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FROM THE GIFT OF
LUCIUS CARY TUCKERMAN
(Class of 1897)
FOR BOOKS RELATING TO
MEXICO
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OLLA PODRIDA
Esta obra es propiedad del Autor, quien perseguirá ánte la ley al que
la reimprima sin su autorizacion.
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OLLA PODRIDA
CONDIMENTADA EN MÉXICO
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COLECCION
DE TODOS LOS REMITIDOS QUE, DESDE 1844, Y EN VARIOS PERIÓDICOS DE
MÉXICO, PUBLICÓ BAJO DIFERENTES SEUDÓNIMOS
COMO LOS DE GILLES 6060, ANTI-PIERNA-SECA Y OTROS MUCHOS
ERNESTO MASSON
Exdibrero, ex-comisionista,
ex-comerciante por menor, Sindico, Hegidor de aguas y de escuelas durante varios años,
del Jiusire Ayuntamiento de Tacubeya,
Secretario de la Sociedad de mejoras materiales de la expresada ciudad, Miembro de la de México,
Cerreder del número de dicha plaza, Decano y Capitan de los cazadores del Anshase,
Ciudadano por naturelizacion de la que fué República mexienas,
y socio de la Comision Científica, Literaria y Artistica
de la ciudad de México.
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PARIS |
IMPRENTA HISPANU-AMERICANA DE COSSON Y (.*
CALLE DU FOUR SAINT-GERMAIN, 43,
1864
a
SAL lu) IS Ts
FEB 121002 )
ES arte y
À MI MEJOR AMIGO, CÁRLOS APÉSTEGUL.
No es muy grande, por cierto, el honor que le hago, dedicándole la
recopilacion de las no pocas sandeces que en ratos de buen humor, me
atreví á escribir y 4 confiar á la prensa; pero ya que para agruparlas en
un tomo, solo usted me prestó su apoyo, muy justo es que sufra usted las
consecuencias de la DeoicaToRIA, 4 que le expone mi gratitud.
Un editor, que nada tiene de librero, es hoy en todas partes un ver-
dadero mythe (un ente fabuloso); y, ni la solucion de la cuadratura
pudiera compararse con un tal hallazgo. ¡Quiera pues mi estrella, que
esta publicacion le sea légére!...
No me alienta en tan osada empresa, más que el espiritu mismo de la
época que atravesamos: ella es poco séria; y por esta sencilla razon,
más fácil cabida tiene en nuestros dias un libro casi de puras chan-
zas. Ya pues con el siglo, su agradecido amigo que le quiere y B. S. M.
ERNESTO MASSON.
ADVERTENCIA DEL EDITOR.
Aunque en los numerosos artículos de que se compone este libro , se
trate de materias puramente locales, y de un interés casi peculiar á Mé-
xico; sin embargo, el entrain y el chiste con que están redactados la
mayor parte de ellos, no dejarán de agradar aun á aquellos lectores que
no conocen mas que con mucha vaguedad, al país á que estos comuni-
cados se refieren.
Se advierte desde luego, á la simple lectura de esta MiscBLANEA, que
su autor, desde los cuarenta años que lleva de vivir en México, se ha
dedicado 4 observar con algun criterio los hombres y las cosas.
Lo que mas sorprende, es que un francés, por larga que haya sido su
permanencia en un país de la antigua dominacion española, haya podido
llegar á escribir el castellano con una facilidad que, á veces, no carece
de cierta elegancia. Es particularidad que no es comun, recomienda á
una obra, que avivan de continuo, lo picante de su estilo y la variedad
inagotable de los asuntos que en ella se versan.
——— 5? 000000 00m — -
PROLOGO.
«E pluribus unum. »
Sin pretensiones de ninguna clase, y con el único fin de
borrar, à veces, el ceño del facies de mis amigos, he re-
unido en este tomo todos los comunicados que, desde
1844, inserté en distintos periódicos de México.
El deseo de serle útil á un amigo (el Sr. D. Gilles
Oriot), injustamente atacado por la prensa, me dictó,
como se verá, los primeros remitidos; y otras personas
despues, me comprometieron á que les prestara igual ser-
vicio.
No por esto dejaré de confesar, que de vez en cuando
emprendí charlar por mero entretenimiento. El caso fué
que, de fil en aiguille, los amigos por un lado, y alguna
manie de l’écritoire por el otro, me lanzaron sin querer
en la polémica.
El título de este libro, no excluye de él ciertamente los
articulos serios; pero, por fortuna, estos serán pocos, de-
bido al ningun cariño que le tengo al estilo grave.
x PRÓLOGO.
Si otros se vanaglorían de haber escrito, yo tengo que
disculparme, por haberles querido imitar: y mucho más,
habiendo cometido tal imprudencia en un idioma que no
es el mio, y que le es tan dificil al extranjero poderse apro-
plar.
Por estas consideraciones y otras muchas, suplicaré á
mis lectores (si los tengo) se sirvan dispensarme las innu-
merables faltas, en que necesariamente deberé haber in-
currido.
Los avant-propos de algunos artículos en francés, y
varios prólogos de unos cuantos comunicados en castella-
no, fueron agregados últimamente, para facilitar á los
lectores su pronta inteligencia.
Ernesto Masson.
1844
ADVERBIO FORCÉMENT
CONTESTACIONES
HABIDAS
CON EL Sr. LICENCIADO B, AGUSTIN FRANCO,
SOBRE EL SENTIDO DE LA PALABRA Forcément.
INSTRUCCION. PRELIMINAR.
En 23 de setiembre de 1843, el Supremo Gobierno de
México publicó una ley, que prohibia á los extranjeros el
comercio al menudeo; y los Sres, Foucault y C.*, mercille-
ros establecidos en la capital, dieron en el Correo francés
del 27 de marzo de 1844, un aviso al público, participán-
dole, « qu’en conséquence de la dite lor, leur société était
dissoute forcément. » (Que, en consecuencia de dicha ley,
su sociedad quedaba disuelta forzosamente. )
El Sr. Lic. D. Agustin A. Franco, que mal comprendia
el francés, tradujo la frase de « qu'en conséquence de la dite
loz, leur société était dissoute forcément, » por « de consi-
guiente, la expresada sociedad ha sido disuelta por la fuer-
za, » en lugar de decir por fuerza.
Guiado por este sentido equivocado, el Sr. Franco, en el
Siglo XIX del 5 de abril del mismo año, dió à luz un
comunicado alarmante, que comprometia en extremo á los
Sres. Foucault y C*, sirviendo de base 4 las recriminaciones
del referido licenciado, la falsa inteligencia del adverbio
forcément. |
4 1844
. El Sr. D. Gilles Oriot, que era amigo mio, y socio de la
casa Foucault y C*, al verse atacado tan injustamente, me
suplicó contestara en su nombre al Sr. Lic. D. Agustin
A. Franco, para desvanecer el error, en que dicho señor
habia incurrido en su traduccion de forcément. Así lo hice,
sin atender á la dificultad que presentaba para mí un en-
cargo, que debia desempeñarse en un idioma siempre es-
cabroso para cualquier extranjero.
Se insertan aquí los comunicados del Sr. Franco, que
dieron orígen á la polémica que en seguida se leerá.
Los editores de un pequeño periódico que se publicaba
en Durango, el Registro oficial, habiendo, en el curso de
la discusion, salido à la defensa de la traduccion viciosa
del Sr. Franco, se han agregado aquí sus artículos, y las
contestaciones á que dieron lugar,
E. M.
Comunicado del Sr. Franco.
Sres. redactores del Siglo XIX. — Casa de ustedes,
. marzo 29 de 1844. — Muy señores mios : Recorriendo las
páginas del Correo francés, núm. 553, correspondiente al
dia 27 del presente, he encontrado un aviso cuyo notable
contesto me ha causado una impresion desagradable, por
las funestas consecuencias que puede acarrear si se deja
circular sin comentario. El aviso, traducido al pié de la
letra, dice así :
« AVISO AL COMERCIO.
« G. Oriot tiene el honor de participar al comercio que
- «con motivo de la ley del 23 de Septiembre de 1843, que
« prohibe el comercio al menudeo á los extranjeros-fran-
ADVERBIO FORCÉMENT. 5
« ceses, Foucault y C*, el ya dicho G. Oriot se halla exclui-
« do de la antigua sociedad del comercio, Foucault y com-
« pañía, y que de consiguiente la expresada sociedad ha
«sido disuelta por la fuerza, y él es su liquidatario. »
Dejando á un lado la expresion tan exagerada como
inexacta de que la sociedad de los Sres, Foucault y compa-
ñía, ha sido disuelta por la fuerza, cuando la causa de esa
disolucion ha sido una ley, que México, en uso de los in-
disputables derechos que tiene como nacion independiente
y libre, ha dado porque así cree que conviene á sus intere-
ses ; dejando á un lado, repito, esa expresion indiscreta, el
aviso encierra un concepto falso de toda falsedad, y que
para los que hayan visto el injurioso discurso de M. La-
crosse, no puede parecer otra cosa que un eco de aque-
llas ideas reproducidas en México, por una casa de comer-
cio francesa. En ese aviso dicen los Sres. Foucault y Oriot
que : «en virtud de la ley de 23 de Septiembre de 1843,
que prohibe el comercio al menudeo à los extranjeros fran-
ceses, etc. » Ignoro qué motivo puede haber para que esos
señores (à quienes no tengo el honor de conocer ) quieran
restringir á los súbditos de su nacion una ley tan general
como la que prohibió el comercio al menudeo. ¿Será por
ventura, que se trate de justificar la realizacion de las ame-
nazas de la Francia, por medio de asertos tan falsos como
el presente? La ley del menudeo no hizo ninguna distin-
cion; de consiguiente, el tratar de hacerla es injurioso y
perjudicial 4 la república. |
Repito que no conozco à los Sres. Oriot y Foucault y
afirmo solamente que ignoro cuál haya sido su verdadera
intencion ; mas en la actual situacion de nuestros negocios,
cuando en una asamblea de Francia se nos zahiere públi-
camente de una manera atroz; cuando uno de los miem-
bros mas respetables de su gabinete salva los límites de la
discrecion y prorrumpe en amenazas contra una nacion
6 4644
generosa, cuya sola falta es no tener un ejército de 300,000
hombres , y una armada de 200 velas; cuando:se clama,
voz en cuello, que somos injustos, que violamos el derecho
de gentes; una expresion como la que ha dado orígen à
este remitido, no puede menos de afectar & todo mexicano.
El Arbitro de las naciones decidirá desde -lo alto quien
deba triunfar si acaso se entabla una lucha ; mas sea cual
fuere el resultado, una guerra «de esa naturaleza imprimirá
una mancha tan fea como indeleble .en el timbre-del rey ciu-
dadano.
Ustedes disimularán, Sres. editores, que impelido del
amor que profeso 4 mi país natal, les haya molestado con
estas desaliñadas líneas, y me permitirán que les ofreaca
mi inutilidad como atento y-seguro-servidor Q. S5. MM. B.
— Agustin À. Franco.
Contestacien de G. Oriot.
Sres. editores del Siglo XSX.— Casa de ustedes: Méxi-
co, abril 10 de 1844.
Muy Señores mios : 'habiéndome disparado el Sr. Lic.
D. Agustin A. Franco, en el periódico de ustedes del.dia
b de este, un comunicado que, cual su autor, cojea visi-
blemente (1), y peca por la base; poco trabajo me costa-
rá, con un leve empujon, tirarlo al suelo. Con este fin, les
agradeceré infinito tengan la bondad de reservarme en sus
columnas un pequeño campo, para la champurrada contes-
tacion de su afectísimo y seguro servidor Q. S. M. BR. —
G. ORIOT.
Como muy rara vez leo los periódicos, no estrañará .el
Sr. Lic. D. Agustin A. Franco, que conteste mal y tarde,
(1) El Sr. Franco es cojo, y de muleta.
ADVERBIO FORCÉMENT. 7
7
á un comunicado que insert en el Siglo XIX del 5 de este
mes, criticando con unos comentarios mas largos que los
de César, un aviso inocente, que se estampó en el Correo
Francés, anunciando mi separacion de la casa Foucault
y C*, por alcanzarme la ley del 23 de setiembre del año
próximo pasado, que prohibe á los extranjeros el comer-
cio :al menudeo.
En este aviso, un error de pluma involentario, me hizo
decir : extranjeros franceses. ¡Ay de mil... Cierto es que
lo he dicho, ¡pero qué tan gran crimen ! lo-segund es ca-
lificador de lo primero, y no por esto debia usted de haber
sacado por consecuencia, que con estas palabras, habia
yo querido dar à entender que, solo los Franceses, se veian
privados del comercio al menudeo. Hay extranjeros Ingle-
ses ; los hay Españoles, Suizos, Alemanes, etc., etc., bien
lo sé : hijos somos todos de la misma madre; diferenciamos
únicamente en las razas; esto, acaso, hubiera yo querido
esplicar, y nada mas.
Digo tambien en este anuncio : « qu’en conséquence, la
dite société est dissoute forcément. »:Entônces, usted, señor
Franco, que me presta intenciones que no tengo, hace dos
traducciones : una de mi francés «forcément,» al suyo que
es de «par la force; » y otra de.su adulterado francés al
castellano ; y encuentra usted por fuerza, que, « par la
force, » se traduce en español, por «por la fuerza. »
La palabra «forcément, » usada en mi anuncio, au fiquré,
no tiene mas equivalente en español, que forzosamente,
por precision, por fuerza, (y no por la fuerza); es sinóni-
ma en francés, esta voz, de indispensablement, nécessaire-
ment , par une conséquence rigoureuse ; hay todavía una
especie de espontaneidad , en el que hace forcément una
cosa; no existe una coaccion violenta que lo obliga & ello;
y usted, Sr. Franco, con su francés de, par la force que
me pone en la boca, quiere persuadir á los incautos 0 ig-
8 1844
norantes, que traté de manifestar, cuando ménos, al Gobier-
no francés, por esta palabra de par la force, que es suya,
que, à bayonetazos, à puñetes, & gritos y sombrerazos, ha-
bia sido disuelta aquí la sociedad de Foucault y C.'.
Gratia tibi Domini (1)!... No es franco, Sr. Franco, este
modo de proceder.
O el Sr. Franco no entiende bien todavía el francés (él
es jóven y puede estudiarlo), 6 su traduccion de mi aviso
es maliciosa : en todo caso, le aconsejo no use de la mis-
ma malicia con todas las comedias que nos traduzca del
francés, por qué, siendo así, un esfinge que las entienda.
Serán sus traducciones cosas de adivinanza, y el oficio es
cansado : por mi parte, lo estoy ya, con haber forcejado
con él tantísimo.
Lo particular de la lógica del Sr, Franco, es que, de de-
ducciones en deducciones, me va haciendo, poco & poco,
cómplice del Sr. Lacrosse ; dice que soy su eco : que re-
produzco sus ideas, etc., etc. ; y à renglon seguido, él con-
fiesa que no me conoce. Lo siento; pero me parece, que
para suponer tan mal de una persona, era preciso, siquiera,
saber cuál es su carácter : si hostil 6 pacífico, alborotador
6 quieto. e
No sé como el Sr. Franco no me conoce : ¡Bien notables
somos ambos !... Yo estoy manco, él es cojo; nunca los dos
nos podremos llegar á las manos ó à los piés; y merced à
esta afinidad defectuosa, que nos debiera de unir indirec-
tamente, me pudiera tener alguna más consideracion.
Dice el Sr. Franco, que lo que le falta à México, en
caso de guerra, es el pico de 300,000 hombres (excusez
du peu! como dice el vulgo en Francia), y 200 velas :
¡Que se las echen todas à mi comentador, por tan devora-
(1) Este error de Domini, en latin, fué corregido en el Siylo XIX del 41 de
abril, Así decia, en una nota, este periódico: «En el número de ayer, pág. 3, co-
Jumna 5°, linea 6, dice ¡ Gratia tibi Domini! léase ; Gratia tibi Domine!
ADVERBIO FORCÉMENT. 9
dor pensamiento!... Para llevar la guerra, seria poco; para
recibirla, seria mucho : el patriotismo improvisa legiones;
¡Que lo diga España !
Pero, que se calme el Sr. Franco; yo, aunque lastima-
do, bien lejos estoy de invocar la guerra : más cuenta nos
tiene á todos, Sr. Franco, que se arreglen las cosas amis-
tosamente. Usted es jóven, me han dicho; usted es fogoso;
usted es poeta ; usted pretende, aspira à licenciado ; la ima-
ginacion, en usted, si no corre vuela : ¡ buena diferencia
hay en el modo de conjeturar de los dos! usted sueña glo-
rias, batallas, alguna epopeya quizá..... ¡ Y yo, prosaico
vendedor de anillitos, aretes, cuchillos, neoclises y cliso-
pompes, ro veo en lo futuro más que la esperanza de
volver, cuanto antes, á mis innobles tareas!... Ya cono-
cerá usted, Sr. Franco, ¡cuán opuestos son los deseos de
un trivial mercillero, servidor de usted, con los de un favo-
recido nourrisson des muses !
No entraré con usted, Sr. Franco, en el análisis de la
palabra generosidad ; pero permitaseme decirle, que no
existe ninguna, si hay en ella restricciones, Obligar á cual-
quier extranjero á abjurar su nacionalidad ; á despojarse
del titulo más querido, más sagrado, para permitirle un
tráfico... ¡Ah! Sr. Franco, este sacrificio es muy grande :
no hay generosidad en exigirlo!...
Siguiendo el Sr. Franco el rápido curso de sus belicosas
suposiciones (como poeta nato que es), él vé ya en la con-
tienda que quiere entablar, una nueva Jliada , y pone al
Omnipotente favoreciendo, casi, á uno ú otro bando.....
¡¿Porqué, Sr. Franco, en estos tiempos nada fabulosos, que-
rer mezclar, en tan cruel materia, lo divino con lo huma-
no?... Su imaginacion de usted le estravia. A mi escaso
entender, creo que el árbitro de las naciones, al contem-
plar desde lo alto, la lucha fratricida de unas criaturas
que formó á su imágen, gime y se horroriza, cuando estas
10 1944
se aproximan á verter una sangre, que le costó á él toda
la suya redimir...
Sírvase usted, Sr. Franco, dispensarme una contesta-
cion tan larga; y mande usted lo que guste, á su afeotísi-
mo y seguro servidor que, no por la. fuerza, sino por fuer-
za (como es de costumbre), le. besa las manos.
G. Ontor.
2.0 Comunicado del Sr. Franco.
Sres. editores del..Szglo A7X. — Casa de ustedes; abril
14 de 1844. — Muy Sres. mios: Suplico 4 ustedes :8e:6ir-
van insertar en su periódico.la siguiente carta, dispensando
la molestia que les infiere su afectísimo servidor y, paisano
que atento SS. MM. B.— Agustin A. Franco.
«Sr. D. G. Oriot.—Muy Sr. mio. El remitido de usted
inserto en el Siglo del 10 de este mes, me ha causado. una
agradable sorpresa, puesto que él me ha revelado varios
arcanos que hasta ahora no habia podido descubrir, y que
usted me permitirá enumerar.
1°. Usted ha leido los Comentarios de César, 6 por lo
-ménos sabe que son largos y que son Comentarios. ¿Lin en
efecto muy largos, Sr. Oriot? ¿Son mas largos que les: mios,
6 que el tubo de un clysopompe?
2, Usted es un filólogo verdaderamente rematado, y me
prueba mi ignorancia por lo que toca al idioma francés,
con una exactitud y un tono magistral que no hay más
que pedir. Desgraciadamente la terrible lógica de usted,
se encuentra en contraposición abierta con la significacion
que de la palabra forcément da Boiste (¿conoce usted á
Boiste?) y usted deberá agradecerme que, à pesar de que
ADVERBIO ‘FORCÉMENT. 14
ignoro la lengua, aunrente su caudal de conocimientos en
punto á francés, con las siguientes citas :
« Forcément., adv. ¡(v1.), par force, par contramte,
malgré soi (agir, parler, etc.). »
El mismo Boiste en su Diccionario de sinónimos, trae
este pasage notable :
« A force, d force ouverte, a force de bras, de force, de
vive force, par force, d toute force. » Locuciones adverbia-
les. Se dice : «prendre une fille de force,» violarla; à force
ouverte, de vive force, PAR FORCE, con violencia, etc.
En el Diccionario francés de Napoléon Landais, la pa-
labra forcément se encuentra aplicada de esta manera :
« Forcément, adv., d'une manière forcée, por con-
trainte, » y NADA MAS.
Ahora oiga usted lo que entiende el mismo Landais por
contrainte.
« Contrainte, subst. fém., violence qu'on exerce envers
quelqu'un pour le contraindre à faire quelque chose contre
son gré, etc. »
Si usted se toma el trabajo de leer las demas acepciones,
verá que esta es la única que puede cuadrar al presente
caso. — Dejémonos ya de diccionarios, pues creo que to
dicho bastará para convencer à usted de que los maestros
de su lengua no dan á la palabra forcément, la significacion
de indispensablement, nécessatrement, par une conséquence
rigoureuse; y de esto se infiere ¿ndispensablement, néces-
satrement, par une conséquence rigoureuse y (como usted
diria) forcément, que no ha tenido usted razon al atribuir
& ignorancia ó mala fé mi traduccion de su aviso.
3.” Usted posee la lengua castellana con tanta perfec-
cion, que hasta juega en ella del vocablo (aludo al fino y
delicado equivoquillo de las ve/as). ¡Qué diferencia entre
usted y yo, M. Oriot! Usted prosáico vendedor de anilli-
tos, hace juegos de palabras en español; y yo jóven poeta,
12 1844
y abogado in fieri, no he podido hacer todavía en francés
un miserable calembour! Vamos, Sr. Oriot, usted es un
portento. Sabe usted francés, sabe español, sabe decir
gratia tibi Domini. … De usted si que se puede decir aque-
llo de Virgilio :
/
— Lingue centum sunt, oraque centum,
Ferrea vox. —
Permitame usted que se lo traduzca, de peur que vous y
perdiez tout votre latin.
Ciento sus leuguas son, sus bocas cien,
El metal de la voz cual de sarten.
Adviértole á usted, por no incurrir en la nota de pla-
glario, que el segundo verso no es mio, sino del poeta
español Fr. Diego Gonzalez, si mal no me acuerdo.
Pero basta de charla, Sr. Oriot. Nuestra discusion ha
terminado, una vez que ha cesado la causa que la motivó.
Una errata de imprenta y el mal uso de una palabra, die-
ron orígen à mi remitido, y este ha llenado su fin, aclaran-
do una especie que podia parecer injuriosa 4 la nacion,
cuyo mas insignificante individuo soy.: el resto de su co-
.medida carta, no necesita, en mi concepto, respuesta al-
guna, y solamente le recomiendo observe la diferencia que
hay entre su contestacion y la del Sr. Thivol, para que de
esa manera conozca la distancia que media entre las agu-
dezas delicadas y corteses, y esos chistecillos de mal gusto,
reprobados por toda persona sensata y bien educada, y
que en realidad nada tienen que hacer con el fondo de la
cuestion. |
Es de usted atento servidor Q. L. B, L. M.
AGUSTIN À. FRANCO.
ADVERBIO FORCÉMENT. 13
Contestacion de €. Oriot.
Señores editores del Siylo XIX. — Casa de ustedes ;
México, abril 22 de 4844.
Muy señores mios: remito á ustedes esta contestacion,
dirigida al Sr. D. Agustin A. Franco, para que tengan
ustedes la bondad de publicarla, por suplemento, en su
apreciable periódico ; y me repito, à la vez, su afectisimo
y seguro servidor, Q. S. M. B.
G. Onror.
« Qui compterait les mau.x et les troubles divers
«Que les mal-entendus causent dans l'univers.»
Me alegro mucho, Sr. Franco, de haberle causado &
usted una sorpresa agradable, con mi comunicado inserto
en el Siglo XIX del 10 de este mes; y mas me regocijo
todavía, al saber que le revelé unos arcanos que ignoraba;
quizá este nuevo escritillo, podrá descubrirle à usted otros
de mas interes y de mayor trascendencia.
Antes le observaré á usted, que su primer párrafo,
(pero. .. ¡Jesús , qué digo!... su primer canto, — estoy
hablando con poeta, ) no va de acuerdo con lo que usted
expresa tan bien en el tercero. En este último, usted dice
que mis chistecillos son de mal gusto; y usted, puntual.
mente, empieza en el propio tono que me reprocha ; pero
con una superioridad tal, que me hace trizas. Voy à re-
producir sus agudezas ; ellas sí, lo confieso, tienen toda la
redondez del tubo de un clysopompe; y si algo les falta,
es la punta final de aquel instrumento, para que pasen
por agudas.
¡Primer chiste del Sr. Franco!... «¿Usted ha leido
» los comentarios de César, ó por br menos sabe que son
» largos y que son comentarios?... ¿Son en efecto muy
14 1844
» largos, Sr. Oriot? ¿son más largos que los mios, à que el
» tubo de un clysopompe? »
¿No hay quien se ria?... Con que, ¿no les parece á
ustedes muy graciosa, esta exquisita y punzante compara-
cion que el Sr. Franco hace de lo largo de los Comentarios
de César, con los tamaños del tubo de un clysopompe?...
¿No es de la mas refinada sal ática esta chanza?...
¡Qué digo!... Es más... ¡Es casi de la de Colima!
En seguida, me pregunta el Sr. Franco: «; Usted conoce
a Boiste?» — À la señora abuela de usted que conociera,
Sr. Franco, era cosa quiza de admirar, pero á Boiste, por
sus Obras, creo que no. Forcément le conozco: era un
abogado del mayor mérito; un lexicógrafo de los mas
célebres ; el que sin duda, ilustrómás & la lengua francesa;
y le juro á usted, Sr. Franco, que muy malos ratos me han
dado sus soluciones gramaticales; muchos más, 4 lo mé-
nos, que los que me ocasionan los mortales comunicados
de usted. | |
¡Qué prudente consejo le daba Apeles & un zapatero,
(ne sutor ultra crepidam ) cuando éste quiso criticarle en
materias fuera de su alcance! Esto mismo le repetiré yo,
Sr. Franco ; usted divaga; usted no entiende aún el espi-
ritu de nuestra lengua; y de la suya, no creo tampoco
que sea usted un muy grande oráculo : en lo que referiré
á usted despues, fundaré mi dictámen.
Pero, (revenons d nos moutons,) aunque me diga usted
como en los juegos de prendas: «¿quién te dió tan grande
pico, Melorico?» Hablaré hasta darle à usted vapores; en
esto, puntualmente, tengo vicio; y convenga usted con-
migo, que acallar á un francés, es empresa bien dificil.
(Haga usted memoria de lo que dice de nosotros, el di-
funto Gallo Pitagôrico.)
Generalmente, en caso de desavenencia gramatical,
entre nosotros, respecto del sentido de una palabra, no
ADVERVIO FORCÉMENT. 15
tenemos en Francia, mas autoridad competente, que la
del Diccioriario de la Academia ; y refiriéndose à la voz que
nos ocupa, dice este en su sexta edicion : « FORCÉMENT,
adv. par force, par contrainte. » — «Jl a fuit cette démar-
che forcément. » — «11 signifie au figuré, par une consé-
guence rigoureuse, » — «Ce fait reconnu, on doit forcément
en conclure.» |
FoRCÉMENT usádo au figuré, no quiere decir par la
force : ni nunca esta última voz tué su equivalente , señor
Franco. Se dice : faz fait forcément une chose; il a fallu,
par force, que je la fisse; j'ai pris, par contrainte, cette
médecine ; (los mismos efectos que produce esta última,
resiento yo, Sr. Franco, cuando por purisima contrainte,
leo los comunicados de usted. ) En estos tres casos del uso
au figuré, de FORCÉMENT, par force, y par contrainte, usted
era capaz, ahí, Sr. Franco, de descubrir igualmente , los
esfuerzos de una accion violenta y exterior : esto, sin duda,
le sucedió á usted, respecto al empleo que hice de forcé-
ment necesariamente au figuré en mi anuncio. Las mas
palabras, en francés, tienen un sens figuré ; y el que cono-
ce à fondo el espiritu de nuestra lengua, inmediatamente
distingue, cuál fué el sentido en que una voz se empleó.
Todo lo que habla usted despues, con su Napoleon
Landais en la mano, Boiste y C*; todas estas citaciones en
que abunda , no son más que divagaciones fuera del
caso, y que á usted puntualmente le perjudican; se lo voy
& probar. Usted clama en el tono, casi, en que cantó el
gallo de S. Pedro, que usted ha leido en el Diccionario de
los sinónimos de Boiste, (que tambien tengo, y corregido
por Cärlos Nodier,) a force, d force ouverte, a force de bras,
de force, de vive force, d toute force, etc. , etc. En efecto,
en este libro viene estampado todo lo que usted refiere ;
pero, ¿qué, tambien querrá usted persuadirme, que todos
estos adverbios, que nada tienen de sens figuré, pueden ser
16 1844
sinónimos de mi figuradisimo FORCÉMENT?.... Vamos al
ejemplo : segun usted, prendre une fille de force, (esta
idea le halaga, ¡oh erótico jóven!) es lo mismo que pren-
dre une fille forcément. Es un error, mon cher : en el pri-
mer caso, es tomar, con ansia, una cosa, contra la volun-
tad de su dueño; y en el segundo, es casarse por fuerza,
con una muger que le imponen á uno los parientes. De
esta presion ejercida, han nacido les mariages de conve-
nance, y el adagio vulgar de: «d mas de no poder, duerme
uno con su muger.»
Siendo a force de bras, tambien sinónimo, (al parecer de
usted ) de forcément ; pudiera yo haber dicho en mi aviso :
«la société de Foucault et C.* a été discute a force de bras.»
Esplicándome al gusto de usted, no hubiera dejado de ser
chusco mi aviso ; y solo usted, mi maestro de francés, lo
hubiera comprendido.
He dejado, me parece, comprobado, que no sabe usted
gran cosa de francés; y si, tácitamente, no conviene usted
en ello, es que tiene usted un amor propio mas empe-
dernido que la cabeza de un vizcaino. (En todo caso,
el Sr. Richardet, maestro de francés, vive en la calle de
las Escalerillas.)
No me precio, como usted lo hace en esto de francés, de
poseer muy á fondo la lengua castellana ; pero, como suele
decirse aquí, en estilo muy familiar : «buena es mi nana,
para quien es mí tata.» Si juego con la palabra velas, cuya
serie le incomodó, (y no era asunto para menos) es efecto
de mi buen humor; y dicho de paso y sin que nos oigan,
debe usted de guardar las referidas velas, para aplicarlas
á las ora centum, (las bocas cien) de su citacion virgiliana;
-—¿por qué, á tanta vela, cuanta boca; 6 á tanta boca,
cuanta vela?... |
En mi comunicado del 10 de este mes, al reproducirlo,
se cometieron varios errores de imprenta ; y entre ellos,
ADVERBIO FORCÉMENT. 47
-salió el ;gratia tibi Domini! que tanto excitó su jovialidad,
Se publicó mi comunicado en el Siglo XIX del 10, era
un sábado ; y el domingo por la mañana, en compañía de
un amigo, fuí á casa del Sr. Gumplido, y le dije estas pre-
cisas palabras : — «Sr. Cumplido, las equivocaciones de su
corrector, nos van á motivar otro comunicado del Sr. Fran-
-c0. ¡ Qué gusto le dará atacarnos sobre el ; gratía tibi Do-
mént!... El Sr. Cumplido, cuyo talento tipográfico es en-
comiado de todos, y su corrector, no tendrán embarazo
en decirlo : me prometieron rectificar los equívocos, en el
Siglo del mismo dia : así lo hicieron , y usted Sr. Franco
lo vió sin duda; pero, como le dice á usted mi amigo Thi-
vol : «votre siège était fait.» Puede usted , Sr. Franco,
pasar á la imprenta, le enseñarán el original del comuni-
cado ; y si no dice ; gratia tibt Domzne!l pongo á la dispo-
-sicion de usted el único brazo que me queda.
Pues, Sr. Franco, mi Aristarco por mayor, la crítica
que usted hace de mi pobre latin, es endemoniada : debia
usted de haberme atacado, no sobre Domeni, (debia usted
de suponer que esta falta provenia de la imprenta, ) pero so-
bre gratía, que no puede emplearse ahí en el nominativo,
sino al acusativo, por el sous-entendu que hay de damus 6
agimus. Se dice bien ¡ laus t¿b¿ Domine! ¡ Gloria tibi Do-
mine ! pero no ; gratia tib: Domine! : se debe decir incues-
tionablemente, ¡gratías t2bi Domine! —Bien conoci el error
-del corrector y el mio, cuando ocurrí á la imprenta; y si
dejé existente el de gratza, fué para conocer qué tal pin-
taba usted en esto de latin : su silencio en breve me reveló
que no era cosa su erudicion, lo mismo que en el francés.
En su tercer canto, como lo llamarémos, queriendo usted
salirse de madre (cual torrente impetuoso que es usted) y
hablar á la vez todas las lenguas, teniendo usted visos para
mi de una torrecita de Babel, salta usted con una agudeza
<n francés, para contestar á esto de mis velas, cuyo número
2
18 | 4844
le fatiga; pero, carísimo Sr. Franco, este clima del país de
las chanzas, no le asienta á usted ; se lo probaré.
Despues de haber usted citado del poeta Cremonensé :
» Linguæ centum sunt, ora que centum,
» Ferrea voz, etc. . . .. »
me dice usted, con esa gracia que le es genial : apermi-,
tame usted qué se lo traduzca, de peur que vous y perdiez
votre latin.» — ¡Qué chistoso es usted, Sr. Francol...
pues el chiste de usted , que no es largo, es incorrecti-
simo (no está usted de buenas). No se dice en franeés :
«de peur que upus y perdiez votre latin; pero sí .«de peur
que vous N' Y perdtez votre latin : ¡Con sobrada razon
_ (como usted ve) le aseguraba á usted que no sabia cosa
mayor de francés ; y con todo se empeña usted en enseñár-
melo!... En ésto de forcément va usted mal; pero en esto
de negaciones peor. Así es que le aconsejo recorra usted la
apreciabifisima obra de M. Collin D'Ambly, sobre el empleo
de las negaciones en francés; consulte usted 4 Girault Du-
vivier ; de hinojos, lea usted á Racine, á quien igualará
usted un dia (no digo cuando) y verá usted como en su
Phédre dice :
« Craignez, seigneur, craignez que le ciel rigoureux,
« Ne vous haisse assez pour exaucer vos vœux. »
Ahora bien, usted ha querido sumirme, hasta re/us de
moufon, como decimos en francés, en estilo arquitectónico
(cual si fuera yo estaca de la plaza de armas) ya sea en
el francés, ya sea en el latin; y siendo así, es regular que
usted me permita, me atreva tambien á criticar el castellano
de usted que no me huele á muy castizo. Voy allá: al re-
mitiy usted à los Sres. editores del Siglo XIX, su sir-par
comunicado del 14 de este mes, estampado en aquel perió-
dico el 48 del mismo; conformándose usted con la urba-
y —
ADVERBIO FORCÉMENT. 19
nidad que, en semejantes casos, se estila, les dice usted :
«Muy Sres. mios, suplico à ustedes.se sirvan insertar en Yu
periódico la siguiente carta, dispensando la molestia que
les infiere su afectísimo, etc., etc.
Chocémdome la especie de-2afiere, temé má Dietiowario
de la Academia española, y leí en él : « Inferir-—secar conse-
cuencia ó ergirr una eosa de otra. » No sé si en la eir-
cunstancia que mos ocupa, usted con su garbo natural, ‘y
aplicando à la prosa las licencias de que ustedes los poe-
tas usan en el verso, habrá usted empleado ¿nferzr , por
soás pintoresco, desdeñändose de ocurrir à causer, por
usarlo la gente vulgar y de poco pelo: en esto no me puedo
meter, hasta ahí no se desliza mi ahysopompe; solumente
Toe parece que se dice : «2afero de tal cesa, que hurá usted
aquella; ¿náero del semblante de usted, que esté usted ati-
viado. » etc., etc. , ete, ; pero me sería bochornoso, ú al
ménos se me figuraria impropio, decir & una persona à
quien iría yo à incomodar : « Disimule usted que le ¿nffera
esta molestia. » No me suena bien aquella voz * suplico &
usted, Sr. Franco, me diga si estoy equivocado. Ya sé que
aquí se dice: « le vyirió una herida; le safirió un agravio;
el golpe que le skrsó, etc, ttc., etc. Puede que la cos-
tambre haya sancionado este modo de expresarse: es lo
único que puede w/erir de ahí; pero, & mi parecer, se le
ha faltado 4 la Academia.
Luando usted dá fin (y es lástinma) à se: eredito comuni-
eado:; tambien dice usted: « Nada tienen que hacer con el
fondo de cuestion.» Aquí se le quedó à usted el artículo en
el tintero, porque no le entiendo. Greo que quiso usted
decir : » con el fondo de la cuestion. »
Pero; lo que más, más, me tiene asombrado, es que me
baya. usted atacado en su comunicado , sobre errores de
imprenta en el latin; y sobre uno que dejé existir volunta-
rienente en el castellano, no levanta usted la voz siquiera :
20 1844
este error pasó desapercibido por usted, cual si fuera humo
de paja. ¿Qué puedo ¿nferir de ahí?... ,
Cuando digo en mi comunicado : « No sé como el señor
Franco no me conoce, ¡bien notables somos ambos!... Yo
estoy manco, el es cojo, etc.... Aquí hay una falta, y gra-
ve. No debia yo decir estoy, sino soy. En la gramática de
D. Vicente Salvá, edicion de Paris, de 1840, se encuentra
á la página 200, un capítulo que trata del uso de los ver-
bos ser 6 estar, y dice: « como muchos hallan dificul-
«tad en saber cual de los dos verbos ser 6 estar, han de
«emplear en determinados casos, convendrá fijarlo por
« medio de esta regla sencilla : se usa del verbo ser, cuando
«la idea expresada por el sustantivo, adjetivo 6 participio
« que se le junta no se considera como una idea de estado, y
« del verbo estar, cuando se considera como tal, etc., etc. »
Debia yo de haber dicho : « Yo soy manco; porque ex-
preso una idea que no es de un estado transitorio: no estoy
manco momentáneamente, sino que lo soy, sin poder
jamas dejar de serlo. Suponga usted, si quiere (y este es el
caso) que haya yo nacido sin brazo, como se encuentran
perros que han nacido sin cola. Lo propio, casi, sucedió
con usted Sr. Franco, en esto de su cojera (y crea usted
que lo siento). De resultas de un accidente, segun me han
informado, usted quedó cojo; pero la desgracia de usted,
es tan irremediable como la mia: es comun entre nosotros
la idea de un estado constante, invariable; así es que debo
de emplear para usted como para mi, el verbo ser, al ha-
blar de nuestros defectos físicos,
Usted me hace notar, al fin de su tercer párrafo, la di-
ferencia que hay tan enorme, entre la contestacion del
Sr. Thivol (redactor del Correo francés) y la mia; sin por
esto, darse usted por vencido, ni por él, ni por mi, ¡tal es
usted de aferrado en sus desvarios |... El Sr. Thivol, le haré
observar á usted, no tiene, como yo, agravios que vengar.
ADVERBIO FORCÉMENT. 21
Usted, dando & mi palabra forcément, un sentido que no
tenia, me comprometió altamente; y mucho más, sacando
usted de ella consecuencias que, para mí, pudieran ha-
berse vuelto muy funestas. Si usted lo hizó con malicia,
esta fué criminal; fué una accion mala, y entónces , con
hiel y no con miel en la boca, me fué preciso contestar.
Ahora, si usted me confiesa, de liso en llano, que solo el
no saber usted distinguir el sentido Agurado en que empleé
forcément, provocó de parte de usted el torrente de aser-
ciones falsas que usted vertió por antojo en su primer co-
municado ; variará immediatamenie de aspecto el asunto :
me daré por satisfecho, no quedando en mí, ni la menor
sombra de rencorcillo, y lo excusaré diciendo : errare hu-
manum est.
Puede ser tambien que usted diga la verdad, y que
distemos mucho, el Sr. Thivol y yo, en esto de educacion
y de erudicion; la mia que es poca, no huele á violeta, jaz-
min, 6 rosa de Castilla; nada tengo de romántico; no uso
guantes color cuisse de nymphe ; una raya artísticamente
trazada en el pelo, no divide mi cabeza cual dos hemis-
ferios : rudo súbdito del rey ciudadano (quien es, para
usted, de mauvaise maison), me resiento en algo y aún
algos, como diria Sancho, de Pénergie des faubourgs. Us-
ted dirá, no lo dudo, que en mi tierra fuí cargador 6 agua-
dor; pero, en todo caso, si este último oficio fué el mio,
confiese usted que 4 mi chochocol le fluye, y que de agua
le cabe más de un viaje.
¡Dichoso usted que recibió una educacion fina!... Su
talento precoz, al Torna-voz (1) le da vida; al Liceo Mexi-
cano lo enriquece; y critico profundo, no le faltan & usted
más que dos cosas : más estudio, y ménos confianza en
sus nacientes fuerzas. Convencido usted de la posicion que
(4) Periódico y publicaciones literarias en que escribia el Señor licenciado
Franco,
22 41844
guarda.en el mundo litsrario; ns volverá usted à ¿nferir
nuevas molestias à su afectísimo servidor: será favor que
este le merecerá, besándole en esta esperanza la mano, y
con mueha mas razon, si esta se- le presenta armada con
su muy temible pluma. G. OnJoT.
EL REGISTRO OFICIAL,
VICTORIA DE DURANGO, MAYO 30 DÉ 1844.
SATISFACCIÓN AL. Correo Francés.
Nos quejamos en uno de muestros números anteriores de
la poca consideracion con que se trataba á la nacion por
un tal Mr. Oriot, que calificaba como obra de la fuerza
los efectos de la ley del menudeo : fundamos esta queja en
el análisisque el Sr. A. Franco hizo de su anuncio, publicado
en el Correo Francés, wo dudando, como no dudamos, de
que conoce bastante bien el francés y que por consiguiente
podiamos confiarnos en la traduccion de dícho anuncio. No
teniamos el original á la vista.
Mr. Oriot salió & la defensa de su anuncio, reforzado por
nuestro estimable compañero Mr. Thivol, y una reñida
contienda se trabó sobre la genuina significacion del ad-
vervio forcément que el Sr. Franco tradujo como equiva-
lente de—por la fuerza; —y sus adversarios, como de—ne-
cesariamente, por una consecuencia necesaria. — Mr. Oriot
ha traspasado en la polémica todas las reglas de la ur-
banidad, haciendo ostentacion de un carácter insolente y
chocarrero. Nuestro estimable colaborador, aunque bas-
tante cáustico, ha conservado aquella dignidad que res-
plandece en sus escritos y tratado la cuestion con el talento
que le es conocido. Ultimamente se ocupó tambien de
nuestro artículo, exitándonos á hacer una rectificacion sobre
las ideas que emitimos, y vamos á complacerlo.
No entrarémos en la cuestion del advervio forcément,
ADVERBIO FORCÉMENT. 93
aunque tampoco eoncederómos toda la razon ¿los impugna- .
dores de nuestro amigo el Sr. Franco; él la ha tenido para
interpretar el pensamiento de Mr. (Oriot como lo ha inter-
pretado, porque se ha pretendido hacer pasar una hosti-
lidad á la sombra de una palabra ambigua : nuestro apre-
ciable eompañiero Mr. Thivol no puede constituirse defensor
del anuncio, sin serlo tambien de un pleonasmo que causa
grima, lo que es imposible de suponer en su conocida. ins-
traccion : admitida su traduccion, diría así el aviso, —
que por consiguiente la dicha sociedad queda disuelta ne-
cesartamente , Ó por una consecuencia necesaria : ( gW'en
conséquence la dite société est dissoute forcément. ) Esta
locucion, eminentemente viciosa, no será prohijada por
nuestro Hustrado compañero. Aunque en esta polémica han
productdose las autoridades de los mejores Lexicógrafos,
creemos que la copiada al calce (4) es tan oportuna como
respetable para probar que el Sr. Franco no ha carecido de
razon en su censura. La estrechez de nuestras columnas no
nos permite amplificarla, y otro punto reclama preferente-
mente nuestra atencion.
Animados por un espfritu patriótico como el que aprecia-
mos y respetamos en el estimable redactor del Correo, diji-
mos que la Francia pretendia legislar dentro de las na-
ciones extranjeras, y citamos en apoyo el art. 2063 de su
código civil, que refiriéndose á los casos en que un francés
puede ser apremiado judicialmente, declara que fuera de
los expresados no está obligado á consentirlos, aun cuando
hayan verificádose en pats extranjero, so pena de nulidad,
(4) Foreément, adv, 11 faut écrire ce mot avec un accent aigu sur Je premier
E.—D'une manière forcée. Caecté, Il a fait une telle action, mas c'est forcément,
M. Rollin s'est servi de ce mot en parlant de Philippe, Roi de Macédoine, lors qu'il
fait dire à Aristéne, premier Mogistrat des Achéens : Est-ce forcément, où psr
cralnie, ou ralontairement qu'il a abandonné les défilés de l'Epire ? Quoique la |
signification du mot forcément soit assez intelligible, il ne sera pas un hors de
propos de dire, qu'il signifre Par force, par contrainte, -Dicrrontatras DA 'TREVOUX.
24 1844
gastos etc. — El Sr. redactor responde que esta ley sola-
mente rige en el territorio francés, que no se exige su eje-
cucion en los países extranjeros, y que el legislador quiso
únicamente que dentro de la Francia ningun francés pu-
diera ser reducido á prision, en virtud de actuaciones.
practicadas en el extranjero, cuando aquellas versaran
sobre hechos en los cuales la ley francesa no autoriza el
apremio judicial.
En aquella respuesta se ha eludido simplemente la
cuestion, dejándola toda en pié : M. Thivol confiesa que si
los procedimientos judiciales de una nacion, 6 mas claro, que
si las sentencias de sus tribunales han definido una cuestion
en contrariosentido á la ley francesa, aquella sentencia no
tiene su ejecutoria en Francia, y que la disputa que decidió
debe ser tratada nuevamente ante sus tribunales, los cuales
la decidirán en contrario sentido si así les parece. El Sr. re-
dactor tiene mucha razon, porque los artículos 2123 y 2128.
del citado código y el 546 del de sys procedimientos no
conceden valor alguno á las sentencias de los tribunales
extranjeros, pues las causas decididas por ellos solo pro-
ducen accion y deben ventilarse de nuevo ante los tribuna-
les franceses (1); de suerte que si un mexicano gana un
pleito á un francés y éste logra escaparse, corre el peligro
de perderlo en Francia.
Pero es nada lo dicho en comparacion de las terribles
consecuencias á que dan lugar otras disposiciones de la
misma legislacion : el art. 3 del código civil establece la
siguiente regla general: — las leyes concernientes al estado
y capacidad de las personas, obligan à los franceses, aun
cuando residan en país extranjero. — El Sr. Thivol con-
vendrá en que esta ley nada tiene de liberal, que ella viola
las máximas de derecho público universalmente recibidas,
y que atenta á la mas preciosa de las libertades de los mis-
(1) Legat, —Code des étrangers, cap. 9, párr, ccLxvIn.
ADVERBIO FORCÉMENT. 25
mos franceses; á la de buscarse una patria y á la de sa-
cudir el yugo de la tiranía que lo obligó á abandonar la suya.
Mas prescindamos de esta consideracion, que es meramente
personal, y veamos el influjo que ejerce tan exhorbitante
principio sobre la soberanía de las otras naciones y la suer-
te de sus ciudadanos.
Emanacion de aquel principio es el art. 170 con los
otros á que se refiere, y por ellos vemos que en Francia no
se reconoce la legitimidad de un matrimonio celebrado en
el extranjero, si han violádose las reglas que establece su
legislacion; tales v. g. como las de que precedan las amo-
nestaciones y la licencia de los padres, si es menor de
edad el cónyuge. Los tribunales han declarado nulos algu-
nos matrimonios por la falta de aquellos requisitos (1).
Concedemos que tales” disposiciones legales son muy
justas, muy convenientes y sobre todo, eminentemente
morales; pero en México y otras naciones la jurispruden-
cia es directamente contraria, y la nuestra lleva el absurdo
hasta reconocer un legítimo y verdadero matrimonio en el
que realmente es un rapto por seduccion. La legislacion
francesa impone al extranjero la obligacion de conocer la
capacidad legal del cónyuge, y por eso declara nulo el ma-
trimonio celebrado entre cuñados.
Fácil nos sería producir una multitud de ejemplos
semejantes y aun diversos, porque el terreno es feraz, mas
los citados bastan para establecer la proposición que asen-
tamos y que nos combate nuestro estimable compañero;
conviene á saber : que la Francia tiene la pretension de le-
gislar aun dentro de las naciones extranjeras, pues que
para este efecto lo mismo es que les imponga sus leyes,
que el que declare nulos los actos de sus autoridades, cuando
no se ha conformado á ellas. La Francia ha pretendido
tambien lo primero siempre que se le ha presentado una
(4) Cod, cit, párr. ceLxtv, al fin.
26 1844
ocasion, pues sabido es que cuando Napoleon invadió el
Egipto, expidió una ordenanza declarando que serian de
ningun valor en Francia todos los actos pertenecientes al
estado civil que no estuvieran registrados por los comisa-
rios de su ejército. Convengamos de buena fé en que estas
pretensiones son exhorbitantes é injustas, pues tienden á
favorecer la prostitucion de los aventureros que á la som-
bra de la legislacion de su patria, podrian intentar una
seduccion introduciendo el oprobio, la desgracia y la deses-
peracion en el seno de las families.
Esta es además una crítica que no debe ofender la sus-
ceptibilidad de los franceses, hasta el punto de hacernos
pasar como sus enemigos á los que la hacemos; ¿fueron
acaso infalibles los legisladores franceses?... No; ellos es-
taban inspirados por la ambicion y el orgullo del grande
hombre de los siglos, que quiso reunir á todas las naciones
bajo de su cetro y que se propuso conservarse súbditos
y soldados en todas las partes del universo : esas leyes
han quedado en los códigos porque satisfacen al orgullo
nacional; á la manera que conservaron los monarcas es- '
pañoles los títulos de rey de Jerusalem, de las Sicilias etc.
cuando ni aun esperanzas podian alimentar de reconquis-
tarlos. La cuestion es meramente literaria.
Esta es la satisfaccion única que podemos dar á nuestro
apreciable compañero; en cuanto á Mr. Oriot, solo vimos el
rapto de uno de esos impertinentes que solo piensan en sa-
tisfacer su resentimiento, sin calcular el perjuicio que hacen
á sus demas estimables paisanos, y por eso lo presentamos
como un rasgo de singularidad.
ADVERBIO PORCÉMENT. 97
CONTESTACIÓN
A LOS Sres. EDITORES DEL REGISTRO OFICIAL DE DURANGO,
Suum cuique.
Ya salieron á campaña contra mi, los editores, el aditer,
ó semi-editor (porque es poco periódico para todo un
hombre) de un Lapónico diario del tamaño de la palma de
la mano, cuyo título majestuoso es el de Registro oftetal,
y que se publica en Durango. Dichos señores, en su nú-
mero del. 30 de Mayo que murió, me llaman chocarrero,
¿nsalente, por poco garefa, porque me defendí como pude,
de. las interpretaciones falsas del señor Franco. Se quejan.
de mi falta de urbanidad en polémica, y para probarme
la suya, me dan unos epítetos que solo pasan á favor de
las distancias. Con todo, voy á contestar á mis Zoslttos
com una dulzura tal, cual si fuera yo de terciopelo,
Así empiezan estos nuevos encurtidos en francés, (¡0/ala
y lo fueran en viragre!) « No entrarémos en la cuestien
« del adverbio forcément, aunque tampoco concederémos
« toda la razon-á los ¿mprgnadores de nuestro amigo el
« señor Franco. » ¡Qué galimatias es este!.. ¿ Quieren
ustedes dilacidar una cuestion, sin tomar en ella parte?...
Es un contrasentido igual al que cometiera uno diciendo:
« Voy à fallar juzgando por intuicion. » ¡ Vaya un modo
confuso de esplicarse!... Pero sigamos adelante. « El
« señor Franco, dicen ustedes, ha tenido razon de :inter-
« pretar el pensamiento de M. Oriot, como lo ha interpre-
«tado. » ¿Se trata de sueños acaso?..... Podrá el señor
France, nuevo José, interpretar, si le parece bien, los
del Rey Pharaon ; interpretará cosas oscuras, caracteres
jeroglíficos por ejemplo, las leyes antiguas, ete. etc.; pero,
mi anuncio, tan claro, tan sencillo, en nada enigmático,
¿de qué interpretaciones necesita?... Lo reproduciré por la
vigésima vez : «en conséquence, la dete sociblé est dissoute
28 1844
forcément. » No hay aqui, ni puede haber restriccion
mental alguna; (¡qué! ¿soy yo Jesuita?) y veo con acerbo
dolor, que ustedes, ensu modo de comprender, están ménos
adelantados todavía que en el de esplicarse. No hay, lo
repito, hostilidad en mi anuncio, más que la que me
prestan ; palabras ambiguas, solo pueden existir, mas solo
para los que no las entienden : mi sociedad fué disuelta 4
consecuencia de una ley, cuya fuerza era moral toda; la
disolvi forcément : es decir, muy d pesar mio, contra me
voluntad, obedeciendo á un poder irresistible, cual es el
de la ley. La lengua de ustedes, señores editores del Re-
gistro, no me presta ya más voces para esplicarles el sen-
tido de un adverbio, que más se les ator que si fuera beefs-
teak inglés medio crudo.
Siguen ustedes diciendo : «nuestro apreciable compañero
« Mr. Thivol, no puede constituirse defensor del anuncio,
«sin serlo tambien de un pleonasmo que causa grima, lo
«que es impostble suponer en su conocida instruccion, »
¡Otro contrasentido!... Si mi amigo Thivol es de mala fé,
prestándome su fuerte apoyo, no debiendo hacerlo, ¿cómo
pueden ustedes, sin comprometerse, declararse los amigos
y compañeros de un hombre de poca fé?... Si lo hizo por
ignorancia; es falso entónces todo lo que ustedes dicen de
su conocida instruccion; y máis abajo : nuestro ilustrado
compañero; y más arriba : la dignidad que resplandece en
sus escritos. A mi entender, un favor, muchas veces, suele
ser un disfavor; y en vista del resplandor lógico de los es-
critos de ustedes, prefiero que me digan asno : 4 más de
uno prestaré mis orejas; el incienso que prodigan ustedes,
me huele de veras á cosa de ajo,
Hablan ustedes, señores editores, de pleonasmo que causa
grima ; ¿dónde hay pleonasmo en mi anuncio?... Qué,
¿ignoran ustedes lo que es pleonasmo?... Segun lo entende-
mos todos, es una figura de retórica que indica superabun-
e
ADVERBIO FORCÉMENT. 29
dancia de palabras. ¿Dónde se halla en mi anuncio esta
superabundancia de palabras? ¿Hay dos de ellas acaso que
tengan el mismo sentido?... ¡Ah! ¡ qué prurito el de uste-
des, señores, de ensartar palabras vacias, como les parezcan
de grand effet : qué fraseologia tan cansada la suya!...
Mas, prosigamos. Hasta ahora, habia yo creido que,
causar grama, se empleaba queriendo uno manifestar hor-
ror, espanto, al ver ú oir una cosa; causan gríma los rugi-
dos del leon, la vista de una iguana, no hay animal más
feo; fundo mi opinion en la de cierto jugador de tresillo;
oigan ustedes el cuento , si no lo saben ya : « Estaba un
« dia, un señor algo seriote, de ceja poblada y de voz ronca,
«sentado á una mesa de tresillo, muy imbuido en las com-
« binaciones de sus cartas, y le hostigaba el acceso caluroso
« de un curioso, cuya cabeza hecha una con la suya, mira-
« ba su juego con una atencion empachosa. Fastidiado el
« jugador con el importuno miron, se le voltea y le dice :
« — ¿caballero, me hace usted el favor de decirme, cuál
«es el animal más feo?.. Sorpréndese el interpelado, y
«contesta : — señor, me parece que es la iguana; « pues,
« señor iguana, le responde, hágame usted la gracia de re-
« tirarse, »
A cuántos pudiera yo decir : « señores iguanas, ¿me ha-
cen ustedes el favor de callar? »
Los señores mis registradores, refiriéndose & : «en con-
« séquence, la dite société est dissoute forcément » , pronun-
cian su fallo magistral, y dicen : « esta locucion eminente-
amente viciosa, no será prohijada por nuestro tlustrado
« compañero. » ¿No causa grimisima, que unos hombres
que ni siquiera pueden atinar con el sentido de una sola
palabra, quieran decidir como jueces árbitros en nuestra
escabrosisima lengua, que tan pocos, aún entre nosotros,
escriben con propiedad? — Pero, vamos á dar á los señores
vecinos de los indios Apaches el último golpe. Se me secará
80 1844
la lengua.: mas para confundir la imprudentia de algunos,
solo que me la. corten, dejaré de hablar.
Ahí esta la mota concluyente de mis temibles adyersa-
rios :
« Forcément, adv. il faut écrire ce mot avec un accent aigu sur le
premier E : il à fait une telle action, mais c'est forcément. »
Ya ustedes ven, señores, que la nota no es larga ; pues
es un disparate toda ella, y lo voy á probar.
El acento agudo, cuya ausencia tre reprochan ustedes
en forcément, puede que lo olvidara el impresor al estam-
par mi anuncio, como se olvidó de otras mil cosas; pero,
eá & mi me falta, á ustedes les sobra: en # d, tercera
persona del presente del verbo avotr, jamas, que yo 2epa,
se ha puesto en la e, acente alguno. Se escribe il «= le fra-
se, ademas, que citan ustedes, y que suponen francesa,
no tiene sentido: jé que no la interpreta ni el señor
Franco?... «2/ a fast ume telle action (aquí, punto y coma, )
mais c'est forcément » (aquí, mais cela a été forcément : es
preciso hacer concordar los tiempos de los verbos.) Su frase,
repito, señores editores del Registro, no es française; cuan-
do mas, será (raulorse : tel, telle, es adjetivo comparativo
demostrativo: tampoco lo saben ustedes emplear.
Bien me pongo à considerar, que habrán querido uste-
des, como su amigo el señor Franco, soltar tambien su cita-
cioncita en francés; (con más correccion, se entiende, )
pero « tnerdtt in Scyllam cupeens vitare Cheryódim, » esto
les aguarda; sin remisión, siempre que se metan á esoribir
en francés, (sm saberlo bien) 6 á discutir sobre materias
que completamente ignoran.
En cuanto á sus apelaciones à Rollin y al vejete Trevoux,
ellas puntualmente los condenan. ; Qué triste es que no lo
conozcan]...
Con todo, yo no zoy ingrato : mi primer maestro de
ADVERBIO PORCÉMENT. 34
francés , el señor Franco, me enseñó á decir : « de peur
que vous y perdiez votre latin ; » los segundos: «il e fait
une telle action mais c'est forcément.» ¡Dios les dé à
todos ustedes, muchos años de vida, para que me conti-
núen sus lecciones!... En esta dulce esperanza, me repito
de ustedes, el mas agradecido de todos los discípulos, que
sus manos besa, G. Oriot.
2%. ARTICULO DEL REGISTRO OFICIAL.
Mn. ORIOT Y EL ADVERBIO FORCEMENT.
Mr. Oriot ha protestado reiteradamente que no quiso y
ni aun pensó ofender á la nacion en el aviso que le criticó
el Sr. Franco, y estas simples protestas nos habrian bastado
para darnos por satisfechos, sin entrar en más calificacio-
nes ; pero como Mr. Oriot ha intentado satisfacernos pro-
bándonos que somos ignorantes, y aun ha creido necesa-
rio dar un impreso suelto, dizque para contestarnos, fuerza
es hacerle comprender, que tambien lo comprendimos, y
que, aunque nacidos en México, entendemos las injurias
que se nos hacen en francés; bien que nuestros conocimien-
tos no alcanzan todavía á discernir las que proceden de
ignorancia 6 de malicia.
Dice usted Mr. Oriot, que forcément significa par force
y no par la force; que lo primero no tiene mas equivalente
que— necesariamente, indispensablemente, por una conse-
cuencia necesaria, y lo segundo—d—por la fuerza, añadien-
do usted que el adverbio citado no incluye idea alguna de
violencia Ó de coaccion, como lo incluye el modo adver-
bial, por la fuerza, de que usó el Sr. Franco. Esto es todo
lo que se ha dicho, excepto las injurias, los ultrajes indebi-
dos que usted ha prodigado á aquel jóven estimable, y ex-
cluidas tambien las aluciones, equívocos y anécdotas poco
decentes con que ha sazonado sus escritos, Aunque vecinos *
32 1844
de los Apaches, recien encurtidos en francés, lapónicos, ig-
norantes, etc., etc., vamos á probar á usted que par force
tiene tambien la significacion de por la fuerza, incluyendo
necesariamente la idea de coaccion 6 de violencia, y con
esto quedará desempeñado nuestro intento.
1.” El Diccionario universal francés-latino, vulgarmente
llamado de Trevoux , encargándose de explicar todas las
acepciones que tiene la palabra force, dice : que se comete
el crimen llamado de fuerza privada, cuando se exige de
alguno el pago de una deuda par force, 6 entrando en la
casa agena par force; es decir, por la fuerza, 6 con vio-
lencia. |
2.° El Diccionario universal, etc., de Bo:ste, dice en la
misma palabra que d, de, par force, son adverbios que ex-
presan violencia.
3.* El mismo dá à forcément la significacion de par for-
ce, par contrainte, y pone el siguiente ejemplo : — Tout ce
que est fait ou dit FORCÉMENT est mal dit et mal fait.
4.” El mismo, en /orcer, dice — prendre par force une
citadelle ; ouvrir par force, ou déranger par violence une
serrure, une prison, etc, y usted confesará, Mr. Oriot, que
todo esto se hace por la fuerza 6 con violencia.
5.” El mismo en su Diccionario de sinónimos dice que
forcer supone una coaccion mayor que contraindre, pues
explica el ataque dado à la libertad por una autoridad pode-
rosa. — Mr. F. Raymond lo ha copiado en el suyo.
6.* Mr. P. Restaud en su Tratado de ortografia france-
sa, en forma de diccionario, dice, que a, de, par force sig-
nifican con esfuerzo 6 violencia.
Si de la autoridad de los Lexicógrafos descendemos á la
de los escritores, encontrarémos, que los de mejor nota
han usado de aquel adverbio, ó modo adverbial, en un sen-
tido que incluye la violencia y la fuerza.
7.” Mr. Rollin, citado por el Diccionario de Trevour,
ADVERBIO FORCÉMENT. 33
pone el siguiente discurso en boca de Aréstenes refiriéndo-
se á la retirada del rey de Macedonia. « Est-ce forcément,
ou par crainte, ou volontairement qu'il a abandonné les
défilés de P Epire ? — Hé aquí los tres únicos motivos que
pueden determinar las acciones humanas, la fuerza, el te-
mor y la voluntariedad.
8.* El célebre abogado Mr. Cochin, dice en su consulta
sobre la causa de Rapalli (1) : « Un rico negociante que
« lleva todos su bienes en una cartera, es asaltado por un
« ladron que se apodera. de ella par force, ou par adresse,
« é inmediatamente se le amenaza, etc. »
9.” Tratando Rousseau (2) sobre el derecho del más
fuerte dice — «si se debe obedecer, par force, no hay nece-
« sidad de obedecer por deber. »
10.” Moliere escribió una comedia intitulada le Ma-
rage par force, y el tal matrimonio se verifica merced à
las palizas que da A/cidas à Syanarelle que rehusa casar-
se con Dorimene.
41.° En la traduccion del Paraiso perdido, pone Deliile
las siguientes palabras en boca de Satan, excitando á Bel-
zebuth á la reconquista del cielo :
Profitons de nos mauzx ; par force ou far adresse
Attaquons le tyran etc. (3).
$2.” Mr. de Chateaubriand ha traducido el mismo pa-
saje así : — « mejor éxito podremos tener determinándo-
«nos à hacer con la astucia Ó par force una guerra eter-
«na, etc. » —En el canto 6.° dice que los demonios se
formaron en batalla, resueltos á triunfar del Mesías par
force ou par fraude (4).
13.° El célebre historiador de la Conquista de Inyla-
(1) Obras completas, tom. 4, pág. 67, edic. en 80, 1821 en Paris,
(2) Contrato social, lib, I, cap, 3.
(3) Canto I, pág. 60, edic. en 12.9, 1819, París,
(4) Edic. en 8.° de 1839, pág. 6 y 180, Paris.
4 1844
terra por los Normandos {1) hablando del establecimiento
de los Llegrwys en las tierras ocupadas por los Kymrys,
dice : — « para hacer lugar á estos recien venidos, los pri-
« meros colonos se situaron á lo largo de la costa occi-
« dental, ya voluntariamente, segun una antigua tradicion,
« ya par force, que parece lo mas probable, etc. »
14.* La Fontaine concluye así su fábula del Leon y el
Raton :
Patience et longugur de temps
Font plus que force ni que rage (2).
45.9 Corneille ha dicho, aunque no recuerdo donde,
Il regne avec douceur mais il reyne “AR FORCE
y Mr. Oriot habrá oido alguna vez aquel viejo proloquio
francés.
Tout par amour, ef rien PAR FORCE.
Despues de una larga y penosa peregrinacion en pos de
aquel adverbio malhadado, no nos exigirá mas pruebas
para convencerlo de que par force equivale tambien á par
a force, y se traduce castizamente en español por la fuer-
za; mas para darle el golpe de gracia le citarémos una últi-
ma autoridad.
16.* En el Arte de traducir el idioma francés escrito por
D. Antonio Capmany, revisto y aumentado por D. Ant@nio
Alcalá Galiano, se encuentran los siguientes modismos con
sus traducciones (3).
Prendre une ville PAR FORCE,
Ganar una ciudad por asalto.
Il veut l'obtenir PAR FORCE,
Quiere conseguirlo á la fuerza.
Esta última autoridad bastaria para vindicar al Señor
(3) Mr. Agustín Thierry, tomo 1°, pág. 5, tercera edic. en 8°, 1830, París,
(2) Lil. Y, fab. 44.
(3) Pág. 76 y 266, edic. de Salvä, 1835.
ADVERBIO FORCÉMENT. 4%
Franco de la nota. de ignorante, aun cuando hubiera equi-
vocädose ; mas ella y el cúmulo de las que la preceden com-
prueban que el error ha sido de sus gratuitos y poco cor-
teses detractores, á no ser que Mr. Oriot conciba que un
ladron puede robar la bolsa 6 forzar una cerradura, y un
general tomar una ciudad por asalto, por una consecuen»
cia necesaria (forcément), 6 lo que es peor, & su pesar
(par force). Esto no es castellano ni francés, esto es un
puro y neto barbarismo; Mr. Oriot, usted ha tomado una
preposicion (malgré) por un adverbio, y no ha sabido dis-
cernir su legítimo uso; por eso le dijimos con el Decciona-
rio de Trevour— « aunque la significacion de la palabra
« forcément sea bastante inteligible, no es fuera de propó-
« sito advertir que ella significa par force, par contrainte ;»
es decir forzadamente, de una manera forzada, violentado
por una fuerza que no se puede resistir. El recto uso de los
sinónimos es muy difícil, Mr. Oriot, pero se distinguen;
véalos usted en el siguiente ejemplo que trae el citado Dic-
cionario : — « Il faut forcer notre esprit, et le porter malgré
lui à envisager la vérité. »
Despues de cuanto llevamos expuesto, todo hombre im-
parcial y medianamente conocedor del francés, convendrá
en que el aviso de Mr. Oriot era injurioso á la nacion,
dándole su natural y recta construccion ; decia así subs-
tancialmente : —« G. Oriot avisa al comercio que en virtua
« (par suite) de la ley que prohibe el menudeo á los extran-
«jeros, F. F. y el, G. O. quedan excluidos de la sociedad
« FE, ; por consiguiente, la dicha sociedad ha sido disuelta
« forcément (en conséquence la dite société est dissoute for-
cément).— Aquí no cabe, en buen lenguage, el necesaria-
mente Ó por consecuencia necesaria, como se pretende,
porque resulta un pleonasmo que distinguirá un muchacho
de escuela. Si Mr, Oriot quiso decir, que la sociedad que-
daba disuelta d pesar suyo, debió decir malgré mai y no
36 1844
forcément. Resulta de todo, que 6 tuvo una segunda inten-
cion (arrière pensée) al usar de aquel adverbio, 6 que no
supo emplearlo debidamente. Le dejamos la eleccion.
El buen Mr. Oriot ha ridiculizadonos y favorecidonos
con muchas de sus lindezas por la siguiente frase que se
encuentra en nuestro núm. 240. — « Il a fait un telle ac-
«tion, mais c'est forcément.» — dice que es un disparate
ella toda, etc., etc., y la corrige 4 su modo. Bien podrá
suceder, pero no es nuestra; la hémos copiado literalmen-
te del Diccionario de Trevoux... ¡ Ha echado usted palos
en seco, Mr. Oriot!....
Aunque hayamos procurado instruirnos en el francés, no
tenemos la presuncion de saberlo, ni aun como usted, Mr.
Oriot, y por eso verá que no escribimos ni una frase de
nuestro caletre : imitenos usted, Mr. Oriot, y sea un poco
ménos vano, pues el castellano tambien tiene dificultades
que aun -los españoles mismos desconocen : usted nos ha
enseñado á desconfiar con sus grandes errores gramatica-
les, pues por sus escasos conocimientos en la sintaxis y
ortografía castellana ha dicho (1) que el adverbio forcé-
ment — « era un abogado de mucho mérito ; un lexicógrafo
« de los más célebres y el que más escribió quizá sobre la
« lengua francesa » —; ha pretendido tambien poner en
ridículo al Sr. Franco por el sentido en que empleó el ver-
bo ¿nfertr, logrando solo evidenciar su ignorancia en nues-
tro idioma; no queremos ocuparnos de ciertos modismos
muy de usted, tales como los de pretender a licenciado,
interpretar sueños, etc., etc., porque lo disculpamos, aun-
que no merecia tal tolerancia el que se quiere constituir en
maestro de idiomas que no conoce.
Somos mexicanos, Mr. Oriot : la nacion de usted nos ha
tratado indignamente, hoy se nos amenaza todavía y hemos
notado que cualquiera zopenco venido de Ultramar, se cree
(1) Suplemento al n. 885 del Siglo XIX, col, 4, lía. 40 y siguientes,
ADVERBIO FORCÉMENT. 37
con derecho para insultarnos y despreciarnos, quizá, por-
que nos reconoce ménos poderosos é ilustrados que algu-
nas naciones de Europa ; mas advierta usted, Mr. Oriot,
que la ignorancia nuestra no prueba la sabiduría de ellos ;
recuerde que la debilidad y la desgracia tienen fueros que
no se pueden violar sin infamia ; entienda en fin, usted y
los demás, que si la fuerza y la prepotencia consiguen en-
vilecer y degradar á los que oprimen, en los mexicanos
crece el orgullo en proporcion de la injusticia y de la vio-
lencia con que se les trate; veneramos y amamos cordial-
mente á los que nos dispensan sus simpatías, mas tambien
pagamos el desprecio con el desprecio, y el ultraje con el
ultraje. | | |
No por esto vaya usted á imaginarse que participamos
de esa ruin y salvaje antipatía que algunos alimentan con-
tra los extranjeros; no, Mr. Oriot, lejos de eso, creemos
que la ilustracion, la grandeza y la felicidad de México de-
penden ESENCIALMENTE de la más 6 ménos proteccion que
dispense à la emigracion europea ; y creemos tambien que
nuestra patria descenderá más y más, hasta perderse en
la nulidad, si no abandona enteramente esa política mez-
quina que ha reforzado á nuestros enemigos del Norte,
debilitándonos en proporcion de sus creces. Deseamos pues
la emigracion como puede desearse la felicidad y la vida;
maldecimos los obstáculos que nos la alejan, y devoramos
en secreto la vergúenza que nos causan los que los oponen;
pero deseamos amigos que nos ayuden y nos conduelan, y
no zoilos que nos insulten y nos befen. En cuanto á nuestra
polémica, repetimos, que nos damos por satisfechos con la
protesta de usted, y que por nuestra parte la cuestion queda
terminada.
38 1844
Article communiqué.
| 40 de agosto de 1844.
Ultima contestacion d los Sres. Editores del Ruarsrro oriciaL de Durango.
(Véase su número 14 de julio del presente año.)
«Si je vous réponds, c'est bien forcément.»
(Foltaire- Correspondance.)
Los cromáticos que forman sus diez y seis citaciones de
par force, denotan en ustedes, Sres. editores, disposiciones
para la música : es un crescendo admirable, un frémolo
que encanta; y siento verdaderamente que tantos ejemplos,
frutos de elucubraciones sin cuento, no vengan al caso, ni
sean adaptables á mi palabra forcément.
¡Con qué afan no habrán ojeado libros, ustedes, que se
remontan hasta los Normandos en pos de un par force; y
qué triste será que nuevos Tifancitos mueran sepultados
debajo de las ruinas del cerro en que se han encumbrado !
Con todo, voy á desgranar esta obra maestra, á pesar de
lo amigo que soy de los monumentos.
No empleé en mi anuncio la palabra par force, aunque
sea un sinónimo de forcément, por la razon que nos dá CA.
Laveaux en su Diccionario de las dificultades de la lengua
francesa ; dice así : « plusieurs mots peuvent être synont-
mes, quoiqu'ils aient entre eux des différences bien sensi-
bles. » Esto evitó que usára de par force en lugar de for-
cément : primer motivo para que no tengan, á miadverbio,
aplicacion alguna todas las citaciones de su par force, hijas
de tanto sudor y trabajo : el segundo motivo, que más que
todo las hace desmerecer, es que no supieron ustedes dis-
tinguir cuál fué el sentido en que se emplearon las legiones
de par force con que ustedes me acometen ; afortunada-
mente que para mí son poco hostiles,
Como buen muchacho de escuela, (asi me llaman) les
enumeraré los varios sentzdos que en francés tienen las pa-
ADVERBIO FORCÉMENT. 39
labras : sus diez y seis forzudos par force, pertenecen todos
al sens propre, ménos uno que es el décimo quinto, y es del
sens louche. |
Tantos sentidos tenemos en la lengua francesa, cuantas
son sus citaciones : ¡ qué coincidencia tan feliz!.... preci-
samente son diez y seis; vayan ustedes contando : 1, sens
propre; 2, sens fiquré ; 3, sens déterminé ; 4, sens indéter-
miné; 5, sens passif; 6, sens actif; 7, sens absolu; 8, sens
relatif; 9, sens collectif; 10, sens distributif; 14, sens
composé; 12, sens divisé; 13, sens littéral; 14, sens spirituel:
15, sens louche, et 16, sens équivoque : mi forcément es-del
segundo, y sus par force pertenecen al primero y penúltimo.
¡ Desdichada citacion décimaquinta!.... En un popote se .
apoyaron, Sres. editores, para salvar una zanja: aquí, como
dicen, murió Sanson con todos sus Filisteos; aquí se ca-
yeron delante del toro; aquí tambien se equivocó el gran
Corneille.
Esta es la citacion 15 de ustedes : — « 7/ règne avec dou-
ceur, mais il règne par force.» ¡Oigan ustedes su senten-
cia!... Oigan al mismo Laveaux; otro tanto dice Noël en
su Diccionario de la lengua francesa!....
«ll y a bien de la différence entre régner PAR
FORCE , et régner PAR LA FORCE ; le premier
veut dire MALGRÉ SOI ; le second, maintenir son auto»
rité PAR LA FORCE : ainsi on est obligé de trouver
une faute dans ce vers de Cornetlle :
« Il règne avec douceur, mais il régne par force.» Il
fallait dire PAR LA FORCE.
Ahora, si el padre de la tragedia, para nosotros, come-
tié errores de lenguaje, y otros, lo mismo que Voltaire,
Boileau, J. B. Rousseau y varios, (lean ustedes el curso de
literatura de Laharpe) ¿podrá Trévoux, el amigo de uste-
des, haber dejado de hablar propiamente francés una vez
en su vida? Si.... Entónces aunque sea. de él la anterior cita-
40 1944
cion francesa de ustedes; «:l a fait une telle action, mais
c'est forcément, » sostengo que este modo de hablar es
vicioso, y que no tiene sentido.... ¿qué apuestan?.... Va-
yan sus gracias contra las mias.... que si pierdo gano, que
si ganan pierden.
Voy á concluir, por no ser difuso. Me parece que seria
imprudencia el querer prolongar este curso de gramática;
pero antes me quejaré con ustedes, por haber querido dar un
giro sério à un verdadero pleito de compadres; las armas
entre nosotros son demasiado desiguales ya, para que con-
migo ocurran á otras : figúrense ustedes que soy un manco,
pero de aquellos á quienes les falta todo el avant-bras ; y
para compulsar libros con el codo, se necesita alguna gra-
cia; conténtense pues con sus ventajas físicas, sin buscar
otras morales que desnivelen el combate.
Acabaré haciendo el elogio de lo bien que demarcan en
su contestacion todas las fases del discurso. El exordio de
ustedes es muy bonito; entran en materia con aquella
destreza propia de escritores eminentes; llegando a las
pruebas, las dan á pedir de boca, y con tino; en la perora-
cion, agotan todos los grandes movimientes oratorios : es
cuando me llaman muchacho de escuela, zopenco de Ultra-
mar, y dicen otras mil cosas que tras sí arrastran el con-
vencimiento.
No conozco á mi adversario ; pero segun y como maneja
. la pluma, lo bien que observa todas las precauciones ora-
torias, Casi juraría que es un licenciado ; pero uno de aque-
llos que en las espuelas se hubiera llevado al mismo Sr. de
la verruga D. Marcus Tullius ( afortunadamente para él
que ralo há que murió); y si en esta discusion me ha to-
cado la misma suerte, lo decidirán los que esto lean, so-
metiéndose á su fallo el afectísimo y seguro servidor de us-
tedes Q. S. M. B. — G. Ortot.
P. S. Si el Sr. Franco y ustedes hubieran reflexionado
UN NAUFRAGIO. 41
un momento, en breve se hubieran convencido de que una
sociedad mercantil no es una reunion de hombres, sino la
de varios capitales, manejados á veces por una sola per-
sona; que es una asociacion moral, cuya disolucion jamás
puede efectuarse por la fuerza, pero tan solo por el consen-
timiento mútuo de los que la componen : esto le hubiera
evitado al Sr. Franco interpretaciones intempestivas, y á
ustedes muchos discursos bellos, es verdad, pero que todos
apoyan un sentido falso prestado por antojo á mi inocente
forcément, que en paz descanse; Amen...
UN NAUFRAGIO,
DIAS HA, EN LA CALLE DE SAN FELIPE NERI.
INSTRUCCION PREL'MINAR.
Vivia yo, en 1844, en la calle de San Felipe Neri, que sin
comprometer el sagrado nombre que lleva, podia cierta-
mente competir con las mas inmundas y fétidas de México.
El lance á que se refiere este comunicado es cierto ; y con
la esperanza de que, publicado lo acaecido, podria quizá
conseguir del Exmo. Ayuntamiento de esta nobilisima (en-
tiéndase sucésrma) ciudad, el que procediese á la compos-
tura de la calle, me atreví (dispensando) á remover con los
cinco dedos y la pluma, unas materias que, si bien eran
abundantes , no se mostraban muy propias, para con ellas
poder alimentar una polémica.
Apesar de este repugnante, sucio, y meritorio esfuerzo,
mis quejas no fueron oidas; y en el transcurso de diez y
seis años, la referida calle no varió de aspecto, hasta que
en el mes de junio de 1860, se procedió à abrir en ella una
atargea. Dicha compostura fué el resultado (nota bene)
del sacrificio pecuniario, voluntario y simultáneo, á que se
“
42 | 1844
sentenciaron los vecinos, so pena de ser irremisiblemente
asfixiados. |
Ménos eco tuvo el pensamiento que emití, acerca de
mandar fabricar, para la Cuna, unas casas productivas, ha-
ciendo cada uno un pequeño esfuerzo. Ningun escritor pú-
blico apoyó mis ideas; y la indicacion hecha, quedó se-
pultada en el, aquí, acostumbrado olvido.
E. M.
NAUFRAGIO.
Horresco referens, y me tapo las narices, providencia
casi necesaria , aún al escribir 6 leer este comunicado.
Parte de las materias que voy á tratar, son... fecales. Gual
nueva Pythia, el ambiente que me circunda ofusca mis
ideas, y medio asfixiado por vapores mefíticos, voy á
vaticinar la triste suerte que nos está reservada, si el
Exmo. Ayuntamiento, con ojos de limpieza, no mira nuestro
charco. |
Vecino soy de la laguna de San Felipe Neri, que, ni el
Estigio, ni el lago Asphaltites, igualaron jamas en lo com-
pacto y embalsamado de sus aguas. ¡Ay qué peste, Bien-
aventurado San Roque!... ¡En este nauseabundo dia te
invoco, Ó del opaco caño de mi calle, nacerá muy en breve
un nuevo Côlera, peor que el asiático, un Cólera fétido,
acitronado casi en su color, y como dicen los franceses,
sentant son fruit, de más de una legua.
Ustedes quizá creerán, que en nuestra cloaca no existen
canales; pues, sí señor, canales tenemos, y muchos. De co-
ches, no diré nada ; pero sf diré : allí está una fatal carro-
cería, allí está el orígen de todos nuestros males, de todas
nuestras pestes. Al salir de su inmundo corral y al entrar
en él, los providentes coches se precipitan desaforados en
líquido fango, se pasean en él longitudinalmente; y las ma»
UN NAUFRAGIO. 43
terias que revuelven, si no se dejan de ver, que bien se
dejan de oler: alinstante se esparcen en la atmósfera
unos gases hydrosulfúricos de los más acidulos, de los
más penetrantes, de los más deletéreos; y es cuando
existe, para los infelices vecinos, un verdadero peligro
de un envenenamiento miasmdtico, propiamente ha-
blando, y al parecer de nuestros más esclarecidos Hipó-
crates.
Sabido es, 6 al ménos publicado está, que las contribu-
ciones que pagan los canales y los coches, deben aplicarse
& la compostura de las calles; y en vista de más de ochenta
de estos últimos que estrepitosa y diariamente surcan la
nuestra, la suelen desempedrar , y abren en ella fosos ; de-
biera de ser esta más lisa y llana que la primera de Plate-
ros. No vayan ustedes á creer que á orillas de nuestro
Cócyto, no vivan gentes de alguna categoría; si señor, aquí
descansa un noble ex-conde (1); un escribano cuya hon-
radez y saber son casi proverbiales (2); tenemos á un fa-
cultativo acertado (3); al arquitecto del Supremo Gobier-
no (4); y en fin, allí tambien vivo yo. Contamos tambien
entre los edificios de esta calle, á una casa que llaman « del
Pueblo; » ¿Qué nombre, señores, hay acaso mas respeta-
ble?... Pues los pobres que en las habitaciones bajas, más
bien pululan que viven, se ven diezmados á cada momento
por las fiebres más tenaces y malignas.
Para que se formen ustedes una idea más exacta del
cuadro que solo les estoy bosquejando, les relataré un
episodio de mi calle, de los más olorosos. Supra les tengo
dicho, que ella es un mar cuando llueve; pero un mar con
naufragios al canto; el hecho que voy á referir, no es obra
(1) El Sr. ex-conde de Regla (Q. E, P. D.)
(2) ¿Quién no reconoce ahí al Sr. D.' rancisco Madariaga ? Q. D. D.G.
3) El Sr. Calderon.
(4) El Sr, Heredia. (Q. B. P. D.)
44 1844
de mi fantasía, es histórico ; los vecinos, tambien como yo,
lo presenciaron, vieron y olieron.
Hallábame , una noche, recostado en el canapé de mi
pobre sala, adormecido por un espantoso aguacero; cuando
me vinieron á sacar de mi sopor, los alaridos agudos y
discordantes de la más jovial algazara. Asómome al bal-
con : era el temporal deshecho; y al fulgor de los relámpa-
gos, diviso á un bien fletado carro, navegando por este ver-
dadero mar muerto, en via muy próxima de zozobrar. La
pobre mula se habia caido abrumada por el asqueroso peso,
y daba verdaderas patadas de ahogado; tenia la cabeza
sumida en la medianía del caño, imitando al camello del
desierto, que tambien en la arena esconde la suya al
aproximarse el simoon. Con trabajos mil, logran enfin
parar al mísero cuadrúpedo ; óyense vivas; pero al levan-
tarse la infeliz orejona, da cuatro pasos de bolina con el
carro, pierde otra vez el equilibrio, y vuélcase por com-
pleto todo, embarcacion y tripulacion inclusa : deslizan-
se al agua los pasajeros, y gritale un cruel burlon al em-
barradisimo carretonero : «j 4 ver ahora valedor, como me
saca usted esto en limpio!» Allí sí que se ensució Troya :
acuden guardas de à caballo, guardas de à pié; éstos con
sus faroles alumbran esta escena de horror; echan lazos,
tiran, pujan, se desesperan , y consiguen al fin sacar al
desmoronado y encallado barco, del banco en que blanda-
mente yacia. Efectuado el sauvetage, cada uno cierra pre-
suroso sus balcones; y al dia siguiente, pudiéronse contar
los numerosos cuerpos de los naúfragos, que doraban to-
davía la superficie de las aguas.
Al salir de mi casa, sin duda que mis vestidos se impreg-
naron con las emanaciones de tantos cadáveres; por-
que à poco, encontrandome con un amigo, se para este á
la distancia de tres pasos de mí, y me grita : «¡Puf!...
j Puah !... ! Retirate, sucio, que apestas à zorrillo!...» «¿De
UN NAUFRAGIO. 45
donde sales, con mal demonios? ¿Te habrá sucedido, por aca-
so, lo que al marido que nos pinta Iglesias ?...» y recitame
el verdugo aquel embarrado epigrama de :
« Un casado se acostó,
« Y con paternal cariño
« A su lado puso el niño;
« Pero sucio amaneció :
« Entónces torciendo el gesto
« Miróse uno y otro lado,
« Y exclamó desconsolado :
« ¡Ay amor como me has puesto! »
: À qué vergúenzas me espone, señores, un caño, que más
que el £»zs tiene colores!... Con todo, sin ser fábula mi co-
municado, hemos llegado á la parte moral. He oido decir
que el Oratorio que fué de San Felipe Neri, donde se halla
el rodadero establecimiento (que podian echar 4 rodar ex-
tra-muros) y que pertenece & la Cuna, es hoy un corral de
los más asquerosos que se conocen ; y donde resonaban an-
tes las plegarias de los fieles, Óyense en el dia las imprecacio-
nes más escandalosas, y el dialecto más soez y más acentua-
do. ¿Hubo jamas contraste más horrible?... Pero, dejando
. à un lado lo que allí dicen y hacen, ¿no era caridad muy
bien entendida, señores, el solicitar de todos los habitantes
de esta hermosa capital, una generosa limosna, sin la prévia
necesidad de que en un teatro, como se acostumbra, se
nos batlara, tocara y cantara; para que, con el sagrado
producto de estas ofrendas, se pudiese mandar fabricar en
un terreno tan vastísimo, unas casas cómodas y decentes,
como lo son las construidas en la misma calle por el Sr. Ar- -
pide, que le produjesen á la Cuna una, renta muy dife-
rente de la que percibe del alquiler de un desolado corral,
que circundan los mas ruinosos paredones?
Si mi proyecto se adopta, aunque no sea yo rico, me
46 1844
suscribo desde ahora, con cinco pesos al mes, hasta que
esté cubierto el presupuesto de las enunciadas casas, 6 que
las veamos terminadas.
Para poder reunir el dinero necesario, les propondré un
plan, muy fácil de ponerse en ejecucion; este es : se seña-
lará un dia de cada mes, en que los moradores todos de
esta capital, sacrificarán una mitad de lo que dan en su
casa para el gasto alimenticio, hasta que queden conclui-
das las casas, 6 cubierto el presupuesto presentado por el
arquitecto. Ninguno de nosotros perecerá de inanicion por
un sacrificio tan leve, y las bendiciones de mil infelices
sentenciados à la horfandad, nos remunerarán con usura de
tan cortas privaciones.
Nada. de gasto pura la recaudacion de este sacro dona-
tivo. Se reunirán todos los vecinos (cabezas de casa) de
cada calle, en un salon de cualquiera de la habitaciones de
ella, y nombrarán de recaudador, al que más merezca su
confianza; à este hará cada uno la confesion auricular de
lo que le toca, y terminada que sea, el recaudador electo
manifestará á los concurrentes la nota ya sumada. En dicha
asamblea señalarán el dia de privaciones 6 ayuno; y colec-
tada que sea la limosna, que cada uno mandará con gusto
á la casa del recaudador, el sugeto designado para re-.
cibirla publicará en el diario del Gobierno los meritorios
nombres de los contribuyentes de su calle, indicando en
globo' la cantidad reunida.
Los recaudadores electos nombrarán una comision de su
seno, que elegirá el tesorero: este honor, se entiende, será
conferido al hombre de la probidad más acrisolada ; y aquel
ilustre ciudadano llamará al arquitecto que juzgue más há-
bil, y correrá con todos los gastos de la obra,
Convendrán ustedes, señores, que algunas ideas, aun-
que raras, brotan de mi charco; y si mal me esplico, como
ustedes me entiendan, basta : en México no faltará un hom-
AU LUCERO DE TACUBAYA. 47
bre de otras luces que yo, que esplaye mejor mi proyecto,
y sepa plantearlo.
Me repito, Sres. redactores, su más atento y seguro
servidor, Q. S. M. B.
E. M. 6 Un enemago de la peste.
NorA.—GGracias à la reprimenda hecha por el Exmo. Sr. Gobernador al
Sr. Regidor de policía, el dia 9 de agosto empezaron á limpiar mi calle :
habia en ella material para fundar un muladar; no nos ha quedado hoy
mas que el zumo. Advertiré, con todo, que desde esa fecha hasta hoy
que estamos á 21, no se ha levantado más que una parte de lo que se
pescó : es regular que quieran que, viniendo la seca, lo tomemos en polvo;
¡vaya un nuevo v oloroso nachitoches! En todo caso, será de bien corta
duracion el aseo, si no se atiende un algo al empedrado y al declive com-
pletamente viciado, por la subida parcial y como privilegiada que se les
ha dado á ciertas calles. |
Fiándome de nombres que huelen á progreso, «el Siglo XIX,» dirigí con
fecha 13 de este, mi comunicado á los Sres. redactores de aquel intere-
santísimo periódico : en la imprenta, hasta me señalaron dia para corre-
gir las pruebas; cuando por una decision de quién sabe quien, tomada
quién sabe cuándo, se decretó no merecer, este mi balsámico remitido, los
altos honores de la insercion. Por fortuna, el Diario del Gobierno que lo
imprimió , no tuvo los mismos escrúpulos.
——t ASA o
AU LUCERO DE TACUBAYA.
AVANT-PROPOS.
Les anciens Francais au Mexique n'ont pas encore
oublié les déplorables événements de Tabasco, que fit
naître, à une époque reculée, l'ambition de Sentmanat,
aventurier d'une audace peu commune et d'une valeur à
toute épreuve. Ce chef, amenant à sa suite quelques étran-
gers, Français et autres, débarqua jadis sur la plage de Ta-
basco, se gardant bien de dévoiler à la plupart de ses com-
pagnons les vrais motifs qui l'y conduisaient.
L'expédition ayant échoué, la presse tout entière se
déchaina contre cette invasion; et le Lucero, petit journal
qui se publiait à Tacubaya, manifesta, plus qu'aucun autre,
48 1844
des opinions tout à fait sanguinaires. Les termes qu'il em-
ployait étaient précis, et surtout fort injurieux pour M. le
ministre de France, M. le baron Alley de Cyprey, qui
réclamait chaudement contre les condamnations qui en-
sanglantèrent Tabasco, et que le défaut de formes judi-
ciaires semblait assimiler à de véritables assassinats.
M. Thivol, rédacteur alors du Courrier francais, et qui
était mon ami, me pria de lire Particle du Lucero, qui
fourmillait en espagnol des fautes de langue les plus gros-
sières. 1l me chargea d'en faire le redressement, pour
prouver au moins, par là, que l'opinion émise par le Lucero
n’était que celle d'un homme isolé, et d'une éducation
trop incomplète pour qu’elle pút être Pécho de la société
mexicaine, qui s'apitoyait, à juste titre, sur le sort de nom-
breuses victimes sacrifiées trop à la hâte.
Ce que Pon va lire n’est qu’une courte réponse de
M. Thivol à l'article virulent du Lucero que l’on n’a pas
conservé, et qui fut publié vers le milieu du mois d'aoút
1844. ( E. M.
AU LUCERO DE TACUBAYA.
ARTICLE ÉCRIT PAR MR. THIVOL LE 17 AOUT 1844.
« Nos lecteurs n’exigeront pas sans doute que nous ré-
pondions à l’article du Lucere. D'après notre opinion, tou-
tes les questions qu'il remet sur le tapis, sans nouveaux
arguments, ont déjà été débattues et éclaircies suffisam-
ment par les divers personnages qui ont pris part à la dis-
cussion qu'ont motivée les événements de Tabasco : c’est
maintenant une affaire consommée dont l'instruction n'ap-
partient plus à la presse. Quant aux injures — il n’y a
pas d'autre mot pour qualifier cette partie de l'article, — .
quant aux personnalités de mauvais ton adressées à M. le
Ministre de France, nous ne leur ferons pas l’honneur de
AU LUCERO DE TACUBAYA. . 49
les réfuter ou de nous en plaindre. La position du représen-
tant du Roi est trop élevée, le caractère de M. le Ministre
est trop honorable, sa haute intelligence des affaires et son
ancienne expérience diplomatique sont trop constatées pour
que nous ayons besoin de les opposer aux diatribes essayées
contre sa conduite dans ces malheureuses circonstances.
Nous protesterons seulement de toutes nos forces, et au
nom de tous les Français résidant dans ce pays, contre une
assertion des plus fausses avancée par le Lucero. Il dit «que
M. le Ministre de France n’a pas rencontré de sympathie,
même parmi ses compatriotes. » — M. le baron de Cyprey,
depuis son arrivée dans cette république, a su, au con-
traire, par ses nobles qualités, son zèle, son respectable
caractère, se conquérir le respect, l'estime, l'affection de
tous ses nationaux. Nous défions qui que ce soit de nous
démentir sur ce point.
Cependant, si nous nous interdisons la réfutation facile
du fond de l'éditorial du Lucero, nous voulons nous réserver
le droit de faire quelques observations sur la forme, qui
est bien la plus négligée, pour ne pas dire plus, qu'on
ait jamais employée dans la rédaction d’un article de jour-
pal. Voici un petit redressement grammatical que nous
avons cru devoir offrir à notre confrère, en amendement
des nombreuses fautes que sa belliqueuse ardeur a laissé
échapper. On conclura, si l’on veut, de ce volumineux
errata, que M. le Général-écrivain manie peut-être mieux
l'épée que la plume.
Redressement.
« Quant à l'erreur de votrecajista, de Baudin pour Dandin, due sans
doute à la rime, je veux bien lui en donner acquit; mais puisqu'il réci-
dive, il est fort intéressant, pour vous, de corriger ce correcteur, car il
degient incorrigible: voyez quelle orthographe, quels barbarismes, quelles
naivetés il vous met à la bouche (je ne dirai plus des dneries). C’est un
homme bien dangereux au moins que votre cajista!... il vous fait dire:
4
50 °
Texte du Lucero :
1. El Correo DE 24 del pa-
sado.
2. Sino por deber ACIA un
periódico.
3. Nosotros no hemos dudado
nunca que los tratados CA M-
BIAN la faz de las nacio-
nes.
4. Ahora BIENEN à Mé-
mico.
3. Los piratas no son perso-
nas d QUIEN debe conside-
rarse.
6. Mucho se burla el editor
del Correo de que en la im-
prenta SE CAMBIO el nom-
bre de Dandin y PUSO el ca-
jista Baudin.
1. ¿Porque en que se PA-
RECE el marido confundido
y el almirante Baudin?
8. d menos que el pillage y el
asesinato no formen ahora la
base DE cristianismo y de lu
civilizacion. |
9. Resulta que los de Tabasco
fueron castigados con la bre-
vedad QUE lo ha sido recien-
temente en Alicante el coronel
Bonet.
10. Hablamos de aquella épo-
ca PORQUE no nos culpen,
PORQUE no nos llamen bár-
baros.
11. Cuando Napolecn fué cón-
sul no quiso celebrar el ani-
versario de enero y TENIA
razon.
12. CON una susceptibilidad
sin ejemplo, dice EL BARON,
13. El Señor ministro de Fran-
cía sabe ó debe saber, que las
cabezas de los traidores y
tambien LA de los ladrones
femosos....
14. Y el Sr. presidente nada
ha hecho sino cumplir UN de-
ber sagrado.
4844
POUR
El correo DEL 24 del pasado.
Sino por deber HACIA un pe-
riódico.
Nosotros no hemos dudado
nunca DE QUE los tratados no
CAMBIEN la faz de las nacio-
nes.
Ahora VIENEN 4 México.
Los piratas no son personas
á QUIENES se deba de conside-
rar.
Mucho se burla el editor del :
Correo de que en la imprenta
SE CAMBIARA el nombre de
Dandin y PUSIERA el cajista
EL DE Baudin.— (Comme vous
n'avez pas mis de virgule aprés
CAJISTA, on est porté à crotre
que votre CAJISTA s'appelle
Baudin).
Porqué ¿en qué se PARECEN
el marido confundido y el al-
mirante Baudin.
A ménos que el pillage y el
asesinato no formen ahora la
base DEL cristianismo y de la
civilizacion.
Resulta que los de Tabasco
fueron castigados con la bre-
vedad CON QUE lo ha sido re-
cientemente en Alicante el co-
ronel Bonet.
Hablamos de aquella época
PARA QUE no nos culpen,
PARA QUE no nos llamen bár-
‘baros.
Cuando Napoleon fué Cón-
sul no quiso celebrar al ani-
versario de enero y TUVO ra-
zon.
MOVIDO DE una susceptibili-
dad sin ejemplo, dice EL Sn.
BARON (1 faut étre poli).
El Sr. ministro de Frandia
sabe 6 debe saber, que las ca-
bezas de los traidores y tam -
bien LAS de los ladrones fa-
MOSO0s....
Y el Sr. presidente nada ha
hecho sino cumplir CON un
deber sagrado.
AU LUCERO DE TACUBAYA, 31
Votre dernier paragraphe est sans doute en entier du crú de votre ca-
jista, parce que, sur mon honneur, je n'y entends rien; je vais, en le com-
mentant , tácher d'en débrouiller le sens. Reproduisons d'abord le texte
original :
« El año de 1808 trataron así á nuestros padres y los Soult, los Ney, los
«a Massena, los Murat, los Suchet, y en fin, cuanto valia en Francia, se
« estrelló porque no tenian razon, y porque la raza española es indomable.
a Concluirémos preguntando ¿quién es el que en México debe desempe -
« ñar el papel del duque de Ravigo?
Commentaire :
Au lieu de, EL AÑO DE 1808, il fallait, je crois, EN EL AÑO DE 1808,
trataron asi d nuestros padres ( deux points, il me semble) y los Soult,
los Ney, los Mussena, los Murat, los Suchet, y en fin cuanto valía (quoi?...
algo, je suppose) en Francia se estrelló, porque no TENIAN razon (porque
no TENIA razon, ceci se rapporte à cuanto valia; Yemploi du pluriel est
donc vicieux) vous appelez également le duc de Rovigo el duque de RA-
VIGO (ce nom sent la moutarde).
Somme toute, je conclus que votre paragraphe revu, corrigé et aug-
menté veut dire :
a En el año de 1808, así trataron á nuestros padres : y los Soult, los
« Ney, los Massena, los Murat, los Suchet, y en fin, cuanto valia algo en
« Francia se estrelló, porque no tenia razon, y porque la raza española es
« indomable. Concluiremos preguntando ¿quién es el que en México debe
« desempeñar el papel del duque de Rovigo?
Votre cajista , M. l'éditeur du Lucero , vient d'assumer sur lui une
épouvantable responsabilité, il vous a fait parler espagnol, quasi comme
moi, et je vous promets que ce n'est pas flatteur. Renvoyez-le donc, je
vous en prie, ou ne m'écrivez plus; j'ai trop de peine á vous lire, bien plus
encore á vous comprendre!... Entre nous soit dit, votre Lucero dément
son titre : il ne luit guère.
1845
$5
SUCESO ESCANDALOSO EN MAZATLAN,
INFORME PRELIMINAR.
Uno de los señores redactores del Siglo XIX, hombre
de talento, pero de muy pocas simpatías para con los ex-
tranjeros, habiendo hablado en este periódico de lo acae-
cido en Mazatlan, como de un asunto insignificante; el
Sr, Ministro de Francia, baron Alley de Cyprey me suplicó
escribiese algo sobre el particular, para hacer resaltar la
infamia del acto cometido, y poner en conocimiento de to-
dos, las circunstancias que lo habian acompañado.
El Sr. Ministro que me honraba con su amistad, me co-
municó los datos que le habian sido suministrados desde
Mazatlan, y me escandalicé al leerlos. Inmediatamente me
decidí à manifestar al público, por medio de la prensa, la
relacion de un hecho atroz que muchos ignoraban.
Algunos periódicos se resistieron á insertar el referido
artículo ; pero, acompañado del Sr. Gédéou, cónsul fran-
cés en Zacatecas que à la sazon se hallaba en México ; fui-
mos à ver al ilustre ciudadano D. Luis de la Rosa, su ami-
go, (O. E. P. D.) y que era redactor del Monitor const:-
tucional.
Este hombre sábio, cuya pérdida deplora todavía Méxi-
co, habiendo leido el remitido, se llenó de indignacion cun
el relato de lo sucedido, y al instante dió órden al impre-
sor, para que el artículo se publicara en el Monitor.
E. M.
ReuiTin0.— Attaque al Siglo XIX sobre el asunto H””.
Sres. editores del Monitor. — Muy señores mios : En el .
Siglo XTX del 28 del mes próximo pasado, hemos leido
con detencion un artículo bastante prolijo, impugnando
56 1845
otros que se insertaron en el /Vactonal y en la Prensa, pe-
riódicos que se publican en Paris; y no acertamos á decir
si hay mas acrimonia en el ataque, que falta de pudor, de
parte de los señores del S2glo, en lo que toca al infando
crímen cometido en Mazatlan.
Con una calma filosófica que espanta, así se expresar
dichos señores : « Se cometió en Mazatlan un crimen hor-
rible, como se comelen TODOS Los DIAS (1), con espantosa
frecuencia, en el seno de las sociedades mas civilizados de la
ierra. » Nosotros, al volver à referir las circunstancias.
que acompañaron al suceso que nos ocupa, harémos lo que
César, y nos cubrirémos la cara con todos los pliegues del.
ropaje talar mas ámplio; esto harémos al entrar en tan
soez materia de crueldad, cobardía y pederastia.
Este crimen, señores editores del S2glo, que 4 su relaja-
do parecer, se comete todos los dias y en todas partes,
desgraciadamente encuentra dá veces infames imitadores
entre las naciones más cultas ; pero en aquel caso, estas
inclinaciones griegas son el lote mútuo de personas, de
pasiones insólitas, que se entregan á ellas brutalmente.
En Mazatlan no fué asi. El capitan H*** (no un oficial
oscuro y subalterno, como ustedes le llaman), originó el
crímen que se perpetró : un capitan es una autoridad mili-
tar, no de muy subalterna graduacion ; bien graduados,
si, fueron los horrores que cometió con el infeliz Taziere,
este presillifero mónstruo : ordenó que agarrotaran à su vic-
tima, la abofeteó, hasta verle casi brotar la sangre por los.
poros, y la entregó en seguida al lupanar del vicio y del
crimen (en la cárcel pública), cuando sus miembros ma-
cerados todos, palpitaban todavía con más de cien palos,
insuficientes aun para saciar su barbarie. ¡Este infame mi-
litar sentenció al desgraciado Taziere á ser el ludibrio de
cuantos le conocen; le infligió una muerte puramente de
(1) ¡Un millon de gracias por su buen concepto !
SUCESO DE MAZATLAN. 87
ignominia ; su nombre lo profanó ; ya no puede llamarse
Taziere ; una marca de oprobio le acompaña ; el mundo
entero le señala con el dedo !!!
¿Y este es, señores editores del Siglo, «el crimen que
se comete TODOS LOS DIAS, con espantosa frecuencia, en el
seno de las sociedades mas civilizadas de la tierra?» —Esto
es una calumnia, señores del Seglo: la historia de las turpi-
tudes humanas, no nos presenta un caso igual acompañado
de tanta crueldad. |
¡ S1, lo repetimos, el crimen de Mazatlan es una mons-
truosidad entre todas las monstruosidades, que solo el fue-
go celeste alcanzó à compurgar en Sodoma, y el infame
que lo motivó vive aún!!! : Apeló este mastodonte del cri-
men de la sentencia pronunciada !... ¿A qué justicia hu-
mana puede invocar, cuando la Fuente pura de todas las
justicias, de todas las clemencias, & una ciudad entera
rehusó la suya y la devoró con las llamas de su divina
ira!...
¡ Ojalá y fuera posible, para el castigo de semejante atro-
cidad, revivir los terribles Juzczos de Dios de la Edad me-
dia ; veriamos al indeleblemente maculado Taziere, buscar
con un puñal en la mano, en las entrañas de su verdugo,
la venganza que solo puede lavar su afrenta !
Pero si nuestra indignacion nos estravía, ¿cuál debió de
ser la de los que, en su lenguaje de desprecio, llaman los
- señores del Siglo, periodistas, cuando estremeciéndose le-
yeron la narracion de los hechos que referimos ? Todos es-
tos periodistas, 4 la vez, hicieron retumbar sus columnas
con clamores de despecho; exasperados par su furor, pro-
rumpieron en violentas imprecaciones, confundiéronlo todo,
y frenéticos de ira casi, trazaron los artículos que en mu-
chas de sus partes tambien sabemos desaprobar.
Es de añadir, que por una de esas fatalidades que sue-
len complacerse en acumular crímenes; las fusilerias por
58 1845
mayor en Tabasco, (y comprises quelques fioritures) (1)
de invencion propiamente satánica, ya tenian à la Fran-
cia en una especie de estupor; cuando à poco llegó á sus
oidos el espantoso detalle de las atrocidades de Mazatlan.
Sabido es que la calidad de francés declimada por Ta-
ziere à H***, acarreó al primero todos los tormentos que
sufrió ; de ahí dimanó que se persuadiesen allá que solo el
titulo de francés, aquí, llevaba con él su sentencia,
En México hemos hecho justicia al empeño que tomaron
las Cámaras en denunciar el crimen de Mazatlan, y á la ac-
tividad que desplegó el gobierno para que fuera castigado
el culpado.
Los señores del S2g/o nos dicen, que al hablar, nos mue-
ve un espíritu de odio ; ¿les preguntarémos que si tambien
al obrar? ¿Quiénes fueron los primeros en socorrer á las
infelices víctimas de Matamoros? ¿Y en qué tiempo? ; Di-
gannoslo, señores editores, (no periodistas) en qué tiem-
po?... Cuando vibraban todavía nuestras carnes todas de
estremecimiento por lo. de Mazatlan; cuando todos tenia-
mos el corazon desgarrado por la mas justa de las iras :
pero se trataba de socorrer á la humanidad doliente, y este
corazon lacerado se cicatrizó como por encanto, para lle-
narse otra vez de sentimientos generosos. Lo decimos con
gloria, ¿quién de nosotros no respondió en el acto à la ape-
lacion de nuestro mutilado amigo Thivol? ¿Quién de nos-
otros no se apresuró á acudir con su ofrenda?...
Señores editores del Siglo, la conciencia no les dictó sus
renglones ; y estamos creidos casi que este espíritu de odio
que nos reprochan hácia la república, no existe mas que
en ustedes para con nosotros : ustedes, si nos denigran ;
pero sabremos decir con Mirabeau : « Ces coups portés de
bas en haut ne peuvent nous atteindre.» No están ustedes
(4) El general *”, despues de la ejecucion, mandó freir en aceite la cabeza
de Senimanat.
SUCESO DE MAZATLAN. 39
en esta materia, encargados de esplicar el voto nacional.
Hemos dicho mas arriba, que bien léjos estábamos de
aprobar lo que dicen el Naciona! y la Prensa : las caliñ-
caciones que hacen esos periódicos son injustas ; y la clase
media aquí, à la cual se empeñan en envilecer, es para
nosotros la más merecedora de todas : encierra miles de
empleados, tanto civiles como militares, quienes fieles á
su deber y pagados con la mas estricta escasez, cum-
plen estóicamente con lo que tienen á su cargo: su exis-
tencia toda, se compone de privaciones, y ¡ cuántos en su
triste hogar, rodeados de una familia crecida, las sopor-
tan con un heroismo de filosofía digno de los mayores
encomios !
Nos repugna, igualmente, el empleo que se hace de
unos epítetos que no queremos ni repetir : al pronunciar-
los, la lengua se escoria ; son inmerecidos ; su aplicacion
es injusta. |
Tampoco jamas personificaremos à una nacion toda en
un criminal; y no diremos con el benemérito ciudadano
D. Antonio de la Vega, en su comunicacion al señor co-
mandante general del departamento, fecha 14 de agosto
de 1844; «estos hechos que desacreditan en tan alto gra-
« do à la nacion mexicana, exigen un castigo ejemplar...»
Supongamos establecido aun este principio, ¿porqué no
personificariamos mas bien 4 la nacion en los ilustres ciuda-
danos D. Tomas Marin, en Tabasco, y D. Antonio de la Ve-
ga, en Mazatlán? ¿Si razones hay para el uno, cuántas y
con mas consuelo existen para el otro ?
Ensalzan ustedes, señores editores, à la Inglaterra ; (pu-
dieran conmoverse nuestros celos) sea enhorabuena ; pero
permitasenos decir, que la resignacion de sus nacionales, à
que tributan ustedes elogios dignamente grangeados, es
debida mas bien à su habitual casi-mudez, váyales bien,
váyales mal: con todo, no nos engañemos , lo fresco que
60 1845
se les observa es el de la calabaza (1); Dios sabe cómo es-
tarán por dentro... ¡Ay, lo mismo que nosotros estamos
por fuera !... Quemados nos tienen à todos los dichosos
aranceles : es preciso confesarlo.
- Ustedes, señores editores, que sin duda serán geólogos,
deben conocer perfectamente los varios matices que ad-
quieren los caracteres, segun la variedad de los climas à que
pertenecen. Hay energía en el Norte, quietismo, y muchas
veces sufrimiento ; diganlo los rusos : hay fogosidad en el
Sur; allí entran los españoles y los italianos : nuestra re-
gion mas templada produce de todo ; 4 esta pertenecemos;
y por eso advertirán ustedes, que condenamos aqui lo que
uno de nosotros dice allá. En resumidas cuentas, si nues-
tra imaginacion pronto se inflama , pronto tambien se cal-
ma ; el fondo es bueno ; pero no seria decente que hiciéra-
mos nuestra apología: nos referirémos al juicio de us-
tedes. | |
En cuanto al justo aprecio que hacen ustedes del espi-
ritu de conciliacion que anima à la Inglaterra ; tanto más
lo elogiamos nosotros, cuanto que jamas lo dicta el temor
del engrandecimiento, 6 el de la preponderancia de cu
quier poder beligerante.
No terminarémos este artículo, sin darles á ustedes las
más expresivas gracias por las simpatías que nos reconocen
para con su revolucion : ella fué noble, sin mancha; el pue-
blo supo conquistar su libertad sin desenfreno ; bien pocos
son los que no han ensangrentado el recobro de sus dere-
chos -hollados : vanagloriense pues, y con razon, del in-
menso paso que acaban de dar, y dejémonos de disputas
(1) (Para los que no sepan el cuento.) Un novio burlado (Español, segun
cuentan) que se moría por las calabazas, al pasar cierto dia por cierta cocina,
divisé una apetitosa calabaza (sin saber que era muy recien cocida): haliébase
solo : clava los dientes en ella (uo se conocian todavía los cuchillos), y torrada
la boca, esclama: ¡ malditas sean las calabazas ! por fuera parecen frescas, y por
dentro están que el alma les arde.
EXÉCUTIONS DE TABASCO. 61
inoportunas. ¡ Bien puede el pueblo, de Diciembre de 1844,
darle la mano al de Julio de 148301!!!
Señores editores del S2g/o : si algun rencorcillo les que-
da contra nosotros, por lo que dijo el rayo que fué de
nuestra tribuna, nosotros ya lo tenemos olvidado. Con us-
tedes no queremos pleito; à puros estirones escribimos;
reconocemos la desigualdad del combate, y más vale que
imitemos à nuestros dos pueblos, dándonos la mano. Espe-
ranzados en eso, nos repetimos sus afectisimos y seguros
servidores y amigos, Q. S. M. B.— Un francés, vecino vues-
tro desde veinte y tres años, y conciudadano desde catorce.
EXÉCUTIONS DE TABASCO.
INSTRUCTION PRELIMINAIRE.
Sentmanat, en 1845, lors de son invasion de Tabasco,
comme on le sait, se présenta, venant de la Nouvelle-Or-
léans, en compagnie de plusieurs aventuriers français, qui
indubitablement étaient au courant de ses projets. Ce chef,
pour augmenter le chiffre de son monde, se fit suivre éga-
lement de beaucoup d'ouvriers (français aussi) qui n'avaient
aucune idée de sa folle entreprise. Il les entraîna, en leur
faisant entrevoir une fortune rapide, s'ils se décidaient à
aller exercer leur industrie, dans un pays où, selon ses as-
sertions, il était foui-purssant.
Ces naïfs artisans, séduits par la promesse des avan-
tages qu’on leur faisait espérer, ne balancèrent pas un seul
instant à se joindre à Sentmanat; mais une fois arrivés
devant Tabasco, ils connurent bientôt aux manœuvres de
ce chef, qu'il les avait complétement trompés. Dès lors,
en les menaçant de mort, on les força de prendre les armes,
qu'ils jetèrent, à peine débarqués, s'internant dans les bois
les plus voisins.
60 1845
Sentmanat, après une légère escarmouche avec les trou-
pes du Gouvernement, fut bientót fai tprisonnier, tout aussi
bien que ses vrais complices; et les autres ouvriers fran-
cais, qui tout d'abord avaient cherché un refuge dans les
bois, y furent traqués, pris, et emmenés à Tabasco, où,
sans forme de procès, ils furent tous impitoyablement
fusillés.
Le Siglo XIX, journal qui se publiait à México, et dont
le rédacteur principal, à cette époque, était un avocat de
quelque mérite, parla des exécutions de Tabasco, comme
d'un événement sans importance; et le Courrier français,
que rédigeait M. Thivol, bien renseigné par M. le baron
Alley de Cyprey, alors Ministre de France à México, entre-
prit avec le Siglo XIX, une polémique à laquelle il me
pria de m'associer. Je m'y prétai avec plaisir, dans les
numéros du Courrier du 26 mars et 19 avril 4845 qu’on
va lire.
Quoique la question qui fut traitée à cette époque, soit
fort éloignée de nous, je crois que l'on n'en prendra pas
connaissance, sans un vif intérêt.
Les numéros du Siglo XTX dont il est fait mention,
n'ont pas été conservés; mais les réponses auxquelles ils
donnèrent lieu, sont plus que suffisantes, pour en donner
une idée plus ou moins exacte.
E, M.
Aberrations du Siécle XIX.
Dans un article de ce journal intitulé : El General ***
ante el tribunal de su patria, publié le 4 de ce mois, nous
voyons qu'en énumérant les crimes dont ce célèbre person-
nage s'est rendu coupable, on parle du sang qu'il a versé,
pendant vingt-deux ans, pour ses intérêts personnels ; de
l'assassinat de Mejia, des boucheries du Texas et de Tam-
pico; enfin des fusillades (après capitulation) de Fanning
EXÉCUTIONS DE TABASCO. 63
et de ses compagnons, fait, dit l’auteur de l’article, sans
exemple parmi les nations civilisées. Mais, par on ne sait
quelle aberration d'esprit, le même écrivain, arrivant aux
exécutions sanglantes de Tabasco, se borne à dire qu’elles
furent IRRÉGULIÈRES , quoique MÉRITÉES.
Ces derniers mots annoncent plus de préventions et de
préjugés que de justice; ils annoncent aussi un oubli déplo-
rable de la première des garanties sociales, de ce principe
sacré que la philosophie a fait prévaloir, et qui a eu pour
premier résultat l'abolition de la torture, et pour consé-
cration l'établissement tutélaire du jury; de ce principe,
enfin, qui veut que fout accusé soit réputé innocent, jusqu'à
ce que sa culpabilité ait été démontrée et qu'une condam-
nation légale Part frappé.
Si ce principe est juste et humain, l’assertion du rédac-
teur est injuste et cruelle: on ne peut affirmer que les
exécutions de Tabasco aient été MÉRITÉES, lorsque ceux
qui en ont été les victimes n'ont point été jugés, et lorsque
l’auteur de l’article avoue lui-même qu'elles furent IRRÉ-
GULIÈRES.
L'axiome que nous venons de citer serait seul une pré-
somption de l'innocence de ces malheureux ; mais cette
présomption se fortifie encore d’une foule de faits, que le
rédacteur de l’article du Siècle XIX avait sans doute per-
du de vue ou qu'il a pu ne pas connaître. Il ne s’est pas
souvenu que la plupart des prisonniers de Tabasco ont
soutenu avec constance qu'ils ignoraient le but de l’expédi-
tion de Sentmanat; que ce chef les avait trompés, qu'il les
avait engagés pour des entreprises agricoles ou industrie-
les, ce que confirmait d’ailleurs les professions qu'ils exer-
caient. (es déclarations ont été constatées par un Français
qui servit d’interprète à François Matée, mort à l'hôpital
de Tabasco; elles l'ont été par un autre Francais qui fut
l'interprète de Jean Hary, forgeron, de Jean Chauffe, ma-
G4 1845
con, tous deux fusillés, et de Victor Petit, matelot et frère
du capitaine W. Turner; elles ont enfin été confirmées, dans
les mêmes termes, par Paul Parodi, naturalisé Français,
par Paul Fabas, natif de Tarbes, par £'ugène Tourraine,
natif de Cherbourg, et par Louis Bachmann, du départe-
ment du Bas-Rhin, lesquels ont été visités dans leur prison
par MM. les officiers du brick le Lapérouse. Il existe en
outre une déclaration de W. P*** qui présente les faits
comme les malheureuses victimes de Tabasco les ont pré-
sentés; on possède enfin une lettre de Mr. A***, adressée à
Mr. le lieutenant L***, le 1** septembre 1844, qui, tout en
expliquant la conduite du général ***, ne nie point les
ordres qu'il a donnés, et encore moins les faits dont ce gé-
néral essaye aujourd’hui de se justifier.
Cette justification est du moins le but des publications
qui ont paru dernièrement dans un supplément du Siè-
cle XIX , n° 1185, du 25 février de cette année. Mais le
général *** a été aussi maladroit dans sa défense, qu'ine-
xorable et sans pitié dans les sanglantes exécutions qu'il a
ordonnées. Pour se justifier, il cite dans son manifeste l'ordre
qui lui a été expédié par le Ministre de la guerre Reyes,
au nom du président; mais cet ordre est daté du 21 juin et
DES LE 19 toutes les exécutions étaient consommées !!!...
Le général *** à donc agi sans ordre et de son propre
mouvement.
D'ailleurs, il se trouve dans ce document un passage qui
condamne le général ***; le voici : « Por último, el mismo
Ezxmo. Sr. Presidente dispone, que todos los aventureros
que se aprehendieron ARMADOS, y que no queda DUDA
que vinieron contratados con Sentmanat PARA INVA-
DIR ese departamento, se fusilen immediatamente.
Il fallait deux conditions précises pour que le géné-
ral *** fût autorisé à fusiller ces hommes. Il fallait d’abord
qu'ils eussent été pris les armes à la main (ARMADOS) ;
EXÉCUTIONS DE TABASCO. 65
il fallait ensuite qu'on ne pút douter, (QUE NO QUEDE
DUDA) qu'ils n’eussent pris des engagements avec Sent-
manat pour envahir (PARA INVADIR) le département
de Tabasco. Eh bien, la plupart n'étaient dans aucun de
ces deux cas!... quelles sont les armes quí leur furent saï-
sies ?... quels doutes daigna-1-on éclaircir ?.. quelle invasion
leur fut jamais prouvée?... Il résulte donc de cette flagrante
violation des ordres positifs du Président, que les exécu-
tions de Tabasco n'ont été que de véritables assassinats.
Nous ne prétendons pas dire que tous les compagnons de
Sentmanat ignorassent ses projets. Il y avait parmi eux
de véritables complices, et par conséquent des hommes qui
avaient pris d'avance la détermination de partager son sort
quel qu'il fût; mais c'est pour cela même qu'il ne fallait
pas agir avec tant de précipitation, bien moins encore avec
tant de cruauté; c’est pour cela qu'il fallait faire un procés
régulier, convaincre les coupables et les punir; donner aux
innocents le temps et les moyens de détruire de funestes
imputations, et les absoudre : voilà ce e que nous dictent les
lois divines et humaines!..
C'est lá ce que le général *** n’a pas fait; c'est encore là
ce qui laisse peser sur sa téte une grave responsabilité, et
sur son cœur de déchirants remords.
Cependant, le général *** n’a pas craint de pousser
jusqu'au bout sa criminelle audace; il a fait juger les
hommes qui se trouvaient encore en prison. Sans qu'on
connaisse jusqu'à présent les formes qu'il a suivies, sans
qu'aucun témoin, à la charge des accusés, ait pu être
produit, sans qu'aucune preuve ait été administrée, ces
hommes ont été condamnés à mort!... Qui ne voit la ten-
dance de ce jugement entaché d'irrégularité? Mr. *** s’est
imaginé qu'une sentence de mort, rendue postérieurement
contre ces malheureux, justifierait ses actes précédents et
attesterait la légalité des exécutions de juin 1844.
B
— ——————— —
se 1845
Mais Mr. le général *** s'est encore trompé dans cette
circonstance. Ce dernier fait prouve que lorsque l'homme
est entré dans la voie du erime et des violences, il ne
saurait en sortir que par de nouvelles infractions et des
méfaits nouveaux. Ce général, par une confession de ses
fautes et un repentir sincère, peut seul disposer les âmes
compatissantes à lui accorder un pardon que Dieu peut-être
lui refusera plus tard !..
La preuve que la sentence rendue à Tabasco, en dernier
lieu, est une nouvelle monstruosité , nous la trouvons dans
le recours en gráce que Mr. le général *** a fait signer
aux condamnés. Ces hommes disent : « Los desgraciados que
« suscribimos, JUZGADOS como LOS DEMAS que luvimos
a la terrible desventura de venir asociados á D. Francisco
« Sentmenat, en la invasion que proyectó contra Tabasco,
«SEGUN HEMOS VISTO DESPUES, etc. , etc. »
Infructueuse révélation!... Des hommes qui n’ont vu que
DEPUIS (SEGUN HEMOS VISTO DESPUES) leur départ
de la N. Orléans quel était l’objet de l'expédition de Sent-
manat, des hommes engagés à suivre cet ex-gouverneur,
pour exercer á Tabasco leurs professions, n'étaient pas,
ne pouvaient pas être criminels; et en parlant des assassi-
nats commis sur eux, on ne peut dire sans une injustice
criante : « las ejecuciones MERECIDAS pero IRREGULA-
RES de Tabasco. »
Nous avons voulu, en relevant ces paroles, qui n’avaient
pour but, sans doute, que l'absolution du général ***, rap-
peler qu'il ne faut jamais s'écarter de ce principe salutaire :
qu’un accusé est toujours réputé innocent, tant que la justice
ne Pa pas frappé d'une condamnation.
Cet axiome d’une éternelle justice nous a nécessairement
nduits à prouver l’innocence de la plupart des hommes
«qui ont été exécutés à Tabasco; nous avons été ensuite
amenés par la nature même de la question à prouver que,
EXÉCUTIONS DE TABASCO. 67
loin de se justifier par son manifeste du 30 décembre 1844,
le général *** a fourni de nouvelles armes contre lui; qu'une
immense responsabilité pése sur sa téte, et que, si bonne
justice est faite, c'est lui qui, glissant dans le sang qu'il a
versé, doit recevoir un jour un châtiment bien MÉRITÉ.
Nous ne finirons pas cet article, sans prouver aux im-
prudents éditeurs du Siècle que leurs paroles de MERE-
CIDAS PERO IRREGULARES offrent un cruel contre-sens;
qu’ils ont outragé l'humanité et violé les lois d’une saine
logique en s’expriment aussi légèrement à propos de san-
glantes éxécutions. Sans abuser de la scolastique, nous jus-
tifierons notre assertion par l'espèce de syllogisme suivant :
Tout ce qui est mérrlé est juste
Or le juste est toujours légal.
Donc n’a pu être mérité ce qui ne fut ni juste ni légal.
Nous conseillerons à Mr. le général *** de chercher dans
son cœur l'explication des termes de notre quasi syllogisme,
et si son intelligence lui en refuse également la solution,
nous lui dirons alors avec un célèbre moraliste : « Que tout
«e travers de l'esprit tient à un travers du cœur. »
RÉPONSE
AUX ÉCLAIRCISSEMENTS QUE VEULENT BIEN NOUS DONNER MM. LES ÉDITEURS
pu Siécle XIX DANS LECR NUMÉRO DU 21 MARS.
Nous voudrions, messieurs, reconnaître chez vous une
franchise á laquelle nous ne serons jamais étrangers, toutes
les fois qu'il nous faudra, à la face du monde entier, avouer
une erreur que nous aurons commise.
Vous accusez notre syllogisme du 19 mars, lorsque vous-
mêmes l'avez provoqué par vos paroles à sens vicieux de
- Ejecuciones merecidas pero irregulares : vous nous dites
que merecidas ne veut pas dire mérefées, mais bien : por
68 1845
las cuales uno se ha hecho digno de un castigo : faites-nous
donc la gráce de nous expliquer alors ce que vous avez
prétendu concevoir par : «Las ejecuciones por las cuales se
han hecho dignos de castigo pero irregulares de Tabasco. »
Puisque vous parlez d'ejecuciones, il ne s’agit plus
maintenant de considérer si les individus inculpés étaient
ou non dignes d'un châtiment : c'est un fait malheureuse-
ment trop accompli; ce sont des hommes tombés à l'abat-
toir plus innocents assurément que les animaux qui tous
les jours servent à nous alimenter. Donc le sens que vous
voulez donner aujourd’hui à votre merecidas est tout-à-fait
sans portée. Ce mot n'est absolument que l'expression de
vos croyances tout aussi erronées que celles de bien d'au-
tres : dans votre opinion, autrement dit, merecidas signifie.
bien adquiridas, grangeadas, conquistadas, justas, etc. Il
ne faut pas maintenant vouloir traduire un adjectif, aussi
péremptoirement qualificatif dans votre bouche, par des
périphrases qui n’honorent- personne ; on doit soutenir son
opinion, quelle qu'elle soit, une fois que l’on a eu la mal-
heureuse imprévoyance de l'émettre. — Gardez donc pour
vous ce que vous avez la complaisance de nous dire : « Que
á nuestro juicio, perderiamos el tiempo en refutar racioct-
nios que solo se apoyan en SEMEJANTE CONFUSION
DE IDE AS.»
Pour compléter la somme de vos raisonnements, vous
ajoutez : (ce qui est autrement clair que merecidas) « Lo
que nosotros dajamos, fué esto : El gobierno hizo matar
ilegalmente (1) à CRIMINALES (2) que un tribunal
hubiera legalmente CONDENADO. » Qui vous a donné
cette assurance?... Qui vous a dit qu'il existait un tribunal,
ou bien des lois au monde, qui trainaient à la mort la pué-
(1) TUER ILLÉGALEMENT est juste le synonyme d'ASSASSINER.
(2) DES CRIMINELS : personne n'est criminel avant d'être jugé.
AU XIX” SIÈCLE. 69
rilité à peine entrée dans lPadolescence (1). Nous vous di-
rons, nous autres ignorants, que c'est un ¿nfanticide que
la loi punit de mort; et que celui qui a fait couler un sang
encore blanc, pour ainsi dire, du lait puisé au sein ma-
ternel, n'est pas même un bourreau, c'est un vil assassin!...
Nous soutenons donc notre presque syllogisme tout aussi
bien que l'assemblage de ses trois propositions; la troi-
sième découle négessairement des deux autres. Nous
sommes désespérés d’avoir cru un moment que Mr. ***
serait le seul à ne pas pouvoir s’en expliquer les ter- :
mes. Du reste, non est hic locus d’ergoter ou de parler
de grands, petits et moyens termes, d'enthymême, din-
duction, d'exemple, de sorite, ou d'épicherème. La gram-
maire, tout aussi bien que la logique, nous font horreur,
dès qu’elles vous fournissent des termes pour excuser un
assassinat, qui vous fige le sang, et qui chez nous le fait
bouillir.
AU XIX* SIÈCLE.
Messieurs les éditeurs du Stécle, dans leur numéro du
6 de ce mois, qui répond au nôtre du 26 expiré, se livrent
à des facéties qu’on peut appeler hideuses, car elles sont
des plus intempestives. Il s’agit des assassinats commis à
Tabasco, et leur hilarité n'est pas sans avoir quelque res-
semblance avec celledes Anthropophages. Si nous pouvions
au reste donner à leurs plaisanteries une forme matérielle,
nous en ferions facilement un instrument très-propre au
pavage des rues; elles sont si lourdes et si pesantes que,
peut-être, étant tombées à terre, n'ont-elles pas été étran-
gères aux tremblements de terre que nous venons d'éprou-
(4) On a fusillé un malheureux de dix-huit aus Personne n'ignore que la
puérilité finit à quinze 111
70 | 1845
ver, et qui, dans le quartier de messieurs les éditeurs, ont
fait des ravages horribles,
N'invoquez pas, messieurs les éditeurs, oh! nous vous
en supplions, le spirituel chevalier de la Manche; le sel
dont lui et son écuyer étaient pétris se fond dans votre
bouche. H faudrait dans tous les cas que le cheval de bois,
sur lequel vous nous supposez montés, pût nous porter bien
haut, pour que de certains éditeurs de certains journaux
nous parussent aussi petits qu’un grain de mil. Malgré
cela, nous nous apercevons que l'obésité du corps n’a pas
pour conséquence naturelle celle de l'esprit, car l'article de
ces messieurs du Siècle dénote une grand» faconde et du
gracieux dans les idées (1). Cependant, qu'il nous soit
permis de préférer toujours la hauteur à laquelle de nobles
sentiments nous ont élevés, au cloaque de sang où nos ad-
versaires se trouvent embourbés.
Suivant le cours de leurs délicieuses drôleries, messieurs
les éditeurs du Szècle nous appellent journalistes à sang
chaud (de sangre hirviente), se réservant sans doute le
nom d'écrivains à sang froid qui les classerait tout naturel-
lement dans le règne des reptiles. Ce que c’est, cepen-
dant, que les contrastes?
Vous avez beau, messieurs les éditeurs, divaguer dans
tous les sens pour donner aujourd’hui à votre MERECIDAS
un tour des plus humains, c’est peine inutile ; tous vos rai-
sonnements échouent devant l'explication qu’en offre votre
journal du 24 du mois dernier. Le monde entier lira tou-
jours avec horreur la qualification fournie par vous aux as-
sassinats de Tabasco, que vous nommez impitoyablement
EJECUCIONES MERECIDAS pero IRREGULARES. Ces
mots se contredisent; le dernier qualificatif tue le premier,
et pour les éclaircir vous avez eu la double ingénuité de
dire : « Lo que nosotros dijimos fué esto : el gobierno hizo
(1) Un des principaux éditeurs du Siécle est d'une obésité remarqu.ble.
AU XIX° SIÈCLE. Ji
matar ilegalmente à criminales (1) que un tribunal hubiera
legalmente condenado!... dans Punique but, sans doute,
de vous faire plaisir?...
Si votre langage est parabolique, par respect pour la
religion et pour les mœurs, vous devriez bien en adopter
un autre; il est de certaines parodies dont on devrait s'abs-
tenir. Notre orthodoxie sur ce point vous effrayera peut-
être, et nous en serons désolés; mais, en ce cas, nous ne
saurions admettre aucun des correctifs dont vous paraissez
si désireux, relativement à vos paroles.
Nous vous répéterons donc toujours, et jusqu’à satiété,
que ei les exécutions de Tabasco n’avaient pas été LRRE-
GULARES, c'est-à-dire contre toutes les lois humaines et
les formes dictées par elles, on serait peut-être parvenu,
à force de bonne volonté, à prouver que les coupables mé-
ritateni le dernier supplice; mais on a tout violé à l'égard
des prévenus, .et le senguinalre impromptu du général ***
ne sera jamais qualifié, que par vous, d'exécutions méri-
tées, (ejecuciones merecidas).
Pour que l'application de la peine de mort eût été
méritée, et pour que messieurs les éditeurs du Siécle eus-
sent pa lui donner ce nom, il aurait fallu que des déclara-
tions tout-à-fait contraires à celles que nous avons publiées,
et qu’ils ont lues, eussent fourni des preuves à leurs asser-
tions. Nous les renvoyons donc à notre journal du 19 du
mois. passé pour couper court à leur révoltante phraséo-
logie. | |
Si notre syllogisme n’est pas aussi pur que celui de :
Tout Romain est Italien,
Or César est Romain ;
Donc César est Hialien.
(1) Qui vous Pa dit qu'ils étaient criminels ? Us n'ont pas été inferrogés, il
my o pes eu de jugement ; ils n'ont pos été pris les armes à la main, c'est fax!
les déclaratioús de ces malheureux ne vous l’ont-elles pas assez prouvé?
72 1845
c'est que nous n'avons pas voulu sacrifier le sens aux
formes, et que les altérations du syllogisme étant assez
nombreuses, nous avons cru pouvoir les amplifier encore,
pour mieux peindre nos idées. Du reste, si nous avons été
compris, notre but est atteint: ce sont des vérités d’intui-
tion que les nôtres, qui toujours vous seront étrangères.
Nous pensons que la grammaire a dû vous apprendre
que merecidas était ou participe passé de merecer, ou qua-
lificatif de ejecuciones; nous avons alors pu dire qu'elle
nous faisait horreur, dès qu’elle vous fournissait des termes
pour patrociner des assassinats.
Un individu peut bien, à tous les yeux, paraître cri-
minel et ne pas l'étre en réalité. La justice seule fait res-
sortir son innocence ou sa criminalité; donc, nous avons
encore eu raison de dire que tout accusé est réputé inno-
cent tant que la justice ne Pa pas frappé d'une condamna-
tion. Vous seuls pouvez y voir un paradoxe,
Il paraît que l’éloquence des éditeurs du Szécle est tout-
à-fait ¿conoclaste, car le mot ¿nfanticide est à leurs doctes
yeux une ¿mage forcée : aussi leur joie grotesque, qui s’en
évertue, nous est annoncée par lestrois grands points d'ex-
clamation, de la suffisance la plus burlesque; nos lecteurs
sauront en tirer la conséquence.
Une exécution illégale sera toujours pour nous l’équiva-
lent d'un meurtre ou d'un assassinat ; et tous les captieux
arguments des éditeurs du Szécle, qui protestent contre
notre opinion, ne font qu'indiquer chez ces messieurs une
morale peu sévère et des principes par trop élastiques.
Nous nous respectons trop pour répondre aux myriades
de plaisanteries qu'a fait éclore chez les éditeurs du Szècle
la figure que nous avons employée : D'un sang encore
blanc, pour ainsi dire, du lait puisé au sein maternel, pour
expliquer combien avait été prématuré la mort de plusieurs
des victimes de Tabasco. Nous nous étonnons fort peu de
AU XIX” SIÉCLE. 73
P'incompreéhensibilité pour ces messieurs d'un langage
figuré; il a toujours été celui de Páme!...
Lorsque nous avons dit qu'il n'existait pas de tribunal
ou de lois au monde qui condamnassent d la mort des mal-
heureux de dix-huit ans, n'avez-vous pas dû vous rappeler
que nous avions aussi dans notre Code pénal un article 64
qui dit : li n'y an: crime ni délit lorsque le prévenu était
en état de démence au temps de l'action, ou lorsqu'il a été
contraint par une force à laquelle tl n'a pu résister.
Que vous apprennent les déclarations des prévenus?...
Qu'ils ont été menacés de mort à diverses reprises, s'ils
ne se réunissaient pas au groupe de Sentmanat; et ces
menaces, à qui se dirigeaient-elles?... à de timides ado-
lescents, plus impressionnables nécessairement à la peur
que des hommes de trente ou quarante ans, et par consé-
quent, bien moins capables d’une résistance quelconque,
et bien plus excusables aussi aux yeux de la loi dont un de
vous, messieurs, est cependant l’éloquent interprète !.…
Ah! combien sont éloignés les accents du Tribun des
lourdes facéties du journaliste!... (1)
Jamais nous n’avons accusé la nation des assassinats de
Tabasco; ses nobles sentiments nous sont connus : nous
n'avons accusé que le général *** et vous, sur vos paroles
de ejecuciones merecidas. Si telle était votre conviction,
que ne la gardiez-vous?... Pourquoi la publier? Nous au-
rions voulu, dans votre intérét, Vignorer, et cette généreuse
nation, que vous nous taxez si injustement d'incriminer, ne
vous a lu alors qu'avec répugnance.
Ne perdons plus de temps à des débats infructueux;
seulement, qu'il nous soit permis de croire que l'humanité
tout entière, et les mânes des innocentes victimes qui nous
écoutent, nous sauront gré. de nos efforts; cette récom-
pense nous suffit !..
(1) L'éditeur dont nous parlons «st député,
74 4845
Ma. E, G*** ET LA SOIE.
FABLE.
AVANT-PROPOS.
Plusieurs ouvriers français, que M. E. G*** avait ame-
nés de France pour l’exploitation de la soie au Mexique, se
présentaient tous les jours, en 1845, aux bureaux d'un
négociant français à México, pour qu'il voulût bien leur
procurer quelqu'emploi. Cet ami, parfaitement informé
des déceptions dont ces malheureux artisans avaient été
victimes, me pria d'en faire le récit détaillé, pour l’envoyer
en France et le publier dans les journaux, afin de préserver
de nouveaux déboires ceux que des entrepreneurs aven-
tureux voudraient, par la suite, détourner de leurs travaux,
pour les emmener à l'étranger.
Dans un intérêt tout humanitaire, je me fis un vrai plai-
sir de me prêter à un service qu’un ami me demandait.
L'article que j'écrivis, une fois en son pouvoir, il le porta
chez M. Thivol, rédacteur alors du Courrier français à
México. Cet autre ami, manquant sans doute de matière
pour son journal, l”y inséra tout simplement, sous le pseu-
donyme de Gilles Gogo que j'avais adopté, au lieu de Pen-
voyer en France pour sa publication. E. M.
Nous avons trouvé, l’autre jour, dans la boîte du Cour-
rier français, — laquelle boîte, à l'instar des établissements
de nos grands confrères de Paris, est à la porte de nos
bureaux, — l'article récriminatoire que nous publions ci-
après. Nos lecteurs ne pourront que s’attendrir avec nous
sur les infortunes, hélas! trop réelles de M. Gogo, impru-
dent actionnaire des utopies de M. G***, directeur géné-
ral et fantastique de l’entreprise de la soie.
MR. E. G*** Er LA SOIE. 75
FABLE.
Plus étuvé qu'une chrysalide ne l’est parfois dans son
cocon, je viens, malheureux actionnaire, victime de soyeuses
utopies, déverser dans vos colonnes l’aveu de mes halluci-
nations. |
Grand Dieu! dans quel appareil d'étouffage ai-je été
introduit!...— Mais ne suons plus et parlons. — Voici le
fait. J'aime l'industrie, surtout celle de la soie qui en est
l'aristocratie, et j'ai le faible qu'ont tous les hommes de
croire à des promesses débordantes. Il y a quelques années
qu'une immense pancarte, accolée à tous les coins de rue
de México, assurait ps. 1,200 de rente annuelle à tout indi-
vidu qui prendrait une action de ps. 50 dans la compagnie
qui allait nous... exploiter... la soie au Mexique. (Oh! co-
lonnes d'Hercule de la science qu'inventa le grand Ma-
caire!) Le chiffre des actions était minime; je souscrivis à un
quaterne et crus dès lors mon existence assurée ; car c'est
une aisance raisonnable que 24,000 fr. à dépenser par an.
Oh! alors! et combien de fois alors! imitant les Chinois,
ne donnai-je pas au mûrier le nom d'arbre d'or. Mon ima-
gination s'enflammant par degrés, je parvins à me per-
suader que le jardin fabuleux des Hespérides devait en être
tout planté, que ses pommes ne devaient être que des mûres
rouges encore du sang de Pyrame et Thisbé.
QU oocconennso Madefacta que radix
a Puniceo tingit pendentia mora colore. »
comme nous l'apprend Ovide. Le mythique Jason, avec
ses pommes si sans cidre, était bien pauvre auprès de moi;
j'étais bien au-dessus de Jason !... En effet, m'était-il pos-
sible d'en douter ?... Mille francs de capital allaient m'en
donner, rien que d intérêt et chaque année, vingt-quatre
fois autant!...
Pour diriger cette opération délirante dont il avait été
76 1845
Vapótre, un homme s'était rencontré, d'une profondeur
d'esprit incroyable et d'une aménité d'ange : il portait nom
de G***. Véritable génie des participes, il enseignait à
México le francais, (se réservant sans doute de montrer
aussi, un peu plus tard... sa langue... aux actionnaires
déçus). Mais n’anticipons pas. Cet homme (prononcez CÉT
HOMME) devint Pélu de l’industrie; les accents mielleux
et cadencés de sa voix semblaient le désigner comme étant
originaire du mont Hymette; une entreprise aussi douce en
so?... paraissait le réclamer.
Notre abeille partit donc pour la France; elle peignit le
Mexique comme un nouvel Ophir. L'Italie, avec toutes ses
soies, n'était qu'une Arabie plus ou moins pétrée, mise en
comparaison avec le Michoacan et ses exubérantes produc-
tions. À cette voix vibrante d'une attique harmonie, une
foule d'ouvriers croyant aux prophéties de D. Estevan, à
la croisade industrielle que leur préchait ce nouveau saint
Bernard, et séduite par des promesses extrá-superfines,
oublie tout pour le suivre. On vit alors mécaniciens, tisseurs,
teinturiers, etc., grouper autour d'eux leurs nombreuses
familles et dérouler à ces bonnes gens les songes fantasti-
ques, et sans cauchemar, qu'avait enfanté chez eux la pé-
ritie de G***, On leur promet, disent-ils, de magnifiques
appointements; et à chacun d'eux ps. 6,000 (trente mille
francs) de gratification, après six années de travail!
Ces malheureux, presqu'en démence et sans prendre
les súretés d'usage, brisent les liens qui les attachaient aux
ateliers où les occupaient d'honorables fabricants, pour
voler sur les pas d’un Messie tout d'argent, d'or et de soie.
M. G***, de son côté, ne néglige aucun de ses rôles; il
écrit au Mexique et trace un effrayant tableau des difficultés
sans nombre qu'il a dû surmonter en France. Calvin, pré-
chant la réforme, a été bien moins persécuté. Les fabricants
ont entravé de mille obstacles sa levée d'ouvriers, et la
M. E. G*** ET LA SOI. 77
police, aussi vigilante que jalouse, n’a fait que les accroître.
Ici, on s'attendrit sur le sort de notre humanitaire, des
larmes industrielles coulent de tous les yeux, et la France
entière est taxée d'an égoïsme révoltant.
Selon D. Estevan, les Lyonnais, au seul nom de Mexique,
éprouvent une horripilation de porc-épic; ils tremblent,
toujours au dire de M. G***, qu’un rival meurtrier ne ré-
duise bientôt au néant la fabrication de leurs luxueux
tissus.
Tous ces fabuleux rapports eurent à México une vogue
indicible ; on se félicitait mutuellement d’avoir acquis un
citoyen aussi méritoire que M. G*** ; les éloges ne taris-
saient pas sur cet apótre si bon; on s'embrassait presque
d'aise à la lecture de son espèce de martyrologie. Mais,
comine a dit un célèbre tragique : « La roche Tarpéienne
est près du Capitole. » M. G*** en fera bientôt la triste ex-
périence : cependant, laissons-le atteindre l’apogée de
sa gloire et suivons, dans ses diverses phases, cet astre
alors si lumineux.
Sur les pas de notre industriel arrivèrent bientôt, en se
pressant, tous ces honnêtes ouvriers aux mains calleuses,
aux bras de fer : transportés de Mexico à Morelia, ils tou-
chèrent enfin cette terre de promission; leurs âmes se dila-
tèrent à Paspect d'une végétation luxuriante, et chacun
s'applaudit d’avoir suivi l'élan que leur avait communiqué
le Chrysostome de la soie.
C'est alors qu’à l’arrivée de notre zélé prédicateur, les
crédules habitants de Morelia firent éclater leur enthou-
siasme au son des cloches, des fanfares et des fusées (arte-
fices que leur ménageait M. G***;) les réjouissances se
succédèrent avec une énivrante rapidité pendant plusieurs
jours. Christophe Colomb, faisant à l'Espagne cadeau d'un
nouveau monde, ne fut pas mieux accueilli par ses souve-
rains qui se levèrent à son approche, que ne le fut alors
78 1845
par les Moréliens D. Estevan G***, Il venait en effet de
découvrir à leurs yeux un nouveau monde d'industrie ; il
allait leur révéler tous les secrets des trames de la soie, et
leur en compter jusqu'au moindre fil (que lui seul avait
alors, je crois).
Cependant l'ouvrier, homme de sa nature très-positif et
d'un sens excessivement droit, ne fut pas longtemps à s'a-
percevoir que l’entreprise G*** était mal conçue; qu'il était
incapable, soit d'en diriger la marche, soit de la suivre, et
que la conclusion devait en être aussi tragique pour eux
que pour les actionnaires.
En dépit de ces funestes pressentiments, ces conscien-
cieux artisans, jaloux de remplir les engagements qu'ils
avaient pris, déployèrent bientôt, aux yeux ravis des Mo-
réliens, les premiers tissus de soie qui devaient ouvrir, et
peut-être fermer, hélas! pour eux la carrière de cette nou-
velle industrie ! L'engouement fut à son comble; et si Fer-
dinand et Isabelle, après avoir écouté le récit détaillé de
Colomb, tombèrent à genoux pour rendre grâce au ciel,
les Moréliens, imitant leur exemple, coururent aux temples
remercier l'Éternel de ses bienfaits nouveaux, pleins de la
plus franche reconnaissance pour les patriotiques sympa-
thies de D. Estevan G***.
