Full text of "Physis"
Msund. 1937.
HARVARD UNIVERSITY.
LIBRARY
OF THE
MUSEUM OF COMPARATIVE ZOOLOGY
341%
Ebano
Saflindio. a0 11% = Ebano 11744. |
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FEB 7 1007
PoOYSTS
DE LA
SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
O MIOS 15
BUENOS AIRES
IMPRENTA Y CASA EDITORA ((CONI)
684 — CALLE PERÚ — 68%
19 LS-1QI9
SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
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COMISIONES DIRECTIVAS
Período 1918-1919
Presidente : A. Brancmí Liscuerrr; Vicepresidente : (zuino BowarELLI; Secretarios de
la Sociedad : Cartos A. M. CoLomBo e ILDberowso €. VarruoNe; Secretarios de la
Revista : Hiróniro PouyssiGUR; Tesorero : Fraxcisco CriveriiI; Administrador de la
Revista : Lorewzo R. Paront; Bibliotecario : Cexiva MoLiva y Venta; Vocales : Franco
Pastore y Juan José Nácera; Comisión redactora : A. Biaxcmr Lrscuerri, G. Bonare-
LLI, Hirórrro Pouyssécur, Lorewzo R. Paromr y Franco PastoRE.
Período 1919-1920
Presidente : A. Braxcni Liscuerri; Vicepresidente : lLoeronso C(. VarruoNe; Secre-
tarios de la Sociedad: Caxerano E. Roca y Arturo G. Frers; Secretario de la Revista :
Jos M. MoLrixo; Tesorero : Fraxcisco CriveiLI; Administrador de la Revista : Lo-
RENZO R. Paropr; Vocales : Frawco Pasrore y Augusto (. ScaLa; Comisión redacto-
ra: A. Bravcmr Liscuerrr, José M. Motrino, ILneronso €. VarruoNe, Lorenzo R.
Parobr y Franco PastorE.
Exrracro pe 1as BASES DE LA SOCIEDAD
APROBADAS EN LA REUNIÓN DEL 10 DE AGOSTO DE IQ IT Y MODIFICADAS EN LA ASAMBLEA
DEL 10 DE AGOSTO DE 1915
Esta Sociedad, fundada el 1? de Julio de 1g1r con el nombre de Sociedad PHYSIS,.
tiene por fines principales :
1 Estimular y facilitar el desarrollo de las Ciencias Naturales en la Argentina ;
2* Publicar una revista científica, que a partir del IÍ tomo lleva el título de PHY-
SIS. A esto se destinarán principalmente los fondos de la Sociedad ;
3" Celebrar reuniones científicas y realizar excursiones de estudio;
4? Propiciar la creación de parques naturales y la sanción de leyes que protejan a la
fauna y flora del país;
5 Propender a que la enseñanza de las Ciencias Naturales se haga en forma atra-
yente y práctica, a fin de despertar en los alumnos el gusto por las cosas de la natu-
raleza ;
6” Empeñarse porque el estudio universitario de estas materias, y especialmente el
del Doctorado en Ciencias Naturales, adquiera el desarrollo que corresponde a su im--
portancia como factor de la cultura nacional.
Dirección y Administración : ,
PERU 294, BUENOS AIRES.
Sumario del tomo IV
(Nos 16-18, 1918-1919)
No 16, Mayo 15 de 1918.
Ebuaro L. HoLmserG, Suplemento Í a las especies argentinas de « Coelioxys »..
CarLos Amecmixo, Los yacimientos arqueolíticos y osteolíticos de Miramar (con va-
MEMES ale lea lA E A Ud ES A
ÁnceL GaLLarno, Hormigas dolicoderinas de los Andes de Mendoza............
Rexaro Sanzíx, Las plantas invasoras de los cultivos, acequias, caminos, jardines,
eLo quencrecensenMendoz asus na Ie lC done a al
Exyrique Lyxcn ArripánzaGa, La langosta voladora de Colombia y Venezuela (con
VARAS MO e dd add ei alo e
Loserixos Navás, Algunos insectos Neurópteros de la Argentina (2* serie) (con va-
COMUNICACIONES
Arturo G. Frers, Metamorfosis de « Trogoderma pectinicornis » (Coleóptero Der-
DES) (CONAN o ec es a A e
Cantos S. Rern, Cementerio indígena postcolombiano de Viluco, en la provincia de
NVI A Aa aa E A
FLORENTINO AMEGHINO, Anotations inédites d propos de la canine de « Machaero-
dusiduspampeennjerteun travadllee: par homme
CarLos Lizer, Armas, adornos y otros objetos usados por los indios del oriente
DOLO oso
Féurx F. Oures, Un nuevo jalón septentrional de cierlas representaciones plásticas
deN RC UE CON DOTA aenS Co o len
REDRORS ER Up rocieaciónde oa a e o >
Guipo BoxareLt1, Hallazgos paleoetnológicos en la Tierra del Fuego...........
Roserto Dabbexe, Descripción de dos formas de aves aparentemente nuevas, pro-
cedenteside Nena epublica NAO en Sao E
ISS
le)
So
IOI
IOI
TOIL
102
102
(1) Además del Sumario cada tomo lleva un Índice alfabético, para colocar al fin del mismo.
La fecha de cada artículo es la del número en que ha aparecido.
1v E PHYSIS
Stewart Smirron, Sobre una nueva subespecie de « Balara cinerea » (Viemt.) del
INIA AS ARG e e e E Eat A O 106
CarLos SpEGAZzzINI, Sobre un hongo uruguayo nuevo: « Boletus (Bresadoliopsis)
montevidens is SBEE (COM AA 107
Cantos A. Marentt, Espesor de la piel de un elefante : « Elephas maximus ».... 112
Carros S. ReeD, Presentación de un ejemplar de « Liosaurus Belli» y noticias de
OtRONe Jen plaRoDs e Dado Renca Ut 113
Jeaw Brirmes, Description d'une nouvelle « Dexiinae » argentiNe ooo... ... 115
C. Lizer y L. DeLéraxa, Presentación de la segunda serie de objetos usados por
lostirdigenas de lO rente Not de ibn 1540
Juas W. Grez, Nuevos hallazgos de fósiles en el río Santa Lucía en la provincia de
SS lalala e dba ara dido 3 oaoo a 116
Carros FieBriG, Organización del Museo de Historia Natural y Jardín Botánico de
IAS (LARA secos poco caco co esoe O NE Edo O e E 117
Martín Dorro-Jurabo, Nota preliminar sobre la presencia de algunas especies de
lam jaunatmagallarnica entera de IO
ExxiqueE DE Cartes, Los vestigios industriales de la presencia del hombre terciario
de Mana AN A SRA A 125
CarLos Lizer, Presentación de objetos hechos por los mestizos e indigenas reduci-
dosidel Oriente bola 128
MOVIMIENTO SOCIAL
Primera Reunión Nacional de la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales...... 120
La reunión de Tucumán y la revista de una Sociedad extranjera. ........... o 129
INUEDOS SOCIOS TACOS e NA A O 129
Sociedad Cientifica Argentina O A 130
JuntarNacionaWparaWlastaplicacionesictentiicas A a 131
CRÓNICA
Sociedad Ornitológica del Plata, 132. — Sociedad de Ciencias Naturales de Córdoba,
132. — Museo Nacional de Buenos Aires (con 1 fig.), 132. -— Museo Etnográfico
de la Facultad de Filosofía y Letras: sus últimas adquisiciones, 133. — Institucio-
nes científicas extranjeras, 134. — La guerra y el movimiento científico, 136.
BIBLIOGRAFÍA
New and litte known species of South American fresh water Musselsof the genus /Di-
plodon, 137. — Description de quelques nouvelles fourmis de la République Argen-
tine, 137. — Trois nouveaux Spermophagus Scnoewm. (Col. Bruchidae), 138. -— Cos-
tumbres y nidos de hormigas, 138. — New and little known heteropterous hemiptera
in the United States national museum, 138. — La fóret valdivienne et ses limites,
138. — La obra botánica del Dr. Moisés Benrow, 139. — Geología de la falda orien-
tal de la Cordillera del Plata en la provincia de Mendoza, 142. — Estudios geológi-
cos e hidrogeológicos en los alrededores de Villa Dolores, en la provincia de Córdoba,
142. — Memorias del Instituto « Oswaldo Cruz », 143. — Contribución de la So-
ciété scientifique du Chili a los estudios histórico-naturales, 143.”
Sumario del lomo IV
No 17, Diciembre 20 de 1918.
Epuarno L. HormserG, Suplemento I a las especies argentinas de « Coeliomys »
(CONAN A A O O llas iu tdi
Lorewzo R. Panor, Notas preliminares sobre las « Chlorideas » de la República
AN er COMEN e o a idas ales
Cantos Brucn, Nuevos huéspedes de hormigas procedentes de Córdoba (con varias
SS A e all ra,
SaLvanor DeseweDErTI, La XIV expedición arqueológica de la Facultad de Filo-
sofía y Letras (con varias figs.)........ NA TU EEC AA ;
P. Grorser, Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera entre San Juan
Na ae la ap (COM o Vi
E. H. Corbrro, Notes sur les Gastrotriches (con varias ÍigS.)..........o.oooo..
Juan José Nácera, El Cerrito (con 2 figS.)............. A as PEO MONTE ES
Manrríx DorLto-Jurano, Dos nuevas especies de moluscos marinos (con varias figs.)
José M. Somrar, Sobre el Piroxeno y la Olivina de la diabasa de «Ulfoe » ...
(ARTOSHOPEGAZZINIS NO LES AUCOOQUcas SN ANS O SAO e Ea
Crisrópan M. Hicken, Plantas del Río Negro. recogidas por Aucusto C. ScaLa.,
e
COMUNICACIONES
Jraw Brirmes, Description de la galle et de la cécidomyie d'« Aeschynomene mon-
TE DId ens iS COMA e e ia I a alto ita
Cantos S. Rego, Breves observaciones acerca de la biología de la « Phulia nym-
phala »
Aucusto C. Scara, Sobre un tratamiento empírico en un caso de mordedura de
sen prerten(CO MN MES Sola qu. a RA o E O Rd E
Pero Sérié, Un lagarto común en la sierra de Córdoba... ooo.
Guipo BowareLLI, Pseudoolitos de Patagonia : un «Neoinoceramus » de Santa Cruz.
Epuarno CArErTE, La ortografía del género « Nothofagus » BLUME. ..........
ExriqueE PaLaveciuno, Algunas particularidades morfológicas del endocráneo y el
VESARDUO UA A A ol a de IEA ARO AL
Arturo G. Frers, Nidificación y metamorfosis del « Pachodynerus argentinus »
DAVES: (CUA AECA ad e E e E A NA
Canos A. Mareti, Un ballenato hallado en la costa del río de la Plata (con 1 fig.)
Fervawno Lamure, Nota sobre « Monostoma mutabile » y la clasificación general de
los linenatode (COMINO aa cid
-CarLos Lizer, La « [cerya brasiliensis » nueva para la fauna argentina. ........
CarLos Brucn, Nuevos huéspedes de hormigas de Córdoba. Observaciones biológi-
cas, sobre una mosca de la familia: « Syrphidae»
Mices Sruarr Prsvincrox, Notas sobre la larva y la pseudoimagen de la « Ne-
TORO: DADA ee loe Lis eestaus NU ANI AE A RENE
Mies Sruart Peuniveron, Un hemiptero nuevo para la Argentina (con 1 fig.)...
Arturo G. Frers, Metamorfosis de la « Lema bilineata » Gem. (con varias figs.)
CarLos A. MareLtr, Un género de Catáceos nuevo para los mares argentinos ....
Guimo BowareLti, Hallazgos paleontológicos en la provincia de Salta...........
Guimo BoxarELLt, Sobre los hallazgos paleoetnológicos de Miramar ....oo......
DVD O O YD Uy)
DD UD 0
(SS SIN
OD 0
Co)
vw PHYSIS
Eucexio GracoMELLI, Apuntes sobre algunas formas argentinas de mariposas del
género « Phulia » ScHarrr.
Rogerro Wicumanx, Las rocas de la.isla Quintana en el golfo San Jorge.......
RoBerro Wicumaww, Sobre la edad de las capas petrolíferas de Comodoro Rivadavia
Ferxawno Lamute, Sobre Chitones de la Patagonia ..
Marríx DoeLLo-Jurano, Presentación de una colección de invertebrados marinos de
las Orcadas del Sur.
Rorerto Lemmans-Nrrscme, Objetos arqueológicos del extremo sur de la provincia
de Buenos Aires.
EverarD E. Brancuarb, Una nueva especie de « Aleurolhrixus » (Homoptera A ley-
rodidae) (con varias figs.)
Jeas Brermes, Description d'une nouvelle espéce de « Sphex » de la saab
Argentine.
Juan Brirmes, Un Bembécido cazador de hemipleros
CarLos Lizer, Varios casos miméticos extraordinarios en ortópteros tropicales
Luis DeLétano, Los tejidos y trenzados fabricados con diversos vegetales por los
indigenas del Norte y del Este boliviano
Mies Sruart PeyxixcrowN, Sobre Coreidos argentinos
E. L. HormberG, Himenópteros recogidos a orillas del río Negro por A. C. ScaLa.
Guipo BoxarEttrI, Nuevas contribuciones geopaleontológicas argentinas
CarLos Brucn, La forma macróptera de « Neoblissus parasitaster » BerGrOTH (con
C. Brucn, Descripción de Cerambicidos argentinos
Juax Brirmes, Sobre una Lepidopterocecidia del Lecherón « Sapium aucuparium »
(con 1 fig.)
Dermamtra Grambracr, El género « Bathysiphon » en Magallanes
Epuarno L. Hormber6, Sobre los palpos maxilares de dos géneros de abejas.....
Franco Pastor, Modo curioso de destrucción de una roca cuarcitica
CarLos Brucn, Comunicaciones entomológicas : Una curiosa ponerina de Córdoba.
Biología de « Cotinis semiopaca » Moser. Huéspedes de la hormiga negra, reco-
lectados por Juaw BosQ
Carros Lizer, Psilidos y Cóccidos nuevos para la fauna argentina ......o.......
Guimo Boxarrtt, Nuevos afloramientos fosiliferos de la ingresión querandina en
las inmediaciones de la ciudad de Buenos Aires
Jrax Brermes, Description de deux Coléopteres Cantharides de Catamarca
Peoro Sérik, El género « Siphonops » (Cecilido) en la Argentina.
G. BoxareLti, La « Estheria » de Cacheuta
Eugenio GracomeLtt, Observaciones entomológicas
Fersayno Lamute, Nola sobre dos casos teratológicos observados en unos peces
(con 1 fig.)
Aucusto Tarta, Una mandíbula de Dinosaurio procedente de Palagonia.........
Marrtíx DorLLo-Jurano, Presentación de ejemplares de «Pecten» de la Argentina.
MOVIMIENTO SOCIAL
Sumario del tomo IV via
DOME AA la jo bl a olaa o CNO Elo ISA 372
IN EDOSASOCLOSHO CIO TVN OS E SST ao PANA
CRÓNICA
' Homenaje a Juax B. AmBroserTI, 373. — Sociedad Ornitológica del Plata, 378. —
Ciencias naturales en la América latina, 379. — AuBerto LorrcreEN, +, 380. —
Emo A. Goerbr, 7, 381. — Henry Surer, 7, 381.
/
BIBLIOGRAFÍA
Revisión de las Laboulbeniales argentinas, 383. — Camizo MEYER, 384. — Sobre algu-
nas orquídeas erróneamente omitidas para el país, 384. — Phragmites dioica Hack.
no es «nomen nudum », 387. — Tillandsia lichenoides Hierox., 389. — Á collection
of food-fisches from Argentina, 389. — Revista Chilena de Historia Natural, 3go. —
Anales de Zoología Aplicada, 391. -— Aracnología chilena, 3g1. — Etude des Gryl-
lides du Museo di Storia Naturale di Genova, 392.
No 18. Diciembre 31 de 1919.
CarLos Brucn, Metamorfosis de « Cotinis semiopaca » Moser (Coleóptero lameli-
cornio) (con varias figs.) 393
CarLos Brucn, Descripción de una curiosa Ponerina de Córdoba (con varias figs.) Loo
E. H. Coroero, « Cystodiscus immersus » Lutz. Mixosporidio de los batracios del
Unuguoy(CONVana stes E a Ade EA A O 403
Micuer limo llas vAsclepradadceas ta gentmas A A 41o
CarLos A. MareLLi, Examen del encéfalo de cuatro roedores de la subfamilia
« Sigmodontinae » (Myomorpha) y de uno del suborden « Hystricomorpha » (con
varas os: NS SAY, ada A A 438
Deinama Grambracr, Foraminiferos fósiles del género « Bathysiphon » (con varias
ME Nr E ta O a O AN 463
Lucien Hauman, Notes sur les espéces argentines des genres « Azorella » et « Bo-
A A A O Ad 468
Juax A. Domíxcuez, José l'. MoLrrso y Emuia L. De GaLteLtr, Investigaciones
fitoquímicas en plantas indigenas o naturalizadas (serie V) o 501
COMUNICACIONES
Cantos Brucn, Descripción del nuevo Criptofágido : «Hapalips Spegazzini» n. sp.
(COMER A o O A A A 522
MiLes Sruart PewnivcroN, Nota sobre las especies argentinas del género « Phyma-
ta (contaras oso IS A o nor IE 523
MiLes Sruart PesniscroN, Descripción del nuevo hemíiptero « Leptobyrsa mendo-
CC O OA 526
Mies Sruart PeynincroN, Notas sobre las especies argentinas del género « Neza-
CS A A a a a o SO 527
Cantos Lizer, Nota acerca de la presencia de la « Sitotroga cerealella » (Ot1v.)
en la República Argentina
[+1]
[Se]
e)
vn : PHYSIS
E. H. Corvero, Nota sobre « Opalina antilliensis » Muercare, Ciliado parásito de
¡ostoatracios tae UROquaya (COM Vacas a A A
Fervanno Lame, Nota sobre « Anoplocephala magna » (AñiLe.) (con varias figs.)
F. Lamute, Nota sobre « Taenia ovis » (CoBb.) RansoM....... cs
Pebro Sérié, Datos acerca de la alimentación de 50 especies de ofidios.........
Cartos Brucn, Nidos y costumbres de hormigas (con 2 M8S.). ooo.
R. Scarerrer, Observaciones biológicas sobre Lepidópteros. ooo... Ae
Luis Derérane, Sombreros de Nueva Caledonta
Hermany vox Inerinc, Consideraciones generales sobre las formaciones sedimenta-
rias cretáceo-terciarias de la Patagonia......... a NN O
HegmawN von Ímerinc, La historia del océano Atlántico y de los países limítrofes.
Roserto DanBrwe, Especies de aves poco, comunes o nuevas para la República Ar-
e A Ra a E AscisoE
Martíx DoeLto-Jurabo, Une nouvelle espéce de « Miltha » du Tertiaire de U'Ar-
gente (CONAN o ado E Ea AI
CarLos Amecmino, Nuevos objetos del hombre pampeano : los anzuelos fósiles de
Miramar yan e cociendo UA
Eric Boman, Las calabazas de los indios antiguos y actuales de la América del Sur :
LO Jena RES CENA CES
Arturo G. Frers, Metamorfosis de Coleópteros argentinos (con varias figs.)....
Teresa Joan, Nota sobre la presencia en la República Argentina de un enemigo
natural de los « gorgojos » y « palometas » del trigo y del maíz...
Franco PastorE, El pórfido cuarcifero de la cantera de Puerto Deseado. .......
Mies Sruarr PenxincroN, Notas sobre un caso de la enfermedad llamada « Ura »,
causada por la larva de la « Dermatobia cyaniventris » Maco. (con 2 figs.)....
Mies Sruarr PexvivcroN, « Melpia integra » Ber6G no es buena especie. .......
Luciex Hauman, Nuevas familias de Fanerógamas para la Flora argentina......
ÁnaeL Zorra, Biología de dos Lepidópteros NAAA ES OS tale Plá ;
Juaw A. Domíxscuez, José F. Mocrivo y Emma L. DE GatteLti, Investigaciones
fitoquímicas en especies indigenas o naturalizadaS.....o.ooooo..o.... A
AwceEL Brancmi Liscuerri, Algunas observaciones sobre la morfología de los huevos
dex Qulez o (CON VATaS Ds
ÁnceL Brancmi Liscuerri, Un verme del género « Planaria » enemigo natural de
¡SAR VAS EVO qUe A AN A
Fervanno Lamute, Nota sobre un nuevo generondern DIOS PLC E
Juan Brirmes, Una micocecidia en « Nectandra angustifolia » Nees (con 2 figs.).
Cartos Brucn, Cuatro especies huéspedes de «Solenopsis saevissima » var. «Rich-
A A o O OA So d oi ocaso seas
Mies Sruart PenvincroN, Sobre « Janthinosoma Arribalzagai » GMLES.........
Juas Brermes, Una agalla en « Erigeron bonariense » L. (con 1 fig.)..........
Juan Brermes, Un nuevo género « Philoscaptus » para « Podalgus bonariensis »
Lucies Haumax, Las Palmeras de la Flora argentina (con varias figs.) ........
Epuarno L. HormberG, Sinopsis dicotómica para determinar las especies argenti-
naside rocoso laa e AU E A
Sumario del tomo IV 1x
MOVIMIENTO SOCIAL
RESUME e een cc UMTS AN E dro dato ec tiba te a lea 609
Resunenktdeldeencicio IAS IND A ES A Na NETO 615
WMovintentordeñtes nen ISO NINO AU 618
Moiimrentordertes o rentar Dd O MIMI SS a e IO Os 619
Non cerdo perno do NIT LOU a a IA a ad la lao o tale A 620
Balancerd ep erto do IILS MIA RA E A ea la 620
Subscripción para ayudar a la publicación del tomo IV de PmxsiS. ooo... 621
Rania de la Cono DA oa E 622
"Rute ave unto NACION a dE SAN A A 622
Dis tinc tonkas AN GEES AMIA Do A O A 623
CRÓNICA
El viaje del Dr. Hermasy voy lueriva a la Argentina, Chile y Uruguay, 624. — Pre-
mios de la Facultad de Ciencias, 625. — Museo Nacional de Historia Natural de
Buenos Aires, 625. — Instituto de Botánica y Farmacología, 628. — Museo Etno-
gráfico de la Facultad de Filosofía y Letras, 628. — Primer Congreso Nacional de
Química, 629. — La Dirección del Museo Británico, 630. — Premios de la Acade-
mia de Ciencias de París (1918), 631. — Instituto Seroterápico de Butantán, 632.
The American Journal of Science 1818-1918 : Un siglo de existencia, 632.
BIBLIOGRAFÍA
Obras completas y correspondencia científica de FLorewsrivo Ámecmixo, 638. — Supers-
ticiones y leyendas. Región Misionera. Valles calchaquíes. Las Pampas, 639. — Nue-
vas investigaciones biométricas sobre las primitivas poblaciones de la Patagonia, 6%o.
— Sobre la nieve penitente de los Andes argentinos, 640. — Folklore argentino.
Santos Vega, 641. — Una momia de Salinas Grandes (Puna de Jujuy), 641. — Las
doctrinas de AmecHino : La tierra, la vida y el hombre, 641. — Estudios paleonto-
lógicos, 642. — El Hornero, 644. — Sobre el desarrollo intraovarial de Jenynsia li-
neata, 645. — Las hormigas de la República Argentina : Subfamilia Ponerinas, 646.
— Description d'un Chalcidien de la République Argentine, 646. — Nephila rive-
rai, 647. — Los Tisanópteros, 647. — Notes sur le genre Astylas Cast. et description
de deux espéces nouvelles, 647. — Cerambícidos argentinos nuevos o poco conoci-
gé-
tation des Hautes Cordilléres de Mendoza, 652. — La vegetación primitiva de la
dos, 647. — Flora y fauna de la provincia de Santiago del Estero, 648. — La vé
ribera argentina del río de la Plata, 653. — Descriptions of new species of Chitons
from the Pacific coast of America, 653. — Description of new species of mollusks
of the family Turritidae from the west coast of America and adjacent regions, 694.
— The status of Loboa Brunoi vos lmerivG, 655. — A new form of Ampullaria,
655. — Caramujos de agua doce do genero Planorbis observados no Brazil, 655. —
O microplancton do Atlantico: nas imediacóes de Mar del Plata, 656. “wc” co
ca -iíolo:
í »
SEP 20 ii
sE
Tomo IV Buenos Aires, Mayo 15 de 1918 N* 46
Md O
REVISTA DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
SUMARIO
Epuarno L. HormBero. Suplemento Í á las especies argentinas de Colioxys... hi
CarLos ÁMEGHINO...... * Los yacimientos arqueolíticos y osteclíticos de Miramar. 14
ÁnceL GALLARDO. -.-- Hormigas dolicoderinas de los Andes de Mendoza...... 28
RENATO SANZIN.....<. Las plantas invasoras de los cultivos, acequias, caminos,
Jardines, etc. que crecen en Mendoza y sus alrededores. 32
E. Lywcn Arrreárzaca. La langosta voladora de Colombia y Venezuela........ 49
R. P. Loxenos Navás. — Algunos insectos Neurópteros de la Argentina......... So
COMUNICA CIONES
Sesión del 24 de noviembre de 1917
Arrtuño (G. Frers.... Metamorfosis de Trogoderma pectinicornis (Coleóptero
De mnes Ed N NI O a Aa do ASS e go
CarLos S. RBED...... Cementerio indigena postcolombiano de Viluco, provincia
UA A A EOS A ASMA A E USC 94
FLoreNTIiO ÁmeGHINO. Annotations inédites ú propos de la canine de Machae-
rodus du pampéen inférieur travaillée par homme. . 96
RESUMEN DE OTRAS COMUNICACIONES
Carros LizBR........ Armas, adornos y otros objetos usados por los indios del
oriente boliviano........-.. RS O EA CA 100
(Continúa en la página siguiente.)
BUENOS AIRES
IMPRENTA Y CASA EDITORA ((CONI »
684 — Perú — 684
1g1Ó-
Firrx F. Outes. ..... Nuevos rastros de la cultura guarani en e cuenca del Pa-
raná inferior ...... da E o lo
Fírx F. Oures...... Un nuevo jalón septentrional en la dispersión de ciertas
AS Ñ PE he 1 representaciones plásticas de la cuenca paranaense...
ERRO ep. d . + Procreación de una PS OS da E
SUBO Boxametzs.. Se . Hallazgos paleoetnológicos en Tierra del Fuego.......
NN DA yes 2
Sesión del 19 de enero de 1918
Roserrto Daspeye.... Descripción de dos formas de aves aparentemente nuevas
procedentes del NW. de la República Argentina...
STEWART SHIPTON..... Sobre una nueva subespecie de Batara cinerea (Vieill.)
dela Weonde la Argen a a IE ION >
CaRLos SPEGAZZINI.... Sobre un hongo uruguayo nuevo, Boletus (Bresadoliop-
E sis) montevideensis pego O ao E
Carros A. MareLti... Espesor de la piel de un elefante........... E
CarLos S. ReED...... Presentación de un ejemplar de Liosaurus Belli y no-
ticias acerca de otro ejemplar observado en cautividad.
Jeay BRETHES......-.- Description d'une nouvelle Dexiinae argentine........
RESUMEN DE OTRAS COMUNICACIONES
C. Lizer Y L. Deiérasc. Presentación de la segunda serie de objetos usados por
los indigenas del oriente y norte de Bolivia.........
Juan W. Grz........ Nuevos hallazgos de fósiles en el rio Santa Lucía (Co-
TELEMESIA NAAA A O Po
Sesión del 23 de febrero de 1918
Carros FimbrIG ...... - Organización del Museo de Historia Natural y Jardín
Botánico de Trinidad (Paraguay)......... Pa
M. DorLLo-Jurano.... Nota preliminar sobre la presencia de algunas especies
) de la fauna magallánica frente a Mar del Plata.....
Exrique De Cartes... Los vestigios industriales de la presencia del hombre ter-
clartaen MAMI A AN
RESUMEN DE OTRAS COMUNICACIONES
CarLos LizER........ Presentación de objetos hechos por los mestizos e indige-
nas reducidos del oriente boliviaNO.....ooo..oo.o..
Movimiewro SociaL : Primera Reunión Nacional de la Sociedad Argentina de Gien-
cias Naturales. — La reunión de Tucumán y la revista de una sociedad extran-
Jera. — Nuevos socios activos. — Subscripción entre los socios de la S. A. €. N.
— Personales. — Sociedad Científica Argentina. — Junta Nacional para las apli-
CACIONES OLeNÍÍICaS Sa oa ade le atada ES oO e AR a IAN A MSN
Crónica : Sociedad Ornitológica del Plata. — Sociedad de Ciencias Naturales de
Córdoba. — Museo Nacional de Buenos Aires. — Museo Etnográfico de la Facul-
tad de Filosofía y Letras. Sus últimas adquisiciones. — Instituciones cientificas
extranjeras. — La guerra y el movimiento cientificO............- SAO in
BIELIOGRA FLA E O e E A DA E
101
128
129
PHA?STES
REVISTA
DE LA
SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
SECRETARIO DIRECTOR ADMINISTRADOR
GUILLERMO SENILLOSA FRANCO PASTORE LORENZO R. PARODI
No 16 La fecha va al final de cada número Tomo IV
Suplemento |
LA
a
Las especies argentinas de Celioxys -
por EDUARDO L. HOLMBERG
COHORTES ó GRUPOS 1-11.
En este Suplemento I incluyo algunas especies que me han sido envia-
das de diversos puntos de la República despues de publicada la obra á que
alude el título, ó que, por cualquier motivo, no fueron incluidas en ella.
En cada caso particular se consigna la causa de su presencia en estas pági-
nas, sea por su novedad como especie, ó como agregada á nuestra Fauna,
como sexo no descrito, como ampliacion de su área: geográfica, «€, lo
cual, más de una vez, motiva la creacion de nuevos dilemas subordinados.
En el último caso, y cuando sólo se trata del cambio de signo de una espe-
cie conocida (como sucede con €. vidua y €. lativalva — CGohors III), se
consigna el nombre de ésta en bastardilla, sin mayores datos.
Los Grupos IV-XI seguirán á los actuales. -
Pero no pondré aquí el punto final correspondiente sin haber expresado
mi agradecimiento á los hábiles coleccionistas que me han permitido am-
pliar la obra.
(1) Trabajo publicado en Anales del Museo Nacional de Buenos Aires, t. 28, pp. 541-591.
PHYSIS. — T, IV 1
2 PHYSIS (IV, 1918)
Il. ERYTHROBASIS (op. c., p. 593).
A. Heematonotos (1d.).
(Punctorum series major post dilemmatis proposi—
tionem speciem vel seriem hypoteticam indicat.)
COHORS L.
e. GYMNOPTYCHE (1d.).
1. Coelioxys cerasiopleura (p. 553)
var. schrottkyana H. (p. 556).
Tucuman : in urbe (GC. Lizer et L. Derérano, 1 y, Xl-23-1916); 10,
Alpachiri (XM-15-1916 «in Ammi visnaga Lamx. » P. JÓRGENSEN inv.).
ff. Pyaxocrossos (p. 993).
2. CG. humahuake (p. 553) var. oblita n.
Q. Mesothoracis maculis cerasinis lateralibus magis depauperatis, ad
marginem ejusdem supra tegulas tantum modice conspicuis; ventre nigri-
canti potius. Specimen magnitudine minori, Larre« forsan resina hic
illic conspersum; abdomine magis extenso.
Ala 7 mm. long., inter alas 2 5 mm. lat.
Salta : Pampa Grande, Quebrada de la Pedrera (1-20-1908, Ebuarbo
ALEJANDRO H., filius, invenit).
bb. LroreLTE (p. 597).
. C. bonaérensis Hormsc. (p. 557).
a inurbe(g', XE23- o C. 5. Reroleg.); Rioja (1 P, 10,
E. GracomELLI col.).
AA. Melanonotos (p. 557).
h. Femina (id., Sí, p. 571).
1. Lacocmmos. — CGlypeo in medio fisso vel lonsitiorsara rimoso labro:
leporino instar (cohortis nomen mutavi).
COHORS II.
S. LABIDIOPEMPTON (p. 957).
4. QC. bifida Friese (1d.)..
Santafé : Alvear, Xl-26-1916 — «n. 1071». —J. Hisricn «in Pas-
calia glauca » col.).
SS. CANONICOPEMPTON. — Segmentum ventrale 5** normale, processis-
insolitis destitutum.
Epuvarvo L. HorurerG : Suplemento 1 á «Las especies argentinas de Coltozys » 3
ale Et sensim angulatum vertice simplici.
TA 5. Q.C. leporina ScHrorTKY.
1909. Himenópleros de Catamarca in Anales de la Soc.
Cient. Arg., t. LXVIII, p. 261.
Misiones : Colonia Bonpland (X-20-1909; — lH-1-1911 — QQ tan-
tum P. JórGENSEN). — (« Paraguay : Encarnacion », €. Scmr.).
j. Alio modo evolutum aut desinens.
11. UxaNoMaLos (p. 597). — Clypeus normalis, integer.
3. EricoLoBOs (p. 957).
COHORS III.
(05 0107)
kk. (p. 558).
l. OrrHocotobBos (p. 958).
¡- Ultra medium prope apicem superne hirtum.
O. Etin truncatura dense breviterque piloso-limbatum.—Adde!
€. Abdominis segmentis duobus primis dorsi vel ultra rufis.
S. Tribus primis vel ultra.
.. +... +. . . +... . .< .s.s.
Ss. Duobus primis. C. coloboptyche (p. 558).
ee. Primo tantum. |
!. Hypopyglum sensim acuminatum, ad margines sub-
dense ciliatum, pilis fere retrorsis apicem chitinosum
haud vel inconspicue superantibus.
nas 6. Y. C. Ambrosettii, n. sp.
In memoriam cari generi J. B. Ambroserri.
O. Nigra, dense subrugulose punctata, in abdomine leevi subtiliter;
laxe albo-pubescens ; rufa sunt: mandibule magnam ad partem, tegul:e,
pedes, calcaria, unguiculee apice obscuriori, abdominis segmentum 1"”
superne et inferne atque segmentum 2""” in parte deflexa; vulto sat laxe
longeque albo-villoso in medio modice; ocellis posticis sesquidiametro
inter se disjunctis, vix ultra duplum diametrum ab oculis, fere diametro ab
antico; flagelli segmento 2* 3"" aliquantulum superante; genis superne
4 PHYSIS (1V, 1918)
modice, inferne densius pubescentibus; pronoti angulis rotundatis, infero
extenso, supero obtusissimo vix indicato; mesonoto antice fasciolis recur-
vatis, separatis, fasciolaque mesonoti-scutellari angusta, albis; vellere
thoracico haud denso; scutello a superne margine procurvo, et parum ab
antice tantum inspecto breviter angulatim producto, spinis lateralibus a
superne acutis, marginibus externis inter se fere parallelis acumine libero
parum divaricato, a latere rotundato-obtusis; alis sublimpidis, cellula
mediali ín angulo distali acuto, radialis dimidio costali et margine postico
parum infuscatis; pedibus modice villosis in aristis majoribus densius,
scopulis flavidis. — Abdomen sat nitidum, punctis parvis in segmento-
rum dimidio basali densioribus, segmentis dende subsinuose transverse
Impressis, pone impressionem punctis rarioribus, latera versus aliquan-
tulum densioribus, 5” transverse vix impresso; epipygio triangulari quasi
eequilatero, omnino punctato, in medio carinula nitore indicata dimidio
postico altiori, apice truncato breviter denseque transverse fusco-villoso
et superne prope apicem opaco, dense punctato el fusco-hirto, utrinque
tenuiter marginato et supra marginem in medio postico dense, breviter
appresseque albo-villoso; segmentis dorsi preeterea albo-marginatis (in
specimine sat denudatis, pilis remanentibus tamen et punctis eorumdem
insertionum fasciam integram monentibus); ventre segmentis haud im-
pressis punctis subregulariter sparsis vix rarioribus, marginibus fere omni-
no denudatis pilis sparsis albis(casu simili), 5” sensim angustato, triangu-
lari, apice magis aucto rotundato et breviter albo-marginato in disci parte
apicali breviter oblicue fusco-hirtulo; hypopygio ultra epipygl apicem
«que lato deinde sensim acuminato, dimidiam longitudinem epipygll
haud attingente, pluma instar barbato, barbis fuscis ad basin paulo dilu-
tioribus, haud separatis, sursum curvatis, ultimis mucronis apicem attin-
gentibus et limine subrotundato, inferne aristato quasi recto, deinde sub-
ter epipygll apicem antrorsum sensim ampliato.
Long. 13 3, alar. exp. 22 3, ala 9, antenna 5 3 mm.
Catamarca : El Candado (Ml-12-1917 —P. JórGENSEN 1nv.).
|!. Hypopygium alio modo desinens.
CO. Et in truncatura haud piloso-limbatum (p. 558).
y. Ultra medium prope apicem superne nudum.
A. Et in truncatura dense breviterque piloso-limbatum.
Ebuarno L. HormrerG : Suplemento I áú «Las especies argentinas de Coeliomys » 5
O G. catamarcensis SCHROTTKY (p. 558).
AA. (p. 558). Truncatura. nuda. — Adde!
[J. Angusta; hypopygl processu angustato, parallelo, deinde
recte acuminato.
e. 7. Y. C. exspectata, n. sp.
Q. Nigra, nitida, leevis, abdominis segmentis tribus primis cerasinis;
epipygio triangulari opaco ad apicem angustum truncato; hypopyglo
processu apicali angusto, parallelo, deinde marginibus recte conniventi-
bus apicem acutum versus. — Capul nigrum sat grosse subrugulose quasi
dense punctatum, antice pilis cinereis, in foveolis radiantibus, reliquo
subappressis setulis nigricantibus sparsis, intermixtis, erectiusculis, ve-
stitum, in fronte rarioribus, quasi squamiformibus, brevibus, in genis
albicantibus vel albis, in orbita postica densioribus, inferne longioribus;
ocellis posticis inter se sesquidiametro vel vix ultra disjunctis, paulo minus
quam diametro ab antico, triplo diametro ab oculis; antennis nigris, se-
gmento ultimo truncato, subrotundato, apice aliquantulum compresso,
flagelli segmento 2? 3” brevior1; mandibulis basi et apice nigris, in medio
cerasinis, fortiter punctatis, pilis sparsis pallidis vestitis, in foveola basali
densis, haud longis, albis, plumosis. — Thorax niger, nitidus, levis,
punctatus, haud dense albido-pubescens, in pectore antice dense, prope
mesonoti margines laterales vix rugulose punctisque densioribus; pronoti
lobo supero recto, testaceo, infero majori ferrugineo, curva profunda con-
tracurvam superante; mesonoto sparse nigro-hirto, aliquantulum furfu-
raceo, punctis squamulam griseam sepe gerentibus, in medio antico
depressione paulo conspicua longitrorsa donato, prope medium in mat-
gine antico puncto vel macula parva griseo-squamulosa utrinque ornato
(et lineolis solitis recurvis quasi evanidis); scutello retrorsum simplice
angulato, angulo obtuso, sursum parum curvato, apice ultra tangentem
spinarum communem abeunte et planum altiorem attingente, nitido, sat
sparse punctato, punctis haud profundis, spinarum marginibus externis
inter se quasi parallelis, apice acuto, a latere inspecto nonnihil oblicue
rotundato-truncato; tegulis cereo-nitentibus, ferrugineis, dimidio postico
punctatis; alis sordidule fuscescenti-hyalinis, pauperrime iridescentibus;
cellulee radialis dimidio costali et margine postico fuscis, carpo testaceo,
venulis piceis, ad basin breviter vix rufescentibus; pedibus cum trochan-
teribus ferrugineis, tibia ll apice excepto tarsisque omnibus nigris, sparse
breviterque albido-pubescentibus, in aristis nonnullis densioribus, calca-
ribus unguiculisque ferrugineis, scopulis fulvescenti-flavis. — Abdomen
magis nitidum, leeve, haud dense punctatum in segmento 1*, et distantia
6 PHYSIS (1V, 1918)
inter punctos ab hoc usque ad 5” accrescens, ita ut in 5% punctl rari, in
segmentis omnibus tamen utrinque minus dispersis; segmentis 1-3 trans-
lucide subfulvescenti-ferrugineis ad partim obscuratis; 1-5 albo-squamu-
loso-fimbriato-marginatis et in parte deflexa rufis quoque et simile pun-
ctatis ut in dorso utrinque; epipygio triangulari, paulo longiori quam in
basi latiori, microscopice densissime punctulato, opaco vel quas1, carinula
media levi, longitrorsum omnino percurrenti atque in medio basali setu-
lis brevibus, nigris, separatis, uniseriatis, erectis ornata munito, deinde
parum pone basin eminentia subcarinuliformi gradatim attenuata, supra
et prope marginem lateralem fere parallelam sita apicem quasi attingente
utrinque donato; parte basali ovata, a latere inspecta modice suaviterque
indicata et ultra eam inter carinam mediam et laterales depressiusculo
atque modice nitente, imo apice (satis aucto) carinula inclusa truncato;
ventre dorso simile punctato, punctis tamen parum majoribus densiori-
busque, segmentis albo-squamuloso-fimbriatis atque ante fimbriam squa-
mulis stratis fasciam medium versus sensim angustatam dispositis, 1% spar-
sius, in medio carinato, carinula antrorsum angulatim producta et ibi
nigra; 1-4” saturate rufis, 5* nigro, triangulari, lateribus angulum fere
rectum desinentibus vertice rotundatulo, disco aliquantulum longitror-
sum depresso, omnino sub luce laterali, apicem versus fortius ; hypopygio
nigro parte basali lata, limine parum minori et epipygi apicem haud
attingente, parte angustata apicali marginibus parallelis, antennarum
scapo «*que lata, sesqui longiori quam latiori, marginibus deinde recte
apicem versus conniventibus, qua parte triangulari acuta fere duplo lon-
giori quam latiori, ut priori tenuissime breviterque fusco-fimbriata; pro-
cessi basi angulatim excavata (partis cochlearis apex!), reliquo in medio
carinato, inferne in medio aristato emarginationibus preeapicalibus a su-
perne invisibilibus, ab inferne E o viX.
Q. Long. 93, alar exp. 175, ala 7 3, antenna 4 mm.
Rioja (Dr. E. GracometLI inv.).
[|]. Hypopygi processu angustato alio modo desinente.
OOOO ADO O O OO DO OJO ro
ll. AmbLYPTYCHE (p. 51
m. DiLIoPELTE (id.).
DE 8. C. pampeana Hormsc. (id.).
Misiones : Colonia Bonpland (X-25-1909; l-10-1911; Il-24-1910, O
in Micania periplociflora Bxk. » —P. JórGeNSExN inv.); — Tucuman. (€.
Lizek et L. DeLérave, Q, XI-1916).
QU
09)
—
Ebuaro L. Horuserc : Suplemento I á «Las especies argenlinas de Caelioxys » 7
mm. DiprasticrorELTE (p. 558); 0]. (p. 559).
n. HyPorTRIODONTA (p. 999).
S. OrTHOPTYCHE (1d.). Muta et adde :
|, Scapo ferrugineo. O mCioidua E. Sm. (po 000):
11. Scapo nigro.
y- Abdominis segmentis duobus primis vel ultra ferrugineis.
O. Tribus primis ferrugineis.
00. Duobus primis. Q. €. lativalva H. (p. 559).
j- Primo tantum.
A. Ocellis posticis ultra duplum diametrum inter se dis-
junctis.
O O OIC: Sosias, 1 spr
O”. Cohors IX. Platycatapiesis, $, p. 578.
Q. Nigra, capite thoraceque sat opacis, leevibus, dense fortiterque
punctatis, in vertice et in mesonoto utrinque sparsiore, fronte minime
punctato; scutello obtusissime angulato, carinula media quasi opaca, po-
stice nonnihil elevata eta superne inspecta retrorsum cum angulo producta,
spinis lateralibus vix divaricatis a superne acutis a latere obtusis; vulto
utrinque et genis stratim albo-villosis, in foveolis sat longe et confuse, in
medio (scutello nasali et clypeo) infra eminentiam frontalem fere usque
ad clypei marginem stratim subsparse breviterque dilute cinereo-squamu-
loso-villoso tegumenti colorem affatim haud velante; ocellis posticis ultra
duplum diametrum inter se disjunctis, vix duplo ab antico et quasi qua-
druplo ab oculis; inter ocellos posticos et anticum serie procurva hirta,
fusca, oculos fere attingente; antennis nigris, flagelli segmento 32 2* lon-
giori (= 1 : $); clypeo ad apicem dilute ochraceo dense fimbriato; rufa
sunt: mandibule (obscurissimee) nitidee basi brevissime, apresse et erecte
cinereo-vestita, tegulee, pedes, abdominis segmentum 1"”, 2** superne
utrinque tantum, 1-4 in parte deflexa rufo gradatim decrescente, 1-5
ventralia, 5” autem obscurius, quasi piceum, hypopygium in medio
basali parum; pronoti marginibus testaceis, subpellucidis, lobo supero
parvo, recto, sed vertice ipso 1mo vix rotundato, curva parva, contracurva
majori; mesonoto antice fasciola integra sinuosa, squamulosa, in medio
_antrorsum parum ampliata, prope tegulam alba, reliquo ochracea, et in
sutura mesonoti-scutellari ochracea quoque; guttula piriforme inter tegu-
lam et spinee scutellaris basin, atque sutura scutelli-metanotali dilute
ochraceo-squamulosis; mesopleura sparse punctata, antice et postice stra-
8 PHYSIS (1V, 1918)
tim denseque albo-villosa, pone tegulas et in metaphragma laxe; pedibus
in aristis dense albo-villosis; alis subhyalinis, in cellulee radialis dimidio
costali vix atque in margine postico intensius infuscatis, venulis nigro-
piceis, ad basin rufescentibus. — Abdomen nitidum, in segmentorum
dimidio basali subtilius punctatum quasi punctulatum, segmentis tamen
utrinque densius punctatis, 2%-5" in medio transverse procurvatim depres-
sis, pone medium utrinque leevigatis, nitidis, rare punctatis, 1-5" albo-
squamuloso-fasciatis, fasciis in medio angustis deinde utrinque sensim
extrorsum ampliatis, 1 ad marginem posticum ante fimbriam anguste
nigro, linea utrinque sensim attenuata abbreviataque instar; epipyglum
quasi opacum, densissime punctulatum, parte basali breviter semiovata,
deinde parum constrictum et retrorsum productum, marginibus laterali-
bus fere parallelis modice conniventibus, deinde suaviter curvatis et parle
apicali semielliptica, rotundata; epipygio preelerea in partis ovatee dimidio
basali minus opaco, carinula media omnino percurso, vix indicata. in
parte angustata magis; in parte ovata prope ejusdem apicem utrinque
plagula oblonga dense stratim niveo-villosa, carinula deorsum curvata
superne limitata et hac antrorsum plus minusve conspicua ad apicem
evadente inter carinulam mediam et marginem; segmentis ventralibus
njtidis, sparse punctulatis, albo-marginatis, 1in medio fortiter carinato-
tuberculato, et ibi vellere denso albo cincto (prius omnino ?), 5* densius
punctulato, dimidio basali minus quam reliquis nitido et apicali quasi
opaco crebre punctulato, triangulari, acuto, lateribus albo-marginatis,
apice ultra epipygil partis ovatee extremitatem abeunte; hypopygio epi-
pygium modice superante, epipygli partis angustatee magnitudinem et
formam imitante, ad apicem tamen biemarginato, deinde tridentato, den-
tibus lateralibus parvis, acutis, intermedio majorl, primúm marginibus
parallelis, deinde arcuatim conniventibus, superne nitido, carinula media
apicali brevi, latiuscula, inferne tenuiter marginato, denticulo medio cari-
nulato et lateralibus suaviter, ad basin in medio rufescente.
Long. 103, alar. exp. 18, ala 7 3, antenna / 3 mm.
O”. Caput et thorax minus opaca, ut in Q colorata, sculpta vestitaque,
differt tamen vulto dense, appresse, subsericeo dilute ochraceo=villoso,
pilis sparsis, oblicuis, concoloribus intermixtis, flagelli segmentis 2% et 3*
fere «equalibus, mandibulisque nigris; scutelli carina nitida. Abdomen
rudius, segmentis margine postico fere abrupte depresso, et ibi albo-fas-
ciatis, in disco transverse prope basin, in medio minus, impressis, et in
parte profundiori albo-villosis, epipygio ad basin utrinque quoque; sat
dense punctatis, hic illic punctis sparsioribus; 1” omnino ferrugineo, et,
ut in Q, nigro-marginato, utrinque in angulis basalibus plagula albo-
Ebuarno L. HoruserG : Suplemento I ú « Las especies argentinas de Colioxys » 9
villosa, segmentis reliquis superne nigris, 2” in parte deflexa rufo; 2" et
3” utrinque in dorso cicatricula elliptica vel lanceolata, plus minusve trans-
versa, primúm impressa deinde fundo elevato carinuliforme-convexiu-
scula eadem forma; segmentis 2%-5* callo spiniforme in 2? minore in reli-
quis successive accrescente, brevi tamen, instructis; segmentis ventralibus
nitidis punctis modicis conspersis; 1-5 sat dense albo-fasciatis, in 5” fas-
cia in medio interrupta; 1-3" ferrugineis, 4-5" nigris, 1? carinato, carina
antrorsum sensim altiori, squamulis albis circumfusa; 4” pone medium
longitrorsum semielliptice depresso, sine carinis, depressione tamen retror-
sum continuata parum angustiori, carina acuta nonnibil elevata, denti-
culo terminata, utrinque limitata, fasciaque alba haud interrupta; 5
simile depresso ad apicem profundiori, canaliculo postico destituto, ad
marginem nitido, flavido, haud profunde curvatim emarginato; epipygio
abdominis dorso instar punctato, vix longiori quam latiori, spinis latero-
basalibus acutis, fere parallelis, foveole. medium apice attingentibus; emi-
nentia hippocrepidea ramis nonnihtl divaricatis, cum agolo crassiusculo
basali ad basin acutiusculo, ad formam littere Y anguste (A) vergente,
foveola deinde in parte basali acuta, postice in fundo parabolice emargi-
nata, ramorum apice angusto, rotundato; processis postico-inferis graci-
lioribus, teretiusculis, acuminatis, paulo longioribus, limine externo inter
se parallelis alque ad postico-superos relatis internis; septo verticali com-
muni subelliptice emarginato.
Long. 10, alar. exp. 19, ala 8, antenna / 3 mm.
Nomen specificum Sosias similitudinem cum proximis (vidua, latival-
va, subhamata, Jórgensentella ...) cito suggerit.
Misiones : in Colonta Bonpland. (Specimen singulum Q «in Salvia
rigida Beyruam » cl. P. JórcENsEx, l-10-1911 invenit; eodem loco 1-21-
QU (Oe)
AA. Ocellis posticis vix ultra sesquidiametrum inter se
disjunctis, duplum ad sommunm (nunquam ultra).
EAS 10. Q.C. jorgenseniella, n. sp.
Q. C. Sosias simillima, differt autem characteribus diversis conspi-
cuis. — Nigra, capite thoraceque sat opacis, dense fortiterque punctatis,
inter punctos leevibus, ad partim si magis cumulatis intervallis rugulosis,
inter ocellos et oculos ut in C. Sosías capite leevigato, in vertice dense,
-_subter ocellum anticum obtuse longitrorsum carinato, vix nitidulo, rare
punctato; in mesonoto supra tegulas tantum punctis aliquantulum dis-
junctis; scutello postice suaviter procurvo, haud angulato, carinula media
leevi retrorsum haud producta, altiori tamen, reliquo granuloso-ruguloso;
vulto et genis ut in €. Sosías; ocellis posticis sesquidiametro inter se dis-
LO PHYSIS (IV, 1918)
junctis, vix diametro ab antico et parum ultra duplum diametrum ab ocu-
lis; flagelli segmento 2% =3 longitudinis 3%; clypeo ad apicem albido-
villoso; rufa sunt: mandibule (ima basi et apice nigricantibus), pedes,
abdominis segmentum 1%”, 2%” superne utrinque vix, 1-3 conspicue in
parte deflexa, 1%" ad marginem haud nigricans, breviter angusteque vix
infuscatum, ventralia 1-5 omnino, 5%” autem reliquis concolor; fasciolis
maculisque thoracis superne ochraceis, antica retrorsum modice in medio
ampliata et juxta tegulas albida; vellere in thorace atque in pedibus simi-
liter ut in €. Sosías disposito; alis sordidule hyalinis, cellulee radialis
dimidio costali el margine postico infuscatis, venulis piceis. — Abdomen
fere ut in €. Sosías, fasciolis tamen vix angustioribus, epipygio quoque
simile punctulato et opaco, carinula brevi deorsum curvata, inter cari-
nam medíam et marginem utrinque ad extremitatem partis ovatee, super-
ne leevi. nitida, atque subter eam macula villosa nivea deficiente, et parte
angustata superne nonnihil longitrorsum striolata; segmentis ventralibus
fasciolis albis angustioribus, 1” in medio ab albo longitrorsum tecto, et
punctulis in 5 multo minoribus quam in €. Sosias, hypopygio tamen
simile, sine rufo.
Long. 11, alar. exp. 183. ala 73, antenna 4 5 mm.
Misiones : Colonia Bonpland (11-8S-1910, P. JÓRGENSEN 1nv.).
nn. HyromoxobDoN (p. 9559). — Hypopygium acumine singulo
utrinque haud dentatum, vel remote ante apicem (adde!)
utrinque emarginatum, seepissime denticulatum.
». Auropon (p. 559).
»). PORRHODONTION (p. 999). — Remote ante apicem utrinque
emarginatum, seepe denticulatum.
11. Q.C. bonplandiana, n.
Q. Nigra, subnitida, dense punctata, punctis in abdomine nitido sub -
tilioribus ; saturate rufa sunt: mandibulee basi apiceque exceptis, pronoti
angulum lateralem inferum, tegul«ee, pedes, abdominis segmentum dor-
sale primum, 2%"-/"" in parte deflexa, in 2” tota, in 3” laté ad margl-
nem, in 4” minus, et segmenta ventralia 1-5; ocellis posticis parum ultra
diametrum inter se disjunctis, vix ultra duplum diametrum ab oculis,
fere diametro ab antico ; inter hoc et posticos serie procurva hirsutie fusca
oculos utrinque attingente; vulto deinde breviter, appresse, haud dense
albo-villoso tegumentum affatim haud velante (preecipue in scutello nasali
et clypeo), utrinque appresse: el in genis densius longiusque, in foveolis
radiatim; in clypei margine crenulato fimbria densa instar in medio lon-
giori utrinqgue sensim curvatim abbreviata; flagelli segmento 3” 2% vix
Epuarno L. HommberG : Suplemento I 4 « Las especies argentinas de Ccelioxys » 11
superante, 1? =3 21, ultimo á superne inspecto ad apicem rotundato, a
latere sensim depresso; vertice subnitido, fere leevi, fortiter subgrosse
punctato, punctis irregulariter dispersis, postice densis, interstitiis parvis
quasi rugosis; mandibulis nitidis externé longitrorsum longe subobliqué
pilosis; capitis arista postica recurva dense albo-fimbriata; pronoti angulo
supero recto, curva et contracurva fere eequalibus; mesonoto subnitido,
leev1, ut vertice punctato, longitrorsum in tertio medio punctis sparsiori-
bus majoribusque, fere omnibus inter se minus quam diametro disjunctis,
vix semidiametro, ad latera et antice densioribus, interstitis quandoque
rugulosis; in medio antico lineola media levissima, longitrorsa, haud
interrupta, impressa, utrinque carinula levi in eadem linea transversa
tegularum partis antice communi incipiente aristam scutelli spinarum
versus directa ante eam tamen punctis interrupta, scutello ut in metatho-
race medio punctato, rugoso tamen, carinula media leevi instructo ad
basin 3-4 punctis parvis impressa et apice fortiter dentiformi, á superne
inspecto scutello margine postico integro suaviter procurvo, dentis apice
vix in projectione retrorsum producto; oblicue ab antice viso fortiter cari-
nule apicis causa unidentato; processis lateralibus vix divaricatis apicem
levigatum versus sensim acuminatis, ad apicem compressis, et a latere
rotundatis; mesonoti scutellique punctis tenuiter breviterque fusco-uni-
setigeris; mesopleuris parum nitidioribus, dimidio supero sat grosse den-
seque ruguloso-punctato, dimidio infero leevi sparse punctato et in me-
sostheto quoque, punctis in centro tenuiter sat breviter albo-unisetigeris ;
in thorace (punctorum setulis dorsi exceptis) pilis omnibus albis: in
mesonoto antice fascia in tertio medio interrupta, in depressioni preete-
gulari, macula utrinque inter tegulam et spinam scutellarem, fascia me-
sonoti-scutellari, mesopleuree fasciis antica et postica, omnibus densis,
appressis, in segmento mediario tomento laxo, inferne in mesostheto et
metastheto appresse; tegulis nitidis, fuscescenti-ferrugineis, antice pun-
ctulatis; alis subhyalinis haud iridescentibus, cellulis mediali ad angulum
distalem, radialique dimidio costali et alee margine postico modice infu-
scatis, carpo et venulis fusco-piceis ad basin alee parum rufescentibus;
pedibus, coxis trochanteribusque quoque, rufis (coxa Í acute mucronata),
punctatis, interdum rugulose, pilis albis brevibus sparse vestitis, hic illic
tamen dense : coxa I inferne, Il et [II ad margines, trochanteribus pos-
tice, femoribus I et II postice inferne, III antice inferne, tibia et proto-
tarso 1 superne, tibia II vix in arista postica HI in antica anguste sed
densiori, tarsis II et 111 superne; et scopuljs 1-1 dilute-ochraceo-sub-
aurato-villosis; tarsis III segmentis 2-5 superne nigricantibus; calcari-
bus unguiculisque rufis, his ultimis apice obscure fusco. — Abdomen
12 PHYSIS (IV, 1918)
nitidum, segmento 1” rufo, anguste in tertio medio ad marginem apica-
lem obscurato (fascia intacta), supra aristam basalem procurvam fasciola
sublaxa e pilis tenuibus quasi appressis albicantibus constituta ornalo;
1-5” ad marginem anguste denseque albo-squamuloso-fimbriato-fascia-
tis, fasciis ad latera paulum sensimque ampliatis, etin curva partis deflexe
deinde sensim quoque antrorsum angustatis; 1% ineequaliter punctato, in
his locis punctis plas minusve cumulantibus, in illis sparsioribus, quam
in thorace paulo minoribus, in abdomine tamen omnium majoribus,
marginem versus aliquantulum imminutis; segmentis 2%-5 dimidio-
basali dense punctulato, punctis parvis, interstitiis quam eorumdem dia-
metro rare minoribus; in 2* fascia suaviter procurva impressa, leevi, nili-
da, impunctata, ad latera vix ante medium apparente, in medio ad mar-
ginem posticam appropinquata qua parte pone eam punctis aliquantulum
sparsioribus; in 3% dimidio basal: punctis densioribus quam in 2% mino-
ribus, prope basin minutis, deinde retrorsum accrescentibus, fascia leevi
ad marginem posticum magis appropinquata et in tertio medio segmenti
pone eam rare punctato, fascie margine postico haud bene indicato; in
segmento 4” nunc fascia media impressa antice et in lateribus indicata,
segmenti dimidio basali 3% instar dense punctato, dimidio apicali nitido,
leevi, rare punctato, et punctis nonnullis in fascia quoque dispersis; 5* 4?
simili, punctis ad basin tamen sparsioribus; epipygio triangular, longiori
quam latiori (fere ut 5: 3, long. 2,4 mm., lat. 1,5 mm.), parle ovata vix
ultra dimidiam longitudinem occupante, a latere inspecto dorso primúm
suavissime convexo, dein contracurva in lineam quasi rectam abeunte,
ante apicem tamen vix convexiusculo, á superne lateribus fere rectis,
dimidio apicali tamen vix sed conspicue longe curvatim ampliato et con-
niventia retrorsa suavi limen apicalem parabolicum desinente; epipyglo
preeterea in parte ovata sat nitido, punctulato, punctis in dorso sparsis
inter se hic illic quintuplo fere diametro disjunctis, latera versus densio-
ribus, diametro interdum disjunctis; dimidio apicali fere opaco, punctu-
lis densissimis, el in quarta ultima parte longitrorsum minute striolato
quoque; in medio ad basin carinula vix á nitore et punctorum deficientia
indicata, in tertio medio deinde tegumento longitudinaliter depresso, cari-
nula postremo pone impressionem indicata, impunctata et vix elevata;
margine carinula filiformi marginato; prope apicem carinula supramat-
ginali cum illa hoc loco confluenti retrorsum abeunte et sensim vix diva-
ricata, in medio, id est, in parte ascendente, leeviuscula ; epipygio a latere
limine infero levissime sigmatoideo; segmentis ventralibus 1-4 nitidis
punctis parvis sal sparsis impressis, in 2* el 3 ad basin minoribus atque
densioribus, minus quam semidiametro inter se disjunctis, 1” in medio
Epuarno L. HorubercG : Suplemento 1 ú « Las especies argentinas de Caeliozys » 13
carinato, carinula antrorsum sensim altiori et antice dentiformi, qua parte
albo-vestito, et 1-4” ad marginem dense albo-fasciatis, fasciis quam in
dorso latioribus, in 2” antice in medio fascia angulatim emarginata; 5”
elongato—triangulari, ad apicem angustum angulatim emarginato, omnino
albo-limbato, dense punctulato, in tertio apical: obscure fusco densissi-
mé, et punctulis jam inconspicuis, apice ejusdem inter medium et apicem
epipygll partis angustioris terminato; segmento 5” postremo quasi incon-
spicué tenuissime villoso, nam innumerabilibus punctulis omnibus levis-
sime unipilosis, et pilis sat appressis, luce laterali tantum conspicuis,
utrinque introrsum-retrorsumque lineam mediam v. obliqué directis vel
conniventibus; hypopygio epipygium paulo superante (3 mm.) trianguli
prolongationem quasi fingente, utrinque parum emarginato, emarginalio-
nis angulo externo antico denticuliformi, lobo medio ovato acutiusculo,
superne carinula obtusa nitidula percurso, ciliis tenuissimis seriatim hirta,
inferne subnitido, longitrorsum tenuiter striolato, in medio nitidiori cari-
nato, inter carinam et marginem carina altera parum conspicua instructo
ad denticulos laterales haud directa sed vix ultra emarginationem,
Q. Long. 14, alar. exp. 22, ala 9, antenna 5 mm.
Misiones, Colonia Bonpland (Q, X-18-1909), cl. P. JÓRGENSEN inv.)
Buenos Aires, Marzo 2 de 1918.
Los yacimientos arqueolíticos y osteolíticos
de Miramar (1)
LAS RECIENTES INVESTIGACIONES Y RESULTADOS REFERENTES AL HOMBRE FOSIL
POR CARLOS AMEGHINO
El yacimiento arqueolítico prepampeano de Miramar, de donde proce-
de el fémur flechado de un individuo de la familia de los Toxodontes, que
en su oportunidad tuve el honor de presentar a la Sociedad Argentina de
Ciencias Naturales y fué objeto de una comunicación (2), ha continuado
proporcionando otros materiales de alto interés, que corroboran y confir-
man todas las conclusiones a que llegué entonces acerca de esta cuestión.
Dicho yacimiento, que ha continuado siendo objeto de nuevas investi—
gaciones, me dió ocasión para disertar nuevamente ante esta sociedad con
motivo del desmedido honor que me hizo designáandome socio honora-
rio (3) y ha vuelto a dármela recientemente para comunicar nuevos des-
cubrimientos.
Del resultado de las investigaciones hechas hasta julio de 1917, cuyos
(1) Advierto que adopto el término «arqueolítico », no en el sentido morfológico y cronológico
ala vez, de ciertos autores, sino exclusivamente cronológico, para designar las industrias líticas
terciarias del país; y espero que en tal concepto sea reconocido, si se incorpora a la nomencla-
tura antropológica.
(2) Sesión celebrada por la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales el 3 de septiembre de
1915. Véase PHYSIS, tomo II, número g, noviembre 10 de 1915, pág. 36 a 3g : CarLos Amr-
cHixo, Sur un fémur de Toxodon chapalmalensis du Tertiaire de Miramar, portant une pointe de quar-
zile introduile par 'homme.
(3) Sesión especial celebrada el 3 de noviembre de 1917. Véase; PHYSIS, tomo III, número
15, diciembre 31 de 1917, pág. 454: Caros Amecmixo, Los nuevos hallazgos de Miramar.
Cantos Amecnixo : Los yacimientos arqueolíticos y osleolilicos de Miramar 15
Miramar. Objetos de piedra y hueso del hombre fósil (?/,)
16 PHYSIS (IV, 1918)
rasgos más culminantes me sugirieron la segunda comunicación a que
aludo, me-ocuparé en la primera parte de esta nota; y de los resultados
posteriores, que motivaron la tercera comunicación, me ocuparé en la se-
gunda parte de ella.
La excursión que se hizo en julio de 1917 fué tan afortunada que en—
tregó alos estudiosos el conocimiento de un nuevo yacimiento de artefac-
tos paleoantropológicos muy cercano del que ya se conocía en la región de
Miramar, aunque de un horizonte algo más reciente que él y que corres-
ponde al Pampeano inferior (piso Ensenadense).
a) YACIMIENTO PREPAMPEANO (p1sO CHAPALMALENSE) AL NE. DE MIRAMAR
En este yacimiento de objetos líticos se hizo durante la excursión una
importante observación en lo referente al modo de distribución de dichos
objetos en el depósito que los contiene, y que prueba, sin dejar lugar a
duda, que los objetos de la industria humana son contemporáneos de esa
formación, sin que después hayan sido removidos nunca.
Mientras durante la excavación se atacaba la barranca, apareció en el
corte un conjunto de piedras trabajadas y de esquirlas, todas ellas concen-
tradas en un reducido espacio y como hacinadas; y a una muy pequeña
distancia, yacían dos piedras más grandes que las demás y de una naturaleza
y una forma distintas que las del cúmulo anterior (fig. 1), que eran, casi
todas, de rocas cuarciticas. Estas dos piedras más grandes representan,
en la técnica de la fabricación de los objetos arqueológicos de aquella re-
gión, lo que se ha dado en llamar « yunque » y «martillo » (fig. 2 y 3) y
eran destinados al astillamiento de los bloques de cuarcita y demás rocas
-de que el hombre de entonces se servía para confeccionar sus armas y
utensilios; y el cúmulo adyacente no es ni puede ser otra cosa que el re-
sultado evidente de ese trabajo, puesto que está constituido por raspadores,
puntas, etc., y además esquirlas que representan residuos o desperdicios.
Como se comprenderá desde luego, ese curioso modo de yacimiento de
los objetos indica bien a las claras que aquel sitio fué el lugar ocupado
por un artífice que, a tarea concluida, dejó abandonados allí un buen nú-
mero de los instrumentos que después y hasta nuestros días fueron cu-
biertos por los sucesivos sedimentos.
Cantos Amecmixo : Los yacimientos arqueolilicos y osteolíticos de Miramar 17
Ahora bien, casi está demás recordar que ésta es la misma forma de
distribución de la mayor parte de los materiales que, con anterioridad y
en diversas ocasiones, fueron retirados de ese yacimiento. ls decir : esta-
ban agrupados en pequeños focos muy próximos entre sí, representativos
de otras tantas viviendas y familias, o lo que le equivale : en ese paraje tuvo
residencia una verdadera tribu de aquellos remotos tiempos, cuya anti-
gúedad es, en verdad, abismadora, puesto que todo tiende a demostrar
que, cuando menos, corresponden al
Terciario plioceno.
Y lo dicho no es todo; hay más aún.
Lo que da a este yacimiento una impor-
tancia, a todas luces trascendental, es el
inesperado descubrimiento que en él se
hizo de adminículos trabajados en hue-
so, que, como ha de verse, dada su sig-
nificación, vinieron a tronchar de una
vez por todas la cuestión referente a su
antigúedad y a su verdadera colocación
en la escala geológica de las formacio-
nes neogenas de esta parte del conti-
nente.
El primero de esos objetos (fig. 4) es
un arma confeccionada aprovechando
un hueso largo de mamifero, que pri-
mero fué astillado en sentido transversal
gracias a un golpe que se asestó en su
parte media, y que luego fué afilado y
pulimentado en bisel en una de sus ex-
tremidades, de modo que resultase un
arma punzante, a manera de puñal. En
uno de los lados, próximo al chanflado
en bisel, aún se perciben muy bien las huellas del golpe que se aplicó
para dividirlo, en forma de una escoriación que ha desplazado una pe-
queña porción del hueso, que afecta la forma de una rugosidad saliente,
palpable al tacto. Este detalle indica inapelablemente que el hueso fué as-
tillado cuando aún estaba fresco y contenía substancia orgánica elástica,
porque si cuando fué elaborado hubiera sido ya fósil, se hubiese desme-
nuzado, y, por supuesto, nunca habría quedado la pequeña rebarba sa-
liente, allí donde fué aplicado el golpe que lo trozó.
«Yunque» a */,. (Chapalmalense)
Además, después de una minuciosa y paciente comparación, he podido
PHYSIS. — T. IV 2
18 -——PHYSIS (IV, 1918)
llegar a determinar que se trata de la extremidad distal de un radio de
gran roedor extinguido del grupo de los Megámidos, que ya aparecen en
el Terciario del Paraná y están representados en casi todos los horizontes
de la serie Araucana con formas que siempre son gigantescas y que se ex-
tinguen precisamente en el piso Chapalmalense con una de las formas
más gigantescas, denominada por FLorexrino AmeGHIiNO Tetrastylus gi-
gantissimus, de la cual existen en el Museo de Historia Natural de Buenos
Aires una mandíbula inferior y otros restos, que también proceden del
litoral atlántico al NE. de Miramar.
La importancia de este hecho, por lo que se refiere a su valor definitivo
para precisar la edad del pi-
so Chapalmalense, finca en
que dicho grupo de roedores
gigantes no traspasó en el
tiempo más acá del último
horizonte de la serie Arau-
cana, como que jamás se ha
encontrado el más mínimo
vestigio de ellos en ninguno
de los diversos horizontes
de la serie Pampeana.
De más difícil determina-
ción es el segundo objeto
elaborado en hueso (fig. 5);
pero es muy probable que sea un trozo de costilla de desdentado gravígra-
do. Este hueso también ha sido pulimentado en bisel en una de sus ex-
« Martillo » a */,. (Chapalmalense)
tremidades, probablemente para convertirlo en un punzón o cosa parecida.
Para dar por terminada esta parte de mi nota, sostengo que ha de com-
prenderse con facilidad que ante el cúmulo de materiales hallados, he-
chos comprobados y observaciones efectuadas en diferentes tiempos por
distintos observadores, ya no es posible poner en duda ni intentar amino-
rar la realidad y la importancia de tales descubrimientos.
Lo que a lo sumo puede objetarse es que ellos están en contradicción
con lo que respecto a esto mismo se sabe de otras partes del mundo. Pero
mi concepto es que, precisamente por eso, el hecho debe ser para nosotros
un incentivo que nos induzca a trabajar para procurar explicárnoslo y ha-
llar su concordancia. Y si esto último no fuera posible, será menester por
lo menos, que la tendencia contraria tenga la hidalguía de reconocer que
una buena parte de lo que se ha hecho en otras partes del mundo puede
ser susceptible de interpretarse de otra manera que como se interpreta.
CarLos Amecmino : Los yacimientos arqueolilicos y osteolilicos de Miramar 19
b) YACIMIENTO DEL PAMPEANO INFERIOR (ENSENADENSE)
FRENTE AL PUEBLO DE MIRAMAR
El primer objeto de industria humana que se retiró de este yacimiento
fué la bola de hueso fosilizado (fig. 6), cuya extracción presenció la comi-
sión de geólogos que se trasladaron a Miramar con motivo de aquellos
descubrimientos, y está registrada en el acta que se labró y fué publicada
en los Anales del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Alres,
haciéndose de ella una tirada aparte (1).
Durante la primavera del año próximo pasado una gran creciente del
mar puso a descubierto en el mismo punto varios restos de un gran gra—
vigrado del género Lestodon, todos los cuales se presentaban astillados y
triturados de una manera sospechosa. Mientras se procedía a su extrac-
ción, apareció una hermosa punta de flecha (fig. 7), trabajada en hueso,
con pedúnculo, bien definida y del mismo tipo que las flechas de piedra
que son comunes en Patagonia. Y en seguida se descubrió otro objeto de
hueso fosilizado, parecido a una bola informe (fig. 8), que resultó ser tra-
bajado en una placa de coraza de Glyptodon; y otra punta de flecha o de
lanza, también de hueso, pero de un tipo distinto que la anterior (fig. 9).
Pero el más notable de todos los objetos que ha proporcionado este ya-
cimiento es una bola de hueso (fig. 10) de cuerpo piriforme, tallada en la
parte esponjosa interna de un hueso de grandes dimensiones.
En su clasificación de los-tipos de bolas arrojadizas que se encuentran
en Patagonia, el profesor Oures ha designado a esta forma, que es poco
común, con el nombre de «manija»; y a fin de que se vea su similitud
con la del Pampeano de Miramar, presento un ejemplar de aquella pro—
cedencia (fig. 11). Estas bolas patagónicas están siempre confeccionadas
con rocas más livianas y porosas que las bolas comunes ; son, por lo ge—
neral, de lavas volcánicas y están destinadas a servir de empuñadura de
la boleadora para facilitar su impulsión.
Este yacimiento ha proporcionado asimismo varios objetos de piedra, :
cuya mayor parte son de tipos comunes en la región ; pero entre ellos hay
uno que es positivamente digno de mención.
Se trata de un cuchillo tallado en cuarcita (fig. 12) del tipo genuina—
(1) Nuevas investigaciones geológicas y antropológicas en el litoral marítimo sur de la provincia de
Buenos Aires : Anales del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires, tomo XXVI, pág.
417 a 431.
PHYSIS (IV, 1918)
20
1/5)
fósi
Objetos de piedra y hueso del hombre
iramar
M
Cantos Amecuixo : Los yacimientos arqueolíticos y osteolílicos de Miramar 21
mente patagónico, designado por el profesor Oures con el nombre de
«lipo asimétrico »; que, a pesar de la similitud morfológica del contorno,
presenta, en cuanto a los detalles del tallado, una profunda diferencia.
En efecto : según puede verse, los cuchillos prehistóricos de este tipo,
de Patagonia (fig. 13), son tallados en sus dos caras, mientras que los
de Miramar lo son en una sola de ellas, tal como conviene a su mayor
antigiiedad ; y, por este detalle, es comparable al tallado de las armas del
paleolítico de Europa.
Este objeto tiene una gran significación, porque indica que, a partir de
los yacimientos antiguos de Miramar, se señala un evidente progreso en
la industria de la piedra, representando los de Miramar el estadio paleo—
lítico y los de Patagonia el neolítico típico, tal como sucede en Europa.
La concordancia y la evolución de las formas podría indicar asimismo
que las migraciones se sucedieron de norte a sur del continente.
Por último, y para que nada falte en el mismo yacimiento, se ha en—
contrado en él un utensilio de hueso en forma de cuña (fig. 14), que no
puede ser interpretado de otra manera que como un «flaker». (Sabido
es que el «flaker » es una punta de hueso muy resistente, que servía para
el retoque por presión del instrumental de piedra universalmente distri-
buido).
Este último depósito yacente frente a Miramar, que contiene la indus
tria de que me ocupo, está constituido por una marga verdoso amarillen-
ta de origen lacustre, por lo cual en un principio se creyó que pudiese
corresponder al piso Lujanense; pero después, juntamente con los
vestigios industriales, se reunieron elementos bastantes de la correspon—
diente fauna y fueron observados ciertos detalles estratigráficos, que
prueban que corresponde al Pampeano inferior. Y, sobre todo, la presen-
cia del Typothertum cristatum en el yacimiento, resuelve en tal sentido la
cuestión de un modo definitivo.
II
Con posterioridad a esos descubrimientos se han producido otros cuyo
conocimiento interesa al mundo científico y cuya comunicación, como lo
he dicho, hice a la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales en su sesión
del sábado 23 de febrero próximo pasado.
El señor Aucusro Tarta, miembro del personal de la Dirección Gene-
ral de Minas y Geología de la Nación, fué comisionado para practicar es-
22 PHYSIS (IV, 1918)
tudios y relevamientos geológicos preliminares en la región litoral atlán-
tica de Miramar, y con tal motivo, durante los meses de noviembre y
diciembre del año próximo pasado, tuvo oportunidad de recorrer la costa
lugareña en un frente comprendido entre el arroyo Chapalmalán, al nor-
te, y el arroyo Malacara, al sur.
Fruto de ese reconocimiento fué la formación de una numerosa colec-
ción de restos fósiles de los diversos horizontes geológicos que en aquella
región afloran claramente y entre los cuales figuran algunas piezas inte-
resantes, de las que me ocuparé oportunamente. Pero en este preciso mo-
mento no puedo substraerme al deseo de ocuparme de los objetos que se
refieren al hombre fósil, no sólo porque el asunto es de rigurosa actuali—
dad, sino también, y sobre todo, porque se trata de algunos objetos a to-
das luces notables y de la más alta novedad científica.
El señor Tarta practicó nuevas excavaciones en el yacimiento prepam-
peano (piso Ensenadense) frente a Miramar, conocido ya por él desde un
viaje que hiciera anteriormente en mi compañía, y tuvo la buena suerte
de desenterrar algunas piezas que vienen a confirmar una vez más la pre-
sencia, en este yacimiento, de una industria especial del hueso u osteolí-
tica, desconocida hasta el día en otros niveles geológicos del país.
Los objetos más notables que el señor Tarta extrajo son los siguientes :
1” Una bola más o menos esférica (fig. 15) confeccionada en hueso fosi-
lizado.
Después de prolijas comparaciones hechas por mí, este hueso resulta
ser la cabeza articular de un fémur del gran oso extinguido de la Pampa
(Arctotherium BrRAvARD), y por sus grandes dimensiones revela que per-
tenece al Arctotherium bonaritense GERVAIS, que, según se sabe, es ca-
racterístico de la división inferior de la Formación Pampeana. Lo cual,
juntamente con el Typotherium cristatam que anteriormente fué encon-
trado allí, ratifica del modo más absoluto la ubicación de este yaci-
miento en la escala geológico-estratigráfica de la Argentina. Recuerdo
deliberadamente al pasar, que FLoreNrin0 AmeGmHINO consideró siempre a
dicho piso como perteneciente al Plioceno inferior.
Lo que en este objeto llama sobremanera la atención es el modo como
se ha obtenido su forma, que a la par que revela una mentalidad notable-
mente avanzada en aquellos remotos aborigenes, denota en ellos un ver
dadero ingenio. En efecto, se ve con toda claridad que después que se
hubo desprendido la cabeza del fémur del cuerpo del mismo, la porción
que adhería a éste fué convenientemente redondeada, persiguiéndose el
propósito de obtener un hemisferio que armonizara con el opuesto, que
ya estaba constituido por la porción articular natural de la cabeza femo-
Canos Aurcmiso : Los yacimientos arqueolíticos y osteolíticos de Miramar 23
ral. Una vez que se hubo hecho eso, se trazó y profundizó el surco que
circunda a la bola en el sentido de su eje mayor, destinado a recibir la
cuerda mediante la cual se efectuaría la impulsión de esta arma singular;
2” Un curioso objeto, que hasta ahora puede ser considerado “como el
único encontrado en el país en estratos regulares de cierta antigúedad
geológica.
Se trata de una pieza de hueso fósil, de forma aproximadamente esfé-
rica, perforada en el sentido de su eje mayor, que, vista su textura, pien-
Vista general del yacimiento prepampeano (Chapalmalense) al NE. de Miramar
1, piso Ensenadense; 2, piso Chapalmalense
so que fué segregada de la parte esponjosa interna de una placa de Glypto-
don (fig. 16) y cuyo uso no debió ser otro que el de un peso para línea
de pescar.
Esto es tanto más probable cuanto que ya han sido encontrados en
Necochea verdaderos y primorosos anzuelos labrados en hueso, junto con
los restos fósiles del Homo pampaeus ;
3 Una punta de lanza, obtenida de un gran hueso plano, presumible-
mente de un desdentado gravigrado (fig. 17), que en su base ostenta una
escotadura, que no resulta del todo clara en el estado actual de la pieza,
porque ha desaparecido por fractura uno de los ápices laterales;
1 Por último, otro objeto notable encontrado, es otra bola de hueso,
algo imperfecta, pero que también ostenta el surco característico (fig. 18).
24 ; PHYSIS (1V, 1918)
Es asimismo de hueso fósil, pero en un estado de mineralización tan
avanzado, que para ser reconocido requiere un ojo experto.
La importancia de esta pieza tiene un doble significado, es decir, su
valor es, a un mismo tiempo, antropológico y geológico; y paso a de-
mostrarlo.
Fué hallada a poca distancia del yacimiento lacustre Ensenadense, de
donde proceden todos los demás objetos, pero de la base de los acantila—
dos que se extienden hacia el norte, que son ahí de naturaleza loésica, o
Vista general del yacimiento del pampeano inferior de Miramar : 1, post-pampcano
2, depósito lacustre (piso Ensenadense)
lo que es lo mismo, de origen subaéreo. Esta circunstancia permite esta=
blecer sin vacilaciones la contemporaneidad del loes con el antedicho de-
pósito lacustre y constituye la reprueba del hecho que evidencian los
fósiles; esto es, que los objetos que se encuentran en el lacustre han sido
arrastrados, como es lógico suponerlo, de su lugar primitivo y que el
hombre de aquellos tiempos habitaba a poca distancia que es lo que co-
rresponde actualmente a las barrancas de loes, y que, por consiguiente,
ambas series de estratos corresponden simplemente, diremos así, a dife-
rencias de facies que son coetáneas.
Quiero agregar que este hallazgo fué comprobado por el Dr. Dn. Sax-
TIaGo RorH, quien personalmente extrajo dicha pieza, mostrándose, en el
mismo campo de estudios, en un todo de acuerdo con las ideas que sustento.
Cantos Amecmixo : Los yacimientos arqueolílicos y osteolílicos de Miramar 25
Concluiré esta serie de noticias haciendo pública la del hallazgo de
otro objeto en verdad inesperado y que, por su naturaleza, es excepcional.
Tal como se nota a primera vista, se trata de un pedazo de vasija,
siendo lo extraordinario del caso que ella procede del Chapalmalense y
de un lugar que está a muy poca distancia del clásico yacimiento de don-
de fué extraido el ya famoso fémur flechado de Toxodon y demás objetos
que he entregado al conocimiento del mundo cientifico (1). Fué extraí-
do de uno de los tantos fogones y escoriales que FLORENTINO AMEGHINO
consideró de origen antrópico.
Ya en distintas ocasiones el Dr. Rorn había señalado la presencia de
alfarería en los diversos niveles de la formación Pampeana; pero esle he-
cho resultó muy poco creído y hasta fué considerado como algo invero-
simil. Confieso paladinamente que he militado entre quienes lo creían así.
Ahora, el hecho no puede menos que imponerse con toda evidencia, da-
das las circunstancias insospechables que rodearon al hallazgo, presen
ciado también por el mismo Dr. Rorn, invitado al efecto, que, por cier-
to, experimentó una grande y natural satisfacción al ver comprobadas y
justificadas sus reiteradas afirmaciones al respecto.
Un sano sentimiento de justicia me induce a recordar que este segun-
do ciclo de investigaciones paleoantropológicas de Miramar se debe a la
iniciativa del Dr. Luis María Torres y que el descubrimiento de los ya-
cimientos correspondientes ha sido hecho por primera vez por Dn. Lo-
RENZO Paropt, que ha sido asimismo quien (exceptuados los objetos ha-
llados por el Sr. Tarta) ha hecho el hallazgo de todos los que han servido
de asunto a esta nota.
El Sr. Parop1 envió hace muy pocos días al Museo Nacional de Histo-
ria Natural de Buenos Aires un nuevo objeto procedente de aquellos mis-
mos yacimientos, que, por tratarse de una pieza única, va a servirme
para poner término a este inconexo y modesto trabajo.
Se trata de una astilla de la diáfisis de un hueso largo de un gran es
pesor, que ha sido acuminada por frotamiento hasta hacerle adquirir en
uno de los extremos una punta tan aguda que aún puede lastimar por
punción, mientras que su base es de gran espesor y cortada transversal—
mente casi a escuadra (fig. 19).
(1) Reseña general de la Primera reunión nacional de la Sociedad argentina de ciencias naturales.
Tucumán, 23-30 de noviembre de 1916. En los Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, tomo
LXXXIII; y tirada aparte hecha por la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales. Buenos Aires,
pág. 37 y 38.
26 PHYSIiS (IV, 1918)
Un poco antes de la base se ha trazado un profundo y amplio surco,
más pronunciado a los lados que en el centro de la mayor amplitud del
arma, el cual estaba sin duda destinado a recibir las ligaduras para ser
sujetado a alguna asta o mango de otra naturaleza.
Resulta para mí algo enigmático el uso que pudo hacerse de esta arma,
mas no sería imposible que fuese el primer ensayo de algún arpón o
« fija » para apresar en el agua algunos peces de grandes dimensiones.
La cara más plana de este curioso objeto está constituida por la tabla
externa sólida y natural del hueso y el lado opuesto convexo por la parte
interna y esponjosa del mismo.
Tanto la parte natural del hueso como la porción pulimentada artifi-
cialmente, están cubiertas por dendritas, lo cual demuestra que en reali-
dad es antigua y que ha estado sepultada en los sedimentos durante tiem-
pos geológicos milenarios.
Esta pieza también procede del lacustre.
Séame permitido ahora, previas las disculpas que presento al lector y
que descuento de antemano, recordar algo de carácter personal, aunque
sin la más remota intención de adoptar un talante de profeta. Nada de
eso, o que pueda parecerlo ni remotamente. Lo hago tan sólo porque me
parece que este es el momento oportuno para recordarlo como un mero
detalle en el proceso de la historia de los descubrimientos de que me he
ocupado.
En presencia de los primeros descubrimientos que se hicieron en Mi-
ramar, durante el año 1915, al hacer la descripción del fémur flechado
de Toxodon, me atreví a decir :
«Pero si a pesar de todo, la crítica sana y razonada llegase a mostrár-
senos adversa, no por ello sería capaz de modificar nuestras convicciones,
puesto que los hechos como tales no sólo subsistirán, sino que tenemos
la seguridad de que otros nuevos se les agregarán. Para esto contamos
con el concurso del colaborador más poderoso, el mar mismo, que día a
día pone a descubierto una nueva porción de los milenarios acantilados
de CGhapalmalán » (1).
Como está visto, esos pronósticos se han cumplido al pie de la letra;
y su cumplimiento, por lo que a mí se refiere, sólo dice de mi absoluta
(1) CarLos Amecmixo, El fémur de Miramar, una prueba más de la presencia del hombre en el
terciario de la República Argentina, nota preliminar. Véase Anales del Museo Nacional de. Historia
Natural de Buenos Aires, tomo XXVI, pág. 433 a/50; y tirada aparte, aparecida el 29 de mayo
de 1915.
Canos Amecuixo : Los yacimientos arqueoliticos y osteolíticos de Miramar 27
confianza y perfecta convicción frente a aquellos primeros descubri-
mientos.
Y el cúmulo de hechos nuevos sumados a los anteriores, me induce
tal vez involuntariamente a sentar una conclusión tan clara como la luz
meridiana y es la siguiente :
Cualquiera que sea en definitiva la edad que las investigaciones futuras
asignen a estos terrenos, quedará siempre en pie, junto al hecho, la ver-
dad, y ésta consiste en que, mientras Europa estaba habitada por una
raza inferior pitecoide — que es la de Neanderthal — este continente es-
taba poblado desde antes de entonces o por los mismos tiempos, por una
raza de hombres que a juzgar por las manifestaciones psíquicas que nos
han dejado en los artefactos de Miramar, sólo son comparables al Homo
sapiens.
Quede ello dicho, no porque intente hacer gala de excepcionales cono-
cimientos, que harto sé que no poseo, sino porque creo que mi actuación
de cerca de cuarenta años, empleados ininterrumpidamente en este gé-
nero de trabajos prácticos y directos, hechos sobre el terreno, me da el
derecho y me impone el deber de sostener mi absoluta convicción.
EXPLICACIÓN DE LAS LÁMINAS (pág. 15 y 20)
Figura 1. Piedras trabajadas (piso chapalmalense).
— 4y5. Punzones de hueso (piso chapalmalense),
— 6. Bola de hueso (piso ensenadense).
— 7. Punta de flecha, de hueso (piso ensenadense).
— 8. Bola de hueso (placa de Glyptodon) (piso ensenadense).
— 9. Punta de flecha, de hueso (piso ensenadense).
— 10. Bola de hueso (manija) (piso ensenadense).
— 11. Bola de lava (manija), prehistórica, de Patagonia.
— 12. Cuchillo de cuarcita (piso ensenadense).
— 13. Cuchillo de silex, prehistórico, de Patagonia.
— 14. Flaker de hueso (piso ensenadense).
— 15. Bola de hueso fósil (piso ensenadense).
— 16. Peso de hueso, para línea (piso ensenadense).
— 17. Punta de lanza, de hueso (piso ensenadense).
— 18. Bola de hueso fósil (piso ensenadense).
— 1. Punta de arpón (?) de hueso fósil (piso ensenadense).
Nota. — Todos los objetos representados en estas láminas están figurados a ?/, de su tamaño 7
natural.
Hormigas dolicoderinas de los Andes de Mendoza
or ÁNGEL GALLARDO
Durante una breve temporada que pasé en Cacheuta en marzo de 1917
tuve oportunidad de hacer una pequeña colección de hormigas en los
alrededores del hotel y en algunas excursiones a San Ignacio y Uspa-
llata.
He recogido representantes de las subfamilias Mirmicinas, Campono-
tinas y Dolicoderinas. Por ahora me ocuparé sólo de estas últimas para
completar mis trabajos sobre esa subfamilia (1), dejando las otras para
estudiarlas juntamente con las demás de la colección del Museo Nacio-
nal, cuando mis ocupaciones absorbentes me permitan proseguir mi in—
terrumpida labor sobre las hormigas de la República Argentina.
Dorymyrmex planidens Mayn
Encontré un nido en San Ignacio, adonde habíamos hecho un paseo
a caballo. Pude así ver ejemplares vivos de esta ágil y vigorosa especie, la
mayor del género.
Dorymyrmex mucronatus Emery
Numerosos ejemplares $ de Cacheuta y de Uspallata.
(1) Anales del Museo Nacional de Buenos Aires, tomo XXVIII, pág. 1-30 y pág. 257-261,
1916.
AxceL GaLLarDo : Hormigas dolicoderinas de los Andes de Mendoza 29
Dorymyrmex minutus Emery
Tres ejemplares de Cacheuta. No había sido señalado aún de Mendoza.
El tipo es de la cordillera de Chillán (Chile) y ha sido encontrado en Chu-
but y Santa Cruz.
Dorymyrmex exsanguis Fork y var. carbonaria Forn
Numerosos ejemplares de las tres castas obtenidos en la excavación de
un nido cerca del hotel.
Las obreras presentan grandes diferencias de coloración desde algunos
ejemplares del color amarillo pálido de exsaguis típico hasta otros fuerte-
mente pigmentados.
Lo mismo puede decirse de las 29 (aún no descritas) de esta variedad,
las cuales presentan notables diferencias de pigmentación, siendo algunas
amarillo pálido, otras pardo castaño y otras intermediarias.
Coinciden bien con la descripción de ForeL de la Q de la especie típica
salvo que el escapo no sobrepasa notablemente el borde occipital.
Algunos ejemplares tienen las dos celdas cubitales cerradas y otros las
tienen abiertas por reducción en la nervadura.
He señalado ya (Anales del Museo Nacional, tomo AXVIII, pag. 46 y
47) las variaciones que se observan en el 9.
Dada la variabilidad de esta especie es difícil delimitar cuál es la espe-
cie típica y cuál la variedad carbonaria, pudiendo encontrarse en el mis-
mo nido ejemplares totalmente claros o completamente obscuros o con el
tórax y la cabeza claros y el gáster obscuro.
Dorymyrmex tener Mark
El Sr. Caos S. Rerb, director del Museo Escolar de Mendoza me ha
obsequiado varios ejemplares $ de esta especie con la cabeza y el tórax
intensamente rojos, según la descripción de Maxr de los ejemplares típi-
cos recogidos por StroBEL en 1866 en Uspallata.
Los ejemplares obsequiados por Rzzb fueron encontrados en la Cumbre
a más de 4000 metros de altura entre las raíces de una Loasácea acom-
pañados de unos pequeños coleópteros.
Dorymyrmex tener Mayr subesp. Richteri ForrL
Varias obreras de un nido de Cacheuta, donde al excavarlo encontré un
g' (aún no descrito) Longitud : 2,8 milímetros.
30 PHISYS (1V, 1918)
Pardo castaño, gáster algo más obscuro, mandíbulas amarillo parduz-
co, antenas y patas pardo claros. h
Cabeza (sin las mandíbulas) tan ancha como larga, mandíbulas fuertes
con dentículos, el apical robusto y obscuro. Borde anterior del clípeo
casi recto. Ojos grandes, ocupan casi todo el costado lateral de la cabeza.
El escapo sobrepasa el borde occipital casi recto, provisto de sus tres
ocelos.
Protórax muy abultado. Cara basal del epinoto tan larga como la de—
clive a la que se liga por una curva.
Escama baja, con el borde superior recto y poco cortante.
Lustroso, finamente punteado coriáceo.
Pilosidad erecta muy escasa, más abundante en el gáster, el clíipeo y
mandíbulas.
Fina pubescencia esparcida en el cuerpo, más abundante en las ante—
nas y patas.
Alas hialinas irisadas, con las nervaduras pardo claro muy reducidas,
faltando todas las ramas de la cubital y las cúbito transversas y recurren-
te (más reducida por consiguiente que la figura de Emery para el ala
del Y de D. tener en Genera Insectorum).
Pterostigma algo más obscuro.
Dorymyrmex breviscapis ForeL var. Carettoides ForrL
Un ejemplar de Cacheuta.
Dorymyrmex Wolffhigeli ForeL
Un ejemplar de Uspallata.
Se conocen hoy doce formas del género Dorymyrmex de la provincia
de Mendoza, a saber, en orden alfabético :
D. breviscapis Carettoides, Carettel, exsanguis, exsanguis carbonaria,
Jlavescens, minutus mucronatus, mucronalus ensifer laevigata, planidens,
tener, tener Richteri y Wol(fhúgeli, las que deben reducirse a diez si fla-
vescens es, como creo, las formas sexuales de mucronatus y exsanquis car-
bonaria no puede distinguirse de la especie típica.
Forelius chalybaeus Emeny
Varios ejemplares de Cacheuta, tanto $$ como gd.
Éstos últimos no figuraban aún en la colección del Museo.
ÁnceL GaLLarno : Hormigas dolicoderinas de los Andes de Mendoza 3y
Forelius chalybaeus Emery subesp. grandis ForrL
Numerosos ejemplares de Uspallata y San Ignacio.
Forelius chalybaeus subesp. albiventris ForrL
Varios ejemplares de Cacheuta, donde he observado sus pequeños ni-
dos con cráter.
Se conocen hoy de Mendoza cuatro formas de Forelius: chalybaeus,
chalybaeus minor, chalybaeus grandis y chalybaeus albiventris.
Estas dos últimas no habían sido señaladas de esa localidad.
Se acentúa, pues, la riqueza de la provincia de Mendoza en formas de
estos dos géneros xerófilos de Dolicoderinas, tan interesantes por sus
_ adaptaciones desertícolas como ser las ammoquetas de muchos Dorymyr-
mex, la transparencia de D. exsanguis y mucronalus y los reflejos metálicos
de Forelius chalybaeus y formas afines.
Febrero de 1918.
Las plantas invasoras
de los cultivos, acequias, caminos, jardines, etc. que crecen
en Mendoza y sus alrededores
POR RENATO SANZIN
(MENDOZA )
La presente lista comprende todas las especies de plantas de Mendoza
y de sus alrededores, que por crecer en los cultivos, al borde de los cami-
nos y acequias o a lo largo de las veredas y zanjas, sin haber sido planta-
das por el hombre, débense considerar como invasoras.
Todas las especies citadas han sido observadas y coleccionadas por el
autor en los parajes indicados más adelante y durante varios años de resi-
dencia en Mendoza.
Agradezco a mis amigos los Srs. Dr. C. M. HicxkeN e Ing. L. Hauman
su valiosa ayuda en la determinación de muchas especies, imposibles de
identificar sin el concurso de grandes bibliotecas, inaccesibles para las
personas que viven en las provincias argentinas.
ABREVIACIONES
BA. = B. Aires. Pat. = Patagonia.
€. = Córdoba. Rojas
Cno. = Cinacos RA. = Rep. Argentina.
Chub. = Chubut. RN. = Río Negro.
Corr. = Corrientes. De = SEllizs
(Qt. = Catamarca. SE = Santa Cruz:
ER. = Entre Ríos. Si. = Seania e,
Pues Mera delébueso: Sgo. = Santiago del Estero.
y == Sl. = Se Jai:
M. = Mendoza. lo = So Luis:
Pimp 1 = lnenmmén.
Rexaro Sawnzin : Las plantas invasoras que crecen en Mendoza y sus alrededores 33
Los números romanos, después de la palabra Florece o F'/., indican
el mes.
Graminaceae
1. Bromus untoloides KtH. Arecn., Gram. urug., 439.
«Cebadilla ». Mendoza. Kurtz :
Común al borde de los caminos y en los cultivos. Florece X-II!.
América. — ER., C., T., S., BA., RN., Fueg.
2. Cenchrus tribuloides L. Arechn., l. c., 156.
«Roseta ». Mendoza : Purnier1 sub. €. muricalus.
Bordes de caminos y entre cultivos. Fl. XI-XII.
Urug. — RA.
3. Andropogon saccharoides Swarrz. HackeL, Androp., in DC., 932.
En los cultivos. Fl. XI-I.
Amér. trop. y subtrop. — C., SF., Ch.
4. Coltea pappophoroides Krum. Kunrze, Revisio, 349.
Mendoza : StUCKERT.
Bordes caminos y acequias.
bio Les Uso Úloo Aop e
. Dactylocientum aegyptiuin (L.) Ricnr.
Qi
Común al borde de los caminos y en las acequias. l. XLi-11T.
Cosmop. trop. y subtrop.
6. Diplachne dubia (Kru.) Beyru et Hoor.
Muy común en las acequias. Fl. 1-1I.
Also fig Jo
7- Diplachne fusca (L.) Beauv.
En los mismos lugares que la anterior. Fl. LIT.
AA AAN:
S. Distichlis scoparia (KrH.) ArecH. ÁRECH., Gram. urug., 397.
En las acequias y bordes de los caminos.
Uruguay. — Pat., BA., C.
9. Distichlis spicata (L.) GREENE.
« Pasto salado ». Mendoza: Kurtz sub. D. thalassica.
Con la precedente y en los mismos lugares.
Chile. — BA., J.
PHYSIS. — T. 1V 3
IO.
II.
12.
14.
10.
. Panicum sanguinale L. Argcm., l. c., S).
- PHYSIS (1V, 1918)
Eragrostis poaeoides Beauv. Argcm., l. c., 378.
Mendoza : PuiLippr.
Bordes caminos. Fl. I-II.
Urug. — KN., Pat., ER., G., T., J., Mis.
Eragrostis sp.
En los cultivos. Fl. XIEII.
Hordeum murinum L. Subsp. Leporinum (Lixck) Ricn. Hauman, Les
Hordeum, in Anales Mus. B. A., XXVIII, 289.
En los jardines y bordes de los caminos. Fl. IX-XI.
Europa, Asia, Chile. — BA.
. Lolium temulentum L. Argcm., l. c., 443.
En los cultivos. Fl. XI.
Europa. — Pat., BA., SF., ER., €. — Chile.
Lolium italicam A. Br. ArkEcm., l. c., 440.
En los cultivos y bordes de las acequias y caminos. Fl. X-I.
Europa, Uruguay, Chile. — RN., BA., C.
. Panicam crus-gallí L. Arecm., l. c., 99.
Mendoza: Hickex. Puirierr sub. P. oplismenus.
En los cultivos y en las acequias. Fl? XIII.
Casi cosmopol. — ER., C., T., S., Ch.
« Pata de gallina ».
Común en los cultivos y en las acequias. Fl. I-V.
Casi toda la República.
. Panicum insulare (L.) Me. Argch., l. c., 96.
Sub. P. leucophaeum KrH.
En los cultivos. Fl. X-I.
Uruguay, Bolivia. — T., RN., Ch., J.
. Panicum sp.
En las acequias. Fl. XIL-1L.
Paspalum distichum L. Arrch., Us os MD
Sub. P. vaginatum, « Gramilla dulce ». Mendoza: Kurtz.
En los cultivos y acequias. Fl. L-1H.
o Con. les Clio UN. 1
9)
w
Rexaro Sawzix : Las plantas invasoras que crecen en Mendoza y sus alrededores
. > Paspalam dilalatum Pork. Arrch., l. C., 46.
En las acequias y cultivos. Muy común.
Urug., Brasil, Chile. — BA., KN., Cleo To Cornros ME.
"PoWrannud ll Aroa UC DA:
Mendoza : Kunzz.
Muy común al borde de las aguas, acequias y en los cultivos.
Cosmopol. — RA.
. Polypogon interruptus KunrH.
Mendoza: Puiripprr, Hicken.
Bordes de las acequias. Fl. XII.
Chile. — €., R., Chubut.
. Polypogon: monspeliensis (L.) Desr. Arech., l. c., 292.
Mendoza : Hicken, PuiLiepr.
Con la otra especie. Fl. XL-XII.
Europa, África, Chile, Urug. — BA., Pat., J.
. Setaria gracilis KrH. ArecH., l. c., 142.
En los cultivos y bordes de los canales. Fl. 1-11.
Amér. — C€., BA.
Ñ Sporobolus asperifolius Nees et MexenN.
Priurepr : Viaje desierto Atacama n* 397, sub. Agrostis distichophylla.
En los cultivos y bordes de los caminos.
di NT, (0 Sd
Cyperaceae
. Cyperus vegetas WiLLD. SteuND., Cyp., 24.
En los terrenos húmedos, jardines y las acequias. Fl. 1-11.
Amér. sept., Chile. — G., T., S., BA.
. Cyperus sp.
Muy común en los terrenos cultivados.
. Heleocharis sp.
En las acequias. Poco común. Fl. MILI.
Liliaceae
. Nothoscordum sp.
Muy común en las acequias y bordes de los canales y zanjas. Fl. X1-II.
36 PHYSIS (1V, 1918)
30. Asparragus officinalis L.
«Espárrago ». Esta especie no se debería considerar como una maleza, sin
embargo se encuentra frecuentemente en los cultivos y en las acequias de la
ciudad. Fl. XI-XII.
Europa, Chile. — BA., CG.
Urticaceae
31. Parietaria debilis Forsrt. DC., Prodr., XVI, 235.
Común al borde las acequias. Fl. IX-IV.
Casi cosmopol. — RA.
32. Urtica dioica L. DG., Pr., XVI, 50.
«Ortiga ».
Cerca de las habitaciones rurales. Rara y muy probablemente introducida
de Chile.
SN Urticaria ANN IO
« Ortiga ». Borde de los caminos. 11. IV-XI.
Europa, Asia, Chile. — G., Ct., R., Gorr., BA.
Polygonaceae
34. Polygonum aviculare L. DC., Pr., XVI, 97.
Bordes de los caminos, en las acequias y cultivos. Fl. XIII.
Europa, Asia, África, Chile. — ER., C., SJ., BA.
. Polygonum convolvulas L. DC., Pr., XVI, 135.
OY
YI
En los campos y cultivos. Fl. X-I.
Europa, Asia. — BA.
36. Polygonum punctatum Ext. DC., Pr., XVI, 107.
« Duraznillo ». Syn. P. acre Ktm. :
Muy común al borde de las acequias y canales, en los caminos y en todos los
lugares húmedos. Fl. IL-IV.
Amér., Urug., Bras., Chile. — ER., C., T., BA., Corr.
37. Rumex conglomeratas Mur. DC., Pr., XVI, 40.
Bordes de canales y acequias, en los cultivos. Fl. X.
Europa, Asia. — BA.
Rexaro Sawzin : Las plantas invasoras que crecen en Mendoza y sus alrededores
38. Rumex crispus L. DC., Pr., XVL, 44.
Mendoza: Puittepr.
Muy común al borde de los canales, acequias y caminos. Fl. X-IL.
Casi cosmopol. — Urug., Chile. — BA., C., Ct., SJ., Pat.
Chenopodiaceae
39. Chenopodium ambrosioides L. DC., Pr., MII, 72.
«Paico macho ». Mendoza : Puuirieer, sub. Ambrina.
En las acequias y bordes de los caminos. Fl. XIL-11T.
Amér. sept., Europa, Asia, Chile. — C., T., BA., Pat.
ho. Chenopodiam hircinum Scmrab. DC., Pr., MU, 66.
«Yuyo blanco ». Syn. Ch. bonariense Fex.
Muy común en las acequias y borde de los caminos. Fl. MI-IV.
Brasil, Urug. — BA., ER., C.
1. Chenopodium rubrum L. DC., Pr., MIL, 20, 83.
Syn. Blitam rubrum Rricm.
Común en las acequias y bordes de los caminos.
Europa. — BA.., Pat., T., S., J.
2. Chenopodium murale L. DC., Pr., MUI, 69.
En las acequias y bordes de los caminos. Fl. XI-Y.
Europa, África, Clos. = 1 (Oj
43. Roubieva multifida Moo. DC., Pr., MIL, So.
Syn. Ch. multifidan WiLtb.
Común al borde de los caminos. Fl. 11I-[V.
Europa, Chile. — BA., ER., C.
Amarantaceae
44. Alternanthera achyrantha R..Browx. DC., Pr., XII, 22, 358.
« Yerba del pollo ».
Bordes caminos y cultivos. Fl. L-IV.
Urug., Parag. — BA., ER., C. Ct.
45. Amarantus chlorostachys Winio. DC., Pr., XIII, 2%, 259.
En los terrenos cultivados. Fl. XIL II.
Amér. mer., Europa, A EE NN
38
46.
47.
48.
ho.
50.
(by
pan
PHYSIS (1V, 1918)
Amarantas muricatas Gu. DC., Pr., MIL, 22, De
Syn. Euxolus muricatus Moo.
En los cultivos y bordes caminos y acequias. Fl. XIII.
RA.
Amarantas deflexus L. DC., Pr., MUI, 20, 275.
Syn. Euzxolus deflexus.
En las acequias y jardines. Fl. XLI.
Europa, Áfr., Amér. — BA., SF., C., RN., Chub. — Chile.
Amarantus retroflexus L. DC., Pr., MIL, 2%, 258.
Raro en los alrededores. Fl. 1H-IIT.
