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ADMINISTRACIÓN
LÍRIGO-DPlAMÁTIGA
lOJO! ARTISTAS
JUGUETE CÓMICO-LÍRICO EN UN ACTO
ORIGINAL PE
DON MARIANO BARRANCO
MAESTRO RUIZ
MADRID
SEVILLA. NÚM. 14, PRINCIPAL
1873 XO
¡OJO! ARTISTAS
¡OJO! ARTISTAS
JUGUETE COMIGO-LÍRICO EN UN ACTO
ORIGINAL DX
MARIANO BARRANCO
MÚSICA DEL
MAESTRO RUIZ
REPRESENTADO EN EL TEATRO LÍRICO DEL RECREO
EN LA NOCHE DEL 29 DE NOVIEMBRE DE 1872.
MADRID
IMPRENTA DE LA BIBLIOTECA DE INSTRUCCIÓN Y RECREO
C'pellanes, 5, principal.
Á sus QUERIDOS PADRES,
dedica esta obrilla como débil muestra de su in-
variable cariño
El Autor.
PERSONAJES. ACTORES.
PACA Señorita Alba.
D. TIBURCIO Sr. Campoamor.
ALEJO Sr. Garrido.
TRINIDAD Sr. Ruiz.
CORNRLIO Sr. Alcalde.
Esta obra es propiedad de su autor, sin cuyo permiso nadie podrá reimprimirla
ni representarla en España, en sus posesiones de Ultramar y en ¡os países con los
cuales haya celebrados ó se celebren en adelante tratados internacionales de pro-
piedad literaria.
El propietario se reserva el derecho de traducción.
Los comisionados de la Galería dramática y lírica de D. Eduardo Hidalgo son
los exclusivos encargados del cobro de los derechos de representación.
Queda hecho el depósito que marca la ley.
ACTO ÚNICO.
Sala decentemente amueblada, dos puertas laterales y otra en el fondo; sobre la
mesa una caja con pasas.
ESCENA PRIMERA.
D. TIBURCIO.
(Al levantarse el telón aparece leyendo un periódico y canta lo siguiente :)
CANTO.
D. TiB. Me llaman Tiburcio ,
soy español,
nací en Galicia
junto al Ferrol.
Estuve en América
y traje dinero ,
excuso decir
que soy caballero.
Y como mi renta
asciende á un millón ,
soy americano
por aclamación.
Yo soy entusiasta
del arte español,
y quiero elevarle
á la altura del sol.
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Y ejerciendo el monopolio
de mi gran monomanía
no es extraño que algún dia
llegue célebre yo á ser !
Y en la plazuela
de la Cebada
hecho de piedra
me llegue á ver,
con un gran rótulo
que diga á todos
«Esta figura es la de aquel.»
Bien puede ser,
bien puede ser,
que en la plazuela
de la Cebada
hecho de piedra
me llegue á ver,
con un gran rótulo
que diga á todos
«Esta figura es la de aquel.»
HABLADO,
Sí: gloria al arte, á los artistas... y á Ti-
burcio!— Yo, señores, tengo una monoma-
nía, un delirio, una afición bárbara —
permítaseme la palabreja,— por el arte eu
todas sus manifestaciones. Y habiéndolo
encontrado á mi vuelta á España en un
estado de decaimiento que me entristece,
me he propuesto ser yo la... locomotora,
digámoslo así, que le saque de ese pantano
y lo eleve á la altura que dignamente me-
rece ocupar. — Y el medio que me ha pa-
recido más directo para realizar mi pro-
pósito, ha sido el de ofrecer un premio en
metálico, que es en lo que más satisface,
al artista que más se haya distinguido en
el ramo á que se dedique. Y con objeto de
dar publicidad á mi propósito, hé aquí el
anuncio que he hecho insertar en el Dia-
rio de Avisos :
(Leyendo.) «¡ OjO ! artistaS I
un protector del" arte
rico y honrado,
ofrece dar un premio
y al decontado
á todo artista
que ser pruebe en su ramo
especialista.
Y el que más sobresalga
de todo el gremio
y probándolo, quiera
lograr el premio ;
llegar se debe
á su casa, y la mia,
Sevilla nueve.»
Bravo! No creo aventurado presagiar que
acudirán á mi llamada. Sí; acudirán los
hijos del arte... Para ellos premio; para
mí la gloria! Una columna á mi loor alza-
da— en la plaza mayor de la Cebada, — y
un sitio predilecto en nuestra historia!
ESCENA II.
D. TIBÜRCIO Y CORISELIO, que al entrar ha oído las
ÚLTIMAS PALABRAS DE SU AMO.
coRN. Esu es: (y que á tirar te pongan de una
noria.)
D. TiB. ¡Eh! ¿qué dices tú?
coRN. Digu, y repitu ; que esos... artistas le
volverán á usted locu... Aunque sea
mala cu m par ación.
D. TIB. Quita, hombre. ¡Qué sabes tú... (Con desprecio.)
CORN. De menus se han vueltu otrus.
D. TIB. ¡Ya lo creo!^ — De puro gansos se han
vuelto muchos...
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C0R>'. Sí; pero usted no...
D. TiB. Si lo digo, porque andes tú con mucho
cuidado!...
CORN. Eso es llamarme embuzadamente ganso!
D. TIB. Embozadamente? Cá, hombre, no.
CORN. Creía que era con intención!...