Mais, si l'illusion c'est le bonheur, comme a dit un poéte
moderne, les malheureux actionnaires devaient désormais
s’en contenter. Tous ces rêves rosés allaient s'envoler, ne
laissant à leur place qu’une réalité bien déchirante.
Une fois écoulés les doux moments d’une industrielle
expansion, arrivèrent en foule les réflexions un peu plus
múres; et, par le fait, combien ne devait pas en faire naître
l'arbre qui sacrifie sa chevelure au ver ingrat qui la dévore!
. Quoique peu difficile sur la nature des terrains, une défo-
Hation plus ou moins abondante est toujours le résultat d'une
situation qui lui est ou propice ou contraire. On n'eut lieu
MR. E. G*** ET LA SOIR. 79
que trop tôt de s’apercevoir que le múrier s'acclimatait à
contre-cœur dans le Michoacan, regrettant assurément sa
Chinoise origine. |
Nous autres, innocents actionnaires, ignorions que les
premiers tissus eussent été fabriqués avec de la soie d'outre-
mer, que la sage prévoyance du génie directorial tenait en
réserve pour un cas trop urgent.
Pour combler nos malheurs, nous apprenons aujourd’hui
que la vermiculante graine a péri presqu'en entier, la tem-
pérature ayant manqué d'élévation. Faudra-t-il qu’un jour
chaque actionnaire, comme cela se pratique dans les cam-
pagnes du midi de la France, couve lui-même quelques
milliers d'œufs pour se procurer l’incffable jouissance de
voir naître et mourir, par défaut de feuilles, les petits vers
pour lui sans avenir? mais c’est là une fonction matérielle
qui n'appartient qu’à l'ordre des gallinacés !
Les embarras que nous venons d'énumérer en ont engen-
dré bien d’autres d’une nature tout-à-fait meurtrière pour
mes pauvres quatre actions. Les fonds ont manqué, et les
ouvriers, amenés de France à grands frais et disséminés
maiatenant sur le sol du Mexique, réclament, nous ne di-
rons pas la gratification promise, mais bien des appointe-
ments arriérés. Plusieurs cherchent à México un refuge
contre la misère, dans une industrie qui leur est inu-
tile ici; et M. G***, après avoir subi presque toutes les
métamorphoses du ver qu'il préconise, véritable alchimiste
de la soie, n'a conservé des prétendus fabricants d'or que
cette pureté d'âme, condition qui parait essentielle à ces
derniers, pour chauffer leurs fourneaux.
Du reste, la subtilité de cette entreprise n’offrant rien de
moral, nous croyons devoir également oublier, dans notre
fable, les inductions qu'évidemment chacun saura bien en
tirer.
GILLES GOGO, actionnaire de la sote.
80 1845
TERREMOTOS.'”
Carta dirigida à todos los señores Editores de periodicos de esta capital.
INTRODUCTION,
Dans le mois d'avril 1845, nous ressentimes à México
plusieurs tremblements de terre d'une violence vraiment
extraordinaire. La panique fut générale, et une grande
partie de la population, appréhendant quelque catastrophe,
s'éloigna de la ville en toute hâte.
(1) Nuestro vulgo ha introducido una errónea diferencia entre las voces ter
remoto y temblor de tierra, siendo así que esta última no es mas que la
traduccion literal castellana de la primera, puramente latina, y compuesta de
terra, genitivo de terra y motus, que significa movimiento 6 conmocion; y en
verdad queen buena lógica debemos preferir la voz terremo'o, pues que ella
sola nos indica la idea con igual perfeccion, con más precision y mayor fron-
titud que la voz temblor de tierra. |
Otru error introducido igualmente por el vulgo, y perpetuado por personas que
no meditan, es llamar al sacudimiento ve-tical de la tierra, movimiento trepida-
torio, 6 simplemente trepidacion, sin considerar que trepidutorio no es voz
castellana, y que aun cuando lo fuera, nunca dejaria de ser impropia y contraria
á la idea misma que por medio de ella quiere representarse; porque frepiducion
no sizvifica en castelluno mas que la oscilacion 6 el balance con que los antiguos
astrónomos creyeron se movia el firmamento, alternativamente de Norte á Sur, y
de Oriente á Occidente. Este abuso de voces ha sido la causa de que nuestro vul-
go llame equivocadamente terremoto al sacudimiento vertical de la tierra, y
temblor à los oscilaciones laterales, Quede pues, sentado, de hoy en adelarte,
que terremoto, en el caso de que hablamos, es lo mismo que temblor de tierra,
y que lo mismo siguifica trepidacion que oscilacion: de otro modo nos costará
trabajo entendernos, y aun esplicarnos con exuclitud, y mucho mos ser entendi-
dos fuera de nuestro país.
Todo terremoto empieza por un sacudimiento, que á nosotros nos parece
vertical, por la posicion que tenemos sobre la tierra; pero que en realidad cs un
sacudimiento en todos sentidos y en todas direcciones, tanto hácia arriba como
hácia abajo, hácia los lados, oblicuamente, eté., pues que no es mas que el
efecto del empuje que hacen el aire 6 los gases productores del terremolo, empu-
jando todos los puntos de lus cavidades subterráneas en que se hallun encerrados,
y de donde procuran salir con violencia. Pero este empuje es más 6 ménos sen-
sible para nosotros, y 4 veces totalmente insensible, segun su mayor 6 menor
fuerza, Ósegun la mayoró menor distancia del punto en que se efectúa, ya se
considere esta distancia hácia los lados, ya hácia el fondo de la tierra. —Para de-
siguar el sacudimiento vertical, parece muy propia cualquiera de las voces, p-r-
cusion 6 repercusion.
TERREMOTOS. 81
Un personnage de haute lignée, qui écrivait habituelle -
ment dans le Siglo XIX, et qui peut-être et non sans mo-
tif craignait de nouvelles secousses, s'était retiré á la cam-
pagne dans une de ses propriétés. Ce fut de lá, sans
doute, qu'il adressa au Szglo, pour leur publication, une
douzaine de réflexions sur les tremblements de terre, dans
l'unique but, disait-il, de calmer le vulgaire (langage de
seigneur) sur les résultats désastreux qu’on leur attribuait
sans fondement.
ll me parut tout d’abord qu'il était bien plus naturel
d'instruire le vulgaire (qui généralement a moins peur que
d'autres) que de l'induire en erreur. Dans tous les cas,
comme le vulgaire ici lit fort peu les journaux, l’auteur,
évidemment, n'atteignait pas son but; et s'il s'adressait à
la classe éclairée, il lui manquait en quelque sorte de res-
pect, en la supposant gratuitement dans la plus parfaite
ignorance sur les nombreux cataclysmes qui, visiblement,
ont dú bien souvent bouleverser notre sol.
Ces idées, par trop prétentieuses, m'égayérent assez pour
que j'entreprisse de réfuter, en badinant, Mr. l'auteur des
Douze réflexions, qui cherchait, sans aucune raison appa-
rente, à nous imposer ses convictions comme des articles
de foi, parce qu’elles étaient, à son dire, un fruit mûri par
seize années d'un travail assidu.
N'ayant pas conservé en mon pouvoir les réponses que
fit l’auteur des Douze réflerions aux articles que je publiai
à cette époque, je me contenterai de dire que son amour-
propre froissé les prit fort au sérieux, ce qui, pour moi,
donna à la chose un tour des plus plaisants.
Je soumets ici au lecteur les Douze réflexions qui motivè-
rent cette intéressante polémique. EA
| . M.
82 4845
Srés. editores. — Muy apreciables señores tios : — Al
ver el terror que se ha apoderado de los habitantes de esta
capital con motivo de los terremotos que hemos sentido su-
cesivamente desde el dia 8 de Marzo último, y principal-
mente del que se sintió el dia 7 de este mes, no puedo
resistir al deseo de aventurar algunas reflexiones, que tal
vez contribuirán à tranquilizar los ánimos, si no de todas
las personas qué temen, à lo ménos de las que están dis-
puestas á escuchar la voz de la razon, y á fundar sus espe-
ranzas ó sus temores, siquiera en algunas probabilidades.
Creo que es uno de los nas sagrados deberes de todo hom-
bre dotado de medianos sentimientos, hacer resonaï pala-
bras de confianza y de consuelo, cuando alguna calamidad:
aqueja à un pueblo entero; y tengo todavía por mas obli-
gatorio este déber, cuando la persona que lo reconoce ha
adquirido por medio del estudio, de la observacion, 6 de la
casualidad, algun conocimiento de la naturaleza del mal
que se teme; porque si esta persona halló motivos de cón-
fianza Ó de seguridad, debe, en conciencia, participarlos
al público, pára proporcionarle igual convencimiento, y
por consiguiente medios seguros de alivio Ô de completa
tranquilidad. No todos los que temen quedarán tranquilos;
pero Muchos habrá que à lo ménos empiecen 4 dudar del
motivo de sus temores, y en este caso, la duda misma es
ya un beneficio, porque es una diminucion de la creencia
del mal. Y á fin de que mis reflexiones inspiren mas con-
fianza, debo decir à ustedes que ellas son el fruto de diez y
seis años del mas improbo trabajo, de incesante estudio, y
de constantes observaciones, indagaciones y consúltas de
toda especie, pues empecé A hacerlas el año de 1829,
cuando aconteció en España, en donde yo me hallaba, el
terremoto de Orihuela, de que tal vez tendrán ustedes
noticia.
Pero antes de entrar en materia, permitanme ustedes,
TERREMOTOS. 33
señores editores, me queje de ustedes mismos, á nombre
de todas las personas que piensan. El modo con que uste-
des anunciaron el terremoto del dia 7 (que podremos llamar
el terremoto de San Epifanio), no fué el más à propósito
para calmar los temores del público. Cualquiera que lea
fuera de esta capital lo que dicen ustedes en sus periódicos,
creerá que la ciudad quedó poco ménos que arruinada, y
que fueron inmensas las desgracias acaecidas en ella, por-
que à este juicio deben necesariamente dar lugar los pavo-
rosos lamentos, y las frases de terror y de dolencia con
que anunciaron casi todos los periódicos el mencionado
terremoto. Y seamos francos : ¿cuáles han sido las desgra-
cias? Todas ellas se reducen á haberse caido paredes 6 te-
chos viejos 6 mal construidos, que por necesidad debian
caer, que no hubieran caido si se hubiesen encontrado en
buen estado, y cuya caida debia anticipar el primer sacu-
dimiento algo fuerte que sufriese nuestro suelo, ¿Cuántas
y cuáles son las familias que han quedado en la horfandad,
y las personas que fueron sepultadas bajo las ruinas? Hasta
ahora, lo único que he podido averiguar, y no con certeza,
à pesar de mis pesquisas, es que murieron dos personas,
y que sé contaban diez y stele lastimadas, unas y otras
acaso por imprudencia. Esto llama hoy la atencion, porque
se trata de un terremoto; en otras circunstancias hay á
cada paso mucho mayor número de personas muertas, he-
ridas y arruinadas en la capital, y ninguno repara en ello,
Finalmente, ¿cuántas personas han quedado reducidas à la
miseria? Creo que ninguna, porque no concibe cómo pueda
arruinarse un dueño de una finca porque se caigan una ó
mas paredes de ella. Si algun propietario de la capital ha
perdido de este modo toda su hacienda, es necesariamente
escepcion de la regla. Algo mayor es el número de perso-
nas que esperimenta todos los dias cuantiosas pérdidas, 6
quedan sin recursos para vivir, à consecuencia de la vil
84 1845
pasion del juego, 6 de la bancarrota de alguna casa de
comercio.
Mas dejando á un lado otras infinitas consideraciones,
vengamos al objeto principal, en la inteligencia de que en
obsequio de la brevedad, no me detendré à dar las pruebas
ni los fundamentos de lo que voy á decir : ahora procuraré
solamente esponer las reflexiones, que creo pueden contri-
buir á calmar los temores del público, porque esta es la
necesidad más urgente : dentro de algunos dias empezaré
á dar á luz con mas espacio y extension, el resultado com-
pleto de mis trabajos sobre esta materia.
PRIMERA REFLEXION.
Es un error creer que la tierra se traga, como vulgar-
mente se dice, ciudades enteras. $ iälos que esto temen se
les preguntara el fundamento que tienen para temerlo, se
verian obligados á confesar que todo el que tienen, se re-
duce á lo que unos oyeron contar á sus nodrizas; otros á
sus amigos ó à personas tan instruidas como ellos; à lo que
otros leyeron sin crítica ni conocimientos preliminares en
algun libro....... En esta materia es menester desconfiar
de lo que refieren muchos autores de tratados de geología,
de geografía, etc. Acaso ninguno de ellos sabe por espe-
riencia propia lo que es un terremoto : todos ellos discur-
ren, filosofan, observan y viajan sin salir de sus tranquilos
gabinetes : todos ellos no hacen por lo comun más que
copiarse mútuamente, sirviendo de autoridad los unos á
los otros; y entre las muchas pruebas que podria yo dar de
esta verdad, me limitaré á citar la historieta de la tribu
árabe que, segun cuentan, se hundió en un campo del im-
perio de Marruecos, à consecuencia del terremoto de Lis-
boa. Raro es el geógrafo 6 el geólogo que no repite esta
cunseja, porque no merece otro nombre la relacion adulte-
TERREMOTOS. 85
rada de un acontecimiento. Mr. H. Bertrand de Lalanne,
francés sumamente instruido, que viajó por aquellos países;
que hizo observaciones preciosisimas sobre la geologia en
general, y particularmente sobre los terremotos, durante
su residencia en la costa de Africa, y en las islas Guada-
lupe y Martinica; que me honró con su amistad, y que me
instruyó con su trato más que cuantas obras he leido,
visitó con toda la atencion propia de un sábio, los parajes
en donde dicen los geógrafos y geólogos que la tierra se
tragó à los árabes; consultó la tradicion de aquellos habi-
tantes, y se convenció de que todas las circunstancias ex-
traordinarias que se réfieren de aquel suceso, son un cuento
perpetuado por la credulidad de unos, por la ligereza de
otros, y por el deseo que anima á muchos escritores de cap-
tarse la atencion del lector, refiriendo cosas maravillosas y
estupendas. Antes de tratar yo á Mr. Bertrand, ya habia
oido á otras personas no ménos instruidas, negar la parte
extraordinaria del acontecimiento ; ya habia yo leido obras
escritas con critica, en las que se refiere aquel, como suce-
dió real y verdaderamente, despojado de toda fábula; y así
fué que el juicio del sábio francés no hizo mas que afirmar
en mi ánimo el convencimiento que ya tenia. Lo que es
cierto, y de evidencia palpable, es, que ni Lisboa, ni Li-
ma, ni Caracas, ni Guatemala, ni Orihuela, ni ninguna de
esas poblaciones que tanto sufrieron en un tiempo por los
terremotos, se ha hundido jamas, ni ha perdido una sola
línea de su nivel primitivo : todas ellas se encuentran hoy 4
la misma altura en que siempre estuvieron. Acaecen, es
verdad, hundimientos y formaciones de grietas 6 aberturas
en la superficie terrestre; pero esto sucede en determinados
terrenos de cierta elevacion, circunscrita á ciertos límites,
de cierta forma, y cuya naturaleza y demas circunstancias
particulares los sujetan necesariamente á esta especie de
alteraciones; como se observó hace algunos años en el
86 4845
Tunguragua, montaña de los Andes de Quito, que hizo una
erupcion elaño 1772, cuando tenia de altura 2,620 toesas;
y en 1792, despues de causar varios terremotos, quedó
aquella reducida 4 2,544, sin que el terreno de la ciudad
de Quito sufriese la menor alteracion. Se cita igualmente
la desgracia ocurrida en el Callao de Lima; pero no se
considera que esta fué causada por simples desprendimien-
tos de una orilla de tierra combatida y socabada incesante-
mente por las olas del mar, á lo que se agregó un violento
retroceso de ellas; ademas de que los terrenos inmediatos
al mar, siempre están mas espuestos 4 los terremotos y 4
las alteraciones que estos pueden producir. Bástenos por
ahora estas indicaciones para tener la seguridad de que la
ciudad de México no se halla en ninguno de los casos refe-
ridos, antes bien, tengamos el consuelo de que las llanuras
mas elevadas (como lo es la que forma nuestro valle) son
las que ménos padecen en caso de terremotos, como lo
prueba Lima, cuyo terreno está apenas 91 toesas mas ele-
vado que el del Callao, y padeció infinitamente ménos que
este puerto. La superficie de nuestro magnífico valle está à
2,125 varas 1/3 sobre el nivel del mar, esto es, 4 mayor
altura que la cima del Mont-Cen:s, una de las montañas
gigantes de los Alpes europeos. Más ejemplos nos presenta
la historia, de montañas hundidas hasta igualarse con los
valles inmediatos á ellas, que de valles de grande estension
que hayan perdido su nivel : al contrario, la formacion de
muchos de estos se atribuye con sobrado fundamento, à
hundimientos de montañas, de lomas, de colinas, y en ge-
neral de elevaciones aisladas.
SEGUNDA REFLEXION.
Pues que la causa de los terremotos es, segun la opinion
que parece más fundada, la dilatacion del aire Ô de gases
TERREMOTOS. 87
subterráneos, debe necesariamente ser muy favorable y
henéfica la formacion de un volcan, porque estos vienen á
servir de respiraderos A las cavidades interiores de la tier-
ra, y podemos compararlos á las válvulas de seguridad que
se les ponen há las máquinas de vapor, para eyitar que es-
tas estallen, En este caso, los habitantes de México pueden
tener la satisfaccion de poseer, no muyy lejos de esta capi-
tal, una zona que ofrece, casi bajo un mismo paralelo, un
número muy considerable de estos respiraderos, que ya no
necesitan producir grandes trastornos para formarse, por-
que hace siglos que existen, y entre los cuales son los más
considerables el Colima, el Jorullo, el Popocatepetl, el Jzta-
zihuatl, el Pico de Orizaya, el Cofre de Perote, y el Nevado
de Toluca; y como para la naturaleza no es distancia un
espacio de mil, ni de mas leguas, recordaré que el aire di-
latado encuentra en la misma zona un volcan en las islas
de Revillagigedo, cercanas à nuestras costas del Pacífico,
y otros 205 respiraderos de la misma especie, en la sola
cordillera que corta á lo largo á nuestro continente,
TERCERA REFLEXION.
No siempre vomitan los volcanes fuego 6 materias en-
cendidas : muchas veces arrojan tierra, cenizas, piedras,
lodo, agua, vapores Ô aire solo. Basta que las cavidades
interiores se desocupen, de modo que el aire 6 los gases
puedan dilatarse cuanto necesitan, para que se aquiete la
naturaleza y cesen los terremotos, Cuando las materias en-
cendidas sean el obstáculo, éstas serán arrojadas, y el vol-
can vomitará fuego; pero cuando el obstáculo consista en
materias de otra especie, éstas saldrán por el cráter bajo
diferentes aspectos : y del mismo modo, si el aire enrare-
cido puede salir á nuestra atmósfera, sin necesidad de dis-
locar las materias ni de lanzarlas afuera, el volcan despe-
88 1845
dirá aire 6 gases solamente, porque es verdad innegable
que la naturaleza nunca hace más esfuerzos que los necesa-
rios para recobrar y mantener su equilibrio. Así, yo creo
firmemente que esto es lo que sucede en nuestro suelo :
creo que muchos de los terremotos que aquí sentimos, ce-
san saliendo el aire 6 los gases subterráneos, por alguno 6
por varios de nuestros volcanes, 6 estendiéndose suficiente-
mente por las cavidades que le ofrece el terreno, sin nece-
“sidad de hacer erupcion ; y esta es la razon por que no ve-
mos que nuestros volcanes arrojen fuego, aunque nada ten-
dria de particular que lo arrojaran : no influiria esta cir-
cunstancia en la esencia de los terremotos, porque la mayor
6 menor violencia de éstos consistiria siempre en la mayor
6 menor fuerza de la dilatacion del aire, no en la calidad de
las materias, Así tambien creo que muchos de los sacudi-
mientos terrestres que sentimos en el valle de México, y
que no salen de él, 6 que apénas llegan mas allá de las al-
turas que lo circundan, son producidos por erupciones de
aire 6 de gases del Popocatepetl, y ya tengo algunos datos
en que fundar esta opinion.
CUARTA REFLEXION.
No todos los terremotos que esperimentamos en México
son efecto inmediato del enrarecimiento del aire que está
exactamente debajo de nuestro suelo. Hay muchos que no
son más que un sacudimiento comunicado por el contacto
de las bases de las montañas subterráneas, que forma la
base general de nuestro suelo, conmovidas por un terre-
moto lejano; y estos sacudimientos, aunque ciernen la tierra
à veces de un modo estraordinario, y que inspira pavor à
las personas timidas, no son temibles por ningun motivo,
TERREMOTOS. 89
QUINTA REFLEXION,
Si la naturaleza no ofrece 4 nuestros sentidos ningun sin-
toma precursor que pueda hacernos presumir la proximi-
dad de un terremoto, no sucede lo mismo en caso de una
erupcion inmediata al lugar en donde estamos. Adviér-
tense siempre en tal caso, emisiones 6 desprendimientos de
vapores mas Ó ménos densos en los parajes en donde debe
efectuarse la erupcion; óyense de antemano por espacio de
muchos dias, y aun de meses enteros, ruidos, subterráneos
repentinos, como descargas de artillería, 6 prolongados
como el que producirian muchos carros rodando todos &
un mismo tiempo sobre un terreno pedregoso; las aguas
minerales se alteran; las dulces se enturbian; las de los
pozos pierden su nivel natural, y muy frecuentemente se
secan estos del todo : percibese en los terrenos bajos, y más
particularmente en las cuevas 6 quiebras naturales del
suelo, un olor de ácido carbónico, á veces insoportable, y
casi siempre dañoso; suelen cubrirse los Arboles, las pie-
dras, las paredes y hasta los muebles, de una humedad
particular, à modo de baño 6 costra glutinosa; y finalmente,
se notan otros muchos fenómenos extraordinarios, que desde
que hay memoria de la existencia de México, nunca han
advertido sus habitantes, ni probablemente advertirän ja-
mas; pero si llegara el caso de que se vieran, la razon
natural basta para conocer cuán fácil seria evitar el
peligro.
SEXTA REFLEXION.
La esperiencia ha probado ya, sin dejar lugar 4 la me-
nor duda, que á medida que van pasando los tiempos, van
siendo ménos frecuentes las erupciones y los grandes tras-
tornos causados por los terremotos. En la memoria que me
90 1845
propongo dar á luz sobre esta materia, acaso tendré la sa-
tisfaccion de probar esta asercion tan consoladora ; bás-
teme ahora decir en resúmen, que de las tablas generales
de comparacion, que en este mismo momento tengo à la
vista, resultan : |
En el siglo XVI..... 73 terremotos considerables.
En el XVIl.......... 59
En el XVIII... 24
En el XIX........... 6,
y debe notarse que segun van siendo los tiempos ménos re-
motos, las noticias y observaciones son necesariamente
mucho más ciertas y seguras. Consúltense las antiguas ga-
cetas de México, y se verá que en el año de 1776 tembló
el suelo de esta ciudad por espacio de más de veinte dias,
y en otros parajes por más de cincuenta (t). Hubo entónces
en la capital, como hay hoy, mucho temor, paredes caidas,
cúpulas desplomadas, casas abandonadas por los habitan-
tes, mentiras inventadas por el miedo, por la ignorancia,
6 por la malicia, etc., etc., hasta que poco & poco la natu-
raleza hizo su oficio; los habitantes volvieron 4 la ciudad y
á sus ocupaciones acostumbradas; las cosas recobraron su
curso ordinario ; nadie volvió & hablar de lo pasado sino co-
mo de un suceso histórico, y México continuó en el mismo
lugar en que siempre ha estado, esperimentando otros ter-
remotos más ó ménos fuertes, lo mismo que sucede hoy, y
que probablemente continuará sucediendo mientras no va-
rie la naturaleza de su terreno. Otro tanto podemos decir
de los volcanes de nuestro continente. De todos ellos, solo
58 están ya en actividad, y respecto de algunos de estos se
ha observado que guardan en sus erupciones un período
(19) En la Catabria se sintió un terremoto que duró desde el die 5 de febrero
de 4783 hasta junio de 1786, y an asbemo: que la tierra se haya tragado à la
Calabria,
TERREMOTOS. oi
que cada vez va aproximándose más à un siglo; à lo mé-
nos segun las observaciones que tengo reunidas, aparece
que el Popocatepetl ha hecho erupciones visibles en los
años
4548...... de lava y materias encendidas.
1571...... de cenizas.
1592...... de id. y vapores.
1642...... de id. id.
1720...... de id. id.
1804...... de id, id.
El Pico de Orizava las tuvo en V,
1545... de lava y materias encendidas.
4566...... de id.
1613...... de lava y materias terrosas.
1687...... de cenizas y vapores (1).
Ademas de todo esto, la razon natural dicta que en caso
de erupcion, es más probable prefiera la naturaleza cami-
nos ya trillados para ella, à otros nuevos que deben opo-
nerle mayor resistencia : y si el Popocatepetl, v. g., lle-
gase á hacer una erupcion fuerte, nada tendria que temer
la ciudad de México, porque el cráter de aquel volcan está
en la parte de la montaña que inira al Sud-Este (particula-
ridad propia de este volcan y del Pico de Orizava, que son
los mayores de nuestra República), y por consiguiente las
corrientes de lava se dirijirian hácia la pendiente opuesta
al valle de México, alcanzándole à esta ciudad, cuando
más, alguna ligera lluvia de tierra 6 de cenizas. La proba-
bilidad de que la naturaleza prefiera para hacer erupcio-
nes, volcanes que ya existen, está fundada en repetidos
ejemplares, de los cuales citaré solamente el de Lima, en
(1) D. Pablo Lallaye me habló varias veces de otra erupcion acaecida en 1736;
pero uunca me dió prueba ninguna satisfactoria, y por esta razon no la incluyo
en la fista anterior.
9 1845: ,
donde cesaron los terremotos que tanto la afligian el año de
1746, al instante que empezaron & hacer nuevas erupcio-
nes cinco antiguos volcanes situados á las inmediaciones
de aquella ciudad.
SÉTIMA REFLEXION.
Varias veces oí decir en Alemania y en Francia, á per-
sonas nada vulgares, que los focos volcánicos están situa-
dos inmediatamente debajo de las grandes masas de gra-
nito, y despues lei lo mismo en algunas obras, principal-
mente del sabio geólogo Mr. J. J. N. Huot. Si esto es asi,
como parecen probarlo ya todas las observaciones que se
citan, creo que no hay debajo del suelo de México, á lo
ménos hasta la profundidad de sus caminos volcánicos, nin-
gun foco de aquella especie; porque para creer que la base
de las montañas que forman la base general de nuestro
valle, es de granito, no tengo ningun dato; y para creer lo
contrario, tengo ya algunos que me han sido comunicados
por personas cuya instruccion é inteligencia en esta mate-
ria me es forzoso respetar.
OCTAVA REFLEXION,
Se ha observado que son más frecuentes y recios los ter-
remotos, cuando el año 6 los años anteriores inmediatos
han sido abundantes en lluvias con esceso; y efectivamente,
ahora acabamos de ver probada esta observacion. Tendrán
ustedes presente, señores editores, que durante los dos úl-
timos años pasados, 1843 y 1844, puede decirse que llo-
vió sin intermision en este valle, por espacio de diez y
nueve meses, y en la actualidad apenas contamos poco
más de noventa dias del año presente, cuando ya hemos
sentido siete terremotos. — Tambien abundan las observa-
ciones para establecer por regla muy probable, que lo mis-
TERREMOTOS. 93
mo sucede en años precedidos de otros en que son pocas
las tempestades. Acaso dependerá esto último de que las
montañas, haciendo el oficio de puntas, chupan la electri-
cidad que abunda con esceso en la atmósfera cuando no se
efectúan suficientes tempestades para consumirla, y la con-
ducen y acumulan en las entrañas de la tierra. Sea lo que
fuere, estas dos observaciones, que por aventuradas que
parezcan, son ya un gran paso en la ciencia de los terre-
motos, pueden servir de regla à las personas tímidas, para
tomar las precauciones que les parezcan convenientes. Si
ven que en este año, v. g., son demasiado abundantes las
lluvias, 6 demasiado escasas las tempestades, pueden irse
el año venidero á pasar una temporada al campo, 6 à cual-
quiera de los muchos puntos de la República en donde
nunca se sienten terremotos; debiendo advertir que en
nuestras regiones intertropicales ejercen una influencia muy
particular y notable la primavera y el otoño; y que sin
duda por esta causa en ambas estaciones son más frecuen-
tes los terremotos desde Marzo hasta Mayo, y desde prin-
cipios de Setiembre, hasta fines de Noviembre.
NOVENA REFLEXION.
Podemos igualmente mirar como cosa probada, que
cuando á un terremoto violento siguen otros que van dis-
minuyendo en fuerza progresivamente, hasta ser casi im-
perceptible el último, es indicio de que la naturaleza quedó
desahogada, y de que ya no hay motivo para temer nue-
vas conmociones, procedentes de aquella misma causa. En
la carta citada, hablando del terremoto de Jamaica, dice
el autor : «... en la isla de San Cristóbal, en donde eran
« tan frecuentes los terremotos, han cesado ya del todo,
« desde que volvió á hacer erupciones el gran volcan que
« continúa ardiendo. Muchas personas esperaban aquí
bi 4843
« igual fenómeno; pero ya no lo creemos necesario, por-
« que los sacudimientos van siendo ménos fuertes cada
« vez, y á mayores intervalos de tiempo, y son ya tan poco
« perceptibles que nos lisonjeamos de que muy pronto
« cesarán enteramente. » — El Dr. Pignataro, que residia
en Monte-Leone, en la Calabria, el año de 1787, escribia :
« Ya empiezan á tranquilizarse los ánimos, porque va dis-
« minuyendo considerablemente la intensidad de los sacu-
« dimientos, y la esperiencia nos ha enseñado & mirar esto
« como un feliz presagio de tranquilidad. » — No estará
de más advertir que este escritor hablaba del memorable
terremoto de Calabria que empezó el dia 5 de Febrero de
1783, y duró hasta Junio de 1786. Pignataro contó en el
primer año novecientos cuarenta y nueve sacudimientos no-
tables; en el año siguiente, ciento cincuenta y uno; y
en el tercero, ya apenas eran perceptibles en el mes de
Junio.
DÉCIMA REFLEXION.
Se equivocan y se atormentan inútilmente las personas
que fundan sus temores en la abundancia de vestigios vol-
cánicos que se encuentran en nuestro suelo. Esto probará
cuando más que hubo volcanes que hicieron erupciones, y
tal vez que muchos de los que las hicieron se apagaron an-
tes de que nuestro continente fuese habitado; pero nunca
podrá servir de indicio de que pueda suceder ningun trai-
torno en el terreno en que se halla situada la ciudad de
México. La Calabria es, despues las regiones ecuatoriales,
el país del mundo más espuesto 4 terremotos, y los ha es-
perimentado infinitamente más fuertes y frecuentes que
México, y sin embargo, en todo el suelo de aquel país, no
se ha descubierto hasta ahora el menor vestigio volcánico
tle orígen antiguo ni moderno. ¿Seria, pues, buena lógica
TERRÉNOTOS. 95
deducir de esta particularidad la consecuencia de que en la
Calabria no debe haber terremotos?— Igualmente se equi-
vocan los que creen descubrir en el estado de la atmósfera
sintomas precursores de las conmociones terrestres, y que
empiezan à temer desde que advierten el cielo encapotado,
6 cargada aquella de vapores. Estos son muy frecuentes en
la primavera, que en nuestras regiones es la estacion que
precede à las grandes lluvias; se notan particularmente
cuando sopla el viento sin fijarse, entre el Norte y el Nord-
Este, y lo único que anuncian es alguna tempestad, que
no por ser pasagera deja de ser benéfica en todas circuns-
tanciás.
UNDÉCIMA REFLEXION.
Lo que si está probado hasta la evidencia es, que los
edificios fuertes, sólidos y bien construidos resisten á los
terremotos más violentos que pueden sentirse en México, y
que por consiguiente, en edificios de esta especie nada hay
que temer. Véase si no, lo que sucedió en Lisboa, en Li-
ma, en Guatemala, en Jamaica, en Caracas, y en todas esas
ciudales cuya destruccion tanto se ha exagerado. En todas
ellas quedaron en pié los edificios verdaderamente firmes,
y cayeron los construidos con una ligereza bien disculpable
en naciones que aun no tenian esperiencia de esta especie
de trastornos. En la carta en que se refiere el terremoto que
destruyó varias poblaciones de Jamaica, el año 1693 (in-
serta en las Transacciones filosóficas, tomo 18, página 83 y
siguientes), dice su autor que quedaron destruidas todas
las casas, ménos algunas construidas por los prudentes y
cautos españoles. En la relacion que el padre Fajardo hace
del terremoto de Lima, dice : « No hubo más que algunas
« Casas que no cayeron ni se abrieron, por ser obras de
« recia fábrica como acostumbran hacer los españoles que
96 1845
« aqui enriquecen. » Todos los escritores que refieren el
terremoto de Caracas, convienen en que quedaron exis-
tentes muchas casas de la calle de San Juan, cerca del con-
vento de Capuchinos, por ser de mejor construccion que las
demas, y sobre todo la catedral que era el mejor edificio de
la ciudad. Entre las ruinas existentes de la antigua Gua-
temala, todavía se conservan (segun he leido, y me asegu-
ran personas que lo han visto) edificios que por su solidez
resistieron perfectamente 4 los sacudimientos que arruina-
ron aquella ciudad. En el año 1774 se esperimentó en la
isla de Santo Domingo el terremoto mas fuerte de cuantos
allí se mencionan (1) y en la relacion que el gobernador de
la parte española hace de aquel suceso á la corte de Ma-
drid, dice : que solo quedaron enteras dos casas, una de
ellas la que él habitaba, la aduana, la cárcel y el torreon
del vigía, por ser los únicos edificios de piedra y buena
construccion que habia en toda la isla... ¿Pero qué necesi-
dad hay de buscar ejemplos tan lejanos, cuando los tene-
mos aquí mismo entre nosotros? À nuestra vista están to-
das las casas, todos los templos, todos los edificios de cons-
truccion antigua y moderna de esta capital que por su so-
lidez han quedado ilesos á pesar de los muchos terremotos
que han sufrido, entre ellos, los tan decantados de San
Juan de Dios, de la Encarnacion, de Santa Mónica, de
Santa Cecilia, y el último de San Epifanio, acaecido el 7
de este mes. Habrá algunos edificios de buena construc-
cion que sin embargo hayan padecido algo; pero no temo
equivocarme asegurando, que la causa única y sola de esto,
ha sido el abandono en que los tenian sus dueños, y en
alguno que otro, ciertos defectos de construccion, que aun-
que ligeros y reducidos à partes poco importantes, tarde ó
temprano debian sufrir la suerte de toda obra humana que
(1) Este terremoto se sintió en todo el continente americano, y en las islas de
Jara, de Sumatra y de Bornéo, (Oceania neerlandesa.)
TERREMOTOS. 97
no ha sido dirigida por las verdaderas reglas del arte. To-
dos hablan de las poblaciones arruinadas por los terremo-
tos; pero nadie se detiene á examinar con calma y con cri-
tica las circunstancias particulares que han concurrido en
cada uno de estos acontecimientos : solo se atiende al ter-
ror que producen. Si por desgracia el suelo de Paris, 6 el
de Madrid, 6 el de Nueva-York, llegara à ser sacudido,
como lo es el nuestro con frecuencia por los terremotos que
llamamos medianos, irremediablemente se desmoronarian
aquellas tres ciudades, como si fueran de hojarasca, y creo
con toda seguridad y certeza, que de la primera y segunda
quedarian muy pocos edificios; pero de la tercera, sola-
mente la memoria. Y ¿qué se diria entónces? Que en Paris,
en Madrid 6 en Nueva -York habia habido un terremoto tan
fuerte y horroroso, que todas las casas habian venido al
suelo, y hé aquí un terremoto despreciable entre nosotros,
colocado ya en la gerarquía de los grandes trastornos de .
la superficie del globo terrestre... Pero no dejarian de rcirse
de esta calificacion en los tiempos venideros los hombres
sensatos, cuando llegaran á saber que las casas de aquellas
ciudades no eran, generalmente hablando, mas que reunio-
nes de tabiques, amontonados unos encima de otros, for-
mados de ladrillo 6 de cascajo, 6 de mezcla y maderos, y
embarrados de yeso; y que sus mejores edificios de piedra,
apénas profundizaban en el suelo...... Ahora bien, ¿qué
razon hay para que nos intimiden ejemplos de aconteci-
mientos, cuyas circunstancias en nada se asemejan à las
nuestras? ¿Por qué hemos de angustiarnos, discurriendo
sobre resultados de causas que no existen entre nosotros?
En México se esperimentan terremotos, y probablemente se
esperimentarán siempre; pero hay sobrado fundamento
para creer que nunca sucederá más de lo que hasta ahora
ha sucedido; ántes bien puede ser que no esté muy lejano
el tiempo en que cesen enteramente, porque todo contri-
7
98 1845
buye A hacer-sospechar que ya se aproximan à su término
las alteraciones que necesita el globo terrestre, para adqui-
rir el estado en que debe quedar. Esta no es una paradoja
inventada por mi, con el único fin de calmar temores : no,
ciertamente. Es el resultado de infinitas observaciones y
deducciones tan naturales como admirables, hechas por
ingenios de primer órden, cuyas doctrinas merecen fé, y
deben inspirarnos confianza. |
DUODÉCIMA REFLEXION,
Respecto del terremoto del dia 7 de este mes, no creo
puede conjeturarse nada todavía con alguna cerleza, por
falta de datos : lo único que parece probable es, que tuvo
eu origen en el mar Pacífico, de donde vienen á nuestro
continente las grandes conmociones, particularmente en la
direccion de las islas de Revillagigedo; pues hay motivo.
para suponer que la base general de este grupo está en con-
tacto inmediato con la del volcan de Colima. Pero como
quiera que sea, no me queda la menor,duda de que las
principales oscilaciones se fijaron del Este al Oeste, y que la
última, en que el suelo recobró su nivel, se dirigió häcia
el Oeste. Ahora, debemos convenir en que el terremoto no
fué tan fuerte como lento, y estendidas las ondulaciones,
las cuales levantaban y abajaban mayor espacio de terreno
que otras veces; y convendremos tambien en que esta par-
ticularidad hizo parecer al movimiento mas duradero de le
que realmente fué. Esto no es negar que se presentó con
mas intensidad que otros muchos; sino solamente notar
una circunstancia muy principal que debe tomarse en con-
sideracion, para rebajar una gran parte de las exagera-
ciones á que ha dado lugar el mencionado terremoto, y
apreciar en su justo valor los resultados quese le atribuyen.
Dicese, por ejemplo, que lastimó la mayor parte del case-
TERREMOTOS. 99
río : convengamos er que sobre este punto hay mecha que
hablar. Rara es el abra, 6 la rajadura de pared que se com-
pone bien en esta capital, especialmente en las casas habi-
tadas por inquilinos que no son dueños de ellas,. y más to-
davia en las que pertenecen à comunidades religiosas.
- Cuando el mayordomo de alguna de éstas, obligado por las
continuas quejas del inquilino, se resuelve à hacer com-
posturas en la casa, se contenta con dar el encargo al alba-
ñil de su confianza, el cual ya sabe lo que ha. de hacer.
Tapa mal y de mala manera la hendidura, sin buscar la
causa de que procede, sin examinar si el daño viene de los
cimientos, en cuyo caso seria necesario hacer de nuevo la
pared, y quedan mny satisfechos, el inquilino, de que por
fin le compusieron la casa, y el mayordomo, de que la
compuso con economía. Así vasucediendo en otras muchas
casas, y por muches años, hasta que el dia ménos pensado.
viene un terremoto, y no solamente descubre el daño, que
estaba solapado, sino que necesariamente lo aumenta. Des-
cúbrense entónces infinitas cuarteaduras (como aquí se las
llama), y ya se sabe que es de regla atribuirselas al terre-
moto, y calcular por ellas la fuerza de éste. ¿Quieren us-
tedes, señores editores, una prueba palpable de esta ver-
dad? Sirvanse ustedes echar una mirada à Ja arquería que
conduce el agua de Chapultepec, y verán ustedes que solo
han padecido ahora los areos rotos hace mucho tiempo, y:
mal remendados cada vez que vuelve à rompgrios un terre-
moto; los demas están perfectamente sanos, sin la menor
lesion. Añádese con grande encarecimiento que esta vez ha
sucedido lo que hace: mucho tiempo no sucedia, como es
haberse caido una cúpula de una iglesia, y algunas paredes
de varias casas. Pero ¿se sabe el estado en que se hallaba
esa cúpula? ¿Hay razones para creer que debia haber re-
sistido.á los vaivenes que la. desplomaron? ¿Estaba hecha
segun las reglas de la buena arquitectura? ¿Se la habia,
100 1845
reconocido, como era natural hacerlo, despues de cada uno
de los terremotos acaecidos desde la época de su construc-
cion hasta la nuestra...? (1) Y ¿qué diremos de esas pare-
des de casas? Deberémos decir en una palabra (si quere-
mos decir verdad), que lo que hay que estrañar es, no se
hayan caido antes, sin necesidad de terremoto; que el del
dia 7 de este mes no fué tan fuerte como se pretende, pues
que dejó en pié edificios, que hace años están amenazando
ruina : y que hasta cierto punto es una ventaja haya caido
lo que debia caer, porque segun vemos, este es el único
medio de que se componga debidamente el mal caserío de
nuestra capital, y este ejemplar hará abrir los ojos á mu-
chas personas, convenciéndolas de que ningun mal se cura
radicalmente con paliativos, y de que el modo de evitar la
destruccion de los edificios, en caso de terremotos, es
construir aquellos con solidez, con firmeza, consultando el
terreno en que se fundan, y observando escrupulosamente
las reglas del arte, y conservarlos siempre en tal estado,
La economía mal entendida es, en estos casos, más que en
cualesquiera otros, totalmente opuesta al fin que se ipro-
ponen los mismos que la emplean. Por eso hemos visto to-
dos con particular satisfaccion que no han padecido nada
las buenas fábricas de construccion antigua, ni las moder-
nas con que últimamente han aumentado el ornato y la ri-
queza de esta capital (entre varios arquitectos de mérito)
los apreciables profesores Don LorenzoH idalga y Don En-
rique Griffon.
En fin, señores editores; si por medio de las reflexiones
espuestas (ya que la escasez de tiempo no me permite es-
(4) Podemos decir de las casas, lo mismo que de las cúpulas, ¿Por qué razon
es muy reducido el número de las que padecieron, respecto de las que quedaron
ilesas ? ¿Por qué padeció esta casa, 6 la atra, y no las que están á sus dos lados?
¿Por qué no cayeron otras cúpulas más antiguas, más viejas, y de mayor volúmen
y peso? Por ventura la fuerza del terremoto ¿no fué la misma para todas las
casas y para todas las cúpulas de México ?
TREMBLEMENTS DE TERRE. 101
tenderme más) consigo que á lo ménos algunas personas
empiecen á sentir disminuidos sus temores, conociendo que
el miedo es malísimo instrumento para medir un peligro;
si alcanzo que se haga justicia 4 la imparcialidad, al de-
sinterés, y á la pureza de intencion con que procuro hacer
á otros participes del convencimiento y seguridad que
siento yo en mí mismo, esponiendo las razones que me su-
giere mi mezquino entendimiento, sin otra mira que la de
proporcionar motivos de confianza y de consuelo ; habré
logrado cuanto puede apetecer este seguro servidor de us-
tedes — Q. B. S. M.
J. G. DE LA CORTINA,
México, 16 de Abril de 1845.
Cerrespondanece.
TREMBLEMENTS DE TERRE.
Mon cher monsieur l'éditeur du Courrier Francais A
México : si la loquacité de votre correspondant Gilles Gogo,
de soyeuse mémoire, ne vous a pas trop amusé en sens in-
. verse (c'est-à-dire emb... ), il se permettra de vous com-
muniquer une histoire des tremblements de terre qu'il a
<crite et que vous publierez, si bon vous semble.
Je m'en vais vous dire pourquoi je me crois plus propre
qu'un autre à faire le tableau des secousses terrestres : je
viens d'être victime d’un cataclysme industriel, et comme
j'ai voulu en rechercher la cause, ca m'a mis naturelle-
ment sur la voie de tous les mouvements oscillatoires pos-
sibles. J'ignore si mes raisons vous paraitront satisfai-
santes ; mais moi je les crois telles.
Gette idée de guaker (prononcez guacre pour ne pas
-vous écorcher le larynx) m'a été suggérée aussi par une
série de réflexions, fruit de seize ans de travail, dit-on,
102 1845
qui ont vu le jour dans un grand diable de ‘journal dont le
titre pompeux de Siécle XIX. me rappelle, à ce sujet, la
fastueuse inscription du palais du prince de Monaco (1).
Avant d'entrer en matière, je vous demanderai la per-
mission de faire quelques réflexions sur ces réflexions que
nous soumet le Siéele XZX, puisque Siécle XTX il s'appelle.
Je pourrais dire à leur auteur ce que disait un intrus à
Talma après une représentation d'Hamlet : « Que vous avez
été bon dans votre rôle, monsieur Talma!l Dieu de Dieu!
- m'avez-vous fuit rire!... » J'ai ressenti plus d'une fois ce
besoin à la lecture des douze réflexions consigaées dans le
¡ournal-monstre.
La première nous apprend que ce sont des contes de
nourrice que ceux des ensevelissements de villes dans les
crevasses du sol, par suite des tremblements de terre; ce-
pendant Lisbonne, que cite l’auteur, est justement la preuve
du contraire. J'ai eu l’honneur de visiter cette ville, et je
n'ai contemplé qu'avec effroi la dépression des terrains oc-
casionnée par le tremblement de terre de 1755. Ce n'est
‘que par des escaliers en pierre qu’on parvient à s'élever de
fa ville basse à la ville haute, où se trouve situé le maÿes-
‘tueax palais d' Ajuda, qui domine et le Tage et la mer. Ge
que je puis assurer à l'aateur des Réflexions, c'est que, sans
les courageux efforts du marquis de Pombal pour retenir
(4) Comme j'ai peur de troubler ma narration, et ca serait dommage, j'ai re-
tours au renvoi. Voilà ce que dit Dupary dans ses Lettres sur l'Italie: «Le souve-
« rn de Monaco a une cour ; íl a des gardes au nombre de vingt, ve sont wiegt
e pays; quatre gentilshommes de la Chambre ce sont quatre bourgeois. (daque
« fois qu'il vient à Monaco, avant de melire le pied au château, il va, suivi de sa
-« œur et de ses sujets, à une petite chapeño, rendre grâce à Dieu de son huerease
-«« arrimée.
« ll y a des inscriptions dans le château; en. voici un échantillon : oa lit
« au-dessus d'une porte qui ressemble à la porte cochère d'une auberge:
a Crypte perticum haunc etei fol regum, imperáloram st -sunmtorum
. « pontificum ingreseu decoratam, tamen tante molis vastilale auguetum,
« ampliavit, illustravit, exornavit anno salutis 1263. »
« C'est tout ce qu'on pourrait mettre surla porte du Capitole. »
TREMBLEMENTS DE TERRE. 103
la population, Lisbonne serait aujourd'hui la Pa/myre de
la Lusitante, et que je n’aurais pas eu le plaisir en 1822
d'y... manger d'excellentes oranges.
Je ne parlerai pas d' Herculanum comme aussi de Pom-
peia, pres de laquelle ce curieux de Pline l'Ancien prit
fantaisie de contempler sans longue-vue Véruption du Vé-
suve, entreprise dans laquelle il périt. Ces deux villes de
la Campanie ont disparu, recouverles par les laves, dans
les anfractuosilés qui s'ouvrirent alors, l’an 79 de notre
ère.
Dans la troisième réflexion l’auteur parle de volcans qui
ne laissent échapper que des vents; la comparaison que
je pourrais en faire serait trop incongrue, je saurai m'en
abstenir ; mais c'est la première fois de ma vie que j'en-
tends parler de cratères venteux : peut-être ont-ils aussi
été le fruit de notre Révolution de 92, et découverts en
venióse; c'est ce que j'ignore entièrement.
La huitième réflexion m'a paru la plus sensée de toutes,
elle n’est pas de celles qui ont dû coûter à leur auteur
seize années de travail; l'exécution seulement en est plus
difficile, la voici: «Si vous voyez que telle année v. g.
«les pluies sont par trop abondantes, ou les orages
« peu fréquents, vVOUS POUVEZ ‘ALLER L'ANNÉE PRO-
« CHAINE PASSER À LA CAMPAGNE UNE PARTIE DE LA
« SAISON, ou vous diriger sur quelque point de la Ré-
« publique où jamais on n’éprouve de tremblements de
« terre; ayant le soin de vous prévenir que, dans nos
« régions intertropicales, le printemps et l'automne exer-
« cent une influence particulière et bien notable sur la
« cause des tremblements, et qu'ils sont infiniment plus
« fréquents de mars en mai et de septembre en novem-
« bre. »
Il y a de la candeur et de la justesse dans les réflexions
de l'auteur ou dans l’auteur des réflexions, je me garderai
104 1845
bien de le contredire; mais je crois que si México n'est ha-
bitable, la plupart du temps, que six mois de l’année, il
serait bon, pour éviter les déplacements, d'en changer
tout d’une fois. Moi, qui n'ai pas de grands moyens loco-
motifs, je m'estimerais fort heureux si l’on adoptait au-
jourd*hui le plan de Charles Y, qui voulait fixer la capitale
sur les hauteurs de Tacubaya ; et il avait bon nez, car
cette ville, m'a-t-on dit, a fait très-bonne contenance,
tandis que nous nous balancions ici comme aux Foltes-
Beaujon.
Quant à la partie scientifique des réflexions, je suis loin
de les critiquer ; chacun a son système, et puisque je vais
‘expliquer le mien, je veux par mon silence mériter une
indulgence dont j'ai sans doute bien plus besoin qu'un
autre.
Mille pardons, Mr. l'éditeur du Courrier-Françars , sl
mon exorde est à peu près celui de la défense de Petrt-Jean
dans les Plaideurs de Racine, que je me plais à rappelcr : il
est si drôle!
Cossorossosoes Quand je regarde avec exactitude
« L’inconstance du monde et sa vicissitude,
« Lorsque je vois, parmi tant d'hommes différents,
u Pas une étoile fixe, et tant d’astres errants;
« Quand je vois les Césars, quand je vois leur fortune;
« Quand je vois le soleil, et quand je vois la lune ; etc., etc.»
Mais vous ne l'ignorez pas, bien des oiseaux, pour pren-
dre leur vol, ont d’abord besoin de prendre aussi leur élan,
et je crois bien peser au moins autant qu’un condor pour
pouvoir user de ces licences.
Enfin, quoique aussi diffus que Petit-Jean, je suis heu-
reusement arrivé au fait; écoutez-moi.
Tous ont écrit sur l'amour; tous aujourd’hui s'escriment
‘sur les tremblements de terre, et comme il existe une
grande analogie entre ces deux phénomènes, sans vouloir
TREMBLEMENTS DE TERRE. 105
expliquer l'un par l’autre, je me propose cependant d'en
faire ressortir toutes les affinités. Le feu central qui existe
en nous, met en ébullition tout notre sang aux approches
d'un objet que nous aimons ; eh bien, c’est à ce même feu
central que, sauf votre bon plaisir, je me permets d'attri-
buer aussi les tremblements de terre avec leurs affreuses
oscillations. Le cœur est chez nous le foyer de tous nos
tremblements d'amour, comme le sont également les ca-
vités souterraines, remplies de pyrites inflammables au
contact de l’eau qui s’y infiltre, des secousses horribles que
nous venons d'éprouver. Si les orerllettes du cœur sont les
sinus refoulants qui font passer avec le fluide sanguin, jus-
qu’à la superficie de notre face, l'expression des sentiments
qui nous animent, de même les terrains de moindre résis-
tance qui aboutissent aux cavités désignées, sont aussi les
conducteurs du liquide gazéifié qui s’y est formé, et qui
nous berce ici-sus d’une manière assez insolite dans les
annales géologiques.
Les efforts que je fais pour vous analyser les tremble-
ments de terre et ceux de l'amour, choses que vous com-
prenez mieux que moi sans doute, m'attireront de vous,
peut-être, une réponse assez semblable à celle que fit un
médecin de Montpellier à un individu qui lui demandait
une solution de l'amour; la voici : « Lorsque j'entends ou
que je lis de belles phrases sur l'amour, j'en lève les épaules ;
voyez-vous, mon cher, l'amour n'est pas du tout dans le
cœur, c'est... l'attraction de deux muqueuses. »
Je vous ai donc expliqué, Mr. l’éditeur du Courrier,
ou j'ai cru vous avoir expliqué ma théorie des tremblements;
mais pour que vous y ajoutiez plus de foi, car j'ai intérêt à
vous convaincre, je vais parler sérieusement, abandonnant
mon système Charivar:, pour lequel je me sens un faible
prononcé.
Le tremblement de terre n'est autre chose, comme le dit
106 1945
Ferry, « qu'un mouvement brusque imprimé par des agents
antérieurs & quelgue portion de la couche superficiclte de la
terre. » Cherchons maintenant á vous en produire les mo-
tifs, quoique les raisons que j'ai données jusqu'ici me pa-
_raissent assez claires.
Jgnis ubique latet, naluram amplictitur omnem ;
Cuucta parit, renovat, dividit, urit, alit :
a dit certain poéte, et dans 'Aypolhése Plutonienne je dirai
que je crois avec Ferry au feu central (l'origine des sources
thermales semble l'indiquer), « qui est d'une températare
« supérieure à celle de nos fourneaux les plus ardents ; el
« qui aurait pénétré toute notre planète au temps de sa
« formation. » Supposons donc qu'il existe dans la terre,
à de grandes profondeurs, d'immenses cavités qui, par da
présence du feu ceniral, sont parvenues à un état presque
d'incandescence. Si les eaux, par leurs infiltrations conti-
nues, et l'humectation de tous les jours des terrains qui
environnent ces cavités, sont arrivées à y pénétrer ‘en
masse, n'ont-elles pas dû y passer insmédiatement à l'état
de vapeurs? C'est alors que cette masse d’eau gazéifiéera
dú lutter avec force contre toutes les parois de ces cavités,
s'est précipitée par toutes les lignes de terrain de marreire
'nésistance qui y aboutissaient, et une fois ces gaz parvenus,
par différents condaits, sous des couches de terrain, pres-
que uniformément de moindre résistance, conditions que
possède celui de México, ces gaz, dis-je, se sont élevés à
la surface, et rencontrant le poids des édifices auxquels,
dès leur départ, ils avaient imprimé déjà un mouvement
d'oscillation, tear en ont fait éprouver alers un autre de
trépidat son, jusqu'à ce qu'ils aient pu s'échapper par des
fissures qu'ils s'étaient ouvertes à la superficie de da terre,
et par les canaux ou différents égouts que la vain: ‘de
l’homme y a creusés.
Aux personnes qui re veulent point admettre l'existence
TREMBLEMENTS DE TERRE. 407
d'un /eu central, je leur dirai, comme je Pai fait déjà, qu'il
se rencontre dans les immenses cavités de la terre des dé-
pôts abondants de pyrites, inflammables au contact de l’eau,
et qu'il en résulte des effets tout à fait semblables à ceux
que produit un feu central. Voici ce que dit J.-J. Virey :
« D'aitleurs, la plupart des matériaux composant l'écorce
du globe ne sont que des éléments comburés, comme les
terres, les pierres à l’état d'oxydes et d'acides diversement
associés ou combinés. Humphrey Davy en concluait qu'ils
avaient dú brûler par le contact, soit de l'oxygène atmo-
sphérique, soit par celui de l'eau, qui est elle-même de
Poxyde d'hydrogène (telle est l'une des bases de l'hypo-
thèse neptunienne).
Lorsque les cavités que je viens d'indiquer se trouveront
complétement environnées de terrains granitiques de la
plus grande résistance, et que ceux de moindre résistance
couronneront les sommités de ces vastes souterrains, si les
eaux y pénètrent en grandes quantités et que des pyrites
s’y trouvent réunies en abondance, c'est alors que les gaz
s’ouvriront avec fracas un passage vertical et produiront
un volcan à la #oucke rgnivome, .et l'éruption sera tou-
jours accompagnée d'un tremblement de terre plus ou
moins fort.
Pour les tremblements de terre, comme pour les volcans,
la présence des eaux est indispensable, et l’auteur des Ré-
flexions que nous avons citées a bien raison de dire que les
années trop pluvieuses seront toujours suivies de tremble-
ments de terre : ils ne sont autre chose que le produit di-
rect de Pinfiltration des eaux et celui de leur passage à l'é-
tat vaporeux. |
Le terrain de México étant en entier de moindre résis-
lance, doit se mouvoir souvent; mais les innombrables
fossés qui le sillonnent et que Pon devrait approfondir dans
l'antérieur de México, qu lieu de des consigner sous des
108 1845
trottoirs, favorisent admirablement la sortie de ces gaz sou-
terrains. J'ai donc bien lieu de croire, comptant toujours
sur l'appui de la Providence, que les causes de ces forts
tremblements de terre ne peuvent se renouveler qu'à des
époques très-éloignées, et que leurs conséquences ne seront
jamais plus funestes que celles que nous venons d'éprouver
aujourd'hui.
Mais pardon, Mr. l'éditeur du Courrier, je crois vous
avoir entendu báiller, tout aussi bien que vos lecteurs, et
je finis en vous saluant et en tremblant pour le décroche-
ment de vos mandibules respectives.
Je suis votre serviteur,
GILLES GOGO.
RÉPONSE
A la Réponse de l'auteur des DOUZE RÉFLEXIONS SUR LES TREMBLEMENTS
DE TERRE, insérée dans le Courrier Francais du 24 dece mois.
...... Lo regard plein d'effroi,
Devant ce vaste ablme il se jette en arrière!
Ressaisit l'existence et s'attache à la terre,
(Poëme sur les ensevelissements, par Jzanx-Manik LavaLu.)
Mon cher monsieur l’éditeur du Courrier Français.
Dans la réponse atrabilaire que, par votre entremise,
m'adresse de Tlalhuelilpa, l’auteur des Douze réflexions
sur les tremblements de terre, j'ai remarqué vraiment trop
d’âcreté. Son esprit, cependant, devrait être plus tran-
quille, loin des sous-excitations de notre sol et de ses absorp-
fions, pour moi si possibles. Cette irascibilité fait un
triste contraste avec la paix des champs et le calme qu'on
y savoure. C'est lá que l’auteur des Douze réflexions met
sans doute en pratique les prudents conseils que nous
TREMBLEMENTS DE TERRE. 109
donne sa huztiéme (1). 11 semble lui-même s’en féliciter
par la touchante révélation qu'il vous fait de sa manière
d'être : «A pesar del retiro en que actualmente vivo, sin
trato ni roce de ninguna especte, etc., etc. Oh! oui, comme
a dit Millevoye :
a Trop heureux l'écrivain qui, dans la solitude,
« Amasse lentement les trésors de l’étude,
« Qui, préparant de loin ses destins éclatants,
« Epure ses travaux dans le creuset du temps!
La réflexion que l'auteur des Réflerions fait sur mon
compte, me paraît assez étrange; la voilà : « Confieso à
«vd., señor editor, que à pesar de haber leido y vuelto
« & leer por distintas veces el referido artículo, me he que-
« dado sin saber cuál fué et objeto que se propuso su autor
« al escribirlo, y más aún al publicarlo. » Cette surprise
peu fondée me rappelle la plaisante réponse que fit certain
individu à un voleur qui lui demandait la bourse ou la vie :
« Mon cher, j'allais vous faire la même question ! » Chacun
est libre, ce me semble, d'expliquer ses idées, et je crois
jouir au moins du même privilége que l’auteur des Ré-
flerions. Y a voulu tranquilliser les esprits sur les tremble-
ments de terre; y a-t-il réussi?... Je Pignore. Mon motif a
été le même, en táchant d'en expliquer en riant les causes,
sans pour cela nier les malheurs qu'ils ont occasionnés et
les aflaissements, de terrain, auxquels ils ont trop souvent
donné lieu.
(1) « Si vous voyez que telle année v. g. les pluies sont par trop abondantes,
«ou les orages peu fréquents, vous pouvez aller l'année prochaine passer à la
«compagne une partie de la saison, ou vous diriger sur quelque point de la Répu-
« blique où jamais on n'éprouve de tremblements de terre, etc., etc. »
J'ajouterai: C'est aussi de lá que l'on répète, un Lucaèce à la main:
a Suave, mari magno, turbantibus æquora ventis,
«a E terra magnum alterius spectare laborem ;
« Non quía vezari quemquam est jucunda voluptas,
« Sed quibus ipse mal's careas quia cernere suave est la
110 1845
L'auteur des Aéflexions me bláme d'adopter «las teorias
« de Lemery, Ferry y sir Hamphrey Davy, y otras no
« ménos añejas y manoseadas. » (Les théories de Lemery
Ferry, Humphrey Davy, et autres non moins surannées et
patinées (1). Il préfère, lui, se reporter à la tres-moderne
hypothèse d' Ar:stote, celle des vents, qui ne date que de
Pan 354 avant J.-C. el à celle d' Anazagore, l'électricité,
que l’on avait adoptée 500 ans avant J.-C. Quel est le plus
rance des deux....?
L'auteur des Réflexions doute encore de l’ensevclissement
d'une partie de Lisbonne lors du tremblement de terre de
1755 (2), et me cite des témoins oculaires, qui sans
doute, avaient à cette époque les yeux voilés d’épaisses
cataractes ou que la terreur aveugla. Voici ce que nous
apprend de ce terrible événement l’éloquent Edouard de
Monglave : « La terre, ébranlée dans ses profondeurs, s'en-
«tr'ouvrit de toutes parts, les plus solides monuments se
« déchirèrent, les maisons s'abimerent péle-méle dans les
« crevasses du sol. Ceux des habitants qui n'avaient pas
« été frappés erraient en implorant le ciel sur les places
« publiques, dans les rues encombrées, cherchant en foule
« un asile sous les voûtes des églises : ils y trouvaient la
« mort; les feux souterrains n'épargnaient pas plus la de-
« meure de Dieu que celle des hommes. Il ne périt pas
« moins de trente mille personnes. Des brigands dont les
« efforts de la nature avaient brisé les fers, altérés de
« pillage, enhardis par la confusion, assassinaient jusque
« sur la voie publique, flairant de tous côtés les trésors :
« l'incendie éclata bientôt sous leur main; une chaleur
« étouffante hâta la putréfaction des cadavres amoncelés et
(1) Traduction littérale de l'expression espagnole manoseadas. Notre mot pa-
tiner se traduit lui-même en lalin par attrectare; il est très-pittoresque, fort
employé et du domaine de toutes les langues.
(2) Voltaire: les (sewblemenis et Cunégonde étaient contemporains, Lisez Can-
dido,
TREMBLEMENTS DE TERRE. 114
« la peste mit le comble à la désolation générale. On éva-
«lua la valeur des maisons détruites à sept cent millions
« de francs; celle des meubles écrasés ou consumés à douze
« millions; des vases sacrés, des statues, des tableaux, à
« trente-deux; des diamants, des pierres précieuses dont
« le Portugal avaitle monopole, à'quatre-vingts, etc. , etc.»
Votre Mr. Wo/ffall et le père Silveira ne disent pas
un mot de toutes ces misères; ce ne sont, au fait, que
vélilles que treize milliards de biens-fonds et autres, ense-
velis dans les entrailles de la terre!...
Après avoir cité ces deux irrécusables autorités, voici
quelles sont les déductions en ma faveur de l’auteur des
Douze réflexions: «De esto deberá deductr el Sr. Gogo, no
« solamente que no se tragó nada la tierra en Lisboa, sino
« que estaciudad ha estado siempre fundadu en su terreno
« desigual, compuesto de partes altas y partes bajas. (Lis-
« bonne s'éléve en amphithéátre sur trois collines, elle est
« située à 158 I. O.-S.-0. de Madrid et 398 I. S.-0. de
« Paris, aux 38° 42° de latitude N. et 11 28° de longitude
« O.). como lo notan los geografos (véritables géographes!)
« que la describen y que por consiguiente, el miedo
Je crains Dieu, cher Abner, et. n'ei pas d'autre crainte!
e fuésin duda el que hizo creer à Mr. Gogo,etc., etc.» Voici
ce que nous apprend l’auteur des Douze, et autres ejusdem
« farinæ stultitiæ. »
Puisqu'il me faut battre en brèche Mr. l'auteur des
Douze réflexions, je ne dois pas économiser les exemples.
Je remonterai donc au plus classique des enfoncements, à
celui quise forma dans le Forum, à Rome, 362 avant J.-C.
Laissons parler Mr. Denne-Baron qui n'est pas un géographe:
« L'an de Rome 392 (362 ans avant J.-C.) il s'ouvrit
« tout à coup dana le Forum un abime sans fond, précisé-
112 1845
« ment sur le lieu consacré par Métius Curtius : vainement
« essaya-t-on, au rapport des historiens, de le combler
« (V. votre De Viris ¿llustribus Rome) par une immense
« quantité de terre, de pierres et de décombres. On con-
« sulta les dieux : « Si vous voulez que Rome porte à
« jamais le nom de la ville éternelle, répondirent les arus-
« pices, jetez dans le gouffre ce qui fait la principale force
« des Romains.» Dès lors le jeune Marcus Curtius ne
« cessait d'interroger ce qu'il y avait de plus brave et de
« plus illustre parmi les Romains sur la nature de cette
« force; « si ce n’était point la valeur et les armes? » Leur
« unanime assentiment ne lui laissant aucun doute sur ce
« point, bientôt on vit accourir vers le gouffre un jeune
« cavalier, couvert d'armes étincelantes, monté sur un
« cheval superbe et richement enharnaché, comme en un
« jour de fête : c'était le jeune Curtius, qui, arrivé au bord
« de l’abîime, se dévouant à haute voix aux dieux mánes,
« les bras tendus vers le ciel, les yeux animés d'une joie
« surnaturelle, se précipita et disparut dans le gouffre,
« devant une multitude stupéfaite et ravie d'admiration.:
« Dans cette tombe effrayante et héroïque, le peuple recon-
« naissant jeta des fleurs et des offrandes, et le gouffre,
« dit-on, se referma aussitôt. Les écrivains sensés s’accor-
« dent à dire qu'il fut comblé avec des décombres. »
A part l’enfoncement, que dites-vous du républicain ?.…
Je vais à l’auteur des réflexions, toujours d P'apput de
mes enfoncements, lui fournir d’iceur une horrible nomen-
clature, capable de transformer, par la simple horripila-
tion, tous nos cheveux en lames de sabre droit.
Écoutez, cœurs sensibles, etc.... 1° La disparition sou-
daine, à la suite d’un tremblement de terre, de l’Atlantide,
île immense, ou plutôt continent qui, selon les anctens
géographes (inconnus sans doute à l’auteur des Douze),
existait dans des temps très-reculés en face et à Poccident
TREMBLEMENTS DE TERRE, 113
du détroit de Gibraltar, plus grande que la Libye et l'Asie
réunies, au dire de Platon.
2° Le mont Ossa, qui, par un tremblement de terre, fut
séparé de l'Olympe. {Gare dessous!.. . non, gare dans le
milieu!)
3° Selon Pline, par les mêmes effets, la Sicile fut séparée
de l'Italie; l’île de Chypre de la Syrie, l’île d'Eubée de la
Béotie {où je suis né sans doute; car, au dire de l'auteur
des Douce, je ne suis qu’une bête !
4 On prétend que l'Espagne fut arrachée violemment
de l'Afrique et l’Angleterre des Gaules.
3” Pline parle d'un tremblement de terre qu'essuya la
ville de Modéne et qui fut si épouvantable, que des monta-
gnes s'entre-choquérent avec un bruit affreux. (Gare au
milieu !)
6” En Pan 17 de J.-C. et quatrième du règne de Tibere,
douze des principales villes de l'Asie furent détruites, pen-
dant la nuit, par un tremblement de terre, et les habitants
engloutis sous les ruines.
7° En l'an 79 de J.-C., un fort tremblement de terre en-
sevelit Herculanum et Pompeia.
8” Un tremblement de terre, qui se fit sentir en Europe
et en Asie, ensevelit en 358 la plus grande partie de la,
ville de Nicomédie, etc., etc., etc., etc., €tC.........
Voici, ce me semble. une note de villes-fossiles assez
complète pour celui qui, comme vous, ne croit pas aux
tragaderos. J'aime mieux du reste vous imiter que d'avoir
à les avaler; la digestion en serait trop pénible.
Je pourrais citer en outre plus de trente autres cas en
faveur de mes assertions d'enfoncements; mais pourquoi
charger encore un aussi déchirant tableau ?
Quoique je me sente assez fort de citations, croyez bien,
monsieur l’auteur des Douce réflexions, que si j'avais erré
en premier lieu dans ma narration des affreux événements
8
114 1845
de Lisbonne, j'aurais dit franchement: Ja: erré; car quand
on dit : « J'erre, » on est naturellement en position de faire
l’aveu de l’état où on se trouve. Le cas est inhérent 4 notre
humaine nature; c’est à nous à savoir le dominer pour
éviter d'y choir, et pour ne pas communiquer, en nous y
embrouillant, une trop forte odeur d’ignorance à la question
qui s'engage. Mes raisons, je crois, se font sentir : et si
j'ai tourné le cas, nul doute que mes lecteurs m'en sau-
ront gré. |
Monsieur l’auteur des douze réflexions m'accuse d’une
ignorance crasse, pour lui avoir nié l'existence des volcans
a vent (1); je suis, cependant, fort éloigné de dire qu'ils
n'en laissent pas échapper; ceci dépend des besoins qu’ils
en ressentent, lorsque d'immenses fractions de roches se
détachent ex abrupto de leurs parois : l’horrible pression
que, dans leur chute, elles exercent sur l’air qui remplit ces
cavités, doit, en le refoulant, l’obliger à s’en échapper avec
fracas. Le bruit sourd qui se fait entendre, et qui généra-
lement accompagne ces affreux éboulements, n’est que le
résultat immédiat du retentissement de ces masses ro-
cheuses sur le lit de tant d'incommensurables profondeurs.
Je sais aussi que des courants d’air s’établissent souvent
par les cratères des volcans éteints ; ils sont formés par les
ouvertures occultes qui communiquent avec le volcan à de
plus ou moins grandes distances.
Je ne serai pas aussi commode avec monsieur l’auteur
des réflexions sur ce qui touche aux zunjas qui mettent en
effervescence toute son hilarité à mon égard ; voici les con-
seils que nous donne Ferry, dont l'hypothèse est, à mon
avis, la menos manoseada (la moins patinée) :
(4) Je lui dois donc une réparation; je vais la lui donner. L'envie de placer ma
découverte, faite en ventóse, des volcans à vent, m'avait poussé à soutenir une
opinion anti-Eolienne que personne ne partage, ni moi non plus. (Ustedes me
dispensen,)
TREMBLEMENTS DE TERRE. 115
« Des passages ouverts pour le dégagement des gaz et
« des vapeurs pratiqués sur une masse que les fluides ont
« peine à soulever, voilà des garanties contre l’action des
« feux souterrains et des auxiliaires trés-puissants. »
Le vin est versé, il faut le botrel... une fois engagé à
vider une question, les paroles me fluent bien ou mal;
mais, semblable aux volcans, j'en vomis au moins cent
fois le poids de mon volume intrinsèque, si la chose paraît
le requérir.
L'observation doit nous guider en tout, monsieur l’auteur
des Douze réflexions : il faut, en géogénie, comme en mé-
decine, ne jamais trop trancher. C’est par le scepticisme et le
rationalisme que l’on peut distinguer les symptômes : cette
idée de causalité est celle qui doit nous éclairer. En tout
imitons Montaigne, ce grand moraliste du seizième siècle,
et répétons avec lui : «Que sais-je?» Ni vous ni moi n’avons
deviné les immuables lois de l'attraction universelle; eh
bien! doutons tous les deux. (Dubitare principium sa-
pientice.)
S'il existe parmi nous des volcans d'¿gnorance, il en est
aussi de présomption ; et rappelons-nous, monsieur l’auteur
des Douze réflexions , que ces derniers furent toujours la
base des premiers : ce sont eux qui, la plupart du temps,
mettent en ébullition les matières indigestes que l'igno-
rance tient en réserve et ne lui font que trop souvent ense-
velir le domaine des connaissances humaines sous les laves
de son ineptie.
L'observation m'a donc forcé plus que jamais à me rat-
tacher à l'opinion du savant professeur Ferry, relative-
ment aux ouvertures à pratiquer dans les terrains sujets
aux tremblements de terre; et cette opinion vient d’être,
pour moi, tout à fait confirmée par l'examen des lieux qui
avoisinent le terrain sur lequel existait il y a deux mois le
superbe temple de Ntro. Sr. de Sta. Teresa.
116 1845
Les rues qui environnent ce lieu sacré sont toutes pa-
vées dans l’imprévoyant goût moderne et privées de leurs
anciennes atargeas. Nous citerons da 1.* y 2.* calle del Indio
Triste, las de Santa Teresa la Antigua y cerrada de Santa
Teresa la Antigua, y las de Echeverria, Hospicio de San
Nicolas y Montealegre.
Il est donc évident, et chacun peut s’en convaincre, que
l’espace sur lequel était construit le temple élégant que
nous déplorons tous, se trouvait presque cerné (moins du
côté de la monnaie) par des terrains imprudemment soli-
difiés : en vain m'objectera-t-on que sa construction était
vicieuse ; elle avait résisté à bien des tremblements de
terre jusqu'alors; et la chute de ce sanctuaire imposant
n'est due, à mon avis, qu’au nouveau mode de pavage qui
contrarie entièrement le passage des gaz souterrains.
Nous ferons également observer que les rues où le
tremblement de terre a commis plus de ravages ne comp-
tent pas d'atargeas : telles sont celles de la Victoria, Zapo,
Nuevo-México, Escondida, San Juan, calle Ancha, etc.
Ces atargeas latérales, qui n’ont aucune profondeur,
sont, à ma simple manière de voir, un de ces progrès ré-
trogrades, qui ne peut qu'exposer México à de très-grands
désastres, au retour annuel des tremblements de terre. Je
ne parlerai pas des miasmes délétères que laissent échap-
per les trottoirs par leurs immondes soupiraux, et du re-
flux dans les maisons, dont le terrain est déprimé, des ma-
tières fécales des égouts adjacents. L'idée principale, l’idée
hygiénique, est celle que consultent le moins ces riches
réformateurs du pavage, en exhaussant le lit de ces égouts.
Ils se sont mis à l'abri d'une infecte invasion, et leur but
est atteint.
Mais revenons à la réponse spirituelle de l'auteur des
Douze: il semble désirer, «que, en recompensa, me confiera el
Exmo. Ayuntamiento la comision de zanjas y gases, etc. »
TREMBLEMENTS DE TERRE. 117
Le sens occulte de zanjas, monsieur lé philosophe anti-
éclectique, n'est pas sans quelque attrait, et si les attribu-
tions du zanjero étaient un peu mois circonscrites, vous se-
riez, sans doute, pour l'emploi que vous me désignez, e
plus chaud de tous les postulants.
Combien je m'alarme pour vous, monsieur l'auteur des
Douze (1), si cette plume brillante, qui va nous tracer l'his-
toire des tremblements de terre, n'a pas la rare propriété
d atteindre, au gré de vos souhaits, les longues dimensions
de la lance de défunt Alvarado, pour vous aider à franchir
les différents enfoncements qui pourront bien, à chaque
instant, entraver votré märche..
Je ne finirai pas ce bien trop long article, sans dire un
mot de plus sur la géologie, qui se subdivise en trois parties
bien distinctes‘: géographie physique, géognoste et géo-
génie. |
Si la géologie, monsieur l'auteur des Douze, se bornait
à cette troisième pattie qui s'occupe plus spécialement des
diverses hypothèses plus ou moins probables, selon que les
phénomènes sont plus ou moins à la portée de l'œil et de
l'esprit de l’homme, on pourrait dire avec raison que deux
géologistes ne sauraient, comme les augures à Rome, se
regarder sans rire.
Voici donc ma profession de foi : je respecterai toujours
en géologie les croyances géogéniques d'un chacun; les
profondeurs auxquelles nous ne saurions atteindre, et qui
lui servent de base, sont des secrets que la Providence
semble se réserver, et qu'il est imprudent à nous de songer
à pénétrer.
Mais... silence!... j'ai cru voir sortir d’un des enfonce-
ments de ma bibliothéque vermoulue, les ombres vénérées
de Faust, Güttemberg et Sche/fer.... « Ce n’est pas pour
. (4) Cette parilé de travaux vous donne quelque analogie avec Hercule; auriez-
vous accompli le treizième ?
148 1845
vous (me disent-ils), gue nous avons inventé Pimprime-
riel... Taisez-v0us!...
J'obéis.... et vous calue, monsieur l'éditeur du Courrier
francais!... Veuillez bien faire part à monsieur l'auteur
des Douze de cette apparition de la trinité typographique;
car j'ai bien peur qu'il ne soit tout à fait dans mon cas!
Votre serviteur et ami,
Gizces GOGO.
AVANT, PENDANT ET APRÈS.
LES FÊTES DE SAN AGUSTIN DE LAS CURVAS.
Impressions de Gilles Gogo.
« S'il est quelque joueur qui vive de son gain,
« On en voit tous les jours mille mourir de faim. »
(Regnard, le Joueur.)
AVANT-PROPOS,
Les jeux de hasard ayant acquis aux fétes de Saint-
Augustin des proportions véritablement. effrayantes, je pu-
bliai en 1845, dans le Courrier français, un article où j'en
marquais tous les dangers. Mes réclames n'eurent aucun '
effet cette année ; mais les suivantes, le gouvernement de
l'État de México, dont Saint-Augustin faisait partie, dé-
fendit les jeux ; et, en dépit de toutes les démarches de mes-
sieurs les banquiers, ils restèrent prohibés jusqu'en 1853.
J'insère, à la suite de l’article en question, une lettre
qu'un individu, nommé don José Räbago, écrivit à M. Thi-
vol, rédacteur du Courrier, en le félicitant sur la critique
de M. Gilles Gogo.
Depuis 1853, les jeux ont recommencé à Saint-Augustin ;
et tenter de nouveaux efforts pour les faire supprimer serait
SAN AGUSTIN DE LAS CUEVAS. 149
peine inutile : chez le Mexicain, le jeu est un vice de sang
qu'il a puisé dans son origine espagnole.
E. M.
Les fêtes de San Agustin de las Cuevas.
Avant !.... Dans cette période première, que de char-
mes!.... Si l’espérance est le premier des biens, il en est
quelquefois le dernier, et bien souvent le seul!.... Cette
espérance s'est réveillée au bruit des annonces de fétes ex-
traordinaires : S. Augustin en sera le théâtre, et tous les
jeux de hasard, dont le savant Laplace calcula jadís les
probabilités, y seront réunis, sans en excepter un ; aussi
huit jours avant le départ pour les bacchanales de Plutus,
. Chacun de nous forge des plans : plus d’affaires possibles ;
un trouble indicible règne chez tous, l'agiotage même
s'endort ; les supports infatigables du courtier faiblissent ;
et si, malgré l’état de laxité dans lequel il se trouve, il ose
encore poser une question mercantile, on lui répond assez
brusquement : « Eh, mon cher, ne savez-vous donc pas
qu’au dire des Espagnols, de pascua d pascua, el mercader
se rasca la panza ? (que de Pâques à Pâques, le marchand
se brosse le ventre?) L'espoir du jeu qui suspend alors
toute idée d’un gain pénible, et ne laisse entrevoir que
celui que font naître des chances fatidiques, préparent au
malheureux courtier une réception parfaitement uniforme à
celle que reçoivent habituellement les chiens, dans la plu-
part des sphérodromes, ou jeux de boules.
C'est alors que ces tristes véhicules des affaires se reti-
rent la q..., signe certain de confusion, qu'ils partagent
assez volontiers avec ces aimables digitigrades, dont ils
ont, du reste, toute la résignation.
Une pudeur assez bien entendue, cependant, fait souvent
dire à maintes gens qu’elles n'iront point à S. Augustin;
que cet amusement est pour elles sans saveur et sars aucun
120 4845
attrait; mais, par-dessous main, les billets de diligence
sont déjà pris, et dès l'aube du premier jour, tous ces ap-
parents réfractaires au commun entraînement, ou partent,
ou sont partis.
C’est ici que Pendant commence. Une fois bien ou mal
emballé, dans la roulante machine, chacun se salue et se
sourit ; tous ont des poches qui plus ou moins font ventre,
et la satisfaction qu'ils éprouvent est trahie par des airs
déjà vainqueurs. Celui qui de sa nature possède de l’à-pro-
pos, saisit les mots, à sens louche, de la conversation qui
s'engage, et les traduit en calembours ; un autre raconte
ses hauts faits de l'an passé, ses sympathies pour bien des
cartes, les trahisons du cing, les perfidies du roz, les sou-
bresauts du ser, et jure, par l' Ajusco, de ne plus avoir de
préférence pour rien, ni pour personne, soit au jeu, soit en
amour. Un monsieur, d'un aspect un peu plus sévère, voit
dans. la rotation rapide du char qui l’entraine, un exemple
frappant des vicissitudes du sort, et fait intérieurement
des réflexions très-philosophiques, dont il devrait être éco-
nome pour Aprés. Get autre, que des goûts champêtres et
non moins contemplatifs portent vers. la campagne, lui
trouve quelque chose de riant ; l’air est plus frais, la ver-
dure est plus belle ; il s’attendrit au souvenir des Idylles
de défunte Deshouliéres, et redit en silence ces vers char-
mants :
« Ruisseau, ce n’est plus que chez vous
« Qu'on trouve encor de la franchise ;
« On y voit la laideur ou la beauté qu’en nous
« La bizarre nature a mise.
« Aucun défaut ne s'y déguise :
« Aux rois comme aux bergers, vous les repruchez tous. »
Il se rappelle les charmantes églogues de Virgile, et
tous les éloges, si mérités, que tant d’auteurs ont faits des
moutons et de Pean claire. Les voyageurs enfin sont gais,
SAN AGUSTIN DE LAS CUEVAS. 194
prévenants, polis. L'attente du bonheur a toujours produit
ces effets-lá !... mais patientons, nous verrons bientôt ces
messieurs revenir |...
Le chemin que l'agrément des conversations ou des pen-
sées partielles vient d’abréger beaucoup, est assez vite fran-
chi : on touche à la cité d'ur. Tous, aussi lestes que s'ils
avaient déjà perdu, s'élancent à terre, s'époussettent un
peu, et, semblables au chien couchant, qui, avant de battre
la plaine, interroge le vent, ils hument par avance une at-
mosphère qui leur paraît tout imprégnée d’aurifères éma-
nations.
L'acquisition obligée du bâton, au pommeau marital
plus ou moins prononcé, une fois faite, chacun prend son
essor : on consulte les amis que l’on rencontre sur lesrevers
des monteros; on se porte chez eux, en foule, pour s’as-
surer de leur semi-débâcle; on ne joue pas encore : on
entre, on sort, on se promène, on prend l'air du bureau.
Mais la faim se fait sentir : avant de songer à la calmer,
on procède à quelques lihations d’absinthe, et le déjeuner,
qui n'est qu'une conséquence immédiate de ce vert
précédent, est bientôt ordonné. Le Brillat-Savarin de la
société en scigne les apprêts. Une fois attablés, la gaieté
règne, l'espérance anime tous les traits, les propos grivois
se croisent et se succèdent ; on force de voiles, et la liqueur
de Moka vient à son tour compléter l’œuvre gastronomique.
C'est alors, qu’à l'instar de ces soldats dont la valeur est
tout alcoolique, on s'infuse de cognac, kirsch, anisette, etc.,
pour se préparer à la gymnastique du tapis vert.
Cependant l’heure a sonné à la grande horloge de la for-
tune, et, chacun, se prétant un mutuel appui, se dirige vers
le monte, où, la figure légèrement empourprée, on com-
mence cette lutte pénible et silencieuse qui, conformément
aux lois établies par la crániologie, dessine au grand jour
notre bosse d'ucquisivité. Bientôt les pulsations de l'artère
198 1848
radiale ne peuvent plus être comptées, et sans la transsuda-
tion générale qui s'établit, et qui forme la soupape de
sûreté que la nature nous a réservée, nous éclaterions sans
doute, comme bien des chaudières à vapeur.
Une fois éliminée, par cette transpiration cutanée, une
partie très-considérable de notre substance, il faut chercher
à réparer des forces qui se sont volatilisées. On se lève
donc, après une séance orageuse.de trois ou quatre heures,
et tous les secrets de l'art culinaire sont évoqués pour
mettre un terme au paroxysme que tous viennent d'at-
teindre.
Les appétits sont bien divers : la mastication s'exécute
avec peine chez de certains individus que le sort a mal
traités ; d'autres font disparaître une immense quantité d'a-
liments et de liquides: ils appartiennent à la classe que la
fortune a favorisée. Le champagne, fort heureusement,
vient rétablir et détruire tout à la fois le général équilibre;
et la nuit venue, ceux chez qui les liqueurs ont éveillé des
goûts un peu trop Jdahques sortent, en trébuchant, à la
recherche de ces vierges aux mille amours dont regorge
S. Augustin. Ils narguent, au milieu de leurs fumées vi-
neuses, la cuisante vérité de ce brûlant distique :
Principium dulce est, sed finis amoris amarus,
Lœta venire Venus, tristis abire solet.
Nous ne parlerons pas des combats de coqs, qui ne
servent que de prétexte aux fêtes de S. Agustin; peu de
personnes y ‘vont, pas plus qu'à la promenade du Calvaire.
L'esprit envahi par des idées d'or est généralement peu
propre à la contemplation d'une végétation exubérante; sa
verdure lui semble étiolée, comparée à celle qui recouvre
l'autel de la fortune, au palais enchanté du mirador, et dont
un jaune des plus brillants brise la monotonie.
Si, parfois, quelque joueur trop malheureux entreprend
SAN AGUSTIN DE LAS CUEVAS. 123
le pèlerinage du Calvaire, c'est qu'il a. formé le projet im-
possible de ne plus reparaître au jeu; mais à sa figure in-
quiète et bouleversée, à sa démarche pantelante, on peut
dire, sans se méprendre :
Qu'il a joué, qu'il joue et qu'il jouera toujours.
Non-seulement il a perdu, mais il s’est endetté : aussi
redit-il intérieurement ces vers de Valère, dans le joueur :
Tu peux me faire perdre, 6 fortune ennemie,
Mais me faire payer, parbleu je 'en défie :
Car je n’ai pas un sou. Lo. .....
Enfin les trois jours que durent les fêtes de S. Agustin,
ces trois funestes jours d'une lente agonie pour plusieurs
se sont écoulés; c'est ici que commence horrible période
d'Aprós.
Combien de joueurs, prêts à partir, dirigent à tout ce
qu'ils possédaient et qu’ils ont perdu, des adieux aussi tou-
chants que ceux que jadis adressait Millevoye au tombeau
de sa maîtresse:
« Ici dort une amante à son amant ravie :
« Vers lui le ciel la rappela ;
« Gráces, vertus, jeunesse, et mon cœur ét ma vie,
a Tout est lá. »
Oui pour eux, fout est ld; tout est aussi resté Ja, car :
« ..... À présent le jeu n'est que fureur: !
« On joue argent, bijoux, maisons, contrats, honneur! »
Affreuse péripétie pour ces malheureux! ..,. Trois jours
ont détruit leur avenir!. .. . La diligence qui les ravit
à ce lieu de perdition, et le bruit de sa marche ra-
pide, viennent heureusement les étourdir; ils voudraient
qu'elle roulát toujours pour prolonger l'assourdissant état
où ils se complaisent; mais on touche bientôt au terme, il
1% 1845
faut descendre! . . .. C’est alors que, le cœur flétri, ils
s'acheminent lentement vers une famille plongée depuis trois
jours dans des transes mortelles; leur arrivée, souvent,
vient réduire en problème sa future existence! . ...
Voilà quels sont, pour la plupart du temps, les résultats
de ces brillantes fêtes: aussi répéterons-nous avec Bürrière:
« Les jeux de hasard sont pour l'homme un leurre d'au-
« tant plus dangereux, que le joueur n'a pas à y redouter
« la supériorité d'adresse ou d'expérience de son adver-
« saire; une saine morale les proscrit; mais s’il n’est pas
« permis au législateur de les réprouver solennellement, ce
« serait une honte pour lui d'en autoriser l'exploitation :
« sânctionner l'existence de maisons de jeux dé häsard, en
« établir une vaste sous le titre spécieux de loterie royale,
« serait d'une société arrivée à l'apogée de la corruption.
« Nous devons donc nous féliciter sincèrement de voir ces
« plaies hideuses extirpées graduellement du sol de nôtre
« mère-patrie. La suppression des maisons de jeux au-
« torisées, et celle de la loterie, sont pour nous les indices
« d'une civilisation qui s'épure. »
Pardon, monsieur l'éditeur du Courrier francais: si, sur-
tout, je parle un peu trop à gogo, mais mon pseudonyme
semblait vous l'indiquer, N'en recevez pas moins mes salu-
tations bien amicales.
GILLES Go0Go.
2.°— Correspondencia de José RABAGO.
Sr. Redactor del Courrier français. Casa de usted, mayo
24 de 1845.
Muy Señor mio : en el número 672 de son apreciable
periódico, he visto con interes el artículo descriptivo de la
fiesta de S. Agustin de las Cuevas. Su autor, Mr. Gilles
Gogo, ha observado cuidadosamente, sin perder de vista &
CORRESPONDENCIA DE RABAGO. 125
todos los concurrentes desde que salieron de esta Ciudad,
en su permanencia en aquella, hasta su regreso; ha trans-
mitido al papel con mucho tino, cuanto pasa por desgracia
en aquella pequeña Babilonia, y hace con tal motivo re-
flexiones muy juiciosas que deben ser atendidas par los
gobiernos, y apoyadas por hombres sensatos.
Diariamente se repiten en México las escenas que des-
cribe Mr. Gogo, y yo desearia que los escritores públi-
cos dedicasen diariamente algunas líneas en combatir la
existencia de esas casas de prostitucion en las que muchos
hombres comienzan por divertirse, y acaban por arrui-
narse, perder la salud, el sosiego, el crédito, y el amor al
trabajo.
No dudo, Sr. Redactor, que usted, convencido de las
funestas y transcendentales consecuencias que ocasiona
el juego, declamará contra él siempre que pueda, si no
por el bien general de los Mexicanos, á lo ménos por el de
algunos compatriotas de usted dignos de compasion, por-
que esa pasion maldita les ha robado la fortuna que pu-
dieron tener por su industria y trabajo.
Al hacer à usted esta indicacion, espero se servirá inscr-
tarla en las columnas del periódico que redacta, y admitir
los respetos de su atento servidor :
José,
126 4845
LE PLUVIER,
(EN ESPANOL, LA GANGA, Ó MAS BIEN, BL CHOBLITO REAL.)
Uco... Les bois, les monts et Jes rivages,
« Retentissent du vol de ces vivants nuages,
« Que l'instinct, le besoin, aidéa d'un vent heureux.
« Poussent vers des climats qui n'étaient pas pour eux.»
(DeutLLE.)
« Ainsi les oiseaux du Nord sont la manne des aquilons,
« comme les rossignols sont les dons des zéphirs.»
(Chateaubriand.)
AVANT-PROPOS.
Passionné pour la chasse, qui nous donne joie et santé,
on ne saurait nier aussi qu'elle est souvent la cause de bien
des malheurs, dus la plupart á des coups de fusil mal di-
rigés.
Vingt et un ans d'un service non interrompu m'ont fait
considérer, non sans raison, comme le doyen des disciples
de saint Hubert à Mexico. C'est à ce titre que je crois de-
voir soumettre à mes nobles coreligionnaires les règles
infaillibles qu’une longue expérience m'a tracées.
Ce n'est donc que dans un but parfaitement humanitaire
que je viens de publier les deux articles que l'on va lire,
l’un sur le Pluvier, l'autre sur la Bécassine. Dieu veuille que
les leçons que j'y donne nous fassent éviter à l'avenir les
nombreux accidents dont je n'ai que trop souvent été et
victime et témoin !...
E. M.
Puisque des auteurs d'un mérite aussi transcendant que
Delille et Chateaubriand, qui n'étaient pas chasseurs, ont
célébré, soit en vers, soit en prose, pluviers, canards, oies,
vanneaux et bécasses, je puis bien , moi, tireur intrépide,
tracer ici l’histoire du plus intéressant des échassiers. Les
LE PLUVIER. 127
circonstances me favorisent : notre ami l’ennemi s'approche;
l'invasion est imminente (et non pas éminente, comme le
disait un jour certain individu de mes amis, qui sans doute
avait servi dans la fort grosse cavalerie); il est donc de
mon devoir de révéler aux nombreux sectateurs de saint
Hubert les ruses assez variées des volatiles qui, abjurant
aussi leur indépendance, viennent s'annexer à nous au
moins pour deux mois, N'allez pas croire, parce que j'ai
laissé échapper le mot annexion, que je vais vous. parler
politique : entre les gangas et les annexionistes, il n'est
qu'un point de ressemblance, c'est que tous deux volent
très-bien (1).
Le pluvier doré (charadrius pluviahs, L.) est le plus gra-
cieux, le plus coquet des échassiers; il appartient à Pes-
pèce de ¿terétirostres; ses caractères distinctifs sont : un bec
court, arrondi et renflé vers le bout, ef point du tout de
pouce ; ce qui l'empêche de percher, serait-ce dans ses
goûts. 1l éprouve, pour étreindre, les mêmes difficultés que
rencontrerait à se suspendre à une branche un individu
quelconque qui se trouverait par malheur privé des pouces,
qui sont les plus précieux des appendices de la main. Le
vluvier n’a donc que ¿ros doigts, sa démarche en est moins
sûre, quoique plus élégante ; son cou est délié, et les ba-
lancements répétés de sa tête lui communiquent une grâce
infinie. Sa vue est très-perçante; aussi les Anglais, à la baie
de Hudson, lui ont-ils donné le surnom bien mérité d'es
de faucon. On s’en approche très-difficilement ; c'est ce qui
fait le désespoir des chasseurs peu expérimentés, qui de
leurs coups tirés au vol ne font que déchirer l'atmosphère.
La nourriture du pluvier se compose principalement de
-scarabées noirs, de sauterelles et de petites mouches can-
tharides, dont tout le monde a ressenti assez souvent les
(4) On parlait beaucoup à cette époque, à Mexico, de l'annexion du Texas aux
Etats-Unis,
198 1845
trop brúlants effets, vu leurs qualités éminemment aphrodi-
siaques. Nous conseillerons donc la chair du pluvier à ceux
qui déjà ont passé l’âge climatérique, et dont voici la com-
plainte, écrite par M. de Voltaire :
« Si vous voulez que j'aime encore (1),
« Rendez moi l’âge des amours (2);
« Au crépuscule de mes jours,
« Rejoignez, s’il se peut, l'aurore.
. « Des beaux lieux où le dieu du vin
« Avec l'amour tient son empire,
« Le temps qui me prend par la main
« Wavertit que je me retire.» *
ll faut cependant que ces respectables sexagénaires
usent avec modération d'une nourriture aussi échauffante,
sans quoi le bas-fond vésical pourrait bien chez eux en
souffrir, et le sang jaillirait infailliblement par un organe
qu'on a peu l'habitude de nommer; cuz vesica persecta
{uerit lethale est, a dit Hippocrate ; n’abusez donc pas de
mes conseils, et faites bien vider vos gangas; c'est un mets
assez chaud de sa nature, mangez-en avec prudence, en
l’arrosant d'un bon /affitte, et attendez les résultats : ils se-
ront heureux sans aucun doute.
Quant à la manière de chasser la ganga, je vais vous
donner toutes les instructions qu'une longue expérience
m'a fournies. Lorsque vous êtes arrivé sur le champ de
bataille, consultez d’abord le vent, comme on le fait à la
chasse au lièvre ; le pluvier suit presque toujours sa di-
rection. Placez-vous sous le vent, près d’un arbre, si faire
se peut, ou dans un fossé, et laissez les autres chasseurs,
bravant un soleil de 26 degrés Réaumur à l'ombre, battre
la plaine et perdre à cet exercice, par la transsudation,un
bon tiers de leur poids intrinsèque. Une fois que vous êtes,
(1) Faites que je mange des gangas,
(2) Hâtez le retour des gangas.
LE PLUVIER. 129
pour ainsi dire, gité, faites le mort; car si, comme le
disait un vieux de la vieille, l'immobilité est le plus beau
mouvement militaire, 1l est également, dans cette occasion,
le plus productif pour le chasseur. Bientôt les pluvters,
effrayés par la battue générale qu'exécutent ceux qui sont
prodigues de leurs pas, et qui croient qu'aller vite c'est
chasser, viendront passer à vingt ou trente pas au-dessus
de vous en myriades innombrables, dont un bon quart aura
bientôt boursouflé les flancs de votre carnassière.
Si vous avez eu, dès le commencement de la chasse, le
bonheur de blesser légèrement un pluvier, en lui brisant le
bout de l'aile, attachez-le par une patte avec une ficelle
assez longue ; fixez-le, au moyen d’un petit pieu, à la dis-
tance de trente pas de l'endroit où vous êtes blotti, et vous
ne tarderez pas à voir les autres pluviers venir s'abattre à
ses côtés, soit pour engager avec lui la conversation, soit
pour lui faire leur cour, si c'est une femelle. Le sexe de l'oi-
seau vous sera révélé par son plumage ; celui de la femelle
est toujours plus pâle et bien moins brillant que celui de
son époux : ce qui prouve, soit dit en passant, que nous
sommes comparativement bien plus beaux que les femmes.
Le pluvier est un oiseau tout aussi galant que le coq; la
nourriture qu'il prend y contribue beaucoup ; aussi peut-on
bien lui appliquer ce qu'a dit l’élégant poëte Lalanne (J.-B.)
de sa hautesse des basses-cours :
« Dans son maintien quelle audace respire !
a J'aime à lui voir cet air et d'orgueil et d'empire,
« Alors, que, caressant ses femmes tour à tour,
« De ses jeux redoublés il étonne l'amour. »
Vous, qui êtes à votre poste, ne bougez pas ; laissez-les
bien prendre leurs ébats; et lorsque vous verrez réuni un
assez grand nombre d'amateurs, oh ! alors faites feu ; mais
9
130 1845
surtout ne relcvez pas vos morts, imitez les Turcs lors du
siége de Jafía : d’autres pluviers viendront ; ils se persua-
deront que ceux qu'ils voient étendus sont morts de plaisir :
cette idée les rendra plus ardents, plus nombreux, plus
exigeants ; et, l'amour vous servant tout aussi bien que votre
fusil, vous ferez dès le matin une chasse magnifique.
Je suis sûr que bon nombre de mes lecteurs vont décorer
mon nom de la triviale épithète de marquis de Blaguefort;
mais ils n’auront pas raison, je suis de la meilleure foi du
monde ; et puis, je ne demande rien pour mes leçons : que
peut-on exiger de plus chez un vieux professeur ?
Si je conseille d'user de ruse avec la ganga, c'est que cet
oiseau n’en est pas économe envers nous. J'ai eu souvent
l'occasion d'observer qu'il fait Pengastrimysthe (le ventri-
loque); vous entendez son cri à gauche, vous vous tournez,
et c'est à droite qu'il a parlé et passé. Bien des fois, s’il
croit s'apercevoir que vous êtes distrait, il a l'audace d'ar-
river droit sur vous et de friser l'aile ronde de votre cha-
peau de la sienne qui est triangulaire, comme s'il avait
l'intention de la percer ; et quand il se trouve hors de portée,
il vous dit, sur son ton le plus aigu, soit un bonjour, soit
un -bonsoir, c'est à vous d'expliquer son langage : on est
alors tenté de casser son fusil !!
Comme l'invention de tirer au vol, selon le spirituel et
profond Elzéar Blaze, ne dale que du dix-septiéme siècle,
je dois aussi des leçons aux chasseurs qui semblent encore
appartenir à cette heureuse et primitive époque. Ces mes-
sieurs devront donc se munir d’un âne ou d'un bœuf, chose
aussi facile dans les prairies où l’on chasse la ganga; ils se
serviront de ces innocents animaux, comme de certains
boucliers d’une grandeur démesurée que jadis employèrent
les Grecs au siége de Troie. Ils devront faire marcher de-
vant eux n'importe lequel de ces deux quadrupèdes, de ma-
niére à ce qu'on les confonde avec eux, ce qui ne sera pas
LE PLUVIER. 431
rès-flatteur, mais fort utile. Une fois arrivés à vingt pas de
leur victime, qui ne croira pas devoir s’effrayer aux ap-
proches de ces deyx bêtes, ils tireront; je suis sûr que,
pour peu de force qu'ait la poudre (qu'ils n’ont pas in-
ventée) qu'ils emploieront, ils seront peut-être couronnés
rois de la chasse, en dépit de toutes les prévisions pos-
sibles. | o
Une des règles les plus difficiles à suivre pour les chas-
seurs, qui sont généralement fort aimables, est cele que
les anciens prescrivaient à ceux qui assistaient aux fêtes de
Cérès, et qu'il faut également que suivent les chasseurs
pour arriver à un bon résultat. La voici en latin; c’est infi-
niment plus décent :
« Vos quoque abesse jubeo, discedite ab aris,
« Queis tulit hesterná gaudiu nocte Venus (1).
Il y a de la cruauté, chez de certains professeurs, à ne
pas vouloir que les disciples de saint Hubert se présentent
en chasse, sz, dés la veille, ils n'ont pas oublié Vénus.
C'est une rigidité de principes à laquelle il est impossible
de souscrire, mais que je me vois obligé de signaler ici,
puisque j'écris l’histoire. Chacun est libre, du reste, d'in-
tervertir, si bon lui semble, l’ordre génésique qu'il peut
avoir adopté; c'est en chasse, à ce que disent les maîtres,
qu'il sera récompensé du sacrifice qu'il aura fait momen-
tanément de son bonheur. |
Aux armes, donc ! nobles enfants de saint Hubert! Sé-
chez votre poudre, huilez votre plomb, l'oiseau des orages
s'avance, apprêtez-vous à le recevoir dignement, astiquez
bien vos fusils, étirez vos guétres, la campagne va s'ouvrir;
dans trois jours, peut-être, des phalanges de pluviers inon-
(+) Paraphrasé pur Ropalÿ, comme sait:
« Soyons tout à Cérès: mais loin d'elle, en ce jour
« Quiconque aura veillé dans les bras de l’amouris
139 1845
deront nos plaines : en avant! marchons... Pardon, je me
laisse entraîner, j'allais vous chanter la Parisienne... Dans
tous les cas, une fois sur les lieux, gardez bien vos dis-
tances, tous n'ont pas mon bonheur ; et si, trois fois et
sans malheur réel, j’ai senti ma figure criblée de plomb
de trois divers numéros, rappelez-vous aussi qu'une im-
prudence en chasse établit entre un de nos meilleurs
amis et le chantre de la Lusiade une ressemblance bien fu-
neste (1).
Ces tristes accidents, qui trop souvent se renouvellent,
sont dus, la plupart du temps, à l'usage immodété que l’on
fait des liqueurs en chasse : gravez donc dans votre mé-
moire, illustres chasseurs, ce couplet très-sensé du plus
insouciant des poëtes (après La Fontaine), de l'aimable
Panard:
« Se piquer d'être grand buveur
« Est un abus que je déplore:
« Fuyons ce titre peu flattear ;
« C'est un honneur qui déshonore.
« Quand on boit trop on s'assoupit,
« Ou Pon tombe en délire :
« Buvons pour avoir de l'esprit,
« Et non pas pour le détruire. »
N'allez pas prendre en mauvaise part ce que je dis pour
le bien de tous; vous ne sauriez étre trop prudents en
chasse ; soignez vos bourres : qu'elles soient en raison in-
verse de vos cœurs, nullement inflammables; évitez de fu-
mer en chargeant, ou vous auriez peut-étre un jourá dé-
plorer la perte d'une de vos mains, ou de quelques-uns de
vos doigts, comme certain chasseur de nos amis qui, char-
geant son fusil le cigare á la bouche, eut la main fracassée
par explosion de sa poudritre. |
Honneur à ce vaillant chasseur! Tout en considérant son
(1) Le docteur Goupillaud, qui perdit un œil à la chasse de la bécassine,
LE PLUVIER. 133
horrible mutilation, il continua de fumer : son sang-froid
me rassura; il en fut quitte pour perdre le hors-d'ceuvre
de la main, le petit doigt; il n'est très-embarrassé que
lorsqu'il lui prend envie de se gratter l'oreille (1).
ll est bien que vous portiez en chasse la classique fiole
de cognac; mais ne précipitez pas trop vos libations. Vous
n'étes pourvus de cet élixir de longue vie que pour main-
tenir chez vous cette tension morale qui doit suppléer à la
force des jarrets qui faiblit; en abuser, c'est courir soi-
même un grand danger, que l’on ne fait que trop souvent
partager aux autres.
Au déjeuner, soyez réservés; car si vous avez été heu-
reux en chasse, vous êtes fort à craindre : le bonheur pré-
dispose à beaucoup boire. Dans tous les cas, avant de vous
asseoir en Turc, ou à la romaine, sur l'immense nappe
verte de la nature, faites disparaître les capsules de vos
armes, et alors livrez-vous, si c’est votre bon plaisir, à vos
bruyantes bacchanales, et hurlez avec Pillet :
« Cet univers, oh! c’est bien beau,
« Mais pourquoi dans ce bel ouvrage ‘
« Le Seigneur a-t-il mis tant d’eau?
« Le vin me plairait davantage.
« Versez donc, mes amis, versez,
« Je n’en puis jamais boire assez.
« Sil n’a pas fait un élément
« De cette liqueur rubiconde,
« Le Seigneur s’est montré prudent ;
« Nous eussions desséché le monde.
« Versez donc, mes amis, versez,
« Je n’en puis jamais boire assez, »
(4) Delhumeau jeune. Depuis la publication de cet article, MM. Goupillaud et
Delhumeau ont cessé de vivre. Ils reposent tous les deux dans le sein de saint
Hubert,
134 1845
J'ai bien encore des choses à vous dire, monsieur Pédi-
teur, sur la chasse en action: mais j'ai tout aussi peur d'en-
nuyer ceux qui ne sont pas chasseurs, que de rendre un peu
trop soporeuses des colonnes que vous avez eu l'impru-
dence et la bonté de m'ouvrir. Je finis donc en vous priant
d'agréer les salutations sincères de voire ami et correspon-
dant trop indigne :
Gicces Goo.
LA BÉCASSINE
(EN ESPAGNOL, GALLINETA CIEGA, AGACHONA)
« Adieu, chantres charmants qui peuplez nos feuillages,
« Adieu, je vois venir la saison des orages,
« Sur Vaile du zéphir vous fuyez les hiver»,
« Et suivez le printemps autuur de l'univers.»
(L. Armé MARTIN.)
Le Pluvier, auquel, comme oiseau de passage, on peut
adresser ces vers, n'étant que le prologue de la Bécassine,
ainsi que la Régence fut celui du règne de Louis XV, que
dirait-on de moi si je m'en tenais à la préface? Pardonnez
donc, chers lecteurs, aux grincements de ma plume, et je
vais vous énarrer à ma manière, l'historique de l'espadon
des échassiers.
« Selon Cratés, le souverain bien c'est unc heureuse na-
« vigation; selon Archytas, c'est le gain d'une bataille ;
LA BÉCASSINE. 135
«selon Chrysippe, c'est bâtir un superbe édifice ; selon Ép:-
«cure, c’est la volupté; selon Palémon, c’est l'éloquence;
«selon Hérachte, c'est la fortune: selon Simonides, c'est
«l'amitié; selon Euripide, c'est l'amour d'une belle
«femme; » selon bien d'autres, c'est le jeu; mais selon
moi, c'est la chasse. Les plaisirs qu'on y goúte sont moins
trompeurs, sans orages, sans cuissons, et durent plus long-
temps. De tous les autres goûts, je m'incline à celui d'Eu-
rpide : car la femme... ah! c'est bien la plus belle créa-
ture... après la bécassine!...
La chasse du pluvier s'est faite cette année sans que le
sporting club (le club des chasseurs) ait eu á regretter le
moindre accident; et si mes lecons y ont pu contribuer en
quelque chose, je suis pleinement vengé de certains cri-
tiques qui ne connaissent pas l'utilité de mes plaisanteries,
eux qui ne chassent qu’à domicile et devant une table bien
servie, où il n'y a de danger positif que celui qui menace
leurs estomacs rèbelles et souvent délabrés. Houssaye a
dit: « Quand les hirondelles s’en vont chercher des climats
«meilleurs, quand les fleurs répandent leur dernier par-
« fum, quand les feuilles jaunies parsément le sentier dé-
«sert, la bécassine envahit nos contrées. » Ah!... c'est
cette époque que nous attendons avec amour !... L'au-
tomne, qu'a chanté avec une si douce mélancolie le plus
tendre de nos poëtes, Millevoye,
« De la dépouille de nos bois,
« L'automne avait jonché la terre, etc., etc. »
c'est le printemps pour les chasseurs; il n'est que l’avant-
propos de l'hiver, c'est-à-dire le précurseur de nos plus
pures jouissances boréales que le givre ne saurait refroidir.
La bécassine (scolopaz gallinago, L.) appartient, comme
136 1845
l'habitant des Landes, à l'ordre des échassiers, genre des
térétirostres : elle n’a pas ici comme en Europe un vol à
triple croche ; elle ne fait pas la pointue (quoiqu'elle y ait
des droits) et file en ligne. Elle s'effraye moins aux ap-
proches de l’homme, elle est plus sociable, et nous savons
profiter à merveille de son manque d'ouie, qui n'est pas, à
beaucoup près, aussi fine que son bec. La vallée de México
paraît être pour elle un séjour de prédilection; le terrain
y étant en général fort humide, elle y trouve en abondance
les vers dont elle se nourrit. Son vol est très-rapide, mais
elle nous prévient de son départ en nous jetant galamment
un baiser (son cri en est une imitation presque parfaite).
Nous pourrions très-bien lui appliquer ce que Virgile fait
dire à Damétas de sa coquette Galatée :
« Malo me Galatea petit, lasciva puella ;
« Et fugit ad salices, et se cupit ante videri. »
Nous autres chasseurs qui, sans nous flatter, sommes
très-loin d'être aussi bêtes que Damétas, nous tardons peu
à répondre aux agaceries de la bécassine : notre coup suit
de près l'appel qu’elle fait à notre tendresse, et bientôt elle
est à nous, si nous avons tiré juste; car, dans ce dernier
cas, notre amour donne la mort.
Parfois la bécassine, effrayée de nos poursuites trop pres-
santes, pique presque verticalement, et semble chercher un
refuge dans les plus hautes régions de l'air; mais vous la
revoyez bientôt se précipiter vers la terre avec toute la vi-
tesse d’un aérolithe : ses ailes sont pliées, elle a le bectendu,
et se tuerait infailliblement, si à un pied du sol elle ne dé-
ployait pas subitement ses ailes et n’en frappait fortement
Pair, sur lequel elle fait uné espèce de bond : celte précau-
tion a pour elle les heureux résultats d'un véritable para-
chute. Ce charmant oiseau se trouve, du reste, extrêmement
favorisé par sa conformation pour tous ces petits tours de
LA BÉCASSINE. 137
force ; ses membres appuient sur une double clavicule et sur
un sternum large, portant une crête en forme de navire. La
bécassine a la poitrine mieux bombée que ne l'est, par son
corset, celle d’un officier prussien en grand uniforme; aussi
le poids des chairs et celui des pattes est tel, qu'elle est par-
faitement lestée sous les ailes; et, quand elle descend avec
cette rapidité prodigieuse que nous lui connaissons, elle
fait avec sa petite queue en éventail et son long bec, un
équilibre qui la sauve dans ses foudroyantes évolutions.
J'ai dit plus haut que la bécassine se rencontre à milliers
dans les environs de México; et, comme je suis éloigné
d'être égoïste, j'indiquerai les parages qu'elle fréquente
habituellement. Vers le milieu de septembre et dans le mois
d'octobre, on devra la chercher aux alentours de San Cos-
me et d' Alzapotzalco , près des haciendas de la Spitia, Ca-
marones, Claveria, et dans les champs noyés qui bordent
Vallée de la Verónica. La bécassine, à son arrivée, a le bec
encore très-tendre, et ce n'est que dans les terres aux-
quelles on a déjà donné le premier labour et que les eaux
ont envahies, qu’elle peut chercher sa nourriture. En no-
vembre, décembre, janvier, etc., elle se tient dans les prai-
ries qui avoisinent le joli canal qui conduit à Chalco, et de
préférence dans celles qui s'étendent depuis Mericalcingo
jusqu’à Irtapalapam. C'est là que le chasseur deviendra
fou de bécassines ; mais, comme le système des compensa-
tions de M. Azais doit prédominer partout, c'est aussi là
qu'il pourra se noyer, disparaître au milieu des terrains
mouvants, ou bien encore mourir comme Eurydice. Vous
êtes généralement trop classiques, joyeux enfants de saint
Hubert, pour vous blesser de quelques citations : je lais-
serai donc parler Virgile de la mort de Madame Orphée :
c’est peut-être celle qui vous est réservée, si vous vous
aventurez dans ces vastes marais, sans de fortes bottes et
un flacon d'alcali.
138 _ 1845
« Nla quidem, dum te fugeret per flumina preceps
a Immanem ante pedes hydrum moritura puella
« Servantem ripas alta non vidit in herba.»
« Eurydioe fuyait, hélas ! et ne vit pas
u Un serpent que les fleurs recélaient sous ses pas. »
(Traduction libre, et qui n'est pas de moi.)
A Pépoque dont nous parle Virgile, les maris aimaient
beaucoup leurs femmes et vzce versa. Aussi Orphée, qui
connaissait le chemin des enfers, qu'on ne retrouve plus
aujourd'hui, en entreprit le voyage en troubadour, la lyre à
la main, pour redemander à Pluton sa moitié (1). De nos
jours, c’est un dévouement sur lequel l’un et l’autre sexe
doivent très-peu compter : voilà pourquoi je vous recom
mande plus que jamais de chausser de grandes bottes et
de vous munir , s’il le faut, d'une bouteille à champagne
bien pleine d'alcali.
Les prairies de Mexicalcingo, et les chinampas où jar-
dins flottants de M. de Humboldt, qui n’ont jamais flotté
que dans son imagination, sont, en quelques endroits, hor-
riblement peuplés de serpents à sonnettes au crotales, nom
que leur donnent les erpétologistes (crotalus horridus),
parce que ce reptile imite, par le bruissement des anneaux
de sa queue, le tapage sacré que faisaient avec leurs casta-
gnettes les prêtres de Cybèle. Vous reconnaítrez ce serpent
à sa démarche lente; il est d’un jaune sale, que salissent
(4) Cette idée tont à fait excentrique du tendre Orphée me rappelle l'epi-
gramme de J.-B. Rousseau :
a Quand pour ravoir son épouse Eurydice,
« Le bon Orphée alla jusqu'aux enfers,
« L'étonnement d'un si rare caprice
« En fit cesser tous les tourments divers.
« On admira, bien plus que ses concerts,
« D'un tel amour la bizarre saillie:
e Et Pluton même, embarrassé du choix,
« La Jui rendit pour prix de sa folie,
« Puis la retint en faveur de sa voix. »
LA BÉCASSINE. 139
encore des losanges d’un noir plus sale et peu foncé ; sa
tête a Pexacte forme d'un cœur (similitude aussi répu-
gnante qu'elle est vraie!... car que de cœurs dont les mor-
sures sont pour nous tout aussi dangereuses que celles du
erotale?...). Marchez donc avec prudence et précaution
dans ces prairies et ces chinampas, où les Euménides ,
assez mal peignées du reste, ont sans doute débrouillé leur
sifflante chevelure, et où vous pourriez bien vous y faire
mordre.
Si, malgré mes recommandations, vous vous trouviez
sans alcah , et que vous fussiez mordu, débridez bien d’a-
bord la plaie, pressez-la ensuite fortement, semez de la
poudre sur la blessure, et faites-vous partiellement sauter :
c'est une manière de cautériser comme une autre. Le ser-
pent à sonnettes est, du reste, le seul être venimeux qui fré-
quente les endroits que je viens de vous signaler; vous n'y
trouverez jamais, par exemple, de tarentule, dont le venin
est tellement actif et pénétrant que, vous l’écrasant, il
ferait tomber la semelle de vos bottes (si elles n'étaient
pas solidement ferrées) tout comme il détache, au dire des
indigènes, le sabot des chevaux qui ont eu le malheur de
la fuuler (1).
Quoique la nature semble avoir appliqué l'électricité au
vol de la bécassine, tant il est rapide, le tir en est facile ici.
Règle générale : visez peu, ou ne visez pas, mais, par un
mouvement prompt, portez votre fusil à la hauteur de la
direction que suit l'oiseau, tombez bien en ligne et tirez :
il est à vous, j'y ai presque toujours réussi, Le grand mé-
rite de cette chasse, c'est de ne pas plus s’émouvoir au dé-
part du gibier qu’à l'aspect d'une tortue, voire même d'un
chameau.
J'explique la présence des serpents à sonnettes dans les
chinampas, par l'utilité prétendue de la poudre sudorifique
(1) Canard adhis par le vulgaire, à México.
140 1845
qu'on en retire. Les Indiens ont la mission d'assortir les
pharmaciens de ce reptile prétendu médicinal (ils ne Pa-
chètent qu'en vie), et pour s'épargner, sans doute, des
courses trop péniblesettrop fréquentes jusqu'aux montagnes
d'Iziapalapam où il abonde, ils l'ont importé dans quel-
ques chinampas, que dès lors ils ont cessé de cultiver, et
qui pour eux sont devenues de véritables parcs-aur-cer fs de
crotales de toutes les grosseurs. Là, ces froids ophidiens
s’alimentent facilement de mulots, de lézards et de gre-
nouilles ; et, lorsque les indigènes se trouvent en besoin
d'argent, ils font un choix de serpents avec la même faci-
lité que le font nos pêcheurs, des anguilles qu’ils conservent
dans les bateaux-tamis situés sur les bords de la Loire.
Mais laissons lá ces horribles animaux vertébrés à sang
froid, et revenons à celui qui en a un plus chaud, et qu'une
digression un peu trop longue m'a fait perdre de vue. Lors-
que nous chassons la bécassine, presque tous les coups que
nous tirons sont à hauteur d'homme, et c'est alors qu'il
faut redoubler de prudence. Les malheurs sont fréquents
à cette chasse, et s’il est vrai qu'on n’y emploie que les
numéros 6 ou 10, et que le eorps de l’homme soit, comme
le dos du lièvre (on ne dit plus le cul), un sac à plomb,
toujours est-il que quelques grains de ce métal homicide,
aussi petits qu'ils soient, suffisent à briser l'organe qui nous
est le plus précieux, et que l’on nomme à juste titre le mz-
roir du cœur.
La chasse de la bécassine est la plus amusante, parce
qu'elle est semée d'épisodes de poules d'eau, de canards,
de hérons, de mouettes et autres oiseaux aquatiques, dont
les cris perçants ont quelque chose de lugubre, comme les
climats glacés d'où ils nous viennent : aussi Buffon les a-t-il
admirablement décrits, de sa magique voix, dans les quel-
ques lignes que je prends plaisir à vous citer : « Cette voix,
« toute composée de tons rauques, de cris et de clameurs,
LA BÉCASSINE. 144
«n’a rien de ces accents flexibles et moelleux, ni de cette
« douce mélodie dont nos oiseaux champêtres animent nos
«bocages en célébrant le printemps et l'amour, comme si
« l'élément redoutable où règnent les tempêtes eût à jamais
« écarté ces charmants oiseaux dont le chant paisible ne se
« fait entendre qu'aux beaux jours et dans les nuits tran-
« quilles, et que la mer n'eút laissé à ces habitants ailés
« que les sons grossiers et sauvages qui percent à travers
« le bruit des orages, et par lesquels ils se réclament dans
« le tumulte des vents et le fracas des vagues. »
Quelle majesté!... quelle musique de style!... Ne croi-
rait-on pas entendre, tantót la puissante basse-taille de
Tomassi, tantót les accents si bien modulés qui s'échappent
de la bouche divine de la Borghése, unis aux charmes in-
dicibles de la voix de Perozzi (1)? Tout était en harmonie
lorsque Buffon burinait ces sublimes tableaux; il s'habillait
préalablement comme pour aller à la cour. Le style, a-t-il
dit, c'est l’homme; il aurait bien pu dire aussi, c'est la
manière de s'habiller : vous connaissez la mienne, 6 pa-
tients lecteurs!... La plupart du temps, lorsque je vous
écris, je suis en manches de chemise; pourquoi vous of-
fenser si parfois je suis un peu décolleté? (2)
Vous ayant démontré comme on tue la bécassine, il est
aussi de mon devoir de vous enseigner la manière de vous
en servir. Ces secrets culinaires, auxquels je vais vous ini-
tier, m'ont été révélés par le chasseur-écrivain de plus d'es-
prit, par l’inimitable Elzéar Blaze, et par 1 Almanach des
Gourmands, publié à Paris, en l’an de grâce 1806.
« Les chasseurs gastronomes (dit Elzéar), et ils sont en
« majorité, nous sauront gré de leur donner la recette du
(4) Chanteurs célèbres de l’Opéra, à cette époque, à México.
(2) Je dois cette satisfaction à la vertu d'un de mes lecteurs, qui, m’a-t-on dit,
s’est effarouchée du ton chaud qui règne dans mon article sur le Pluvier. Ah!
qu'on est heureux, dans ce siècle, d'avoir encore vu naître Paurorel...
142 1845
« salmis des Bernardins : elle peut e'appliquer à toute es-
« pèce de gibier. Ces bons prêtres ne dédaignaient aucune
«science; en ce temps-là, c'était dans les cloîtres qu'on
«trouvait les hommes du mouvement... des mâchoires.
« Méthode des Bernardins : On prend quatre bécassines
«rôties à la broche, mais peu cuites; on les divise selon
« les règles de l’art, ensuite on coupe en deux les ailes, les
« cuisses, l’estomac et le croupion; on range à mesure ces
« MOrCeaux sur une assiette.
« Dans le plat sur lequel on fait la dissection, et qui doit
« être d'argent, on écrase les foies et les déjections de l’oi-
« seau, et l'on exprime le jus de quatre citrons bien en
« chair, et les zestes coupés très-minces d’un seul. On dressé
« ensuite sur ce plat les membres découpés qu’on avait mis
«à part; on les assaisonne avec quelques pincées de. sel
«blanc et de poudre d'épices fines, deux cuillerées de
« l'excellente moutarde de Maille et Acloque ou de Bordin,
«et un demi-verre de très-bon vin blanc, On met ensuite
« le plat sur un réchaud à l’esprit-de-vin, et Pon remue
« pour que chaque morceau se pénètre de l’assaisonnement
«et qu'aucun ne s'attache.
«On a grand soin d'empêcher le ragoût de bouillir ;
« mais lorsqu'il approche de ce degré de chaleur, on l’ar-
» rose de quelques filets d'excellente huile vierge. On di-
« minue le feu et l’on continue de remuer pendant quelques
«instants. Ensuite on descend le plat, et l’on sert de suite
«et à la ronde, sans cérémonie, ce salmis devant être
« mangé très-chaud,
« 11 est essentiel de se servir de sa fourchette en cette
a occasion, dans la crainte de se dévorer les doigts, S'ils
«avaient touché à la sauce. »
Je commence à comprendre, monsieur l'éditeur, que la
bécassine m'a fait beaucoup trop divaguer, et que mon ar-
ticle a, je crois, dépassé les dimensions grotesques du bec
TREMBLEMENTS DE TERRE. 143
de l'oiseau lungirastre qui m'occupe : je m'empresse donc
de vous saluer, comme votre bien sincère ami et malen-
contreux correspondant,
GILLES G0Go.
Correspondance.
A MONSIEUR L'AUTEUR DES DOUZE RÉFLEXIONS
SUR LES TREMBLEMENTS DE TERRE.
Réponse à la réponse que fit à ma réponse votre réponse.
« D'où vient, cher Le Vayer, que l’homme le moins sage,
« Croit toujours seul avoir la sagesse en partage
« Et qu'il n'est point de fou qui par belles raisons
« Ne loge son voisin aux petites maisons ? »
(Les Folies humaines.)
JUEGO QUE TIENE DESQUITE, NO HAY QUIÉN SE PIQUE.
J'ai bien lieu de croire, monsieur, que vos plaisanteries
jouissent entièrement des mêmes propriétés que nos verbes
circonflexes en français, dont l’action rejaillit sur le sujet;
et je crains de les voir refluer chez vous, tout aussitôt que
j'aurai pu vous citer, à l’appui de mes enfoncements, des
autorités d’un plus grand poids pour vous que M. Édouard
de Monglave, qui paraît, conjointement avec Gogo, prêter
motif à vos hilarités.
Si vous avez de vos lumières une idée assez avantageuse,
moi, je me crois un Béotien, universellement bête : ceux
- qui me liront sont incapables de me démentir sur l'heureuse
Opinion que j'ai de moi; mais, en dépit du bon sens, igno-
rant tout, et ne m'en rapportant uniquement qu’à ce qu'ont
dit bien d'autres, je vais m'eflorcer de vous répondre.
Je suis très-éloigné maintenant de vouloir imiter le style
de sainete, dans lequel votre réponse est conçue; j'ai des
plaisanteries pour toutes les vôtres, n’en doutez pas, peut-
144 1845
être même porteraient-elles moins à faux ; mais les railleries
ne sont pas des convictions, et ce langage est bien peu
propre à fixer celles d'un public éclairé qui prend la peine
de nous lire.
Vous avez fait parler d'une manière très-doctorale, en
vérité, certaine dame Mónica, de défunte mémotre, espèce
de sibylle de mauvais ton, bouc émissaire du Zurriago,
journal mort-né (1) ; fort heureusement que cette feuille est
rentrée dans le cercle des nombreuses productions dont
Hippocrate, dans ses aphorismes, oublia jadis de formuler
la lecture pour les cas d’insomnie.
Moi, je vais invoquer, non le lugubre soufflement du plus
ignoble des nyctériens, d’une chouette comme madame Mó-
nica, mais bien le brillant langage de l'illustre Voltaire, de
ce grand chourineur de la littérature, celui des Charles
Lacretelle, Buret de Longchamps, Buffon, Lyell, etc.
Je concois que cette épithète de géophage (fort impropre,
du reste, puisque j'accuse la terre de nous avaler), que vous
avez la bonté de m'appliquer, avait quelques attraits; c'est
un mot quasi-nouveau et qui ne manque pas de pittoresque ;
mais aujourd'hui, ce n’est plus Gilles Gogo que vous avez
à classer parmi les géophages, ce sont toutes ces illustra-
tions dont je viens d’avoir l’honneur de proférer les noms.
Libre à vous, après les preuves que j'aurai fournies, de
dire toujours, «no busques más razones, etc. a Pues que la
« deuda se aumenta, etc. « vaya que se ven impresas, etc.
« tráguesela enhorabuena, etc. «entre México y Lisboa, etc.
« viste el melon, etc. a no trates de ocultar, etc. «lo dije en
« cuanto te vs, etc., et autres gracieusetés du même genre;
elles n'ont aucune force probante dans une discussion.
Voici ce que je lis dans l’histoire de France, pendant le
(4) Que publia jadis l’auteur des 12 réflexions, et qui était à dormir debout.
1 ne dura qu'un mois ou deux.
TREMBLEMENTS DE TERRE. : 145
dix-huitième siècle, par Charles Lacretelle (édit. de Paris,
1830, 6 vol. in-8°, tom. 3, p. 219) :
« On eût dit que la nature voulait effrayer, par des
« signes terribles, les nations qui couraient aux armes, et
« qui allaient s'égorger sans passion, sans but et sans
« gloire. La fin de l'année 1755 fut remarquable par une
« suite de phénomènes désastreux. La terre paraissait
« ébranlée dans ses fondements. Les côtes maritimes de
« l'Espagne et celles de l’ Afrique éprouvaient des secousses
« presque continuelles. La mer sortait de son lit près de
: Cadix, et menacait la Hollande. Les villes de Maroc, de
« Fez et de Mequinez furent détruites en partie, ainsi que
« la petite ville de Sefuval en Espagne; mais le plus affreux
« désastre fut celui de Lisbonne. Vingt mille habitants y
« périrent sous les ruines de leur ville : ici les palais étaient
« embrasés, et lá ils étaient détruits par les eaux; des bri-
« gands se livraient au meurtre et à la rapine au milieu des
« décombres. Le Rot lui-même errait dans la campagne
« au milieu de Sa famille et de ses sujets désolés, etc. »
Dans les Fastes universels de Buret de Longchamps (édit.
de Bruxelles 1825, 13 vol. in-8*avec atlas, tom. 8, p. 104),
on trouve à la date de 1755 ce qui suit :
« Tremblement de terre qui renverse la ville de Lisbonne,
« coûté la vie à 30000 personnes, et s'étend sur une
« grande partie du Portugal et méme en Espagne : la terre
« s'ouvre auprès de Maroc et engloutit une peuplade entière
« d'Arabes; les villes de Fez et de Meguine: sont aussi
« maltraitées que Lisbonne. »
Écoutez maintenant M. de Voltaire, contemporain de ces
affreux événements (Voy. ses OEuvres, édit. de Paris,
Furne, 1837, 13 vol. grand in- 8°, tom. 2, p. 763); il écrit
à M. Palissot :
« Onne sait que trop à Genève le désastre de Lisbonne;
« tout est englouti ou embrasé, vingt villes ont péri; Cadix
10
146 1845
«- a été quelques moments submergé par la mer; la petite
« ville de Conil, à quelques lieues de Cadix, détruite de
« fond en comble. C'est lejugement dernier pour ce pays-
« là; Y n'a manqué que la trompette. »
Du même, même volume, même page :
À monsieur le comte d'Argental: — « Il faut que les
« gens aient le cœur bien dur pour s'occuper de ces baga-
« telles (le poéme de la Pucelle) pendant qu’une partie du
« continent est abimée, et que nous sommes à la veille du
« jugement dernier. »
Du même, même volume, page 767.
A monsieur Vernes, pasteur de l’église de Genève :
« On dit que vous avez prononcé un discours admirable
« sur le malheur de Lisbonne, et qu’on ne voudrait pas
« que cette ville eût été sauvée, tant votre discours a paru
« beau. Vous avez encore Mequinez et quelques cent mille
« Arabes, qui ont été engloutis sous la terre, cela peut ser-
« vir merveilleusement votre éloquence chrétienne, d'au-
« tant plus que ces pauvres diables étaient des infidèles. »
Vous ignorez, ou vous n'ignorez pas, monsieur, que Vol-
taire écrivit, à l’époque du tremblement deterre de Lisbonne,
an poéme qu’il intitule Poëme sur le désastre de Lisbonne,
et pour varier une narration qui ne m'appartient pas, et
contre laquelle vous ferez, si vous le voulez, parler Doña
Mónica, je citerai de ce poème quelques fragments sublimes :
« O malheureux mortels! à terre déplorable!
« O de tous les mortels assemblage effroyable !
« D'inutiles douleurs éternel entretien!
« Philosophes trompés qui criez : « Tout est bien!
« Accourez, contemplez ces ruines affreuses,
« Ces débris, ces lambeaux, ees cendres malheureuses,
« Ces femmes, ces enfants l’un sur l’autre entassés,
« Sous ces marbres rompus ces membres dispersés ;
« Cent mille infortunés que la terre dévore,
« Qui sanglants, déchirés et palpitanis encore,
TREMBLEMENTS DE TERRE. 147
« Entorrés sous leurs toits, terminent sans. secours
«. Dans l'horreur des tourments leurs lamentables jours!
« Aux cris demi-farmés de leurs voix expirantes,
« An spectacle effrayant de leurs cendres fumantes, etc. »
Plus, loin il dit :
- « Lisbonne, qui n'est plus, eut-elle plus de vices
« Que Londres, que Paris, plongés dans les délices?
« Lisbonne est abimée et l'on danse à Paris!
« Tranquilles spectateurs, intrépides esprita, etc., etc.
O ciel, ayez pitié de l'humaine misère!
« Tout est lien, dites-vous, et tout est nécessarre.
« Quoi! Punivers entier, sans ce gouffre infernal,
« Sans engloutir Lisbonne, eût-il été plus mal? n
Si vous déclarez aussi que Voltaire est un ignorant, un
géophage, je vous conterai, pour vous répondre, une pe-
tite histoire : ,
« Un médecin, plus connu par son imagination impé-
« tueuse que par sa pratique, en écrivant contre le célèbre
e Linneus, qui range dans la même classe l'hippopotame,
ele porc et le cheval, s'écriait dans son indignation :
« Cheval toi-méme! » Je l’interrompis (ce n'est pas moi
« qui parle, c'est un autre géophage) lorsqu'il lisait cette
« phrase, et je lui dis : « Vous m'avouerez que si monsieur
« Linnœus est un cheval, c'est Lien le premier des
e Chevauz. »
Comme vous pourriez me supposer de connivence avec
MM. de Voltaire, Lacretelle, Buret de Longchamps et
Buflon, por razones de paisanaje; en vertu de l'entente cor-
diale, je vais demander l'appui d'une autorité anglaise fort
respectable, M. Charles Lyell (dans son ouvrage des Prin-
ciples of geology, édit. de Londres, 1840, 3 vol. in-12,
tom. 2, p. 364); voici ce qu'il dit (permettez-moi de
citer le texte anglais, je vous en donnerai après, bien ou
mal, la traduction, car je suis.un peu -géophage en anglais) :
148 - 1845
« Lisbon 4755. — In no part of the volcanic region of
southern Europe has so tremendous an earthquake occur-
red in modern times as that wich began on the first of no-
vember 1755, at Lisbon. A sound of thunder was heard
underground, and immediately afterwards a violent
shock threw down the greater part of the city. In the
course of about six minutes, sixty thousand persons
perished. »
« Lisbonne, 1755. — Dans aucune partie de la région
volcanique du midi de l’Europe, il n’y a eu de tremble-
ment de terre, dans les temps modernes, aussi épouvan-
table que celui qui commença ou fut senti le 1* no-
vembre 1755 à Lisbonne. Un bruit souterrain de
tonnerre se fit entendre, et immédiatement après, un
violent choc renversa la plus grande partie de cette ville.
Dans l’espace d'à peu près six minutes, soixante mille
personnes périrent. » |
Toujours du même volume, page 365 :
« Subsidence of the quay. — The most extraordinary
circunstance wich occurred at Lisbon during the cata-
strophe was the subsidence of a new guay, built entirely
of marble at an immence expence. À great concourse of
people had collected there for safety, as a spot where they
might be beyond the reach of falling ruins; but, sud-
denly, the guay sank down with all the people on it, and
not one of dead bodies ever flvated to the surface. À great
number of boats and small vessels anchored near it, all
full of people, were swallowed up, as in a wirlpool (1). »
Enfoncement du quai. — «La circonstance la plus ex-
(1) Rev. C. Davy's letters, vol. 2, letter 2, p. 12, who was at the time,
and ascertained that the boats and vessels saíd tho have been swallowed
were missing.
Voy. lettres de C. Davy, vol. 2, lettre 2, p. 12, qui se trouvait à Lisboane à
cette époque et qui assure que les bateaux et les navires qni avaient été englou-
Lis, au dire de tous, ne reparurent plus, t
TREMBLEMENTS DE TERRE. 149
« traordinaire qui s'offrit à Lisbonne durant la catastrophe
« fut Penfoncement du quai, entièrement construit en
« marbre, à d'immenses frais. Un grand concours de peuple
« 8 y était rassemblé pour sa sûreté, comme sur un lieu à
« l’abri des atteintes de la chute des ruines; mais, sou-
« dainement, le quai s'engloutit avec tout le peuple qui
« était dessus, et pas un des cadavres ne revint jamais
« flotter à la surface. Un grand nombre de bateaux et de
« petits navires ancrés près du quai, tout couvert de peuple,
« furent abîmés comme dans un gouffre. »
Passons maintenant aux grands enfoncements avec M. de
Buffon, l’éloquent marquis de Montbar. (Sauf votre per-
mission, si vous voulez vous convaincre de son éloquence,
lisez son histoire du chameau, c'est une de ses plus belles
pages. Voy. ses œuvres, édit. de Lecointe, 1830, 80 vol.
in-18, tom. 5, p. 14, où il traite de la théorie de la terre.)
« Il y a eu dernièrement (oct. 1746) à Lima, un trem-
« blement de terre dont les effets ont été terribles ; la ville
« de Lima et le port du Callao ont été presque entièrement
« abimés, etc... Sa secousse a duré quinze minutes. »
Même ouvrage, même volume, pag. 15:
« Si l’on consulte les historiens et les voyageurs, on y
« trouvera des relations de plusieurs tremblements de terre
« et d'éruptions de volcans, dont les effets ont été aussi
« terribles que ceux que nous venons de rapporter. Posi-
« donius, cité par Strabon dans son premier livre, rapporte
« qu'il y avait une ville en Phénicie, située auprès de Si-
« don, qui fut engloutie par un tremblement de terre, et
« avec elle le territoire voisin et les deux tiers de la ville
« de Sidon, eta » — (Quelle avaloire que celle de M. de
Buffon !!...)
Même ouvrage, même volume, page 16. — Enfonce-
ment avec récidive !
« Du temps de Trajan, la ville d’Antioche et unc grande
180 1345
« partie du pays adjacent furent abîmés par un tremble-
« ment de terre; et du temps de Jastinten, en 328, cette
« Ville fot une seconde fois détruite par la même cause,
« avec plus de 40000 de ses habitants ; et soixante ans
« après, ele essuya un troisième trembiement avec perte
a de 60000 de ses habitants. » — (Ah! c'est trop fort,
monsieur de Buffon! manger trois fois du même plat ! #1 le
gourmand de géophage!)
. Gette sercière de Mónica, au lieu de médire de mui, au-
rait bien dû vous révéler platôt tous ces pelits accidents de
terrain que je viens d'énarrer.
Vous voyez cependant, monsieur, que ce ne sont pas des
fatras géographiques qui me fourmissent les preuves d'en-
foncements que je vous donne. La science de la péographis
est, dit-on, la science des ânes, «et, bien que je m'y truuve
des droits justement acquis, j'en use sobrement.
Maintenant que vous m'avez convié à manger dela terre,
et que je me présente en aussi bonne vompagme que celle
de MM. Lacretelle, Voltaire, Burot de Longohamps, Buffon
et Lyell, vous nous devez au mos, comme notre amphi-
tryon, le bon exemple; car «ce n'est pas un mets fort aga-
gant que celal que vous nous proposes.
Malgré votre uimable irvitation, j'aime nreux, pletót
que de vous satisfaire, terminer cet urticle ; A est véritable-
ment trop tong, et 'si lourd peut-être qu'il pourrait enfoncer
le terrain du journal : ce seraït un nouveau cataciysme que
toujours aurait à se reprocher celai qui sans ranoune se dit
votre serviteur :
GILLES GOGo.
1347
LOS CHIRLOS.
TRAICION DA CAPO DEL BELLISIMO, FRAGILISIMO Y
VERSATILISIMO BELLO SEXO.
«a Fiunt absentes tibi Galla como...»
(Mertial, lib. IX.)
¡ Por vida de Mr. Montauriol ! ¿qué chzrlos son esos?....
¿asi favoreceis la invasion, oh mujeres ingratotas?..... En
señal de luto debíais cortaros el pelo, y os ayankais ya por
los bucles; no veis, incautas, que por vuestro enroscado
peinado dais á conocer al mundo entero, y con particula-
ridad à D. Winfield Scott, vuestros parricí, amanticí y
quizá maridicidos proyectos, ¿Qué patriotismo es ese?.....
¿A qué viene fabricar hilas para los hospitales de sangre,
si desgarrais las heridas de nuestros valientes con vuestros
infames tirebouchons, que son los más poderosos incenti-
vos que presentar podeis á la alcoholada amabilidad del
anglo-devorador-sajon ?..... (1)
Tales son las reflexiones que me inspiró un baile de
rumbo á que asistí hace poco. Aunque en mi tiempo fuí
un Céfiro, hoy me encuentro en una edad media, en que el
hombre á brincos se despide de ella; y tengo por costun-
bre, cuando me convidan á una diversion, de sentarme en
un rincon á modo de observador, para formar juicio sobre
el desolador progreso de las modas que todo lo echa á
perder. Lo primero que noté, fué que el arquitecto de.la
casa no se habia consultado con madama Virginia, tocante
á la anchura de las puertas de la sala. Mongolfieres pare-
cian las señoras, que eran más género que otra cosa : los
túnicos por poquito eran de cola, y de debajo de ese infla-
do edificio, no se discernia la punta siquiera de uno de esos
(1) A esta época, ya los americanos, al mando del general Scott, habian inva-
dido 4 Veracruz.
154 1847
piececitos que aun envidiaria la China, y que hacen casi
llorar á moco tendido ciertas bellezas que por lo esforzado
de sus extremidades, se asemejan en algo á las aves palmi-
pedas. Pero, ¡cuál fué mi asombro, cuál mi dolor, cuál,
diré más, la ira mia, al ver que las caras eran todo pelo,
como los cuerpos todo ropa! Un bosque frondosisimo de
tirabuzones envolvia los adorables mino+s de cuantas se pre-
sentaban; y á presencia de tantas yanko-mexicanas de capo,
como dije antes, me ocurrió que de parte del bello sexo ha-
bia traicion ya, y confabulacion anticipada con nuestros
mugrientisimos invasores.
En un océano de pelo se veian las más caritas anegadas
y algunas de ellas me recordaron la pregunta que hizo una
vez un andaluz en casi igual circunstancia : « ¿déme, niña,
quién te peinó que ie puso mas fea de lo que Dios te
formé Po.»
No era de suponer necesariamente que aquella inmensa,
leonina y general caballera fuese propiedad individual de
tantísimas deidades, que tambien entre ellas era fuerza
que hubiese sus peloncitas : aHí entra lo que dijo Martial
de la señora Galla, que oon molo/es agenos solía realzar su
tocado. Breve me convencí de ello, cuando en medio de
una polka empezaron á desprenderse chzrlos que fué an
gusto. Una se agacha precipitadamente à recojer su infiel
agregado, y se le desata una de las seis enaguas que la
redondean : aquella, al lanzarse sobre uno de esos deser-
tores, deja oir un ruidito, y sin turbarse en lo mas minimo,
le dice à su compañero : « ¿qué quiere usted, señor ? estey
de malas; todo se me cae, todo se me sale. » Deje usted,
señorita, la contesta el galan atufado... es propiedad de
las Silfidas, son les diosas del aire... diga usted que yo
_En medio de esos accidentes siguió el baile, y siguieron
tambien desplumándose esas traidoras palomas, víctimas
LOS CHIRLOS. 155
de la moda, hasta quedar, con el cansancio de las piruetas
y del trasudor consiguiente á ellas, hechas unas verdaderas
ondinas : los rizos insensiblemente perdieron su graciosa
forma, se alargaron, y en breve se aparecieron aquellas be-
llezas como acabaditas de bañar, Lo confesaré, me alegré
al ver el castigo que recibian tantas hermosuras por adop-
tar ii”prudentemente las aborrecidas modas anglo-ameri-
canas.
Créanmelo, adorables mexicanas, vuelvan ustedes á su
traje nacional, no desfiguren ya sus hermosos talles con un
triple recinto de coletas de forro y miriñaques engomados,
eso se queda para los cielos rasos; cójanles de dos à tres
alforzas á sus vestidos con que hoy barren el suelo; pongan
otra vez á descubierto sus piés enanitos, y acúerdense
sobre todo, que Venus jamas gastó bullarengues.
Si les ocasioné muecas con lo que revelé del baile, con-
suélense : asistí á él, es cierto ; pero fué en sueño. — El
enemigo de los chirlos y de todo lo postizo.
1343
159
AL JÓVEN DOCTOR D. MANUEL GALLARDO.
¡¡TBÍBUTO PAGADO AL MÉRITO!!...
Siendo la vida, como dicen todos, el primero de los bie-
nes, el facultativo hábil que nos la conserva, me parece
acreedor á que se le dén públicamente las gracias, princi-
palmente cuando las escasás proporciones de la persona
agradecida, no le han permitido remunerar, más que
muy tenuemente el servicio recibido.
Habrá cosa de veinte y cuatro dias que cayó mi querido
hermano, devorado por un tiphus, cas: oriental, que sin
duda debemos al envenenamiento m:asmático producido
por los innumerables cuerpos de invasores é invadidos, en-
terrados á pelo de tierra, en lugares pantanosos (1). Los
síntomas de la enfermedad eran alarmantes, y mandé lla-
mar al instante à mijóven amigo el doctor D. Manuel Ga-
llardo. No erró en su diagnóstica, y médico ecléctico, sobre
todo ; poco humorista, y ménos confiado en los solos efec-
tos curadores de la naturaleza ; combatió con una atencion
sostenida, en el primer septenario, la inflamacion predo-
minante y el entorpecimiento general que caracterizan al
tiphus. Previendo mi amigo los mortales caprichos del azo-
te con que tenia que luchar, mandó en el octavo dia dis-
poner al enfermo; y seguro ya de la salud del alma, vió
durante el segundo septenario, la enfermedad ceder à sus
hábiles esfuerzos, sin haberse martirizado 4 mi pobre her-
mano.
Si quisiera prolongar este artículo, añadiria mil cosas
sobre las prevenciones que nos hacia mi amigo en cuanto
al prolongado golpe de gente que un interés equivocado
fija habitualmente, sea en la pieza donde yace el doliente,
(1) Despues de la guerra de los americanos,
100 1848
sea en la contigua. «¡ Acuérdense ustedes, nos decia, que
«los más de los enfermos mueren de visitas!» ...
Reciba, pues, mi amigo el señor doctor D. Manuel Ga-
llardo, y públicamente, las mas sinceras espresiones de
gratitud de parte de su verdadero amigo Q. S. M. B. —
Capitan, Pascual Miranda.
UN PASEO A LAS CADENAS EN NOCHE DE LUNA.
Algo picado de romanticismo, y amigo (aun en el ór-
den social) de los astros de poco aparato; me gusta en
extremo la luna, y mucho más los paseos que origina su
brillantez misteriosa. A ellos concurriria más á menudo, si
tuviera à quien acompañar ; pero, como para completar
medio siglo, no me falta ni un geme, me veo por desgra-
cia reducido, en virtud de esta deformidad semi-secular, 4
un statu-quo amoroso, que ni el afamado ministro Guizot,
en política , jamas hubiera podido guardar mejor. De lo
expuesto resulta que, cuando voy á cualquier parte , suelo
distraerme con solo otr, ver y contar.
