  que  comulguen  por  mí  todo  este  mes, 
que  soy  mala;  y  mire  que  fas  engaño,  no  me  crean.  Mi 
compañera  va  enferma  de  los  ojos,  que  lo  siento  mucho. 
Ahí  las  envío  ese  regalo  de  frutas,  para  que  se  alegren  el 
jueves  con  la  nueva  hermana.  Llámase  María  de  San  José. 
Dios  las  haga  tan  santas  como  deseo.  De  casa  de  doña 
María  Fajardo.  Hoy  lunes,  6  de  Agosto. 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A    LAS   RELIGIOSAS    CARMELITAS   DESCALZAS    DEL    CONVENTO 
DE   SAN   JOSÉ   DE   SEVILLA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestras  cari- 
dades, hermanas,  y  hijas  mías.  Sepan  que  nunca  tanto  las 
amé,  como  ahora:  ni  ellas  jamás  han  tenido  tanto  en  qué 
servir  a  nuestro  Señor,  como  ahora,  que  hace  tan  gran 
merced,  que  puedan  gustar  algo  de  su  cruz,  con  algún  des- 
amparo del  mucho  queSuMajestad  tuvo  en  ella(Matth.27, 
V.  46;  Marc.  15,  v.  34).  Dichoso  el  día  en  que  entraron  en 
ese  lugar,  pues  les  estaba  aparejado  tan  venturoso  tiem- 
po. Harta  envidia  las  tengo. 


144         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

Y  es  verdad,  que  cuando  supe  todas  esas  mudanzas 
(que  bien  encarecidamente  se  me  significó  todo,  y  que  les 
querían  echar  desa  casa,  con  otras  algunas  particularida- 
des), que  en  lugar  de  darme  pena,  me  dio  un  gozo  interior 
grandísimo,  de  ver,  que  sin  haber  pasado  la  mar,  ha  que- 
rido nuestro  Señor  descubrirles  unas  minas  de  tesoros 
eternos,  con  que  espero  en  Su  Majestad,  han  de  quedar 
muy  ricas,  y  repartir  con  los  que  por  acá  estamos;  porque 
estoy  muy  confiada  en  su  misericordia,  que  las  ha  de  fa- 
vorecer a  que  todo  lo  lleven  sin  ofenderle  en  nada:  que 
de  sentirlo  mucho  no  se  aflijan,  que  querrá  el  Señdr  dar- 
les a  entender,  que  no  son  para  tanto  como  pensaban, 
cuando  estaban  tan  deseosas  de  padecer. 

2.  Ánimo,  ánimo,  hijas  mías.  Acuérdense,  que  no  da 
Dios  a  ninguno  mástrabaj,os  de  los  que  puede  sufrir:  Fide- 
lis  aiiteni  est  Deas,  qui  non  pafietur  vos  fentari  supra 
id  quod  potestis  (1.  Cor.  10,  v.  13);  y  que  está  Su  Ma- 
jestad con  los  atribulados:  Cum  ipso  sum  in  tribula- 
tione  (Sal,  90,  v.  15).  Pues  esto  es  cierto,  no  hay  que 
temer,  sino  esperar  en  su  misericordia,  que  ha  de  descu- 
brir la  verdad  de  todo:  y  que  se  han  de  entender  algunas 
marañas,  que  el  demonio  ha  tenido  encubiertas,  para  re- 
volver: de  que  yo  he  tenido  más  pena,  que  tengo  ahora  de 
lo  que  pasan. 

3.  Oración,  oración,  hermanas  mías:  y  resplandezca 
ahora  la  humildad,  y  obediencia,  en  que  no  habrá  nin- 
guna que  más  la  tenga  a  la  vicaría  que  han  puesto,  que 
vuestras  caridades,  en  especial  la  madre  priora  pasada. 
¡O,  qué  buen  tiempo,  para  que  se  coja  fruto  de  las  deter- 
minaciones que  han  tenido  de  servir  a  nuestro  Señor!  Mi- 
ren que  muchas  veces  quiere  probar,  si  conforman  las 
obras  con  ellas,  y  con  las  palabras  (Matth.  8,  v.  26; 
Marc.  4,  v.  39;  Luc.  8,  v.  24). 

Saquen  con  honra  a  los  hijos  de  la  Virgen,  y  herma- 
nos suyos  en  esta  gran  persecución,  que  si  se  ayudan,  el 


CARTAS   DE   LA    SANTA  140 


buen  Jesús  las  ayudará:  que  aunque  duerme  en  la  mar, 
cuando  crece  la  tormenta,  hace  parar  los  vientos.  Quiere 
que  pidamos:  y  quiérenos  tanto,  que  siempre  busca  en 
qué  nos  aprovechar.  Bendito  sea  su  nombre  para  siempre. 
Amén.  Amén.  Amén. 

4.  En  todas  estas  casas  las  encomiendan  mucho  a 
Dios:  y  ansí  espero  en  su  bondad,  que  lo  ha  de  remediar 
presto  todo.  Por  eso  procuren  estar  alegres,  y  considerar, 
que  bien  mirado,  todo  es  poco  lo  que  se  padece  por  tan 
buen  Dios,  y  por  quien  tanto  pasó  por  nosotras,  que  aun 
no  han  llegado  a  verter  sangre  por  él.  Entre  sus  herma- 
nas están,  y  no  en  Argel. 

Dejen  hacer  a  su  Esposo,  y  verán  cómo  antes  de  mu- 
cho se  traga  el  mar  a  los  que  nos  hacen  la  guerra,  como 
hizo  al  rey  Faraón  (Exod.  14,  v.  28),  y  dejará  libre  su 
pueblo,  y  a  todos  con  deseo  de  volver  a  padecer,  según 
se  hallarán  con  ganancia  de  lo  pasado. 

5.  Su  carta  recibí,  y  quisiera  no  hubieran  quemado  lo 
que  tenían  escrito;  porque  hubiera  hecho  al  caso.  Las 
mías  que  se  dieron,  se  pudiera  escusar,  según  dicen  los 
letrados  de  por  acá;  mas  poco  va  en  ello.  Pluguiera  a  la 
divina  Majestad,  que  todas  las  culpas  cargaran  sobre  mí, 
aunque  las  penas  de  los  que  han  padecido  sin  culpa,  harto 
han  cargado. 

6.  Lo  que  me  ha  dado  mucha,  fué  venir  en  el  pro- 
ceso de  la  información,  que  ahí  hizo  el  padre  provincial 
algunas  cosas,  que  sé  yo  que  son  grande  falsedad,  por- 
que estaba  yo  entonces  ahí.  Por  amor  de  nuestro  Señor 
se  miren  m.ucho,  si  por  miedo,  o  turbación  alguna  lo 
dijo;  porque  cuando  no  hay  ofensa  de  Dios,  todo  no  es 
nada;  mas  mentiras,  y  en  perjuicio,  mucho  me  ha  lasti- 
mado. 

Aunque  no  acabo  de  creerlo,  porque  saben  todos  la 
limpieza,  y  virtud  con  que  el  padre  maestro  Gracián  trata 
con  nosotras,  y  lo  mucho  que  nos  ha  aprovechado,  y  ayu- 

TOMO  IV  1*^ 


14fi         pBBAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

dado  a  ir  adelante  en  el  servicio  de  nuestro  Señor.  Y  pues 
esto  es,  aunque  las  cosas  sean  de  poco  tomo,  es  gran 
culpa  levantarlas.  Adviértanselo  por  caridad  a  esas  her- 
manas: y  quédense  coala  Santísima  Trinidad,  que  sea  en 
su  guarda.  Amén. 

7.  Todas  estas  hermanas  se  les  encomiendan  mucho. 
Están  esperando  como  cuando  se  acaben  estos  nublados 
lo  ha  de  saber  relatar  todo  la  hermana  san  Francisco.  A  la 
buena  Gabriela  me  encomiendo,  y  pido  esté  muy  conten- 
ta, y  que  traiga  muy  presente  la  aflicción  que  habrá  tenido 
en  ver  tratar  ansí  a  la  madre  San  José.  A  la  hermana  san 
Gerónimo  he  lástima,  si  sus  deseos  son  verdaderos;  y  si  no, 
habríasela  más  que  a  todas.  Es  mañana  víspera  de  nues- 
tra Señora  de  la  Candelaria. 

8.  Al  señor  García  Álvarez  quisiera  harto  más  hablar, 
que  escribir;  y  porque  no  puedo  decir  lo  que  querría  por 
letra,  no  escribo  a  su  merced.  A  las  demás  hermanas,  que 
osaren  decir  désta,  mis  encomiendas. 

Indigna  sierva  de  vuestras  caridades, 

Tekesa  de  Jesús. 


CARTA 

A   LAS    religiosas    CARMELITAS    DESCALZAS   DEL  CONVENTO 
DE  SAN  JOSÉ  DE  SEVILLA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestras  cari- 
dades, hermanas  y  hijas  m.ías.  Con  sus  renglones  me  con- 
solé mucho,  y  quisiera  harto  responder  a  cada  una  por  sí 
largo;  mas  el  tiempo  me  falta,  porque  las  ocupaciones  me 
embarazan,  y  ansí  perdonarán,  y  recibirán  mi  voluntad. 
Harto  me  consolara  de  conocer  a  las  que  han  profesado, 


CARTAS    DE   LA    SANTA  147 


y  entrado  ahora.  Sea  mucho  en  horabuena  el  estar  despo- 
sadas con  tan  gran  Rey.  Plegué  a  Su  Majestad  las  haga 
tales  como  yo  deseo,  y  le  suplico,  para  que  en  aquella 
eternidad  que  no  tiene  fin,  se  gocen  con  él. 

2.  A  la  hermana  Gerónima,  que  se  firmó  del  Muladar, 
digo,  que  plegué  a  Dios  no  sea  en  sólo  la  palabra  esa  hu- 
mildad. Y  a  la  hermana  Gabriela,  que  recibí  el  San  Pa- 
blo, que  era  muy  lindo;  y  como  se  parecía  a  ella  en  lo  chi-. 
quito,  me  cayó  en  gusto.  Espero  en  Dios  la  ha  de  hacer 
grande  en  su  acatamiento.  A  la  verdad  a  todas  parece 
quiere  Su  Majestad  mejorarlas  de  las  de  por  acá,  pues  las 
ha  dado  tan  grandes  trabajos,  si  no  lo  pierden  por  su 
culpa.  Sea  por  todo  alabado,  que  tan  bien  han  acertado 
en  su  elección.  Harto  consuelo  ha  sido  para  mí. 

3.  Hallamos  por  acá  por  esperiencia,  que  la  primera, 
que  pone  el  Señor  en  una  fundación  por  mayor,  parece 
la  ayuda,  y  da  más  amor  con  el  provecho  de  la  casa,  y 
con  las  hijas,  que  a  las  que  vienen  después:  y  ansí  acier- 
tan a  aprovechar  las  almas.  De  mi  parecer,  mientras  no 
hubiere  cosa  muy  notable  en  la  perlada  que  comienza,  de 
mala,  no  la  habían  de  mudar  en  estas  cosas;  porque  hay 
más  inconvenientes  de  lo  que  ellas  podrán  entender.  El 
Señor  les  dé  luz,  para  que  en  todo  acierten  a  hacer  su  vo- 
luntad. Amén. 

4.  A  la  hermana  Beatriz  de  la  Madre  de  Dios,  y  a  la 
hermana  Margarita  pido  yo  lo  que  antes  de  ahora  he  ro- 
gado a  todas,  que  no  traten  más  de  cosas  pasadas,  si  no 
fuere  con  nuestro  Señor,  o  con  el  confesor,  para  que 
si  en  algo  anduvieron  engañadas,  informando  no  con 
la  llaneza,  y  caridad,  que  Dios  nos  obliga,  que  se  mi- 
ren mucho  para  tornar  a  tratar  con  claridad,  y  verdad. 

Lo  que  fuere  menester  satisfación,  que  se  haga,  porque 
9i  no  andarán  desasosegadas,  y  nunca  dejará  el  demonio 
de  tentar.  Como  tengan  contento  al  Señor,  no  hay  que 
hacer  ya  caso  de  todo:  que  el  demonio  ha  andado  tal,  ra- 


148         OBRAS  DE  SAXTA  TERESA  DE  JESÚS 

biando,  y  procurando,  que  estos  santos  principios  no  fue- 
sen adelante,  que  no  liay  que  espantar,  sino  del  mucho 
daño,  que  no  ha  hecho  en  todas  partes. 

4.  Hartas  veces  permite  el  Señor,  una  caída,  para  que 
el  alma  quede  más  humilde.  Y  cuando  con  rectitud,  y  co- 
nocimiento torna,  va  después  aprovechando  en  el  servicio 
de  nuestro  Señor,  como  vemos  en  muchos  santos.  Ansí, 
que  mis  hijas,  todas  lo  son  de  la  Virgen,  y  hermanas,  pro- 
curen amarse  mucho  unas  con  otras,  y  hagan  cuenta  que 
nunca  pasó.  Con  todas  hablo. 

6.  Yo  he  tenido  más  particular  cuidado  de  encomendar 
a  Dios  a  las  que  piensan  me  tienen  enojada,  y  más  he 
estado  lastimada,  y  lo  estaré,  si  no  hacen  esto,  que  por 
amor  del  Señor  se  lo  pido. 

A  mi  querida  hermana  Juana  de  la  Cruz  he  traído  muy 
delante  de  los  ojos,  que  la  figuro  ha  andado  siempre  me- 
reciendo. Y  que  si  tomó  el  nombre  de  Cruz-,  le  ha  caído 
buena  parte;  que  me  encomiende  a  nuestro  Señor:  y  crea 
por  sus  pecados,  ni  los  míos  (que  son  hartos  mayores)  no 
diera  a  todas  la  penitencia.  A  todas  vuestras  caridades 
pido  lo  mesmo,  y  que  no  me  olviden  en  sus  oraciones, 
que  me  lo  deben  mucho  más  que  las  de  por  acá.  Hágalas 
nuestro  Señor  tan  santas,  como  yo  deseo.  Amén.  Año 

de  1580. 

De  vuestras  caridades  sierva, 

Teresa  DE  Jesús,  Carmelita. 
CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia  el  Espíritu  Santo,  hija 
mía.  La  carta  suya,  fecha  a  3  de  Noviembre,  recibí.  Yo  le 
digo  que  nunca  me  cansan,  sino  que  me  descansan  de 


CAUTAS   DE   LA    SANTA  140" 


otros  cansancios.  Cayóme  harto  en  gracia  poner  la  feclia 
por  letras.  Plegué  a  Dios  no  sea  por  no  se  humillar  a 
poner  el  guarismo. 

2.  Antes  que  se  me  olvide,  muy  buena  venia  la  del  pa- 
dre Mariano,  si  no  trajera  aquel  latín.  Dios  libre  a  todas 
mis  hijas  de  presumir  de  latinas.  Nunca  más  le  acaezca, 
ni  lo  consienta.  Harto  más  quiero  que  presuman  de  pare- 
cer simples,  que  es  muy  de  santas,  que  no  de  retóricas. 
Eso  gana  en  enviarme  sus  cartas  abiertas. 

Mas  ya  como  se  ha  confesado  con  nuestro  padre,  más 
mortificada  estará.  Dígale  que  casi  me  confesé  general- 
mente estotro  día,  con  quien  le  he  escrito,  y  no  me  dio  de 
veinte  partes  la  una,  de  cuando  me  había  de  confesar 
con  su  paternidad.  Mire  qué  negra  tentación  es  ésta. 

3.  Encomienden  a  Dios  este  mi  confesor,  que  me  tiene 
muy  consolada,  que  no  es  poco  para  mí  contentarme.  ¡O, 
qué  bien  ha  hecho  en  no  llamar  al  que  ahí  me  atormen- 
taba, para  que  en  ninguna  cosa  tuviese  contento  en  ese 
lugar!  que  el  que  tenía  con  nuestro  padre  ya  ve  con  cuán- 
tas zozobras  era:  y  vuestra  reverencia  que  me  le  diera, 
si  ella  quisiera,  porque  me  cae  en  gracia,  no  quería.  Yo 
me  huelgo  entienda  ahora  mi  voluntad.  Pues  la  otra  de 
Caravaca  Dios  la  perdone,  que  también  le  da  ahora  pena. 
Esa  fuerza  tiene  la  verdad. 

4.  Este  día  me  envió  un  hábito  de  una  jerga,  la  más  a 
mi  propósito  que  he  traído;  que  es  muy  liviana,  y  grosera. 
Harto  se  lo  agradecí,  que  estaba  el  otro  muy  roto,  para  el 
frío,  y  para  camisas:  y  todo  lo  han  hecho  ellas,  aunque 
acá  no  hay  camisas,  ni  por  pienso  en  todo  el  verano,  y 
mucho  ayuno.  Ya  me  voy  haciendo  monja:  rueguen  a  Dios 
que  dure. 

5.  La  madre  priora  de  Malagón  aun  está  más  mala  que 
suele.  Pues  algo  estoy  consolada,  que  dice,  la  llaga  no  es 
en  los  pulmones,  y  que  no  está  ética:  y  que  Ana  de  la  Ma- 
dre de  Dios,  la  monja  de  aquí,  estuvo  ansí,  y  sanó.  Dios 


.   150         OBEAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

lo  puede  hacer.  Yo  no  sé  qué  me  diga  de  tanto  trabajo, 
como  allí  ha  dado  Dios,  y  con  los  cuales  gran  necesidad: 
que  ni  tienen  trigo,  ni  dineros,  sino  el  mundo  de  deudas. 
Los  cuatrocientos  ducados,  que  las  deben  en  Sala- 
manca, y  teníanlos  para  esa  casa,  que  ya  lo  había  dicho 
nuestro  padre,  aun  plegué  a  Dios  que  basten,  para  que  se 
remedien.  Ya  he  enviado  por  parte  dellos.  Han  sido  mu- 
chos los  gastos,  que  allí  han  tenido,  y  de  muchas  mane- 
ras. Por  eso  no  querría  yo  las  prioras  de  las  casas  de 
renta  muy  francas,  ni  ninguna,  que  es  venirse  a  perder  del 
todo.  La  pobre  Beatriz  ha  cargado  sobre  ella,  que  ha  sido 
la  que  ha  andado  buena,  y  tiene  cargo  de  la  casa,  que  se 
la  encomendó  la  madre  priora,  a  falta  de  hombres  bue- 
nos, como  dicen.  Su  Majestad  me  la  guarde,  que  tengo 
mucho  que  escribir,  y  a  todas  me  las  haga  santas.  Son 
hoy  19  de  Noviembre. 

De  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

6.  Huélgomedequelleven  ahí  tan  bien  la  pobreza,  y  las 
provea  ansí  mi  Dios.  Bendito  sea  por  siempre.  Lo  del  lino, 
y  lana  junto,  más  quiero  que  traigan  lienzo,  cuando  lo  han 
menester,  que  es  abrir  puerta  para  nunca  cumplir  bien  la 
constitución;  y  con  traer  lienzo  con  necesidad,  la  cum- 
plen. Esotro  dará  casi  tanto  calor,  y  ni  se  hace  lo  uno,  ni 
lo  otro,  y  quedarse  han  con  ello. 

CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 

1.  Jesús  sea  con  vuestra  reverencia.  ¡O  mi  hija,  qué 
carta  me  envía  llena  de  buenas  nuevas,  ansí  de  su  salud, 
como  esa  monja,  que  nos  hace  tan  buena  obra,  como  será 
pagar  la  casa!  Plegué  a  Dios  no  haya  algún  desmán, 


CARTAS  DE  LA   SANTA  151 


harto  se  lo  suplico,  que  me  ciaría  grandísimo  contento 
verlas  descansadas.  Si  entrare,  sobrellévela  por  amor  de 
Dios,  que  todo  lo  merece.  Yo  quisiera  harto  tener  lugar 
para  escribirla  largo;  mas  helo  hecho  hoy  a  Ávila,  y  Ma- 
drid, y  otras  partes,  y  está  la  cabeza,  cual  la  mala  ven- 
tura. Sus  cartas  he  recibido,  las  que  dice.  Una  que  escribí 
a  mi  padre  el  prior  de  las  Cuevas,  que  la  enviaba  abierta, 
para  que  la  viese  vuestra  reverencia  se  debe  de  haber 
perdido,  que  no  me  dice  nada.  Solas  habrán  quedado,  sin 
nuestro  buen  padre. 

2.  Diga  al  señor  García  Alvarezque  ahora  ha  menes- 
ter serlo  más  que  hasta  aquí.  Holgádome  he  que  haya  en- 
trado su  parienta:  encomiéndemela  mucho,  y  a  las  de  Pa- 
terna, que  las  quisiera  harto  escribir.  Envíeles  ésta,  para 
que  se^an  que  estoy  buena,  y  que  me  holgué  con  su  carta, 
y  de  saber  van  bien  Margarita,  y  confesor. 

Que  no  se  espanten  no  estén  luego  como  nosotras,  que 
es  un  desatino:  ni  pongan  tanto  en  que  no  se  hablen,  y 
otras  cosas,  que  de  suyo  no  son  pecado:  que  gente  acos- 
tumbrada a  otra  cosa,  harálas  hacer  más  pecados,  que 
les  quita.  Es  menester  tiempo,  y  que  obre  Dios,  que  será 
desesperaflas.  Harto  se  lo  pedimos  acá. 

3.  El  sufrirlas,  que  la  baldonen,  es  malo;  salvo  si  no 
es  pudiendo  hacer  que  no  lo  entiende.  Es  menester,  que 
entiendan  las  que  gobiernan,  que  dejado  el  encerramiento, 
lo  demás  ha  de  obrar  Dios,  y  llevarlo  con  gran  suavidad. 
Él  sea  con  ella,  hija  mía,  y  me  la  guarde,  y  a  todas,  y  las 
dé  mis  encomiendas. 

4.  A  la  priora  de  Paterna  (que  en  todas  sus  cartas  no 
hace  más  caso  de  San  Gerónimo,  que  si  allí  no  estuviese, 
y  quizá  hará  más  que  ella)  que  me  diga  cómo  le  va,  y  a 
San  Gerónimo,  que  me  lo  escriba:  y  a  entrambas,  que  pon- 
gan en  Dios  su  confianza,  porque  acierten  en  todo;  y  no 
piensen  que  han  de  hacer  nada  por  sí. 

5.  Yo  estoy  buena;  la  madre  priora  de  Malagón,  como 


•     1 52  OBRAS   DE   SANTA   TERESA   DE   JEStJS 

suele;  Dígame  si  llevaba  nuestro  padre  dinero  para  el  ca- 
mino, que  he  entendido  que  no.  Envíele  esa  carta  mía  a 
recaudo,  y  con  brevedad  por  caridad;  mas  sea  con  per- 
sona cierta.  Harto  me  pesa  que  se  vaya  el  fiscal  de  ahí. 
Paréceme  quiere  Dios  que  él  solo  se  vea  que  lo  hace.  Al 
prior  del  Carmen  dé  vuestra  reverencia  mis  encomiendas, 
y  a  mi  buen  fray  Gregorio  que  me  escriba.  Son  hoy  17  de 
enero.  Año  de  1577.  Y  yo 

Síerva  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

6.  En  gracia  me  han  caído  sus  Maitines.  Yo  creo  que 
irían  bien,  que  siempre  ayuda  el  Señor  a  la  más  necesi- 
dad. No  me  deje  de  escribir,  aunque  no  esté  ahí  nuestro 
padre.  Yo  no  lo  haré  tantas  veces,  aunque  no  sea  sino 
por  los  portes. 

CARTA 

A    LA   MADRE    MARÍA    DE    SAN   JOSÉ,    PRIORA   DE   SEVILLA 
JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia, mi  hija.  Con  tan  buenas  nuevas  y  con  tantos  rega- 
los como  ahora  me  envió,  razón  fuera  alargarme  mucho; 
al  menos  diérame  harto  contento:  sino  que  como  la  escribí 
ayer,  y  el  trabajo  deste  invierno  de  cartas  ha  venido  a  en- 
flaquecer la  cabeza  de  suerte,  que  he  estado  bien  mala. 
Mejor  estoy  harto;  y  con  todo  casi  nunca  escribo  de  mi 
letra,  que  dicen  es  menester  para  sanar  del  todo. 

2.  Su  manera  de  oración  me  contenta  mucho;  y  el  ver 
que  la  tiene  y  que  la  hace  Dios  merced,  no  es  falta  de 
humildad;  con  que  entienda  que  no  es  suyo,  como  lo 
hace;  y  se  da  ello  a  entender  cuando  la  oración  es  de 
Dios.  Harto  le  alabo,  de  que  vaya  tan  bien,  y  procuraré 


CAKTAS   DK   LA    SANTA 


dar  las  albricias  que  pide.  Ruegue  a  Dios  que  yo  sea  tai 
que  me  oiga. 

3.  En  la  de  Beatriz,  bueno  es,  mas  lo  más  que  pudiere, 
dé  de  mano  a  esas  cosas  en  pláticas  y  en  todo.  Sepa  que 
va  mucho  en  las  prioras.  No  trató  aquí  la  hermana  san 
Gerónimo  deso;  porque  luego  la  atajó  la  priora,  y  riñó, 
y  ansí  calló;  y  ya  ve  que  cuando  estuve  yo  allá  tampoco 
pasaba  mucho  adelante.  No  sé  si  hicimos  mal,  enque  sa- 
liese de  entre  nosotras.  Plegué  a  Dios  que  suceda  en  bien. 

Mire  si  hallaran  el  papel  para  la  priora  las  otras,  ¿qué 
cosa  fuera?  Dios  le  perdone  a  quien  la  manda  escribir. 
Nuestro  padre  quisiera  la  escribiera  con  rigor  en  ese 
caso.  Lea  esa  carta  que  la  escribo,  si  le  pareciere,  envíe- 
sela. Hácelo  en  estremo  bien  en  no  consentir  que  hablen 
con  nadie. 

4.  De  Veas  me  escribe  la  priora  que  solos  los  peca- 
dos tratan  con  uno,  y  se  confiesan  todas  en  media  hora; 
y  me  dice  que  ansí  habían  de  hacer  en  todos  cabos,  y 
andan  consoladísimas,  y  con  gran  amor  con  la  priora, 
como  lo  tratan  con  ella.  Podía  vuestra  reverencia  decir, 
que  pues  en  este  caso  tengo  alguna  esperiencia,  ¿que  para 
qué  han  de  buscar  los  que  quizá  no  tienen  tanta,  sino  es- 
cribirme? Y  en  esa  tierra  conviene  más  que  en  ninguna. 

A  la  hermana  san  Francisco  haga  que  dé  carne  a  ésa 
en  saliendo  Cuaresma,  y  no  la  deje  ayunar.  Quisiera  saber 
qué  es  esto  que  dice,  que  le  hace  Dios  tanta  fuerza,  que 
no  se  declara.  Mire  el  trabajo,  andar  ahora  con  esos  llan- 
tos "delante  de  las  otras,  y  que  la  vean  escribir  a  cada 
paso.  Procure  eso  que  escribió,  enviármelo,  y  quítele  la 
esperanza  de  que  ha  de  tratar  con  nadie,  sino  con  nuestro 
padre;  que  la  han  destruido. 

5.  Entienda  que  ahí  se  entiende  (aun  menos  de  lo  que 
vuestra  reverencia  piensa)  este  lenguaje;  aunque  siendo 
en  confesión,  y  con  el  padre  Acosta,  no  puede  venir  daño. 
Mas  yo  sé  bien  que  a  ella,  menos  que  a  otras  conviene. 


154         OBRAS  IDE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

Bien  está  eso  que  se  manda  en  Paterna  de  dar  alguna 
anchura,  aunque  valiera  más  no  se  haber  comenzado, 
sino  lo  que  había  de  ser.  Que  en  estas  cosas  de  reforma, 
si  con  voces  alcanzan  algo,  luego  les  parece  ansí  lo  han 
de  alcanzar  todo.  Muy  bien  hizo  en  avisarles  anduviesen 
en  comunidad. 

6.  Como  no  escribo  de  una  vez  ésta,  no  sé  si  me  he 
de  olvidar  de  responder  a  algo.  Esos  cerrojos  llevan;  que 
como  ellos  están  acá  en  las  rejas  del  coro,  y  no  me  pa- 
rece son  menester  más  pulidos.  Aunque  yo  veo  que  ella 
no  se  contentará,  mas  pase  como  acá,  que  no  se  tienen 
por  más  groseras,  y  mejor  es  cerrojillos  que  otra  cosa; 
que  yo  no  entiendo  qué  cerraduras  pide.  Los  crucifijos  se 
están  haciendo;  creo  costarán  a  ducado. 

7.  Ahí  van  esas  respuestas;  que  envié  a  mi  hermano 
a  preguntar  esa  pregunta,  y  concertaron  los  que  ahí  van 
responder  en  San  José,  y  que  allá  lo  juzgasen  las  monjas; 
y  el  obispo  hallóse  presente,  y  mandó  que  me  lo  enviasen 
que  lo  juzgase  yo.  Aun  para  leerlo  no  estaba  la  negra  ca- 
beza. Muéstrelo  al  padre  prior  y  a  Nicolao;  mas  hales  de 
decir  lo  que  pasa;  que  no  lean  la  sentencia  hasta  que  vean 
las  respuestas.  Y  si  pudiere,  tórnemelo  a  enviar,  porque 
gustará  nuestro  padre,  que  ansí  hicieron  en  Ávila  para 
que  lo  enviase,  aunque  no  sea  este  camino  del  arriero. 

8.  Esta  carta  le  envío,  que  me  escribió  mi  hermano;  y 
desas  mercedes  que  le  hace  Dios  son  muchas  las  que  me 
escribe.  Esa  hallé  a  mano,  porque  creo  se  holgará,  pues 
le  quiere  bien.  Rómpala  luego,  y  quédese  con  Dios,  que 
no  acabaría  con  ella,  y  háceme  mal.  Su  Majestad  me  la 
haga  santa.  Son  hoy  2  de  marzo.  Año  de  1577. 

Sierva  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

Agradézcame  ir  ésta  de  mi  letra,  que  aun  para  San  José 
de  Ávila  no  lo  he  hecho. 


CAETAS  DE  LA   SANTA  155 


CARTA 

A   LA   MADRE   MARÍA   DE   SAN   JOSÉ,   PRIORA   DE   SEVILLA 

1.  Jesús  sea  con  vuestra  reverenda.  Yo  le  digo  que 
me  huelgo  tanto  con  sus  cartas,  que  las  estoy  deseando. 
No  sé  qué  lo  hace:  que  amor  particular  tengo  a  esa  casa 
y  a  las  que  están  con  ella.  Si  es  como  pasé  ahí  tantos  tra- 
bajos. Ya  estoy  buena,  gloria  a  Dios,  que  las  calenturas 
pararon  en  un  gran  romadizo. 

2.  Yo  veía  bien  el  trabajo,  que  temían  con  esos  dichos, 
y  hechos  de  los  padres  Calzados.  Por  acá  no  han  faltado. 
Mas  como  nos  ha  librado  Dios  del  Tostado,  espero  en  su 
divina  Majestad,  que  ha  de  hacernos  en  todo  merced. 
Siempre  es  menester  mucha  oración  para  que  nuestro 
Señor  nos  libre  y  para  que  dé  asiento  en  estas  cosas;  que 
mientras  el  general  reverendísimo  esté  ansí  disgustado,  yo 
le  digo  que  ha  de  haber  bien  en  qué  merecer. 

Porque  de  nuestro  padre  lo  sabrá  todo,  deso  no  digo 
ahora  nada,  sino  que  la  ruego  por  caridad  tenga  mucho 
cuidado  de  escribirme  lo  que  pasa,  cuando  nuestro  padre 
no  pudiere,  y  de  darle  mis  cartas,  y  recaudar  las  suyas. 
Ya  sabe  qué  se  pasa  (aun  estando  ahí)  de  sobresalto;  ¿qué 
será  estando  lejos? 

3.  El  correo  mayor,  que  es  de  aquí,  es  primo  de  una 
monja,  que  tenemos  en  Segovia.  Hame  venido  a  ver,  por 
ella  dice  que  hará  maravillas.  Llámase  Figueredo.  Hémo- 
nos  concertado,  y  diqe,  que  si  allá  hay  cuidado  de  dar  las 
■  cartas  al  correo  mayor,  que  casi  a  ocho  días  podría  saber 
de  allá.  Mire  qué  gran  cosa  sería.  Dice,  que  con  poner 
una  cubierta,  que  diga,  que  es  para  Figueredo  el  correo 
mayor  de  Toledo,  ninguna  se  puede  perder.  Todo  es  tra- 
bajo de  vuestra  reverencia.  Yo  sé,  que  otros  mayores  to- 
mará por  mí,  que  ansí  lo  tomaría  yo  por  ella. 


156         OBKAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

Sepa  que  me  dan  a  veces  deseos  de  verla,  que  parece 
que  no  tengo  otra  cosa  en  qué  entender.  Esto  es  verdad. 
Allá  se  informe,  si  le  ha  de  poner  Magnifico,  o  cómo.  Él 
harta  buena  suerte  tiene.  Por  esto  me  he  holgado  de  que- 
darme ahora  aquí,  que  en  Ávila  hay  mala  comodidad  para 
esto,  y  aun  para  otras  cosas.  Sólo  por  mi  hermano  me 
pesa,  que  lo  siente  mucho.  Mal  hace  de  no  escribirle  al- 
guna vez.  Por  esta  carta  suya  verá  cuan  mal  le  va  de  sa- 
lud, aunque  alabo  a  Dios,  que  no  tiene  calentura. 

4.  Nunca  se  me  acuerda  de  guardar  las  cartas,  que  se 
me  escriben  de  Teresa.  A  todas  dicen  que  las  trae  confu- 
sas de  ver  su  perfeción,  y  la  inclinación  a  oficios  bajos. 
Dice,  que  no  piensen,  que  por  ser  sobrina  de  la  fundadora, 
la  han  de  tener  en  más,  sino  en  menos.  Quiérenla  mucho. 
Hartas  cosas  dicen  della.  Para  que  alaben  a  Dios  (pues 
ellas  le  dieron  a  ganar  este  bien)  les  digo  esto.  Harto  me 
huelgo  de  que  la  encomienden  a  Su  Majestad. 

5.  Mucho  quiero  yo  a  su  padre;  mas  cierto  la  digo  es- 
toy consolada  de  estar  lejos.  No  acabo  de  entender  la 
causa;  sino  es,  que  los  contentos  de  la  vida,  para  mí  son 
cansancios  (debe  de  ser  el  miedo,  que  tengo  de  no  me  asir 
a  cosa  della),  y  ansí  es  mejor  quitar  la  ocasión.  Aunque 
ahora  al  presente,  por  no  desagradar  a  mi  hermano  lo  que 
ha  hecho,  quisiera  estar  allá,  hasta  que  asentara  algunas 
cosas,  que  guarda  para  esto. 

6.  He  andado  tratando  esto  de  la  monja  de  Nicolao, 
ya  que  la  había  despedido;  porque  me  escribió  otra  vez 
esa  carta  Nicolao.  Nuestro  padre  dice,  que  no  es  para  ello. 
Con  todo  no  la  he  tornado  a  despe^dir;  porque  en  tal  ne- 
cesidad se  pueden  ver,  que  sea  bien  probarla.  Quizá  será 
buena.  Trátelo  allá  con  nuestro  padre,  si  se  viere  en  ne- 
cesidad, e  infórmese  de  las  faltas  que  tiene;  que  yo  no  le 
hablé,  sino  poco  en  ello,  que  veo  que  tienen  allá  mal 
recado. 

7.  Mucho  me  he  holgado  de  las  calzas,  y  grangerías 


CRETAS   DE   LA    SAXTA  157 


Como  se  ayuden,  les  ayudará  Dios.  Respondiendo  a  lo 
que  dice  de  pagar  los  censos,  y  vender  ésos,  está  claro  que 
sería  muy  gran  bien  ir  quitando  carga.  En  lo  demás,  harto 
recio  es  tomar  ahora  sin  nada  a  ninguna;  sólo  se  puede 
sufrir  tomándola  por  sólo  Dios,  que  no  se  ha  tomado  ahí 
ninguna  de  limosna,  y  él  nos  ayudará;  y  quizá  traerá  a 
otras,  porque  se  haga  esto  por  él. 

Esto  es,  cuando  a  nuestro  padre  importunaren  mucho, 
y  lo  dijere  a  vuestra  reverencia.  Ella  no  hable  palabra. 
Y  mire  amiga  muy  mucho  en  esto  de  no  se  arrojar  a  to- 
mar monjas,  que  le  va  la  vida  en  entender  las  que  son 
para  nosotras.  Esa  de  Nicolao  no  debe  ser  más  que  bonita. 

8.  La  sobrina,  o  prima  de  García  Álvarez,  cierto  es  lo 
que  le  dije,  a  mi  parecer.  Caballar  me  lo  dijo.  No  creo  es 
la  doña  Clemencia,  sino  la  otra.  Con  llaneza  le  puede  de- 
cir a  García  Alvarez,  que  le  han  dicho  ha  tenido  gran 
melancolía.  A  mí  loca  me  dijo  claramente,  que  por  eso  no 
la  hablé  yo  más.  Aunque  esto  no  fuera,  ahora  no  es  me- 
nester cargar  la  casa,  sino  descargar  luego  la  deuda.  Es- 
peremos un  poco,  que  con  esas  barahundas  desos  padpes 
no  me  espanto  no  entre  ninguna. 

9.  Todo  lo  que  se  gastare  en  portes,  ponga  por  me- 
moria, para  que  se  desquite  de  los  cuarenta  ducados,  que 
enviaron  de  San  José  de  Ávila;  y  mire  que  no  haga  otra 
cosa,  que  no  será  comedimiento,  sino  bobería;  que  por 
algo  se  lo  digo.  ¡Cómo  presume  ya  de  enviar  dineros! 

En  gracia  me  ha  caído,  para  estar  yo  acá  con  tanto  cui- 
dado de  cómo  ellas  se  han  devalen  Con  todo  vino  a  buen 
tiempo,  también  para  pagar  portes:  Dios  se  lo  pague;  y  el 
agua  de  azahar,  que  vino  muy  buena,  y  a  Juan  de  la  Cruz 
el  velo.  Con  todo  no  presuman  de  hacer  esas  cosas  otra 
vez,  que  cuando  yo  quisiere  algo,  se  lo  avisaré  cierto;  y 
a  mi  parecer,  con  más  llaneza,  o  tanta,  como  a  donde  es- 
tán las  de  que  más  fío;  porque  creo  que  esto  lo  hará 
vuestra  reverencia  de  gana,  y  todas. 


.  l.hS         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  OE  JESÍ'S 

10.  La  de  la  buena  voz  nunca  más  tornó.  Harto  cui- 
dado traigo,  si  viere  cosa,  que  les  está  bien.  ¡O,  qué  deseo 
tengo,  de  que  les  den  el  agua!  Tanto  lo  querría,  que  no 
lo  creo.  Alguna  confianza  me  da,  que  podrá  el  padre  Ma- 
riano, o  nuestro  padre  algo  con  fray  Buenaventura,  pues 
está  por  mayor  de  los  padres  Franciscos.  Hágalo  el  Se- 
ñor, que  gran  descanso  sería. 

Bien  creeránellas  aiioraqueva  nuestro padre,que  me  le 
diera  estar  más  allá,  que  acá,  aunque  pasara  algún  mal 
rato  con  el  obispo.  Espantada  estoy  ver  a  ellas  con  tanto 
contento.  Mejor  lo  ha  hecho  Dios;  sea  por  todo  bendito, 
y  guárdeme  a  vuestra  reverencia  muchos  arios. 

11.  Por  no  la  dar  pena,  no  la  querría  hablar  en  la  que 
tengo  por  la  nuestra  priora  de  Malagón,  aunque  de  menos 
la  hizo  Dios.  Dejado  lo  que  la  quiero,  es  terrible  la  falta 
que  hace  a  tal  tiempo.  Aquí  la  hubiera  traído;  sino  que  me 
dice  este  doctor  que  nos  cura,  que  si  ha  de  vivir  un  año, 
no  vivirá  un  mes.  El  Señor  lo  remedie.  Encomiéndesela 
mucho.  Bien  desahuciada  está,  que  dicen  que  es  tísica. 
Guárdense  de  beber  el  agua  de  la  zarzaparrilla,  aunque 
más  quite  el  mal  de  estómago.  La  priora,  y  las  hermanas 
se  le  encomiendan. 

Harta  pena  me  ha  dado  el  mal  de  mi  santo  prior.  Ya  le 
encomendamos  a  Dios.  Hágam.e  saber  del,  y  de  Delgado 
qué  se  ha  hecho;  y  encomiéndeme  a  todas  las  que  viere 
que  conviene,  y  a  todos:y quédese  con  Dios,que  bien  me 
he  alargado,  y  holgado  de  saber  que  están  buenas,  en  es- 
pecial vuestra  reverencia,  que  traigo  miedo  a  estas  prio- 
ras, según  a  lo  que  nos  llegan.  Dios  me  la  guarde,  hija  mía. 

12.  De  Caravaca,  y  Veas  tengo  aquí  algunas  veces 

cartas.  No  faltan  trabajos  en  Caravaca;   mas  espero 

en  Dios  se  remediará.  Son  hoy  7  de  Setiembre,  año 

de  1578. 

De  vuestra  reverencia, 

Teresa  de  Iesús. 


CAUTAS   DE   LA    SAXTA  1 59 


13.  Ahora  más  veces  nos  escribiremos.  ¿Cómo  no  me 
dice  de  fray  Gregorio?  Encomiéndemele  mucho,  y  dígale 
cómo  les  va  allá  (si  ella  no  me  escribe  de  todo,  no  lo  hace 
nadie)  y  cómo  le  va  con  el  padre  fray  Antonio  de  Jesús. 
No  responderé  a  Nicolao,  hasta  que  me  avise.  Medio  real 
ha  de  poner  de  porte,  cuando  no  fueren  sino  tres,  o  cua- 
tro cartas,  y  cuando  más,  más.  Como  sé,  en  qué  cae  verse 
en  necesidad,  y  cuan  mal  se  hallan  ahí  dineros,  no  me  he 
atrevido  a  despedir  del  todo  ahora  a  Nicolao.  Es  menes- 
ter que  lo  uno,  y  lo  otro  entienda  nuestro  padre  despacio, 
cuando. en  algo  le  pudiere  parecer;  que  como  anda  tan 
ocupado,  no  advertirá. 


CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE   SEVILLA 
JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia, hija  mía.  No  sé  cómo  calla  tanto,  en  tiempo  que 
por  momentos  querría  saber  cómo  les  va.  Yo  les  digo, 
que  no  callo  yo  por  acá  en  lo  que  toca  a  esa  casa.  Sepa 
que  está  aquí  el  padre  fray  Nicolao,  que  ya  es  prior  de 
Pastrana,  que  me  vino  a  ver,  con  quien  me  he  consolado 
muy  mucho,  y  alabado  a  nuestro  Señor,  de  que  nos  haya 
dado  tal  sugeto  en  la  Orden,  y  de  tanta  virtud.  Parece 
que  Su  Majestad  lo  tomó  por  medio,  para  el  remedio  desa 
casa,  según  lo  que  ha  trabajado,  y  le  cuesta;  encomién- 
denle mucho  a  nuestro  Señor,  que  se  lo  deben. 

2.  A  vuestra  reverencia,  hija  mía,  déjese  ahora  de  per- 
feciones  bobas,  en  no  querer  tornar  a  ser  priora.  Estamos 
todos  deseándolo,  y  procurándolo,  ¿y  ella  con  niñerías, 
que  no  son  otra  cosa?  Este  no  es  negocio  de  vuestra  re- 
verencia, sino  de  toda  la  Orden,  porque  para  el  servicio 


.     KíO  OBRAS   DE   SANTA   TERESA  DE  JESÚS 

de  Dios  conviene  tanto,  que  ya  lo  deseo  ver  heclio;  y 
para  la  honra  desa  casa,  y  de  nuestro  padre  Gracián. 

Y  aunque  vuestra  reverencia  no  tuviera  ninguna  parte 
para  este  oficio,  no  convenía  otra  cosa.  Cuanto  más,  que 
a  falta  de  hombres  buenos,  como  dicen,  etc.  Si  Dios  nos 
hiciera  esta  merced,  vuestra  reverencia  calle,  y  obedezca, 
no  hable  palabra;  mire  que  me  enojará  mucho.  Basta  lo 
dicho,  para  que  entendamos,  que  no  lo  desea.  Y  a  la  ver- 
dad, para  quien  lo  ha  probado  no  es  menester  decirlo, 
para  entender,  que  es  pesada  cruz.  Dios  la  ayudará,  que 
ya  la  tempestad  se  ha  acabado  por  ahora. 

3.  Mucho  deseo  saber,  si  esas  monjas  se  conocen,  o 
contradicen  en  algo  (que  me  tienen  fatigada,  por  lo  que 
toca  a  sus  almas)  o  cómo  están.  Por  caridad  de  todo  me 
avise  largo,  que  con  enviar  a  Roque  de  Huertas  las  cartas 
por  la  vía  del  arzobispo,  me  las  enviará  a  donde  estu- 
viere; que  aquí  escribirá  la  hermana  Isabel  de  San  Pablo 
lo  que  en  esto  pasa,  porque  yo  no  tengo  lugar.  A  mi  hija 
Blanca  dé  muchas  encomiendas,  que  en  gran  manera  me 
tiene  contenta,  y  muy  obligada  a  su  padre,  y  a  su  madre 
de  lo  mucho  que  han  puesto  en  lo  que  vuestra  reverencia 
toca.  Agradézcaselo  de  mi  parte. 

4.  Yo  le  digo,  que  es  una  historia  lo  que  ha  pasado 
en  esa  casa,  que  me  tiene  espantada,  y  con  deseo  de  que 
me  lo  escriban  todo  con  claridad,  y  verdad;  y  ahora  me 
diga,  cómo  andan  esas  dos  hermanas  muy  particular- 
mente, que  como  he  dicho,  me  tienen  con  harto  cuidado. 
A  todas  dé  muchas  encomiendas  mías,  y  a  la  madre  vi- 
caria tenga  ésta  por  suya,  y  a  la  mi  Gabriela  me  enco- 
miende mucho,  y  a  la  hermana  san  Francisco. 

5.  Ya  me  llaman  para  el  padre  Nicolao,  y  mañana  me 
parto  para  Valladolid,  que  me  ha  enviado  un  manda- 
miento nuestro  padre  vicario  general,  para  que  luego 
vaya  allá.  De  ahí  a  Salamanca.  A  Valladolid  había  poca 
necesidad;  mas  hánselo  pedido  la  señora  doña  María,  y 


CAKTAS   DE   LA    SANTA  Ifil 


el  obispo.  En  Salamanca  tienen  harta,  que  están  en  aque- 
lla casa,  que  es  bien  enferma,  y  pasan  mucho  trabajo  con 
el  que  la  vendió;  que  la  vida  que  les  da,  y  los  desafíos 
que  cada  día  les  hace;  y  lo  que  han  pasado  con  él,  ha 
sido  harto,  y  pasan  cada  día.  Suplique  a  nuestro  Señor 
se  compre  buena,  y  barata.  Y  Su  Majestad  me  la  guarde, 
hija  mía,  y  me  la  deje  ver  antes  que  me  muera.  Son  hoy 
24  de  Junio. 

6.  Pártome  mañana.  Tengo  tanta  ocupación,  que  no 
puedo  escribir  a  esas  mis  hijas,  ni  decir  más.  Hágame  sa- 
ber si  recibieron  una  carta  mía. 

Indigna  sierva  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

A  LA  AÍADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia, hija  mía.  Y  con  cuánta  razón  la  puedo  llamar  ansí; 
porque  aunque  yo  la  quería  mucho,  es  ahora  tanto  más, 
que  me  espanta;  y  ansí  me  dan  deseos  de  verla,  y  abra- 
zarla mucho.  Sea  Dios  alabado,  de  donde  viene  todo  el 
bien,  que  ha  sacado  a  vuestra  reverencia  de  batalla  tan 
reñida  con  Vitoria.  Yo  no  lo  echo  a  su  virtud,  sino  a  las 
muchas  oraciones,  que  por  acá  se  han  hecho  en  estas  ca- 
sas por  ésa.  Plegué  a  Su  Majestad  que  seamos  para  darle 
gracias  de  la  merced  que  nos  ha  hecho. 

2.  El  padre  provincial  me  ha  enviado  una  carta  de  las 
hermanas,  y  el  padre  fray  Nicolao  la  suya,  por  donde  he 
visto,  que  está  ya  vuestra  reverencia  tornada  a  su  oficio. 

Tomo  iv  i  i 


162  OBRAS    DE   SANTA   TEKESA   DE   JEStJS 

que  me  ha  dado  grandísimo  consuelo;  porque  todo  lo  de- 
más era  no  acabar  de  quietarse  las  almas. 

Vuestra  reverencia  tenga  paciencia,  y  pues  la  ha  dado 
el  Señor  tanto  deseo  de  padecer,  alégrese  de  cumplirle 
en  eso,  que  yo  entiendo  que  no  es  pequeño  trabajo.  Si 
hubiésemos  de  andar  a  escoger  los  que  queremos,  y  de- 
jar los  otros,  no  sería  imitar  a  nuestro  Esposo,  que  con 
sentir  tanto  en  la  oración  del  Huerto  su  Pasión,  el  remate 
era:  Fiat  voluntas  tua  (Matth.  26,  v.  42).  Esta  voluntad 
hemos  menester  hacer  siempre,  y  haga  él  lo  que  quisiere 
de  nosotros. 

3.  Al  padre  fray  Nicolás  he  pedido  dé  a  vuestra  reve- 
rencia los  avisos,  que  entiende  que  conviene,  porque  es 
muy  cuerdo,  y  la  conoce;  y  ansí  me  remito  a  lo  que  a 
vuestra  reverencia  la  escribiere.  Sólo  le  pido  yo,  que  pro- 
cure el  menor  trato  que  ser  pueda  fuera  de  nuestros  Des- 
calzos (digo,  para  que  traten  esas  monjas,  ni  vuestra  re- 
verencia sus  almas). 

No  se  les  dé  mucho,  que  les  hagan  falta  alguna  vez,  no 
siendo  las  comuniones  tan  a  menudo;  no  se  les  dé  nada, 
que  más  importa  no  nos  ver  en  otra  como  la  pasada.  De 
los  frailes  si  quieren  mudar  algunas  veces,  o' alguna  mon- 
ja, no  se  lo  quite.  Tengo  tan  poco  lugar,  que  aun  no  la 
pensé  escribir.  A  todas  me  encomiendo  muy  mucho,  y 
les  agradezca  de  mi  parte  el  buen  conocimiento,  que  han 
tenido  en  acertar  a  darme  contento.  La  Virgen  se  lo  pa- 
gue, y  me  las  dé  su  bendición,  y  haga  santas. 

4.  Creo  que  no  han  de  poder  dejar  de  tomar  a  la  hija 
mayor  de  Enrique  Frayle;  porque  se  le  debe  mucho.  Hará 
en  esto  conforme  la  dijere  el  padre  fray  Nicolás,  a  quien 
lo  remito.  La  más  chica,  en  ninguna  manera  conviene 
ahora,  ansí  por  la  edad,  como  porque  en  ningún  monas- 
terio están  bien  tres  hermanas  juntas,  cuanto  más  en  los 
nuestros,  que  son  de  tan  pocas.  Váyalo  entreteniendo, 
diciendo  que  por  la  edad,  y  no  los  desconsuele. 


CARTAS   DE    LA    SANTA  1(j3 


5.  ¡O,  lo  que  mi  hermano  ha  sentido  sus  trabajos!  Dios 
la  dé  el  descanso,  que  más  le  conviene  para  contentarle., 
Escríbame  largo  de  todo,  en  especial  desas  dos  pobreci- 
tas,  que  me  tienen  con  mucho  cuidado.  Muéstreles  gra- 
cia, y  procure  por  los  medios  que  le  pareciere,  si  pudiese 
se  viniesen  a  entender.  Yo  me  partiré  de  aquí  día  Santa 
Ana,  Dios  queriendo.  Estaré  en  Salamanca  algunos  de 
asiento.  Pueden  venir  sus  cartas  a  Roque  de  Huerta.  To- 
das estas  hermanas  se  le  encomiendan  mucho  a  todas.. 
Harto  las  deben. 

6.  Están  estos  monasterios,  que  es  para  alabar  al  Se- 
ñor de  todo.  Encomienden  a  Su  Majestad  lo  de  Malagón, 
y  el  negocio  a  que  voy  a  Salamanca,  y  no  olviden  a  to- 
dos los  que  les  debemos,  en  estos  tiempos  en  especial.  Es 
hoy  día  de  la  Madalena.  Las  ocupaciones  de  aquí  son 
tantas,  que  aun  no  sé  cómo  he  escrito  ésta.  Ha  sido  en 
algunas  veces,  y  a  esta  causa  no  escribo  al^padre  fray 
Gregorio,  que  lo  pensé  hacer.  Escríbale  ella  un  gran  re- 
caudo por  mí,  y  que  estoy  contenta,  que  le  haya  cabido 
tan  buena  parte  desía  guerra,  que  ansí  le  cabrá  del  des- 
pojo. Dígame  cómo  está  nuestro  prior  de  las  Cuevas, 
para  que  vea,  cómo  le  he  de  escribir  en  estos  negocios. 

Año  de  1579. 

De  vuestra  reverencia  sierva, 

Teresa  DE  Jesús. 


CARTA 

A   LA   MADRE   MARÍA   DE   SAN  JOSÉ,   PRIORA  DE  SEVILLA 


JESÚS 


1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia, hija  mía.  En  la  carta  de  mi  padre  fray  Nicolás  me 
he  alargado  en  algunas  cosas,  que  no  diré  aquí,  porque 


104         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

vuestra  reverencia  las  verá.  La  suya  viene  tan  buena,  y 
humilde,  que  merecía  larga  respuesta.  Mas  vuestra  reve- 
rencia ha  querido  escriba  al  buen  Rodrigo  Álvarez,  y  ansi 
lo  hago,  y  no  hay  cabeza  para  mucho  más.  Dice  Estéfano 
dará  éstas  a  quien  las  lleve  a  recado.  Plegué  a  Dios  sea 
ansí.  Holgado  me  he  con  él,  y  pesádome  de  que  se  viene. 
Téngole  tan  agradecido  lo  que  hizo  en  tiempo  de  tanta 
necesidad,  que  no  había  vuestra  reverencia  menester 
acordármelo.  Procurar  tengo  se  torne  allá,  que  es  mucho 
para  en  esa  tierra  haber  de  quien  se  fiar. 

2.  En  ésta  no  me  hallo  tan  mal  de  salud,  como  por 
otras.  De  la  poca  que  me  escribe  la  hermana  Gabriela, 
que  tiene  reverencia,  me  ha  pesado  mucho.  Los  trabajos 
han  sido  tantos,  que  aunque  fuera  de  piedra  el  corazón, 
le  hubieran  hecho  daño.  Yo  quisiera  no  haber  ayudado  a 
ellos.  Vuestra  reverencia  me  perdone  a  mí,  que  con  quien 
bien  quiero, soy  intolerable,  que  querría  no  errase  en  nada. 
Ansí  me  acaeció  con  la  madre  Brianda,  que  le  escribía 
cartas  terribles,  sino  que  me  aprovechaba  poco. 

Cierto  que  en  parte  tengo  por  peor  lo  que  el  demonio 
traía  urdido  en  esta  casa,  que  lo  désa.  Lo  uno,  porque  duró 
más,  y  lo  otro  porque  fué  el  escándalo  de  los  de  afuera 
muy  más  perjudicial.  Y  no  sé,  si  quedará  tan  sano,  como 
esotro.  Creo  que  no,  aunque  se  ha  remediado,  para  el  que 
había  dentro,  y  la  inquietud  del.  El  Señor  lo  ha  alla- 
nado. Sea  él  bendito;  porque  las  monjas  tenían  poca 
culpa. 

De  quien  más  enojada  he  estado,  es  de  Beatriz  de  Jesús, 
porque  jamás  ha  díchome  una  palabra,  ni  aun  ahora,  con 
ver  que  todas  me  lo  dicen,  y  que  yo  lo  sabía.  Hame  pare- 
cido harta  poca  virtud,  o  discreción.  Ella  debe  de  pensar 
es  guardar  amistad;  y  a  la  verdad  es  asimiento  grande  el 
que  tiene:  que  la  verdadera  amistad  no  se  ha  de  ver  en 
encubrir  lo  que  pudiera  haber  tenido  remedio,  sin  tanto 
daño. 


CARTAS    DK    LA    SANTA  IQ,") 

3.  Vuestra  reverencia  por  amor  de  Dios  se  guarde  de 
hacer  cosa,  que  sabido  pueda  ser  escándalo.  Librémonos 
ya  destas  buenas  intenciones,  que  tan  caro  nos  cuestan. 
No  piense,  que  no  me  cuesta  estar  aiiora  más  blando  el  rec- 
tor, y  por  acá  lo  están  todos:  que  harto  he  puesto,  hasta 
escribir  a  Roma,  de  donde  creo  ha  venido  el  remedio. 
Grandemente  he  agradecido  a  ese  santo  de  Rodrigo  Ál- 
varez  lo  que  hace,  y  al  padre  Soto.  Déle  mis  encomien- 
das, y  dígale,  que  parece  que  es  más  verdadero  amigo  en 
hacer  las  obras,  que  las  palabras:  pues  nunca  me  ha  es- 
crito, ni  enviado  siquiera  unas  encomiendas. 

4.  No  sé  cómo  dice  vuestra  reverencia,  que  el  padre 
fray  Nicolás  la  ha  revuelto  conmigo,  porque  no  tiene  otro 
mayor  defensor  en  la  tierra.  Decíame  él  la  verdad:  para 
que  como  entendía  el  daño  desa  casa,  no  estuviese  enga- 
ñada. ¡O  mi  hija,  qué  poco  va  en  disculparse  tanto,  para 
lo  que  a  mí  me  toca!  Porque  verdaderamente  le  digo,  que 
no  se  me  da  más  que  hagan  caso  de  mí,  que  no,  cuando 
entendiese  aciertan  a  hacer  lo  que  están  obligadas. 

El  engaño  es,  que  como  a  mí  me  parece,  que  miro  lo 
que  les  toca  con  tanto  cuidado,  y  amor,  paréceme  que  no 
hacen  lo  que  deben,  si  no  me  dan  crédito,  y  que  me  canso 
en  balde.  Y  esto  es  lo  que  me  hizo  enfadar  de  suerte,  que 
lo  quisiera  dejar  todo,  pareciéndome  (como  digo)  que  no 
aprovecha  nada,  como  es  verdad.  Mas  es  tanto  el  amor, 
que  siendo  de  algún  efeto,  pudiera  acabarlo  conmigo:  y 
ansí  no  hay  que  hablar  en  esto. 

5.  Serrano  me  ha  dicho  que  se  ha  tomado  ahora  una 
monja:  y  conforme  a  las  que  él  piensa  que  hay  en  casa 
(porque  me  dice  que  cree  son  veinte)  ya  estará  el  número 
cumplido.  Y  si  lo  está  nadie  puede  dar  licencia  para  que 
se  tome:  que  el  padre  vicario  no  puede  hacer  cosa  contra 
las  Actas,  y  Breves  apostólicos.  Mírese  mucho  por  amor 
de  Dios,  que  se  espantaría  el  daño,  que  es  en  estas  casas, 
ser  muchas,  aunque  tengan  renta,  y  de  comer.  No  sé  cómo 


1(56  ODRAS   D13   SAXTA   TERESA  DE   JESÚS 

pagan  tanto  censo  cada  año,  pues  tienen  con  qué  lo  qui- 
tar. Harto  me  he  holgado  deso  que  viene  de  las  Indias: 
sea  el  Señor  alabado. 

6.  En  lo  que  dice  de  la  supriora,  teniendo  vuestra  re- 
verencia tan  poca  salud,  no  podrá  seguir  el  coro;  y  es 
menester  quien  lo  sepannuy  bien.  El  parecer  niña  Ga- 
briela, importa  poco;  que  ha  mucho  que  es  monja,  y  las 
virtudes  que  tiene  son  las  que  hacen  al  caso.  Si  en  el 
hablar  con  los  de  afuera  hubiere  alguna  falta,  puede  ir  con 
ella  san  Francisco. 

Al  menos  es  obediente,  que  no  saldrá  de  lo  que  vuestra 
reverencia  quisiere,  y  tiene  salud  (que  es  mucho  menes- 
ter no  faltar  del  coro),  y  san  Gerónimo  no  la  tiene.  Con- 
forme a  conciencia,  a  quien  mejor  se  puede  dar,  es  a  ella. 
Y  pues  ya  tuvo  el  coro  en  vida  de  la  negra  vicaría,  verían 
si  lo  hacía  bien:  y  ansí  se  le  darán  de  mejor  gana  el  voto: 
y  para  supriora  más  se  mira  en  la  habilidad,  que  la  edad. 

7.  Ya  escribo  al  padre  prior  de  Pastrana  lo  de  la 
maestra  de  novicias;  que  bien  me  parece  lo  que  dice,  que- 
rría hubiese  ya  pocas;  que  para  todo  es  gran  inconve- 
niente, como  he  dicho,  y  no  hay  por  donde  se  vengan  a 
perder  las  casas,  sino  por  aquí. 

8.  Gran  cosa  es  la  limosna,  que  hace  el  santo  prior 
de  las  Cuevas,  del  pan.  Con  eso  que  tuviera  esta  casa  pu- 
diera pasar,  que  no  sé  qué  se  han  de  hacer.  No  han  hecho 
sino  tomar  monjas  con  nonada.  Lo  que  dice  de  Portugal, 
harta  priesa  da  el  arzobispo,  y  yo  pienso  darme  espacio 
para  ir  allá.  Si  puedo  le  escribiré  ahora.  Procure  vuestra 
reverencia  vaya  la  carta  con  brevedad,  y  a  recaudo. 

9.  El  conocerse  Beatriz,  querría  aprovechase,  para 
desdecir  lo  que  ha  dicho  a  García  Álvarez,  por  lo  que 
toca  a  su  alma.  Mas  traigo  gran  temor,  que  no  se  entiende 
y  que  sólo  Dios  lo  ha  de  hacer.  Él  haga  a  vuestra  reve- 
rencia tan  santa,  como  yo  le  suplico,  y  me  la  guarde,  que 
por  ruin  que  es,  quisiera  tener  algunas  como  ella;  que  no 


CARTAS   DE   LA    SANTA  IGI 


sé  qué  me  haga,  si  ahora  se  funda,  que  no  hallo  ninguna 
para  priora,  aunque  las  debe  de  haber;  sino  como  no 
están  esperimentadas,  y  veo  lo  que  aquí  ha  pasado,  hame 
puesto  mucho  temor,  que  con  buenas  intenciones  nos 
coge  el  demonio  para  hacer  su  hecho. 

Y  ansí  es  menester  andar  siempre  con  temor,  y  asidas 
de  Dios,  y  fiar  poco  de  nuestros  entendimientos;  porque 
por  buenos  que  sean  (si  esto  no  hay)  nos  dejará  Dios; 
para  errar  en  lo  que  más  pensamos  que  acertamos. 

10.  En  esto  desta  casa  (pues  ya  lo  he  entendido)  puede 
lomar  esperiencia.  Que  cierto  le  digo,  que  querría  el  de- 
monio hacer  un  salto;  y  que  a  mí  me  tenían  espantada  algu- 
nas cosas  de  las  que  vuestra  reverencia  escribía,  haciendo 
caso  dellas.  ¿A  dónde  estaba  su  entendimiento?  ¿Pues 
qué  la  hermana  san  Francisco?  ¡O,  válame  Dios,  las  nece- 
sidades que  traía  aquella  carta!  Todo  para  conseguir  su  fin. 
¡El  Señor  nos  dé  luz;  que  sin  ella  no  hay  tener  virtud,  sino 
para  mal,  ni  habilidad! 

11.  Yo  me  huelgo  que  vuestra  reverencia  esté  tan  des- 
engañada; porque  le  ayudará  para  muchas  cosas.  Para 
acertar,  aprovechará  mucho  haber  errado  que  ansí  se  toma 
esperiencia.  Dios  la  guarde,  que  no  pensé  poderme  alar- 
gar tanto.  La  priora  se  lo  encomienda  mucho,  y  las  her- 
manas. 

De  vuestra  reverencia  sierva, 

Teresa  de  Jesús. 
CARTA 

A    LA    MADRE   MARÍA   DE    SAN   JOSÉ,  PRIORA    DE    SEVILLA 

jesús 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia, mi  hija.  Hoy  víspera  de  la  Presentación  de  nues- 
tro Señor  recibí  la  carta  de  vuestra  reverencia,  y  las  desas 


108         OBKAS  DE  SANTA  TEKESA  DE  JESÚS 

mis  hermanas.  Heme  holgado  mucho,  y  no  sé  qué  es  la 
causa  que  con  cuantos  disgustos  me  da  vuestra  reveren- 
cia, no  puedo  sino  quererla  mucho:  luego  se  me  pasa  todo. 
Y  ahora,  como  esa  casa  ha  sido  la  mejorada  en  padecer 
en  estas  refriegas,  la  quiero  más.  Sea  Dios  alabado,  que 
ansí  se  ha  hecho  todo  también:  y  vuestra  reverencia  debe 
de  estar  algo  mejor,  pues  no  la  lloran  sus  hijas,  como 
suelen. 

2.  El  vestirse  túnica  al  verano,  si  me  quiere  hacer  pla- 
cer, en  llegando  ésta,  se  la  quite,  aunque  más  se  mortifi- 
que. Pues  todas  entienden  su  necesidad,  no  se  desedifi- 
carán. Con  nuestro  Señor  cumplido  tiene,  pues  lo  hace 
por  mí.  Y  no  otra  cosa:  que  ya  yo  he  probado  el  calor  de 
ahí:  y  vale  más  estar  para  andar  en  la  comunidad,  que 
tenerlas  todas  enfermas.  Aun  por  las  que  viere  que  tienen 
necesidad,  también  lo  digo. 

3.  Alabado  he  a  nuestro  Señor,  de  que  hiciese  tan 
bien  la  elección:  pues  dicen,  cuando  es  de  esa  suerte,  in- 
terviene el  Espíritu  Santo.  Alégrese  con  ese  padecer,  y 
no  dé  lugar  a  que  el  demonio  la  inquiete  con  descon- 
tento dése  oficio.  Bien  es  que  diga  ahora,  se  holgaría  de 
saber,  que  la  encomiendo  al  Señor;  pues  ha  un  año  que  no 
sólo  yo,  mas  en  los  monasterios  hago  que  lo  hagan;  y 
ansí  por  ventura  se  ha  hecho  todo  también.  Su  Majestad 
lo  lleve  adelante. 

4.  Ya  yo  sabía  que  yendo  el  padre  fray  Nicolás  se  ha- 
bía de  hacer  todo  muy  bien.  Mas  poco  antes  que  vuestra 
reverencia  lo  pidiere,  y  se  lo  mandaran,  nos  echaba  a  to- 
dos a  perder,  porque  vuestra  reverencia  miraba  sola  su 
casa,  y  él  estaba  ocupado  en  negocios  de  toda  la  Orden, 
que  dependían  de  su  reverencia.  Dios  lo  ha  hecho  como 
quien  es.  Yo  quisiera  que  estuviera  allá,  y  también  acá, 
hasta  ver  concluido  negocio  tan  importante.  Harto  qui- 
siera hubiera  venido  a  tiempo,  que  nos  hubiéramos  po- 
dido hablar.  Ya  no  podrá  ser. 


CARTAS    DE    LA    SANTA  169 

5.  Porque  sepa  vuestra  reverencia,  que  habrá  cinco 
días,  que  me  envió  una  patente  el  padre  vicario,  para  que 
vaya  a  Viilanueva  de  la  Jara  a  fundar  un  monasterio,  que 
es  cerca  de  la  Roda.  Ha  cuatro  años  casi  que  nos  impor- 
tuna el  ayuntamiento  de  allí,  y  otras  personas,  en  especial 
el  Inquisidor  de  Cuenca,  que  es  el  que  estaba  ahí  por  fis- 
cal. Yo  hallaba  hartos  inconvenientes,  para  no  lo  hacer. 
Fué  allí  el  padre  fray  Antonio  de  Jesús,  y  el  padre  prior 
de  la  Roda:  han  hecho  tanto,  que  han  salido  con  ello.  Son 
veinte  y  ocho  leguas  de  aquí. 

Por  harta  buena  dicha  tuviera,  si  pudiera  ser  camino  el 
ir  ahí  por  ver  a  vuestra  reverencia;  y  hartarme  de  reñir 
con  ella;  y  aun  por  mejor  decir,  de  hablarla:  que  ya  debe 
de  estar  hecha  persona  con  los  trabajos. 

He  dé  tornar  antes  de  Pascua  aquí,  si  Dios  fuere  ser- 
vido, que  no  llevo  más  licencia,  que  hasta  el  día  de  San 
José.  Dígalo  al  padre  prior,  por  si  se  le  hiciere  camino  de 
verme  allí.  He  escrito  a  su  reverencia  por  vía  déla  corte, 
y  de  aquí  lo  hubiera  hecho  más  veces,  y  a  vuestra  reve- 
rencia, como  pensé  se  perdían  las  cartas,  no  he  osado. 

6.  Harto  me  he  holgado  de  que  mis  cartas  no  se  hayan 
perdido:  porque  allí  escribí  lo  que  me  parecía  de  suprio- 
ra,  aunque  mejor  entenderá  vuestra  reverencia  lo  que 
conviene  a  su  casa,  mas  yo  le  digo  que  es  gran  disbarate 
tener  priora,  y  supriora  poca  salud.  Y  también  lo  es,  que 
no  sepa  bien  leer,  y  cuidar  del  coro  la  supriora,  y  vase 
contra  constitución. 

¿Quién  quita  a  vuestra  reverencia,  que  si  hubiere  algún 
negocio,  envíe  la  que  quisiere,  y  si  estuviese  muy  mala? 
Entiendo  yo  que  no  saldrá  Gabriela  de  lo  que  vuestra  re- 
verencia la  dijere:  y  como  vuestra  reverencia  la  dé  auto- 
ridad, y  la  acredite,  ella  tiene  virtud  para  no  dar  mal 
ejemplo:  y  ansí  me  holgué  de  ver  a  vuestra  reverencia 
inclinada  a  ella.  Dios  ordene  lo  mejor. 

7.  En  gracia  me  cae  decir  vuestra  reverencia,  que  no 


170         OBEAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESfS 

se  ha  de  creer  todo  lo  que  dijere  la  hermana  san  Geró- 
nimo, habiéndoselo  yo  escrito  tantas  veces.  Y  aun  en  una 
carta,  que  iba  a  García  Álvarez,  que  vuestra  reverencia 
rompió,  decía  harto,  para  que  no  se  creyese  su  espíritu. 
Con  todo  digo,  que  es  buena  alma,  y  que  si  no  está  per- 
dida, no  hay  por  qué  la  comparar  con  Beatriz,  que  errará 
por  falta  de  entendimiento;  mas  no  por  malicia.  Ya  puede 
ser,  que  yo  me  engañe.  Con  que  no  la  deje  vuestra  reve- 
rencia confesar,  sino  con  frailes  de  la  Orden,  es  acabado. 
Y  si  alguna  vez  fuere  con  Rodrigo  Álvarez,  dígale  vuestra 
reverencia  en  la  opinión  que  le  tengo,  y  siempre  me  le 
encomiende  mucho. 

8.  Holgádome  he  de  ver  por  estas  letras  que  me  escri- 
ben las  hermanas,  el  amor  que  la  tienen,  y  hame  parecido 
bien.  En  forma  me  ha  sido  recreación,  y  holgádome  con 
la  de  vuestra  reverencia.  Ansí  se  me  pasase  el  disgusto 
con  la  hermana  san  Francisco.  Creo  es,  que  me  pareció 
su  carta  muy  de  poca  humildad,  y  obediencia. 

Por  eso  vuestra  reverencia  tenga  cuenta  con  su  apro- 
vechamiento (que  se  le  debía  pegar  algo  de  Paterna)  con 
que  no  se  alargue  tanto  en  encarecer;  porque  aunque  con 
sus  rodeos  le  parece  que  no  miente,  es  muy  fuera  de  per- 
feción  tal  estilo,  con  quien  no  es  razón  sino  hablar  claro: 
que  harán  hacer  a  un  perlado  mil  disbarates.  Esto  le  diga 
vuestra  reverencia  en  respuesta  de  la  que  ahora  me  es- 
cribió, que  cuando  esté  enmendada  desto,  me  terna  sa- 
tisfecha. 

9.  A  este  gran  Dios  quiero  que  contente  más;  que  de 
mí  hay  poco  caso  que  hacer.  ¡O,  mi  hija,  quién  tuviera  lu- 
gar, y  cabeza,  para  alargarse  en  ésta,  sobre  las  cosas  que 
han  pasado  en  esta  casa!  Para  que  vuestra  reverencia  to- 
mara esperiencia,  y  aun  pidiera  a  Dios  perdón  de  lo  que 
no  me  avisó:  que  he  sabido,  que  estaba  presente.  La  in- 
tención salvaría  a  algunas:  a  otras  no  bastaba.  Tome 
vuestra  reverencia  escarmiento,  y  vayase  llegada  a  las 


CAUTAS   DE   LA    SANTA  171 


constituciones,  pues  es  tan  amiga  dellas,  si  no  quiere  ga- 
nar poco  con  el  mundo,  y  perder  con  Dios. 

10.  Ahora  no  hay  ninguna,  que  no  entienda  la  perdi- 
ción que  traían,  y  lo  digan;  sino  es  Beatriz  de  Jesús,  que 
las  quería  tanto,  que  aunque  lo  ve,  ni  nunca  me  avisó  ni 
ahora  dice  nada,  que  ha  perdido  conmigo  harto.  Después 
que  vine,  no  confesó  más  el  que  confesaba,  ni  creo  con- 
fesará; porque  ansí  conviene  para  el  pueblo,  que  estaba 
todo  muy  terrible.  Y  cierto  que  es  bueno,  si  cayera  en 
otro  poder.  Dios  perdone  a  quien  le  hizo  perder  a  esta 
casa,  que  él  se  aprovechará,  y  todas  con  él. 

11.  Bien  conoce  hay  razón  para  lo  que  se  hace,  y 
viene  a  verme,  y  yo  le  he  mostrado  mucha  gracia,  porque 
ansí  conviene  ahora:  y  cierto  que  estoy  bien  con  su  sen- 
cillez. La  poca  edad,  y  esperiencia  hace  mucho  daño.  ¡O, 
mi  madre,  que  está  el  mundo  con  tanta  malicia,  que  no  se 
toma  nada  a  bien!  Si  con  la  esperiencia  que  hemos  ahora 
tenido,  no  nos  miramos,  todo  irá  de  mal  en  peor.  Vuestra 
reverencia  se  haga  vieja  ya  en  mirarlo  todo  (pues  la  ha 
cabido  tanta  parte)  por  amor  de  nuestro  Señor,  que  yo 
haré  lo  mesmo. 

12.  He  admirado,  cómo  no  me  envía  algún  villancico, 
que  a  osadas  no  habrá  pocos  en  la  elección:  que  yo  amiga 
soy  de  que  se  alegren  en  su  casa,  con  moderación:  que  si 
algo  dije,  fué  por  algunas  ocasiones.  La  mi  Gabriela  tiene 
la  culpa  desto.  Encomiéndemela  vuestra  reverencia  mu- 
cho. Bien  la  quisiera  escribir. 

13.  Llevo  por  superiora  a  san  Ángel,  y  de  Toledo  la 
priora,  aunque  no  estoy  determinada  cuál  será.  Enco- 
mienden mucho  al  Señor  se  sirva  desía  fundación.  Y  a 
Beatriz  la  encomiendo,  que  es  de  haber  mucha  lástima.  El 
recaudo  de  Margarita  me  contenta,  si  ansí  queda  allá.  El 
tiempo  lo  irá  allanando,  como  vean  amor  en  vuestra  re- 
verencia. 

14.  Espántame  lo  que  debemos  al  buen  padre  prior  de 


172         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

las  Cuevas.  Vuestra  reverencia  le  envíe  un  gran  recaudo 
de  mi  parte.  Haga  que  todas  me  encomienden  a  Dios;  y 
vuestra  reverencia  lo  haga,  que  ando  cansada,  y  estoy 
muy  vieja.  No  es  mucho  me  tenga  voluntad  el  padre  prior; 
porque  me  la  debe  muy  debida.  Dios  nos  le  guarde,  que 
gran  bien  tenemos  en  tenerle,  y  bien  obligadas  están  de 
encomendarle.  Su  Majestad  sea  con  vuestra  reverencia, 
y  me  la  guarde.  Amén. 

Indigna  sierva  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

15.  En  lo  que  me  he  alargado  verá  la  gana,  que  tenía 
de  escribirla.  Bien  tiene  ésta  por  cuatro  a  las  prioras  de  por 
acá,  y  pocas  veces  escribo  de  mi  letra.  Harto  me  he  hol- 
gado de  la  buena  orden,  que  ha  dado  el  padre  prior  en  la 
hacienda,  porque  lo  que  se  debe  a  mi  hermano  no  se 
pierda,  aunque  tenga  más  necesidad.  Aquí  están  todas 
contentísimas,  y  la  priora  es  tal,  que  la  sobra  razón.  Yo  le 
digo,  que  es  de  las  buenas  que  hay,  y  tiene  salud,  que  es 
gran  cosa.  La  casa  está  como  un  paraíso.  Al  padre  fray 
Gregorio  muchas  saludes,  y  que  cómo  me  tiene  olvidada; 
y  al  padre  Soto.  Bien  le  ha  valido  a  vuestra  reverencia 
su  amistad. 

CARTA 

A    LA    MADRE    MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia,  madre  mía,  el  Espíritu 
Santo.  Paréceme  no  quiere  nuestro  Señor  pase  mucho 
tiempo  sin  que  yo  tenga  en  qué  padecer.  Sepa  que  ha 
sido  servido  en  llevar  consigo  a  su  buen  amigo,  y  servi- 
dor Lorenzo  de  Cepeda.  Dióle  un  flujo  de  sangre  tan 


CARTAS   DE   LA    SANTA 


apresuradamente,  que  ie  ahogó,  que  no  duró  seis  horas. 
Había  comulgado  dos  días  había,  y  murió  con  sentido, 
encomendándose  a  nuestro  Señor. 

Yo  espero  en  su  misericordia  se  fué  a  gozar  dé!;  por- 
que estaba  ya  de  suerte,  que  si  no  era  tratar  en  cosas  de 
su  servicio,  todo  le  cansaba,  y  por  esto  holgaba  de  es- 
tarse en  aquella  su  heredad,  que  era  una  legua  de  Ávila, 
decía  que  andaba  corrido  de  andar  en  cumplimientos. 

2.  Su  oración  era  ordinaria,  porque  siempre  andaba 
en  la  presencia  de  Dios,  y  Su  Majestad  le  hacía  tantas 
mercedes,  que  algunas  veces  me  espantaba.  A  penitencia 
tenía  mucha  inclinación,  y  ansí  hacía  más  de  lo  que  yo 
quisiera;  porque  todo  lo  comunicaba  conmigo,  que  era 
cosa  estraña  el  crédito,  que  de  lo  que  yo  le  decía  tenía,  y 
procedía  del  m.ucho  amor  que  me  había  cobrado.  Yo  se 
lo  pago  en  holgarme,  que  haya  salido  desta  vida  tan  mi- 
serable, y  que  esté  ya  en  seguridad.  Y  no  es  manera  de 
decir,  sino  que  me  da  gozo,  cuando  en  esto  pienso.  Sus 
hijos  me  han  hecho  lástima;  mas  por  su  padre  pienso  los 
hará  Dios  merced. 

3.  He  dado  a  vuestra  reverencia  tanta  cuenta,  porque 
sé  que  le  ha  de  dar  pena  su  muerte  (y  cierto  se  lo  debía 
bien,  y  todas  esas  mis  hermanas)  para  que  se  consuelen. 
Es  cosa  estraña  lo  que  él  sintió  sus  trabajos,  y  el  amor 
que  las  tenía.  Ahora  es  tiempo  de  pagárselo,  en  encomen- 
darlo a  nuestro  Señor,  a  condición,  que  si  su  alma  no  lo 
hubiera  menester  (como  yo  creo  que  no  lo  ha,  y  según 
nuestra  fe  lo  puedo  pensar)  que  se  vaya  lo  que  hicieren 
por  las  almas,  que  tuvieren  más  necesidad,  porque  se 
aprovechen  dello. 

4.  Sepa  que  poco  antes  que  muriese,  me  había  escrito 
una  carta  aquí  a  San  José  de  Segovia,  que  es  a  donde 
ahora  estoy,  que  es  once  leguas  de  Ávila,  en  que  me  de- 
cía cosas,  que  no  parecía  sino  que  sabía  lo  poco  que 
había  de  vivir,  que  me  ha  espantado. 


174         ODRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

Paréceme,  mi  hija,  que  todo  se  pasa  tan  presto,  que 
más  Iiabíamos  de  traer  el  pensamiento  en  cómo  morir, 
que  no  en  cómo  vivir.  Plegué  a  Dios,  que  ya  que  me* 
quedo  acá,  sea  para  servirle  en  algo,  que  cuatro  años  le 
llevaba,  y  nunca  me  acabo  de  morir;  antes  estoy  ya  buena 
del  mal  que  he  tenido,  aunque  con  los  achaques  ordina- 
rios, en  especial  de  la  cabeza. 

5.  A  mi  padre  Rodrigo  Álvarez  envíe  vuestra  reveren- 
cia a  decir,  que  a  buen  tiempo  vino  su  carta;  que  venía 
toda  del  bien  que  eran  los  trabajos;  y  que  me  parece,  que 
ya  hace  Dios  milagros  por  su  merced  en  vida,  que  ¿qué 
será  en  muerte? 