(Se oye llamar á la campanilla.)
D. TIB. Llaman!... Ya están ahí!... Anda, abre...
abre que es un artista!
CORN. Voy...
D. TIB. Mira, quita este polvo!... (Quitando precipitada-
mente el polvo á las mesas y sillas.) PcrO llOUlbre, pOUte
la chaqueta! (Llaman.)
CORN. ¡Ya va!...
D. TIB. No digas eso, que es un artista!... Anda
abre: (SaieComeiio.) Es un artista, me lo dice
el corazón!... — Que gusto... ver, oir, to-
car; sobre todo tocar, tocar la mano de
un artista... ¡Y al mismo tiempo, que glo-
ria, que gloria la mia!
CORN. (Desde dentro.) Adios, hombre, adiós!
D. TIB. (Oyéndolo.) QuéJ... ¡Se va! Pero qué le ha
dicho!...
CORN. (Entrando y con burla.) Ya se fué el artista! Nu
lo decia yo?...
D. TIB. Se fué? Y qué le has dicho , animal? ¿Qué
le has dicho?
CORN. Yo?... Qué le he de dicir?... Si era nues-
tro común paisano; Dumingu el aguaor.
D. TIB. ¡Ah! ¿Y por qué no lo has dicho antes?
CORN. Toma! porque viene dos veces al día, y
habia de estar numbrándole siempre?—
Con perdón sea dichu.
D. TIB. Mira, ó aplícalo mejor, ó suelta el estri-
billo, créeme.
CORN. Pa qué hemus venidu al mundo sino pa
errar!...
D. TIB. Cá... tú no has venido para errar, sino
para que te hierren.
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CORN. Nu diré que nó; Anda con quien dimes y
te dirán quien eres.
D. TiB. Eso es; y vete de aquí ó te pegaré un
puntapié!
CORN. Nó: eso no es dichu.
D. TIB. Pero será verdad ; con que no te des-
cuides!...
coRN. Y ¿por qué me ha de pegar un puntapié?
D. TIB. Porque lo mereces.
coRN. Es que yo he leidu en los papeles que ya
nu se puede atacar á uno por esa parte!
D. TIB. Sí? Pues yo te demostraré lo contrario!
(Va á pegarle, huye Cornelio y vase de escena.)
CORN. Uyü...
D. TIB. Vaya... Pues no se toma pocas libertades
esta gente...; será preciso que... (Se oye sonar u
campanilla con fuerza.) ¡Oh!... Ahora. . . ahora SÍ quc
es un artista. (Llamando.) Cornelio! Cornelio!...
CORN. (Desde dentro.) ¿QUÓ haV?
D. TIB. Anda abre, que llaman; abre!
CORN. (Saliendo muy des^pacio.) VOy... VOy...!
D. TIB. Este si que es un artista!
CORN. (Con soma.) Comu no seau dos!
D. TIB. Anda, abre.., ¡zopenco!
coRN. Voy! Nu es precisu tantu artículo! (vase.)
D. TIB. Qué dirá de mí?... Hacer esperar á un
artista!... Sí; porque éste lo es; estoy
seguro...
CORN. (Desde dentro.) Aquí cs; éutrc ustcd.
D. TIB, Qué manera de recibir!... (PorComeiio.)
ESCENA III.
D. TIBURCIO, ALEJO y CORNELIO.
ALE.jo. (Saludando.) Caballeío...
D. TiE. Señor mío... Perdone usted las maneras
de este... (Por Comelio.)
ALEJO. ¡Oh! No hay de qué...
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D. TiB. Tiene todavía la corteza y es algo animal.
CORN. Mejurandu lo presente. (Con mucha ¡mendon.)
ALEJO. ¿Eh?
D. TIB. Si no te vas... (Amenazándole.)
CORN. Voy... voy. (Vase.)
ESCENA lY.
D. TIBURCIO Y ALEJO.
ALEJO. Sí que parece algo... (Por comeüo.)
D. TIB. Mucho... mucho; ¡como que no es artista!
Pero siéntese usted. (Oñedendo siiia.)
ALEJO. Es usted muy amable...
D. TIB. Muchas gracias... (Ss sientan.)
ALEJO. Yo, caballero, he tenido el gusto de leer
en el Diario de Avisos, un anuncio titu-
lado, ¡Ojo!...
D. TIB. El mió, sí señor.
ALEJO. Pues bien; ese ¡ojo! me ha hecho abrir un
metro los mios... saltar... brincar y ex-
clamar con toda la admiración y con-
tento do que soy susceptible... ¿Eh?...
¡Ah!... ¡Oh!... ¡Corazón magnánimo!... Y
hablaba de el de usted.
D. TIB. Gracias.
ALEJO. Sí; corazón magnánimo, hombre valero-
so... dadivoso... y... en fin. (Con entusiasmo.)
Sacuda el huracán la fuerte rama,
y del laurel las hojas, con presteza,
oyendo el trompetazo de la fama,
(Con sentimieHto.)
caigan, hechas corona, á tu cabeza!
D. TIB. (Conmovido.) ¡Oh!... No siga usted, por favor,
que me voy á desmayar... y si caigo...
ALEJO. Ya lo he comprendido; si, señor. Con que
diga usted, D. Tiberio.
D. TIB. Tiburcio. caballero.
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ALEJO.
D. TIB.
ALEJO.