Europa, Amér. sept. — RA.
Y Amarantus tristis L. DES Pr., MIMI, 27, 260.
En los terrenos cultivados. Fl. XI-I.
Tropical y subtrop. — Chile.
Amarantus viridis L. DC., Pr., XIII, 2*, 274.
Syn. Amar. oleraceus Lam., Mendoza : PuuiLiepr.
En los jardines y en las acequias. Muy común (Bledo). Fl. X-XI.
Europa, Asia, Áfr., Brasil, Chile. — RA.
. Gomphrena Martiana Gu. DC., Pr., MIT, 2%, 400.
Muy común al borde de los caminos. Fl. XL-I.
SL.
Nyctaginaceae
. Allionia incarnata L. DC., Pr., XIII, 2%, 434.
Bordes de los caminos. Fl. IX-XI.
California, S. Domingo, Méjico, Perú, Chile.
. Boerhavia paniculata Ricn. DC., Pr., MUI, 2%, 450.
Bordes de los caminos. Común. Fl. X-XII.
Amér. cent.. Méjico, Colombia, Brasil.
. Boerhavia viscosa Lac. et Ror. DCG., Pr., XIII, 29, 452.
Bordes caminos. Rara. Fl. X-XII.
Méjico, Perú, Chile.
. Oxybaphus ovatus VamL. DC., Pr., XIII, 2%, 431.
Bordes de los caminos. Fl. X-XIT.
Méjico, Perú, Chile.
60.
(Dita
62.
Rewaro Sawziy : Las plantas invasoras que crecen en Mendoza y sus alrededores
Portulacaceae
. Portulaca oleracea L. DC., Pr., TIL, 353.
« Verdolaga ». En los jardines, viñas y bordes de los caminos. Fl. 1-II.
Mendoza : Cmop. et Wircz.
Europa, Chile. — RÁ.
Caryophyllaceae
. Stellaria media (L.) Surru. DC., Pr., L 371.
En los cultivos y bordes acequias. Fl. VIL-X.
Europa, Chile. — RA.
Ranunculaceae
. Ranunculus muricatus L. DC., Pr., V, 42.
En los cultivos de los terrenos húmedos. Fl. X-XI.
Europa, Chile. — BA., ER.
Fumariaceae
. Fumaria officinalis L. DC., Pr., 1, 130.
« Flor de pajarito ». En los cultivos. Fl. IX-X.
Europa, Asia, Amér. — RA.
Cruciferae
Brassica napus L. DC., Pr., I, 214.
«Nabo ». En los cultivos y acequias. Fl. VIL-IL.
Europa, Chile. — RA. -
Capsella bursa-pastoris (L.) Mucu. DC., Pr., 1, 177.
Mendoza : Cnop. et Wirez.
En los cultivos y bordes caminos y acequias. Il. JX-I.
Cosmopolita.
Coronopus didymus (L.) Sm. DOS o O
Sub. Senebiera pinnatifida DC.
En los cultivos y bordes de las aguas. Fl. IX-II.
Amér., Europa, Australia, BASS ERES EC DS:
39
PHYSIS (IV, 1918)
. Lepidium bonariense L. DC., Pr., L, 206.
En los cultivos y bordes de las aguas. Fl. IX-X.
Urug. — BA.
. Nasturtium bonartense (Porr.) DC. DG., Pr., 1, 138.
En los cultivos y bordes de los canales. Fl. VIEX.
Ecuador, Brasil, Urug., Chile > — BA., G., ER., T.
. Raphanus raphanistrum L. DC., Pr., L, 229.
En los cultivos y praderas. Fl. X-XII.
Europa. — RA.
. Sisymbrium officinale (L.) Scor. DC., Pr., I, 191.
En los cultivos.
Europa. — RA.
Leguminosae
. Hoffmanseggia falcaria Cav. DC., Pr., IL, 484.
« Porotillo ». Mendoza : Hickes, Paeinierr, Cro. et WiLecz.
Muy común al borde de los caminos y acequias. Fl. XI-L.
Méjico, Chile. — C., SL., P., SJ., RN., Chub., Pat.
. Medicago denticulata WiLim. DC., Pr., IL, 176.
« Carretilla ». En los cultivos. Fl. IX-I0T.
Europa, Urug., Chile. — BA., ER., C., J.
. Medicago sativa L. DC., Pr., Il, 173.
«Alfalfa ». Muy común al borde de las acequias y caminos. Fl. I-11I.
Europa, Chile. — RA.
. Melulotus parviflora Desr. DC., Pr., IL, 187.
«Trébol de olor». Mendoza: Puitrerr, Choo. et WiLcz.
En los cultivos. Fl. XI-I.
loo lar pers Ae 199.
En los cultivos. Fl. IX-THT.
Europa, Amér. sept. — RA.
Geraniaceae
.Erodium cicutariam L. DC., Pr., IL, 643.
« Alfilerillo ». Mendoza : Chop. et WirLcz.
=1
[9]
=1]
E
o |
QU
=]
=I
So.
Rexaro Sanzix : Las plantas invasoras que crecen en Mendoza y sus alrededores h1
Común en los cultivos y bordes de los caminos. Fl. XI-IT.
y
Europa, Áfr., Urug., Chile, RA.
Oxalidaceae
. Oxalis corniculata L. DC., Pr., IL, 692.
Muy común en las acequias. Fl. IX-1T.
Casi cosmopolita. — BA., ER.
Zygophyllaceae
. Tribalus terrestris L. DOF IOs.
En los cultivos, especialmente en las viñas y bordes de los caminos. Fl. IX-XI!.
Europa mer., Africa.
Euphorbiaceae
. Euphorbia peplus L. DG., Pr., XV, 29.
« Pichoa». En los cultivos y bordes de los caminos y acequias. Fl. IX-If.
Europa, Chile. No Oo llos JUN,
. Euphorbia serpens KrH. DC., Pr., XV, 20.
Muy común al borde de los caminos y acequias. Fl. X-IV.
América. — RA.
. Euphorbia brasiliensis Lam.
En los cultivos. Poco común. El. 1-II.
Brasil, Urug. — BA., T., S.
Malvaceae
. Anoda triangularis (Wirio) DC. DC., Pr., I, 458.
Sub. A. hastata Cav., « Malvisco ».
Común en los cultivos. Fl. XI-II.
Urug. — RA.
. Malva nicaensis Ax. DC., Pr., LI, 433.
« Malva ». En los cultivos. Fl. X-XIT.
Europa, Chile. — BA., ER.
Malva rotundifolia L. DC., Pr., L, 432.
« Malva ». En los cultivos y jardines, bordes caminos. Fl. IX-XIT.
Europa, Chile. — BA., T.
82.
33.
86.
88.
S9.
go.
PHYSIS (1V, 1918)
. Modiola caroliniana (L.) Dox. DC., Pr., L, 435.
En los terrenos cultivados. Fl. XI.
Urug., Chile. — BA., ER., G., Ct.
Sida leprosa (Orr.) Scnum. Marr., Flor. Bras., CIX, 390.
Bordes caminos. Fl. XI-II.
Méjico, Antillas, Urug. — BA., Pat.
» Sphaeralcea bonariensis (Gav.) GRIsB.
Mendoza : Kurrz, Hicken, Peurierr, sub. Malva prostrata.
Bordes caminos. Fl. X-II.
es Ios (Oo) Ciios less MUNI
. > Malvastrum sp.
En los terrenos cultivados. Fl. 1-TII.
Oenotheraceae
. Oenothera mollissima L. DC., Pr., UT, 48.
Bordes caminos y acequias. Fl. IX-I.
Urug., Chile. — BA., ER., C., T.
Umobeliferae
ÁAmmi viznaga Lam. DC., Pr., IV, 113.
« Viznaga ». En los terrenos cultivados y bordes de los caminos. Fl. II.
Europa, Áfr., Chile. — RA.
. Apium ammi (Jaco.) Uns. DC., Pr., IV, 105.
Sub. Helosciadium leptophyllum DC.
En los cultivos. Fl. X-IV.
Falcaría Rivini Host. DC... Pr., TV, 110.
En terrenos cultivados. Fl. XIL-IT.
Europa mer. — BA.
Foeniculam vulgare Mur. DC., Pr., IV, 142.
« Hinojo ». En terrenos cultivados. Fl. 1-11.
Europa, Chile. — BA., G., Ct.. R., ER., SF., P., RN.:
Hydrocotyle bonariensis Lam. DC., Pr., IV, 60.
« Tembladerilla ». Syn. H. umbellata.
Rexaro Sawzix : Las plantas invasoras que crecen en Mendoza y sus alrededores 43
Mendoza: PhiLiepr.
Muy común en las acequias de las calles y en los terrenos húmedos. Fl. XII.
Urug., Perú, Chile. — RA.
Primulaceae
91. Anagallis arvensis L. DC., Pr., VI, 69.
Muy común en las acequias. Fl. IX-XII.
Europa, Urug. — RA.
Convolvulaceae
92. Convolvulus arvensis L. DC., Pr., IX, 406.
En los cultivos y bordes de los caminos. Fl. XIM-IT.
Europa, Méjico, Urug., Chile. — RA.
93. Convolvulus bonariensis Cav. DC., Pr., IX, 411.
En los cultivos y bordes caminos.
Chile. — BA., Pat.
que Cressacretica DC: Pro TX: ho.
En terrenos cultivados. Poco común.
Casi cosmopolita trop. y subtrop.
Boraginaceae
95. Amsinckia angustifolia Lemm. DC., Pr., X, 118.
Bordes de los caminos. Fl. IX-XI.
Chile. — Fueg., Pat.
96. Heliotropium curassavicam L. DC., Pr., IX, 538.
Mendoza : Puirrer1. Muy común al borde de los caminos. Fl. 11.
Amér. cent. y mer. — BA., P., Mis., C., RN.
97- Heliotropium mendocinam Pn.
—— Puirieer, Linnaea, XXXIII, 186.
Muy común al borde de los caminos.
Verbenaceae
98. Lippia nodiflora Grise. DC., Pr., XI, 585.
« Yerba de S. María ». Muy común en las acequias, bordes de los caminos y
cultivos. Fl. XI-I1T.
Casi cosmopolita. — RA.
hh PHYSIS (1V, 1918)
99. Priva levis Just. Gay, V, 7.
Mendoza: Puriiepr.
Muy común en los terrenos cultivados, bordes caminos y acequias.
Chile. — SL., C., R., Ct.
100. Verbena bonariensis L. DC., Pr., XL, 54t.
Mendoza: Hicxew, Purtieer.
En los terrenos cultivados, bordes de los canales y zanjas.
Brasil, Chile, Urug. — BA., ER., Ct., T., RN.
101. Verbena littoralis KrH. DC., Pr., XI, 542.
Mendoza: PurLtepr.
En los terrenos cultivados. Fl. IX-1I.
Amér. mer. — RA.
102. Verbena officinalis L. DC., Pr., XL, 547.
En los cultivos. Muy escasa. Fl. XIL-II.
Europa, Urug., Chile. — BA., ER., C., T., $.
Labiatae
103. Marrubium vulgare L. DC., Pr., MI, 453.-
En los cultivos, cerca de las casas y bordes de los canales. Fl. XI-V.
Europa, Chile. — RA.
104. Mentha piperita L. DC., Pr., MIL, 169.
Bordes de los canales cerca de los cultivos. Fl. I.
Europa, Chile. — BA., P., RN.
105. Mentha rotundifolia L. DC., Pr., MIU, 167.
Mezclada con la especie precedente, pero más vulgar. Fl. I.
Europa, Urug. — CADA ALONE
Solanaceae
106. Cestrum Parquí L'Hertr. DC., Pr., XIII, 17, 616.
«Palqui ». Bordes de los caminos.
Chile, Brasil, Urug., Parag. — BA., ER., Corr.
107. Datura strammontuin L. DG., Pr., XML 17, 540.
«Chamico ». En los cultivos. Fl. 1-11T.
Europa, Asia. — RA.
108.
100.
112.
114.
Or
116.
Rexaro Sanzix : Las plantas invasoras que crecen en Mendoza y sus alrededores
Nicotiana acutiflora Sr. Him. DC., Pr., XIII, 1%, 565.
En las acequias y bordes de los caminos. Fl. XI-XIL.
Urug., Bras., Parag. — ER., C., Ct., BA.
Nicotiana noctiflora Hook. DC., Pr., XML, 1%, 566.
Mendoza: Puurerr. Bordes de caminos y acequias.
Chile.
Betina pay lora lus Os
En los cultivos y bordes de caminos. Poco común. Fl. XH-1I.
Urug. — BA., ER., SF., Ct.
. Petunia nyctaginiflora Juss. DC., Pr., MIL, 1%, 573.
Mendoza : PuiLippr.
Bordes de los caminos. Fl. XIL-IT.
Bras., Urug. — Ct., BA., ER.
Physalis viscosa L. DC., Pr., XUL, 19, 434.
Bordes de los caminos. Fl. XI-III.
¿NINO Mins y Canto Laos (Uiop Llao (lios Pole
3. Solanum elaeagnifolium Cav. DC., Pr., MUI, 290.
« Quillo». Mendoza : Purciepr.
Muy común al borde de los caminos. Fl. X1-1II.
Urug., Chile. — RA.
Solanum nigrum L. DC., Pr., MIL, 150.
« Yerba mora ». En los cultivos. Raro. Fl. X-XilL.
Europa, Asia, Urug. — BA., P.
Scrophulariaceae
Veronica anagallis L. DC., Pr., X, 467.
En los cuitivos y acequias. Poco común. Fl. X-XII.
Europa, Amér. sept., Chile. — Pat.
Veronica Tourneforti GmeL. DC., Pr., X, 487.
Syn. V. Buxbaumii Tex.
En los terrenos cultivados. Fl. X.
Europa, Asia, Urug., Chile. — BA., C.
. Veronica peregrina L. DC., Pr., X, 482.
Mendoza : Kurtz. Bordes de los caminos y en los cultivos. Fl. X-XIT.
Amér. sept., Chile, Urug. — RA.
46
118.
IIO.
PHYSIS (1V, 1918)
Plantaginaceae
Plantago lanceolata L. DC., Pr., XUL, 19, 715.
En los cultivos, bordes de caminos y acequias. Fl. XII.
Plantago major L. DC., Pr., XUL, 19, 694.
Mendoza: PuiLiepr. Con la anterior. Fl. XI-1IT.
Cosmopolita.
Dipsaceae
. Dipsacus fullonum L. DC., Pr., IV, 645.
Bordes de los caminos. Fl. XLI.
Clialles = lao 1,
Compositae
. Alnihemis cotula L. DC... Pr. VE 193.
« Manzanilla del campo ». En los terrenos cultivados, bordes de los caminos
y acequias. Común. Fl. X-XI.
Europa, Bras., Urug., Chile. — BA., P., RN., C., SF., ER.
. Baccharis salicifolia Pers. DC., Pr., V, hor.
«Chilca ». Bordes de caminos y acequias. Fl. XE-II.
Dent. = IN. de
. Bidens leucantha Wii. DC., Pr., V, 598.
En los cultivos y bordes de caminos.
Chile, Méjico.
. Bidens pilosa L. DC., Pr., V, 597.
En los terrenos cultivados y bordes de los caminos. Fl. XI-II.
. Eynara cardunculas L. DC., Pr., VI, 620.
« Cardo de Castilla ». En los campos y bordes de los canales. Fl. X1U-I1T.
Europa, Urug., Chile. BA., CG.
. Erygeron linifolium Win. DG., Pr., V, 381.
Sub. Conyza ambigua DC.
Muy común en los cultivos, bordes de los caminos, canales y acequias. Fl. X-III.
Brasil, Urug., Parag. — BA., ER., C.
1D,
11573)
136.
Rexato Saszix : Las plantas invasoras que crecen en Mendoza y sus alrededores
q ]
. Erygeron bonariensis L. DC., Pr., V, 289.
Syn. E. sordidam Hook. et Ars.
Común en las acequias, en los cultivos y bordes de caminos. Fl. X-XII.
Ecnador, Urug. — BA., ER., C., SJ., RN.
. Flaveria contrayerba Pers. DC., Pr., V, 635.
« Fique ». Mendoza: Purcrepr.
Muy común al borde de los caminos y en las acequias. Fl. 1L-1V.
y
Amér. mer. — RA.
. Galinsoga parvifolia Cav. DC., Pr., V, 677.
En los cultivos y acequias. Fl. X-III.
Chile, Urug. — RA.
z Gnaphalium ramosum Pnit.
=
Pritivpr, Linnaea, XXXI, 164. En las acequias de las calles y bordes de los
caminos. Fl. X-XII.
Chile.
Hypochaeris brasiliensis (Less.) Grisb. DC., Pr., VIL, 96.
Sub. Seriola brasiliensis Less. in D. C.
Común en los cultivos y acequias. Fl. X-I.:
Parag., Urug., Brasil. — BA., Pat., ER.
. Pascalía glauca Orr. DC., Pr., V, 549.
Syn. Wedelia glauca Hrem. et Lorentzia pascaloides Grasb.
Común en los terrenos cultivados y bordes de los caminos. Fl. X-IV.
Urug. — RA.
Picrosia longifolia Dox. DC., Pr., VIL 251.
En los canales de riego. Fl. X-XI.
Ecuador, Chile, Parg., Urug. — BA., C., T., RN.
. Schkuhuria abrotanoides RorH. DC., Pr., V, 654.
Mendoza : PuuLipp1, sub. Ambliopappus.
Bordes de los caminos. Poco común.
Perú, Bolivia. — BA., ER., T., C.
. Senecio albicaulis Hook. et Arx. Hoox. etArs., Jour. Bot., UI, 3
Bordes de los caminos. Fl. X[-XIT.
Chalet 053%
Senecio brasiliensis Less. DC., Pr., VL 418.
Bordes de los caminos y en los cultivos.
Bras., Urug., Parag., Chile. — BA., C., ER.
44.
48
138.
140.
PHYSIS (IV, 1918)
. Senecio pinnatus Porr. DC., Pr., VI, 410.
Bordes de los caminos, raramente en las acequias. Fl. IX-I1I.
Bras., Urug., Chile. — BA., €.
Senecio vulgaris L. DC., Pr., VL 341.
En los cultivos. Fl. X-IT.
Urug., Europa, Chile. — BA.
. Sylibum marianam GaErTN. DC., Pr., VI, 616.
«Cardo asnal ». En los cultivos. Fl. XI-XII.
Europa, Asia, Amér. sept., Urug., Chile, BA., ER., SF., C.
Solidago microglossa DC. DC., Pr., V, 332.
En los cultivos y bordes de los canales de riego. Fl. H-TIT.
Bras Urus Chile BAS Cor A ENE
. Sonchus oleraceus L. DG., Pr., VI, 185.
« Cerraja ». En los cultivos y en las acequias. Fl. X-II.
Casi cosmopol. — RA.
. Tagetes glandulifera ScmraNk. DC., Pr., V, 644.
Syn. T. minutus L. et T. bonariensis Pers.
Muy común en los cultivos. Fl. 1-1V.
Parag., Chile, Brasil, Urug., BA., ER., C.
. Taraxacum officinalis We. DG., Pr., VIL, 145.
Sub. T. dens-leonis, « Radicheta ».
En las praderas, bordes de los caminos y acequias. Fl. VUL-IV.
Casi cosmopol. — RA.
. » Verbesina australis (Hook. et Arx.) Bak. DG., Pr., V, 616.
En los terrenos cultivados y bordes de los caminos. Fl. XI-MT.
ves —= 1 (Ce) dos (9:
. Xanthium spinosum L. DG., Pr., V, 523.
« Abrojo ». Bordes de los caminos. Poco frecuente. Fl. XMU-I1I.
Europa, Amér. sept., Uruy., Chile, — RA.
. Xanthium stramarium L. DC., Pr., V, 523.
En los cultivos y bordes de los caminos. Muy común. Fl. XI-IL.
Europa, Amér. sept., Urug. — BA., ER., C.
La langosta voladora de Colombia y Venezuela
por ENRIQUE LYNCH ARRIBÁLZAGA
INTRODUCCIÓN
La langosta del N. de Méjico, las repúblicas de Centro América, Colombia,
a Venezuela, las Guayanas, el Ecuador y probablemente
también una gran parte del norte del Brasil, es decir, los estados de
Amazonas y Pará, que ocupan como la tercera parte de sus vastos domi-
nios, son frecuentemente invadidos por mangas de langostas voladoras
o viajeras semejantes a la nuestra y que, hasta ahora, se las ha estado
confundiendo con ella, sin prestar atención suficiente a las considera—
ciones zoogeográficas que se oponen a tan desmesurada dispersión, ni
a los caracteres, minimos si se quiere, pero constantes, que distinguen
entre sí a estos insectos.
Hace gt años, en 1836, que el ilustrado viajero y
competente naturalista ALcrnes D'OrnrcwY, hablando de
nuestra langosta voladora, se resistía a admitir que la de Colombia fuera
la misma. «Un observador distinguido, — dice (1), — Mr. RoLrix, me
'Opinión de D'OngrcnY
ha dicho que estas innumerables falanges se extendían hasta Colombia.
Este hombre de ciencia quería hablar sin duda de otras hordas distintas
de las que recorren a Corrientes y el Paraguay, pues entre los países del
sur, donde la langosta causa tantos perjuicios, y la República de Golom-
bia, se extienden territorios inmensos, las repúblicas de Bolivia y el Perú,
(1) Voyage dans ' Amérique Méridionale (1826-1833), I, pág. 196.
PHYSIS. —T. IV
Pa
50 PHYSIS (1V, 1918)
por ejemplo, a donde estos insectos no llevan sus emigraciones. » Pres-
cindiendo del hecho, no conocido por él, de que la Schistocerca para-
nensis vivía también en el sur del oriente boliviano y de que la parte
meridional del Perú es afectada por otra langosta afín, la Schistocerca
peruviana, la objeción de D'OrBrGwY es justa, pues él había recorrido las
comarcas del norte de aquel mismo oriente y permanecido bastante
tiempo en ellas sin hallar estos ortópteros, ni oir mentar siquiera la plaga
que constituyen, y comprendía bien, sin duda, la importancia de la ba-
rrera que opone a su avance la densa y húmeda selva de la inmensa
cuenca del Amazonas.
Oallén dal prota M. FerwawD Laraste, ocupándose de la indepen—
Lo dencia especifica de la langosta voladora que pasara a
Chile de nuestro país en 1891, hizo notar que «es un error creer que las
langostas viajeras que suelen devastar las diversas regiones de nuestro
planeta pertenezcan todas a una sola y misma especie », agregando que,
«como lo había sostenido, con Burrox, y a pesar de las denegaciones
que le habían sido opuestas, es menester no desdeñar, en todo problema
zootáxico, las indicaciones de la zoogeografía » (1).
IA SALA Por mi parte, yo creo haber demostrado que el
Sch. paranensis area de dispersión de la Sch. paranensis se dilata,
cuando más, hasta el paralelo de 16 grados de latitud sur en el orien-
te de Bolivia (2) y que no va más allá del.grado 20 en el sudeste del
Brasil (3), fundáandome para ello en los hechos que a continuación re-
Sumo : |
La ltereda sa al Ni 1” No se tiene noticia de que las mangas de lan-
as gosta, en sus invasiones primaverales, que marchan de
sur a norte, más allá del paralelo de 19? de lat. S., hayan llegado a la
parte septentrional de la provincia boliviana de Sara, limítrofe con el te-
rritorio del Beni, pues, según el informe oficial de la prefectura de Santa
Cruz de la Sierra, «parece que dichos insectos temen aventurarse en los
bosques húmedos de aquella región y probablemente las invasiones no
alcanzan a más de doscientos kilómetros al norte de esta ciudad. » (Santa
Cruz.) Los datos conocidos se refieren al año 1906, en que una pequeña
(1) La question du criquet, voyageur signalé l'an dernier dans les provinces australes du Chili, im
Actes de la Sociélé Scientifique du Chili, 11, pág. 209. 1892.
(2) Informe sobre una investigación realizada en Bolivia acerca de la región permanente de la lan—
gosta voladora (Schistocerca paranensis, Burm.-Laraste). Buenos Aires, 1910.
(3) La langosta de la altiplanicie de los Parecies, en Matogroso (Brasil). Informe, todavía iné—
dito, presentado a la Defensa agrícola el 8 de julio de 1911.
Exrique Lyycn ArrirárzaGa : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 51
invasión alcanzó a aquella provincia, llegando hasta 1/40 kilómetros al
norte de Santa Cruz (1);
2 Un poco más arriba, entre los paralelos de 16 y 15 grados lat. $S.,
se encuentran las misiones franciscanas de Gruarayos, de clima ardiente
y húmedo, donde parece ser tan desconocida la langosta voladora o « de
tropa», como la llama el P. Carpús (2), como es la elevada altiplanicie
del oeste del mismo país;
3 Luego, siguiendo hacia el este de la provincia de Sara, se encuen-
tra la de Velasco, adonde las mangas llegan rara vez y muy debilitadas,
a través de la provincia de Chiquitos, situada más abajo, según se deduce
del informe oficial suministrado por el subprefecto don Ambrosio Ar-
TEAGA en 1907 y el de la prefectura del departamento de Santa Gruz,
de 1908 (3); :
La langosta 4? Que la langosta que infesta los campos o meseta
aos de los Parecíes, en el alto Matogroso, es una especie
bien distinta, la Scyllina schistocercoides Kunmx, y no la Sch. paranensts,
como se había creído, según lo pude comprobar en 1911 (4), a lo que
puedo ahora añadir que la Schistocerca paranensis no llega, o lo hace
muy rara vez, a Cuyabá, capital de ese estado, ubicado entre el 152
y el 162 de latitud sur, según el testimonio que poseo de un antiguo resi-
dente de esa ciudad, el prof. J. Pedro GarDks, y que la langosta que allí
suele abundar es la que llamamos en el Chaco «quebrachera » o sea la
gran Tropidacris cristata (Liwx.) Scunp., conocida también bajo el nom-
bre vulgar de «langosta negra» en otras partes de la república, según
Lorenzo BrUNER (0);
La langosta 5” No existe indicio alguno de que el estado de Goyaz,
a Coyee situado al este del de Matogroso y al norte del para-
lelo de 20 grados, sea afectado por-ninguna especie de langosta gregaria,
como lo demuestra el minucioso diario de FrANcisco DE CASTELNAU, en su
itinerario entre la capital y CGuyabá, el cual no recuerda esta plaga, ni
hace alusión alguna a ella, no obstante ocuparse detenidamente de la
agricultura de cada distrito visitado por él (6) ;
(1) Informe sobre una investigación, etc., pág. 23, 32 y 97.
(2) Las misiones franciscanas entre los infieles de Bolivia, pág. 123 (1886).
(3) Véase Inf. sobre una investigación, etc., pág. 79 y 97-
(4) La langosta de la altiplanicie de los Parecies, inf. cit.
(5) The second report of the Merchant's Locust Investigalion Commision of Buenos Aires, pág. 62.
1900.
(6) Expédition dans les parties centrales de 'Amérique du Sud, 1, cap. XVII, pág. 120-217
y XVIII y XIX, pág. 218-304. 1850. Véase inf. sobre una investigación cit., pág. 45. 1910.
ba PHYSIS (1V, 1918)
er AU 6” Las invasiones al sudeste del Brasil proceden del
gel Brasil cuadrante sur y no ascienden más allá de la parte meri-
dional de los estados de Espíritu Santo y Minas Geraes, o lo que es lo
mismo, no ultrapasan el grado 20 de latitud sur, en su avance hacia el
norte (1).
MS MO EOS De modo que la patria de la Sch. paranensis puede
de muestra langosta delimitarse, por el norte, trazando una linea de este
a oeste desde la intersección del paralelo de 20 grados con el Océano
Atlántico (sur de Espíritu Santo) hasta el pie de la Cordillera Real, en la
provincia boliviana de Sara, entre los grados 16 y 17 de latitud sur, línea
que será más o menos flexuosa, según la naturaleza de las comarcas que
atraviesa. Entre su área de distribución geográfica y la de la langosta
voladora del norte de la América meridional, se interpone la inmensa
extensión que he considerado indemne de sus ataques (2) y que D'Or-
BIGNY Opinaba asimismo que debía separar los dominios de dos especies
distintas. Este espacio, según lo he expresado en uno de los mapas (II)
que acompañan a mi informe sobre la región permanente de nuestra
langosta, abarca no menos de 16 grados de latitud, admitiendo que la de
Colombia llegue hasta la línea ecuatorial.
Dentro de sus límites, no dudo de que existan varias
otras langostas gregarias y migratorias. mas sólo con-
finadas en áreas relativamente restringidas. Tenemos en él, por lo me-
Plagas locales
nos, las siguientes :
1? La Scyllina schistocercoides Kun, ya citada, que vive y merodea
en los campos de los Parecies, por los 14 grados de latitud sur, sin llegar
a la región oriental de la misma altiplanicie, donde se halla el divortium
aquarum de los rios Paraguay y Arinos, origen del Tapajoz;
9* La Schistocerca peruviana Mint, cuya patria se halla ubicada en el
sur del Perú. «La extensión del territorio atacado, dice un informe re-
ciente, es relativamente débil, pues que hasta ahora la langosta no ha
pasado de ciertas partes de los departamentos de Huancavélica, Aya-
cucho, Apurimac y el Cuzco, en los valles de la vertiente oriental de la
Cordillera de los Andes » (3);
3% En el estado brasileño de Parahiba del Norte se ha observado una
invasión de cierta langosta voladora que yo mismo clasifiqué como Schis-
(1) V. inf. cit., pág. 38, 50 y 99 y La langosta de la altiplanicie de los Parecies (inéd.).
(2) V. inf. cit., pág. 42-45.
(3) Prof. G. Trixcmier1, La lutte contre les sauterelles dans les divers pays. Informe publicado
por el Instituto Internacional de Agricultura, pág. 33. Roma, 1916.
Exrique Lyon ArriBáLzaca : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 53
tocerca australis Scunb., sirviendome de unos ejemplares adultos y en
estado de seudoimagen que tuvo la bondad de someter a mi examen el
Dr. Cartos Morera, naturalista del Museo Nacional de Río Janeiro,
en 1911. Esta especie vive también, según ScubpEr (1), en Río Janeiro,
Santarem (Para), Paramaribo (Guayana holandesa) y el río Napo, en el
este del Perú, y según el resumen publicado por el Instituto Interna
cional de Agricultura sobre la lucha contra la langosta en los diversos
países (2), se hallaría igualmente en el estado de Santa Catalina (Ma-
cacos) y en el de Rio Grande del Sur (Cacequí), pero tal vez se trate de
un error, pues la voladora observada en esta última localidad por el
Dr. Morgrra, y de la cual se habla en la misma obra (pág. 33) no perte-
necia a esta especie, sino a otra muy afín de la Sck. paranensis y de la
cual he examinado ejemplares que me facilitara el distinguido colega
brasileño, y luego otros que me remitió el inspector Dn. CasiLpo Bor,
que tuvo a su cargo la enseñanza sobre la destrucción de la plaga en el
Brasil.
Las demás langostas dañinas que hasta ahora se han descubierto den-
tro de la zona que considero libre de Schistocerca paranensis y de su con-
génere de Colombia no son viajeras, sino sedentarias, como la Trop
dacrís cristata en Matogroso, ya mencionada, y las que colectivamente
conocemos en nuestro país bajo el nombre de tucuras : la Metalepta bre-
vicornis (Liww.) Bruner, el Plectrotetita pictus Bruner, la Elaeochlora
viridicata (Serv.) Srar, la Rhomalea miles (DrurY) Burm., tan perju-
dicial en el territorio del Río Negro, y la Rh. speciosa (Tmuxb.) SraL, de
Misiones, la Zoniopoda tarsata (Serv.) SraL, el Dichroplus pratensis
Bruner, el D. arrogans STAL, etc. :
as No obstante lo que acabo de expresar, la opinión
contraria se ha manifestado repetidas veces, y aun pet-
siste, fundáandose siempre en una errónea determinación de las esquisto-
cercas que constituyen la plaga en los diversos países, como lo demostraré
más adelante. !
Así, G. Ruiz SawpovaL, al tratar de la langosta invasora de Méjico,
clasificada por J. (€. Sreaura como Sch. peregrina, la consideró como
idéntica a la argentina, pues pensaba que iba allá de nuestras pampas (3);
F. D. Paracios, autor del mismo país, creía que la plaga emanaba de la
(1) The orthopteran genus Schistocerca, in Proceed. of the American Academy of Arts and Sciences,
XXXIV, pág. 459. Boston, 1899.
(2) La lulte contre les saulerelles, cit., pág. 47.
(3) Colección de documentos e informes sobre la langosta, pág. 17, Méjico, 1886.
54 - PHYSIS (1V, 1918)
América meridional, sin señalar la región (1), mientras otros opinaban
que el foco principal se hallaba en las alturas de Guatemala o en los gran-
des llanos que existen entre esa república, Méjico y Belice (2). Ruiz Sax-
DOVAL vislumbraba, sin embargo, la verdad cuando escribía : « Por lo ex-
puesto, se ve que es probable que existan, cuando menos, tres focos de
langosta en el Nuevo mundo, que pudiendo alcanzarse unas con otras en
sus emigraciones, pocos son los países de la América que no hayan sido
azotados por la plaga, etc. » (3).
En el fondo, esta opinión era exacta, pues qúe se conocen ya cuatro de
esos focos americanos de langostas viajeras : el del Melanoplus spretus
(ThHom.), de los Estados Unidos, el de la Schistocerca peruviana Munr, el
de la Sch. paranensis (Burm.) Laraste y el de la Scyllina schistocercordes
Reny, quedando por determinar, según creo, el de la Schistocerca ameri-
cana (DrurY) Bruner, que se asegura actualmente que es la especie que
constituye la plaga en Méjico, y el de la langosta voladora de Colombia y
Venezuela, de que trataré especialmente en este trabajo. En lo que, a mi
juicio, se equivocaba el naturalista mejicano, era en suponer que los en-
jambres que emigran de los diversos centros suelen alcanzarse reciproca-
mente, mezclándose por tanto los individuos de las distintas especies in-
vasoras, lo que nunca ha sido comprobado. Yo creo que, por el contrario,
cada una de estas langostas tiene, como si dijéramos, su jurisdicción pro-
pia e independiente, bien separada de las otras.
Errores El hecho de que un especialista tan notable como
io Star hubiera tomado unos ejemplares de Buenos Aires
y Montevideo como pertenecientes a la Schistocerca peregrina (OtLtv.)
Bruxx. del antiguo mundo (4) indujo sin duda al doctor CarLos BrErG,
el eminente ex director de nuestro Museo Nacional, a referir a ella nuestra
langosta voladora, desestimando la opinión de su ilustre predecesor el
doctor GerMáN Burmerster, quien la había presentado como nueva, en
1861, bajo la denominación de Acridium paranense (5). El estudio del
doctor Brer6 (6) fué escrito y publicado a raíz de la aparición de otro so-
bre el mismo insecto que dió a luz en Córdoba (Rep. Argentina) P. Au-
(1) Op. cit., pág. 7.
(2) Op. cit.
(3) Op. cit., pág. 18.
(4) Recensio orthopterorum, pág. 65 (1873).
(5) Reise durch die La Plata-Staalen, I, pág. 491 (1861).
(6) Sinonimia y distribución geográfica de la langosta peregrina, en Anales de la Sociedad Cienti-
fica Argentina, IX, pág. 275-277 (1880).
Exrique Lyxcn Arrimárzaca : La langosta voladora de Golombia y Venezuela 55
cusro ConIL, especie de monografía, aunque muy imperfecta, de nuestra
langosta (1), al parecer con el propósito de desautorizar el uso del nombre
burmeisteriano, usado por el autor; no puedo afirmarlo con seguridad,
porque no tengo el artículo de BerG a la vista.
El error sinonímico del maestro fué compartido, sin mayor examen,
por varios otros entomólogos, entre ellos el que escribe esta memoria, en
diversos artículos de popularización, el Prof. GreLio Tos (1894, 1895 y
1897), H. Sruart PenxiNGTON (2) y PebrO DE COUSSANDIER (3), si bien
este último, aunque poco competente en zootaxia, tuvo la intuición de que
se trataba de algo diferente y por esto la designó como variedad local o
subespecie de la esquistocerca del hemisferio oriental : Acridium peregri--
num nostras.
Entre tanto, el punto había sido ampliamente discu—
Opiniones de Re»,
F. y R. A. Puurer tido en Chile, en 1892, como lo he referido en mi Me-
o moria preliminar sobre la región permanente de nues-
tra langosta voladora (4). Gomo es sabido, la vecina república es invadida
de tarde en tarde por ella, generalmente por los boquetes de la cordillera
situados en el sur del país. En diciembre de 1891, prodújose una de es-
tas entradas y, en la sesión del / de abril de 1892, de la Société Scientifi-
que du Chili, el entomólogo Mr. Enwwyx C. ReeD comunicó sus obser-
vaciones, manifestando la seguridad de que el insecto invasor era el Acr:-
dium paranense, que él había tenido oportunidad de conocer antes, en
1869, cerca de Mendoza (5), pero más adelante advertía a la misma so-
ciedad que se hallaba «en posición de afirmar y probar que la langosta
grande del norte de Chile, A. cancellatam según Gay, era la misma es-
pecie migratoria argentina, domiciliada en el país » (6). Ignoro si intentó
posteriormente sostener esta difícil tesis.
El naturalista chileno Dn. Feberico PuiLieer, hijo del célebre director
del Museo de Santiago, Dn. RopoLro A. PmiirpPr, amparándose en la
alta autoridad del Dr. BerG, se declaró convencido de que el ortóptero en
cuestión no podía ser sino el Acridium (Schistocerca) peregrinum OLIVIER,
(1) Études sur U Acridium paranense, Burm., ses variétés et plusieurs insectes qui le detruisent, en
Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de la República Argentina, 11, pág. 386-472, con 2 lá-
minas. (Córdoba, 1879), y en Periódico Zoológico, MI, pág. 177-257. Córdoba, 1880.
(2) La langosta argentina (Acridium peregrinam). Buenos Aires, 1897.
(3) La langosta (Acridium peregrinam nostras), tratado práctico ilustrado, adaptado al conoci-
miento particular de este insecto en la República Argentina. Buenos Aires, 1893.
(4) Op. cil., pág. 61.
(5) Actes de la Soc. Scient. du Chili, 1, p. 1u (1892).
(6) Op. cit., pág. cxxxv (1892).
56 PHYSIS (1V, 1918)
al que atribuía una «rica sinonimia, porque, en otro tiempo dijo, se
creía que cada pais tenía su especie particular, mientras parece que no
hay sino variedades locales » (1). Esta opinión originó una polémica con
M. Ferwvanno Laraste, terciando en ella el Dr. R. A. Pmiier1. M. La-
TastE defendió victoriosamente las ideas contrarias, basándose en « las 1n-
dicaciones a priori de la zoogeografía y en los resultados de las más re-
cientes investigaciones de los especialistas más competentes ». Después de
recordar las leyes formuladas por Burros, según las cuales, fuera de los
animales trasportados por el hombre, de algunas aves acuáticas de alto
vuelo, de varios vertebrados marinos (tiburones, tortugas, cetáceos) que
viven en todos los mares cálidos y de cierto número de animales micros-
cópicos, no existen especies comunes a Europa y la América Meridional,
decía que, «en verdad, no era necesario emprender largas pesquisas en la
literatura entomológica contemporánea, para adquirir la convicción de
que la ciencia, en sus últimos progresos, no tiende en manera alguna a
reunir todas las langostas viajeras del mundo entero bajo la denominación
única de Acridium peregrinum, sino que, por el contrario, confirma dis-
tinciones especificas que antes parecian dudosas y establece otras nue-
vas » (2).
Para disipar las dudas, M. Laraste remitió ejemplares a varios de los
mejores especialistas, con el siguiente resultado :
o O AE Mr. Carros RiLeY, el conocido entomólogo norte
americano, dijo que «esa langosta le parecía idéntica al
Acridium peregrinam (3), y que era muy próxima al Acridium (Schisto-
cerca) americanum de los Estados Unidos, Méjico y Centro América,
pero especificamente distinta » (4). Esta respuesta no le pareció, con ra-
zón, suficientemente categórica a M. Laraste, por lo que tocaba al pri-
mer punto; parecióle que el Prof. RiLeY no era tan netamente afirmativo
sobre él como sobre el segundo, y que recurría a expresiones un tanto du-
bitativas. Su autoridad, por lo demás, no la creía, en ese caso, tan indis-
cutible como cuando se refería a la esquistocerca norteamericana y supo-
nía que no había tenido a la vista buenos ejemplares; bien auténticos, de
la especie africana, para cotejarlos con la forma de Chile.
(1) La langosta, en El Ferrocarril de Santiago del 29 de diciembre de 1891.
(2) El Ferrocarril del 3 de enero de 1892. Véase La question du criquel voyageur, cit., pág.
200-205 (1892). 3
(3) «The locust from Chile is a form which [ have taken to be identical with the Acridium pere-
grinum of Oriental countries ». Véase Larasrr, op. cit., pág. 205.
(4) Véase Larasre, op. cil., pág, 205, nota 1.
Exrmoue Lyscn ArriBárzaca : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 5
2 7
El A. orbignyanum El Dr. Epuarbo Boxer, de París, hizo una intere-
o sante revelación : que el Museo de la capital de Fran—
cia conservaba ejemplares de la especie observada en Sud América por
ALcives D'OrbrcnY, esto es, de nuestra langosta voladora, bajo la denomi-
nación inédita de Acridium orbignyanum que le diera BLANCcHARD, quien
olvidó describirla entre los insectos de la gran obra del viajero, agregando
que los ejemplares enviados por M. Larasre coincidían con ellos, salvo
cierto detalle tan mínimo que no autorizaba su separación específica.
Dictamen En cuanto a la pretendida identidad con la langosta
de E. Bowser
del viejo mundo, M. Boxer era perfectamente explí-
cito : « Nole hablo, decía, de la Sehistocerca peregrina, de la cual he re-
cibido el año pasado varias remesas de Argelia y de Túnez y que difiere
absolutamente de su langosta chilena » (1).
Fallo Por recomendación del mismo Dr. Bowxer, fué con -
de lexacio Bozívaz — sultado también el eminente especialista español Dn.
lexacio BoLívar, y éste, en la interesante carta sobre la materia que diri-
gió a M. Larasre, fechada en Madrid el 10 de abril de 1892, llegó a la
conclusión de que el insecto remitido, «aun cuando afine a la Schisto-
cerca peregrina Ottv., no era esta especie» y, como tampoco era la Sch.
americana (Drurx), a la cual él refería el Acridium carneipes Serv, ni la
Sch. cancellata Serv, de la que había recibido ejemplares típicos, que se
distinguían muy bien de la langosta en cuestión, no creyendo que ésta
fuera la misma que el Acridium paranense de Cont, cuyas diferencias
con la Sch. cancellata no había señalado este autor, la designaba en su
colección bajo el nombre de Schistocerca Latastet, hasta que nuevos ma-
teriales le permitieran estudiar la especie argentina. «Como usted ve,
concluía diciendo, queda en pie la cuestión de si existe realmente en Amé-
rica la Schistocerca peregrina Ot1v., o si se la ha confudido con cualquiera
de las especies citadas, aun cuando de todos modos será para mi induda-
ble el origen americano de esta especie » (2).
Acerca de este último punto, M. Laraste mantuvo su opinión de que
parece « infinitamente más verosímil que tales indicaciones sean exclusi-
vamente debidas a errores de determinación, no siendo raros, por desgra-
cia, los casos análogos en los dominios de la zoología » (3).
(1) Op. cit., pág. 206.
(2) La langosta migratoria: de Chile, carta dirigida al señor.Dn. Ferxawno Laraste, en Ácles
de la Soc. Scient. du Chalt, 1, pág. 196-199. 1892.
(3) Op. cit., pág. 209.
58 PHYSIS (IV, 1918)
DAA Más adelante, vino el distinguido ortopterólogo nor-
Lorewzo Bruser teamericano Mr. Lawrence Bruner, contratado por la
Comisión del comercio de Buenos Aires para la investigación de la lan—
gosta, y pudo ver en seguida que nuestra voladora es bien diversa de la
de Eurasia y África, apoyándose no sólo en los caracteres del insecto per-
fecto, sino también y principalmente en los de la «saltona » o seudo
imagen.
Aprobación ' El valioso primer informe de Bruxer (1) apareció en
del De Bess marzo de 1898 y entonces el Dr. BerG, aunque no de
un modo expreso, sino implícitamente, rectificó su dictamen anterior, pu-
blicando un artículo bajo el título de, Sobre los enemigos pequeños de la
langosta peregrina « Schistocerca paranensis » (Burm.) (2). Gomo se ve,
aquí ya no emplea el adjetivo «peregrina » como designación específica
de nuestra langosta voladora, sino únicamente en la acepción común de
viajera o emigrante, aplicable a otros varios locústidos, adoptando en
cambio la separación establecida por BukrmeistreR y demostrada por
Bruner.
Previsiones Con motivo de su estudio y coincidiendo en esto con
MES las opiniones manifestadas en 1826 por D'OrbiGxY y
en 1892 por Laraste, que he recordado al principio, Bruner decía:
«Existen también muchas otras formas bien marcadas de esas grandes
langostas manchadas (las esquistocercas) que pueden encontrarse en va=
rios parajes de las regiones tropicales y semitropicales de América y de
las islas adyacentes, mas no hay duda que un examen de sus correspon-
dientes saltonas probaría de igual modo que son completamente distintas
de las nombradas más arriba » (3).
Confirmación Esto fué puesto de relieve a continuación por el tra-
cias bajo monográfico que publicó un año después Mr. Sa-
MUEL H. Scunoer (4), quien comprendió en'él 44 especies distintas,
todas ellas americanas, con la única excepción de la Sch. peregrina, que
vive en el antiguo mundo.
La Sch. peregrina Desgraciadamente, Scupper, que distinguió bien la
en América
Sch. paranensis, tomó por Sch. peregrina algunos ejem-
(1) Primer informe de la“Comisión del comercio de Buenos Aires para la investigación de la lan=
gosta.
(2) En Comunicaciones del Museo Nacional de Buenos Aires, Ll, n” 2, pág. 25-30. Diciembre
de 1898.
(3) Op. cit., pág. 2.
= (4) The orthopteran genus Schistocerca cit. Marzo de 1899.
Exrique Lyscn Arrirárzaca : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 50
plares procedentes del Brasil y de Paraná, lo que parecía confirmar el
aserto de SraL, ya citado, de que conocía individuos oriundos de Buenos
Aires y de Montevideo, además de otros de Bahía (Brasil). Por otra parte,
un ortopterólogo tan hábil como BruxxekR von WarteENwYL clasificó asi-
mismo el año siguiente la langosta que llevó de Colombia la princesa real
Teresa DE Baviera como Sch. peregrina, lo que me indujo a dar por bien
averiguado que ésta era en verdad la especie que suele devastar las plan—
taciones de la parte septentrional de Sud América (1).
Para Scunbrn, ello no admitía duda. En la introducción de su trabajo,
al hacer notar que el género Schistocerca es propio únicamente del Nuevo
mundo, añade: «excepto una sola especie, que se halla tanto en Sud
América como en África, pero que también ha sido encontrada en mitad
del océano, en circunstancias tales que hacen sumamente probable que
el África fué originariamente colonizada desde América » (2) y, más ade-
lante, al tratar de la Sch. peregrina en particular, agrega: «Como ésta
es la única especie de Schistocerca que se conoce en el antiguo mundo y
como ella existe en ambos hemisferios, no puede haber la menor duda de
que tuvo su origen en América, patria del género. Á pesar de su conocido
poder para volar largas distancias, uno podría vacilar al afirmar que haya
cruzado volando el Océano Atlántico si no fuese que actualmente ha sido
capturada en buques que se hallaban en mitad del océano, esto es, en los
25228" de latitud norte y 41933' de longitud oeste, punto que dista más
o menos lo mismo de un continente que del otro, aunque está un poco
más cerca de África» (3).
Opinión de Kúxxrz KiúxkeL D'HercuLais, el eminente entomólogo fran—
o cés que estudiara la plaga de la langosta en Argelia y
organizara la campaña contra ella, contratado en 1898 por el gobierno
argentino para dirigir la Sección Entomológica creada por la ley de Ex-
tinción de la Langosta, reconoció la independencia especifica de la esquis-
tocerca migratoria de nuestro país, pero la creyó idéntica, sin embargo,
a la invasora de Colombia, Venezuela y Guatemala (4); de suerte que,
según esto, esa langosta no sería la Sch. peregrina, como habían opinado
antes BerG, ScupbDer, Bruner von WarrenwxL, Pesninaron, De Cous-
SANDIER, FEDERICO PuuLiPPI y otros, y no habría tal especie común a los
(1) Informe sobre una investigación, etc., pág. 63.
(2) Op. cit., pág. A4t.
(3) Op. cit., página 472.
(4) Informe en la Memoria de los trabajos ejecutados durante los ejercicios 2% y 3”, 1898-1899
y 1899-1900, por la Comisión Central de Extinción de la Langosta, pág. 250. 1900.
60 PHYSIS (IV, 1918)
hemisferios oriental y occidental, sino que la Sch. paranensis extendería
su habitat hasta Centro América, dando la razón alos naturalistas mejica-
nos SEGURA, PaLacios y Ruiz SANDOVAL, que hemos citado más arriba.
Sch. paranensis = Otra variante de la misma tesis consiste en afirmar,
cano como lo hace el Dr. F. D'HereLLe, en una importante
memoria, aun inédita, sobre la aplicación del Coccobacillus acridiorum,
descubierto y estudiado por él en Yucatán, a la destrucción de la langos=
ta, memoria presentada a la Defensa Agrícola Argentina y que, siendo
inspector de la misma, se me permitió leer, que la especie que afecta a
Méjico es la misma que nos invade a nosotros, pero que se trata de la
Sch. americana. «En la República Argentina, dice, la Schistocerca ame-
ricana es designada bajo el nombre de Schistocerca paranensis, errónea-
mente desde luego. Personalmente, en mi primera comunicación a la
Académie des Sciences, designé la especie mejicana bajo el nombre de
Schistocerca pallens ; el Prof. Bouvier, del Museo de París, clasificó todas
las muestras como pertenecientes a la Schistocerca americana, tanto las
provenientes de Méjico como las provenientes de la Argentina ».
Yo no haría esta cita, pues el Dr. D'HereLiE no es entomólogo, sino
un distinguido bacteriólogo, y el mismo Prof. Bouvier entiendo que se
ha ocupado más de carcinología que de insectos, si no fuera que esta afir-
mación, tan categórica como destituida de fundamento, conduce lógica-
mente a Mr. D'HereLLE a sostener la errónea teoría de las invasiones recí-
procas entre todos los diversos países del continente americano y a la
conclusión de la completa inutilidad de combatir la plaga en un solo país
o grupo de países afectados por ella. «Si estos insectos recorren el conti-
nente en todo sentido, ¿de qué sirve que un país luche? No podrá nunca
llegar, no digo al aniquilamiento práctico de la especie, ni aun a la di-
minución del número de esos acridios. Para que la lucha dé resultados,
es necesario que todos los estados de la América del Sur se liguen entre
si y adopten medidas comunes; hasta tanto que una armonía tal no se
haga, la Argentina no puede pretender sino una cosa sola : preservar sus
cultivos, sin la esperanza de ver cesar las invasiones. »
Y lo singular es que el autor se apoye no sólo en la autoridad del Prof.
Bouvier, sino en la de «todos los entomólogos del Museo de Historia Na-
tural de Paris». Aludiendo a la objeción de que la langosta que tala la
República Argentina sea diferente de la del norte de la América Meridio-
nal, dice : «Pues bien, eso es falso; no existe en toda la América del Sur
sino un solo acridio migratorio, que es la Schistocerca americana. Yodas
las otras especies que han sido descriptas lo han sido por error, por ento—
mólogos que han tomado langostas en los diferentes estados de su evolu-
Esrique Lyscu Arrirárzaca : La langosta voladora de Colombia y Venezuela Gr
ción por especies diferentes, describiendo a la voladora nueva bajo un
nombre y a la vieja bajo otro, debido a su color diferente! Es evidente,
agrega, que mi competencia en entomología no me permite avanzar esa
opinión bajo mi autoridad, pero me apoyo sobre la competencia indiscu—
tible del Sr. Prof. Bouvier y sobre la de todos los entomólogos del Museo
de Historia Natural de París : para ellos, el único acridio migratorio de la
América del Sur es la Schistocerca americana, que provenga de la Repú-
blica Argentina o de Colombia. »
De manera que Bruxer, al caracterizar la Sch. paranensis (Burm.);
Ruzex, al distinguirla de la Sch. americana (Drurx), que tan a fondo de-
bía conocer; BoLrvar, que declaró igualmente su independencia de esta
especie, y el mismo monógrafo Scunper, al describir diversas formas es-
pecíficas afines dentro del mismo género, no habrían hecho otra cosa, a
pesar de haber dedicado años de estudio a la ortopterología y, en particu-
lar, a las langostas, que crear especies falsas, correspondientes a «los dife-
rentes estados de su evolución », según asegura M. D'HereLLE, aunque no
quiera referirse a las metamorfosis de la langosta, como podría entenderse,
sino sencillamente a los cambios en la coloración general del insecto per-
fecto, de acuerdo con su edad y la estación del año, fenómeno que, en
efecto, ha originado la fundación de algunas variedades, no especies, den-
tro de la Sch. paranensis, por ejemplo, por autores novicios en la mate-
ria, tales como la riojana de WeYexberRGH y la autumnalis de Comm (1):
pero esos entomólogos, cuyos nombres no se dan y cuyo grado de com-
petencia nos es, por tanto, desconocido, olvidan que esas fases de colora-
ción no alteran por completo los dibujos, ni son acompañadas por modi-
ficaciones morfológicas, tales como el estiramiento o abreviación de las
antenas, el abultamiento de la cabeza, el ensanche o estrechamiento de la
prozona del pronoto, la dilatación de la metazona, el crecimiento de las
alas o la modificación en la forma de los cerci o apéndices genitales del
macho. Es el caso de exclamar, pues : E pur sí muove!
La langosta voladora Tendríamos, por consiguiente, que la langosta vola-
e ii dora que suele invadir a Gentro América, Colombia y
Venezuela no es la Sch. peregrina, como antes se creía, sino la Sch. ame-
ricana, que constituye la plaga de Méjico y llega al sur de los Estados
Unidos, si no fuera que últimamente se ha convenido en que ella no es
otra que nuestra Sch. paranensis. Así, pues, ella ha sido referida a tres
formas distintas, lo que inclina desde luego a pensar que sus caracteres no
han de concordar exactamente con los de ninguno de ellas y que, en rea-
(1) Études, cit., en Per. Zool., 1, pág. 206-214.
62 PHYSIS (IV, 1918)
lidad, se trata de una esquistocerca del grupo de la Sch. peregrina, pero
diferente de ella y sus afines.
Sospechándolo vivamente, al informarme de que recientemente se había
resuelto considerar como Sch. paranensis a la langosta voladora de Costa
Rica y Venezuela (1), y persistiendo en mi empeño de aclarar esta cuestión
de las especies que infestan los diversos paises de América, según el plan
de investigación que propuse a la Dirección General de Agricultura y
Defensa Agrícola en 1908 (2) y sobre el cual he insistido hace poco,
hasta ahora sin resultado, me apresuré a pedir y obtuve de la obsequiosa
diligencia del Prof. F. W. Unicn, entomólogo de la Oficina de Agricul-
tura de las islas británicas de Trinidad y Tobago, en el Mar Caribe, cerca
de la desembocadura del Orinoco, varios ejemplares adultos, de ambos
sexos, de la esquistocerca emigratoria que suele pasar allá de las costas
venezolanas y que no puede ser otra que la que ha sido sucesivamente de-
terminada como Sch. peregrina (OLtv.) Bruny., Sch. americana (Drurx)
Brun. y S. paranensis (Burm.) Lar.
Pues bien, mi sospecha está plenamente confirmada: la referida lan-
gosta no es ninguna de las mencionadas, con las cuales se la ha confun-
dido, y ahora “estoy seguro de que cualquier ortopterólogo competente
que vuelva a examinar con la debida atención los ejemplares del Brasil y
de Panamá que tuvo a la vista Scunper y que deben existir en el Museum
of Comparative Zoology, así como los que posee Mr. James A. G. Renny,
procedentes de Ciudad Bolívar (Venezuela) y que le fueron remitidos
por el Prof. Uricn, convendrá conmigo, después de conocer la descripción
que doy más adelante, en que se ha estado incurriendo en una confusión
inexplicable, dada la preparación magistral de los especialistas que la han
clasificado. Y lo más sorprendente es que, según Uricn, Renx, autor de
excelentes trabajos sobre locústidos (o acrídidos) sudamericanos, haya es-
crito lo siguiente, al comunicar su determinación :
«Son (los ejemplares enviados) de considerable interés, por representar
a la muy destructora langosta emigratoria de la parte más meridional de
(1) F. W. Unicu, Plant diseases and pests. Locusts or grasshoppers, in Trinidad and Tobago Bu-
lletin, XIV, 4, pág. 120-128, con un mapa. 1915. — Notes on the south american migratory locust
(Schistocerca paranensis, Bunm.), in op. cit., XIV, 6, pág. 194-196. 1915. —J. Bircn-Borer, Re
port on the inoculation of locusts with Coccobacillus acridiorum, in op. cit., XIV, 6, pág. 197-198.
1915. —W. G. Freeman, Planls diseases and pests. Report on locusts in Venezuela, in op. cit., XIV,
6, pág. 191-193. 1915.—A. Azraro, La invasión de langosta en Revista de Educación, pág. 1-7 del
tir. ap., con 1 fig., San José de Costa Rica, 1915, y en Centro América, VII, n”. 4, pág. 636-640.
Guatemala, 1915.
(2) V. Informe cit., pág. 106-107. >
Exrique Lyycu ArriBáLzaGa : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 63
Sud América. Tenemos una serie muy extensa de esta especie, proceden-
te de diversas localidades argentinas, y sus ejemplares son idénticos » y
luego, «es sumamente próxima (quite close) a la bien conocida S. pere-
grina, el representante en el antiguo mundo de este género, por lo demás,
americano. Esta última especie, agrega, ha sido igualmente mencionada
como de América, pero yo soy escéptico respecto a esas referencias, pues
el material del antiguo mundo difiere por los caracteres del pronoto ».
En cuanto a mí, soy de su mismo dictamen por lo que se refiere a este
último punto. Demostrada por Borívar, al ocuparse de la langosta argen-
tina que pasó a Chile en 1891, su independencia especifica respecto a la
S. peregrina y puesto que, según Remy, tampoco lo es la venezolana, no
creo que sea sostenible ya la pretendida comunidad de esa langosta entre
ambos hemisferios, contraria a la regla zoogeográfica general.
Espero poder reforzar dentro de poco la distinción que establezco ahora
entre la langosta voladora del norte de la América Meridional y la nuestra,
mediante la comparación de sus respectivas seudoimágenes, estado en que,
como lo demostró Bruner en 1898 (1) y más recientemente el Dr. Cartos
A. MareLut, en su prolijo y valioso estudio de las saltonas que acompañan
a las mangas de Schistocerca paranensis en el mismo periodo de desarro—
llo (2), son más acentuados aun los caracteres distintivos de cada especie.
Schistocerca Urichi nova sp.
Schistocerca peregrina (part.) Scunn., The orthopt. genus Schistocerca, in Proceed. of the
Amer. Acad. of Arts and Sciences. XXIV, pág. 472 (1899), nec (Oriwv.) Brunx.
Schistocerca paranensis Renx in litt.; F. W. Uricm, Locusis or grasshoppers, in Trinidad
and Tobago Bull., XIV, A, p. 120 (1915), nec (Burm.) Laraste.
Species ad grupum Schistocercarum peregrinae et paranensis, antennis
relative brevibus (mare capitem pronotumque simul sumptos perparum
superantibus, femina etiam brevioribus), prozona pronoti tereti, tenuiter
carinulata, medium versus coarctata genarumque latitudine angustiore,
pertinens ; sed a prima e metazona pronoti prozona haud dimidio, tantum
tertio circiter latiore, cellula axillari tegminum sive area anali Scudduri
spatio interoculari aequé lata vel vix latiore, femoribus posticis haud obs-
(1) Primer informe cit. pág. 2 y 4-7, lám. col., fig. 5, 6 y 7. 1898. The second report cil.,
pág. 3, fig. 1 y 2, 1900.
(2) Las diferentes larvas de langostas que acompañan a las grandes mangas de la saltona de Sehis-
tocerca paranensis Burm., en An. del Mus. Nac. de Hist. Nat. de Buenos Aires, XXVII, pág. 345-
390, 1916.
64 PHYSIS (1V, 1918)
cure fasciatis cercisque marium sinuato-truncatis distincta et a secunda e
genis satis tumidioribus, tegminibus multo brevioribus, cellulis costali
subcostalique semper perspicué fusco-maculatis vero diversa.
AS
Fig. 1-3, Tégminas de Schistocerca paranensis, aumentadas (15/10); fig. 4-5, Tégminas
de Schistocerca Urichi, con igual aumento
Caput genis tumidulis, latitudinem medio prozonae clare superantibus,
luteo-testaceum, carinis frontalibus haud infuscatis, vitta infra-oculari
diluté brunnea, occipite postice medio et utrimque fuscescenti-maculato,
ideo vitta pallida destituto ; antennis luteo-testaceis, apicem versus sensim
Exrique Lyxcu Arrirárzaca : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 65
infuscatis, in exemplaribus masculis a me observatis fractis vel omnino
desunt, sed probabiliter ut in Schistocerca paranensi brevibus, femina
capite pronotoque simul sumptis subaequé longis; oculis ovatis, sutura
geno-frontali tertio circiter longioribus.
Thorax luteo-testaceum, pronoto vitta dorsuali flava utrimque altera
fusca marginata, parum perspicua percurso, lateribus macula solita qua-
drangulari obscura valde obsoleta vel nulla, carinula ut in Sch. paranensi
perhumili, prozona dorso tereti medioque coarctata, metazona subplana
et prozonae tertio circiter retrorsum ampliata, margine postico rotundato,
haud tuberculato ; prosterno processu speniformi valido, erecto, basi non-
nibil angustato, apice obtuso, eburneo, modice villoso ; ruga obliqua me-
tapleurali satis prominula.
Pedes luteo-testacel, femoribus posticis ut in Sch. paranensi crassis,
fasciis obscuris carentibus, areolis obliquis disci externi canescentibus, ad
dimidium inferum albidis, vitta longitudinali formantibus, carinulis ea-
dem luteis, impunctatis, carinis externis, dorsuali (ad denticulos) supero-
internaque seriatim nigro-punctatis, reliquis concoloribus, geniculis arcu-
bus utrimque lobisque margine infer anthracinis; tibus posticis luteis,
ima basi fuscis, facie postica roseo-purpurea, spinis calcaribusque albis,
tertio apicali nigro; tarsis supra purpureis, unguiculis luteis, apice
NIYrOo. :
Tegmina abdominem circiter 0.18 corporis longitudinis tantum supe-
rantia, itaque quam in Sch. paranensi multo breviora, quoniam hac spe-
ciel plus quarta parte excedunt, obscuré fusco-maculata, maculis dimidio
apicali fascias obliquas saepé constituentibus; cellulis costali subcostalique
semper fusco-pictis; cellula axillari spatio interoculari aequé lata vel vix
latiore, nervulis ejusdem reticulo basali pallide flavo-testaceis, deinde
retrorsum plus minusve infuscatis; truncis venarum ferrugineo-testaceis ;
reticulatione reliqua diluté flava vel sub-alba, ad maculas obscuré fusca
sive picea.
Alae posticae hyalinae, incolores, cellula subcostali sicut in Sch. para-
-nenst ante apicem melleo-tincta, nervis omnibus piceis.
Abdomen luteo-testaceum, in exemplaribus siccis plus minusve infusca-
tum, segmentorum marginibus posticis et lateralibus dilutioribus, parcé
punctato-impressum, ventre haud observe irrorato; cercis maris apice
truncato, angulis rotundatis, leniter sinuato; lamina subgenitali ejusdem
sexú ut in Sch. paranensi profundée excisa.
Longitudo corporis Q, 55-49 mm.; dG, 48; usque ad apicem tegmi-
num Q,65-69; O', 57. Antennae Q, 17. Tegmina Q, 52-53; O', 46-47.
Pronotum Q, 10,50-11,90; GS, 9,0. Idem et caput simul sumpta Q,
PHYSIS. — T. IV 2)
66 PHYSIS (IV, 1918)
16,50-17,50; gd, 14-14,50. Femora postica, longitudo Q, 26,50-28 ;
9% 23-24; latitudo maxima Q, 5-5,50; «, 4,50.
Dedico esta nueva especie, sumamente complacido, a mi colega el Pro-
Fig. 1, Pata posterior de Schistocerca paranensis, aumentada (2/1); fig. 2, La misma
de Schistocerca Urichi, con igual aumento
fesor Mr. F. W. Unricn, entomólogo del Consejo de Agricultura de las
islas británicas Trinidad y Tabago, quien ha tenido la bondad de atender
inmediatamente mi pedido de ejemplares. Ella se distingue, a primera
vista, de la Sch. paranensis (Burm.) Lar. por el mayor inflamiento de sus
Enrique Lywcn Arriránzaca : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 67
mejillas, la longitud proporcionalmente más breve de sus alas y el matiz
más intenso de las manchas que decoran las superiores. De la Sch. pere-
grina (Ortv.) Bruxx., diverge principalmente por la menor dilatación de
la metazona del pronoto, la célula axilar de las ttgminas más angosta, los
fémures posteriores desprovistos de fajas obscuras y los apéndices genita-
les (cerci) del macho truncados y ligeramente escotados, como en la Sch.
paranensis, en lugar de redondeados en la punta. En cuanto a la Sch.
americana (Drurx) Brux., la Sch. cancellata (Serv.) Scuno., la S. pallens
(Tuuxs.) Bruyx. Reor., y la Sch peruviana E. Lcn. A., cuyas antenas
son también relativamente cortas, se diferencian muy bien, fuera de otros
caracteres morfológicos, por la forma de su prozona, que no es estrangu-
lada y más angosta que la cabeza, sin los ojos, y por su metazona no dila-
tada bruscamente, sino gradualmente ensanchada hacia atrás.
Para hacer resaltar más aun estas diferencias, voy a analizar a continua-
ción, de un modo comparativo, los distintos órganos de esta especie :
Cabeza. Las mejillas son visiblemente más sopladas que en la Sch. pa-
ranensís, de manera que la cabeza resulta proporcionalmente más ancha
y aquéllas sobresalen más a cada lado del estrechamiento del pronoto;
así, por ejemplo, en un individuo de la Sch. Urichi de 48 mm. de largo,
sin las alas, el cráneo mide 7 mm. de diámetro transversal, a la altura de
las mejillas, y sólo 5.50 en el estrangulamiento pronotal, mientras que en
otro de la Sch. paranensis, de igual tamaño, el primero tiene sólo 6.25
mm. de anchura máxima, contra 6 de latitud mínima de la prozona.
Ojos. Los ojos son ovales, doblemente largos que anchos, o poco menos,
y como un tercio más largos que el borde anterior de las mejillas o sutura
geno-frontal, caracteres que tiene en común con la Sch. paranensis. Hay
especies en que los ojos son más cortos que dicha sutura, por ejemplo la
Sch. idonea Scubp., de Matogroso, pero pertenecen al grupo longicornio.
Antenas. Las antenas son del mismo espesor, es decir, bastante delga-
das, en ambas especies y en las hembras igualan, más o menos, a la lon-
gitud de la cabeza y el pronoto reunidos. No conozco las de los machos,
porque faltan o están rotas en mis ejemplares, pero es muy verosímil, en
vista de la brevedad de las femeninas, que las excedan muy poco, en pro-
porción.
Pronoto. Su forma es la misma que en la especie argentina : el dorso
de la prozona es semicilíndrico y la metazona es subplana, suavemente
abovedada hacia los lados,-y se dilata bruscamente hacia atrás, superando
su diámetro mayor al del estrechamiento de la prozona en un tercio,
aproximadamente, en tanto que en la Sch. peregrina la diferencia entre
ambas medidas es como la mitad del diámetro menor, según ScuDDER.
68 PHYSIS (1V, 1918)
Por esto Mr. Remx ha observado, con razón, que la esquistocerca del an-
tiguo mundo « difiere por sus caracteres pronotales » (1).
El ángulo posterior es igualmente sub-recto y redondeado ; la carenita
dorsal es muy fina, pero está bien marcada sobre todo en la metozona, y
recorre todo el pronoto, aunque interrumpida por los tres surcos trans-
versales, desde la orilla anterior hasta el reborde posterior, el cual carece
de los tuberculillos negruzcos que caracterizan a la Sch. cancellata,
según ÁUDINET SERVILLE (2) y Emito BLANCcHARD (3). El Dr. Cantos A.
Marerur asegura (4) que la Sch. paranensis lleva a veces estos tuberculi-
llos, pero es posible que se equivoque, pues yo no los he encontrado
en los muchos individuos que he examinado; quizá se trate de ejempla-
res de alguna otra especie afín.
En las demás especies próximas que he citado, la prozona no se ciñe
tanto al cuerpo como en ésta, la Sch. peregrina y la Sch. paranensis, de
modo que sus costados se hallan casi en la misma línea que las mejillas,
y la metazona no se expande bruscamente hacia atrás, sino gradualmente,
formando así sus bordes laterales en ángulo más obtuso con los de la pro-
zona. La Sch. exsul Scubp., cuya patria se ignora, pues fué descubierta
en el océano Pacífico, a 250 millas de la costa de Sud América, presenta
también la prozona estrechada en los flancos, pero se aparta por el aspec-
to tectiforme de esa región, por la carena obtusa que la recorre y por la
metazona muy obtusangula y ampliamente redondeada por detrás, según
Scunbner (5). En la Sch. cancellata, como lo he recordado más arriba,
todo el reborde posterior lleva una serie de pequeños tubérculos ne-
gruzcos.
Esternón. — El apéndice prosternal es robusto y un poco piriforme,
como en la Sch. paranensis, pero casi vertical y menos velludo que en
nuestra langosta; el de ésta se inclina bastante hacia atrás y en la Sch.
americana, según Star (6), sucede lo mismo.
La arruga metapleural es bastante lisa y se destaca bien sobre el fondo
groseramente punteado del tegumento.
Patas. — Los fémures posteriores son del mismo largo y espesor que
en la Sch. paranensis, como se puede comprobar por la fotografía, de
(1) V. F. W. Uxicu, Locusts or grasshoppers, in op. cit., pág. 120, 1915.
(2) Hist. nat. des orthopt., pág. 664, 1839. /
(3) In Gax, Historia física de Chile, Zool., VI, pág. 71, 1851.
(4) Las diferentes larvas de langostas, etc., pág. 3go, 1916.
(5) Op. cit., pág. 446.
(6) Recensio orthopt., pag. 66.
Eyxique Lyscu Anrripárzaca : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 69
doble magnitud, que publico (v. pág. 66, fig. 2), pero los dentículos de
su arista dorsal son más menudos. En la Seh. americana, dichos fémures
son notablemente más robustos, como lo he hecho notar en mi artículo
sobre la Sch. peruviana (1).
En las tibias, no encuentro diferencia alguna apreciable.
Alas (v. pág. 64). — Las dimensiones relativas de estos órganos ofrecen
la distinción más fácil de establecer entre la langosta voladora del norte
de la América Meridional y la de su mitad austral. En efecto, en la Sch.
Urichi las alas superiores o tégminas no sobresalen del extremo del abdo-
men sino algo menos de la quinta parte (o.17-0.19) del largo total del
cuerpo, en tanto que ese exceso pasa de un cuarto (0.27 —o0.29) en la
Sch. paranensis O, para servirme de una relación más exacta, en la pri-
mera su longitud, tomada desde el borde posterior del pronoto, equivale
solamente a cuatro y media a cinco veces la de esa región del tórax, mien-
tras en la segunda es como el séxtuplo de la misma medida. De aquí que
su braza o espansión alar sea igual a cerca de dos veces y cuarto la long:-
tud total del cuerpo en la Sch. paranensis y no alcance o exceda apenas
del doble en la Sch. Urichi, lo que demuestra la mejor aptitud de la espe-
cie platense para los largos viajes aéreos.
El área anal de los tégmenes, que supongo lo mismo que la célula axi-
lar, es un tercio más ancho que el espacio interocular en la Sch. peregri-
na, según ScubpERr; en la Sch. Uricht, como en la Sch. paranensis, su la-
titud es más o menos igual a dicha distancia.
Apéndices genitales. — Los del macho son idénticos en estas dos lan—
gostas, a saber, muy comprimidos, anchos, de lados subparalelos, trun-
cados y ligeramente sinuados en el ápice, con los ángulos redondeados,
particularmente el inferior. En la Sch. peregrina son redondeados, no
truncados, ni escotados en la punta, y en la Sch. americana, la Sch. pa-
llens y la Sch. cancellata su anchura disminuye visiblemente de la base al
extremo opuesto, según ScuDDER (2).
Colores y dibujos. — En los ejemplares venezolanos que me ha enviado,
en estado seco, el Prof. Ur1cn, predomina un color amarillo testáceo bastan-
te vivo y que, en las partes más claras, asume un matiz amarillo de cromo.
Las carenas frontales son del mismo color que la faz y las mejillas, sin
los obscurecimientos que se han descrito en la Sch. cancellata (3). La
(1) La langosta voladora del Perú, en Anales del Museo Nacional de Buenos Altres, 1X, pág. A,
19093.
(2) Op. cit., pág. 446.
(3) V. Servir, loc. cit. y Braxcuarn, loc. cil.
70 PHYSIS (LV, 1918)
mancha infraocular de las mejillas es morena, un tanto borrosa en la ma-
yoría de mis ejemplares, con los bordes anteriores ondulados y orillada,
al parecer, de blanquizco, por delante y por detrás.
No hay banda clara bien definida sobre el vértice y el occipucio; en
cambio, se observa en la base de este último un grupo cuneiforme de man-
chas parduzcas y otro semejante, pero oblicuo, a cada lado, que recuerdan
los dibujos negros que ostenta la misma región cefálica en las larvas y
seudoimágenes de la Sch. paranensis, mientras en los insectos perfectos
de esta misma especie, son reemplazados por una banda clara, marginada
de pardo, que se continúa sobre el dorso del pronoto. A ¡juzgar por la
descripción de la Sch. peregrina queda ServiLLE (1), su occipucio pre-
senta dibujos parecidos a los de la Sch. Uricht: «teniendo su parte pos—
terior, dice, hablando de la cabeza, dos líneas oblicuas, ferruginosas, a
menudo muy poco pronunciadas ».
Las antenas son amarillas testáceas y gradualmente teñidas de parduz-
co hacia el ápice.
Por el dorso del pronoto, corre una banda amarilla muy poco acentua-
da y a ambos lados de la misma otra morena desvaída y apenas perceptible,
de la misma figura y extensión que en la Sch. paranensis; ambos bordes
laterales de la segunda son de un matiz más obscuro, sobre todo en la
prozona, de suerte que la primera aparece bosquejada por una línea mar-
ginal parda. En nuestra voladora sucede otro tanto y su colorido varía
según la estación del año y su grado de despigmentación; en la Sch. can-
cellata, la Sch. americana y demás especies afines que parecen no estar
sujetas a cambios periódicos de coloración, la banda clara dorsal y las
dos obscuras que la acompañan entiendo que se hallan siempre bien mat-
cadas.
La gran mancha cuadrangular obscura, dividida por un rasgo longitu-
dinal claro, que muestran muchas esquistocercas en los flancos del pro-
noto, no existe o apenas se diseña vagamente en la Sch. Urichi o, mejor
dicho, en los ejemplares que tengo a la vista, pues es posible que ella se
manifieste en otros más frescos o cazados en diferente época del año.
Según el Prof. BoLivar (2), la Sch. peregrina tiene los fémures poste—
riores, fajados de obscuro, carácter notable no mencionado por otros au-
tores, y sus quillas o carenas carecen de las filas de puntos negros que las
señalan en la Sch. paranensts, la Sch. Uricht, la Sch. peruviana, la Sch.
cancellata, etc. En la que he descrito, no hay huella de tales fajas y, en
(1) Op. cit., pág. 666.
(2) Op. cit., pág. 199
Exrique Lyxcn Arrirárzaca : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 71
cambio, vemos puntos negros en las carenas externas, la dorsal y la sú-
perointerna.
Los espolones y espinas de las tibias posteriores son lo mismo que en
la Sch. paranensis : blancos, con el tercio apical negro.
Las manchas de las alas superiores son en la Sch. Urichi de una forma
y disposición muy semejante, sino idéntica, a las de la S. paranensts e
igualmente variables en número y magnitud, pero se destacan sobre un
fondo más amarillento y, en su mitad distal, son más obscuras y menos
fenestradas en la langosta colombiana que en la argentina y parecen te—
ner mayor tendencia a unirse, para formar anchas fajas oblicuas. Mas lo
que principalmente caracteriza los dibujos de las tégminas de la Sch. Uri-
chi es su célula costal francamente manchada de pardo obscuro, como
aparece en la fotografía que acompaño (v. pág. 64, fig. 4 y 5), mientras en la
Sch. paranensis sólo se suele percibir una sombra parduzca hacia el pri-
mer tercio basal de la misma. La subcostal es también muy manchada
de pardo en la nueva especie, lo cual no se observa sino en ciertos indivi-
duos de la Sch. paranensis y'en menor grado, según se puede ver en la
figura 3 de la página citada. »
En la Sch. americana y la Sch. peruviana, la célula costal es asimismo
manchada; en la Sch. pallens y la Sch. cancellata, es unicolor, como en
la Sch. paranensis; ignoro cómo es en la Sch. peregrina.
El retículo de la célula axilar es amatillo testáceo pálido en la base,
pero los nérvulos se obscurecen un poco a medida que se aproximan al
extremo opuesto. Los tres troncos principales de las nervaduras de las
tégminas, así como la anal, son testáceos ferruginosos y el resto de la
inervación es amarillo claro o casi blanco, excepto en las manchas, donde
son pardos de pez. En la Sch. paranensts, el retículo de la célula axilar es
parduzco, principalmente en sus dos tercios distales, lo que le da un
aspecto sombreado, según lo he recordado al compararla con la Sch. pe-
ruviana (1).
Las alas inferiores son incoloras y hialinas, pero la célula subcostal
está teñida de amarillo de miel en su cuarto distal, particularidad que se
advierte asimismo en la Sch. paranensis. Todas las nervaduras son pardas
piceas.
El abdomen es amarillo testáceo, aunque en los ejemplares secos el
engrasamiento lo suele oscurecer en varios puntos, y las márgenes pos—
teriores, así como las laterales de los arcos dorsales, son algo más claras.
No ofrece dibujos definidos de otro color. En el de la Sch. paranensis, se
(1) Op. cil., pág. 4-5.
JE PHYSIS (1V, 1918)
distinguen algunas manchitas pardas sobre el dorso y el vientre está sal-
picado, aunque muy ralamente, de puntitos negruzcos, sobre todo en su
mitad basal.
Dimensiones: Á continuación presento un cuadro de las medidas to-
madas sobre los siete ejemplares de mi colección (n“ 1095-1101), de los
cuales tres son machos y cuatro hembras, comparadas con las de una
de cada sexo de nuestra langosta voladora común.
No cabe la menor duda de que la Sch. Urichi sea la langosta voladora
que suele devastar las plantaciones de Colombia y Venezuela, y en este
concepto me la ha enviado el prof. Uricn, de Port of Spain (Trinidad).
Muy probablemente es también la que invade a Centro América y que
el Prof. Dn. A. Arraro, de San José de Costa Rica, ha considerado como
Sch. paranensis, en una memoria que aún no conozco siño por los ex-
tractos publicados por el Prof. PrixcmEr: (1).
«Según los datos más recientes, dice el Prof. 'Trivcmert, a fines
de 1914 pásaron mangas de Honduras a Nicaragua y llegaron a la pro-
vincia de Guanacaste, sobre el territorio de Costa Rica. En 1915 las
mangas emigrantes volvieron a emprender viaje hacia el sur e inva-
dieron el territorio de la república en junio, por sus dos vertientes, hasta
la frontera de Panamá. »
Prescindiendo de más detalles sobre la marcha de las invasiones, se ve
bien que ella avanza en general, de norte a sur en Centro América y que
luego toma rumbo hacia el este, para penetrar, por Colombia, en Vene-
zuela e 11 tal vez hasta las Guayanas: de Honduras se dirige a Nicaragua
y de allí pasa a Costa Rica y Panamá; por el istmo, entra después en
Colombia, se esparce por sus ricos valles, quizá hasta la República del
Ecuador, y sigue su itinerario hacia el oriente.
Según esto, su foco originario o de irradiación ha de hallarse situado,
como opinaba Ruiz SawbovaL de la langosta invasora de Méjico, en las
alturas de Guatemala o en los llanos que existen entre ese pais, Méjico
y Belice (2). Así se explicaría por qué le va a Méjico del sur, mientras se
le presenta por el norte a Nicaragua.
De creer es también, por consiguiente, que la langosta voladora de
Yucatán, sobre cuya clasificación se han mostrado vacilantes los ento-
mólogos y que Mr. D'HereLLE se empeña en considerar como la Sch. ame-
ricana, al par de todas las langostas voladoras de América, no sea otra
que la Sch. Uricht, si bien poseo un ejemplar dí de aquel país, que el
(1) La invasión de langosta cit. (1915). V. Trixcnieri, op. cil., pág. 63-65.
(2) Col. de docum. cit. (1886).
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7h PHYSIS (1V, 1918)
mismo b'HereLLE tuvo la gentileza de obsequiarme, y que no corresponde
a la nueva especie, sino a otra, del grupo longicornio, que aún no he
logrado identificar.
Al parecer, las invasiones no son muy frecuentes en Venezuela. En
mayo o junio de 1885 hubo una, la mayor que se recuerda en las már-
genes del mar Caribe, cerca de la desembocadura del río Orinoco, la cual
llegó a Icacos, en la península de Gedros, al sudeste de la isla Trinidad,
y se diseminó por todo el distrito, donde desovó. Los islotes de Monos
y Chacachacare también soportaron la plaga, si bien no llegó a repro-
ducirse en ellos, a causa de la dureza del suelo (1). A fines de noviembre
del mismo año, hizo su aparición cerca de Carenage, lugar situado en el
noroeste de Trinidad, a ocho millas de Port of Spain; la manga arribó
del sudoeste y desovó también en aquella parte de la isla (2). Los hab1-
tantes de Guiria, ciudad venezolana situada sobre el golfo de Paria,
refieren que la voladora continuó visitándolos hasta cinco años después,
pero que fué disminuyendo gradualmente y concluyó por desaparecer
del todo (3). :
Entiendo que la langosta voladora no volvió a infestar a Venezuela
hasta 1913, en que se asentó en las cercanías de Guanta y Valencia. En
enero de 1914, pasó por Ciudad Bolívar una manga que procedía igual-
mente del sudoeste. A mediados del mes siguiente, apareció allí otro en-
jambre, también de paso, y el 22 de mayo del mismo año llegó a Guiria
una tercera manga, que volaba del oeste «a razón de seis millas por
día». El 30 de mayo atravesaron el golfo y se mostraron las primeras
langostas en el islote de Chacachacare, como a siete millas de la costa de
Venezuela, unas cuantas alcanzaron al de Monos, que está un poco más
al este, y el 4 de junio fué visto y capturado un solo individuo en Puerto
España, capital de la isla, que se encuentra a corta distancia del se-
gundo. La mayor parte de la manga invasora, sin embargo, contrariada
en su marcha por un viento del norte o del nordeste, parece que fué
arrojada al mar (4).
Hace dos años, en 1915, se produjo otra invasión en Venezuela que
se manifestó también en la costa del golfo de Paria y fué observada allí
por el Prof. Uricn (5). Por agosto, consistía allí en mangas pequeñas
(1) W. J. L. Kerxanman, en Untcm, Loc. or grasshopp., pág. 121-122.
(2) J. A. Burmer, en Uricn, Op. cil., pág. Ral.
(3) Uricn, Noles on the south-amer. migrat. locust, pág. 196.
(4) Uricn, Loc. and grassh. cit., pág. 120.
(5) Votes cil., pág. 194.
Ewrique LyxcH Arrirárzaca : La langosla voladora de Colombia y: Venezuela 79
y aisladas de saltona, en su último período y una que otra del precedente.
Tenemos, pues, noticia únicamente de seis invasiones seguidas a Ve-
nezuela (1885-1890), separadas por un intervalo de 23 años de la si-
guiente (1913), y es de notar que su marcha fué siempre, en las que
conocemos, del cuadrante occidental al oriental, lo que parece confirmar
su procedencia inmediata de Colombia.
Costa Rica tampoco es muy frecuentada por la voladora; no aparece
sino en épocas indeterminadas “y más bien alejadas una de otra y detié-
nese poco tiempo en el país (1).
La época de las emigraciones invasoras coincide con la conclusión del
periodo lluvioso, esto es, con el mes de mayo o el de junio, según los
años. Como es de esperar, al ver la menor expansión alar de esta esquis-
locerca viajera, comparándola con la nuestra, sus vuelos no se dilatan
tanto y son detenidos con frecuencia por los vientos contrarios. ÁLFARO
refiere que una manga que iba del nordeste fué arrojada por los vientos
sobre una cadena de montañas de 1888 m. de elevación y avanzó con
tanta dificultad que se vió obligada a detenerse durante varios días (>).
Las que llegan a la costa occidental del golfo de Paria, en Venezuela,
rara vez consiguen atravesarlo y asentarse en la isla Trinidad, a pesar de
su proximidad, porque los vientos marinos se lo impiden; por esto,
Mr. FrreemaN piensa que el mar y los vientos contrarios son obstáculos
muy positivos que la garantizan de la plaga (3). Según Untcu, el avance
diario de las mangas de voladora sería sólo de seis millas (4) y Mr. Bur-
MER dice que, si bien la distancia mayor que pueda volar una langosta
no ha sido establecida, se sabe que no alcanza a 4o millas (5). Estas dis-
tancias son muy exiguas si se las compara con las enormes jornadas de
la Sch. paranensis, que han sido calculadas en 15 a 20 millas por hora,
con brisas o vientos favorables (6), de modo que en cinco horas de viaje
pueden adelantar hasta cien millas.
El éxodo de la langosta nueva se espera, como entre nosotros, en sen-
tido contrario de la invasión, es decir, hacia la región originaria o per-
manente de la especie, y esta tendencia instintiva se manifiesta también
ya en la saltona, pues el Prof. Uricn notó que todas sus mangas mar—
(1) Arraxo, según Triscmer1, Op. cil., pág. 77.
(2) Trixcmert. op. cit., pág. 78.
(3) Op. cit., pág. 193. -
(4) Loc. and grassh., pág. 120.
(5) En Urrcn, op. cit., pág. 124.
(6) Bruxer, Primer informe cit., pág. 22.
76 PHYSIS (1V, 1918)
chaban hacia el oeste en el distrito venezolano de Guarama, donde él la
observara (1). La voladora regresa al norte o al oeste (2).
Ahora bien, de la masa de los hechos referidos, deduzco las siguientes
conclusiones, como probables :
1* Que la Sch. Urichi tiene su centro de irradiación O región perma-
nente donde la ubicara Ruiz SanbovaL en 1886, esto es, en las alturas de
Guatemala o los llanos que se encuentran entre esa república, Méjico y
Belice;
2* Que, por consiguiente, es de creer que la esquistocerca que azota a
Yucatán y otros estados de Méjico, a lo menos los del sur, sea esta misma
especie;
3* Que su región subpermanente comprende el Yucatán y las repúbli-
cas de San Salvador y Honduras (3) y la temporaria las de Nicaragua,
Costa Rica, Panamá, Colombia, Venezuela y tal vez el norte del Ecua-
dor (4), las Guayanas y la parte septentrional de los estados brasileños de
Amazonas y Pará (5);
h* Que las invasiones se producen en la estación seca, de mayo a agos-
to, y el éxodo de la voladora nueva tiene lugar hacia el norte o el oeste.
según el país en que se ha criado, para concentrarse en su patria de
origen.
Tocante a otros puntos de la biología de la langosta centroamericana,
sabemos, por el Prof. ALraro, que el período de incubación es de veinte
días en Costa Rica; que las larvas son blancas al nacer, que se vuelven
pardas al cabo de algunas horas, que más tarde adquieren un color cho-
colate, con manchas rojizas y amarillas, y que, transcurridas ocho sema-
nas, durante las cuales las jóvenes esquistocercas sufren cuatro mudas, se
transforman en insectos perfectos (6).
Mr. Unricu logró averiguar, con motivo de la invasión de 1915 a Vene-
zuela, que, habiendo desovado la voladora el 1? de junio, nació la mos-
quita el 25 del mismo mes y que la metamorfosis final se produjo el 29
de agosto (7), de lo cual se deduce un plazo de 25 días para la incubación
(1) Votes cit., pág 194.
(2) Uricn, op. cit., pág. 196.
(3) En apoyo de mi conjetura, puedo mencionar a Taxror, citado por Penro DE Cuossa-
vier (La langosta, p. 62), quien refiere que en Honduras, como en Guatemala, se suceden con
frecuencia terribles invasiones.
(4) Véase Bruner, The second report cit., pág. 3. — E. Lywcn ArriránzaGa, Informe cil., pg. 67.
(5) Véase E. Lyxcn ArriBárzaGa, op. cul., mapa 1 y su explicación.
(6) Véase Triscuiert, op. cit., pág. 64 y 65.
(7) Notes cit., pág. 196.
Exrtque Lyxcn Arriránzaca : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 77
y el de go días para la evolución total del insecto, término que excede en
14 días al determinado por ALraro, que resulta como de 76.
Puedo citar, además, ciertos detalles biológicos publicados sobre la es-
quistocerca de Yucatán. Según ellos, el período de la incubación es allí
sólo de 14 días, la primera muda tiene lugar una semana después, las si-
guientes se realizan con intervalos iguales, hasta la quinta, y comoa los
ho días de la eclosión se verifica la transformación en langosta vola—
dora (1).
Cotejando ahora los hechos que preceden con los observados en la ver-
dadera Sch. paranensis, tenemos las siguientes diferencias y concordan-
clash:
1* La incubación normal de los huevos dura de 20 a 50 días en el nor-
te de la provincia de Buenos Aires, según la época de su puesta, y se cal-
cula un día de diminución por cada grado de menos de latitud : el tér-
mino más breve corresponde al desove de diciembre a enero, que es muy
raro, y el más prolongado al de agosto, que es igualmente extraordinario;
el más frecuente es el de octubre y éste tarda alrededor de 35 días en ha-
cer eclosión en Buenos Aires, mas sólo de 25 a 3o días en el Chaco, por
ejemplo (2). En la Sch. Uricht, sería el mismo término de 14 días en Yu-
catán, 20 en Gosta Rica y 25 en Venezuela;
2* La vida de nuestra langosta en estado de « mosquita » y «saltona »
tiene una duración de 45 a 50 días, de suerte que su periodo evolutivo
total es de 70 a 85 días, por lo general (3); él sería de 76 días en Costa
Rica, de go en Venezuela y de sólo 54 en Yucatán ;
3" Según el Prof. Bruxer, que ha estudiado el punto con más atención
que nadie, la muda de las larvas y ninfas se verifica cinco veces en la Sch.
paranensis, a saber : la 1*, en seguida de nacer; la 2*%, cuatro o cinco días
después y la 3*, /* y 5* con intervalos de diez a once días; luego al cabo
de igual plazo, se realiza la metamorfosis en insecto perfecto (4). ALraro
menciona sólo cuatro mudas, pero en Yucatán se han observado cinco,
como en la Sch. paranensis, fuera de la transformación en voladora;
A* La larva es verdosa al nacer en nuestra langosta, nó blanca, como
dice ÁLrARO de la centroamericana, y su saltona no es nunca « de color
chocolate, con manchas y rayas rojizas y amarillas », sino de estos últi-
A NN o EN
(1) Véase Triscmierz, op. cil., pág. 66.
(2) Véase Instrucciones para la destrucción de la langosta, por la Defensa Agricola, cap. V, n* 32.
Bruyex, Primer inf. cit., pág. 14.
o 2Í
(3) Instruc. cit., cap. VI, n* 35.
(4) Op. cit., pág. 14-15,
PHYSIS (1V, 1918)
JJ
(0,5)
mos matices, con dibujos bien negros, sobre todo en la cara y en el pro-
noto o corselete.
ADDENDUM
Concluido este trabajo, para cuya preparación me ha sido de suma uti-
lidad el diligente concurso de mis amigos Dn. Acusríx J. PéxpoLaA, se-
cretario del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires, Dn.
Juan Brirnes, entomólogo del mismo establecimiento, y el Prof. Dn. Mar-
tíx DorLLo-JURADO, y remitidos los originales a la capital, llegó a mi no-
ticia que la determinación de la langosta voladora de Venezuela como
Schistocerca paranensis no sólo había sido comunicada in litteris al Prof.
Unicn por el Prof. Remy, como lo he anotado en la sinonimia y bibliogra-
fía de la nueva especie, sino que el mismo distinguido ortopterólogo nor-
teamericano la había publicado antes, en su memoria titulada Descrip-
tions and records of South American Orthoptera, with the description of a
new subspecies from Clarion Island, en los Proceedings of the Academy
of Natural Sciences of Philadelphia, vol. LXV, pág. 82-113, con figuras
en el texto (marzo de 1913).
Examinado este trabajo, encuentro que Remy da por cierto que los
ejemplares de la especie dañina y migratoria de la parte norte de nuestro
continente, procedentes de Colombia (Medellín, en Antioquía), Venezuela
(Caracas), y la Guayana Británica (Berbice), corresponden exactamente
ala nuestra. «Según los ejemplares arriba mencionados, dice, es evi-
dente que esta langosta migratoria y destructora se presenta a veces en el
norte de la América del Sur y, por los datos relativos a la serie de Cara-
cas, parece que llega en considerables multitudes. »
Luego se refiere a observaciones del Dr. Erwsr, de las que resulta que
esta langosta invadió de septiembre de 1882 a enero de 1883, es decir,
poco antes del memorable azote de 1885 recordado por los naturalistas
de la isla Trinidad, y que «su vuelo era al nordeste y a una altura como
de veinte pies sobre el suelo ».
Como se ve, estos hechos confirman mi creencia de que las mangas de
esta langosta voladora proceden del oeste de Venezuela, esto es, que pasan
de Colombia a ese país, y mi sospecha de que suelen avanzar hasta las
Guayanas.
El Prof. Reux admite, sin embargo, en el trabajo citado, que Vene-
zuela es habitada por dos especies afines de esquistocercas viajeras, al cla-
sificar un espécimen de aquel país como Sch. peregrina (Ottivier), des
Exnique Lywcn ArribáLzaGa : La langosta voladora de Colombia y Venezuela 79
pués de haberlo comparado, según dice, con ejemplares auténticos de
esta especie que le remitiera el Dr. Saussure; pero ya hemos visto que,
posteriormente, ha declarado, en carta a Mr. Uricn, su opinión adversa
a este respecto, « pues el material del antiguo mundo difiere por los ca—
racteres del pronoto » (1).
Sería interesante estudiar de nuevo ese espécimen, para vera qué espe-
cie pertenece en realidad, y nadie más indicado para ello que el mismo
Mr. Remy, cuya competencia es indiscutible y a cuya probidad científica
le será grato, sin duda, rectificar su propio error, aclarando al propio
tiempo la cuestión.
Resistencia, 14 de diciembre de 1917.
(1) Véase Uricn, Loc. or grasshoppers cit., pág. 120.
Algunos insectos Neurópteros de la Argentina
por uz R. P. LONGINOS NAVÁS, s. 3.
(ZARAGOZA, ESPAÑA)
SERIE 2* (1)
Los insectos Neurópteros y afines de la Argentina que voy a enumerar
los he recibido del Dr. Carros Brucn, del Museo de La Plata, los más
recogidos por él mismo, otros por sus corresponsales, según se indicará
en su respectivo sitio.
EFEMEROPTEROS
POLIMITÁRCIDOS
3/. Campsurus Holmbergi Vey. Canals, Prov. de Córdoba, Ing.
Weiser leg. Con duda refiero a esta especie ejemplares en bastante mal
estado, conservados en alcohol.
BÉTIDOS
35. Baetis inops Nav. Sierra Ventana, Brucn. El tipo es del Brasil ;
la especie es nueva para la Argentina.
36. Callibaetis stictogaster Nav. La Plata, Prov. de Buenos Ai-
res, Brucn.
(1) Véase la serie 1*, en PHYSIS, tomo III, pág. 186-195, 1917.
R. P. Loxcixos Navás : Algunos insectos Neurópteros de la Argentina S1
37. Callibaetis vitreus sp. nov. (fig. 5).
Subimago. Caput fuscescens, oculis in sicco fuscis; antenmis primo
articulo fuscescente, reliquis pallidis.
Thorax fusco-ferrugineus ; superne linea tenui longitudinali media et
apice mesothoracis, pallidis.
Abdomen inferne albidum, superne fuscum, segmentis 2-6 plaga mag-
na pallida; cercis fusco ferrugineis, :
ad articulationes fuscis.
Pedes pallidi; femoribus puncto
laterali externo et interno ante api-
cem fusco; apice tibiarum et articu-
lorum tarsorum fusco.
Alae hyalinae, vitreae, penitus im- Fig. 5. — Callibaetis vitreus Nav. Ala posterior.
maculatae ; reticulatione pallida. (Mus. de La Plata)
Ala anterior venis subcosta, radio,
procubito et cubito leviter fuscoferrugineis; margine costali ad medium
leviter concavo; area stigmali fere 7 venulis regularibus, rectis, obliquis,
aliqua incompleta; venulis discalibus perpaucis; venis marginalibus in-
tercalaribus binis brevibus.
Ala posterior (fig. 5) oblonga, fere triplo longiore quam latiore, apice
rotundato; margine costali angulo prominente, acuto; margine externo
obliquo, posteriore ad basim leviter concavo; 3 venis completis, prima
ad marginem costalem ante alae apicem finiente, secunda ad marginem
externum pone apicem; tertia ad angulum posteriorem rotundatum ; 2
venis intercalatis inter venas 1 el 2, posteriore longiore; po venulis,
fere 3 in area costal ultra angulum.
Long. corp.
= al. ant.
Patria. República Argentina : Prov. de Buenos Aires, 20 de Abril de
1915, €. Brucn (Mus. de La Plata).
PLECÓPTEROS
PÉRLIDOS
38. Perlinella virescentipennis Brawcn. Lago Nahuel Huapí,
Río Negro, Febrero de 1898, Brucn. La creo nueva para la Argentina.
Era conocida de Chile y en mi colección la poseo de Valdivia y San Fe-
lipe (PortER).
PHYSIS. —T. IV 6
(9/2)
w
PHYSIS (1V, 1918)
39. Perla genualis sp. nov.
Similis hyalinae Picr., major.
Pars corporis inferna ochraceo-pallida.
Caput superne ochraceum ; oculis fusco-nigris; ocellis nigris, poste-
rioribus paulo minus inter se quam ab anterioribus distantibus, fascia
inter 1psos fusco-nigra; palpis antennisque fuscescentibus.
Prothorax capite paulo angustior; margine anteriore convexo, laterali-
bus rectis, parallelis; disco rugoso, fusco ; linea media longitudinali ochra-
cea. Meso-et metanotum fusco-ferruginea, ad medium stria pallidiore.
Abdomen superne ochraceo-pallidum, ad latera obscurius; lamina
subgenitali Q lata, apice late rotundata, apicem noni sterniti attingente ;
cercis fuscis, fulvo pilosis, articulis in tertio basilari transversis, dein
elongatis.
Pedes toti fusco-pallidi, fulvo pilos1, genibus ochraceo-pallidis.
Alae hyalinae, membrana levissime, vix sensibiliter fusco tincta; reti-
culatione fusco-pallida ; area apicali 5-7 venulis ultra subcostae apicem;
sectore radii fere 3 ramis ultra anastomosim.
Ala anterior fere y venulis procubitalibus, totidem cubitalibus.
Ala posterior pedunculo cellulae discalis brevi; fere 6 venulis procubi-
talibus; vena axillari prima 3 ramis.
[COR 16.5 mm
Ab AD DD Y
APO DML
Patria. Nahuel Huapí (Río Negro), Febrero de 1898, Brucn; Lago
Lacar (Neuquén), Marzo de 1898, Brucu (Mus. de La Plata y col. m.).
ho. Neoperla lacarina sp. nov.
Caput ochraceum; oculis fusco-nigris; macula grandi fusco-nigra in-
ter ocellos ; ocellis nigris, triplo aut amplius sui diametri inter se distan—
tibus, longius ab oculis; antennis basi fusco-nigris (apex deest); articulo:
primo grand1, sequentibus transversis.
Prothorax capite angustior, inferne ochraceo-fuscus, superne medio
ochraceus, ad latera late fuscus ; forliter rugosus; transversus; margine
antico late convexo, lateralibus rectis, retrorsum leviter confluentibus.
Meso-et metathorax picel.
Abdomen fulvo-ferrugineum, in tertio apicali fuscum, in Q subtotum
fuscum; lamina subgenitali gí medio plana, utrimque sulco plano in
spiram curvato, carina limitato; lamina octavi sterniti Q grandi, apice
rotundata, medio longitudinaliter impressa ; cercis fuscis, articulis in ter-
tio basilari (apex deest) transversis.
R. P. Loxcixos Navás : Algunos insectos Neurópleros de la Argentina 83
Pedes testacel, apice femorum fusco; tibiis testaceo-fuscis; tarsis
" fuscis.
Alae apice elliptice rotundatae ; membrana leviter fusco tincta ; reticu-
latione fusco-pallida ; area apicali angusta, longa, 5-6 venulis ultra sub-
costae apicem; sectore radii ultra anastomosim ter furcato.
Ala anterior angusta; sectore radi citra medium alae orto; venulis
procubitalibus 7, cubitalibus 7-8.
Ala posterior basi ampla; venulis cubitalibus 6-7; vena axillari prima
ter furcata.
g Q
Loa. CU. ao ae 14 mm. 18 mm.
== ld ao aa 23 D
E aos 20 23
Patria. Lago Lacar, Marzo de 1898; Kio Caleufú, Río Negro, 1898,
Brucn (Mus. de La Plata).
41. Neoperla nahuelina sp. nov.
Similis lacarínae Nav.
Caput ochraceum ; oculis fuscis, parum prominentibus; ocellis nigris,
triplo sui diametri inter se distantibus, quintuplo saltem ab oculis, fusco
limbatis, macula fuscescente parum definita; palpis fusco-pallidis; an
. tennis fuscis, articulo primo grandi, sequentibus usque ad medium vel
ultra latioribus quam longioribus, ultimis modice elongatis.
Prothorax capite angustior, transversus, inferne fuscus, superne ochra-
ceus, ad latera fuscus; disco rugoso; margine antico medio convexo;
marginibus lateralibus subparallelis; angulis anticis distinctis. Meso-et
metathorax picet, nitidi.
Abdomen ochraceo-fuscum ; lamina octavi sterniti Q lata, postice me-
dio late emarginata; cercis fuscis, fusco pilosis, primis septem articulis
transversis, ceteris longioribus quam latioribus.
Pedes ochracei, basi femorum anguste, apice late fuscis; tibiis ochra-
ceo-fuscis, basi fuscis ; tarsis fuscis.
Alae membrana leviter fusco tincta ; reticulatione fusco-pallida, sub-
costa et radio pallidioribus.
Ala anterior venulis procubitalibus fere 10, cubitalibus fere 7.
Ala posterior venulis cubitalibus fere 7; vena axillari prima tribus ra-
mis instructa.
ES 18 mm.
==. al am Jo? »
PHYSIS (IV, 1918)
00
E
Patria. Nahuel Huapi (Río Negro), Febrero de 1898, Brucn (Mus. de
La Plata). Un ejemplar Q bastante deteriorado, con el extremo de las
alas roto.
42. Neoperla orphana sp. nov.
Caput ochraceum; oculis fuscis, parum prominentibus; ocellis nigris,
plus duplo sui diametri inter se distantibus, in medio maculae nigrae
positis; antennis nigris, primis articulis (ceteri desunt) transversis.
Thorax inferne ochraceus. Prothorax transversus, antice duplo latior
quam longior, retrorsum fortiter angustatus; fuscus, fascia longitudinali
media ochracea, medio distincte sulcata, granosus, rugosus; angulis an-
ticis distinctis, recto majoribus. Meso-et metanotum fusca, nitida.
Abdomen ochraceum? (maxima pars deest).
Pedes antici fusci, femoribus inferne et basi pallidioribus; femoribus
posticis ochraceis, apice fuscis. Ceteri pedes desunt. |
Alae apice elliptice rotundatae: membrana leviter fusco tincta; reticu—
latione fusca; sectore radi1 fere bis ultra anastomosim furcato.
Ala anterior sectore radii in primo tertio orto; venulis procubitalibus
fere 4-5, totidem cubitalibus, vel una minus. ;
Ala posterior pedunculo sectoris radii seu parte fusa cum procubito
brevissima ; venulis procubitalibus /.
al. ant 10 mm.
Long,
ELE ION sbaleulo Bula ia ón
Patria, Misiones (Mus. de La Plata). Un ejemplar muy incompleto que
me he atrevido a describir porque por los caracteres que preceden se po-
drá fácilmente distinguir de otras especies afines.
NEURÓPTEROS
ASCALÁFIDOS
43. Ululodes brachycera sp. nov. (fig. 6).
Similis nanae Nay.
Caput fronte nigra; epistomate, labro, labio palpisque flavo-testaceis ;
vertice et occipite fuscis; oculis fuscis; pilis inter antennas albo-flavidis,
aliquot fuscis mistis; fasciculis pilorum griseorum ad genas; antennis
brevibus, ala anteriore multo brevioribus, ad stigma haud pertingentibus,
flavidis, pallidis, ad articulationes fusco anguste annulatis, in medio ba=
silari flavo-ferrugineis; clava elongata, flavida, superne fuscescente ; pilis
verticillatis in medio basilari fuscis; serobe testacea.
R. P. Loxcios Navás : Algunos insectos Neurópleros de la Argentina 85
Thorax capite latior, inferne ferrugineus, pilis griseis, superne fuscus, .
pilis fuscis griseisque. Pronotum subtotum ferrugineum. Mesonotum
macula grandi in medio anteriore ferruginea vel ferrugineo-testacea. Me-
tanotum fusco el ferrugineo varium, seu fuscum, ferrugineo punctatum.
Abdomen fuscum, fusco pilosum; superne
medio segmentorum ferrugineo maculatum.
Pedes testacei, albido pilosi, fusco se Losi;
femoribus superne ad apicem, tibiis subto-
tis, bas1 excepta, fuscis; calcaribus subrec-
tis, fuscis, 3 primos larsorum articulos
aequantibus; tarsis fuscis, primo articulo
subtoto testaceo.
