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Full text of "Ojo! artistas : juguete cómico-lírico en un acto"

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•    u  o    .1 


ADMINISTRACIÓN 
LÍRIGO-DPlAMÁTIGA 


lOJO!  ARTISTAS 

JUGUETE  CÓMICO-LÍRICO  EN  UN  ACTO 


ORIGINAL    PE 


DON  MARIANO  BARRANCO 


MAESTRO    RUIZ 


MADRID 

SEVILLA.  NÚM.  14,  PRINCIPAL 
1873      XO 


¡OJO!  ARTISTAS 


¡OJO!  ARTISTAS 


JUGUETE  COMIGO-LÍRICO  EN  UN  ACTO 


ORIGINAL  DX 


MARIANO    BARRANCO 


MÚSICA  DEL 


MAESTRO  RUIZ 


REPRESENTADO  EN  EL  TEATRO  LÍRICO  DEL  RECREO 
EN  LA  NOCHE  DEL  29  DE  NOVIEMBRE  DE  1872. 


MADRID 

IMPRENTA  DE  LA  BIBLIOTECA  DE  INSTRUCCIÓN  Y  RECREO 

C'pellanes,  5,  principal. 


Á  sus  QUERIDOS  PADRES, 

dedica  esta  obrilla  como  débil  muestra  de  su  in- 
variable cariño 

El  Autor. 


PERSONAJES.  ACTORES. 

PACA Señorita  Alba. 

D.  TIBURCIO Sr.  Campoamor. 

ALEJO Sr.  Garrido. 

TRINIDAD Sr.  Ruiz. 

CORNRLIO Sr.  Alcalde. 


Esta  obra  es  propiedad  de  su  autor,  sin  cuyo  permiso  nadie  podrá  reimprimirla 
ni  representarla  en  España,  en  sus  posesiones  de  Ultramar  y  en  ¡os  países  con  los 
cuales  haya  celebrados  ó  se  celebren  en  adelante  tratados  internacionales  de  pro- 
piedad literaria. 

El  propietario  se  reserva  el  derecho  de  traducción. 

Los  comisionados  de  la  Galería  dramática  y  lírica  de  D.  Eduardo  Hidalgo  son 
los  exclusivos  encargados  del  cobro  de  los  derechos  de  representación. 

Queda  hecho  el  depósito  que  marca  la  ley. 


ACTO  ÚNICO. 


Sala  decentemente  amueblada,  dos  puertas  laterales  y  otra  en  el  fondo;   sobre  la 
mesa  una  caja  con  pasas. 


ESCENA  PRIMERA. 

D.  TIBURCIO. 

(Al  levantarse  el  telón  aparece  leyendo  un  periódico  y  canta  lo  siguiente  :) 
CANTO. 

D.  TiB.  Me  llaman  Tiburcio , 

soy  español, 
nací  en  Galicia 
junto  al  Ferrol. 
Estuve  en  América 
y  traje  dinero , 
excuso  decir 
que  soy  caballero. 
Y  como  mi  renta 
asciende  á  un  millón , 

soy  americano 

por  aclamación. 
Yo  soy  entusiasta 
del  arte  español, 
y  quiero  elevarle 
á  la  altura  del  sol. 


607789 


8 

Y  ejerciendo  el  monopolio 
de  mi  gran  monomanía 
no  es  extraño  que  algún  dia 
llegue  célebre  yo  á  ser ! 

Y  en  la  plazuela 

de  la  Cebada 

hecho  de  piedra 

me  llegue  á  ver, 

con  un  gran  rótulo 

que  diga  á  todos 
«Esta  figura  es  la  de  aquel.» 

Bien  puede  ser, 

bien  puede  ser, 

que  en  la  plazuela 

de  la  Cebada 

hecho  de  piedra 

me  llegue  á  ver, 

con  un  gran  rótulo 

que  diga  á  todos 
«Esta  figura  es  la  de  aquel.» 

HABLADO, 

Sí:  gloria  al  arte,  á  los  artistas...  y  á  Ti- 
burcio!— Yo,  señores,  tengo  una  monoma- 
nía, un  delirio,  una  afición  bárbara  — 
permítaseme  la  palabreja,— por  el  arte  eu 
todas  sus  manifestaciones.  Y  habiéndolo 
encontrado  á  mi  vuelta  á  España  en  un 
estado  de  decaimiento  que  me  entristece, 
me  he  propuesto  ser  yo  la...  locomotora, 
digámoslo  así,  que  le  saque  de  ese  pantano 
y  lo  eleve  á  la  altura  que  dignamente  me- 
rece ocupar. — Y  el  medio  que  me  ha  pa- 
recido más  directo  para  realizar  mi  pro- 
pósito, ha  sido  el  de  ofrecer  un  premio  en 
metálico,  que  es  en  lo  que  más  satisface, 
al  artista  que  más  se  haya  distinguido  en 
el  ramo  á  que  se  dedique.  Y  con  objeto  de 
dar  publicidad  á  mi  propósito,  hé  aquí  el 


anuncio  que  he  hecho  insertar  en  el  Dia- 
rio de  Avisos : 

(Leyendo.)  «¡  OjO  !  artistaS  I 

un  protector  del"  arte 

rico  y  honrado, 
ofrece  dar  un  premio 
y  al  decontado 
á  todo  artista 
que  ser  pruebe  en  su  ramo 

especialista. 
Y  el  que  más  sobresalga 

de  todo  el  gremio 
y  probándolo,  quiera 
lograr  el  premio ; 
llegar  se  debe 
á  su  casa,  y  la  mia, 
Sevilla  nueve.» 
Bravo!  No  creo  aventurado  presagiar  que 
acudirán  á  mi  llamada.  Sí;  acudirán  los 
hijos  del  arte...  Para  ellos  premio;  para 
mí  la  gloria!  Una  columna  á  mi  loor  alza- 
da— en  la  plaza  mayor  de  la  Cebada, — y 
un  sitio   predilecto  en  nuestra  historia! 

ESCENA  II. 

D.  TIBÜRCIO  Y  CORISELIO,  que  al  entrar  ha  oído  las 

ÚLTIMAS  PALABRAS  DE  SU  AMO. 

coRN.    Esu  es:  (y  que  á  tirar  te  pongan  de  una 

noria.) 
D.  TiB.  ¡Eh!  ¿qué  dices  tú? 
coRN.     Digu,  y  repitu  ;  que  esos...   artistas  le 

volverán   á    usted    locu...    Aunque   sea 

mala  cu  m  par  ación. 
D.  TIB.  Quita,  hombre.  ¡Qué  sabes  tú...  (Con  desprecio.) 
CORN.    De  menus  se  han  vueltu  otrus. 
D.  TIB.  ¡Ya  lo  creo!^ — De  puro   gansos    se   han 

vuelto  muchos... 


10 

C0R>'.    Sí;  pero  usted  no... 