D. TIB.
ALEJO.
D. TIB.
ALEJO.
D. TIB.
ALEJO.
D. TIB.
ALEJO.
D. TIB.
ALEJO.
D. TIB.
ALEJO.
D. TIB.
ALEJO.
D. TIB.
ALEJO.
D. TIB.
ALEJO.
D. TIB.
¡Olí!... ¡Es igual! (Coq énfasis.)
¡Son dos nombres genéricos
al natural !
De veras? Conque Tibarcio y Tiberio...
Son sinónimos. (Viendo la caja de pasas.) (¡Una caja
de pasas! ¡Si yo pudiera!...)
Con franqueza; coníieso mi torpeza...
La torpeza es natural. (Poriaspasas.)(¡Y qué
buena cara tienen...!)
Qué?
(¿Cómo le preguntarla yo cuánto es el
premio?...)
(Parece listo este hombre.)
Yo quería preguntar á usted una cosa, y
no recuerdo... (¡Yo las he de comer!...)
Usted dirá.
Yoy á hacer memoria... ¿Tiene usted por
casualidad pasas!
¡Pasas!... Sí. Tengo unas malagueñas, y
muy ricas... ¡Un regalo! (Tomando lacaja.)
Pues si hiciera usted el favor de darme
unas pocas... Es sólo para hacer memo-
ria...
Sí? Pues entonces yo me comeré las pa-
sas. (Comiéndolas.) Y ahí vau los rabos.
¡No, señor! Las pasas malagueñas no dan
memoria con los rabos, sino con las
pasas...!
¡No sabia yo eso...! (Dándole pasas.)
Fortifican el estómago; y como éste es el
regulador de todo el individuo, fortifican
la cabeza.
Tiene usted razón.
Ve usted? Ya recuerdo perfectamente lo
que quería preguntar. (Levantándose.)
Y qué era?
No crea usted que tengo gran interés; es
sólo por curiosidad.
Diga usted.
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ALEJO. ¿A cuánto asciende lo que da usted de
premio?
D. TiB. A dos mil reales.
ALEJO. (jCáspita, á dos mil reales!) ¡Ah! y toda-
vía quiere usted que cese en mis justas
alabanzas? No. Nadie mejor que el artista
puede apreciar la bondad de su proce-
der... Porque yo soy artista, caballero.
D. TIB. ¡Me lo habla figurado!...
ALEJO. Sí?...
D. TIB. Vaya... se le conoce á usted en la cara, y
en el blanco de los ojos; ¡tiene usted mi-
rada de artista!...
ALEJO. (Y de hambre. )
D. TIB. ¡Enérgica..., expresiva..., indagadora!...
ALEJO. En las manos se debe conocer también que
soy artista.
D. TIB. Sí...; lleva usted guantes...
ALEJO. No; esto, no son guantes. Es betún.
D. TIB. ¿Betún en las manos?
ALEJO. Y en los pies.
D. TIB. ¡ Aaaah! varaos...; ¿será porque los extre-
mos se tocan?...
ALEJO. Precisamente ; y como yo toco tanto ex-
tremo.
D. TIB. Tioca usted ?
ALEJO. Que si toco yo? Desde el diminuto pié, de
la más bella española, hasta el falucho,
que en vez de pié, tiene el inglés más cor-
pulento, todos pasan por mis manos.
D. TIB, (¿Qué dice este hombre?)
ALEJO. ¡El charol!... ¡El charol cayó para no
volverse á levantar!... Ahora, mire us-
ted:
En los dandis más pollos,
más elegantes;
esos, á quien los chicos,
llaman silbantes;
usted verá, '
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¡cómo sólo becerros
encontrará!
D. TIB. Qué ? (Con extrañeza.)
ALEJO. En las soirés mejores
que vaya usté ,
á esas donde se baila
el minué:
sin ponderar,
solamente becerros:
verá bailar.
D. TIB. ¡Usted exagera, hombre!
ALEJO. No, señor; qué más...
Los hombres que gobiernan
nuestra nación,
y tienen grandes cruces
y... ¡hasta el toisón!
¡y aún piden á la Prusia
la cruz de Hierro!
Créame usted amigo;
todos... becerro!
D. TxB. Que nos van á oir, y...
ALEJO, Qué importa? Eso es lo que yo quiero,
que lo sepa todo el mundo: ya no hay ro-
sel, ya no hay charol.., ¡ya no hay nada
como unas bien limpiadas botas de be-
cerro !
D. TIB. Aaah! vamos!... ¡usted hablaba de las
botas!
ALEJO. ¿Hombre, se me figura á mi que es usted
romo?
D. TIB. No, señor; soy gallego.
ALEJO. Ya se le conoce á usted (en la gaita).
(Señalándola nariz.) Couque, vamos á lo quc im-
porta: yo, como le he dicho á usted, soy
artista.
D. TIB. (¿Eh?...) (Con extrañeza.)
ALEJO. ¡Y artista por todo lo bajo!...
D. TIB. ¿Por todo lo bajo?
ALEJO. Sí, señor; dador de lustre; lo que llaman
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vulgarmente limpia-botas, que no es el
verdadero nombre.
D. TiB. (¡Y se llama artista!... ¡Qué valor!...)
ALEJO. Con mi betún de Jampenkinchontrunkay
convierto el calzado viejo en nuevo, y...