Alae (fig. 6) hyalinae, apice elliptice ro-
tundatae, inmaculatae ; reticulatione testa-
ceo-fusca; stigmate discolore; sectore radil
Ñ pl Fig. 6. — Ululodes brachycera (Y
6 ramus. ; Nav. Extremo de las alas. (Mus.
Ala anterior stigmate flavido, longiore a a
quam altiore, fere 5 venulis comprehenso;
area apicali lata, 3-/4-areolata; 3 venulis radialibus internis seu citra or-
tum sectoris radii; 4 venulis cubitalibus citra sectorem, una sectori inserta.
Ala posterior stigmate fusco-ferrugineo, tres venulas excedente, altiore
quam longiore; area apicali 3-areolata; una venula radiali interna; post-
cubito fortiter curvato.
Cono corp ot sie . I
=> alo Emb
pOr 2
AO NASS e 1
Patria. Andalgalá (Catamarca), 1896, Brucn (Mus. de La Plata).
MIRMELEÓNIDOS
e Morter argentinus Bawxs. Unquillo (Córdoba), Febrero de
1917, Dr. Max BiraBés.
45. Austroleon dispar Baxxs. Andalgalá (Catamarca), Brucn.
CRISÓPIDOS
46. Chrysopa mendocensis sp. nov. (fig. 7).
Flava.
86 PHYSIS (LV, 1918)
Caput vertice linea duplici longa fusco-rubra in A antrorsum con-
fluente (fig. 7); macula grand: subquadrata nigra ad genas ante ocu-
los; oculis in sicco plumbeis; palpis nigrescentibus, ad articulationes
pallidis; antennis flavis, apicem versus fuscescentibus.
Prothorax (fig. 7) latior quam longior, marginibus la—
teralibus parallelis; superne stria media longitudinali te-
nuissima et alia utrimque prope marginem flexuosa, fus-
co-rubris. Meso-et metanotum., ad latera flavo-viridia.
Metanotum duobus punctis anterioribus fuscis.
Abdomen flavum, flavo pilosum.
Pedes flavi, fusco pilosi; unguibus arcuatis, divaricatis,
basi haud fortiter dilatatis.
Fig. 7. — Chryso- S q k , 2
ma medbaads Alae hyalinae, irideae; reticulatione flava; stigmate
Nav. Cabeza y elongato, flavoobscuro, venulis 3 internis in area subcos—
tórax. (Mus. de é 4 , > E cd
lla ea) tali fuscis, fortibus ; venulis gradatis 6/7; pilis fuscescen=
tibus.
Ala anterior apice elliptice rotundata: costa pilis densis brevibusque
fuscescentibus; 4 venulis intermediis, prima ad quartum apicale cellulae
divisoriae inserta; procubito striola fusca prope basim notato.
Ala posterior apice subacuta, 3 venulis intermediis.
on CO. eos osos a 8.5 mm.
== 0 o sora OD
POS so aa AL Y
Patria. Mendoza, Brucn (Mus. de La Plata).
47. Chrysopa plesia sp. nov.
Similis mendocensí Nav. Flava.
Caput vertice linea duplici brevi fusco-rubra in angulum antice con-
fluente in A; oculis aeneis; macula elongata ad genas et stria ad clypei
latera nigris; palpis nigrescentibus; antennis flavis, apicem versus fus—
cescentibus.
Prothorax latior quam longior, marginibus lateralibus subparallelis;
superne duabus lineis longitudinalibus prope marginem fusco-rubris.
Abdomen flavum, flavo pilosum.
Pedes flavi, fusco pilosi; unguibus arcuatis, basi haud fortiter dila-
tatis.
Alae hyalinae, irideae, apice elliptice rotundatae; reticulatione subtota
flava, pilis fuscescentibus; stigmate elongato, flavo-obscuro, venulis 4
substigmalibus seu in area subcostali ternibus, fuscis; venulis grada—
tis 4/5.
R. P. Loxc1xos Navás : Algunos insectos Neurópteros de la Argentina 87
Ala anterior venulis plerisque prope basim fuscis, praecipue costalibus,
2 primis procubitalibus et cubitalibus et marginalibus posterioribus;
procubito striola fusca parum sensibili prope basim notato; 4 venulis
intermediis, prima ad quartum apicale cellulae divisoriae inserta.
Ala posterior nullis venulis (nisi substigmalibus) obscuris; 3 venulis
intermediis.
a OM eso sop do ae 8.0 mm.
= al merosadoodoso O
VS POSE 10.9»
Patria. Mendoza, Brucn (Mus. de La Plata).
48. Chrysopa venulosa sp. nov. (fig. 8).
Similis venosae RamB.
Caput fulvum; stria nigra ad genas et striola ad clypei latera; vertice
deplanato, stria angular A fusca parum definita; oculis in sicco fuscis;
palpis fulvis; antennis fulvis, primo articulo grandi, stria externa longi-
tudinali fusca.
Thorax fulvus, fulvo pilosus, superne fusco vage maculatus. Protho-
rax latior quam longior, marginibus laterali-
bus subrectis.
Abdomen fulvum, fulvo pilosum, superne
fusco vage notatum.
Pedes fulvi, flavido pilosi, femoribus rufes-
centibus; unguibus arcuatis, basi haud fortiter
dulatatis Eibussposhicis teretibus, mx com=. 60 Clysope venulosa/ Nay.
a Si E > E Extremo del ala anterior. (Mus.
pressis, haud linea impressa signatis. do la bio)
Alae hyalinae, fortiter irideae; reticulatione
subtota fusca, venis flavido interruptis; stigmate fuscescente vel fulvo-
fusco; venulis stigmalibus seu in area subcostali 4, tribus internis fusco
limbatis; venulis gradatis fere 4/6. :
Ala anterior (fig. 8) apice elliptica; venulis intermediis 4, prima ad
quartum apicale cellulae divisoriae inserta; angulo axillari umbra tenui
fusca notato.
Ala posterior subacuta.
Loa. Cd ete ae 7.8 mm
El oe se LO
a POS VOI
Patria. Andalgalá (Catamarca), 1896, Brucn (Mus. de La Plata).
88 PHYSIS (1V, 1918)
MANTÍSPIDOS
49. Mantispa Wagneri Nav. Tafí (Tucumán), 1908, Brucn.
50. Climaciela ambusta Ericms. La Plata, Brucn.
SOCÓPTEROS
SÓCIDOS
h
1. Psocus Burmeisteri Nav. La Plata, Brucn.
2. Psocus angulatus sp. nov. (fig. 9).
Caput flavo-viride ; fronte convexa, striis 3-4 longitudinalibus ad me-
dium, fuscis, aliis lateralibus pallidioribus; vertice fascia media longitu-
dinali usque ad antennas et macula laterali anteriore, fuscis; labro sub-
toto fusco; ocellis nigris; oculis in sicco fusco-cinereis; palpis maxillaribus
Ot al
pallidis, ultimo articulo fusco; antennis
longitudine alae anteriori sub-aequali-
bus, primo articulo pallido.
Thorax piceus, ad suturas fulvus.
Abdomen piceum, margine posteriore
Fig. y. — Psocus angulatus Q Nav. segmentorum pallidiore; ultimo tergito
. subtoto flavo, truncato.
Pedes fulvo-flavi, fusco pilosi; tarsis fuscis, primo articulo saltem ter
longiore secundo.
Alae hyaline, reticulatione fusca.
Ala anterior (fig. 9) grandis, lata; membrana levissime, vix sensibili-
ter fusco tincta, basi leviter fusca ; stigmate grandi, triangulari, toto fusco,
angulo postico manifesto, obtuso, margine externo leviter convexo, 1n-
terno leviter concavo, fusco limbato; furca apicali prima longa, duplo
longiore suo pedunculo; cellula discali vertice seu parte communi procu-
biti et sectoris radi1 brevissima, margine externo concavo; cellula pos-
tica vertice brevi, margine interno fusco, haud pallidiore.
Ala posterior penitus hyalina, immaculata; furca apicali prima ramo
anteriore paulo breviore, posteriore longiore suo pedunculo.
mas Bam. Des oro anos. 2.8 mm.
E OO)
a POS A ISO
R. P. Loxcixos Navás : Algunos inseclos Neurópleros de la Argentina 89
Patria. Provincia de Buenos Aires, 1% de Mayo de 1915, Brucn (Mus.
de La Plata).
93. Psocus rotundatus sp. nov. (fig. 10).
Caput flavo-viride; fronte convexa, 8 striis longitudinalibus fuscis, 3
transversis brevibus utrimque juxta antennas; vertice 6-8 striis Jongitu-
dinalibus fuscis, ex punctis vel striolis formatis; labro parte media late
fusco, margine anteriore fusco-nigro; oculis in sicco griseo-fuscis; ocel-
lis rubro-fuscis, maculae nigrae impositis, striam utrimque antrorsum
divergentem nigram emittenti; pal-
pis pallidis, maxillaribus paenultimo
articulo apice, ultimo toto fuscis; an-
tennis longis, ala anteriore brevio-
ribus, fusco-nigris, primis tribus ar—
ticulis pallidis.
Thorax inferne flavo-viridis, super-
ne piceus, nitens, ad suturas pallidus.
Abdomen flavo-viride, piceo dense Fig. 10. — Psocus rolundatus (7 Nav. Alas
maculatum, lamina supraanali oblon- a
ga, apice rotundata, flavo-viridi.
Pedes flavidi, fusco pilosi, tarsis fuscis, primo articulo triplo longiore
secundo.
Alae (fig. 10) hyalinae, longae, reticulatione fusca.
Ala anterior stigmate in tertio apicali dense in reliquo leviter fusco,
margine interno fusco limbato, postice rotundato; venis ad divisionem
furcae apicalis et ad verticem cellulae posticae albidis; membrana tribus
fasciis transversis fuscis, prima ante alae medium brevi, secunda ad cel-
lulam discalem breviore, tertia ád cellulam posticam longiore, a margine
postico usque ad furcam apicalem primam; in tertio apicali levissime
fusco tincta; furca apicali prima multo longiore suo pedunculo.
Ala posterior penitus immaculata.
LN AD o ae 2.7 mm.
E ARS
ADOS Eo HO
Patria. Provincia de Buenos Aires, Mayo de 1905, Brucn (Mus. de La
Plata).
Zaragoza, 2 de noviembre de 1917.
go PHYSIS (1V, 1918)
SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
COMUNICACIONES
SESIÓN DEL 24 DE NOVIEMBRE DE 1917
Presidida por Y. Pastore, presidente
Presentes : E. Bomax, G. Boxarrtr, €. A. M. Coromo, F. CriveLiI, S. Degrxe-
pertI, M. DorrLLo-Jurano, A. G. Frers, Sra. J. D. ve KyBurc, €. Lizer, F. F. Ourrs,
E. Perosr, A. (. ScaLa, P. Srunib.
ARTURO G. FRERS, Metamorfosis de Trogoderma pectinicornis (Coleóptero Der-
méstido).
He encontrado este bonito Derméstido en compañía de sus larvas y
ninfas, entre aserrín, ramitas y hojas secas y otros residuos que se acu-
mulan en las grandes rajaduras que se ven con frecuencia en los troncos
de los sauces de los bañados de Palermo (ciudad de Buenos Aires).
El Sr. Juax Brernes ha hablado ya de su presencia en esta misma
localidad (1), pero como no se ha detenido en la descripción de su meta-
morfosis, doy a conocer en seguida los caracteres de los distintos estados
que he podido observar.
Huevos. — No me ha sido posible obtenerlos, a pesar de haber hallado
varias colonias de estos coleópteros.
Larva. — La larva tiene la forma característica de la de otros tipos
pertenecientes a esta familia. Su cuerpo tiene 5 milímetros de longitud y
19 de espesor. alcanza su anchura máxima (1”*5) en los segmentos ter-
cero y cuarto y se estrecha paulatinamente hacia la parte posterior. El
dorso es pardo, cubierto de pelos del mismo color, los más largos for-
man a los costados de cada anillo una especie de pincel. La cara ventral,
blanquecina, presenta algunos pocos pelos parduscos.
(1) Ver la nota del final de la Description d'un Coleoptére argenlin nouveau, Jrax Brérnes, en
PHYSIS, t. I, pág. 87.
ComMuNICACIONES 1
La cabeza es retráctil y casi esférica. Las antenas de tres artejos : el
primero corto y ancho, el segundo en la base algo más angosto que aquel,
deprimido en el medio y de una longitud igual a / */, veces la del prime-
ro, se adelgaza hacia la extremidad, la que se presenta algo redondeada, y
el último, pequeño, afecta más o menos la forma del anterior. Mandíbulas
rojizas con el ápice más obscuro, armadas de tres dientes romos. Los
palpos maxilares son de tres artejos gruesos; así también los labiales.
El protórax, redondeado en la parte anterior, es el más largo de los
segmentos del cuerpo ; los restantes son más o menos iguales; el penúlti-
mo está provisto de un tegumento de pelos rígidos, dirigidos hacia atrás,
y del último sale un mechón de forma de abanico, de pelos finos, tan lar-
gos como el resto del cuerpo.
Las seis patas y los segmentos posteriores, que pueden desviarse, faci-
litan sus movimientos rápidos y ágiles.
Ninfa. — La ninfa tiene más o menos los detalles del adulto en su for-
ma general. Es blanca, cubierta de pelos parduscos; éstos forman en el
protórax un penacho triangular que sobresale del borde anterior. La ca-
beza, mirando al insecto por la cara dorsal, queda completamente oculta.
Las piezas bucales son perfectamente visibles. Los cuatro miembros ante-
riores son libres; los posteriores están cubiertos por los élitros ; en éstos
se nota ya la pubescencia de los del adulto. La ninfa es un poco mayor
que la imagen.
Imagen. — Este Derméstido ha sido descrito por Rerrrek (1) con el
nombre de Trogoderma pectinicornts. Su diagnosis original (de la cual
el Sr. BrerHes me ha proporcionado una copia) es la siguiente :
«Trogoderma pectinicornis n. sp.
«Ovale, nigrum, vis nitidum, antennis subpectinatis basi tarsi que ferru-
gineis, subtus subtilissime fulvo, supra subtiliter obscure pubescens, capite
.prothoraceque confertissime sat fortiter punctatis, hoc ante basin utrinque
transversim subimpresso, elytris dense sat fortiter punctalis, Jfascia ante
medium lata, recta, prope suluram interrapta, maculaque magna subapi-
cali sanguineis. Long. 4-4,5 mm. — Brasilia. »
Las antenas de la hembra tienen un escapo grande; el segundo artejo
un tercio menor, los dos siguientes iguales, cada uno que corresponde
a los ?/, del escapo, el quinto de forma trapezoidal, igual a la mitad
(1) E. Rerrrer, Die aussereuropúischen Dermestiden meiner Sammlung, en Verhandlungen und
Mittheilungen des Naturforschenden Vereins in Brúnn, t. XIX, págs. 39 y ho, 1881.
N /
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ENVIA:
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MO 2015104185
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Trogoaerma pectinicornis Rurrier
liz. 1, Larva, vista dorsal, */,; 1a, Larva, vista de lado, */,; 1b, Contorno de la cabeza ;
1c, Maxila; 1d, Mandíbula; re, Lengúeta con los palpos labiales; 1f, Antena; 19, Pata. —
Fig. 2 y 24, Ninfa, vista dorsal y vertebral, %/,; 2b, Ninfa dentro de su envoltura, vista
dorsal, */,. — Fig. 3, Macho adulto, */,; 3a, Antena de la hembra; 3b, Antena del macho.
COMUNICACIONES 93
de éste, el sexto subtriangular, y los demás, tan largos como el segundo,
dan a esta parte de la antena una forma pectinada.
Las del macho son un poco más largas. Sus artejos se corresponden
con los de las antenas de la hembra en esta forma : los dos primeros son
iguales en ambos sexos. El quinto y el sexto de la hembra son semejantes
al tercero y cuarto del macho, el cuarto de éste es algo más prolongado
hacia abajo que el sexto de aquélla, y los siete siguientes, más o menos
iguales en longitud, son casi el doble más anchos que los cinco últimos
de la hembra. , :
El 22 de Septiembre de este año coleccioné una colonia de Trogoderma
pectinicornis y conservé algunas larvas en el vivero, alimentándolas con
ramitas secas de sauce, al principio, y cuando faltaron éstas, con retazos
de tela. No me ha sido posible seguir los procesos del primer estado larval
por el hecho de que todos los ejemplares que encontré eran ya adultos o
les faltaba muy poco tiempo para alcanzar su máximo desarrollo.
La primera larva que se transformó, lo hizo a los 15 días, y la última
a los 4o. Después de esta muda la larva se acorta un poco, aumenta de
volumen, se muestra más perezosa y pierde casI por completo el penacho
del último segmento del abdomen, que queda en la piel que acaba de de-
jar. Pasa 4 Ó 5 días en este estado hasta que se transforma en ninfa.
La ninfa queda encerrada dentro de la piel de la última larva y adherida
por un mechón de pelos rígidos del último segmento del abdomen a la
parte posterior de aquélla, de manera que queda un espacio vacio, de un
milímetro más o menos, hacia la parte anterior de la piel. Esta envoltura
presenta desde el primer momento una larga incisión longitudinal en el
dorso.
Lo primero que se obscurece en la ninfa son los ojos, luego el ápice de
las alas posteriores, que se transparentan a través de los élitros y por últi-
mo los tarsos, las antenas y las piezas bucales.
En la subimagen los élitros se presentan amarillentos con la pubescen-
cia obscura, y dejan traslucir el color obscuro del ápice de las alas poste-
riores ; la cabeza, el protórax y la cara ventral del meso y metatórax son
de color ferrugíneo. Cuando llegan a este estado, si se los saca de su en-
voltura, ya pueden caminar, y no son menos ágiles que el insecto perfecto;
más tarde se pone todo el animal de color testáceo y empieza a obscure—
cerse la cara ventral, la cabeza, el protórax y las partes negras de los éli-
tros del adulto. Cuando el insecto está ya completamente desarrollado se
ensancha la incisión longitudinal de la piel que lo envuelve y en este
estado queda aún varios días hasta endurecerse completamente.
El período de la ninfosis es aproximadamente de 20 días.
ob PHYSIS (1V, 1918)
Quedan incorporados a las colecciones de la Sociedad Argentina de
Ciencias Naturales, algunos ejemplares de los distintos estados de la meta-
morfosis que han sido objeto de esta comunicación.
CARLOS S. REED (Mendoza), Cementerio indígena postcolombiano de Viluco, pro-
vincia de Mendoza (comunicación preliminar presentada por Eric Boman).
El Prof. CarLos S. ReeD, director del Museo Educacional de la pro-
vincia de Mendoza, comisionado por la Dirección General de Escuelas de
esa provincia, para hacer estudios arqueológicos en la estancia de Viluco,
departamento de San Carlos, al sur de Mendoza, hizo dos excursiones a
este paraje y practicó excavaciones extensas en un cementerio antiguo que
ocupa un área considerable en un médano de unos 2 kilómetros de largo
por una o dos cuadras de ancho y unos 20 metros de altura, el que se
halla situado al borde de los cultivos de la estancia. Los entierros se ha=
llan en el terreno relativamente firme que se encuentra debajo de la arena
movediza del médano. Las sepulturas están dispersas en diferentes partes
del médano y los cadáveres en posición encogida, en decúbito lateral y
con la cara hacia el este.
La sepultura más interesante es una, cuyo esqueleto estaba provisto de
un collar formado por las dos mitades de la mandíbula inferior de un pu-
ma, las cuales, con los dientes dirigidos hacia arriba, rodeaban el cuello
del esqueleto. Al lado de éste se encontró una lanza de dos metros de lar—
90, con punta de hierro. El asta de esta lanza estaba reducida a polvo,
pero la punta se ha conservado, aunque muy oxidada, y sobre ella se ha-
llaban colocadas seis puntas de flecha de calcedonia. Además contenía
esta sepultura dos vasos de alfarería roja, fracturados.
Según datos contenidos en el catálogo publicado por el Sr. Rrzrb (1) y
otros que él me ha comunicado en cartas, paso a dar cuenta de los otros
hallazgos principales que han sido hechos en el cementerio de Viluco.
Tres cráneos y numerosos huesos se conservan en el Museo de Men—
doza.
La alfarería del cementerio es en general más o menos tosca, en su ma-
“yor parte sin decoración o con decoración pintada muy sencilla, pero hay
también fragmentos de alfarería fina, engobada y con ornamentación pin-
tada más complicada, monócroma o policroma. La alfarería consta de
platos, escudillas, ollas, jarros. Una escudilla se encontraba colocada so—
(1) Museo Educacional de Mendoza, Catálogo provisional de las colecciones existentes en la Divi-
sión de Antropología hasta el 9 de julio de 1917. Confeccionado por Carros S. Ree, F. Z. $.
director del Museo. Mendoza, 1917.
ComuNICACIONES
GS
bre la cabeza de un cadáver en forma de gorro. Hay una pieza de alfarería
muy fina, muy arcillosa, compacta y homogénea, una verdadera obra de
arte. Es probablemente un silbato y tiene adherido un gran clavo de hierro.
Los objetos de piedra comprenden fragmentos de morteros, pilones,
moletas, piedras le boleadoras esféricas y piriformes, puntas de flecha de
cuarcita y obsidiana, etc.
Los objetos de metal son sumamente interesantes. Se componen en
parte de piezas de cobre procedentes de la metalurgia indígena, como va-
rios pares de pendientes para los orejas, formados por láminas de cobre,
un punzón, etc.; por otra parte de objetos de hierro de procedencia euro-
pea, como la punta de lanza y el clavo ya mencionados, fragmentos de
espuelas, armas y útiles. Una cuchara de plata de modelo bastante artís-
tico se debe probablemente al arte europeo. Junto con un esqueleto fué
hallada una medallita ovalada de cobre, representando santos católicos.
En una sepultura se encontraron fragmentos de tejido que habían for-
mado parte del vestido del cadáver.
Un ejemplar de Concholepas concholepas (Brue.) y nueve de Urosal-
pins Rushi Pirsp., encontrados en las sepulturas, atestiguan que el co-
mercio, tanto del Pacifico como del Atlántico, alcanzaba a los moradores
de Viluco, pues la distribución geográfica del primero de estos moluscos
marinos comprende las costas del Pacífico desde el Perú hasta Tierra del
Fuego, y de la segunda especie, las aguas del Atlántico, alrededor de la
desembocadura del Río de la Plata. Además, varios cadáveres tenían co-
liares de pequeños discos de valvas de moluscos, cuya determinación es
difícil por lo diminuto de su tamaño.
Un hallazgo muy importante es el de cuentas de vidrio antiguas, las
que, naturalmente, son de procedencia europea. Entre ellas figura en pri-
mer lugar una enorme cuenta cilíndrica formada por capas concéntricas
de vidrio azul, blanco y rojo, siendo sus extremidades rebajadas por medio
de pulimento hasta formar seis facetas que determinan un dibujo en for-
ma de estrella, visible cuando se mira la cuenta por uno de sus extremos.
Según mi opinión, se trata de una variedad de las llamadas cuentas aggri,
fabricadas en Venecia en los siglos xv y xvr. Además, había en las sepul-
turas cuentas esféricas de vidrio de menor tamaño, de color azul y verde
musgo, y al lado de éstas, cuentas de madera, de la forma común de to-
nel, de fabricación indígena americana. Fuera de los hallazgos de S. De-
BENEDETTI (1), en un cementerio de Baradero (prov. de Buenos Aires),
(1) S. Desexeoerri, Volicia sobre un cementerio indigena de Baradero. (Facultad de Filosofía y
Lelras, Publicaciones de la Sección Arqueológica, número 9, Buenos Aires, 1911.)
96 PHYSIS (IV, 1918)
es la primera vez que se señalan cuentas de vidrio en tumbas indígenas de
la República Argentina.
Llamo la atención sobre el interés extraordinario de los hallazgos de
Viluco, por ser, exceptuando el cementerio mencionado y los chenques de
Patagonia con esqueletos de caballos, la primera vez que se ha descubierto
un cementerio antiguo, bien indígena, pero con numerosos objetos de
procedencia europea. Data el cementerio probablemente del primer siglo
después de la conquista española.
Tengo intención de pedir al Sr. Rezo, datos amplios con fotografías,
dibujos, etc., para poder publicar una memoria completa sobre este 1m-
portante yacimiento.
FLORENTINO AMEGHINO, [Annotations inédites a propos de la canine de « Ma-
chaerodus » du pampéen inférieur travaillée par l' homme] (1).
Ensenadéen: Ensenada, Dock Central
Awmrcuixo, Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la República
Argentina, pages 71-et 72, et 8gg et 9oo.
Lemmans-Nrrscne, Nouvelles recherches sur la formation pampéenne el Uhomme
fossile de la République Argentine, pages 447 a 450.
Os fendus et travaillés, charbon végétal et morceaux de terre cuite,
rencontrés dans les grandes excavations du dock et canal central A 'En-
senada, pendant les années 1887-1859.
M. Lenmany-Nrrscue réunit le gisement précédent avec celui du canal
de jonction, avec lequel 1l na rien á faire. Les deux gisements se trou-
vent á plus de 4 kilométres de distance l'un de Vautre, et ne sont pas de
la méme époque. Les couches du gisement du grand dock, á l'Ensenada,
se trouvent de 6 a 8 métres au-dessous de celles du canal de jonction.
M. Lenmaxs-Nrrscue les place dans ce quíil appelle pampéen intermé-
diaire, mais 1ls sont en réalité de l'étage Ensenadéen (Pampéen inférieur),
ce point étant précisement la localité typique de cet étage. Le gisement
se trouve á la base de l'Ensenadéen, c'est-á-dire du Pampéen inférieur le
plus inférieur ou partie basale.
Parmi les objets recueillis dans ces excavations, 1l y en a un trés re-
marquable : c'est une canine de Machaerodus fendue artificiellement dans
(1) El Sr. Cantos Aumecmino nos remite estos apuntes del Dr. Frorewrivo Amecmino, que for
man parte de una obra crítica general sobre el hombre fósil, que quedó inconclusa. Se trata,
como puede verse, sólo de un borrador, escrito originalmente en francés,
COMUNICACIONES 97
le sens de la longueur, et puis polie, piéce que j'ai figurée dans Contribu-
ción, etc., page 72.
M. Lemmans—Nrrscue quí la éxaminée et en donne une nouvelle figu-
re en photogravure, ne doute pas qu'elle soit fendue artificiellement, mais
1l croit que c'est le travail récent de l'ouvrier qui l'a rencontrée.
Comme pour le dent de Toxodon, dont j'al parlé précédemment, je vals
faire une exception pour discuter soigneusement la signification de cette
piéce, a laquelle je préte une grande valeur.
Le travail est indiscutable ; 11 s'agit donc seulement de savoir si ce tra-
vail est ancien Ou récent.
La dent me fut envoyée par le Dr. CrisroroLeErrr, médecin aux servi-
ces de l'entreprise qui faisalt les grandes excavations du dock, qui venait
de la recevoir d'un ouvrier, surpris de trouver un os si rare á une si gran-
de profondeur.
Je donne des nouvelles figures (1) de cette dent, pour qu'on puisse se
foire une juste idée de la question. La figure 1 représente la forme qui de-
valtavoir la dent entiére. La figure 2 représente une dent d'un animal du
méme genre, vue de cóté. Les figures 3 et / représentent la dent en ques-
tion vue par la face externe non travalllée, et par la face interne travaillée.
En outre, sur la planche ¡'en donne un dessin au crayon, trés soigné,
pour les détails de la face travaillée.
Ce que, dans ma description originale, j'al dit de cette piéce, se réduit
a ceci (page 72, n” 1. Répéter auss1 les figures).
Maintenant, je transcris ce qu'en dit M. Lemmann-Nrrscue (pages 448
OS
Il faut commencer par écarter toute supercherie de la part du Dr.
CristoFOLETTI. Il ne reste en question que l'ouvrier; mais. dans quel but
auraltal pu faire ce travail? La piéce n'était pas restée longtemps en main
de Pouvrier. Il Vavait remise dans les mains du Dr. CristorOLETt1 le
méme jour qu'il l'avait trouvée.
Le grand argument en contre de Vancienneté du travail, est que le
cóté interne ou travaillé est d'une couleur distincte du cóté externe; ce
dernier est noirátre (je dirais plutót obscur), tandis que l'interne est d'un
blanc frais (que 'appellera1 de préference blanc sále vieux). Cette difté-
rence de couleur est précisement celle que Pon doit trouver. On sait que
Vextérieur des dents devient foncé par l'incrustation du ciment et l'action
(1) Estas figuras no se han encontrado con el M.S.
PHYSIS. — T, Iv 7
98 PHYSIS (1V, 1918)
des aliments, cette couleur étant généralement différente a la racine, dans
la couronne et dans le col. Dans la racine, cette couleur externe pénétre
dans la dentine plus profondément qu'a la couronne.
Le cóté externe de la dent en question n'est pas uniforme. La couronne
emaillée montre une couleur plus foncée en haut et notablement plus
claire á la base, dans la partie qui était plus profondément enchássée dans
Valvéole. Le col présente une couleur intermédiaire á surface trés lui-
sante, présentant aussi par endroits des táches étendues, beaucoup plus
claires. La partie qui reste de la couronne, c'est celle de la base, dont
Pivoire a pris avec l'áge une couleur plus foncée. C“est donc évident que
la couleur du cóté externe está peu de diflérence pres ce qu'elle était á
Vétat frais, — un peu plus foncée, et voilá tout. La dent ayant été fendue
tout au long, resta á decouvert la dentine d'une couleur blanc mat uni-
forme. Ce contraste entre la couleur externe de l'émail et du ciment, et
la couleur interne de l'ivoire, se conserve pendant la fossilisation dans
tous les cas que la gangue enveloppante ne contient pas des oxides qui
donnent á toute la surface une couleur uniforme. La gangue qui envelop-
pait cette dent, d'aprés les parties qui se conservent dans le canal de la
pulpe, était blanche ou grisátre; elle ne pouvait donc altérer notablement
la couleur de la dent. L'aflirmation de M. Lemmans-Nrrscue « qu elle de-
vralt présenter une couleur obscure, si elle avait sejourné dans la dite
couche de loess aussi longtemps que le cóté de l'émail », est donc tout-á-
fait infondée a tous les points de vue. Les couleurs actuelles de cette piéce,
aussi bien á l'intérieur quía lP'extérieur, sont donc primitifs, c'est-á-dire
antérieurs á l'époque de l'enfouissement de la piéce, sauf un petit chan-
gement de la couleur blanche interne.
Cette couleur, du cóté interne, nous voyons que M. Lenmany-Nrrscue
la qualifie de blanc frais. C'est une déenomination complétement inexacte
et inappropriée; c'est une couleur qu'on pourrail appeler blanc vieux ou
blanc sále, ou blanc tirant sur le jaune paille clair, mais non la couleur
blanche mate de l'ivoire frais. C'est une véritable pátine qui a changé la
couleur primitive et qui pénétre assez profondément, ce qui prouve que
la cassure est bien ancienne. Ce qui le prouve encore, ce sont des petites
égratignures récentes, produites en nettoyant la piéce, el dont le fond a
une couleur blanchátre bien distincte de celle de la surface de Pos.
J'aurais pu m'en tenir lá, mais vu la critique de M. Lemmans-NrrscuE,
j'ai voulu m'assurer d'avantage; j'al terminé de séparer le morceau qui
était fendu, et tout de suite est apparu l'intérieur de l'ivojre, d'une cou-
leur tres blanche, qui présente un contraste tres marqué avec le blanc
jaunátre de la surface coupée.
COMUNICACIONES
99
Cette surface travaillée présente encore un autre cachet d'antiquité;
elle est polie et reluisante; c'est un polissage obtenu quand la piéce était
fraiche et compacte. Sur l'aspect terreux des cassures produites actuelle-
ment il serait absolument impossible d'obtenir le polissage en question.
Cette surface polie s'étend sur toute la face coupée ou travaillée, moins le
fond du canal de la cavité de la pulpe, qui n'a pas été atteint, ni par le
travail ni par le polissage.
L'autre argument en contre de l'ancienneté de la face travaillée, que
«le canal pulpaire, ainsi que le creux de la dent sont couverts d'incrusta-
tions calcaires, ce qui n'a pas lieu pour la surface interne dans les grat-
tages rugueux de laquelle ces dépóts auraient cependant pu se fixer », est
également infondé. Sur le cóté externe il ny a pas le plus minime ves-
tige d'incrustation calcaire, qui na pas pu sy attacher á cause de la sur-
face polie et luisante de la piéce, et en partie peut-étre aussi parce que la
surface externe était celle qui regardait en.bas. La surface travaillée ou
interne regardait en haut, et il sy est déposé une couche calcaire qui
devait s'étendre sur toute la surface, mais 11 n'en reste de parties que dans
le fond rugueux de la cavité ou canal pulpaire. Ce que dans la surface
travaillée appelle M. Lemmans-Nrrscme des grattages rugueux, ne sont
pas des rugosités, mais des ondulations polies, excessivement lisses et re-
luisantes, dans lesquelles les incrustations calcaires ne pouvaient pas y
adhérer, et sont tombées en nettoyant la dent. La preuve en est qu'on en
voit encore des vestiges dans quelques rares endroits, sur la partie polie
et recouvrant les anciens grattages. Je m'étonne que M. Lemmans-Nrrs-
CHE ne sen alt apercu, car ces incrustations sont visibles á ceil nu.
L'aspect de la piéce prouve que les incrustations calcaires remplissaient
tous les creux du canal pulpaire, ce quí constitue encore une autre preuve
de lancienneté du travail. En effet, chez tous les mammiféres possédant
des dents á croissance limitée, mais spécialement chez les carnassiers ar—
rivés a Váge adulte, l'entrée de la cavité de la pulpe s'oblitére d'une ma-
niére plus ou moins complete. La cavité de la pulpe constitue une cham-
bre fermée dans laquelle ni le limon pampéen ni ses incrustations calcaires
ne peuvent plus y pénétrer. On n'a qua casser des dents des carnassiers
provenant du Pampéen et mettre a decouvert la cavité de la pulpe. pour
s apercevolr qu'elle reste toujours absolument vide. Si la canine en ques-
tion avalt été entiére et partagée actuellement, elle présenterait la cavité
de la pulpe sans incrustations. La présence de ces incrustations et qui en-
veloppent des grains sableux, encore assez gros, sont une preuve évidente
que la dent a été fendue et travaillée a l'état frais et que ce n'est qu'apres
qu'elle resta ensevelie.
100 PHYSIS (IV, 1918)
En fin, comme preuve absolument irréfutable, il ny a qu'a tenir compte
de l'état de conservation actuelle de la piéce. J'en ai cassé un morceau et
j'ai tenté de la travailler. Elle se trouve dans un état qu'elle ne supporte
aucun travail, car elle s'émiette et tombe en poussiére sous la plus petite
pression.
Pourtant les ondulations de toute la surface indiquent que la forme
actuelle a été obtenue avec des trés grands efforts, ce qui prouve qu'elle
n'a pu étre travaillée qu'a l'état frais. Dans l'état actuel la moindre tenta-
tive de sciage avec une scie Ou de raclage avec un couteau, réduirait im-
médiatement la piéce en poussiére, et je défie l'ouvrier le plus habile a
faire un travail de ce genre sur une dent semblable.
J'ai la plus compléte certitude que nous sommes en présence d'une
ceuvre de l'homme fossile de l'étage Ensenadéen.
Notes. — De la part des ouvriers il est impossible d'admettre la moindre super-
cherie, puis qu'ils n'avaient pas la moindre idée ni de Phomme préhistorique, ni
d'ossements ou pierres faconnés par l'homme, etc. Tout ce qu'ils savaient c'est qu'on
trouve enfouis dans ces profondeurs des ossements, et comme j'avais fait envoyer par
le Musée un homme a surveiller les excavations et recueillir les fossiles qu'on y trou-
vait, les ouvriers ramassaient les os. Voilá tout.
— Les ondulations de la dent sont caractéristiques de celles qu'on peut produire
quand on veut, en raclant avec un instrument coupant quelconque, en pierre ou en
métal, un objet tres dur et qui ne céde pas facilement au coupant de Pinstrument.
Cela indique un trés grand effort de la part de la main qui a manié instrument. Or,
est-il seulement imaginable un effort semblable sur un os fossile qui s'émiette sous
le plus petit effort 9
— Mon opinion sur la maniére comment a été obtenue la lame est qu'elle a été fen-
due par un coup donné sur le cóté convexe. Sous le coup, elle dít se fendre dans
cette direction. Apres on régularisa la fracture. C'est clair qu'elle a été fendue
fraiche.
— Dans Contribution, etc., je n'avais pas fait une observalion detailléc. Je la fais
maintenant.
Resumen de otras comunicaciones
CARLOS LIZER, Armas, adornos y otros objetos usados por los indios del oriente boliviano.
El Ing. Lizer, de regreso de su expedición por el Chaco boliviano, adonde fué co-
misionado por el Ministerio de Agricultura, presentó una colección etnográfica com-
puesta principalmente de armas, adornos, alfarería, utensilios domésticos, etc., de los
indígenas de aquellas regiones, matacos, tobas, chiriguanos, chaneses, tsirakuas y ya-
nalguas.
Hizo previamente un somero relato sobre el itinerario seguido desde Embarcación
(prov. de Salta) hasta Santa Cruz de la Sierra y desde este punto, cruzando el Chaco
de este a oeste, hasta el río Alto Paraguay.
COMUNICACIONES 101
Ocupóse luego de cada una de las piezas — que suman unas cincuenta — siendo
las más interesantes las pertenecientes a las dos últimas de las tribus citadas, que aún
permanecen en completo estado salvaje y son las que atacan a los viajeros y poblaciones
de la provincia de Chiquitos, y exhibió de ellas una serie de arcos, flechas, macanas,
espátulas, palas, silbatos, collares, yicas, etc.
El comunicante concluyó haciendo presente que en nombre del Sr. DeLÉTANG, se-
cretario de la expedición, y en el suyo propio hacía donación de todos los objetos
al Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras. :
El director de dicho museo, Dr. SarvaDor DeseENeDETT1 felicitó al Sr. Lizer por el
éxito de la expedición, agradeciendo el obsequio y agregando que entre las piezas de
la colección figuran algunas de valor, como ser dos hachas de piedra sumamenle escasas
en las regiones de donde proceden (1).
FÉLIX F. OUTES, Nuevos rastros de la cultura guaraní en la cuenca del Paraná inferior.
Se trata del hallazgo de un estrato cultural hecho por el Prof. Ramón Arriera, en
una isla del Delta paranaense en las proximidades del canal Gobernador Arana y del
Arroyo Largo. El numeroso material arqueológico obtenido, consiste en alfarerías lisas,
grabadas y pintadas (monócromas y policromas), y algunos objetos de piedra, percuto-
res, pulidores, bolas, tembetás y un hacha pulida.
FÉLIX F. OUTES, Un nuevo jalón septentrional en la dispersión de ciertas representaciones plás-
ticas de la cuenca paranaense.
Anunció el hallazgo realizado por el Prof. Juay W. Grz, en la Laguna Brava, silua-
da a 25 kilómetros al oeste de Resistencia (Chaco), de alfarerías zoomórficas idénticas a
las encontradas a lo largo del Paraná, desde Goya hasta Campana. Con este motivo lla-
mó la atención sobre la importancia que revestía el nuevo descubrimiento que desplaza
notablemente el límite de expansión septentrional de aquellas manifestaciones cultura-
les de los 29210! alos 27225" de latitud sur; y puntualizó también algunas interesantes
particularidades tecnológicas que ofrecían los objetos.
PEDRO SERIÉ, Procreación de una boa.
Habló de la ovoviviparidad en la boa acuática, Eunectes notaeus, presentando 14 em-
briones completamente desarrollados (el mayor de 34 cm. de largo y el menor de 32)
y cinco huevos extraídos de un mismo ejemplar, -procedente de Corrientes, cuya di-
mension era de dos metros y medio. Con este motivo hizo notar los distintos modos
(1) El Sr. Lizer recibió después la siguiente nota del decano de la Facultad de Filosofía y
Letras : «Buenos Aires, ro de diciembre de 1917. Señor Ing. Cantos Lizen. Han ingresado al
Museo Etnográfico de la Facultad que presido, cincuenta objetos que Vd. ha tenido la gentileza
de donar y que a su mérito intrínseco reunen el de haber sido recogidos por Vd. en el Chaco
boliviano, con motivo de una comisión que le confió el Ministerio de Agricultura de la Nación.
«Me complazco, señor, en darle las más expresivas gracias por la cooperación que su regalo
significa al progreso de los estudios etnográficos y arqueológicos americanos, que son, como Vd.
sabe, motivo de trabajo constante en esta casa. RopoLro Rivarora. »
102 PHYSIS (1V, 1918)
de reproducción dentro de una misma familia, como la de los Bóidos, que abarca las
boas y los pitones, siendo ovovivíparas las primeras y ovíparos los últimos.
GUIDO BONARELLI, Hallazgos paleoetnológicos en Tierra del Fuego.
Presentó una colección de objetos líticos y algunos punzones de hueso, procedentes
de un mismo paradero antiguo descubierto en la pendiente occidental del cerro de Cabo
Domingo. Entre dicho material figuran algunos objetos de grandes dimensiones y forma
amigdaloide muy parecidos a los de facies paleolítica de la Patagonia, descriptos
por el Prof. Oures, quien recalcando la importancia del hallazgo manifestó su opinión
concordante respecto de la expresada semejanza.
SESIÓN DEL 19 DE ENERO DE 1918
Presidida por F. Pasrork, presidente
Presentes : A. Bravcmí Liscuerrr, E. Bomax, J. Boso, E. Carerre, L. DeLíérano,
M. DoeLLo-Jurano, J. W. Grzz, E. L. Hormbere, €. Lizer, C. A. MareLtr, G. Sent-
LLOSA, P. Seriñ.
ROBERTO DABBENE, Descripción de dos formas de aves aparentemente nuevas
procedentes del NW. de la República Argentina.
Revisando las colecciones de aves ingresadas al Museo Nacional de His-
toria Natural durante estos últimos años, he tenido la ocasión de obser-
var varios ejemplares pertenecientes a los géneros Penelope y Spinus, los
cuales representan formas al parecer nuevas para la ciencia.
Son las siguientes :
1. Penelope nigrifrons sp. n
Caracteres distintivos de la especie. — Intermediaria entre Penelope
speciosa Toon (1) y Penelope Sclateri Grax, de las que difiere por la pre-
sencia de una estrecha faja negra que ocupa la parte inferior de la frente,
prolongándose hasta arriba de los ojos y por la coloración más uniforme
y casi sin contraste de las partes inferiores y superiores del cuerpo.
Con respecto a este último carácter la nueva especie difiere de Penelope
speciosa por tener los lados y la parte inferior del pecho y superior del
abdomen del mismo color oliváceo pardusco de la parte emplumada del
(1) Proc. Biol. Soc. Whas., XXVIII, April 1915, p. 82. Tipo: Río Suruta, prov. del Sara,
Bolivia; J. Sreisgacu in colección Carnegie Museum.
ComMuNIcACcIONES 103
cuello y superior del pecho. La región inferior del abdomen, las subcau-
dales, los flancos y rabadilla son casi de ese mismo color y sólo tienen
un ligero baño de pardo acanelado, mientras que en P. speciosa esas par-
tes son bermejas o rojizoferrugíneas y este color se extiende casi hasta la
parte superior del pecho. En Penelope Sclateri Grax, el abdomen, el dorso
inferiormente y la rabadilla son canela rojizos, y además las dimensiones
son apreciablemente menores.
Descripción. — Nuca, cuello, parte superior “del dorso, escapulares,
cobijas del ala, pecho y parte superior del abdomen de un oliváceo par—
dusco con ligeros reflejos verdosos bronceados especialmente en la parte
superior del cuerpo. Cada pluma de esas partes, con excepción de las de
la nuca y de la parte posterior del cuello, tienen ambos lados más o me-
nos anchamente ribeteados de blanco. Dorso inferior, rabadilla, crissum,
subcaudales, parte inferior del abdomen, flancos y muslos de un pardusco
acanelado uniforme. Esta coloración va insensiblemente confundiéndose
con el tinte oliváceo pardusco de lo restante de la parte inferior del cuerpo,
sin presentar un contraste muy aparente en el tono de la coloración ge-
neral. Una faja negra de unos seis milímetros de ancho ocupa la frente
directamente sobre el pico, mientras que en los costados va estrechándose
y limita superiormente la parte desnuda situada entre el pico y el ojo,
para continuar en forma de una línea superciliar muy angosta y de color
negro pardusco hasta la región auricular. Las demás plumas de la frente
y las que siguen, como faja a los lados de la cabeza sobre la línea super-
ciliar indicada, son de un gris plateado y sólo tienen una angosta línea
negrusca a lo largo del mástil. Las plumas de la corona son pardusco
oliváceas con borde ceniciento claro, y un espacio emplumado que ocupa
la parte mediana de la garganta, y la barba son negro pardusco uniforme.
La faja sobre las mejillas es gris con pardusco y las auriculares son negro
parduscas. Remiges primarias y rectrices laterales negro parduscas con
ligero lustre verdoso bronceado; las secundarias y rectrices medianas
oliváceo parduscas con lustre bronceado. Tarsos amarillento blanqueci-
nos, emplumados en casi todo el tercio superior; pico pardusco, partes
desnudas del cuello carmesí. Iris pardo.
Sexos similares, la hembra de dimensiones algo menores.
gg ala : 290-300 mm.; cola 31o mm. tarsos 63 mm.; dedo medio
sin uña 56 mm.
Tipo, ad. Cerro de Calilegua, Ledesma, prov. de Jujuy, alt. 2300
m., Agosto 10. 1917. EmiLio Buprx, en colección del Museo Nacional de
Historia Natural, n* gr45 a.
Especímenes examinados : 3 (1 2 QQ).
10h PHYSIS (1V, 1918)
Distribución geografica. — Región NW. de la República Argentina;
prov. de Jujuy.
Esta pava del monte representa probablemente una forma meridional
de Penelope Sclateri Grax o tal vez de Penelope speciosa Tobb. De esta
última especie, el Museo Nacional posee dos viejos ejemplares proceden-
tes de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia (colección San Martín) y otro, re-
—cientemenle adquirido, procedente de Buena Vista, provincia del Sara,
Bolivia (colección J. SrerbacH) y por consiguiente, de la misma locali-
dad del tipo de la especie.
Los dos ejemplares de Santa Cruz de la Sierra son los mismos que Bur-
MEISTER ha citado con el nombre de Penelope boliviana |= jacquasú Serx]|
en los Proc. Zool. Soc. London, 1871, pág. 701 y que ScLATER, en una
nota al pie de la misma página, supuso pertenecer a Penelope Sclateri
Grar.
De la primera especie difieren por tener la faja emplumada de la mejilla
gris en vez de pardo obscuro uniforme, y de la segunda por las dimen-
siones mucho mayores y además por el tono de la coloración general.
Las dos citaciones arriba indicadas deben entonces entrar en la sinoni-
mia de Penelope speciosa Top.
También en la colección del Museo Nacional, existen dos ejemplares
(S y Y) de una especie de Penelope cazados en San Pedro de Colalao,
provincia de Tucumán en Septiembre de 1898 por el Dr. FrLrrkE Sives-
TRI, los cuales no me ha sido posible referir a ninguna especie conocida.
En los caracteres generales concuerdan con los ejemplares de Penelope
obscura Bridgesi Grax que habita también dicha provincia, pero difieren
en la coloración general de las partes inferiores del cuerpo, las que son
de un pardo rojizo en vez de pardo chocolate. También las dimensiones
de los ejemplares citados son mayores de las de Penelope obscura Brid-
yest, midiendo el ala 330 mm. y la cola 360 mm.
Las especies del género Penelope señaladas hasta ahora entre los lími-
tes del territorio argentino son las siguientes :
1. Penelope obscura obscura Temm.
Penelope obscura Temmixck, Hist. Nat. Pig. et Gall., UT, pág. 68, 693 (1815,
ex Azara eb Iiricek : Paraguay).
Distribución en la República Argentina. — Río Pilcomayo, G. Kerr;
Mocoví, Chaco Austral, S. Vewrurt; islas del Uruguay, W. B. Barrows.
2. Penelope obscura Bridgest GRAY.
Penelope Bridgesi Grax, Proc. Zool. Soc. Lond., 1860, pág. 270 (1860, Bo-
livia).
COMUNICACIONES 10)
Distribución en la República Argentina. — Tucumán : Tafí, S. Vew-
rurt; San Pablo, L. Drvertr; Villa Nougués y Norco, L. Dixetr; Vipos,
P. GirarD. Salta: Orán, F. M. RoprícuEz.
3. Penelope superciliaris Temm.
Penelope superciliaris Teumixck, Hist. Nat. Pig. et Gall., MI, pág. 72 (1815,
Brésil).
Distribución en la República Argentina. — Misiones : Bompland, P.
JORGENSEN; Santa Ana, F. M. RopríGuEz.
|. Penelope nigrifrons sp. n.
Distribución en. la República Argentina. — Cerro de Calilegua,pro-
vincia de Jujuy, E. Bunrx.
2. Spinus ictericus magnirostris subsp. nov.
Caracteres subespecíficos. — Difiere de Spinus ictericus ictericus (Licnr.)
del sur del Brasil, Paraguay y de la República Argentina, por sus dimen-
siones algo mayores y por el pico mucho más grueso y robusto. Además,
la coloración general de las partes superiores es algo más obscura.
Ala : 76-79 mm.; cola: 52-53 mm.; tarso : 16-18 mm.: culmen
(expuesto) 12-14 mm. ; altura del pico al nivel de los respiraderos : 9,D0-
10 mm.; ancho en el mismo punto : $ mm.
El pico en los ejemplares de Spinus iclericus (Licnr.) que he observado,
tiene las dimensiones siguientes : e
Culmen (expuesto) : 9-10; altura al nivel de las ventanas nasales 6-7;
ancho en el mismo punto : 6 mm.
El largo del ala en la especie típica varía de 70-74 mm.
Tipo. ad. Sierra del Cajón, Salta, alt. 4ooo m. Enero 12, 1914,
D. Roprícuez, en colección Mus. Nac. Buenos Aires, n* 8502 a.
Especíimenes examinados : 4, de las procedencias siguientes :
a) Sad. tipo, Sierra del Cajón, Salta, NW. Argentina alt. 4000 m.,
D. RoDríGUEZ;
b) Q ad. Sierra del Cajón, Salta, alt. 4000 m. Enero 12, 1914, D.
RODRÍGUEZ ;
c) Q ad. Laguna Blanca, Catamarca, NW. Argentina, alt. 3200 m.
Octubre 9, 1917, J. Mocexsex, en colección SrewarT Smipron, Concep-
ción, Tucumán ;
d) Y ad. Laguna Blanca, Catamarca, alt. 3200 m. Octubre 10, 1917,
J. MoGeEwxsEwN, en colección STEWART SHIPTON.
106 PHYSIS (IV, 1918)
Probablemente es esta, una forma localizada en la región montañosa
del NW. de la República Argentina y a una altura entre 3000 y 4000 m.
STEWART SHIPTON (Concepción, Tucumán), Sobre una nueva subespecie de «Ba-
tara cinerea » (Vieill.) dei NW. de la Argentina (presentada por KR. DabBExE).
Este formicárido señalado hasta ahora sólo del sudeste del Brasil, Pa-
raguay y de las Misiones argentinas, está representado también en la re-
gión del noroeste de la República Argentina. El Dr. FreLtrE SiLvestTRi
cazó dos ejemplares en la provincia de Salta en Mayo de 1898, los que
se conservan en el Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires,
y más recientemente el señor Juan Mocexsex ha conseguido otros en San
Lorenzo, provincia de Jujuy (colección Smieron).
Los ejemplares procedentes del noroeste de la Argentina son de dimen-
siones menores y además presentan algunas diferencias en el número de
las fajas que cruzan el ala y la cola; diferencias que parecen ser constan—
tes y por cuyo motivo pueden dichos ejemplares ser considerados como
pertenecientes a una subespecie distinta que denominaré.
Batara cinerea argentina subsp. nov.
Caracteres subespecificos. — Difiere de la forma típica por los caracte -
res siguientes : en la hembra, las fajas o rayas negras que cruzan el ala
(plegada) son rr y las que cruzan la cola 16, mientras que en los ejem-
plares del mismo sexo de la forma típica, dichas fajas son respectivamente
9 y 13. Las plumas en forma de copete de la corona, son ocráceas con
una pequeña manchita negra en la extremidad; mientras que en la hem-
bra de Batara cinerea (Viemu.), la cresta es casi enteramente negra y
sólo tiene la parte basal ocrácea.
En el macho de la nueva subespecie las alas están atravesadas or tO
rayas blancas y la cola por 16; mientras que en los machos de la forma
típica dichas rayas son respectivamente 8 y 11.
Las dimensiones en la nueva forma, comparadas con las de la especie
típica son las siguientes :
Batara cinerea argentina Balara cinerea cinerea (VierLL.)
Oral o ma: —
Cola : 165 mm.; tarso 37 mm. —
Culmen (expuesto) 32 mm. =—
COMUNICACIONES 107
Altura del pico sobre las ventanas
nasales 14 mm. —
Ofmala tro: Q ala : 120 mm.
Cola : 140 mm.; tarso, 37 mm. Cola : 175 mm.
Tarso : 43 mm.
Culmen (expuesto) 32 mm. Culmen (expuesto) : 33 mm.
Altura del pico sobre las ventanas Altura del pico sobre las ventanas
nasales : 1/4 mm. nasales : 16 mm.
Tipo. g'ad. San Lorenzo, prov. Jujuy, Abril 26, 1911. Juan MocEx-
sEN, en colección SrewAarr Smieron, Concepción, Tucumán, República
Argentina.
CARLOS SPEGAZZINI, Sobre un hongo uruguayo nuevo, « Boletus (Bresadoliopsis)
montevideensis » Speg. (leída por el secretario).
Al ausentarme en Mayo de 1914 para Europa tuve ocasión de bajar en
Montevideo; en esos dias el tiempo había sido bastante malo y habían
caido abundantes chaparrones. En la excursión que efectué en los alrede-
dores de esa capital, tanto en los jardines del Prado como en las quintas
del Buceo, noté con placer una relativa abundancia de hongos mayores;
entre todos ellos me llamó de un modo especial la atención una hermosa
Himenomicetea, bastante abundante, que'se hallaba en todos los estados
de evolución, creciendo con preferencia al borde de las zanjas a lo largo
de los caminos, y que unos campesinos me aseguraron ser comestible y
relativamente sabrosa. Por sus caracteres macroscópicos se apartaba de
todas las especies que me eran conocidas y a pesar de reconocer con toda
certeza a una Boletinea, me pareció de golpe entrever en ella un tipo
nuevo muy interesante y tal vez un nuevo género. Coleccioné, por lo
tanto, varios ejemplares de diferentes edades, que me sirvieron para tra—
zar en vivo minuciosas descripciones y guardar en alcohol individuos pe-
queños enteros y fragmentos de las diferentes partes de mayor interés de
otros individuos adultos, para ulteriores estudios microscópicos.
Vengo, pues, al cabo de tanto tiempo, a dar noticia de mi afortunado
hallazgo y del resultado de mis investigaciones anatómicas sobre las pie-
zas guardadas.
El macromiceta en cuestión, por su aspecto y estructura general es
muy próximo de la sección Euboletus del género Boletus, pero se aparta
por la estructura de su himenio; este órgano es blando carnoso y de na—
turaleza del todo diferente de la del himenióforo, del cual se desprende to-
talmente con suma facilidad; los túbulos al principio son normales, mu y
108 PHYSIS (1V, 1918)
pequeños, tapados por una eflorescencia blanca; pero pronto crecen to-
mando sección poligonal a veces bastante irregular, casi laberintóidea, y
sus paredes se vuelven varicosas cubriéndose lateralmente de protuberan-
cias que se embuten mutuamente como dientes de una sutura en las con-
cavidades de las paredes limitantes Además, en la vejez, la superficie de
estas prominencias se reabsorben estableciéndose comunicación entre las
cavidades de los varios tubos colindantes, tomando entonces el himenio
una estructura casi esponjiforme como la descripta para el género Bresa-
dolia SrrEG., con la diferencia de que mientras en Bresadolía las paredes
de los tubos son simples y comunes a las varias cavidades adyacentes, en
el hongo uruguayo cada tubo tiene su pared propia, pudiendo separarse
unos de otros enteros y con la mayor facilidad, mediando entonces siem-
pre entre una cavidad y otra dos membranas independientes.
En base a los hechos que acabo de mencionar, sin alreverme a crear
un género nuevo, me animo a proponer que para esta basidiomiceta se
constituya una sección especial del género Boletus, que a causa de la es-
tructura peculiar del himenio propongo que se denomine Bresadoliopsis,
cuyos caracteres distintivos serán los siguientes :
Hymeni carnosi eximie separabilis tabuli partetibus proprus praediti,
cylindraeeo-polygont, primo normales laeves, serius grosse varicose sutu-
ratis, postremo lateraliter perforatis atque inter se comunicantes; sporae
subcylindraceae ochracede.
El diagnóstico especifico resultaría, por lo tanto, del modo siguiente :
Boletus (bresadoliopsis) montevideensis Sere. (n. sp)
Diag. Pileus eximie corticatus e carneo lateritio-castaneus, in sicco
laevis glaber, udus viscosus, carne ex albo carneo-lutescente immutabili
primo compactiuscula per aetatem flaccido-subflocculosa : stipes cylin=
draceus non bulbosus ex albo lutescenti- castaneus, ecorticatus, carne
fibrosa scissili ochroleuca immutabili farctus, exannulatus : hymenium
facillime separabile e luteo virescens, tubulis elongatis dense constipatis
majusculis ore angulatis saepeque sinuosis non radiatim dispositis, acie
integerrimis constitutum : sporae parvae laeves.
Al dar aquí la descripción en castellano, para que resulte más com-
pleta, debemos efectuar por separado las de sus tres principales estadios
sucesivos de evolución, es decir, la de los individuos muy jóvenes, la de
los individuos llegados a su desarrollo completo y, por fin, la de los in-
dividuos ya viejos.
ComuNICACIONES 100
Los individuos jóvenes que conservo son pequeños (15-20 mm diám.
y alt.) carnoso-compactos; carecen por completo de todo rastro de velo
a menos que se pretendiera considerar como tal una ligera vellosidad que
suele observarse en la parte enroscada del borde del sombrero; éste de
forma casi semiesférica es completamente liso y lampiño con tiempo
seco, volviéndose viscoso con la humedad, ostentando un color blanco
carnecino uniforme o algo más obscuro hacia el centro. Este sombrero
está revestido por una piel relativamente gruesa y tenaz, que se desprende
con facilidad entera de la carne subyacente; el pie bastante abultado, casi
ovalado, de base redondeada por donde suele arraigar mediante un cor-
doncito miceliar más o menos grueso, es de color blanco rosado, liso o
ligera e irregularmente áspero. En esta edad el himenio es aún rudimen-
tario, formando una delgada capa de color amarillento, cubierta de una
especie de polvito blanco que se extiende por toda la cara inferior del
sombrero; la carne tanto del sombrero como del pie es compacta blanco-
rosada homogénea y continua.
Los individuos adultos o en su segundo periodo de evolución alcanzan
tamaños moderados (70-80 mm diám. por 50-60 mm alt.); el sombre-
ro es semilenticular más o menos convexo y regular, de márgenes rectas
agudas enteras, revestido de piel gruesa y tenaz separable, ofreciendo una
coloración entre carnecina y ladrillo pálido, en seco lisa pero no lustrosa,
húmeda glutinosa ; el estípite es casi cilíndrico (40-45 mm larg. por
18-20 mm diám.) poquisimo o nada engrosado en la parte basal, la que
es obtusa y ya casi sin cordones miceliares; su tinte es blanco amarillento
inferiormente algo más obscuro y como sucio; el himenio exteriormente
de color amarillento con matices carnecinos o verdosos, interiormente
más obscuro y algo ferruginoso, separable con suma facilidad del hime-
nióforo, sin depresión o apenas perceptible alrededor del ápice del estí-
pite; está formado de tubitos muy tiernos cilíndricos, por mutua pre—
sión poligonales, cuya longitud y diámetro disminuyen paulatinamente
desde el centro hacia la periferia (8-5 mm long. por 3-2-1 mm diám.)
sin ordenación radial, con paredes muy varicosas dobles pero integras
que terminan en orificios muy irregulares a veces casi laberintóideos; la
carne de color blancoamarillento tanto del sombrero como del estípite
se mantiene aún bastante homogénea y compacta, pero ya manifiesta
una notable diferencia de estructura, y la del estípite ofrece manchas lon-
gitudinales indeterminadas pero angostas de tinte amarillo obscuro.
Por fin, los individuos viejos suelen alcanzar una magnitud considera—
ble (20 cm diám. por 10-12 cm alt.) perdiendo con frecuencia toda re-
gularidad de formas; el sombrero más o menos aplanado-convexo y on-
PHYSIS (1V, 1918)
na sl:
¡DNA
LAS
.
ComuNICACIONES 111
dulado se adelgaza considerablemente hacia los bordes. y aunque con-
serve su gruesa piel íntegra y lisa, toma color casi castaño sucio, y su
carne pierde su compacidad volviéndose fofa y como esponjosa, tiñéndose
en carnecino pálido sucio; el pie afecta entonces una forma casi comple-
tamente cilíndrica (8-10 cm larg. por 18-22 mm diám.) tornándose
casi seco tenaz fibroso, se hiende a menudo en sentido longitudinal, con-
servándose liso, se colorea del mismo tinte casi castaño pálido como el
sombrero, permaneciendo relleno y con carne amarillento-latericia su-
cia. Las carnes de ambos órganos de naturaleza y estructura del todo di-
ferente y ostentando, por lo general, una línea de separación bastante
visible en el punto de su confluencia, se mantienen, sin embargo, conti-
nuas, razón por la cual el pie no puede desprenderse facilmente del som-
brero; el himenio adquiere un espesor mayor (20-25 mm en su parte
más espesa); sus tubos no sólo se despegan fácilmente del himenióforo
sino también entre sí, aumentan sus diámetros (3-4 mm) y se llenan de
gruesas arrugas y ampollas transversales, y en estos puntos abollados se
disuelven las membranas formándose soluciones de continuidad que per—
miten la comunicación de las cavidades de los tubos contiguos; los orifi-
cios himeniales aumentando de tamaño se vuelven muy irregulares y en
su mayoría casi laberintiformes; la coloración del himenio se hace ama-
rillentoverdosa, mostrando en el interior de los tubos matices ferrugi—
nOSOs.
Examinando al microscopio las paredes de los tubos himeniales (100 y.
espes.) se ve que ellas son dobles, es decir, formadas por dos membranas
yuxtapuestas separadas, o mejor dicho cementadas, por una capa de
tejido prosenquimático de hifas largas simples escasamente tabicadas
(5-10 diám.); las superficies internas de los tubos se hallan cubiertas por
una densa capa de basidios acachiporrados (17-20 y.larg. por 9-7 y. diam.)
algo enangostados hacia su parte media, ofreciendo allí a menudo un
falso tabique.Los esporos son de una forma entre cilíndrica y elíptica,
redondeados en ambos extremos (8-10. X 4.) lisos, de color ferruginoso
pálido y con frecuencia con dos grandes gotas esféricas.
EXPLICACIÓN DE LAS FIGURAS
Lal
Individuo muy joven, partido por la mitad 1/t.
w
Individuo muy joven, parte del borde, partido por la mitad 2/1.
(95)
Individuo adulto, partido por la mitad 1/1.
E
Individuo adulto, túbulos separados para mostrar su forma 5/1.
Qi
Individuo adulto, orificios de los túbulos 5/t.
112 PHYSIS (1V, 1918)
6. Individuo viejo, partido por la mitad, mostrando cómo se separa la piel y la es-
ponjosidad del himenio 1/1.
Individuo viejo, superficie del himenio mostrando la boca de los tubos 1/r.
7.
8. Individuo viejo, bocas de los túbulos 5/t.
9- Individuo viejo, hifas intertubulares 250/1
1
O. Individuo viejo, basidios y cistidios 250/1
1. Individuo viejo, esporos 300/1.
CARLOS A. MARELLI, Espesor de la piel de un elefante (1).
Ha sido difícil encontrar un punto de la piel del elefante enfermo y
muerto en el Jardín Zoológico de La Plata a los pocos días de hacerme
cargo de su dirección, que fuera penetrable a la aguja para inyectar una
determinada dosis proporcional de suero cafeinado. Con el Dr. H. Rivas
ensayamos esta operación en varias partes del animal caído sin obtener
resultado. rompiendo la cánula en los esfuerzos hechos para introducirla.,
y pudiendo dar a fuerza de tanteos con una zona vulnerable en la parte
subcaudal, por donde penetró el suero lográndose el objeto deseado.
Esta dificultad me indujo a encargar a un taxidermista distinguido la
investigación del espesor, y como no fué posible su averiguación en cada
región anatómica, hubo que concretarse únicamente a las partes esencia-
les de la cabeza, tronco y extremidades.
El Sr. Juan Durtoxk se encargó de ello, sin que los varios ensayos
preliminares dieran resultado por estar la piel fresca y flexible. Utilizó una
tablita perforada en su centro sobre la cual ponía la piel, atravesándola
con una lezna triangular, fina y penetrante; hecho esto, descontaba la lon-
gitud constante de la aguja correspondiente al grueso de la tabla y asi
conseguía el espesor en milímetros.
Una piel gruesa sobre una masa de tejido adiposo protectivo, es un fac-
tor de primer orden en la lucha por la existencia de los proboscideos. Es-
tos seres tan especiales por su origen, género de vida y organización, for--
man un solo orden entre los mamiferos, con una familia viviente y un
género con dos especies, una del Asia que es la patria del ejemplar y la
otra de África, con algunas subespecies o variedades.
Las medidas obtenidas se reparten así : en la base de la trompa ro mi-
límetros encima y 6 milímetros debajo; en la parte media por arriba 7
milímetros y por debajo 6 milímetros.
A cada lado de la cara y a la altura de los ojos 14 milímetros, debajo
de los ojos 11 milímetros. Cerca de las orejas el espesor llega a 18 y 21
milímetros.
(1) Elephas maximus (Liwszo) Trourssarr (1905), = E. indicus Liwx. et auct.
COMUNICACIONES IS
Sobre el dorso desde la medida obtenida próxima de las orejas y a
una distancia de Bo centímetros, 16 milímetros; aotros b0””,28; a otros
50*”,2/ ; oscilando así entre 24 y 28 milímetros.
Ya en las ancas y a una longitud igual de la del último punto prece-
dente, 31 milímetros; donde nace la cola, 18 milímetros; sobre la cola a
ho centímetros de su raíz tiene 11 milímetros, y pordebajo, a la misma
altura, 8 milímetros.
A un metro de distancia de la línea media del dorso y con la piel ex-
tendida, es decir, en el tórax, se obtuvo 15 milímetros y sobre las nalgas
también a la misma longitud 20 milímetros.
En las extremidades anteriores la piel próxima al nacimiento de los
dedos tiene 22 y 25 milímetros ; desde este punto y a 17 centímetros de
altura, 23 milímetros, y, posteriormente, 6 y 10 milímetros. A 4o centí-
metros de donde asienta la mano, 2/ milímetros, y por detrás, 8 y to mi-
límetros. En la unión de la extremidad con el tronco el espesor llega a
11 y 12 milímetros.
En las piernas, siguiendo el mismo orden, se obtenía, donde nacen las
uñas 23 y 28 milímetros; a 17 centímetros adelante, 22 milímetros, y de-
trás, 22 y 3o milímetros. A los 4o””,18 de frente y oscilaciones entre 10
y 13 detrás.
La distribución del espesor en más o en menos se mantiene como en
los demás mamiferos. Cabe ahora formular la pregunta de si la sensibili-
dad tan exquisita del tacto de la trompa, quees cuatro y cinco veces su-
perior a la del hombre y de los primates, según Roveba, eso no la misma
sobre el cuerpo. A lo que podemos responder, faltando una comprobación,
que su elevado espesor debió haber contribuido efectivamente a que su
enriquecimiento se Operase en las partes menos espesas, desempeñando
la piel un papel protector preponderante sobre el de la sensibilidad.
CARLOS S. REED (Mendoza), Presentación de un ejemplar de «Liosaurus Belli »
y noticias acerca de otro ejemplar observado en cautividad (presentada por el
secretario).
En los cerros de los alrededores de Mendoza es muy frecuente sobre las
plantas de «sampa» (Atriplex sp.) durante la primavera y el verano, un
saurio conocido vulgarmente con el nombre de «matuasto» y que el
Dr. D. Fervaxno LammreE me ha hecho el favor de determinar ; es la es-
pecie Liosaurus Belli D. B.
Este animal es sumamente temido por la gente del campo, pues se dice
de él, no solamente que es venenoso, sino también «que cuando muerde
no suelta ».
PHYSIS. —T. IV 8
má, PHYSIS (1V, 1918)
Desde noviembre de 1915 he puesto en exhibición en el Museo a mi catr-
go un ejemplar vivo de «matuasto »; se conserva en una jaula de madera
con los costados y la tapa de vidrio y los extremos de fina reja de alambre;
en el fondo he colocado una capa de arena y clavado en dirección oblicua
un tallo de Atriplex. En el rótulo, además del nombre he escrito «Rep-
til completamente inofensivo », «Ejemplo de mimetismo ».
El numeroso público que visita el Museo se ha interesado mucho por
este ejemplar y ya se ha dado cuenta de que estaba en un error al creer
lo que, referente al « matuasto» se dice en el campo.
Cuando ingresó al Museo, hace dos años, media desde el hocico a la
punta de la cola 174 milímetros y ahora mide 180 milímetros, correspon-
diendo de éstos 85 al cuerpo y el resto a la cola.
En los primeros días de su cautividad no se movió del tallo de A triplex,
su colorido protector es tan semejante al de este tallo, que a primera vista
se confunde con él. Para que se alimentara le coloqué en la jaula diez
ejemplares vivos de un coleóptero (Ligyrus sp.) y algunas imágenes, tam-
bién vivas, de un esfingido (Gelerio sp.): al octavo día se había comido
los coleópteros pero no los esfíingidos. Después coloqué en la jaula diver-
sos insectos y pude notar que en cuanto los sentía moverse se los tragaba
enteros. En seguida se subía al tallo, se colocaba estirado en él y quedaba
inmóvil. Esta inmovilidad duró una vez nueve días. Después ha comido
abejas vivas de diversas especies, langostas y muchos otros insectos.
En diciembre (1915) coloqué en la jaula un ejemplar vivo de otro rep-
til que también se denomina aquí « matuasto » (Gymnodactylus horridus
Bunm.); éste medía 136 milímetros de largo. En cuanto el Liosaurus Belli
vió al nuevo huésped se precipitó sobre él, lo tomó con la boca, del medio
cuerpo, lo dobló y empezó a tragárselo. Hasta la noche de ese día se vela
todavía la cola y la punta del hocico del Gymnodactylus asomadas en la
boca del Liosaurus. Al día siguiente amaneció con el vientre abultado y
permaneció veintidós días sin tomar ningún otro alimento y sin cambiar de
sitio en el tallo de Atriplex. Después volvió a mostrarse con gran apetito.
Durante la noche y en las primeras horas de la mañana no muestra ac-
tividad alguna. El 12 de junio se aletargó después de haberse enterrado
- en la arena el día anterior. Pasó aletargado hasta los primeros días de
septiembre. En 1917 no se ha enterrado, pero ha pasado algo aletargado
desde junio hasta mediados de agosto. Parece estar mucho más gordo y
sano que cuando ingresó al cautiverio. Á juzgar por el color lo considero
macho.
Acompaña a esta nota un ejemplar de Liosaurus Belli conservado en
alcohol, que dono a la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales.
COMUNICACIONES 115
JEAN BRETHES, Description d'une nouvelle «Dexiinae» argentine (presentée par
Cu. Lizer).
U
Dans un récent voyage a Córdoba, M. le Ministre d'Agriculture,
Dr. H. Puexrrevóx recueillit une mouche quí m'a été remise parl'inter-
mediaire de M. Cmarzes Lizer pour étre étudiée.
C'est une Dextinae quí ne correspond a aucune des huit déjáa connues
de ce pays, ni aux restantes que l'on connait.
Je la décrirai donc, la dédiant á S. E., M. le Ministre H. PueYrREDÓN.
Hystrichodexia Pueyrredoni Brernes, n. sp.
d' Long. : 13mm. La téte et le thorax ont une pubescence gris-jauná-
tre tandis que l'abdomen est plus franchement noirátre. Les ailes ont un
teint un peu enfumé. La pipette est noire, les palpes et les antennes d'un
rouge testacé. Les tibias ont une région médiane rougeátre. Les ailerons
sont blanchátres et les haltéres bruns avec la massue claire. La face est
d'un blanc jaunátre. Le front est noirátre, peu á peu el franchement élargi
vers la base des antennes. Les orbites ont une file de macrochétes noires
quí termine au niveau de la base des antennes. Celles-c1 sont courtes, dé-
passant á peine la moitié de la face. La quille de celle-ci est légérement
marquée au */, supérieur.
La pipette n'atteint pas en longueur la hauteur de la téte; les palpes
ont á peu pres la moitié de la longueur de la pipette. Soles dc 2 avant et
3 apres la suture. Trois soles sternopleurales disposées en un triangle sca=
léne dont le cóté le plus long est en haut. Ecusson : 2 soies discales éga-
les aux deux postérieures; les soies basale et préapicale sont plus fortes.
Deuxiéme et troisiéeme segments de l'abdomen avec huit soies discales
chacun en deux files. Le dessous des fémurs antérieurs avec abondance
relative de poils fins et longs.
La soie costale alaire peu distincte; quelques soles á la base de la /”*
veine longitudinale. Le coude de la 5”" veine est arrondi, sans appendice.
La veine transverse postérieure est légérement bisinuée, d'abord en de-
dans puis en dehors. -
Il est plus que probable que cette mouche soit utile, devant vivre com-
me parasite de larves de lépidoptéres.
116 PHYSIS (IV, 1918)
Resumen de otras comunicaciones
C. LIZER y L. DELÉTANG, Presentación de la segunda serie de objetos usados por los indígenas
del oriente y norte de Bolivia.
Los señores Lizer y DeLérave mostraron numerosas piezas más o menos semejantes
a las de la primera serie, pero que han pertenecido a tribus distintas, como las de los
Sirionos, Guarayos, Yuracareses, Chimanes, Chacobos y Caratianeses, e hicieron notar
que de estos últimos indígenas no se conocía hasta el presente ningún objeto de uso.
La colección tiene algunas piezas de verdadero valor, entre otras, una serie de ha-
chas de piedra procedentes de túmulos de Trinidad y Loreto. Llamó también la aten-
ción un cráneo de indio siriono, el primero que se conoce de esta raza.
JUAN W. GEZ, Nuevos hallazgos de fósiles en el río Santa Lucía (Corrientes).
El autor informó brevemente sobre el descubrimiento de una valiosa serie de dien-
tes de Toxodon que han sido estudiados por D. CarLos AMEGHINO.
Se dió cuenta además de la recepción del siguiente trabajo que aparece como artí-
culo en el presente número :
Exrique Lywcn ArribárzaGa, La langosta voladora de Colombia y Venezuela.
SESIÓN DEL 23 DE FEBRERO DE 1918
Presidida por F. PasrorkE, presidente
Presentes : C. Amecuixo, G. Bowaretr, J. Boso, E. be Cartes, L. Deréraxc, M.
DorrLLo-Jurano, €. FieBriG, E. L. Hormberc6, €. €. Hosseus, Sra. J. D. be KvxBurc,
C. Lizer, J. FE. Morrivo, E. FE. Oures, J. A. Samuerzs, P. Seré, M. Vicnarr.
El Sr. CarLos FirBrIG, director del Museo y Jardín Botánico de la
Asunción, especialmente invitado a la sesión, expuso en sus detalles prin-
cipales el plan de la importante institución creada en el país vecino, 1lus—
trando sus aspectos más interesantes con una numerosa serie de foto-
grafías. E
Al terminar esta exposición, cuyo extracto damos más adelante, el
presidente felicitó al Sr. FreBriG en nombre de la Sociedad por la reali-
zación de una obra tan importante y del mayor interés para la historia
natural del Paraguay, obra cuya realización entre nosotros es desde
hace tiempo una aspiración, e hizo votos por que ella encuentre el apoyo
que merece de parte de las autoridades y de la sociedad de la Asunción, a
la vez que le manifestó que podrá contar con la cooperación de muchos
naturalistas argentinos.
El Sr. FiebriG agradeció estas expresiones y dijo que uno de los princi-
COMUNICACIONES 117
pales objetos de su viaje era el de entablar relaciones con las instituciones
cientificas de Buenos Aires.
CARLOS FIEBRIG, Organización del Museo de Historia Natural y Jardín Botánico
de Trinidad (Paraguay).
Es éste un instituto sul generis en cuya instalación se ha tratado de
aprovechar, en la forma más completa posible, la naturaleza local; de este
modo se aspira a reunir en un solo establecimiento las varias disciplinas
de las ciencias naturales, estrechando sus relaciones y colocándolas sobre
una base única. Sus fines son botánicos, zoológicos y esencialmente bio-
lógicos.
Se ha destinado al efecto un extenso terreno situado a y kilómetros de
la Asunción. Su posición es inmejorable; está ubicado entre el Río Para-
guay y el ferrocarril central, y ofrece un magnífico panorama hacia la
ciudad. Lo que da especial valor a este terreno es su exuberante vegeta—
ción de parque natural y su variada topografía, con la correspondiente
diversidad de formaciones florísticas.
En las 450 hectáreas que comprende el parque se están haciendo agru-
paciones de especies típicas características de los distintos ambientes, en
la forma más natural e instructiva, con lo que se logrará representar en
pequeño la flora del Paraguay y regiones limítrofes, no excluyéridose dis-
posiciones ulteriores para la formación de grupos sistemáticos que con
tengan también especies exóticas.
Para mostrar cómo se presta la fracción elegida para realizar este vasto
plan, basta decir que en un lago del parque hay centenares de ejemplares
de Victoria cruziana y que la vegetación selvática es tan rica que pueden
hallarse en la superficie de una hectárea más de 4o especies de árboles y
otras tantas lianas, de modo que con sólo clasificar y rotular las plantas
inmediatas a los caminos, se realiza un trabajo tan importante como sen—
cillo.
Al mismo tiempo se han distribuido las reclusiones de los animales de
acuerdo con sus ambientes correspondientes ; los venados, por ejemplo,
disponen de una fracción con bosque y campo; los jabalíes o chanchos
del monte y los antas o tapires habitan una isla de monte húmedo con
bañado natural; las aves zancudas y los yacarés ocupan un estero, y los
monos lo mismo que los tigres están alojados en el bosque.
A las agrupaciones de material viviente se agregan las colecciones del
Museo de Historia Natural instaladas en dos edificios de estilo colonial,
antigua residencia del general López.
118 PHYSIS (IV, 1918)
La sección botánica tiene por base un herbario de la flora paraguaya
coleccionado por mí durante los años que precedieron a la creación del
instituto, y a su frente se halla el Sr. Teoporo RoJas, antiguo coleccio-
nista del Dr. Hassrer.
Existen además una sección biológica, una pequeña de maderas y fru-
tos, y un modesto laboratorio. E
Las colecciones de la sección zoológica, han sido preparadas en su ma-
yor parte con gran competencia y arte por el Sr. ALgeRrTo MeErkLE, que
está ahora en el Museo de La Plata. Forman parte de las existencias del
Museo las valiosas colecciones donadas con motivo de su fundación por el
Museo Nacional Buenos Altres.
Además de los gabinetes de trabajo de estas secciones hay un laborato-
rio químico donde ahora se estudian algunas fibras de especies indígenas,
cuyos resultados publicará en breve el jefe del mismo, Sr. F. Rar.
Es particularmente interesante la reciente instalación de una pequeña
estación biológica en un laguito, al estilo de aldea lacustre, que servirá
preferentemente para investigaciones de la flora y fauna limnológicas y
del plancton.
El instituto procura la solución más práctica y completa de ciertos pro-
blemas de carácter agronómico y presta ya importantes servicios a la en-
señanza secundaria y superior, habiendo llegado los estudiantes universi-
tarios a efectuar en sus laboratorios trabajos histológicos con materiales
por ellos recogidos.
Para dar una información más completa, mencionaré también algunas
de las disposiciones de carácter práctico. A estos fines se ha formado un
programa para el aprovechamiento de los productos del instituto. El pas-
toreo de animales en los prados permitira la formación de una pequeña
cabaña. :
Constituirá una de las secciones fundamentales el criadero de plantas,
dedicándose especial atención a los árboles frutales.
Sirviendo así el instituto, con sus numerosas secciones, a fines cientifi-
cos a la vez que económicos, teóricos y prácticos, ofrece también en su
conjunto una hermosa base para variados juegos gimnásticos y diversio-
nes públicas, proporcionando en forma amena conocimientos concretos
sobre la naturaleza del pais.
El desarrollo de los caminos ya trazados en el parque excede de 20 ki-
lómetros, y uno de ellos, de 3000 metros de longitud, atraviesa todo el
establecimiento desde su puerto sobre el río Paraguay, hasta la estación
Trinidad del ferrocarril.
COMUNICACIONES 110
M. DOELLO-JURADO, Nota preliminar sobre la presencia de algunas especies de la
fauna magallánica frente a Mar del Plata.
Durante los dos primeros viajes que el crucero « Patria» de la Armada
Argentina, realizó en 1914 bajo el comando del actual capitán de fragata
D. Peoro S. Casar, para el relevamiento hidrográfico del litoral de la
provincia de Buenos Aires, tuve oportunidad de hacer, en comisión del
Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires, una colección bas-
tante variada de organismos marinos, de algunos de los cuales me he ocu-
pado en otras Ocasiones.
Entre ellos se encuentra un conjunto interesante, aunque reducido en
cuanto al número de especies, que presento ahora. Procede de un lance
de rastra a los 3840" latitud S. y 56%00” longitud W. de Greenwich,
por go metros de profundidad, el 6 de marzo de 1914, a las 11 a. m. Son
todos, pues, animales de fondo, fijos o no.
Esperaba desde entonces obtener algunas otras muestras de aquella
fauna, del mismo punto o de otro cercano, a fin de ampliar el número de
especies y de ejemplares, reducidos a veces a uno o dos, y poder dar así
una enumeración más completa, con la colaboración de otros colegas.
Confiamos para ello en la ayuda, que en estos últimos tiempos ha sido
tan eficaz como generosa, de algunos barcos de la Armada ; pero mientras
se presenta la ocasión de poder realizarlo, parece conveniente adelantar
esta noticia preliminar, dejando para entonces un informe más detallado.
En el citado conjunto hay representantes de diversos tipos de Inverte-
brados, de entre los cuales mencionaré aquí especialmente los Moluscos
y los Braquiópodos, que, aunque no muy numerosos, ofrecen interés.
Moluscos
N* 1. Scalaría magellanica Pur.
Un ejemplar vacío, en regular estado de conservación, pero que per-
mite identificarlo perfectamente con la forma típica de la especie, bien
conocida de la región magallánica.
N* 2. Argobuccinam cancellatum (Lam.) (= Triton cancellatus Lam.).
Dos lindos ejemplares con el animal. La especie se conoce sólo del ex-
tremo sur. El Museo Nacional posee ejemplares del Estrecho de Magalla-
nes y de cerca del Gabo de Hornos.
120 PHYSIS (1V, 1918)
N* 3. Euthria plambea (PuuL.).
Refiero a esta especie un ejemplar único algo imperfecto. Todas las es-
pecies de este grupo son propias de la región magallánica.
N/A. Urosalpinx aff. crispus (Cournoux).
Sólo dos ejemplares vacios, cuya exacta determinación resulta difícil,
no por su estado de conservación, sino por la falta de material de compa-
ración del extremo sur, y por el gran número de especies que StreBEL ha
descrito como nuevas, de aquellas regiones. Este autor refiere estas for-
mas a Trophon: pero siguiendo la opinión de H. v. Imenive y otros espe-
cialistas, las refiero a Urosalpinx. Las especies afines de U. crispus son
todas de Magallanes y de la costa oriental de Patagonia.
N* 5. Voluta sp.
Un ejemplar único, demasiado joven y en parte corroído, para permilir
su identificación. Mide 23 milímetros de longitud por 11 de anchura, y
exhibe cordoncillos espirales regulares, pero no tubérculos ni costillas
axiales.
N* 6. Pecten patagonicus K1x6, var.
Numerosos individuos con el animal.
Estos ejemplares no son bien típicos, a juzgar por las descripciones y
figuras de los autores (SowerbY, Thesaurus, 1, p. 54 [1842]; Reeve, Con.
1con., VIII, Pecten, n* 110. 1853) y por unos escasos ejemplares de P.
patagonicus de Magallanes que tengo a la vista. Las valvas son más del-
gadas, acentuadamente inequilaterales y menos convexas ; pero falta saber
cuáles son los límites de la variabilidad individual en esta especie que no
ha sido suficientemente estudiada. Todos los autores modernos, después.
de los mencionados, se han limitado a citarla en sus enumeraciones. Se
sabe que la variabilidad suele ser muy grande en los Peclen, como suce-
de en la especie que se considera el representante de ésta en el Atlántico
norte, P. islandicus Cuemx. No es posible, por ahora, resolver la cuestión
por la escasez de buenas series de ejemplares para comparación, de la
Patagonia autral y de Tierra del Fuego.
La forma típica de P. patagonicus fué descubierta por el capitán Pn.
Kixc durante los viajes del « Adventure » y del « Beagle » (1826-1830)
y descripta por el mismo en una diagnosis sumamente breve (Zool. Jour-
nal, V, 337. 1832). Sus ejemplares procedían de « varios lugares en el
Estrecho de Magallanes ». Se conoce también, por el Pacífico, hasta Ghi-
loé y por el Atlántico se ha señalado en la parte sur de Santa Cruz y en
COMUNICACIONES 121.
las Islas Malvinas. M. A. Bavax (Journal de Conchyliol., tomo 54, p. 5.
1906), según datos trasmitidos por M. LamiLte, y que este autor me ha
confirmado verbalmente, hace alcanzar la distribución de P. patagonicus
hasta los 382 lat. $S., esto es, hasta la altura de la ciudad de Mar del
Plata ; pero no indica la longitud ni la profundidad.
Debo hacer notar que en los lugares donde se halló este Pecten, en los
viajes del « Patria », no se encontraba Pecten tehulchus v'OrB., que vive en
la región más próxima a la costa hasta por unos 4o metros de profundi-
dad, donde en cambio no se hallaba el anterior.
Puedo asegurar mientras tanto que los ejemplares de Pecten que he
recogido en Golfo Nuevo; frente a Puerto Madryn, por profundidades de
0-70 metros, coinciden perfectamente con los del « Patria ». Esto hace
suponer que se trata de una forma distinta del P. patagonicus típico.
Braquiópodos
Un hermoso y grande ejemplar de Magellania venosa (SoL.).
Además de las citadas especies, se pueden mencionar otros Inverte—
brados.
Entre los Crustáceos, un Carripedio del género Scalpellum.
Entre los Equinodermos, un curioso y muy característico Holoturiocideo,
Psolus ef. antarcticus PmiL., adherido a Pecten. También un erizo de mar
del género Cidaris, que presenta muchas afinidades con Cidaris (Aus-
trocidaris) canaliculata (Acasstz), especialmente en la forma de sus poros
ambulacrales, tales como han sido representados por MortENsSEN (1).
Una Esponja silicea monoactinélida recubría abundantemente las val-
vas del citado Pecten. Se obtuvieron, además, algunas Ascidias y Ac-
tinias.
Como se advierte fácilmente. estos organismos presentan, sobre todo
considerados en su asociación natural afinidades bien claras con la fauna
magallánica. Debe recordarse que se entiende esta expresión en su senti-
do zoogeográfico, que comprende, no sólo el Estrecho, sino las regiones
vecinas, incluyendo por la parte atlántica las islas Malvinas y una parte
no bien determinada aun de las costas de Patagonia, según lo he hecho
notar recientemente (2); pero que probablemente alcanza al lerritorio de
(1) Wiss. Ergebn. d. schwed. siidpol. Exped., B. VI, l, pág 14.
(2) M. Doruto-Jurano, Notas sobre Acanthina calcar (Martyx). PHYSIS, t. II, pág. 278, 1917.
122 PHYSIS (IV, 1918)
Santa Gruz y parte del Chubut. El Braquiópodo mencionado llega hasta
el golfo San Matías, según el Dr. F. Lamuzr.
En otra localidad más septentrional, por los 37921' latitud sur y 559/44”
longitud oeste, a unos So metros de profundidad (febrero 17 de 1914,
9.30 a. m.), el « Patria » obtuvo el mismo Pecten (también muchos ejem-
plares vivos), Psolus cf. antarcticas y el mismo Scalpellum.
Corresponde recordar aquí que la expedición sueca del « Antarctic » diri—
gida por el Dr. Orro NorDENSKJOLD (1901-1903), hizo una estación (n? 2)
en los 37%50/ latitud sur y 56%11' longitud oeste, a 100 metros de pro-
fundidad (23 de diciembre de 1901). H. SrreBeL ha estudiado los Gas
trópodos (1) obtenidos en este lugar, y es interesante comparar sus resul- -
tados en los del « Patria ».
Las especies citadas por StrEBEL, en dicha estación, son las siguientes :
N* 1. Euthria (Glypteuthria) contraria SrreBeL 1908 [= Anlistreptus
magellanicas DarL 1902].
No 2. Voluta Martensí STREBEL.
N* 3. Voluta magellanica Rurve-SrrebeL [= Vol. ancilla SOLANDER ef
Auct., nec Vol. magellanica Lamarck-Datz et Auct. 1].
N* 4. Trophon geverstanus PaLtas.
N* 5. Calyptrea costellata Pm. [=C. pileus Lam.].
N* 6. Vatica soluta GouLb.
N* 7. Calliostoma Nordenskjóldí STREBEL.
No 8. Calliostoma Anderssoni STREBEL.
De la lista anterior, la especie número 1 se conoce, aparte de la locali-
dad mencionada, sólo del Estrecho de Magallanes ; la número 2, del Estre-
cho, de Ghile, y, dudosamente, del Perú; las especies números 3, 4,5 y 6
del Estrecho y de diversas localidades de la costa de Patagonia, hasta el
Río Negro; las números 7 y 8 son especies nuevas, conocidas únicamente
de aquella localidad, pero que presentan afinidades con especies congéne-
res de la provincia de Buenos Aires y del norte de la Patagonia.
El resultado principal que surge de esta comparación, es que en aque-
llas latitudes y por profundidades de 80 a 100 metros, se encuentran es-
pecies como Argobuccinam cancellatam Lam. y Antistreptas magellanicus
DazL, conocidas sólo del Estrecho de Magallanes, juntamente con otras
que se extienden a lo largo de las costas de Patagonia, pero que viven
también en el Estrecho y Tierra del Fuego.
(1) Wiss. Ergebn. d. schwed. siidpol. Exped., 1901-1903. B. VI, 1, 1908. Los demás Molus-
cos de esta expedición no han sido publicados hasta ahora (1918).
o)
Comun1CACIONES 12
Inversamente, ni el «Patria» ni el «Antarctic», han hallado alli especies
propias de las costas de la provincia de Buenos Aires. Los dos Calliostoma
descritos por SrkrEBEL son semejantes, pero no iguales, a otras especies
bonaerenses y patagónicas.
Las estaciones hechas por el « Patria» en profundidades menores, más
cerca de la costa y hasta por 4o-50 metros, fueron bastante numerosas y en
ninguna de ellas se hallaron las especies de moluscos que acabo de enu—
merar, ni tampoco otros Invertebrados tan fácilmente reconocibles como
Scalpellam, Cidarts, Psolus, etc.
Ahora, comparando entre sí los resultados obtenidos por los dos bar-
cos, es digno de notarse que no hay ninguna especie común a ambos, a
pesar de la relativa proximidad de las tres estaciones. Este hecho no pa-
rece susceptible sino de una interpretación, y es que en aquellas latitudes
y profundidades, debe existir un número muy elevado de elementos de la
fauna béntica austral.
El Dr. StreBeL parece no haber fijado su atención en el carácter de
las especies de Gastrópodos obtenidos en la estación 2 del «Antarctic». Por
el contrario, en los cuadros de la distribución comparada de las especies
que el autor da al final de su monografía, hace aparecer a las de aquella
estación como habitantes de la « región de la costa » del norte de la Ar-
gentina y de Patagonia. El que guiándose sólo por aquellos cuadros qui-
siese formarse una idea de la distribución de estos moluscos, sería induci-
do a pensar que ellos se encuentran juntos con las especies propias de la
costa o de las pequeñas profundidades próximas a ella, lo que en el estado
actual de nuestros conocimientos, no es admisible.
Recordaré también que el «Albatross », barco de la Comisión de pescas
de Estados Unidos, muy conocido por sus importantísimas investigaciones
de biología marina, sacó, en los 37257' latitud sur por unos go metros de
profundidad (sin indicación de longitud), una de las especies ya citadas,
Antistreptus magellanicas DaLr (1).
Es necesario tener presente, cuando se trata de nuestra fauna marina,
la gran anchura que aquí tiene la meseta continental. Para la primera
de las estaciones del « Patria» que he mencionado (38%40' $. por 56%00'
W.), la distancia de la costa sobre el mismo paralelo es no menos
de unos 2/40 kilómetros (130 millas), a pesar de que la profundidad es
sólo de go metros. Para la segunda de las localidades del mismo barco
(37221 S. por 55944 W.) la distancia viene a ser unos 110 kilóme-
(1) War. H. Dat, Report on the Dredging Operations, by the U. S. Fish Commission Sleamer
« Albatross » en Bull. Museum Gompar. Zoology, vol. 13, n* 6, pág. 315, Cambridge, Mass., 1908.
12% PHYSIS (IV, 1918)
tros (60 millas), para $0 metros de profundidad, y para la estación nú-
mero 2 de la expedición sueca ( 37%50' 8. por 5611” O.), tenemos una
distancia de unos 98 kilómetros (53 millas) (1).
A pesar de ello, nos hallamos todavía, en los lugares citados, bastante
lejos del «borde de la meseta continental » (continental edge de Murray),
que, como es bien sabido, está a unos 200 metros de profundidad y, por
lo tanto, a una distancia hacia el oriente, mayor aun que la que media
entre aquellos lugares y las costas de la provincia de Buenos Aires.
Los datos que se han expuesto son, sin duda, insuficientes para poder
deducir conclusiones generales absolutas. No puede excluirse, por ejem-
plo, la posibilidad de que algunas de las especies mencionadas se
hallen en ciertos puntos de las costas de esta provincia; pero no consta que
esto haya sucedido hasta ahora. Del mismo modo, es verosímil que algu-
nos de los organismos costaneros se halle en aquellas profundidades de
80-100 metros. Es también muy probable que en las profundidades in-
termediarias de 40-70 metros se encuentren reunidos algunos represen
tantes de ambas categorías de especies, en las regiones limitrofes entre
las dos zonas. Deberán también tenerse en cuenta las particularidades del
relieve del fondo submarino, y la naturaleza del mismo en las diversas
localidades, sobre lo cual hasta ahora se tienen noticias excesivamente
escasas.
Investigaciones ulteriores nos dirán, pues, cuál es el grado de genera-
lidad que puede darse a las conclusiones expuestas; pero es muy proba=
ble que ellas han de subsistir, en su parte esencial, por las pruebas, tan-
to afirmativas como negativas, en que están fundadas.
Es claro que del punto de vista general de la oceanografía biológica,
no es raro que a una profundidad mayor se hallen representantes de
una fauna propia de mares más fríos; pero aquí no se trata el asunto
desde ese punto de vista, sino del caso regional y concreto que se refiere
a esta zona, muy limitada, del océano Atlántico.
Será interesante también, en este sentido, relacionar estos datos biogeo-
gráficos con la corriente fría de las Islas Malvinas, o « corriente de Falk-
land », y luego comparar estos organismos del Benthos, con los del
Nekton y del Plankton de esas mismas aguas, esto es, el conjunto de
seres vivientes que nadan libremente en ellas o que se dejan arrastrar por
las corrientes, en la superficie o debajo de ésta. Esta clase de organismos
ha de proporcionar valiosos puntos de referencia.
(1) Debo agradecer a los señores oficiales de la División de hidrografía del Ministerio de Ma-
rina el cálculo de estos datos.
COMUNICACIONES 120
to
or
Por otra parte, conviene llamar la atención sobre la presencia, en
aquellos fondos, de un marisco comestible, el Pecten citado, que se halló
en gran abundancia en las dos estaciones de nuestro barco. Es un dato
que puede tener utilidad práctica.
Por la presente noticia, aunque muy breve e incompleta, se puede
ver al menos cuán valiosa e interesante cosecha promete el estudio físico
y biológico de la meseta continental argentina, cuya excepcional am-
plitud y suave declive hacen de ella una especie de pampa submarina
que ofrece a la explotación racional y sistemática riquezas quizá compa—
rables a las de la verdadera pampa.
ENRIQUE DE CARLES, Los vestigios industriales de la presencia del hombre ter-
ciario en Miramar.
He acompañado a D. Carros Amecnivo en una excursión a la renom-
brada zona del litoral marítimo, cuya geología y fauna paleontológica nos
hizo conocer FLoreNrixo ÁmeGuHINO en una notable monografía (Anales
del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Altres, t. 10, 1908, pág.
343 y siguientes) sobre los sedimentos de la región litoral de Mar del Pla-
ta y Chapalmalan, en el cual aquel sabio dijo : (página 345) : « He descubier-
to una fauna completamente nueva, la chapalmalense, y he recogido nume-
rosos materiales referentes al hombre o su precursor. » Son públicos los
hallazgos que se han producido desde entonces; el fémur de un Toxo-
dóntido con una punta de arma de cuarcita implantada en su trocánter,
bolas, cuchillos, etc., así como las tan discutidas escorias, productos pi-
ricos de origen antrópico y otros objetos, todos los que fueron motivo de
examen sobre el terreno y de juicios favorables de varias comisiones de
hombres de ciencia y estudiosos. Nunca formé parte de aquellas cruzadas
de observadores, pero invitado ahora por D. Carros AMEGHINO a visitar
la interesante localidad, he podido apreciar sobre el terreno la diferencia-
ción de los horizontes Chapalmalense y Ensenadense; su discordancia
cierta señalada ya por FLoreENTINO ÁmEGuHINO, su descubridor, es evidente,
y yaciendo el Ensenadense en las barrancas al norte de Miramar sobre el
Chapalmalense en hondonadas que, al rellenarse, han nivelado el suelo de
la meseta, se ven ahora, al recorrer aquélla, trechos de uno u otro ho-
rizonte con sus fósiles respectivos y asimismo las toscas características de
aquellos pisos de las que ya Ámecmixo (ibid. pág. 370), hizo notar su
diferenciación.
Efectivamente: obsérvanse en el Chapalmalense sus toscas, secunda-
rias respecto de la formación, en concreciones ramificadas muy frágiles,
3 PHYSIS (IV, 1918)
de naturaleza geódica, cuyo núcleo es de una caliza micro-cristalina, al
parecer de carbonato de cal bastante puro; en tanto que todas las toscas
pampeanas y muchas araucanas son bien conocidas por su dureza va-
riable, según las proporciones de la mezcla de caliza, arena silícea y
arcilla. |
Separa asimismo a ambos pisos un largo período de denudación, du-
rante el cual parece que las corrientes de aguas corrían de este a oeste
cuando la tierra firme de la meseta araucana, que aún se ve con la baja
marea, avanzaba muy adentro de lo que hoy es el Atlántico meridional.
¡ Y esas tierras fueron indudablemente en aquel remoto geológico habita-
das por el hombre! En la excursión fuí testigo de varios hallazgos en los
sitios adonde fuí conducido por D. CarLos AMEGHINO en compañía
del viejo buscador de fósiles en las barrancas de aquella costa D. Loren-
zo Paropr. Asi, he tenido ocasión de ver poco después del arroyo de Las
Brusquitas, al norte de Miramar, un fogón recién descubierto cuyo suelo
presentaba su superficie de loes convertida en ladrillo y sobre el que aflo-
raban entre el loes las escorias, pero para que no cupiera duda de que es-
tábamos en presencia de un fogón y no de una quemazón, debida a otra
causa natural, entre las escorias superpuestas y el loes, existían trozos
cocidos, que sin duda al remover aquellos hombres el suelo de un más viejo
fogón los arrancaron para ahondarlo y quedaron así mezclados entre la
nueva escoria y loes que cubrían el piso del citado fogón.
Ciertamente podrán existir escorias en extensiones grandes o chicas
que sean efecto de quemazones producidas por causas naturales en sitios
donde existieran las mismas u otras plantas alcalinas y silicosas que el
hombre empleara en sus fogones; pero estos de Miramar y también
los de Monte Hermoso circunscriptos a pequeñas superficies, con restos
de animales extinguidos y vestigios de las mismas plantas, que sirvieron
al efecto, es evidente que fueron la obra del hombre terciario.
Ahora debo relatar otros nuevos hechos observados en mi presencia en
la brevísima excursión a que me refiero : 1? En una barranca en destruc—
ción asomaba un trozo de cuarcita que luego vimos era trabajada a modo
de cuchillo; su superficie estaba cubierta por delgadísima cutícula de
loes que la lluvia caída en días anteriores había arrastrado de la parte alta
de la barranca, pero el objeto firmemente enterrado en el loes no removido
subyacente, no dejaba duda de que fuese primario en su yacencia, y, por
lo tanto, de natural enterramiento en el Chapalmalense; 2” Cavando en
mi presencia D. CarLos Ame6GHiNOo en una barranca de durísimo sedi-
mento loésico chapalmalense, matizado de infiltraciones dendríticas de
vivianita, el pico chocó con una piedra de las que pertenecen a la técnica
COMUNICACIONES 197
de la « piedra hendida » tan característica en aquella zona; las condicio-
nes de yacimiento del primitivo utensilio no podían ser más demostra-
tivas del natural enterramiento sincrónico con la formación del loes cha-
palmalense; 3” Después de practicar una pequeña excavación en otro
lugar próximo, pero en el mismo sedimento, ÁmeGHINO notó y me hizo
ver que al remover aquél había aparecido entre la tierra recién removi-
da una cuarcita de dos puntas labradas, convexa en un lado y plana en
el otro, del todo parecida a la que está implantada en el citado fémur del
Toxodon de Miramar. Todos estos hechos, añadidos a los ya observados
por otros especialistas, y principalmente por los hermanos AMEGHINO,
no me dejan lugar a duda que revelan la presencia del hombre en el piso
Chapalmalense de Miramar.
Ahora queda en discusión la época a que pertenece el terreno donde se
han hecho tan singulares hallazgos. Según mi entender, habría que ad-
mitir a priori, que el hombre ha debido llegar a su evolución como tal,
en alguno o algunos puntos de la tierra en donde haya hallado condicio-
nes favorables para su existencia. No veo inconveniente para que esto
fuese aquí, puesto que sabemos que el continente sudamericano ha sido
ya tal en el Mioceno superior, cuando Europa era aún una región en parte
insular. Y ahora, si consideramos que en Florida (América del Norte)
la fauna sudamericana ha penetrado en el Plioceno medio, pues sedimen-
tos marinos pliocenos (según todos los geólogos norteamericanos) cubren
a los que contienen aquella fauna y sólo desde entonces hay con cet-
teza allí representantes sudamericanos, pues no se puede tener en cuenta
Sinclatria oregoniana, que bien puede ser un descendiente de formas que
penetraron de Sud a Norte América en el Gretáceo más superior, origi-
nando las capas del Eoceno basal de Puerco; que, por otra parte, en Amé-
rica del Norte, entre los géneros pliocenos de origen sudamericano no
hay ninguno que sea exclusivo de la formación Araucana (miocena) como
ser : Heminegetotherium, Pachyrucos, Xotodon, Promacrauchenia, Telras-
tylus, Dicoelophorus, Plaxhaplus, Macroeuphractus, etc., ni tampoco pe-
netraron allí otros como £istriodon ni Chapalmalanta, quedeben proceder
del viejo continente, pues del primero de estos géneros no existen repre
sentantes en Norte América y del segundo sólo hay allí lejanos descen-
dientes : Arclothertam ya en el Pleistoceno; los Gliptodontes, Mylodontes
de Florida, Méjico y Texas, y el Clamidoterio del Plioceno de Florida,
deben corresponder sincrónicamente a nuestros horizontes pampeanos más
antiguos, y, según lo antedicho, al Plioceno medio (no más moderno),
en cuyos depósitos equivalentes también se ven representantes seguros
de origen norteamericano, como Auchenia y Equus.
198 PHYSIS (1V, 1918)
Asi los hechos, nuestros restos industriales humanos de Monte Her-
moso y Chapalmalan, deben tener su ubicación estratigráfica más proba-
ble, entre el Mioceno superior y el Plioceno, y esto no será de extrañar si
se considera que desde el Puelchense hasta los aluviones modernos aún
vivieron en nuestro continente varias lfaunas sucesivas.
Resumen de otras comunicaciones
CARLOS LIZER, Presentación de objetos hechos por los mestizos e indígenas reducidos del orien-
te boliviano.
Continuó el Sr. Lizer exhibiendo colecciones reunidas en su reciente viaje. En las
sesiones anteriores se ocupó solamente de los objetos pertenecientes a las tribus salva-
jes o que viven aún en tolderías, conservando sus costumbres; en ésta presentó una
serie de piezas hechas por los indígenas ya incorporados a la vida civilizada y por mes-
tizos. Entre ellas pueden citarse dos «chuspas» (bolsitas de lana para llevar dinero,
elc.) con elegantes dibujos de colores vivos, adornados con «illas» (moneditas de plata);
sombreros y cigarreras tejidos con las palmas «sacho»; un vaso de «palo santo»;
tinajitas, peines construídos con la caña « chuchio» (Arundinaria), etc.
Luego se dió cuenta de los siguientes trabajos que se publican como artículos en el
presen te número:
Rewato Sawziy (Mendoza), Las plantas invasoras de los cultivos de los alrededores de
Mendoza (presentada por M. Dorro-JuraDo).
CarLos Ámecmixo, Sobre las últimas invesligaciones y resultados relativos al hombre fósil
en Miramar.
Loxcros Navás (Zaragoza, España), Nuevos insectos neurópteros de la República Ar-
gentina (presentada por el presidente).
MOVIMIENTO SOCIAL
Primera reunión nacional de la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales.
Habiéndose allanado las dificultades con que, según hemos advertido
a los señores adherentes, se tropezó para la obtención de los fondos, se ha
procedido ya a la distribución de las memorias científicas para su impre—
sión, que se procurará terminar en el más breve plazo posible.
Los colaboradores que por cualquier razón no hubiesen entregado los
trabajos presentados en la Reunión de Tucumán, deberán remitirlos cuanto
antes, si desean que sean incluidos en el volumen que se prepara.
La presente nota es la única advertencia que se hará para este fin.
La reunión de Tucumán y la revista de una sociedad extranjera (1).