D.  TiB.  Si  lo  digo,  porque  andes  tú  con  mucho 

cuidado!... 
CORN.    Eso  es  llamarme  embuzadamente  ganso! 
D.  TIB.  Embozadamente?  Cá,  hombre,  no. 
CORN.    Creía  que  era  con  intención!... 

(Se  oye  llamar  á  la  campanilla.) 

D.  TIB.  Llaman!...  Ya  están  ahí!...  Anda,  abre... 

abre  que  es  un  artista! 
CORN.    Voy... 

D.  TIB.  Mira,  quita  este  polvo!...  (Quitando  precipitada- 
mente el  polvo  á  las  mesas  y  sillas.)  PcrO  llOUlbre,   pOUte 

la  chaqueta!  (Llaman.) 

CORN.    ¡Ya  va!... 

D.  TIB.  No  digas  eso,  que  es  un  artista!...  Anda 
abre:  (SaieComeiio.)  Es  un  artista,  me  lo  dice 
el  corazón!... — Que  gusto...  ver,  oir,  to- 
car; sobre  todo  tocar,  tocar  la  mano  de 
un  artista...  ¡Y  al  mismo  tiempo,  que  glo- 
ria, que  gloria  la  mia! 

CORN.    (Desde  dentro.)  Adios,  hombre,  adiós! 

D.  TIB.  (Oyéndolo.)  QuéJ...  ¡Se  va!  Pero  qué  le  ha 
dicho!... 

CORN.  (Entrando  y  con  burla.)  Ya  se  fué  el  artista!  Nu 
lo  decia  yo?... 

D.  TIB.  Se  fué?  Y  qué  le  has  dicho  ,  animal?  ¿Qué 
le  has  dicho? 

CORN.  Yo?...  Qué  le  he  de  dicir?...  Si  era  nues- 
tro común  paisano;  Dumingu  el  aguaor. 

D.  TIB.  ¡Ah!  ¿Y  por  qué  no  lo  has  dicho  antes? 

CORN.  Toma!  porque  viene  dos  veces  al  día,  y 
habia  de  estar  numbrándole  siempre?— 
Con  perdón  sea  dichu. 

D.  TIB.  Mira,  ó  aplícalo  mejor,  ó  suelta  el  estri- 
billo, créeme. 

CORN.  Pa  qué  hemus  venidu  al  mundo  sino  pa 
errar!... 

D.  TIB.  Cá...  tú  no  has  venido  para  errar,  sino 
para  que  te  hierren. 


11 

CORN.  Nu  diré  que  nó;  Anda  con  quien  dimes  y 
te  dirán  quien  eres. 

D.  TiB.  Eso  es;  y  vete  de  aquí  ó  te  pegaré  un 
puntapié! 

CORN.    Nó:  eso  no  es  dichu. 

D.  TIB.  Pero  será  verdad  ;  con  que  no  te  des- 
cuides!... 

coRN.    Y  ¿por  qué  me  ha  de  pegar  un  puntapié? 

D.  TIB.  Porque  lo  mereces. 

coRN.  Es  que  yo  he  leidu  en  los  papeles  que  ya 
nu  se  puede  atacar  á  uno  por  esa  parte! 

D.  TIB.  Sí?  Pues  yo  te  demostraré  lo  contrario! 

(Va  á  pegarle,  huye  Cornelio  y  vase  de  escena.) 

CORN.    Uyü... 

D.  TIB.  Vaya...  Pues  no  se  toma  pocas  libertades 
esta  gente...;  será  preciso  que...  (Se  oye  sonar  u 
campanilla  con  fuerza.)  ¡Oh!...  Ahora. . .  ahora  SÍ  quc 
es  un  artista.  (Llamando.)  Cornelio!  Cornelio!... 

CORN.      (Desde  dentro.)  ¿QUÓ  haV? 

D.  TIB.  Anda  abre,  que  llaman;  abre! 

CORN.      (Saliendo  muy  des^pacio.)  VOy...  VOy...! 

D.  TIB.  Este  si  que  es  un  artista! 

CORN.    (Con  soma.)  Comu  no  seau  dos! 

D.  TIB.  Anda,  abre..,  ¡zopenco! 

coRN.    Voy!  Nu  es  precisu  tantu  artículo!  (vase.) 

D.  TIB.  Qué  dirá  de  mí?...  Hacer  esperar  á  un 

artista!...  Sí;  porque  éste    lo   es;   estoy 

seguro... 
CORN.    (Desde  dentro.)  Aquí  cs;  éutrc  ustcd. 
D.  TIB,  Qué  manera  de  recibir!...  (PorComeiio.) 

ESCENA  III. 

D.  TIBURCIO,  ALEJO  y  CORNELIO. 


ALE.jo.  (Saludando.)  Caballeío... 

D.  TiE.  Señor  mío...  Perdone  usted  las  maneras 

de  este...  (Por  Comelio.) 

ALEJO.  ¡Oh!  No  hay  de  qué... 


12 

D.  TiB.  Tiene  todavía  la  corteza  y  es  algo  animal. 
CORN.    Mejurandu  lo  presente.  (Con  mucha  ¡mendon.) 
ALEJO.    ¿Eh? 

D.  TIB.     Si  no  te  vas...   (Amenazándole.) 

CORN.    Voy...  voy. (Vase.) 


ESCENA  lY. 


D.  TIBURCIO  Y  ALEJO. 


ALEJO.   Sí  que  parece  algo...  (Por comeüo.) 

D.  TIB.  Mucho...  mucho;  ¡como  que  no  es  artista! 

Pero  siéntese  usted.  (Oñedendo  siiia.) 
ALEJO.  Es  usted  muy  amable... 

D.  TIB.    Muchas  gracias...  (Ss  sientan.) 

ALEJO.  Yo,  caballero,  he  tenido  el  gusto  de  leer 
en  el  Diario  de  Avisos,  un  anuncio  titu- 
lado, ¡Ojo!... 

D.  TIB.  El  mió,  sí  señor. 

ALEJO.  Pues  bien;  ese  ¡ojo!  me  ha  hecho  abrir  un 
metro  los  mios...  saltar...  brincar  y  ex- 
clamar con  toda  la  admiración  y  con- 
tento do  que  soy  susceptible...  ¿Eh?... 
¡Ah!...  ¡Oh!...  ¡Corazón  magnánimo!...  Y 
hablaba  de  el  de  usted. 

D.  TIB.  Gracias. 

ALEJO.  Sí;  corazón  magnánimo,  hombre  valero- 
so... dadivoso...  y...  en  fin.  (Con  entusiasmo.) 

Sacuda  el  huracán  la  fuerte  rama, 
y  del  laurel  las  hojas,  con  presteza, 
oyendo  el  trompetazo  de  la  fama, 

(Con  sentimieHto.) 

caigan,  hechas  corona,  á  tu  cabeza! 
D.  TIB.  (Conmovido.)  ¡Oh!...  No  siga  usted,   por  favor, 

que  me  voy  á  desmayar...  y  si  caigo... 
ALEJO.  Ya  lo  he  comprendido;  si,  señor.  Con  que 

diga  usted,  D.  Tiberio. 
D.  TIB.  Tiburcio.  caballero. 