6.  Ahora  me  han  dicho,  que  los  moriscos  dése  lugar 
de  Sevilla  concertaban  alzarse  con  ella.  Buen  camino  lle- 
vaban vuestras  reverencias  para  ser  mártires.  Sepan  lo 
cierto  desto,  y  escríbamelo  la  madre  supriora.  Holgádo- 
me  he  de  su  salud,  y  dado  pena  la  poca  que  vuestra  re- 
verencia trae.  Por  amor  de  Dios  vuestra  reverencia  se 
mire  mucho.  Dicen  que  es  bueno  para  eso  de  la  orina,  co- 
gidos unos  escaramojos,  cuando  están  maduros,  y  secos, 
y  hechos  polvos,  y  tomar  cantidad  de  medio  real  a  las 
mañanas.  Pregúntelo  a  un  médico,  y  no  esté  tanto  sin  es- 
cribirme, por  caridad. 

7.  A  todas  las  hermanas  me  encomiendo  mucho,  y  a 
san  Francisco.  Las  de  acá,  y  la  madre  priora'se  les  enco- 
mienda. Linda  cosa  les  parece  estar  entre  esas  banderas, 
y  barabúndas,  si  se  saben  aprovechar,  y  sacar  espíritu  de 
tantas  novedades,  como  ahí  deben  de  oír;  que  han  bien 
menester  andar  con  harta  advertencia,  para  no  se  dis- 
traer. Gran  gana  tengo  de  que  sean  muy  santas. 

8.  Mas  ¿qué  sería  si  hiciese  lo  de  Portugal?  Que  me 
escribe  don  Teutonio  el  arzobispo  de  Ebora,  que  no  hay 
más  de  cuarenta  leguas  desde  ahí  a  allá.  Por  cierto  para 
mí  sería  harto  contento.  Sepa  que  ya  que  vivo,  deseo  ha- 
cer algo  en  servicio  de  Dios,  y  pues  ha  de  ser  ya  poco,  no 


CAUTAS   DE   LA   SANTA 


lo  gastar  tan  ociosamente  como  he  hecho  estos  años,  que 
todo  ha  sido  padecer  en  lo  interior,  y  en  io  demás  no  hay 
cosa  que  luzga. 

Pidan  a  nuestro  Señor,  que  me  dé  fuerzas,  para  em- 
plearme algo  en  su  servicio.  Va  le  he  dicho  que  me  dé 
ésta  a  mi  padre  fray  Gregorio,  y  la  tenga  por  suya;  que 
cierto  le  amo  en  el  Señor,  y  deseo  verle.  Murió  mi  her- 
mano el  domingo  después  de  San  Juan.  Su  Majestad  me 
la  guarde  a  vuestra  reverencia  y  haga  lo  que  yo  deseo. 
Son  hoy  4  de  julio  de  1579. 


De  vuestra  reverencia  sierva, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A  L.\  MADRE  PRIORA,  Y  RELIGIOSAS  DEL  CONVENTO 
DE  SAN  JOSÉ  DE  GRANADA 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestras  reverencias  el  Espíritu  Santo.  En 
gracia  me  cae  la  barahunda,  que  tienen  de  quejarse  de 
nuestro  padre  provincial,  y  el  descuido  que  han  tenido  en 
hacerle  saber  de  sí,  desde  la  carta  primera,  en  que  le  de- 
cían que  habían  fundado;  y  conmigo  han  hecho  lo  mesmo. 
Su  reverencia  estuvo  aquí  el  día  de  la  Cruz,  y  ninguna 
cosa  había  sabido  más  de  lo  que  le  dije;  que  fué  lo  que 
por  una  carta  me  escribió  la  priora  de  Sevilla,  en  que  le 
decían  compraban  casa  en  doce  mil  ducados. 

2.  A  donde  había  tanta  prosperidad,  no  es  mucho  fue- 
sen patentes  tan  justas.  Mas  allá  se  dan  tan  buena  maña 
a  no  obedecer,  que  no  me  ha  dado  poca  pena  esto  pos- 
trero, por  lo  mal  que  ha  de  parecer  en  toda  la  Orden,  y 
aun  por  la  costumbre  que  puede  quedar  en  tener  libertad 


176         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

las  prioras,  que  tampoco  le  faltarán  disculpas.  Y  ya  que 
hacen  vuestras  reverencias  tan  cortos  a  esos  seiiores,  ha 
sido  gran  indiscreción  haber  estado  tantas,  y  cómo  tor- 
naron a  enviar  a  esas  pobres  tantas  leguas,  acabadas  de 
enviar,  que  no  sé  qué  corazón  bastó. 

3.  Pudieran  haber  tornado  a  Veas,  las  que  vinieron  de 
allá,  y  aun  otras  con  ellas,  que  ha  sido  terrible  descon- 
cierto estar  tantas,  en  especial  sintiendo  daban  pesadum- 
bre, ni  sacar  las  de  Veas,  pues  sabían  ya,  que  no  tenían 
casa  propia.  Cierto  me  espanto  de  la  paciencia,  que  han 
tenido.  Ello  se  erró  desde  el  principio:  y  pues  vuestra  re- 
verencia no  tiene  más  remedio  del  que  dice,  bien  es  se 
ponga,  pues  se  tiene  tanta  cuenta,  si  entra  una  hermana, 
que  por  eso  lo  ha  de  haber.  En  lugar  tan  grande  mucha 
menudencia  me  parece. 

4.  Reídome  he  del  miedo  que  nos  pone,  que  quitará  el 
arzobispo  el  monasterio.  Ya  él  no  tiene  que  ver  en  él:  no 
sé  para  qué  le  hace  tanta  parte.  Primero  se  morirá  que 
saliese  con  ello.  Y  si  ha  de  ser  para  poner  principios  en 
la  Orden  de  poca  obediencia,  harto  mejor  seria  no  le  hu- 
biese, porque  no  está  nuestra  ganancia  en  ser  muchos  los 
monasterios,  sino  en  ser  santas  las  que  estuvieren  en 
ellos. 

5.  Estas  cartas  que  vienen  para  nuestro  padre  provin- 
cial, no  sé  cuándo  se  le  podrán  dar.  He  miedo  no  será  de 
aquí  a  mes  y  medio,  y  aun  entonces  no  sé  por  dónde  irán 
ciertas;  porque  de  aquí  fué  a  Soria,  y  de  allí  a  tantas  par- 
tes visitando,  que  no  se  sabe  cosa  cierta  a  dónde  estará, 
ni  cuándo  sabremos  del. 

A  mi  cuenta,  cuando  llegasen  las  pobres  hermanas,  es- 
taría en  Villanueva:  que  me  ha  dado  harta  pena  la  que  ha 
de  recibir,  y  el  corrimiento:  porque  el  lugar  es  tan  pe- 
queño, que  no  habrá  cosa  secreta,  y  hará  harto  daño 
ver  tal  disparate;  que  pudieran  enviarias  a  Veas  hasta 
avisarie,  pues  no  tenían  tampoco  licencia  para  donde  tor- 


CAEXAS    DE    LA    SAMA 


naron,  que  ya  eran  conventuales  desa  casa,  por  su  man- 
damiento, y  no  tornárselas  a  los  ojos. 

Parecía  había  algunos  medios;  pues  se  tiene  vuestra 
reverencia  toda  la  culpa  de  no  haber  avisado  las  que  llevó 
de  Veas,  o  si  ha  tomado  alguna  freila,  sino  no  haber  he- 
cho más  caso  del,  que  si  no  tuviese  oficio. 

6.  Hasta  el  invierno  (según  me  dijo,  y  lo  que  tiene 
que  hacer)  es  imposible  ir  allá.  El  padre  vicario  provin- 
cial plegué  a  Dios  esté  para  ello,  porque  me  acaban  de 
dar  una  carta  de  Sevilla,  y  escríbeme  la  priora  que  está 
herido  de  pestilencia  (que  la  hay  allá,  aunque  anda  en  se- 
creto), y  fray  Bartolomé  de  Jesús,  que  me  ha  dado  harta 
pena.  Sí  no  lo  hubieren  sabido,  encomiéndenlos  a  Dios, 
que  perderá  mucho  la  Orden.  El  padre  vicario  dice  en  el 
sobrescrito  de  la  carta,  que  está  mejor,  aunque  no  fuera 
de  peligro. 

Ellas  están  harto  fatigadas,  y  con  razón:  que  son  már- 
tires en  aquella  casa  de  otros  trabajos  que  en  ésa,  aunque 
no  se  quejan  tanto.  Donde  hay  salud,  y  no  les  falta  de 
comer,  que  estén  un  poco  apretadas,  no  es  tanta  muerte: 
si  muy  acreditadas  con  muchos  señores,  no  sé  de  qué  se 
quejan:  que  no  había  de  ser  todo  pintado. 

7.  Dice  la  madre  Beatriz  al  padre  provincial,  que  están 
esperando  al  padre  vicario,  para  tornar  las  monjas  de 
Veas,  y  Sevilla  a  sus  casas.  En  Sevilla  no  están  para  eso, 
y  es  muy  lejos,  y  en  ninguna  manera  conviene.  Cuando 
tanta  sea  la  necesidad,  nuestro  padre  lo  verá. 

8.  Las  de  Veas  es  tan  acertado,  que  si  no  es  por  el 
miedo  que  tengo  de  no  ayudar  a  hacer  ofensas  de  Dios 
con  inobediencia,  enviara  a  vuestra  reverencia  un  gran 
precepto;  porque  para  todo  lo  que  toca  a  las  Descalzas, 
tengo  las  veces  de  nuestro  padre  provincial.  Y  en  virtud 
dellas  digo,  y  mando:  Que  lo  más  presto  que  pudiere  te- 
ner acomodamiento  de  enviarlas,  se  tornen  a  Veas  las 
que  allá  vinieron,  salvo  la  madre  priora  Ana  de  Jesús:  y 

Tomo  iv  '2 


178         OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DE  JESÚS 

esto  aunque  sean  pasadas  a  casa  por  sí;  salvo  si  no  tuvie- 
sen buena  renta  para  salir  de  la  necesidad  que  tienen. 
Porque  para  ninguna  cosa  es  bueno  comenzar  fundación 
con  tantas  juntas,  y  para  muchas  conviene. 

9.  Yo  lo  he  encomendado  a  nuestro  Señor  estos  días 
(que  no  quise  responder  de  presto  a  las  cartas)  y  hallo 
que  en  esto  se  servirá  Su  Majestad;  y  mientras  más  lo 
sintieren,  más.  Porque  va  muy  fuera  de  espíritu  de  Des- 
calzas ningún  género  de  asimiento,  aunque  sea  con  su 
priora;  ni  medrarán  en  espíritu  jamás. 

Libres  quiere  Dios  a  sus  esposas,  asidas  a  sólo  él,  y  no 
quiero  que  comience  esa  casa  a  ir  como  ha  sido  en  Veas, 
que  nunca  me  olvido  de  una  carta,  que  me  escribieron  de 
allí,  cuando  vuestra  reverencia  dejó  el  oficio.  Es  princi- 
pio de  bandos,  y  de  otras  hartas  desventuras,  sino  que  no 
se  entiende  a  los  principios.  Y  por  esta  vez  no  tengan  pa- 
recer sino  el  mío,  por  caridad:  que  después  que  estén 
más  asentadas,'y  ellas  más  desasidas,  se  podrán  tornar, 
si  conviniese. 

10.  Yo  verdaderamente  que  no  sé  las  que  fueron  quién 
son,  que  bien  secreto  lo  han  tenido  de  mí,  y  de  nuestro 
padre.  Ni  pensé  vuestra  reverencia  llevara  tantas  de  ahí; 
mas  imagino,  que  son  las  muy  asidas  a  vuestra  reve- 
rencia. 

¡O  espíritu  verdadero  de  obediencia,  cómo  en  viendo  a 
una  en  lugar  de  Dios,  no  le  queda  repugnancia  para 
amarla!  Por  él  pido  a  vuestra  reverencia,  que  mire  que 
cría  almas  para  esposas  del  Crucificado:  que  las  crucifi- 
que en  que  no  tengan  voluntad,  ni  anden  con  niñerías. 
Miren  que  es  principiar  en  nuevo  reino,  y  que  vuestra  re- 
verencia, y  las  demás  están  más  obligadas  a  ir  como  va- 
rones esforzados,  y  no  como  mujercillas. 

11.  ¿Qué  cosa  es,  madre  mía,  en  si  la  pone  el  padre 
provincial  presidente,  o  priora,  o  Ana  de  Jesús?  Bien  se 
entiende,  que  si  no  estuviera  por  mayor,  no  temían  para 


CAUTAS   DK   LA   SANTA  I79 


qué  la  nombrar  más  que  a  las  demás,  porque  también  han 
sido  prioras.  A  él  le  han  dado  tan  poca  cuenta,  que  no 
es  mucho  no  sepa,  si  eligieron,  o  no.  Por  cierto  que  me 
han  afrentado,  que  a  cabo  de  rato  miren  ahora  las  Descal- 
zas en  esas  bajezas.  Y  ya  que  miren,  lo  pongan  en  pláti- 
ca, y  la  Madre  María  de  Cristo  haga  tanto  caso  dello. 

O  con  la  pena  se  han  tornado  bobas,  o  pone  el  demo- 
nio infernales  principios  en  esta  Orden.  Y  tras  esto  loa 
vuestra  reverencia  de  muy  valerosa,  como  si  eso  le  qui- 
tara el  valor.  Déseles  Dios  de  muy  humildes,  y  obedientes, 
y  rendidas  a  mis  Descalzas,  que  todos  esotros  valores 
son  principio  de  hartas  imperfeciones,  sin  estas  virtudes. 

12.  Ahora  se  me  acuerda,  que  en  una  de  lascarías  pa- 
sadas me  escribieron,  que  tenía  ahí  parientes  una,  que  les 
había  hecho  provecho  llevarla  de  Veas.  Si  esto  es  que  lo 
hace,  dejo  en  la  conciencia  de  la  madre  priora,  que  si  le 
parece  la  deje;  mas  no  a  las  demás. 

13.  Yo  bien  creo  que  vuestra  reverencia  terna  hartas 
penas  en  ese  principio.  No  se  espante,  que  una  obra  tan 
grande  no  se  ha  de  hacer  sin  ellas,  pues  el  premio  dicen 
que  es  grande.  Plegué  a  Dios,  que  las  imperfeciones  con 
que  yo  lo  hago,  no  merezcan  más  castigo  que  premio;  que 
siempre  ando  con  este  miedo. 

14.  A  la  priora  de  Veas  escribo,  para  que  ayude  al 
gasto  del  camino,  como  hay  ya  tan  poca  comodidad.  Yo 
le  digo,  que  si  Ávila  estuviera  tan  cerca,  que  me  holgara 
yo  harto  de  tornar  mis  monjas.  Podráse  hacer,  andando  el 
tiempo,  con  el  favor  del  Señor;  y  ansí  les  puede  decir 
vuestra  reverencia,  que  en  fundando,  y  no  siendo  menes- 
ter allá,  se  tornarán  a  sus  casas,  como  hayan  tomado 
monjas  ahí. 

15.  Poco  ha  que  escribí  largo  a  vuestra  reverencia,  y 
a  esas  madres;  y  al  padre  fray  Juan,  y  les  di  cuenta  de  lo 
que  por  acá  pasaba,  y  ansí  me  ha  parecido  no  escribir 
más  désta  para  todas.  Plegué  a  Dios  no  se  agravien,  como 


180       oni:\s  de  santa  teüesa  de  jesús 

de  llamarla  nuestro  padre  a  vuestra  reverencia  presidente, 
según  anda  el  negocio.  Hasta  que  por  acá  hicimos  elec- 
ción, cuando  vino  nuestro  padre,  ansí  la  llamábamos,  que 
no  priora,  y  todo  es  uno. 

16.  Cada  vez  se  me  olvida  esto.  Dijéronme  que  en 
Veas,  aun  después  del  Capítulo,  salían  las  monjas  á  ade- 
rezar la  iglesia.  No  puedo  entender  cómo,  que  aun  el  pro- 
vincial no  puede  dar  licencia;  porque  es  un  Motu  pro- 
prio  del  Papa  con  recias  descomuniones,  dejado  de  ser 
constitución  bien  encarecida.  Luego,  luego  se  nos  hacía 
de  mal,  ahora  nos  holgamos  mucho:  ni  salir  a  cerrar  la 
puerta  de  la  calle.  Bien  saben  las  hermanas  de  Avila,  que 
no  se  ha  de  hacer:  no  sé  por  qué  no  lo  avisaron.  Vuestra 
reverencia  lo  haga  por  caridad,  que  Dios  deparará  quien 
aderece  la  iglesia,  y  medios  hay  para  todo. 

17.  Cada  vez  que  me  acuerdo,  que  tienen  a  esos  seño- 
res tan  apretados,  no  lo  dejo  de  sentir.  Ya  escribí  el  otro 
día,  que  procurasen  casa,  aunque  no  sea  muy  buena,  ni 
razonable,  que  por  mal  que  estén,  no  estarán  tan  encogi- 
das. Y  si  lo  estuvieren,  más  vale  que  padezcan  ellas,  que 
quien  las  hace  tanto  bien.  Ya  escribo  a  la  señora  doña 
Ana,  y  quisiera  tener  palabras  para  agradecerle  el  bien 
que  nos  ha  hecho.  No  lo  perderá  con  nuestro  Señor,  que 
es  lo  que  hace  el  caso. 

18.  Si  quiere  algo  a  nuestro  padre,  hagan  cuenta  que 
no  le  han  escrito.  Porque,  como  digo,  será  muy  tarde 
cuando  yo  le  pueda  enviar  las  cartas.  Procurarlo  he. 
Desde  Villanueva  habrá  de  ir  a  Daimiel  a  admitir  aquel 
monasterio,  y  a  Malagón,  y  Toledo;  luego  a  Salamanca, 
y  a  Alba,  y  a  hacer  no  sé  cuántas  elecciones  de  prioras. 
Díjome,  que  pensaba  hasta  Agosto  no  venir  a  Toledo. 
Harta  pena  me  da  verle  andar  por  tierras  tan  calientes 
tantos  caminos.  Encomiéndenlo  a  Dios,  y  procuren  su 
casa  como  pudieren  con  amigos. 

Las  hermanas  bien  podían  estar  ahí,  hasta  hacerlo  sa- 


CAKTA8    DK    LA    SANTA  ISl 


ber  a  su  reverencia  y  viera  lo  que  convenía,  ya  que  no 
le  han  dado  parte  de  nada,  ni  haber  nadie'escrito  la  causa 
de  por  qué  no  llevan  esas  monjas.  Dios  nos  dé  luz,  que  sin 
ella  poco  se  puede  acertar,  y  guíe  a  vuestra  reverencia. 
Amén.  Hoy  30  de  Mayo. 

Sierva  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

19.  A  la  madre  priora  de  Veas  escribo  sobre  la  ida  de 
las  monjas,  y  que  sea  lo  más  secreto  que  pudiere;  y 
cuando  se  sepa,  no  va  nada.  Ésta  dé  vuestra  reverencia, 
que  la  lea  la  madre  supriora,  y  sus  dos  compañeras,  y  el 
padre  fray  Juan  de  la  Cruz,  que  no  tengo  cabeza  para  es- 
cribir más. 


CARTA 

AL  PRUDENTÍSIMO  REY  FELIPE  SEGUNDO 
JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  vues- 
tra majestad.  Estando  con  harta  pena  de  encomendar  a 
nuestro  Seiior  las  cosas  desta  sagrada  Orden  de  nuestra 
Señora,  y  mirando  la  gran  necesidad  que  tiene,  que  estos 
principios  que  Dios  ha  comenzado  en  ella,  no  se  caigan, 
se  me  ofreció  que  el  medio  mejor  para  nuestro  remedio 
es,  que  vuestra  majestad  entienda  en  qué  consiste  estar 
del  todo  la  firmeza  deste  edificio. 

Yo  ha  cuarenta  años  que  vivo  en  esta  Orden,  y  miradas 
todas  las  cosas,  conozco  claramente,  que  si  no  se  hace 
provincial  aparte  de  Descalzos,  y  con  brevedad,  que  se 
hace  mucho  daño,  y  tengo  por  imposible,  que  puedan  ir 
adelante.  Como  esto  está  en  manos  de  vuestra  majestad. 


182         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

y  yo  veo  que  la  Virgen  nuestra  Señora  le  ha  querido  to- 
mar por  amparo,  para  el  remedio  de  su  Orden,  heme  atre- 
vido a  hacer  esto,  para  suplicar  a  vuestra  majestad,  por 
amor  de  nuestro  Señor,  y  de  su  gloriosa  Madre.  Vuestra 
majestad  mande  que  se  haga;  porque  al  demonio  le  va 
tanto  en  estorbarlo,  que  no  pondrán  pocos  inconvenien- 
tes, sin  haber  ninguno,  sino  bien  de  todas  maneras. 

2.  Harto  nos  haría  al  caso,  si  en  estos  principios  se 
encargase  a  un  padre  Descalzo,  que  llaman  fray  Geróni- 
mo Gracián,  que  yo  he  conocido  ahora;  y  aunque  mozo, 
me  ha  hecho  harto  alabar  a  nuestro  Señor  lo  que  ha  dado 
a  aquella  alma,  y  las  grandes  obras  que  ha  hecho  por  me- 
dio suyo,  remediando  a  muchas:  y  ansí,  creo  que  le  ha  es- 
cogido para  grande  bien  en  esta  su  Orden.  Encamine 
nuestro  Señor  las  cosas  de  suerte,  que  vuestra  majestad 
quiera  hacerle  este  servicio  y  mandarlo. 

3.  Por  la  merced  que  vuestra  majestad  me  hizo  en  la 
licencia  para  fundar  el  convento  de  Caravaca,  beso  a 
vuestra  majestad  muchas  veces  las  manos.  Por  amor  de 
Dios  suplico  a  vuestra  majestad  me  perdone,  que  ya  veo 
que  soy  muy  atrevida;  mas  considerando  que  oye  a  los 
pobres  el  Señor,  y  que  vuestra  majestad  está  en  su  lugar, 
no  pienso  ha  de  cansarse.  Dé  Dios  a  vuestra  majestad 
tanto  descanso,  y  años  de  vida,  como  contino  le  pido,  y 
la  Cristiandad  ha  menester.  Son  hoy  12  de  Julio. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  majestad, 
Teresa  de  Jesús,  Carmelita. 


CARTAS    DE    LA    SANTA 


CARTA 

AL    ILUSTRÍSIMO   SEÑOR   DON    ALVARO   DE   MENDOZA 
OBISPO  DE  FALENCIA 

JESÚS 

1.  Sea  siempre  con  V.  S.  Mucho  contento  me  ha  dado 
el  casamiento  de  la  señora  doña  María;  y  es  verdad  que 
de  la  mucha  alegría  que  me  dio  no  acababa  de  creerlo 
del  todo;  y  ansí  me  ha  sido  gran  consuelo  verlo  en  carta 
de  V.  S.  Sea  Dios  bendito,  que  tanta  merced  me  ha  hecho, 
que  estos  días  en  especial  me  ha  traído  bien  desasose- 
gada y  cuidadosa,  y  con  gran  deseo  de  ver  quitado 
a  V.  S.  de  tan  gran  cuidado,  y  tan  a  poca  costa  (según 
me  dicen),  que  es  casamiento  bien  honroso. 

En  lo  demás,  no  puede  ser  todo  cabal:  harto  más  incon- 
veniente fuera  ser  muy  mozo.  Siempre  son  más  regaladas 
con  quien  tiene  alguna  edad:  en  especial  lo  será  quien 
tiene  tantas  partes  para  ser  querida.  Plegué  a  nuestro 
Señor  sea  muy  en  horabuena,  que  no  sé  qué  me  pudiera 
venir  al  presente  que  más  me  holgara.  Del  mal  de  mi  se- 
ñora doña  María  me  ha  pesado.  Placerá  a  nuestro  Señor 
no  sea  como  suele.  Acá  se  terna  más  particular  cuidado 
que  lo  ordinario. 

2.  Pague  nuestro  Señor  a  V.  S.  la  limosna  que  ha  ve- 
nido a  muy  buen  tiempo;  porque  ya  no  teníamos  a  qué 
acudir,  aunque  no  me  daba  mucha  pena.  A  Francisco  de 
Salcedo  le  había  dado  más  que  a  nosotras,  que  siempre 
confiamos  en  Dios.  Díjome  este  otro  día  que  quería  es- 
cribir a  V.  S.  y  sólo  decir  en  la  carta:  Señor,  pan  no  te- 
nemos. 

Yo  no  le  dejé,  porque  tengo  tanto  deseo  de  ver  a  V.  S. 
sin  deudas,  que  de  mejor  gana  pasaré  porque  nos  falte, 


184         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

que  no  por  alguna  parte  para  acrecentar  costas  a  V.  S. 
Mas  pues  Dios  le  da  tanta  caridad,  espero  en  Su  Majes- 
tad que  lo  acrecentará  por  otra  parte.  Plegué  a  él  de 
guardar  a  V.  S.  muchos  años,  y  llevarme  a  mí  donde  le 
pueda  gozar. 

3.  Muy  determinado  está  el  padre  Oración  de  no  me 
dejar  ir  a  la  Encarnación.  Mas  a  Dios  es  el  que  temo;  con 
que  no  hay  cosa  que  al  presente  peor  nos  esté.  Harto  me 
huelgo  de  que  V.  S.  le  guarde  más  que  a  mí.  Son  hoy  7  de 
septiembre. 

Indigna  sierva,  y  sv'ibdita  de  V.  S., 
Teresa  de  jesús. 

4.  Teresa  besa  a  V.  S.  las  manos  y  hace  lo  que  V.  S. 
le  manda:  y  a  su  querer,  bien  se  iría  con  V.  S. 


CARTA 

AL    ILUSTRÍSIMO    SEÑOR    DOM    ALONSO    VELÁZQUEZ 
OBISPO    DE    OSMA 


JESÚS 

1.  O,  quién  pudiera  dar  a  entender  bien  a  V.  S.  la 
quietud,  y  sosiego,  con  que  se  halla  mi  alma,  porque  de 
que  ha  de  gozar  a  Dios  tiene  ya  tanta  certidumbre,  que 
le  parece  ya  le  ha  dado  la  posesión,  aunque  no  el  gozo: 
como  si  uno  hubiese  dado  una  gran  renta  a  otro  con  muy 
firmes  escrituras,  para  que  la  gozara  de  aquí  a  cierto 
tiempo,  y  llevara  los  frutos;  mas  hasta  entonces  no  go- 
zaba sino  de  la  posesión,  que  ya  le  han  dado,  de  que  go- 
zará esta  renta;  y  con  el  agradecimiento  que  le  queda  no 
la  querría  f^ozar,  porque  le  parece  no  lo  ha  merecido,  sino 


CARTAS   DE   LA   SANTA  18") 


servir,  aunque  sea  padeciendo  mucho;  y  aun  algunas 
veces  parece  que  de  aquí  a  la  fin  del  mundo  sería  poco 
para  a  quien  le  dio  esta  posesión,  porque  a  la  verdad,  ya- 
en  esta  parte  no  está  sujeta  a  las  miserias  del  mundo,  como 
solía,  porque  aunque  pasa  más  no  parece  que  es  sino 
como  en  la  ropa;  que  el  alma  está  como  en  un  castillo  con 
señorío,  y  ansí  no  pierde  la  paz. 

Aunque  esta  seguridad  no  quita  gran  temor  de  no  ofen- 
der a  Dios,  y  quitar  todo  lo  que  le  puede  impedir  a  no  le 
servir,  antes  anda  con  más  cuidado.  Mas  anda  tan  olvi- 
dada de  su  provecho,  que  le  parece  ha  perdido  en  parte 
el  ser,  según  anda  olvidada  de  sí.  En  esto  todo  va  a  la 
honra  de  Dios,  y  como  haga  más  su  voluntad  y  sea  glori- 
ficado. 

2.  Con  que  esto  es  ansí,  de  lo  que  toca  a  su  salud,  y 
cuerpo  me  parece  se  trae  más  cuidado,  y  menos  mortifi- 
cación en  comer  y  en  hacer  penitencia,  no  los  deseos  que 
tenía,  mas  al  parecer  todo  va  a  fin  de  poder  más  servir  a 
Dios  en  otras  cosas,  que  muchas  veces  le  ofrece  como  un 
gran  sacrificio  el  cuidado  del  cuerpo,  y  cansa  harto,  y  al- 
gunas se  prueba  en  algo;  mas  a  todo  su  parecer  no  lo 
puede  hacer  sin  daño  de  su  salud,  y  pónesele  delante  lo 
que  los  perlados  la  mandan. 

En  esto,  y  el  deseo  que  tiene  de  su  salud,  también  debe 
entremeterse  harto  amor  propio;  mas  a  mi  parecer  en- 
tiendo me  daría  mucho  más  gusto,  y  me  le  daba  cuando 
podía  hacer  mucha  penitencia;  porque  siquiera  parecía 
hacía  algo,  y  daba  buen  ejemplo,  y  andaba  sin  este  tra- 
bajo, que  da  el  no  servir  a  Dios  en  nada.  V.  S.  mire  lo 
que  en  esto  será  mejor  hacer. 

3.  Lo  de  las  visiones  imaginarias  ha  cesado:  mas  pa- 
rece que  siempre  anda  esta  visión  intelectual  de  estas  tres 
personas  y  de  la  Humanidad,  que  es  a  mi  parecer  cosa 
muy  más  subida;  y  ahora  entiendo,  a  mi  parecer,  que  eran 
de  Dios  las  que  he  tenido,  porque  disponen  al  alma  para 


18fi         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

el  estado  en  que  ahora  está,  sino  que  como  tan  miserable 
y  de  poca  fortaleza,  íbale  Dios  llevando  corno  veía  era 
menester;  mas  a  mi  parecer,  son  de  preciar,  cuando  son 
de  Dios,  mucho. 

4.  Las  hablas  interiores  no  se  han  quitado,  que  cuando 
es  menester  me  da  nuestro  Señor  algunos  avisos,  y  ahora 
en  Falencia  se  hubiera  hecho  un  buen  borrón,  aunque  no 
de  pecado,  si  no  fuera  por  esto. 

5.  Los  actos  y  deseos  no  parece  llevan  tanta  fuerza 
que  solían,  que  aunque  son  grandes,  es  tan  mayor  la  que 
tiene  en  que  se  haga  la  voluntad  de  Dios,  y  lo  que  sea 
más  su  gloria,  que  como  el  alma  tiene  bien  entendido  que 
Su  Majestad  sabe  lo  que  para  esto  conviene,  y  está  tan 
apartada  de  interese  propi.o,  acábanse  presto  estos  de- 
seos y  actos,  y  a  mi  parecer  no  llevan  fuerza. 

De  aquí  procede  el  miedo  que  traigo  algunas  veces 
(aunque  no  con  inquietud  y  pena,  como  solía)  de  que 
está  el  alma  embobada,  y  yo  sin  hacer  nada,  porque  pe- 
nitencia no  puedo:  actos  de  padecer,  y  de  martirio,  y 
de  ver  a  Dios  no  llevan  fuerza,  y  lo  más  ordinario  no 
puedo. 

Parece  vivo  sólo  para  comer,  y  dormir,  y  no  tener  pena 
de  nada,  y  aun  esto  me  la  da,  sino  por  algunas  veces 
(como  digo)  temo  no  sea  engaño,  mas  no  lo  puedo  creer 
(porque  a  todo  mi  parecer)  no  reina  en  mí  con  fuerza  asi- 
miento de  ninguna  criatura,  ni  de  toda  la  gloria  del  cielo, 
sino  amar  a  este  Dios,  que  esto  no  se  menoscaba,  antes  a 
mi  parecer,  crece,  y  el  desear  que  todos  le  sirvan. 

6.  Mas  con  esto  me  espanta  una  cosa,  que  aquellos 
sentimientos  tan  escesivos  e  interiores,  que  me  solían 
atormentar  de  ver  perder  las  almas,  y  de  pensar  si  hacía 
alguna  ofensa  a  Dios,  tampoco  lo  puedo  sentir  ahora  ansí, 
aunque,  a  mi  parecer,  no  se  minora  el  deseo  de  que  no 
sea  ofendido. 

7.  Ha  de  advertir  V.  S.  que  en  todo,  ni  en  lo  que 


CAKTAS  DE   LA    SANTA  187 


ahora  tengo,  ni  en  lo  pasado,  puedo  poder  más,  ni  es  en 
mi  mano  servir  más,  si  pudiera,  si  no  fuese  ruin;  mas  digo 
que  si  aliora  con  gran  cuidado  procurase  desear  morirme 
no  podía,  ni  hacer  los  actos,  como  solía,  ni  tener  las  penas 
por  las  ofensas  de  Dios,  ni  tampoco  los  temores  tan  gran- 
des que  traje  tantos  años,  que  me  parecía  si  andaba  en- 
gañada; y  ansí  yo  no  he  menester  andar  con  letrados,  ni 
decir  a  nadie  nada,  sólo  satisfacerme  si  voy  bien  ahora,  y 
puedo  hacer  algo. 

Y  "esto  he  tratado  con  algunos,  que  había  tratado  lo 
demás,  que  es  fray  Domingo  y  el  maestro  Medina,  y  unos 
de  la  Compañía.  Con  lo  que  V.  S.  ahora  me  dirije,  aca- 
baré por  el  gran  crédito  de  V.  S.  mírelo  mucho  por  amor 
de  Dios.  Tampoco  se  me  ha  quitado  entender  están  en  el 
cielo  algunas  almas  que  se  mueren,  de  las  que  me  tocan, 
otras  no. 

8.  La  paz  interior  y  la  poca  fuerza  que  tienen  conten- 
tos, ni  descontentos,  para  quitarla  (de  manera  que  dure) 
esta  presencia,  tan  sin  poderse  dudar  de  las  tres  perso- 
nas, que  parece  claro  se  esperimenta  lo  que  dice  San 
Juan,  que  hará  morada  en  el  alma,  esto,  no  sólo  por  gra- 
cia, sino  porque  quiera  dar  a  entender  esta  presencia,  y 
trae  tantos  bienes,  que  no  se  pueden  decir  en  especial, 
que  no  es  menester  andar  a  buscar  consideraciones  para 
conocer  que  está  allí  Dios. 

Esto  es  casi  ordinario,  si  no  es  cuando  la  mucha  enfer- 
medad aprieta;  algunas  veces  parece  quiere  Dios  se  pa- 
dezca sin  consuelo  interior,  mas  nunca,  ni  por  primer  mo- 
vimiento tuerce  la  voluntad  de  que  se  haga  en  ella  la  de 
Dios.  Tiene  tanta  fuerza  este  rendimiento  a  ella,  que  ni  la 
muerte  ni  la  vida  se  quiere,  si  no  es  por  poco  tiempo, 
cuando  desea  ver  a  Dios;  mas  luego  se  le  representa  con 
tanta  fuerza  estar  presentes  estas  tres  personas,  que  en 
esto  se  ha  remediado  la  pena  de  esta  ausencia,  y  queda 
el  deseo  de  vivir,  si  él  quiere,  para  servirle  más;  y  si  pu- 


l.SS         OnUAS  DR  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

diese  ser  parte  que  siquiera  un  alma  que  le  amase  más  y 
alabase  por  mi  intercesión,  que  aunque  fuese  por  poco 
tiempo,  le  parece  importa  más  que  estar  en  la  gloria. 

Indigna  sierva,  y  hija  de  V.  S., 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL  ESCELENTÍSIMO  SEÑOR  DON  FADRIQUE  ÁLVAREZ  DE' TO- 
LEDO, DUQUE  DE  HUESCA,  QUE  DESPUÉS  LO  FUÉ  DE 
ALBA. 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  V.  S.  I.  Del 
contento  de  V.  S.  me  ha  cabido  tanta  parte,  que  he  que- 
rido que  V.  S.  lo  entienda;  porque  cierto  ha  sido  mucha 
mi  alegría.  Plegué  a  nuestro  Señor  me  la  dé  del  todo  con 
alumbrar  a  mi  señora  la  duquesa,  y  guarde  a  V.  S.  mu- 
chos años,  con  mucha  salud.  A  su  señoría  beso  mil  veces 
las  manos,  y  suplico  no  tenga  miedo,  sino  mucha  con- 
fianza, que  nuestro  Señor,  que  nos  ha  comenzado  á  hacer 
merced,  dará  del  todo  muy  cumplida.  De  pedir  esto  a  Su 
Majestad  terne  yo  muy  particular  cuidado,  y  estas  her- 
manas. 

2.  Los  trabajos  y  poca  salud  que  he  tenido  después 
que  no  he  escrito  a  V.  S.,  y  saber  por  otras  vías  de  la 
salud  de  V.  S.  será  ocasión  que  me  tengan  por  descuida- 
da; y  es  verdad  que  no  lo  he  estado  en  mis  pobres  ora- 
ciones, sino  con  mucho  acuerdo,  valgan  lo  que  valieren, 
y  ansí  lo  haré  siempre:  y  sus  enfermedades  de  V.  S.  he 
sentido  muy  tiernamente.  Plegué  a  Dios  sean  ya  acaba- 
das, y  la  ilustrísima  persona  de  V.  S.  guarde  muchos  años. 
De  Burgos  a  18  de  Abril. 

Indigna  sierva  de  V.  S.  I., 
Teresa  de  Jesús 


CARTAS    DE    LA    SAXTA  1 8<) 


.    CARTA 

A   LA    ILUSTRÍSIMA   SEÑORA   DOÑA    LUISA   DE   LA    CERDA 
SEÑORA    DE   MALAGÓN 

JESÚS 

i.  Sea  con  vuestra  reverencia.  Es  tanta  la  priesa  del 
mensajero,  que  aun  esto  no  sé  cómo  lo  digo,  sino  que  la 
voluntad  me  ha  hecho  tener  tiempo.  ¡O,  señora  mía!  qué 
ordinario  me  acuerdo  de  V.  S.  y  de  sus  trabajos,  y  ansí 
con  cuidado  se  encomienda  a  nuestro  Señor.  Plegué  a  Su 
Majestad  se  sirva  de  dar  tan  presto  salud  a  esos  señores, 
que  no  me  vea  yo  tan  lejos  de  V.  S.  que  ya  con  verla  en 
Toledo  me  parece  estaría  contenta.  Estoy  buena,  gracias 
a  Dios.  Iré  de  aquí  a  Valladolid  pasado  San  Pedro. 

2.  Mire  V.  S.  (pues  le  encomendé  mi  alma)  que  me  la 
envíe  con  recaudo  lo  más  presto  que  pudiere,  y  que  no 
venga  sin  carta  de  aquel  santo  hombre,  para  que  enten- 
damos su  parecer,  como  V.  S.  y  yo  tratamos.  Tamañita 
estoy  cuándo  ha  de  venir  el  presentado  fray  Domingo 
(que  me  dicen  ha  de  venir  por  acá  este  verano)  y  hallar- 
me ha  en  el  hurto;  por  amor  de  nuestro  Señor,  que  V.  S.  en 
viéndole  aquel  santo,  me  le  envíe,  que  tiempo  le  quedará 
a  V.  S.  para  que  le  veamos  cuando  yo  torne  a  Toledo.  De 
que  le  vea  Salazar  (si  no  es  mucha  oportunidad)  no  se  le 
dé  nada,  que  va  más  en  esto. 

3.  En  su  monasterio  de  V.  S.  me  escriben  les  va  muy 
bien  y  con  gran  aprovechamiento,  y  ansí  lo  creo  yo.  Han 
tenido  todos  acá  por  tan  gran  ventura  quedarles  tal  con- 
fesor, que  le  conocen,  que  se  espantan,  y  yo  también,  que 
no  sé  cómo  lo  guió  el  Señor,  creo  para  bien  de  las  almas 
de  aquel  lugar,  según  el  provecho  dicen  que  hace;  y  ansí 


190         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

le  ha  hecho  a  donde  quiera  que  ha  estado.  Crea  V.  S.  que 
.es  varón  de  Dios. 

Tienen  por  acá  por  mucha  cosa  la  casa  de  Malagón,  y 
los  frailes  están  muy  contentos.  El  Señor  me  torne  allá 
con  V.  S.  A  estas  hermanas  hallo  en  estremo  aprovecha- 
das; todas  besan  las  manos  de  V.  S.  y  yo  las  del  señor 
donjuán,  y  desas  mis  señoras,  que  no  me  dan  más  lugar. 
Mañana  es  día  de  San  Juan:  encomendarémosle  mucho  a 
nuestra  Patrona  y  fundadora,  y  Patrón. 

Indigna  sierva  de  vuestra  señoría, 
Teresa  de  Jesús. 

Aquí  vengan  encaminadas  las  cartas  de  V.  S.  y  el  re- 
caudo, si  no  quiere  pase  adelante  la  superiora. 


CARTA 

AL  GLORIOSO  PADRE  SAN  PEDRO  DE  ALCÁNTARA,  PADRE  Y 
FUNDADOR  DE  LOS  DESCALZOS  DEL  GLORIOSO  SAN  FRAN- 
CISCO. 

JESÚS 

1.  La  manera  de  proceder  en  la  oración  que  ahora 
tengo  es  la  presente.  Pocas  veces  son  las  que  estando  en 
oración  puedo  tener  discurso  de  entendimiento;  porque 
luego  comienza  a  recogerse  el  alma  y  estar  en  quietud  o 
arrobamiento,  de  tal  manera  que  ninguna  cosa  puedo  usar 
de  los  sentidos;  tanto,  que  si  no  es  oír,  y  eso  no  para  en- 
tender otra  cosa,  no  aprovecha. 

2.  Acaéceme  muchas  veces,  sin  querer  pensar  en  cosa 
de  Dios,  sino  tratando  de  otras  cosas,  y  pareciéndomc 
que,  aunque  mucho  procurase  tener  oración,  no  lo  podría 
hacer,  por  estar  en  gran  sequedad,  ayudando  a  esto  los 


CAKTAS  DE  LA   SANTA  Jy^ 


dolores  corporales,  darme  tan  de  presto  este  recogi- 
miento y  levantamiento  de  espíritu,  que  no  me  puedo 
valer,  y  en  un  punto  dejarse  con  los  efectos  y  aprovecha- 
mientos que  después  trae.  Y  esto  sin  haber  tenido  visión, 
ni  entendido  cosa,  ni  sabido  dónde  estoy,  sino  que  pare- 
ciéndome  se  pierde  el  alma,  la  veo  con  ganancias,  que 
aunque  en  un  año  quisiera  ganarlas  yo,  me  parece  no 
fuera  posible,  según  quedo  con  ganancias. 

3.  Otras  veces  me  dan  unos  ímpetus  muy  grandes,  con 
un  deshacimiento  por  Dios,  que  no  me  puedo  valei-;  pa- 
rece se  va  a  acabar  la  vida,  y  ansí  me  hace  dar  voces  y 
llamar  a  Dios,  y  esto  con  gran  furor  me  da.  Algunas  veces 
no  puedo  estar  sentada,  según  me  dan  las  bascas,  y  esta 
pena  me  viene  sin  procurarla,  y  es  tal,  que  el  alma  nunca 
querría  salir  della  mientras  viviese. 

Y  son  las  ansias  que  tengo  por  no  vivir,  y  parecer  que 
se  vive  sin  poderse  remediar,  pues  el  remedio  para  ver  a 
Dios  es  la  muerte,  y  ésta  no  puede  tomarla;  y  con  esto 
parece  a  mi  alma  que  todos  están  consoladísimos  sino 
ella,  y  que  todos  han  remedio  para  sus  trabajos,  sino 
ella;  es  tanto  lo  que  aprieta  esto,  que  si  el  Señor  no  lo 
remediase  con  algún  arrobamiento  (donde  todo  se  apla- 
ca, y  el  alma  queda  con  gran  quietud,  y  satisfecha:  al- 
gunas veces  ve  algo  de  lo  que  desea,  otras  con  enten- 
der otras  cosas),  sin  nada  desto,  era  imposible  salir  de 
aquella  pena. 

4.  Otras  veces  me  vienen  unos  deseos  de  servir  a 
Dios,  con  unos  ímpetus  grandes,  que  no  sé  encarecer,  y 
con  una  pena  de  ver  cuan  poco  provecho  soy.  Paréceme 
entonces  que  ningún  trabajo,  ni  cosa  se  me  ponía  delan- 
te, ni  muerte,  ni  martirio,  que  no  las  pasase  con  facili- 
dad. Yesío  es  también  sin  consideración,  sino  en  un  punto, 
que  me  revuelve  toda,  y  no  sé  de  dónde  me  viene  tanto 
esfuerzo.  Paréceme  que  querría  dar  voces,  y  dar  a  enten- 
der a  todos  lo  que  les  va  en  no  se  contentar  con  cosas 


•    11)2  OlilíAS    Dli   SANTA   TEHESA   DE   JESÚK 

pocas,  cuánto  bien  hay  que  nos  dará  Dios  en  disponer- 
nos nosotros. 

Digo,  que  son  estos  deseos  de  manera,  que  me  desiiago 
entre  mí.  Paréceme  que  quiero  lo  que  no  puedo.  Paré- 
ceme  que  me  tienen  atada  a  este  cuerpo,  por  no  ser  para 
servir  a  Dios  en  nada,  y  al  Estado;  porque  a  no  tener, 
haría  cosas  muy  señaladas  en  lo  que  mis  fuerzas  pue- 
den; y  ansí  de  verme  sin  ningún  poder  para  servir  a 
Dios,  siento  de  manera  esta  pena,  que  no  lo  puedo  enca- 
recer;'acabo  con  regalo»  y  consuelo  de  Dios. 

5.  Otras  veces  me  ha  acontecido  (cuando  me  dan 
estas  ansias  por  servirle)  querer  hacer  penitencias,  mas 
no  puedo.  Esto  me  aliviara  mucho,  y  alivia,  y  alegra, 
aunque  no  son  casi  nada,  por  flaqueza  de  mi  cuerpo,  aun- 
que si  me  dejasen  con  estos  deseos,  creo  haría  demasiado. 

6.  Algunas  veces  me  da  gran  pena  el  haber  de  tratar 
con  nadie;  y  me  aflige  tanto,  que  me  hace  llorar  harto, 
porque  toda  mi  ansia  es  por  estar  sola;  aunque  algunas 
veces  no  rezo,  ni  leo,  me  consuela  la  soledad,  y  la  con- 
versación (especial  de  parientes,  y  deudos)  me  parece 
pesada,  y  estoy  como  vendida;  salvo  con  los  que  trato 
cosas  de  oración,  y  del  alma,  que  con  éstos  me  consuelo 
y  alegro;  aunque  algunas  veces  éstos  me  hartan,  y  no 
querría  verlos,  sino  irme  a  donde  estuviese  sola;  aunque 
esto  pocas  veces,  especialmente  con  los  que  trato  mi  con- 
ciencia, siempre  me  consuela. 

7.  Otras  veces  me  da  gran  pena  haber  de  comer,  y 
dormir,  y  ver  que  yo,  más  que  nadie,  no  lo  puedo  dejar. 
Hágolo  por  servir  a  Dios,  y  ansí  se  lo  ofrezco.  Todo  el 
tiempo  me  parece  breve;  y  que  me  falta  para  rezar;  por- 
que de  estar  sola  nunca  me  cansaría. 

Siempre  tengo  deseo  de  tener  tiempo  para  leer,  porque 
a  esto  he  sido  muy  aficionada.  Leo  muy  poco,  porque  en 
tomando  el  libro,  me  recojo,  y  ansí  se  va  la  lección  en 
oración,  y  es  poco,  porque  tengo  muchas  ocupaciones,  y 


CARTAS   DE   LA    SANTA  1<)3 


aunque  buenas,  no  me  dan  el  contento  que  me  daría  esto. 
Y  ansí  ando  siempre  deseando  tiempo,  y  esto  me  hace 
siempre  desabrida  (según  creo),  ver  que  no  se  hace  lo 
que  quiero,  y  deseo. 

8.  Estos  deseos,  y  más  de  virtud  me  ha  dado  nuestro 
Señor  después  que  me  dio  esta  oración  quieta,  con  estos 
arrobamientos;  y  hallóme  tan  mejorada,  que  me  parece 
era  antes  una  perdición.  Déjanme  estos  arrobamientos,  y 
visiones  con  ganancias  que  aquí  dije;  y  digo,  que  si  algún 
bien  tengo,  de  aquí  me  ha  venido. 

9.  Hame  venido  una  determinación  muy  grande  de 
no  ofender  a  Dios,  ni  venialmente,  que  antes  moriría  mil 
muertes,  que  tal  hiciese,  entendiendo  lo  que  hago.  Deter- 
minación, de  que  ninguna  cosa  que  yo  pensare  ser  más 
perfección,  y  que  haría  más  servicio  a  nuestro  Señor, 
diciéndolo  quien  de  mí  tiene  cuidado,  y  me  rige,  que  lo 
hiciese,  sintiese  cualquiera  cosa,  que  por  ningún  tesoro  la 
dejaría  de  hacer.  Y  si  lo  contrario  hiciese,  me  parece  no 
ternía  cara  para  pedir  nada  a  Dios  nuestro  Señor,  ni  para 
tener  oración,  aunque  en  todo  esto  hago  muchas  faltas,  e 
imperfecciones. 

10.  Obediencia  a  quien  me  confiesa,  aunque  con  im- 
perferción;  pero  entendiendo  yo  que  quiere  una  cosa,  o 
me  la  manda,  según  entiendo,  no  la  dejaría  de  hacer;  y  si 
la  dejase,  pensaría  andaba  muy  engañada. 

11.  Deseo  dé  pobreza,  aunque  con  imperfección;  mas 
paréceme  que  aunque  tuviese  muchos  tesoros,  no  tenía 
renta  particular,  ni  dineros  para  mí  sola,  ni  se  me  da 
nada,  sólo  querría  tener  lo  necesario.  Con  todo,  siento 
tengo  harta  falta  en  esta  virtud;  porque  aunque  para  mí 
no  lo  deseo,  queríalo  tener  para  dar,  aunque  no  deseo 
renta,  ni  cosa  para  mí. 

12.  Casi  con  todas  las  visiones  que  he  tenido,  me  he 
quedado  con  aprovechamiento,  si  no  es  engaño  del  de- 
monio: en  esto  remítome  a  mis  confesores. 

Tomo  iv  IJ 


194         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

13;  Cuando  veo  alguna  cosa  hermosa,  y  rica  (como 
agua,  campo,  flores,  olores,  músicas,  etc.),  paréceme  no 
lo  querría  ver,  ni  oír:  tanta  es  la  diferencia  dello,  a  lo 
que  yo  suelo  ver,  y  ansí  se  me  quita  la  gana  dellas.  Y  de 
aquí  ha  venido  el  dárseme  tan  poco  por  estas  cosas,  que 
si  no  es  primer  movimiento,  otra  cosa  no  me  ha  quedado 
dello,  y  esto  me  parece  basura. 

14.  Si  hablo,  o  trato  con  algunas  personas  profanas 
(porque  no  puede  ser  menos),  aunque  sea  en  cosas  de 
oración,  si  mucho  lo  trato  (aunque  sea  por  pasatiempo, 
si  no  es  necesario),  me  estoy  forzando,  porque  me  da 
gran  pena. 

15.  Cosa  de  regocijo,  de  que  solía  ser  amiga,  y  de 
cosas  del  mundo,  todo  me  da  en  rostro,  y  no  lo  puedo  ver. 

16.  Estos  deseos  de  amar,  y  servir  a  Dios,  y  verle 
(que  he  dicho  que  tengo)  no  son  ayudados  con  conside- 
ración, como  tenía  antes,  cuando  me  parecía  que  estaba 
muy  devota,  y  con  muchas  lágrimas;  mas  con  una  infla- 
mación, y  fervor  tan  escesivo,  que  torno  a  decir,  que  si 
Dios  no  me  remediase,  con  algún  arrobamiento  (donde 
me  parece  queda  el  alma  satisfecha)  me  parece  sería 
acabar ,presto  la  vida. 

17.  A  los  que  veo  más  aprovechados,  y  con.  estas 
determinaciones,  y  desasidos,  y  animosos,  los  amo  mu- 
cho, y  con  tales  querría  yo  tratar,  y  parece  que  me  ayu- 
dan. Las  personas  que  veo  tímidas,  y  que  me  parece  a 
mí  que  van  atentando  en  las  cosas,  que  conforme  a  razón 
acá  se  pueden  hacer,  parece  que  me  congojan,  y  me 
hacen  llamar  a  Dios,  y  a  los  santos,  que  estas  tales  cosas 
que  ahora  nos  espantan,  acometieron. 

No  porque  yo  sea  para  nada,  sino  porque  me  parece 
que  ayuda  Dios  a  los  que  por  él  se  ponen  a  mucho,  y  que 
nunca  falta  a  quien  en  él  solo  confía,  y  querría  hallar 
quien  ayudase  a  creerlo  ansí,  y  no  tener  cuidado  de  lo 
que  he  de  comer,  y  vestir,  sino  dejarlo  a  Dios. 


CARTAS   DE  LA    SANTA  1  <)5 


18.  No  se  entiende  que  este  dejar  a  Dios  lo  que  he 
menester,  es  de  la  manera  que  no  lo  procure,  mas  no  con 
cuidado  (que  me  dé  cuidado  digo),  y  después  que  me  ha 
dado  esta  libertad,  me  va  bien  con  esto,  y  procuro  olvi- 
darme de  mí  cuanto  puedo;  esto  me  parece  habrá  un  año 
que  me  lo  ha  dado  nuestro  Señor. 

19.  Vanagloria  (gloria  a  Dios)  que  yo  entienda,  no 
hay  por  qué  la  tener;  porque  veo  claro  en  estas  cosas, 
que  Dios  da,  no  poner  nada  de  mí.  Antes  me  da  Dios  a 
sentir  mis  miserias,  que  con  cuanto  yo  pudiera  pensar, 
no  pudiera  haber  tantas  verdades  como  en  un  rapto  co- 
nozco. 

20.  Cuando  hablo  destas  cosas  (de  pocos  días  acá) 
paréceme  son  como  de  otra  persona;  antes  me  parecía 
algunas  veces  era  afrenta  que  las  supiesen  de  mí,  mas 
ahora  paréceme  no  soy  por  esto  mejor,  sino  más  ruin, 
pues  tan  poco  me  aprovecho  con  tantas  mercedes.  Y 
cierto  por  todas  me  parece  no  ha  habido  otra  peor  en  el 
mundo  que  yo;  y  ansí  las  virtudes  de  las  otras  me  pa- 
recen de  más  merecimiento,  y  que  no  hago  sino  recibir 
mercedes,  y  que  a  los  otros  les  ha  de  dar  Dios  por  junto, 
lo  que  aquí  me  quiere  dar  a  mí;  y  suplicóle  no  me  quiera 
pagar  en  esta  vida;  y  ansí,  creo  que  de  flaca,  y  ruin,  me 
ha  llevado  Dios  por  este  camino. 

21.  Estando  en  oración,  y  aun  casi  siempre  que  yo 
pueda  considerar  un  poco,  aunque  yo  lo  procurase,  no 
puedo  pedir  descansos,  ni  desearlos  de  Dios;  porque  veo 
que  no  vivió  él  sino  con  trabajos,  y  éstos  le  suplico  me 
dé,  dándome  primero  gracia  para  sufrirlos. 

22.  Todas  las  cosas  desta  suerte,  y  de  muy  subida 
perfección,  paréceme  se  me  imprimen  en  la  oración, 
tanto,  que  me  espanto  de  ver  tantas  verdades,  y  tan 
claras,  que  me  parecen  desatino  las  cosas  del  mundo:  y 
ansí  he  menester  cuidado,  para  pensar  cómo  me  había 
antes  en  las  cosas  del  mundo,  que  me  parece  que  sentir 


l\){)  0D15AS    DE    SANTA   TERESA    DE   JESÚS 

las  muertes  y  trabajos  de  él,  es  desatino,  al  menos  que 
dure  mucho  el  dolor,  o  el  amor  de  los  parientes,  etc., 
digo  que  ando  con  cuidado,  considerándome  lo  que  era 
y  lo  que  solía  sentir. 

23.  Si  veo  en  algunas  personas  algunas  cosas,  que  a 
la  clara  parecen  pecados;  no  me  puedo  determinar,  que 
aquellos  hayan  ofendido  a  Dios,  y  si  algo  me  detengo  en 
ello  (que  es  poco  o  nada)  nunca  me  determinaba,  aunque 
lo  veía  claro;  parecíame  que  el  cuidado  que  yo  traigo  de 
servir  a  Dios,  traen  todos.  Y  en  esto  me  ha  hecho  gran 
merced,  que  nunca  me  detengo  en  cosa  mala,  que  se  me 
acuerde  después;  y  si  se  me  acuerda,  siempre  veo  otra 
virtud  en  la  tal  persona. 

Ansí,  que  nunca  me  fatigan  estas  cosas,  sino  es  lo  co- 
mún, y  las  heregías,  que  muchas  veces  me  afligen,  y  casi 
siempre  que  pienso  en  ellas,  me  parece  que  sólo  este 
trabajo  es  de  sentir.  Y  también  siento,  si  veo  algunos  que 
trataban  en  oración,  y  tornan  atrás;  esto  me  da  pena, 
mas  no  mucha,  porque  procuro  no  detenerme. 

24.  También  me  hallo  mejorada  en  curiosidades  que 
solía  tener,  aunque  no  del  todo,  que  no  me  veo  estar  en 
esto  siempre  mortificada,  aunque  algunas  veces  sí. 

25.  Esto  todo  que  he  dicho  es  lo  ordinario  que  pasa 
en  mi  alma,  según  puedo  entender,  y  muy  contino  tener 
el  pensamiento  en  Dios.  Y  aunque  trate  de  otras  cosas, 
sin  querer  yo  (como  digo),  no  entiendo  quién  me  des- 
pierta; y  esto  no  siempre,  sino  cuando  trato  algunas 
cosas  de  importancia;  y  esto  (gloria  a  Dios)  es  a  ratos  el 
pensarlo,  y  no  me  ocupa  siempre. 

26.  Vienen  algunos  días  (aunque  no  son  muchas  ve- 
ces, y  dura  como  tres,  o  cuadro,  o  cinco  días)  que  me 
parece  que  todas  las  cosas  buenas,  y  fervorosas,  y  visio- 
ne.s  se  me  quitan,  y  aun  de  la  memoria,  que  aunque 
quiera  no  sé  qué  cosa  buena  haya  habido  en  mí.  Todo 
me  parece  sucíio,  al  menos  no  me  puedo  acordar  de 


CARTAS   DE   LA   SANTA  If)' 


nada.  Apriétanme  los  males  corporales  en  junto.  Túrba- 
seme el  entendimiento,  que  ninguna  cosa  de  Dios  puedo 
pensar,  ni  sé  en  qué  ley  vivo. 

Si  leo,  no  lo  entiendo;  paréceme  estoy  llena  de  faltas, 
sin  ningún  ánimo  para  la  virtud;  y  el  grande  ánimo  que 
suelo  tener  queda  en  esto,  que  me  parece  a  la  menor  ten- 
tación y  murmuración  del  mundo  no  podría  resistir.  Gíre- 
seme entonces,  que  no  soy  para  nada,  que  quién  me 
mete  en  más  de  lo  común:  tengo  tristeza,  paréceme  tengo 
engañados  a  todos  los  que  tienen  algún  crédito  de  mí, 
querríame  esconder  donde  nadie  me  viese:  deseo  enton- 
ces soledad  de  virtud,  sino  de  pusilanimidad. 

Paréceme  querría  reñir  con  todos  los  que  me  contradi- 
cen: traigo  esta  batería,  salvo  que  me  hace  Dios  esta 
merced,  que  no  le  ofendo  más  que  suelo,  ni  le  pido  me 
quite  esto,  mas  que  si  es  su  voluntad  que  esté  ansí  siem- 
pre, que  me  tenga  de  su  mano,  para  que  no  lé  ofenda,  y 
conformóme  con  él  de  todo  corazón,  y  creo  que  el  no  te- 
nerme siempre  ansí  es  merced  grandísima  que  me  hace. 

27.  Una  cosa  me  espanta,  que  estando  desta  suerte, 
una  sola  palabra  de  las  que  suelo  entender,  o  una  visión, 
o  un  poco  de  recogimiento,  que  dura  una  Ave  María,  o 
en  llegándome  a  comulgar,  queda  el  alma,  y  el  cuerpo  tan 
quieto,  tan  sano,  y  tan  claro  el  entendimiento,  con  toda 
la  fortaleza,  y  deseos  que  suele,  y  tengo  esperiencia  desto, 
que  son  muchas  veces,  al  menos  cuando  comulgo,  ha  más 
de  medio  año  que  notablemente  siento  clara  salud  corpo- 
ral, y  con  los  arrobamientos  algunas  veces:  y  dúrame  de 
tres  horas  algunas  veces:  otras  todo  el  día  estoy  con  gran' 
mejoría,  y  a  mi  parecer  no  es  antojo,  que  lo  he  echado  de 
ver,  y  tenido  cuenta  con  ello.  Y  ansí,  que  cuando  tengo 
este  recogimiento,  no  tengo  miedo  a  ninguna  enfermedad. 
Verdad  es  que  cuando  tengo  la  oración,  como  solía  antes, 
no  tengo  esta  mejoría. 

28.  Todas  estas  cosas  que  he  dicho,  me  hacen  a  mí 


198         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

creer  que  estas  cosas  son  de  Dios,  porque  como  conozco 
quién  yo  era,  que  llevaba  camino  de  perderme,  y  en  poco 
tiempo,  con  estas  cosas  (es  cierto  que  mi  alma  se  espan- 
taba, sin  entender  por  dónde  me  venían  estas  virtudes)  no 
me  conocía,  y  veía  ser  cosa  dada,  y  no  ganada  por  tra- 
bajo. 

Entiendo  con  toda  verdad,  y  claridad,  y  sé  que  no  me 
engaño,  que  no  sólo  ha  sido  medio  para  traerme  Dios  a 
su  servicio,  pero  para  sacarme  del  infierno,  lo  cual  saben 
mis  confesores,  a  quien  me  he  confesado  generalmente. 

29.  También  cuando  veo  alguna  persona  que  sabe  al- 
guna cosa  de  mí,  le  querría  dar  a  entender  mi  vida;  por- 
que parece  ser  honra  mía,  que  nuestro  Señor  sea  alabado, 
y  ninguna  cosa  se  me  da  por  lo  demás.  Esto  sabe  él  bien, 
y  yo  estoy  muy  cierta,  que  ni  honra,  ni  vida,  ni  gloria,  ni 
bien  alguno,  ni  en  cuerpo,  ni  en  alma  hay  quien  me  de- 
tenga, ni  quiera,  ni  desee  mi  provecho,  sino  su  gloria. 

No  puedo  creer  que  el  demonio  ha  buscado  tantos  bie- 
nes para  ganar  mi  alma,  para  después  perderla,  que  no  le 
tengo  por  tan  necio.  Ni  puedo  creer  de  Dios,  que  ya  que 
por  mis  pecados  mereciese  andar  engañada,  haya  dejado 
tantas  oraciones  de  tan  buenos,  como  dos  años  ha  se  ha- 
cen que  yo  no  hago  otra  cosa,  sino  rogarlo  a  todos  para 
que  el  Señor  me  dé  a  conocer,  si  es  esto  su  gloria,  o  me 
lleve  por  otro  camino. 

No  creo  permitirá  Su  Divina  Majestad  que  siempre  fue- 
sen adelante  estas  cosas,  si  no  fueran  suyas.  Estas  cosas 
y  razones  de  tantos  santos  me  esfuerzan,  cuando  traigo 
estos  temores  de  si  no  es  Dios,  siendo  yo  tan  ruin.  Mas 
cuando  estoy  en  oración,  y  los  días  que  ando  quieta,  y  de 
pensamiento  en  Dios,  aunque  se  junten  cuantos  letrados, 
y  santos  hay  en  el  mundo,  y  me  diesen  todos  los  tormen- 
tos imaginables,  y  yo  quisiese  creerlo,  no  me  podrían  ha- 
cer creer  que  esto  es  demonio,  porque  no  puedo. 

Y  cuando  me  quisieron  poner  en  que  lo  creyese,  temía, 


CARTAS  DE  LA   SANTA  190 


viendo  quien  lo  decía,  y  pensaba  que  ellos  debían  de  de- 
cir verdad,  y  que  yo  (siendo  la  que  era)  debía  de  estar 
engañada.  Mas  a  la  primera  palabra  o  recogimiento,  o 
visión,  era  deshecho  todo  lo  que  me  habían  dicho  (y  yo 
no  podía  más),  y  creía  que  era  Dios. 

30.  Aunque  puedo  pensar  que  podía  mezclarse  alguna 
vez  demonio,  y  esto  es  ansí,  como  he  dicho,  y  visto,  mas 
trae  diferentes  efectos;  y  quien  tiene  esperiencia,  no  le  en- 
gañará a  mi  parecer.  Con  todo  esto  digo,  que  aunque  creo 
que  es  Dios  ciertamente,  yo  no  haría  cosa  alguna,  si  no  le 
pareciese  a  quien  tiene  cargo  de  mí,  que  es  más  siervo  de 
nuestro  Señor,  por  ninguna  cosa:  y  nunca  he  entendido, 
sino  que  obedezca,  y  que  no  calle  nada,  que  esto  me  con- 
viene. 

Soy  muy  de  ordinario  reprendida  de  mis  faltas,  y  de 
manera,  que  llega  a  las  entrañas;  y  avisos,  cuando  hay,  o 
puede  haber  algún  peligro  en  cosa  que  trato,  que  me 
han  hecho  harto  provecho,  trayéndome  los  pecados  pa- 
sados a  la  memoria  muchas  veces,  que  me  lastima  harto. 

31.  Mucho  heme  alargado,  mas  es  ansí  cierto,  que  en 
los  bienes  que  me  veo,  cuando  salgo  de  oración,  me  pa- 
rece quedo  corta;  después  con  muchas  imperfecciones,  y 
sin  provecho  y  harto  ruin.  Y  por  ventura  las  cosas  bue- 
nas no  las  entiendo,  mas  que  me  engaño:  empero  la  dife- 
rencia de  mi  vida  es  notoria,  y  me  lo  hace  pensar. 

32.  En  todo  lo  dicho,  digo  lo  que  me  parece  que  es 
verdad  haber  sentido.  Estas  son  las  perfecciones  que 
siento  haber  el  Señor  obrado  en  mí  ruin,  e  imperfecta. 
Todo  lo  remito  al  juicio  de  vuestra  merced  pues  sabe 
toda  mi  alma. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  merced, 

Teresa  de  Jesús. 


200         OBKAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


CARTA 

A   UNO   DE   LOS  CONFESORES   DE  LA   SANTA,  COMUNICÁNDOLE 
TAMF51ÉN    EL    ESTADO    DE   SU    ALMA 

JESÚS 

,  1.  Paréceme  ha  más  de  un  año  que  escribi  esto  que 
aquí  está:  hame  tenido  Dios  de  su  mano  en  todo  él,  que 
no  he  andado  peor;  antes  veo  mucha  mejoría  en  lo  que 
diré;  sea  alabado  por  todo. 

2.  Las  visiones  y  revelaciones  no  han  cesado,  mas  son 
más  subidas,  mucho:  hame  el  Señor  enseñado  un  modo 
de  oración,  que  me  hallo  en  él  más  aprovechada,  y  con 
muy  mayor  desasimiento  en  las  cosas  de  esta  vida,  y  con 
más  ánimo  y  libertad. 

Los  arrobamientos  han  crecido;  porque  a  veces  con  un 
ímpetu,  y  de  suerte,  que  sin  poderme  valer  esteriormente, 
se  conoce,  y  aun  estando  en  compañía,  porque  es  de  ma- 
nera que  no  se  puede  disimular  sino  es  con  dar  a  enten- 
der (como  soy  enferma  del  corazón)  que  es  algún  des- 
mayo; aunque  traigo  gran  cuidado  de  resistir  al  principio, 
algunas  veces  no  puedo. 

3.  En  lo  de  la  pobreza,  me  parece  me  ha  hecho  Dios 
mucha  merced,  porque  aun  lo  necesario  no  querría  tener, 
si  no  fuese  de  limosna;  y  ansí  deseo  en  estremo  estar 
donde  no  se  coma  de  otra  cosa.  Paréceme  a  mí  que  estar 
a  donde  estoy  cierta,  que  no  me  ha  de  faltar  de  comer,  y 
de  vestir  que  no  se  cumple  con  tanta  perfección  el  voto, 
ni  el  consejo  de  Cristo,  como  a  donde  no  hay  renta,  que 
alguna  vez  faltará;  y  los  bienes,  que  con  la  verdadera 
pobreza  se  ganan,  paréceme  muchos,  y  no  los  quisiera 
perder. 

Hallóme  con  una  fe  tan  grande  muchas  veces  en  pare- 


CABTAS  DE  LA    SANTA  201 


cerme  no  puede  faltar  Dios  a  quien  le  sirve,  y  no  teniendo 
ninguna  duda,  que  hay  ni  ha  de  haber  ningún  tiempo  en 
que  falten  sus  palabras,  que  no  puedo  persuadirme  a  otra 
cosa,  ni  puedo  temer,  y  ansí  siento  mucho  cuando  me 
aconsejan  tenga  renta,  y  tornóme  a  Dios. 

4.  Paréceme  que  tengo  mucha  más  piedad  de  los  po- 
bres, que  solía:  entiendo  yo  una  lástima  grande,  y  deseo 
de  remediarlos,  que  si  mirase  a  mi  voluntad,  les  daría  lo 
que  traigo  vestido.  Ningún  asco  tengo  dellos,  aunque  los 
trate,  y  llegue  a  las  manos;  y  esto  veo  es  ahora  don  de 
Dios,  que  aunque  por  amor  del  hacía  la  limosna,  piedad 
natural  no  la  tenía.  Bien  conocida  mejoría  siento  en 
esto. 

5.  En  cosas  que  dicen  de  mí  la  murmuración  (que  son 
hartas,  y  en  mi  perjuicio,  y  hartos)  también  me  siento 
mejorada.  No  parece  me  hace  casi  impresión  más  que  a 
un  bobo,  y  paréceme  algunas  veces  tienen  razón,  y  casi 
siempre.  Siéntolo  tan  poco,  que  aun  no  me  parece  tengo 
qué  ofrecer  a  Dios,  como  tengo  esperiencia,  que  gana  mi 
alma  mucho,  antes  me  parece  me  hacen  bien. 

Y  ansí  ninguna  enemistad  me  queda  con  ellos  en  llegán- 
dome la  primera  vez  a  la  oración;  que  luego  que  lo  oigo, 
un  poco  de  contradición  me  hace,  no  con  inquietud,  ni  al- 
teración; antes  como  veo  algunas  veces  otras  personas, 
me  dan  lástima:  es  ansí  que  entre  mí  me  río,  porque  pa- 
recen todos  los  agravios  de  tan  poco  tomo  los  desta  vida, 
que  no  hay  que  sentir;  porque  me  figuro  andar  en  un 
sueño,  y  veo  que  en  despertando  será  todo  nada. 

6.  Dame  Dios  más  vivos  deseos,  más  gana  de  soledad, 
muy  mayor  desasimiento,  como  he  dicho  con  visiones  que 
se  me  ha  hecho  entender  lo  que  es  todo  aunque  deje 
cuantos  amigos,  y  amigas,  y  deudos,  que  esto  es  lo  de 
menos,  antes  me  cansan  mucho  parientes:  como  sea  por 
un  tantico  de  servir  más  a  Dios,  los  dejo  con  toda  liber- 
tad, y  contento,  y  ansí  en  parte  hallo  paz. 


202         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

7.  Algunas  cosas  que  en  oración  he  sido  aconsejada, 
me  han  salido  muy  verdaderas.  Ansí,  que  de  parte  de 
hacerme  Dios  merced,  hallóme  muy  mejorada  de  servirle, 
yo  de  mi  parte  harto  más  ruin;  porque  el  regalo  he  tenido 
más  que  se  ha  ofrecido,  aunque  hartas  veces  me  da  harta 
pena.  La  penitencia,  poca;  la  honra  que  me  hacen,  mucha; 
bien  contra  mi  voluntad  hartas  veces. 

(Aquí  estaba  una  raya,  y  luego  dice:) 

8.  Esto  que  está  aquí  de  mi  letra  ha  nueve  meses,  poco 
más  o  menos,  que  lo  escribí.  Después  acá  no  he  tornado 
atrás  de  las  mercedes  que  Dios  me  ha  hecho;  me  parece 
he  recibido  de  nuevo,  a  lo  que  entiendo  mucho  mayor  li- 
bertad. Hasta  ahora  parecíame  había  menester  a  otros,  y 
tenía  más  confianza  en  ayudas  del  mundo:  ahora  entiendo 
claro  ser  todos  unos  palillos  de  romero  seco,  y  que  asién- 
dose a  ellos,  no  hay  seguridad,  que  en  habiendo  algún 
peso  de  contradiciones,  o  murmuraciones,  se  quiebran. 

Y  ansí  tengo  esperiencia,  que  el  verdadero  remedio 
para  no  caer  es  asirnos  a  la  cruz,  y  confiar  en  el  que  en 
ella  se  puso.  Hallóle  amigo  verdadero,  y  hallóme  con  eslo 
con  un  señorío,,  que  me  parece  podría  resistir  a,  todo  el 
mundo  que  fuese  contra  mí,  con  no  me  faltar  nada. 

9.  Entiendo  esta  verdad  tan  clara,  solía  ser  amiga  de 
que  me  quisiesen  bien;  ya  no  se  me  da  nada,  antes  me 
parece  en  parte  me  cansa,  salvo  con  los  que  trato  mi  alma, 
o  yo  pienso  aprovechar;  que  los  unos  porque  me  sufren, 
y  los  otros  porque  con  más  afición  crean  lo  que  les  digo 
de  la  vanidad  que  es  todo,  querría  me  tuviesen. 

10.  En  muy  grandes  trabajos,  y  persecuciones,  y  con- 
tradiciones, que  he  tenido  estos  meses,  hame  dado  Dios 
gran  ánimo;  y  cuando  mayores,  mayor,  sin  cansarme  en 
padecer.  Y  con  las  personas  que  decían  mal  de  mí,  no 
sólo  no  estaba  mal  con  ellas,  sino  que  me  parece  las  co- 


CARTAS  DE  LA   SANTA  203 


braba  amor  de  nuevo:  no  sé  cómo  era  esto,  bien  dado  de 
la  mano  del  Señor. 

11.  De  mi  natural  suelo,  cuando  deseo  una  cosa,  ser 
impetuosa  en  desearla;  ahora  van  mis  deseos  con  tanta 
quietud,  que  cuando  los  veo  cumplidos,  aun  no  ^entiendo 
si  me  huelgo.  Que  pesar,  y  placer,  si  no  es  en  cosas  de 
oración  todo  va  templado  que  parezco  boba,  y  como  tal 
ando  algunos  días. 

12.  Los  ímpetus  que  me  dan  algunas  veces,  y  han 
dado  de  hacer  penitencia,  son  grandes;  si  alguna  hago, 
siéntola  tan  poco  con  aquel  gran  deseo,  que  alguna  vez 
me  parece,  y  casi  siempre  que  es  regalo  particular,  aun- 
que hago  poca,  por  ser  muy  enferma. 

13.  Es  grandísima  pena  para  mí  muchas  veces,  y  aun 
ahora  más  escesiva,  el  haber  de  comer,  en  especial  si  es- 
toy en  oración;  debe  de  ser  grande,  porque  me  hace  llo- 
rar mucho,  y  decir  palabras  de  aflición,  casi  sin  sentirme; 
lo  que  yo  no  suelo  hacer  por  grandísimos  trabajos  que  he 
tenido  en  esta  vida,  no  me  acuerdo  haberlas  dicho,  que 
no  soy  nada  mujer  en  estas  cosas,  que  tengo  recio  co- 
razón. 

14.  Deseo  grandísimo,  más  que  suelo,  siento  en  mí  que 
tenga  Dios  personas  que  con  todo  desasimiento  le  sirvan, 
y  que  en  nada  de  lo  de  acá  se  detengan,  como  veo  es  todo 
burla,  en  especial  letrados:  que  como  veo  las  grandes  ne- 
cesidades de  la  Iglesia  (que  éstas  me  afligen  tanto,  pa- 
rece cosa  de' burla  tener  por  otra  cosa  pena)  y  ansí  no 
hago  sino  encomendarlos  a  Dios;  porque  veo  yo  haría 
más  provecho  una  persona  del  todo  perfecta,  con  hervor 
verdadero  de  amor  de  Dios,  que  muchas  con  tibieza. 

15.  En  cosas  de  la  fe  me  hallo  a  mi  parecer,  con  muy 
mayor  fortaleza.  Paréceme  a  mí  que  contra  todos  los  lu- 
teranos me  pondría  yo  a  hacerles  entender  su  yerro. 
Siento  mucho  la  perdición  de  tantas  almas.  Veo  muchas 
aprovechadas,  que  conozco  claro  ha  querido  Dios  que  sea 


204         OBEAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

por  mis  medios;  y  conozco,  que  por  su  bondad  va  en  cre- 
cimiento mi  alma  en  amarle  cada  día  más. 

16.  Paréceme  que  aunque  con  estudio  quisiese  tener 
vanagloria,  que  no  podría,  ni  veo  cómo  pudiese  pensar 
que  ninguna  destas  virtudes  es  mía;  porque  ha  poco  que 
me  vi  sin  ninguna  muchos  años,  y  ahora  de  mi  parte  no 
hago  más  de  recibir  mercedes,  sin  servir,  sino  como  la 
cosa  más  sin  provecho  del  mundo.  Y  es  ansí  que  consi- 
dero algunas  veces,  cómo  todos  aprovechan,  sino  yo,  que 
para  mí  ninguna  cosa  valgo. 

Esto  no  es  cierto  humildad,  sino  verdad:  y  conocerme 
tan  sin  provecho,  me  trae  con  temores  algunas  veces  de 
pensar  no  sea  engañada.  Ansí  que  veo  claro  que  destas 
revelaciones,  y  arrobamientos  (que  yo  ninguna  parte  soy, 
n  hago  para  ellos,  más  que  una  tabla)  me  vienen  estas 
ganancias.  Esto  me  hace  asegurar,  y  traer  más  sosiego, 
y  póngome  en  los  brazos  de  Dios,  y  fío  de  mis  deseos, 
que  éstos  cierto  entiendo  son  morir  por  él,  y  perder  todo 
el  descanso,  y  venga  lo  que  viniere. 

17.  Vienen  días,  en  que  me  acuerdo  infinitas  veces  lo 
que  dice  San  Pablo  (ad  Gal.  2,  v.  20),  (aunque  a  buen  se- 
guro que  no  sea  ansí  en  mí):  Que  ni  me  parece  vivo  yo, 
ni  hablo,  ni  tengo  querer,  sino  que  está  en  mí  quien  me 
gobierna,  y  da  fuerza,  y  ando  como  casi  fuera  de  mí;  y 
ansí  me  es  grandísima  pena  la  vida. 

Y  la  mayor  cosa  que  yo  ofrezco  a  Dios  por  gran  servi- 
cio, es,  cómo  siéndome  tan  penoso  estar  apartada  del, 
por  su  amor,  quiero  vivir.  Esto  querría  yo  fuese  en  gran- 
des trabajos^  y  persecuciones;  ya  que  no  soy  para  apro- 
vechar, querría  ser  para  sufrir;  y  cuantos  hay  en  el  mundo 
pasaría  por  un  tantico  de  más  mérito,  digo  en  cumplir  más 
su  voluntad. 

18.  Ninguna  cosa  he  entendido  en  la  oración,  aunque 
sea  de  hartos  años  antes,  que  no  la  haya  visto  cumplida. 
Son  tantas  las  que  veo,  y  lo  que  entiendo  de  las  grande- 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  2()5 


zas  de  Dios,  y  cómo  las  ha  guiado,  que  casi  ninguna  vez 
comienzo  a  pensar  en  ello,  que  no  me  falte  el  entendi- 
miento (como  quien  ve  cosas  que  va  muy  adelante  de  lo 
que  puede  entender),  y  quedo  en  recogimiento. 

19.  Guárdame  tanto  Dios  en  ofenderle,  que  cierto  al- 
gunas veces  me  espanto,  que  me  parece  veo  el  gran  cui- 
dado que  trae  de  mí,  sin  poner  yo  en  ello  casi  nada,  sien- 
do un  piélago  de  pecados,  y  de  maldades,  antes  de  estas 
cosas,  y  sin  parecerme  era  señora  de  mí  para  dejarlas  de 
hacer.  Y  para  lo  que  yo  querría  se  supiesen,  es,  para  que 
se  entienda  el  gran  poder  de  Dios.  Sea  alabado  por  siem- 
pre jamás.  Amén. 

(Luego  prosigue  poniendo  primero  Jesús,  como  lo  ha- 
cia siempre  que  escribió,  desta  manera:) 

JESÚS 

20.  Esta  relación,  que  no  es  de  mi  letra,  que  va  al  prin- 
cipio, es,  que  la  di  yo  a  mi  confesor,  y  él,  sin  quitar,  ni 
poner  cosa,  la  sacó  de  la  suya.  Era  muy  espiritual,  y  teó- 
logo, con  quien  trataba  todas  las  cosas  de  mi  alma,  y  él 
las  trató  con  otros  letrados,  y  entre  ellos  fué  el  padre  Man- 
do: ninguna  han  hallado,  que  no  sea  muy  conforme  a  la 
Sagrada  Escritura. 

Esto  me  hace  estar  ya  muy  sosegada,  aunque  entiendo 
he  menester  (mientras  Dios  me  llevare  por  este  camino) 
no  fiar  de  mí  en  nada;  y  ansí  lo  he  hecho  siempre,  aunque 
lo  sienta  mucho.  Mire  vuestra  merced  que  todo  esto  va 
debajo  de  confesión,  como  lo  supliqué  a  vuestra  merced. 