D. TIB. ¿Qué betún ha dicho usted?
ALEJO. Jampenkinchontrunkay, invención mia,
¡y premiado en las mejores exposiciones!
ü. TIB. Sí, me parece que lo he oido nombrar.
ALEJO. Puede que le confunda usted con otro que
tiene un nombre muy parecido. (Conmaiim.)
D. TIB. Sí?...
ALEJO. El llamado betun-graso.
D. TIB. ¡Ah! ¡Es pOSiblel... (Consoma.)
ALEJO. Pues ya ve usted, caballero; con estos
adelantos introducidos por mí, nadie es
más digno que yode obtener el premio; y le
juro que no lohago por el premio. Lo hago
única y exclusivamente por... (los dos mil
reales), por la gloria, alimento predilecto
del artista!
D. TIB. Yo lo siento, pero no puedo decidirme to-
davía...
ALEJO. Cómo?... No me cree usted digno?... ¡Oh!
voy á casa, le traeré á usted una caja de
betún, y un ejemplar de limpieza, y usted
verá... Ah! no puedo ofrecer á usted mi
casa porque soy ambulante; pero es igual,
porque donde oiga usted mi canción, allí
me tiene.
D. TIB. ¿Y cuál es su canción de usted?
ALEJO. Qué! ¿usted no la sabe?
D. TIB. No, señor.
ALEJO. De veras?
D. TIB. De veras.
ALEJO. Pues oiga usted.
CANTO.
ALEJO. Arroyuelo cristalino,
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luz del gas más superfino;
nada es tan puro y hermoso
como lo es mi corazón!...
Sólo á una mujer hablé,
mas nada de ella saqué,
y si hago á veces el oso,
es sólo por afición.
Pero el instinto es tenaz
y hace sufrir además;
y aunque al placer ponga tasa
yo no sé lo que me pasa;
cada vez me gusta más.
Y si no gozo
filosofando,
digo cantando
volviendo en sí.
(1) Dale de betún
dale de betún
á las botas.
LOS DOS. Dale de betún
dale de betún
que están rotas.
ALEJO. De enseñanza profesora,
clase pasiva de ahora,
nadie comerá tampoco
como come un servidor.
Bien, sólo una vez comí
y era viernes ¡ay de mí!
Me comí de un pavo el moco
en un regio comedor.
Pero apetito es tenaz,
y hace sufrir además ;
y aunque ai hambre ponga tasa,
yo no sé lo que me pasa;
cada vez la tengo más.
Y si no cómo
filosofando,
digo cantando
(1) CascioB p«pular.
2
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volviendo en sí.
LOS dos; Dale de betún
dale de betún, etc. etc
HABLADO.
D. TiB. Preciosa canción!
ALEJO. Verdad que sí? Oh ! voy á casa, y yo le
probaré á usted que soy un artista. Hasta
luego.
I). TIB. Vaya usted con Dios. (Vase Aiejo.)
ESCENA V.
D. TIBURCIO, DESPIJES TRINIDAD.
D. TIB. Dice que un limpia botas es un artista!
(Con burla.) Calle! Pucs Comeüo me las limpia
á mí todas las mañanas! Si tendré yo en
casa un artista sin saberlo?...
TRIN. (Que entra muy asustado, y dice dirigiéndose adentro.)
Fiera!! Jesús que alimaña!...
D. TIB. (Asombrado.) Qué?...
TRiN. Aprisa me hizo subir...
Si no me escurro con maña,
hay ahí bajo un qué sentir!
(Viendo á don Tiburcio.)
Perdón...
(Me gusta la entrada!)
Si me ha impedido esto susto
saludarle á mi llegada,
como es natural ymsto.
D. TIB.- Está usted dispensado:
¿y qué es lo que pasó?
No es nada; que me ha pegad©
uno que de aquí salió.
Yo subia y él bajaba;
y al estar junto á mi lado,
vi que con burla miraba,
y le he dicho... «descarado.>
Yo no sé con qué razón...
D. TIB.
TRDÍ.
TRIN.
D. TIB.
TRIN.
D. TIB.
TRIX.
D. TIB
TRIN.
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Pero si me encolerizo!!...
Me pegó!
Y usted, qué hizo?
Yo?... Le he llamado... «pendón!»
(Con burla.) Pucs llevó SU merecido.
(El limpia- botas seria.)
Es que él se habriacreido
que la lengua me mordía!
A mí... -que en genio me abraso,
que no me sé dominar...
Pero esto ahora no hace al caso,
y le voy á usté á explicar...
Me llamo...
No es necesario!...
Trinidad de Masfíoría,
y he leído en un diario,
que usted un premio ofrecia,
al artista, que en su ramo,
pruebe ser una entidad:
y yo que entidad me llamo,
mas bien, notabilidad...
en el ramo del esmalte:
vengo aquí, aunque algo remiso,
y antes que el tiem.po nos falte,
si usted me da su permiso,
voy mi mérito á probar.
D. TIB. Le escucho á usted placentero.
TRIN. Nos podíamos sentar?... (d. murcio ofre.e suh )
Muchas gracias, caballero.
Una enfermedad cruel,
que padecí cuando chico,
quebró el color de mi piel
y me dejó... como un mico!
Pero de tan malas trazas
que yo, que un Adonis fui ,
un sin fin de calabazas
de las chicas recibí !