13 


ALEJO. 


D.  TIB. 
ALEJO. 

D.  TIB. 
ALEJO. 

D.  TIB. 
ALEJO. 

D.  TIB. 
ALEJO. 

D.  TIB. 
ALEJO. 

D.  TIB. 

ALEJO. 


D.  TIB. 
ALEJO. 


D.  TIB. 
ALEJO. 


D.  TIB. 
ALEJO. 

D.  TIB. 
ALEJO. 

D.  TIB. 


¡Olí!...   ¡Es  igual!    (Coq  énfasis.) 

¡Son  dos  nombres  genéricos 
al  natural ! 
De  veras?  Conque  Tibarcio  y  Tiberio... 
Son  sinónimos.  (Viendo  la  caja  de  pasas.)  (¡Una  caja 
de  pasas!  ¡Si  yo  pudiera!...) 
Con  franqueza;  coníieso  mi  torpeza... 
La  torpeza  es  natural.  (Poriaspasas.)(¡Y  qué 
buena  cara  tienen...!) 
Qué? 

(¿Cómo  le  preguntarla  yo  cuánto  es  el 
premio?...) 

(Parece  listo  este  hombre.) 
Yo  quería  preguntar  á  usted  una  cosa,  y 
no  recuerdo...  (¡Yo  las  he  de  comer!...) 
Usted  dirá. 

Yoy  á  hacer  memoria...  ¿Tiene  usted  por 
casualidad  pasas! 
¡Pasas!...  Sí.  Tengo  unas  malagueñas,  y 

muy  ricas...    ¡Un  regalo!  (Tomando  lacaja.) 

Pues  si  hiciera  usted  el  favor  de  darme 
unas  pocas...  Es  sólo  para  hacer  memo- 
ria... 

Sí?  Pues  entonces  yo  me  comeré  las  pa- 
sas. (Comiéndolas.)  Y  ahí  vau  los  rabos. 
¡No,  señor!  Las  pasas  malagueñas  no  dan 
memoria   con    los    rabos,    sino    con  las 
pasas...! 

¡No  sabia  yo  eso...!  (Dándole  pasas.) 

Fortifican  el  estómago;  y  como  éste  es  el 

regulador  de  todo  el  individuo,  fortifican 

la  cabeza. 

Tiene  usted  razón. 

Ve  usted?  Ya  recuerdo  perfectamente  lo 

que  quería  preguntar.  (Levantándose.) 

Y  qué  era? 

No  crea  usted  que  tengo  gran  interés;  es 

sólo  por  curiosidad. 

Diga  usted. 


14 


ALEJO.  ¿A  cuánto  asciende  lo  que  da  usted  de 
premio? 

D.  TiB.  A  dos  mil  reales. 

ALEJO.  (jCáspita,  á  dos  mil  reales!)  ¡Ah!  y  toda- 
vía quiere  usted  que  cese  en  mis  justas 
alabanzas?  No.  Nadie  mejor  que  el  artista 
puede  apreciar  la  bondad  de  su  proce- 
der... Porque  yo  soy  artista,  caballero. 

D.  TIB.  ¡Me  lo  habla  figurado!... 

ALEJO.    Sí?... 

D.  TIB.  Vaya...  se  le  conoce  á  usted  en  la  cara,  y 
en  el  blanco  de  los  ojos;  ¡tiene  usted  mi- 
rada de  artista!... 

ALEJO.  (Y  de  hambre. ) 

D.  TIB.  ¡Enérgica...,  expresiva...,   indagadora!... 

ALEJO.  En  las  manos  se  debe  conocer  también  que 
soy  artista. 

D.  TIB.  Sí...;  lleva  usted  guantes... 

ALEJO.  No;  esto,  no  son  guantes.  Es  betún. 

D.  TIB.  ¿Betún  en  las  manos? 

ALEJO.  Y  en  los  pies. 

D.  TIB.  ¡  Aaaah!  varaos...;  ¿será  porque  los  extre- 
mos se  tocan?... 

ALEJO.  Precisamente ;  y  como  yo  toco  tanto  ex- 
tremo. 

D.  TIB.  Tioca  usted  ? 

ALEJO.  Que  si  toco  yo?  Desde  el  diminuto  pié,  de 
la  más  bella  española,  hasta  el  falucho, 
que  en  vez  de  pié,  tiene  el  inglés  más  cor- 
pulento, todos  pasan  por  mis  manos. 

D.  TIB,  (¿Qué  dice  este  hombre?) 

ALEJO.  ¡El  charol!...  ¡El  charol  cayó  para  no 
volverse  á  levantar!...  Ahora,  mire  us- 
ted: 

En  los  dandis  más  pollos, 

más  elegantes; 
esos,  á  quien  los  chicos, 
llaman  silbantes; 
usted  verá,  ' 


15 

¡cómo  sólo  becerros 
encontrará! 

D.   TIB.    Qué  ?  (Con  extrañeza.) 

ALEJO.        En  las  soirés  mejores 
que  vaya  usté , 
á  esas  donde  se  baila 
el  minué: 
sin  ponderar, 
solamente  becerros: 
verá  bailar. 
D.  TIB.  ¡Usted  exagera,  hombre! 
ALEJO.  No,  señor;  qué  más... 

Los  hombres  que  gobiernan 
nuestra  nación, 
y  tienen  grandes  cruces 
y...  ¡hasta  el  toisón! 
¡y  aún  piden  á  la  Prusia 
la  cruz  de  Hierro! 
Créame  usted  amigo; 
todos...  becerro! 
D.  TxB.  Que  nos  van  á  oir,  y... 
ALEJO,  Qué  importa?  Eso  es  lo  que   yo  quiero, 
que  lo  sepa  todo  el  mundo:  ya  no  hay  ro- 
sel,  ya  no  hay  charol..,    ¡ya  no  hay  nada 
como  unas  bien  limpiadas  botas  de  be- 
cerro ! 
D.  TIB.  Aaah!    vamos!...   ¡usted  hablaba  de  las 

botas! 
ALEJO.  ¿Hombre,  se  me  figura  á  mi  que  es  usted 

romo? 
D.  TIB.  No,  señor;  soy  gallego. 
ALEJO.  Ya  se  le  conoce  á  usted  (en  la  gaita). 
(Señalándola  nariz.)  Couque,  vamos  á  lo  quc  im- 
porta: yo,  como  le  he  dicho  á  usted,  soy 
artista. 

D.   TIB.    (¿Eh?...)  (Con  extrañeza.) 

ALEJO.  ¡Y  artista  por  todo  lo  bajo!... 