Indigna  sierva,  y  subdita  dC' vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús. 


206         OBKAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


CARTA 

A    UNO    DE    SUS    CONFESORES, 

DÁNDOLE    CUENTA    DE    UNA    ADMIRABLE    VISIÓN    QUE    TUVO 

DE  LA  SANTÍSIMA  TRINIDAD 

JESÚS 

1.  Un  día  después  de  San  Mateo,  estando  como  suelo, 
después  que  vi  la  visión  de  la  Santísima  Trinidad,  y  cómo 
está  con  el  alma  que  está  en  gracia,  se  me  dio  a  entender 
muy  claramente,  de  manera,  que  por  ciertas  maneras,  y 
comparaciones,  por  visión  imaginaria,  lo  vi. 

Y  aunque  otras  veces  se  me  iia  dado  a  entender  por 
visión  la  Santísima  Trinidad  intelectualmente,  no  me  que- 
daba después  de  algunos  días  la  verdad,  como  ahora  digo, 
para  poderlo  pensar.  Y  ahora  veo,  que  de  la  mesma  ma- 
nera lo  he  oído  a  letrados,  y  no  lo  entendía,  como  ahora, 
aunque  siempre  sin  detenimiento  lo  creía,  porque  no  he 
tenido  tentaciones  de  la  fe. 

2.  A  las  que  somos  ignorantes,  parécenos  que  las  per- 
sonas de  la  Santísima  Trinidad  todas  tres  están,  como  lo 
hemos  pintado,  en  una  persona,  a  manera  de  cómo  cuando 
se  pinta  en  un  cuerpo  con  tres  rostros;  y  ansí  nos  espanta 
tanto,  que  parece  cosa  imposible,  y  que  no  hay  quien  ose 
pensar  en  ello;  porque  el  entendimiento  se  embaraza,  y 
teme  no  quede  dudoso  desta  verdad,  y  quita  una  gran 
ganancia. 

3.  Lo  que  a  mí  se  me  representó,  son  tres  Personas 
distintas,  que  cada  una  se  puede  mirar,  y  hablar  por  sí. 
Y  después  he  pensado,  que  sólo  el  Hijo  tomó  carne  hu- 
mana, por  donde  se  ve  esta  verdad.  Estas  Personas  se 
aman,  y  comunican,  y  se  conocen.  Pues  si  cada  una  es 
por  sí,  ¿cómo  decimos  que  todas  tres  es  una  esencia,  y  lo 


CAUTAS   DE  LA   SANTA  2l)7 


creemos,  y  es  muy  grande  verdad,  y  por  ella  moriría  mil 
muertes? 

En  todas  tres  Personas  no  hay  más  que  un  querer,  y  un 
poder,  y  un  señorío.  De  manera,  que  ninguna  cosa  puede 
una  sin  otra,  sino  que  de  todas  cuantas  criaturas  liay,  es 
sólo  un  Criador.  ¿Podría  el  Hijo  criar  una  hormiga  sin  el 
Padre?  No,  que  es  todo  un  poder,  y  lo  mesmo  el  Espíritu 
Santo,  ansí  que  es  un  solo  Dios  todo  Poderoso  y  todas 
tres  Personas  una  Majestad. 

¿Podría  uno  amar  al  Padre,  sin  querer  al  Hijo,  y  al  Es- 
píritu Santo?  No:  sino  quien  contentare  a  una  destas  tres 
Personas,  contenta  a  todas  tres;  y  quien  la  ofendiere,  lo 
mesmo. 

¿Podrá  el  Padre  estar  sin  el  Hijo,  y  sin  el  Espíritu 
Santo?  No,  porque  es  una  esencia,  y  donde  está'  el  uno, 
están  todas  tres,  que  no  se  pueden  dividir.  ¿Pues  cómo  ve- 
mos que  están  divididas  tres  Personas,  y  cómo  tomó  carne 
humana  el  Hijo,  y  no  el  Padre,  ni  el  Espíritu  Santo?  Eso 
no  lo  entendí  yo,  los  teólogos  lo  saben. 

Bien  sé  yo,  que  en  aquella  obra  tan  maravillosa,  que 
estaban  todas  tres,  y  no  me  ocupo  pensar  mucho  en  esto: 
luego  se  concluye  mi  pensamiento  con  ver  que  es  Dios 
todo  Poderoso,  y  como  lo  quiso,  lo  pudo,  y  ansí  podrá 
todo  lo  que  quisiere;  y  mientras  menos  lo  entiendo,  más 
lo  creo,  y  me  hace  mayor  devoción.  Sea  por  siempre  ben- 
dito. 

4.  ¿De  qué  te  afliges,  pecadorcilla?  ¿No  soy  yo  tu 
Dios?  ¿No  ves  cuan  mal  allí  soy  tratado?  Si  me  amas,  ¿por 
qué  no  te  dueles  de  mí? 


208         OBRAS  0E  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL  MUY  Rr^VERENDO  PADRE  MAESTRO   FRAY   DOMINGO  BÁÑEZ 
CONFESOR  DE  LA  SANTA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  mer- 
ced y  en  mi  alma.  No  sé  cómo  no  le  han  dado  una  carta 
bien  larga,  que  escribí  no  estando  buena,  y  envié  por  la 
vía  de  Medina,  a  donde  decía  de  mi  mal,  y  de  mi  bien. 
Ahora  también  quisiera  alargarme,  mas  he  de  espribir 
muchas  cartas,  y  siento  un  poco  de  frío,  que  es  día  de 
cuartana.  Habíanme  faltado,  o  medio  faltado  dos;  mas 
como  no  me  torna  el  dolor  que  solía,  es  todo  nada. 

2.  Alabo  a  nuestro  Señor  de  las  nuevas  que  oigo  de 
sus  sermones,  y  he  harta  envidia:  y  ahora,  como  es  per- 
lado desa  casa,  dame  gran  gana  de  estar  en  ella.  ¿Mas 
cuándo  lo  dejó  de  ser  mío?  Con  que  veo  esto  me  parece 
que  me  diera  nuevo  contento;  mas  como  no  merezco  sino 
cruz,  alabo  a  quien  me  la  da  siempre. 

3.  En  gusto  me  han  caído  esas  cartas  del  padre  visi- 
tador con  mi  padre,  que  no  sólo  es  santo  aquel  su  amigo, 
mas  sábelo  mostrar:  y  cuando  sus  palabras  no  contradi- 
cen las  obras,  hácelo  muy  cuerdamente.  Y  aunque  es  ver- 
dad lo  que  dice,  no  la  dejará  de  admitir,  porque  de  seño- 
res a  señores  va  mucho. 

4.  La  monja  de  la  princesa  de  Éboli  era  de  llorar:  la 
de  ese  ángel  puede  Iiacer  gran  provecho  a  otras  almas;  y 
mientras  más  ruido  hubiere,  más:  yo  no  hallo  inconve- 
niente. Todo  el  mal  que  puede  suceder  es  salir  de  ahí:  y 
en  eso  habrá  el  Señor  hecho  (como  digo)  otros  bienes,  y 


CArETAS  DE  LA   SANTA 


209 


por  ventura  movido  alguna  alma  que  quizá  se  condenara, 
si  no  hubiera  ese  medio. 

Grandes  son  los  juicios  de  Dios,  y  quien  tan  de  veras  le 
quiere  estando  en  el  peligro,  que  toda  esta  gente  ilustre 
está,  no  hay  para  qué  le  negar  nosotras,  ni  dejar  de  po- 
nernos en  algún  trabajo  de  desasosiego,  a  trueco  de  tan 
gran  bien.  Medios  humanos  y  cumplir  con  el  mundo  me 
parece  detenerla  y  darla  más  tormento;  que  en  treinta  días 
está  claro,  que  aunque  se  arrepintiese  no  lo  ha  de  decir: 
mas  si  con  eso  se  han  de  aplacar  y  justificar  su  causa 
bien,  y  con  vuestra  merced  detenerla  (aunque  como  digo, 
todos  serán  días  de  detención).  Dios  sea  con  ella,  que  no 
es  posible,  sino  que  pues  deja  mucho,  le  ha  de  dar  Dios 
mucho,  pues  se  lo  da  a  las  que  no  dejamos  nada. 

Harto  me  consuela  que  esté  vuestra  merced  ahí  para  lo 
que  toca  al  consuelo  de  la  priora,  y  para  que  en  todo 
acierte.  Bendito  sea  él,  que  todo  lo  ha  ordenado  ansí.  Yo 
espero  en  Su  Majestad  que  se  hará  todo  bien. 

5.  Las  de  Pastrana,  aunque  ha  ido  a  su  casa  la  prin- 
cesa, están  como  cautivas;  cosa  que  fué  ahora  el  prior  de 
Atocha  allá,  y  no  las  osó  ver.  Ya  está  también  mal  con 
los  frailes;  no  hallo  por  qué  se  ha  de  sufrir  aquella  servi- 
dumbre. Doña  Beatriz  está  buena;  el  viernes  pasado  ofre- 
ciéndosem.e  mucho  que  hará,  mas  ya  yo  no  la  he  menes- 
ter que  haga  nada,  gloria  a  Dios.  Mucho  sufre  el  amor  de 
Dios,  que  si  hubiera  algo  que  no  lo  fuera,  ya  fuera  aca- 
bado. Dios  guarde  a  vuestra  merced. 

De  vuestra  merced  síerva  y  hija, 
Teresa  de  Jesús. 


Tomo  iv 


210         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL  MUY   REVERENDO   PADRE  RECTOR   DE   LA   COMPAÑÍA 
DE  JESÚS    DE    ÁVILA 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  merced  el  Espíritu  Santo.  Yo  he 
tornado  a  leer  la  carta  del  padre  provincial  más  de  dos 
veces,  y  siempre  hallo  tan  poca  llaneza  para  conmigo,  y 
tan  certificado  lo  que  no  me  ha  pasado  por  el  pensa- 
miento, que  no  se  espante  su  paternidad  que  me  diese 
pena.  En  esto  va  poco,  que  si  no  fuese  tan  imperfecta,  por 
regalo  había  de  tomar  que  su  paternidad  me  mortificase, 
pues  como  a  subdita  suya  lo  puede  hacer. 

Y  pues  lo  es  el  padre  Salazar,  ofréceseme,  que  sería 
mejor  remedio  atajarlo  por  su  parte,  que  no  escribir  yo,  a 
los  que  no  son  míos,  lo  que  vuestra  merced  quiere;  pues 
es  oficio  de  su  perlado,  y  ternán  razón  de  hacer  poco  caso 
de  lo  que  yo  les  dijese.  Y  cierto  que  no  entiendo  otra 
cosa,  ni  alcanzo  estas  veras  con  que  vuestra  merced  dice 
que  escribía;  porque  si  no  es  decir  que  me  ha  venido  nueva 
del  cielo  para  que  no  lo  haga,  otra  cosa  no  me  ha  que- 
dado por  hacer. 

Aunque,  como  a  vuestra  merced  dije,  no  es  razón  dar 
cuenta  de  todo,  que  es  hacer  mucho  agravio  a  quien 
debo  buena'amistad;  en  especial  estando  cierta  (como  a 
vuestra  merced  dije)  que  a  lo  que  él  dice,  y  yo  entiendo; 
no  lo  hará  sin  que  lo  sepa  el  padre  provincial:  y  si  no  lo 
dijere,  o  escribiere  a  su  paternidad,  es  que  no  lo  hará.  Y 
si  su  paternidad  se  lo  puede  estorbar,  y  no  darle  licencia, 
agravio  haria  yo  a  una  persona  tan  grave,  y  tan  sierva  de 
Dios,  en  infamada  por  todos  los  monasterios  (aun  cuando 


CASTAS   DE   LA   SANTA  211 


hubieran  de  hacer  caso  de  mí),  que  harta  infamia  es  de- 
cir, que  quiere  hacer  lo  que  no  puede,  sin  ofensa  de 
Dios. 

2.  Yo  he  hablado  con  vuestra  merced  con  toda  ver- 
dad, y  a  mi  parecer  he  hecho  lo  que  estaba  obligada  en 
nobleza,  y  cristiandad.  El  Señor  sabe  que  digo  en  esto 
verdad;  y  hacer  más  de  lo  que  he  hecho,  parece  iría  con- 
tra lo  uno,  y  lo  otro. 

3.  Ya  he  dicho  a  vuestra  merced  que  haciendo  en  una 
cosa  lo  que  me  parece  debo,  que  me  dio  Dios  ánimo  para 
con  su  ayuda  pasar  todos  los  malos  sucesos  que  vinieren, 
al  menos  no  me  quejaré  por  falta  de  estar  profetizados,  ni 
de  que  he  dejado  de  hacer  lo  que  yo  he  podido,  como  he 
dicho.  Podrá  ser  que  tenga  vuestra  merced  más  culpa  en 
habérmelo  mandado,  que  yo  la  tuviera  si  no  hubiera  obe- 
decido, 

4.  Taftibién  estoy  segura,  que  si  no  fuese  el  negocio, 
como  vuestra  merced  quiere,  que  quedara  tan  culpada, 
como  si  no  tuviera  hecho  nada;  y  que  basta  haberse  ha- 
blado, para  que  se  empiecen  a  cumplir  las  profecías.  Si 
son  trabajos  para  mí,  vengan  en  horabuena.  Ofensas  tengo 
hechas  a  la  divina  Majestad,  que  merecen  más  que  pueden 
venir. 

5.  También  me  parece  no  merezco  yo  a  la  Compañía 
dármelos,  aun  cuando  fuera  parte  en  este  negocio:  pues 
no  hace  ni  deshace,  para  lo  que  les  toca.  De  más  alto 
vienen  sus  fundamentos.  Plegué  a  el  Señor  sea  el  mío  no 
torcer  jamás  de  hacer  su  voluntad,  y  a  vuestra  merced  dé 
siempre  luz  para  lo  mesmo.  Harto  me  consolara  viniese 
acá  nuestro  padre  provincial,  que  ha  mucho  tiempo  no  ha 
querido  el  Señor  que  yo  me  consuele  de  ver  a  su  pater- 
nidad. 

Indigna  sierva,  y  hija  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús. 


212  OUBAS   DE   SANTA   TERESA  DE  JEStJS 


CARTA 

AL    MUY    REVERENDO    PADRE    ORDÓÑEZ, 
DE  LA  COMPAÑÍA  DE  JESÚS 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  mer- 
ced. Quisiera  tener  mucho  lugar,  y  salud  para  decir  algu- 
nas cosas  que  importan,  a  mi  parecer.  Y  he  estado  tal 
después  que  se  fué  el  mozo,  sin  comparación  peor  que 
antes,  que  haré  harto  en  lo  que  dijere:  y  yo  soy  tan  pe- 
sada, que  por  mucho  que  quiera  acortar,  irá  largo.  Esta 
casa  de  la  Encarnación  se  ve  notablemente  hacerme  gra- 
cia; mas  plegué  a  Dios  se  merezca  algo. 

2.  ComOdeste  nuestro  negocio  parece  va  ya  de  suerte 
de  acabarse,  hame  dado  mucho  más  cuidado,  en  especial 
después  que  vi  hoy  la  carta  del  padre  visitador,  que  lo 
remite  al  padre  fray  Domingo,  y  a  mí;  y  escribíle  una  car- 
ta, en  que  para  esto  nos  da  sus  veces,  porque  siempre  soy 
tímida  en  cosa  que  yo  he  de  tener  algún  voto;  luego  me 
parece  lo  he  de  errar  todo,  verdad  es  que  antes  lo  he  en- 
comendado al  Señor,  y  por  acá  lo  han  hecho. 

3.  Paréceme,  padre  mío,  que  hemos  menester  mucho 
mirar  todos  los  inconvenientes;  porque  a  no  salir  bien,  a 
vuestra  merced  y  a  mí  ha  de  cargar  la  culpa  Dios,  y  el 
mundo,  no  dude;  y  ansí  no  se  le  dé  a  vuestra  merced  nada 
que  se  concluya  quince  días  más  o  menos. 

Contentádome  ha  lo  que  vuestra  merced  dice  en  su 
carta,  de  que  la  priora,  para  solas  esas  dos  cosas,  tenga 
que  hacer  en  ello;  porque  crea  que  es  menester  mucho 
hacerse  de  manera,  que  por  hacer  una  buena  obra,  no  se 
quite  de  otra,  como  vuestra  merced  dice. 

4.  Cuanto  al  ser  tantas  como  vuestra  merced  decía, 
siempre  me  descontentó;  porque  entiendo  es  tan  diferente 


CARTAS   DE  LA    SANTA  2 lo 


enseñar  mujeres,  e  imponerlas  muchas  juntas,  a  enseñar 
mancebos,  como  de  lo  negro  a  lo  blanco;  y  hay  tantos  in- 
convenientes en  ser  muchas,  para  no  hacer  cosa  buena, 
que  yo  no  los  puedo  ahora  decir,  sino  que  conviene  haya 
número  señalado,  y  cuando  pasaren  de  cuarenta  es,  muy 
mucho,  y  todo  baratería:  unas  a  otras^e  estorbarán,  para 
que  no  se  haga  cosa  buena. 

En  Toledo  me  he  informado  que  son  treinta  y  cinco, 
que  no  pueden  pasar  de  allí.  Yo  digo  a  vuestra  merced 
que  tantas  mozas,  y  tanto  ruido,  que  no  conviene  en  nin- 
guna manera.  Si  por  esto  no  quisieren  algunos  dar  limos- 
na, vaya  vuestra  merced  su  poco  a  poco,  que  no  hay 
priesa,  y  haga  su  congregación  santa,  que  Dios  ayudará, 
y  por  la  limosna  no  hemos  de  quebrar  en  la  justicia. 

5.  Será  también  menester,  que  para  elegir  las  que  han 
de  entrar,  que  convengan  haya  otros  dos  votos  con  la 
priora.  Esto  se  mirará  mucho.  Si  lo  quisiese  hacer  el  prior 
de  San  Andrés,  no  sería  malo,  y  algún  regidor,  o  entram- 
bos regidores,  y  para  que  tomen  las  cuentas  del  gasto, 
que  no  ha  de  entender  la  priora  en  esto,  ni  verlo,  ni  oirlo, 
como  desde  luego  dije. 

Será  menester  ver  las  calidades  que  han  de  tener  las 
que  han  de  entrar,  y  los  años  que  han  de  estar:  eso  allá 
se  verá  entre  vuestra  merced  y  el  padre  maestro,  y  todo 
lo  que  fuere  a  él  ha  de  estar  consultado  con  el  padre  pro- 
vincial de  la  Compañía,  y  el  padre  Baltasar  Alvarez. 

6.  Serán  menester  otras  cosas  hartas.  Allá  tratamos 
algunas,  en  especial  no  salir:  mas  las  que  me  parece  que 
importa  en  gran  manera,  son  las  dos  primeras;  porque 
tengo  esper.iencia  de  lo  que  son  muchas  mujeres  juntas. 
Dios  nos  libre. 

7.  En  lo  que  dice  vuestra  merced  (que  me  parece  me 
lo  escribe  la  priora)  de  no  quitar  ahora  el  censo,  vuestra 
merced  entienda,  que  no  puede  entrar  la  señora  doña  Ge- 
rónima,  ni  yo  tengo  licencia  para  que  entre,  sino  es  qu¡- 


214         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JEStJS 


tándose  primero  el  censo,  o  tomándolo  la  señora  doña 
Elena  sobre  su  hacienda,  de  manera,  que  la  casa  no  gaste 
nada  en  pagar  réditos,  y  que  quede  libre;  porque  entien- 
do, que  por  sólo  esto  dio  la  licencia  el  padre  provincial, 
y  es  hacer  fraude  a  mi  entender.  En  fin,  no  lo  puedo  ha- 
cer. Bien  veo  yo  es  mucha  carga  todo  eso  para  la  señora 
doña  Elena.  Tómese  medio:  o  se  detenga  el  labrar  de  la 
iglesia,  o  la  señora  doña  Gerónima  no  entre  tan  presto,  y 
esto  es  lo  mejor,  que  terna  más  edad. 

8.  Héseme  ofrecido  no  se  arrimar  mucho  sobre  funda- 
mento que  se  caiga,  porque  esa  señora  no  sabemos  si  per- 
severará. Todo  lo  mire  vuestra  merced  mucho.  Más  vale 
hacerse  en  algunos  años,  y  que  dure,  que  no  se  haga  cosa 
que  tengan  que  reír;  y  poco  va,  si  no  desdorase  la  virtud. 

9.  También  es  de  advertir,  si  nosotras  desde  ahora 
admitimos  ese  medio,  con  quién  se  ha  de  atar;  porque  no 
parece  hay  cosa  segura  de  presente,  y  dirá  el  padre  visi- 
tador, que  ¿qué  vemos  para  hacer  escrituras?  De  todo 
estaba  yo  libre  de  mirar,  si  lo  hiciera  el  padre  visitador: 
ahora  habré  de  hacerme  algo,  sin  serlo. 

10.  Suplico  a  vuestra  merced  dé  mucho  mis  enco- 
miendas al  señor  Asensio  Galiano  (era  asentista  de  Me- 
dina del  Campo,  muy  devoto  de  la  Santa),  y  le  dé  a  leer 
ésta.  Siempre  me  hace  merced  en  todo,  que  harto  me  he 
holgado  de  mis  cartas  estén  ya  en  seguridad.  Esta  mi  ruin 
salud  me  hace  caer  en  muchas  faltas. 

Ana  de  San  Pedro  (fué  una  religiosa  del  convento  de 
Ávila)  no  tiene  en  tan  poco  sus  hijas,  que  las  lleve  allá, 
ni  mal  de  nuevo,  y  ha  de  ser  grande,  cuando  lo  estorbe. 
Ya  llevaron  todas  las  cartas  a  San  Gil  (era  el  convento 
de  la  Compañía  de  Jesús  de  Ávila);  no  han  traído  res- 
puesta: mañana,  martes,  se  procurará.  En  las  oraciones  de 
mi  padre  rector  me  encomiendo. 

Indigna  sierva,  y  hija  de  vuestra  merced, 
Teresa  DE  Jesús. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  215 


CARTA 

AL  MUY  REVERENDO  PADRE  FRAY  NICOLÁSDE  JESÚS  MARÍA  PRI- 
MERO GENERAL  QUE  FUÉ  DE  LA  ORDEN  DE  LOS  DESCALZOS 
DE  NUESTRA  SEÑORA  DEL  CARMEN 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia,  mi  padre.  Trabajo  es 
andar  en  lugares  tan  apretados,  y  sin  vuestra  reverencia 
que  me  ha  dado  harto  desabor.  Plegué  a  Dios  le  dé  sa- 
lud. Harta  necesidad  debía  de  haber  en  esa  casa,  pues 
apartó  nuestro  padre  a  vuestra  reverencia  de  sí.  Harto 
contentó  la  humildad  de  su  carta  de  vuestra  reverencia 
aunque  no  pienso  hacer  lo  que  dice,  porque  se  enseñe  á 
padecer.  Mire,  mi  padre,  todos  los  principios  son  peno- 
sos, y  ansí  le  será  a  vuestra  reverencia  por  ahora  ése. 

2.  Deso  que  dicen  que  traen  consigo  las  letras,  harta 
mala  ventura  sería,  que  en  tan  pocas  se  entienda  ya  esa 
falta.  Valdrá  más  que  no  tenga  ninguna,  quien  tan  presto 
da  muestra  deso. 

Vuestra  reverencia  no  piense  que  está  el  negocio  del 
gobierno  en  conocer  siempre  sus  faltas,  que  es  menester 
que  se  olvide  a  sí  muchas  veces,  y  se  acuerde  está  en  lu- 
gar de  Dios  para  hacer  su  oficio;  que  él  dará  lo  que  le 
falta,  que  ansí  lo  hace  a  todos,  que  no  debe  haber  ninguno 
cabal;  y  no  se  haga  mogigato,  ni  deje  de  escribir  a  nues- 
tro padre  todo  lo  que  le  pareciere.  Poco  ha  que  envié 
otro  pliego  a  su  reverencia  por  vía  de  la  señora  doña 
luana.  Dios  guarde  a  vuestra  reverencia  y  le  haga  tan 
santo,  como  yo  le  suplico.  Amén. 

De  vuestra  reverencia,  sierva, 
Teresa  de  Jesús. 


216         OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN  DE  LA  MADRE  DE  DIOS 
JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pa- 
ternidad. Ayer  le  escribí  cuan  asentados,  y  apaciguados 
estaban  estos  padres,  que  yo  alababa  a  Dios.  Sepa,  que 
aun  no  les  había  leído  el  mandamiento  (era  el  que  dio  el 
Nuncio  de  visitador  apostólico  al  padre  fray  Gerónimo 
Gracián),  y  motu.  Yo  temía  harto  lo  que  ha  sido,  ya  que 
ha  estado  uno  conmigo,  y  me  dicen  se  han  alterado  estra- 
ñamente,  pareciéndoles  tienen  algún  color. 

Dicen  lo  que  yo  dije  harto  al  padre  .Mariano,  y  aun  no 
sé  si  lo  escribí  a  vuestra  paternidad  que  mandar  como 
perlado,  sin  haber  mostrado  la  autoridad  por  dónde 
manda,  claro  está  jamás  se  hace.  A  lo  que  vuestra  pater- 
nidad decía  en  la  carta  del  padre  Mariano  las  causas  por 
qué  no  enviaba  el  Breve,  por  cierto,  si  hay  alguna  en  qué 
dudar,  mejor  sería  antes.  Ojalá  estuviese  de  suerte,  que 
quitasen  a  vuestra  paternidad  de  ese  trabajo,  y  nos  lo 
dejasen  a  Descalzos  y  a  Descalzas. 

2.  El  padre  Padilla  (era  el  licenciado  Juan  de  Padilla) 
dirá  a  vuestra  paternidad  cómo  fray  Ángel  dice  no  puedo 
fundar  por  el  Concilio,  y  que  lo  declara  nuestro  Reveren- 
dísimo. Mucho  querría  que  viese  vuestra  paternidad,  si  es 
posible,  esta  declaración. 

A  lo  que  dice  llevó  monjas,  siempre  es  con  licencia  de 
los  perlados.  Aquí  tengo  la  que  el  mesmo  fray  Ángel  me 
dio  para  Veas,  y  Caravaca,  para  que  llevase  monjas. 
¿Cómo  no  lo  miró  entonces,  que  ya  estaba  acá  esa  decía- 


CATÍTAS    DK    I.A    SAXTA  217 


ración?  Ojalá  dejasen  descansar.  Dé  Dios  a  vuestra  pa- 
ternidad padre  mío,  el  descanso  que  yo  deseo. 

3.  Por  lo  que  envío  a  vuestra  paternidad  esa  carta,  es 
por  eso  de  Salamanca,  que  me  parece  lo  han  escrito  a 
vuestra  paternidad.  Yo  le  escribí  no  era  aquel  negocio  de 
frailes  Descalzos,  que  para  ponerlas  allí  sí,  mas  no  para 
ser  vicarios,  que  no  me  parece  quieren  otra  cosa;  y  para 
esto  es  poco  dos  meses,  y  no  los  pide  a  ellos  el  obispo, 
ni  son  para  semejantes  negocios.  Querría  apareciesen  allí 
los  Descalzos,  como  gente  del  otro  mundo,  y  no  yendo  y 
viniendo  a  mujeres. 

El  obispo  ganado  le  tenemos;  sin  eso  antes  quizá  se 
perderá  por  ahí:  el  buen  don  Teutonio  no  sé  si  hará  algo, 
que  tiene  poca  posibilidad,  y  no  es  muy  negociador.  A 
estar  yo  por  allá  que  lo  bulliera,  bien  creo  se  hiciera  bien; 
y  aun  quizá  se  hará  ansí,  si  a  vuestra  paternidad  le  pa- 
rece. Todo  esto  les  escribí.  La  priora,  y  las  demás  se  en- 
comiendan en  las  oraciones  de  vuestra  paternidad  y  de 
sus  padres.  Quede  vuestra  paternidad  con  Dios,  que  es 
muy  tarde.  Es  hoy  día  de  mi  padre  San  Hilarión. 

Sierva  y  subdita  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  DE  LA  MADRE  DE  DIOS 
JESÚS 

1.  Sea  la  gracia  del  Espíritu  Santo  con  vuestra  pater- 
nidad siempre.  Estos  días  he  escrito  algunas  veces;  ple- 
gué a  Dios  que  lleguen  allá  las  cartas,  que  me  descon- 
suela ver  lo  que  escribo, -y  las  pocas  que  vuestra  paterni- 
dad recibe. 


218         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

2.  Hoy  me  han  traído  esas  de  Valladolid:  dícenme, 
que  han  venido  de  Roma  para  que  haga  profesión  Casilda, 
y  que  está  alegrísima.  No  me  parece  cosa  que  vuestra 
paternidad  deje  de  dar  la  licencia,  por  esperar  a  darle  el 
velo:  porque  no  sabemos  los  sucesos  de  esta  vida,  y  lo 
más  cierto  es  lo  más  seguro,  sino  que  por  caridad,  por 
más  de  una  parte  me  la  envíe  vuestra  paternidad  luego, 
porque  no  se  esté  deshaciendo  aquel  angelito,  que  les 
cuesta  mucho.  Ya  dirán  a  vuestra  paternidad  o  se  lo  di- 
rían a  quien  dio  la  relación,  que  el  uno  fué  fray  Domingo 
(confesor  de  la  Santa),  aunque  si  tengo  lugar  leeré  las 
cartas,  porque  si  no  viene  lo  que  en  la  mía  la  enviaré  a 
vuestra  paternidad. 

3.  El  que  da  el  sitio  para  el  monasterio  querría  le  di- 
jesen una  misa  cada  semana,  y  que  acabaría  seis  buenas 
celdas.  Yo  he  dicho  no  lo  hará  vuestra  paternidad:  creo  se 
contentará  con  menos,  y  aun  quizá  con  no  nada.  Traigo 
miedo  si  ha  de  faltarnos  el  Nuncio  por  sí,  o  por  no,  no  me 
diga,  si  fuese,  qué  hará  Angela  (era  la  misma  Santa), 
porque  luego  andará  el  escrúpulo  de  la  obediencia  para 
ir  a  donde  ha  de  parar. 

Bien  veo  es  a  tras  mano,  y  a  donde  ella  estará  harto 
peor  que  a  donde  ahora  está,  lo  menos  para  su  salud:  mas 
es  a  donde  hay  mayor  necesidad,  y  ansí  no  hay  que  mi- 
rar en  contento,  que  en  la  tierra  sería  yerro  hacer  caso  de 
él.  En  fin,  es  el  mayor  estar  con  su  confesor  Pablo,  y  hay 
allá  más  aparejo,  salvo -a  hacerse  el  monasterio;  porque 
a  donde  ahora  está  ya  lo  ve,  aun  peor  está  que  en  Ávila 
para  negocios. 

De  una  manera  o  de  otra  vuestra  paternidad  envíe  a 
decir  su  determinación,  que  ya  lo  conoce;  y  si  fuese,  po- 
drá ser  no  aguardar  respuesta,  si  acá  la  dicen  otra  cosa 
que  sentiría  harto.  También  vuestra  paternidad  si  para 
señalar  o  escoger  puesto  hace  al  caso  estar  seiíalado  del 
visitador  pasado,  que  dejada  la  necesidad  de  allí  quizá 


CARTAS   DE   LA    SANTA  219 


será  mas  perfección  que  señalarlo  ella.  Y  mire  mi  padre 
mucho  lo  que  conviene  en  esto,  que  ha  de  ser  cosa  pú- 
blica el  errar  o  acertar,  que  yo  creo  no  durar'á  mucho, 
porque  habrá  otro  Nuncio,  mas  ya  podría  ser  que  sí. 

¡O,  válame  Dios,  que  libertad  tan  grande  tiene  esta 
mujer  en  todos  los  sucesos!  Ninguna  le  parece  vernáque 
le  esté  mal,  ni  a  su  Pablo.  Gran  cosa  hacen  las  palabras 
de  José,  pues  bastan  a  esto;  mas  tales  letras  y  pulpitos 
tiene.  Es  para  alabar  a  Dios.  Encomiende  vuestra  pater- 
nidad esto,  y  respóndame  por  caridad  que  no  se  pierde 
nada,  y  podría  perderse  mucho  en  seguirse  otros  pare- 
ceres. 

Harto  encomendamos  a  Dios  al  Nuncio  y  al  Ángel  ma- 
yor, que  es  de  quien  más  pena  tengo.  Su  Majestad  le  dé 
salud,  y  a  vuestra  paternidad  me  guarde  muchos  años  con 
gran  santidad.  Amén.  Amén.  Son  hoy  4  de  noviembre. 

Indigna  subdita  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  DE  Jesús. 

CARTA 

AL   PADRE   FRAY    GERÓNIMO    GRACIÁN  DE   LA   MADRE  DE  DIOS 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad, mi  padre.  La  semana  pasada,  que  fué  en  la  Octava 
de  Todos  los  Santos,  escribí  a  vuestra  paternidad  lo  que 
me  había  holgado  con  su  carta,  que  es  la  postrera  que  he 
recibido,  aunque  corta.  De  que  me  dice  escribe  a  Roma, 
plegué  a  Dios  se  cuaje,  no  haya  otros  pareceres. 

2.  También  decía  a  vuestra  paternidad  lo  mucho  que 
me  había  holgado  con  las  cartas  que  me  envió  el  padre 
Mariano  (que  se  las  mande  a  pedir),  que  le  ha  escrito  a 


220         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JEStJS 

vuestra  paternidad:  es  una  historia,  que  me  iiizo  alabar 
mucho  a  Dios. 

Yo  no  sé  a  dónde  tiene  cabeza  para  tanta  trapaza,  e 
ingenio;  bendito  sea  el  que  le  da  que  bien  parece  obra 
suya;  por  eso  ande  siempre  vuestra  paternidad  con  cui- 
dado de  pensar  la  merced  que  le  hace  Dios,  y  poco  con- 
fiado de  sí;  que  yo  le  digo,  que  el  estarlo  tanto  el  Buena- 
venturado,  pareciéndole  todo  fácil,  que  me  dejó  es- 
pantada cuando  lo  oí,  que  no  le  ha  hecho  ningún  pro- 
vecho. 

Quiere  este  gran  Dios  de  Israel  ser  alabado  en  sus  Es- 
crituras, y  ansí  hemos  menester  lo  que  vuestra  paternidad 
trae  delante,  que  es  su  honra,  y  gloria,  y  hacer  cuantas 
diligencias  pudiésemos,  por  no  querer  ninguna  nosotros: 
que  Su  Majestad,  si  le  estuviere  bien,  terna  ese  cuidado, 
que  a  lo  que  nosotros  está  bien,  es  que  se  entienda 
nuestra  bajeza,  y  que  en  ella  se  engrandezca  su  gran- 
deza. 

¡Mas  qué  boba  estoy,  y  cómo  se  estará  riendo  mi  pa- 
dre, cuando  lea  ésta!  Dios  las  perdone  a  esas  mariposas 
(eran  las  religiosas  de  Sevilla),  que  tan  a  su  consuelo  go- 
zan lo  que  yo  ahí  gocé  con  tanto  trabajo.  La  envidia  no 
se  puede  escusar:  mas  harto  gozo  es  para  mí  la  industria 
que  le  ha  dado,  para  que  tenga  algún  alivio  Pablo  y  tan 
siri  nota. 

3.  Ya  les  escribí  hartos  consejos  bobos  para  vengarse 
de  mí'.  ¿Había  de  dejar  de  darme  el  alivio  que  tengo  de 
que  pueda  tener  alguno,  pues  tiene  tanta  necesidad,  y  tan 
gran  trabajo?  Mas,  más  virtud  tiene  mi  Pablo  que  eso,  y 
mejor  entendida  me  tiene  que  antes.  Porque  no  haya  oca- 
siones de  faltar,  eso  pido  yo,  que  si  no  fuera  a  ese  fin,  no 
sea  vuestra  paternidad  capellán  suyo. 

Esto  es  ansí;  porque  yo  le  digo,  que  si  para  no  más  de 
eso  hubiera  pasado,  todo  el  trabajo  que  pasé  en  esta 
fundación,  lo  diera  por  muy  bien  pasado,  y  de  nuevo  me 


CARTAS  DE  LA   SANTA  221 


hace  alabar  al  Señor,  que  me  hizo  esta  merced,  de  que 
haya  ahí  cómo  resollar,  sin  que  sea  con  seglares.  Hácen- 
me  gran  placer  esas  hermanas  (y  vuestra  paternidad 
merced)  en  escribirlo  ellas  tan  por  menudo,  que  dicen  que 
vuestra  paternidad  se  lo  manda,  que  me  es  esto  gran  re- 
galo ver  que  no  me  olvida. 

4.  Doña  Elena  juntó  la  legítima  de  su  hija,  y  lo  que 
ella  ha  de  traer,  si  entra,  y  dice  la  han  de  tomar  a  ella,  y 
a  otras  dos  monjas,  y  dos  frailas,  y  que  después  de  la- 
brada la  casa,  quede  una  obra  pía,  como  la  de  Alba.  Ver- 
dad es  que  todo  lo  deja  en  lo  que  a  vuestra  paternidad 
le  pareciere,  y  al  padre  Baltasar  Álvarez,  y  a  mí.  Él  fué  el 
que  me  envió  esta  memoria,  que  no  la  quiso  responder 
hasta  ver  lo  que  yo  decía. 

Yo  tuve  haría  atención  a  la  voluntad  que  he  visto 
en  vuestra  paternidad  y  ansí,  después  de  muy  pen- 
sado, y  platicado,  respondí  esto:  Si  no  le  pareciere  bien 
a  vuestra  paternidad  avíseme;  y  advierta,  que  por  mi  vo- 
luntad, las  casas  que  están  ya  fundadas  de  pobreza,  no 
las  querría  ver  con  renta.  Guárdeme  Dios  a  vuestra  pa- 
ternidad. 

Indigna  hija,  y  sierva, 

Teres.\  de  Jesús. 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN  DE  LA  MADRE  DE  DIOS 


jesús 


1.  Sea  con  vuestra  paternidad  mi  padre.  Cada  vez 
que  veo  cartas  de  vuestra  paternidad  tan  a  menudo,  que- 
rría besarle  de  nuevo  las  manos,  porque  me  dejó  en  este 
lugar,  que  no  sé  qué  hubiera  hecho  sin  este  remedio;  sea 
Dios  por  todo  bendito.  El  viernes  pasado  respondí  a  al- 


222         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

gimas  cartas  de  vuestra  paternidad,  otras  me  han  dado 
ahora.  Las  que  escribió  en  Paterna,  y  en  Trigueros  están 
tan  llenas  de  cuidado,  y  con  mucha  razón. 

2.  Con  toda  la  que  vuestra  paternidad  tenía  en  el  que- 
darse, vista  la  carta  del  Ángel  tan  encarecida,  quisiera 
yo,  aunque  fuera  a  costa  de  su  trabajo,  que  no  dejara  de 
ir  en  cumpliendo  con  esos  señores  marqueses;  porque 
aunque  él  no  acertara,  por  cartas  comunicarse  mal  estas 
cosas;  y  debémosle  tanto,  y  parece  que  le  ha  puesto  Dios 
para  nuestra  ayuda,  que  el  yerro  nos  saldría  bien  por  su 
parecer.  Mire,  mi  padre,  no  le  enoje  por  amor  de  Dios, 
que  está  ahí  muy  solo  de  buen  consejo,  y  darme  ía  mu- 
cha pena, 

3.  También  me  la  ha  dado,  que  ese  santo  ya  me  dice 
la  priora  que  no  hace  bien  su  oficio,  harto  más  de  que 
tenga  poco  ánimo.  Por  amor  de  Dios  que  vuestra  pater- 
nidad se  lo  diga  de  arte,  que  entienda,  que  también  habrá 
para  él  justicia,  como  para  los  otros. 

4.  Escribo  ésta  tan  aprisa,  que  no  podré  decir  lo  que 
quisiera.  Por  cierto  que  me  admira  ver  cómo  va  el  Señor 
entremetiendo  penas  con  contentos,  que  es  propio  ca- 
mino derecho  de  sus  trazas.  Sepa,  mi  padre,  que  en  al- 
guna manera  me  es  gran  regalo,  cuando  me  cuenta  tra- 
bajos, aunque  aquel  testimonio  me  ofendió  mucho,  no 
por  lo  que  tocaba  a  vuestra  paternidad,  sino  por  la  otra 
parte:  como  no  hallan  quién  sea  testigo,  buscan  quien  les 
parece  no  hablará;  y  será  más  que  todos  los  del  mundo 
su  defenderse,  y  a  su  hijo  Eliseo. 

5.  Ayer  me  escribió  un  padre  de  la  Compañía,  y  una 
señora  de  Aguilar  de  Campo,  que  es  una  buena  villa  cabe 
Burgos,  trece  leguas:  es  viuda,  y  de  setenta  años,  y  sin 
hijos.  Dióle  un  gran  mal,  y  queriendo  hacer  una  buena 
obra  de  su  hacienda  (que  son  seiscientos  ducados  de 
renta,  y  más  buena  casa,  y  huerta),  díjola  él  de  estos 
monasterios:  cuadróle  tanto  que  en  el  testamento  lo  de- 


CASTAS   DE   LA    SANTA  223 


jaba  todo  para  esto:  en  fin,  vivió,  y  ha  quedado  con  gran 
gana  de  hacerle,  y  ansí  me  escribe  que  la  responda.  Pa- 
réceme  muy  lejos,  aunque  quizá  quiere  Dios  se  haga. 
También  en  Burgos  hay  tantas  que  quieren  entrar,  que 
es  lástima  no  haber  dónde. 

En  fin,  no  lo  despediré,  sino  como  que  me  quiero  in- 
formar mejor,  y  ansí  lo  haré  de  la  tierra,  y  todo,  hasta 
que  vea  vuestra  paternidad  lo  que  manda,  y  si  podrá  ad- 
mitir monasterios  de  monjas  con  su  Breve;  que  aunque 
yo  no  vaya,  puede  vuestra  paternidad  enviar  otras.  No 
olvide  de  decirme,  qué  manda  que  haga  en  esto.  Yo  tengo 
en  Burgos  bien  de  quién  me  informar;  si  lo  da  todo  (que 
sí  lo  dará),  bien  deben  ser  nueve  mil  ducados,  y  más,  con 
las  casas,  y  desde  Valladolid  allá  no  hay  mucho.  La  tierra 
debe  de  ser  muy  fría;  mas  dice  que  hay  buenos  reparos. 

6.  ¡O,  mi  padre,  y  quién  pudiera  hallarse  en  esos  cui- 
dados con  vuestra  paternidad!  ¡Y  qué  bien  hace  de  que- 
jarse a  quien  tanto  le  han  de  doler  sus  penas!  jY  qué  en 
gracia  me  cae  verle  tan  metido  con  cigarras!  Gran  fruto 
se  ha  de  hacer  ahí:  yo  lo  espero  en  Dios,  que  él  las  pro- 
veerá, aunque  sean  pobres.  Yo  le  digo,  que  me  escribe 
una  carta  la  san  Francisco,  harto  discreta. 

Dios  sea  con  ellas,  y  lo  que  quieren  a  Pablo,  me  cae 
harto  en  gracia;  y  que  las  quiera  él  bien;  me  alegro, 
aunque  no  tanto:  mas  a  esas  de  Sevilla  yo  me  las  quería 
mucho,  y  cada  día  las  quiero  más,  por  el  cuidado  que 
tienen  de  quien  con  el  mío  le  querría  estar  siempre  rega- 
lando, y  sirviendo.  Sea  Dios  alabado,  que  le  da  tanta 
salud.  Mire  no  se  descuide  en  lo  que  come  por  esos  mo- 
nasterios, por  amor  de  Dios.  Buena  estoy.  Su  Majestad 
me  le  guarde,  y  haga  tan  santo,  como  le  suplico.  Amén. 
Es  hoy  víspera  de  la  Concepción  de  nuestra  Señora. 


Indigna  hija  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


224         GURAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN  DE  LA  MADRE  DE  DIOS 
JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad  mi  padre.  ¡O,  qué  buen 
día  he  tenido  hoy,  que  me  ha  enviado  el  padre  Mariano 
todas  sus  cartas  de  vuestra  paternidad!  No  ha  menester 
decírselo,  que  él  lo  hace,  que  se  lo  he  rogado;  y  aunque 
vienen  tarde,  me  consuelo  mucho.  Mas  todavía  me  hace 
vuestra  paternidad  mucha  caridad  en  decirme  la  sustan- 
cia de  las  cosas  que  pasan,  porque,  como  digo,  vienen 
estotros  tarde,  aunque  cuando  a  su  poder  viene  alguna 
para  mí,  no,  que  luego  me  las  ha  enviado.  Estamos  muy 
grandes  amigos. 

2.  Hame  hecho  alabar  al  Señor  de  la  manera,  y  con 
la  gracia  que  vuestra  paternidad  escribe,  y  sobre  todo 
con  la  perfección. 

¡Oh,  padre  mío,  qué  majestad  tienen  las  palabras  que 
tocan  en  esto!  ¡Y  qué  consuelo  dan  a  mi  alma!  Cuando 
no  fuéramos  fieles  a  Dios  por  el  bien  que  se  nos  sigue, 
sino  por  la  autoridad  que  da  (y  mientras  más,  más),  nos 
será  grandísima  ganancia.  Bien  se  le  parece  a  vuestra 
paternidad  que  le  va  bien  coh  Su  Majestad.  Sea  por  todo 
bendito,  que  tantas  mercedes  me  hace,  y  tanta  luz  le  da  y 
fuerzas;  no  sé  cuándo  se  lo  he  de  acabar  de  servir. 

Yo  le  digo  que  venía  de  arte  la  carta  que  escribió  desde 
Trigueros  sobre  el  Tostado,  y  el  romper  las  que  le  fueron 
a  mostrar  para  pedirle.  En  fin,  mi  padre,  le  ayuda  Dios,  y 
enseña  a  banderas  desplegadas,  como  dicen;  no  haya 
miedo  que  deje  de  salir  con  gran  empresa.  ¡Oh,  la  envidia 
que  tengo  a  los  pecados  que  se  dejan  de  hacer  por  vues- 


CARTAS  DE  LA   SANTA  225 


tra  paternidad  y  el  padre  fray  Antonio!,  y  estoyme  yo 
aquí  sólo  con  deseos. 

3.  Hágame  saber  en  qué  ser  fundó  aquel  testimonio, 
que  me  parece  grandísima  necedad  levantar  una  cosa 
como  ésa.  Mas  ninguna  llega  a  la  que  el  otro  día  me  es- 
cribió. ¿Piensa  que  es  pequeña  merced  de  Dios  llevar 
vuestra  paternidad  esas  cosas  como  las  lleva?  Yo  le  digo, 
que  le  va  pagando  los  servicios  que  ahí  le  hace.  No  será 
esa  sola. 

4.  Espantada  estoy  de  tan  mala  ventura  como  hay,  en 
especial  eso  desas  misas,  que  me  fui  al  coro  a  pedir  a  Dios 
remedio  para  esas  almas.  No  es  posible  consienta  Su  Ma- 
jestad que  pase  tanto  mal  adelante,  ya  que  lo  ha  comen- 
zado a  descubrir.  Cada  día  voy  entendiendo  más  el  fruto 
de  la  ora:ión,  y  lo  que  debe  ser  delante  de  Dios  una  alma, 
que  por  sola  su  honra,  pide  remedio  para  otras. 

Crea,  mi  padre,  que  creo  se  va  cumpliendo  el  deseo 
con  que  se  comenzaron  estos  monasterios,  que  fué  para 
pedir  a  Dios  a  los  que  tornan  por  su  honra,  y  servicio, 
ayude,  ya  que  las  mujeres  no  somos  para  nada.  Cuando 
yo  considero  la  perfección  de  estas  monjas,  no  me  espan- 
taré de  lo  que  alcanzaren  de  Dios.  Holgádome  he  de  ver 
la  carta  que  escribió  a  vuestra  paternidad  la  priora  de 
Pastrana,  y  la  maña  que  le  da  Dios  a  vuestra  paternidad 
en  todas  las  cosas.  Espero  en  él  que  hará  gran  fruto,  y 
hame  puesto  codicia  de  que  no  cesen  las  fundaciones. 

5.  Ya  escribí  a  vuestra  paternidad  de  una,  y  sobre  esa 
misma  me  escribe  esa  carta  la  priora  de  Medina;  no  son 
mil  ducados  los  que  da,  sino  seiscientos;  ya  puede  ser  se 
quede  allá  ahora  con  los  demás.  Traté  con  el  doctor  Ve- 
lázquez  este  negocio,  porque  aun  tenía  escrúpulo  de 
tratar  en  ello  contra  la  voluntad  del  general.  Ha  puesto 
mucho  en  que  procure  con  doña  Luisa  escriba  al  embaja- 
dor, para  que  lo  alcanzase  del  general. 

Dice  que  él  dirá  la  información  que  se  ha  de  dar,  y  si 

Tomo  iv  15 


226       \    ^AS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


él  no  la  diere,  lo  pidan  al  Papa,  informándole  cómo  son 
espejos  de  España  estas  casas.  Ansí  lo  pienso  hacer,  si  a 
vuestra  paternidad  no  le  parece  otra  cosa. 

Ya  escribí  al  maestro  Ripalda,  que  ha  sido  rector  ahora 
de  Burgos,  para  que  se  informase  (que  es  mi  gran  amigo 
de  la  Compañía)  y  para  que  me  informase,  y  que  yo  en- 
viaría, si  fuese  conveniente,  allá  quien  lo  viese,  y  lo  tra- 
tase; y  ansí  podrá  ir,  si  a  vuestra  paternidad  le  pareciese, 
Antonio  Gaitán  y  Julián  de  Ávila;  como  venga  el  buen 
tiempo,  enviaráles  vuestra  paternidad  un  poder:  ellos  lo 
concertarán,  como  lo  de  Caravaca,  y  sin  ir  yo  allá  se 
podrá  fundar;  que  aunque  vayan  más  monjas  a  reforma- 
ciones, para  todo  hay,  como  se  queden  pocas  en  los  con- 
ventos, aunque  sea  como  ahí.  Paréceme  que  en  otras, 
que  sean  más  ahí,  no  conviene  ir  solas  dos,  y  aun  ahí  no 
me  pesara  que  tuvieran  una  frayla,  que  las  hay  ¿y  qué 
tales? 

6.  Yo  bien  tengo  entendido,  que  ningún  remedio  tie- 
nen los  monasterios,  si  no  hay  de  las  puertas  adentro 
quien  guarde;  está  la  Encarnación,  que  es  para  alabar  a 
Dios.  Y  si  los  perlados  entendiesen  lo  que  cargan  sobre 
sí,  y  tuviesen  el  cuidado  que  vuestra  paternidad,  de  otra 
manera  irían:  y  no  sería  poca  misericordia  de  Dios  haber 
tantas  oraciones  de  buenas  almas  para  su  Iglesia. 

7.  Muy  bien  me  parece  lo  que  dice  de  los  hábitos,  y 
de  aquí  a  un  año  los  puede  poner  a  todas.  Hecho  una  vez, 
hecho  se  queda,  que  todo  es  grita  unos  días;  y  con  casti- 
gar a  unas,  callarán  las  demás,  que  ansí  son  mujeres  te- 
merosas por  la  mayor  parte.  Esas  novicias  no  queden 
ahí,  por  caridad,  pues  llevan  tan  malos  principios.  Vanos 
mucho  en  salir  bien  con  ese  monasterio,  que  es  el  pri- 
mero. Yo  le  digo,  que  si  eran  sus  amigos,  que  se  lo  pa- 
gan bien  en  las  obras. 

8.  Caído  me  ha  en  gracia  el  rigor  de  nuestro  padre 
fray  Antonio,  pues  entienda,  que  con  alguna  no  fuera 


CARTAS   DE   LA    SANTA 


malo,  que  infinito  importa,  que  yo  las  conozco.  Quizá  se 
quitará  más  de  un  pecado  en  sus  palabras,  y  aun  estu- 
vieran ahora  más  rendidas;  que  de  blandura,  y  rigor  ha 
de  haber,  que  ansí  nos  lleva  nuestro  Señor,  y  esas  muy 
determinadas  no  tienen  otro  remedio.  Y  torno  a  decir, 
que  están  muy  solas  las  pobres  Descalzas;  si  alguna  está 
mala,  será  gran  trabajo.  Dios  las  dará  salud,  pues  ve  la 
necesidad. 

9.  A  todas  sus  hijas  de  vuestra  paternidad  las  de  por 
acá,  les  va  bien,  sino  que  en  Veas  las  matan  con  pleitos; 
mas  no  es  mucho  que  padezcan  algo,  que  se  hizo  muy 
sin  trabajo  en  aquella  casa.  Nunca  tendré  mejores  días, 
que  los  que  allí  tuve  con  mi  Pablo.  En  gracia  me  ha  caí- 
do, que  me  escribió  su  hijo  querido,  y  cuan  de  presto 
dije,  estando  sola  que  tenía  razón.  Mucho  me  holgué  de 
oírlo;  y  más  me  holgaría  de  ver  eso  en  tan  buenos  térmi- 
nos, que  diese  por  lo  de  acá  vuelta,  que  espero  en  Dios 
ha  de  venir  a  sus  manos. 

10.  Mucha  pena  me  da  el  mal  de  esa  priora,  que  se 
hallaría  mal  otra  como  ella  para  ahí.  Hágala  vuestra  pa- 
ternidad tratar  bien,  y  que  tomase  algunas  cosas  para  esa 
calentura  contina.  ¡O,  qué  bien  me  va  con  el  confesor! 
Que  para  que  haga  alguna  penitencia,  hace  que  coma 
cada  día  más  de  lo  que  suelo,  y  me  regale.  La  mi  hija 
Isabel  está  aquí,  dice,  que  ¿cómo  vuestra  paternidad  tan- 
tas burlas  de  no  la  responder?  Dios  me  guarde  a  vuestra 
paternidad.  Amén. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


228         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

CARTA 

AL  PADRE  FRAY   GERÓNIMO   GRACIÁN  DE   LA  MADRE  DE  DIOS. 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad  mi  buen  padre.  Ante- 
ayer supe  cómo  la  señora  doña  Juana  había  llegado  a  Va- 
lladolid,  y  la  víspera,  o  día  de  san  Ángel  daban  el  hábito 
a  la  señora  doña  María.  Plegué  a  Dios  sea  para  honra 
suya,  y  la  haga  muy  santa.  También  en  Medina  me  es- 
cribe la  priora  se  le  dieran  de  buena  gana,  si  ella  quisie- 
ra; mas  no  me  parece  está  en  eso.  Como  a  vuestra  pa- 
ternidad escribí,  mucho  sintieron  en  Valladolid  el  no  ir 
vuestra  paternidad.  Ya  les  he  dicho  será  presto,  con  el 
favor  de  Dios,  y  cierto  es  harto  menester;  e  ¡do  el  Tos- 
tado, no  hay  ya  qué  temer. 

2.  Al  padre  Mariano  escribo,  procure  (si  viniere  con 
el  siciHano)  que  venga  también  vuestra  paternidad,  porque 
si  algo  se  ha  de  concertar  de  lo  que  él  dice  en  esta  carta, 
es  menester  ansí.  Yo  digo  a  vuestra  paternidad  que  si  es 
como  dice  este  fraile,  que  lleva  mucho  camino  a  acabarse 
por  esta  vía  los  negocios  con  nuestro  padre  general;  y 
hecho  esto,  si  viésemos  no  nos  estaba  bien,  ahí  se  queda 
el  tiempo.  El  Señor  le  encamine. 

Yo  querría,  si  este  padre  no  viene  por  acá,  vuestra  pa- 
ternidad se  viese  con  él.  Para  todo  es  menester  hablar- 
nos, aunque  lo  que  vuestra  paternidad  hiciere  será  lo 
acertado.  Poco  ha  que  escribí  a  vuestra  paternidad  lar- 
go, y  ansí  ahora  no  lo  soy;  porque  me  han  traído  hoy 
cartas  de  Caravaca,  y  he  de  responder,  y  también  escribo 
a  Madrid. 

3.  ¡Oh,  mí  padre,  que  se  me  olvidaba!  La  mujer  vino 
a  curarme  el  brazo,  que  lo  hizo  muy  bien  la  priora  de 


CAKTAS    DE   LA    SANTA  229 


Medina  en  enviarla,  que  no  le  costó  poco,  ni  a  mí  el  cu- 
rarme. Tenía  perdida  la  muñeca,  y  ansí  fué  terrible  el  do- 
lor, y  trabajo,  como  había  tanto  que  caí.  Con  todo,  me 
he  holgado,  por  probar  lo  que  pasó  nuestro  Señor  en  al- 
gún poquito.  Parece  que  quedo  curada,  aunque  ahora 
con  el  tormento  poco  se  puede  entender  si  lo  está  del 
todo;  mas  menéase  bien  la  mano,  y  el  brazo  puedo  levan- 
tar a  la  cabeza;  mas  aun  tiempo  hay  para  estar  bueno  del 
todo.  Crea  vuestra  paternidad  que  si  tardara  u-n  poco 
más,  quedaba  manca.  A  la  verdad,  no  tenía  mucha  pena, 
si  Dios  lo  quisiera. 

Fué  tanta  la  gente  que  acudió  a  ella,  que  no  se  podían 
valer  en  casa  de  mi  hermano.  Yo  le  digo,  mi  padre,  que 
después  de  vuestra  paternidad  se  fué  de  aquí,  que  ha  an- 
dado bueno  el  padecer  de  todas  maneras.  A  veces  pa- 
rece se  cansa  el  cuerpo,  y  tiene  alguna  cobardía  el  alma, 
cuando  vieíie  uno  sobre  otro,  aunque  la  voluntad  buena 
está, a  mi  parecer.  Esté  Dios  con  vuestra  paternidad  siem- 
pre. Estas  sus  hijas  se  le  encomiendan.  Es  hoy  víspera 
de  la  Invención.  Doña  Guiomar  anda  mejor,  aquí  se  está. 

Indigna  hija  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

AL   PADRE  FRAY   GERÓNIMO  GRACiAn   DE  LA  MADRE  DE  DIOS 
*  '  JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad.  Después  de  escrita  la 
que  va  con  ésta,  hoy  día  de  la  Ascensión,  me  han  traído 
sus  cartas  por  la  vía  de  Toledo,  que  m.e  han  dado  harta 
pena.  Yo  lo  digo,  mi  padre,  que  es  cosa  temeraria.  Rom- 
pa vuestra  paternidad  luego  ésta.  Ya  ve  quesería  con 


230         ODRAS  DE  SANTA  TERKSA  DE  JESÚS 

todas  las  quejas  que  de  mí  tiene,  que  me  tiene  harto  can- 
sada; porque  aunque  le  quiero  mucho,  y  muy  mucho,  y 
es  santo,  no  puedo  dejar  de  ver  que  no  le  dio  Dios  este 
talento. 

¿Ahora  no  ve  en  cuánto  ha  'creído  a  aquellas  apasio- 
nadas, y  sin  más  información  quiere  hacer,  y  deshacer? 
Yo  bien  entiendo  que  ella  tiene  falta  para  gobierno;  mas 
no  serán  sus  faltas  que  deshonren  la  Orden,  sino  que  se 
pasan  en  casa.  Ya  yo  les  había  escrito,  que  vuestra  pa- 
ternidad iría  allá,  y  se  remediaría  todo:  y  en  eso  de  las 
tentaciones,  que  lo  tratasen  con  el  confesor,  y  no  con  ella. 

Querer  que  gobierne  Isabel  de  jesús,  y  hacerla  suprio- 
ra,  es  disbarate  grande;  que  unos  días  que  le  tuvo,  mien- 
tras fué  Brianda,  tenían  las  mesmas  monjas  más  cuentos, 
y  risa,  que  no  acababan,  y  no  la  ternán  en  cosa  de  la 
vida.  Ella  buena  es,  mas  no  para  eso;  y  quitar  el  gobierno 
a  Ana  de  la  Madre  de  Dios  por  dos  días  (que  según  la 
priesa  da  por  Brianda,  la  llevará  presto),  es  desatino;  y 
llevarla  háceseme  cosa  bien  recia;  porque  si  no  es  para 
tornarla  a  sacar  presto  (si  se  hace  alguna  fundación),  yo 
temo  mucho  verla  en  aquel  lugar,  estando  allí  el  que  está. 

2.  Lo  que  dice  que  no  hace  por  los  Descalzos,  es  el 
mandamiento  que  vuestra  paternidad  tiene  puesto:  mur- 
murar por  lo  demás,  yo  no  lo  creo,  ni  que  a  ella  le  pesará 
de  lo  que  se  haga  conmigo,  porque  yo  la  conozco,  y  no 
es  nada  apretada,  sino  muy  franca.  Contarle  han  las  pa- 
labras unas  por  otras;  a  mí  me  parece,  mi  padre,  que 
aunque  vaya  allí  santa  Clara  (estando  el  que  está,  y  la 
tema  que  ellas  tienen)  hallarán  hartas  faltas.* 

3.  En  lo  de* no  regalar  las  enfermas,  es  gran  testimo- 
nio, que  es  mucha  su  caridad.  Yo  me  vi  apretadísima,  mi 
padre,  con  la  pasada,  porque  todo  no  es  nada,  cuando 
no  llega  a  honra,  y  allí  que  es  un  paso  del  mundo.  Eso 
que  dicen  de  la  hondura,  es  torcedor,  que  ella  vino  por 
dicho  de  los  médicos  para  su  salud.  Yo  no  sé  qué  haga 


CAETAS   DE  LA   SANTA  231 


vuestra  paternidad  en  esto  cierto.  En  gracia  me  cae  ha- 
cer caso  el  padre  fray  Antonio,  en  que  no  tomasen  en  la 
boca  a  Brianda,  que  era  lo  mejor  que  podía  hacer. 

Vuestra  paternidad  lo  mire  mucho  por  caridad.  Si  ello 
fuere  hacer  lo  que  conviene,  habíase  de  llevar  allí  tal, 
como  Isabel  de  Santo  Domingo,  con  una  buena  supriora, 
y  quitar  algunas  de  esas.  Menester  es  que  vuestra  pater- 
nidad escriba  con  brevedad  al  padre  fray  Antonio,  para 
que  no  haga  mudanza,  hasta  que  vuestra  paternidad  lo 
mire  mucho.  Yo  le  escribiré,  que  no  puedo  hacer  nada 
hasta  ver  lo  que  vuestra  paternidad  manda,  y  desenga- 
ñarle he  de  algunas  cosas. 

4.  Lo  de  la  casa  me  ha  dado  pena,  que  es  lástima  que 
no  haya  habido  quien  le  duela,  sino  que  deben  de  haber 
hecho  algún  casar,  o  quería  que  se  acabasen  dos  cuartos, 
y  se  cercase,  para  que  si  no  hubiese  ahora  para  más  no 
se  quede  todo  perdido,  que  mejor  estarán  allí  (por  poco 
que  estén)  que  en  el  que  están;  vuestra  paternidad  se  lo 
escriba. 

Yo  no  sé  cómo  mi  padre  daba  comisión  paraMalagón, 
sin  avisarle  mucho.  Digo,  que  estoy  como  tonta;  que  por 
otra  parte  me  parece,  que  quitar  y  poner  quien  gobierne 
allí,  y  tan  sin  son,  es  gran  deslustre  de  la  casa.  Vuestra 
paternidad  se  informe,  y  haga  lo  que  el  Señor  le  diere  á 
entender,  que  eso  será  lo  más  acertado.  Yo  le  suplicaré 
dé  luz  a  vuestra  paternidad,  mas  mucho  es  menester  ad- 
vertir luego  dello,  y  que  el  padre  fray  Antonio  no  marti- 
rice aquella  santa,  que  cierto  es.  Sea  Dios  con  vuestra 
paternidad  siempre. 

Indigna  sierva  de  vuestra  paternidad, 

Teresa  DE  Jesús. 

5.  No  creo  terna  mortificación  Isabel  de  Santo  Domin- 
go para  ir  allí;  mas  sería  remediar  aquella  casa,  y  Brianda 
podría  ir  a  Segovia,  o  María  de  San  Gerónimo.  Dios  lo 


232         OBR VS  DE  SANTA  TEBESA  DE  JESÚS 

remedie,  y  para  la  salud  de  Isabel  de  Santo  Domingo  es 
la  tierra  caliente,  y  éstas  no  se  atreverían  a  decir  della, 
siendo  tan  aprobada.  Ésta  abrí  para  borrar  lo  que  decía 
de  Mariano,  por  si  se  perdiese  la  carta. 

CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN  DÉLA  MADRE  DE  DIOS 
JESÚS 

1 .  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad, mi  padre.  Mucho  nos  hemos  holgado  con  la  carta 
que  trajo  Pedro,  tan  Uen^  de  buenas  esperanzas,  y  al  pa- 
recer no  dejarán  de  ser  ciertas.  Hágalo  nuestro  Señor 
como  más  ha  de  ser  servido.  Con  todo,  hasta  que  sepa 
que  Pablo  ha  hablado  al  Nuncio,  y  cómo  le  ha  ido  con  él, 
no  estoy  sin  cuidado.  Por  caridad  que  viniendo  a  su  noti- 
cia de  vuestra  paternidad  me  lo  escriba. 

2.  Mucho  me  ha  lastimado  la  muerte  de  tan  católico 
rey,  como  era  el  de  Portugal,  y  enojado  de  los  que  le  de- 
jaron ir  a  meter  en  tan  gran  peligro.  Por  todas  partes  nos 
da  a  entender  el  mundo  la  poca  seguridad  que  hemos  de 
tener  de  ningún  contento,  si  no  le  buscamos  en  el  pa- 
decer. 

3.  Cuando  vuestra  paternidad  entienda  que  es  bien 
hacer  algún  reconocimiento  con  el  Nuncio,  nos  avise  y 
muy  presto,  cómo  le  ha  ido  con  él,  por  caridad,  que  hasta 
esto  estaré  con  cuidado,  aunque  espero  en  el  Señor  han 
de  aprovechar  tantas  oraciones,  para  que  se  haga  todo 
bien. 

4.  Gran  priesa  dan  ios  padres  de  la  Compañía  (1)  por 


(I)  Habla  de  los  padres  de  la  Compañía  de  Ávila,  que  pidieron  a  la 
Santa  solicitase  el  que  fuese  el  padre  Mariano  a  disponerlos  una 
fuente  que  encañaban  al  convento. 


CARTAS  DE  tA   SANTA  933 


la  venida  del  padre  Mariano  que  tienen  mucha  necesidad. 
Si  allá  no  es  mucha  falta,  por  caridad  suplico  a  vuestra 
paternidad  lo  procure,  que  ha  mucho  que  andan  con  que 
venga  él.  Ahora  envían  una  carta  al  Nuncio,  para  que  le 
dé  licencia. 

Todo  es  cinco,  o  seis  días  de  ida  y  de  venida,  que  para 
estar  acá,  basta  medio  día,  o  uno:  no  se  le  olvide  a  vues- 
tra paternidad  a  vuelta  de  esotros  negocios.  Mire  qué 
bien  viene  el  encargarle  éste,  que  al  parecer  importa  poco 
y  acá  tiénenlo  en  mucho. 

5.  No  sé  con  qué  paguemos  a  don  Diego  (1)  lo  mucho 
que  se  le  debe  para  tanta  caridad:  de  arriba  ha  de  venir 
la  paga.  Déle  vuestra  paternidad  un  gran  recado  de  mi 
parte,  y  que  suplico  a  su  merced  no  deje  a  vuestra  pater- 
nidad hasta  ponerle  en  salvo,  que  me  tiene  espantada 
estas  muertes  de  los  caminos.  Dios  libre  a  vuestra  pater- 
nidad por  su  divina  bondad.  En  las  oraciones  de  la  se- 
ñora doña  Juana  me  encomiendo,  y  al  señor  secretario  (2) 
me  dé  un  recado,  y  a  esas  señoras.  Harto  deseo  que  no 
seamos  más  causa  de  darles  tantos  trabajos. 

5.  Sepa  vuestra  paternidad  que  escribió  nuestro  padre 
general  una  carta  a  doña  Quiteria  (3),  como  verá  por  esa. 
Dios  le  perdone  a  quien  tan  mal  informado  le  tiene.  Si  Su 
Majestad  nos  hace  merced  de  que  se  haga  provincia^ 
luego  es  razón  enviar  allá,  que  creo  hemos  de  venir  a  ser 
los  más  queridos  suyos.  Seámoslo  de  Su  Majestad,  y 
venga  lo  que  viniere.  Él  nos  guarde  a  vuestra  paternidad. 
Amén. 

Que  tañen  a  Maitines,  y  ansí  no  más  de  que  priora,  y 


(1)  Era  un  caballero  de  Madrid,  llamado  don  Diego  de  Peralta,  en 
cuya  casa  se  hospedó  el  padre  fray  Gerónimo,  y  no  en  la  casa  de  sus 
padres,  por  estar  más  oculto. 

(2)  Era  el  secretario  don  Antonio  Gracián,  hermano  del  padre 
fray  Gerónimo. 

(3)  Fué  una  religiosa  del  convento  de  la  Encarnación  de  Avila. 


234         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JEStS 

hermanas  están  buenas,  y  muy  consoladas:  y  se  enco- 
miendan en  las  oraciones  de  vuestra  paternidad,  y  mi  her- 
mano. A  todas  ha  contentado  mucho  cómo  van  guiados 
los  negocios.  El  mayor  que  yo  tengo  es,  de  que  se  acabe 
esta  negra  visita,  y  que  no  entienda  vuestra  paternidad 
en  ella,  que  tan  caro  nos  cuesta;  y  del  grande  deseo  que 
tengo,  aun  estoy  con  miedo,  si  nos  ha  de  durar  mucho  tan 
grande  bien.  Son  hoy  24  de  Agosto. 

Indigna  sierva,  y  hija  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN  DE  LA  MADRE  DE  DIOS 
JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad.  Ahora  ve  el  cansan- 
cio de  las  actas  que  el  padre,  fray  Juan  de  Jesús  deja  he- 
chas, que  a  mi  entender,  torna  a  referir  las  constituciones 
de  vuestra  paternidad.  No  entiendo  para  qué.  Esto  es  lo 
que  temen  las  monjas,  que  han  de  venir  algunos  perlados 
pesados  que  los  abrumen,  y  carguen  mucho.  Es  no  hacer 
nada.  Estraña  cosa  es,  que  no  piensan  es  visitar,  «i  no  ha- 
cen actas. 

Si  no  han  de  tener  recreación  los  días  que  se  comulga, 
y  dicen  cada  día  misa,  ¿luego  no  ternán  recreación  nun- 
ca? Y  si  los  sacerdotes  no  guardan  eso,  ¿para  qué  lo  han 
de  guardar  los  otros  pobres?  Él  me  escribe,  que  como 
nunca  se  ha  visitado  aquella  casa,  fué  menester  tanto,  y 
eso  debe  de  ser.  En  algunas  cosas  bien  debía  hacer.  Aun 
sólo  leerlas  me  cansó:  ¿qué  hiciera,  si  las  hubiera  de 
guardar?  Crea,  que  no  sufre  nuestra  regla  personas  pesa- 
das, que  ella  lo  es  harto. 


CARTAS   DE   LA   SANTA  235 


2.  Salazar  va  a  Granada,  que  lo  ha  procurado  el  ar- 
zobi-spo  que  es  gran  amigo  suyo.  Tiene  gran  gana  que  se 
haga  allí  una  casa  déstas,  y  no  me  pesaría;  que  aunque 
no  fuese  yo,  se  podía  hacer:  sino  que  quería  se  contentase 
primero  Cirilo  (que  no  sé  si  los  visitadores  pueden  dar  li- 
cencia para  las  casas  de  monjas,  como  de  frailes),  salvo 
si  nos  toman  la  vez  los  franciscos,  como  lo  han  hecho  en 
Burgos. 

3.  Sepa  que  está  muy  mal  enojado  san  Telmo  (es  el 
padre  Olea)  conmigo  por  la  monja  que  ya  se  fué,  que  en 
conciencia  no  pude  hacer  otra  cosa  ni  vuestra  paternidad 
pudiera  tampoco.  Hase  hecho  cuanto  se  ha  podido  en  el 
caso:  y  como  ello  sea  cosa  que  toque  en  agradar  a  Dios, 
húndase  el  mundo,  ninguna  pena  me  ha  dado,  ni  se  la  dé 
a  vuestra  paternidad.  Nunca  nos  venga  bien,  yendo  con- 
tra la  voluntad  de  nuestro  Bien. 

Yo  digo  a  vuestra  paternidad  que  si  fuera  hermana  de 
mi  Pablo  (que  no  lo  puede  más  encarecer),  no  hubiera 
puesto  más  en  ello.  Él  ha  estado  harto  sin  mirar  la  razón. 
El  enojo  de  mí  es,  que  creo  dicen  verdad  mis  monjas, 
que  él  ha  dado  en  que  es  pasión  de  la  priora,  y  parécele 
todo  se  lo  levantan.  Concertóla  para  entrar  en  un  monas- 
terio de  Talavera,  con  otras  que  van  de  la  corte,  y  ansí 
envió  por  ella.  Dios  nos  libre  de  haber  menester  a  las 
criaturas.  Plegué  a  él  nos  deje  ver,  sin  haber  menester 
más  que  a  él. 

Dice  que  de  que  ahora  no  le  he  menester,  he  hecho  esto 
y  bien  se  lo  han  dicho  a  él  que  tengo  estas  tretas.  Mire 
cuándo  más  le  hube  menester,  que  cuando  tratamos  de 
echarla,  ¿y  qué  mal  entendida  me  tienen?  Plegué  a  el  Se- 
ñor entienda  yo  siempre  en  hacer  su  voluntad.  Amén.  Son 
hoy  19  de  noviembre. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


236         OBBAS  DE  SANTA  TEEE8A  DE  JESÚS 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN  DE  LA  MADRE  DE  DIOS 
JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad  mi  padre.  Ese  pliego 
tenía  escrito,  cuando  recibí  las  de  vuestra  paternidad  a 
quien  haya  dado  nuestro  Señor  tan  buenas  pascuas  como  yo 
deseo,  y  todas  estas  sus  hijas  le  suplican.  Sea  Dios  ben- 
dito, que  va  haciendo  los  negocios  de  manera,  que  sal- 
dremos destas  ausencias,  y  saldrá  la  pobre  Ángela  a  tra- 
tar de  su  alma;  que  después  que  vuestra  paternidad  anda 
en  estas  ausencias,  no  ha  podido  tratar  de  ella  cosa  que 
le  dé  alivio.  A  la  verdad,  de  todas  maneras  ha  habido 
bien  en  qué  nos  ocupar  con  penas.  Paréceme  que  vuestra 
paternidad  ha  llevado  la  mejor  parte,  pues  tan  presto  le 
ha  pagado  nuestro  Señor  con  que  haya  aprovechado  tan- 
tas almas. 

2.  La  señora  doña  Juana  me  escribió  ahora  una  carta 
sobre  el  negocio  de  nuestra  hermana  María  de  San  José 
(era  el  de  su  profesión),  sin  nombrar  a  vuestra  paternidad 
aunque  dice  su  merced  escribía  de  priesa;  mas  no  basta 
para  que  yo  me  deje  de  quejar  desto.  A  la  priora  de  Va- 
lladolid  escribí  para  que  luego  se  hiciese  la  profesión  en 
cumpliendo  el  año. 

Escribióme,  que  nunca  le  había  pasado  por  el  pensa- 
miento otra  cosa,  hasta  que  yo  la  dije  se  detuviese.  A  la 
verdad  parecíame  que  iba  poco  en  ello,  porque  fuese 
vuestra  paternidad  a  ella;  mas  mejor  está  ansí,  que  como 
ya  tenemos  tan  cierta  esperanza  de  la  provincia,  estoy 
con  ella  de  que  todo  se  hará  bien. 

3.  Mi  hermano  besa  las  manos  a  vuestra  paternidad, 
y  Teresica  está  harto  contenta,  y  tan  niña  como  suele. 


CAKTAS  DE  LA   SANTA  237 


Con  algún  alivio  estoy  de  lo  de  Sevilla.  De  las  cartas  que 
escribe  el  padre  Nicolao,  entiendo  que  deben  de  tener 
mucha  cordura,  y  que  han  de  ser  de  provecho  para  la  Or- 
den. Antes  que  me  vaya  me  ha  de  ver.  Es  necesario,  para 
entender  mejor  lo  que  allí  ha  pasado,  y  darle  ciertos  avi- 
sos, que  dé  a  san  José,  si  la  tornan  a  elegir. 

García  Alvarez  (era  un  sacerdote  muy  virtuoso,  cape- 
llán que  fué  de  las  religiosas  de  Sevilla)  no  va  ya  allá, 
dice  se  lo  manda  el  arzobispo.  Dios  lo  remedie  todo,  y  se 
sirva  de  que  yo  pueda  hablar  con  vuestra  paternidad  muy 
despacio  para  hartas  cosas.  Con  el  padre  José  entiendo  le 
debe  ir  muy  bien.  Eso  es  lo  que  hace  al  caso. 

4.  Cayóme  en  gracia  saber  que  ahora  de  nuevo  desea 
vuestra  paternidad  trabajos.  Déjenos,  por  amor  de  Dios, 
pues  no  los  ha  de  pasar  a  solas.  Descansemos  algunos 
días.  Yo  bien  entiendo,  que  es  manjar,  que  quien  le  gus- 
tare una  vez  de  veras,  entenderá  que  no  puede  haber  me- 
jor sustento  para  el  alma. 

Mas  como  no  sé  si  estiende  a  más  de  la  mesma  persona, 
no  lo  puedo  desear.  Quiero  decir,  que  de  padecer  uno  de 
sí,  o  ver  padecer  a  su  prójimo,  debe  haber  harta  diferen- 
cia. Contienda  es  ésta,  para  cuando  vea  a  vuestra  pater- 
nidad me  la  declare.  Plegué  a  nuestro  Señor  que  acerte- 
mos a  servirle,  sea  por  donde  él  quisiere,  y  guarde  a  vues- 
tra paternidad  muchos  años,  con  la  santidad  que  le  su- 
plico. Amén. 

5.  Escribí  a  Valladolid,  que  no  había  para  qué  escri- 
bir a  la  señora  doña  Juana  sobre  esa  cobranza,  pues  no 
se  daría  hasta  después  de  la  profesión,  y  aun  entonces 
estaba  en  duda,  y  que  pues  se  había  recibido  sin  eso,  que 
no  tenían  las  monjas  que  hablar,  si  no  se  les  diese,  pues 
en  otras  partes  alzarán  las  manos  a  Dios.  No  quise  tratar 
otra  cosa,  y  envié  a  la  priora  la  carta  que  vuestra  pater- 
nidad envió  a  la  señora  doña  Juana.  Bien  se  queda  ahora 
ansí. 


238         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

No  querría  que  su  merced  hablase  palabra  en  esto  al 
padre  fray  Ángel,  porque  no  hay  para  qué,  ni  es  menes- 
ter aunque  sea  muy  amigo  de  su  merced;  que  ya  vuestra 
paternidad  entiende  cómo  pueden  ser  estas  amistades 
acabadas  muy  presto,  que  es  ansí  el  mundo.  Paréceme 
que  en  una  carta  me  lo  dio  a  entender;  ya  puede  ser  no 
fuese  por  este  fin.  Vuestra  paternidad  avise  en  todo  caso, 
y  se  quede  con  Dios.  No  se  olvide  de  encomendarme  a 
Su  Majestad,  por  las  almas  que  tiene  presentes,  pues  sabe 
que  ha  dar  cuenta  a  Dios  de  la  mía.  Es  hoy  postrer  día 
de  pascua. 

Indigna  sierva,  y  hija  de  vuestra  paternidad. 
Teresa  DE  Jesús. 

6.  Avise  vuestra  paternidad  a  la  señora  doña  Juana 
cómo  se  hará  la  profesión,  que  no  tengo  lugar  de  escribir 
ahora  a  su  merced.  Escribo  con  tanto  miedo  de  lo  dicho, 
que  ansí  lo  haré  pocas  veces,  y  lo  hago.  Ya  respondí  a 
mi  hija  María  de  San  José.  Harto  alivio  me  diera  tenerla 
conmigo;  mas  no  anda  ahora  nuestro  Señor  de  querer  dár- 
mela en  nada. 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  QRACIÁN   DE    LA  MADRE   DE   DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad  la  gracia  del  Espíritu 
Santo.  Aun  no  acaba  Angela  de  sosegar  de  la  sospecha 
que  teoiía  del  todo.  No  es  maravilla,'  que  como  no  tiene 
alivio  en  otra  cosa,  ni  su  voluntad  le  da  lugar  para  tenerle, 
y  a  lo  que  ella  dice  tiene  hartos  trabajos,  el  natural  es 
flaco,  y  ansí  se  aflige  cuando  entiende  es  mal  pagada. 


CARTAS  DE  LA   SANTA  239 


Vuestra  paternidad  lo  diga  a  ese  caballero  por  caridad, 
que  aunque  de  su  natural  es  descuidado,  no  lo  sea  con 
ella,  porque  el  amor  a  donde  está,  no  puede  dormir 
tanto. 

2.  Dejado  esto,  me  ha  dado  pena  la  flaqueza  de  ca- 
beza de  vuestra  paternidad;  por  amor  de  Dios  modere  el 
trabajo,  que  se  verá  después  si  no  lo  mira  con  tiempo, 
que  no  lo  pueda  remediar,  aunque  quiera.  Sepa  ser  señor 
de  sí  para  irse  a  la  mano,  y  escarmentar  en  cabeza  agena, 
pues  esto  es  servicio  de  Dios,  y  ve  vuestra  paternidad  la 
necesidad  que  todos  tenemos  de  su  salud. 