En vista de que la « Sociedad Científica Alemana » de esta capital ha
vuelto a hacer en su revista (2), una publicación en que se pretende des-
mentir algunas de las afirmaciones contenidas en la nota de esta sociedad
de fecha 21 de mayo de 1917, y teniendo en cuenta además la expresión
descortés con que la dirección de esa revista acompañó dicho artículo, la
Comisión Directiva de la S. A. G. N., de acuerdo con la Comisión Orga-
nizadora de la Primera Reunión Nacional, ha resuelto ratificar en todas sus
partes las declaraciones anteriores, suspender el canje de publicaciones y
hacer constar que no autoriza la publicación de los resúmenes de las Co-
municaciones de esta sociedad en la forma en que lo ha venido haciendo
aquella revista.
Nuevos socios activos.
Después de la publicación de la lista de miembros de la sociedad que se
ha hecho en el número anterior, han ingresado los siguientes socios acti-
(1) Los antecedentes de este asunto pueden verse en PHYSIS, t. II, p. 293.
(2) Zeitsch. d. deutschen wiss. Vereins, Heft 4, p. 215-217, Buenos Aires, 1917.
PHYSIS. — T. IV 9
130 PHYSIS (1V, 1918)
vos : Francisco Barcorrr, La Rioja; Lucas KracLievicn, Capital; Juan
R. Bazz, Concepción del Uruguay, Entre Rios; GaBrIEL Antrua, Capital
y Rexaro Saxzix, Mendoza.
Subscripción entre los socios de la S. A. C. N.
Con el objeto de aumentar el fondo destinado a la publicación de esta
revista, la Comisión Directiva ha resuelto abrir una subscripción cuyo
resultado es ya satisfactorio. La lista se halla en secretaría a disposición
de los que deseen anotarse. En el próximo número de esta revista se dará
a conocer el monto de lo recolectado.
Personales.
*** Tenemos la satisfacción de anunciar que nuestros consocios Sres.
ILperoxso €. Varruone y ÁneeL Braxcmt Liscnerrr, han sido designados
recientemente profesores suplentes de Botánica y de Zoología, respecti-
vamente, en la Escuela de Farmacia de la Facultad de Ciencias Médicas
de Buenos Aires.
*** A fines del año pasado el Ministerio de Instrucción Pública de la
Nación aprobó el nombramiento de académico recaído en el Dr. Carros
Curr Hosseus para llenar la vacante producida por el fallecimiento del
Dr. Oscar Dorr1xG.
*** En los meses de enero y febrero el Dr. Sarvapor DEBENEDETTI rea-
lizó un viaje de exploración al extremo norte de nuestro territorio. En
este viaje que constituye la 1/* expedición arqueológica de la Facultad
de Filosofía y Letras, exploró tres poblaciones prehistóricas situadas en
las quebradas de Humahuaca y de La Huerta; sus nombres son Perchel
y Campo Morado, antiguas fortalezas, y La Huerta, que fué probable
mente una población de agricultores. Las colecciones arqueológicas de
esta expedición ascienden a un millar de piezas.
Sociedad Científica Argentina.
Con el propósito de dar en sus Anales una amplia información sobre
el movimiento científico nacional, la Sociedad Científica Argentina ha
solicitado a nuestra sociedad el envío de reseñas de sus sesiones de comu-
nicaciones. En vista de la utilidad del fin propuesto se resolvió prestarle
cooperación en la forma solicitada.
En las últimas entregas de los Anales han comenzado ya a publicarse
estas reseñas.
MovIMIENTO SOCIAL 131
Junta Nacional para las aplicaciones científicas (Comité permanente de institu=
ciones nacionales).
La Junta Directiva de la Sociedad Cientifica Argentina invitó a la
Sociedad Argentina de Ciencias Naturales” a enviar un delegado a una
asamblea de representantes de las instituciones nacionales cientificas y
técnicas para proyectar la constitución de un comité permanente desti-
nado a estimular la utilización industrial de los recursos naturales de la
república. La Comisión Directiva aceptando esta invitación designó como
delegado al Dr. Enuarbo CARETTE.
Como tarea preliminar, la Junta Nacional ha establecido sus bases y
el plan provisional de trabajos.
CRÓNICA
Sociedad Ornitológica del Plata.
Nuevos socios. — Han ingresado como miembros activos, residentes en la
Capital los Sres. Arruro Aber6 Coño, AnperTO: H. Marriza, Dr. GabnIEL Ani-
TUA, Prof. Arrrepo Fazio; del interior Srta. María Inés IsLas, Est. Azucena
(F. C. S.); Dr. Enrique J. Arrusr, 25 de Mayo (F. G. S.); Prof. Juan W.
Gez, Corrientes ; Prof. N. Rosas Acosta, Resistencia; Prof. Nazario MeErcADO,
Azul (F. G. S.); del exterior, Sr. Mariano Berro, Montevideo.
El número de socios activos se eleva actualmente a 103.
- Donaciones de aves. — Han remitido aves, frescas y preparadas en cuero,
los Sres. CarLos S. Rego, de Mendoza; N. Costes, de Santiago de Chile;
Juan B. Dacuerre, de Rosas (IF. G. S.); M. Sires y A. Castro BibiLoNt, de
la Capital.
El Hornero. — En breve aparecerá el segundo número, con un abundante
y variado material ornitológico.
Sociedad de Ciencias Naturales de Córdoba.
En la ciudad de Córdoba se ha constituído con el nombre que encabeza es-
tas líneas una sociedad similar a la nuestra, como hemos podido observar por
las bases que su comisión directiva provisoria ha tenido la deferencia de en-
'viarnos. Su sede es el Museo Provincial (Avenida Argentina). -
Nos es grato hacer constar que la nueva sociedad ha celebrado ya algunas
reuniones de carácter científico en que fueron presentadas diversas comuni-
caciones..
Es esta una nueva prueba de la creciente difusión de los estudios de cien-
cias naturales en nuestro país. Al felicitar a sus fundadores, nos complacemos
en augurarles el mejor éxito.
Museo Nacional de Buenos Aires.
Se ha recibido del director de la Oficina Meteorológica Argentina, Sr. JorcE
O. Wiccix una importante donación consistente en las colecciones zoológicas
CRÓNICA 133
recogidas por los miembros del personal que presta servicio en el lejano ob-
servatorio de las Orcadas del Sur. El variado material que se agrega a las co-
lecciones del Museo comprende aves marinas, huevos y embriones, moluscos,
equinodermos, etc.
Del Museo de Nueva York, se ha obtenido en canje una colección de 300 cue-
ros de aves brasileñas de la región de Matto Grosso.
Los señores Canos Lizer y Luis DeLérave han donado al Museo Nacional
una numerosa colección de moluscos, recogidos durante su viaje por la parte
oriental de Bolivia, y también una pequeña colección de batracios y reptiles,
entre éstos una boa constrictor viva.
Siguiendo nuestra práctica de publicar fotografías de algunas piezas inte-
«Pez espada» (Yiphias gladius) L.
Longitud total 4,35 m. Longitud de la mandíbula superior 1,09 m.
resantes del Museo, damos ahora la del « pez espada », que vive en el Atlán-
tico y que fué pescado en las costas argentinas, donde es bastante raro.
En el presupuesto del corriente año se ha suprimido el sueldo de director
del Museo. Este cargo será en adelante ad honorem.
Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras. Sus últimas adquisiciones.
Durante el año universitario de 1917, el valioso material de este museo
fué considerablemente aumentado. Las colecciones más importantes ingresa-
das han sido, la que perteneció al malogrado Dr. Juan B. AmroseTTI, com-
puesta de 1201 piezas, principalmente arqueológicas; la procedente de Jujuy,
obtenida en el Alfarcito durante un viaje de estudio del Dr. DesENEDErr1,
que forma un total de oo piezas, y la que trajo de Bolivia el Ing. CarLos
Lizer, compuesta de 44 piezas de carácter etnográfico. Ha habido además
donaciones de objetos aislados cuyo número es, más o menos Do.
El total de piezas catalogadas y documentadas que posee el Museo Etnográ-
fico, asciende a 25.934. El año pasado, el museo ha publicado la mono-
134 PHYSIS (IV, 1918)
grafía número 15, Investigaciones arqueológicas, en el valle preandino de la
provincia de San Juan, de la que es autor el Dr. DeseweDErrr.
En el corriente mes será abierta al público la sala de etnografía americana,
que llevará el mombre del Dr. Juan B. Ambroserrr, según resolución
del consejo directivo de la Facultad, de fecha 8 de julio de 1917, con motivo
del primer aniversario de la muerte del que fué su primer director.
Instituciones científicas extranjeras.
Association francaise pour 1? Avancement des Sciences. — Como hemos infor-
mado anteriormente en esta revista (t. HI, pág. 298) las Asociaciones francesa
y británica para el adelanto de la ciencia, acordaron el canje de sus publica-
ciones con las de la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales.
La Asociación británica ha suspendido por ahora sus reuniones anuales :
pero la Association francaise las ha continuado, aunque con un programa y
proporciones mucho más reducidos. En vez de las grandes asambleas que ce-
lebraba todos los años desde 1872 (sesión de Burdeos, presidida por CLaupro
BrerxarD), se han realizado sólo conferencias, a partir de 1915, habiendo sido,
pues, la última sesión general la del Havre (1914), presidida por ArmMaxND
Gaurier y de la cual se dió cuenta en esta revista (t. II, pág. 82).
Hemos tenido la satisfacción de recibir de aquella benemérita asociación, el
volumen de las Conférences de 1916-1917, que si bien acusa por sus reduci-
das proporciones materiales la diminución de que se resienten, como en toda
Europa, las tareas puramente científicas, revela en cambio el admirable espí-
ritu con que la Francia domina la actual situación, pues no sólo hace frente
a los incalculables sacrificios con que ésta pone a prueba sus energías, sino
que mantiene a la misma altura una tradición científica que es el bien común
de la civilización.
Idénticas consideraciones nos sugiere el honroso envío, que recibimos con
toda regularidad de la Academia de Ciencias de París, de sus clásicos Comptes-
rendus, publicados semanalmente y sin interrupción desde hace más de ochen-
ta años.
El presente volumen de la Association contiene, pues, siete conferencias da-
das en París y seis en las provincias. El libro está encabezado por una Alocu-
ción de ÉmirE Pricaro, la que, como varias de las conferencias, trata principal-
mente de ideas y hechos referentes a la guerra actual, en sus relaciones con
las ciencias y las industrias. El Prof. F. Boproux, de la Facultad de Poitiers,
trata (pág. 14-30) de la utilización del ázoe atmosférico. El Prof. M. Cau-
LLérY, de la Sorbonne, leyó una interesante disertación sobre las universida-
des norteamericanas, la sociedad y la ciencia, que se anuncia como parte de
un libro próximo, La vida cientifica en los Estados Unidos. Otros conferen-
ciantes trataron temas geográficos, económicos, etc.
Un largo artículo sobre psicología comparada de algunos pueblos de Euro-
CRÓNICA 135
pa (pág. 77-140), produce una impresión desagradable, y se explica sólo por
el apasionamiento. La ciencia no debería servir a ese estado de ánimo.
South African Association for the Advancement of Science. — Celebró su
1t//* reunión anual en Maritzburg, bajo la presidencia del matemático Dr. Lau-
RENCE CRAWFORD.
En la sesión de botánica de dicha asamblea, Mr. [. B. Pone Evaxs, del mi-
nisterio de Agricultura, se ocupó del estudio de los hongos, su desarrollo his-
tórico, elc. Hizo referencia especial a Persoow, que ha sido llamado el padre
de la micología, y que era sudafricano, pues nació en el Cabo en 1755.
La 15* reunión anual de la misma asociación, tuvo lugar el año pasado en
Stellenbosch, que es considerada la futura ciudad universitaria de Sud Áfri-
ca. Su presidente fué el Prof. Jounx Orr, de la Escuela de Minas y Tecnología.
Las sesiones fueron 5 y se presentaron 97 colaboraciones. :
En la sesión de astronomía, Mr. Ixwes anunció el descubrimiento de una
estrella que está tan cerca de la tierra como z del Centauro o posiblemente
más cerca.
Un premio especial ha sido discernido al Prof. J. D. F. GiLncmrisT por sus
trabajos sobre la biología marina de Sud África.
G. F. Brrrrew trató de la utilización de una alga marina, Ecklonia bucci-
nalís para la extracción de potasa.
G. H. Srantey se ocupó de la posible obtención de hierro para as necesi-
dades de la colonia. Cerca de Pretoria, en un radio limitado, hay en vista cua-
tro millones de toneladas de mineral de hierro con 45 */,, más o menos, de
hierro puro. Antes de la guerra, la importación de hierro a Sud África ascen—
día anualmente a 6.500.000 libras esterlinas.
La guerra y el movimiento científico.
En el «servicio geológico» del ejército alemán ha muerto el Prof. Frrrz Da-
NEL Frecn, catedrático de geología y paleontología en la universidad de Bres-
lau, nacido el 17 de marzo de 1861. Frecn era una de las primeras autoridades
en estratigrafía. Consagró desde 1893 una gran parte de su fecunda energía a
la publicación de la moderna Lethaea geognostica de Rormer, de la cual escribió
personalmente la mayor parte de lo referente al Paleozoico y todo el volumen
del Triásico. «En lo que ha sido publicado (dice Vature de Londres, diciembre
13 de 1917), ésta es la más completa y útil obra de consulta sobre geología
estratigráfica que se haya hecho hasta ahora y está llena de interesantes gene-
ralizaciones basadas en amplias vistas y vasta experiencia. »
Últimamente, Frecn había empezado (1913) la publicación de otra obra
importante, el Fossilium Catalogus, que por desgracia queda muy incompleta.
Desde esa misma fecha, había reemplazado a Koxex como uno de los directo-
res del Veues Jahrbuch fir Mineralogie, Geologie und Palaeontologte.
136 PHYSIS (IV, 1918)
Teniente CyriL GreeN, caido en Palestina en noviembre del año pasado,
era un joven botánico de competencia ya probada. Pertenecía al personal do-
cente del University Gollege de Londres, y se ocupaba especialmente de fisio-
logía vegetal. Durante la campaña de Egipto, aprovechó su tiempo disponible
en la observación de la flora actual y su relación con la del antiguo Egipto,
del punto de vista arqueológico. (Nature, diciembre 13 de 1917.)
El Prof. Herbmax y su esposa han hecho una donación de 10.000 libras ester-
linas a la Universidad de Liverpool para fundar una cátedra de geología, co-
mo un recuerdo a la memoria de su hijo, el teniente GeorcE A. Heroman,
joven geólogo muerto en el campo de batalla.
BIBLIOGRAFÍA
New and littie known Species of South American fresh water Mus-
sels of the Genus Diplodon, by WirLran B. Marsmasr. Proceed. U. S.
Nat. Museum, vol. 53 p, 381-388, pl. 50-99. 1917.
El autor describe dos nuevas almejas de agua dulce de la R. O. del Uru-
guay, Diplodon Felipponet y D. fortis, ambas descubiertas hace varios años por
el Dr. FLorewrivo FeLrrronE. La primera es un hermosa especie, semejante
a D. paranensts (Lea) y a D. rudus (Lza). La segunda se asemeja a D. charrua-
nus (D'OrB.).
A continuación, Mr. MarsuaLz da las figuras, y repite las descripciones, de
seis especies del mismo género descriptas por Simeson en su Descriptive Catal.
Naiades (1914), a saber, D. perplexus, también del Uruguay y hallada por el
Sr. FeLieroNE ; y cinco especies del Brasil descubiertas por el Dr. H. v. Iur-
RING y remitidas por éste al Museo de Washington : D. mimus, D. suppositus,
D. trivialis, D. Santa-Marte, y D. semigranosus.
Estos últimos proceden de varias localidades de Sáo Paulo a Rio Grande do
Sul. Se ve, pues, que la región sud-brasilera y europea ofrece todavía bastan-
tes novedades en este grupo interesante de Uniónidos. — M. D. J.
Description de quelques nouvelles fourmis de la République Argen-
tine, par F. Sanrscm1, Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, tomo
LXXXIV, pág. 277-283, 1917.
Las hormigas que en este trabajo estudia el autor le han sido remitidas por
el Dr. CarLos Brucn.
Las especies nuevas descritas son : Cremastogaster (Oxygynes) scelerata, So-
lenopsis macrops, Cyphomyrmex bruchi y Brachymyrmex gaucho.
Da a conocer, además, una estirpe nueva, la Pogonomyrmezx brevibarbis Em.
longiceps nm. st., y los machos de Pheidole obtuso pilosa y Solenopsts tetracan-
tha. — Lizer.
138 PHYSIS (IV, 1918)
Trois nouveaux Spermophagus Scnornn. (Col. Bruchidae), par Maurice
Pic, Bull. Soc. Ent. Fr., pág. 302-303, n* 17, 1917.
Entre las tres especies de Spermophagus que el autor describe en esta nota,
figura el S. testaceus proveniente del Chaco santiagueño. Las otras dos son
representantes de la fauna de Filipinas y Guayana francesa. — Lazer.
Costumbres y nidos de hormigas, por CarLos Brucn, Anales de la Socte-
dad Cientifica Argentina, tomo LXXXIV, pág. 154-168, 1917 (con 4 lámi-.
nas y 9 figuras en el texto).
Esta es la segunda contribución (de la primera nos ocupamos en el número
anterior) sobre las costumbres y nidificación de los formícidos de la república
que publica el autor.
Se ocupa primeramente de la Alta vollenweiwderí For., sus características,
dispersión, forma de los nidos, hormigas huéspedes e insectos mirmecófilos y
y otros detalles interesantes.
Para el estudio de los nidos, se trasladó el autor a la quebrada del Saladillo,
cerca de Rosario, donde existe una región que ha conservado sus rasgos pri-
mitivos tanto en la flora como en la fauna.
Ocúpase luego de la Solenopsis saevissuma Sm. var. tricuspis For., y del Cam-
ponotus (Myrmoturba) punctulatus Mak var. imberbis Em.
Los inmejorables dibujos y fotografías de las especies y sus nidos, ilustran
y realzan el valor de esta interesante contribución del Dr. Bruc. — Lizer.
New and little-known heteropterous hemiptera in the United Sta-
tes national museum. by B. Bererorn, Proc. Unit. States National Mu-
seum, vol. Ll, pág. 215-239, 1917.
Entre la serie de heterópteros de diversas partes del mundo que el autor
estudia en este trabajo, se encuentran algunas especies nuevas, dos de las cua-
les proceden del Chubut.
Tales especies son : Lanopis algescens n. sp., Acrophyma m. gen., con A.
frigidula n. sp.: cita, además, la Ea australis Dist. igualmente del Chubut.—
Lizer.
La fóret valdivienne et ses limites, por L, Haumax. Trabajos del Instituto
de Botánica y Farmacología (Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Ai-
res). N*. 34, g1 pág., 14 fig., 1916.
Este importante trabajo de fito-geografía es la segunda edición del apare-
cido en el instituto Botánico Leo Herrera (Bruselas 1913). El autor hace no-
BiBLIOGRAFÍA 139
tar en él que a pesar de hallarse la selva en su casi totalidad en territorio chi-
leno, es de una importancia considerable para el estudio de la flora de la for-
mación subartántica en la parte argentina, pues esta región no es sino el
borde, bastante empobrecido de un bosque cuyo núcleo está en Chile. Hace
sucesivamente un estudio del medio, clima etc., una descripción de la selva
entre Corral, sobre el Pacífico (4o” de lat. S) y San Carlos de Bariloche, en
la Argentina, observaciones sobre la flora de las altas montañas, y una discu-
sión de los límites de la región. ,
Termina el trabajo con una lista bibliográfica de las obras consultadas y la
enumeración alfabética de las plantas citadas.
La obra botánica del Dr. Moisés Bertoni.
El Dr. Moisés Burrtoxt que ha dedicado treinta años de su vida al estudio de
la naturaleza paraguaya, empezó hace algunos años la publicación, en forma
- de monografías separadas, de una obra que promete ser considerable, obra de la
cual una sinopsis publicada en Asunción en 1913 puede darnos una idea. Va-
rias monografías tratando de geografía física, filología, zoología y sobre todo
de botánica, vieron la luz en estos últimos años, y habían sido precedidas por
diversos trabajos interesantes que aparecieron en los Anales cientificos para-
guayos, publicados bajo la dirección del mismo autor. Desgraciadamente cir-
cunstancias diversas demoraron la distribución de muchas de estas publicacio-
nes; las botánicas en todo caso, quedaron hasta hace poco casi ignoradas, al
punto de no figurar en ninguna de las listas bibliográficas que yo conozco.
Creo, pues, útil mencionarlas aquí, aunque algunas sean ya algo antiguas. El
hecho de que el autor resida en plena selva subtropical no hace sino aumentar
en muchos casos el valor de sus observaciones, y como su residencia en Puerto
Bertoni sobre el alto Paraná, en frente de la parte menos conocida del territo-
rio de Misiones, no dista de la ribera argentina, que muy a menudo ha visi-
tado, más que algunos centenares de metros, sus publicaciones tienen para
nosotros un interés considerable. :
1. Resumen de Geografía botánica del Paraguay en Anales cientificos paragua-
yos (Puerto Bertoni) n” 2, segunda parte. año 1907, pág. 123-190.
Este ensayo de fitogeografía paraguaya sigue siendo muy interesante a pesar
de que el mismo señor Berront y otros autores -— Gnopar especialmente —
hayan vuelto a tratar el mismo tema. La parte florística propiamente dicha,
tiene poco desarrollo, pero la obra contiene muchos datos interesantes, parti-
cularmente sobre el clima, los principales tipos de vegetación, campos, selvas,
palmares, matorrales y sobre la modificación que sufrieron bajo la influencia
del hombre.
2. Contribuciones al estudio sistemático, biológico y económico de las plantas
del Paraguay, I, ibid. N* 8, 1gro, pág. 1-19.
1/0 E PHYSIS (IV, 1918)
El autor menciona Vanilla Pompona Scmrebxe, para las Misiones argentinas,
cerca de Corpus y, dubitativamente para los alrededores del Iguazú, V. perexalis
Berron1, nov. sp., hallada en Puerto Bertoni, en los bosques ribereños del
alto Paraná: esta última especie presenta según el autor un interés económi-
co; una tercera especie, V. Bertoniensis BerT., ha sido encontrada en Puerto
Bertoni.
Otra nota da las diferencias entre Solanum tuberosum, subsp. guaraniticum
Brrr., la papa cimarrona del Paraguay, y Solanum Commersonú Dux., de las
riberas del Plata. El autor se inclina a pensar que la patria primitiva, tan
discutida, de la papa cultivada, sea el Paraguay.
3. Contribuciones al estudio... etc. IL, 1bid. N* y, rgrr,-pág. 1-20.
a) Sobre fibras paraguayas : descripción de una nueva textil, Pavonta res-
tiaria Bert. (Malvácea) encontrada en Puerto Bertoni, interesante desde el
punto de vista industrial.
b) Notas sobre las Bromeliáceas textiles del Paraguay perteneciendo a los gé-
neros Ananas, Bromelia (B. fastuosa LixbL., B. Balansae Muz, B. serra Gras.),
Aechmea, etc., cuya mayor parte existe también en la Argentina.
c) Una nota sobre Vigna unguicalata (L.) Wanzr., de la cual tanto se habló
hace un tiempo bajo el nombre de « Cow-pea », cultivada y consumida desde
tiempo inmemorial en las regiones guaraníes, donde se conoce con el nombre
de «Kumanda ». El autor discute la sinonimia y establece una serie de varie-
dades.
4. Descripción física y económica del Paraguay. Las plantas usuales del Para-
guay y países limitrofes, Y. Y. Introducción, nomenclatura y diccionario de los
géneros botánicos latino-guaraní. Asunción 1914, pág. 1-74.
El tomo publicado es una introducción a una obra de vastísima proporción.
Esta introducción pone en evidencia la gran simpatía del autor por el carácter,
las costumbres y el idioma de los guaraníes así como la suma de conocimien-
tos etnográficos y linguísticos por él acumulados. El índice latino-guaraní de
géneros está por orden alfabético de los nombres latinos : es de desear que el
autor lo publique también por orden alfabético de los nombres guaraníes,
forma en la cual resultaría más útil en muchos casos. El autor insiste sobre el
sentido botánico muy séguro de los indios y sobre el tino que presidió siempre
a la formación de los nombres. El largo capítulo (pág. 36-52) sobre la orto-
grafía guaraní ha sido publicado también por separado (Asunción 1914).
5. Descripción física y económica del Paraguay. Condiciones generales de la
vida orgánica, Asunción 1914, 110 pág. (1).
(1) La obra aparece incompleta, pero próximamente se publicarán los tres pliegos que faltan.
Este trabajo es una reedición ampliada de una parte de la primera edición de las Plantas usuales
del Paraguay (Anales cientificos Paraguayos. Serie I, n” 2, año 1901); en un capítulo de ésta,
=
=
BirLi0GrRArÍA 1
Es sin duda la más importante de las obras del autor. En una forma muy
agradable y evocativa — especialmente en sus descripciones de la selva — el
autor describe el clima, los terrenos y muy especialmente la vegetación del
Paraguay. Divide el país en tres grandes zonas longitudinales : El Gran Cha-
co, la zona del Río Paraguay y la del haa-Guazú (selva grande) cada una de
ellas caracterizada por una palmera: Copernicia australis, Acrocomia totay y
Cocos Romanzzo/ftana, respectivamente. Muchos datos interesantes para noso-
tros podemos encontrar en estas descripciones de regiones muy parecidas y
hasta casi idénticas a nuestras provincias del norte.
6. Descripción fisica y económica del Paraguay. Plantae Bertontanae : Hidno-
raceae, Triuridaceae, Araceae. Asunción, marzo 1914.
Van allí descritas especies de la ribera paraguaya del Alto Paraná que segu-
ramente han de encontrarse en las Altas Misiones; son Prosopanche bertonien-
sis BerT., más pequeña que la especie del monte argentino y parásita de
Solanum auriculatam, ocasionalmente sobre tabaco cultivado; Triuris macella
Berr., curiosa monocotiledónea saprófita, representante de una pequeña fa-
milia que no había sido citada para el Paraguay y desconocida hasta hoy en
la Argentina; Taccarumvariabile Bert., T. dubium Berr., T. Josephinae Berr.,
representantes de un género de Aráceas, bastante común también en Misiones,
donde, que yo sepa, no había sido señalado.
7- Stevia Rebaudiana. Estevina y Rebaudina. Anales cientificos paraguayos,
serie II, n* 2. enero de 1918, pág. 129 a 134.
Nota resumiendo y completando las anteriores comunicaciones del autor,
sobre esta curiosa Compuesta cuyas hojas contienen un glucósido, la estevina
de poder edulcorante 180 veces superior al del azúcar de caña, y cuyas hojas
secas son todavía /o veces más azucaradas que la sacarosa. La planta, cono-
cida en el Paraguay con el nombre de « Kaa-hee », es susceptible de ser culti-
vada con provecho.
S. Contribuciones preliminares al estudio de las plantas del Paraguay, ibid.,
pág. 139-142.
Descripciones acompañadas de consideraciones diversas, de las especies si-
guientes : ¡
Cedrela tubiflora Berr., y sus variedades. Según el autor la sistemática del
género Cedrela en nuestro país sería :
Cedro de Tucumán : Cedrela Lilloi C. DC.
Cedro de Asunción : Cedrela fissiis Ver.
Cedro de Misiones : Cedrela tubiflora Bert.
Chorisia Josephinae BerT., un samohu de los bosques de Puerto Bertoni,
no reimpreso todavía, el autor señalaba (pág. 117) la hermosa Palmera Euterpe Egusquizae Brrr.
(desgraciadamente nom. nud.) para la ribera argentina del Alto Paraná.
162 PHYSIS (1V, 1918)
cuyo autor desgraciadamente, no señala su diferencia con las especies vecinas.
Phaseolus Bertonúi Frances. Según Francescur quién estudió el material
mandado por el autor, el poroto caracol de Misiones no es, como se creía, Pha-
seolus caracalla L., sino una especie distinta de la cual publica ahora el señor
Berroxt una descripción detallada.
9. Gramináceas de las regiones forestales litorales del Alto Parana (paragua-
ya, brasileña y argentina) ibd., pág. 143-166.
Esta importante contribución al conocimiento de nuestras gramíneas viene
a completar de manera muy eficaz el trabajo de Ekman sobre las gramíneas de
Misiones, consagrado sobre todo a la parte meridional del territorio, y enu-
mera 33 especies y variedades, y tres géneros nuevos para la flora argentina.
Las determinaciones son casi todas del conocido agrostólogo E. Hackez.
Es interesante agregar que esta entrega n” 2 de la segunda serie de los Ana-
les cientificos paraguayos ha sido impresa enteramente por la «Imprenta Ex
Sylvis», de propiedad del autor, instalada por él, en pleno bosque, en su
misma residencia de Puerto Bertoni. — £. H.
Geología de la falda oriental de la Cordillera del Plata (provincia de
Mendoza), por el Dr. Ricarno StarrENBECk. Anales del ministerio de Agri-
cultura de la Nación, sección Geología, Mineralogía y Minería, tomo XII,
oo 0) e) y Lélamos varios perfiles y un mapa geológico en colores, 1917.
Después de una reseña oro-hidrográfica, el autor se ocupa con cierta exten-
sión de la estratigrafía y de la tectónica de la región explorada y dedica algu-
nas páginas a los fenómenos glaciales, a los minerales y rocas explotables y a
las aguas subterráneas. Incluye en la estratigrafía una enumeración de varios
tipos de rocas eruptivas abisales y efusivas, bajo el título impropio de rocas
cristalinas, describiendo brevemente sus afloramientos y su distribución. Dice
que la clasificación de estas rocas ha sido hecha por el Dr. Orro SrrecrrIz, de
Munich, autor de la Contribución a la petrografía de la precordillera y del Pie
de Palo, de que nos hemos ocupado en esta revista, tomo I, pág. 489.
Estudios geológicos e hidrogeológicos en los alrededores de Villa
Dolores (prov. de Córdoba), por el Dr. Roserkrto Beber. Boletín de la Di-
rección General de Minas, Geología e Hidrología de la Nación, serie B, n'
14, pág. 37, 5 láminas y un mapa geológico en colores, 1916.
En este trabajo se estudian las condiciones de las aguas subterráneas y las
cuestiones geológicas y petrográficas que el autor considera de utilidad para
la construcción de un dique proyectado para el aprovechamiento de las aguas
del río de los Sauces, y que debe emplazarse en La Viña, o en el Pantanillo,
lugares de la falda occidental de la Sierra de Córdoba.
BinI0GRAFÍA 1/3
Obtiene como conclusión principal, que La Viña presenta mejores con-
diciones para la construcción del embalse, a pesar de que sus rocas superfi-
ciales se encuentran algo descompuestas. Indica como material conveniente
para la obra el granito de la loma de Casa del Diablo.
La descomposición de las rocas de El Pantanillo daría lugar a importantes
fugas de agua y hace que el autor deseche la idea de que se construya el di-
que en esa localidad.
Termina el trabajo un apéndice con la descripción microscópica de algunas
rocas de la región.
Memorias do Instituto Oswaldo Cruz, tomo VIII, fasc. HI, Río de Janeiro,
1916.
La presente entrega, con 150 páginas, 1 mapa y 28 láminas, está ocupada
íntegramente con un relato del viaje de los señores Arrmukx Neiva y BeLisa-
rio Penya por el norte de Bahía, sudoeste de Pernambuco y norte a sur de
Goyaz, en 1912, para estudiar las condiciones médicas e higiénicas de esa
zona y también su historia natural. La excursión fué hecha a requisición de
la inspección de las obras contra la'sequía, dirigida por el Sr. Arroyano Lis-
BOA. Muchas observaciones interesantes contiene en este último sentido y
consigna también datos de los autores antiguos, desde MArcGRAvE.
La parte zoológica consigna la presencia de Protozoos del Plankton de agua
dulce, determinados por Marques pa Gunma; de diversos Vermes, por L.
Travassos; de Ixódidos, por H. Aracao; de diversos insectos hematófagos,
por A. Nerva (en particular, muchas observaciones sobre mosquitos): de Ofi-
dios, por F. Gomes, con observaciones de los autores. Hay también datos, en
diferentes lugares de este trabajo, sobre mamiferos, aves, etc.
La mayor parte del resto está dedicada al estudio de ciertas enfermedades
endémicas de aquellas zonas como el mal de Cuacas y muchas otras.
Contribución de la Société Scientifique du Chili a los estudios histo-
rico-naturales, por €. E. Porter, Revista Chilena de Historia Natural.
Año XXI, pág. 137-147, 1917-
En la celebración de las bodas de plata de la Société Scientifique du Chal,
el Dr. Porter pronunció una alocución que versó sobre la labor que en ma-
teria de ciencias naturales ha desenvuelto en sus primeros 25 años de vida la
mencionada sociedad.
En este discurso su autor hace una breve introducción en la cual cita los
nombres de los naturalistas que más se han destacado por sus estudios acerca
de la fauna y flora de Chile.
Pasa luego a los diversos grupos de la zoología : vertebrados, moluscos,
vermes, arácnidos, insectos, etc., dando de cada uno de ellos los títulos de los
144 PHYSIS (IV, 1918)
trabajos que en las Actes de la sociedad se han publicado y el nombre de sus
respectivos autores.
De todos los grupos citados parece que los insectos son los que han tenido
mayor número de cultores : a éstos les siguen los vertebrados, especialmente
peces.
La botánica, dice, no ha tenido los numerosos investigadores de la zoología.
Pocos son los trabajos botánicos sistemáticos, algunos relativos a las propie-
dades químicas y farmacéuticas de plantas chilenas, fitogeograría, etc.
Las ciencias antropológicas cuentan con un regular número de estudios,
varios de ellos de verdadero mérito. La bibliografía correspondiente la publicó
el autor en los Anales del Museo Nacional de Buenos Aires, en 1gro, siendo
reproducido el año siguiente en las Actes de la Sociéte Scientifique du Chalz.
La anatomía comparada, fisiología y otras materias han tenido también
sus cultores de los cuales cita el autor algunos nombres.
Concluye el profesor Porter su exposición diciendo, que cree dejar estable-
cido que la labor de la sociedad ha sido intensa desde todo punto de vista,
principalmente en zoología, y que los autores «no podrán prescindir de la
consulta de las Actes si no desean que la parte sudamericana de sus obras sea
tachada de incompleta ».
Puysis, N* 16, tomo IV : Buenos Aires, 15 de mayo de 1918
Nora. A fin de hacer coincidir exactamente la aparición de cada número con la
fecha que lleva, ésta irá siempre al final y en la cubierta de cada uno.
Como constancia, queda depositado en la misma fecha, un ejemplar de Puvsts
en las siguientes inslituciones :
Biblioteca de la Facultad de Ciencias E. F. N. (Unwersidad de Buenos Atres).
Museo Nacional de H. N. de Buenos Atres.
Museo de La Plata.
Sociedad Cientifica Argentina.
Biblioteca Nacional.
La Direccion.
SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
COMISIÓN DIRECTIVA
(1917-1918)
residente Franco PaAstorE.
WMicOnnesidente nes a CarLos Lizer.
/ Pebro Seriñ.
Secretarios de la Sociedad... / A Ea
Secretario de la revista...... (GUILLERMO SENILLOSA.
MESORCERO E AN AIN Francisco CRIVELLI.
Administrador de la revista... LoreNzo R. ParoDr.
IAN a Exías PELOSr.
: Guipo BovARELLI.
Vocnle a aos ;
o Marríy DorLLo-JuraADo,
Comisión redactora : F RANCO PasroreE, CarLos Lizer, GUILLERMO SENILLOSA,
Lorewzo KR. Paropr, y M. DoruLo-Jurapo
Exrracro DE as BASES DE LA SOCIEDAD
'
APROBADAS EN LA REUNION DEL 10 DE AGOSTO DE IQ1I Y MODIFICADAS EN LA ASAMBLEA
DEL 16 DE AGOSTO DE 191)
Esta Sociedad, fundada el 1? de Julio de 1gr1 con el nombre de Sociedad PHYSIS,
tiene por fines principales :
12 Estimular y facilitar el desarrollo de las Ciencias Naturales en la Argentina ;
22 Publicar una revista científica, que a partir del II tomo lleva el título de PHY-
SIS. A esto se destinarán principalmente los fondos de la Sociedad ;
3" Celebrar reuniones científicas y realizar excursiones de estudio;
4? Propiciar la creación de parques naturales y la sanción de leyes que protejan a la
fauna y flora del país;
9% Propender a que la enseñanza de las Ciencias Naturales se haga en forma atra-
yente» y E a fin de despertar en los alumnos el o por las cosas de la natu-
raleza ;
6 Empeñarse por que el estudio universitario de estas materias, y especialmente el
del Doctorado en Ciencias Naturales, adquiera el desarrollo que corresponde a su im-
portancia como factor de la cultura nacional.
PHYSIS
REVISTA DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES | | :
Aparece un tomo por año
en tres o cuatro entregas de más de 100 páginas cada una
CADA ENTREGA CONTIENE CINCO SECCIONES :
12 Memorias sobre geología, paleontología, antropología, biología general,
, zoología, botánica, etc., con referencia especial a la República Argentina y paí- y
ses vecinos. y AE
22 Comunicaciones presentadas en las sesiones mensuales que celebra la so-
ciedad. Son artículos sobre las mismas materias que los de la 1? sección, pero en
general más breves.
32 Movimiento social, que contiene las publicaciones referentes a la marcha de
la sociedad.
42 Crónica, que da cuenta del movimiento científico extranjero y nacional (ne-
crologías, viajes y exploraciones, conferencias y reuniones de asociaciones cien-
tíficas, museos, laboratorios, etc.). A
52 Bibliografía, donde se registran y se extractan casi todos los trabajos espe-
ciales, publicados en el extranjero .o en el país, referentes a la historia natural
de la Argentina.
SUBSCRIPCIÓN (Pago adelantado)
rua aa / Número suelto .... 1.25 >»
En el extranjero, precio convencional
Tomo 1 (Nos 1-8, 1912-1915) [Boletín de la Sociedad Puysis] 614
páginas con ilustraciones, un sumario y un índice amalítico de 48
páginas, por autores y por Materias ....ooo.ooocorconiacccs o 14.00 $ m/n
Tomo 11 (Nos 9-12, 1915-1916). 496 páginas con ilustraciones .... 8.00 >»
Tomo HI (Nos 13-15, 1917). 492 páginas: con ilustraciones. ...... 5.00 >»
El índice de los tomos 11 y III se halla en prensa.
En las principales librerías.
Dirección y Administración:
-PERÚ 222, BUENOS AIRES
Y»
PIN
REVISTA DE LA SOCIEDAD
-EpuarDo L. Hormbere.
Lorewzo R. Panor...
CarLos Bruch..... pe
SALVADOR DEBENEDETTI.
AGRO EBRO a: b
E. H. Corpero0 ....:.
- Juaw José NáGERA .
2. M. Deo aa
a ToskóM. SOBRA... 00 a.
CARLOS SPEGAZZINI ..-..
- CrisróBan M. Hicken .
EXCARETIE
E. PALAVEGCINO .......
- F. PasrorE..
ROBE LA o
J. BRETHES..........
C. S. Regzp.... ;
A AA a o
Dr a
(G. BONARELEL. 0.0
SUMARIO
Suplemento 1 á las especies argentinas de Co-liomys...
Notas preliminares sobre las Chlorideas de la Argentina.
Nuevos huéspedes de hormigas procedentes de Córdoba...
La XIV* Expedición Arqueológica de la Facultad de
TOS Yale ra a SUS ARS ae ale
Edad y extensión de les estructuras de la Cordillera en-
tre San Juan y Nahuel-Huapl...oooooootomooo..-
Notesosunvles: Gastrotricllestir va De
ICE ELO e MTI Ie NEO OVAS es Y 0 ES
Dos nuevas especies de moluscos marinos... ..........
Sobre el piroxeno y la olivina de la diabasa de Ulfo...
Notas micológicas a AS qa ACA 8 o
Plantas del rio Negro recogidas me el Prof. A. €. Scala.
COMUNICACIONES
(Los títulos aparecen abreviados en este Sumario)
Sesión del 23 de marzo de 1918
La galle et la cécidomyie d' Aeschynomene montevidensis.
Biología de la Phalia nymphula................. PROA
Un tratamiento empírico de mordedura de serpiente...
Un lagarto común en la Sierra de Córdoba ..........
Pseudoeolitos de Patagonia. Neoinoceramus de Santa Cruz.
Sesión del 20 de abril de 1918-
Ortografía del género Nothofagus ............
Particularidades morfológicas del endocráneo y el desa-
rollo nde ace ne bro o a dt ale leds
Ceniza volcánica sanidinica del Chubut. ....
- Sesión del 18 de mayo de 1918
Nidificación y metamor fosis del Pachodynerus argentinus.
Un ballenato hallado en la costa del río de la Plata...
El Monostoma mutabile y la clasificación de los Trematodes.
ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
316
317
320
322
322
326
328
(Continúa en la página siguiente.)
BUENOS AIRES
IMPRENTA Y CASA EDITORA ( CONI »
684 — Perú — 684
1918
Colas 0 +=. Icerya brasiliensis nueva para la fauna argentina......
G. Bruto Nuevos huéspedes de hormigas de Córdoba. Observacio=
VI LJ nes biológicas sobre una mosca de la familia Syrphidae.
dd IAN NAO ”. Sesión del 15 de junio de 1918
M. Sruarr Pewwmerox. La larva y la pseudo-imagen de Nezara abnormis.....
M. Sruarr Pesmabros. Un hemíptero nuevo para la Argentina.........o.....
ARES eos Metamorfosis de la Lema bilineata....oo.o.pn.o.o.....
GC. Ao MARE. ...0.. Un género de cetáceos nuevo para los mares argentinos.
G. IBONARELLI. 200. 022 Hallazgos paleontológicos en la provincia de Salta ....
G. BoNARELII....::.. Sobre' los hallazgos paleoetnológicos de Miramar......
Sesión del 20 de julio de 1918
E. GHACOMBLLL: +10... .. Formas argentinas de mariposas del género Phobia e
R. WiCHMANN ..... 2. Las rocas de la isla Quintana (golfo San Jorge)......
R. WicHmann...-...-. Edad de las capas petrolíferas de Comodoro Rivadania.
EA EEE toke Sobre Chttones dela Patagonia lees. De a Dn
M. DorLLo-Jurapo. ... Colección de Invertebrados marinos de las Orcadas del Sur.
KR. Lemmany-NrscHE... Objetos arqueológicos del sur de la Prov. de B. Aires...
Sesión del 24 de agosto de 1918
E. E. Braycuaro ».... Una nueva especie de Aleurothrixus (Homoptera, Aley-
DAA A OTE
Je DARTE o Une nouvelle espece de Sphex de la R. Argentine......
JA DREFHES: 0070000 00 Bembécido cazador de hemiptleros .....ooom.oommmo co.
Ro e EY Casos miméticos extraordinarios en ortópteros tr as
ADE TAN Tejidos y trenzados de los indígenas del norte y del este
IS o ode IES DU adn DU
M. Stuart Penviveron. Sobre Coreidos argentinos... ...¿..o.oo.ooo.s ERA
E. L. HormberG ..... Himenópteros recogidos a orillas del rio Negro por el
NE TASA AOS o EI a be
Sesión del 28 de septiembre de 1918
G. BoNARELIL.......- Nuevas contribuciones geopaleontológicas argentinas...
OBRA UC e PRE Forma macróptera de Neoblissus parastlaster.....0...
CAB RECE et. Capitra de cendinbredos a o E ES ERE
CADA . Descripción de nuevos cerambicidos argentinos........-
Je IBRETHES (20 Ec Lepidopterocecidia del Sapium aucuparium...... ds
DIWGTAMBIAGL 2.2 El género Bathysiphon en Magallanes... o... 0...
E. L. HormberG. ..... Los palpos maxilares de dos géneros de Abejas........
Sesión del 26 de octubre de 1918 :
PE DASTORE e o Modo curioso de destrucción de una roca cuarcitica....
CUBRA o do Comunicaciones entomológicaS ooo
ao iS Psilidos y Cóccidos nuevos para la fauna argentina ....
G. Bowarírtr........ Afloramientos de la ingresion querandina en Buenos Aires.
Sesión del 30 de noviembre de 1918
JO BRETHES ae , . Deuz Coléopteres Cantharides de Catamarca...
Lala, IA EE El género « Siphonops » (Cecilido) en la Argentina...
G. BONARELLE. 0... 00 LoanEstheria de Cache ES NAS
E. GracomMeLtI........ Observaciones ento MO LO IL IE MS ENE
ELA o Dos. casos teratológicos em penes!. 0...
E O UY A de O Una mandibula de dinosaurio procedente de Patagonia. .
M. DosLLo-Jurano.... Ejemplares de Pecten de la Argentina... ..n.omo.-
Movimiewro Sociar : Primera Reunión Nacional. — Renovación de la Comisión
Directiva de la S. A. C. N. — El tomo IV de PHYSIS. Subscripción para ayu-
dar a su publicación. — Nuevos SOCIOS ACÍIVOS. ooo
Cróxica : Homenaje a Juan B. Ambrosetti. — Sociedad Ornitológica del Plata. —
Ciencias naturales en la América latina. — Alberto Lófgren. — Emilio A.
BIBLIOGRAFÍA
Goeldi. — Henry Suter
AS O O OS OO O OS O OO ORO OOO IO ORO OOOO
de
PELS TS
REVISTA
DE LA
SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
SECRETARIO . DIRECTOR ADMINISTRADOR
HIPÓLITO POUYSSÉGUR ÁNGEL BIANCHI LISCHETTI LORENZO R. PARODI
No 17 La fecha va al final de cada número Tomo IV
Suplemento |
á
Las especies argentinas de Coelioxys
PoR EDUARDO L. HOLMBERG.
Núm. 2.
Nirdes basis DIN O pon):
COHORTES IV-X! (1).
di OxvEPIPTYCHE (p. 560).
O. DIGYMNOPTYCHE (1d.).
COHORS IV.
. N- APOPHANEROS. — Segmentum ventrale 5"” truncatum, latis-
simum, utrinque ampliatum, in lateribus visibile si specimen Q a superne
inspicitur.
(1) Adde! Supl. L, nm. 1, Puxsis, 1 c., p. 2, nm. 3: €. bonatrensis, H., Prov. Santafé :
Alvear, XL, 10, 912; Saladillo, XII, 24. 1915, Q. — Cohors MI, p. 3, 12. €. coloboplyche
PHYSIS. — T. IV 10
146 PHYSIS (IV, 1918)
A 15. PO Coelioxys brevicaudata Friese.
O”. Cohors VI, Opisthocoronis, (>), $.
Friese Zeilschr. f. syst. Hymenopterol. vol. 5, p. 141
(1905)2. — Y. Zur Bienenfauna des siidlichen Ar-
gentinien, in Zoolog. Jahrbich. v. 29, 6, p. 659.
Neuquen. — (Lexnz col.). — (Chile : Herasr).
Nescio verum si hoc loco feminam collocare licet nam in opere 2* ci-
tato epipygil apicem cl. auctor non descripsit.
.N- A. Aruaxés. — Simili modo segmentum 5"” inconspicuum.
rr. OxYESCHATIA (p. 560).
u. TriLropELTE (p. 561). Scutellum l.eeve, nitidum, modice vel
minime punctatum.
. Abdominis segmentum dorsale 1" rufum vel 2%” ad basin
semilunariter quoque (alio modo, p. 561). — Adde!
e. Primum tantum rufum.
US 16. PO". C. hubrichiana, n. sp.
O'p. Hegumenerythros (p. 575, nunc py, (), EE, | )).
O. Nigra; rufa sunt : pedes, mandibul.x apice excepto, tegul«ee, abdo-
minis segmentum dorsale 1” et ventrales 1-3; vulto sat longe denseque
cinereo-villoso hic illic tegumento conspicuo, in genis parum dilutiori,
subappresso et pilis quasi erectis intermixtis; ocellis posticis sesquidia—
metro separatis, vix diametro ab antico et parum ultra duplum ab oculis;
flagelli segmento 3” 2%” parum superante; mandibularum dimidio basali
oblicué hirto, apicali nitido, nudo, obscuriori; vertice griseo-furfurato
(mesonoto instar); pronoti angulo supero acutiusculo, curva contracur—
vam superante, lobo infero testaceo rufescente; mesonoto sat leevi, niti-
dulo, subfortiter regulariter haud dense modice ruguloso, ab squamulis
cinereis brevibus furfurascentibus fere condito, dimidio antico in medio
longitrorsum leviter 1-lineato-1mpresso, et prope marginem anticum ma-
culis duabus minutis sordide cinereo-ochraceis, in lineolam dilutiorem re-
curvam extrorsam abeuntibus, atque squamulis nonnullis concoloribus
sparsis inter eas, scutelloque ad basin maculis duabus similibus, et nitido,
dentibus lateralibus quoque, lobo medio obtuse angulato apice sursum
H., Santafé : Rosario; Saladillo : XI. 10. 1912 Q ; Alvear, IV, 21, 1916 in Pascalia glauca. —
C. HL, p. 6, n. 8: €. pampeana H., Rosario 1. 1grr, im Pascalta glauca; — Alvear, X. 12,
1912 in Spheralcea; X. 15 et 29. 1916 in Marrubium vulgare et 1V. 21. 1916; — 13, C. sub-
hamata H., Rosario (XII. 1912 — Specimina omnia a Prof. J. Hunricn collecta.
Cohors IL, p. 2, n. 1: 14, C. cerasiopleura H. et Coh. 1MI, p. 6, n. 8; €. pampeana H.
Chaco austral : Resistencia (Rosas Acosta inv.).
EDuAnDO L. Horwuser6 : Suplemento I áú « Las especies argentinas de Colioxys» 147
curvato. ad basin punctis raris donato in foveolam retrorsam in singulo
incipientem, minutam, nonnullis abeuntibus, setulis tenuibus sparsis
hirtulo, 1n medio carinula levi, dentibus rare punctatis; pleuris subdense
albido=villosis, inferne parum squamulosis; alis serdidule fuscescenti-
hyalinis, cellulee radialis dimidio costali margineque postico parum in-
fuscatis, carpo testaceo, venulis piceis et costali ad basin rufescente; pe-
dibus tenuiter albido-pubescentibus, in femore et tibia pubescentia lineari,
rufo-corylinis trochanteribus inclusis, coxa 1 mucrone minuto acuto, fe—
more 1II externe macula elongata subinfumata, tibia 111 apice excepto
saturate fusca et tarso ejusdem externe nigro, scopulis aureo-flavidis. —
Abdomen nitidum, minute sparse punctatum in segmentis dorsi 2-5 utrin-
que sparsiore, 2-/ utrinque transversim oblicué depressis; 2” in deflexione
quoque rufo ab squamulis condito, 3” parum; 1-5 albo-squamuloso-mar-
ginatis imo margine potius; epipygio nitido vix sparse punctulato, semi-
ovato, deinde apicem versus sensim angustato, acutiusculo, apice (magis
aucto) rotundato (haud taxonomice !), parte angustata paulo minus quam
tertiam partem Jongitudinis subsw*quante, et minus nitida, opaca potius,
dense punctulata, á superne inspecto parte ovata suaviter indicata, á la-
tere vix quoque, et producta, dorso modice in curva descendente. cari-
nula media vix indicata ad apicem fortius; ventre nitido, sparse tenuiter-
que pubescenti, segmento 1 macula basali fusca, 1-5 sparse minuteque
punctatis, albo-marginatis, squamulis levioribus, 2* et 3%, 4* vix, utrin-
que ante limbum album squamulis minoribus albis quoque in linea trans-
versa, proxima, parallela, dispositis, tegumentum intermedium haud
omnino velantibus, limbi duplicationem ita fingentibus; segmento 5* sen-
sim anguloso quasi recto; hypopygio epipygium superante (forsan ¿mm.),
sensim angustato, ad basin ultra 5" ventralem epipygi latitudinem in
parte angustata incipiente «equante, deinde sensim attenuato, utrinque
ante apicem minute emarginato, deinde duplo longiori quam latiori, mar-
ginibus postremo suaviter ad apicem acutum conniventibus, superne pree-
terea nitido, in medio rare nigro-hirto, inferne vix nitido, tricarinato.
Long. Q. 95, abd. lat. 23, alar. exp. 14%, ala 6, antenna 33 mm.
S' Similis; vulto in clypeo et lateribus dense molliter appresse albo-
villoso, supra clypeum velutino-lanoso, sursum cinerascenti; in genis
albo-pubescente; tegumenti partibus rufis saturatioribus; flagelli segmen-
tis 22 et 3” eequilongis; vertice thoraceque ut in Q quoque, squamulis
tamen parum laxioribus tegumento nitidiori magis conspicuo; alis fu—
scioribus cellula radiali quasi affatim obscurata, prope apicem tamen juxta
nervulum radialem spatio dilutiori et simili modo quatuor adnatis pone
148 PHYSIS (1V, 1918)
cellulas clausas in fascia dispositis ante marginem posticum fusciorem ;
abdomine «equo modo sculpto et colorato, fasciis marginalibus tamen haud
duplicatis parum saturatioribus, quasi cinereis, in 5” margine albo, squa-
mulis hoc modo —— dispositis, in medio minutis extrorsum deinde sen-
sim accrescentibus, in ventre albo-marginato quoque, parte rufa tamen
sordida, fasctis marginalibus angustioribus ; in dorso segmento 4” ad mar-
ginem partis elevatee angulatim depresso et parte marginali normaliter
depressa imo margine integro, 5” quoque, et hoc callo laterali acuto;
epipygio nitido, lateribus preecipue punctatis, agolo quasi impunctato; á
latere inspecto magis declivi, processis postico-superis ab angulo parvo
tantum indicatis emarginatione infera destitutis; spinulis basalibus inter se
parallelis fere ¿ adnatis et apice acuto, levi, ab emarginatione semiovali
separato ; eminentia hippocrepidea brevi, fere 3 longiori quam latiori, agolo
robusto, basali, ramis retrorsum attenuatis, apice acuto, et processis po-
stico-Inferis aciculatis, tenuibus, parallelis, ramorum prolongationem axia-
lem fingentibus; fossula in margine postico angulatim emarginata vertice
1mo obtusiusculo; in ventre segmento 4” processis 2 parallelis exsertis,
foveola elongata separatis, ad apicem denticulis breviter liberis; 5% rugoso-
punctato retrorsum curvatim producto, quasi triangulari, 4' limine simile.
Long. 73, abd. lat. 23, alar. exp. 132, ala 53, antenna 35 mm.
Santafé : Rosario. —(Q X. 24, 1913, et XI, 4. 1916. —Prof. J.
Husricn inv.). :
Et species aptissimi collectoris biologi nomine designata auctoris gratias
memorat quoque.
€ €. Secundum ad basin semilunariter quoque.
» Abdominis segmenti dorsalis 3" dimidium basale punctis
parvis haud cumulatis, inter se ultra diametrum separatis
et insequaliter dispersis preecipue in fascia media.
S. Segment. ventrale 5 angulo apicali acuto (geometrice).
AA 17. YO". C. Hickeni, n. sp.
O”. pe. Utodeuteros (p. 576).
Q Nigra; rufa sunt : mandibulee in medio, tegulee, pedes (III antice
excepti), abdominis segmentum 1” omnino, et 2” in medio juxta basin,
venter ad partim; fuscescenti-ochracee : lunulee in mesonoti margine
antico et scutelli macule basales; fuscescenti-cinereus : vultus; cinereil
plus minusve dilutiores : pili omnes. — Caput sat dense dilute cinereo—
griseo-vestitum, vulto fuscescenti-griseo, in clypeo et in lateribus vix den-
siore, pilis longioribus, sat appressis, setulis nigricantibus sparsis; linea
fusca erecte villosa procurva inter ocellos posticos et antico; genis sat ap-
Ebuarvo L. Hormer6 : Suplemento T 4 «Las especies argentinas de « Coliozys » 1/0
presse, vertice subfurfuraceo, id est, squamulis longioribus plus minusve
modice elongatis; ocellis posticis minus quam duplo diametro inter se
disjunctis, triplo ab oculis, fere diametro ab antico; flagelli segmento >”
1” longiori, 3? 2* vix longiori, mandibulis ima basi apiceque nigris; pro-
noti lateribus angulo supero (si affatim evoluto fuerit) acuto, apice ro-
tundato tamen, testaceo melleo, curva magna contracurva parva, lobulo
infero minori, rufescente ; mesonoto nitidulo, punctato, hic illic rugulo-
so, pilis brevibus, plus minusve appressis, nonnullis subsquamiformibus,
in margine antico fasciolis duabus, squamiformibus, densis, cinereo-
fulvescentibus, recurvatis, tertio medio separatis; scutello nitido, ad basin
maculis duabus basalibus, squamulosis, cinereo-fulvescentibus, rare haud
profunde punctato, carinula destituto, margine angulo obtusissimo apice
vix producto, sursum curvato, et carinula utrinque recta obliqua in an-
gulo nascente et spinulee lateralis medium attingente: spinulis vel lobis
lateralibus nitidis, leevibus, rare punctatis; pleuris longius, pectore, coxis
pedibusque breviter dilutiusque villosis; tegulis testaceo-rufescentibus;
alis hyalinis iridescentibus, cellulee radialis dimidio costali margineque
postico infuscatis, ultra cellulam radialem paulo fuscioribus, carpo fulvo-
testaceo, venulis piceis ad basin modice rufescentibus; pedibus ferrugi—
neis breviter appresseque haud dense albido-villosis, femore 1Í in arista
infera densius et tarso infuscato ; III femore antice dilute fuscescenti, tibia
fusca apice excepto, postice pubescentia cinerea densa, appressa, brevi,
tenuissima tecta; tarso nigro segmentis apice rufescentibus, scopula flavi-
da vel ochraceo aurata, unguiculis basi calcaribusque ferrugineis. — A bdo-
men nigrum, nitidum, segmento 1” saturate rufo in parte deflexa quoque,
2% ad basin et in parte deflexa in margine, 1-5 ad marginem, albescenti-
aut albo-squamuloso-fimbriatis, 2 sat abrupte transverse et oblicué
fasciatim impresso, 3-5” suaviter ; segmentis sparse punctatis, retrorsum
marginibus sensim leevigatis; ventre nitido, sparsiore punctato, pilis bre=
vibus albidis appressis conspersis, 1” in medio densiore, segmentis breviter
modice albo-vel albido-villoso-marginatis, 2%-/* utrinque fascia marginal:
antrorsum duplicata; 1-4" rufo-castaneis, margine ochráceo-ferrugineo,
5% nigro, in medio macula obscure rufescente, anguloso, angulo acuto,
imo apice obtusiusculo, albido-marginato, epipygi tertil apicalis basin
attingente; epipygio dimidio longiori quam latiori, parum plus quam di-
midium ovato, nitido, leevi, sparse punctulato, deinde curvatim' angustato,
opaco, dense punctulato, sensim constricto, apice magis aucto anguste
subcurvatim truncato, carinula media modice conspicua, á latere inspecto
curva dorsali continua dimidio apicali recto; hypopygio sensim angustato,
remote ante apicem minute emarginato denticulis parum conspicuis, pone
150 PHYSIS (IV, 1918)
eos sesqui longiori quam latiori marginibus apicem suaviter curvatim attin-
gentibus, superne depressione cochleari acute terminata, deinde in medio
carinato tenuissime hirto, marginibus leviter carinatis, setulis tenuissimis
raris extrorsum hirtis, inferne OE nitido de subopaco, tricarinato.
. Q. Long. 93 abd. lat. 23, alar. exp. 155, ala 65, antenna 33 mm.
o A a » » s0d » 61 » A)
g”. Similis; differt : vulto pilis densioribus, parum dilutioribus, setulis
nigricantibus deficientibus; vertice pilis raris punctisque parum densio—
ribus, simile modo in mesothorace, lunulis anticis dilutioribus ; abdomi-
nis segmentis albo-marginatis, densius punctatis precipue in 2% el 3% ad
basin, o verum; ventre obscuriori, segmentis 1-3 obscurissime
rufis, 4” et 5% nigris, omnibus albo-marginatis, /” margine obtuse rotun-
dato, in medio ad apicem anguste producto et 1bi processu canaliculato,
utrinque carinato, carinis ad apicem minute dentiformibus, 5* curva magis
indicata, in medio appresse villoso; segmento 5* dorsali utrinque 1-spi-
noso ; epipygio spinulis basalibus vix divaricatis, processis postico-1nferis
divergentibus, levibus, aciculatis, postico-superis internis, apice trun—
cato, inter se emarginationi semiorbiculari separatis, á latere, epipygio
declivi processis postico-superis tamen retrorsum aliquantulum productis,
horizontalibus, et septo cum inferis communi curvatim quasi semicircula-
riter emarginato; eminentia hippocrepidea agolo haud indicato, deinde
fossula a segmenti basi remota, fere in epipygio medio incipiente et ra=
mulis retrorsum sensim attenuatis. |
S' Long. 9%, abd. lat. 3, alar. exp. 16 5, ala 6%, antenna 31 mm.
Santafé: Q :n.1:Xl, 11, 1916; —n. 2, Xl, 7, 2 (A, 72 g.»).
Caro discipulo DE E M. Hicken pulchellam hanc speciem ami-
cissime dico.
SS. Segmentum ventrale 5%” angulo apicali haud acuto.
| Recto; ocellis posticis sesquidiametro inter se vix se-
paratis.
2 od oros Q.C. jujuyensis (p. 561).
11 Oleo: ocellis posticis vix ultra duplum diametrum
inter se disjunctis.
RO 18. O". C. rosarina n. sp.
gd. pe- Utodeuteros (p. 576).
UY
Q . (Specimen aliquantulum denudatum vetustius) — Nigra; rufa sunt :
mandibul«e, tegulee, pedes (tibia et tarsi III segmenta 3 prima excepta),
abdominis segmentum 1"” et ad basin 2”, segmenta ventralia 3 prima,
Ebuarnvoo L. HormberG : Suplemento Í á « Las especies argenlinas de Celioxys» 151
e et 5%" ad apicem. — Capul sat dense punctatum et interstitiis leevibus
aut hic illic rugulosis; in vertice et fronte dimidio rare villosum, vulto
dense cinero-fuscescenti- haud longe -villoso ; genis subappresse albido—
villosis, in orbita linea levi, densa tamen, propre eam altera parallela densa
quoque ; ocellis posticis parum ultra duplum diametrum inter se disjun-
ctis, ab oculis triplo, ab antico fere sesquidiametro; antennis nigris, fla-
gello inferne obscure rufescente apicem versus sensim dilutiori, paulo ta=
men, et simili modo ultimis superne, segmento 3” 2” inconspicue longiori,
2” 1” longiori; mandibulis ferrugineis ad apicem aliquantulum saturatio—
ribus, ima basi anguste nigris. — Thorax vix obscure hirtulus, lateribus
etinferne breviter, appresse, subdense dilute plumbeo-villosus, postice pilis
suberectis sordide albidis; mesonoto in medio longitrorsum depresso,
dimidio antico fortius, dense punctato interstitiis vix rugulosis hic illic
leevigatis, antice lunulis duabus sordidule ochraceis, separatis, maculis
scutellaribus squamulis raris, forsan remanentibus, indicatis ; scutello ni—
tido, punctis raris impressis, angulo medio modice sursum curvato, spinu-
lis rare punctatis, á superne acutis, a latere truncatis ; tegulis ferrugineis;
alis sordidule hyalinis, iridescentibus, cellulee radialis dimidio costali
margineque postico infuscatis, venulis piceis, carpo testaceo-fulvo; pedi-
bus ferrugineis trochanteribus inclusis, breviter appresse albo-villosis ;
tarso Il antice fuscescenti; femore HI antice plagula obscura, tibia et tarsi
segmentis nigricantibus, illa et his ad apicem ferrugineis, unguiculis cal-
caribusque quoque ; scopulis auratis. — Abdomen nitidum segmento 1” et
2 1n medio ad basin aliquantulum anguste margine tenus ferrugineo-ce-
rasinis, 2% el 3” ad marginem partis deflexe quoque; 2%-5” transverse in
medio depressis, et quod rarum est, epipygio parum ultra basin quoque,
verisimiliter in specimine tantum ; 1-5” anguste albo-marginato-fimbria—
tis, in 3? et 4” ad basin densius punctatis in partibus reliquis aut sparsiore
aut deficientibus, 1”, et ad partim 2”. punctis majoribus, reliquis quasi
punctulis; epipyglo fere F longiori quam latiori, sensim attenuato, parte
basali ovata a superne limine parum indicato, carinula levi omnino per—
curso, ultra medium, ad apicem partis ovatee, utrinque aliquantulum de-
presso et 1b1 carinula deorsum profundiori vel altiori, non autem a latere
inspecta sed depressionis causa, et tali modo linea supera continua primo
vix curvata deinde usque ad apicem recta; tertio basali nitido, quasi im-—
punctato, deinde fere opaco punctulis densissimis; magis aucto, apice
enrvato-truncato; ventre nitido sparse punctato, punctis parvis, segmentis
1-3” rufo-castaneis, 1 ad basin macula nigra, 1-3” ad marginem fuscis,
A” et 5” nigris apice rufo-maculato, 5” obtuse anguloso, 1-5” breviter
albo-fimbriatis, fascia alba pilis minutis antrorsum ampliata; hypopygio
oa PHYSIS (TV, 1918)
epipyglum parum superante, marginibus sensim quasi inconspicué cur-
vatim conniventibus, ante apicem utrinque minute emarginato, deinde
parte apicali fere duplo longiori quam latiori, marginibus leviter carinatis,
carina media nitidissima; inferne quasl Opaco, 3-carinato.
Q Long. 8, abd. lat. 25, alar. exp. 123, ala 5, antenna 33 mm.
g'. Similis ; flagelli segmento 3” 2” breviori; genis pilis albis haud in
lineis densis dispositis; mandibulis apice nigricantibus; vertice punctis
piligeris, pilis brevibus, subsquamiformibus, in mesothorace quoque et
maculis ochraceis bene indicatis; scutello leeviori minus punctato et angulo
postico sursum bene curvato; spinis lateralibus parte libera cerasino-
rufis; abdominis segmentis utrinque tantum depressis; punctis sparsiori-
bus, in 3 ad basin tantum parum densioribus, in 2” parte rufa mar—
ginem attingente utrinque in margine plus minusve extensa; ventre
segmento /” nigro in medio obscure rufo, margine retrorsum oblicue ob-
tuseque directo, in medio anguste producto qua parte canaliculato-bica-
rinato, carinis ad apicem dentiformibus; 5” nigro marginibus /' parallelis,
ad apicem in medio truncato in linea media ad apicem anguste canalicu-
lato; segmento dorsali 5” utrinque breviter calloso-unidentato ; epipygio
spinis basalibus sat acutis el brevibus ad basin interne curvatim coalitis,
inter se parallelis; eminentia hippocrepidea crasso-basall aut fossulee ini-
tio subremoto, ramis parallelis, retrorsum attenuatis apice acutiusculo,
inter se curva regulari (cum sagitta ¿ diametri fere «equante) ut fossulee
- apicis emarginatione separatis, retrorsumque parum eminentibus ; proces-
sis postico-inferis acicularibus, levibus, longioribus, prolongationem per—
fectam superiorum fingentibus, et septo verticali regúlariter quoque emar—
ginato; epipygio preeterea nitido, leevi, dorso rare punctato, utrinque
tamen (extra ramulas) rugoso-punctato.
O. Long. 63, abd. lat. 2, alar. exp. 12, ala 5, antenna 23 mm.
Santafé : Q Rosario, ' Leanes, MI. 3. 1916. (Prof. J. Husricn col.)
» Abdominis segmenti dorsalis 3" dimidium basale punctis .
parvis, dense cumulatis, regulariter dispositis, fasciam.
sat bene limitatam constituentibus.
o 19. Q.C. mimetica HoLmberc.
Las especies argentinas de Cclioxys, l. c. p. 562.
r¡. Abdominis segmentis duobus vel tribus primis rufis (p.
562) — Adde !
O Tribus primis.
OU O- 90 00 070 10.0 0100
Ebuarnvbo L. Horurer6 : Suplemento 1 á «Las especies argentinas de Coliozys » 1)
P e) )
Du
00 Duobus primis.
20. QO". C. aspaste HormberG (p. 562).
«Rioja », nunc : Tucuman : A/pachert, prope Rio de las Pavas (Marrix
DoernLo Jurapo et Luis Deréraxc, MU. 6, 1916, coll.) — (Chile quoque :
Limache, cl. A. Faz legit et cl. €. S. Ren : Ml. 26. 1917 missit).
r( — (p. 566) Hemisribenos, — O, DO, , (p- 967).
O 21. YO. C. inconspicua HormberG.
Jujuy, in urbe (XII. 5. 1903, E. A. H. coll.) Mendoza (GC. S. RzrD).
Bp.. Trrrexta (p. 967).
O 22. Q. C. tenax Hormbere (p. 567).
Tucuman (L. Drxezt1 coll.) quoque.
00. DiPEPHRICOPTYCHE (pag. 568 et «o» p, 580, nunc «0» p. 145).
COHORS V.
|]. Pyesorrematos. — (p. 568) — Scutellum sat dense puncta—
tum. — (Cohortis nova divisio).
n- (p- 568).
11- CRYPTOCRASPEDON (p. 569).
0. BrRAacHYPARATASsIs. — Hypopygi pars apicalis attenuata, chi-
tinosa, superne inspecta limbo haud longior.
o 23. Y. C. litoralis Hormbere (p. 569).
Tucuman, in urbe (XI. 23. 1916, C. Lizer et L. DeLérano coll.).
A «OS.» €. rugualosa Friese (p. 570
(1908) Die Apidee von Argentina. p. 77, M. 103,
QO9, et in Tabella Q p. 79, O” deest).
o)
00. ExecHOPARATASIS.
Raro postal nsataddej!
[]]. AucoreLTE. — Scutellum nitidum, leve, minime pun-
ctatum.
hh. Mas (p. 571, nunc Q p. 2).
1 OPISTHOCORONIS (p. 571).
154 PHYSIS (IV, 1918)
COHORS VI.
(O) Lamina supera postice in medio parum emarginata et 1b1 depres—
siuscula (id.). :
$. Abdominis segmento 1” rufo.
E SY. C. brevicaudata Friesk.
Q. r. Platyeschatia, SS, y, (p. 146).
y. ÁNACANTHOMEROS (p. 972).
COHORS VII.
y. HoLomeEroOs (p. 573). — Adde !
A- Abdominis segmentis dorsi 3 primis ferrugineis.
e Y. C. Giacomelliz, H.
ae ALA X. C. diversidentata, H.
MA.- Duobus primis aut primo tantum.
O. Duobus primis.
EI 2/4. Coelioxys domestica n. sp.
S. Nigra; ferruginea sunt : mandibul.«e (basi apiceque exceptis), tegu—
lve, pedes cum trochanteribus et coxarum apice, abdominis segmentum
1» omnino, 2%” el 3” in parte deflexa fasciolam, rufam quoque sursum
in margine postico emitentia et venter omnino. — Caput subopacum, sat
grosse punctatum haud dense tamen, pone ocellos sparsiore, utrinque
paululum rugosé, prope ocellum anticum punctis minoribus et densiori-
bus; vulto dense sat appresse albido-sericeo-vestitum pilis suberectis in-
termixtis; pone oculos breviter haud dense albo-pubescens ; vertice sparse
fuscescenti-hirto et setularum serie procurva pone ocellum anticum so-
lita ; ocellis posticis sesquidiametro inter se disjunctis, diametro ab antico,
parum ultra duplum ab oculis; flagelli segmento 2" 4” sesquilongiori et
4? 1% paulo superante. — Thorax : pronoto utrinque angulo supero ob—
Dt
Ebuardo L. HormberG : Suplemento 1 á « Las especies argentinas de Coliorys » 10s
tuso, curva magna, haud profunda, contracurva parva et angulo infero
testaceo-ferrugineo; mesothorace et in partibus reliquis sat fortiter rugoso-
punctatus, in mesonoto tamen interstitiis leevigatis, ad angulos anticos ru-
gosis; antice fasciola sinuata, et fascia in sutura mesonoti-scutellari squa-
mulis sordidule albidis constitutis, pone et supra tegulam (in mesonoto)
flocculo albo ; scutello fortiter rugoso-punctato, á superne inspecto mar—
gine postico suaviter procurvo, haud anguloso, in medio postico carinula
irregulari subnitida fere indicata; mesopleuris vix albo-pubescentibus, in
marginibus antico et postico tamen fasciola densa, appressa ; tegulis nitidis
microscopice punctulatis; alis dilute fuscescenti-hyalinis, cellulee radialis
dimidio costali margineque postico paulo saturatioribus, carpo fuscescenti-
fulvo, venulis saturate fuscis ad basin modice rufescentibus, pulchre om-
nino iridescentibus preecipue posticis paulo preeterea dilutioribus ; pedibus
pubescentia rara tenuissima et alba in femore Ill antice et in arista supera
tibize densiore et appressa; coxis ad apicem trochanteribusque rufis quo-
que; unguiculis flavidis apice nigricante. — Abdomen nitidulum sparse
haud grosse punctatum, in segmentis 1” et 2* densiore; 2%-3" in disco
fascia impressa nitidiore, in 2% in medio transversa, in 3” paulo basin
versus appropinquante, ambabus in medio longitudinal: aliquantulum
retrorsum curvatis (curva tamen antrorsa); 1” ad marginem posticum
fasciola angusta nigra utrinque attenuata, omnibus albo-squamuloso-mat-
ginatis (specimine denudato quasi); ventre nitido, suaviter sparse pun-
ctato, segmentis 1-5” dense niveo-villoso-marginatis; 5” obtuse anguloso,
ad apicem margine testaceo pellucido in magnitudine puncti denudato
duabus carinulis parallelis vix conspicuis; segmentis 3-5 utrinque den—
ticulo acuto si á superne inspicitur; epipygio sat elongato, spinulis basa-
libus duabus brevibus, acutis, divaricatis, rufescentibus; haud grosse
neque profunde, rude tamen quasi rugoso-punctato; eminentia hippocre-
pidea elongata, agolo basali, ramis parallelis, apice rotundatis, leevibus,
et ibi quasi inconspicué extrorsum curvatis; processis postico-inferis
longioribus, levibus, acutis, conicé-aciculatis, marginibus autem externis
inter se parallelis, prolongationem axialem ramorum fingentibus; fossula
dorsali suaviter curvatim emarginata; epipygi lateribus, emarginatione
postica et spinulis postico-inferis interne tenuissime fuscano-villosis.
S'. Long. 73, abd. lat. 2, alar. exp. 14, ala 6, antenna 3 mm.
Misiones : Colonia Bonpland (X. 18. 1909 cl. P. JÓRGENSEN 1nv.). —
Ab oculis alinquantulum separata, haud procul, brachio extenso, magni-
tudinem faciemque Musc«e memorat.
156 PHYSIS (1V, 1918)
1%. ACRODONTOMEROS (p. 974).
7. ÁLLOLIOPELTE (1d).
COHORS VIII.
S. (id.). Abdominis segmentis duobus vel tribus primis dorsi rufis.
» (id) Tribus primis. :
E de S'. €. patiens (1d.).
» (p. 575) Duobus primis.
25. C. bicingulata n. sp.
S. Nigra; ferruginea sunt : mandibul«e in medio, tegulee, pedes, tarsus
TIT saturate, abdominis segmenta dorsualia 1” et 2%”, et ventralia ultima
obscurata. — Capul nitidulum, sat dense rugoso-punctatum, pilis levibus
squamiformibus tamen, subfurfuraceum; vulto dense, appresse sericeo-
que albo-villosum, pilis sparsis subhirtis, dilute cinereis intermixtis, in
vertice tomento sparso dilute fusco ut serie procurva pilis parum longio-
ribus pone ocellum anticum; genis breviter albo-pubescentibus; ocellis
posticis duplo diametro inter se disjunctis, diametro ab antico et parum
ultra duplum ab oculis; flagelli segmento 2” 1” vix longiore, 2* et 3” «equa-
libus; mandibulis basi et dentibus nigris, dimidio basali pubescentia alba,
tenui, subconditis. — Thorax nilidus capite eodem modo punctatus et
vestitus, interstittis seepe leevibus; pleuris pubescentia alba, haud densa,
subappressa vestitis, in pectore breviori; pronoti angulo supero testaceo,
magis producto, apice rotundato, curva profunda contracurva parva; me-
sonoto antice maculis duabus eisdem squamulis constitutis, et fere inde-
terminatis, in scutelli basi «equo modo; scutello nitido, parum punctato,
punctis nonnulis ad basin et /-5 in medio, angulatim producto, apice
tantam sursum curvato, spinis lateralibus marginibus externis inter se
quasi parallelis, á superne triangularibus, apice breviter compresso, a la-
tere rotundato-truncatis; tegulis nitidis, postice modice punctatis; alis
sordidule hyalinis, margine postico infuscatis, ad apicem et in cellul.ee ra—
dialis dimidio costali modice fuscioribus, carpo fulvescenti, venulis fuscis
ad basin paulo rubentibus; coxis I mucrone antrorso teretiusculo, trun—
cato, munitis, ad apicem ut reliquis et trochanteribus rufis quoque ; tarso
[IT rufescenti-fusco; calcaribus et unguiculis flavo-ferrugineis, ultimis
apice rufo, scopulis auratis. — Abdomen nitidum inequaliter punctatum,
quasi regulariter in 1%, in 2% et 3% ad basin, 2%-5* utrinque transversim
oblicué impressis, albo-squamuloso-marginatis, 4” et 5” medium versus
Evuvarbo L. Horuserc : Suplemento I áú « Las especies argentinas de Coliomys » 157
amplé suaviterque angulatim emarginatis, 5% utrinque spinula brevi in-
structo; ventre nitido, segmentis 1” et 2% modice punctatis, quasi punctu-
latis, punctis in reliquis densioribus, anguste albo-villoso-marginatis, 1”
in medio nigricante, carinula media preecipué antice percurso et albo-pu-
bescente; 3 primis ferrugineo-castaneis; /” obscurissimo apicem versus
paulo rufescente, ad apicem processu parvo in medio canaliculato, utrin-
que acute nigricanti-carinato, carinis ad apicem denticuliformibus; 5”
nigro ambitu fere curvato, apice pelucido. vix flavido, squamuloso, angu-
lato, et 1b1 deppresso; epipygio modice punctato, nitido, retrorsum sensim
paulo constricto, spinulis basalibus ad apicem aciculatis, fere parallelis,
hippocrepidis agolo basali ramis parallelis, ad apicem anguste rotundatis,
internis, inter se emarginatione quasi semiorbiculari separatis, in medio
processu minuto dentiformi (forsan insolito), processis postico-inferis lon-
gioribus, paulo divaricatis, et septo verticali utrinque inter eos el postico-
superos regulariter curvatim emarginato; inferne carinulis compressis
solitis, et pilis albis.
g". Long. 81, abd. lat. 21, alar exp. 141, ala 6, antenna 31 mm.
Santafé : Alvear (X, 15, 1916 cl. J. Husricn specimen singulum in
« Marrubium vulgare » invenit).
ss (p- 575). Abdominis segmento dorsali 1” rufo, 2” interdum ad
partim et 3” quoque rare simili modo.
o. HeGUMENERYTHROS (1d.). Abdominis segmentum dorsale 1"
tantum rufum, interdum 2"” utrinque in dorso, fere incon-
spicué, macula parva rufa haud in medio donatum, vel in me-
dio. — Muta!
GC. Segmentum dorsale 1” tantum rufum.
e. Processis postico-inferis internis, postico-superis apice
extrorsum curvatis (ut in fig. 17, pag. 550).
a S”. €. variegata H. (p. 575).
e e. Processis alio modo dispositis.
|]. Postico-superis á superne acutis, postico-inferis prolon—
gationem superiorum perfectam fingentibus (utin ff. 5,
7-10, p. 550).
ec GS. €. habrichiana, n.
Q.u. y. €: x Triliopelte (p. 146.)
JJ. Postico-superis internis (forsan €. liberalis, si speci-
men maculis lateralibus segmenti 2* rufis disci defi-
cientibus reperis).
2)
PHYSIS (IV, 1918)
5
($1)
QO. Segmentum dorsale 1” non tantum rufum, 2” tamen
utrinque in disco plus minusve rufo-maculatum (non
fasciatum !)
) Segmentum ventrale 5%” apice bidenticulatum.
e. Processis postico-superis internis.
a G. liberalis H. (p. 575).
e e. Processis alio modo dispositis.
02. UTODEUTEROS (p. 576). — Segmentum dorsale 2**” in medio
quoque rufum.
Pd DES Y. C. Hickeni H.
Q.u. Triliopelte, , € €, 9, $. (p. 148).
a Ce Rsarina ll.
Q. u. Triliopelte, 7, € E, $5, P, 1 (p. 150).
77. ÁLLODIASTICTOPELTE (p. 976). — Scutellum punctatum vel rugoso-
egranulosum (= hóckerig-gerunzell), aut rugoso-punctatum.
COHORS IX.
s. PHLYCTENOPELTE (p. 5976).
A g'. €. rugulosa Friese (1d.)
7. PLATYCATAPIESIS (p. 578). — Segmentum ventrale /"” lon-
gitrorsum depressiusculum (sub luce laterali !) aut in medio
postico exaratum (plus : processis 2 minutis apicalibus, qua
causa ÁCRODONTHOMEROS est). — Adde :
S. In medio postico exaratum.
: 26. G. C. magistralis, n. sp.
S. Nigra; rufa sunt : mandibule (apice excepto), tegule, pedes, ab-
dominis segmentum dorsale 1"” et ventralia omnia. — Capul fortiter den-
seque punctatum, opacum, subrugulosum, interstitiis tamen interdum
leevigatis; in vertice tomento minuto quasi inconspicuo, aliquantulum
Ebuanvo L. Houmserc : Suplemento Tú «Las especies argentinas de Coliozys » 199
prope oculos, et sat bene a latere, cinnamomeo; in parte poslica (verticis)
setulis nonnullis fuscis, antrorsum oblicuis; genis breviter, appresse, albo-
vestitis, fossula (tibiam accipiente !) profunda, sat lata; ocellis posticis
fere sesquidiametro inter se disjunctis et vix ultra diametrum ab antico,
fere triplo ab oculis, qua parte minus punctatum; juxta et pone anticum
setulis erectis dilute fuscis in linea procurva oculos attingente dispositis,
infra eam vulto dense appresseque albo-villoso; ocelli antici dimidio am-
bitu infero (vel orbita potius) radiatim breviterque ciliato; in foveolis ra-
diatim, interne dense, externe appresse, im scutello nasali pilis sursum
oblicué directis, in clypeo et lateribus appresse, deorsum; flagelli seg-
mentis 2-4 «equilongis, 2” 1 dimidio longiori, 11”-13* inferne ferrugineis,
superne minus, ultimo apice nigro; mandibulis rufis, nitidis, breviter ad
basin apiceque nigris, basi quoque et inferne albo-villosis. — Thorax
opacus, omnino ut vertice punctatus, et eodem modo superne tomentosus,
pilis longioribus autem, mesonoto ad disci majorem partem interstitiis
leevibus, antice et lateribus rugulosis nam punctis densioribus; pronoti
angulo supero rectangulari, curva levi, magna, contracurva parva, angulo
supero testaceo, infero rufo, imo margine nigro; mesonoto antice fascia
integra, postice in medio parum curvatim ampliata, dilute ochracea, juxta
tegulas in mesopleure margine antico continuata, alba tamen: in sutura
mesonoti-scutellari fasciola dilute ochracea; inter scutellum et tegulam
macula parva, pilosa, alba; mesopleura in margine postico dense quoque
albo-pilosa, subter alas longiore laxioreque, inter fascias fere nuda; in
parte postica thorax laxe albo-tomentosus ; scutello (et spinis) dense rugoso-
punctato, a superne inspecto margine suaviter procurvo, in medio carina
leevi, subnitida apicem versus sensim et sat curvatim altiori, retrorsum
haud producta; spinis lateralibus in extremitate compressis, á latere apice
rotundato; tegulis dilutiore rufis, sat nitidis; alis sordidule hyalinis, in
margine postico dilute fuscis et in cellulee radialis dimidio antico paulo
dilutioribus; venulis carpoque fuscis; pedibus breviter albo-pubescenti-
bus, in aristis sat dense, scopulis auratis; coxarum apice trochanteribusque
ferrugineis, calcaribus dilutioribus, unguiculis apice nigricante. — Abdo-
men subopacum, leve, dense punctatum, hic illic punctis parum sparsio-
ribus et certe 1llis thoracis minoribus; segmento 1*omnino ferrugineo, 2”
et 3” in parte deflexa, 4” vix; 2% et 3” utrinque transversim sat longe de-
pressis qua parte in medio carina convexiuscula leevi donatis, inter ambas
suaviter depressis, nitidulis et sparse punctatis; depressione basali, in 2
pone carine partem internam fasciola alba, breve squamulosa; in 3*
fasciolis duabus : antica et postica; in 4” et 5” utrinque fascia basali, ut
in epipygio quoque; segmentis preterea squamulis longioribus albo-mat-
160 PHKYSIS (IV, 1918)
ginatis; ventre nitido sparsiore punctato, punctis brevissime albo-setigeris,
segmento 1” in medio albo-villoso, 1-5 ad marginem albo-fasciatis, in 4”
el 5” in medio fascia interrupta, 3” in medio fascia antrorsum angulatim
haud late ampliata, 4” paulo pone basin longitrorsum depresso, apicem
versus exarato potius qua parte impressione utrinque acute aristata, el
aristis ad apicem acutiuscule angulosis, in fundo parte priori albo-villosa ;
in 5” ferrugineo quoque et albo-pubescenti impressione exarata 4' conti-
nuata; epipygio nitidulo, primo curvatim constricto dende marginibus
parallelis; spinis basalibus brevibus, acutis, parum divaricatis; eminentia
hippocrepidea agolo basali densissime punctulato, reliquo sparsiore haud
fortiter punctato, ramis quasi parallelis, vix divaricatis, ad apicem rotun-
datis paulo externis, foveolee apice fere semiorbiculariter emarginato; pro-
cessis postico-inferis haud teretibus, parum longioribus, marginibus ex-
ternis inter se parallelis, internis antrorsum modice conniventibus, inter
se parabolice separatis, haud acutis et vix internis.
O. Long. 1o, abd. lat. 33, alar. exp. 203, ala 83, antenna 43 mm.
Misiones : in Colonia Bonpland (1. 13, 1911 cl. P. JÓrGENSEN specimen -
hoc inveni!).
TI. MELANOBASIS (p. 585). Post mu (p. 587) in Cohorti XL, litteras
indicatrices ad partim mutavi et simili
modo specierum nonnullarum posi-
lionem.
1. LioTEROPELTE (id.)
COHORS A.
1. Femina (1d.).
J. HYPOBRACHS (1d.).
27. Coelioxys pirata Hormsc. (id.).
Misiones : Colonia Bonpland, X. 16, 18, 20. 19009) 1518, 29 HQLO
(P. JórcewsEwn leg.); Buenos Aires: Moron, H.; Tandil (I. 10. 1918 Lurs
HoLmsG.); Santafé : Alberdi (VI. 16. g12, J. H.), Alvear (XI. 26.
1916. J. Hubricn). l
"33. HYPODOLICHOS (1d.).
28. Q. C. Dinellii, Hormsc.
(1916) Las especies argentinas de Coliorys, l. c., p. 586, O.
Nondum descripla.
O”. kk. Hexodonta, **, op. c., p. 586 (ex Tucuman).
Epuarno L. Hormbrr6 : Suplemento [ ú «Las especies argentinas de Celtoxys» 161
Q. Nigra, nitida, leevi, punctis abruptis; saturate rufo-ferruginea vel
rufescenti-castanea sunt : mandibule in medio, pronotum ad margi-
nem lateralem, tegulee, pedes cum trochanteribus, coxe I ad apicem
et processus triangularis transverse compressus (rarus in Q !), mesopectus
in medio, coxee Il et III ad apicem, abdomen in segmento dorsali 1% utrin-
que, et saturate in dimidio postico, in parte deflexa et reliqua, in eadem
parte gradatim diminuente quoque, venter omnino; punctis in capite ma-
joribus, subdensis, in medio rarioribus; vulto pubescentia breve, sat
densa, magis appressa, cinerea, deorsum obliqua ad lineam mediam ver-
gente, lateribus parum longiore, densiore, deorsum reclinata, in foveolis
radiatim; inter ocellum anticum et posticos linea deorsum curvata e pilis
erectis dilute fuscis constituta ornato; ocellis posticis vix sesquidiametro
disjunctis, vix ultra duplum diametrum ab oculis, et diametro ab antico;
antennis flagello inferne obscure castaneo, ejusdem segmentis 2* et 3" fere
«equalibus, genis pubescentia dilute cinerea appressa, tegumenti colorem
haud affatim velante; thorace punctis sparsioribus amplé in tertio medio
rarioribus, tegulam versus sensim densioribus; pronoto imo margine ni-
gricante, in medio curvatim emarginato, contracurva infera supera paulo
majori; mesonoto antice fasciola cinerascente, appressa, in tertio medio
interrupta; scutello minime punctato, 5-6 punctis tantum utrinque do-
nato, angulo postico e lineis duabus oblicue recurvis formato sursumque
ad apicem curvato, fascia basali e pilis plumosis albicantibus constituta,
latiuscula, 1n medio parce interrupta; reliquo thorace rare villoso nisi
fasciis densis albidis antica et postica mesopleure in pectore quoque et
parum in metathorace; alis dilute fuscescentibus, in cellul«e radialis dimi-
dio costali et in margine postico parum saturatioribus, in anticis vix, in
posticis eodem margine intense iridescentibus; abdomine «equo modo ni-
tido, segmento dorsali 1” thorace instar punctato, reliquis punctis mino-
ribus donatis, fere punctulatis, ad basin densioribus et in medio fascia
depressa quasi impunctata, omnibus albido-limbatis; ventre ut in 1* dor-
sali punctato, extremitatem posticam corporis versus sensim densioribus
et seepe á retro oblicué impressis, 5 minus nitido, bisinuoso, lateribus
albo-marginato, triangulari subogivali, apice truncato qua parte margine
deorsum paulo curvato tegula inversa instar, in medio postico carinula leevi,
truncatura hypopygio quasi duplo latiori, et utrinque ad apicem in disco
tamen setulis fuscis, retrorsis, penicillum quasi formantibus munito;
epipygio parum ultra medium usque ovato a superne et a latere inspecto,
curvatim descendente, deinde sensim angustato, acuto, parum acuminato,
-dimidiam longitudinem partis ovatee subxequante, a latere viso dorso sua-
viter convexo, apice fusco-fulvo, in medio preterea carinula percurso, in
AA o TI
162 PHYSIS (IV, 1918)
parte ovata tenul, in angustata fortiori, in illa (in carinula tamen) dimidio
apicali in hac quoque distante hirtula; hypopygio epipygii parte angu-
stata triplo longiori, marginibus parallelis, deinde tenuiter oblicue inverse
truncatis, parte ulteriori sensim acuminata duplo longiori quam latiori,
tenuiter marginato, inferne simili modo marginato, partis angustatee mar-
gine ultra dentes antrorsum aliquantulum abeunte, id est: breviter dupli-
cata, 1n linea supera media postremo distante hirtulo.
Long. 113, abd. lat. 3, alar. exp. 19, ala 8, antenna 4 mm.
Misiones : Colonia Bonpland, (XI, 20. 1909 specimen singulum cl.
P. JORGENSEN reperit). — BoxrLaxD nunquam « Bompland » scripsit.
HH. PycNODrASTICTOPELTE. — Scutellum dense punctatum.
COHORS XI.
L. GErRASsIONOTOS. — Mesonotum saturate cerasinuam postice nigro-
maculatum.
00. E. querens H. (p. 586).
LL. MELANOMESONOTOS, — Mesonotum nigrum.
mM. Et in parte antica etin sutura mesonoti-scutellari fasciolis vel lineis
pallidis haud ornatum.
Q. €. strigata Vacmar (p. 587).
um. Lineis vel fasciolis pallidis marginalibus mesonotum ornatum.
N. Femina.
0. Segmentum ventrale 5"* sensim attenuatum apice tamen anguste
truncatum.
P. Mesonoto in parte antica squamulis flavidis in linea vel fasciola
sinuosa dispositis ornato.
Q. Hypopygio ultra emarginationes laterales fere triplo longiori
quam latiori qua parte antenna angustiori.
ido a 29- 20”. C. angustivalva H. (p. 587).
Misiones : Colonia Bonpland, X. 11, 20, 25, 26. 1909; 1!. 24, 1910;
II. 16. 1911 Q ; — Santa Ana, orillas del Rio Alto Paraná: IV. > jo HOOD:
Omnes mares, Q singula tantum (P. JórcenseN). — In maris descrip-
tione, p. 588, 1. 15 leg. : nientibus — id est : convenientibus, pro sphal-
mate « conventunt ».
00. Hypopyeto utrinque edentato aut ultra dentes laterales bre-
viorl.
Epvarno L. Hormser6 : Suplemento I á «Las especies argentinas de Coliozxys » 163
R. Edentato; ultra epipygi apicem primo marginibus parallelis
breviter producto, deinde sensim triangulariter haud longe
acuminato.
NINE 30. Q. C. Doelloi Hormbere (p. 588).
Tucuman : Alpachiri quoque (in « Ammu visnaga L. » XII. 15, 1916,
Q. P. JórGeNsEn leg.).
RR. Utrinque dentato.
s. Et ultra dentes laterales prolongatione marginibus paralle—
lis, deinde sensim triangulariter haud longe acuminato.
EEES Q. C. Delétangi (p. 589).
ss. Hypopygio alio modo desinente.
. . +... . . . .. .. 0... . 0...
PP. Mesonoto antice lineis pallidis, recurvis, plus minusve sepa—
ratis ornato,
.... +... +... +...
00. (NN. prius) AurocoNIoDEs. — Segmentum ventrale 5%" angu—
latim terminatum.
T. (y prius). — Mesonoto antice lineolis duabus albidis, recurvis
plus minusve separatis ornato.
ee 31. Q g. C. remissa HormberG (p. 590).
Santafé : Alberdi, Alvear. — (X. 20 — XI. 27 Prof. J. Husrich col.);
Buenos Aires : San Pedro (II. 1918 Arturo Frers col.).
TT. Mesonoto antice lineola pallida sinuosa.
... +... +... . . ........
NN. Mas. a
U. Glypeus anomalus in medio haud sulcatus neque sinuosus sed
fortiter et sat prominente bilobatus (Flippopotami rostrum
fingens). |
RS 32. C. mesopotamica n. sp.
g”. Nigra; capite thoraceque scutello incluso leevibus, subopacis, haud
grosse, abruptée subdense punctatis. — Caput : ocellis posticis sesquidia-
metro inter se disjunctis, fere quadruplo diametro ab oculis, vix diametro
ab antico; antennis inferne pubescentia brevissima fuscana vestitis, fla-
gelli segmento 2” 3” vix superante; vulto dimidio infero vellere albido-
vix -fulvescente, sat longo, appresso et subsericeo donato; antennarum
foveolis sat dense, radiatim, appresse, breviterque dilute ochraceo-squa-
164 PHYSIS (1V, 1918)
muloso-tectis, utrinque externe tamen pilis radiantibus, longioribus, in-
tensius ochraceis ; genis albo-vestitis; mandibulis ferrugineo-cerasinis (et
clypeo, ut jam in propositione u indicavi : anomalo, in medio haud sul-
cato neque sinuoso sed fortiter el sat prominente bilobato, Hippopotami
rostrum haud dissimili). — Thorax : pronot1 lateribus testaceis, ¡mo mat-
gine ferrugineis, angulo supero recto, curva et contracurva fere «equalibus;
mesonoto linea sinuosa, squamulosa, ochracea, antice munito ; in scutelli
bas1 fascia «equo modo colorata et infra eum quoque ; thorace reliquo pe-
dibusque pilis albis haud densis breviter vestitis ; scutello obtusissime an-
gulato, in medio carinula leevi levique vix producta ornato; tegulis ferru-
gineis; alis sordidule diluteque infuscatis, radialis dimidio costali margi-
neque postico parum saturatioribus; pedibus (cum trochanteribus omni-
bus et coxa II ad apicem) ferrugineo-cerasinis, fere nudis, aristis niveis.
— Abdomen fasciolis marginalibus albis; segmento 1” utrinque in dorso,
2 et 32 minus, 1-5 in parte deflexa, in 17 omnino, deinde amplitudine
gradatim decrescente, ferrugineo-cerasinis; segmentis ventralibus sat
obscuré infuscato-rufescentibus, ad marginem modice sensimque dilutio-
ribus; 2% et 3% ad apicem in medio modice triangulariter impressis, 4'
parum deplanato haud longe triangulariter sensim evoluto, ad apicem in
medio nudo, processu obtuso aliquantulum producto in medio canalicu—
lato munito, 5” simile, haud producto et aliquantulum ad apicem trun—
cato; segmentis abdominalibus preeterea sat nitidis, subtiliter et regulari-
ter punctatis, punctis minoribus, in epipygio quoque; ventre nitidiore;
epipygl processis latero-basalibus acutissimis, parallelis; eminentia hip-
pocrepidea agolo basali sat crasso, retrorsum curvato, ramis rectis vix
divaricatis ad apicem obtusiusculum productis: fovea postice curvatim
emarginata, aut potius : emarginatione postica ramis inclusis parabolica ;
processis postico-inferis sat longis, levibus, acutis, aliquantulum divari-
catis emarginatione verticali vix angulata á superis separatis, prolonga-
tionem superiorum fingentibus si bene inspiciuntur ramorum apicis la-
tioris Causa.
Long. 11, abd. lat. 31, alar. exp. 193, ala 8], antenna / mm.
Misiones in Colonia Bonpland (X. 11. 1909 cl. P. JórcenseN marem
hoc singulum inveni!).
vu. Glypeus normalis, deplanatus vel modice convexus,
v. Mesonotum antice squamulis flavidis vel pallidis in linea si-
nuosa dispositis.
w. Epipygi processis postico-inferis aut internis aut externis.
a. Externis.
OLOMO OOO O 00D 0 Oro 000 a
[51]
Ebuarmo L. HorumberG : Suplemento I ú «Las especies argentinas de Coelioxys » 16
xo. Internis.
y. Eminentia hippocrepidea typo schematico n. 12, p. 550.
2. Epipygu spinis basalibus parallelis (carumdem margine ex-
terno).
ECONO g”. €. angustivalva.
Co Da =p ds 102:
a g'. €. blabera (p. 590).
yy. Eminentia hippocrepidea alio typo.
0-0 0 01000 0 OO Ó “OO 0000
ww. Processis postico-inferis prolongationem axialem superio—
rum fingentibus.
vv. Mesonoto antice lineolis duabus pallidis recurvis plus minusve
in medio separatis ornato.
eS ONU anemissaMp 090):
HAT (SUI pi LoS):
Buenos Aires, Septiembre 3 de 1g18.
106 PHYSIS (1V, 1918)
ÍNDICE.
DE LAS ESPECIES QUE HAN MOTIVADO ESTE SupPLeEMENTO 1 (PHYSIS r. IV, 10918
Q C
Pág. Pág.
OSEA 3 hubrichiana dd... 0000 TAO
angustivalva HoLMBERG .......... 162 humahuake H. var. oblitan...... 2
aspastenbl e ea o AN 10 cc niena loo. ososersososios 153
Ica de ooo dead ba 10 org ense 9
Ditida ERES O 2 Ale porin a SCAR 3
Done creas A ES de re o de bis ésa 153
Ondara me. Lenbosaseceaeo 10 ml 158
breyicaudata En TAO ASA mn eso poc 163
ceras pl TEO 152
var. SENO anal ON cine ale lao ea oe a 6; 146
colobopiych ci a TO pr A 160
Di a lr a lo ¡00 | ROSEUa De yoo volea. velo du. 150; 158
Dolo ee ds arial o acerlo. odo alas Ys 163; 165
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EXPEDIA ASUS 146
RA Mods coso deododós TS e E A 193
Esto es : 12 especies y 1 variedad nuevas, 1 no señalada aún (leporina) en muestro pais; y 1
más (brevicaudala) que lo había sido del Neuquen, pero que no estaba incluída en Las especies
argentinas del y. Celiozxys.
Notas preliminares
sobre
Las Chlorideas de la República Argentina
por LORENZO R. PARODI
TRABAJO DEL LABORATORIO DE BOTÁNICA DE LA FACULTAD DE AGRONOMÍA
Y VETERINARIA DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
Con motivo de la aparición, el año pasado, de la excelente obra Cata-
loque des Phanérogames de l'Argentine, por L. Hauman y G. VANDERvE-
KEN, me he ocupado del estudio de las especies de Gramineas de esta tri-
bu. He reunido en estas breves notas las observaciones y hovedades para
la sistemática y fitogeografía del grupo.
He dispuesto para ello, además de mis colecciones y de las que puso a
mi disposición mi profesor el ingeniero Lucien Hauman, de un considera-
ble número de ejemplares de los mejores herbarios oficiales y particulares
del país y repúblicas vecinas que cito a continuación :
Museo Nacional (Buenos Aires) ;
Facultad de Medicina (Buenos Aires);
Facultad de Agronomía (Buenos Aires);
Dr. MicueL Lito (Tucumán) ;
Dr. F. Kurtz (Córdoba) ;
Dr. €. M. Hrcxex (Darwinion, Buenos Aires);
Dr. C. Sercazzim (La Plata) ;
Dr. M. S. Berroxm (Puerto Bertoni, Paragua y);
Dr. M. B. Berro (Montevideo).
Mi mayor agradecimiento a los directores o propietarios de estos her—
barios por el importante material puesto a mi disposición.
168 PHYSIS (1V, 1918)
CLASIFICACIÓN
De una manera general sigo el sistema de las Gramíneas de los Genera
Plantarum y Pflanzenfamilien, pero entre las Festúceas de la subtribu
Triodie«e existen especies, como muchos Diplachne y Triodia, que por la
inflorescencia y estructura de las espiguillas presentan gran afinidad
con ciertas Chlorídeas, Gymnopogon y Leptochloa, por ejemplo, no per-
mitiendo así establecer un límite claro entre ambas tribus. Siguiendo los
trabajos modernos tendientes a una revisión y modificación de la nomen-
clatura actual de las Gramíneas, como lo hacen L. ScriBxerR, HircuHcock,
Exwman, etc., con ciertas especies de dudosa posición, he creído útil, des—
pués de consultar al señor Haumax, introducir algunos cambios en la
posición sistemática de algunas especies ; es así que he considerado como
Chloridea a la Festucea Diplachne chloridiformis Hack y he pasado al
género Gymnopogon el Chloris radiata SwaAkrtz.
BIBLIOGRAFÍA
He consultado, además de la bibliografía consignada en el Catalogue
des Phanérogames de l"Argentine, las siguientes publicaciones :
3
A. S. Hrrcucock, North American species of Leptochloa. U. S. Department of Agri-
culture. — Bureau of plant industry. Bulletin, número 33, 1903.
Cantos SpeGazzixt, Ramillete de plantas argentinas nuevas o interesantes. PHYSIS,
tomo 3, página 155, diciembre 1917, Buenos Aires.
Moxses S. Berrox1, Gramináceas de las regiones forestales litorales del Alto Paraná.
Anales científicos paraguayos, serie 11, número 2, enero 1918.
ABREVIACIONES USADAS
BA. = Buenos Aires. Mis. = Misiones.
G. = Córdoba. P. = La Pampa.
Ch. = Chaco. Pat. = Patagonia.
Corr. = Corrientes. RN. = Río Negro.
Ct =Catamarcar S. = Salta.
ER. = Entre Ríos. SF. = Santa Fe.
F. = Formosa. Sgo. = Santiago del Estero.
Yo = ¿tos SJ. = San Juan.
LR. = La Rioja. SL. = San Luis.
M. = Mendoza. T. = Tucumán.
Lorenzo R. Paroo1 : Sobre las Chlorideas de la República Argentina 169
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA EN LA REPÚBLICA ARGENTINA
Exceptuando algunas especies, como las del género Spartina que men-
cionaré más adelante y las muy cosmopolitas Eleusine indica, E. trista-
chya y Cynodon dactylon que se hallan en abundancia en toda la parte
cálida y templada del país, las demás especies ocupan áreas bien defini-
das, encontrándose agrupadas según las formaciones fitogeográficas que
citaré. Éstas tienen la amplitud que les asigna el profesor Haumax en su
Tratado de botánica (B. A., 1910) excepto la « Formación del monte » que,
como la ha rectificado últimamente, comprende la parte norte de la for—
mación patagónico-jujeña a contar desde dos grados al sur del rio Negro.
Formación suBrropIcaL. — En ella se encuentran numerosas especies,
perteneciendo casi todas al género Leptochloa. En Misiones £. procera,
L. domingnensis y Gymnopogon Burchelli, pasando la segunda hasta la
provincia de Corrientes; L. Scabra en la región del Pilcomayo junto con
L. chloridiformis, la cual se extiende por el sur hasta la provincia de Bue—
nos Aires; L. mucronata en Tucumán; £L. virgata común a toda esta for-
mación y a la parte norte de la megapotámica y del monte. El género
Chloris está representado en la parte oriental hasta Santiago del Estero y
Chaco por Ch. distichophylla y en la parte occidental (Pucumán y Salta)
por Gh. virgata y Ch. polydactyla. Gymnopogon spicatas y Tripogon
spicatus en Misiones y en otras formaciones de que me ocuparé a conti-
nuación.
Formación MEGAPOTÁMICA. — Es intermediaria entre la anterior y la
pampeana. Las especies que se encuentran en ella, con excepción de
Chloris-bahiensis que habita en los terrenos arenosos de Entre Rios, son
comunes a ambas. Habitan en la parte norte: Leptochloa virgata, Chloris
distichophylla y Gymnopogon spicatus de la formación anterior y en la
parte sur Ch. argentina, Ch. ciliata, Ch. polydactyla, f. pauciradiata,
Ch. Berrot, y Bouteloua megapotámica, de la formación siguiente.
Formación PAMPEANA. — Excluyendo las sierras del sur de la provincia de
Buenos Aires, con su flora bien particular, en donde hallamos tres espe-
cies del norte (Gymnopogon spicatas, Microchloa indica y Tripogon spt-
catus), el resto de la formación posee un buen número de especies, algu-
PHYSIS. — T. IV 12
170 PHYSIS (IV, 1918)
nas de las cuales relativamente frecuentes, por ejemplo: Ch. argentina,
Ch. polydactyla f. pauciradiata, Gymnopogon radiatus (1), Bouteloua
megapotámica y otras más raras como : Leptochloa chloridiformis, Sche-
donnardus paniculatus, Ch. ciliata y Ch. virgata.
Más adelante, al ocuparme en particular del género Spartina, se verá
que la S. montevidensis principalmente, pertenece también a los bañados
y cañadones salados de esta formación.