La vez pasada que me aventuré en las apreturas del úl-
timo paseo de las Cadenas, no cabia, con mucho, en la ban-
queta, la gente que allí pretendia pasearse. Como anchoas
en barril, venian todos apiñados ; y largo tiempo estuve
esperando la coyuntura favorable de entrar en prensa. Por
fortuna ó por desgracia, habiéndose presentado un claro,
me encajé en él 4 modo de tecla de clave; y medio tocando
el suelo, empezé (diz-que) à pasear. Flanqueábame à la
derecha una señora de una obesidad tan portentosa, que
receloso de algun derrumbamiento de esta cuadratura hu-
mana, me hice á un lado, con la conviccion de que, si á
Sísifo, en un tiempo, en lugar de un peñasco, le hubieran
sentenciado á que hiciese rodar 4 una señora de igual vo-
UN PASEO À LAS CADENAS. 161,
lúmen ; en muchos siglos, por más que hubiese pujado,
jamas hubiera logrado mover à una hermosura de tanto
peso.
En el nuevo lugar que llegué á ocupar, me dejé llevar
de la ola, y atendiendo à la conversacion animada de dos
jóvenes que tras de mí venian, muy distintamente oí estas
dulces palabras : «¡Ay! Eulogia, cuán tranquila está la no-
«Che!... Mira esos fresnos, ni una sola de sus hojas se
«atreve á mecer el aliento del céfiro. ¡Qué contraste pre-
«senta la calma que reina en el aire, con las borrascas
« que asaltan 4 mi espiritu!... El mar de fuego que cir-
« cunda mi corazon, obedeciendo 4 la fuerza de atraccion
« del argentado globo que nos alumbra, agolpa en su flujo
« y reflujo, al rededor de mi alma, sus ardientes olas, y
« me siento abrasar. .. ¿Qué importa, para nuestro enlace
«que mis bienes de fortuna no igualen à mi amor?...
« Repetirémos lo que nos enseñó nuestro favorito Lamarti-
«ne, hablando de un poeta enamorado y más que des-
« provisto : »
« Nous allons échouer, tous, au méme rivage.
« Qu'importe au moment du naufrage,
« Sur un vaisseau fameux d'avoir fendu les airs,
a Ou sur une barque légère
« D'avotr, passager solitaire,
« Rasé timidement le rivage des mers? »
(« En una misma playa naufragamos ;
« ¿Qué importa del naufragio en el momento,
« Haber hendido el viento
« En alta nave ó en fugaz barquilla,
« Cual pasajero aislado
a De los mares tan solo haber rozado
«Con timidez la orilla? »)
(Traduccion de Casimiro Collado.)
Acababa apénas de oir esas convincentes razones de tan
. 14
168 1848
furibando romántico, cuándo, por la resaca de gente que
flictuaba , fuí echado al lado de dos hombres pensadores,
cuya plática rodaba sobre las paternales disputas de los Pa-
dres Provinciales de Santo Domingo (1). Uno decia al
otro : «¿No te parece esto, amigo, como cosa del cisma de
¿ Occidente, cuando, allá en el siglo XIV, se dividió la
« Iglesia, y hubo dos Papas á un tiempo, Urbano VI y
¿ Clemente VII?... Yo te lo juro, que si no fuera por el
« suplemento qué hacé dias, nos echó en el Siglo XIX el
«padre Servin , hubiera creido firmemente que, al ménos
«en los claustros, reinabá la paz evangélica mas completa.
« Al contemplar del alto Cielo estas riñas, ¿qué dirá Santo
« Domingo de Guzman, nuestro primer inquisidor general,
+ y él fundador de la órden de los hermanos predicadores
« dominicanos? (2) Tambien hablemos claro, ¿porqué
« nos han de poner los Padres al tanto de los chismes que
«los dividen? ¡Ah! si como antes, fueran ellos nuestros
«jueces (3), y los inquisidores encargados de volvernos
« chicharron (4), santo y bueno ; pero hoy que afortunada-
« mente, ha pasado esa moda de acrisolar 4 los creyentes,
« (que no son salamandras); ¿qué nos importa que gobier-
« ne la provincia el padre Servin, 6 el padre Velasco?. ...
« Sabes tú, ya que hablamos de inquisidores, te diré fran-
«camente que, esa pálabrá de inguisicion me lastima el
« oido, como antes ofendió 4 la razon; y no era malo que
«à un edificio de tan crüeles recuerdos $e le variase el
(1) En este tiempo, los Padres Sebvin y Velaseo, pôr lós papeles públicos, se
disputaban el provincialato, como dos perros un hueso,
(2) Inocencio 111, en 4245, nombró à Domingo de Guzman, primer inquisidor
apostólico general,
(3) En 4402, el 4.+ de febrero, Bonifacio IX encargó à los provinciales domí-
nicos de España, las funciones de inquisidores generales,
(4) 41482. En el curso de este año, se quemaron en Sevilla 2,000 per-
sonas, y se penitenciaron 47,000. El primer auto de fé en México, se celebró
en 1574. .
UN PASEO À LAS CADENAS. 163
« iombre, inscribiendo en la puerta de entrada de aquella
« ex-oficina del Santo Oficio :
CASA DE BENEFICENCIA
ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS (1).
« Tambien era propio, mandar construir en el patio de
€ la casa, tina hermosa fuente, grabando en una de sus co-
« lumnas esos versos de un poeta, á quien horrorizaba la
« inemoria de los autos de fé : »
« L'image du grand Dominique, «
« Brúleur de la gent hérélique,
« Trop longtemps attrista ces lieux,
« À ce terrible saint succède une onde pure.
a C'est prévoyance, il faut à nos neveuz
« Des remédes pour la brúlure. » (Parny.)
(« Harto tiempo la imágen
«Del Gran Domingo, tostador de hereges,
« Llenó esos sitios de mortal tristura :
« Ora reemplaza & tan terrible Santo
« Perenne manantial de agua pura.
« Esta es beneficencia, pues destina
« En él á nuestros nietos, contra el fuego,
« La mejor medicina (2). »)
( Traducción de Casimiro Collado.)
(4) Diez hños despues, se realizó en parte éste desèo; porque hoy $e ve ini-
crito en el frobtispitio de aquel ex-tribunal de torturas; fuegú, despujes y satigre:
BécuxsA DE MEDICINAS
_ (2) Idéntico caso mos presenta la historia de Francia : dejaremos hablar á Du-
laure :
éFräneisoo Miron, prevbste de lof inercaderes, á quien la ciudad de Paris es
«deudora de muchos ornatos y reparaciones útiles, hizo edificar la primera fuente
« que se conoció en la isla de la Cité,
«Esta fuente fué construida precisamente, en el lugar que ocupaba la tasd del
à ÿédre de Jtian Chatel, uno de los asesinos que quiso matar à Enrique JV : di-
«cha fuente se sustituyó á la pirámide elevada para eternizar la odiosa memoria
« del crimen, del asesino y de los jesuitas sus instigadores : pirámide que Enri-
e que IV; por un sentimiento de temor, acababa de mandar demoler,
«Sebré esa fuente, se leia el dístico relativo á este suceso :
a Hic ubi restabant sacri monumenta furoris,
a Eluit infandum Mironis unda scelus,»
164 1848
« Hecha esta reforma que indicaba progreso, me parece
« que le seria muy fácil al Gobierno proporcionarse recur-
«sos para pagar profesores hábiles, que, en esa escuela
« de artes y oficios, trasformasen á una multitud de pobres
« en artesanos útiles y laboriosos. Estoy seguro de que las
« personas de medianas proporciones, los particulares ri-
«cos, y aun quizá los mismos Padres domínicos de hoy,
« contribuirian à esta obra de beneficencia tan trascenden-
«tal. »
Mucho me gustaba esta conversacion, por la sensatez
con que hablaba uno de los interlocutores ; cuando, por
desgracia, vino un nuevo remolino de gente, que me re-
chazó dos filas más atras. Un señor que portaba bigote,
y llevaba del brazo á una señora, se vió sin querer, en la
precision de empujar á dos mugeres sueltas, que allí por :
casualidad se encontraban.
¡Jamás hubiera hecho tal el pobre señor!... «¡Hola !...
« ¡hola!... Musiú del bigotel...» le gritó una de ellas ;
« ¿ y porqué no se abrió usted paso así, entre los enemi-
« gos, cuando vinieron (1)?... ¿Si será usted uno de esos
«muchos, que de las armas no conocen más que la car-
«rera ; y que, tan solo que en la nuca llevaran los ojos,
« pudieran contarnos algo de los Yankees ?. .. Aprended,
«señor del erizado labio y corazon fruncido, que, hace
« poco, el mismo Scott, si veniamos por la banqueta , se
« bajaba de ella, respetando en nosotras, el bello sexo, sin
«preguntar de calidad. ¡Pobres de los gueritos , con sus
«Ojos de muñecos de porcelana del portal... tan azuli-
«tos!l...»
Tiempo no le dejaron al dichoso señor de contestar ;
Lo que, con más palabras, queria decir :
(Aquí, donde se eleraba un monumento, destinado 4 perpetuar los furores del
fanatismo ; Miron reemplazó á este con una fuente, cuyas aguas servirán á Javar
la mancha de un crimen execrable. )
(1) En 1847, fecha de la invasion americana.
UN PASEO À LAS CADENAS. 105
porque alzándose de repente dos patriotas, que à la sazon
en las Cadenas se estaban columpiando, prorumpieron lue-
go : «¡Poco tiempo!... ¡poco tiempo!... ninfes de la Be-
«lla-Union (1); ¿qué gueros recuerdos son esos?... ¡qué
«ojos azules, ni que verdes !... ¡ Chulos eran sus volunta-
«rios, carreteros y sub-carreteros, con sus sombreros de
« mas picos que una piña!.... Lo que sienten ustedes....
« ¡pobrecitas!... son los tiempos de arrebato que pasaron,
«en que, como esos animalitos de muchas patitas , (vulgo
«arañas) se aprovecharon ustedes de la abundancia de las
« moscas. Esa es la única cornucopia, cuya pérdida lloran
« sus mercedes ; ¡ mejor será que callen.... 6 sinól... »
A este tiempo, llegaron afortunadamente unos de la po-
licla, que desbarataron & esta nube, que sin duda iba á re-
ventar ; y me volví & mi casa, pensando en los fenómenos
de gordura (6 hipérboles de manteca, como los llama don
Simplicio ); en el lenguaje encumbrado de los románticos;
en las frituras humanas ; y en aquellos insectos que, de
rama en rama, fabrican esos tejidos sutiles donde tantos
han caido y seguirán cayendo, sin poderlo remediar.
UN OBSERVADOR NOCTURNO.
NOTA. — Quince dias despues de publicado este articu-
lo (es preciso hacer justicia) el Excmo. Ayuntamiento de
México, procedió & anchar el paseo de las Cadenas, man-
dando formar otro piso de lozas, d losanges, al otro lado
de los árboles.
(8) Café donde los americanos, en 47, daban bailes públicos todas las noches,
À estas soirées dansantes , no concurrian generalmente mas que las mugeres du
dernier choix, y enteramente folles de leurs corps.
166 | 1848
AL JÓVEN Ds. D. MANUEL GALLARDO,
SOBRE LA ENFERMEDAD DE MIS HIJAS,
On nalt médecin, on devient chirurgien;
Comme on nait potte et Pon devient orateur.
(Mes convictions.)
La gratitud, segun la definicion poética que dió de ella
el sordo y mudo Massieu, es la memoria del corazon (la
mémoire du cœur); no puede, pues, ese sentimiento noble
perecer jamas en ciertas personas; y mucho ménos cuando
lo avivan en ellas de continuo, los nuevos y repetidos ser-
vicios que reciben. |
En el Monitor Republicano de 31 de Enero de este año,
mi antenado el capitan D. Pascual Miranda, dió al jóven y
hábil facultativo, el Sr. D. Manuel Gallardo, un testimonio
público de su agradecimiento por haber salvado á su her-
mano de la fiebre pútrida más maligna que se eonozea y
que llaman fyphus, únicamente por Hellenismo. Si con-
cluyó despues el infeliz convaleciente côn una existencia de
23 años, fué debido á una recaida obstinadamenté provo-
cada por él. Con todo, faltando ya sujeto, y sobreviniendo
un ataque pulmonar, casi apoplético, la habilidad del
médico todavía disputó á la muerte su víctima, durante
cinco dias.
Ligado por el mismo agradecimiento que hizo hablar á
mi hijo, quiero tambien á mi vez, satisfacer en parte al
doctor D. Manuel Gallardo, por la deuda eterna que acabo
de contraer hoy con él.
Habrá cosa de veinticuatro dias que mi hija mayor cayó
postrada en cama, no de una escarlatina benigna 6 simple,
anginosa, Ó sencillamente sin erupcion ; pero de una escar-
latina que muy propiamente llaman maligna. Fiebre inten-
sa, vómitos, delirio, angina violenta, en fin, todos los mas
Á DON MANUEL GALLARDO. : 197
alarmantes síntomas vinieron de golpe à caracterizar la
brusca invasion del mal. Con el mayor tino provocó el Sr.
Gallardo en los primeros dias, una erupcion que en esos
casos se presenta siempre lenta, irregular y de mal as-
pecto. |
La boca de la enferma era fuleginosa, los derramamien-
tos de la saliva y del mucus nasal eran fétidos; todos los
órganos abdominales, pectorales y cerebrales se veian ata-
cados. El médico, felizmente, no se turbó un solo instante,
al aspecto de tantos mortales fenómenos; y en quince dias,
á todos los combatió con el esmero más sostenido y un su-
ceso sin igual. Hoy no le ha quedado ya á la pobre enfer-
ma más que una debilidad suma, la escamadura habitual
en dichos casos, y esa hinchazon en las extremidades, que,
segun dicen, proviene de una infiltracion originada por la
impresion del frio.
Dícese vulgarmente, y casi con razon, que una desgracia
nunca se presenta sola; se realizó en mi el fatal adagio, y
en los primeros dias de la enfermedad de mi hija mayor,
tambien se contagió de escarlatina la más chica de ellas :
complicándose así visiblemente las atenciones del Sr. Ga-
llardo, cargó bondadoso y sin temor con esa segunda res-
ponsabilidad, de la cual à los veinte dias salió tan airoso
como de la primera.
Siga, pues, mi jóven amigo el Dr. D. Manuel Gallardo
las acertadas inspiraciones de su génio médico, como el
curso de sus multiplicados SUCESOS; y dignese recibir de
mí, en estas pocas líneas, cl tributo bien corto que tan de-
bidamente le paga la gratitud de su amigo
ERNESTO MASSON.
468 1848
¡UN CAMINO NAVEGABLE !!...
Si es cierto que el buen ó mal estado de los caminos da
la medida exacta de la civilizacion de un pueblo, ¿ qué opi-
narán de México, los que nos vengan á visitar, al ver las
zanjas y zanjones, barrancas y barrancones, rios, lagos y
mares que á cada paso hacen impracticables las vias que
aun hoy, condecoran con el majestuoso nombre de caminos
reales ?
Hace algunos dias que, habiéndonos reunido varios ami-
gos, discípulos de San Huberto, formamos el proyecto de
ir à cazar à la Lechería, hacienda situada á cosa de cinco
leguas de aquí. Conociendo yo que nuestro viaje iba á ser
mixto, es decir, por mar y tierra, me arreglé con un Omn+-
bus, coche comunista, que vieneá ser una especie de barco
con ruedas. À nadie de los compañeros le descubrí por qué
preferia ese vehículo à cualquier otro : muchos de ellos,
que no sabian nadar 6 se mareaban, se hubieran desalen-
tado. Montamos en nuestro omnibus; y cada uno, al ins-
tante, supo apreciar la gracia y suavidad con que se
ondeaba en los malos pasos. Como buen marino, habia to-
mado mi asiento en la popa del coche; sus movimientos de
sube y baja, eran las mas veces tan undulatorios, que lle-
gué á figurarme, sin esfuerzo de imaginacion, que me ha-
bia embarcado para Europa: casi lo vine 4 creer, cuando á
un cuarto de legua de la hacienda de los Ahuehuetes, lle-
gamos á la orilla de un nuevo mar Caspto, que en ningun
mapa se halla designado.
A pesar de su náutica configuracion, nuestro coche se
paró antes de comprometerse en aquel mar muerto : tam-
bien lo detuvo, por cierto, una cosa como isleta, que obser-
vada con atencion desde la cubierta, fué reconocida ser un
burro cargado de carbon, que habia naufragado en medio
de aquel vasto Océano.
UN CAMINO NAVEGABLE. | 169
El pobre indito que conducia el burro, se afligia y llo-
raba amargamente, al ver su única esperanza al agua:
como gallina que ha criado patos, recorria los bordes de la
profunda laguna, llamando en vano à su socorro à otros ar-
rieros en no mucho mejor situacion que él. Movidos á piedad,
y con dinero en mano, determinamos á algunos que pasa-
ban, á echarse casi á nado, para trabajar al sauvetage del
hidrófilo burro. El animal, primero hizo esfuerzos para le-
vantarse por su propia virtud; pero como en esos casos se
apoya en la cabeza, cual cisne la sumia en el agua, hasta
perderse de vista sus inmensos alcartaces. Iba indefectible-
mente á perecer ahogado, cuando nos pareció prudente que
descargaran antes que todo al burro, llevándosele despues
en peso como cualquiera criatura. Asi se hizo; y el pobre
muchacho, al ver en tierra á su carbon y á su burro, llenó
de bendiciones, segun constumbre, á sus buenos señores
AMOS,
Desviado el escollo vivo que teniamos al frente, lanzóse
al mar nuestro omnibus : solo mástiles le faltaban, para te-
ner visos de paquete. Los caballos, que aunque frisones, no
eran palmipedos, breve se encontraron en el precisísimo
caso que el susodicho burro : y de los seis que eran, ha-
biéndose resbalado cuatro, empezó el agua á invadir el
coche. ¡ A darle á la bomba, amigos : esclamé yo luego!...
quitáronse al momento las cajas á las escopetas ; y ayuda-
dos de las baquetas de limpiar, empezamos todos á trabajar,
para salvarnos del mas completo sinistre. En esa líquida
posicion, aunque nos hubieran salido ladrones, bien podia-
mos haberles desafiado : solo piratas hubiesen logrado to-
marnos al abordage. Más de diez minutos duramos en la
precitada operacion hidráulica, hasta que haciendo un es-
fuerzo simultáneo los corpulentos trotones, medio rodando,
medio flotando, llegó nuestro omnzbus à la orilla opuesta.
No hablaré de multitud de lagunitas que tuvimos que
470 . 1848
atrayesar ; seria cansar al lector : solo diré que ad entrar al
pueblo de Z/alnepanila, se ofreció un denso fangal, en el
cuad nos enterramos, como si hubiera sido todo él de la
más pura mantequilla de Chapingo. Al revolverse el charca,
mil veces al dia revuelto, nos medio asfixió uno de aquellos
#lores que en nada se diferencian de las balsámicas ema-
naciones de una botica, cuando en ela se elabora cloruro.
De suerte que en egatro leguas que teníamos andadas,
pudimos haber sido facilmente volcados, ahogados 4 sofa-
AJ salir del famoso pueblo de Tlalnepantla, cuya iglesia
tiene una torre que acaba en Jacal de pulquería, y un rio,
cuyas benignas aguas á cadg memento barren con cuanto
encuentran ; tropezamos con una calzada descalzada. ¡Qué
saltos, si se atreve el coche 4 brincar de piedra «en piedra,
y qué fango, si se desvia por los bordes á riesgo de deshi-
zarse en la zanja vecina !... 1Ni Scylla, ni Charibdis, pre-
sentaron jamás al osado navegante mas crueles alternativas!
¿Quién creerá, despues de lo referido, que en ese di-
choso camino de México á Cuautitlan se paga peage? Pues
si señor, y gordo : reclámele usted al peagero, y le gontes-
tará con una voz bastante ronca : Señor, no estoy agui
para oir quejas, estoy para cobrar; entiéndase usted con la
autoridad competente.
Entre nosotros dicho, esos peages son enteramente de
invencion feudal, pertenecen á la Edad media : en nuestros
dias de prog+eso, ha parecido ingenioso el modo, y se ha
revivido una costumbre establecida por los grandes feuda-
tarios que existieron hace la friolera de mas de seiscientos
años.
Ya que hay peages, como hay tambien vislumbres de un
camino de fierro que, ni de diamante que fuera, costara
más (1), debia nombrarse un ¿nspecior de puentes y cal-
As) El camino de hierro desde Veracruz á San Juan.
UN CAMINO NAVEGABLE. au
zadas, 6 grand voier, que recorriese los caminos en todas
direcciones, sino para cerciorarse de su buen estado, & lo
ménos para salvar á los burros que se ahogan, 4 los coches
. Que se atascan, etc. etc.
Con esa medida prudente que se adopte, quedára delei-
tado, su afectisimo y seguro servidor que su mano besa, —
D, Antonio Charco de Lagunazos,
1849
BANOS DEL PENON
175
LOS BAÑOS DEL PEÑON, 6 PEÑOL.
INTRODUCCION.
El Sr. D. Anselmo Zurutuza (Q. E. P. D.), hombre
emprendedor y amante de los progresos del pals, habiendo
proyectado formiar aquí un establecimiento de baños ter-
males, por el estilo de los de Europa; me encargó indagara
si se vendia la finta del Peñon, donde nacen à media legua
de México, unas aguäs termales, de cuyos beneficios no
puede, con provecho, gozar la poblacion de la capital,
por el estado de completo abandono en que se encuentra
el edificio donde se toman estos baños.
En vano, durante más de tres meses, hice los mayores
esfuerzos, para lograr que el St. Lic. Torres Cataño ven-
diese la finca, siendo en parte propietario de ella, y apo-
derado de los demás dueños. Cansado con esta resistencia,
me propuse apelar á la prensa, para conseguir ini objeto;
y habiendo muerto el Sr. Torres, publiqué en 2 de Abril
de 1849, el comunicado : « Baños del Peñon » firmado por
Un tullido. |
Inmediatamente, los más periódicos hicieron coro con-
migo; y como se leerá, el Siglo XIX del 13 de Abril y
2 de Mayo, el Monitor del 23 de Abril y 3 de Mayo, el
Universal del 16 de Abril y el Globo del 28 del mismo mes,
hicieron, á imitacion del Tullido, unas indicaciones que
movieron fuertemente el interes público.
EI Sr. D. Ramon Malo, hombre de empeño y Goberna-
dor entónces del Distrito, impulsado por este clamor gene-
ral, dió órden á una comision formada del seno del Consejo
de salubridad pública, de pasar à los baños del Peñon,
pará que á su vuelta, le diera una relacion circunstanciada
del estado en que hubiere encontrado aquellos baños,
176 1849
Dicha relacion, habiéndose publicado en e Siglo XIX
del 2 de Mayo, y en el Monitor del 3 del mismo mes, un
suscritor al primer periódico, criticó en las columnas de
este, en 7 de Mayo, el informe dado por la comision de
salubridad. De allí nació la polémica que en seguida se
leerá, y que sostuve (sin saber con quién) para fijar más
la atencion pública, en un asunto de interés tan vital.
Miéntras tanto, habiendo renunciado el Sr. D. Ramon
Malo, el puesto de Gobernador del Distrito, entró á lle-
narlo en su lugar el Sr. D. Pedro Jorrin, quien no se ex-
plicó, como su antecesor, la necesidad que existia para
México, de un establecimiento de baños termales en forma.
Debido á esta indiferencia, esta gran contienda perio-
distica que duró desde el 2 de Abril, hasta el 16 de Octu-
bre de 1849, no dió otro resultado que algun aseo más en
los baños, y la exacta análisis de sus aguas, la cual salió á
luz en el Monitor y en el Siglo XIX del 16 de Octubre.
Este es el término á que, por lo comun, llegan las cosas
en México, por el punible descuido de sus gobernantes.
E, M.
LOS BAÑOS DEL PEÑON.
Por un beneficio de la Providencia y las condiciones del
terreno en que nos hallamos, se encuentran á media legua
de México, unas aguas termales, de virtudes asombrosas
en muchas de las enfermedades que acibaran nuestra exis-
tencia, y se la disputan victoriosamente las más veces. De
ese triste número son : las escrófulas, la tisis, los catarros
pulmonales, las opresiones, la gastritis, las reumas crónt-
cas, los infartos en las articulaciones, la debilitacion de los
músculos, etc. , etc.... ¿No era muy natural que en el pa-
raje donde brotan esos benéficos manantiales de vida y sa-
LOS BANOS DEL PENON. 477
lud, hubiese un establecimiento de baños dispuesto con to-
da la curia posible?
Lejos de eso, los baños del Peñon, son à mi entender,
como al de cualquiera que sufre, los mas espantosos termas
habidos y por haber. Parece que todos los vientos que se-
ñala la brújula, se han concentrado, por falta de abrigo,
en aquel pavoroso edificio : aturde su silbido, lo mismo que
à bordo de un barco en alta mar, cuando brama el hura-
can. Las ventanas, que suministran una luz verdadera-
mente sepulcral, dejan al aire un paso tan franco, como si
fuesen de otates; y si por desgracia no se cierra herméti-
camente la puerta de la pieza, á la cual, por un abuso de
nombre, se le asignó el de antesala, se establece una cor-
riente mortal de aire, más cortante mil veces que el alfanje
del difunto Saladino. Es de advertir que, una vez empare-
jada aquella puerta , queda el enfermo, para que más se
alegre, como en uno de aquellos calabocitos que en un
tiempo inventó la santísimamente extinguida Inquisicion,
para proceder á compurgar corazones (1).
No es estraño, pues, que al volver de los baños, los más
enfermos, en lugar de haber encontrado la salud, traigan
de allí nuevas dolencias que les eran antes desconocidas.
Esos favorables resultados son debidos al frio polar que se
resiente en las más piezas toscamente enlosadas con las
robustas piedras de Chiluca.
Dichos baños se hallan, y sin duda seguirán hallándose
en ese deplorable estado, porque sobre la propiedad del
Peñon que se disputan seis, diez ó más individuos, se en-
tabló hace tiempo un pleitecito que, por la actividad fo-
(4) L'esprit de Jésus est un esprit de paix, de miséricorde et d'amour. Ceux
quí persécutent en son nom, qui scrutent les consciences avec l'épée, qui fortu-
rent les corps pour convertir l'ame, qui font couler les pleurs au lieu de les essu-
yer ;ceux-lá n'ont pas l'esprit de Jésus. Quoi de plus insensé que de dire aux
hommes : croyez ou mourez!
( De la Mennaís, Palabras de un creyente, cap. XXVIII.)
12
178 1849
rense, dura desde la miseria de casí cuarenta años. Un
carro de cuatro ruedas y de llantas dobles, seria insufi-
ciente, segun dicen, à cargar los autos que se han garaba-
teado sobre el particular, Miéntras ad huc sub judice les est,
como dicen; una poblacion de doscientas mil almas,
aguarda para bañarse sin peligro de torcerse, que se adju-
dique la finca al que, quizá por anciano ya, no le queda-
rán ojos con que verla; ni á nosotros que nos quejamos,
grandes males que curar aliL
Se le hicieron en un tiempo al Sr. Licenciado Torres Ca-
taño (que en paz descanse), varias proposiciones para
comprarle la finca del Peñon ; era entónces el apoderado
y primer albacea de varios interesados en ella, pero las de-
sechó todas, y lo propio ha sucedido con el segundo alba-
cea que ha quedado en su lugar, y que por ahora adminis-
tra dicha finca.
La persona que queria y quiere todavía comprar el Pe-
ñon, es uno de esos hombres industriosos, ricos por su tra-
bajo, y filantrópicos 4 la vez, que tiene el proyecto de formar
allí un establecimiento de baños capaz de rivalizar con los
más cómodos y afamados de Europa. Su proyecto es el de
amenizar lo más posible aquel lugar de desolación, impro-
visando en él alguna végetäcion, à la que se opone la tier-
ra, por las muchas sales que la saturan. El edificio, que
constará de dos pisos, deberá dividirse en tres departamen-
tos muy distintos, triplicando necesariamente el número
de baños que hoy se cuentan. El primero, y al que se aten-
derá antes que todo, será el reservado à los pobres : el se-
gundo se destinará á las personas de medianas proporcio-
nes, y el tercero lo ocuparán las gentes acomodadas que,
por recobrar la salud, pueden gastar más ampliamente.
Podrá entónces una familia pasar allí quince ó veinte dias,
sin acordarse de tos deleites de la capital, y sin tener, co-
mo hoy, la muy triste necesidad de cargar desde el agua,
LOS BAÑOS DEL PEÑON. 479
como si se tratara al ir al Peñon, de atravesar los desiertos
. arenosos de Sahára,
La conservacion de la salud pública, siendo la atencion
más precisa de todo gobernante, aguardamos del Exmo.
Ayuntamiento, que tan dignamente preside el Exmo. Sr.
Gobernador actual, se sirva dictar todas las providenciás
que le aconsejare su celo. Lo más sencillo quizá, seriá po-
ner en venta la finca del Peñon, cuyas aguas son de interés
público. El dinero que se hubiese sacado por ella, podia
despues ponerse en depósito, y entónces los pretendiéntes
al Peñon, quedarian en plena libertad de seguir sobre pe-
sos, por otros cuarenta años más, si se les antojase, su in-
trincado pleito. Pero á resúltas de esa nueva dilacion, ya
no se veria espuesta la salud pública. Los intereses vitales
de una gran poblacion son siempre preferibles á los mal
entendidos de unos cuantos particulares, cuyas disputas
deben considerarse en muy poco à la vista de los males gé-
nerales que ocasionan, y que ni ellos, ni nadie, tienen el
derecho de prolongar.
Concluiremos diciendo que, no habiéndose logradó deñ-
nir en cerca de cuarenta años de quien es una finca de ¿n-
terés público, se podia casi considerar, dicho en término
forense, como una cosa nullius.
Un célebre jurista francés, Cárlos Lemonnier, dice : «en
« cuanto 4 ese rus en re, tan sagrado, tan extenso, la sociedad
« se ha reservado, con todo, la facultad de pesar las restric-
« ciones que exige el ¿nterés público. »
Sobre ese interés público, vela por fortuna, uno de los
Ayuntamientos que más se ha esmerado por el bien de la
poblacion, y confiamos en que por mós tiempo no lo dejá-
rá tan impiamente conculcar.
Un Tutuno,
180 1849
BAÑOS DEL PEÑON.
Siero XIX.— 13 de abril.
Este establecimiento, que lleva algun tiempo de estar
inservible, podria fácilmente ponerse en un estado capaz
de proporcionar á los enfermos que lo necesitan, un alivio
à sus males. Esperamos que esta indicacion surta el efecto
de que se ponga el remedio debido, que es por cierto bien
facil de practicar.
En Uxiversa. — 16 abrel.
Despues que pusimos un párrafo ayer acerca de este
punto, se nos ha llamado la atencion sobre un artículo fir-
mado por Un tullido, que se publicó en el Monitor corres-
pondiente al 2 del actual : y en vista de su contenido,
queremos añadir algunas palabras sobre el particular. No
hay duda que el interes público reclama imperiosamente
una gran reforma en aquellos baños, que hasta ahora no
han producido los saludables efectos que debieran, por el
lamentable abandono en que siempre han estado ; y por eso
quisiéramos que la autoridad interviniera en este negocio,
à fin de que la inmensa poblacion de México encontrase en
aquel lugar el alivio de muchas de sus dolencias, ya que
así parece haberlo dispuesto la Providencia, colocando allí
esas aguas salutiferas. Es cierto que cada uno puede hacer
de lo suyo lo que quiera; mas prescindiendo de que siem-
pre el uso de la propiedad puede degenerar en un abuso
que la sociedad prohibe y castiga, en el presente caso nos
parece esto indudable, porque cada dia que pasa sin que
el dueño de aquella finca ponga mano en la compostura
que requiere, es un daño positivo que hace al público de
México, que tiene derecho à gozar de ese beneficio que el
mismo Dios ha querido dispensarle. Y no siendo este per-
LOS BANOS DEL PENON. 184
juicio de la comunidad un beneficio para nadie; siendo más
bien el abandono de que hablamos, un mal gravísimo para
el verdadero dueño de la finca, cuya propiedad se disputa
hace cuarenta años entre varias personas; y habiendo un
sujeto que puede comprar aquel local para hacer de él lo
que el público apetece y necesita, nos parece que la autori-
dad competente podria tomar parte en el.asunto para que
se concilien, cual corresponde, los derechos individuales
con los derechos comunes.
Moniron,— 28 abril. — Simple indicacion.
Hemos sabido que el Exmo. Sr. gobernador, celoso por
el bien püblico, y movido de las muy fundadas reclama-
ciones que se han hecho sobre el estado pernicioso en que
se hallan los Baños del Peron (1), ha nombrado una co-
mision compuesta de facultativos hábiles, para que se
practique allí una vista de ojos que no puede mas que con-
firmar todo lo que se ha dicho hasta ahora.
En GLoro. — 28 abr].
Con placer hemos visto que de algunos dias á esta parte
se comienza á agitar la cuestion de si será lícito y debido
que siga ese establecimiento, de utilidad tan pública y re-
conocida, entregado al abandono más completo. Los pro-
pietarios del Peñon ni han querido ponerlo bajo el pié que
debe estar, ni tampoco quieren venderlo, para que otro más
laborioso é inteligente lo haga : à la manera del perro del
hortelano, que ni come ni deja comer. Nosotros creemos
que el señor Presidente, en uso de sus facultades constitu-
(1) Lésse el Monitor del 2 de este mes, el Universal del 46 de dicho y el Si-
glo XIX ael 43 del mismo,
182 1849
cionales, debia en caso de que se sigan resistiendo las pro:
pietarios, quitarles el Peñon, indemnizándolos del modo
que le Carta federal ordena, y entregándolo, ora arrendado,
ora por venta, á algun particular que reconstruya el edifin
cio y arregle los baños.
En obsequio de la justicia, y para que se vea que somos
imparciales, elogiamos la actividad del Sr. Malo, quien pa.
rece haber tomado en este punto un empeño que seria muy
de desearse hiciese extensivo á otros ramos de su incum-
bencia.
SicLo XIX. — mayo 2.
Se nos ha remitido lo siguiente :
INTERESANTE.
Consejo superior de salubridad de México, — El Consejo
en sesion de 24 del corriente, aprobó el siguiente dictä-
men :
La comision encargada de visitar el edificio destinado á
baños en el Peñol, ha estado allí la mañana del 24 del
corriente, y observé la que sigue :
1.* El establecimiento se halla á cargo de un mozo que
fué el que condujo à la Comision: no habia persona ninguna
caracterizada á quien hacer algunas observaciones, ni de
quien tomar informes.
- 2.* Las viviendas están desprovistas de muebles : las ven-
tanas generalmente sin vidrieras, pequeñas, y algunas es-
puestas al norte : el payimento muy frio, pues es de losas;
y las piezas donde están los baños, muy oscuras y de muy
escasa ventilacion, sienda ésta alta y por lo mismo inade-
cuada á la salida del gas carbónico.
3.” No hay tránsitos abrigados para que salgan debida-
mente á tomar el coche los enfermos que se han bañado.
LOS BAÑOS BEL PEÑON. 183
4.” Faltan absolutamente todos los recursos necasaries
para socorrer las necesidades más urgentea de la vida, pues
no se encuentra allí ni agua potable.
De lo dicho se infiere que el establecimiento mencionado
en el estado en que hoy se encuentra, lejos de ser útil y be»
néfico, es positivamente perjudicial, ya se considere con
respecto à salubridad, ya á la decencia y moral pública;
aunque respecto del último punto, variará el coneepto de
la Comision si hay algun reglamento que sa haga cumplir
por esa persona caracterizada que buscaba la misma Co-
mision y que tal vez no estaba allí en aquel momento,
Concluye, pues, la Comision presentando al Consejo para
que resuelva lo que estime conveniente, la proposición que
sigue:
Trascríbase este dictámen al Sr. gobernador en respuesta
á su nota de 17 del corriente.
Lo que tengo el: honor de tragcribir 4 V. S, en contesta-
eion à su nota de 17 del actual, asegurándole las conside”
raciones de mi particular aprecio.
Dios y libertad. México, Abril 27 de 1849. — Pedro
Montes de Oca.— Sr. gobernador del Distrito federal, pre"
sidente del Consejo superior de salubridad, |
Es copia. México, Abril 30 de 1849.— Antonio (Galvan,
oficial mayor.
Este mismo informe fué reproducido por el Monitor con
fecha 3 de mayo.
En Siczo XIX.— 7 de mayo,
Por el interes queofrece el artículo siguiente, lo ponemos
en este lugar.
« Sres. editores del Siglo XIX. — Casa de vdes. ; Mayo
7 de 1849. — Muy señores mios : Cuando esperaba con
184 1849
ansiedad el informe del Consejo de salubridad, que en vir-
tud de la visita que ha hecho'á los baños del Peron, de-
bia pasar al gobierno ; suponia que era llegada la época de
que el público viera un escrito científico y digno de fé, que
prestara garantías á los profesores y á los enfermos, sobre
las ventajas 6 inconvenientes de esos baños, recomendados
empíricamente hace tantos años : pero mis esperanzas han
sido vanas, y yo he quedado desengañado al leer en el nú-
mero 122 del apreciable periódico de ustedes, el informe
que dió aquella respetable corporacion, y se sirvieron
ustedes insertar bajo el rubro de : [nteresante.
« Tres son únicamente las ideas científicas que se en-
cuentran en el informe : la muy sabida de la falta de agua
potable, la muy trillada de la ventilacion al Norte, y la muy
falsa de que da ventilacion alta no permite la salida del gas
carbónico.
« Las indicaciones sobre la falta de persona caracte-
rizada, la de muebles, vidrieras, tránsitos abrigados para
tomar el coche, etc., etc., no son, á la verdad, puntos del
mavor interes para una corporacion médica, que debía
fijar su atencion en el conocimiento del terreno y sus pro-
ducciones, en las observaciones metereológicas, y más que
todo, en el exámen escrupuloso de los manantiales, de la
temperatura y de la composicion de las aguas. Por esto
creo que el Consejo no ha dejado satisfechos los deseos del
público y del gobierno, y que debe repetir la visita con
algun detenimiento, para que fundado en buenos datos cien-
tíficos, proponga á la autoridad las medidas convenientes.
« Si ustedes, señores editores, opinan así, les agradecerá
inserten este artículo en su apreciable diario, quien ahora
se repite de ustedes atento servidor, Q. SS, MM. B.— Un
suscritor. »
LOS BANOS DEL PENON. 485
Moniron. — 8 de mayo.
GRACIAS QUE DAN LOS POBRES
AL EXCMO. SR. GOBERNADOR Y À LA COMISION DE SALUBRIDAD
PÚBLICA.
Como nosotros los pobres, somos verdaderamente las
predilectas esponjas del terreno pantanoso en que la sab?-
duria de los hombres discurrió fabricar 4 México; nos he-
mos alegrado, más que nadie, al saber que los Baños del
Peñon, podrian, dentro de algun tiempo, sernos de un in-
dispensable socorro, en medio de los males que nos aque-
jan. Vivimos aquí generalmente por lo bajo; y es natural
que á la altura de un petate en que nos hallamos del suelo,
seamos constantemente invadidos por reumatismos de los
más dolorosos. Si á las plantas que tambien se mantienen
por absorbencia, pudiera serles provechosa la humedad de
que gozamos; á nosotros nos perjudica visiblemente ese re-
mojo. Es muy justo, pues, que se nos proporcione el medio
de podernos enjutar, de vez en cuando, en unos baños,
cuyo precio de UN PESO, no está muy en armonía con la
muy aguada y miserable posicion que guardamos,
Aunque no dudemos un instante de la innegable verdad
del beat pauperes ; no será por demas, el que en este mun-
do, nos podamos proporcionar una salud mejor. En vista
de esas consideraciones, y con el superior permiso de los
ricos que viven por lo alto, le manifestarémos al Exmo. Sr,
gobernador, nuestro pobre, pero sincero "agradecimiento,
por la parte que nos pueda tocar en el beneficio comun que
prepara su celo á una poblacion que es tan digno de go-
bernar.
Unos ochenta mil que viven en accesorias.
E. M.
186 (849
UNAS CUANTAS PALABRAS MAS SOBRE LOS
BAÑOS PEL PEÑON. »
s Desine quaprapter, noyitate exterritys jpas,
« Exspuere ex animo rationem ; sed magis acri
« Juditio perpende 3; et, si tibi vera videntur
« Dede mauus: aut, si falsum est, accingere contra.»
(T. Lucrotä Cart de rerum naturá, lib. 11.)
s Y así, no deseches las ideas sábias, porque
« su forma nueva te hace sombra. Más bien,
« pésalas con juicio, Si te parecen verídicas,
s rinde jas armas; atácalos si las enouentras
« falsas. »
(Consejo à los crittcos.)
Enemigo y eon razon, de las producciones narcóticas,
rara vez ó nunca leo el Sigla, dig-que, XIX. Por desgra-
eia habrá cosa de dos dias, que habiendo ido á visitar á
un enfermo, cuya consuncion se ha confirmado con la lec-
tura de aquel agradable periódico; me vina 4 la mano el
núm. 127, del 7 del mes que pasó. Allí me encontré con
un artículo que recomiendan los redactores del Siglo, con
una ternura tambien muy recomendable. Ese escrito, par-
to de algun Lavoissier, critica eon maestría el informe que
estendió la Comision de salubridad pública, á resultas de
la vista de ojos que, en 21 del mes pasado, practicó de
órden del gobierno, en los Baños del Peñon. Tan luego
como leí ese artículo, que da un mentís formal á la Comi-
sion, formé el proyecto de hacer resaltar, de capo, los co-
nocimientos equivocados que se encierran en él,
Al presentarnos este artículo, los señores editores del
Siglo, sueltan, à modo de introduccion, la frase sacramen-
tal de : « Por el interés que ofrece el articulo siguiente, la
«ponemos en este lugar. » Y lo va poniendo imprudente-
mente al último, como sirviendo de cola á su papelote 6
birlocha. Denotaron allí poco tino ; porque cuando llega el
lector al fin del periódico, si es que llega, ya viene dormi-
MÁS SOBRE LOS BAÑOS DEL PEÑON. 487
dito, 6 con una bocota que, por intervalos, se abre más
que la del Pragadero universal (1).
El artículo está firmado por UN SUSCRITOR que se figura
ser escritor. Claro es que quien escribe es escritor, pero
tomada en otro sentido la firma de suscritor como escritor,
es algo presuntuosa ; y mucho más, si el artículo suscrito
na indica precisamente que su autor sea un eseritor como
el cande de Toreno ; aino que puramente escribe como todo
hijo de vecino.
Al empezar, dice el autor : « gue esperaba con ansiedad
(no diria más si aguardara á su novia) el informe del Con-
sejo de salubridad pública, que en virtud de la visita que ha
hecho á los baños del Peñon, ste, Aquí el escritor personi-
fica indebidamente á los baños del Peñon, como si se tra”
tara de una visita que un compadre le hace à su comadre.
Entre visitar los bañas del Peñon, y hacerles una visita à
_0s baños del Peñon, hay una diferencia, me parece, bien
demarcada, y que no supe distinguir el autor, quizá por
un exceso de ansiedad en esçribir. Se dice, segun creo :
practicar la visita de cárceles y no hacerles una visita à las
cárceles, |
Sigue el eseritor diciendo : « Supania que era llegada la
época de que el piblico utera un escrito científico y digna
de fó, etc, Esa época por la cual ansia tanto el autor del
artículo, rato ha que llegó, sin que lo sepa, porque desde
la venida de Humbaldt, á esta parte, se han analizado las
aguas del Peñon más de cien veces; y yo mismo, esta
análisis, si es que así se puede calinar la ansiedad del au-
tar, se la daré can muchísimo gusto: (al calce de este
artículo se encontrará.) No hay en México farmaceütico,
por poco curioso que sea, que no le pueda dar igualmente
al escritor el análisis que tanto desea.
(1) Figura estrambótica que llamaba Ja atencion en un anuncio de tiendade
rop?, pegado en las esquinas de las ealles de México,
188 1849
La Comision de salubridad pública, no tuvo otra mision
que la de practicar la vzsta de ojos, y no la de repetir unas
observaciones que muchos científicos han hecho ya hasta
el cansancio.
El autor de la crítica que criticamos, es, segun lo indica,
algo septicista : tocante á las virtudes medicinales de las
aguas termales, asienta «que los baños han sido recomen-
dados empiricamente. » Ese empirismo, á pesar de eso,
tiene en ambos mundos numerosos sectarios ; pocas son las
naciones que no le paguen su tributo. A las aguas termales
debe la humanidad el alivio de muchos de sus males ; y
ménos largo seria escribir un compendio de la historia uni-
versal, que referir los prodigios que han obrado, lo mismo
aquí que en Europa.
« Pero, mis esperanzas, (dice el autor,) han salido va-
« nas, y yo he quedado desengañado al leer en el núm. 122
« del apreciable periódico de ustedes, el informe que dió
« aquella respetable corporacion que se sirvieron insertar
« bajo el rubro de interesante. »
No adivino como el escritor pudo formar las esperanzas
que indica, de una sencilla vista de ojos que dura una 6 dos
horas; cuando para formar el análisis de unas aguas ter-
males, se necesitan dos meses; y cuando para hacer las
observaciones meteorológicas que nos pide, no bastan mu-
chas veces cinco años.
Para el autor, parece que es respetable aquella corpora—
cion ; ¿y por qué entónces critica eus actos, sin tener más
que muy poca tintura de una ciencia que emprende ridiculi -
zar?— Muy apreciable, en efecto, es el Siglo cuando inserta
el informe de la Comision ; pero poco merece este nombre
al llenar sus columnas con una runfla de observaciones des-
atinadas que no supo ni calificar.
« Tres son únicamente las ideas científicas (dice el au-
« for) que se encuentran en el informe : la muy sabida de
MAS SOBRE LOS BANOS DEL PENON. 189
« la falta de agua potable, la muy trillada de la ventilacion
«al Norte, y la muy falsa de que la ventilacion alta no
« permite la salida del gas carbónico. »
Nada veo de muy c:entéfico, en decir, que en un lugar
falta el agua potable. Esa idea la emitirá un aguador, lo
mismo que el sábio farmacéutico D. José Vargas. En cuan-
to á la ventilacion al Norte que es viciosa, ¿por qué se ha
eriticado mil veces, ya no se debe criticar?
Es decir que es una idea muy falsa la que emitió la Co-
mision hablando en contra de la ventilacion alta, cuando
se trata de facilitar la salida del gas carbónico : es en qui-
mica lo que llamamos una heregía. Sostengo à la Comision :
cuando en su informe dijo, que : « Siendo alta la ventila-
cion, es inadecuada á la salida del gas carbónico. x Dijo
muy bien. «El gas ácido carbónico pesa media vez más,
« como es sabido, que el aire atmosférico ; se mezcla à él
« muy lentamente ; y se puede trasegar de una campana
« à otra, como si fuese agua. El ácido carbónico es, sin
« duda, uno de los cuerpos más esparcidos en la natura-
« leza; no solamente, en el estado de gas, se encuentra mez-
« clado con la atmósfera en las proporciones de unas diez
« milésimas partes, pero se halla casi puro en las varias
« cavidades 6 grutas que presentan los países volcánicos.
« Existe en el fondo de los pozos, en el interior de las mi-
« nas. Como es mas pesado que el aire, nd ocupa nunca más
« que la parte inferior de las cavernas, à ménos de que la
« cantidad que continuamente se desprende del suelo, no
«sea bastante considerable para llenarlas completamente,
« lo que sucede en varias partes : entónces esa demasía se
« mezcla, pero muy paulatinamente con la atmósfera. »
(Girardin, Química elemental. )
Preguntaré al escritor si ha oido hablar de la gruta del
perro en Italia, cerca de Pozzuolo, á orillas del lago Agna-
no, donde el gas carbónico forma una capa de varios cen-
190 1949.
tímetros de espesor. Muchas veces se ha hecho entrar en
ella á un perro; el pobre animal pierde allí, á poco, el
sentido, y moriria indefectiblemente, si no se le sacara
pronto.
Quedará convencido, supongo, el autor, con lo que re-
fiero de la pesadez del gas carbónico y de la poca propen-
sion que tiene á elevarse, ya que su gravedad es mayor
que la del aire. ¿Será preferible entónces, en los baños,
una ventilacion baja á la alta, á la cual se inclina el escri-
tor? ¿quién habló en falso, él 6 la comision?. .. El conoci-
miento de la gravedad de los gases, es en química, la doc-
trina cristiana, todo el mundo debe poseerlo; y mucho
mas una persona que se arriesga á criticar un informe
dado por unos profesores de aquella ciencia.
Para amenizar en algo esta narración, en sí bastante
abstracta, les contaré lo que pasa en la Gruta del perro de
que ya les tengo hablado.
A esa gruta, que es poco profunda , se baja por un de-
clive casi imperceptible; y el gas carbónico que la llena,
se mantiene allí, por su propio peso, à la altura de un me-
tro. Si usted baja á ella, guardando la posicion vertical
que Dios nos ha dado, nada le sucede A usted, porque el
gas mortífero no le baña à usted más que medio cuerpo;
pero si por una imprudencia, emprendia usted sentarse,
no se volvia usted á enderezar. Le han dado á esta gruta
el nombre de la gruta del perro, porque uno de esos ami-
gos nuestros, y que no era químico, entró en ella un dia,
por su desgracia, y fué al momento asfixiado, dominado y
envuelto por el gas carbónico que llena hasta cierta altura
esta cavidad. Cuentan tambien que unos pastores ignoran-
tes (no de los de Florian 6 Virgilio) acosados por la tem-
pestad, se refugiaron una vez en ella, se sentaron allí de
cuclillas, y mucho despues fueron encontrados, guardando
todavía la actitud de las momias Egipcias.
MÁS SOBRE LO$ BAÑOS DEL PEÑON. 191
Hoy, el gobierno, para evitár la repeticion de esos fu-
nestos äcéidentes, há mandado cerrar la entrada de aque-
la peligrosa gruta von una fuerte puerta, cuya llave ha
quedado en manos 6 patas de cierto can Cérbero, Este,
más político que el de la fábula , no devora à nadie: pero
á todo el mundo le hace contribuir ampliamente para abrir-
le su homici y perricida cueva.
Para darles à los curiosos unas cuantas lecciones de qui-
mica experimental, ese verdugo tiene à mano una colec-
cion de perros bien enseñados á medio morir. « ¿Cuánto
« paga usted, le dice el perricida al viagero, para cercio+
« rarse de los efectos mortíferos del gas, cuya llave tengo
« en la bolsa? Un perro que voy á medio matar, le cos-
« tará á usted tanto; y otro que morirá por entero le origi-
« nará à usted doble gasto.» Si es que el viagero se decide
por lo primero, llama á una de sus inocentes victimas, la
amarra de una pata y la hace entrar en la gruta. A muy
poco la retira casi exánime y la precipita en el lago Agnáno
que orilla la gruta. El animal refrescado por esa ablucion,
sale en breve de las aguas salvadofas y, modelo de gratitud,
viens á acariciar la mano del que, por un estipendio mayor,
le hubiera quitado la vida. ¡ Auri sacra fames |... ¡ Qué
gusto que las Californias lo van á generalizar tanto, que
hasta los agtotistas, lo verán con ojo pacífico!
Pero es preciso volver á nuestro aútor que ya tenemos
olvidado. Dice él : « Las indicaciones sobre la falta de
« persona caracterizada, la de muebles, vidrieras, trán-
« sitos abrigados para tomar el coche, ete. etc., no son, à
« la verdad, puntos de mayor interes para una corporacion
« médica que debia fijar su atencion en el conocimiento
« del terreno y sus producciones ; en las, observaciones
« meteorológicas; y más que todo en el exámen escrupu-
« lóso de log manantiales, de la temperatura y de la com-
« posicion de las aguas. »
192 | 1849
Como la Comision, al ir al Peñon no tuvo más objeto que el
de atender á la vista de ojos que sele habia mandado prac-
ticar, pudo muy bien y debió quejarse de que en el esta-
blecimiento no hubiera persona caracterizada que lo ense-
nara.
Si no son del mayor interes para el autor, la falta de
muebles, vidrieras, tránsitos abrigados, (por poco dice de
casa ); no van muy acordes con él los que sufren. ¿Quiere
acaso, el autor, que se bañen al aire libre?...
Si en México se consultan, para los baños de aseo, todas
las providencias higiénicas posibles; si se amueblan con la
curia mas exquisita, para que nada falte a lo que en inglés
llamamos comfort; ;no será una de las. condiciones preci-
sas, el que en unos baños termales que no reciben, casi,
más que los enfermos, y algunos de gravedad, se encuen-
tren por lo ménos, las mismas comodidades que en unos
baños puramente temperantes?...
En cuanto al estudio que pretende el autor, debiera haber
hecho la Comision, del terreno; es escusado, me parece,
porque cuando vamos al Peñon no nos vamos á bañar en la
arena como si fuésemos pájaros pulverateurs ó escarvado-
res. Hablando de las producciones vegetales, serán las
mismas, supongo, que las que pudiesen conseguirse en un
salero, virtud à las cualidades del terreno.
Por lo que toca á las observaciones meteorológicas, no
puede ignorar el autor, como se lo he dicho antes, que
para hacerlas, se necesita de todo un quinquenio; y de dos
meses à lo ménos, para el exámen escrupuloso de los ma-
nantíales. No hay que confundir unas observaciones me-
teorológicas con un drama que tiene la ventaja de darnos
en dos horas el resultado de los sucesos de cinco, diez ó
más años.
Me parece oportuno, y puede que mucho más á mis lec-
tores, el que ponga fin á esta crítica. Solo me resta darle
MÁS SOBRE LOS BAÑOS DEL PENON. 193
al Siglo XIX las más espresivas gracias por habernos re-
comendado un artículo tan recomendable.
Concluida nuestra crítica, dirémos; que lo que aguarda
el público no son palabras, sino obras; baños, y no una
historia de baños.
El Exmo. ex-gobernador, Sr. Malo, movido de las que-
jas del público, habia tomado las providencias más activas
sobre el particular. Es de esperar que el Exmo. señor
gobernador actual no abandonará una empresa tan bien
empezada por su antecesor. En su celo descansa una po-
blacion, que se acuerda muy bien de lo que dice la Consti-
tucion en la Seccion cuarta que trata de las atribuciones
del Presidente y restricciones de sus facultades :
« 112. —Art. III. El Presidente no podrá ocupar la
« propiedad de ningun particular, etc. ; y si en algun caso
« fuese necesario para un objeto de conocida utilidad ge-
« neral, tomar la propiedad de un particular, etc., no lo
« podrá hacer sin prévia aprobacion del Senado, eto. ; * in-
« demnizando siempre á la parte, etc. »
Concluyo ya, porque de tinta he gastado un chochocol.
UN AGUADOR.
E. M.
Observaciones hechas en el Peñon por el farmacéutico
D. Ernesto Craveri : (Botica del Refugio.)
Análisis cualitativa de las aguas del Peñon de los ba-
ños, tomadas en el manantial :
Acido carbónico libre. Silicato de potasa.
Sulfato de cal. Carbonato de magnesia.
Carbonato id. Alumina, algunos vestigios.
Cloruro de sodio. Oxido de manganesa id.
13
. 4% 4849
Le incrustacion que deja el agua adherida à las paredes
de la fuente, y que representa el residuo que se abtendria,
eveporando una cantidad considerable de la misma agua;
ademas de contener los cuerpos arriba meneiorados, con-
tiene una cantidad notable de Oxtdo de fierro, y una muy
pequeña de Sironemna.
A eee
CONTESTAGION
À LA CONTRA-CRÍTICA ANTERIOR.
Sres. Editores del Siglo XFX.
Casa de ustedes, Junio 8 de 1849, —Muy señores mibs :
Hasta ayer no ke visto un artículo publicado en el Monitor del
dia 2 del actual, bajo el rubro de Variedades, en el que se
pretende contestar 4 las observaciones hechas en el núme-
ro 127 del apreciable periódico de ustedes, sobre el dicta-
men que dió el Consejo de salubridad « à resultas de la
vista de ojos, que en 21 del mes de Abril practicó de órden
del gobierno en los baños del Peñol. »
Trabajo cuesta creer que el Consejo, la Comision ó el
Aguador, desentendiéndose de la cuestion, pretendieran
contestar con la crítica inmerecida del periódico de uste-
des; con el exámen gramatical de mi pobre remitido; con
referir un cuente que saben de memoria hasta los más atra-
sados estudiantes de química; con solicitar un apoyo en
dos exelentísimos; eon copiar un artículo de la Constitu-
cion, que nada tiene que ver en el asunto; concluyendo por
último, con dar à conocer, solamente un análisis cualita-
tiva de las aguas del Peñon y unas observaciones meteoro-
lógicas incompletas, que ni son el resultado de los trabajos
de los miembros del Conseja, ni los tuvo éste presentes an-
tes del dictámen, ni debieron servirle para cumplir con sus
deberes.
CONTESTACION AL MONITOR. 1985
Difícil es á la verdad decidirse à perder el tiempo en
contestar tal barabunda; mas yo debo desvanecer las equi-
vocaciones facultativas en que ha incurrido el contra-crí-
tico, y desentenderme de cuestiones personales, fastidiosas
y poco decentes,
Comenzaré per fijar el punto dela cuestion que promovi,
¿La comision del Consejo debió hacer por si.un reconoci-
miento científico, para fundar el dictámen que pasó al go-
bierno y publicó despues? Yo he creido y creo que debió
hacerlo ; y es sabido que se limitó, como dice el Aguador,
á una sunple vista de ojos : de aquí infiero, que no cumplió
con su deber, |
Adoptando el buen consejo del contra-critico paso á ata-
car sus ideas falsas. « Desde la venida de Humboldt, dice el
articulista, se ban analizado las aguas del Peñol más de
cien veces; y yo mismo, si es que así se puede calmar la
ansiedad del autor, se la daré con muchísimo gusto. No hay
en México farmacéutico, per poco curioso que sea, que no
le pueda dar igualmente al escritor el análisis que tanto
elesea. »
Si el contra-crilico supiera que cuando vino el baron de
Humboldt los procedimientos analíticos eran imperfectos ;
si reflexionara que el sábio viajero no se acup6 de prefe-
rencia, ni tuvo tiempo para emprender esta clase de traba-
jos; y si se desengañara por sus propias experiencias, conm->
parando despues los resultados, no sostendria más su di-
cho, ni apoyaria en tales datas el informe pedido por el
gobierno en 1849,
Confieso que ese yo misme que estampó magistralmente
el articulista, despertó en mí una idea falsa : creí que ha-
bia analizado las aguas del Peñon y que nos daria á cono-
cer sus trabajos; mas pronto me desengañé encontrándome
con unas « Observaciones cualitativas » que deseo haga su-
yas el articulista, dessfiáudolo desde ahora á que pruebe
0
196 1849
con esperiencias, que hay en las aguas y en las incrustacio-
nes todos los cuerpos simples que ha indicado, así como
los compuestos, en las combinaciones que menciona, Yo me
comprometo á hacer los gastos necesarios y á servirle de
ayudante, para conocer mejor su escrupulosidad analítica,
confesando públicamente mi error, si fuere vencido.
Es enteramente falso que todos los farmacéuticos de
México hayan hecho el análisis de las aguas del Peñon, y
estoy seguro que al mismo contra-crítico no se le oculta
que hay algunos incapaces de hacerla. Esas observaciones
gue muchos cientificos han hecho hasta el cansancio, son,
6 supuestas por el defensor, ó inéditas, Ó poco exactas; mas
aun cuando yo me equivoque, ellas no debian servir para
desempeñar una comision facultativa y esperimental que
habia de dar por resultado un informe oficial : obrando de
acuerdo con las doctrinas del contra-crítico pudiera muy
bien la Comision de limites haberse quedado en México y
fundar su informe únicamente en datos agenos.
St el empirismo tiene en ambos mundos numerosos sec-
tarios, como los han tenido y tienen los amuletos; ni los
hombres de juicio, ni ménos las corporaciones científicas,
deben preferir el tratamiento empírico al racional. De que
la humanidad deba el alivio de muchas de sus enfermedades
á las aguas termales, no se infiere que sea inútil al médico
el conocer la composicion de las que recomienda; ni mucho
ménos que una curporacion respetable apoye un informe
oficial en los prodigios que el vulgo le atribuye.
Dice el contra-crítico, que para analizar las aguas del
Peñon necesita dos meses, y que no bastan cinco años para
las observaciones meteorológicas. Muy torpe debe ser en
manipulaciones, el que haya de emplear dos meses en se-
mejante trabajo : si el contra-crítico se resuelve á empren-
derlo bajo las condiciones puestas, y me admite de ayu-
dante, vo le ofrezco que no durará una semana aun cuando
CONTESTACION AL MONITOR. 197
haga dos 0 tres esperiencias para asegurar los resultados.
Y si no bastan cinco años para las observaciones meteoro-
lógicas, ¿4 qué conducen las de seis dias que insertó al fin
de su artículo? Esto, á la verdad, es contradictorio, y hace
sospechar que las variedades sean obra de cuatro ingenios,
como hay tambien cuatro idiomas.
Se asegura que nada tiene de científico el decir, que en
un lugar falta el agua potable : sea en buen hora. Si en el
informe que publicó el Consejo, se hizo mérito de la falta
de agua potable, eso ménos tuvo de científico, y esto fué lo
que pretendí demostrar. El articulista tiene gusto en repe-
tir y criticar una misma cosa mil veces : buen provecho.
Lo que debe sentirse es, que ocupara tantos párrafos re-
pitiendo el fastidioso cuento de la gruta del perro, y ha-
ciendo una aplicacion falsa de una doctrina verdadera.
El gas ácido carbónico es más pesado que el atre, con-
cedo : luego la ventilacion alta no permite la salida de ese
gas; niego. Si se quiere, ademas, que esta negativa sea
razonada, diré : que debe tenerse en cuenta la tempera-
tura, presion, tamaño y disposicion particular de los -ba-
ños, así como de las piezas inmediatas ; la colocacion y ta-
maño de las puertas y de las ventanas; de los vientos
reinantes y de otras mil circunstancias; no olvidando que
los cuerpos deriformes pueden mezclarse fácilmente; que
la densidad de las mezclas no es igual á la de uno de los
gases; que el vapor acuoso, desprendido de los baños en
abundancia, favorece y contraría la mezcla y aun la reac-
cion ó reacciones químicas; y sobre todo, que las reglas de
ventilacion no se apoyan hoy en el empirismo, sino en da-
tos seguros, sacados de la buena aplicacion de las doctri-
nas que enseña la física, y ha sabido aprovechar la medi-
cina, prefiriendo en muchos casos la ventilacion alta para
las salas de los hospitales, etc. Reflexione, ademas, que si
su proposicion fuera verdadera, absolutamente hablando,
108 1849
como ha pretendido en el articuto que impugno, no habria
medios para sacar ese gas, más pesado que el aire, de las
rminas, de las bodegas subterráneas, ete.
Concluyo, pues, asegurando al articulista, que gustoso
levanto el guante, porque deseo que la Comision visitadora
deje bien puesta su reputacion, y porque será para mí muy
satisfactorio confesarme vencido : puede tambien estar se-
guro que si se limita 4 la cuestion científica, que es ta que
interesa al público, no quedará sin respuesta; mas siguien-
do el carino que ha tomado, esta será la última vez que
me ocupe en refutar sus escritos.
Ruego á ustedes, señores editores, se sirvan publicar
este artículo en su estimado periódico, y disimular las mo-
testias que les origina
EL MISMO SUSCRITOR.
«¡¡DESAFÍO ADMITIDO!!>»
BAÑOS Y MÁS BAÑOS.
En cuestion tan diluente, agua se me hace la boca : este
es uno de los motivos que influye mucho en que no se me
seque la lengua. En prueba. de ello, trataré de contestar al
artículo que, por casualidad leí, inserto en el Siglo XIX
mun. 162, del 41 del presente, que se esfuerza en refutar
la contra-crítica de un Aguador de mímere, la cual vió la
luz en el Monitor del 2 de este mismo mes.
Se queja mi antagonista, que se firma Un suseritor, de
que me apoye en autoridades respetables para comprobar
rais asertos : ¿el porqué?... no lo adivino. Si mi cuento de
la Gruta del perro le enfada, y lo saben, segun él, hasta los
más atrasados estudiantes en quimica; ¿eso qué implica, si
one bien en apoya de la gravedad del gas carbónico ?
DESAFÍO ADMITIDO, 499
En cuanto á la copia que doy del artículo de la Constita-
<ion, cuya utilidad no se esplica el crítico; yo, si la en-
tiendo. Se trata de poner los baños del Peñon al nivel de
los mas afamados de Europa : sus dueños, 6 no quieren ó
né pueden erogar los gastos que requiere una compostara
radical ; yen este caso, siendo el Peñon una Ánea de come-
cida utilidad general, tiene el gobierno, en virtud de la
Constitucion, el derecho de tomarla, previa aprobacion del
Senado, eic., indemnizando à la parte interesada etc.
Las baños del Peñon, en el estado triste que guardan hoy,
son, segun el informe dado por la. comision de salubridad
pública, más bien perjudiciales que benéficos; y por esta ra-
san, no está muy fuera de su lugar el que se le recoerde
al gobierno el derecho incuestionable que le asiste en un
caso, en que peligra la salad pública. Lo que sí queda sin
aplicacion alguna, es la crítica intempestiva que hizo el
suscritor del informe que dió la Comision, à resultas de la
semple vista de ojos que le mandé practicar el gobierno.
Ella dijo todo lo que debia decir; y el señor suscriter,
-antes de criticar á la comision por lo que no dije, debia
haberse informado bien de las drdenss que habia llevado
al ir al Peñon.
Si otra hubiera sido la mision de la Comision, es decir,
la de hacer el análisis cualitativa y cuanttaliva de las agues
del Peñon; las observaciones meteorológicas, etc, : con la
misma facilidad hubiera cumplido con ese encargo cientí-
fico, que con otro cualquiera, como ta vista de ojos ; sola-
mente que en ese nuevo caso, no hubiera vuelto la Co-
mision à México en el mismo dia, sino á comer y 4 dormir,
Baraunda (y no barakunda, como lo escribe el suseritor,
á quien, aprovechando la confusion, se le coló una À por
demas), es su crítica, y no mi contra-critica, ¿Será justo y
racional el que un suscriter á cualquier periódico, critique
& una comision de profesores, porque se figuró que debia
200 1849
haberse ocupado de cosas agenas á las que el gobierno le
pedia? |
Dije al suscritor, en efecto, que esta análisis que tanto
deseaba, yo mismo se la daria; y que al calce de mi contra-
crítica la encontraria. No se la dí como mia, y lo primero
que estampé en el encabezamiento de ella, fué el nombre
del farmacéutico D. Ernesto Craveri que tuvo la bondad
de comunicármela. No dí como mia, lo repito, la obra de
otro; y el suscritor no pudo confundir nunca, á pesar desu
conocida ansiedad, mi yo mismo, con el nombre del Sr. D,
Ernesto (raveri, de quien, ¡infeliz aguador de mi! no
tengo más honor que el de ser el tocayo.
Vuelva á leer el suscritor mi artículo, y verá que si se
equivocó, fué por ansioso. Se figuró que yo mismo era el
autor del análisis, como tambien se figuró que la Comision
debia haber tratado una cuestion, cuya solucion, entónces,
no le habia encomendado el gobierno. Advierta el suscritor,
que solo á los músicos se les permite buscar tema para va-
riaciones.
Desea el critico que haga mios el anälisis y observacio-
. nes del Sr. D. Ernesto Craveri; pero como no he nacido
para darle gusto, ni estoy acostumbrado á hacer mio lo que
es de otro, me permitirá el que no obsequie sus antojos.
No sé, al parecer del crítico (y puede que diga bien), más
que lo que saben los más atrasados estudiantes en quimica;
¿cómo puede entónces un profesor querer lidiar con un
hombre que está todavía completamente in albis de los me-
nores secretos de la química ?
Con todo ; como del desafío que propone el suscritor, se
puede inferir que duda mucho de la exactitud de las espe-
riencias del Sr. Craveri, lo mismo que de sus resultados;
dicho Sr. Craveri admite su desafío, y gustoso consentirá
en ir al Peñon en compañía del señor suscritor, para repetir
y completar con él las operaciones antes practicadas. El re-
DESAFIO ADMITIDO. 201
sultado de ellas se dará al público con el nombre de los dos
combatientes; y si en esa científica contienda ocurriesen
algunas dudas ; consiente, por su parte, el Sr. Craveri, en
que las aclaren los señores farmaceuticos D. Domingo Lazo
6 D. José Vargas.
En cuanto á los gastos que originare la expedicion, el
Sr. Craveri y el mismo Aguador, con no ménos franqueza
que el suscritor, se ofrecen á sufragarlos. Yo, como de at-
taché, seguiré á esa nueva comision, con mi chochocol en
sautotr, para sacar el agua de donde se me mandare.
La doctrina de Santo Tomás que recomienda el suscri-
tor, la de ver y creer, fué la que siguió la Comision en la
vista de ojos que practicó; y en su informe dijo precisa-
mente lo que vió, sin amplificar nada. No por eso dejarán
de ser dignos de fé algunos relatos de muchos escritores,
que no han palpado materialmente lo que refieren. Sin salir
de Montbar, el gran Buffon poetizó en su prosa la historia
natural, la más completa que se conoce. Los informes de
los sábios de todos los países, reemplazan en ese caso, y
casi con ventaja, las observaciones del viajero. Muchas ve-
ces, este se suele alucinar con simpatías que resiente, ó con
los datos fabulosos que la credulidad del vulgo se complace
en esparcir. Respecto 4 la Comision de límites, no me me-
teré, ni el suscritor tampoco cuando vuelva, en averiguar
si nos habrá dicho precisamente lo que habrá visto. Lo que
si seria mas interesante, seria nombrar otra Comision que
fijase los límites de nuestros desacuerdos políticos; que de
ellos dependerá ciertamente, que en lo futuro, nos ensan-
chemos 6 nos angostemos, ad libitum de nuestros vecinos.
Se pierde de vista el suscritor, cuando dice que se debe
preferir el {ratamiento racional al empírico. En materia de
baños termales, no tiene desgraciadamente cabida su escép-
tica reflexion. Los más célebres médicos, en todos tiempos,
han recomendado el uso de dichas aguas en los casos más
je 1849
graves; y me parece que no basta ser suscritor al Siglo XIX,
para tratar de empíricos á todos los profesores de la facal-
tad médica.
En el desafío que propone el suscritor, y que admite el
Sr. Craveri, se verá el modo de proceder más que rápido
del primero, para darnos con exactitud tres veces por se-
mana, si se ofrece, el analisis cuantitativa y cualitativa que
1093 promete,
Lo que sí estraña mucho el Aguador, es que, siendo tan
facil al suscritor conseguir por sus propias manos el aná-
lisis que tanto desea, haya aguardado quizá 20 6 30 años,
siempre con ansiedad, el resultado de unas experiencias
agenas, que él mismo, en ocho dias, pudiera haberse pro-
porcionado.
Si el Aguador en su contra-critica hace mencion de cus-
tro idiomas, no tiene por eso pretensiones poliglotas. Tan
exótico es para él el eastellano como el ingles 6 el itabano;
y si de los ingenios pasados invoca las luces, à veces, es
que desconfia de las suyas. Esa es una virtud que muchos
debian imitar, y que el Suscritor, nrénos que nadie, le puede
reprochar.
En los experimentos cientificos, à cada cual le es muy
lícito gastar el tiempo que quiere. Lo que se debe exigir es
exactitud ent los resultados; y tan solo la ignorancia puede
criticar el que se emplee mucho tiempo en buscar lo que
ella, muy 4 menudo, ni presume siguiera poder existir. Muy
& priesa tambien le fluia à cierto poeton que decia : « á mel,
nada me cuesta hacer versos. » « Le cuestan lo que valen, »
le contestó un anciano,
El párrafo del Suscritor que empieza por el gas carbó-
100 es más pesado que el aire, etc., no es más que un caos
de palabras científicas encontradas é incoherentes. Era
preciso escribir un libro para poder fijartes un sentido : nos
<conteniaremos con decir al Suscritor que si en los hospi-
DESAFIO ADMITIDO. 203
tales existen abertnres altas, es para facilitar en las salas
la salida de los miasmas perniciosus de ménos peso que el
aire, y cuya naturaleza no conocen aun los químicos,
Tocante à las múnas, es demasiado sabido que las más
veces, es urgente emplear bombas de mucho poder, encer-
der grandes hogueras ó practicar corrientes de aire, para
poder penetrar en ellas impunemente. Esas operaciones,
tampoco las ignoran dos más etrusados estudaates en quí-
ma; ¿cómo sucede que el suscriter nada sepa. de eklas ?
Sea de todo lo hablado lo que fuere; queda admitido de
parte del Sr. Craveri, el desafío propuesto por el Suseri-
ter : más que las palabras, los hechos comprebarän los
amútuos asertos,
Sérvase, pues, el suscritor, mandarle avisar al Sr. Cra-
veri, en la Botica del Refugio, el dia y la hora en que los
elos deberán efectuar su viaje, à fin de tener reunide todo
bo necesario para las operaciones que se vam de nueso k
practicar.
Be esa lucha tan interesante, resultará un bien para la
esencia; y todas las querellas son plausibles cuando se di-
rigen á este fin.
En medio del litis que nos ocapa, suplicamos al Exmo.
Sr. goberuador se sirva no dejar olvidada la cuestion de la
reposición radica! de los baños del Peñon, que el ex-gober-
mador, Exmo. Sr. D. José Ramon Malo, trataba de re-
sobver con esa actividad que le es caracteristica, movido
del deseo que tenia de mejorar la salud pública.
Sirvase mriéniras, el Suseritor, admitir las protestes de
respeto de su afectísimo y seguro servidor Q. S, M. B
UN AÁGUADOR DE ULTRAMAR.
E, M.
204 1849
BAÑOS Y MAS BAÑOS.
Remitido.
Señores editores del Siglo XIX, —Casa de ustedes, Junio
20 de 1849.—Muy señores mios: Ruego á ustedes sesirvan
publicar en su apreciable periódico la siguiente copia de
una carta que he suscrito y entregado con esta fecha al Sr,
Craveri, como única respuesta al último artículo que publicó
el Aguador de Ultramar. El público imparcial convendrá
en que el contra-crítico ha sufrido una penosa derrota :
quiso defender á la Comision visitadora, y vino confesando
que no hizo ésta un reconocimiento científico; presentó un
análisis cualitativa, y en cuanto se le pide que lo sostenga
pasa traslado al autor. En conclusion, solo puede concedér-
sele al Aguador al triunfo de una.....H.
« Sr. D. Ernesto Craveri. — Casa de vd. , Junio 20 de
1849.— Estimado amigo: He leido en el Monitor de ayer un
artículo suscrito porel Aguador de Ultramar, autor de otros
que he impugnado, quien léjos de sostener su dicho, cor-
respondiendo à lo debido, se acoge á usted para salir del
embarazo en que se encuentra, dando por disculpa que
« no quiere obsequiar mis antojos. »
« Yo, que solo he visto y veo la cuestion científica y no
las personas, estoy en el caso de admitir la subrogacion,
obligado 4 entenderme con usted; pero confio al mismo
tiempo en que, sea cual fuere el resultado final, no influirá
en nuestra amistad, ya que por desgracia el órden de los
sucesos nos ha puesto de frente. Tambien convengo en que
sean jueces en esta contienda los Sres. Lazo y Vargas,
porque.... quiero dar gusto al contra-crítico. Debemos por
lo mismo arreglar con estos señores el dia y hora de la
marcha, supuesto que deben inspeccionar las operaciones
que usted practique, y atender á las observaciones que yo
hiciere.
DESAF:O ADMITIDO. 205
« Como supongo à vd. bien instruido en todos los ante-
cedentes, omito entrar en aclaraciones, y concluyo asegu-
rándole que me tiene & sus órdenes como su muy adicto
amigo, Q. B. S, M.
EL SUSCRITOR.
¡¡ AGUA VA!!!
Contestando al artículo inserto en el Sig/o XT X del 23
del pasado, suscrito por un Suscritor, diré : que una reti-
rada no es una penosa derrota, como lo estampa el Suscri-
tor : es un movimiento estratégico aconsejado por la de-
cencia, para que salgan 4 la palestra dos campeones muy
dignos de medir sus fuerzas. « À vaincre sans péril, on
triomphe sans gloire. » Por lo tanto me debe agradecer el
Suscritor, el que le haya proporcionado un antagonista de
conocimientos modernos, y no un Aguador más versado en
los secretos del agua fria, vel oryde hydrique, que en los
de unas aguas termales que, por la variedad de las sustan-
cias que contienen y su calor excesivo, parecen verdade-
ros derrames del infierno.
No he pasado traslado á mi tocayo Craveri, tocante al
análisis que publiqué de él; cada uno debe defender su
obra : es combatir casi, pro focis. Así que yo dé à luz el
análisis que estoy preparando del agua delgada , que ar-
rastra en su curso tantísimos cuerpos estraños, orgánicos y
no orgánicos, que ensucian á cada momento mi chochocol ;
entónces sí, lo sostendré, mas que se me venga encima la
minería toda, que es de regular peso.
£n cuanto á la Comision; como dentro de tres ó cuatro
dias debe publicar la órden que le pasó el gobierno para
practicar la vista de ojos; verá el público que la crítica del
Suscritor es, lo que llamamos en frances, un hors-d' euvre;
ó más bien una obra tan fantástica, como puede serlo, un
206 1849
dibujo de Hofimann, Cadlot, 6 el sombrero piramidal de
cualguier anglo -sajon que pasa à Calilornias.
La carta que le pone el Señor Suacriler al Sr, Craveri
admitiendo el reto, no puede ser mas camedida, sadvo la
reticencia indicada por los puntos suspensivos, cuyo vacio
debe llenar la imaginacion del lector. Esa figura de retó-
rica, las más veces, es algo maliciosa ; y no todos la saben
emplear como mi amo Neptuno, cuando, en un tiempo,
soltó tan 4 tiempo su admirable guos ego!...
Para el dia del combate mandaré enflorar mi chochocol ;
y jamas se habrá aparecido mas decente el — A guador de
Ultramar.
E. M.
HABLA LA COMISION.
CONSEJO SUPERIOR DE SALUBRIDAD DE MÉXICO.
Con motivo de lo que se ha escrito en algunos periódicos
de esta capital, sobre la visita que la Comision del Consejo
practicó à los baños del Peñon, solicitó ésta y obtuvo, del
Cuerpo à que tiene el honor de pertenecer, la publicacion
del oficio del señor Gobernador que ordenó aquella, y el
dictámen que en contestacion á él aprobó el Cansejo, paza
que el público sensato vea si la Comision cumplió con lo que
se le encomendó 6 no; entendido de que volverán sus miero
bros á ocuparse del asunto, porque no tratan de entrar en
polémicas de ninguna clase.
Y por acuerdo del Consejo, tengo la honra de reraiür à
ustedes las siguientes copias, para que se sirvan insertarias
en su apreciable periódico, y de reiterarles las seguridades
de mi aprecio,
Dios y libertad. México, Junio 9 de 1840. — Pedro
Montes de Oca, — Sres. editores del Monitor Republicano,
BANOS DEL PENON. 207
Deseando el señor Gobernador saber en qué estado se
hallan Jos baños del Peñon y hasta donde pueden perjudi-
car al público por el abandono, desaseo y falta de recursos
en que se encuentran, así como las medidas que sea con-
veniente tomar para hacer útiles sus benéficas aguas, á la
poblacion de esta eiudad y sus alrededores; S. S. me
manda dirigir á Y. $. este oficio con el fin de que se sirva
nombrar una comision del seno de ese Consejo, que practi-
que una visita á los expresados baños, é informe sobre los
puntos que se mencionan, pudiendo, si es posible, averiguar
las causas del abandono en que existe aquel utilísimo esta-
blecimiento. Y al cumplir lo dispuesto por el mismo señor
Gobernador, tengo el bonor de ofrecer à Y. $, las seguri-
dades de mi atenta consideracion y aprecio.
Dios y libertad. México, Abril 17 de 1849. — Mariano
Guerra, secretario,
Es copia. — Montes de Oca, secretario.
Sigue el Informe de la Comision inserto en la pág. 182.
BANOS DEL PENON.
AnáMols de sus aguas.
Monitor Y Sicco XIX,— 16 de octubre.
De resultas del duelo á que un suscritor al Siglo XIX
provocó al Aguador de Ultramar, relativamente al análi-
sis de las aguas termales del Peñon ; bien ha podido creer
el público que, en esa lucha, habian sucumbido los dos
campeones, por la ninguna noticia que de ellos se ha te-
nido desde aquella fecha. Consuélese pues; porque afortu-
nadamente ninguno de los combatientes ha sacado de ese
cientifico reto, la mas ligera lesion. El Sr. farmacéutico D.
Ernesto Craveri, á nombre de quien el Aguador de Ultra-
mar habia admitido el desafío, tan luego como conoció à su
208 1849
contrario, que lo era el Sr. D. Leopoldo Rio de la Loza,
profesor de medicina, cirugía y farmacia, catedrático de
química en el colegio de San Juan de Letran etc. ; tan
luego, repito, como se reunió con él, lo apreció en el más
alto grado, como se lo merece; y durante tres meses, es-
tuvieron de consuno ocupados en sondear y descubrir, por
los procedimientos más modernos, los secretos que una na-
turaleza, muchas veces caprichosa, se complace en ocultar.
Les cabe al Tullado (1) y al Aguador de Ultramar, que
son una misma persona, la satisfaccion de haber dado orí-
gen à una disputa que nos proporciona hoy la análisis exac-
tísima de las aguas termales del Peñon, debida al espíritu
de observacion de los sábios farmacéuticos D. Leopoldo
Rio de la Loza y D. Ernesto Craveri. La publicamos, pre-
surosos, conociendo las inmensas ventajas que de ella puede
sacar la facultad médica, en la recomendacion que suele
hacer de las virtudes de las aguas del Peñon, para el alivio
de muchas enfermedades agudisimas.
Poco oportuno es hablar hoy de termas, cuando deliran
todos por el agua fria. Peces, al parecer, quieren volverse
los enfermos; pero, aguárdense del tiempo las resultas, y
puede suceder muy bien, que dentro de breve, les salgan
á los hidropáticos unas escamas, que ni los inteligentes y
poco iconoclastas señores del Universal, podrán debida-
mente apreciar.
Ahora dejaremos hablar á los Sres. D. Leopoldo Rio de
la Loza y D. Ernesto Cravéri, contentándonos con decir en
compañía de cierto poeta :
« Felix qu potuit rerum cognoscere causas!... » — El
Alguador de Ultramar.
Decididos & hacer un reconocimiento de las aguas ter-
males de estos baños, para asegurarnos de su composicion,
(1) Véase el artículo firmado con este seudónimo,
BAÑOS DEL PENON. 209
repitiendo los trabajos que con el mismo objeto habiamos
practicado antes separadamente ; creimos que seria de más
interes para el público y para la ciencia, el conocer las
proporciones en que se encuentran las sustancias disueltas
en el agua; los gases que se desprenden del manantial, y
la cantidad de ácido carbónico que puede alterar el aire
interior de los baños, despues que se ha. puesto en ellos el
agua necesaria. Este exámen más difícil y dilatado que el
primero, era sin duda más satisfactorio; y por grandes que
fueran las dificultades, debimos hacer un esfuerzo para su-
perarlas. Inútil nos parece ocuparnos en referir las que se
han presentado; nos bastará indicar como principal, la falta
de tiempo para dedicarnos únicamente á este importante
objeto de pública utilidad. Y si aun hoy no podemos tener
el gusto de ver enteramente realizado nuestro propósito ;
nos cabe & lo ménos la satisfaccion de ser los primeros
que publican la análisis cuantitativa del agua del Peñon, y
la de los gases que se desprenden de su fuente. Nuestros
afanes quedarán por si mismos, suficientemente recompen-
sados; pero lo serán más, si llegan á ser de alguna. utili-
dad al arte de curar, 6 sirven de estímulo para que los
amantes de las ciencias den á conocer la composicion de
algunas de las aguas minerales, que son tan abundantes v
usadas en la República.
Al N. E. de esta capital, y á poco ménos de una legua,
se encuentra un edificio de sólida construccion ; pero con
los defectos propios de la época en que se fabricó. La falta
de regularidad en su fachada, patios y viviendas; lo bajo
de las bóvedas; lo deforme de los traga-luces y ventilade-
ras; la pequeñez de las ventanas; lo tosco de las cañerías
y de los bitoques que sirven de llaves; la disposicion, forma
y tamaño de las tinas; todo descubre el poco gusto de la
época, y el ningun empeño de los propietarios para intro-
ducir reformas importantes en ese establecimiento, hacién-
14
D — me ..
“ » o
. "
210 1849
dolo adecuado á su objeto principal. Increible parece que
despues de tantos años que han estado en boga esos baños,
no se haya pensado en formar una calzada, amenizar aquel
sitio, conducir agua potable, procurar alguna poblacion, y
sobre todo, proporcionar los víveres necesarios á las fami-
lias que, principalmente en invierno, acostumbran visitarlo
con frecuencia. Solo este abandono puede esplicar, por qué,
reuniendo condiciones tan favorables, como son la inme-
diacion á una ciudad populosa, la temperatura del agua,
su diafanidad, la naturaleza de las sustancias volátiles y
fijas que contiene, y las propiedades medicinales que, aun-
que exageradas, se atribuyen vulgarmente á las aguas mi-
nerales ; no disfruten de una mediana reputacion, como la
que tienen, en otros países, muchos baños de un órden se-
cundario. Tambien pudiera atribuirse la notable decaden-
cia que se advierte en el uso de esos baños, comparando
las épocas anteriores, à los progresos que hace cada dia en
México el arte de curar, progresos que han debido fijar
su verdadero valor 4 los muchos medios terapéuticos em-
pleados racionalmente en beneficio del género humano.
Pero aun sin dar mucha ventaja á esta causa, basta re-
flexionar, quecuanto más ha mejorado el buen gusto, mayor
abandono se ha notado en el establecimiento; y era preciso
que se viera hasta con horror un lugar, que debiendo ser
de distraccion y recreo, lo es de privaciones y de fastidio :
hoy parece que se pretende introducir algunas reformas, y
ojalá que ellas correspondan al gusto y à las necesidades
de la poblacion.
El terreno inmediato à los baños, es cálico ; pero hay que
notar la mucha cantidad de sosa impura ó tequesquite que
se recoje cada año, no solo para el consumo de la ciudad,
sino tambien para muchos lugares de la República. Coma
la materia mas abundante en esta sosa, es el cloruro de
sódio 6 sal comun; algunos aprovechan este producto, se-
BANOS D&L PENON. 211
parándolo con ventaja. Tambien contiene una corta canti-
dad de cloruro de magnesio y de asotato de potasa.
Aunque parezca una digresion estraña al objeto de este
escrito, no por eso será ménos importante desvanecer una
-equivocacion en que han incurrido algunos autores, al su-
poner que en los terrenos del valle de México, principal-
mente en las chinampas, se cultivan los romeritos y la sa-
vila; y que estas plantas, así como nuestro tequesquite,
contienen lodo que toman de esos terrenos : tal noticia es
falsa, y parece que tomó orígen de la que dió el capitan
Inicstra al Sr. Arago, y de que algunos atribuyen el olor
particular que se nota en el tequesquite, sobre todo, por la
accion del fuego, à la presencia de un ioduro alcalino;
- mas ese olor proviene principalmente de la descomposición
del cloruro de magnesio, y de la accion del calor sobre un
sulfuro alcalino. Tambien es una equivocacion suponer que
la barilla se saca aquí de los romeritos, La planta que se
ha usado para este objeto, es el sesuvium portulacastrum
que se cultiva principalmente en Azcapotzalco y sus inme-
-diaciones, 4 donde se halla todavía en alguna cantidad.
Pero volviendo á nuestro asunto, llevaremos al lector al
manantial del Peñon. Frente á la puerta principal del edi-
ficio, y un poco á la izquierda, hay dos pequeños cuartos,
cuya pared intermedia está levantada de modo que per-
mite la comunicacion de las aguas que brotan por diversos
puntos del fondo de un estanque, cuyo horde llega al nivel
del piso del cuarto. Tanto en el fondo, como en las pare-
-des, pero principalmente al nivel del líquido, se encuentran
incrustaciones de color blanco, sucio en la cara exterior
que está en contacto con el aire, y de color negro en la su-
perficie bañada por el agua : rompiendo algunas de esas
«costras, suelen hallarse materias estrañas arrojadas al ma.
nantial, y que han servido de núcleo à su formacion. En la
superficie del agua se descubren tambien unos pequeños
212 1849
cuerpos blancos, brillantes, lenticulares, convexocóncavos,
y de dos à cuatro milímetros de diámetro; este producto
de la evaporación, sigue el movimiento undulatorio del li-
quido, precipitándose luego que éste llena su pequeña ca-
vidad. La naturaleza de esas costras, así como la de los
cuerpos flotantes, corresponde á la de las sustancias que
hay en el agua, pero no á las proporciones en que se en-
cuentran en ésta, En las costras, es considerable la canti.
dad de manganesa, y aunque menor en aquellos cuerpe-
cillos, se descubre fácilmente el óxido, por medio del
soplete, y en ambos, los compuestos de silisa, cal, magne-
sia, estrociana, etc.
La agitacion del líquido es mas bien producida por el
desprendimiento de los gases que por la salida del agua, .
cuya cantidad parece suficiente para surtir los baños, no
obstante que aún no hemos intentado apreciarla con la de-
bida exactitud. La idea vulgar muy generalizada en México,
de que el agua del Peñon es sulfurosa, hace que preocu-
pados algunos, crean percibir ese olor del que ciertamente
carece.
No obstante la poca ventilacion del manantial, los gases
se desprenden fácilmente, influyendo en mucha parte la
temperatura elevada á que se encuentra el agua ; por esto,
no es estraño que al llegar à los baños, apénas contenga
una corta cantitad de gas carbónico, segun lo han demos-
trado las esperiencias practicadas; pudiendo asegurarse
que hay exageracion en la que se supone, y advirtiendo
que por el enfriamento del líquido, aun puede mantener en
solucion el ácido que lleva, al estado de libertad.
Al ocuparnos de la temperatura del agua, comenzare-
mos por llamar la atencion sobre esos cambios que suelen
observarse en algunas fuentes, y que no se han advertido
en las del Peñon, à lo ménos en el transcurso de cinco años.
La temperatura en las pequeñas piezas del manantial es
BAÑOS DEL PENON. 213
relativa & la ventilacion : esta vez hemos dejado abierta la
puerta durante la observaciones, obteniendo siempre los
resultados siguientes :
A las tres de la tarde del 30 de Junio, y 4 las nueve de
la mañana de los dias 20 y 23 de Agosto :
En el patio del establecimiento, á la som-
bra y al 0.......................... +20" 75 c°
Primera pieza del manantial. ......... +23" 00
Segunda pieza—D°— é interior........ +33" 00
Temperatura del agua. ............. . +44" 50
El sabor del agua tomada del manantial, no es de los
más repugnantes ; se necesita un paladar delicado para
apreciar la alcalinidad, despues de la primera impresion
que es débilmente Acida. Estos dos sabores, contrarios en
sf, se notan mejor dejando enfriar el líquido; pero entón-
ces se advierte el gusto desagradable de las aguas pesadas
6 gordas. Todas estas propiedades, órganos épticas, cor-
responden muy bien á las que presenta con los reactivos :
el papel de tornasol enrojecido, toma una tinta violada, y
este color es permanente; el azul queda morado, pero vuelve
á su color cuando está seco. La doble reaccion tambien
corresponde con los resultados analíticos, como veremos
adelante; pero antes de separarnos del manantial, notare-
mos que de este punto se distribuye el agua para todos los
baños que hay en el edificio; y que éstos tienen el número
de piezas proporcionado à una pequeña vivienda. El der-
rame sale á fuera por un caño cubierto; y la gente pobre
aprovecha algunas veces estas aguas, tomando baños
parciales,
Ocupándonos ya de los trabajos de laboratorio, comenza-
remos por dar á conocer el gas que se desprende continua-
mente del manantial, y en cantidad considerable :
284 1849
Cien volúmenes de dicho gas están compuestos de :
Acido Carbónico. .........o.oo.o.o.o.oo.. .. 63 3
AZOGt0....oooooooooooronoronono.osso 33 7
Oxigeno....,.,,......,, onoarrrrr.. 013
Vapor de agua, ..... nosssososross .. 04 7
=14100'
Ó SEA : |
Acido carbónico. ........o..o.ooooooo.o». 63 3
AZOOÍÚ....ooooooooooomnocopororonono 23" 8
Aire atmosférico. ........... oo .uo.o.» 06 2
Vapor de agua. ....................., 01 7
=100'
Por fácil que parezca á muchos el fijar la densidad de las
aguas termales con la exactitud que sé désea, no siempre
puede hacerse de una manera satisfactoria, sobre todo, si
hay gases que se separen con facilidad : y aunque algu-
nos no dan grande importancia á las diferencias que se ad-
vierten, comparando los esperimentos, nosotros creimos
deber considerarlas al fijar el promedio, advirtiendo ade-
mas, que las pesadas se han hecho á toda nuestra satisfac-
cion, sirviéndonos de un aparato adecuado al objeto, de el
agua destilada perfectamente pura, y de unas balanzas de
precision muy sensible,
Segun los datos, la densidad del agua del Peñon es á
+ 20% — 100165. Al apreciar la cantidad de sustancias
sólidas, contenidas en el agua del Peñon, á primera vista
pudieran indicar alguna inexactitud en las manipulacio-
nes 6 algun yerro en los cálculos; mas si se atiende 4
que el residuo de la simple evaporacion ha debido secarse
á la temperatura suficiente para descomponer unes cuer-
pos y volatitizar otros, no habrá que estrañar esta diferen
cia, muy fácil de conocer por los datos siguientes :
BANOS DEL PENON. 215
Residuo de la evaporacion y desecacion "pa. —0 1285
Sustancias sólidas apreciadas separada -
Mente Ppro.ooo.ooooocococorcorsnmmms.» —0'4325
Ateniéndonos, pues, al segundo resultado, cien partes
de agua tienen :
Sulfato de cal................,....... 00029
Cloruro de sodio...................... 00480
Carbonato de cal..................... 0'0056
Idem de sosa....... corro oncoroarnnoa.. 00341
Ídem de magnesia.................. ... 00256
Silicato de potasa. ............,,..,.... 0,0147
Alumina........................... 00016
Si agregamos á esta suma el ácido carbónico
libre.........oooooooooroooooronooooo. 0'0943
Más el agua correspondiente............. =99"732
Tendremos la composicion del agua del Peñon 100'0000
El exámen de las costras no deja dudar de la existencia
de los compuestos de manganesa, fierro y estronciana; y
es racional convenir en que estos se encuentran en solucion
en el agua, probablemente al estado de carbonato; mas
como para separar una cantidad ponderable, seria necesario
evaporar mucho líquido, y este trabajo no corresponde al
provecho que resultaria, hémos prescindido de intentarlo,
comprendiendo la estronciana en el peso del sulfato de cal,
y en el de la alumina, el del fierro y de la magnesia.
Escusade nos parece hacer mérito de los trabajos em-
prendidos para hallar otras sustancias, ademas de las que
hemos señalado; pero debemos llamar la atencion sobre un
error que se ha cometido al anunciar. hace pocos meses,
que el agua del Peñon contiene azotato de potasa en canti-
tad apreciable : ninguna habiamos encontrado, antes que
se publicaran esos trabajos analíticos, ni la hemos podido
216 1849
descubrir ahora, à pesar de nuestro empeño, y de que los
medios recomendados por la química, son bastante eficaces,
Esto nos hace creer que se dió por supuesta la existencia
de los nitratos, recordando solamente que abundan en el
valle de México; sin que se buscaran con escrupulosidad,
ni ménos que se separaran para fijar su proporcion. De
aquí puede inferirse con algun fundamento que el agua del
Peñon trae su orígen de un punto distante, pues que su com-
posicion no es precisamente la del terreno á donde se pre-
senta, confirmándose esta idea con la de su temperatura
elevada y constante. À esta, y à la presencia del ácido car-
bónico libre, debe atribuirse la solucion de cuerpos que son
insolubles en circunstancias comunes, y la notable diafani-
dad del líquido, el que se enturbia luego que se ha separado
aquel gas.
Seria conveniente antes de concluir este artículo, supuesto
que se ha fijado la temperatura y la composicion del agua,
que se ha dado á conocer la de los gases, y que se ha indi-
cado la de esos depósitos calcarios ; ocuparse de su accion
terapéutica para conocer las ventajas incalculables que pu-
diera obtener el arte de curar. Pero, ¿quién no ve que nos
espondriamos á incurrir en las perniciosas exageraciones
vulgares, 6 à perder el tiempo, recordando à los médicos
instruidos las diversas y útiles aplicaciones de esas aguas
medicinales, con que se les brinda 4 las puertas de la ciu-
dad? Bien conocen la ventaja que en sí lleva un agua que
tiene en solucion compuestos salinos, en proporciones
fijas; la de una temperatura que pueden disminuir á vo-
luntad; la de gases bien conocidos y recomendados hace
algun tiempo para la curacion de muchas enfermedades; y
la muy poderosa, acaso la principal, ese influjo de la ima-
ginacion que obra más de una vez sobre el físico, sirviendo,
en muchos casos, como único y muy poderoso remedio. No
obstante, estamos seguros de que no llevarán á mal el que
REPRESENTACION DE EBANISTAS. 217
hagamos una indicacion que puede servir en muchos casos.
Ignorando hasta ahora la verdadera composicion del agua
del Peñon, y principalmente las proporciones de sus com-
puestos, no han podido, ni debian aventurarse á prescribir
este agua para uso interno : mas ya que conocen esas pro-
porciones, que pueden estar seguros de su composicion y
valorizar las ventajas que se han obtenido y se obtienen en
otros países con el uso interno de muchas aguas minerales
de composicion muy semejante; no vacilarán en recomen-
darla, fijando las dósis, señalando los casos en que pueda
convenir, y todo con la seguridad que no habian tenido
hasta ahora. Y si alguna vezlos resultados fueren favorables,
tendrán la gloria de establecer un hecho práctico , y nos-
otros la de proponer un medio útil, cuyos resultados cree-
mos que corresponderán á nuestros deseos, que son en be-
neficio del género humano.
nonco, Setiembre 26 de 1849. — Leopoldo Rto de la
Loza. — Ernesto Cravert.
REPRESENTACION
QUE LOS EBANISTAS DE ESTA CAPITAL, AMAGADOS DE UNA RUINA COMPLETA,
TIENEN £J. HONOR DE DIRIGIR AL SOBERANO CONGRESO DE LA NACION.
Los innumerables artesanos que se ocupan en los talleres
de ebanistería en México, habiendo llegado 4 entender que,
à resultas de las reformas proyectadas en el arancel, se
iban á bajar notablemente los derechos á los muebles que
se importan del extranjero ; elevan su voz á las augustas
Cámaras, contra una medida destructora, en parte, de las
artes mecánicas, que todo buen. gobierno siempre cuida de
proteger.
Los obradores de ebanistería en México, extranjeros 6
mexicanos, ocupan diariamente á más de mil oficiales,
218 1849
quienes, llevándose á efecto la rebaja indicada, van à verse,
por la baratura de los muebles finos, reducidos á la más
peligrosa ociosidad,
¿Cuántos son los oficiales que, pasados à maestros, han
adquirido familia seguros ya de poderla mantener con al-
guna decencia? Esos infelices, frustrados en un instante de
un bienestar honroso, fundado en su industria, van á ser
dentro de breve sumergidos en la miseria consiguiente á
la cesacion del trabajo.
Se puede suputar, sin exageración, que mil artesanos
constantemente ocupados, procuran el sustento á más de
cuatro mit individuos de sus familias que dependen y ase
alimentan de su trabajo.
Los oficiales mexicanos, gracias á las lecciones que han
recibido de los artesanos framceses, alemanes é ingleses,
pueden hoy competir casi con sus maeslros, y no se debe
negar que á la fecha, en México, el arte de la ebanistería
ha hecho progresos que sorprenden.
Los muebles suntuosos no son objetos de primera : nece-
sidad; son propiamente de excesivo lujo. Bien pueden, en
ese caso, los ricus, cuyo patriotismo difícilmente se aco-
moda con lo que aquí se fabrica de más acabado, pedir á
la Europa todos los portentos de sus bazares de muebles;
pero ya que les es muy fácil sacrificar grandes sumas de
dinero para rivalizar en lujo con los potentados del caduco
mundo que ya se desbarata, que paguen al nuevo, dere-
chos algo subidos en compensación de su industria que
florece ya, que desconocen, y que por capricho sacrifican.
No hablaremos de los grandes perjuicios que van à re-
sentir los propietarios de las maderas esquisitas que con
abundancia se emplean y produce ese suelo privilegiado,
tan solo por la naturaleza : nada diremos tampoco del con-
sumo grande que se hace del aguardiente del país para
hacer resaltar los variados accidentes de las maderas que
REPRESENTACION DE EBANISTAS. 219
se asierran y se pulen. Una vez arruinada la fabricacion
de muebles, esa demasía de alcohol inocentemente em-
pleada antes, contribuirá de hoy en adelante & fomentar
los vicios, y quizá los crímenes que tanto deploramos.
Si el hacer trabajar á un pueblo es moralizarlo, ¿no es
de temerse que miles de artesanos, sin esperanza ya en la
industria que ejercian ni en otra cualquiera sujeta & los
mismos descalabros, se entreguen á la holgazanería que
aquí de continuo amaga á la existencia social ? ¿Cómo cas-
tigar desórdenes que uno mismo origina?
Considerando la cuestion bajo el aspecto financiero, se
puede graduar que no excederán de mucho los derechos
que se percibirán en los muebles, al importe de las contri-
buciones que, duplicadas hoy, pagan los numerosos talle-
res de ebanistería abiertos en esa capital, y que necesaria-
mente tendrán que cerrarse rabajändose los derechos.
El arte de la ebanistería no es una industria negativa
como otras, No se sacan del extranjero las materias pri-
meras que se elaboran; y las máquinas de aserrar que
continuamente están en movimiento, son suficientes ape-
nas al córte de las maderas nacionales que se labran.
Oida esta peticion, y examinada bajo cualquier punto de
vista, en nada se contrarían los intereses del Supremo Go-
bierno ; pero desechada, sufrirán al contrario un golpe mor-
tal los de una multitud de ciudadanos laboriosos, dignos en
justicia de una mejor suerte.
En conclusion, diremos, que si para merecer el favor
que se solicita, en algo puede influir la memoria del pa-
triotismo, de que dieron prueba los artesanos en la pasada
lucha ; recordaremos con gloria los heróicos esfuerzos que
supieron hacer al mando del inmortal Balderas, en los
campos de Churubusco y Molino del Rey que regaron con
su sangre generosa. À nombre de ella, los artesanos mexi-
canos, cuyas firmas siguen, piden al Soberano Gongreso se
220 1849
digne obsequiar su demanda, por ser de rigurosa justicia,
1: Podrá ser la miseria, el premio reservado á sus virtudes
cívicas!!... (1) |
PROTECCION AL TRABAJO,
Piden los ebanistas en su representacion al Soberano
Congreso. La leímos con sumo interes en el Monitor del 24
de este mes, y nos rehusamos & creer que en las reformas
del arancel se cometa la imprudencia de rebajar los dere-
chos impuestos à los muebles que se importan de Europa:
sería la extravagancia mayor, y la sentencia postrera pro-
nunciada contra los ebanistas, quienes, como todos los de-
mas artesanos, reclaman la solicitud de un gobierno protec-
tor de las artes.
La mayor parte de los muebles que se venden en las
tapicerías de México, son obra de nuestros artesanos; y en
lo bien acabado de ellos se observan, con consuelo, los
progresos que era natural aguardar del espíritu de imita-
cion que aquí reina. En la escultura de esos muebles prin-
cipalmente, tenemos hoy maestros que, dentro de breve,
podrán casi competir con los de Ultramar.
¿Qué razones pueden ofrecerse, pues, á la sabiduría de
la comision encargada de revisar el arancel, para minorar
unos derechos que son el único incentivo que alienta 4
nuestros artesanos? ¿Necesitan esos acaso para alcanzar
mayor grado de perfeccion y modelarse más, el que entren
- gratuitamente todos los muebles fantásticos que idearon los
Sibaritas de Lóndres, Paris 6 Viena? Si los hombres fasto-
sos de aquí, no pueden sin ellos hacerse la vida medio pa-
sadera, dejen ustedes que paguen todos los derechos que les
imponen sus estrañas necesidades : y mucho más, cuando
(1) Siguen las firmas de más de quinientos artesanos.
PROTECCION AL TRABAJO. 221
esas voluminosas curiosidades no se pueden introducir clan-
destinamente, por el mucho trecho que ocupan y la especie
de cariño con que se deben traer á las grandes capitales.
Existen mas bien motivos para subir los derechos & los
muebles que para bajarlos. Los carros en que vienen, for-
mando como cerros, inutilizan por lo comun todos los <a-
minos, profundizando en ellos unos atolladeros que la curia
de los peageros, en extremo escrupulosa, muy poco se cuida
de componer,
Si el organizar el trabajo es la primera necesidad de
todo gobernante, ¿por qué fatalidad se pretende adoptar
aquí el plan contrario, bajando los derechos & los muebles
que se importan de luengos países, cuando se fabrican en
nuestros talleres con maderas nacionales? ¿Acaso será por-
que, siendo tan bien repartidas las tierras, nuestros artesa.-
nos, reducidos á la mendicidad, podrán fácilmente pedir al
suelo patrio, el sustento que ya les niega su industria? Ata-
carla, no puede ser mas que un pensamiento puramente
monárquico, para de nuevo reducir d la glébe, á los que ha
sustraido ya à ella el sistema que nos rige, y que desca-
radamente se ataca, y su constante trabajo que verdadera-
mente los independenció.
Estamos en paz, nos parece ; pero si la desorganizacion
del trabajo debe ser uno de sus frutos, convendremos en
que son bien poco apreciables sus beneficios. En la paz,
habitualmente, progresan las artes, florece el comercio etc.;
solo que aquí se entienda por paz un quietismo de plomo que
nos dé la medida exacta del dulce far niente de los italianos,
à que les quiere reducir la hiperbólica república francesa.
Bien dicen los artesanos en su representacion, que ellos
casi fueron los únicos que, cuando la invasion americana,
disputaron á palmos los campos de Molino dei Rey, mién-
tras que los más de nuestros profundos pensadores, si dis-
currian entónces, era á la carrera: les hostigaba, segun
222 1849
dijeron despues, la vista de los yankees, À fé que si en los
artesanos hubieran reinado los mismos escrúpulos, no se
hubiera siquiera salvado en Churubusco y Molino del Rey,
el honor del pabellon mexicano. |
Favorecer los intereses del rico perjudicando á los del
artesano, esidea original; ¡ y qué mal era pagar el patrio-
tismo del último! Es preciso conservar defensores á la pa-
tria. Estamos hoy en la época del post nubila Phebus; y
si, gracias al reflujo de nuestros enemigos, tantos vergon-
zantes 6 prófugos como se les quiera llamar, contemplan
hoy sin peligro nuestros edificios chamuscados; no deben
olvidarse por eso los sacrificios inútiles que hicieron tantos
artesanos que quedaron como Mario, sentados tambien en
más de una ruina despues de un conflicto sangriento.
Esas consideraciones militarán 4 favor de los artesanos;
y creemos desde ahora poderles asegurar que, los señores
que componen la comision de aranceles, las tendrán pre-
sentes, para no decretar una rebaja en los derechos que
arruinaria irremisiblemente á la industria de su país.
Un REPUBLICANO.
ENTRE COL Y COL, UNA FLOR.
INSTRUCCION PRELIMINAR.
El Supremo Gobierno, en 1849, luvo la loable idea de
excitar á todos los hacendados y à los demas particu-
lares más empeñosos, unos en el cultivo del campo, y
otros en el de las flores, £ que mandaran á la exposicion
dispuesta para octubre, lo que pudieran remitir 4 ella que
fuese más digno de Hamar la atencion pública, y de me-
recer, de parte de la Junta de fomento, el premio reservado
& los que hubieran manifestado mayor afan.
Anticipadamente se publicaron unos anuncios, para que
ENTRE COL Ÿ COL, UNA FLOR. 293
cada uno tuviese el tiempo suficiente para enviar á la expo-
sicion las plantas 6 productos agrícolas de mayor mérito
que hubiera podido reunir. Se eligió para este objeto, el
punto medio de la Plaza de Armas, donde se ven los cimien-
tos de una columna abortada que, en un tiempo, pensara
el general Santa-Anna elevar A la Independencia nacio-
nal.
Para cubrir la circunferencia de la exposicion, se formó
un toldo poco elegante, que consistta en la vela muy usada,
destinadá por la Municipalidad & dar sombra à las calles
de la capital, que de vez en cuando, suelen recorrer las
procesiones. |
Si me pareció que habia mediado poco acierto en esco-
jer el mes de octubre para una exposicion de flores : tam-
bien pude creer que la Plaza de Armas, recien plantada
con unos fresnos tiernos, no fuera un lugar muy á propósito
para ella, debiendo estos arbustos perecer necesariamente
£ manos de los vendedores de dulce que circundarian la ex-
posicion.
Atendiendo & la opinion que emití de situar la exposi-
cion en la Alameda; así se hizo algunos años despues. Es
triste confesar que desde 1849, estas exhibiciones han sido
muy pobres; y que no se encontró en lo futuro, entre los
particulares, la misma emulacion que se observó en el pri-
mer año, en que los Sres Flores, Escandon, Zurutuza,
Conde de la Cortina y de Castro, y los hortelanos de San
Francisco, se distinguieron entre otros muchos Mexicanos
celosos de las mejoras y adelantos de su país.
E, M.
224 1849
ENTRE COL Y COL, UNA FLOR.
¡ Dulce, sabrosa y fragante fusion!.... ¡Concepto inge-
nioso que nadie se ha sabido esplicar!.... Todos, en efecto,
se preguntan con una boca más abierta que la de un clarin,
á qué conduce la exposicion de frutas y flores que se
aguarda; no se hermanan bien, á su parecer, la morada
betárraga con la tierna rosa, ni la blanca azucena con el
albísimo nabo. ¡ Desconocen esos ignorantes las armonías
de la naturaleza !
Sin ser yo unzversalista (1), trataré de analizar el pensa-
mienta original y profundo del Exmo. Ayuntamiento. Esa
fusion de frutas y flores que se nos prepara, no es más que
un apólogo, una alegoría, una indicacion metafórica de la
fusion de los partidos que tanto se solicita. Entre tantas
frutas hay unas que son ágrias, otras dulces y algunas
agri-dulces. En las flores se percibe igualmente una varie- .
dad de olores que no todos agradan; pero á pesar de eso
aquellas frutas y flores las produce el mismo suelo que her-
mosean sin reñir entre si. Esa armonía vegetal la quiere
presentar el Ayuntamiento como un cuadro mudo, del cual
se podrán deducir fácilmente prudentes inferencias.
El toldo que cubre aquella exposicion, representa el
manto de la patria hecho pedazos ya, y que el aire, que
son las tempestades políticas, sigue desgarrando más y más.
Losinfinitos palos que sostienen el toldo son los ambiciosos,
que, para asomar su funesta frente han perforado, sin pie-
dad, á ese mismo manto. El mástil del medio es el Presi-
dente, quien, crugiendo, se mantiene firme á pesar de los
poderosos estirones que resiente. En cuanto á las flores y
frutas, esos son nuestros hombres políticos de tan distintos
matices. |
(4) Colabor ador del Universal, pcriôdieo monarquista.
MÉNOS FLORES Y MAS GENTE. 295
Solo así me puedo esplicar cette ¿dée printanière, ce jeu
d'esprit del Ayuntamiento, cuando formó en la plaza prin-
cipal la exposicion que vamos £ contemplar. Sin eso, hu-
biera sido preferible la Alameda para esa exposicion cam-
pestre. ¿Cuántos daños no se hubieran evitado á tantos
recien-nacidos fresnos y chopos destinados á dar 4 la cate-
dral, un dia, un aspecto verdaderamente druídico? ¡Y à ti,
pobre columna de la independencia, no te se hubiera echa-
do tierra!.... |
Se aguardan de la ciudad jesuítica (1) unos camotes
monstruosos, que podrán concurrir con las muy regulares
patatas que tenemos aquí.
Un HORTELANO.
MÉNOS FLORES Y MÁS GENTE.
Esa exposicion de flores, hasta ahora, no la he podido
entender. No sé lo que le encontré de intempestivo; y
aunque en ella sobraban races, nada de radical ni de ex-
positivo presentó á mi mente la florida exposicion.
Por desgracia, 6 sin ella, como no pertenezco á la clase
privilegiada que se vé al instante obsequiada con boletos
para ver la comedia desde los bastidores; el dia de los pre-
mios, miéntras que daba yo vueltas al derredor del aréo-
pago masculino y femenino, al son de la polka de Hertz ;
asaltaban mi espiritu más de una myriade de reflexiones
que trataré de dar á luz, para medio descansar del paseo
circular ó valse á que me redujeron mi posicion social y las
providencias gubernativas de alguna jóven Flora 6 Pomona
improvisada, ó de algun Floro ó Pomono.
(4) Querétaro, que acababa de dar un decreto, llamando otra vez á los Je-
suitas,
> 15
226 +849
Cierto es que el multiplicar las flores, las frutas y los
frutos es una idea que denvta la voluntad de progresar;
pero para mi, la primera de tedas, l’idée mère, debe ser la
de multiplicar y mejorar la especie humana. En ella debe
fijar toda su atencion el gobierno; y esa idea trataré de
- esplayarla lo mejor que pueda, contando para su apruba-
cion con el voto juvenil de las bellezas, quienes suspirando,
- calificaron unas flores, cuyos coloreados pétalos, como su
hermosura, se lleva tan impíamente la brisa del tiempo.
(Dispensen lo romántico y sigamos adelante).
Para aumentar la poblacion y mejorarla, es preciso en
la parte posible, tratar de destruir el celibato. El celibato
en los primeros siglos históricos, era considerado como una
verdadera ofensa á la sociedad; los solteros eran someti-
dos á varias penas. La ley de Moisés prescribia el matri-
monio, yen Lacedemonia, esa República guerrera, los sol-
teros eran.notés d'infamie : los consideraban como unos
desertores de la comunidad. Las leyes de Licurgo proscri-
bian el celibato, y tambien castigaban á los ciudadanos
que se enlazaban demasiado tarde. Las leyes romanas gra-
vitaron igualmente sobre los solteros, y no les era licko pe-
der atestiguar en justicia, Oiremos hablar á Virey sobre el
celibato: « Cuando el celibato desaparece, — dice — las cos-
tumbres se purifican, y el número de los niños expósitos dis-
minuye. El matrimonio, no hay duda, protege y sostiene à
la moral, á la sociedad y à las leyes. El celibato arrastra
necesariamente tras si, la prostitucion y el adulterio que
disuade más y más 4 los hombres del matrimonio. Muy fá-
eil seria demostrar cuánto interesa la union conyugal á la
duracion y á la felicidad de las sociedades humanas; y
cómo el celibato precipita breve los gobiernos à su ruina,
¿A qué país, à qué estado pueden pertenecer unos horm-
bres á quienes nada fija en la tierra? Por lo mismo que el
soltero puede vivir independiente, ¿cuál será sobre él la
MÉNOS FLORES Y MÁS GENTE. 297
autoridad de las leyes? ¿cómo servirá á la patria el que no
adopta ninguna? Si vivir es amar, los solteros no viven;
arrastran el peso de su existencia fuera de la felicidad do-
méstica, no tienen celo por el bien público, porque aislán-
dose de la sociedad, y encerrando su vida en sí mismos, se
envuelven en una indiferencia general; son para los esta-
dos como esas piedras caidas de la bóveda de un edificio
inmenso, cuya ruina aceleran. »
Pudiera invocar aquí la opinion de miles de sábios ; uno
de ellos dice : « Mayor número de hombres casados tendrán
ustedes, menor será el de los crímenes; hojeen ustedes el
horroroso libro de asientos del archivo criminal, encontra-
rán ustedes allí à cien solteros ahorcados, y quizá à un solo
padre de familia,
« El matrimonio vuelve al hombre mas virtuoso; el pa-
dre de familia, al querer cometer un crímen, las más ve-
ces, le detiene su muger; no teniendo como él, la sangre
abrasada, es más dulce, más compasiva, más asustada
con el robo y el asesinato; es más timorata, es más reli-
glosa.
«El padre de familia no quiere tener de qué ruborizarse
delante de sus hijos ; teme el dejarles el oprobio por heren-
cia. » —Pero basta de ejemplos y citaciones: demasiado está
al alcance de todos lo que trato de probar; la necesidad
que hay de destruir el celibato. Au fait, avocat, au fat!
lo que quiere decir : vamos al grano; el grano es este :
Como no se han acordado de mi para diputado, ni para
suplente siquiera, que lo haria tan bien como otros muchos
que á fuerza de pararse y sentarse desmoronan su asiento
curul; les aconsejaré á los patres conscripti que den una
ley, redactada poco más ó ménos en estos términos :
1.? Todo ciudadano mayor de 20 años y que disfrutare
de una renta ó sueldo mensual de ps. 80, deberá casarse.
2.” El que teniendo la renta indicada, ó mucho más, no
> a 2 -
E A AAA —
Re e o --
298 1849
se casare, pagará una contribucion, cuya cuota se graduará,
conforme á las proporciones del soltero.
3. Todo empleado que teniendo el sueldo referido, no se
casare, será despedido; y en lo futuro ningun empleo do-
tado con ps. 80, podrá ser ocupado por hombre que no
fuere casado. |
4.° Todos los que, en los términos de la ley, se casaren,
quedarán exentos, durante dos años, de toda contribucion
6 impuesto de cualquiera clase que sea.
5.” Se aplicará al sostén de la casa de niños expósitos
una tercera parte de la contribucion sobre solteros. Otra
tercera parte servirá á mantener en los colegios á los hijos
de toda familia pobre, cuyo número pasare de seis; y la
última, la dedicará el gobierno 4 sus atenciones.
Me dirán, quizá, que esta ley atacará á la libertad in-
dividual; á eso contestaré, que si de esa violacion resulta
un bien comun, nadie tiene el derecho de quejarse.
De hoy en adelante, y todos los años, cualquier padre
de familia que tendrá la dicha de contar mas de diez hijos,
los presentará á la patria en un salon lujosamente deco-
rado; y allí lo premiará el gefe de la nacion, como á uno
de los hombres mas útiles á su país.
Esa es la exposicion de vástagos humanos que deseo ver,
y no la de unas camelias, rábanos ó coles, cuya hermo-
sura, tamaños 6 peso, en nada gravitan en la balanza po-
lítica, ó en la suerte futura de un país, casi despoblado. —
El Positivista.
MATRIMONIOS.
Monitor. — 28 de noviembre.
La moral verdadera, la que Jesucristo vino á sellar con
su sangre, y á promulgar en sus diez mandamientos es tan
sublime, tan perfecta, que no solo no es difícil cumplir sus
MATRIMONIOS. 229
preceptos, sino cada uno de ellos es la expresion de una
necesidad humana, y la fuente de goces inocentes que nos :
apartan de los vicios y la corrupcion.
«No desearás la muger de tu prójimo» : dice el Decálogo;
y esta prohibicion implica el mandato de poseer legitima-
mente una esposa, que sea la garantía de todas las demas.
Porque en efecto; si la naturaleza creó la necesidad de la
union de los sexos, y esta ley abraza á todo ser nacido,
no sabemos de qué manera puede vivir un hombre aislado
cuando está por su organizacion sujeto à la regla universal
de los mortales. La sociedad es muy frívola, irreflexiva,
muy corrompida puesto que en vez de expatriar á los cé-
biles, los mima y los consiente, debiendo percibir que ellos
solos son los gérmenes del desórden y la inmoralidad.
Es imposible suponer en un hombre tal grado de virtud,
0 tal falta de temperamento, que pueda vivir soltero, sin
ceder á las exigencias de la animalidad : es preciso, pues,
suponer que para la satisfaccion de sus placeres se vale de
cualquiera de los medios reprobados por la religion y las
leyes. Un hombre de estos no puede hacer otra cosa que
comprar á mugeres desvergonzadas, 6 seducir à las vir-
tuosas : y en verdad que no puede decirse, qué cosa sea
más perjudicial, si ese foco de corrupcion femenina que
sostiene el oro de los solteros, 6 el mal ejemplo y la discor-
dia que se va á sembrar dentro de una familia antes
honrada.
Y por desgracia no son estos los únicos males que pro-
duce el celibato : un soltero casi nunca es bueno ni honrado,
porque no tiene necesidad de serlo : su conservacion per-
sonal es el único cuidado que tiene, y fuera de él, los de-
mas son indiferentes : puede ser vicioso, porque no tiene
hijos ni muger á quien deshonrar; puede ser revoluciona-
rio, porque la rapiña y el desórden no perjudicará su casa;
y si se vé obligado & huir, ni tiene los obstáculos de la fa-
230 _ 1849
milia, ni teme dejar una prenda que sufra por él la perse-
cucion ; puede, en fin, ser vago y ocioso, porque la caridad
pública socorre mas fácilmente á uno que á muchos, y aun
cuando le llegue à acosar el hambre, jamas llegará à ma-
tarlo; y si lo mataría el llanto de su muger y de sus hijos,
En fin; un soltero tácitamente protesta todos los dias
con su conducta, contra las leyes divinas y sociales, ha-
ciendo gala de su desenfreno, y propagándolo con el mal
ejemplo. Si esto es una verdad tan evidente como amarga,
no comprendemos cómo un padre de familía abandone
sus hijas á uno de esos célibes que hacen profesion de
serlo, y con sus inmorales doctrinas quieren canonizar sus
defectos; no comprendemos cómo un marido pundonoroso
fia su muger al enemigo, al seductor jurado de todas; y
no comprendemos, en fin, cómo una jóven honesta puede
hablar con amabilidad y dulzura & un hombre que tal vez
viene impregnado todavía con el aliento de una muger
perdida. |
Y esa multitud de hijos que nacen de la ilegitimidad de
esas uniones, ¿qué suerte tienen siempre? El abandono, la
mala enseñanza, y al fin la prostitucion y el desprecio de
las gentes : desprecio injusto cuando solo procede de la
consideracion del origen, porque ninguno puede antes de
nacer elegir sus padres, ni imponerles obligacion alguna;
pero muy justo, cuando proviene de los vicios en que na-
turalmente incurre una persona nutrida en el mal ejemplo
desde su infancia, y abandonada despues sin guia ni ante-
cedentes á todos los excesos y los descarrios en que preci-
pita la fogosidad de la juventud. De suerte que no solo se
hacen criminales los padres de tales hijos, sino que ha-
ciendo transcendental el vicio, legan á su posteridad todos
los elementos posibles de desgracia.
Este mal que en México se ha generalizado horrible-
mente, á causa de que las clases más eminentes y respe-
MATRIMONIOS. 231
tables sancionan la costumbre con sus doctrinas y más que
nada con su ejemplo; necesita ciertamente un remedio,
pero este remedio no estará nunca en una ley : los mexi-
canos se han acostumbrado á desobedecerlas todas. El re-
curso único es mover el resorte de la conveniencia, hacer
palpar 4 los hombres las ventajas positivas del matrimonio
y excluir de ciertos cargos siempre envidiados, al que des-
pues de cierta edad no haya tomado una esposa, v. g., no
podrían ser presidentes, gobernadores, ministros conse-
. jeros, diputados, jueces, regidores, etc.; los solteros que
hubiesen llegado á los 27 años sin casarse.
Si no se toma una medida semejante, el mal será mayor
cada dia, y la poblacion mexicana llegará á estar com-
puesta alguna vez de hijos y padres que no se conozcan ni
se respeten. Por otra parte, las circunstancias transitorias
en que estamos, agravan el peligro con la emigracion que,
aunque insignificante ahora, ha de hacerse poco á poco
más numerosa.
La mayor parte de los inmigrados vienen solteros, siendo
estos los que más fácilmente pueden abandonar su antigua
patria : en la nueva han de tener las mismas necesidades
que en la antigua, y fácil es preveer las consecuencias de
la disolucion, si no se previenen los efectos de la intole-
rancia que hace imposible toda union legítima en un ex-
tranjero; v. g., protestante, y una criolla católica. ¿He-
mos de cerrarles las puertas á esos extranjeros, que son
uno de los elementos positivos de nuestra prosperidad?
solo un bárbaro podrá imaginar tal cosa. ¿Hemos de ad-
mitirlos para que vengan á ser ociosos y perdularios habi-
tantes, 6 ricos propietarios que con su dinero fomenten la
prostitucion de nuestras mugeres?
El que sea amigo verdadero de la moral y la humanidad,
resolverá estas cuestiones, que para nosotros son ya tan
claras como el sol.
o
1850
LA COMPANIA MONPLAISIR
Y
APOLOGÍA DEL BAILE.
#
PROLOGO
ESCRITO EN 1860, Y NO PUBLICADO HASTA AHORA.
Los artistas que formaban la compañía Monplaisir, ha-
biéndonos visitado en 1850 ; estos hábiles coreógrafos tra-
taron de poner en escena el baile de la Esmeralda, de
tanto renombre en Europa.
La censura, sin atender á la historia, sabiendo que en
este baile debia figurar el Papa de los truanes, creyó ver en
esa inocente representacion , un ataque directo à la Reli-
- gion. El Sr. Monplaisir, desde luego, tuvo que luchar con
multitud de trabas que le suscitó una intolerancia absurda,
Afortunadamente este artista, á fuerza de empeños, pudo
Superar los obstáculos que se le presentaban , y tuvimos en
México el gusto de saborearnos con un baile que no ad-
wmite comparacion con ningun otro, y cuya música ademas,
es encantadora.
Poco amigo de la censura, y mucho ménos de sus pre-
tensiones ridiculas, escribí bien que mal, LA APOLOGÍA DEL
BAILE. À mi socorro acudió mi homónimo , le spirituel et
logique rédacteur du TralT-D UNION, el Sr. René Masson,
quien tradujo en francés mi artículo, añadiéndole algunas
reflexiones adecuadas & las circunstancias, y que hacian
resaltar el poco fundamento de unos escrúpulos, cuando
ménos, imprudentes.
En vano clamó el Universal, periódico consercador, en
236 1890
contra de los ronds de jambes de la compañía Monplaisir ;
en ellos y con razon, se embrolló toda su pudibunda lógica.
E. M.
APOLOGÍA DEL BAILE, (rÉSELE À QUIEN LE PESABE.)
Al tomar la pluma, para celebrar tous ces jolis ronds de
jambes, entrechats, y deliciosos buttements, me detiene la
amarga idea, de que muy bien me puede suceder lo que al
calendario de Gonzalez (1). Los universalistas (2), me lee-
rán con entrecejo ; los jesuitas de la camotuna (3) queré-
taro, me denunciarán & la primera Inquisicion que nos pro-
mete su santo celo ; y el temor à las fioritures de la ciencia
pirotécnica, que tanto perfeccionaron los dominicos, grands
tisonneurs de l'époque, es cosa que naturalmente, coagula
el pensamiento. ¿En este confticto, qué haré?... Pues se-
ñor, probaré à los Catones del Universal, y à los Reveren-
dos hijos de Loyola, que el baile fué en un tiempo, una
diversion sagrada; y una vez asentada esta verdad, diré que
el señor y la señora Monplaisir son unas divinidades ; que
la señorita Bouland y mademot+selle Blondeau, enagenan y
enloquecen al hombre mas linfático, y que el Sr. Cornet y
el inimitable Corby, lo mismo que la alesna santurrona del
Frollo, son unos personajes cuyo mérito no se puede igualar.
Entrons donc en matiére, y acordémonos que para ha-
blar delante de los siete (6 más) sabios de México, es pre-
ciso ser lógico, el bien attacher ses braies, (fajarse bien
los calzones).
Dos medios tiene el hombre de esplicar sus sensaciones;
(1) Excomulgaron formalmente á su autor,
(2) Los piadosos redactores del Universal, que escribian con zumo de adormi-
deras,
(3) Que produce el camote. Este bulbo 6 fruta, no es aquí el emblema del
talento,
LA COMPAÑIA MONPLAISIR. — ' 297
la palabra y el gesto. Lo mismo que hay en la voz humana
acentos de placer y de dolor, se advierte en los movimien-
tos del factes, y en los que agitan el cuerpo, la expresion
de los sentimientos del hombre; y así, de esos diversos
acentos, ha nacido la Música, lo mismo que del gesto, ha
resultado el Baile, Esas dos artes han precedido, de con-
siguiente, á todas las demas ; y el primer sentimiento del
hombre, debiendo haber sido el de la gratitud hacia el
Creador, la primera música como el primer baile, han sido
incuestionablemente sagrados.
Es sabido que los Hebreos introdujeron el baile en sus
fiestas religiosas. Moisés y su hermana María, despues del
paso del mar Rojo, se soltaron baz/ando; las hijas de Silo
bailaban durante la fiesta de los tabernäculos ; y David, el
Santo Rey David, (4 pesar de ses nombreuses pecadilles,)
bailó delante del Arca Santa, y el nombre de chœur,
(coro,) le ha quedado 4 la parte de nuestras iglesias, don-
de el clero se limita hoy à cantar, los bazles que antes se
celebraban allí. Refiriéndonos à Scaligero, sabemos que los
primeros obispos, tan solo fueron nombrados præsules (pre-
lados) porque en las fiestas solemnes, ellos mismos presi-
dian y conducian el hazle. Esta costumbre se conservó has-
ta el siglo XII, ya que á esta época, Odon obispo de Paris
encarga á los clérigos, en sus constituciones sinodales, que
tengan cuidado de abolir esa costumbre en las iglesias, los
campos santos y las procesiones.
Estos ballets que en su prisma encantador, nos reflejan
tantas actitudes voluptuosas, tantos seductores contornos,
les dió todo su ser un Cardena!....., el cardenal de Riche-
lieu, el más tieso de todos los cardenales ; y el 7 de febrero
de 1641, en su propio palacio (Je Palais cardinal,) se re-
presentó el primer baile ó ballet, en Francia, intitulado :
«Prosperidad de las armas de Francia;» todo en él era
alegórico, y fué cuando se vió por primera vez, el Orgullo,
238 1850
la Armonía y el Deseo de reinar, former des entrées et
danser des rigodons.
Si todo un cardenal como lo era Richelieu, no se escan-
dalizó con estas seductoras piruetas, que en el alma nos
hacen hoyos ; ¿será posible que el corazon virginal de cier-
tos escritores, de más barbas que unos. senadores roma-
nos, vean en un ballet, la ruina del edificio moral de la
sociedad, de que quizá no son ellos mismos más que las
piedras mas carcomidas?...
La representacion de la Esmeralda vino, al modo de ver
de nuestros benditos, á atacar hasta nuestras creencias,
porque en el curso del baile, sale portado en hombros el
Papa de los truanes, paso que recuerda una fiesta que en
los tiempos más católicos de la Edad Media, no trató de
abolir ninguno de los cristianisimos reyes de Francia ; fies-
ta, repito, en que el mismo clero tomaba parte, y cuya
costumbre existió desde $. Agustin, quien condenó sus ex-
cesos, sin poderlos él mismo remediar.
Si bajo el reinado de Luis XIV, no se pudo evitar que
se representara el Tartufe, por ser una comedia que pre-
cave á la sociedad contra los ardides de un santo hipócrita;
¿será acaso posible que la Esmeralda con Frollo, (que no
es mas que un Tartufe mes en ballet,) les dé tan crueles
pesadillas á nuestros beatos del siglo XIX?...
Dicen que en Frollo se ridiculiza la Religion, como si no
fuera este otra cosa, que la representacion de un sacer-
dote corrompido, el cual perece víctima del parasismo à
que han llegado sus lúbricas pasiones, En él no se ridicu-
liza à la religion ; es un miembro dañado de ella, que la
justicia divina irritada, lo mismo que la de los hombres,
reclaman y suprimen violentamente.
Apoyándome en todo lo dicho, puedo sin ser tachado de
heregía, admirar el ballet-pantomime de la Esmeralda,
cuyo coreógrafo manifiesta un talento sublime. Es un dra-
LA COMPANIA MONPLAISIR. 239
ma histórico en parte, de los que más conmueven ; y si se
quiere de los más morales, cuando la hija del pueblo, para
quien ha sonado le glas de la mort, le enseña el cielo, por
toda contestacion , al sacerdote profano que parece olvi-
darse de la justicia divina.
El aéreo Monplaisir, en el papel de Gringoire, da las
mayores pruebas de un talento mímico, igual al que tiene
del más consumado bailarin ; parece olvidarse enteramen-
te, en la Esmeralda, de que es antes que todo un danseur,
para. no ser momentáneamente, más que un mime. Nada
se observa en. él de esos modos estirados 6 guindés; de ces
poses académiques et de convention, que pueden hacer creer
á los espectadores que va d passer un entrechat, en el mo-
mento, muchas veces, mas patético de la accion. Guando
beila (quiero decir cuando vuela) battant des entrechats
à sèr et d huit, con continuidad, ¡ qué ligereza, qué gracia,
qué fuerza y qué firmeza desplega! Encanta verdadera-
mente : la vista se remonta con él en los aires, donde se
teme verle desaparecer; y está uno obligado & declararle
un hombre extraordinario. Gon alguna razon exclamaba
Vestris, en un tiempo, con su acento italiano: « Zi n'y a
qué trois grands houmes en Ourope : lé roi de Prousse,
Mousou dé Voltaire et mot!... »
¿Qué dirémos de la Sra. Monplaisir?... Es un asombro
de gracia y de ligereza ; ¡qué actitudes tan naturales, tan
suaves, tan seductoras!... Hay en ellas tanta travesu-
ra, que se parece à una de esas ninfas que á porfía luti-
naient tan victoriosamente al infeliz hijo de Penélope, la
cual, como nuestras mogigatas de hoy, deshacia de noche,
la obra del dia. Respecto à las perfecciones corporales, las
reune todas ; y muy bien 4 Praritèles hubiera podido ser-
vir.de modelo, para la Vénus encantadora que creó su
fantasía, Al ver lo cefíreo del baile de la Sra. Monplaisir,
¿quién de nosotros podrá creer que ya lleva más de seis
240 | 1850
meses, de hallarse en ese estado interesante, (como decia
cierto diario) que para la Reina Victoria, se ha vuelto ya
une seconde manière d'étre?... Esto es más admirable que
nada ; vuela la Sra. Monplaisir, con su recóndito attaché 6
attachée (¡Dios quiera que sea lo primero!) como si nada
la hubiera sucedido ; miéntras que nuestras mujeres ende-
bles, abortan con el solo movimiento de un coche ó al su-
bir la escalera. ¡ Digan despues, que á poco conduce el
baile y la gimnástica !...
No se puede hablar del Sr. y de la Sra. Monplaisir, de-
jando en el tintero á la Srta. Bouland, y al angelito de la
Srta. Blondeau. La primera baila con una pureza, con una
gracia sin igual ; sus brazos y sus piés conservan una ar-
monia, que los pasos mas difíciles jamas alteran ; y se co-
noce desde luego que se formó en la mejor escuela, ; La
niña Blondeau tiene cierto modecrto de echar sus piececi-
tos, tan lindo, que yo me figuro que si me alcanzara, aun-
que fuera una patadita de esas, yo me moria!... Je suis
très impresstonable. Ligera y tan fresca como la brisa que
acaricia à las flores, se asemeja 4 una brillante mariposa;
et quand elle éffleure un sol amoreuz de ses pas, y que corre
hacia las luces, me da ganas de gritarle : « ¡deten tu vue-
lo, délicat papillon, no te se vayan á quemar las alas!... »
De Corby, nada diré, porque es un portento de gracia
que no me puedo esplicar. Si es de carne y hueso como
nosotros, Ó más bien un tejido elástico, yo no lo sé ; el caso
es que si está formado de la misma masa que yo, él des-
pues la amasó de nuevo à su modo. C'est un homme qu
n'a pas de jointures (está descoyuntado). Al verle bailar
el paso inglés, con esa serenidad peculiar al nebuloso in-
sular, c'est d faire crever de rire (hay para echar las tri-
pas de risa). Todo en él va tan conforme, que aun para
saludar al público que con estruendo le palmotea, le saluda
con tal gravedad, que se queda uno con la duda, de si es
LA COMPANIA MONPLAISIR. 241
6 no una cortesía. ¡ Vaya un gracioso como nunca he visto,
y no veré muchos!...
¿Y qué les parece á ustedes, señores, el Sr. Cornet? ¿Us-
tedes han visto jamas un danseur más elegante, más pre-
ciso en todos sus pasos? Hay en ellos, una netteté que se
acompaña admirablemente con la de la seductora Bouland,
que generalmente baila con él. De capitan Febo, se puede
ver al Sr. Cornet. ¡Qué nobleza en todos sus ademanes,
qué guerrero semi-dulce tan bien plantado!
El Sr. Grossi, en el papel de Frollo, es admirable en su
pantomima : en su frente medio calva, se delinean á lo
natural, todas las pasiones que le devoran y que han lle-
gado á su mayor ardimiento. Su mirar es hosco, y pudie-
ra serle muy aplicable lo que dijo cierto poeta, de un hom-
bre exhausto por las tempestades del alma :
« Et sur un front jauni qu'a ridé la molesse,
« Il étale, à trente ans, sa précoce vieillesse. »
Hasta el Sr. Whietoff, en el papel tan ingrato que hace
en la Esmeralda, del rey de los truhanes, nos ofrece la pin-
tura exacta de un malvado que supera á todos en el cri-
men ; y su modo de andar de fiera, concuerda horrible-
mente con su actitud salvaje y feroz. Todo, todo, en Ja
Esmeralda, 6 encanta, ú horroriza , 6 hace derramar dul-
ces lágrimas; ¿y éste es el ballet que unos cuantos mojiga-
tos han tratado de criticar?... ¿Estos son los escritores en
México de mas valimiento?... ¡Pobre país, si por ellos se
deja guiar!... |
D. ANTI-PIERNA SECA.
Mi amigo y homónimo, el Sr. D. René Masson, despues
de haber reproducido en francés, en su TrAIT-D' UNION del
20 de febrero, mi artículo, terminó su traduccion con lo
que sigue :
16
22 1850
. Nous insérons les réflexions de l'impressronnable Ant-
pierna seca, à titre de communiqué, en faisant remarquer
que nous les avons traduites rapidement de l'espagnol, ce
qui a dû nuire d'une manière sensible au charme et à la
vigueur du style.
Nous adhérons sans réserve à Popinion qu'a émise Anti-
pierna seca, sur le talent des divers membres de la compa-
guie Monplaisir ; quant à la partie de son article qui con-
cerne la rédaction de l'Universel, nous l’approuvons au
fond, sans en adopter la forme.
L' Universal, en effet, — sous le coup du mécontente-
ment que lui avait fait éprouver une représentation de la
Esmeralda donnée, certain dimanche, au public de la tarde
du théâtre national, représentation à laquelle le peuple, de
vrai peuple mexicain avait bruyamment et sincèrement
applaudi la chute tragique du prêtre Frollo, s’est élevé, en
termes peu chrétiens, contre le ballet, contre celui qui l’a
compos, contre Victor Hugo, qui en a donné l'idée dans
sa Notre-Dame de Paris, et contre les artistes qui en ont
été les interprètes. Notre confrère se plaignait surtout de
ce qu'on n'eút pas fait de Frollo un juge, et de ce qu’on
n’eût pas vêtu, dans la fête des fous, Quasimodo en roi
plutôt qu'en pape.
Si l’on avait fait droit à ces réclamafions, les juges se
seraient probablement fâchés à leur tour ; il eût fallu faire
alors un notaire de Frollo; les notaires se plaignant, Frollo
serait devenu portier, puis journaliste; qui sait où l’on se
serait arrêté ?
Quant à transformer Quasimodo en Roi, c'eút été peu
généreux, dans un moment où les monarchies ont encore
de si mauvais quarts d'heure à passer ; il n'est jamais digne
de s'attaquer aux faibles.
Rien n’a donc été changé ; Y Universal en a pris son
parti, et s’il lui reste encore quelque scrupule -de cons-
CAMINO DE TACUBAYA, 283
cience, nous lui dirons en confidence, pour le tranquilliser,
que la Esmeralda a été représentée à Rome, sous le pape
Grégoire, absolument telle qu'elle vient de l'être sur le
théâtre national; que la représentation a eu lieu sous le
contrôle du cardinal Lambruschini, et que personne n’a
soulevé la moindre objection ni contre Frollo, ni contre
Quasimodo, ni contre Victor Hugo, ni contre les danseurs.
Le pape Grégoire et le cardinal Lambruschini n'ont pour-
tant, que nous sachions, jamais poussé les idées de libéra-
lisme à l'extrême.
RENÉ Masson.
CAMINO DE TACUBAYA.
INTRODUCCION.
En 1850, adquiri una pequeña casa en Tacubaya, y
siendo intransitable el camino desde México & esta villa,
me propuse decir algo sobre la necesidad que existia de
reparar una via de comunicacion tan corta y tan frecuen-
tada.
Mis comunicados, à la larga, dieron por resultado la
reposicion completa del acueducto de Chapultepec, medio
arruinado por los terremotos anteriores, el cual conduce à
México las aguas llamadas gordas.
Quince meses duró la guerra que les hice, tanto al
Sr. Gobernador del Distrito, como al Sr. Inspector de
caminos , desde el 4 de Mayo de 1850, hasta el 12 de
Agosto de 1851.
Habiendo despues llegado á la Presidencia el general
Santa-Anna, se formó, por fortuna, el Ministerio de Fo-
mento, que procedió inmediatamente á la compostura de
los caminos de San Cosme y de Tacubaya, los que no
eran más que una serie prolongada de los hoyancos mas
peligrosos. |
244 | 1850 .
Merced à tanta tenacidad de mi parte; á los empeños
del Sr. Velasquez de Leon, Ministro del ramo entónces, y
à los del Sr. Siliceo despues; estos dos caminos pueden
casi rivalizar hoy con muchos de los de Europa.
E. M.
CAMINO DE TACUBAYA.
Nadie ignora que los medios de comunicacion han sido
y serán siempre el primer elemento de la prosperidad pú-
blica, y que el estado en que se encuentran los caminos, da
la medida, casi exacta, de la civilizacion á que un país ha
llegado. Los caminos generalmente se dividen en tres cla-
ses muy distintas : primera, segundo y tercera. Hemos
leido que en Francia los caminos de primera clase tienen
36 piés de ancho; los de segunda 24, y los de tercera 18.
Los de primera clase están bordados con una zanja longi-
tudinal, para el derramamiento de las aguas llovedizas; y
ademas, están adornados en cada lado con una calzada que
llaman los franceses bas-cótés, plantada de dos hileras de
árboles. Estos, à la par que hermosean el camino, ofrecen
à los de á pié una sombra protectora.
Cualquiera usurpacion del terreno de un camino, y en
general los delitos que dimanan de semejante fraude, exi-
gen una represion pronta y un castigo ejemplar. En ciertas
partes de Europa ha sido admitido como principio, que
cada ciudad cuide, con sus propios fondos, de la reparacion
de los caminos que atraviesan su territorio. Ademas, en el
Artois, y demas provincias confinantes, la conservacion
del camino era una carga inherente 4 la propiedad misma
de todas las tierra ribereñas. Consideraban el camino
como una servidumbre legal establecida sobre esas pro-
piedades; y todos los años, despues de publicado el ban
de Mars, aquellos propietarios tenian la obligacion, 80
CAMINO DE TACUBAYA. | 245
pena de una multa fuerte, de componer 6 mandar compo-
ner los deterioros que habia sufrido el camino. Esa obliga-
cion impuesta 4 los ribereños en toda la extension de su
propiedad, era considerada como una compensacion, á las
ventajas que sacaban de la proximidad del camino para el
laboreo de sus tierras. Con corta diferencia tal es, aun hoy,
la medida que se sigue en Inglaterra.
Desgraciadamente no sucede aquí lo propio : y al contra-
rio, mas bien se nota que desde México casi, hasta Tacu-
ya; el ribereño, que es una misma persona en toda la lon-
gitud del camino, es el hombre más sediento de tierra que
se conozca, y lo que es peor, de la tierra misma del camino,
que al formar sus zanjas, quisiera echar toda para dentro
de sus terreno. ¿No era justo,-y no debia haberlo exigido
así el señor gobernador, que al ahondar sus zanjas el ribe-
reño, hubiera siquiera echado por igual la tierra que sa-
caba, ya contra les árboles del camino, ya contra sus pro-
pios bordes? De esta manera se hubiera evitado el fin
bien cercano que amenaza irremisiblemente á la arboleda,
cuyas raices han quedado descubiertas,
Pasado el primer puente que se encuentra al salir de
Chapultepec para Tacubaya, existia pocos años há, à ca-
da lado del camino, una hilera de antiguos sauces, que se
tuvo que derribar cuando se aproximaron nuestros ami-
gos los enemigos del Norte : ¿qué hizo entónces el ribe-
reño?..... Despues de la crísis que le cojió algo lejos de
su hacienda, se apresuró en hacer desaparecer del lado
izquierdo del camino, al venir de Chapultepec, hasta los
troncos de los difuntos sauces; y metió para dentro de sus
tierras (poseido él tambien del espíritu de invasion)
todo el espacio que ocupaban los pobres árboles; es de-
cir, que absorbió la tercera parte del camino. Dado fin &
este lance, no dió mas pruebas de su patriotismo ; y dicen
que hoy reclama al exhausto gobierno, la friolera de unos
256 | 1850
- 140,000 ps., en que valoreó los daños y perjuicios que su-
- frió durante la guerra, manteniendo como comprobante de
ellos un balcon de hierro de su hacienda (lastimado, nota
bene, por las balas amigas de Chapultepec) en un estado
de ruina poco decoroso, y que ciertamente no concuerda
. Con las riquezas de su dueño.