Por no volverme el color
al verme así despreciado,
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D. TIB.
TRIN.
D. TIB.
TRIN.
D. TIB.
TRIN.
D. TIB.
TRIN.
D. TIB.
TRIN.
D. TIB.
TRIN.
D. TIB.
discurrí, que era mejor,
ponerme el color pintado.
Y para llevar á efecto
tan peregrina ocurrencia,
sin temor á un desperfecto,
lo traté muy á conciencia!...
Y lo halló?
Soy yo algún bolo?
Y sin que el cutis se ajara.
Y ahora... me pinto solo
para pintar una cara.
¿Y qué sustancias emplea,
si es que no soy indiscreto?
No importa que usted lo sea;
pero amigo, es mi secreto!
(Con interés.) Y así cl rostro queda hermosos'
Si queda hermoso?... divino!!
(Pero eso es hacer el oso!)
Y con el cutis muy fino!
Pero en el arte hago más,
pues con mi gran sutileza,
doy esmalte, y además
pinto también la cabeza.
Unos polvos hice en Trubia
que convierten, sin gran pena,
á la más morena en rubia
y á la más rubia en morena.
Y en azules y amarillas,
y en verdes, y en encarnadas... •
No crea usted que ^ow grillas',
de azul tengo... tres pintadas!
Da gusto ver sus reflejos!
Estarán como un demonio !
Hombre, ayer, sin ir más lejos,
di de verde... á un matrimonio.
Mocito; se está usted divirtiendo conmigo?
Yo? (Ay que tío tan grosero!) Yo no me
divierto con nadie!...
Pero dig^ usted; eso es arte?
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TRiN. Qaé?... Qué ha dicho usted? Que no es
arte!... Mire usted, (Ensenando biongua.) la bi-
lis!... Yo no puedo oir ciertas cosas!... va-
mos, que no puedo!...
1). TiB. No, hombre, yo sólo he preguntado...
TRix. Pero dudaba usted. Sí señor; y es arte
real!
ü. TIB. De eso tiene usted cara, de realista.
TRiN. Yo? Quién le ha dado á usted el derecho
de insultarme? Soy liberal! Si señor,
liberal de corazón;
que según consta en un pliego,
fué mi papá... comadrón
de voluntarios de Riego!
i). TIB. Oooohü Gran destino!
TRIN. Ya lo creo!...
D. TIB. Le dejaria á usted buen caudal!...
TRIN. No mucho ; porque fué algo aficionado
á los reyes, á los caballos y á las sotas,
y ahí lo dejó todo.
D. TIB. ¿Y á usted nada?
TRIN. Sí; también me dejó... algunas deudas.
Pero usted me dará el premio y...
D. TIB. ¡Conforme!...- (¡Estás fresco')
TRIN. ¡Jarabe!... ¿Será usted capaz de negár-
melo ?
D. TIB. Es preciso que usted pruebe sus méritos;
que no haya duda.
TRIN. ¿Qué lo pruebe? Escuche usted la prueba
más convincente :
¡Una vieja... horrorosa
no se casaba ,
y buscaba marido;
mas no encontraba.
Pues me llamó,
la esmalté... todo el cuerpo,
y se casó !
1). TIB. Corriente ; sí , señor ; corriente. ¡Pero es
preciso que se vea!
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TRiN. Bueno ; voy á ver si quiere venir alguna
parroquiana, vusted se convencerá.
D. TiB. Eso es, que venga alguna parroquiana.
TRiN. Lo creo difícil ; pero ya veremos. Hasta
luego. (Va á salir y vuelve á escena, y dando la mano á D. T¡-
burcio , dice : )
¡ Ali ! tendrá siempre un amigo
en Trinidad ;
y francamente cuente
con mi amistad.
Amor de Dios,
cuarto cuarto derecha,
número dos, (Vase.)
ESCENA VI.
D. TIBURCIO, DESPUÉS CORNELIO.
D. TIB. ¡Bravo!... Ya van dos; dos artistas. Pero
se me figura á mí, que ninguno de ellos es
todo... lo... lo... artista, que seria de de-
sear!... ¡Bah! Ya vendrán más, y entre
ellos, habrá alguno que despunte por...
alguna parte. Aprovechemos este rato y
almorcemos. Mientras tanto, dejaré aquí
á Cornelio para que reciba y me llame si
viene algún artista. Eso es.'^(Liamando.j ¡Cor-
nelio... Cornelio!
CORN. Voy... ¿Qué manda usted ? (Saliendo & escena.)
D. TIB. Mira, yo voy á almorzar, ¿eh?
coRN. ¡Vamus á almorzar; no hay inconve-
niente !
D. TIB. No; ¡no vamus á almorzar! Yo sí. Pero
tú te quedas aquí.
coRN. ¿Para qué?
D. TIB. Para recibir si viene algiin artista.
CORN. ¡Perú hombre!... ¿Tudavia andamos á
vueltas con los irtistas?...
D. TIB. ¡Cornelio!... ¡Cornelio!... (incomodado.)
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CORN. ¡Buenu... buenu!...
D. TiB. (¡Si no hubiésemos mamado juntos!...)
Aquí te quedas.
CORN. ¡Curriente!
D. TIB. Y á ver si recibes bien... (Vue.)
CORX. Yo nunca recibu mal... ^<Salvu sea la
parte.»
ESCENA VII.
CORNELIO , DESPUÉS PACA.