Separadamente mencionaré en este lugar las especies de esta tribu últi-
mamente halladas en la muy heterogénea flora de la Capital federal y
que no figuran en Chloris platensis argentina del Dr. C. M. Hickex :
Chloris bahiensis DorLt (Maciel);
Chloris polydactyla Sw. f. pauciradiata Kurtz (Caseros);
Chloris barbata Sw. (Maciel) ;
Chloris Berroi Arecu. (La Plata, Álvarez Jonte) ;
Gymnopogon radiatus (Sw.) L. KR. Parob1 (Paternal) ;
Schedonnardus paniculatus (Nurr.) TrkL. (Palermo).
Formación DEL MONTE. — Es la formación más rica en especies de esta
ina, En la parte oriental hallamos en cierta abundancia : Trichloris plu-
riflora y T. mendocina, de área geográfica muy grande (van desde Men-
doza hasta el Chaco, llegando el segundo hasta el Pilcomayo), Bouteloua
aristidoides, B. lophostachya, B. curtipendula, B. megapotámica, Chloris
argentina, Ch. ciliata, Ch. virgata, Ch. polydactyla f. pauciradiata, y, más
escasos : Gymnopogon spicatus, Bouteloua americana y Microchloa indi
ca, que también pasa al norte de esta formación. En la región del nor—
oeste hallamos : Chloris castilloniana, Daclyloctentam cegyptium, Boute—
loua barbata, que baja hasta San Juan y Mendoza, Ctenium carolinianum
y Bouteloua simplex ; esta última puede considerarse como de la forma-
ción andina, pues se encuentra en las sierras de Tucumán, Salta, Jujuy y
Catamarca a 2000 y más metros de altura.
FormAcióN ANTÁRTICA Y PATAGÓNICA. — Excepto al género Spartina, de
área geográfica discontinua, y Tetrapogon spathaceus, dudoso para el país,
no existe en la Patagonia ninguna otra especie del grupo de Gramíneas
que me ocupa.
ÁREA GEOGRÁFICA DE LAS Spartina. — Como he dicho, el área de dis-
persión de estas especies es discontinua, influyendo en ella la calidad de
(1) El Gymnopogon radiatus es elemento de terrenos un tanto salados ; lo he hallado con fre=
cuencia asociado a Bela vulgaris, Sesuvium portulacastrum, Salicornia sp., Atriplex sp., etc. ete.
Lorewzo R. Parob1 : Sobre las Chlorideas de la República Argentina 171
los suelos ; salvo $. cilvata que es de médanos, las otras son de terrenos
salobres e inundables. S. montevidensis, se extiende desde la costa del río
Negro hasta el norte de la provincia de Buenos Aires, internándose por
los bañados y cañadones pampeanos hasta el sur de Córdoba y parte
oriental de San Luis (quizá esté también en los bañados del norte y este de
la provincia de Santa Fe); S. alterniflora (= S. brasiliensis) desde Bue-
nos Aires por todo el litoral hasta río Negro; S. cilrata, de los arenales
de Lavalle (Cabo San Antonio) y Coronel Vidal; S. patagonica, es proba-
blemente la Chlorídea más meridional, alcanza hasta los 519 de latitud
sur, siendo limitada su área a la costa de la gobernación de Santa Cruz.
TI
ENUMERACIÓN DE LAS CHLORIDEAS ARGENTINAS
Enumero a continuación las 44 Chlorideas conocidas hasta ahora
para el país; pude estudiar material argentino de 38 especies no habien
do, pues, podido comprobar personalmente la existencia de seis de ellas
(no 7-20-24-31-34-39). Un ejemplar a lo menos de las especies y varie-
dades estudiadas por mi existe en el herbario del Museo Nacional.
1. Microchloa indica (L.) O. K.
Brasil, Uruguay, Argentina. (S., T., Ct., C., BA.)
M. indica (L.) O. K. var. tenuis Hack et STUCKERT.
Argentina (T.).
2. Cynodon dactylon (L.) Pers.
Cosmopolita. — Argentina (T.).
C. dactylon (L.) Pers. var. maritimum H. B. K.
Cosmopolita. Desde río Negro hasta Misiones.
[SS]
. Spartina ciliata KuntH.
= S. coarctata TriN.
Brasil austral, Uruguay, Argentina (BA. General Lavalle, Leg. Haumaw
1918: playa del Atlántico y médanos litorales).
h. Spartina alterniflora Loss.
= S. brasiliensis Rabn1.
Brasil, Uruguay, Argentina (RN., BA.).
172 PHYSIS (IV, 1918)
5. Spartina montevidensis ÁrECH.
Uruguay, Argentina (SF.» C., SL., BA. RN.).
6. Spartina patagonica SpE6.
Argentina, Santa Gruz (Río Santa Cruz, Leg. Sercazzir 1882. Puerto
Deseado, L. Haumax 1914).
7. Spartina densiflora Brox6x.
Chile (Valdivia). Dudosa para el país.
8. Chloríis barbata SwAkrItz.
Bolivia, Argentina (BA., Maciel, 1917).
9. Chloris Berrol ArEcH.
Uruguay, Argentina (ER., BA..).
10. Chloris ciliata SwArtz.
América cálida y templada. Argentina (T., C., ER., BA., M.).
Ch. ciliala Sw. brachyathera Hack.
Argentina (C.).
Ch. ciliata Sw. breviseta Hack.
Argentina (C., SL.).
11. Chloris polydactyla SwArtz.
América cálida y templada. Argentina (SF., S., T.).
Ch. polydactyla Sw. breviaristata Hack.
Argentina (T.).
Ch. polydactyla Sw. f. pauciradiata F. Kurrz.
Argentina (C., Ch., SE., ER., BA.).
12. Chloris Castilloniana Lino et L. R. Paroprt.
Argentina (T.).
13. Chloris virgata SwaArtz.
Buenos Aires (Pergamino, 1918) Leg. (L. R. P.)
América templada y cálida. Argentina (S., T., Ct., (., SL., BA., SF.).
14. Chloris Gayana Kuwxrn.
África, Senegal. Argentina (Mis. BA..).
159. Chloris bahiensis Sreub.
Brasil, Uruguay, Argentina (ER., BA.).
Lorenzo R. Paron1 : Sobre las Chlorideas de la República Argentina 173
15 bis. Chloris uliginosa Hacx.
Uruguay, Paraguay, Argentina (Mis.).
16. Chloris dystichophylla Lac.
Brasil, Uruguay, Argentina (Mis., Corr., Ch., F., SF., Sgo., ER.).
17. Chloris argentina (Hack) Luro et L. R. Paronr.
Formación del Monte, Pampeana y Megapotámica.
18. Trichloris mendocina (PmurL.) Kurtz, tipica.
Texas, Arizona, México, Argentina (M., C., ER., S., Sgo., T., Pilc.).
T. mendocina (Pmu..) Kurtz, var. Blanchardiana (Ga) Kurtz.
Argentina (SL., ER., S., T., C., Patagonia, RN.).
19. Trichloris pluriflora Fourx.
México, Argentina (Form. del Monte).
dla plariflora Four. f. macra Hack.
Argentina (C.).
20. Ctenium carolinianum Paxz.
= Campylosus aromatica (WaLr.) Trim. Srecazzim, PHYSIS,
[I[, página 162, 1917.
Norte América, Argentina (LR., SJ.).
21. Gymnopogon radiatus (Swartz) L. R. Paronr.
= Chloris radiata SwARTzZ.
Buenos Aires (Paternal, Pergamino, Campana, L. R. P. verano 1917).
Brasil, Argentina (T., C., SF., BA.).
G. radiatus (Swartz) L. R. Paropr var. Beyrichiana (H. B. K.)
Ec
= Chloris radiata Swartz var. Beyrichiana (H. B. K.) Hack.
Brasil, Perú, Colombia, Argentina (C., T.).
22. Gymnopogon Haumani L. R. Paropr.
Paraguay (Asunción) Argentina (Mis. )).
23. Gymnopogon spicatas (SPrexG.) O. K.
Brasil, Bolivia, Argentina (CARO):
var. brevisetus Hack.
Argentina (BA.).
174
2%.
25.
26.
28.
20.
2%
PHYSIS (1V, 1918)
var. pluriflorus DoELL.
Brasil, Uruguay, Argentina (T., C., ER., BA., Mis.).
Gymnopogon Burchell: (Muxr.) Exm.
Brasil, Argentina (Mis.).
Schedonnardus paniculatus (Nurr.) Tren.
Santa Fe (Venado Tuerto, Leg. M. Esrrapa, 1908).
La Pampa (Catriló y Renancó, Leg. L. Haumax, 1916-17).
Buenos Aires (Capital, L. R. P., 1917).
América septentrional Argentina (C., SF., P., BA.).
Bouteloua simplex Lac.
México, Perú, Bolivia, Argentina (J., S., T., Ct., C.).
. Bouteloua barbata Lac.
= B. Parryi Luo non (Fourx.) GRIFFITHS.
Tucumán (Amaicha). Leg. M. Lio número 16465.
San Juan. Leg. C. Specazzint, Herb. Fac. Agr. BA.
Mendoza (33941'). Leg. R. Saxzix número 572.
Norte América, Argentina (T., SJ., M.).
Bouteloua lophostachya Gr1sB.
Argentina (S., T., Ct., Sgo., C., LR.).
Bouteloua megapotamica (Spr.) OK.
= B. multiseta (Nzes.) Grisb.
La Pampa (Renancó).
Brasil, Uruguay, Argentina (T., G., ER., SF., BA., RN., P.).
30. Bouteloua aristidoides (H. B. K.) Grisb.
Estados Unidos, México, Argentina (S., T., Ct., Sgo., C., LR.).
. Boutelona americana (L.) Scrib.
Argentina (G.).
Bouteloua curtipendula (Micnx.) TorrEv.
Santiago del Estero (La Punta). L: Haumax, 1916.
Norte América, Centro América, Perú, Bolivia, Argentina (S., T., Ct.,
C. Sgo.).
. Tripogon spicatus (Nzes.) Exman.
Buenos Aires (Sierra Curramalán, L. Haumay, 1918).
Estados Unidos, México, Brasil, Uruguay, Argentina (F., S., T., Ct., C.,
Mis. BA.).
Lorenzo R. Parooi : Sobre las Chlorideas de la República Argentina 175
3/1. Tetrapogon spathaceus (Bexrtn.) Hacker.
Argentina (Patagonia ?)
35. Eleusine indica (L.) Garrty.
Brasil, Uruguay, Paraguay, Argentina (Form. subtropic., megap., pamp.
y del Monte).
36. Eleusine tristachya (Lam.) Krm.
= Eleusine indica (L.) GagrTN. var. condensata ArEcH.
Area geográfica igual a la anterior.
37. Dactyloctenium cegyptium (L.) K. Ricnr.
Cosmopolita tropical y subtropical Argentina (LR., T., S.).
38. Leptochloa mucronata KuxtH.
Estados Unidos, Brasil, Paraguay, Argentina (T.).
39. Leptochloa scabra Nrrs.
Brasil, Paraguay, Argentina (Pilc.).
ho. Leptochloa procera Nzes.
Paraguay, Brasil, Argentina (Mis.).
h1. Leptochloa dominguensis (Lam). Trax.
Misiones (San Ignacio). Leg. Quiroca, 54 D.
(San Ignacio) Leg. D. Gambracor, 1918.
Brasil, Argentina (Mis., Corr.).
42. Leptochloa virgata (L.) Brauv.
Brasil, Paraguay, Argentina (F., S., T., Corr., ER., Sgo.).
var. mutica DorEL.
Paraguay, Brasil, Argentina (Pilc.).
var. puberula Hack.
Paraguay, Argentina (ER., Pilc.).
43. Leptochoa chloridiformis (Hack.) L. R. Paront.
Entre Ríos (Federal). L. Haumay, 1917.
Santa Fe (Lehman). L. Hauman, 1906.
Buenos Aires (Campana). L. R. P., 1917.
Paraguay, Argentina (F., Sgo., Ch., SF., BA., ER.).
176 PHYSIS (1V, 1918)
Hr
OBSERVACIONES
Spartina densiflora Broxcx.
O. Kuwrzg, Rev. gen. Plant., página 369. Patagonia.
MaxrosxiE, Patag. Exped., página 209.
Esta especie de la costa chilena (Valdivia) muy posiblemente no existe
en el país, habiendo sido confundida con la muy parecida S. patagonica
SPEG.
Chloris barbata Swartz.
Isla Maciel (Buenos Aires) formando grandes matas (abril, 1917).
Citada por primera vez de la República Argentina, aunque F. Kurrz
en Collectanea ad floram argentinam (1900), presume su probable exis-
tencia en la región del Chaco, por haber sido colectada en Bolivia por
O. KuvrzkE (Revisio, VI, 348).
Chloris Berroi ÁRECHAVALETA.
Leg. L. Haumax. Álvarez Jonte, abril 1913. Not. Florist., página 16
(1917).
Leg. C. Srecazziwr. La Plata. PHYSIS, tomo II, número 14, página 162.
Leg. G. NieoreLD. Pergamino, enero, mayo 1917.
Leg. R. Barz. Entre Ríos, mayo 1918.
Especie muy vecina de Ch. ciliata Sw. por la estructura de la espigui-
lla, diferenciándose sin embargo por la inflorescencia, cuyas espigas per
manecen unidas simulando una espiga terminal única.
Chloris Castilloniana LiLo et L. R. Parop1 nov. spec.
M. Lirio, Flora de la provincia de Tucumán. Gramineas, 1916. (Nom. nud).
Herbarium Castillón número 3450.
Euchloris, perennis, coespitosa, culmis compressis, striatis, glabris. Va-
gina compressa, aperta, striata, internodiis brevior. Ligula brevis, mem-
branacea, in cilis soluta. Lamina glabra frequenter duplicata. Spicae
8-12, fasciculate, erectiusculce, non stricte verticillatee. Spiculoe imbricato
subsessiles, oblonge, pallide albo-lutescentes. Gluma uninerves, infera bre-
vior, tertium glumellee attingens, supera in acumine aristiformi producta.
Glumella infera papyracea, compressa carinata, 4 mm. longa, carina gib-
Loreszo R. Paron1 : Sobre las Chlorideas de la República. Argentina 177
bosa, glabra, margintbus fere usque ad apicem bidentatum ciliatis, nervo
medio in arista 3 mm. longa producto ; supera membranacea, eliplica, bi
nervia, nervis scabris, apice bifido. Caryopsis elongata. Flos sterilis unt-
cus, aristatas, untvalvus.
Hab. Non rara in locis aridissimis,
vallibus « Calchaqui » vocatis, altitadine
1800 m., ubt in mense Decembre floret.
Euchloris perenne, cespitosa, de 4o a
5o centímetros de altura. Tallos com-
primidos, estriados, glabros. Vainas
comprimidas, abiertas, estriadas, más
cortas que los entrenudos, lígula mem-
branosa corta disuelta en pestañas ; lá-
mina generalmente plegada sobre el ner-
vio medio, glabra de 10 a 12 centíme-
tros de largo por 4 a 5 milímetros de
ancho. Inflorescencia constituida por. 8
Fig. 1. — Chloris Castilloniana Lio et L. R. Pa- Fig. 2. — Chloris Castilloniana Lr-
RoDI : a, glumas; b, flores; c, glumela superior Lo et L, R. Panopi. Inflorescen-
de la flor hermafrodita. Muy aumentado. cia. */, tamaño natural.
a 12 espigas que salen de distintas alturas en la extremidad de la caña
florífera. Espigas erectas de 6 a 8 centímetros, raquis subtriangular esca-
broso. Espiguillas imbricadas subsentadas con pedicelo escabroso, de 4 a
4,5 milímetros, blanco-amarillentas.
Glumas uninerviadas, nervio escabroso, la inferior, más corta, alcanza
178 PHYSIS (JV, 1918)
a la tercera parte de la glumela, la superior, de 3 a 3,5 milímetros, agu-
da, con una punta aristiforme, sobrepasa la mitad de la espiguilla. Glu-
mela inferior papiracea, comprimida, aquillada, de 4 milímetros de lar—
go, quilla gibosa glabra, bordes ciliados hasta cerca del ápice que es
bidentado (cilias de 1,5 a 2 milímetros de largo) con una arista que es
prolongación del nervio medio, de 3 milímetros de largo. Glumela supe-
rior membranácea elíptica binerviada, nervios escabrosos, ápice bifido con
muy cortas cilias. Gariopso alargado. Flor estéril única con arista tan
larga como ella, univalva. z
Coleccionada por el P. León Casrirox en Amaicha (valle Calchaqui)
a una altura de 1800 metros, en el mes de diciembre de 1914.
Observación. — Se diferencia de las demás especies argentinas de la
sección Euchloris, por la forma de la inflorescencia, por el tamaño de las
glumelas (de 4 mm.) y por las espiguillas con una sola flor estéril (fig.
Da)
Chloris Gayana KuwrmH.
M. S. Berrox1, Anales científicos paraguayos, serie Il, número 2, 1gr8.
Herb. M. S. Berrox1, número 9694. Alto Paraná (Misiones), 1910.
Herb. L. R. Paropr. Pergamino (Buenos Aires), mayo 1918. Abundante
en un prado en la estación experimental agrícola.
Probablemente introducido con semillas importadas.
Chloris sección EusracHys.
Doy a continuación una clave para facilitar la determinación de
las especies nuestras de esta sección, generalmente muy dificil de re-
conocer.
A. Dorso de la glumela inferior ciliado en la flor hermafrodita, cilias a
veces muy cortas y ralas.
z Quilla netamente gibosa con ápice redondeado no aristado ; cilias
del dorso y de las márgenes muy cortas. Flor estéril con el pedi-
celo, alcanzando al extremo de la flor hermafrodita.
Chloris uliginosa Hack.
2 Quilla poco gibosa, con ápice mucronado o aristulado y cilias bien
visibles. Flor estéril con el pedicelo, mas corta que la flor her—
mafrodita.
1. Flor estéril corta triangular con pedicelo tan largo como ella.
Glumela inferior con cilias cortas erectas y apice aristulado.
Espiguilla de 1,5. mm. Chloris Swartziana DoEtLL.
2. Flor estéril larga, tubulosa, con pedicelo muy corto. Glumela
Lorewzo R. Paron1 : Sobre las Chlorideas de la República Argentina 179
inferior con cilias más o menos largas tenues, mutica O rara
vez con una aristula corta. Espiguilla de 2 mm.
Chloris bahiensis StEUD.
B. Dorso de la glumela inferior glabro en la flor hermafrodita.
I. Glumela de la flor estéril aguda. Espigas largas de 8 a 12
centímetros en número de 12 a Jo.
Chloris distichophylla Lac.
II. Glumela de la flor estéril con ápice trunco. Espigas cortas de
5 a 10 centímetros de largo en número de 8 a 15.
Chloris argentina (Hack.).
Chloris bahiensis StEUD.
= Chioris petrcea GRISEB. non STEUD. GRISEB. Symb., 1929.
Rara, en el Dock Sur, Buenos Aires (L. R. P.), marzo 1917.
F. Kurtz, número 7815, Paraná, 1891-92.
P. G. Lorewtz, número 683, El Palmar, Entre Ríos.
E. C. Cros, Concordia, Entre Ríos, 1917.
R. Bazz, C. del Uruguay, 1918.
L. R. Paropr, Colón, septiembre 28-1918.
Inflorescencia con 4 a 14 espigas de 3 a 6 centímetros de largo. Planta
perenne, de 20 a 6o centímetros de altura. Gluma inferior, alcanzando
la mitad de la espiguilla ; la superior, un poco mayor, bilobada, aristada.
Glumela inferior con el dorso ciliado hacia la parte mediana, márgenes
con cilias largas, tenues, blanquecinas, ápice mucronado. Flor estéril
subsentada con el ápice trunco.
Común en los terrenos arenosos del E. de Entre Rios.
Cloris Swartziana Dorzz.
= Ch petroea Swartz non THux.
Según ejemplares de Puerto Rico y de Florida, Leg. A. H. Gurris (ex
herb. F. Kurtz), creo poder caracterizar esta especie tan a menudo con-
fundida, de la manera siguiente: Gluma inferior, la mitad de la glumela;
gluma superior bilobada, aristada. Glumela inferior aristulada (arista
menor de 1 mm.), dorso y márgenes con cilias cortas escabrosas. Flor
estéril pedicelada, triangular. Inflorescencia con 4 a 5 espigas.
Aunque haya sido señalada por GriseBacH, Symb. ad flor. arg., nú-
mero 1929 y por Lorewtz y NieDerRLEIN, Exped. R. Negro, página 276,
probablemente no existe en la Argentina: ha de haber sido confundida
con la anterior. La Chloris petrea Swarrz citada por O. Kuntzk,
Revisio genera plantarum, página 348, es Chloris argentina (Hack.), como
me lo hizo observar el Dr. Kurrz al comunicarme el ejemplar que le sir-
vió a O. Kunrzr.
180 PHYSIS (IV, 1918)
Chloris uliginosa Hack.
Fedde, Repertortam, VI, pág. 320. Uruguay, Cuareim leg.
M. B. Berro.
Leg. D. Paronr, n* 52. Misiones (Museo Farmacología).
Leg. DressE. Sapucay (Paraguay), noviembre 1894 (Museo Nacional).
Perenne? De 0.80. 1 metro. Tallo glabro comprimido lateralmente.
Hojas dísticas glabras de vainas comprimidas, lígula muy reducida, lá-
mina de 20-25 centimetros y 7-8 milimetros de ancho. Inflorescencia
con 5-8 espigas de 6-8 centimetros de largo. Glumas membranaceas le-
vemente vellosas, la inferior con ápice subulado, la superior bilobada con
una arista escabrosa entre los dientes. Gluma inferior con carena neta-
mente gibosa llevando sobre la giba y sobre los bordes del margen cilias
cortas erectas; ápice redondeado sin arístula. Glumela superior elíptica
con ápice bifido. Flor estéril globosa pedicelada, con ápice trunco; no
sobrepasa la flor: hermafrodita.
Citado por primera vez de la República Argentina y del Paraguay. El
ejemplar de Misiones difiere del de M. B. Berro y de la descripción que
hace Hacker en la obra citada porque en aquélla la altura de la planta es
de 4o-5o centímetros, la inflorescencia de 14 espigas y el largo de éstas
de 7-8 centímetros. Los ejemplares de Sapucay (solo inflorescencias) tie—
nen 6-10 espigas y glumelas con cilias un poco mas abundantes.
Ejemplar estudiado : Leg. M. B. Berro n* 2678. Cuareim (R. O. del
Uruguay, octubre 23 de 1902. Det. E. Hacker (!).
Chloris argentina (Hacx.) Emo et L. R. Paronr.
= Chloris disctichophylla Lac. var. argentina HackeEL.
= Chloris petroea O. Kuxrzg non Swartz nec THuxB.
Como lo había anticipado Lito (en Flora de la provincia de Tucuman,
Gramineas, pag. 43) y me lo ha confirmado en una carta, considero esta
planta como especie distinta de Chil. distichophylla Lac. por presentar
con ésta numerosas diferencias, como puede verse en la clave que doy para
esta sección de Chloris.
Gymnopogon radiatus (Swartz) L. KR. Paropr.
Esta especie con su variedad Beyrichiana ha sido considerada por mu-
chos autores modernos como perteneciente al género Chloris. Basado en
caracteres que enumeraré, le he encontrado mayor afinidad con Gymno-
pogon en que la incluyo.
Las espigas están dispuestas en la extremidad de los tallos, a distintos
niveles, en un espacio de 2,5 a 3,5 centímetros, formando verticilo úni-
Loninzo R. Paroo1 : Sobre las Chlorideas de la República Argentina 181
camente las espigas de la base y rara vez las inmediatas superiores. Gene-
ralmente después del primer verticilo se encuentran cinco o seis espigas
insertadas a distinta altura sobre el eje principal, el cual a menudo lleva
en su extremidad una o varias espiguillas fértiles o simplemente un vesti-
A B
Fig. 3. — Espiguillas de Gymnopogon: A, Gymnopogon Haumani L. KR. Parovr; B, Gymnopogon
radiatus (Swartz) L. R. Paro; (€, Gymnopogon spicatus (Serew6.) OK.; D, Gymnopogon
spicatus (Srrex6.) OK. var. pluriflorus Dor. */, tamaño natural.
gio glumáceo. En Chloris no encontramos semejante disposición, mien-
tras que en Gymnopogon el raquis de la panoja mucho más desarrollado
termina en una espiga que lleva muchas espiguillas.
Más importante es la semejanza casi completa de las espiguillas ; las
glumelas son lanceoladas, dos o tres veces más largas que anchas, de
182 PHYSIS (1V, 1918)
dorso lineal y redondeado, igual que en G. spicatus (SpPrENG.) OK.,
mientras en Chloris son elípticas o elíptico-ovaladas con dorso aquilla—
Fig. 4. — Inflorescencias de Gymnopogon: A, Gymnopogon Haumani L. R. Panov1; B, Gymnopogon
radiatus (Swartz) L. R. Paroo1; €, Gymnopogon spicatus (SerewG.) OK. */, tamaño natural
do, generalmente giboso y el largo es menor que el doble del ancho.
El carácter que más la aproxima a Chloris sería la distribución de las
espiguillas sobre el raquis, aunque no son tan estrechamente imbricadas
Lorenzo R. Paroo1 : Sobre las Chlorideas de la República Argentina 183
como en aquélla ; Gymnopogon radiatus (Sw.) y Gymnopogon Haumant,
especie nueva que describo a continuación, aparecen, pues, como for—
mas de transición, por lo que se refiere a la inflorescencia, entre Gymno-
pogon y Chloris, pero, por la estructura de las espiguillas se aproximan
mucho más a Gymnopogon. (Véase las figuras 3 y 4.)
Gymnopogon Haumani L. K. Paronr.
= Chloris radiata HackeL non Swarrz 1n M. S. Berroxt, Gra-
mineas de las regiones forestales litorales del Alto Parana
(Anal. cient. parag., serie 11, n* 2. Puerto Bertoni, 1918).
Culmus modestus suberectus, compressus, striatus, glaber. Foliorum va-
gina striata glabra, ligula brevissime membranacea, in culis soluta ; lami-
na sub-apice scabra, obtusa. Spicae uni vel bi-verticillatee. Rachis planus,
spiculee subsessiles, minutissimee, sub biflore, flos inferus fertilis, superus
in gluma vacua reductus. Glume subulate, carina scabra, uninerves, in-
fera glumelle medium «eequans vel vix superans, supera spiculam sub-
eequans. Glumella inferior lanceolata, sub-apice bidentata, aristata, arista
quam glumella 6-7-plo longior. Flosculus sterilis longearistatus.
Hab. Paraguay, Sapucay, leg. Dresse, noviembre 1894.
Trinidad, Asunción, leg. M. S. Berrox1, número 2493.
Planta pequeña, menor de 25 centímetros, suberecta, de tallos algo
comprimidos, estriados, glabros. Vainas estriadas, hojas cortas, 5 a 8
centímetros, obtusas, glabras o con pelos ralos diseminados en las már—
genes ; éstos se vuelven un tanto escabrosos hacia la extremidad de la
lámina ; ligula muy breve membranácea, disuelta en cilias. Espigas en el
extremo de las cañas en uno o dos verticilos, generalmente en número
de 4 a 8. Raquis plano, de 3 a / centímetros de largo. Espiguillas subse-
siles, muy pequeñas (2,1 mm. sin contar las aristas) con una flor infe-
rior hermafrodita y una superior estéril. Glumas subuladas con carena
escabrosa, uninerviadas, la inferior llega a la mitad de la glumela o la
sobrepasa, la superior más grande no alcanza a la extremidad. Glumela
inferior lanceolada, de 2 milímetros de largo, ápice bidentado, con una
arista de 12 a 15 milímetros. Flor estéril, con la glumela inferior arista—
da, arista de 4 a 5 milímetros. (Véase las figuras 3 y 4.)
Observación. — No se ha encontrado aún en la República Argentina,
pero el Dr. M. S. Berroxt (ob. cit.) presume su existencia en Misiones.
Esta especie ha sido confundida con Gymnopogon radiatus (Sw.), sin
embargo se diferencia de aquella especie por el tamaño mucho menor de
las espigas y espiguillas y por la distancia de estas últimas sobre el ra-
:8/ PHYSIS (1V, 1918)
quis ; en esta especie entran 20 en un centímetro de raquis, mientras en
G. radiatus sólo llegan a 8. Por este carácter se aproximaría, como ya he
dicho, a Chloris ; no obstante, por la gran semejanza en la estructura de
las espiguillas con la especie anterior, he creido más propio incluirla en
este género.
Dedico esta especie a mi profesor L. Haumax, a quien más consejos
debo para la realización de este trabajo.
Tetrapogon spathaceus (BexrH.) Hack.
= Criptochloris spathacea BextrH.
Según BewyruHam, in Hooker, /cones plant., tab. 1376, esta planta de
origen dudoso parece haber sido hallada en la Patagonia por el capitán
MipLerOw. No se ha vuelto a ver en la República Argentina.
Eleusine tristachya (Lam.) Kuyzz.
= Dactylocienium «egyptium auct. div. arg.
C. M. Hicxew, Chloris platensis argentina, Buenos Aires, 1910, Número 172.
L. Haumas, Étude phytogéographique de la région du Rio Negro inférieur,
Buenos Aires, 1913, número 6r.
C. Srecazzinr, Herb. Facultad de agronomía, Buenos Aires.
En toda la República Argentina, subtropical y templada. Existe gran
cantidad de intermediarios entre esta especie y E. indica (L.) GAERTN.;
Lio (ob. cit.) opina sean hibridos.
Dactyloctenium eegyptium (L.) K. Ricnr.
Leg. Srucrerr, número 17.013, La Diana (La Rioja).
Ha sido confundida casi siempre en nuestro país con la especie anterior;
en la Argentina, sólo se conoce hasta ahora de La Rioja, Tucumán y Salta.
Letopchloa chloridiformis (Hacx.) L. R. Parobr.
= Diplachne chloridiformis HMackeL in Sruckerr, HH. Contrib.
gram. arg., número 205.
Tanto Leptochloa, de esta tribu, como Diplachne de las Festúceas, pre-
sentan grandes afinidades, siendo sus límites poco sensibles; varios auto-
res modernos, como Scrimwer, Hrrencock, etc., reunen los dos géneros
en uno : considerando Diplachne una sección del género Leptochloa. Dan
como caracteres diferenciales de estas dos secciones los siguientes :
Diplachne. — Espiguillas generalmente de pedicelo corto, dispuestas a
lo largo de las ramas de la panícula, algo distanciadas y no perfectamente
unilaterales / a oo floras.
Lorexzo R. Parnoo1: Sobre las Ghlorideas de la República Argentina 185
Leptochloa. — Espiguillas casi sésiles, en dos hileras a un lado de
las ramas del panículo, generalmente imbricadas ; 2 a 4 floras.
Pp 8
Como se ve, los límites de ambas
secciones no son nada claros por depen-
der de caracteres que, como la mayor
o menor unilateralidad de las espiguillas
sobre las ramas, o el largo de los pedi-
celos, son de relativa apreciación. El
número de flores de las espiguillas no
da tampoco idea del subgénero, pues
existen Leptochloas como L£. virgata,
EE dominquensis, etc., cuyas espiguillas
son todas de 5 a 6
flores.
El ápice de la glu-
mela inferior no es en
las Leptochloas ínte—
gro, como dice Hac—
KEL (Op. cit. pág.
499): yglumarum fer-
tilium apex in Dipla-
Wig. 5. — Leptochloa Chne bidentatus inter
chloridiformis (Hack.)
L. R. Panor. Espi- : Z
guilla. /, tamaño Aristatus, in Leptoch
natural.
dentos mucronatus v.
loa integer; esbiloba-
do con un mucrón o
arista entre los dientes o lóbulos. En la
especie que me ocupa las espiguillas
son comprimidas lateralmente, 3 0 /
floras, unilaterales, sésiles, imbricadas,
glumela inferior con ápice bilobado,
-con una corta aristula y la inflorescen-
.cla fasciculada o verticilada a la extre-
midad de las cañas, como la de muchas
-Chlorideas. (Véase las figuras 5 y 6).
Teniendo en cuenta todos estos carac-
teres y considerando el sistema de las
Fig. 6. — Leptochloa chloridiformis (Hacx.)
L. R. Paronr. Inflorescencia. */, tamaño
natural.
“Gramineas, como lo da Hacker, he creído que esta especie es más pro-
pio incluirla en el género Leptochloa.
PHYSIS. — T. IV
Nuevos huéspedes de hormigas
procedentes de Córdoba
POR CARLOS BRUCH
Durante mi estada en «La Granja», lugar situado en la cerrillada al
poniente de Alta Gracia (Córdoba), he coleccionado diversos huéspedes
de hormigas. Éstos los encontré en nidos de Solenopsis saevissima Sm. var.
Mac Donaghi Saxts., de Pheidole triconstricta For. var. ambulans Em. y
de Camponolus (Myrmothrix) rufipes Y. var. magnifica For.
El material traido, corresponde, casi en su totalidad, a especies desco—
nocidas ; describiré las que hasta ahora pude estudiar.
La mencionada Solenopsis vive allí, debajo de piedras, en los bordes de
un arroyito que corre por el paraje aludido.
Además de algunos dcaros ectoparásitos de las hormigas y del curioso
estafilínido Myrmecosaurus vagans n. spec., encontré otro representante
de la misma familia, una Acalophaena, probablemente también especie
nueva.
Un pequeñísimo carábido, diferente de los citados en mi enumeración
de los huéspedes de Solencpsis (PHYSIS, 1917, pág. 459), era abun-
dante en los canales superficiales de estos nidos.
De los Pheidole, el huésped es un estafilinido muy pequeño, que perte-
nece probablemente a los Xenocephalinae. A primera vista tiene semejan-
za con el género Ecitoxenus WasmManN (1); es también de color rojo-tes—
(1) Confirmando esta suposición, el padre Wasmaxs me comunicó que el coleóptero es en:
efecto muy vecino de su Ecitorenus Heyeri, que él mismo (Psychische Fáhigkeiten der Ameisen, 2:
Aufl., 1909, pág. 182) ha colocado después en el género Limulodes de Marrnews, pero manifiesta.
dudas si este género debe ser incluido entre los Trichopterygidae.
Cantos Brucn : Nuevos huéspedes de hormigas 187
táceo, muy pubescente y mide apenas 0,8 milímetros. El único ejemplar
de que dispongo lo hallé debajo de una piedra, junto a las hormigas.
La variedad magnifica de Camponotus rufipes, representa, sin duda, la
hormiga más característica de esta región. Construye sus nidos más o
menos como la especie típica, provistos de cúpulas, levantadas con frag-
mentos vegetales triturados y aglutinados, que tienen todo el aspecto y
consistencia del estiércol seco de caballo. El interior de las cúpulas está
surcado por galerías laberínticas que penetran también en el suelo.
Fuera de varios dcaros que se prenden siempre sobre los miembros
de las hormigas, encontré tres distintos coleópteros en las cámaras infe—
riores de un nido. Dos de ellos, ejemplares únicos, pertenecen a los pse-
láfidos : un Mamotus y una nueva especie de Arhytodes. El tercero era
más abundante; pertenece a la familia de los sílfidos, de la cual represen-
ta un nuevo género y especie. .
Al ofrecer la descripción de los nuevos huéspedes, hago constar que
son los primeros señalados para esta localidad y las referidas variedades
de hormigas.
Myrmecosaurus vagans n. sp.
Species a M. solenopsidiss Waswm. elytris brevioribus et conspicue latio-
ribus recedit: ejusdem pronotum brevius suborbiculare; carenae infrala-
terales capitis breviores atque antrorsum leniter convergentes, namquam
patenter parallelae; antennae ac pedes nonnihil breviores.
Ferrugineus, subopacus, abdomine nonnihil nitidalo. Caput, prono-
tum et elytra glabra granulata; abdomen pubescentia flava sericea perte—
nui vestitam. Antennarum articuli quartus ad decimum usque subquadra—
ti, latitadine longitudinem aequante. Elytra subplana, eorum latitudine
longitudinem tertio superante, deorsum ampliata; costulis destiluta su-
turae longitrorsum lineola impressa ornata.
Long. : 4,1-4,5 mm.
La nueva especie es muy parecida a M. solenopsidis Wasmann, (1)
difiere de ésta a primera vista, por sus élitros más cortos y mucho más
anchos, el pronoto más breve, suborbicular ; las carenas infero-laterales
(1) El género Myrmescopaeus Brirtmes (1916) es sinónimo de Myrmecosaurus Wasmanx. (Zoo-
log. Anzeiger, Bd, 24, 1909, pág. 765, f. 1-3.)
Precisamente a raiz de las comunicaciones de este último autor (publicadas después en Ento-
molog. Blálter, 1908, pág. 73, nota 1), hice constar también la identidad de las especies M. Ga-
188 PHYSIS (IV, 1918)
de la cabeza más cortas, algo convergentes hacia adelante y no perfecta—
mente paralelas ; antenas y patas son algo más cortas.
De color rojo-ferrugíneo; las antenas, clípeo, patas y extremidad del ab-
«dlomen apenas más pálidos. Subopaco, con el abdomen algo más lustroso.
Cabeza, pronoto y élitros glabros, cubiertos de una granulación regu-
lar y puntiforme : los gránulos bastante grue-
sos, juntos, poco más grandes y más separados
en la parte inferior de la cabeza y del tórax.
Abdomen fino y densamente punteado, cu-
bierto de una pubescencia apretada, sedosa,
flava y muy tenue; en el último segmento
existen finas setas aleonadas y negras.
La cabeza (clipeo incluido) es una tercera
parte más larga que ancha ; las aristas o care-
nas súperolaterales terminan en un diminuto
lóbulo encima del ojo; la frente es casi semi-
circular, sin escotadura delante de los lóbulos.
La región posterior de la cabeza, detrás de los
ojos, es como la mitad más ancha que larga y
sus bordes infero-laterales son salientes y ca-
renados. Sobre la frente, entre los ojos, se
distinguen dos débiles impresiones con dos
puntos obscuros en el medio, y sobre el vér-
tice tres impresiones longitudinales : la media-
na apenas perceptible, separada de las latera-
les por anchos burletes poco convexos con
Myrmecosaurus vagans Brucn
15 veces aumentado dos tubérculos bien visibles atrás. Los ojos son
pequeños, poco convexos.
Las antenas son apenas una sexta parte más largas que la cabeza, bas-
tante gruesas y finamente pubescentes. El artículo 1” es tan largo como
los dos siguientes juntos; el 2 es subovoide ; el 3” netamente obcónico,
dos veces más largo que ancho; los artículos 4” al 10” son subcuadrados,
llardoi Brirm. con M. solenopsidis Wasm., cuando presenté mi descripción a la Sociedad en la
sesión del 18-V-g18.
En su reciente carta, con fecha del 30-V=918, el Rev. Wasmany me informa del error de
apreciación, obsequiándome además con un hermoso fotograma del ejemplar típico de su M. so-
lenopsidis. Queda por consiguiente rectificado que M. Gallardo: Brirm. es una buena especie del
género Myrmecosaurus.
M. solenopsidis Wasm. (loc. cit., 1909, pág. 767) no es raro en Brasil, Joinville (Santa Ca-
tharina), donde vive con la variedad picea VWVasmanx de la misma Solenopsis saevissima.
Canos Brucn : Nuevos huéspedes de hormigas 189
no más largos que anchos, muy poco estrechados atrás; el artículo ter-
minal es rectangular, acuminado en el ápice.
El pronoto es suborbicular, tan largo como ancho, adelante más an-
gostado y sus ángulos muy redondeados; sus bordes laterales son li-
geramente replegados. Sobre el disco presenta dos agudas aristas oblicuas
y algo sinuosas, además una cresta mediana, delgada adelante y ensan—
chada en triángulo hacia atrás; a los costados de las aristas se observa
excavaciones poco profundas.
Contornos del antecuerpo y de la antena : 1 y 1a del M. Galtardo: Brirnes
2 y 24 del M. vagans Brucn
El escudete es pequeño, subtriangular.
Los élitros son bastante planos, como una tercera parte más anchos
que largos, hacia el ápice dilatados; sus ángulos redondeados. Sus bordes
laterales son carenados, anchamente replegados; el margen sutural sin ca-
rena alguna ; paralelamente a la sutura corren dos líneas impresas, más
notables adelante y desvanecidas hacia atrás.
El abdomen es más largo que el resto del cuerpo, angosto en la base y
estrechado hacia atrás; los segmentos 2 a 5 son en los costados fuerte-
mente carenados y angulosos.
El prosterno lleva una aguda carena.
Las patas, fémures y tibias son finamente granuladas y, como los tar—
190 PHYSIS (IV, 1918)
sos, moderadamente pubescentes ; los tarsos anteriores y medianos son
poco dilatados.
De este hermoso estafilínido mirmecófilo he capturado 15 ejemplares
y algunas larvas jóvenes, habiéndolos encontrado siempre debajo de pie-
dras, a orillas del arroyo y vagando entre las hormigas Solenopsis sae-
vissima var. Mac Donaghi For.
Comparada con M. Gallardor, la especie nueva es de cuerpo más an-
cho y menos convexo; la granulación perfecta, no rugosa; la pubescen-
cia del abdomen es aún más fina.
La cabeza es más corta, sin escotaduras delante de los lóbulos pre—
oculares. El pronoto es muy distinto, suborbicular y no más largo que
ancho.
Las antenas son más cortas y más gruesas; sus artículos 4” al ro” no
más largos que anchos.
Los élitros carecen de aristas y su margen sutural no es carenado como
en M. Gallardoi; ellos son mucho más aplanados y más ensanchados
hacia atrás; son también más cortos, más anchos que largos y despro-
vistos de pubescencia.
Los miembros, fémures y tibias son un poco más cortos, los tarsos
algo menos dilatados que en Gallardot.
Esta última especie, que he encontrado frecuentemente en los alrede-
dores de La Plata, en los nidos de la Solenopsis saevissima var. Richteri
For., ha sido señalada además del Tandil y de Purmamarca (Jujuy).
La cuarta especie, M. myrmecophilas HormcrEN (Zoolog. Anzeiger,
Bd. XXXIII, 1908, pág. 344, fig. 6), procede de Charupampa (Bolivia) ;
es más afin a M. solenopsidis y a M. vagans, pues carece de aristas sobre
los élitros. Todas ellas son huéspedes muy característicos de las Solenop-
sis, pero aquélla vive con Solenopsis Gayi SrIx., segun me acaba de co-
municar el padre Wasmanx.
Arhytodes myrmecophilus n. sp.
A. Oberthúri Rarrr. suabsimilis. Antennae corpore sat breviores, arti-
culorum dispositio conspicue aliena ut in adumbratione constal.
Capitis sulcus Y formis, ad collum usque productus. Prothorax trans-
verse sulcatas. Elytra carinis quatuor geminatis subintegris atque pubes-
Carros Brucn : Nuevos huéspedes de hormigas 101
centibus praedita, inter illas omnino glabra nec non nitidula. Abdomen
tuberculis deficiens. Pedes robusti ut antennae valde pubescentes.
Long. : 2,7 mm.; antennae 1,6 mm.
De color castaño, pero los élitros más rojizos, salvo en su base, mar-
gen pleural y posterior que son del color general. Dispersamente cubier-
to de pelos semidorados, y en partes de pequeñas escamas glandulosas de
un blanco grisáceo; la pilosidad es más tupida en las antenas y patas.
La cabeza es subrectangular, apenas más larga que ancha y poco es-
Fotografía de Arhytodes myrmecophilus Brucm, 15 veces aumentada; diseño del mismo
y de la antena con más aumento
trechada adelante. Dos anchos surcos convergen hacia el vértice y se pro-
longan en uno único hasta el cuello, formando una Y encima de la cabe-
za; entre los tubérculos frontales hay otro surco y todos ellos están
repletos de escamitas.
Las antenas son mucho más cortas que el cuerpo; sus artículos 2%, 3",
4%, 5% y 7 más o menos transversales, los demás, 1”, 6”, 8” hasta el 11*
alargados. El artículo 1” es engrosado, casi tan largo como el 10”; el 2% es
subcuadrado, poco más ancho que largo; el 32 muy corto, dos veces más
ancho que largo. Los artículos 4*, 5” y 7? son subiguales ; el 6” como el 8”
algo más largo que ancho; los dos siguientes son netamente cilíndricos; el
artículo terminal es oviforme, tan largo como el 9”, acuminado en el ápice.
192 PHYSIS (IV, 1918)
El protórax es algo más ancho que largo, adelante estrechado, en el disco
giboso con el surco transversal característico para otras especies congéne-
res : bastante anguloso en el medio y bien arqueado en los costados, lleno
de escamitas, las que se encuentran también sobre el lóbulo postlateral.
Los élitros son casi tan anchos como largos, bastante convexos, trun-
cados en la base y en el ápice. En la base llevan cuatro fosetas con esca-
mitas. Sobre el dorso tienen cuatro aristas gemelas, casi tan destacadas
como el margen sutural, de las cuales las dos medianas son casi integras,
las externas poco más gruesas en la región humeral y más borradas hacia
el ápice. Dichas aristas están cubiertas de cortos pelos acostados, que se
encuentran también sobre el borde lateral y en el margen pleural, allí ali-
neados sin aristas. Los espacios son completamente glabros, lisos y lus—
trosos; el margen posterior lleva escamitas mezcladas con cortos pelos.
El abdomen es liso, sin protuberancia alguna, la pilosidad más abun-
dante sobre el margen lateral y borde posterior de los segmentos, for-
mando en los anteriores mechoncitos medianos; el abdomen está ador-
nado también de escamitas.
Las patas son robustas y relativamente cortas.
En la parte inferior, sobre el pro y mesosterno, lo mismo en los seg-
mentos ventrales, las escamitas son bastante tupidas, algo más amari-
llentas; la pubescencia es más corta y más fina. El metasterno es profun-
damente sulcado; los trocánteres son todos inermes y no carenados.
Como he dicho ya, encontré un sólo individuo Q de este hermoso
pseláfido al examinar un nido de la hormiga Camponotus rufipes var.
magnifica Forrr.
Esta especie viene a ser la décima del género y segunda que señalamos
de la Argentina. Se asemeja a A. Oberthiiri Rarrr., pero las cortas antenas
y las dimensiones de sus artículos, junto con las características anotadas,
la separan de ésta como de las otras especies cuyas descripciones he teni-
do a la vista.
A. vestitas Westw., con el cual pudecomparar la nueva especie, tiene
ojos más grandes, las antenas y miembros mucho más largos y la pilosi-
dad más gruesa y abundante; la superficie es más opaca, etc.
Por otra parte, constituye el curioso género a la vez la tribu Arhytodi-
ni RarFr., muy interesante por la atrofia de las piezas bucales, precisa
mente bien desarrolladas en los pselafidos genuinos.
Rarrray, en su magna obra Genera insectoram Pselaphidae, 1908,
pág. 12, manifiesta que los Arhytodes tienen apariencia de mirmecófilos,
sospecha, que mi hallazgo de Córdoba parece confirmar.
CarLos Brucn : Nuevos huéspedes de hormigas 193
Acanthocatops n. gen.
Generibus Eucatopside nec non Sphaerocatopside perproximus. Meso-
sternum carinatam. Coxae intermediae valde disjunctae. Elytra punctula-
ta, apice truncata. Spinae tibiaram elongalae.
O" femora postica spina magna compressa, lentler curva et dilatata ad
basin armata. Tarsoram anteriorum articuli tertius el quartas non dila—
ati.
Muy vecino de los géneros Eucatops y Sphaerocatops Port. (Ann.
Soc. Ent. France, 1903, pág. 162, pl. Il,
fig. 6, a-b. Ibid., 1907, pág. 67); se dis-
tingue por la presencia de una espina en
los fémures posteriores del macho.
El mesosterno es carenado; la disposi-
ción de la carena, muy característica, es
idéntica como en los géneros citados : fina
y aguda adelante, ensanchada bruscamente
entre las ancas intermedias, luego, en for-
ma de escudo que descansa sobre el metas -
terno y llega hasta las ancas posteriores.
Del dilatamiento de esta carena resulla la
separación de las ancas intermedias.
Las antenas tienen los artículos de la
clava (7” a 10”) gradualmente ensanchados ;
el artículo 8 más ancho que el precedente
y la mitad de largo que el siguiente; el
artículo terminal es ovoide, tan ancho co-
mo el décimo y comprimido en el ápice.
Las maxilas con dos espinulas planas so-
Acanthocatops formicetorum Brucn; 1,
bre el lóbulo interno; el externo es mem- o
y tarsos anteriores; 53, meso y me-
branoso ; el artículo terminal de los palpos o cloro
es oblongo, acuminado y más largo que armados del Cf.
los demás unidos.
Los élitros son subtruncados en el ápice; la superficie es punteada.
Los tarsos anteriores del g' tienen los primeros dos artículos anchos
(no más anchos que la tibia); el 3% es una cuarta parte más largo que an-
cho y el 4? mucho más estrecho; todos ellos están cubiertos por debajo
de pubescencia tupida, y en los costados tienen largos pelos setosos. Las
194 PHYSIS (1V, 1918)
tibias anteriores (q y Q) llevan en el margen externo una franja de es-
pinulas planas, en forma de dientes de peine, que existen también en el
ápice; sobre el borde infero-externo hay cuatro espínulas cortas. De las
dos espinas apicales de las tibias, la mayor es un poco más larga que el
primer artículo de los correspondientes tarsos.
En el g', los fémures posteriores están armados de una gran espina
roma comprimida, ancha en la base y ligeramente curva.
A. formicetorum n. sp. a
Largo: 2,5- 2,7 mm.; ancho: 1,6 mm.
Ovalado, moderadamente convexo. Obscuro, castaño rojizo ; la cabeza
casi negra, el pronoto negruzco adelante; antenas, patas y parte inferior
algo más rojizos, los palpos, ápice y base de
las antenas, lo mismo los tarsos anteriores
amarillentos.
Bastante lustroso; cabeza y pronoto más
brillantes. Cubierto de una pubescencia se-
miacostada, fina y amarillenta, más rala y
tenue sobre la cabeza. La puntuación es muy
fina sobre esta última y en la región antero-
mediana del pronoto.
El pronoto es dos veces más ancho que lar-
go, adelante estrechado, los angulos anterio-
res redondeados, los posteriores son agudos ;
la base con un ancho lóbulo mediano y sinuo-
Acanthocatops formicetorum Brucn
AS sidades apenas perceptibles.
Escudete muy pequeño, triangular.
Los élitros son una cuarta parte más largos que anchos, hacia el ápice
estrechados y allí subtruncados con los ángulos externos muy redondea-
dos. Su margen lateral es carenado; el margen interno muestra una lí-
nea sutural, abreviada en el segundo tercio anterior. Toda la superficie
presenta una puntuación más grosera que en el pronoto, dispuesta en se-
ries transversales, aun bien visibles debajo de la pubescencia que las
cubre.
La parte inferior, tórax, abdomen, incluso los fémures, es muy fina y
obsoletamente reticulada ; las mallas del retículo irregulares, rasgadas en
la superficie. El tórax es subglabro ; la carena mesosternal groseramente
punteada y pilosa. Fémures y tibias son moderadamente pubescentes.
Carros Brucn : Nuevos huéspedes de hormigas 195
Las tibias medianas son encorvadas, las posteriores rectas, ambas ]le-
van espínulas aplanadas en el ápice y espinas sobre el lado externo, las
posteriores también algunas del lado interno.
El último segmento abdominal del df tiene una fina y corta carena lon-
gitudinal.
La Q no tiene traza de espina sobre los fémures posteriores; los tarsos
anteriores no dilatados, del resto igual ai .
He conseguido 18 ejemplares de ambos sexos, habiéndolos encontrado
en el mismo nido de Camponotus que el pseláfido precedente.
La presencia de las espinas en los fémures posteriores de los machos,
y los demás caracteres mencionados, me parecen suficiente argumento
para la creación del nuevo género. Por otra parte se ha observado tam-
bién ciertas espinas en los fémures en los g' de algunas especies de pe-
queños silfidos de la tribu Colonin:.
Algunos de mis ejemplares estaban parasitados por Laboulbeniales, que
remití al Dr. SpEGAzZzI«t para su clasificación.
La XIV* Expedición Arqueológica
de la Facultad de Filosofía y Letras
(yOTA PRELIMINAR SOBRE LOS YACIMIENTOS DE PERCHEL, CAMPO MORADO Y LA HUERTA,
EN LA PROVINCIA DE JUJUY)
POR SALVADOR DEBENEDETTI
Director del Museo Etnográfico
Como es harto sabido, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universi-
dad de Buenos Aires realiza expediciones anuales con el fin de reunir los
elementos necesarios para el esclarecimiento de nuestros problemas ar-
queológicos.
Durante las vacaciones de los años universitarios de 1908, 909 y QIO,
tres expediciones, dirigidas por el malogrado director del Museo Etnográ-
fico, Dr. Juas B. AmrosertTI, exploraron los ricos yacimientos del Pu-
cará de Tilcara y La Isla, en la quebrada de Humahuaca, provincia de
Jujuy.
Los resultados obtenidos en la segunda de las localidades citadas han
sido ya publicados: los de la primera, por causas varias, retenidos hasta
la fecha, aparecerán, posiblemente, en el transcurso de este año.
Aquellos viajes pusieron de manifiesto, con toda evidencia, que la que-
brada de Humahuaca debe ser considerada, desde un punto de vista ar—
queológico, como un vasto osario de culturas extinguidas : poblaciones
abandonadas, cementerios ocultos y fortalezas visibles se suceden sin in-
terrupción desde la misma ciudad de Jujuy hasta los campos solitarios
que presagian la puna o altiplanicie, a lo largo de aquella ruta que abrió
la naturaleza y fué tan aprovechada por los hombres de los tiempos pre—
hispánicos como por los actuales.
Los estudios que, conjuntamente con el Dr. AmrosertTI, llevamos a
término, tanto en el Pucará de Tilcara como en La Isla, nos dieron la
sospecha de que ambas localidades arqueológicas poseían restos que era
Sanvabor Deseseoerri : La XIV* Expedición Arqueológica 197
necesario atribuir a culturas distintas : la del Pucará, más inmediata ; la
de La Isla, más remota.
La 14* expedición arqueológica llevada a cabo en los primeros meses
del corriente año, entre otros propósitos, perseguía el de aclarar en defi-
nitiva y, si fuera posible con nuevas pruebas, aquel importante problema. :
Con tal intención me propuse investigar los yacimientos que pudieran
Fig. 1. — Perchel. Cerro con fortificaciones indígenas
X
ofrecer algún interés, situados al norte de Perchel, pequeña fortaleza in-
digena que vincula el Pucará de Tilcara, al sur, con el cerro fortificado de
Campo Morado, al norte. Dícomienzo a los trabajos en el propio Perchel,
montaña casi inaccesible que se abalanza sobre la quebrada, estrechán-
dola, como si quisiera contener y ahogar el río Grande que corre a sus
pies, con rumbo al sur (fig. 1). Ningún trabajo serio pudo practicarse por
no haber sido posible conseguir ni un solo peón en la comarca, sea por
los prejuicios de los lugareños a todo lo que signifique remover escombros
198 PHYSIS (1V, 1918)
de construcciones o revolver las tumbas de los antiguos, o porque sus
atenciones eran reclamadas por las tareas agrícolas, en plena actividad en
esa época del año.
Hube de concretarme a observar y recoger los restos que pudieran estar
dispersos en la superficie del terreno.
La construcción característica es una gran muralla de piedra suelta
que, corriendo a lo largo del perfil de la montaña, encierra un grupo de
construcciones menores, pequeñas, cuadrangulares y también de piedra ;
éstas han sido las viviendas indigenas. No siendo numerosas, teniendo en
cuenta las dificultades de la ascensión, la ausencia de agua en aquellas
alturas y la naturaleza de las construcciones, sospecho que Perchel fué
una fortaleza, o un punto estratégico de observación, concurrido sola-
mente en momentos de peligro para las escasas poblaciones agricultoras,
diseminadas en las partes bajas, inmediatas. :
Los fragmentos de alfarería recogidos ni son numerosos ni ofrecen ori-
ginalidad alguna: son pedazos de cántaros grandes, por lo general sin de-
coración, pertenecientes a piezas que fueron utilizadas como depósitos de
agua, descubiertas comúnmente en el interior de las viviendas. Los pocos
fragmentos decorados que pudieron hallarse responden a los tipos cono-
cidos en el Pucará de Tilcara.
Haré notar que alguien ha excavado, hace años, en este lugar, dado el
número de hoyos poco profundos que se ven por aquí y por allá, dentro
del recinto pircado o amurallado. Creo que los excavadores no tuvieron
resultados en sus pesquisas y se nota claramente que ha sido gente inex-
perta en esta clase de trabajos, buscadores, tal vez, de las legendarias
cargas de oro y plata que, según el decir de los comarcanos, fueron ente-
rradas en supuestas fugas de antaño, en distintas y apartadas angosturas
de la quebrada de Humahuaca. Sobre este asunto lo que se oye de conti-
nuo es una larga cadena de fantásticas leyendas.
Siendo insostenible nuestra precaria situación en Perchel, resolví tras-
ladar mi campamento a los inmediatos yacimientos arqueológicos, de los
cuales se tenían noticias : a Campo Morado, cerro aislado, con construc
ciones prehispánicas abandonadas, situado sobre la margen izquierda del
río Grande, a pocos kilómetros al norte de la estación Huacalera y a 20,
aproximadamente, de Perchel, sobre el mismo rumbo (fig. 2).
Como he dicho, el cerro de Campo Morado se presenta separado del ma-
cizo de las montañas que limitan la quebrada de Humahuaca por el este;
es de lineas regulares y suaves a excepción de las laderas que caen al norte
y al sur que son ásperas y bastante acantiladas. Su cresta se levanta a 220
metros sobre nivel del río Grande, vale decir, 2720 metros sobre el nivel
SaLvapor Deseseoerri : La XIV* Expedición Arqueológica 199
del mar. No puede afirmarse en absoluto que la posición de este cerro sea
estratégica, aun cuando es realmente dominante como atalaya en el con-
junto de cerros dislocados y pequeñas quebradas, de rápida ascención y
corto recorrido, de las comarcas inmediatas.
Como ocurre en todas las fortalezas prehispánicas, las construcciones
defensivas se encuentran en las faldas por donde la ascensión puede reali-
zarse con mayor facilidad. Las faldas ásperas, por propia naturaleza, cons-
tituyen de por sí las mejores defensas.
Fig. 2. — Campo Morado. Cerro con fortificaciones indígenas
Consisten estas defensas artificiales en murallas, más o menos largas,
escalonadas, de una altura máxima de 5”50 y de un espesor de 180 en
la base y 6o centímetros en la parte superior. De esta manera el cerro
presenta el aspecto de una serie de terrazas regulares, ascendentes, de
amplitud variable. Las primeras terrazas se encuentran a 60 metros de la
base y las últimas están ubicadas en la cumbre misma. Su número, en la
falda donde mayormente abundan, alcanza a 19. Las zonas planas, si-
tuadas entre terraza y terraza han sido utilizadas para construir viviendas
rectangulares, contiguas y agrupadas en corto número. Nunca constitu-
yen núcleos con más de diez o doce viviendas, cuyas dimensiones medias
200 PHYSIS (1V, 1918)
son : 4 < 4 metros. Gasi sin excepción, las aberturas de acceso a las vi-
viendas están orientadas hacia el cuadrante norte, para evitar así la acción
inclemente de los vientos frios del sur, que son los dominantes en aquella
región.
Las excavaciones, con numeroso personal, se hicieron metódicamente
por sectores; los trabajos de desmonte de terrazas demostraron la profun-
didad de ellas y la técnica de su construcción que consistió en haber apo—
yado los muros sobre los grandes peñascos que se encuentran en el sub-
suelo y en haber utilizado grandes piedras para las fundaciones.
Las viviendas fueron exploradas casi totalmente, tanto en la parte
interna como en la externa, a lo largo de las murallas. El número de las
exploradas asciende a 130, de las cuales 42 dieron resultados positivos.
El material arqueológico exhumado en Campo Morado es de 278 ejem-
plares que se descomponen de la siguiente manera : 88 esqueletos huma-
nos y 190 piezas correspondientes a distintas industrias : cerámica, ma-
dera, hueso y metal. Salvo poquísimos ejemplares, descubiertos aislada—
mente, junto a las murallas, en el interior de las viviendas, los restantes
proceden de tumbas y formaron los ajuares fúnebres de los inhumados.
Las sepulturas presentan los siguientes caracteres : son cámaras cilín-
dricas, construidas con piedras seleccionadas y cuidadosamente dispuestas.
Su profundidad es variable, llegando algunas a tener su piso a 250 de la
superficie del terreno; su diámetro, variable también, oscila entre 80 cen-
timetros y 2 metros. Comúnmente sirve de tapa, a manera de lápida, una
gran piedra laminar o sea una laja; aveces el techo de la cámara está
formado por piedras regulares, alargadas, que se apoyan en el muro ci-
líndrico y otras veces se construyó, con el mismo fin, una falsa bóveda
por hiladas horizontales.
Estas cámaras han sido verdaderas tumbas colectivas, familiares, tal
vez, puesto que, puede afirmarse, en cada vivienda existe una ubicada en
uno de los ángulos que forman los muros. :
Casi sin excepción contienen restos humanos correspondientes a más
de una persona : en algunos casos ha sido constatada la presencia de seis
y siete esqueletos. Las inhumaciones, naturalmente, no han sido conjun-
tas y esto lo demostraría el desorden visible que se observa en la coloca
ción de las piezas de los: ajuares fúnebres, el hacinamiento de los restos
óseos y los distintos niveles que ocupan los inhumados. Los esqueletos de
párvulos y niños descubiertos en estas cámaras sepulcrales se encuentran
siempre dentro de urnas. Excepcionalmente fué hallado uno que no res—
pondía a esta costumbre general: el párvulo había sido inhumado, acos—
tado en su cuna, en una tumba aislada.
SaLvanor Desexeoerr: XIV" Expedición arqueológica de la Facultad de Filosofía 201
Daré, como ejemplo de yacimiento arqueológico funerario de la región,
el que está registrado bajo el número 8, en mi diario de viaje :
Cámara sepulcral cilíndrica, situada en el ángulo N.O. de una vivienda. Pro-
fundidad: 180; diámetro: 1”20. Contenido : 6 esqueletos humanos de adul-
tos dispuestos en dos series: 3 apoyados sobre el muro, hacia el N., los 3
restantes hacia el S. Ajuar; 1 estuche formado por dos tubos enchufados,
uno de hueso y otro de madera. Sirvió para guardar espinas de cardón, las
cuales se conservan hasta este momento; 1 tableta de ofrendas, ovalada, de
madera tallada; 1 tubo de madera con escultura zoomórfica tallada conte-
niendo espinas de cardón; 2 punzones de madera; 1 cuchillo circular de
madera; 1 tortera de madera; 1 horqueta de madera; 1 valva de mo-
lusco (Pecten): 1 manojo de ramas de coca atadas con cuerdas de lana; 3
ollas pequeñas, simples, vacías: 3 platos toscos y 4 calabazas pequeñas.
Observaciones. — Este entierro revela dos épocas : los tres primeros esque-
letos a que me he referido son de época más antigua : estaban enterrados
a mayor profundidad y a ellos perteneció la alfarería descubierta en esta cá-
mara. Los otros tres esqueletos, más frescos, teniendo en cuenta su buen es-
tado de conservación, son de época más moderna: a éstos perteneció el ajuar
fúnebre de objetos de madera, convenientemente dispuesto, en un nivel su-
perior de Ja cámara sepulcral.
Agregaré que las exploraciones verificadas en el interior de las vivien-
das permitieron descubrir, en repetidas ocasiones, grandes cántaros de
formas variadas, vacíos, tapados con una laja, calzados con piedras en
hoyos abiertos intencionalmente, fijando de esa manera su posición defi-
nitiva en las casas prehispánicas de la fortaleza de Campo Morado. No
vacilo en afirmar que han sido depósitos de agua, utilizados, sin duda,
en los momentos en que, transitoriamente, aquella posición era ocupada
por los que se aprestaban a la defensa o por los refugiados en tiempos de
peligros o por los encargados de mantener la vigilancia de aquella im-
portante ruta, trajinada de continuo en todo tiempo por gentes que,
muchas veces, debió ser extraña a los comarcanos.
Terminados los trabajos arqueológicos en Campo Morado, bajo las in-
clemencias de un tiempo continuamente hostil, trasladé mi campamento
a la quebrada de La Huerta a fin de iniciar las investigaciones en una
antigua población, sin nombre conocido, situada a 6 ó 7 kilómetros hacia
el. interior de la quebrada de referencia. Creo que en nuestra literatura
arqueológica no se ha hecho mención de estas ruinas.
La quebrada de La Huerta se abre paso al través del cordón de monta- -
ñas que limita la quebrada de Humahuaca por el este, desembocando so-
PHYSIS. —T. 1V 14
202 PHYSIS (IV, 1918)
bre ésta a un kilómetro, aproximadamente, aguas abajo de la estación Hua-
calera (fig. 3). No es muy larga : apenas su profundidad será de 15 kiló-
metros. Su anchura media no excede de 450 metros. Describe un amplio
arco de este a oeste declinando sobre el rumbo sur, determinando la cuen-
ca de un arroyo limpido, torrentoso, de cauce en exceso áspero por lo pe-
dregoso. Las lluvias del verano suelen hacerle perder su mansedumbre y
entonces este pequeño arroyo, interceptando los vados, aisla los escasos
rancherios diseminados sobre ambas vertientes de la quebrada.
Fig. 3. — Quebrada de La Huerta
Las altas barrancas que la circunscriben por los rumbos norte y sur la
resguardan de los vientos fuertes que soplan todo el año con violencia,
especialmente durante el invierno. Estos reparos naturales han hecho que
la quebrada de La Huerta goce de un clima más benigno que las tierras
inmediatas de la de Humahuaca, aun cuando éstas están a menor altura.
De ahí que los habitantes de la comarca, hablando de La Huerta, digan
«que es tierra de temperamento caliente » o que «ya es valle». Quieren
significar con estas expresiones que por su clima y su vegetación, tiene
algo de los caracteres propios de los valles del oriente o del sur de Jujuy.
Sarvanor Dereseoerri: XIV* Expedición arqueológica de la Facultad de Filosofía 203
Y, efectivamente, es así : aquí los cereales y las frutas maduran antes que
en otras partes de la quebrada de Humahuaca.
Por eso, también, La Huerta presenta un aspecto verdaderamente en-
cantador : arboledas, alfalfares y sementeras contrastan con el rojo ama-
rillento de cerros dislocados, ásperos, caprichosos en sus contornos y de-
siguales en sus faldas.
Y no sólo difiere, por su lozanía, la flora de este valle con la de Hu-
Fig. 4. — Vista general de las ruinas de la quebrada de La Huerta
mahuaca, sino también su fauna, que es más rica, más variada y más bri-
lante.
Actualmente ocupan aquel lugar 1/4 familias, en posesión de otros tan-
tos arriendos de la dilatada finca de Huacalera; se dedican a la agricultu-
ra y al cuidado de mermados rebaños de cabras, que a diario conducen a
pacer por los cerros vecinos.
La ruinas exploradas están ubicadas en la parte central de la quebrada,
sobre la banda norte, y como todas las ruinas de nuestra región eminen—
temente montañosa su asiento fué fijado por los antiguos pobladores en
plataformas más o menos altas, naturalmente defendidas contra inespera-
dos eventos, de los cuales los más temidos fueron las grandes avenidas de
201 PHYSIS (LV, 1918)
los rios (fig. 4). La plataforma afecta la forma de un triángulo con su base
dirigida hacra el noreste. Por el lado noroeste corre una estrecha quebrada
de desagúe, a modo de callejón : por allí pasa el camino de herradura que
comunica el amplio valle de Humahuaca con los de Yala, San Lucas y
Valle Grande, encajonados “entre las lejanas y, a veces, inaccesibles se-
rranías de Zenta.
Las ruinas están situadas a 25260 metros sobre el nivel del mar, sobre
Fig. 5. — La Huerta. Monolitos indicadores de un camino
el área triangular a que me he referido, cuya base es de 440 metros y su
altura 480.
Los restos de construcciones y edificios están distribuidos con relativa
simetría : ocupan zonas más o menos amplias que corren de noroeste a
sudeste y están separadas entre sí por verdaderos caminos cuyas entradas
y rumbos están marcados con grandes monolitos, enterrados de punta
(fig. 5). Se conservan en bastante buen estado; algunas murallas, espe-
cialmente las que se encuentran en el grupo central de edificios, llegan a
tener 250 de altura y han sido levantadas con piedras de cantería.
Un cálculo hecho sobre el terreno me permite afirmar que las vivien-
das de esta población ascienden a más de 350, de las cuales fueron exca-
Sarvanor Dereneverri: X/V* Expedición arqueológica de la Facultad de Filosofía 205
vadas y exploradas metódicamente alrededor de 180. No lo fueron todas
por razón fácilmente explicable: el agotamiento de los recursos.
El tipo de viviendas, como en Campo Morado, es rectangular, de di-
mensiones variables, de murallas construidas con piedras sencillamente
superpuestas. En la parte central de las ruinas se encuentra un núcleo de
y viviendas construídas con mayor cuidado y esmero, con piedras talla-
das seleccionadas. Parecería que aquí fué la residencia de la gente princi-
Fig. 6. — La Huerta. Construcciones de piedra canteada
pal de la población, porque las tumbas ubicadas en ellas han puesto al
descubierto ajuares francamente suntuosos (fig. 6).
Estas tumbas presentan los mismos caracteres que las de Campo Mo-
rado, es decir, son cámaras cilíndricas en la mayoría de los casos, de pro-
fundidad y diámetro variables. El máximo de esqueletos humanos descu-
biertos en las camaras sepulcrales asciende a 11. Gomo es fácil suponer,
la suntuosidad de los ajuares que acompañan a los inhumados es diver—
sa: algunos demuestran una evidente riqueza y, en cambio, otros extre-
mada pobreza.
Citaré, como ejemplo, de los primeros, el que está inventariado en los
diarios de viaje bajo el número 94.
206 PHYSIS (IV, 1918)
Cámara sepulcral cilíndrica situada en el ángulo S. de una vivienda. Pro-
fundidad: 1*50; diámetro: 1”30. Contenido: 3 esqueletos humanos de
adultos dispuestos en cuclillas, apoyados contra la muralla de la cámara.
Ajuar : 2 vinchas de plata, 11 platos variados, 2 ollitas simples, 4 pequeños
cántaros de boca angosta (yuros), 2 vasos de madera, 3 cuchillos circulares de
madera, 28 torteras de madera, 1 representación zoomórfica de madera talla-
da, 3 palas de madera, 2 alfileres de oro, 2 topos de plata, 5 topos de bronce,
r arco de madera, 1 punta de lanza de madera, 10 bastones de madera, 5 cu-
charas de madera, 5 calabazas, 1 instrumento de madera de dudosa aplica-
ción, 1 corneta de hueso, 3 silbatos de madera, 1 valva de molusco, 1 corne-
ta de hueso, 1 cincel de bronce, 1 cesto de paja tejida, restos de las armaduras
de un telar, algunos fragmentos largos de cañas y un collar constituído por
canutillos de oro y perlas de vidrio.
Observaciones. -— Se trata de una tumba de los tiempos francamente hispá-
nicos, posiblemente de los primeros tiempos de la conquista. Así lo evidencia
el collar de perlas de vidrio de uno de los inhumados que, sin duda alguna,
fué una mujer. Le correspondían, evidentemente, el collar y el telar, care-
ciendo de vincha. Esta sepultura puede utilizarse para hacer consideraciones
en torno de la cronología, haciendo notar de antemano la escasez de cerámi-
ca y la profusión de objetos de madera.
Los yacimimientos explorados con éxito en esta antigua población de
la quebrada de La Huerta fueron 67. El material arqueológico exhuma-
do asciende a 692 ejemplares. Se pudo constatar la presencia de 169 es=
queletos humanos; los de párvulos, enterrados siempre en urnas. La po-
sición general de los inhumados es en cuclillas.
Las cámaras sepulcrales se encuentran en el interior de las viviendas,
situadas generalmente en un ángulo : sólo tres se hallaron en la parte cen-
tral del edificio y dos al borde de uno de los caminos que atraviesan la
población.
En resumen : sintetizaré las conclusiones a que he arribado después del
estudio inmediato de los yacimientos de la región de que me ocupo, con-
clusiones que podrán sufrir modificaciones de detalle cuando estudie am-
pliamente el material arqueológico que en este momento se encuentra en
viaje a esta capital.
1” Las ruinas de Campo Morado pertenecen a una fortaleza indígena o
Pucard, sin tener la magnitud ni importancia de las ya exploradas ruinas
del Pucará de Tilcara. Las de la quebrada de La Huerta pertenecen a una
población sin defensas, es decir, abierta ;
2” Ningún objeto de procedencia hispánica se ha descubierto en CGam-
po Morado, en cambio, en La Huerta, se exhumaron algunos (perlas ve-
SaLvanor Derexeoerri: XIV" Expedición arqueológica de la Facultad de Filosofía 207
necianas de vidrio), de lo cual se infiere que esta población subsistía en
los primeros días de la conquista, marcando, por lo tanto, un excelente
punto de referencia para determinar una cronología retrospectiva que,
oportunamente, ensayaré;
3” En general, los tipos de yacimientos como los de alfererías de ambas
localidades son iguales a los descubiertos en Tilcara, de lo que se infie-
re la misma cultura dominante en esta parte de la quebrada de Hu-
mahuaca;
4? No se ha descubierto un sólo ejemplar que soporte comparación con
los procedentes y ya estudiados de los cementerios de La Isla y del Alfar-
cito. Los tipos descubiertos en estas dos regiones son de mayor antigúe-
dad y pertenecen a un pueblo que no tuvo por costumbre enterrar en
cámaras sepulcrales construidas en las viviendas, sino que tuvo cemente-
rios definidos;
5 No se ha hallado objetos que demuestren una influencia de la cul-
tura diaguito calchaquí; en cambio abundan los que delatan, por una
parte, un intercambio con los pueblos costeros del Pacífico, cuyos inter—
mediarios fueron, posiblemente. los atacameños y, por otra, con los'cha-
quenses.
Es posible que descubrimientos nuevos permitan, en un futuro más o
menos próximo, considerar sino independiente la cultura Humahuaca,
a caracterizarla con mejores elementos, a establecer sus probables perío—
dos y desarrollos y a puntualizar la influencia que ejercieron sobre ella
otras culturas.
20 de abril de 1018.
Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera
entre San Juan y Nahuel-Huapí
PoR P. GROEBER
Partiendo de estudios detenidos en la Cordillera del sur de Mendoza y
del norte del Neuquén, de observaciones hechas en un corto viaje por el
sur de este territorio y con ayuda de los datos bibliográficos sobre las re-
giones vecinas trataré de exponer en las siguientes líneas los aconteci-
mientos geológicos principales que debieron producirse en esta zona.
EL SUBSUELO ANTIGUO
En la Cordillera, entre la latitud de San Juan y la del Nahuel-Huapt,
el subsuelo antiguo aflora solamente en pocos puntos debajo de su cubier=
ta, formada por depósitos mucho más recientes. Los únicos lugares, don-
de se lo ha encontrado hasta ahora son :
Puente del Inca (hornfels) (1); Cordillera del Viento (conglomerados
y filitas (>) descubiertos por BackLuxpb y calificados por él y KemeL como
depósitos de la época glacial pérmica) (2); curso medio del Catan Lil (mi-
caesquistos con pegmatitas) (3); Aluminé (granito) (4); Piedra Pintada
(micaesquistos con pegmatita) (3); Gerro Lotena (granito) (5) y cordillera
(1) Scmuzer, La alla cordillera de San Juan y Mendoza, en An. Min. Agr., Sec. Geol., tomo
VII, número 5, 1912, página Lo.
(2) Comunicación verbal.
(3) Observado por el autor en un viaje en 1917.
(4) Buxckuaror, Coupe géologique de la Cordillére entre Las Lajas y Curacaulin, en An. Mus.
La Plata, tomo 111, página 73. Quizá este granito no es antiguo, sino terciario y forma parte de
un gran macizo de Andengesteiín en la cabecera del Catan-til.
(5) Según comunicación verbal de Kerr.
P. Grorber: Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 20(
y 0)
entre los lagos Aluminé y Nahuel Huapi (granitos, micaesquistos, esquis-
tos cristalinos nodulosos, etc.) (6).
Las rocas antiguas de Puente del Inca — tal vez devónicas —demues-
tran que la estructura de la precordillera de San Juan y Mendoza se pro-
longa hacia el oeste en el zócalo de la Cordillera de los Andes. Según
STAPPENBECK y KrrmeL la precordillera ha sido afectada — dejando de
lado los movimientos más antiguos — por una transgresión marina y lue-
go por un plegamiento, ambos pérmicos. El hecho de que se ha encon—
trado en la cordillera de la Costa en casi la misma latitud (La Ligua, valle
Choapa) Productus longispinus, etc., hace probable que dicha transgre-
sión haya venido del oeste y que además la parte indicada de la cordillera
de la Gosta (Chile), y por consiguiente, el zócalo de esta parte de la Cor—
dillera de los Andes formen parte de la estructura pérmica. Si es cierto
que los conglomerados que encontró BackLuxp en el núcleo del anticlinal
de la cordillera del Viento representan el mismo conglomerado morénico
de la precordillera (y de la Sierra Pintada), entonces es bien probable que
la estructura que se observa en la latitud de San Juan se prolongue hacia
el sur por lo menos hasta la latitud de 372.
Es posible que esta estructura se termine más o menos en la región de
Las Lajas, porque las rocas del subsuelo que afloran al sur de la latitud
del curso O.-E. del río Agrio parecen pertenecer a otro ambiente más an-
tiguo, a juzgar por el carácter de las rocas que lo componen. Quizá forman
parte de la masa patagónica, que por su parte es todavía en cierto modo
hipotética y que, si existe realmente, debe hallarse al este de la estructu-
ra málmica que se prolonga desde la región del Collón-Gurá, en la parte
occidental de la Patagonia, hasta el codo del río Senguerr (véase más abajo).
En cuanto a las rocas cristalinas de la cordillera del límite internacio-
nal entre los lagos Aluminé y Nahuel-Huapi, es muy probable que repre-
senten la prolongación de la estructura antigua de la cordillera dela Gos-
ta (Chile), de la región del río Bío-Bío. La edad de ésta no es conocida
aún, pero no me parece demasiado aventurado afirmar que ha de ser pér-
mica, admitiendo siempre que puede contener bloques de estructura más
vieja.
La cubierta mesozoica del subsuelo de la Cordillera empieza con una
serie de mucho espesor, compuesta esencialmente de mantos de porfirita
con tobas accesorias. Se la puede seguir desde la latitud de San Juan has-
ta al sur del Limay superior. No se sabe aún si existen relaciones entre
(6) Wenrutr, Rapp. prelim. sur une expedilion géologique dans la Gordillére Argentino-Chiliene,
du 409 4 419, latitude sud. en Rev. Mus. La Plata, tomo 1X, 1899, páginas 2367.
PENESISA AV 1)
210 PHYSIS (IV, 1918)
esta serie y el plegamiento pérmico, en cuanto al área que ocupa. Si fuera
realmente así, ella parecería limitada a la parte oriental de la faja ocupada
por esta estructura.
En mi trabajo sobre la Estratigrafía del Dogger en la República Argen-
tina (7) he discutido detenidamente la extensión y la edad de la serie por-
firítica, como asimismo las ingresiones y oscilaciones del mar del Lías y
del Dogger, de modo que no voy a dedicarles mayor atención. Habién—
dose hecho observaciones nuevas entre la entrega de ese trabajo y su pu—
blicación, me he visto obligado a modificar ciertas ideas expuestas y basadas
sobre datos de la bibliografía. El lector encontrará estas modificaciones
en algunas notas en el citado trabajo. -
Paso entonces directamente a la discusión de
LOS MOVIMIENTOS OROGÉNICOS DEL MALM
En el Malm inferior las oscilaciones y la sedimentación fueron inte-
rrumpidas por movimientos orogénicos. BurckHarpr (8) descubrió en sus
viajes los primeros vestigios de un plegamiento muy importante, cuya
edad determinó como Malm inferior (especialmente Oxfordiano inferior).
Las observaciones que pudo reunir no eran numerosas, ni se prestaron
en su mayoría a una interpretación fácil, sin embargo reconoció con su
habitual clarovidencia que se trataba de movimientos muy grandes que
habían producido una sierra suprajurásica de la importancia de la cordi-
llera actual. Y en realidad, los datos acumulados al respecto en los últi-
mos años corroboraron en una forma sorprendente la idea de Burcknarpr.
Aparte de los movimientos del Oxfordiano inferior se ha podido com-
probar la existencia de otros que se produjeron en el tiempo que transcu-
rrió entre la sedimentación de los conglomerados porfiríticos y sus deriva-
dos (tufitas y areniscas coloradas del lado oriental de, la Cordillera) del
Malm medio y la transgresión del [Kimmeridgiano-| Tithoniano.
Sobre la base de nuestros conocimientos actuales creo poder distinguir
tres o cuatro fajas de intensidad distinta del plegamiento del Oxfordiano
inferior (9) y del Malm medio :
1* Faja oriental. Desde el valle de Santa Elena hasta Las Lajas se ex-
(7) Dirección general de Minas, Geología e Hidrología, Bol. 18. serie B (Geología).
(S) 4, páginas (5-51.
(9) En mi trabajo sobre La estraligrafía del Dogger de la República Argentina he publi-
cado un cuadro comparativo en el que está señalada también la acción y la consecuencia del plega=
P. Groerekr : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 211
tiende una zona de movimientos débiles que ha sido reconocida en algunos
cortes situados a considerable distancia entre sí. En el valle de Santa Ele-
na BurckHarbr (10) comprobó que el yeso principal del Oxfordiano su-
perior yace directamente sobre los sedimentos del Dogger inferior, y
que todo el resto del Dogger ha sido destruído por la erosión durante
el Malm inferior, lo que pudo realizarse porque el Dogger había sido le-
vantado hasta niveles más altos que el del mar, formando una bó-
veda con alas muy suavemente inclinadas según dejaría entender la seu-
doconcordancia dominante entre el Dogger inferior y el yeso principal.
Más hacia el sur, un poco al norte del codo del río Grande superior
encontramos el yeso principal sobre conglomerados porfiríticos cuya edad
es aún desconocida. BurckHArDT (11) Opina que representan, seguramen-
te el Lías, como los que existen, algo más abajo, en el río Grande, y ad-
mite además que su parte más superior pueda pertenecer al Dogger. No
es imposible que sedimentos de tal carácter se extiendan hasta el Dog-
ger (12), pero no está probado todavía. En todo caso, es imposible que:
reemplacen al Caloviano. Resulta, pues, que en la región en cuestión
debe existir un hiatus entre el yeso principal y la serie de los conglome-
rados, debido a las mismas circunstancias que las apuntadas para el valle
de Santa Elena.
En la prolongación meridional de esta faja se encuentra (en el macizo
del cerro Domuyo y al norte de éste) la misma configuración que en San-
ta Elena, es decir, el yeso principal yace con seudoconcordancia sobre las
capas de la zona de opalinum (13).
En la región de Chos-Malal, es decir, en la terminación sur de la cor-
dillera del Viento, parece interrumpida esta faja de abovedamiento suave,
porque el yeso principal descansa allí por completo sobre el Dogger (14).
Recién más al sur, al este del río Agrio y de la estancia Pino Andino,
miento en cuestión, con detalles que aquí sobrarian. En cuanto a la importancia del fenómeno
tengo que confesar que no le sospeché, en un principio, el alcance que le corresponde en rea-
lidad.
(10) Profils géologiques transversaux de la Cordillére Argentino Chilienne, en Ann. Mus. La Plata,
tomo II, página 61, y 4, página 46.
(11) 10, Planche XXXII, perfil b—b; véase páginas 73 y 85.
(12) En el rio Grande entre Barda Blanca y el P* del Viento, cerca y al oeste de la desem-
bocadura del río Poti-Malal, se encuentran fósiles en una toba porfirítica. A causa de su mala
conservación no los he podido determinar con exactitud, quedando indeciso si pertenecen al Lías
superior o al Bayociano medio.
(13) Véase lám. V.
(14) Krrer, Comunicación verbal y Uever das patagonische Tafelland. Zeitschr. deulsch. wis-
sensch. Verein, tomo 1, página 47, 1918.
212 PHYSIS (1V, 1918)
de D. MaxueL GUEVARA, parece existir una discordancia (15) entre el Lías
y el [Kimmeridgiano]-Tithoniano, faltando (además del Dogger, des-
truído por la erosión durante el Oxfordiano inferior) el yeso principal y
las areniscas (tufitas) del Malm medio. Estos sedimentos reaparecen al
este del río Agrio, entre el Hualcupén y Loncopué y prosiguen hacia el
sur hasta pocos kilómetros al norte de la confluencia del Codihueé y del
Agrio (16), mientras que vuelven a desaparecer frente a la desembocadu-
ra del arroyo Liu-Cullim en el Agrio, donde [Kimmeridgiano]|-Titho-
niano yace directamente sobre el Caloviano superior.
Reconocemos, pues, que deben existir en la terminación sur de esta
faja — aparte de los movimientos del Oxfordiano inferior — otros mo-
vimientos posteriores más débiles, pero con iguales tendencias, que se pro-
dujeron en la época entre la sedimentación de los conglomerados porfirí-
ticos y areniscas coloradas (del Malm medio) de un lado, y la transgresión
del [Kimmeridgiano]- Tithoniano, por el otro lado.
2* Muy al este y fuera de la Cordillera, en el cerro Lotena, KerbEL (17)
observó una discordancia fuerte entre las areniscas coloradas del Malm
medio y el Dogger medio y otra entre estas areniscas y el [Kimmeridgia-
no|-Tithoniano. La primera corresponde al período de plegamiento del
Oxfordiano inferior, la segunda a los movimientos que originaron, en la
terminación sur de la faja oriental, la destrucción parcial de los depósitos
del Malm inferior y medio.
3* Al oeste del cerro Lotena — en el Picun-Leufú medio — desaparecen
estas discordancias (4), pero en todas partes falta el Galoviano, sea que
haya sido removido por la erosión, sea que no haya sido depositado.
Tampoco hay vestigios del yeso principal cuyo pasaje a las tufitas y are-
niscas del Malm medio a inferior está reemplazado probablemente por are-
niscas con Nerineas (18). Es probable que esa región haya sido ocupada
por una depresión sinclinal durante el Malm inferior medio. En esta mis-
ma zona estas tufitas (llamadas también areniscas coloradas), cuya posi-
ción exacta ha de ser en el Sequaniano, que se encuentran en toda la re-
gión, desde el valle de Santa Elena hasta la sierra de la Vaca Muerta y el
cerro Lotena, están reemplazadas por areniscas cuarzosas, frecuente-
mente conglomerádicas, que alternan con margas verdes y coloradas, y
que presentan generalmente una estructura torrencial.
(15) Observada por el autor en 1917.
(16) Burckuaror, 4, página 29.
(17) Comunicación verbal y 14, página L7.
(18) Nerinea siriala v'Orz. del Sequaniano inferior. Este horizonte corresponde con mucha pro-
babilidad a la brecha a Cidarites de Lonquimay (4, pág. 32 y 39). Observación del autor, 1917.
P. Gnoener : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 213
Más hacia el oeste, en la región del Catán—Lil, entramos en una zona
donde el Lías está fuertemente plegado y cubierto directamente con una
discordancia muy marcada por el [Kimmeridgiano|-Tithoniano, faltando
por completo el potente complejo de las areniscas del Malm medio. La
falta del Dogger, que tal vez se encuentra todavía conservado en algún
sitio (19), se debe exclusivamente a la erosión del Malm inferior que des-
truyó la sierra alta de la región del Catán-Lil y amontonó su destritus
más al este, donde está conservado en las areniscas mencionadas del Malm
medio. La intensidad de los pliegues de esta zona, que se prolonga mucho
más al sur en el departamento de Collón-Curá, concuerda perfectamente
con los que encontró Burckmaror (20) en Gruz de Piedra (al oeste del
volcán Maipú), donde el Galoviano, intensamente perturbado y cortado
por un plano de erosión, está cubierto por el yeso principal casi no dislo-
cado y horizontal. A pesar de la distancia enorme entre estos lugares es
posible que ambos pertenezcan a la misma faja tectónica de plegamiento
intenso, ubicada algo al oeste de la zona oriental, suavemente abovedada.
Á esta misma zona parecen pertenecer las perturbaciones oxfordianas de
la región de Pacunto y Lonquimay.
Más o menos en la misma longitud de Cruz de Piedra, en el río Blanco
superior (afluente izquierdo del río Tupungato) ScmirLer encontró (1, pág.
44 y pl. VI, perfil VIT) una zona de dislocación, en cuya constitución par-
ticipan el yeso principal y pizarras abigarradas y que está separada aparen-
temente por una discordancia del Tithoniano-Neocomiano marino y de las
areniscas abigarradas del Cretáceo superior. Es bastante probable que este .
núcleo se haya formado antes de la transgresión del [Kimmeridgiano su-
perior|- Tithoniano y que pertenezca a la faja de los movimientos málmicos.
Si el yeso comprendido en él corresponde realmente al yeso principal
del Oxfordiano superior, entonces estos movimientos deben adjudicarse
a los movimientos del Malm medio, excluyendo los del Oxfordiano in-
ferior.
Existía entonces, durante el Malm inferior, una cordillera que iguala-
ba por lo menos a la actual; su importancia parece aumentar aún, si to-
mamos en cuenta los datos comunicados recientemente por FerLscH (21),
(19) En el Traful inferior, cerca de la confluencia con el Limay existe el Lías con Vola alata y
el Dogger inferior representado por capas con Posidonia alpina, fósiles que fueron colecciona-
dos por el jefe de correos de Traful, actualmente en Chimehuin y examinados por el autor en
1917.
(20) 4, página 48.
(21) En Briccex, Informe sobre las exploraciones geológicas de la región carbonifera del sur de
Chile, en Soc. Nac. Minería, 1913, páginas 15-19, Santiago de Chile.
21h PHYSIS (IV, 1918)
de los cuales se desprende que el plegamiento más intenso de esta época
estaba ubicado en la Cordillera de la Costa.
4* Según este autor, el zócalo de la Cordillera de la Costa consta de rocas
cristalinas (micaesquistos, etc.), sobre las cuales descansan con discordan-
cia grauvacas y esquistos arcillosos alternantes, que contienen en su parle
inferior plantas fósiles liásicas (22). Estos sedimentos están fuertemente
plegados y metamorfizados por grandes intrusiones de granito. Según
Ferscm el plegamiento debe ser precretáceo, porque el Cretáceo superior
de las capas de Quiriquina, poco perturbado, yace con perfecta discor-
dancia sobre las rocas anteriores. Por falta de otros complejos fosiliferos,
FreLscH no pudo limitar más estrechamente la época en que debía haberse
producido este plegamiento. Pero después de conocerse mayores detalles
al respecto en la cordillera principal, su edad málmica parece ahora
muy probable, porque tanto los sedimentos liásicos como los granitos
penetrados en ellos están atravesados por numerosas intrusiones y vetas
de porfirita que corresponden muy probablemente a la gran serie de con-
glomerados y aglomerados porfiriticos de la parte central y occidental
de la cordillera principal, que, como es notorio, pertenecen al Malm me-
dio o a las porfiritas, todavía algo problemáticas del Cretáceo inferior, y
que son por consiguiente posteriores al plegamiento del Oxfordiano o del
Malm medio.
No quiero dejar sin mencionar que el granito que penetró, en Pacun-
to (23), los esquistos arcillosos negros del Dogger inferior puede ser con-
temporáneo de los granitos oxfordianos del valle del Bío-Bío inferior.
El plegamiento málmico se prolonga en el sur del Neuquén hasta el
otro lado del río Limay, donde se aleja al interior de la Patagonia con
rumbo sudeste.
Parece que se trata de una separación de un brazo de la sierra, es de-
cir, de una virgación, porque la masa principal parece prolongarse sobre
el lado oriental de la cordillera patagónica, de la que se separa otra rama
en dirección al codo del rio Senguerr (según KrrDrL).
Desde el centro del Neuquén hacia el sur se destacan, sobre todo, los
movimientos posteriores a la formación de los conglomerados porfiríticos
del Sequaniano superior (a Kimmeridgiano inferior) y anteriores a la gran
transgresión del Kimmeridgiano más superior o Tithoniano inferior; ellos
(22) Parece que estas rocas están limitadas a la región del Bío-Bio hacia el sur y que se ex-
tienden relativamente poco al norte de este río. Es para mí de sumo interés que estos sedimentos
subcostaneros están ubicados precisamente en una región donde supuse la comunicación del gol-
fo jurásico con el océano abierto.
(23) 4, planche IL.
P. Grorser : Edad y extensión de las estrucluras de la Cordillera 215
adquieren importancia muy grande en la región delr ío Senguerr, donde
no se notan los movimientos oxfordianos (24).
ACONTECIMIENTOS EN EL MALM SUPERIOR Y CRETÁCEO
La invasión marina que siguió a estos movimientos en el [Kimmeri—
dgiano superior|-Tithoniano y que abarcó toda la Cordillera desde Méjico
y Texas hasta la Tierra del Fuego y el continente antártico, perduró hasta
el Barremiano desde San Juan hasta el río Chubut, más o menos, mien-
tras que el mar se mantuvo hasta el Senoniano, más o menos desde la la-
titud del Colhue-Huap1 hacia el sur, es decir, al sur (oeste) de la supuesta
virgación del plegamiento del Malm inferior medio que seguía a lo largo
del río Senguerr. Parece posible, pues — siempre a título de hipótesis —
que el mar se haya podido mantener en esta zona hasta el cretáceo supe-
rior, porque allí el plegamiento del Malm se dividió en varias ramas di-
vergentes de menor altura e importancia.
En el centro y sur de Mendoza toda la serie, desde el Tithoniano hasta
el Barrémiano inclusive, presenta facies netamente bathyal. A partir del
rio Colorado empieza a inmiscuirse la facies nerítica en forma de calizas
arenosas y de bancos de ostras en el Valanginiano. En el Neuquén central
y meridional este piso está representado por areniscas terrestres con algu-
nas intercalaciones que se mantienen hasta el límite meridional del territo-
rio por lo menos, donde todo el resto de la serie es exclusivamente nerí—
tico o subcostanero.
Al oeste de los ríos Collon-Cura y Aluminé no se conoce todavía vesti-
gios del Tithoniano-Neocomiano, ni tampoco existen más al norte en el
lado chileno de la Cordillera, hasta la latitud del Tupungato, si hacemos
abstracción de algunos afloramientos dudosos (25).
Los movimientos que originaron el retroceso del mar en el Barremiano
no son conocidos aún. Desde el centro del Neuquén hacia el norte éstos se
manifiestan por un simple ascenso, sin mayores perturbaciones, porque en
esta zona reina perfecta concordancia entre el Neocomiano marino y las
areniscas y margas blancas y coloradas del cretáceo superior, que además
están ligadas entre sí por depósitos de transición paulatina, el « yeso de
transición ».
Una discordancia verdadera entre el Neocomiano marino y las arenis-
(24) 14.
(25) En el valle Tinguirica (Chile), 10, pág. 87.
216 PHYSIS (1V, 1918)
cas abigarradas, se observa desde el centro del Neuquén hacia el sur (26),
es decir, en una región donde empiezan a destacarse con más claridad los
movimientos del Oxfordiano inferior y donde se notan los primeros ves-
tigios de movimientos en el Malm medio. Me parece que el límite entre
ambas zonas, septentrional y meridional, no ha de tener una dirección
O.-E., sino paralela a las perturbaciones del Malm, es decir, de NNO.-
SSE. o NO.-SE., es decir, oblícuamente al rumbo de la cordillera actual.
Ya se dijo que los movimientos que originaron el retroceso del mar en
la región que pasa del Neuquén central hacia el norte parecen meras osci-
laciones similares a las del Lías y del Dogger, mientras deben haber te-
nido mayor importancia al sur (27).
En este conjunto es de mucho interés recordar que es justamente en
esta misma región donde la mayor parte del Neocomiano pasa de facie
marina a terrestre.
En la base del tercio medio de las areniscas y margas del cretáceo su-
perior del margen oriental de la cordillera del sur de Mendoza (desde Ca-
ñada Colorada hasta el rio Barrancas inferior) se encuentra intercalado
un horizonte de 3o a Bo metros de espesor de calizas azules duras, silici-
cificadas y yeso o de margas muy calcáreas amarillentas, Vesosas o de
dolomitas con Bithynia sp. y Corbicula sp., que demuestra la existencia de
un lago salobre de gran extensión (28). Por no conocerse todavía fósiles
característicos provenientes de estas capas no es posible fijar su edad exacta,
pero, a juzgar por su posición dentro de la serie del Cretáceo superior,
pertenecen probablemente al Cenomaniano superior o al Senoniano.
Al sur del río Negro, frente a General Roca, encontró W1cHmanxN (29),
capas de carácter petrográfico y faunístico parecido y de posición idén—
tica en las areniscas abigarradas del Gretáceo superior. En el espacio en-
tre ambas regiones no ha' sido constatado todavía el horizonte en cues-
tión, de modo que no se puede decidir si se trata de depósitos del mismo
lago o de cuencas separadas.
Los depósitos de agua salobre del oeste y sur de San Luis, que se pare-
cen mucho a nuestro horizonte, han sido considerados por GErTH (30) y
26) Según comunicación verbal de Ke1meL (cerro Lotena, etc.).
dad Según KrioeL existen en el curso medio del arroyo Covun-Có perturbaciones que afec-
Loa el Neocomiano.
(28) Descubierto en ocasión de la revisión de la hoja XXX1 c del mapa geológico 1: 200.000
(1917).
(29) Las capas con Dinosaurios en la costa sur del río Negro, frente a General Roca, PHYSIS,
tomo II, página 262, 1916.
(3o) Constitución geológica, hidrogeología y minerales de aplicación de la provincia de San Luis,
en An. Min. Agric. Secc. Geol., tomo X, número 2, página 24, 1914.
P. Grorbver : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 217
después por Wixbnmausex (31) como sedimentarios de un brazo avanzado
del mar del piso de Roca; pero debemos admitir también la posibilidad
de que sean más antiguos y tal vez sincrónicos del horizonte arriba citado.
La falta de fósiles característicos no permite relacionar las capas (de-
positadas en agua salobre) del río Grande y del río Negro con los sedi-
mentos marinos o salobres del sur de la Patagonia, es decir, con las capas
fosilíferas y petrolíferas de Comodoro Rivadavia, las del lago Musters o de
Lahillia Louisa.
Entre el Cretáceo y el Terciario tienen lugar
LOS MOVIMIENTOS DE LA PRIMERA FASE TERCIARIA
En la cordillera del sur de Mendoza y del norte del Neuquén estos mo-
vimientos afectaron a todos los depósitos del Trías, Jura y Cretáceo. Salvo
en la cordillera del Viento no aflora en ninguna parte el subsuelo antiguo.
Desde el este, es decir, el límite de Mendoza con la Pampa Central, hasta
algo al oeste de la longitud del cerro Payén, la posición de las capas (del
Cretáceo superior, que afloran allí solas) es absolutamente horizontal. Al
oeste de esta línea empieza el plegamiento que conserva en todas partes
un rumbo N.-$S.
Cuando se publicarán las hojas del mapa geológico en 1: 200.000 (32)
que comprenden esta región, se verá en detalle la distribución de los plie-
gues. El rasgo característico del plegamiento consiste en los braquianti-
clinales que están distribuidos con aparente irregularidad.
Al este del río Grande y al sur de la latitud de su curso O.-E., sube
desde la pampa de Malargúé un anticlinal en cuya constitución participa
exclusivamente el Cretáceo superior, que llega en su eje hasta 1900-2000
metros de altura, formando el zócalo de la actual sierra Palao-Có, coro-
nada por la serie andesítica de la cual trataremos más adelante. Su ter-
minación sur es desconocida, porque está destruída por la erosión y la
depresión que resultó ha sido llenada por basaltos recientes.
Desde la latitud del cerro Payén hacia el sur empieza a ascender nueva-
mente un anticlinal doble, el de la sierra Cara-Cura, en el que participa
todo el mesozoico de la región y en el que la serie porfirítica llega a 1900
metros de altura. Las alas orientales de los anticlinales gemelos tienen
(31) The problem of the Crelaceous-Tertiary boundary in Soulh America and the slraligraphic
position of the San Jorge-Formation of Patagonia, en Am. Journ. Science, XLIV, página 37, 1918.
(32) En preparación por la Dirección general de minas.
219 PHYSIS (1V, 1918)
una inclinación suave, mientras que los occidentales descienden muy rá—
pidamente con ángulos de 8o a go grados, de modo que ofrecen más
bien un aspecto de flexuras. El anticlinal gemelo oriental empieza a ele-
varse varios kilómetros más al norte que el occidental, y la misma rela-
ción conservan entre sí sus partes culminantes y de descenso y allana—
miento hacia el sur.
Al sur de la sierra Cara-Gura reina una posición casi horizontal por una
extensión N.-S. de 10 kilómetros más o menos, estando allí el yeso de
transición a 1900 metros, mientras que se encontraba en la parte culmi-
nante del anticlinal gemelo oriental a 2300; el importe del descenso es
entonces de 800 metros. En esta zona de posición horizontal la flexura de
este anticlinal ha desaparecido y se refleja en una leve y pasajera inclina-
ción de las capas de 3 a 5 grados hacia el oeste, mientras que la flexura
del anticlinal gemelo occidental conserva la misma brusquedad, sin alcan-
zar, por cierto, tanta altura como en la sierra Cara-Gura.
En la prolongación sur de esta sierra y máso menos frente a la con-
fluencia de los ríos Grande y Barrancas asciende rápidamente otro bra-
quianticlinal, el de la sierra de Reyes, que está constituido igualmente
por toda la serie mesozoica, alcanzando la serie porfirítica hasta 2000 me-
tros de altura. Su ala oriental tiene una inclinación relativamente suave
de 15 a 20 grados, mientras que la oriental desciende con extrordinaria
brusquedad a lo largo de la prolongación de la flexura que pasa por el
faldeo occidental de la sierra Gara-Cura. Después de haberse mantenido
por varios kilómetros en su posición culminante el anticlinal de la sierra
de Reyes desciende y se aplana poco a poco hacia el sur, hasta desapare-
cer casi completamente en la latitud del codo del río Colorado, donde el
Hauteriviano se encuentra a 800 metros de altura, de modo que el des
censo alcanza alrededor de 1800 metros.
Al sur del río Colorado y en la prolongación de la sierra de Reyes as-
ciende otro braquianticlinal que culmina al sur de la Pampa de Tril. No
puedo dar más detalles, porque pasé por esta región en días de niebla y
de nieve.
Al este del río Grande, frente a las sierras Cara-Cura y Reyes, existen
algunos pliegues suaves de poca altura y formados exclusivamente por el
Cretáceo superior, que llega a 1500 y 1700 metros.
Frente a la sierra Palao-Có asciende el mesozoico nuevamente con bas-
tante suavidad para culminara 20 Ó 25 kilómetros al oeste del río Grande
en la sierra Azul, donde la serie porfirítica llega a 2800 metros. Esta se-
rie se encuentra en el valle transversal del río Grande (1300 a 1400 m.
debajo del nivel del río, donde el Caloviano está a 1500 y 1600 metros,
P. Groener : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 219
mientras que se halla en la sierra Azul a 3000 metros. Gomo en los casos
descritos más arriba, el anticlinal de esta sierra desciende paulatinamente
al sur hacia el arroyo Mechanquil, aplanándose al mismo tiempo sus alas.
El importe del descenso es de 2200 a 2500 metros, más al sur no vuelve,
a levantarse.
Al oeste de la sierra de Reyes existen varios otros anticlinales y sincli-
nales, todos de menor elevación que ésta, y que también desaparecen hacia
el sur.
Mas al oeste observamos otra vez un anticlinal muy importanteque pe-
netra desde el lado chileno al argentino de la Cordillera, en la cabecera del
río Barbar-Gó, y que está constituido por la serie porfirítica. Desde el ori-
gen de Barbar-Có hasta algo al sur de la latitud del cerro Domuyo este
anticlinal no forma una sierra individualizada, como al sur de este cerro,
donde constituye la cordillera del Viento, que desciende en la región de
Chos-Malal poco a poco hacia el sur y al valle transversal del río Neu-
quén en igual forma como los anticlinales mencionados hasta ahora. Al
sur del río Neuquén asciende de nuevo y se prolonga hasta el curso trans-
versal (O.-E.) del río Agrio, donde desaparece definitivamente.
Más hacia el sur ya no hay pliegues de dirección N.-S. Puede ser que
exista al oeste del meridiano del codo del río Agrio (en la cordillera del
límite) otro anticlinal que se prolongue algo, pero no mucho más al sur.
En la parte meridional del Neuquén se observa algunas ondulaciones for-
madas a consecuencia de importantes fallas inversas (33) y un gran abo-
vedamiento en la cordillera del límite; pero éstos han de pertenecer a
movimientos posteriores (de la segunda fase).
Según mi opinión, presenciamos en la disolución de los pliegues de di-
rección N.-S. en braquianticlinales su extinción paulatina, que se produce
de tal modo que se borran primeramente los anticlinales ubicados al
oriente y más tarde las occidentales. Es de alto interés el hecho de que su
extinción definitiva se encuentra en el centro del Neuquén, región que
hemos reconocido ya como crítica para los movimientos del Malm y del
Cretáceo medio y en el cambio de facies del Neocomiano. Pero no es po-
sible afirmar si la disolución se debe a la intervención de los movimien-
tos del Malm en esta parte de la cordillera argentina o a estructuras más
antiguas.
En la zona de pasaje entre las últimas manifestaciones del plegamiento
y la región no perturbarda se intercalan algunas ondulaciones de dirección
NE.-SO. (Vaca Muerta, Haichol, Challo-Có, Cerro Lotena, Picun-Leufú
(33) Ueberschiebungen, en sentido antiguo.
220 PHYSIS (IV, 1918)
medio). Perturbaciones transversales similares se pueden constatar ya en
lazona ocupada por los braquianticlinales, y más aún, ellas parecen haber
interrumpido o seccionado las filas de anticlinales en braquianticlinales.
Esto sucedió, por ejemplo, en la terminación de la sierra Azul, en el an-
ticlinal doble de la sierra Cara-Cura y en la depresión del anticlinal de la
cordillera del Viento, depresión que se prolonga hacia el E.-NE. y que
produjo una interrupción idéntica en el anticlinal de la sierra de Reyes.
El gran alcance de estas perturbaciones se manifiesta por el hecho de que
han producido dislocaciones de centenares y miles de metros (véase más
arriba) (34). No desconozco que estos valores deben haber sido en algu-
nos casos (sierra Azul) algo menores en la primera fase y que fueron au-
mentados considerablemente en fases posteriores, sin embargo queda en
ple su interpretación como fenómenos orogénicos de primer orden.