Tacubaya tiene hoy una Junta de Fomento compuesta de
- los hombres mas influyentes entre los propietarios. Esta
- preciosa villa debe, dentro de poco, reemplazar á México,
- favorecida como lo es por su hermosa situacion en anfitea-
tro, y sus aires puros. Ricos y pobres ansían, unos por edi-
. ficar allí casas de campo de un gusto moderno, otros por
levantar humildes chozas. Y así nos parece que la primera
obligacion de esta Junta es la de cuidar dela integridad del
- camino, cuya compostura dentro del mismo Tacubaya, le
- origin cuantiosos desembolsos. Tambien le toca despachar
: por el camino alto, 4 todos esos carros pesados y de rue-
- das afiladas cargados de harina. Sus yantas cortantes están
» ademas erizadas con unos clavos tan monstruosos y tan
prominentes, que son capaces de pulverizar al mismo már-
mol. Los susodichos carros trazan zanjas en todas las calles
y callejones de un pueblo que se forma; y hacen sus trán-
sitos completamente intransitables. Fijeseles un ancho à
- lasruedas, 6 paguen una contribucion equivalente á los da-
- ños que causan.
Si en Europa se economiza el terreno consagrado á los
caminos, es que, 4 la agricultura y à las gentes les escasea
- la tierra; pero aquí que la tierra sobra y la gente falta;
¿será perdonable cualquiera usurpacion del terreno de un
camino que reclama el interes público?..... La zanja que
- verticalmente, y à su antojo, ha profundizado el ribereño,
levantando sus bordes en forma de parapeto, debe tenerel
declive de 45 grados que en todas partes ha decretado:la
prudencia. ¿Sin eso, el que se vaya á pique un infeliz mu-
CAMINO DE TACUBAYA. 247
chacho en esa zanja, 6 que se caiga de cabeza en un pose,
no es una cosa precisamente igual, y que presta las rais-
mismas garantias?....
Habiendo muerto el Sr. general Guzman, no sabemos
quién es el que le ha reemplazado en el cargo de Inspes-
tor de puentes y calzadas; pero sea quien fuere, si siendo
general, acaso se avergonzase de la comision que debe des-
empeñar, le consolarémos con recordarle, que el mismo
Epaminondas, que ese gran capitan, (algunos años há se
entiende) no se desdeñó de cumplir con ella. Le referiré-
mos el pasaje : el parti o dominante en el Consejo de Te-
bas, le era contrario à Epaminondas. Confiriéronle la
comision de caminos para humillarle, cuando aguardaba,
y con razon, el seguir revestido:con las primeras dignida-
des de la república. Su virtud bien supo vengarse con esta
respuesta : ‘* Curabo ne tam mihi delali ministerii obsit
indeignitas, quam ut illi mea dignitas prostl..,.” lo que
quiere decir: ** Cuidaré de que la bajeza de este oficio no
me sea tan nociva, como pi ovechosa para él la dignidad
de mi persona...
Es urgente, pues, que el encargado de cuidar de los
puentes y calzadas, aunque no sea un Epaminondas, obli-
gue al ribereño, de quien nos quejamos, á que devuelva
al público la parte del camino que se deslizó para sus tier-
ras. Decimos deslizó, porque , la tierra que al profundizar
sus zanjas, echó para su terreno, provenia claramente de
_ Jas deslavaduras del camino que son una propiedad pú-
blica. Una vez conseguida tambien, pasado el puente, la
parte suprimida del camino, que se encuentra ya plantada
por el ribereño con horripilativos magueyes, no correrán
_mas peligro tres Ô cuatro coches al encontrarse alli, ni
. tampoco la gente de à pié, que merece à nuestro entender,
alguna más consideracion.
Para remediar ese último mal y el peligro que amaga en
248 1850
un camino à los transeuntes de á pié, bien huoiera podido
exigir el señor gobernador (préyia indemnizacion, ) que el
ribereño hubiese reculado su zanja, cediendo unas cinco
varas en todo lo largo del camino : lo propio hubiera podi-
do hacer el señor gobernador con los naturales de Romita,
y de este modo hubiese sobrado campo para formar la
zanja lateral, y para plantar una nueva hilera de árboles,
Los pobres entónces, y los que no lo son, pero que gustan
de ejercicio, hubieran podido ir à pié à Tacubaya, sin ser
molestados por los coches, 6 sin llegar ya calcinados por el
sol, y hechos un verdadero beef-steak.
Unos PERIPATÉTICOS.
LA COMPAÑIA MONPLAISIR.
BAILE CELEBRANDO LA INDEPENDENCIA DE LA GRECIA.
« ¡Et toujours le martyre est le sort le plus beau,
« Quand la liberté plane au dessus du tombeaut »
(Pélérinage D'Harold.)
Ya Cupido tiene un hermano, y volvió de la Citérez
Tacubaya la encantadora Madama Monplaisir, libre hoy
del dulce peso que tan artísticamente sabia disimular entre
los dobleces amorosos de su mágica cintura. Vienen en su
compañia, le petit lutin (quien ya debe saber bailar,) y su
aéreo esposo. Precedida esta, como siempre, por las mis-
mas gracias personificadas á lo vivo, tanto en ella, como
en la Srta. Bouland y en la celestial Blonditeau, le papillon
aux ailes diaprées.
Un baile se prepara; el de la Independencia de la Grecia,
más interesante todavía que el de la nunca olvidada Esme-
ralda. No es estraño que el Sr. Monplaisir inspirado por los
recuerdos históricos de la lucha generosa de los Griegos
LA COMPAÑIA MONPLAISIR. 249
contra sus opresores, haya proyectado celebrar tantas ha-
zañas con un baile semi-guerrero, donde el sexo débil le
disputa al fuerte la palma del martirio patrio. Si dos veces
el Griego Odiseo fué el Leonidas de las Termópilas; tam-
bien entre las Griegas se encontraron más de una Juana de
Arco, Ipsilanti, Botzaris, Canaris y otros mil héroes ba-
lancearon, apénas, los esfuerzos verdaderamente varoniles
de las seductoras hellènes.
Tal es el interesante cuadro que van á presentar las ama-
bles mexicanas, de cuyas gracias ha reforzado Monplaisir *
su compañía. Las verémos maniobrar y charger en douze
- temps, como el tercer ligero; calar bayoneta, lo mismo que
cualquier batallon irlandés, y hacer un fuego de peloton,
al igual de los alumnos de Chapultepec. A pesar de la dex-
teridad que habian adquirido las lindas Griegas en el ma-
nejo del arma, no nos debemos sorprender con todo de
que, con tales enemigos al frente, los brutales Turcos, con :
sus corazones de bronce, atent eu quelque fois le dessus.
Al asistir à ese baile, ¿quién se acordará del Cólera?...
aún diré más; no habrá, ni podrá haber Cólera, donde esté
bailando la compañia Monplaisir : la niña Blondeau, con
el movimiento de sus alas, refrescará, purificará, embalsa-
mará el aire. Para mí, ni la peste de Marsella, ni la de
Barcelona, ni todas las de Oriente, me privarian de acu-
dir & la funcion que se nos dispone en el teatro Principal.
Si tales fuesen las circunstancias, (que no hay nada) me
contentaria, cuando más, y en un caso extremo, con decir
como los italianos : « ved? Napoli é pot muort. »
« ¡Oui, je vole au théâtre ; et dusse-je y mourir ;
« Je partirai content... je vois la mon plaisir!»
(Enlevé le calembour!)
No es un entusiasmo febril, el que me hace hasta poeti-
zar; pero los recuerdos tiernos que grabaron en mi mente
250 1850
las desgracias y el triunfo de la Esmeralda, jamas se bor
rarán de mi fantasia; ni tampoco dejará de resonar en mis
oidos la dulce música que tan bien se armonizaba con todos
los pasos de ese filosófico drama.
En el baile de la Independenc:a de la Grecia, en el papal
de Okepy, hijode Odiseo, el Sr. Monplaisir, debe ser, como
siempre, admirable por su ligereza, fuerza y firmeza, lo
mismo que por su pantomina tan natural.
De Niceta, disfrazada bajo el nombre de Binacaya, fa-
vorito del Bajá, no diré nada : la Sra. Monplaisir llena ese
papel. Ella vuelve necesariamente loco al capitan Tourville
con sus voluptuosas posturas y su modo de bailar tan per-
fecto y tan esquisito.
La Srta. Bouland, por su lado, en el papel de Elena,
esposa de Okepi, nos cnagenarä con la pureza de sus pasos
y la gracia peculiar con que siempre los acompaña.
La niña Blondeau, de grumete de barco, ¿qué cosa tan
encantadora no será?.... ¡Allí, sí, que me veré precisado
El Sr. Cornet, trasformado en capitan Tourville, nos re-
cerdará ventajosamente, el porte noble y la limpieza del
baile del capitan Febo.
El inimitable y graciosisimo Corby, de piloto de navío,
no dejará de hacernos perecer de risa, con sus piernas,
cuando quiere, más tiesas que l’artimon de son navire; y
cuando no, más sueltas que le grand foc qu'on a larqué.
El Sr. Grossi, nuestro conocido Frollo, cuya accion es
tan propia, llenará el papel de Odiseo, el honor de la Gre-
cia. Es escusado decir, que en la parte mimica, se aproxi-
ma à la perfeccion.
Si quieren distracciones, señores, me parece que las va-
mos á tener : no hay, pues, que tenerle miedo al Cólera; es
“benigno, benignisimo; en fin, c'est un Choléra ban enfant.
La falta de diversiones es la que le hace darse tono. Con
INDEPENDENCIA DE LA GRECIA. wi
aceñte (le choléra se traite comme une salade.) Con raiz del
indio, eon coñac, con solo ponerle mala cara, se espanta :
nuestra imaginacion sólo le da vida. Tal es la opinion de
su afectísimo y seguro servidor, Q. S. M. B. — Mr. Anst-
pierna Seca.
LA INDEPENDENCIA DE LA GRECIA.
« Indoeti diseant ot ament meninisso porttó. »
(Lan.)
Lo que quiere decir, poco más 6 ménos :
«a Aprendan los que no saben lo que paso en el tea-
tro, y compläscans en vecordario, los que ya do
vieron.»
À pesar del sistema hidropático externo, à que anticipa-
damente nos sentenció la estacion de las aguas, hubo en el
Teatro Principal una reunion lucidísima. No hay cosa que
más deleite al hombre que los contrastes : y si es cierto que
México tiene hoy un aspecto algo sombrío, tambien lo es,
que en el teatro no se notaba el menor indicio de esa se-
riedad que indebidamente reina entre las gentes de espi-
rita limitado y de pocos alcances.
Es notorio, evidente y comprobado, que no se puede
tejer mas que con órganos pares; y algo diera yo por tener
- ana pluma de multiplicados y elegantes picos, para pin-
tardes á ustedes materialmente, queridísimos lectores, esos
- Enmumerabilísimos enfrechats de la seductora pareja Mon-
plaisir. À pesar de que existe un modo figurado de escri-
bir, ningun estilo conozco que pueda imitar siquiera esos
¡ndescriptibles prodigios de las fuerzas musculares piérn:-
cas. Mientras lean estos disparatados renglones , Yayan
* pues, teñendo con los dedos...
«La Sra. Monplaisir, de Niceta, fué admirable durante
* todo el tiempo que con este nombre ocupó la escena. La
- :¿racia, la naturalidad, la propiedad de todos sus movimien-
- 282 1850
- tos y acciones en el papel de Binacaya, encantaron al pú-
- blico que con el mayor interés aplaudia al fingido favorito
del vinagroso y furibundo Bajá. Bien dicen que la gracia
- es una facultad indefinible, misteriosa aún, innata mas bien
que adquirida. Por el mágico efecto de la gracia, la mujer
que de ella está dotada, seduce instantáneamente los ojos y
el corazon, Los intérpretes de esa gracia, son una sonrisa
dulce, cierta indulgencia en el mirar, y sobre todo, esa
espansion cariñosa de una hermosa boca en que el corazon
ensanchado asentara su trono. Ese es uno de los dotes que
en toda su estension posee la Sra. Monplaisir, & quien, por
su modo de bailar encantador, hubieran divinizado en un
tiempo los mismos paganos.
‘AI Sr. Monplaisir, no hay elogio que le pueda alcanzar,
pues se hace superior á todos ellos : su pantomima fué tan
perfecta, que casi se deseaba que no bailara, para que no
cesara el encanto que en el ánimo de espectadores produ-
cia, por lo exquisito y acabado de su talento mímico. Llegó
. el momento de bailar, y pasando el público de un presti-
-'gio à otro, se asombró más que nunca de la maestría del
Sr. Monplaisir : en una palabra, creo que sin necesidad de
recurrir à la escala de Jacob, vista su ligereza , puede su-
bir al cielo, cuando tales ganas le den.
: La señorita Boulan, en su papel de Elena, mereció es-
pontáneos y repetidos aplausos; ¡cuánta delicadeza, cuánta
pureza en su modo de bailar, cuánta gracia y qué pasos
tan bien marcados! Preciso es confesar que esta jóven es
consumada en su arte.
El Sr. Cornet, en el capitan Tourville, nos recordó la
nobleza y finos modales de los oficiales de la armada. La
gavota que bailó, no fué apreciada cual se lo merecia, por
un público que quizá veía este paso por primera vez. Es
una especie de minuet de córte, en el que la hermosa y
desgraciada María Antonieta sobresalia entré todas las da-
INDEPENDENCIA DE LA GRECIA. 253
mas de su córte. Como es algo histórico y serio este baile,
requiere, para que en él pueda lucirse, un traje perfecta-
mente adecuado á la época en que era de moda. El Sr,
Cornet, en los demas pasos de su papel, mereció los aplau-
sos que acostumbra recoger, por la elegancia de sus
modales y la perfeccion de su baile, :
Lleguemos à la niña Blondeau : Voltaire la retrató per-
fectamente, sin haberla visto jamas :
« Telle une tendre fleur qu’un matin voit éclore,
« Des baisers de Zéphir et des pleurs de l’Aurore. »
: Nada es comparable á esa emanacion púdica del
amor !... todo en ella es gracia; su menor movimiento es un
encanto. De grumete de barco, con su carita en que se
confunden la rosa y la azucena, nos dió la idea más exacta
de esos muchachos traviesos, que, desde sus infantiles
años, aprenden á navegar, del mismo modo que los paja-
rillos que hacen su aprendizaje para volar. Escusado es
decir que con estrépito la dió el público. pruebas del cariño
que su talento precoz le ha granjeado.
¡Cómo pintaremos al compañero de nuestro grumetito,
al impar piloto Corby?... Desde que se presentó, fué tan
general la risa, que llegó hasta á constituirse en una es-
pecie de aplauso. De piloto, ni un piloto hecho y derecho
se le puede igualar al Sr. Corby; ¡qué naturalidad, que
chic tan perfecto!... ¡Qué llamar al órden tan gracioso à
su pantalon que continuamente se le va cayendo!... ¡Qué
caracteristica mecha aquella del piloto seductor que se le
deslizaba hasta media cara!... Trasformado en turco,
¡vaya una faja embarazosa, con que nunca pudo fajarse!
¡ Y con el turbante qué batalla tan reñida! ¡Qué sumfrsele
á cada rato hasta las narices, cuando ya se lo alzaba como
visera, ya, en su despecho, se lo ponia casi à la Napoleon.
Llorando estaba yo de risa, cuando junto al palco donde
254 ; 1850
estaba, oigo : ayl... ay!l... ay!... la barriga! ¡voto á
Gristo! Cómo me duele !... Salgo al instante, y entro en el
paleo vecino; todo en él era confusion : ¡pronto, aceite!
decia uno... ¡guaco!... decia el otro... no, licor de Zip-
permaan! ¡raiz del indio! ¡coñac, sal de ajenjos, Leroy!...
señores... por Dios, traigan toda la botica de Frizac...
ya llegó el infeliz al último perzódico de su vida\... Mién-
tras tanto iban cruzándose tantos pareceres, el enfermo se
torcia de risa; me acerqué á él, y sin necesidad de tomarle
el pulso, ví claramente que la enfermedad residia toda en
el abdómen, en el bazo : le habia dado mal de risa. Cál-
mense, señores, esclamo yo luego; no hay Cólera, ni aso-
mos de él : lo que el señor tiene es una Corbttis ; dénle un
Corbifugo, que de todo hay en botica, y negocio con-
cluido.
Este fué el único lance de enfermedad que se presentó
en el teatro : — de suerte que antes de ir à ver à Corby,
es preciso hacer lo que la ley aconseja en casos de un hijo
póstumo : hacerse nombrar previamente, un curador ven-
trético. Lo que si no entiendo, es como el Sr. Monplaisir
no dispuso que el Sr. Corby nos bailara siquiera un fac-
sinile de chahut ; 6 más bien un diminutivo de algun can-
can moderado, como la difunta monarquía de nuestro des-
conocido amigo Luis Felipe,
El Sr. Grossi, en su papel de Odiseo, fué, como debia
de esperarse, interesante hasta lo sumo. Su energía, su
patriotismo y sus canas, bien indicaban que ese anciano
era el orgullo de los modernos Helenos. No pude ménos
de recordar desde luego, lo que sin duda, al hablar de él,
les decia Tirteo á los Griegos :
« Opprobre à tout guerrier dans la vigueur de l’âge,
« Qui s'enfuit comme un lâche en spectacle au vainqueur;
« Tandis que ce vieillard prodigue avec courage
« Un reste de vieux sang qui réchauffait son cœur.
(C. pe Lav.)
INDEPENDENCIA DE LA GRECIA. 283
El Sr. Wiethoff, quien hasta ahora casi se habia estado
in statu quo, bailó con perfeccion; desplegó una fuerza en
los jarretes y una precision en su baile que le atrajeron un
torrente de aplausos.
Las griego-mexicanas, hicieron el ejercicio con una des-
treza suma, y con una desenvoltura sin igual; batiéronse
como si estuviesen en Molino del Rey, y probaron á los
turcos que no era tan fácil como se lo suponian de passer
sur le ventre & unos enemigos, à quienes con todo y que-
riendo, no les era dable poner cara fea, como es de orde-
danza entre portugueses. |
No debemos olvidar al maquinista. Al señor Candil le
sobran luces en el arte que profesa. Todas sus decoraciones
fueron de un gusto exquisito; y en ellas consultó admira-
blemente la perspectiva. Su talento y pureza en el dibujo,
ya nos habian sido revelados por los numerosos carteles
que los más son obra suya : hoy ha invadido una esfera
más lata, à la que supo dar brillo con sus bien estudiadas
pinceladas. Es de desear que el gobierno al ver las dispo-
sicionés nada comunes, que para la pintura teatral denota
el Sr. Candil, le mande à Roma y Paris para que pueda
perfeccionarse con el estudio de las obras maestras que en-
cierran la ciudad eterna y la reina de la civilizacion. —
Proteccion à las bellas artes, es lo que pide el siglo; la in-
vocamos à favor del Sr. Candil, destinado 4 dar lustre á
su patria, si ella le tiende la mano, como nosotros nuestra
mal tajada pluma.
MR. ANTI-PIERNA SECA,
256 1850
UNA LEGUA DE LODAZAL,
Ó SEA EL CAMINO DE TACUBAYA.
(«In otio senescunt.» ) |
« Envejécense en la ociosidad.»
A modo del hijo del Zebedeo, bien puede aquí el autor
de cualquier comunicado, nutrirse con langostas, por la
sencillisima razon de que predica en desierto. En vano mi
pariente, el Sr. D. Antonio Charco de Lagunazos, en el
Monitor del 3 de Setiembre de 1843, artículo intitulado :
Un camino navegable, se desgañitó contra los peageros
del camino de México á Cuautitlan ; allí siempre se co-
bra : alli siempre de nada. Tan solo, ahora, para los de à
pié, hay una chalupa. ¡ En dos años es un adelanto !......
Ultimamente unos peripatéticos, intimos amigos mios,
que pertenecen á la escuela de Aristóteles, como á la de
Diógenes, los insomnes serenos, por eso de las linternas,
se esforzaron en un artículo que vió la luz en el Monitor del
4 de Mayo de este año, en reprimir los avances de un
geófago ribereño, en el camino de Tacubaya, vuelto por
él, largo y angosto! ¡ bien poco consiguieron; y en tres
meses, el sugeto de quien se quejaban, devolvió y compuso,
pasado el primer puente que hay desde Chapultepec á Tacu-
baya, unas 30 varas del camino, del lado izquierdo, con
lo que se dió fin à la obra !
Hoy como en dicho camino va creciendo el peligro de
enfangarse, de volcarse, de encojarse, de matarse, etc., etc.,
yo, el infrascrito que voy á Tacubaya con frecuencia, y
soy un andariego de mas járret que el Judío errante, me
presento ante las columnas del Monitor, para ver si puedo
conseguir algo, tocante al rectas facite semilas ejus.
In otio senescunt?.... Esas palabras que van dirigidas á
los encargados de cuidar de los caminos, son un reproche
CAMINO DE TACUBAYA, 257
amistoso que no quiero agriar con espresiones ofensivas.
Si la indolencia es el vicio de los claustros, si el infeliz
Lazzaroni encuentra en ello un consuelo en su miseria, -
confesarémos que le travail est la loi de la societé, (que el
trabajo es la ley social. )
¿No abraza el hombre á la naturaleza toda en sus espe-
ranzas y en sus deseos? El es el que surca las olas, es-
cava las entrañas de la tierra, y si tambien le hemos viste
usurpar las regiones del aire, es que su fuerza de espansion
es aun mayor que la de los más poderosos gases. Sin el
trabajo, el globo entero quedaria baldío : con la indolen-
cia, nada fructifica para la vida civilizada. Los Romanos
decian que cada uno le debia cuenta á la república, no
solo de sus acciones, sino igualmente de sus ocios : ¿que-
remos, adoptar aquí cette inerte beatitude (esa inerte bea-
titud) de los Orientales, 6 la posicion horizontal de los
lánguidos Sibaritas, que en el doblez de una. hoja de rosa,
encontraban motivo suficiente de insomnio?—¿Qué dicen
ustedes, señores encargados de los caminos, de este ser-
mon? ¿se les podrá aplicar su testo, ¿n ofio senescunt?
Si nuestros vecinos del Norte siguen el ejemplo de esos
animales que, con razon, llamamos soczales, cuales son los
castores, las hormigas, y las abejas ; ¿imitaremos nosotros,
por desgracia, à los que encierra la familia des tardi-
grades, (de los tardigrados) que se arrastran dolorosa-
mente, sin cuidarse siquiera de su propia conservacion?....
No, no lo creo. México, como todos los pueblos, esperi-
menta ese ánsia espansiva, incansable, nacida del deseo .
de estender su existencia ; anhela por ocupar el rango que
le está asignado; quiere ver su agricultura florecer, su
industria prosperar; y si los gobiernos apáticos que su .
mala suerte le departió, no han labrado su felicidad, suya
no es la culpa; sobre sus hombres de estado que gravite .
toda la responsabilidad.
17
258 1850
Sin medios de comunicacion, ¿qué importa que los labo-
reos del campo den un resultado feliz; que haya semillas
en abundancia ; harina, maderas, maiz, azúcar, café, etc.,
que exportar ; que haya industria ; que se cubran nuestros
campos de algodon que la alimenten, quedando un sobrante;
si no hay caminos, y si en un radio de cuatro, tres, hasta
de una legua de esta capital todos les tránsitos están obs-
truidos?
Si no se cobraran con toda la puntualidad debida peages
bien crecidos, nuestros reclamos, vista la perpetua escasez
del erario, parecerian injustos; pero, ¡sábelo Dios, que no
es asi! En ninguna parte se exigen los peages que aqu.
El camino de Veracruz, el de Morelia, el de Querétaro,
todos tienen sus oficinas recaudadoras, cuyas exigencias,
en nada acallan el abandono en que dejan las vias públi-
cas. En Veracruz; ¡oh dolor! desde tiempos inmemo-
riales, se paga un derecho asaz considerable para un camino
de hierro fantástico, que con lo que se ha gastado en él,
podian haberse unido los dos mares sin ayuda de vecino.
Tambien de México à Tacubaya se proyectó un camino
de hierro ; y fiado sin duda en esas esperanzas poéticas,
el Ayuntamiento de esta capital, 6 el que llena sus veces, vió
con cierto desden un camino de tierra, por ser en sumo
grado trivial y plebeyo; y con todo, volveremos áA repetir :
{Dios lo sabe, y el señor gobernador tambien, que no hay
otro ! Escusado me parece decir que el Supremo magistrado
de la nacion tiene que pasar por ese camino lleno de hoya-
das, de tres à cuatro veces à la semana; pero, como
dicen....... ¡ni por esas!...... Parece que han jutado, que
aquí no habria de practicable mas que el camino del
cielo,
El pésimo estado del camino de Tacubaya, en esle
tiempo de aguas, es debido puramente á la especie de bar-
becho que le dan los carros de los nolinos con su enorme
"CAMINO DB TACUBAYA. 2x9
peso y ruedas afiladas: abren en él en toda su longitud
unos hoyitos de tres cuartas, hasta de una vara de profun-
didad. Les molineros del camino de San Cosme son más
prudentes: conducen hoy sus harinas (por eso tambien de
los huecos reales del camino real,) á lomo de mulas : ¿no
se les podria exigir otro tanto en esta estacion á los mo-
lenderos de Tacubaya ? *
El ningun temperamento que se toma, á pesar de la
grita universal contra los caminos, hace llegar mi ira á un
estado verdaderamente fosfórico ; es decir, que echo chis-
pas cuando me hablan del partido conservador. Al pié de
la letra tomo el sentido de la palabra conservador, y veo &
unos hombres optimistas que quieren observar un statu quo
general; que quieren conservarnos los caminos como es-
tán, los Jesuitas como van, la justicia como sigue, y las
campanas de San Bernado como suenan. (Son las más
molestas). Esos son los que pretestan y arman tanta al-
gazara en contra de las ideas liberales, con las que se
agrian tanto los no muy encubiertos camotes que han con-
geniado con el suelo de Querétaro.
A la vista de un porvenir tan funesto, que me sea lícito
presentar á mi candidato que lo es el Sr. D. Mariano
Arista, esperanzado en que, á muy pocos conservadores
conservará à su lado. — D. Antibuzuqueo.
E. M.
260 1850
COMPANIA MONPLAISIR.
TRIUNFO DE LA CRUZ.
oCe signe au haut du ciel tout brillant de lumière,
«Quand Dieu se fera voir en son grand tribunal,
«Sera de ses élus lo bienbeureux fanal,
«Et des victerieux l'eclatante bannière.
(P. Connsues, Imit. de J. C.)
Hoc signo vinces.
Desde que Constantino venció ó Magencio, esa fué la
divisa que, estampada primero en el cielo, brilló despues
en los estandartes de los emperadores de Oriente. Ese
signo de nuestra redencion que, no en balde supo invocar
la compañía Montplaisir en el Triunfo de la Cruz, acaba
de asegurar á estos admirables artistas un suceso comple
to, que, humedecidos los ojos, victoreamos con entusiasmo.
No porque Anti-pierna Seca, en su artículo del Monitor
del 16 de Febrero, defendió el baile de la Esmeralda de
los ataques de esa intolerancia absurda, que aun hoy exco-
mulga los Misterios de la Inquisicion, (es decir, la histo-
ria); no por eso debe ponerse en duda sus principios orto-
doxos : paisano de San Luis, si se le llamase & una novena
cruzada, hecho un Camilo, seria quizá uno de los prime-
ros en seguir las huellas que le trazara otro San Bernardo.
En virtud de esa profesion de fé, séale lícito, pues, tributar
al baile del Triunfo de la Cruz, los elogios que se mere-
cen su acertado título y su incomparable ejecucion.
El Sr. Montplaisir en el papel del conde Federico, se vé
rodeado de más tentaciones que el mismo San Antonio. En
vano quiere resistir á ellas : la marsposa le circunda con
tantas seducciones, que en ese suelo más escurridizo que el
de la calle de los Meleros, no dura mucho la lucha, y por
tierra viene 4 dar todo el plan de reformas del infeliz Fede-
rico. En estos momentos críticos en que las pasiones supe-
COMPAÑIA MONPLAISIR. 261
ran á la razon, el Sr. Monplaisir nos confirma más y más
en la opinion que de él tenemos formada, de que es un
mimo consumado.
Más naturalidad en el jesto, más nobleza en el porte,
más entendimiento de la escena, no se le puede exijir á
ningun artista. Si por los aires vuela el Sr. Monplaisir, su
agilidad es asombrosa: si al contrario consiente en quedarse
en el suelo, su pantomima es inimitable. De la pantomima
no se puede suficientemente ensalzar la dificultad, la belle-
za, aun diré más, lo sublime. Todo lo puede y lo ha podido
hasta el extremo de que, (no la semana pasada) habiendo
Cicero desafiado al célebre Cómico Roscio, á que en sus
jestos reprodujera sus armoniosos periodos, lo hizo ese
artista con tanta flexibilidad y precision, que se confesó
vencido el rey de los oradores, exclamando que tenia Ros-
cio : loguacissimas manus, verbosos dijitos, silentiumque
clamosum. El mismo talento posee el Sr. Monplaisir, y de
él à Roscio, (à quien no he tenido el honor de conocer)
creo que voy al primero. Nada digo de los suntuosos tra-
jes con que se presenta vestido el S. Monplaisir; de lo bien
que le asientan, al que el famoso pintor David hubiera ele-
gido de modelo, cuando en el cuadro de las Sabinas tuvo
que delinear 4 su Rómulo. La ilusion fue completa, y todo
el tiempo que este artista bailó, fué admirable su lijereza,
et s’est, (lo que llamamos), surpassé.
Vestida de paje la señora Monplaisir, tiene de Uriel más
gracias que todos los espíritus malignos y demonios caseros
juntos. Sus menores movimientos, sus miradas, su aspecto
travieso, todo en ella es encantador. Cuando adormece
primero á Federico, y que disfrazada de ninfa, le despierta
y se le presenta, es, en toda la extension de la palabra
adorable. Enajenado á su vista el conde, parece que sele
oye repetir con el erótico Parny :
262 1850
«¡Adieu sagesse, adieu projets,
«Revenez enfants de Cythére ;
«Je suis plus faible que jamais! »
. Simás de diez veces se disfraza la Sra. Monplaisir, diez
yeces desplega gracias enteramente nuevas; de ellas tiene
un acopio, y son tan poderosas, que á Federico, lo mismo
que al público, los envuelve á todos en un arrobamiento,
del cual es penoso salir. ¿Qué modo tan aéreo de bailar, el
dela Sra. Monplaisir, qué vaporosa toda ella! Si, lo juro,
bien puede, como la Camila tan mentada, bien puede cor-
rer encima de las espigas sin doblarlas. Los aplausos que
en el baile del Triunfo de la Cruz recibió la sen par pareja
Monplaisir, fueron tan estrepitosos, que me recordaron los
clamores, casi universalistas, con que en las Cámaras de
Francia, un dia, quiso la derecha sofocar los elocuentes
acentos del inmortal Foy. Fué cuando exclamó ese insigne
orador; ‘‘;Taisez-vous donc Messieurs, on dirait que le
Rhin coule dans cette assemblée!"
El Sr. Cornet bailó, como siempre, con su nableza ca”
racteristica : sus ademanes, su porte son enteramente de
bon ton, y es muy difícil que ningun artista le iguale en
elegancia.
La Srta. Boulan, digna compañera del Sr. Cornet, no des-
miente el nombre que lleva de Mariposa; vuela, propia-
mente hablando. Todos sus pasos los demarca con la pre-
cision, la gracia que la son peculiares, y la conquistan los
aplausos más merecidos.
La niña Blondeau, de Lelza, es la gracia personificada;
su estilo de bailar, no es de grande aparato, (de grand
epparat) pero, si, suave, deleitoso como sus encantos juve-
niles : no baila, se desliza por el suelo, de que todos se
encelan. Ejerce la amable Blonditeau una fascinacion tal
en todos los espectadores, y en Anti-pierna Seca en parti-
COMPAÑIA MONPLAISIR, 283
cular, que se encuentra uno casj sin fuerza para aplaudir.
Les diré por qué.... ¡es que ya no queda sangre en los de-
dos; toda ella refluye hácia el corazon!
Corby, de Jacobo, es rival de nuestro famoso Vernet des
Variétés; en su papel, el a tant d'esprit qu'il en est bête.
Tan solo con mirarle, es fuerza reirse; definitivamente, es
el rey de los graciosos.
Rossi, de Belzebut, lo mismo que de Frollo, tiene pre-
cisamente un aspecto infernal ; es un mimo perfecto que
habla con el jesto mucho mejor que otros con la lengua.
Wiethoff, à quien hemos visto bailar à las maravillas,
tiene en el Triunfo de la Cruz el modo jadeante de andar .
de un verdadero pirata; su accion es en extremo natural,
y llena su papel con una propiedad nada comun.
Las decoraciones del hermoso baile del Triunfo de la
Cruz pintadas por el Sr. Riviére, rivalizan con la misma
naturaleza, y forman unos panoramas que envidiarian los
mismos Daguerre y Bouton.
Pero, ¿para qué es hablar ya de los admirables artistas
que reclama la Europa? Felizmente para ellos, la tierra de
México les ha sido lijera; el aplomado Cólera no les ha he-
cho sentir su peso. Siempre temlamos que esa epidemia
asiática viniese 4 reclamar, como paisanas suyas, à las
ravissantes bayadéres, Monplaisir, Boulan y Blondeau.
Llevándose la última, hubiera tristemente exclamado con
Malherbe.
“Et rose elle a vécu ce que vivent les roses
“L'espace d'un matin!”
Consuélate, pues, Anti-pierpa Seca; y sigan sus triunfos
vatedes, que dulcificaron la época más aciaga de la plaga
264 | 1850
que nos diezmó durante tres meses, Solo acuérdense, ama-
bles artistas, allá, en medio de las hechicerías de sus
bailes, de su verdadero amigo que les dice.... adieu!...,
A E. Anri-PIERNA SECA.
VARIACIONES
SOBRE EL TEMA : CAMINO DE TACUBAYA,
too. Deus nobis hac otia fecit.»
(BucoL, EGL. 1.*)
Por un beneficio de Dios, vivimos rascán-
donos la barriga.
El ó los que deben cuidar y no cuidan de la compostura
de los caminos, sin duda repiten con el muy flojo de Títiro :
«... Deus nobis hæc otía fecit, (en frances :) Dieu nous
procure les moyens de fláner. En efecto, la Providencia que
ha visto este país con una especie de cariño que no se
merece, tan breve inutiliza sus caminos con las lluvias
abundantes que le manda, como de nuevo los vuelve medio
practicables, por la extraordinaria seca que se sigue al
temporal. Descansando sobre esa escala de sequia y hume-
dad que tan invariablemente recorren aquí las estaciones :
y confiado precisamente en el clásico post nubila Phœbus,
el Inspector de puentes y calzadas en nada se acongoja to-
cante al miserabilísimo estado de unos caminos que no se
digna recorrer. Á su parecer, ese defecto es un mal mo-
mentáneo, una transicion puramente. De la conviccion que
se formó aquel científico, resulta, que si de vez en cuando
entreabre los ojos, despertado por los gritos que lanzan
millares de transeuntes atascados, al instante los vuelve á
cerrar, murmurando soñoliento : « ¡no sean ustedes es-
- «candalosos, imprudentes, porfiados, testarudos, encala-
CAMINO DE TACUBAYA. 265
« brinados, etc., etc., que la Providencia todo lo reme-
« diará! ¿No ven ustedes que si ni yo ni mis compañeros
« trabajamos, es porque, como lo dijo expresamente para
« nosotros el Sr. D. Maro Virgilio, y eso con mucha anti-
« cipacion, — cosa de 90 años antes de J. C, : — Deus
« nobis heec otia fecit, Dios hizo que no hiciéramos nada :
« ¿qué réplica le encuentran ustedes á eso? »
Sirva lo que acabo de decir como de introduccion à las
quejas amargas que voy á formar. Es preciso buscar hasta
en los textos profanos, los motivos de incuria que ostentan
los que vijilan sobre los caminos; y en mi antiguo conocido
" Virgilio pienso haber encontrado las razones en que se
. fundan esos señores para no moverse ni tomar cartas en un
asunto encomendado, segun ellos, á la Divina Providencia.
Cuatro dias despues de nuestro último comunicado :
Un lodazal de una legua, inserto en el Monitor del 21 de
Agosto de este año, hubo de parte del inspector de puen-
tes y calzadas como una especie de alegron : pusiéronse
trancas del lado de los arcos que mira al pueblo de Romita,
como si de cabo á rabo se fuese à componer el camino ;
pero, ¡vanas ilusiones! nada se hizo! Tan solo, durante
unos cuantos dias, se aparecieron tres Ô cuatro jornaleros
que salpicaron de cascajo y arena cosa de 20 varas del ca-
mino cuando más; pasado lo cual, se retiraron todos á sus
casas, exhaustos los pobres por el inmenso sacrificio que
le habian arrancado nuestros clamores.
Desde el terremoto de Santa Cecilia (que no nos dió mala
música), y que anotó, corrijió y aumentó considerable-
mente el de San Epifanio, se cambiaron los acueductos en
un larguísimo filtro, que por sus innumerables hendrijas
deja escapar no sé cuantas pajas, limones, naranjas, sur-
cos 6 bueyes de agua. De ese desperdicio enorme que ven
con la indiferencia acostumbrada, ha resultado que el ca-
mino de Tacubaya, barbechado por los funestos carros
266 1850
de la harina, por los coches, carricoches, omnibus, simo-
nes, chanclas, etc., etc., se ha vuelto decididamente un
terreno de riego. 1.os hoyos de más ó ménos profundidad,
que á eada paso se encuentran en él, adquieren de dia en
dia una importancia mayor, por el remojo continuo que
los acueductos les proporcionan. Llegará sin duda la hora
en que la acequia, penetrando en esas partes ahuecadas,
trasformará tantisimos charcos, que ya habrán simpática-
mente confundido sus lodos, en un nuevo mar Rojo, el cual
¡por nuestros grandes pecados!... no tendrá como ántes,
la gracia de abrirse para que pasemos, sin que siquiera se
nos mojen los calcañares.
Si es cierto que proyectan componer el camino de Tacu- .
baya, cosa que no me atrevo à creer, empiecen por remo-
ver la causa para que cesen los efectos, Atiéndase, ántes
que todo, á la filtracion prolongada de los arcos; y supri-
mido este mal, muy fácil será aplanar un camino que con-
duce & la mas deliciosa de las villas, que desde sus alturas
contempla desdeñosa à la orgullosa México, sentada ma”
jestuosamente en la más pestilente de las cloacas. No gas-
ten superfluamente el dinero que reclama la reposicion de
los arcos, en una exposicion de flores, siempre raquítica en
invierno, y que hace muy poco amena á la vista el toldo
andrajoso que la cubre. Ignoro como se llama el Hombre-
Náyada que preside aquí á las aguas, pero por el aban-
dono que se nota en su departamento, es muy digno de
que se le quite el destino, lo mismo que el suyo al inspector
fantástico de puentes y calzadas.
Dias pasados estábamos en el omnibus, en camino pare
México, cuando, de repente, vimos venir al Sr. Azcárate,
En ese momento sentimos las mismas titilaciones de esper
ranza que las que esperimentan unos náufragos, al vérseles
aproximar un barco salvador, Nos hallábamos precisar
mente, atravesando uno de los lodazales mas profundos,
CAMINO DE TACUBAYA. 267
« ¡Bueno, dije yo!... El señor gobernador, al vernos
« empantanados, no ha de tragar esos charcos; puede que
« desde mañana se proceda 4 desecarlos, » ¡ Chismes, seño-
res, inferencias fátuas !... Ya lo supe : el señor gobernador
no viene á sondear los hoyos vecinales del camino de Ta»
cubaya, ni tampoco à cerciorarse de su magnitud : sus cui-
dados son otros; à lo que va à Tacubaya, es à echar una
ojeada revisora sobre la calle de San Diego que, gracias &
los empeños del Sr. Bardet y 4 su trabajo personal, se está
componiendo, y que conduce al modesto alcázar del que
con tanta pausa rije nuestros destinos. No por eso se ha
podido evitar que uno de los próceres, en materia de dinero
y en esa misma calle, haya fabricado un simulacro de mi-
rador en la parte mas angosta de ella, y sobre la misma
banqueta, so protesto de que á su casa le faltaban vistas,
Si hay entre mis lectores algun Santo Tomas que no lo
quiera creer, que lo vaya á ver. Cuando en Tacubaya se
notó el defecto que semejante construccion iba à ocasio-
nar á la calle, hubo varias quejas; y un arquitecto llamado
de México, declaró que quedaria imperfectisimo el camino,
si esa falta de alineacion no se correjia. La autoridad local,
en vista de este informe, decidió que se tirase lo edificado.
Pero, habiendo el dueño acudido al señor gobernador, ne
juzgó oportuno ese majistrado que se llevase á cabo lo
mandado, sino que, acordándose de que las líneas curvas
son graciosas, (en el bello sexo, supongo, por los encan-
tadores contornos que nos revelan), le permitió al referido
personaje, que al contrario, siguiese construyendo más,
en el espacio que le cedió, comprendido en un ángulo 250-
cèle à en un scaléne; importando poco que su base fuese
desigualmente formada por la parte ya edificada. Con tal
decision se quedó lo fabricado parado, y yo tambien en un
pié, diciendo : « ¡miren que caso!... »
Haciéndome á un lado de los charcos, ¿qué diremos de
268 1850
los robos diarios, 6 por lo ménos hebdomadarios que se
cometen en el camino de Tacubaya?... Al infrascrito le su-
cedió el lance triste : á su criado lo despojaron d las doce
del día, de dos carpetas azules muy bonitas que por pro-
tejer à la industria naciente, habia comprado en el portal
de las Flores, en casa del Sr. Hope; tambien se apoderaron
esos comunistas de un plumero aleman de más matices
que la cola de un pavo, de dos escobas arañeras france-
sas, perfeccionadas, de una frazada, etc., etc. ¡De veras
que ya se va indicando el progreso!... Los ladrones ape-
tecen hoy todas las comodidades de la vida ; quieren car-
petas, relojes de patente ingleses que últimamente le qui-
taron en el camino de San Anjel á mi amigo Alejandro,
junto con ps. 300 (y eso es lo malo) destinados 4 pagar el
salario de muchos infelices que en la fabrica de Actizapan
encuentran un modo de vivir honroso. ¡La industria, por
mil motivos, debe prosperar aquí : los caminos están como
la palma de la mano; y para llevar el dinero de la raya á
las fábricas, apenas sí se necesitará hoy de una pequeña
escolta de más de 15 4 20 hombres, siendo el tránsito
corto! ¿ que dicen ustedes? ¿no estamos bien?...
Una horca eléctrica, en lugar de un telégrafo (1), seria,
me parece, un descubrimiento más adecuado á las necesi-
dades del dia : y un cordon de bandidos colgados desde
Palacio hasta la Minería, formaria bien pronto un seguro
conductor que le llevase à la sociedad atemorizada la con-
soladora noticia de que en lo futuro serian respetados sus
vidas y sus bienes.
No habiendo, como no hay hoy, seguridad alguna en
los caminos (ya que roban las diligencias enfrente de
Santa Paula, por el derecho del tanto que se disputan, casi
á su vistalos ladrones) ; ¿no es una imprudencia bien cul-
(4) En esta época se estableció un alambre desde Palacio hasta la Minería, para
hacer un ensayo,
CAMINO DE TACUBAYA. 269
pable, llamar á México 4 las poblaciones cercanas, à que
vengan á admirar su insulsa Exposicion de flores y frutas
que tanto pregonan? Acuden los incautos à ese llama-
miento ; y la exposicion empieza por ellos, porque ántes 6
despues de la garita, se ven espuestos á ser despojados de
cuanto traen, para figurar en las cuadrillas que se van à
bailar en un terreno destinado á perpetuar las glorias pa-
trias. Impensadamente, y sacando de ello provecho solo los
ladrones, imitan ustedes à los romanos, cuando tambien
se la jugaron á sus vecinos, llamándoles & unas fiestas, y
despues apropiándose las Sabinas que (dicho entre parén-
tesis,) no debian tener malos bigotes; pero eso fué un cri-
men político : une mesure génésique, como la llaman los
franceses, en que estaba interesada la existencia du peu-
ple-ror. | :
Establézcase aquí primero la seguridad pública; y des-
pues, podrán ustedes convidar al mundo entero á que venga
á enajenarse con el prodigio vegetal de sus calabazas geme-
las, ¡ Eso le dan ustedes, y á pares, & la columna de la In-
dependencia... Calabazas!!!... Felizmente, la Exposicion
de flores, no fué más que una sutileza embalsamada de al-
gun monarquista, de guantes couleur ventre de biche.
Ya que no hay fondos para elevar la gloriosa columna
que se proyectó, sáquese esa tierra con que se ha profa-
nado la obra empezada, y erijan en su lugar una fuente
benéfica que circundarán con las estátuas de los inmorta-
les Balderas, Leon, Frontera, Cano, Vazquez, Jicotencal
- y otros mil héroes que regaron con su sangre generosa los
campos de Padierna, Molino del rey y Chapultepec. ¡Qué
exposicion de flores ni qué calabazas en ese lugar!!!..,
¡Consérvese allí la memoria de los que supieron morir por
celebrar el recuerdo de las glorias que se trata de borrar !
Volviendo á la seguridad que se disfruta en el camino de
Tacubaya, preguntaré : ¿4 qué están destinados, no por la
270 1850
naturaleza, pero por su oficio, los dragones que yacen en
la garita? Infiero que, como hay personas que se desvelan
por encontrar el movimiento perpetuo , quizá. esa. respetable
tropa busca, no con tanto afan, el descanso perpeluo; y
gracias al descubrimiento que practica, me encuentro en el
dia sin unas carpetas que mucha falta me hacen para el
invierno. Esos dragones, sin pertenecer á la fábula, ni te-
tener alas, debian continuamente volar por el camino, en
pos de los malhechores cruzarse sin cesar; y no estar allí
plantados como la estátua, sin recuerdos, del narigon Car-
los cuarto.
Aguardo, y con alguna razon, que se invierta en la com-
postura de los caminos, parte de las varias contribuciones
que pagamos, (nosotros los propietarios chicos 6 grandes),
de oficio, alcabala, tres al millar, peaje y otras que nos
preparan, para reembolsar los papeles antidiluvianos,
arambeles 6 trapos viejos de esos señores que tanto se tn-
leresan por el crédito público, como por la rotundidad de
sus bolsas que nunca se llenan.
Si hablo tanto sobre caminos, con algunas digresiones, es
en el interes de todos : en esa parte soy comunista. Varias
veces lo he hecho con algun resultado. Hoy se hace burla
de las reclamaciones, pero soy testarudo, y si no se me
hace caso, volverá & charlar sobre la materia su afectísimo
y S. S. Q. S. M. B.
CIARLONE GRIDANDINI.
E. M.
CäMINO DE TACUBAYA.
(CON ESTE VAN CUATRO.)
» Vidi ego quod fuerat quondam solidissima tellus,
« Ese fretum................ uso »
(OVID. METAM. , LIB. XV.)
He visto lo que era tierra muy firme, volverse
un estrecho.
Esta metamórfosis, el camino de Tacubaya nos la pre-
senta todos los dias, sin que nos lo cuente como cosa muy
sorprendente el amigo Ovidio. A resultas de un cata-
clismo de la naturaleza, se han visto, segun dice el preci-
tado Sr. Don Naso: « Torrentes rápidos trasformar los lla-
«nos en valles, y las inundaciones hacer bajar los montes
al seno de las aguas. »
« Quod fuit campus, vallem decursus aquarum
» Fecit : et eluvie mons est deductus in æquor.»
Pero aquí lo que ocasiona los cataclismos fisicos, políticos
y morales, es únicamente la desidia de los hombres, su
encroútement (una pereza que ya crió costra). Debajo
de ese encroútement, como « tortuga debajo de su carapace
(concha) viven en México los más de los funcionarios á
quienes el pueblo bondadoso confió sus destinos.
En mi último sermon intitulado : Variaciones sobre el
tema bien conocido ya, de « Camino de Tacubaya,» que
vió la luz en el Monitor del 7 de este mes, prometí que, si
no se tomaban en consideracion mis reclamos, volveria á
gastar tinta para renovar mis quejas. Lo que me figuré
sucedió : el inspector de puentes y calzadas leyó mi comu-
959 1850
nicado, y segun lo acostumbra, le dió carpetazo ; pero mi
lengua quedó de fuera : 6iganla vibrar.
El camino de Tacubaya, lo repito por la milésima vez,
es materialmente nuestro vza-cruc:s; es decir, un anfracto
penosísimo que, nosotros los omnibuseros, transitamos dos
veces al dia. Alli los coches se atascan, se rompen, se vuel-
can; y creo ¡ vive Dios! que el inspector de puentes y
calzadas es carrocero; y que si mantiene el camino en ese
estado vergonzoso, es por el interes de los remiendos que
le caen de los vehículos destrozados.
¿Cómo esplicarse el abandono de que nos quejamos,
cuando es público y notorio que el Sr. gobernador es hombre
de empeño, y que conoce el valor de las prendas que se le
fian, cuales son cl bienestar y la seguridad del pueblo que
siempre clama en vano? Año nuevo, vida nueva, segun
el adagio vulgar. Estamos en la época del
« Queritur interea quis tante pondera nolis sustineat... »
» En que se busca un hombre capaz de sobrellevar una carga tan pesada.»
El Sr. gobernador quizá puede ser relevado de su puesto;
y esa duda, para todos funesta, le mantiene en una inaccion
que no acostumbra, por el desconsuelo que le cabe de no
poder dar cima á los varios proyectos de reforma que remo-
linean en su cabeza.
A rey muerto, principe coronado ; (en francés : le ro? est
mort, vive le roi!) lo de ménos era que se quitara à un
gobernador malo, si debiese entrar otro en su lugar que
mejor cumpliera con sus obligaciones ; pero rara vez es
este el caso. Pocas consultas hay sobre la idoneidad de
los sugetos à quienes se confian los puestos más delicados.
En cualquicra persona se encuentra luego luego étoffe Ô
sea paño de donde cortar, para hacer de ella un hombre
de Estado. Este estuvo empleado en contribuciones......
CAMINO DE TACUBAYA, 273
‘ ¡bueno!...... es propio para ministro de Hacienda : aquel
(aunque en dia de batalla se le baja el alma á los piés)
habla de guerra como César 6 Jomini.... ¡superior!...,
para ministro de la Guerra vale un Potosi; y si para la
marina hubiese un departamento aparte, puede que eli-
giesen para ministro de este ramo al que no se atrevió á
proseguir su viaje, por parecerle que el mar tenía mucha
agua. Con razon anda todo como en ferro-carril.
Pero volviendo al Sr. gobernador : si tenemos el dere-
cho de mostrarnos enfadados, él no lo tiene para no pres-
tarnos oido : suum cuique; (à cada uno lo suyo), y si la voz
del pueblo es la voz de Dios; (vox populs, vox Dez,) debe-
mos confesar que aquí esa voz imponente no encuentra
más que un eco bien sordo entre los gobernantes. Al pue-
blo le toca pagar sus gabelas, es cierto; pero à los que lo
gobiernan les incumbe no despilfarrar sus productos en
cosas agenas de su felicidad.
Del aumento de esa felicidad debe la prensa ocuparse
especialmente. f De qué nos sirve que los periódicos
enronquezcan mútuamente en cuestiones personales? Para
transarlas y que cesen en lo futuro, castíguese con rigor al
que prevarica, y no tendremos ya el tedio de leer 4 cada
rato la historia de unas recriminaciones personales, cuya
publicidad no hace más que desacreditar à la nacion.
¿Para qué tambien glosar tanto sobre esas excomuniones
añejas que se fulminan contra el relato de las verdades
monstruosas de un tribunal inicuo ? (1) Buenos años ha,
que su secretario Llorente vendió la mecha de esas quemas
espirituales. Esos rayos de la Iglesia, del tiempo de Gre-
gorio V, ya no tienen fuerza; les falta la electricidad del
fanatismo, de la mala fé y de la intolerancia de aquellos
tiempos de barbarie. ¡ Oh España heróica, ya no te se
(1) Léase nuestro artículo « Un paseo á las Cadenas en una noche de luna. »
18
274 1850
aplicarán hoy los versos que en su Némesis, buriló con su
pluma corrosiva el poeta Barthélemy!......
« ¡ Triste peuple, cadavre empoissonné d'ulcéres.
a La vermine du clottre a rongé tes viscéres! y
(Triste pueblo, dañado por úlceras, las sabandijas
del claustro han roido tus vísceras.)
En esa parte, México se niveló con España, y aborrece
hasta el recuerdo del tribunal humeante que en el espacio
de seis siglos diezmó á la especie humana,
Lo que debe fijar nuestra atencion, es que haya justicia
en la justicia; seguridad individual; caminos (mo reales)
nacionales en todas direcciones ; industria agrícola, fabril
y minera: y atendidas esas cuatro necesidades, el pais
será feliz; y el viejo mundo, atormentado por sus fiebres
políticas, refluira hacia el nuevo, que encierra tantos ele-
mentos de felicidad. o
La cuestion del camino de Tacubaya nos conduce, sin
sentir, á otras de la mayor trascendencia; y si no las pro
fundizamos, es por la indiferencia con que se leen. Lo
único que aquí causa estrépito, y se considera como nego-
cio del mayor interes, es cuando se versa algun asunte
financiero para el provecho de diez 6 dece personas (aves
todas de la familia de los accipitres 6 de rapiña) : entónces
si se nombran juntas ; son llamados à ellas los hombres más
empapelados, de más dinero y de más influjo; se reviven y
clasifican todos los papeles mas andrajosos, amarilleados
por el tiempo, de ántes, de cuando, de despues de la inde-
pendencia; de durante la ocupacion, etc., etc., etc. :tienen
más nombres esos papeles, que variaciones la Polka, En
esos lances de bolsas llenar, se nota una actividad prodi-
glosa ; pero si se trata de hacer salir á la nacion del caos
en que gime, todos esos mismos hombres, al contrario, lla-
man ensueños las mejoras sociales que cada uno inyoca,
CAMINO DE TACUBAYA, 275
porque como lo dicen ellos entre si ; «dejen ustedes que todo
turbio corra: on péche en eau trouble: » (á rio revuelto,
ganancia de pescadores.)
El egoismo es el que perpetúa la infancia de México, y
no mejorando caminos (incluso el de Tacubaya), no cono-
cerá esta infeliz República, de las cuatro edades de la vida,
más que la primera y la última. ¡ Dios quiera que no se
cumpla la profecía de S. S. y amigo Q. $. M. B.
CIARLONE GRIDANDINI.
1851
279
CAMINO DE TACUBAYA.
Hace tres meses que existe en el segundo puente del
camino de Tacubaya que mira à la Teja, un agujero donde
va cabiendo poco à poco medio omnibus. El Inspector de
puentes y calzadas lo conoce, lo ha visto, lo ve y lo verá,
sin que ni comezon sienta de mandarlo tapar.... ¿Aguar-
dará que llegue la estacion de las aguas, para que haya
que emprender triple gasto y trabajo para tapar ese
hoyazo?
CAMINO DE TACUBAYA,
QUE YA ME TIENE RONCO.
« Sí potes hic saltem monútis parere patérnis
« Parce, puer, stimulis, et fortiús utere lors,
a Sectus in obliquum est lato curvamine limes.
(Ovin mer., lib. IT.)
Si puedes entónces seguir 4 lo ménos los con-
sejos de un padre, economiza, hijo mio, el látigo,
y usa más à menudo de la rienda. ..... ..
*+.+000 500029 090% 0040229 9-e0%88ve
hay un camino trazado por una línca oblícua.
Los consejos que en otro tiempo le daba Febo à su mal
habido hijo Phaeton, cuando á este lampiño se le antojó
guiar el carro del sol; esos mismos, sin necesidad, le pro-
diga el Sr. Zurutuza al muy prudente Antonio, conductor
de omnibus, para que se precava del sumidero que existe
hace más de tres meses en el segundo puente del camino
de Tacubaya, al salir de México, y cuyas dimensiones he-
mos delineado ya en el Morator del 8 de este mes. Ese agu-
jero, que seis veces al dia amaga tragarse al omntbus, fa-
cilmente se taparia gastando en él la enorme cantidad de
280 1851
tres pesos; pero vistas sin duda las escaseces de la Muni-
cipalidad, el susodicho precipicio adquiere por estremeci-
miento, cada dia, una importancia mayor, angostando más
y más el desfiladero del puente, á modo del de las Ter-
mópilas.
Habiamos pensado (¡lo que es la imprudencia de los
hombres !) que á la menor indicacion ó reclamo, se apresu-
raria el Sr. Inspector de puentes y calzadas á remediar
el daño de que nos quejábamos : pero ¡bendito sea Dios !
ni razon ha tomado de nuestras tribulaciones. Suponemos,
es fuerza creerlo, que el referido funcionario se ha persua-
dido de que pasando por el puente y cabiendo su caballo,
hay márgen suficiente para que por allí ruede un coche :
¡ vaya unos encuentros de caballo !....
Vires adquirit eundo (andando adquiere fuerzas); esa pro-
piedad que tienen los globos, no disfrutan de ella los que
en el camino de Tacubaya trabajan en la reposicion de los
arcos. Más andan, ménos andan; y desde Diciembre del
año que murió están en la obra, que por su duracion pa-
rece ser de romanos. Con todo, es preciso en esa parte ha-
cerle justicia al Sr. inspector, porque à poco de publicado
nuestro comunicado del 6 de Diciembre del año pasado,
procedió á la compostura del acueducto, y desde entónces
hemos rodado por el camino, y no navegado, como antes
lo teniamos de costumbre.
No tenemos, cuando escribimos, la intencion de molestar
& nadie; pero si la de suplicar al gobierno que mejore el
estado de uno de los caminos más transitados ; no vaya á
suceder que visto el abandono que reina en el camino de
Tacubaya, solicite alguien de los muchos ciudadanos meri-
torios que tenemos, el privilegio para componerlo, ven-
diendo despues aquel privilegio, vuelto su propiedad, á
nuestros amagos del Norte, como se hizo con lo de Tehuan-
tepec.
CAMINO DE TACUBAYA, 281
Esas mejoras materiales, inclusas otras de magnitud
mayor, como la del paso de un mar á otro, debian ser obra
de los Mexicanos ayudados por una emigracion amiga,
protegida por ellos de todas maneras, aun por esa libertad
de cultos, á la cual infundadamente le tienen tanto recelo.
Pero invocar extranjeros para ejecutar lo que uno mismo
puede hacer, es imprudente, 4 la par que bochornoso para
una nacion que la Providencia se ha cansado de favorecer.
Ya se ve que á esas empresas solo se lanzarán unos hom-
bres de movimiento que llamarán ustedes de fuera y que se
les asociarán; pero no hay que desperdiciar el tiempo, ni
alarmarse & la vista de unas leyes latamente protectoras de
la emigracion. Une génération pousse l'autre; (una gene-
racion empuja à la otra) el padre muere, los hijos quedan,
como el árbol al cual reemplazan sus retoños,
Dicen ustedes (estilo rancio) que viniendo muchos ex-
tranjeros á colonizar, se perderán las costumbres. ; Absur-
do de los absurdos!.... El que pierde no solamente sus
costumbres, pero tambien su propia lengua, es el extran-
jero que viene à radicarse aquí. Al cabo de algunos años
de una comunicacion de todos los dias con los hijos del
país, no habla ya mas que un dialecto amueblado con es-
presiones castellanas; y á los veinte años de residencia,
muchas veces ni una sola palabra de su idioma natal puede
escribir con propiedad. Ahora les pregunto : ¿quién perdió
sus costumbres, el extranjero ó ustedes?.... Eso de la pér-
dida de las costumbres, es una idea falsa que les ha infun-
dido cierta clase privilegiada (1) que, si 4'mi entender,
se puede vestir de luto, es por la muerte que ha causa-
do.... la del progreso.
Volviendo al camino de Tacubaya, del cual nos hemos
estraviado, diré que desde nuestro primer remitido en el
(4) Los clérigos,
282 1851
Monitor, fecha 4 de Mayo del año ya cadáver de 1850, no
se ba podido conseguir que acabase el ribereño de ensan-
char el camino, pasado el puente de Chapultepec a Tacu-
baya. Conociendo la justicia de las razones que en aquella
época emitimos, empezó la obra con mala voluntad; y en
todo un año no se le ha devuelto al camino ni una tercera
parte de lo que le pertenece. Cada maguey que arranca el
ribereño le cuesta un sollozo, una lágrima quizá; y en esas
ternuras pasamos el tiempo, quedándose el camino imper-
fecto, y de una angostura peligrosa, Ultimamente el
ayuntamiento de Tacubaya mandó que se pintaran todas
las casas; cada uno obsequió gustoso una órden de aseo
exterior : el único edificio que se eximió de ella fué el pri-
mero que está 4 mano izquierda, viniendo de México, y
cuyo aspecto lloron y sombrío hace un feo contraste con la
alegria interior de sus trojes atestadas de unos frutos que
lanto escasean,
Lo que solicitamos para Tacubaya, cs lo que se merece,
(por ofrecer al enfermo, á dos pasos de la capital, un reme-
dio á sus males) es más agua de la que hoy tienc. Mucho
tiende á engrandecerse aquella hermosa villa; y aumentán-
dose el agua, se duplicará la poblacion. De allí se origina-
rán ventas de terrenos, que de su valur dejarán un cinco
por ciento al erario, lo mismo despues que un tres al mi-
llar, sobre las casas que allí se edifiquen. Hágase otro tanto
en toda la extension de la República, y cesarán en parte
esas continuas jerémiades 6 lamentaciones sobre la falta de
recursos: los'hay, el caso es buscarlos. Rato ha que el go-
bierno no está en sus quince.... millones (1): que aprove-
che, pues, la edad viril; sino, para la República no habrá
más transicion que la de la juventud à la caducidad.
Tio ADELANTE,
(4) Los que se dieron por la California,
283
CAMINO DE TACUBAYA.
SON SIETE CON ESTE (1).
« Pronaque cum spectent animalia cœtera terram,
a Os hominé sublime dedit ; cœlumque tueri
« Jussit, et erectos ad sidera tollere vultus, »
(Ovib. METAM., lib. 1.)
« El hombre favorecido entre los demas animales
« que con la cabeza inclinada, miran à tierra, pudo
« contemplar los astros, y fijar en el cielo sus
« miradas sublimes.»)
Pues, señores, en virtud de lo dicho, nos hemos quedado
ciertamente aquí, como dicen los franceses: le bec en l'air
(con el pico al aire); por eso nada 6 muy poco vemos de
lo que pasa en la tierra. Un beneficio de la Providencia
fué para nosotros un mal positivo; y abusamos diariamente
de la posicion vertical con que se nos gratificó, para no
pensar mas que en las musarañas , 6 seguir sin duda en el
yacio el curso caprichoso de los átomos gafos que flotan en
la atmósfera. Bueno fué que Descartes, que era todo un
filosofon, se ocupase, le bec en l'air, de la matière subtile,
(de la materia sutil) de la cannelée (de la acanelada), para
esplicarse como buen herege que era, la formacion del
mundo; pero que un trivial inspector de caminos, cuan-
do pasa por el de Tacubaya, se meta tambien, mirando
á las nubes, en formar conjeturas sur les tourbillons (so-
bre los remolinos,) sur les raclures, (sobre las raeduras)
y demas ensueños de un diz que gran pensador, en lugar
de atender al suelo que pisa; ¿no es eso estar completa-
mente de malas?..... Miéntras tanto 4 nosotros los del
Omnibus, nos lega el agua hasta el pescuezo, merced à
las contemplaciones sublunares de un corre-caminos 88r
biondo.
(1) Véanse los anteriores articulos del 4 y 8 de mayo, 24 de agosto, 7 y 27 de
diciembre de 1850, y £7 de mayo de 4954. ¡ Vaya una historia larga!. ..
284 1851
No se puede ya transitar por esos fangos, (no de Dios)
del inspector; y el camino de Tacubaya en lugar de tener
la figura de un dos d'âne, (lomo de burro) que no le puede
ser desconocida á dicho científico, forma una especie de
berceau (cuna,) que conserva sin desperdiciar una gota, to-
das las aguas que nos proporciona el superabundante des-
peño de las nubes. Para mayor desgracia, los carros de la
harina, montados sobre ruedas de medio geme de ancho,
cavan y ahondan las tierras del camino, de tal suerte, que
si no se remedia pronto, nos quedaremos un dia sepul-
tados en esas profundidades, como un bajel entre dos olas,
perdiéndose de vista al conductor Antonio, nuestro único
trinquete.
Ya hemos indicado en nuestro comunicado del 24 de
Agosto de 1850, inserto en el Monitor; que era preciso en
tiempo de aguas, obligar á los señores molineros à traer
sus harinas 4 lomo de mulas, como se ha hecho por San
Cosme; pero se traspapeló nuestra observacion; y los mo-
linos de Santo Domingo, Valdés, Belen, etc., siguen con
sus carreteros á cara de pan bazo ó pan de perro, arando
el camino de cabo à rabo.
Es regular que la autoridad competente, al leer este arti-
culo nos tache de imprudentes, de entremetidos etc.,
echándonos en cara luego luego, su falta de recursos que es
indefinida. No sabemos de dónde proviene esa escasez
sempiterna; el omnzbus paga, los carros pagan un tanto al
mes : y nos parece que con piedra de rio que nada cuesta,
bien se podian rellenar cuantos huecos tenga el camino.
¿No les ofreció hace tiempo el Sr. general Monterde, con-
seguir los carros de la artilleria para acarrear materiales,
manteniendo el Ayuntamiento de seis á ocho hombres que
compusiesen el camino? ¿Porqué no se aprovechó esta
oferta?.... ¿No era mejor atender á uno de los caminos
más transitados de la república, que enjaular neciamente
CAMINO DE TACUBATA. 235
los triángulos de lo Alameda, quitándole así & la infancia
el lugar favorito de sus juegos? Esos 10, 12 6 15,000 ps.
que se habrán trasformado en endebles tejamaniles ¿no esta-
rian mas bien empleados en solidificar un camino que hasta
de fierro pensaron hacer? ¡Qué dinero tan malamente gasta-
do en una Alameda, cuyos acirates solo debian circuir unos
arcos de suaves rosas!.... (time hoy ese sombrío bosque al
aspecto de tantos escoplos y cepillos de un artífice chafa-
llon, que con el inaudito estruendo de sus bárbaros hacha-
zos viene à espantar el reposo de unos fresnos seculares,
¿Y para qué es tanto ruido, tantísimo gasto?.... para sem-
brar habas, en la primera tabla, entrando en la Alameda à
mano derecha. Eso se llama trabajar por el utile dulci: y
gracias à esa idea peregrina, nos veremos algun dia redu-
cidos en la Alameda, á aspirar los estraños perfumes de la
coliflor y de la alcachofa.
No hay recursos, es el clamor de siempre, ménos para
plantar en, y trasplantar de la Plaza de armas unos fresnos
que ya templaban en algo los calores atroces de esta zona
tôrrida ; ménos tambien para empedrar y desempedrar la
F, calle de Plateros, cuyas piedras, en. forma de carame-
los, largo tiempo tiradas en la plaza, han desaparecido de
allí como por encanto. Nada diremos de lo que se invirtió
en la columna Trajana que nunca pudo germinar debajo
del innoble cascajo con que la cubrió un almibarado monar-
guista. Proyectan hoy construir sobre su sagrada base un
faro monstruo, que derrame sus luces, (à bien que no las
necesitan) sobre los palacios más 6 ménos unidos del go-
bierno y dela municipalidad. Es un planeta la Plaza de ar-
mas, necesita su satelitillo (1).
(1) Dicho luminoso proyecto tuvo su verificativo en el año de 4860, Se culocó
en aquel rond-potat, una columna de hierro, terminada por un ramillete
de faroles alambrados con gas, que, unos á otros, por su aglomeracion, se hacian
sombra. Poco duró aquella luz misteriosa; porque habiendo, de repente, faltado
el fluide aériforme, volvimos de nuevo á muestra primitiva oscuridad,
980 | 1854
El acueducto del camino de Tacubaya, escepto unos
quince 6 veinte arcos, ya casi está repuesto; ¿qué aguar-
dan, pues, para completar esa restauracion monumental?
El tiempo de aguas es el más propio para cegar los hoyos
del camino, dándole à este el declive conveniente hacia la
zanja lateral. Breve la piedra menuda formará cuerpo con
el lodo; y esa especie de obra mosáica durará muchísimos
años, los mismos que le deseamos de vida al señor inspec-
tor si atiende 4 nuestras quejas, que de le contrario, se
renovarán à trechos cortos con la misma prolijidad. En
lo testarudo no nos gana un vizcaino.
Una imprudencia seria pedirle á un gobierno monumen-
tos, otro que el de nuestra felicidad, cuando no tiene con
qué elevarlos. No sucederá ciertamente con México, escep-
tuando sus conventos, lo que con Aténas, que tenia tantos
monumentos antiguos que decia Ciceron, que por cual-
quiera parte que se transitase, caminaba uno sobre la has-
toría. ¡Bendito sea Dios! ni una estátua siquiera se le ha
levantado aquí al inmortal Hidalgo ; el único favor que le
dispensó un periódico anti-nacional en México, fué el de
llamarle bandolero. Murieron gloriosamente hace algunos
dias en defensa de su. país, los Frontera, Vasquez, Marti-
nez de Castro, Peñañurí, Balderas, Cano, Leon, Xicoten-
calt, y ni una piedra tan solo recuerda entre nosotros los
lauros de su muerte; mientras que con la cabeza erguida y
un mirar casi fiero, se pasea por las calles de México una
raza florida de galgos de una velocidad eléctrica. En vez
de ver cincelados en el mármol, los bustos de los héroes
generosos que lloramos, se nes prepara en el lugar que se
les debia destinar, una exposicion extemporánea de calaba-
za, ráabanos y demas aguados vejetales, como igualmente
la de unos bueyes, carneros y miles de bichos coronados.
Las disposiciones de hoy sentent la bucolique; (huelen à
bucólica) : providencia acertadísima para formar el espi-
CAMINO DB TACUBAYA. 287
ritu público, y acrecentar en los ánimos el amor patrio,
Pero nos estraviamos como siempre nos sucede, del ca-
mino de Tacubaya, y nuestra brújula por sus declinaciones,
nos hace fluctuar á la ventura en el oceáno de las conside-
raciones políticas agenas enteramente de este artículo,
Nuestras iniciativas, para la compostura del camino de
Tacubaya, ofrecen ménos dificultades, y no levantan
tanta polvareda, como las del señor ministro Piña y Cue-
vas, à quien se le viene el mundo encima , sin poderlo
remediar, como á difunto Atlas, por lo escaso de las
espaldas. Lo que queremos es, un camino practicable que
le hagar honor al Avuntamiento de Mexico. Su amor pro-
pio está interesado en aquella mejora. ¿No ven ustedes, que
es el tránsito de los mexicanos más acaudalados, de los
altos financieros, y en fin, que yo paso por allí dos veces al
dia? En aquel camino privilegiado, caracolean de continuo
en sus favoritos corceles, las más encantadoras amazonas;
lo cruzan à cada rato, y à pares, los ministros extranjeros,
y nos llena de rubor ver 4 veces la diplomatie embourbée,
{a la diplomacia atascada); sin que alcancen à sacarla del
atolladero los mas bien digeridos protocolos.
Soy una miniatura entre los propietarios de Tacubaya;
pero ya saben ustedes; los animales más molestos son gene-
ralmente los més imperceptibles. Yo les aconsejaré para
que no se desperdicien los fondos que se invierten, 6 de-
ban invertirse en la compostura de los caminos, de no con-
fiar esos cargos à ningun señor de Longuemain (de Lar-
gamano), à quien tan candorosamente hace hablar de esta
manera, le Mercure galant (el Mercurio galante) :
a Dès mes plus jeunes ans, dans les plus bas emplois,
« J'ai toujours eu le soi d'étendre un peu les doigts.
« Cette inclination, augmentant avec l’âge,
a Dans des postes meilleurs, je prenais davantage. »
288 1851
(« Desde mis juveniles aflos en los mas tristes empleos
« He tenido siempre el cuidado de alargar un poco los dedos,
« Esa inclinacion creciendo con la edad,
« En puestos mejores tomaba algo más.»)
Elijanse para esas comisiones á las personas más acredi-
tadas porsu honradez, y no les aturdiremos ya con el su-
surro continuo de nuestras reclamaciones : en esa esperanza
les besa las manos su afectísimo y seguro servidor: —
CIARLONE GRIDANDIDI.
CAMINO DE TACUBAYA.
NÚM. 8.
e ...; Sed duris genuit te cautibus horrens
« Caucassus, Hyrcana que admorunt ubera tigres.
(Enxip. lib. IV.)
El horrendo Cáucaso te engendró en sus más duras peñas,
Y los tigres de la Hircania te alimentaron con su leche,
En su despecho así prorumpia Dido, cuando el tunante
de Eneas la dejó hecha un áscua y con la palabra en la
boca, para ir á hacerse gracioso á otra parte. Lo propio,
y à voz en cuello, le gritamos al Sr. Inspector de puentes y
calzadas, ya que sin piedad alguna nos obliga 4 transitar
por los charcos hondos é inmundos del camino de Tacu-
baya, à riesgo de hacernos pedazos el manubrium capitis,
ó mango de la cabeza, vulgarmente llamado pescuezo.
No sabemos que tenga el funcionario de quien nos que-
jamos el derecho de vida y muerte (que no es más que una
consecuencia natural del derecho de la guerra) sobre los
pasageros del omnibus ; y con todo, por lo que esperimen-
tamos cada dia, ese derecho se lo ha tomado el Sr. inspec-
tor, sin duda por la guerra que le tenemos declarada, y que
sostendremos. En ese injusto duelo 4 muerte del Sr. ins-
CAMINO DE TACUBAYA. 289
pector con sus comitentes, subordinados y pecheros, bien
podia, á nuestro parecer, tomar cartas el Sr. gobernador,
que es hombre de empeño. Al estrañar en el camino la
presencia de su señoría, nos habiamos figurado todos que
quizá seria víctima de la enfermedad reinante que llaman
el cuello, etc., la cuelga, etc.,el susto de la junta; pero no,
gracias á Dios: si no se nos aparece de vez en cuando ese
arco fris, prometiéndonos un porvenir mejor, es que del
lado opuesto al que surcamos, está impasible observando
nuestro conflicto, miéntras que las ranas, de cuclillas en la
zanja longitudinal, nos hacen burla por usurpar en coche
un elemento que les pertenece.
Quisiéramos que se nos esplicase por qué se le ha cer-
rado al omnibus el lado de los arcos que mira 4 la hacienda
de la Condesa. ¿Acaso no paga nuestro vehículo sus ps. 10
al mes, lo mismo que todos los carricoches de ménos
calibre? ¿Será quizá para que no echemos á perder por
nuestra corpulencia un camino reservado á la gente de sun-
tuosos equipages y de monstruosos frisones? ¿O se habrá
figurado el Sr. inspector que el omnibus tiene cinco ruedas,
y que por eso maltrata mas el piso, vista su inmensa gra-
vedad? ¡Pobre inspector!... « qué, ¿no sabrá que la resis-
«tencia producida por la gravedad para oponerse á los
« progresos de un cuerpo moviente sobre un camino, es
« muy imperceptible ó nula cuando la vía es horizontal,
« porque la gravedad obrando en un plano perpendicular
« al plano del horizonte, no acelera ni retarda et movi-
« miento ? Pero cuando el camino no es horizontal, la
« accion de la gravedad es un obstáculo grande» ¿ Aca-
so ignorard tambien el Sr. inspector «que resulta del
« uso de los muelles que los choques ejercidos sobre las
« desigualdades de la superficie de los caminos, no son
« producidos por la masa entera del coche, y que el cho-
« que está ejercido completamente, únicamente por la
19
290 1851
« parte de la masa que no está suspendida sobre muelles,
«mientras que la otra porcion no obra más que en parte? o
Puede que se nos haya prohibido el paso por el camino
indicado, por ser el omnibus compuesto de gente plebeya
y de poca monta ; no tanto... pero si de mucha lengua. Si
es para economizar un camino y no gastar más que en uno
de los dos, le citaremos al señor inspector unos versos muy
expresivos compuestos para el Sr. D'Argout, ministro pre-
cisamente en Francia de las Obras Públicas, y que tambien
tenia sus manías,
« Tu sais avec Berard, (a) mettant un fleuve en gage,
« Sur des ponts projetés percevoir un péage,
« Ou pendant deux hivers retenir dans la main
« L'argent réparateur, qui pave un grand chemin.”
(Némesis tem. 2°, Mr. D'Argout).
Sabes con Berard, empeflando un fluvio,
Sobre puentes proyectados percibir un peaje,
O durante dos inviernos, retener en mano
El dinero reparador que empiedra un camino.
Todos los coches públicos que recorren el camino de Ta-
cubaya, incluso el omnibus, pagan 10 pesos al mes; los
carros de la harina, no sé si de 3 4 4 pesos : hay seis ú
ocho diligencias ; doce 6 quince carros que diariamente van
y vienen ; ¿en qué se invierte, pues, ese dinero? ¿será acaso
en el elegante enrejado de la alameda ?
Los que estas reconvenciones lean, dirán, pero no con
razon, quees mucho hablar sobre un camino que conduce à
una simple villa, En eso padecerán un equívoco clásico.
El camino de Tacubaya es uno de los de primera clase : es
el de Toluca, la capital del Estado; es el de Morelia, de
Guadalajara, de Roma si se ofrece, por la sencillísima
razon de que tout chemin méne & Rome, (todo camino leva
á Roma). ¿Se figuran ustedes, que el camino de Tacubaya
(1) Inspector de puentes y calzadas en Francia;
CAMINO DE TACUBAYA. au
- fué construido como el de Mixcoac, con el único fin de ir
por ahuacates, ciruelas 6 capulines?.. ;;fuchi!!..
Ahora que nos ocurre, y ya que Hueven acusaciones
contra el señar ministro de Relaciones, ¿no se podria,
como entre paréntesis, intercalar otra tocante al infernal
estado de Jos caminos?... Sin ellos, no pueden .estable-
cerse relaciones entre los pueblos; y está precisamente en
la cuerda del señor ministro de Relaciones el proporcionar-
nos una viabitité facile, (tradúzcase, una viabilidad fácil),
que nos falta completamente.
En ciertos Estados de la República, en Jalisco, por
ejemplo, al acercarse uno á la capital, las avenidas se en-
cuentran arregladas con curia, aun con cierto lujo: en ello
está interesado el mismo amor propio del cuerpo munici-
pal. No se pica tanto México ; y esta soberbia é imponente
ciudad se mantiene en oposicion directa con ese principio
de civilizacion; sus calzadas están hechas unos pantanos ;
y si con algo las realza, como en el camino de S. Angel,
es, ¿quién lo oreerá?... con el «desecho asqueroso de la
limpia del hermoso Anáhuac.
No ignoramos que el pauperisme (pauperismo) del go-
bierno es de primera clase, como el camino por cuya
compostura clamamos. Tambien nos consta que todas sus
atenciones hoy, son inter-oceánicas ; que proceloso le pa-
rece el mar Pacífico, y que no duerme pensando en Tehuan-
tepec, manzana de la discordia de nuestros dias; que por
cuanto vos, adjudicó el contratista á la más hermosa de las
hijas de Pen. Pero la cuestion de camino que ventilamos,
es únicamente del resorte del Ayuntamiento.
¡ Dios nos favorezca de querer en lo mas mínimo inquie-
tar al gobierno en medio de sus afliciones ! al contrario, de
camino les daremos un consejo : el horizonte se oscurece ;
Moros hay en la costa : y asi, dejen ustedes, á un lado sus
prolijas é insulsas cuestiones sobre la janta patriótica, ¿qué
— ne A 0. © -
292 1851
nos importa que sea fulano ó sutano el que nos esté gan-
gueando el dia 16 de Septiembre alguna oracion fúne-
bre 6 Jeremiade? (lamentacion). Al acercarse el peli-
gro que nos amaga, sea orador el que fuere más osado, y
.que entone desde la alto de la tribuna el himno de guerra,
repitiendo aquí esas sublimes palabras de la Némesis en
Francia :
« La haine des partis trouble la France entière ;
« Mais qu’un premier boulet déchire la frontière,
« Et vous verrez alors qu’en ce grave moment
« La poudre des canons est pour nous un ciment. »
El ódio de los partidos turba & la Francia entera ;
Pero que una primera bala de cafíon rasgue la frontera,
Y verán ustedes, que en ese grave momento
La pólvora de los cañones es para nosotros un cimento.
Por una fuerza irresistible siempre nos alejamos del
camino de Tacubaya. ¡Ojalá y en esas digresiones no sea-
mos tan molestos à nuestros lectores, como podremos serlo
al señor Inspector de puentes y calzadas! ¡Sean para él
nuestros comunicados mas aturdidores que las ciento cin-
cuenta trompetas de la sonata monstruo, que como en dia
de Juicio, resonaron en la noche del dia 25 del finado.
Si acaso se necesita de otro ú otros remitidos para que
sean atendidas nuestras quejas, cada ocho dias las renova-
remos, porque parece ser divisa del señor Inspector la muy
trivial de : « El padre á predicar, y yo à vestirme ra-
bona. »
Así es que miéntras al inspector se le quite lo rabon, nos
repetimos de ustedes, sus afectísimos y seguros servidores
0.S.M. B.
CIARLONE GRIDANDINI Y COMPAÑIA.
293
CAMINO DE TACUBAYA.
NUM. 9,
NO ES EL ULTIMO, SE CONTINUARA.
« De profundis clamavi ad te Domine:
«a Domine exaudi vocem meam. »
¡ Desde las profundidades (de los chareos)
te llamé, oh Señor !
Señor, escucha favorablemente mi voz!
Segun indicios, no nos resta más que clamar á Dios : y
ya que los textos profanos á nada conducen, probaremos
los sagrados. Tambien puede suceder que esa piadosa
invocacion, vibre con mas éxito en el tímpano de fapince-
ran de nuestros gobernantes. Ellos son en esta tierra nues-
tra segunda Providencia; debe ser religioso su espíritu.
¿Quién sabe si por esa via les llegaremos à enternecer?....
De lo contrario, al Altísimo nos dirigiremos, para que con-
dolido de nuestros males, haga en nuestro favor el milagro
que se merecen nuestros sufrimientos, y aplane un cami-
no que progresivamente va teniendo unas barrancas que.
ni la de Juanes. .
Si la Providencia Divina, segun lo explica un célebre
teólogo, no es más que el cuidado y la voluntad de Dios
de conservar el órden fisico y moral que ha establecido en el
mundo, creándolo; al señor gobernador, que es nuestra se-
gunda Providencia, como lo dijimos, le toca, nos parece,
conservar en el mejor estado las obras de los hombres,
cuidar de la seguridad general, etc., etc., etc. : 46 el Ser
Supremo se habrá impuesto unas obligaciones, de las cua-
les se podrá eximir, en lo que lo toca, el que únicamente
tiene que atender á las miserables exigencias de un distrito
de dos leguas en contorno? ¿Somos lógicos 6 no?....
Quedando comprobado, y con decencia, que el señor
294 1851
gobernador debe mandar que se compongan los caminos, y
que las gabelas que pagamos le dan esa facilidad, ¿porqué
no los atiende?.... ¡Ah! si eses fondos que dejan los mi-
llares de coches, las harinas y los millones de canales, de-
biesen invertirse, por necesidad, en repulsar la guerra ex-
terior, que quizá nos amaga, andariamos entónces sin
proferir ni una sola queja, en el mismo lodo hasta los soba-
cos; pero hasta. que llegue esta hora, nos incumbe el dere-
cho de exigir todas las atenciones que nos merecemos por
el pago puntual de cuantas contribuciones se han decretado
hasta la fecha.
Convenimos en que absorben toda la atencion del go-
bierno las gravísimas cuestiones de la junta patriótica;
(que más que nunca se junte): no deja igualmente de tro-
tarte por la cabeza todo el istmo de Tehuantepec, amén del
resultado de unas elecciones en que se disputan la mesa
todos los locofoeos de los partidos que unos à otros se quie-
ren engullir.
À nosotros no nos mueve mueho la política ; y fas elec-
ciones ménos. Mr. de Lamennais, en su obrita de la Poli-
fica al uso del pueblo, nos da una idea bien exacta de lo
que encierran esos grandes nombres. « Escepto algunos
momentos (dice él) en que la sociedad, transformándose,
renueva sus instituciones y sus leyes para lograr un fin que
se ha propuesto; la política no es más que la incesante lu-
cha de algunos intereses privados, el estéril combate de pa-
stones egoistas que se disputan el poder, y las ventajas del
poder. Esas querellas mezquinas que por su naturaleza ex-
cluyen todó pensamiento grande, todo simpatía generosa,
aprisionan los ánimos en un círculo estrecho de cálculos rate-
ros, de intrigas viles, que decoran con el nombre de des-
treza: esas querellas, digo, secan el alma, la agrian, y
mueven en ella todos los bajos y viciosos instintos, que de
xi) maneras se oponen al verdadero. pregreso social, »
CAMINO DE TACUBAYA. 293
4 Aqui tienen ustedes en una pincelada, trazado el cuadro
de la política aquí, y el de las elecciones. Medrar personal-
mente en ellas y por ellas, es el único fin que se propone
cualquiera que á ellas asiste. ¡Puede que en esa última
baraunda anduviese mendigando sufragios algun otro Jú-
das, como el que en el cónclave político de las sesiones se-
cretas, reveló al periódico liberticida las providencias
salvadoras que adoptara un gobierno á quien traicio-
naba....
« O qu’ils soient à jamais flétris dans tout collège,
« Les hommes qu'exalta la feuille sacrilège!
« Que notre urne se ferme à leurs noms supplians ;
« Un patronage impur condamne ces ekens! »
(BARTHELEMY.)
¡ O que sean para siempre manchados en todo colegio,
Los hombres que ensalzó el periódico sacrílego!
¡Que nuestra urna se. cierre para sus nombres suplicantes;
Un patronazgo impuro condena é esos clientes!
Pero siempre nos embarbascamos involuntariamente en
unas cuestiones políticas que tanto distraen 4 los señores
regidores, de quienes aguardamos la compostura delos car
minos y del empedrado. Miéntras tanto se agitan en las
elecciones; en el camino de Tacubaya, se sume hasta los
ejes el omnibus; y las mas de las banquetas de la capital
tienen la misma movilidad que las teclas de un piano.
Para fundar mejor nuestras quejas sobre el pésimo es-
tado del camino, les relataremos un lance gracioso que nos
pasó por la mañana, hace cosa de cuatro dias. No va de
cuento : tegemos á muchas personas conocidas, con quie-
nes atestiguar el heeho. Veniamos bien molidos en el omnt-
bus, despues de haber recorrido las dos terceras partes de
la carrera de Tacubaya á México, cuando al llegar al úl-
timo puente. que está del lado que va. á la Teja, nos encon”
296 1851
tramos con un carro de cuatro ruedas que en un profundo.
lodazal que hay allí, parecia verdaderamente haber criado
raices. Los esfuerzos de las mulas para sacar el carro del
atolladero, le habian hecho tomar una posicion transversal :
y el espacio que habia quedado libre, era sin disputa, el
ménos transitable. Por alli debia forzosamente arrastrarse
(no rodar), el omnibus. Antes de proceder á esa empresa
peligrosa, el groom de nuestro férreo vehículo, se medio
desnudó, y con sus piernas por sonda, empezó á indicar
las brazas que al frente teníamos de lodo. Todos nosotros
para mejor dar fé del suceso, y poderlo relatar con mas
propiedad, nos bajamos del omnibus. Cerciorado el rey
de los conductores, nuestro amigo Antonio, que no habia
más que braza y medio de fango, le mandó al grumete de
nuestra semi-embarcacion que llenase de piedras una ca-
nasta que se lleva ad hoc, para estimular desde léjos el
brio de las orejudas que nos arrastran. Tomadas aquellas
providencias, lanzóse el omnibus; su balanceo fué espan-
toso; pero despues de diez minutos de lidiar con la inmun-
da resistencia, á gritos, patadas, pedradas y sombrerazos,
pasó triunfante del elemento-mixto el impávido Antonio,
nuestro salva-vida en el camino original que les pintamos,
¡Todo acaeció à tiro de fusil de la mas hermosa de las ciu-
tades de la América, del centro de los poderes, del foco
de nuestra civilizacion, etc., etcl.... ¡Vayan unos trabajos
para un omnibus que paga 10 pesos al mes para compos-
tura de los caminos, y que no quieren dejar pasar por el
lado de los arcos que mira á la Condesa, por donde trán-
sitan todos los demas coches! Esa proteccion que se dis-
pensa al omnibus y á las diligencias, es una prueba evi-
dente del anhelo que hay aquí para favorecer la rapidez en
las comunicaciones. Con mucha prevision están traba-
jando en el camino de Puebla, en establecer telégrafos
eléctricos, porque no mejorándose el estado de los cami-
CAMINO DE TACUBAYA. 297
nos, tan solo, y dentro de poco, podrá uno comunicar-
se por la via que en el siglo pasado nos trazó Montgol-
fier.
Despues del lance referido, nos fuimos, al llegar à
México, á quejar todos al Sr. Zurutuza, quien nos pro-
metió que le iba A dirigir una carta á la autoridad com-
petente; y seguros de que á la tarde ya nos iriamos à Ta-
cubaya por el lado privilegiado, nos dispersamos. ¡Vanas
esperanzas!.... supimos con asombro, Antes de subir al
omnibus, que le habia contestado la autoridad al depen-
diente del Sr. D. Anselmo, lo siguiente : « digale usted al
Sr. Zurutuza que yo nocompongo caminos ... » (ni mundo
tampoco, se le podia haber replicado). De hoy en ade-
lante, pues, de todo lo que nos pase, le daremos parte... ¿A
quién?.... à Moya, 6 al Inspector de carnes, por lo muy
molido que tenemos las nuestras.
¿Con qué cara exigirán hoy al omnibus la pension que
paga? Son históricos, lo repetimos, los hechos que hemos
estampado. Entre gobernantes y gobernados son recipro-
cas las obligaciones; y desatendidas unas, el pacto social
aparece roto. « Págame lo que me debes, que de lo que te
debo cuenta tenemos : » ¿será acaso esa la contestacion
que se le dé al que, por la via coactiva, se le extraiga la
contribucion que le haya sido designada? ¿habrá justicia
en ese modo de proceder?... ¿podrán aumentarse de esta
manera las simpatlas de los gobernados para con sus go-
bernantes?.... no.
Con mas provecho predicaba San Juan Bautista en los
alrededores de Jericó, que nosotros en los de México donde
reina la santa fé que profesamos. Con todo, nos atrevemos
à creer que los corazones de la autoridades 4 quienes nos
dirigimos, no se hallarán tan empedernecidos que nos nie-
guen la justicia que de ellas tenemos el derecho de aguar-
dar. Para alentarlas à seguir ese camino, les repetiremos
298 4851 |
con Lamennais : « ¿Qué es una sociedad donde las autori-
« dades principales del Estado se manifiestan indiferentes
« con el pueblo de quien rigen los destinos? ¿Ese defecto
« de autoridad moral, no es acaso el síntoma más cierto de
« Un vicio orgánico en las instituciones, una causa per-
« manente de instabilidad y un amago continuo de crísis
« inevitables? »
Lo que si estrañamos en la cuestion de utilidad pública
que solos hemos ventilado, es el silencio sepulcral de tan-
tos escritores públicos, que rajas se hacen en otras de me-
nor entidad. Que se discuta lo de la junta patriótica, loros
se vuelven entónces y parece que de ella depende la
suerte futura de la nacion, cuando la más interesante
mision de sus oradores es la de venirnos en el dia 16 de
Setiembre á lloriquear 6 gimotear sobre el ningun pro-
vecho que hemos sacado de nuestra independencia, conclu-
yendo la peroracion con unos cohetes y una alegría loca
que contrarían sus palabras ¿Habráse visto contradiccion
igual....?
Como los que más, nos alegramos de todas las medidas
que indican un progreso. Ese llamamiento que hacen uste-
des para Octubre, con el fin de que todos los agricultores,
jardineros, etc. traigan á la Exposicion sus mas bien lograr
das plantas ó semillas; ese convite, con satisfaccion lo de-
cimos, lleva en pequeño el sello que tan en grande acaba
de estampar la Inglaterra. Pero ahora preguntamos: ¿pol
qué caminos llegarán hasta la plaza mayor de México los
productos fenomenales de este fertilísimo suelo, los animales
monstruosos que pueden criarse en sus ricas praderas, aún
los productos de su industria ya no naciente? On prend 1
le roman par la queue : (aquí se empieza por donde se debe
acabar :) ¡primero CAMINOS, y despues todo lo que uste-
des quieran....!
Si no le damos á este artículo toda la extension que se
CAMINO DE TACUBAYA. 299
merece, es que podian tachar de locuacidad nuestra casi
facundia en materia de caminos (1).Esa cuestion es la vi-
tal; es el to be or not to be (ser 6 no ser) de los ingleses;
y si el señor gobernador opina de otra manera, opinamos
que opina mal.
Y en esa opinion nos repetimos de ustedes sus afectisi-
mos SS. Q. S. M. B.
CIARLONE GRIDANDINI Y C.*
(1) Hace hoy la miseria de quiuce meses que estamos escribiendo sobre el
camino de Tacubaya; y por Dios juramos que en tan largo período no se han
compuesto treinta varas del camino que corre por el lado de la Condesa, y ni
una sola del que nos cuesta tanta tinta, Al señor regidor de aguas es al único
á quien debemos tributar las más expresivas gracias por la completa reparacion
de los arcos y el fiel desempeño de su mision.
Habiendo llegado al poder el gencral Santa-Anna ; mandó este benemérito
Presidente que se procediese á la reposicion radical del camino de Tacubaya,
que hoy es uno de los mejores de la República.
1852
INDULTO
La
CONCEDIDO POR LAS CÁMARAS À LOS ASESINOS DEL
DOCTOR BÉISTEGUI,
DERECHO DE GRACIA.
Cuando en tiempos poco remotos, los reyes se intitu-
laban, reyes por la gracia de Dios; el derecho de gracia
tambien era considerado como una emanacion del poder
divino: no siendo otra cosa, sino una de esas costumbres :
añejas que distinguen, aun hoy, la barbarie de la civi-
lizacion.
La historia nos enseña que desde más allá del siglo XIII,
á resultas de la confusion de los poderes, en esos tiempos
de tinieblas, cada uno trató de apropiarse ese noble y fu-
nesto privilegio, para aumentar, ya su influjo, ya muchas
veces su fortuna. Los eclesiásticos, y aun los seglares, se lo
habian adjudicado : y enla época de Inocencio 111, cuando
habia llegado 4 sa apogéo el poder pontificio, los carde-
nales, á despecho de la autoridad soberana, ejercian el
derecho de gracia en todos los lugares que visitaban ; y la -
presencia de un legado de la Santa Sede era un titulo de
impunidad para los criminales que se encontraban á su
paso. El derecho de asilo concedido por Teodosio, se ha-
bia encarnado casi en los Principes de la Iglesia. Los
parlamentos, afortunadamente desde 1547 combatieron
esos abusos, para poder asumir los derechos que compo-
nian su autoridad. Los reyes de Inglaterra y de Francia,
han luchado durante tres siglos contra los usurpadores
del privilegio del derecho de gracia; y habiase vuelto esa
prerogativa real un abuso de los mas escandalosos.
Cansado seria referir los males sin número que, de siglos
atrás, ha causado el temible derecho de gracia; y si nues-
304 1852
tros legisladores fuesen un poco mas espertos, recularian
más £ menudo, ante el ejercicio de una prerogativa peli-
grosa, que rarísimas veces ha producido felices resultados.
Los publicistas todos, los filósofos y los jurisconsultos han
hecho del derecho de gracia un estudio detenido; y el mismo
Montesquieu, hablando de ese derecho, recomienda á los
príncipes que lo quieran ejercer que usen de una prudencia
- suma en los casos en que resultarian de esa clemencia graves
peligros para la sociedad. Beccaria considera el derecho de
gracia como una desaprobación tácita de las leyes exis-
tentes ; ese derecho, segun él, nutre la esperanza de la im-
punidad entre los criminales, y en vista de ello, manifiesta
el deseo de hacerlo desaparecer de la legislacion: 4 esa
- misma opinion se inclina Blackstone, quien siempre trató
de señalarle límites.
En Francia era demasiado lata la prerogativa de la coro-
na ; abrazaba en su esfera viciosa à todos los crímenes pri-
vados y públicos, lo que era sin disputa el mayor de todos
los absurdos. Nos apoyarémos en otra opinion, en contra
del imprudente derecho de gracia; en la del hombre de los
siglos, en la del portento de la creacion, del más que in-
mortal Napoleon. Oigan ustedes, lo que le escribia 4 su
hermano Luis, rey de Holanda, el 3 de Abril de 1808.
« Para no desacreditar el derecho de gracia , no hay que
« ejercerlo más que en los casos en que no le quita 4 la
« Obra de la justicia su prestigio. Con particularidad se
« puede usar de él, en las condenaciones por delitos politi-
«cos, en que conviene que obre la clemencia. En estas
« materias, ha quedado asentado como principio, que si es
«el soberano el que se ve atacado, hay nobleza en él en
« perdonar. Al menor rumor de un delito. de esa clase,
« siempre el interes público se pone de parte del culpable.
« Si el príncipe absuelve de la pena, los pueblos conocen
« que despreció la ofensa, y entónces el clamor se dirige
DERECHO DE GRACIA, 305
« hácia los que le ofendieron. Si sigue un extremo opuesto,
« le reputan por hombre rencoroso y cruel; pero si con- '
« cede gracia por crímenes horribles, le consideran como
«un hombre débil y mal intencionado. La sociedad en-
« tónces le colma de vituperios por haber perdonado 4
« unos facinerosos, á unos asesinos; porque ese derecho
« que ejerce, se vuelve nocivo á la familia social. »
No creemos que México quiera imitar las extravagancias
políticas de nuestros vecinos del Norte, ni las rarezas de un
gobierno que á cada momento se nos presenta como un
modelo de regularidad y de economía. « Allí, (segun nos
« dice Viennet), el derecho de gracra le está concedido por '
« la Constitucion al gobierno de cada Estado, pero aun di-
« cho funcionario puede dispensar á un criminal de la
« Obligacion de ser juzgado ; y como es de fácil acceso 4
« todas horas, que vive muy familiarmente con todo el
« mundo, y que ademas, es el más notable entre los elec-
«tores de su país, muchas veces, el perdon del culpable
« más grande, reside en el fondo de un cántaro de
« Cerveza. »
« El objeto de las leyes penales, (dice el coronel de
« Weiss, en sus Principios filosóficos,) no es el de vengar
« à la sociedad ; no seria de su dignidad : no es tampoco el
« de castigarlos crímenes, eso le está reservado á la jus-
« ticia divina; pero su principal mision y la más intere- '
« sante, es la de precaver à la sociedad de nuevos peligros, .
« haciendo desaparecer los culpables de su seno, y espan-
« tando con su castigo à los que se encuentran con dispost-
« ciones para imitarles. » Es demasiado cierto, pues, y *
comprobado que el derecho de gracia no hace más que vivi-
ficar esas disposiciones perversas, y alentar el crimen.
Entre nosotros, por desgracia, no cesa de crecer el nú-
mero de los malhechores, por la lenidad que se observa *
por lo comun en la administracion de justicia. La sociedad
306 1852
amagada de continuo, no puede llegar à formarse. En el
centro de las poblaciones, lo mismo que en el campo, no
existe seguridad de ninguna clase: y la policía, á pesar
de sus esfuerzos, se halla insuficiente para evitar los crime-
nes. Los caminos particularmente, en que no reside, como
era necesario, fuerza armada que los cruce en todas direc-
ciones, son el rendez-vous de la escoria de la especie hu-
mana que nos quieren conservar. Allí acechan, armas al
hombro, al incauto transeunte, que confiado en su buena
suerte, 6 en su.valor personal, se atreve á arrostrar los
peligros que sin duda lc aguardan. Aquí un simple paseo
extramuros, (y le comprueba el asesinato del desgraciado
Dr. Béistegui) es una casi-campaña, que solo se puede
emprender, formando, al estilo oriental, una especie de
Caravana.
Hallándose las cosas en ese muy triste estado ; siendo el
desórden que señalamos una verdad que muchos de noso-
tros hemos palpado; ¿quién lo creera?... en México toda-
vía se pretende ejercer el pernicioso derecho de gracia, ¿y
en qué circunstancias?.... en uno de los muy pocos casos,
en que la justicia horrorizada por el crimen cometido, obró
con una energía y una prontitud dignas de los mayores
encomios. ¿Quién tambien lo creerá, que las dos Cámaras,
desatendiendo la vindicta pública, sentenciando á la socie-
dad à un exterminio parcial, han indultado à los feroces
asesinos del Dr. D. Matías Béistegui?... Ese castigo que
habia de ser ejemplar para que sirviese de escarmiento á
los malhechores, habiendo sido nulificado por el derecho
de gracia, ha quedado impune casi, la muerte del más
caritativo de los facultativos ; del hombre que á centenares
de enfermos, no solamente proporcionaba todos los socor-
ros delarte, sing tambien recursos pecuniarios que nada
costaban á su inmensa filantropía,
Gracia deben impetrar hoy de la sociedad indignada los
DERECHO DE GRACIA. 207
miembros peligrosamente humanitarios de las dos Cáma-
ras : ellos fueron electos por ella para velar sobre ella, y no
para salvar, (esponiéndola) de una muerte mil veces mere-
cida, á tres asesinos que han sumido en la desolacion á
multitud de familias, á quienes gratuitamente prodigaba el
desgraciado Béistegui las más esmeradas atenciones.
El Supremo Gobierno, en circunstancias tan difíciles, se
opuso á las disposiciones imprudentes del poder legislativo :
este desoyendo sus observaciones, y movido de la hostilidad
en que vive con el Ejecutivo, y que ha tomado ya casi un
carácter normal, se apresuró à conceder un indulto que.
ha causado escándalo, que ha llenado de pavor á la socie-
dad, y que ha servido de estimulo para lo futuro, á cri-
menes quizá mas horrendos.
En el curso de esos incomprensibles y reñidos debates,
hemos visto à la Cámara de los Diputados, al templo de las
leyes, invadido por una horda triunfante de facinerosos
que hacian resonar en su recinto las escandalosas voces de
¡vivan los diputados y muera la justicia!..... horrorizados
entónces, nos salimos huyendo del atroz estrépito de las
más audaces ovaciones.
Sigan, pues, enternecidos los señores legisladores en la
senda de lenidad que se han trazado, y reserven algo de su
monstruosa clemencia para indultar tambien al inmundi-
simo criminal Parra, quien despues de haber cometido el
más infernal de los estupros en una criatura de seis años;
cual un tigre, la dilaceró, recreándose su vista con las en-
trañas humeantes de su bien immatura víctima.
Un JusTICIERO.
TIERNAS É INTERESANTES ESCENAS,
Se nos ha informado que antier, despues de haber insis-
tido el Soberano Congreso en el indulto acordado 4 losase-
308 1852
sinos del Sr. Béistegui, muchos Padres Conscriplos se des-
hicieron en tiernisimo llanto al ver logrados sus nobles y
filantrópicos esfuerzos en favor de las víctimas interesan-
tes, que inhumanamente iba á inmolar la justicia. Se ase-
gura tambien, que un personaje, que con los fuegos poéti-
cos de su imajinacion, es capaz de resucitar á los muertos
y matar á los vivos, fué al calabozo donde se encontraban
los criminales, à quienes les arengó en términos patéticos,
aconsejándoles, que para lo sucesivo abandonasen el
camino del crimer, pudiendo seguir, si querian, el del
- Parnaso.
¿HUBO Ó NO HUBO MONTES EN TACUBAYA?
- INSTRUCCION PR:LIM NAR,
El L Ayuntamiento de 1852 en Tacubaya, pensando y
con razon, que los pueblos no deben engrandecerse por
los juegos de azar, usó de la mayor vigilancia, para que no
los hubiese en la villa, en el tiempo de la Pascua del Espi-
ritu Santo; no queriendo en esa parte, rivalizar con la ciu-
dad de Tlalpam que, imprudentemente, los tolera en dicha
época.
Gracias al empeño de las autoridades locales, no hubo
montes en Tacubaya en este año; pero un periódico de la
capital, el Telégrafo, falto sin duda de materia con que
lenar sus columnas, aseguró que se habia jugado en la
espresada villa. Convencido de lo contrario, y siendo Sín-
dico de la Corporacion, me incumbia vindicarla de seme-
jante inculpacion. Así lo hice : y el Telégrafo no encontró
razones más que muy vagas, para sosiener sus asertos,
¿HUBO Ó NO MONTES EN TACUBAYA ? 309
Se reproducen aquí, los artículos del Telégrafo, y uno
del Universal, repitiendo este periódico, y á4 ciegas, lo que
tenia asentado su compañero.
E, M.
TELÉGRAFO del 2 de Junio.
Algunos periódicos de la capital dicen que los únicos
juegos que hubo en la vecina y pintoresca villa de Tacuba.-
ya, en estos últimos tres dias de Pascua, han sido los de los
bolos, tapadas de gallos y otros semejantes : permitannos
nuestros colegas les contradigamos : — conocemos & un
padre de familia de escasa fortuna que el lúnes, anteayer,
perdió en Tacubaya en el juego del monte ochocientas cin-
cuenta y dos onzas de oro (13,632 ps.) : no solo su haber
fué sacrificado en su totalidad, sino que su honor quedó
mancillado, pues no han alcanzado sus bienes para cubrir
aquella suma. — Es de sentir que la prensa tenga los ojos
tan cerrados como las autoridades.
UnNIveRSAL del 3 de Junio.
Un periódico de esta capital, contradiciendo lo que han
dicho otros respecto de que en las fiestas de Tacubaya en
los tres dias de Pascua que acaban de pasar, no habia
habido más juegos que los de bolos, tapadas de gallos y
otros semejantes; asegura que un padre de familia, de es-
casa fortuna, perdió el lúnes, en el del monte, ochocientas
cincuenta y dos onzas de oro (13,632 ps.), sacrificando
no solo su corto haber, sino tambien su honor, pues que
no han alcanzado sus bienes para cubrir aquella suma.
Nosotros, informados por personas que creimos fidedig-
nas, dijimos que la autoridad habia impedido que hubiera
340 1852
partidas; pero la relacion de cse lamentable caso pone en
evidencia lo contrario; y es una grave, gravisima acusa-
cion contra el gobernador del Distrito, que debió vigilar
activamente para impedir aquel mal.
TELÉGRAFO del 3 de Junto.
Parece que no cayó en saco roto la noticia que dimos en
nuestro último número, tocante á los juegos de Tacubaya.
— Hemos recibido la visita de uno de los miembros más
apreciables del Ayuntamiento de la pintoresca villa, y por
su conducto hemos sabido que esos señores regidores se
han amostazado un poco, y desmienten terminantemente el
hecho que hemos referido. Es notoria la actividad que han
desplegado las autoridades de Tacubaya durante los tres
dias de la Pascua de Espiritu Santo, con el objeto de evitar
se formaran partidas de monte, y muy digna de elogios su
extremada vigilancia; pero... no alcanzó esta à impedir que
en cierta casa particular, bajo la apariencia de una reunion
decente y desinteresada y con mucho sigilo, se hayan ju-
gado en el albur cuantiosas sumas. — Con un verdadero
sentimiento, pues, confirmamos la noticia que dimos el
miércoles, la cual nos fué narrada por la propia hija y el
yerno de esa víctima de la fatal pasion del juego, y ademas
nos ha sido confirmada anoche por un testigo ocular, cuyo
testimonio juzgamos prudente de requerir, antes de escribir
estas líneas.
MONITOR del 6 de Junto.
NO HUBO MONTES EN TACUBAYA.
Et Telégrafo, periódico que escribe desde léjos y á lo
¿HUBO Ó NO MONTES EN TACUBAYA ? 311
léjos, como lo-indica su griega etimología, alcanza tambien
con la vista natural, segun parece, las mismas distancias.
Gracias á esa fuerza visual, ha descubierto desde México,
que en Tacubaya, durante la Pascua, se jugó desaforada”
mente. Llegó á tal extremo, que un padre de familia (más
6 ménos respetable, se entiende), perdió allí la cantidad
de ochocientas cincuenta y dos onzas (le faltó añadir, cinco
reales, tres granos). Agrega despues, por via de /ioriture
6 adorno, que dicho padre de familia era de escasa for-
tuna; y que, sacrificado que fué su haber en totalidad,
(que afortunadamente seria poca cosa ), dejó mancilla-
do su honor, por no alcanzar sus bienes á cubrir aquella
cantidad.
Advertimos aquí varias contradicciones : no es de
fortuna escasa el que tiene bienes casi equivalentes á
13,632 ps. (ya los quisiera yo para mi) ; y poco padre de
familia ha de ser el que en un monte sacrifica en un me-
mento la subsistencia de sus hijos. Si es de escasa fortuna,
los monteros generalmente no lo ignoran; y no son tan
francos que den caja de ochocientas onzas à un hombre que
no tenga cien veces más, por lo bajo.
Nosotros que somos vecinos arraigados en Tacubaya,
hemos visto á toda la fuerza de policia puesta en movi-
miento para evitar aquellos fatales juegos de azar; y pode-
mos asegurar que los asertos del Teligrafo son equivoca-
dos. Más consuelo nos cabe en considerarlos como efectas
de una loable pesadilla que, acostado boca-arriba, tuvo el
editor de aquel periódico,
El Universal poco tardó en apoderarse de esa noticia; y
la reprodujo con aquella uncion de palabras que le carac-
teriza. No lo hemos estrañado; porque, como su nombre,
son sus tragaderas. . . universales. Todo lo admite, todo lo
cree; su fé también es universal; digalo si no, lo que nús
contó en un tiempo, de que en las escamas de una mer-
312 1852
luza, se percibia claramente el divino rostro de María San-
tísima (1). |
Sr. del Telégrafo, Sres. del Universal, consuélense,
pues, con nosotros : les garantizamos que en Tacubaya no
hubo montes; y que el padre de familia de quien se habla,
es un canard, 6 mejor dicho, un fantasma que se le apa-
reció en sueños á un redactor de mal dormir.
Un enemigo de las noticias apécrifas.
E. M.
TELÉGRAFO del 9 de Junto.
HUBO MONTES EN TACUBAYA. — Esto es lo único
que tenemos que contestar al comunicante anónimo del
Monitor, que se atreve á negar aquella gran verdad y
comprueba esta otra del Evangelio : Oculos habent et non
videbunt.
MoniTOR del 12 de Junio,
El Telégrafo del 9 de este mes, asegura de nuevo que
hubo montes en Tacubaya; y nosotros no podemos consi-
derar ya ese porfiado aserto, mas que como una cuestion
geológica que promueve el editor. Siendo asi, entraremos
en. ella, y confesaremos con él, que quizá, existieron hace
siglos, montes en Tacubaya. Daremos nuestras razones.
En aquellos felices tiempos, que sin duda retroceden hasta
el siglo de oro, la tierra, como lo dice Ovidio, todo lo pro-
ducia por su propia virtud.
(1) Ultimamente, al reponer en México la iglesia de Nuestra Señora de Loreto
enteramente anegada, se esparció la voz de que, en estas aguas se habia encon-
_ trado un pescado, en cuyas escamas, y visiblemente, se percibia estampado el
Divino rostro de la Santísima Virgen. À este monstruoso canard le dió mucho
vuelto el Universal; y algunos creyentes dieron, agradecidos, pose al milsgro,
quoiqu'il sentit fortement la marée,
¿HUBO Ó NO MONTES EN TACUBAYA? 313
a Ver erat eternum, placidi que tepentibus auris
+ Mulcebant zephiri natos sine semine flores
« Mox etiam fruges tellus tnarata ferebat :
a Nec renovatus ager gravidis canebat aristis,
«El verano era eterno, y los zéfiros con su tibio aliento
«acariciaban las flores nacidas sin semilla. La tierra tam-
«bien, sin ararse, producia inmediatamente frutos; y el
«campo, sin trabajarse de nuevo, encanecia con espigas
« pesadas. »
Entónces, para que produjese la tierra ópimos frutos,
ninguna necesidad habia de desmontar los campos para su
cultivo : fué cuando sin duda, hubo montes en Tacubaya.
Pasó breve, por desgracia, aquella época de bonanza, y
habiéndose endurecido los hombres, tambien se les endu-
reció la tierra; y tuvieron que proceder á descuajar las
tierras para sembrarlas, y proveer á su subsistencia. Desde
aquella fecha, se supone que desaparecieron los montes
existentes; y por eso hoy no hay montes en Tacubaya; no
empiezan más que á poca distancia de Cuajimalpa. Si esa
esplicacion le parece satisfactoria al Telégrafo, nos ale-
graremos infinito, porque no nos ocurre otra por el mo-
mento.
Si al contrario, sostiene el Telégrafo, engañado por un
padre de familia, por la hija de ese mismo padre y su in-
teresante yerno, que hubo montes en Tacubaya, es decir,
juegos de azar ; le volverenos à repetir que no los hubo, ni
públicos, ni particulares. Las autoridades alertadas, no
tuvieron casi que perseguirlos, porque no hubo un solo ban-
quero que se apareciese en la villa, con pretension de po-
nerlos. Esos juegos de azar, generalmente se establecen
bajo el amparo criminal de unos ayuntamientos fáciles de
conquistar; de lo contrario, como dicen vulgarmente, se
van con la música á otra parte.
El Telégrafo dice, con el Evangelio, que las autoridades
3414 1852
de Tacubaya, oculos habent et non videbunt; pero no dice
él Evangelio. Los capitulares del Ayuntamiento, ni son cie-
gos, ni se hacen ciegos; y si sobre el particular tiene to-
davía el Telégrafo alguna duda, le presentaremos un certi-
ficado del Sr. Carron du Villards (1). Al-padre de familia
de las 852 onzas, que acusa á las autoridades de descuido,
le toca probar que hubo montes en Tacubaya; y sino, le
aconsejaremos à él y 4 toda su familia, que vaya à oir la
ópera del Barbero, para que cuando cante D. Basilio su
aria de la calumnia, se estudie en calcular sus conse-
cuencias. |
Por lo que toca al Universal, que servilmente repite lo
que estampa el Telégrafo, no es de estrañarse, Un perió-
dico de tanto renombre, no necesita fundar sus asertos. De
paso solamente, le daremos un consejo, y es el de no ju-
gar ya en lo futuro, con los sagrados nombres de los que
hicieron la independencia. Ese juego tambien está probi-
bido; y al entregarse á él de nuevo, podia correr un feo
albur (2). — Die. |
Un enemigo de las noticias apócrifas.
E. M.
TeLéGraro del 12 de Junio.
HUBO MONTES EN TACUBAYA. — Lo repetimos, sl,
señores, y añadimosal Enemigo de las noticias apócrifas que
no hay peor sordo que el que no quiere oir,
(3) Hábil oculista,
(2) Hablase atrevido este periódico 4 denfgrar en sus columnas, 4 ls héroë
de la Independencia. Más tarde, paru vengar aquellos ultrajes, el Pueblo destruyó
la imprenta,
¡yq E A
INAUGURACION
DEL PUENTE DE XOLA Ó CHOLA, ENTRE MIXCOAC Y TACUBAYA.
Esa interesante ceremonia ha tenido lugar el dia 26 de
este mes, y nos complacemos en dar la relacion de ella,
aunque absorba hoy toda la atencion pública el empina-
miento bien inesperado del risueño Carlos IV, quien can-
sado de viajar, parece decir con su sonrisa socarrona, à los
que le arrastran :
« Mais nos puissants aieux ont des enfants étiques!..,
« Vous ne poutez rouler des colosses antiques!... »
(Pero nuestros pujantes abuelos tienen unos hijos tísicos!...
No pueden ustedes hacer rodar los colosos antiguos!...) (1)
Pero no divaguemos, y empecemos por lo de Chola. A
las tres de la tarde, salió & pié de Tacubaya, y acompañada
de su párroco, una comision del Ayuntamiento, compuesta
de su Presidente, el Sr. D. Francisco Iturbe, padrino del
puente por parte de la villa, de dos regidores y del sin-
dico. Dirigióse hácia el puente de Chola, donde debia en-
contrarse con el Ayuntamiento de Mixcoac. En el tránsito
del puente de la Morena al de Chola, la música, precedida
de la escuela municipal, con su digno profesor á la cabeza,
el Sr. D. Bartolo Cabrera, tocó varias piezas que denota.
ban la alegría que todos resentian. Al llegar al puente re-
sonó tambien la música que habia traido el apreciable
Ayuntamiento de Mixcoac; y el venerable cura de ese pue-
blo ameno, el Sr. D. Antonio Baijez, acompañado de todos
los miembros de la municipalidad, se adelantó á recibir 4
(+) En esta époce, se ocupaban en trasladar la estatua cquestre de Cárlos 1V,
al paseo nueyo. -
316 1852
la de Tacubaya que marchaba al lado de su bondadoso pár-
roco el Sr. Chica y Gaitan. Fraternizaron con demostra-
ciones de un evidente gozo las autoridades eclesiásticas y
civiles de ambos pueblos; y á la vista de esa union sincera,
se conmovieron los concurrentes que de todas las cercanías
habian acudido á esa funcion, verdaderamente cam-
postre.
Sencillos arcos de flores adornaban el puente, y una
especie de altar habia sido dispuesto á un lado de él, para
que recibiese ese muy incompleto monumento del arte,
las bendiciones que le aguardaban, y que siempre deben
coronar las obras perecederas de los hombres. El Sr. cura
de Mixcoac, ayudado del de Tacubaya, y revestidos am-
bos de sus más vistosos ornamentos, entonó las preces
acostumbradas en esos casos, con la bella é imponente voz
de que Dios le dotó. El recogimiento que se observó en-
tónces en toda. la concurrencia, dió à conocer que el cora-
zon tomaba parte en ese acto solemne y religioso. El mayor
órden reinó durante toda la funcion, y por fortuna, no se
vieron allí bayonetas que viniesen á comprimir la alegría de
dos pueblos que se estiman y se quieren.
Concluida la ceremonia, el padrino del puente, por parte
de Mixcoac, el Sr. general Sierra y Rosso, elevado sobre
una simple mesa de madera, que le sirvió como de tribuna,
pronunció un elocuente discurso, en nada capcioso como
todos los que retumbaron imprudentes, hace meses, en
ambas Cámaras, para salvarles la vida á unos asesinos de
camino real (2). Terminada la oracion, que fué colmada
de los mayores aplausos, siguiéronse otras, dichas con mu-
cha propiedad, por los niños de las escuelas de ambos
pueblos; y esas tiernas voces haciendo el digno elogio del
puente, y de la union que se manifestaba entre Mixcoac y
(1) El señor Lic, Sierra y Rosso, enemigo de la pena de muerte, defendió allí
estos bandidos.
INAUGURACION DEL PUENTE DE XOLA. 317
Tacubaya, hicieron asomar en muchos ojos, las lágrimas
de un enternecimiento pátrio y verdadero.
Llenos de entusiasmo, se confundieron los dos pueblos.
Ambos Ayuntamientos unidos se subieron en unos coches
dispuestos por la municipalidad de Mixcoac. Desde el
puente de Chola hasta el frondoso pueblo de Mixcoac, no
se veían mas que arcos de flores con unos letreros que de-
cian : Viva el ilustre Ayuntamiento de Tacubaya, viva el
señor general Sterra y Rosso, viva la paz, viva la union
y nuestra santa religion.
Al llegar á la casa municipal de Mixcoac, y apeándose
los dos Ayuntamientos, la guardia nacional presentó las ar-
mas con la misma maestría que pudiese hacerlo una tropa
permanente. Introducido en la casa consistorial, el Ayunta-
miento de Tacubaya recibió unos ramilletes de flores del
campo dispuestas con un gusto exquisito; y acompañado
de la inapreciable municipalidad de Mixcoac, y de las mú-
sicas, se dirigió hácia el palco lujosamente adornado, que
se habia preparado para que asistiese á una corrida de to-
ros, con que el Ayuntamiento de Mixcoac habia querido
obsequiarle.
Los toros, si no eran de Atenco, tenian la misma bra-
vura : diestramente lidiados, & pié y à caballo, por los
mismos vecinos del pueblo de Mixcoac, la muerte de esos
fuertes compañeros del hombre, no vino á ensangrentar la
tierra que surcan penosamento con él. ¡Ojalá y esa leccion
de humanidad que nos dió el pueblo de Mixcoac, fuese
aprovechada por los crueles carniceros de la muy civilizada
México: no horrorizarian tanto sus monstruosos espec-
táculos !
En los intervalos de la corrida, que fué lucida, hubo
ejercicios de flexibilidad, ejecutados por una criatura de
once à doce años, que dejaron atónitos à todos los concur-
rentes. Ese tierno niño anudaba sus piernas y sus brazos
318 1852
de tal manera, que formaban entre sí un verdadero nudo
gordiano, vivo é inextricable. La facilidad, la destreza que
desplegó ese inocente, solo podian hacerle á uno presen-
ciar con ménos pena, tantas posturas diversas, que nece-
sariamente deben ser acompañadas de algunos dolores
físicos. Unas cuantas galas remuneraron al interesante
niño de los esfuerzos sobrenaturales que habia hecho para
agradar al público; y habiendo llegado á oscurecerse la
tarde, el Ayuntamiento de Tacubaya fué conducido á los
coches que le aguardaban, por el de Mixcoac, que hasta el
fin se distinguió por su finura sin igual, y por sus atenciones
extremadamente delicadas. Esos bondadosos procedimien-
tos han dejado los recuerdos mas gratos en el corazon de
los miembros del Ayuntamiento de Tacubaya, que bien poco
ha hecho para merecerlos.
El puente de Chola ha sido construido, merced à los es-
fuerzos del digno pueblo de Mixcoac, promovidos por el
jóven, gloriosamente mutilado, Daza; à los del señor cura
de Tacubaya, del señor conde de la Cortina y de Castro,
del señor D. Francisco Iturbe, del Sr. D. Manuel Escan-
don y del Sr. Beals. ¡ Dios quiera, que ese ejemplo sea
seguido por todos los pueblos de la República; y las vias
de comunicacion, sin las cuales no puede prosperar un
país, breve abrirán una nueva era, que desgraciadamente,
nuestros insignificantes disturbios políticos, no hacen más
que retardar!...
| E. M.
INAUGURACIÓN DEL PUENTE DE XOLA, 319
Sr. D. Ernesto Massox, síndico del muy digno Ayun-
tamiento de Tacubaya.
C. de S. S. Mixcoac 2 de octubre de 1859.
Señor:
La Corporacion de la cual soy Presidente, agradece á
S. S. sobremanera, que haya formado una descripcion
minuciosa y elocuente, de lo que ocurrió con respecto á la
bendicion que se hizo del puente de Xona; de lo qne pasó
despues de que tuvo su efecto ; y de lo que se practicó en
este lugar, solemnizandose la construccion de una obra,
que fué utilísima, en la forma que las circunstancias lo
permitieron.
Demasiado placer tuvimos con que nuestro vecindario
cooperara á que se construyera una obra infinitamente ne-
cesaria.
Deseamos que se encuentre servible para siempre, aun
cuando para ello sea indispensable que se le hagan com-
posturas 6 reformas cuando convenga.
Las relaciones entre Tacubaya y Mixcoac se manten-
drán como hasta aqui; sinceras y muy benéficas,
Calculamos, permitasenos decirlo, que ambos lugares
se unirán por una vecindad,' de tal suerte, que formarán
casi uno solo.
El Omnipotente nos bendiga y permita que en nuestros
conceptos no haya equivocacion alguna.
Sirvase S. S. dar las gracias á la muy recomendable
Corporacion á que pertenece, á nombre de la que yo pre-
sido, por la distincion con que nos favoreció; y recíbalos
muy cordiales £ nombre de ella y el mio.
Tengo la satisfaccion de ofrecérme á su disposicion
como su atento seguro servidor Q. B. S. M. |
| GERÓNIMO CABALLERO.
320 1852
COMBATE
DURANTE MEDIA HORA
DE SOLO UN HOMBRE À PIÉ, CONTRA ONCE LADRONES DE A
CABALLO.
Dút sa témérité le conduire au cercueil,
L'honneur seul de combattre irrite son orgueil. »
(Henriane, cap. VIII.)
(Aunque debiese su temeridad conducirle al sepulcro
El honor solo de combatir irrita su orgullo !)
En estos tiempos en que tan pocos conocen que el valor
es un sentimiento que nace del amor á la gloria, del deseo
de adquirir renombre, arrostrando peligros ciertos, aun
buscándolos, no será escusado referir un combate, cuyos
detalles solo conocimos ayer. En nuestra relacion, no ha-
brá una sola palabra de exageracion : merece entera fé, à
pesar de presentar el hecho circunstancias verdaderamente
inverosímiles; y si lo reproducimos, es para comprobar la
verdad incuestionable del adagio latino, audaces fortuna
juvat, é incitar á los viajeros à defenderse, cuando tengan
armas.
Hace cuatro dias 6 cinco, que à la una y media de la
tarde, cerca de Tepeji del Rio, fué atacada la diligencia
que venia de Arroyozarco. Antes de esa hora, habia caido
alguna llovizna, y el coche se hallaba cerrado de un lado.
Venian en el interior de la diligencia, un inglés, maquinis-
ta, tres españoles, una señora francesa y nuestro héroe, el
rico comerciante D. ALBERTO SPEYERS, aleman de na-
cimiento. Arriba iban sentados, tan bien que mal, tres
Mexicanos,
Todos los pasajeros, 4 la hora del ataque, venian ente-
ramente descuidados, y la primera noticia que se tuvo de
COMBATE CONTRA ONCE LADRONES. 321
la llegada de los ladrones, la trajo la boca de una pistola
que uno de ellos presentó por la portezuela del coche, gri-
tando : «¡rindan sus armas 6 todos son muertos! — »
«Sé, contestó Speyers agachándose, pero con todo y balas
las rendiremos ; y le enseña al ladron una pistola chica de
dos tiros. À esa. vista, el bandido hace parar á su caballo
de manos, para que le sirva como de escudo. Speyers que
ya le tenia apuntado, deja ir el tiro; y al mismo momento
hace otro tanto el ladron, lo mismo que otros cinco que se
hallaban al lado opuesto del coche que estaba cerrado. Esa
descarga, felizmente y desgraciadamente, fué sin resulta-
do funesto por ambas partes.
Speyers entónces, 4 pesar de los gritos de los pasajeros
para detenerle, abre la portezuela del coche, salta en tierra,
y con su pistola en mano, persigue al ladron que le habia
disparado, y que en compañia de los otros cinco, se habia
ido à reunir á seis más que se hallaban á poca distancia.
Despreciando el número, Speyers, con su otro tiro, hace
fuego al grupo, y se vuelve al coche á buscar otras armas.
Cuando llegó, encontró & todos los pasajeros agazapados
en el fondo del coche. Les habla, los alienta, pero en vano.
Se quite entónces el reloj y el dinero que traia, y depone
todo debajo de los cogines, de donde saca igualmente su
otra pistola de dos tiros, y una de seis con que queria se-
guir la campaña. La de dos, se la presenta á uno de los
pasajeros, exhortándole à que saliera del coche á defen-
derse. Prepara Speyers la pistola, y la presenta á las ma-
nos del pasajero, que por temblorosas, no atinan siquiera
á cogerla. Viendo eso Speyers, se exalta, y exclama : « Ya
que todos ustedes son unos cobardes, me defenderé solo ;
quédense como están! »
Miéntras eso pasaba, los ladrones gritaban : «¡ Ya está
cargando otra vez; tirenle! » En ese momento una descar-
ga cerrada hizo llover sobre la diligencia una granizada de
21
32% - 1852
balas que respetó al valiente Speyers, Este no pierde tiem-
po; asido fuertemente de su pistola de seis tiros, se lanza.
en pos de los once ladrones que á su vista saltan la ancha
zanja que habia á un lado del camino, para volver allí á
cargar sus armas. A poco despues vuelven sobre Speyers,
le rodean 4 cierta distancia, y le gritan : « Ya vemos que
es usted un valientes tambien nosotros lo somos; rindase
usted; por valiente no le queremos matar. — ¡Muy va-
lientes en efecto, les contesta Speyers, once contra uno!
Dicho esto, corre hácia ellos que se escapan, y les dice :
« ¿Por qué huyen, cobardes, no dicen que son valientes?
¡ Vengan ustedes todos, uno por uno, aqué les aguardo! »
- Casi cruzado de brazos oye Speyers una lluvia de postas y
balas que silba á su derredor; contesta con cuatro tiros
que no surten efecto por el movimiento continuo en que los
ladrones mantienen sus caballos, para evitar que Speyers
haga puntería.
Hecha esa descarga general, todos los pasajeros se aba-
lanzan hácia Speyers; ásense de él, le saplican que rinda
su arma, pues que si no, todos van á ser victimas;
que se acuerde que en el coche hay una señora. Speyers
se resiste; llegan los ladrones á cercarle otra vez; y en-
tónces él, con pistola en mano, les dice : « Vamos, dicen
ustedes que son valientes, lo veremos; doy mi arma bajo
dos condiciones— ¿Cuáles son, contestan los ladrones? ¡Bajo
nuestra palabra de honor las respetaremos! — Pues está hen,
dice Speyers : la primera es que no se atreverán á mi perso-
na; y la segunda que no tocarán á nada de lo que sea mio.
— ¡Si, lo juramos, exclaman d la vez los ladrones !—Aqut
estd pues, mi arma, responde Speyers, todavia le quedan dos
tiros.
Coje entónces la pistola el capitan de los ladrones, y to—
dos juntos se dirigen hácia la diligencia. En un momento
fueron despedazados todos los baules; rajados los sacos de
COMBATE CONTBA ONCE LADRONES. 323
noche etc., no respetando los bandidos más qtie lo que
Speyers les indicaba ser suyo. Miéntras tanto nuestro héroe
sentado sobre una caja que contenia las muestras de los
efectos que traia, dibujaba en la arena figuras de fantasía
con una calma algo más que admirable.
Concluido el robo, los ladrones montados de nuevo en
sus ligeros caballos saludaron 4 Speyers, despidiéndose de
él en estos terminos: — ; Adios, valiente: acuérdate que tam-
bien los ladrones saben cumplir su palabra! — ¡ Adios, les
dijo Speyers; Dios quiera que no sea para siempre !
En esa pelea, fueron disparados contra Speyers más dé
treinta tiros; dos balas medio muertas solo le alcanzaron,
cuando buscaba en la diligencia su pistola de seis tiros; una
le dió en el brazo, y otra muerta, en la caja del cuerpo :
otra más, al acostarse, la encontró en su bota sin saber
por dónde entró. El inglés maquinista tuvo la mano lasti-
mada por una bala que aun no se puede extraer; el
cochero tambien salió herido,-y la señora francesa recibió
en su vestido cuatro balas que allí vinieron à morir.
El Sr. D. Alberto Speyers no perdió en la refriega más
que su reloj y algun dinero que depositó en la diligencia, y
que no quiso reclamar por no tener ya armas con que apoyar
su demanda.
Segun sabemos, el Sr. Speyers es un comerciante esta-
blecido en Nueva-York, y acostumbrado à atravesar en ca-
ravana, por en medio de las tribus de los indios bravos del
Norte : y una vez atrincherado detrás de sus carros con
otros diez compañeros, sostuvo contra setenta y cinco sal-
vajes un combate que duró de sol á sol, dejando más de
veinticinco de ellos tendidos en el suelo,
Quisiéramos que existiesen en México algunos centena-
res de Speyers, para que aplicasen á los bandidos de ca-
mino real, el único indulto à que diariamente se hacen
acreedores, 4 pesar del enternecimiento filantrópico de los
324 1852
señores diputados, quienes cuando más, mandan à los ase-
sinos à que muden de temperamento en algun presidio, por
considerar su enfermedad local. —Un amigo de las dulces
providencias.
EXPOSICION ALEGORICA.
Un gallo pelon y una tortuga son los únicos animales que
prestan alguna vida á la Exposicion: el uno sorprende por su
desnudez, y el otro asombra por lo empedernecido de su
vestimenta.
Al contemplar á ese infeliz gallo que se muere de frio, me
puse á pensar; y le encontré como á las flores, un lenguaje
simbólico. Interpreté su silencio y me figuré oir que me
decia : « Mírame bien; aquí estoy representado á la Hacien-
«da pública: mas de quince millones de plumas (1) me han
«quitado, y las han echado á volar: hoy sin duda, me en-
«señan en la Exposicion, para ver si te conmueves, y con-
«sientes en contribuir à vestirme otra vez: entre nosotros
«dicho, es una estratagema financiera. Mi compañera la
«tortuga que ves à mi lado, te da una idea bastante exac-
«ta de la marcha que sigue el país; y esas sogas con que
«está sujeta, son los lazos fabricados por el clero de Gua-
«dalajara y el de Morelia, para que no ande todavía tan de
«prisa. La carapace Ó concha que cubre á mi tardona
«vecina, es la costra de preocupaciones que envuelve á Mé-
«xico, y que la actual revolucion pretende todavía macizar.
« Pero retírate, nos están observando, entrarian en malicia;
«y muy bien me podria suceder lo que al gallo Pitagórico,
«que en un tiempo hicieron enronquecer. »
(1) Los quince millones de pesos que dieron los americanos del Norte por la
California,
AA A MA —
EXPOSICION ALEGÓRICA. * 325
Por no esponer, en la Exposicion, al interesante gallo, me
alejé de él; y las pocas flores que ví no me hicieron ya im-
presion alguna. Consideré la betarraga, acordándome de
la question des sucres, (de la cuestion de los azúcares), y
de la muy mala voluntad que á ese vegetal le tienen los in-
gleses. Me mostré insensible ante los palidisimos nabos que
allí habia, y cuya insulsa, romántica y deslavada blancura
se esfuerzan en alcanzar nuestras hermosuras del dia. Seguí
adelante, y me vino á perseguir el aspecto siempre molesto
de unas monstruosas calabazas que me son hostiles, Sin-
tiendo casi nublárseme la vista, apénas admiré 8 la carrera
unas camelias caprichosamente matizadas que les hacen el
mayor honor á los hortelanos de San Francisco; y hostiga-
do por esos horrendos calabazones(¡ que maldita la gracia
que tienen!), salí del palacio de brin de Rusia, con pro-
mesa formal de no volverlo 4 pisar nunca.
UN ENEMIGO DE ESPANTAJOS.
1853
329
¡UN RAYO PARA UNA RAYA!
Uno... transversa tuentibus hircis. »
(Los machos de cabrío, aun, lo miraban de reujo.)
Para una raya trazada al carbon en una pared, invoca-
mos un rayo, con el fin de que sean, cuando ménos, des-
coyuntados ó reducidos á polvo, como se lo merecen, todos
aquellos geómetras de nuevo cuño que abundan en el Dis-
trito, y que han declarado una guerra inmunda à todos los
edificios recien pintados. Ninguno se escapa à la fantasía
rayadora de los dichos malhadados carboneros; al grado
que, apénas el pintor acaba de darle á su obra la última
mano, que al dia siguiente, como en forma de guarda-
polvo, se ven millares de rayas, formadas con carbon, cu-
brir toda la parte baja de la casa, hasta donde pudo alcan-
zar la... pata de estos hombres.
Si esta manía denotara una disposicion decidida para el
dibujo, y la espansion de un genio creador y superabun-
dante, se pudiera casi disimular esta falta : desgraciada-
mente no es así; y á estos rayadores que tatouent (6 ra-
yan) las casas, tan solo les anima su innata propension á
comunicar, por envidia, la acostumbrada mugre que les
ennegrece, á todo lo que no es de su propio color.
La linea recta 6 derecha, en sí, nos dirán, es una cosa
sumamente inocente: no es sino, una cantidad que no tiene
mas dimension que la longitud, y que puede girar sobre sí.
misma, sin que ninguno de los puntos que la componen,
pueda cambiar de lugar. No nos contentamos con esta de-
finicion geométrica, ni tampoco nos infunde mucho pavor
la linea derecha : la curba, es la que nos hace cosquillas;
y ciertos sugetos la usan aquí, con un espíritu perverso y
un cinismo que ultrajan á la moral y alarman incesante-
mente al pudor ménos escrupuloso.
220 1853
Prescindiendo del estilo lapidario que han adoptado los
referidos rayadores, y que es de los mas desvergonzados;
no satisfechos con esto, dibujan en sus lascivos caprichos,
las figuras mas inmundas; y al pasar.uno con su familia,
delante de los arcos, el rostro se enrojece á cada momento,
á cause de las obscenidades que interiormente los entapi-
zan. Es insuficiente, las mas veces, para contener á estos
desórdenes, el que allí está estampado en las paredes, el
signo de nuestra redencion; y lo propio se observa en
México, donde, á pesar de usar de esta precaucion en mu-
chos lugares sagrados, las inmundicias, al contrario, llegan
à formar una especie de contra cimiento, á laa cercas que
circundan los cementerios de varios templos. Ciertamente
que mal se esplican asi los sentimientos religiosos que ani-
man à los mexicanos; y estos perfumes, & la par que las-
timan en alto grado á la Majestad Divina, son muy poco
gratos al olfato de sus criaturas,
Los que tado la perdonan, aun los asesinatos en camino
real, como el del nunca olvidado Dr, Béstegui, y que son
unos optimistas ain freno, nos dirán en contestacion á nues-
tra crítica, que nada de lo que vemos en nuestros dias,
iguala al cinismo de los antiguos, cuyas pinturas, que los
siglos nos han conservado, sus tiestos carcomidos y eu
misma lengua, vienen á ser otros tantos testimonios de su
completa falta de pudor. En apoyo de sus comprobantes.
asertos (como famosos clásicos que son), nos recordarán
que los desórdenes mas infames, las orgías, las obsaenida-
des mas lujuriosas de los últimos emperadores romanos,
nos han quedado representados en el bronce, Pero noso-
tros que, en este punto, tanto odiamos á lo pasado como
al presente, les contestaremos, que si las medallas Spw-
trianas nos han pintado de bulto, las infamias de la muy
impúdica Roma, no ha sido, sin duda, para que nos sir-
viesen de modelo, sino para trasmitirlas à la execracion de
UN RAYO DARA UNA RAYA. 331
los pueblos, habiendo tales excesos consumado, para siem-
pre la ruina del Pueblo-Rey. Precisamente se vió entón-
ces, que á Roma le habia sido mas hostil la lujuria que las
armas, y que el mundo vencido quedó vengado, como lo
dijo cierto poeta :
Lusvuria íncubuit, victum quee uleiscitur orhem. »
Cierto es que no igualamos todavía, en el dia, & la Fran-
cia de la Edad media, quien, á pesar de la pureza y de la
sencillez de sus costumbres, admitia entónces ciertas ín-
decencias que mucho se asemejaban al culto que profesa-
ban los antiguos al Dios Priapo. En esta época, las tortas
de harina y mantequilla, lo mismo que los pasteles, tenian
la forma, muchas veces, de las partes naturales de uno y
otro sexo ; y el pudor de las niñas del siglo XIV, no se alar-
maba, en lo mas mínimo, al aspecto de tales monstruo-
sidades.,
No creemos, con todo, que en pleno siglo XIX, tenga-
mos la idea de querer imitar las crudezas de unas naciones
semi-bárbaras, ni tampoco la de renovar las excesos 4 que
daban lugar las Lupercales, el culto de Venus, el de Baco,
y el cinismo atroz de los Neron, Claudio y Caltgula. Si
tal desgracia nos sucediese, ¿dónde encontrariamos hoy á
un Marcial, & un Suetonio y à un Juvenal, que imprimie-
sen á tal desenfreno el sello de ignominia que tanto se
merece Y
Revenant á nos moutons (volviendo al asunto), conclui-
remos este artículo, suplicando al señor gobernador, á cuya
vigilancia se ha eseapado el desórden que señalamos ; se
sirva tomar providencias para reprimirlo : con esto pres-
tará un gran servicio á una parte de la sociedad que, para
transitar de México 4 Tacubaya, en breve necesitará ven-
darse los ojos.
392 h 1853
SUSCRICION
À FAVOR DE LAS VÍCTIMAS DE LA INUNDACION EN MISCOAC.
En la noche del 24 de este mes, una manga de agua re-
ventó en los montes que dominan el pueblo de Mixcoac.
Fué tan furiosa la avenida, que breve el agua superó los
bordes del rio, derribándolos en varios puntos. La inunda-
cion se extendió instantáneamente por toda la poblacion,
arrasando casas, huertas y sementeras. Los pobres que ci-
fraban sus esperanzas en los dones de la tierra, han queda-
do reducidos á la mendicidad; y muchos de ellos, segun lo
aseguran, andan buscando hoy en medio de los campos
asolados, los cadáveres de sus hijos.
Se comprime el corazon ante el cuadro triste de tan la-
mentables desgracias; y fueran ellas insuperables para mu-
chos infelices, si no existiese afortunadamente en este suelo
privilegiado, un sinnúmero de almas generosas, que para
los desvalidos vienen á ser verdaderamente una segunda
Providencia.
Nombrado por el señor prefecto del partido de Tacubaya
para cumplir con la sagrada mision de colectar los donati-
vos destinados 4 secar tantas lágrimas, me apresure en ad-
mitir este honroso encargo. Al invocar un sacrificio peque-
ño de parte de las personas ricas 6 simplemente acomoda-
das, inútil me parece recordales que estos actos de huma-
nidad son los que Dios se complace en premiar. La grati-
tud de los pobres nunca los olvida; y de esta manera, las
mas veces cesan los crímenes que engendra la miseria. La
clase menesterosa, al acordarse de las simpatías que inspi-
ro en sus desgracias, se moraliza por si sola, mucho mas
que por el temor de los suplicios que por una necesidad
imperiosa le impone á menudo la justicia de los hombres.
SUSCRICION PARA LAS VÍCTIMAS DE MIXCOAC. 333
Las cantidades que tendré la fortuna de reunir, serán
entregadas por mi, en compañia del señor Prefecto de este
partido, al venerable párroco de Mixcoac, el Sr. D. Anto-
nio Baijez, quien les dará la distribucion prudente que le
aconsejare su amor bien conocido hácia sus desgraciados '
feligreses,
Como testimonio de mi particular gratitud, y para que
conozcan los pobres á sus benefactores, publicaré en todos
los periódicos de esta capital los nombres recomendables de
las personas que habrán cooperado á llevar á cabo una
obra de caridad que en el cielo hallará su recompensa.
Queda abierta la suscricion en la tienda de los Sres.
Caire y Cs, portal de las Flores, núm. 5, suplicando á cada
persona deje apuntado su nombre al presentar su donativo.
Con el mismo gusto se recibirá el real del pobre, que la on-
za del rico ; si no tiene el mismo valor, ciertamente es igual
su mérito.
ERNESTO MASSON.
EL UNIVERSAL.
México, setiembre 30 de 1853.
Desde que el Sr. D. Ernesto Masson se hizo cargo gene-
rosamente, de reunir los donativos con que las personas ca-
ritativas quisiesen socorrer á los infelices que padecieron en
sus cortos intereses, con motivo de la inundacion de Mixcoac,
acaecida en la noche del 24 de Agosto; ofreció publicar una
noticia circunstanciada de la inversion que se diese & lo co-
lectado, y hoy cumple dicha oferta con la mayor escrupulosi-
dad y valiéndose de nuestras columnas. En ellas se verá que
lo recaudado por este señor, unido á ocho pesos que con
el mismo objeto benéfico una persona cuyo nombre se ig-
nora, y que puso en manos del Sr, cura Baijez, ascendió á la
834 1853
suma dé quinientos veinte y tres pesos, que fueron reparti-
dos segun distribucion hecha por dicho Sr. Baijez, cura pár-
roco de Mixcoac, y el juez de paz del tnismo punto D. Luis
Gomez. Muy oportuna nos parece la precaucion tomada
por estos señores, de acuerdo con el Sr. Masson, para evi-
tar que alguno de aquellos infelices diesen mala inversion
al dinero, sin que se lograse el objeto de remediar sus ne-
cesidades, y que consistió en comprarles alguna ropa con
la suma que les estaba designada. Por el escrito 4 que alu-
dimos, fórmase mas cabal idea de los desastres ocasionados
en aquel pueblo por la principal reventazon del rio, cuyas
aguas se precipitaron por un callejon que apenas tendrá
cinco varas de anchura y ascendieron à la altura de un
hombre, derribando algunas paredes de adobe, penetrando
en el edificio de la escuela, cuyos útiles quedaron destruidos,
é inundando en seguida toda la parte baja de la poblacion
donde ocasionó otras muchas desgracias.
El Sr. Masson no se limitó á abogar en favor de aquellos
desgraciados habitantes, pues vemos figurar su nombre en
la lista de suscricion, anotado con diez y seis pesos. Tal
conducta constituye á este señor digno del aprecio, no solo
de los mexicanos, por quienes muestra tan marcadas sim-
patias, sino de todos aquellos para quienes la caridad y la
conmiseracion no sean frases vacias de sentido, y que se-
pan valorizar los esfuerzos hechos en alivio de nuestros se-
mejantes.
La REDACCION.
Desgracias de Mixcoac socorridas.
« Non ignora mali miseriis succurrere disco. »
En el Universal del 1.* de este mes, al formar una sus-
cricion 4 favor de los infelices de Mixcoac, arruinados por
la inundacion de la desastrada noche del 24 de Agosto,
DESGRACIAS DE MIXCOAC SOCORRIDAS. 338
ofrecí dar una cuenta escrupulosa de la inversion de los do-
nativos que tendria la fortuna de colectar. Cumplo hoy con
esta sagrada promesa ; y lo hago con la religiosidad 4 que
son acreedoras todas las personas que, con la mayor gra-
cia, cooperaron á una obra de caridad que honra tanto á
su Curazon.
El 25 de este mes, acompañado del Sr. Prefecto, coronel
D. Angel Cabrera, y del Sr. Isidoro Adoue, albacea del
Sr. Zurutuza, llevé al Sr. cura de Mixcoac, D. José Anto-
nio Baijez, la cantidad de 51 5 ps., que unidos & 8 ps. que en
manos de este venerable párroco, habia dejado una persona
que celó su nombre, formaron la suma de 523 ps.
Cuando nos presentamos en el curato, allí nos estaban
aguardando el señor cura, que es un modelo de virtudes
evangélicas, y el Sr. juez de Paz D. Luis Gomez. Ambos,
hecha la suputacion de las pérdidas de cada vecino del
pueblo, no se habian atrevido, por delicadeza, á fijar sin
nuestra participacion, las cantidades que habian de reme-
diar los males sufridos.
Hicimos presente á estos inapreciables señores, que en
esta materia no podiamos tener intervencion alguna, y que
en vista de los conocimientos que habian adquirido, que-
daban en plena libertad para asignar á cada uno lo que les
pareciese justo.
Por no coartar sus decisiones, suplicamos al señor cura y
al señor juez, nos permitiesen retirarnos miéntras designa-
ban las cantidades : así lo hicimos, y en el intervalo fuimos
á practicar una vista de ojos de las desgracias ocurridas,
dejándoles solos para que obrasen conforme & los impulsos
de su conciencia,
En nuestra visita, que duró mas de una hora, vimos la
principal reventazon del rio que abrió paso al agua que se
precipitó por el callejon donde está situada la casa del Sr.