CORN. Ya habrán ustedes conucidu que mi amu
no es muy listu que digamus; pero tiene
dineru; y estu le hace pasar pur hombre
de talentu, «mejurandulo presente.» ¡Y la
manía de los irtistas lu volverán loca!...
Yo, ya se lo digu; y si no quiere creerme. . .
con su pan... me lu como. ; A mí qué !
PACA. (Entrando.) é No hay por aquí nadie!
coRN. ¡Eh! ¿Quién será?
PACA. (Sentáudese y con mucho descaro.) ¿Ustcd me da SU pCr-
miSO V (Después de sentada.)
GORN. Creo que nu es necesario. (Con intención.)
PACA. Eso creo yo también. (Con mucha malicia.)
CORN. ¿Estaba ía puerta abierta?
PACA. Como la del Sol ; lo mismo.
CORN. ¿Y quién es usted? «Aunque sea mala
cumparacion.»
PACA. ¿Yo?... Usted verá.
CANTO.
PACA. Paquilla me llaman,
y gata nací ;
quien quiera un buen peine
que me llame á mí.
■ Y esto no es grilla,
para peinar no hay otra
como Paquilla.
24
CORN.
PACA.
CORX.
PACA.
CORN.
PACA.
Y ¡Ole! ¡ole!
Limpíese usté
que esta niña bonita
no es para usté.
¡Vaya, es verdad,
que es usté una moza
de calidad!
¿•Le gusto á usted ?
¡Uy !... Ya lu creo;
i me da mareo
de verla el pié !
Pues mire usté;
tengo yo un mozo
fuerte y robusto ,
que ni un toro navarro
le da á él un susto.
Y... ¡ole!... ¡ole!
Límpiese usté,
que esta niña bonita
no es para usté.
Ese mozo que tiene,
fuerte y robusto,
«Salvu sea la parte»
tiene buen gusto.
CORNELIO.
Y ¡ole! ¡Ole!
Me limpiaré
con tal, niña bonita,
me quiera usté.
HABLADO.
PACA. Con que diga usted; ¿vive aquí don Tibur-
cio Segundo?
CORN. Sí, señora; aquí vive. «Con perdón sea
dichu.»
PACA. ¿Eh?...
CORN. Digu que no está usted errada, que aquí
vive.
PACA. ¡Qué he de estar jo herrada!... ¿Usted es
su criado?
CORN. Su criadu, morralmente hablandu, no;
soy más bien su compañeru.
PACA. (¡Vaya una compañía!...)
25
coRN. Samus criadu juntos; «con perdón sea
dichu.»
PACA. ¿Eh?...
CORN. Hemus mamadu la misma leche.
PACA. ¿La misma leche? Pues á mí se me íiííura
que usted ha tomado mucha de burra.
CORN. Sí, alguna he turnado. (Con inocencia.)
PACA. No lo puede usted negar.
CORN. ¿Y en qué lu ha conocidu usted?
PACA. En las orejas.
CORN. ¿De veras?
PACA. Sí, las tiene usted muy expresivas. (Con ma-
licia.)
CORN. (Es muy lista esta muchacha...)
PACA. Con que dígale usted á su amo que salga.
CORN. ¡Voy... saleru!
PACA. ¡Mire usted qué gracioso!... (Con burla.)
CORN. No me falta... pimpollu. (vase.)
ESCENA VIII.
PACA, DESPUÉS D. TIBURCIO y CORNELIO.
PACA. ¡Vaya un tipo de criado! ¡Si el amo es así,
me divierto!... Y que tenga yo que sufrir
esto!... ¿Y para qué? Para poder reunir
algunos cuartos y casarme con aquel mal-
dito!...
D. TiB. (Desde dentro.) ¿ Cómo uo has eutrado antes?...
PACA. (Ya está aquí.)
D. TIB. (Saliendo.) Señorita...
PACA. Caballero...
D. TIB. ¡OOOOOh!... (Mirando á Paca.)
PACA. Qué?.;.
CORN. Qué?...
PACA. ¿Por qué ha dicho usted oooooh ?
D. TIB. ¡Porque es usted... preciosa!
CORN. ¡Aaaaah! (Con estupidez.)
D. TIB. (Imitándole.) ¡Aaaaati!
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PACA. Es usted muy amable...
D. TiB. Sé hacer justicia.
CORN. ¡Vayal ¡Es muy mona esta muchacha!
D. TIB. COrneliO... ¡largo! (Indicándole que se taya.)
CORN. ¿Qué mal hago yo aquí?
D. TIB. ¡He dicho que te vayas! (Sério.)
CORN. ¡Ya voy... ya voy!... (Cómo quiere estar
sólo el muy truan!) (Váse.)
ESCENA IX.
PACA Y D. TIBURCIO.
D. TIB. Siéntese usted. (Dándole siUa.)
PACA. Muchas g:raCÍaS... (Se sientan.)
D. TIB. (¡Ay! ¡qué boca tiene esta mujer!...)
PACA. Yo, caballero, he leido lo del... ¡Ojo! y he
pensado que también puedo yo ser acree-
dora al premio... Porque soy artista.
D. TIB. ¿Artista?... Y ¿por qué no lo ha dicho usted
anXeS'.. . (Saca precipitadamente unos guantes y se los pone.)
PACA. No se moleste usted.