Harto  alabo  a  Su  Majestad  de  ver  en  los  buenos  tér- 
minos que  están  los  negocios,  que  mediante  su  misericor- 
dia los  podemos  dar  por  acabados,  y  con  tanta  autoridad, 
que  se  parece  bien  ser  Dios  el  que  los  ha  puesto  ansí;  de- 
jado lo  principal,  me  alegro  por  vuestra  paternidad  que 
verá  el  fruto  de  sus  trabajos,  que  yo  le  digo  que  lo  ha 
comprado  bien  con  ellos;  mas  gran  contento  será  después 
de  todo  sosegado,  y  gran  ganancia  para  lo  porvenir. 

3.  ¡Oh,  mi  padre,  qué  dellos  me  cuesta  esta  casa!  Y 
aunque  estaba  todo  acabado  ha  hecho  el  demonio  de  ma- 
nera que  nos  quedamos  sin  ella,  y  era  la  casa  que  más 
nos  convenía  en  Salamanca,  y  al  que  nos  la  daba  le  es- 
taba harto  bien. 

No  hay  que  fiar  destos  hijos  de  Adán,  que  convidarnos 
con  ella,  y  ser  un  caballero  de  los  que  aquí  dicen  que  trata 
más  verdad;  que  su  palabra  decían  a  una  voz  bastaba 
para  escritura;  no  sólo  había  dicho  palabras,  sino  dado 
firma  delante  de  testigos,  trajo  él  mesmo  letrado,  y  se 
acabó  el  concierto. 

Todos  están  espantados,  si  no  son  otros  caballeros  que 
le  pusieron  en  ello  por  provechos  propios,  o  de  sus  pa- 
rientes, y  han  podido  más  que  cuantos  le  ponen  en  razón, 
y  un  heTmano  que  tiene,  que  con  harta  caridad  lo  trató 
con  nosotras,  y  está  harto  penado.  Ello  se  ha  encomen- 


240         OBRAS  DE  SANTA  TEBESA  DE  JESÚS 

dado  a  nuestro  Señor;  esto  debe  de  ser  lo  que  más  con- 
viene. La  pena  que  tengo  es  no  hallar  casa  en  Salamanca 
que  valga  nada. 

4.  Un  recado  me  dio  el  padre  Nicolao  de  vuestra  pa- 
ternidad, mas  querría  no  olvidase  encomendarme  a  nues- 
tro Señor,  que  tanto  puede  tener  que  no  se  le  acuerde. 
Razonable  estoy  de  salud.  La  priora  y  estas  hermanas  se 
encomiendan  mucho  a  vuestra  paternidad.  Dios  le  guarde, 
y  me  le  deje  ver,  que  son  más  de  las  tres.  Es  hoy  día  de 
San  Francisco. 

Indigna  sierva,  y  hija  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

al  padre  fray  gerónimo  gracián  de  la  aladre  de  dios 

jesús 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad. Muy  poco  ha  escribí  a  vuestra  paternidad  por  la 
vía  de  Toledo  largo,  y  ansí  ahora  no  lo  seré;  porque  me 
dicen  tarde,  que  se  va  antes  que  amanezca  quien  lleva 
ésta,  que  es  el  cuñado  de  Alonso  Ruiz.  Bien  quisiera  me 
trujera  alguna  letra  de  vuestra  paternidad,  aunque  sin  ella 
me  ha  dado  contento  las  nuevas  que  me  da  de  la  salud  de 
vuestra  paternidad,  y  de  cuan  bien  les  va  en  ese  lugar 
con  su  doctrina.  Hame  dicho  el  sermón  de  San  Eugenio. 
Sea  Dios  alabado,  de  quien  viene  todo  el  bien.  Harta 
merced  hace  a  quien  toma  por  medio  para  aprovechar  las 
almas. 

2.  Olvidóseme  escribir  a  vuestra  paternidad  cómo 
Ana  de  Jesús  está  muy  buena,  y  las  demás  liarto  sosega- 
das, y  contentas,  a  lo  que  parece:  no  consiento  que  hable 


CAIÍTAS   DE   LA    SAXTA  241 


a  ninguna  aquella  persona,  ni  la  confiese;  en  lo  demás  la 
muestro  mucha  gracia,  porque  conviene  ansí:  yo  le  hablo 
muchas  veces. 

Hoy  nos  ha  predicado,  y  cierto  que  es  buena  cosa,  y 
que  con  malicia  no  perjudicará  a  nadie;  mas  tengo  bien 
entendido  que  aunque  sean  santos,  les  está  mejor  en  estos 
monasterios  el  tratar  poco  con  ninguno,  que  Dios  las  en- 
señará, y  si  no  es  en  el  pulpito,  aunque  sea  Pablo,  tengo 
visto  mucho  trato  no  aprovecha,  antes  daña  por  bueno 
que  sea,  y  hace  en  parte  perder  el  crédito;  que  es  razón 
se  tenga  de  persona  tal. 

¡Oh,  mi  padre,  qué  penas  he  pasado  sobre  esto  algunos 
ratos!  ¡Oh,  cómo  me  acuerdo  estos  días  de  la  noche  de 
Navidad,  que  me  hizo  pasar  una  tarde  vuestra  paternidad 
ahora  ha  un  año!  Sea  Dios  alabado,  que  ansí  mejora  los 
tiempos.  Cierto  ella  fué  tal,  que  aunque  tuviera  muchos 
años  de  vida,  no  se  me  olvidará. 

3.  No  estoy  peor  que  suelo:  antes  estos  días  me  hallo 
con  más  salud.  Bien  nos  va  en  la  casa  nueva,  será  muy 
buena  si  se  acaba,  y  aun  ahora  hay  harto  en  que  vivir.  La 
priora,  y  todas  las  hermanas  se  encomiendan  mucho  en 
las  oraciones  de  vuestra  paternidad,  y  yo  en  las  del  pa- 
dre rector,  que  anochece  ya;  y  ansi  no  más  de  que  fuera 
harto  buena  pascua  para  mí  oir  los  sermones  que  vuestra 
paternidad  hará  en  ella.  Désela  Dios,  y  otras  muchas, 
como  yo  deseo.  Es  hoy  día  de  nuestra  Señora  de  la  O,  y 
yo  de  vuestra  paternidad. 


Hija,  subdita, 
Teresa  de  Jesús. 


Tomo  iv 


242         OBKAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

CARTA 

AL   PADRE    FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN   DE    LA    MADRE  DE  DIOS 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad. Lo  del  monasterio  de  Villanueva,  ahora  que  me  in- 
formé bien  de  él,  es  el  mayor  destino  del  mundo  admitirle, 
y  el  padre  fray  Antonio  de  Jesús  ha  dado  en  que  se  hade 
hacer.  Yo  les  encargué  harto  la  conciencia,  no  sé  lo  que 
harán. 

2.  También  traía  otro  negocio  de  doña  Isabel  Osorio, 
que  es  la  hermana  de  la  que  él  metió  en  Toledo:  mas  esto 
ya  estaba  negociado  entre  ella,  y  mí;  y  Nicolao  mejor  me 
pareció,  que  suele,  y  una  sencillez  grande  en  algunas  co- 
sas, que  me  espantó. 

3.  En  lo  del  ser  difinidor,  según  me  escribe  el  padre 
vicario  (1),  fué  por  hacer  gran  honra  a  los  Descalzos:  al 
menos  da  a  entender  algo  desto.  Y  no  sé  yo  qué  daño  por 
esto  les  puede  venir,  ni  qué  culpa  tiene  él,  si  le  eligieren. 
Lo  que  tienen  muy  secreto  le  dijo  don  Luis  Manrique, 
cómo  habían  ya  partido  los  despachos  a  Roma.  Yoledije 
¿si  era  para  que  estuviesen  allá  para  el  Capítulo?  Díjome, 
que  pidiéndolo  el  rey,  no  aguardarían  eso.  No  estuvo  más 
de  un  día,  que  pensó  estaba  en  Toledo,  y  como  no  me 
halló,  vino  acá. 

4.  En  gracia  me  cae  la  soberbia  de  Pablo;  a  buen 
tiempo.  No  haya  miedo  que  eso  me  dé  pena,  ni  piense  le 


(1)  Deseaba  el  padre  vicario  general  fray  Ánsel  de  Salazar  que 
nuestro  padre  fray  Antonio  de  Jesús  saliese  por  difinidor  general,  en 
el  Capitulo  que  se  celebró  en  Roma  a  22  de  Mayo  de  1580  para  hon- 
rar a  los  Descalzos. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  243 


hace  daño,  porque  sería  gran  bebería,  y  esa  no  la  tiene, 
si  no  se  acordase  desta  noria  de  arcaduces,  que  tan  presto 
están  llenos,  como  vacíos.  Harto  me  acordaba  por  el  ca- 
mino de  Toledo  a  Ávila  de  cuan  bueno  le  tuve,  y  cómo  no 
me  hizo  ningún  mal.  Gran  cosa  es  el  contento,  y  ansí  pa- 
réceme  descanso  ahora.  Esta  su  carta  del  trabajo  vuestra 
paternidad  se  lo  agradezca. 

5.  Creo  no  habrá  lugar  de  estar  aquí  todo  enero,  aun- 
que para  mí  no  es  mal  puesto  éste,  que  no  me  hallan  tan- 
tas cartas,  y  ocupaciones.  Tiene  tanta  gana  el  padre  vica- 
rio de  que  se  funde  lo  de  Arenas  y  que  nos  juntemos  allí, 
que  creo  me  ha  de  mandar  acabe  aquí  presto;  y  a  la  ver- 
dad lo  más  está  hecho.  No  puede  vuestra  paternidad 
creer  lo  que  le  debo.  Es  estremo  la  gracia  que  me  mues- 
tra. Yo  le  digo,  que  le  quedo  bien  obligada,  aunque  se 
acabe  su  oficio. 

6.  Vea  esa  carta  del  buen  Velasco,  y  advierta  mucho 
si  no  tiene  gran  gana  su  hermana,  y  es  para  ello,  de  no  lo 
tratar,  que  me  daría  gran  pena  si  no  sucediese  algo,  que 
le  quiero  mucho,  y  donde  es.  A  él,  y  al  padre  maestro  fray 
Pedro  Fernández,  y  a  don  Luis  creo  son  a  los  que  debe- 
mos todo  el  bien  que  tenemos.  Dios  se  le  dé  a  vuestra  pa- 
ternidad mi  padre,  como  yo  se  lo  suplico,  y  le  guarde 
muchos  años.  Amén.  Amén.  Son  hoy  12  de  Diciembre.  Las 
pascuas  dé  Dios  a  vuestra  paternidad  con  el  aumento  de 
santidad  que  yo  deseo. 

De  vuestra  paternidad  verdadera  hija,  y  subdita, 
Teresa  de  Jesús. 


\\  OBlíAS   UE   SANTA   TKRESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN  DE.LA  MADRE  DE  DIOS 
JESÚS 

1 .  Sea  con  vuestra  paternidad.  No  hay  casa  más  nece- 
sitada de  personas  de  talentos,  que  la  de  Toledo.  Aquella 
priora  acaba  presto;  mas  no  creo  habrá  otra  mejor  para 
allí,  aunque  está  harto  mala;  mas  es  cuidadosa,  y  tiene 
muchas  virtudes.  Si  vuestra  paternidad  viere  es  bien,  po- 
drá renunciar,  y  hacer  elección,  como  que  la  mata  la  tie- 
rra caliente  conocidísimamente.  Mas  yo  no  entiendo  quién 
pudiese  ir  por  priora,  que  todas  casi  la  quieren  tantc, 
que  no  se  harían  con  otra,  a  lo  que  creo,  aunque  nunca 
faltará  alguna  tentada,  que  sí  hay. 

2.  Vuestra  paternidad  padre  mío,  advierta  en  esto,  y 
crea  que  entiendo  mejor  los  reveses  de  las  mujeres,  que 
vuestra  paternidad,  y  que  en  ninguna  manera  conviene 
para  prioras,  ni  subditas,  que  vuestra  paternidad  dé  a 
entender  es  posible  sacar  ninguna  de  su  casa,  si  no  es 
para  fundación.  Y  es  verdad,  que  aun  para  esto  veo  hace 
tanto  daño  esta  esperanza,  que  muchas  veces  he  deseado 
se  acaben  las  fundaciones,  porque  acaben  de  asentar 
todas. 

Y  créame  esta  verdad  (y  si  yo  me  muriere,  no  se  le  ol- 
vide), que  a  gente  encerrada  no  quiere  el  demonio  más  de 
que  sea  posible  en  su  opinión  una  cosa.  Hay  muchas  que 
decir  sobre  esto;  que  aunque  yo  tengo  licencia  de  nuestro 
padre  general  (que  se  la  pedí)  para  que  cuando  a  alguna 
hiciese  mal  la  tierra,  se  pudiese  mudar  a  otra,  después  he 
visto  tantos  inconvenientes,  que  si  no  fuese  por  provecho 


CARTAS    DF.    LA    SAXTA  24" 


de  la  Orden,  no  me  parece  se  sufre;  sino  que  es  mejor  se 
mueran  unas,  que  no  dañar  a  todas. 

3.  No  hay  ningún  monasterio  que  esté  cumplido  el  nú- 
mero; antes  algunos  faltan  hartas,  y  en  Segovia,  creo, 
tres,  o  cuatro,  que  a  mi  parecer  he  tenido  harta  cuenta 
con  esto.  En  Malagón  di  no  sé  cuántas  licencias  a  la 
priora  para  tomar  monjas,  avisándola  harto  lo  mirase  mu- 
cho, cuando  trajimos  esotras  (1),  porque  hay  pocas:  quí- 
teselas vuestra  paternidad  que  más  vale  acudan  a  él. 

Y  créame,  padre  mío,  ahora  que  no  estoy  tentada,  que 
entiendo  yo  con  el  cuidado  que  vuestra  paternidad  lo 
mira,  que  me  será  consuelo  grande  quitarme  de  él.  Ahora 
en  el  punto  que  están  las  casas  podrá  haber  mejor  orden; 
mas  quien  ha  habido  menester  a  unos  y  otros  para  fundar- 
las del  aire,  algo  debe  haber  habido  menester  contentar. 

4.  Dice  Séneca  (2)  contentísimo,  que  ha  hallado  más 
en  su  perlado  de  lo  que  él  ha  podido  desear.  Da  hartas 
gracias  a  Dios;  y  no  querría  hacer  otra  cosa.  Su  Majestad 
nos  le  guarde  muchos  años.  Yo  le  digo  que  me  da  un 
enojo  de  esas  sus  caídas,  que  sería  bien  le  atasen,  para 
que  no  pudiese  caer.  Yo  no  sé  qué  borrico  es  ese,  ni  para 
qué  ha  de  andar  vuestra  paternidad  diez  leguas  en  un  día, 
que  en  una  albarda  es  para  matar.  Con  pena  estoy  si  ha 
caído  en  ponerse  más  ropa,  que  hace  ya  frío.  Plegué  al 
Señor  no  le  haya  hecho  mal. 

Mire  (pues  es  amigo  del  provecho  de  las  almas)  el  daño 
que  vernía  a  muchas  con  su  poca  salud,  y  por  amor  de 
Dios  que  mire  por  ellas.  Ya  está  Elias  más  sin  miedo.  El 
rector  (3),  y  Rodrigo  Álvarez  tienen  gran  esperanza  se  ha 


(1)  Eran  las  religiosas  que  llevó  la  Santa  de  Malagón,  para  la  fun- 
dación de  Villanueva  de  la  Jara. 

(2)  Era  nuestro  venerable  padre  fray  Juan  de  ia  Cruz,  a  quien  la 
Santa  llamaba  su  Senequita. 

(3)  Habla  del  padre  rector  de  la  Compañía  de  Jesús  de  Sevilla,  y 
del  padre  Rodrigo  Álvarez,  confesor  de  la  Santa. 


246         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

de  hacer  todo  muy  bien.  A  mí,  todo  el  miedo  que  antes 
tenía,  se  me  lia  quitado;  que  no  puedo  tenerlo  aunque 
quiero.  Ruin  salud  he  traído  estos  días:  heme  purgado,  y 
estoy  buena,  lo  que  no  he  estado  en  cuatro,  o  más  meses, 
que  ya  no  se  puede  llevar. 

Indigna  hija  de  vuestra  paternidad, 
Terísa  de  Jesús. 


CARTA 

AL   PADRE   FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN   DE    LA  MADRE   DE   DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad  mi  padre.  Ya  veo  habrá 
poco  lugar  ahora  para  leer  cartas,  plegué  a  Dios  sepa  ser 
breve  en  ésta.  Aquí  van  los  memoriales  que  faltan.  Bien 
hizo  vuestra  paternidad  en  decir  viniesen  acá  primero, 
que  las  que  dicen  en  San  José  de  Avila,  querría  se  hicie- 
sen; son  de  manera,  que  no  les  faltaba  nada  para  quedar 
como  la  Encarnación. 

Espantada  estoy  de  lo  que  hace  el  demonio,  y  tiene 
casi  toda  la  culpa  el  confesor,  con  ser  tan  bueno:  mas 
siempre  ha  dado  en  que  coman  todas  carne,  y  ésta  era 
una  de  las  peticiones  que  pedían.  ¡Mire  qué  vida!  Harta 
pena  me  ha  dado  ver  cuan  estragada  está  aquella  casa,  y 
que  ha  de  ser  trabajo  tornarla  a  su  ser,  con  haber  muy 
buenas  monjas.  Y  para  ayuda  piden  al  padre  provincial 
fray  Ángel,  que  puedan  tener  algunas  que  tienen  poca 
salud,  algo  en  sus  celdas  para  comer;  y  dícenselo  de 
suerte,que  no  me  espanto  se  la  diese.  ¿Mire  quién  tal  iba 
a  pedir  a  fray  Ángel?  Ansí  poco  a  poco  se  viene  a  des- 
truir todo. 

Por  eso  en  la  acta  que  se  pusiere  (que  yo  pedí  para 


CARTAS    DE   LA    SAXTA  241 


que  los  perlados  no  puedan  dar  licencia  para  que  posean 
nada)  es  menester  traiga  alguna  fuerza,  y  aunque  estén 
enfermas,  sin  que  la  enfermera  tenga  cuidado  de  dejarle 
de  noche,  si  algo  hubiere  menester;  y  de  esto  hay  mucho, 
y  gran  caridad,  si  es  la  enfermedad  que  lo  requiere. 

2.  Esto  se  me  ha  olvidado,  mas  otras  que  me  lo  escri- 
ben me  lo  acuerdan;  que  quede  en  el  Capítulo  determi- 
nado lo  que  han  de  rezar  por  cada  monja  que  se  muera. 
Vuestra  paternidad  lo  procure,  que  conforme  a  lo  que  hi- 
cieron, haremos  nosotras,  que  no  hacen  sino  rezarlos,  y 
creo  hasta  ahora  no  nos  dicen  misa.  Lo  que  acá  se  hace 
es  su  misa  cantada,  y  un  oficio  de  finados  el  convento. 
Creo  es  de  las  constituciones  antiguas,  porque  ansí  se 
hacía  en  la  Encarnación.  No  se  olvide  desto. 

Y  también  se  mire  si  hay  obligación  de  guardar  el  Motu- 
propio  de  no  salir  a  la  iglesia,  ni  a  la  puerta  a  cerrar. 
Ello  se  ha  de  hacer,  en  habiendo  comodidad;  por- 
que es  lo  más  seguro,  aunque  no  lo  mandara  el  Papa. 
Más  vale  que  quede  determinado  ahora,  y  a  donde  no 
fuere  posible,  por  ser  comienzo  de  casas,  qué  se  ha  de 
hacer;  y  creo  en  todas  lo  será,  como  sepan  no  se  puede 
hacer  otra  cosa.  No  deje  de  quedar  hecho  por  caridad. 

Ya  en  Toledo  han  cerrado  la  puerta  que  salía  a  la  igle- 
sia, y  en  Segovia,  y  aun  sin  decírmelo,  que  estas  dos 
prioras  son  siervas  de  Dios,  y  recatadas;  y  ansí,  ya  que 
yo  no  soy  para  ello,  quiero  que  me  despierten.  Al  fin,  en 
cuantos  monasterios  encerrados  hay  se  hace  ansí. 

3.  En  lo  que  pedí:  Qae  las  que  salieren  a  fundar  se 
queden  si  no  fueren  elegidas  por  privras  en  sus  casas, 
queda  muy  corto.  Hágame  vuestra  paternidad  poner: 
O  por  otra  causa  que  sea  notable  necesidad.  Ya  he  es- 
crito a  vuestra  paternidad  que  si  pudiesen  quedar  todas 
juntas  las  actas  de  los  padres  visitadores  apostólicos,  y 
las  constituciones,  que  fuese  todo  uno,  sería  bien;  porque 
como  se  contradicen  en  algunas  cosas,  andan  tontas  las 


04S         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


que  poco  saben.  Mire  que  aunque  tenga  mucho  que  ha- 
cer, tome  tiempo  para  dejar  esto  muy  llano  y  claro,  por 
amor  de  Dios;  que  como  lo  he  escilto  en  tantas  partes, 
pienso  no  se  embeba  en  las  letras,  y  se  le  olvide  lo 
mejor. 

4.  Como  vuestra  paternidad  no  me  ha  escrito  lo  ha 
recibido  en  carta  mía,  hame  dado  tentación,  si  urdiese  el 
demonio  que  no  hubiese  llegado  a  sus  manos  lo  princi- 
pal de  los  apuntamientos,  y  de  las  cartas  que  he  escrito 
a  nuestro  padre  comisario.  Si  por  dicha  fuere  esto,  haga 
vuestra  paternidad  luego  un  propio,  que  yo  le  pagaré, 
que  sería  recia  cosa.  Bien  creo  es  tentación,  porque  el 
correo  de  aquí  es  nuestro  amigo,  y  las  he  encargado 
mucho. 

5.  Sepa,  que  me  han  avisado,  que  algunos  de  los  que 
han  de  votar  van  deseosos  de  que  salga  el  padre  fray 
Antonio.  Si  Dios  lo  hiciere,  después  de  tanta,  oración,  eso 
será  lo  mejor.  Juicios  suyos  son.  A  alguno  de  los  que 
dicen  esto  le  vi  yo  bien  inclinado  al  padre  Nicolao,  y  si 
se  ha  de  mudar  será  a  él.  Dios  lo  encamine,  y  a  vuestra 
paternidad  guarde.  Por  mal  que  sucediere,  en  fin,  queda 
hecho  lo  principal.  Sea  alabado  por  siempre. 

6.  Querría  que  vuestra  paternidad  apuntase  en  un  pa- 
pelillo las  cosas  de  sustancia  que  le  escribo  y  quemase 
mis  cartas;  porque  con  tanta  barahunda  podríase  topar 
con  alguna,  y  sería  recia  cosa.  Todas  estas  hermanas  se 
encom.iendan  mucho  a  vuestra  paternidad,  en  especial 
mis  compañeras.  Es  mañana  postrero  del  mes.  Creo  es  27. 
Bien  nos  va  aquí  y  cada  día  mejor.  Una  casa  en  muy  buen 
puesto  traemos  en  habla.  Ya  querría  verme  desocupada 
de  por  acá,  por  no  estar  tan  lejos. 

Mire  que  no  ponga  inconveniente  en  lo  de  San  Alejo, 
que  para  de  presente,  aunque  sea  un  poco  lejos,  no  ha- 
llarán tan  buen  puesto.  Contentóme  mucho  cuando  pasó 
por  allí;  y  tiénelo  comprado  a  lágrimas  aquella  mujer. 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  249 


Aqueste  monasterio  querría  fuese  el  primero,  y  el  de  Sa- 
lamanca, que  son  buenos  lugares. 

No  piensen  para  tomar  posesión  andar  a  escoger,  pues 
no  tienen  dinero.  Después  lo  hace  Dios,  y  en  Salamanca 
es  a  peso  de  oro  las  casas,  que  no  sabemos  qué  remedio 
tener  de  hallarlas  para  las  monjas.  Créanme  en  esto  por 
caridad,  que  tengo  esperiencia:  y  como  digo,  Dios  lo 
viene  a  hacer  todo  bien.  Aunque  sea  en  un  rincón,  en 
partes  semejantes  es  gran  cosa  tener  principio.  Sea  Su 
Majestad  en  todo  el  fin,  que  es  menester  para  su  servicio. 
Amén. 

De  vuestra  paternidad  indigna  sierva. 

Teresa  de  J^sús. 

8.  Harto  querría  se  hiciese  luego  esto  de  San  Alejo, 
dejado  lo  principal,  porque  se  acercase  por  acá.  Y  no  han 
de  venir  hasta  tener  negociada  la  licencia  con  el  abad, 
que  el  obispo  está  ya  mejor  con  él,  y  su  hermana  la  re- 
caudará. Dígalo  de  mi  parte  a  esos  padres  que  lo  trata- 
ren, que  si  mucho  andan  a  escoger  que  se  quedarán  sin 
nada. 


CARTA 

AL   PADRE   FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN   DE   LA  MADRE  DE   DIOS 

JESÚS 

1 .  Sea  con  vuestra  paternidad,  y  le  pague  el  consuelo 
que  me  ha  dado  con  estos  recaudos,  en  especial  haber 
visto  impreso  el  Breve.  No  faltaba,  para  estar  todo  cum- 
plido, sino  que  lo  estuviesen  las  constituciones.  Dios  lo 
hará,  que  ya  veo  debe  de  haber  costado  mucho.  A  vues- 
tra paternidad  no  le  habrá  costado  poco  poner  en  orden 
todo  esto.  Bendito  sea  el  que  le  da  tanta  habilidad  para 


2'){)  OBBAS   Í5E   SANTA   TEEESA   DE   JESÚS 

todo.  Parece  este  negocio  cosa  de  sueño;  porque  aunque 
quisiéramos  mucho  pensarlo,  no  se  acertara  a  liacerlo  tan 
bien,  como  Dios  lo  ha  hecho.  Sea  por  todo  alabado  por 
siempre. 

Yo  aun  no  he  leído  casi  nada;  porque  lo  que  está  en 
latín  no  lo  entiendo,  hasta  que  haya  quien  lo  declare,  y 
pase  este  santo  tiempo  que  ayer  miércoles  de  Tinieblas 
me  dieron  los  recaudos,  y  por  tener  cabeza  para  ayudar 
a  ellas,  como  somos  pocas,  no  osé  apremiarme  para  más 
de  las  cartas.  Deseo  saber  dónde  piensa  vuestra  paterni- 
dad ir  desde  Madrid,  porque  habré  menester  saber  siem- 
pre a  dónde  está  para  cosas  que  se  pueden  ofrecer. 

2.  Sepa  vuestra  paternidad  que  he  andado,  y  ando 
buscando  casa  aquí,  y  no  se  halla  ninguna,  sino  muy  cara, 
y  con  hartas  faltas,  y  ansí  creo  iremos  a  las  que  están 
cabe  nuestra  Señora,  aunque  las  tengan;  quedando  unos 
grandes  corrales  el  cabildo,  como  andando  el  tiempo  haya 
con  qué  los  comprar,  se  hace  buena  huerta,  y  está  hecha 
la  iglesia  con  dos  capellanías,  y  de  la  costa  han  bajado 
cuatrocientos  ducados,  y  creo  bajarán  más. 

Yo  digo  a  vuestra  paternidad  que  me  espanta  la  virtud 
deste  lugar;  mucha  limosna  hacen:  y  como  sólo  haya  de 
comer  (que  la  costa  de  iglesia  es  mucha),  creo  será  de  las 
buenas  casas  que  vuestra  paternidad  tiene.  Con  quitar 
unos  corredores  altos,  dicen  quedará  el  claustro  claro. 
Morada  más  tiene  que  es  menester.  Dios  se  sirva  en  ella 
y  guarde  a  vuestra  paternidad  que  no  es  día  para  alar- 
garme más,  que  es  Viernes  de  la  Cruz. 

3.  Olvidábaseme  de  suplicar  a  vuestra  paternidad  una 
cosa  en  Hornazo,  plegué  a  Dios  lo  haga.  Sepa  que  con- 
solando yo  a  fray  Juan  de  la  Cruz  de  la  pena  que  tenía 
de  verse  en  Andalucía,  antes  de  ahora,  le  dije;  que  como 
Dios  nos  diese  provincia,  procuraría  se  viniese  por  acá. 
Ahora  pídeme  la  palabra,  y  tiene  miedo  que  le  han  de 
elegir  en  Baeza.  Escríbeme,  que  suplica  a  vuestra  pater- 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  201 


nidad  que  no  le  confirme.  Si  es  cosa  que  puede  hacer,  ra- 
zón es  de  consolarle,  que  harto  está  de  padecer. 

4.  Esta  priora  de  San  Alejo  dice  que  está  loca  de  pla- 
cer. Lo  que  ella  baila,  y  hace,  me  dicen  es  cosa  donosa: 
y  todas  estas  Descalzas  no  acaban  de  alegrarse  con  tener 
tal  padre.  Hales  sido  el  gozo  cumplido.  Dios  nos  los  dé  a 
donde  no  se  acabe,  y  a  vuestra  paternidad  muy  buenas 
pascuas,  y  a  esos  señores  las  dé  de  mi  parte,  que  buenas 
las  ternán,  si  vuestra  paternidad  está  ahí.  Todas  se  le  en- 
comiendan mucho,  en  especial  las  compañeras.  En  lo  de- 
más me  remito  a  la  carta  del  padre  Nicolao.  ¡Oh,  que  me 
he  holgado  harto  tenga  vuestra  paternidad  tan  buen  com- 
pañero! Deseo  saber  qué  se  hizo  el  padre  fray  Bartolomé. 
Bueno  es  para  prior  de  una  fundación. 

De  vuestra  paternidad  hija,  y  sierva, 
Teresa  de  Jesús 

CARTA 

AL   PADRE   FRAY    GERÓNIMO    GRACIÁN  DE  LA  MADRE  DE  DIOS 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia. Dejada  la  soledad,  que  me"  hace  haber  tanto  que 
no  sé  de  vuestra  reverencia,  es  cosa  recia  no  saber  a 
dónde  está;  para  si  algo  se  ofreciese,  sería  trabajo;  mas 
sin  eso  me  le  da,  plegué  a  Dios  esté  bueno.  Yo  lo  estoy, 
y  hecha  una  gran  priora,  como  si  no  tuviese  más  en  qué 
entender.  Ya  están  hechos  los  cuadernillos,  y  todas  gus- 
tan de  ellos. 

2.  Sepa,  que  como  dije  a  la  hija  de  Ana  de  San  Pedro 
que  no  se  tuviese  por  profesa  tácita,  y  ella  me  vio  deter- 
minada de  que  no  hiciese  profesión,  sino  de  la  regla  mi- 


OBR \S  DE  SANTA  TEKESA  DE  JESÚS 


tigada,  y  que  después  se  podía  estar  aquí  (que  en  fin  en 
esto  veníamos  su  madre  y  yo,  y  que  diese  acá  un  dote,  y 
en  la  Encarnación  otro,  porque  quien  más  me  decía,  que 
no  era  para  aquí  era  su  madre),  ha  sentido  muy  mucho,  y 
dice  que  quiere  que  la  prueben  cuantos  años  quisieren,  y 
que  ella  pasará  con  los  confesores  que  la  dieren;  y  que  si 
la  quisieren  llevar  luego  fuera  de  aquí,  que  holgara  de  ello. 
En  fin,  ha  dado  una  vuelta  que,  nos  tiene  a  todas  espan- 
tadas, aunque  son  pocos  días,  que  no  ha  más  de  quince. 

Hánsele  quitado  casi  todos  los  trabajos  del  alma,  y 
anda  alegrísima  que  se  le  parece  bien  anda  contenta,  y 
con  salud.  Si  así  va  adelante,  con  conciencia  no  se  le  po- 
día quitar  la  profesión,  y  heme  informado  de  ella,  y  sus 
confesores,  y  dícenme  que  estas  inquietudes  no  es  de  su 
natural,  que  no  ha  más  de  año  y  medio  que  las  tiene  acá. 
Habíame  dado  a  entender  que  siempre:  que  yo  nunca  la 
he  tratado,  ni  he  estado  aquí  cuando  ella,  y  parece  anda 
con  más  llaneza.  Por  caridad  la  encomiende  vuestra  reve- 
rencia a  Dios. 

Algunas  veces  he  pensado  si  la  deja  sabia  el  demonio, 
sin  todo  aquello,  para  engañarnos,  y  que  quedemos  des- 
pués con  ella  y  con  su  madre  atormentadas;  aunque  la 
madre  buena  anda  ahora.  Esto  de  la  Encarnación  conten- 
taba a  su  madre,  y  aun  a  más. 

3.  Querría  deshacer  la  escritura  y  mandar  acá  más,  y 
rogóme  la  dejase  hablar  al  doctor  Castro  (aunque  no  me 
dijo  para  qué,  que  él  me  lo  dijo),  y  vio  la  escritura  y  dice 
qué  está  muy  fuerte.  Ella  le  pidió  parecer,  y  él  no  se  lo 
quiso  dar;  sino  díjola  que  era  amigo  de  los  de  la  Compa- 
ñía, y  de  esta  casa  también,  y  que  a  entrambas  partes  es- 
taba bien  que  le  pidiese  a  otro.  Yo  le  dije  que  no  había 
para  qué  tratar  de  eso;  porque  ni  por  la  hacienda  toma- 
ríamos, sino  fuese  para  acá,  ni  la  dejaríamos,  que  bien 
estaba.  A  la  verdad  hablé  con  recato. 

4.  Dígame  vuestra  reverencia  ¿qué  cosa  es  este  hom- 


CAETAS  DE  LA   SANTA 


bre?  ¿Y  qué  se  puede  fiar  de  él?  Que  me  contenta  harto 
su  entendimiento,  gracia  y  romance.  No  sé  si  es  algo  de 
vuestra  reverencia.  Ha  venido  acá  algunas  veces.  Un  día 
de  la  Octava  de  los  Santos  nos  predicó;  No  quiere  confe- 
sar a  nadie;  mas  a  mi  parecer  gustaría  de  confesarme  a 
mí:  y  lo  que  sospecho  (según  es  enemigo  de  hacerlo)  que 
es  por  curiosidad.  Dice  que  es  enemiguísimo  de  revela- 
ciones, que  las  de  santa  Brígida  dice  que  aun  no  cree. 

No  me  dijo  esto  a  mí,  sino  a  María  de  Cristo  lo  había 
dicho,  y  si  fuera  en  otro  tiempo  luego  procurara  tratar 
con  él  mi  alma,  que  a  los  que  se  sabía  tenían  esta  opinión 
me  aficionaba,  pareciéndome  me  habían  de  desengañar 
mejor  que  otros  si  iba  engañada.  Ya,  como  estoy  sin  esos 
temores,  no  lo  apetezco  tanto,  sino  algún  poco;  y  si  no 
tuviera  confesor,  y  a  vuestra  reverencia  le  pareciera,  lo 
hiciera;  aunque  con  ningún  trato  ya  mucho,  como  estoy 
sosegada,  sino  es  con  los  pasados. 

6.  Esta  carta  la  envío  de  Villanueva,  porque  me  ha 
dado  pena  y  lástima  esa  priora,  tener  tantos  trabajos  esa 
supriora.  Casi  ansí  estaba  en  Malagón.  En  una  inquietud 
terrible  éstas  de  estos  humores,  para  la  quietud  de  todas, 
y  ansí  temo  tanto  darlas  profesión.  Harto  deseo  que  vaya 
vuestra  reverencia  a  aquella  casa;  y  si  se  hace  la  de  Gra- 
nada no  sería  malo  llevarla  allí,  y  a  una  o  dos  freylas, 
que  con  Ana  de  Jesús,'  y  en  lugar  grande,  se  hallarían 
mejor,  y  hay  frayles  que  confiesen. 

Con  todo  pienso  ha  de  ir  aquélla  adelante,  que  hay 
buenas  almas;  y  aunque  se  tomasen  dos  de  su  linage  del 
cura  (que  es  lo  que  él  quiere)  si  les  diese  lo  que  les  había 
de  dar,  estaría  harto  bien.  Nicolao  tiene  gran  gana  que 
vaya  vuestra  reverencia  a  Sevilla,  y  es  por  lo  que  le  dice 
su  hermano,  y  no  debe  ser  todo  nada.  Ya  yo  lo  he  escrito 
cuan  bien  les  va,  que  he  recibido  carta  de  la  priora  de 
allí.  Ya  le  escribí  que  no  era  posible  dejar  vuestra  reve- 
rencia a  Salamanca.  . 


2.")4  OBRAS   DE   SANTA   TERESA   DE   JEStJS 

6.  Acá  he  puesto,  que  cuando  hubiere  alguna  enfer- 
ma, que  no  la  visiten  las  hermanas  por  junto,  sino  que  en 
entrando  una  se  vaya  la  otra,  si  no  fuese  en  enfermedad 
que  fuese  menester;  porque  de  este  juntarse  muchas  hay 
hartos  inconvenientes,  ansí  en  el  silencio  como  en  andar 
la  comunidad  desconcertada,  como  somos  pocas:  y  aun 
algunas  veces  puede  haber  murmuración.  Si  le  parece  bien 
mándelo  allá,  y  si  no  avíseme. 

7.  ¡Oh,  mi  padre,  qué  desabrido  anda  Julián!  A  la  Ma- 
riana no  está  para  negársele  cada  día  que  le  quiere,  sino 
para  rogarle  con  él.  Todo  es  santo;  mas  Dios  me  libre  de 
confesores  de  muchos  años.  Ventura  será  si  esto  se  acaba 
de  desarraigar.  ¿Qué  hicieran  si  no  fueran  tan  buenas 
almas? 

Después  que  había  escrito  ésta  he  pasado  aquí  con  una 
algunas  cosas,  que  me  han  disgustado  harto,  y  ansí  he 
dicho  esto,  y  no  pensé  hablar  en  ello.  El  remedió  será  (si 
se  hace  esto  en  Madrid)  sacar  de  aquí  las  dos,  que  aun- 
que es  santo  no  lo  puedo  llevar.  Dios  haga  a  vuestra  re- 
verencia tal  como  yo  le  suplico.  Amén.  Y  nos  le  guarde 
Es  hoy  víspera  de  san  Vicente,  mañana  víspera  de  los 
Apóstoles. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

8.  El  que  lleva  ésta  creo  me  rogará  mañana  suplique 
a  vuestra  reverencia  le  dé  el  hábito,  según  me  escribe  la 
priora  de  Tdledo.  Yo  lo  hago:  mande  vuestra  reverencia 
rezar  a  donde  estuviere  a  María  Magdalena,  que  la  llevó 
Dios,  como  ahí  verá,  y  avíselo  a  los  monasterios. 


CARTAS  DE  LA   SANTA 


CARTA 

AL    PADRE   FRAY    GERÓNIMO    GRACIÁN    DE  LA  MADRE   DE  DIOS 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia. No  basta  escribirme  a  menudo  para  quitarme  la 
pena;  aunque  mucho  me  ha  aUviado  saber  está  vuestra 
reverencia  bueno,  y  la  tierra  sana;  plegué  a  Dios  vaya 
adelante.  Todas  sus  cartas  he  recibido. 

2.  Las  causas  para  determinarse  a  ir  no  me  parecie- 
ron bastantes,  que  remedio  hubiera  desde  acá  para  dar 
orden  en  los  estudios,  y  mandar  no  confesaran  beatas,  y 
por  dos  meses  pudieran  pasar  esos  monasterios  y  dejar 
los  de  acá  puestos  en  orden.  Yo  no  sé  la  causa;  mas  de 
manera  he  sentido  esta  ausencia  a  tal  tiempo,  que  se  me 
quitó  el  deseo  de  escribir  a  vuestra  reverencia,  y  ansí  no 
lo  he  hecho  hasta  ahora,  que  no  lo  puedo  escusar,  y  es  en 
día  de  luna  en  lleno,  qu^he  sentido  la  noche  bien  ruin,  y 
ansí  lo  está  la  cabeza.  Hasta  ahora  mejor  he  estado,  y  ma- 
ñana creo  (como  pase  la  luna)  se  acabará  esta  indisposi- 
ción. La  de  la  garganta  está  mejor,  mas  no  se  quita. 

3.  Aquí  he  pasado  harto  con  la  suegra  de  don  Fran- 
cisco que  es  estraña,  y  estaba  muy  puesta  en  poner  plei- 
to, para  que  no  valga  el  testamento;  y  aunque  no  tiene 
justicia,  tiene  mucho  valor,  y  algunos  la  dicen  que  sí;  y 
me  han  aconsejado,  que  para  que  don  Francisco  no  se 
pierda  del  todo,  y  nosotras  no  gastemos,  que  haya  con- 
cierto. 

Ello  es  en  pérdida  de  San  José;  mas  espero  en  Dios, 
que  como  quede  segura  la  pretensión,  que  él  lo  verná  a 
heredar  todo.  Harto  podrida  me  ha  tenido,  y  tiene,  aun- 


2'){)  OBRAS    DE    SANTA    TEIUCSA   DE   JKStJS 

que  Teresa  anda  bien.  ¡Oh,  lo  que  ha  sentido  el  no  venir 
vuestra  reverencia!  Hasta  ahora  se  lo  hemos  tenido  encu- 
bierto. En  parte  me  huelgo,  para  que  vaya  entendiendo 
qué  poco  hay  que  fiar,  sino  es  de  Dios;  y  aun  a  mi  no  me 
ha  hecho  daño. 

4.  Aquí  va  una  carta  del  padre  fray  Antonio  de  Jesús 
que  me  escribió,  que  torna  a  ser  amigo.  A  la  verdad, 
siempre  lo  he  hallado  por  tal.  Como  nos  comuniquemos, 
todo  se  hará  bien.  Aunque  eso  no  fuera,  no  se  sufría  nom- 
brase a  otro  para  las  elecciones  en  ninguna  manera;  no 
sé  cómo  vuestra  reverencia  no  advertía  en  esto  ni  en  que 
no  es  ahora  tiempo  de  hacer  casas  en  Roma;  porque  es 
grande  la  falta  que  vuestra  reverencia  tiene  de  hombres, 
aun  para  las  de  acá:  y  Nicolao  la  hace  a  vuestra  reveren- 
cia mucha,  que  tengo  por  imposible  tan  a  solas  poder 
acudir  a  tantas  cosas.  Fray  Juan  de  las  Cuevas  me  lo 
decía,  que  le  hablé  algunas  veces. 

Es  mucho  lo  que  desea  vuestra  reverencia  acierte  en 
todo,  y  lo  que  le  quiere,  que  en  forma  me  ha  obligado.  Y 
aun  me  dijo  que  iba  vuestra  reverencia  contra  las  orde- 
naciones, que  habían  sido,  que  en  faltándole  el  compa- 
ñero (no  sé  si  dijo  con  pareceres.de  priores)  eligiese  otro; 
y  que  tenía  por  imposible  poderse  valer;  que  Moisés  había 
tomado  para  su  ayuda  no  sé  cuántos.  Yo  le  dije  cómo  no 
había  ninguno,  que  aun  para  priores  no  hallaba;  dijo  que 
esto  era  lo  principal. 

5.  Después  que  vine  aquí  me  han  dicho  que  notan  a 
vuestra  reverencia  que  no  gusta  de  traer  consigo  persona 
de  tomo.  Ya  veo  que  es  por  no  poder  más;  mas  como 
viene  ahora  el  Capítulo,  no  querría  que  hubiese  que  acha- 
car a  vuestra  reverencia.  Mírelo  por  amor  de  Dios,  y 
cómo  predica  en  esa  Andalucía.  Jamás  gusto  de  ver  a . 
vuestra  reverencia  mucho  allá,  porque  como  escribió  este 
día  de  los  que  habían  tenido  trabajos,  no  me  haga  Dios 
tanto  mal,  que  le  vea  yo:  y  como  dice  vuestra  reverencia 


CARTAS  DE  LA   SAXTA 


el  demonio  «no  duerme.  Al  menos,  crea  que  todo  lo  que 
estuviere  por  allá,  he  yo  de  estar  bien  deshecha. 

Y  no  sé  a  qué  propósito  se  ha  de  estar  tanto  vuestra 
reverencia  en  Sevilla,  que  me  han  dicho  no  verná  hasta 
el  Capítulo,  que  acrecentó  harto  mi  pena,  aun  más  si  tor- 
nase a  Granada.  El  Señor  encamine  lo  que  sea  más  ser- 
vido, que  harta  necesidad  hay  de  un  vicario  para  ahí.  Si 
lo  hace  bien  fray  Antonio  acá  podrá  estar  vuestra  reve- 
rencia a  la  mira  para  encomendar  eso.  No  piense  hacerse 
ahora  andaluz,  que  no  tiene  cara  para  entre  ellos.  En  esto 
del  predicar,  suplico  mucho  a  vuestra  reverencia  que  aun- 
que predique  poco,  mire  lo  que  dice  muy  bien. 

6.  De  lo  de  por  acá  no  tenga  vuestra  reverencia  pena. 
La  priora  escribe  a  vuestra  reverencia  cómo  están  tan 
malos,  y  por  lo  que  no  se  da  a  fray  Juan  de  Jesús  la  pa- 
tente, que  sería  cosa  de  inhumanidad  dejarlos,  que  es  el 
que  está  bueno  y  lo  provee  todo  por  aquella  casa  me  vine, 
y  me  pareció  harto  bien,  y  harto  acreditados  están  en 
este  lugar. 

7.  En  el  negocio  de  Salamanca  hay  bien  que  decir. 
Yo  le  digo  a  vuestra  reverencia  que  me  ha  dado  malos 
ratos,  y  plegué,  a  Dios  que  acabe  de  remediarse.  Por  éste 
en  la  profesión  de  Teresa  no  ha  sido  posible  ir  allá;  porque 
llevarla  conmigo  no  se  sufre,  y  dejarla,  menos,  y  es  menes- 
ter más  tiempo  para  ir  allá,  y  a  Alba,  y  tornar  a  Ávila,  y 
ansí  fué  dicha  que  acertó  a  estar  aquí  Pedro  de  la  Vanda, 
y  Manrique,  y  alquilé  la  casa  para  otro  año,  porque  se  so- 
siegue la  priora,  y  plegué  a  Dios  que  aproveche.  Yo  digo 
a  vuestra  reverencia  que  me  tiene  encantada.  Es  tan  mu- 
jer, que  como  si  tuviera  ya  la  licencia  de  vuestra  reveren- 
cia ni  más  ni  menos  negocia;  y  al  rector  dice  que  es  por 
mi  orden  todo  lo  que  hace  (aunque  no  sabe  de  su  com- 
pra, ni  la  quiere,  como  vuestra  reverencia  sabe);  a  mí,  que 
el  rector  lo  hace  por  orden  de  vuestra  reverencia. 

Es  una  maraña  del  demonio,  y  no  sé  en  qué  se  funda, 

TO.WO  IV  17 


^258         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚ3 

que  ella  no  mentirá;  sino  que  la  gran  gana  que  tiene  de 
esta  negra  casa,  la  desatina.  Ayer  vino  el  hermano  fray 
Diego  de  Salamanca  (uno  que  estuvo  aquí  con  vuestra 
reverencia  a  la  visita)  y  me  dijo  que  el  rector  de  San  Lá- 
zaro había  andado  por  fuerza  en  este  negocio  por  amor 
de  mí,  hasta  decirla,  que  de  cada  vez  que  entendía  en  ello, 
se  reconciliaba,  por  ser  cosa  tan  contra  Dios;  sino  que  por 
las  importunidades  de  la  priora  no  podía  más;  y  que  toda 
Salamanca  murmuraba  de  tal  compra,  y  que  el  doctor  Solís 
le  había  dicho  que  en  conciencia  no  la  podía  poseer,  que 
es  segura,  y  tal  priesa  han  a  efectuarlo^  que  a  mi  parecer 
han  andado  con  maña,  porque  no  lo  sepa  yo;  y  por  esa 
carta  verá  cómo  con  la  alcabala  llega  a  seis  mil  ducados. 

Todos  dicen  que  no  vale  dos  mil  y  quinientos,  y  que 
monjas  pobres,  ¿cómo  dan  tanto  dinero  perdido?  Y  lo 
peor  es,  que  no  lo  tienen;  sino  que  a  mi  parecer  es 
para  deshacer  el  monasterio  este  artificio  del  demonio;  y 
ansí,  lo  que  ahora  procuran  es  tomar  tiempo  para  irlo 
deshaciendo  poco  a  poco. 

8.  Escribí  a  Cristóbal  Juárez  que  le  supHcaba  no  se 
tratase  más  dello,  hasta  que  yo  fuese,  que  sería  en  fin  de 
octubre;  y  Manrique  escribió  al  maestreescuela  lo  mesmo, 
que  es  su  amigo  mucho.  Yo  dije  a  Cristóbal  Juárez,  que 
querría  ver  de  dónde  se  ha  de  pagar  (porque  me  habían 
dicho  era  fiador),  y  que  no  quería  le  viniese  daño,  dán- 
dole a  entender  que  no  había  de  dónde  le  pagar.  No  me 
ha  respondido.  Con  el  fray  Antonio  de  Jesús  también  le 
escribo  lo  vaya  desbaratando.  Dios  ha  hecho  que  tuvie- 
sen prestados  los  dineros  a  vuestras  reverencias,  porque 
ya  estuviera  dado,  y  los  de  Antonio  de  la  Fuente;  mas 
ahora  acabo  de  recibir  otra,  donde  me  dice  la  priora,  que 
Cristóbal  Juárez  ha  buscado  los  mil  ducados,  hasta  que 
los  dé  Antonio  de  la  Fuente,  y  estoy  con  miedo  que  los 
han  depositado  ya.  Encomiéndelo  vuestra  reverencia  a 
Dios,  que  toda  la  diligencia  posible  se  hará. 


CARTAS  DE   LA   SANTA  259 


9.  Y  otro  daño,  que  para  que  ellas  se  pasen  en  casa  de 
Cristóbal  Juárez  se  han  de  pasar  los  estudiantes  a  la  casa 
nueva  de  San  Lázaro,  que  es  para  matarlos.  Ya  escribo 
al  rector  que  no  lo  consienta,  y  yo  terne  cuidado  dello.  De 
los  ochocientos  ducados  que  deben  a  las  monjas,  no  ten- 
gan pena,  que  don  Francisco  los  dará  de  aquí  a  un  año; 
y  lo  mejor  de  todo  es  no  los  haber  ahora  para  darlos.  No 
haya  miedo  que  yo  los  procure.  Más  importa  que  los  es- 
tudiantes estén  acomodados,  que  no  ellas  tengan  tan  gran 
casa. 

¿De  dónde  han  de  pagar  ahora  censo?  A  mí  me  tiene 
este  negocio  embobada.  Porque  si  vuestra  reverencia  les 
ha  dado  licencia,  ¿cómo  me  lo  remite  a  mí,  después  de 
hecho?  Si  no  se  la  ha  dado,  ¿cómo  dan  dineros?  (que  han 
dado  quinientos  ducados  a  la  hija  del  cuñado  de  Alonroy). 
¿Y  cómo  lo  tienen  por  tan  hecho,  que  me  escribe  la  priora 
que  no  se  puede  deshacer?  Dios  lo  remedie,  que  sí  hará. 
Vuestj-a  reverencia  no  tenga  pena,  que  haráse  todo  lo  que 
se  pudiere  hacer.  Por  amor  de  Dios  que  mire  vuestra  re- 
verencia allá  lo  que  hace. 

No  se  crea  de  monjas,  que  yo  le  dige,  que  si  una  cosa 
han  gana,  que  le  hagan  entender  mil;  y  vale  más  que  to- 
men una  casita  como  pobres,  y  entren  con  humildad  (que 
después  puedan  mejorarse),  que  no  quedar  con  muchas 
deudas.  Si  algún  contento  me  ha  dado  esta  ida  de  vuestra 
reverencia  alguna  vez,  es  por  verle  quitado  de  esos  em- 
barazos, que  mucho  más  los  quiero  pasar  a  solas. 

10.  En  Alba  les  ha  hecho  mucho  al  caso  escribirlas 
yo  cuan  enojada  estoy,  y  que  cierto  iré  allá.  Bien  será, 
con  el  favor  de  Dios,  estaremos  en  Avila  al  fin  deste 
mes.  Crea  que  no  convernía  traer  más  de  un  cabo  a  otro 
esta  muchacha.  ¡O,  mi  padre,  qué  apretada  me  he  visto 
estos  días!  Con  ver  que  está  vuestra  reverencia  bueno,  se 
ha  pasado.  Plegué  a  Dios  lo  lleve  adelante. 

A  la  madre  priora,  y  a  todas  las  hermanas,  mis  enco- 


260         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

miendas.  No  las  escribo,  porque  por  ésta  sabrán  de  mí. 
Holguéme  de  saber  tienen  salud,  que  las  ruego  mucho  no 
pudran  a  vuestra  reverencia,  sino  que  lo  regalen.  Al  pa- 
dre fray  Juan  de  la  Cruz  mis  encomiendas.  San  Bartolomé 
las  envía  a  vuestra  reverencia.  Nuestro  Señor  le  guarde, 
como  yo  le  suplico,  y  libre  de  peligros.  Amén.  Es  hoy  pri- 
mero de  Setiembre. 

De  vuestra  reverencia  sierva  y  subdita, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL    PADRE    FRAY   JUAN    JESÚS,    CARMELITA    DESCALZO 
EN    PASTRANA 

,  JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia  el  Espíritu  Santo.  Harto 
contento  me  da  cada  vez  que  sé  vuestra  reverencia  está 
bueno.  Sea  Dios  alabado,  que  tantas  mercedes  nos  hace. 
Yo  quisiera  servir  a  vuestra  reverencia  en  procurar  la 
carta  que  dice  del  arzobispo;  mas  sepa  que  no  he  hablado, 
poco,  ni  mucho  a  su  hermana,  ni  la  conozco:  ya  sabe  vues- 
tra reverencia  el  poco  caso  que  hizo  el  arzobispo  de  mi 
carta,  cuando  vuestra  reverencia  me  mandó  le  escribiese, 
cuando  iba  a  Roma,  y  soy  muy  enemiga  de  cansar,  cuando 
no  ha  de  aprovechar,  en  especial  que  no  pasará  mucho 
sin  pedirle  licencia  para  la  fundación  de  Madrid.  Harto 
quisiera  yo  que  se  hiciese  más  que  eso,  por  quien  tanto  se 
debe;  mas  cierto  que  no  veo  cómo. 

2.  En  lo  que  vuestra  reverencia  me  dice  de  las  cons- 
tituciones, el  padre  Oracián  me  escribió  que  le  habían  di- 
cho lo  mesmo  que  a  vuestra  reverencia,  y  él  las  tiene  allá 
en  las  monjas.  Lo  más  que  se  hubiera  de  advertir  es  tan 


CAUTAS  DE  LA   SANTA  201 


poco,  que  presto  se  puede  avisar,  y  era  menester  comu- 
nicarlo primero  con  vuestras  reverencias;  porque  para  lo 
que  para  una  cosa  me  parece  que  conviene,  para  otras 
hallo  muchos  inconvenientes,  y  ansí  no  me  acabo  de  de- 
terminar. Harto  necesario  es  tener  eso  muy  a  punto,  para 
que  por  nuestra  parte  no  haya  detenimiento  en  nada. 

3.  Ahora  me  escribe  su  Casa  de  Monte,  como  está 
mandado,  de  quien  puede,  que  no  consienta  entender  al 
Tostado  en  ninguna  cosa  con  Descalzos,  que  es  harto 
bueno.  Es  cosa  estraña  el  cuidado  que  tiene  este  amigo 
de  vuestra  reverencia  de  darnos  cualquiera  buena  nueva, 
y  de  todo.  Cierto  se  le  debe  mucho. 

4.  Lo  que  vuestra  reverencia  me  escribe  tiene  esa  her- 
mana, me  pareció  poco,  por  estar  en  hacienda,  que  quizá 
cuando  venga  será  mucho  menos,  y  pagado  tarde,  y  mal; 
ansí  no  me  determino  vaya  a  Villanueva,  porque  allí  tie- 
nen mucha  necesidad  de  dineros,  que  de  monjas  tienen 
más  de  las  que  yo  querría. 

El  padre  fray  Gabriel  me  ha  escrito  de  una  parienta 
suya,  que  aunque  no  tiene  tanto,  es  más  razón  tomarla, 
porque  se  la  debe  muy  mucho.  Cuando  escribí  de  esa 
hermana,  no  me  habían  dado  la  carta,  en  que  dice  de  es- 
totra. Vuestra  reverencia  no  trate  más  dello,  que  por  allá 
hallarán  quien  las  haga  más  al  caso,  por  haber  de  cargar 
más  la  casa,  y  es  mejor  del  mesmo  pueblo. 

5.  Partimos  de  Valladolid  el  día  de  los  Inocentes  para 
aquí  a  esta  fundación  de  Falencia.  Díjose  la  primera  misa 
día  del  rey  David,  con  mucho  secreto,  porque  pensamos 
pudiera  haber  alguna  contradicción;  y  el  buen  obispo  de 
aquí,  don  Alvaro  de  Mendoza,  lo  tenía  tan  bien  nego- 
ciado, que  no  sólo  no  la  ha  habido,  sino  que  ninguna  per- 
sona de  esta  ciudad  trata  sino  de  holgarse,  y  que  ahora 
les  ha  de  hacer  Dios  merced,  porque  estamos  aquí.  La 
cosa  es  más  estraña  que  he  visto.  Tuviéralo  por  mala  se- 
ñal, sino  que  creo  ha  sido  antes  la  contradicción  de  los 


2C)'2  OBRAS  DE  SANTiV  TERESA  DE  JESÚS 

muchos  que  les  parecía  por  allá  no  estaría  bien  aquí;  y 
ansí  yo  he  estado  muy  remisa  en  venir,  hasta  que  el  Se- 
ñor me  dio  alguna  luz  y  más  íe. 

Creo  ha  de  ser  de  las  buenas  casas  que  están  funda- 
das, y  de  más  devoción.  Porque  compramos  la  casa 
junto  a  una  ermita  de  nuestra  Señora  en  lo  mejor  del  lu- 
gar, y  donde  todo  él  y  la  comarca  tiene  grandísima  devo- 
ción, y  hanos  dejado  el  cabildo  que  tengamos  reja  a  esta 
iglesia,  que  se  ha  tenido  en  mucho.  Todo  se  hace  por  el 
obispo,  que  no  se  puede  decir  lo  que  le  debe  esta  Orden, 
y  el  cuidado  que  tiene  de  las  cosas  de  ella.  Dales  el  pan 
que  hubieren  menester. 

Ahora  estamos  en  una  casa  que  había  dado  un  caba- 
llero al  padre  Gracián  cuando  aquí  estuvo;  presto,  con  el 
favor  de  nuestro  Señor,  nos  pasaremos  a  la  nuestra.  Yo 
les  digo,  que  se  han  de  holgar  cuando  vean  la  comodidad 
que  aquí  hay.  Sea  Dios  por  todo  alabado. 

6.  Ya  me  dio  el  arzobispo  licencia  para  fundar  en 
Burgos.  En  acabando  éste  de  aquí  si  el  Señor  es  servido, 
se  fundará  allí,  que  es  muy  lejos  para  tornar  acá  desde 
Madrid;  y  también  temo  no  dará  licencia  el  padre  vicario 
para  ahí,  y  querría  viniese  primero  nuestro  despacho. 
Verná  bien  estar  en  tiempo  de  frío  a  donde  tanto  hace,  y 
a  la  calor  a  donde  es  mayor,  para  padecer  algo,  y  después 
murmurada  del  padre  Nicolao,  que  en  forma  me  ha  caído 
en  gracia,  como  le  sobra  la  razón.  Por  caridad  le  dé  vues- 
tra reverencia  ésta,  porque  vea  esta  fundación  y  alaben 
a  nuestro  Señor,  que  si  contentará  lo  mucho  que  hay  aquí, 
porque  le  hiciera  devoción,  sino  que  me  canso.  Tiene  dos 
misas  cada  día  dotadas  la  ermita,  y  otras  muchas  que  se 
dicen.  La  gente  que  ordinario  va  a  ella,  es  tanta  que  lo 
hallábamos  por  dificultad. 

Por  caridad,  si  vuestra  reverencia  tuviera  para  allá 
mensajero  para  Villanueva,  les  dé  nuevas  como  esto  se 
ha  hecho.  La  madre  Inés  de  Jesús  ha  trabajado  harto;  yo 


CARTAS   DE  LA    SANTA  2fií 


no  estoy  ya  para  nada,  sino  sólo  para  el  ruido  que  hace 
Teresa  de  Jesús.  Sírvase  él  de  todo,  y  guarde  a  vuestra 
reverencia.  Encomiéndasele  mucho  la  madre  Inés:  yo  a 
todos  esos  mis  hermanos.  Es  mañana  víspera  de  los  Re- 
yes. Tres  canónigos  han  tomado  la  mano  en  ayudar,  en 
especial  el  uno  es  un  santo,  que  se  llama  Reinoso,  enco- 
miéndele a  Dios  por  caridad,  y  al  obispo.  Toda  la  gente 
principal  nos  favorece.  El  caso  es,  que  en  general  es  el 
contento  estraiio  de  todos.  No  sé  en  qué  ha  de  parar. 

De  vuestra  reverencia  sierva, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

al  padre  fray  ambrosio  mariano  de  san  benito 

jesús 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia.  Estas  cartas  a  donde 
venía  la  de  la  priora  de  Paterna  he  recibido.  Las  muchas 
que  me  dice  me  vernán  quizá  mañana,  que  es  jueves,  se- 
guras vienen  por  esa  vía,  no  se  perderán.  Muy  mucho  me 
he  holgado  con  éstas,  y  con  la  de  vuestra  reverencia  tam- 
bién. Sea  Dios  bendito  por  todo. 

2.  ¡Oh,  padre  mío,  y  qué  es  la  alegría  que  viene  a  mi 
corazón,  cuando  veo  por  alguno  de  esta  Orden  se  haga 
alguna  cosa  para  su  honra,  y  gloria,  y  se  quiten  algunos 
pecados!  Sólo  me  da  una  pena  grande,  y  envidia  de  ver  lo 
poco  que  yo  valgo  para  esto;  que  quisiera  andar  en  peli- 
gros, y  trabajos,  para  que  me  cupiera  parte  destos  despo- 
jos, de  los  que  andan  las  manos  en  la  masa.  Algunas  veces 
como  (soy  ruin)  alegróme  de  verme  aquí  sosegada:  en  vi- 
niendo a  mi  noticia  lo  que  por  allá  trataban,  me  estoy 
deshaciendo,  y  habiendo  envidia  a  éstas  de  Paterna. 


204         OBKAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

Tiéneme  alegrísima,  que  comience  Dios  a  aproveciiarse 
délas  Descalzas,  que  muciias  veces,  cuando  veo  almas 
tan  animosas  en  estas  cosas,  me  parece  que  no  es  posi- 
ble darlas  Dios  tanto,  sino  para  algún  fin.  Aunque  sea  no 
más  de  lo  que  han  estado  en  aquel  monasterio  (que  al  fin 
se  habrán  escusado  ofensas  de  Dios),  estoy  contentísima; 
cuanto  más,  que  espero  en  Su  Majestad  que  han  de  apro- 
vechar mucho. 

3.  No  olvide  vuestra  reverencia  que  se  ponga  en  la 
declaración  de  los  frailes  también,  que  pueda  dar  licencia 
para  fundar  monjas.  Sepa  que  me  confieso  aquí  con  el 
doctor  Velázquez,  que  es  canónigo  desta  iglesia,  y  gran 
letrado,  y  siervo  de  Dios,  como  se  puede  informar.  No 
puede  sufrir,  que  no  se  funden  monasterios  de  monjas,  y 
hame  mandado,  por  vía  de  la  señora  doña  Luisa,  con  el 
embajador,  procure  se  alcance  del  general,  o  si  no  del 
Papa. 

Dice,  que  le  digan  que  son  espejos  de  España,  que  él 
dará  la  traza.  Ya  envío  a  vuestra  reverencia  a  decir  de 
una  fundación  que  se  ofrece;  respóndame  a  estas  dos 
cosas.  Con  este  billete  que  me  envió,  me  he  consolado 
mucho.  Dios  se  lo  pague  a  vuestra  reverencia  aunque 
bien  asentado  está  en  mi  corazón  lo  que  dice.  ¿Cómo  no 
me  dice  nada  el  padre  fray  Baltasar?  Déles  a  todos  mis 
encomiendas. 

4.  Lo  que  dice  el  padre  fray  Juan  de  Jesús  de  andar 
descalzos,  de  que  lo  quiero  yo,  me  cae  en  gracia;  porque 
soy  la  que  siempre  lo  defendí  al  padre  fray  Antonio,  y 
hubiérase  errado,  si  tomara  mi  parecer.  Era  mi  intento 
desear  que  entrasen  buenos  talentos,  que  con  mucha  as- 
pereza se  habían  de  espantar,  y  todo  ha  sido  menester, 
para  diferenciarse  de  osotros.  Puede  ser  que  haya  dicho, 
que  tanto  frío  habrán  ansí,  como  descalzos  del  todo. 

En  lo  que  decía  parecer  eso,  es,  que  tratamos  cuan  mal 
parecían  descalzos,  y  en  buenas  muías,  que  no  se  habían 


CARTAS  DE  LA   SAKTA  2G' 


de  consentir,  sino  para  largo  camino,  o  mucha  necesidad: 
que  no  venía  bien  lo  uno  con  lo  otro,  que  han  venido  por 
aquí  unos  mocitos,  que  parece  andando  poco,  y  con  algún 
jumento,  pudieran  venir  a  pie.  Y  ansí  lo  torno  a  decir,  que 
no  parece  bien  estos  mocitos  descalzos,  y  en  muías  con 
sillas.  Esotro  no  me  ha  pasado  por  pensamiento,  que  de- 
masiado descalzos  andan.  Avise  vuestra  reverencia  que 
no  lo  hagan,  sino  lo  que  solían,  y  avíselo  a  nuestro  padre. 
En  lo  que  yo  puse  muy  mucho  con  él  fué,  que  hiciese 
les  diese  muy  bien  de  comer;  porque  traigo  muy  delante 
lo  que  vuestra  reverencia  dice,  y  muchas  veces  me  da 
harta  pena,  que  no  ha  más  que  ayer;  antes  que  viniese  su 
carta  la  tenía,  pareciéndome  que  de  aquí  a  dos  días  se 
habían  de  acabar,  por  ver  de  la  manera  que  se  tratan. 
Tornóme  a  Dios  a  consolarme,  porque  él,  que  lo  comenzó, 
dará  orden  para  todo;  y  ansí  me  he  holgado  de  ver  a 
vuestra  reverencia  en  este  parecer. 

5.  La  otra  cosa  que  le  pedí  mucho,  es,  que  pusiese  los 
ejercicios,  aunque  fuese  hacer  cestas  o  cualquier  cosa, 
y  sea  la  hora  de  recreación,  cuando  no  hubiere  otro 
tiempo;  porque  a  donde  no  hay  estudio,  es  cosa  impor- 
tantísima. 

Entienda,  mi  padre,  que  yo  soy  amiga  de  apretar  mu- 
cho en  las  virtudes,  mas  no  en  el  rigor,  como  verán  por 
estas  nuestras  casas.  Debe  ser,  ser  yo  poco  penitente. 
Mucho  alabo  a  nuestro  Señor  de  que  dé  a  vuestra  reve- 
rencia tanta  luz  en  cosas  tan  importantes.  Es  gran  cosa 
en  todo  desear  su  honra,  y  gloria.  Plegué  a  Su  Majestad 
nos  dé  gracia  para  morir  por  esto  mil  muertes.  Amén. 
Amén.  Es  hoy  miércoles  12  de  diciembre. 

.   Indigna  sierva  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

6.  Mucha  caridad  me  hace  de  enviarme  estas  cartas, 
porque  escribe  brevísimo  nuestro  padre,  cuando  me  es- 


200         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESIÍS 

cribe;  y  no  me  espanto,  antes  se  lo  suplico.  En  fin,  alabo 
al  Señor,  cuando  las  leo,  y  vuestra  reverencia  está  muy 
obligado  a  lo  mesmo;  pues  fué  principio  de  aquella  obra. 
No  deje  de  hablar  mucho  al  arcediano.  También  tenemos 
al  deán,  y  otros  canónigos,  que  ya  voy  teniendo  otros 
amigos. 


CARTA 

AL   PADRE    FRAY    AMBROSIO    MARIANO  DE   SAN  BENITO 
JESÚS,  MARÍA 

1.  Sean  con  vuestra  reverencia.  Y  como  quisiera  alar- 
garme en  ésta,  y  sángreme  ayer,  y  mañana  me  sangrarán, 
y  no  he  podido  escribir,  no  pensé  se  fuera  tan  presto,  y 
estáme  dando  priesa.  Hame  dado  la  vida  la  sangría  a  la 
cabeza.  Buena  estaré  presto  placiendo  a  Dios. 

2.  De  lo  que  me  he  holgado  mucho,  es,  de  que  se 
venga  con  los  frailes,  ya  que  ha  de  estar  ahí:  mas  mire, 
mi  padre,  que  le  contarán  las  palabras.  Por  amor  de  Dios 
que  ande  con  grande  aviso,  y  no  sea  claro  lo  que  dicen 
del  Tostado,  que  oyó  muy  bien;  que  si  es  cuerdo,no  verná, 
hasta  tener  el  sí  de  nuestro  padre. 

Dice,  que  por  eso  la  querría  alcanzar  por  mano  de  vues- 
tra reverencia.  No  he  visto  tan  donosa  cosa,  que  ya  recibí 
las  cartas,  que  vuestra  reverencia  dice  me  había  enviado, 
y  ayer  ésa  de  nuestro  padre.  En  lo  que  toca  al  padre  fray 
Baltasar,  cierto  que  se  lo  he  escrito  ya  más  de  una  vez. 
Como  vuestra  reverencia  esté  con  los  frailes,  está  muy 
bien  ahí.  Siempre  vaya  como  va,  dando  contento  al  Nun- 
cio, que  en  fin  es  nuestro  perlado,  y  a  todos  parece  bien 
la  obediencia.  No  hay  más  lugar. 

De  vuestra  reverencia, 

Teresa  de  Jesús. 


caktas  de  la  santa 


CARTA 

A    UNA    RELIGIOSA    DE   OTRA    ORDEN 
QUE  PRETENDÍA   PASARSE  A    LA    DE    LA    SANTA 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  merced.  En  lo  principal  que  vues- 
tra merced  manda,  no  la  puedo  servir  en  ninguna  ma- 
nera, por  tener  constitución  pedida  por  mí  de  no  tener 
monja  de  otra  Orden  en  estas  casas;  porque  eran  tantas 
las  que  quisieran  venir  a  ellas,  y  quieren,  que  alguna  nos 
diera  consuelo  tener. 

Hállanse  muchos  inconvenientes  para  no  abrir  puerta 
en  esto;  y  ansí  en  ello  no  tengo  que  decir  más,  porque 
no  se  puede  hacer,  ni  servir  de  más  tener  yo  deseo  de 
servir  a  vuestra  merced  en  este  caso,  que  de  darme  pena. 

2.  Antes  que  fuesen  comenzados  estos  monasterios 
estuve  veinticinco  años  en  uno,  a  donde  había  ciento  y 
ochenta  monjas.  Y  porque  estoy  de  prisa,  sólo  diré,  que 
a  quien  ama  a  Dios,  como  vuestra  merced,  todas  esas 
cosas  le  serán  cruz,  y  para  provecho  de  su  alma,  y  no 
tocarán  en  dañarla,  si  vuestra  merced  anda  con  aviso  de 
considerar,  que  sólo  Dios,  y  ella  están  en  su  casa;  y 
mientras  no  tuviere  oficio  que  la  obligue  a  mirar  las 
cosas,  no  se  le  dé  nada  de  ellas,  sino  procure  la  virtud 
que  viere  en  cada  una,  para  amarla  por  ella,  y  aprove- 
charse, y  descuidarse  de  las  faltas  que  en  ellas  viere. 

Esto  me  aprovechó  tanto,  que  siendo  las  que  he  dicho 
con  quien  estaba,  no  me  hacían  más  al  caso,  que  si  no 
viera  ninguna,  sino  provecho;  porque  en  fin,  señora  mía, 
en  toda  parte  podemos  amar  a  este  gran  Dios;  bendito 
sea  él,  que  no  hay  quien  pueda  estorbarnos  esto. 

Sierva  de  vuestra  merced, 

Teresa  de  Jesús. 


26R  OBRAS   DE   SAÍÍTA   TERESA   DE   JESÚS 


CARTA 

AL  SEÑOR  LORENZO  DE  CEPEDA,  HERMANO  DE  LA  SANTA 
JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  mer- 
ced siempre.  ¡Olí,  qué  largos  quince  días  han  sido  éstos! 
Bendito  sea  Dios,  que  está  vuestra  merced  bueno.  Harto 
consuelo  me  ha  dado;  y  lo  que  me  dice  del  servicio  que 
tiene,  y  casa,  no  me  parece  demasiado.  De  gana  me  hizo 
reír  el  maestro  de  las  ceremonias;  yo  le  digo,  que  me  han 
caído  en  harta  gracia.  Bien  la  puede  creer,  que  es  muy 
buena,  y  cuerda.  Encomiéndemela  vuestra  merced  mu- 
cho de  que  la  vea,  que  harto  la  debo,  y  a  Francisco  de 
Salcedo. 

2.  Pésame  harto  de  su  mal.  Temprano  le  comienza  a 
hacer  mal  el  frío.  Yo  estoy  mejor,  que  ha  años  estuve,  a 
mi  parecer,  y  tengo  una  celdilla  muy  linda,  que  cae  al 
huerto  una  ventana,  y  muy  apartada.  Ocupaciones  de 
visitad  muy  pocas.  Si  estas  cartas  me  dejasen,  que  no 
fuesen  tantas,  tan  bien  estaría,  que  no  era  posible  durar, 
que  ansí  suele  ser  cuando  estoy  bien.  A  tener  a  vuestra 
merced  acá,  no  me  faltaba  nada:  mas  como  Dios  me 
haga  merced  de  darle  salud,  esto  bien  se  pasará. 

Dios  le  pague  la  cuenta  que  tiene  de  mi  salud,  que 
harto  me  ha  quitado  la  pena  de  ver  que  vuestra  merced 
pasa  también  por  mi  estada  acá.  Espero  en  Dios  no  será 
tanto,  que  no  me  deje  de  alcanzar  el  frío  de  Ávila.  Al 
menos  por  el  mal  que  me  había  de  hacer,  yo  no  lo  dejara, 
ni  me  deterné  un  día,  que  cuando  Dios  quiere  en  toda 
parte  da  salud*  ¡Oh,  cuánto  más  para  mi  contento  deseo 
la  de  vuestra  merced!  Dios  se  la  dé,  como  puede. 


CARTAS   DE  LA    SANTA  201) 


3.  No  querría  vuestra  merced  olvidase  esto,  y  por 
eso, se  lo  pongo  aquí.  Yo  tengo  gran  miedo,  que  si  no 
hay  desde  ahora  gran  cuenta  con  esos  niños,  que  se  po- 
drán presto  entretener  con  los  demás  desvanecidos  de 
Ávila.  Y  es  menester  que  desde  luego  vuestra  merced  los 
haga  ir  a  la  Compañía,  que  yo  escribo  al  rector,  como 
vuestra  merced  ahí  verá.  Y  si  al  buen  Francisco  de  Sal- 
cedo, y  al  'maestro  Daza  les  pareciere,  pónganse  bo- 
netes. 

Su  hija  de  Rodrigo,  de  seis  tuvo  sólo  un  hijo,  y  bien 
para  él,  y  siempre  le  ha  tenido  al  estudio,  y  aun  ahora 
está  en  Salamanca.  Y  otro  hijo  de  don  Diego  del  Águila 
andaba  ansí.  En  fin,  allá  entenderán  lo  que  se  sufre. 
Plegué  a  Dios  no  los  traigan  muy  desvanecidos  mis  her- 
manos. 

4.  No  podrá  vuestra  merced  ver  mucho  a  Francisco 
de  Salcedo,  ni  al  maestro,  sino  va  vuestra  merced  a  sus 
casas,  porque  viven  lejos  de  Perálvarez,  y  estas  pláticas 
es  bien  sean  a  solas.  No  olvide  vuestra  merced  de  no 
tomar  ahora  confesor  señalado,  y  la  menos  gente  en  su 
casa  que  se  pudiere  sufrir:  más  vale  que  vaya  tomando, 
que  dejando. 

Ya  escribo  a  Valladolid  para  que  venga  el  page;  aun- 
que anden  sin  él  (pues  son  dos,  y  pueden  andar  juntos) 
no  va  mucho  algún  día,  ya  escribo  que  venga  vuestra 
merced,  es  inclinado  y  aun  está  mostrado  a  mucha  honra: 
es  menester  que  se  mortifique  en  esto,  y  que  no  escuche 
a  todos,  sino  que  tome  el  parecer  de  estos  dos  en  todo, 
aun  del  padre  Muñoz  de  la  Compañía,  si  le  pareciere, 
aunque  estotros  dos  bastan  para  cosas  más  graves,  y  se 
esté  en  eso. 

Mire  que  se  comienzan  cosas,  que  no  se  entiende  luego 
el  daño;  y  que  ganará  más  en  tener  para  hacer  limosnas 
con  Dios,  y  aun  con  el  mundo,  que  ganarán  sus  hijos. 
Por  ahora  no  querría  comprase  muía,  sino  un  cuartago, 


270  OBRAS   DE   SANTA   TEIIESA   DE  JESÚS 

que  aprovechase  para  camifios,  y  servicio.  No  hay  ahora 
para  qué  se  paseen  esos  niños,  sino  a  pie;  déjelos  es- 
tudiar. 

De  vuestra  merced  sierva, 

Terf.sa  de  Jesús. 


CARTA 

al  señor  lorenzo  de  cepeda,  hermano  de  la  santa 

jesús 

1.  Sea  con  vuestra  merced.  Antes  que  se  me  olvide, 
como  otras  veces,  mande  vuestra  merced  a  Francisco 
que  me  envíe  unas  buenas  plumas  cortadas,  que  acá  no 
las  hay  buenas,  y  me  hacen  disgusto,  y  trabajo;  y  nunca 
le  quite  que  me  escriba,  que  quizá  lo  ha  menester,  y  con 
una  letra  se  contenta,  que  eso  no  me  hace  nada.  Creo  ha 
de  ser  este  mal  para  bien,  que  me  comenzó  a  mostrar  a 
escribir  de  mano  agena,  que  lo  pudiera  haber  hecho  en 
cosas  que  importan  poco,  quedarme  he  con  esto.  Harto 
mejor  estoy,  que  he  tomado  unas  pildoras.  Creo  me  hizo 
daño  comenzar  a  ayunar  la  Cuaresma,  que  no  era  sólo 
la  cabeza,  que  me  daba  en  el  corazón. 

Desto  estoy  mucho  mejor,  y  aun  de  la  cabeza  lo  he 
estado  dos  días,  que  es  lo  que  me  daba  más  pena,  que 
no  es  poco:  que  mi  miedo  ha  sido  si  me  había  de  quedar 
inhabilitada  para  todo,  que  oración  sería  gran  atrevi- 
miento procurarla,  que  bien  ve  nuestro  Señor  el  daño 
que  me  sería;  porque  ningún  recogimiento  sobrenatural 
tengo,  m.as  que  si  nunca  los  hubiera  tenido,  que  me  es- 
panta harto,  porque  no  fuera  en  mi  mano  resistir.  No 
tenga  vuestra  merced  pena,  que  poco  a  poco  iré  tomando 
fuerza  en  la  cabeza.  Yo  me  regalo  todo  lo  que  veo  es 


CABTAS  DE  LA   SANTA  271 


menester,  que  no  es  poco,  y  aun  algo  más  que  aquí 
usan. 

No  podré  tener  oración.  Tengo  gran  deseo  de  estar 
buena.  Ello  es  a  costa  de  vuestra  merced  por  eso  tén- 
golo  por  bien,  que  es  tal  mi  condición,  que  para  no  traer 
pesadumbre,  es  menester  ansí;  porque  todo  el  negocio  de 
él  es  flaqueza,  como  he  ayunado  desde  la  Cruz  de  se- 
tiembre: y  he  dado  (y  en  fin  ser  yo  para  tan  poco)  que 
es  enojo,  que  siempre  este  cuerpo  me  ha  hecho  mal,  y 
estorbado  el  bien.  No  es  tanto,  que  deje  de  escribir  a 
vuestra  merced  de  mi  letra,  que  la  mortificación  no  se  la 
daré  ahora,  que  por  mí  veo  que  será  mucha. 

2.  El  que  no  se  ponga  el  silicio  habrá  de  perdonar, 
porque  no  se  ha  de  hacer  lo  que  él  escoge.  Sepa  que  han 
de  ser  tan  cortas  las  disciplinas,  que  se  siente  tanto  más, 
y  hará  menos  mal.  No  se  dé  muy  recio,  que  va  poco  en 
eso,  que  pensará  que  es  gran  imperfección.  Porque  haga 
algo  de  lo  que  quiere  le  envío  ese  silicio,  para  que  traiga 
dos  días  en  la  semana;  entiéndese  desde  que  se  levanta, 
hasta  que  se  acuesta,  y  no  duerma  con  él. 

En  gracia  me  ha  caído  el  contar  de  los  días  tan  cabal- 
mente, y  no  creo  han  alcanzado  esa  habilidad  las  Descal- 
zas. Mire  que  no  se  ponga  esotra  ahora,  estése  guardado. 
A  Teresa  envío  uno,  y  una  disciplina,  que  me  envió  a  pe- 
dir muy  recia,  mándesela  dar  vuestra  merced,  y  mis  en- 
comiendas. Muchas  cosas  buenas  me  escribe  della  Julián 
de  Ávila,  que  me  hace  alabar  al  Señor.  Él  la  tenga  de  su 
mano  siempre,  que  gran  merced  la  ha  hecho,  y  a  las  que 
la  queremos  bien. 