Lic, Monjardin. Dicho callejon tendrá apenas la anchura de
336 1853
cinco varas; y el agua se elevó en él á mas dela altura de
un hombre. Por alli hizo un esfuerzo el agua y derribó una
pared de adobe, rompiendo en seguida otras tres que se
encontraron en la direccion del torrente. Esta agua fué la
que inundó toda la parte baja del pueblo de Mixcoac, oca-
sionando grandes desgracias. Lo demas de la avenida si-
guió su curso estrepitoso por el referido callejon, é invadió
la escuela entrando en ella por puertas y ventanas, y de-
jándola en un estado verdaderamente lastimero. De allí, la
creciente se arrojó sobre las bardas del cementerio y las de
la casa parroquial, que en varias partes hizo desparecer.
Desde luego el señor Prefecto, el Sr. D. Isidoro Adoue y
yo, nos propusimos que del dinero colectado, se reservase
una parte, mas que fuese pequeña, para atender á estos
dos principales objetos.
A poco volvimos al curato y suplicamos al señor cura y
al señor juez de Paz, quienes ya tenian su lista casi formada,
inscribiesen en ella 60 ps. para la reposicion de las bardas
del curato, y 30 ps. para la compra de nuevos utensilios
para la escuela.
Remediadas las pérdidas ocasionadas por la inundacion,
quisimos que tambien fuesen socorridas con el sobrante de
la cantidad colectada, las miserias de los demas pobres del
pueblo. Nos hizo observar el señor cura, con el tino que le
caracteriza, que era mas conveniente comprar á estos infe-
lices alguna ropa con la cantidad que se les hubiere desig-
nado, por el natural temor de que al dinero le diesen una
mala inversion. Nos pareció muy acertada esta medida, y
los nombres de dichos pobres van distinguidos con una es-
trella, en la lista que me apresuro á publicar.
Dicha lista me fué remitida por el señor cura y el señor
juez de Paz, en una carta cuya copia trascribo:
DESGRACIAS DE MIXCOAC. 337
- «Sr. D. ErnEsTO Masson,
Su casa en Mixcoac, á 27 de setiembre de 1853.
Muy señor nuestro y de todo aprecio :
Tenemos el honor de acompañar á usted la lista de
la distribucion que han tenido los 523 pesos que usted tu-
vo la bondad de colectar para los pobres de este pueblo,
Nosotros, á nombre de él, damos á usted las mas expresivas
gracias, y le suplicamos se digne darlas á todos los señores
que contribuyeron para tan piadoso objeto.
Se ha repartido ya una cantidad considerable del dinero;
y el dia de hoy quedará distribuido todo el que tenga que
darse en efectivo.
Somos de usted afectísimos servidores que atentos B. $. M.
JOSÉ ANTONIO BaisEZ. — Luis GOMEZ.
Lista de la distribucion que se hizo de quinientos veinte y tres pesos, à las
personas que sufrieron pérdidas en la inundación del pueblo de Mixcoac
la noche del 24 de agosto del presente año de 1853.
María Hilaria García...... ps. 3 | Gertrudis Perez.......... ps. 12
Nieves Soto................ 8 | Francisca Hidalgo........... 20
Petra Gonzalez............. 6 | María Filomena?............ 6
Juan Cárdenas y Ojeda...... 20 | Juana Munibe.............. 8
Mariano Suarez............. 5 | La escuela................, 30
Hipolito Cisneros........... 6 | Maria Lucfa................ 4
Encarnacion"............... 6 | Magdalena Calles”........... 8
Irineo Hernandez........... 5 | Juan José Pallares........... 2
Desideria López............. 6 | Tomás Franco.............. 6
Manuela Cedrillo............ 7 | María de Jesús López”....... 10
María Ramona.............. 10 | La parroquia............... 60
María Joaquina............. 3 | María Josefa Redonda”....... 2
María Yardon.............. 5 | Felipa Hernandez”.......... 6
Soledad Carmona. .......... £ | Albino lbafñíez*............. 4
José Escobar............... 25 | Lucio Vadilla”.............- 2
Teodora Cario.............. 10 | Trinidad López”............ 2
Venancio Alba.............. 6 | Petra Herflez”.............. 2
Lázaro Patricio............. £ | Abunda Jimenez*........... 3
Cristina Herfiez............. 45 | Trinidad Hernandez*........ 3
Sras. Hortas..........,..... 25 | Ruperto Ramirez”........... 3
338 1853
Miguel Camacho......... ps. 8 { Maria Isidra*.......... ps. 4
Alejandra Esquibel*......... 4 | Bárbara Nicolasa*........... 4
Cristóbul Varela............. 3 | SixtaPerez”..........oooo... 4 +
Manuel Gonzalez*........... 3 | Guadalupe Nájera*.......... 4
Pascuala Maria*............. 4 | Josefa Barquera.......... v… 3
Guadalupe Herñez*.......... 4 | Cármen RosaS.............. 3
Polonia Nájera*............. 4 | Agapita RosaS.............. 4
María Benita*........... .. 4 | Mariano Bernal............. 4
Isidoro Soto*............... 4 | Vicente Herñez............. 3
Exiquia Maria. ............. 4 | Leonarda Cuevas........... 3
Maria Juliana.............. 4 | Rosa Näjera............... 4
Manuel Rosas.............. 10 | María Cármen de Hacoque-
Alejandro Perez............ 6 MECA. .... conso.
Sotera Perez................ 3 | María de Jesus López, lagrande 4
Demostracion.
Se recibió la cantidad de................................. ps. 52
Se distribuyó la de.............. Lrronoromoooo ross como. ... 48
. Sobrante..........,....,....... ps. 38
Quedan en poder del Sr. cura D. José Antonio Baijez,
treinta y ocho pesos que repartirá á otras personas que lo
necesiten.
Mixcoac, setiembre 26 de 1853.
JOSÉ Anronio Banmez. — Luis GOMEZ,
Nombres de las personas piadosas que socorrieron á Mixcoac.
Sr. Prefecto de Tacubaya, coro-
nel D. Angel Cabrera... #5: 10
Sr. general D. Ignacio Basadre. 10
Srita. D.* Elena Basadre..... 6
Sr. D. Francisco Ocampo.... 3
Sr. D. Félix Galindo......... 3
Sr. D. Ernesto Masson é hijas. 16
Sr. D. Domingo Paúl........ 5
Sr. administrador de la aduana
D. Ignacio de la Barrera... 3
Sr. D. Pedro................ 5
Srita. D.* Josefa............ 1
Sr. D. Antonio Vértiz........ 2
Testamentarfa del Sr, Zurutuza. 30
Sr. D. Juan Antonio Béistegui. 25
Sr. D. Gregorio de MieryTeran. 25
Sr. D. Angusto flousseau..... 1
Sr. D. Francisco Iturbe...... 15
Sr. Beneke................. 10
Sr. D. Eugenio Bátres.... ps. 10
Sr. D. Cárlos Kauffmann.... 5
Sr. D. Cárlos Whitehead. .... 8
Sr. Uslar............,...... 5
Sr. Garruste................ 45
Sr. D. Juan Candás.......... 5
Sr. D. Isidoro de la Torre.... 2
Sres. Maquibar y Cueto...... 5
Sr. D. Juan Gúijosa......... 5
Sres. Echeverría é hijos...... 25
Sr. D. Teodoro Ducoing...... 3
Sr. D Luis Heidsieck........ 3
Sr. D. Maximiliano Maria Cha-
5
Sres. Teodoro Bahre y C.*,... 5
Sres. Stúrken Pollitz........ 5
Sr. D. Guillermo Jamison..... 10
Sr, D. Rafael Cancin0....... $
À LA CIUDAB DE BALDIVIA. 309
Sres. Sengstack y C.!..... ps. 5|Sr. Carsin........... e... Pb. 1
Sr. D. A. Gautier............ 5 |Sr. D. Ignacio Carranza...... 5
Sr. D. Antonio Garay........ 10 |'Sr. D. Fernando Orvafianos... 2
Sr. D. Juan Bautista Adoue... 15|Sr. D. Ramon de la Cueva... 2
Sr. coronel D. Manuel Reyes Sr. D. Antonio de la Torre... 1
Veramendi............... 5 |Sr. D. José María Andrade... 3
Voz du la Religion........... 5 |Sr. D. Rafael Gomez de Lama-
Oliciales de la Vozdela Religion 31 drid.................... 5
Sres. M. C. Geaves y C.*..... 10|Sr. D. Francisco Bardet...... 10
Sres. A. C. Doormann é hijo.. 5|Sr. D. Pedro Valdovinos..... 1
Sres. Jochlieim y C.?. ....... 5 |Sr. D. Tiburcio Gomez de La-
Sres. Caire y C.*............ 5| madrid.................. 4
Sres. Fortul Lebre y C.*..... 5 |[Sra. viuda D.* Lorenza de Lobo 0,4
Un desconocido............ 2. |Sr. D. Joaquin de Rosns...... 10
Sr. D. Fernando Collado..... 2|Sr. D. José María de Landa... 3
Sr. D. Teodoro Aubert....... 2[Sr. D. Hipólito Brun........ . À
Sr. Vazquez................ 1|Sr. D. Joaquin Flores y her-
Sr. Alvarez hermano........ Al mano................... 10
Sr. D. Manuel Escandon..... 10 ¡Un desconocido............. 14
Los dueños de la fundicion del Sra. D.* Guadalupe de Villamil. 5
Glivar................... 5 |Sr. juez de letras de Tacubaya
Sr. D. Eduardo Schütte...... 5| D. Manuel de Vilamil..... 410
Sres. E. Simonsfeld y C.*.... 5|Un desconocido que mandó su
Sr. Lohse............ Pon... 21 donativo al señor cura..... 8
Habia prometido publicar en todos los periódicos de la
capital, lo relativo 4 Mixcoac ; y si no lo hago, es por lo
prolijo de la narracion y lo costoso de su insercion.
ERNESTO Masson.
A LA CIUDAD DE BALDIVIA
ES DECIR
À LA CIUDAD DONDE SE ESPENDE CASI DE BALDE.
Con este significante rótulo, se acaba de abrir una nueva
tienda de ropa en la calle de San Bernardo, núm. 1, donde
se espenderá toda clase de efectos, á unos precios suma-
mente equitativos,
El público, al comprar, sabrá apreciar si son vanas ó no
nuestras ofertas.
Generalmente se nos culpa de que hemos echado á perder
el comercio; pero si los consumidores, que son muchos,
TE | 1853
aprueban nuestro sistema, muy poco nos importa que los
vendedores, que son pocos, lo motejen ó lo lleven 4 mal.
Al contentarnos con un beneficio extremadamente corto,
se centuplican nuestras ventas (dándonos el mismo resultado
que si fuesen pocas, teniendo mucha utilidad en ellas), y
el público, á quien hacemos, en cierto modo, partícipe de
nuestras ganancias, adquiere de esta manera los artículos
de primera necesidad, en ropa, á unos precios poco acos-
tumbrados ántes.
Si por los motivos indicados, se nos acusa de una especie
de socialismo, tampoco nos afecta mucho esta imputacion
enteramente moderna. La gente laboriosa, lo mismo que
los pobres, no desaprobarán el plan que nos hemos pro-
puesto seguir en nuestro modo de comerciar.
Afortunadamente para México, ha pasado ya la época,
en que la bretaña solia valer veinte pesos pieza ; la indiana,
cuatro pesos vara; y en que, tan solo se encontraba una
banda de burato por unos treinta pesos, y eso cuando lle-
gaba la mentada /Vao.
LOS ARCOS DE CHAPULTEPEC.
En estos se veía, en tiempos atrás y de trecho en trecho,
representadas al carbon, todas las obscenidades que pudiera
engendrar la fantasia disoluta del mismo Aretino ; en cuya
consecuencia se me ocurrió, en 53, lanzar un comunicado
sobre la puerca materia, que llamó la atencion del Sr. ge-
neral D. Antonio Diez de Bonilla, gobernador en esta fe-
cha. Este empeñoso funcionario se apresuró desde luego,
en mandar borrar la multitud de diseños inmundos que
ilustraban á cada paso, los susodichos arcos.
Habiéndose, desde entónces, empezado á renovar los
mismos escesos, me parece, casi oportuno, reproducir el
LOS ARCOS DE CHAPULTEPEC, 341
artículo á que me refiero, seguro de que la autoridad pre-
sente, no ménos celosa que la pasada, sabrá poner coto á
unas monstruosidades que, desacreditandonos, ofuscan en
extremo á la moral pública.
Hoy que el señor gobernador, con mucho tino, acaba de
publicar un bando, sobre la portacion de armas prohibi-
das, bien pudiera incluir en él la del carbon, dando órden
à los camineros que, cruzados de brazos, han tomado ya la
forma de una X, de aprehender á los delincuentes, en me-
dio de sus eróticas delineaciones.
E. M.
1854
345
POZOS ARTESIANOS Y HOMENAJE AL MÉRITO .
« Cherchez, et vous trouverez. »
Todos saben que el agua ejerce en la vegetacion de las
plantas, por su accion indirecta, una influencia extraordi-
naria : obra como una especie de disolvente, é introduce
en ellas numerosos principios indispensables á su existen-
cia y crecimiento. Sin el riego, los campos no presentan
más que un aspecto sério y desconsolado; su esierilidad,
que el hombre en vano trata de combatir, tan solo le ofrece
un porvenir de trabajos árduos y de goces muy eventuales,
si la Providencia misericordiosa no manda de lo alto algu-
nas lluvias que medio la mitiguen. Tal es, por desgracia,
el estado casi general en que se mantienen las más hacien-
das de un país naturalmente fértil.
- Está comprobado por la experiencia que existen abun-
dantes corrientes de agua subterráneas, y que para subir á
la superficie de las tierras, ó á una altura que las domine
muchas veces, no exigen mas que el trabajo del hombre.
El feliz éxito de los pozos artesianos en Europa, principal-
mente en Francia, ha confirmado esta verdad tan consola-
dora. En un país como México, cuyos valles están circun-
dados casi siempre de montes inmensos, es indudable que
siel agua no surge á la superficie, es únicamente porque
los manantiales interiores que existen en dichos montes,
hallándose en terrenos en extremo permeables, blandos 6
arenosos, toman su curso por debajo de la tierra, hasta
encontrarse por casualidad con otros de mayor resistencia
que obligan entónces al agua & elevarse.
En un suelo cual el nuestro, es sin disputa de la mayor
trascendencia para la agricultura, y aun para la industria,
la construccion de numerosos pozos artesianos: á la prime-
ra le comunican la vida de que carece, y à la otra le facili-
346 1854
tan la potencia motriz mas económica. En Tours, ciudad
de Francia, se han abierto más de diez pozos artesianos,
de los cuales cuatro dan el movimiento á varias manufac-
turas.
El Sr. D. Alejandro Coiffier acaba de abrir un pozo ar-
tesiano en una pequeña hacienda que tengo junto à Coyoa-
can, llamada San Pedro Mártir, que ha dado los más fa-
vorables resultados : brotan ya del pozo más de dos surcos
de agua enteramente potable, y cuya temperatura suave
la hace muy propía al riego de las tierras.
El Sr. Coïflier despues de haber: luchado con tenacidad
para vencer las asperezas que presentaban las varias capas
de la tierra que ha tenido que atravesar, ha llegado ya á
ver sus esfuerzos coronados. Nada le arredró en su em-
presa, y con el mayor acierto empleó, ya los barrenos de
todas formas y tamaños que inventó la ciencia, ya los ins-
trumentos de percusion más poderosos para romper los
obstáculos que muy à menudo se le ofrecian. Experimento
hoy la satisfaccion más grande para un labrador, que es la
de ver asegurado para siempre el riego de sus tierras, aun
que falte en ellas de vez en cuando el agua que les llega
por tandas, segun es de costnmbre. |
El agradecimiento tan natural que resiente cualquier
propietario al recibir un beneficio tan grande, como es
el que proporciona un pozo artesiano para el laborío de sus
tierras, me obliga á pagar públicamente al Sr. D. Alejan-
dro Coiffier, el tributa de elogios que se merecen sus ta-
lentos, nada comunes para la perforacion de los po-
zos, como tambien porel aprecio tan exacto que sabe hacer
de los terrenos en que debe trabajar.
Sin que me incamba. en lo mas mimimeo dar at Supremo
gobierno consejos de ninguna clase, desearia francamente
verle fomentar con remuneraciones honoríficas, ya que 10
pueden ser pecuniarias: por sus escaseces, los esfuerzos de
CAMINO DE TACUBAYA. 347
los hombres útiles que nos enseñan á sacar de las entrañas
de la tierra el líquido precioso, que sin duda la Divina
Providencia nos ha denegado en la superficie, para obli-
garnos à trabajar. (Y mal que nos pesc..... lo-necesitamos. )
— Domingo Pal. |
E. M.
CAMINO DE TACUBAYA,
'SicLo XIX, — Febrero 16.
Llamamos la atencion de quien corresponde, häcia los
hechos que se denuncian en la carta siguiente :
« Señores editores del « Siglo XIX. » — Tacubaya, fe-
brero 15 de 1854. — Muy Señores mios: — Conociendo
plenamente: el interes que ustedes toman por todo lo que
afecta la seguridad pública, me tomo la libertad de diri-
girles esta nota, suplicándoles- que hagan mérito de ella
en su apreciable periódico, para que llegando la denuncia
que contiene á noticias de la respectiva autoridad, ponga
an remedio queen mi concepto es de muy fácil ejecucion.
Es el hecho que de quince á veinte dias á esta parte, se
advierten con alguna frecuencia malhechores er el camino
de aquí à la capital, habiéndose dado casos de parar por la
noche à varias carretelas de las que hacen el tráfico entre
uno y otro punto. À: varias personas decentes tambien que
por alguna circunstancia han tenida que irse: à pié. para
esa ciudad, las han-agredido con: puñales ú otra cualquiera
arma, siendo el resultado que pasada la oracion de la no-
che, muchas personas terrrerr pasar el camino, y prefieren
pasar cualquier: trabaje aquí 6 sufrir algun menoscabo por
falta de atencion á sus negocios, que esponerse à ser ro-
bados y maltratados en el camino.
Yo creo, pues, que la autoridad respectiva debiera to-
348 1854
mar la sencilla providencia, de establecer dos patrullas de
tres hombres á caballo, del cuerpo de policía, para que re-
corriesen el camino desde su cuartel hasta la hacienda de
la Condesa, tomando cada una la mitad de dicho camino
para combinar asi el que haya mas facilidad de ocurrir á
cualquiera de ellas por la menor distancia que tienen que
recorrer, y el quetenga la tropa ménos molestia en atender
à un tramo tan largo. Así mismo creo que estando tan en
contacto la capital con este punto, deberia cuidarse que
estas patrullas estuviesen sobre el camino hasta las once 6
doce de la noche, pues hasta dichas horas, poco más ó mé-
nos, dura el tránsito de pasageros por diversos motivos,
Sirvanse ustedes disimular mi importunidad, y dar por
bien del público, una excitativa en su periódico para el re-
medio del mal que dejo enunciado.
De ustedes con atencion S. S. Q. B. SS. MM.
M. G. G.
SicLo XIX. — Febrero 18.
El Sr. Masson, regidor de Tacubaya, nos ha asegurado
de la manera mas formal, que es enteramente falso el he-
cho de haberse cometido algunos robos en el camino de
Tacubaya, que denunciaba un remitido inserto en nuestro
diario, y que para mayor seguridad está praticando una
informacion sobre el asunto. Esta noticia, que proviene
de una autoridad, inspirará confianza al público y hará ce-
sar toda inquietud en los que por negocios 6 recreos van de
aquí à Tacubaya,
EL UniversaL. — Febrero 19.
No hace muchos dias que el Siglo XTX insertó en sus
columnas una carta donde se aseguraba que varios robos
CAMINO DE TACUBAYA. 349
habian tenido lugar recientemente en el camino de Tacu-
baya á esta capital. Dicha carta, como puede suponerse,
no dejó de alarmar á las personas que con motivo de sus
negocios viajan periódicamente de uno á otro punto. El
Sr. regidor D. Ernesto Masson, acaba de remitirnos las si-
guientes líneas que desmienten de la manera más solemne
cuanto dijo el autor de la mencionada carta publicada en el
Siglo XIX.
«En el Siglo XIX del 15 de este mes, se ha publicado
una carta firmada M. G. G. de las más alarmantes para las
personas que transitan por el camino de Tacubaya. En di-
cha carta que parece ser escrita por un vecino de la villa,
se culpa á las autoridades locales de una negligencia cri-
minal. Segun las noticias que da el autor, ha habido car-
retelas atacadas y despojadas ; transeuntes de á pié sorpren-
didos por malhechores, con puñal en mano, etc., etc. : en
fin, la historia trazada es de las más dramáticas.
Como regidor que soy en la villa de Tavubaya, hetomado,
sin demora, los más escrupulosos informes de todos los co-
cheros de las carretelas ; y puedo asegurar à los habitantes
de esta hermosa capital, que es solemnemente falso todo lo
que el Sr. M. G. G. relata en su extraña carta.
Desde el ataque de las diligencias de Toluca, donde ve-
nia la familia del Sr. Murphy, y un robo insignificante, in-
tentado en el rancho de los Alamos, no ha habido acci-
dente alguno que deplorar en las cercanías de Tacubaya.
Le darémos al Sr. D. M. G. G. un consejo, y es el que
se mande curar de pesadillas. -
ErnNesTO MASSON, regidor en Tabucaya.»
- + —— — e ---
350 1854
UNIVERSAL. — Febrero 23.
Por la informacion que se sigue, y es como de costum-
bre larga, conocerá el público que nos esforzamos en de-
volverle la confianza, que quizá habia hecho desaparecer
en él la noticia alevosa que se le dió en una carta inserta
en el Siglo XIX del 16 de este mes.
El Sr. D. M. G. G., cuyas iniciales son desconocidas en
la villa de Tacubaya, no puede ser vecino de ella, por la
razon muy clara, de que si hubiera fijado allí su residencia,
no trataria de perjudicar con fabulas à un pueblo en que
tuviera intereses de simpatía ú otros.
Se puede creer mas bien, que el Sr. D. M. G. G. es uno
de los entusiastas por el Sr, Prefecto pasado, y que para
probar que el presente desmerece mucho de su antecesor,
ya han empezado en la calzada de Tacubaya los robos y
asaltos tan frecuentes antes. Si es cierta nuestra suposicion
sepa el Sr. D. M. G. G. que si el Sr. coronel D. Angel Ca-
brera tenia: méritos como hombre de empeño, tambien los
tiene para con Tacubaya el Sr. coronel D. Ignacio Car-
. ranza, por haber, en el año de 52, contribuido al incre-
mento y ornato de la villa, con mucho dinero propio, con-
siguiendo á la vez que todos le imitaran.
A nadie se le debe la desaparicion de los malhechores en
los caminos, más que & las sábias disposiciones dictadas
últimamente por S. A. S. Estos malvados que, como los
asesinos del Dr. Bésteigui, encontraban en el Congreso pa-
sado (que de Dios goce) una ternura casi paternal, ya no
amagan felizmente á la sociedad, ni desafian como ántes á
la justicia,
Siendo, pues, falsa la asercion del Sr. D. M. G. G., y
manifiestas las intenciones que tiene de causar grandes
daños á toda una poblacion, quizá por sus enconos particu-
CAMINO DE TACUBAYA, 351
lares, le recordaremos que la calumnia, desde tiempos in-
memoriales, ha sido castigada con el mayor rigor. Los
egipcios, los atenienses, y las leyes de Moisés aplicaban 4
los calumniadores la pena del talion. En Roma los marca-
ban en la frente con un fierro caliente; y por esta razon se
designaba en aquella época á un hombre honrado con las
palabras de integre frontis homo. Es de sentir que el Sr.
D. M. G. G. no haya nacido algunos siglos ântes.
ERNESTO MASSON, regidor en Tacubaya.
Sello quinto, medio real, para los años de 1854 y 1855.
— En la villa de Tacubaya, á los diez y ocho dias del mes
de Febrero de mil ochocientos cincuenta y cuatro años,
ante mi el alcalde de la primera seccion que actúo con tes-
tigos de asistencia en la forma ordinaria; se presentó el Sr,
regidor D. Ernesto Masson, y dijo : que el periódico intitu-
lado : « El Siglo XIX » del dia 16 del corriente, ha publi-
cado un remitido en el que la persona que lo suscribe, ase-
gura que de veinte dias á esta parte se han dado casos de
haber parado por la noche para robarlas, algunas carrete-
las de las que hacen el tráfico entre esta villa y México. Y
como el esponente está cierto de ser falso lo que se dice en
el espresado remitido y estando en el deber de vindicar
ánte el público à las autoridades de esta poblacion, así
como desvanecer los temores que esta noticia puede infun-
dir à las familias que vienen à vivir à ella; pide al presente
señor alcalde, se sirva levantar una informacion en la que
bajo la religion del juramento, declaren todos los cocheros
de las espresadas carretelas, si en alguna ocasion han sido
asaltadas en la calzada por malhechores, y si han tenido
noticia de que haya habido algun robo. Y que concluida
que sea, se le entregue original para los usos que le con-
352 1854
vengan : esto dijo y firmó conmigo y los de mi asistencia.
Doy fe.
GABRIEL MARTINEZ. — ERNESTO MASSON. —
Asistencia, CÁRLOS GARCÍA.
Asistencia, FRANCISCO ARGUMOSA.
Tacubaya, Febrero 18 de 1854. — Levántese la infor-
macion que se pide en la anterior comparecencia, citese à
los cocheros de que se hace mencion en ella, para que se
presenten en este juzgado á declarar sobre los puntos à que
se contrae, y en vista de lo que resulte se proveerá. Así lo
mandó y firmó el Sr, alcalde con los de su asistencia.
Doy fe.
MARTINEZ. — Asistencia, CARLOS GARCÍA.
Asistencia, FRANCISCO ARGUMOSA.
En 20 del mismo se presentaron los cocheros Antonio
Espinosa, del carruaje núm. 2; Vicente Dominguez, por el
núm. 3; Francisco Mayoral, por el núm 4; José María
Maya, por el núm 6; Francisco Alcalá, por el núm. 7;
Miguel Covarrubias, por el núm. 8 ; José Brazamonte, por
el núm 9; Vicente Guzman, por el núm 10; Juan Duran,
por el núm 11 ; Manuel Correa, por el núm. 12; José Ma-
ría Ramirez, por el núm. 16; José María Mallorga, por el
núm, 18; Francisco Zedillo, por el núm. 22; Bruno Gon-
zález, por el núm. 25; Rosalio Garduño, por el núm. 26:
José María Garduño, por el núm. 27; Francisco Mora, por
el núm 28; Joaquin Vazquez, por el núm 29, y Juan Enri-
quez, por el núm. 30; los que juramentados en toda forma,
y examinados sucesivamente sobre los puntos á que se
contrae esta informacion, declararon unánimes : que en
todo el tiempo que llevan de cocheros, transitando de
ESCUELA DE TACUBAYA. 353:
México á esta villa, jamas han sido asaltados ni robados en:
la calzada, sin embargo de haber andado por ella infinitas:
veces à horas muy avanzadas dela noche, ni tampoco han
tenido noticia que le haya acontecido à persona alguna.'
Afirmändose y ratificandose cada uno en esta declaracion,
y firmando los que supieron conmigo y los de mi asisten-'
cia. — Doy fe.
MARTINEZ. —- VICENTE DOMINGUEZ. — FRANCISCO
ALcaLá. — Asistencia, CÁRLOS GRACIA —
Asistencia, FRANCISCO ÁRGUMOSA.
Tacubaya, Febrero 20 1854. — Entréguese original.
esta informacion al Sr. regidor D. Ernesto Masson, segun.
pide en su anterior comparecencia. Así lo mandó y firmó el
Sr. alcalde con los testigos de asistencia, Doy fe.
MarTINEZ. — Asistencia, CÁRLOS GRACIA. —
Asistencia, FRANCISCO ÁRGUMOSA.
|
BENDICION
DE LA PRIMERA PIEDRA DE LA ESCUELA DE TACUBAYA, POR EL ILLMO. SR, .
ARZOBISPO, Y SOCORRO PRESENTADO A LA ESCUELA DE LA VILLA
POR LAS DE BENEFICENCIA DE MÉXICO.
« Erit vas in honorem, utile Domino ;
a adamne qpus bonum paratum. »
S. PABLO.
« El sera un vaso de honor, úlil al Señor, .
« preparado para cualquiera obra buena.»
Esta escuela, cuya fundacion no remonta mas que
hasta el 5 de Marzo de este año (1), sigue levantándose :
como por encanto. El pueblo que se interesa en la obra, -
la hace salir de tierra, (como si usara de algunos hechizos)
+
(1) Véase el artículo del Unirersal del 17 de marzo, páz. 365. A
23
354. 1854.
solo irabajando en ella de faena, los domisges de cada se
mana; En aquellos dias de general descanso, les diferentes
barrios de que se compone Tacubaya, mandan su contin-
gente de hombres. Estos, capitaneados par los varios auxi-
liares de las dos secciones en que se divide la poblacion,
se lanzan al trabajo con el mismo entusiasmo que nuestros
soldados á la toma de cualquier fortin.
Todo se hace con órden; y cada uno, ántes de entrar á
la faena, da su nombre, el del barrio à que pertenece, y
la hora en que se presenta. A las dos horas de trabajar,
sale llenando los mismos requisitos. Esta cuenta y razon la
lleva muchas veces el mismo Sr. Prefecto, coronel D. Igna-
cio Carranza. Este digno gefe no conoce el descanso, y to-
dos le ven dirigiendo los trabajos en persona, desde las
seis de la mañana hasta las tres de la tarde, sin que sufra
desaliento. No se puede presentar un cuadro mas intere-
sante que el que ofrecen en cada domingo mas de tres-
cientos hombres, trabajando alegremente con la fuerza de
la voluntad que todo lo venee.
Los edificios que levanta la débil mano del hombre, in-
vocan necesariamente las bendiciones del ciclo; y mucho
mas los que están destinados à la educacion de la juventud,
y que en estos tiempos de general miseria se construyen
con materiales de poco costo. Conociendo esta necesidad
moral que hay de imprimir ese sello venerando á cual-
quier obra de esta clase, el Señor Prefecto, por medio de
una comision, se dirigió al lllmo. Sr. Arzobispo, para que
se dignara venir á bendecir la escuela. Dicha comision la
componian el señor magistrado del tribunal de la guerra,
Lic, D. Anastasio Zerecero, un regidor del I. ayuntamien-
to, y el señor secretario del señor Prefecto, Lic. D. Fran-
cisco Arciniega. El sumo prelado acogió á la comision con
la bondad que le es genial, y le concedió inmediatamente.
la gracia que solicitaba. Esta feliz idea de impetrar para
ESCUELA DE TACUBAYA. 383:
kescutla:las bendieiones. de Su Illma., se la éugirié al de-
for Prefecto la noticia .que tavo de que:et limo. Sr. .arfo--
bispo se proponía pasará Tacubaya 4 administrar el sacras
mento de la Confirmacion.
Séanos- lícito, en premio de nuestra gratitud, haaer
per un momente una corta digresion sobre las eminentes,
prendas que adornan al lHmo. Sr. arzobispo de México, .
D. Lázaro de la Garza y Ballesteros. Más que ningun pre»
lado, se merece la denorainacion de an/squd homo virtute
ec fide (hombre de una virtud como de una fé antigua. )
Es ilustre ciertamente, pero mas bien por la eminencia de:
sus virtudes y la superioridad de sus talentos, que por la:
importancia de su ministerio. Es un hecho confirmado, .
que el interés que inspiran los hombres grandes se esparce:
sobre todo el siglo que les vió nacer; y en medio de las:
torbulencias que nos agitan de continuo, ha sido uma gran.
fortuna: para México que ocupara la silla arquiepiscopal un .
prectaro varon en que se encuentran personificades la pas:
y la concordia.
El Himo. Sr. arzobispo ha tenido la: suerte: de vivir:
casi siempre, fuera del círculo de atraccion que traza el
torbellino de las sociedades, en.que generalmente las ak.
mas bien formadas en breve pierden su energía. : ha pasado:
casi su vida en la soledad de las provincias, en la cual fer»
mentó en él, se puede decir, el espíritu de caridad que so-
bremanera le anima. Concentrado la mayor parte de su:
vida en el retiro, con el amor al estudio, su talento y unas:
costumbres:puras, adquirió esta constancia. de meditacior:
que ha conservado siempre, con el feliz hábite de refle-
xionar y de juzgar. Consagrando todos los momentos de:
su vida al estadio inmenso de la religion, de continuo se
dedicó al espirita de su estado, y nunca á. tos medios de
llegar á los altos honores que la: Iglesia tiene. reservados à.
los ministros que la honran.. |
356 1854
Estos son los elogios que se merece el Illmo. Sr. ar-
zobispo, y al tributárselos, no lastimarémos mas que su
humildad proverbial, pero nunca las. convicciones que ca-
da uno tiene de las muchas virtudes que le adornan.
El dia 4 de este mes, de felices recuerdos para los ta-
cubayenses , el Illmo. Sr. Arzobispo, acompañado de su
secretario el señor licenciado Don Joaquin Primo de Rive-
ra, de su mayordomo el señor licenciado Don Francisco
Villar y Bocanegra, del señor maestro de ceremonias y de
solo un familiar, se presentó en la villa de Tacubaya, se-
guido únicamente de la Comision que le habia ido á espe-
rar mas allá de Chapultepec. Arcos de flores se hallaban
formados en todo el camino, y Su llima. llegó 4 la parro-
quia á cosa de las ocho y media de la mañana. Allí fué re-
cibido, segun es costumbre, debajo de palio, por el bon-
dadoso cura de la villa, el señor Chica y Gaitan, y por el
simpático párroco de Mixcoac el señor Don Antonio Bai-
jez; y se celebró una misa cantada, en la que el señor cu-
ra de Tacubaya pronunció un elocuente sermon, en que
hizo resaltar los méritos innegables del sacramento de la
Confirmacion que Su lllma. se dignaba venir á adminis-
trar. La iglesia estaba completamente llena, y los pobres
con sus niños en los brazos, estaban ansiosos de alcanzar
la gracia del sacramento prometido.
Terminadas las confirmaciones, el Illmo. Sr. arzobis-
po se dirigió hácia la casa de su antiguo amigo y condis-
cipulo, el juez integro D. Cayetano Ibarra, no habiendo
querido admitir el convite que anticipadamente le habia
suplicado aceptara el señor Prefecto. Quiso en este dia Su
lllma. pagar un tributo merecido à la sincera amistad que:
le une con un predilécto compañero de estudios,
‘ En la puerta. de la parroquia se hallaba formada la
guardia de honor que le corresponde por ordenanza al Ill-
mo. Sr. Arzobispo : la componia. parte del brillante batallon.
ESCUELA DE TACUBAYA, 357
‘de Tulancingo, de que es coronel el señor Don Joaquin
Orihuela y teniente coronel el señor Don Miguel Camargo,
gloriosamente mutilado en la guerra de los americanos.
‘ Conociendo el señor Ibarra cuán poco amigo es Su
Illma. del fausto y de las grandes concurrencias, tan solo
habia reunido en su casa un muy corto número de amigos
suyos íntimos, en el cual se contaban el señor general Don
Manuel Andrade, el señor cónsul de Venezuela Don Nar-
ciso Martin, el señor licenciado Castañeda y Nájera, el se-
ñor coronel Don Agustin Ricoy, los señores curas, el señor
Prefecto de Tacubaya, y algunos miembros del Ayunta-
miento.
Todos al ver á Su lllma. complacido, experimentaban
la dulce satisfaccion que se esparce naturalmente en los
ánimos, á presencia de un prelado, emblema de todas las
virtudes. En la mesa se sentó el Timo. Sr. Arzobispo entre
su buen amigo el señor Don Cayetano lbarra y el señor
Prefecto. Acostumbrado Su Illma. à una vida alimenticia
casi de anacoreta, comió muy poco, segun lo tiene de cos-
tumbre; pero su semblante bondadoso, en que está retra-
tada la quietud de su alma, expresaba claramente el con-
tento ascético que interiormente resiente Su llima. cuando
acaba de cumplir con uno de los sublimes actos de su sa-
grado ministerio.
Despues de la comida, se retiró Su Illma. un momento
á descansar de lo mucho que sin duda se habia fatigado
desde las ocho y media de la mañana, hasta cerca de la
una de la tarde, hora en que salió de la iglesia. A las cua-
tro, el Sr. Prefecto acompañado del 1. Ayuntamiento, del
Sr. Juez de letras Lic. D. Manuel Villamil, de los Sres. je-
fes y oficiales de la guarnicion, y de otras personas nota-
bles de la poblacion, se presentó de nuevo en la casa del
Sr. Ibarra, donde en breves palabras, dió á conocer su
agradecimiento por los muchos favores que Su Ilima. se
-358 1854
.dignaba dispensar à Tacubaya. Contesté Su Illma. al señor
Prefecto con visible enternecimiento, diciéndole que siem-
pre estaria dispuesto á haeer para la educacion de la ni-
-ñez, cuanto dependiera de él, sea en lo temporal, sea en lo
espiritual. Esta promesa tuvo su pronto verificativo en la
graciosa concesion de indulgencias que hizo à favor de los
que trabajaban de faena en la construccion de la escuela,
.de los que contribuian con algun donativo, y de los que
cooperasen de alguna manera ; las cuales indulgencias ha-
bian sido solicitadas por el Sr. Prefecto, como premio de
los trabajos del pueblo.
Toda la comitiva se dirigió hácia el lugar donde se
está fabricando la escuela, y en donde se habia improvisa-
do un salon cubierto con vela. En todos los andamios bri-
llaban los colores nacionales, que si bien recuerdan algunos
azares tristes, tambien traen á la memoria dias de gloria
mas venturosos. ¡Las mismas águilas del gran Napoleon
no siempre fueron victoriogzas!...
En este tosco salon se encontraban reunidas todas las
señoras de Tacubaya, y en una mesa se hallaba adornada
con flores y listones de varios colores, la piedra de cante-
ría que tenia la suerte por su órden arquitectónico, de re-
. Cibir las bendiciones del venerable prelado.- Concluidas las
oraciones que deben penetrar hasta la misma piedra, el
Sr. Prefecto, el Sr. D. Narciso Martin, cónsul de Venezue-
la, el Sr. Lic. Castañeda y Nájera, y el Sr. juez D. Caye-
tano Ibarra, seguidos del lllmo. Sr. Arzobispo, llevaron
la piedra al lugar que le estaba destinado, y donde cuida-
dosamente la colocó el apreciable auxiliar de Tacubaya, y
- maestro de obras, D. Pedro Vazquez. Miéntras duraba esta
operacion material, el lllmo. Sr, Arzobispo dijo otras ara-
ciones que son las que consolidan las obras perecederas de
los hombres. |
. Despues de estas ceremonias, el' Ilmo, : Sr. Arzobispo
ESCUELA. DE TACUBAYA. 35
tuvo la bondad, caminando por un suelo desigual y resba-
4adizo , de bendecir el cimiento longitudinal que se habia
abierío, sin atender en lo mas mínimo á la fragosidad del
tersene que pisaba,
Vuelto: Su llima. en frente del salon donde se hallaban
sentadas todas las señoras, tuvo la suma complacencia de
dar un paseo eircular para darlas á besar el anillo pastoral
«que brillaba en su venerable mano.
De allí, Su Jllma. tomó de nuevo el camino de la isle-
sia, donde le aguardaba con ánsia una multitud de pobres
ue se habian retardado, y que solicitaban para sus hijos
el sacramento deseado de la Confirmacion. Con el mismo
fervor evangélico, y no acordándose ya del cansancio de la
“mañana, administró Su Illma. el sacramento de la confir-
macion, en medio de la mas incómoda apretura, compa-
ñera obligada de estas funciones religiosas,
Hasta las seis de la tarde se prolongaron los. trabajes
árduos de Su lllma., sin que en su apacible cara se notara
la menor señal de impaciencia que su corazon religioso no
«CONOCE,
A esta hora tuvo la poblacion el dolor de ver despe-
-dirse de ella al mas cumplido de los pastores de la Iglesia,
que le dispensó el inefable favor de pasar todo un dia en
una villa, cuya memoria agradecida nunca pondrá en olvi
do el grato recuerdo de su inapreciable visita.
Al lustre de esta funcion que tuvo lugar el dia 4 de
-este mes, siendo el segundo de la fundacion de la escuela,
contribuyeron durante todo el dia las músicas de Atzcape-
zalco, Tacuba, batallon de Tulancingo y la muy selecta de
los Granaderos, con que el apreciable coronel de este cuer-
po, el Sr. D. Agustin Zires, quiso obsequiar 4 su Íntimuo
amigo el Sr. Prefecto.
Tambien en este dia verdaderamente venturoso para
Tacubaya, el Sr. D. Manuel Escandon, presidente del Hus-
360 , 1854
tre Ayuntamiento de la villa, se ofreció graciosamente &
costear toda la cantería que podia exigir la escuela de ni-
ños, de que es muy debidamente el generoso padrino.
Otro incidente vino en la tarde del domingo, dia 7 de
este mes, á completar para la escuela futura, la era en que
habia entrado bajo tan sagrados auspicios.
Más de trescientos niños de las escuelas de beneficen-
cia de México, con el Excmo. Sr. general D. Ignacio Sierra
-y Rosso, sus dignos profesores, el señor cura de Tacuba-
ya y una comision del I. Ayuntamiento à la cabeza, vinie-
ron al són de la música de Mixcoac, à ofrecer, como dona-
tivo á la escuela naciente de la villa, la cantidad de cien
pesos con que querian contribuir para su construccion.
- Estos amables niños, cuya presencia enternecia, y ve-
.bidos à pié desde México para un objeto tan loable, se co-
locaron en ala al rededor del salon formado sobre el terreno
mismo de la escuela ; y allí uno de ellos entregó la ofren-
da al Sr. Prefecto, quien aguardaba, con todo el A yunta-
miento formado á su lado, el caritativo maná que México
se dignaba mandarle.
En seguida el mismo niño se subió à la tribuna puesta
en medio del.salon, y allí pronunció con voz clara, pero
conmovida, un breve discurso que en muchos ojes hizo
asomar lágrimas de enternecimiento.
Inmediatamente, el jóven Delahanty, discípulo de la
escuela fundada en Tacubaya por el eminente profesor don
Juan Montero, dijo un discurso que agradó mucho, y con
la misma desenvoltura con que lo pronunciara el mismo
maestro.
- Tocóle su turno à uno de los niños de la escuela mu-
nicipal dirigida con tanto tino por el señor preceptor don
José María Vera. Ocupó la tribuna el jóven Naranjo, quicn
dotado de una memoria no comun, pronunció un discurso
bastante largo y que se hizo notar por su elegancia, sin
ESCUELA DE TACUBAYA., 361
turbarse ni una vez, y marcando las frases de la oracion
con pausas muy propias.
Despues de las palabras siguieron las obras : y todos
estos interesantes niños de las escuelas de beneficencia de
México, se precipitaron alegremente en pos del Sr. Prefec-
to y de toda la poblacion, à recoger en los campos vecinos
las piedras destinadas á la escuela.
- Todas las señoras de Tacubaya, la benemérita tropa
toda, con sus oficiales á la cabeza, y los vecinos principa-
les, concurren à porfia 4 estas faenas hebdomadarias; y
muy pocos se eximen de un trabajo tan noble en sus fines,
y tan transcendental para el porvenir.
En la última faena de este dia, que consistió en reco-
ger las piedras que en todas las tardes de la semana aco-
pian como hormigas los niños de la escuela municipal, se
despidieron en medio de los vivas de la poblacion, los ni-
ños de las escuelas de México; y guiados por sus merito-
rios profesores, tomaron de nuevo y á pié el camino de la
capital, despues de haber conquistado las simpatías de todo
Tacubaya, que les vió alejarse con el mayor sentimiento.
¡ Dios quiera que México deje para siempre la senda
de las revoluciones, que á nada conduce, para seguir la de
los adelantos que, muy en pequeño, presenta la villa de
Tacubayal!... Esta mansion privilegiada de $. A. $. aguar-
da de ella una proteccion que se esfuerza cada dia en me-
recer.
ERNESTO Massox.
ye2 1854
VOTO DE GRACIAS À $. A. $.
El que dan hoy à S. A. S., tanto el ilustre Ayunta-
miento de Tacubaya, como todos los habitantes de la villa,
está dictado por la gratitud mas sincera.
Nos parece oportuno dar á conocer sucintamente las jas-
tas razones que han motivado el muy debido voto de gra-
cias que tributamos ansiosos á S. À. $.
En tiempos anteriores, y de tristes recuerdos para la po-
blacion, un miembro del Ayuntamiento de aquella época,
infiel á su mision, y echando sin duda en olvido las Orde-
nanzas municipales, que le obligan á multiplicar las vías
de comunicacion y á conservar las que existen, tuvo la
culpable idea de prestarse (à pesar de la opesicion soste-
nida del pueblo) 4 que se enagenara una de las principales
calles de Tacubaya, à favor de dos personas de alta cate-
gorla.
Una de ellos solicitó de la autoridad local y de los reli-
glosos de San Diego, dueños del terreno de la calle, que se
le cediese una parte de ella y la hermosa plazuela que se
halla en uno de sus costados, en premio de un pequeño
puente que hiciera en un barrio. Esta pretension la fundó
en la necesidad que tenia de un terreno amplio, para dar
cima al proyecto que habia formado de mejorar la raza
caballar, lo cual nunca se llevó 4 cabo.
En vano todos los vecinos se manifestaron hostiles hácia
una medida que privaba á los barrios de San Miguel y San-
tiago de la comunicacion que por la calle mencionada te-
nian con la parte alta de Tacubaya y las lomas de la misma
villa; el negocio se consumó.
Poco despues, la otra persona que en la República ocu-
paba la posicion mas elevada, al ver la calle vuelta un ca-
llejon, por la pared con que en su mitad se habia cerrado,
VOTO DE GRACIAS AS. A. S. ‘#63
anduvo tambien solícita, mediante algun dinero, en con-
.Seguir dicho callejon, con el fin de establecer allí un cuar-
tel. Este último proyecto tampoco tuvo jamas su verifi-
-cativo. |
¡Por lo dicha se ve, que el uso de la callé y de la plazuela
. (que databa de mas de ochenta años) se suprimió, sin que
minguna de las personas citadas aplicase el terreno adqui-
rido à los objetos señalados ántes.
Cuando el pueblo de Tacubaya con el mayor órden, yá
presencia del señor Prefecto, del ilustre Ayuntamiento y de
tedes los auxiliares de los barrios, procedió 4 derribar las
-paredes que. obstruian el paso de la calle, no vió sin asom-
bro, que unas malezas casi impenetrables la llenaban en la
-mayor parte, y. que la plazuela habia quedado enteramente
-escampada, sin que de ambas cosas hubiesen sacado pro-
‘vecho alguno las dos personas que tanto las habian ape-
:tecido. o
S. A. S., prestando oido á las quejas fundadas del pue-
blo de Tacubaya, por el cual ha manifestado un interes,
que este trata de merecer, dió órdenes terminantes para
que.se abriese de nuevo una calle, cuyo tránsito era tan in-
-dispensable para llenar las necesidades del pueblo.
Dignese, pues, S. A. $., recibir por el órgano de la
prensa el testimonio de verdadero agradecimiento que eter-
namente le profesará una poblacion que se ha servido dis-
tinguir con sus honrosas simpatías. Siempre Tacubaya se
manifestará celoso de conquistarlas, siguiendo la via de
progreso que, en todos sus actos, ha trazado la mano pro-
vidente de $. À. S.
Tacubaya, julio 6 de 1854. — José A. Torrens, pre-
'fecto interino; Manuel Naranjo, presidente interino; Fran-
cisco Aldana, regidor 3”; Ernesto Masson, 4” regidor;
Francisco Ascorve, 5° regidor; José Salazar llarregui, 6°
regidor; Manuel Guadarrama, 7* regidor; Cecilio Zapata,
364 o 1854
síndico; Francisco Martinez, secretario; Luis (Gomez,
.juez de paz por Mixcoac; Manuel Villamil; José María
.Piza, juez de la 2.* seccion; G. Martinez, juez de la
2.* seccion; J. Manuel Garcia; Francisco Castro, alcalde
auxiliar de la 4.* seccion; Pedro Vazquez, alcalde auxi-
Jiar de la 1.* seccion; Angel M. del Puerto y Vicario,
receptor de rentas; Narciso Arellano, alcalde auxiliar de
la 2.* seccion; Nicolas Sandoval; Felix Sandoval; Fernando
Pagaza, auxiliar de la 2.* seccion; Múcio Gutierrez; Ma.
riano Setin, auxiliar de la 2." seccion ; Eugenio Viadas, al-
calde auxiliar de la 2.* seccion; Jacinto Varela, auxiliar de
-policía ; Maximino Vazquez, alcalde auxiliar de la 2.* sec-
cion; José Vera; Florencio Cano, administrador de rentas
estancadas y tesorero municipal; Juan E. Montero; Luis
.Sanchez ; Francisco Argumosa ; José María Ruiz Hernandez;
-Tomas Torres; Vicente Delgado ; José Maria Velazquez ;
José María Iglesias; Pedro Villegas; Vicente Lazcano;
Ignacio Orosco; Longino Castillo ; Canuto Paneagua ; Fran-
cisco Vallejo ; J. E. Lopez; Antonio Elguea; Santiago Car-
reño; José María Cardoso; Victor Orosco; Luis Mereles;
Hipólito Lozano; Cipriano Cisneros ; Mauricio Uribe; Hila-
rio Hernandez; Mateo Camacho; Pablo Ambris; Juan Cha-
varría; Basilio Medina; Pedro Cervantes; Manuel Chavez;
Pedro Reyes; Juan Medina; Ignacio Vazquez; José Casta-
ñares; Dionisio Ramos; Ignacio Lopez; Felipe Millan ; Mi-
- guel Maldonado; Mariano Buenavista; Márcos Martinez;
Vicente Villegas; José María Cortes; Trinidad Rodriguez;
Julio Nájera; Cárlos Garcia, auxiliar de policía; Trinidad
Arce, auxiliar de la 2.* seccion; Juan Ambris; J. Luis
Córdoba; Francisco José Elguea ; Francisco Sanchez; Za-
carías Suarez; Donaciano Buenavista; Nicolas Tinoco y
Mijares; Vicente de Gorostiza; Juan Espinosa de los Mon-
teros; Arnaldo Drummond; Lorenzo Vizcaya de Lobo;
Lic. Francisco de P. Arciniega, secretario de la prefectura.
ESCUELA DE TACUBAYA. 365
Faltan aquí los nombres de muchos pobres, que' por.
desgracia no saben firmar, 6 que sus trabajos fijan en el
campo á distancia de la villa,
ESCUELA DE TACUBAYA.
En Universal. — 17 marzo de 1854.
. Bajo este rubro acaba de remitirnos el apreciable Mr.
E. Masson el artículo que nos apresuramos á insertar en
seguida, y que se refiereá los esfuerzos hechos por las dig-
nas autoridades de Tacubaya en favor del bienestar físico
y moral de aquella poblacion. Muy de elogiarse es la con=,
ducta del Sr.- Prefecto, coronel D. Ignacio Carranza, que:
por medio de sus instigaciones y de su ejemplo, ha logrado:
se ponga mano á la construccion'de un edificio destinado à.
la escuela primaria, y no ménos deben ser elogiadas; las
personas todas que le ayudan ‘en su benéfica tarea. Nos-
otros escitamos la caridad y el patriotismo de las personas
que, si bien residen por lo general en México, poseen fin-
cas en Tacubaya, à las cuales se retiran en ciertas épocas.
del año : nada gravoso seria en nuestro concepto, á dichas
personas, reunir por suscricion una cantidad de dinero que.
se podria aplicar á la construccion de la escuela, acele-.
rando de este modo el término de la obra y el principio de.
los buenos resultados que debe producir al vecindario de.
Tacubaya.
El artículo de Mr. E. Masson dice :
» L'enfance c'est l'avenir. »
La infancia, no lo dudemos, es el porventr de un país.
Una ' generacion empuja á la otra; y logrando dar 4 la ni-:
ñez uña impulsion acertada, la faz de las naciones cambia:
y los puéblos se regeneran. Los hombres al nacer están do-
tadós de buenas y malas inclinaciones; y el mismo J. J.:
Rousseau no pudo sostener en su Emilio, la paradoja con .
386 - * 1854.
que lo: empezó, diciendo : « todo está bien al salir de las
manos del Autor de las cosas; todo degenera en manos del
hombre. » A poco despues, este filósofo confiesa que : «en
el estado en que se encuentran hoy las cosas, un hombre
abandonado à st mismo, sería entre los demas, el mas des-
ñ gurado de todos. »
Lo mismo que con el cultivo se mejoran las plantas; con
la educacion, la infancia toma un giro muy diverso del que
hubiera geguido, no obedeciendo mas que à sus naturales
instintos,
Esta necesidad imperiosa, á la par que sagrada de dar
direccion à la infancia, ha sido en Tacubaya, atendida por
las autoridades locales, con un anhelo particular. El ayun-
tamiento de 52 formó el proyecto de edificar en la villa
una escuela para ambos sexos; pero los puestos municipa-
les 4 que son llamados los vecinos que creen mas aptos,
son de-tal manera transitorios, que los que conciben unas:
ideas útiles, apénas tienen el campo suficiente para es-
playarlas, sin que les quede, rara vez, el de llevarlas 4 ca-
bo. Este mal no es mas que una consecuencia dolorosa de
la obligacion que imponen los sistemas de gobierno, qui-
tando & unos para poner á otros, Merced á esta rotacion.
de personas, los proyectos mas bien combinados se malo-
gran; y el pueblo pendiente de un bien que se le promete,
aguarda pacientemente para recibirlo mejores tiempos, co-
mo la golondrina que se despide de su nido, para volver
à él, espera un verano nuevo, así que hayan dejado de rei-
nar los vientos hiperbóreos, enemigos de su cria.
Las casas en Tacubaya, son de un precio poco adecua-
do à las pobrezas habituales de un pueblo escaso de fan-
dos; y ademas, sus dueños se inclinan poco à arrendarlas
para las escuelas municipales, por el temor algo fundado
que les inspiran los inquilinos flotantes que pretenden has:
bitarlas,
A LA
ESCUELA DK TACUBA YA. 3607
Al presenciar estas dificultades, el Ayuntamiento de 59,
que en su Prefecto acaba de revivir, no perdió un solo mo-
mento en esforzarse á dar cima á un proyecto desgraciada-
monte retardado.
Sabido es que las escuelas primarias que datan del año
de 1598, han sido siempre establecidas bajo la inspeccion
immediata de los curas; y desde la época lejana de su for-
macion, todos los pueblos cultos se han desvelado en me-
- jorarlas.
No perdiendo, pues, de vista el Sr. Prefecto, que el Sr.
eura debia tener una intervencion muy directa en la fun-
dacion de la escuela municipal, y queriendo que fuese co-
locada. en el paraje mas cercano á la casa parroquial; el
Sr. Prefecto, repito, solicitó del venerable párroco la licen-
eia prévia de ocupar para su construccion, una parte del
antiguo cementerio que presenta hoy una frente bastante
irregular.
No pudo ménos de acordarse el bondadoso cura de Ta-
cubaya, el Sr. Chica y Gaitan, de las palabras no ménos
bondadosas de nuestro Salvador, cuando dijo : «sinite par-
vulos venire ad me.» (Dejad que los niños vengan á mf);
y al instante, con esta complacencia que le es genial, otor-
gó al Sr. Prefecto, coronel D. Ignacio Carranza, el per-
miso que tanto anhelaba.
Conseguido lo prineipal, que era el lugar mas á propó-
sito para fundar allí la escuela, el Sr. Prefecto, sin pérdida
de tiempo, invitó & todos los vecinos de Tacubaya, ricos y
pobres, y á los auxiliares de los barrios, á una reunion que
se verificó en su casa, en la tarde del dia 2 del actual.
Aunque fuese &mplio el edificio, no cabian en él los con-
currentes. Sentados algunos, y puestos de pié en breve to-
dos, el Sr. Prefecto les esplicó en pocas palabras, y en tór-
minos persuasivos, la necesidad urgente en que se hallaba
Tacubaya, de construir una escuela municipal en un lugar
368. 1854 :
que, cuanto antes, reemplazase el muy insano en que pre-
sentemente se hallaba situada. « Este local, les dijo, va á
« reunir todas las condiciones de higiene tan interesantes
« à la salud de la niñez; no tenemos fondos, es cierto,
« 'Sres,, esclamó con acento conmovido, y por esto nece-
« Sito de la cooperacion de todos ustedes. Al verlos reuni-
« dos me acuerdo con consuelo de la verdad innegable
« que encierran estas palabras: « ¡Lo que el pueblo
« quiere, Dios lo quiere! — ¡Manos á la obra, pues; y
« Contando con vuestra buena voluntad y el socorro de
la Divina Providencia que ya nos bendice, levantemos
«. desde los cimientos esta escuela municipal, donde se
« formarán vuestros hijos à venerar á Dios y à ser útiles à
« su país! — Estos tiernos niños, al acordarse de nuestros
« comunes esfuerzos, conservarán en su corazon Ún re-
«cuerdo grato por sus bienhechores, que perpetuará
« nuestra memoria. Por un beneficio del Altísimo, no ne-
« cesito del sueldo asignado à la prefectura; y una vez
« oùbiertos los gastos de oficina, todo lo cedo gustoso para
« la construccion de la escuela. Las faenas en los pueblos
« han producido grandes obras : ocurramos à ellas, y les
« juro á ustedes que hásta el débil y bello sexo tomará
« parte en ellas. À ún esfuerzo patrio, nadie lo desatiende;
« y seguros de elio, gritemos unidos todos ¡Viva S. À, $.
« el Sr. Presidente, y viva México nuestra idolatrada pa-
« trial... »
« Animados por este discurso, todos à porfia, se ofrecieron
à trabajar de faena en los dias feriados, hasta concluir la
obra. Uno se presenta, ofreciendo tres burros para acar-
rear materiales, otros siete, éste dos carros, esotro cinco..
Se suscriben algunos con mil ladriilos, otros por tres y cuatro
mil. Este se compromete à entregar tepetates 4 dos reales
la docena; y aquel otro que no tiene que dar, ofrece su
trabajo personal y el de todos sus hijos, elc. etc.
2
ESCUELA DE TACUBAYA. 369
Lleno de la mas verdadera satisfaccion, al ver el entu-
siasmo que reina entre todos, el Sr. Prefecto, rodeado de
una parte del Ayuntamiento, se levanta y se apresura en
dar al pueblo de que se ve circundado, las gracias mas ex-
presivas por su conducta digna de los mayores encomios,
y lo cita para la faena del domingo siguiente, 5 de Marzo.
Llegó este interesante dia, y nadie se desmintió. Se ob-
servó desde la mañana, en la plaza de la parroquia, un
movimiento poco acostumbrado antes. Gada uno tomaba la
direccion de los rios, y á poco volvia presuroso con su cos-
tal, allate 6 tompeate, rehenchido con piedras, que iba á
deponer en el lugar del cementerio que los alcaldes auxilia-
res le designaban.
En la tarde del mismo dia, á côsa de las cuatro, salia el
Sr. Prefecto de su casa, acompañado del Sr. cura, del M.
R. P. de San Diego, Fr. Felipe de Jesús de Luna, de los
dignos jefes de la guarnicion y de una parte del I. Ayun-
tamiento. Todos llevaban por distintivo un costal al hom-
bro. Seguian las principales señoras de Tacubaya, guiadas
por la esposa del señor Prefecto, con sus pañuelos en forma
de costal, sin que las arredrasen el calor del dia y el polvo
blanquecino del camino que deslumbra y molesta.
Esta interesante y mixta comitiva, se dirigió alegremen-
te, en medio de los vivas del pueblo, hácia el rio de Xola,
de donde volvió media hora despues con un rico y pesado
botin de piedras. À no ser del mismo material que se acar-
reaba, cada uno se sentia conmovido ánte una escena de
tanto interes. Consumada que fué la faena, el simpático
secretario del señor Prefecto, el Sr. Lic, D. Francisco Ar-
ciñaga, pronunció un elegante discurso, pagando un justo
tributo de gracias al pueblo que le escuchaba, y principal-
mente al bello sexo, que no se habia desdeñado de impri-
mir á esta ceremonia, con su presencia, el sello de la gra-
cia que siempre le acompaña.
24
370 1854
- Al domingo siguiente dia 12, mayor fué todavía la con-
currencia. Todo el mundo se precipitó de tropel tras de
los pasos del señor cura, del señor Prefecto, del R. P. Lu-
na y del Ayuntamiento. La guarnicion, con sus nobles jefes
4 la cabeza, acudió á la faena. Se confundian en el camino
el uniforme militar con el traje civil, y este con la frazada,
que es la capa del pobre.
Existia verdaderamente esta fraternidad que ya no re-
movia recuerdos funestos. En esta tarde se hicieron dos
viajes al son de la música, que vemida de Tacuba se habia
prestado à redoblar la alegría general. En el intermedio
de las dos faenas, el Sr. profesor D. Juan Montero elevó
la voz y pronunció una arenga en que ensalzó con particu-
laridad los esfuerzos del”bello sexo, que presta tanto en-
canto á los que hacemos para atravesar la vida. Fué de lo
mas galante el discurso del Sr. Montero; y centellearon en
su oracion algunas figuras de retórica, que colorearon por
momentos á las muchas que le cercaban.
Llenado à cerca de las siete el deber de las faenas, se
formaron en la alameda varias cuadrillas, y se bailó hasta
las ocho y media de la noche, sin que se acordase nadie
del cansancio, consecuente á los trabajos de la tarde.
No faltaron, como nunca faltan, algunas gentes de as-
pecto ceñudo y desdeñoso, que mirasen aquel alborozo ge-
neral (en vista del matiz de los trajes) como una cosa in-
digna, sin duda, de su esclarecido linaje. Afortunadamen- -
te aquellos señores, al encerrarse en el circuito de preten-
siones que se han trazado, no hacen gran mella en el espí-
ritu público : viven las mas veces sin dejar rastro de su
paso en la vida; y van à descansar, 6 no, en la otra, don-
de tan solo se cuentan las obras buenas, y no la mofa poco
acertada que se hace de ellas en esta. En cuanto á la no-
bleza de la cuna.... no hay otra mas incuestionable que la
de un pesebre...... allí nació Nuestro Señor, — E. M.
3H
ESCUELA DE TACUBAYA.
El brillante batallon de los Granaderos de la Guardia de
S. A. S. se dirigió anteayer, domingo, hácia Tacubaya,
para celebrar allí el grato aniversario de.la bendicion de
su bandera. El hacendoso Prefecto de dicha villa, benemé-
rito coronel D. Ignacio Carranza, à quien liga con el Sr.
general Zires que dignamente manda.el cuerpo, una amis.
tad de muches años, proyectó desde luego sacar partido en
favor de su escuela, de los esfuerzos que siempre se halla
dispuesta à hacer la noble tropa mexicana, cuando se le
INVOCA.
En la tarde del sábado, el señor Prefecto pasó al ¡lustre
Ayuntamiento de Tacubaya, una invitacion-para que se le
reuniese el domingo, á las siete de la mañana, para ir á
recibir al batallon de los Granaderos, á su entrada en la
villa; y el activo coronel de Guias de & pié de $. A, S. se
convino con él, en adelantarse hasta Chapultepec para ob-
sequiar á sus compañeros de armas,
En efecto, desde las seis de la mañana, bajó de las altu-
ras de S. Diego, al son de su música el cuerpo de Guias,
con su gallardo coronel à la cabeza, el Sr. Perez Gomez, y
breve se trasladó al punto de su destino. Habiéndose 4 poco
presentado el batallon de Granaderos, ambas tropas frater-
nizaron y tomaron juntas el camino de Tacubaya, donde
las aguardaba, á poca distancia de la Condesa, el Sr. coro-
nel D. Ignacio Carranza, acompañado del ilustre Ayunta-
miento.
Tacubaya, como nunca, presentaba un aspecto de alegría
universal ; la calle principal estaba nublada de gente para
ver entrar à los dos batallones, que desfilaron con un órden
admirable delante de la prefectura, llenando muy en breve
la iglesia y el comentario de la parroquia, donde se cantó
372 4954
una misa en que ofició el bondadoso cura Chica y Gaitan,
La ceremonia fué larga; y à pesar del cansancio de los
Granaderos, y del desvelo de los Guias que desde las 4 de
la mañana ya estaban en pié, no se notó cn sus marciales
semblantes la menor señal de impaciencia.
Terminada la funcion religiosa à la una y media de la
tarde, las tropas, unas en su cuartel, y otras en medio de
la graciosa alameda, acudieron & su ranchos, que un ejer-
cicio de mas de nueve horas habia hecho muy necesarios.
A las cuatro de la tarde, el Sr. Prefecto con todo su
Ayuntamiento, y á los gritos de viva S. A. S., emprendió
con los dos cuerpos unidos la penosa fanea del acarreo de
los tepetates para la escuela, que se hallaban en una can-
tera sita à media legua de la poblacion. A pesar de la distan-
cia, y de la poca lluvia que empezó á caer, una multitud
inmensa, en medio de retumbantes vivas, y de la mas fra-
ternal algazara, se unió ccn la tropa que guiaban sus dignos
gefes, para ir á traer los materiales indicados.
Presentaba una vista hermosisima la verde y animada
loma de Tacubaya, donde sin confusion, ondeaban las vis-
tosas hileras de la benemérita tropa, á quien el pueblo vic-
toreaba en el tránsito. No tardaron mucho en Jlegar todos
& las canteras ; y cada soldado, lo mismo que los Sres. ofi-
ciales, arrebataron con ligereza un pesado tepetate de me-
dia vara, que cargaron en hombros, con una incomodidad
indecible, haciendo otro tanto el mismo señor Prefecto, el
pueblo en masa, y algunos miembros del ilustre Ayunta-
miento que le acompañaban. |
Una hora despues volvieron, precedidos por las músicas,
los granaderos y los guias, & quienes victoreaban todos los
asistentes, Depositados los tepetates en el lugar de la escue-
la, se formó la tropa con la mayor presteza, y reunidos los
Sres. oficiales de ambos cuerpos, recibieron de las pulidf-
simas manos de las principales señoras de Tacubaya, unos
ESCUELA DE TACUBAYA. 373
vistosos ramilletes, cuyos suaves colores se matizaban ga-
lantemente con los honrosos distintivos que condecoraban
sus pechos.
En seguida, el muy simpático Señor Lic, Don Francisco
Arciniega, juez de letras interino del partido, en un dis-
curso improvisado que le dictó su corazon, dió las gracias
mas sinceras á toda la tropa y á su complaciente oficialidad
à nombre de toda la poblacion y de las autoridades, por el
servicio que habian consentido en prestarles; y victoreada
por él S. A. S., lo mismo que los cuerpos de Granaderos y
de Guias, bajó de uno de los bancos de la alameda que le
habia servido de tribuna, en medio de los aplausos generales.
La animacion era universal, y despues del discurso pro-
nunciado, el señor general Zires victoreó, animoso tambien,
à S. A. S., al bello sexo, 4 la poblacion, 4 las autoridades
municipales, al cuerpo de Guias y à su coronel, quien inme-
diatamente contestó à todos cstos victores con el mayor en-
tusiasmo.
Era llegada la hora de partir, y la tropa desfiló con un
semblante satisfecho, delante de las señoras que, al pasar
la regaban con flores. Así se terminó esta funcion militar,
en espera de otras, donde sabrá la tropa recojer laureles,
como supo merecer unas sencillas flores, 4 que su digno
comportamiento se hizo tan acreedor.
Merced & estos generosos esfuerzos, la escuela de Tacu-
baya, que su padrino, liberal en extremo, el Sr. D. Manuel
Escandon, por el departamento que le toca, ha colmado de
ofrendas cuantiosas, sigue progresando con admirable ra-
pidez, y el señor Prefecto, coronel D. Ignacio Carranza,
por su empeño de todas horas y de todos los dias, en su
construccion, como por sus disposiciones gubernativas, es
muy digno de ocupar el alto puesto con que S. A. S. se ha
servido honrarle, con su acostumbrado acierto.
E. M.
$714 . 1854
ESCUELA DE TACUBAYA.
Impelido tan solo por la gratitud, y á nembre del 1.
Ayuntamiento de Tacubaya, á que tengo el honor de perte-
necer, publiqué el 26 del mes próximo pasado en el Siglo
XIX, que generosamente me abrió sus columnas, el arti-
ento anterior, en que ensalcé como era justo la noble conduc-
ta de dos cuerpos del ejército mexicano. |
Me apresuré en remitir, para los señores oficiales supe-
riores, tres ejemplares de este apreciable periódico, tanto
al señor general D. Agustin Zires que tan dignamente man-
da el batallon de los Granaderos de la Guardia de S. A. S.,
como al cumplido coronel del cuerpo de Guias de & pié de
la Guardia de S. A. S., el Sr. D. Luis Perez Gomez.
Estos dos dignos gefes, que se distinguen no solamente
por su pericia militar, sino tambien por su finura, me di-
rigieron inmediatamente, en premio del triste obsequio que
les hacia, las siguientes cartas, que me es grato reproducir,
y en donde brillan los sentimientos mas generosos,
Estos sacrificios pacíficos que presta la tropa, y que no
retumban con los estruendos del cañon, no son, à mi en-
tender, ménos útiles á la patria, que los que en holocausto
ofrece su vida. ¡ Ojalá y constáran en las hojas de servicio
del ejército mexicano muchos como el que acaba de mere-
cer Tacubaya, de los nobles batallones de Granaderos y de
Guias de la Guardia de S. A, $. !
« Sr, D.'Ernesto Masson.-——S. C., Setiembre 28 de 1854.
— Apreciable señor:-—Con la mayor satisfaccion me he im-
puesto de su atenta del 26, en la cual me manifiesta el agra-
decimiento del I. Ayuntamiento de Tacubaya, por el muy
corto servicio que el batallon de mi mando pudo prestar el
ESCUELA DE TACUBAYA. 375
24 del presente, en beneficio de la juventud de esa pobla-
cion.
«El servicio que el cuerpo prestó es positivamente insig-
nificante, respecto de la grande voluntad y adhesion que
lo animan para las autoridades y vecindario de esa villa, y
fué extraordinariamente recompensado con las demostra-
ciones de aprecio y júbito de todos los habitantes y de la
1. Corporacion, que hizo constar en su historia el recibi
miento satisfactorio que les merecimos. .
« He recibido los tres ejemplares del Siglo XIX, y he
hecho la distribucion que usted me previene.
«Suplico á usted demuestre à la I. Corporacion 4 que tan
dignamente usted corresponde, la gratitud del primero al
último del batallon de Granaderos, y que no perdonarán
medios para contribuir de cuantas maneras les sea posible,
á las benéficas mejoras que continuamente ustedes pro-
mueven. »
« Usted ordene á su afmo. servidor y amigo Q. S. M. B.
AGUSTIN ZIRES.
« Los gefes y oficiales de este batallon han leido con sa-
tisfaccion y orgullo los encomios que V. S. en nombre de
la corporacion á que pertenece, se ha dignado dispensarles,
en su atenta comunicacion, fecha 26 del que cursa, y en el
artículo publicado en el Siglo XIX, del cual me incluye
tres ejemplares, à los que he dado el giro que Y. S. me en-
carga. Y como gefe principal del cuerpo, es de mi deber
dar á Y. $. y à esa I. Corporacion de que es digno miem-
bro, las gracias en nombre de todos mis subordinados, pro-
testandole que este cuerpo está y estará siempre dispuesto
á contribuir con sus esfuerzos materiales y con cuantos es-
tén en su mano, al engrandecimiento de esta ciudad, y de
376 1854
cualquier otro punto de la nacion á que el supremo gobier-
no se digne destinarlo. |
« Tengo el honor de decirlo á Y. S. en respuesta 4 su
enunciada comunicacion de 26 del que cursa,
« Dios y libertad. Tacubaya, Setiembre 28 de 1854. —
El coronel, Luis Perez Gomez.—Sr. regidor del I. Ayun-
tamiento de Tacubaya Don Ernesto Masson.» '
Ernesto Masson.
CAMINO DE TACUBAYA.
Er HeraLDO.—16 de octubre de 1854.
En la última sesion de la Sociedad de mejoras se pre-
sentó la siguiente proposicion, cuya parte resolutiva fué
unánimemente aprobada.
El hombre debe consagrar al ménos un poco de sutiem-
po al bien procomunal, y de aquí sin duda surgió el pensa-
miento de formar esta Sociedad, que dedica un par de ho-
ras cada semana para promover las mejoras que en todo
sentido ocurran à sus individuos, siempre que por la mayo-
ría se juzguen de algun provecho. Pero de todos modos,
el socio que propone cualquiera medida, & su juicio bené.
fica, está en su derecho y cumple con el deber que se ha
impuesto. Esto es tan cierto, que quizá algun dia pensará
la Sociedad en alguna distincion para aquellos de sus miem-
bros que hayan sido mas fecundos en discurrir sobre la re-
duccion del mal y el ensanche del bien, y no seriá remoto
que quisiese tambien determinar que aquel de sus indivi-
duos que nunca hubiese presentado ningun proyecto, le sea
recogido el diploma y quede borrado de la lista de los só-
cios. Si en tal concepto, el que suscribe, por la cortedad
CAMINO DE TACUBAYA. 377
de sus alcances, no podria aspirar á ser de la clase de los
primeros, tampoco quiere contarse en el número de los se-
gundos, y por eso de cuandu en cuando, poniendo en la
prensa de sus buenos deseos la pequeñez de su ingenio,
procura pagar el pobre contingente de sus ideas à esta ilus-
tre Sociedad.
Al efecto, llamaré su atencion esta vez, sobre el estado
en que se halla el camino de Tacubaya dentro de la misma
poblacion. Tacubaya, como sabe la Sociedad, es un lugar
delicioso y lleno de atractivos; residencia muy frecuente de
la autoridad suprema ; punto donde se encuentran reunidos
como en competencia, los placeres del campo con el fausto
y comodidades de la córte. Debe su ventajosa y pintoresca
situacion á la circunstancia de ser un cabo de suelo firme y
primitivo, que introduciéndose dentro del pantanoso valle
de Méjico, ofrece una salubridad y marca una tan notable
diferencia de temperatura, que parece increible á la distan-
cia de cuatro millas escasas de esta capital. Bien mereció
pues Tacubaya ser elegido para la reunion de un congreso
continental, bien merece la celebridad histórica que tiene y
la predileccion con que es mirado por nacionales y extran-
jeros.
Pero allí, en medio de tanta importancia, al atravesar
los suntuosos palacios y los bellos jardines, es preciso ha-
cerlo por entre el fango y atolladeros en que está convertida
su principal calle, su calle real; tránsito indispensable de
todo el que va y de todo el que viene, de las diligencias de
Tacubaya y Morelia y del crecido tráfico que mantiene con
Méjico todo ese rumbo. Y no se crea que aquel incómodo
lodazal es debido à la naturaleza del terreno, no; fuerza es
decirlo, es obra exclusiva de la desidia y del abandono. Los
derrames de las fuentes y las aguas llovedizas se extienden
libremente por la calle, y los terreros que arrastran en su
curso quedan depositados allí mismo conforme va suavi-
378 1854
zándose la pendiente que.baja de San Diego y Cartagena,
hasta formar un médano continuamente reblandecido por
el agua que baja, y por la que con sobrada abundancia,
derrama una pileta continuada en el ángulo que furma la
callejuela casi intransitable, que conduce á la parroquia.
Asi es que ni en tiempo de seca desaparece el atolladero,
aunque si se reduce mucho; pero para dar lugar á otroin-
conveniente de mayor tamaño por la grande molestia que
causa. Una vez seco el terreno y remolido por el continuo
tráfico, levanta una espesa nube de polvo, sudario perpetuo
enque está envuelta la poblacion mas hermosa que tenemos.
Los que viven en Tacubaya ya están acostumbrados sin du-
da á este regalo ; pero los que por mañana y tarde saien de
esta capital para respirar el aire puro del campo, cuidan
un poco mas sus pulmones y prefieren tomar la vista triste
y solitaria del pueblo de la Piedad.
A la salida de la plaza de Cartagena para acá, hay un
trozo de camino como de doscientas varas, perfectamente
construido y que da gusto pasear por él; hace años que se
compuso, y permanece hoy tan bueno como el primer dia.
En vista de tan excelente muestra, ocioso seria tomarse el
trabajo de discurrir sobre la clase de obra que debe ha-
cerse, y por tanto me ceñiré á los medios que pueden adop-
tarse para sacar su costo.
En primer lugar consulto se haga la correspondiente esci-
taliva á nuestro digno consócio, actual Prefecto de aquella
villa, el Sr. D. José Ignacio Carranza, que tantas pruebas
ha dado del gran interés que lo anima para toda clase de
mejoras; manifestándole el deseo de esta honorable Socie-
dad de que se remedie el mal espresado, é indicándole que
en el caso muy probable de que la Municipalidad carezca
de fondos propios, se sirva su señoría, de acuerdo con el
respetable Ayuntamiento, arbitrarlos, nombrando una comi-
sion que acercándose á todas las personas que tienen casas
CAMINO BE TACUBAYA. 379
de campo en el lugar, recabe de ellas una suscricion vo-
luntaria, á que deben estar dispuestos, por cuanto el bene-
ficio les alcanza muy directamente. En-el caso de que este
recurso no fuese bastante, podria imponerse como arbitrio
extraordinario, solo para este objeto, y únicamente por el
tiempo necesario, subir el precio del pasaje de todos los
carruajes de alquiler, en una ó dos cuartillas de real sobre
el valor de cada asiento. Con este gravámen tan insignif-
cante la obra quedaria concluida dentro de pocos dias in-
sensiblemente. En virtud de lo expuesto, pido 4 la Sociedad
se sirva aprobar la siguiente proposicion :
Con insercion del anterior proyecto, escítese eficazmente
al señor Prefecto de Tacubaya D. José Ignacio Carranza,
para que de acuerdo con el ilustre Ayuntamiento de aquella
villa, se arbitren los recursos necesarios para componer el
camino que pasa por la calle Real hasta la hacienda de la
Condesa, con el ramal de la callejuela que conduce á la
plaza de la parroquia.
Méjico, octubre 13 de 1854,
VICENTE SANCHEZ VERGARA.
CAMINO DE TACUBAYA.
CONTESTACION AL HERALDO.
Se leyó con interes en Tacubaya, un artículo intitulado :
« Camino de Tacubaya » que se publicó en el Heraldo del
16 de corriente, en que la Sociedad de mejoras materiales
le ofrece al Ayuntamiento de Tacubaya el eficaz apoyo
de sus consejos, para la compostura de sus caminos.
En el capítulo VI de las ordenanzas municipales, que
trata de los gastos que deben hacerse de los fondos,
en-el ramo de policía, artículo VII, se incluye el de la me-
380 1854
jora y conservacion de las calzadas y caminos QUE NO SEAN
GENERALES, |
Como el camino que pasa por Tacubaya pertenece à
esta última clase, y es general, no le incumbe al Ayunta-
miento de la villa componerlo. Esta obligacion la tiene la
administracion de caminos generales, que dispone para este
caso de los fondos cuantiosos que producen los peages.
El Ayuntamiento de Tacubaya es pobre en extremo, y
sus fondos municipales hoy no ascienden à mas de 294 á
300 pesos al mes, los que alcanzan apénas á cubrir sus
atenciones mas precisas. Si hubiera un sobrante, lo emplea-
ria en la compostura parcial de los callejones de la pobla-
cion que necesitan ampliarse; pero nunca en una obra cos-
tosisima que no le corresponde.
El artículo á que nos referimos, aconseja al Ayunta-
miento acudir á la generosidad, agotada ya, de las perso-
nas de categoría que tienen casas en Tacubaya. Ellas han
contribuido gustosas à la formacion de la alsmeda que im-
portó mas de 9,000 pesos; y hoy, cada uno hace nuevos
esfuerzos para ayudar á levantar la escuela municipal : ¿en
estos momentos, no fuera una imprudencia distraerles con
nuevos pedidos?
Aumentar de un 25 por 100 el precio de los asientos en
las carretelas, como lo aconseja el artículo, seria tambien
una medida que desaprobarian los que diariamente transi-
tan de México à Tacubaya y vice-versa; y este recargo
disminuiria considerablemente la concurrencia habitual de
gentes que tanta vida le prestan à Tacubaya.
Se ve tambien estampado en el artículo á que contesta-
mos, y que se queja del polvo que A la entrada en Tacu-
baya, y en tiempos de seca, envuelve á los transeuntes,
que : «los que viven en Tacubaya, ya están acostumbra-
« dos sin duda á este regalo; pero los que por mañana y
« tarde salen de esta capital para respirar el aire puro del
CAMINO DE TACUBAYA. 381
« campo, cuidan un poco mas sus pulmones, y prefieren
« TOMAR LA VISTA triste y solitaria del pueblo de la Pie-
« dad, etc. »
A esta observacion juiciosa, contestarán los que viven
en Tacubaya, y que con todo, tambien tienen pulmones
que cuidar : que sienten amargamente el deterioro que su-
fre una entraña tan interesante para los de la capital, al
entrar 4 Tacubaya. Lo propio les sucede á los vecinos de
esta villa cuando van á México, tocante á eso del olfato que
atufan las emanaciones nauseabundas de veinte mil atar-
jeas, mas ó ménos rehenchidas que huelen, y no 4 ámbar.
A este hedor y regalo están acostumbrados los habitantes
de México, que sin duda lo prefieren al polvo de Tacubaya.
Sobre gustos no bay que disputar : trahit sua quemque
voluptas. — Un vecino de Tacubaya que tambien tiene
pulmones.
E, M.
TESTIMONIO DE GRATITUD.
Siczo XIX. — Noviembre 22.
El pueblo de Santa Fe, que se descubre en la soledad,
como si fuese la centinela avanzada del mas glorioso de
los montes, quiere tambien ser unó de los primeros del
partido de Tacubaya, en manifestar su gratitud al digno
Prefecto, cuyo celo se estiende hasta los puntos, por natu-
raleza, más desamparados.
Eximidos del sorteo por una gracia especial de $. A. S.,
solicitada con empeño por el benemérito gefe á quien obe-
decen, los habitantes de este pueblo, casi todos, el domingo
12 del corriente, despues de una faena que duró la mayor
parte del dia, se presentaron en la morada del señor Pre-
382 | 1854
fecto, para tributarle las gracias mas sinceras por el bene-
ficio recibido. |
El venerable eclesiástico Don Cipriano Terreros que
guiaba el pueblo de quien era comisionado, pronunció en-
ternecido, un elegante discurso, en que ensalzó, come se lo
merecen,. los méritos inmarcesibles de S. A. S., y los no
muy comunes de su apreciable Prefecto.
Conmovido por esta manifestacion popular, tan bien ex-
plicada por el lenguaje pulcro del orador, el Sr. Carranza,
cuva generosidad no tiene límites, ofreció al virtuoso ecle-
siástico, intérprete de los sentimientos del pueblo, lo que
fuere necesario en efectivo, para cubrir semanalmente la
raya de los trabajadores ocupados en las reparaciones de la
iglesia de San Pedro Cuajimalpa. Esta obra tan interesante
se proseguia con lentitud; pero dentro de muy breve se
verá concluida. No se habia podido contar hasta el dia,
con mas de cuatro 6 cinco pesos semanales, que se reu-
nian entre los vecinos, merced á privaciones de todo gé-
nero, requiriendo el gasto hebdomadario de la obra, por lo
ménos, un desembolso de treinta ó cuarenta pesos.
Ligados desde hoy por una doble gratitud hácia su Pre-
fecto, los pueblos de Santa Fe y de Cuajimalpa invocan, y
no sin razon, el órgano de uno de los periódicos mas afa-
mados de la capital, para pregonar los servicios que han
recibido, y su agradecimiento que durará tanto como el
templo, en cuyo recinto resonarán preces al Eterno por la
conservacion de los dias de S. A. S. y los de su nunca ol
vidado bienhechor. — Los vecinos de Santa Fe y Cua-
jimalpa.
E, M,
1855
385
DISCURSO
PRONUNCIADO EL 28 DE ENERO DE ESTE ANO, EN LOS EXAMENES
DE LA ESCUELA MUNICIPAL DE TACUBAYA, POR EL SEÑOR
REGIDOR ENCARGADO DE ELLA D. ERNESTO MASSON.
¡Interesantes niños!
Aunque yo me considere ciertamente como el capitular
mas inútil de los que componen la ilustre corporacion á
que tengo el honor de pertenecer; ha recaido sobre mí (sin
duda por una equivocacion de mis compañeros) la com-
prometida comision de escuelas, que cualquiera otro, me-
jor que yo, hubiera sabido desempeñar. Conociendo, por
esta razon, la insuficiencia de mis luces para el encargo
que se me ha confiado, mi buena voluntad ha tratado de
suplir á los requisitos que me faltan.
El I. Ayuntamiento de este año, que no ignoraba lo in-
sano que era el lugar ocupado ántes por la escuela, du-
rante dos años; ha conseguido, á mediados de 54, propor-
cionar 4 los niños de ambos sexos un local mas bien ven-
tilado y de una temperatura mas favorable.
Esta mejora momentánea no es nada, en comparacion
de la que os aguarda en la nueva casa de escuelas que se
está construyendo, y que deberán ustedes únicamente casi,
á los trabajos del pueblo, 4 los sacrificios voluntarios de al-
gunos particulares generosos, y á los filantrópicos esfuer-
zos del digno Prefecto que la Providencia nos deparó.
Desde Marzo del año pasado, y en medio de toda clase de
escaseces, los trabajos no han cesado. La epidemia desas-
trosa que á su vez invadió á esta poblacion, no ha podido
desalentar los nobles afanes del benemérito gefe que nos
manda; y el Ser Supremo, que premia las virtudes, ha
conservado ilesa, en medio de los estragos del Cólera, la
25
386 1855
salud de un hombre predilecto, instrumento de su bondad
infinita.
No sin razon el ilustre Prefecto, el señor coronel D.
Ignacio Carranza, à quien eligió con su acostumbrado ti-
no S. A. S., se consagró á levantar un edificio de tautas
transcendencias para esta villa; este honrado militar conoce
tambien sus deberes civiles, y no se desentiende de las
obligaciones que le imponen. Gracias á sus empeños (el
local de la escuela, llenando desde hoy todas las condi-
ciones de higiene que impera un buen gobierno), los niños
acudirán sin repugnancia en lo futuro, á un establecimien-
to que les presentará cuantas comodidades se puedan ape-
tecer,
Si la primera necesidad de un pueblo es la educacion, el
deber tambien mas sagrado de todo buen gobernante, es
el de proporcionar à la juventud unas habitaciones sanas
en que no se esplayen las fuerzas intelectuales à detrimento
de las físicas, que debemos emplear, tanto en servir á
Dios, como en defender, siempre que se ofrezca, al suelo
patrio que amagare cualquiera invasion exterior.
La educacion primaria es la que debe fijar nuestra aten-
cion : ella es el punto de salida, con el cual se enláza, siñ
duda, nuestra felicidad futura. Las primeras impresiones
difícilmente se borran; y una impulsion mal dada à la ñi-
ñez, es de transcendencias sin cuento para el resto de la
vida. En esta tierna edad, la mella que hace en el corazon de
los niños una mala direccion, crece con ellos, lo mismo
que esas incisiones que practicamos á veces en la corteza
de los pequeños arbustos : estas se ensanchan con el tiern-
po, hasta adquirir dimensiones que nos sorprenden.
Desde los tiempos mes remotos, la educacion primariá
ha sido considerada por los mas sabios legisladores, comu
el objeto mes digno de su solicitud; y en nuestros dias
igualmente, los hombres mas preclaros por su saber, han
DISCURSO DE DON ERNESTO MASSON. 387
conocido que la felicidad de las naciones, como la de sus
individuos, depende sobre todo del primer ensanche de sus
facultades físicas y morales, que bien dirigidas, pueden ha-
cer de nosotros unos seres fuertes y buenos; y que extra-
viadas, no producirán sino unos hombres malos y misera-
bles. |
¡Rechacemos las aserciones de esos pesimistas que acu-
san à la pretendida perversidad de nuestra naturaleza, y
que aseguran que ella hará siempre dominar en el corazotr
del hombre los impulsos reprobados!.... ¿Nos será posible,
señores, admitir una doctrina tan desconsoladora, fundada
sobre una consideracion equivocada de las condiciones de
nuestro ser, y que es evidentemente subversiva de toda
moral activa, ya que nos impediria hacer ningun esfuerzo
para evitar el mal y excitar al bien?.... Mejor creeremos
en la posibilidad de perfeccionar & la humanidad; y si en
la esfera que nos ocupa, aun percibimos desde algun tiem-
po un progreso notable, no por eso, es cierto, dejaremos
de pensar que ese desarrollo ha sido difícil, que -es poco
considerable, y que muchos lo niegan. Es este, pues, un
motivo muy poderoso para indagar detenidamente cuáles
son las causas de un resultado que muchos deploran, y
cual es el medio mas eficaz para combatirlas desde la in+
fancia.
La educacion primaria, destinada á grabar en nuestra
memoria los primeros signos que adoptaran los hombres
para formular sus ideas, debe tambien dirigirse al estudio
atento que deberá practicar el maestro de los diversos ca»
rácteres de los niños que le fueren confiados. Su mision
principal es la de observar sus defectos, corregirlos, y for»
mar sobre todo sus corazones.
¡Que los niños comprendan bien, que despues de Dios
que les crió, y de sus padres que les dieron el ser, todo su
amor se lo merece el preceptor encargado de darles una
388 1855
segunda. vida, la vida intelectual!.... Deben rodearle con
su. respeto, con su cariño, y hacerle, por la sumision que
le profesen, más llevadera una carga que sin esto le abru-
maria. Esta obediencia ciega à los mandatos del precep-
tor, no debe ser pasiva; los niños la deben observar con
gratitud profunda ; y mas tarde, ellos recogerán los ópi-
mos frutos que esta les reserva,
Para guiaros en la senda de la religion y de la virtud,
tienen ustedes & un bondadoso pastor (1) cuyo corazon
misericordioso os convida con su amor. Hasta en sus dis-
tracciones, se revela la inocencia del alma de este digno
ministro del altar. Circunscrito à los deberes de su sa-
grado y penoso ministerio, si descansa de vez en cuando, es
ocupándose de la agricultura ó de la astronomía, ciencias
tan en honor entre los antiguos. — Tudo su deleite lo
cifra en el estudio interesante de las revoluciones de los
astros, y en la contemplacion de este admirable fr-
mamento, cuyas regiones altas, está sin duda destinado á
habitar.
La justicia, en esta villa privilegiada, la ejerce un jóven
licenciado (2), de quien me precio de ser el amigo, y que
es reservado á ser un dia uno de los mas relucientes ador-
nos del foro. Discipulo del juez íntegro, el Sr. Lic. D.
Cayetano Ibarra (por la salud de quien deben ustedes,
inocentes niños, dirigir hoy vuestras plegarias al cielo), este
jóven, repito, aprendió desde temprano en el estudio de
un hombre sabio, 4 proteger con la ley en la mano, á las
gentes de corazon sencillo, contra los ataques de los per-
versos. Desde ahora, la poblacion toda descansa con con-
fianza en su honradez, en sus luces y en su cordura; y
vuestros padres, al abrigo de las asechanzas de los malva-
dos, pueden atender con descanso, al cultivo de sus cam-
(1) El Sr; Chica y Gaitan. * |
(2) El Sr. D. Francisco de Paula Arciniega.
DISCURSO DE DON ERNESTO MASSON. 389
pos, confiados en la bondad del Ser Supremo, y en la jus-
ticia que los ampara.
Ya que para ustedes, amables niños, se descubre un
porvenir tan halagüeño, hagan ustedes por su lado todos
los esfuerzos que les harán dignos de los beneficios, con
que se plugó colmarles la Divina Providencia. Confiado
en ustedes, concluiré mi pobre alocucion, recomendándo-
les que no desperdicien el tiempo, que es tan precioso :
acuérdense, queridos hijos, que no hay nada mas calum-
niado que el tiempo; algunos le reprochan su velocidad,
otros su lentitud, y pocos lo aprovechan. — ¡Ay! su mar-
cha es terrible y sin reposo, es lenta, igual y mesurada!....
Vuestros ojos no pueden observar su movimiento imper-
ceptible en el cuadrante que la señala; pero no olviden us-
tedes, que esta aguja que os parece inmóvil, camina siem-
pre, que jamas pára, y que nunca tampoco se le ha visto
retroceder,
Empleen este tiempo que vuela, niños que me escuchan,
en amar y servir á Dios; en venerar á vuestros padres y á
vuestro preceptor : ocúpenlo en desvanecer las tinieblas
que envuelven á vuestro entendimiento, y en respelar á
un gobierno que se desvela por vosotros, y de que seréis
un dia quizá, el honor y el apoyo mas glorioso. — DIJE,
390 - 1835
INFILTRACION DE LAS MADERAS.
INSTRUCCION PRELIMINAR.
Los Sres. Dalican Brindjont y Moreau solicitaron en 1855
del Supremo Gobierno, un privilegio para la conservacion y
coloracion de las maderas, habiéndose publicado dicha so-
licitud en 6 de abril del mismo año. Mas, el Sr. D. Victor
Bareau, quien desde 49 habia usado de este procedimiento,
se opuso necesariamente à la concesion del referido privi-
legio.
El Sr. Bareau, al efecto, se acercó à mi, y me suplicó
que, á su nombre y chanceando, escribiese algun remitido
que pusiese de manifiesto la justicia que le amparaba. Asi
lo hice; y de allí nació una polémica que sostuvo el Sr. Da-
lican ; sintiendo yo no poder reproducir las contestaciones
de dicho Sr., por no haberlas conservado.
E. M.
CONSERVACION Y COLORACION DE LAS MADERAS.
« Este pequefío globo en que uno se eleva,
« Sin Montgolfier me pertenecia;
« Iba & descubrir la brújula,
« Cuando supe que existia. »
(Traduccion libre.)
Es, cantando esta copla, que cierto gracioso se consola-
ba de los muchos contratiempos que le habia ocasionado su
génio, que creia ser inventivo, miéntras no era mas que
plagiario.
Los Sres. Dalican, Brindjont y Moreau deben, con nues-
tro dilettantz, formar un cuator, mas 6 ménos harmonioso,
por la semejanza de las circunstancias que parecen unirles
con él.
INFILTRACION DE LAS MADERAS. 391 '
Estos señores han conseguido últimamente un privilegio
de importacion, relativo á una industria que desde cerca de
siete años ha caido en el dominio público. La conservacion
y la coloracion de las maderas por el método de la infiltra-:
cion, es en Méjico, desde muchos años, secreto de comedia,
y el Sr. Moreau, uno de los agraciados, en la casa de quién
y ánte quién han sido hechos los experimentos en 1849, no
ha dado pruebas, pidiendo un privilegio, de una memoria
muy feliz.
À consecuencia de esto, me apresuré en dirigir al supre-
mo ministerio de Fomento la reclamacion siguiente, en el
interés de todos Jos industriales establecidos en Méjico.
Excmo. Sr. Ministro de Fomento. —Excmo. Sr. :— Victor
Bareau, súbdito francés, artesano residente en esta capital,
apte Y, E. con el debido respeto digo : que deseando me-
jorar mi taller de carpintería que tengo establecido hace
muchos años en esta capital, hice un viaje à Europa con
el objeto de traer todas las nuevas máquinas é instrumentos
necesarios para poder ejecutar las obras que se me enco-
mendaran, con mayor perfeccion y & ménos costp. Los tra-
bajos que me ha sido preciso emprender pare montar las
máquinas que traje, pocos meses ha, al venir de Europa,
me han ocupado de tal modo, que no he podido dedicarme
á la lectura de los periódicos. Por esta razon hasta ayer
no supe, por una verdadera casualidad, que se ha impe-
trado del supremo gobierno un privilegio para la con-
servacion y coloracion de las maderas, cuya salicitud se
publicó en el Diario oficial del dia 6 de abril próximo pa-
sado.
Presumo que por el tiempo que ha transcurrido ya, y pro-
bablemente por no haberse presentado oposicion, pues solo
yo podia hacerla, Y. E. habrá concedido ya 6 estará para
conceder el privilegio de que se trata. Esto no obstante,
392 1855
confiado en la justificacion é integridad de V. E., y en uso
del derecho que las leyes me conceden, vengo & pedir à
V. E. se sirva negar dicho privilegio, 6 declarar, si lo ha
concedido ya, que los solicitantes lo han perdido,
Conforme al artículo 40 de la ley de 7 de mayo de 1832,
declarada vigente por la de 12 de julio de 1852, el que ob-
tenga un privilegio por una invencion 6 mejora que ya es-
tuviere planteada sin privilegio, por algun particular, lo
perderá, aun cuando no se reclame por particular 6 dueño
de la invencion 6 mejora. Pues bien, el privilegio que se
impetra para los procedimientos que se emplean en la con-
servacion y coloracion de las maderas, lo he usado yo hace
muchos años en Méjico, y puedo acreditarlo así, no solo
con la informacion de innumerables testigos que lo han vis-
tv y de los operarios à quienes he ocupado, sino tambien
presentando los aparatos de que me he servido, y aun acaso
algun mueble, 6 por lo ménos un pedazo de madera en que
se haya empleado por mi el procedimiento.
Esto supuesto, y habiéndose planteado ya en Méjico,
hace muchos años, el procedimiento para el que se trata de
obtener privilegio exelusivo, sin que se haya concedido al
que primero lo introdujo, es claro que no puede otorgarse
ahora al que lo impetra, porque se ha hecho ya de dominio
público la invencion ó mejora, y se perjudicaria conside-
rablemente 4 los que lo han empleado y tienen al efecto los
aparatos necesarios, Ó á los que quieran, en adelante,
servirse de ella. En tal virtud,
A V. E. suplico se sirva mandar recibirme las pruebas
é informacion, que protesto rendir, para acreditar que el
procedimiento empleado para la conversacion de las made-
ras y su coloracion, por medio de la presion, filtracion ó
aspiracion natural, y para el cual se ha solicitado privilegio
exclusivo, no es nuevo en esta capital, niintroducido por los
que se pretenden sus inventores, y en consecuencia declarar
INFILTRACION DE LAS MADERAS. 393
que no es de concederse el privilegio que solicitan, 6 que
deben perderlo si ya lo han obtenido.
Méjico, julio 13 de 1855.—Excmo. Sr. Ministro de Fo-
mento.
El Excmo. Sr. Ministro de Fomento, cuyo celo por la jus-
ticia y los adelantos de su país es verdaderamente prover-
bial, contestó sin demora al Sr. Bareau lo siguiente :
Seccion segunda.— Sr. D. Victor Bareau. — Para resol-
ver lo conveniente acerca del recurso presentado por usted
á esta secretaría, pidiendo se declare sin valor el privilegio
concedido à los Sres. Dalican y sócios, para la conserva-
cion y coloracion de las maderas, por ser esta una mejora
planteada hace muchos años en Méjico; es necesario que á
la mayor brevedad posible presente usted en esta secretaría
un modelo del aparato que ha empleado para tal objeto, con
una esplicacion detallada de sus procedimientos, acompa-
ñando á ‘esta todos los certificados de las personas &
quienes conste que en efecto hizo uso de esos procedimien-
tos en la época que indica, y tambien algunas muestras de
las maderas preparadas segun dichos procedimientos.
Dios y libertad. Méjico, julio 20 de 1855. — Firmado:
VELASQUEZ DE LEON.
El Sr. Bareau se apresuró, como era debido, 4 remitir
al Excmo. Sr. Ministro de Fomento, el modelo de los apa-
ratos empleados por él, y la declaracion que se le pedia, la
cual á la letra dice :
« Los que suscribimos certificamos en toda forma, que
en los años de 1848 y 49, D. Victor Bareau, súbdito fran-
cés, ha empleado à nuestra vista y por medio de los apa-
ratos dibujados en el adjunto plano, marcados con los nú-
meros 1 y 2, un procedimiento, que hasta entónces no nos
fué conocido, para dar color y conservar las maderas. Cer-
304 1855
tificamos igualmente que hemos visto los buenos resultados
del procedimiento en algunos muebles hechos en aquella
época por el mismo Bareau, y que por esplicaciones que en-
tónces nos hizo, no solo del procedimiento que habia em-
pleado, sino de todos los demás de que pudiera hacerse uso
con mayor 6 menor ventaja, ya fuera por la aspiración na-
tural 6 por la presion de cualquiera modo empleada ; fué
conocido públicamente el sistema de conservar y dar color
à las maderas, y aun ha tenido dicho Bareau algunos dis-
cipulos, à quienes especialmente enseñó los procedimientos.
Y á pedimento del interesado y para los usos que le con-
venga, damos el presente en Méjico, à 22 de julio 1855. —
A. Delon. —C. Caullieres. —I. Lenda, —P. Dávalos. —La-
dislao Madrigal. — A. Compagnon. — Louchin. — Moin-
geard. — J. Masherg.— Sabatier. — Lenoin. — Hidalgo. —
Alan. —J. Heredia. »
Y además de los que suscriben, el Sr. D, Francisco Bar-
det, artesano tan justamente apreciado en esta capital, le
dió aparte al Sr. Bareau una certificacion bastante detalla-
da, que comprueba en un todo lo que dicho señor alegó
ante el Excmo. Sr, Ministro de Fomento, y además otras
mucbas personas han manifestado el sentimiento que tenjan
porque no se les hubiera presentado el anterior documento
para firmarlo tambien.
BAREAU VICTOR,
HERALDO. — 9 de agosto.
Se nos ha remitido lo siguiente :
Señores editores del Heraldo. — Al contestar al artículo
inserto por el Sr. D. Adolfo Dalican en el apreciable perió-
dico de ustedes del 7 de este mes, siento en extremo dis-
traer la atencion de sus lectores: por esto hablaré poco,
aunque mal, por no ser molesto,
INFILTRACION DE LAS MADERAS. 896
No le pareció propia al Sr. Dalican la aplicacion qué
hice á su ingenio inventivo y al de sus sócios, de una cuar-
teta que en francés dice :
« Ce petit globe où Pon s'envole,
Sans Montgolfier m'appartenait ;
J'allais découvrir la boussole,
Lorsque j'appris qu'elle existait. »
Se quejó igualmente de que la traduccion libre, y en
prosa, que dí de. esta cuarteta, tenia ciertá diversidad de
metros que pugnaba con las leyes de la prosodia. No tengo
verdaderamente la culpa de que al Sr. Dalican no le haya
gustado mi quatrain, ni tampoco de que haya confundido
mi triste prosa con la lengua que allá en el Olimpo habla-
ban en un tiempo, segun dicen, los dioses que veneraba el
-inmortal cisne que cantó la lliada.
Item, me acusa el Sr. Dalican de que en un autógrafo
mio que tiene en su poder, no sea yo muy purista en
francés, tocante á la diccion. Contestaré á esta inculpa-
cion, haciéndole saber al Sr, Dalican que un carpintero 6
un ebanista no se forma en Francia en los Ateneos, y que
en los talleres donde estudian muchos años, se les enseña
mas bien á pulir con la garlopa sus maderas, que su estilo,
De allí es que por las asperezas que se notan en el mio, el
Sr, Dalican, que es mas jocoso que el mismo Quevedo, me
avergüenza con decirme : « que por mis innovaciones gra”
« maticales y las estravagancias de estilo que me son pe-
« culiares, debiera una Academia ejusdem FARINA,
« Otorgarme otro privilegio, etc., etc. »
Mon cher monsieur Dalican, ma plume c'est ma gar-
tope... y si en el francés incurro en varias faltas, usted en
el latin casi casi se me empareja, y su ejusdem FARINA
no camina inuy acorde con las reglas gramaticales que en
un tiempo nos trazara el muy bueno de Iriarte, en cuanto
396 | 1855
á la formacion del genitivo. Este gracioso FARINA de-
biera, me parece, haberse trastornado en FARINÆ, 4
ménos de que usted, Sr. Dalican, se haya figurado que era
inmutable el dicho FARINA, como el destino, 6 como la
fama del gran Farina (Jean-Marie) le célebre fabricant
d'eau de Cologne.
Tenemos (¡que lo sepa el Sr. Dalican !) en la lengua de
que extrajo (no sé si por la presion) su ejusdem FARINA,
que disuena como las cuerdas de un violin mal templado,
un adagio que dice y hace saber que : « asinus asinum fri-
cat» (un burro rasca & otro), y en esto me parece que ha
venido à parar conmigo el Sr. D. Adolfo con sus innova-
ciones gramaticales en el latin, que à mí me reprocha en el
francés. Ergo, la célebre Academia de que me habla, po-
drá, ad libitum, elegir entre él y yo, para admitirnos en
su seno, como competidores que somos ambos de un mé-
rito casi igual,
Con todo, yo, pobre carpintero, no le puedo disputar el
paso á un señor que sabe mas de química que el mismo
Lavoisier; que fabrica productos químicos, ácidos, sulfú-
ricos, etc., etc. ; que ha fundado con éxito admirable unas
usines (ingenios) para extraer Ja sal natural, y que habla
con una propiedad extraordinaria, de carbonate de chauz,
de silicates, de fluates, de hydróchlorates, nitrates, arsén
niates, phosphates, etc., etc. Como se ve, el Sr. Dalican es
un hombre científico, aunque tropiece un algo en el latin:
¡pero yo soy un dromedario, que me he apropiado todas
las desigualdades y jorobas que presentan las maderas que
estoy labrando ; soy un hombre rudo, inculto, salvaje, una
bestia, señores; en fin... un mohicano!...
Pero basta de chanzas, y dejaré sin contestacion algu-
nos gracejos del Sr. Dalican, referentes à ciertos esperi-
mentos cefireos que le han chocado, y que rechaza con
unas comparaciones mitológicas que le hacen el mayor ho-
INFILTRACION DE LAS MADERAS, 397
nor,. en cuanto à que manifiestan á todas luces los conoci-
mientos que tiene des anciens mythes.
En cuanto al contenido de sus últimos párrafos, el Sr.
Dalican, como FARINA, comete otras equivocaciones que
me apresuro à rectificar.
Cuando por el periódico francés llegué á tener noticia
del privilegio concedido à los señores Dalican Brindjont y
Moreau, me acerqué à ellos y les dije : que suponia que
habiendo yo, como no lo ignoraban, importado el primero
la industria á que se referia su privilegio, creia, y con
razon, que cuando quisiera usar de ella no me lo estorba-
rian, y que en cuanto à los demás artesanos mejicanos 6
extranjeros, ellos, por su parte harian lo que les pareciera
conveniente.
A esto me contestaron los señores privilegiados que con-
descenderian à lo que impetraba de ellos, siempre que no
perjudicase á sus intereses. La vaguedad de esta contesta-
cion fué la que me indujo à dirigir una solicitud al minis-
terio de Fomento, que su acrisolada justicia acojió inme-
diatamente. |
El Sr. Dalican afirma que mis experimentos en la con-
servacion y coloracion de las maderas, no se han hecho
mas que sobre una escala sumamente reducida. Este aserto
lo contrariará el honrado y diestro carpintero mejicano
D. Pilar Dávalos, quien aserró para mí en un tiempo unos
trozos de madera no muy diminutos,
El Sr. Dalican dice tambien que yo he sorprendido la
buena fe de las personas que han atestiguado á mi favor;
y en el supuesto de que fuera yo capaz de usar de super-
chería, unos hombres tan respetables como los señores
Landa, Bardet y otros, no se prestarian, me parece, á esta
vileza,
À pesar, pues, de todas las chanzas de cabaret del Sr.
Dalican, que pienso haber contestado, creo que el supremo
398 . 1855
goberno, que no es amigo de monopolios, y cuyos anhe-
los son patentes para el progreso en general; retirará,
como la ley lo prescribe, á los señores Dalican Brindjont y -
Moreau, un privilegio que abraza á una industria importada
hace siete años, que es del dominio comun, y que perjudi-
caria á los intereses generales de tantos artesanos que Mé-
jico, con tanta justicia, sabe proteger y amparar.
Temeroso, entre tanto, de cansar al público que se digna
leerme, con esta polémica, prometiéndole no volver & ha-
blar sobre el asunto, me repito, señores editores, su mas
atento y agradecido servidor Q. SS. MM. B. — Bareau
Victor.
E, M.
HenALDO. — 11 de agosto.
Señores editores del Heraldo. — Casa de ustedes, 10
de agosto de 1855. — Aunque en mi contestacion ante-
rior al Sr. Dalican, habia prometido no volver á ocupar al
público del asunto que se versa, el remitido del Sr. D.
Adolfo que vió la luz hoy, me obliga á no guardar el silen-
cio á que me habia sentenciado.
El Sr. Dalican, al reprocharme por la prensa las equi-
vocaciones gramaticales que en francés habia cometido,
trajo la cuestion que nos ocupaba á un terreno muy ajeno
á ella, y yo, si critiqué su latin, fué únicamente para cor-
responder á su estraño ataque.
No es necesario ser académico para conservar y teñir
maderas, y mis pretensiones no se elevan 4 mas,
Conozco hoy que la falta de farina del S. Dalican (6 dé
quien le represente) fué obra del cajista, y es asunto con-
cluido,
Por lo que toca à lo que afirma el Sr. Dalican, tocante à
INFILTRACION DE LAS MADERAS. 399
la injuria que infirió á los señores que me han dado un cer-
tificado de los experimentos que han presenciado, me pa-
rece que es innegable. No sorprendí su buena fe, ni podia
sorprendetla si no eran anuentes à ello. La inculpacion que
se me quiso hacer á mí era necesariamente reversible so-
bre ellos.
En todo caso, la cuestion de la conservacion é infiltra
cion de las maderas nada tiene de gramatical, no hay qué
desviarla ; el que to hace no afirma can esto su derecho, nf
da pruebas de saber mas que otro usar de un sistema anti
guamente conocido aquí. El Sr. Dalican, no lo niego, podrá
trabajar mas en grande; otros lo harán masen chico, cada
uno segun sus proporciones, y esto es todo lo que pretendo.
El desprecio que profesa el Sr. Dalican por cuanto he
dicho, no me ofende en lo mas mínimo, y es hnecesario
que le diga otro tanto.
El ministerio de Fomento tomará las determinaciones que
le dictare su justicia, y más cuento con ella que con las im-
putaciones que se esfuercen en esträviatla.
Miéntras tanto, señores editores, les doy las mas since-
ras gracias por su condescendéncia en insertar mis mal for-
jados comunicados, y por su imparcialidad en el negocie
con que les he molestado, repitiéndome su agradecido y
seguro servidor Q. SS. MM. B. — Bareau Victor.
E, M.
- CERTIFICADO inserto en BL HERALDO del 12 de agosto.
Nosotros, los infrascritos, hemos leida con suma repug:
pancia lo que con tono magistral, arrogante y ofensivo;
acaba de asentar el Sr. D. Adolfo Dalican en su comunicado
del dia 7 de este mes, inserto en el periódico El Heralas,
El artículo á que nos referimos dice :
#00 . 14855
« En cuanto al certificado que se ha presentado al mi-
« nisterio de Fomento, lo recusamos en toda forma, pues
« el Sr. Bareau, para obtenerlo, ha sorprendido la buena
« fe de las personas que lo han firmado, etc., etc. »
Por consiguiente, afirmamos ser del todo falsa la aser-
cion del Sr. Dalican. El Sr. D. Victor Bareau nunca trató
de sorprendernos cuando amistosamente nos pidió que re-
vistiéramos con nuestras firmas el certificado que nosotros
mismos le habiamos ofrecido. No hemos firmado dicho
certificado sin estar enteramente conformes con su conte-
nido; tambien ha sido con pleno consentimiento nuestro,
que lo hemos hecho con la mas sincera voluntad, y en tes-
timonio de la verdad.
En cuya virtud, y para desmentir los calumniosos aser-
tos del Sr. Dalican, que nos lastiman en extremo, reprodu-
cimos aquí nuestras firmas, las mismas que constan al pié
del certificado presentado por el Sr. Bareau al ministro de
Fomento.
Méjico, agosto 41 de 1855. —- A. Delon. — Louchin.
-— Ladislao Madrigal. — C. Caullieres. — Moingeard. —
Pilar Dávalos. — D. Sabatier, — Janin. — J. Masberg.
— Didier. — José Heredia.
UN ROBO DE AFICIONADO.
En la noche del sábado al domingo, en Tacubaya, un
amateur de bas alo: (un aficionado de poco quilate), se
llevó de mi casa, unos dibujos de aguada, cada uno con
su marco negro : suplico à las personas á quienes se los
pudiesen ir £ vender, me hagan el favor de detenerlos,
porque fueron adquiridos contra la voluntad de su dueño,
(por no decir robados, que es palabra grosera).
Los cuadros representan :
UN ROBO DE. AFICIONADO. 401
Un cosaco montado en su caballo.
Un page ó trovador mirando desfilar una tropa.
Un paisage chico, (de Ciceri.) |
Un dibujo al lápiz colorado, (una muger sentada. )
Un dibujo á la tinta de china, (una campesina en su
burro.) |
Un peñasco aislado.
Una marina.
Dos perdices, al lápiz negro y de aguada.
Unas ruinas, con una palmera,
Una aldeana llevando de la mano á una chiquita,
Un caja chica de pintura al oleo.
« Un vestido de gasa con viso de seda que servia de mo-
delo.
El mismo sugeto, cuyo gusto artístico se estiende tam-
bien hasta los tendederos donde la ropa se pone á secar, se
apropió la que existia en el que habia en el segundo patio
«de la casa. Dicha ropa se la puede avenir este acrisolado
cristiano, siempre que, al ponérsela, recite con uncion el
sétimo mandamiento, en que descansa, sin duda, toda la
pureza de su fé, — Ernesto Masson.
Portal de las Flores, núm. 1, en el cajon de la Guerra de
Oriente. Ruego á las personas que descubran algo, tengan
la bondad de mandarme avisar en el precitado cajon.
26
Hor 1853
SUCESO DESGRACIADO
EN EL CAJON DE La GUERRA DE ORIENTE,
Portal de las Flores, n. 7. (1)
« La Religion encuentra en la mentire
« un pecado, la moral un vicio, y segun
« la une y da otra, es quizá la ofensa mas
« grave que el hombre pueda inferir á Dios
« que es la fuente de toda verdad. »
Una vez asentado este principio, nos hemos sorprendido
mucho al leer en el periódico La Patria, el relato absolu-
¿emente falso del hecho lastimoso que tuvo lugar el 25 de
este mes, á las tres y media de la tarde, en el cajon de la
Guerra de Oriente, que hemos abierto hace poco.
Hemos estrañado sobremanera, que siendo la Patria el
órgano de la Religion, y de consiguiente el de la Verdad,
haya insultado á la una, desvirtuando á la otra. Los edi-
tores de la Patria, ántes de referir los hechas v de intitular
su artículo, Asesinato, podian haberse informado mejor,
como lo hizo la digna esposa del Sr. Garcia Torres, editer
del Monitor, que se tomó el trabajo de pasar en persona
à cerciorarse de lo acaecido, ántes de mentarlo en su pe-
riódico.
El suceso que somos los primeros en deplorar, pasó
exactamente como lo relata el Mon:tor de 27 de este mes;
y un puñete que hizo perder el equilibrio 4 un malhechor,
fué tan solo el que ocasionó su muerte.
Es del todo falso, que el dependiente del cajon mencio-
(1) Al querer rcpulser fuera del cajon, un ladron, uno de los dependientes.
dió á este un puñete, Perdió el malhechor cl equilibrio, y habiéndose caido en
el quicio de la puerta, se desnagô y murió,
SUCESO DESGRACIADO, 403
nado usara de una vara para repulsar 6 lastimar al hombre
que murió. Al contrario, este último habiendo levantado
el palo de que estaba armado, el dependiente se lo quitó
y lo lanzó para el interior del cajon, no queriendo usar
con su agresor mas que de sus manos. Una desgracia
inaudita, un accidente de los mas imprevistos, ocasionó una
muerte que lamentamos profundamente : esto es la pura
verdad.
Al darle las gracias á la señora esposa del Sr. Torres
por la pena que se tomó, con el fin de evitar incurrir en
un error, le aconsejaremos & la Patria, haga en lo futuro
otro tanto, para no escribir tan & la ligera unos artículos,
que no hacen mas que agriar las pasiones que todo perió-
dico bien aconsejado debe calmar.
Varios mexicanos que ocupan las alacenas del portal de
las Flores, anexas á nuestro cajon, han presenciado los he-
chos que no hacemos mas que confirmar, para que no se
estravíe la opinion pública, que nos culparia sin motivo. —
Caire y compañía. |
E. M.
_ 1856
wi
¿TACUBAYA RETROGRADA!
Tacubaya, hace seis meses, parece disputarse la palma
de ligero, con uno de estos crustáceos décapodes (10 piés)
vulgo cangrejos, que miéntras mas patas tienen, ménos
andan. En 52 y en 54, sin ningun socorro del gobierno en
dinero, y gracias solo à los saocrificios pecuniarios que se
impusieron sus moradores, 8e formó en esta villa una Ala-
me a que costó mas de 9,100 pesos, y unas escuelas que
en el estado que guardan, no se hicieran con 30,000;
merced à los esfuerzos voluntarios de todo el pueblo que
cooperû para su construccion. Se aumentó considerable-
mente en esta época el alumbrado, contribuyendo cada ve-
«ino eon 17 ps. 4 rs, para el farol de su casa y su coloca»
cion. Los puentes de la Morena y de las Animas se reedi.
ficaron, el primero á espensas de los señores Carranza,
Valle y Crombé ; y el segundo á las del apreciable finado
Sr. juez D, Cayetano Ibarra (que esté en gloria). Se plan-
taron árboles en todas direcciones, adornando con ellos el
antiguo cementerio de la parroquia, cuyas habitaciones, lo
mismo que las capillas de Santiago y Sen Juan, en cuanto
á ruinas, pueden entrar en competencia con el mismo
Hemphes,
A fines del año próximo pasado, se reformó tambien, en-
tre los vecinos, el atascadero prolongado, que era ántes el
intransitable prefacio de Tacubaya. Esta obra, que aun no
se concluye y ha costado ya mas de 1,200 pesos, es debida
à los afanes do la sociedad posiliva de mejoras materiales
que se formó en la villa; no inaugurándose su fundacion
como en México, con bellos discursos y palabras altisonan-
tes; pero ton dinero que muy sencillamente y en el acto
entregó cada sócio. Aquel élar (vuelo) generoso, lo die-
Fon en este tiempo, un Prefecto civilizador y unas autorida-
503 1856
des progresistas; pero hoy la villa de Tacubaya que se
levantó magestuosa y coqueta de en medio de sus embri3-
gadores magueyes y viejos olivos, gime engalanada como
una hermosa novia á quien en la hora de casarse, aban-
donó muy bien ataviada, su voluble desposado.
Estos son los tristes resultados de los cambios y recam-
bios de que á cada momento son víctimas los pueblos cortos,
_à los que se les imponen con sana, pero errada intencion,
unas autoridades que no siendo arraigadas allí, no tienen
. el menor interés en que sigan progresando 6 se atrasen
. ‘para siempre dichas localidades.
Tacubaya ascendido al rango muy honorífico cierta» -
mente de prefectura 6 de intendencia, tiene fondos del todo
insuficientes para poder atender á sus necesidades de po-
licía, escuelas, alambrado y manutencion de presos, Los
" que poseía y eran los mas pingües, que provenian de las
carretelas de alquiler propzas de su suelo, se los apropió
todos el Excmo. Ayuntamiento de México, que ántes, de
los 10 pesos que percibia de cada una, le cedia como buen
hermano, 6 pesos al de Tacubaya. La única panadería que
existe en la villa, y que espende quizä-mas que ninguna en
México, no paga aquí nada para el alumbrado, como las de
la capital, sobre las harinas que amasa; y estamos en Ta-
cubaya á oscuras, con muchos aparatos de luz, que la des-
parraman tanto como las umbrias cornisas de sus edificios,
En Europa (que debemos imitar), las capitales grandes
sacan cierto lustre de la amenidad de las villas ó pueblos
que las circundan ; y los gobiernos ponen tanto empeño en
que florezcan estos, como la residencia de la misma córte.
En México obran en favor del punto que le es mas cercano,
y que es, à la vez, el mas enjuto, unas consideraciones de
mucho peso, que siempre debian tenerse presentes. La ca-
pital está amagada de una inundacion muy próxima, en la
estacion de las aguas; y su desagúe, de que se hace men-
TACUBAYA RETROGRADA. 400
cion en el reciente programa del ministerio, allí se que-
dará quizá, por falta de recursos, y no de voluntad; como
ántes, nunca pasó de la aduana el camino de fierro que en
un tiempo discurrió con sus anchurosas sienes el difunto
general Arista, (Q. E. P. D.)
La laguna de Texcoco llega hoy casi & las puertas de
México : la calzada del camino de Veracruz, lo mismo que
la que conduce á los baños termales del Peñon, están invar
didas por las aguas; y las diligencias, como los demas car-
ros y carruajes que se dirigen hacia Puebla, están obliga-
dos à dar la vuelta por los pueblos extraviados de Mexical-
cingo 6 Ixtapalapam. Fué destruido en un tiempo por la
empresa inmerecidamente privilegiada de vapores, á fin de
que cupiera por debajo su fantástico barco, el puente de
la compuerta que existia en el primer punto, y que se ha
reemplazado, ex abrupto, á la ligera y sans façon, con unas
vigas tendidas de uno à otro lado de la acequia, sin que
hasta ahora la autoridad haya obligado al agraciado con
un privilegio gue no produjo mas que burlas, á que repu-
siera á sus espensas, un puente que, vista su solidez, no
costaria ménos de seis à ocho mil pesos. De allí ha prove-
nido que este paso sumamente elevado, ofrezca grandes
peligros; y excitamos al ministerio de Fomento, à que, con
apremio, exija de la empresa vaporosa de vapores, 6 de
quien la represente, que reedifique el puente que derribó,
sin resultados más que funestos para las vías de comuni-
cacion (1).
Volviendo 4 Tacubaya, diremos que, en vista del inmi-
nente riesgo que existe para México, de una inundacion;
y siendo esta villa, el lugar mas inmediato á que acudirán
á refugiarse los habitantes de esta capital, la debe ver el
gobierno con ciertos ojos de predileccion. Entónces, y en
(1) En fn, en 59, se compuso, bien que mal, la calzada del Peñon. “
a» 1066
caso de una desgracia, encontrarán los vecinos de México,
en Facubaya, todas las garantias de seguridad, aseo y co-
modidad que proporciona una buena policía : en esto se tes
efrecerá, al levantar el campo, un alivio, en medio de sus
acuosas tribulaciones : y la prevision del gobierno babrá
cumplido con las obligaciones que le atañen,
Debe en el día, Tacubaya, fijar la atencion de las anto-
cidades supremas, por lo que, en lo futuro, pudiere acente-
cer; y en consideracion, tambien, al estado inseguro en
que se encuentra dicha vila. Antes, esta poblacion, à
quien en 54 habian moralizado el trabajo y una buena po-
licta, es hoy el abrigo de una multitud de ladrones rateros,
que mas bien andan en pos del bien ageno, que en busca
de unos aires mas puros que favorezcan su interesante sa-
lud. Estos comunistas ejercen impunemente de noche su
industria sin el mas leve temor, por la falta de rondas que
los persigan, y que, tan solo hace unos quince dias, se
organizaron de nuevo (1). Este es el cuadro lastimose que
presenta por ahora Tacubaya : no hay policía, no hay
alumbrado por falta de fondos; tenernos hoy intendencia,
mañana habrá prefectura ; pero, ¿á qué condace esta in-
significante variedad de nombres, si las atenciones precisas
de un pueblo, que se han aumentado por la categoría 4 que
se elevó, no pueden ser cubiertas, en virtud del auéquila-
miento de sus recursos locales?
Las fasnilias que de Méxice acuden á Facubaya durante
todo el año, para remediar sus males, estrañan el abandono
en que se encuentra la villa, y la oscuridad en que está en-
vuelta de noche. Estos nuevos vecinos, ignorando los mo-
tivos de donde dimanan aquellas faltas, se forman al ins
tente una idèa muy poco favorable de las autoridades que
presiden en el pueblo; y el inmerecido bochorno que re
, (1) Enel miserable espacio de dos meses, fué robado tres veces el que suscribe
$11 mentar á atras muchas personas à quienes les. capo da misma suurto
TACUBAYA ERFROGRADA. 514
sienten estás 4 cada. momento, no puede serles mas que
sumamente molesto y ofensivo,
Tacubaya, no se les olvide, es México : es una parte in-
tegrante de su suelo; es su hospital, sa marson de santé. La
cadena de los arcos de Chapultepec que une á la capital
con esta villa, es bien corta ; el dia ménos pensado desapa-
recerán sus eslabones, y las dos poblaciones se confundi-
rán. Miéntras, recuérdese que la Providencia sola no hace
progresar á dos pueblos, sin la cooperacion eficaz y la pro-
leccion inmediata de los que están llamados á gobernarlos,
Ernesto MASSON.
CAMINO DE TACUBAYA.
La villa de Tacubaya, que segun dicen malas lenguas,
es el Versalles 6 el Aranjuez de México, se distinguia hace
poco, á su entrada, por unos inmundos charcos, que pro-
fundizados diariamente por los carros de la harina, eran
casi navegables en tiempo de aguas. Allí se sumian los
coches mas allá de los ejes; y varias veces, algunos ca-
ballos de las carretelas de alquiler, escasos de carnes, al
caerse en estos hoyancos, habian puesto fin á sus flaquezas
con una muerte algo mas que diluente.
= Largos diez años se quedó el camino en este tristísimo
estado, gracias A la curia inapreciable desplegada por los
señores peajeros en atender á las vias generales,
Los ayuntamientos sucesivos de Tacubava, cuyos fondos
apénas cubrian tos gastos de las escuelas, nunca pudieron
emprender una obra que, segun las ordenanzas municipales,
no les incumbia (1); y á su genio algo embotado se le pre-
(1) Capítulo VI.—Geastes que deben hacerse de los fondos. —En el ramo de
policía: artículo VII, El de la mejora y conservacion de las calzadas y caminos
que no ren generales
412 1856
sentaba esta compostura de un trabajo tan. ärduo, cual si
se tratara de limpiar los establos del difunto rey Augéas, 6
de levantar por capas en el gran Tenostitlan, lo pegajoso
de la resbalante calle de los Meleros.
Con todo, en Julio del año que pasó, un señor regidor
que por fortuna no habia estudiado lógica en Lagos, tuvo
el acertado discurso de formar en Tacubaya una sociedad
de hombres empeñosos que se ocupase con sus propios for-
dos en remediar el estado verdaderamente vergonzoso en
que se encontraba la calle real, que no es otra cosa sino el
camino general que conduce á Toluca, Morelia, etc.
Esta sociedad no quiso llamarse de mejoras materiales,
por no incurrir, primero, en un plagio, y segundo, por no
adoptar una denominacion que es el signo del quietismo
mas absoluto, no habiéndonos producido esta última so-
ciedad resultados mas favorables hasta la fecha, que los
que últimamente puede haber acarreado al mundo la aso-
ciacion berberisca, conocida bajo el nombre de « Instituto
de Africa : » así es que en Tacubaya se eligió el de Sociedad
promovedora de obras de utilidad pública.
En la primera reunion que tuvo lugar el 10 de julio del
año que terminó, se nombró al Sr, D. Francisco Bardet
presidente, director y tesorero; al Sr. regidor D. José
María Velasquez sub-director, y al que suscribe secretario.
Allí se decidió que las demas sesiones tuviesen su verifi- :
cativo al aire libre y al estilo peripatético, para evitar pér-
didas de tiempo, y por tener así cada uno las ideas mas
frescas.
Queriendo obsequiar el adagio vulgar de obras son amo-
res, se decretó que nadie pudiese ser miembro de la so-
ciedad sin que (sin incurrir en la nota de tuerto) le costara
este honor medio ojo de la cara. Aprobada esta mocion,
que dictaba el positivismo de la sociedad, que necesitaba
dinero y no consejos, se formaron cuatro listas ; dos de los
CAMINO DE TACUBAYA. 413
contribuyentes de 4.* y 2.* clase, y otras dos de los dueños
de carros y burros que debieran trabajar de faena. Inútil
es decir que, como en asuntos de la salvacion, muchos fue-
ron los llamados y pocos los concurrentes. Nombráronse
tambien en esta sesion los colectores, y salieron electos los
Sres. Bardet, Algara, y un servidor de ustedes, (que no fué
mala carga.) Es doloroso estampar que algunos sugetos,
vecinos de Tacubaya, de mucho boato, coches propios con
frisones, etc., invitados por la sociedad 4 contribuir, se
negaron á ello redondamente, persuadidos que son, de que
el mundo se formó para ellos, no ellos para el mundo; y
que debemos resentir sobrada satisfacción en ser de ellos
los muy obedientes servidores.
Se empezó la obra del camino el 17 de julio del 55; pero
habiendo tenido el gobierno que ir á sofocar la rebelion en
Puebla de los Angeles, (algo decaidos hoy) los carros te-
merosos de ser embargados, cesaron sus trabajos ; y quedó
‘suspensa la compostura desde el 24 de noviembre del año
de 55, hasta el 11 de febrero del 56.
Mucho resta que hacer, es cierto, en el camino; pero ha
parado la obra que duró, con miles de trabajos, siete meses
y una semana, por estar del todo exhaustos los fondos de
la Sociedad; y tambien por la poca propension que aquí
existe de presentarse voluntariamente 4 contribuir 4 unas
obras cuyos beneficios todos resienten. |
Por este motivo, y aunque las mejoras estén á la vista y
la consuelen; como indigno secretario que soy de la Socie-
dad, presentaré á la Necker un compte rendu, & las personas
que han depositado en nuestras manos sus generosos do-
nativos, á fin de que estén al tanto de su inversion.
#14
1856
LISTAS UNIDAS DE LOS SEÑORES CONTRIBUYENTES.
D. Juan Béistegui....... ps. 125
Francisco iturbe Lon .o.. 425
Manuel Escandon....... 100
General D. José M. Cervantes. 50
D. José Rincon Gallardo. ... 50
Sres. Flores hermanos...... 50
D. Eustaquio llarren....... 50
Juan Rubio........... 50
Dr. D. Pablo Martinez del Rio. 50
Fnadicion de hierro de Santa
Suma anterior.. ps. 1,125
Sra Lelímann........ .... »
D. Urbano Meniboza........ Y
Lic. general D. Ignacio Sierra
y Rosso, ofració pesos 20,
y diô................,.. 00
D. Guillermo Priele se inscri-
. bió con pesos 20, y no ba
dado hasta ahora. mas 10
D Kito Velasoo se suacri
Fe..................... 30 con pesos 20, y no ha dedo
general D. ignacio Carranza. 50 mas que...........,..... 8
Avtanio Algara.......... Li D. Ca etana fharra
Sra. D.* Luisa del Valle... 40 ; nr (0. 45
D. Francisco Bardet........ 40 ! D. Ortiz Montellano uns f?
Miguel Buch........... 30 Ignacio Robledo........ 40
Aleiandro Grant. ....... 30 Juan Woollield ........, $0
Antonio Garay (Q. E DD 25 Francisco Fuente Perez.. 40
German Notté (0. E 29 José María Landá , por la
Leandro Mosso. ........ 25 setlora su hermana...... 10
Nicanor Carrillo........ 25 | D. Vicente Becerril. . .. 3
Ernesto Masson......... 25 | Sr. Armenta ofreció 8 pesos,
Mamael Gargollo........ 20 pero habiéndose ausentado,
Eugenio Crombé........ 20 no dió nada....... duc. 0
Lic. D. Franciseo Arciniega. 20 A
Suma..... 41,125 PES0S..... 1,258
1855. SE GASTARON.
- Del 17a1 21 de Julio.—4{.2 senrana.—En operarios. 2,5 | 54.5
Ha herramienta. ......,........... unsosssere dl )
Del 21 al 28 de Diciembre. — 2.* semana. — En 51,3 4/2
OPErATIOS ........... ss... doo omonaoos.». 1
En utensilios. . TEA EA AAA AMARE MMM MMMM 6... ....L. 30h 1/24 83
Del 28 de Julio al 5 de Agosto. 30 a semana.—En
OPerarios ...ooooomoooocmoorroncrrrcacorccrosos A 82,7
Pol. 6 a! $i de Agosto.—4 * semana. — En 9pera - 19
ronrorco roo rra aro or ro rro rr Doc... 71, 1;
Del 1 al 18 de Agosto. 5. * semana.— En ope-
TATÍOB....ooooomommmnroomooPm.no: ARRETE corobrro.. 39,7
Del 20 al 25 de Agosto.—-6.* semana.—En opera.
TIOS. .oooooooooomcomnocoroororcrrmoror9r..ooo velo. 80, 1/2
Del 27 de Agosto al 4.° de Setiembre.—-7.* sema- i
na. —En operarios......................... 45, 6 € 60.7
En últileS......ooooooooonoroonoomoPor?o rosso 45,1 ,
De! 3 al 7 de Sotiembre. Lg. * semana. En opera- |
TOS . sos eons ressens so Doro. 40,5,1j2
Del 40 al 15 de Setiembre. — 9.* semana.—En
OPerariOS....oooomoomoco»o. Donner cono ara ross ocre 4, 1/2
CAMINO DE TACUBAYA. 18
De) 15 al 22 de Setiembre. — 10.* semana. —En
OPOTATÍOS...ooooocomomorcroncccrr+92?o9so. ss... m..,.. 70, 1/2
Del 24 al 29 de Seliembre. —11.* semana. — En
OPerariOS...o.o...oooooooooman»o corno nooonmo.oso Mu... 19,5
Del 1.* al 6 de Octubre. -—12.* semasa.—En ope-
TariOS.....ooooomomooro... sms Boo. 62,3
Del 8 al 13 de octubre.—413.* semana.— En ope-
rarlos....... ARR RE arco roo 18,3 99.3
En recintos................................. 11 >
Del 15 al 20 de Octubre. — 14.* semana. — En 14
operarios............... sun reroronccoco.. 17,5 3
En recinto................................. 98, | 43,3 3/4
Del 22 al 27 de Octubre.—-15.* semana.—En ope-
rarios eo onenncrnsnrnon nano. .na. e... .....o.... 22,6 ) 282 6
Por 250 varas dobles, recinto................. 0 7
Del 29 de Octubre al 4 de Noviembre. — 16.°
mana.—En operarios...................,.. 8 93
En recintos................................. 20
Del 5 al 10 de Noviembre. — 47.* semana. — Fn
OPerarÍOS.o.oooooooomomonommor+omm9rorms»..s soroMocoro 15, 4/2
Del 12 al 17 de noviembre. — 18.* semana. —En
OPEFArIOS. ..... essor essseseeonere us Mon... 14,6 1/2
Del 19 al 24 de Noviembre. —19.* semana. — En
OPErari0S .....oooooooooomocommoo.moso Pon... Doors. 14,2
Del 11 al 16 de Febrero. — 20.2 semana. — En
ODOTATÍOS..co.o.oooocooococcrnccarcanorarroonono».s D... 9,7 1/2
Del 18 al 22 de Febrero.—-21.* semana. —En ope-
PATIOS. . .oooooooooorocoomomsorororcos9rn2?>r.ossoo Doro». 18, 1
Del 25 de Febrero al 1.° de Marzo.—22.* semana.
— En operarios ................................ D... 16,6
Del 3 al 8 de Marzo. — 23.* semana. — En opera-
Fl0b..oo..ooooooooocoroncnccorccancnara caco roo ro Doo 7,
Del 10 al 15 de Marzo. —24.* semana.—En apera-
JÍOS ..-.....e dororoo raro corran or rro Do. 10,5 1/2
Semana Santa.—Tres dias. — 25.* semana. — En
Operarios..........,...................e.osse Donoso 3,3
Del 24 al 29 de Marzo. —2fi.* semana. — En ope-
TQTÍOS ... eos seen D... 5,5
Del 31 de Marzo al 5 de Abril.—27.* semana. —En
Operarios.. ......s.s..ssssssseseesssssenosesce Decor. 5,5
Del 7 al 42 de Abril. —28.* semana. —En opera-
TOS... .ooo.ooomoooooncronrarororccrororoncncrso Moo... 5,4
Del 14 al 19 de Abril. —29.* semana.—En opera-
TÍOS ee... Corra ro os Deco 2,2
Importa lo que se gastó............. erro pesos. 1,271,6 4/4
Importé lo que se cobró. .......,..,..,,...,,...
1,258
416 | 1856
CARROS QUE TRABAJARON DE FAENA.
Todos los dias.—Uno del ministerio de Fomento. |
Salteados los dias.—Dos del Sr. D. Juan de la Cagiga.
— Dos de los Sres. Flores hermanos.
— Uno del Sr. D. José Salazar.
— Uno del Sr. D. Justo de la Lama.
e Uno del Sr. Bacheret.
— Uno de la policía de Tacubaya.
Los demas dueños de carros, como los Sres. Vargas,
Vicente Gorostiza, Lázaro Becerril, Iglesias y otros, man-
daron los suyos dos 6 tres veces, en todo el tiempo que
duró la obra. |
Los burros, siendo tan numerosos, tan hermosos y tan
fuertes en Tacubaya, (dicho esto sin agravio de sus pro-
pietarios,) son los que casi nada hicieron : creo que se
pega, por razones de juxta position, la pachorra de este
animal, á la persona que le guia.
RESUMEN.
Se gastaTON.....ooooooomoccocnonorarncrnosoranos ps. 4,271,6 1/4
Se coleclaron...........................s..o..e.. .. 1,258
Déficit en caja que ha tenido que cubrir el tesorero.. ps. 13,6 1j£
México, mayo 5 de 1856,
- ERNESTO MASSON, secretario.
i17
SUSCEPTIBILIDAD DE LOS BURROS
EN TACUBAYA.
PRÓLOGO
En el año de 56, se formó en Tacuhaya una sociedad
de mejoras materiales, con el fin principal de componer el
camino real, intransitable ya por los muchos hoyancos de
mas de una vara de hondo, que, muy á menudo, se encon-
traban en él.
El Sr. Bardet, por unanimidad de votos, fué electo pre-
sidente de la Sociedad, nombrándosele 4 la vez director
de obras y tesorero. El cargo de secretario recayó sobre
mí; y desde luego invité à todos los dueños de carros y
burros de la poblacion, á que, per sus respectivos turnos,
acarrearan, por faena, cascajo de rio para realzar el
camino.
. Los propietarios de carros fueron muy puntuales en
cumplir con sus compromisos; mas los señores burreros
se hicieron sordos, y ninguno de ellos se apareció por allí.
Terminada que fué una parte de la calle real, obra que
se hizo à espensas de algunos vecinos de Tacubaya, di
por los periódicos, en 7 de Mayo del propio año de 56, la
cuenta de lo que se habia gastado en la compostura,
(1271 ps. 6 174.) Elogié, como era justo, à los que con
exactitud habian despachado sus carros á la obra; y algo
resentido con la familia de los burros y burreros, terminé
mi compte-rendu, con un párrafo que decia :
« Los burros, siendo tan numerosos, tan hermosos, y tan
« fuertes en Tacubaya (dicho esto sin agravio de sus pro-
« pietarios), son los que, casi nada hicieron : sin duda
« que se pega, por juzta-position, la pachorra de este
« tardo animal, á la persona que lo guia. »
27
A
418 1856
Al dia siguiente de publicado mi artículo, en que rendia
las cuentas, ocurrieron á verme los dueños de los burros,
quejándoseme de lo mal que les habia tratado. Contestéles
que muy poco acreedores eran à que se ‘les considerara
tanto, si se atendia à su refinado egoismo; pero que, con
todo, consentia yo en darles à ellos y à sus asnos, una re-
paracion pública, siempre que, en.la semana venidera,
cada uno de ellos mandara al camino todos sus burros car-
gados con cascajo. Me lo prometieron ; y efectivamente,
el lúnes siguiente (no sin asombro) vi llegar á una mul-
tidud de burros que, con sus orejas gachas,. venian do-
blándose bajo el peso de un abundante y selecto cascajo.
Agradecido entónces á esta formalidad del burro (¿si
él no la tiene, quién?) dí á luz, en 20 de Mayo, el remitido
que en seguida se leerá.
E. M.
SUSCEPTIBILIDAD DE LOS BURROS.
« Orientis partibus :
« Adventavit asinus
« Pulcher et fortissimus, »
(Esto contaban, hace siglos, en su mal latin, nues-
tros antepasados, al celebrar la fiesta de los burros.)
Tan luego como llegó 4 los alcartaces de los jumentos
de Tacubaya, el zumbido de los reproches que les dirigia
el final de mi comunicado del 7 de este mes, inserto en el
Heraldo; que parando las orejas, y alzando á la vez al
cielo su hocico gestero, se notó en muchos de ellos una
animacion verdaderamente desmesurada. Los que perte-
necen á los Sres. Vidal, Ambris, y Mota, apreciables vecinos
de esta villa, siendo mas sentidos que otros, prorumpieron
en unos formidables rebuznos, que su amor propio lasti-
SUSCEPTIBILIDAD DE LOS BURROS. 419:
amado hacia mas atronadores todavía. Ea question était
tendue (como decimos en francés), tirante, amartillada,
si se quiere, en español; y aprovechándose de ella los
dueños de estos generosos animales, los lanzaron al camino
para que, acarreando materiales, sirviesen estos á colmar
los hoyos que. aún existian en la parte baja.
El burro, segun se deduce de allí, no es (en cuanto 4
la parte moral) lo que se han figurado muchos, un animal
que sea falto de sentimientos nobles, á pesar del abati,
miento en que se vé postrado entre nosotros. Es el modelo
de los esposos; y en medio de los trabajos que le agobian,
nunca se le ve reñir con su compañera, sino al contrario,
unirse estrechamente con ella. Su paciencia, su frugalidad,
son proverbiales; y su gratitud hácia las personas que le
nutren poco y le maltratan mucho, le hacen acreedor à
nuestro aprecio, mucho mas, si se considera que es el
compañero mas fiel del pobre, cuya sobriedad trata to-
davía de superar (1). *
El Cristiano debe ver á este solipéde con respeto sumo,
acordándose de que, en circunstancias apremiantes, huyó
& Egipto, sentada en él, la Santísima Virgen Maria; y que
(1) Otras plumas (y no de ganso como la mis,) han ensalzado al burro; Buf-
fon dice: «L'Ane est donc un âne, ce n'est point un cheval dégénéré, un cheval
« à queue nue; il n'est ni étranger, ni intrus, ni bâtard; il a, comme tous les ani-
« maux, sa famille, son espèce et son rang ; son sang est pur ; et quoique sa no-
« blesse soit moins illustre, elle est tout sussi bonne, tout aussi ancienne que
« celle du cheval. Pourquoi donc tant de mépris peur cet animal, si. bon, si pa-
atient, si sobre, si utile ?. Les hommes mépriscraient-ils jusque dans les ‘ani-
« maux ceux qui les servent trop bien et à trop pea de frais ? On donne au che-
«val de l’édueation, on le soigne, on l’instruit, on l'exerce , tandis que l'âne,
« abandonné à la grossièreté du dernier des valets ou à la molice des enfants,
« bien loin d'acquérir ne peut que perdre par son éducation ; et s'il n'avait pas
« un grand fond de bonnes qualités, il les perdrait en effet par la manière dont os
« le traite : il est le jouet, le plastron, le bardeau des rustres qui le conduisent le
+-bêien à la main, qui le frappent, le surchargent, l'excèdent sans précautions,
« sans ménagement.» (Un lenguaje tan bello no se traduce : es como una armo-
mía que todos entienden.)
/
420 1856
tampoco se desdeñó el Divino Salvador de entrar en Jeru-
salen montado en un burro.
Si estos recuerdos los tuviésemos bién presentes, le da-
riamos mejor trato á un animal á quien, por su humildad,
prefirieron à otro, los que tanto sufrieron por nuestra
causa, llevando, como premio, este favorecido pachyderme,
estampado en el lomo el signo de nuestra redencion (1).
Tales méritos, á mi ver, son muy suficientes, para que
de algunos fueros gocen tambien entre nosotros los esti-
mables burros. ¿ Y como no se acordó de ellos el tatita cura
de Zacapoastla....? (2) ¡Qué ingratitud, qué olvido tan
punible... !
Comme fiche de consolation (como ficha de consuelo),
en medio de sus miserias, el burro, muchas veces, es el
predilecto de nuestras hermosuras que se complacen en
cabalgar en él, como dice cierto poeta :
« Quelquefots,, consolé par une chance heureuse,
« Il sert de Bucéphale à la beauté peureuse. »
(Lo que parafraseado, viene á dar los versillos siguien-
tes)
« Consolado algunas veces
« Por feliz casualidad ,
a Puede servir de Bucéfalo
« À la tímida beldad. » !,
(Traduccion de Casimiro Collado.)
Si hablé mal de los burros, en razon de su pachorra,
hoy que observé en ellos algunas chispas de fuego sacro,
les doy una satisfaccion, como lo hacen á cada rato con sus
lectores, tantos periodistas que van à buscar en los cuernos
de la luna, las mas noticias que nos dan por ciertas,
(4) En el garrot 6 crucerro del burro, se distingue generalmente el trazo de
una cruz,
(2) Quien se acababa de pronunciar al'í por Religion y Fueros,
DISCURSO AL PRESIDENTE COMONFORT. 421
Nadie me objetará que, por mis turbias luces, no me-
rezca yo ser el abogado de los burros : y siendo defensor
asnal, sostengo el pro y el contra, como tiene el derecho de
hacerlo cualquier togado.
Así es que, por los servicios que me acaban de prestar
mis clientes, mi gratitud para con ellos será tan larga
como sus orejas. — Dije. .
ERNESTO MASSON,
Secretario de la Sociedad promovedora de
obras de utilidad pública, en Tacubaya.
DISCURSO
PRONUNCIADO EL DIA 30 DE MAYO, DE 1856, AL IR EL I. AYUN-
TAMIENTO DE TACUBAYA Á FELICITAR AL EXCMO. SR. PRESI-
DENTE, GENERAL D. IGNACIO COMONFORT.
A mi edad, Sr. Presidente, la memoria suele ser algo
fragil; y por esta razon suplicaré à V. E, me permita leer
la humilde alocucion que por mi boca le dirigen, tanto mis
compañeros en el Ayuntamiento de esta villa, como el dig-
no Cura párroco que nos acompaña.
Excmo. Sr. — Antier en la noche ignoraba todavía el I.
Ayuntamiento de Tacubaya la presencia de V. E. en esta
hermosa villa, y reparando el error en que estábamos, nos
apresuramos hoy à venir à cumplimentar á V. E. por el
honor que nos departe al haber escogido este lugar para
venir á descansar de sus multiplicadas tareas.