D. TIB. ¡No faltaba más! ¡A las artistas las hablo
siempre con los guantes puestos!
PACA. Pero... ya sabrá usted que gato con guan-
tes...
D. TIB. ¡Ah! Desengáñese usted; si el gato es bue-
no, lleve ó no lleve... caza.
PACA. Puede... Pues como le decia á usted; yo
soy artista y artista por todo lo alto!
D. TIB. ¿Por todo lo alto?
PACA. Sí, señor.
D. TIB. (Será bailarina.)
PACA. Mi profesión, en estos tiempos... no da
mucho.
D. TIB. Porque usted no querrá. (Con malicia.)
PACA. No, señor; porque todo es postizo.
D. TIB. ¿Postizo? ¿Y usted también lleva postizos?
PACA. Poco; pero llevo algo.
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D. TiB. Pues se me figura que no lo ha de nece-
sitar usted...
PACA. No soy de las que más. Porque hay algu-
nas... ?; Es usted casado?
D. TIB. No, señora; pero si...
PACA. Pues no se fie usted de ninguna mujer.
Todo lo que enseñan es postizo.
D. TIB. ¿Lo que enseñan? ¡Entonces eso cae por
fuera!
PACA. De veras!... (Consoma.) Es usted guasón, eh?
D. TIB. Y usted preciosa.
PACA. ¡Lo que soy yo es muy desgraciada! ¡Nací
con una estrella! Mire usted; yo soy mujer
que con mis manos me puedo ganar la co-
mida... y algo más.
D. TIB. ¡Como que tiene usted una cara!...
PACA. Lo mismo coloco yo una baúeria que unos
cuernos.
D. TIB. (Cáspita!)
PACA. He colocado yo muchos!
D. TIB. Y... ahora, ya no?
FACA. Cá... Ahora se peinan un poco lo de delan-
te, y lo demás todo postizo. De modo que
no hacemos nada las peinadoras. Porque
yo no sé si le he dicho á usted que sov...
artista en peinados.
D. TIB. Si; lo habia comprendido. ¿Y no es usted
masque... peinadora?
PACA. Sí; soy también... española.
D. TIB. Y... nada más?
PACA. Y... madrileña.
D. TIB. Y qué más?...
PACA. Y según dicen no soy fea.
D. TIB. Caí... Es usted divina! (Con entusiasmo.)
PACA. Sí, eh? (C.n burla.)
D. TIB. (Levantándose.) En fin... ¿usted ha estado en xVmé-
rica?
PACA. En mi vida.
D. TIB. ¿Quiere usted ir?
28
PACA.
D. TIB.
PACA.
D. TIB.
PACA.
D. TIB.
PACA.
D. TIB.
PACA.
D. TIB.
PACA.
D. TIB.
PACA.
I). TIB.
A qué?
A... bailar el tangol
Ya lo bailo en Madrid.
¿Y tiene usted quien la baile?
Pues qué, ¿usted qué se ha creido?
Es que me ofrecerla yo...
Usted?... Jesús!! No se ha criado la miel...
(Interrumpiéndola.) Calle usted, Calle usted. ;;,Qué
ruido es ese?... (Oyeudo.)(¡Puesno me iba á lla-
mar asno!)
No oigo nada!
Ya, ya pasó... (Con intención.) ;
Pues como decia; no se ha criado la miel...
Ay!... ay!... que latido en este ojo... (y que
empeño en llamarme... borrico!)
Eso es que se habrá metido alguna paja.
Viga, señora, viga! ¡Es que desde que usted
ha entrado estoy siendo el... blanco de Cu-
pido!
ESCENA X.
LCS MISMOS Y ALEJO, QUE AL IR Á ENTRAR OYE LAS ULTIMAS
PALABRA^ DE D. TIBURCIO, Y SE DETIENE EN LA PUERTA.
PACA. Y le ha dado á usted en un ojo, eh? (Con buri».)
D. TIB. Ya tengo varias en el corazón!!
ALEJO. (Hola!... hola!... hola!!)
PACA. Pues estará usted hecho una criba!
D. TIB. Completamente!
ALEJO. (Que betunazo!)
PACA. No me extraña que con tanto agujero...
se le haya á usted salido toda la gracia.
D. TIB. En cambio usted tiene mucha!...
PACA. Eso dicen...
D. TIB. Joven!!... (Con entusiasmo.)
PACA. Me llamo... Paca.
D. TIB. Paca!... Paquita!... (Con mimo.)
PACA. Qué?
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D. TIB. 1 O. ... (Acercándose muclio.)
ALEJO. (Se adelanta y se inlerpuiie entre los (los.) COU permiSO, Ca-
ballei'ü;
D. TIB. Qué!!
PACA. Alejo! (Con alegría.)
D. TIB. (Maldito limpia-botas!)
ALEJO. Estorbo? (Con intención á D. Tiburcio.)
I). TIB. A mí?... No.
ALEJO. Me alegro! ¿Le estaba usted haciendo el oso
á esta muchacha?
1). TIB. ¿Ha venido usted á insultarme?
ALE.jo. Yo he venido por el premio.
PACA. Y yo lo mismo. Para podernos casar.
D. TIB. Pues como no se casen ustedes ha.-.ta que
yo lo dé...
ALEJO. No lo da usted?
I). TIB. No.
ALEJO. Caballero... voy á tirarlo á usted por el
balcón!