3.  En  forma  había  deseado  estos  días  tuviese  vuestra 
merced  alguna  sequedad,  y  ansí  me  holgué,  harto,  cuando 
vi  su  carta,  aunque  esa  no  se  puede  llamar  sequedad. 
Crea  que  para  muchas  cosas  aprovecha  mucho.  Si  ese 
silicio  llegare  a  toda  la  cintura,  ponga  un  pánico  de  lienzo 
al  estómago,  que  es  muy  dañoso:  y  mire,  que  si  sintiere 


272         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

mal  en  los  ríñones,  que  ni  eso,  rii  la  disciplina  no  lo  tome, 
que  le  hará  mucho  mal,  que  más  quiere  Dios  su  salud, 
que  su  penitencia,  y  que  obedezca.  Acuérdese  de  lo  de 
Saúl,  y  no  haga  otra  cosa. 

No  hará  poco  si  sabe  llevar  a  esa  persona  la  condición; 
porque  tengo  para  mí,  que  todos  esos  grandes  trabajos, 
y  penas  es  melancolía,  que  le  sujeta  bravamente;  y  ansí, 
ni  hay  culpa,  ni  de  qué  nos  espantar,  sino  alabar  al  Se- 
ñor que  no  nos  da  ese  tormento. 

4.  Tenga  gran  cuenta  de  no  dejar  de  dormir,  y  hacer 
colación  bastante,  que  no  se  siente  hasta  que  está  ya  he- 
cho el  mal,  con  el  deseo  de  hacer  algo  por  Dios.  Y  yo 
le  digo,  que  he  de  quedar  escarmentada  para  mí,  y  para 
otras. 

El  silicio  cada  día  es  menester  en  parte,  porque  con 
la  costumbre  de  traerlo  no  se  hace  la  novedad  que  vues- 
tra merced  dice,  y  no  había  de  apretarse  tanto  el  hombro 
como  suele.  En  todo  mire  no  le  haga  mal.  Harta  merced 
le  hace  Dios  en  llevar  tan  bien  la  falta  de  oración;  que  es 
señal  que  está  rendido  a  su  voluntad,  que  éste  creo  es  el 
mayor  bien  que  trae  consigo  la  oración. 

5.  De  mis  papeles  hay  buena  nueva.  El  inquisidor  ma- 
yor mesmo  los  lee,  que  es  cosa  nueva.  Débenselos  de  ha- 
ber loado,  y  dijo  a  doña  Luisa,  que  no  había  allí  cosa  que 
ellos  tuviesen  que  hacer  en  ella,  que  antes  había  bien, 
que  mal;  y  díjola,  que  ¿por  qué  no  había  yo  hecho  mo- 
nasterio en  Madrid?  Está  muy  en  favor  de  los  Descalzos. 
Es  el  que  ahora  han  hecho  arzobispo  de  Toledo. 

Creo  que  ha  estado  con  él  allá  en  un  lugar  doña  Luisa, 
y  llevó  muy  a  cargo  este  negocio,  que  son  grandes  ami- 
gos, y  ella  me  lo  escribió.  Presto  verná,  y  sabré  lo  demás. 
Esto  diga  vuestra  merced  al  señor  obispo,  y  a  la  supe- 
riora,  y  a  Isabel  de  San  Pablo  en  mucho  secreto  (para 
que  no  lo  digan  a  nadie,  y  lo  encomienden  a  Dios),  y  no 
a  otra  persona.  Harto  buenas  nuevas  son.  Para  todo  ha 


CAKTAS   DE   LA    SANTA 


aprovechado  el  quedar  aquí,  aunque  no  para'mi  cabeza, 
que  ha  habido  más  cartas  que  en  otro  cabo. 

6.  Por  ésa  de  la  priora  verá  cómo  han  pagado  la  mi- 
tad de  la  casa,  y  no  llegando  a  lo  de  Beatriz,  y  su  madre, 
presto  la  pagarán  toda,  con  el  favor  del  Señor.  Mucho 
me  he  holgado,  y  con  esa  carta  de  Agustín,  que  no  fuese 
acullá,  y  pesádome  que  haya  enviado  vuestra  merced 
carta  sin  la  mía.  Habré  una  de  la  marquesa  de  Villena 
para  el  virrey  (que  es  la  sobrina  muy  querida),  para  cuan- 
do vayan  ciertas.  Harto  me  lastima  verle  en  esas  cosas 
todavía:  encomiéndelo  a  Dios,  que  ansí  lo  hago  yo. 

7.  De  lo  que  dice  del  agua  bendita  no  sé  más  el  por 
qué  de  la  esperiencia  que  tengo.  Dicho  lo  he  a  algunos 
letrados,  y  no  lo  contradicen.  Basta  tenerlo  la  Iglesia, 
como  vuestra  merced  dice.  Con  todo  lo  que  va  mal  a  las 
de  la  reformación,  escusan  hartos  pecados. 

8.  Dice  mucha  verdad  Francisco  de  Salcedo  de  lo  de 
Ospedal,  al  menos  que  soy  yo  como  ella  en  este  caso. 
Déle  un  gran  recado  de  mi  parte,  y  a  Pedro  de  Ahumada, 
que  no  quiero  escribir  más,  de  que  mire,  si  pudiere  dar 
para  comprar  algunas  ovejas  Juan  de  O  valle,  que  será 
mucha  ayuda  para  ellos,  y  harta  limosna,  si  se  puede  ha- 
cer sin  perder  vuestra  merced. 

9.  Más  plumas  he  mudado  en  esta  carta,  que  le  pare- 
cerá peor  la  letra  que  suelo.  Pues  no  es  del  mal,  sino  por 
esta  ocasión.  Ayer  la  escribí,  y  hoy  me  levanto  mejor, 
gloria  a  Dios,  que  el  miedo  de  no  quedar  ansí,  debe  ser 
más  que  el  mal.  Donosa  ha  estado  mi  compañera  con  el 
Emperador:  díjome  de  él  habilidades,  que  la  dije  las  es- 
cribiese allá.  Con  todo,  creo,  que  pues  la  priora  dice  que 
es  abandono,  que  lo  sabe,  y  que  no  lo  hiciera  mal,  por- 
que ella  conoce  al  uno,  y  al  otro;  aunque  yo  el  Victoria 
entendí  siempre  era  el  que  entendía  en  ellos.  Plegué  á 
Dios  se  haga  bien,  y  a  vuestra  merced  guarde,  como  yo 
le  suplico,  para  su  servicio.  Amén.  Son  hoy  28  de  febrero. 

Tomo  iv  is 


OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


10.  Bueno  está  el  padre  visitador.  Ahora  torna  el  Tos- 
tado, según  dicen.  Cosa  que  es  para  conocer  el  mundo 
estos  nuestros  negocios,  que  no  parece  sino  una  comedia. 
Con  todo,  deseo  harto  verle  quitado  dellos.  Hágalo  el  Se- 
ñor como  ve  es  menester. 

La  priora,  y  todas  se  encomiendan  a  vuestra  merced. 
La  de  Sevilla  me  regala  mucho,  y  la  de  Salamanca;  y  aun 
la  de  Veas,  y  Caravaca  no  han  dejado  de  hacer  lo  que 
pueden.  En  fin,  muestran  su  buena  voluntad.  Yo  quisiera 
estar  cabe  vuestra  merced  para  que  viera,  y  aun  para 
gustar  de  enviarle  de  ello,  y  el  ver  la  voluntad  con  que  lo 
hacen,  es  lo  que  me  cae  en  gracia. 

Indigna  sierva  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

a  don  lorenzo  de  cepeda,  sobrino  de  la  santa 

jesús 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  mer- 
ced, mi  hijo.  Bien  puede  creer  que  me  da  harta  pena  las 
malas  nuevas  que  a  vuestra  merced  he  de  escribir  en 
ésta;  mas  considerando  que  ha  de  saber  por  otra  parte, 
que  no  le  podrían  dar  tan  buena  relación  de  consuelo 
que  puede  tener  en  tan  gran  trabajo,  quiero  más  que  la 
sepa  de  mí,  Y  si  consideramos  bien  las  miserias  desta 
vida,  gozarnos  hemos  del  gozo  que  tienen  los  que  están 
ya  con  Dios. 

Fué  Su  Majestad  servido  de  llevarse  consigo  a  mi  buen 
hermano  Lorenzo  de  Cepeda  dos  días  después  de  San 
Juan,  con  mucha  brevedad,  que  fué  un  vómito  de  sangre; 


CARTAS   DE  LA    SANTA  275 


mas  habíase  confesado,  y  comulgado  el  día  de  San  Juan, 
y  creo  fué  regalo  para  su  condición  no  tener  más  tiempo; 
porque  para  lo  que  toca  a  su  alma,  sé  yo  bien  contino  le 
hallaría  aparejado,  y  ansí  ocho  días  antes  me  había  es- 
crito una  carta,  donde  me  deda  lo  poco  que  había  de 
vivir,  aunque  puntualmente  no  sabía  el  día. 

2.  Murió  encomendándose  a  Dios,  como  un  santo:  y 
ansí,  según  nuestra  fe,  podemos  creer  estuvo  o  poco,  o 
nada  en  purgatorio.  Porque  aunque  siempre  fué  (como 
vuestra  merced  sabe)  siervo  de  Dios,  estábalo  ahora  de 
suerte,  que  no  quisiera  tratar  cosa  de  la  tierra,  y  sino  era 
con  las  personas  que  trataban  de  Su  Majestad;  y  todo  lo 
demás  le  cansaba  en  tanto  estremo,  que  yo  tenía  harto 
que  consolarle;  y  ansí  se  había  ido  a  la  Serna,  por  tener 
más  soledad,  a  donde  murió,  o  comenzó  a  vivir,  por  me- 
jor decir. 

Porque  si  yo  pudiera  escribir  algunas  cosas  particula- 
res de  su  alma,  entendiera  vuestra  merced  la  gran  obli- 
gación que  tiene  a  Dios  de  haberle  dado  tan  buen  padre, 
y  de  vivir  de  manera,  que  parezca  ser  su  hijo.  Mas  en 
carta  no  se  sufre  más  de  lo  dicho,  sino  que  vuestra  mer- 
ced se  consuele,  y  crea,  que  desde  donde  está  le  puede 
hacer  más  bien,  que  estando  en  la  tierra. 

3.  A  mí  me  ha  hecho  gran  soledad,  más  que  a  nadie, 
y  a  la  buena  Teresita  de  Jesús,  aunque  la  dio  Dios  tanta 
cordura,  que  lo  ha  llevado  como  un  ángel,  y  ansí  lo  está, 
y  muy  buena  monja,  y  con  gran  contento  de  serlo.  Es- 
pero en  Dios  se  ha  de  parecer  a  su  padre.  A  mí  no  me 
han  faltado  trabajos,  hasta  ver  a  don  Francisco  como 
está;  porque  quedó  con  mucha  soledad,  que  ya  ve  vues- 
tra merced  los  pocos  deudos  que  hay. 

4.  Ha  sido  tan  codiciado  para  casarse  con  él  en  Ávila, 
que  yo  estaba  con  miedo  se  había  de  topar  lo  que  no  le 
convenía.  Ha  sido  Dios  servido,  que  desposó  el  día  de  la 
Concepción  con  una  señora  de  Madrid,  que  tiene  madre, 


276         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

y  no  padre.  La  madre  lo  deseó  tanto,  que  nos  ha  espan- 
tado; porque  para  quien  ella  es,  pudiérase  casar  muy  me- 
jor; que  aunque  el  dote  es  poco,  con  ninguna  en  Ávila  de 
las  que  pretendíamos  le  podían  dar  tanto. 

Llámase  la  desposada  doña  Orofrisia  (aun  no  ha  quince 
años,  hermosa,  y  muy  discreta);  digo  doña  Orofrisia  de 
Mendoza  y  Castilla.  Es  prima  hermana  de  la  madre  de  la 
del  duque  del  Infantado,  y  de  otros  hartos  señores  de  tí- 
tulo; en  fin,  de  padre,  y  madre  dicen  no  la  hará  ninguna 
ventaja  en  España.  En  Ávila  es  deuda  del  marqués  de  las 
Navas,  y  del  de  Velada,  y  de  su  mujer  de  don  Luis  el  de 
Mosén  Rubí  mucho. 

5.  Diéronle  cuatro  mil  ducados.  Él  me  escribe  que  está 
muy  contento,  que  es  lo  que  hace  al  caso.  A  mí  me  lo  da, 
que  doña  Beatriz,  su  madre,  es  de  tanto  valor,  y  discre- 
ción, que  los  podrá  gobernar  a  entrambos,  y  que  se  aco- 
modará, a  lo  que  dicen,  a  no  gastar  mucho.  Tiene  doña 
Orofrisia  sólo  un  hei-mano  mayorazgo  y  una  hermana 
monja.  A  no  tener  hijo  el  mayorazgo,  le  hereda  ella;  cosa 
posible  podría  ser. 

Yo  no  veo  otra  falta  aquí,  sino  lo  poco  que  don  Fran- 
cisco tiene,  que  está  la  hacienda  tan  empeñada,  que  a  no 
le  tratar  presto  lo  que  deben  de  allá,  no  sé  cómo  ha  de 
poder  vivir.  Vuestra  merced  lo  procure,  por  amor  de 
Dios,  ya  que  Dios  le  va  dando  tanta  honra,  no  le  falte  con 
qué  la  sustentar. 

3.  Ha  salido  hasta  ahora  muy  virtuoso  don  Francisco,  y 
ansí  espero  ea  Dios  lo  será,  porque  es  nmy  buen  cristiano. 
Plegué  a  él  oiga  yo  estas  nuevas  de  vuestra  merced.  Ya 
ve,  mi  hijo  que  se  acaba  todo,  y  que  es  eterno,  y  para  sin 
fin  el  bien  o  el  mal  que  hiciéremos  en  esta  vida.  Pedro  de 
Ahumada  está  bueno,  y  mi  hermana,  y  sus  hijos  aunque 
con  grandísima  necesidad,  porque  les  ayudaba  mucho  mi 
hermano,  que  haya  gloria.  Poco  ha  que  estuvo  aquí  don 
Gonzalo,  su  hijo.  Mucho  quiere  a  vuestra  merced,  y  otras 


CARTAS   DE   LA    SA>ÍTA  977 


personas,  que  dejó  engañadas  en  la  buena  opinión  que  le 
tienen,  que  yo  mej'or  le  quisiera  ver. 

Plegué  a  Dios  que  ahora  lo  sea,  y  le  dé  Su  Majestad  la 
virtud,  y  santidad  que  yo  le  suplico.  Amén.  Al  monaste- 
rio de  Sevilla  de  las  monjas  podrá  vuestra  merced  en- 
viar las  cartas,  que  sé  es  priora  la  que  era  cuando  yo  es- 
taba allí.  Y  todas  las  contiendas  se  han  acabado  muy 
bien,  gloria  a  Dios.  Ésta  escribo  en  nuestro  monasterio 
de  Valladolid.  La  priora  de  él  besa  a  vuestra  merced  las 
manos,  y  yo  las  de  esos  señores,  y  señoras,  nuestros  pa- 
rientes. 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL  LICENCIADO  GASPAR   DE  VILIANUEVA, 
CAPELLÁN    DE    LAS    RELIGIOSAS    DE    MALAGÓN 


JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  mer- 
ced. Harta  pena  me  han  dado  sus  cartas  de  vuestra  mer- 
ced. En  esa  casa  he  tenido  poca  dicha.  Yo  no  sé  qué 
males  les  hace  la  presidente  para  que  estén,  como  vues- 
tra merced  dice  en  la  carta  de  la  madre  priora,  que  bas- 
taba lo  que  las  dijo  un  tal  perlado,  como  es  nuestro  padre, 
para  que  se  hubiesen  allanado.  Paréceles  bien  el  poco  en- 
tendimiento que  tienen.  No  puedo  dejar  de  echar  la  culpa 
a  vuestra  merced,  porque  sé  que  puede  tanto  con  ellas, 
que  si  pusiese  lo  que  ponía,  cuando  se  tentaban  con  la 
madre  Brianda,  estarían  ya  de  otra  manera. 

Lo  que  han  de  sacar  de  aquí  es  no  verla  más,  aunque 
Dios  la  dé  salud,  y  quedarse  sin  vuestra  merced,  que  ansí 
paga  Dios  a  quien  mal  le  sirve,  y  vuestra  merced  verá  en 
lo  que  para  gente  tan  contendosa,  y  que  tal  vida  me  da 


278  OBRAS   DE   SANTA    TElíESA   DE   JEStJS 

siempre;  y  ansí  le  suplico  se  lo  diga  de  mi  parte  a  esa 
Beatriz.  Esipy  de  arte  con  ella,  que  no  la  quisiera  oír  men- 
tar. Suplico  a  vuestra  merced  le  diga,  que  si  se  mete  en 
contradecir  a  la  presidente,  ni  en  cosa  que  se  haga  en 
casa,  y  yo  lo  sé,  que  le  costará  muy  caro. 

2.  Enséñelas  vuestra  merced  como  siempre  lo  ha 
hecho,  por  amor  de  Dios,  a  abrazarse  con  él,  y  no  andar 
tan  desasosegadas,  si  quieren  su  sosiego.  ¿Teme  vuestra 
merced  que  habrá  otras  como  Ana  de  Jesús?  Por  cierto 
más  la  querría  yo  ver  peor  que  ella  estuvo,  que  no  des- 
obediente; porque  para  ver  que  ofende  a  Dios  ninguna,  no 
tengo  paciencia;  y  para  todo  lo  demás  veo  que  me  da  el 
Señor  mucha. 

En  poder  comulgar  Ana  de  Jesús,  es  bien  cierto  que  se 
ha  mirado  bien;  y  bien  ahora  que  puedo,  estése  ansí  un 
mes  a  ver  cómo  le  va.  En  estome  remito  a  lo  que  escribe 
a  vuestra  merced  la  madre  priora.  El  no  lo  avisar  a  vues- 
tra merced  fué  muy  mal  hecho;  harto  hizo  en  dársela  no 
sabiendo  más. 

3.  En  lo  que  toca  al  cura,  por  eso  tenía  yo  la  idea  de 
fray  Francisco;  porque  ni  el  provincial  quiere  que  se  con- 
fiesen siempre  con  un  confesor,  ni  a  mí  me  parece  bien. 
Ya  yo  le  dije  a  vuestra  merced  de  la  mucha  comunicación 
me  pesa;  yo  lo  avisaré,  porque  hay  mucho  que  mirar.  So- 
bre cierta  cosa  me  dijo  estotro  día  la  presidente  que  no 
se  había  vuestra  merced  tan  bien  con  ella.  Dio  a  entender, 
que  no  creía  vuestra  merced  le  trataba  con  llaneza.  El  no 
la  tener  con  vuestra  merced  me  parece  muy  mal.  Yo  la 
escribo  sobre  ello,  y  otras  cosas,  de  manera  que  no  enten- 
derá se  me  ha  escrito  nada. 

Bien  sería  que  le  hablase  vuestra  merced  con  llaneza,  y 
se  quejase  de  lo  que  hizo  con  Ana  de  Jesús.  Porque  si 
vuestra  merced  no  desmaraña  lo  que  el  demonio  ha  co- 
menzado a  urdir,  ello  irá  de  mal  en  peor,  y  será  imposi- 
ble sufrirlo  vuestra  merced  con  sosiego  en  el  alma;  y  aun- 


CARTAS   DE   LA    SAXTA  279 


que  me  pesará  mucho  de  que  falte  de  ahí,  veo  que  está 
más  obh'gado  a  su  quietud,  que  a  hacerme  merced;  dé- 
nosla el  Señor,  como  puede.  Amén.  A  esos  señores  beso 
muchas  veces  las  manos. 

4.  Dicen,  que  aunque  murió  el  Nuncio,  se  acabó  su 
comisión,  que  se  queda  visitador,  que  en  parte  me  ha  pe- 
sado harto. 

Indigna  sierva  de  vuestra  merced, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A    LA    MADRE    PRIORA    Y    RELIGIOSAS    DEL   CONVENTO 
DE   LA   SANTÍSIMA    TRINIDAD    DE   SORIA 

JESÚS,   MARÍA 

1.  Para  el  locutorio  se  haga  un  marco,  con  sus  puer- 
tas, para  clavar  los  velos  a  manera  de  encerados,  como 
está  en  otras  partes.  Ha  de  tener  este  marco  unas  varillas 
de  lanza  delgada,  o  otra  cosa  semejante,  tan  menudas, 
que  ninguna  mano  quepa  por  ellas.  Este  encerado  ha  de 
tener  llave,  que  tenga  la  madre  priora,  y  jamás  abrirla, 
si  no  fuere  con  las  personas  que  dice  la  constitución.  Pa- 
dres, madres,  y  hermanos,  y  esto  se  guarde  con  todo  ri- 
gor; y  ha  de  estar  apartado  de  la  de  hierro,  poco  menos 
de  media  vara. 

En  el  coro  alto  se  pongan  otros  marcos  con  sus  velos 
y  llave;  varillas  no,  salvo  en  el  coro  bajo,  que  las  pongan 
como  en  el  locutorio,  y  se  añadan  las  rejas,  como  tengo 
dicho,  cada  una  con  la  mitad  de  las  que  están  puestas,  y 
se  ponga  otra  en  mitad,  y  por  causa  del  altar  tengo  por 
mejor  se  añadan. 

2.  En  el  coro  alto,  y  bajo  se  enladrille,  y  se  haga  la 
escalera,  como  tengo  concertado  con  Vergara.  A  las  ven- 


280         OBRAS  DE  SANTA  TERKSA  DE  JESÚS 

tanillas,  que  quedan  en  la  sala  grande,  a  donde  decían 
misa,  y  a  las  demás  de  aquel  cuarto,  pongan  sus  marcos 
con  vidrieras,  que  importan  mucho,  y  en  pudiendo,  una 
reja  en  el  coro  alto;  porque  aunque  está  alta,  para  monas- 
terio no  se  sufre  estar  sin  reja.  En  la  del  bajo,  si  yo  no  pu- 
diere dejarla  puesta,  ya  están  hechas  las  varillas,  han  de 
ser  seis. 

3.  El  torno,  en  ninguna  manera  se  ponga  al  lado  hasta 
la  ventanilla  del  comulgar,  por  causa  del  altar,  sino  al  otro 
lado.  Confesonario  hagan  donde  mejor  les  pareciere,  con 
rallo  de  hierro,  y  velo  clavado.  Ya  se  sabe  que  la  llave 
chica  del  comulgatorio  ha  de  tener  la  madre  priora;  y  en 
teniendo  torno,  encargo  la  conciencia  a  la  madre  priora, 
que  para  ninguna  cosa  se  abra,  sino  para  comulgar.  A  la 
que  se  ha  de  quedar  frontero  del  coro  en  el  pasadizo,  se 
echará  reja,  y  sea  angosta  y  larga. 

4.  Las  llaves  de  las  ventanas  que  quedan  para  hablar 
a  la  señora  doña  Beatriz  tenga  siempre  la  madre  priora, 
y  pónganse  unos  velos,  para  que  si  alguna  de  sus  criadas 
acertare  avenir,  la  puedan  echar. 

5.  Por  las  patentes  que  tengo  de  nuestro  padre  pro- 
vincial, pongo  todas  las  penas,  y  censuras  que  puedo, 
para  que  a  ninguna  persona  se  hable  por  allí,  si  no  fuere 
a  su  merced,  y  a  la  señora  doña  Leonor,  y  alguna  vez  a 
la  señora  doña  Elvira,  mujer  del  señor  don  Francés.  Sean 
pocas,  porque  su  traje  no  puede  ahora  ser,  sino  como  re- 
cién casada,  que  la  señora  doña  Leonor  antes  se  edificará, 
como  lo  ha  hecho  hasta  aquL 

6.  En  todo  lo  que  se  pudiere  servir  a  la  señora  doña 
Beatriz,  y  darle  contento,  es  mucha  razón  se  haga,  que  su 
merced  antes  ayudará  a  la  religión,  que  querrá  que  se 
quebrante.  Siempre  que  se  tomare  alguna  monja,  sea  con 
su  parecer;  porque  desta  suerte  no  errarán,  y  en  cualquier 
negocio  que  se  haya  de  tratar  con  los  de  fuera,  que  sea 
de  importancia. 


CARTAS   DE  LA   SANTA  281 


7.  En  las  ventanas  que  salen  a  la  huerta  se  pongan  re- 
jas, que  no  puedan  sacar  la  cabeza;  mientras  no  pudieren 
de  hierro,  de  palo,  lo  más  presto  que  pudieren:  procuren 
con  diligencia  se  hagan  celdas,  como  lo  hemos  trazado, 
pues  la  señora  doña  Beatriz  gusta  delio,  y  nos  hace  esta 
merced. 

No  haya  descuido,  pues  importa  tanto  para  la  religión, 
que  hasta  estar  hechas,  no  puede  haber  mucho  concierto, 
como  vuestra  reverencia  sabe;  y  no  duerman,  ni  estén  en 
ellas  hasta  que  estén  muy  secas,  en  ninguna  manera,  ni  en 
los  coros,  cuando  se  enladrillen,  aunque  el  alto  está  bueno, 
y  hay  inconvenientes  de  estar  ansí,  en  especial  el  del  fuego. 

8.  De  traer  la  fuente  no  se  descuiden,  pues  ya  está 
tratado,  y  lo  hace  de  buena  gana.  Siempre,  después  que 
salgan  de  Maitines,  se  encienda  una  lámpara,  que  llegue 
hasta  la  mañana;  porque  es  mucho  peligro  quedar  sin  luz, 
por  muchas  cosas  que  pueden  acaecer,  que  un  candil  con 
torcida  delgada  es  muy  poca  la  costa,  y  mucho' el  trabajo 
que,  si  a  una  hermana  le'toma  un  accidente,  será  hallarse 
a  escuras. 

Esto  pido  yo  mucho  a  la  madre  priora,  que  no  se  deje 
de  hacer.  Este  papel  se  guarde,  para  mostrarle  cuando 
venga  a  la  visita  el  padre  provincial,  porque  vea  su  pater- 
nidad si  se  ha  cumplido. 

Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

A   LA   MADRE  MARÍA   DE   SAN  JOSÉ,    PRIORA   DE   SEVILLA 
Escrita  en  Toledo  año  de  1576. 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia.  No  dirá  que  no  la  es- 
cribo a  menudo,  que  ya  llegará  ésta  primero,  que  otra  que 
le  escribí  tres,  o  cuatro  días  creo  ha.  Sepa  que  me  quedo 


282         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


por  ahora  aquí,  que  anteayer  se  fué  mi  hermano,  y  hice 
llevar  a  Teresa,  porque  no  sé  si  me  mandarán  que  vaya  con 
algún  rodeo  y  no  quiero  ir  cargada  de  muchacha.  Buena 
estoy,  y  descansada  he  quedado  sin  este  ruido,  que  con 
cuanto  quiero  a  mi  hermano,  me  daba  cuidado  verle  fuera 
de  su  casa.  No  sé  lo  que  estaré  aquí,  que  aun  todavía  ando 
buscando  cómo  se  hará  mejor  esta  obra  en  Malagón. 

2.  Pena  me  ha  dado  su  mal,  y  ese  purgarse  en  tal 
tiempo  no  me  parece  bien.  Avíseme  de  su  salud.  Déseia 
nuestro  Señor,  como  yo  deseo,  y  a  esas  mis  hijas.  A  todas 
me  encomiendo  mucho.  Holguéme  con  sus  cartas.  A  las 
unas  ya  tengo  respondido:  ahora  a  mi  Gabriela,  y  a  san 
Francisco,  que  bien  saben  encarecer;  plegué  a  Dios  que 
QO  mienta;  y  que  otra  vez,  lo  que  me  contare  la  una,  no 
lo  cuente  la  otra,  que  la  Octava  del  Santísimo  Sacra- 
mento (digo  la  fiesta)  todas  tres  me  la  contaron,  y  con 
todo  no  me  enfadé;  de  que  me  holgué  mucho  se  hiciese 
tan  bien. 

Dios  se  lo  pague  a  nuestro  padre  García  Álvarez.  Déle 
mis  besamanos.  Este  otro  día  le  escribí.  De  que  se  haya 
concertado  la  alcabala,  nos  hemos  holgado  mucho  mi  her- 
mano y  yo.  Es  cosa  estraña  lo  que  las  quiere,  y  a  mí  se 
me  ha  pegado.  También  me  he  holgado  de  los  libros  y  lo 
que  las  han  enviado,  y  lo  que  las  regala  mi  santo  prior. 
Dios  se  lo  pague. 

3.  Muy  por  menudo  quisiera  me  contara  lo  que  hacen 
esos  pobres  frailes.  A  nuestro  padre  encomienden  a  Dios, 
que  tiene  hartos  trabajos.  Plegué  a  él  se  haya  acertado  en 
apretar  tanto  a  esos  padres  Al  padre  fray  Antonio  de  je- 
sús, y  al  padre  Mariano  dé  mis  encomiendas,  y  que  ya 
quiero  procurar  la  perfección  que  ellos  tienen  de  no  escri- 
birme. Al  padre  Mariano  que  muy  amigos  estamos  fray 
Baltasar,  y  yo.  Ayer  vino  aquí  Juan  Díaz  de  Madrid.  No 
hay  memoria  de  hacerse  el  monasterio  de  aquí;  porque 
Juan  Díaz  se  torna  a  Madrid. 


CAUTAS   DE   LA    SANTA  283 


A  nuestro  padre  ha  mandado  el  rey  que  acuda  para  es- 
tas cosas  de  la  Orden  al  presidente  del  Consejo  real  y  a 
Quiroga.  Plegué  a  Dios  que  suceda  bien.  Yo  le  digo  que 
ha  menester  harta  oración.  Y  también  encomienden  a  Dios 
a  nuestro  padre  general,  que  cayó  de  una  muía,  y  se  hizo 
pedazos  una  pierna,  que  me  lia  dado  harta  pena,  por  ser 
ya  viejo.  A  todos  mis  amigos  y  amigas  mis  recaudos.  Ha- 
gan lo  que  va  en  este  papel.  Dios  me  las  haga  santas,  y  a 
vuestra  reverencia  dé  salud.  Son  hoy  14  de  julio. 

De  vuestra  reverencia  sierva, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 
a  la  madre  maría  de  san  josé,  priora  de  sevilla 

jesús 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia, hija  mía.  Yo  le  digo  de  verdad  que  me  hacen  tanto 
consuelo  sus  cartas,  que  como  leí  una,  y  no  pensé  que 
había  más,  cuando. hallé  la  otra,  me  lo  dio,  como  si  no  hu- 
biera visto  ninguna,  de  manera,  que  yo  me  espanté  de  mí. 
Por  eso  entienda  que  siempre  me  son  de  recreación  sus 
cartas.  Siempre  me  envíe  una  cédula  a  lo  que  he  de  res- 
ponder por  sí,  porque  no  olvide  algo. 

Cuanto  a  lo  de  las  monjas,  ya  dejó  dicho  nuestro  pa- 
dre, a  mi  parecer,  entrase  su  madre  de  Beatriz,  y  yo  me 
holgué  mucho,  y  ansí  hace  bien  de  tomarla,  y  le  puede  dar 
el  hábito  mucho  en  horabuena,  que  me  es  particular  con- 
tento; y  dígale,  que  yo  le  tuviera  de  estar  a  donde  ella 
está.  La  profesión  a  Beatriz  ya  yo  le  he  escrito  que  se  la 
dé,  que  yo  lo  diré  a  nuestro  padre,  y  encomiéndemela 
mucho,  que  no  me  olvide  aquel  día. 

2.  En  lo  de  las  primas  de  García  Álvarez  no  sé  si  se  le 


9S4         OBBAS  DE  SANTA  TEKESA  DE  JESÚS 

acuerda  que  me  dijeron,  que  la  una  había  estado  tan  en 
estremo  melancólica,  que  había  perdido  el  juicio,  no  creo 
es  la  doña  Constanza,  trátelo  con  llaneza.  De  la  sobrina 
no  sé  nada;  cualquiera  cosa  suya  nos  estará  mejor,  si  es 
para  nosotras;  infórmese  bien,  y  envíe  a  pedir  licencia  a 
nuestro  padre,  cuando  esté  del  todo  enterada,  que  en  Al- 
modóvar  estará  ahora,  como  allá  sabrá  que  se  hace  Ca- 
pítulo de  Descalzos,  que  es  harto  bien.  ¿Cómo  no  me 
dice  nada  del  padre  fray  Gregorio,  que  en  forma  me  ha 
dado  pena? 

3.  Tornando  a  lo  de  las  monjas,  una  que  la  escribí  de 
buena  voz,  nunca  ha  tornado;  otra  se  trata,  que  ruega 
mucho  por  ella  Nicolao;  y  el  padre  Mariano,  dice,  que  ha 
de  hacer  tanto  por  esa  casa  Nicolao.  Ésta  llevará  poco 
más  de  cuatrocientos  ducados,  y  de  ajuar;  mas  daránse 
luego,  que  eso  es  lo  que  yo  procuro,  porque  den  los  rédi- 
tos, y  no  anden  fatigadas,  y  aun  para  el  alcabala,  como  se 
trataba.  Harto  me  pesa  de  que  no  quedase  concluido 
cuando  esotro  se  murió,  quizá  es  por  mejor. 

Siempre  esté  advertida,  que  será  mejor  el  concierto,  y 
esto  no  se  le  olvide;  porque  me  escribió  nuestro  padre,  que 
un  gran  letrado  de  la  corte  le  había  dicho,  que  no  tenía- 
mos justicia;  y  aunque  la  tuviéramos,  es  recia  cosa  plei- 
tos; no  olvide  esto. 

4.  Esta  monja  me  han  dicho  que  es  muy  buena;  harto 
tengo  encomendado  a  Juan  Díaz  que  la  vea;  y  que  si  es 
fealdad,  no  sé  qué  señal,  que  dicen  tiene  en  el  rostro,  que 
no  se  tome.  Estos  dineros  luego  me  engolosinaban,  que 
los  darán  cuando  quisieren,  porque  a  los  de  su  madre  de 
Beatriz,  y  a  los  de  Pablo  no  querría  llegasen;  porque  es 
para  la  paga  principal;  y  si  se  van  disminuyendo  en  otras 
cosas,  quédanse  con  gran  carga,  que  cierto  es  terrible,  y 
ansí  querría  que  por  acá^se  remediase.  Yo  me  informaré 
bien  desta  doncella;  harto  la  loan,  y  en  fin  es  de  por  acá; 
procuraré  verla. 


CA15TAS   DE    LA    SANTA  285 


5.  En  lo  que  dice  de  los  sermones,  bien  es  ahora  (pues 
hay  esas  ocasiones)  haga  lo  que  dicen;  después  no  se  su- 
fre, sino  guardar  nuestras  actas,  aunque  más  se  enojen. 
Tornóle  a  decir,  que  no  querría  vendiesen  los  censos 
desa  hermana;  sino  que  busquemos  por  otra  parte,  por- 
que nos  quedaremos  con  la  carga,  y  eso  es  gran  golpe 
para  darlo  junto  por  paga;  con  lo  de  Pablo  quedarán  muy 
aliviadas. 

3.  ¡Oh,  lo  que  nos  ha  caído  en  gracia  la  carta  de  las 
mis  hermanas!  Yo  le  digo  que  viene  eitremada.  Enco- 
miéndemelas  mucho,  que  por  escribir  a  nuestro  buen  Gar- 
cía Álvarez,  no  las  escribo.  Harto  me  huelgo  que  sea  deste 
humor.  Con  todo,  anden  recatadas,  que  es  tan  perfecto, 
que  quizá  lo  que  pensamos  le  hace  devoción,  lo  escanda- 
lizará. No  es  tierra  esa  de  mucha  llaneza. 

En  estremo  me  he  holgado  que  esté  bueno  el  obispo,  y 
dado  gracias  al  Señor.  Dígaselo  de  que  se  vea;  y  anque 
no  sea  muchas  veces,  no  se  la  dé  nada.  Ahora  venían  muy 
bien  las  cartas,  que  cada  una  me  daba  cuenta  de  una  cosa. 
Mucho  me  he  holgado  con  ellas. 

7.  A  Teresa  le  va  muy  bien.  Es  para  alabar  a  Dios  la 
perfección  que  llevó  por  el  camino,  que  ha  espantado.  No 
quiso  dormir  noche  fuera  del  monasterio.  Yo  le  digo,  que 
si  lo  trabajaron  con  ella,  que  las  honra  bien.  Nunca  acabo 
de  agradecerlas  la  buena  crianza  que  la  hicieron,  ni  su 
padre  tampoco.  Bueno  está.  Rompí  una  carta  que  me  es- 
cribió, que  nos  ha  hecho  reír;  siempre  lo  encomiendo  a 
Dios  por  caridad,  en  especial  a  su  maestro  lo  pido.  Escri- 
bióme, que  todavía  tenía  en  Sevilla  Soledad,  y  las  loa 
umcho. 

Creo  irán  con  éstas  unas  cartas  para  el  Asistente.  Si 
ahora  no  fueren,  yo  las  enviaré.  Hoy  he  escrito  a  Madrid, 
para  que  el  conde  de  Olivares  escriba  allá;  harta  dicha 
sería  esa;  plegué  a  Dios  pueda  algo.  Gran  consuelo  me 
da  que  sea  la  casa  fresca;  a  trueco  de  eso  me  huelgo  yo 


286         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

de  estar  en  calor;  porque  de  Malagón  escribirán,  no  digo 
de  sus  trabajos,  y  poca  salud,  aunque  la  sangre  se  ha  ce- 
sado, gloria  a  Dios.  Él  me  las  guarde,  mis  hijas,  y  haga 
santas.  Amén.  Son  hoy  9  de  Agosto  año  de  1576. 

Yo  de  vuestra  reverencia, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
Escrita  en  Toledo  año  de  1576. 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia.  No  sé  cómo  se  deja 
venir  el  Recuerdo  sin  carta  suya,  en  especial  estando  allí 
nuestro  padre,  que  querríamos  saber  de  él  cada  día.  Harta 
envidia  las  tengo  el  tenerle  allá.  Por  caridad  que  no  lo 
haga  ansí,  ni  me  deje  de  escribir  todo  lo  que  pasare,  que 
nuestro  padre  escribe  muy  corto. 

Cuando  no  tuviere  él  lugar  de  escribir,  vuestra  reve- 
rencia no  lo  deje,  que  ya  le  he  escrito  por  dónde  me 
puede  escribir  a  menudo.  Holguéme  con  la  carta  que  trajo 
el  padre  Mariano,  de  saber  que  está  vuestra  reverencia 
buena,  y  todas  (fray  Antonio  ha  venido),  y  de  que  estu- 
viese el  alcabala  concertada. 

2.  Mi  hermano  está  ya  bueno.  Siempre  gusta  de  saber 
de  vuestra  reverencia.  Ya  le  dije,  que  no  le  dejase  de  es- 
cribir alguna  vez.  Ha  comprado  un  término  (de  que  se 
trataba  aún  cuando  allá  estaba)  cerca  de  Ávila,  creo  legua 
y  media,  y  aun  no  tanto.  Tiene  dehesa,  y  pan  de  renta,  y 
monte.  Costóle  catorce  mil  ducados,  y  aun  no  estaban 
hechas  las  escrituras;  que  dice,  que  lo  de  ahí  le  escarmen- 
tó, para  si  no  está  todo  muy  seguro,  y  llano,  no  lo  tomar. 


CAUTAS   DE    LA    SANTA  287 


que  no  quiere  pleitos.  Encomiéndelo  siempre  a  Dios,  y 
a  sus  hijos  (que  ya  les  trae  casamientos)  para  que  le 
sirvan. 

3.  Sepa,  que  como  luego  que  vine  no  pensé  nos  fué- 
ramos luego,  envióse  en  viniendo  el  baúl,  y  todos  los 
líos  que  vinieron  con  un  arriero,  y  no  sé  si  al  sacarlo,  o 
cómo  ha  sido,  que  no  parece  el  Agnus  Dei  grande  de  Te- 
resa, ni  las  dos  sortijas  de  las  esmeraldas,  ni  yo  me 
acuerdo  a  dónde  las  puse,  ni  si  me  las  dieron.  (En  forma 
me  ha  dado  pena  de  ver  cómo  le  ha  sucedido  todo 
al  revés  del  contento  que  traía  con  pensar  de  tenerme  allá 
consigo,  y  para  hartas  cosas  le  hago  falta.)  Acuérdense 
si  estaban  en  casa  cuando  venimos,  y  a  Gabriela  si  se 
acuerda  dónde  las  puse,  y  encomienden  a  Dios  que  pa- 
rezca. 

4.  Yo  pensé,  que  estando  ahí  fray  Buenaventura,  se 
negociara  mejor  lo  del  agua;  mas  no  me  parece  les  dan 
tanta  mano.  Dios  nos  deje  pagar  la  casa,  que  como  haya 
dinero,  todo  se  podrá  hacer.  Pasen  ahora,  que  buenos  po- 
zos tienen;  diéramos  acá  mucho  por  uno  de  ellos,  que  se 
pasa  harto  trabajo  en  esto  del  agua.  Dígame  cómo  le  va 
a  fray  Buenaventura  en  la  visita,  y  qué  se  hace  sobre  el 
monasterio,  que  destrozaron  cabe  Córdoba,  que  no  sé 
cosa.  Estoy  buena,  y  muy  a  su  servicio,  como  dicen.  Qué- 
dese con  Dios,  que  ahora  hartas  veces  ños  escribiremos 
de  razón. 

5.  Muy  en  gracia  me  ha  caído  la  vieja  que  ahí  tienen, 
y  cómo  aprovechó  la  escalera.  Dígame  si  se  está  ahí  el 
muchacho,  o  quién  la  sirve.  La  madre  priora  de  Malagón 
me  ha  escrito  está  mejor;  mas  es  tal  aquel  mal,  que  no 
me  alegra  poca  mejoría.  Siempre  la  encomienden  a  Dios. 
Su  Majestad  la  guarde,  hija  mía,  y  me  la  haga  santa,  y  a 
todas.  Amén. 

6.  Por  esa  carta  de  la  hermana  Alberta  verá  cómo  les 
va  en  Caravaca.  Mucho  me  holgué  con  la  de  Veas,  que 


288         OBKAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

ha  días  que  no  sabía  de  allá;  y  de  que  hubiese  entrado 
aquella  monja.  Todo  se  va  haciendo  bien,  gloria  a  Dios. 
Siempre  le  encomienden  a  nuestro  padre  mucho,  y  a  mí, 
que  lo  he  menester.  Fué  ayer  día  de  San  Francisco.  Aquí 
dentro  va  el  porte,  porque  es  mucho.  No  sea  honrosa,  que 
es  bobería,  que  yo  se  lo  puedo  enviar,  y  vuestra  reveren- 
cia mire  por  su  salud,  siquiera  por  no  matarme  a  mí,  que 
yo  le  digo  que  me  cuesta  harto  esta  mi  priora  de  Mala- 
gón  Dios  lo  remedie  con  darla  salud.  Amén. 

De  vuestra  reverencia, 
Teresa   de   Jesús. 

Como  es  arriero  puédese  enviar  aquí  el  porte.  Cuando 
no,  ya  se  sabe  lo  que  suelen  hacer,  que  es  poner  a  peli- 
gro las  cartas;  porque  nunca  lo  haga,  se  lo  digo. 


CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
En  Toledo  año  de  1570. 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia.  Siempre  me  envíe  en 
un  papelillo  a  decir  lo  que  la  hubiere  de  responder;  por- 
que como  las  cartas  son  largas  (aunque  no  se  me  hacen 
ansí  para  darme  contento),  mas  para  tornarlas  a  leer  to- 
das, cuando  vengo  a  escribir  de  priesa,  sonlo.  Con  el  co- 
rreo la  escribí  dos,  o  tres,  o  cuatro  días  ha,  que  ponía  dos 
cruces  en  las  cartas  de  nuestro  padre,  y  a  vuestra  reve- 
rencia el  sobrescrito.  Avíseme  cuando  ha  visto  este  aviso, 
porque  no  lo  haré  hasta  entonces. 

Yo  le  digo,  que  me  da  gran  pena  esa  su  calentura. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  289 


¿Para  qué  me  dice  que  está  buena?  Que  de  eso  me  enojo. 
Mas  mírese  si  es  de  algunas  opilaciones,  y  hágase  algo, 
no  la  deje  arraigar.  Harta  sospecha  tengo  que  alguna  vez 
se  la  quita,  que  eso  me  consuela.  Digo  que  no  se  esté 
ansí,  que  cuando  queramos  no  haya  remedio.  Mejor  lo 
haga  Dios. 

Días  ha  que  no  sé  de  Malagón.  Con  cuidado  estoy,  y 
bien  sin  esperanza  de  la  salud  de  la  priora  me  tienen  es- 
tos médicos;  porque  todas  las  cosas,  y  señales  que  tienen 
son  de  tísica.  Dios  es  vida,  y  se  la  puede  dar.  Siempre 
se  lo  supliquen,  y  por  una  persona  que  debo  mucho,  y 
dígalo  a  todas,  y  déles  mis  encomiendas,  que  harto  me 
huelgo  con  sus  cartas,  no  sé  si  terne  lugar  de.escribirlas. 

2.  Yo  les  digo  que  la  he  harta  envidia  a  la  buena  y 
descansada  manera  con  que  gozan  de  nuestro  padre;  no 
merezco  yo  tanto  descanso,  y  ansí  no  tengo  por  qué  me 
quejar.  Harto  me  huelgo  tengan  ese  alivio:  que  si  no,  no 
sé  cómo  lo  pudieran  sufrir.  Con  todo,  la  digo,  que  de  mi 
parte  mande  a  la  supricra,  que  todo  el  gasto  vaya  con- 
tando a  cuenta  de  los  cuarenta  ducados  de  San  José,  y  no 
hagan  otra  cosa,  que  tanto  ternán  perdido,  que  por  acá 
délo  por  remediado^  y  descuiden  desa  deuda. 

Riéndome  estoy  óómo  ha  de  contar  hasta  el  agua  la 
buena  supriora,  y  hará  bien,  que  ansí  lo  quiero,  salvo  lo 
que  les  dieren  de  limosna.  Enojarme  he  si  hacen  otra  cosa. 
Nunca  me  dicen  quién  es  el  compañero,  que  sola  esa  pena 
tengo.  Querría  no  se  entendiese  en  los  Remedios,  a  donde 
come;  porque  esa  puerta  abierta  no  se  sufre  con  ningún 
otro  perlado.  Créam.e  que  es  menester  mirar  lo  por  venir, 
para  que  no  tengamos  que  dar  cuenta  a  Dios,  las  que  lo 
hemos  comenzado. 

3.  Antes  que  se  olvide,  sepa  que  he  sabido  aquí  de 
unas  mortificaciones  que  se  hacen  en  Malagón,  de  man- 
dar la  priora  que  a  deshora  den  a  alguna  algún  bofetón, 
y  que  se  le  dé  otra,  y  esta  invención  fué  deprendida  de 

Tomo  iv  '^ 


<)r)0         OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DE  JESÚS 


acá.  El  demonio  parece  enseña,  en  achaque  de  perfec- 
ción, poner  en  peligro  las  almas  de  que  ofendan  a  Dios. 
En  ninguna  manera  mande,  ni  consienta  que  se  dé  una  a 
otra,  ni  lleve  con  el  rigor  las  monjas  que  vio  en  Malagón, 
que  no  son  esclavas,  ni  la  mortificación  ha  de  ser  sino 
para  aprovechar. 

Yo  le  digo,  mi  hija,  que  es  menester  mirar  mucho  esto 
que  las  prioras  hacen  de  sus  cabezas,  que  cosas  vienen 
ahora  a  descubrirme,  que  me  hace  harta  lástima.  Hága- 
mela Dios  santa.  Amén.  Mi  hermano  está  bueno,  y  Te- 
resa. La  carta  que  escribió  a  donde  decía  de  los  cuatro 
reales,  no  fué  a  su  poder,  las  otras  sí;  harto  se  huelgan 
con  ellas,  y  .las  quiere  más  que  a  las  de  por  acá.  Son  1 1 

de  Noviembre. 

Yo  de  vuestra  reverencia, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A  LA  MADRE  AlARÍA  UE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
JESÚS 

1.  Sea  con  ella,  hija  mía.  Dos  cartas  suyas  me  dieron 
día  de  la  Presentación  de  nuestra  Señora,  con  las  de 
nuestro  padre.  Nunca  me  deje  de  decir  nada,  porque  su 
paternidad  me  lo  escribe,  que  no  lo  hace,  y  de  lo  que  me 
escribe  me  espanto,  según  tiene  que  hacer.  No  han  ve- 
nido las  que  envió  por  Madrid;  a  donde  venía  el  memo- 
rial, o  cédula  que  dice,  sobre  la  barabúnda  que  ha  pasado. 

Creo  no  se  ha  perdido  carta,  sino  es  el  primer  pliego  a 
donde  decía  como  había  tomado  el  hábito  la  mi  Isabelita, 
y  lo  que  me  había  holgado  con  su  madre;  que  por  ir  allí 
carta  de  la  priora,  y  hermanas  con  algunas  preguntas  a 
nuestro  padre,  que  como  no  ha  dicho  nada,  pienso  que 


CAKTAS  DE   LA   SANTA  291 


se  perdieron,  dígamelo  con  el  primero.  Decía,  que  cuando 
la  pregunté,  riendo,  si  era  desposada,  me  dijo  muy  en  su 
seso,  que  sí:  yo  la  dije,  que  ¿con  quién?  Díjome  que  con 
nuestro  Señor  Jesucristo,  muy  de  presto, 

2,  Mucha  envidia  he  habido  a  las  que  fueron  a  Pa- 
terna, y  no  por  ir  con  nuestro  padre;  que  con  ver  que  era 
ir  a  padecer,  se  me  olvidó  esotro.  Plegué  a  Dios  sea  para 
principio  de  que  se  sirva  de  nosotras.  Allí  con  tan  pocas, 
creo  no  han  de  pasar  mucho,  si  no  fuera  de  hambre,  que 
me  dicen  no  tienen  qué  comer.  Dios  sea  con  ellas,  que 
harto  se  lo  pedimos  por  acá. 

Envíeles  esa  carta  muy  a  recaudo,  y  envíeme  algunas 
si  tiene  suyas,  para  que  vea  cómo  les  va:  siempre  las  es- 
criba, anime  y  aconseje.  Harto  trabajo  tienen  en  quedar 
tan  solas.  En  ninguna  manera  me  parece  habían  de  cantar 
nada,  hasta  ser  más,  que  es  para  infamarnos  a  todas. 
Mucho  me  he  holgado  de  que  tengan  buenas  voces  las'de 
Garci-Álvarez;  con  lo  que  tuvieren  las  había  de  tomar, 
según  la  soledad  le  queda. 

3.  Espantada  me  tiene  tan  gran  desatino  de  querer 
que  el  confesor  traiga  el  que  él  quisiere.  Buena  costum- 
bre seria.  Como  no  he  visto  el  papel  de  nuestro  padre, 
no  puedo  decir  nada,  que  pensado  he  escribir  a  Garci- 
Álvarez,  y  pedirle,  que  cuando  hubiere  de  comunicar 
algo,  se  deje  de  maestros  de  espíritu,  y  busque  grandes 
letrados,  que  éstos  me  han  sacado  de  muchos  trabajos. 
No  me  espanto  deso  del  padecer,  que  harto  pasé  yo,  que 
me  decían  era  demonio. 

Yo  le  escribiré  como  vea  lo  que  digo,  y  le  enviaré  la 
carta  abierta,  y  para  que  las  vea  el  padre  prior  de  las 
Cuevas.  En  gracia  me  ha  caído  la  ocasión  con  que  me 
envían  a  las  Indias.  Dios  los  perdone,  que  lo  mejor  que 
pueden  hacer  es  decir  tanto  junto,  porque  no  les  crean 
nada.  Ya  le  he  escrito  no  envíe  los  dineros  a  mi  hermano, 
hasta  que  él  se  lo  escriba. 


292         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JEStSs 

4.  La  madre  priora  de  Malagón  está  mejor,  gloria  a 
Dios;  y  yo  harto  más  confiada  de  su  salud,  que  me  ha 
dicho  un  médico,  que  aunque  tenga  llaga,  como  no  sea 
en  los  pulmones,  que  vivirá.  Dios  lo  haga  como  ve  la  ne- 
cesidad; no  dejen  de  pedírselo.  Encomiéndeme  a  todas, 
y  quédese  con  él,  que  tengo  mucho  que  escribir.  Otro 
día  escribiré  a  mi  prior  de  las  Cuevas,  que  harto  me  he 
holgado  de  su  mejoría.  Dios  nos  le  guarde,  y  a  ella,  mi 
hija,  que  no  acaba  de  decirme  que  está  buena,  y  dame 
harto  cuidado.  A  Delgado  me  dé  un  recado,  y  a  todos. 
Son  26  de  noviembre. 

Su  sierva, 

Teresa  dz  jesús. 

Siempre  me  escriba  cómo  está  el  padre  fray  Antonio: 
a  él,  y  a  fray  Gregorio,  y  a  fray  Bartolomé  mis  encomien- 
dasr  Harto  alabo  a  nuestro  Señor  de  ver  lo  que  hace  nues- 
tro padre,  plegué  a  Dios  le  dé  salud.  Espero  en  él  lo  ha- 
rán bien  las  mis  hijas. 

CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
En  Toledo  año  de  1576. 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia.  Hoy  víspera  de  la  Con- 
cepción me  envía  las  cartas  el  arriero,  y  gran  priesa  por 
la  respuesta,  ansí  me  habrá  de  perdonar  mi  hija  ser  tan 
corta,  que  no  lo  quisiera  ser  con  ella  en  nada;  pues  la  vo- 
luntad es  tan  larga,  que  cierto  la  amo  mucho;  y  ahora  me 
obliga  tanto  con  el  cuidado  que  me  dice  nuestro  padre 
tiene  de  regalarlo,  que  me  ha  puesto  en  más  amor;  y  de 
que  se  haga  con  ese  aviso,  estoy  muy  contenta:  porque 


CARTAS   DE   LA    SANTA  29;} 


creo  yo  ahora,  ni  nunca  habrá  otro  con  quien  ansí  se 
pueda  tratar. 

Porque  como  le  escogió  el  Señor  para  estos  princiDics, 
y  no  los  habrá  cada  día,  ansí  pienso  no  habrá  otro  seme- 
jante; porque  todo  lo  que  fuere  abrir  puerta,  es  para  más 
mal  que  podrá  pensar,  cuando  los  perlados  no  son  tales. 
Mas  tampoco  habrá  tanta  necesidad,  que  ahora,  como 
tiempo  de  guerra,  hemos  menester  andar  con  más  cuidado. 

Dios  pague  a  vuestra  reverencia. mi  hija  el  que  tiene  de 
las  cartas,  que  con  esto  vivo.  Esta  semana  me  han  dado 
.  todas  las  tres  que  dice  ha  escrito,  que  aunque  vengan 
juntas  no  son  mal  recibidas.  Devoción  me  ha  pueSto  esta 
carta  de  san  Francisco  (1),  que  se  podía  imprimir;  y  las 
cosas  como  las  hace  nuestro  padre,  no  parecen  creede- 
ras. Bendito  sea  el  que  le  dio  tanto  talento.  Harto  querría 
ser  para  darle  gracias,  por  las  mercedes  que  nos  hace,  y 
por  la  que  nos  hizo  en  dárnosle  por  padre. 

2.  Yo  veo  acá,  mi  hija,  el  trabajo  que  tiene,  y  la  so- 
ledad. Plegué  a  Dios  no  sea  nada  el  mal  de  la  madre  su- 
priora,  que  aun  por  el  más  trabajo  de  vuestra  reverencia 
me  pesaría.  Harto  me  he  holgado  le  haya  hecho  provecho 
a  vuestra  reverencia  la  sangría.  Si  ese  médico  la  ha  en- 
tendido, no  querría  se  curase  con  otro.  Dios  lo  provea. 
Esa  carta  me  han  traído  hoy  de  la  priora  de  Malagón, 
harto  es  no  estar  peor.  Todo  lo  que  puedo  hacer  por  su 
salud,  y  contento,  lo  hago;  porque  dejado  se  lo  debo 
bien  debido;  vame  mucho  en  su  salud,  mas  mucho  más 
en  la  de  vuestra  reverenoia,  y  esto  crea  cierto;  mire  si 
desearé  que  la  tenga. 

3.  Por  ese  papel  verá  cómo  recibió  Mariano  su  carta. 
La  que  dice  d'e  mi  hermano,  ya  he  escrito  en  una  a  vues- 
tra reverencia  que  a  vuelta  de  otras  la  debí  de  rasgar,  que 


(1)    Era  la  niaJre  Isabel  de  San  Francisco,  que  fué  por  priora  al 
convento  de  Paterna. 


294         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

estaba  aún  abierta,  y  esto  debía  de  ser.  Harto  me  pesó,  y 
me  costó  buscarla,  que  venía  muy  buena.  Ahora  me  ha 
escrito,  que  escribió  a  vuestra  reverencia,  y  ansí  no  digo 
más  de  él,  de  que  anda  el  alma  bien  aprovechada  en  ora- 
ción, y  hace  muchas  limosnas.  Siempre  le  encomienden  a 
Dios,  y  a  mí  también,  y  quédese  con  él  mi  hija. 

4.  Harto  más  me  ha  pesado  de  que  no  haga  ese  prior 
bien  su  oficio,  que  de  la  pusilanimidad.  Habíale  de  espan- 
tar también  nuestro  padre  con  decirle  cuan  malo  es  en 
él;  y  si  hará  a  usadas.  A  todos  me  encomiendo,  y  a  fray 
Gregorio  mucho,  y  a  Nicolao,  si  no  es  venido,  y  a  esas 
mis  hijas. 

¡Oh,  quién  pudiera  darle  monjas  de  las  que  por  acá 
sobran!  Mas  Dios  se  las  dará.  Ya  le  encomiendo  lo  de  la 
flota,  que  bien  veo  el  trabajo  que  hay  ahí,  que  con  harto 
cuidado  me  tiene;  mas  espero  en  Dios  que  lo  remediará 
todo  como  tenga  salud.  Su  Majestad  me  la  guarde,  y 
haga  muy  santa.  Amén. 

5.  Harto  me  he  holgado  vaya  entendiendo  lo  que  hay 
en  nuestro  padre.  Yo  desde  Veas  lo  entendí.  De  allá,  y  de 
Caravaca  me  han  dado  hoy  unas  cartas.  La  de  Caravaca 
envío  aquí,  para  que  la  lea  nuestro  padre  y  vuestra  reve- 
rencia también;  y  me  la  tornen  a  enviar,  que  para  lo  que 
me  dice  de  esos  dotes,  la  he  menester.  En  la  que  escribe 
a  la  priora,  se  queja  harto  de  vuestra  reverencia.  Ahora 
he  de  enviar  a  Caravaca  una  imagen  de  nuestra  Señora, 
que  les  tengo,  harto  buena,  y  grande,  no  vestida;  y  un  San 
José  me  están  haciendo,  y  no  les  ha  de  costar  nada.  Muy 
bien  hace  su  oficio.  Son  hoy,  ya  lo  he  dicho.  Año  de  1576. 

Y  yo  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

A  todo  me  ha  respondido  muy  bien  nuestro  padre,  y 
enviado  las  licencias  que  pedí.  Bese  por  mí  las  manos  a 
su  paternidad. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  295 


CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
En  Toledo  año  de  1577. 

JESÚS 

1.  Sea  con  ella,  hija  mía.  Antes  que  se  me  olvide, 
¿cómo  nunca  me  dice  de  mi  padre  fray  Bartolomé  de 
Aguilar  el  Dominico?  Pues  yo  le  digo,  que  le  debemos 
harto,  que  el  mucho  mal  que  me  dijo  de  la  otra  casa  que 
teníamos  comprada,  fué  principio  de  salir  della;  que  cada 
vez  que  se  me  acuerda  la  vida  que  tuvieran,  no  me  harto 
de  dar  gracias  a  Dios.  Sea  por  todo  alabado.  Crea  que  es 
muy  bueno,  y  que  para  cosas  de  religión,  que  tiene  más 
esperiencia  que  otro.  No  querría  que  dejase  alguna  vez  de 
llamarle,  que  es  muy  buen  amigo,  y  bien  avisado,  y  no 
se  pierde  tener  tales  personas  un  monasterio.  Ya  le  es- 
cribo, envíele  la  carta. 

2,  Antes  que  se  me  olvide.  En  gracia  me  ha  caído  la 
mímoria  que  me  enviaron  de  las  limosnas,  y  lo  mucho 
que  cuentan  que  han  ganado;  plegué  a  Dios  que  digan 
verdad,  que  harto  me  holgaría;  sino  que  es  una  raposa, 
y  pienso  viene  con  algún  rodeo,  y  aun  de  su  salud  he 
miedo  de  otro  tanto,  según  estoy  contenta.  La  nuestra 
priora  de  Malagón  se  está  ansí.  Harto  he  pedido  de  nues- 
tro padre  que  me  escriba  si  la  agua  de  Loja  aprovecha, 
llevada  tan  lejos,  para  enviar  por  ella;  acuérdeselo  vues- 
tra reverencia.  Hoy  le  he  enviado  una  carta  con  un  clé- 
rigo, que  iba  a  su  paternidad  solamente  para  un  negocio, 
que  me  holgué  harto,  y  ansí  no  le  escribo  ahora. 

Harta  caridad  me  hace  en  enviarme  sus  cartas;  mas  en- 
tienda cierto,  que  aunque  no  vengan,  serán  bien  recibidas 


296         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

las  de  vuestra  reverencia.  Desto  esté  sin  miedo.  Ya  en- 
vié a  doña  Juana  de  Antisco  todo  su  recaudo,  aunque  no 
había  venido  respuesta.  Para  personas  semejantes,  aun- 
que se  ponga  algo  de!  convento,  no  importa,  en  especial 
no  teniendo  la  necesidad  que  teníamos  a  los  principios; 
porque  cuando  se  tiene,  más  obligada  está  a  sus  hijas. 

3.  ¡Oh,  qué  vana  estará  allá  ahora  con  ser  medio  pro- 
vinciala!  ¡Y  qué  en  gracia  me  ha  caído,  cómo  dice  con 
tanto  desdén!  Ahí  envían  esas  coplas  las  hermanas,  y 
será  ella  la  trazadora  de  todo,  no  creo  será  mala;  pues 
como  dice,  que  no  hay  allá  quien  la  diga  nada,  que  para 
que  no  se  desvanezca,  se  lo  digo  yo  de  acá.  Al  menos  no 
quiere  decir  necedad,  ni  hacer,  que  bien  se  le  parezca. 
Plegué  a  Dios  que  vaya  siempre  el  intento  en  su  servicio, 
que  no  es  esto  muy  malo; 

Riéndome  estoy  de  verme  cargada  de  cartas,  y  qué  des- 
pacio me  pongo  a  escribir  cosas  impertinentes.  Muy  bien 
la  perdonaré  la  alabanza  de  que  sabrá  llevar  a  la  de  las 
barras  de  oro,  si  sale  con  ello;  porque  en  gran  manera  las 
deseo  ver  sin  cuidado,  aunque  va  mi  hermano  tan  ade- 
lante de  virtud,  que  de  buena  gana  las  socorrería  en  todo. 

4.  Harto  en  gracia  me  han  caído  las  coplas  que  vinie- 
ron de  allá:  envíelas  a  mi  hermano  las  primeras,  y  algu- 
nas de  las  otras,  que  no  venían  todas  concertadas.  Creo 
las  podrán  mostrar  al  santo  viejo,  y  decir  que  en  eso  pa- 
san las  recreaciones,  que  todo  es  lenguaje  de  perfección: 
que  cualquier  entretenimiento  es  justo  a  quien  tanto  se 
debe;  es  cosa  que  me  espanta  tanta  caridad. 

Sepa  que  paran  a  nuestro  padre  García  Alvarez  cual 
la  mala  ventura,  que  dice  las  tiene  muy  soberbias;  díga- 
selo. Ahora  están  temiendo  lo  que  las  han  de  escribir,  que 
les  dijo  mi  hermano,  que  le  habían  enviado  su  carta,  para 
que  respondiesen.  Hasta  que  traigan  lo  que  me  envía  el 
mi  santo  prior,  no  sé  qué  hacer  de  escribirle,  porque  no 
puedo  decir  que  lo  he  recibido;  escribirle  he  con  el  arriero. 


CARTAS   DE   LA 'SANTA  297 


5.  ¡Ay  Jesús,  y  qué  obligada  me  tiene  de  lo  que  hace 
por  ellas!  ¡Lo  que  nos  hemos  reído  con  la  carta  de  mi  Ga- 
briela! Y  pues  es  tan  gran  devoción  la  diligencia  que  traen 
los  santos  para  mortificación  de  mi  buen  García  Álvarez, 
harto  los  encomiendo  a  Dios.  Déle  muchas  encomiendas 
mías,  y  a  todas,  que  a  cada  una  quisiera  escribir  por  sí, 
según  las  amo.  Cierto  las  quiero  particularmente  mucho, 
no  sé  qué  es. 

A  su  madre  la  portuguesa  me  encomiende,  y  a  la  Del- 
gada. ¿Cómo  nunca  me  dice  nada  de  Bernardo  López? 
Lea  esa  carta  para  Paterna,  y  si  no  va  bien,  encomién- 
delo, como  supriora  de  aquella  casa.  Yo  le  doy  la  ven- 
taja de  que  acertará  mejor  lo  que  conviene.  Dios  la.pa- 
gue  lo  que  hace  con  ellas,  hablando  ahora  en  veras,  que 
harto  me  consuela.  Lástima  es  que  no  sé  acabar.  Ple- 
gué a  Dios  que  no  se  haya  mostrado  a  encantar  a  nues- 
tro padre.  Dios  la  encante,  y  enagene  en  sí.  Amén.  Amén. 

De  vuestra  reverencia  sierva, 
Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
En  Toledo  año  de  1577. 

JESÚS 

1 .  Sea  con  ella,  hija  mía.  Por  la  indisposición  que  verá 
en  ese  papel,  no  la  he  escrito  más  veces,  hasta  estar  me- 
jor, por  no  las  dar  pena.  Aunque  lo  estoy  mucho,  no  de 
manera  que  pueda  escribir  sino  muy  poco,  que  luego 
siento  gran  daño;  mas  para  como  estaba,  luego,  luego  es 
mucha  la  mejoría,  gloria  a  Dios. 

Él  le  pague  las  buenas  nuevas  que  me  escribe,  que  yo 


298         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

le  digo,  que  lo  fueron  harto  para  mí,  al  menos  la  de  la 
casa,  que  me  es  gran  alivio  verlas  descansadas.  Harto  lo 
he  acá  pedido  al  Señor,  y  ansí  daré  de  muy  buena  gana 
las  albricias.  Plegué  a  Dios  que  me  oiga,  que  ahora,  con 
la  riqueza,  y  oficio,  y  suceder  todo  tan  bien,  harta  ayuda 
ha  menester  para  ser  humilde. 

2.  Paréceme  se  la  hace  Dios  en  las  mercedes  de  que 
la  hace.  Sea  por  siempre  bendito,  que  muy  segura  puede 
estar  que  es  él.  Ansí  lo  estuviera  yo  de  la  hermana  san 
Gerónimo.  En  forma  me  da  pena  esa  mujer.  Crea  que  no 
había  de  salir  de  cabe  mí,  o  a  donde  tuviese  temor:  Ple- 
gué a  Dios  que  no  nos  haga  alguna  cosa  el  demonio,  que 
tengamos  qué  hacer. 

Vuestra  reverencia  avise  a  la  priora,  que  no  la  deje  es- 
cribir letra,  y  a  ella  le  diga,  mientras  va  mi  carta,  que  en- 
tiendo anda  con  gran  mal  humor,  y  si  no  lo  es,  es  peor. 
Porque  el  lunes  que  viene  se  va  el  Recuero,  con  quien 
escribiré  largo,  no  lo  soy  aquí. 

3.  Harto  disgusto  me  ha  dado,  que  de  dichos  contra 
nosotras  haga  nuestro  padre  probanza,  que  son  disbara- 
tes, que  lo  mejor  es  reirse  dellos,  y  dejarlos  decir.  A  mí 
en  parte  me  dan  gusto  harto.  Contenta  estoy  de  su  salud, 
Dios  me  la  guarde,  amén,  y  a  todas  Encomiéndeme  a 
Dios.  Porque  quizá  irá  ésta  primero,  no  quise  dejar  de 
escribir  por  aquí.  A  la  madre  supriora  escribiré,  porque 
han  caído  en  gracia  sus  quejas.  La  de  Malagón  se  está 
harto  mala.  Es  hoy  postrero  de  Febrero  de  1577. 

Indigna  sierva  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

4.  Días  ha  que  tengo  la  respuesta  de  su  madre  de 
nuestro  padre;  irá  el  lunes,  y  a  mí  me  escribió  muclio  de 
lo  que  se  había  holgado. 


CAETAS   DE   LA    SANTA  299 


CARTA 

A  LA  MÁ'DRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
En  Toledo  año  de  1577. 

JESÚS 

1 .  Sea  con  vuestra  reverencia,  y  le  pague  tantos,  y  tan 
lindos  regalos.  Todo  vino  muy  sano,  y  bueno.  Porque  con 
el  Recuero  diré  de  esto  más,  en  ésta  sólo  diré  las  cosas 
que  importan.  A  ese  ángel  he  habido  envidia;  sea  Dios 
alabado;  que  tan  presto  mereció  gozar  de  él,  que  cierto  yo 
no  lo  dudo.  De  todas  las  demás  cosas  crea  que  fué  fre- 
nesí conocido,  ningún  caso  haga  dellas,  ni  las  diga,  ni  de 
lo  que  dijo  Beatriz  tampoco. 

De  su  mucha  caridad  he  yo  hecho  mucho;  encomiénde- 
mela,  y  agradézcaselo  de  mi  parte,  y  a  su  madre,  y  a  todas 
me  encomiende.  Harto  cuidado  me  da  esa  calentura  de 
vuestra  reverencia,  y  la  supriora  también.  Plegué  al  Señor 
no  sea  el  mal  tan  a  la  larga  como  suele,  que  están  tan 
pocas,  que  no  sé  cómo  se  han  de  pasar.  Dios  lo  provea, 
como  puede,  que  con  harto  cuidado  estoy. 

2.  En  lo  que  dice  de  enterrarse,  sepa  que  está  muy 
bien  hecho;  en  la  clausura  las  enterramos  acá,  y  ansí  he 
de  procurar  con  nuestro  padre  lo  mande,  que  es  de  mon- 
jas que  no  tienen  clausura  lo  demás.  Ansí  que  tuvo  gran 
razón  el  padre  García  Álvarez.  Déle  mis  encomiendas,  y 
el  entrar  a  esa  necesidad  también;  que  eso  no,  que  sería 
ser  mejor  siempre  el  padre  García  Álvarez,  que  el  monas- 
terio está  tan  lejos,  que  no  sé  cómo  ha  de  ser,  y  aun  ten- 
go por  mejor  al  padre  García  Álvarez,  pues  es  el  que  es, 


300         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

y  las  confiesa  siempre.  Yo  lo  trataré  ahora  con  nuestro 
padre,  y  les  enviaré  una  licencia,  que  antes  de  Pascua  le 
veré,  siendo  Dios  servido;  porque  ya  le  ha  enviado  a  lla- 
mar el  Nuncio  que  venga,  y  buenos  parece  que  van  ya 
los  negocios.  Mire  qué  alegre  estaré. 

Ha  ido  a  Caravaca,  y  a  Veas:  esa  carta  le  envío  de  Al- 
berta,  para  que  sepan  cómo  están;  aun  no  acabamos  con 
aquel  monasterio;  encomiéndelo  a  Dios,  y  a  las  de  Veas 
que  me  tienen  con  harta  pena  de  sus  pleitos.  Luego  tuve 
ayer,  que  recibí  su  carta,  con  quien  la  enviar  a  nuestro 
padre:  ahora  le  pagaré  el  cuidado  que  ha  tenido  en  las 
mías  en  lo  que  estuviere  acá.  La  freila  tomen,  y  aun  ple- 
gué a  Dios  se  puedan  con  sola  ella  valer,  que  ya  dije  a 
nuestro  padre  se  lo  escribiría  que  la  tomase. 

3.  En  lo  que  toca  a  la  renunciación  de  la  buena  Ber- 
narda, esté  advertida,  que  como  tiene  padres,  no  hereda 
el  monasterio,  porque  lo  heredan  ellos;  si  ellos  murieran 
antes  que  ella,  heredaba  el  monasterio.  Esto  es  cierto,  que 
lo  sé  de  buenos  letrados;  porque  padres,  y  abuelos  son 
herederos  forzosos;  y  a  falta  dellos  el  monasterio.  A  lo 
que  están  obligados  es  a  dotarla,  y  si  no  saben  esotro, 
por  dicha  alabarán  a  Dios  de  que  se  quieran  contentar 
con  ellos.  Al  menos  si  diesen  conforme  a  la  fianza  que  te- 
nían hecha  para  pagarlo,  sería  gran  cosa.  Allá  verá  lo  que 
puede  hacer  en  esto,  que  dejar  de  dar  algún  dote,  no  con- 
viene. El  padre  Nicolao  verá  lo  mejor. 

Encomiéndemelo  mucho,  y  al  padre  fray  Gregorio,  y  a 
quien  más  mandare,  y  quédese  con  Dios,  que  aunque  es- 
toy algunos  días  algo  mejor  de  la  cabeza,  ninguno  sin 
harto  ruido,  y  háceme  harto  mal  escribir.  La  madre  priora 
de  Malagón  me  ha  de  hacer  harta  compañía,  sino  que  me 
lastima  mucho  ser  el  mal  tan  sin  esperanza,  aunque  mucha 
es  la  mejoría,  que  come  mejor,  y  se  levanta;  mas  como  no 
se  le  quita  la  calentura,  no  hay  que  hacer  della  mucho 
caso,  según  dice  el  Doctor.  Dios  todo  lo  puede,  y  podría 


CAKTAS  DE  LA   SAKTA  ,101 


hacernos  esta  merced,  pídanselo  mucho;  porque  ella  es- 
cribe, no  digo  más  delia.  Son  hoy  6  días  de  mayo.  Año 
de  1577. 

Indigna  sierva  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 

A  mi  Gabriela  me  la  dé  un  gran  recaudo;  harto  me  hol- 
gué con  su  carta,  y  huelgo  de  que  tenga  salud.  Désela 
Dios  a  todas,  como  puede.  Amén.  Amén. 


CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE   SAN  JOSÉ,  PRIORA   DE  SEVILLA 
En  Toledo  año  de  1577. 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  ella,  hija  mía. 
Harto  más  quisiera  saber  que  tiene  salud,  que  todos  los 
regalos,  que  me  envía,  aunque  son  como  de  reina.  Nues- 
tro Señor  se  lo  pague.  E!  azar  es  muy  lindo,  y  mucho,  y 
vino  a  harto  buen  tiempo,  infinito  se  lo  he  agradecido;  y 
los  corporales  son  galanísimos. 

Parece  la  despierta  Dios,  porque  me  había  enviado  la 
priora  de  Segovia  una  palia,  que  desde  que  estaba  ahí  (si 
se  le  acuerda)  se  lo  envié  a  rogar  que  me  la  hiciese.  Es 
toda  de  cadeneta,  con  aljófar  y  granatillos;  de  manos  di- 
cn  valdrá  treinta  ducados,  y  con  los  corporales  que  hizo 
Beatriz,  y  la  crucecica,  y  faltaba  otra,  para  hinchir  la  casa; 
y  son  tan  lindos  éstos,  que  para  mi  gusto  me  parecen  me- 
jor que  todo. 

El  agua  vino  muy  buena,  y  harta  hay  ahora.  A  usadas 


;502         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

que  lo  puso  ella,  que  venía  muy  bien.  Yo  no  querría  sino 
pagar  en  algo  lo  que  me  envía,  que  en  fin  es  muestra  de 
amor;  y  en  mi  vida  he  visto  cosa  más  seca  que  esta'  tie- 
rra, en  cosa  que  sea  de  gusto.  Como  venía  désa,  ha  sido 
hacérseme  aún  más  estéril. 

2.  Acá  he  dado  orden  para  que  se  paguen  por  acá  por 
ahora  los  cien  ducados,  que  ahí  me  dieron  libranza  de 
Asensro  Galiano  (no  sé  si  se  le  acuerda),  que  los  cincuen- 
ta fueron  para  Mariano,  de  lo  que  había  gastado  en  esa 
casa  cuando  fuimos,  y  los  otros  cincuenta  para  pagar  la 
del  alquiler,  que  como  se  murió  he  tenido  cuidado  de  pa- 
garlo, y  ansí  le  tengo,  hasta  verla  del  todo  sin  estos  cui- 
dados. Bastan  los  trabajos  que  el  Señor  la  da,  que  harto 
penada  me  tiene  ahora  a  principio  de  verano  su  mal,  y  el 
de  la  supriora.  Dios  lo  remedie,  que  no  sé  qne  han  de 
hacer. 

3.  Ya  la  escribí  con  el  correo,  que  tomase  la  freila,  y 
que  se  estuviese  el  cuerpo  de  esa  santica  a  donde  está  en 
el  coro,  que  en  la  claustra  nos  hemos  de  enterrar,  y  no  en 
la  iglesia.  También  la  escribí  cómo  teniendo  madre,  y  pa- 
dre esa  santa  (aunque  renunciase  en  la  casa),  ellos  here- 
dan. Si  ellos  murieran  primero  que  ella,  heredaba  la  casa. 
Mas  están  obligados  a  darla  dote  competente.  Por  eso 
iguálese  como  pudiere  (si  fuese  por  lo  que  fió  sería 
gran  cosa),  y  déjese  desa  perfección;  porque  aunque  ha- 
gamos, no  dirán  que  no  tenemos  codicia.  En  fin,  ¡o  que 
nuestro  padre  mandare  se  ha  de  hacer.  Escríbaselo,  y  re- 
gáleseme mucho  por  amor  de  Dios. 

4..  Tiéneme  lastimada  la  madre  Brianda,  aunque  pa- 
rece está  mejor  después  que  vino.  Yo  me  huelgo  harto; 
porque  escribirá  (a  lo  que  me  ha  dicho)  no  digo  más  della. 
Yá  sabrá  cómo  el  Nuncio  ha  enviado  a  llamar  a  nuestro 
padre.  Bien  parece  que  van  los  negocios,  encomiéndemelo 
a  Dios.  Su  Majestad  me  la  guarde,  y  haga  muy  santa.  En- 
vidia he  habido  a  la  buena  Bernarda;  harto  se  ha  enco- 


CARTAS  DE   LA    SANTA  IJÜ)} 


mendado  a  Dios  en  estas  casas,  aunque  creo  no  lo  ha 
menester.  Es  hoy  víspera  de  la  Ascención.  Año  de  1577. 
A  la  madre  supriora,  y  a  mi  Gabriela  mis  encomiendas. 


De  vuestra  reverencia, 

Teresa  DE  Jesús. 


CARTA 

A  LA  AlADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 

En  Toledo  año  de  1577. 
JESÚS 

1.  Sea  con  ella,  mi  hija.  De  que  me  dice  está  algo  me- 
jor, parece  lo  llevo  todo  de  buena  gana:  plegué  a  el  Señor 
vaya  adelante,  y  lo  pague  a  ese  médico,  que  en  forma  se 
lo  he  agradecido.  Gran  cosa  ha  sido  tener  hasta  aliora 
vidala  supriora.  Bien  puede  el  que  la  hizo  darla  salud,  pues 
la  dio  el  ser  de  nonada.  Bien  la  ejercita  en  padecer,  y  to- 
das desta  hecha  quedan  personas  para  ir  a  Guinea,  y  aun 
más  adelante.  Con  todo,  lo  querría  ya  ver  pasado,  que 
con  harta  lástima  me  tieae;  porque  a  la  madre  Brianda 
dije  escribiese  lo  que  por  acá  hay,  no  diré  yo  más  de  lo 
que  hace  al  caso. 

2.  Las  estampas  que  decía  para  doña  Luisa,  ni  la  carta, 
no  vinieron,  ni  me  dice  si  recibió  el  lienzo,  ni  los  crucifi- 
jos; avísemelo  otra  vez,  y  encomienden  a  Dios  a  Brianda, 
que  estoy  muy  alegre  de  verla  tan  mejor.  La  monja  tome 
en  horabuena,  que  no  es  mal  dote  el  que  dice  que  tiene. 
Esa  viuda  querría  que  entrase  ya.  El  otro  día  la  escribí, 
que  tome  la  negrilla  en  horabuena,  que  no  les  hará  daño, 
y  la  hermana.  Tampoco  me  dice  si  ha  recibido  esta  carta. 
Del  mal  de  García  Álvarez  me  ha  pesado,  no  olvide  de 


304         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

decirme  cómo  está,  y  si  va  adelante  la  mejoría  de  vuestra 
reverencia.  Nuestro  padre  (que  se  ha  de  partir  mañana), 
en  lo  de  Paterna,  dice  que  no  hay  que  hablar,  hasta  que 
él  vaya  (que  harto  le  hemos  hoy  dicho  sobre  ello),  que 
sería  alborotarlos  a  todos,  pensando  no  es  visitador,  y 
tiene  razón. 

3.  Pague  Dios  a  vuestra  reverencia  tanto  regalo  como 
me  hace.  Débese  de  soñar  alguna  reina,  y  enviar  el  porte. 
Por  caridad  que  mire  mucho  por  sí,  y  se  regale,  que  en 
eso  le  recibiré  yo.  Las  hermanas  se  holgaron  mucho  de 
ver  el  correo,  y  yo  también.  Bendito  sea  el  que  lo  crió, 
que  cierto  es  de  ver.  Cáeme  en  gracia  cómo  con  todos  sus 
trabajos  tiene  aliento  para  estas  cosas:  bien  sabe  el  Señor 
a  quién  los  da. 