Tacubaya quisiera presentar á V. E. bellos paseos como
en Tlalpam; terrenos accidentados como en San Angel;
pero si la naturaleza ha sido algo ingrata para con nuestra
villa, la propension manifiesta que ésta denota hácia el pro-
greso, la hacen digna de ser y de haber sido en varias
422 1856
épocas el lugar de predileccion de los diferentes que, bien
ó mal, han regido los destinos de la nacion.
Tacubaya, en tiempos anteriores, como lo sabrá V. E.,
no era mas que una loma confusa, intrincada con ma-
gueyes; y su terreno tepetatoso, escaso de tierra vegetal,
no daba grandes esperanzas de que se volviese un dia un
sitio de los mas amenos, favorecido que estaba únicamente
por la hermosura de sus vistas y su proximidad à la ca-
pial.
. Como contrabalanza à los pocos favores que la naturale-
za habia dispensado á Tacubaya, aquí, felizmente, se en-
contró una poblacion mas animada que otra, y mejor dis-
puesta à seguir el impulso hácia los adelantos materiales
que distinguen á este siglo de prodigios.
Animados por unas autoridades esmeradas, se impro-
visó entre los vecinos un paseo que lleva el nombre del
ilustre caudillo que nos diera independencia. En el centro
de esta alameda se elevó un simple obelisco, en donde se
leen inscritos los nombres de los héroes que últimamente
perecieron en las aras de la patria, y las más calles y plazas
de esta villa que llevan sus gloriosos apellidos, recuerdan
igualmente su sentida memoria. Esta segunda idea la tuvo
nuestro amigo el Sr. general D. Angel Cabrera, Prefecto
que fué de esta villa, y que hoy yace en un lecho de dolor,
aguardando quizá la amputacion de una pierna; y el pri-
mer pensamiento es debido al Sr. general D. Ignacio Car-
ranza, el estinguido Prefecto benemérito de Tacubaya. Por
esta gratitud patriótica, merece Tacubaya la preferencia
con que la favorecen las autoridades supremas, haciendo
todos los dias esta villa nuevos esfuerzos para conservarla.
Aquí, tampoco se ha desatendido la educacion primaria,
y no ofreciendo Tacubaya un lugar bastante espacioso, en
donde pudieran recibir los niños de ambos sexos, los pri-
meros conocimientos elementales, lo mismo que los adul-
DISCURSO AL PRESIDENTE COMONFORT. 493
tos; un Prefecto civilizador, el Sr. general D. Ignacio Car-
ranza, autor de las mejoras que aquí se notan, tambien tu-
vo el. pensamiento grandioso y casi inesplicable, de levan-
tar un edificio que codiciara el mismo México. Sin recursos
de ninguna clase, -se ocurrió para donativos, & todos los ve-
cinos de la villa; el pueblo entero se impuso faenas; y en
Tacubaya se vieron con enternecimiento, hasta á las mis-
mas señoras - acarrear piedras, en compañia de las autori-
dades, para la construccion de las escuelas y casas muni-
cipales. La benemérita tropa acantonada en Tacubaya, y
que mandaban los Sres. generales Cirez, Perez Gomez y
Zuloaga, se prestó con entusiasmo á estas generosas faenas;
y S, E., últimamente, se dignó consagrar & los adelantos
de esta obra, lo que produjera en un tiempo el derecho de
capitacion.
Con la proteccion de la Divina Providencia, y la de
V. E., el ilustre Ayuntamiento de Tacubaya cuenta con que
podrá dar cima á una empresa que sale de la órbita comun,
en un pueblo de pocos recursos, y que casi no tiene ren-
tas municipales, debiendo ser muchas, si se atendiera à
los méritos que ha contraido. |
El Excmo. Sr. gobernador, el Sr. Lic. D. Juan José Baz
que no desconoce los esfuerzos nobles, le ha pedido al
ilustre Ayuntamiento de cesta villa, el presupuesto de sus
gastos mensuales ; y nos atrevemos á suplicar á V. E. se
digne intervenir en que se nos designen unos fondos que
nos permitan hermosear esta villa, para hacerla digna de
ser la mansion del supremo gefe del Estado, y la de los de-
mas vecinos acomodados de la capital, que vienen aquí,
en pos de una salud mejor, y de un solaz que rara vez
puede presentar un gran centro de poblacion.
Concluiré mi desaliñado discurso, deseándole 4 V. E.
todas las felicidades que se merece, por haber afianzado
por su constancia, valor y tino político, la prosperidad de
494 1856
un país que habito desde 33 años y que adopté : lo que
me proporciona hoy el alto honor de pertenecer á esta
ilustre corporacion, y el no ménos grande de dirigiros la
palabra. — Die. — Ernesto Masson, sindico.
Terminado el discurso, el Excmo. Sr. Presidente, por un
movimiento espontáneo de nobleza que caracteriza la bon-
dad de su corazon, mandó llamar inmediatamente al Sr.
general Zuloaga, ordenándole enviara al momento á un
ayudante suyo á que se informara de su parte de la salud
del Sr. general D. Angel Cabrera.
¡ TACUBAYA NO PROGRESA!
« Quos ego... sed motos prestat componere fluctus. »
(VirG., LIB. 1. )
« Pero es mas conducente que aplaque antes las
« enfurecidas olas. »
Esto le contesta el Supremo Gobierno al ilustre Ayunta-
miento de Tacubaya, por el órgano de su síndico, cada
vez y cuando este funcionario se esfuerza, desde Mayo
próximo pasado, en invocar para Tacubaya una proteccion
y unos fondos que le permitan à la municipalidad ¡levar à
cabo las mejoras que tiene empezadas.
En efecto, desde los primeros dias del advenimiento del
nuevo Ayuntamiento al gobierno municipal, todos los sera-
fines que encerraba Puebla, habiéndose rebelado contra la
potestad temporal, el supremo gobierno, qu: avait d'au-
tres chiens d fouetter (que tenia otros perros que azotar),
muy en su lugar, repetia al molesto síndico, lo que el ver-
dino Neptuno : « Quos ego... sed motos præstat compo-
nere fluctus. »
Se calmaron afortunadamente las embravecidas olas del
TACUBAYA NO PROGRESA. 423
mar poblano, no con las mismas zurras que ántes empleara
con el Ponto-Euxino, este chusco de Jerjes; pero con unos
muy buenos cañonazos, y unas disposiciones perfectamen-
te combinadas que, aunque licenciado, no encontró traza-
das el Excmo. Sr. Comonfort, en las Pandectas de Justinia-
no, sino en su genio que las supo improvisar.
Concluida aquella religiosa y política algazara, el refe-
rido síndico dijo, y dijo muy bien : « Ahora es hora» ....
pero, ¡nueva equivocacion de su parte!.... aún no habia
llegado el post nubila Phœbus; y se encontró el porfiado
procurador del Comun, desde luego, con las protestas sin
número del bello y del feo sexo, en contra de la ley de des-
amortizacion de los bienes de manos muertas, como si al
primero le despojaran de sus bullarengues, y al segundo
de las que los llevan. Definitivamente, el tal síndico joue
de malheur (juega de malas); y si sus penas han de durar
lo que el enojo del clero, solo despues del 2//abatur orbrs
(de la destruccion del mundo, de Mr. Horacio, las verá
terminar.
Es indudable que estos nuevos chismes de manos muer-
fas, le roban la atencion al Supremo Gobierno; pero el
Ayuntamiento de Tacubaya de 56, que hizo parte del de
52 y 54, y que tiene comprobado que sus manos son algo
vivas y puras (como suena), se conducle al ver que se le
van acalambrando en el ócio, por tantas disputas que, se-
gun la gravedad que les atribuyen, parecen ser las del
cielo con la tierra.
Para mí, todo lo que pasa, no es mas qu'une guerre de
lutrin; y al leer la excomunion que anda sembrada por las
calles, esclamaré con Boileau : « ; Tant de fiel entre-t-1l
dans l'âme des dévots? » (¿Qué, tanta hiel le cabe 4 el al-
ma de los pios?
Como agraviado por las trabas que encuentro; y mas
alborotado que las mismas olas, que alias calmara Neptu-
426 | . 1856
no para salvarle la vida al volanton de Eneas, (1) diré
tambien mi parecer respecto à la cuéstion de los bienes
eclesiásticos, que han promovido la que hoy se agita, y
que no permite que se le haga caso al I. síndico del mas
I. de los Ayuntamientos habidos y por haber.
Jesucristo dijo : «mi Reino no es de este mundo : » En-
señó ademas à los ministros del culto á no poseer nada en
propiedad, y á vendér cuanto tenian, en provecho de los
pobres, si querian llegar 4 la perfeccion; solo Júdas se apo-
deró de la bolsa comun, y vendió á su Divino amo para au-
mentar su peculio.
Esto he leido, sin necesidad de ser síndico, pero movido
solo por la curiosidad de indagar las procedencias de las
cosas. Tambien supe por este medio, que ántes, las colec-
tas y las ofrendas de los fieles, eran fas únicas rentas con
que contaba la Iglesia; y que cuando los obispos trataron
de enriquecerse, San Cipriano les predijo una persecución,
COMO UN CASTIGO DIVINO.
De allí se ve que, sobre aviso no hay engaño; y el clero
en lugar de rebelarse hoy, debia postrarse ante UN CASTIGO
DIVINO, que las confiscaciones de Diocleciano y de Maximi-
niano, desde 302, debian haberle hecho prever muy de an-
temano. |
Tambien le incumbia'al clero, en lugar de mentar siem-
pre á los veintitantos concilios que se han reunido en varias
épocas, acordarse de los edictos de Valentiniano, renova-
dos en 390 por Theodosio, para poner un freno á su pa-
(1) Esto de volanton lo comprueba evidentemente lo que exclamó Dido, cuán-
do ese pio pillo de Troyano, tomando las de Villadiego, la dejó hecha un ascua.
« Le parjure abusait de ma faiblesse extréme,
« Et la gloire n’est pas à tromper ce qu'on aime. »
(Lef. de Pomp., tragédie de Didon.)
« El perjuro abusaba de mi debilidad extrema
« Y no hay gloria en traicionar á lo que se ama.
(Traduccion libre y no en verso.)
TACUBAYA NO PROGRESA. 427
sion de adquirir. No debia habérsele borrado tampoco que
San Juan Crisóstomo, en 404, le reprochaba al clero el
que abandonara sus deberes eclesiásticos, para cuidar de
sus inmensas haciendas, gastando todo su tiempo en seguir
pleitos, en lugar de instruir al pueblo. Igualmente podia
tener presente que el gran San Agustin predicaba sin cesar
contra las adquisiciones del clero. ¿Y qué ha sucedido des-
pues de tantísimos avisos?...... Que el clero, en Francia,
en tiempo de Luis XIV, poseía :
6,429 — abadías,
9,000 — castillos,
252,000 — haciendas,
20,000 — fanegas de tierra, plantada con viñas.
Ahora, que me digan estos nuevos protestantes contra
la ley de desamortizacion si se estraviaron un algo de los |
preceptos de nuestro Divino Salvador, que dijo; « mi reino
no es de este mundo ; » y si no es un verdadero CASTIGO DI-
VINO el que sufren hoy, por haber, tan largo tiempo, vio-
lado los sagrados mandatos de Nuestro SEÑOR.
Ya que, muy á pelo, tomo la defensa de unas providen-
cias que, como cristiano, me parecen verdaderameñte UN
CASTIGO DIVINO; suplico al Supremo Gobierno le proporcione
al I. Ayuntamiento de Tacubaya, todos los recursos de que
carece para componer sus caminos, aumentar su alumbra-
do, formar paseos (que son los que se buscan en el cam-
po), y reponer tambien todas las capillas del pueblo que
están en ruína, dandole una intervencion mas directa. en el
manejo de todas aquellas cofradías que, en lugar de cui-
dar del culto, permiten que se vean reducidos 4 escombros
(Santiago, por ejemplo) los varios templos en donde no
se puede ir á adorar á Dios, sin el peligro de que en ellos
sean aplastadas sus criaturas. — Dis.
ERNESTO Masson,
Síndico del I. Ayuntamiento de Tacubaya.
498 1896
DISCURSO
PRONUNCIADO ANTE EL EXCMO. SR. PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
POR EL SINDICO DEL I. AYUNTAMIENTO DE TACUBAYA, AL
IR ESTA CORPORACION À FELICITARLE LOS DIAS.
« Desde tiempo inmemorial, los antiguos y los moder-
nos han celebrado con fiestas, los recuerdos de sus hechos
heróicos; como los paganos y los cristianos, sus dioses 6
sus santos de mas ó ménos gerarquía. Las costumbres se
transmiten con algunas modificaciones, lo mismo que las re-
ligiones; y el dia de S. Ignacio, llama hoy al I. Ayunta-
_ Tmiento de Tacubaya, á felicitar á V. E., cuyo santo pa-
trono, por una coincidencia estraña, y en cuanto á grandes
empresas (salvo las manchas de este), tiene con ella, en
apariencia, ciertos puntos de conexion.
« En efecto, S. Ignacio, sin atender à los fines, em-
prendió en religion una obra de magnitud suma, lo mismo
que V. E. en política; y no considerando, repito, los inte-
reses que movieron á este santo ; lo que ha quedado fuera
de duda, es la grandeza de la obra que acometió.
« La historia, ademas, nos enseña, que las primeras in-
clinaciones de S. Ignacio fueron enteramente guerreras; y si
ultimamente, en el sitio de Puebla, manifestó Y. E. su va-
lor y su serenidad; tambien su santo patrono, en épocas
muy remotas, denotó en la defensa de Pamplona contra
los Franceses, un arrojo sin igual, no consintiendo nunca
en rendirse, más que despues de haber quedado lacerado
por unas heridas graves y dolorosas.
«S, E. se está desvelando hoy por afianzar el porvenir
de los pueblos; lo mismo que, despues de abandonada la
carrera de las armas, el santo de su nombre se ocupara,
DISCURSO AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, 429
en tiempos pasados, y entre miles de fatigas, en fijar los
destinos de la sociedad... de Jesus.
« Si V. E. animado de los mas ardientes deseos, para
abrirle à su patria una nueva era de felicidad y de progreso,
lidia á cada momento con una multitud de obstáculos que
sabrá superar : igualmente nos acordaremos de que la In-
quisicion,... que tambien era santa, mandó precipitar en las
mazmorras de su iniquidad, á un futuro santo, que á la
Iglesia le habia de dar tanto lucimiento,... y alguna
guerra.
« S. Ignacio, en 1541, fué tambien nombrado general...
de la órden; y V. E., por miles de títulos, adquirió en las
breñas del Sur y bajo el cielo tórrido de Acapulco, el grado
de general que, con tanta justicia, le confiriera la gratitud
de los pueblos cuyas libertades defendia.
« El l. Ayuntamiento de Tacubaya, sin proponerse mez-
clar lo sagrado con lo profano, no puede ménos que desear
à V. E. el que sea coronado en sus empresas, con el éxito
asombroso que, en otro tiempo lograra su santo patrono,
cuya fama, durante tres siglos, llenó por completo,... pero
no con pocas manchas y alternativas, las páginas de la his-
toria monacal.
«Si, más tarde, los sucesores del santo patrono de Y, E.,
vieron el edificio que habian levantado, estrellarse con es-
trépito en el orbe entero que habian invadido; fué porque
estos se mostraron infieles à los votos de obediencia, po-
breza y castidad que, en 1539, pronunciara en Roma
S. Ignacio, ante Pablo III. Este cataclismo monacal se lo
mereció despues la Sociedad por sus desmanes de todo gé-
nero; su espíritu de insubordinacion sin igual; su boato
sin ejemplar, y el amontonamiento irritante de unas ri-
quezas incalculables, que vinieron á ser el escándalo mas
palpable de toda la cristiandad.
« Esto lo digo por vindicar á S. Ignacio (siendo el pa-
430 1886
trono de V. E.), de la responsabilidad de unos desbordes
que no fueron obra suya, y cuya furia arrastró por fin à la
Sociedad, 4 un abismo tan profundo, que el tiempo, aún,
no lo ha podido colmar. :
« V. E. que, ni de nombre, conoce el egoismo y la am-
bicion que animaron, con el tiempo, à la Sociedad que
formara su santo patrono; y à quien únicamente preocupan
los intereses del comun, logrará, no lo dudo, los fines glo-
riosos y verdaderamente regeneradores que se propone; y
mas afortunado que $. Ignacio, no verá, desde lo alto, tur-
bado un dia el reposo de su tumba, por el fracaso de sus
obras, y el estruendo de las pasiones humanas que las
derribarán.
« Este es el voto que, en este dia, forma el I. Ayunta.
miento de Tacubaya : ¡Dios quiera confirmarlo! y prolon-
gar-los dias de V. E., todo el tiempo que le sea necesario,
para ver desarraigadas de este infetiz suelo, las preocupa-
ciones añejas que lo adormecen.
« Sacudido el moho que encubre á México, lo veremos
todos, y dentro de breve, virtud á sus riquezas interiores y
& la feracidad de su suelo, levantarse hasta el esclarecido
rango que la Providencia, sin duda, le tiene designado. »
Dije, »
ERNESTO MASSON.
Síndico del I. Ayuntamiento de Tacubaya.
Dijo El Independiente, redactado por DEBARRÈS.
« La S. Ignace. — La fête de M. Comonfort a été célé-
brée jeudi entre amis et presque en famille. Nous n’avons
pas eu les boutiques fermées par ordre et des illuminations
forcées. Les officiers de la première brigade ont donné un
banquet au Président dans l’hacienda de la Téja. Les Mi-
nistres, le Gouverneur du District, quelques députés et
DERRUMBAMIENTO DEL GAMINO DE TACUBAYA. 431
quelques représentants de la presse et les principaux fonc-
tionnaires municipaux avaient été invités. Les débats im-
portants de Part. 15 (1) avaient empêché beaucoup de dé-
putés de s’y rendre. M. Ernest Masson, syndic de l' Ayun-
tamiento de Tacubaya, a adressé à M. Comonfort un dis-
cours excentrique, où de bonnes et sincères vérités ont été
prononcées sous une forme originale et piquante. »
DERRUMBAMIENTO
DEL CAMINO GENERAL DE TACUBAYA.
« Sparsaque sunt late vestigia currus. »
(Ovw. metam., lib, 31.)
« Y los restos del carro quedan esparcidos à lo lejos. »
Esto que dijo D. Naso, acaba de suceder en el barranco
que señala el encabezamiento de este artículo, y en el cual
hoyanco hace poco, acaba de volcarse una carretela. Para
esplicar este lance crudo, entraré en materia.
Segun habrá visto el público, por las cuentas que pu-
bliqué en el Heraldo del 7 de Mayo próximo pasado de este
año (como secretario que soy de la sociedad promovedora
de obras de utilidad pública en Tacubaya), los vecinos de
esta preciosa villa, gastaron de su bolsa, cerca de 1,300 ps.
en componer, al entrar à Tacubaya, un camino que desde
Apodaca, me supongo, no habian siquiera tocado.
Esta obra tan interesante para una poblacion, residencia
habitual del Excmo. Sr. Presidente (y refugium guoque, de
tantos estómagos en pena de ambos sexos), se hubiera sin
duda proseguido, si en mi oficio de colector de donativos,
no me hubiera desanimado la licencia poética de que usa-
ron conmigo dos antiguos y logrados nourrissons des muses,
(1) Relatiís à la liberté des cultes,
432 1856
no entregandome el dinero que me habian prometido.
Desde este dia juré no buscar en lo futuro contribuyen-
tes ni en el Hélicon, en cuyas aguas se quisieron compur-
gar las asesinas de Orfeo, tan solo porque era marido fiel,
ni en el Hymette, ni en el Parnaso, ni tampoco en tierra
llana; y esclamé abochornado y al estilo del dia... «¡Ay!...
para componer caminos, TODAVIA NO ES TIEMPO! (4).......
Con todo, elevado, hace muy poco, al puésto honorífico
de síndico del ilustre Ayuntamiento de Tacubaya, concebi
las mas dulces esperanzas de poder crear algunos fondos
que fuesen especialmente dedicados á la conclusion de una
obra que al Sr. Bardet y á mi, nos habia costado sudores
y algun dinero.
Con este objeto, la Municipalidad presurosa, remitió en
12 de Mayo próximo finado, el presupuesto verídico de sus
gastos generales, al superior gobierno del Distrito, indi-
cando (no con una fé pünica) los fondos con que facil-
mente se pudiesen cubrir ; empleando despues el sobrante,
salvo el prévio permiso del Excmo. Sr. gobernador, en aca-
bar, siquiera, lo mas urgente de la compostura empezada.
Desde el dia 13 del mismo mes de Mayo, no dejé un dia
casi de ver á mi curador nato, que lo es el Excmo. Sr. Go-
bernador, urgiendo para que se me aprobara el presupuesto
presentado, Por desgracia, en aquellas circunstancias aza-
rosas se me atravesaron unas legiones de ángeles Poblanos,
la intervencion, la desamortizacion, las protestas del feo y
lindo sexo, el leon de las (alias) Españas que mero rugía,
el art. 15, hoy el unicornio inglés, etc., etc., etc. ; y hasta
ahora, lo puedo decir, me he quedado como quien silbó
para ser oido, en medio del huracán que bramara en la loma.
Observaré, soy franco, que el dia 5 del presente, (tres
meses despues de entregado el presupuesto de que hablo),
(1) Esto esclamó un señor dipulado cuando se discutia el artículo 45 de la
Constitucion del 57, referente á la libertad de cultos,
DERRUMBAMIENTO DEL CAMINO DE TACUBAYA 433
se me devolvió este deseado documento, esta planche de se-
lut, no concediéndosenos, es cierto, recursos; pero sí, ha.
ciéndosenos unas observaciones sans queue n: téte, 4 los
muy raquiticos que tenemos. A estas observaciones contesté,
créanlo, con una lógica verdaderamente Dumarsaisiana
que no admitió réplica; lo que viene á comprobar que un
síndico, siempre, 6 es un hombre de cacumen 6 un ani-
mal que con brillo puede figurar en la casa de fieras del
Prado, 6 en el jardin botänico del mismisimo Paris, donde
cincuenta y seis años há, ví la luz primera.
Aunque postrado por nuestra pobreza municipal;
Aunque mil veces al dia surquen y barbechen nuestro
suelo mas de sesenta y seis carretelas de alquiler que no
nos pagan un medio real de contribucion; ocupando, sans
façon, nuestro sitio, y absorbiéndoselo todo el hambreado
México que me prometió nos iba á convidar;
À pesar de que no nos produzcan ni un centavo más de
166 barriles de aguardiente paisano, con que atarantan el
sensortum commune de nuestros subordinados, á quienes
hemos de vigilar;
Aunque nada nos dejen mas de 150 arrobas de mala
harina que amasan, y con que se esponjan los estómagos
de los sufridos Tacubayenses ;
Como no soy rencoroso, le avisaré al dueño de cualquier
coche que pase por el puente de la Condesa, que guarde
bien la mediana del camino, porque está entre dos preci-
picios; y que de no, le diré en la lengua de los dioses :
« Incidit in Scyllam, cupiens vitare Charybdim. »
Dejando à un lado las chanzas, pero dando un consejo
que me dicta mi amor al prógimo, suplico al Excmo. Sr. Mi.
nistro de Fomento mande llamar, en momentos, al Sr. Bus-
tillos, ingeniero hábil encargado del camino de México á
Toluca, para que con urgencia ponga remedio al éboule-
ment que denuncio, ó si no, muy en breve nos encontra-
23
434 | 1856
remos en el lugar que acabo de señalar, con una captrotada
: de carretelas, que no siendo enamoradas habrán dado,
cual Sapho, un salto que sin duda será el último de sus
innumerables brincos. ¡Dios nos ampare!...
ERNESTO Masson,
Síndico del ilustre Ayuntamiento de Tacubaya.
CELO LOABLE Y EFICAZ
DEL Ecxuo. Sr. MINISTRO DE FOMENTO.
Apénas habia leido el Excmo. Sr. Ministro de Fomento,
el comunicado anterior, inserto en el Heraldo del 10 de es-
te mes, sobre el derrumbamiento de las tierras en Tacuba-
ya, junto al puente de la Condesa; que mandó llamar, sin
desperdiciar un solo minuto, al Sr. ingeniero Bustillos,
cuyos talentos y actividad caminan de acuerdo con el em-
peño del alto funcionario que le dirige.
El Excmo. Sr. Ministro, todavía con el periódico en la
mano, le hizo presente al Sr. Bustillos el peligro que ama-
gaba á los transeuntes á la entrada de Tacubaya, dándole
la órden inmediatamente, para que, al dia siguiente muy
temprano, se viese con la persona que señalaba el mal, 4
fin de ponerle al instante el remedio.
El Sr. Bustillos, que muchas veces habia sido testigo
del afan que desplegaba la sociedad promovedora de obras
de utilidad pública, en Tacubaya, en la reposicion del ca-
mino; tampoco ignoraba que esta compostura se hacia con
los fondos que, con escasez, suministraban algunos veci-
nos de la villa, andando, se puede decir, como de Limos-
nero, el mismo socio de la Sociedad, y sufriendo, no pocas
veces, unos bochornos que la intencion que llevaba, de-
bian haberle evitado.
Con este motivo, el Sr. Bustillos le hizo presente al Ex-
CELO DEL SR. MINISTRO DE FOMENTO. “438
celentísimo Sr. Ministro, que al proceder el ingeniero del
Supremo Gobierno á trabajar en esta parte del camino de
Tacubaya seria, en cierto modo, hacerle sufrir una especie
de desaire á la Sociedad de mejoras; y que á su entender,
era preferible poner à la disposicion de la propia Sociedad,
los materiales de que carecia, y los oficiales necesarios
para que concluyese su obra del modo que lo entendiera, El
Sr. Bustillos, sin duda, no quiso, por delicadeza, tener ni
siquiera visos de quererse apropiar unos méritos que otros
habian adquirido.
Aprobó al momento el Excmo. Sr. Ministro las finas re-
flexiones del Sr. Bustillos; y el lúnes 141 4 las siete de la
mañana, cuando me iba para México, vi venir á caballo al
expresado señor ingeniero. Este amigo hizo parar inmedia-
tamente la carretela; bajé de ella en el acto, sospechando
casi cual era su mision; y no pude ménos que agradecerle
al Excmo. Sr. Ministro, 4 quien no tengo el honor de cono-
cer, una actividad verdaderamente digna de los mayores
encomios.
El Sr. Bustillos tuvo la bondad de decirme que nos
aguardaba al Sr. Bardet y 4 mi en su casa, à las tres.de la,
tarde; y habiendo ocurrido à la cita, le dimos las mas ex-
presivas gracias suplicándole se las diera á nombre de la
Sociedad al Excmo. Sr. Ministro de Fomento; y quedó de-
terminado que en el curso de esta semana nos mandaria
todo. lo necesario para remediar el derrumbamiento del ca-
mino.
Doy al público esta manifestacion sincera con tanto mas
gusto, cuanto que en mi país adoptivo, rara vez se toman
en una debida consideracion los reclamos de la prensa. —
ERNESTO MassoN, secretario de la sociedad.
436 1856
TACUBAYA
INVADIDO EN SUS FONDOS MUNICIPALES.
De la verdad que encabeza este articulo, resulta el poco
progreso que hoy se observa en Tacubaya..
Los coches de alquiler, que ántes le pagaban al Ayunta-
miento de la Villa sezs pesos de contribucion cada uno, en
cada mes, ahora no le dejan ni un comin ; y todo lo absor-
ve indebidamente México, que propiamente es el vorter del
Distrito.
De la pobreza grande en que está sumido Tacubaya, re-
sulta vue han cesado los adelantos que tanto recomendaban
á esta villa, visitada diariamente (¿quién lo creerá?) por
mas de mil personas que vienen de la capital, 6 4 remediar
sus males, ó & solicitar justicia, cuando reside en Tacubaya
el Excmo. Sr. Presidente de la República.
Gracias & los pasos que en el progreso ha sabido dar Ta-
cubaya, el número de las carretelas de alquiler se aumentó
considerablemente, y de 20 6 25 que eran en 52, han su-
bido 4 mas de 66.
Dichas carretelas, hijas propiamente de Tacubaya, de
su clima benigno y de los afanes de sus vecinos que, en
mejorar la poblacion, han gastado de su propio peculio mas
de 30,000 ps. ; estas carretelas, repito, que ocupan el sitio
municipal de la villa todo el dia, que destruyen el piso de
sus calles en cualquier direccion, ni un centayo de contri-
bucion le pagan hoy 4 la municipalidad.
Damos esta relacion al público que, no estando informa-
do de nuestras miserias, está siempre dispuesto 4 criticar,
muchas veces toscamente, el mal estado de las calles de
Tacubaya, lo montuoso de sus banquetas, su falta de poli-
cía, etc., etc., etc.
TACUBAYA INVADIDO EN SUS FONDOS. 437
Este fondo de coches, 6 la parte que de él le tocaba 4
Tacubaya, le ha sido propiamente arrebatado, en tiempo
de la pasada intendencia, que siendo abolida por ley, se
mantuvo firme en Tacubaya durante mas de seis mescs,
sin consejo municipa! de ninguna clase que garantizara las
libertades públicas, como si fuera procónsul romano el in-
tendente.
He dicho que este fondo de coches le fué arrebatado por
México à Tacubaya, y lo probaré. En el año de 52, sien-
do Presidente del ilustre Ayuntamiento de Tacubaya el Sr.
D. Francisco Iturbe, y yo el síndico, se celebró un conve-
nio con el Excmo. Ayuntamiento de México, en que intervi-
nieron por parte de la capital, los Sres. capitulares si-
guientes :
El Sr. Lic. D. Juan José Baz.
El Sr. general D. Félix Zuloaga.
El Sr. Lic. D. Manuel Morales Puente.
El Sr. D. Juan Palacios.
Y por parte de Tacubaya,
El Sr. coronel D. Ignacio Carranza, regidor.
El Sr. D. Ernesto Masson, síndico.
En esta reunion, que tuvo lugar en casa del Sr. Carran-
za, en México, quien dió un convite al efecto, se trató la
cuestion, como se dice en frances, entre la poire et le fro-
mage (entre la pera y el queso).
Despues de una ligera discusion, 4 la cual presidió la
mayor cordialidad, el Ayuntamiento grande le cedió al chi-
co, conociendo la razon, 3 ps. de los 10 que pagaba á
México, cada una de las carretelas de alquiler de Tacu-
baya.
Más tarde, en 1854, siendo Prefecto de Tacubaya el
Sr. coronel D. Ignacio Carranza, se solicitó del gobierno el
que percibiese Tacubaya, otros 3 ps. de esta misma con-
438 - 1856
tribucion, fundándose en que estos coches de alquiler mas
bien eran propios de Tacubaya que de México, habiéndole
caido à este dicha contribucion, como el maná, sin que tu-
viese grandes méritos para ello.
Efectivamente, en 29 de abril de 1855 se dió un decre-
to, que nunca se ha derogado, que le concedia otros 3 ps.
de la contribucion de 10 ps. que pagaban 4 México, los
coches de alquiler de Tacubaya ; y desde este dia, México
solo percibió 4 ps. y Tacubaya 6 ps,
Er el dia estos coches, siendo 66, le producen á México
mensualmente la pequeñez de 660 ps., sin contar todavía
con los 2 ps. 2 rs. que cada coche satisface al mes à la ad-
ministracion, 148 ps. 4 rs.
Total de esta renta en cada mes, para México, 808 ps.
L rs.
El nuevo Ayuntamiento de este año, tan luego como en
mayo próximo pasado tomó posesion del gobierno munici-
pal, practicó todas las diligencias necesarias para recon-
quistar su contribucion; y desde mas de tres meses, no se
le ha contestado.
Con todo, el 25 de julio próximo pasado, el Sr. D. Juan
Palacios, regidor de coches de México, me mandó llamar,
y delante del Sr. Iglesias, administrador del sitio, me pro-
metió que, siendo la contribucion un negocio arreglado ya
con el Excmo. Ayuntamiento de México, el de Tacubaya,
desde el 1.” de agosto cobraria 3 ps. de los 40 que rendia
cada coche de alquiler.
Di parte inmediatamente á la municipalidad de Tacu-
baya de esta feliz nueva; pero llegó el 1.”, el 2, el 3 y boy
el 16 de agosto, sin que se nos haya comunicado nada res-
pecto del cobro deseado.
El Ayuntamiento de Tacubaya, á quien irritó, muy jus-
tamente, esta inconsecuencia de parte de México, intimó
hace dias à los dueños de coches de alquiler, que tuviesen
TACUBAYA INVADIDO EN SUS FONDOS. 439
que satisfacerle á la municipalidad, la contribucion de 6 ps.
que antes le pagaban; pero breve, el Excmo Sr. goberna-
dor suspendió la órden, sin que se nos diesen los 5 ps. pro-
metidos, y quedó sin efecto la providencia dictada por el
Ayuntamiento, burlándose casi de ella los mismos coche-
ros, con menoscabo de la respetabilidad del Ayuntamiento.
Como todos los Ayuntamientos son menores, y que el
Excmo. Sr. gobernador es su curador, le suplicamos que
tome en consideracion nuestros intereses, nuestro propio
decoro; y que por pequeños que sean estos intereses, no
permita que los perjudique el Excmo. Ayuntamiento de Mé-
xico, que ve con desprecio, los reclamos justos de una mu-
nicipalidad de pueblo.
Pedimos tambien al Excmo. Sr. gobernador, que puesto
en corriente nuestro fondo de coches, todo lo indebida-
mente percibido por el Excmo. Ayuntamiento de México,
durante mas de siete meses, le sea devuelto al de Tacubaya,
aplicando directamente esta cantidad á la construccion de
las escuelas y casas de cabildo de esta Villa, en cuya con-
closion, se interesa extraordinariamente el Excmo. Sr. Pre-
sidente.
Calculando que en estos siete meses, no hubiese Fabido
mas que 50 carretelas (y eran mas), y que estas hayan
producido naturalmente, 4 10 ps. cada una, 3,500 ps.; la .
mitad de esta suma, ó sean 1750ps. aplicándose & las eseue-
las, breve se pondrá en estado de uso el departamento
destinado 4 la educacion primaria.
Como síndico de este ilustre Ayuntamiento, y procurador
del Comun, no merecería ocupar el puesto que el mismo
Excmo. Sr. gobernador me confió, si- dejara invadir los fon-
dos municipales, de donde han de dimanar el bien general,
el órden y el progreso de esta poblacion.
No dudo un solo instante, que me llamarán terco, em-
pachoso, imprudente, etc.; pero cumpliendo con mi deber,
440 1856
no me arredran estas denominaciones vulgares : y si ago-
tados todos los esfuerzos que me incumbe hacer, no consi-
guiere justicia, dejaré el cargo que ejerzo, para cubrir una
responsabilidad que no debe gravitar sobre mi.
ERNESTO MASSON,
Sindico del I. Ayuntamiento de Tacubaya.
¡ REPARACION !
Habiendo llegado el 16 de este mes sin que se cumplie-
sen las promesas hechas por uno de los señores regidores
de México à otro de Tacubaya, tocante à la parte de la
contribucion de coches que iba à percibir dicha villa, se
publicó ayer el artículo encabezado : Tacubaya invadido en
sus fondos municipales.
Pero el Excmo. Sr. gobernador, cuya justicia bien acre-
ditada no podia desentenderse de las quejas de Tacubaya,
ya tenia dispuesto, el propio dia 16 (sin que lo supiera la
municipalidad de la villa), que el producto de la contri-
bucion de las carretelas se dividiese por igual entre los
Ayuntamientos de México y Tacubaya.
Esta determinacion no se supo en Tacubaya mas que el
16 á las siete y media de la noche, habiéndosela comuni-
cado à estas horas al Sr. Presidente del Ayuntamiento de
esta villa, el Sr. regidor de él D. Vicente Gorostiza, de
parte del Excmo. Sr. gobernador del Distrito. Este alta y
. empeñoso funcionario le dió al Sr. Gorostiza la órden ver-
bal de que el juéves de esta semana viniese una comision
del Ayuntamiento de Tacubaya à ponerse de acuerdo con
otra del Excmo. Ayuntamiento de México, tanto sobre la
TACUBAYA INVADIDO EN SUS FONDOS. 441
contribucion de coches, como sobre las disposiciones admi-
nistrativas que los han de regir. "
Damos al Excmo. Sr. gobernador, de parte del Ayunta-
miento de Tacubaya, las mas expresivas gracias por la
providencia que se ha servido dictar, y que facilitará à la
municipalidad de esta villa los medios de poder cubrir los
gastos que requieren su alumbrado, paseos, policía, etc.,
cuyos ramos, por una falta absoluta de fondos, sufrian ne-
cesariamente algun abandono.
ERNESTO MASSON,
Sindico del I. Ayuntamiento de Tacubaya.
1357
445
AGUAS DE TACUBAYA.
a Multaque tibi possum commemorando
« Argumenta fidem dicteis corradere nostreis :
« Verum animo satis hœc vestigia parva sagaci,
« Sunt, per quee possis cognoscere cætera tute. »
(Luc. : De rerum nat.—lib. I.)
À estos argumentos padiera agregar otros muchos que
darian un ynevro peso à más palabras; pero son suf-
cientes algunos datos ligeros para ercaminar ta espíritu
penetrante al conocimiento de los demas,
Lo que dijo en un tiempo Lucrecio, queriendo. descu-
brirle 4 Memmio los secretos de la naturaleza, muy bien lo
puedo repetir al Excmo. Sr. Ministro de Gobernacion, res-
pecto de nuestras aguas que no encierran arcano alguno,
para que se digne $. E. hacer respetar las ordenanzas que
las rigen, y no permita por mas tiempo, que dichas aguas
estén alteradas en su pureza.
Diré en qué me fundo : —En 19 de abril de 1845, cuan-
do el Excmo. Ayuntamiento de México, al publicar sus or-
denanzas de agua, reprodujo textualmente, las que, desde
mas de un siglo las gobernaban ; no tuvo otro motivo, sin
duda, que el de fijarlas de un modo indeleble en la mente
de los señores regidores comisionados de aguas, á cuyo
cargo debian estas, en lo futuro, quedar confiadas.
Recorramos lo pasado :—En 27 de octubre de 1710, el
duque de Albuquerque formuló unas ordenanzas de agua
en extremo sábias y previsoras, que se publicaron en México
en 15 de enero de 1711. Estas, como lo indico mas arriba,
formaron cuerpo y parte integrante con las condiciones y
aclaraciones que, sobre el ramo de aguas, dió á luz el Ex-
celentísimo Ayuntamiento de México, en la precitada fecha,
de 19 de abril de 1845.
De estos datos resulta que el duque de Albuquerque,
desde 1710, manifestó el mayor celo, en que, por ningun
446 4857
motivo, fuesen enturbiadas las aguas de Santa Fe, y con
este fin dejó estampadas las prescripciones siguientes, que
probarán cuán antigua es la pureza de las aguas del refe-
rido Santa Fe, que hoy reclamo.
« En consecuencia de la ordenanza antecedente (dice el
« duque de Albuquerque), que atiende á que las aguas
vengan limpias, sin mezcla ni maletía, se ordena y manda,
« que así en la dicha atargea que está en las barrancas
« de Santa Fe, como en los altos de Tacubaya, y la atar-
« gea que procede del bosque de Chapultepec que llaman
« el Rucio, hasta la caja del agua de San Juan, ninguna
« persona sea osada à ir á lavar ni laven en estas partes
« ningun género de ropa, lanas ni otras cosas encima de
« ellas, ni en partes donde puedan maltratar las atargeas,
ni juntar el agua de esta servidumbre con la que viene
por estos conductos, pena de diez pesos por cada vez que
sucediere, etc., etc. »
Como se ve, desde aquel tiempo se conservaron las aguas
azuladas de Santa Fe en toda su pureza; y habiéndose es-
tablecido en el pueblo de este nombre una fábrica de pól-
vora, jamas se pensó en usar de otro poder motor que no
fuera las mismas aguas de Santa Fe, por no alterar en ma-
nera alguna su transparencia, tan particularmente reco-
mendada en las ordenanzas.
Por desgracia en 1854, el señor regidor comisionado de
aguas del Excmo. Ayuntamiento de México, no tuvo muy
presentes estas ordenanzas; y unas aguas que habian per-
manecido cristalinas durante mas de un siglo, y de las
cuales habia disfrutado Tacubaya en esta centuria; estas
aguas, repito, fueron transformadas, con desprecio de las
ordenanzas, en unas aguas que, en tiempo de lluvias, son
enteramente barrosas y de un color de ocre muy pronun-
ciado.
Tan triste metamórfosis se operó del modo y por las ar-
a
Aa
AGUAS DE TACUBAYA. 447
tes que referiré. En 1852, el súbdito inglés D. Guillermo
Jamison (difunto) tomó en arrendamiento la fábrica de pól-
vora con sus aguas, y ya destruida por la última esplosion
que sufrió este ingenio en 4827 6 28, con el fin de esta-
blecer allí una fundicion de hierro.
Breve conoció el referido Sr. Jamison, que el volúmen
de las aguas de Santa Fe (únicas con las que habia arren-
dado la fábrica) era insuficiente para mover la rueda
grande que allí habia mandado construir; y como en frente
de su fábrica, á 400 6 500 varas mas arriba, pasaban las
aguas llamadas de los Leones, que aunque sucias en ex-
tremo, miden de 9 á 12 surcos; el Sr. Jamison tuvo la pe-
regrina ocurrencia de tratar de unirlas á las de Santa Fe,
desbarrancándolas sobre estas, sin cuidarse muy poco de
enturbiar aquellas últimas, aunque atacase la propiedad
centenaria de una villa como Tacubaya, que cuenta ya con
mas de dos mil almas.
Tan luego como el Ayuntamiento de la villa, en 1854,
tuvo conocimiento de las pretensiones raras del Sr. Jami-
son, las combatió con razones de ley, y haciendo presentes
los inconvenientes, daños y perjuicios que iba á sufrir Ta-
cubaya y el colegio de Chapultepec, en el goce respectivo
de sus aguas. La oposicion del Ayuntamiento, de que era
yo regidor de aguas, duró cuatro meses; pero se tomó muy
poca cuenta de ella; y el Sr. Jamison, favorecido en sus
proyectos por la administracion dictatoria de Santa-Anna,
llevó á cabo su empresa, á despecho de los muy fundados
reclamos de una villa, de que hizo, en cierto modo, la mas
completa mofa,
Con todo, y segun se me aseguró, la órden que dió Santa-
Anna en este tiempo, y que aprovechó el Sr. Jamison (no
sé por qué), fué la de disponer de una parte de las aguas
de los Leones, para la fábrica de póltora que se iba à esta-
blecer en Santa Fe. Si al contrario, la órden fué directa al
ne = o.
348 1857.
Sr. Jamison, dicho señor nunca pudo ignorar. que los actos
de Santa-Anna debian ser revisados algun dia por el so-
berano Congreso que se reuniese, los cuales serian 6 man-
tenidos 6 invalidados, sometiéndose desde luego 4 su de-
cision. |
Trascurrió algun tiempo desde la ejecucion de esta ór-
den ;. pero habiendo á poco triunfado la revolucion de
Ayutla, el Ayuntamiento de Tacubaya se apresuró á soli-
citar del soberano Congreso, que llamase 4 revision y anu-
lase un acto de Santa-Anna que tanto habia perjudicado á
toda una poblacion. El Sr. diputado D. Espiridion Moreno,
oficiosamente, tuvo la bondad de promover en la Cámara,
la revision de este acto; y en efecto, se leyó en el « Moni-
tor » del 24 de mayo próximo pasado lo que sigue :
« En la sesion de ayer, presentó el Sr. Moreno una pro-
«. posicion sobre, que se sujete á revision el acto por el cual
« Santa-Anna mándó agregar las aguas de los Leones á
« Tacubaya, para que sirvieran d una fábrica de pólvora,
« la que fué admitida á discusion con dispensa de la se-
« gunda lectura. »
Distraido por sus grandes ocupaciones, el soberano Con-
greso, desde aquel tiempo, no tuvo el menor lugar para
ocuparse de un negocio de un interés secundario, sin que
por esto desconociese la justicia de la reclamacion.
Si la órden de Santa-Anna, para que se mezclasen las
aguas de los Leones con las de Santa Fe, fué dada para
que sirvieran à una fábrica de pólvora; nunca se pensó,
humanamente, en establecerla en un edificio donde existia
ya una fundicion de hierro, cuyo fuego ardiente esparce
chispas á grandes distancias y en todas direcciones, segun
el viento que reina. Si, al contrario, esta Órden fué refe-
rente al Sr. Jamison ; yo preguntaré , ¿es justo posponer
los intereses vitales de una villa entera, à los de un simple
particular ?
AGUAS DE TACUBAYA. 4i9
Hace unos ocho dias que los hijos del difunto Sr. Cañas
reclamaron igualmente seis surcos de las aguas de los
Leones que les pertenecen, y que deben tomar ántes de que
estas pasen delante de Santa Fe. Se trasladaron con este
objeto, en compañía del Excmo. Sr. gobernador, del señor
regidor de aguas del Excmo. Ayuntamiento de México, y de
varios de sus miembros, al lugar donde nacen las aguas de
los Leones, 8 fin de que se les fijase el punto donde las
habian de tomar. Apénas tuvieron esta noticia, segun me
dicen los que han adquirido la fundicion de la testamen-
taría del Sr. Jamison, que se empezaron á mover, queján-
dose de un ataque á su propiedad ; olvidándose sin duda,
de que el Sr. Jamison, á ciencia cierta, no habia reculado
ante la pretension injusta de despojar á una villa del goce
en que estaba, desde mas de cien años, de las aguas cris
talinas de Santa Fe. ¿Quién fué, en este caso, el prime
despojador; el Sr. Jamison, ó Tacubaya y los hijos del Sr.
Cañas?... ¡La propiedad del uno no data mas que desde
1854, y la de Tacubaya remonta á mas de cien años |...
En todo caso, segun la aclaracion 5.*, de las Ordenanzas de
aguas, el arrendamiento de ellas se concede únicamente á
la persona que lo solicita; à la cual, de ningun modo se le
concede derecho para que en caso alguno d bajo cualquiera
título, pueda trasmitirlo á otra persona. Muerto el Sr. Ja-
mison, cesó en él la concesion que se le hizo del uso de las
aguas de los Leones : no es inherente á la fábrica.
Cuando el Sr. Jamison consiguió la Órden de Santa-Anna
para que pudiese mezclar las aguas de los Leones con las
de Santa Fe; esta órden la firmó el Sr. Ministro de la
guerra, general D. Santiago Blanco, sin duda porque de-
biendo servir estas primeras aguas para una fábrica de pól-
vora (que nunca se estableció, y con razon), se versaban
allí asuntos del servicio. En el propio ministerio obra sobre
la materia el expediente á que dió lugar la oposicion de Ta-
29
460 1857
cubaya, £ ménos de que haya pasado despues al ministerio
de Gobernacion. |
Las personas que intervinieron en la ejecucion de la ór-
den de Santa-Anna, fueron :
Los Sres. D. Manuel M. Anzorena, regidor de aguas del
Excmo. Ayuntamiento de México.
D. José M. Ramirez, escribano del propio Ayuntamiento.
General D. Ignacio Mora.
Sr. ingeniero Bustillos.
D. Juan Ambris, fontanero mayor, residente en Tacu-
baya. |
Las autoridades de Santa Fe en aquella fecha, eran :
Los Sres. D. José Maria Canseco.
D. Eduardo Ramirez.
Este es el fiel relato de los hechos; y el espediente hard
fe de lo que acabo de esponer. Honrado en varias épocas
con el cargo de síndico del I. Ayuntamiento de Tacubaya,
en que tuve el honor de entrar : bien 6 mal, siendo lego,
reclamaré los derechos de unos menores, á quienes la ley
concede la restitucion ¿n ¿ntegrum de lo que les pertenece.
Ernesto MASSON,
Síndico comisionado de aguas.
TODO ES TORO HASTA LA COLA.
Deus dedit, Deus tulit, sit nomen Domini benedictum.
Este dicho vulgar encuentra su aplicacion respecto del
camino de esta capital hasta San Miguel Chapultepec, que
constituye la manzana 196, cuartel núm. 24, de México.
De allí se deduce que la cola del gran Tenostitlan, la for-
man los arcos de Chapultepec, teniendo estos, por nudo 6
. pompon, la fortaleza de este nombre. Dicha cola, 6 pro-
TODO ES TORO HASTA LA COLA. 451
longacion de la espina dorsal, con su correspondiente mé-
dula, que es el agua que corre por el h:dro-ducto, es parte
integrante de México y no de Tacubaya, como lo suponen
varias personas poco versadas en la inconstante topografía
del Distrito. Asi es que los que roban en el susodicho ca-
mino, colean, propiamente hablando, á toda una capital
que no sabe resguardar su cola. |
Esto lo pregono á son de la trompa del « Heraldo,» para
que no culpen á Tacubaya, de que no cuide de úna via de
comunicacion, donde, por entretenimiento, algunos religio-
narios ponen en práctica las ideas que tienen sobre la pro-
piedad, cuando no es suya.
Esplicaré el asunto. Desde el 25 de enero de 1855, el
señor Prefecto del partido de Tacubaya, le hizo saber al
ilustre Ayuntamiento de la propia villa, que el pueblo de
San Miguel Chapultepec era parte inherente á su suelo.
Tacubaya, como se vé, regía entónces los cortos destinos
del referido pueblo, sin contienda ni embarazo, hasta el
puente que llaman de los insurgentes, por medio de auxi-
liares, cuyo nombramiento aprobaba el gobierno del Dis-
trito. En esta época, cuando se cometia alguna fechoría, en
el camino de Chapultepec à México, las autoridades de Ta-
cubaya aguijoneaban el celo perezoso de las subalternas
del pueblo de San Miguel, para que moviesen sus rondas,
con el fin de vigilar sobre la seguridad de los transeuntes.
Pero, últimamente, en 22 de setiembre de 1856, sin que
se supieran los causales, la joya empinada de Chapultepec,
fué separada de la demarcacion de Tacubaya : lo que se
le dió à conocer al Ayuntamiento de esta villa, por medio
de un oficio asaz crudo que relataré ; cuando ejercia, muy
inocentemente la municipalidad los derechos que le in-
cumbian, nombrando como de costumbre sus auxiliares,
y oponiéndose naturalmente (ignorando la separacion de
Chapultepec de Tacubaya) á que otra persona, no puesta
452 1857
por ella, ejerciese allí ningun cargo de policía y buen go-
bierno.
Este es el oficio : |
« El Excmo. Sr. gobernador me ordena prevenga á V.S.
« se abstenga en lo absoluto de alterar la demarcacion de
« las manzanas de México, como lo hizo en 15 de setiem-
« bre, oponiéndose á que el C. Tomas Vargas desempe-
« ñase el cargo de sub-inspector de la manzana núm. 196,
« del cuartel menor 24, y advirtiendo que en lo sucesivo
« no formule tales providencias sin prévia cousulta de este
« gobierno. »
« De órden de $. E. digolo, etc., etc.
« Dios y libertad, México, setiembre 22 de 1856 —-Sr.
presidente del I. Ayuntamiento de Tacubaya. — Firmado:
J. M. del Castillo Velasco.»
En vista de lo espuesto, suplico á las personas que no
sabian hasta donde se nos estiraba la sábana, no nos cul-
pen á ciegas, de los desmanes é impertinencias de los que
no contando ya con los bienes del cielo, se apoderan, en
cambio, de los de la tierra.
En todo caso, y para tranquilizar los ánimos de los aman-
tes de la umbrosa Tacubaya, les participaré que el Excmo.
Sr. gobernador, hace ocho dias, ha dispuesto que desde
las oraciones de la noche, recorran el camino patrullas de á
caballo, que lo limpien de los defensores del fuero.
ERNESTO MASSON, séndco.
453
JURA DE LA CONSTITUCION.
PRÚLOGO.
Todos los Ayuntamientos del Distrito debiendo, como era
natural, jurar la nueva Constitucion de 1857 que la nacion
se habia dado ; me enfadaron sobremanera los escrúpulos
que, llegado el caso, acometieron á ciertos regidores, para
prestar el juramento debido.
Esta repugnancia infundada, de parte de mis compañe-
ros, me dictó el artículo : Jura de la Constitucion, que en
seguida se leerá. Apénas publicado este, el Eco nacional,
(periódico conservador), se apresuró á analizar mi remi-
tido, en otro que encabezó : Algo del género jocoso para
que se disiraigan los tristes.
Como estas jocosidades (que siento no haber conserva-
do) se limitaban á puras exclamaciones sin ninguna gra-
cia, inserté en contestacion al Eco, en el Heraldo del
5 de abril, otro comunicado que dió fin á esta polémica.
ErnestrOo MASSON.
REMITIDO.
« Les sermens ne sont pas une fragile chaîne
« Qu'on forme sans dessein. et qu'on brise suns prine. »
Los Ayuntamientos microscópicos del Distrito, en su to-
talidad, como los de Guadalupe y Mixcoac, etc., no han
querido jurar la Constitucion, no acordándose de que ántes
lo habian verificado, reconociendo el plan de Ayutla, y to-
do lo que de él dimanare, cuando tomaron posesion del car-
go municipal que se les confiara,
Echaron igualmente en olvido dichos Ayuntamientos, que
454 1857
son menores de edad ; y que el capitulo 111 de las Ordenan-
zas municipales que los rigen, dice en su artículo 37, lo
que sigue : |
« Los Alcaldes y Ayuntamientos, por ningun motivo y
» bajo pretesto alguno, se ingerirán en materias políticas,
« sino que se sujetarán absolutamente á la ley de su crea-
« cion; à lo dispuesto en las Ordenanzas municipales, y
« á las órdenes superiores que se les comuniquen por los
« conductos legales. »
El Excmo. Sr. gobernador del Distrito que es (se puede
decir) el curador nato de los Ayuntamientos, les mandó
últimamente que juraran la Constitucion; y estos debieron
de obedecer, tanto porque esta Carta fundamental era una
emanacion del plan de Ayutla que habian jurado ya, como
porque se lo ordenaba la autoridad superior de quien de-
pendian.
En Tacubaya, cuando se trató de jurar la Constitucion;
á un Sr. regidor le dolieron instantáneamente los riñones :
al otro le acometió /a sangre; y al tercero le entraron unos
reumatismos tan agudos que, dando de gritos, se quedó
como estacado en el pueblo de la Piedad. Esto prueba evi-
dentemente, ó que la Constitucion influye directamente so-
bre la salud, 6 que los dolientes son ellos mismos de una
muy mala constitucion.
Muchos de estos Sres., no han leido siquiera esta obra
eminente; pero los Sres. curitas que le tienen mala voluntad
al artículo 123 (1); y los demas ortodojos de algun calibre,
les han persuadido á estos sencillos y crédulos habitantes
de los pueblos, donde estos primeros están mudando de
temperamento, que la Constitucion de 57 tiene mas cola
que el mismo Belcebut, y que el Soberano Congreso tiene
sus sesiones en el Averno.
(4) « Corresponde exclusivamente á los poderes federales ejercer, en materias
« de culto religioso y disciplina externa, la intervencion que designen las leyes,»
JURA DE LA CONSTITUCION. 385
No sé en qué se fundan mis compañeros los Sres. regi-
dores : por que la Constitucion presente, à mi ver, es ente-
ramente liberal ; y que, virtud al artículo 5.* (1) se impedi-
rá en lo futuro que ciertos hacendados y todos los panade-
ros, que son los Boyares de México, retengan en una ver-
dadera esclavitud á muchos infelices que son traspasados
con el material de las oficinas en que sirven, como si fueran
muebles de tienda.
Tambien alegan algunos, que de religion no habla mucho
la Constitucion; como si esta no fuera la obra de unos ca-
tólicos, para el gobierno de un país puramente católico.
¿Todos los discursos preliminares impresos en la misma
Constitucion, acaso, no lo indican?.. ¿Qué dice el discurso
del Excmo. Sr. Presidente, á los Sres. diputados ?
« Reconociendo esta causa, los pueblos han buscado el
« remedio de sus males en una nueva Carta fundamental,
« que les asegurase el goce de los derechos sacrosantos,
« eternos é imprescriptibles con que los dotó la mano bien-
« hechora del Criador. »
« Quiera el Ser Supremo, árbitro del destino de los hom-
« bres y de las naciones, etc., etc. »
¿Qué es lo que se lee en el discurso del Excmo. Sr. Vice-
Presidente del Soberano Congreso, al Excmo. Sr. Presi-
dente?... ¿no es lo que sigue?...
« Para V. E., es la palabra de honor que el hombre san-
« tifica, invocando la presencia de Dios, etc., etc.»
« La Providencia Divina, en sus altos designios, movió
« vuestro corazon patriota, etc., etc.
« Esa misma Providencia Santa os destinaba tambien
(1) Artículo 5.*— «Nadie puede ser obligado à prestar trabajos personales, sin
« la justa retribucion y sin su pleno consentimiento. La ley no puede autoriza
« ningun contrato que tenga por objeto la pérdida ó el irrevocable sacrificio de
« la libertad del hombre, ya sea pur causa de trabajo, de educacion 6 de voto
« religioso. Tampoco puede autorizar couvenios en que el hombre pacte su
« proscripcion Ô deslierro. »
456 4857
« para dar cima á tan heróica empresa. ¡ Cumplid con los
« destinos de la Providencia ! » |
« Reconocen que el haber Ilegado al término de la obra
« principal que se les encomendara, es debido à un favor
« especial de la Providencia Divina, y por tan fausto acon-
« tecimiento, bendicen en lo intimo de su alma el santo
« nombre de Dros. »
¿Y el Congreso constituyente, qué le dice á la na-
cion?..
« Bendiciendo la Providencia Divina los generosos es-
« fuerzos que se hacen en favor de la libertad, etc., etc.»
« Y en tal situacion, para no desesperar dal porvenir,
« los ha alentado su fé en Dios, en Dios que no protege la
« iniquidad ni la injusticia, etc., etc.»
« Os quedan, pues, libres, espeditas, todas las faculta-
« des que del Sér Supremo recibisteis para el desarrollo de
« vuestra inteligencia, etc., etc. »
« Y en México, para su gloria ante Dios y ánte el mun-
« do, será una verdad práctica la inviolabilidad de la vida
« humana, etc., etc. »
« Ha sido fiel (el Congreso), al espíritu de su época, d
« las inspiraciones radiantes del Cristianivmo, e:c., etc.»
« Plegue al Supremo Regulador de las sociedades, ha-
« cer aceptable al pueblo Mexicano la nueva Constitu-
« Cion, etc., etc, »
¿ Qué mas quieren?... ¡ En resumidas cuentas, una Cons-
titucion no es un libro de oraciones; es el Código que fija
las libertades de un país!..
Como síndico que soy del I. Ayuntamiento de toda una
villa, vengo á ser, sin sentir, la forte téte de l'endroit, (el
hombre de cacumen del lugar); he jurado la Constitucion,
con la mano cast en la cintura (como se dice en lenguaje
familiar), y les aconsejo & mis compañeros que hagan otro
tanto. |
- JURA DE LA CONSTITUCION. 457
¡ El que cumple con su deber no puede ofender 4 Dios ni
à los hombres! Esta es mi conviccion.
En cuanto á estas voces de excomunion, no les presten
oido: cuentos son de viejas :son unas canciones reproduci-
das por el gorgeo apagado que, de su ya rojizo pecho,
exhalan aún ciertas palomas recias, en cien batallas desplu-
madas, que gracias á tales predicaciones, quieren hacer
grandes méritos, por reconquistar, al partir de este mundo,
su blancura que ya voló.
ERNESTO Masson, síndico.
AL ECO NACIONAL
Abril 5 de 1857.
« Echo n'est plus un son qui dans l'air retentisse,
« C’est un journal obscur qui raisonne en Jocrisse. »
(El eco no es ya un sonido que en el aire resuena,
Es un periódico oscuro que cual bobo raciocina.)
El estilo Jocrisse (niais ou benet, tonto-jocoso), es de los
que se usan, el mas bobo á que pueda acudir el periodista
que pretende, contra viento y marea, borrar el ceño en el
facies de sus pocos y adormecidos lectores. Estas gracias
pastosas se tragan con dificultad y repugnancia : al senso-
rium lo molestan, porque no se las puede explicar; y de
allí nacen muy frecuentemente, los ataques cerebrales que
lamentamos, debidos únicamente, las mas veces, à la sola
lectura de un periódico redactado en estilo-Jocrisse 6 Chi-
luca (que llamarémos así por lo pesado).
Despues de este exordio diré, que jamas hubiera llegado
á mis oidos el eco del Eco, si ayer, por casualidad, no me
hubiera encontrado un amigo que me diese la guintaleña
456 1857
nueva, de haberme consagrado, todo un editorial, el peri6-
dico à que tengo el inapreciable honor de contestar.
Más asustado naturalmente de este cataclismo para mi
reputacion, que por el que 4 mi alma la tiene en pena,
acordándome del dia 12 6 143 de junio próximo venidero
(época en que debe acabarse el mundo, segun los cálculos
de los astrónomos), busqué por mar y por tierra, es decir,
por todos los cafés y las mas despreciables buvettes, el Eco
nacional, sin poderle dar alcance. Los mozos á quienes se
lo pedia, cási se refan en mis barbas, y me contestaban :
« Vo se canse usted, señor : este periódico, tan solo se lee
«en las sacristias, donde se espende el aqua bendita à un
« precio algo mas subido que el de nuestros licores. » Gon
ménos trabajo buscó Telémaco à su alegrisimo padre, que
yo al Eco, que si es nacional, no hiere mas que muy parcial-
mente, el tímpano de sus nactonales.
Di al fin del dia, y trasudando, con este jocoso periódico;
pero como me cojió tan cansado ; al abrirlo, hallándome
en cama, se desprendió de él un vapor papaver?s, tan pro-
nunciado, que este me sepultó en el mas profundo sueño.
Me levanté al alba, con la cabeza pesada, por haberse
caido á mi cabecera el Eco malhadado ; y me desayuné en
caliente, con un sinnúmero de festividades del género Jo-
crasse más divertido.
El Eco nacional viene reproduciendo todo mi artículo de
la Jura de la Constitucion, publicado en el Heraldo del 29
del mes próximo pasado, con unas observaciones, que cla-
ramente denotan que el redactor del susodicho Eco, no sabe
palabra de las obligaciones de un regidor. Esto indica na-
turalmente que ni para eso es bueno; y que tampoco co-
noce los deberes de todo ciudadano, cuando, mal ó bien,
entra á ejercer un cargo público. ¡Qué triste es que un
Francés, ya Mexicano, se los venga & enseñar!...
Extraña el periodista, que un capitular jure, ántes de
JURA DE LA CONSTITUCION. 459
entrar á desempeñar sus funciones, las leyes y la Constitu-
cion del país que le honra con su confianza. Cansado seria
para los señores lectores del Heraldo, relatarles las sábias
ordenanzas que gobiernan á los Ayuntamientos, y que fueron
publicadas en México, en 17 de noviembre de 1845; solo
el Eco las puede ignorar.
En el capítulo 4.*, artículo 3.°, leerá el gracioso periodis-
ta: « El nuevo Ayuntamiento prestará juramento ánte el
« saliente, etc., etc. »
En el artículo 5.* : « Para el acto del juramento, se colo-
« cará en una mesa, la imágen de Jesucristo crucificado,
« y à los piés de ella, á su lado en un atril, los Santos Evan-
« gelios, etc., etc. »
En el artículo 6.° : « La fórmula del juramento será la
« siguiente: «¿Juraís á Dios guardar la Constitucion y le-
« yes vigentes, habiéndoos, etc., etc.»
Las gracias del Eco son tan excelsas, que no las entiendo.
Le molesta que jurara yo la Constitucion, con la mano en
la cintura, suponiéndome sin duda manco, para:que no ex-
tendiera, y con muy buena. fé, la otra en los Santos Evan-
gelios.
El Eco es apasionado por las exclamaciones : le habrá
favorecido la naturaleza al efecto; será muy bocon, supongo;
sus gracias son de quijada. Su refran predilecto es : « ¡Oh
« Tacubaya!.... ¡Tacubaya oh!.... Si estas son graciosi-
dades, que las entienda y conteste. ... Juan Diego. Al pro-
nunciarlas, el Eco abrirá tan disforme boca, que parecerá
víbora de cascabel; pájaro de la famila des fissirostres, 6
cocodrilo. Que converse con estos animales : ellos, y solo
ellos, tendrán suficiente boca para tragarse las corpulentas
Ernesto MASSON,
460 1857
PUENTE DE SHOLA
ENTRE TACUBAYA Y MIXCOAC, CORREGIDO, AUMENTADO Y CON
NOTAS EN EL MARGEN (QUE SON LOS SEIS ESTRIBUS CON
QUE ACABAN DE REFORZARLO ).
« Audaces fortuna jubal.»
Cuando en 26 de setiembre de 1852 se inauguró y ben-
dijo el puente de Shola, mas bien se le cantó un responso
que un aleluya, previendo sin duda el fin prematuro que le
aguardaba.
En efecto, la duracion de este pons sublicius (puente cast
de madera, igual à otro que defendiera, hace un pico de
años, D. Horatius Cocles, de tuerta memoria), no fué mas
que una série de repetidos y peligrosos achaques.
Muy desunidos entre sí (como nosotros), los maderos
que formaban la osamenta del puente; en extremo débiles
sus costillas 6 tablones , y el todo revestido con muy poca
carne, que era el cascajo que lo cubria ; este esqueleto ar-
quitectónico á cada momento se descoyuntaba, descubrién-
dose veinte veces á la semana unos agujeros de mas de una
tercia. |
El ilustre Ayuntamiento de Tacubaya, cuya caja, de vacía
es casi diáfana, no pudo por mas tiempo oir sin enterneci-
miento los plañidos lastimeros de los transeuntes; y tratán-
dose de remediar las flaguezas de un puente; se le dió, por .
razones de afinidad, la comision, al regidor mas maciiento
de la excelsa corporacion, decretándose por aclamacion un
gasto de muy poca monta. |
Asi se me vió desde este dia, como dice Lafontaine,
cual uno de estos échassiers de andar circunspecto , re-
correr en lo seco, por mañana y tarde, los tepetatosos are-
nales del camino de Mixcoac que apénas atraversara el
PUENTE DE SHOLA. +61
chameau de mas prominente giba, à pesar de tener los piés
tan preventivamente rajados, para no perder terreno en su
suelo, mas inconstante y movedizo que el corazon de la
mujer.
À ia primera vista de ojos (¡qué amigo de pleonasmos
es el Ibero !) que practiqué, en compañía del señor presi-
dente del ilustre Ayuntamiento: flaquearonme los fuseauz
Ó piernas, despues de haber procedido à la autopsia del
puente y haberme cerciorado de que casi todos los huesos 6
vigas estaban cariados en las puntas. La amputacion era
fácil ; pero los maderos entónces, no alcanzando 4 morder
sobre el diamante que los sostenia, preciso era cambiarlos
todos, aunque se elevara el gasto ó 120 6 130 ps.
En aquel aprieto, llamé à mi socorro à la Divina Provi-
dencia, con una fe tan ardiente que es casi roja; y ella,
aunque excomulgado por eso de la jura de la Constitucion,
me oyó como siempre. El Sr, D. Antero Villaurutia que
llegó á pasar por allí, me ofreció contribuir Con tablones,
para la reposicion del puente. A poco despues, el Sr. D. lg-
nacio Terroba , prometió ayudarnos con algun dinero que
colectara entre los vecinos de Mixcoac.
Alentado por estas dádivas, divisé á lo léjos al Robin-
son de Nápoles (por lo del paragua) D. Enrique Beale; y
este generoso amigo que merece llevar por sombrero un
cucurucho de mas de tres varas, como su aventurero patron,
se acercó al puente y me dijo de mandarle todas las vi-
gas inservibles, que me las reemplazaria por otras tantas
nuevas de Solano de 4 seis varas.
La municipalidad de Tacubaya, haciendo entónces un
postrer esfuerzo, mandó comprar cuatro docenas de-ta-
blones, diez y ocho vigas, bastantes clavos, y la cal nece-
saria. El caso es, que en diez dias, fué reforzado el puente
con treinta y nueve maderos nuevos, y siete docenas de
tablones fuertes bien claveteados , revestidos con una capa
402 1857
de pedazeria de ladrillo, y cubiertos en seguida, con mas
de media vara de buen cascajo. Se regé bien el todo; se
pisoneó ; y para coronar la obra, el artista tacubayense,
D. Carlos García, le dió al puente su maestra pincelada, sin
exigir nada por su trabajo.
Contribuyeron 4 la reposicion del puente, los señores
siguientes :
D. Ignacio Terroba, y otros vecinos de Mix-
COAC, COMl.ooooooooooooooo. ess... ps 12 »
D. Benito y D. Fermin Farias. .......... 12 »
D. Agustin Holting.............. cu... 5 »
D. Francisco Iturbe. .................. D »
El Sr. Watson. . ... posrssessssssseses 2 »
D. Alejandro Low......... soso. 3 9
Y la municipalidad de Tacubaya con cerca de 45 >»
Donativos en materiales.
El Sr. D. Antero Villaurutia, 3 docenas de tablones.
El Sr. D. Enrique Beal, 21 vigas de Solano.
El Sr. D. Juan Bachere, carretadas de pedazeria de ladrillo.
Merced á esta reposicion en regla, puede cualquier carro
mónstruo de los de Veracruz, pasar sin escrúpulo, temor
6 desconfianza, por nuestro puente de Shola que es hoy
mas firme que el de Austerlitz.
E. M.
463
FELICITACIÓN.
El Sr. D. E. Masson, síndico del I. Ayuntamiento de
Tacubaya, felicitó al Excmo. Sr. Presidente de la Repúbli-
ca, en nombre de dicha corporacion, en los términos si-
guientes :
DISCURSO DEL SÍNDICO DEL 1. AYUNTAMIENTO DE TACUBAYA,
. FELICITANDO LOS DIAS DEL EXCMO. SR. PRESIDENTE
DE LA REPÚBLICA.
Hace un año que en igual época, el I. Ayuntamiento de
Tacubaya tuvo el alto honor de ser admitido ánte V. E.,
para felicitarle en el dia de su santo; y esta I. Corporacion
cumple hoy presurosa, por segunda vez, mas bien con
una obligacion que le impone su gratitud, que con un
simple compromiso, á que la liga el puesto honorifico que
Ocupa.
Quisiera el Ayuntamiento, como en la primera ocasion,
tener el espíritu bastante tranquilo, para poder adornar su
alocucion con algunas imágenes que avivarian el discurso;
pero las circunstancias actuales son demasiado luctuosas,
para que la imaginacion se solace libremente en el campo
que tanto le gusta recorrer.
La sorpresa, no el temor de una guerra traida de Ultra-
mar, que en lontananza nos amaga, opaca necesariamente
por momentos, las ideas risueñas que para nosotros hace
nacer de tropel el grato dia del santo de V. E. Felizmente,
y á pesar de tantos anuncios alarmantes, muy poco cree-
mos en la posibilidad de esta grande contienda; porque la
España, en atizarla injustamente , vendria á comprobar lo
que nos enseña la historia, y es, que ciertos reyes y mi-
nistros, al lanzar á los hombres á guerrear, no lo hacen
con otro fin, mas que con el de dispensarse de gobernarles
464 1857
bien. Las disputas armadas de nacion á nacion, cuando
fueron amigas, son como los pleitos comunes : la que los
gana, siempre pierde; y México, por su parte, imitará á
los hombres grandes, que son los últimos en aconsejar la
guerra, y los primeros en volar á ella.
Rechacemos, pues, de nuestra mente, ya que aun es
tiempo, el cuadro de un porvenir sangriento que nos pro-
meten los estruendos imponentes del bronce destructor,
y las grandes lanzadas imitadas de Bernardo del Carpio.
No se trata para Isabel 11, como cuando la primera vez,
de habérselas con Moros, ni de conquistar el reino de Ná-
poles. Son escasos en el dia los Gonzalos, y no existe para
ella en la guerra con México, el incentivo religioso que en
la primera empresa hiciera triunfar en tiempos remotos, las
nobles armas de los formidables tercios de su antecesora.
Bajo la proteccion de una misma cruz, militarán hoy am-
bos contendientes; y si en México, como en Granada, no
tenemos un Alhambra lleno de unas deidades que encen-
dian en gloria el pecho de los Moros; no nos faltarán her-
mosuras que sepan alentar el coraje de los defensores pa-
trios,
¡ Cuán preferente hubiera sido, que la Reina mal acon-
sejada, no hubiese prestado el oido à las declamaciones
periodísticas que hiciera resonar el amplificado relato de
un estadista fogoso, y de una esperiencia poco cane-
ciente!... Reine enhorabuena Isabel II en España, por su
hermosura ; pero no despidan unos seducientes ojos, mas
centellas que las que todo lo abrasan en su derredor. No
siga el camino escabroso de las Elizabeth, Catalinas y
Cristinas, que mas célebres se hicieron en la historia, por
sus atractivos irresistibles y su tino en gobernar, que por
la destruccion de la famosa armada española; por las
guerras contra los turcos ; 6 por el arreglo de las diferen-
cias sangrientas entre el Dinamarca y la Suecia. La mision
FELICITACION. 465
de la mujer, aunque ciña corona, es de puro amor; y en
todo caso, nunca debe brillar en sus manos torneadas, mas
espada que la de la justicia.
Dispense V. E. las palabras de doble galantería de un
frances ya mexicano, que no quiere con discursos vehe-
mentes prestar un nuevo alimento al fuego de la guerra,
que todo lo arrasa sin que lo aticen. Dos naciones que
fueron amigas; cuyo linage es comun, y que profesan la
misma fe, nunca debieran acudir á las armas, en unas
guerellas promovidas únicamente por la desenfrenada am-
bicion de unos cuantos hombres desagradecidos é insacia-
bles. ¡ Recaigan sobre sus culpables cabezas , el odio del
mundo entero y las responsabilidades de la guerra!...
- Y vos, señor Presidente, á quien la nacion toda, y con
acierto, acaba de proclamar para regir sus destinos; ad-
mitid, si es fuerza, la guerra con que puede iniciarse vues-
tra administracion : confie Y. E. en el derecho que am-
para á México, y en el valor de sus hijos para sostenerla.
La Divina Providencia, que fué testigo de vuestros esfuer-
zos para evitar un rompimiento, os hará triunfar induda-
blemente en tan proterva lucha, |
Reciba, pues, V. E., en este dia, los votos que forma
el ilustre Ayuntamiento de Tacubaya, por vuestra constante
felicidad y el triunfo de las armas nacionales que, vista la
justicia que las proteje, guiará à la victoria el mismo Dios
de los ejércitos que en otros tiempos y con igual razon,
supo sepultar en el mar, las huestes arrogantes del impío
Faraon. — Due,
ErNEsTo MASSON, Séndico.
30
466 1857
México, agosto 4 de 1857.
Sr. D. ERNESTo Masson.
Tacubaya.
Mi estimado amigo :
Agradezco à usted mucho y al I. Ayuntamiento de esa
villa el recuerdo del día de mi cumpleaños, y à usted es-
pecialmente el discurso que en dicho dia se sirvió acom-
pañar á la comunicacion á que contesto repetiéndome su
amigo y servidor que
B. S. M.
J. COMONFORT.
FUNDACION DE TACUBAYA.
Tacubaya que es sin duda el Versalles de México, (no
el Balladares, como lo llamaba cierto jerínguero, con in-
fulas y perfumes de boticario que teníamos en Tacubaya
hace siete años) habiendo fijado la atencion del público,
por lo mucho que se ha escrito de él; no será por demas
citar algo de los datos estadísticos que últimamente se han
reunido, sobre el orígen y fundacion de una villa de tan
ensordeciente renombre,
Tacubaya fué llamado ántes por los naturales, en su
lenguaje pintoresco, Atlacocuaya, Atlacuzhuayan 6 Atla-
coloayan, nombres chichimecas, que quieren decir, lugar
del agua, sin duda por las muchas que cruzan su demar-
cacion, como son las de Santa Fe, las de los Leones y las
de la alberca de Chapultepec, que es la fontaine de Jou-
vence de nuestras hermosuras. Data la existencia de Tacu-
baya desde el tiempo de los Az/ecas; y estaba situado
FUNDACION DE TACUBAYA. 467
ántes en la parte mas prominente de la poblacion, arriba
del molino de Valdez, conocida hoy por tierras de Coa-
malacatitlan.
En 1522, destruido el imperio mexicano , entró 4 reem-
plazarlo el gobierno civil de los primeros conquistadores ;
y Cortés en Coyoacan que le pertenecia y donde residia
(dependiendo de esta ciudad la villa de Atlacocuaya), reu-
nió á los mas eminentes caudillos de su ejército, nom-
brando de entre ellos a los que habian de funcionar como
alcaldes 6 regidores. De allí proviene, á nuestro parecer,
el distintivo de 2/ustre, que visto su orígen, conserva hasta
la fecha el Ayuntamiento de Tacubaya.
Como se vé, Atlacocuaya que, desde los principios per-
teneció 4 Cortés, formó despues y por esta razon, parte
del marquesado del valle.
En 1555, en el primer Concilio Mexicano presidido por
el lllmo. y Rmo. Sr. D. Alonzo de Montufar, en el cap.
73, se mandó que los indios se juntasen en pueblos y vivie-
ran políticamente. Desde este tiempo se supone que los
nombres larguísimos y de dificil pronunciacion de Af/aco-
cuaya, Atlacuihuayan 6 Atlacoloayan, se cambiaron 6 de-
generaron en el mas suave de Tacubaya. Los primeros
Doctrineros (como se decia entónces) de los indios, fueron
los religiosos dominicos, quienes en el año de 1590 6 1591,
fundaron el convento de su órden, en el lugar donde está
situada hoy la parroquia. Desde esta fecha se infiere que
los naturales atraidos por sus Doctrineros, abandonaron las
alturas de Coamalacatitlan para agruparse al derredor del
convento. |
En 1763, secularizados los curatos de religiosos, entre-
garon los padres dominicos la parroquia á su primer cura
propio, que lo fué el Sr. D. José Ignacio Ruiz, natural de
Castilla la Nueva, y familiar del Timo. Sr, arzobispo
D. Manuel Rubio y Salinas.
468 1857
Hablando del lllmo. y Excmo. Sr. D. Juan Antonio de
Vizarron y Eguiarreta, arzobispo de México, quien go-
bernó à la Nueva-España como virey y capitan general,
con mucho acierto, como lo dice el lllmo. Sr. Lorenzana,
diremos que entre las muchas obras de utilidad y ornato
que emprendió, es digna de mencionarse la construccion
del palacio arzobispal de Tacubaya, que se verificó en el
año de 1740.
Felipe JIT, segun Humboldt, y con motivo de la fuerte
inundacion acaecida en México en el año de 1607, dió
órden expresa para que la capital se trasladara 4 Tacubaya ;
pero el Excmo. Ayuntamiento de México representó á la
córte, haciéndole ver que las casas que debieran destruirse
en cumplimiento de aquella órden, valian mas de veinte y
un millones de pesos, lo que fué la causa de que se sus-
pendiera dicho mandato.
En cuanto á los productos de Tacubaya, diré que la hor-
ticultura (no llamada así porque se ocupe del cultivo de
las hortigas, como lo creen algunos) está muy adelantada
en la villa. Los espárragos, fresas, alcachofas, chiribías y
calabazas, adquieren allí dimensiones colosales. Este último
vejetal (cucurbita gigantea), cuyos diversos usos conocen
tan à fondo las señoras, se distingue entre todos por lo
monstruoso y caprichoso de sus formas. En Tacubaya (¡oh
feracidad asombrosa del suelo!...) se encuentran á veces
unas calabazas gemelas como las que han figurado ya en
la Exposicion; sin duda para que con ellas y á pares (;¡ tal
es de providente la naturaleza!) puedan las niñas, llegado
le caso, obsequiar con mano pródiga á sus indecisos pre-
tendientes.
E. M.
469
ESCUELA DE TACUBAYA.
School foor scandal.
La escuela del escándalo.
Este titulo de la comedia mas celebrada del teatro in-
glés, tambien lo reclama hoy para sí, la escuela de Ta-
cubaya. Aquel edificio, de un orígen tan noble, ya que
se empezó, gracias á la munificencia de los vecinos de la
villa, à los sacrificios pecuniarios del Ayuntamiento, & los
del Supremo Gobierno, y 4 los sudores de todo el pueblo; se
está concluyendo parcialmente, en el dia, con el producto
de las multas impuestas á los juegos de azar, tolerados en
Tacubaya con este objeto.
Por mi parte, y como radicado en esta villa, no estoy
en nada conforme con esta medida; y à mi modo de ver,
nunca los resultados de una cosa, por favorables que sean,
pueden legitimar los medios que se emplean, si estos son
reprobados, imprudentes y peligrosos.
Para completar el triste cuadro que se nos ofrece, desde
el 23 del pasado agosto, y para que sean tributarios, á la
vez, los vicios de todas las clases, está tambien permitido
el juego bicolor de la roulette, de invencion verdaderamente
satánica. De estos, existen 4 6 5 en Tacubaya, con el fin
de que, en los 76 cuadretes en que cada uno de ellos se di-
vide, puedan sin tropiezo, hasta los mas infelices jornaleros
del pueblo, ir á engolfar los 3.6 6 reales diarios que ganan
en la semana, y que son destinados al preciso sosten de sus
familias.
Desmoralizar, primero, à una poblacion, para moralizarla
despues por medio de una escuela, es una obra imitada de
la difunta Penelope ; ó un albur igual, al que, por exquisito
patriotismo, corrió la viripotente Judith, no cuidándose
(consiguiendo su objeto), ni de los resultados de su hazaña,
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ni del mal ejemplo que daba, siendo este de tan cundientes
transcendencias. En todo caso, tal idea de acabar la escuela
con albures, no le hace grande honor al que la concibió; y
mi opinion, tocante á los juegos de azar, es precisamente
la de Mr. Géronte, en la comedia francesa del Jugador :
« Un bois plein de voleurs est un plus str passage;
« Dans ces hieux, jour et nuit, ce n'est que brigandage.
a Il faut opter des deux: étre dupe ou fripon ;
a Tous ces jeux de hasard n'altirent rien de bon. »
Un bosque lleno de ladrones es un paso mas seguro ;
En estos lugares, dia y noche, no es mas que latrocinio,
Es preciso optar entre los dos, engafiar 6 ser engañado,
Todos estos juegos de uzar no traen nada bueno.
Otro poeta dice, hablando de una casa de juego :
« Il est trois portes à cet antre :
« L'espoir, l'infamie et la mort.
« C'est par la premiére qu'on entre,
«a £t par les deux autres qu'on sort. »
(Tres puertas tiene aquella caverna :
La esperanza, la infamia y la muerte.
Es por la primera que se entra,
Y por las otras dos que se sale.)
El Sr. D. Ignacio Carranza, en 54, y con las intenciones
mas loables, figurándose sin duda que Tacubaya pudiese
Hegar en lo futuro á ser la capital de un nuevo Estado, 6
siquiera de algun territorio, tuvo la peregrina ocurrencia
de idear la construccion de un palacio Babilónico , donde
cupiesen tres escuelas, la prefectura, las casas de cabildo,
el juzgado, el correo, la cárcel, etc., por poco los ministe-
rios. En esta époea, el Sr. Carranza, que era Prefecto de
Tacubaya, le presentó al Ayuntamiento de la villa un plan
monstruo del edificio, cuya conclusion (en el papel) era
cosa muy sencilla. Algunos miembros de la corporacion, de
luengas narices, no dejaron de sonreirse un poco, haciendo
ESCUELA DE TACUBAYA. | 471
varias observaciones sobre la duracion de la obra; pero su
autor trató y habló de aquella empresa, como si fuera un
mero juego, y se le creyó virtud á la buena intencion que
le animaba, y no pensando nunca, ni él, ni el Ayuntamiento,
que mas tarde se realizaria al pié de la letra tan funesto
pronóstico.
En esto de juegos, solo son inocentes los de los niños ;
pero los de azar, cualquiera que sea el motivo que los ori-
gine, atraen sobre el lugar que se les consagra, mas pla-
gas que las de Egípto. En Tacubaya, los dias de fiesta, se
ven hoy á los hombres de todas las clases y profesiones
agolparse con ansia, en las casas pertenecientes 4 los Sres.
Carranza, Velasco y Peniche (que tienen arrendadas 4 mon-
teros) en pos del juego; y en el portal de Cartagena, para
relacionarse allí con la Fortuna. Mujeres hay tambien que
se aparecen buscando unas emociones de nuevo género,
poco propias de su sexo, y que las esponen, muy á menudo
á fracasar. Moliére opina de la misma manera :
« Toute femme qui veut à l'honneur se vouer,
« Doit se défendre de jouer,
«a Comme d'une chose funeste ;
« Car le jeu, fort décevant,
« Pousse une femme souvent
« À jouer de tout son reste.»
(Toda mujer que el honor quiere guardar,
Debe guardarse de jugar,
Como de una cosa funesta ;
Porque el juego, muy engañoso,
induce 4 una mujer muy á menudo,
A jugar tambien su resto.)
Poco lustre recibe con los juegos la escuela de Tacuba-
ya; cuando este, por lo ménos, debia ser igual al barniz vir-
ginal que hace resaltar tan bien la blancura de la loza que
en Tacubaya fabrica el Sr. D. Ignacio Carranza. Lo que
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le conviene á la faïence (loza), le cae mejor todavía à una
casa destinada & la educacion.
No puedo ni debo suponer que la nueva Constitucion, en
su art 4.°, considere como profesion 6 industria la de un
banquero de juegos : y al escribir hoy bien ó mal, lo hago
precisamente en el sentido del art. 6.°, vituperando unos
abusos que atacan à la moral y provocan & todos los cri-
menes y delitos que queremos extirpar de nuestro suelo.
-Conclüyase en hora buena la escuela de Tacubaya ; pero
búsquense medios mas adecuados al objeto que se quiere
conseguir. Dedíquense á su terminacion las contribuciones
que pagan en Tacubaya las hermosas fincas que allí se ad-
miran, el tres al millar, la alcabala del cinco por ciento
que se satisface sobre el precio de las casas que pasan A
otras manos; haya en la villa (ya que se quiere) una feria
de tres dias, en la fiesta patronímica de la Candelaria. Es-
tablecido este fondo, no tendremos el desconsuelo de pre-
senciar aquí, durante mas de un mes, unos desórdenes
que incitan á radicarse en la villa, 4 todos los facinerosos
mas afamados que dia y noche amagan el reposo de la po-
blacion, y que la policia local esinsuficiente á perseguir (1).
Muy malas trazas tienen hoy los que de la capital ven-
gan á visitar á Tacubaya los dias festivos; y por mas que
digan estos que en el campo buscan lo verde : más bien
creeré que será el del tapiz con que revisten los banqueros á
la mesa de sacrificios, en que á centenares inmolan á sus
incorregibles y renacientes victimas.
ERNESTO MAssoN.
(1) Solo en una era caben hoy los ladrones con que está plagado Tacubaya, y
últimamente en la del molino del Salvador, se aprehendieron á diez y ocho de
ellos, que románticamente y al apacible fulgor de la deslavada luna, trazaban el
plan poco amoroso de su nocturna campaña.
473
COLEGIO DE SAN IGNACIO,
EN LA VILLA DE TACUBAYA.
En agosto ültimo, el Excmo. Sr. Gobernador del Distrito
pidió al lllmo. Ayuntamiento de Tacubaya, noticia circuns-
tanciada de los establecimientos de instruccion primaria
que hubiere en ella, con expresion de los niños concurren-
tes á ellos, método y autores que sigan, materias de apren-
dizaje, etc. Con este objeto el Sr. D. Ernesto Masson, sin-
dico del Ilimo. Ayuntamiento y comisionado de instruccion
pública, pasó € hizo la visita & dicho colegio.
El director principal, que al fundar aquella Institucion,
cuidó de imprimir y circular su programa (que hoy repro-
duce en algunos periódicos de la capital, para conocimiento
del respetable público) estando esplicados en él los puntos
principales que interrogaba el Sr. Masson, le presentó
aquel en contestacion, suplicándole igualmente se sirviese
presenciar los cortos adelantos que manifestarian de las
materias de su aprendizaje en exámen público , los edu-
candos del mismo colegio, en octubre próximo.
En 1.” de setiembre, e: Sr. Masson, dispensó la honra
de dirigir al referido director, la carta y certificado que á
la letra dice :
«Sr. D. Juan Montero. — Colegio de San Ignacio, en
Tacubaya. —8. C. — Tacubaya, setiembre 1.° de 1857.
— Muy apreciable amigo y señor : — Tengo el honor de
acompañar á usted el certificado que le ofrecí. A pesar de
lo que dice, conozco que es insuficiente todavía á esplicar
los méritos que usted tiene adquiridos en el ramo á que se
ha dedicado.
«Sírvase usted admitir el presente certificado, como una
constancia de mi estima particular, que me complazco en
darle, por los servicios que ha prestado á esta villa ; consa-
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grándose á una enseñanza, de la cual depende muchas ve-
ces la futura suerte de sus hijos.
« Y al manifestárselo & vd. me apresuro en reproducir-
le las seguridades de mi debido aprecio, repitiéndome su
afectisimo servidor y amigo Q. S. M. B. — Ernesto Mas-
son, síndico comisario de escuelas. »
« CertirICADO. — Puedo certificar que el Sr. D. Juan
Montero, fundador del Colegio de San Ignacio, en Tacuba-
ya, es de los profesores que he conocido, uno de los mas
aptos para la educacion primaria, á la cual se ha dedicado
desde muchos años con el mas feliz éxito.
« El Sr. Montero conoce la importancia de la santa ta-
rea que ha emprendido; la de dar una direccion útil y
moral á los seres que an dia deben formar nuestra socie-
dad, haciendo brotar en ellos los gérmenes del bien, y le-
vantando en su corazon un poderoso dique contra el impe-
rio del mal.
«El amor profando que tiene hácia la niñez manifiesta
evidentemente la verdadera vocacion que le llama á consa-
grarse à la educacion primaria. Reina entre sus discípulos
y él, una armonía respetuosa, que por lo comun aleja del
profesor las disposiciones hostiles, en que para cón su per-
sona se mantienen habitualmente los niños. Sus relaciones
con ellos son mas bien las de un padre con sus hijos, que
las de un maestro; lo que impide que sus discípulos se
crean nunca víctimas de una -cdiosa tiranía, guardando
siempre el Sr. Montero á pesar de esto, la altura de su
mision, y sabiendo corregir á los niños sin amedrentarlos.
«Ala bondad y al amor, que constantemente animan
al Sr. Montero para con fos niños, sabe unir la firmeza
de carácter, la paciencia, la calma y todas las demas re-
comendaciones que constituyen un verdadero profesor.
Ademas, el Sr. Montero, enteramente consagrado á su
importante mision, es autor de varios libros elementales,
COLEGIO DE S. IGNACIO EN TACUBAYA. 475
de un mérito no comun; y en estos trabajos tan aprecia-
bles, invierte gustoso las cortas utilidades qué le pueden
dejar las nobles tareas á que se consagra.
« Los discípulos que ha formado en Tacubaya el Sr.
Montero, y que aprovechados ha presentado, pueden po-
nerse de modelos en las casas de enseñanza más bien diri-
gidas : y como síndico regidor de escuelas en esta villa, le
doy con mucha justicia, el presente certificado que se me-
recen su aptitud y constante dedicacion à la mas intere-
sante de las enseñarizas, que es la de guiar eficazmente
las primeras impresiones de la niñez. — Tacubaya , se-
tiembre 1.” de 1857. — Ernesto Masson, síndico comi
sario de escuelas. » !
En 27 de octubre último, presentaron en un exámen pú-
blico los alumnos del Colegio de San Ignacio, las materias
siguientes : — Instruczion religiosa, de moral y urbani-
dad. — Escritura, lectura y aritmética. — Elementos de
gramática castellana, Ortologia y Dibujo natural. — Me-
recieron la calificacion suprema, los niños siguientes : —
En conducta y buena moral, Manuel D. Sanchez y Concep-
cion Iglesias. — En escritura, Rosendo Sandoval, Adolfo
Barrera, Manuel D. Sanchez, José María Beltran, Fran-
cisco Monterde, Rafael Vazquez y Vicente Espinosa. —
Lectura, Rosendo Sandoval, Adolfo Barrera, Juan B.
Ochoa, Vicente Espinosa, Ramon Ochoa, Francisco Mon-
terde, Julian Fernandez, Rafael Vazquez y José Marta
Beltran. — Aritméticu, Rosendo Sandoval, Franciseo
Monterde, José María Beltran y Julian Fernandez. — Dr-
bujo, Rosendo Sandoval, Francisco Monterde , Julian Fer-
nandez y Manuel D. Sanchez. |
Consecuente al convite que se le habia hecho al apre-
ciable, ilustrado y digno Sr. Masson, se sirvió este concur-
rir al exámen, y pronunció el siguiente discurso :
476 1857
« ¡ Apreciables niños!
« El inmerecido favor que se sirve dispensarme el pro-
fesor hábil que guia vuestros primeros pasos en la vida,
me ha hecho acudir á su llamamiento , para ser testigo de
vuestros adelantos.
« La educacion primaria á que se ha consagrado vuestro
sábio director, es, sin duda, el mas interesante de los actos
humanitarios à que se puede dedicar un hombre, que à una
teoría perfectamente combinada, reune en tan espinoso
ramo, una práctica consumada,
« Esta educacion que abraza á los niños desde la tierna
edad de dos á seis años, y que, verdaderamente empieza
en la misma cuna, es la que viene á descubrir á sus ojos
débiles la primera luz intelectual, y la que se aplica en dul-
cificar sus primeras impresiones. De esta buena direccion
depende las mas veces la suerte futura del hombre en la
sociedad : y dichosos los niños que, en un profesor, mas
bien encuentran á un segundo padre, que á un pedagogo
que, por sus regaños imprudentes, hace cobrar á sus disci-
pulos una decidida aversion al trabajo.
« Por fortuna, habeis hallado en vuestro preceptor á un
hombre que sabe, como por diversion, inculcarles los pri-
meros rudimentos de la ciencia, que son la escala obligada
para llegar, mas tarde, á la posesion de otros conocimien-
tos. En la educacion primaria todo el talento consiste en
alejar de ella las pocas espinas que se encuentran á su paso:
y este gran mérito distingue, con especialidad , al digno
profesor que vuestra buena suerte os departió.
« Sigan, pues ¡oh niños! con amor y agradecimiento,
los preceptos que os traza el que os dirige. Respétenle,
quiéranle : ninguna remuneracion por grande que sea,
puede recompensar los afanes à que se dedica, para sem-
COLEGIO DE S. IGNACIO EN TACUBAYA. 577
brar en vuestras infantiles almas, los primeros gérmenes
de un amor profundo hácia el Sér Supremo que os creó, y
los del respeto y cariño que le debeis á vuestros padres.
Por su aplicacion sostenida, manifiéstenle al hombre bon-
dadoso que os educa, vuestro tierno agradecimiento. Apro-
vechaos al pié de la letra de todas sus lecciones; y mas
tarde recojeréis ópimos frutos, por haber con obediencia
adoptado sus paternales consejos.
« Cuando el árbol es tierno, es cuando mas necesita de
un tutor en que se apoye, para mantenerse derecho y cre-
cer lleno de lozanía. Vosotros sois esas plantas ende-
bles, que puede doblar cualquier viento; pónganse al
abrigo de vuestro preceptor : en él encontraréis un firme
apoyo contra los aires fuertes del mal que os quieren do-
blegar.
« Y vos, señor preceptor, no es necesario que os pre-
gunte si quereis à los niños : si os complaceis en medio de
ellos. Estas dotes os adornan; ellas son el signo mas cierto
de vuestra vocacion, y á la vez una garantía de vuestro
celo, en la tarea dificil que habeis emprendido. Estas cali-
dades son el medio mas seguro de ejercer sobre vuestros
discipulos el ascendiente que os es tan necesario. Bien se
conoce por vuestro semblante, que á la simple vista de los
niños, esperimentais para ellos una disposicion natural de
benevolencia ; no os incomodan ni su atolondramiento, ni
sus preguntas importunas : no os desanima el ver su igno-
rancia, y muchas veces su rusticidad. Os conmueve el pen-
sar en el porvenir que les aguarda, y en los males 6
bienes que encierra su destino. Ya lo sé, que os atraen
mas particularmente los niños pobres, abandonados y des-
graciados ; que escuchais en el interior de vuestra alma una
voz que os llama, para acudir al socorro de estos séres tan
débiles al entrar en la vida, para precaverles de los peligros
que les amagan, y trabajar à su felicidad. ¡Si! lo conozco,
478 1857
vuestra vocacion es verdadera, y os ballais à la altura de
la sagrada mision que haheis abrazado !
« ¡ Dichosos niños con semejante profesor!... Ya noso-
tros, lo mismo que vuestros padres, nos estamos despi-
diendo de la vida. Nos queda el consuelo de que vosotros
nos vais à reemplazar en ella, En la vejez de los que os
dieron el sér, sed vosotros su postrer encanto. Quizá mas
tarde, siendo el modelo de los buenos hijos, llegaréis á ser
su apoyo. Esto os deseo ; esto tambien aguardo de voso-
tros, y el cielo os bendecirá. — Dije.
ERKESTO MASSON.
« Tacubaya, octubre 27 de 1857. »
Este discurso fué contestado por el director principal,
en términos análogos, afectuosos y de gratitud. En él se
hizo una ligera reseña de algunos hechos públicos que hon-
ran y distinguen el mérito del apreciable Sr. Masson.
Se dió término á este acto con el reparto de premios,
que de peculio propio hizo la generosidad del Sr, Masson,
quien al verificarlo, dijo :
« ¡Niños! Con la mas grata satisfaccion me he impuesto
de vuestros adelantos : habeis desempeñado dignamente
- vuestros ejercicios. Quisiera que mi posicion de fortuna
fuera mas brillante, para remuneraros como lo mereceis;
pero supla mi buena voluntad á los bienes que me faltan.
« Reciba, pues, cada uno de vosotros la recompensa
que os es debida; y tambien recíbanla igual los que no han
figurado en estos exámenes, con el fin de que les sirva de
incentivo para estudiar con mayor afan,
« El librito que os regalo (Obligaciones del hombre en
la sociedad) encierra todos los preceptos que debeis seguir,
sin estraviarse de ellos un solo momento. La medallita que
lo acompaña, representa la imágen del santo patron (San
COLEGIO DE S. IGNACIO EN TACUBAYA. £79
Ignacio) que proteje á este colegio, y la de María Santi-
sima de Guadalupe, que es la que diariamente invocamos,
y que patrocina visiblemente & nuestro hermoso país.
Admitid de mi parte este pequeño presente, á que sois
acreedores por vuestra aplicacion ; y esforzaos para mere-
cer el año próximo una recompensa, sin duda, de mas im-
portancia. »
Tacubaya, noviembre 9 de 1857.
JUAN E. MONTERO.
14858
TRAGADEROS
483
¡TRAGADEROS!
SIGLO XIX.— 30 de junto.
Mucho tiempo hace que existen seis anchurosos boque-
rones en el acueducto subterráneo que cruza el camino del
molino del Salvador, á tres varas de distancia del rancho
del Sr. Dr. D. Pablo Martinez del Rio, en la Loma del rey.
Estos abismos que de noche no se perciben , exponen à
los transeuntes, sea que vengan à pié, à caballo 6 en coche,
á caerse, ellos 6 sus monturas, en unos agujeros de dos y
media varas de profundidad.
La atargea en que se encuentran aquellos sumideros, es
la que conduce á México las aguas delgadas de los Leones
y Santa Fe. Se le dió, hará dos meses, oportuno aviso al
fontanero mayor de la capital que reside en Tacubaya,
como centinela avanzada para cuidar de los conductos de
las aguas : el señor administrador de ellas tambien lo supo;
pero hasta la fecha, no se na tratado de remediar un mal
que intercepta la comunicacion entre Tacubaya, la ha-
cienda de los Morales, San Joaquin, etc., viniendo por el
camino de la Barranquilla.
Suplicamos al señor regidor de las aguas del Excmo.
Ayuntamento de México, se sirva dar órdenes al fontanero
mayor, para que se compongan estos tragaderos que, de
dia en dia, adquieren mayores dimensiones.
E, M.
ER dr
484 1858
TRAGADEROS
CONTESTACION INSERTA EN BL DIARIO DE AVISOS DEL 19 DE
JULIO DE ESTE AÑO.
Ayuntamiento de México.—Comision de aguas.
Señores redactores del Siglo XIX. — Casa de ustedes,
julio 9 de 1858. —Muy señores mios : En el periódico de
ustedes correspondiente al 30 del próximo pasado, he leido
un comunicado suscrito por el Sr. E. M. y en el que bajo el
titulo de « ¡ Tragaderos! » se queja del mal estado que
guarda la cañería que pasa por el molino del Salvador, y
excita al regidor de aguas del Excmo. Ayuntamiento , para
que mande componer aquellos : con tal motivo, tengo la
honra de dirigirme á ustedes. Al encomendárseme la difícil
comision de aguas, quise tener un exacto conocimiento del es-
tado que guardaban todas las arquerías y cañerías, y esto me
hizo visitarlas : entónces ví los hoyos que tenia la que pasa
por el frente de la casa del Sr. D. Pablo Martinez del Rio,
«y es à la que se refiere el señor articulista, » causados por
el frecuente paso que hacen por allí los carros que por di-
cho camino vienen à esta capital : hubiera procedido inme-
diatamente á su reparacion; pero lo crei infructuoso, por-
que siendo una bóveda muy delgada y de ladrillo, debia
necesariamente perderse sirviendo, como hasta aquí, de
tránsito; entónces, ademas, fuí informado que el antiguo
camino habia sido ocupado con licencia superior «en época
que no fué la mia, » y que el puente que alli existia quedó
de dominio particular : el señor articulista, que tan celoso
sc muestra por el público, y que ademas debe conocer aquel
lugar, le hubiera hecho un señalado servicio, si en la vez
de que me ocupo se hubiera opuesto à dicho abuso, 6 al
presente empleara sus esfuerzos por quitarlo; á esto se han
TRAGADEROS. | 488
reducido los mios, y si nada consiguiere, el actual Excmo.
Ayuntamiento está pronto à hacer en bien del público
cuanto pueda en sus actuales críticas circunstancias. Por
mi parte, señores redactores, nada deseo más que mis ser-
vicios sean de alguna utilidad : á este fin, sin faltarme vo-
luntad , estoy pronto á seguir cuantas indicaciones se me
hagan para el mejor desempeño de la comision que inme-
recidamente se me ha confiado.
Ruego á ustedes, señores redactores, se sirvan dispensar
la molestia que les causa su atento servidor Q. B. S. M.
J. MARÍA DE LA PEÑA.
¡ SEIS TRAGADEROS!
Cual experto navegante que recorre los mares, tendida
la vista sobre un mapa trazado por algun hábil hidrógrafo;
así debe el caminante, en nuestro privilegiado y descuida-
do suelo, sondear, paso 4 paso, en la oscuridad, las frago-
sidades y despeñaderos, que & sus canillas trataré de seña-
lar, como topógrafo textualmente conservador.
En el número del Siglo XIX, correspondiente al 30
del pasado, demarqué el lugar donde existen (en medio
del camino) seis abismos que, iguales todos en profundi-
dad, están abiertos desde largo tiempo, à poca distancia
del molino del Salvador, en la atargea que conduce á Mé-
xico las aguas cristalinas de Santa Fe, desgraciadamen-
te mezcladas con las muy turbias de los Leones. Llamé
la atencion del Sr. regidor de aguas del Excmo. Ayunta-
miento de México, para que se procediese & la reposicion
de la bóveda del acueducto; pero el terremoto del último
junio, mes que decididamente se quiere hacer de fama,
habiendo, materialmente y sin metáfora, querido hacer
486 1858
zozobrar (6 piquer une tête) à la nave del Estado, mecién-
dola sin mesura; no estraño que, hasta la fecha, la
Municipalidad de la capital, distraida por los hoyancos
verticales de todas las casas, haya perdido de vista á los
que me ocupan.
Miéntras tanto (aunque me digan geógrafo) marcaré con
precision à los transeuntes, el paraje que les amaga con
una rotura inevitable de piernas, si de ellas sepultaren una
en los precitados tragaderos, Al salir de Tacubaya, rumbo
al Norte, por el camino llamado de la Barranquilla ; tan
luego como los viajeros hayan dejado á su derecha el de
los Maderos que baja hácia la alberca de Chapultepec, ad-
vertirán delante de ellos, á mano izquierda, un pequeño
árbol del Pirú que sirve como de faro vegetal, indicando
los sumideros que estoy casi diseñando. Entónces, en lugar
de seguir la línea recta, se inclinarán prudentemente há-
cia la izquierda, flanqueando el árbol de los afrodisiacos
racimos. |
Una vez tourné (no hay palabra equivalente à esta en
el castellano) el faro sin luz, (solo que albergue luciérna-
gas) que la natura providente plantó alli, deberá el viaje-
ro seguir una marcha recta, apoyándose mas bien un poco
& la izquierda. Esta maniobra se prescribe & los que sal-
gan de Tacubaya, y vice versa, á los que proyecten entrar
á la villa por el referido camino.
Debo advertir, para recomendar y apurar mas la obra,
que este es el camino donde suelen ir á pasear las hermo-
suras de Tacubaya, y el que conduce mas directamente $
la Loma del Rey, donde, en dias de mas calma, se levantó
un monumento funerario, azas mezquino por cierto, com—
parado con el hecho glorioso que recuerda.
El lector creerá quizá que la compostura indicada es
obra de Romanos, ya que no se emprende. No hay tal : es
asunto de 250 ps. el rehacer la bóveda, cubrirla con cascajo
TRAGADEROS. 587
y empedrarla despues, para que de nuevo no vuelva à fla-
quear bajo el peso de los carros de la harina que, forzosa-.
mente transitan por allí,
El fontanero mayor, vecino de Tacubaya, puede, con
ocho dias de trabajo, dejar el camino tan terso como una
mesa de billar, si para ello se le suministra una cantidad,
tanto mas insignificante, cuanto que, de no sacrificarla,
pueden, y de ambos sexos, fracturarse una multitud de
piernas, mas 6 ménos interesantes, segun su calidad.
E. M.
- TRAGADEROS.
Temeroso de que el Sr. D. J. María de la Peña, regidor
de aguas del Excmo. Ayumtamiento de México, no vaya à
atribuir 4 una falta de urbanidad por mi parte, el no ha-
ber contestado à su remitido, cuya reproduccion encontré
en el Diario de Avisos ; le diré que desde el mártes de la
semana pasada, llevé á la redaccion del Siglo XIX el arti-
culo que en seguida se leerá, y que nunca se publicó. Des-
graciadamente este último periódico, segun posteriores dis-
posiciones, se ha transformado materialmente en un diario
de puros anuncios, en que no se encuentra mas polémica
que la que al parecer sostienen entre si por la relacion exa-
gerada de sus virtudes, la Zarzaparrilla de Morgan, con el
Elizwr de Beltran; y el Nuevo febri-fugo del doctor Rau
con el Aniivenéreo del doctor López.
Estos han sida los úmicos motivos que hasta el día han
ocasiomada mi profundo sileneio. Ast decia el artículo que
escribí en 20 del presente mes:
« Espuesto por naturaleza á congesfiones cerebrales, leo
poco los periódicos, que no hacen mas que confirmar mi
488 | 1858
habitual atolondramiento ; y nada hubiera sabido, si un
, amigo ex-compañero mio en la Municipalidad de Tacuba-
ya, no me hubiese noticiado el domingo pasado, que el
Sr. Regidor de aguas del Excmo. Ayuntamiento de Méxi-
co, habia contestado 4 mi artículo « ; Tragaderos ! » inser-
to en el Siglo XIX del 30 de junio próximo pasado.
Al llegar à México el lúnes, indagué desde luego en qué :
periódico habia visto la luz el remitido indicado; y lo en-
contré reproducido en el Diario de Avisos del 19 de este
mes. Trataré pues en la presente contestacion, de desvane-
cer las equivocaciones en que incurrió el Sr. D. J. Maria
de la Peña, debidas indudablemente á los informes poco
ciertos que se le ministraron.
Dice el Sr. Regidor de aguas en su remitido: « hubiera
« procedido inmediatamente á su reposicion (hablando de
« la atargea); pero lo creí infructuoso, porque siendo una
«bóveda muy delgada y de ladrillo, debia necesariamente
, « perderse, sirviendo como hasta aquí de tránsito : entónces,
« ademas, fuí informado que el antiguo camino habia sido
« ocupado con licencia superior «en época que no fué mia »
«y que el puente que allí existia quedó de dominio particu-
«lar : el señor articulista que tan celoso se muestra por el
« público, y que ademas debe conocer aquel lugar, le hu-
« biera hecho un señalado servicio, si en la vez de que me
«ocupo, se hubiera opuesto dá dicho abuso, 6 al presente
« empleara sus esfuerzos por quitarlo, etc., etc. »
Para que no recule el Sr. Regidor de aguas, ante lo in-
fructuoso que & su parecer seria el componer la bóveda
que nos ocupa, porque es muy delgada, le aseguraré que su
destruccion no es debida 4 la debilidad de su construccion,
sino 4 la falta que le hizo un fuerte empedrado, con el fin
de que no fuese deslavada de continuo (por las aguas llove-
dizas), de la tierra que ántes la cubria.
En cuanto á lo demas, le referiré al Sr. Regidor del
TRAGADEROS, 489
Excmo. Ayuntamiento de México con los documentos á la
vista, que me facilitó el Sr. doctor D, Pablo Martinez del
Rio, como fué ocupada tan solo una pequeña parte (no del
camino antiguo) sino del camino actual de la Barranquilla,
enuna época que tampoco fué la mia.
Algunos meses antes de dicha época, el general Santa-
Anna dió un decreto para que los Ayuntamientos fuesen
reemplazados por Intendencias; pero habiendo sido derriba-
do del poder dicho Sr. Presidente por la revolucion de A yu-
tla, no se llevó á cabo este decreto, y solo en Tacubaya
por un capricho gubernativo se estableció una intendencia
(a la négligée, se entiende) es decir, sin Consejo municipal
de ninguna clase, como si fuera Tacubaya un pueblo com-
puesto de puros idiotas.
Siendo pues Intendente de esta villa, el Sr. D. Juan Me-
dina; el Sr. doctor D. Pablo Martinez del Rio, en 8 de
noviembre de 1855, ofreció à la Intendencia 100 pesos,
para que se empleasen en la construccion de'un puente en
la Barranquilla, mediante que se le vendiese un espacio de
terreno tomado del de la Barranquilla, que ninguna falta le
hacia al camino en uso.
En la misma fecha, el Sr. Intendente le comunicó al Sr.
gobernador la proposición que & la Intendencia le hacia el
Sr. doctor D. Pablo Martinez del Rio; y en 12 de noviem-
bre accedió á ella la autoridad superior (que es la de que
sin duda quiere hablar el Sr. de la Peña.)
En 23 de noviembre, la Intendencia le pidió al Sr. Go-
bernador, si era preciso que el Ministerio de Gobernacion
aprobara este negocio; y en 3 de diciembre le contestó la
autoridad superior que no, por ser tan manifiesta la utilidad
que le resultaria á la poblacion, de la construccion de un
puente en la Barranquilla.
En consecuencia de este parecer, la Intendencia, en 4 de
diciembre, libró órden 4 un tal D. Gabriel Jimenez, para
490 1858
que pasase à valorizar el terreno en cuestion, el que estimó
en 108 ps. 6 rs. 314. Dado este paso, el Sr. Intendente, en 7
del mismo mes, y en compañía de su secretario, dió pose-
sion del terreno al Sr. doctor D. Pablo Martinez del Rio,
quien en 31 de enero de 1856 entregó á la Intendencia los
400 pesos, precio del ajuste.
En el mes de mayo del referido año de 56, fué cuando el
Sr. Gobernador tuvo á bien nombrar un Ayuntamiento, en
el cual, (4 instancias del Sr. D. Francisco Iturbe) entré de
síndico, habiendo despues recaido en mi las comisiones de
aguas, paseos, escuelas y hacienda. Entónces, y únicamen-
te entónces, fué cuando adquirí conocimiento de la venta
hecha de una fraccion del terreno de la Barranquilla, en pre-
cio de 100 pesos, los que, segun expresa recomendacion del
Sr. Gobernador, debian emplearse en la construccion de un
puente en aquel lugar. Entónces fué cuando tambien supe
por tas cuentas de la tesorería, que dichos 100 pesos (va-
riándose su aplicacion) habian servido á cubrir el Sr. In-
tendente, del dinero que de su propio peculio habia suplido
para cubrir los gastos de la Intendencia. '
Siendo yo síndico, en aquella fecha, el Sr. D. Pablo
Martinez del Rio, queriendo cercar su terreno, suplicó á la
Municipalidad de Tacubaya, que se sirviese mandar que una
comision de su seno le señalase la alineacion ; y habiendo re-
caido en mi este cargo, pedí que me acompañara el Sr. D.
Francisco Bardet, presidente, director y tesorero de la Sa-
ciedad de mejoras en Tacubaya, persona inteligente en esta
materia, Debo confesar que en ese acto, el Sr. Dr. D. Pa-
blo Martinez del Rio prescindiendo del negocio que con an-
terioridad tenia hecho, manifestó la mejor disposición para
que al camino le señaláramos todos el anchor que nos pare-
ciese conveniente. |
Por esta cansada relacion, creo haber probado al señor
regidor de aguas del Excmo. Ayuntamiento de México :-—
TRAGADEROS. 491
1.° Que no ha sido ocupado un camino antiguo, como él
lo asevera.
2. Que nunca quedó de dominto particular, un puente
que ni siquiera se empezó.
3.° Que el articulista que tan celoso se muestra por el
público, nada tuvo que ver en este asunto, refiriéndose al
adagio que dice: lo queno fué en tu año no fué en tu
daño.
4,* Que no pudo el mismo articulista en mayo de 1856
oponerse á un negocio que se consumó hasta su final pago
en 31 de enero del precitado año, es decir, tres meses antes
de que entrara en el Ayuntamiento.
5.” Que al presente, no puede emplear sus esfuerzos
para remediar 6 anular lo que aprobó el señor goberna-
dor, que lo era entónces el Sr, Licenciado Don Juan José
Baz; primero, porque no es nada hoy en el Ayuntamiento
de Tacubaya, y segundo y principal, porque no lo hay en
el día en la villa,
Si le quedaren todavía algunas dudas en el asunto al Sr.
D. J. María de la Peña, puede verse con el Sr. Dr. D. Pa-
blo Martinez del Rio; ú ocurrir en Tacubaya al mismo Sr.
B. Juan Medina, quien no habiendo Ayuntamiento, ha sido
nombrado encargado del poder municipal, desde el plan
de Tacabaya.
En vista de todo lo referido, suplicaré de nuevo al señor
Regidor de aguas del Excmo. Ayuntamiento de México,
que tenga la bondad, si lo puede, (ya que está pronto à se- -
guer cuantas indicaciones se le hagan) de ordenar que se
tapen los seis tragaderos, que rompiéndonos las piernas
nos amagan con una perspectiva de muletas, mandando re-
poner la bóveda destruida, haciéndola cubrir en seguida
con media vara de cascajo, y empedrar despues, para evi-
tar futuros derrumbamientos.
En esta esperanza tengo el honor de repetirme del Sr. D.
— Re € Pe ee A XA A -
492 1858
J. Maria de la Peña, su mas atento y seguro servidor,
Q. S. M. B. |
S, C. Tacubaya, julio 20 de 1858.
ErnesTO MASSON.
ÚNICA CONTESTACION
QUE SUPO DAR EL SR. PEÑA, À MI REMITIDO DEL 20 DE
JULIO DE 1858.
Diario de Avisos del 2 de agosto de 1859.
COMISION DE AGUAS.
Señores editores del D:arzo de Avisos. —Casa de ustedes,
julio 29 de 1858. —Muy señores mios : — En el apreciable
periódico que es á cargo de ustedes, núm. 178, corres-
pondiente al dia de ayer, he leido el artículo que se ha ser-
vido dedicarme el Sr. D. Ernesto Masson: como en él nada
he encontrado que refute lo que tuve la honra de manifes-
tar la primera vez que me ocupé de este negocio, antes
bien, su mas amplia confirmacion, creo innecesario seguir
la polémica á que provoca dicho señor.
Soy de ustedes afectísimo servidor que SS. MM. B.
J. M. de la Peña.
1359
495
¡PASO PELIGROSO!
Musso serons tum pondere turris
«a Procubuit subito, et cœlum tonat omne fragore. »
(Vircir.. En. lib, 1X.)
Hace ya un año que resentimos en México el mas estu-
pendo de todos los temblores habidos, y creemos tambien,
que por haber. En este malhadado dia de tan imponentes
meneos, muchos de los arcos del agua gorda se abrieron,
cual si fuesen granadas en sazon.
La que mas padeció en este vaiven general, fué la espe-
cie de pilastra por donde suben y toman su nivel las aguas
de Chapultepec, en el lugar en que cruza la calzada la via
férrea de Tacubaya. Existen en dicha pilastra, desde el ter-
remoto, y de arriba abajo, unas hendeduras de seis cen-
timetros de anchor; y es muy probable que, andando el
tiempo y el ferro-carril, deba producirse al fin, á causa del
estremecimiento, algun derrumbamiento que irremisible-
mente pondrá en evidencia la fragilidad (en cuanto & la
parte huesosa) del perecedero cuerpo que Dios nos dió.
Dentro de poco se aguarda para el camino una locomo-
tiva : llegada que sea, serán relegados, sin duda, á la
plaza de armas, aquellos solípedos de boca suave y orejas
finas que nos arrastran, y que tan solo deben ser el alma
motriz de nuestros anticuados simones. Claro es que en-
tónces el peso de la máquina, al pasar esta por los arcos,
y la trepidacion que en el suelo causará, harán perder el
equilibrio á la pilastra en ruina. Esta, desplomándose brus-
camente, nos marcará nuestro nec plus ultra, imprimiendo
á la vez à los carros un movimiento retrógrado, que si bien
no nos mata, podrá (compensándose el susto) lanzarnos
accidentalmente y sin distincion de sexos, en los brazos
unos de otros, militando á favor de este obligado y comun
496 1859.
abrazo, unas circunstancias nacidas del lance, verdadera-
mente atténuantes.
En vista de tantos peligros en que, quizá, podrémos su-
cumbir, suplicamos al señor director de obras del Excmo.
Ayuntamiento, haga una de caridad, mandando reponer
sin demora una pilastra que, para nosotros y diariamente,
viene á ser una especie de espada de Damocles sin punta.
Un filo- ferrocarril.
POÉSIE DE CHEMIN DE FER.
« Un navet de 75 livres, en est-1l
«moins un navet pour cela ?»
(DE Barrts, compte rendu de l'Ex-
position à México en 1859.)
A UN GROS REMPAILLEUR
QUI, TOUS LES MATINS, SE PRÉSENTAIT AU CHEMIN DE FER DE TACUBAYA,
DEUX GROS BOUQUETS A LA MAIN, ET UN ROMAN SOUS LE BRAS.
« Et telle une bergére, en un beau jour de féte,
« De superbes rubis ne charge pas sa tête ; »
Tel le gros Rembouron (1), rival de Némorin,
Des fleurs de son Estelle embaume son destin.
Bien peigné, bien nourri, son abdomen énorme
D'un Bacchus aviné lui donne assez la forme :
Et bravant, sans souci, le lourd cumul des ans,
Il croit encor paraître un des plus frais amans.
Joufllu comme l'amour, et parfois l'œil humide,
Il ressemble aux tritons de la pluine liquide.
Par malheur, la perruque où se cache son chef,
De ses jours trop nombreux vient nous donner la clef.
Les romans de Cottin font toute sa lecture:
11 veut du sentiment... fút-il hors de nature.
(4) Nom supposé d'un tapissier à México,
497
LETTRE
DE MADAME ADÈLE MEJIA DE HAMMEKEN A MR. E. MASSON.
Mariscala.
JUÉVES.
Mon cher monsicur Masson,
Nous avons reçu avec le plus grand plaisir les oiseaux
que vous avez eu la bonté de nous envoyer. Je n'ai pas
voulu permettre que des mains profanes les touchassent. Je
les ai préparés moi-même et ils ont mérité l'approbation
générale. Ils étaient vraiment délicieux, et je vous remercie,
ainsi que ma famille, de votre bon souvenir, tout en vous
déclarant le roi des chasseurs et le plus aimable des
amis,
Ici toute la famille vous salue; faites-moi le plaisir d'em-
brasser vos filles pour moi et croyez à la sincère reconnais-
sance de votre amie.
ADÈLE MEJIA DE HAMMEKEN.
A MADAME ADELE MEJIA DE HAMMEKEN,
EN LUI ENVOYANT UNE SECONDE FOIS DES BÉCASSINES.
J'ai relu bien des fois la lettre oú vous me dites
Que mes oiseaux, par vous, avec soin préparés,
Ont, de leur jus divin, rempli vos léchefrites.
Onze, de leurs marais à jamais séparés,
N’ont pu narguer mes coups : aussi bien je m'empresse
De vous renouveler mon emplumé cadeau,
Sans vouloir me piquer d’une constante adresse,
Sur un terrain glissant mèlé de fange et d'eau.
Ces oiseaux si jolis, de chair fort estimée,
Sont tombés, sans un cri, sous mon plomb destructeur,
Veuillez bien excuser mon offrande rimée :
J'ai besoin, je le sens, d’un indulgent lecteur.
Tacubaya, 14 novembre 1859.
ERNEST Masson.
32
a
498 1859
ENTRE BRACONNIERS.
AVANT-PROPOS.
M. de Barrés, rédacteur de l' Estafette à México en 4859,
ayant reproduit mon article sur le pluvier doré, publié en
1845, un chasseur, qui premièrement se signa G. D,, y
répondit dans un communiqué portant pour titre: Entre
braconnters.
La réclame de Mr. G. D. étant aussi fondée que conve-
nable, je táchai d'y faire honneur, en publiant l Article
d'un pouce, qui fut suivi de ceux Du méme au même, et du
Quatrième article sur le pouce.
Je soumets au lecteur tous ces différents communiqués,
pour le rendre juge, en dernier ressort, des raisons peu
sérieuses qui furent émises de part et d'autre.
E. M.
Un chasseur de nos amis, n'ayánt ni poil ni plume à faire
lever, s'amuse à relancer un braconnier comme lui, à pro-
pos de gangas et de salmis. Voici ce qu'il nous adresse sur
ce grave sujet :
Monsieur le rédacteur de l'Estafette,
Depuis un mois environ, les charmants échassiers si bien
chantés dans votre journal (1) par le Nestor des chasseurs,
ont disparu de nos plaines.
Oublieuse des éloges qu'il lui prodiguait naguère et de
l'amour un peu trop ardent qu'il lui portait, l'ingrate ganga
a repris son vol rapide vers de nouveaux climats, pour céder
la place à sa commère la bécassine, dont la chair est, mal-
heureusement pour nous, beaucoup moins savoureuse... et
(1) Estafette du 27 juillet et du 27 août,
ENTRE BRACONNIERS. 499
par nous, j'entends les gastronomes et non le profane vul-
gaire qui, ne sachant distinguer une grenouille d’un lapin,
laisse les maritornes mexicaines lui servir d'horribles ch+-
chicutlotes, ou tout autre échassier pour des bécassines,
voire même pour des gangas.
Chasseur moi-même, et désireux de suivre dans la car-
riére, ne fút-ce que de loin, les pas gigantesques du maître,
j'ai lu avec le plus vif plaisir les deux spirituels articles con-
sacrés par lui aux mœurs et à la chasse de ces intéressants
volatiles. J’admire la verve et l’Awmour de ce vaillant cham-
pion de l'art cynégétique, la terreur des fugitifs échassiers :
« Aves solitus terrere fugaces. »
(VirG.)
Je m'incline même devant sa longue expérience et ses
connaissances gastronomiques, et reconnais volontiers qu’il
manie la plume et peut-être la casserole, s’il faut en juger
par le fameux salmis des Bernardins, d'une main aussi
savante que le fusil; mais en relisant , il y a quelques jours,
ces articles, j'ai été frappé, comme naturaliste, d’une er-
reur ornithologique, qui n’affecte en rien la réputation du
chasseur et du gastronome, mais que je dois à la vérité de
relever, afin de rendre à une estimable et nombreuse fa-
mille des Échassiers, le rang qui lui appartient dans la so-
ciété de ses semblables.
L'auteur plaçant la ganga parmi les Pluviers, en donne
la description suivante : « Le Pluvier doré (Charadrius plu-
« viahis de Linné) est le plus gracieux, le plus coquet des
« Échassiers, il appartient à l’espèce des Térétirostres. Ses
« caractères distinctifs sont : un bec court, arrondi et
« renflé vers le bout, et point du tout de pouce. »
Or, notons bien ceci : point du tout de pouce; ce qui
constitue en effet le principal caractère générique des Plu-
viers, qui n’ont que trois doigts.
=
500 1859
J’en demande donc bien pardon à notre aimable conteur;
il a sans nul doute tué et mangé force gangas ; mais à coup
sûr, et je ne lui en fais pas un reproche, il n’a jamais fait
grand cas des pattes, sans quoi il eût facilement reconnu
la présence du pouce. En outre, le bec des pluviers est plus
fort et plus court que celui de la ganga : ce sont d'ailleurs
des oiseaux généralement indolents et peu rusés, dont le
vol s'éleve rarement au delà de 30 à 40 pieds. Il y a aux
portes mêmes de México un gracieux type de ce genre,
c'est le Teldillo ou petit pluvier à collier noir.
Il existe soixante à suixante-dix espèces de pluviers
répandues sur tout le globe; la plus estimée des gourmets
est en effet, le pluvier doré, qui se trouve en Europe, en
Asie et en Afrique.
Il est de passage en France : plumage d'un noir pro-
fond en dessus, taché d'un jaune doré très-vif, front et
sourcils blancs, côtés du cou variés de noir, de blanc et de
jaune, toutes les parties inférieures d'un noir profond. (Plan.
col. de Buffon, d'Orbigny. )
La ganga, du reste fort mal nommée ainsi par les Es-
pagnols ou les Mexicains, puisque la ganga des naturalistes
est une espèce de gélinotte ou perdrix de l'ordre des galli-
nacés, n'est donc pas un pluvier, mais une espèee de Che-
valier-Bécasseau, Totanus et Tringa de Linné, Chorlito
d'Azara.
Voici les caractères de ce genre d'après le docteur
Chenu :
Bec aussi long ou plus long que la téte, gréle, flexible,
presque rond, etc.; pouce touchant á peine la terre par
son extrémité. Vingt-six à vingt-huit espèces répandues sur
tout le globe,
Ces oiseaux vivent dans les prairies humides et sont mi-
grateurs, (Les pluviers préfèrent les bords des lagunes. )
lis voyagent de jour et de nuit, et répètent fréquemment
ENTRE BRACONNIERS. 501
en volant une note de rappel, et font entendre quand ils
veulent se reposer un chant cadencé très-doux.
En Europe, le passage d'automne s'effectue vers la fin
d'août, à l'improviste, par masses, souvent de nuit, avec
des vents sud et de la pluie. Quand les Chevaliers ou Bé-
casseaux sont à terre et inquiets, ils s'arrêtent, se dressent
subitement et s'inclinent en avant par un mouvement
brusque répété plusieurs fois; c'est le signal du départ.
Leur chair passe pour être assez délicate. (D’Orbigny,
Chenu, etc. )
1 est certes difficile de mieux peindre les mœurs de la
ganga ou plutôt du Chorlito, et je crois avoir suffisamment
éclairé la question zoologique.
Cela ne m'empéche pas de rendre, avec l’auteur, toute
justice à la saveur de sa chair (je parle du Chorlito), je con-
sens même à Parroser d'un vin généreux et à reconnaître
ses mystérieuses qualités : aussi ne me reste-t-il plus qu’à
remercier le spirituel chasseur des excellents conseils qu'il
adresse à ses confrères. J'en excepte toutefois le stratagème
de la génisse, n'ayant qu'une faible confiance dans la sym-
pathie de ce ruminant cornu, et surtout de son époux, pour
l'espèce humaine en général et le chasseur en particulier;
et quant au cognac, bien qu'il ne soit pas à dédaigner :
Il est une liqueur au poëte plus chère,
Qui manquait à Virgile, et qu'adorait Voltaire :
C'est toi, divin café, dont l’aimable liqueur,
Sans altérer la tête, épanouit le cœur.
(DELILLE.)
Donnez-lui la préférence, si vous craignez les suites
d'une immersion aussi désagréable qu'intempestive dans
une onde peu cristalline.
J'ai connu le malheur, et j'y sais compatir.
Grâces soient donc rendues à notre anacréontique Men-
502 1859 |
tor ! Puisse, en retour, Diane chasseresse le combler de ses
dons les plus précieux; puisse Bacchus gaulois lui verser
toujours son plus doux nectar, laffitte ou autre, sans préci-
piter sa raison ; puisse sous la protection de Vénus, la blonde
déesse, puisse notre grand chasseur, plus galant que celui
d'Horace ( Venator tenere conjugis emmemor) , fournir gaie-
ment sa carriére sans nul recours aux excitants aphrodi-
siaques de la ganga; puisse-t-il enfin guider longtemps
encore et d'un tibia toujours agile, nos jeunes Nemrods
dans le sentier de l'honneur ! Tels sont les vœux les plus
fervents d'un frère indigne en saint Hubert.
G. D.
ARTICLE D'UN POUCE.
A MR. G. D. (1).
«AMICUS PLATO, SED MAGIS ANICA VERITAS. »
Ce qui, paraphrasé, veut dire : |
« Quoique ami de mes opinions, J'aime encore mieux la vérité.s
Sur ce, il ne m'est pas plus pénible de supprimer que
de mettre les pouces... à toutes les gangas ou pluviers que
j'ai fait siffler dans l'Æstafette du 27 juillet passé : aussi
avouerai-je avec franchise et sans ambages, que votre ob-
servation d'un pouce chez le pluvier de nos contrées n'est
pas un conte. Le petit pouce est.
La spirituelle réclame, « Entre braconniers, » à laquelle
a donné fieu ma suppression d'un pouce, est réellement
(4) La similitude des lettres initiales des noms et prénoms me fait douter si
j'ai le plaisir de répendre à notre illustre eommandant Gustave Desaché, ou au
professeur distingué, M, Gustave Desfontaines. « À César ce qui revient à
César. »
ARTICLE D'UN POUCE. 503
trop aimable et trop fondée, pour ne pas y répondre. On
a des formes... quoique un peu anguleuses, je l'avoue,
Je l'aurais fait dès le lendemain de l'apparition de votre
judicieux et charmant article, si un chasseur, en hiver,
n'était pas complétement absorbé par la confection de ses
bourres, et par les soins presque paternels avec lesquels il
frotte, graisse et enduit les rugosités de ses bottes, qu'il
voudrait, si faire se pouvait, transformer en mollusques.
J'aborderai donc, pour l'acquit de ma conscience, la
question du pouce, que vous m'accusez, à juste titre,
d'avoir fait disparaître chez notre pluvier d'Amérique,
quand il n’en est pas dépourvu. Cet appendice, quoique
excessivement petit, et placé beaucoup trop haut pour
qu'il puisse en faire usage, existe chez lui, je le confesse,
ne dût-il passer à ses propres yeux que comme une simple
fioriture de la création.
Nous savons tous, ou nous ne savons pas, qu'un des ca-
ractères distinctifs du pluvier est qu'il n’a ou ne doit
pas avoir que trois doigts aux pieds; et qu'il n’y a chez
lui vestige de doigt postérieur : c'est un apanage qui lui
est propre. Ergo, je me suis trompé, en affirmant que le
phroier, que j'ai cru décrire, s'en trouvait ici totalement
privé. Malheureusement je n’en avais pas un sous la main,
pour vérifier la chose. J'ai écrit mon article de la ganga,
avec la même fidélité qu'employait Vertot à décrire un cer-
tain siége, sans des données bien positives. Quand on lui
disait qu'il s'était trompé, il répondait tout bonne-
ment : « Ma foi, mon cher, dans tous les cas, je n'y étais
« pas : je n'y puis rien changer, mon siége est fait. »
Cependant, en bon logicien, et comme doyen des chas-
seurs, il serait honteux pour moi de me donner pour battu:
et sans prétendre introduire la confusion parmi les diverses
classes d'oiseaux que nous aimons comme nos enfants et
que nous traitons en bourreaux, je présenterai, pour ma
$04 1859
justification, les raisons que me suggère le nom de pluvier,
qui, selon M. de Buffon, n’a été donné a cet otseau que parce
qu'il paraît en troupes nombreuses dans nos provinces de
France, pendant les pluies d'automne; et c'est de leur ar-
rivée dans la saison des pluies QU'ON LES A NOMMÉS PLL-
ViERS. Il est évidemment prouvé par cette dérivation que
de « pluie » vient le nom de p/uvier, comme de « cheval »
celui de chevalier. Donc, ma ganga, qui n’apparaît qu'aux
premières averses [pouce de plus, pouce de moins] est
parfaitement un pluvier; tout comme la vare anglaise
[deux pouces de plus, deux pouces de moins] est toujours
une vare : cette dernière comparaison n'est pas tirée de
Bufion.
Aussi répéterai-je que ma ganga n'entrant en scène qu'au
mois d'août, et aux approches de la plwe, et disparaissant
avec elle, est bien un pluvier [eût-elle six doigts au lieu
de trois]. Comme il faut des preuves, je m'appuierai sur
l'opinion d'un célèbre ornithologue, M. Klein, dont parle
_ M. de Buffon, dans son chapitre du vanneau-pluvier (squa-
tarola grisea, Cuv.). Il dit: «Klein refuse même, avec
.« quelque raison, d'admettre. comme caractère générique
«cette différence légère dans les doigts, qu'il ne regarde
« que comme une anomalie; et alléguant pour exemple
« cette espèce même, il dit que le faux doigt, ou plutôt
« l'onglet postérieur, qui se distingue à peine, ne lui semble
'« pas l’éloigner suffisamment du pluvier, et qu’en général
.« ces deux genres du pluvier et du vanneau se rapprochent
« dans leurs espèces, de manière d ne composer qu'une
« grande famille; CE QUI NOUS PARAÎT JUSTE ET TRÈS-VRAI.»
C’est le marquis de Montbar qui vous rembarre, bien-
aimé confrère ; je puis donc avec sa permission (n'aurais-
je pas la vôtre) classer ma ganga, malgré ses quatre doigts,
dans la famille des pluviers. En vertu de la déclaration pré-
_cise de M. de Buffon, je remonterai tout d'abord sur mes
ARTICLE D'UN POUCE. 305
grands chevaux, et je soutiendrai, contre tous les vents et
les plus fortes marées, que j'ai parfaitement et logi-
quement agi, en introduisant notre ganga du Mexique
(eût-elle douze doigts à chaque patte) dans l’hydrophile
famille des pluvters.
Maintenant que je suis en train, et que l’on m'a poussé
à bout, je veux mettre ma ganga à toutes les sauces : je la
ferai même, ab trato, entrer dans la famille des pois-
SOnS;.... oui, monsieur G. D., des poissons, m'entendez-
vous?.... Pour ce, j'invoquerai la déclaration orthodoxe
d'un moine déchaussé; d'un gros carme, qui, faisant maigre,
mangeait force canards, pluviers et bécassines. Son supé-
rieur le réprimandant pour son manque d'abstinence et ses
excès de gueule, il lui répondit, plein d'une sainte et ju-
teuse indignation : « Vous me blámez injustement, révé-
rend Perel.... ce que je mange, ca va dans Peau,.... c'est
du poisson!.... »
Je me refuse donc (sans me prononcer) à reconnaître
comme caractère distinctif et indispensable, chez les plu-
vers, les trois doigts que nous fixent la plupart des orni-
thologues. Où il y a des rats, il y a des chats; où il y a de
la pluie, il y a des pluviers : l’un est une conséquence de
l'autre. C'est pour cette raison, qu’à tout oiseau qui ne
viendra pas avec les pluies (tant pis pour lui), je lui refu-
serai tout net le nom de pluvier qu'il tenterait de s'arro-
ger : je le déclarerai un usurpateur.... un Buonaparte vo-
latile, s'il le faut!.... |
Dans ce nombre, je ferai entrer, plus drû que flèche, ce
fameux Kildir (tildillo), (charadrius vociferus L.) que l'on
classe parmi les pluviers, parce qu'il a trois doigts. Je vou-
drais bien savoir pourquoi on lui décerne cet honneur?....
Il n’arrive ici que quand il gèle à perdre son nez!.... C'est
bien le plus braillard des oiseaux que je connaisse; avec ses
gros yeux cerclés de rouge, il a Pair d'un ivrogne!.... On
306 1859
ne le voit jamais que patauger dans les vases les plus sales,
où il a l’indiscrétion d'attirer les bécassines, qui n'ont pas
le nez très-long, malgré les apparences. En dépit de ses
alarmantes clameurs, nous cherchons quelquefois à nous
approcher du Kildir, dans l'espoir mensonger d’abattre
quelques-uns de nos chers oiseaux à long bec. Illusion [....
Le fatal vociferus pousse son cri, et tout part ensemble,
tildillos et bécassines. Fort heureux, si un saisiseement
irrésistible ne vous oblige pas, dans votre chute, à vous
stéréotyper tout au long dans une boue jaunátre, dont ja-
mais vous ne sortez que couleur de feuille morte. On a Pair
de vouloir représenter l'automne!....
Et vous donnerez le nom de pluvter à un criard comme
le Kildir, qui nous arrive quand il n’y a plus un nuage au
ciel?.... quand il gèle à pierre fendre?.... Et pourquoi
cette dénomination usurpée, je vous prie?.... Parce que
monsieur Kildir a trois doigts à son service?.... Belle rai-
son!.... Je voudrais qu'il en eút quatre dans le larynx,
pour étouffer ses cris officieux!.... Un oiseau comme celui-
lá, avec ses trois doigts, je le condamnerais (si je pouvais
m'opposer aux sages desseins de la Providence) à ne trou-
ver sa nourriture que dans les vases odoriférantes de nos
rues-marais de D. Juan Manuel, Capuchinas et S. José el
Real : il mangerait, c'est vrai, mais sa chair au moins s'im-
prégnerait de saveurs fortement hydrosulfareuses. Je vou-
drais voir le Kildir, par la nourriture qu'il prendrait, se
transformer en....
Je crois, par cet article qui sent son fraït, avoir répondu
d’ane manière propre et satisfaisante à mon ami G. D.,
qui poussé comme moi, par les mêmes goûts cynégétiques,
a dú maudire bien souvent cet infâme charadrivs voct-
ferus, que nous voudrions bien envoyer crier à tous les
díables?...
Tout en remerciant mon ami des vœux qu'il fait pour
DU MÊME AU MÊME. 507
mon complet bonheur, je lui répondrai par la chanson qui
commence ainsi :
« J'étais bon chasseur autrefois,
a Et je chassais avec adresse
« Gibier d'amour, gibier des bois; etc., etc. »
Mais déjà je touche à ma seizième olympiade (multi-
pliez par quatre), et comme presque toutes mes dents se
sont brisées en sautant d'un demi-siècle à l’autre, j'ai jugé
très-prudent, en raison de ma vétusté, de mettre infiniment
d’eau dans mon vin, sous le rapport des deux premiers
mots du dernier vers. Mes jambes, heureusement, sont du
plus pur acier Rodgers; et malheur au jeune homme de
vingt-cinq ans qui voudrait lutter de force avec les res-
pectables flûtes d'un Endymion sexagénaire!....
Je finis (il en est temps) en vous saluant de tout mon
cœur, oh! noble frère en saint Hubert.
ERNEST MASSON.
DU MÊME AU MÊME.
OU IL EST ENCORE QUESTION D'UN POUCE.
Mon cher monsieur : j'aime beaucoup Platon avec ses
paradoxes, mais encore plus la vérité : c'es tvous dire assez
que j'ai fort goûté votre lettre, sans cependant admettre
votre système, qui me paraît un peu trop élastique.
Vous uraccordez un pouce! un pouce microscopique,
un véritable petit poucet. Je ne puis réellement m'en con-
tenter ; que dirait la ganga qui jouit d'un pouce fort hon-
aête, ma foi, d'un pouce touchant la terre ?
Et si vous ne m'en croyez sur parole, daignez passer
chez moi, j'aurai le plaisir de vous voir d’abord, puis celui
de vous présenter à une fort jolie ganga, non rôtie par
508 1859
malheur, mais convenablement truffée d'arsenic et d'au-
tres substances plus ou moins malfaisantes, excellent pré-
servatif contre la voracité du temps et des gastronomes.
Elle vous prouvera qu'elle a bec et ongles, et si elle ne
perche pas, c’est que la plupart des Echassiers en ont
perdu l'habitude depuis la création et cela malgré leurs
quatre doigts.
Venez et vous verrez : « Vide pedes, vide manus. » Et
si vous n’êtes-pas convaincu, c'est que vous y mettrez de
la mauvaise volonté.
Il est vrai, monsieur, que vous lui rognez les ongles
d'une façon si courtoise et si pimpante, à cette chère ganga,
et que votre lettre est si bien troussée et d'une saveur si
gauloise, que la pauvrette aurait vraiment tort de se plain-
dre. Pour moi, je suis trop charmé d'avoir atliré sur ma
téte une aussi verte mercuriale, puisqu'elle procure aux
lecteurs de l' Estafette l'avantage de vous lire. Vous vous
souciez, je crois, des charadrinés et des classifications,
comme un poisson d'une pomme; point donc ne voudrais
vous contredire pour si peu, si ce n’était un vrai plaisir
d'ergoter avec vous, et en même temps un devoir de ré-
pondre à l'appel que vous faites à votre adversaire. D'ail-
leurs, par le temps qui court, les lecteurs voudront bien
nous pardonner ce bavardage à propos de pouce, attendu
que la politique de l’ancien monde n'est guère plus amu-
sante en ce moment que celle du nouveau, car si la ques-
tion italienne traîne furieusement en longueur, celle du
Mexique, en revanche, n'avance pas d'un pouce.... Mais
revenons à nos moutons, ou plutôt à nos Echassiers.
Vous vous appuyez, dites-vous, pour me rembarrer, sur
ce que M. de Buffon (1) croit pouvoir admettre, dans le
(1) J'ignore si c'est uniquement pour me rem-barrer que vous faites du comle
de Buffon un marquis de Montbar, G. L. Leclerc, né à Montbar, fut créé comte
de Buffon par Louis XV.
Y
DU MÉME AU MÉME. 509
genre Pluvier, le Pluvier-vanneau qui a en effet un rudi-
ment de pouce, et qui du reste est rangé par Cuvier et
tous les naturalistes parmi les Vanneaux. Votre argument
aurait quelque valeur, si la ganga ne différait du pluvier
que par le pouce; mais elle en diffère surtout par le carac-
tère le plus distinctif chez les oiseaux, par le bec, qui n’est
ni celui des vanneaux, ni celui des pluviers. D'ailleurs, et
dussiez-vous en bondir sur votre chaise (au cas où vous
seriez assis), votre héros en manchettes, malgré toute sa
science et son admirable talent d'écrivain, ne fait plus au-
torité en matière de classification, depuis la révolution in-
troduite par Cuvier dans l'histoire naturelle. Grâce à la
méthode de celui-ci, nos ornithologistes les plus distingués,
Charles Bonaparte en tête, non pas l’usurpateur, ont pu
baser leurs divisions sur des caractères certains.
Or donc, je persiste, jusqu’à nouvel ordre, à regarder
la ganga comme une espèce du genre Chevalher-bécasseau
de Cuvier, espèce probablement particulière à l'Amérique,
dont l’ornithologie, surtout celle du Mexique, est encore
fort peu connue en Europe. Ce n'est point, cher confrère,
que je nie aucunement votre étymologie du mot Pluvier ;
mais si nous allons ranger dans cette famille tous les oi-
seaux qui viennent avec les pluies, où nous arréterons-nous, -
bon Dieu! L'arche de Noé y passera tout entière, car elle
est arrivée par une pluie battante, et quant au Ti/dillo,
malgré votre sainte et juste indignation contre ce braillard,
dont le ramage, je l’avoue, ne ressemble guère au plu-
mage, force est bien de l’admettre parmi les pluviers, à la
grande honte des membres de sa famille qu'il déshonore
par sa conduite, à moins d'en faire un enfant trouvé. Sur
ce, comme dit la chanson :
Je n'en dis pas davantage
Car en voilà z'assez.
510 | 1859
Toutefois, puisqu'il faut déchirer le voile de l'anonyme,
ajoutons avec le poëte, qui nous pardonnera cette licence
peu poétique en faveur de la circonstance :
« Me, me adsum qui feci, in me convertite... manum.»
Traduction libre :
« Embrassons-nous, confrère, et que cela finisse. » Je
vous serre donc... la main, j'allais dire les pouces, de tout
cœur.
Votre bien dévoué,
GUSTAVE DESFONTAINES.
QUATRIÈME ARTICLE SUR LE POUCE.
A M. GUSTAVE DESFONTAINES.
Quousque tandem Catilina, etc., etc. (1).
S'il s'agissait, tout simplement, de quatre déjeuners
sur le pouce, le nombre pour moi n’y ferait rien; mais,
dans le présent cas, j'ai toujours peur que mon propre
pouce ne vienne à se désarticuler, par l’abus, qu’en vous
répondant, vous m'obligez d'en faire. En sus, des lecteurs
qui sont nos victimes, et que, mentalement, nous alimen-
tons de pluvier, depuis tantôt un mois, pourront bien en
contracter, par ce seul fait, une maladie de vessie, rien
qu’en se rappelant la nourriture aphrodisiaque que prend,
par habitude, ce trop chaud volatile. Quatre communiqués
sur le même sujet?... Mais c’est une horreur !... On nous
prendra tous les deux pour des fontaines d'articles !... On
(4) Classique apostrophe de défunt M, Pois-chiche (Cicero) qu'indubitoble-
ment va fulminer à notre adresse un lecteur dont on abuse.
QUATRIÈME ARTICLE SUR LE POUCE. sit
va nous appeler des Catilina!... des perturbateurs du repos
public !... des conspirateurs !... « Les révolutions ne
s'écrivent pas, » disait jadis chez nous le tribunal révolu-
tionnaire, quand les preuves lui manquaient, et qu'il en-
voyait à la guillotine Brissot et Gensonné. Mais nous, mal-
heureux!... ce n'est pas notre cas!... L'opinion, nos
articles à la main, fera notre procés !... Nous sommes trop
communtcatifs!... On nous pendra pour crime d'encrier!...