D.  TIB.  ¿Por  todo  lo  bajo? 

ALEJO.  Sí,  señor;  dador  de  lustre;  lo  que  llaman 


16 

vulgarmente  limpia-botas,   que  no  es  el 

verdadero  nombre. 
D.  TiB.  (¡Y  se  llama  artista!...  ¡Qué  valor!...) 
ALEJO.  Con  mi  betún  de  Jampenkinchontrunkay 

convierto  el  calzado  viejo  en  nuevo,  y... 
D.  TIB.  ¿Qué  betún  ha  dicho  usted? 
ALEJO.  Jampenkinchontrunkay,    invención  mia, 

¡y  premiado  en  las  mejores  exposiciones! 
ü.  TIB.  Sí,  me  parece  que  lo  he  oido  nombrar. 
ALEJO.  Puede  que  le  confunda  usted  con  otro  que 

tiene  un  nombre  muy  parecido.  (Conmaiim.) 

D.  TIB.    Sí?... 

ALEJO.  El  llamado  betun-graso. 

D.   TIB.    ¡Ah!     ¡Es    pOSiblel...  (Consoma.) 

ALEJO.  Pues  ya  ve  usted,  caballero;  con  estos 
adelantos  introducidos  por  mí,  nadie  es 
más  digno  que  yode  obtener  el  premio;  y  le 
juro  que  no  lohago  por  el  premio.  Lo  hago 
única  y  exclusivamente  por...  (los  dos  mil 
reales),  por  la  gloria,  alimento  predilecto 
del  artista! 

D.  TIB.  Yo  lo  siento,  pero  no  puedo  decidirme  to- 
davía... 

ALEJO.  Cómo?...  No  me  cree  usted  digno?...  ¡Oh! 
voy  á  casa,  le  traeré  á  usted  una  caja  de 
betún,  y  un  ejemplar  de  limpieza,  y  usted 
verá...  Ah!  no  puedo  ofrecer  á  usted  mi 
casa  porque  soy  ambulante;  pero  es  igual, 
porque  donde  oiga  usted  mi  canción,  allí 
me  tiene. 

D.  TIB.  ¿Y  cuál  es  su  canción  de  usted? 

ALEJO.  Qué!  ¿usted  no  la  sabe? 

D.  TIB.  No,  señor. 

ALEJO.  De  veras? 

D.  TIB.  De  veras. 

ALEJO.  Pues  oiga  usted. 

CANTO. 


ALEJO.  Arroyuelo  cristalino, 


17 

luz  del  gas  más  superfino; 
nada  es  tan  puro  y  hermoso 
como  lo  es  mi  corazón!... 
Sólo  á  una  mujer  hablé, 
mas  nada  de  ella  saqué, 
y  si  hago  á  veces  el  oso, 
es  sólo  por  afición. 
Pero  el  instinto  es  tenaz 
y  hace  sufrir  además; 
y  aunque  al  placer  ponga  tasa 
yo  no  sé  lo  que  me  pasa; 
cada  vez  me  gusta  más. 

Y  si  no  gozo 
filosofando, 
digo  cantando 
volviendo  en  sí. 

(1)     Dale  de  betún 

dale  de  betún 

á  las  botas. 
LOS  DOS.  Dale  de  betún 

dale  de  betún 

que  están  rotas. 
ALEJO.  De  enseñanza  profesora, 
clase  pasiva  de  ahora, 
nadie  comerá  tampoco 
como  come  un  servidor. 
Bien,  sólo  una  vez  comí 
y  era  viernes  ¡ay  de  mí! 
Me  comí  de  un  pavo  el  moco 
en  un  regio  comedor. 
Pero  apetito  es  tenaz, 
y  hace  sufrir  además ; 
y  aunque  ai  hambre  ponga  tasa, 
yo  no  sé  lo  que  me  pasa; 
cada  vez  la  tengo  más. 

Y  si  no  cómo 
filosofando, 

digo  cantando 

(1)     CascioB  p«pular. 

2 


18 

volviendo  en  sí. 
LOS  dos;  Dale  de  betún 

dale  de  betún,  etc.  etc 

HABLADO. 

D.  TiB.  Preciosa  canción! 

ALEJO.  Verdad  que  sí?  Oh !  voy  á  casa,  y  yo  le 

probaré  á  usted  que  soy  un  artista.  Hasta 

luego. 
I).  TIB.  Vaya  usted  con  Dios.  (Vase  Aiejo.) 


ESCENA  V. 

D.  TIBURCIO,  DESPIJES  TRINIDAD. 

D.  TIB.  Dice  que  un  limpia  botas  es  un  artista! 
(Con  burla.)  Calle!  Pucs  Comeüo  me  las  limpia 
á  mí  todas  las  mañanas!  Si  tendré  yo  en 
casa  un  artista  sin  saberlo?... 

TRIN.  (Que  entra  muy  asustado,  y  dice  dirigiéndose  adentro.) 

Fiera!!  Jesús  que  alimaña!... 

D.   TIB.    (Asombrado.)  Qué?... 

TRiN.  Aprisa  me  hizo  subir... 

Si  no  me  escurro  con  maña, 
hay  ahí  bajo  un  qué  sentir! 

(Viendo  á  don  Tiburcio.) 

Perdón... 

(Me  gusta  la  entrada!) 
Si  me  ha  impedido  esto  susto 
saludarle  á  mi  llegada, 
como  es  natural  ymsto. 
D.  TIB.-  Está  usted  dispensado: 
¿y  qué  es  lo  que  pasó? 
No  es  nada;  que  me  ha  pegad© 
uno  que  de  aquí  salió. 
Yo  subia  y  él  bajaba; 
y  al  estar  junto  á  mi  lado, 
vi  que  con  burla  miraba, 
y  le  he  dicho...  «descarado.> 
Yo  no  sé  con  qué  razón... 


D.  TIB. 
TRDÍ. 


TRIN. 


D.  TIB. 
TRIN. 
D.  TIB. 

TRIX. 


D.  TIB 
TRIN. 


19 

Pero  si  me  encolerizo!!... 

Me  pegó! 

Y  usted,  qué  hizo? 
Yo?...  Le  he  llamado...  «pendón!» 

(Con  burla.)  Pucs  llevó  SU  merecido. 

(El  limpia-  botas  seria.) 
Es  que  él  se  habriacreido 

que  la  lengua  me  mordía! 

A  mí... -que  en  genio  me  abraso, 

que  no  me  sé  dominar... 

Pero  esto  ahora  no  hace  al  caso, 

y  le  voy  á  usté  á  explicar... 

Me  llamo... 

No  es  necesario!... 

Trinidad  de  Masfíoría, 

y  he  leído  en  un  diario, 

que  usted  un  premio  ofrecia, 

al  artista,  que  en  su  ramo, 

pruebe  ser  una  entidad: 

y  yo  que  entidad  me  llamo, 

mas  bien,  notabilidad... 

en  el  ramo  del  esmalte: 

vengo  aquí,  aunque  algo  remiso, 

y  antes  que  el  tiem.po  nos  falte, 

si  usted  me  da  su  permiso, 

voy  mi  mérito  á  probar. 
D.  TIB.  Le  escucho  á  usted  placentero. 
TRIN.     Nos  podíamos  sentar?...  (d.  murcio  ofre.e suh ) 

Muchas  gracias,  caballero. 