Observamos que las perturbaciones transversales aumentan en impor-
tancia a medida que se borran los pliegues de dirección N.-S. -
Al norte del curso O.-E. del río Grande, donde empieza a mostrarse el
plegamiento muy cerrado y más intenso, las perturbaciones transversales
son más raras, dominadas completamente por los pliegues N.-S. y casl
sin importancia orogénica. Es un hecho sorprendente que la masa com-
pacta de la sierra y sus pliegues empiezan a disolverse justamente allí,
donde terminan las rocas antiguas en el faldeo oriental de la Cordillera.
Las últimas de estas rocas son los granitos de Malargúé (35). Cuanto más
ascienden y se ensanchan las rocas antiguas y cuanto más se aprietan con-
tra la cordillera, tanto más altos e intensos son los pliegues de la primera
fase. Cuál de estos hechos debe considerarse como causante del otro,
queda indeciso aún.
El plegamiento se puede perseguir hasta San Juan, pero sin duda no
se limita a esta región, sino que ha tenido la mayor influencia en la for-
mación de la Cordillera de ambas Américas. No es el caso de entrar aquí
en mayores detalles al respecto.
Falta mencionar todavía un hecho interesante.En los valles de los ríos
Tinguirica y Claro de la cordillera chilena, BurckHaror (36) observó que
los sedimentos posteriores al plegamiento oxfordiano, que son los más
(3) En mi trabajo sobre el Dogger en la República Argentina he atribuido la formación de
pliegues transversales como influencia de la masa patagónica. Esta manera de ver se puede man-
tener todavía para la región frente al Limay inferior, pero no en cuanto ál Limay superior,
donde el ambiente málmico pasa el Limay internándose mucho en la parte occidental de la Pa-
tagonia.
(35) BonexbeNDER en Sreuer, Argentinische Juraablagerungen. Paleont. Abh. N. F. Bd., UL,
H. 3, página 13, F
(36) 10, planche XXXII, perfil d-d.
P. Grorber : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 221
antiguos que afloran en esta región, han sido plegados sólo muy suave-
mente. En su yaciente debe encontrarse la prolongación de los pliegues
oxfordianos de Cruz de Piedra. No sería imposible que la debilidad que
demuestran los movimientos de la primera fase en esta zona esté en rela—
ción con la presencia de estos movimientos anteriores. Siendo así se ex-
plicaría la actuación muy reducida que ha tenido la primera fase en la
cordillera de la Costa de la región del Bio-Bio, con la existencia de los
pliegues fortísimos del Malm, que ya hemos señalado (37).
Se determina con cierta facilidad
LA EDAD DE LOS MOVIMIENTOS DE LA PRIMERA FASE
En primer lugar debemos considerarlos como posteriores al Senoniano,
cuyo retroceso se debe con mucha probabilidad a la iniciación de movi-
mientos de tendencia ascendente. El hecho de que las invasiones marinas
posteriores ya no se extendieron más a la falda oriental por la cordillera:
y que cambian su procedencia pacífica por la atlántica, demuestra que de-
ben haberse producido acontecimientos importantes en esta faja. La pri-
mera transgresión, la mayor entre sus similares, es la del piso de Roca,
discutida últimamente por WixbnHausex (38), que la pone en el Paleoceno
superior o Eoceno inferior, mientras que Burcknaror (39) la había con-
siderado como daniana. Sus depósitos yacen con discordancia percep-
tible sobre los primeros pliegues orientales, entonces suaves todavía y
se detienen al pie de la masa principal de la Cordillera en la región del
río Grande.
Reconocemos, pues, que los movimientos iniciales se han producido
en la época comprendida entre el Senoniano y el Rocanense, es decir, en
el Gretáceo superior. Es difícil reconstruir el cuadro tectónico formado
en este tiempo; sin embargo, no creo equivocarme suponiendo que no
existían aún pliegues bien individualizados e intensos, porque la discor-
dancia del piso de Roca es, en general, tan suave que no se la pueda consta-
tar en un solo perfil por observación inmediata, sino por comparación de
una serie de perfiles, de los cuales resulta que los depósitos de este piso
yacen sobre diferentes complejos de las areniscas y margas del Gretáceo
superior. Esta suposición es válida, sin duda, para la región de la fila
(37) Según Brúccex, 21, página 20.
(38) 31, página 51.
(39) 10, página gr.
222 PHYSIS (IV, 1918)
oriental de braquianticlinales (sierras Palao-Có, Cara-Cura y Reyes) que
estaba cubierta por el mar rocanense, pero también lo es en cuanto a los
pliegues internos de la Cordillera, a pesar de que la falta de depósitos ro-
canenses impide su reconocimiento directo.
En primer lugar, me apoyo sobre el hecho de que la fuerza del plega-
miento expresada en el ancho de los anticlinales y el ángulo de inclina-
ción de sus alas, que ha afectado las capas rocanenses de la sierra de
Palao-Có y los demás sedimentos que participan en la constitución de
esta sierra y de las otras de la fila oriental de braquianticlinales, es por
lo menos igual para éstos y para los anticlinalesinteriores. S1 se hubiesen
formado pliegues fuertes en el centro de la Cordillera, ya en la época com-
prendida entre el Senoniano y el Rocanense y si se les hubiesen agregado
los anticlinales orientales por movimientos posteriores (postrocanenses)
de radio de acción más amplio, tales movimientos deberían haber tenido
por lo menos la misma o mayor fuerza que los anteriores. En este caso
los anticlinales interiores deberían ser mucho más comprimidos que los
de la fila oriental, de manera que no podrían ofrecer aproximadamente la
misma tectónica, cuya intensidad, como hemos observado ya, disminuye
más bien de este a oeste.
Por consiguiente, debemos admitir que la mayor intensidad o el ple-
gamiento propiamiento dicho es posterior al piso de Roca. Y esto parece
tanto más probable cuanto que estos movimientos cordilleranos eran
acompañados por un levantamiento general del continente adyacente que
produjo el retroceso total del mar de Roca. Este último hecho nos de-
muestra, además, que el plegamiento propiamiente dicho de la primera
fase debe ser inmediatamente posterior al piso rocanense, o sea al Da-
niano o al Paleoceno superior (a Eoceno inferior). En cuanto a la cons-
titución geológica de la Cordillera se puede aceptar tanto la una como la
otra opinión, porque allí existe un hiato considerable entre estas capas
y los depósitos próximos siguientes de la serie andesítica que, como ex-
pondré más adelante, empezó a acumularse en el Oligoceno superior (40).
Tenemos, pues, a disposición, un espacio de tiempo suficiente para dar
cabida al plegamiento y a la peneplainización subsiguiente que destruyó
(40) No alcanzamos tan poco a resolver esta cuestión, tomando en cuenta las capas con Bithynia
del Eoceno inferior, descubiertos por Burckmaror (4, pág. 43) y descritos posteriormente
por Feiscn (Las pizarras biluminosas de Lonquimay, Soc. Nac. Min., Santiago de Chile, 1916)
que yacen en discordancia sobre pliegues compuestos por capas mesozóicas, porque no se sabe
si estos pliegues iniciados seguramente en el Malm reflejan parcialmente también la acción de
los movimientos de la primera fase y si estas capas no corresponden, acaso, al piso de Roca o al
Senoniano.
P. Grorser : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera
hb
5)
30]
la cordillera de entonces, proceso del que trataré algo más abajo. No ade-
lantamos a este respecto tampoco, examinando la constitución geológica
de la región de General Roca, donde, según Wixbmausen (41), las dislo-
caciones postrocanenses y la peneplain que las corta están cubiertas por
las capas de Ghichinales, que empiezan con el piso de Pyrotherium. Sien-
do exacta esta última indicación, el hiato, a pesar de ser mucho menor,
sería siempre suficientemente grande en relación a la reducida importan-
cia de estos movimientos y al corto espacio de tiempo que necesitaba el
ciclo de erosión para concluir en una peneplain; pero ya habría que ex-
cluir el Eoceno inferior como piso disponible para la colocación del piso
rocanense.
En la región del lago Musters (42) las capas de Notostylops, seguramen-
le posteriores al piso de Roca y representantes del Eoceno más antiguo,
yacen con discordancia sobre las areniscas abigarradas del Gretáceo su-
perior levemente plegadas y cortadas por una peneplain. No hay duda de
que estos pliegues suaves han sido producidos por el mismo movimiento
que originó el retroceso del mar de Roca, tanto en esta región como en la
Cordillera y que tienen, por consiguiente, la misma edad que el plega-
miento propiamente dicho de la cordillera principal. En este caso el piso
de Roca debería ser más antiguo que el Paleoceno superior; porque si
tuviese esta edad no quedaría lugar y tiempo para los movimientos y la
formación de la peneplain subsiguiente que lleva la cubierta de las capas
de Votostylops, siempre que sea justificado considerar a éstas como del
Eoceno más inferior. Como no hay por qué dudar de esta edad universal-
mente reconocida, el piso de Roca debe tenerse, cuando más, por Paleo-
ceno inferior, o como Daniano (superior).
El plegamiento principal de la primera fase terciaria llegaría a ser en—
tonces esencialmente paleoceno ; los movimientos preparatorios, danianos,
En la época de calma tectónica relativa que siguió a estos movimientos
se formó
LA PENEPLAIN
a que nos hemos referido varias veces. En la Cordillera del sur de Men-
doza y del norte del Neuquén tiene una extensión considerable; solamente
los braquianticlinales más altos — sierra Cara-Cura, Reyes, Azul y cor-
aillera del Viento — se elevaron por encima de ella. Todo el resto de esta
(41) 31. página 24.
(42) 14. Zeilschr, d. deutsch. WVissensch. Vereins, 1917, Heft 6, página 327.
PAYSIS (LV, 1918)
[8%]
[e]
=
región era ocupado por una peneplain que invadió desde el sur (desde la
Patagonia) la Cordillera, intercalándose entre las últimas elevaciones con-
siderables. No se extiendió a la región al norte del curso O.-E. del río
Grande, donde se mantuvo, según GeErTH (43), un relieve orográfico de
alturas moderadas. Resulta, pues, que llegó a penetrar solamente en la
parte de la Cordillera, donde se produce la extinción paulatina del plega-
miento de la primera fase. La escasez de datos no permite formarse una
idea exacta del relieve que ocupó esta región cordillerana. Por poco que
se sepa, puede asegurarse que la peneplain haya tenido una extensión
muy grande en la Patagonia. Las peneplaines dislocadas que se conservan
todavía en los bloques de las sierras pampeanas han de corresponder a ésta
con la diferencia de que el ciclo de erosión, cuya terminación representan,
habrá empezado tal vez mucho antes. Además. ha sido constatada una
peneplain de origen terciario-antiguo en la cordillera de la Costa, en la
región del Bro-Bio. Estamos, pues, frente a un fenómeno de gran exten-
sión y de gran importancia, cuyos detalles son todavía deficientemente
conocidos. ;
El relieve de destrucción erosiva avanzadísima que se extendió enton—
ces por la zona ocupada actualmente por la Cordillera del sur de Mendo-
za, nos es conocido con tantos detalles que podrán completarse hasta el
grado de permitir su reconstrucción en un mapa paleo-hipsométrico,
porque fué puesto al cubierto de modificaciones ulteriores por haber sido
envuelto y tapado por las enormes acumulaciones de
LA SERIE ANDESÍTICA
Esta serie alcanza 1500 a 2000 y en algunas regiones varios miles de
metros de espesor y se compone de mantos, tobas y sobre todo de aglo-
merados de andesita, a la que se agrega basalto en su porción occidental
y meridional y en los niveles superiores de su zona oriental; en determi-
nadas regiones contiene también traquitas y dacitas, especialmente en
forma de tobas.
Entre la latitud del curso O.-E. del río Grande y la del río Colorado
superior forma casi todas las cadenas divisorias de las aguas entre los valles
principales de la Cordillera y se extiende hacia el este hasta cerca del lí-
mite entre Mendoza y la Pampa Central, donde constituye la sierra CGha-
(13) Straligraphie und Bau der argentinischen Cordillere zwischen dem Rio Grande und Rio Dia
mante, en Zettsch, Deutsch. Geolog. Ges., 1913, pág. 574.
P. Grormer : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 2
to
al
chahuén. Hacia el oeste se interna todavía varias leguas en la cordillera
chilena, más o menos hasta el río Melado. Hacia el norte la serie andesí-
tica se prolonga por toda la región andina entre el curso O.-E. del río Gran-
de y el río Diamante, estudiada por GrErrH (44), donde compone también
como más al sur gran parte de las cadenas más altas. En esta región su
extensión hacia el este no es tan grande como al norte del río Colorado,
coincidiendo su límite oriental con el pie de las sierras, que llega allí so—
lamente hasta la longitud del curso N.-S. inferior del río Grande.
Sabemos por ScHiLLER (45) que la serie andesítica se halla en las mis-
mas condiciones en la cordillera del norte de Mendoza y del sur de San
Juan, donde alcanza miles de metros de espesor, como por ejemplo, en el
cerro Aconcagua, cuya inmensa cumbre está constituida por 3000 metros
de sus mantos y tobas. Según el mismo autor las más altas cumbres de es-
tas latitudes están formadas por esta serie, especialmente en el lado chileno.
Al sur de la latitud del curso superior del río Colorado la anchura de
la zona ocupada por la serie andesítica se reduce considerablemente. Se
encuentra desarrollada principalmente al oeste de la cordillera del Vien-
to, entre el río Neuquén superior y la longitud del volcán Antuco (Chile)
y constituye las cumbres de la cordillera del límite (46). Cuando se pu-
bliquen las observaciones de BackLunp, sabremos si está representada tam-
bién al este de la cordillera del Viento. Al sur de la línea Chos-Malal-An-
tuco está confinada a la cordillera del límite y se extiende hacia el oeste
algo en el territorio de Chile, donde fué hallada por Frerscm (47) en el
Bío-Bío superior sobre los depósitos lacustres del Eoceno inferior.
Desde el río Agrio he podido constatar su presencia en la cordillera del
límite desde la latitud de Ñorquín hasta la región del paso del Pino Ha-
chado, donde fué encontrada por Burcknaror (48) en discordancia sobre
pliegues compuestos de capas mesozoicas y decapitados por la erosión.
Entre Barbar-Có y el Pino-Hachado ha sido comprobada siempre esta
misma relación entre la serie andesítica y el subsuelo. En esta zona occi-
dental participan, según nuestros conocimientos actuales, muchos basal-
tos entre los componentes de esta serie. Al este del río Agrio la serie an—
desítica parece faltar por completo.
(44) 43, página 574.
(45) 1, páginas 20, 23, 28, 44.
(46) He podido observar que se liga en el origen del Neuquén a la serie andesítica del Bar-
bar-Có superior. Kzioer la halló en la región de Epu-Lauquén, y BackLuxp y yo mismo en el
Reñi-Lehue.
(47) En 21, página 18.
(48) 4, planche II.
PHYSIS. — T. 1Y . 16
226 PHYSIS (1V, 1918)
Más hacia el sur, al oeste del Collón-Curá, en la región de los rios
Chimehuin, Ca-Leufú y Traful observaron Korn (49), Wer (50) y
Roverero (51) una serie muy potente de toba, aglomerados y mantos que
alcanzan 1000 a 1500 metros de espesor. RorH llama estas rocas « pórfi-
dos»; Wenrzt la encontró compuesta de basaltos, phonolitas y traquitas,
mientras que Roverero señala la presencia de andesitas y basaltos al sur
del Traful, que representan muy probablemente la prolongación de esta
serie; pero puede ser también que las rocas a que se refiere Roverero
pertenezcan a la misma unidad geológica que encontró este autor entre
los ríos Pichi-Leufú y Limay, que podría ser más reciente que la serie
basáltica, como llama Wennrt1 al potente complejo del norte del Traful.
Sea lo que fuere, en todo caso hay que considerar como homóloga la serie
basáltica de WemkLr con nuestra serie andesiítica (y basáltica también),
porque no hay en el Terciario otra serie eruptiva de tales caracteres y de
semejante espesor.
Es muy probable que exista también en la región intermedia entre el
Pino Hachado y el Chimehuin, dentro del radio de la cordillera del límite,
que es aún completamente desconocida en cuanto a su geología. Al este
del río CGollón-Curá no existe ningún vestigio de que ella haya existido.
jamás en esta región. :
Resulta entonces que la serie andesítica se extiende por la cordillera
por lo menos desde el norte de San Juan hasta el Nahuel-Huapií con una
anchura variable, quedando ella limitada desde su entrada en el territorio
del Neuquén a la cordillera que forma el límite internacional. Posible-
mente el hecho curioso de que la cordillera del límite retrocede hacia el
oeste en el nacimiento del río Barbar-Có, del Neuquén y del Aluminé-
Collón-Curá abandonando la cadena que hasta allí desempeñaba el papel
de divortium aquarum interoceánico y dejándola al este, tendrá su expli-
cación en la distribución de la serie andesítica.
Tratándose de una serie puramente eruptiva, en cuyas tobas no se han
encontrado aún fósiles, se tropieza con serias dificultades para determinar
su edad.
En la región investigada por mi (sur de Mendoza y norte del Neuquén)
la serie andesítica no está en relación inmediata con ninguna clase de ca=
pas sedimentarias. Del hecho de que cubre los pliegues denudados y par-
cialmente peneplainizados de la primera fase terciaria, se deduce que debe
(49) Apuntes sobre la geología y la paleontología de los territorios de Río Negro y Neuquén, en.
Rev. Mus. La Plata, tomo IX, páginas 158-165, 1899.
(5o) 6, páginas 234-5 y 233.
(51) Studi di Geomorfología argentina, en Bol. Soc. Geol. Ttal., tomo XXXI, página 228, 1912.
P. GrorpBer : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 227
ser más reciente que la época de este plegamiento y estar separada de él
por un importante lapso de tiempo, durante el cual se produjo la destruc-
ción de la sierra formada por esos movimientos. Por esta razón el límite
inferior de la serie andesítica no puede nbicarse, por ejemplo, en el Eoce-
no inferior, es decir, en una época casi inmediatamente posterior a la pri-
mera fase, sino que se debe suponer que las acumulaciones eruptivas ha-
yan empezado más o menos en el Oligoceno o más tarde aún. En cuanto
a su límite superior no hay duda de que ha de ser anterior a los movi-
mientos de la segunda fase que la han levantado, plegado y fracturado.
Pero como no hemos reconocido todavía la edad de estos movimientos,
no nos resulta aún ninguna solución a la cuestión de la edad mínima de
nuestra serie. E
En el norte de Mendoza encontró ScHiLLER (52), en la región del Acon-
cagua, una serie conglomerádica (Conglom. de S'* María) conservada hoy
día todavía hasta un espesor de 1400 metros, que yace sobre los pliegues
denudados de la primera fase terciaria de igual modo como la serie ande-
sitica y que se mantiene siempre a una cierta distancia al este de ella. En-
tre los rodados del conglomerado se encuentran tanto «muchos compo-
nentes de las capas basales (yeso, calizas fosiliferas del Jura y Cretáceo,
areniscas, pórfidos) como andesitas». La presencia de rodados de andesi-
ta en toda la serie y de tobas andesiticas en su base (53) y de grandes
rodados en las tobas andesíticas estratificadas (54), prueba que la serie
andesítica y los conglomerados de Santa María deben corresponderse por
lo menos parcialmente, siendo probable que su parte superior sea más re-
ciente que esta serie eruptiva. El gran tamaño de los rodados y la fre-
cuencia de rodados de yeso y de caliza, que no soportan un transporte a
distancia mayor que algunos kilómetros sin deshacerse por completo, de-
muestran que deben provenir de los alrededores más inmediatos y que se
trata de acumulaciones en una cuenca estrecha. A juzgar por la posición
horizontal de los conglomerados, el declive de su zócalo ha de haber sido
dirigido hacia el oeste, tanto en el tiempo de su sedimentación como lo es
al presente. Es entonces muy sugestivo suponer que tal cuenca se haya
formado por obstrucción del sistema de drenaje primitivo y que ésta haya
sido producida por el crecimiento de las acumulaciones de la serie ande-
sitica. Resultaría entonces que los conglomerados de Santa María habrían
empezado a formarse algo más tarde que la serie andesítica y que su sedi-
(52) 1, páginas 20-30.
(53) 1, Perfil de Puente del Inca.
(54) 1, Perfil de Espinacito hasta la línea divisoria de Chile y cerca de ésta (complejo XXVI).
(8)
[)
00
PHYSIS (1V, 1918)
mentación habría perdurado todavía después de la terminación de las
erupciones, y como dichos depósitos pertenecen, según ScmiLer, al Ter—
ciario intermedio, deducimos que la serie andesítica debe corresponder de
un modo general al Oligoceno y Mioceno.
Según Beber (55), KrineL (95), Rassmuss (95) y STAPPENBECK (096),
existen en la parte inferior de los estratos calchaquies del pie de la Cordi-
llera, conglomerados y aglomerados y tobas o tufitas, de andesita y daci-
ta, a veces de considerable espesor que han de ser de la misma edad que
la serie andesítica o por lo menos una parte de ella en el caso de que no
se trata de material en yacimiento secundario. Desgraciadamente no se
conoce la edad exacta de esta parte de la serie. Hasta ahora se han encon-
trado fósiles solamente en los estratos calchaquies de las Guayquerías de
San Carlos (Mendoza) (57), en cuya parte superior existe una fauna cer-
cana (tal vez un poco más antigua) a la de Monte Hermoso y cuya parte
inferior contiene fósiles algo más recientes que las de los sedimentos del
valle Santa María de Catamarca, es decir, formas que hacen atribuir esta
parte de los estratos calchaquies accesibles a la observación al Mioceno
superior a Plioceno inferior. Ella no contiene aglomerados, ni tobas o tu-
fitas andesíticas a daciticas; el complejo superior a las capas fosiliferas
que contiene abundantes rodados de andesitas, no puede corresponder a
estos aglomerados, porque la presencia de otros elementos muy distintos,
es decir, rodados de calizas fosiliferas y de rocas eruptivas antiguas y so-
bre todo la alternación de conglomerados y de loess demuestra que se tra-
ta de depósitos bien distintos y de edad más reciente. S1 los aglomerados,
etc., andesíticos han sido depositados realmente en la región de Las Guay-
querías de San Carlos, deben ser inferiores y anteriores a la serie expues-
ta, y pueden alcanzar por consiguiente a lo sumo hasta el Mioceno medio
y superior. Resultaría entonces que la serie andesítica no podría exceder
tampoco de esta edad.
Ya he expuesto que el potente complejo de tobas, aglomerados y man-
tos de la serie basáltica de WennLt pertenece a la serie andesítica del nor-
te. Hacia el este alcanza a una línea que pasa por el Pichi-Limay y el
curso inferior del arroyo Chu-Chuma y que llega al río Chimehuin un
poco al este de su confluencia con el Quilquihue. Al este de esta línea
hasta unos 5 a 8 kilómetros al otro lado del río Collón-Curá se extiende
(55) Comunicación verbal.
(56) La Precordillera de San Juan y Mendoza, en An. Min. Agr. Sec. Geol., tomo V, número
3, página 69, 1910.
(57) E. be Canzes, Ensayo geológico descriptivo de las Guayquerias de Mendoza, en An. Mus.
Nac. de Buenos Atres, tomo XXII (ser. 3%, t. XV).
P. Grorber : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 221)
un complejo de sedimentos terrestres de color gris claro y blanquecino,
compuesto de areniscas, conglomerados y tobas. A lo largo del Collón—
Curá se encuentra intercalado en la parte superior de la serie un manto
de basalto de gran extensión horizontal. En las capas inferiores a este
manto descubrió RorH (58) una notable fauna de vertebrados que consi-
dera como santacruciana, pero que contiene además elementos de la fauna
de Colpodon, dato que debo a la amabilidad del Sr. CarLos AMEGHINO.
Resulta, pues, que esta serie, en cuya parte inferior no se ha encontrado
todavía fósiles característicos, representa, por lo menos, el Oligoceno su-
perior y el Mioceno inferior y medio.
Tanto el complejo sedimentario, como el eruptivo descansan directa-
mente sobre rocas cristalinas y mesozoicas fuertemente plegadas en el
Malm y afectadas de nuevo por los movimientos de la primera fase ter
ciaria, lo que representa una extraordinaria semejanza con la serie andesí—
tica y la de los conglomerados de Santa María de la región del Aconca-
gua, en cuanto a la relación de éstas entre sí con el subsuelo. Pero mien—
tras que allí el complejo eruptivo y el sedimentario no entran en contacto
bastante íntimo para permitir determinar si son contemporáneas 0 no, las
condiciones de yacimiento son más favorables en este sentido en el sur.
Es muy probable que el manto extenso intercalado en la parte supe-
rior de las areniscas y tobas a lo largo del Collón-Curá, haya venido
desde la región volcánica del oeste. Además, Wemnrtr (59) ha podido ob-
servar con toda claridad que, al sur del Chimehuin, la parte superior de
la serie eruptiva pasa a cubrir las areniscas, pero no se anima a afirmar
sl éstas continúan por debajo de toda la serie basáltica. Esto no parece
tampoco probable, después que Roverero (60) la encontró en el Limay
descansando a muy poca distancia al oeste de las areniscas directamente
sobre las rocas (mesozoico fosilífero) del subsuelo plegado. Resulta, pues,
que hemos de considerar ambas series como esencialmente contemporá-
neas, salvo la parte superior de la serie eruptiva que es más reciente que
la parte de la serie sedimentaria todavía conservada. Hemos de admitir,
entonces, que la serie andesítica ocupa el Oligoceno superior, el Mioceno
inferior medio y, tal vez, una pequeña parte del Mioceno superior.
Dos observaciones parecen oponerse a esta opinión :
1* RorH (61) comunica que ha tenido la suerte de encontrar un tronco
de madera fósil en la parte más alta de la serie eruptiva y deduce que, por
(58) 49, páginas 156 y 173-906.
(59) 6, página 235
(60) 51, página 230.
(61) 49, página 160.
230 PHYSIS (1V, 1918)
tal razón, esta serie debe ser cretácea y corresponder a las areniscas abi-
garradas del Limay inferior y de muchos otros lugares, donde son fre-
cuentes trozos de madera petrificada. Pero el solo hecho de la presencia
de tal clase de fósiles, que se encuentra en cualquier formación terrestre
(por ejemplo, en muchos sedimentos de este origen de la Patagonia), no
es de ningún modo una prueba concluyente, aún más considerando que
el fósil en cuestión no ha sido determinado nunca;
2* Para una objeción más seria podría servir el hecho de que parece
existir una discordancia tectónica entre la serie sedimentaria y la erup-
tiva, siendo la primera levemente plegada, mientras que la otra está por
lo general en una posición perfectamente horizontal. Pero en cuanto a
este « plegamiento » hay que observar que se trata más bien de una on-
dulación bastante suave, cuyo carácter concuerda perfectamente con la
elevación que ha sufrido la serie basáltica más hacia el interior de la Cor-
dillera. Además, se debe tomar en cuenta la mayor rigidez de la última
que, empujada por fuerzas orogénicas, puede haber ondulado las arenis-
cas poco consistentes y débilmente cementadas sin sufrir ella mayores
perturbaciones.
Por BrúcceN y Ferscn (62) sabemos que existen andesitas en la Gordi-
llera de la Costa de la región de Concepción, al norte del valle transversal
del río Bío-Bío, que se encuentran sobrepuestas a una peneplain leve
mente inclinada hacia el oeste, que decapitó las unidades geológicas que
participaron en el plegamiento del Malm inferior y en movimientos pos=
teriores. Más hacia el mar descansa sobre el mismo ambiente la serie car-
bonifera del piso de Navidad, que se atribuye al Mioceno inferior y medio
y que ocupa tal vez todavía una parte del Mioceno superior y del Oligo=
ceno superior y que corresponde más o menos a la formación Patagónica
en el lado oriental de los Andes. Esta serie contiene en su sección inferior
vetas y en su sección media conglomerados de andesita, lo que demuestra
que las efusiones son por lo menos parcialmente contemporáneas al piso
de Navidad. Parece, sin embargo, que la actividad volcánica se haya pro-
ducido ya antes de la llegada de la transgresión, porque el zócalo de la
serie marina contiene vetas andesíticas en mayor abundancia que ella
misma. Estos hechos prueban que las andesitas de la cordillera de la
Costa y de la de los Andes han de ser contemporáneas.
Es muy probable que debemos relacionar las efusiones andesíticas con
los movimientos de descenso que trajeron como consecuencia la trans-
gresión marina, admitiendo además que los movimientos y, por lo tanto,
(62) Briicaen, 21, página 18.
P. Groeser : Edad y extensión de las estrucluras de la Cordillera 231
las efusiones, hayan empezado algo antes del tiempo de mayor extensión
del mar (63): :
De las reflexiones precedentes sacamos el resultado de que la serie an-
desítica ocupa gran parte o tal vez todo el Oligoceno superior, Mioceno
inferior y medio y una pequeña parte del Mioceno superior.
La serie andesitica contiene numerosas masas columnares y vetas de
andesitas, sobre todo hornblendíferas, que representan posiblemente ma-
nifestaciones marginales de las grandes intrusiones de grano diorita (An-
dengesteíne) de la parte chilena de la Cordillera; siendo así, deberíamos
considerar a éstos como contemporáneos o inmediatamente posteriores a
la formación de la serie andesitica. Pero hay que observar que las po-
tentes acumulaciones de andesítica del valle del Tinguirica, que corres-
ponden muy probablemente a nuestra serie andesítica, cubre — a juzgar
por los perfiles de Burcknaror (64) — una planicie de destrucción ero-
siva que ha cortado tanto los pliegues compuestos por los conglomerados
porfiríticos del Malm como las intrusiones de grano diorita. De este modo,
estas últimas habrían de ser anteriores a la serie andesítica y, por consi-
guiente, a las masas columnares citadas.
Para decidir la cuestión habrá que esperar datos más detallados que
revelen si la relación entre las grano dioritas y las andesitas es realmente
la que sacamos del perfil de Burcknarpr o si las primeras han penetrado
en las andesitas.
En un párrafo anterior me he referido a las dislocaciones que han afec-
tado a la serie andesítica y que he atribuido a
LOS MOVIMIENTOS DE LA SEGUNDA FASE TERCIARIA
cuyas manifestaciones produjeron cuadros tectónicos muy variados.
En la región cordillerana entre la latitud del curso O.-E. del río Gran-
(63) No se deben atribuir a esta serie las andesitas de carácter petrográfico muy variado que
se encuentran en la sierra de San Luis, el Morro, al oeste de la sierra de Córdoba, al norte de
Andalgalá, que dependen de centros de erupción aislados y parecen limitados a la región de la
estructura de las sierras pampeanas; es muy probable que las tobas de andesita que encontró
KeiveL (comunicación verbal) en el grupo medio de los conglomerados de la Quebrada del Toro,
pertenezcan al mismo grupo de erupciones. Siendo así, debemos considerar estas manifestaciones
8
volcánicas como inmediatamente posteriores a los primeros movimientos importantes de la segun-
da fase, como veremos más adelante. En todo caso, son más jóvenes que la gran seric andesítica
de la Cordillera de los Andes. (Véase el mapa de Bracxemuscu; Pasrore, Estudio geológico y pe=
trográfico de la sierra de Morro, en An. Min. Agr., Secc. Geol.,t. XI, n* 2, 1915, y 30, página
26 y mapa.
(64) 10, planche XXXI.
232 PHYSIS (IV, 1918)
de y la del Colorado superior ascendió una bóveda muy ancha que cul-
minaba en una zona que se extiende por las cadenas al este del río Chico
y del río Barrancas. Hacia el oeste descendía paulatinamente para perder
rápidamente de altura en la región del cerro Campanario y laguna del
Maule. Más hacia el sur y en la zona del Barbar-Có superior, se suavizó
este descenso rápido y se agregó otra bóveda secundaria, cuyo eje corre
por la cordillera del límite al oeste del Barbar-Có superior. Hacia el este
el declive era bien suave alcanzando la serie andesítica una posición ho-
rizontal más o menos en el meridiano del Cerro Payén.
Estas perturbaciones imprimieron al rumbo de la serie andesítica una
dirección N.-S. con ligeras desviaciones en la zona de mayor elevación
que está ligeramente encorvada hacia el sur en su terminación meri-
dional.
Simultáneamente con estos movimientos se produjo una flexura a ve-
ces simple, en partes doble, de rumbo ENE., que empieza algo al oeste
del río Grande, corriendo paralela al curso del Mechanquil y cuya pro-
longación se manifiesta en los cerros delos alrededores de la punta sur del
lago Garri-Lauquén. Ya conocemos tales perturbaciones transversales de
la primera fase, que deben haberse rejuvenecido por lo menos en partes
en la segunda fase, acentuando la tectónica correspondiente a ellos. (Véase
más arriba.)
En la parte culminante de la bóveda se hundió una faja extensa, en
cuya porción más baja se formaron los valles de los ríos Barrancas y Chi-
co, produciéndose fallas de estiramiento y en visagra. Tal carácter de las
fallas demuestra que la serie andesítica (y su zócalo) ha sufrido una ten-
sión, es decir, que las fuerzas orogénicas la obligaron a ocupar más su-
perficie de la que tenía en su posición horizontal antes de los movi-
mientos. ;
Hay dos explicaciones posibles de este fenómeno : puede ser que la
formación de la bóveda y la fracturación, sean dos acontecimientos dife-
rentes en tiempo y en origen; entonces se trataría por un lado de una
compresión lateral fuerte que habría producido la bóveda, y por otro, de
estiramientos que, más tarde, habrían ocasionado la fracturación ; O puede
ser que ambos acontecimientos sean simultáneos y causados por un le—
vantamiento de la bóveda por fuerzas verticales.
Me inclino hacia esta última explicación, porque :
1” Los flancos de la bóveda están regularmente inclinados y no se nota
mayor plegamiento en la región occidental, en donde, tratándose de fuer-
zas laterales, debería hallarse una zona de plegamiento muy fuerte;
2% Las planicies de destrucción más antiguas que se desarrollaron en la
P. Gnrorvur : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 233
zona levantada pasan sin perturbación o interrupción por encima de la
región fracturada.
La planicie de destrucción más antigua que cortó la serie andesítica se
encuentra actualmente a 3400 y 3500 metros de altura y está conservada
solamente en las cumbres más altas y reducida a un área muy pequeña,
su existencia, es, por lo tanto, algo problemática.
De desarrollo muy claro es la siguiente planicie de destrucción que
está ahora a una altura de 2900 a 2800 metros; no es completa porque
en las cadenas divisorias de las aguas se levantan encima de ellas lomas
altas con flancos suaves envueltos y tapados completamente por material
descompuesto in situ. Es de interés el hecho de que esta planicie pasa re-
gularmente desde las regiones, donde la serie andesítica conserva cohe-
sión y posición horizontal, tanto sobre la región deprimida por la flexura
de dirección ENE. como por los bloques separados por las fracturas (en
los alrededores del cerro Mary, etc.), de modo que éstas deben conside—
rarse — como ya se ha hecho — como simultáneas al levantamiento.
De mejor conservación es aún la planicie de destrucción que le sigue
actualmente entre 2500 y 2400 metros de altura, que suele pasar en las
cabeceras de los rios a la anterior con pendientes relativamente suaves,
mientras que ambas planicies de destrucción están separadas en el curso
inferior de los ríos por pendientes muy fuertes. Cuando publique las ho-
jas 30b 6 31 b y c del mapa geológico en 1 : 200.000, podré hacer resaltar
que se puede observar en ciertos lugares que en el tiempo comprendido
entre la elaboración de las planicies de 2900 y de 2400 metros había le-
ves acentuaciones de las fallas primitivas, de modo que la planicie de
2900 metros sufría algunas pertubaciones. Estas planicies demuestran una
destrucción erosiva tan avanzada que cada una de ellas debe haberse en-
contrado cerca del base-level. Se ve, pues, que al levantamiento principal
siguieron otros dos alzamientos de 400 a 500 metros separados por pe-
riodos de relativa calma tectónica en que se formaron las planicies de
destrucción.
La actual altura de la última, de 2400 a 2500 metros sobre el nivel
del mar, se debe a otro levantamiento de carácter tectónico igual al de
los movimientos parciales de planicie a planicie, pero de importancia mu-
cho mayor. El ascenso era casi continuo; sin embargo, se distingue una
cierta cantidad de etapas marcadas por varias terrazas, cuya anchura re-
ducida demuestra la poca duración de los intervalos tectónicos. En la
región investigada por mi, el valor del levantamiento alcanza en el
pie oriental de la cordillera más o menos a mil metros y algunos cien-
tos de metros más en su interior, lo que se deduce del nivel actual
234 PHYSIS (1V, 1918)
de los ríos que en el interior de la Cordillera no han llegado a su base-level.
En este segundo levantamiento importante se fracturaron las planicies
anteriores considerablemente y han sido torcidas o levantadas en bóve-
das. Las dislocaciones correspondientes quedaron limitadas a las zonas ya
perturbadas en el principio de los movimientos que acabamos de discutir.
Si bien estos acontecimientos tectónicos son del mismo carácter y se pre-
sentan como una unidad, podemos hablar, sin embargo, de dos fases si
nos referimos a los dos períodos de culminación, que podemos llamar
segunda y tercera fase.
Hacia al sur de la región discutida parece mantenerse el mismo carác-
ter de los movimientos, con la diferencia de que las bóvedas disminuyen
en altura y ancho. En río Agrio, por ejemplo, he podido observar que
existe al este de su curso N.-S. un anticlinal de dirección N.-S. y asi-
métrico compuesto de las capas de la serie mesozoica marina, en cuyo
eje aparece al este de la estancia de Guevara (Pino andino) el Lías supe-
rior y medio y cuya ala occidental tiene una inclinación muy fuerte,
mientras que la otra desciende paulatinamente hacia el este, si hacemos
abstracción de algunas complicaciones locales secundarias. Al oeste del
río se extiende una pampa ancha compuesta por conglomerados en la
parte inferior del río, en su parte superior de escoriales de basalto con nu-
merosos conos volcánicos sobrepuestos. He observado desde el río que
más hacia el oeste se inclina la serie andesitica hacia el este (sobre todo
entre el río Agrio superior de curso O.-E. y el Hualcupen) para pasar
más hacia el interior de la cordillera del límite en posición horizontal. Esto
me parece demostrar que existe una falla en el margen occidental del
anticlinal de capas mesozoicas, en la cual ha descendido el ala oriental o
toda la bóveda andesítica del oeste, siendo llenada la depresión así for-
mada por conglomerados y material eruptivo cuya salida está ligada a la
falla. No es posible aún establecer hasta qué grado han intervenido en la
formación de este cuadro tectónico los movimientos de la segunda y de
la tercera fase. Sin embargo, me parece que la última tuvo una influen-
cia bastante importante, porque, al parecer, en el ala anterior de la bó-
veda andesítica ha sido torcida una peneplain que había cortado las ca=
pas (mantos y tobas estratificados) de la serie andesítica,
La tectónica de la región del Collón-Gurá es bastante parecida a la del
radio del río Agrio, donde se ha formado también una bóveda que se ha
fracturado, pero no en la faja culminante, como en el río Barrancas, sino
en sus alas. En otro trabajo trataré más detenidamente sobre mis obser-
vaciones hechas en esta zona meridional.
Algo diferente es el cuadro tectónico de estas fases en la región del
N
[90]
(>
P. Grorber : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera
Aconcagua. Allí encontró ScmirLeR movimientos muy fuertes que oca-
sionaron sobreescurrimientos que hicieron subir diferentes capas meso-
zoicas sobre los conglomerados de Santa María. A primera vista, este ca-
rácter de los movimientos parece ser esencialmente diferente de los
movimientos observados más al sur. Pero si nos apoyamos, para su expli-
cación, en la teoría orogénica de ReEYER-ÁMPFERER, se ve que no existe
diferencia de naturaleza, sino simplemente de grado, si suponemos que
la parte oriental de la cordillera haya sido levantada lo suficiente para
que fuera posible una pendiente occidental bastante fuerte para que se
pudiese mover o deslizar la parte levantada hacia el oeste penetrando en
forma de cuña en los sedimentos al oeste (sobre todo en el yeso principal
oxfordiano muy maltratado). Y realmente afloran en el lado oriental de la
Cordillera de estas latitudes las rocas más antiguas y además, el declive
general, se dirige hacia el oeste con fuerte inclinación, de modo que pat-
ticipan de este a oeste rocas cada vez más jóvenes en la constitución de la
sierra. En cuanto a la penetración en forma de cuña, tengo que observar
que ScHiLLeR me comunicó que su sobreescurrimiento era, según su Opi-
nión, más bien un subempuje (Unterschiebung), y que el primer término
empleado por él debía servir solamente para denominar con una nomen-
clatura corriente el ambiente tectónico, para no tener que entrar en dis-
cusiones largas en un informe preliminar.
Según la opinión de mis colegas que trabajaron en las sierras pampea-
nas y en la Cordillera del norte de la República Argentina, el levanta-
miento de los bloques inclinados que componen especialmente las prime-
ras, se ha producido en la segunda fase. Junto o algo después de los
movimientos correspondientes salieron las andesitas de las sierras pam-
peanas (ya mencionadas en pág. 231) que se encuentran sobrepuestas
aun relieve dependiente de las dislocaciones y ligadas a fallas impor—
tantes.
LA EDAD DE LOS MOVIMIENTOS DE LA SEGUNDA Y TERCERA FASE
En un capitulo anterior dijimos que los depósitos afectados por estos
movimientos alcanzan hasta el Mioceno medio o tal vez al superior. Re-
sulta, pues, que el principio de la serie de perturbaciones que culmina-
ron en la segunda y tercera fase no puede ser anterior al Mioceno supe-
rior. Por otra parte, no puede haber perdurado más allá del Plioceno,
porque los depósitos diluviales (morenas) se encuentran en los fondos de
los valles jóvenes que se cavaron en la Cordillera a consecuencia del levan-
tamiento de la tercera fase.
236 PHYSIS (1V, 1918)
En la región por mi estudiada no es posible precisar en qué época es-
tos movimientos alcanzaron su mayor importancia, es decir, la edad
exacta de la segunda y de la tercera fase, por falta de sedimentos plio-
cenos.
Al pie de la Cordillera del norte de Mendoza y de San Juan se observa
una discordancia entre los estratos calchaquies, que alcanzan hasta el
Mioceno superior y tal vez basta la base del Plioceno (véase más arriba) y
los depósitos de cuencas (65) que serían pliocénicos, según los colegas
que los estudiaron en el norte. Estos depósitos han sido perturbados y
levantados durante su misma sedimentación, de modo que se formaron
varias discordancias dentro de la serie. El carácter petrográfico de los de-
pósitos de cuencas, comparado con el de los calchaquíes, demuestra que
su material ha sido traido por las aguas de una erosión rejuvenecida. La
época en que se produjo el cambio en el material depositado al pie de la
sierra debe concordar entonces con lo movimientos de la segunda fase, que
deberá colocarse entonces entre el Mioceno y Plioceno. Las discordan-
cias corresponden a los levantamientos de la segunda y tercera fase, y
cuya acción hemos reconocido en las planicies de destrucción de 2400 y
2900 metros.
A causa de la tercera fase que reactivó la erosión se cortaron quebra-
das profundas en los depósitos de cuencas. Su acción se produjo enton—
ces hacia la terminación del Plioceno.
A las mismas consecuencias llegamos si examinamos los datos exis-
tentes sobre la geología de la cordillera de la Costa. Según BriiGGEN el
Mioceno carbonifero (piso de Navidad) ha sido levantado, inclinado y
dislocado en una época entre Mioceno y Plioceno (66). Estos movimientos
concuerdan con los de la segunda fase. Al mismo tiempo se formó también
el valle Central, que no existía antes de tal período diastrófico, cuando una
peneplain levemente inclinada hacia el oeste y probablemente tapada en
gran parte por andesitas descendió paulatinamente desde el interior del
continente hacia el mar. El valle Central o Longitudinal de Chile no es
otra cosa —en cuanto a su origen tectónico — que una repetición en ma-
yor escala de los valles longitudinales del lado oriental de la Gordillera, del
tipo del valle N-S del río Agrio, del Collón-Gurá inferior, etc., es decir,
se debe al levantamiento de la bóveda cordillerana con hundimiento si-
multáneo en las alas (en este caso en el ala occidental). En la depresión
así formada cerrada al oeste por el faldeo escarpado del bloque de.la cor-
(65) 56, páginas So-83.
(66) 21, página 26.
P. Grorber : Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera 237
dillera de la Gosta producido por la o las fallas, en su borde oriental, se
depositaron sedimentos lacustres y fluviátiles del Plioceno. La mayoría
de los ríos que se habían dirigido antes de estos movimientos directamen-
te al océano corriendo desde el interior del continente por su superficie
inclinada suavemente hacia el oeste, fueron interceptados por el bloque
de la cordillera de la Costa recién creada (67), de modo que tuvieron que
cambiar el rumbo de su curso y unirse con los ríos cuyo caudal y fuer-
za erosiva era suficiente para profundizar su lecho en las rocas del nuevo
obstáculo a medida que se acentuaba la diferencia de nivel entre la cordi-:
llera de la Gosta y el valle Central.
Volviendo a la cuestión de la edad de los movimientos en discusión ten-
go que mencionar todavía que el Plioceno marino del sinclinal de Arauco
está dislocado por fallas mucho menos importantes que las que han frac-
turado el Mioceno lignitífero (piso de Navidad). Con Brii6cEN considera-
mos las primeras como suprapliocenas (68), y las reconocemos como
manifestación de la tercera fase, de modo que llegamos a la misma deter-
minación de su edad de acuerdo con la interpretación de los hechos geo-
lógicos observados en el pie oriental de la cordillera de los Andes del nor-
te de Mendoza y de San Juan.
Entre la longitud del Barrancas medio y el límite con Chile existen
varias masas columnares de rocas ácidas (sobre todo traquitas) que llegan
(67) Como ejemplo muy característico cito el caso del río Maule y sus afluentes en el valle
Central.
El río Maule sale de la Cordillera y cruza el valle Central con rumbo ONO. y se inter-
na, sin sufrir ninguna desviación, en la cordillera de la Costa, cruzándola como río anteceden=
te típico. Cerca de San Javier, al pie de la cordillera de la Costa, recibe un afluente importante,
el río Loncomilla-Perquilauquén, que sale de la cordillera principal al sur de Parral y cruza el
valle Central con rumbo ONO. hasta llegar al pie oriental de la cordillera de la Costa, don-
de dobla desviado en ángulo recto hacia NEN.; desde el codo corre inmediatamente al pie
del obstáculo por más de 85 kilómetros hasta su confluencia con el rio Maule. El afluente sep-
tentrional del río Maule, el río Claro, representa un caso perfectamente análogo. Esa ubicación
de las partes desviadas de los rios al pie de la cordillera de la Costa es seguramente hasta cierto
grado original, pero probablemente ella se ha acentuado posteriormente por las acumulaciones
de los conos de deyección dependientes de la cordillera principal, que avanzaron con el tiempo
hacia el oeste y cuya importancia debe ser mayor y superar la influencia de los conos de deyec-=
ción, cuyo origen está en la cordillera de la Costa, a causa de la enorme preponderancia de la
masa de la cordillera principal sobre la de la Costa.
Estos conos de deyección provenientes de la cordillera principal están surcados por cursos de
agua más recientes que la segunda fase, que nacen al pie o en las primeras alturas de la cordi-
llera principal y que descienden por los conos de deyección vertiéndose en los ríos desviados.
El caso del río Maule se repite en varios otros rios antecedentes y sus afluentes, tanto al sur
como al norte de éste; de modo que la interpretación dada para las particularidades de la cuenca
de este río será adaptable también a las del río Bío-Bío, Ñuble, Calle-Calle, etc.
(68) 21, página 26.
238 PHYSIS (IV, 1918)
a formar en algunos casos cerros individualizados como el cerro Domuyo,
situado en el norte del Neuquén, el cerro Bayo, al sur del Campanario y
el cerro del Viento al sur del curso O-E. del río Grande. Entre ellos el
cerro Domuyo es el más importante, que constituye con sus 4820 metros
de altura y sus grandes glaciares la elevación dominante de estas latitudes.
Su masa columnar penetró en el ala oriental del anticlinal que forma más
al sur la cordillera del Viento, levantando toda la serie mesozoica que lo
circunda en forma de anillos, la serie andesitica y probablemente la pla-
nicie de destrucción de 2900 metros. Resulta, pues, que la intrusión del
Domuyo y de las demás traquitas debe haberse producido después de los
movimientos de la segunda fase. Después que la erosión había destruído
el sombrero sedimentario y surcado los flancos del amplio lomo del Do -
muyo, salieron por sus costados grandes masas efusivas liparíticas, que
han sido dislocadas por los movimientos de la tercera fase. Luego he-
mos de considerar la intrusión y extrusión como pliocenas.
En la región del Aconcagua ScmiLLER (69) encontró las mismas traqui-
tas en forma de importantes filones en los sedimentos mesozoicos afecta-
dos por la segunda fase terciaria y en los conglomerados de Santa María,
lo que demuestra que han de tener la misma edad que las rocas idénticas
de la región antes citada.
Las masas efusivas de liparita del Domuyo están cubiertas en varios
casos por escoriales de una serie basáltica que ocupa una gran extensión
en el norte del Neuquén y a lo largo y al oeste del río Grande, en el sur
de Mendoza. Sus centros de efusión están conservados todavía y constitu-
yen los cerros altos : Uaile, Buta-Mallin, Polco (Neuquén) y la cima del
cerro Mayorga (Mendoza). El hecho de que sus masas efusivas están cor-
tadas por los valles jóvenes, posteriores a la tercera fase terciaria, de-
muestra que pertenecen todavía al Plioceno. Como parecen íntimamente
ligados a las fallas producidas por los movimientos de esta fase, supongo
que sean posiblemente en parte contemporáneas a ella. j
Indudablemente posteriores a la tercera fase son las andesitas micáceas
del tipo del Campanario, porque se encuentran sobrepuestas a un relieve
también posterior a esta fase. Por otra parte, deben ser más antiguas que
la época glacial, porque el cerro Campanario — el centro eruptivo — con-
serva en sus flancos los vestigios claros de su acción y porque las more—
nas de todos los valles de esta región contienen en abundancia sus rocas
como componentes.
Me parece fuera de duda que se trata de las mismas andesitas micáceas
(69) 1, página 54 y perfil VI, lámina V.
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2h0 PHYSIS (IV, 1918)
que tienen un gran desarrollo en la Puna de Atacama, y con las cuales
coinciden tanto en su carácter petrográfico, como en su relación con la
época glacial y los movimientos terciarios.
Finalmente, mencionaré todavía las erupciones postglaciales de traqui-
andesitas, andesitas y basaltos de los cerros Tromen, Payén, Payún-
Matrú y Nevado (al sudoeste de San Rafael) y las liparitas y obsidianas de
los alrededores de la laguna del Maule (cerca de la cabecera del rio Ba—
rrancas en el límite con Chile y en la región chilena limitrofe).
Echando una mirada rápida sobre los movimientos que afectaron las sie-
rras pacificas de Norte América, quedamos sorprendidos por la semejanza
de su distribución a través de las formaciones. Según la recapitulación de
BLACKWELDER (70) distinguimos en esta región cinco periodos diastróficos.
El primero —el NVevadian stage — tuvo lugar en el Jura superior.
Siendo los sedimentos que encierran la discordancia correspondiente muy
pobres en fósiles no se ha podido precisar con mayor exactitud la posi-
ción de estos movimientez, se sabe solamente que es post-Dogger y pre-
comancheano (Cretáceo inferior). No es pues posible todavía decidir si
corresponden al plegamiento del Oxfordiano inferior o al del Malm medio
o si contienen manifestaciones de las dos fases málmicas.
El segundo período de movimientos — el Oregonian stage — que BLAck-
WELDER coloca entre el Neocomiano y el Aptiano, corresponde exactamen-
te a la época del retroceso del mar en la Cordillera argentina y a los mo-
vimientos de la misma época que se observan desde el centro del Neuquén
al sur.
El tercer período de movimientos — el Laramide slage — está puesto
entre el Gretáceo superior y el Paleoceno y ocupa entonces el mismo pe-
ríodo que nuestra primera fase terciaria (70).
El cuarto período de movimientos —el Antillean stage — está ubica-
do entre el Mioceno medio a superior, existiendo, pues, una ligera dis-
crepancia con nuestra opinión respecto a la edad de la segunda fase ter—
ciaria, siendo sin embargo evidente que se trata de los mismos movi -
mientos.
El último período —el S'. Barbaran stage — está colocado entre el Plio-
ceno y Pleistoceno y corresponde evidentemente a la tercera fase terciaria.
(70) BrackweLmeR admite como posible, pero dudoso, que se haya producido tal vez algo
más tarde, entre el Paleoceno y Eoceno. La inseguridad es debida a que la cuestión del límite
entre Gretáceo y Terciario de California no está aún aclarada.
Cuadro comparativo de los acontecimientos geológicos analizados en el presente estudio
Cordillera principal
Movimientos en el oeste
1 li a ———_—___AKA<4+AA A O
de Norte América e == — Patagonia
Argontina Pic Oriental
O O
Erupciones de basalto, liparita (lag. Maule) andesitas (Payón)
Glaciación, su importancia disminuye de oeste a este
Pleistoceno | :
Volcanes aislados
de andesita micácea
Sta. Barbaran stage 3* fase Movimientos (fallas) suaves Movimientos fuertes, regeneración de la erosión
Volcanes y grandes napas de basalto
(Uaile, Buta-Mallin, Mayorga)
letas
Areniscas gris-obscuras, poco sólidas con Fusus Steinmanni
Venus araucana, Cardium obesum Intrusiones (C* Domuyo, del Viento,
Continúan
InCcomp:
de tendencia
ascendente,
de destrucción
valle Horcones) y extrusiones
Transgresión
los movimientos
se forman varias
planicies
Plioceno (Domuyo) de traquita
Incisión de valles antecedentes en la Cordillera de la Costa EA y A
o y E > Se inicia la formación del sistema desagúadero actual
y desviación de rios menores en el Valle Central
sión
Levantamiento de la Cordillera de la Costa, su fracturación E a - les .
Levantamiento en bóvedas anchas, fracturación por fallas Ascenso
>
por fallas, hundimiento del Valle Central
Sección superior : Areniscas verdes, etc., con rica fau= Piso santacruceano
Regre
na : Limopsis araucana, Cassis monilifera, Fusus Me
3 Sporrant, Nucula Volkmanni.
Antillean slage Acumulación de los depósitos
2 Sección media: carbonifera, rica en plantas fósiles,
Mioceno E 5 de los estratos calchaquies des-
contiene conglomerados de andesita y cuarzo.
Acumulación de grandes de el río Diamante al norte
Transgresión
Sección inferior: Areniscas y arcillas, conglomerados
Piso de Navidad
de transgresión : Fusus cf. Lebuensis, Nucula Le- masas
Transgresión
Formación
buensis. >
Periodo de erosión Y... | >|— de andesita
Oligoceno Andesitas al norte del Bio-Bio Capas del piso de Colpodon
a ds Pyrotherium
Eoceno Peneplainizición ó n Y
Paleoceno Notostylops
Regresión
Laramide stage Movimientos ascendentes Plegamiento orogóénico Oscilaciones
Daniano Ingresión del mar del piso de Roca y Salamanca
Movimientos
ON Movimientos ascendentes suaves
repa 10)
Areniscas abigarradas
Margas coloradas, verdes y areniscas Gapas del pis m ss
> S Tr sE Ci Oman ica Icodi , ma 5 e A OO IA ronón
A ransgresión apas de Quiriquina : calizas con Holcodiseus gemmatus Calizas con fauna de agua salobre de Lahillia Luisa
Baculiles vagine coloradas y blancas
con Dinosaurios
S
>]
E
a
a
o
E
E
E
3
E
le]
Oregonian slage
Barremiano > Nr Del centro del Neuquén al sud
Regresión Yeso de transición
superior movimientos suaves
Neocomiano- ¿Erupciones de Esquistos calcáreos, margosos, bituminosos con rica fauna
E Ñ Intrusiones y vetas de porfirita ansgresión E de amonitas
Tithoniano M porbrita ?
A la base : Perisphincles pseudolictor, Neumayrias
E Sa o z 3 z E > Del centro del Neuquén al sud
Kimmeridgiano Nevadian slage Plegamiento muy fuerte, intrusiones de granito 1
e E ml E e
Plega plegamiento orogénico fuerte con probables vi ¡ones
mientos
ga
v
y Porfiritas, conglomerados porfiriticos y tufitas (areniscas)
Seguaniano 1 Brecha a cidarites
Conglom. de transgresión
Yeso principal
Plegamiento pronunciado Plegamiento muy suave
Oxfordiano ¿Nevadian stage? málmicos en la faja en la faja Oscilaciones
Lonquimay-Cruz de Piedra Río Grande superior-Cerro Domuyo
Caloviano Calizas esquistosas e. Macrocephaliles lamellosum Calizas arenosas Calizas construidas
Bathoniano Hiatus
Calizas
a AE A z esquistosas y arenosas c.: Sphaeroceras
Edad del límite superior desconocida > a CUE
multiforme, Sonninia espinazilensis
Bayociano Sonninia mirabilis.
Harpoceras concavum
Tmetoceras scissum.
Zona de Harpoceras Calizas bituminosas, arcillosas e. Harpoc. Puchense,
Calizas bituminosas
opalinum Klimakomphalum
Predominación de los esquistos con :
Cladophlebis haiburensis, denticulala, Areniscas y tobas de pórfido cuarcifero con fósiles
Sagenopteris, Taniopteris del Lias medio a superior |
Calizas arenosas o arcillosas e. Oxynoliceras
alternantes
Esquistos margosos y grauwacas
Conglomerados porfiriticos con Vola alala, «te.
Rético Pórfido cuarcifero
Trias superior Serie porfirítica
Conglomerados glaciales pórmicos
anios, esquistos cristalinos
Granitos, esquistos cristalinos
Subsuelo antiguo is ¡ os, filitas, ete
Notes sur les Gastrotriches
Par E. H. CORDERO
Parmi les nombreux composants de la faune microscopique des eaux
douces il existe un petit groupement d'animalcules, lesquels Mercum-
KorF designa sous le nom de Gastrotriches.
Leur position systématique est douteuse. Je les considérerais, comme
plusieurs auteurs, placés á cóté des Rotiféres, á la classe des Trochelminthes
de ZeLINxa, quí est le zoologiste qui a mieux recherché leur morphologie.
Les Gastrotriches que j'étudie dans cette premiére note furent tous
trouvés dans des eaux douces stagnantes des environs de Montevideo,
Uruguay, durant les mois de l'automne (mars-juin) de cette année.
Des cinq espéces trouvées il y en a trois dejá connues et deux nouvelles
pour la science.
A mes amis du Musée de Buenos Aires, et au Dr. G. J. Devixcenzr,
directeur de celui de Montevideo, mes remerciements les plus sincéres pour
leur arde efficace en me facilitant l'entrée aux bibliothéques de ces institu-
tions. Et aussi au naturaliste M. J. 'TremoLeras, de Montevideo, pour la
«correction des épreuves de cette note.
1. Lepidoderma squammatum (Dujaroix, 1841)
Chaetonotus squammatus A.-C. Sroxes, Journ. de Microgr., XI, page 153, 1887.
Chaelonotus tesselatus A.-C. Stokes, Journ. de Microgr., XI, page 153, 1887.
Chaetonotus loricatus A.-C. Srokes, Journ. de Microgr., XI, page 560, pl. I, 5,
TI, 16-21, 1887.
Lepidoderma squammatum ZeLinka, Zeitsch. f. wiss. Zool., XLIX, pages 300-307,
Tfl. XIL, 1-3, 6-9, 11, 1889.
Lepidoderma squammatum Grúxspax, Ann. de Biol. lac., IV, pages 248-251, fig.
10, IQLO.
PELS TY,
ATACAN
A a
75
E.H.CoRDERO PEL,
Fig. 1a-1b. Lepidoderma squammatum (Dusaxo1s). 1a. vu de dos; 1b vu de cóté. Fig. 2. Chaetonotus mon-
tevideensis n. sp. Fig. 3. Chaetonotus formosus A.-C. Sroxxs. Fig. 4. Chaetonotus larus (O.-F. Mirren).
Fig. 5a-5b. Proichthydium coronatum n. g., n. sp. 5a vu de dos; 5b vu de coté (Grossissement pour
500 diam.)
toutes les figures :
E. H. Corvero : Noles sur les Gastrolriches ; 2143
Comme il est question d'une espéce déja bien connue, je ne trouve pas
de motif pour en faire une description detaillée. Il suffira d'établir ici les
principales dimensions d'un des exemplaires examinés et d'en résumer
les caracteres les plus essentiels.
L'exemplaire des figures 14 et 1b mesure :
Longueur totale (corps et fourches caudales)..... 162
Loy ceso nooo ca do sonas 144
Longueur des fourches caudales
Largeur maxima de la téte.
A e 25
Parc a 34
Eonsueur delante tina 50
Téte 5-lobée, séparée du corps par un cou plus mince. Il n'y a pas de
démarcation précise entre le cou et le corps, car.1'un se confond insensi-
blement avec l'autre. Les parties dorsales de la téte, du cou et du corps,
aussi bien que les portions latérales. des deux derniéres, sont garnies d'é-
cailles imbriquées, semi-circulaires a son bord libre. Ces écailles se trou-
vent disposées en rangées transversales, au nombre de 25 ou 26 au long
du corps. La portion proximale des fourches caudales est aussi recouverte
par les dites écailles. De chaque cóté de la téte on observe trois paires de
touffes de fouets, qui sont continuellement en mouvement. 1l y a, en
outre, deux paires de soles tactiles rigides sur le dos : l'antérieure, située
sur la téte, pres de son union avec le cou,'et la postérieure, placée au-
pres de lextrémité terminale, tout pres de l'insertion des fourches cau-
dales. Les deux zones ventrales paralléles de cils vibratiles sont bien
perceptibles.
L'intestin antérieur est cylindrique, strié transversalement. On distin-
gue trés bien sa lumiére étroite, formée par les parois paralléles, qui diver-
gent en arriére pour constituer un léger élargissement. L'intestin moyen
est plus mince á sa portion postérieure. Sa lumiére, quoique difficile á
percevoir, se distingue assez nettement sur quelques exemplaires; elle est
irréguliére, on la voit formée par les bords inégaux des cellules intestina-
les, comme 1l est commun chez les Gastrotriches.
Observations. — C'est lespéce que j'ai trouvée plus fréquemment, quoi-
que toujours en petit nombre. Au mois de mal et juin dans des eaux stag-
nantes aux environs de Montevideo (bassin du Jardin botanique et petit
affluent du ruisseau Miguelete, au Prado; voisinages de Bella Vista; alen-
tours de Peñarol; petite mare á la Teja).
Distribution géographique. — Europe (Allemagne, Angleterre, Autri-
24h : l PHYSIS (IV, 1918)
che, Bulgarie, France, Russie); Amérique du Nord (États-Unis) el Amé-
rique du Sud (Uruguay !).
2. Chaetonotus montevideensis n. sp.
Dimensions :
pe
Longueur totale (corps et fourches caudales)... 216
MEUS UN CO cuales oe soeces posos 194
Longueur des fourches caudales............... 22
Farseurimn imac A 32
Largcurimai cop 50
Longueur de Vintestin antérieurn 54
Téte distincte, 5-lobée. Lobe moyen peu saillant, a bord presque droit,
séparé des lobes latéraux antérieurs par un court sillon duquel nait la
toufle dorso-antérieure de fouets tactiles. Lobes latéraux antérieurs arron-
dis, plus petits que les postérieurs, lesquels sont plus saillants et á con-
tours moins réguliers. C'est á ceux-ci que la téte doit le maximum de sa
largeur. Du sillon des deux lobes latéraux sort la touffe dorso-latérale de
fouets tactiles. La surface des lobes postérieurs montre de chaque cóté de
la téte une zone foncée avec quelques points globeux brillants, que par
leur forme et situation doivent se rapporter aux ganglions nerveux qui ont
sous leur dépendence les fouets tactiles latéraux de la téte. Des corpuscu-
les un peu plus petits et moins visibles se percoivent aux deux lobes anté-
rieurs, ou dans d'autres especes (1) aussi on observe une paire de ganglions
pour les touffes dorso-antérieures de fouets. Outre ces deux paires dorsa-
les de buissons sensitifs, 11 y a quelques courts flagellums situés des deux
cótés de la bouche, lesquels forment la paire ventrale de touffes tactiles.
A la téte s'ensuit brusquement le cou, plus mince que celle-lá et lequel
se confond dans sa partie postérieure avec le corps, sans que les deux
régions présentent aúcune zone de limitation.
Les appendices caudaux sont crochus, coniques et se trouvent séparés
dans son insertion par une échancrure qui forme la partie postérieure du
Corps.
La face dorsale de la téte, le dos et les portions latérales du cou et du
corps se trouvent recouverts par des aiguillons trés minces, suaves,
lesquels s'accroissent en longitude á mesure qu'ils se placent plus en
(1) Chaetonotus maximus EmrexberG, d'apres ZrLIxKa.
E. H. Coroero : Notes sur les Gastrotriches 245
arriére. ls sont tres rapprochés, placés en rangées tres serrées. Les deux
paires plus proches á l'extrémité caudale, au lieu d'¿étre crochues sont rec-
tilignes, grosses el de plus grande longitude, au point qu'elles surpassent
les fourches caudales. '
L'intestin antérieur est cylindrique et de calibre quelque peu plus grand
a la partie moyenne. 1l mesure un quart de l'étendue totale du corps. 1I
est strié transversalement et on distingue bien sa lumiere.
L'intestin moyen est cylindro-conique et gros. On remarque claire-
ment les petits grains brillants ronds, gros, répandus sur toute la surface
de l'intestin moyen, lesquels s'observent dans plusieurs espéces de Gas-
trotriches (Glanzkórper, des auteurs allemands).
Dans la cavité:du corps, de chaque cóté de la terminaison de l'intestin
apparaissent distinctement deux petites masses, lesquelles indubitable-
ment se rapportent a des ceufs encore non complétement múrs.
Observations. — 1 exemplaire. Observé le 15 juin dans des eaux ramas-
sées dans une petite mare pres de Peñarol, au bord de laquelle pous-
salent quelques Graminées.
Dans les mémes eaux j'ai trouvé d'abondants Infusoires ciliés : Para-
moecium caudatam (EnrexBERG) et Caenomorpha medusula Perry (= Gy-
rocorys oxyuris Sterx) étaient les plus fréquents; s'ensuivaient en abon-
dance Metopus sigmotdes CLAPAREDE el Lacumany, Strombidium sp. eb
Chilodon sp.
Chaetonotus maximus EHRrRENBERG, 1831, Ch. hirsutus MARCOLONGO,
1910 et Ch. montevideensis mihi ont tous la téte 5-lobée, le corps recouvert
d'aiguillons simples, recourbés et ils ont la taille assez grande, — 112 p-
224 y [d'apres Zerivka] le premier, 230 y. le second et 216 y. le dernier.
Celui-ci différe de Chaetonolus maximus par la forme de la téte, qui a
des contours plus découpés et par la plus grande abondance d'aiguillons
dorsaux, qui se trouvent disposés en rangées plus serrées.
Chaetonotus hirsutus a les lobes céphaliques peu accentués, mais il pos-
sede une plus grande abondance d'aiguillons dorsaux que Ch. maximus,
les deux derniers latéraux étant de longitude plus considérable et surpas-
sant comme dans Ch. montevideensis les fourches caudales.
Ces trois espéces se trouvent réunies par d'étroits liens et sont les plus
typiques du gen. Chaetonotus EmrexbErG.
3. Chaetonotus formosus A.-C. Sroxes, 1888
Chaelonotus formosus A.-C. Sroxes, Journ. de Microgr., XML, pages 50-51, 1888,
Chaetonotus formosus ZeL1iwka, Zeitsch. f. wiss. Zool., XLIX, pages 325-326, 1889.
246 PHYSIS (IV, 1918)
Dimensions :
p
Longueur totale (corps et fourches caudales)..... 180
Omar cu CP ao o. aocoocororerososoos. 165.5
Longueur des fourches caudales............... 14.5
Farscunia aan dd 32.5
Eau mesita E CONS. eo ovonsooVscoconooe 34
Longueur de P'intestin antérieur............... 47
Téte 3-lobée, distincte. Son lobe moyen peu saillant par rapport aux
deux latéraux, qui sont arrondis, larges et bien limités. Le cou différe
nettement de la téte, mais se confond peu á peu avec le corps, comme
d'ordinaire chez le gen. Chaetonotus. Le corps est allongé, large á sa por-
tion moyenne et quelque peu plus mince aux deux extrémités. L'extré-
mité postérieure est tranchée transversalement et de chacun des ses deux
angles sort une fourche caudale, composée d'une partie basale, apparem-
ment écailleuse, et d'une autre terminale, formée par un mince aiguillon.
La portion dorsale de la téte, aussi bien que les parties latérales et dorsa-
les du cou et du corps, se trouvent recouvertes par de minces et délicates
épines, tres abondantes, placées en rangées trés rapprochées, dont il m'a
été impossible de déterminer le nombre exact. Les aiguillons du cou sont
plus courts et plus minces que ceux du corps et semblent encore étre dis-
_posés en rangées plus nombreuses que celles du premier. Je n'ai pas pu
distinguer la portion basale des aiguillons, mais 1ls semblent siéger direc-
tement sur la cuticule sans se trouver entre les deux aucun élargissement
de l'épine.
L'intestin antérieur est á peu prés cylindrique; sa longueur atteint un
quart de la longueur totale de l'animal. Sa lumiére est bien perceptible.
L'intestin moyen est cylindro-conique, gros, se discernant avec difliculté.
Observations. — 1 exemplaire. Trouvé le 1” juin dans un échantillon
d'eau, provenant d'une mare á Peñarol, dans laquelle quelques mois aupa-
ravant, j'ai trouvé l'espece décrite á la fin de cet article.
J'attribue mon exemplaire a lespéce découverte par le Dr. ALrren-C.
Srokrs, á Trenton, New Jersey (États-Unis d'Amérique), en Vannée
1888 et décrite par lui-méme avec le nom de Chaetonotus formosus.
A fin d'établir plus clairement ses analogies et de fonder son identité, je
transcris a la suite la description originale (1) de Srokes, prise au Jour-
nal de Micrographie, tome XII, pages 50-51 :
(1) Les Observations sur les Chaetonotus, de Sroxes, furent publiées en anglais au journal The
Microscope, a Detroit, Michigan, en 1887-88. En méme temps elles parurent traduites en fran
E. H. Corvero : Noles sur les Gastrotriches 247
«Récemment, dans une mare peu profonde, au bord d'une route, yal
trouvé en abondance, nageant parmi les Algues confervoides une belle
espece de Chaetonotus, non encore décrite, et á laquelle j'ai donné le nom
de Chaetonotus formosus, sp. nov.
«Les surfaces dorsale, latérales et latéro-ventrales sont garnies de soies
fines et courtes, recourbées et disposées en ordre quinconcial, chacune
poussant directement sur la surface de la cuticule, avec un léger élargis-
sement basal, mais sans l'intermédiaire d'un épaississement en forme d'é-
caille. Ces sojes sont toutes á peu pres égales en longueur, mesurent
1/g000 de pouce, ou moins; celles de la téte et du cou sont un peu plus
fortes que celles des autres parties.
«La téte trilobée, avec les lobes latéraux proéminents et arrondis, le
lobe antérieur ayant le bord frontal aplati et portant une petite plaque ou
bouclier céphalique.
«La face ventrale aplatie, porte deux bandes ciliaires, et l'intervalle est
hérissé de petites soies recourbées.
« Les cils, autour de l'ouverture orale sont essentiellement comme dans
les autres formes et l'anneau oral est finement perlé. — Les glandes cau-
dales sont ordinairement distinctes, quelquefois tres marquées.
« La longueur de l'animal est de 1/150 de pouce (1).
« Ces petits étres se trouverent en grande abondance dans l'eau de cette
mare jusquíá ce qu'elle fut mise á sec par la chaleur du soleil, et quoique
la plupart continssent un ceuf ovarien, souvent deux, je n'al pas pu assis-
ter a Vexpulsion de l'ceuf ni en trouver un seul dans la vase ou parmi les
Algues.
«Je n'al pu davantage conserver les animaux vivants dans une prépa-
ration, assez longtemps pour que l'ceuf atteignit sa maturité, je le regrette
beaucoup car cette espece élégante a sans doute un ceuf remarquablement
orné. »
La téte trilobée, les aiguillons dorsaux simples (que Sroxes appelle
soles), siégeant directement sur la cuticule et la longueur du corps (170 y.-
180 y.), sont des caracteres ordinaires de la plus grande importance, qui
me permettent d'identifier mon spécimen avec ceux étudiés par STOkKES.
Je n'al pas pu voir, en échange, l'existence des bandes ciliées ventrales,
ni les cils de l'ouverture orale, je n'al pu voir non plus la plaque syncipi-
tale, car l'animal se montra toujours de dos, tel comme je le représente á
cais dans le Journal de Micrographie, de Paris (XI, 1887 et XII, 1888). C'est de celui-ci que je
copie la description.
(1) 1 pouce = 25”*/. 1/150 de pouce = 169 1.
248 PHYSIS (1V, 1918)
la figure 3. Ces derniers caractéres, quoique ayant une grande importance
pour le diagnostique générique, car la plupart des Chaetonotus les possé-
dent, sont moins nécessaires que les trois premiers, lesquels établissent
des analogies spécifiques.
Cette espéce n'avait pas été retrouvée jusqu'a présent par aucun obser-
vateur, el comme son auteur se borna a la décrire sans en donner aucune
représentation graphique, — contrairement a ce qu'il fit avec les autres
espéces étudices et décrites par lui, —j'al cherché á la dessiner le plus
fidelement possible. :
Distribution géographique. — Amérique du Nord (États-Unis) et Amé-
rique du Sud (Uruguay!)
4. Chaetonotus larus (0. F. MúLer, 1784)
Ichthydium (Chaetonotus) larus Lubw1c, Zeilsch. f. wiss. Zool., XXVI, p. 1g4 et
sulv., Tfl. XIV, 6-29, 1876.
Chaetonotus larus ZeLixka, Zeilsch. f. wiss. Zool., XLIX, p. 340-344, Tfl. XV,
5, 1889.
Chaetonolus larus Griiwspax, Ann. de Biol. lac., IV, p. 283-284, fig. 30, 1910.
(Non Chaetonotus larus Búrscuti, Zeitsch. f. wiss. Zool., XXVI, p. 386-387,
Tfl. XXVI, 7-9, 1876; nec Chaetonotus larus Ferxaro, Tue Amer. Nat.,
XVII, 2, p. 1217-1220, text fig., 1883; nec Chaetonotus larus A.-C. Sro-
KkEs, Journ. de Microgr., p. 153, pl. L, IL, 1888.)
Dimensions :
m7
Longueur totale (corps et fourches caudales)... 133
a coo. o apoco pan caros cas 115
Longueur des fourches caudales ............... IS
Margen maria du cop ON 28
Longueur moyenne des aiguillons dorsaux....... 12
Longueur de llantestin antenna 36
Téte faiblement 5-lobée. Le cou est quelque peu plus mince, de limi-
tes peu précises, car il se continue sans aucune démarcation avec la téte
et avec le corps respectivement, dans chacune de ses extrémités. Le dos
et les parties latérales de la téte et du cou sont recouverts par des épines
recourbées, minces, disposées apparemment en neuf rangées longitudina-
les. Ges épines vont peu á peu s'allongeant et grossissant jusqu'a former
en plein corps des aiguillons plus développés, á trois bords et des lors de
coupure triangulaire, quí se signalent par leur plus grande longitude et
quí s'alignent en sept rangées longitudinales tres bien perceptibles. Quoi-
E. H. Corbero : Noles sur les Gastrotriches 209
qu'il m'ait été impossible de compler combien d'épines posséde une ran-
gée, son nombre semble ¿tre d'accord avec celui qu'on attribue a cette
espéce, de 15 a 16 par rangée. Les six ou sept postérieures sont plus
grandes en longitude et en épaisseur, et atteignent d'apres mes mesures
12 y, de taille en moyenne. Les fourches caudales sont longues, minces et
quelque peu recourbées, leur portion basale est bréve, épaisse, et semble
étre recouverte par de petites écailles.
Des deux cótés de la téte 1l y a deux paires de fouets tactiles. Du pre-
mier sortent deux flagellums qui se dirigent continuellement en avant,
tandis que les restants vont vers les cótés.
L'intestin est généralement peu visible, quoiqu'on apercolve ses prin—
cipales divisions.
Observations. — J'a1 trouvé, au mois d'avril, plusieurs exemplaires de
cette intéressante espéece dans le bassin d'une fontaine du Jardin Botanique
au Prado, ou, outre quelques Algues filamenteuses, poussaient abondam-
ment une Oenothera et une Pontederacée. Aux détritus prédominaient les
Infusoires ciliés, parmi eux Urocentrum turbo (O.-F. Múrter). Dans le
méme bassin Lepidoderma squammatum (DusarD1N).
Au mois dé juin j'ai encore trouvé tous les deux á Bella Vista.
Les caracteres les plus remarquables de mes spécimens sont bien d'ac-
cord avec ceux assignés par Lupwic a cette espéce, c'est-á-dire, la dispo-
sition des épines sur la téte et le cou et la forme caractéristique de celles
du corps, représentée par cet auteur á la planche XIV, figures 12 et 13,
et répétée ensuite par ZeLixka et M"* Grúxspay. Malheureusement je n'al
pas pu bien distinguer l'écaille basale par oú siégent les épines á la
cuticule.
Lubw1ic a trés bien étudié.cette espece, que VorGr retrouva en 1904.
Quoique LubwiG accompagnát son mémoire de nombreuses figures (pl.
MIV, 6-29 [6-15 morphologie, et 16-29 évolution)) il n'y a aucune qui
représente l'animal ¿n toto. ZeLixka el GRúNspAN se bornent á reproduire
la figure 12 de Lunwric (Zerika, AV, 5; Grúwspax [1g1o], fig. 30).
Vorcr ne la représente pas. C'est pour ca que j'a1 pris un intérét particu-
lier á donner un dessin de l'animal complet.
D'autres auteurs ont décrit comme Chaetonotus larus (O.-F. MúLter)
des animaux qui certainement ne concernent pas cette espéce.
Biirscutr, en 1876, décrit et dessine une espéce avec ce nom, laquelle
ZELINKA, en 1889, réputa synonyme de Chaetonotus maximus EHRENBERG.
Récemment, en 1g10, M'" MarcoLoxco fonda sur les données de Búr-
scHLI, une nouvelle espéce qu'elle nomme Chaetonotus laroides (Att d.
[URAC CMS ESSE OL AN pS 0. tavo 1 o. 420, 1014):
250 PHYSIS (IV, 1918)
FerxaLD et StokES attribuent, dans leurs respectifs travaux, aussi á
Chaetonotus larus, une espéce que selon ZeLika serait égale á Chaetono-
tus brevispinosus ZeLINkA, mais laquelle M''* MarcoLoxco identifie avec
Chaetonotus multispinosus GrúxspaN. Quel que soit la ressemblance de
cette espece, c'est certain qu'elle est loin d'étre Chaetonotus larus (O.-F.
Múrter), dont Lunw1é nous a légué la description et les dessins.
Distribution géographique. — Europe (Allemagne, Angleterre, Bulga-
rie, Danemark, France, Russie, Suisse) el Amérique du Sud (Uruguay |!).
NOUVELLE ESPECE SE RAPPORTANT A UN NOUVEAU GENRE :
PROICHTHYDIUM, n. gen.
to)
Téte séparée nettement du corps sans interposition de cpu. Cuticule
lisse. Il n'existe d'autres appendices au corps qu'une paire de branches
caudales.
Espece typique du genre.
9. Proichthydium coronatum n. sp.
Dimensions :
p
Longueur totale (corps et branches caudales)..... 148
Longued OS 29
IL omanenr dí CONS. o ooVouopoooppoccosan adoos 1OI
Longueur des branches caudales............... 18
Longueur de Pintestin antérieur............... 20
Téte á forme pentagonale, avec ses deux bords latéraux presque paral-
léles, extrémité libre en angle obtus, dans laquelle se trouve placée la
bouche, dépourvue d'appendices propres. Elle sunit au corps par une
portion quelque peu étranglée, sans interposition de cou. Sa face dorsale
est convexe el présente á l'union du tiers antérieur avec le tiers moyen,
une couronne semi-circulaire, formée par de minces fouets, a longitude
égale á celle de la moitié de la téte. Ges fouets sont continuellement en
mouvement. La face ventrale de la téte est plas ou moins plate et se trouve
recouverte par de courts et abondants cils trés minces et délicats. Les fla-
gellums de la couronne et les cils vibratiles de la face ventrale sont les
seules différentiations tégumentaires qui s'observent dans ce petit étre.
E. H. Corero : Noles sur les Gastrolriches 251
Corps allongé, comprimé en sens dorso-ventral, se présentantá la coupe
transversale irréguliérement elliptique, de maniére qu'il montre deux
faces, deux bords et deux extrémités. La face dorsale est plano-convexe,
la ventrale plate, les bords latéraux sont presque paralléles á ses $ anté-
rieurs el convergents pres de l'extrémité distale, oú 1ls forment par leur
union un angle aigu, lequel offre une échancrure semi-circulaire, dans
laquelle est située la terminaison de l'intestin. Des deux cótés de cette
échancrure se trouvent les fourches caudales. L'extrémité antérieure est
tranchée transversalement et dans elle siége directement la téte dans une
ample zone d'union. Sion observe l'animal de cóté, — tel comme il se
montre á la.figure 5b— on remarque que l'extrémité poslérieure est
réguliérement ronde et lisse, cependant que l'antérieure est tranchée et
séparée de la téte par un ressaut trés net. La cuticule que recouvre le
corps est lisse, unie et si transparente qu'elle laisse tres bien voir l'intes-
tin. Il n'y existe aucune formation cuticulaire.
Les appendices caudaux sont constitués par une paire d'amples lames
falciformes, mobiles; elles sont séparées á leur insertion par un petit
espace, mais divergent á mesure qu'elles se dirigent en arriére.
L'intestin est divisé en deux portions bien distinctes.
La premiere, intestin antérieur, commence a la bouche juxta-terminale
et s'étend de devant en arriére tout le long de la téte, elle a donc sa méme
longitude. Si on le regarde de cóte, il est coudé en $ italique; si de dos,
on le voit cylindro-conique, avec une portion antérieure rectiligne, striée
en sens longitudinal, et laquelle va s'élargissant progressivement, jusqu'a
se continuer avec l'intestin moyen. On distingue facilement sa lumiére,
ce qui n'a pas lieu avec ses parois, lesquelles se confondent avec le reste
des tissus propres a la téte, sans qu'on puisse évaluer son épaisseur.
L'intestin moyen mesure exactement la longitude du corps, est de for-
me conique a base antérieure et termine en une pointe aigué, quí débou-
che exactement entre les deux branches caudales, sans qu'il y existe
aucune différentiation qui se rapporte á l'intestin terminal, rectum des
auteurs.
La surface de l'intestin est granuleuse. Elle présente comme dans plu-
sieurs Gastrotriches, des points obscurs et des points brillants (Glanz—-
kórper): les uns se rapportent aux noyaux des cellules qui forment les
parois de l'intestin, les autres á des substances assimilées, lesquelles s'ac-
cumulent á la périphérie des dites cellules. Ces granules sont doués de
certains mouvements limités.
Je suppose que l'espace interposé entre l'intestin et la paroi du corps,
— qui est hyalin et transparent, — soit occupé par les organes excréteurs
252 PHYSIS (1V, 1918)
et reproducteurs, bien que je n'ai pas pu distinguer dans celui-lá aucune
différentiation.
Proichthydium coronatam est un animalcule vivace, a forme gracile,
qui nage en courbant le corps légéerement en arc, avec l'aide de ses bran-
ches caudales, tandis que la téte exécute de lents mouvements, se rétrécit
et se voúte, pendant que les cils ventraux et les fléaux de la couronne
céphalique vibrent continuellement.
Observations. — Je n'ai pu voir qu'un seul exemplaire. Dans les eaux
d'une petite mare a Peñarol (25, III, 18).
Dés le premier moment je fus étonné de la ressemblance de ce petit
étre avec les Gastrotriches, c'est ainsi qu'aprés avoir étudié, la principale
bibliographie de ce groupe je n'al pas douté a le considérer comme l'un
de ses représentants et le placer comme nouveau genre parmi les autres
de cette sous-classe si particuliére.
La forme générale, la division du corps en téte, tronc et appendices
caudaux, l'intestin rectiligne, l'absence de couronne orale proprement
dite, d'appareil rotateur et de mastax, — ces trois derniers négatifs, dif-
férentiels avec les Rotiféres, — ratifient sa situation entre les Gastro-
triches.
Ce point de importance principale établi, il se présente tout de suite un
autre quí n'est pas moins important: quelle position doit occuper le nou-
veau genre dans la sous-classe Gastrotricha ?
Je puis laisser déja établi que, par ses appendices caudaux si typiques,
Proichthydium appartient a l'ordre Kuichthydina.
Les espéeces de cet ordre offrent un degré croissant de différentiation
qu'on peut bien évaluer par les modifications tégumentaires. /chthydium
et Lepidoderma possedent la peau lisse le premier, recouverte d'écailles le
deuxiéme, jamais avec des aiguillons (fam. /chthydidae), en opposition a
Chaetonotus, quí posséde ces derniers (fam. Chaetonolidae).
Eh bien : le nouveau genre présente d'étroites analogies avec le genre
Ichthydium EnrexbeRG. Les deux, en effet, ont la peau nue, dépourvue
complétement d'écailles et d'aiguillons et possédent seulement quelques
formations ciliaires proches á l'ouverture buccale. Voilá le motif qui me
porte a les placer ensemble dans la famille /chthydidae.
Mais cette famille, la premiére dans la sous-classe Gastrotricha, com-
prend en outre des genres comme Lepidoderma et Aspidiophorus, lesquels
présentent de remarquables formations cuticulaires, qui détonnent avec
la simple nudité de /chthydium et Proichthydium.
Cette différence si sensible dans les caractéres des uns et des autres me
suggére l'idée de séparer de l'ancienne famille /chthydidae, créée par Ze -
E. H. Cornero : NVoles sur les Gaslrotriches 253
LINKA en 1889, les genres Lepidoderma et Aspidiophorus, pour former
avec eux une autre nouvelle á laquelle ¡e nommerai Lepidodermidae
nov. fam.
D'accord avec de telles modifications, je propose la classification sui-
vante :
Famille r. Ichthydidae sens. emend. (= Jehthydidae [ZeLixra, 1889],
excluant gen. Lepidoderma et gen. Aspidiophorus)
Surface externe de la cuticule lisse, nue, dépourvue de toute différen-
tiation tégumentaire.
Gen. 1. Proichthydium mihi
Gen. 2. Ichthydium EnrexberG
Famille >. Lepidodermidae n. fam.
Surface cuticulaire différenciée, avec des écailles (Lepidoderma), ou
écailles pourvues d'une feuillette, laquelle forme avec l'ensemble des
autres un bouclier qui enveloppe totalement le corps (Aspidiophorus).
Gen. 1. Lepidoderma ZELINKA
Gen. 2. Aspidiophorus Vorcr
Selon les travaux les plus récents et les modifications ci-dessus propo-
sées, la sous-classe Gastrotricha (1) serait disposée dans la forme suivante :
Ordre l. EUICHTHYDINA.
Famille 1. Ichthydidae sens. emend.
Gen. 1. Proichthydium mibhi.
— 2. Ichthydium EmrexBERG, 1830.
_Famille 2. Lepidodermidae n. fam.
Gen. 3. Lepidoderma ZeLIka, 1889.
— 4. Aspidiophorus M. Vorcr, 1904.
Famille 3. Chaetonotidae.
Gen. 5. Chaetonotus EHRENBERG, 1830.
— 6. Chaeturella n. nom. (= Chaetura (2) MercHxixor,
1864).
(1) Je laisse de cóté le groupe Gastrotricha aberrantia Graro (C. R. de la S. de Biol, Paris,
1904), car ses rapports avec les autres Gastrotriches (Gastrotricha vera) sont douteux.
ll comprend uniquement le gen. Zelinkia GiarD, 1904.
(2) Le nom Chaetura fut employé déja par Srermens, en 1825, pour un genre d'oiseaux.
254 PHYSIS (1V, 1918)
Ordre II. PSEUDOPODINA.
Famille 4. Setopodidae n. nom. (= Pseudopodidae Grúnspan).
Gen. 7. Setopus GRiNSPAN, 1908.
Ordre HI. APODINA.
Famille 5. Dasydytidae.
Gen. 8. Dasydytes GossE, 1851.
— 9. Siylochaeta Hiava, 1904.
Famille 6. Anacanthodermidae.
Gen. 10. Anacanthoderma MArcoLoNGO, IQIO.
Famille 7. Gosseidae.
Gen. 11. Gossea ZeLINKA, 1889.
Montevideo, juillet 1918.
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3 pl. Napoli, 1gr4.
El Cerrito
Por e. bocror JUAN JOSÉ NÁGERA
Aislado en una llanura que asciende insensiblemente de nordeste a sud-
oeste, a 10 kilómetros de San Rafael (Mendoza) en dirección al nordeste
se ve un cerrito de unas decenas de metros de altura que, observado a
cierta distancia en su flanco oeste, da la ilusión de estar constituido por
rocas sedimentarias.
Esta loma, denominada El Cerrito, tiene su punto de mayor elevación
en la extremidad noroeste desde la cual desciende lenta y alternativamente
a manera de semicirculo hacia el sudeste,
ofreciendo en su conjunto la forma de un
NN NE
A), circo que mira en el mismo rumbo (fig. 1).
Z
' | > AUGE
HATO GIN A
NN ZE
N
')
NA Sus flancos ofrecen, por lo general, el as-
NN] m0
pecto topográfico de las elevaciones bajas,
no así los que bordean la mayor cima en
donde son casi a pique.
El basalto, roca que lo constituye casi
exclusivamente, le da un color gris obscu-
ro — brillante en parte por el barniz del
pd desierto — que contrasta con las blancas
Fig. 1. — El Cerrito. Escala E
aproximada 1: 19.000
eflorescencias salinas de la vecindad, que
la sequía de la comarca aumenta. La par-
te baja interna se halla cubierta de arena y en todas partes anima el pai-
saje una escasa flora xerofítica.
Hacia el oeste y sur, los basaltos, así como otras rocas volcánicas, tie-
nen gran desarrollo, constituyendo El Gerrito uno de sus últimos relie-
ves orientales.
Juan José Nácera : El Cerrilo
[0
al
a]
EL BASALTO
Muestra 1, procedente de la parte inferior visible del acantilado (NEO):
Basalto olivinico de pasta microlítica. —Roca de color gris obscuro, casi
negro. Pasta muy fina en la que se distinguen, en abundancia, pequeñas
cavidades más o menos esféricas o cilíndricas, ocupadas a veces por cal-
cita blanca, y cristales de color verde amarillento o azulado, que se notan
bien sobre el fondo obscuro. Un poco más al sudoeste de este lugar, siem-
pre en la base del manto, presenta un aspecto notablemente alveolado
(fig. 2). :
Fig. 2. — Basalto olivínico alveolar de pasta microlítica
La preparación microscópica muestra una pasta muy fina microlítica,
compuesta de feldespato en bastoncitos, una augita idiomórfica y casi
exenta de vidrio intersticial. Sobre ella se destacan perfectamente crista-
les de olivina, augita y gran cantidad de gránulos de magnetita alterada
que conservan su idiomorfismo.
La augita se ve en secciones rotas, no muy grandes e incompletas ; su
color es verde amarillento pálido, sin pleocroismo, no está alterada, y en
algunas secciones transversales se distinguen muy bien sus clivajes. El
ángulo de extinción mayor obtenido al medir sus secciones longitudina-
(es O == les
La olivina bastante fresca incluye algunos granos de magnetita.
En el feldespato no hay fenocristales, lo que dificulta usar el procedi-
miento del Prof. Becke para su determinación, pero hemos podido ha-
cerlo en la muestra siguiente.
Muestra 2, recogida tres metros arriba de la 1. Basalto olivinico de
pasta microlitica. — Es de aspecto porfírico. Son bien visibles fenocris-
PHYSIS. — T. IY 18
258 PHYSIS (1V, 1918)
tales mayores que los de la precedente, al mismo tiempo que una buena
proporción de poros, libres de minerales y repartidos en la roca sin regu—
laridad.
En el microscopio vemos una pasta microlítica formada, como en la
muestra 1, de feldespato en bastoncitos, augita idiomórfica, casi libre de
vidrio intersticial y presentando algunas veces una fluidalidad apreciable.
Un feldespato de mayor tamaño, representado en su mayor parte por
cristales rotos, maclados finamente según la ley de la albita y del peri-
clino, permite en secciones | aa, con dirección de vibración de la luz
paralela a x/, medir un ángulo de extinción de +- 369 a contar de la tra-
za de M, lo que indica un labrador básico con 65 por ciento de anortita.
Tablas del Prof. Beckg para la determinación de las plagioclasas.
En la olivina no existen mayores novedades que en la muestra anterior
y en la augita se ha medido como ángulo mayor en condiciones iguales
aliprecedente lec —IO OS :
La muestra 3 recogida en la parte superior del manto, a 3,60 metros
más arriba que la 2, es más densa, tiene con cierta abundancia manchas
de calcita blanca y como las demás es un basalto olivinico de pasta mi-
crolitica.
Mi corta visita no me permite entrar en más consideraciones sobre los
mantos, etc.
Dos nuevas especies de moluscos marinos
PoR M. DOELLO-JURADO
Í. DESCRIPCIÓN DE UNA NUEVA «PHILINE »
El señor director de la Oficina Meteorológica Argentina, Prof. JorckE
O. Wiactw, obsequió recientemente al Museo de Buenos Aires con una
pequeña colección de animales marinos hecha en las Orcadas del Sur por
el personal de la estación meteorológica que el gobierno nacional sostiene
en aquellas islas antárticas. En ella se encuentra una serie de interesantes
invertebrados de diversos tipos que forman un conjunto valioso, pues la
casi totalidad no existían en las colecciones respectivas del Museo (1).
La fauna de aquellas regiones ha sido bastante bien estudiada por las
expediciones que en los últimos años han visitado esa parte de la Antár-
tida (Orcadas del Sur, Shetlands del Sur, Tierra de Graham, etc.), a saber,
las expediciones belga, escocesa y las dos francesas, que han hecho allí
cosechas muy ricas y publicado sobre ellas importantes monografías.
El estudio de aquellas faunas ha suscitado mucho interés, sobre todo
en relación con la zoogeografía marina, y este interés debe ser mayor para
los naturalistas de esta parte de Sudamérica, puesto que, como se sabe, la
fauna magallánica tiene más afinidades que cualquier otra del mundo con
la de la región antártica, como se deduce ya de la posición geográfica del
extremo austral del continente americano. Por esta razón el presente ma-
terial es particularmente apreciado y agradecido, y con satisfacción se
puede anunciar que el personal de la actual temporada (1918) lleva ins-
(1) Los ejemplares a que se refiere la primera parte de este artículo, fueron presentados en
la sesión de comunicaciones del mes de julio.
260 PHYSIS (1V, 1918)
trucciones de su jefe, con la autorización del Ministerio de Agricultura,
para hacer colecciones más completas.
Aparte de las formas curiosas de Equinodermos, Gefíreos, Crustáceos,
Pantópodos y Tunicados que pueden verse, hay un pequeño número de
Moluscos de especies conocidas; pero entre ellos hay también un intere-
sante Tectibranquio que había escapado a los coleccionistas anteriores y
que a continuación se describe.
Me he permitido dedicar esta nueva especie a la memoria del astrónomo
norteamericano Dr. Bexsamín A. Gourp, fundador del Observatorio nacio-
nal de Córdoba y del servicio meteorológico argentino, cuya obra es tan
justamente apreciada en el mundo científico.
Philine Gouldi, n. sp.
La conchilla (figs. 1, 2 y 3) es delgada y blanca, fina e irregularmente
granulosa, sobre todo en la zona del borde,-y recubierta de una cutícula
o perióstraco hialino y finísimo que la hace brillante y ligeramente iri-
sada. El perióstraco está en general perfectamente adherido, de modo que
su presencia se puede comprobar, sólo bajo un fuerte aumento, en las
pequeñas irregularidades de la superficie. Las estrías de crecimiento son
bastante acentuadas, principalmente hacia el borde. La espira es nula y
en el ápice existe, en su lugar, una pequeña fósula u hoyuelo de bordes
netos y angulosos. El último anfracto, que constituye la totalidad de la
conchilla, es muy deprimido según el plano perpendicular a la abertura.
La abertura es extraordinariamente dilatada, tanto en anchura como en
altura, y su contorno es vagamente poligonal; la parte superior del labio
se prolonga más arriba del ápice formando un lóbulo anguloso cuyo borde
oblicuo se continúa con el borde de la fósula apical. La columela presenta
una curva fuertemente sigmoide, con su borde basal muy delgado y cari-
niforme, desde el cual arranca un callo muy tenue que se ensancha hacia
arriba de un modo paulatino hasta que, formando un seno, se dilata más
rapidamente, yendo a bordear la fósula apical y perdiéndose hacia el borde
posterior de-ella.
Dimensiones : longitud, 8 mm.; diámetro mayor, 8,5 mm.; diámetro
menor, 4,5 mm. Abertura, y mm. de altura por 7 mm. de anchura.
Hab. : Orcadas del Sur (South Orkneys). Tipo, un ejemplar en la colec-
ción del Museo Nacional de Buenos Aires, catálogo n” 9328, a.
De los mares antárticos se han descrito en los últimos años cuatro
7B
Philine Gouldi, m. sp. —- Figs. 1, 2 y 3, la conchilla vista de frente, de arriba y de
atrás, respectivamente (*/,). Fig. 4, el animal, visto de lado (?/,). Fig. 5, el animal
visto de arriba (?/,): p., pie; pp., parapodios; d. c., disco cefálico; m.,manto, que
oculta la conchilla, de la cual toma la forma. Fig. 6 A, disección de la parte ante-
rior del cuerpo (semi-esquematizada): s. d. c., sección (oblicua) de la pared del disco
cefálico ; b. p., borde del pie; b., boca; b. f., bulbo faríngeo ; gl. s., glándulas salivares ;
et., estómago ; pl. y., placas gástricas o estomacales, supuestas vistas por transparencia
y por una de sus extremidades; pl. y. a., placa anterior; pl. y. p. d., placa poste-
rior derecha; pl. y. p. 1., placa posterior izquierda. Fig. 6 B, cara posterior o vertical
del estómago, vista desde atrás, para mostrar la posición de las placas posteriores. Fig.
7 A, 7B, placa gástrica post. derecha vista, respectivamente, por su cara interna y de
costado. Fig. 8, placa post. izquierda. Fig. 9, placa ant. ; mb., la membrana a la cual
están adheridas y que tapiza la cavidad del estómago (las tres placas, figs. 7, 8 y 9,
aumento aproximado "/,). Fig. 10, rádula : las tres primeras filas transversales, en las
que los dientes muestran un grado diferente de inclinación (aumento aproximado */,
262 PHYSIS (IV, 1918)
especies de Philine, pero ninguna de la región de donde ésta procede.
Todas están basadas en caracteres puramente conquiliológicos, de modo
que puede hacerse aquí una comparación.
Ph. gibba StrEBEL, 1908 (1), de la Georgia del Sur, es la que presenta
afinidades con Ph. Gouldi; pero ésta tiene la abertura mucho más ensan-
chada, tanto en su borde externo como en el lado de la columela. Ade-
más, Ph. gibba posee, entre el ápice y el ámbito del último anfracto, una
depresión muy marcada que produce la gibosidad a que se refiere su nom-
bre, depresión que en Ph. Gouldi es apenas apreciable y situada más cerca
del ápice. StreBEL ha figurado también el exterior del animal de su espe-
cie, pero en estado de gran contracción y en posiciones convencionales,
destinadas sólo a mostrar la posición de la conchilla en el animal, y que
dificultan la comparación. Tampoco da ninguna descripción anatómica,
ni siquiera exterior.
Ph. apertissima SmtrH, 1902 (2), de Cabo Adare, en el Mar de Ross,
es muy diferente por su contorno regularmente elíptico. Su abertura, a
pesar de su nombre especifico, es bastante menos amplia que la de Ph.
Gouldi. La otra forma descrita simultáneamente por Smrrk, Ph. antarcti—
ca (3), de la misma procedencia, no admite comparación. Es interesante
observar, sin embargo, que estas especies de SmrrH son las únicas Philine
en que se encuentran referencias a una cutícula o perióstraco que parece
idéntico al descrito en esta nueva especie.
Ph. alata TmreLeE, 1912 (4), procedente de la estación de invierno del
« Gauss » en la Antartida, es una forma que se distingue de todas éstas
por su espira algo levantada y por la expansión aliforme, en ángulo recto,
de la parte superior del labio.
Entre las especies antiguas, Ph. truncatissima SowerBY (in Rrrve,
Con. icon., XVII, pl. LI, fig. 5) parece tener afinidades por la configu-
ración de la abertura que es, por decirlo así, una exageración de la de Ph.
Gouldi. Ésta muestra, por otra parte, una tendencia a la truncatura del
borde inferior como en la especie de SowerBY, pero la región apical es
distinta. Su procedencia es desconocida.
(1) H. Street, Gastropoden, Wiss. Ergebn. schwed. siidpol. Exped., VI, (1), 13, Taf. 2, fig.
22 a-f, 1908.
(2) Encar Sutra, Mollusca, Reports on the Collect. of Nat. Hist. «Southern Gross », p. 208,
1902.
(3) E. Surm, 1b1d.
(4) Jon. Tmwexe, Antarkt. Schnecken und Muscheln, Deutsche sidpol. Exped., XII, Zool., V,
Heft II, 220, 1912. .
M. DorLLo-Jurano : Dos nuevas especies de moluscos marinos 263
El animal de esta nueva especie (que ha estado mucho tiempo en for-
malina, y ahora se conserva en alcohol) presenta una coloración general
acentuadamente sonrosada. Las figuras adjuntas muestran su aspecto
exterior, de costado (fig. 4) y de arriba (fig. 5). En su forma actual, mide
en total 14 mm. de longitud, 7 mm. de altura y $ mm. de anchura. El
pie (fig. 4, p.) es un poco más corto y más ancho que el cuerpo.
Los parapodios o pleuropodios (pp.) son medianamente desarrollados en
forma de lóbulos replegados hacia arriba sobre los flancos del cuerpo.
El disco cefálico (d. c.) tiene forma ovoidea, más ensanchado hacia
adelante, ligeramente truncado en su borde posterior, el cual recubre en
parte al manto. Se nota un ligero surco medio-longitudinal. La parte
media del borde anterior se prolonga en un pequeño lóbulo que, unido a
una prolongación semejante pero mayor del borde anterior del pie, for—
man en conjunto una pequeña proboscis (fig. 4). Las dimensiones del
disco cefálico son y,5 mm. de longitud por 8 mm. de anchura.
El manto (m.) tiene una extensión aproximadamente igual a la del disco
cefálico. Como en todas las Philine, este manto recubre completamente la
conchilla y, siendo relativamente delgado, se pliega exactamente sobre el
contorno de ella. Hacia el centro del borde posterior (fig. 5), una pequeña
escotadura marca la depresión correspondiente al ápice de la conchilla.
Por su morfología externa, el animal no difiere sensiblemente del de
Ph. aperta (L.), tal como la ha representado VAYssiiRE en su estudio ana-
tómico sobre los Búllidos (1), donde figura un ejemplar en estado de con-
tracción semejante al presente. Woobwarb (2) ha dado una figura de la
misma especie hecha del animal vivo, y según ella los tegumentos del
manto deben de ser mucho más tenues que en Ph. Gouldi, puesto que se
ve claramente la conchilla por transparencia. Del mismo modo, la figura
de Woobwarb deja ver, a través el disco cefálico, parte de los órganos
internos, lo que en Ph. Gouldí tampoco sucede, pues dicho disco tiene
en ella paredes muy gruesas, cuyo espesor varía entre 1,5 y 2 mm. Na-
turalmente, este espesor disminuirá cuando el animal está vivo y exten-
dido como en aquella figura; pero es poco verosímil que los tegumen-
tos en Ph. Gouldi, ni .aun los del manto, lleguen a ser nunca transpa-
rentes.
Daré ahora, para completar la descripción, algunos detalles anatómicos
sobre las partes principales del tubo digestivo, y por ellos se verá que, al
(1) A. Vaxssitue, Recherches analomiques sur les Mollusques de la famille des Bullidés. Ann. des
Sc. Nat., 6* sér., Zool., t. IX, 1-123, fig. 70, 1879-80.
(2) S. P. Woobwarb, Manual Moll., p. 319, fig. 138, 4'” edit., 1880.
264 PHYSIS (1V, 1918)
revés de lo que sucede con el exterior, la estructura interna es muy dife-
rente de la de Ph. aperta (que es la especie típica del género).
Seccionado el disco cefálico en el contorno de su base, aparecen los órga-
nos internos, representados en las figuras 6 A, 6 B, en forma algo esque-
matizada. El bulbo faríngeo (b. f.), cuya abertura anterior (b.) ha sido
despegada y levantada, está colocado oblicuamente hacia el lado izquierdo,
en el espacio que deja libre el estómago. Su parte posterior se dirige hacia
abajo. Las glándulas salivares anexas a él (ql. s.) son bastante largas y
acodadas, un poco achatadas, de color amarillento, con pequeñas man-
chas rojizas. El esófago (ef.) tiene a su vez posición oblicua, y es ensan-
chado en ambas extremidades.
El estómago (et.), mirado de arriba, tiene un contorno triangular-cor—
diforme. Su costado posterior, que es el mayor, es bastante recto y mide
A mm. Sus paredes son delgadas, de color amarillento-sonrosado. En su
interior había principalmente arena y otras substancias minerales.
Seccionando estas paredes, se ven en el interior del estómago tres pla—
cas gástricas o estomacales (pl. y.) colocadas en cada uno de los vértices
del triángulo. En la figura 6 A estas placas están representadas como si se
vieran por transparencia lo que, al menos en el estado actual de conserva-
ción del ejemplar, no sucede, pues en su cara superior la pared estomacal
no es transparente; pero lo es, aunque muy poco, en la cara posterior
(fig. 6 B).
Las placas están colocadas de modo que su eje mayor es perpendicular
al eje áantero-posterior del estómago y por lo tanto al eje del cuerpo en
general. En la figura 6 Á se suponen vistas por uno de sus extremos, y
en la figura 6 B que, como he dicho, representa la cara posterior, vertical,
del estómago, aparecen de plano.
Por su posición, se puede distinguir una placa anterior (pl. y. a.), una
posterior derecha (pl. y. p. d.) y una posterior izquierda (pl. 9. p. 1.).