Dieu nous garde que la question d’ornithologie qui nous
occupe, aille jamais atteindre les dimensions, nécessaires
il est vrai, mais trop souvent bis- (ou multa-) cornues, des
mariages français au Mexique!... Par lá, je ne prétends
pas dire que le mariage soit en haine au chasseur : oh! non,
peut-être le considère-t-il comme un bonheur de trop
longue haleine. 11 craint sans doute, en tombant sous le
joug, d'y rencontrer un autre inconvénient : sa femme peut
être exigeante; alors elle n'admettra d'autre gibier qu'elle,
et ce n'est pas chose possible que de lever sous le toit con-
jugal pluviers ou bécassines. Un disciple de saint Hubert,
selon moi, ne devrait jamais épouser qu’une ondine. Ce
sont des femmes trés-propres... pour un chasseur. D'abord
elles vont à l’eau, et par ce seul fait, peut-être, ont-elles
aussi la fidélité du caniche. Malheureusement, il n'existe
plus de ces dames-là aujourd'hui. Que fera donc le chas-
seur?... Lui faudra-t-il s'en rapporter à ce qu'a dit certain
sceptique?...
« L'hymen a ses douceurs, malgré les faux plaisans :
« Mais il faut dire aussi que dans un certain sens,
«L'hymen , le seul hymen contracté sans sottise,
« C’est l’hymen annuel du Doge de Venise. »
Mais pardon, chers lecteurs, anges de patience!... Je
crois que je divague! Je reviens donc, par un violent ri-
cochet, au pouce du pluvier. Croyez-moi, l'exiguité du
512 1859
susdit pouce n'est chez lui qu’un simple jeu de la nature;
c'est tout comme chez nous (sauf la raison qu’on nous
donne de cette difformité digitale de l'espèce humaine), la
voici: sur ce point, nous savons à quoi nous en tenir.
« Quand on fait mal ce qu’on doit faire
« On s’en mord les pouces, dit-on ;
« C'est du péché du premier père
« Que dérive ce vieux dicton,
« Car le gourmand avec sa pomme
« Se mordit les pouces aussi,
« Et de père en fils voilà comme
« Nous avons ce doigt raccourci.»
J'avouerai cependant qu'il est très-convenable de s'en-
tretenir d'oiseaux, aujourd'hui surtout que les temps sont
si Mauvais, car
« On ne respire plus que les mœurs des oiseaux :
« Et sur ces modèles nouveaux
« Se règlent gestes et paroles.
« On déniche de grand matin.
« On plume autant qu'on peut son plus proche voisin.
« On va graisser la patte à quelque commissaire.
« Un fait le pied de yrue au lieu de s'ennuyer;
Ù « On tire l'aile pour payer,
« Et Pon fait le plongeon, lorsqu'il est nécessaire. »
Faisant trêve d'hilarité, je retourne à la question scienti-
fique qui rime en us. Vous désirez absolument, aimable
confrère, faire entrer mon charadrius pluviales (chorlito real,
pluvial, pardal, en espagnol ; mais non ganga, nom qu'im-
proprement on donne ici au pluvier), dans la noble famille
des scolopacidées, à laquelle, par son nom, appartient de
droit votre chevalier-bécasseau , et où mon pluvier ne
jouerait pas même, à mon avis, le rôle de bâtard. Fiat
voluntas tua! Je me résigne. Je vous ferai observer, malgré
cela, que le chevalier doit être, de sa nature, un ciseau
profondément bête: le qualificatif de Décasseau semble
QUATRIÈME ARTICLE SUR LE POUCE. 513
l'indiquer (6ec à sot). Mon charadrius pluviahs est au con-
traire un oiseau de beaucoup d'esprit: il possède au su-
prême degré celui de sa conservation. Il part à soixante et
quatre-vingts pas de nous ; tandis que ces stupides
barges, bécassines ou bécasseaux ne se lèvent que quand
on leur marche presque sur le bec.
Je lis dans lc manuel d'ornithologie de M. Lesson, que
le chevalier (totanus, Bech. Cuv. bec un peu grêle, mé-
diocre ou long, presque rond, quelquefois un peu retroussé
par le bout), dont le nom scientifique vient de totano, nom
vulgaire usité en Sicile, pour . désigner plusieurs oiseaux
riverains, est remarquable par ses formes sveltes et ses
longues jambes grêles élevées.
Il existe des variétés infinies parmi les chevaliers, qui
toutes entre elles conservent toujours une analogie bien
sensible. Nous avons le chevalier semi-palmé (totanus semi-
palmatus) ; le chevalier arlequin (totanus fuscus, scolopax
curonica, Gm. et tringa atra, Gm.) ; le chevalier gambette
¡totanus calabris); le chevalier stagnatilis, Bechst. (scolopaz
totanus, L., etc., etc., etc.). |
Tous ces oiseaux ont, la plupart, un bec à la Roxelane
(un peu retroussé par le bout). Je ne reconnais là aucun
des caractères de mon aimable et aimant pluvier, qui n’est
pas semi-palmatus, et qui possède un bec sans détours et
plein d'une franche droiture.
La nourriture des nobles et susdits chevaliers, qui sont
errants, puisqu'ils sont migrateurs, se compose d'insectes
marins et de mollusques abandonnés par la marée descen-
dante sur les grèves; leur mue a lieu deux fois l'an ; {eur
plumage est généralement gris.
Quant à mon pluvier, ses mets sont plus épicés; il lui
faut des scarabées, des petites mouches cantharides, et
surtout des sauterelles. Son plumage est d'un or tendre, et
ces charmants oiseaux disséminés dans les prairies, les
33
$14 1859
dorent tout aussi agréablement que des onces les tapis verts
des montes de Tacubaya, qui nous donnent, par parenthèse,
la mesure sonnante des grands progrès que nous faisons
vers la civilisation.
Je dis et redis donc que mon pluvier, ou chorlito real
(charadrius pluvialis L.), n’est qu’une variété des cinquante
espèces qui existent de ce brillant oiseau, et des dix qui,
par la nature, ont été réservées à l'Amérique. Ses instincts
qui le font arriver avec les pluies et s'en aller avec elles; la
brûlante nourriture dont il est friand, son plumage doré,
tout enfin lui donne un rang et un rang distingué dans la
famille des pluviers, malgré le petit pouce dont à peine il
effleure le sol. Je m’en tiens donc, pour le moment, à la
déclaration précise de notre ornithologiste Klein, compléte-
ment approuvée par notre grand écrivain en manchettes,
qui n’était pas manchot.
Je me serais rendu avec plaisir à votre aimable invitation
d'aller contempler, chez vous, le pluvier saturé d'arsenic
que vous y conservez; mais ma très-ingrate profession de
courtier ne m'en laisse guère les loisirs. Hélas! la nour-
riture est rare !.. et je passe ma vie à sillonner les rues de
México, avec moins de succès que nos oiseaux aquatiques
les berges des rivages.
Je sens que je me laisse entraîner, cher confrère, sans
considérer que tous nos lecteurs ne sont pas des Actéons,
pour s'intéresser á notre polémique. Je vais donc, avec
votre permission et la leur, prendre un congé indéfini, qu'on
finirait par me donner. Tout le monde m'en saura gré.
- Pardon, si, pour donner à mes facéties hebdomadaires un
tour plus gracieux, j'ai fait de mon communiqué, mêlé de
poésies, une espèce de grog littéraire (un véritable half and
half); ce style entreverado est imité de celui des leçons de
physique (expérimentale ou non) que donnait jadis à sa
Sophie ce charmant séducteur de Louis- Aimé Martin.
QUATRIÈME ARTICLE SUR LE POUCE. 515
Permettez-moi, tout en finissant (Dieu merci!), de vous
remercier de nouveau, quant aux vœux que vous faites, en
désirant pour moi les délices enivrantes que procura Ama-
thonte (1) (ne lisez pas : que procura ma tante; ce qui-
proquo constituerait une personnalité de mauvais goût). Mes
délices, je le répète, se limitent aujourd’hui à chasser en
désespéré, lorsque la poudre, par son prix, ne s'élève pas
à des hauteurs problématiques. Pour ce qui est du gibier
d'amour, j'en rumine les saveurs, sans en prétendre de
nouvelles. J’ai trop présent à la mémoire ce qui advint un
jour à un vieil habitué de l’Hélicon, un peu trop égrillard,
malgré qu'il fût déjà sur le retour de l’âge. Voici son
histoire :
« Un vieillard édenté, mais vert et dégourdi,
« Chantait d'un ton ragaillardi
« Ses vieilles amours à Thémire ;
« La belle l’entendait et se mit à sourire.
« Elle lui dit: On peut t’appeler cygne, ami;
« Ton gosier est d’un cygne et tes cheveux aussi.
« Pour prix de tes chansons, une faveur t'est due;
« Et ne veux te la refuser.
« Approche, viens recevoir un baiser,
« Je ne crains pas d’être mordue. »
Je vous prierai de croire (si vous ne vous en étiez pas
déjà douté) que les vers cités par moi ne sont pas émanés
de mon chef. Pour ce qui est des muses..., je muse.
Je suis à peu près de la force de Mallebranche, qui
n’avait fait que deux vers dans sa vie :
« Il fait en ce beau jour le plus beau temps du monde,
« Pour aller à cheval sur la terre et sur l’onde. »
(4) Ville de l’île de Chypre, où Vénus et Adonis avaient des temples, et où,
sans un scrupule de serupule (site, coram populo), on célébrait les amoureux
mystères de la tendre déesse. Cette note s'adresse aux quelques lecteurs, qui
ne seraient pas tout à fait au courant de bien des crudités mythologiques.
516 1859
Mais on ne va pas à cheval sur l'onde, lui disait un cri-
tique.— «Ah bah! lui répondit Mallebranche, vous ne voyez
pas que c'est une licence poélique. »
Sur ce, je vous salue de tout mon cœur, en vous di-
sant :
« Compagnons, quelquefois, de fatigants travaux,
« Une plume à la main, ne soyons plus rivaux. » (1)
Ernest Masson.
(4) Ces vers soil de mai ; on s’en aperçoit.
1860
519
COMPLAINTE AU JEUNE A. L.***
QUE SES PARENTS AVAIENT EMMENÉ À LA CAMPAGNE, POUR Y PASSER
UN OU DEUX MOIS DANS UNE VIE CONTEMPLATIVE.
(Sur un air tendre.)
Que le emps me dure Quant à la chaussure,
Passé loin de toi, Elle en use peu :
Toute la nature La forte nature
Nest plus rien sans toi! (1) S'en est fait un jeu.
J'aime le silence De Tenostislant,
Des bois. « es vallons ; Vive la lorette !
Mais l'a . uescence Elle a plus d'aimant
A d'a :. es chansons. Que notre grisette.
L'amour, à cet âge, Quels yeux !... Ces miroirs
Est nécessité ; (Où est le remède?)
Et son doux langage Ont plus de pouvoirs
Est seul usité. Que ceux d'Archiméde.
Pour moi, la campagne, Mon cœur est:en braise,
Ce champ du repos, Indéfiniment ;
Avec ma compagne Et cette fournaise
N'est qu’un dos à dos. Est mon élément.
Les chants du bocage La simple nature,
N'ont rien d'attrayant ; A des simples plait :
Car tout ce ramage Toute sa verdure
Est assourdissant. N'est pas de mon fait.
Ici, la bergère De limpides eaux,
N'a pas de moutons : De fort beaux étans (2),
Elle a de la terre Sont pour les oiseaux,
Jusques aux poumons. Non pour les amans.
E. M.
(4) Ces quatre vers sont une réminiscence: je ne me rappelle pas le nom de
leur auteur.
(2) Sans g: comme poëte, on se permet cette licenge,
$20 4860
AGUAS DE TACUBAYA.
INSTRUCCIONES SOBRE LO ACAECIDO TOCANTE À ESTAS AGUAS
DESDE EL 2 DEL PRESENTE MES DE MARZO DE ESTE AÑO.
En virtud de la reciente decision del Supremo Gobierno
de separar las aguas de los Leones de las de Santa Fe, se
le mandó al Excmo. Sr. Gobernador del valle una órden,
para que se la hiciera saber al Sr. Gomisario de Tacubaya,
à fin de que dicha órden recibiese su ejecucion. Efectiva-
mente, en 25 de febrero último, la autoridad ! »cal de Ta-
cubaya recibió un oficio del Excmo. Sr. Gobernador, en-
comendándole que procediese á la separacion de las aguas
de los Leones de las de Santa Fe.
Esta diligencia se practicó el 2 del presente mes de
marzo, en frente de Santa Fe, y en compañía del Sr. Juez
de este pueblo y del Veedor de aguas, quedando concluida
la obra à las 5 de la tarde del mismo dia; y corriendo en-
tónces por Tacubaya, desde el mismo momento, las aguas
solas de Santa Fe.
En los dias, 3, 4. 5 y 6 de este mes, se notó desde luego,
aunque fuera tiempo de secas, una mayor pureza en las
aguas, y no se percibió la menor diminucion en su canti-
dad 6 volúmen. Pero, de repente, el dia 7, se quedó toda
la parte alta de Tacubaya, y las fuentes públicas que se
alimentan de la nueva naranja de agua, sin una gota casi
de este liquido.
Avisado el Sr. Comisario de la villa de lo acaecido , se
transportó el dia 5, en compañía del Sr. D. Francisco Bardet,
presidente de la Sociedad de mejoras, y de otros vecinos,
al lugar de la atargea, en donde, entre el molino de Valdés
y el de San José, existen las tomas de agua de la casa que
fué del Sr. Conde de la Cortina (Q. E. P. D.), hoy del
AGUAS DÉ TACUBAYA. 524
Sr. Baron, las del convento de San Diego, casas de la
Bola y del Sr. D. Francisco Perez, y la toma municipal de
una naranja de agua, con que se abastecen cuatro fuentes
públicas recientemente fabricadas, y otras tres casas situa-
das-en el barrio de Santiago de esta villa.
Luego luego, á la simple vista, se conoció de donde
provenia el mal. Por malicia ó por accidente, se habia
quitado en el dia 7, la puerta del ladron que antecede el
tanque del molino de San José, siendo destinada esta
puerta, desde luengos años, à hacer retroceder unas 20 6
30 varas en la atargea, las aguas que conduce, de modo
que estas cubrieran perfectamente todas las tomas ya pre-
citadas. Sustraida dicha puerta; las aguas en la atargea,
bajaban hasta el extremo de no cubrir ya, ni la décima
parte de las diversas tomas de agua más próximas al mo-
lino, quedando necesariamente sin ella, las casas que de
esas tomas la reciben. Puesta la puerta del ladron de que
se habla, á cierta altura, para que se llene el tanque del
molino de San José y beban las tomas ; todo lo demas del
agua de la atargea se deversa por encima de la puerta del
ladron que es baja; y cojiendo el conducto que le está
trazado, se va à “reunir, pasado el molino (trabaje este 6
no), á la atargea que, más abajo, sigue hasta el molino de
Santo Domingo, para de allí continuar el agua su curso,
por los altos del barrio de la Santísima.
Inmediatamente, el Sr. Comisario de Tacubaya le suplicó
al Sr. Bardet, mandara fabricar una nueva puerta para el
ladron, la que quedó concluida, y puesta el dia 10 del
presente por la mano misma del Sr. Comisario, concur-
riendo á este acto los arrendatarios del molino de Valdés,
y varios vecinos de Tacubaya.
Desde el dia 10 de este mes, hasta el 18 del mismo, lle-
garon las aguas en todo Tacubaya con la misma abun-
dancia y la misma pureza que en los dias, 2, 3, 4, 5 y 6
5929 1860
del precitado mes; cuando, instantáneamente, y sin pre-
vio aviso alguno al Sr. Comisario de Tacubaya, el Sr. Pre-
sidente del Excmo, Ayuntamiento de México, acompañado
del Sr. Regidor de aguas y del Administrador de ellas,
vinieron á Tacubaya, y se llevaron la puerta del ladron
mandada hacer y puesta por la propia mano del Sr. Co-
. Mmisario de la villa.
Al mismo momento que desapareció la referida puerta,
se notó inmediatamente en la parte alta de Tacubaya y en
varias fuentes públicas, una escasez repentina de agua; y
el fontanero de la villa se apresuró á dar parte al Sr, Co-
misario de lo ocurrido.
Sin la menor pérdida de tiempo, este funcionario pasó
al Excmo. Sr. Gobernador un oficio, quejándosele de que,
sin que se le hubiera consultado en lo mas mínimo, se hu-
biera llevado à cabo una providencia que, bien 6 mal dada,
se le habia de haber participado, interesándose en ella un
punto vital de una poblacion que le está encomendada.
Les toca entónces hoy á los grandes propietarios de
agua, como los Sres. Baron y Escandon, reclamar ánte el
Excmo. Sr. Gobernador, por reconquistar la cantidad
de agua que, en propiedad les toca, y que adquirieron
(principalmente el Sr. Baron) al comprar las casas que
poseen en la, villa, y cuyos antiguos dueños, ciertamente,
pagaron al Excmo. Ayuntamiento de México, el importe
de las mercedes de agua que bañaban sus fincas.
Toda esta guerra de aguas está suscitada por los molinos
de Valdés, Santo Domingo, Belem y fábrica de pólvora de
Santa Fe que, ántes del año de 1854, nunca molieron,
más que usando del único poder motor de las aguas de
Santa Fe.
Pero, desde la concesion hecha en 54 (muy impruden-
temente) al Sr. Jamison, que ya murió, de mezclar las
aguas turbias de los Leones con las de Santa Fe; los moli-
AGUAS DE TACUBAYA, 523
nos de Belem, Valdés y Santo Domingo, se aprovecharon
del agua aumentada (accidentalmente para ellos), que ve-
nia en la atargea. Hoy que, muerto el Sr. Jamison, y ex-
tinguida la fundicion de hierro que (mediante ciertas
condiciones impuestas por el Gobierno) motivó la mezcla
de las aguas; se separaron aquellas : los molinos, al resen-
tir esta separacion, levantaron gritos al cielo (como si se
les despojara), haciendo firmar por los panaderos - de
México, una representacion al Supremo Gobierno, en con-
tra de una providencia que, à su parecer, era inicua, por-
que lastimaba á tres particulares, sin derecho, aunque
favoreciese los intereses (atacados en 54) de toda una po-
blacion que cuenta con mas de 3,000 almas.
RESÚMEN.
4. Con la separacion de las aguas de los leones de las de Santa Fe,
el Supremo Gobierno ha hecho justicia, devolviéndole 4 Tacubaya el goce
de las aguas puras y limpias de Santa Fe que, durante mas de 150 años,
hasta 54, habia disfrutado siempre, y por el cual, despues de despojado,
lidió cinco años enteros.
2.” No perjudica tampoco, intencionalmente, esta separacion de aguas,
á los molinos de Belem, Valdés y Santo Domingo : ya que sus arrendata-
rios no pudieron 6 no debieron nunca contar, cuando los arrendaron, más
que con el poder motor de las simples aguas de Santa Fe, sobre cuyo úni-
co curso, desde mas de 180 aflos, se construyeron aquellos molinos. No
ignoraban dichos señores, al tomar en renta los molinos, la union mo-
mentánca de las aguas de los Leones con las de Santa Fe, y las reclama-
ciones que, por parte de Tacubaya, existian en contra de esta union. No
pueden por consiguiente, hoy, aturdir con sus lamentaciones los oidos
del Excmo. Ayuntamiento de México, que quizá no sabe estos pormeno-
res; porque, lo que Jes ha sucedido en estos dias, rato há que lo debian
haber previsto. |
3.° A la ciudad de México no le perjudica en lo mas mínimo la sepa-
racion de dichas aguas, porque cada una, sin alterar en una sola gota su
cantidad, llega á la capital por las mismas atargeas antiquísimas que se
construyeron al efecto, una en las barrancas de Santa Fe, y la otra en las
loruas que bajan desde Cuajimalpa, hasta las alturas del molino del Rey,
uniéndose allí las aguas de los Leones, á poca distancia del molino del
Salvador, á las de Santa Fe. Si, por casualidad, y no lo creemos, se nota
- e o A
—a
TN | 1860
en México, desde algun tiempo, cierta escasez de agua; esta es debida
únicamente, á la poca capacidad del tubo de plomo con que en San
Fernando, se reemplazó el acueducto que ántes existia hasta la Mariscala:
lo que obliga á la demasía de las aguas que vienen por la Verónica, 4
resbalarse, como se puede ver, por encima de los arcos que las condu-
cen. Nada diremos de lo que se pierde de las aguas de la alberca de Cha-
pultepec; una cuarta parte de ellas ó mas, se desparrama al camino, por
el estado de ruina en que se ha mantenido la arquería, desde el último
terremoto que tanto la lastimó.
" Tacubaya, marzo 20 de 1860.
ERNESTO MASSON,
Ex-sindico, regidor de aguas en Tacubaya, en 54,
y secretario, hoy, de la Sociedad de mejoras de
esta villa.
REMITIDO
INSERTO EN EL DIARIO DE AVISOS DEL 44 DE SETIEMBRE DE 4860.
Señores editores del Diario de Avisos. —Casa de ustedes,
setiembre 13 de 1860. — Señores de nuestra estimacion :
Rogamos á ustedes que por su órgano nos permitan escitar
á la autoridad, para que nos dé su atencion y ponga re-
medio al mal que sufrimos los vecinos del rumbo de San
Cosme en toda la línea de la arquería, pues aunque te-
nemos el acueducto inmediatamente al frente de nuestras
casas, con derechos á gozar de ese agua, padecemos de
continuo escasez, y aun por muchos dias somos privados
de ella en lo absoluto, como sucede en la actualidad, que
estando la atargea ensolvada en su mayor parte por el cons-
tante sedimento que van dejando sus lodosas aguas, que-
dan cegados los conductos de las tomas particulares con
porcion de otras basuras.
Siempre se habia notado en México lo turbio de este
agua delgada en tiempo de lluvia ; mas este defecto se
ha aumentado de más en más en estos últimos años, al
AGUAS TERROSAS DE LOS LEONES. 325
extremo que ya no es agua y si un positivo lodo, que léjos
de lavar ensucia, haciéndose preferible el agua que tene-
mos en las acequias. No creemos se nos niegue la evidencia
de este hecho y nuestra razon para quejarnos,
Qué ¿no hay manera de evitar que al agua que se llama
de los Leones se le unan las pluviales que arrastran tanto
barro y basura. ? Y aun cuando hubiera positivo inconve-
niente, ¿no seria preferible, en tal caso, excluir en tiempo
de lluvias ese agua sucia de los Leones de las otras lim-
pias que concurren à surtir el acueducto? Aunque se su-
ponga que disminuye el caudal, se debe considerar que
mucho mas se reduce cuando ocupada la atargea con tan
considerable cuantía de sedimentos terrosos, se derrama el
agua y desperdicia, no viniéndose á aprovechar más que
una cantidad reducida , tal vez muy inferior à la que viene
de Santa Fe limpia.
Somos de ustedes, señores editores, con toda cortesía sus
adictos : — Varios vecinos de San Cosme.
AGUAS TERROSAS DE LOS LEONES.
Señores editores del Diario de Avisos. —Casa de ustedes,
Tacubaya, octubre 7 de 1860, — Muy señores mios : Les
suplicaré, si lo juzgan aportuno, se sirvan insertar en el
periódico que redactan, el presente remitido, en que se
versan intereses del comun : será favor que les agradecerá
su afectísimo seguro servidor (). B. SS. MM.
ERNESTO MASSON.
Un amigo mio, vecino de Tacubaya desde algun tiempo,
y á quien, como á otros muchos, breve va á despedir de
esta villa lo turbio de sus aguas, me dió la noticia el 14
526 o 1860
del mes próximo pasado, de que en el Diario de Avisos se
acababa de publicar un remitido firmado por var:zos vecinos
de San Cosme, tocante à las aguas que, en tiempo de llu-
vias, más bien se apelmazan que corren hoy en el acueducto
de la Verónica. |
Dichos habitantes se manifiestan en extremo quejosos de
lo barroso de las aguas, llamadas delgadas, que de unos
dias à esta parte se han trasformado materialmente en un
liquido lodoso que, lé7os de lavar, ensucia, como dicen, y les
obliga à preferir el aqua que tienen de la acequia.
Tambien preguntan los que han suscrito el comunicado,
sino hay una manera de evitar que al agua que se llama
de los Leones, se le unan las pluviales que arrastran tanto
barro y basura.
Como por esta pregunta fundada , debo suponer á los
apreciables vecinos de San Cosme, poco instruidos en la
historia y curso de las aguas conocidas por de los Leones,
asi denominadas quizá por su color /auve; les daré de
ellas una reseña que, por desgracia, desvanecerá todas sus
esperanzas.
Me perdonarán si soy algo prolijo; pero el asunto lo
requiere.
El cargo de síndico regidor de aguas, que desempeñé
durante varios años en el ilustre Ayuntamiento de Tacu-
baya, me obligó, como era natural, á indagar el motivo
que hubiera podido tener un dia el Excmo. Ayuntamiento
de México, para enturbiar las aguas crastalinas de Santa
Fe, con las muy lodosas de los Leones que, en los fuer-
tes aguaceros, siempre son de un amarillo oscuro por los
defectos de que, en su construccion adolece, la atargea que
las conduce.
Ménos me podia esplicar esta imprudente mezcla (pasado
Tacubaya), que contrariaba las prescripciones tan severas,
demarcadas en las ordenanzas de aguas, publicadas por
AGUAS TERROSAS DE LOS LEONES. 527
primera vez en México, en 15 de enero de 1711, y repro-
ducidas últimamente en 10 de abril de 1845. Estrañaba
naturalmente que un Sr. regidor del Excmo. Ayuntamiento
de México, hubiese sido el que ménos hubiera respetado el
texto de aquellas sábias ordenanzas.
AT hablar de la conservacion de las aguas de Santa Fe y
de las de Chapultepec, en toda su pureza, dicen las Orde-
nanzas lo siguiente :
« En consecuencia de la ordenanza antecedente (dice el
« duque de Albuquerque) que atiende 4 que las aguas ven-
« gan limpias, sin mezcla nt malelia, se ordena y manda
« que así en la dicha atargea que está en las barrancas de
« Santa Fe, como en los altos de Tacubaya, y la atargea
« que procede del bosque de Chapultepec que llaman el
« Rucio, hasta la caja del agua de San Juan; ninguna per-
« sona sea osada à ir à lavar ni laven en estas partes nin-
« gun género de ropa, lanas ni otras cosas encima de ellas,
« ni en partes donde puedan maltratar las atargeas, ni
« juntar el agua de esta servidumbre con la que viene por
« estos conductos, pena de 10 pesos por cada vez que su-
« cediere etc., etc. »
Pues à pesar de que estas Ordenanzas debieran de ser in-
variables, porque encierran un punto vital; á pesar de que
el Excmo. Ayuntamiento de una capital populosa debiera de
haber observado con la mayor rigidez unas prescripciones
para las aguas, que son, en cierta manera, el Palladium
de la salud pública ; en el año de 1804, el primer regidor
de aguas del Excmo. Ayuntamiento de México, el Sr. D.
Cosme de Mier y Trespalacios (hombre, sin duda, de en-
tendederas recias) , se propuso introducir en la capital de
México las aguas de los Leones. Dichas aguas , entónces,
no servian más que para regar las haciendas de los Mora-
les, la Teja y el rancho de Anzures,
Dos motivos habia poderosos para que prescindiese de
528 1860
su propósito el Sr. D. Cosme de Mier : el primero, porque
dichas aguas pertenecian à particulares que las iban à dis-
putar; y el segundo, porque la Municipalidad de México no
contaba con los fondos suficientes para edificar una atargea
en regla para su conduccion ; y que, sinestas obras prévias,
se iban á violar las Ordenanzas, enturbiando extraordinaria-
mente las aguas puras de Santa Fe, mandadas conservar
sin mezcla ni maletia.
Dicha atargea debiera de haber sido cubierta en todos
sus tramos, con sus respiraderos elevados, de trecho en
trecho; 6 descubierta, si se quiere, pero con sus bordes del
lado de la loma de una vara de alto, con sus puentes cor-
respondientes á distancias cortas, para que por encima de
ellos cruzasen las aguas pluviales y no se mezclasen éstas
con las que conducia la atargea.
El Sr. D. Cosme, sin contar para estas obras con el ele-
mento principal, que tanto es el dinero como el agua, siem-
pre se comprometió en la conduccion de las aguas de los
Leones, formándolas tan bien que mal (desde su naci-
miento en Cuajimalpa), un canal que viene á pasar à
300 varas mas alto (en frente de Santa Fe) que la atargea
conductora de las aguas azuladas de este último nom-
bre.
Así fué que, medio concluida la obra, el Sr. D. Cosme
de Mier y Trespalacios, introdujo siempre las aguas de los
Leones (cargadas de lodo cuando llueve) en la misma atar-
gea de las puras y clarisimas aguas de Santa Fe, á poca
distancia del molino del Salvador, pasado Tacubaya.
‘Tan luego como empezó su obra el Sr. D. Cosme, el
dueño de la hacienda de los Morales, el Sr. Garay, te-
clamó sus aguas ; y se entabló con el Excmo. Ayuntamiento
de México, un pleito que duró desde 1804 hasta 1857, ter-
minándose este por una transaccion que les concedió á los
herederos del Sr. D: Tiburcio Cañas, dos surcos del agua
AGUAS TERROSAS DE LOS LEONES. 529
de los Leones (de que aun no toman posesion), y una
merced de agua en México.
El resultado de esta mezcla de aguas, ha sido fatal para
el acueducto de la Verónica que, por los sedimentos terro-
sos que en su fondo depositan las aguas turbias de los
Leones, se ha ido ensolvando de tal suerte, que disminuida
poco á poco su capacidad, por el barro que la va llenando,
muy apénas caben en él las dos aguas unidas de los Leo-
nes y de Santa Fe, que rebosan por encima de la arquería
en su curso desde Chapultepec hasta la antigua garita de
San Cosme, donde por dentro de los arcos, se vierte 4 la
acequia, por una abertura, una cantidad no corta de
agua.
No consiguió, pues, el Sr. D. Cosme, despues de tantos
afanes, aumentar en México la cantidad de agua potable
con la introduccion de la de los Leones & la capital ; pero
sí logró (sin quererlo) enturbiar las aguas hermosas de
Santa Fe que solas, ántes de 4804, corrian por los arcos
de la Verónica, no conociéndose entónces las aguas delga-
das.
Empresa muy dificil y costosa seria limpiar aquel acue-
ducto del barro que contiene. En él se han criado multitud
de yerbas acuáticas, cuyas raices han llegado 4 penetrar
por las paredes laterales y por las fisuras ocasionadas por
los terremotos, y al arrancarlas, se abririan filtraciones in-
numerables por donde se escaparian las aguas.
Cuando el Sr. D. Cosme unió Jas aguas terrosas de los
Leones con las diamantinas de Santa Fe, nunca se arriesgó
á hacerlo enfrente de Santa Fe, precipitando las primeras
sobre las segundas desde una altura de mas de 300 varas,
por una atargea ó canal que debiera de ser sumamente in-
clinado. Se retrajo á no dudarlo ánte la idea de ensolvar
un acueducto hecho á todo costo, y que muchas ve-
ces pasa por medio de funnels, por debajo de algunos
34
530 1860
cerros, haciéndose de esta manera imposible casi su limpia.
Pero, bajo el gobierno del general Santa-Anna, el súb-
dito inglés D. Guillermo Jamison, quien en Santa Fe,
desde 1852, tenia establecida una fundicion de hierro; so-
licitó en 1854, para aumentar el poder motor de sa fá-
brica, el permiso de mezclar las aguas turbias de los
Leones con las de Santa Fe. Prometió , para merecer esta
gracia, abastecer al gobierno à precios muy bajos, con
cuantos proyectiles de guerra pudiese necesitar.
En vano el Sr. Prefecto del partido de Faecubaya, gene-
ral D. Ignacio Carranza, y yo, como regidor de aguas, hi-
cimos una oposicion sostenida en contra de esta mezcla ;
en balde pusimos de manifiesto que, desde centenares de
años, estaba la villa en el goce pacífico de las solas aguas
de Santa Fe, cuya pureza le garantizaban aun las mismas
ordenanzas. Todos estos esfuerzos quedaron inútiles, y
siempre se mezclaron las aguas.
Esta disposicion del general Santa-Anna fué tan vio-
lenta como mal aconsejada; y constituyó evidentemente,
una especie de ataque á la propiedad, ó al ménos, á la ca-
lidad de ella. Me esplicaré : ¿cuántas personas hay en Ta-
cubaya, tanto nacionales como extranjeras, que se han
- fijado y han adquirido bienes raíces en la villa, ántes de
1854 (época de la mezcla), atraidas, sobre todo, por lo
limpido de sus aguas, que consistian entónces en las úni
cas y muy puras de Santa Fe?
Desde luego, unos á la Municipalidad de México, otros 4
la de Tacubaya, compraron, quién una, quién dos, quién
seis Ó más mercedes de aquellas aguas cristalinas, (á
1,000 ps. la merced) para con ellas formar en sus casas de
campo fuentes hermosas, estanques extensos y juegos de
agua de un gusto exquisito. Gentes acaudaladas hubo,
quienes como los Sres. Jamison, Barron, Escandon , Bar-
det, Algara, Labedie y otros, que (desparramando el di-
AGUAS TERROSAS NE LOS LEONES. 531
nero à manos llenas en la poblacion) invirtieran: sumas
cuantiosas en construcciones verdaderamente faniásticas,
que desde la capital acuden muchos á contemplar.
Sabido es que en todas partes, las casas de campo sa-
can su principal lustre y hermosura de la "abundancia
como de la pureza de sus aguas; y siendo las de Facubaya
(ántes de 54) como un eristal de roca, claro es tambien
que este solo aliciente fué el incentivo mayor, para que
allí los señores ya mentados no retrocedieran ante gastos
casi fabulosos : ¿quiénes para recibir aguas lodosas los hu-
bieran emprendido ?
Estas aguas de Santa Fe, que solas y sin mezcla ni ma-
letta bañaban 4 Tacubaya (ántes de 54; vendida que fué
parte de ellas por la autoridad, tomaron desde luego el
preciso carácter de una propiedad puntualmente indivisa.
Desde aquel dia, esta pureza de aguas (recomendacion que
fué para su compra) no pudo ser en lo futuro atacada por
vinguno de los dos contratantes, siendo imposible que uno
de ellos enturbiase una parte de aquellas aguas sin dañar
el todo y exponerse quizá à fuertes reclamaciones,
Suspensos los trabajos de la fundicion de hierro, por la
muerte de Jamison (quien no habia cumplido mucho con
su compromiso) la comision de Tacubaya en el presente
año, renovó todas las diligencias practicadas ántes desde 54
para conseguir la separacion debida de las aguas sucras de
los Leones de las de Santa Fe, dirigiéndose, como era
natural, al ministerio de la guerra, que (interesándose en
la mezcla asuntos del servicio) habia necesariamente orde-
nado su ejecucion.
Como se vé por esta relacion cansada del negocio más
indigesto cual es este, suelen á veces surgir algunas re-
flexiones filosóficas, y son : que los hombres por las nece-
sidades de su especie, declinan, caen 6 se mueren; pero
sus actos. ... nO.
532 1860
Murió Jamison hace cinco años, los mismos casi que
cuenta Santa-Anna de haberse hundido del poder; y no
por eso nuestras aguas de Tacubaya en 1860 y sin motivo
alguno, dejan de guardar todavía el mismo preciso color
de ocre que les comunicó en 1854 la malhadada mezcla
ordenada por Santa-Anna (mas léjos dirémos por qué).
¿No dá grima, despues de lo sucedido, la vaciedad de
las frases de redoma de nuestros románticos cuando excla-
man : « l’homme qui meurt, et la feuille jaunie qui
« tombe, ont précisément la méme importance ; les sou-
« venirs que les deux nous laissent, n’ont guère plus de
« durée : la mort n’est que Pengrais de la viel » ( «¡El
hombre que muere y la hoja amarillenta que cae , precisa-
mente tienen el mismo valor; los recuerdos que nos dejan
ambos son casi de igual duracion : la muerte no es mas
que el abono de la vida! »)
Contrariando el escéptico pensamiento de escritores tan
sublimes, diré prosiguiendo el hipérbole : « ¡mala no fué
«la hoja que con Jamison le cayó à Tacubaya; y en
« cuanto à lo del souvenir, tampoco ha dejado de ser grato
« el que noslegó el amigo D. Guillermo! » Pero basta de
digresiones ; seguirémos.
Despues de seis años de estar unidas las aguas, al fin
conseguimos el permiso de separarlas, por una órden ema-
nada en 21 de febrero último, del ministerio de la Guerra.
Dicha órden se comunicó al ministerio de gobernacion,
quien la hizo saber al Excmo. Sr. gobernador del Valle de
México, pasándola este funcionario en 25 del mismo mes
al Sr. Comisario municipal de Tacubaya, teniente coronel
D. Mariano Velasco, para su debido cumplimiento. Hallán-
dose enfermo el Sr. D. Francisco Bardet, Presidente de la
Sociedad de mejoras de Tacubaya, á quien habia oficiado
el señor Comisario de la villa para que le acompañara, re-
cayó en mí esta comision, como secretario de esta sociedad.
AGUAS TERROSAS DE LOS LEONES. 533
El caso fué que esta separacion de las aguas de los Leones
de las de Santa Fe, tuvo lugar el 2 de marzo próximo pa-
sado, y que desde este loado dia volvió á recuperar Tacu-
baya el uso taninteresante de las aguas solas y transparentes
de Santa Fe.
Breve y con indecible sorpresa se le oyó al molino de
Valdés (beneficiado solo por casualidad desde 54, con la
union de las dos aguas) clamar desde luego que al sepa-
rarlas se le habia intentado arruinar. En vano se le hizo
presente que todos los molinos, el de Santa Fe, Belem,
Valdés y Santo Domingo, desde su construccion más que
centenaria, nunca habian recibido su impulso (hasta 54
por contingencia) más que de las solas aguas de Santa Fe.
La comisaría de Tacubaya se esforzó en hacerle compren-
der al arrendatario de Valdés, que un favor motivado aun-
que ¿mprudente, concedido en 54 á un dueño de fundicion
de balas y granadas (para la defensa del país) no podia
(extinguida esta) transferirse & un simple molino de harina,
en contra de los intereses vitales del comun. Se le esplicó
cuanto esta gracia 6 merced hecha en un tiempo 4 Jamison,
habia infringido las Ordenanzas de agua que recomiendan
muy particularmente y mandan no se enturbien en manera
alguna las aguas que vienen por las barrancas de Santa Fe
como en los altos de Tacubaya. Que estas mismas ordenan-
zas (caso que él hubiera heredado aún los derechos de Ja-
mison), dicen en el art. 5.” de sus aclaraciones, habiando
del derecho de un amercedado : « que este derecho adqui-
« rido no lo puede trasmitir & otra persona, aun cuando
« nunca falte à las estipulaciones à que queda sujeto. » Lo
que quiere decir que este derecho es personal y que muere
con la persona que le tuvo. À pesar de todo esto , con nada
se quiso convencer el arrendatario de Valdés, hasta que
despues de haber lidiado mucho con él (y no habia motivo)
quedó Tacubaya en posesion desus aguas puras de Santa Fe.
534 1860
Pero á los seis meses, amagada la capital de un sitio, se
le permitió al arrendatario de Valdés (por una órden cuyo
tenor ignora la comisaría de Tacubaya, por no habérsele
comunicado por escrito hasta ahora) unir otra vez las aguas
turbias de Los Leones con las de Santa Fe, comprometién-
dose el arrendatario (segan dice el señor Comisario) à in-
troducir en México diariamente, treinta y cinco cargas
más de harina,
Además de los perjuicios que 4 Tacubaya le origina la
union en Santa Fe, de las aguas de los Leones, existe
tambien en contra de esta mezcla una consideracion grave,
y es, qae no siguiendo das aguas de dos Leones el curso
que desde 1804 les fuera trazado, por la toma del molino
del Salvador, sin dejar que corra de ellas alguna cantidad
por este conducto, la fortaleza de Chapultepec se ve
privada de sas aguas. En elevarlas hasta la cumbre
de este edificio, gastó el gobierno en un tiempo, mas de
20,000 ps. y es justo que no se pierda el resultado de esta
Obra, |
El día que se volvieron á mezclar las aguas de los Leo-
nes con las de Santa Fe, el encargado de ejecutar la obra
no se hizo cargo sin duda de la mucha tierra con que en
algunas partes se habia Nenado casi el condacto que las
uaia ántes. Una vez destruida la mampostería, con que à
todo costo se cerró por da comisaria de Tacabaya la comu-
nicacion entre las dos aguas, el dia 2 de marzo próximo pa-
sado dejaron el agua precipitarse, en tan largo descenso,
con su fuerza acostumbrada, arrastrando esta desde luego
en la furia de sa carso, toda la tierra que existia en la
atargea profundizada en el mismo tepetate de la loma, en
tiempo de Jamison.
De allí provino que en agosto que pasó, viniesen las
aguas delgadas cargadas con una cantidad enorme de
barro, que causó el atascamiento casi repentino de todas
AGUAS TERROSAS DE LOS LEONES. 535
las cañerías de Tacubaya , y aun las quejas del vecinda-
rio de San Cosme.
En el intervalo de esta union nueva de las aguas, Aure-
liano cortó primero en Cuajimalpa las aguas de los Leo-
nes, y despues las de Santa Fe, para vengarse, segun me
dijeron, de que uno de los molimos (creo que el Salvador),
no le habia querido pagar 500 pesos que le exigía. Hoy está
restablecido el curso de ambas aguas y tambien su mezcla,
Debemos suponer que, hsbiendo cesado las causas, tam-
bien cesarán los efectos ; y que no habiendo temores de
sitio, y estando muy léjos los sitiadores, el gobierno obli-
gará à la persona que solicitó Ó à quien se le ordenó la
nueva union de las dos aguas, á que restablezca las obras
de su separacion en el mismo estado que las encontró.
Dichas obras, el dia 2 de marzo próximo pasado, le costa-
ron cenca de 80 pesos ¿ la Sociedad de mejoras de Tacu-
baya, y no es muy justo que los pierda,
Lo que hemos querido probar por esta dilatada relacion,
es que el interes privado de nuestra villa está precisamente
ligado con el del gohierno, el de los vecinos de San Cosme
y el de una gram parte de los habitantes de México que
recibe las aguas delgadas.
Hablando Girardin, en su curso de química, de las sus-
tancias terrosas con que vienen mezcladas las aguas de va-
rios fluvios, como el Nilo, el Ganges, el Mississipi y el .
Sena, dice :
« Ainsi, celui qui boirait dans sa journée, 3 litres d'eau
« de la Seine non filtrée, à l'époque des plus fortes crues,
« chargerait son estomac d'un gramme et demi de sub-
+ stances terreuses très-difüciles 4 digérer.
« On ne sait quel pourrait être à la longue l'effet de ces
« raatières sur la santé. Au surplus, toute considération de
« salubrité mise de côté, il est certainement fort désa-
« gréable de baïre de l’eau chargée de limon. »
536 | 1860
(« Y así, el que bebiera en un dia 3 litros de agua del
Sena, no filtrada, en la época de las mas fuertes crecientes,
cargaria su estómago con un gramo y medio de sustan-
cias terrosas muy difíciles de digerir.
No se sabe cuál pudiera ser á la larga el efecto de estas
materias sobre la salud. En todo caso, toda consideracion
de salubridad puesta á un lado, es ciertamente muy desa-
gradable beber un agua cargada de barro. »)
Las aguas de los Leones, en la estacion de lluvias, ado-
lecen evidentemente de las mismas malas propiedades que
las del Sena; y todos los que las beben, six poderlas desti-
lar, padecen, á no dudarlo, en su salud con su uso conti-
nuado. Por esta misma razon creo que muy prudente seria
de parte del Excmo. Ayuntamiento de México, mandar se-
parar de una vez de las aguas de Santa Fe las de los
Leones, para no introducir ya estas últimas en la capital :
ellas no ocasionan mas que perjuicios, tanto 4 los acueduc-
tos como & la salud pública. De aquellas aguas curgadas de
lama, pudiera sacar un gran partido el Excmo. Ayunta-
miento de México, vendiéndolas 6 arrendándolas 4 las ha-
ciendas de Anzures, la Blanca, la Asuncion, etc. ; y creo
que la ciudad (una vez limpiadas y repuestas las atargeas) ,
no padecerá mucho por esta falta. Como se ha visto, ántes
de 1804, estas aguas sucias de los Leones no llegaban á
México , y no por esto en este tiempo se experimentaba es-
. casez alguna de agua : y todas eran cristalinas.
Sabido es de todos que, ántes de la mezcla, las aguas
de Tacubaya sumamente transparentes, y cinco veces bati-
das en su curso por las caidas que tienen, eran las mas
saludables que se conocieran. Nuestra villa ha sido siempre
la maison de santé de México; y allí, ántes de 1854, los
estómagos enteramente délabrés, recuperaban al mes su
accion. No sucede hoy lo propio : las aguas han perdido
el carácter de salubridad que las recomendaba; los pobres
AGUAS TERROSAS DE LOS LEONES. 537
que en tiempos de lluvias las beben sin destilar, se enfer-
man ; la ropa blanca se percude; y tanto los enfermos como
los que no lo son, difícilmente se resuelven á bañarse en
unas aguas de un amarillo tan subido y tan cargadas de
barro. Esta posicion embarazosa, me recuerda un pasage
‘de cierto epigrama del señor editor del Diario de Avisos,
que terminaba asi :
«¿Los que se bañan aquí,
«Dónde se lavan despues?
Por lo que toca á los molinos situados entre Santa Fe y
Tacubaya, estos tendrian por único motor (precisamente
el mismo que tuvieron ántes de 1804), es decir, las aguas
solas de Santa Fe; y ciertamente que el provecho de tres
Ó cuatro personas , no puede ser preferente á los intereses
vitales de doscientas mil almas.
Respecto á este asunto, el Sr. D, Manuel Payno se
ocupa hoy en trazar la historia documentada de las aguas
de Santa Fe, que se dará & luz muy próximamente. En
ella se verá cuán pocos son los derechos que tienen los mo-
linos á estas aguas, cuyo uso, varias veces les fué suspen-
dido en distintas épocas, por el Excmo. Ayuntamiento de
México á causa de los abusos que se cometian.
Sin duda, por esta misma razon, en Europa no se per-
mite el establecimiento de molinos, fábricas ú otras usines,
más que sobre el curso de las aguas flotables 6 de ¿rriga-
tíon ; pero nunca sobre el de las que únicamente están des”
tinadas al gasto alimenticio de grandes ciudades que en su
introduccion por acueductos han gastado sumas de mucha
cuantía.
Movidos por aguas de 2rrigation se encuentran aquí
multitud de molinos : el de R:o-Hondo, los Alemanes, dos
en los Morales, Santa Mónica, el Blanco, el Prieto, los
de T/almanalco, el de Flores, el Batan, los del valle San
538 1860
Martin, etc., etc. Todos estos molinos están establecidos
en buenas condiciones. |
Siento haber cansado tanto 4 los señores lectores del Dia-
rio de Avisos; pero tenia empeño en aclarar una cuestion
que, á mi particularmente, como secretario de la sociedad
de mejoras de Tacubaya, me ha causado últimamente dis-
gustos sin cuento.
Ennesto MASSON.
Estaba imprimiéndose el remitido « Aguas terrosas de
Los Leones, » cuando el Supremo gobierno, en vista de la
reclamacion que se le tenia presentada, se servia comu-
nicar órdenes 4 la Comisaría municipal de Tacubaya, para
que de nuevo procediese à la separacion de las aguas tur-
bias de los Leones, de las cristalinas de Santa Fe, cuya
mezcla en la estacion de las lluvias, la ocasiona tantos per-
juicios á la villa,
ERNESTO MASSON.
1861
PANADERÍAS.
PANADERIAS.
INSTRUCCIÓN PRELIMINAR.
Por consideraciones puramente humanitarias, y fián-
dome en las promesas de la reforma, emprendí salvar de
la esclavitud 4 los desgraciados oficiales de panadería.
Desde el 7 de febrero de 61, hasta el 25 de febrero de
62, y mes por mes, no cesé de escribir, abogando por
ellos. La prensa de la capital unió sus esfuerzos 4 los mios
en tan noble tarea; y el Sr. Gobernador, más bien atur-
dido que apiadado, se decidió 4 mandar imprimir, al efecto,
unas disposiciones gubernativas, que nunca se publicaron.
Diré por qué.
Los dueños de panaderias (segun supe) para precaverse
del golpe que les amagaba, ocurrieron á un Sr. Licen-
ciado de poco renombre, pero muy locuaz, y ademas di-
putado, que fingia ser uno de los mas exaltados por la
Libertad. A pesar de todo su fuego sacro, el dicho Sr. Li-
cenciado acogió la demanda, y elevó al Ministerio de Go-
bernacion, & nombre de los panaderos, una representacion,
en que hacia resaltar con palabras engañosas y retum-
bantes, los inconvenientes (¿maginarios) que presentaba
la mise en liberté de los oficiales de panadería. Todo un
diputado, hermano á la vez del Sr. Gobernador, debia ser
escuchado, y necesariamente, el bando ya impreso (y lo
tengo,) no se publicó.
Asqueado, como era natural, de ver que un señor ¿¿be-
ral de tanta fama, y sin duda por algunos dineros, consen-
tia en ser el instrumento para que se violara la Constitucion
y se remacharan las cadenas de unos hombres nacidos li-
bres ; asqueado, lo repito, cesé de escribir, persuadido de
542 1861
que todo era inútil, teniendo que luehar con unos rene-
gados de la Libertad, que no hacian mas que aturdir con
sus gritos de reforma, à un pueblo que, en la ocasion, trai-
cionaban con descaro.
E. M.
El periódico Ea Reforma, en su número del 23 dek mes
próximo pasado, si bien nos acordamos, ha reprodueido
con mucha sensatez, una disposicion de ley, publicada
en 1813, refesente á las panaderias, que debe ser tomada
en consideracion por el Supremo Gobierno, y mandada
observar cuanto ántes, porque esta misma disposicion la
reza muy terminantemente nuestra liberal y resistida Cons-
titwoion de 57.
Cuando se apoya una reforma, el escritor, sea cual
fuere, alinvocarla, queda obligado á fundarse en una base
cierta, incontrovertible ; y es evidente que no puede existir
otra de mas solidez que la Constitucion que rige al país,
Sin este prévio requisito lógico, el público poco convencido,
suele relegar 4 la region de las utopias, las indicaciones
que se hacen; y su corazon se mantiene frio ante los re-
clamos de la prensa.
La Constitucion federal de los Estados-Unidos mexica-
nos, sancionada y jurada por el Congreso general consti-
tuyente, el dia 5 de febrero de 1857, dice en su artículo
5.* del título 1.”, lo siguiente, al tratar de los derechos del
hombre : | |
Art. 5°. « Nadie puede ser obligado 4 prestar trabajos
personales sin la justa retribucion y sin su pleno consen-
timiento. La ley na puede autorizar ningun contrato que
tenga por abjeto la pérdida à el irrevocable sacrificio de la
hbertad del hombre, ya sea por causa de irebajo, de edu-
cacion 6 de voto religioso. Tampoco puede autorizar conve-
PANADERÍAS. 543
nios en que el hombre pacta su proscripcion 6 destierro. »
Los dueños de panaderías en México, lo mismo que en
muchas partes de la República, mantienen en una especie
de esclavitud portentosa, à todos los obreros que emplean,
virtud à la pésima costumbre que tienen de adelantarles di-
nero, que jamas alcanzan estos á poderles reembolsar.
Quizá más de 30,000 hombres, movidos de un aliciente pe-
cuniario, han pactado par causa de trabajo, su destierro de
la sociedad, y este destierro debe cesar.
¿No implica, en cierto modo, una reclusion indefinida
la pérdida 6 el irrevocable sacrificio de la libertad del hom-
bre? ¿Porqué han de aguardar por mas tiempo, estos infe-
lices, el beneficio de una Constitucion humanitaria que les
favorece? Los fabricantes de pan, á nuestro modo de ver,
deben desde luego adoptar un término medio, que les ga-
rantice el reembolso de las cantidades que adelantan &
sus obreros con sobrada imprudencia ; pero ningun acree-
dor debe considerarse con derecho á ser el carcelero de su
deudor, y la Constitucion en su artículo 17 dice : « Vadie
puede ser preso por deudas de un caracter puramente civil.
Nadie puede ejercer violencia para reclamar su derecho. »
. Muy léjos estamos de creer que en un país republicano,
se pretenda, con préstamos, reducir de nuevo a la glèbe &
un número indeterminado de individuos, separándoles hasta
de sus familias; y los obreros de panaderías, deben trabajar
de hoy en adelante, como los demas oficiales en los talle-
res de carpintería, herrería y otros. ¿No repugna al sen-
tido comun, á la humanidad, á la libertad individual, el
que unos ciudadanos, al enagenarse una negociacion, sean
traspasados por las personas que los han ocupado, cual si
fuesen unos despreciables enseres de tienda?.. ¡No mas ilo-
tas, no mas esclavos, no mas degradacion!..
«No creemos, lo que vulgarinente se dice, que por la re-
« presion de ese odioso abuso, haya por lo pronto alguna
544 4864
« escasez de pan : en todas las panaderías francesas, los
« trabajadores son libres, y están bajo las mismas condi-
« ciones que los demas artesaños. ¿Porqué no ha de suce-
« der lo mismo con las demas casas?.. (1)»
Lo que pedimos para los panaderos, lo pedimos tam-
bien para los tocineros, para todos los que se hallan en
igualdad de circunstancias.
Añadiré que, desde la publicacion de la Constitucion, en
5 de febrero de 1857, cada ciudadano 6 extranjero que
fuese, adquirió, desde luego, la obligacion de normar por
ella sus actos y de observarla extrictamente. Los que, irre-
verentes y sin fe, le dieron á esta Carta fundamental el
simple valor de un juguete político, deben soportar los per-
juicios personales que les acarreó sus punible desprecio.
- Estos hombres, sin duda, reservan todas sus creencias y
simpatías para los gobiernos de revolucion, cuyas infamias
acatan sumisos, porque halagan, por lo comun, su ambi-
cion insaciable de atesorar.
Las obras materiales podrán ser derrumbadas por la ma-
no de los hombres, y se perderá hasta el rastro de su exis-
tencia; pero las de la inteligencia son eternas, y fuera del
alcance de un poder destructor. La Constitucion de 57
nunca murió, à pesar de sus largos sufrimientos ; y asi
como un hijo jamas debe desconocer la autoridad de un
padre, sea cual fuere la duracion de su enfermedad ; así
tambien el ciudadano, de ninguna manera, debe desviarse
de una Constitucion que se dió el país, sean cuales fueren
asimismo , los furiosos embates con que la quiere derribar
un absolutismo impudente.
Seria muy justo, pues, que los panaderos, habiendo he-
cho mofa, por cl espacio de tres años, de las obligaciones
(1) (Este párrafo fué agregado por los editores.) No todas las panaderías
francesas están en ese caso : la del Sr. Marquet, calle del Espíritu Santo, se
encuentra precisamente en las mismas condiciones que las Mexicaras.
PANADERÍAS. BAS
á que les ligaban los artículos 5 y 17 de la Constitucion,
perdiesen todo el dinero que, en esta aciaga época, han
prestado á sus empleados, para remachar mejor las cade-
nas con que los tenian oprimidos.
PANADERÍAS.
( 10 DE FEBRERO. )
Cuando en nuestro artículo anterior hemos dicho : «Los
« fabricantes de pan, á nuestro modo de ver, deben des-
« de luego adoptar un término medio, que les garantice
« el reembolso de las cantidades que han adelantado á
« sus obreros, con sobrada imprudencia, » hemos pre-
tendido hablar únicamente del dinero que dichos obreros
adeudaban hasta el 4 de febrero de 1857, víspera del
dia en que se publicó nuestra radiante Constitucion. Si
esta, por escándalos fenomenales, fué suspendida en sus
efectos, los panaderos (lo mismo que todos nosotros), pre-
viendo siempre su triunfo, debieron, durante tres años,
reembolsarse poco á poco y con mesura del dinero que
tenian prestado á unas víctimas que, en contra de las leyes,
tenian secuestradas de la vida social.
Así es que, suponiendo á un oficial de panadería empe-
rado, como le llaman, en 200 pesos, á la época del 5 de
febrero de 1857, y siéndolo hoy en 300 pesos, los 100 que
adeuda de mas, se le deben perdonar, y es muy justo que
se le declare libre en el acto; porque con desprecio de la
Constitucion, se le mantuvo preso al referido oficial hasta
ahora, y se le seguió prestando, para que mas y mas, por
causa de trabajo, enagenara su libertad.
Si se teme que estos oficiales, al acordarse de su duro y
largo encarcelamiento, rehusen volver 4 las panaderías,
(que ya no les adelantarán un centavo so pena de perderlo),
le toca al Supremo Gobierno, defensor de los pobres, con-
35
546 1861
cederles ciertas exenciones, como la de prestar servicio
alguno en el ejército, 6 en la guardia nacional, que (siendo
lo que mas temen) será suficiente para llamarlos otra vez
y sin repugnancia á su trabajo acostumbrado. Una placa
que llevarán en el pecho, con las iniciales O. D. P. (oficial
de panadería) con un certificado de la persona que los em-
plea, les servirá de resguardo.
No hay cosa mas noble que ser el defensor de los des-
amparados; y volviendo á fundar el derecho que nos asiste
en abogar por ellos, en contra de sus opresores, repetirémos
que desde la publicacion de la Constitucion en 5 de febre-
ro de 1857, cada ciudadano 6 extranjero que fuese, ad-
quirió desde luego la obligacion de normar por ella sus ac-
tos y de observarla extrictamente. Los que irreverentes y
sin fe, le dieron á esta Carta fundamental el pretendido
valor de un juguete político, deben soportar sin queja los
perjuicios personales que les acarreó su punible desprecio.
Estos hombres, sin duda, reservan todas sus creencias y
simpatías para los gobiernos de revolucion, cuyas infamias
acatan sumisos, porque halagan por lo comun su ambicion.
insaciable de atesorar.
Pero tengamos bien presente que las obras materiales
podrán un dia ser derrumbadas por la mano de los hom-
bres, y que se borrará hasta el rastro de su existencia; pero
tambien tengamos por cierto que las de la inteligencia son
eternas, y fuera del alcance de un poder destructor. La
Constitucion de 57 nunca murió, á pesar de sus largos su-
frimientos, y así como un hijo jamas debe desconocer la
autoridad de un padre, sea cual fuere la duracion de su en-
fermedad, asf tambien el verdadero ciudadano, de ninguna
manera debe desviarse de una Constitucion que se dió á
su país, sean cuales fueren, asimismo, los furiosos embates
con que la quiere derribar un absolutismo impudente.
Muy justo nos parece, pues, que los panaderos, habien-
PANADERIAS. 847
do hecho mofa durante tres años de las obligaciones á que
les ligaban los artículos 5 y 17 de la Constitucion, pierdan
todo el dinero que en esta aciaga época han prestado á sus
empleados para remachar mejor las cadenas con que los
tenian oprimidos.
Si no se tomare en consideracion la reforma que indica-
mos, hablarémos hasta que se agote nuestro tintero. No
queremos promesas, queremos hechos.
PANADERÍAS.
( 19 DE FEBRERO. )
« En nuestro último artículo, del 10 del corriente, pro-
metimos, al hablar de los presos en las panaderías, que pri-
mero se mos secaria el tintero, que dejar de invocar con
tenacidad una reforma, que los derechos del hombre vio-
lados exigen imperiosamente.
No obstante, la prensa calla, y el gobierno ni se mueve,
ni se commueve. Las banderas coloradas con sus letras de
leche, proclamando reformas, ya están relegadas al salon
de la Gran Sociedad; y no hay quien se acuerde de lo que
aclaman : fueron letras al aire, y como las palabras tam-
bien se las Hevo el viento.
Por via de castigo, quisiéramos que se nos sentenciara
durante un año, á comer, como los primeros hombres, el
trigo en substance (al granel), 6 en atote. ; Dichosa época
esla, es cierto, en que cada uno era su panadero! Que lo
diga Abraham, el obediente Abraham, cuando entrando en
su tienda de campaña, le dice á Sara, que era su mujer, ó
su mas que ménos (ya que tambien la hizo pasar por su
hermana) : « amásame, hija, tres medias de harina, y cué-
cemelas debajo de tas cenizas. » Por ahí se ve que aquel su-
miso patriarca, no andaba para comer pan, con tantos
preámbulos como nosotros; ni que en esta fecha se escla-
548 | 1861
vizaran á 40,000 infelices, para saborearse con un mal pan
de birote. Con todo, este pan primitivo, sin duda parece
que no era indigesto, ya que amasando, amasando Doña
Sara, vivió el pico de 127 años. ¡Vaya una mujer inter-
minable!
Esta costumbre de sentenciar á los hombres, por delitos
leves, á que trabajaran en las panaderías, la hemos here-
dado de los romanos nada ménos, y creemos en verdad, que
solo en esto nos les parecemos. Se llamaban estos infelices
entónces, pistores, en francés mitrons.
Ya que se trata de reformar los abusos que se cometen
en las panaderías, esclavizando y traspasando á las gentes,
no era malo que, dada una vez libertad & estas, se les pro-
hibiese á los panaderos el que fuesen á la vez molineros.
Esta medida se adoptó en tiempo de Luis XIII en Francia ;
y motivos tuvieron para dictarla; porque al molinero que
es al mismo tiempo panadero, cuando se le empieza á picar
algun trigo, lu toma muchas veces por su cuenta á muy
poco precio, y reduciéndolo á harina nos hace comer un
pan verdaderamente animal, es decir, compuesto de puro
gorgojo.
Allá por los años de 1825 6 1827, nos acordamos que
los panaderos de México, tambien marcaban con su nombre
el pan que fabricaban. Los Arpide, Arroniz, Monteher-
moso, Ortiz y otros así lo hacian; y en esto se conformaban
con las antiguas prescripciones de policía. En muchas par-
tes de Europa, hoy, se pesa el pan que se vende, por ser el
modo mas seguro de evitar cualquier fraude.
Para no ser difusos, reasumiremos, pues, nuestro pen--
samiento : (lease el Monitor del 7 y 10 del corriente, )
queremos :
1.° Que se pongan en libertad à los oficiales de las pana-
derías, perdonándoseles todo lo que deben hasta ahora,
porque el dinero que se les prestó desde el 5 de febrero
PANADERÍAS. 549
de 1857, pira que enagenaran su libertad, y pactaran su
destierro de ta sociedad, fué prestado contra la ley, y debe
irremisiblemente perderse. Además, por el artículo 17 de
la Constitucion, nadie, por deuda, puede ser reducido á
prision.
2.” Que se eximan de toda capitacion, leva, conscripcion,
6 cualquiera gabela que en lo futuro pudiera revivirse, à
los trabajadores en las panaderías, para que por este ali.
ciente, nunca falten en las oficinas que los ocupan; llevando à
la vez estos una placa con las iniciales O. D. P. (oficial de
panadería), que los pueda distinguir de los demas artesanos.
3.” Que se prohiba à todo panadero el ser á la vez mo-
linero.
4.” Que marque el panadero con su nombre el pan que
fabrica.
5.° Que se pese el pan que se vende, para que jamas
sufra engaño el público.
Es preciso, señores, que en las reformas, encuentre
ventajas el mero pueblo, que es el que derrama su sangre
para conquistarlas, y no tan solo ciertos hombres, que en
las revoluciones llevan una vida puramente contemplativa,
aguardando nada mas la ocasion favorable de la pesca. —
El Lincoln de los oficiales de panaderta. »
PANADERÍAS.
( £ DE MARZO. )
\ «a Aprés de longs tourmens injustement soufferts,
«a Un esclave a raison quand il brise ses fers. »
(Despues de largos tormentos injustamente sufridos,
Un esclavo tiene razon si rompe sus hierros. )
Atendiendo al noble pensamiento que encierran los
dos versos que citamos, nada de estraño tendrá que los
oficiales de panadería, intenten un dia sacudir el yugo, á
580 1361
que, come séres irracionales, los tienen uncidos los pana-
deros. Con este son cuatro los reclamos que hemos publi-
cado sobre la materia (leáse el Montior del 7, +0 y 19
del mes de febrero próximo pasado); y nuestros gober-
nantes que los han leido, se mantienen mas sordos que ai
fuesen cerrojos de cárcel,
La Prensa de la capital, que sobre el particular guarda
silencio, tambien cree que no tiene mas mision que la de
poner & sus lectores al tanto de las denuncias de casas he-
chas en Veracruz, por manzanas enteras, y por una misma
persona. Considera esta obra, sin duda, como la mas inte-
resante de nuestra reconquistada libertad. Pues á nosotros
y á nuestros clientes, muy poco nos importa saber que
unos hombres ya ricos, se hayan vuelto mas ricos todavía,
Miéntras tanto se verifica este pleonasmo de riquezas ;
les pobres obreros que se ahilan en las panaderías, tres
veces han denunciado su libertad. ¿Y porqué no se la han
adiudicado ?.... ¿Acaso será porque, por ella, no tienen
que pagarles alcabala?.... ¿No vemos, á cada rato, los
editoriales de todos los periódicos, en unas fertires de à
vara, clamar que la presente revolucion (no come las an-
teriores) se hizo únicamente para mejorar la condicion
del pueblo?.... ¿Y qué ha ganado este pueblo con su famo-
sa ley de desamortizacion?.... ¿Por ventura, ha conquis-
tado para sí un solo palmo de tierra, 6 el mas miserable
abrigo en donde reposar su cabeza?....
Si en verdad, el proyecte de ustedes, fué el de favorecer
al pueblo; ¿porqué, desde luego, no convierten ustedes
dos ó-tres conventos en grandes casas de vecindad 6 pha-
lanstéres, en los cuales, el artesano sin trabajo y cargado
de familia, pueda 4 muy poco precio, encontrar una habi.
tacion. sana y cómoda? ¿Porqué no dedican à un hospital
de inválidos, cualquiera. de los hermoses conventos de San
Joaquin, San Angel 6 San Diego? ¿Nao tiene, mas que ná-
PANADERIAS. EU)
die, el soldado mutilado en campaña, el derecho, que tam-
bien se le adjudique un lugar ámplio y bien ventilado,
donde pueda, fuera de la miseria, acabar unos dias que
consagró à la salvacion de su país? ¿Cuál es esta ánsiá de
abrir nuevas calles? ¿Será para dejarlas en el mismo estado
que la del callejon de Dolores, para que allí nos asesinen
más à menudo? Mejor era que atendieran à las que existen,
y que como las de Cadena, Zuleta, el Arco y otras mil,
no son mas que unos focos de fiebres pútridas que diezman
á la poblacion. México, no lo duden, dentro de poco, no
podrá ser habitado.
Pero, impulsados por tantas recriminaciones á la vez,
nos apartamos de la cuestion que esencialmente ros ocups,
que es la cesacion de la esclavilud, para los oficiales de
panadería. La Constitucion de 57 (que hemos jurado), en
sus artículos 5 y 17, garantiza la libertad & estas tristes
víctimas, y la pedimos 4 su nombre.
Hagan lo que aconsejamos en nuestros anteriores remi-
tidos, insertos en el Monitor del 7, 10 y 19 del pasado,
Gozando los obreros de panaderías, de las inmunidades que
para elos reclamamos, este oficio, se lo disputarán los po-
bres ¡nas hontados, y desaparecerá el infundado temor de
que el pan, alguna vez, nos llegue à faltar.
Pur lo mismo que los oficiales de panadería no tienen
mi pueden tener quien los defienda, ya que viven incomu-
nigados; queremos, sin que nes. conozcan, volverles la li-
bertad. Esperamos conseguirlo (somos algo testarudos};
y de no, juramos que el rechino continuo de nuestra plu-
ma, hasta dentera les causará, á los que, por medio de
banderas engañesas, nos han prometido-teda clase de refor-
mas.
El Abolicionasta. »
$2 | 1861
¡NO MAS ESCLAVOS EN LAS PANADERÍAS!
( 46 DE MARZO. )
« Persévérance vient à bout
« De quoi? de tout.»
(LAFONTAINE.)
(Perseverancia llega á cabo
¿De qué? de todo.)
Tenemos que felicitarnos por nuestra perseverancia, en
haber, sin desalentarnos, reclamado, por el órgano del
apreciable Monitor, por la libertad de los pobres obreros
de panadería,
Hoy hemos resentido una satisfaccion verdadera, al leer
dans la spirituelle Estafette del dia 14 de este, que el Su-
-premo Gobierno acababa de nombrar una comision, com-
puesta de los recomendables ciudadanos licenciados Anto-
nio Florentino Mercado, Sabino Flores y Joaquin Alcalde,
encargada de visitar las panaderías, y de levantar un in-
‘forme tocante à los abusos que en ellas se cometen.
Descansamos en los sentimientos de humanidad que de-
ben animar á una comision, que nunca recibió cargo mas
honroso. Con la. Constitucion en la mano, los artículos 5
y 17 de este Código fundamental, le servirán de norma
para oponerse á que, en lo futuro, los hombres, por el cebo
del dinero, pacten su destierro de la sociedad; 6 sean por
deudas, retenidos en priston por sus acreedores. Pierdan
los panaderos (y es justicia) lo que adelantaron á sus obre-
ros, desde el 5 de febrero de 1857, por haber (no rigién-
dose por la Constitucion) ofendido & la vez, las leyes, la
razon y la naturaleza.
El Abolcionista.
PANADERÍAS.
( 20 DE ABRIL. )
« La prison, quoiqu'elle soit, est
un affreux séjour.»
(Una prision, cualquiera que sea,
es una mansion horrorosa.)
Y esta prision, en que unos hombres mantienen à otros,
por su provecho particular, no ha cesado todavía, desde
que, en contra de ella, reclamamos por la prensa en 7,
10, 19 de febrero y 4 de marzo próximo pasado (véanse
los números del Monitor de aquellas fechas).
Hemos llamado, varias veces, la atencion de la autoridad,
sobre el abuso de mantener, ante sí y por si, presos á los
oficiales de panadería, cual si fuesen reos del nefando cri-
men de lesa magestad, allá en el reino de marras; pero si
es cierto que se ha nombrado una comision, en marzo úl-
timo, compuesta de los Sres. Lics. D. Antonio Florentino
Mercado, Sabino Flores y Joaquin Alcalde; tambien lo es
que, hasta la fecha, dicha comision no ha dado ningun re-
sultado, ni ha producido ninguno de aquellos cuadrados y
trompeteados bandos, con que tan á menudo nos aturden
el tímpano. Un célebre filósofo dijo en francés (sin duda
porque lo era) : «Un chef apathique est moins utile qu'un
« tas de búches. Celles ci servent 4 réchauffer nos sens en-
« gourdis; au lieu que l’apathie du chef rend ceux qu'il
« commande insensibles à la honte et au malheur. » (Un
gefe apático es ménos útil que un monton de leña, Esta
sirve para avivar nuestros sentidos entorpecidos; en lugar
de que la apatía del gefe, vuelve á los que manda insensi-
bles á la vergúenza y á la desgracia. )
Muy léjos estamos de querer aplicar á la comision, el
triste sentido de esta citacion; pero no existe duda, en que
la apatía de un gefe que dicta una providencia, se infiltra,
554 1861
por justa posicion y sin sentir, en las personas de que dis-
pone para su ejecucion. De ahf proviene que, sea por las
ocupaciones particulares de la comision (que es lo que
creemos), sea por un poco de morosidad de su parte; los
pobres presos en las panaderías (no por delitos leves),
aguardan todavía, mas blancos que un panal, la hora de su
libertad,
La Constitucion de 57, desde el 5 de febrero de aquel
año, dice en su art. 5.* : « la ley no puede autorizar ningun
« contrato que tenga por objeto la pérdida 6 el irrevoca-
e ble sacrificio de la libertad del hombre, ya sea por causa
« de trabajo, etc., etc. » Tambien dice en su art. 17 :
« nadie puede ser preso por deudas de un carácter pura-
« mente civil, etc.. etc.; » y el asunto es que los oficiales
de panadería que se hallan en este preciso: caso, siguen
hasta ahora amasando y dizque viviendo, como si no les
alcanzara la Constitucion que tanto dice, y que, para ellos
nada dice.
Si la Constitucion, en lo que reza, no tiene mas valor
que et de un dicho. vulgar, nes callaremos : y si no, ¡ay
Un oficial de panadería jubilado.
500
_;PANADERIAS, PANADERÍAS, PANADERÍAS!
(4.9 DE MAYA. )
«Si le peuple aujourd’hui, reniant ses idoles,
« Sur vos coupables fronts brise les auréoles,
« Devant le tribunal de ce juge trrité
« Si vous paraissez tous, vous l'avez mérité. »
(Némésis, La justice du peuple.)
(Si el. pueblo boy, reneganda de sus ídolos,
Sobre vuestras culpables frentes rompe las aureolas,
Ante el tribunal de este juez irritado
Si corapareceís todos, lo habeis merecido.)
Este es el fin que se les reserva á los corifeos de las re
voluciones. que prometen y no éumplen.
« Qué, ¿no les tiembla el pulso, señores, cada vez que,
« por irrision sin duda, fechais : Dios, Libertad y Refor-
«ma?... (exclaman los oficiales de panadería ) ¿Dónde
«está para nosotros la Libertad... dónde la reforma?...
« Desde el 7 de febrero de este glorioso año, estamos in-
« vocando à esta misma libertad. y Y qué habeis hecho pa-
« ra volvérnosla?... ¡Ay! vuestras ovaciones no las hemos
e presenciado L... ¡Secuestrados de la seciedad, hasta
« nuestras Basiillas solo Hegó el eco de vuestros gritos ds
e Reforma.; en eco para nosotros todo ha quedado!.. y el
« humo del fuega de la. Ladertad que parecia devorarles,
« trivialmente. se wine tan solo 4 mezclas con el que despi-
« den las chimeneas de: nuestros hornos, que son /es soupe
« roux de notre enfer (les respiraderos de. nuestro in-
fierno). »
Ya que nose me eye, es precise que deje. hablar à mis
elientes : quizá su vez tendrá mas fuerza que la mia. Pre-
tensiones de letrado no las tengo; pero ferviente discípulo ds
Voltaire, tambien me acuerda de que este inmortal maes-
tro supo vengar la memoria de los Calas, de las infamias
1
536 1861
del fanatismo y de la tirania, sin por esto pertenecer al foro.
Ni un átomo soy siquiera de génio tan preclaro ; pero sf soy
un átomo gafo de los de Descartes : je m’accroche et je ne
lâche pas (me agarro y no suelto); lo que quiere decir,
que si no me sueltan á mis presos, tampoco suelto yo la
pluma. No hay mas dilema, c'est ma monomanie; es mi to
be or not to be.
Yo no quiero que se me adjudiquen casas (no simpatizo),
y mucho ménos hoy, que de ¿¿bre no nos ha quedado mas
que el azre. Lo que pretendo, es que, á mis clientes se les
adjudique lo que es suyo... su libertad.
- Por vida de Baco, señores, déjense de festines en que
brindais por la Libertad. ¡Ojalá y el pan que comeis (y
que debia recordarles à mfs panaderos), se les trasforme
en abrojos, en vuestro insaciable esófago !.,
a Hommes qui jouissez devant l'homme qui souffre,
. «Sous vos pas avinés, il peut s'ouvrir un gouffre. »
(Hombres que gozais ante el hombre que sufre,
Bajo vuestros avinados pasos puede abrirse un abismo.)
Espero con todo, que dareis tregua á vuestros banquetes
. con los que no se apaga la única sed que yo tengo, que es
de ver cumplirse los artículos 5 y 17 de nuestra Constitu-
cion. Estos, me parece, se han redactado precisamente para
las víctimas & quienes quiero libertar : cumplid con ellos.
De qué sirve, diganmelo, que se haya nombrado á una
comision compuesta de una trinidad de licenciados para vi-
sitar las panaderías, si desde hace mes y medio que se for-
mó no se ha traslucido nada de sus trabajos, que han para-
lizado, como es probable, las exigencias de su profesion.
En mi opinion, la comision debe componerse de todos
los comensales á estos gueletons-Balthazar que se han cele-
brado. Tratándose de pan, ya que estos comen tanto, ellos
son del ramo; à ménos de que no sean mas que des ma-
PANADERIAS. 557
chines mangeantes. Que traten la cuestion, si lo quieren,
entre la poire et le fromage, poco nos importa; pero que
la traten. No se embotarán con este trabajo, sus preciosas
facultades digestivas; y se lo facilitarán los números del
Monitor del 7, 10, 49 de febrero; 4, 16 de marzo, y 20
de abril próximos pasados. Todos estos artículos son inti-
tulados « Panaderías. »
Materia tan blanca, no la debiera de tratar un rojo : ahí
entra lo de los contrastes.
No me obliguen á otro comunicado, ó me apelmazo.
Dios, Libertad y Reforma.
UN EX-PAMBASERO,
A
PANADERÍAS ( Y VAN OCHO).
( 7 DE MAYO. )
« Du temps qui vole employons les moments.»
(J. B. Rousseau.)
( Del tiempo que vuela empleemos los momentos.)
Esta recomendacion de nuestro sublime Rousseau, es la
que me hace aguijonear el celo de los Sres. Lics. D. Anto-
nio Florentino Mercado, Sabino Flores y Joaquin Alcalde,
para que, sin desperdiciar un solo dia, cumplan con la co-
mision que en marzo próximo pasado les confiara el go-
bierno.
Renunciando hoy el anónimo, me apresuro en contestar
al remitido intitulado « Panaderías, » inserto por el apre-
ciable Sr. Lic. Mercado, en el Monitor del 4 del corriente,
por el cual veo que no han dependido de él las demoras de
que me quejo, tocante á la visita que debiera de haberse
practicado ya en las abrasadoras panaderias.
A la vez, siento sobremanera que unos cuidados do-
mésticos por parte del Sr. Lic, D. Sabino Flores, sean los
858 1861
que, hasta hora, hayan retardado los trabajos de la comi-
sion ; y celebraré infinito que hayan cesado tan tristes mo-
tivos. Por lo que toca al Sr. Lic. D. Joaquin Alcalde,
conozco su actividad y no puedo dudar de que la empleará
toda en el apremiante asunto que se versa.
Mis esfuerzos en el interés de la reforma, que el Sr. Lic.
Mercado pudiera no haber llamado « declamaciones, » serán
coronados por un feliz resultado, como lo espero; y me
acuerdo siempre de lo que dijo Molière :
« Le ciel par fois seconde un heureux téméraire. »
(El cielo á veces secunda á un feliz temerario.)
En cuanto à que, por rholesto, me tache la autoridad de
imprudente, no ha de ser este reproche el que me desvele;
no ocupo ningun puesto lucrativo de que esta me pudiera
privar. Soy pobre, vivo à raíz dal suelo; y así:
« Qui jacet in terra, non habet undé cadat. »
( Quien en la tierra se acuesta, no tiene donde caer.)
Por estas razones y otras muchas que pudiera emitir
hasta en griego; á nadie le tengo recelo, y mucho ménos
en una cuestion de pura humanidad. Con todo, los momentos
urgen, y lo que cuentan de una panadería, donde un pobre
muchacho (sin ser salamandra) fué sometido á la lumbre,
será motivo más que suficiente para que à la mayor bre-
vedad procree otro comunicado, si no se toman ardientes
providencias contre la brûlure et l'esclavage.
Entre tanto, señores licenciados, me repito de ustedes, y
muy principalmente del Sr. D. Antonio Mercado, su afec-
tísimo y S. S. Q. S, M. B.
ERNESTO MASSON.
PANADERÍAS. te
PANADERIAS Y MAS PANADERÍAS.
(CON ESTE VAN NUEVE, )
( 22 DE Mayo. )
d..... Rien n'est longtemps extreme,
« L'arc qu'on tient trop tendu se brise de lui méme;
« Quand à cerlains encés l'esclavage est monté,
«a L'esclavage, tyrans ! touche à la Liberté.»
(LEMIERRE, tragéd. de Guvll. Tell.)
(..... Nada es largo tiempo extremo,
El arco que se mantiene demasiado tendido se rompe solo;
Cuando á ciertos escesos la esclavitud ha subido,
La esclavitud ¡tiranos! ¿oca à la libertad.)
Esto clamaba uno de nuestros autores trágicos que no
tenia voz de talon. Souvent de petites causes engendrent
de grands effets (muchas veces unas causas insignificantes
engendran grandes efectos); y en Francia, en 1830, los
que empezaron la revolucion (los oficiales de imprenta), se
lanzaron á ella con gorros de papel. ¿ Quién quita que en
México, desesperados los obreros de panadería y peina-
dos de polvo (4 la Pompadour), no vengan un dia tambien
por iguales medios á reconquistar su libertad ?
No diré como cierto chistoso de mala ley, que si la len-
gua de la mujer nos da una idea del movimiento perpetuo;
una comision nos ofrece la del dolce farniente sempiterno.
Esta última comparacion nos pareceria mas que temeraria;
y semejante calumnia la repulsarian los señores comisiona-
nos de panadería, como lo hizo en un tiempo cierto cape-
Ilan á quien le decia su obispo :
« De vos signes de croix je ne.suis plus la dupe,
« Disatt certain évèque à son gros chapelain,
« Je sais que vous aimez la jupe,
a Pour un prétre c'est fort vilain.
560 1861
_ «— Ah! Monseigneur ! quelle imposture!
a De tous les cotillons je fais si peu d'élat,
« Que je voudrais, je vous le jure,
« Qu'aucune femme n'en portat. »
( De vuestros signos de cruz no soy juguete,
Decia cierto obispo á su capellan regordete,
Yo sé que le gusta la enagua,
Para un padre es cosa muy fea.
— ¡Ah! ¡Monseñor! ¡qué impostura !
De todas Jas enaguas hago tin poco caso,
Que quisiera, os lo juro,
Que ninguna mujer las llevara.)
Con todo, la comision nombrada por el gobierno para vi-
sitar las panaderías, más se tarda en darnos noticia de lo
que en ellas observó que si le hubieran encargado medir
un arco del meridiano. No quiero creer que haya pasado á
un estado crónico la enfermedad del niño de uno de los se-
ñores comisionados, que le impidió al padre asistir á los
trabajos de la comision, como nos lo hizo saber el Sr. Lic.
Mercado, en su remitido inserto en el Monitor del 4 del
presente; pero, segun la tardanza, tal me parece que ha
sucedido. i
Soy de opinion que no hay tantísimo que indagar para
volverles la libertad & los oficiales de panadería, bajo cier- :
tas condiciones como lo indiqué. Los demas abusos se corre-
girán despues; pero no veo la necesidad de complicar
siempre una cuestion vital con otras mil de mera política.
Yo reclamo para mis clientes la libertad que les garantiza el
artículo 5.° de la Constitucion : ¿ y qué tiene que ver, pre-
gunto, un asunto tan urgente, con los otros desmanes que
podrán cometerse en las panaderías... ? nada, absoluta-
mente nada,
¡ Vamos al asunto, Sr. Licenciado! (au fait, avocat, qu
fait!) como le gritaba un juez impaciente á un abogado
parlanchin que empezaba un informe muy sencillo por :
PANADERÍAS Y MÁS PANADERÍAS. $61
« Quand je vois le soleil, et quand je vois la lune ;
« Quand je vois les César, quand je vois leur fortune ! etc.
(Cuundo yo veo el sol y cuando veo la luna;
Cuundo veo á los Césares, cuando veo su fortuna! etc.
Aborrezco las divagaciones. Entre nosotros, todo se vuel-
ve frases, comision, dilaciones, etc., etc., y despues... re-
sultado no hay ninguno. Pretenden hacer las cosas con tan-
ta perfeccion y refinamiento, que quisieran, en sus provi-
dencias, abrazar el presente, el futuro y todos los tiempos
del verbo si se pudiera. ¡Esto es interminable !
Déjese la comision hasta de preímbulos al entrar en una
panadería. Nada de estas palabras banales y de fastidiosa
usanza, como: «Señor panadero, quisiéramos que nos hi-
« ciera usted el favor (si esto no le incomoda, si no le mo-
« lesta, 6 le distrae de sus ocupaciones, etc.), de tener la
« bondad de manifestarnos, etc., etc., etc... Dura Pentrée
« en scéne, un cuarto de hora largo. »
¡Con mil de à caballo, seamos un poco 93 siquiera en
las palabras!... Yo diria : « ¡A ver, ciudadano panadero,
« manifiéstanos luego tu libro de entradas y salidas de pa-
« naderos, donde tienes la costumbre de écrouer & los hom-
« bres libres. Ya sabes que la Constitucion, en su art. 5”,
« no te permite que el hombre pacte contigo su destierro
« de la sociedad! Pues ; cuánto les has prestado à tus
« oficiales desde el 5 de febrero de 1857 hasta la fecha ?
« Sea lo que fuere, ya lo sabes, lo. vas á perder, para que
« te enseñes á creer, tanto en la Carta fundamental como
« en el Dios que ofendes, manteniendo presa á su criatura.
« Lo que cada uno de tus panaderos te resta deber, dedu-
« cido lo que tú prestaste desde el radiante dia 5 de febrero
« de 57, te lo pagará este con una cuarta parte que le re-
« tendrás de lo que gana diario. Liquídame esta cuenta
« (j no sea la del gran capitan!) ; yo te la firmaré; y vol-
30
562 1861
« veré à decirte lo que tengo dispuesto para que nunca te
« falten oficiales. En cuanto á que no des el peso de pan
« que anuncias en tu retablo, si te cojo infraganti, te
« mando al grillete, porque asesinas de hambre al pueblo.
« Adios, ciudadano panadero: cuídate, que yo te cuidaré. »
Consúltese para las providencias que se pueden adoptar,
£ mi remitido inserto en el Monitor del 19 de febrero
próximo pasado, y breve mis oficiales de panadería vivirán
en el recinto de sus familias como los demas artesanos.
Excito de nuevo el celo de los Sres. comisionados Lics,
D. Antonio Florentino Mercado, Sabino Flores y Joaquin
Alcalde, para que precipiten sus trabajos como yo mis co-
municados. Tengo un empeño decidido en hacer una obra
buena, destruyendo en mi país adoptivo una esclavitud ver-
gonzosa. Sesenta veranos ya pesan sobre mí; y quiero que
mi último abril próximo venidero, sea coronado con las
flores del tiempo, que en mi mansion sub-entresolada, ven-
drán à deponer los que habrá vuelto & la vida social
Ernesto Masson.
PANADERÍAS.
(24 DE mayo. )
« Domine exaudi vocem meam. »
Pero creo que me voy de bruces, al invocar al Señor;
porque dicen malas lenguas que allá en el cielo se nos tiene
cierta ojeriza á nosotros los liberales, por eso del articulo 123
de nuestra Constitucion. ¡Qué hemos de hacer!... Me diri-
giré entónces à nuestros Paires conscripti, que de su cerebro
han engendrado nuestra Carta fundamental, como alias Jú-
piter à Minerva, que entre paréntesis, le ocasionaba & su
padre, segun cuentan, grandes dolores de cabeza, cuando
se hallaba el sensorzum de este en estado interesante.
PANADERIAS. $63
Desde el 7 de febrero próximo pasado me he puesto
ronco por librar de la esclavitud á los oficiales de panade-
ría, y hasta la fecha no he conseguido mas que la forma-
cion de una comision que se encargara de visitar las pana-
derías, tomando nota de los abusos que en ellas se cometen.
Pero, desgraciadamente, los tres señores licenciados que
la componen, poco tiempo han tenido libre para poderla
desempeñar : y desde marzo último sus trabajos han sido
lentos y sin resultado,
Relatar á los señores diputados cuanto dije en los Moni-
zores del 7, 10 y 16 de febrero, 4 y 16 de marzo, 20 de
abril y 1.*, 7 y 22 del presente, seria asunto muy cansado :
me parece que de la simple lectura de los números del 7
y 10 de febrero próximo pasado del Monitor, brotarán
para la Cámara todas las ideas de reforma que pueden adop-
tarse para que, al comer el panem nostrum quofidianum ,
no se nos amargue este con el recuerdo de que los que nos
lo fabrican, son tan esclavos como pueden serlo los de cual-
quier ingenio de azúcar en la Habana.
Mis reclamos por la prensa, son intitulados todos : «Pa-
naderias ; » y & lo que les falta en la parte lógica, breve
suplirá la Cámara, por la costumbre que tienen muchos de
sus miembros de tratar cuestiones de mas grave peso. A su
decision me remito, y aguardo como mis clientes el fallo
deseado, que no se demorará en pronunciar el Cuerpo de-
liberante.
ERNESTO MASSON.
564 1861
PANADERIAS.
UNDÉCIMO REMITIDO.
( 19 DE JUNIO. )
« L'âge me dit tout bas d'aller vite en affaire. »
(Comed. de L'intrigant par hasard.)
(La edad me dice al oido, de apurar el asunto.)
J'ai fait mon affaire de (como dicen en francés) ; 6 he
hecho asunto mio(en español), reconquistar á punta de pluma
(no de lanza que, por cómoda, es arma permitida), la li-
bertad de los oficiales de panadería ; pero ¡ay de mi! creo
que primero se me caerán las canas (no los dientes, porque
ya no los hay), que ver cumplidos mis deseos. Pasados van
ya 4 meses (desde el 7 de febrero próximo pasado, ) olvida-
dos están 10 comunicados que publiqué ; y claramente veo
que, ni con un tomo que escriba, conseguir podré de este
limaza-mundo de gobernantes, la cesacion del mayor es-
cándalo, de que (si se prolonga) pueda ruborizarse la pa-
labra Libertad, que tanto decantamos.
¡Qué bien se acomodan los que nos gobiernan, y quizá
los de la Comision, con lo que, en un tiempo, dijo nuestro
satírico Boileau!
a Travatllez à loisir, quelqu'ordre qui vous presse,
a Et ne vous piquez pas d'une folle vitesse. »
(Trabajen ustedes despacio, sea cual fuere la órden que les apure ,
Y no se jacten ustedes de una loca celeridad.)
Segun y con la cachaza que obramos, se nos tendrá, sin
disputa, por el pueblo mas cuerdo del mundo. Más que el
antiguo Fabio merecerémos el nombre de cunctator; pero
con todo y este gran renombre, debemos confesar, noso-
tros los reformadores, que breve tambien y á este paso,
tendremos la suerte (dicho entre nos y familiarmente) de
PANADERÍAS. 565
reunirnos al mas venerando de todos los padres... al padre
Padilla.
Esta apatía tortugona, que es genial en muchos de nues-
tros gobernantes; no es, á mi ver, más que el funesto re-
sultado del egoismo refinado, con que, alias, nos dotara
una educacion frailera. Más seca el corazon del hombre,
el egoismo, que la arena, las tierras sobradamente jugosas :
y esta sequedad de alma, es tanto mas notable en ciertas
personas, cuanto que es mas alto el puesto que ocupan. Por
esto, voy tan de acuerdo con lo que dijo uno de nuestros
filósofos mas humanitarios :
« Un grand (ambien los hay en las Repúblicas), est
« egoiste par état comme par habituce. Il faut un effort
« presque surnaturel pour le rendre compátissant aux maux
« d'autrui. La raison en est simple : quand mon voisin
« souffre, je le plains, parce que je me mets à sa place; un
« grand ne plaint personne, parce qu'il n'imagine pas être
« jamais à une autre place que la sienne. »
(Un grande es egoista por estado como por costumbre :
solo un esfuerzo casi sobrenatural, puede volverle compa-
sivo hácia los males agenos. La razon es muy sencilla :
cuando ini vecino sufre, le tengo lástima, porque me pongo
en su lugar; un grande de nadie se conduele, porque nunca
se figura que pueda encontrarse en otro puesto que no sea
el que ocupa.)
Pero, señores grandes Republicanos : los llamaré Brutos,
Mucios Scevola, Cocles, etc., etc., etc., siempre que en-
tren en el espíritu de la reforma, y sepan sacrificarse por
ella; pero si alucinados por sus puestos, no se ocupan en
mejorar la condicion del pueblo, dejen los cargos que se
les confiaron, á otros que mejor los sepan desempeñar.
Acabáronse las canongías, que no criaban mas que obesi-
dades; pero, si nos sofocaban las clericales, mucho mas
nos repugnan las civiles, aunque sean mentales. No es
508 1361
asunto de panzudos.una revolucion : en la gordura, como
en la apatía, se embota el sistema nervioso; fibra se nece-
sita para corregir abusos, y no caras y carnes de Serafin.
Uno de los mas apreciables señores licenciados que com-
ponian la comision, el Sr. D. Sabino Flores, ya voló hácia
otras regiones, en busca del bienestar que no encontramos
aquí : que descanse en paz. Reemplácenle, sin tardanza,
con otro; Ó si no poco á poco nos jrémos desapareciendo
todos, sin haber conseguido poner en libertad 4 nuestros
esclavos- blancos,
Hé aqui el indice de mi principio de obra, sobre los of-
ciales de panadería : consulten estas indicaciones; no por
vida del comité de salut public, que al nacer, a fait le plon-
geon (se sumió); pero, por vida de tantos infelices que en-
tre nosotros gimen en la antesala del infiermo : en un ver-
dadero purgatorio.
Monitor Republicano de este año.
Núms, del 7 de Febrero-——Panaderías.
del 10 de idem-—-Panaderias.
del 19 de idem—Panaderias.
del 4 de Marzo—Panaderias.
del 16 de Marzo —¡No mas esclavos en las pa-
naderfas !
» del 20 de Abril—Panaderías.
» del 7 de Mayo —Panaderías
Y van ocho con la contestacion del Sr. Lic. D. Antonio
Mercado del 4 de Mayo.
» del 22 de Mayo—Panaderlas y mas panaderías.
» del 24 de Mayo—Punaderias,
VY vv yw
Se me embsrota el entendimiento con hablar tanto de
panaderías; y si me obligan à seguir escribiendo seguro
me trasformaré en tahona.— E. M.
567
PANADERIAS.
( ¡ COMPLETARÉMOS LA DOCENA |}
( 30 pe suLI0. )
a Errare humanum est. »
Cual misero mortal confesaré que me equivoqué. J'avais
pris ca pour de l'argent comptant (habia tomado eso por
dinero al contado) como dicen en francés, cuando entré
triunfante & esta adolorida capital el ejército de los libres,
con mas banderas que almendras tiene un candil. En mi
crédulo entusiasmo, empuñé la primera pluma que se me
presentó; y en febrero próximo pasado empecé á clamar
en todos los tonos de la gama periodística, por la emanci-
pacion de los infelices panaderos.
Por desgracia, no era cosa de sustancia para la prensa lo
que pregonaba, la cesacion de una esclavitud vergonzosa.
Hubiera hablado de adjudicaciones, denuncias de casas, Ó
de la curée que se hacia en México por calles y manzanas,
¡Oh! entónces sí hubiera tenido mas eco mi voz que las cien
mil trompetas de la fama; de ahi resultó que nadie de los
Sres, Movimiento, Constitucional, Heraldo, Orquesta, Re-
forma, etc., etc., etc., abrió siquiera la boca en apoyo de
una idea en que no se interesaba la pingüefacture (engorda)
de las bolsas.
El gobierno al fin no pudo resistir à mi solo prolongado,
y nombró una comision compuesta de los Sres. licenciados
Mercado, Flores y Alcalde, para que pasara revista á todas
las panaderías de México, tomando nota de cuantas atro-
cidades alli observara. Desde lego concebf esperanzas para
mis clientes, y dí gracias al Supremo Gobierno; pero segun
parece, on a remis l'affaire aux calendes de mars (se ha
transferido el asunto para la próxima pascua), porque ni
563 | 1861
quién se acuerda ya de una reforma que no puede ser mas
trivial, ya que es puramente humanitaria... ¡fuchá!
. Antier, y por mera casualidad, un amigo mio que tam-
bien se interesa por la desgraciada suerte de los panade-
ros, me dió noticia de que en el Siglo XIX del 16 de este,
habia salido un artículo intitulado « Curiosidad, » al cual
habia contestado victoriosamente el Sr. Lic. D. Florentino
Mercado, en el propio periódico, de 25 del corriente. Lei
con ansia ambos remitidos, creyendo ver en ellos, para
mis panaderos, el cielo abierto... pero ni el entresuelo ó
Segun preveo, la comision, ya incompleta por el triste
fallecimiento del Sr. Lic. D. Sabino Flores, nada hizo, y
quizá nada hará.
El Sr. Lic. D. Florentino Mercado, en un remitido que
dió à luz en el Monitor del 4 de mayo próximo pasado,
dijo, hablando del Sr. Lic. D. Joaquin Alcalde, lo si-
guiente :
« En igual caso hállase el muy recomendable jóven D.
«Joaquin Alcalde; que hasta ha prescindido mas de una vez
« de hacer la primer comida por desempeñar la comision
« que le encómendó el Supremo Gobierno. »
Hoy, cl mismo Sr. Lic. D. Florentino Mercado, en el
Siglo XIX del 25 de este, dice :
« No fué lo mismo respecto del Sr. Alcalde, cuyas aten-
« ciones forenses hasta hoy lo obligan á que esté sin con-
« cluir un trabajo de que pende la correccion de abusos
« que se cometen en los establecimientos de panadería, no
« solo contra la condicion de hombres libres, sino lo que
«es mas, contra la moralidad y la humanidad. »
Conociendo yo la actividad del Sr. Lic. D. Joaquin Al-
calde, me alegré muchísimo hace dos meses y medio, de
que, segun el primer aviso del Sr. Mercado , prescindiera
dicho Sr. hasta de la primer comida, por cumplir con su
PANADERBÍAS. 369
comision; pero hoy, refiriéndome al segundo aviso, temo
mucho que hasta su wltima, tambien se prolongue el ne-
gocio de los panaderos, por sus ocupaciones forenses.
Por lo tanto, hablando de reforma, dirémos (por lo asom-
brosa que es aqui) sin agravio de los mochos : « Von fecal
faliter, etc., etc. »
Conciuirémos exclamando : ¡Libertad y reforma, ten-
gan ustedes à mis panaderos en su santa guarda... amen!
Ernesto MAsson.
PANADERÍAS.
(YA VAN TRECE. '
( 13 DE AGOSTO. )
« II robur, et es triplex
« Circa pectus erat, etc., elc. »
(Honar., Od. IIL.)
De una triple coraza (como dice Horacio) debió tam-
bien de ser revestida el alma del primer panadero que, por
acrecentar su peculio, tuvo la cruel idea de esclavizar á sus
operarios.
Aunque me horrorice al referir lo que pasa en las pana-
derias, lo haré, ya que la comision nombrada por el Supre-
mo Gobierno, desde el mes de marzo próximo pasado no ha
podido, en cuatro meses, ni darnos siquiera el mas leve
aperçu de los escándalos que allí se notan.
Aprovechando la ocasion, diré que si las reformas que
aguardamos han de provenir del trabajo de ciertas comi-
siones, llegarémos muy descansadamente al año de gracia
de 65, sin que se hayan reformado mas que los sombreros
y las crinolinas (¡malditas sean ellas 1), dos cosas impor-
tantísimas en verdad para nuestro bienestar social.
3570 1861
Apasionado, à la par que entusiasta por los principios
liberales, senti latir de esperanza mi corazon ánte las pro-
mesas inscritas un dia en miles de banderas. Quise, como
todo ciudadano (no adjudicatario), contribuir en mi triste
esfera á la reforma de un abuso degradante. Pero creo,
¡á fé mia! que (no hablando de denuncias) se me consi-
deró como á an visionario; ya que tan solo una persona,
en el Siglo XFX del 15 de julio próximo pasado, manifes-
tó interesarse como yo en la suerte de los pobres panade-
ros, por cuya libertad abogué mas de catorce veces en el
apreciable y digno Monztor Republicano.
Por fortuna, no fácilmente me dejo desalentar; y ya que
nada dicen los señores licenciados á quienes encargó el Su-
premo Gobierno la visita de las panaderías, yo, apropián-
dome su comision, la desempeñaré (que como síndico del
pueblo, soy tambien procurador del comun.) La autoridad
superior obrará despues, segun le parezca, en un caso
en que la humanidad está ultrajada, y la condicion
del hombre revalée (rebajada), hasta la de los ani-
males que el hombre esclavizó (digo mal, domestic).
¡ Quisiera que mi imaginacion tardía me suministrara, para
vencer en tan noble riña, los generosos arranques del Mi-
rabeau de nuestra tribuna, del incisivo y aterrador Alta”
mirano!.... Pero no tengo mas ermas que mi desaliñada
pluma.... ¡ojalá y de diamante fuera su punta para herir
mejor el corazon ensordecido de nuestros gobernantes!....
En cuanto á mí, soy tenaz como todo buer anciano, y
no hay que fiarse mucho en lo que nos cuenta cierto poeta
latino : « lerut albescens capellus animos » (el cabe:lo que
blanques dulcifica los ánimos); conmigo es al revés; y bien
puede mi cabeza rivalizar en blancura con el mismo Chim-
borazo, que no por eso se enfriará mi corazon : candente se
pondrá al contrario, cada vez que se trate de mejorar la
condicion de esos desgraciados.
ee — —- mo --
PANADERÍAS. 574
¡ Miéntras tanto, señores, consideren ustedes con cuáles
ansias aguardarán los infelices que defiendo, el resultado
de mis estériles esfuerzos, si por casualidad y por encima
de los muros de su cárcel, ha podido hasta sus oidos pene-
trar el ruido de estos penosos debates!.... Aquellos desam-
parados, que una comision (en parte) olvidadiza de su
deber hubiera podido élergir (libertar) hace meses, ha
pensado en su egoismo, que era preferible desatender un
encargo humanitario y sagrado, que prescindir, como nos
lo dice el Sr. Lic. Mercado, de sus ocupaciones forenses.
¿Y no es una de elas acaso mas honrosa, aunque impro-
ductiva, la de proteger al desvalido, volviéndole la libertad
de que impiamente se le frustró?.... Malheur, mille fots
malheur, al pueblo desventurado que encuentra en los que
son sus órganos para hacer triunfar la justicia, una seque-
dad de alma, que en la sociedad tan solo debe ser el dote
obligado del impasible verdugo !.... |
Pero, ¿á qué nos conducen acerbas recriminaciones ?—
mejor será que tracemos el cuadro lastimoso de los sufri-
mientos de que son víctimas los pobres operarios, cuya
causa hemos abrazado.
En vista de él, el Supremo Gobierno nombrará una
nueva comision, más eficaz que la primera, sirviéndole à
esta de guía mi narracion. Muy breve entónces (y como
en todas las panaderias francesas y modernas) desaparece-
rán de entre nosotros aquellas infamantes estrañezas que
nos legó, como recuerdo, el régimen colonial que nos es-
forzamos en olvidar y corregir.
APUNTES SOBRE PANADERIAS.
4.* Toda panadería es una cárcel.
2.* Son presos en las panaderías el mayordomo, el hor-
nero, los que fabrican el pan español, los coleros, los ataja-
572 1861
dores, los cernidores y los muchachos. Se puede calcular que
cada panadería ocupa 20 individuos, y que habiendo en
México cosa de 50 fábricas de pan, asciende à 1,000 el nú-
mero de presos que encierran todas ellas juntas.
3.* El maestro que trabaja al sopa con sus operarios, gana
un real Ó un real y cuartilla por arroba de harina que
amasa : el primero paga á los segundos con lo condicion
precisa de que el pan mal hecho 6 que no le guste al por-
lero, lo ha de pagar el maestro 6 todos los operarios juntos.
4.” Los que trabajan el pan español se hallan todavía en
peor condicion : pues si se consideran las innumerables he-
churas de este y lo delicado que es la elaboracion del pan
de manteca; se convencerá uno fácilmente de que muchas
tortas salen mal hechas, las que tienen que pagar estos in-
felices. De ahí resulta que por las muchas pérdidas que su-
fren en la venta del efecto, se recargan mas y mas todos
los dias sus cuentas.
5.° El hornero, que debs cocer el todo, tiene que tomar
por su cuenta no solamente el pan quemado ó falto de co-
cimiento, pero tambien el pan al cual le sobre ó falte color;
resultándole una gran pérdida, pues hay dia en que viene
á trabajar de balde, y tambien con recargo de su cuenta.
Aunque el hornero sea el que gane mas, siempre es tam-
bien el que debe mayor cantidad. Los coleros y los ataja-
dores, aunque ganen ménos, sufren igualmente sus pérdi-
das, pues el pan quebrado 6 pegado queda de cuenta de
ellos. El dueño de la panadería de esta manera suele salir
con su propios oficiales y diariamente de 18 4 20 pesos de
pan.
6.° Los mayordomos no tienen pérdidas diarias; pero si
de cuando en cuando, por la falta ó exceso de sal que tenga
una presa (totalidad de lo que quepa dos 6 tres veces se-
guidas en el horno), entónces el todo queda por su cuenta,
y lo manda vender en los barrios 4 las gentes pobres, que
PANADERÍAS. 573
por lo barato lo compran ; porque peor es para ellos si el
portero se encarga de ello, pues pierden un real más en
cada peso que se le abona á la vendedora, recogiendo el
portero lo vendido, y cargándoles á sus cuentas las pér-
didas.
7.* En todas las panaderías se fabrican 3 presas de pan
de brrote, 4 de pan español y otrotanto de pambazo. De ahí
-resulta que en las veinticuatro horas (dia y noche), hay
. para los operarios de diez y siete à diez y ocho horas de tra-
bajo. De suerte que, sea por las desveladas, por el mucho
trabajo ó por estar siempre de. pié, todos, por lo comun, se
enferman de medio cuerpo para abajo, y al cabo de cierto
tiempo quedan inútiles por tener las piernas hinchadas y
llenas de llagas. Pero no crean ustedes que las seis 6 siete
horas que tienen sean de un descanso seguido, pues si de
ellas se quita el tiempo que pierden en ir á traer su comida
á la puerta, en despachar los de sus casas, en comer etc.,
las horas que les dan son insuficientes para que medio pue-
da descansar su cuerpo, más si se considera que este des-
canso es interrumpido y en interyalo de una presa á otra.
8.° Es cosa muy sabida que las desveladas continuas
destruyen enteramente la salud, pero muchísimo más, si se
atiende á que estas se consumen en un trabajo muy fuerte.
Agréguese á esto que estas pobres gentes, comen muy
mal, duermen peor, sin lugar & propósito para ello, y que
ni del sol muchas veces pueden disfrutar por ser muy al-
tas, en lo general, las paredes de las más panaderías.
9.* Cuando un operario sale á la calle, es únicamente
porque se halla enfermo de gravedad, 6 demasiado can-
sado para seguir trabajando. Entónces, este debe dar fian-
za por lo que debe; si no, de todos los demas compañeros,
de tres á cuatro de ellos. Pero muchas veces sucede que el
fiado no vuelve á parecer, y es cuando à prorata se les car-
ga en cuenta à los fiadores, la cantidad que adeudaba el
$74 1861
fiado. Por este motivo, los infelices operarios deben mas y
mas cada dia.
10.* Es preciso estar al tanto de lo que pasa en las pana-
derías para conocer todo el sistema arbitrario que existe en
contra de los operarios, pues hay uno conocido bajo el
nombre de faltas, que consiste en que despues de amasada,
pesada y torteada una presa, el sabresaliente (1) apunta la
cantidad que fué, y uno de los operarios, llamado aguador,
debe entregar, cocida, à la tienda precisamente la misma
cantidad que apuntó el sobresaliente; pero pocas veces sale
bien, y no es raro que les falte por descuidos hasta mucho
más de lo que han ganado en el dia, resultando que hayan
trabajado de balde.
44.” Por lo regular, si un operario, como es indispensa-
ble, ha contraido alguna deuda en cualquiera panadería y
que, disgustado por el trato que se le da en aquel estable-
cimiento, proyecta pasar á otro, el susodicho operario
manda con alguno de sus conocidos el l¿bro en que consta
la deuda que tiene contraida en la panadería en donde tra-
baja, y encontrándose un dueño de panadería que lo nece-
site, este, con el importe de la cuenta que debe el operario,
y delante de él, le paga á su antiguo amo lo que este le
adeudaba y se lo lleva á su casa. Esto se llama traspasar
un panadero. De esta manera, la persona que proyecta es-
tablecer una nueva panadería, un mes ó dos ántes se ocu-
pa en comprar libros de todos los operarios que necesita
para el establecimiento de su fábrica de pan. Ademas, les
suele prestar algun dinero & los oficiales que adquirió; y
estos no hacen mas que remachar ellos mismos las cadenas
que los ligan para lo futuro,
De esto se deduce que solo con la muerte puede llegar
un operario á saldar su cuenta, cesando únicamente su es-
(1) Dependiente velador, para contar el pan en crudo y pesar la mantcoca,
PANADERÍAS. $75
clavitud cuarido por el hado inevitable es llamado à mejor
6 peor vida.
12.” Los oficiales de panadería, segun se ha visto ántes,
ademas de vivir privados de libertad, tambien casi lo están
de lo que mas alimenta al hombre.... del sueño; y esta
falta que no se puede compensar, los mantiene en un esta-
do macilento, pálido y enjuto, que les da á todos un as-
pecto verdaderamente cadavérico. El doctor Foucault, ha-
blando de las pérdidas materiales que ocasiona el trabajo,
dice : « L'économie ressent d'autant plus le besoin de répa-
rer ces pertes, que l'exercice et les travaux corporels ont été
plus prolongés et plus énervants. » [La economia resiente
tanto mas la necesidad de reparar estas pérdidas mate-
riales, cuanto que el ejercicio y los trabajos físicos han sido
mas prolongados y mas debilitantes. | Convendremos,
pues, que el mayor suplicio para los oficiales de panadería
que trabajan tanto, es el de la privacion del sueño, y
cuando á este por momentos lo logran conciliar, nunca su
duracion interrumpida es suficiente para que puedan repa-
rar sus fuerzas. No es, pues, estraño que muchas veces
estos infelices se duerman amasando 6 torieando, y el sobre-
saliente 6 velador no tarda mucho en sacarlos de su sopor
por medios algo enérgicos y con palabras no muy bien es-
cogidas.
13.” Son pocos los oficiales de panadería que sean casa-
dos, por la imposibilidad en que se ven de poder disfrutar
de los goces de la familia. Los más de ellos viven aman -
cebados. En algunas panaderías se les permite el que los
vengan á acompañar sus mujeres, y entónces se les en-
cierra en una pieza aparte para preservarlos de cualquiera
riña que pudieran promoverles los otros célibes, cuyas
pasiones, virtud al encierro, suelen llegar 4 su mayor ardi-
miento. Por lo mismo no será estraño que esta exaspera-
cion carnal los precipite muy 4 menudo en unos estravios
576 1861
eróticos que engendran pasiones insólitas, que pertenecen
à las del fransversa tuentibus hircis del poeta Cremo-
nense.
Por el cuadro no exagerado que tan solo nos hemos pro-
puesto delinear, creemos haber llamado suficientemente la
atencion del Supremo Gobierno, para que haga cesar sin
demora esta esclavitud de los panaderos, que nuestra
Constitucion combate. En las modernas panaderías france-
sas, esta esclavitud no existe, y no nos podemos esplicar
por qué en plena reforma se pueden tolerar unos. abusos y
unos escándalos, de que por el honor del país debe rubori-
zarse cualquier liberal de buena fe, que pide progreso, y no
palabras engañosas, huecas y gaseosas.
ERNESTO MASSON.
La Orquesta. — 17 de Agosto.
EL SR. D. ERNESTO MASSON
Publica su décimo tercio remitido acerca de las Panade-
rías, y en él enumera el sinnúmero de penas é incomodi -
dades que afligen á estos desgraciados: pero el gobierno
ni por esas. Este el décimo tercio y llegará al vigésimo
ántes que se decida á hacer algo por esta parte desgracia-
da del pueblo : como que no produce nada el cuento. En
vista de esta imposibilidad de alivio para ellos, llegamos á
creer que son almas condenadas ya.
$77
PANADERÍAS.
(14 DE SETIEMBRE.)
a Fiant aures tua intendentes in vocem
« deprecalionis meæ.n (Ps. 27, v. 2.)
(Presta un oido atento 4 mi súplica.)
Un escándalo será para muchos, el que un liberal (aun -
que de buena fe), sea tan audaz que invoque los textos sa-
grados; pero me parece, que en una cuestion de humani-
dad, cual es la libertad de los panaderos, los puedo usar
como si fuera yo el mismo San Vicente de Paul. Estrecho
será el púlpito de donde predico (la prensa); no importa,
la reprension no es para mí.
De mil y mil maneras, y en todos los tonos de la voz hu-
mana, he clamado y reclamado en contra de un abuso
inaudito, sorprendente, monstruoso en una República; y
mis comunicados, si fuesen puestos en música, formarian
un crescendo que le haria honor al mismo Rossini. A pesar
de mis armonías, bien lo veo, se ha osificado el tímpano de
nuestros gobernantes; y San Juan Bautista, aunque habló
en desierto, tuvo mas éxito que yo en el siglo XIX.
Nada he logrado hasta la fecha, ni lograré. Con todo,
algun aliento suelo cobrar cada vez que concurro al Con-
greso: allí hierven las ideas de garantías sociales, es un
volcan la Cámara de sentimientos humanitarios ; pero este
vesuvio no lanza su lava ni hasta la plaza de armas; aun
creo que no echa mas que humo. ¡Cuán cierto es lo que
dijo un poeta frances, paisano mio !
« De mille députés l'éloquence stérile
« Ne fait de nos abus qu'un détail inutile;
« Et de tant de conseils l'effet le plus commun
« Est de voir tous nos maux, sans en soulager un. »
(De miles de diputados la elocuencia estéril,
No hace de nuestros abusos mas que un detal inútil ;
Y de tantos consejos el mas comun efecto
Es de todos nuestros males, no corregir ni uno.)
37
378 1861
El gobierno, en mayo último, nombró una comision com-
puesta de tres licenciados, para que ánte ellos, pasaran
lista las panaderias; pero uno de ellos ya murió; el otro
sueña en una dictadura constitucional (como si tuviéramos
aquí muchos Cincenatus); y el último, embebido en sus
ocupaciones forenses, no puede consagrarse á una cuestion
que no satisface mucho el aur? sacra fames.
Licenciados no faltan, me parece, en México; y una co-
mision que tome nota de los abusos cometidos en las pana-
derías, debe precisamente de componerse de gentes del foro,
para poder argúir con los dueños de panaderías, 4 quienes
tampoco les faltan letras. |
Ya sé que á las hermanas de la caridad, mejor les in-
cumbia una mision tan sagrada; pero como se necesita te-
ner lógica para defenderse de las sutilezas de los panaderos,
no deben faltar en México licenciados de corazon, que se
asocien al abogado de los pobres, en quien debe recaer un
encargo tan honroso, como lo es, el de sistemar el trabajo
de los oficiales de panaderías sin que estén encerrados de
por vida.
Doy las gracias á La Orquesta, por haber hablado algo
sobre panaderías, en su número del 17 de agosto próximo
pasado; y le ruego no me abandone en esta cuestion de
pura humanidad, que ha tenido tan poco eco en la prensa
(por mal nombre) liberal.
ERNESTO Masson.
LA OPINION LIBERAL
del 16 de setiembre reproduce mi anterior artículo y añade :
« Llamamos la atencion de nuestros lectores y de las
« autoridades, sobre el comunicado que hoy insertamos
« del Sr. D. Ernesto Masson, porque en él se demuestra,
PANADERÍAS. 579
« segun creemos, que tratándose de los infelices panade-
« ros, todas las garantías políticas están borradas. Excitar
« mos al Sr. Masson & que no desmaye en su humanitaria
« empresa de dar libertad 4 estos esclavos de nuestras
« ciudades, y le ofrecemos al efecto nuestras columnas, »
VOTO DE GRACIAS A LA «OPINION LIBERAL.»
Agradezco sinceramente á la Opinion Liberal el haber
reproducido en su número del 16 de este mes, el décimo
sesto de mis remitidos sobre panaderías. No soy ménos sen-
sible 4 la oferta que me hace de sus columnas, para llegar
á conseguir el objeto que me tengo propuesto ; el de mejo-
rar la suerte de unos hombres segregados de la sociedad
por costumbres infames y añejas.
La reforma debe penetrar hasta los mas oscuros escon-
dites buscando penas que aliviar : esta es su mision, y la
sabrá llenar. Reconozcamos la verdad de lo que dijo en
una época de tormenta, el mismo Saint Just, con su cara de
ángel, pero de ángel esterminador : « Les malheureux sont
« les puissances de la terre. Ils ont le droit de parler en
« maîtres aux gouvernements qui les négligent? » (Los
desgraciados son las potencias de la tierra. Tienen el dere-
cho de hablar como amos & los gobiernos que no los atien-
den!)
Por estos infelices he tomado la voz ; y segun estoy
informado, uno de los asistentes al banquete dado en pala-
cio el 16, brindó unísono conmigo, y sin que yo estuviera ;
por la libertad de los panaderos !
A los mandatarios del pueblo les toca reglamentar el
trabajo penoso de los oficiales de panadería, volviéndoles
á la vida social. Uno de los señores miembros del soberano
580 1861
Congreso, que no me puede ser mas allegado, tiene en su
poder cuanto se habló sobre panaderías; y las ideas de
reforma que se vierten allí, dilucidadas por la Cámara, ha-
rán cesar, sin perjuicio de nadie, las desgracias que, con
obstinacion, me he empeñado en señalar.
Si à muchos, y con mano pródiga, se les adjudicó casas
sin cuento, al ménos à los pobres panaderos adjudiqueseles
un bien que es suyo.... su libertad !...
ERNESTO MASSON.
PANADERÍAS.
(26 DE OCTUBRE.)
¡QUÉ CANSADO ES EL CUENTO! (MÉNOS PARA MÍ. )
«Dimidium facti, qui bene cœpit, habet. »
(La mitad de la obra tiene hecha, el que llega 4 emprenderla.)
Este dicho latino, en nuestro privilegiado país, no tiene
grande aplicacion. Aquí, bien puede uno empezar cualquier
cosa, con perseverancia, con algun tino, con justicia, y con
la mayor buena fe del mundo; que el autor de un proyec-
to, despues de muchos meses de lucha, como yo, queda
tan adelantado y complacido como el primer dia en que
concibió una idea, por reformista que sea. Al instante, los
interesados en combatir aquella mejora forman sus corri-
llos, se juntan, charlan, chillan, echan tempestades, tocan
alarma; y patrocinados por algun licenciado (los hay para
todo), tratan con sus largos memoriales al gobierno, de
retorcer los argumentos incontrovertibles de un hombre
verdaderamente progresista, pero lego.
Los dueños de panaderías, á pesar de sus clamores, de-
ben, con todo, persuadirse, de que :
« Chacun vit pour son siécle, et doit s’y conformer.»
(Desroccars.)
(Cada uno vive con su siglo, y á él debe conformarse.)
PANADERÍAS. 884
« ¡El mundo marcha! » como dice Pelletan; y los pa-
naderos, me parece, no lo han de parar. |
Muy justo es que el hombre, en la industria que ejerce
se afane en alcanzar fama y dinero; pero tambien, no es
ménos natural, el que & su conciencia le repugne lograr es-
tos fines, privando de libertad à sus semejantes,
No les haré á los panaderos el poco favor de aplicarles
lo que en un tiempo asentó Plinio :
a Multi famam, conscientiam pauci verentur.»
( Muchos respetan la fama, pocos la conciencia.)
¿O se habrá, por acaso, transformado el corazon de los
fabricantes de pan, en bzrote, por un efecto del amasijo à
que presiden á veces? .
¿Pretenden por ventura los panaderos imitar á nues-
tros difuntos jesuitas, cuyo general Ricci, cuando se tra-
taba de reformar los estatutos de la órden, exclamaba con
esa audacia que les era genial & esos reverendísimos padres :
« sint ut sunt, aut non sint, » (que sean como son 6 no
sean.) Pues no, los panaderos serán; pero no serán como
son : y quieran 6 no, la Constitucion para con ellos (ya que
les tocó) deberá cumplirse religiosamente en toda la exten-
sion de sus artículos 5.- y 17.
En muchas de las capitales de los Estados de la Repú-
blica no son esclavos los oficiales de panadería : ¿y qué
derecho tendrian los panaderos de México para declararse
separatistas ? Pero á pesar de estas estrañas pretensiones,
no tengan recelo mis clientes, ¡aquí está su Lincoln que no
los abandonara |
La Constitucion de 57, en su art. 5.°, dice : « la ley no
« puede autorizar ningun contrato que tenga por objeto la
« pérdida 6 el irrevocable sacrificio de la libertad del hom-
« bre, ya sea POR CAUSA DE TRABAJO, de educacion ó
« de voto religioso. »
582 1861
El panadero, al prestar dinero á uno de sus oficiales,
celebra con él un contrato tácito, en el que se interesa la
libertud del hombre, ya que à este le detiene preso, hasta
que se haya reembolsado (to que tarda & veces, 10 6 15
años). Este contrato, necesariamente, está tachado de nu-
lidad; es anti-constitucional, aunque con su plena volun-
tad lo haya consentido el oficial con el panadero. Muy
bien puede el primero ignorar la Constitucion, y las con-
secuencias del contrato que formaliza; pero el segundo, no.
La Constitucion añade ademas, en el mismo art. 5.° :
« tampoco puede autorizar conventos en que el hombre pacte
«su proscripcior 6 DESTIERRO. » A sabiendas peca el
panadero : el oficial por pura ignorancia. Este último,
nunca pudo, con nadie, celebrar un contrato que la ley le
prohibe, ó al cual se opone; y en el que (sin cálculo),
pactó, precisamente, su DESTIERRO de la sociedad POR
CAUSA DE TRABAJO, sin poderse nunca figurar, cuál
seria, para él, ta prolongacion de aquel secuestro 6 DES-
TIERRO.
En su art. 17, reza tambien la Constitucion que : « nadie
« puede ser preso por deudas de un carácter puramente ci-
«vil, » ¿Cómo sucede, pues, que un panadero, per una
deuda contraida con él, y de un carácter puramente cv,
se considera con el derecho de retener preso, y en se casa,
al que le pidió dinero prestado (aunque este haya cansen-
tido en su prision)? ¿Puede, en ningun caso, el acreedor,
ser el carcelero de su deudor? ¿nu es esbe un abuso que
repugna al sentido comun?
Puede muy bien, que el ciudadano licenciado, defensor
de los panaderos, esforzando su lógica, haya llegado 4 per-
suadirse, que los oficiales de panadería (ya-qwe no recla-
man), están enagenados de gusto (6 cuando ménos, satis-
fechos) al contemplarse esclavos. Tal conviccion, no la
puede humaramente tener un señor letrado; y si esta,
PANADERÍAS. $93
verdaderamente, cupiera en su mente, preciso sería confe-
sar, desde luego, que él mismo habia nacido con vocacion
para monja.
Léjos estoy de ignorar que los oficiales de panadería, no
reclaman en contra de su miserable estado. ¡Qué cosa tan
sorprendente!... Con nadie se comunican, si no es con la
eanasta en que les traen su comida; y muy pocos, sin duda,
son los licenciados que en su encierro los visiten, para
que estos infelices les puedan verbalmente enarrar sus
cuitas. Tampoco diré que soy su abogado : (esta honrosa
mision, y de oficio, la debian desempeñar los CC. Heencia-
dos Florentino Mercado y Joaquin Alcalde, mombrados
comisionados por el gobierno para inspeccionar panade-
rías); Jo que simplemente combato, es un abuso degra-
dante para la humanidad y para nuestro siglo. Con más,
añadiré, que cualquier licenciado (y mexicano) debe fra-
casar al patrocinar la prolongacion de la esclavitud para
sus paisanos, aunque le elevara su talento hasta la altura
á que llegó, siglos ha, el que tan á tiempo interpelara un
dia al MARQUÉS de su época, al revoltoso D. L. Sergio
Catilina.
Existe tambien una consideracion de interés general, en
contra de una reclusion por deudas, hasta completo pago ;
y es esta : que si se detuvieran presos à todos los que de-
ben, ¡cuán pocas gentes anduvieran hoy por la calle!.....
Tengo agotadas, me parece, hasta el enfado, todas las
razones que se puedan emitir, en contra de una encarcela-
cion sin término, ya que esta, para los oficiales de panade-
ría, se prolonga á medida de las creces de su deuda. Ya sé
que sobran personas que afirmen que los oficiales de pana-
derta, son gentes malísimas; y no lo estrañaria, si fuese
ejerto : es el inevitable resultado del encierro, en que las
pasiones se agrian. Siglos ha, que nos lo han probado milla"
res de veces los frailes, con su voto de castidad 4 cuestas.
584 1861
Segun todo lo dicho, es urgente volverles la libertad 4
los oficiales de panadería. La Constitucion nos lo manda ;
la humanidad lo reclama, lo mismo que la moral á quien
se ultraja.
Pero, al emprender una reforma, es preciso que esta se
efectúe, con tino, sin atropellamiento ni perjuicio para
nadie, y de una manera que afiance su duracion. Me ha
ocurrido un proyecto de ley que quizá podrá llenar el ob-
jeto que debe proponerse el gobierno, al borrar de la so-
ciedad una mancha, que por recuerdo nos dejó el régimen
colonial. Antes de publicarla, que se enmiende bien, que
se corrija, que se llamen á su formacion á los panaderos
de mas buena fé, en México, para consultarles tocante & las
dificultades que se puedan pulsar, para remediarlas conve-
nientemente.
Publicado una vez el bando, que sea obedecido ; y que
se acuerde la autoridad de la verdad que burinó el gran
Voltaire :
« ... Tout pouvoir périt par l’indulgence,
" «Et la sévérité produit Pobéissance. »
(...... Todo poder perece por la indulgencia,
Y la severidad produce la obediencia.)
Los oficiales de panadería, como los mas hombres, de-
ben ser agradecidos; y recobrada que sea su libertad, se
esforzarán en probarnos que la merecian. Ademas, debo
suponer, como se dice vulgarmente, que no me querrán
hacer quedar mal.
En cuanto á la monomanía (si se quiere), que se apoderó
de mi; la de conseguir la libertad de unos clientes, 4 quie-
nes no tengo el honor de conocer, creo que me la pueden
perdonar. Es el único ensueño que haya tenido, en estos
dias de arrebato para muchos, un viejo puro, sin trama
de adjudicaciones 6 denuncias. Concedida que me sea la
PANADERIAS. 585
gracia que solicito; ¡que el ángel radiante de la libertad
les tenga á todos los que nos gobiernan en su merecida
guarda!
PROYECTO DE LEY,
1.” Quedará abolida la esclavitud 6 detencion de los ofi-
ciales de panaderías, dentro de un mes, contado desde la
presente fecha.
2.° A los ocho dias de publicado este bando, todos. los
dueños de panadería de México presentarán al gobierno la
cuenta líquida y comprobada de lo que les deban sus ope-
rarios.
3. Cada operario amortizará su deuda, abonándole al
panadero, y diariamente, la cuarta parte del sueldo que le
está asignado. |
4.” El panadero repartirá prudentemente entre sus ope-
rarios, los trabajos de las oficinas, de modo que los oficia-
les tengan el descanso necesario para reparar sus fuerzas,
agotadas las mas veces, por la falta de sueño.
5.” De hoy en adelante, ningun panadero le prestará di-
nero á sus oficiales; y si lo hiciere, ademas de perderlo,
será multado en 25 pesos. |
- 6.° Si despues de puestos en libertad, los oficiales de
panadería se presentaren á trabajar en estado de embria-
guez, Ó cometieren faltas 6 descuidos, que comprometiesen
los intereses del panadero, serán castigados ejecutiva y gu-
bernativamente, sin intervencion de la justicia ordinaria,
. para evitarle al panadero gastos de ninguna clase, 6 de-
moras perjudiciales al buen servicio del público.
7.” La pena que se les aplicará & los oficiales omisos
será la de ocho dias hasta un mes de reclusion (por vía de
castigo), en la misma panadería donde trabajan; esperan-
zada la autoridad en que los dichos oficiales de panadería,
586 1861
despues de recobrada su libertad, no la querrán volver 4
perder, aunque no sea mas que por un tiempo limitado.
8.° Para que los oficiales de panadería nunca falten à sus
trabajos y sean remunerados por sus desveladas, nunca
podrán ser cogidos de leva (en circunstancias apremiantes)
ni para servir en el ejército ó en la guardia nacional. Tam-
bien estarán exentos de toda contribucion que se establez-
- ca, sea de la clase y denominacion que fuere.
9.” Cada oficial de panadería, para ser reconocido, lle-
vará cuándo salga, en el cuello, una placa de cobre con
las iniciales O. D. P. (oficial de panadería), que sobre un
modelo dado por el gobierno, costeará cada panadero. De-
berá ademas el oficial tener un papel con fecha del mes que
corra, firmado por el panadero que lo ocupe.
10. El ciudadano regidor comisionado de policía del
Ayuntamiento de México, practicará, cuando lo juzgue con-
veniente, é indistintamente, en las panaderías, una vista
de ojos en que se cerciore del trato que reciben los ope-
rarios 6 anote las quejas de los panaderos que los em-
plean.
(Salvo error & omision.)
ErNesTO MASSON.
LA MADRE CELESTINA er su número del 30 de octubre
de 1861, dejo:
Mr. ERNESTO MASSON.
« Sigue defendiendo 4 los panaderos.
« Tiene razon.
« No debe encerrárseles ni obligárseles 4 velar, cuando
«tantos, tantos, merecen ir al potrero ó al establo.
PANADERÍAS. 3587
« Nosotros somos tambien partidarios de la emancipa-
« cion de los panaderos.
« Sin embargo, no somos tan perseverantes como el
« Sr, Masson, que tiene que decir de sí mismo:
« (¡Qué cansado es el cuento ! (ménos para mi.) » -
PANADERÍAS.
(YA SON DIEZ Y SIETE.)
« Tout passe, tout lasse, tout casse.»
(Todo pasa, todo cansa, todo se quiebra.)
¡Desgraciado de mi, 6 desgraciados de mis panaderos,
si servilmente me suscribiera á la verdad cuestionable
que encierra ese adagio vulgar!... Tampoco mis pobres
clientes estarán muy de acuerdo con lo que nos asegura
Chénier :
«Un bien qu'on n'attend plus, facilement s'oublie.»
(Un bien que ya no se aguarda, fácitmente se olvida.)
Aquel verso, sin duda, se escribió para ciertas impacien-
tes viudas, que suelen morder el freno á los tres meses de
muerto el descostillado ; pero no para los panaderos à
quienes defiendo.
En cuanto á lo primero, convendré que todo pasa, mé-
nos para mí la idea de ocasionar un bien : este pensamiento
fijo ro me cansa, ni se me borra; y mi fuerza de voluntad
tampoco se guseóra. Por lo que toca á mis oficiales de pa-
nadería (aunque no esté en contacto con ellos), creeré que
siempre vivirán en espera de los esfuerzos que haga por li-
bertarles; no estando en nada conformes con los asertos
poéticos de Mr. Chénier,
588 1861
Negar no se puede que sea muy cierto lo que nos en-
seña D. Persius Flaccus: |
« Fugit hora, quod loquor inde est.»
(Huye la hora, ¿lo que hablo dónde esta?)
si; pero, para que no me suceda lo que á Persius, hablaré
siempre, hablaré toujours; un comunicado correrá tras
otro, como los caballitos de la Alameda, de (Gronzaleña y
Marquezeña memoria; de mods que nuestros gobernantes
se encontrarán, à cada momento, y cara à cara, con lo
que dije, ó con lo que digo.
Muchos escritores famélicos, ya lo sé, al leer mis ince-
santes plardoyers, se figurarán que, si bien con ellos podré
dejar à mis clientes en libertad, tambien los dejaré arrui-
nados por las costas de mis honorarios. Me parece que los
oigo exclamar unisonos :
4 ...... Quid non mortalia pectora cogis
« Auri sacra fames?»
Error será y muy grave, por parte de ellos: el hambre
6 la sed del oro no roe mi corazon; y mis alegaciones les
costarán á mis patrocinados, lo que valen..., nada. Soy
abogado ¿1 fierz, Ó abogado fiero, como quieran; y jamas
he pasado de síndico de pueblo, digno amparador de tro-
tones tlachiqueros.
El último remitido que di à luz en el Monitor del 26 de
octubre, no ha producido, hasta ahora mas efecto, que los
infinitos que publiqué desde el 7 de febrero del presente
tempestuoso año. En él dí un speczmen de bando, que me
pareció adecuado á las necesidades de los oficiales de pa-
nadería y à las de sus dueños. Mandé un ejemplar al C.
Ministro de Gobernacion, 4 quien no tengo el honor de co-
nocer; y otro al G. gobernador que es amigo mio. Todo
PANADERIAS, 589
un mes aguardé que este delicado proceder, de mi parte,
llamase la atencion de ambos funcionarios; pero hasta este
dia y hora, mis clientes, para consolarse, deberán conten-
tarse con cantar, en union del poeta Chazet :
«Ah! s'il esturat que l'espérance,
« Au sein des plus affreux tourmens,
a Sott pour nous une jouissance,
«a Nous juuissons depuis longtems !»
(¡Ah! si es verdad que la esperanza,
En el seno de los tormentos mas crudos,
Sea para nosotros un goce,
Largo rato ha que gozamos!)
En vano he invocado en favor de mis panaderos los ar-
tículos 5 y 17 de la Constitucion ; y cuento parece lo que
en su artículo 2.*reza nuestra carta fundamental :
« En la República todos nacen libres (1). Los esclavos
gue pisen el territorio naciunal recobran por ese solo hecho
la libertad (2), y tienen derecho á la proteccion de las
leyes (3). » |
Justo es que para comer y para darnos nostrum panem
quotidianum, trabajen mis clientes ; c’est la loi de la nature
(es la ley natural), pero deben trabajar en libertad, é ir à
descansar en sus casas cuando les toque su turno, al lado
de sus familias, como los demas artesanos.
Razones hay, y poderosas, para que mis panaderos, una
vez en libertad, sean mas morales que otros, y es que toda
la vida, con sus hornos incandescentes al frente, se puede
decir que han practicado el infierno : cosa que les ha po-
dido morigerar.
(4) ¿ Cómo es que los oficiales de panadería trabajan esclavos, habiendo na-
cido libres ?
(2) ¡Magnífico! ¿Y por qué no se la dan 4 mis panaderos; 6 para ellos hay
restricciones ?... ¿no tienen dos veces la cara blanca ?
(3) No pido más de lo que se me ofrece,
500 1861 '
Para no cansar á ustedes mas con mis relaciones de
horno caliente, diré : que si es cierto que los oficiales de pa-
nadería trabajan aquí en las oficinas francesas en plena li-
bertad, como en las del humanitario Ortiz de Montellano,
¿qué motivos hay para que en todas las panaderías de
México no suceda otro tanto, á pesar de los espantajos que,
ceceando, les ponen delante los mas fabricantes de pan?
Y por último, si en medio del fuego se fabrica el pan;
tambien en medio de un fuego mas ardiente nació la Cons-
titucion. En ésta se acrisoló la libertad del hombre: habrá
identidad de ardores, ¡ pero que la segunda abrase á la pa-
nadería, si en ésta se forjan cadenas!...
Ernesto Masson.
PANADERÍAS (rousours).
« loo suos artus lacere divellere morsu
« Cœpit; et infeliz minuendo corpus alebat.»
(Ovin., Meram., lib. VIIL.)
(El mismo empezó à despedazarse los miembros con los
dientes; y el infeliz alimentaba su cuerpo disminuyéndolo.)
Segun nos cuenta la fabula, Eresichton, por haber ofen-
dido á Céres, se vió atacado de rabia tan feroz, que él
mismo, cual hiena, se devoraba las carnes. Los dioses de
aquel tiempo, como se ve, no andaban con chicas, ni ne-
cesitaban, como ahora, que unos monstruos, cuales son
M***, Cagigas y otros, fueran (segun nos lo quieren enja-
retar), los instrumentos de sus innobles venganzas. Ellos,
siquiera, no reculaban ánte la responsabilidad de sus he-
chos; y álo chino, se pagaban con sus manos.
Mis oficiales de panadería, son, à no dudarlo, subalternos
de Céres; y nada dificil será, que esta diosa irritada contra
el señor gobernador, que no atiende á estos infelices, le
sentencie tambien al mismo suplicio que al difunto Eresich-
PANADERÍAS. 591
ton. Mucho lo sentiria, porque el Sr. Baz es amigo mio;
pero, como nosotros los liberales, somos, segun cuentan,
un poco paganos, ¿quién quita que Céres, al verme des-
oido, no tome un dia cartas en un asunto, verdaderamente
de pan-cccer?
Dos meses ha, se me dijo, que se estaba imprimiendo un
reglamento, que haria cesar el estado de esclavitud de mis
poderdantes, á quienes, hasta ahora, no han alcanzado
nuestras leyes de reforma; pero en esto de promesas, imi-
tamos á los italianos : passato pericolo, gabbato il santo.
Tres cosas hay en el dia, que producen idénticos resul-
tados : la carabina de un mentado Ambrosto, mis comuni-
cados, y la máquina de limpiar calles, ó puramente de cer-
n?r..., con perdon de ustedes.
De los tres licenciados, á quienes ya no quiero nombrar,
y que el gobierno eligió para inspeccionar panaderías, uno
de ellos se fué 4 pasear à los Campos Elíseos (R. I. P.) y
los otros dos restantes, al chiquito Versalles sin duda;
porque, desde el mes de marzo próximo pasado, ni razon
hemos tenido de los trabajos que les fueron encomendados.
Llenando yo sus veces, me sentencié al : sic vos non vabis
del principe del Parnaso; pero, tampocs el gobierno acogió
mi panal; y mis comunicados a ¿et continu, de chorro con-
tinuo, (pasan de 20), ni mella han hecho en el corazon de
pedernal de nuestros gobernantes. |
Miéntras tanto, mis pobres panaderos, desde diez meses,
están evpiando los primeros albores de la libertad; y á cada
rato creen verlos penetrar hasta sus cárceles; el caso es
que, segun veo, les está reservado el mismo suplicio que
á Tántalo : |
Coossoe Tibi, Tantale, nulle
« Depreduntur aque; queque imminet effugit arbos.»
(Por tí, Tántalo, ningun agua puede ser alcanzada ; se
escapa el árbol frutal, cada vez que se te aproxima.)
592 1861
Aguardaba que los dueños de panaderias hubieran, por
un impulso espontáneo de humanidad, puéstose de acuerdo
con el señor gobernador, para, en vista de las razones ale-
gadas, cortar el hilo de tantas reclamaciones, y mejorar
para lo futuro la suerte de sus empleados; mas les sucede
en cuanto à guardar un silencio que les tiene cuenta, lo que
à cierta monja de que nos habla Erasmo en su tratado de
predicaciones; lo dejaré hablar : « J'étais enfant, dit Erasme,
-«lorsqu'un dominicain , que j'entendais précher, s'avisa de
« réveiller Pattention de ses auditeurs par le trait suivant :
« Il y avait, dit-il, une religieuse qui prouvait assez par
« lenflure de son ventre qu’elle n'avait pas observé le vœu
« de chasteté. Le chapitre fut assemblé à ce sujet. L'abbesse
« lui fit une vive réprimande sur ce qu’elle avait déshonoré
« une sainte maison. —Un jeune homme, plus fort que moi,
« répondit la coupable, est venu dans ma cellule. J'ai ré-
« sisté en vain, et si c’est un crime de violer, ce n’en est
« pas un d’être violée. — Il fallait crier, dit l’abbesse. —Je
« n’ai eu garde, ma mère : je sais que la règle défend de
« rompre le silence dans le dortoir. » No traduzco al caste-
llano este rasgo del respeto al silencio, porque aqúi todos
entienden el francés.
Pues, son mas silenciosos los panaderos todavía, que la
precitada monja; y lo serán hasta la consumacion de los si-"
glos, si no se les corta el frenillo.
Acabaré, invocando por la milésima vez, para mis clien-
tes, los articulos 2, 5 y 17 de la Constitucion, que no se
redactó precisamente, ad majorem Det gloriam, ni al gusto,
segun parece, del rey de bastos, D. Félix 1, de feliz me-
moria ; pero que si servirá de amparo 4 los que la codicia
del hombre sentenció á la esclavitud.
Así que haya logrado, à fuerza de tinta; la emancipacion
de mis oficiales de panadería, no pierdo la esperanza de
que, en la vidriera de Michaud, aparezca, un dia, mi ar-
PANADERIAS. 593
rugado rostro coronado con pan baso, entre los héroes de
la reforma, que, unos mucho, otros nada, trabajaron, con
interés particular, en su brillante triunfo. Dex? : hasta otro
dia.
ERNESTO Masson.
EL MEXxICANO.—1.° enero 1862.
Dice este periódico :
« PANADEROS. Llamamos la atencion del Gobierno del
distrito, hacia esas víctimas de los dueños Españoles. Está
vigente, además de la Constitucion, el bando de 11 de di-
ciembre de 1805, repetido en 1813 y en 1833, cuyo artí-
culo 4.* dice : + Desde luego queda abolida la costumbre
«de tener encerrados los sirvientes de estas oficinas, sea
« cual fuere el motivo que se preteste, bajo la multa pre-
« venida en el reglamento, etc., etc. »
Art. 7.° « No podrán en lo sucesivo los dueños hacer
préstamos á los sirvientes, en reales, efectos, ó de cualquiera
otro modo, pena de perder lo que fuere; y para que no
aleguen ignorancia, se franqueará á cada panadero un ejem-
plar del reglamento. »
Art° 8% « Para que los dueños no pierdan la cantidades
que actualmente tienen suplidas á los operarios, se les se-
ñala el término de tres meses, contados desde el dia 1.° del
próximo mes de enero, y diariamente del jornal se abo-
nará la mitad; y cumplidos, deberán ponerse en libertad,
con la calidad de ir desquitando lo que resten, con la de-
duccion de la tercera parte del jornal, etc. , etc.
¿Porqué no ha tenido efecto esta prevencion? Porque
puede mas el duro que el desnudo.
38
594 186 4
PANADERÍAS.
(¡YA TIENEN ECO!)
« Le triomphe est la plus belle chose
« du monde. Les Vive le Roi, les chapeaux
“en l'air au bout des baionnettes, les
«compliments du muitre à ses guerriers,
« Ja joie, la gloire, la tendresse; mais le
« plancher de tout cela est du sang hu-
« main, des lambeaux de chair humaines
(Let'. de D'Argenson à Voltaire.)
(El triunfo es la cosa mas bella del
mundo. Los Viva el rey, los sombreros
en el aire en la punta de las bayonetas,
las felicitaciones del jefe 4 sus guerre-
ros, el gozo, la gloria, la espansion ; pero
el piso de todo esto, es la sangre huma-
na, unos girones de carne humana.)
Si, de guerre las (cansado de la guerra) llego à triunfar;
por cierto, que mi victoria no será de las que pinta D'Ar-
genson á Voltaire. No habrá en ella las algazaras del
triunfo de Jalaclaco; y cuando más, el terreno de la batalla,
en lugar de enrojecido, blanqueará con la harina que, en
su despecho, habrán esparcido los dueños de panaderfas. Mi
triunfo, por miles de motivos, tendrá la cara blanca; y la
mia, la podré alzar sin recelo. Si bien es arrugada por
6'7 veranos, tersa les parecerá á los infelices cuya libertad
habré conquistado derramando... tinta.
Los apreciables editores de El Mexicano, en su número
del 1.0 de enero de este año, acuden á mi socorro, en la
cuestion de Panaderías que con encarnizamiento he remo-
vido desde el 7 de febrero del difunto 1861. Citan, sobre
la materia, el bando, que es vigente, y se publicó en 11 de
diciembre de 1805, el cual se repitió en 1813 y 1833.
Este es casi conforme con el proyecto de ley que á tientas
PANADERÍAS. 395
formulé, en 26 de octubre del año pasado, en las columnas
del Monitor. Con. todos aquellos datos á la vista, me per-
suado de que el señor gobernador no demorará por más
tiempo, la publicacion del reglamento que él mismo tuvo
la bondad de prometerme. Sus enfermedades, hasta ahora,
se lo habrán impedido; pero estoy convencido de que el
hacer el bien lo pone á uno bueno, más que todas las pil-
doras de Morrisson,. Holloway y otros empíricos del mismo
jaez.
Redoble, pues, sus esfuerzos, mi compañero el Mext-
cano, y el Monttor que reproduce su artículo Panaderías ;
y triunfarémos, lo juro; porque el señor gobernador olvi-
dará sus males, y nos ayudará en una causa donde se inte-
resa la santa libertad, que, en cuatro años no le ha dejado
descansar. ¡Vivan los panaderos libres ! Muera la escla-
vitud !!!...
ERNESTO Masson.
596 1861
TLAPIXQUERAS Y PANADERÍAS.
CÁRCELES DE USO PRIVADO.
a Maitre insolent, tyran féroce,
« Ennemi de l'égalité,
« Guidé par sa fureur atroce,
« Il outrage l'humanité. »
(Abolition de l'esclavage, par H£niveacx.)
Amo insolente, tirano feroz ;
Enemigo de la igualdad ,
Guiado por su furor atroz,
El ultraja la humanidad.
Estos cuatro versos llenos de ira, sobresalian en el himno
que solian entonar en Francia los flamantes republicanos
de 93; y con ellos, ya que se ofrece, aturdirémos el tim-
pano de los dueños de ¿lapixqueras y panaderías, señores
- feudales de nuestra rarísima época. Al estruendo de estos
cantares, quizá despertarán estos altos personajes, y se re-
frenarán un algo, en el estraño modo que han adoptado de
hacerse pagar de sus empleados, modo que, con mucha
calma y sobrado desacato, parecen haber heredado, Ex
PLENO SIGLO XIX, de los tiempos aciagos del conquistador
Hernan Cortés.
El periódico S?glo XT X, del 13 de este mes, reproduce
un artículo titulado « La Tlapixquera, » que se publicó en
el Burro de D. Simplicio, diario que ve la luz en Tlax-
cala.