Una  enfermedad  cruel, 

que  padecí  cuando  chico, 

quebró  el  color  de  mi  piel 

y  me  dejó...  como  un  mico! 

Pero  de  tan  malas  trazas 

que  yo,  que  un  Adonis  fui , 

un  sin  fin  de  calabazas 

de  las  chicas  recibí ! 

Por  no  volverme  el  color 

al  verme  así  despreciado, 


20 


D.  TIB. 
TRIN. 


D.  TIB. 

TRIN. 

D.  TIB. 
TRIN. 
D.  TIB. 
TRIN. 


D.  TIB. 
TRIN. 


D.  TIB. 
TRIN. 


D.  TIB. 


discurrí,  que  era  mejor, 
ponerme  el  color  pintado. 

Y  para  llevar  á  efecto 
tan  peregrina  ocurrencia, 
sin  temor  á  un  desperfecto, 
lo  traté  muy  á  conciencia!... 

Y  lo  halló? 

Soy  yo  algún  bolo? 

Y  sin  que  el  cutis  se  ajara. 

Y  ahora...  me  pinto  solo 
para  pintar  una  cara. 

¿Y  qué  sustancias  emplea, 

si  es  que  no  soy  indiscreto? 

No  importa  que  usted  lo  sea; 

pero  amigo,  es  mi  secreto! 

(Con  interés.)  Y  así  cl  rostro  queda  hermosos' 

Si  queda  hermoso?...  divino!! 

(Pero  eso  es  hacer  el  oso!) 

Y  con  el  cutis  muy  fino! 
Pero  en  el  arte  hago  más, 
pues  con  mi  gran  sutileza, 
doy  esmalte,  y  además 
pinto  también  la  cabeza. 
Unos  polvos  hice  en  Trubia 
que  convierten,  sin  gran  pena, 
á  la  más  morena  en  rubia 

y  á  la  más  rubia  en  morena. 

Y  en  azules  y  amarillas, 

y  en  verdes,  y  en  encarnadas...     • 

No  crea  usted  que  ^ow  grillas', 

de  azul  tengo...  tres  pintadas! 

Da  gusto  ver  sus  reflejos! 

Estarán  como  un  demonio ! 

Hombre,  ayer,  sin  ir  más  lejos, 

di  de  verde...  á  un  matrimonio. 

Mocito;  se  está  usted  divirtiendo  conmigo? 

Yo?  (Ay  que  tío  tan  grosero!)  Yo  no  me 

divierto  con  nadie!... 

Pero  dig^  usted;  eso  es  arte? 


21 

TRiN.     Qaé?...  Qué  ha  dicho  usted?  Que  no  es 
arte!...  Mire  usted,  (Ensenando biongua.)  la  bi- 
lis!... Yo  no  puedo  oir  ciertas  cosas!...  va- 
mos, que  no  puedo!... 
1).  TiB.  No,  hombre,  yo  sólo  he  preguntado... 
TRix.     Pero  dudaba  usted.  Sí  señor;  y  es  arte 

real! 
ü.  TIB.  De  eso  tiene  usted  cara,  de  realista. 
TRiN.     Yo?  Quién  le  ha  dado  á  usted  el  derecho 
de  insultarme? Soy  liberal!  Si  señor, 
liberal  de  corazón; 
que  según  consta  en  un  pliego, 
fué  mi  papá...  comadrón 
de  voluntarios  de  Riego! 
i).  TIB.  Oooohü  Gran  destino! 
TRIN.     Ya  lo  creo!... 

D.  TIB.    Le  dejaria  á  usted  buen  caudal!... 
TRIN.     No  mucho  ;  porque  fué  algo  aficionado 
á  los  reyes,  á  los  caballos  y  á  las  sotas, 
y  ahí  lo  dejó  todo. 
D.  TIB.  ¿Y  á  usted  nada? 
TRIN.     Sí;  también  me  dejó...   algunas  deudas. 

Pero  usted  me  dará  el  premio  y... 
D.  TIB.  ¡Conforme!...- (¡Estás fresco') 
TRIN.     ¡Jarabe!...  ¿Será  usted  capaz  de  negár- 
melo ? 
D.  TIB.  Es  preciso  que  usted  pruebe  sus  méritos; 

que  no  haya  duda. 
TRIN.     ¿Qué  lo  pruebe?  Escuche  usted  la  prueba 
más  convincente : 

¡Una  vieja...  horrorosa 

no  se  casaba , 
y  buscaba  marido; 
mas  no  encontraba. 
Pues  me  llamó, 
la  esmalté...  todo  el  cuerpo, 
y  se  casó ! 
1).  TIB.  Corriente  ;  sí ,  señor ;  corriente.  ¡Pero  es 
preciso  que  se  vea! 


22 

TRiN.     Bueno ;  voy  á  ver  si  quiere  venir  alguna 

parroquiana,  vusted  se  convencerá. 
D.  TiB.  Eso  es,  que  venga  alguna  parroquiana. 
TRiN.     Lo  creo  difícil ;  pero  ya  veremos.  Hasta 

luego.    (Va  á  salir  y  vuelve  á    escena,  y  dando  la  mano  á  D.   T¡- 
burcio  ,  dice  : ) 

¡  Ali !  tendrá  siempre  un  amigo 

en  Trinidad  ; 
y  francamente  cuente 

con  mi  amistad. 

Amor  de  Dios, 
cuarto  cuarto  derecha, 

número  dos,  (Vase.) 

ESCENA    VI. 

D.  TIBURCIO,  DESPUÉS  CORNELIO. 


D.  TIB.  ¡Bravo!...  Ya  van  dos;  dos  artistas.  Pero 
se  me  figura  á  mí,  que  ninguno  de  ellos  es 
todo...  lo...  lo...  artista,  que  seria  de  de- 
sear!... ¡Bah!  Ya  vendrán  más,  y  entre 
ellos,  habrá  alguno  que  despunte  por... 
alguna  parte.  Aprovechemos  este  rato  y 
almorcemos.  Mientras  tanto,  dejaré  aquí 
á  Cornelio  para  que  reciba  y  me  llame  si 
viene  algún  artista.  Eso  es.'^(Liamando.j  ¡Cor- 
nelio... Cornelio! 

CORN.       Voy...    ¿Qué  manda  usted  ?  (Saliendo  &   escena.) 

D.  TIB.  Mira,  yo  voy  á  almorzar,  ¿eh? 

coRN.  ¡Vamus  á  almorzar;  no  hay  inconve- 
niente ! 

D.  TIB.  No;  ¡no  vamus  á  almorzar!  Yo  sí.  Pero 
tú  te  quedas  aquí. 

coRN.     ¿Para  qué? 

D.  TIB.  Para  recibir  si  viene  algiin  artista. 

CORN.  ¡Perú  hombre!...  ¿Tudavia  andamos  á 
vueltas  con  los  irtistas?... 

D.  TIB.  ¡Cornelio!...  ¡Cornelio!...  (incomodado.) 


23 

CORN.     ¡Buenu...   buenu!... 