Ahora  hablé  a  nuestro  padre  sobre  la  monja  del  arzo- 
bispo que  me  tiene  bien  disgustada  ver  lo  que  ponen  en 
importunarle,  y  lo  poco  que  a  él  le  va.  Dice  nuestro  pa- 
dre, que  piensa  es  una  beata  melancólica,  de  lo  que  ha- 
bíamos de  estar  escarmentadas,  y  será  peor  echarla  des- 
pués, que  procure  hablarla  algunas  veces,  y  entender  qué 
cosa  es:  y  si  ve  que  no  es  para  nosotras,  no  me  parece 
que  sería  malo  que  hable  el  padre  Nicolao  al  arzobispo, 
y  le  diga  la  mala  dicha  que  tenemos  con  estas  beatas,  o 
irlo  entreteniendo. 

4.  Al  padre  fray  Gregorio  ha  mucho  que  escribí  esa 
carta,  y  envíela  a  nuestro  padre  que  la  enviase,  y  ahora 
tórnamela.  Sin  tiempo  va;  mas  no  la  deje  de  leer,  para  que 
no  les  torne  tentación  tan  desatinada  como  dejar  esa  casa. 
Pena  me  da  el  gran  trabajo  que  ternía  con  esa  hermana, 
y  lo  que  la  pobrecita  padece,  me  lastima.  Dios  lo  remedie. 
A  todas  dé  mis  encomiendas,  y  a  todos.  Harto  consuelo 
me  diera  verla;  porque  hallo  pocas  tan  a  mi  gusto,  y 
quiérola  mucho;  todo  lo  puede  el  Señor. 

Al  padre  García  Alvarez  mis  encomiendas,  y  a  Beatriz; 
a  su  madre,  y  las  demás,  que  han  menester  ser  muy  per- 


CARTAS  DE  LA   SANTA  305 


fectas,  pues  comienza  el  Señor  con  ellas  esta  fundación, 
pues  les  ha  quitado  el  ayuda,  que  yo  no  sé  cómo  se  pue- 
den valer.  Lo  peor  es  trabajar  vuestra  reverencia  con  tan 
poca  salud,  que  ya  yo  lo  he  probado;  que  a  tenerla,  todo 
se  pasa.  Désela  Dios,  hija  mía,  como  yo  deseo,  y  le  su- 
plico. Amén.  Son  hoy  11  de  Julio.  Año  de  1577. 

De  vuestra  reverencia, 
•  Teresa    de   Jesús. 

CARTA 

A  LA  AlADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
En  Ávila  año  de  1578. 

JESÚS 

1.  Sea  con  ella,  hija  mía,  y  déle  tan  buenas  pascuas, 
y  a  todas  sus  hijas,  como  yo  le  suplico.  Para  mí  ha  sido 
mucho  consuelo  saber  que  tiene  salud;  yo  estoy  como 
suelo;  el  brazo  harto  ruin,  y  la  cabeza  también,  no  sé  qué 
se  reza.  A  la  verdad,  esto  debe  de  ser  lo  mejor  para  mí. 
Harto  consuelo  me  sería  tenerla  para  escribir  largo,  y  a 
todas  grandes  recaudos.  Déselos  vuestra  reverencia  de  mi 
parte,  y  a  la  hermana  san  Francisco,  que  nos  caen  en 
gusto  sus  cartas.  Crea  que  la  sacó  a  volar  aquel  tiempo 
que  fué  priora.  ¡Oh  Jesús,  qué  soledad  me  hace  verlas  tan 
lejos!  Plegué  a  el  Señor  estemos  juntas  en  aquella  eter- 
nidad, que  como  todo  se  acaba  presto,  me  consuelo. 

2.  En  lo  que  dice  de  las  hermanas  de  fray  Bartolomé, 
me  cayó  en  gracia  la  falta  que  las  halla;  porque  aunque 
acabara  de  pagar  la  casa  con  ellas,  era  intolerable.  En 
ninguna  manera,  si  no  son  avisadas,  tome  ninguna,  que  es 
contra  constitución,  y  mal  incurable.  Muy  poca  edad  es 

TOMO  IV  20 


:]0G  OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

trece  años  (para  esotra  digo,  que  dan  mil  vueltas).  Allá  lo 
verán,  crea  que  todo  lo  que  les  está  bien  yo  se  lo  deseo. 

3.  Antes  que  se  me  olvide,  no  estoy  bien  en  que  esas 
hermanas  escriban  las  cosas  de  oración;  porque  hay  mu- 
chos inconvenientes,  que  quisiera  decirlos.  Sepa  que  aun- 
que no  sea  sino  gastar  tiempo,  que  es  estorbo  para  an- 
dar el  alma  con  libertad,  y  aun  se  puede  figurar  hartas 
cesas.  Si  me  acuerdo,  yo  lo  diré  a  nuestro  padre,  y  si  no 
dígaselo  ella.  Si  son  cosas  de  tomo,  nunca  se  olvidan;  y 
si  se  olvida,  ya  no  hay  para  qué  las  decir.  Cuando  vean 
a  nuestro  padre,  basta  lo  que  se  acordaren. 

Ellas  van  seguras  (a  mi  entender),  y  si  algo  las  puede 
dañar,  es  hacer  caso  de  lo  que  ven,  u  oyen.  Cuando  es 
cosa  de  escrúpulo,  díganlo  a  vuestra  reverencia  que  yo  la 
tengo  por  tal,  que  si  la  dan  crédito,  Dios  le  dará  luz  para 
guiarlas.  Porque  entiendo  los  inconvenientes  que  hay  en 
andar  pensando  lo  que  ha  de  escribir,  y  lo  que  las  puede 
poner  el  demonio,  pongo  tanto  en  esto.  Si  es  cosa  muy 
grave,  vuestra  reverencia  lo  puede  escribir  aún  sin  que  lo 
sepan. 

Si  yo  hubiera  hecho  caso  de  la  hermana  san  Geróni- 
mo, nunca  acabará;  y  con  parecerme  algunas  ciertas,  aun 
me  lo  callaba,  y  créame  que  es  lo  mejor  alabar  al  Señor 
que  lo  da;  y  pasado,  pasarse  por  ello,  que  la  alma  es  la 
que  ha  de  sentir  la  ganancia.  Bueno  es  eso  de  Elias;  mas 
como  no  soy  ya  tan  letrada  como  ella,  no  sé  qué  son 
los  asirios;  encomiéndemela  mucho,  que  harto  la  quiero, 
y  a  Beatriz,  y  a  su  madre  también;  mucho  me  huelgo 
cuando  me  dice  della,  y  de  las  buenas  nuevas  que  me  da 
de  todas. 

4.  No  crea  todo  lo  que  allá  dicen,  que  por  acá  mejo- 
res esperanzas  nos  dan;  con  ellas  nos  alegramos,  aunque 
en  escuro,  como  dice  la  madre  Isabel  de  San  Francisco. 
Con  el  brazo  traigo  el  corazón  harto  malo  algunos  días; 
envíeme  un  poco  de  agua  de  azar,  y  sea  de  manera  que 


CARTAS   DE   LA    SANTA  301 


no  se  quiebre,  que  por  eso  no  se  lo  he  pedido  antes.  Eso- 
tra de  ángeles  era  tan  linda,  que  me  hizo  escrúpulo  gas- 
tarla, y  ansí  la  di  para  la  iglesia,  que  me  honró  la  fiesta 
de  San  José. 

Al  prior  de  las  Cuevas  dé  un  gran  recaudo  de  mi  par- 
te, que  es  mucho  lo  que  quiero  a  ese  santo,  y  al  padre 
García  Álvarez,  y  a  la  mi  Gabriela,  que  aínas  ternía  envi- 
dia si  no  fuese  tanto  el  amor,  que  en  el  Señor  nos  tene- 
mos, y  el  entender  está  en  vuestra  reverencia  y  a  sus  hi- 
jas tan  bien  empleado.  Y  que  hace  de  darnos  a  entender 
esto  la  madre  Isabel  de  San  Francisco,  que  aunque  para 
otra  cosa  no  hubiera  ido  a  esa  casa,  sino  para  poner  a 
vuestra  reverencia  y  a  todas  en  las  nubes,  ha  sido  bien 
empleada  su  venida;  mas  a  donde  vuestra  reverencia  es- 
tuviere, mi  madre  loádose  está.  Bendito  sea  el  que  tanto 
caudal  le  dio,  y  tan  bien  empleado. 

A  la  madre  san  Francisco  me  encomiendo  en  sus  ora- 
ciones, que  no  puedo  más,  y  en  la  de  todas,  especial  de 
la  hermana  san  Gerónimo.  Teresa  en  las  de  vuestra  re- 
verencia. El  señor  Lorenzo  de  Cepeda  está  bueno.  Quiera 
Dios,  mi  madre,  que  lo  acierte  a  leer,  que  el  recado  malo, 
y  la  priesa,  ¿qué  han  de  hacer?  Es  hoy  Viernes  de  la 
cruz.  Envíeme  muy  poco  agua  de  azar,  hasta  ver  cómo 
viene. 

De  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 


rtOS         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JO^É,  PRIORA  DE  SEVILLA 

En  Toledo  año  de  1580,  después  de  la  fundación 
de  Villaniieva  de  !a  Jara. 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia, iiija  mía.  Bien  puede  creer  que  me  holgara  estar 
para  escribirla  muy  largo,  mas  ando  estos  días  con  muy 
poca  salud.  Parece  que  pago  lo  que  he  estado  buena  en 
Malagón  y  Viilanueva,  y  por  los  caminos  que  ha  muchos 
días,  y  aun  creo  años,  que  no  me  hallé  con  tanta  salud. 
Harta  merced  fué  de  nuestro  Señor,  que  ahora  poco  va 
no  la  tenga. 

Desde  el  jueves  de  la  Cena  me  dio  un  accidente,  de  los 
grandes  que  he  tenido  en  mi  vida,  de  perlesía  y  corazón. 
Dejóme  (hasta  ahora  no  se  me  ha  quitado)  calentura,  y 
con  tal  disposición  y  flaqueza,  que  he  hecho  harto  en  po- 
der estar  con  el  padre  Nicolao  a  la  red,  que  está  aquí 
dos  días  ha,  con  quien  me  he  holgado  m.ucho.  Al  menos 
vuestra  reverencia  no  ha  estado  olvidada.  Espántame 
cuan  engañado  le  tiene;  ya  yo  le  ayudo  a  ello,  porque  me 
parece  no  hará  daño  estarlo  a  esa  casa.  Lo  peor  es,  que 
también  parece  se  me  pega  a  mí  su  engaño.  Plegué  a 
Dios,  mi  hija,  que  no  haga  algo  por  donde  se  me  quite, 
y  que  la  tenga  de  su  mano. 

2.  Holgádome  he  mucho  del  bien  que  me  dice  de  esas 
hermanas,  harto  las  quisiera  conocer;  dígaselo,  y  enco- 
miéndemelas  mucho,  y  haga  que  encomienden  a  Dios  es- 
tos negocios  de  Portugal,  y  que  dé  sucesión  a  doña  Guio- 
mar,  que  es  lástima  cuál  están  madre,  y  hrja  de  que  no  la 
tienen. 


CARTAS   DE   r.A    SANTA 


?,09 


Tómenlo  muy  a  cargo,  que  bien  se  lo  deben,  y  es  muy 
buena  cristiana;  mas  esto  tómalo  con  gran  fatiga.  Algu- 
nas cartas  de  vuestra  reverencia  he  recibido,  aunque  la 
que  trajo  el  padre  prior  de  Pastrana  es  la  más  larga  Hol- 
gadome  he  mucho  de  cuan  bien  deja  todos  los  negocios 
desa  casa,  y  ahora  con  la  ida  del  padre  Gracián  no  les 
laltará  cosa. 

3.  En  lo  que  toca  a  esa  casa  que  les  venden,  mucho 
me  la  ha  dado  en  tener  vistas  y  huerta,  que  para  nuestra 
manera  de  vivir  es  gran  negocio,  en  especial  teniendo 
renta,  como  la  van  teniendo.  El  estar  tan  lejos  de  los  Re- 
medios, me  parece  cosa  áspera,  habiéndolas  de  confesar; 
que  lejos  del  lugar  no  me  dicen  que  están,  sino  junto  por 
una  parte. 

De  cualquiera  manera  que  sea, 'vuestra  reverencia  no 
trate  de  comprar  ninguna,  sin  verla  primero  ella,  y  otras 
dos  monjas,  de  las  que  parece  entienden  más,  que  cual- 
quier perlado  que  sea  dará  licencia  para  ello.  De  ningún 
fraile,  ni  de  nadie  no  se  fíe.  Otra  vez  se  lo  he  escrito;  no 
sé  si  ha  llegado  allá  la  carta.  La  respuesta  del  que  escri- 
bió a  mi  hermano  va  aquí.  Abríla  por  yerro,  mas  no  leí 
más  del  principio;  de  que  no  era  para  mí,  luego  la  torné 
a  cerrar. 

4.  Aquí,  madre,  deja  el  padre  prior  las  escrituras, 
para  cobrar  los  dineros  de  aquí,  mas  falta  el  poder  que 
tiene  Roque  de  Huerta,  que  anda  por  ahí  a  su  oficio,  con 
el  que  le  envió  a  pedir  el  padre  prior  para  lo  de  Valla- 
dolid  le  envió  por  sí  o  por  no,  y  venga  a  la  priora  desta 
casa;  que  yo  (si  Dios  me  da  un  poco  de  salud)  poco  más 
deste  mes  estaré  aquí,  que  me  mandan  ir.  A  Segovia  iré, 
y  a  Valladolid  a  fundar  una  casa,  que  está  cuatro  leguas 
de  allí  en  Falencia. 

La'fundación  de  Villanueva  dije  que  la  enviasen,  y  ansí 
no  digo  aquí  más,  de  que  quedan  muy  bien,  y  creo  se  ha 
de  servir  allí  mucho  nuestro  Señor;  llevé  de  aquí  por 


310         OBBAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

priora  a  «na  hija  de  Beatriz  de  la  Fuente,  liarto  buena 
parece,  tan  pintada  para  aquella  gente,  como  vuestra  re- 
verencia para  el  Andalucía.  Santalgel,  la  de  Malagón,  es 
supriora  allí  en  Villanueva;  hácelo  muy  bien,  y  otras  dos 
harto  santas.  Pidan  a  nuestro  Señor  que  se  sirva  destas 
fundaciones,  y  quédese  con  él,  que  no  estoy  para  decir 
más,  que  aunque  la  calentura  es  poca,  los  accidentes  del 
corazón  son  muchos.  Quizá  no  será  nada.  Encomiéndeme 
a  Dios.  Beatriz  de  Jesús  di-^á  lo  de  la  madre  Brianda. 

4.  Nuestra  madre  llegó  aquí  víspera  de  Ramos,  y  yo 
con  su  reverencia;  hallamos  a  la  madre  Brianda  tan  mala, 
que  la  habían  querido  dar  la  Extrema-Unción,  de  la  mu- 
cha sangre  que  había  echado;  ya  está  algo  mejor,  y  tiene 
calentura  continua;  algunos  días  se  levanta.  Mire  vuesti-a 
reverencia  qué  hubiera  sido  si  la  llevaran  a  Malagón; 
ella,  y  la  cosa  se  perdieran,  o  tuvieran  grande  trabajo 
por  la  necesidad  de  la  casa. 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

A  LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,   PRIORA  DE  SEVILLA 
JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia  el  Espíritu  Santo,  hija 
mía.  Mucho  me  consolé  con  su  carta,  y  no  es  nuevo,  que 
lo  que  me  cansó  con  otras  dos,  descanso  con  las  suyas. 
Yo  le  digo,  que  si  me  quiere  bien,  que  se  lo  pago,  y  gusto 
de  que  me  lo  diga.  ¡Cuan  cierto  es  de  nuestro  natural 
querer  ser  pagadas!  Esto  no  debe  ser  malo,  pues  tam- 
bién quiere  serlo  nuestro  Señor,  aunque  no  tiene  compa- 
ración lo  que  le  debemos,  y  merece  Su  Majestad  ser  ser- 
vido, mas  parezcamos  a  él,  sea  en  que  quiera. 


CAUTAS   DE   LA    SANTA 


2.  Desde  Soria  le  escribí  una  parta  bien  larga,  no  sé 
si  la  envió  el  padre  Nicolao;  siempre  he  temido  que  no  la 
ha  recibido.  Hartas  oraciones  se  hicieron  por  acá  por 
ellas.  No  me  espanto  sean  buenas,  y  estén  quietas,  sino 
cómo  no  son  ya  santas;  porque  como  han  tenido  tantas 
necesidades,  han  siempre  hecho  muchas  oraciones:  pá- 
guennoslo  ahora  que  están  sin  ellas,  porque  por  acá  hay 
hartas,  en  especial  en  esta  casa  de  San  José  de  Ávila,  a 
donde  me  han  hecho  ahora  priora  por  pura  hambre;  mire 
para  mis  aiios,  y  ocupaciones,  cómo  se  ha  de  poder 
llevar. 

Sepa  que  les  mandó  aquí  un  caballero  no  sé  qué  ha- 
cienda, que  para  la  cuarta  parte  de  lo  que  han  menester 
no  tienen,  y  no  lo  gozan  hasta  otro  año,  y  quitaron  luego 
las  limosnas  que  les  daban  en  la  ciudad,  casi  todas,  y 
cargadas  de  deudas,  que  no  sé  en  lo  que  han  de  parar; 
encomiéndelo  a  Dios,  y  a  mí,  que  el  natural  se  cansa,  en 
especial  esto  de  ser  priora  con  tantas  barabúndas  juntas. 
Si  con  ello  se  sirve  a  Dios,  todo  es  poco. 

3.  Mucho  me  pesa  que  se  parezca  a  mí  en  nada  por- 
que todo  es  mal,  y  más,  más,  en  especial  en  las  corpora- 
les. Cuando  me  dijeron  de  él  del  corazón,  na  me  pesó 
mucho,  porque  aunque  es  trabajo  en  aquella  furia,  debe 
embeber  otros,  o  en  fin  no  es  peligroso;  y  como  me  dije- 
ron tenía  hidropesía,  tuve  por  bueno  eso.  Sepa  que  no 
quieren  muchas  curas  juntas,  mas  aplacar  el  humor,  es 
forzoso. 

Esa  memoria  que  va  ahí  de  pildoras  es  tan  loada  de 
muchos  médicos,  y  ordenómela  uno  muy  grande,  que 
entiendo  lo  hará  gran  provecho  usar,  aunque  no  sea  sino 
de  quince  a  quince  días  una,  que  me  han  hecho  gran  pro- 
vecho; ansí  ando  mejor  mucho,  aunque  buena  nunca,  y 
con  los  vómitos,  y  otros  achaques;  mas  gran  provecho 
me  han  hecho,  y  son  sin  pesadumbre.  No  lo  deje  de 
probar. 


í]12  OBRAS   DE   SANTA   TERESA   DE   JEStJS 


4.  Ya  yo  no  sabía,  de  la  mejoría  de  la  mi  Gabriela, 
también  supe  de  su  gran  mal,  que  estaba  aquí  nuestro 
padre  cuando  le  dieron  su  cédula;  harta  pena  me  dio  y  a 
Teresa,  que  todavía  las  quiere  mucho.  Encomiéndase  a 
vuestra  reverencia  y  a  todas.  Está  que  alabarán  a  Dios 
de  verla,  y  lo  que  entiende  la  perfección,  y  el  entendi- 
miento y  virtud;  por  caridad'pidan  a  Dios  se  lo  lleve  ade- 
lante, que  según  anda  el  mundo  no  hay  que  fiar.  Harto 
la  encomendamos  a  Dios;  sea  por  todo  alabado,  que  me 
la  dejó  acá.  Enconiiéndemela  mucho,  y  a  todas. 

A  la  hermana  san  Francisco  me  holgué  mucho  en  su 
carta,  que  sepa  que  es  muerto  Acacio  García,  que  le  en- 
comiende a  Dios.  En  gran  manera  me  holgué,  que  estaba 
ahí  el  mi  buen  padre  fray  García.  Dios  le  pague  tan  bue- 
nas nuevas,  que  aunque  me  lo  había  dicho,  no  lo  acababa 
de  creer,  según  lo  deseaba.  Muéstremele  mucha  gracia, 
que  hagan  cuenta  que  es  fundador  de  esta  Orden,  según 
lo  que  ha  ayudado  y  ansí  para  él  no  se  sufre  velo;  para 
todos  los  demás  sí,  en  especial,  y  general,  y  con  los  Des- 
calzos los  primeros. 

5.  De  Indias  no  traen  nada;  que  ya  que  lo  querían 
enviar,  supieron  era  muerto  mi  hermano,  que  haya  gloria, 
y  es  menester  enviar  recaudos  de  don  Francisco,  para 
traellos.  Lorenzo  está  casado,  y  muy  bien  puesto.  Dicen 
que  tiene  más  de  seis  mil  ducados  de  renta.  No  es  mara- 
villa que  no  escriba,  que  acaba  casi  de  saber  la  muerte 
de  su  padre.  ¡Oh,  si  supiese  los  trabajos  de  su  hermano! 
¡Y  el  que  tengo  con  todos  estos  parientes!  Y  ansí  ando 
huyendo  de  entremeterme  en  nada  con  ellos. 

Dice  el  padre  Nicolao,  que  de  una  limosna  que  está  su 
hermano  obligado  a  hacer  de  mil  y  quinientos  ducados, 
ha  de  dar  a  esa  casa  los  mil.  De  ahí  podrá  sacar  algunos 
de  los  demás  que  ha  de  dar.  Yo  le  he  escrito,  que  re- 
parta con  ésta  algunos,  porque  está  cierto  en  estrema 
necesidad.  Si  se  ofreciere  cómo,  solicítenos  algo,  que  su 


CARTAS   DE   LA    SANTA  Hl  3 


hermano  ansí  lo  hace,  y  vuestra  reverencia  allá  se  aven- 
ga, y  cobre  los  doscientos  ducados,  que  harta  estoy 
de  tratarlo  con  el  padre  Nicolao,  y  no  le  hablaré  más 
en  ello. 

6.  La  capilla  se  está  por  comenzar,  y  si  mientras 
estoy  aquí  no  se  hace,  al  menos  se  comienza,  no  sé  cómo, 
ni  cuándo,  que  espero  (si  Dios  es  servido)  ir  desde  aquí 
a  la  fundación  de  Madrid.  Si  viese  la  perdición  con  que 
anda  su  hacienda,  es  lástima;  porque  este  muchacho  no 
era  más  de  para  Dios.  Y  aunque  quiero  apartarme  de 
todo,  dícenme  estoy  obligada  en  conciencia,  y  ansí  no 
fué  nada  perder  tan  buen  hermano,  en  comparación  de 
los  trabajos  que  me  han  dado  los  que  quedan.  No  sé  en 
qué  han  de  parar. 

7.  De  cómo  le  va  en  lo  espiritual  no  me  deje  de  es- 
cribir, que  me  holgaré,  que  según  ha  pasado,  no  puede 
ser  sino  bien.  Y  las  poesías  también  vengan.  Mucho  me 
alegro  procure  se  alegren  las  hermanas,  que  lo  han  me- 
nester. Avíseme  si  está  del  todo  buena  la  madre  su- 
priora.  Pues  Dios  nos  ¡a  ha  dejado  acá,  sea  por  todo  ben- 
dito. Las  Completas,  y  recreación  se  hace  como  suele.  A 
letrados  lo  he  preguntado,  y  dicho  los  inconvenientes;  y 
también  la  regla  dice,  que  se  tenga  silencio,  hasta  Pre- 
ciosa, no  más,  y  que  acá  le  tenemos  todo  el  día.  A  nues- 
tro padre  no  le  ha  parecido  mal. 

8.  Las  puertas  de  la  sacristía,  que  salen  a  la  iglesia, 
se  cierren  con  tabique;  no  se  sale  allá  jamás,  que  hay 
descomunión  por  el  Motu  propio,  ni  a  cerrar  la  puerta  de 
la  calle.  Donde  hay  aparejo,  quédase  la  mujer  dentro,  y 
cierra;  aquí  que  no  la  hay,  hemos  hecho  una  cerradura, 
que  se  abra,  y  cierre  por  de  fuera,  y  por  de  dentro,  y 
cierra  por  de  fuera  quien  sirve,  y  abre  a  la  mañana,  y 
queda  otra  llave  a  nosotras,  para  si  acaeciese  algo.  El 
no  estar  la  iglesia  muy  pulida  es  el  trabajo,  mas  no  puede 
ser  menos. 


314         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

Ha  de  haber  torno  para  ella,  y  buen  sacristán,  que  es 
la  descomunión  que  sobre  esto,  y  la  portería  pone  el 
Papa,  que  no  se  puede  hacer  otra  cosa;  y  bastaba  ser 
constitución,  que  ya  está  averiguado  el  peligro  que  es  no 
guardarla.  Si  es  de  costumbre  quebrantar  una,  es  pecado 
mortal. 

9.  Esta  carta  tengo  escrita  más  creo  ha  de  quince 
días.  Ahora  recibí  otra  de  vuestra  reverencia  y  de  mi 
padre  Rodrigo  Álvarez,  que  en  forma  le  tengo  gran  obli- 
gación, por  lo  bien  que  lo  ha  hecho  en  esa  casa,  y  qui- 
siera responder  a  su  carta,  y  no  sé  cómo;  porque  algunas 
cosas  que  me  pregunta,  no  son  para  ella,  aunque  si  yo  ie 
viera  (como  quien  sabe  mi  alma)  no  le  negara  nada;  antes 
me  holgara  mucho,  porque  no  hay  acá  con  quién  tratar 
este  lenguaje  (porque  de  consuelo,  si  Dios  trae  acá  al 
padre  Gracián,  le  terne  harto  en  este  caso).  ¡Oh,  qué 
enojo  me  hizo  de  no  me  decir  en  esta  carta  de  él!  Debe 
ser  venido  a  Madrid,  que  ansí  me  lo  han  dicho,  y  por 
eso  no  le  escribo,  que  lo  deseo  harto,  y  verle,  mas  es- 
pantarse ha  si  supiese  lo  que  le  debo. 

10.  Tornando  a  lo  que  decía,  si  a  vuestra  reverencia 
le  parece  (pues  nuestro  padre  me  dijo  había  dejado  allá 
un  libro  de  mi  letra  que  a  usadas  no  está  vuestra  reve- 
rencia por  leerle),  cuando  vaya  allá,  debajo  de  confesión 
(que  ansí  lo  pide  él  con  harto  comedimiento),  para  sola 
vuestra  reverencia  y  él  iéale  la  postrera  Morada,  y  dígale, 
que  en  aquel  punto  llegó  aquella  persona,  y  con  aquella 
paz  que  ahí  va;  y  ansí  se  va  con  vida  harto  descansada,  y 
que  grandes  letrados  dicen  que  va  bien.  Y  si  no  fuere 
leído  ahí,  en  ninguna  manera  le  dé  ella,  que  podría  suce- 
der algo.  Hasta  que  me  escriba  qué  le  parece  déste,  no 
le  responderé,  déle  vuestra  reverencia  recaudo. 

11.  En  lo  que  toca  a  pasarse  a  San  Bernardo,  tiéneme 
espantada,  que  persona  que  las  quiere  tanto,  se  pudiese 
engañSr  en  tal  manera;  que  a  todas  las  de  esta  casa  tenía 


CAETAS   DE   LA    SANTA  Í^IS 


aficionadas,  y  a  m'  tanto,  que  no  veía  la  hora  que  se  pa- 
sasen allá.  No  debe  haberlo  mirado,  ni  sabido  de  los  mo- 
nasterios. La  vida  me  hubiera  dado;  en  eso  las  tengo  yo. 
Sepa,  mi  hija,  que  a  mí  no  me  pesara  (cuando  hallen  otra 
mejor,  y  queden  sin  mucha  deuda)  de  que  se  pasen  a 
ella;  mas  vi  tanta  careza  ahí  en  casas,  que  lo  tengo  por 
imposible,  y  que  quizá,  otra  que  les  parezca  mejor,  terna 
más  falta.  A  la  verdad,  a  mí  contentóme  mucho  ésa. 

No  hay  que  hablar  más  en  ello,  ni  lo  hablará  el  padre 
Nicolao,  que  yo  se  lo  he  escrito;  crea  que  á  él  le  pareció 
acertaba  mucho,  y  yo,  como  las  he  visto  con  gana  de 
salir  de  ahí,  y  me  dijo  tanto  bien,  alababa  a  Dios.  Él  nos 
dé  luz  para  acertar  en  todo.  Poca  salud  trae,  encomién- 
denlo a  Dios  que  le  guarde,  que  perdiéramos  mucho,  y 
esa  casa  más.  Él  sea  con  vuestra  reverencia  mi  hija,  y 
con  todas,  me  las  haga  santas.  Son  hoy  8  de  noviembre. 
Ya  me  habían  dado  las  nuevas  de  la  casa;  que  me  es- 
panté. Sepa. si  ha  repartido  tanto  de  la  caraña,  que  ya 
tengo  muy  poco,  y  es  lo  que  más  provecho  me  hace,  y  a 
otras;  de  que  vea  hay  quién,  envíemelo  por  caridad,  y 
pídanme  todas  a  Dios  con  qué  he  de  dar  de  conjer  a 
estas  monjas,  que  no  sé  qué  haga.  Todas  se  le  enco- 
miendan mucho. 

De  vuestra  reverencia, 

Teresa  de  Jesús. 
CARTA 

A   LA  MADRE  MARÍA  DE  SAN  JOSÉ,  PRIORA  DE  SEVILLA 
En  Burgos  año  de  1582. 

JESÚS 

1.  Sea  el  Espíritu  Santo  con  vuestra  reverencia,  mi 
hija,  y  me  la  guarde  de  todas  esas  tribulaciones,  y  muer- 
tes. Harto  consuelo  me  dio  su  carta,  de  que  me  dice  que 


ÍÍIG         OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DH  JESÚS 


no  están  malas,  ni  aun  les  duele  la  cabeza.  No  me  es- 
panto, que  según  las  rezan  en  todas  las  casas,  estén  bue- 
nas; y  aun  santas  habían  de  estar  con  tantas  rogativas 
como  tienen.  Yo  al  menos  tengo  siempre  un  cuidado  de 
ellas,  que  no  se  me  olvidarán. 

Créanme  que  no  deben  de  estar  aparejadas,  pues  no 
se  mueren  entre  tantos  como  lleva  Dios  desa  ciudad;  él 
me  las  guarde,  y  a  vuestra  reverencia  en  particular,  que' 
cierto  que  me  daría  mucha  pena.  Harta  me  ha  dado  el 
padre  vicario,  y  más  me  diera  si  fuera  el  padre  fray  Bar- 
tolomé, por  la  falta  que  haría  a  esa  casa.  Sea  Dios  ala- 
bado por  todo,  que  de  todas  maneras  nos  obliga. 

2.  Una  carta  de  Pedro  de  Tolosa  leí  (que  la  dio  su 
hermana),  en  que  me  dice,  que  va  mejorando  esa  ciudad, 
que  me  dio  mejores  nuevas  que  la  de  vuestra  reverencia. 
También  he  dicho  a  su  hermana,  que  le  agradezca  lo  que 
hace  por  esa  casa  de  mi  parte.  Encomiéndemele  mucho 
a  Dios;  y  a  su  hermana  Catalina  de  Tolosa,  que  toda  la 
Orden  lo  debemos  hacer;  que  después  de  Dios,  por  ella 
se  ha  hecho  esta  casa,  y  pienso  que  se  ha  de  servir  mu- 
cho Dios  en  ella.  Cuando  vaya  allá,  dígale  mucho  de  mi 
parte,  y  encomiéndeme  a  Dios. 

De  salud  me  va  como  suele.  Creo  que  siendo  Dios  ser- 
vido me  pienso  partir  en  fin  desíe  mes  para  Falencia,  que 
dejó  dada  allí  la  palabra  nuestro  padre  para  que  estuvie- 
se un  mes  en  aquella  casa,  y  luego  me  habré  de  ir  a  dar 
la  profesión  a  Teresa,  que  se  cumple  ya  el  año,  y  ella  le 
desea  ya  ver  cumplido.  Vuestra  reverencia  y  todas  la  en- 
comienden a  Dios  este  tiempo  con  mucho  cuidado,  que 
la  dé  Dios  su  gracia;  miren  lo  que  ha  de  menester,  que 
aunque  es  bonita,  es  niña  en  fin. 

3.  Ya  envié  la  carta  de  vuestra  reverencia  al  padre 
fray  Pedro  de  la  Purificación,  que  está  en  Alcalá  por 
vice-rector,  que  ahora  le  dejó  nuestro  padre  cuando  pasó 
por  allí,  y  creo  le  hace  harta  falta.  Ahora  me  han  dicho 


CAETAS    DE   LA    SANTA 


■M 


que  está  en  Daimiel,  ya  estará  en  Malagón,  y  bueno 
anda,  gracias  a  Dios.  A  todas  las  hermanas  dé  muchas 
encomiendas;  y  a  las  que  se  les  mueren  esos  parientes  les 
diga  mucho  de  mi  parte,  y  que  yo  se  los  encomendaré  a 
Dios. 

A  la  madre  supriora,  y  san  Gerónimo,  y  a  san  Fran- 
cisco me  encomiendo  en  particular,  y  que  yo  me  holgara 
de  escribirlas,  si  pudiera;  mas  no  me  ayuda  la  salud,  y 
por  esta  causa  no  va  ésta  de  mi  letra;  y  no  estoy  más 
mala  de  lo  que  suelo,  sino  que  tengo  la  cabeza  cansada, 
y  no  me  oso  apremiar  en  estas  cartas,  que  otras  hay  de 
cumplimiento,  que  no  se  pueden  escusar.  Sea  Dios  ben- 
dito, y  a  vuestra  reverencia  dé  su  gracia.  Amén.  Son  14 
de  Julio. 

4.  Una  carta  he  recibido  del  buen  padre  Nicolao,  que 
me  ha  dado  contento.  Está  ya  en  Genova,  y  muy  bueno, 
que  le  fué  muy  bien  por  la  mar,  y  tiene  nuevas  de  que 
nuestro  reverendísimo  padre  general  viene  allí  de  aquí  a 
diez  días,  a  donde  tratará  todos  los  negocios,  y  se  volve- 
rá sin  pasar  adelante.  Hame  dado  gran  contento,  enco- 
miéndemelo  a  Dios,  y  a  su  madre,  que  se  había  muerto, 
que  lo  encarga  mucho;  y  débenselo  mucho  en  esa  casa. 

Por  caridad  no  dejen  de  escribirme  cómo  les  va,  que 
ya  ven  con  el  cuidado  que  estoy,  que  de  aquí  me  envia- 
rán las  cartas.  Plegué  al  Señor  me  haga  merced  vaya 
adelante  la  salud,  y  a  ella,  en  especial,  me  la  guarde. 
Todas  las  de  aquí  están  buenas,  y  les  va  bien,  y  se  les 
encomiendan.  Al  padre  fray  Bartolomé  me  le  dé  un  gran 
recaudo. 

De  vuestra  reverencia  sierva, 

Teresa  de  Jesús. 


31 S  OBRAS   DE   SANTA   TERESA   DE   JEStJS 


CARTA . 

A    LA    MADRE    TOMASINA   BAUTISTA 
PRIORA    DEL     CONVENTO    DEBURGOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia,  hija  mía.  Yo  le  digo, 
que  he  sentido  harto  el  mal  desa  hermana;  porque  dejado 
de  que  ella  es  muy  buena,  el  trabajo  de  vuestra  reveren- 
cia a  tal  tiempo,  siento  mucho.  Siempre  me  avise  de  su 
salud,  y  guárdese  de  llegarse  mucho  a  ella,  que  bien  se 
puede  regalar,  y  curar,  y  tener  aviso  desto.  Yo  le  he  es- 
crito cuánto  es  menester  caridad  con  las  enfermas.  Yo 
entiendo  vuestra  reverencia  la  terna,  mas  siempre  lo  aviso 
a  todas. 

2.  De  lo  que  dice  de  pedir  la  limosna,  lo  he  sentido 
mucho;  y  no  sé  para  qué  me  pregunta  qué  quiero  que 
haga;  pues  tantas  veces  le  dije  allá  que  no  nos  convenía 
supiesen  no  había  renta,  cuanto  más  pedir.  Y  aun  la  cons- 
titución dice  (a  mi  parecer)  que  sea  mucha  la  necesidad 
que  les  haga  pedir.  Ellas  no  la  tienen,  pues  la  señora  Ca- 
talina de  Tolosa  me  dijo,  que  de  las  legítimas  les  iría 
dando.  Si  se  supiese  que  no  tienen  renta,  norabuena. 

Ellas  no  lo  digan;  y  de  que  se  pida  para  ellas  por  aho- 
ra, las  libre  Dios;  que  no  ganarán  nada,  y  lo  que  por  una 
parte  se  ganare,  se  perderá  por  muchas,  sino  que  hable  a 
esos  señores  de  mi  parte  y  se  lo  diga.  Ya  la  he  escrito 
que  siempre  les  dé  mis  encomiendas,  y  que  desde  ahora 
doy  por  dicho  lo  que  les  dijere  por  mí  de  recaudos,  y  ansí 
no  es  mentira. 

3.  Acá  hace  terrible  calor,  aunque  esta  mañana  hace 
un  poco  de  fresco,  y  me  he  holgado  por  la  enferma,  que 
también  lo  haga  allá.  Diga  al  licenciado  Aguiar,  que 
aunque  entra  allá  cada  día,  ya  verá  cuan  de  mal  se  me 


CARTAS   DE   LA    SANTA  319 


hará  no  le  ver,  que  me  holgaré  harto  con  su  carta;  mas 
porque  creo  él  se  holgará  de  no  tener  ocasión  de  tornar- 
me a  escribir  tan  presto,  no  lo  hago;  y  al  mi  doctor  Man- 
so diga  otro  tanto,  porque  es  ansí,  y  siempre  le  dé  mis 
encomiendas,  y  me  escriba  de  su  salud,  y  al  padre  maestro 
Marta  lo  mesmo.  Harta  envidia  les  han  acá  de  tal  confesor. 
Sepa  que  el  clérigo  de  Arévalo  no  era  lo  que  pensába- 
mos; aun  el  que  es  todavía  dice  que  irá.  Ayer  le  hablé,  y 
me  pareció  bien.  A  la  supriora,  y  Beatriz,  y  mi  Cordilla, 
que  holgué  con  sus  cartas;  mas  que  ya  saben  han  de  per- 
donar al  responder,  cuando  no  hay  para  qué,  y  con  la  de 
Pedro  déle  mis  recaudos.  Quédese  con  Dios,  hija  mía; 
y  guárdemela  Su  Majestad  con  la  santidad  que  yo  le  su- 
plico. Amén.  Amén.  En  víspera  de  San  Lorenzo.  Nuestro 
padre  me  ha  escrito  desde  Almodóvar  está  bueno,  mas 
necesidad  hay  de  encomendarlo  a  Dios  no  vaya  a  Anda- 
lucía, que  no  está  fuera  dello.  Díceme,  que  querría  fuese 
a  Alba,  y  a  Salamanca,  antes  que  a  Ávila,  y  he  escrito  a 
Alba,  que  quizá  estaré  allí  este  invierno,  como  podrá  ser. 
Y  yo  su  sierva  sin  duda  ninguna. 

Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

al  prudentísimo  señor  el  rey  felipe  ii 

jesús 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  vues- 
tra majestad.  Amén.  Bien  creo  tiene  vuestra  majestad 
entendido  el  ordinario  cuidado,  que  tengo  de  encomen- 
dar a  vuestra  majestad  a  nuestro  Señor  en  mis  pobres 
oraciones.  Y  aunque  esto,  por  ser  yo  tan  miserable,  sea 
pequeño  servicio;  en  despertar  para  que  lo  hagan  estas 
hermanas  de  monasterios  de  Descalzas  de  nuestra  Orden, 
es  alguno;  porque  sé  que  sirven  a  nuestro  Señor. 


320         OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DE  JESÚS 

Y  en  esta  casa  que  ahora  estoy  se  hace  lo  mesmo, 
junto  con  pedir  para  la  reina  nuestra  señora,  y  el  prin- 
cipe (a  quien  Dios  dé  muy  larga  vida).  Y  el  día  que  su 
alteza  fué  jurado,  se  hizo  particular  oración.  Esto  se  hará 
siempre;  y  así,  mientras  más  adelante  fuere  esta  Orden 
será  para  vuestras  majestades  más  ganancia. 

2.  Y  por  esto  me  he  atrevido  a  suplicar  a  vuestra  ma- 
jestad nos  favorezca  en  ciertas  cosas,  que  dirá  el  licen- 
ciado Juan  de  Padilla,  a  quien  me  remito.  Vuestra  majes- 
tad le  dé  crédito.  Ver  su  buen  celo  me  ha  convidado  a 
fiar  de  él  este  negocio;  porque  el  saberse  sería  dañar  en 
lo  mismo  que  se  pretende,  que  es  todo  para  gloria  y  honra 
de  nuestro  Señor. 

Su  divina  Majestad  le  guarde  tantos  años,  como  la 
cristiandad  ha  menester.  Harto  gran  alivio  es  que  para 
los  trabajos  y  persecuciones,  que  hay  en  ella,  que  tenga 
Dios  nuestro  Señor  un  tan  gran  defensor  y  ayuda  para  su 
Iglesia,  como  vuestra  majestad  es.  De  esta  casa  de  la  En- 
carnación de  Ávila  11  de  Junio  de  1573. 

Indigna  sierva  de  vuestra  majestad, 

Teresa  de  Jesús,  Carmelita. 


CARTA 

A   LA   MUY   ESCELENTE,   E   ILUSTRÍSIMA   SEÑORA 
DUQUESA    DE    ALBA 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  esce- 
lencia  siempre.  Amén.  Por  acá  me  han  dicho  unas  nue- 
vas, que  me  tienen  harto  regocijada,  de  que  está  efec- 
tuado el  desposorio  del  señor  don  Fadrique,  y  de  mi  se- 
ñora doña  María  de  Toledo. 

Entendiendo  yo  el  contento  que  será  para  vuestra  es- 


CARTAS   DE   LA    SANTA  321 


celencia,  todos  mis  trabajos  se  me  han  templado  con 
este  contento:  aunque  no  lo  sé  de  personas  a  quien  yo 
pueda  dar  del  todo  crédito,  mas  de  que  dicen  muchos  in- 
dicios. Suplico  a  vuestra  escelencia  se  sirva  de  avisarme, 
para  que  yo  del  todo  esté  alegre.  Plega  a  nuestro  Señor 
que  sea  para  mucha  honra  y  gloria  suya,  como  yo  espero 
que  será:  pues  tanto  ha  que  se  le  suplica. 

2.  Acá  me  han  dicho  la  merced  que  su  escelencia  nos 
hace  a  todos.  Yo  digo  a  vuestra  escelencia  que  es  tanta, 
que...  (No  se  pudieron  leer  aquí  dos  líneas  del  original.) 
Si  su  escelencia  nos  favorece  en  esto,  es  como  librarnos 
de  la  cautividad  de  Egipto.  Hanme  dicho,  que  su  esce- 
lencia ha  mandado  venga  a  este  negocio  el  padre  maes- 
tro fray  Pedro  Fernández.  Es  todo  el  bien  que  nos  puede 
venir,  porque  conoce  a  los  unos,  y  a  los  otros.  Parece 
traza  venida  del  cielo, 

Plega  a  nuestro  Señor  guarde  a  su  escelencia  para  re- 
medio de  pobres  y  afligidos.  Muchas  veces  beso  a  su  esce- 
lencia las  manos,  portan  grande  merced  y  favor:  y  a  vues- 
tra escelencia  suplico  me  haga  merced  de  poner  mucho  en 
esta  venida  del  padre  fray  Pedro  Fernández  a  esa  corte,  y 
dar  calor  en  ello.  Mire  vuestra  escelencia,  que.este  nego- 
cio toca  a  la  Virgen  nuestra  Señora,  que  ha  menester  ser 
aho.ra  amparada  de  personas  semejantes  en  esta  guerra 
que  hace  el  demonio  a  su  Orden;  y  pues  muchos  y  mu- 
chas no.  entraran  en  ella,  si  pensaran  estar  sujetas  a  quien 
ahora  las  ponen. 

Ahora  estamos  muy  más  consoladas,  después  que  go- 
biernan nuestros  padres;  y  así  espero  en  nuestro  Señor  ha 
de  haber  buen  suceso.  Plegué  a  Su  Majestad  nos  guarde 
a  vuestra  escelencia  muchos  años  con  la  santidad,  que  yo 
siempre  le  suplico.  Amén.  Fecha  en  San  José  de  Ávila  a  2 
de  Diciembre. 

Sierva  de  vuestra  escelencia, 
Teresa  de  Jesús, 

Tomo  iv  21 


:í22  obras  de  santa  teeesa  de  jesús 

CARTA 

A   LA    ILL'STRÍSIMA   SEÑORA   DOÑA   MARÍA   DE  MENDOZA 
JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  siempre  con  V.  S. 
Amén.  Harto  me  he  acordado  de  V.  S.  en  este  tiempo, 
y  tenido  miedo  si  su  reciedumbre  iiabía  de  hacer  daño 
a  V.  S.  A  mí  me  parece  que  no  ha  dejado  de  hacerle.  Sea 
Dios  bendito,  que  hemos  de  ver  eternidad  sin  mudanzas 
de  tiempos.  Plegué  a  Su  Majestad  se  pase  éste  de  manera, 
que  podamos  gozar  de  tan  gran  bien.  A  mí  me  ha  pro- 
bado la  tierra  de  manera,  que  no  parece  nací  en  ella:  no 
creo  he  tenido  mes  y  medio  de  salud,  y  esto  al  principio 
que  vio  el  Señor,  que  sin  ella  no  se  podía  asentar  enton- 
ces nada:  ahora  Su  Majestad  lo  hace  todo:  yo  no  en- 
tiendo sino  en  regalarme:  en  especial  tres  semanas  ha, 
que  sobre  las  cuartanas  me  dio  dolor  en  un  lado,  y  esqui- 
nancia. 

El  uno  de  estos  males  bastaba  para  matar,  si  Dios  fuera 
servido;  mas  no  parece  le  ha  de  haber  que  llegue  a  ha- 
cerme este  bien.  Con  tres  sangrías  estoy  mejor.  Quitá- 
ronseme  las  cuartanas;  mas  la  calentura  nunca  se  quita:  y 
así  me  purgo  mañana.  Estoy  ya  enfadada  de  verme  tan 
perdida,  que  si  no  es  a  misa,  no  salgo  de  un  rincón  ni 
puedo.  Un  dolor  de  quijadas,  que  ha  cerca  de  mes  y  me- 
dio que  tengo,  me  da  más  pena. 

2.  Cuento  a  V.  S.  todos  estos  males,  porque  no  me 
culpe  si  no  he  escrito  a  V.  S.;  y  porque  vea,  que  son  las 
mercedes  que  el  Señor  me  hace  en  darme  lo  que  siempre 
le  pido.  Cierto  a  mí  me  parecía  imposible,  luego  que  aquí 
vine,  poder  mi  poca  salud  y  flaco  natural  tanto  trabajo: 
porque  los  negocios  son  muy  ordinarios  de  cosas  que  se 


CARTAS  DE  LA   SANTA  :]2:3 


ofrecen  en  estos  monasterios,  y  de  otras  hartas  cosas,  que 
han  sin  esta  casa,  me  traían  cansada:  para  que  vea,  que 
todo  se  puede  en  Dios,  como  dice  San  Pablo. 

Dame  tan  en  un  ser  poca  salud,  y  que  con  esto  lo  haga 
todo.  Yo  me  río  algunas  veces:  y  déjame  sin  confesor,  y 
tan  a  solas,  que  no  hay  con  quién  tratar  cosa  para  algún 
alivio,  sino  todo  con  miramiento;  aunque  para  lo  que  toca 
al  regalo  del  cuerpo,  no  ha  faltado  harta  piedad,  y  quien 
tenga  cuidado:  y  en  el  lugar  me  han  hecho  harta  limosna, 
que  nos  dio  doña  Magdalena,  que  hasta  ahora  hemos  dado 
con  ella  una  comida,  y  con  la  ayuda  de  la  más  limosna 
que  dio  su  señoría,  y  algunas  personas  a  las  más  pobres. 

3.  Como  ya  las  veo  tan  sosegadas  y  buenas,  pesarme 
ha  de  verlas  padecer,  que  cierto  lo  están:  es  para  alabar  a 
nuestro  Señor  la  mudanza  que  en  ellas  ha  hecho.  Las  más 
recias  están  ahora  más  contentas,  y  mejor  conmigo.  Esta 
Cuaresma  no  se  visita  mujer,  ni  hombre,  aunque  sean  po- 
bres, que  es  harto  mucho  para  esta  casa.  Por  todo  pasan 
con  gran  paz. 

Verdaderamente  hay  aquí  grandes  siervas  de  Dios,  y 
casi  todas  se  van  mejorando.  Mi  priora  hace  estas  mara- 
villas. Para  que  se  entienda  que  esto  es  así,  ha  ordenado 
nuestro  Señor,  que  yo  esté  de  suerte,  que  no  parece  vine 
sino  a  aborrecer  la  penitencia,  y  no  entender  sino  en  mi 
regalo. 

4.  Ahora,  porque  de  todas  maneras  padez'ca,  me  es- 
cribe la  madre  priora  de  esa  casa  de  V.  S.  que  quie- 
re V.  S.  se  tome  en  ella  una  monja,  y  que  está  V.  S.  dis- 
gustada, que  se  lo  han  dicho,  porque  yo  no  la  he  querido 
tomar,  que  la  envíe  licencia  para  recibirla,  y  otra  que  traía 
el  padre  Ripalda.  Pensado  he  que  la  han  engañado,  da- 
ríame  pena,  si  fuese  verdad:  pues  V.  S.  me  puede  reñir,  y 
mandar.  Y  no  puedo  yo  creer,  que"  si  no  es  por  librar- 
se V.  S.  de  ellos,  esté  de  mí  disgustada  sin  decírmelo,  sino 
que  por  esto  V.  S.  lo  muestra. 


:5-24         OBRAS  DK  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

Si  esto  fuese  así,  daríame  mucho  consuelo,  que  con 
esos  padres  de  la  Compañía  yo  me  sé  avenir,  que  no  to- 
marían ellos  a  nadie  que  no  conviniese  a  su  Orden,  por 
hacerme  a  mí  merced.  Si  V.  S.  lo  quiere  mandar  determi- 
nadamente, no  hay  para  qué  hablar  más  en  ello,  que  está 
claro:  en  esa  casa  y  en  todas  puede  V.  S.  mandar,  y  hade 
ser  obedecida  de  mí. 

Enviaré  a  pedir  la  licencia  al  padre  visitador  u  al  padre 
general,  porque  es  contra  nuestras  constituciones  tomar 
con  el  defecto  que  tiene,  y  no  podré  yo  dar  la  licencia 
contra  ellas,  sin  el  uno  de  ellos;  y  ellas  deprenderán  bien 
a  leer  latín,  porque  está  mandado  no  se  reciba  ninguna 
sin  saberlo. 

5.  Por  descargo  de  mi  conciencia  no  puedo  dejar  de 
decir  a  V.  S.  lo  que  en  este  caso  yo  hiciera,  después  de 
haberlo  encomendado  al  Señor.  Dejo  a  parte,  como  digo, 
el  quererlo  V.  S.  que  por  no  enojarla,  a  todo  me  he  de 
disponer,  y  no  hablara  más  en  ello.  Sólo  suplico  a  V.  S.  que 
lo  mire  bien,  y  quiera  más  para  su  casa:  que  cuando  V.  S.  no 
vea  la  está  muy  bien,  la  ha  de  pesar.  A  ser  casa  de  mu- 
chas, puédese  mejor  sobrellevar  cualquier  falta;  mas  a  don- 
de son  tan  pocas,  de  razón  habían  de  ser  escogidas,  y 
siempre  he  visto  a  V.  S.  con  esta  intención  tanto,  que  para 
todos  cabos  hallo  monjas,  y  a  esa  casa  no  he  osado  en- 
viar ninguna,  porque  deseaba  fuese  tal,  que  tan  cabal, 
como  para  ahí  la  quisiera,  no  la  he  hallado. 

Y  así  por  mi  parecer  ninguna  de  esas  dos  ahí  se  reci- 
birá: porque  ni  santidad,  ni  valor,  ni  tan  sobrada  discre- 
ción, ni  talentos  yo  no  los  veo,  para  que  la  casa  gane. 
¿Pues  si  ha  de  perder  para  qué  quiere  V.  S.  que  se  tomen? 
Para  remediarlas  hartos  monasterios  hay,  y  donde,  como 
digo,  por  ser  mucfias,  que  sobrellevan  mejor  las  cosas:  que 
ahí  la  que  se  tomase,  cada  una  había  de  ser  para  ser  priora, 
cualquier  oficio,  que  se  la  ofreciese. 

6.  Por  amor  de  nuestro  Señor,  que  V.  S.  lo  mire  bien. 


CARTAS    DE    LA    SANTA  ^2.') 


y  vea,  que  siempre  se  ha  de  mirar  más  al  bien  común,  que 
al  particular:  y  que  pues  están  allí  encerradas,  y  han  de 
hacer  vida  unas  con  otras,  y  llevar  sus  faltas,  con  otros 
trabajos  de  la  Orden;  y  éste  es  el  mayor,  cuando  no  acier- 
tan, que  V.  S.  las  favorezca  en  esto,  como  en  todo  nos 
hace  merced.  Líbremelo  V.  S.  a  mí,  si  manda:  que  como 
digo,  yo  me  averné  con  ellos.  Si  es  que  todavía  V.  S.  lo 
quiere,  hase  de  hacer  lo  que  V.  S.  manda,  como  he  dicho, 
y  a  cargo  de  V.  S.  será,  si  no  sucediere  bien. 

Esa  que  dice  el  padre  Ripalda  no  me  parece  mal  para 
otra  parte:  para  ahí  están  a  los  principios,  que  se  ha  de 
mirar  no  desdorar  la  casa.  Ordénelo  el  Señor  como  más 
sea  para  su  gloria,  y  dé  a  V.  S.  luz,  para  que  haga  lo  que 
conviene,  y  guárdenosla  muchos  años,  como  yo  le  supli- 
co, que  de  esto  no  me  descuido,  aunque  más  mala  estoy. 

7.  A  mi  señora  la  duquesa  beso  las  manos  de  su-esce- 
lencia  muchas  veces,  y  mi  señora  doña  Beatriz,  y  de  mis 
señoras  condesa,  y  doña  Leonor.  Escríbame  V.  S.  (digo 
que  lo  mande)  lo  que  en  todo  es  servida  que  haga,  que 
creo  con  dejarlo  en  la  conciencia  de  V.  S.  asegura  la  mía, 
y  no  pienso  hago  poco  en  esto,  que  en  todas  nuestras 
casas  no  se  hallará  monja  con  tan  notable  falta,  ni  yo  la 
tomara  por  cosa.  Paréceme  mortificación  continua  para 
las  demás,  por  andar  siempre  tan  juntas,  y  como  se  quie- 
ren tanto,  siempre  las  hará  lástima.  Basta  la  buena  Mag- 
dalena que  ahí  tienen:  y  plugiera  a  Dios  fueran  ansi.  Son 
hoy  7  de  Marzo. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  V.  S., 
Teresa  de  Jesús,  Carmelita. 

La  m.adre  supriora  besa  la  mano  de  V.  S.  muchas  veces. 
Bien  me  va  con  ella. 


;J2G         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 
> 

CARTA 

AL   PADRE   PABLO   HERNÁNDEZ,    DE   LA   COMPAÑÍA  DE  JESÚS 

JESÚS 

1,  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  mer- 
ced, padre  mío,  habrá  ocho  días  que  recibí  una  carta  de 
la  priora  de  Toledo  Ana  de  los  Ángeles,  a  donde  me  dice 
está  vuestra  merced  en  Madrid:  hame  dado  gran  consuelo, 
por  parecerme  ha  traído  Dios  a  vuestra  merced  ahí  para 
algún  alivio  de  mis  trabajos,  que  yo  digo  a  vuestra  mer- 
ced que  son  tantos  desde  este  Agosto  pasado  hizo  un  año, 
y  de  tantas  maneras,  que  nie  fuera  harto  descanso  poder 
ver  a  vuestra  merced  para  descansar  contándole  algunos, 
que  todos  sería  imposible. 

Para  remate  de  ellos,  estamos  agora  de  la  manera  que 
dirá  a  vuestra  merced  quien  lleva  esta  carta,  que  es  per- 
sona que  por  tenernos  amor,  le  cabe  mucha  parte,  y  de 
quien  nos  podemos  fiar. 

2.  El  demonio  no  puede  sufrir  cuan  de  veras  estos 
Descalzos  y  Descalzas  sirven  a  nuestro  Señor,  que  yo 
digo  a  vuestra  merced  se  consolase  de  entender  con  la 
perfección  que  van.  Hay  ya  nueve  casas  de  Descalzos,  y 
muchos  buenos  sujetos  en  ellas.  Como  no  está  hecha  pro- 
vincia por  sí,  son  tantas  las  molestias  y  trabajos  que  se 
tiene  con  los  del  Paño,  que  no  se  puede  escribir.  Está 
ahora  todo  nuestro  bien  u  mal,  después  de  Dios,  en  manos 
del  Nuncio;  y  por  nuestros  pecados  hanle  informado  de 
manera  los  del  Paño,  y  él  dádoles  tanto  crédito,  que  no  sé 
en  qué  se  ha  de  parar. 

De  mí  le  dicen,  que  soy  una  vagamunda  y  inquieta,  y 
que  los  monasterios  que  he  hecho,  ha  sido  sin  licencia  del 
Papa,  ni  del  general.  Mire  vuesa  merced  qué  mayor  per- 


CAETAS   DE  Ll    SANTA  327 


dición,  ni  mala  cristiandad  podía  ser.  Otras  muchas  cosas 
que  no  son  para  decir,  tratan  de  mí  esos  benditos,  y  del 
padre  nuestro  Gracián,  que  ha  sido  el  que  los  ha  visitado. 
Es  cosa  de  lástima  los  testimonios  tan  incorportables. 

Con  que  certifico  a  vuestra  merced  que  es  uno  de  los 
grandes  siervos  de  Dios  que  he  tratado,  y  de  más  hones- 
tidad y  limpieza  de  conciencia;  y  crea  vuestra  merced  que 
digo  en  esto  verdad:  en  fin,  criado  en  la  Compañía  toda  su 
vida,  como  puede  vuestra  merced  saber. 

De  Alcalá  ha  venido  la  cosa  que  está  el  Nuncio  malísi- 
mamente  con  él  por  ciertas  causas,  que  si  le  oyesen,  tiene 
bien  poca  culpa,  o  ninguna;  y  conmigo  lo  mismo,  sin  ha- 
ber hecho  cosa  contra  su  servicio,  sino  obedeciendo  un 
Breve  que  aquí  envió  con  toda  voluntad,  y  escrítole  una 
carta  con  la  mayor  humildad  que  yo  pude. 

3,  Pienso  que  viene  de  aquí,  que  quiere  el  Señor  que 
padezcamos:  y  no  hay  persona  que  torne  por  ¡a  verdad,  y 
diga  alguna  buena  palabra  por  mí.  Con  verdad  digo  a 
vuestra  merced  que  ninguna  turbación,  ni  pena  me  da  por 
lo  que  a  mí  toca,  antes  particular  contento;  sino  que  me 
parece,  que  si  se  averiguase  no  ser  verdad  lo  que  dicen 
de  mí  esos  padres,  quizá  no  creyera  lo  que  dice. del  padre 
nuestro  Gracián,  que  es  lo  que  más  nos  va:  y  así  envío 
traslado  de  las  patentes  que  tengo  autorizadas,  porque 
dice  que  estamos  en  mal  estado,  por  estar  fundadas  las 
casas  sin  licencia. 

Yo  entiendo  que  el  demonio  pone  todas  sus  fuerzas  por 
desacreditar  estas  casas:  así,  querría  hubiese  siervos  de 
Dios  que  tornasen  por  ellas.  ¡Oh,  mi  padre:  que  hay  pocos 
amigos  al  tiempo  de  la  necesidad! 

4.  Díceme  que  quiere  mucho  a  vuestra  merced  el  pre- 
sidente, que  está  ahí  vuestra  merced  por  su  causa.  Yo 
creo  que  él  está  informado  de  el  Nuncio  de  todo  esto,  y 
más.  Haríamos  mucho  al  caso  que  vuestra  merced  le  des- 
engañase, pues  puede  como  testigo  de  vista,  pues  lo  es 


328         OBBAS  DE  SANT^  TERESA  DE  JESÚS 

vuestra  merced  de  mi  alma.  .Creo  que  hará  un  gran  servi- 
cio a  nuestro  Señor:  y  le  diga  vuestra  merced  lo  que  im- 
porta ir  adelante  estos  principios  de  esta  sagrada  Orden, 
pues  como  vuestra  merced  sabe,  estaba  tan  caída. 

Dicen  es  Orden  nueva,  y  invenciones:  lean  nuestra  pri- 
mera regla,  que  sólo  es  que  la  guardamos  sin  mitigación, 
sino  en  el  rigor  que  la  dio  el  Papa  la  primera  vez:  y  no 
se  crean  sino  de  lo  que  vieren;  y  sepan  cómo  viven  ios 
Calzados:  y  no  los  escuchen,  que  no  sé  de  dónde  sacan 
tantas  cosas  que  no  son,  y  con  ellas  nos  hacen  la  guerra. 

Y  también  suplico  a  vuestra  merced  que  de  mi  parte 
hable  al  padre  que  confiesa  al  Nuncio,  y  le  dé  mis  enco- 
miendas, y  vuestra  merced  le  informe  de  toda  la  verdad, 
para  que  ponga  al  Nuncio  en  conciencia  que  no  publique 
cosas  tan  perjudiciales  hasta  informarse,  y  le  diga:  que 
aunque  soy  ruin  mucho,  no  tanto  que  me  atreviese  a  lo 
que  dicen:  esto  si  a  vuestra  merced  le  pareciere,  y  si 
no,  no. 

5.  Podrále  mostrar,  si  a  vuestra  merced  le  parece,  por 
dónde  he  fundado  las  patentes,  que  la  una  es  con  pre- 
cepto que  no  deje  de  fundar.  Y  en  una  carta  me  escribió 
nuestro  padre  general,  pidiéndole  yo  no  me  mandase  fun- 
dar más,  que  querría  fundase  tantos  monasterios  como 
tengo  pelos  en  la  cabeza.  No  es  razón  se  desacrediten 
tantas  siervas  de  Dios  por  testimonios. 

Y  pues  en  la  Compañía  me  han,  como  dice,  criado,  y 
dado  ser,  razón  sería  a  mi  parecer,  declarar  la  verdad; 
para  que  persona  tan  grave  como  el  Nuncio,  pues  viene 
a  reformar  las  Órdenes,  y  él  no  es  de  esta  tierra,  fuese 
informado  de  a  quién  ha  de  reformar,  y  a  quién  de  favo- 
recer: y  castigase  a  quien  se  va  con  tantas  mentiras. 

6.  Vuestra  merced  verá  lo  que  ha  de  hacer.  Lo  que  yo 
le  suplico  por  amor  de  nuestro  Señor,  y  de  su  preciosa 
Madre:  que  pues  vuestra  merced  lo  debe  a  mi  voluntad, 
y  a  tornar  por  la  verdad  de  la  manera  que  mejor  viere 


CAETAS   DE   LA    SANTA  329 


que  conviene.  Y  suplico  a  vuestra  merced  me  avise  de 
todo,  y  principalmente  de  su  salud:  la  mía  ha  sido  muy 
poca,  que  de  todas  maneras  me  ha  el  Señor  apretado  este 
año;  mas  lo  que  me  toca  poca  pena  me  daría,  sino  que 
me  la  da  ver  que  por  mis  pecados  padecen  estos  siervos 
de  Dios.  Su  Majestad  sea  con  vuestra  merced  y  le 
guarde.  Hágame  saber,  si  ha  de  estar  muy  de  asiento  en 
ese  lugar,  que  me  han  dicho  que  sí.  Es  hoy  día  de  San 
Francisco. 

Indigna  sierva  y  verdadera  hija  de  vuestra  merced, 
Teresa  de  Jesús,  Carmelita. 


CARTA 

AL  PADRE   FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN  DE  LA  MADRE  DE  DIOS 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad, padre  mío.  Porque  de  razón  estará  ya  vuestra  pa- 
ternidad de  camino  para  acá,  y  no  le  hallará  ya  ésta  en 
Madrid,  no  me  alargaré.  Ayer  estuvo  acá  el  padre  pro- 
vincial de  los  del  Paño,  con  un  maestro,  y  luego  vino  el 
prior,  y  después  otro  maestro.  El  día  antes  había  estado 
acá  fray  Gaspar  Nieto.  A  todos  hallo  determinados  a  obe- 
decer a  vuestra  paternidad  y  ayudarle  en  lo  que  sea  qui- 
tar cualquier  pecado,  como  no  sean  estremos  en  otras 
cosas.  Yo  les  aseguro,  lo  que  entiendo  de  vuestra  pater- 
nidad, que  lo  llevará  con  suavidad,  y  les  digo  lo  que  me 
parece. 

2.  No  me  ha  descontentado  la  respuesta  que  han  dado 
a  lo  del  Motu.  Espero  en  nuestro  Señor  se  ha  de  hacer 
muy  bien  todo.  El  padre  Elias  está  más  sosegado  y  ani- 
mado. Yo  digo  a  vuestra  paternidad  que  comenzándose 


330         OBEAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


sin  ruido,  y  con  suavidad,  que  creo  se  ha  de  hacer  mucha 
labor,  que  no  se  ha  de  querer  en  un  día.  Verdaderamente 
me  parece  hay  gente  de  razón:  así  la  hubiera  por  allá. 

Sepa  que  Macario  esta  tan  terrible,  según  me  dicen, 
que  me  ha  dado  harta  pena,  por  lo  que  toca  a  su  alma. 
Escríbenme,  había  de  ir  ahora  a  Toledo.  He  pensado  si 
se  quiere  ir  a  su  guarida,  como  ya  está  visitada,  por  no 
encontrar  con  mí  Elíseo:  y  no  me  pesaría,  hasta  que  esté 
más  puesto  en  razón.  Cierto  me  hace  temer  ver  almas 
buenas  tan  engañadas. 

3.  Llamóse  al  doctor  Enríquez  para  lo  de  Teresica, 
que  es  de  los  mejores  letrados  de  la  Compañía.  Dice,  que 
entre  otras  cosas,  que  le  enviaron  de  el  Concilio,  declara- 
das de  una  junta  que  hicieron  los  cardenales  para  decla- 
rarlas, fué  ésta:  Que  no  se  puede  dar  hábito  de  menos  de 
doce  años:  mas  criarse  en  el  monasterio  sí.  También  lo 
ha  dicho  fray  Baltasar  el  Dominico. 

Ya  ella  está  acá  con  su  hábito  que  parece  duende  de 
casa,  y  su  padre  que  no  cabe  de  placer;  y  todas  gustan 
mucho  de  ella:  y  tiene  una  condicioncita  como  un  ángel, 
y  sabe  entretener  bien  en  las  recreaciones,  contando  de 
los  indios  y  de  la  mar,  mejor  que  yo  lo  contara.  Holgá- 
dome  he:  que  no  les  dará  pesadumbre.  Ya  deseo  que 
vuestra  paternidad  la  vea. 

Harta  merced  la  ha  hecho  Dios,  y  bien  lo  puede  agra- 
decer a  vuestra  paternidad.  Creo  se  ha  de  servir  de  que 
esta  alma  no  se  críe  en  las  cosas  del  mundo.  Ya  veo  la  ca- 
ridad que  vuestra  paternidad  me  ha  hecho,  que  dejado  de 
ser  grande,  el  ser  de  manera  que  no  quede  con  escrúpulo, 
ha  sido  muy  mayor. 

4.  Ahora  me  ha  parecido,  que  tengo  alguna  caridad, 
porque  con  serme  tan  penosa  la  ausencia  de  vuestra  pa- 
ternidad, a  trueque  de  que  se  remediara  la  Encarnación, 
gustara  se  detuviera  un  mes  más,  y  le  encargaran  aquella 
casa:  y  aun  ocho  días  bastara,  con  dejar  allí  a  fray  Juan 


CARTAS   DE   LA   SANTA  Slíl 


por  vicario.  Y  yo  sé  en  el  término  que  están  las  cosas, 
que  como  vean  cabeza  se  rinden  presto,  aunque  al  prin- 
cipio gritan  mucho.  Gran  lástima  me  hacen:  y  para  hacer 
una  gran  obra  el  Nuncio,  con  este  hecho  lo  había  de  ha- 
cer. Remedíelo  Dios  que  puede. 

5.  No  hay  remedio  de  tener  Lorencia  en  el  grado  que 
solía  a  los  confesores,  y  como  en  eso  sólo  tenía  alivio,  ya 
está  sin  ninguno.  ¡Qué  delicadamente  mortifica  nuestro 
Señor!  Porque  el  confesor  que  se  le  da,  tiene  miedo,  que 
con  tantos  embarazos  le  ha  de  gozar  poco.  Acá  hace 
ahora  la  calor,  que  allá  en  Junio,  y  aun  más.  Bien  ha  iie- 
cho  vuestra  paternidad  en  detenerse. 

Al  buen  Padilla  he  escrito  esto  de  la  Encarnación.  Su- 
plico a  vuestra  paternidad  lo  diga  a  mi  padre  Olea,  y  le 
dé  un  gran  recado  mío.  Tres  cartas  le  he  escrito;  sepa 
vuestra  paternidad  si  las  ha  recibido.  ¡Oh  Jesús,  y  con 
qué  poco  se  podrían  remediar  tantas  almas!  Espantada 
estoy,  cómo  ahora  deseo  esto,  que  es  una  de  las  cosas 
que  más  he  aborrecido  ver  a  vuestra  paternidad  en  aquel 
trabajo.  Ahora  se  me  hace  más  fácil.  Hágalo  Dios,  y 
guarde  a  vuestra  paternidad.  Son  hoy  veinte  y  siete  de 
Setiembre. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  paternidad, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

al  padre  fray  gerónimo  gracián  de  la  madre  de  dios 

jesús 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad. Hoy  he  enviado  unas  cartas  a  vuestra  paternidad 
por  el  correo  mayor.  Es  menester  que  no  se  olvide  de  de- 


;i;}2  OBRAS  de  santa  teresa  de  jesús 

cirme  si  las  recibió:  porque  creo  lian  de  ir  muy  ciertas  por 
aquí  a  Sevilla,  que  es  hermano  de  una  nuestra  monja. 

2.  Decía  a  vuestra  paternidad  cómo  el  Tostado  se 
partió  para  Portugal  el  día  que  vuestra  paternidad  llegó 
aquí:  que  Infante  (el  padre  M.  fray  Juan  de  las  Infantas) 
y  otro  predicador  de  la  Andalucía  le  estaban  esperando, 
y  hicieron  un  mensajero  a  Madrid,  y  les  trajo  estas  nue- 
vas. Bendito  sea  el  Señor  que  así  lo  ha  ordenado. 

3.  Sepa  que  los  del  Consejo  dicen  que  si  conforme  al 
proceso  se  ha  de  dar  la  licencia,  que  no  se  dará:  porque 
es  menester  hacer  más  probanza  de  nuestra  parte:  que 
como  vean  una  letra  del  Nuncio  en  que  diga  que  la  da,  la 
darán  sin  más  pleito.  Esto  avisó  un  oidor  de  amistad  a 
don  Pedro  González.  Vuestra  paternidad  me  escriba  con 
los  que  vinieren  de  Capítulo  qué  medio  se  terna;  y  sería 
bueno  pedírselo  a  algunas  personas  de  la  corte,  como  el 
duque  u  otros.  Yo  he  sospechado  si  son  cartas  de  Roma 
le  atan,  para  que  no  dé  estas  licencias:  que  al  padre  fray 
Antonio  con  facilidad  se  las  dio,  a  mi  parecer.  (Estas  licen- 
cias fueron  para  fundar  en  Almodóvar.) 

También  he  pensado  que  si  al  Papa  ponen  éstos  estas 
informaciones  no  verdaderas,  y  allá  no  hay  quien  respon- 
da, que  les  darán  cuantos  Breves  quisieren  contra  nos- 
otros, y  que  importa  en  gran  manera  que  algunos  estén 
allá:  porque  viendo  cómo  viven,  verán  la  pasión.  Y  creo 
no  hemos  de  hacer  nada  hasta  esto;  y  traerían  licencia 
para  fundar  algunas  casas.  Crea  que  es  gran  cosa  estar 
apercibidos  para  lo  que  viniere. 

4.  Esta  escribo  de  prisa:  y  así  no  puedo  decir  más  de 
que  todas  se  encomiendan  en  las  oraciones  de  vuestra 
paternidad  y  yo  en  las  de  todos  esos  mi  padres,  en  espe- 
cial del  padre  prior  de  los  Remedios,  aunque  estoy  eno- 
jada con  él.  Deseo  saber  si  vino  el  padre  Mariano.  Dios 
guarde  a  vuestra  paternidad  y  le  tenga  de  su  mano.  Amén. 
Harto  me  alegra  ver  cuan  buen  tiempo  hace  para  camino. 


CARTAS   I>E   LA    SANTA  3;?3 


No  olvide  vuestra  paternidad  de  escribirme  cómo  se  lla- 
ma el  obispo  a  quien  yo  he  de  guiar  las  cartas  a  Madrid, 
aquel  criado  de  su  padre:  y  mire  no  se  le  olvide,  y  decir- 
me cómo  le  he  de  poner  el  sobrescrito,  y  si  es  persona  a 
quien  se  pueden  dar  los  portes.  Es  hoy  5  de  Setiembre. 
Buenas  estamos,  y  parece  me  voy  alegrando  de  ver  que 
ha  de  haber  aquí  buen  aparejo  para  escribir  a  vuestra  pa- 
ternidad. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 

Mire  mi  padre,  que  no  pierda  el  papel  que  le  di,  que 
dijo  se  había  de  poner  en  el  forro,  y  no  lo  hizo.  Querría 
tuviese  otro  traslado  en  el  arquilla:  porque  sería  mucho 
atamiento  si  se  pierde. 


CARTA 

AL  PADRE   FRAY    GERÓNIMO    GRACIÁN   DE    LA  MADRE  DE   DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad.  Ahora  acaba  de  venir 
el  que  ésta  lleva,  aunque  me  da  bien  poco  lugar,  ansí  no 
diré  más.  Alabo  al  Señor,  que  vuestra  reverencia  llegó 
bueno.  Ya  le  he  escrito  por  dos  partes  cómo  Peralta  (El 
Tostado)  se  partió  para  Portugal  el  mesmo  jueves  que 
vuestra  paternidad  vino  aquí.  Santelmo  me  ha  escrito  hoy 
(y  aun  llevará  la  carta)  que  no  tenemos  qué  temer,  que 
cierto  está  Matusalén  muy  determinado  de  cumplir  nues- 
tro deseo  de  apartar  las  águilas,  que  bien  ve  conviene. 

2.  De  Sevilla  me  han  escrito  hoy  la  barahunda  que 
allá  pasa  del  contento  y  publicación  con  Peralta,  y  di- 
ciendo por  todo  el  pueblo  habían  de  sujetar  las  maripo- 


334         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESTjS 

sas.  Cierto  convenía  lo  que  el  Señor  ha  hecho:  bendito 
sea  por  siempre.  Infante  me  vino  a  hablar  quería  carta 
para  Pablo.  Yo  le  dije  no  haría  nada  por  mí,  que  le  ha- 
blase él,  no  se  halla  en  cosa  culpado.  Yo  creo  que  si 
tuviera  esperanza  de  la  vuelta  de  Peralta  no  viniera  tan 
sujeto. 

3.  De  lo  que  vuestra  paternidad  dice  de  la  priora  de 
Malagón,  ya  le  he  escrito  sobre  ello  a  vuestra  paternidad. 
Mas  cosa  tan  grave  no  la  ha  de  dejar  en  mí  vuestra  pa- 
ternidad, que  ni  se  sufre,  ni  yo  tengo  conciencia  para  es- 
torbarlo, viendo  que  vuestra  paternidad  lo  quiere:  y  ansí 
le  suplico  haga  lo  que  le  pareciere  mejor:  y  vea  quién  será 
buena  para  ahí,  que  más  ha  de  ser  que  para  supriora.  Yo 
no  hallo  otra  sino  la  priora  de  Salamanca:  que  la  que 
vuestra  paternidad  dice  no  la  conozco,  y  es  muy  nueva: 
y  aun  estotra  henchirá  harto  mal  el  lugar  de  la  priora. 
Con  harta  pena  me  tiene. 

Vuestra  paternidad  lo  encomiende  a  Dios,  y  deje  orde- 
nado lo  que  mandare.  Harto  recia  coyuntura  es  para  lle- 
var y  traer  monjas.  El  Señor  lo  encamine,  que  a  necesi- 
dad no  hay  ley.  Y  son  hoy  6  de  Setiembre,  jueves.  A  mi 
padre  fray  Antonio  no  tengo  lugar  de  escribirle;  ni  de 
decir  más. 

Sierva,  y  hija  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

al  padre  fray  gerónimo  gracián  de  la  madre  de  dios 

jesús 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad. No  piense  mi  padre  perfeccionar  las  cosas  de  un 
golpe.  ¿Qué  fruto  se  hace  en  dos  u  tres  días  que  están  en 


CARTAS   DE   LA   SANTA  ¡iSÓ 


esas  casitas,  que  no  le  haga  tanto  el  padre  fray  Antonio? 
Porque  no  han  salido  cuando  se  tornan  como  se  estaban, 
y  es  ponerse  en  mil  peligros. 

2.  La  señora  doña  Juana  tiene  muy  creído  que  vuestra 
paternidad  hace  lo  que  yo  le  suplico:  plega  a  Dios  que 
en  esto  sea  ansí.  Ha  estado  muchas  visitas;  en  especial 
del  canónigo  quedaron  grandes  amigos.  Yo  le  digo  a 
vuestra  paternidad  que  es  de  las  mejores  partes  las  que 
Dios  le  dio,  y  talento  y  condición,  que  he  visto  pocas  se- 
mejantes en  mi  vida,  y  han  creo  ninguna.  Una  llaneza  y 
claridad:  por  la  que  yo  soy  perdida:  hartas  ventajas  hace 
a  su  hijo  en  esto.  Grandísimamente  me  consolara  de 
estar  a  donde  las  pudiera  tratar  muchas  veces.  Tan  cono- 
cidas estábamos,  como  si  toda  la  vida  nos  hubiéramos 
tratado. 

3.  Mucho  dice  se  holgó  acá.  Quiso  Dios  que  se  ha- 
llase una  posada  cerca  de  una  señora  viuda,  que  estaba 
con  solas  sus  mujeres.  Estuvo  muy  a  su  gusto,  y  aquí 
junto,  que  lo  tuve  a  gran  dicha.  De  acá  se  llevaba  ade- 
rezado lo  que  había  de  comer,  que  me  dio  lo  que  vuestra 
paternidad  me  mandó  que  poseyese,  para  no  estar  atada 
a  cosa  de  convento,  que  me  fuera  harto  trabajo.  Con  no 
ser  toda  nada  se  hizo  más  a  mi  gusto. 

4.  En  gracia  me  cai  decir  vuestra  paternidad  que  le 
abriese  el  veló:  parece  que  no  me  conoce:  quisiérale  yo 
abrir  las  entrañas.  Estuvo  hasta  el  postrer  día  la  señora 
doña  Juana  su  hija  con  ella,  que  me  pareció  harto  bonita, 
y  me  hace  gran  lástima  verla  entre  aquellas  doncellas: 
porque  en  hecho  de  verdad,  según  decía,  tiene  más  tra- 
bajo que  acá.  De  buena  gana  le  diera  yo  el  hábito  con  el 
mi  angelito  de  su  hermana  que  está  que  no  hay  más  que 
ver  de  bonita  y  gorda. 

La  señora  doña  Juana  no  acaba  de  espantarse  de  verla. 
Periquito  su  hermano,  que  vino  acá  en  todo  su  seso,  no 
lo  acaba  de  conocer.  Es  toda  la  recreación  que  acá  tengo. 


:^36         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESt5s 

Harto  dije  a  la  señora  doña  Juana,  ya  al  postrer  día:  pa- 
rece estaba  algo  movida,  según  me  dijo  Ana  de  Zurita, 
que  le  dijo  que  había  estado  aquella  noche  ansí,  y  que  no 
estaba  muy  fuera  de  ello,  que  ella  no  se  vería  más.  Dios 
lo  haga.  Vuestra  paternidad  se  lo  encomiende,  que  sólo 
se  le  parece  en  harto,  mucho  le  querría  conmigo. 

5.  Como  vio  la  señora  doña  Juana  el  contento,  y  trato 
de  todas,  va  determinada  de  procurar  enviar  con  breve- 
dad a  la  señora  doña  María  a  Valladolid,  y  aun  creo  es- 
taba arrepentida  de  haberlo  quitado  a  la  señora  doña 
Adriana.  Muy  contenta  fué  a  lo  que  parece,  y  creo  no  es 
nada  fingidora. 

Ayer  me  escribió  su  merced  una  carta  con  mil  requie- 
bros, que  dice  no  sentía  acá  sus  penas  y  tristeza:  hánmela 
rompido  con  otras:  que  han  sido  estos  días  sin  cuento  las 
que  me  han  venido,  que  me  tienen  tonta,  que  harto  me 
pesó  que  se  la  quería  enviar  a  vuestra  paternidad.  El  día 
que  fué  de  acá,  dice,  que  le  había  faltado  la  terciana  al 
señor  Lucas  Gracián,  y  que  está  ya  bueno.  ¡Oh,  qué  bonita 
cosa  es  Tomás  de  Gracián!  Mucho  me  contenta:  también 
vino  acá.  Hoy  he  escrito  a  su  merced,  cómo  iba  vuestra 
paternidad.  Bueno  estaba. 