Este remitido escrito con el corazon, al hablar de la
tlapizquera, donde, en las haciendas, se encierran 6
apriscan à los jornaleros que deben, dice: « La carne se
«estremece y la pluma cae de la mano, al trazar algunas
«lineas sobre un criminal abuso, que la civilizacion, la hu-
«manidad y las leyes, hace tiempo tienen proscrito. » Al
PANADERÍAS. ' 597
autor del comunicado, y no sin razon, le parece que una
tlapizquera, es el perfecto símil de las cárceles de la Santa
y tostadora Inquisicion. La ¿lapixquera (añade) es el lugar
mas inmundo de la hacienda, el ménos ventilado, y el que
les proporciona á los jornaleros mayores tormentos, aflic-
ciones y dolores. Nada importa al amo la muerte de un
peon de año, porque la deuda la tiene asegurada en los hi-
jos de éste, que heredan la desgracia del padre. » Muy na-
turalmente estraña el humanitario escritor, que con nues-
tra Constitucion de 57 en la mano, la autoridad, en virtud
de los artículos 5.* y 17 de ella, no haya, tiempo ha, abierto
de par en par estas mazmorras de la iniquidad de los hom-
bres. Esto mismo me tiene pasmado à mi, cuando me
acuerdo que hace un año (y mes por mes) estoy luchando
por la libertad de los panaderos. No cabe, por cierto, en
la mente, que abusos tan ominosos y crueles en contra de
la condicion humana, sigan su curso y sean tolerados por
los que, á son de trompa, proclamaron la reforma. Más
inaudito es todavia, que un señor licenciado, entusiasta al
parecer, por la libertad, haya tenido últimamente en una
cuestion donde esta se versa, el arrojo de patrocinar, con
su forense chacharería, á los dueños de panadería de Mé-
xico. ¿Qué derecho tienen estos, le pregunto 4 este señor
licenciado, de retener presos durante diez, quince à veinté
años à los oficiales que les deben algo ?... ¿No son aquellos
infelices su prochain? ¿Cuál será el alto linage á que
pertenezcan los ricos-homes panaderos?...
Mejor deberian acordarse de lo que nos enseña mi amigo
Voltaire :
«C'est du même limon que tous ont pris naissance.»
(Del mismo limo han nacido todos.)
En cuanto á la ley que nos gobierna, tengan presente
tambien los señores panaderos, que :
508 1864
« La los dans tout Etat doit étre universelle,
« Les mortels quels quils soient sont égaux devant elle.»
(La ley en todo Estado debe ser universal,
Los mortales, cualesquiera que sean, son iguales ante ella.)
¿ Y de qué privilegio disfrutan los amos panaderos, para
pretender sustraerse de la exacta observancia de los artí-
culos 5.” y 17 de nuestro código fundamental ?...
El primero terminantemente dice : « Nadie puede ser
«obligado á prestar trabajos personales sin la justa retri-
« bucton y sin su pleno consentimiento. La ley no puede au-
« lorizar ningun contrato que tenga por objeto LA PÉRDIDA
« Ó EL IRREVOCABLE SACRIFICIO DE IA LIBERTAD DEL HOMBRE,
« Ya sea POR CAUSA DE TRABAJO, de educacion ó de voto re-
« ligioso. Tampoco puede AUTORIZAR CONVENIOS en que el
« hombre PACTE SU PROSCRIPCION Ó DESTIERRO. »
El segundo es del tenor siguiente: « NADIE PUEDE SER
« PRESO POR DEUDAS DE UN CARÁCTER PURAMENTE CIVIL, »
¿ Qué dice 4 la vez el artículo 2.° de la Constitucion? « EX
« LA REPÚBLICA TODOS NACEN LIBRES. » ¿Y de qué serviria
este artículo 2.” si el mexicano habiendo nacido libre, pu-
diera ser reducido á vivir esclavo? ¿No seria esto una con-
tradiccion ridícula”... ¿En tal caso, no se pareceria mucho
cada uno de nosotros, á cualquier canario, que si bien nace
libre, vive en jaula”...
Para poner coto 4 semejante atentado contra la humani-
dad y las leyes, escribien el curso del próximo pasado año,
un verdadero libro. Les doy aquí la retahila de remitidas
con que llené las columnas del paciente Monitor. Los más
son intitulados PANADERIAS.
e.
PANADERIAS. 599
1861.—Febrero, 7, 10, 19.
Marzo, 4, 16.
Abril, 20.
. Mayo, 1.°, 7, 22, 24.
Junio, 19.
Julio, 30.
Agosto, 15, con una resefia de los abusos que se cometen en las
panaderías.
Setiembre, 14, 19.
Octubre, 26, con un spécimen de reglamento.
'Noviembre, 24.
Diciembre, 24.
1862. —Enero, 5.
Ademas, otros periódicos de la capital, como La ‘Or.
guesta, ¡El Mexicano, Los Polvos de la Madre 'Ce!estina,
apoyaron mis ideas; hasta que, vencido por tanta constan-
cia, 0 terquedad si se quiere, el C. gobernador Juan José
Baz, formó ‘un reglamento ‘para "panaderías, que llegó 4
imprimirsecomo por el mes'de noviembre próximo pasado;
pero que nunca se publicó, debido à una representacion
abultada que dirigió al ciudad anoministro de Gobernacion,
el licenciado de quien hablo mas arriba, y que, invocando
considerandos de -mala ley, se mostró desde luego parti-
dario de la esclavitud, y amparador de los amos de pana-
-dería.
El ciudadano gobernador actual y su inteligente secre-
tario, mi amigo el'C. Joaquin Villalobos, encontrarán este
reglamento entre los datos que se conservan en las oficinas
del gobierno del distrito. Tiempo es todavía de remediar
los olvidos pasados.
En las panaderías del interior, los oficiales son libres ; lo
son en las fábricas de pan francesas ; y lo son igualmente
aquí , en la panadería de la señora viuda del apreciable C.
Ortiz de Montellano (Q. E. P. D.), sita en el Puente de la
Aduana Vieja. ¿Qué motivos, pues, pueden existir para que
las demas panaderías de esta capital no se conformen con
600 1861
tan loable ejemplo? La imitacion, en este caso, es permi-
tida ; y como dice mi idolo Voltaire:
« Le singe est né pour étre imitateur,
« Mais l'homme doit agir selon son cœur. »
(El mono ha nacido para ser imitador,
Pero el hombre debe obrar segun su corazon.)
Si de esta indispensable entraña, como lo supongo, no
fueren privados los dueños de panadería; ellos harán, de
motu proprio, lo que la autoridad puede y debe exirgirles.
Un momento pude desprenderme de la cuestion de pa-
naderías, por haberme parecido mas urgente, entrome-
terme en el asunto de la limpia de las calles, por el método
antiguo, criticando el moderno : pero vuelvo á mi tarea ha-
bitual. Ya sé que los panaderos me tratarán, por mis des-
vios, de escritor de... (usando de una palabra poco pulcra) ;
pero ¡cuán poco me importa su juicio farineur? Dicha
cuestion, como todas, las trato, sin que en ellas me mueva
ningun interés particular. Por este lado, aunque liberal,
soy tan blanco como puede serlo el Sr. Pacheco, que es un
copo de nieve, 6 la misma leche (si bien es un poco for-
cada).
Concluyo, aguardando la publicacion del moroso y con-
trariado reglamento. Poco decente seria dejarme hablar
sobre la materia un año mas, que es lo que sin duda, me
queda de vida.
ERNESTO MASSON.
1862
603
EL CERRO DE CHAPULTEPEC.
Gual si fuera queso de (rruyéres, lo-estän hoy rebanando,
y multitud de piedras se están extrayendo del bosque, co-
mo si lo hubieran declarado cantera. Preciso es que el alma
de los que cometen semejante profanacion, sea mas dura
que los peñascos seculares que dividen. El monte de Cha-
pultepec es la cosa mas pintoresca del valle, y la debe res-
petar, por lo ménos, el furer-de nivelacion que se apoderó
de ciertos liberales. Bueno es que hayan arrasado los con-
ventos, mansiones de la holgazanería y del olvido de los
deberes sociales; pero yo, pur mi parte, hubiera conser-
vado sus más iglesias, solo porque eran monumentos. Con
mas razon, un cerro que es la admiracion de cuantos vie-
nen À visitar à Mexico, debe salvarse de la destruccion que
lo amaga. Las .obras asombrosas de la naturaleza, como
las del arte, las debe protejer el verdadero republicano.
Diganlo los Romanos, los Griegos, y todas las repúblicas
de Italia, como Génova, Pisa, Venecia, etc., que aun hoy
soprenden por sus monumentos, hasta el grado que Cice-
ren, un dia, decia ::
« La ciudad de Aténas es tan fecunda en monumentos,
que por cualquiera parte que se pase, camina uno, propia-
mente, sobre la hastorta. »
Los conquistadores son generalmente destructores; y en
esto nos les parecemos. Aunque sea un poco forzada la
comparacion, debemos imitar á Alejandro 'Magno, que ha-
bia construido mayor número de ciudades, que el de las
que habia destruido,
¿Qué hemos edificado nosotros, como republicanos?.....
nada, absolutamente nada. Ahí está el zócalo de la colam-
na dela independencia, «vuelto un circo de caballos; 'la
penitenciaría, :sepultada ¿a base en inmrundes acequias,
604 | 1862
abrigaderos de ranas y demas ofidianos; la puerta de la
garita de Belem empezada, y nunca concluida; el hospital
de inválidos, etc.
Rodeemos, siquiera, con nuestra veneracion, al cerro
de Chapultepec; mansion silenciosa de los antiguos Azte-
cas; y que el supremo gobierno, con mano fuerte suspenda
la obra impia de destruccion que ya se empezó.
ERNESTO MAssoN.
LIMPIA DE LA CIUDAD,
POR EL SEÑOR ADORNO,
1 Fucma!!...
El noveno de los trabajos de Hércules, sea la limpia de
los establos del rey Augias por este semi-dios, no fué nada,
comparado con lo que últimamente emprendió el Sr. Ador-
no, que no es de estirpe divina como su antecesor. No se
trata hoy de barrer simplemente, todas las immundicias
de 3,000 bétes a cornes, como lo reza la historia, amonto-
nadas en la capital de P Elide : somos aquí, por lo bajo,
180,000 (no bétes d cornes... entendámonos) pero almas;
y me parece que, tan solo este hijo de Júpiter y de pu...
(como le llamaron , una vez, al pobre de Sancho) cual lo
- era Hércules, pudiera en el dia, haber acometido tan fecal
empresa,
Con más, Don Alcides, no se encontró entónces cara á
cara, con las mismas materias que el Sr. Adorno : no te-
nian éstas los mismos aromas, caractéres ó figura. Las de
hoy, tempoco son compactas, ni guardan una forma deter-
LIMPIA DE LA CIUDAD. 605
minada. Disueltas en las aguas que brotan del suelo, están
de por sí, llenas de evasivas; y las atargeas que las con-
tienen, no se prestan à la especie de trzage (apartado) que
de ellas se pretende hacer, conservándoles, casi, su pri-
mitiva conformacion. Son :nsa:sisables , quiero decir, cual
si se tratara de pescar anguilas con la mano.
Volviendo de nuevo á micomparacion mítica, diré quetodo
un Hércules, no se atrevió nunca, como el Sr. Adorno, á usar
de máquina para la purificacion y saneamiento de los pre-
citados establos de Augias que desde 30 años no se ha-
bian tocado : (¡vaya un guano!... se lo recomendamos
á los que se ocupan de la materia.) ¿Qué hizo el hijo de Jú-
piter y de Alcméne? (y en esto, ésta que era casada, le
faltó esencialmente á su marido, el Sr. Amphytrion.) ¿Qué
hizo ? repito :.... pues, el héroe, sin más ni más, me agarró
al fluvio Alfeo, y me lo hizo pasar, sans facon, por las
cuadras ó bueyerías de S. A. S. Augias; y en un dos por
tres, quedaron éstas tan limpias como la palma de una
mano limpia.
¿Por qué el Sr. Adorno, reconociendo lo infructuoso de
su máquina de pescar, y aprovechando las lecciones de la
fábula, no conduce con buen modo á la capital, las aguas
de la laguna de Xochimilco que dominan à México, y no
las introduce de golpe en todas las atargeas ? Estas, rehen-
chidas, arrastrarian, sin distincion de sexos, todas las ma-
terias aun las informes, de que están llenas; y como por
encanto, al dia siguiente de este /avage, nos encontraria-
mos, Cual Augias, limpios de polvo y paja, & otra cosa.
Dichas materias siguiendo el torrente del siglo, digo mal...
de las aguas de Xochimilco, se precipitarian en la perfu-
mada laguna de Texcoco, cuya entrada era preciso desem-
barazar primero; y al embarcarnos en ella, cada uno de
nosotros, al reconocer flotando su obra, pudiera exclamar
con el cisne de Cremona :
$06 1862
« Apparent rari nantes in gurgite vasto.»
( Pocos se ven flotar en el abismo vasto.)
No diré que quisiera uno entónces, impelido de un pa-
ternal cariño, salvar desde luego del naufragio, á su prole
fugitiva; porque estos Moisesitos, no son de los que se dis-
putan á las aguas; pero cuántos, al verlos flotar dirian
ensoberbecidos : « Siempre es mucho consuelo sobrevivirse
á st mismo, bajo cualquiera forma que sea! »
Como se ve, hago lo mas que puedo, para ilustrar con
algunas chanzas la materia en que casi tengo á mis lec-
tures embarrados : quiero amenizar su posicion; y este es
mi objeto al tratar tan extensamente de una materia que
no se puede ni tocar. No fuera posible, en conciencia, que
á cada rato, como Cambronne, un dia les soltara con as-
pereza el sublime 7r...... que este valiente les echó en
cara à los que le intimaban rendicion, y que tradu'eron
despues, quitándole su heróico laconismo, por « la garde
meurt et ne se rend pas. » Soy ménos expresivo que el des-
graciado héroe de Waterloo, y es otro tambien mi campo
de batalla.
Hablando ahora sériamente, diré que el soberano Con-
gresco cometió un error grave, concediendo un privilegio
al Sr. Adorno, para limpiar calles, por medio de una má-
quina que habia inventado, sin previamente verla funcio-
nar, y cerciorarse de sus efectos. Si solamente al comprar
un reloj lo toma uno a Pépreuve, con mas razon, no se
puede admitir tan á la ligera, el uso de una máquina que no
se conoce, y que, cuando mas, puede obrar, aunque imper-
fectamente, tan solo en una escala sumamente reducida.
Si no fuera tan voluminosa la máquina, diria que es
puramente, un objet de famille, (un utensilio de familia),
susceptible, apenas, de atender á las necesidades domésti-
cas ; pero nunca à las públicas que, por nuestra relajada
LIMPIA DE LA CIUDAD. 607
naturaleza, son 6 frecuentes, 6 frecuentisimas, si por des-
gracia, un dia, se llega 4 incompletar el humano llavero,
Se pierde el tiempo : los calores fuertes se aproximan ;
y si el Ayuntamiento no lo remedia, volviendo luego, luego,
al antiguo sistema de limpia; México, con sus pestilentes
emanaciones, sepultará en sus immundas cloacas las dos
terceras partes de su publacion, en la estacion del verano.
Recorniendo la lectura de este remitido, á mi amigo
D. José de la Luz Moreno, regidor de calles; y me tomaré
la libertad de decirle tambien amistosamente, que, en su
ramo, él va tomando /e roman par la queue. He visto que,
con afan, se está empedrando de nuevo la calle de San
Francisco : mal hecho y bien hecho; porque lo que preci-
samente urge, es la limpia de las calles. Nadie se muere
de una calle mal empedrada, mas si, de los miasmas pútri-
dos que despiden las de Tiburcio, Tercer Orden, Arco,
Cadena, Montepío Viejo, Vergara, San Andrés, etc., etc.
Ellas todas, 4 más de propagar unos gérmenes mortíferos,
son la mayor afrenta para una ciudad, que con ostenta-
cion, llaman DE LOS PALACIOS, y que sirve de residencia á
los Supremos poderes de la nacion. Acabo : sat est, c'est
assez, basta; ya estoy asfixiado con haber meneado el
asunto. ¡Dispenséseme, si no me extiendo mas sobre mate-
ria tan blanda : le prefiero el lecho de Guatimoctzin !
608 1862
¡YA NOS AHOGAMOS!
«Infandum Regina jubes renovare dolorem.»
(Me mandas, ¡oh! reina que renueve un infando dolor.)
No es precisamente una Reina la que me manda contar
de nuevo, lo que ya les narré; pero, otras personas de mé-
nos categoría, me suplican que no deje el asunto de la lim-
pia de las calles, hasta (¡cosa árdua!) sacarlo en limpro.
Seguiré, pues, escribiendo sobre el mismo tema : no es ma-
la música la que nos aguarda ; y sin duda, no faltará gente
que agregue à mi nombre, el de Asquerino Ó Asqueroso,
como ántes le llamaron & Scipion, el Africano; à Fabius,
el cunctator, y à Felipe, el Hermoso.
Con todo, en interés del bien público consiento, muy
á pesar mio, en que se me diga Masson, el asqueroso,
como no quede en las atargeas de México, ni migaja de
lo que tiene el inapreciable privilegio de pescar el Sr.
Adorno.
Mares hay, como lo sabemos todos, de varios colores :
el blanco, el negro, el rojo; nos faltaba el amarillo : aqui
lo tenemos. ¡Ah! qué gloria para México, la de ofrecer en
su seno, y a domicile, se puede decir, el cuarto matiz del
elemento tempestuoso, en que tantos perecen, sin jamas en-
contrar de que asirse en su agonía. No teman aquí nada :
en nuestro elemento, flotan à distancias (y no pocas),
unas bouées 6 boyas salvadoras, que les señalarán à los
náufragos la orilla deseada. À pesar de esto, no será malo
en este peligro supremo, acordarse de lo que, en igual
caso, nos aconseja D. Luis Racine, en su poema de la Re-
ligion :
YA NOS AHOGAMOS. 609
« Hélas, prés de périr, l'adressent-ils leurs vœux ! (1)
« Ils regardent le ciel, secours des malheureux,
«a La nalure, qui parle en ce péril extreme,
« Leur fait lever les yeux vers l'asile suprême,» etc., etc.
(¡Ay! próximos á perecer, te dirigen sus votos!
Miran al cielo, amparo de los desgraciados,
La naturaleza que habla en este peligro extremo,
Les hace levantar sus ojos al asilo supremo, etc., etc.)
Ayudados con esta invocacion, sin duda se salvarán.
Acuérdense solamente, al nadar, de cerrar la boca, por lo
de las boyas; porque, segun dice el adagio : en boca cer-
rada no entra mosca.
Todo lo dicho hasta ahora, no sirve mas que de prólogo
al episodio que, el miércoles pasado, á las cinco de la tarde,
presenció un amigo mio que trabaja en el apartado. A la
precitada hora, salia, como de costumbre, de su oficina,
cuando llamó su atencion un grupo de gente, que en la
calle de Celaya, vuelta un lago, se esforzaba en efectuar el
sauvetage de un hombre, que, con todo y caballo, ya se aho-
gaba. No en mayor aprieto se encontró Pharaon, cuando
le sucedió lo que nos cuenta la Biblia : reversaque sunt
aque, et operuerunt cursus el equites cuncti exercitús Pha-
raonts. » (Y se volvieron las aguas, y cubrieron las carros
y la caballeria de todo el ejército de Pharaon.) El infeliz
ginete montado en un corcel de orígen arábigo, y fogoso
como todos sus hermanos, habia querido atravesar de un
lado á otro este inevitable mar muerto, figurándose que
siempre encontraria pié. ¡Vanas presunciones!... De la
atargea inmunda faltaban algunas lozas; y al llegar en el
medio, desapareció en estas honduras pestiferas el arresta-
do bucéfalo, lanzando por encima de su cabeza al que le
montaba. À duras penas, y abriéndose paso entre multitud
(1) Esto se dirige à la mer de México.
| 39
6t0 1862
de cuerpos estraños, pudo el hombre (que ya no lo parecia)
alcanzar la orilla opuesta. No tan fácilmente pudo desem-
barazarse el noble troton; y 4 no ser de muches brios el
animal, no hubiera sobrepujado por cierto, su comprome-
tida posicion. Afortunadamente, y despues de luchar mas
de un cuarto de hora, un esfuerzo vigoroso le hizo lanzarse
fuera del elemento mz.xfo, en que se hallaba como estacado;
y quedaron ambos, caballo y cavalcadour, de un color que
no es decente describir.
Ya es tiempo, me parece, 6 que en esta capital se forme
una compañia de seguros, 6 que se vuelva, al instante, co-
mo ya lo dije, al modo antiguo de limpia que se habia adop-
tado desde tiempos atrás, por no haber otro mejor.
¿Qué gillotina es esta de cuerpos inanimados?... Una
máquina, para merccer el nombre de tal, debe centuplicar
las fuerzas del hombre, obrar con presteza, y ser sobre
todo, económica. La de limpiar calles, ninguna de estas
condiciones tiene ; y el SupremoGobierno, con las facultades
de que se halla investido, verá lo que hace con un privile-
gio, que si se mantiene vivo, será con perjuicio de tercero;
y lo son, á mi ver, ciento ochenta mil habitantes que van á
morir asfixiados. ¡Salus populi suprema lex, con mil de á
caballo !
El material se presta à las fartines de la prensa, y aguar-
do que, sin repugnancia, ésta se ocupe de un asunto tan
vital. En cuanto à mi, he consentido en escribir sobre el
asunto, tapándome las narices, y poniéndome, por este solo
hecho, de un color de &stre (hollin desleido) tan pronun -
ciado, que, siendo liberal, temo mucho que, al verme, me
declare mestizo el Sr. Pacheco.
De ustedes, me repito su sucio servidor, á quien no se
le puede tan fácilmente besar las manos:
ERNESTO MASSON.
614
INVOCACION A SAN ROQUE.
« Quousque tandem San Roque
abutere naso nestro.»
(¿Hasta cuándo en fin, San Ro-
que, abusarás de nuestra nariz?)
¡A ti, San Roque, abogado de la peste, te interpelo,
cual si fueras Catilina ! Ponte de acuerdo con el ingénieux
vidangeur (ingenioso privadero), para revisar, corregir,
aumentar, ó suprimir su máquina de limpiar calles ; por-
que de no, á puro tifo, concluirá México, en el tiempo de
los calores que ya nos amaga. ¡Guarda, oh pestifero San
Roque, tus emanaciones homicidas, para esos inertes pue-
blos de Oriente que desprecian tu poder; pero à nosotros
que con fé te veneramos como santo, sirvete salvarnos !
¡Con un soplo de tu diva boca, disipa los miasmas perni-
ciosos de nuestras atargeas ! ¡Separa, cual las olas del mar
Rojo un dia, las inmundicias que colman la entrada de las
aguas de México en la laguna de Texcoco! Mets la main à
la páte (mete mano á esa pasta), y te levantarémos un
templo en espiral, que conserve la memoria, y aun la
forma, del objeto con que lucha un insigne maquinista.
. Si como santo, eres un poco conservador; y si en tu
mente puede caber la idea de vengarte de los liberales, se-
pultändoles en sus propias déjections (cámaras) ; aunque,
á tu ver, seamos un algo paganos, á tí solo te toca perdo-
nar, diciéndonos lo que Guzman á Zamore, en Alzire, tra-
gedia del muy rojo de Voltaire :
« Des dieux que nous servons connais la différence:
« Les tiens t'ont commandé le meurtre et la vengeance;
« Et le mien, quand ton bras vient de m'assassiner,
« M'ordonne de te plaindre et de te pardonner.n
(De los dioses que servimos conoce la diferencia,
Los tuyos te ordenan el homicidio y la venganza ;
Y el mio, cuando tu brazo me acaba de asesinar,
Me manda tener lástima de tí y perdonarte.)
612 1862
En este modo de hablar, y más en verso, desde luego
reconoceremos el lenguaje selecto de un santo; y para tí,
nuestra gratitud ya no tendrá mojoneras.
Si en el conflicto en que me veo, ocurro á tí, ¡oh San
Roque! es que, en un asunto de salud pública, veo à mis
paisanos tan adormecidos, en medio de los vapores que ya
nos sofocan, como si les mecieran las brisas del florido
abril. Su resignacion no me simpatiza, ni la de los que nos
gobiernan tampoco; y con la mision que me impuse de
desfacer pestes, lleno de uncion me dirijo al autor de todas
ellas.
Dispénsame la confianza que me tomo, y manda lo que
gustes, á tu mas apestado servidor, Q. T. M. B.
ERNESTO MASSON.
¡NO TODO ES CHANZA!
a Sepe stylum vertas , iterum que
digna legi sint, scripturus.»
Este precepto de Horacio lo sigo al pié de la letra. La
materia en que me veo burilando se presta por su blandura
á las varias evoluciones de mi punzon; pero será preciso
convenir con todo, en que sobre fresco, no es muy pruden-
te leer dos veces seguidas lo que, á lo antiguo, se me an-
toja grabar en mis tablas enceradas. Si sofocante es el te-
ma, peores son las variaciones.... les preferirán siempre
las de D. Pascuale.
En medio de tanta embarradura, y haciendo reflexiones
filosóficas, diré que el hombre parece haber nacido para
ser su propio verdugo. Su condicion es tal, por desgracia,
que de él mismo, se puede decir, salen los elementos de su
destruccion, Si movido de su encono empuña las armas,
INVOCACION À SAN ROQUE. 613
es para exterminar à su raza ; y tan luego como vuelve á la
quietud de la vida social, las miserias que le son anexas
tambien le pueden matar, si no cuida de su desahogo con
extremada prudencia, En esta última categoría entran pre-
cisamente las materias en que, con el tiempo, debemos aquí
perecer envueltos,
Estas necesidades humanas, que es indispensable facili-
tar y vencer á la vez, han producido en todos los países
cultos las leyes de policía mas estrictas. Así es que la lim-
pia de los albañales generales, ha llamado de toda prefe-
rencia la atencion de los gobernantes. Este cuidado crece
de punto necesariamente en una ciudad populosa que, co-
mo México, por su posicion topográfica, no ofrece en su
terreno mas que un descenso imperceptible y lento á las
materias pútridas que es urgente alejar de su centro. |
Para conseguir tan interesante objeto, es preciso, pri-
mero que todo, remover los ensolves del canal que pasa
por los baños del Peñol, y tambien el banco de inmundi-
cias de mas de una legua de largo, que se opone á la libre
entrada de las aguas en la laguna de Texcoco, y que forma
en aquel lugar un verdadero barrage. Indispensable era,
por lo mismo, que la ciudad, desde tiempo, hubiese man-
dado construir tres 6 cuatro bateaux-dragueurs que hu-
bieran en la estacion de invierno trabajado constante-
mente en esta operacion fácil y necesaria. Con esta faena,
las aguas en las atargeas de México hubieran bajado sen-
siblemente sin necesidad de emplear, más que muy rara
vez, la vis d' Archiméde, que es la que hasta ahora ha pro-
ducido los mas favorables resultados cuando se vacian las
atargeas.
La limpia des égouts (albañales) en Paris, siendo éstos
subterráneos y embovedados, ofrece, á pesar de las venti-
laciones establecidas, peligros sérios y frecuentes; pero
aquí que se trabaja á tajo abierto, no existen con mucho
614 1862
los mismos inconvenientes. Para estos casos, en Francia se
emplea con eficacia una máquina muy sencilla que trivial-
mente llaman Jeanne-salope. Existen ademas unas pompes
aspirantes de mas 6 ménos poder, que surten los mejores
efectos. En México, para trabajar de un modo ó de otro,
con máquina 6 sin ella, el primer requisito, el sine guá non,
es de desembarrar primero el canal del Peñol y su entrada
á la laguna,
Ha sido del todo inútil, y aun imprudente, el conceder
un privilegio á persona alguna para la limpia de la ciudad ;.
aquello es un juego de niños y de los mas sencillos, por los
medios trillados y muy conocidos que existen, Esta limpia
antiguamente en México se hacia, aunque imperfectamente,
pero à la vez, por los presos, en los principales ramales
de Oriente á Poniente, pasando despues à los laterales ; y
se efectuaba dicha limpia de un modo quizás incorrecto,
pero pronto; hoy no : todo se vuelve privilegio: lo hay pa-
ra el alumbrado de gas (el mismo que nos dejó à oscuras),
tambien no escasea para navegar por vapor en todas las
aguas del valle; para teñir maderas por infiltracion ; para
la extraccion de los metales por la electricidad; para pasar
de un mar á otro como pluma por el istmo de Tehuantepec,
etc., etc. Faltaba que lo hubiese para la limpia de las
calles, ¡ Benditas sean las luces del siglo!.... ya do tene-
mos; pero el caso es que, 4 pesar de estos adelantos, esta-
mos aquí sudando ya trivialmente la gota gorda (como se
dice,) y México miéntras tanto, es un Cécile, un mar de
multiflores inmundicias.
Causan enfado todas aquellas presuntas y soñadas iaven-
ciones. Nada difícil es que un dia pretenda cualquiera
haber encontrado alguna máquina para sacar la sohtarta,
solicitando privilegio para explotar posaderas, y libertarlas
de los anélidos que las cerroen. Tampoco, al paso que an-
damos, faltará un hombre sesudo y de buen humor, que en
NO TODO ES CHANZA. 8t5
el Cuerpo Legislativo ampare por antojo semejante desa-
tino. |
La semana pasada, y con todo el aparato de un conquis-
tador de...., se apareció la máquina paitbulare de limpiar
calles, por la de San Bernardo, la mas aseada de todas, sin
qué se acordase aquella horca triangular de la del Arco,
que ya es navegable, aunque con arrecifes al canto de per-
ros muertos, canastos y servicios desfundados. Ya que di-
cha máquina, cual mariposa, chupa y se nutre en todas di-
recciones revoloteando sin regla, de la calle de Mesones à
la de San Carlos, 6 del callejon de Betlemitas 4 la calle de
San Bernardo, ¿por qué no recorre de preferencia en su
caprichoso vuelo los tránsitos mas inmundos de la capital,
donde hay que pescar bagres y no mestiapiques, como en
la financiera calle de San Bernardo? ¿Busca acaso aplas-
sos inmerecidos donde no hay que sacar ni ajodotes? ; Por
qué no se dirije por ejemplo hâcia la calle de Cadena, cuya
atargea, en largos tres años se ha visto descubierta, y que
en tiempo de aguas, por su abundante vegetacion se ase-
meja casi á un verde potrero? ¿Por qué no se atiende á esa
mas que á la de San Bernardo? ¿Qué predilecciones son
estas?.... ¿En qué base descansan?.... ¿No es la misma
aquí que allá, 6 será por la razon de que :
« Tout le monde pue comme une charogne,
«N'y a que San Bernardo qu’a Podeur bonne?»
Todo el mundo apesta como carroña,
Solo de San Bernardo el olor es bueno.
Pero vesemos nuestras quejas y confesemos entre nos,
que el Congreso, ad conceder un privilegio para limpiar
calles, se mezcló verdaderamente y sin sentir, en un negocio
de résidus de cuisine (de residuos de cocina), enteramente
ajeno de des:-asuntos graves que lo puedenocupar. Ya pasaron
las tiempos en que se discutian en el Senado las preeminen-
616 1862
cias de la salsa, con que se habia de condimentar el pes-
cado reservado & la mesa de un emperador romano. Si en
bien de la ciudad, como lo creo, los representantes de la
nacion consintieron en tratar de este negocio, no faltaban
aqui ingenieros como los Sres. Garay, Gargollo, Bustillos,
Hidalga, Griffon y otros muchos, que hubiesen examinado
la máquina que iba á ser privilegiada, para dictaminar á
ciencia cierta sobre sus efectos. El legista, por lo comun,
no es de los mas versados en cosas de maquinaria, y un
error cometido expone sin querer la vida de muchos. Indis-
pensable es, y con toda detencion, formar juicio sobre
los resultados que promete, antes de que (y dando fianza)
se resuelva la Cámara á concederlo.
Afortunadamente hemos visto qne desde hace algunos
dias el Ayuntamiento de México, atendiendo á la grita uni-
versal, hace limpiar por los presos la calle de la Acequia,
y lo felicitamos sinceramente por esta muy prudente de-
terminacion.
EnNesro MASSON.
AMEN, AMEN DICO VOBIS, Brc.
La máquina de limpiar (es decir, de recorrer) calles,
es una tercera entidad perfectamente inútil, entre el Ayun-
tamiento y los presos que alzas las limpiaban. Al reempla-
zar un sistema por otro, preciso es que el segundo sea pre-
ferible al primero. ¿Quién no se acuerda, no diré con de-
licia, pero si con mucha razon, de esos colchones de inmun-
dicia negra, que revueltos con estiércol, y de media vara
de espesor, se formaban en todo lo largo de una calle cuan-
do esta se limpiaba ? Entónces, si, se le sacaba todo eljugo
al negocio; y no se estaba matando el sapo, como lo hace
la máquina rodadora. ¿Quién de nosotros creerá, y con fe,
AMEN, AMEN DICO VOBIS, ETC. 617
que por esta miseria de cajon cuadrilongo, de dos y media
á tres varas de largo, han de pasar, en un tiempo dado,
todas las digestiones de ciento ochenta mil asentaderas, en
les transvasant deux fois? Neguaguam (de ningun modo);
solo un milagro, y ya no los hay, pudiera conseguir que se
vaporizaran todas nuestras pestes, al simple contacto del
ambulante carro. No hay que pedirle peras al olmo; ¡ y no
serian malas las peras!
Por mas buena voluntad que se tenga á los discursos
del ingenio humano, ¿creerán ustedes que en dos dias
haya podido la máquina, limpiar de raíz las calles de San
Bernardo y Capuchinas, sobre cubierta la atargea?... No,
y mil veces no... la dicha máquina no es mas que un sale
papillon (una sucia mariposa), de alas poco diaprées, que
acaricia las calles, de que vive, sin raparlas como se debe.
Sucede algunas veces, que muchos se agrupan ¿ngenua-
mente para verla funcionar; y uno le dice al otro, con una
boca más abierta que la de un clarin : « oye tú, pues saca,
la maldita, y bastante; no me parece tan mala la curiosi-
dad; y al aproximarse demasiado el embobado, ahi tiene
usted que se guema (como se suele decir), y le cae en su
gtbus una cosa que ántes se escapó por los antípodas de
cualquier cabeza. « ¡Fucha de la chorrera! exclama el em-
barrado; y, más que de prisa, se escapa de ahí apestando
á zorrillo; dichoso, si el contratista atufado no prorrumpe
en un ¡cojan al ludron! que lo que se lleva es mio; es mi
pan de cada dia!!... ¿mo es este un compromiso?...
La última y sp ¿tuelle caricatura del Sr. Escalante, co-
mo lo son todas, inserta en la Orquesta del 5 de este,
aguza mi pluma; y no puedo ménos que acudir á reforzar
el pensamiento del gracioso dibujante. Ce feu roulant d'é-
pigrammes, lo aconseja la salud pública; y en materias de
higiene, no hay que usar de remilgos. En miopinion, tiempo
es de decirle á la máquina lo que Dios un dia al mar :
818 1862
usque húc venies, et non precedes amplis (llegarás hasta
ahí, y no irás mas lejos). De otra manera, la máquina, con
esforzar su vuelo, no hace nada, y lo poco, mal.
El tiempo pasa, y á México, dentro de un mes, se lo
llevarán el cólera-morbus, el tifo, la viruela negra, la ama
ralla, el matlazahualt y todas las pestes habidas y por ha-
ber. — Amen, amen dico vobis, y me repito su enfadoso
servidor, Q. SS. MM. B.
Eanesro Masson.
POR LO BLANDO ANDO.
« Amicus Plato, sed magis amica veritas.»
(Platon es wi amigo ; pero lo es mas la verdad.)
Siendo la salud del pueblo la primera ley; cuando esta
se halla en juego, no hay que tener en cuenta las simpatías
6 afecciones particulares que pueden oscurecer el juacio.
Cualquiera invencien, si es una mejera, debe pregonarse;
pero si la esperiencia comprueba que nodo es, ¿4 qué con-
duce encomiarla?...
Dice el Siglo XIX, del 7 de este mes, al hablar de la
limpia de la ciudad: « los aparatos del Sr. Adorno sen
«excelentes, y ofrecen la gran ventaja de no dejar el leds
« en las calles, como sucedia ántes »
La palabra excelentes, que quiere decir perfectos, acaba-
dos, completos, es aquí algo exagerada; y mucho le falta á
la máquina, para llegar al grado de perfeccion que yo le
deseo. En la parte alta, d bascule (de báscula), mucho se
parece à la del carro que se usa en el camino de hierro de
Tacubaya, para acarrear cascajo y realzar su piso: en
cuanto al encaje de las ruedas, som muy lentas y trabajo-
sas sus rotaciones, en la bajada y subida del carro receptor,
POR LO BLANDO ANDO. 619
Si es para extraer el agua de la atargea, antes de su limpia,
esto se hace en la calle de Cadena, con cubetas, en lugar
de servirse de la vis D’ Archimede : este modo, por cierto,
no es excelente.
Si el lodo, como ántes, no se deja en las calles, para que
macice ; tampoco, antes como hoy, se andaba sembrando
por ellas aquel material, en su conduccion hasta Cárlos1V,
á quien, con su nariz luenga, regiamente se le zahuma,
como al público que concurre al paseo. Por fortuna es
poco el lodo que llega á su destino, acopiado en unos car-
ros peor unidos que nuestros vecinos del Norte ; así es que
se les puede decir à las calles : « tú te lo traes, lú te lo
COMES. »
Segun el texto del Siylo, debemos aguardar sumisa-
mente, y armas al hombro, como cualquier potencia ex-
trangera, á que su excelencia la máquina, siga con lentitud
sus penosas evoluciones, hasta que nos vengan à diezmar 6
quintar, las pestes mil, que nos habrá proporcionado un in-
vento tan excelente, tan perfecto y tan acabado.
Siento tener una opinion enteramente contraria ; y le
aconsejaré siempre al Ayuntamiento digno que tenemos hoy,
que no descanse en efectuar la limpia por el sistema anti-
guo, como lo acaba de practicar, en tres ó cuatro dias, en
la inmunda calle del Coliseo Viejo,
Asienta el Szg/o: «que le parecen infundados los ataques
de la prensa. » Bien podrá ser; mas á mi entender, la
prensa, como todo cuerpo coligado, tiene su mayoría; y si
esta se pronuncia en contra del uso de tal cual máquina,
¿no será la opinion de uba sela pluma, más que fuese de
condor, la que pueda 6 pretenda embotar la punta de otras
de menor calibre ?
Soy pertinaz; y sin ser periodista, en cosas de interes
público, tengo por mote, el de la famosa ciudad de Beau-
vais, en Francia: palus ut hic firus, constans et firma
620 | 1862
manebo. » (Como un palo aqui fijado, constante y firme es-
taré.)
Muy consolado he quedado con la relacion que nos da el
Monitor en su número del 9 de este mes, de la sesion del
21 enero próximo pasado, que celebró el condigno Ayun-
tamiento de México. En este se acordó: « que los Sres,
« Garay, Diaz Covarrubias, D. Francisco, y el síndico 4 .”,
« decidiesen si es útil y á propósito el método que hoy usa
«el C. Adorno, y st será conveniente pedir la derogacion
« del contrato, y que el Ayuntamiento pueda libremente
« desahogar estos ramos como mejor le convenga. »
Por mi parte, no hay embarazo; y me repito su empa-
choso servidor Q. SS. MM. B.
ErnesTO MASSON.
AU JEUNE HENRI
POUR LE JOUR DE SA FÊTE.
IMPROMPTU.
Vous avez un air de tristesse
Bien peu commun à vos vingt ans ;
Je le crois fort, votre jeunesse
Pratique un peu trop les romans.
En tout ayez de la mesure ;
On doit aimer à bon escient :
N'exposez pas à la césure
Un objet trop impatient.
Modérez cette ardeur extréme ;
Rien n'use autant que le plaisir ;
On devient jaune, on se fait bléme,
Il faut en prendre à son loisir.
Qu'il est mauvais d’être précoce !…
Craignez, par de fréquents transports,
De vous sécher jusqu’à l'écorce,
Et d'aller bientôt chez les morts.
E, M.
621
À LA ESTATUA DE CÁRLOS IV.
Por su seguridad personal, y por su propia dignidad,
le aconsejamos que, sin tardar, se vuelva á su antigua mo-
rada de la Universidad. Un apasionado por el arte, sin
duda, ya le quitó al poderoso troton un rizo final de su
poblada cola : otro enemigo de la esclavitud (tan solo por
darle libertad al noble animal) se está llevando por trozos
la reja de hierro que le retiene preso; y con el tiempo no
nos quedará de este monumento más que el puro pedestal,
como va sucediendo con el faro sin luz, de gaseosa memo-
ria de la plaza de Armas.
Tampoco deja de hacer contraste con la magestad sobe-
rana, el muladar que con la diestra señala un rey atufado,
que parece el bastonero de los innumerables zopilotes que
allí danzan incansables.
. No se puede negar igualmente, que la entrada á un pa-
seo público, no sea un lugar muy ad hoc para el derrame
de las inmundicias de la ciudad. Las moscas que allí se
crian á millares, invaden todos los carruajes que concurren
à Bucareli, y súcias como son, se apropian sans façon, el
envidiado privilegio de ir á reposar, si se les antoja, en los
labios del mas húmedo coral.
Pardeando la tarde, el ave silenciosa de la muerte toma
su pesado vuelo hácia los elevados fresnos de la Alameda,
donde va á pernoctar, formando en su pié, unos bancos de
guano, que nos codiciara la misma patria del Sr. Corpan-
cho, y que recomendamos á las narices aguzadas de los
especuladores que giran en esta materia.
Dichas nuestras quejas se dirigen al Ayuntamiento que,
con su acostumbrado celo, las atenderá sin tardanza, no lo
dudamos.
Un defensor del arte y de la buena policía. »
622 1862
Monitor del 10 de Agosto de 1862.
LA ESTATUA DE CÁRLOS JV.
El señor Regidor comisionado de paseos, cuyo celo y
dedicacion hemos tenido el gusto de hacer notar mas de una
vez, nos ha remitido la siguiente carta que insertamos gus-
tosos, aplaudiendo que no sea cierto lo que se dijo en el
párrafo A la estdtua de Cárlos IV, que nos fué remitido
tambien :
« Señor redactor del Monitor Republicano. — Casa de
usted, agosto 9 de 1862. — Muy señor mio : Como regi-
dor encargado del ramo de paseos, tan luego como lef en
su diario de usted de 8 del corriente, el párrafo encabezado
A la estátua de Carlos I V, fui personalmente Á ver si era
cierto que le habian quitado un rizo de la cola, y me he
persuadido de que no hay tal cosa. Lo que sí es verdad,
que se llevaron una parte de la reja que está al pié de la
estátua, y que no ha acabado de reponerse por ser nece-
saria una pieza de fierro colado, que se ha mandado ya
construir.
Sirvase usted dar lugar en su acreditado periódico á es-
tas lineas, y mandar cuanto guste 4 su afectísimo servidor
que atento B. S, M. — Valente Mejia. »
Con indecible satisfaccion hemos leido el remitido que el
empeñoso Sr. regidor Mejía insertó en el Monitor del 10
del presente; y nos alegramos infinito de que no sea cierto
que el corcel, muy padre, del régio ginete, haya tambien
encontrado un dia & su Cabrion, que imprudente le pidiera
une méche de ses crins. Esta profanacion, à nuestro enten-
LA ESTATUA DE CARLOS IV. 623
der, nunca la hubiera justificado un esceso de cariño hacia
un Pipelet de nuevo género, aunque nada calvo.
Sin duda nos engañó la vista, cuando al venir de San
Fernando nos pareció que la profusa eola del caballo de
Cárlos, habia minorado por el lado que mira con direccion
al noroeste. La única vez será, en nuestra vida, que haya-
mos celebrado avoir fait fausse queue. Por lo que es de la
reja, cuya primera fraccion se apropió cualquier nicterino
bribop, es muy prudente haberla mandado reemplazar por
uno de los muchos Vulcanos que tenemos aquí, para evitar
asaltos Ó reconocimientos de consecuencias irreparables,
En este cuidadoso celo reconocemos al Sr, Mejía, quien
como su apreciado padre, que fué nuestro fntimo amigo,
se desvela en adornar la Alameda y en cumplir, como na-
die, con la comision de paseos que el Ayuntamiento de
México le confiara.
No nos resta mas que suplicarle & este afanoso capitular,
no permita, en lo futuro, que la entrada al primer paseo
de la capital se vaya afeando, trasformándose en un osarto
de todas las oficinas culinarias de México, que entre perros
y zopilotes se revuelve cien veces al dia, ocasionando riñas
estrañas entre unos nudicoleos y digitigrados, que por ra-
zones de oficio debian apreciarse mútuamente. — Un de-
fensor del arte y de la buena polcta.
EL MULADAR DEL PASEO NUEVO.
Sigue prolongándose, sirviéndole de norte la nariz de
Carlos IV, bajo la inteligente direccion de todo un conserge
que allí mismo reside; y 4 este nauseabundo E! Dorado se
lanzan presurosos, perros, zopilotes y traperos. Las mate-
rias abimales que abundan en este petatal, se las disputan
feroces los dos primeros interesados : y no rara vez, se
624 1862
ven dos de ellos, arrebatarse con ira una misma tira intes-
tinal de alguna longitud. Estos violentos debates que usur-
pan el lugar de une entente cordiale, no son mas que un
apólogo vivo de lo que nos pasa : en Lóndres tambien ha-
brán celebrado quizá alguna convencion, todos aquellos
bipedos, volátiles, y cuadrúpedos; mas por lo que vemos,
¡qué mal se esplican desde los preliminares de su triple
alianza !
Fuera de chanza; ya que la decencia nos lo aconseja,
debemos poner un dique á esta invasion de inmundicias, en
un paseo expresamente formado para el recreo de los que
allí acuden á solazarse. Usando de cierta prosopopeya, ex-
clamaremos con Rousseau : « ; O4 Bucareli! ¡qué hubiera
« pensado vuestra grande alma, si por desgracia vuestra,
« llamado de nuevo à la vida, viéseis à este paseo vuestro
« trasformado en el mas asqueroso muladar, etc., etc.!...
« ¡Vo queremos saber lo que hubiéseis dicho... no....ya
« nos lo figuramos... que eramos unos... puercos! » Estas
suciedades fenomenales ofenden atrozmente á la vista; ¿y
esta no es una propiedad individual como cualesquiera otra
que no se puede atacar? ¿Pregúntenselo 4 nuestro biena-
mado artículo 27 de la Constitucion que nos rige ?
Agréguese á esto, que tambien este muladar, muy á
menudo, suele volverse l'empire de Cythère, para los in—
numerables canes, desde el semi-chihuahueño, hasta el fiero
bull-dog qui folátrent en aquel lugar; y nada de moral
tiene, el que 4 nuestra vista, se efectúen estos crozsements
de razas algo disimbolas.
Tomadas en consideracion estas razones de ley, suplica-
mos al digno Ayuntamiento de esta capital se sirva aten-
der á nuestra súplica, por ser de justicia. — Juramos lo
necesario.
'Un amante de la buena policía.
625
EL Monrror del 24 de agosto.
EL PASEO NUEVO.
Damos lugar á un remitido relativo al Paseo Nuevo, por-
que en tratándose de intereses generales y del bien del pú-
blico, tenemos siempre nuestras columnas abiertas; pero
esto no nos quita la libertad de hacer rectificaciones cuando
lo creemos conveniente.
Los terrenos que están al O. del Paseo Nuevo son su-
mamente bajos, y por lo mismo están expuestos á una
inundacion constante que los convierte en verdaderos pan-
tanos; lo cual es muy insalubre para la poblacion. Esta
circunstancia ha sido la causa de que de ese lado no se
construya.
Para cegar esos pantanos, con lo cual se hace un seña-
lado servicio á la poblacion, y para levantar el terreno á
fin de que se pueda construir, es preciso, pues, proceder
del modo que se está haciendo y como se acostumbra en
todas partes, pues no seria posible, ni aun á costa de inmen-
sos gastos, levantar en un corto tiempo el terreno y escojer
para ello material agradable á la vista.
Nos constan los esfuerzos que se han hecho para llevar
á cabo esa mejora, y creemos que en vista de los resulta-
dos futuros, bien pueden cerrarse los ojos por un momento.
Cuando de ese lado del Paseo véamos una hilera de jardi-
nes y de preciosísimas casas, no hay duda que se perdonará
todo lo hecho. Pues no pongamos ahora traba á la reali-
zacion de esas obras.
hon o
026 1862
MULADAR DEL PASEO NUEVO.
Al leer el lúnes el artículo que insertamos el domingo
sobre el muladar del Paseo, vimos que los estimables edi-
tores del Monitor, en prueba de imparcialidad, hacian en
seguida algunas observaciones que contestarémos con otras;
y nos alegraremos, si de ellas juntas, puede resultar un dia el
bien público, hácia el cual todos aspiramos francamente.
Convenimos en que efectivamente no son muy altos los
terrenos del Paseo Nuevo, tanto los del Oeste, como los del
Este, donde se ve enterrada la ciudadela que repetidos sus-
tos nos ha dado. Con todo, si dichos terrenos se hallan
hoy, en la estacion pluvial, invadidos por las aguas, esto
lo debemos al completo ensolve de las acequias, que ya no
tienen como ántes su libre curso hácia el puente de Alvara-
do. Añádase á esto, que muchas de ellas se han cegado com-
pletamente, como la que antes existia delante de las casas
recientemente construidas en línea con la Acordada. Este
desarreglo general ha sidó causa de que se elevaran tanto
las aguas en el Paseo, cuando los aguaceros fuertes, hasta
el grado de bañar casi el pedestal de la estátua de Car-
los IV. Antes, tambien, los potreros de Romita que se ex-
tendian hasta muy cerca de Chapultepec, recibian el esceso
de las aguas llovedizas, como vasos naturales que eran de
ellas; y esta especie de laguna era navegable para canoas
pequeñas, hasta el principio del acueducto de las aguas
gordas. No hablaremos de las repentinas avenidas del rio
de los Morales, que en las tempestades de agosto, superan
hoy los bordes de su cauce, y pasando por encima del ca-
mino de la Verónica y del acueducto bajo, se precipitan en
todas las zanjas de la Teja, para venir á resultar en la Co-
lonia de los Arquitectos, y hasta la casa recien fabricada
por el Sr. Palacios, 4 30 pasos de la arquería de Chapul-
MULADAR DKL PASEO NUEVO. 697
tepec. Cuarenta años Hevamos de vivir en México, y por
naturaleza somos observadores: si alguno nos quiere acom-
pañar, le convenceremos de que es ciertolo que asentamos,
aunque no formemos parte de la sociedad de estadística.
Por esto creemos que si se atiende á la limpia de las
acequias; si se da à las aguas pluviales un lugar mas ex-
tenso donde se esplayen ; si se evita que, en lo futuro, se
desborde el rio de los Morales; no habrá necesidad de real.
zar los terrenos del Paseo Nueyo, con el residuo de las
cocinas, y mucho ménos con las inmundicias que trajeron
los carros de la máquina Adorno, cuando se limpió el ca-
llejon de Betlemitas.
Una vez mas expedito el desagüe de las acequias, y cor-
regidos los demas defectos que anotamos, se podrán dividir
con zanjas los terrenos del Paseo, en cuadrilongos que se
encontrarán naturalmente realzados con la tierra extraida
de los fosos profundizados; y todas estas fracciones consi-
derables de tierra podrán unirse entre sí con puentes chi-
nescos, que no carecerán de elegancia.
Efectuada aquella mejora que, para realzar terrenos,
presenta un carácter mas higiénico y decente que la fun-
dacion de un muladar en un paseo ya formado ; se podria
construir, como dicen los señores editores del Monitor,
una hilera de jardines y de preciosisunas casas que hermo-
searian el Paseo. Para llegar á disfrutar de lu hermosura
que en lontananza se nos promete, era preciso que el
Ayuntamiento de México, no permitiese fabricar en el Paseo
Nuevo, más que bajo un plano designado por el señor Re-
gidor director de obras. Se podria, por ejemplo, tomar por
modelo la casa del Sr. Kamper, donde reside el Sr.
cónsul de Bremen (con un parterre delante, un algo
mas grande). Entónces si, convendriamos en que este
lugar de recreo habria aventajado mucho; pero nadie,
por mas que nos digan, nos persuadirá que la fábrica
628 1862
de gas, cuyos perfumes hemos aspirado, sea cosa muy
bien situada en un paseo público : tampoco nos dirán que
es muy pintoresco el café de madera, al caer, y ya jubi-
lado, que se acarreó allí desde la Alameda ; apenas si pa-
samos por la construccion grotesca del establecimiento de
fuentes foráminas, etc., etc.
Pero en nada nos conformaremos con lo que asientan
como rectificacion á nuestro remitido, nuestros amigos del
Monitor : « que cerremos los ojos,» (y las narices tam-
bien) por un momento, (ya llevamos tres años de mula:
dar), para ver despues una hilera de jardines y de precro-
sísimas casas, que servirán de compensacion , sin duda, à
una hermosisima porquerla,
Por lo tanto, insistimos en que cese el acarreo de in-
mundicias al Paseo. Si son de distinto parecer, buen pro-
vecho les haga : pueden, si les parece bien, realzar el patio
de sus mismas casas con basuras, para ponerse al nivel de
la calle; costará ménos, aunque el material sea ménos agra-
dable á la vista : mejor es callar que meneallo.
Un amante de la buena policía.
LOS INVALIDOS.
Reclaman el convento de San Diego en Tacubaya, que
segun anuncios, debe rematarse al mejor postor el 20 del
presente; y será suyo sin duda, si como puja y moneda
corriente del cuño de todas partes, se admiten los miem-
bros lacerados con que los valientes acostumbran blanquear
el suelo de la libertad.
Para la reposicion de este edificio y sostén de los héroes
que lo habiten, auméntesele un real á cada hoja de papel
sellado, desde el de á dos reales; y breve rivalizará este
verdadero monumento de las glorias nacionales, con el que
EMPEDRADO. 629
hace dos siglos levantara en Francia el déspota mas os-
tentoso.
¿Qué nos importa que giman y pujen con la mayor
parte de este recargo tantos litigantes atrabiliarios y funes-
tos, que aun con la pluma no saben combatir más que con
armas estrañas, molestando al género humano?... Pague
Thémis las glorias de Marte... ¡así sea!,..
EMPEDRADO DE ALGUNAS CALLES.
« Vous étes bien réveur! qu'est-ce que vous avez?
« J'ai qu'il me sort des sots de dessous les pavés.»
(La CHaussÉe.)
Muy pensativo anda usted! ¿Y qué
diantres tiene usted?
Lo que tengo... que mesalen ton- '
tos de debajo del pavé (empedrado.)
Bien puede uno, y sin esa cuita, andar por las calles de
Cadena, Tercer Orden de San Agustin y San Felipe Neri,
porque, desde años no hay cuidado de que, de debajo de
su empedrado, le surja. al transeunte algun tonto que le
incomode. Estas calles (¡ oh dolor!) se encuentran hoy en
el propio estado que las de Paris en 1184, época en que
Felipe Augusto las mandó empedrar. Habrá la friolera de
seis años, que la calle de San Felipe Neri se halla desnuda
de empedrado : no hablaré de la de Cadena : su calvicie
se pierde en la noche de los tiempos.
Dichas calles, en compensacion, ofrecen otra ventaja : y
es la de que, no estando empedradas, nadie en ellas se
puede disputar sobre le haut du pavé. Varias veces he pre-
guntado 4 los comerciantes alemanes de la calle de Cadena,
porqué no hacian algunas gestiones para con el Ayunta-
miento, con el fin de que cesara para ellos, como para todo
el mundo, esta cruda alternativa, ya de lodo, ya de polvo,
que en todas estaciones imposibilita el tránsito y las tran-
636 1862
sacciones mereantiles. Ingénuamente me han contestado,
que ignoraban si le tocaba al Sr. Adorno 6 & la Municipa-
lidad, proceder & su empedrado.
Esta duda me recuerda una anécdota, asaz graciosa,
que tuvo lugar, no sé en qué pueblo de Francia, ni cuándo:
nos la cuenta Helvétius. Verán ustedes, como en estos
tiempos de supina ignerancia, las cuestiones sobre empe-
drados se resolvian bien ó mal; pero mucho mas á prisa
que en nuestro siglo XIX, que es un portento de ilustra-
cion.
« Hubo un tiempo (dice Helvétius) en que la ignorancia
«era tal, aún entre los que debian ser los mas ilustrados,
«que un cura, teniendo un pleito con sus parroquianos,
« por saber de cuenta de quién seria empedrada la iglesia;
« al cura (en el momento en que el juez se disponia à con-
«denario), le ocurrió citar este pasaje de Jeremías : pa-
« veani tr, et ego non paseam. » Eljuez, no sabiendo que
contestar 4 la citacion, mandó que la iglesia fuese empe-
drada à espensas de los parroquianos. Comprendió, sin
duda, el barbarote, que este arranque latino queria decir :
«qu'eux la pavent, mot je ne la paverai pas. »
Así es que los vecinos de la calle de Cadena, en caso de
- disputa entre el Sr. Adorno y el Ayuntamiento, sin aguar-
dar el fallo de un juez, que no entienda latin, deben, de liso
en llano, sentenciarse á empedrar la calle, como no hace
mucho lo habia mandado por bando el ciudadano gober-
nador Juan José Baz, quien, sabiendo bien el latin, no dejó
de opinar como nuestro juez ya citado: con todo, no era
muy propio que el Ayuntamiento 6 el Sr. Adorno, excla-
mara con el mencionado cura: paveant (rermani, et ego nen
paveam! Los Sres. Alemanes comprenden el latin, y no tte-
nen miedo (non paveant.)
ErnesTo Masson.
631
DEMOLICION DE SANTA CLARA.
« Pardon, messieurs, mais ja ne puis ré-
sister à l’indignation qui me saisit quelque-
fois contre ces démolisseurs intrépides et
ces architectes enfants, qui soufflent froide-
ment la poussière autour d'eux, et crayon-
pent à la hâte un nouveau plan sur des
débris.»
( MIRABEAU.)
Sin ser un Mirabeau, puedo repetir con él, lo que voceó
en la tribuna, cuando en Francia, como aquí, se metieron
à demoler sin ton y sin son, los edificios que por su ro-
bustez habran desaffado el curso destructor de los tiempos,
Le ha tocado hoy at convento de Santa Clara, verse
transformado desde sus cimientos, en una morada mas úti?
y ménos ascética que äntes; pero no me parece justo ni
prudente, que para utilizar los recintos que forman el guar-
dapolvo de su base, nos expongan el dia ménos pensado, á
recibir una villa de todo un lienzo de pared. |
El tráfago habitual que se observa er la calle de Santa
Clara, y los movimientos de trepidacion que hacen experi-
mentar 4 su suelo, á todas horas, los pesados y retardados
carros de ta harina, bien pueden cualquier dia, ocasionar
un éboulement, que á nadie le convendrá soportar ; y sobre
seguro, nos lo prometen todas estas especies de nichos que,
en forma de puerta de accesorias, se han taladrado, sans
façon, en un muro, que solo por su espesor ha podido re-
sistir á los furiosos embates de unos atolondrados y crimi-
nales barreteros.
A mi parecer, y al de todo el mumdo, estas construccio-
nes. ó destrucciones, deben ser vigiladas. por el arquitecto
de la ciudad ó director de obras, y de lo contrario, temo
mucho, como fiel vecino que soy de la incomparable villa
632 1862
de Tacubaya, perecer, sin confeston previa, en uno de los
wagones del ferrocarril, que como sombras chinescas, se
deslizan suavemente y sin escándalo. Al venir todos em-
baulados, dos veces al dia, tenemos cierto aire de progreso;
y muy malo será que perezcamos víctimas de la reforma,
que es, sin duda, otro progreso.
¿Y qué razones hay para que un progreso aplaste á
otro?... Entónces se harian tablas, como dicen los albu-
reros.
Nunca les aconsejaré de efectuar aquí las demoliciones,
al estilo de Francia en 94 : no todos los ejemplos se deben
de seguir. Cuando à Lyon se le condenó à ser destruido,
por mocho; ¿cómo á esta obra procedió el amable Cou-
thon?... Se lo diré : aquel amigo era paralítico : entónces
se le llevo en hombros á la plaza de Bellecour, de mucho
renombre por sus edificios suntuosos; y alli nuestro cul-de-
jatte (dispénsenme la mala palabra) dió una vuelta com-
pleta por el sguare, con un gracioso martillito de plata en
la mano : tocas las casas que tocó con él, fueron senten-
ciadas á la destruccion ; y sobre ellas se precipitó una nube
de albañiles, quienes, cayere quien cayere, las arrasaron
en momentos. .¡ Calma, pues, señores! ¡Calma!... Imiten à
los italianos : pan piano si va ben ralto (yendo paso à
paso, camina uno mucho tiempo); no tenemos en México
(creo que por fortuna) 4 ningun Couthon, y se debe tra-
bajar con mas pausa y reposo.
No soy yo de los hombres fuertes que nos pinta Ho-
racio :
Gosse et fractus illabatur orbis,
«a Impavidum ferient ruinæ.»
(El mundo se haria pedazos,
Que su choque no le asustaria.)
Yo, por mi parte, con solo la caida de una casa me por-
go erizo,
ERNESTO MASSON.
1865
638
Capitainerie générale des chasseurs a México.
RAPPORT
DU CAPITAINE DES CHASSEURS A SON CONSEIL, ET DÉCISION
QUI EN À ÉTÉ LE RÉSULTAT IMMÉDIAT.
Messieurs,
D'après le récit qui m'a été fait le 20 janvier courant de
cette année par les chasseurs intrépides que j'ai l’hoeneur
de commander, j'ai su, non sans plaisir, qu’un nouvel aspi-
rant aux gloires cynégétiques, portant nom de Félix Prouillo,
s était adjoint, le {8 dudit mois, à sept de nos plus vaillants
frères en saint Hubert à México, dans le prudent dessein
de fatre avec eux ses premières armes.
Ce bec-jaune, plus heureux que bien d’autres, ou d'une
adresse et d'un bonheur innés qui n'ont pas beaucoup
d'exemples, mais que son nom de baptéme semblait lui
promettre, a vu rouler sous ses coups, non pas un, mais
deux superbes lievres, dans les alentours de Totolcingo,
endroit où nos braves rivaux de Robin-des-Bois avaient
assis leur camp.
Une dextérité si peu consmune fut, à juste titre, célébrée
par les vívaís unanimes des nobles vétérans auxquels s'était
uni le prétendant Prouillo. Celui-ci, presque confus des
éloges qui lui étaient dûment prodigués, canfessa, avec une
franchise qui l'honore, que les lièvres qu'il venait d'oceire
étaient ses premières victimes.
Cet aveu spontané, parti du cœur, et que tout néophyte
ne peuá s'empêcher de proclamer dans l’accès d’une joie
qui le pénètre, dut naturellement éveiller la vigilance des
compagnons de Prouillo, dont ce dernier venait de s’impro-
636 1863
viser le frére, et leur rappeler incontinent les obligations
qu'avaitá remplir un apprenti-chasseur d'aussi belles espé-
rances. |
Prouillo, dès ce jour, ne méritant plus les noms si mal
sonnants de culot, machicot ou machicaut et de bec-jaune,
que nous avons tous portés, fut, à l'unanimité, condamné
à payer le déjeuner, ou bec-jaune (1) d'ordonnance, qui
efface chez le chasseur qui débute, comme chez l'oiseau
qui ne fait que d'abandonner son nid, le jaune qui, parmi
les passereaux, s'aperçoit encore à la base de leur bec. De
là vient l’étymologie de bec-¿aune appliquée au chasseur
qui n’a pas encore fait ses preuves,
Prouillo, sans expérience, et d'une ignorance parfaite,
relativement aux statuts ¿2mmuables qui régissent la nom-
breuse confrérie du grand saint Hubert, parut surpris d’un
semblable arrêt, auquel 1l était par trop loin de s’attendre;
et, pour calmer ses ennuis, on lui promit d'en référer à notre
décision, qui n'admet point d'appel.
C’est dans ce but, messieurs, que je me suis empressé
de réunir mon conseil; car il serait inusité, et d’un bien
funeste exemple pour l'avenir, de voir enfreindre (dans un
moment de faiblesse ou de condescendance) un des plus
anciens usages que nous apprend à respecter la constitu-
tion qui nous gouverne.
Je compte, à n'en pas douter, sur votre haute intelli-
gence et sur le tact exquis qui vous ont toujours distingués,
dans une carrière de plus de quarante ans, que vous avez
parcourue à mes côtés, pour ne pas laisser porter la moindre
atteinte aux us et coutumes que nous avons hérités de nos
glorieux et vénérés patrons saint Hubert et le roi Modus.
Pardon, messieurs, mais j'apercois déjà sur vos háves
figures l'horreur que vous auriez de voir ternir parmi nous le
(4) Plusicurs personnes écrivent tout simplement Béjaune : c'est mal ; cette
orthographe peut faire oublier la tradition.
RAPPORT DU CAPITAINE DE CHASSEURS. 637 '
culte que, comme moi, vous professez aux lois de chasse
que nous léguèrent nos ancêtres : le principe, je le vois avec
orgueil, ne périra jamais entre nos mains.
Nous condamnerons donc, d'un parfait et commun ac-
cord, l’aspirant chasseur Félix Prouillo à payer son bec-
jaune (nom dont il sera à jamais dépouillé), lui donnant,
après, une libre entrée dans la très-noble Confrérie de saint
Hubert, à laquelle semblaient le destiner les premiers
exploits qu'il était près d'accomplir.
Sa dette une fois soldée, nous donnerons au récipiendaire
Prouillo, copie du présent rapport, et le diplóme de chas-
seur auquel, par son adresse, il a des droits incontestables.
Par arrêt rendu en la haute salle de nos séances, à
México, ce 24 janvier 1863,
ERNEST MAssoN, capitaine,
Domino PAUL, primer tentente,
G. NÉVRAUMONT, segundo teniente,
ANTONIO MADARIAGA, Secrelario,
Tomas CATAÑO, asesor.
638 1863
LA ESTÁTUA DE CÁRLOS 1V.
« Il est des monuments au-dessus du ravtage,
« Et l’on admire encor les débris de Carthage.»
(Existen monumentos que desafian el estrago,
Y se admiran aun hoy, las ruinas de Cartago.)
En materia de ruinas, hoy, en México como en Cartago,
no nos falta que admirar : solo que aquí, poco le dejamos
que hacer al tiempo, sino que al contrario, le ayudamos
con un celo sorprendente.
De esta destruccion que interesa y conmueve, cuando es
obra de los siglos, quisiera que se salvase la sin par está-
tua de Cárlos IV; y serán, sin duda, de igual parecer los
señores arquitectos, cuyos nombres centellean en el nuevo
Ayuntamiento que se acaba de formar. Con más, ya sabe-
mos que á esta autoridad popular, por sus propios estatu-
tos, le está encomendada la conservacion de los monu-
mentos.
Cuando en el Monitor del 8 de agosto del difunto año,
hice notar que por trozos se estaban llevando la reja que
circunda à Carolus, à quien, tan bien 6 mejor que á Ovi-
dio, le asentara el apellido de /Vaso : un señor regidor se
apresuró á contestar en el Mon:tor del 10 del mismo mes,
lo siguiente : lo que si es verdad, que se llevaron una parte
de la reja que está al pié de la estátua, y que no ha acabado
de reponerse, por ser necesaria una pieza de fierro colado,
que se ha mandado construtr.
Mucho me consolé con esta promesa, siendo este impo-
nente monumento muy digno de que se le prodiguen todas
las garantías de seguridad que se merece, por ser la obra
maestra de un insigne artista. Con todo, transcurridos van
LA ESTATUA DE CARLOS IV. 639
ya cinco meses, y la salvadora reja no se repone. Se lo re-
cordaré al señor regidor, á quien, por las ocupaciones con
que cumple en persona (como á todos ros consta), puede
habérsele borrado lo que un dia escribiera. Nada de estraño
tendria para mi esta falta de memoria, ya que la misma
historia nos enseña, que un tal Corvinus Messala en Italia,
Jorge Trébisonde en Grecia, y el padre Thomassin en Fran-
cia, no tan solo se olvidaron de lo que habian escrito, sino
tambien de que jamas hubiesen escrito.
Si de nuevo me tomo la libertad de llamar la atencion
del Sr. Regidor, hácia el nunca bien ponderado Carlos IV,
es con el único fin de que esta hermosa estátua no venga,
con el tiempo, à correr la misma infeliz suerte que el faro
del Sr. Napheggy,.de la plaza de Armas, que aunque situa-
do al frente de dos palacios, no por esto se ha escapado
de verse despojado paulatinamente, de todos sus floro-
nes, de las águilas que lo flanqueaban, de la puerta de la
reja, etc., etc., etc. Siguiendo la progresion, es muy lógico
suponer que en una noche oscura, cualquier notabilidad en
esto de asaltar un monte Parnaso, se encaramará con piés
y manos á la columna del medio, como à un palo ensebado,
para desnudarla de las pléyadas de sucios faroles, con que
termina tan tenebroso fanal.
Pero ya que se dispone el señor regidor á reemplazar la
reja hurtada, desearia tambien que à la vez se mandáran
construir de nuevo, en los talleres del hábil marmolista
Tangassi, otras dos planchas de mármol, iguales á las que
cuando se colocó la estátua en su pedestal, se veian en los
costados que miran hácia el Oriente y el Poniente, y que
desaparecieron à los pocos meses 6 dias de instalado el rmo-
numento. Allí, desde luego, pudiera grabarse cualquier
inscripcion, por el tenor de la siguiente :
640 1863
CAROLO QUARTO.
HISPANIARUM REX. VIR FORTISSIMUS. SPONSUS. PATER.
| AMICUS QUE PAULO FORTUNATUS.
A Cärlos IV. ;
Rey de las Españas, (antiguo estilo), hombre
muy fuerte, esposo, padre y amigo
poco afortunado.
Mas, dejando á Carlos IV desafiar, con su temperamento
de bronce, los rigores del tiempo, nunca dejaré de inter-
ceder para que cese cuanto ántes el amontonamiento de in-
mundicias que á su derecha hace un tan penoso contraste
con el marcial ginete. Si todos fuésemos como él, dé metal
tan duro, poco tendriamos que sufrir de los inconvenientes
que presenta en un paseo público muy concurrido, aquella
especie de vorrie, que se halla poblada de perros frisones,
que de noche se tornan en fieras; de inmundos y tristes
zopilotes con su traje clerical, y de andrajosos chz/fonnzers,
que si pernoctan allí, no será sin duda pour y épter le lever
de Paurore; pero sí la llegada matutina de los carros de la
limpia, que encubren para ellos en sus flancos, un 6pimo
botin. |
Es preciso convenir en que, si todos los terrenos del Pa-
seo Nuevo se han de seguir realzando con las suciedades
de México, muy prudente será que nos manden á pasear á
otra parte, miéntras se extiende aquella pestilente mejora;
porque muladar habemus por muchos años.
Estraño y bien asqueroso sistema es este, de querer
precaver de inundaciones las tierras de un paseo entregado
al público, con colchones de basuras, que las pongan à
mayor altura que el camino de los coches. Para conseguir
este objeto, me parece mas natural como ántes, atender (y
esto ántes de las aguas), 4 la limpia en regla de las zanjas
LA ESTÁTUA DE CÁRLOS 1V. ch
longitudinales del Paseo, á la que se llama del Salto de
Alvarado, para que de allí sigan su curso libre las aguas
Hovedizas hácia la zanja cuadrada, y no se esplayen en el
mismo paseo, hasta bañar los coturnos del mismo Cár-
los IV, rechazadas por los cerros de basura.
Si no se adopta esta medida, veremos todavía, como el
año pasado, el piso de la plaza de toros volverse navega-
ble, 6 se repetirán desgracias como la del señor Lic. Ca-
marillo, que al bajar de los wagones de Tacubaya, en la
curva de Cárlos 1V, se ahogó en la zanja á espaldas de la
huerta de Tolsa, cual Pharaon en el mar Rojo,
No mejor suerte le está reservada á la colonia de los ar-
quitectos, que se trasformó varias veces en 62, y de la no-
che 4 la mañana, en un lago de alguna extension. El Adriá-
tico parecia aquello, con ciertos asomos de Venecia enci-
ma, 6 mas bien un refugio seguro para el Ibis y la ci-
güeña, échassiers tan venerados de los egipcios y de los
holandeses. -
Efectuada la limpia indispensable de las acequias'indica-
das, y principalmente la de la zanja cuadrada que de dia
en dia se va obstruyendo, no se notará (más que ántes) el
crecimiento de las aguas en tiempo de lluvia. Si entónces,
á pesar de esto, se tratara de elevar más todavía los terrenos
del paseo, ¿porqué no se habian de dividir éstos en varios
islotes largos? Aquellos fácilmente se podrian realzar con
las propias tierras extraidas de los fosos que se profundi-
zarian al derredor, con el estiércol de la ciudad, y aun si
se quiere, con los lodos que se sacan de las atargeas (no
por el procedimiento Adorno) y que ya vienen revueltos
con la paja y las deyecciones de las caballerizas.
Entónces sf, como dijo el Monitor hace meses, se acom-
pañará el Paseo con hileras de jardines y de preciosisimas
casas, sin necesidad de tener, muchos años ántes, el olfato
y la vista ofuscados por el aspecto repugnante de un mu-
4
842 4863
ladar prolongado, criadero de millares de moscas y de no
muy gratos perfumes.
Creo que el público, en todo lo que he dicho, estará de
acuerdo conmigo : ans? sort-1l.
Un amante del arte y de la buena policia.
EL MULADAR BUCARELI.
» La presse, parmi nous, n'est pas une puissance,
« Prétendre élre écuuté?... C'est de Pextravagance.»
(La prensa entre nosotros no es, por cierto, un poder:
¿El ser escuchado?... ¡Qué absurdo es pretender!)
Ya lo vemos, es inútil acudir á la prensa para destruir
un abuso que cada uno reprueba. Como cuerpo que cae, y
cuya veloeidad se multiplica por el cuadrado de das distan-
ctas, el desman de que uno se queja parece tambien adqui-
rir una fuerza mayor, al siguiente dia de publicado un
remitido que con justicia lo zahiere.
El 29 del pasado atacamos por la prensa, y por la quinta
vez, una grave falta de policía (véanse los números del
Monitor del 8, 14, 24 y 27 de agosto del finado año); y
desde esa fecha hemos notado que los carros de la basura,
con mayor ahinco que ántes, se agolpan mas abundantes
en el estrecho puente que facilita la entrada à estos nuevos
Campos Eliseos de los perros.
Agradecidos á esta superabundancia de materias, los
bienaventurados que allí han jurado domicilio, les salen
presurosos al encuentro à los providentes carros; y es
cuando se ven estos asaltados por una jauría de perros,
que llenos de ira se encabritan unos contra otros con ala-
ridos de bestias feroces,
Vulgarmente hablando, traperos, zopilotes y canes, se
hacen propiamente 00/a para asirse de lo que mas conviene,
EL MULADAR BUCARELI. 643
ó & su industria 6 à sus devoradores instintos; y ni el Pa-
rian en 28 ofreció jamas un cuadro mas animado. Las nu-
dicoleas aves à alazos se abren paso; los chifonniers, á su
vez, no quieren ceder un palmo de terreno, y es una ba-
raunda aquella, que es un reflejo bastante exacto de nues-
tras ansias por adquirir, en este siglo de deslumbradoras
luces.
Encarecidamente suplicamos al cumplido señor Regidor
de paseos, se sirva poner trabas à este acarreo de inmun-
dicias, que es una ofensa al comun olfato, á la vista, & los
vecinus del paseo y al decoro público. Imiten á los señores
D. Mariano Tolsa, Pane y Kamper, quienes para construir,
como lo están haciendo otros, nunca pensaron en alzar sus
terrenos con basuras. Conténtese la tierra ya indicada con
lo que tiene amontonado, y no aspire á un alza mayor
que todos repugnamos. No trayéndose ya mas material,
breve se disiparán al extenderse el que hay, los animales
que en él se nutren, y entrarán tambien en calma los pa-
‘seantes á quienes asfixian dichos bálsamos.
Si à pesar de nuestros ruegos no cesare este directo ata-
que à nuestras narices, no nos restará mas que imitar à
César, á quien sin duda tambien le olia mal su hijo, y ar-
roparnos la cabeza con nuestro paid, para que todo aquello
nos apeste ménos.
Embarrados nos sentimos con solo hablar de tanta in-
mundicia, y dejaremos por respeto público de campear en
estas basuras. Pero ustedes, señores periodistas, únansenos
para derribar un abuso asqueroso que no se puede tolerar.
Nonos es dado creer que elinteres público no les conmueva
como á nosotros; y que tan solo merezcan sus simpatías las
ilimitadas tartines, que como la carta de Pacheco, colman
sus periódicos y les sobra,
¡Cuidado, señores!... 6 tambien nos les iremos á fondo,
y les haremos sentir la punta aguzada de nuestra pluma
644 1863
Gilow, que á mas de uno, podrá darle de prime abord, una
noche toledana (1).
Unos amantes del arte y de la buena policía.
CRÓNICA DE MULADARES.
Muy honorificamente mencionados creyeron los traperos
(idioma español) que estaban las fuentes de su vida, 6 mu-
ladares, al ver estampado este nombre en las Ordenanzas
de Intendentes, en las del marqués de Jalces, en una que
otra real cédula y aun en los autos acordados de Beleña
con el modesto nombre de baurreros ; pero nunca los habi-
tantes de estos lugares hubieran soñado que cabe los clási-
cos souvenirs de Roma se les colocara, y que pelle melle se
escogiera, como ellos los hilachos, escenas de los tiempos
de Caton y del Municipio de 63, para clamar contra su
existencia frente à la sañuda efigie de Carlos IV; mas ¡ ok
tempora | |
La pluma de unos amantes de las artes y la buena poli-
cfa han arrojado sobre esas abonadas tierras un puñado de
papeles, à cuya caida el avariento ¿zopilotl ha estirado
- desdeñosamente una pata, ha bostezado, y ha continuado su
destructor oficio en compañia de los asnos, canes y ch2ffo-
niers, Más de cinco veces su ¿gualada posicion junto à la
majestad ecuestre, ha despertado el amor á la buena poli-
cla sin que nadie se haya cuidado de ella : y hoy que con
orgullo contemplan estos séres el aumento de su botin por
. el aumento de las carretas que llegan á sus reales, se le-
vanta de nuevo un ave exclamando en la soledad del ba-
surero : Mane, Thecel, Phares; pero no como en cierta
babilónica orgía, huyen del festin los concurrentes; al con-
(1) Alusion al fanfarron y poco parlamentario di:carso de Prim,
RIEGO OPORTUNO, 645
trario los ch:ffonters, los canes de aguzado hocico, ebúrneos
colmillos y esponjada cola, facsimiles de la loba que ama-
mantó á Rómulo y Remo, y los zopilotes, parodias grotes-
cas pero semejantes de las águilas romanas, en lugar de
exclamar como los gladiadores : Ave, César, moriturem
salutam, á la vista de un César de polainas, chaleco blanco,
casaca y plaid envolviendo su sombrero y cabeza, perma-
necen impasibles y en civilizada reunion, protestando
contra el interés que inspira su temporal estacion en ese lu-
gar. Parece que estos séres han visto entre la basura algun
fragmento de las Ordenanzas de tierras y aguas, 6 que al
pasar por cerca del teatro de sus placeres algun elegante
carruaje, han oido recitar todo un artículo de las leyes de
reforma, y han protestado emigrar hasta que la barreta del
propietario empiece à abrir los cirnientos de alguna capri-
chosa mansion.
PALO DE C1EGO. — Febrero 11, 1863.
RIEGO OPORTUNO.
Con gusto vimos ayer que por disposicion del Ayunta-
miento, la brigada Saligny emprendia con calor el riego
del paseo de Bucareli á eso de las seis de la tarde, con el
objeto, segun se nos anunció, de que en la noche no hu-
biera polvo.
Aplaudimos esta idea, que por lo ménos tiene el mérito
de la originalidad. |
646 1863
LA ESTÁTUA DE CÁRLOS IV.
« Grande gerunt pondus quipublica munia curant. »
(Grande es el peso que cargan los que desempefian
cargos públicos.)
(Mercenits.)
Esta advertencia hecha por Mercerius á los regidores de
Roma (que se llamaban ediles curules 6 plebis), no se la
dirigiremos al ciudadano regidor Valente Mejía, que sabe
apreciar la importancia de las comisiones que se le con-
fian. Él no se finge sordo á los reclamos de la prensa;
y estamos seguros de que, si no los atiende al momento,
es debido únicamente á la escasez de fondos de que puede
disponer, para los ramos que abraza.
El penúltimo artículo que publicamos el 29 de enero de
este año, en el Siglo XIX, sobre la estátuta de Carlos IV,
avivó sin duda el bien conocido celo del Sr. Mejía ; y doce
dias há, que lo hemos visto presidir en persona, á los tra-
bajos que han de hermosear un monumento que nos envidia
la Europa (1); y preservarlo de los destructores, aunque
lentos embates del tiempo. Ya se repuso la parte de la reja
que se habian apropiado unos malvados, que tan solo para
hurtar consienten en trabajar; y hemos notado tambien
que se está picando el lugar ocupado äntes por unas plan-
chas de mármol, sea para colocar otras nuevas, sea para
estucar el trecho de piedra que llenaban las primeras,
decorándolo con una inscripcion que todas buscan, al con-
templar este prodigio del arte.
Lo único que nos resta que desear, es que el ciudadano
(1) Esta sin par estátua fué fundida en el año de 1803, por el gran arqui-
tecto D, Manuel Tolsa; y era tan intenso el calor de los hornos, que al san”
grarlos, perdió todos sus dientes el artista, Pesa el monumento cerca de 408
quintales,
LA ESTATUA DE CARLOS IV. 647
Regidor de policiz, á su vez, ponga término al acárreo de
inmundicias, cuyo depósito al frente de Cárlos IV, hace tan:
feo contraste cón la obra maestra del celebérrimo Tolsa, y
transforma el paseo en un muladar, tanto mas asqueroso,
que al salir de la frondosa alameda, piensa uno, y cen ra-
zon, que prosiguiendo mas adelante, deben ofrecérsele otros
lugares de mayores embelesos todavía,
No: cabe la menor duda, en que para fertilizar (esto
despues de mucho tiempo) los terrenos del paseo, son muy
& propósito los huesos que allí se depositan. Puede tambien
que el gueno de los zopilotes, rivalice en abundancia de:
amoniaco, con eb de las aves páémscoptéres del reseco
Perú;. pero lo que sí noes tolerable, es el mal olor que des-
piden aquellas baseras ; los millares de moscas que engen-
dran; la multitud de perros que atraen; y el aspecto deso:
lador y puco poético que presentan los despedazados
artefactos de Xochimileo, en que, por fuerza, van á morir
atristadas las dulces miradas, de las que todavía consien-
ten en hermosear el paseo. ¡Por galantería siquiera, se-
No pretendemos aquí abrir un: eurso de química apli-
cada 4 la agricultura, ni tampoco dilucidar las propieda-
des fecundantes encerradas en las diversas materias que
en tales casos se emplean. Los huesos de animales, y tam-
bien los de las gentes, forman un abono admirable por el
sub-fosfato y carbonato de cal que contienen; pero: no
siendo triturados aquellos huesos, muchos años se pasarán,
Antes de que pierdan se forma, y hagan una masa comun
con: lk tierra que están: destinados. 4: fertilizar.
En nuestra opinion, merecen la preferencia paña: el
aborio: de las tierras del: paseo; primero, las lamas: que se
extraen de:las acequias adyacentes; y segundo; las materidé
que se sacan de las atargeas de México, que ya desleidas,
inodovas y revueltas: con Gträs muchás terrosas, 8e mez-
648 1863
clan todavía con una gran cantidad de estiércol. Esta
especie de poudrette 6 cadoue, como la llaman en Francia,
es muy eficaz para comunicar á la tierra la fuerza pro-
ductiva que le falta, y de que la penetran los detritus ve-
getales y animales con que está provista, y por {a albumina,
sales y materias solubles é insolubles en que abunda.
Pero dejaremos este asunto, que aprovecharán, si lo
quieren, los hacendados; y repetiremos á voz en cuello
que es preciso y urgente que desaparezca de un paseo pú-
blico la horrible mancha que le imprime un osario repug-
nante, que entapizan los mas inmundos petates. Tal es
nuestro parecer, y creemos ser losintérpretes de una mayo-
ría (llamada minoría y mestiza,) que, si bien no es opre-
siva, tampoco quiere ser oprimida por la prolongacion de
unos desmanes de policía que ya no puede sufrir.
ERNESTO Masson.
RECTIFICACIÓN. -:
MONITOR del 25 de abril de 1863.
El Sr. regidor Mejía nos ha remitido la siguiente carta,
que con mucho gusto insertamos :
« Comision de paseos. —Ciudadanos editores del Mon:-
tor Republicano. — Diputacion, abril 24 de 1863.—En el
periódico publicado por ustedes el dia de hoy, bajo el nú-
mero 4639, he visto un remitido suscrito por el C. Ernesto
Masson, relativo & la estátua ecuestre de Cárlos IV, que se
balla situada en el paseo de Bucareli.
Como comisionado de dichos paseos, debo manifestar á
RECTIFICACION DE RECTIFICACION. 649
ustedes, para conocimiento del püblico, que el C. Masson
ha padecido una equivocacion al manifestar que existian
lápidas de mármol en el pedestal de la referida estátua,
pues ahora es cuando se comienzan los trabajos de taladros
para colocar las que llevan las inscripciones, y que-no fue-
ron puestas con oportunidad en la época en que se trasladó
la estátua al lugar en que hoy se encuentra, por falta de
recursos pecuniarios en los fondos municipales.
Suplico á ustedes se sirvan dar publicidad á este artículo,
cuyo favor les agradecerá su afectísimo servidor.
VALENTE MEJIA.
RECTIFICACIÓN DE RECTIFICACION.
Siento verdaderamente no haberme equivocado, como
lo asienta el Sr. Mejía en el Monitor del 25 de este mes,
por no tener que contradecirle, como me veo en la preci-
sion de hacerlo.
Las lápidas ó planchas de mármol que se pusieron
cuando se instaló la estátua de Carlos IV en el lugar donde
se ve hoy, duraron puestas lo que las cadenas de la última
fuente que se acaba de formar en la Alameda del lado de
la calle Ancha : es decir, que desaparecieron al mes de su
colocacion.
Yo las he visto puestas, y otras muchas personas tam-
bien. Cada lápida tenia el espesor de una pulgada, y se. :
componia de 4 6 5 planchas, por no encontrarse en el año
de 52, nna de un solo trozo de la magnitud que se re-
quería. |
Estas dos planchas salian de los talleres del Sr. Tan-
gassi, à quien puede consultar el Sr. Mejía, si le parece
630 1863
oportuno. Igualmente podrá verse con el Ss. profesor D.
Lorenzo Hidalga, que tiene un perfecto conocimiento de
aquellas primeras lápidas, y las tiene dibujadas en la es-
tátua de Cärlos IV, que figura como adorne en el plano
que existe en su estudio de la casa que fabricó á la es-
palda de la plaza. de toros, y mira. hácia las aneas deb
caballo,
Se iba á poner en estas lápidas una inscripcion, de que
era autor el difunto Sr. D, Miguel Lerdo de Tejada, pre-
sidente entónces del Ayuntamiento de México; y si no se
puso en aquella época, fué porque ya se habian llevado las
dichas lápidas.
He visto las que se van á poner hoy, y seestán labrando
en casa del mismo Sr. Tangassi. Una de ellas está acabada
ya, y es digna del monumento por lo perfecto de su eje-
cucion.
Siempre suplicamos al Sr. Mejía, como regidor que es
de paseos, se ponga de acuerdo con el ciudadano regidor
de: policía, para que no se siga realzando y abemando el
terveno del Paseo Nuevo con unas basuras que molestan
la vista y el olfato de los concurrentes.
ERNESTO Masson,
CALLE PRINCIPAL DE TACUBAYA.
El dia 22 del presente se abrió paso á los coches por aquella
calle, que se habia cerrado para su compostura. Esta in-
teresante. obra es debida á la Sociedad. de. mejoyas mate-
riales de la: villa, formada primero bajo los auspicios del
CALLE PRINCIPAL BE TACUBAYA. 651
Sr. presidente D: Iewaero Comonronr y los de se nunca
olvidado ministro el señor D. Micuez Lerpo DE TEJADA,
Nada diremos de los servicios qne entónces prestó á la So-
ciedad el acertado ministro de Fomento, el Sr, D. ManueL
SILICEO : fueron incesantes. No ménos hacendoso se mos-
tró para nosotros, en aquella época, el señor ingeniero
civil, director de caminos, D. Juan BustiLLos. Dicha Socie-
dad quedó suspensa todo el tiempo que duró la revolucion
pasada, y le dió nueva vida el SEÑOR PRESIDENTE ACTUAL à
la menor indicacion que sobre el particular le hizo su muy
simpática señora., cuando hace meses. vino tan apreciable
familia à mudar temperamento à Tacubaya y tuvimos el
honor de tratarla. El Sr, D. Rxuox ALcruaz, oficial mayor
del ministerio de Justicia y Fomento, hombre de luces y de
progreso, manifestó igualmente el mayor empeño en el res-
tablecimiento de la referida Sociedad, y no descansó hasta
realizarlo.
Cuatro vecinos de la villa, últimamente, conociendo las
penurias de la Sociedad, se prestaron gustosos á ayudarle
con su eficaz cooperacion, y es un deber nuestro el consig-
nar aquí sus nombres: y los esfuerzos. que hicieron. El se-
ñor D. Juan Antonio BérsTEGUL costeó todos los recintos
que demarcan. la banqueta y se ven puestos á mano iz-
qaierda al: subir la. calle, desde: la fuente de junto al ferro-
carril hasta la segunda puerta de: sx huerta; habiéndose
gastado en este material mas de 160 peses. El Sr. DL
Francisco Prieto, arrendatario del molino de Santo Do-
mingo, prestó cuatro: de sus carros, durante ocho dias,
para el acarreg del cascaje ; lo misma hiso: con otros dos,
y por mas tiempo, el Sr. Rrzo, interventor en la hacienda
de la Condesa, y et Sr. D, Manoec Cuevas, administrador
dei molino:del Salvador, gastó: de su propio: peculio 9 pe»
sas, à que ascendió: el alquiler. de un carro por seis dias.
Escusado parece mentar aquí al Sr. D. Fnaneisco Ban-
652 1863
per, presidente de la Sociedad de mejoras y director único.
de sus trabajos. Tiempo, adelantos de dinero y sacrificios
de todas clases, nada le cuestan, tratándose de obras de
utilidad pública : las atiende con mucho mas esmero que
si fuesen cosa propia.
E. M.
Secretario de la Soctedad.
HeraLDO. — Abril 30 de 4863.
EL AYUNTAMIENTO Y LA ESTÁTUA DE CÁRLOSIV.
Algun periódico de la capital ha dicho en estos últimos
dias, no sabemos con qué fundamento, que los miembros
del municipio pensaban colocar una inscripcion 6 cosa por
el estilo en la estátua de Cárlos IV, que se encuentra /oda-
vía, aunque parezca mentira, en uno de los paseos mas
elegantes y concurridos de esta poblacion.
No sabemos, volvemos à decir, qué fundamento habrá
tenido el periódico citado para estampar en sus columnas la
noticia indicada; pero aceptando, siquiera sea hipotética-
mente, el hecho á que alude aquella publicacion ; no pode»
mos ménos que levantar nuestra voz para condenar hasta
donde sea dable un pensamiento que consideramos inopor-
tuno en primer lugar y ridículo además en las circunstan-
cias críticas que venimos atravesando.
Lo mejor que podia hacer el Ayuntamiento, seria acor-
dar desde luego y poner por obra sin pérdida de tiempo,
la traslacion de esa estátua à cualquiera edificio público
de la ciudad, 4 fin de colocarla mas tarde, si todavía quie-
ren conservarla en el Museo, que alguna vez llegará á te-
ner sin duda esta adelantada capital, porque la estátua de
LA ESTÁTUA DE CARLOS IV. 653
Carlos IV, en un paseo de la República, es, cuando ménos,
un contrasentido injustificable bajo todos conceptos, que
nadie podrá comprender jamás.
Supongamos que, en efecto, como obra de arte, merece
esa estátua los honores de la conservacion; pero si es así,
consérvesela como tal obra artistica en un Museo de la ca-
pital, pero no como monumento público para recordar al
pueblo los dias nefastos del despotismo colonial.
Tambien los monumentos públicos son un medio de edu-
cacion, y esto desgraciadamente no lo han tenido jamás en
cuenta los gobiernos que desde la independencia hasta
nuestros dias han venido sucediéndose en el país.
En Grecia, los niños nacian en medio de los trofeos al-
canzados por sus padres en el campo de batalla, crecian en
medio de las estátuas levantadas por el pueblo para eter-
nizar la memoria de sus héroes, y por eso aquella tierra
clásica de las virtudes cívicas, llenó al mundo con la fama
de sus hechos, que todavía hoy anonadan, por decirlo así,
nuestra raquitica fantasía.
Pues bien ¿qué sucede entre nosotros? Que Hidalgo no
tiene todavía un monumento en la República, y que el único
monumento público que conserva esa misma República es
la estátua de Cárlos 1V, como si aun se encontrara el país
bajo el yugo férreo de los maldecidos vireyes...
Digan lo que quieran , suponiendo que haya quien ose
decir algo en este particular, siempre será ridículo, y muy
ridículo, que la capital ilustrada de una república demo-
crática, gobernada hoy por el mas avanzado de sus parti-
dos políticos; conserve como monumento público, en uno
de sos paseos principales, la estátua de un rey absoluto, que
recuerda, más que otro alguno tal vez, los tiempos calami-
tosos del despotismo español.
¡La patria de Hidalgo y de Morelos, conservando la
estátua de un rey español ! ¡ Y de qué rey, Dios poderoso!
654 1863
Podemos decir, sin temor de parecer exajerados, que
desde Tubal hasta Jsabel Il, no presenta la historia de Es-
paña, en ninguna de sus épocas, una figura mas odiosa,
mas antipática, mas inmunda, por decirlo así, que la de
Cárlos IV, cuya estátua conserva esta capital,
Heredero del trono que le dejó Cárlos 111, recibió la na-
cion en un estado floreciente, para dar principio con su
malhadado reinado, al largo periodo de decadencia de que
todavía en estos momentos no se levanta completamente
aquella trabajada nacion.
= {ngrato con Floridablanca, desleal con el conde de
Aranda, y domivado por María Luisa, cuyos actos hubie-
ran ruborizado 4 la misma Mesalina ; condenó al olvido á
aqueHos dos grandes estadistas, para entregarse al duque
de la A!'cudia, despues principe de la Paz, con quien divi-
dia el poder del trono, y lo que era todavía peor, el tálamo
nupcial...
Tan falto de dignidad como sobrado de miedo; tem-
blando unas veces ante el pueblo irritado por las demasias
del favorito; y amedrentado otras por las frecuentes conspi-
raciones de su hijo Fernando; acabó por entregarse en
manos de Napoleon, y aun renunció en favor de ésle, como
si fuera patrimonio propio, el trono que heredara de sus
mayores.
¡Tales son en pocas palabras los hechos mas notables del
monarca cuyo menumento se levanta como un sarcasmo
ridículo en el paseo de Bucareli!
No sabemos ni podemos imaginar siquiera, qué clase de
inscripcion es la que piensa colocur el Ayuntamiento en el
pedestal de esa estátua. ¿Será la historia en compendio del
monarca? Nada tendria de estraño : la sola existencia de
esa estatua, en los momentos actuales, hace verosimil
cuanto pudiéramos imaginar.
Una cosa sola nos sorprende, y es cómo Pacheco, Gu-
LA ESTATUA BE CARLOS IV. 655
tierrez Estrada y cuantos mas han querido probar que existe
en México un partido monárquico, no han utilizado en cor-
roboracion de sus asertos, el hecho incompreneible bajo
todos conceptos, de conservarse en México la estátua de
Cárlos IV. — Nadie podria comprender en Europa cómo
ha habido y hay en la República gobiernos, que, llamán-
dose liberales y reformadores, consienten en conservar
aquel monumento, y cómo sufre el pueblo se levante & su
paso ese padron de infamia en el Pasco mas concurrido y
elegante de la capital.
Comprendemos perfectamente que alla por los añas
de 1795 y gobernando un Brancifarte, se hubiese levan-
tado en México una estátua al padre de Fernando VII;
pero no podemos comprender ni comprenderemos nunca ,
que á más de la mitad del siglo XIX, en el año de 1863,
y siendo presidente de la República una persona como el
Sr. Juarez, cuyo solo nombre es un programa, se conserve
todavía con cierta predilección municipal un monumento
que la revolucion debió condenar.
Se dirá tal vez que costaria mucho trasladar esa estátua,
porque ya se emplearon guence mal pesos en llevarla hasta
donde ahora se encuentra, deade la Universidad ádonde la
relego el partido independiente en 1822; pero no habria
necesidad de llevarla á tanta distancia , pudiendo condu-
cirla á la plaza de toros que tan cerca se halla de la misma
estátua, y donde S. M. estaria perfectamente por mas de
una circunstancia.
En efecto, Cárlos IV, monarca español, y esposo de
María Luisa, ¿dónde podría colocarse mejor que en una
plaza de toros?
P. $,
656 1563
ORQUESTA. — Mayo 2 de 1863.
NO HAY QUE TEMER.
El amigo P. S. se muestra muy alarmado con la perma-
nencia de la efígie de Cárlos IV en el paseo de Bucareli,
y es de opinion que se coloque en una plaza de toros.
Como nosotros nunca hemos sido partidarios del salvaje
espectáculo de los toros, creemos que para admirar la obra
del maestro Tolsa ne se debe exijir el repugnante sacrificio
de ver destripar caballos, golpear toreros y asesinar toros,
salvo que para que se pueda apreciar el mérito de la escul-
tura, sea necesario comparar el tamaño delos rocines de la
pica, con el que monta Caárlos IV.
Dejando al erudito Ernesto Masson el trabajo de defen-
der 4 capa y espada la permanencia de la estátua en Buca-
reli, debemos manifestar que ésta está en el lugar que le
conviene, y que el dinero que debia gastarse en llevarla à
una plaza de toros, puede emplearse hoy con mas acierto en
la compra de armas y utensilios de guerra que tan necesa-
rios son para la que sostenemos con los franceses.
LA ESTÁTUA DE CARLOS IV.
Defensores acérrimos del arte, aguardábamos para cele-
brar de nuevo aquel incomparable monumento, que fuesen
colocadas las hermosas planchas de mármol que se le des-
tinaban; y que se hubiese repuesto la parte de la reja, de
que por dos veces, se apoderaron audaces, unos comunistas
de reciente cuño. Hoy que no le faltan al cerco férreo mas
que algunos florones, dirémos lo que dicen las inscripciones,
LA ESTÁTUA DE CARLOS IV. 637
que son obra del diestro cincel de los célebres marmolistas
Tangassi. Las letras son de alto relieve y grabadas con una
perfeccion y pureza admirables, en un mármol blanco de
Carrara, que suelen surcar algunas vetas azuladas.
En la primera plancha que mira hácia el Oriente, se lee :
EL VIREŸ D. MIGUEL DE LA GRUA TALAMANCA
MARQUÉS DE BRANCIFORTE
QUE GOBERNÓ LA NUEVA ESPAÑA DESDE 1794 HASTA 1798
MANDÓ HACER ESTA ESTATUA
DE CARLOS 1Y DE BORBON , REY DE ESPAÑA É INDIAS
LA CUAL FUÉ COLOCADA EN LA PLAZA MAYOR DE MÉXICO
EL DIA 9 DE DICIEMBRE DE 1803 CUMPLEAÑOS
DE LA REINA MARIA LUISA
SIENDO VIREY D. JOSÉ DE ITURRIGARAY.
MÉXICO LA CONSERVA COMO UN MONUMENTO DE ARTE.
La segunda plancha que ve para el Poniente, dice :
EL DIA Á DE AGOSTO DE 1802
FUÉ FUNDIDA Y VACIADA ESTA ESTATUA EN MÉXICO
EN UNA SOLA OPERACION CON EL PESO DE 450 QUINTALES
POR EL DIRECTOR DE ESCULTURA DE LA ACADEMIA D. MANUEL TOLSA
QUIEN LA PULIÓ Y CINCELÓ EN CATORCE MESES
Y EN 1852
SIENDO PRESIDENTE DE LA REPUBLICA MEXICANA D. MARIANO ARISTA,
Y PRESIDENTE DEL AYUNTAMIENTO DE MÉXICO
D. MIGUEL LERDO DE TEJADA
SE CONDUJO Y COLOCÓ EN ESTE SITIO (1).
Desde luego se ve, como lo marca la primera plancha,
que México conserva esta estátua como un monumento de
arte. Si se colocó en un lugar público fué para su mayor
lucimiento, y con el único fin de que todos la pudiesen con-
templar á su sabor. Por lo mismo, no estamos conformes
(4) Son de una sola pieza cada una de estas lápidas. Tienen de largo 2 metros
6 y medio centímetros; y de alto 84 centímetros,
42
658 1863
con un articulo muy bien escrito, aunque con pasion, que
se insertó en el Heraldo del 30 de abril próximo pasado,
con el encabezamiento de « La estátua de Cárlos IV y el
Ayuntamiento, » en que su autor zahiere la idea que tuvo la
Municipalidad de poner á la espectacion pública, en un país
republicano, la estatua de un rey español.
A este reproche, le contestaremos con el texto de la
1.* plancha : « México la conserva como un monumento de
arte; y si la conserva, evidente es que su único objeto es
que la vean todos : de ahí su colocacion.
En cuanto á que es una monstruosidad en una Répu-
blica, la ostentacion de la efigie de un rey; bajo el aspecto
artístico, nada tiene de estraño esta presunta profanacion,
y como comprobante, podemos aseverar que la estátua del
mismo San Pedro de Roma, que los fieles devoran 4 besos,
no es otra cosa que la del Júpiter Olímpico de nuestros
hermanitos los paganos. En un monumento no se le debe
ver la figura ni el sexo, ni la expresion política, sino el pu-
ro mérito que lo recomienda,
Ménos conducente es, nos parece, sacarle à Gärlos IV,
segun la expresion muy vulgar, sus trapetos al sol. Se le
debe mas respeto al papá grande de Isabel Il, la que últi-
mamente tan bien se manejó con nosotros. El pobre de
Carlos IV, de una fuerza hercúlea, tuvo para reinar el mis-
mo tino que se hubiera encontrado en Milon de Crotona :
se dejó dominar por su mujer como otros tantos, y fué lo
que muchos maridos han sido, son ó serán.
En este supüesto, y cuando más, se le pudiera avenir 4
la estátua de Cárlos IV el mismo pasquin que en Francia
se le fijó 4 la de Luis XV, que simplemente decia : « Statusa
slatuæ. » (Estátua de una estätua.)
¿Cómo, pues, inferir de ahí « que desde Tubal hasta Isa-
bel IT, no presenta la historia de España, en ninguna
de sus épocas, una figura mas odiosa, mas antipática, mas
LA ESTÁTUA DE CÁRLOS IV. 659
inmunda, por decirlo asi, que la de Carlos 1 V, cuya está-
lua conserva esta capital? »
Cárlos 1V à nuestro sentir, fué un verdadero Luis XVI.
El primer rey, por identidad de manière d'être con el se-
gundo, trató inúltimente de protejerlo contra los furores
demagógicos del 92. Por el otro lado, si Godoy fué un pri-
vado que, en términos de torneo, picaba muy alto; no se
andaba muy por las ramas el conde de Artois con la royale
bergère du petit Trianon. En resumidas cuentas, se puede
aplicar, tratando de astas, lo que un poeta francés dijo de
la muerte :
« Et la garde qui veille aux barrières du Louvre,
« N'en défend pas nos rois.»
Por lo que es de nosotros, apreciamos mucho más à
Carlos IV, que á Felipe IT, rey fanático, cruel, cobarde y
batallero. Si el homónimo del editor del ÆJeraldo elevó sus
amores hasta el trono, no le podemos, con todo, preferir al
famoso Fernando de Toledo, duque de Alva, quien por ór-
denes de su amo anegó en sangre á los Países-Bajos. Me-
jor nos parece tambien el que, lo mas del tiempo, se ocu-
para Cárlos IV en cazar, que en imitar á Felipe II, dorando
él y toda su córte unas haces de leña, para regalárselas au
grand inguisiteur cuando se trataba de algun auto de fé
muy próximo, para que ni el combustible le costara nada
á aquel supremo y sagrado, verdugo, para tostar á todo su
gusto los herejes. Acordémonos de que este rey-tigre, al
presenciar una procesion de auto de fé en que figuraba uno
de sus nobles, este infeliz al pasar, habiéndosele dirigido
recordándole sus antiguos servicios, aquel mismo rey le
contesté con una crueldad que horroriza : « S: me propio
lujo se encontrara en donde estais, yo mismo encenderia
la hoguera para tostarle. »
e.
660 1863
Pues á pesar de esto, si la estátua de Carlos IV fuese la
del mismo Felipe 11, opinariamos todavía, que siendo un
prodigio del arte, aun se conservara esta muy fatal imágen.
Extendámonos un poco mas ahora (con licencia de nues-
tros lectores), y preguntemos de liso en llano, si abstrac-
cion hecha del regio ginete, no es muy digno un noble
caballo, de que se le dedique tambien una estátua, por los
servicios que al hombre le suele prestar con tanta frecuen-
cia. ¿Cuántos y cuántos han sido los encuentros serios y des-
iguales, en que los ginetes les debieron la vida al bridon
que montaban?— ¿y quiénes son de éstos los que no quisieran
con una estátua, perpetuar su gratitud hácia el corcel que
les arrancó á la muerte?..... Sabido es de todos, que tanto
Plinio, como Homero, Virgilio, Buffon y Voltaire, ensalza-
ron al caballo en sus imperecederos escritos. ¿Y de qué elo-
gios no le colma el mismo Job, en su libro, capítulo 392...
¡Sentimos tener que traducir al castellano un latin tan so-
noro |
« Terram angula fodit, exulta audacter ; in occursum pergit armatis,
«contemnit pavorem, nec cedit gladio. Super ipsum sonabit pharetra ; vi-
«brabit hasta et clipeus, fervens et fremens sorbel terram , nec reputat
«tube sonare clangorem. »
(Hiere la tierra con el casco, salta intrépido ; sale al encuentro de los
guerreros, desprecia el miedo, no ceja ánle la espada. Encima de él re-
suena el carcax, se agita la lanza y el escudo, ardoroso y relinchando de-
vora el espacio, ni le arredran los toques estridentes del clarin.)
En la parte política, grandes puestos ocupó el caba-
llo, en un tiempo. Que lo digan Neron y Calígula : fué
cónsul , fué senador; y no sabemos cómo estos ínclitos ro-
manos no le ciñeron la corona, asociándole al imperio.
De todo lo que llevamos escrito, surge que, siendo obras
maestras, caballo y ginete, ambos se deben conservar con
la propia curia que acaba de desplegar el actual Ayunta-
miento de México, y con particularidad, el apreciable señor
LA ESTÍTUA DE CARLOS I. 661
regidor de paseos, D. Valente Mejía, cuyo celo es incan-
sable.
Respecto al' consejo que da el elegante crítico del « He-
raldo, » el de darle á Cárlos 1V, por residencia, la plaza
de toros, por esto de las prominencias frontinas : igual ho-
nor se le podria tributar á su ilustre antecesor, Enrique,
tambien 1V, el ¿mpotente, quien haciéndole pendiente y
cara, se le presentaria muy ufano, con su Beltraneja en los
brazos. ¡No careceria de gracia este par de Moisés!..... Y
quizá, con todo y estar formados de bronce, les sucederia,
sin duda, lo que á los agoreros de Roma, quienes cuando
se encontraban cara á cara, prorrumpian en tremendas
carcajadas. ]
Por nuestra parte, como no pretendemos abochornar 4
nadie, si se pudiese mover á Cárlos 1V con sus 450 quin-
tales, como pluma ; deseariamos verle, de preferencia, ha-
bitar la umbrosa alameda, donde se encontraria como blin-
dado, contra los cañonazos de que se escapó, cuando la
última toma de la Acordada, por Osollo y el Macabeo.
Lo que sentiremos, y oleremos toda la vida, es el inmundo
muladar que se ve al frente de Cárlos IV, y ‘que este rey
señala enojado con la diestra. De resultas de una contrata
antigua, segun estamos informados, el dueño del terreno
tiene el permiso de acarrear allí todas las basuras del fe-
cundo Tenoxtitlan. Por haber cometido aberracion tan
grande, propondremos tambien que se le levante una está-
tua, al gobernador, 6 cualquiera autoridad que sea, por
haber sancionado tan súcio negocio. La estátua, en todo
caso, deberá formarse al estilo de los muñecos de Puebla,
con los trapos puercos extraidos de aquella viña; y su
manto se cortara de los sutiles tejidos de Xochimilco que
allí abundan & millares.
Dije, 6 dijimos.
ERNESTO MASSON.
662
1863
QUEJAS Y LLANTO DE CARLOS LV,
Y EL CABALLITO DE TROYA,
POR LA VENIDA DE LOS FRANCESES. (1)
Lloro y tengo desconsuelo
Mala suerte me preveo,
Parece un sueño y lo creo
Que de esta hecha quedo en pelo
Y me quitan del paseo.
CARLOS IV.
No me valdrá esta ocasion
Ser un monarca afamado,
Ni mi célebre reinado
En los tiempos de Borbon.
Tal vez sin apelacion
Es mi continuo desvelo,
Poseido estoy de recelo,
Se acabará mi esperanza
Si me pone una mudanza
En llanto y en desconsuelo.
CABALLITO.
Aunque me ven animal
Tengo bastante nobleza.
Sefior, deja esa tristeza
Remedio tiene tu mal.
Desde aquel tiempo feudal
Servirte fué mi deseo :
Te viste en grande apogeo
Y ahora temo un laberinto,
Pues por mi notable mstinto
Qué se yo, lo que preveo.
CARLOS IV.
Caballito, han sucedido
Diversas revoluciones ;
Pero en tantas convulsiones
Mal ninguno hemos sufrido.
Conmigo te has mantenido
De compañero en mi empleo;
Nos borlamos en Museo,
Conmigo te has educado,
Que estás muy civilizado
Seguramente lo creo.
CABALLITO.
Mucho agradezco, Señor,
Me tengas estimacion ,
Por tanto, es mi obligacion
Corresponder tu favor.
Pero me causa dolor,
Te lo juro por mi abuelo,
Nos separen de este suelo
Y vayamos desterrados,
Que si llegan los malvados
No tendré hora de consuclo.
"CARLOS IV.
Sensible será partir
De aquesta
hermosa ciudad,
En cuya alta suciedad
He tenido que vivir.
Determinaron venir
Napoleon el Macabeo,
Y Forey su corifeo
Por su notable ambicion :
Nunca llegue la ocasion
Que nos quiten del Paseo.
A. PLATA.
(1) El 40 de junio de 1863 entraron los franceses en México, con Forey, Sa-
ligny y Almonte 4 la cabeza de las tropas. —No se ha tocado 4 Cárlos IV.
603
SOCIEDAD DEL 13 DE AGOSTO.
AVISOS AL AYUNTAMIENTO.
4. RUINA PELIGROSA. — En la esquina S. O. que forma
la calle de D. Juan Manuel con la nueva que abrió la Re-
forma, destrozando el convento de San Bernardo, ha que-
dado un gran lienzo de pared descansando únicamente so-
bre dos puntales de madera. Estos han perdido ya su
aplomo, y las grietas abiertas en la pared advierten el pe-
ligro inminente que amenaza á los transeuntes.
2.* EmPeDRADO9. — Mil veces hemos visto gastos inúti-
les, mas raras veces acontecerá que se haga un gasto para
mantener otro gasto, sin utilidad alguna. Esto se verifica
en el de empedrados por la ignorancia, descuido ó culpable
conducta de los inspectores de ese ramo. — Desde que la
Reforma sembró la ciudad de ruinas, y con ellas la tierra
y el cascajo se encontraron á la mano por todas partes, los
remendones de empedrados hallaron mas cómodo rellenar
les agugeros con aquellos materiales, resultando de aquí
los inmundos lodazales que se ven en ciertas calles, y que
la destruccion del empedrado caminara en proporcion siem-
pre creciente. — La comodidad del sistema remendon
pasó à la obra nueva, y así vimos que en la reparacion de
calles muy principales, como las de Plateros, San Fran-
cisco etc., se prodigó la tierra para llenar los innumera-
bles y anchos intersticios que dejaban la ignorancia ó in-
dolencia de los empedradores. Así tambien una parte del
año, la pasamos entre torbellinos de polvo, y la otra dentro
de un estanque de cieno. — ¿Se ha pensado, por ventura,
en lo caro que cuesta ese descuido ?,.. El se resuelve en
varias contribuciones sin provecho. Pagan la una todos con
su salud y gastos de enfermedad. La otra, y muy cuan-
664 1863
tiosa, la pagan los dueños de carruajes con sus intermina-
bles composturas, por el pésimo estado de las calles,
allende la que exhiben mensualmente para la conservacion
del buen estado de estas. Pagamos la tercera con el ves-
tido, y la pagan con las setenas los desgraciados que tienen
mugeres con cola, y la cola es de moda. Antes levantaban
las damas la frente con noble altivez y decian : — No
tengo cola que me pisen. — Ahora apenas es posible dar
un paso sin pisárselas. Pero si la vanidad femenil se com-
place en arrastrar un rico traje por el fango, como muestra
de grandeza, la Corporacion municipal deberia 6 descolar
las damas, 6 limpiar las calles, siquiera en pro de la mo-
ralidad y de la paz interior de las familias. ¡ Cuántos ma-
trimonios se habrán perturbado por una cola enlodada!...
Pero dejemos á las damas haciendo ostentacion en los
conciertos matutinos de la Alameda, de sus largas caudas
sucias, y volvamos á las calles.
3.” ATARJEAS. — Cuantiosos à la par que estériles, y
aun perniciosos, son los gastos que anualmente eroga la
Municipalidad en la limpia de atarjeas, presentándonos con
ellos diariamente y de bulto, el singular antítesis de una
oscura leyenda mitológica. Cuenta la fábula, que irritados
los dioses por el espantoso crímen de las cuarenta y nueve
hijas de Danaus, las condenaron á ejercer el oficio del
aguador, hasta llenar una cuba sin fondo. — De aqui la
famosa frase ToweL DE LAs DANAIDAS, simbolo ecónomico
de un mal régimen financiero, y del que no ha dejado luc-
tuosos recuerdos la administracion democrática y refor-
mista. — En México, asi como en Oriente ó en Egipto,
teatro incierto de aquel mito, tenemos tambien un inmenso
tonel, y criminales que ejercen el propio oficio; no bri-
llantes de hermosura, como las hijas de Danaus, pero ni
tan opacos que dejen de lucir por otro motivo ; solo que su
tarea es diametralmente opuesta : aquellas debian llenar
AVISOS AL AYUNTAMIENTO. 665
su tonel ; estos, aunque incesantemente vacian el suyo (las
atarjeas), jamas pueden agotarlo. — La tierra del empe-
drado y los empedradores mismos, lo surten superabundan-
temente. Veamos lo que pasa á vista de todos. — Las fa-
pas de las atarjeas deberian tener labradas ó descantilladas
la parte inferior de las cabeceras, para que pudieran asen-
tar con igualdad y con todo su peso sobre el borde de la
atarjea; pero como ni este es regular y aquellas vienen
enteramente brutas, el empedrador le forma un asiento
facticio, atrancándolas por los lados con piedras, que mu-
chas veces arranca del mismo empedrado. Las oguedades
se rellenan con tierra 6 con cascajo, y así dizque queda
compuesta la calle.— Tres 6 cuatro dias despues, las pie-
dras se aflojan y juntamente con la tierra caen á la atar-
jea, quedando la tapa como ántes, para repetir la propia
operacion. — Los barrenderos y las lluvias completan ¡a
tarea, arrastrando la tierra que cubre la calle. — Hé aquí
como, segun ántes decia, se eroga un cuantioso gasto (el
de empedrados) sin otro resultado que el de mantener pe-
renne otro mas cuantioso é inútil; el de llenar y vaciar las
atarjeas sin jamas agotarlas. Algunas veces ha llegado el
descuido á un punto que raya en criminalidad. Se ha visto
cubrir una calle entera del inmundo cieno de las atarjeas,
y dejarlo allí hasta que la lluvia lo ha vuelto á su antiguo
lugar. — Seha visto tambien la calle que forma la espalda
del Palacio nacional, sembrada de estiércol para preparar
la limpia, que no se hizo, y que poco à poco fué deslizán-
dose á la atarjea. En fin, todavía podemos ver junto al
mismo Palacio, á la entrada de la calle de la Acequia, una
larga colina de tierra, despojo antiguo de la limp+a, que
continúa proveyendo á la atarjea, incomodando el paso de
hombres y carruajes. —Hoy remata hácia el Oriente en un
anchuroso y magnifico lodazal.
5.” InunDACION. — Juzgan los mitólogos que la fábula
666 1863
de las Danaidas es un emblema agrícola. — Suponen que
estas fueron las inventoras del riego artificial, absolutamente
indispensable para la cultura en el árido terreno de Argos.
— Un rio de corriente perenne simboliza los cántaros,
siempre llenos, delas bellas aguadoras, y la tierra sedienta
que se absorbe sus aguas, representa el tonel insaciable.
— Nada tenemos en México que se parezca, y sí todos sus
contrarios para que el antítesis fuera completo. — Vivimos
sobre el agua, bregamos con el agua, y nuestros despojos
mortales no son enterrados, sino anegados. Por nuestras
atarjeas corre dia y noche agua, dije mal, cieno; y no
para fecundar una tierra árida, sino para henchir un lago
que envenena el aire con sus vapores mefíticos y que ame-
naza á la ciudad con una espantosa catástrofe. — El lago
de Texcoco es el receptáculo de las lluvias que caen en una
vasta extension del valle. Sus aguas acarrean una gran
cantidad de tierra, que incesantemente va elevando su le-
cho, y el cieno de las atarjeas contribuye poderosamente
á aumentar la elevacion. Ese lago no tiene desagúe al-
guno; por consiguiente cl peligro de la ciudad aumenta
cada dia. Para que no falle por nuestra culpa, le enviamos
mas tierra y tambien agua, multiplicando la horadacion de
pozos artesianos. La escavacion emprendida en el convento
de Santo Domingo, en busca de un rico tesoro, nos descu-
brió un objeto curioso, aunque alarmante ; el brocal de un
pozo y una pileta, á seis varas escasas de profundidad. —
Ese, por tanto, era entónces el piso de la ciudad, y lo que
ha subido ha sido una exigencia del alzamiento del lago
de Texcoco. — ¿Continuaremos trabajando para rellenarlo
mas pronto?.... Esto hacemos con el nuevo y económico
sistema de empedrado, ó mejor dicho, de terraplen. —
Incürrese en otro descuido 6 inadvertencia, que agrava el
daño y exacerba las molestias que sufre la ciudad en la
estacion de lluvias. — Las atarjeas que corren de P. 40.
AVISOS AL AYUNTAMIENTO. 667
por las calles de los Meleros y Rejas de Balvanera, y la
transversal que pasa por la espalda del Palacio, hasta el
Puente de Balvanera, son de la mayor importancia, por-
que á ellas afluyen las aguas de una gran parte de la ciu-
dad, desembocando en el gran canal que pasa al costado
de la Merced. Deberian, pues, estar siempre limpias para
no detener el curso de las otras atarjeas, y evitar así los
dos graves inconvenientes de su estancacion ; la corrup-
cion y el insolvamiento que forma el depósito de sedimen-
tos. Pero sucede todo lo contrario. Esas atarjeas siguen la
suerte de sus calles, que son las peores de la ciudad. En
algunas faltan largos tramos de empedrado, y en ellas es
donde muy particularmente se le ha sustituido con el ter-
raplen. Por consiguiente toda la tierra va á dar & la ater-
jea, y á cada aguacero, medianamente copioso, se forma
un vasto lago que corta el paso por todas partes y favorece
el ensolvamiento. Agréguese el obstáculo que oponen la
corriente del gran canal, cortando la de las atarjeas en
ángulo recto, y se comprenderá el motivo de las inunda-
ciones repentinas que se hacen sentir en la parte central.
de la ciudad.
Hé aquí una breve reseña de las fatales trascendencias de
un mal empedrado. Tan cierto así es que un mal trae otro
mayor, y que progresando en igual proporcion el que co-
menzó pigmeo acaba jigante. — No hacemos al actual
Cuerpo municipal ni à algun otro particularmente respon-
sable de ninguno de los reseñados. Otros polvos traen estos
lodos; mas puesto que ha emprendido la obra de repara-
cion, conviene que conozca la raiz del abuso para que la
extirpe. — Advertimos que algunos de los remiendos que
se han comenzado, siguen la antigua rutina, y hasta hoy no
se ha puesto mano en las calles ántes designadas como uno
de los principales desagúes de la ciudad. — Todo depende
de la acertada eleccion del inspector 6 director del ramo
688 1863
de empedrados. Si este no es ¿nteligente ni diligente, vol-
veremos al circulo vicioso de mantener un gasto para con-
servar otro sin utilidad alguna, y aun con perjuicio pú-
blico y grave responsabilidad política y moral de quien no
lo remedia.
5.” Paseos. — Nótase en este ramo un estraño quid
pro quo que contrasta singularmente con el de empedrados.
Las piedras que se estrañan en estos, sobran en aquellos.
Bueno seria hacer un cambio poniendo cada sustancia en
su propio lugar; 6 bien que si quiere emplearse el sistema
de Mac Adam, fuera con el debido discernimiento. El re-
quiere piedra menuda y riego constante para formar un
piso sólido y uniforme; mas si se siembran pedruscos en
tierra floja y seca, solo tendremos lo que tanto lamentan los
paseantes, y hace poco favor á la ciudad; torrentes de
polvo, saltos, encontrones y carruajes quebrados.
APROBADO.
AGOSTO DE 41863.
En casi todas sus partes, aprobamos lo que dice el artí-
culo intitulado : « Avisos al Ayuntamiento, » publicado en
la Sociedad del 13 de este mes; y segun los conocimientos
que revela, nos inclinamos á creer que su redaccion no es
estraña á algun arquitecto que ha figurado en los pasados
Ayuntamientos de esta ciudad. Las comparaciones míticas
que encierra el comunicado, no carecen de gracia, y son
bastante apreciativas del modo lento que se emplea en la
limpia de las atarjeas, como del que se usa para realzar
los empedrados.
Estamos enteramente conformes con lo que se habla res-
pecto al desagüe directo de la laguna de Texcoco, que si
APROBADO. 669
no se emprende, expone México 4 ver la planta de sus atar-
jeas, precisamente á nivel con el lecho del expresado lago.
Grandes y costosos son los trabajos que exige semejante
obra; pero si no se procede á ella, inútiles son los exfuer-
zos que se hacen para conseguir el fácil derrame de las
aguas de la capital, y su entrada franca en su vaso na-
tural.
El artículo interesante á que nos referimos, nos recuerda
la especie de llamamiento que, en 4 de octubre de 1862,
hizo por los periódicos el Sr. arquitecto D. Francisco de P,
Vera, á todos los ingenieros nacionales como extranjeros,
Varios eran los puntos que se sometian á sus luces; y los
reproduciremos, por si acaso algunos peritos no los tuvie-
sen ya muy presentes.
« 1.” ¿Si en vista de los niveles de la ciudad y del estado
que hoy guardan sus atarjeas, es posible y conveniente dar
& estas la corriente necesaria para la salida de los cuerpos
sólidos que contienen, ó si en vista de las dificultades que
se presenten, debe dejarse á las atarjeas la mayor capaci-
dad posible, para que al mismo tiempo que sirvan de de-
saguüe de la ciudad, puedan servir de depósito à las mate-
rias pesadas?
2.° ¿Será conveniente que en las calles que se compon-
gan nuevamente, se arreglen en su nivel 4 los perfiles tra-
zados por el Sr. Cavallari?
3.” ¿Si será conveniente variar ese nivel, levantando pro-
gresivamente más las calles del Poniente que las del
Oriente, y en qué proporcion?
4.” ¿Convendrá que conserven las calles que no han sido
levantadas su nivel actual, 6 convendrá darles otra altura
discrecional?
5.2 ¿Si será conveniente continuar volteando las tapas, y
hacer encima el empedrado de las calles que se compongan
nuevamente, ó si aun dejando las calles convexas, será
670 1863
preferible dejar las tapas descubiertas, 6 por último, si será
mas conveniente dar á las calles una forma cóncava?
6.” ¿Cuál será, en forma y dimensiones, la mejor sec-
cion transversal que pudiera därseles ? »
Sin ser arquitectos : en el pésimo estado actual que guar-
dan las cosas, estamos por el punto 3.°, y aprobamos tam-
bien la forma convexa de que habla el 5.°, por la muy sen-
cilla razon de que la cóncava despide hácia las banquetas é
interiores de las casas, las aguas llovedizas que á torren-
tes nos manda el cielo de vez en cuando, y cuya absorcion
lenta, por las aberturas laterales, no está en proporcion
con el inmenso volúmen de éstas.
En todo caso, á nada conducen los puntos en cuestion, si
miéntras se hace el desagúe directo de la laguna de Tex-
coco, no se desobstruye el canal que pasa por el Peñon de
los baños, cuya libre entrada en el lago se la estorba el
banco 6 amontonamiento de los cuerpos sólidos y materias
pesadas, que menciona el Sr. Vera en su punto 1.”.
Tal es nuestro parecer, y les B. LL. MM. siempre que
no las hayan metido en la obra de que se trata.
Unos amantes del progreso material.
1864
TACUBAYA.
(26 DE Mayo. )
Esta preciosa villa, que hoy mas que nunca, sirve de
residencia á un sinnúmero de familias de la capital, algo
ha progresado en cuanto á la compostura de algunas de sus
principales calles, debida al empeño incesante de la Socie-
dad de mejoras materiales que, muchos años há, se forma-
ra en aquel lugar. Su presidente, director de obras y teso-
rero, el Sr. D. Francisco Bardet, cuyo celo nunca se des-
miente, ha podido en estos meses pasados, y con el único
producto de la cuarta parte de las multas impuestas à los
juegos de azar en Tacubaya, concluir la hermosa calle que
atraviesa la poblacion; reparar en gran parte la que sube
à San Diego, como la que pasa por el frente de la casa del
Sr. Escandon y la que conduce á la parroquia. El muro :
que allí resiste los esfuerzos del rio en tiempo de aguas, se
ha levantado de nuevo desde el cimiento con una solidez
que garantiza su duracion; y en esta obra muy costosa se
han agotado los escasos fondos que (prohibidos afortuna-
damente los juegos desde tres meses ) , habian quedado en
reserva.
Un mes há que la expresada sociedad, y por conducto
del Excmo. Sr. Subsecretario de Fomento, ha practicado
las mayores diligencias para que se le asistiera con alguna
cantidad mensual, más que fuese corta, que le permitiese
no suspender sus trabajos; pero, no habiéndose podido re-
solver nada por ahora, estos van à cesar.
De sentir es esta paralizacion por las muchas obras
. que restan que hacer, y son las siguientes :
.1.° Formar sobre el rio, al fin del paseo llamado de
43
674 1864
los Llorones, un puente nuevo, habiéndose llevado el que
existia las avenidas fuertes de los años pasados.
2.” Construir otro puente sobre la Barranquilla, rum-
bo hácia el molino del Salvador y la hacienda de los Mo-
rales. Este paso, hoy para los coches , está completamente
interceptado.
3.” Reparar, y con urgencia, tres puentes que están
al caer; el del camino de Mixcoac, otro en el callejon de
las Animas, y el tercero en el tránsito de la hacienda de la
Condesa à la capilla de San Miquel.
4. Madacamizar en toda su longitud las calles del
Arbol bendito y del Calvario, que en la estacion de las
aguas excesivas se vuelven unos verdaderos torrentes. ,
5. Atender, y sin demora, al estado completamente
ruinoso en que se encuentran todas las bancas de la Ala-
meda, cuyas losas es preciso fijar entre sí con un trat d'u-
nion de hierro, para que no se las lleven una por una,
como ha sucedido ya, ciertas gentes dañinas, que no cal-
culan el interés del progreso, más que por el provecho mal
adquirido que de él pueden sacar.
6.” Ensanchar varios callejones, é indemnizar á no
pocos vecinos de la misma villa, que posponen, creo que
su propia salvacion, á la cesion gratuita de una sola vara
de un terreno eriazo, en favor del bien comun.
7.* Proceder á un nuevo plantío de llorones en el pa-
seo de dicho nombre; y á otro de sauces á la orilla del rio,
camino de la Cueva del hermano. Estos árboles, que eran
propiedad de la Municipalidad, por estar situados unos en
un paseo público, y otros en los bordes del rio, que tambien
pertenecen al Ayuntamiento, fueron talados sin piedad hace
años, los primeros en un solo costado , y los segundos en
su totalidad por el dueño progresista de los terrenos en que
estaban plantados, con el fin loable de hacerlos.... leña.
Demasiado larga seria la reseña de cuanto hay que
TACUBAYA. 675
hacer en Tacubaya; y, si de paso se tocan algunos puntos,
_ es para que no se culpe à la Sociedad de mejoras de la
villa ( que hoy solo existe de nombre ), del abandono en
que yacen y yacerán muchas obras públicas, si no se em-
plea en ellas, como es muy natural, una pequeña parte de
los productos aduanales de esta poblacion, que todos reflu-
yen hácia México, sin que nada de ellos se invierta en el
progreso material del objeto productivo.
ERNESTO MASSON,
Secretario de la Sociedad. :
FIN.
INDICE,
Dedicatoria:........................ Less. Snrssrousseus
Advertencia del Editor. ...................... coo oo muconoass.
Prélogo. ....oooooooooooommmmPosoos COosorararonsccrransos-..
Fechas de la publicacion
1844.
Abril... 5 4 22 — Contestaciones habidas con el Sr. Lic. D. Acus-
TIN A. Franco, sobre la palabra forcément...
Mayo..30 4 10 — Contestaciones habidas con los editores del Re-
de agosto. gistro oficial de Durango, patrocinando al se -
Mor FRANCO. ....,.........,..........0..
Julio...... 27 — Un naufragio, dias há, en la calle de S, Felipe
Nerl.....ooooooooococnorronormos.ss co...
A0Út....... 47 — Au Lucero de Tacubaya: article écrit par Mr. Tui-
voL, moins le redressement. ...............
. 1845.
Febrero. .. 12 — Suceso escandaloso en Mazatlan. — Ataque al Si-
glo XIX sobre el asunto H***..........
Mars...... 19 — Exécutions de Tabasco. — Aberrations du Sié-
cle XIX: article écrit par M. LE BARON ALLEY
DE CYPrEY, et publié sous l'anonyme , dans le
Courrier français. J'en fis la traduction en es-
paguol, qui fut insérée dans le Monitor du 21
55
61
678 INDICE,
Fechas de la publicacion.
Mars...... 26 — Réponse aux éclaircissements que veulent bien
donner Mrs. les éditeurs du Stécle XIX, dans
leur numéro du 21 mars...................
Avril...... 19 — Au XIX"? Siécle. . ..................,,.....
Mars...... 29 — Variétés. —Mr. E. G*** et la soie. — Fable... ..
Abril...... 22 — Reflexiones sobre terremotos. ................
Mai....... 7 — Tremblements de terre......................
Mai....... 28 — Réponse à la réponse de l’auteur des 12 réfle-
xions sur les tremblements de terre. ........
Mai....... 21 — Avant, pendant, et après les fêtes de St. Augustin.
Août.. .... 6 — Le pluvier............. borconacronsonsno.s.
Octobre. .. 8-—La bécassine..........,.....................
Juillet..... 2 — A Mr. l'auteur des 12 réflexions sur les tremble-
ments de terre...........................
1847.
Julio ..... 2 — Los chirlos........,.......................
1848, .
Enero..... 21 — Al jóven Doctor D. Manviz GALLARDO. ¡Tributo
pagado al mérito!........................
Febrero. .. 5-— Un paseo á las Cadenas, en noche de luna......
Junio...... 15 — Al jóven Docror D. MANUEL GALLARDO, sobre la
enfermedad de mis hijas...................
Setiembre.. 3-— Un camino navegable. ........,......,......
1849.
Abril...... 2 — Los baños del Pefion 6 del Peñol.............
Abril..... + 13 — Siglo XIX.—Los baños del Peñon..............
Abril...... 16 — Universal.—Baños del Peñon.................
Abril...... 28 — Monitor.—Simple indicacion. ................
Abril...... 28 — El Globo.—Baños del Peñon............. ...o
Mayo...... 2 — Siglo XIX .—Interesante.....................
Mayo...... 3 — Monttor.—Reproduce lo que dijo el Siglo del 2 de
Mayo. ...ooocomocnoocromoPoccrcnconcons
Mayo...... 7 — Siglo XIX. — Crítica del informe de la Comision,
por un suscrilor al Siglo XIX...............
Mayo...... 8 — Monitor.— Gracias que dan los pobres á la Comi-
Sl0M.o..oooooooooomcrsrrrnsoorrroronsrn.
Junio...... 2— Monitor.— Unas cuantas palabras más sobre los
baños del Peñfon.........................
PAG.
153
INDICE, 079
Fechas ds la poblicacion. PAG.
Junio...... 11 — Siglo XIX.—Contestacion 4 la contra-critica in-
serta en el Monitor del 2 de junio.......... 194
Junio...... 49 — Monitor.— ; 1 Desafio admitido!!............. 198
Junio...... 20 — Siglo XIX.— Baños y más baños ............. 204
Julio...... 1.2 —¡AGUa val. ...................... see 205
Julio...... 14 — Monttor.— Habla la Comision................. 206
Octubre. .. 16 — Monitor.— Con el análisis de las aguas de los ba-
fíos del Peñon. Tambien la da el Siglo XIX... 207
Agosto. ... 24 — Representacion de los ebanistas de México. ..... 217
Agosto. ... 29 — Proteccion al trabajo.................... e... 220
Octubre. .. 31 — Entre col y col una flor.................... .. 222
Noviembre. 13 — Ménos flores y mas gente. .................., 225
Noviembre, 28 — Matrimonios................................ 228
1850. |
Febrero. .. 46 La compafñifa Monplaisir y apología del baile.... 235
Mayo...... 4=-Camino de Tacubaya........................ 243
Junio. .... 10 — Baile de la independencia de la Grecia......... 248
Agosto. ... 10 — Independencia de la Grecia...........,.,.,... 251
Agosto.... 21 — Una legua de lodazal, 6 sea el camino de Ta-
Cubaya.s..,................,....... . 256
Octubre. .. 6 Triunfo de la Cruz, y adios á la compatlia Mon-
plaisir.................:... coononrcrsoso 260
Diciembre.. 7-— Variaciones sobre el tema: : Camino de Tacubaya. 264
Diciembre.. 27 — Camino de Tacubaya (Con este van cuatro.)..... 271
1851.
Mayo...... 8 — Camino de Tacubaya........................ 279
Mayo...... 47— Id........ d.............. cesse Id.
Julio...... 23= ld........ id. (Son siete con este.)......... 283
Agosto. ... B= H........ id. (Núm. 8.)................. 288
Agosto.... 12— fd........ id. (Núm. 9.)................. 293
1859.
Abril...... 20 — Indulto concedido por las Cámaras, 4 los asesinos
del Docron BÉisrecuI.— Derecho de gracia... 303
Abril...... » — Tiernas é interesantes escenas................ 307
Abril...... » — ¿Hubo 6 no montes en Tacubaya?..... cono... 308
Junio..... 2—.El Telégrafo, artículo sobre Tacubaya..... e... 309
Junio... . 3-— El Universal, artículo sobre lo mismo........ Id.
Junio. .... B— El Telégrafo: Aclaracion.............,...... 310
Junio. .... 6— El Monitor, con un artículo : No hubo montes en
Tacubaya.......o.o.... consorrornomonsos.. Id.
680 INDICE.
Fechas de la publicacion, PAG,
Junio. .... 9-— El Telégrafo, con un artículo : Hubo montes en
Tacubaya. .............,,............... 312
Junio. .... 12— El Monitor: Tacubaya y sus montes...... ... Hd.
Junio. .... 12— El Telégrafo, con un artículo : Hubo montes en
Tacubaya. ............ cresson snesssee 314
Setiembre.. 30 — Inauguracion del puente de Xoula.............. 315
Octubre. .. 6-—Combate, durante media hora, de un solo hom-
bre á pié, contra once ladrones de á caballo.. 320
Noviembre. 4-— Exposicion alegérica........................ 324
1853.
Enero..... 3-— ¡Un rayo para Una raya!. .......oooooo.... ». 329
Setiembre.. 1.? —Suscricion á favor de las víctimas de la inunda-
cion de Mixcoac............... css 332
Setiembre.. 30 — Desgracias de Mixcoac socorridas.............. 334
Octubre... 30 — Aviso al público. A la ciudad de Baldivia....... 339
Diciembre.. 23 — Arcos de Chapultepec. ....... corcrprroms..os 340
1854. *
Febrero. .. 9-—Pozos artesianos.— Homenaje al mérito. ....... 345
Febrero 16 & 23 — Camino de Tacubaya..........o.o.o...o.. ss. 347
Mayo...... 10— Bendicion de la primera piedra de la escuela de
Tacubaya............... e... ... sors. 353
Julio...... 15 — Voto de gracias 48. A. S....... eoomomnmooo.. 362
Marzo..... 17 —Escuela de Tacubaya........................ 365
Setiembre.. 26— Id........ ET PNR 371
Octubre... 2— ld........ MdooooooooorooroorrrromP.+oor».. 374
Octubre. .. 16 — Camino de Tacubaya.— Artículo impreso en el
Heraldo............,.................... 16
Octubre... 23 — Camino de Tacubaya........................ 79
Noviembre. 22 — Testimonio de gratitud de los pueblos de Santa
Fe y San Pedro Cuajimalpa................ 38 1
1855.
Febrero. .. 4-— Discurso que pronuncié en la Escuela Municipal
de Tacubaya................. crosses .. 385
Agosto. ... 2 Infiltracion de las maderas.......... EEE +. 390
Agosto. ... 9= Jd...... O E A soso 394
Agosto. ... == Id..........,. id......... Donna anno . 398
Agosto. ... 12= Td........... e 1d.......... prosa nosoos . 399
Octubre. .. 26 — Un robo de aficianado......,,....,......,.... 400
Octubre... 28 — Suceso desgraciado en el cajon de la Guerra de
Oriente.................................. 402
INDICE, 681
Fechas de la pablicacion | PAG.
1856.
Enero..... 14 — Tacubaya retrograda......... brrarororcsncos 407
Mayo0.....- 7 — El Heraldo.— Camino de Tacubaya, con la cuen-
ta de la Sociedad promovedora de obras de
utilidad pública en Tacubaya.............. . 411
Mayo...... 20 — Susceptibilidad de los burros en Tacubaya...... 417
Junio. .... 2— El Heraldo, con el discurso pronunciado ánte el
Excmo. Sr. Presidente, general D. lenacio
Couonrorr, cuando vino á residir en la villa
de Tacubaya........... e rococrrco.» Po... 421
Julio...... 24 —¡Tacubaya no progresa!.:...........,....... 424
Julio...... 31 — Discurso de felicitaciones, al Excmo. Sr. PRESI-
DENTE, GENERAL D. IGNACIO COMONFORT....... 428
Agosto. ... 10 —Derrumbamiento en el camino de Tacubaya..... 431
Agosto.... 13 — Celo loable y eficaz del Excmo. Sr. Ministro de
Fomento.......................e....e.. 434
Agosto.... 17 — Tacubaya invadido en sus fondos municipales... 436
Agosto. ... 18 — Reparacion.........,..........,............ 450
1857.
Febrero... 3-— Aguas de Tacubaya.................,..... .. 465
Febrero. .. 7— El Heraldo, con un artículo : Todo es toro hasta
la cola........,........,,........ 450
Marzo..... 29 — Jura de la Constitucion...................... 453
Abril...... _ 5 — Al Eco Nacional, que impugnó mi artículo : Jura
de la Constitucion. ....................... 457
Julio...... 5 — El Heraldo, con un artículo : Puente de Shola.. 460
Agosto. ... 1. — El Heraldo, con un discurso felicitando al Exce-
lentisimo Sr. PresiDENTE, en el dia de su cum-
pleafios. .........,..........,.........e 463
Agosto.... 4-— Carta al Sr. D. Ernesto Masson , del Sr. PRESI-
DENTE GENERAL D. IGNAcIO COMONFORT. ...... 466
Agosto. ».. 26 — El Heraldo , con un artículo : Fundacion de Ta-
cubaya..... error rr rro roccocorosos ... Id.
Octubre. .. 3 — Escuela de Tacubaya. .........,........,... 469
Noviembre. 17 — Diario de avisos, con un discurso que pronuncié
en los exámenes del colegio de S. Ignacio de
Tacubaya, dirigido por el señor profesor don
Juan MONTERO. ...... canacnccnsranosom..» 473
1858.
Junio. .... 30 —¡Tragaderos!. ...oooooomosooroorcsrrrsrors. 483
682 ÍNDICE.
Fechas de la publicacion.
Julio...... 19— Tragaderos......................... PETITE
Julio... ... 8 — ¡Seis tragaderos!..................... on...
Julio. ..... 28 — Tragaderos......... sons. sos soso.
Agosto. ... 2-—Unica contestacion que supo dar el Sr. Peña,
regidor de aguas, á mi remitido del 28 de julio.
Junio. .... 14 — ¡Paso peligroso!.. Donccoccccccrccnarcccaooncooo
Novembre. 10 — À un gros rempailleur, Poésie de Chemin de fer.
Novembre.. 3 — Lettre que m'écrivit M.° HammexrN, lors de mon
premier envoi de becassines......... como.
Novembre.. 14— A madame AbÉLe Mesía De HAMMEREN, en lui
envoyant des bécassines une seconde fois....
Novembre.. 4 — Entre braconniers, article écrit par Mr. G. D....
Novembre.. 12 — Article d'un pouce, en réponse à Mr. G. D.....
Novembre.. 19 — Du même au même, article écrit par Mr. Gusra-
VE DESFONTAINES. ...ooooooooooocooom.oroso
Novembre.. 26— 4."* article sur le pouce, en réponse à l’article
= Du même au même.................. conos
1860.
Mai....... 2 — Complainte au jeune A. L.*Y................
Marzo..... 20 — Aguas de Tacubaya.................,..,.,.,.
Setiembre..*44 — Remitido inserto en el Diario de avisos........
Octubre. .. 12 — Aguas terrosas de los Leones. ............. ...
1961.
Febrero... ‘7-— Panaderías. ...............................
Febrero... l0— Id............ REP REE TEST EEE EE EETEEE
Febrero... 19— Íd....ooooooooooncococcromomosons<.. mos
Marzo..... &— H........ con...» APP RS TETE ETES EEE EEE
Marzo..... 16— ¡No mas esclavos en las panaderfas!. ......,..
Abril...... 20 — Panaderías. .................,..............
Mayo..... .1.°— Panaderías, panaderías, panaderías!.......... .
Mayo...... 7 — Panaderias. .....................:.........
Mayo...... 22 — Panaderías y mas panaderías. ................
Mayo...... 24 — Panaderías. ...............................
Junio. .... 19 — Panaderías (undécimo remitido.). ............
Julio...... 30 — Panaderías, (completaremos la docena.)........
Agosto. ... 15 — Panaderías, (ya van trece.). .................
Agosto. ... 17 — La Orquesta, con un artículo intitulado : El sefior
D. ErnesTO MASSON. ....oooooooooommooo»..
Setiembre... 14 — PanaderíaS.........«oooooooocoormooscsscano
INDICE. 683
Fechas de la publicacion. PAG»
Setiembre.. 16 — La Opinion liberal, reproduce mi artículo del 14
de Setiembre........ Sononso mos. sense 578
Setiembre.. 19 — Voto de gracias á la Opinion liberal........... 579
Octubre. .. 26 — ; Qué cansado es el cuento! (ménos para mf.).. 580
Octubre. .. 30 —Lo que dijo la Madre Celestina. .............. 586
Noviembre. 24 — Panaderías, (ya son 17.)..................... 587
Diciembre.. 24 — Panaderías, (fowjours.)...................... 590
1862-Enero. 1.° — El Mexicano habla sobre panaderías .......... 593
Id. Enero.. 5-— Panaderías, (ya tienen eco.). ................ 594
Id. Febrero. 25 — Tlapixqueras y panaderfas. ............. esoo. 596
1863.
Enero..... 17 — El cerro de Chapultepec......... soon e.... 603
Enero..... 21 — Limpia de la ciudad por el Sr. Adorno......... 604
Enero..... 25 —; Ya nos ahogamos!.. ...................... 608
Enero..... 28 — Invocacion á San Roque..................., 611
Febrero. . .. 4 — No todo es chanza.......................... 642
Febrero. .. ‘7— Amen, amen, dico vobis................,.... 616
Febrero. .. 11— Por lo blando ando............. ........... 618
Juillet..... 16 — Au jeune HENRI. — Impromptu .............. 620
Agosto. ... 8—A la estátua de Cárlos IV.............,...... 621
Agosto. ... 10— Habla en el Monitor el Sr. D. VALENTE Mejía,
Regidor de paseos.............. ..... .. . 622
Agosto. ... 14— La estátua de Cárlos IV..................... Id.
Agosto.... 24 — El muladar del Paseo nuevo ................. 623
Agosto. .. . 24 —Paseo nuevo. — Hablan los Sres. Editores del
Monitor...........................,..... 625
Agosto.... 27 — Muladar del paseo nuevo. ...........,.,..... 626
Octubre. .. 19— Los invälidos. ............................. 628
Diciembre.. 21 — Empedrado de algunas calles................ . 629
Diciembre. 30-— Demolicion de Sta. Clara. ................... 631
1963.
Janvier.... 2 — Arrêt rendu , condamnant le Sieur FeLix Prou1-
LLO, à payer son bec-jaune................. 635
Enero..... 29 — La estátua de Carlos IV. ........oooooooom... 638
Febrero. .. 10 — El muladar de Bucareli. ..........,,..,..... . 642
Febrero. .. 11 — Crónica de muladares. — Palo de ciego........ 644
Abril...... 24 — La estátua de Cärlos IV..................... 646
Abril...... 25 — Rectificacio: — artículo escrito por el Sr. Regi-
dor D. VALENTE Mmiia................,.... 648
Abril...... 26 — Rectificacion de rectificacion, en contestacion al
Sr. Mula... .00.00.09 0 69. 6.00. iói0000000000008 649
684 | ÍNDICE.
Fechas Ue la publicacion. PAG.
Abril...... 29 —Calle principal de Tacubaya.......... rom... 650
Abril...... 30 — La estátua de Cárlos 1V y el Ayuntamiento: — ar:
tículo escrito por P. S..................... 632
Mayo..... 2— La Orquesta me dice : « No hay que temer.».... 656
Mayo..... »—La estátua de Cárlos IV en contestacion áP.S... Id.
Mayo .... 26— Quejas de Cárlos IV y de su caballo...........- 662
Agosto. .. 13 — La Sociedad, con un aviso al Ayuntamiento..... 663
Agosto.'.. 16—;Aprobado!.....................,........... 668
1864.
Mayo..... 26 —Tacubaya. .........,...,....... aer arco... 673
FIN DEL INDICE.
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