D.  TiB.  (¡Si    no   hubiésemos   mamado  juntos!...) 

Aquí  te  quedas. 
CORN.     ¡Curriente! 

D.  TIB.  Y  á  ver  si  recibes   bien...  (Vue.) 
CORX.     Yo    nunca   recibu  mal...  ^<Salvu  sea  la 

parte.» 


ESCENA  VII. 

CORNELIO ,  DESPUÉS  PACA. 


CORN.  Ya  habrán  ustedes  conucidu  que  mi  amu 
no  es  muy  listu  que  digamus;  pero  tiene 
dineru;  y  estu  le  hace  pasar  pur  hombre 
de  talentu,  «mejurandulo  presente.»  ¡Y  la 
manía  de  los  irtistas  lu  volverán  loca!... 
Yo,  ya  se  lo  digu;  y  si  no  quiere  creerme. . . 
con  su  pan...  me  lu  como.  ;  A  mí  qué  ! 

PACA.     (Entrando.)  é No  hay  por  aquí  nadie! 

coRN.     ¡Eh!  ¿Quién  será? 

PACA.  (Sentáudese  y  con  mucho  descaro.)  ¿Ustcd  me  da  SU  pCr- 
miSO  V  (Después  de  sentada.) 

GORN.  Creo  que  nu  es  necesario.  (Con  intención.) 

PACA.  Eso  creo  yo  también.  (Con  mucha  malicia.) 

CORN.  ¿Estaba  ía  puerta  abierta? 

PACA.  Como  la  del  Sol ;  lo  mismo. 

CORN.  ¿Y  quién  es  usted?  «Aunque  sea  mala 

cumparacion.» 

PACA.  ¿Yo?...  Usted  verá. 

CANTO. 

PACA.  Paquilla  me  llaman, 

y  gata  nací ; 
quien  quiera  un  buen  peine 

que  me  llame  á  mí. 
■  Y  esto  no  es  grilla, 

para  peinar  no  hay  otra 
como  Paquilla. 


24 


CORN. 


PACA. 

CORX. 


PACA. 


CORN. 


PACA. 

Y  ¡Ole!  ¡ole! 
Limpíese  usté 
que  esta  niña  bonita 
no  es  para  usté. 


¡Vaya,  es  verdad, 

que  es  usté  una  moza 

de  calidad! 
¿•Le  gusto  á  usted  ? 
¡Uy !...  Ya  lu  creo; 

i  me  da  mareo 

de  verla  el  pié ! 
Pues  mire  usté; 

tengo  yo  un  mozo 

fuerte  y  robusto  , 
que  ni  un  toro  navarro 
le  da  á  él  un  susto. 
Y...  ¡ole!...  ¡ole! 
Límpiese  usté, 
que  esta  niña  bonita 
no  es  para  usté. 

Ese  mozo  que  tiene, 
fuerte  y  robusto, 
«Salvu  sea  la  parte» 
tiene  buen  gusto. 

CORNELIO. 


Y  ¡ole!  ¡Ole! 

Me  limpiaré 

con  tal,  niña  bonita, 

me  quiera  usté. 


HABLADO. 

PACA.     Con  que  diga  usted;  ¿vive  aquí  don  Tibur- 

cio  Segundo? 
CORN.     Sí,  señora;  aquí  vive.  «Con  perdón  sea 

dichu.» 
PACA.     ¿Eh?... 
CORN.     Digu  que  no  está  usted  errada,  que  aquí 

vive. 
PACA.     ¡Qué  he  de  estar  jo  herrada!...  ¿Usted  es 

su  criado? 
CORN.     Su   criadu,   morralmente  hablandu,  no; 

soy  más  bien  su  compañeru. 
PACA.     (¡Vaya  una  compañía!...) 


25 

coRN.  Samus  criadu  juntos;  «con  perdón  sea 
dichu.» 

PACA.     ¿Eh?... 

CORN.    Hemus  mamadu  la  misma  leche. 

PACA.  ¿La  misma  leche?  Pues  á  mí  se  me  íiííura 
que  usted  ha  tomado  mucha  de  burra. 

CORN.     Sí,  alguna  he  turnado.  (Con  inocencia.) 

PACA.     No  lo  puede  usted  negar. 

CORN.    ¿Y  en  qué  lu  ha  conocidu  usted? 

PACA.     En  las  orejas. 

CORN.     ¿De  veras? 

PACA.  Sí,  las  tiene  usted  muy  expresivas.  (Con  ma- 
licia.) 

CORN.     (Es  muy  lista  esta  muchacha...) 

PACA.     Con  que  dígale  usted  á  su  amo  que  salga. 

CORN.     ¡Voy...  saleru! 

PACA.     ¡Mire  usted  qué  gracioso!...  (Con  burla.) 

CORN.     No  me  falta...  pimpollu.  (vase.) 

ESCENA  VIII. 

PACA,  DESPUÉS  D.  TIBURCIO  y  CORNELIO. 

PACA.  ¡Vaya  un  tipo  de  criado!  ¡Si  el  amo  es  así, 
me  divierto!...  Y  que  tenga  yo  que  sufrir 
esto!...  ¿Y  para  qué?  Para  poder  reunir 
algunos  cuartos  y  casarme  con  aquel  mal- 
dito!... 

D.  TiB.  (Desde  dentro.)  ¿ Cómo  uo  has  eutrado  antes?... 

PACA.     (Ya  está  aquí.) 

D.  TIB.  (Saliendo.)  Señorita... 

PACA.    Caballero... 

D.   TIB.     ¡OOOOOh!...  (Mirando  á  Paca.) 

PACA.     Qué?.;. 

CORN.    Qué?... 

PACA.     ¿Por  qué  ha  dicho  usted  oooooh  ? 

D.  TIB.  ¡Porque  es  usted...  preciosa! 

CORN.       ¡Aaaaah!  (Con  estupidez.) 

D.  TIB.  (Imitándole.)  ¡Aaaaati! 


26 

PACA.     Es  usted  muy  amable... 

D.  TiB.  Sé  hacer  justicia. 

CORN.    ¡Vayal  ¡Es  muy  mona  esta  muchacha! 

D.  TIB.    COrneliO...   ¡largo!  (Indicándole  que  se  taya.) 

CORN.     ¿Qué  mal  hago  yo  aquí? 
D.  TIB.  ¡He  dicho  que  te  vayas!  (Sério.) 
CORN.     ¡Ya  voy...  ya  voy!...  (Cómo  quiere  estar 
sólo  el  muy  truan!)  (Váse.) 

ESCENA  IX. 

PACA  Y  D.  TIBURCIO. 

D.   TIB.    Siéntese  usted.  (Dándole    siUa.) 
PACA.       Muchas  g:raCÍaS...  (Se sientan.) 

D.  TIB.  (¡Ay!  ¡qué  boca  tiene  esta  mujer!...) 
PACA.     Yo,  caballero,  he  leido  lo  del...  ¡Ojo!  y  he 
pensado  que  también  puedo  yo  ser  acree- 
dora al  premio...  Porque  soy  artista. 
D.  TIB.  ¿Artista?...  Y  ¿por  qué  no  lo  ha  dicho  usted 

anXeS'.. .  (Saca  precipitadamente  unos  guantes  y  se  los  pone.) 