D. TIB, A mi?
ALEJO. Soy... miliciano!...
u. TIB. Y qué?
ALEJO. Ahora verá usted!... (Yendo hacia O.Tih.uTio y ¿ste
huye.)
PACA. (Deteniéndole.) Alcjo , que tc pícrdesl
D. TIB. Socorro!! Socorro!!...
ALEJO. Yo le diré á ese!...
ESCElNA ÚLTIMA.
LOS MISMOS, CORNELIO que entra al oír las voces, y
DESPUÉS TRINIDAD.
CORN. ¿Quién se mata?
D. TIB. Cógelo... Cornelio!
ALEJO. Soltarme, que lo divido!
TRIN. (Entrando precipitadamente y poniéndose junto á Alejo.) 1 a 68-
toy de vuelta.
ALEJO. Quite usted hombre! (Pegándole en el sombrero.)
30
TRiN. (Incomodado.) Fiera!... Más que fiera! (Por Aiejo.)
PACA. Yo lo arreglaré. (AAiejo.)
ALEJO. Eh!
PACA. Oiga usted, D. Tiburoio.
D. TiB. Qué?
PACA. Atienda usted dos palabras.
TRiN. (Por Alejo.) Mire usted el peridonazol!
ALEJO. Silencio. (A Trinidad.)
PACA. (A D. Tiburcio con coquetería.)
Si una moza de rumbo,
y pié pequeño,
de que el premio le diera
tuviese empeño, ^
usted , que haría?
D. TIB. Francamente... Paquita;
se lo daria!
PACA. Pues no soy despreciable:
y es... madrileño (Por ei pié.)
y de ser la premiada
tengo yo empeño...
D. TIB. (Con entusiasmo.) Ay!... quc mirar!...
El premio doy al arte...
TODOS. Eh!...
D. TIB. De marear!
ALEJO. Bien dicho!
PACA. Se le agradece á usted, (ad. Tiburcio.)
TRiN. Y á mí nadie me da nada?
coRN. Tómeselo usted.
TRiN. Y qué he de tomar?
coRN. La puerta. (Con buria.)
TRiN. Glrosero!...
D. TIB. Me ofrezco á ser padrino de la boda.
PACA. ¡ Viva D. Tiburcio !
ALEJO. ¡Viva el matrimonio!
D. TIB. ¡Vivan los artistas!
CORN. No se alegren ustedes tanto, que aún pue-
de que ñus silben — «con perdón sea dichu.»
TRIN. Es verdad!
ALEJO. Pregúntelo usted. (A d. Tiburcio.)
31
D. TiB. (APa«a.) No; usted, que no la dejarán mal.
PACA. Voy...
CANTO.
PACA. Según encargo expreso
que me hizo á mí el autor
les pregunto yo á ustedes
si el Juguete íes gustó.
Y si aplauden dos palmadas,
dos palmadas nada más,
á la novia peino gratis
del que se quiera casar.
TODOS. Y si aplauden dos palmadas,
dos palmadas nada más,
á la novia peina gratis
del que se quiera casar.
FIN.
ADICIÓN AL CATÁLOGO DE 1.° DE OCTUBRE DE 1872.
TÍTULOS.
Actos.
ALTORES.
Propiedad
que
corresponde.
COMEDIAS Y DRAMAS.
Contra ira... latigazos
Creer lo que no es
El mártir de la duda
Haz bien sin mirar á quién
La bola negra
La fuerza de la razón
Poesía lírica
Quiero ser hombre
Quítese usted la ropa
San Jorge por Aragón
Un desertor de Paris
¡Vivan las economías!
Crisálida y mariposa 2
El príncipe Hámlet 3
La fuente del olvido 3
La i-azon de la fuerza 3
Mota y González.. .
Carbou y Ferrer.. .
Rubí y Navarro. . .
Rubí.".
Zapata
Rubí
Perales
Rubí (D. Tomás) ,
Mota y González.. ,
Escamilla
Saquero
Huici
García Gutiérrez. . ,
Coello
Rubí (D. Tomás)..
Retes y Echevarría.
Todo.
ZARZUELAS.
En el espacio
Entre dos fuegos
La bola negra
Los pájaros del amor
¡Ojo! artistas
El entrometido 2
El conde y el condenado 3
El rigor de las desdichas 3
El tributo de las cien doncellas 3
Sueños de oro 3
Ruiz M.
Saquero y Gisbert L. y M.
Zapaia L.
Navarro, Povedano y Reparaz L. y M.
Barranco v Ruiz L. y M.
Rubio...."..... tMitad.) M.
García Gutiérrez y Larra L.
Rubio (Mitad.) M.
Barbieri M .
Barbieri M.
Advertencia. Han dejado de pertenecer á esta Adininistiacio» las obras dramáticas de Don
Jerónimo Moran.
PUNTOS DE VENTA.
MADRID.
Librerías de la Viuda é Hijos de Cuesta, calle de Carretas ; de Don
Leocadio López y calle del Carmen, de los Señores Medina y Navarro,
calle del Arenal, y de Duran, Carrera de San Jerónimo.
PROVINCIAS.
En casa délos corresponsales de la Administración lírico-dramática.
Pueden también hacerse los pedidos de ejemplares directamente á
esta Administración, acompañando su importe en sellos de franqueo ó
letras de fácil cobro, sin cuyo requisito no serán servidos.