6.  Yo  pensando  cuál  querría  más  vuestra  paternidad 
de  las  dos,  hallo  que  la  señora  doña  Juana  tiene  marido 
y  otros  hijos  que  querer:  y  la  pobre  Lorencia  no  tiene  cosa 
en  la  tierra,  sino  este  padre:  plega  a  Dios  se  le  guarde, 
amén,  que  yo  harto  la  consuelo.  Díceme,  que  José  le  ha 
tornado  asigurar,  y  con  esto  pasa  su  vida  aunque  con  tra- 
bajos, y  sin  alivio  para  ellos. 

7.  Vengamos  a  lo  del  Capítulo,  que  vienen  contentísi- 
mos, y  yo  lo  estoy  muy  mucho  de  cuan  bien  se  ha  hecho, 
gloria  sea  a  Dios:  ausadas  que  no  queda  vuestra  paterni- 
dad sin  alabanzas  grandes  de  esta  vez.  Todo  viene  de  su 
mano:  y  aun  quizá  hacen  mucho  las  oraciones,  como 
vuestra  paternidad  dice.  Hame  contentado  en  estremo  el 


CARTAS    DE   LA    SANTA  337 


celar  las  casas  que  es  muy  buena  traza,  y  provechosa 
mucho:  he  puesto  con  él,  que  ponga  mucho  en  los  ejerci- 
cios de  manos,  que  importa  infinitísimo. 

Dije,  que  lo  escribiría  a  vuestra  paternidad,  porque  él 
dice  que  no  se  trató  en  Capitulo.  Yo  le  dije,  que  estaba  en, 
las  constituciones  y  regla,  ¿que  a  qué  iba  sino  a  hacerlo 
guardar?  También  me  contó  tanto,  que  no  lo  creía,  el 
haber  espelido  de  la  Orden  los  que  echaron,  y  poderse 
hacer  es  una  gran  cosa, 

8.  También  me  contó  mucho  de  la  traza  que  se  daba 
de  procurar  la  provincia  por  vía  de  nuestro  padre  general, 
con  cuantas  maneras  pudiéremos:  porque  es  una  guerra 
intolerable,  andar  con  disgusto  del  perlado,  si  se  puede 
hacer  a  costa  de  dineros.  Dios  los  dará,  y  dense  a  los 
compañeros. 

Y  por  amor  de  Dios  vuestra  paternidad  ponga  diligen- 
cia, en  que  no  se  detengan  en  ir,  no  lo  tome  por  cosa  ac- 
cesoria, pues  es  lo  principal;  y  si  ese  prior  de  la  Peñuela 
le  conoce  tanto,  él  iría  bien  con  el  padre  Mariano:  y 
cuando  no  se  pudiese  acabar  nada,  hágase  con  el  Papa; 
mas  harto  mejor  sería  estotro,  y  es  ahora  bonísima  co- 
yuntura. Y  visto  lo  que  se  ve  en  Matusalén  no  sé  qué 
aguardamos,  que  es  no  tener  acá  nada,  y  quedarnos  al 
mejor  tiempo  perdidos. 

9.  Sepa,  que  un  clérigo  amigo  mío  me  dijo  este  día, 
que  trata  conmigo  cosas  de  su  alma,  que  tiene  por  muy 
cierto,  que  Gilberto  ha  de  morir  muy  presto,  y  hanme  dijo, 
que  este  año:  y  que  de  otras  personas,  que  lo  habían  en- 
tendido otras  veces,  que  jamás  erraba:  ello  es  cosa  posi- 
ble, anque  no  hay  que  hacer  caso  de  esto:  mas  como  no 
es  imposible,  es  bien  que  vuestra  paternidad  traya  ade- 
lante qué  puede  ser,  para  los  negocios  que  nos  cumplen: 
y  ansí  trate  las  cosas  de  la  visita,  como  cosa  que  ha  de 
durar  poco. 

Fray  Pedro  Hernández,  para  todo  lo  que  quiso  ejecu- 
/  TOMO  IV  22 


338         OBBAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

tar  en  la  Encarnación,  lo  hacía  por  mano  de  fray  Ángel, 
y  él  se  estaba  desde  lejos:  y  no  por  eso  dejaba  de  ser  vi- 
sitador; y  de  hacer  su  hecho.  Siempre  me  acuerdo  lo  que 
ese  provincial  hizo  con  vuestra  reverencia  cuando  estaba 
en  su  casa:  que  no  querría,  si  fuese  posible,  se  lo  desagra- 
deciese. Quéjanse,  que  se  rige  vuestra  reverencia  por  el 
padre  Evangelista:  también  es  bien  que  vaya  con  adver- 
tencia, que  no  somos  tan  perfectos,  que  no  podría  ser 
tener  con  algunos  pasión,  y  con  otros  aflicción,  y  es  me- 
nester mirarlo  todo. 

10.  La  priora  de  Malagón  está  algo  mejor,  gloria  a 
Dios,  anque  hay  poco  que  hacer  caso  de  esto,  según  los 
médicos  dicen.  Mucho  me  espanté,  que  quisiese  vuestra 
paternidad  dejar  en  mí;  ni  hablar  en  la  ida  de  Malagón 
por  muchas  causas:  lo  uno  que  no  hay  para  qué,  que  yo 
no  tengo  tanta  salud  para  curar  enfermas,  ni  tanta  cari- 
dad. Para  la  casa,  digo  la  obra,  mucho  más  hago  aquí: 
que  las  monjas,  estando  allí  Antonio  Ruiz  no  tienen  qué 
hacer;  y  anque  hubiera  gran  ocasión,  como  vuestra  pater- 
nidad ve,  es  a  mal  tiempo. 

11.  Otra  cosa  buena  dice,  que  ni  me  lo  manda,  ni  le 
parece  que  es  bien  que  vaya;  y  que  haga  lo  que  mejor  me 
pareciere.  Harto  buena  perfección  fuera  pensar  yo,  que 
había  de  ser  mejor  mi  parecer  que  el  de  vuestra  paterni- 
dad. Como  me  dijeron;  que  ni  estaba  con  sentido,  ni  para 
hablar,  que  harto  encarecieron,  envié  a  decir,  que  tuviese 
cuenta  con  la  casa  Juana  Bautista,  que  a  mi  parecer  era 
la  mejor:  porque  se  me  hace  tanto  de  mal  traer  las  mon- 
jas de  tan  lejos,  hasta  más  no  poder,  que  me  voy  dete- 
niendo: y  escribí  a  la  priora,  para  que  si  estuviese  para 
leer  las  cartas,  que  aquello  era  lo  que  me  parecía:  mas 
que  si  le  parecía  otra  cosa,  que  ella  podría  poner  la  que 
quisiese,  porque  esto  es  de  Orden. 

12.  No  quiso  a  Juana  Bautista,  y  puso  a  Beatriz  de 
{esús,  y  dijo  era  muy   mejor  (quizá  lo  sería,  mas  a 


CARTAS   DE   LA   SANTA  339 


mí  no  me  lo  parece).  Tampoco  quiso  fuese  Isabel  de 
Jesús  maestra  de  novicias,  que  están  tan^tas,  que  me  tie- 
nen con  liarta  pena;  y  ésta  que  lo  ha  sido,  no  ha  sacado 
malas  novicias,  que  aunque  no  es  avisada,  es  buena 
monja. 

Tampoco  le  pareció  ni  al  licenciado,  sino  Beatriz  lo 
tiene  todo,  y  ella  está  harto  fatigada.  Si  no  lo  hiciere 
bien,  se  podrá  dar  a  otro,  que  para  lo  de  la  casa  mejor  es 
cualquiera  a  mi  parecer,  que  traerla  de  fuera  mientras 
Dios  guarda  la  priora.  Bien  vi  yo,  que  vuestra  paternidad 
lo  había  hecho  por  darla  contento:  ¿mas  si  me  diera  al- 
guna tentación  de  ir?  Harto  recia  cosa  fuera:  porque  aun 
no  lo  he  pensado  (me  parece)  ir  a  una  parte,  cuando  lo 
sabe  todo  el  mundo:  que  por  mi  querer,  yo  digo  a  vues- 
tra paternidad  que  gustara  en  parte  estar  allí  algunos 
días.    , 

13.  Ayer  estuvo  acá  dona  Luisa,  y  pienso  acabaré  con 
ella  que  dé  cuatro  mil  ducados  este  año  (que  no  había 
de  dar  sino  dos  mil),  y  dice  el  maestro  mayor,  que  si  esto 
da,  que  de  esta  Navidad  en  un  año  labrará  a  donde  pue- 
dan estar  las  monjas.  Digo,  que  podrán  estar  en  este 
tiempo.  En  fin,  se  parece  bien -que  guía  Dios  a  vuestra 
paternidad  que  harto  ha  de  aprovechar  mi  quedada  aquí, 
y  aun  para  mi  contento:  que  harto  me  lo  da  no  me  ver  con 
parientes,  y  siendo  priora  en  Ávila. 

14.  Estraña  es  mi  condición:  que  como  veo,  que  no  le 
hizo  a  vuestra  paternidad  al  caso,  ver  que  había  gana  de 
no  estar  aquí,  para  dejarme,  que  me  ha  dado  un  contento 
grandísimo,  y  libertad  para  mostrar  más  mis  deseos,  y 
decir  cuanto  me  parece,  de  ver  que  no  hace  caso  de  mi 
parecer. 

15.  A  su  maestra  de  Isabel  hice  que  escribiese  a  vues- 
tra paternidad,  porque  si  no  se  le  acuerda  su  nombre,  suya 
es  esa  carta.  ¡O,  qué  hermosita  se  va  haciendo!  ¡Cómo  en- 
gorda, y  qué  bonita  es!  Dios  la  haga  santa,  y  a  vuestra 


340         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

paternidad  me  guarde  mucho  más  que  a  mí.  Perdóneme 
el  haberme  alargado,  y  tenga  paciencia,  pues  se  está  allá, 
y  yo  acá.  Estoy  buena,  y  es  hoy  víspera  de  San  Mateo. 
Esto  de  Roma  suplico  a  vuestra  paternidad  se  dé  prisa, 
no  aguarden  al  verano,  que  es  buen  tiempo  ahora,  y  crea 
que  conviene. 

Indigna  sierva,  y  subdita  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 

Con  esas  monjas  no  se  mate  vuestra  paternidad,  pues 
ha  de  ser  poco  tiempo,  según  dice  Matusalén.  Y  aun  dice, 
que  dijo  a  Peralta  que  se  diese  priesa,  que  de  aquí  a  dos 
meses  viniese,  y  que  será  cierto  el  ser  el  todo.  ¡Oh,  si  viese 
yo  nuestro  negocio  hecho!  Y  sea  en  horabuena,  y  sáque- 
nos  Su  Majestad  de  este  sobresalto  a  todos. 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN   DE   LA  MADRE  DE  DIOS 
' JESÚS 

1.  La  gracia  de!  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad mi  padre,  y  le  dé  la  salud  esta  Cuaresma  para  lo 
que  tengo  delante  que  ha  de  irabajar.  Pienso  si  ha  de  ser 
de  lugar  en  lugar.  Por  amor  de  Dios,  que  mire  no  caiga 
en  esos  caminos:  que  después  que  tengo  este  brazo  ansí, 
me  da  esto  más  cuidado.  Todavía  está  hinchado,  y  la 
mano,  y  con  un  socrocio,  que  parece  de  arnés,  y  ansí  me 
aprovecho  poco  de  él. 

2.  Hace  ahora  acá  muchos  hielos,  lo  que  no  ha  hecho, 
sino  fué  al  principio  del  invierno,  sino  tan  buen  tiempo, 
que  harto  más  frío  hacía  en  Toledo,  al  menos  para  mí:  no 
sé  si  lo  hace,  que  la  puerta  que  vuestra  paternidad  dejó 


CARTAS    DE    LA    SANTA  341 


dicho  se  hiciese  en  la  piececilla,  que  estaba  cabe  la  que 
dijo  fuese  enfermería,  se  hizo,  y  ha  quedado  como  una 
estufa.  En  fin  me  ha  ido  en  este  caso  de  frío  en  estremo 
bien.  Siempre  acierta  vuestra  paternidad  en  mandar.  Ple- 
gué al  Señor,  que  así  acierte  yo  a  obedecerle. 

3.  Deseo  tengo  de  saber,  si  ha  ido  adelante  la  mejoría 
del  padre  fray  Antonio  de  Jesús,  y  qué  hace  el  padre  Ma- 
riano, que  tan  obligada  me  tiene.  Déle  vuestra  paterni- 
dad.mis  encomiendas  al  padre  fray  Bartolomé. 

4.  Ahí  envío  a  vuestra  paternidad  una  carta,  que  me 
escribió  el  provincial  de  la  Compañía  sobre  el  negocio  de 
Carrillo,  que  me  .disgustó  harto,  porque  sé  que  le  había 
dicho,  que  yo  no  había  sido  en  esta  mudanza,  como  es 
verdad,  que  cuando  lo  supe  me  dio  harta  pena,  como  a 
vuestra  paternidad  escribí,  y  con  gran  deseo  de  que  no 
fuese  adelante. 

Le  escribí  una  carta  cuan  encarecidamente  pude,  como 
en  ésa  que  respondo  al  provincial  se  lo  juro,  que  están  de 
suerte,  que  me  pareció  si  no  era  con  tanto  encarecimiento 
no  lo  creerían,  y  importa  mucho  lo  crean  por  eso  de  las 
desvelaciones  que  dice,  no  piensen  que  por  esa  vía  le  ha 
persuadido,  pues  es  tan  gran  mentira. 

Mas  yo  digo  a  vuestra  paternidad  que  tengo  tan  poco 
miedo  a  sus  fieros,  que  yo  me  espanto  de  la  libertad  que 
me  da  Dios;  y  ansí  dije  al  retor,  que  en  cosa  que  enten- 
diese se  había  de  servir,  que  toda  la  Compañía,  ni  todo  el 
mundo  sería  parte,  para  que  yo  dejase  de  llevarlo  adelante 
y  que  en  este  negocio  yo  no  había  sido  ninguna,  ni  tam- 
poco lo  sería  en  lo  que  dejase. 

5.  Rogóme,  que  aunque  esto  no  hiciese,  le  escribiese 
una  carta,  en  que  le  dijese  lo  que  en  ésa  le  digo,  de  que 
no  lo  puede  hacer  sin  quedar  descomulgado.  Yo  le  dije, 
¿si  sabía  él  estos  Breves?  Dijo,  mejor  que  yo.  Dije:  pues 
yo  estoy  cierta  de  él,  que  no  hará  cosa,  en  que  entienda 
es  ofensa  de  Dios.  Dijo:  que  todavía  por  la  mucha  afición 


•¿^9  omiAS   DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

se  podía  engañar  y  arrojarse:  y  ansí  le  escribí  una  carta, 
por  la  vía  que  él  me  escribe  ésa. 

6.  Mire  vuestra  paternidad  qué  sencillez:  que  por  in- 
dicios he  entendido  claro,  que  la  vieron;  aunque  no  se  lo 
di  a  entender.  Y  díjele  en  ella,  que  no  se  fiase  de  herma- 
nos, que  hermanos  eran  los  de  José:  porque  sé  que  habían 
de  verla,  porque  sus  mismos  amigos  le  deben  haber  des- 
cubierto, y  no  me  espanto,  porque  lo  tienen  mucho  en  de- 
masía. Deben  temer  no  se  haga  principio.  Yo  le  dije,  ¿si 
no  había  algunos  de  ellos  Descalzos?  Él  dijo  que  sí  Fran- 
ciscos; mas  que  los  echaron  ellos  primero,  y  después  les 
dieron  licencia. 

Dije,  que  eso  podían  ahora  hacer:  mas  no  están  en  eso, 
ni  yo  en  decirle  que  no  lo  haga,  sino  avisarle,  como  hago 
en  esa  carta,  y  dejarlo  a  Dios,  que  si  es  obra  suya  ellos  lo 
querrán,  que  de  otra  suerte  (como  ahí  lo  digo)  helo  pre- 
guntado, y  cierto  no  se  debe  de  poder  hacer. 

7.  Porque  esos  se  deben  llegar  al  derecho  común, 
como  otro  legista,  que  me  persuadía  a  mí  cuando  la  fun- 
dación de  Pastrana,  que  podía  tomar  la  Agustina,  y  en- 
gañábase. Pues  dar  el  Papa  licencia  no  lo  creo,  que  le 
ternán  tomados  los  puertos.  Vuestra  paternidad  también 
se  informe,  y  le  avise,  que  me  daría  mucha  pena,  si  hiciese 
alguna  ofensa  de  Dios.  Bien  creo  entiéndolo,  no  lo  hará. 

8.  Harto  cuidado  me  da:  porque  quedarse  entre  ellos, 
después  que  saben  la  gana  que  tiene  destotro,  no  terna  el 
crédito  que  suele:  quedar  acá,  sino  es  pudiéndose  hacer 
muy  bien,  no  se  sufre;  y  ponéseme  delante  lo  que  debe- 
mos siempre  a  la  Compañía:  que  el  hacernos  daño,  no  en- 
tiendo los  dejará  Dios.  Por  eso,  no  le  recibir  pudiendo 
por  miedo  de  ellos,  hacésele  mala  obra,  y  págasele  mal 
su  voluntad.  Dios  lo  encám.ine,  que  Él  lo  guiará.  Aunque 
miedo  tengo  no  lo  hayan  movido  esas  cosas  de  oración, 
que  dicen  que  les  da  demasiado  crédito.  Hartas  veces  se 
lo  he  dicho,  y  no  basta. 


CAETAS   DE   LA    SANTA  343 


9.  También  me  da  pena,  que  ésas  de  Veas  le  deben 
haber  dicho  algo  de  eso,  según  la  gana  mostraba  Catalina 
de  Jesús.  El  bien  de  todo  es,  que  él  cierto  es  siervo  de 
Dios.  Y  si  se  engaña,  es  pensando  que  él  lo  quiere,  y  Su 
Majestad  mirará  por  él.  Mas  en  ruido  nos  ha  metido:  y  a 
no  entender  yo  lo  que  escribí  a  vuestra  paternidad  de 
)osé  (Cristo  nuestro  Señor),  crea  que  hubiera  puesto  todo 
mi  poder  en  estorbarlo.  Mas  aunque  no  creo  tanto  como 
él  estas  cosas,  háceme  gran  contradición  estorbarlo.  ¿Qué 
sé  yo,  si  se  estorba  algún  gran  bien  de  aquella  alma? 
Porque  crea  vuestra  paternidad  que  a  mi  parecer,  no 
lleva  el  espíritu  de  a  donde  está. 

10.  Siempre  me  ha  parecido  lo  que  en  este  negocio 
me  escribió  Ardapilla,  que  procurase  escribiesen  a  Joa- 
nes  los  padres,  diciéndole:  mandase  venir  aquí  a  conocer 
de  esta  causa.  Yo  me  holgara  harto,  sino  fuera  por  mi 
mano;  mas  representáronseme  muchos  inconvenientes,  y 
así  me  disculpé  lo  mejor  que  pude. 

Ya  ve  lo  hacía  por  hacernos  bien:  mas  crea  vuestra  pa- 
ternidad que  si  no  viene  de  raíz,  no  están  las  cosas  para 
remediarse  de  otra  suerte,  sino  es  por  las  manos  de  Pa- 
blo. Hágalo  el  Señor,  que  harto  lo  deseo.  Y  me  da  cuida- 
do ver  que  soy  el  tropiezo  por  donde  todos  padecen:  que 
como  he  dicho  algunas  veces,  como  a  Jonás,  quizás  sería 
remedio  me  echasen  en  la  mar,  para  que  cesase  la  tor- 
menta, que  quizás  es  por  mis  pecados. 

11.  La  priora  de  Sevilla  me  escribe,  que  suplique  a 
vuestra  paternidad  las  dé  licencia  para  tomar  otra  her- 
mana de  la  portuguesa  Blanca,  y  no  tiene  edad  cumplida, 
y  debe  faltarle  harto.  Si  la  tuviera  era  bien,  para  ayuda  a 
descargar  el  censo  de  la  casa,  que  aun  no  me  acuerdo 
qué  tanto  deben.  Si  cuando  pagaren  estotro  dote  (si  ésa 
entrase)  les  quisiesen  prestar  lo  que  han  de  dar  a  esotra, 
u  quedar  de  pagar  el  censo,  u  lo  que  montase,  por  ali- 
mentos, no  sería  malo:  porque  no  acaban  de  decir  lo  mu- 


344         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


cho  que  deben  a  esa  portuguesa.  Vuestra  paternidad  lo 
verá,  y  hará  lo  que  mejor  le  pareciere. 

12.  Yo  no  sé  acabar  cuando  le  escribo.  Mi  hermano 
me  dice  siempre  dé  recados  suyos  a  vuestra  paternidad. 
Tómelos  ahora  juntos,  y  de  todas  las  hermanas.  Nuestro 
Señor  guarde  a  vuestra  paternidad  y  le  traiga  por  acá 
presto,  que  es  harto  menester  para  mí  y  para  otras  cosas. 
No  digo  que  hay  ninguna  que  vuestra  paternidad  no  sepa. 
Doña  Guiomar  anda  mala:  poco  viene  por  acá,  que  aquel 
humor  toda  la  desbarata. 

13.  Lo  más  apriesa  que  vuestra  paternidad  pudiere 
envíe  esa  carta  al  padre  Salazar  por  vía  del  prior  de  Gra- 
nada. Mire  mi  padre,  no  se  descuide,  que  conviene  en- 
viársela, para  que  no  haga  alguna  cosa,  si  ya  no  la  ha 
hecho.  Y  vuestra  paternidad  se  vaya  deteniendo  en  dar 
la  licencia,  a  mi  parecer,  porque  todo  es  para  más  bien 
suyo.  Désele  Dios  a  vuestra  paternidad  mi  padre,  como 
yo  deseo.  Amén.  Es  primero  domingo  de  Cuaresma.  Esa 
carta  del  padre  provincial,  y  la  respuesta  podrá  hacer  al 
caso  alguna  vez.  No  las  rompa,  si  le  parece. 

Indigna  sierva  y  hija  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL    PADRE   FRAY    GERÓNIMO   GRACIÁN    DE  LA  MADRE  DE  DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  mi  padre,  y  le  libre  de  esta  gente,  que  yo 
le  digo:  me  tienen  espantadas  las  cosas  que  han  hecho 
con  estas  pobres.  Yo  he  procurado  con  ellas  que  obedez- 
can, porque  era  ya  mucho  el  escándalo,  y  así  pareció  por 
acá,  en  especial  a  los  Dominicos,  que  me  han  dado  sos- 


CARTAS  DE  LA   SANTA  345 


pecha  se  ayudan  unos  a  otros,  que  con  esta  reforma  to- 
dos se  han  juntado;  y  yo  estaba  harta  de  oír  sus  clamo- 
res. A  la  verdad  ha  mucho  que  padecen;  y  con  todo,  si  no 
les  enviara  parecer  de  que  no  perjudicaban  su  justicia, 
no  creo  lo  hicieran. 

2.  Después  que  faltaron  de  allí  los  Descalzos,  hase 
dado  poca  priesa  a  su  causa;  y  a  la  verdad  lo  escribí  a 
Roque,  y  a  Padilla,  que  si  lo  que  tocaba  a  los  Descalzos 
no  se  hacía  bien,  y  quedaban  visitadores,  que  no  se  die- 
sen priesa  en  el  negocio  en  Consejo:  porque  me  pare- 
ció cosa  desatinada,  aunque  saliera  por  ellas,  ir  allí,  y  pa- 
reciera muy  mal  no  ir,  y  dejarlas,  habiendo  pasado 
tanto. 

Con  todo  creo  no  me  escaparé,  por  más  que  veo  no  lleva 
camino,  y  que  el  Señor  ha  de  buscar  alguno  para  reme- 
diar estas  almas.  Harta  lástima  las  tengo,  que  están  afli- 
gidas, como  verá  por  esos  billetes.  Por  caridad  los  envié 
al  padre  Germán,  para  que  las  encomiende  a  Dios.  Bien 
está  fuera.  De  fray  Juan  tengo  harta  pena,  no  lleven  algu- 
na culpa  más  contra  él.  Terriblemente  trata  Dios  a  sus 
amigos.  A  la  verdad  no  les  hace  agravio,  pues  se  hubo 
ansí  con  su  Hijo. 

3.  Lea  vuestra  paternidad  esa  carta  que  trujo  un  ca- 
ballero de  Ciudad  Rodrigo,  que  no  vino  a  otra  cosa,  sino 
a  tratar  de  esta  monja.  Dice  muchas  cosas  de  ella:  si  son 
verdad  harános  harto  al  caso.  Trae  cuatrocientos  ducados, 
y  cincuenta  más,  y  sin  esto  buen  ajuar.  En  Alba  me  piden 
les  dé  alguna  monja.  Ésta  quiere  ir  a  Salamanca:  mas 
también  irá  a  Alba,  aunque  en  Salamanca  tienen  más  ne- 
cesidad, por  la  mala  casa.  A  donde  vuestra  paternidad 
mandare  puede  ir.  Yo  quedo  de  suplicárselo,  y  parece 
está  bien  para  cualquiera  parte  de  éstas. 

4.  Acá  en  esta  casa  andan  en  habla  dos  monjas,  con 
mil  y  quinientos  ducados,  de  Burgos;  y  son  dicen,  muy 
buenas,  y  harto  menester  para  la  obra,  y  cercarla,  que  con 


34G         OBRAS  DE  SANTA  TEBESA  DE  JESÚS 

otra  monja  se  acabará  todo.  Dé  vuestra  paternidad  licen- 
cia. Mire  la  barabúnda  del  de  la  Compañía  por  la  herma- 
na de  la  priora  de  Veas.  Envié  a  la  priora  de  Medina, 
para  que  se  informase.  Aquí  verá  lo  que  dicen,  y  deben 
saber  mucho  más. 

Por  eso  mire  vuestra  paternidad  lo  que  hace,  que  yo  le 
digo  que  este  natural  no  se  pierde.  En  fin,  aunque  Ana  de 
Jesús  dos  o  tres  ratos  la  ha  visto,  débenselo  haber  dicho. 
Yo  la  respondí  como  si  supiera  la  que  ahora:  porque  en 
la  prisa,  y  en  ver  yo  no  la  habían  tratado  hermano  ni  her- 
mana, que  el  hermano  es  de  la  Compañía,  y  paréceme 
bien  lo  que  se  ayudan  unos  a  otros. 

5.  Mucho  siento  ya  de  estar  tanto  que  no  me  confieso 
con  vuestra  paternidad  que  aquí  no  hallo  lo  que  en  To- 
ledo para  esto,  que  es  harto  trabajo  para  mí.  Esto  escribí 
ayer,  y  ahora  me  dicen  tantas  cosas  de  las  sinrazones  que 
hacen  a  estas  monjas,  que  es  gran  lástima.  Yo  pienso,  que 
las  de  esta  casa  están  algunas  temerosas  si  han  de  venir 
a  sus  manos:  y  no  me  espanto  lo  teman,  porque  es  para 
temer.  Dios  las  remedie,  y  a  vuestra  paternidad  guarde, 
que  es  muy  de  noche,  y  se  va  el  mensajero  mañana.  Son 
hoy  11  de  Marzo. 

Indigna  sierva  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL   PADRE   FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN   DE   LA  MADRE   DE   DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad.  ¡Oh,  qué  mal  lo  ha  he- 
cho en  escribir  tan  corto  con  tan  buen  mensajero  como 
)uan!  que  en  forma  me  he  holgado  de  verle,  y  saber  par- 


CARTAS    DE   LA    SANTA  347 


ticularmente  de  vuestra  paternidad.  Yo  ya  tenía  respon- 
dido en  la  carta  que  llevó  el  padre  prior  de  Mancera,  a 
algunas  cosas  de  las  que  vuestra  paternidad  manda  que  le 
diga:  que  en  forma  me  ha  mortificado  en  hacer  tanto  caso 
de  mí,  sino  lo  que  a  vuestra  paternidad  le  pareciere,  que 
eso  será  lo  acertado. 

2.  Yo  estoy  tan  medrosa, después  que  veo  que  de  todo 
lo  bueno  saca  el  demonio  mal,  que  hasta  que  pase  la  hora 
de  estos  padres,  no  querría  que  hubiese  ocasión  para 
más  dichos  y  hechos:  que  como  he  dicho  otras  veces,  con 
todo  se  salen:  y  ansí  no  me  espantaré  de  cosa  que  hagan. 
Ellos  no  les  parece  que  van  contra  Dios,  porque  tienen 
de  su  parte  los  perlados.  Del  rey  no  se  les  da  nada,  como 
ven  que  calla  con  todo  lo  que  hacen. 

Y  si  por  ventura  se  atreviesen  a  algo  contra  vuestra 
paternidades  malísima  coyuntura:  porque  dejada  la  pena 
grande,  y  aflicción  que  sería  para  todos,  quedan  desani- 
mados y  perdidos.  Dios  nos  libre,  y  si  creo,  ahora  más 
quiere  nos  ayudemos.  ' 

Esto  con  las  demás  cosas,  que  a  vuestra  paternidad 
escribí  me  hace  fuerza,  a  no  le  suplicar  que  venga  por 
acá  con  cuanto  lo  deseo. 

,  3.  La  priora  de  Alba  está  muy  mala,  que  era  donde 
más  necesidad  había  de  ir  vuestra  paternidad.  Yo  querría 
fuese  con  más  sosiego  que  ahora  puede  traer,  y  que  no 
se  alejase  de  ella  hasta  que  las  cosas  estuviesen  con  más 
asiento,  y  fuese  ido  ese  Peralta.  Veo,  que  con  enviar  el 
rey  a  llamar  al  padre  Mariano,  lo  que  hicieron:  aunque  en 
Madrid  menos  se  atreverán  que  por  acá.  Por  otra  parte, 
se  me  hace  recio  que  no  se  pueda  dar  contento  a  mi  ma- 
dre, y  tal  madre;  y  ansí  no  sé  qué  me  diga,  sino  que  no 
se  puede  vivir  ya  en  el  mundo. 

4.  A  lo  que  vuestra  paternidad  dice,  de  que  si  sería 
mejor  ir  por  otra  parte,  porque  por  aquí  se  rodea,  digo, 
que  harto  deseo  ver  esas  señoras:  mas  que  si  vuestra  pa- 


;548         OBRAS  DE  SANTA  TEHESA  DE  JESÚS 


ternidad  ha  de  ir  con  sus  mercedes,  es  más  secreto  ir  por 
allá,  porque  no  hay  monasterios  de  estos  benditos;  mas 
no  siendo  esto,  cosa  recia  sería,  por  ocho  leguas  que  se 
rodean,  dejarme  de  hacer  esa  merced,  y  descansar  aquí 
algún  día,  y  darnos  este  contento,  que  tanto  todas  estas 
hermanas  esperan,  como  escribí  a  vuestra  paternidad  con 
mi  hermano,  que  se  ha  partido  hoy  a  Madrid 

5.  A  lo  tercero  que  vuestra  paternidad  dice  de  venir 
la  señora  doña  Juana  con  su  hija,  harto  recio  se  me  hace 
que  se  ponga  ahora  su  merced  andar  ochenta  leguas,  pu- 
diéndolo escusar,  y  yéndonos  tanto  en  su  salud.  Yo  he 
andado  ese  camino,  y  con  ir  con  harto  regalo  y  recrea- 
ción, porque  iba  con  la  señora  doña  María  de  Mendoza, 
me  parece  harto  largo. 

6.  Sepa  vuestra  paternidad  que  yo  estoy  determinada 
de  no  dejar  pasar  a  su  merced  de  aquí:  porque  verdade- 
ramente no  es  menester,  como  vaya  una  mujer  con  la  se- 
ñora doña  María,  y  su  hermano:  porque  allá  cumplido  se 
está,  y  es  gran  yerro  tomar  tanto  trabajo,  habiendo  visto 
ahora  a  su  hija. 

Aun  para  el  velo  sería  mejor:  que  si  Dios  es  servido, 
no  estarán  las  cosas  tan  peligrosas  y  podrá  vuestra  pa- 
ternidad mejor  que  ahora  acompañar  a  su  merced.  Va 
tanto  en  su  salud,  que  yo  no  me  atrevería  a  dar  ese 
parecer;  al  menos  pondré  todo  mi  poder,  porque  no  pase 
de  aquí,  que  hasta  aquí,  como  hace  buen  tiempo,  poco  es 
el  camino.  Y  ahora  me  acuerdo,  que  para  si  viene  en  carro, 
es  mejor  venir  por  aquí,  porque  creo  no  hay  puerto,  como 
esotro  camino. 

7.  Yo  he  estado  pensando,  si  sería  bien,  si  no  viene 
la  señora  doña  Juana,  y  no  hay  sino  el  señor  Tomás  Gra- 
dan para  venir  con  su  hermana,  que  no  sería  malo,  pues 
ya  está  bueno  el  padre  fray  Antonio  de  Jesús,  venirse  con 
ellos.  Dirá  vuestra  paternidad  que  también  es  Descalzo. 
Sus  canas  aseguran  todas  las  murmuraciones,  y  como  no 


CARTAS  DE  LA   SANTA  349 


sea  vuestra  paternidad  no  se  hará  caso  de  ello:  que  en 
vuestra  paternidad  están  ahora  todos  a  la  mira,  y  yo  me 
holgaré  de  verle  resucitado.  Esto  se  me  ofreció  ahora,  si 
no  lleva  camino,  délo  por  bobería,  que  yo  no  sé  más  de 
lo  que  he  dicho. 

8.  Yo  le  digo,  que  me  holgaría  harto  con  la  señora 
doña  Juana:  mas  que  me  parece  nos  atrevemos  a  mucho, 
en  especial,  si  quisiese  pasar  de  aquí.Dios  me  libre  de  mí, 
que  tan  poco  caso  hago  de  mi  descanso.  Plegué  al  Señor 
me  dé  alguno,  en  que  pueda  yo  descansar  mi  alma  muy 
despacio  con  vuestra  paternidad. 

9.  Con  mi  hermano  le  escribí  cuan  dificultosa  cosa 
se  le  hace  al  doctor  Rueda,  y  al  maestro  Daza  el  elegir 
prioras  sin  mandarlo  Papa,  o  general,  por  ser  cosa  de  ju- 
risdicción: y  porque  escribí  largo  sobre  esto,  no  más  de 
que  lo  mire  por  amor  del  Señor.  Harto  trabajo  tiene  con 
tanto  mirarlo  todo. 

Dios  traya  otro  tiempo.  Ahora  mi  padre,  hemos  de  an- 
dar como  Dios  quiere.  La  priora,  y  supriora  escribieron 
con  mi  hermano.  Si  han  menester  algo  del  oidor  Cova- 
rrubias,  es  menester  lo  avisen,  que  es  mucho  de  mi  her- 
mano. Sea  el  Señor  con  vuestra  paternidad,  y  guárdemele 
muchos  años,  y  con  mucha  santidad.  Son  hoy  17  de  Abril. 

Indigna  hija  de  vuestra  paternidad, 

Teresa  DE  Jesús. 

10.  Sepa  mi  padre  que  estoy  con  pena,  que  no  pensé 
viniera  tan  presto  la  señora  doña  Juana;  y  tenemos  el 
coro  descubierto,  y  con  gran  barabúnda  de  oficiales;  y 
quitadas  las  rejas:  que  estaba  yo  muy  contenta  de  po- 
derse ver  a  su  merced  por  allí:  mire  qué  vida.  No  se  po- 
día estar  en  él  de  frío  y  caluroso:  quedará  muy  bueno. 
Mire  si  es  posible  que  traiga  licencia  la  señora  doña  Ma- 
ría para  entrar  acá,  que  aunque  está  todo  harto  arrebu- 
jado, así  se  le  hará  mejor  su  casa. 


350         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


CARTA 

AL   PADRE   FRAY  GERÓNIMO  GRACIÁN.  DE   LA  MADRE  DE  DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad  mi  padre,  y  mi  perlado, 
como  él  dice.  Que  no  me  ha  hecho  reír  poco,  ni  holgar 
sino  que  cada  vez  que  me  acuerdo  me  da  recreación  cuan 
de  veras  parece  que  dice,  que  no  juzgue  a  mí  perlado. 
¡Oh  mi  padre!  y  qué  poco  había  vuestra  paternidad  me- 
nester jurar,  ni  aun  como  santo,  cuanto  más  como  carre- 
tero, que  bien  entendido  le  tengo. 

A  quien  Dios  da  el  celo,  y  deseo  del  bien  de  las  almas, 
que  a  vuestra  m.erced  no  había  de  quitársele  para  las  de 
sus  subditos.  Quiero  ahora  dejar  esto,  con  acordar  a 
vuestra  paternidad  que  me  tiene  dado  licencia  para  que 
le  juzgue,  y  piense  cuanto  quiera. 

2.  La  señora  doña  Juana  vino  aquí  ayer  tarde  casi  de 
noche,  que  fueron  veinte  y  cinco  de  Abril,  y  llegó  muy 
buena,  gloria  a  Dios.  Heme  holgado  mucho  con  su  mer- 
ced, que  cada  día  la  amo  más,  y  me  parece  mejor  y  más 
avisada,  y  con  la  nuestra  monja  contenta,  que  no  se  es- 
cribe su  regocijo.  En  entrando  parecía  había  estado  acá 
toda  su  vida.  Espero  en  Dios  ha  de  ser  una  gran  cosa: 
lindo  ingenio  y  habilidad  tiene.  Yo  quisiera  harto  que  la 
señora  doña  Juana  no  pasara  adelante.  Mas  vuestra  pa- 
ternidad tiene  tan  aficionado  a  este  ángel  aValladolid,que 
no  han  bastado  ruegos  para  quedar  aquí.  Sea  Dios  ben- 
dito, y  guarde  a  vuestra  paternidad. 

Indigna  y  hija  de  vuestra  paternidad, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  351 


CARTA 

AL  PADRE    FRAY    GERÓNIMO    GRACIÁN    DE    LA  MADRE  DE   DIOS 

JESÚS 

1 .  Sea  con  vuestra  paternidad.  Esa  carta  había  escrito, 
y  la  quería  enviar  cuando  llegaron  los  hermanos  Descal- 
zos, y  me  dieron  las  de  vuestra  paternidad.  Yo  le  digo, 
que  me  han  dado  salud:  que  desde  anoche  que  recibí  ésas 
de  Malagón  me  ha  cargado  más  un  gran  romadizo  que 
tenía,  como  me  cansé  en  leer  y  escribir.  Y  ahora  estas 
cartas  me  han  regalado  de  manera,  que  me  han  aliviado 
mucho:  sea  Dios  bendito,  que  da  a  vuestrapaternidad  sa- 
lud, para  que  tanto  le  sirva,  y  se  aprovechen  tantas  almas, 
que  en  estremo  me  ha  consolado. 

Con  todo  querría  ya  verle  por  acá:  porque  será  irnpo- 
sible,  no  habiendo  llovido  en  esa  tierra,  dejar  de  estar 
muy  enferma.  Y  yo  no  sé,  qué  más  tiene  estar  ahí,  que 
andar  por  acá,  sinp  que  el  Señor  que  sabe  los  sucesos, 
debía  aguardar  esa  razón,  para  que  aprovechase  esas 
almas,  que  no  se  puede  dejar  de  haber  hecho  gran  fruto. 
I  2.  Olvidóseme  de  decir  en  esa  carta  el  disgusto  que 
me  dio  que  fray  Hernando  de  Medina  diese  el  ¿lábito  a  la 
nuestra  monja.  No  sé  qué  tentación  tiene  aquella  priorita 
en  contentar  estos  frailes.  Por  esa  carta  de  fray  Ángel 
verá  vuestra  reverencia  como  ya  sabían,  que  había  de 
venir  con  su  hermana.  Yo  he  gustado  "de  que  no  fuese: 
ahora  verná  muy  bien.  Ya  he  escrito  a  Ardapilla,  rogán- 
dole, que  haga  con  vuestra  paternidad  que  venga:  y  le 
digo  algunas  necesidades.  Y  cuando  no  quiera,  en  fin,  se 
habrá  de  hacer,  que  no  puede  ser  menos. 

3.    Ya  pensé  yo  cuan  buena  era  para  mi  descanso  la 


352         OBKAS  DE  SANTA  TERB:SA  DE  JESÚS 

mi  hija  María  de  San  José,  por  la  letra  y  habilidad;  y  ale- 
gría para  darme  algún  alivio.  Dios  lo  podrá  hacer  de  que 
profese:  aunque  mozas  y  viejas  no  se  pueden  hallar  tan 
bien:  que  aun  de  vuestra  paternidad  me  espanto  yo,  cómo 
no  se  cansa  de  mí;  sino  que  lo  hace  Dios,  porque  se  pueda 
pasar  la  vida  que  me  da  con  tan  poca  salud,  ni  contento, 
sino  es  en  esto.  Y  también  creo,  que  a  quien  se  le  dan  co- 
sas de  Dios,  y  le  ama  de  veras,  que  no  dejará  de  holgarse 
con  quien  le  desea  servir. 

4.  Harto  me  pesaría  si  Ardapilía  viniese  con  ese  can- 
sar de  la  Encarnación.  Y  envié  a  preguntar  a  vuestra  pa- 
ternidad ¿si  con  los  poderes  .que  él  tiene  me  lo  puede 
mandar?  y  no  me  responde  a  nada.  Sepa  que  yo  porné  lo 
que  pudiere  por  no  lo  hacer:  porque  sin  los  confesores  es 
desatino,  y  aun  sin  estar  mudada  la  obediencia.  Mas  si 
me  obliga  a  pecado,  ya  ve  lo  que  puedo.  Por  caridad  me 
escriba  detenidamente  ¿qué  haré?  ¿y  qué  puedo  hacer? 
que  no  son  estas  cosas  para  escribir  tan  oscuro. 

Y  encomiéndeme  a  Dios  siempre  mucho,  que  estoy  ya 
muy  vieja  y  cansada  aunque  no  los  deseos.  Yo  daré  a  las 
hermanas  sus  encomiendas.  Yo  quisiera  se  viniera  vuestra 
reverencia  con  el  prior  de  Mancera.  Yo  le  digo,  me  pa- 
rece pierde  tiempo  por  allá:  de  hoy  más,  que  ya  no  será 
tiempo  de  sermones. 

5.  ¡Qué  barabúnda  traen  las  otras  con  los  cien  reales! 
Mire  si  ^engo  razón  de  decir  que  es  menester  andar  con 
gran  aviso  en  todo  en  estas  visitas:  porque  viene  otro 
perlado,  ahí  es  gran  cosa  que  no  haya  de  qué  asir  en  nada. 
Mohína  me  ha  dado,  porque  bien  pudiera  la  que  los  dio, 
que  lo  mandaba  todo,  que  no  quedara  en  tanta  cuenta. 
Con  fray  Antonio  no  va  nada,  sino  que  en  tocándome,  en 
tantico  que  toque  a  mi  Pablo,  no  lo  puedo  sufrir,  y  de  mí 
no  se  me  da  cosa. 

Dios  le  guarde  mi  padre,  que  harta  merced  me  hace  en 
estar  tan  gordo,  como  me  dicen  estos  padres,  con  todo 


CAKTAS  DE  LA   SANTA  353 


el  trabajo.  Sea  por  siempre  bendito.  Mucho  se  holgará 
doña  Guiomar  con  la  carta.  Buena  está.  Son  14  de  Mayo, 

y  yo 

Hija  verdadera  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 

6.  Ausadas,  que  no  me  haga  mal  todo  esto  que  he 
escrito  ahora,  como  lo  que  escribí  a  Malagón;  antes  bien 
en  lo  de  aquel  monasterio  en  ninguna  manera  conviene, 
si  los  Franciscos  se  han  entremetido,  digo  en  Villanueva. 
Para  ellos  es  propio,  que  las  sabrán  ayudar  a  mendigar. 
Vuestra  paternidad  tiene  razón:  y  en  estos  lugarillos  es 
terrible  cosa.  Lo  de  Madrid  es  lo  que  hace  al  caso,  y  hay 
muy  buen  aparejo  para  luego  en  pudiendo,  y  crea  que 
importa,  y  también  dar  algo  a  Huerta. 


CARTA 

AL   PADRE   FRAY    GERÓNIMO    QRACIÁN    DE   LA  MADRE  DE  DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad.  Vase  de  camino  este 
padre,  y  así  no  me  podré  alargar.  Harto  me  pesa  no  me 
avisasen  anoche  de  su  ida.  Yo  estoy  mejor,  y  el  brazo  lo 
está.  En  lo  que  toca  a  lo  que  vuestra  paternidad  pasó  con 
el  Catón,  me  tiene  espantada  tan  mal  arte  de  hablar  en 
esperanza.  Dios  le  perdone,  que  si  fuera  tan  malo  como 
dice,  a  buen  seguro,  que  no  hubieran  puesto  tanto  en  no 
perderle. 

Bien  me  huelgo  no  enviase  vuestra  paternidad  la  carta 
a  Sevilla,  porque  tengo  por  mejor  haberse  con  ellos  con 
toda  humildad,  que  verdaderamente  se  les  ha  debido  mu- 
cho, y  a  muchos  de  ellos  se  les  debe.  A  este  padre  tengo 
Tomo  iv  23 


354         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

por  poco  avisado  en  las  cosas  que  he  visto,  y  ansí  no 
querría  se  alargase  mucho  con  él. 

2.  También  de  Toledo  me  han  escrito  se  quejan  mu- 
cho de  mí:  y  es  verdad,  que  todo  lo  que  pude  hacer,  y  aun 
más  de  lo  justo  hice.  Y  así  la  causa  que  hay  de  quejarse 
de  vuestra  paternidad  y  de  mí,  he  pensado  es  el  haber 
tanto  mirado  no  les  dar  disgusto:  y  creo,  que  si  sólo  se 
hubiera  mirado  a  Dios,  y  héchose  por  sólo  su  servicio  lo 
que  pedía  tan  buen  deseo,  que  ya  estuviera  pacífico,  y 
más  contentos,  porque  el  mesmo  Señor  lo  allanara:  y 
cuando  vamos  por  respetos  humanos,  el  fin  que  se  pre- 
tende por  ellos  nunca  se  consigue;  antes  al  revés,  como 
ahora  parece. 

Como  si  fuera  una  herejía  lo  que  quería  hacer,  como 
yo  les  he  dicho,  sienten  que  se  entienda.  Cierto,  mi  padre, 
que  ellos  y  nosotros  hemos  tenido  harto  de  tierra  en  el 
negocio.  Con  todo  me  da  contento  se  haya  hecho  así:  que- 
rría se  contentase  nuestro  Señor. 

3.  Ya  escribí  a  vuestra  paternidad  lo  que  ponen  los 
padres  de  la  Compañía  de  aquí,  porque  venga  el  padre 
Mariano  a  ver  una  fuente,  ha  mucho  lo  importunan. 
Ahora  escribió  vernía  en  todo  este  mes.  Suplico  a  vues- 
tra paternidad  le  escriba,  no  deje  dé  hacerlo  en  todo 
caso,  y  no  se  le  olvide. 

4.  Espantada  estoy  de  este  encantamiento  de  fray 
Juan  de  la  Cruz,  y  de  lo  que  se  tardan  estos  negocios. 
Dios  lo  remedie.  De  Toledo  me  escriben  es  ya  ido  el  Tos- 
tado, aunque  no  lo  creo.  Dicen  deja  a  fray  Ángel  en  su 
lugar.  No  sé  qué  me  diga  de  este  no  venir  por  acá  vues- 
tra paternidad.  Ya  veo  que  tiene  razón;  mas  vásenos  el 
tiempo  sin  enviar  a  Roma,  y  estámonos  todos  perdidos 
con  esperanzas,  que  duran  mil  años. 

Yo  no  lo  entiendo,  ni  sé  por  qué  causa  se  deja  de  ir  Ni- 
colao, que  esto  no  impide  a  estotro.  Yo  ya  veo,  que  vues- 
tra paternidad  tiene  más  cuidado  que  nadie;  mas  para 


CARTAS   DE   LA    SANTA  855 


ninguna  cosa  puede  dañar  el  cumplir  con  el  general,  y  es 
ahora  buen  tiempo:  y  si  esto  no  se  hace,  no  tengo  por 
durable  todo  lo  demás.  Las  diligencias  nunca  son  malas 
por  ser  muchas. 

5.  Harto  acertado  será  llamar  San  José  a  ese  colegio. 
Dios  lo  pague  a  vuestra  paternidad,  y  aquel  negocio  que 
se  trata  de  él,  que  sería  harto  gran  cosa  para  la  Orden. 
Lo  de  Toledo  está  muy  bien,  que  la  monja  está  muy  en- 
tera, y  la  priora  muy  boba  en  decir,  que  si  querrá  vues- 
tra paternidad  que  se  pida  por  pleito,  siendo  de  la  casa, 
y  tanta  la  cantidad.  Doña  Guiomar  se  holgó  con  su  carta, 
y  yo  también,  no  me  espanto. 

Ese  padre  siente  la  diferencia  que  deben  de  hacer  en 
Guadalajara  de  él  a  P^blo:  porque  lo  es  muy  grande  la  que 
hay  en  las  personas;  y  este  natural  tiene  fuerza.  Mucho 
querría  la  tuviese  vuestra  paternidad  en  mostrarle  gracia, 
que  le  considero  con  algún  brío  en  las  palabras  que  dice, 
y  llevar  a  cada  uno  con  su  flaqueza,  es  gran  cosa.  Dénos 
Dios  la  fortaleza  que  es  menester  para  contentarle. 
Amén. 

6.  No  sé  cómo  me  responda  a  vuestra  paternidad  en 
esto  de  estas  monjas.  ¿Cuatrocientos  ducados  para  veinte? 
Ni  aun  seiscientos  querría.  Aguardarse  ha  a  ver  lo  que 
hace  doña  María  de  Mendoza,  que  no  dejará  de  hacerlo 
bien.  Harto  siento  cuando  veo  esto  de  estas  rentas. 

7.  Dijo  acá  Antonia  tantas  cosas,  que  vuestra  pater- 
nidad había  mandado,  que  nos  escandalizó  a  todas;  y  así 
se  lo  envié  a  preguntar.  Crea  mi  padre,  que  estas  casas 
van  bien,  y  no  han  menester  más  cargas  de  ceremonias: 
que  cualquiera  cosa  se  les  hace  pesado;  y  no  se  le  olvide 
a  vuestra  paternidad  esto  por  caridad,  sino  siempre  apre- 
tar en  que  se  guarden  las  constituciones,  y  no  más:  que 
harto  harán  si  bien  se  guardan. 

En  cosa  que  toque  a  estas  monjas,  puédeme  vuestra 
paternidad  dar  crédito:  que  veo  en  lo  que  acá  pasa  lo  de 


356         OBEAS  DE  SANTA  TEKESA  DE  JESÚS 

allá:  y  por  poco  que  sea  lo  que  se  manda,  se  hace  muy 
pesado,  y  a  mí  seria  la  primera.  Salvo  si  no  fuese  vuestra 
paternidad  que  lo  manda  en  nombre  de  Dios.  Él  le  guarde 
muchos  años.  Son  hoy  22  de  Mayo. 

Indigna  sierva  y  hija  de  vuestra  paternidad, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

al  padre  fray  gerónimo  gracián  de  la  madre  de  dios 

jesús 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad,mi  padre.  Ayer  le  escri- 
bí por  la  vía  de  Mancera,  y  envié  al  superior  la  carta,  que 
supiese  si  estaba  vuestra  paternidad  en  Peñaranda,  como 
me  escribe,  y  que  no  lo  supiese  ninguno,  aunque  fuese 
fraile,  sino  él:  y  enviaba  dos  cartas  de  Roque,  a  donde 
pone  mucho  en  que  vuestra  paternidad  vaya  luego  allá. 

Y  aunque  dice,  que  le  escribe  a  vuestra  paternidad 
traigo  miedo  se  toman  las  cartas,  y  así  le  escribo  yo  lo 
que  pasa;  y  por  si  no  ha  ido  vuestra  paternidad  a  donde 
me  escribió,  torno  a  hacer  mensajero  para  ahí,  y  por  avi- 
sar a  la  madre  priora  lo  que  ha  de  responder:  que  pone 
mucho  Roque  en  que  no  se  diga  otra  cosa,  que  será  des- 
truirnos: y  me  envía  por  escrito  lo  que  la  envío.  Yo  he 
avisado  a  otras  partes.  Plegué  a  Dios  no  sea  menester, 
que  es  gran  lástima  ver  estas  almas  con  quien  no  las  en- 
tienda. 

2.  Con  todo,  sólo  el  mi  Pablo  es  el  que  me  da  cuidado 
y  pena:  ¡y  si  yo  lo  veo  libre!  Cierto  no  sé  la  causa: 
que  aunque  quiera,  no  la  puedo  tener  de  los  demás.  El 
Señor  lo  hará.  Y  si  vuestra  paternidad  se  guarda  por  acá, 


CARTAS   DE   LA    SA^-TA  357 


yo  estaría  contenta,  y  que  no  fuese  allá:  mas  traigo  gran 
miedo,  porque  en  ir  y  venir  a  decir  misa,  no  puede  dejar 
de  iiaber  peligro.  Espantada  estoy  de  cómo  se  hace,  y  ya 
lo  querrí'a  ver  ido  de  ahí,  y  que  esté  en  una  parte  donde 
estemos  seguros. 

Y  avise  vuestra  paternidad  dónde  está,  por  caridad,  no 
ande  tonta,  cuando  le  quiero  avisar  algo:  como  lo  estoy 
con  las  cifras  que  vuestra  paternidad  muda;  sin  haberme 
avisado  de  ellas.  Mucho  quería  que  anduviese  con  com- 
pañero, aunque  fuese  un  lego. 

3.  Ayer  estuvo  acá  el  prior  de  Santo  Tomás.  No  le 
parece  mal,  que  vuestra  paternidad  espere  la  respuesta  de 
Joanes,  y  en  lo  que  para  esto,  antes  que  vaya  a  la  corte; 
y  al  rector  le  parece  lo  mismo,  y  aun  a  mi  hermano  (dg 
que  les  he  dicho  que  ha  escrito  a  Joanes).  Y  pues  llevan 
los  Breves  al  presidente,  no  sé  yo  por  qué  dan  tanta 
priesa. 

Sólo  lo  que  me  hace  a  mí  querer  que  vaya,  son  dos  co- 
sas. La  una  miedo  grande  de  que  han  de  coger  a  vuestra 
paternidad  por  acá;  y  siendo  esto  (Dios  le  libre)  sería  me- 
jor irse.  La  otra,  que  antes  que  fuese  al  rey,  viésemos  qué 
hace  el  Nuncio  con  vuestra  paternidad  que  todavía  hará 
al  caso  estar  él  presente. 

4.  Esto  escribí  ayer  a  vuestra  paternidad.  Allá  lo  verá 
que  yo  creo,  que  el  Señor  le  dará  luz  para  esto,  pues  le 
da  paz  para  llevarlo,  que  ya  he  visto  sus  pláticas  con  él. 
Lo  que  pasa  es,  que  el  domingo  pasado,  que  fueron  tres 
de  éste,  notificaron  al  padre  Mariano  un  Breve,  que  según 
entiendo,  es  el  que  allá  llevaban,  aunque  se  declaró  poco 
Roque. 

Sólo  dice,  que  está  muy  copioso,  y  que  renuncia  lo  que 
ha  hecho  el  Nuncio  pasado,  y  debe  de  ser  lo  que  vuestra 
paternidad  dice,  sino  que  no  lo  entienden;  y  dice  que  es 
del  Papa,  y  no  debe  de  ser  sino  del  Nuncio;  pues  dice  en 
su  respuesta,  que  se  obedece  lo  que  su  señoría  manda. 


358 


OBKAS  DE  SANTA  TKRESA  DE  JESÚS 


5.  Dice  que  le  mandan  el  que  no  tenga  a  vuestra  pa- 
ternidad por  perlado,  y  que  no  obedezca  sino  al  Nuncio, 
y  no  a  otra  persona.  De  esto  me  he  holgado,  y  quizá  no 
les  dará  tanta  mano  a  estos  padres,  como  ellos  piensan;  y 
en  fin,  querrá  contentar  al  rey.  De  creer  yo  lo  que  vuestra 
paternidad  dice,  que  andan  en  quitar  las  reformas,  no 
dudo,  ni  habrá  mayor  contento  para  mí,  que  ver  a  vues- 
tra paternidad  libre  de  eso,  que  después  todo  se  hará 

bien. 

Aquí  no  nos  han  notificado  nada,  ni  en  Mancera,  por- 
que el  provincial  no  ha  salido  de  aquí;  algo  deben  de  es- 
perar. Dice  Roque,  que  se  ha  de  notificar  en  todos  los 
monasterios,  y  no  dice  si  fueron  frailes,  o  no.  Ya  escribí 
a  Alba  para  que  la  priora  tenga  aquella  hermana,  y  a 
Teresa  de  Laiz,  que  lo  tenga  por  bien.  Consuélome  tanto 
de  la  merced,  que  Dios  hace  a  vuestra  paternidad  en  darle 
algún  rato  de  contento  en  tantos  trabajos  que  no  sé  cómo 

tengo  pena. 

6.  Aquí  negaba  cuando  llega  a"  la  puerta  el  reverendo 
padre  Rioja  con  un  notario  a  notificar  el  Breve.  No  me 
llamaron  a  mí,  sino  a  la  madre  priora,  y  a  lo  que  entiendo 
del  Breve,  es  el  mesmo  que  debía  de  llevar  allá,  que  di- 
cen está  en  el  proceso.  Dios  me  lo  perdone,  que  aun  no 
puedo  creer,  que  el  Nuncio  mandó  tal  cosa,  digo  aquel 
estilo.  A  no  haber  vuestra  paternidad  seguídose  por  pa- 
recer de  tantos  letrados,  no  me  espantara  que  tuviera  mu- 
cha pena;  mas  como  todo  ha  ido  con  tanta  justicia,  y 
como  se  estuvo  casi  un  año  sin  visitar,  hasta  que  supo 
que  el  Nuncio  decía,  que  no  se  lo  había  quitado,  no  sé 
cómo  ahora  se  puede  decir  eso. 

En  forma,  aunque  me  da  harta  pena,  por  otra  parte  me 
hace  gran  devoción,  como  sé  con  el  tiento  que  vuestra 
paternidad  ha  ido,  y  tantas  infamias.  Yo  le  digo,  que  le 
quiere  Dios  mucho,  mi  padre,  y  que  va  bien  a  su  imita- 
ción. Esté  muy  alegre,  pues  le  da  lo  que  le  pide,  que  son 


CARTAS   DE   LA    SANTA  359 


trabajos,  que  Dios  tornará  por  vuestra  paternidad,  que 
es  justo.  Sea  bendito  por  todo. 

7.  Los  letrados  de  por  acá  todos  dicen,  que  aunque 
el  Nuncio  lo  mandase  a  vuestra  paternidad,  que  como  no 
muestra  por  dónde,  no  estaba  obligado  a  obedecer.  ¡Olí,, 
qué  buenos  tesoros  éstos,  mi  padre!  ¡No  se  compran  por 
ningún  precio:  pues  por  ellos  se  gana,  tan  gran  coronal 
Cuando  me  acuerdo  que  el  mismo  Señor  nuestro  y  todos 
sus  santos  fueron  por  este  camino,  no  me  queda  sino  ha- 
ber envidia  a  vuestra  paternidad,  porque  ahora  ya  no  me- 
rezco padecer,  sino  es  sentir  lo  que  padece  quien  bien 
quiero,  que  es  harto  mayor  trabajo. 

8.  Mañana  concertaremos  cómo  se  vaya  esotro  día 
íulián  de  Avila  a  Madrid  a  conocer  por  perlado  al  Nun- 
cio, y  hacernos  mucho  con  él,  para  suplicarle  no  nos  dé  a 
Calzados.  Y  a  vueltas  escribiré  a  algunas  personas  para 
que  le  aplaquen  con  vuestra  paternidad,  dándole  algunas 
razones,  y  diciéndole  lo  que  estuvo  sin  hacer  nada,  hasta 
que  supo  lo  que  él  decía,  y  cómo  a  él  de  buena  gana  le 
obedeciera  siempre,  si  no  estuviera  de  por  medio  saber 
que  el  Tostado  nos  venía  a  destruir.  Y  cierto  con  verdad 
le  puedo  mostrar  contento:  porque  a  trueque  de  no  estar 
sujetas  a  éstos  del  Paño,  todo  lo  daré  por  bien  em- 
pleado. 

9.  Pedirle  ha  licencia  Julián  para  las  cosas  que  son 
menester  en  estos  monasterios  de  licencias  de  oficiales,  y 
cosas  así:  porque  me  han  dicho,  luego  queda  por  perlado 
como  sea  obedecido.  El  Señor  nos  dé  su  favor:  que  como 
no  pueden  hacer  que  le  ofendamos,  el  santo  Pablo  en  casa 
se  me  queda,  y  no  me  puede  nadie  quitar  de  lo  que  tengo 
prometido  a  este  santo. 

Estas  hermanas  han  sentido  más  el  Breve  que  todo,  por 
lo  que  dicen  de  vuestra  paternidad,  y  se  le  encomiendan 
mucho.  Harta  oración  se  hace.  No  hay  que  temer,  mi  pa- 
dre, sino  que  alabar  a  Dios,  que  nos  lleva  por  donde  fué. 


360         OBKAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


Su  Majestad  me  guarde  a  vuestra  paternidad,  y  sea  ser- 
vido, que  le  vea  yo  sin  estas  contiendas.  Es  iioy  víspera 
de  San  Lorenzo, 

Indigna  sierva,  y  verdadera  hija  de  vuestra  palernidad, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO  QRACIÁN  DE  LA  MADRE  DE  DIOS 
JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad, mi  padre.  A  no  haber  venido  por  aquí  vuestra  pa- 
ternidad hubiera  merecido  poco  en  estos  trabajos,  porque 
era  casi  ninguna  la  pena;  mas  después  la  pagué  por  junto. 
Yo  le  digo,  que  fué  tanta  mi  ternura  de  ver  a  vuestra  pa- 
ternidad, que  todo  ayer  miércoles  estuve  del  corazón,  que 
no  me  podía  valer  de  verle  tan  penado,  y  con  tanta  razón: 
por  hallar  en  todo  peligro,  y  andar  como  malhechor  a 
sombra  de  tejados:  mas  la  confianza  del  buen  suceso  no 
se  me  pierde  un  punto.  El  caso  es,  mi  padre,  que  ha  bus- 
cado el  Señor  buen  término,  para  que  yo  padezca  en  que- 
rer que  se  den  los  golpes  donde  me  duela  más  que  a  mí. 

2.  Hoy  víspera  de  nuestra  Seiiora  me  envió  el  buen 
Roque  el  traslado  de  la  provisión,  que  nos  hemos  conso- 
lado mucho:  porque  ya  que  el  rey  lo  toma  de  tal  manera, 
libre  estará  vuestra  paternidad  del  peligro,  que  es  lo  que  a 
todas  nos  ha  atormentado,  que  para  todo  lo  demás  veo 
buen  ánimo  en  estas  hermanas.  Poco  ha  querido  el  Señor 
que  me  dure  la  pena,  y  vino  bien  ir  vuestra  paternidad  al 
tiempo  que  ha  ido,  y  por  el  Escurial. 

3.  Con  este  mensajero,  que  es  Pedro,  me  dirá  lo  que 
allá  pasó  y  pasa  en  todo;  y  mande  avisar  a  Valladoiid, 


CARTAS   DE    LA    SANTA  361 


que  están  allá  con  pena;  y  vino  el  mensajero,  porque  han 
sabido  lo  que  pasa  del  padre  fray  Juan  de  Jesús.  Y  a  vuel- 
tas no  se  olvide;  si  se  puede  hacer  algo  de  fray  Juan  de 
la  Cruz,  y  de  avisarme  si  es  bien  que  enviemos  al  Nuncio: 
porque  parezca  alguna  obediencia  en  los  Descalzos,  ya 
que  lo  hemos  obedecido. 

También  se  tratará  acá  en  esto  lo  que  mejor  pareciere, 
y  eso  haremos,  si  vuestra  paternidad  no  estuviere  ahí:  que 
para  la  justicia  nuestra,  después  de  haber  obedecido,  no 
debe  de  hacer  al  caso.  Hoy  he  tenido  cartas  de  Vallado- 
lid  y  Medina,  y  no  les  han  notificado  nada.  Deben  haber 
sabido  lo  que  pasa:  que  no  creo  fueran  perezosos  estos 
mis  hermanos. 

4.  Mi  padre,  un  poco  de  cuidado  me  da  que  en  esta 
provisión  y  barabúnda  no  suena  ningún  visitador,  sino 
mi  padre  Gracián:  que  no  querría  de  Roma  viniese  algo 
contra  él.  Y  así  me  parece  que  vuestra  paternidad  se 
acuerde  de  la  luz  que  vio  Paulo:  que  parece  se  confirmó 
con  la  de  Ángela. 

Y  apártese  vuestra  paternidad  lo  que  pudiere  de  este 
fuego,  como  no  enoje  al  rey,  por  más  que  le  diga  el  pa- 
dre Mariano:  porque  su  conciencia  de  vuestra  paternidad 
no  es  para  andar  en  estas  cosas  de  contrario  parecer: 
pues  aun  de  lo  que  no  hay  que  temer  anda  atormentado, 
como  le  ha  andado  estos  días,  y  todo  el  mundo  le  pare- 
ciera bien:  allá  se  avengan  en  sus  contiendas,  de  que  esté 
todo  muy  firme  y  seguro:  harto  hará  en  ponerse  al  peli- 
gro sin  andar  en  escrúpulos. 

Yo  le  digo  cierto  que  la  mayor  pena  que  he  tenido  en 
estas  barabúndas,  es  tener  acá,  no  sé  dónde,  metido  mie- 
do de  que  no  se  ha  de  quedar  sin  esta  visita.  Cuando  el 
Señor  lo  quisiere,  Él  le  guardará,  como  lo  ha  hecho  hasta 
aquí,  mas  yo  no  estaré  sin  tormento. 

5.  Para  esto  que  he  dicho  de  apartarse,  es  menester 
la  cordura  de  vuestra  paternidad  para  que  no  parezca 


362         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


miedo,  sino  de  ofender  a  Dios:  pues  ello  es  ansí.  Y  si  vues- 
tra paternidad  hablare  al  Nuncio,  justifiqúese  en  este  caso, 
si  le  quisiere  oír,  dándole  a  entender,  que  gustará  siempre 
de  su  obediencia:  mas  que  por  saber  que  el  Tostado  ha- 
bía de  atajar  un  principio  como  éste,  y  que  se  puede  in- 
formar cómo  va,  y  cosas  de  esta  suerte. 

Y  vuestra  paternidad  trate  de  la  provincia,  por  todas 
las  vías  que  pudiere,  y  con  las  condiciones  que  quisieren; 
porque  en  esto  está  todo;  y  aun  de  la  Reforma.  Y  esto  se 
había  de  tratar  con  el  rey  y  presidente,  arzobispo,  y  to- 
dos, y  darles  a  entender  los  escándalos  y  la  guerra  que 
hay,  por  no  estar  hecho:  en  especial  con  éstos  de  Castilla: 
como  no  hay  para  ellos  visitador  ni  justicia,  hacen  cuanto 
quieren. 

Vuestra  paternidad  lo  sabrá  mejor  decir:  que  harto  boba 
soy  de  ponerlo  aquí,  sino  que  con  otros  cuidados  quizá 
se  le  olvidará.  No  sé  si  será  Pedro  el  que  lleve  ésta,  que 
no  halla  muía;  al  menos  será  mensajero  cierto.  De  todo 
me  avise  por  caridad,  aunque  tenga  poco  lugar,  y  de 
cómo  está  el  padre  Mariano. 

6.  Estas  hermanas  se  le  encomiendan  mucho.  Si  las 
viera  encarecer  su  pena,  gustara  de  ello,  y  todo  por  mi 
padre.  De  las  de  Veas  y  Caravaca  me  pesa  (que  las  hi- 
cimos mensajero),  que  estarán  afligidas,  y  no  sabrán  tan 
presto  más:  aunque  las  cartas  iban  con  hartas  esperanzas, 
sino  era  en  el  trabajo  de  vuestra  paternidad,  porque  le 
encomendasen  más  a  Dios.  Si  hubiere  por  allá  con  quién 
avisarlas,  dígalo  a  Roque  por  caridad.  Aquí  envío  cum- 
plimiento para  mil  reales  sobre  cincuenta  ducados,  que 
envié  el  día  pasado. 

Harto  me  pesa,  si  se  ha  de  quedar  vuestra  paternidad 
por  allá  con  esta  calor.  Mire  si  sería  bien  venirse  a  Man- 
cera,  y  estaríamos  más  cerca.  Avíseme,  qué  se  ha  hecho 
de  los  presos  de  Pastrana.  ¡Oh,  si  tornase  a  restaurar  el 
tormento  de  la  vista  de  este  día  con  otra!  Dios  lo  haga,  y 


CARTAS   DE   LA    SANTA  363 


a  mí  merced  de  verle  de  manera,  que  no  ande  yo  con 
tantos  miedos.  Amén.  Es  víspefa  de  nuestra  Señora  de 
Agosto.  En  fin,  en  sus  días  vienen  los  trabajos  y  los  des- 
cansos como  cosa  propia. 


Indigna  subdita  y  íiija  de  vuestra  paternidad, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL   PADRE  FRAY  GERÓNIMO    GRACIÁN   DE    LA   MADRE   DE  DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad  el  Espíritu  Santo,  mi 
padre.  Como  le  veo  quitado  de  esas  barabúndas,  báseme 
quitado  la  pena  de  lo  demás,  venga  lo  que  viniere.  Harto 
grande  me  la  ba  dado  las  nuevas  que  me  escriben  de  nuestro 
padre  general.  Ternísima  estoy;  y  el  primer  día  llorar  que 
llorarás,  sin  poder  bacer  otra  cosa,  y  con  gran  pena  de 
los  trabajos  que  le  bemos  dado,  que  cierto  no  los  mere- 
cía; y  si  bubiéramos  ido  a  él,  estuviera  todo  llano. 

Dios  perdone  a  quien  siempre  lo  ba  estorbado,  que  con 
vuestra  paternidad  yo  me  aviniera,  aunque  en  esto,  poco 
me  ba  creído.  El  Señor  lo  trairá  todo  a  bien;  mas  siento 
lo  que  digo,  y  lo  que  vuestra  paternidad  ba  padecido:  que 
cierto  son  tragos  de  la  muerte  lo  que  me  escribió  en  la 
carta  primera,  que  dos  he  recibido  después  que  babló  al 
Nuncio. 

2.  Sepa  mi  padre,  que  yo  me  estaba  deshaciendo,  por- 
que no  daba  luego  aquellos  papeles,  sino  que  debe  ser 
aconsejado  de  quien  le  duele  poco  lo  que  vuestra  pater- 
nidad padece.  Huélgome,  que  quedará  bien  esperimen- 
tado,  para  llevar  los  negocios  por  el  camino  que  han  de 


364         OBBAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JEStíS 


ir,  y  no  agua  arriba,  como  yo  siempre  decía:  y  a  la  verdad 
ha  habido  cosas  por  donde  lo  impedían  todo:  y  así  no  hay 
que  tratar  de  esto,  porque  ordena  Dios  cosas  para  que 
padezcan  sus  siervos. 

3.  Ya  quisiera  escribir  más  largo,  y  han  de  llevar  esta 
noche  las  cartas,  y  casi  lo  es  ya,  que  lo  he  sido  con  el 
obispo  de  Osma,  para  que  trate  con  el  presidente,  y  con 
el  padre  Mariano  que  le  escribí,  y  dije  enviase  a  vuestra 
paternidad.  Ahora  he  estado  con  mi  hermano,  y  se  le  en- 
comienda mucho. 

Todos  estamos  acá  en  que  no  vayan  frailes  a  Roma,  en 
especial,  si  es  muerto  nuestro  padre  genera!,  por  estas 
causas;  la  una,  porque  no  se  hace  cosa  secreta;  y  antes 
que  salgan  de  por  acá,  quizá  los  cogerán  los  frailes,  y  es 
ponerles  a  morir,  y  que  se  pierdan  los  recaudos  y  dine- 
ros, porque  no  están  tan  esperimentados  en  los  negocios 
de  Roma:  y  porque  cuando  lleguen  allá,  si  falta  nuestro 
padre  general,  los  han  de  coger  como  a  fugitivos,  que  en 
fin  andan  por  las  calles,  y  quedan  sin  remedio,  como  digo 
al  padre  Mariano. 

Cuando  acá  con  el  favor  no  pudimos  remediar  a  fray 
Juan  ¿qué  será  allá?  A  todos  les  parece  acá  mal  enviar 
frailes,  en  especial  a  mi  hermano,  que  está  muy  lastimado 
de  cómo  los  tratan.  Acá  dicen  vaya  quien  solicite  el  ne- 
gocio: en  especial  a  mi  hermano,  que  sabe  de  ellos,  le  pa- 
rece que  importa  mucho,  y  que  vaya  encaminado  todo  a 
la  persona  que  a  vuestra  merced  escribí.  El  doctor  Rueda 
está  tan  confiado  del,  que  le  parece  no  hay  necesidad 
ninguna. 

4.  Mírelo  vuestra  paternidad  mucho  todo.  Y  si  le  pa- 
rece a  vuestra  paternidad  y  al  padre  Mariano,  envíen  un 
mensajero  a  Almodóvar,  que  no  concierten  la  ida  de  los 
frailes,  y  con  brevedad  me  envíe  recaudo.  El  que  ha  de 
ir  de  aquí,  harto  bueno  es,  sólo  el  ser  más  costa;  mas 
como  ahora  se  provea,  después  cada  convento  lo  ha  de 


CABTAS  DE  LA   SAI<7TA  S63 


dar.  De  esa  herencia  de  Alcalá  podrían  prestar,  y  después 
dárselo:  que  para  de  presto,  cierto  ya  no  hallo  por  acá 
cómo.  Así  lo  escribo  al  padre  Mariano,  como  vuestra  pa- 
ternidad verá. 

5.  Estéme  bueno  mi  padre,  que  todo  lo  hará  Dios 
bien.  Plegué  a  Él,  que  nos  conformemos  alguna  vez,  y  no 
se  haga  ahora  otra  cosa,  por  donde  nos  martiricen  los 
frailes. 

(En  otro  ejemplar  prosigue:) 

Que  es  cosa  terrible,  cómo  anda  ahora  todo,  y  el  demo- 
nio ayudando  a  éstos.  Yo  le  digo,  que  hizo  buen  hecho 
para  sí,  cuando  nos  quitó  a  el  Ángel  mayor,  por  el  pau- 
sado que  ahora  está.  Yo  no  sé  cómo  fué  este  desatino:  y 
creo,  que  si  estuviera  por  acá  Ardapilla  en  estas  cosas, 
se  hubieran  hecho  mayores.  Ya  veo,  mi  padre,  cuan  már- 
tir ha  sido  vuestra  paternidad  según  andaban  en  contrario 
parecer:  que  si  le  dejaran,  bien  se  ve  le  guiaba  Dios. 

Todas  estas  hijas  se  le  encomiendan  mucho.  Contenta 
estoy  de  que  ha  dicho  no  hablen  a  nadie.  Vamonos  des- 
pacio, y  hágase  esto  de  Roma,  que  el  tiempo  allana  las 
cosas,  y  allá  se  avengan,  como  vuestra  paternidad  dice: 
sólo  quisiera  estar  cerca,  donde  nos  viéramos  a  menudo, 
y  se  consolara  mucho  mi  alma:no  lo  merezco,  sino  cruz 
y  más  cruz.  Como  esté  vuestra  paternidad  sin  ella,  venga 
norabuena. 

6.  Razonable  estoy,  aunque  esta  mi  cabeza  se  está 
harto  ruin.  Esté  Dios  con  vuestra  paternidad  siempre.  No 
se  canse  de  escribir  mucho  por  caridad.  Harto  me  he  hol- 
gado no  hagan  provincial,  que  según  lo  que  vuestra  pa- 
ternidad dice,  es  muy  acertado:  aunque  como  me  dijo 
fray  Antonio,  que  so  pena  de  pecar,  no  podía  hacer  otra 
cosa,  no  le  contradije.  Pensé,  que  quedaba  hecho  todo 
acá;  mas  si  han  de  ir  a  Roma  por  la  confirmación,  tam- 


366         0BR4S  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

•bien  irán  por  la  provincia.  De  todos  envié  recaudos  de  lo 
que  se  Fia  de  hacer,  si  han  de  ir  por  aquí.  Son  hoy  15  de 

Octubre. 

Yo  de  vuestra  paternidad  subdita  y  hija, 

Teresa  de  Jesús. 

CARTA 

al  padre  fray  gerónimo  gracián  de  la  madre  de  dios 

jesús 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pa- 
ternidad mi  padre.  Yo  llegué  aquí  a  Valladolid  cuatro  días 
ha,  y  buena,  gloria  a  Dios,  y  sin  ningún  cansancio,  por- 
que el  tiempo  hizo  muy  fresco.  Es  cosa  que  me  espanta 
lo  que  estas  monjas  se  han  holgado  conmigo  y  estos  se- 
ñores, yo  no  sé  por  qué. 

Todas  se  encomiendan  en  las  oraciones  de  vuestra  pa- 
ternidad, y  la  priora  de  aquí  dice  no  le  escribe:  porque 
como  tiene  tanto  pico,  no  puede  hablar  con  mudos.  A  la 
mi  María  de  San  José  he  hallado  muy  buena  y  contenta,  y 
a  todas  con  ella.  Holgádome  he  de  verla,  y  de  ver  cuan 
bien  van  estas  casas,  y  consideraba  la  pobreza  con  que 
se  comenzaron.  Sea  el  Señor  alabado  por  siempre. 

2.  Ahora  ha  tomado  aquí  el  hábito  una  de  buena  parte 
y  talentos.  Casi  vale  veinte  mil  ducados  lo  que  tiene;  mas 
pensamos  dejará  poco  a  la  casa,  para  lo  que  pudiera  ha- 
cer, porque  está  muy  asida  a  hermanas  que  tiene.  Con 
todo  será  razonable,  y  con  lo  que  la  priora  tiene  alle- 
gado, les  faltará  poco  para  tener  bastante  renta,  pues 
quieren  todos  la  tenga. 

3.  Cuanto  a  ir  Pablo  a  Roma  es  un  disparate,  que  no 
hay  que  hablar  en  ello,  ni  para  qué  nos  pasar  por  pensa- 
miento. Más  miedo  tengo  yo  de  que  si  es  provincial,  ha- 


CARTAS   DK   LA    SANTA  36' 


brá  de  ir  por  fuerza  al  Capítulo  general,  que  en  esto  del 
Consejo  queda  ese  padre  tan  resoluto,  sin  decir  a  qué,  ni 
cómo,  no  hay  que  tratar,  sino  alabar  al  Señor,  que  ha 
guiado  los  negocios  de  suerte,  que  no  sea  menester.  No 
nos  faltaba  ahora  otro  trabajo  para  remedio  de  los  pasa- 
dos: ni  aun  en  el  pensamiento  querría  lo  tuviese  un  mo- 
mento vuestra  paternidad. 

4.  El  padre  Nicolao  estuvo  conmigo  en  Ávila  tres  o 
cuatro  días.  Heme  consolado  mucho  de  que  tiene  ya  vues- 
tra paternidad  alguna  persona  con  quien  pueda  tratar  co- 
sas de  la  Orden,  y  le  pueda  ayudar,  que  a  mí  me  satisfaga: 
que  ha  sido  mucha  la  pena  que  me  daba  verle  tan  solo  en 
esta  Orden  de  esto. 

Cierto  me  ha  parecido  cuerdo  y  de  buen  consejo,  y 
siervo  de  Dios,  aunque  no  tiene  aquella  gracia,  y  apaci- 
blimiento  tan  grande,  como  le  dio  Dios  a  Pablo,  que  a 
pocos  da  junto  tanto;  mas  cierto  es  hombre  de  substan- 
cia, y  muy  humilde  y  penitente,  y  puesto  en  la  verdad,  y 
que  sabe  ganar  las  voluntades:  y  conocerá  muy  bien  lo 
que  vale  Pablo  y  está  muy  determinado  de  seguirle  en 
todo,  que  me  ha  dado  gran  contento:  porque  para  muchas 
cosas  (si  Pablo  se  aviene  bien  con  él  como  creo  lo  hará, 
aunque  no  sea  sino  por  darme  a  mí  contento)  será  de  gran 
provecho  estar  entrambos  siempre  de  un  voto,  y  para  mí 
grandísimo  alivio. 

Porque  cada  vez  que  pienso  lo  que  vuestra  paternidad 
ha  pasado  en  sufrir  a  los  que  le  habían  de  ayudar,  le 
tengo  en  parte  por  uno  de  los  grandes  que  ha  tenido.  Así 
mi  padre,  que  vuestra  paternidad  no  se  estrañe  con  él,  que 
o  yo  estoy  muy  engañada,  o  ha  de  ser  de  gran  provecho 
para  muchas  cosas.  De  hartas  hablamos  y  trazamos.  Ple- 
gué al  Señor  venga  ya  tiempo,  para  que  se  puedan  poner 
en  ejecución,  y  se  ponga  muy  en  orden  este  ganado  de  la 
Virgen,  que  tanto  le  cuesta  a  Pablo. 