PACA.     No  se  moleste  usted. 

D.  TIB.  ¡No  faltaba  más!  ¡A  las  artistas  las  hablo 
siempre  con  los  guantes  puestos! 

PACA.  Pero...  ya  sabrá  usted  que  gato  con  guan- 
tes... 

D.  TIB.  ¡Ah!  Desengáñese  usted;  si  el  gato  es  bue- 
no, lleve  ó  no  lleve...  caza. 

PACA.  Puede...  Pues  como  le  decia  á  usted;  yo 
soy  artista  y  artista  por  todo  lo  alto! 

D.  TIB.  ¿Por  todo  lo  alto? 

PACA.     Sí,  señor. 

D.  TIB.  (Será  bailarina.) 

PACA.  Mi  profesión,  en  estos  tiempos...  no  da 
mucho. 

D.  TIB.  Porque  usted  no  querrá.  (Con  malicia.) 

PACA.     No,  señor;  porque  todo  es  postizo. 

D.  TIB.  ¿Postizo?  ¿Y  usted  también  lleva  postizos? 

PACA.    Poco;  pero  llevo  algo. 


27 

D.  TiB.  Pues  se  me  figura  que  no  lo  ha  de  nece- 
sitar usted... 

PACA.  No  soy  de  las  que  más.  Porque  hay  algu- 
nas... ?;  Es  usted  casado? 

D.  TIB.  No,  señora;  pero  si... 

PACA.  Pues  no  se  fie  usted  de  ninguna  mujer. 
Todo  lo  que  enseñan  es  postizo. 

D.  TIB.  ¿Lo  que  enseñan?  ¡Entonces  eso  cae  por 
fuera! 

PACA.     De  veras!...  (Consoma.)  Es  usted  guasón,  eh? 

D.  TIB.  Y  usted  preciosa. 

PACA.  ¡Lo  que  soy  yo  es  muy  desgraciada!  ¡Nací 
con  una  estrella!  Mire  usted;  yo  soy  mujer 
que  con  mis  manos  me  puedo  ganar  la  co- 
mida... y  algo  más. 

D.  TIB.  ¡Como  que  tiene  usted  una  cara!... 

PACA.  Lo  mismo  coloco  yo  una  baúeria  que  unos 
cuernos. 

D.  TIB.  (Cáspita!) 

PACA.     He  colocado  yo  muchos! 

D.  TIB.  Y...  ahora,  ya  no? 

FACA.  Cá...  Ahora  se  peinan  un  poco  lo  de  delan- 
te, y  lo  demás  todo  postizo.  De  modo  que 
no  hacemos  nada  las  peinadoras.  Porque 
yo  no  sé  si  le  he  dicho  á  usted  que  sov... 
artista  en  peinados. 

D.  TIB.  Si;  lo  habia  comprendido.  ¿Y  no  es  usted 
masque...  peinadora? 

PACA.     Sí;  soy  también...  española. 

D.  TIB.  Y...  nada  más? 

PACA.     Y...  madrileña. 

D.  TIB.  Y  qué  más?... 

PACA.     Y  según  dicen  no  soy  fea. 

D.  TIB.    Caí...  Es  usted  divina!    (Con  entusiasmo.) 
PACA.       Sí,   eh?    (C.n  burla.) 

D.  TIB.  (Levantándose.)  En  fin...  ¿usted  ha  estado  en  xVmé- 

rica? 
PACA.     En  mi  vida. 
D.  TIB.  ¿Quiere  usted  ir? 


28 


PACA. 
D.  TIB. 
PACA. 
D.  TIB. 
PACA. 
D.  TIB. 
PACA. 
D.  TIB. 


PACA. 
D.  TIB. 
PACA. 
D.  TIB. 

PACA. 
I).  TIB. 


A  qué? 

A...  bailar  el  tangol 
Ya  lo  bailo  en  Madrid. 
¿Y  tiene  usted  quien  la  baile? 
Pues  qué,  ¿usted  qué  se  ha  creido? 
Es  que  me  ofrecerla  yo... 
Usted?...  Jesús!!  No  se  ha  criado  la  miel... 
(Interrumpiéndola.)  Calle  usted,  Calle  usted.  ;;,Qué 
ruido  es  ese?...  (Oyeudo.)(¡Puesno  me  iba  á  lla- 
mar asno!) 
No  oigo  nada! 

Ya,   ya  pasó...   (Con  intención.)  ; 

Pues  como  decia;  no  se  ha  criado  la  miel... 
Ay!...  ay!...  que  latido  en  este  ojo...  (y  que 
empeño  en  llamarme...  borrico!) 
Eso  es  que  se  habrá  metido  alguna  paja. 
Viga,  señora,  viga!  ¡Es  que  desde  que  usted 
ha  entrado  estoy  siendo  el...  blanco  de  Cu- 
pido! 


ESCENA  X. 

LCS  MISMOS  Y  ALEJO,  QUE  AL  IR  Á  ENTRAR  OYE  LAS  ULTIMAS 
PALABRA^  DE  D.   TIBURCIO,  Y  SE  DETIENE  EN  LA  PUERTA. 


PACA.     Y  le  ha  dado  á  usted  en  un  ojo,  eh?  (Con  buri».) 

D.  TIB.  Ya  tengo  varias  en  el  corazón!! 

ALEJO.   (Hola!...  hola!...  hola!!) 

PACA.     Pues  estará  usted  hecho  una  criba! 

D.  TIB.  Completamente! 

ALEJO.   (Que  betunazo!) 

PACA.     No  me  extraña  que  con  tanto  agujero... 

se  le  haya  á  usted  salido  toda  la  gracia. 
D.  TIB.  En  cambio  usted  tiene  mucha!... 
PACA.     Eso  dicen... 

D.  TIB.    Joven!!...  (Con  entusiasmo.) 

PACA.  Me  llamo...  Paca. 

D.  TIB.  Paca!...  Paquita!...  (Con  mimo.) 

PACA.  Qué? 


29 

D.    TIB.      1  O. ...  (Acercándose  muclio.) 

ALEJO.    (Se  adelanta  y  se  inlerpuiie  entre  los  (los.)  COU  permiSO,  Ca- 

ballei'ü; 
D.  TIB.  Qué!! 

PACA.       Alejo!  (Con  alegría.) 

D.  TIB.  (Maldito  limpia-botas!) 

ALEJO.    Estorbo?  (Con  intención  á  D.  Tiburcio.) 

I).  TIB.  A  mí?...  No. 

ALEJO.  Me  alegro!  ¿Le  estaba  usted  haciendo  el  oso 

á  esta  muchacha? 
1).  TIB.  ¿Ha  venido  usted  á  insultarme? 
ALE.jo.  Yo  he  venido  por  el  premio. 
PACA.     Y  yo  lo  mismo.  Para  podernos  casar. 
D.  TIB.  Pues  como  no  se  casen  ustedes  ha.-.ta  que 

yo  lo  dé... 
ALEJO.  No  lo  da  usted? 