Describiré en particular la posterior derecha por ser la mejor conser-
vada (fig. 7). Esta placa tiene contorno elíptico regular, ligeramente
ensanchado hacia los lados (fig. 7 A). Su cara exterior o basal, esto es, la
que'se aplica contra la pared del estómago, es aplanada, de superficie un
poco ondulada y uniformemente obscura. Su cara interna, es decir, la que
mira hacia la cavidad estomacal, es levantada, convexa, conoidea y está
representada hacia arriba en la figura 7 Á, mientras que la figura 7 B la
representa de perfil. La cara interna tiene la superficie brillante, de aspecto
córneo-vitreo y de color castaño rojizo con finísimas líneas radiales. Para-
lelamente al perímetro, y a más o menos igual distancia de éste y del
centro hay una banda obscura, siendo la parte comprendida entre dicha
[31]
M. DornLo-Juravo : Dos nuevas especies de moluscos marinos 26
banda y el borde externo, un poco más clara, mientras que hacia adentro
la superficie se hace mucho más clara, casi blanca. Esta parte clara se
encuentra abruptamente cortada por un plano más obscuro que remata
en un núcleo central o apical algo saliente y mucho más obscuro. Este
plano representa evidentemente una superficie de desgaste, y es bien visi-
ble de perfil en la figura 7 B. Dicha superficie deja ver, por lo tanto, la
substancia que forma el cuerpo mismo, macizo, de la placa, y que aparece
en toda la cara basal o exterior (figs. 6 B y 7 B). Las dimensiones de esta
placa son : longitud, 3,1o mm.; anchura, 1,30 mm.; altura desde el
borde, 1,ro mm. En su conjunto, tiene una apariencia que recuerda a
primera vista la de una diminuta Fissurella, semejanza que seacentúa mi-
rada por su cara interna, pues el núcleo central aparece como un agujero.
Las otras dos placas están parcialmente rotas y desgastadas.
La posterior izquierda (fig. 8) está dividida en dos porciones. La ma-
yor, que representa unos dos tercios, tiene esencialmente todos los carac—
teres que se han mencionado en la placa derecha. El trozo menor es, en
cambio, sumamente distinto, tanto por su aspecto como por su tamaño,
al punto de que no se creería que corresponde a la misma placa, si no
hubiera sido extraido adherido a la misma membrana, tenue y transpa—
rente (m. b., fig. 8), a la cual todavía se conserva unido. Este trozo me-
nor está muy desgastado, principalmente en su parte central, la cual se
presenta muy acentuada y regularmente cóncava. Ambas porciones están
separadas por un espacio que representa sin duda la substancia destruida
por el desgaste.
La placa anterior (fig. 9) está también dividida en dos trozos más O
menos iguales entre sí, pero aquí ambos presentan un estado igual de
desgaste. Los ángulos y los bordes correspondientes al espacio que separa
las dos porciones, están suavemente alisados, como la superficie de un
canto rodado. La parte central muestra la misma concavidad, muy regu-
lar y con los bordes muy rectos, como se ha visto en el trozo menor de
la placa posterior izquierda.
Estas piezas gástricas que se observan en éste y en varios otros géneros
de Tectibranchia, tienen por objeto, como se sabe, la trituración de los
alimentos sólidos y duros que ingieren, de modo que es natural que a
“veces se presenten más o menos desgastadas; pero el estado particular en
que aquí se muestran las dos últimas, debe ser resultado de otros factores.
La fractura no es, sin duda, un accidente post-mortem. Que se haya pro-
ducido en vida, no es raro, si se observa que ambas fracturas son trans-
versales al eje mayor de las placas, y que éstas están, como se ha visto,
colocadas verticalmente, quedando así más sujetas a las presiones que
266 PHYSIS (IV, 1918)
puedan venir de arriba, sobre la cara superior dei disco cefálico. Produ-
cida la fractura, los mismos agentes han hecho que ambas porciones tien-
dan a moverse o deslizarse — a «jugar» — la una sobre la otra, con-
servándose, sin embargo, adheridas a la membrana que tapiza la cavidad
del estómago; asi se habrá producido el desgaste que viene a establecer
actualmente, entre ambas, una solución de continuidad. Es aún verosímil
que ambos trozos, actuando el uno sobre el otro, hayan contribuido a la
acción de trituración y acelerado así el desgaste que se observa en los bor-
des de la línea de fractura. Pero el modo normal de funcionamiento de
estas piezas, es por acción de unas placas sobre otras, llevadas al contacto
por las contracciones de las paredes del estómago. Este hecho puede qui-
zás, por otra parte, dar una explicación posible del curioso desgaste en
concavidad de la parte central de ambas porciones de la placa anterior. Si
se admite que una de las placas es de substancia un poco menos dura que
las otras o simplemente más débil por ser más pequeña (como sucede en
otras Philine, según se verá en seguida), se comprenderá que otra más
sólida y más gruesa, actuando sobre la parte central de aquélla, puede
determinar una cavidad. Esto haría necesario, sin embargo, admitir que
las placas actúan alternativamente de a dos en dos, lo que, según todas
las probabilidades, no es la regla general en las Philine. Además, aunque
esta hipótesis pudiera explicar, en parte, el desgaste en concavidad de la *
placa anterior, quedaría aún por saber por qué razón en la placa poste-
rior izquierda (fig. 8) uno de los trozos muestra ese mismo desgaste y
el otro no.
La substancia que constituye estas placas es dura. Resisten fuertemente
a la penetración de una punta de acero fina, la cual levanta, en la cara
basal o externa, pequeñas partículas que dejan un espacio claro. Sometida,
la placa anterior, a la acción del ácido clorhídrico diluido, no produce
efervescencia visible, pero al cabo de unos minutos se vuelve sensible-
mente blanda, algo elástica y toma color y aspecto de ámbar. Esto parece
indicar que están constituidas por substancia orgánica impregnada de
sales calcáreas. En otras Philine las placas, cuando existen, se designan
en unas especies como « cartilaginosas » y en otras, como « calcáreas ».
Comparada esta parte del tubo digestivo con la correspondiente de Ph.
aperta (L.), tal como ha sido ilustrada por Cuvier (1), VayssibrE (2) y G.
O. Sans (3), se observa ante todo que el estómago tiene forma muy dife-
(1) G. Cuvier, Le Régne Animal, Mollusques, édition Desmaves, p. 94. («Bulíea aperta
Lam. »), pl. 35, fig. 1 C., 1d.
(2) Vaxssiire, op. cit., pl. 9, fig. 74.
(3) Sans, Moll. Reg. Arct. Norv., in Pirsprx, Man. Conch., vol. XVI, p. 10, pl. 9, fig. 1-7.
M. DorLto-Jurabo : Dos nuevas especies de moluscos marinos 267
rente. En Ph. aperta es alargado en el sentido ántero-posterior, y mirado
de arriba, presenta sus dos bordes laterales más o menos paralelos y trun-
cados adelante y atrás por planos perpendiculares. En conjunto afecta,
según VaxssiirE, « la forme d'un prisme triangulaire aux arétes mous-
ses », correspondiendo la cara superior del estómago a una de las caras
laterales de dicho prisma. El eje mayor de éste está orientado según el eje
general del cuerpo, a juzgar por las ilustraciones de los citados autores,
las que, sin embargo, no representan este órgano ¿n situ sino extraído,
separadamente. La forma del estómago en Ph. Gouldí recuerda más bien
la de Scaphander lignarius (L.), representado por VaYssIBRE (1).
En Ph. aperta, las placas gástricas están colocadas longitudinalmente,
esto es, en el mismo sentido del eje mayor del estómago, y sus caras exter-
nas O basales se aplican contra las caras internas de él (según VAYSSIERE).
Dos de las placas quedan hacia arriba, y se distinguen. con el nombre de
dorso-laterales, mientras que la tercera queda abajo y se designa como
ventral. Esta parece ser la disposición general de las placas en las Philine
(... «les deux plaques dorso-latérales qui comme chez tous les Philine,
sont identiques l'une a l'autre... », dice VAYSSIBRE).
Las dorso-laterales en Ph. aperta son más grandes y su cara externa
tiene forma algo semejante a la de un triángulo isósceles de ángulos redon-
deados. La ventral es mucho más pequeña y de contorno rómbico. En
cuanto a su forma, las placas de Ph. Gouldi pueden considerarse relacio-
nadas con ellas, admitiendo que en la especie antártica hayan adquirido
una simetría bilateral casi perfecta y que sus ángulos se han redondeado
mucho más. Las dos placas que aquí se han designado como posteriores
corresponden evidentemente a las dorso-laterales, y por lo tanto la ante-
rior a la ventral de las otras Philine. No puede afirmarse queen Ph. Goul-
diésta haya sido también más pequeña que las otras, pues no se sabe cuál
es la parte que debe atribuirse al desgaste; pero es verosímil que así sea.
La rádula (fig. 10) es de la fórmula (2.1.0.1.2) <X 12. Su longitud
total es de 1900 micrones, y en la parte anterior, ensanchada y aplanada
para la preparación microscópica, tal como está representada en la figura
mide 1240 y. de ancho.
Los dientes laterales son fuertes, con el gancho relativamente largo y agu-
do, un poco encorvado hacia atrás. Miden 41o p.en la base; su longitud es
difícil de apreciar por su curvatura, pero es aproximadamente de 580 ;,..
Los dientes marginales o uncini son también agudos. El primero tiene
la base considerablemente más ensanchada que el segundo.
(1) Vaxssiire, op. cil., pl. 10, fig. 86.
208 PHYSIS (1V, 1918)
Debe notarse, probablemente como una anomalía, la presencia de un—
cint supernumerarios. Al primer lateral de la izquierda, corresponde un
par de marginales, y luego un primer marginal, a cuyo lado un espacio
vacio corresponde sin duda al segundo marginal (representado por línea
de puntos en la figura). Podría creerse que aquí el primer par de margi-
nales correspondiese a un primer lateral izquierdo ausente; pero si se
observa del lado derecho, se verá que allí es el segundo lateral el que lleva
dos pares de marginales, y no hay espacio entre dicho lateral y el ante
rior o el posterior. Las demás filas transversales tienen, según la forma
normal, un solo par de uncini de cada lado.
La base del primer uncinus mide 140 y. de anchura y la del segundo
100 ¡,, siendo la longitud de ambos aproximadamente igual a dos veces
su anchura.
La rádula en el género Philine puede variar desde 0.1.0.1.0 hasta
6.1.0.1.6. Según Sars (ín PrirserY, Manual, AVI, 3-4) las únicas espe-
cies conocidas que coinciden en su fórmula con Ph. Gouldt, son Ph.
quadrata (Woob) y Ph. lima (Browx), que son muy diferentes por sus
caracteres conquiliológicos y sobre todo por la ausencia total de placas
estomacales.
IT. DESCRIPCIÓN DE UN NUEVO (« PECTEN »
En el número anterior de esta revista se ha hecho referencia (1) a un
Pecten patagonicus KixG, var., expresándose la duda de si sería una forma
distinta del patagonicus típico, y la dificultad de resolver la cuestión por
la escasez de buenos ejemplares de esta especie para comparación.
Poco después de publicada aquella Vota preliminar, el acorazado « Puey-
rredón », en viaje de instrucción a las costas del sur, obtuvo para el Museo
Nacional, gracias al empeño de mis amigos los tenientes D. Pebro Lur-
sox1 y D. [. García Torres una pequeña colección de organismos mari-
nos, y entre ellos una buena serie de ejemplares completos, adultos y
jóvenes, con el animal, de Pecten patagonicus KixG, típico, de Ushuaia,
donde es común en la costa, en las mareas más bajas.
La comparación de estos ejemplares y de otros del estrecho de Maga-
llanes y de la Patagonia austral con los de Mar del Plata y norte de la
Patagonia, lleva a la convicción de que la supuesta variedad es, en reali-
(1) M. Dorzto-Jurabo, Nota preliminar sobre la presencia de algunas especies de la fauna maga—
llánica frente a Mar del Plata.. PHYSIS, tomo IV, páginas 119-125 (separ., Pp. 1-7), mayo 15,
1919.
M. Dorro-Jurano : Dos nuevas especies de moluscos marinos - 261
dad, una especie distinta de la de K1va y de cualquier otra de las conoci-
das. He tenido ahora a mi disposición un conjunto numeroso de especí-
menes de esta nueva especie. de diferentes localidades y procedencias,
como más abajo se detalla. s
Las diferencias esenciales ya las había apuntado en la Vota preliminar;
pero ahora he podido comprobar que ellas son constantes, observar varias
otras y, sobre todo, tomar una serie de medidas muy demostrativas.
Con el objeto de no contribuir por más tiempo a la difusión de lo que,
a mi modo de ver, es un error respecto de la distribución geográfica de
P. patagonicus, doy en seguida una descripción abreviada de la nueva
forma, reservando para una próxima ocasión las ilustraciones y el estudio
más detallado de esta especie y de sus afines, terciarias y actuales, de la
Argentina.
Pecten (Chlamys) Patriae, n. sp. (1)
Las valvas son delgadas, bastante frágiles, suborbiculares, acentuada-
mente oblicuas e inequilaterales; el borde anterior es más abreviado y
ascendente, el posterior ensanchado y descendente; muy inequivalvas,
valva izquierda mucho más convexa que la derecha; muy hiantes (en una
amplitud de hasta 2-2,5 mm. al lado de las aurículas): por delante, hasta
el extremo del borde anterior, por detrás, hasta más abajo aun, de modo
que normalmente las valvas no están en contacto sino en una extensión
igual a, más o menos, */, de su perímetro total ; borde de las valvas muy
delgado y frágil (generalmente roto, aun en los individuos con el animal),
apenas ondulado cuando se mira de canto y casi enteramente entero o
continuo cuando se mira de plano, en los ejemplares bien adultos; aurí-
culas pequeñas y muy desiguales, las posteriores reducidas y oblicuas, las
anteriores mas o menos rectangulares, representando las posteriores ?/, y
las anteriores sl de la longitud total del borde cardinal; el seno bisal, en
la aurícula derecha anterior, es poco profundo; los dientes pectinidiales
faltan por completo sobre el borde inferior libre de dicho seno en los
ejemplares bien adultos y aun en algunos medianos, existiendo sólo, en
número reducido de 2-6, en algunos ejemplares de desarrollo incompleto
o en los muy jóvenes; superficie con costillas muy numerosas y finas,
ásperas, adornadas de escamas numerosas, pequeñas y muy próximas
entre sí, a veces semi-imbricadas, en general más pronunciadas en las
* (1) En vista de que la mayoría de los autores modernos se ha decidido por la aceptación de
los nombres de BoLres, se emplea aquí el nombre Chlamys Borre, 1798, del cual Myochlamys
Inrr1ivG, 1907, es sinónimo.
270 PHYSIS (1V, 1918)
costillas de la valva izquierda; costillas radiales primarias en número de
ho 6 más; en la valva izquierda separadas por surcos más amplios que
ellas, presentando en casi toda la extensión del disco, de 1 a 3 costillas
intermediarias o secundarias, obsoletas o nulas sólo hacia el borde supe-
rior de uno y otro lado; en la valva derecha las costillas son más aplana-
das y lisas, los surcos que las separan son iguales o menores que ellas y
las costillas intermediarias en general menos bien definidas, tendiendo a
fusionarse con las primarias; las costillas aparecen bien acentuadas sobre
las aurículas; los umbones son agudos y muy deprimidos, el de la valva
izquierda un poco más inflado y apenas saliente sobre el borde cardinal;
el ligamento es estrecho delgado, rectilíneo ; la foseta del resilium es regu-
larmente profunda, con su borde inferior ligeramente convexo; la impre-
sión del adductor, como asimismo la de la línea paleal, son muy poco
profundas y poco distintas; en cambio, las costillas, sobre todo las pri-
marias, están bien acentuadas en el interior, a veces hasta la proximidad
del ápice; exteriormente, la valva izquierda está coloreada de rojo (car-
min, carmín quemado), especialmente sobre las costillas; este color se
vuelve un pardo rojizo amarillento o ferruginoso en los ejemplares viejos,
sobre todo en los que han estado mucho tiempo en alcohol; la valva dere-
cha es uniformemente clara, blanca o ligeramente amarillenta, presen-
tando sólo por excepción, y parcialmente, algunas costillas rosadas o
unos toques de este color, bastante destacados a veces, en los bordes de
la región apical a lo largo de la línea que limita el borde inferior de las
aurículas pero no en éstas, y también suele un sonrosado presentarse
como diluido en el centro de la región central superior de dicha valva; el
interior es blanco, bastante brillante, a veces rosado o rojizo, irregular-
mente, en la concavidad y hacia el ápice de la valva izquierda; en los
jóvenes, esta valva es generalmente de un hermoso color carmesí obscuro
hacia el centro, rosado obscuro con brillo sericeo en una amplia zona
marginal y con una estrecha faja vítrea, pardo rojiza en el borde mismo,
obscura en la concavidad de las costillas, clara, amarillenta, en la conve-
xidad de los surcos, colores que alternan de un modo muy destacado a
todo lo largo del borde; una coloración semejante, pero mucho más des-
vanecida, suele observarse en el interior de la valva derecha de los jóvenes
y aveces ella se difunde hacia el exterior de la misma; las zonas de creci-
miento son generalmente bien marcadas y visibles, sobre todo en la valva
izquierda, bajo la forma de 3a 5 líneas concéntricas más claras, dos de
ellas próximas al margen, las otras hacia el centro del disco y a veces
hasta en el ápice, donde la conchilla embrional suele verse claramente
destacada.
M. DorrLo-Jurano : Dos nuevas especies de moluscos marinos 2
5]
mu
Dimensiones de los ejemplares típicos, adultos: longitud, 73 mm.;
altura, 73 mm.; diámetro, 19 mm. (valva izquierda, 12 mm.; valva dere-
cha, 7 mm.); extensión del borde cardinal, 2/4 mm. (aurículas anteriores,
1/ mm.; posteriores, 10 mm.).
En estos ejemplares la longitud es igual a la altura; excepcionalmente,
en ejemplares viejos un poco mayores, la longitud (74-76 mm.) puede
ser más grande que la altura (72-73mm.). En cambio, en los ejemplares
menores de 70 mm., la altura predomina sobre la longitud.
Las relaciones centesimales típicas, referidas a la longitud, son las si-
guientes : altura, 100 ”/,; diámetro, 26 */, (del cual corresponde el 63 /,
a la valva izquierda y el 37 %/, a la derecha); extensión del borde cardi-
nal, 33%/..
Comparado con P. patagonicus KixG, de Ushuaia, se observan las si-
guientes diferencias : P. patagonicus tiene valvas más pequeñas, más
gruesas y convexas, casi equivalvas y equilaterales, con costillas primarias
menos numerosas (33-35), más gruesas y salientes, surcos más profun—
dos, costillas intermediarias poco pronunciadas, o ausentes, valvas casi
cerradas, muy poco hiantes (unidas en la casi totalidad de su perímetro),
borde cardinal más extenso, aurículas posteriores menos oblicuas, dientes
pectinidiales presentes (4-5) en los adultos.
Como P. Patriae, es en general tanto largo como alto, pero en P.
patagonicus la longitud tiende más bien a predominar en los adultos. El
ejemplar más grande de Ushuaia mide 65 mm. de longitud, 61 de altura,
26 de diámetro (valva izquierda 14 mm., derecha 12 mm.), y 30 mm. de
extensión del borde cardinal. Las siguientes relaciones centesimales están
tomadas entre varios ejemplares adultos y referidas también a la longitud :
altura, 94-98 */,; diámetro, 38-40 %/, (del cual 54 %/, corresponde a la
valva izquierda y 46 */, a la derecha); borde cardinal, 41-48 %/..
Algunas valvas aisladas de P. patagonicus de Skyring (Magallanes),
coleccionadas por el Dr. G. BoxarkLLI, demuestran que esta especie ad—
mite cierta variabilidad, sobre todo en las costillas; pero sus diferencias
con P. Patriae permanecen bien acentuadas. Lo mismo puede decirse de
unas valvas sueltas recogidas en Comodoro Rivadavia (golfo San Jorge),
durante mi excursión de 1916 en compañía del Sr. Emiro Acustí. Algu-
nos ejemplares muestran tendencias hacia la inequilateralidad, pero nunca
en la forma marcada y constante de P. Patriae. Los demás caracteres
se mantienen destacados.
Es posible que P. patagonicus se extienda más al norte sobre las
costas del Chubut; pero poseo de esas latitudes sólo valvas aisladas,
jóvenes y muy desgastadas que hacen imposible su determinación.
272 — PHYSIS (IV, 1918)
P. Patriae está fundado sobre los ejemplares recogidos por el « Patria »
frente a Mar del Plata, por profundidades de 80-g0 metros. Ejemplares
idénticos, todos con el animal, fueron obtenidos en dos estaciones : 382/40"
lat. S. por 56%00' long. W. (go metros) y 37250" lat. S. por 56911" long.
W. (So metros). "Tipos, en el Museo Nacional de Buenos Aires, catalogo
número S6Jo.
Pero esta nueva especie se extiende mucho más al sur, sobre las costas
de la Argentina.
En golfo San Matías, por 41%08' lat. S. y 64%11' long. W., a 31 me-
tros de profundidad, mis amigos los tenientes D. Armerro D. BruxerT y
D. Juaw Rosas, del balizador de la armada «Alférez Mackinlay », obtu-
vieron (1917) algunas valvas aisladas muy desgastadas y blanqueadas y
en parte rotas, que creo deben referirse a P. Patriae. El estado de los
ejemplares demuestra que la especie no vivía en esa pequeña profundidad :
las valvas fueron probablemente arrastradas hasta allí desde fondos ma=
yores. Parece ser, en cambio, que no consiguen llegar hasta la playa,
pues de la localidad vecina de San Antonio, en el mismo golfo, los citados
oficiales trajeron más de 200 valvas de Pecten recogidas en.la costa, con
marea baja, pero todas pertenecen a P. tehuelchus D'OrB. Esto confirma-
ría lo que se ha dicho en la Nota preliminar, etc., sobre la distribución
batimétrica de ambas especies.
Los ejemplares que recogí en Puerto Madryn, golfo Nuevo, por 40-70
metros de profundidad, son iguales, como ya se ha dicho en la Vota an-
terior, alos de Mar del Plata, y deben por lo tanto referirse a P. Patriae.
Éstos constituyen la serie más numerosa y completa, pues hay ejem-
plares desde 5 mm. hasta 74 mm. de longitud, la casi totalidad con el
animal. : |
En ensenada Paraná, también en golfo Nuevo, en 54 metros de profun-
didad, fueron hallados asimismo algunos ejemplares jóvenes, de 16 a 26
mm., durante el viaje de relevamiento del cañonero « Independencia »
bajo el comando del capitán T. Camuer-Bors, por el preparador del Mu-
seo Nacional D. AureLio Pozzt, en 1916. '
Finalmente, creo que debe referirse a la misma especie una valva dere-
cha muy pequeña, imperfecta, de 8 mm. de longitud, hallada por el capi-
tán A. Paisa Muyica, comandante de la corbeta « Uruguay » (1916), en
bahía Cruz, Chubut (por los 44923" lat. S.), lo que marcaría, por ahora,
el límite sur en la distribución de P. Patriae.
Después de publicada la Vota preliminar citada, el Dr. Ferxaxbo La-
mue tuvo la amabilidad de poner a mi disposición algunos interesantes
ejemplares de Pecten, actuales y fósiles, de la Argentina. Entre ellos se
M. DorLLo-Jurano : Dos nuevas especies de moluscos marinos 273
encuentran los obtenidos por M. Lamuze (1) frente a Mar del Plata, « por
unas 40 brazas » (= 72 m.) de profundidad y que se habían considerado
como P. patagonicus, según se ha dicho en la Volta preliminar (p. 121).
Estos especimenes, de los cuales he examinado una docena, son idénticos
a los del « Patria » y deben por lo tanto referirse a la nueva especie aquí
descrita. Igualmente pertenecen a P. Patriae unos cuantos ejemplares
recogidos por M. LamurE «frente al río Negro », según parece en una
profundidad bastante menor. Unos y otros proceden del viaje del « Azo-
pardo » (1899).
De todo esto se deduce, pues, que P. Patriae vive desde más o menos
la desembocadura del río de la Plata hasta las costas del Chubut; hacia el
norte, en profundidades de 80-90 metros, que disminuyen algo hacia el
sur. Es una especie común en dichos fondos. Frente a Mar del Plata vive
asociada a elementos que, en general, son propios de la fauna magallánica.
(1) Desgraciadamente, el Dr. Lamu no conserva, por haberse perdido, las anotaciones donde
constaban los datos referentes a las localidades exactas de sus ejemplares.
PHYSIS. — T. IV 19
Sobre el piroxeno y la olivina de la diabasa de Ulfó
Por JOSÉ M. SOBRAL
Las muestras fueron tomadas en la cantera que hay al oeste de Hamn-
berget N. Ulfón, Suecia (1).
El análisis de esa roca muestra una proporción extraordinariamente
alta en óxidos de hierro. El hierro está indudablemente combinado prin—
cipalmente con magnesio y sílice formando la olivina y el piroxeno. Más
de un treinta y cinco por ciento de la roca consiste de olivina y piroxeno,
apareciendo la primera en mucho mayor cantidad que el segundo.
La olivina, a juzgar por sus propiedades ópticas, tiene una composición
intermedia entre la hortonolita y la hyalosiderita aunque algunas de sus
propiedades se separan bastante de las de los minerales nombrados.
En cuanto al piroxeno podemos decir que tiene grandes analogías con
las augitas llamadas basálticas y con las « titanaugitas », pero ciertas pro-
piedades, como por ejemplo la dispersión, lo diferencian de esos grupos.
Junto con el ángulo de los ejes ópticos es probable que varien (Ng — Nm)
y (Nim — Np) de manera que el hecho de que la suma de esas dos birre—
fringencias no sea igual a (Ng — Np), como se verá en el resumen de, los
resultados, no implica necesariamente un error de observación, pues el
valor encontrado para (Ng — Nm) es el resultado de las medidas en una
sola sección. Las secciones de piroxeno tienen a menudo casi la misma
orientación en todo el preparado, por eso sólo he podido obtener una sola
sección en buenas condiciones para determinar (Ng — Nm).
(1) En lo referente a la geología y demás datos petrográficos de la roca consúltese : Contributions
to the Geology of the Nordingra Region by José M. SomraL, página 92, Uppsala, 1913, donde se
encontrarán también los datos bibliográficos sobre esa cuestión.
José M. SomraL : Sobre el piroxeno y la olivina de la diabasa de Ulfá 275
PIROXENO
Primera sección. —
RarataNo de N= 342234; H = 3293' izquierda.
MN Y NOMS H= ¿495 izquierda.
Eje = 495/ atrás, |- 2V =53%4. Dispersión fuerte p > v.
divas IN = 090 H = 6% 1'-derecha.
alas WN = 2006 H = 9%0' izquierda.
<E (Ng, C) = 4325".
Los clivages son bastante irregulares. El primero es el mejor.
Segunda Sección. —
Bara oNpi 3 N= 1422/40!; ESOS izquierda:
» Nm=J; N=9209% 8 H = 2399 derecha.
Unteje 009 alras; el otro: 3477 adelante.
+2 V =54%9/.
El eje óptico que hace el menor ángulo con el eje cristalográfico c tiene
una fuerte dispersión p > v. La dispersión del otro es menor. a
En luz de sodio la posición del primer eje óptico es 20%0” atrás y del
segundo eje 3493" adelante +- 2V =5403*.
leR coso =4,15524; lge =2,35679.
lg (Nm — Np) = 3,79845.
Glivagei NOD H = 997 izquierda.
<(Ng E) = 43920
Tercera sección. — Esta sección presenta una estructura zonal. Las
zonas son de contornos muy irregulares. Los elementos cristalográficos
son comunes a las tres zonas pero no los ópticos.
Glivage: [N=3159L0!; H = 1193" izquierda.
ZonaA : Nm=J; N = 10891”; H = 236 izquierda.
eje 2 OO saltas; 2” eje: 3208" adelante.
+9 V=5408'; < (Ng : 0) = 4298.
276 PHYSIS (IV, 1918)
Zona B : Las mismas coordenadas para el plano de los ejes ópticos que
en la zona A.
¡Faes 20% ass o” eje: 30%9' adelante.
+ 2V =50%0*; <C (Ni 0)= LSD.
Zona CC: Nm=J'; N=10/ M3. lil==2500/ 1 mierdas
abs 2090 amos 2 eje: 303 adelante.
+92 V=592%8"; <A NEO) == OS.
Cuarta sección. —
Na =J3 N= 1100: ll=0»
Np =3'; NEON: H = 2194' izquierda.
lg R=4,92942; lg cos 9 = 1,97015.
lge=2,46651; lg (Ng — Np) = 2,43306.
Quinta sección. —
Ng=7JE N= 190909 H = 2129! derecha.
A =45 N= 245%09/; H = 17914 derecha.
ClivaseN 000: H = 1193 derecha.
lg R=3,00000; lg cos 9 = 1,94390; lg e= 2,51897.
lg (Ng — Np) = 2,2492.
Pleocroismo : Ng es sensiblemente = Np = violeta brunaceo muy
claro.
Sexta sección. —
Nm =J'; N =203%07/; H = 2/*o' izquierda.
Un eje óptico : 17%7'atrás; el otro eje : 33%9/' adelante.
+2 V =51%6".
lg R= 4,43933; lg cos q = 1,957928.
lge=>,64410; lg (Nm — Np)= 3,75951.
Pleocroismo : Nm = violeta brunaceo > Np = violeta brunaceo claro.
Septima sección. —
Nim =J'; NAO 2 ad: H = 240” izquierda.
José M. Sora : Sobre el piroxeno y la olivina de la diabasa de Ulfó 277
Ejes ópticos : 3428 adelante y 20%6/ atrás.
== DD
NJ N =-280%03"; MS derecha:
Clivage : N=3g%30'; H = 1398 izquierda.
lgR=4,44716; lg cos e = 1,95971; Ige=2,62140.
lg (Nm — Np)= 3,78547.
Octava sección. —
Nu =J'; N=S0235% H= 00”; Eje: 48%7'adelante.
Ng=J; NES SII H = 1898/ derecha.
lg R= 4,98900; lg cos p= 1,97619; lge=2,61275.
lg (Ng — Nm) = 2,35245.
Pleocroismo : Nm = violeta brunaceo > Ng = bruno violáceo pálido
(a veces con un cierto tinte amarillo verdoso, según el espesor).
Novena sección. —
Np=J:; NEO SL H = 3098' derecha.
Ni = J'; N=243910*; H = ¿499 izquierda.
En una región del mineral el eje se observa a 1%9/' atrás y en otra a
699” atrás, siendo +- 2V = 5892” en el primer caso y 4926' en el segundo.
CIA NOOO H = 7%0' derecha.
clase Ni 190293015 H =1194' izquierda.
3* clivage (100): N= 153930"; H = 1498" izquierda.
4” clivage (oro): N=246%00*; HE 197 izquierda:
<< (Ny, 0) =440.
Décima sección. —
Np=JE NESTIaS3os: H = 08 derecha.
No JE N=5D3nD0!: H = 396" derecha.
lg R=4,78151; lg coso =1,99799; lg e =2,34052.
lg (Ng — Np) = 2,43898. E
278 PHYSIS (1V, 1918)
Resumen
Caracteres morfológicos : Cristales anhedrales. — No se han observado ,
- maclas. Clivages (110) y (110) buenos; clivages (100) y (o1o), malos,
pero (oro) mejor que (100).
Propiedades ópticas. — El plano de los ejes ópticos es paralelo a (010).
Ng hace un ángulo de 43295" con el eje cristalográfico c. Nm = 1,70. El
angulo de los ejes ópticos varía entre |- 2V = 496 y 4- 2V =58%9”.
Estos valores extremos los he encontrado en el mismo cristal. La media
de diez valores sacados cada uno de diez observaciones para cada eje es:
+] 2V =53%6'. Dispersión p > v.
Nm = violeta brunaceo >> Ng = Np = violeta brunaceo claro.
Ng — Np = 0,027; Ng — Mm = 0,022; Nm — Np = 0,006.
Este piroxeno es probablemente titanifero y rico en hierro.
OLIVINA
El índice usado para las correcciones ha sido 1,73.
Los cristales se presentan con un alargamiento en la dirección para-
lela a Ny.
Glivage. — Paralelamente al plano Ng Nm se observa un clivage que
en general es rudimentario, pero bastante regular, que probablemente es
(oro). En algunos casos, en secciones perpendiculares a Nm, he obser
vado este clivage bien desarrollado. Paralelamente a (001) y a (100) se
notan sistemas de fracturas.
Pleocroismo. — En secciones con espesores que varían entre 0,025
milímetros y 0,040 milímetros se observa un pleocroismo notable con un.
máximum de absorción en la dirección de Nm :
Nm = amarillo claro; Ng = Np = blanco amarillento.
Inclusiones. — En algunas secciones se observan inclusiones vitrosas.
Inclusiones de magnetita son muy comunes aunque éstas parecen en mu-
chos casos de origen secundario.
Propiedades ópticas. — El plano de los ejes ópticos es probablemente
paralelo a (001).
Los índices de refracción medidos en muchos individuos son :
Nao =105 Nr 157% 0 = 1970
José M. SorraL : Sobre el piroxeno y la olivina de la diabasa de Ulfo
Primera sección. —
Nm =J'; NES ooo Mr derecha:
Uno de los ejes : 3g3' atrás; y el otro: 3725 adelante.
— 2V 7698.
Segunda sección. —
No=1is N= 35%91'; H= 00.
Nue=48 N=umto7ros n= 00.
Un eje : 3898 atrás; el otro: 386" adelante.
E
lg e = 2,5800; lg R = 4,70757.
lg (Ng — Nm) = 2,24957.
Tercera sección. — Esta sección es cas paralela a NgNp.
279
lge=>2,60860: —lgR=3.26717; — lg(Ng —Np)= 2,65858.
Cuarta sección. — Esta sección es casi perpendicular a Nm.
lge= 2,60405; lg R=3,26717; lg (Ng — Np) =2,66312.
Quinta sección. —
Nu == == Oe H = 12%0" izquierda.
Na =4e Ni TO0023010:; H = 691! derecha.
lge=2,60405; lg R= 4,84510.
lg (Ng — Nm) = 2,24104.
Sexta sección. —
Nau Ji N=100710's HANS izquierda:
Ng=3J: N=gOSo H = 26” izquierda.
eje 4223 adelante: MEE atras:
a UA:
lg R cos .= 4,83868; lge= 2,59946.
lg (Ng — Nm) = 2,23921.
Séptima sección .—
Nm =J'; N = 148515; H = 1399" izquierda.
ares als: 2 eje: 3995 adelante.
O y E
== 1
280 PHYSIS (IV, 1918)
NgE=JE N =58%09/0:; ll=0%7/.
lg R cos ¿ =4,84691; lge= 2,59166.
lg (Ng Nm) =2,25595.
Octava sección. — Esta sección es perpendicular a Ng.
lg e = 2,48739; lg R=1,93450.
lg (Nm — Np) =2,44711
Novena sección. —
Np =3J; N= 160%: Ll =0%,
Nik Ni= 7000 $ == 070%
Los ejes ópticos no se pueden determinar directamente por estar a más
de 60% a un lado y otro del o?.
lge=>2,45033; — lgR=14,88366.
lg (Nm — Np) = 2,43333.
Minerales secundarios. — Esta olivina está en general poco descom-
puesta. Lo más común es observar la seudomorfosis de chrysotilo, con
abundantes productos ferruginosos. Se notan también talco, carbonatos
y piroxeno ortorrómbico en pequeña cantidad. A menudo se observa en
la masa de chrysotilo acumulaciones de microlitos de magnetita con for-
mas cristalinas perfectas. A lo largo de fracturas y líneas de clivage se
observan acumulaciones ferruginosas.
Resumen
El signo es negativo. Pertenece al sistema ortorrómbico. Alargamiento
positivo. Ángulo de extinción 0%. Nm = amarillo claro > Ng= Np =
blanco amarillento. Glivage paralelo a (oro) a veces bien desarrollado.
MN == 1706 Nm = 1,73; M0 = 1 97/D%
Ng — Np = 0,0458; Nm — Np = 0,0276;
Ng — Nim = 0,0176.
Ángulo de los ejes ópticos — 2V = 7792”. Este ángulo calculado con
las birrefringencias por la fórmula de la tangente es — 2V = 79%18'.
Dispersión p > v, fuerte.
Este mineral puede considerarse como un eslabón en la serie: Chryso-
lita, Hyalosiderita, Hortonolita, Fayalita, ocupando una posición inter—
media entre la Hyalosiderita y la Hortonolita.
Notas micológicas “”
Por CARLOS SPEGAZZINI
Habiendo tenido, en estos últimos meses, que ocuparme de una colec-
ción de Fumaginas tropicales, tuve que perder mucho tiempo para orien-
tarme en el caos de micrófitos, que los autores comprenden bajo esta
denominación; y me he convencido de la necesidad de distribuir nueva-
mente el material, separando los Teleomicetas de los Deuteromicetas, los
biófilos de los saprófilos, etc.
En las páginas que siguen tengo el gusto de ofrecer al juicio y a la crí-
tica de los colegas los esfuerzos hechos para aclarar el punto, sus resulta-
dos y mis ideas al respecto.
La clase de las Perisporiales está dividida actualmente en las cinco sub-
clases siguientes : Erisifeas, Eurótieas, Perispórieas, Englerúleas y Cap-
nódieas. Examinando con algún cuidado los materiales que se atribuyen
a estas subclases, el micólogo no tardará en convencerse que si algunas
de ellas son bastante naturales como las Erisifeas, las Eurótieas y las En-
glerúleas, otras, como las Perispórieas y las Capnódieas, resultan muy
heterogéneas y antiracionales, imponiéndose la necesidad de ordenar
dichos materiales de una manera más conforme con los conocimientos
modernos, tomando en consideración, no tan sólo los caracteres morfoló-
gicos, sino también los biológicos.
De acuerdo con este criterio, propongo que las Perisporiales sean divi-
didas en las siete siguientes subclases :
[. Erisifeas: Biófilas, de subículo mucedíneo y peritecios ástomos,
parenquimaticos, aislados, lamprocromos a lo menos
en juventud.
II. Eurótieas : Saprófilas, de subículo mucedíneo y peritecios ásto-
mos, parenquimáticos, lamprocromos, aislados.
(1) La presente memoria fué presentada en la sesión del 15 de junio de 1918.
PHYSIS, — T. IV 20
982 PHYSIS (1V, 1918)
III. Perispórieas : Saprófilas, de subículo demácieo y peritecios ás-
tomos, parenquimáticos, feocromos, aislados.
IV. Melióleas : Biófilas, de subículo demácieo y peritecios astomos,
parenquimáticos, feocromos, aislados.
V. Lasiobótrieas : Bio-sapró-filas, de subículo más o menos desarro-
llado, demácieo que origina estromas superficiales
discoidales que soportan peritecios astomos paren-
quimáticos, globosos.
VI. Englerúleas : Biófilas, de subículo submucedíneo más o menos.
desarrollado y peritecios subglobosos subástomos
anhistos aislados, subfeocromos.
VII. Capnódieas : Biófilas, de subiculo demácieo y peritecios ostio—
lados par= o pros- enquimáticos aislados, feo
Cromos.
De las seis primeras subclases me limitaré a dar la lista de los géneros
que opino que deben ser inscritos en ellas, reservándome a dar más am-
plias explicaciones y formar un capitulo aparte para la última.
1. Erisifeas
Todas las conocidas hasta la fecha son exclusivamente hialósporas y
comprenden los géneros :
Erysiphe Lév. — Microsphaera Lév. — Phyllactinia Lév. — Podo-
sphaera Lév. — Sphaerotheca Lév. — Uncinula Lév.
2. Eurótieas
Hialósporas. Cryptothecium P. S. — > Cystotheca B. £C. — Allesche-
ria Sacc. € Syp. — Eurotiuum Lnk.
Feósporas. Penicilliopsis Som. — Laaseomyces Runz.
Hialodídimas. Chilemyces SpEG.
3. Perispórieas
Hialósporas. Anixia Fr. — Aniatopsis Hs. — Apiosporium Kxz. —
Micromastia SreG. — Polysporidium Svb.
Feósporas. Arachnomyces Mss. £« Sim. — Ascotricha Rem. — Cepha—
lotheca Fck. — Chaetomidium Zer. — Chaetotheca Zx1. — Mag-
Cantos Sercazzin1 : /Votas micológicas AA
nusiía Sacc. — Orbicula Cxe — Pleuroascus Mss. € Sim. —
Thielauta Zer.
Hialodídimas. Pampolysporium Mex.
Feodídimas. Argynna MrG. — Marchaliella Wwr. — Testudina Bzz.
— Wentiomyces Koorb. — Zopfia Ken. (= Richonia Boubn.).
Feofragmias. Perisportum Fr.
Feodictias. Ceratocarpiía RorL. — Cleistotheca ZxL.
A. Melióleas
Hialósporas. Meliolopsis Sr. (= Sacc.) (comprendiendo éste todos los
Apiosporium biófilos). — Pilgeriella Hyxc. (= Guignardiella Sace.
S€ Syp.). — Samarospora Rstrp.
Hialodidimas. Dimertella SeecG. — Dimerina Tusz. — Neorehmia Hón.
Feodídimas. Alina Racs. — Balladyna Rc. — Dimerium Sacc. « Syp.
— Kusanobotrys Hyxé6. — Parodiella Srea. (= Matreella Svb.).
— Phaeodimertella Srec. (= Tusz.) — Winteromyces SpEG.
Hialofragmias. Zukalia Sacc. — Trichomerium SrEG. (n. gen.)
Feofragmias. Euantennaria Spec. (n. gen.) — Ceratosperma SPEG.
(n. gen.) — Meliola Fr. — Perisporina HxsG. — Schenckiel—
la HyxG.
Feodictias. Pleomertum SEG. (n. gen.)
Escolecosporas. Ophiomeliola StrB.
5. Lasiobótrieas
Feodidimas. Lasiobotrys Kxz.
Hialofragmias. Paropsis SpEG. (n. gen.)
y Scyphostroma STrB.
6. Englerúleas
Hialósporas. Hyalodermella SreG. (n. gen.)
Didimósporas. Dimerosporiella SeeG. — Englerula Hxw6. — Hyalo-
theles SPeEG. — Schiffnerula Hon.
Fragmósporas. Hyaloderma SrrEc.
Escolecósporas. Saccardomyces Hxx6. — Leptascopora SreG. (n. gen.) .
Antes de pasar a tratar las Capnódieas agregaré aquí los caracteres de
los nuevos géneros que acabo de proponer en los párrafos anteriores :
284 PHYSIS (1V, 1918)
Trichomerium Sere. (n. gen.): Biophilum ; subiculam normale, de-
matieum, exhyphopodiatam ; perithecia sessilia globosa astoma setulosa
phaeochroma; asci octosport ; sporae hyalophragmiae.
T. coffaeicola (Purr.) —Sacc., Syll. fng. XVIL, pg. 557. Typus.
Euantennaria Srec. (n. gen.): Biophila: subicalam superficiale,
exhyphopodiatum, plus minusve pannosum aterrimum, ex hyphis crassis
pro parte repentibus intricatibusque, pro parte erectis simplicibus, omnibus
torulosis, articulis dolioliformibus v. cuboideo-subglobosis efformalis ; pe-
rithecia subiculo immersa globosa astoma membranacea phaechroma gla-
bra; asci 2-8-sport; sporae majusculae phaeophragmtae.
E. tropica See. (n. sp.) Typus.
E. alascaensis (Sacc. € ScaLta) — Saca., l. C., XVIL, pg. 558.
E. Meisneriana (Ymm.) — Sacc., l. c., I, pg. 76.
E. samoensis (HóxL) — Sacc., l. c., XXII, pg. 65.
E. tenuis (EarLeE) — Sace., l. C., XXI, pg. 65.
Pleomerium SreG. (n. gen.): Biophilum: subiculum super ficiale
dematieum exhyphopodiatum ; perithecia globosa astoma membranacea
phaeochroma : asct 2-8-sport; sporae phaeodyctiae.
P. fusco-vtridescens (Remm)—Sacc., l. C., XVI, pg. 1127. Typus.
Ceratosperma Srec. (n. gen.): Biophilam; subiculam?...; perithe-
cia astoma phaeochroma glabra: asci octosport :. sporae phaeophragmiae
utrinque hyalino-appendiculatae.
C. theobromae (Faber) — Sacc., l. c., XII, pg. 58. Typus.
Paropsis SreG. (n. gen.): Lasiobotridea; biophila; patellae disci-
formes superficiales phaeochromae halone (anhysto ?) cinctae; perithecia
patellaram substantia inclusa, globosa, ostiolata, glabra; asci octosport ;
sporae hyalophragmiae. ,
P. roseospora (HónL) — Sacc., l. c., XXIL, pg. 65. Typus.
Hyalodermella SrrecG. (n. gen.): Biophila; subiculam tenue plus
minusbe evolutum, exhyphopodiatum ; perithecia globosa saltem pro parle
membranaceo-anhysta el fatiscentia, glabra ; asci octospori; sporae hya-
laplosporae. Est Hyaloderma sporis hyalinis 1-cellularibus praeditum.
H. gardeniae (KzerssL.) — Sacc., l. c., XXIL, pg. 28. Typus.
¿ H. afzeliae (KerssL.) — Ñacc., l. c., XII, pg. 27.
Leptascospora Srec. (n. gen.): Biophila: subiculam tenue exhy-
phopodiatum; perithecia globosa astoma pilosa: asci lineares, octospor! ;
OQ
CarLos SpreGazzim : /Votas micológicas 28
sporae lineares hyalinae, multiseptatae. A gen. Saccardomyces Hnng.
ostiolo paraphysibusque deficientia nec non sporis multiseptatis satis
recedere videtur.
L. uredinis (Racñ.) — Sace., l. c., XXI, pg. 28. Typus.
7. Capnódieas
Esta es la subclase en la cual existe la mayor anarquía y desorden; los
géneros que considero como pertenecientes a ella son todos y siempre bió-
filos superficiales, de peritecios ostiolíferos y con micelio o subículo demá-
cieo desprovisto de hifopodios y nunca toruloideo; los caracteres de dichos
géneros los voy a exponer en la siguiente llave dicotómica :
" alargados corniformes simples o ramificados, esporas
1. Peritecios... ; muriformes coloreadas. Capnodium Mxr6x.
. subglobosos 2.
2. Ostiolo delos , largo y delgado. 3.
peritecios ... / plano o apenas umboniforme. 6.
( alargadas filiformes o casi, pluriseptadas oliváceas.
3. Esporas.... j Ophiocapnodium SrEG. (n. gen.)
cortas, más o menos elipsoides. 4.
1-celulares, coloreadas. Capnodiopsis HxxG.
4. Esporas.... ,
2-celulares, clorinas. 5.
desnuda, no conidifera. Rhynchomeliola SEG.
5. Boca ostiolar. 13 Ue
/ coronada de conidios. Henningsiomyces Ñacc.
AS ¡ pubescentes, pilosos o hispidos. 7.
6. Peritecios... P la Fa P /
' totalmente lampiños. bt
Í bicelulares. 8.
A ESporas 0 :
/ multicelulares. 9.
hialinas. Perisporiopsis Hync.
8. Esporas.... S a
olivaceas. Acanthostoma Thusz.
y alargadas. casi filiformes, clorinas. Ophiomeliola SrrB.
. Esporas.....
aia / breves, nunca filiformes. LO.
10. Esporas con todos y sólotransversales. Hypocapnodium SrE6.(n. gen.)
tabiques. ... f transversales y verticales. Capnophaeum Ser. (n. gen.)
ASS con pedicelo largo simple o ramoso. 119
1 O e :
sésiles O Casi. 14.
y 1-celulares, subglobosas. Capnodiella Sacc.
12. Esporas. .. o ,
p f multicelulares. 13.
286 PHYSIS (IV, 1918)
/ todos y sólo transversales, hialinas. Capnodina Sacc.
13. Esporas con >
verticales y transversales, oliváceas.
AB o 0 Paracapnodium SPEG.
alargadas, filiformes. Pseudomeliola Sprc.
14. Esporas... : ?
más o menos cortas, nunca filiformes. 15.
sin tabiques, hialinas. Pulgeriella HxsG.
15. Esporas... (Guignardiella Sacc. € Síp.).
con uno o varios tabiques. 16.
16. Esporas con ( todos y sólo transversales. ojo
tabiques. ... ( transversales y verticales. Di
|
uno solo mediano, esporas hialinas.
Capnodinula SpEG. (n. gen.)
y
y
y
(
y
17. Tabiques. .
varios. 18.
incoloras. 10.
18. Esporas. .. y
coloreadas. 20.
Ge circundados de cerdillas. M:icrotyle SpEG. (n. gen.)
19. Peritecios.. AE
desnudos en absoluto. Limacinia NEGER.
S-sporos. Metacapnodium SrrG. (n. gen.
20. ÁSCOS. -... p P 0 gon
16-sporos. Capnodaria Sacc.
hialodictias. Zulkaliopsis Hxx6.
21. Esporas... La a
l feodictias. Limacinula Sace.
Los caracteres de los nuevos géneros y la ubicación de las especies cono-
cidas hasta el día de hoy, según las descripciones, no siempre completas
o suficientes, de que dispongo, debería hacerse del modo siguiente :
1. Capnodium Mwrcx. (1848).
C. salicinum Sacc. — Sacc., Syll. fung., L, pg. 73. Typus!
C. acokantherae Bacc. — Sacc., l. c., XXIL, pg. 60.
) C. rhamni Cxk € Hrx. — Sacc., l. c., IV, pg. 21.
» C. heteromeles CxkE € Hrk. — Sacc., l. c., IV, pg. 22.
C. Walteri Saca. — Sacc., l. c., XL, pg. 270.
C. australe Murex. — Sace., l.c., IL, pg. 74.
2. Ophiocapnodium Sera. (n. gen.): Subicalum normale; perithecia
subglobosa, ostiolo cylindraceo praelongo praedita; asci $-
sport; sporae lineares pluriseptatae olivaceae.
O. Usterii (Srr6.) SpeG. — Saco., l. c., XXIL pg. 57. Typus.
3. Capnodiopsis Huywxe. (1902).
C. mirabilis Hyx6. — Sacc., l. c., XVII, pg. 555. Typus.
» €. fructicola (Par.) — Sacc., l. c., IX, pg. 441.
A.
Gi
10.
vr:
12.
19.
Canos SpreEGazzIM : Notas micológicas 287
Rhynchomeliola Srrc. (1884).
R. pulchella SereG. — Sacc., l. c., IX, pg. 751. Typus.
. Henningsiomyces Sacc. (1905).
H. pulchellus Sacc. — Sacc., l. c., XVII, pg. 689. Typus.
. Perisporiopsis Huwxc. (1904) (Char. emend.). Est Limacinia
peritheciis pubescentibus v. hirsutis.
P. struthanthi HxncG. — Sacc., l. c., XVII, P8- 544. Typus.
. Acanthostoma Thsz. (1912).
A. coronatum (SrrcG.) — Tnusz., Rev. Gatt. Dimerosp., n* 104.
A. excelsum (Cxe) — Thsz., l: c., n* 105.
A. Watti (Svo.) — Thsz., l. c., n* 103. Typus.
. Ophiomeliola Srrb. (1899) (an astomum)).
O. Lindmani Str. — Sacc., l. c., XVI, pg. 416. Typus.
. Hypocapnodium Seec. (n. gen.) : Subiculum normale ; perithecia
subglobosa ostiolata, non v. vis umbonata, hispidula v. hir—
suta; asci S-sport; sporae hyalophragmiae.
H. setosum (Zimm.) — Sace., l. c., XVIL, pg. 557. Typus.
» H. guajavae (Brs.) — Sacc., l. c., XXII, pg. 63.
» H. castilloae (Zimm.) — Sacc., l. c., XUL, pg. 556.
H. helianthemi (Matrre) — Sacc., l. c., XII, pg. 62.
Capnophaeum Spec. (n. gen.): Subiculam normale; perithecia
subglobosa ostiolata, non v. via umbonata, hispidala v. hir-
suta; asci S-sport; sporae phaeophragmiae.
C. indicam (Brx.) — Sacc., l. c., AXIL, pg. 64. Typus.
Pseudomeliola SreG. (1890).
P. brasiliensis Sec. — Sacc., l. c., IX, pg. 938. Typus.
Brandina Par. — ACC: lo C., Alpe. 200:
P. rollintae Reuam — Sacc., l. C., XVI, pg. 1127.
P. Seleriana HywG. — Sacc., l. c., XI, pg. 269.
Capnodiella Sacc. (1882).
C. maxima (Brx. $e CGrT.) — Sacc., l. c., L, pg. 74. Typus.
Capnodina Sacc. (1913).
C. capsulifera (Remm) — Sacc., l. c., XXIIL, pg. 60. Typus.
C. Usteri (Remm) — Sazc., l. c., XXIL, pg. 61.
288 PHYSIS (1V, 1918)
1/4. Paracapnodium Seec. (1909).
P. pulchellam SeeG. — Sacc., l. c., XXIL, pg. 66. Typus.
P. anonae (Par.) — Sacc., l. c., XVII, pg. 555.
P. brasiliense (Purr.) — Sacc., l. c., XVII, pg. 556.
» P. stellatam (Brx.) — Sacc., l. c., XXI, pg. 60.
15. Pilgeriella HxxG. (1900) = Guignardiella Saca. €« SYD., 1901.
P. perisporioides Hyx6G. — Sacc., l. c., XVI, pg. 464. Typus.
P. nervisequia (Remm) — Sacc., l. c., XVI, pg. 465.
16. Capnodinula Srec. (n. gen.): Subiculum normale; perithecia
subglobosa ostiolata, non v. vis umbonata, glabra; asci S-
sport; sporae hyalodidymae.
C. trichodea (Remm) — Sacc., l. c., XVI, pg. 1141. Typus.
17. Microtyle Serr6. (n. gen.)
M:icrotyle Bergi SreEG. — SrEG., Reliq. myc. trop. n. 287. Typus.
18. Limacinia Necer (1896).
L. fernandesiana NeGeR — Sacc., l. C., XIV, pg. 475. Typus.
» L. aurantú HyxG. — Sacc., l. c., XVII, pg. 556.
L. cylindrospora (Remm) — Sacc., l. c., XVI, pg. 1126.
L. crassa (Par.) — Sacc., l. c., XIV, pg. 475.
» L. grandispora (E. € MrT.) — Sacc., l. c., Ml, pg. 371.
. melioloides (Par.) — Sacc., l. c., MV, pg. 475.
. pelliculosa (Brx. € Br.) — Sacc., l. c., Ad. 1-IV, pg. 22.
. spinigera HóxL — Sacc., l. c., XXII, pg. 62.
. tangaensis HG. — Sacc., l. c., AVIIL, pg. 557.
. transiens (How) — Saca., l. c., XXIL, pg. 43.
. vagans (SpeEG.) — Sacc., l. c., XXII, pg. 44.
SS SS
19. Metacapnodium Seec. (n. gen.) : Subiculuam normale; perithecia
subglobosa ostiolata, non v. vix umbonata, glabra; asct $-
sport; sporae phaeophragmiae.
M. janiperi (PmL. $e PLwr.) — Sacc., l. c., Add. 1-1V, pg. 21.
Typus.
20. Capnodaria Sacc. (1882).
C. tiliae (FcxL) — Sacc., l. c., L, pg. 74. Typus.
21. Zukaliopsis Hwxc. (1904).
Z. amazonica HG. — Sacc., l. c., XVIL, pg. 554. Typus.
Z. eugentucola (SpeG.) — Sacc., l. c., XXIL pg. 63.
Z. javanica (Lmm.) — Sacc., l. c., XVII, pg. 558.
CarLos SrreGazzin1 : /Volas micológicas 289
22. Limacinula Sacc. (1905) (Char. emend.). Est Zukaliopsis phaeo-
dyclia.
EL. callitris (Ma Arr.) — Saco., l. c., XIV, pg. 476.
3 L. cistophila (Fxr.) — Sacc., l. c., XXIL, pg. 59:
EL. citricola (Mc Arr.) — Sacc., l. c., XIV, pg. 476.
L. Grouani (MwyrtGx.) — Sacc., l. c., l, pg. 75.
L. meridionalis (Arvaun) — Sacc., l. c., XXIIL, pg. 64.
» L. minima (BurAx) — Sacc., l. c., XXI, pg. 60.
L. oleae (Arvaun) — Sacc., l. c., XXIL, pg. 63.
Los estados piecnídicos y conídicos de las Perisporiales nunca fueron
separados o considerados aparte, hallándose todos ellos aun mezclados, en
parte con los tipos ascóforos y en parte con el enorme conjunto de las
demás Deuteromiceteas:; el carácter ectoparasitario y biófilo jamás ha sido
tomado en cuenta, aunque tales condiciones vegetativas tengan, no tan
sólo una alta importancia desde el punto de vista biológico, sino también
para el taxonómico.
Fundándome en este criterio, como lo he hecho para los géneros ascó-
foros, vengo a proponer la institución de un cierto número de divisiones,
por el momento aun algo inciertas e incompletamente limitadas, pero que
estoy seguro que no tardarán en delimitarse claramente y que, con el
tiempo, llegarán a llenar del todo sus vacios, para entonces ofrecer unos
cuadros homogéneos satisfactorios y racionales.
Deuterisifeas : correspondientes a las Erisifeas.
a) Cicinnobóleas, que encerrarán los estados picnidicos con los
géneros : Byssocystis Riess — Cicinnobolus EmrB. — Cicinno-
bolella Hxs6.
b) Oídieas, que agruparán los estados conidicos, con Otdiopsis
Scarta — Ordium Lyk —? Ophiocladium Cav. — Ovulariop-
sis Par. € Hrk.
Deuteurótieas : paralelas a las Eurotieas.
a) Eurotiopseas, que comprenderá los géneros picnídicos Colla-
cystis Kze — Eurotiopsis Kksr. — Muricularia Sacc. —
Roumeguertella SreG. — ? Zythia Fr.
b) Aspergileas, con infinidad de tipos, cuales Aspergillus Micmz.
— Penicillium Lxk — > Aspergillopsis SreG. — Sporotri-
chum Lx —? Sterigmatocystis Gram. etc.
Deutoperispórieas : tocantes a las Perispórieas.
a) Micogdleas, conteniendo las formas picnídicas de Chilemyces
290 PHYSIS (IV, 1918)
SpEG. — Lasiophoma Srr6. (n. g.) — Mycogala Rsr. — Si-
rotheciam Kkst. :
b) Sporódeas, con muchas formas descriptas en los géneros Acro-
thecium Preuss. — Dematium Prs. — Trichosporium Fr. —
Torula Pns. etc.
Deutomelióleas : pertenecientes a las Melióleas.
a) Chetofómeas, que reivindican los tipos picnídicos Antennaria
Fr. (Char. em.) — Capnodiastrum SreG. — Chaetophio-
phoma SreG. — Chaetophomella Srec. (n. gen.) — Chae-
tophoma CxgE — Couturea Cast. — Diblastospermella SEG.
(n. gen.) — Ypsilonia Lév.
b) Fumágeas, que abarca los estados conídicos : Contosporiopsis
SpeG. (n. gen.) — Fumago Prs. — Fumagopsis SreG. —
Sporhelminthium Sere. (n. gen.) — Torulopsis SpEG. (n.
gen.) — Triposportaum Cna.
Deutolasiobótrieas : pienidicas, por el momento, no conocemos con
seguridad ninguna, ni tampoco conídicas.
Deutenglerúleas : referidas a las Englerúleas.
a) Asteromidieas, a las cuales se adscribenlos picniídicos : Astero—
midium Sacc. — Lonchospermella SrrG.
b) Acremoniélleas, registran las formas conídicas : Acremontella
SACG.
Trinacrium Raiess.
Monosportella SreG. (n. gen.) — Titaea Sacc. —
Deutocapnódieas : pertinentes a las Capnodieas.
a) Asbolísieas, conteniendo los géneros picnidicos : Asbolisia SpEG.
(n. gen.) — Chaetasbolisia SreG. (n. gen.) — Leptoxy-
phium Ser. (n. gen.) — Microxyphium Saca. — Micro-
ayphiella Spec. (n. gen.) — Podoxyphiuum Sere. (n. gen.)
— Polychaeton Pxrs. (chr. em.) — Polychaetiella SpEG. (n.
gen.)
b) Hypasbolisieas, con las formas conídicas: Capnostysanus SpEG.
(n. gen.) — Coniotheciella SerG. (n. gen.) — Sarcinella
Sacce. — Tripospermum SpEG. (n. gen.) $
Los caracteres de los géneros nuevos que propongo en los párrafos
anteriores, como las especies que considero de pertenencia de los mis
mos, son :
Lasiophoma Serrc. (n. gen.): Saprophila, superficialis: subiculum
CanrLos SpEGazzIM : Notas micológicas 291
dematieum exhyphopodiatum; perithecia subglobosa astoma
glabra phaeochroma; sporulae parvae 1-cellulares hyalinae.
Est Chaetophoma saprophila.
£L. allucola (Yassi) — Sacc., Syll. fung., XIV, pg. goo. Typus.
L. fusca (KrsT.) — Sacc., l. c., II, pg. 200.
L. maydis (SrrG.) — Sacc., l. c., X, pg. 218.
L. microsperma (Cma) — Sace., l. c., XII, pg. 937.
EL. urinicola (SeeG.) — Sacc., l. c., XVIII, pg. 283.
Antennaria Fx. (Chr. em.): Biophila, super ficialis; subiculum dema-
ieum exhyphopodiatum; perithecia subglobosa astoma glabra
phaeochroma; sporulae continuae hyalinae v. chlorinae par-
vae. Est forma pycnidica Euantennariae.
.araucariae (Tmm.) — Sacc.,-[. c., L, pg. 75. Tipus.
. elaeophila (MwtGx.) — Sacc., l. c., L, pg. 81.
. heteracantha (SreG.) — Sacc., l. c., IX, pg. 442.
. unedonis (MarreE) — Sacc., l. c:, AVil, pg. 559.
AS
Chaetophomella Serec. (n. gen.): Biophila superficialis; subiculum
dematieum exhyphopodiatam; perithecia subglobosa astoma,
setulosa phaeochroma; sporulae 1-cellulares subhyalinae. Es!
Chaetophoma pilifera.
Ch. asterinarum (SreG.) — Sacc., l. c., X, pg. 217. Typus.
» Ch. citri (Sacc.) — Sacc., l. c., MIL, pg. 200.
Ch. setigera (Peck) — Sacc., l. c., XL, pg. Dor.
Diblastospermella Srec. (n. gen.): Biophila, superficialis: subicu-
lum dematieum exhyphopodiatum ; pertthecia subglobosa asto-
ma glabra phaeochroma; sporulae 1-septatae fuscae.
D. aequatorialis Spec. (n. sp.). Typus.
Coniosporiopsis Srrec. (n. gen.): Biophila, superficialis, dematiea,
arachnoidea pannosa v. crustacea difusa, hyphis brevissimis
non v. vix a conidiis distinctis, conidiis mediocribus e globoso
ellipsoideis continuis non catenulatis phaechromis. Est CGonio-
sporium biophilum.
C. fumago (Scuw.) — Sacc., l. c., IV, pg. 242. Typus.
C. carbonacea (Carm.) — Sace., l. c., X, pg. 569.
€. limoniformis (Sxo.) — Sacc., l. c., XXIL, pg. 1337.
C. heterospora (SYb.) — Sacc., l. c., AVI, pg. 1
€. oosperma (SPEG.) — Sacc., l. c., XII, pg. 1
50.
292 PHYSIS (IV, 1918)
C. phyllophila (KrsT.) — Sacc., l. c., X, pg. 572:
C. quercina (Prs.) — Saca., l. c., L, pg. 79-
Sporhelminthium Srec. (n. gen.): Biophilum, superficiale, dema—
tieum macronemeum, arachnoideum, pannosum v. crusta—
ceum, exhyphopodiatam; conidia ab hyphis distincta solitaria
non catenulata, acrogena v. pleurogena, mutica, elongata,
pluriseptata, phaeochroma. Est Helminthosporium biophilum.
. anomalum (SrEG.) — Sacc., l. C., X, pg. 661. Typus.
. asterinoides (Sacc. € Syp.) — Sacc., l. c., XVIII, pg. 588.
. bombycinum (SpPEG.) — Sacc., l. C., X, pg. 612.
caaquazuense (SpEG.) — Sacc., l. c., X, pg. 616.
. Chrysophylli (HxwG.) — Sace., l. C., XVIII, pg. 5go.
. cinerascens (SYp.) — Sacc., l. c., XVII, pg. 59o.
co[faeae (Mass) — Sacc., [. c., XVIII, pg. 590.
hurae (HxxG.) — Sacc., l. c.. XVIII, pg. 589.
. mirtacearum (SpEG.) — Sacc., l. c., X, pg. 661.
. naviculare (Syb.) — Sacc., l. c., XVIIL, pg. 589.
. paraguariense (SPEG.) — Sacc., l. C., X, pg. 611.
podosporiopsis (Par.) — Sacc., l. c., XI, pg. 624.
. prestoniae (HxwG.) — Sacc., l. c., XVIII, pg. 589.
. pyriforme (SpEG.) — Sacc., l. C., XVI, pg. 1065.
» S. resinae (BrespD.) — Sacc., l. c., XIV, pg. 1085.
. sclerolobú (Hywc.) — Sacc., l. c., XVIII, pg. 588.
. solaninum (Sacc. € Syp.) — Sacc., l. c., XVII, pg. 589.
S. Stuckerti (Spe6.) — Sacc., l. c., XVIII, pg. 594.
S. triumfettae (HynG.) — Sacc., l. c., XVI, pg. 1063.
S. ubangiense (HixxG.) — Sacc., l. c., XXIL, pg. 1390.
S. Walteri (Sacc.) — Sacc., l. c., XI, pg. 270.
¿“ARRAY
tm Ya
Fumago Pxs. (Chr. em.) : Biophila superficialis, dematiea, macro-
nemea, arachnoidea, pannosa v. subcrustacea, exhyphopo-
diata; conidia ab hyphis distincta, solitaria v. breviter subca-
tenulata, acro- v. pleuro- gena, mutica, phaechroma, poly-
morpha.
F. vagans Prs. — Sacc., l. c., IV, pg. 547. Typus.
F. pannosa (Cxe) — Sacc., l. c., 111, pg. 201.
F. Uleana (HywG.) — Sacc., l. c., XI, pg. 620.
Torulopsis Serec. (n. gen.): Biophila, superficialis, dematiea, micro-
nemea, arachnoidea subpannosa v. subcrustacea, exhyphopo-
Cantos SprrEGazzixI : Votas micológicas 293
diata; conidia acrogena, parum ab hyphis ado catenu-
lata, toruliformia, phaeochroma.
T. famaginea (SpeG.) — Sacc., l. c., XXI, pg. 1343. Typus.
Monosporiella Srrc. (n. gen.): Biophila, superficialis, mucedinea,
macronemea monachospora, exhyphopodiata, contdius conti-
nuis hyalinis. Est Monosporium biophilum.
M. meliolicola (SreG.) — Sacc., l. c., XXIIL, pg. 1288. Typus.
Asbolisia Srec. (n. gen.): Brophila, superficialis; subiculum dema-
tieum exhyphopodiatum; perithecia subglobosa ostiolata gla-
bra, phaeochroma; sporulae parvae continuae, subhyalinae.
Est Chaetophoma ostiolata.
A. ampullula (SrrG.) — Sacc., l. C., X, pg. 217. Typus.
A. antirrhini (Ricn.) — Sacc., l. c., X, pg. 218.
9 A. eutricha (Sacc. € BrL.) — Sacc., l. c., X, pg. 216.
. fusca (KrsT.) — Sacc., l. c., UI, pg. 200.
. incrustans (SPEG.) — Sacc., l. c., XXII, pg. 938.
. maculans (Wwr.) — Sacc., l. c., Add. 1V, pg. 316.
. melianthi (Par.) — Sacc., l. C., a ¡e Dive
. meliolicola (SpeG.) — Sacc., l. c., XXIL, pg. 938.
. Microspora (SpPEG.) — Sacc., l. c., XXII, pg. 937.
. microstoma (SPEG.) — Sacc., l. c., X, pg. 216.
. Penzigi (Sacc.) — Sacc., l. c., 111, Pg. 200.
a e as
Chaetasbolisia SreG. (n. gen.): Biophila superficialis; subiculum
dematieum exhyphopodiatam; perithecia subglobosa ostiolata
setulosa, nhaeochroma; sporulae 1-cellulares, subhyalinae.
Est Asbolisia pulifera.
Ch. erysiphoides (Grrr. € MaubL.) — Sace., l. c., XXIL, pg. 937.
Typus.
Microxyphium Sacc. (Chr. em.) : Biophilum superficiale; subicu—
lum dematieum exhyphopodiatam; perithecia elongato-linea—
ria sessilia simplicia v. ramosa, ostiolata, phaeochroma; spo-
rulae continuae hyalinae v. chlorinae.
. Footi (Brx. € Dsm.) Harv. — Sacc., l. c., 1, pg. 80. Typus.
. casuarinae (Mc Arp.) — Sacc., l. c., XXIL, pg. 62.
. citri (Brk. € Dsm.) — Sacc., l. c., I, pg. 78.
. Cesatiú (MutGN.) — Sacc., l. c., L, pg. 78.
. coffeae (Par.) — Sacc., l. c., XL, pg. 270.
M. doratopsis (SPEG.) — Sacc., l. C., X, pg. h4t.
JS
94 PHYSIS (1V, 1918)
M. tuba (Cxg € Hrx.) — Sacc., l. c., Add. IV, pg. 22.
» M. hirtum (SpEG.) — Sacc., l. C., XXXII, pg. 62.
M. pelliculosum (Brxk. € Rv.) — Sacc., l. c., IX, pg. 440.
M. spinigeram (HónL.) — Sacc., l. c., XXIL, pg. 62.
Leptoxyphium Srec. (n. gen.): Biophilum super ficiale; subiculum
dematieum exhyphopodiatum; perithecia sessilia bast globosa,
superne in ostiolam praelongum producta, phaeochroma; spo-
rulae continuae, hyalinae v. chlorinae.
L. graminum (Pat.) — Sacc., l. c., XIV, pg. 477. Typus.
Podoxyphium Sere. (n. gen.): Biophilum, superficiale: subiculum
dematieum exhyphopodiatam; pertthecia subglobosa v. elon—
gata ostiolata, eximie pedicellata, phaeochroma: sporulae
continuae, hyalinae v. chlorinae.
P. trichothecium (SpEG.) — Sacc., l. C., XXI, pg. 937. Typus.
P. pomorum (Brx. € CrT.) — Sacc., l. c., l, pg. 79-
Microxyphiella Serc. (n. gen.): Biophila, super ficialis; subiculum
dematieum exhyphopodiatum ; perithecia elongato-linearia ses-
silia, simplicia v. ramosa, ostiolata, phaeochroma; sporulae
I-septatae, hyalinae v. chlorinae.
M. fuligo (Brx. € Dsm.) — Sacc., l. c., L, pg. 77. Typus.
M. ilicina(Tmm.) — Sacc., l. c., L, pg. 78.
M. lanosa (CxE) — Sacc., l. c., l, pg. 77.
M. mangifera (C. £ Bru.) — Sace., Ue Bao llo UE yla):
M. nerú (Rsn.) — Sacc., l. c., L, pg. 77-
M. rhamnicola (Ren.) — Sacc., l. c., L, pg. 77.
M. trichostoma (SreG.) — Sacc., l. C., XIV, pg. 477.
Polychaeton Prs. (Chr. em.) : Biophilam, superficiale; subiculum
dematieum exhyphopodiatam; perithecia sessilia, elongato-
linearia, simplicia v. ramosa, ostiolata, phaeochroma; sporu—
lae transverse pluriseptatae, hyalinae v. chlorinae.
P. caespitosum (ELL. € Ever.) — Sacc., l. c., XI, pg. 270.
P. carolinense (Brx. € Dsm.) — Sacc., l. c., L pg. 76. Typus.
P. chaetomorphum (SrEG.) — Sacc., l. c., IX, pg. 440.
9 P. expansum (Brx. € Dsm.) — Sacc., l. c., 1, pg. 76.
9 T. Gardneri (Brx.) — Sacc., l. c., 1V, pg. 595.
T. juglandis (Ynm.) — Ss) la (Eso LO JN DDD.
T. lagerstroemiae (HxxG.) — Sacc., l. c., XVIII pg. 626.
T. pannosum (2 Brx.) — Sacc., l. C., XXII, pg. 1412.
Cantos Srrcazzini : Votas micológicas 295
T. stelligerum (SpEG.) — Sacc., l. c., XXIL, pg. 1412.
L c., IX, pg. 440.
P. lonicerae (Ecx.) — Sacc., l. c., L, pg. 76.
P. paraguayense (SprEG.) — Sacc., l. c. 0 pg. 440.
P. Thiúimeni (Sacc.) — Sacc., l. c., L, pg. 76.
P. quarantticam (SpEG.) — Sacc.,
Y
Polychaetella Sere. (n. gen.): Biophila, superficialis; subiculum:
dematieum exhyphopodiatam; pertthecia sessilia, elongato—
linearia, simplicia v. ramosa, ostiolata, phaeochroma; spo-
rulae muriformes, hyalinae v. chlorinae.
P. araucariae (Tmm.) — Sacc., l. c., I, pg. 75.
P. Crouani (MnTGN.) — Sacc., l. c., L, pg. 75.
P. elongata (Brx. € Dsm.) — Sacc., l. c., I, pg. 75.
Pp (Bs) Saceuice:, ape. 75:
P. Schweinitzi (Brk. € Dsm.) — Sacc., l. c., l, pg. 75. Typus.
Capnostysanus Srec. (n. gen.): Biophilus super ficialis; subiculum
membranaceum dematieum exhyphopodiatum:; stipites erecti
hyphis fasciculatis compositi, basí incrassatuli nudi sursum
sensím altenuatis ac apicibus hypharum liberatis ac in sporo—
phoris transformatis patulisque vestiti; conidia acrogena cate-
nulata subylobosa 1-cellularia phaeochroma.
C. stysanophorus (Pxz. 8€ Scc.) — Sacc., l. c., XIV, pg. 478.
Typus.
Coniotheciella Sere. (n. gen.): Biophila superficialis, dematiea,
exhyphopodiata, micronemea, monachospora, atrichospora,
contdus polymorphis saepius sarciniformibus, phaeochromis.
Est Coniothecium biophilum.
C. phyllogena (Dsm.) — Sacc., l. c., L, pg. 79. Typus.
C. quercina (Prs.) — Sacc., l. c., L, pg. 79-
C. rhododendri (BuBAx) — Sacc.. l. c., XXII, pg. 1400.
DOS DS ntaA SprG. (n. gen.): Biophilum superficiale, dematieum
macronemeum repens acephalum, monachosporum, conidus
pleurogenis, stellato- radiatis, radis saepius septatis ac phae—
ochromis. Est Triposporium biophilum.
T. acerinum (Sxm.) — Sacc., l. c., XVI, pg. 1081. Typus.
T. aurantú (HxxG.) — Sacc., l. c., XVIL, pg. 626.
Plantas del río Negro
recogidas por el profesor Augusto C. Scala
PoR EL pocror CRISTÓBAL M. HICKEN (1)
Las vacaciones de 1913 y 1916 fueron aprovechadas por el profesor
Aucusro €. ScaLa en excursiones realizadas por la región del río Colo-
rado y río Negro comprendida entre las estaciones Buena Parada, Juan
de Garay, sobre el primero de los ríos y Rincón de Palo y Conesa sobre
el segundo.
La región recorrida y en la que ha herborizado con toda diligencia,
comprende pues una faja estrecha de la meseta interfluvial, faja-que va
casi exactamente de N. a S. por el tercio inferior del plano y limitada
en ambos extremos por las barrancas de los ríos ya mencionados. Como
la vegetación en esta parte del río Negro ya es bastante conocida, el pro-
fesor ScaLa se dedicó con preferencia al recorrido del alto plano y a re-
montar un poco el curso del río Colorado.
Las épocas de recolección no fueron muy propicias.
A mediados del año 1915, es decir poco antes de la segunda excur—
sión, tuvo lugar la gran creciente del Colorado, que adquirió contornos
de verdadera catástrofe, pues arrasando con los poblados de Buena Pa-
rada y Juan de Garay, cubrió después todas las tierras de esas zonas con
una espesa capa de limo, que ocultando en gran parte la vegetación del
valle, imposibilitaba en muchas regiones un cómodo tránsito. El año
1913, en cambio, fué de una seca excepcional; pero aun así, el profe
sor Scala consiguió unas 10 especies que pueden dar muy bien una
(1) Este trabajo fué presentado en la sesión de julio de 1918.
Cuisrónar M. Hicken : Plantas del río Negro 207
idea de la flora de aquellas comarcas monótonas desde el punto de vista
panorámico y florístico.
El río Colorado está en aquella parte muy encajonado por barrancas
arcillosas que alcanzan unos 50 metros de altura y que la línea del ferro-
carril que viene desde Bahía Blanca tiene que salvar en carrera sinuosa
para llegar al fondo aluvional donde se ha edificado la población, hoy muy
floreciente, de Río Colorado, en el kilómetro 163, y Juan de Garay sobre
el kilómetro 214.
En este valle hay abundante vegetación arbustiva compuesta por jarilla
(Larrea divaricata), Grabowskia, Bougainvillea spinosa, mata-caballos
(Lycium), entre los que emergen chañares arborescentes, algarrobillos
(Prosopis juliflora), sombras de toro, incienso, elc., mientras plantas de
menor porte salpican el suelo amarillento del talud y fondo, entre las que
predominan las pichanas o escobas (Cassia aphylla), los Cyclolepis, rome-
rillos, Senecio mendocina, Opuntia sulphurea, etc., a las que se añaden
en los bajos el Baccharis ¡uncea, los carrizos (Phragmites) en la orilla del
río, los juncos, las cortaderas en las isletas graniíticas que hay cerca de
Pichi-Mahuida y algunos sauces criollos escasos por Juan de Garay ; pero
más abundantes aguas arriba.
El altiplano presenta un suelo arcilloso, donde el humus falta en
absoluto y donde los guijarros de tamaño pequeño lo cubren casi por
completo. En las proximidades del Colorado es bastante arenoso, pero al
separarse hacia el río Negro se torna arcilloso con un tinte rojizo muy
pronunciado e interrumpido en muchas partes por tosca apenas cubierta
con arcilla bastante rica en arena.
Las jarillas (Larrea divaricata) constituyen extensísimas colonias cer-
ca del Colorado ; allí hay muy pocos chañares y sólo de vez en cuando se
observa una Jodina o sombra de toro. Guando la jarilla comienza a esca-
sear, surgen los piquillines, los Prosopis o barba de chivo y los Lycium,
pero sin abundar. El chañar se pierde por completo y sólo de vez en
cuando se hallan algunas Duvaua raquíticas y Cassia aphylla.
Los olivillos y unquillos traicionan los suelos muy arenosos y señalan
desde lejos la ubicación de los médanos. Las cactáceas, tan frecuentes en
las barrancas y valles, faltan en absoluto y la tierra roja ya mencionada
ostenta aquí unos pocos manojos o mechones de flechillas (Stipa speciosa
y tenuis).
Tal es, a grandes pinceladas, el cuadro triste y pobre de esas tierras, que
describo según apuntes que he tomado en mis viajes de 1903 y 1904 y
que puedo complementar ahora dando la lista de las plantas recogidas por
el profesor ScaLa, dentro de las que hay muchísimas que aún no habían
PEYSIS IV 21
298 PHYSIS (IV, 1918)
sido citadas para estas zonas, con lo que esta enumeración adquiere un
cierto interés para la mejor comprensión de la distribución geográfica de
dichas especies.
Marsiliaceae
1. Marsilia concinna Bax.— En los charcos del valle del río Negro (n* 70).
Equisetaceae
2. Equisetam ramosissimum Desr. — A orillas del río Negro (n* 67); bas-
tante frecuente.
Gnetaceae
3. Ephedra ochreata Mrers. — Barrancas del río Negro (n* 81); no es rara.
Alismataceae
/h. Echinodorus longiscapus Arecn. — Planta no citada aún para tales la—
titudes. Río Negro (n* 89).
De aquella región se conocía para el curso inferior del Colorado y río
Negro el Ech. ellipticas (Mart.) Mich. var. ovata Mich. (cfr. Hauman, Les
Alismatacees argentines en An. Mus. Nac. de Bs. As. XXVII (1915) 309).
Los ejemplares que yo tengo en mi herbario particular, recogidos en
Quilmes por Roprícuez (n* 133) y que según Hauman corresponden a
Echinodorus grandiflorus (Cuam. ScnL.) Micm. var. floribundus (Skub.)
Mich., tienen la inflorescencia simple y no en panoja; el eje alcanza hasta
70 centímetros de longitud y según la clave que hay en la monografía
citada, debería corresponder a la var. longiscapus. Y así es en efecto : esos
ejemplares coinciden muy bien con los tipos de ARECHAVALETA Que he te-
nido oportunidad de consultar y de los que se diferencian por las hojas
que no son tan acorazonadas, y por los peciolos algo más largos.
Los ejemplares de Scaza tienen la inflorescencia también sencilla, llega
hasta 50 centimetros contando desde el verticilo floral inferior y soporta-
da ella por un pedúnculo que debió alcanzar hasta 80 centímetros de lon-
gitud. Las hojas corresponden exactamente a los ejemplares de ArecHa-
VALETA y por la nervadura de la lámina con sus líneas y puntos pelúcidos
no difieren en lo mínimo de los recogidos en Quilmes por Robrícugz, de
modo que estoy convencido de que representan la misma especie.
Curisrtóran M. Hicken : Plantas del río Negro 209
De paso diré que mis ejemplares, que figuran en la Chloris bajo el nú-
mero ho, corresponden bien al Ech. grandiflorus y no al Ech. ellipticus
como lo pretende Hauman (1. c. pág. 310). Por otra parte tengo ejempla-
res que llevan en un mismo pie hojas elípticas estrechas y otras ovales
muy acorazonadas. Dichos ejemplares (n” 40, Chloris) corresponden a la
var. ovalus Micm.
En un mismo ejemplar (Robrícuez n” 133, Quilmes) he observado
areolas con puntos y líneas pelúcidos breves, y también con líneas largas,
de modo que no me parece valedero ni correcto adoptar este carácter en
las claves como medio diferencial para establecer especies diferentes. Aña-
diré también aquí, que la especie Echinodorus patagonicus SpPEG. no es
sino el Echinodorus rostratus (Miers) ExceLMANy, de vasta distribución en
la parte meridional de Norte América, Méjico y Antillas y al que hay que
referir también un ejemplar recogido por Stersacn en Bolivia, cerca de
Santa Cruz de la Sierra.
Gramineae
5. Aristida mendocina Pu. — Río Negro (n” 112). Nueva para la región.
6. Bromus sp. — Ejemplares incompletos. Río Negro (n* 66).
7. Cortaderia dioica (SPrENG.) SpeG. — A orillas del río Colorado en el
camino a Buena Parada y más abundante aguas arriba. [Los islo-
tes cercanos a Pichi-Mahuida están cubiertos por esta planta
(Hickew)], (n* 34).
8. Distichlis scoparia (Krum.) ArecuH. — Abunda en los valles de ambos
ríos (n”* 138 y 5).
9. Distichlis spicata (L.) GrEExNE var. thalassica (Krm.) OK. — Gon la an-
terior (n” 42) en tierras saladas.
10. Eragrostis poaeoides Brauv. — Río Colorado y Negro (n* 1o y n* 38).
11. Hordeum secalinam ScureB. — Frecuente en el valle del río Negro
(n 60, 144 y 146).
12. Panicum colonum L. — En las chacras del río Negro (n* 151). Nueva
para la región.
13. Panicum Urvilleanam KrH. — Abunda en tierras arenosas del valle
del río Negro (n” 114).
1/. Paspalaum notatum Fiuecce. — En tierras arcillosas del río Negro
(n* 139). No había sido señalada aún.
15. Phragmites communis (L.) Tri. — Muy común a orillas de los ríos
Negro y Colorado (n* 137), donde se la conoce con el nombre
vulgar de carrizo.
300
19.
20.
215
2%).
26.
N
=I1
PHYSIS (IV, 1918)
. Polypogon elongatus H. B. KruH. — En el valle de los ríos (n 143 y
145). Nueva para la zona.
. Polypogon monspeliensis (L.) Desr. — En los dos valles (n“ 125 y
141).
. Sporobolus arundinaceus (Gr1seB.) Hack. — En arenas de ambos va-
lles (n“ 25 y 69), donde se la conoce con el nombre vulgar de
Unquillo.
Sporobolus asperifolius Nrees er Me. — En ambos valles (n* 37,
147 y 148).
Cyperaceae
Cyperus reflexus VamL. — En los dos valles ; pero más abundante en
el del río Negro (n* 84). Nueva para la región.
Cyperus vegetus Wim. — En tierras de cultivo de ambos valles
(61% 0537 1 OS)
. Scirpus riparius Presi. — A orillas de los ríos (n” 44).
. Heleocharis palustris (L.) R. Br.— En bañados y orillas de los ríos y
zanjones. Río Negro (n” 140).
Juncaceae
Juncus balticas WiLLb. var. mexicanas (WiLLb.) OK. — En lugares
bajos cerca del río Colorado (n” 28), donde no se la había señala-
do aún.
Salicaceae
. Salix chilensis MoL. — Frecuente a orillas del río Negro (n” 39) y no
escasea tampoco en las margenes del río Colorado cerca de Pichi-
Mahuida.
Santalaceae
Jodina rhombifolia Hoox. Arx. — Escaso en río Colorado donde se
presenta raquítico y con hojas chicas (n” 58 y 63).
Olacaceae
. Ximenta americana L. — Es el durazno o damasco del campo con
frutos comestibles dulzainos y sin perfume que crece en las ba-
rrancas del río Golorado (n” 62). Nueva para la zona.
O
Oy)
[Se]
pm
(Se)
(Del
MS
un
. Rumex maritimus L.
Crisróran M. Hicken : Plantas del río Negro 301
Polygonaceae :
. Muehlenbeckia chilensis Merssy. — No escasea en el río Negro (n” 124)
donde se la conoce con el nombre de zarzaparrilla, empleandose
la raíz para teñir. Nueva para la región.
. Polygonum striatum Kocn. -— En el valle del río Negro (n* 1). Nueva.
. Rumex crispus L. — Cerca de las quintas y al borde de zanjones.
(río Colorado n* 55 y río Negro n” 82).
En el valle del río Negro (n” 107).
Chenopodiaceae
. Atriplex arenicola Haum. Mx. — Este jume apareció después de la
inundación en cantidad enorme, reemplazando por completo a la
uña de gato (Chuguiragua unquis-cati Ces.) que invadía antes esos
campos.
3. Atriplexz arenicola Haum. Mk. var. albescens Haum. Mx. — En suelos
arenosos del río Colorado (n” 51) y río Negro.
. Atriplex montevidensis SPreNG. — En el valle de ambos ríos (n” 11,
río Colorado, y n” 116 y 119 del río Negro).
. Atriplex montevidensis SprENG. f. conferta Hicken n. f. foliis minort-
bus (5 mm. long. et 1,5 mm. lat., raro 7 X 3) confertissimis. —
Por sus hojas menores y densísimamente dispuestas adquiere un
hábito especial que hace creer en una especie totalmente distinta
(n” 14, río Colorado). A esta forma refiero también unas plantas
recogidas por Bruch y CARETTE (n” 15) en el alto Pencoso
(Prov. San Luis) en el año 1914.
. Atriplex undulata (Moo.) Hierox. — Frecuente en el valle del río
Colorado (n” 19).
. Chenopodium album Moo. — En el valle del río Colorado (n” 3) y en
el del río Negro (n* 54).
. Chenopodium ambrosioides L. — Río Negro (n* 75).
. Chenopodium glaucam L. — Río Colorado (n* 13).
. Roubieva bonariensis Hook. — Este « Paico » abunda cerca de las
vías del tren y en los rastrojos (río Colorado n” 17 y río Negro n”
58). No había sido señalado aún.
. Salsola kali Tex. var. tragus (L.) Moo. — No escasea en río Negro
(0
(n* 3) ni en río Colorado (n” 12). Tampoco se conocía de estas
ZONAS.
Os
(e)
[5]
44.
HH DE
001 O
49.
[|
NW
. Lepidium bonariense L.
/l
PHYSIS (1V, 1918)
Amarantaceae
. Amarantus crispus (Lese. er Tnév.) Terrac. — En los valles del rio
Colorado (n” 1) y del río Negro (n* 40).
. Gossypianthus lanuginosus Moo. — En el río Negro (n” 123). Nueva
para la zona.
Nyctaginaceae
Bougainvillea spinosa (Cav.) Hem. — Frecuente en las barrancas del
río Colorado.
Aizoaceae
. Sesuvium portulacastrum L. — Abunda a orillas del río Negro (n”
101).
Caryophyllaceae
. Spergularia grandis (Pers.) Camp. — En río Negro (n” 115).
. Spergularia platensis (Cam.) FexzL. — En río Negro (n” 104).
. Spergularia ramosa Cam. — En río Negro (n” 117).
Ranunculaceae
Clematis dioica L. v. campestris (Sr. Hu.) OK. — Frecuente sobre
las « jarillas » y tapizando los terraplenes (río Colorado n* 35 y
río Negro n” 72).
Cruciferae
En los llanos cerca de los cultivos (n* 132
rio Negro y n” 29 río Colorado).
. Lepidium spicatam Desv. — En el valle del río Negro (n” 127). Nueva.
Capparidaceae
. Atamisquea emarginata Mies. — Escasa en las barrancas; pero más
abundante en el llano donde es conocida con el nombre vulgar de
mata negra y donde forma parte de la vegetación leñosa. (N” 57
río Colorado y n” go río Negro).
Cuistrónan M. Hicken : Plantas del río Negro 303
Rosaceae
. Acaena eupatoria Cuam. Scmr. — En las barrancas del río Negro
7
(n* 73):
. Margyricarpus setosus K. P. — Sobre las barrancas en la parte alta
(río Colorado n” 59 y río Negro n” 55).
Leguminosae
. Prosopis alpataco Pu. — Escasa en las lomadas del río Colorado,
próximas al pueblo (n* 322),
. Prosopis flexuosa. DG. — En el valle del río Colorado (n* 32). Nueva.
. Prosopis fruticosa ? Me. — No estoy muy seguro de la determina—
ción de los ejemplares, que no escasean en las barrancas del río
Colorado (n” 10).
. Prosopis juliflora DC. — Este « algarrobillo » abunda en todo el va-
lle y quebradas, donde las ovejas aprovechan las abundantes vai-
nas que produce. (N* 32**" río Colorado).
. Prosoptis striala Bru. — No es muy abundante, viviendo entremez-
clada con los otros arbustos. (Río Negro n” 29 y río Colorado
SN
. Prosopis strombulifera Bra. — Frecuente en el valle y a lo largo de
las vías. (N” 8, río Golorado, y n” 34, río Negro).
. Caesalpinia Gilliesi (Hoox.) War. — En río Negro (n* 32) y río Go-
lorado (n” 8).
. Caesalpinia praecox KR. P. — En río Golorado no escasea en las que-
bradas (n* 64).
. Ho(fmannseggia falcaria Cav. — Frecuente entre las vías y en el va-
lle del río Colorado (n* 17) y del río Negro (n* 13).
. Adesmia bicolor DC. — En las lomadas del río Negro (n” 78). Nueva.
. Adesmia muricata (Jaco.) DC. — Con la anterior en los campos más
herbosos (n” 22). También nueva.
. Glycirrhiza astragalina Gu. — En el valle del río Negro (n” 35).
. Gourliea decorticans Gu. — El chañar abunda en río Negro, pero
es más frecuente aún en río Golorado (n* 40).
8. Medicago denticulata Witib. — En los prados de río Negro (n” 80).
. Medicago lupulina L. — Con la anterior (n“ 48 y 74). Nueva.
. Medicago maculata Wiub. — Mezclada con las anteriores en los pra-
dos del río Negro (n” 122).
1
So.
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D) N
(0/9)
ES
. Geranium dissectum L. — Abunda en el valle del río Negro (n* 113
PHYSIS (IV, 1918)
. Medicago orbicularis AL. — Con las anteriores (n” 79). Nueva.
. Melilotas indica Aix. — En el valle del río Negro (n* /9).
. Vicia qraminea Sm. — En prados fértiles del río Negro (n” 76).
Geraniaceae
y 190):
Zygophyllaceae
. Larrea cuneifolia Cav. — Muy abundante en el valle del río Colorado
y sobre las barrancas (n” 56).
. Larrea divaricata Cav. — Gon la anterior muy común (n” 38).
Euphorbiaceae
. Euphorbia portulacoides SPreNG. — Con la anterior. (Rio Negro, n”
120).
. Euphorbia serpens KrH. — En río Negro (n* 18) y río Colorado (n' 2).
Anacardiaceae
. Schinus dependens Ornr. — Frecuente en el valle y quebradas del rio
Negro (n” 21).
Rhamnaceae
Condalia lineata A. Grax. — El piquillin se presenta como arbustos
bajos muy abundantes en el llano y da borde de los caminos en
los valles de ambos rios (río Negro n*5 y río Colorado n* 5*s).
. Discaria trinervis (Porer.) Reicne. — Muy rara en la barranca del
río Negro (n* 33) donde le llaman « Chancay ». Nueva para toda
la zona.
Malvaceae
. Cristaria ecristata A. Gra. — En los campos del río Negro (n” 52).
. Cristaria helerophylla (Cav.) H. Ary. — Frecuente en las quebradas
del río Colorado (n” 14). Nueva.
. Malva parviflora L. — En el valle del río edo (n* 62).
00
Il
gI.
96.
Crisróna M. Hickex : Plantas del rio Negro 305
>. Sida leprosa (Orr.) Scnm. — En el valle en tierras algo saladas (río
Colorado n* 6 y río Negro n” 12).
5. Sphaeralcea bonariensis Grisep. — Abunda en ambos valles. (Río
Colorado n* 5 y río Negro n'”* 8 y 1359). Nueva.
« Sphaeralcea bonariensis Griseb. var. lacintata K. Scam. — No escasea
en el río Negro (n”* 15 y 51). También nueva.
Lythraceae
. Lylhrum hyssopifolium L. — En campos algo salados del río Negro
(n* 45).
Onagraceae
. Jussieua repens L. var. typica Micnenr. — En campos del valle del
rio Negro (n” 1092).
. Oenothera polymorpha Lev. race mollisssma L. — Frecuente en el
valle del río Negro (n” 36 y 88).
Loasaceae
Mentzelia albescens Grises. — Abunda sobre las barrancas del río
Negro (n” 92). Nueva.
Umbellifereae
. Daucus pusilus Micnx. — Abunda en el valle del río Negro (n” 91).
. Eryngium ebracteatam Lam. — En el mismo valle (n* 83).
. Eryngiam Kurtzú Hick. — En campos del río Negro junto a los ba-
ñados (n” 53 y 121).
. Hydrocotyle umbellata L. var. bonariensis Lam. — A orillas de los ríos
(río Colorado n* 53 y río Negro n” 85).
Plumbaginaceae
Statice brasiliensis Borss. var. patagonica (SreG.) Hicken. — No esca-
sea en los terrenos salados del río Negro (n” 99).
Esta especie que yo identifico con la St. uruguayensis Argch., lleva el
caliz con cinco costillas pilosas. Ejemplares recogidos por mí en diversos
puntos de esa zona y aun en el sur patagónico presentan en el mismo glo-
306 PHYSIS (IV, 1918)
mérulo de la inflorescencia, cálices glabérrimos y pilosos, de modo que
cae, por carecer de valor especifico, el carácter fundamental que había
servido para establecer nuevas especies del género Statice, quedando sólo
como diferencia el de la prismaticidad del cáliz, el que no me parece su—
ficiente como para crear una especie distinta de la tan difundida Sí. bra-
suliensis.
Oleaceae
97- Menodora integrifolía (Cu. Sc.) Sreup. — En el valle del río Negro,
muy abundante cerca de Conesa y Rincón de Palo (n* 56) y más
al este (n* 56%).
Gentianaceae
98. Erythraea Ameghino! SreG. — En el valle del río Negro (n” 106). Só-
lo se la conocía de Golu-huapi en el Chubut.
Asclepiadaceae
99- Asclepias mellodora Sr. HiL. — Abunda en río Negro (n” 11).
100. Oxypetalum Scalae Hicken nov. spec., Cynanchoidea, Asclepi-
dea, Oxypetalina. Planta volubilis, glaberrima, sublignosa, folus
hastatis aut trilobis marginibus crispis aut undulatis 25-40 mm.
longis et 20-25 mm. parte basale latis. Petiolis 1-2 cm. longus.
Inflorescentia axillare, pauciflora petiolo breviore aut aequilonga.
Sepalis linealibus, utrinque hispidis, visx 3 mm. latis et 3 mm. lon-
gis. Corolla valvata, petalis hispidis, 1 mm. latis et 3 mm. longis,
vix bast coalitis. Corona simplice lobulis planis, spathulatis, vel
lanceolatis apice obtuso, integris, 1,5 mm. longis, extus glabris
intus crebre barbatis. Lobulis vis basi unitis, gynostegio adnatis.
Retinaculo elliptico, emarginato fuscescente, brachius paullo des—
cendentibus, margine superiore incrassatis, hyalinis, apendicibus
lateralibus destitutis, pollinús ellipticis, pendulis : follicalis glabris,
incurvatis usque ad 6 cm. longis et 2 em. latis, tegumento rugoso-
undulato.
Obs. Habitu Morrentae et ob folias undulatas aut crispas Cho-
ristigmam Stuckertianam evocans sed flore fabrica profunde di-
versa.
A cl. C. A. Scaza in vico Rincón del Palo vocato januario 1916
inventa et el dicata.
Curisrónal M. Hicken : Plantas del rio Negro 307
Planta voluble glabérrima con base subleñosa, hojas hastadas o trilo-
badas con borde ondulado o crespo de 25 a o milímetros de longitud y
20 a 25 milímetros de latitud en la parte basal. Pecíolo de 1 a 2 milíme-
tros de longitud. Inflorescencias axilares, paucifloras, más breves o tan
largas como los peciolos.
Sépalos lineales, híspidos en ambas caras, apenas 3 milímetro de latitud
y 3 milímetros de longitud. Corola valvada en el boton ; pétalos lanceola-
dos, algo híspidos en ambas caras, 1 milímetro de latitud por 3 milíme-
tros de longitud, apenas unidos en la base. Corona simple con lóbulos
planos, espatulados o lanceolados con el ápice redondeado y entero de 1,5
milímetros de longitud, exteriormente glabros e interiormente barbados
con pelos abundantes que sobresalen unos ¿ milímetros fuera del limbo.
Lóbulos libres entre sí, es decir, unidos apenas en la base y soldados al
ginostegio, no a la corola. Transladores con retináculo elíptico escotado,
rojizo, brazos oblicuamente dirigidos hacia abajo algo engrosados en el
borde superior, sin cuernos laterales, pollinias elípticas, colgantes de co-
lor amarillo pálido ; folículos arqueados hasta 6 centímetros de longitud
y 2 centímetros de ancho en la base, con tegumento rugoso-ondulado.
La planta, que por su aspecto recuerda a una Morrenia y por el borde
crespo de las hojas a la Choristigma Stuckertiana, fué hallada en enero de
1916 por el profesor C.. A. Scara en las barrancas del río Negro, cerca
de Rincón de Palo y me complazco en dedicarla al coleccionista del her
bario que motiva este pequeño trabajo.
101. Oxystelma Gilliesui (Hook. Arx.) Scam. — Frecuente en las barran-
cas del río Negro (n” 87).
Convolvulaceae
102. Cressa australis KR. Br. v. petiolata Merssx. — En el valle en luga—
res salados tanto del río Colorado (n” 15) como del río Negro
(n* 4) x
Polemoniaceae
103. Navarretía involucrata KR. P. — En las barrancas del río Negro (n'*
136 y 150). Nueva para toda la región.
Borraginaceae
104. Heliotropium curassavicam L. — En campos salados del río Colora-
do (n” 9).
308 PHYSIS (IV, 1918)
Verbenaceae
105. Lippia nodiflora (L.) Ricu. — Frecuente a orillas de los ríos y zan-
jones (n* 46, río Negro y n” 47, rio Colorado).
106. Lippia trifida Remy. — Grece este « Tomillo » con frecuencia sobre
las barrancas (n” 60, río Colorado y n” 97, río Negro).
107. Verbena connatibracteata O. Krzg. — Suele hallarse cerca de la es-
tación río Colorado (n* 4 y 66). Esta Verbena, propia de las
pampas andinas de Mendoza y del Chubut, ha bajado por el río
Negro hasta Fuerte Roca y ahora vemos que también el río Golo-
rado ha servido de camino para llegar hasta el sitio donde fué ha-
llada por el profesor Scata. :
108. Verbena crithmifolia Gir. et Hoox. — Abunda en el fondo del valle
y cerca de la estación río Colorado (n* 11 y 16).
109. Verbena mendocina Pur. — En las quebradas de las barrancas del
río Negro (n* 16”). Nueva por la zona.
Labiateae
110. Marrubium vulgare L.. — Abunda a lo largo de la vía férrea y en
proximidad de los poblados (n” 41, río Negro, n* 41 *s, río Go-
lorado).
Solanaceae
111. Lycium filifolum Gur. — Frecuente en los valles (n* 6, río Negro).
Nueva.
112. Lycium floribundum Dux. — En las barrancas del río Colorado
(n* 18).
113. Lycium sp. — Los ejemplares sólo llevan frutos y me es imposible
clasificarlos. Escasa; cerca del río Golorado (n* 41).
114. Lycium spinulosum ? Mirxs. (vel aff.). — La determinación de este
arbusto no muy abundante cerca del río Negro (n” 57) me es algo
dudosa por la carencia de flores; pero se aproxima muchísimo a
la especie indicada.
115. Nicotiana noctiflora Hook. — Escasa cerca del río Colorado (n* 45)
y más abundante en el valle del río Negro (n” 9). Nueva.
116. Nierembergia hippomanica Mieres. — Abunda en los campos del río
Colorado (n” 13). Nueva.
117. Salpiglossis linifolia (Muers) Werrsr. — No escasea sobre las ba-
Crisrónan M. Hicken : Plantas del rio Negro 309
rrancas del río Colorado (n*/).(= Wahlenbergía linaroides Hauman
(nonA. DC.) in Etude phytogeog.du rio Negro (1913) 420). Nueva.
118. Solanum eleagnifolium Cav. — Muy abundante en el valle del río
Negro (n* 131).
119. Solanum enacanthum Pau. — Frecuente en la zona comprendida
entre Gonesa y Rincón de Palo (n” 27). Sólo se conocía de Men-
doza y San Juan.
120. Solanum nigrum L. — No escasea en los rastrojos y cerca de las vi-
viendas. Río Negro (n” 118). Nueva.
121. Solanum pyrethrifolvum Gr1seg. — Abunda en el valle del río Negro
(MEADO)A
Personatae
122. Bacopa flagellaris (Cm. ScuL.) Werrsr. — Cerca de las lagunas en
el valle del río Negro (n” 133).
123. Monttea aphylla (Mters.) Gay. — Es el « mata sebo » tan frecuente
en el valle del río Negro (n* 43).
124. Veronica anagallis L. — Gerca de las zanjas en el valle del río Ne-
gro (n” 108).
Plantaginaceae
125. Plantago patagonica Jaco. — Muy frecuente en todos los campos
altos y secos (n” 130 y 129 del río Negro).
126. Plantago mayor L. — Gerca de las acequias en el valle cultivado del
río Negro (n” 128).
Rubiaceae
127. Galium chilense ExbL. — En las barrancas del río Negro (n” 64).
Nueva.
Calyceraceae
128. Boopis anthemotdes Juss. var. rigidula (Miers.) Griseg. — En las ba-
rrancas del río Negro (n* 23 *5),
129. Boopis anthemoides Juss. var. subscandens SreG. — En el valle del
río Negro (n” 23).
Compositae
130. Ambrosia tenuifolia SPreNG. — Cerca de los ríos Negro (n” 71) y
Colorado (n* 46).
PHYSIS (1V, 1918)
. Baccharis artemistoides Hook. Arn. — Es el « romerillo » tan fre-
cuente en ambos valles (n* 21, río Colorado, y n” 31, río Negro).
2. Baccharis marginalis DG. — Abunda a orillas de los ríos (n” 42 y
50, río Colorado, y n” 77, río Negro).
. Baccharis triangularis Ham. Mx. — No escasea en los campos
del río Colorado (n” 2).
. Baccharis trimera DC. — No es muy abundante en la llanura (n*
23, rio Colorado, y n” 111, río Negro).
. Baccharis ulicina Hook. Arx. — Abunda en todos los campos ar—
cillosos (n*“ 22 y 72, río Colorado, y n” 86 y 100, río Negro).
. Centaurea calcitrapa L. — Escasa en la llanura del río Colorado
(n* 44).
. Chuquiragua unguis-cati Ces. — « Uña de gato ». Abundaba en el
valle en el año 1913 y desapareció por la inundación en rgrÓ6 sin
que quedara una sola (n* 61, río Colorado, y n” 109, río Negro).
Cirsium lanceolatam (L.) Scor. — Escaso en ambas valles (n* 54,
río Colorado, y n* 61, río Negro).
; Cyclolepis genistoides (Hook. Arx.) GrrL. — No escasea en el valle
del río Negro (n” 31).
. Dontophyton andicola Webb. — Escasa en los caminos del llano
(n* 27, río Colorado). Nueva.
. Erigeron bonariensis L. — Frecuente en la llanura (n* 49, río Golo-
rado, y n* 14, río Negro).
Erigeron chinensis Jacq. — Frecuente en las barrancas del río Ne-
0 (o):
3. Eupatorium saucechicoense Hieron. — No escasea en las quebradas.
de las barrancas del río Negro (n” 7).
. Eupatorium patens Doy. var. gracilior Lrz. — En la ladera de la
barranca hasta la mitad de su altura, creciendo mezclada con la
Atamisquea (n. 48, río Golorado, y n” 3o, río Negro).
. Gaillardia Doniana Griseb. var. discoidea GrisegB. — Abunda en los.
campos al pie de las barrancas (n” 67, rio Colorado, y n” 94, río.
Negro). Nueva.
Gnaphaltum chetranthifolvum Lam. — En los llanos del valle (n* 63..
río Negro).
Grindelia brachystephana Gr1seB. — Escasa. A lo largo de las vías y
caminos. Río Golorado (n* 3o y 12); región Conesa y Rincón de:
Palo en el valle del río Negro (n* 2).
. Gutierrezia Gilliesit Grisee. — Frecuente en la llanura (n* 71, río:
Colorado, y n” 110, río Negro).
Cuisróra M. Hicken : Plantas del rio Negro 311
149. Heterothalamus spartioides Hook. Ary. — Abunda mezclado con la
«uña de gato » (Chuqguiragua) en ambos valles (n* 30, río Colo-
rado, y n” 26, río Negro).