5.  De  que  vuestra  paternidad  tenga  salud  alabo  a 


368         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JEStíS 

nuestro  Señor.  Por  candad  le  pido  me  haga  esta  merced, 
de  que  esté  lo  menos  que  pudiere  en  Alcalá,  mientras  hace 
este  calor.  Yo  sé  lo  que  estaré  aquí,  porque  estoy  con  cui- 
dado de  lo  de  Salamanca,  aunque  para  mi  contento  me 
hallo  bien  (si  con  verdad  puedo  decir,  que  tengo  descon- 
tento en  alguna  parte),  que  creo  que  procuraré  todo  lo  que 
pudiere,  no  estar  aquí  más  de  este  mes,  porque  no  haya 
algún  desmán  de  salir  quien  compre  la  casa  que  nos  dan 
en  Salamanca,  que  es  estremada,  aunque  cara:  mas  Dios 
lo  ha  de  proveer. 

6.  Nunca  he  querido  dar  parte  a  vuestra  paternidad  de 
cuan  sin  poderse  sufrir  es  la  hija  del  licenciado  Godoy 
que  está  en  Alba,  por  no  le  dar  pena.  Yo  he  hecho  cuanto 
he  podido,  porque  se  pruebe  de  todas  maneras,  y  de  nin- 
guna se  puede  sufrir:  que  como  falta  el  entendimiento,  no 
se  llega  a  razón,  y  debe  estar  descontentísima,  porque  da 
grandes  gritos.  Dice  es  mal  de  corazón;  yo  no  lo  creo. 

Había  escrito  a  la  priora  me  escribiese  alguna  cosa  de 
las  muchas  que  me  dice  de  ella,  para  que  la  mostrase  al 
licenciado,  y  escribióme  ésa:  y  hame  parecido  después, 
que  es  mejor,  que  no  la  vea,  sino  que  por  junto  entienda, 
que  no  es  para  acá.  Harta  pena  me  da,  por  ser  tanto  lo 
que  le  debemos;  mas  en  ninguna  parte  se  podrá  sufrir. 
Ahora  iré  por  allí,  y  lo  entenderé  todo;  mas  creo  será  de 
poco  provecho,  porque  con  las  cosas  que  me  han  escrito, 
muy  de  quien  no  tiene  razón,  que  con  su  padre  como  le 
teme,  debe  de  ser  donde  mejor  estará. 

Aun  no  le  he  visto.  Díceme  en  una  carta,  que  me  escri- 
bió a  Ávila,  que  se  esté  allí  hasta  que  le  busque  otro  re- 
medio: así  se  hará.  Siempre  temí  el  tomarla,  por  lo  mucho 
que  había  de  sentir  el  verla  ir.  Ya  se  ha  hecho  lo  que  se 
ha  podido:  plegué  a  Dios  él  lo  entienda  así. 

7.  Al  padre  fray  Bartolomé  muchas  encomiendas. 
Harto  me  holgué  con  su  carta:  que  no  se  canse  de  ha- 
cerme esa  caridad,  porque  yo  lo  estoy  ahora  de  escribir 


CAETAS  DE  LA   SAXTA  369 


de  tanta  señora  como  viene  acá,  que  no  lo  hago.  Ayer 
estuve  con  la  condesa  de  Osorno.  El  obispo  de  Falencia 
está  aquí:  débele  vuestra  paternidad  mucho,  y  todos.  Al 
padre  rector  me  encomiendo.  A  vuestra  paternidad  guar- 
de el  Señor  con  la  santidad,  que  yo  le  suplico  le  conserve. 
Hoy  siete  de  Julio. 

De  vuestra'  paternidad  verdadera  hija, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL   PADRE   FRAY    GERÓNIMO  QRACIÁN  DE    LA   MADRE  DE   DIOS 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad. Ha  sido  tanta  la  ocupación  que  he  tenido  después 
que  vino  el  que  lleva  ésta,  que  aun  no  pensé  poder  escri- 
bir estos  renglones,  por  no  dejar  lo  forzoso.  Díceme  la 
señora  doña  Joana,  que  anda  vuestra  paternidad  malo  y 
salpullido,  y  que  le  querrían  sangrar.  Este  hermano  me 
dice,  que  está  muy  bueno  y  gordo,  que  me  ha  quitado  la 
pena:  debe  ser  eso  de  la  calor.  Yo  le  he  habido  miedo. 

Por  caridad  procure  vuestra  paternidad  estar  lo  menos 
que  pudiere  en  Alcalá.  Yo  estoy  razonable.  El  jueves  que 
viene  me  parto  de  aquí  para  Salamanca.  Estoy  muy  con- 
tenta de  ver  cómo  guía  nuestro  Señor  los  negocios:  sea 
por  siempre  alabado,  y  sírvase  .ya  de  que  pueda  vuestra 
paternidad  hablar,  siquiera  porque  haya  algún  alivio  en 
tantos  trabajos. 

2.  Dos  veces  he  escrito  a  vuestra  paternidad  desde 
aquí.  Buena  está  nuestra  hermana  María  de  San  José  y  un 
ángel.  Harto  bien  les  va  aquí,  y  con  ésta  que  ha  entrado, 
a  usadas  que  no  les  falte  renta.  Es  un  ángel  también,  y 

TOMO  IV  24 


370         OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DE  JESÚS 

está  muy  contenta.  Esté  nuestro  Señoreen  vuestra  pater- 
nidad que  la  cabeza  está  harto  cansada. 

Yo  le  digo,  que  me  río  cuando  veo  que  le  dieron  peni- 
tencia para  que  descanse,  y  nos  dejó  acá  con  el  fin  de  la 
batalla.  Plegué  a  Dios  veamos  ya  la  victoria,  y  dé  a  vues- 
tra paternidad  salud,  que  es  lo  que  hace  al  caso.  La  ma- 
dre priora  se  le  encomienda  mucho.  Dice,  que  hasta  que 
vuestra  paternidad  le  responda,  no  quiere  escribirle.  Más 
seso  tiene  que  yo.  Es  hoy  día  de  Santiago. 

De  vuestra  paternidad  sierva  y  verdadera  hija, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

al  padre  fray  gerónimo  gracián  de  la  madre  de  dios 

jesús 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad. No  va  ésta  de  mi  letra,  porque  he  escrito  hoy  a 
Ávila  mucho,  y  tengo  cansada  la  cabeza:  y  ayer  a  vuestra 
paternidad  por  la  vía  de  la  señora  doñajuanade  Antisco, 
y  antes  había  escrito  otra  por  esta  vía  bien  larga.  Plegué 
a  Dios  haya  llegado  mejor  allá,  que  acá  las  de  vuestra 
paternidad  (si  las  ha  escrito),  que  estoy  con  harto  cuidado 
hasta  saber  si  llegó  bueno.  Ésta  escribo  ahora,  para  que 
sepa,  que  hay  correo  para  este  lugar  desde  ése,  y  no  me 
deje  de  escribir  con  él.  Estoy  buena  gloria  a  Dios:  y  a  la 
hermana  María  de  San  José  también  le  han  faltado  las 
calenturas. 

2.  Lo  que  decía  en  la  de  ayer  es  la  historia  de  don 
Francisco,  que  nos  tiene  espantadas  a  todas.  No  parece, 
sino  que  le  han  deshecho,  y  tornado  a  hacer.  Como  anda 
con  sus  parientes,  no  me  espanto:  mas  espántame,  cómo 


CAETAS   DE   LA    SANTA  371 


deja  Dios  ansí  una  criatura  que  le  deseaba  servir.  Gran- 
des son  sus  juicios. 

Harta  lástima  me  ha  hecho  verle.  Está  gran  negociador 
de  su  hacienda,  y  amigo  de  ella,  con  tanto  miedo  de  tra- 
tar Descalzos,  ni  Descalzas,  que  no  creo  nos  querría  ver, 
y  a  mí  la  primera.  Dicen  que  dice,  que  ha  miedo,  que  le 
ha  de  tornar  el  deseo  que  tenía.  En  ésta  se  ve  la  gran 
tentación. 

3.  Suplico  a  vuestra  paternidad  le  encomiende  a  Dios, 
y  le  haga  lástima.  Trata  de  casarse:  mas  no  fuera  de  Ávi- 
la. Ello  será  harto  pobre,  porque  no  le  falten  duelos.  Harta 
ocasión  debía  ser  dejarle  solo  tan  presto  vuestra  paterni- 
dad y  el  padre  Nicolao:  y  aquella  casa  de  Pastrana  no 
debe  estar  codiciosa.  A  mi  parecer  se  me  ha  quitado  una 
gran  carga. 

4.  Lo  de  la  capilla  torna  ahora  a  andar,  que  ayer  me 
escribió  ei  padre  fray  Ángel  sobre  ello.  Todo  me  tiene 
harto  cansada.  Él  nunca  ha  ido  a  Madrid,  que  viene  ahora 
a  San  Pablo  de  la  Moraleja.  Dice  que  le  ha  enviado  el 
general  las  actas  del  Capítulo.  El  padre  fray  Pedro  Fer- 
nández no  es  muerto;  está  muy  malo.  Acá  están  las  más 
buenas,  y  con  deseo  de  saber  de  vuestra  paternidad  y  la 
secretaria  le  besa  las  manos,  y  la  madre  Inés  de  Jesús. 

5.  Porque  pienso  que  le  dará  algún  cuidado  lo  que  se 
pagó  al  licenciado  Godoy,  sepa,  que  di  orden  para  que 
pareciese  había  sido  prestado:  y  ansí  se  descontó  en  lo 
que  él  me  debía,  que  era  más  que  esto.  Porque  es  des- 
pués de  Maitines,  y  víspera  de  nuestra  Señora  de  la  Pre- 
sentación (día  que  no  se  me  olvidará:  porque  fué  en  éste 
el  rebate  de  cuando  vuestra  paternidad  presentó  el  Breve 
en  el  Carmen  de  ahí).  Dios  le  guarde,  y  le  haga  tan  santo 
como  yo  le  suplico.  Amén. 

Indigna  sierva  y  hija  de  vuestra  paternidad, 


Teresa  de  Jesús. 


;}72         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

6.  Quiera  Dios  vaya  ya  esta  letra  para  leerse,  según 
con  la  priesa  que  se  ha  escrito.  Harto  desasosegado  está 
este  Francisco,  y  he  sabido  tiene  mucho  mal  de  estómago 
y  cabeza,  y  flaqueza  en  el  corazón.  Harta  merced  me  hizo 
Dios  de  que  no  tomase  el  hábito.  Mucho  ha  dicho  en 
Ávila  de  que  nadie  le  hacía  fuerza.  Yo  le  digo,  mi  padre, 
que  siempre  temí  lo  que  ahora  veo.  No  sé  qué  me  traía, 
que  he  descansado  de  no  tener  cuenta  con  él:  aunque  en 
el  casamiento  dice,  no  saldrá  de  lo  que  yo  quisiere. 

Mas  he  miedo  tendrá  poco  contento;  y  ansí,  si  no  fuera 
porque  pareciera  enojo  de  lo  hecho,  lo  dejara  del  todo.  Si 
viera  vuestra  paternidad  las  cartas,  que  desde  Alcalá  y 
Pastrana  me  escribió,  se  espantara  con  el  contento  y 
priesa  que  me  decía,  procurase  le  diesen  el  hábito.  Brava 
tentación  le  debió  dar:  aunque  en  cosas  de  esas  no  le  ha- 
blé, que  él  sentía  mucho,  y  estaba  su  parienta  presente. 
Debe  estar  también  corrido.  Dios  le  remedie,  y  a  vuestra 
paternidad  guarde.  A  mi  parecer,  con  los  santos  fuera 
santo.  Espero  en  Dios  se  ha  de  salvar,  que  temor  tiene  de 
ofenderle. 

7.  La  compañera  de  vuestra  paternidad  san  Barto- 
lomé se  le  encomienda  mucho,  y  tiene  harto  cuidado  y 
deseo  de  saber  cómo  le  ha  ido  a  vuestra  paternidad  por 
esos  caminos,  y  sin  nosotras:  que  acá  nos  va  tan  mal  sin 
vuestra  paternidad  que  parece  hemos  quedado  en  de- 
sierto. La  hermana  Casilda  de  la  Concepción  se  enco- 
mienda a  vuestra  paternidad.  Nuestro  Señor  nos  guarde 
a  vuestra  paternidad  y  nos  le  deje  ver  presto,  padre  mío; 
porque  no  se  canse  no  le  digo  más. 

Indigna  hija  de  vuestra  paternidad, 
Ana  de  San  Bartolomé. 

En  sabiendo  vuestra  paternidad  algo  del  buen  fray 
Bartolomé  de  Jesús,  me  lo  haga  saber  que  me  dará  mu- 
cho consuelo. 


CARTAS   DR   LA    SAMA 


CARTA 

AL   PADRE   FRAY   GERÓNLMO   GRACIÁN   DR   LA  MADRE   DE   DIOS 

JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  pater- 
nidad. En  quedar  fray  Gabriel  en  la  Roda,  ya  lo  he  escrito 
a  vuestra  reverencia.  Creo  importa  mucho  a  aquella  casa 
de  las  monjas.  Hales  comprado  otra,  dicen  que  muy 
buena,  en  medio  del  pueblo.  Estoy  con  cuidado,  que  creo 
ni  tiene  vistas,  ni  campo.  Infórmese  vuestra  reverencia 
del,  como  de  suyo,  y  muéstrele  gracia,  que  es  buen  hom- 
bre, y  tiene  buenas  cosas:  y  si  alguna  desgracia  tiene 
con  vuestra  reverencia,  creo  son  celos  de  que  quiere  a 
otros  más. 

2.  También  se  me  ha  ofrecido,  que  si  vuestra  reve- 
rencia quedare  por  provincial,  procure  sea  su  compañero 
el  padre  Nicolao,  que  importa  mucho  para  estos  princi- 
pios andar  juntos;  aunque  esto  no  lo  digo  al  comisario. 
Porque  como  es  tan  enfermo  el  padre  fray  Bartolomé,  no 
puede  dejar  de  comer  carne,  y  tiénenle  ya  sobre  ojos  al- 
gunos. Al  menos  para  estos  principios  yo  le  digo,  que 
haría  mucho  al  caso,  y  tiene  buen  consejo  para  todo:  y 
quien  ha  sufrido  otros,  como  vuestra  reverencia,  bien  se 
holgará  con  quien  no  terna  que  sufrir. 

3.  Encomiéndeme  mucho  al  padre  fray  Bartolomé, 
que  yo  creo  debe  andar  bien  cansado  por  su  condición 
de  vuestra  reverencia  en  nunca  descansar:  es  para  ma- 
tarse a  sí,  y  quien  anda  con  él.  Mucho  me  he  acordado, 
que  de  mala  color  estaba  ahora  un  año  por  la  Semana 
Santa.  Por  amor  de  Dios  que  no  se  dé  tanta  priesa  a  ser- 
mones esta  Cuaresma,  ni  coma  pescados  muy  dañosos: 


374  OBRAS   DE   SANTA    TERESA   DE   JEStíS 

porque  aunque  no  lo  echa  de  ver,  luego  le  hace  mal,  y 
vienen  las  tentaciones. 

4.  Sepa,  que  todavía  anda  lo  de  la  capilla  de  Sancho 
de  Avila,  y  hay  pareceres  de  letrados,  que  aunque  la  den, 
no  pierden  la  herencia;  bien  creo  habrá  pleito.  Yo  he 
dicho,  que  hasta  tener  provincial,  no  hay  que  tratar  de 
ello.  Digo  esto  aquí,  aunque  parece  fuera  de  propósito, 
porque  será  menester,  al  que  lo  fuere,  vuestra  reverencia 
le  advierta,  que  no  haga  nada  sin  que  vaya  allá,  y  se  mire 
mucho,  que  es  cosa  importante  para  aquella  casa:  porque 
ya  da  más  Sancho  de  Ávila,  y  ellas  tienen  tanta  necesi- 
dad, que  creo  se  había  de  hacer:  mas  importan  las  condi- 
ciones, y  otras  muchas  cosas,  que  es  menester  tratarlo 
conmigo  y  verlo. 

5.  Aquí  nos  va  cada  día  mejor,  gloria  a  Dios.  Traemos 
en  habla  una  casa  muy  buena,  que  la  que  está  cabe  nues- 
tra Señora  no  lo  era,  y  muy  cara:  ansí  no  la  tomamos. 
Estotra  es  muy  buen  puesto.  Yo  lo  estoy  mejor  que 
suelo,  y  todas.  San  Bartolomé,  y  Inés  de  Jesús  le  envían 
grandes  recaudos.  Dice,  que  aunque  más  huya  vuestra 
reverencia  del  trabajo,  que  cree  que  las  oraciones  de  las 
Descalzas  han  de  aprovechar  para  ponerle  en  él.  El  Señor 
lo  encamine  como  vuestra  reverencia  más  le  sirva;  y  en 
lo  demás  va  poco,  aunque  duela  mucho. 

6.  Para  querer  ser  corta,  mire  qué  vida,  que  no  se 
hable  poco  con  vuestra  reverencia.  Hablé  mucho  con 
Mariano  sobre  la  tentación  que  tiene  de  elegir  a  Macario, 
que  me  lo  ha  escrito.  Yo  no  entiendo  este  hombre,  ni  me 
quiero  entender  con  nadie  en  este  caso,  sino  con  vuestra 
reverencia.  Por  eso  sea  para  sí  solo  lo  que  en  esto  he  es- 
crito, que  importa  mucho:  y  vuestra  reverencia  no  deje 
de  acudir  a  Nicolao,  y  que  entienda  no  le  quiere  para  sí; 
y  a  la  verdad  no  sé  con  qué  conciencia  se  puede  dar  voto 
de  los  que  ahí  están,  sino  a  entrambos  a  dos. 

7.  Ya  envié  su  carta  a  los  monasterios.  Todas  están 


CAP.TAS   DE   LA    SANTA 


muy  alegres,  y  yo  más.  A  vuestra  reverencia  enviaré  lo 
que  enviaren:  si  fuere  de  otros  cabos  por  allá,  haga  lo 
que  le  pareciese,  y  lo  que  no,  no.  Dios  le  guarde,  y  haga 
tan  santo,  como  yo  le  suplico.  Amén.  Son  hoy  diez  y 
siete  de  Febrero.  Si  más  se  nos  acordare  para  estas  ca- 
sas, avisaré  a  vuestra  reverencia,  que  de  razón  no  se  con- 
cluirán tan  presto  las  cosas  de  Capítulo,  que  no  haya 
tiempo. 

Indigna  sierva,  y  hija  de  vuestra  paternidad 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL   PADRE   FRAY   GERÓNIMO   GRACIÁN  DE  LA   MADRE  DE   DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  paternidad  el  Espíritu  Santo,  mi 
padre.  La  carta  que  me  escribió  desde  Alcalá  he  recibido, 
y  holgádome  harto  de  todo  lo  que  me  dice  en  ella,  en  es- 
pecial, de  que  tiene  salad.  Sea  Dios  alabado,  que  harta 
misericordia  me  hace  después  de  tantos  caminos,  y  tantos 
trabajos.  Yo  estoy  buena.  He  escrito  a  vuestra  paterni- 
dad por  dos  partes,  y  enviado  mis  memoriales,  por  pare- 
cer persona.  Habíase  olvidado  lo  que  ahora  escribo  en 
esa  carta  al  padre  comisario.  Vuestra  paternidad  la  lea, 
que  por  no  me  cansar  en  tornarlo  a  decir  aquí  la  envío 
abierta:  y  la  selle  con  sello  que  parezca  el  mío,  y  se  la  dé. 

2.  Yo  querría  que  si  puede  el  padre  comisario  enmen- 
dar constituciones,  y  poner  en  las  que  se  hiciesen  unas 
bien  puestas,  que  quitasen  y  pusiesen  lo  que  ahora  pedi- 
mos; y  esto  no  lo  hará  ninguno,  si  vuestra  paternidad  y 
el  padre  Nicolao  no  lo  toman  muy  a  pechos;  y  como 
vuestra  paternidad  dice,  y  yo  creo  que  se  lo  escribí  a 


:;7()       ORUAS  de  santa  tekesa  de  jesús 

vuestra  paternidad  en  mi  carta,  en  nuestras  cosas  no  iiay 
que  dar  parte  a  los  frailes,  ni  nunca  la  dio  el  padre  fray 
Pedro  Feriiández.  Entre  él  y  mí  pasó  el  concertar  las 
actas  que  puso,  y  ninguna  cosa  hacía  sin  decírmelo:  esto 
le  debo. 

3.  Si  se  pudieran  hacer  de  nuevo  las  constituciones, 
u  quitar,  advierta  vuestra  paternidad  en  lo  de  las  calzas 
de  estopa,  u  sayal  que  no  se  señale,  ni  diga  más  de  que 
puedan  traer  calzas,  que  no  acaban  de  traer  escrúpulos. 
Y  a  donde  dice,  Tocas  de  sedeña,  diga  de  lienzo:  si  le 
pareciere  cosa  de  quitar  la  acta  del  padre  fray  Pedro 
Fernández,  adonde  dice,  no  coman  huevos,  ni  hagan  co- 
lación con  pan:  que  nunca  pude  acabar  con  él,  sino  que 
las  pusiese;  y  en  esto  basta  que  se  cumpla  con  la  obliga- 
ción de  la  Iglesia,  sin  que  se  ponga  otra  encima;  que 
andan  con  escrúpulo,  y  les  hace  daño,  porque  no  creen 
tienen  necesidad,  algunas  que  la  tienen. 

4.  Hannos  dicho,  que  se  han  ordenado,  ahora  en  Ca- 
pítulo general  muchas  cosas  en  el  rezado,  y  que  traen 
dos  Ferias  cada  semana.  Si  fuese  cosa  poner  que  no  que- 
dásemos obligadas  a  tantas  mudanzas,  sino  a  como  ahora 
rezamos.  También  se  acuerde  vuestra  paternidad  los  mu- 
chos inconvenientes  que  hay  a  donde  hay  monasterios  de 
la  Orden,  posar  siempre  los  Descalzos  con  ellos;  si  se  pu- 
diese, decir  que  cuando  hubiese  parte  adonde  con  toda 
edificación  pudiesen  estar,  que  no  fuesen  con  ellos. 

5.  En  nuestras  constituciones  dice,  sean  de  pobreza, 
y  no  puedan  tener  renta.  Como  ya  veo  que  todas  llevan 
camino  de  tenerla,  mire  si  será  bien  que  se  quite  esto,  y 
todo  lo  que  hablare  en  las  constituciones  desto,  porque  a 
quien  las  viere  no  parezca  se  han  relajado  tan  presto:  u 
que  diga  el  padre  comisario,  que  pues  el  concilio  da  li- 
cencia, la  tengan. 

6.  Yo  querría  imprimiésemos  estas  constituciones, 
porque  andan  diferentes,  y  hay  priora  que  sin  pensar 


CARTAS   DE   LA   SAXTA 


hace  nada,  quita  y  pone  (cuando  las  escriben)  lo  que  le 
parece.  Que  pongan  un  gran  precepto,  que  nadie  pueda 
quitar,  ni  poner  en  ellas  para  que  lo  entiendan. 

En  estas  cosillas  todas  hará  vuestra  paternidad  lo  que 
le  pareciere.  Digo  que  trate  lo  que  nos  toca.  También  el 
padre  Nicolao,  porque  no  parezca  es  vuestra  paternidad 
solo,  y  aun  el  padre  fray  Juan  de  Jesús  creo  mirará  lo  que 
nos  toca  con  amor.  Yo  me  quisiera  alargar  más;  sino  que 
es  casi  de  noche  y  han  de  llevar  las  cartas,  y  escribo  a 
los  amigos. 

■7.  Devoción  me  hizo  lo  que  dice  vuestra  paternidad 
que  será  de  las  Descalzas,  a  lo  menos  será  verdadero  pa- 
dre, y  cierto  que  se  lo  deben  bien.  Y  a  vivir  vuestra  pa- 
ternidad para  siempre,  y  no  tratar  ellas  con  otros,  bien 
escusado  era  algunas  cosas  de  las  que  pedimos:  ¡u  qué 
ansias  tienen  porque  salga  provincial!  Creo  no  les  ha  de 
contentar  otra  cosa.  Dios  nos  le  guarde,  todas  se  la  en- 
comiendan. Son  hoy  21  de  Febrero. 


Yo  de  vuestra  paternidad  verdadera  hija, 
Teresa  de  Jesús. 


8.  Esos  memoriales  me  han  traído,  en  trayendo  los 
otros  los  enviaré:  no  sé  si  van  bien,  que  harto  fué  nece- 
sario decir  vuestra  paternidad  viniesen  a  mi  poder.  Dios  le 
guarde,  sólo  el  de  su  amiga  Isabel  de  Santo  Domingo  ve- 
nía bien,  que  es  el  mesmo  que  va. 

9..  (Capítulos  de  otras  cartas  escritas  al  mismo  ve- 
nerable padre  por  este  tiempo.)  Ponga  vuestra  paterni- 
dad lo  del  velo  en  todas  partes  por  caridad:  diga  que  las 
mismas  Descalzas  lo  han  pedido,  como  es  verdad,  aun- 
que hay  recogimiento. 

10.  En  que  perpetuamente  no  sean  vicarios  de  las 
monjas  los  confesores,  pongo  mucho;  porque  es  cosa  tan 


;i7S         OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DE  JESÚS 

importante  para  estas  casas,  que  con  serlo  tanto  el  con- 
fesarse con  los  frailes,  como  vuestra  paternidad  dice,  y 
yo  veo,  antes  pasaría  porque  se  esté  como  se  está,  y  no 
lo  puedan  hacer,  que  porque  cada  confesor  sea  vicario. 
En  esto  hay  tantos  inconvenientes,  como  ya  diré  a  vues- 
tra reverencia  de  que  le  vea,  en  esto. 

Suplico  fíe  de  mí,  porque  cuando  se  hizo  San  José,  se 
miró  mucho,  y  fué  una  de  las  cosas,  porque  parecía  a  al- 
gunos y  a  mí  que  estaba  bien,  sujeta  al  Ordinario,  porque 
no  viniese  a  esto.  Hay  grandes  inconvenientes  que  he  yo 
sabido  dónde  los  tienen,  y  para  mí  uno  basta  que  tengo 
bien  visto:  que  si  el  vicario  se  contenta  de  una,  no  puede 
la  priora  quitar  que  parle  lo  que  quisiere  con  ella,  porque 
es  superior;  y  de  aquí  vienen  mil  desventuras. 

11.  Por  lo  mismo  es  también  necesario,  y  por  otras 
hartas  cosas,  que  tampoco  estén  sujetas  a  los  priores. 
Acierta  uno  a  saber  poco,  y  mandará  cosas  que  las  in- 
quiete a  todas,  porque  no  obra  ninguno  como  mi  padre 
Gracián,  y  hemos  de  mirar  los  tiempos  por  venir,  pues  ya 
hay  tanta  esperiencia,  y  quitar  las  ocasiones;  porque  el 
mayor  bien  que  pueden  hacer  a  estas  monjas,  es  que  no 
haya  más  plática  con  el  confesor  de  oír  sus  pecados;  que 
para  mirar  el  recogimiento,  basta  ser  confesores  para  dar 
aviso  a  los  provinciales. 

Todo  esto  he  dicho,  por  si  a  alguno  le  pareciere  otra 
cosa,  u  al  padre  comisario:  lo  que  creo  no  hará,  que  en 
muchas  partes  confiesan  las  monjas,  y  no  son  vicarios  en 
su  Orden. 

Vanos  todo  nuestro  ser  en  quitar  la  ocasión,  para  que 
no  haya  estos  negros  devotos  destruidores  de  las  espo- 
sas de  Cristo,  que  es  menester  pensar  siempre  en  lo  peor 
que  puede  suceder:  para  quitar  esta  ocasión,  que  se  en- 
tra sin  sentirlo  por  aquí  el  demonio:  sólo  esto,  y  tomar 
mucho  número  de  monjas,  es  el  medio  que  siempre  temo 
que  nos  han  de  dañar,  y  así  suplico  a  vuestra  paternidad 


CAETAS   DE   LA    SANTA  o7í> 


ponga  mucho  en  que  queden  estas  dos  cosas  en  las  cons- 
tituciones muy  firmes:  esta  merced  me  haga  a  mí. 

12.  Diga  vuestra  paternidad  al  padre  fray  Antonio 
muchas  encomiendas,  que  no  era  carta  la  que  escribí, 
para  dejarme  de  responder:  que  porque  me  parece  es  ha- 
blar con  mudo  y  sordo,  no  le  quiero  escribir;  que  bien 
contento  envía  al  padre  Mariano  de  sus  granjerias,  que 
aprovechan  de  dar  más  de  comer  a  esos  padres  que  sue- 
len; yo  digo  a  vuestra  paternidad  que  si  no  pone  remedio 
en  esto  en  todas  partes,  que  verá  en  lo  que  para,  y  no  se 
habían  de  cuidar  de  mandarlo,  que  jamás  dejará  Dios  de 
dar  lo  necesario:  si  poco  les  dan,  poco  dará. 

13.  Por  amor  de  Dios  procure  vuestra  paternidad 
haya  limpieza  en  camas  y  pañizuelos  de  mesa,  aunque 
más  se  gaste,  que  es  cosa  terrible  no  la  haber:  en  forma 
quisiera  fuera  por  constitución;  y  aun  creo  no  bastará, 
según  son. 

14.  ¡Oh,  qué  pena  me  dan  estos  sobrescritos  con  re- 
verenda! porque  querría  vuestra  paternidad  lo  quitase 
a  todos  sus  subditos;  pues  no  es  menester  para  saber 
a  quién  va  la  carta.  Es  cosa  sin  propósito  entre  nos- 
otros, a  mi  parecer,  honrarnos,  y  palabras  que  se  pueden 
escusar. 

15.  Ahora  tratemos  de  lo  que  vuestra  reverencia  dice, 
de  que  no  le  elijan,  u  confirmen:  yo  escribo  al  padre  co- 
misario. Sepa  mi  padre,  que  cuanto  al  deseo  que  yo  he  te- 
nido de  verle  libre,  entiendo  claro,  que  obra  más  el  mu- 
cho amor  que  le  tengo  en  el  Señor,  que  el  bien  de  la 
Orden,  y  de  éste  procede  una  flaqueza  natural  de  sentir 
tanto,  que  no  entiendan  todos  lo  que  deben  a  vuestra  re- 
verencia y  lo  que  ha  trabajado,  y  por  no.  oír  una  palabra 
contra  él,  que  no  lo  puedo  llevar;  mas  venido  a  el  efecto, 
todavía  ha  podido  más  el  bien  general. 

16.  Plega  a  Dios,  mi  padre,  que  no  les  venga  tanto  a 
estas  casas,  que  se  hallen  sin  vuestra  paternidad  que  mu- 


:180         OBRAS  DE  SANTA  TF.RESA  DE  JESÚS 

cho  es  menester  muy  menudo  gobierno  para  ellas,  y  quien 
entienda  lo  uno  y  lo  otro.  Sus  siervas  son,  Su  Majestad 
mirará  por  ellas. 


CARTA 

AL    PADRE  FRAY   GERÓNIMO  GRACIÁN   DE   LA   MADRE   DE   DIOS 

JESÚS 

1.  El  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reverencia  mi 
padre.  Una  carta  suya  recibí,  la  fecha  del  día  de  San 
Juan,  y  después  la  que  venia  con  la  del  padre  Nicolao, 
que  una  que  dice  vuestra  reverencia  me  escribía  muy 
largo,  no  ha  llegado  acá:  mas  aunque  éstas  eran  muy 
cortas,  no  lo  fué  el  contento  que  me  dieron,  por  saber 
tiene  vuestra  paternidad  salud,  que  estaba  con  cuidado. 
Désela  nuestro  Señor  como  puede. 

Yo  he  escrito  a  vuestra  reverencia  algunas:  una  a  donde 
le  suplicaba  no  diese  licencia  a  doña  Elena  para  ser  mon- 
ja, no  querría  se  hubiese  perdido.  Ahora  me  dicen  es  muy 
cierto  este  mensajero  para  Valiadolid,  a  donde,  según 
vuestra  reverencia  me  dice,  pienso  estará.  Allá  por  ser 
tan  cerca  San  Alejo,  me  ha  parecido  enviarle  esas  cartas 
de  Toledo,  para  que  vea  cuan  pesadamente  lo  toma  el 
arzobispo,  y  entiendo  no  nos  conviene  tenerle  por  ene- 
migo en  ninguna  manera. 

2.  Y  dejado  eso,  jamás  se  habla  en  esta  entrada,  que 
no  me  hace  gran  contradicción,  porque  a  donde  está  ma- 
dre y  hija,  y  otros  hartos  deudos,  con  lo  que  se  entiende 
de  esta  señora,  temo  ha  de  haber  mucha  inquietud,  y  ella 
tener  poco  contento;  y  así,  antes  que  yo  hablase  al  arzo- 
bispo, tenía  rogado  al  padre  Baltasar  Álvarez  se  lo  estor- 
base, y  él  me  lo  había  prometido,  que  estaba  a  lo  mesmo 
que  yo,  y  la  conocía  bien:  mire  qué  talle  de  haberla  yo 


CARTAS  DE   LA    SANTA  381 


persuadido:  yo  he  escrito  al  cardenal  que  avisaré  a  vues- 
tra reverencia  y  que  esté  descuidado,  que  no  se  recibirá, 
y  dármela  mucha  pena,  si  ansí  no  se  hiciese. 

Ya  sabe  vuestra  reverencia  el  secreto  que  pide  esa 
carta:  en  todo  caso  la  rompa  vuestra  reverencia,  y  no  en- 
tienda nadie  que  por  él  se  deja,  sino  porque  a  ella  y  a  sus 
hijos  no  les  está  bien,  como  es  verdad;  ya  tenemos  harta 
esperiencia  de  estas  viudas.  Antes  que  se  me  olvide  mie- 
do tengo  que  nunca  se  han  de  acabar  estas  constitucio- 
nes de  imprimir;  por  caridad  que  no  descuide  vuestra  re- 
verencia de  ello,  mire  que  importa  mucho,  que  ya  sería 
imprimida  una  gran  historia. 

3.  Ahora  vengamos  a  lo  de  Burgos:  ahí  envío  la  res- 
puesta, y  estoy  espantada  de  los  que  tienen  parecer  de 
que  me  fuese  yo  allí:  sin  más  ni  más  he  respondido  al 
obispo,  que  vuestra  reverencia  me  ha  mandado  que  no 
vaya  a  Burgos  en  tiempo  que  haya  de  estar  el  invierno, 
por  mis  enfermedades,  como  una  vez  me  lo  escribió  vues- 
tra reverencia,  ni  poniendo  duda  en  lo  del  arzobispo,  por- 
que no  queden  mal  él,  y  el  obispo  de  Falencia,  que  con- 
viene esto  al  de  Falencia,  y  al  de  Burgos;  que  porque  me 
parecía  le  sería  cansancio,  si  la  ciudad  no  lo  hiciese,  como 
yo  creía,  haría  poco  caso  de  mí,  lo  dejaba  hasta  tenerlo 
averiguado  con  la  ciudad.  No  debe  ser  llegada  la  hora  de 
esta  fundación,  primero  me  parece  llegó  la  de  fray  Balta- 
sar, ansí  anda  el  mundo. 

4.  La  de  Madrid  es  la  que  ahora  conviene,  y  creo, 
que  con  ver  el  arzobispo,  que  se  hace  !o  que  él  quiere  la 
ha  de  dar  presto,  y  el  obispo  de  aquí,  que  va  allá  para 
Setiembre,  me  dice  la  recaudará.  Yo  habré  acabado  aquí 
con  el  favor  de  Dios,  mediado  Agosto:  en  pasando  nues- 
tra Señora,  si  a  vuestra  reverencia  le  parece,  me  podré  ir 
a  Ávila,  que  no  me  parece  han  andado  claras  con  el  pa- 
dre Nicolao;  que  aquí  ninguna  cosa  tengo  que  hacer,  mas 
a  no  ser  mucha  la  necesidad,  harto  consuelo  me  dará  no 


382  OBRAS   DE   SANTA   TEEIÍSA   DE   JESÚS 

quedar  por  priora,  que  ya  no  estoy  para  ello,  y  es  ha- . 
cer  más  de  lo  que  pueden  las  fuerzas,  y  andar  con  es- 
crúpulo. 

Si  queda  allí  el  padre  fray  Gregorio  Nacianceno,  como 
he  escrito  a  vuestra  reverencia,  la  priora  basta,  pues  no 
hay  allí  otra;  y  aunque  digo  que  basta,  creo  miento,  por- 
que para  lo  de  dentro  es  no  tener  a  nadie:  allá  verá  vues- 
tra reverencia  lo  mejor,  que  según  el  cuidado  traigo  de 
aquella  casa,  cualquier  trabajo,  por  salir  de  él,  es  poco, 
y  no  dejará  de  aprovechar  algo,  mientras  Dios  ordene  lo 
de  Mad  id,  estar  allí,  aunque  el  natural  no  deja  de  sentir 
estar  en  aquel  lugar  faltando  los  amigos,  y  hermano,  y  lo 
peor  es  haber  quedado  los  que  quedan. 

5.  En  lo  que  toca  a  la  ida  de  Roma,  ya  veo  es  harto 
necesario,  aunque  no  se  tema  nada,  ir  a  dar  la  obedien- 
cia al  general,  y  para  estotros,  que  no  lo  hicieran  acá 
tanta  falta:  mucha  le  hará  a  vuestra  reverencia  el  padre 
Nicolao,  aunque  fuera  el  que  más  lo  allanara  todo,  que  si 
hay  algo  más,  entiendo,  que  con  ver  obediencia,  y  algún 
comedimiento  de  tiempo  a  tiempo  en  señal  de  sujeción, 
que  no  habrá  nada:  esto  es  muy  necesario,  que  entienda 
el  general  que  son  subditos,  y  ellos,  que  tienen  perlado, 
no  sea  como  lo  pasado,  ni  el  gasto  tampoco,  que  será 
gran  trabajo  para  las  casas. 

6.  Olvidóseme  decir  lo  que  me  he  holgado  de  el  con- 
cierto de  la  capilla,  que  está  harto  bien,  gloria  a  Dios,  que 
harto  ha  aprovechado  detenerse.  Con  aquella  hija  de  la 
flamenca  temo  ha  de  haber  trabajo  toda  su  vida,  como 
con  su  madre;  plega  a  Dios  no  sea  peor:  crea,  que  una 
monja  descontenta,  yo  la  temo  más  que  a  muchos  demo- 
nios. Dios  perdone  a  quien  la  tornó  a  tomar.  No  dé  vues- 
tra reverencia  licencia  para  su  profesión,  hasta  que  vaya 
yo,  si  Dios  quiere.  Al  padre  Nicolao  escribo  que  me  avise, 
si  hay  allá  aparejo  de  en  qué  me  ir,  que  acá  no  veo  mu- 
cho. Ordénelo  Dios  todo  como  más  sea  servido.    • 


CARTAS   DE   LA   SANTA  383 


.  7.  Plega  a  Él  vuestra  reverencia  haya  podido  hacer 
algo  en  ese  negocio  de  Beatriz,  que  días  ha  que  me  tiene 
con  harta  pena:  a  ella  y  a  su  madre  escribí  unas  cartas, 
que  bastaban  para  alguna  enmienda,  diciéndolas  cosas 
terribles,  porque  aunque  estuviesen  sin  culpa,  yo  les 
puse  los  peligros  que  podía  haber  delante  de  Dios,  y  del 
mundo. 

Para  mí  no  están  sin  ella,  y  sus  padres  más;  porque  ella 
los  manda  a  ellos:  es  cosa  perdida,  y  creo,  si  no  quitan 
del  todo  la  ocasión,  ha  de  venir  a  más  mal,  si  le  puede 
haber,  que  harto  hay  agora  cuanto  a  la  honra,  y  está  per- 
dida, y  bien  paso  por  ello,  aunque  me  pesa:  las  almas  que- 
rría no  perdiesen,  y  véolos  tan  sin  ser  a  padres  y  a  hijos, 
que  no  hallo  remedio:  Dios  le  ponga,  y  dé  a  vuestra  re- 
verencia gracia  para  que  en  esto  dé  algún  corte:  ninguno 
veo  sino  meterla  en  un  monasterio,  esto  no  sé  cómo, 
según  la  poca  posibihdad  tienen:  a  poder  estar  en  Ávila 
fuera  gran  cosa. 

Suplico  a  vuestra  reverencia  me  escriba  lo  que  se  ha 
hecho,  y  si  se  determina  de  que  vaya  a  Ávila  desde  aquí, 
que  según  hay  pocos  mensajeros,  y  vuestra  reverencia 
escribe  corto,  es  menester  escribir  con  tiempo.  Dios  le 
guarde  con  la  santidad  que  yo  le  suplico.  Amén,  amén. 
Son  hoy  14  días  de  Julio. 

8.  El  obispo  se  partió  de  aquí  a  diez  a  hacer  sínodo. 
La  fundadora  me  dice  que  diga  mucho  a  vuestra  reveren- 
cia: délo  por  recibido,  que  estoy  cansada  y  buena,  que  las 

de  todas. 

Indigna  sierva  y  subdita  de  vuestra  reverencia, 

¡Qué  de  buena  gana  digo  esto! 

Teresa  de  Jesús. 


;í84  obras  de  santa  Teresa  de  jesús 

CARTA 

AL  PADRE  FRAY  GERÓNIMO   GRACIÁN  DE  LA  MADRE  DE  DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia.  Hoy  se  han  ido  las 
monjas,  que  me  ha  dado  harta  pena,  y  dejado  mucha  so- 
ledad. Ellas  no  la  llevan,  en  especial  María  de  Cristo,  que 
es  la  que  ha  puesto  mucho  en  irse.  Estaba  ya  publicado, 
y  esotra  no  era  para  ello,  como  vuestra  reverencia  sabrá. 
Con  todo  tenía  harto  escrúpulo,  como  vuestra  reverencia 
me  lo  había  escrito.  El  doctor  Castro  me  lo  quitó. 

2.  Harto  quisiera  fray  Juan  de  la  Cruz  enviar  a  vuestra 
reverencia  algún  dinero;  y  harto  contaba,  si  podía  sacar 
de  lo  que  traía  para  el  camino,  mas  no  pudo.  Creo  lo  pro- 
curará enviar  a  vuestra  reverencia.  Alonso  Ruiz  vino  aquí 
tres  o  cuatro  días  ha,  que  en  todo  su  seso  pensaba  irse 
conmigo.  Con  harto  deseo  esperaba  a  vuestra  reverencia 
y  le  escribe,  y  me  dio  dos  piezas  (creo  son  de  cuatro  es- 
cudos) para  que  las  enviase  a  vuestra  reverencia;  hasta 
tener  mensajero  cierto  no  se  lo  envío.  Harto  hago  en  no 
me  quedar  con  ello,  que  según  andan  las  cosas,  no  será 
mucho  que  me  dé  tentación  de  hurtar. 

3.  Esa  carta  me  envió  Inés  de  Jesús  con  otras  suyas, 
mas  demasiado  de  presto  se  irá  si  es  después  de  pascua. 
Ya  lo  he  escrito;  y  con  decir,  que  vuestra  reverencia  ha 
de  ir  allá,  se  entretendrán.  Esta  bendita  lo  debe  hacer, 
como  ve  esas  señoras  ahora  con  tanto  calor;  por  eso  no 
prometa  vuestra  reverencia  sermones  allá  en  cumpliendo 
el  Adviento,  que  acá  habrá  donde  los  ejercite.  El  doctor 
Castro  desea  se  venga  vuestra  reverencia  a  estar  la  pas- 
cua en  su  casa,  y  yo  también:  mas  poco  se  cumplen  mis 
deseos. 


CARTAS   DE   LA    SANTA  385 


Ahora  creo  no  se  escusa  llevar  a  Tereslca,  que  al  le- 
trado le  ha  parecido  muy  bien,  y  aun  ella  siente  tanto  mi 
ida,  como  se  han  ido  estotras,  que  creo  ha  de  ser  necesa- 
rio; porque  anda  tristecilla,  que  si  con  esto  le  viene  alguna 
ocasión,  no  sé  lo  que  hará,  y  a  mí  me  ha  parecido  darle 
alguna  esperanza,  aunque  lo  siento  harto.  Gloria  a  Dios, 
que  todo  lo  quiere  llevar  sobre  mí. 

4.  Harto  voy  mirando  en  quién  dejar  aquí,  y  no 
acabo  en  quién  determinarme:  porque  cada  vez  que  me 
acuerdo  cuan  público  ha  estado  el  quererse  ir  Ana  de  San 
Pedro,  quedar  ahora  por  mayor,  no  lo  puedo  llevar,  que 
es  cosa  terrible:  que  en  lo  demás  bien  me  parece.  Esta 
Mariana  creo  lo  haría  bien,  que  tiene  muchas  partes  para 
ello,  si  no  estuviera  Julián  de  por  medio,  aunque  él  anda 
bien  apartado  ahora,  y  sin  entremeterse  en  nada.  Dios 
dará  a  vuestra  reverencia  luz,  y  acá  se  platicará  todo. 

5.  El  velo  se  puso  ayer.  Madre  y  hija  están  como  lo- 
cas de  placer.  Harto  cansada  he  estado  con  todo,  y  acos- 
tándome a  las  dos.  Las  que  señalé  fueron  las  tres  de  acá, 
y  otras  tres  de  Veas  con  Ana  de  Jesús,  que  va  por  priora, 
y  otras  dos  de  Sevilla,  y  dos  frailas  de  Villanueva,  que 
son  harto  buenas,  sino  que  me  había  escrito  la  priora  que 
convenía:  porque  son  cinco  hermanas,  y  tiene  razón,  y  es 
la  de  ayudar  a  aquella  casa,  pues  de  estotra  de  Granada 
cuentan  tanto.  De  mal  se  le  ha  de  hacer  a  Ana  de  Jesús, 
como  lo  quiere  mandar  todo. 

Si  a  vuestra  reverencia  le  parece  bien,  esté  entero  en 
que  se  haga,  porque  no  se  hallarán  otras  mejores;  y  si  no, 
haga  lo  que  mandare,  y  quédese  con  Dios,  que  como  me 
acosté  a  las  dos,  y  me  levanté  de  mañana,  está  la  cabeza 
cual  la  mala  ventura.  De  lo  demás  razonable  ando. 

6.  El  inconveniente  que  ahora  se  me  representa  puede 
.haber  para  lo  de  Teresa,  es,  si  esotra  Beatriz  hubiese  de 
llevar,  que  no  se  sufría  por  ninguna  manera  ir  entrambas. 
Esto  como  que  me  daría  trabajo  que  aun  estotra  como 

Tumo  iv  23 


386         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

reza  bien,  algún  alivio  sería.  Por  eso  no  la  diré  nada;  mas 
Beatriz  se  guardará  de  darme  ese  trabajo.  Y  a  mi  parecer 
no  conviene  venir  vuestra  reverencia  con  Tomasina. 

Indigna  sierva  y  subdita  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

AL   PADRE  FRAY   GERÓNIMO   GRACIÁN  DE   LA  MADRE   DE  DIOS 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia,  padre  mío.  Harto  me 
holgué  con  su  carta,  que  me  dieron  esta  noche,  con  lo 
demás  de  escapularios,  y  de  ver  ya  a  vuestra  reverencia 
tan  determinado  a  que  yo  le  vea  presto,  plega  a  Dios  !e 
traiga  con  bien:  mi  padre,  si  algo  faltare  de  las  constitu- 
ciones, déjelo  encomendado;  y  por  caridad,  que  si  predi- 
care el  postrer  día  de  Pascua,  que  no  se  parta  hasta  otro 
después,  no  le  haga  mal,  que  no  sé  a  dónde  tiene  fuerzas. 
Sea  bendito  el  que  las  da.  En  gracia  me  cae;  qué  rico  se 
hace,  hágale  Dios  a  vuestra  reverencia  grande  de  rique- 
zas eternas. 

2.  Ahora  no  entiendo  algunas  santidades,  por  el  que 
no  escribe  a  vuestra  reverencia  lo  diga,  y  estotro,  que 
dice  se  haga  todo  por  su  parecer,  me  ha  tentado.  ¡Oh  Je- 
sús, qué  poco  hay  cabal  en  esta  vida!  Porque  se  va  ya 
este  mensajero,  no  me  alargaré,  que  acabo  de  escribir  una 
carta,  que  lo  ha  sido  la  marquesa  de  Villena,  que  la  espera 
un  propio. 

3.  Creo  que  será  bien,  que  vuestra  reverencia  me  le 
haga  en  estando>ii  hermana  en  Alba,  si  le  parece,  que 
envíe  por  .ella,  aunque  si  aquella  moza  se  ha  de  tomar, 
como  se  viene,  ninguna  gana  me  da  que  venga  acá,  ni  sé 


CAETAS   DE   LA    SANTA  SSl 


para  qué,  sino  para  cansarme,  porque  esto  de  quedar  en 
la  Encarnación  es  cosa  de  burla,  que  no  creo  le  está  bien; 
y  el  gasto  es  terrible.  Dios  sea  con  ellas,  que  tal  vida  me 
dan.  Teresa  está  buena  ya;  y  creo  podemos  tener  seguri- 
dad de  ella,  que  se  ha  declarado  mucho,  como  vuestra  re- 
verencia sabrá:  yo  estoy  razonable. 

4.  La  duquesa  me  ha  tornado  a  escribir  con  un  cape- 
llán, yo  la  respondí  breve,  y  la  dije  le  había  escrito  largo 
por  la  vía  de  vuestra  reverencia:  dígolo,  porque  la  envié 
la  carta,  que  si  es  por  lo  que  digo  de  no  ir  vuestra  reve- 
rencia con  ella,  poco  va.  Ésa  mande  enviar  a  mi  hermana 
si  le  parece,  quizá  venida  disporná  Dios  mejor  a  Beatriz, 
si  no  lo  está  a  ir:  a  estarse  siempre  en  el  aldea,  poco  se 
me  daría,  mas  venido  el  verano,  se  tornarán  a  Alba,  y  es 
comenzar  de  nuevo. 

5.  Pasado  mañana  van  a  Madrid:  enviaré  los  recados 
de  vuestra  reverencia;  bien  de  edificación  van  los  esca- 
pularios, que  ponen  devoción.  Don  Francisco  envió  a 
pedir  a  su  hermano  uno,  lástima  me  hace.  Torno  a  acor- 
dar a  vuestra  reverencia  que  si  es  menester  avisarme 
algo  para  que  venga  esa  gente,  que  le  haga.  Quédese 
con  Dios,  que  es  muy  noche.  Sepa  que  le  tenemos  hecho 
un  aposentico:  mas  no  creo  lo  consentirá  el  doctor 
Castro. 

Vame  muy  bien  con  él,  díle  la  parte  que  tenía  acá  de 
ese  libro,  que  estotro  no  acaba  de  decir  el  provecho  que. 
le  ha  hecho,  y  a  mí  ser  amigo  de  vuestra  reverencia  para 
caer  todo  en  gracia.  Creo  que  para  entenderme  un  con- 
fesor, y  no  andar  con  miedos,  que  no  hay  cosa  mejor 
que  vean  uno  de  esos  papeles,  que  me  quita  de  gran  tra- 
bajo. Dios  dé  a  vuestra  reverencia  el  descanso  que  le  su- 
plico, y  le  guarde.  Amén,  amén. 


De  vuestra  reverencia  sierva  y  subdita, 
Teresa  de  Jesús. 


388         OBRAS  DE  SANTA  TEEESA  DE  JESÚS  * 

6,  No  escribo  a  vuestra  reverencia  porque  el  muclio 
contento  de  su  venida  no  me  da  lugar  más  de  dar  a  vues- 
tra paternidad  muchas  gracias,  y  besamanos  del  mucho 
cuidado  que  tiene  de  mi  salud  y  regalo.  Yo  estoy  buena 
con  esperanza  de  ver  a  vuestra  paternidad  muy  presto, 
y  con  el  contento  que  recibí  con  el  Diurnal.  Plega  a  Dios 
de  pagarlo  a  vuestra  reverencia  como  yo  se  lo  suplicaré. 

7.  En  gracia  me  ha  caído  el  recado  de  Teresa:  ahora 
creo  que  no  hay  mejor  r.°  que  el  amor.  Dios  nos  le  dé 
con  Su  Majestad. 


CARTA 

AL    PADRE   FRAY    AMBROSIO    MARIANO    DE    SAN    BENITO 
JESÚS 

1.  La  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  reve- 
rencia. ¡Oh,  válame  Dios,  y  qué  aparejada  condición 
tiene  para  tentar!  Yo  le  digo,  que  debe  ser  mucha  mi 
virtud,  pues  hago  esto.  Y  lo  peor  es,  que  he  miedo  ha  de 
pegar  a  mi  padre  el  señor  licenciado  Padilla  algo  de  su 
condición:  pues  no  me  escribe,  ni  envía  unas  encomien- 
das, también  como  vuestra  reverencia.  Dios  los  perdone. 
Aunque  estoy  tan  adeuda  del  señor  licenciado  Padilla, 
que  por  mucho  que  se  descuide,  no  podré  yo  descui- 
darme de  su  merced,  a  quien  suplico  tenga  ésta  por 
suya. 

2.  Cuando  considero  en  las  marañas  que  vuestra  re- 
verencia me  dejó,  y  cuan  sin  acuerdo  está  de  todo,  no  sé 
qué  piense,  sino  que  maldito  sea  el  hombre,  etc.  Mas 
como  se  ha  de  dar  bien  por  mal,  he  querido  hacer  esto, 
para  que  sepa  vuestra  reverencia  que  el  día  de  Santiago 
tomamos  la  posesión,  y  los  frailes  han  callado  como  unos 


CARTAS  DE   LA   SANTA  .   ?,S0 


muertos.  Nuestro  padre  habló  a  Navarro,  y  él  creo  es  el 
que  los  hizo  callar. 

3."  La  casa  es  tal,  que  no  acaban  las  hermanas  de  dar 
gracias  a  Dios.  Sea  por  todo  bendito.  Todos  dicen  que 
fué  de  balde;  y  ansí  certifican,  que  no  se  hiciera  ahora 
con  veinte  mil  ducados. 

El  puesto  dicen  es  de  los  buenos  de  Sevilla.  El  buen 
prior  de  las  Cuevas  ha  venido  acá  dos  veces  (está  con- 
tentísimo de  la  casa),  y  fray  Bartolomé  de  Aguilar  una 
antes  que  fuese  (que  ya  escribí  a  vuestra  reverencia  iba 
a  Capítulo).  Ha  sido  una  dicha  harto  grande  topar  tal 
casa.  Con  el  alcabala  tenemos  harta  contienda.  En  fin, 
creo  se  habrá  de  pagar  toda.  Mi  hermano  nos  lo  había 
de  prestar,  y  anda  en  la  obra,  que  me  quita  de  harto  tra- 
bajo. En  el  escribano  fué  el  yerro  de  lo  de  la  alcabala. 

Nuestro  padre  está  contentísimo  de  la  casa,  y  todos. 
El  padre  Soto  dice  grandes  conceptos  (ahora  ha  estado 
aquí)  y  que  porque  vuestra  reverencia  no  me  escribe,  no 
le  ha  de  escribir.  Mácese  la  iglesia  en  el  portal,  y  quedará 
muy  bonita.  Todo  viene  como  pintado.  Esto  es  en  cuanto 
a  lo  de  la  casa. 

4.  Cuanto  a  lo  del  Tostado:  ahora  vino  un  fraile,  que 
le  dejó  en  Marzo  en  Barcelona,  y  trae  una  patente  suya 
(que  é)  era  conventual  de  aquí)  y  pónese  vicario  general 
de  toda  España.  Cota  vino  ayer.  Está  en  casa  de  don 
Gerónimo  escondido,  esperando,  que  ha  de  venir  hoy 
fray  Agustín  Suárez,  según  dicen. 

Las  dos  cosas  primeras  son  verdad,  que  yo  vi  la  pa- 
tente, y  sé,  que  está  aquí  estotro.  Esto  del  provincial  se 
dice  por  cierto,  y  que  viene  a  tornar  a  su  oficio,  y  trae  un 
Motu  del  Papa,  que  no  hay  más  que  pedir  para  el  propó- 
sito de  los  Calzados,  según  dicen.  Y  aun  el  padre  prior 
me  dijo  hoy,  que  de  uno  que  ellos  hacen  confianza,  lo 
sabe  cierto. 
5.    Pareció  a  su  ilustrísima  señoría  de  nuestro  buen 


;^9n         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


arzobispo,  y  al  asistente  y  fiscal,  que  nuestro  padre  les 
hurtase  el  cuerpo,  para  que  no  le  notificase  nada,  hasta 
saber  del  ilustrísimo  Nuncio  lo  que  manda,  por  muchas 
razones  que  a  ellos  les  ha  parecido:  y  ansí  se  va  por  allá, 
no  visitando,  sino  por  diferente  camino:  porque  para  vi- 
sitar, con  éstos  no  haya  ahora  lugar,  que  están  alborota- 
dísimos. Dios  perdone  a  quien  tanto  bien  ataja:  aunque 
yo  creo  cierto  es  traza  del  Señor  para  mayor  bien. 

Plegué  a  Su  Majestad  que  éstos  merezcan  remedio:  que 
de  que  han  de  dejar  de  ir  muy  adelante  los  Descalzos, 
ninguno  tengo,  sino  que  todo  lo  ordena  el  Señor  para 
mayor  bien.  Dejó  nuestro  padre  por  vicario  provincial  al 
padre  prior  del  Carmen,  Evangelista,  que  está  esperando 
ahora  este  golpe;  aunque  yo  le  digo  que  a  él  (como  no  es 
cabeza)  no  le  notificarán  nada.  Buen  ánimo  tiene,  y  el 
asistente  está  muy  a  punto  para  socorrer  si  hubiere 
algo. 

6.  Mañana  va  el  prior  y  el  superior  de  los  Remedios  a 
Umbrete,  que  los  envió  llamar  el  arzobispo,  que  está  allá. 
Si  éstos  no  traen,  que  no  valga  lo  que  ha  hecho  el  padre 
visitador  (lo  que  pienso  no  traerán),  harto  queda  hecho. 

El  Señor  lo  encamine  todo  para  su  servicio,  y  a  vues- 
tra reverencia  libre  del  canto  de  la  sirena,  y  a  mi  padre 
el  señor  licenciado  Padilla,  cuyas  manos  besa  muchas 
veces  mi  hermano,  y  las  de  vuestra  reverencia.  Harto  le 
quisiera  tener  acá  yo  infinito,  porque  creo  se  holgará  mu- 
cho de  ver  este  buen  suceso. 

7.  Tres  días  venimos  antes  que  se  fuese  el  teniente: 
quedamos  grandes  amigos,  y  de  su  mujer.  Todos  nos  die- 
ron bien  de  comer,  y  nos  mostraron  harta  gracia.  Dice  el 
teniente  que  no  hay  mejor  casa  en  Sevilla,  ni  en  mejor 
puesto.  Paréceme  no  se  ha  de  sentir  en  ella  el  calor.  El 
patio  parece  hecho  de  alcorza.  Ahora  todos  entran  en  él, 
que  en  una  sala  se  dice  misa  hasta  hacer  la  iglesia,  y  ven 
toda  la  casa,  que  en  el  patio  de  más  adentro  hay  buenos 


CARTAS   DE   LA    SANTA  391 


aposentos,  donde  estamos  mejor  que  en  la  otra  casa.  El 
huerto  es  muy  gracioso,  las  vistas  estremadas. 

Harto  nos  ha  costado  de  trabajo:  mas  todo  lo  doy  por    • 
bien  empleado,  porque  aun  no  pensé  era  cosa  tan  buena. 
La  madre  priora  y  todas  las  hermanas  se  encomiendan 
mucho  en  las  oraciones  de  vuestra  reverencia  y  de  mi 
padre  Padilla. 

Yo  en  las  del  padre  provincial  fray  Ángel  que  me  ha 
espantado  cómo  está  tan  presto  ahí.  Plegué  a  Dios,  que 
el  Capítulo  sea  para  su  servicio:  que  si  se  hace  como 
vuestra  reverencia  dice,  sí  será.  Dios  le  guarde  con  todas 
sus  faltas  y  haga  muy  santo.  Son  hoy  9  de  Mayo. 

8.  Mande  vuestra  reverencia  avisarme  de  lo  que  pa- 
sare, pues  ve  que  no  está  aquí  nuestro  padre,  y  que  no 
terne  cómo  saber  cosa.  No  querría  vuestra  reverencia  sa- 
liese de  ahí,  hasta  saber  en  qué  paran  estas  cosas.  Yo  le 
digo  que  echo  bien  menos  a  vuestra  reverencia  que  los 
entiende:  y  andaremos  acá  todos  ahora  a  tiento,  y  con 
cuidado,  Al  padre  fray  Vicente  mis  encomiendas,  y  que 
sea  en  horabuena  profeso. 

Indigna  sierva  de  vuestra  reverencia, 
Teresa  de  Jesús,  Carmelita. 

9,  ¡Oh,  las  mentiras  que  acá  andan!  Es  cosa  que  des- 
vanece. Ahora  me  acaban  de  decir  que  está  en  Carmona 
el  su  visitador  de  los  del  Paño,  que  ansí  le  llaman,  y  que 
le  han  obedecido  en  muchos  conventos.  Con  todo  tengo 
miedo  estas  cosas  de  Roma,  que  me  acuerdo  de  lo  pasa- 
do, aunque  no  le  tengo  de  que  ha  de  ser  por  mal  nuestro, 
sino  todo  para  mejor. 

Ellos  algo  deben  de  tener,  que  no  serían  tan  necios  que 
se  viniesen  aquí,  que  an  no  saben  es  partido  nuestro  pa- 
dre: piensan  está  aquí.  Andan  grandes  parabienes:  el  ba- 


:3Í)2         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 

rrio  muy  regocijado  querría  ver  hecho  nuestro  negocio  de 
Descalzos,  que  en  fin  no  ha  de  sufrir  el  Señor  tanto  a 
éstos,  que  en  fin  han  de  tener  tantas  desventuras. 


CARTA 

AL   AUSMO   PADRE  FRAY   AMBROSIO   MARIAi\0   DE  SAN  BENITO 

JESÚS 

1.  Sea  con  vuestra  reverencia  mi  padre.  Hoy  me  es- 
cribió el  seiior  don  Teutonio,  que  está  en  Madrid,  que  no 
se  iba  ya  el  Nuncio.  Si  esto  es,  sino  es  estar  en  Alcalá  con 
achaque  de  estar  vuestra  reverencia  malo,  en  ninguna 
manera  se  sufre  que  parezca  lo  deja  de  obedecer.  Sepa 
mi  padre,  que  a  lo  que  entiendo,  estos  padres  querrían  ya 
amistad;  y  hasta  ver  lo  que  Dios  ordena,  es  bien  ir  con- 
temporizando, como  vuestra  reverencia  ha  hecho. 

Cierto  que  no  echo  culpa  al  Nuncio,  sino  que  la  bate- 
ría del  demonio  debe  ser  tal,  que  no  me  espanto  de  nada. 
No  haya  vuestra  reverencia  miedo  que  naide  le  ose  mirar 
que  el  Señor  es  su  guarda,  sino  que  pues  nos  ha  hecho 
merced  de  que  hasta  ora  temple  vuestra  reverencia  su 
cólera,  que  lo  lleve  adelante,  y  sea  ahora  esta  su  cruz, 
que  no  debe  ser  pequeña.  Si  el  Señor  no  le  hubiere 
ayudado  particularmente,  crea  que  no  lo  pudiera  haber 
sufrido. 

2.  En  lo  que  toca  a  la  respuesta  del  Consejo,  no  hay 
que  esperar.  ¿No  ve  que  todos  son  cumplimientos?  ¿Qué 
necesidad  hay  para  quitar  esa  cédula,  de  que  vaya  de  acá, 
pues  está  allá  el  traslado,  y  saben  que  es  verdad?  No  es 
ahora  tiempo:  esperemos  un  poco,  que  mejor  sabe  el 
Señor  lo  que  hace,  que  nosotros  lo  que  queremos. 

3.  ¿Qué  le  parece?  ¿Cuál  nos  paran  en  ese  escrito? 
No  sé  para  qué  andan  a  probar  esas  cosas.  Mal  lo  hace 


CARTAS  DE  LA   SANTA  ^í))» 


nuestro  padre,  que  es  grandísima  bajeza.  Por  amor  de 
Dios  que  no  lo  muestre  vuestra  reverencia  a  nadie,  que 
los  ternán  por  de  poca  prudencia  iiacer  caso  de  esos  des- 
atinos ni  ponerlos  en  plática:  téngolo  por  mucha  imper- 
fección, sino  reírse  de  ellos. 

4.  Sepa  mi  padre  que  han  parado  las  muchas  cartas 
y  ocupaciones  mías  tan  a  solas,  en  darme  un  ruido  y  fla- 
queza de  cabeza:  y  mándanme,  que  si  no  fuere  muy  nece- 
sario, no  escriba  de  mi  letra,  y  así  no  me  alargo.  Sólo 
digo,  que  en  lo  que  toca  a  procurar  aquello  que  dice  del 
rey,  no  le  pase  por  pensamiento,  hasta  mirar  mucho  en 
ello,  que  sería  perder  gran  crédito  a  lo  que  entiendo: 
por  otra  parte  lo  asegurará  Dios.  Él  me  aguarde  a  vues- 
tra reverencia. 

De  vuestra  reverencia  sierva, 

Teresa  de  Jesús. 


CARTA 

PARA    EL    SEÑOR    DON    GERÓNIMO    REINOSO 
CANÓNIGO  DE  FALENCIA 

JESÚS 

1.  L.a  gracia  del  Espíritu  Santo  sea  con  vuestra  mer- 
ced. Harto  me  consolé  con  la  carta  de  vuestra  merced; 
pagúeselo  nuestro  Señor.  Ella  no  se  me  hizo  nada  larga; 
yo  lo  quisiera  harto  ser  en  ésta,  y  hanse  juntado  tantas, 
como  los  mensajeros  hallamos  de  tarde  en  tarde,  que  creo 
es  mejor  estar  a  donde  hay  ordinario.  En  fin,  cuando  Dios 
quiere  que  se  padezca,  no  aprovecha  huir. 

2.  Después  que  aquí  estoy,  me  han  escrito  ya  dos,  que 
tampoco  pienso  ir:  la  una  es  de  Ciudad  Rodrigo,  y  la  otra 
de  Orduña. 

Fiar  ya  de  lo  que  hará  el  arzobispo,  a  mi  juicio  no  con- 
viene: porque  sin  ser  sospechosas,  hemos  visto  claro  ra- 


:in4  OBI?AS   DE   SANTA   TEEESA  DE  JESTjS 

zones  para  ello:  y  quien  viniendo  el  gran  bien  que  ha  ve- 
nido de  el  alboroto  que  hubo  en  Ávila  cuando  el  primer 
monasterio,  dice  que  se  acuerda  mucho  de  esto,  y  que  por 
el  hábito  que  tiene  está  obligado  a  quitar  la  ocasión  de 
que  no  le  haya:  que  así  me  lo  escribe  el  canónigo  Juan 
Alonso:  ¿qué  se  puede  esperar? 

Y  de  ver  que  teme  lo  que  quizá  no  será,  cuando  el  de- 
monio levantase  un  gran  alboroto,  está  muy  claro  que  no 
daría  la  licencia,  y  que  temían  por  gran  liviandad  haber- 
me yo  puesto  en  ello. 

4.  También  dijo  a  uno  de  la  Compañía,  que  no  era 
con  consentimiento  de  la  ciudad;  y  sin  él,  u  con  renta,  que 
de  ninguna  manera  daría  la  licencia.  Ya  me  han  dicho  dos 
personas  de  crédito,  que  tiene  el  natural  muy  encogido; 
y  siendo  esto  ansí,  será  ponerle  en  más  aprieto,  y  en  fin 
no  hacer  nada,  como  ahora  lo  ha  hecho,  que  para  cosa 
que  no  es  ofensa  de  Dios,  con  lo  que  el  obispo  de  Falen- 
cia ha  hecho  en  esto,  se  había  de  aventurar  a  todo. 

5.  Yo,  mi  padre,  hablo  por  mis  razones,  que  ya  que 
esto  se  ha  de  procurar,  si  se  ha  de  hacer  con  la  ciudad, 
vale  más  negociarlo  de  lejos  y  de  espacio,  que  como  es 
cosa  que  no  se  puede  hacer  en  ocho  días,  ni  quizá  un 
mes,  estar  una  negra  fundadora  en  casa  de  un  seglar,  que 
no  puede  dejar  de  ser  alguna  gran  nota;  y  tengo  por  me^ 
jor  andar  después  muchas  leguas,  y  volver  acá,  que  los 
inconvenientes  que  pueden  suceder. 

6.  Si  Dios  es  de  ello  servido,  va  ansí  con  más  suavi- 
dad, y  ello  se  hará,  aunque  pese  al  demonio,  y  no  a  fuerza 
de  brazos.  Como  me  parece  he  hecho  en  ello  todo  lo 
que  he  podido,  con  verdad  digo  a  vuestra  merced  que  por 
primer  movimiento  no  me  ha  dado  pena:  antes  holgádome 
he;  no  sé  qué  ha  sido.  Sólo  por  esa  bendita  de  Catalina  de 
Tolosa,  que  tanto  ha  puesto  cuando  he  leído  sus  cartas, 
me  parece  quisiera  darle  contento. 

7.  Las  ordenaciones  del  Señor  no  las  entendemos,  y 


CAT?TAS   DE   LA    SANTA  390 


puede  ser  conviene  más  ir  yo  ahora  a  otra  parte:  porque 
tanta  resistencia  en  el  arzobispo,  que  creo  cierto  que  lo 
desea,  algún  misterio  hay.  No  he  dicho  nada  de  esto  al 
obispo  de  aquí;  porque  está  tan  ocupado,  que  no  ha  po- 
dido verme  estos  días.  Mácenme  tan  gran  repugnancia, 
que  no  lo  he  habido  menester:  antes  me  ha  espantado  hu- 
biese quien  le  pareciese  bien,  pasando  lo  que  ha  pasado 
al  obispo  de  Falencia. 

No  digo  cosa  de  estas,  sino  como  cosa  que  tengo  por 
cierta.  Sólo  pongo  la  frialdad  de  Burgos,  y  el  daño  que 
hará  a  mi  salud  ir  a  principio  de  ivierno.  Al  arzobispo 
digo  que  no  quiero  ponerle  en  ese  ruido,  hasta  tener  ne- 
gociado con  la  ciudad,  y  agradézcole  la  merced  que  me 
hace.  El  Señor  haga  lo  que  sea  más  su  servicio. 

8.  A  el  mensajero  que  trajo  el  recado  no  le  pareció  al 
racionero  fiarle  la  respuesta  por  ciertos  respetos,  y  ansí 
hemos  aguardado  éste  que  va  cierto  a  Valladolid.  Escrí- 
bame vuestra  merced  con  verdad  qué  le  parece  de  estas 
razones  que  he  dado:  ¿si  son  de  carta  rota?  Hartas  más 
me  quedan.  Y  en  todo  mi  seso  parece  que  si  yo  hablara 
a  vuestra  merced  le  pareciera  lo  mismo. 

9.  Harto  siento  lo  que  vuestra  merced  trabaja  por  esa 
limosna:  mas  como  todo  es  andar  por  pobres,  pienso  no 
lo  siente.  Sin  lo  que  vuestras  mercedes  mandan,  desper- 
tará Dios  otras  gentes,  y  poco  a  poco  irá  disponiéndolo 
todo.  Lo  de  las  aldeas  querría  no  se  dejase,  aunque  había 
de  haber  venido  alguno  que  les  predicara  de  la  Orden. 
Por  esto  podrá  ser  este  año  no  se.  allegar  tanto. 

10.  Pague  nuestro  Señor  a  vuestra  merced  el  aviso  de 
la  renta  de  esta  casa.  Antes  que  se  fuese  el  padre  Nico- 
lao quedaron  hechas  las  escrituras,  y  hízolo  tan  bien,  que 
con  no  haber  pensado  para  el  juro  sino  de  a  catorce,  y  lo 
pudiera  hacer,  lo  dio  de  a  veinte,  ya  está  dado  recado. 
También  el  padre  Nicolao  le  llevó  para  ponerlo  en  cabeza 
del  monasterio. 


306         OBRAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS 


U.  Agradezca  vuestra  merced  a  este  santito  del  ra- 
cionero lo  que  hace,  que  gusta  él  mucho  de  que  yo  lo 
diga  a  vuestra  merced.  No  debe  ser  conocida  esta  alma, 
que  tanta  humildad  no  puede  estar  sin  mucha  riqueza.  De 
mejor  gana  me  dará  vuestra  merced  licencia  que  acabe, 
que  yo  la  diera  a  vuestra  merced. 

Una  cosa  le  suplico,  que  con  toda  llaneza  me  haga  sa- 
ber ¿qué  le  parece  de' la  priora,  y  cómo  lo  hace,  y  si  es 
menester  darla  algún  aviso,  y  cómo  le  va  a  vuestra  mer- 
ced con  ella?  que  ella  no  acaba  de  decirme  la  que  debe  a 
vuestra  merced.  Nuestro  Señor  le  guarde,  y  me  le  deje 
ver  otra  vez,  si  fuere  servido.  Buena  estoy.  Son  hoy  13  de 
Julio. 

Indigna  sierva  de  vuestra  merced  y  liija.  aunque  le  pese, 

Teresa  de  Jesús. 

12.  Al  señor  don  Francisco  beso  las  manos  de  su  mer- 
ced; y  a  quien  vuestra  merced  más  mandare,  y  a  San  Mi- 
guel encomiéademe  por  caridad.  Poco  importa  que  se 
tarde  en  mudar  la  puertade  la  sacristía.  De  que  se  cierre 
la  iglesia  temprano,  alabo  a  nuestro  Señor.  La  reja  querría 
ya  ver  puesta.  Espero  en  Él  se  ha  de  servir  en  esa  casa 
de  nuestra  Señora  ahora,  con  más  limpieza,  su  Hijo  y 
Ella. 

Entrara  más  redes,  y  se  pudieran  traer  de  Burgos,  si  fue- 
ran menester;  y  quizá  si  se  hace  la  capillita  de  nuestra 
Señora,  será  allí  menester  la  más  pequeña.  Yo  procuraré 
se  paguen,  cuando  falte  ahí  con  qué.  Cada  día  tengo  más 
afición  a  esa  casa,  no  sé  qué  lo  hace. 


FIN 


ÍNDICE 


Págs. 
CARTAS 

Al  prudentísimo  señor,  el  rey  Felipe  II 5 

Al  ilustrísimo  señor  don  Teutonio  de  Braganza,  arzo- 
bispo que  fué  de  Ébora,  en  Salamanca 7 

Al  ilustrísimo  prelado  don  Teutonio  de  Braganza,  arzo- 
bispo de  Ébora ._ 9 

Al  ilustrísimo  señor  don  Alvaro  de  Mendoza,  obispo  de 
Ávila,  en  Olmedo 16 

Al  lllmo.  Sr.  Don  Alvaro  de  Mendoza,  obispo  de  Ávila. 
Es  la  que  llaman  del  vejamen 18 

Al  muy  ilustre  señor  don  Sancho  Dávila,  que  después 
fué  obispo  de  Jaén .-••        21 

Al  ilustrísimo  señor  don  Sancho  Dávila 22 

Al  ilustrísimo  señor  don  Alonso  Velázquez,  obispo  de 
Osma 24 

A  la  ilustrísima  y  excelentísima  señora  doña  María  Enrí- 
quez,  duquesa  de  Alba. 30 

A  la  ilustrísima  señora  doña  Ana  Enríquez,  en  Toro 33 

Al  reverendísimo  padre,  el  maestro  fray  Juan  Bautista 
Rúbeo  de  Rávena,  general  que  fué  de  la  Orden.de 
Nuestra  Señora  del  Carmen •• 35 

Al  reverendo  padre  maestro  fray  Luis  de  Granada,  de  la 

Orden  de  Santo  Domingo 41 

Al  reverendo  padre  maestro  fray  Pedro  Ibáñez,  de  la 

Orden  de  Santo  Domingo,  confesor  de  la  Santa 43 

Al  reverendo  padre  maestro  fray  Domingo  Báñez,  de  la 

Orden  de  Santo  Domingo,  confesor  de  la  Santa 44 

Al  nuiy  reverendo  padre  prior  de  la  Cartuja  de  las  Cue- 
vas de  Sevilla • 4G 


398  ÍNDICE 

Págs. 

Al  padre  Rodrigo  Álvarez,  de  la  Compañía  de  jesús, 

confesor  de  la  Santa '^^ 

Al  padre  Rodrigo  Álvarez,  de  la  Compañía  de  Jesús 58 

Al  muy  reverendo  padre  provincial  de  la  Compañía  de 

jesús  de  la  provincia  de  Castilla ü7 

a;  padre  Gonzalo  de  Ávila,  de  la  Compañía  de  Jesús, 

confesor  de  la  Santa 69 

Al  padre  fray  Gerónimo  Gracián  de  la  Madre  de  Dios.    72  á  84 
Al  padre  fray  Juan  de  jesús  Roca,  carmelita  descalzo  en 

Pastrana S4 

Al  padre  fray  Ambrosio  Mariano  de  San  Benito,  carme- 
lita descalzo. 86 

Al  señor  Lorenzo  de  Cepeda  y  Ahumada,  hermano  de  la 

Santa 93  a  122 

A  don  Diego  de  Guzmán  y  Cepeda,  sobrino  de  la  Santa.       122 

Al  licenciado  Gaspar  de  Villanueva,  en  Malagón. 123 

A  Diego  Ortiz,  ciudadano  de  Toledo 125 

A  Alonso  Ramírez,  ciudadano  de  Toledo 126 

A  la  madre  priora  y  religiosas  carmelitas  descalzas  de 

la  Santísima  Trinidad,  de  Soria 129 

A  la  hermana  Leonor  de  la  Misericordia,  carmelita  des- 
calza en   el  convento  de  la  Santísima  Trinidad,  de 

Soria Í^O 

A  la  hermana  Teresa  de  jesús,  sobrina  de  la  Santa,  car- 
melita descalza  en  San  José  de  Ávila 132 

A  la  madre  María  Bautista,  priora  de  Valladolid  y  so- 
brina de  la  Santa 133 

A  la  madre  priora  y  religiosas  de  la  Concepción  de  Va- 
lladolid  ' 137 

A  la  madre  priora  de  las  carmelitas  descalzas  de  Ma- 
lagón  • 140 

A  la  madre  priora  y  religiosas  del  convento  de  San  José 

del  Salvador,  de  Veas 142 

A  las  religiosas  carmelitas  descalzas  del  convento  de 

San  José  de  Sevilla 143  á  148 

A  la  madre  María  de  San  José,  priora  de  Sevilla. . .     148  á  175 
A  la  madre  priora,  y  religiosas  del  convento  de  San  José 

de  Granada 175 

Al  prudentísimo  rey  P'elipe  segundo 181 


ÍNBICE  399 

Págs. 

Al  ilustrísimo  señor  don  Alvaro  de  Mendoza,  obispo  de 
Falencia 183 

Al  ilustrísimo  señor  don  Alonso  Velázquez,  obispo  de 
Osma 1 84 

Al  escelentísimo  señor  don  Fadrique  Álvarez  de  Toledo, 
duque  de  Huesca,  que  después  lo  fué  de  Alba 188 

A  la  ilustrisima  señora  doña  Luisa  de  la  Cerda,  señora 
de  Malagón 1 80 

Al  glorioso  padre  San  Pedro  de  Alcántara,  padre  y  fun- 
dador de  los  descalzos  del  glorioso  San  Francisco.. . .      lüO 

A  uno  de  los  confesores  de  la  Santa,  comunicándole 
también  el  estado  de  su  alma 200 

A  uno  de  sus  confesores,  dándole  cuenta  de  una  admira- 
ble visión  que  tuvo  de^  la  Santísima  Trinidad 206 

Al  muy  reverendo  padre  maestro  fray  Domingo  Báñez, 
confesor  de  la  Santa 208 

Al  muy  reverendo  padre  rector  de  la  Compañía  de  Jesús 
de  Ávila .'-      210 

Al  muy  reverendo  padre  Ordóñez,  de  la  Compañía  de 
Jesús 212 

Al  muy  reverendo  padre  fray  Nicolás  de  Jesús  María, 
primero  general  que  fué  de  la  Orden  de  los  descalzos 
de  Nuestra  Señora  del  Carmen 215 

Al  padre  fray  Gerónimo  Gracián  de  la  Madre  de  Dios.  216  a  260 

Al  padre  fray  Juan  Jesús,  carmelita  descalzo  en  Pastrana.      260 

Al  padre  fray  Ambrosio  TAariano  de  San  Benito. . .     263  a  266 

A  una  religiosa  de  otra  Orden  que  pretendía  pasarse  ala 
de  la  Santa •  ■  ■      267 

Al  señor  Lorenzo  de  Cepeda,  hermano  de  la  Santa.    268  a  274 

Al  señor  Lorenzo  Cepeda,  sobrino  de  la  Santa 274 

Al  licenciado  Gaspar  de  Villanueva,  capellán  de  las  reli- 
giosas de  Malagón 277 

A  la  madre  priora  y  religiosas  del  convento  de  la  Santí- 
sima Trinidad  de  Soria 279 

A  la  madre  María  de  San  José,  priora  de  Sevilla.. .     281  a  317 

A  la  madre  Tomasina  Bautista,  priora  del  convento  de 
Burgos 318 

Al  prudentísimo  señor  el  rey  Felipe  11 319 

A  la  muy  escelente,  e  ilustrisima  señora  duquesa  de  Alba.      320 


400  J^^^ -. 

Págs. 

A  la  ilustdsima  señora  doña  María  de  Mendoza ........      322 

Al  padre  Pablo  Hernández,  de  la  Compañía  de  Jesús ...      J2ü 
Al  padre  fray  Gerónimo  Gracián  de  la  Madre  de  Dios.    329  a  388 
Al  padre  fray  Ambrosio  Mariano  de  San  Benito. ...    388  a  393 

Para  el  señor  don  Gerónimo  Reinoso,  canónigo  de  Pa- 

,•  v^y^j 

lencia • 


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