I).  TIB.   No. 

ALEJO.  Caballero...   voy  á  tirarlo  á  usted  por  el 

balcón! 
D.  TIB,  A  mi? 
ALEJO.  Soy...  miliciano!... 
u.  TIB.  Y  qué? 

ALEJO.    Ahora    verá    usted!...       (Yendo  hacia  O.Tih.uTio  y  ¿ste 
huye.) 

PACA.    (Deteniéndole.)  Alcjo ,  que  tc  pícrdesl 
D.  TIB.  Socorro!!  Socorro!!... 
ALEJO.  Yo  le  diré  á  ese!... 

ESCElNA  ÚLTIMA. 

LOS  MISMOS,  CORNELIO  que  entra  al  oír  las    voces,  y 
DESPUÉS   TRINIDAD. 

CORN.   ¿Quién  se  mata? 
D.  TIB.  Cógelo...  Cornelio! 
ALEJO.  Soltarme,  que  lo  divido! 

TRIN.       (Entrando  precipitadamente  y  poniéndose  junto  á  Alejo.)    1  a   68- 

toy  de  vuelta. 

ALEJO.     Quite  usted  hombre!  (Pegándole  en  el  sombrero.) 


30 

TRiN.     (Incomodado.)  Fiera!...  Más  que  fiera!  (Por  Aiejo.) 
PACA.     Yo  lo  arreglaré.  (AAiejo.) 

ALEJO.    Eh! 

PACA.     Oiga  usted,  D.  Tiburoio. 

D.  TiB.  Qué? 

PACA.     Atienda  usted  dos  palabras. 

TRiN.     (Por  Alejo.)  Mire  usted  el  peridonazol! 

ALEJO.    Silencio.  (A  Trinidad.) 
PACA.        (A  D.  Tiburcio  con  coquetería.) 

Si  una  moza  de  rumbo, 

y  pié  pequeño, 
de  que  el  premio  le  diera 

tuviese  empeño,     ^ 

usted ,  que  haría? 
D.  TIB.  Francamente...  Paquita; 

se  lo  daria! 
PACA.  Pues  no  soy  despreciable: 

y  es...  madrileño  (Por ei pié.) 
y  de  ser  la  premiada 

tengo  yo  empeño... 
D.  TIB.  (Con entusiasmo.)  Ay!...  quc  mirar!... 

El  premio  doy  al  arte... 
TODOS.  Eh!... 
D.  TIB.  De  marear! 

ALEJO.  Bien  dicho! 

PACA.     Se  le  agradece  á  usted,  (ad.  Tiburcio.) 
TRiN.     Y  á  mí  nadie  me  da  nada? 
coRN.    Tómeselo  usted. 
TRiN.     Y  qué  he  de  tomar? 
coRN.    La  puerta.  (Con  buria.) 
TRiN.     Glrosero!... 

D.  TIB.  Me  ofrezco  á  ser  padrino  de  la  boda. 
PACA.     ¡  Viva  D.  Tiburcio ! 
ALEJO.  ¡Viva  el  matrimonio! 
D.  TIB.  ¡Vivan  los  artistas! 
CORN.     No  se  alegren  ustedes  tanto,  que  aún  pue- 
de que  ñus  silben — «con  perdón  sea  dichu.» 
TRIN.     Es  verdad! 
ALEJO.    Pregúntelo  usted.  (A  d.  Tiburcio.) 


31 

D.  TiB.  (APa«a.)  No;  usted,  que  no  la  dejarán  mal. 
PACA.     Voy... 

CANTO. 

PACA.  Según  encargo  expreso 

que  me  hizo  á  mí  el  autor 

les  pregunto  yo  á  ustedes 

si  el  Juguete  íes  gustó. 

Y  si  aplauden  dos  palmadas, 

dos  palmadas  nada  más, 

á  la  novia  peino  gratis 

del  que  se  quiera  casar. 
TODOS.        Y  si  aplauden  dos  palmadas, 

dos  palmadas  nada  más, 

á  la  novia  peina  gratis 

del  que  se  quiera  casar. 


FIN. 


ADICIÓN  AL  CATÁLOGO  DE  1.°  DE  OCTUBRE  DE  1872. 


TÍTULOS. 


Actos. 


ALTORES. 


Propiedad 

que 

corresponde. 


COMEDIAS  Y  DRAMAS. 


Contra  ira...  latigazos 

Creer  lo  que  no  es 

El  mártir  de  la  duda 

Haz  bien  sin  mirar  á  quién 

La  bola  negra 

La  fuerza  de  la  razón 

Poesía  lírica 

Quiero  ser  hombre 

Quítese  usted  la  ropa 

San  Jorge  por  Aragón 

Un  desertor  de  Paris 

¡Vivan  las  economías! 

Crisálida  y  mariposa 2 

El  príncipe  Hámlet 3 

La  fuente  del  olvido 3 

La  i-azon  de  la  fuerza 3 


Mota  y  González.. . 
Carbou  y  Ferrer.. . 
Rubí  y  Navarro.  . . 

Rubí.". 

Zapata 

Rubí 

Perales 

Rubí  (D.  Tomás)  , 
Mota  y  González.. , 

Escamilla 

Saquero 

Huici 

García  Gutiérrez. . , 

Coello 

Rubí  (D.  Tomás).. 
Retes  y  Echevarría. 


Todo. 


ZARZUELAS. 


En  el  espacio 

Entre  dos  fuegos 

La  bola  negra 

Los  pájaros  del  amor 

¡Ojo!  artistas 

El  entrometido 2 

El  conde  y  el  condenado 3 

El  rigor  de  las  desdichas 3 

El  tributo  de  las  cien  doncellas 3 

Sueños  de  oro 3 


Ruiz M. 

Saquero  y  Gisbert L.  y  M. 

Zapaia L. 

Navarro,  Povedano  y  Reparaz L.  y  M. 

Barranco  v  Ruiz L.  y  M. 

Rubio...."..... tMitad.)  M. 

García  Gutiérrez  y  Larra L. 

Rubio (Mitad.)  M. 

Barbieri M . 

Barbieri M. 


Advertencia.     Han  dejado  de  pertenecer  á  esta  Adininistiacio»  las  obras  dramáticas  de  Don 
Jerónimo  Moran. 


PUNTOS  DE  VENTA. 


MADRID. 


Librerías  de  la  Viuda  é  Hijos  de  Cuesta,  calle  de  Carretas ;  de  Don 
Leocadio  López  y  calle  del  Carmen,  de  los  Señores  Medina  y  Navarro, 
calle  del  Arenal,  y  de  Duran,  Carrera  de  San  Jerónimo. 


PROVINCIAS. 

En  casa  délos  corresponsales  de  la  Administración  lírico-dramática. 

Pueden  también  hacerse  los  pedidos  de  ejemplares  directamente  á 
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