150. Heterothalamus tenellas (Hook. Arx.) O. KrzeE. — En el llano del
valle de río Negro (n” 25).
151. Senecio albicaulis Hook. Arx. — Frecuente en el llano de ambos
valles (n* 65, río Colorado).
192. Senecio mendocinus Phi. — Abunda en los dos valles (n* 26, río
Colorado, y n* 20 río Negro).
193. Senecio pinnatus Pork. — Frecuente en las barrancas del río Golo-
rado (n* 6) y río Negro (n” 9). Nueva.
154. Solidago microglossa DC. — No escasea a orillas de los caminos,
de las vía férreas en el valle (n* 73). Nueva.
155. Thelesperma scabiosoides Less. — En los campos del valle y en las
quebradas de las barrancas (n” 105, río Negro).
156. Tessaria absinthioides DC. — Abunda cerca de los ríos y de las ace-
quias mezclada con la Baccharis marginalis (n” 98, río Negro y
n” 36, río Colorado).
SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
COMUNICACIONES
SESIÓN DEL 23 DE MARZO DE 1918
Presidida por F. PastorE, presidente
Presentes : G. BowareLti, J. Boso, E. Caretre, C. A. M. CoLomso, F. Criventa,
L. DeLétawG, Sra. J. D. ne KyxrurG, C. Lizer, J. F. MoLrixo, E. Prost, A. €. Scata,
P. Serik.
JEAN BRETHES, Description de la galle et de la cécidomyie d' « Aeschynomene
montevidensis » (presentada por el Secretario).
Galle. — La galle (fig. 1) est produite sur les branchettes á l'insertion
des ramilles. Elle consiste en une boursouf-
flure plus ou moins grande qui peut atteindre
jusqu'a un centimetre de largeur sur 6 a 7
millimétres de hauteur, quelquefois méme
un peu plus. Chaque gal-.
le héberge une seule céci-
domyie dont les transfor-
mations s'eflectuent dans
la méme galle.
Cécidomyte.
tera aeschynomenis Brk-
Lastop-
THES, N. sp. Long. 1,5
mm. Rouge. Les anten-
nes (fig. 2) mesurent pres-
Fig. 1"— Aeschynomene que deux fois la longueur
montevidensis Vo8- “l, Je la téte; elles ont 20 ar-
ticles, le 1% gros, obconique, le 2'”” sphéri-
que. les suivants subcarrés, sans trace de
col (pendant la vie), le col tres court aprés
macération dans la potasse. Mésonotum cou-
vert d'écailles brunátres avec deux lignes mé-
dianes d'écailles presque blanches. Abdo-
Fig. 2. —Lasioptera aeschynomenis,
men couvert en dessus d'écailles noirátres, aio Ud drena
COMUNICACIONES 313
la base et 5 taches latérales avec écailles blanches. Parties buccales, base
des fémurs et dessous du corps avec écailles blanches. L'extrémité des
fémurs et le reste des pattes avec écailles noirátres. Ongles avec une forte
épine basale courbe.
Cette galle se trouve assez communément a Buenos Aires.
CARLOS S. REED (Mendoza), Breves observaciones acerca de la biología de la
«Phulia nymphula » (presentada por M. DorLto-Jurano).
Durante una excursión que realicé desde el 28 de enero hasta el 3 de
febrero próximo pasado en la cordillera de Las Cuevas (prov. de Men-
doza), con el fin de recolectar diversos materiales para el museo a mi
cargo, tuve oportunidad de observar algo acerca de los hábitos de la
imagen de un piérido característico de las altas cumbres de los Andes, la
Phulia nymphula BLaxch.
Las imágenes aparecen por la mañana entre las 8 y 9; vuelan despacio
y muy próximas al suelo, nunca las ví a mayor altura de dos metros, se
detienen a cada ocho o diez metros y siempre en el terreno, no vi ni una
sola posada sobre plantas. La colocación de las alas durante el reposo es
paralela al suelo, tal como reposan las geometrinas. Para no ser levanta-
das por los fuertes vientos afirman el ápice y el borde anterior del primer
par de alas contra la tierra, debido a esto es difícil encontrar, después del
medio día, ejemplares que no estén con los ápices de las alas desgas-
tados.
Me parece que los adultos son de muy corta vida, pues pude cons-
tatar que el 95 por ciento de las que se encuentran antes de las 10 de
la mañana, están en perfecto estado (ejemplares números 1, 2,3 y 4
de la serie que acompaña a esta breve nota); después de esta hora hay
ya muchas con las alas estropeadas (ejemplares números 5 y 6) y, pasado
el medio día, es rarísimo encontrar ejemplares en buen estado; como he
dicho, sólo encontré sanas un 5 por ciento: el aspecto de las imágenes es
el que presentan los ejemplares números 7, 8 y 9. Deduzco estas obser-
vaciones del examen que hice en 285 individuos que capturé y centenares
de ejemplares que pude ver muy de cerca.
Los primeros individuos de Phulia nymphula que encontré en Las
Cuevas estaban a una altitud de 3250 metros; los ví en mayor número
de 3400 a 3600 metros, y encontré muy pocos a 4200 metros; no ví nin-
guno a mayor altura. En febrero de 1896 recolecté ejemplares de esta
especie en la Cordillera de los Andes, del lado chileno, en el Boquete del
Yeso (prov. de Colchagua) a una altura muy inferior a 3000 m., y com-
PHYSIS. — T. IV 22
314 PHYSIS (1V, 1918)
parando los ejemplares que he recolectado ahora en Las Cuevas con los
que aún conservo de esa excursión, no encuentro diferencias.
Los adultos vuelan de preferencia en las proximidades de las vertientes
y en los rodados con vegetación; hice mucho por encontrar la larva y las
plantas que le sirven de huéspedes, pero no me fué posible encontrarlas.
Seguí de cerca a varias hembras grávidas que volaban en un terreno cu—
bierto por plantas de Espuela de galán de la sierra (Tropaeolum polyphy-
llum Cav.) y de dos especies de porotillos de la sierra (Astragalus sp.),
pero no me fué posible encontrar ni siquiera hojas que mostraran señales
de haber sido dañadas por larvas de ninguna especie ; sin embargo, dado
el crecido número de individuos, preferentemente de hembras grávidas que
merodeaban en torno de las plantas ya mencionadas y la circunstancia
de haber encontrado dos ejemplares recién salidos de la crisálida al pie
de una planta de Tropaeolum polyphyllum Cav. me hace creer que esta
planta ha de ser una de las que sirven de huéspede a la Phulia nymphula
BLaxcH.
La Phulia nymphula BLancH. presenta un marcado polimorfismo, y
cuando tenga tiempo de preparar mayor número de ejemplares de los
que he recolectado en Las Guevas, espero poder ocuparme de su estudio.
Por ahora, puedo adelantar, que hay gran diferencia entre el colorido
del macho y el de la hembra y que ambos sexos se presentan en diversos
tamaños. El material que ahora presento, y que tengo el agrado de obse-
quiar a la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales, está compuesto por
los siguientes individuos :
Número 1. Macho pequeño.
— 2. Macho mediano.
Macho grande.
Hembra pequeña.
Hembra mediana.
Hembra grande.
— 7,8y 9. Ejemplares deteriorados por el viento según refiero
|
Sos
más arriba.
Al terminar, cúmpleme manifestar mi gratitud al señor Dr. RararL
Senaxo Acosta, Director general de escuelas de la Intervención nacional
en Mendoza, que tanto interés ha demostrado por el incremento del mu-
seo a mi cargo y que me ha dado oportunidad de realizar esta excur—
sión a Las Cuevas, que ha enriquecido al instituto con numerosas especies
de animales, plantas y minerales de la alta cordillera de Mendoza.
COMUNICACIONES 315
AUGUSTO C. SCALA, Sobre un tratamiento empírico en un caso de mordedura
de serpiente.
En mi último viaje a Lobería (enero-febrero, 1918), hallandome de
huésped en la estancia « San Rafael » del señor Lurs P. Burcos, progre—
sista poblador de esa región, le oí referir numerosos casos de curación de
mordeduras de víbora, en diversos animales, haciendo uso, para ello, de
una trenza formada por las largas hojas de la paja vizcachera (Stipa Ichu
R. et P.) var. gynerioides (Pmwu. Hack.), que atan por encima de la he—
rida y la dejan así colocada, hasta que el animal, después de algunos
días de abatimiento, vuelve a su estado normal.
Creo ser éste uno de los tantos remedios que el vulgo utiliza, y con los
cuales se pretende curar, por simple acción de presencia, hecho que no
acepta la ciencia, englobándolos todos en la gran categoría de las supers-
ticiones populares más o menos pintorescas.
Tuve oportunidad, sin embargo, de observar personalmente dos casos,
en los cuales se utilizó la paja vizcachera. El primero, de una oveja mor-
dida en la nariz, presentaba enorme tumefacción de toda la cabeza y se
hallaba tendida en el suelo, sin poder hacer ningún movimiento, a no
ser el de su respiración apresurada.
Se le puso, no bien se la vió en ese estado, la trenza de paja vizcachera.
Después de dos días el animal sanaba y se agregaba al resto de la ma-
jada.
El segundo caso, fué el de un pequeño foxw-terrier, muy activo, y
mordido en mi presencia por una víbora, que no pude cazar, pués se re—
fugió inmediatamente en su cueva, pero cuya coloración pardusca y
vientre rojizo alcancé a divisar (una Lachesis ?)
El hecho es que el animal, de la extraordinaria actividad mostrada hasta
ese momento pasó inmediatamente al abatimiento completo, sostenién-
dose apenas sobre su cuarto trasero.
La herida fué producida en la nariz también, mostrando una gota de
sangre en su superficie y tumefacción inmediata.
Con repetidas llamadas logré llevarlo a la estancia, y referido el caso,
se le aplicó inmediatamente al cuello una trenza de paja vizcachera. El
animal se escondió, y pude luego descubrirlo bajo un árbol, entre las
pajas, mostrando en ese momento una tumefacción tan intensa que lo
hacía irreconocible. Dos días después la inflamación cedía, se hallaba li-
mitada a la zona del collar de paja vizcachera, donde se mantuvo siempre
sin avanzar. Un día más tarde aun, toda la tumefacción había cedido
pero la parte inferior del cuello presentaba una gran papada, parecida a
316 PHYSIS (IV, 1918)
un bocio. Se le practicó una incisión y de allí manó en seguida un coá-
gulo de sangre que pesaba alrededor de unos 250 gramos.
El animal curó completamente.
Las dos fotografías muestran : la primera (fig. 1), el animal después de
doce horas de habérsele colocado la trenza ; la segunda (fig. 2), después
de quitada la trenza y practicada la incisión que se nota en el bocio.
Fig. 1 Fig. 2
Este procedimiento lo utilizan todos los pobladores de la región, según
se me afirma, con resultados siempre positivos, tanto en los animales
como en el hombre.
He creído oportuno relatarlo por lo interesante y por ser uno de los
remedios empíricos poco conocidos, pues no lo he visto figurar en nin—
gún trabajo sobre medicina popular.
Tal vez algunas experiencias metódicas podrán resolver lo que haya de
positivo en esta cuestión.
Resumen de otras comunicaciones
PEDRO SERIÉ, Un lagarto común en la sierra de Córdoba.
El señor SeriÉ presentó un ejemplar vivo de un lagarto común en las sierras de
Córdoba, donde es designado con el nombre vulgar de « Chelco clinudo » y, según la
creencia popular, pasa por ser muy venenoso, lo que se dice también del « Matuasto »
COMUNICACIONES 317
en las provincias andinas. Se trata de un iguánido (Tropidarus spinulosus), completa-
mente inofensivo, que se alimenta sólo de insectos. El ejemplar presentado fué en-
viado de Capilla del Monte al Prof. Horacio Arorrr.
GUIDO BONARELLI, Pseudoeolitos de Patagonia. Un « Neoinoceramus » de Santa Cruz.
El Dr. BowareLtr mostró una colección de piedras silíceas recogidas en el desembar-
cadero de Puerto Deseado, que por varias de sus formas presentan analogías con los
llamados « eolitos » de Europa, atribuídos a una industria humana sumamente primi-
tiva; y fundándose principalmente en las condiciones especiales del yacimiento, ex-
presó las razones que hacen creer que se trata de pseudoeolitos originados en su
mayoría por la fractura ocasional que el tráfico ha producido en los guijarros silíceos
tan abundantes en aquella playa. En algunos, sin embargo, es evidente, por la pátina
que presentan, su remota antigiiedad, pero en tal caso es también evidente que se han
formado por éclatement debido al factor climático.
Presentó, además, un ejemplar de Neoinoceramus procedente de las capas más altas
de la formación patagónica de Santa Cruz, fósil que hasta la fecha sólo se había ha-
llado en las capas basales de dicha formación geológica.
SESIÓN DEL 20 DE ABRIL DE 1918
Presidida por F. PastorE, presidente
Presentes : E. Bomax, J. Boso, E. Carerre, D. Casanevare, C. A. M. CoLombo,
S. DesexeDeETTIr, L. DeLétavG, E. L. HormbBerG, C. Lizer, F. F. Outes, L. PaLave-
cino, L. R. Paropr1, H. Roca, A. C. Scara, P. Serió, H. Vicxari.
EDUARDO CARETTE, La ortografía del género « Nothofagus » Blume.
En la sesión del 3 de noviembre de 1917 (PHYSIS, III, p. 465-466)
el Dr. Hass Seckr ha propuesto, por consideraciones etimológicas, Ja
corrección del nombre Nothofagus en Notofagus. Un resumen de esta
comunicación fué publicado en los diarios de la Capital días después, y a
raiz de la aparición de un trabajo del Sr. Max RormxuceL sobre Los bos-
ques patagónicos, el Dr. Frawz Kinmy, sin mayores preocupaciones, se
apropió de ese descubrimiento (Zeilschr. d. deutsch. wissensch. Vereins,
1917, entr. 5, p. 268, nota), haciendo observar que «la ortografía Vo-
thofagus que RormkucEL emplea y que ya ha aparecido muchas veces en
la bibliografía, era etimológicamente incorrecta ».
En verdad esta corrección no es novedad alguna, pues ya (GRISEBACH
(Archiv f. Naturgeschichte, 1851, t. 11, p. 379) admitía, en una reseña
botánica, la ortografía Notofagus, a su vez enmendada por Prerrrer en
el VNomenclator botanicus, t. 1, p. 457 (1874).
318 PHYSIS (1V, 1918)
He creído, sin embargo, interesante averiguar si los argumentos del
Dr. Seckr eran debidamente fundados y me dirigí, en primer lugar, a la
fuente original : por intermedio de Mr. B. B. Woobwarb, del British Mu-
seum, y del señor don SamueL A. Laroxe Quevepo, a quienes agradezco
expresamente la atención, pude obtener copia de la diagnosis original de
BLume, botánico holandés bien conocido por sus importantes trabajos
sobre la flora austro-malaya.
En el tomo I, página 307 (nota) de su Museum Lugduno-Batavum,
BLume ha creado el nuevo género Nothofagus sin dar, en cuanto a la
ortografía, ninguna razón etimológica, como tampoco la dió para otros
géneros que pudieran ser susceptibles de corrección, como Nothopegia
(p. 203). Nothapodytes (p. 248), Nothaphoebe (p. 328), etc. (según carta
del señor WoobwarD).
En su descripción, que reproduzco (1), BLume funda el género Nothofa-
gus sobre caracteres de las inflorescencias masculina y femenina, y aunque
a él refiere las especies de America Antarctica descritas por MirBEL, no es
evidente su propósito de limitar dicho género en consideraciones geográ-
ficas, pues varias otras especies de Fagus, hoy día comprendidas dentro de
Nothofagus, eran ya conocidas de Sud América (1. procesa, F. pumilio,
F. alpina Porrr1G et Exbricuer, 1838) y de Tasmania y Nueva Zelandia
(F. Cunninghami Hoox.., 1840, y F. Solandri, F. cliffortioides Hook. fil.,
1844, etc.).
Posteriormente, Nothofagus BLumeg fué juzgado como basado en carac-
teres genéricamente insuficientes y sus especies incluídas nuevamente en
el género Fagus Tourx. (2) por Bexruam et Hooker, BarLLON, GRISEBACH,
(1) Nothofagus Br. Flores monoici. Masc. in pedunculis solitarii v. termi, nudi. Perigonium
campanulatum, irregulariter repandum v. 5-7-lobum. Stamina 8-40, basi perigonii inserta;
filamenta filiformia, simplicia; antheráe erectae, biloculares, loculis connectivo excurrente sejunc—
tis. Fem. : Gemmae axillares, solitariae, subnudae, nempe squamulis omnibus cum involucro
subquadrilobo v. profunde quadripartito trifloro connatis. Perigonii limbus superus, brevis, 6-v.
floris centralis passim /¿-dentatus. Ovarium inferum, alato-triquetrum v. in flore centrali mar-—
ginato-compressum, 3-rarissime 2-loculare. Ovula in loculis gemina, ex apice amguli centralis
pendula, anatropa. Stylus brevissimus; stigmata loculorum numero, subulata. Nuculae 3, alato-
trigonae, involucro quadripartito cinctae v. involucro capsulae formi inclusae. Arbores v. frutices,
in America antarctica crescentes, foliis alternis, vulgo obliquis, serratis; floribus coaetanis. Ad hoc
genus referendae, Fagus obliqua, F. Dombeyi, F. betuloides et F. dubia, a Mirbel V. Cl. in Mém.
Mus. d'hist. nat. XIV, p. 465-472, tab. 23-26 descriptae et illustratae. (C. L. Brume, Museum
Botanicum Lugduno-Batavum, t. l, m* 20, dec. 1850.)
(2) El Dr. Seckr en su comunicación corrige al mismo Liweo, quien habría cometido un error
al designar como Fagus a una haya, por derivar ese nombre del griego ¿1 yó<, que evidentemente
indicaba un Quercus.
El oryóc de los griegos y el Fayus latino son ambos derivados de y%yw, comer (v. CaLan-
DRELL1, Dicc. elimol., y otros), y Liweo no ha creado esta forma latina, sino que la tomó de
COMUNICACIONES 310
De CawnporteE; éste en el Predromus (XVI, 2, p. 117) subdivide el antiguo
género de Tourxerorr en dos secciones según los caracteres foliares : los
Eufagus, que considera como equivalentes al género Fagus BLume (aun
que, al parecer, está equivocado) y que comprenden especies boreales y
australes, y Nothophagus (= Nothofagus BLume) que incluye solamente
especies australes, sudamericanas y neozelandesas.
Todo indica una afinidad taxonómica evidente entre los Fagus propia-
mente dichos y los Nothofagus; y aunque difieren las especies de ambos
géneros por su aspecto exterior, bien pudiera haber considerado BLumE
que las sudamericanas eran simplemente hayas falsas, apócrifas.
El Dr. Sreckr se opone a la ortografía original y actualmente empleada
por todos los autores, fundándose puramente en consideraciones etimoló-
gicas : «el nombre de Vothofagus no puede ser evidentemente escrito con
th... pues en la reproducción de las hayas no se observa ninguna irregu—
laridad que justifique la denominación de haya ilegítima ».
Tendría por sorprendente que un botánico tan renombrado como BLu-
ME, nacido en un tiempo en que los estudios clásicos estaban en auge,
hubiera confundido dos radicales griegos tan distintos como vóbo<, 1, oy y
vótos que al latín pasan como nothus, a, um y notus: y esto no sólo en
una ocasión sino repetidas veces: en Nothaphoebe, Nothapodytes, No-
thocnide, Nothopegia, Nothocelastrus, etc., seguido por lo demás en este
erróneo camino por numerosos autores antiguos y modernos (BexrHam
€ Hooker, DE CanpoLLE, Baron, EscLeR € Prawti, Dania TorrE,
Index Kewensis, etc.).
Sobre el significado de « austral » para vótog y sus derivados vét:xoc,
vótios no hay discusión alguna posible y se encuentran como radicales en
Noticastrum D. G., Notothlaspi Hoox.., etc. Pero no sucede lo mismo en
cuanto a vébos, cuyo sentido limita el Dr. Seckr a ilegítimo, bastardo.
Sin duda es ese el propio del adjetivo en cuestión ; pero tiene además un
sentido figurado, indicado en cualquier buen diccionario : vébos y su equi-
valente latino nothus significan también falso, apócrifo, extraño, y así
han sido empleados por autores clásicos (Arerzo, Tratado de anatomía :
Lucrecio, De nat. rerum, V, 575; CartuLo, ad Dianam, 15-16).
La intención de BLume parece, pues, bien manifiesta y ha sido inter—
pretada por PrerrrerR (loc. cit.) al enmendar las correcciones de GRISEBACH
«Notofagus » y «Notaphaebe », considerando esta nueva ortografía como
Tourxerort (Inst. rei herb., Paris, 1700) y éste de los autores clásicos (Primo, Hist. nat., XVI;
CorumeLa, De arbor, etc.) que sin duda por Fagus entendían una haya: la sucinta descripción
que dan del arbol no deja lugar a discusión.
o)
S
[e)
PHYSIS (IV, 1918)
errónea y las apelaciones de BLumeE como correspondientes al sentido
latino spurius, que se traduce igualmente por « falso, supuesto ».
En resumen, y de acuerdo con las reglas internacionales para la nomen-
clatura botánica (1906) que estipulan como principio esencial la fijeza de
los nombres, aun a expensas de la corrección gramatical (art. /?, concor-
dante con el art. 57 y Rem. XXX), opino que debe de subsistir la orto-
grafía original de BLume para el género Vothofagus.
ENRIQUE PALAVECINO, Algunas particularidades morfológicas del endocráneo y
el desarrollo del cerebro.
En el año 1906 el Prof. Rañaup (1) publicó un interesante trabajo en
el cual estudiaba varios casos anormales (exencefalía, sinostosis prema-
tura, etc.) que demostraban claramente el siguiente principio : « El sis-
tema nervioso domina la adquisición de formas. » La presente comunica-
ción, en armonía con el citado trabajo, es por ahora un ensayo en el que
reunimos ciertas particularidades comunes a los cráneos normales de
Homo sapiens, en los cuales el cerebro desempeña el rol principal, inter-
viniendo como agente mecánico.
Como método, hemos elegido el molde endocraneano, por registrar
éste claramente las variaciones y accidentes de la talla interna de los hue—
sos del cráneo cerebral. Sabemos que en el hombre actual el hemisferio
izquierdo tiene un manifiesto predominio sobre el derecho, dadas las fun-
ciones unilaterales y la rectidextría que lo caracterizan. Este predominio
fisiológico se traduce en un aumento de volumen del hemisferio privile-
giado, de acuerdo con el principio siguiente : «La función desarrolla al
órgano »; la asimetría hemisférica trae aparejadas diversas asimetrías en
los huesos del cráneo cerebral, algunas de las cuales, las más notables, es-
tudiamos a continuación.
Figura, en primer lugar, la mayor cantidad y profundidad de las im-
presiones endocraneanas en el lado izquierdo; podemos ver esto clara-
mente en los moldes internos del hombre actual. En el hombre de Nean-
derthal, algunos chimpancés y en un orangután hemos constatado la
presencia de mayor cantidad de impresiones y mayor profundidad de las
mismas en la parte anterior de la región prefrontal derecha. En una pa-
labra : la mayor cantidad y profundidad de impresiones endocraneanas
se encuentra siempre en aquellos puntos en que el cerebro ha presentado
mayor tendencia a desarrollarse.
(1) Ranaun, La forme du cráne et le developpement de l'encéphale, en Revue de Ecole d'Anlhro-
pologie, pág. 37, 1906.
COMUNICACIONES 321
En los cortes horizontales de cráneos humanos se observa en la región
orbitaria del endocráneo, un marcado predominio del lado izquierdo acom-
pañado de una diminución de volumen del seno frontal correspondiente.
La causa de esto no puede ser otra que la no equivalencia de los he-
misferios cerebrales apuntada al principio del presente ensayo, debido a
la cual el lóbulo frontal izquierdo comprime la pared posterior del seno
frontal del mismo lado, reduciendo así su volumen y al mismo tiempo
aumentando hacia adelante la superficie orbitaria. Grurrripa Ruccert (1)
atribuye el aumento de superficie orbitaria a un desigual desarrollo de
los senos frontales; a nuestro modo de ver este autor confunde un efecto
secundario con una causa: pues los senos frontales, dadas las causas de
su aumento o diminución de capacidad (desarrollo del aparato nasal) (2),
no tendrían en el hombre, que es microsmático, poder suficiente para pro-
ducir una desigualdad de desarrollo en la región orbitaria.
En los moldes endocraneanos de hombres normales constatamos la
existencia de una desviación lateral del negativo de la cresta frontal media
(cisura interhemisférica), el cual forma un arco cuya concavidad mira
hacia el hemisferio predominante. Notamos, pues, en este caso, como en
los anteriores, una adaptación recíproca del contenido y del continente.
No podemos menos que hacer nuestras las palabras de RaBauo (3). «St
es cierto que el cerebro interviene a título de simple agente mecánico en la
adquisición de la forma del cráneo no es menos verdadero que esta forma
resulta igualmente de la resistencia opuesta por la bóveda del cráneo. Nos
vemos entonces obligados a admitir que en el desarrollo normal, estas
reuniones recíprocas están limitadas por la entrada en acción de una di-
rección común que regula el crecimiento de los tejidos actuantes. »
(1) Giurrripa Ruecerí, Asimmetrie endocraniche e allre particolarita morfologiche nellu base del
cranio (Rivista sperimentale dí Freniatria, vol. XXV, pag. 2, 1899 (1 fig.).
Covir1 Faccior1. a pesar de haber medido prolijamente la extensión de los senos frontales no
ha notado asimetría determinada. Creo que esto se debe, en primer lugar, a la inclusión en las
mensuras de casos anormales, y en segundo, a la escasa serie de cráneos tomada de cada tipo.
Giovanx1 Covit1 Faccior1, Apunti dí radiología sui procesi sopraorbitale nell'uomo (Rivista dí antro—
pologia, vol. XX).
(2) Le Dounre, Traité des variations des os du cráne chez l'homme, Paris, 1903. Oures ha hallado
un cráneo en el que, a pesar de tener glabela y arcadas superorbitarias prominentes, los senos fron—
tales estaban escasamente desarrollados; esta es la mejor prueba de la absoluta independencia del
desarrollo de dichas cavidades y el de los arcos superciliares. F. F. Oures, Variaciones y ano-
malías anátomo-antropológicas en los huesos del cráneo de los primitivos habitantes del sur de Entre
Ríos (Revista del Museo de La Plata, tomo XVII] [2* serie, t. V, pág. 53 a 144)).
(3) Ob. cit., p.
322 PHYSIS (IV, 1918)
Resumen de otras comunicaciones
FRANCO PASTORE, Ceniza volcánica sanidínica del Chubut.
El Dr. Pasrork presentó una muestra de una curiosa ceniza volcánica, material
blanco pulverulento, muy fino, recogido en Rawson (Chubut) y que fué remitido a la
Dirección General de Minas para su determinación.
Se trata de una finísima toba de cristales, cuyos individuos presentan secciones cua-
dradas o raramente algo rectangulares, con.unos cuatro milésimos de milímetro de
lado. Las propiedados ópticas y químicas demuestran que dichas secciones naturales
son fragmentos separados por fracturación transversal, poco oblicua, de diminulos cris-
tales de sanidina, variedad volcánica del feldespato potásico monoclínico, ortosa, carac-
terizada comunmente por sus cristales de hábito prismático cuadrangular y por la
fracturación arriba mencionada.
Parece que el origen de esta ceniza debe atribuirse a fenómenos explosivos de algún
aparato volcánico de la cordillera, productor de lavas ácidas.
SALVADOR DEBENEDETTI, La 14a expedición arqueológica de la Facultad de filosofía y letras.
E z - ,
(Este trabajo aparece como artículo en el presente número.)
SESIÓN DEL 18 DE MAYO DE 1918
Presidida por Y. PastorE, presidente
Presentes : J. Boso, C. Brucn, E. Carerte, €. A. M. CoLomao, L. DeLÉranc, M.
DoeLto-Jurabo, A. G. Frers, €. Lizer, C. MareLti, J. F., Moirivo, L. R. Paropr,
F. PastoreE, S. Penxivcron, P. SeriÉ.
ARTURO 6. FRERS, Nidificación y metamorfosis del « Pachodynerus argentinus »
Sauss.
Observando siempre unos nidos de barro con las celdas agrupadas irre-
gularmente y adheridos a las paredes expuestas a la intemperie, que ya me
habían llamado la atención en otra oportunidad, he podido presenciar, en
la estancia de mi padre en San Pedro (Bs. Aires), la construcción de una
parte de uno de estos nidos, llevada a cabo por su dueño, una hembra del
Pachodynerus argentinas.
El 24 de diciembre de 1917, a mediodía, ví un nido que tenía seis cel-
das ya cerradas y la séptima construida hasta la mitad más o menos. Ciau-
sas ajenas a mi voluntad me impidieron observar la construcción de esta
última hasta las 11 a. m. del día siguiente, en que ví llegar a la avispa con
un pelotoncito de barro entre las mandíbulas. Apoyándose en el revoque
COMUNICACIONES 323
de argamasa, sobre el cual había empezado su obra, y con la cabeza diri-
gida hacia el fondo de la celda, sostuvo el barro que traía, entre las patas
del primer par, los palpos y la cara posterior de las mandíbulas, para con-
tinuar la celda que había empezado. (Debo hacer notar aquí que el Pacho-
dynerus no cubre con barro la superficie sobre la cual construye la celda.)
A la vez que preparaba la masa mezclándola con su saliva, la hacía escu-
reir entre las mandíbulas, y la colocaba sobre la parte de pared que ya
había comenzado. Al mismo tiempo la abrazó con las mandíbulas, y la
alisó a la vez por dentro y por fuera. Cuando se le concluyó la masa voló
para volver a los pocos minutos con otro pelotoncito de barro y repetir
nuevamente la misma operación. En la misma forma continuó hasta que
hubo concluido la celda (1). Una vez, en tanto que el insecto había volado
con el objeto de buscar más material para continuar su trabajo, hice un
pequeño agujero de unos dos milímetros por lado, que refaccionó en
seguida de haber llegado, tapándolo por la parte de adentro. Es digno de
señalarse el hecho de que por fuera casi no se notaba la reparación que
había efectuado. Luego de haber construído más o menos las tres cuartas
partes de la celda, cast cada vez que se le concluía el barro que había
traido, entraba al interior de ella y cambiaba de posiciones, seguramente
para calcular el tamaño que corresponde al espacio que deberían ocupar
las larvas, y las orugas que les sirven de alimento. Por último le hizo un
reborde en la boca, de modo que a las / p. m. del mismo día 25 ya había
terminado la pared de la celda. Entonces puso un huevo y lo sujetó a la
celda con un filamento adherido a uno de los extremos de aquél y se
ausentó por un rato más largo de los que había pasado hasta entonces
fuera del nido, y cuando volvió trajo entre las mandíbulas una oruga
inmovilizada, que dejó dentro de la celda, volando en seguida para buscar
otras orugas para la larva que debía salir del huevo. Una vez que hubo
llenado la tercera parte de la celda, construyó un tabique en el primer
tercio, de modo que dejó encerrados en él el huevo y las orugas. Entonces
puso otro huevo, buscó nuevamente más orugas y construyó otro tabique
de barro, siguiendo los mismos procedimientos que empleó para la pri-
mera parte de la celda; puso un tercer huevo y siguió en la misma tarea
que antes, hasta las 12 m. del 27. en que introdujo la última oruga y tapó
con barro la boca de la celda.
(1) Más tarde he podido ver otro ejemplar de la misma especie cuando recién empezaba a cons-
truir una de las celdas de su nido; para ello iba colocando con las mandíbulas el barro que mez-
claba con su saliva, para hacer una laminita, en forma de arco de círculo, sobre la cual debía
superponer las distintas capas que forman la pared de la celda.
O
[5]
=
PHYSIS (1V, 1918)
Ésta quedó entonces dividida en tres celdas más pequeñas, en cada una
de las cuales había un huevo y de 15 a 20 orugas, todas de la misma espe-
cie de mariposa.
Intencionalmente destruí las nueve celdas del nido y saqué el contenido
de ocho de ellas. En una había ya una ninfa que recién se había transfor-
mado, y como desde que el Pachodynerus empieza una celda hasta que la
larva salida del huevo se transforma en ninfa pasan 15 días, calculo que
aquél ha de haber iniciado la construcción del nido más o menos el ro de
diciembre. Cuando la avispa volvió y encontró las celdas vacías, refac—
cionó sólo aquella en la que yo había dejado una larva con su alimento, y
no se ocupó más de las otras. El 28 construyó otra celda más y puso un
huevo, cuando había hecho ya la periferia del tabique que había de divi-
dirla sólo en dos partes. Hasta entonces pude observar lo que ha dicho el
Sr. Brirnes de este himenóptero (1) y que transcribo traducido del fran—
cés : « Afortunadamente el Odynerus argentinus no es tímido al punto de
abandonar el nido en que ha sido hostigado : tiene de su parte constancia,
mejor dicho terquedad. Varias veces abrimos un nido para observar el
estado de sus víctimas, o del huevo, etc.; siempre hemos encontrado el
huevo en el fondo del nido, puesto antes de haber traído las orugas. » Sin
embargo. en ese momento, encontrándose dentro de la celda, rompí un
buen pedazo de ella; entonces el Pachodynerus tomó el huevo y voló lle—
vandoselo entre las mandíbulas. Pero al día siguiente lo encontré, junto
con algunas orugas, dentro del nido ya refaccionado. Hice nuevamente
una abertura en la misma celda; esta vez ya se llevó la larva que había
salido y las orugas que quedaban; al abrirla más tarde para ver cuál era
su contenido encontré orugas, que seguramente no eran las mismas de
antes, pues en lugar de haber traído la larva, encontré que había puesto
otro huevo.
La larva sale a los cuatro días de puesto el huevo. Al principio es algo
traslúcida blanquecina y tiene el centro con un tinte que puede variar
entre el amarillo y verde, pero al poco tiempo se pone de color blanco
lechoso. En seguida de haber nacido empieza a devorar las orugas, du-
rante tres días, tiempo que emplea para concluirlas todas y llegar a su
máximo desarrollo, y el cuarto día construye una telita diáfana, de color
blanco, que reviste el interior de la celda.
Cuando llegaron a éste estado, preparé una tablita con algunas hendidu-
ras, donde puse varias larvas jóvenes con su alimento, y la cubrí con un vi-
(1) Votes biologiques sur trois hyménoptéres de Buenos Aires, en la Revisla del Museo de La Plata,
tomo X, página 205, 1902.
Arturo G. Frers, Nidificación y metamorfosis del Pachodynerus argentinus, Sauss.
Pachodynerus argentinus, Sauss
1. Huevo. — 2. Larva. — 24. Cabeza de la larva: — 3 y 3a. Ninfa, vista ventral y dorsal. — 4.
Hembra adulta. — ha. Los tres últimos artejos de la antena de la hembra. — 4b. 1d., del
macho. — 5. Algunas celdas del nido (la línea de puntos indica el límite de la celda que
aparece rota en la figura).
COMUNICACIONES 325
drio para poder observar más fácilmente sus transformaciones; todas ellas
construyeron la telita que cubría la parte interna de las celdas en que yo
las había colocado, pero como eran mayores que las de los nidos cons—
truídos por la avispa, se rodearon de una nueva telita, para quedar ence-
rradas en un espacio que tuviese el mismo volumen que las celdas en que
deberían haberse desarrollado. Dos de las larvas tuvieron que hacer una
tercera tela para conseguir su objeto, pues aun después de haber cons-
truído la segunda, las celdas les habían resultado más grandes de lo que
necesitaban.
A los nueve días de haber salido del huevo, la larva se transforma en
ninfa. Las alas es lo primero que se colora en ella, luego los ojos, que
adquieren un tinte siena cocida, y después de diez días, más o menos, em-
pieza a obscurecerse más rápidamente, hasta que al duodécimo presenta
ya todas las partes negras del adulto.
A los diecisiete días la imagen abandona la piel de la ninfa y al décimo
noveno perfora la pared de la celda para salir al exterior.
La descripción original de esta especie, publicada por De Saussure en
la Revue et Magasin de Zoologie (t. XXIL, p. 56, 1870), es la siguiente :
O. argentinus Sauss. — Niger, confertim punctatus: metanoto postice
rugoso, rotundato, utrinque angulo nullo, superne utrinque acute marqi-
nato, canthis a postscutello fissura sejunctis; prono abdominisque segmen—
torum 2'-5* margine postico flavo-limbato; alis hyalino-ferruginets, apice
grisescentibus; tegulis ferrugineis. Y Clypeo truncato, flavo; puncto fron-
tali; scapo subtus, tibús antice flavis. Long. Q 11 mill. Ager argen—
tinus.
La hembra constructora del nido que ha sido objeto de las observacio-
nes anteriores presenta el borde posterior de los segmentos 2*%-/4” del
abdomen leonados, la faja del tercero interrumpida en el medio, y por
abajo un punto del mismo color a cada lado de los segmentos 2” y 3"; las
tibias anteriores con una banda amarilla.
Los seis ejemplares, hijos de la anterior, y que han alcanzado su com—
pleto desarrollo, presentan las siguientes variaciones :
a) S' El clípeo, una mancha frontal, la parte inferior del escapo y las
tibias en lugar de ser amarillos, son blancos, así también un punto en las
órbitas internas. El abdomen, por arriba con los segmentos >” y 3” faja—
dos de amarillo, abajo con un punto del mismo color en cada lado del 2”;
r ejemplar ;
b) S Las mismas partes que son blancas en a, ésta las tiene de color
amarillo claro; las fajas de la parte superior de los segmentos 2” y 3" del
abdomen leonadas, abajo interrumpidas en el medio; 1 ejemplar;
(623 PHYSIS (1V, 1918)
c) Q Los segmentos 2” y 3” fajados de amarillo y un punto del mismo
color en cada lado de la cara abdominal del 2”; 2 ejemplares ;
d) Q Semejante a la anterior, pero con la parte superior del último
artejo del primer par de patas con una banda amarilla; 1 ejemplar;
e) Y Con una faja amarilla en los segmentos 2%-/” del abdomen; por
abajo con un punto en cada lado del 2* segmento, el ápice de los fémures
y una banda en la parte superior de las tibias y del último artejo del pri-
mer par de patas, del mismo color; 1 ejemplar.
Estos datos servirán para aclarar la duda que quedó después de las
observaciones que hice sobre algunos nidos semejantes a éste de que me
he ocupado y que publiqué con el título de Cuatro himendpleros parásitos
¿de Pachodynerus argentinus Sauss. o de Trypoxilon platense BriérnHes ?
en esta misma revista (t. 111, p. 88), pues puedo asegurar que su dueño
es el primero, por lo que, además de haber presenciado la construcción
del nido que ha sido objeto de las anotaciones anteriores, he hallado otros
en los que encontré todos los estados de la metamorfosis del Pachodyne—
rus, y las orugas que sirven de alimento a sus larvas.
CARLOS A. MARELLI, Un ballenato hallado en la costa del río de la Plata.
Por el mes de mayo de 1917 quedó arrojado sobre la costa del río de
la Plata, en la estación Rivadavia, a casi tres leguas río arriba de Buenos
Aires y próximo a una casa de pescadores, un ballenato, del cual: pude
obtener una fotografía y varias medidas hechas por el Sr. Awroxto Pozzx,
del Museo Nacional de Buenos Aires.
Los cetáceos suelen hacer irrupción en el gran estuario por causas des-
conocidas; han muerto y varado sobre sus costas en la actualidad y en los
tiempos geológicos, de lo que es una prueba los esqueletos fósiles que en
muchas ocasiones han sido descubiertos.
Pertenecía el ejemplar hallado al suborden Mystacoceti, es decir, las
ballenas que carecen de dientes, con doble orificio respiratorio externo, el
cráneo enteramente simétrico, el esternón formado por un hueso único
seguido de un par de costillas que no se articulan con los centros de las
vértebras ; y los huesos del brazo, antebrazo y mano incluídos en las ale—
tas pectorales.
El ballenato tenía el pecho provisto de pliegues, las aletas pectorales
pequeñas, angostas y puntiagudas, de bordes simples, perteneciendo al
género Balaenoptera; lo que se comprueba además por la cabeza pequeña,
achatada, el cuerpo alargado y la aleta dorsal pequeña y falciforme.
La clasificación de los jóvenes de las diferentes especies de balenópte-
COMUNICACIONES 327
ros es algo difícil y crítica por la escasez de conocimientos, siendo rela-
tivamente fácil la de los adultos que viven en nuestras costas : así, fiján—
dose en el largo total, se distingue Balaenoptera musculus que tiene 3o
metros, de B. physalus que mide hasta 25 metros, de B. borealis que
tiene 15 metros y B. acuto rostrata Lacérioe que llega al rededor de 10
metros.
Este ejemplar alcanzaba 3"D0 de longitud, siendo su circunferencia
en el centro 2”88.
Desde la punta del hocico hasta el centro de la nariz 4o centímetros;
del centro de la nariz al origen anterior de la aleta dorsal 230; desde el
origen anterior de la aleta dorsal hasta su inserción posterior 30 centíme-
tros; de la inserción posterior hasta la escotadura caudal go centímetros.
Diámetro horizontal máximo de la caudal, de punta a punta, 77 centí-
metros.
Longitud desde el hocico hasta el ombligo 230 y del mismo punto
a la inserción anterior de la aleta pectoral 1" ro. Ancho de la base de la
pectoral, o sea inserción pectoral 18 centímetros. Desde la inserción pos-
terior de la pectoral hasta el nacimiento de la cola 2*10. Distancia del án-
gulo súpero interno de la pectoral a la punta ínfero externa 38 centíme-
tros. Altura del centro del ojo arriba de la hendidura de la boca 35
centímetros- y distancia desde el centro del ojo a la extremidad del pico
65 centímetros.
Por su exterior gris negro arriba y blanco debajo, incluyendo la cara
inferior de la aleta caudal, por la cara interna de las pectorales también
328 PHYSIS (IV, 1918)
blanca y la cara externa con una faja ancha blanca, se trata sin duda de
la especie Balaenoptera acutorostrata LAcÉéPEDE.
Esta ballena es el pequeño rorcual, el pikewhale o bagwhale, sharp-
headed-finner, lesser rorqual (Turver, 1892), menkewhale (Burt, 1895)
inglés; el minkhval (Kristewser, 1896), el minkwal (Larsen) [Perersen,
1895); el zwergwal, vaagwal, alemán, etc., del cual según Racovrrza (1)
Balaenoptera bonaerensis Burm. y B. Hutton Grax, son dos formas aus-
trales que viven en la zona templada y representativas de la especie Balae-
noptera acutorostrata LacérkDE, bien conocida en las regiones árticas.
A esta misma especie se deben referir B. Racovitzal Lan. del hemisfe-
rio sur y B. Davidsoni ScammoN del Pacifico norte, todos nombres que
entran en la sinonimia clásica de KúkewtHaL (2).
El individuo observado no tenía barbas, las cuales habían caído, ni
fué posible reconocer su sexo.
Debiéndose señalar todas las veces posibles la presencia de estos ejem-
plares en las costas argentinas, aun poco conocida, lo mismo que por sus
medidas absolutas encontrar las variaciones que sufren con el desarrollo
las diferentes regiones de su voluminoso organismo, he creido de interés
comunicar estas observaciones.
FERNANDO LAHILLE, Nota sobre « Monostoma mutabile » y la clasificación gene-
ral de los Trematodes.
La presente nota señala por primera vez la existencia en el país del
Monostoma mutabile Zever, encontrado en las bolsas aéreas de una galla-
reta (Fulica sp.) por el Dr. F. Sívort, quien lo remitió al autor para su
determinación.
Este Trematode parasita en otros países al ganso doméstico (Anser cine-
reus Meyer var. dom.), encontrándose en general en los senos intraorbi-
tarios.
Se acompaña un dibujo del Monostoma y de su huevo conteniendo ya
el embrión infusoriforme (miracidio). El largo del ejemplar adulto era de
5"*6 y las dimensiones del huevo : 110 y. por 66 y...
Como hasta hoy ningún naturalista se ha especializado en el estudio de
los Trematodes de la República Argentina, no es extraño que el número
(1) Emur G. Racovrrza, Cétacés. Expedition Antarctique Belge. Zoologie. Anvers, 1906.
(2) J. Liouvirie, Célacés de ['Antarctique. Deuxiéme Expédition Antarelique Francaise (1908-
1910). Paris, 1913.
Roy Cuapmax Anbrews, Monographs of the Pacific Celacea Memoirs of the American Museum of
Natural History, New series, volume 1, part VI. March, 1916.
COMUNICACIONES 329
de las especies conocidas en el país sea aún muy reducido. Contando el
Dicrocoelium dendriticam (Rub.) (que el autor encontró en el hígado de
una de las ovejas astrakan (Karacul) obsequiadas por el gobierno aus-
triaco) y el Paramphistomum cervt, obtenido en el partido del Tandil por
el autor en el rumen de una gama, Odocoileus (Blastocerus) campestris
(F. Guv.), tenemos las siguientes especies :
En mamiferos :
Fasciola hepatica L., en Ovis artes,
Capra hircus, Sus scrofa domes-
ticus, Bos taurus, Equus caba-
llus, Myocastor coypus;
Dicrocoelium dentriticum (Kub.),
en Ovis aries, var. slealopyge;
Fig. 2. — Monostoma
mutabile Zeder. Hue-
Fig. 1. — Monostoma mulabile (Zeder 1800) en vo embrionado (au-
« gallareta » del Delta del Paraná (aumen- mento 300 veces).
to 120 veces). F, músculos faringeos; B,
bolsa del cirro; O, oviducto-«útero »; . .
Paramphistomun — cervt (ZEDER)
Or, Ansas del oviducto situadas entre los
testículos (caracteres de la especie); G, FiscmH. SSI Odocoileus campestris E
enmario; V, vitelario; C, glándula co- . .
SES S Verodunia tricoronata Lam. Joan,
en Bos taurus.
quillar; T, testículos; E, espermiducto.
En aves :
Prosthogonimus cuneatus (Kub.), en Gallus domesticus :
Monostoma mutabile Zever, en Falica sp.
Conviene recordar que una de las primeras clasificaciones, verdadera
mente científica de los trematodes, se debe a BurmerstER (1856).
Desde entonces, con el descubrimiento de nuevas formas y un estudio
más profundizado de la organización y biología de los parásitos de esta
clase, la sistemática se ha ido modificando un poco.
El autor, teniendo en cuenta las relaciones filogenéticas de los Tremato-
des, es decir, los caracteres fundamentales de estos animales, haciendo
PHYSIS, — T. IV 23
330 PHYSIS (IV, 1918)
abstracción de los que fueron más tarde provocados por el parasitismo (la
forma de las ventosas, por ejemplo; los modos de migración, sus conse-
cuencias, etc.), propone las dos subdivisiones siguientes, que correspon-
den a dos etapas de la evolución. Unos trematodes se quedan en la primera
y los demás alcanzan a la segunda etapa :
Í gastrocoelicos... Aparato digestivo gastrular.
Trematodes : , E d a
? dicrocoelicos.... Aparato digestivo bifurcado.
El cuadro adjunto indica, entre las particularidades distintivas de los
órdenes, los caracteres más fáciles de observar y que pueden por lo tanto
ser utilizados para la construcción de una clave dicotómica.
Órdenes
E EMITEN Manten Temnocephalida.
T. gastrocoelicos central RN Mesostomida.
Boca anterior y terminal. ........ Aspidocolylida.
didas Nefrostomo, par y anterior........ Heterocolylida.
/ Nefrostomo, impar y posterior..... Malacocotylida.
Las formas evolutivas de los fasciólidos muestran bien, por lo demás,
cómo el aparato digestivo, formado al principio por un simple tubo cerrado
en su parte inferior (Redia), se bifurca luego en las demás etapas (cerca—
rias y gamelozoarios).
En cambio, el estudio del aparato digestivo de unos heterocotylidos
(Diclidophora, Diplozoon), muestra cómo un tubo bifurcado presentando
ciegos puede, por fusión progresiva de los mismos, volver por regresión
hacia el estado primitivo. Pero en este caso, tanto las formas afines como
particularidades del mismo aparato, permiten referir sin hesitación los
parásitos a su verdadera posición en la sistemática.
Los malacocotylidos se subdividen, como lo indica el cuadro siguiente,
“en cuatro series, de las cuales los Holostomata y Monostomata repre-
sentan sin duda las más primitivas. Estos trematodes han conservado,
pues, los primeros la forma Cercaria, sólo que los aparatos-digestivo
y reproductor se han extendido en la región posterior del cuerpo y los se-
gundos no poseen aún una ventosa especial (acetábulo) para la adherencia.
Divididorenidosreciones Holostomata.
Cuerpo ausente Monostomata
Indiviso Ace tabulo lo TON, E
) / anterior... Distomata.
presente E ;
/ posterior... Amphistomata.
Los Temnocephalidae demuestran bien una vez más todo lo artificial de
las clasificaciones. Sus varios representantes hacen, pues, desaparecer las
COMUNICACIONES 331
líneas de demarcación neta que se establecían anteriormente entre los Tur-
belarios y los Trematodes.
Ellos indican también cómo algunos platozoarios libres al principio se
han vuelto sedentarios y comensales; luego ectoparásitos y por fin parási-
tos por completo.
Como por el conjunto de sus caracteres los temnocéfalos se parecen
más a los heterocotylidos y no a los Turbelarios, es con los Trematodes
que el autor propone reunirlos.
La conservación más o menos grande de la epidermis ciliada no es un
Heterocotylida
mM alacocotylida
T. DICROCCELICA T_DICROCCELICA
Aspidocotylida
Mesostomatida
Temnocephalida
T.GASTROCCELICA
TREMATODIA
“TUBELLARIA RHABDOC(CELA
Fig. 3. — Clasificación de los Trematodes propuesta por el autor
carácter suficiente como para autorizar la conservación de la clase de los
temnocéfalos. Este carácter tiene apenas un valor suficiente como para
diferenciar órdenes. :
Las digitaciones anteriores que presentan los temnocéfalos correspon-
den a las producciones que rodean la ventosa o la región anterior de al-
gunos malacocotylidos (Gasterostomum fimbriatam, D. nodulosum, Bu-
nodera, Rhopalophorus, etc.)
El diagrama adjunto expresa la clasificación dendrítica propuesta por el
autor.
Resumen de otras comunicaciones
CARLOS LIZER, La « Icerya brasiliensis » nueva para la fauna argentina.
El autor manifestó que desde hace algún tiempo se viene ocupando del estudio de la
fauna entomológica del nordeste argentino, comparada con la del Brasil meridional, y
dijo que además de la similitud que ambas presentan, muchas especies de aquel país
penetran hasta muy adentro en nuestro territorio. Se particularizó con algunas formas
332 PHYSIS (1V, 1918)
de cóccidos que hasta ahora se creía que fuesen exclusivas de la fauna brasileña, pero
que han resultado encontrarse también en la Argentina. Citó las especies ya dadas a
conocer en esta revista, a las cuales hay que agregar otra hallada a principios de mayo
en Misiones, sobre el Jacarandá, y que es la Icerya brasiliensis.
CARLOS BRUCH, Nuevos huéspedes de hormigas de Córdoba. Observaciones biológicas sobre una
mosca de la familia « Syrphidae ».
La primera de estas comunicaciones se publica como artículo en el presente número
de PHYSIS.
En la segunda comunicación se ocupó el Dr. Brucu del desarrollo de la mosca
Temnocera spinigera; dijo que hasta ahora se creía que las larvas de ésta fueran pará-
sitas de mangangaes; en cambio. ellas se alimentan exclusivamente de substancias
vegetales en descomposición. Las ha podido criar repetidas veces hasta obtener las imá-
genes. Encontró las larvas en cactáceas putrefactas; cuando llegan a su completo des-
arrollo, dejan la planta y se ocultan entre polvo y tierra suelta, que se adhieren a su
tegumento, adoptando la forma de la pupa, con dos tubitos aeríferos sobre el dorso, y
conservando en el ápice los primitivos de la larva.
SESIÓN DEL 15 DE JUNIO DE 1918
Presidida por F. Pastor, presidente
Presentes : (3. BoyareLti, E. Caretre, C. A. M. CoLombo, L. DeLÉTanNG, A. G. Frers,
A. GarLarpo, E. L. Horueere, €. Lizer, C. MareLtr, E. MórtoLa, C. OLrvares, E. F.
Ourrs, E. Paravecino, L. R. Paroor, F. Pastore, H. Secxkr, M. Stuart PenninGTON,
M. Vicxarr, A. Zorra.
MILES STUART PENNINGTON, Notas sobre la larva y la pseudo-imagen de la
«Nezara abnormis » Berg.
El 24 de marzo de este año tuve la suerte de encontrar un ejemplar
adulto de esta curiosa Nezara ¡junto con una larva, para mí desconocida,
sobre una planta de Solanum glaucum Dux.
La Vezara abnormis Ber6G no es común, a lo menos cerca de Quilmes,
pues en tres años y medio sólo he encontrado dos ejemplares, a pesar de
haberla buscado con especial interés. El otro ejemplar lo encontré sobre
una planta de Grabowshkia duplicata Hoox. et Ary. en abril de 1916.
La especie es muy fácil de reconocer por tener los yugos más largos que
el tilo y muy aproximados en el ápice, de modo que se tocan por delante
del tilo; mientras que en las demás especies argentinas los yugos y el
tilo son del mismo largo y el ángulo apical interno de los primeros es
<Casl recto.
>
COMUNICACIONES ON
Otro carácter que lo distingue es la ancha zona pálida amarillenta, algo
elevada, que rodea sus espiráculos y que con el escudillo alargado, los ori-
licios odoríferos truncados y la espina del segundo segmento ventral bas-
tante largo alcanzando casi las coxas intermedias, la caracterizan bien.
La larva tiene la cabeza negra o fusco-negruzca. con una mancha alar-
gada anaranjada o amarillenta ocupando la mayor parte de cada yugo, el
tilo es negro.
El pronoto tiene dos manchas alargadas anaranmjado-rojizas de cada
lado, paralelas al borde ántero lateral, la anterior más grande, y algunas
otras más pequeñas en el disco.
El abdomen es verde-negruzco con siete manchas semicirculares roji-
zas, bordeadas de negro, en el conexivo; paralelos a éstos, en la parte
externa de los segmentos abdominales, dos series (una a cada lado) de
manchas blanco-verdosas, subcuadriláteras, la del segmento 6” mucho,
casi el doble, más grande que las demás.
En los primeros segmentos hay además otras manchas del mismo color
blanco-verdoso, en número de dos o tres, situadas más hacia el medio que
las dos series ya descritas.
En la línea media del dorso abdominal hay cinco manchas negruzcas,
con el centro rojizo y borde estrecho de azul-blanquecino, de los cuales el
2” y 3” (contando de adelante hacia atrás) bastante grandes, la del seg-
mento anal muy chica.
La superficie inferior del cuerpo es fusco-negruzca hacia la cabeza y el
pronoto, el disco abdominal verde azulado, las manchas rojas del conexivo
visibles también en la superficie inferior; la línea media lleva una serie
longitudinal de cinco manchas subcuadriláteras negras; los orificios de
los espiráculos tienen ancho peritrema blanco-azulado.
Antenas fusco-negruzcas. Patas negruzcas, algo verdosas.
En la fecha de la observación medía 6 mm. de largo.
Puse la larva en un criadero para seguir su evolución, dándole como
alimento las bayas maduras del Solanum glaucam. Dos días más tarde se
produjo la muda y su transformación en pseudo-i¡magen.
En este estado su color predominante es verde, con el dorso abdominal
fusco-verdoso. Tiene color rojo de sangre: dos manchas alargadas para-
lelas a los bordes antero-laterales del pronoto, los bordes externos de las
vainas de los hemélitros, las manchas semicirculares en cada segmento
del conexivo, tres manchas transversalmente oblongas en la línea media
del dorso abdominal, y en la superficie inferior del cuerpo los bordes de
todos los segmentos del tórax y del abdomen.
En el dorso abdominal tiene cuatro manchas subrectangulares blanque-
334 PHYSIS (IV, 1918)
cinas a cada lado (por dentro y muy poco distantes de las manchas rojas
del conexivo) y otras dos manchitas del mismo color en el angulo entre
las vainas de los hemélitros y el escudillo.
Tiene de color negro : los bordes de los distintos lóbulos de la cabeza,
los bordes entre los yugos y el tilo formando una V hacia atrás, cuyas ra-
mas se prolongan hasta el borde posterior de la cabeza, encerrando así un
espacio en forma de losange alargado al reunirse entre sí al nivel del borde
posterior de la cabeza.
Tiene de color negro también : el borde interno de las manchas rojizas
del pronoto, en el disco de éste una línea curva, abierta hacia atrás, con sus
extremidades dirigidas transversalmente hacia afuera de cada lado, y otra
corta, recta, mediana y longitudinal que termina en el borde posterior.
El escudillo lleva en la parte anterior dos puntos negros submedianos y
sus bordes posteriores están doblados interiormente por líneas negras que
uniéndose con el borde anterior forman un triángulo completo.
Los hemélitros tienen la punta y algunas líneas longitudinales, gene-
ralmente dos en número, de color negro.
Antenas y tarsos negros. Fémures verdes. Tibias rosadas. Rostro ne-
gruzco. La superficie inferior del cuerpo es algo más claro, los espiráculos
negros con peritrema blanco. Las manchas medianas negras del disco
ventral, tan visibles en el periodo larval, han desaparecido, pero cada seg-
mento del tórax presenta dos puntos negros, uno a cada lado, a media
distancia entre las coxas y el margen torácico.
El 29 de marzo, en el mismo punto, he tenido el placer de encontrar
una pseudo-imagen en un estado de desarrollo más avanzado. Su color
era de un verde mucho más claro y aunque conserva en general el aspecto
de la que acabo de describir, todas sus líneas eran muy borradas y desva-
necidas.
Las líneas negras, tan características en el estado anterior, eran mucho
menos intensas y en vez de ser continuas estaban representadas por series
de líneas cortas y de puntos negros; se diría que era un bosquejo del di-
bujo anterior. Las manchas del protórax de rojo-sanguíneo se han trans-
formado en anaranjadas, las de la cara inferior del conexivo tienen el ápice
interno blanco, las del dorso abdominal también se borran y desvanecen,
los fémures y las tibias ya son verdes, sólo queda un tinte rosado en el
ápice de las últimas y los tarsos, de negros que eran, se han vuelto fuscos.
Se prepara la transformación final del insecto, la larva polícroma ha
pasado por el estado de pseudo-imagen y ya se adivina su transformación
en insecto adulto, unicolor y serio, lo que en efecto se produjo tres días
más tarde.
COMUNICACIONES 335
MILES STUART PENNINGTON, Un hemíptero nuevo para la Argentina.
El hemíptero que tengo el placer de presentarles esta tarde, aunque
descrito por Srar en el año 1858 en el tomo II de sus Hemipteros de Rio
de Janetro, página 6or, no había sido encontrado hasta la fecha en la Ke-
pública Argentina y no existía en las colecciones del Museo de Historia
Natural de Buenos Aires, ni pude encontrarlo en la colección BerG en el
Museo de La Plata.
Se trata de la especie Jalysus sobrinus StAL.
Como la descripción dada por Sraz es algo corta y esta especie es bas-
tante variable en ciertos puntos, he
creído bien hacer de nuevo la descrip-
ción siguiente, fundada sobre unos
diez ejemplares que poseo de Bolivia,
La Rioja y de Tucumán.
Color testáceo-verdoso claro varia-
do de fusco. Cabeza en la parte intra-
ocular y mediana fusca, lo mismo la
superficie inferior ; regiones laterales
y peri-orbitarias verdosas. Ojos ne-
gros, prominentes; ocelos rojizos, pe-
queños, colocados bastante atrás de
los ojos y casi tan distantes entre sí
como éstos. Antenas largas, la mitad más largas que el cuerpo; el primer
artículo es el más largo, engrosado en el ápice, color cobre claro, man-
chado o subanillado de fusco. El segundo artículo es mucho más corto
que el primero y ligeramente más corto que el tercero o del mismo largo.
El cuarto es el más corto de todos, fusiforme y más obscuro.
El ápice del primer artículo, base y ápice del segundo, base del tercero
y el tercio o cuarto apical o un anillo subapical del último artículo son
mucho más pálidos, blanco-grisáceos o amarillentos.
El rostro de cuatro artículos alcanza las coxas posteriores ; los tres pri-
meros artículos son de color testáceo, el cuarto fusco-negruzco, casi
negro.
El pronoto es de color testáceo-verdoso con la línea media y los bordes
más claros; toda la parte anterior y lateral, salvo el borde, densamente
punteada de fusco.
Procesos de los orificios odoriíferos largos, algo gruesos, dirigidos hacia
arriba y hacia afuera, de color verde con la punta negra.
Patas largas y delgadas; los fémures posteriores sobrepasan el ápice del
336 PHYSIS (IV, 1918)
abdomen; los fémures son algo hinchados hacia el ápice y salpicados o
casi anillados de fusco obscuro.
Las tibias son de color testáceo-obscuro, con el ápice negruzco, lo mis-
mo que los tarsos.
Hemélitros ahumados, con reflejos iridescentes.
La superficie inferior del cuerpo es testáceo-verdosa, con el meso y meta
esternón fusco, como también, aunque de un tinte más pálido, lo es el
dorso abdominal.
Largo, 7-8 mm. Ancho, 1-1,5 mm.
Esta especie fué descubierta en la Puna de Guayaquil. Los primeros
cuatro ejemplares que obtuve procedían de La Rioja, enviados entre una
cantidad de mosquitos con los cuales su aspecto Tipuloide les da cierta
semejanza. Más tarde recibí un ejemplar de Tucumán entre una colección
de Hemípteros que obtuve del Prof. Carros S. Rerb, en canje. Última-
mente en una colección de Sreigach, de Bolivia, adquirí seis ejemplares,
lo cual viene a demostrar que esta especie se extiende en una zona desde
Guayaquil hasta Tucumán, pues por el momento no se ha encontrado
más al sur.
ARTURO G. FRERS, Metamorfosis de la « Lema bilineata » Germ.
Desde noviembre del año pasado hasta abril del corriente, en San Isi-
dro, Baradero y San Pedro, partidos de la provincia de Buenos Aires
donde he pasado el verano, siempre que he hallado plantas de Salpichroa
romboidea (vulgarmente huevo de gallo) he visto sobre ellas huevos, lar-
vas y adultos de la Lema bilineata GErmM., crisomélido que se alimenta de
las hojas de dicha solanácea.
Habiendo examinado repetidas veces este animal, me ha sido posible
hacer algunas observaciones que consigno en seguida, junto con la des-
cripción de los distintos estados de su metamorfosis.
Huevos. — Son cilíndricos, redondeados en las extremidades, de 0”””g
de largo por 0”"/ de ancho y están adheridos a la parte inferior de las
hojas, siempre reunidos en grupos de 20 06 3o y aun más. La superficie
del huevo es lisa, lustrosa y de color blanco crema.
Larva. — La larva es de color gris obscuro, con la cabeza y patas ne-
gras, tiene en la cara abdominal una banda blanca, y en el dorso presenta
tres hileras de manchas de color gris, cast blanco. El cuerpo es muy en-
corvado, angosto adelante, y se engruesa rápidamente en los costados.
Cabeza poco convexa con algunos pocos pelos esparcidos; mandíbulas
fuertes, pardas, más obscuras hacia la extremidad y armadas de dos dien-
Arturo G. EFrers, Metamorfosis de la Lema bilineata, Germ.
12 a
Lema bilineata, Germ.
1. Grupo de huevos, */,. — 2. Larva en seguida de haber salido del huevo, **/,. — 3. Larva
adulta. — 4. Larvas sobre una hoja de Salpichroa (tamaño natural). — 5. Mandíbula. — 6.
Antena. — 8. Lengúeta. — 9. Maxila de la larva, muy aumentadas. — 10 y 11
Pata. — 7.
Ninfa, vista dorsal y ventral. — 12. Adulto.
5) no.
COMUNICACIONES 337
tes bien visibles; las maxilas con el lóbulo interno erizado de pelos y con
los palpos de cuatro artejos; los labiales son uniarticulados. Las antenas
tienen tres artejos : los dos primeros en forma de cono truncado, el segundo
bastante más angosto que el precedente, y el tercero, pequeño, es subci-
líndrico, con la extremidad redondeada. Los segmentos del tórax són más
o menos del mismo largo, los del abdomen son también casi iguales entre
sí, y están todos provistos de algunos pelillos cortos. Los poros estigmá-
ticos, ovalados, son bien visibles. Las patas son cortas, triarticuladas, lle-
van algunos pelillos y están provistas de una uña de color pardo.
Ninfa. — La ninfa es relativamente pequeña, amarilla y presenta en la
cara dorsal una larga depresión longitudinal. La cabeza queda oculta
cuando se mira el insecto por la parte de arriba y:las piezas bucales son
perfectamente visibles. Las antenas corren paralelas a los costados del
cuerpo y descansan sobre los codos de los dos primeros pares de patas.
Los segmentos del abdomen son todos del mismo largo, pero van dismi-
nuyendo gradualmente de ancho; el último está provisto de dos pequeños
dientes, con los que queda adherida a la piel de la larva. Los cuatro miem-
bros anteriores son libres y los posteriores están cubiertos por las alas,
quedando de ellos visibles tan sólo los codos y los tres últimos artejos de
los tarsos.
Esta especie fué publicada por primera vez en la obra Insectorum Spe-
cies Novae (pag. 527, 1824) de E. F. Germar, quien la llamó Crioceris
bilineata. Más tarde, LacorbarrE la describió con el nombre de Lema bili-
neata en la Monographie des coleopléres subpentameres de la famille des
phytophages (t. L, pág. 413, 1845). Los caracteres que este último autor
ha dado a conocer en la diagnosis correspondiente, son los que si-
guen :
L. bilineata. Oblongo-parallela, rufo ferruginea, subtus nigro-macu-
lata, capte, antennts, thoracis maculis duabus pedibusque (basi praeter-
missa) nigris: prothoraceque breviusculo, in medio valde coarctato, supra
bast parum profunde transverstm sulcato punctoque impresso, dorso linea-
tim lateribus anticis inordinate punctulatis; elytris convexwiusculis, medio-
criter punctato-striatis (interstitiis planis, subtiliter rugosis lineatimque
punctulatis), ntgris, margine lateral: vittaque pone suturam paullo ante
apicem connexts, albido-testaceis. Long. 2 */,, 3 */,. Lat. 1 */,, 1 */, lin.
Más adelante da a conocer tres variedades, cuyas descripciones son las
siguientes :
Var. A : Livide flava, subtus nigro-maculata, etytris margine laterali
vittaque justa suturam dilutioribus paullo ante apicem connexis, sutura
anguste nigra.
338 PHYSIS (1V, 1918)
Var. B: Livide flava, subtus immaculata, capile ferrugineo; elytris ut
in var. A.
Var. €: Nigra, immaculata; elytris ut in speciminibus typicis.
Yo he encontrado, además de estas variedades, ejemplares iguales por
arriba a la variedad A, pero con la cara ventral negra, otros semejantes a
la C, con el abdomen rojo, hay algunos con los caracteres de los anterio-
res que tienen esta parte del cuerpo sin las manchas obscuras de los ejem-
plares típicos, otros con los élitros descoloridos, gran parte de ellos con
la cabeza roja manchada de negro, y en fin, tantos individuos que pre-
sentan distintas combinaciones en la coloración de las diferentes partes
del cuerpo, aun algunos que han salido de los huevos puestos por una
misma hembra, que me parece que aquellas variedades no pueden consi-
derarse como tales, sino simplemente como variaciones individuales.
La evolución del embrión puede observarse a través del delgado pellejo
del huevo. La extremidad cefálica, que se encuentra en todos dirigida en
el mismo sentido, se distingue fácilmente pocos días antes de la eclosión
por el color obscuro que le dan las patas y la cabeza, la cual ocupa poco
menos de la tercera parte del huevo.
Las larvas salen por una abertura que se efectúa en la extremidad del
huevo, y en seguida empiezan a comer las hojas de la planta alimenticia.
Al principio presentan la cabeza sumamente grande. bastante más ancha
que el tórax; el cuerpo es cónico, con la extremidad redondeada; las patas
son muy grandes con relación a las de la larva adulta. Su color es amari-
llento, con la cabeza y las extremidades pardas. A los cuatro días de haber
nacido ya presentan la forma y la coloración de los ejemplares completa-
mente desarrollados. Poco tiempo después, mediante una contracción del
abdomen, la larva se cubre por el dorso con sus propios excrementos, de
manera que deja visibles solamente la cabeza y los segmentos del tórax.
Llegada al estado adulto se desprende de esta carga, la banda blanca de
la cara ventral se vuelve amarilla, y confecciona un capullo oval, con una
secreción espumosa, blanca. Los ejemplares que he conservado en el
vivero lo han hecho entre las hojas que les había puesto como alimento,
pero creo que en libertad han de dejarse caer al suelo antes de confeccio-
nar su envoltura, como lo hacen sus congéneres, pues en las plantas de
Salpichroa, en las que he observado los demás estados de la metamorfosis
de este crisomélido, no he hallado nunca dichos capullos. Dentro de ellos
la larva pasa tres días, hasta que se transforma en ninfa, dos semanas des-
pués de haber salido del huevo. Lo primero que se obscurece en ella son
los ojos y las partes bucales, y por último aparecen las manchas de la
imagen, que acaba de formarse después de quince o veinte días.
ComuNICACIONES 339
En San Pedro he encontrado, ya a fines de mayo, los adultos de este
coleóptero, bajo las cortezas, especialmente bajo las de eucaliptus.
He agregado a las colecciones de la Sociedad Argentina de Ciencias
Naturales algunos ejemplares de los distintos estados de la metamorfosis
del coleóptero que ha sido objeto de estas notas.
Resumen de otras comunicaciones
CARLOS A. MARELLI, Un género de cetáceos nuevo para los mares argentinos.
El Dr. Marettí comunicó el hallazgo de un ejemplar de cetáceo del género Berar-
dius, cerca del arroyo del Pescado, a unas cinco leguas al sur de La Plata. Expresó que
de la familia Physeteridae, a la cual pertenece este animal, se conocían en el país cuatro
géneros, que son : Physeter, Hyperoodon, Ziphius y Mesoplodon, y después de describirlos
someramente, hizo ver la mandíbula del nuevo cetáceo, señalando los principales carac-
teres que lo distinguen de los géneros citados. La longitud de su cuerpo es de ocho
metros; tiene dos dientes a cada lado de cada rama mandibular, uno cónico y robusto,
situado en la punta, y el otro que es menor y está casi escondido en el alvéolo, se halla
algo más atrás. Su presencia en los mares del sur parece hasta hoy haberse limitado al
sector australiano. La latitud en que vino a morir es algo menor que la de las isoter-
mas de 10 y 15 grados, cuya continuidad de condiciones ha seguido seguramente en
su migración, hasta que algún temporal lo introdujo en el estuario del Plata.
(En el próximo número aparecerá la descripción osteológica de este ejemplar.)
GUIDO BONARELLI, Hallazgos paleontológicos en la provincia de Salta.
El autor dió a conocer los resultados más importantes a que ha llegado durante el
estudio de algunos fósiles recogidos por él y por otros en diferentes puntos y niveles
de la llamada « Formación petrolífera del norte » (provincias de Salta y Jujuy). Por los
datos paleontológicos obtenidos se llega a la conclusión de que el horizonte calcáreo-
dolomítico de la formación petrolífera tiene una antigúedad mucho mayor que la que
hasta ahora se le ha atribuido (Triásico sup. hasta Liásico sup.).
GUIDO BONARELLI, Sobre los hallazgos paleoetnológicos de Miramar.
El Dr. BoxareLti se refirió después a las últimas publicaciones sobre los hallazgos
paleontológicos de Miramar y manifestó que se considera en el deber de declarar que
sus opiniones al respecto son muy diferentes de las allí emitidas. Una breve visita a la
región, el examen de los objetos que se han descrito como de esa procedencia, las
observaciones personales y las informaciones obtenidas sobre la forma en que se reali-
zaron tales hallazgos, confirman su sospecha de que dichos objetos no estaban in situ.
En cuanto a la edad de los terrenos (Chapalmalense y Ensenadense, ÁmeGHixo) en
que se han hallado los objetos, dijo que no le cabe duda de que son terciarios.
340 PHYSIS (IV, 1918)
SESIÓN DEL 20 DE JULIO DE 1918
Presidida por Y. Pastor, presidente
Presentes : A. Briancmi Liscuerrr, G. BowareLti, A. CasteLLaNOS, F. Criveur, L.
DeLÉéran6, M. DorLLo-Jurabo, A. G. Frers, E. L. HocmberG, R. Lenmany-Nrrsche,
C. MareLti, E. Mórtota, J. Perroccnr, A. €. Scara, LT. €. Varruone, M. Vicnarr.
EUGENIO GIACOMELLI (La Rioja), Apuntes sobre algunas formas argentinas de
mariposas del género « Phulia » H. Schaeff.
El hecho de haberme obsequiado mi colega, Prof. CarLos S. RerbD,
con una hermosa serie de ejemplares del género Phulia, procedentes de
Las Cuevas (Mendoza), y de habérmelas presentado como correspondien-
tes a Phulia nymphula BLaxcn., ha hecho despertar en mi el deseo de es-
tudiar y verificar esa determinación y ha dado motivo a los apuntes que
presento.
Ante todo, la magnífica serie con que me obsequió el Prof. Rerp, pre-
senta 19 machos y 5 hembras, material más que suficiente para el estu—
dio que me propongo.
No estoy del todo de acuerdo con la denominación de Phulia nymphu-
la, que mi estimado colega le atribuye, aunque reconozco que a primera
vista pudiera creerse perteneciente a esta especie. Pero el señor REED, no
ha tenido probablemente la suerte de poseer, como yo, un ejemplar de la
verdadera Phulia nymphula, de la casa STrauDiNGeER y Bauc-Haas, ejem-
plar macho, recibido de Bolivia, que concuerda a la perfección con la
figura de Ph. nymphula representada en el famoso trabajo Die Grossch-
metterlinge der Erde, mo dejando duda al respecto. Hay que notar ante
todo, que sólo el tipo o el cotipo de BLaxcHarD, o por lo menos las espe-
cies con éste concordantes, cazadas en territorio chileno, pueden resolver
cuál es la verdadera Ph. nymphula, los cuales trataré de procurarme para
completar y dar mayor base a este estudio. Pero en el supuesto de que
los ejemplares bolivianos de nymphula que provienen de STAUDINGER CON-
cuerden con el tipo, lo cual es generalmente admitido, hago notar que,
en este caso, las Phulia argentinas procedentes de Las Cuevas y obse-
quiadas por Rreb, no pueden pertenecer a nymphula, siendo de ésta muy
diferentes. Lo primero que resalta en mi ejemplar macho de nymphula y
en la figura del trabajo citado, que representa esta especie, es la forma
COMUNICACIONES 31 I
extremadamente alargada, exageradamente elíptica de las alas del segundo
par, mientras que éstas lo son apenas ligeramente en la Phulia de Las Cue-
vas. Además, examinando la rica serie de machos de ésta, observamos :
1” que la mácula negra discal, situada en la recurrente del lado anterior
en las alas del primer par, suele estar en ellos unida siempre, o casi siem-
pre, a la costa por un pequeño triángulo del mismo color; mientras que
en nymphula de Bolivia, que yo tengo, no existe; 2% que nymphula pre-
senta en la superficie anterior de las segundas alas una mayor difusión de
atomos negruzcos que le dan otro aspecto y coloración como lo indica
también la figura del libro citado ; 3” que la superficie inferior de nym-
phala y de la nueva forma de Las Cuevas es completamente diferente. En
efecto, en la primera, predomina en dicha superficie «inferior el color
amarillo de azufre, vivo, mientras que en los ejemplares argentinos de
Las Cuevas, el amarillo del fondo es más pajizo, y recubierto o lavado de
un color rosado aurora característico, excepto en un sólo ejemplar ma-
cho, aberrante y muy interesante, que parece ser de tránsito entre am—
bos. Y este color rosado, parece ser muy característico de la especie,
pues se encuentra constantemente también en las hembras.
El mismo Prof. Reeb me obsequió antes con algunos ejemplares de
Phulía provenientes de Potrerillos (Mendoza). Aunque estos ejemplares
son incompletos en su mayoría y no se puede por consiguiente juzgar
bien, me parecen que no difieren esencialmente de los de Las Cuevas,
aunque menos marcado en ellos el color rosado ya citado, pero en todo
lo demás concuerdan bien con ellos. He comparado también los de Las
Cuevas con los pocos ejemplares que poseo de Phulia Aconquijae, especie
descubierta por JÓRGENSEN en Catamarca. y encuentro a ésta más pareci—-
da a nymphula en ambas caras de las alas. Las hembras de Phulia Acon-
quijae se parecen muchísimo a las de la especie de Las Guevas en su pá-
gina superior, pero en la inferior se parecen mucho más a nymphula, y
en Aconquijae no existe, a lo menos en los ejemplares que yo tengo, el
color rosado de que ya he hablado al tratar de las de Las Guevas. Por
todas estas razones creo. en resumen, que la forma de Las Cuevas es di-
ferente de nymphula y de Aconquijae y que debe recibir, aunque más no
fuera provisoriamente, un nuevo nombre hasta poder compararla con
ejemplares chilenos de Phulia.
Una vez resuelto que las Phulia chilenas descritas como nymphula son
idénticas a las Ph. nymphula de Bolivia, provistas por STAUDINGER, NO
queda sino determinar el nombre que deberá llevar la nueva especie man-
dada por ReeD y propongo para ella desde ahora el de Phulia Reedi Grac.
n. sp., en honor del naturalista amigo. También queda por hacerse la
342 PHYSIS (IV, 1918)
comparación entre la hembra de nymphula de Bolivia (pues hasta ahora
no poseo este sexo) y las hembras de las demás especies próximas, lo cual
será seguramente muy instructivo y quizá la clave del actual problema.
Consigno el nuevo nombre, estableciendo preventivamente su prioridad,
para describir completamente la especie cuando tenga los vastos materia-
les y datos que algún día espero procurarme.
ROBERTO WICHMANN, Las rocas de la isla Quintana en el golfo San Jorge (pre-
sentada por el presidente).
El año pasado la Dirección general de minas me ordenó hacer un viaje
de Comodoro Rivadavia a la isla Quintana.
Este viaje era motivado por la siguiente noticia consignada por FLo-
RENTISO ÁMEGHINO (1) que parecía tener grande importancia: « Pourtant,
sur quelques uns de ces ilots se conservent peut-étre encore des vestiges
des roches sédimentaires, car, dans un des plus grands (ile Quintana) on y
a trouvé, 1l y a déja plusieurs années, des Ammonites gigantesques, mal-
heureusement perdus pour la science. » Este dato hizo suponer que allí
en la costa patagónica aparecieran en la superficie sedimentos marinos
del Cretáceo o Jurásico, desconocidos en la región austral.
Yo he verificado que la isla Quintana, islote bastante chico y de pocos
metros de altura sobre el nivel del mar, está formada totalmente por pór-
fido cuarcifero, roca que está completamente cubierta por una capa de
algunos centímetros de estiércol de aves y lobos marinos que habitan por
millares en este lugar. También los otros numerosos islotes que tuve
ocasión de ver, se componen de la misma roca, e igualmente la costa al
oeste de la isla Quintana y las penínsulas de la bahía Malaspina y bahía
Bustamante. Tierra adentro de Bustamante se notan los cerros aislados,
bastante altos y característicos para esta región, « Los Mamelones de Pi-
nedo », que se elevan de la terraza baja. Se componen también de pórfido
cuarcifero. ;
El pórfido cuarcifero tiene un color que varía entre rojo y violáceo,
siendo en unas partes compacto y duro y mostrando en otras una segre—
gación en placas o pedazos irregulares. Se observa en algunos lugares una
estructura fluidal y una estructura estratiforme.
(1) Les Formations sédimentaires du Crelacé supérieur et du Tertiaire de Patagonie, página 31.
Comun1cACIONES 313
ROBERTO WICHMANN, Sobre la edad de las capas petrolíferas de Comodoro Ri-
vadavia (presentada por el presidente).
Regresado de Comodoro Rivadavia después de una estadía de cerca de
un año en comisión de la Dirección general de minas para hacer estudios
geológicos en la «Explotación nacional de petróleo», me he ocupa-
do, después de terminado otro trabajo urgente, en la determinación de
los fósiles que tuve oportunidad de sacar, clasificando las muestras de
perforaciones. La mayoría de los fósiles está en muy mal estado de con-
servación a causa, en parte, dela composición petrográfica (arcillas esquis-
tosas y fragmentarias), en parte del método de perforación, así que la
determinación exacta tiene grandes dificultades y puede muchas veces ha-
cerse sólo aproximadamente. El horizonte en el cual se han encontrado
estos restos, se extiende desde cerca de los 320 metros debajo del nivel
del mar, hasta los 575 aproximadamente incluyendo entonces las capas
petrolíferas mismas. Las formas son todas muy pequeñas y tienen una
concha sumamente delgada. He podido reconocer :
Otodus sp., dientes Dentalium cf. chilense D'OrB.
Lamna sp., dientes Leda minuta W.
Escamas cicloides Malletia gracilis W.
Turritella cf. cazadoriana W. Cytherea Rothi W.
Bulla minima W. Lingala bagualensis W.
WuckExs (1) ha descrito, de sus denominadas « capas con Lahillia
Luisa » todas estas especies provenientes de la región entre el lago Argen-
tino y el Seno de Última Esperanza (Patagonia austral). Como a éstas
corresponde una edad senoniana, también a las capas referidas de Co-
modoro Rivadavia se les debe atribuir la misma antigúedad (2).
Resúmenes de otras comunicaciones
F. LAHILLE, Sobre Chitones de la Patagonia (presentada por M. DorLLo-Jurano).
El autor presentó una serie de ejemplares de Chitones coleccionados por él en puer-
to Santa Elena (Chubut, Patagonia). Según el Dr. Lammre, aquélla es una localidad
muy ventajosa, por la abundancia de estos moluscos, para estudiar su variabilidad, so-
(1) Die Lamellibranchiaten der oberen Kreide Súdpatagoniens.
(2) En mi informe sobre los estudios efectuados en Comodoro Rivadavia daré una descripción
detallada de los fósiles aquí enumerados y de otros más.
(du)
E
=
PHYSIS (IV, 1918)
bre todo en lo referente a la coloración. Esto le ha permitido hacer ejecutar una lámi-
na en que presenta, en colores, las variaciones de las formas observadas.
Las especies coleccionadas son las siguientes, según las determinaciones del Dr.
Lamiure, quien ha donado al Museo nacional de Buenos Aires ejemplares de cada una
de ellas. Éstos quedan anotados en el catálogo del museo bajo los números indicados a
continuación :
Chaetopleura Isabellei (D'OrB.) [9463, a].
Chaetopleura fulva (Woon) [9463, b].
Plaxiphora setigera (Kix6) [9463, cl.
Tonicia Lebruni (RocueBr.) [9463, dl.
M. DOELLO-JURADO, Presentación de una colección de Invertebrados marinos de las Orcadas
del Sur.
El Prof. DorLro-Jurabo mostró una serie de invertebrados y entre ellos un nuevo
molusco del género Philine. El artículo correspondiente aparece en otro lugar del pre-
sente número de esta revista.
ROBERTO LEHMANN-NITSCHE, Objetos arqueológicos del extremo sur de la Provincia de Buenos
Aires.
El autor presentó una serie de piezas arqueológicas compuesta principalmente de
botones labiales y auriculares procedentes de la región del golfo de San Blas, material
) Pp 3 3
de tipo tropical y por consiguiente exótico con respecto a la región en que se hallaron.
SESIÓN DEL 24 DE AGOSTO DE 1918
Presidida por A. Briaxcmi Liscuerri, presidente
Presentes : G. BowareLtI, N. Boso, J. Brermes, E. Caretre, F. Crivezir, L. De-
LéTaNG, A. G. Frers. D. Gramaracr, E. L. Hormeere, C. Lizer, C. Marti, E. Món-
ToLa, J. Niersey, M. Sruart PenvincroN, F. Pasrore, L. R. Paronr, A. E. Scara, G.
SevinLosa, A. Zorra. — ÍILDeroNsOo C. VaTTUONE, Secretario.
EVERARD E. BLANCHARD, Una nueva especie de « Aleurothrixus » (Homoptera,
Aleyrodidae).
Aleurothrixus graneli, N. Sp.
Huevo. — Largo 0,180 a 0,200 mm., ancho 0,070 a 0,100 mm.; de
color marrón uniforme, la superficie lisa, forma curva, con el lado cón-
cavo más alto; adherido a la hoja por un pedúnculo corto que sale del
lado convexo cerca de la extremidad del huevo (fig. 1).
Larva, primer estadio. — Largo 0,290 mm., ancho, anterior 0,110
COMUNICACIONES
0
=
7
mm., posterior 0,080 mm. El contorno es ovoide, bien elongado; color
amarillento con y pares de cerdas marginales. Los primeros tres pares
están situados delante de los ojos; el cuarto par al lado de ellos, y el
quinto par detrás de los mismos. Los pares 6 y 7 están situados en la re—
gión central del cuerpo, mientras que los pares $ y y salen de la margen
posterior. Los pares 1, 2 y 8 varían de 0,012 a 0,013 mm.; pares 3, 4,
5,6 y 7 de 0,020 a 0,021 mm. y el par y es más largo, variando de 0,029
a 0,0o3o mm. Los ojos son negros. lDorso con cuatro pares de espinas
1, huevo; 2, larva, primer estadio; 3, larva, segundo estadio; /, pupa; 5, margen de la pupa
6, orificio vasiforme
cortas y robustas; el par 1 está situado en la parte anterior central y entre
los ojos ; los pares 2 y 3 sobre la región central en medio de los pares
5 y 6, y 6 y 7 de cerdas marginales respectivamente. El par 4 está al
lado del orificio vasiforme. Los pares 1 a 3 varían de 0,005 a 0,008 mm.,
mientras que el par 4 varía de 0,010 a 0,011. Patas y antenas pequeñas
como en general (fig. 2).
Larva, segundo estadio. — Largo 0,340 mm., ancho 0,190 mm. Go-
no elíptico elongado; color amarillento. Sólo tiene dos pares de cerdas
marginales; el primer par situado sobre el margen cefálico tiene un largo
PHYSIS. — T. IV 24
346 PHYSIS (IV, 1918)
de 0,005 a 0,006 mm,, el segundo par sobre la margen posterior tiene
un largo de 0,015 mm. La región dorsal submarginal está provista de
S pares de espinas robustas. Pares 1, 2 y 3 están situados en frente de
las ojos; el cuarto par al lado de ellos, y los pares 5,6 y 7 situados en
la parte posterior de los mismos. El par 8 queda posterior al orificio va—
siforme. Pares 1 a 7 tienen un largo de 0,009 a 0,010, el par 8 es más
largo y tiene 0,040 mm. ll dorso está provisto de / pares de espinas ro-
bustas situadas como en el primer estadio. El par 1 tiene 0,008 wmm.,
pares 2 y 3, 0,006 mm., y par / tiene 0.095 mm. de largo (fig. 3).
Larva, tercer estadio. — Largo 0,570 mm., ancho 0,360 mm. Esta
larva es igual a la pupa en todos sus caracteres, menos su tamaño.
Pupa. — Largo 0,830 a 0,850 mm., ancho 0,550 a 0,570. Tiene una
forma subelíptica con la margen cefálica algo angulada. Color amari-
llento al principio; luego adquiriendo un color marrón obscuro. Las pupas
están cubiertas con secreciones copiosas de cera blanca de un aspecto la-
noso, compuesto de filamentos encrespados, los que esconden a los insec-
tos en hojas bien atacadas. Hay dos pares de cerdas marginales situadas
como en el segundo estadio. Par 1 tiene 0,015 mm. y par 2, 0,039 mm.
de largo. Margen de la pupa con una doble dentadura, los poros cerosos
bien desarrollados. Las espinas submarginales están situadas como en el
segundo estadio, pero son de mayor longitud. Pares 1, 2 y 3 tienen 0,035
mm., pares 4 a 7 tienen 0,047 mm., par 8, o el par posterior tiene 0,150
mm. de largo. Hay solamente dos pares de pelos espinosos sobre el dorso :
el primer par mide 0,140 mm. y está situado en la región central en me-
dio de los pares 6 y 7 de espinas submarginales. El segundo par situado
al lado del orificio vasiforme mide 0,175 mm. El orificio vasiforme es re-
lativamente pequeño, subcordado, el borde de un color marrón obscuro
con 6 a 8 setas sobre el margen caudal. El opérculo tiene dos muescas
poco pronunciadas sobre el margen distal. El orificio vasiforme mide
0,030 por 0,027 mm. y el opérculo mide 0,029 por 0,020 mm. (fig.
h, 5 y 6).
Adulto. — El macho y hembra adultos tienen un largo que varía de
1,100 a 1,200 mm. Color amarillento pálido; alas, blanco puro, con las
márgenes dentadas. Las alas anteriores miden 1,000 por 0,400 mm. y
las posteriores 0,900 por 0.330 mm. El tercer artículo antenar tiene un
largo igual a la suma de los artículos 1V, V, VI y VIT.
LE Hr 100! IV NY VI vil
Largo relativo....... 0,025 o0,oho 0,150 o,o3o o0,o0ho 0,040 0,030
8
COMUNICACIONES 347
El tercer par de patas mide 1,060 mm.; tibia con una serie de 21 cer-
das cortas.
Fémur 0,260, tibia 0,430, tarso proximal 0,125, tarso distal 0,075
mm. de largo.
Las descripciones son de preparaciones microscópicas de material obte-
nido de hojas de /pomeea sp. recolectadas por el señor ALrreDO Dicrer en
San Martín, F. C. C. A. También he recibido hojas de jazmin del Gabo,
completamente secadas por esta especie.
JEAN BRETHES, Description d'une nouvelle espece de « Sphex» de la République
Argentine.
M'occupant de la classification des sphégiens de la collection du Mu-
séum National, j'al recu du R. P. Léox Luciar, de Catamarca, un grand
Sphex quí est encore inconnu et dont je donnerai ici la description.
Sphex Luciati BRETHES, N. sp.
Q La téte et le thorax sont noirs, l'abdomen varié de noir et de ferru-
gineux. Sont ferrugineux : la base des mandibules, le scape, les écailles.
alaires, le bout du 1” segment de l'abdomen, tout le 2”*, le 3"* moins la
base, l'extrémité du /”* et les suivants, les fémurs antérieurs presque com-
plétement, les moyens moins et les postérieurs á leur extrémité seulement,
les tibias et les tarses, ceux-c1 s'obscurcissant vers l'extrémité. Les ailes.
sont lavées de jaunátre ocracé, un peu rembrunies aprés les cellules fer—
mées. Le feutrage doré se trouve au clypéus et a la face jusqu'aux ocelles,
le bord supérieur du pronotum, deux fortes bandes latérales au mésono-
tum, le postscutellum, le segment médiaire de chaque cóte postérieure-
ment, avant les coxas antérieurs et moyens, le tubercule huméral, de pe-
tites taches aux mésopleures et une tache postérieure aux métapleures. De
longs poils ferrugineux se trouvent avec le feutrage doré y compris tout
le segment médialre mais presque point au mésonotum.
Le clypéus est avancé en avant en arc de cercle, les yeux sont paralle-
les á leur bord interne, á peine plus distants au vertex que les deux pre-
miers articles du funicule, la ponctuation du thorax cachée sous la prui-
nosité noire ou dorée, le pétiole long comme les coxas postérieurs, le
premier article tarsal antérieur avec y Ou 10 crins, le tibia postérieur
normal, les ongles avec 2 dents basales, la deuxiéme cellule cubitale
1)
formant un rhombe parfait, la 3”" cellule cubitale tres rétrécie a la
348 PHYSIS (IV, 1918)
radiale, ces deux cellules conformes avec S. Latreiller Lee. (voir Kon, t.
NAO)
Longueur : presque / centimétres.
O' Semblable a la femelle. Cependant la pilosité ferrugineuse couvre
tout le thorax étant plus courte au mésonotum oú Pon distingue plus ou
moins la bande noire médiane; de plus cette pilosité envahit jusque tous
les fémurs inférieurement, le pétiole abdominal et le devant du premier
segment.
Le clypéus est bidenté en avant, l'échancrure en demi-cercle. Le der
nier segment dorsal de l'abdomen est normal, bien que rebordé de poils
ferrugineux courts et serrés. Les 5'" et 6" segments ventraux ont une tou-
fle de poils plus ou moins serrée de chaque cóté. Le 6”"a une impression
.médiane transverse en croissant. Le 7”* anneau est fortement excavé sui-
vant une légéere impression médiane apicale; son bord est en demi-cercle
et avec touffe de polls courts. La plaque sous-anale est étrolte sur presque
toute sa longueur, couverte de poils ferrugineux courts et termine en
queue de poisson (élargie a l'extrémité et échancrée postérieuremen!).
Longueur : de 35 a 45 millimetres.
Cette espéce doit se placer a cóté de S. Latreillel Lep.
Habitat. Le Sphex Luciati habite les provinces de La Rioja et de Ca-
tamarca.
JUAN BRETHES, Un Bembécido cazador de hemípteros.
No quiero postergar más la publicación de esta nota por la importan-
cia — relativa por cierto — que representa la observación que voy a re-
latar y por la dificultad que hay en Buenos Aires de repetirla, pues el
género de himenópteros que la motiva es más bien muy escaso en esta
región. E
Es cosa muy sabida, siendo muchos los autores que se han ocupado
del asunto con abundancia de detalles, que los Bembécidos (Bembex, Mo-
nedula, etc.) cazan invariablemente dípteros los que llevan asu nido para
servir de alimento a su cría.
La elección de las víctimas parece no tener importancia, pues los nidos
de Bembécidos pueden contener tabánidos, asilidos, sirfidos o músci-
dos, etc. indistintamente, de tal manera que las víctimas nunca escasean
en ninguna parte del mundo.
Ahora bien, voy a referir la única observación que motiva esta nota.
Estaba con un amigo en San Isidro, cerca de la orilla del Río de la Plata,
el 28 de enero de 1917.
COMUNICACIONES 349
De repente, un Bembécido nos llamó la atención por la manera como
iba y venía en el borde de un camino arenoso cerca de una pequeña mata
de gramillas. Ese modo de proceder indicaba claramente que el animal
estaba atareado en traer alguna víctima a su nido o tal vez recién lo había
realizado y no estaba lejos entonces de emprender el vuelo para conseguir
una nueva víctima.
- Pude cazar fácilmente ese Bembécido el que resultó ser la Bembidula
discisa (Tascn.) Burm.
En el acto, traté también de recoger las víctimas, abriendo con el cor—
taplumas una pequeña zanjita en la que hice caer la tierra por sucesivas
tajadas. Ese nido estaba construido según el plan general común a los
Bembécidos ; una corta galería oblicua inclinada en unos 452 debajo de la
superficie del suelo y de un largo de cerca de 10 centímetros, terminando
en un sótano horizontal algo más amplio que la galería oblicua; ésta en
su mayor extensión cerrada con el polvo y arena menuda con que el ani-
mal cierra su escondite.
Mi extrañeza fué grande cuando, en lugar de sacar dípteros del sótano
terminal, extraje algunas larvas de hemipteros y también la larva del hi-
menóptero.
Acomodé el hallazgo lo mejor que pude y lo llevé a mi casa con el
objeto de conseguir también el himenóptero adulto y así establecer, sin
lugar a dudas, el cazador de esos hemipteros.
Esa larva alcanzó a formar capullo; pero cuando llegó la primavera de
1918, no ví salir el himenóptero. Esperé hasta mediados del verano y
como no obtuviera eclosión alguna, abrí el capullo, encontrando la larva
muerta y seca.
Las larvas de hemipteros que pude determinar con cierta presunción
de no errar fueron las de Edessa meditabunda L., Spartocerus brevicornis
Star. y Pachylis argentinus BerG. Dos o tres especies más de larvas de
hemipteros me parecieron también existir en el nido, pero su estado de
destrucción no me permitieron mayores averiguaciones, a las que, por
por otra parte, no doy mayor importancia. Si los Bembécidos cazan cua-
lesquiera Dipteros, esta Bembidula parece también cazar indistintamente
las larvas de hemíipteros.
Terminaré manifestando que la Bembidula discisa (Tascn.) Burm. caza
larvas de hemipteros heterópteros, sí me lo permite asegurar la única ob-
servación que tengo hecha a ese respecto, y deseando que se realicen otras
observaciones sobre esta Bembidula u otra cualquiera para saber hasta
qué punto se puede generalizar esa premisa.
350 PHYSIS (IV, 1918)
Resúmenes de otras comunicaciones
C. LIZER, Varios casos miméticos extraordinarios en ortópteros tropicales.
El Sr. C. Lizer presentó varios casos miméticos extraordinarios en ortópteros tropi-
cales originarios del Brasil, Perú, Bolivia y las Guayanas y de los géneros Acanthops,
Phylloptera, Choeradodis, Chladomorphus, etc. Esta última llamó especialmente la
atención por su gran tamaño que alcanza a más de veinte centímetros.
Todos estos insectos semejan en forma cabal a hojas o ramas secas, hojas verdes y
otras partes de los árboles, con objeto de substraerse a los ataques de sus enemigos.
L. DELÉTANG, Los tejidos y trenzados fabricados con diversos vegetales por los indígenas del
norte y del este boliviano.
El Sr. DeLérawe6 presentó unos cuantos objetos que forman parte de su colección
etnográfica, industria indígena de las regiones subandinas del Chaco argentino y
boliviano. Se trata de yipas de los Matacos hechas con fibras de caraguatá; tejidos y
sogas de los Chiriguanos con fibras de Yuchán (Chorisia) y camisas hechas con corteza
de « bibosi » (Ficus americana); además otros objetos usados por Chaneses y Chacoros,
y por fin unos tejidos hechos a mano por los indios (Gruarayos en las misiones francisca-
nas de Ascensión, Yotáu, etc. (alforjas, bufandas, servilletas, etc.).
M. STUART PENNINGTON, Sobre Coreidos argentinos.
El autor presentó bajo el título Notas sobre los Coreidos argentinos, una monografía
manuscrita de esta familia que actualmente comprende 6 subfamilias, 43 géneros y
82 especies argentinas.
De éstas, tres géneros y siete especies fueron señalados por primera vez como perte-
neciendo a la fauna hemipterológica argentina.
Una especie nueva para la ciencia fué también presentada y descrita.
Se trata de la especie Acanonicus riojana PexxixGrTON nm. sp., encontrado en la pro-
vincia de La Rioja y que se diferencia bien por caracteres de coloración y de estruc-
tura de la única otra especie argentina de este género.
El Dr. PewxiseroN agradeció a sus amigos los Sres. Brérmes y €. Brucn quienes le
habían facilitado grandemente este largo estudio poniendo a su disposición para ello
con tanta cortesía como buena voluntad los ejemplares de esta familia existentes en
los museos de Buenos Aires y de La Plata, los cuales, juntos con unos 5000 ejemplares
de su propia colección le habían servido de material para hacer las claves para los
géneros y especies, así como las observaciones que presentaba.
E. L. HOLMBERG, Himenópteros recogidos a orillas del río Negro por el profesor A. C. Scala.
El Dr. Hormeere presentó la colección correspondiente haciendo resaltar su impor=
tancia y el interés que tenía para los estudios himenopterológicos que está realizando.
33
a
pus
COMUNICACIONES
SESIÓN DEL 28 DE SEPTIEMBRE DE 1918
Presidida por A. Briaxcmr Liscuerrr, presidente
Presentes: G. Bowareiti, J. Brirmes, €. Brucn, E. Caretre, L. DeLérano, M.
DorLLo-Jurapo, A. G. Frexrs, A. GariarDo, D. Giammracr, E. L. Homer, J. G.
DickmawN DE KyBurG. €. Lizer, E. MórtoLa, J. NieLsex, F. Pastore, J. Perroccmi,
H. Pouxsskcur. — ÍILperowso €. VATTUONE, secretario.
G. BONARELLI, Nuevas contribuciones geopaleontológicas argentinas.
TL. En las areniscas cuarciticas ordovicianas que afloran al oeste de la
estación Mojotoro (F. €. G. N.), en la provincia de Salta, se encuentran
a menudo ejemplares, en muy buen estado de conservación, de la Cru-
zlana furcifera (D'OrB.) y, con mayor frecuencia, de la Cruziana rugosa
(d'Orb). Dichos fósiles se adhieren constantemente a la cara superior de
aquellas capas cuarciticas. Según la interpretación más verosímil se tra—
ta, como es sabido, de huellas dejadas, por algún organismo problemá-
tico, sobre el fondo del mar y rellenadas posteriormente por material
detrítico durante el proceso de sedimentación. El modo de presentarse de
estos fósiles en las canteras de Mojotoro, autoriza la suposición de que
aquella serie cuarcítica, por la intensidad del plegamiento a que estuvo
sometida, haya sufrido una verdadera inversión y se trataría de un anti-
clinal rebatido hacia el este aflorando en su núcleo los esquistos precám-—
bricos. Así es que, en realidad, las que actualmente aparentan ser, por
su posición, las caras superiores de las capas no son sino las inferiores.
IT. En las «areniscas superiores » (Bowar.) de la « formación petro-
lífera » (Brack.) que afloran a lo largo del río Carapari (cerca de Yacui-
ba, dep. de Orán, prov. de Salta), formando una pequeña barranca un
poco al oeste del « Chorro de Itaque », el Ing. R. W. Pack ha constatado
la presencia de huesos fósiles. Se trata probablemente del esqueleto de
algún reptil. He traído a Buenos Aires un pequeño fragmento de dicho
esqueleto y su estructura esponjosa es el carácter en que he fundado mi
sospecha en cuanto a su clasificación. Sería bueno realizar una expedi-
ción con medios adecuados para poder realizar la extracción del esque-
leto, cuyo estudio podrá dar alguna luz sobre la edad geológica del terre-
no en que se halla.
III. Del Belemnites patagonensis Favre (1) tengo varios ejemplares
(1) Veu. Jahrb. f. Min,, etc., B. B. XXV, página 640, 1908.
O
[Sy]
[)
PHYSIS (IV, 1918)
procedentes de las pendientes occidentales del cerro Meseta (bahía de La
Lancha, lago San Martin). Esta forma pertenece indudablemente al gru-
po de los canaliculati (Belemnopsis BaYLE) característico del Jurásico, lo
que me induce a considerar como jurásica y no infracretácea a las capas
del cerro Belgrano y a las del cerro Meseta que proporcionaron el men -
cionado fósil.
IV. En ocasión del viaje al lago San Martín, realizado en compañía del
Dr. Juan José Nácera, durante el verano pasado, hemos podido consta-
tar con pruebas paleontológicas la existencia de terrenos albianos (Gault)
en dicha región. Se trata de arcillas margosas grises con grandes septa-
rias calcáreo-arcillosas, formando la parte más alta de la serie infracretá-
cea, que afloran en las pendientes occidentales del cerro Meseta y en que
hemos hallado numerosos fósiles (Lamelibranquios, Amonitas, etc.) que
además de permitirnos determinar su edad con toda seguridad nos han
revelado afinidades faunísticas con depósitos contemporaneos de Nueva
Zelandia, Australia e India.
V. Otro resultado del viaje que acabo de mencionar es el hallazgo de
una fauna marina, que provisoriamente referimos al Cenomaniano infe—
rior, en una serie poco potente (- 4 a 5 metros) de calizas arenosas tobi-
feras muy impuras que descansan en concordancia sobre la serie « albia-
na » en las pendientes occidentales del cerro Meseta (bahía de La Lan-
cha, Lago San Martín). Entre los fósiles de que se compone dicha fauna
(Eriphila cfr. corrugata Stawr., Aucellina coquandiana (D'OrB.) var., Ido-
nearca gr. Hartú Rarms. in Wurre, Veohibolites ultimus (D'OrB.), Koss-
malticeras f., Scaphites gr. compressus D'OrB. etc.) figuran unos Oppeli-
dae (Sanmartinoceras patagonicum n. gen., n. f.) que derivan con mucha
probabilidad del grupo del Amm. Nisus D'OrB. (= gen. Aconeceras
Hyarr, 19093).
VI. Un tercer resultado del mencionado viaje ha sido el hallazgo de
una fauna «sehuense » (AmecH.) en el «lote Arnold » (valle del Cha-
lia) un poco antes del punto de empalme del camino al lago Viedma con
la carretera del lago San Martín en una loma a la que dimos el nombre
de « Cerro Pernas » por estar situada a poca distancia del punto en que se
halla la casa de negocio de los hermanos Pernas. Entre los componentes
ya conocidos, de dicha fauna (Pirenella patagonensis (lm.) Corbula (Tre
gonta ?) sehuena ln. Ostrea guaranttica (lm.), figura una Trigonia gr. ali-
formis Park. que no deja lugar a duda en cuanto a la edad cretácica (se-
noniana) de las capas de que procede.
COMUNICACIONES 353
CARLOS BRUCH, La forma macróptera de « Neoblissus parasitaster » Bergroth.
En esta misma revista (PHYSIS, t. TIL, pág. 146-149) me he ocupado
ya de esta chinche mirmecófila. Desde entonces pocas observaciones nuevas
pude hacer sobre sus costumbres y, si vuelvo a recordarla hoy, es con el
objeto de presentar de ella también la forma macróptera. Esta última es
sumamente rara, a lo menos por los alrededores de La Plata, donde las
chinches braquípteras son abundantísimas en los nidos de la hormiga
Solenopsis saevissima y. Richteri For.
Después de haber examinado centenares de estos nidos y revisado un
Neoblissus parasitaster, forma macróptera 10 veces aumentada.
Al lado los hemiélitros de las diferentes formas halladas
sinnúmero de chinches, por primera vez en el mes de julio pasado, en-
contré dos individuos macrópteros y luego, en agosto, otro ejemplar que
corresponde a una forma intermedia o estado larval de las aladas.
El fotograma adjunto representa una de estas chinches con alas y he-
miélitros perfectamente desarrollados. En estos últimos, el corio es mu-
cho más largo que en la forma braquíptera, su borde apical es oblicuo,
lo mismo el de la clava. La membrana es muy tenue, de un gris amari-
llento claro. Tamaño, coloración y demás caracteristicas coinciden con
la descripción que he dado ya de los individuos braquípteros.
354 PHYSIS (IV, 1918)
El tercer ejemplar, a que me referí, es un macho más pequeño y más
estrecho que comúnmente ; su hemiélitro izquierdo lo muestra el contor-
no adjunto.
CARLOS BRUCH, Captura de cerambicidos.
No debemos extrañarnos que, con el enorme acarreo de maderas y leña
procedentes de nuestros bosques del norte, se viene introduciendo en los
últimos años muchos coleópteros, los que nunca o sólo en escasas Ocasio-
_nes han sido observados en esta provincia.
Ahora, por ejemplo, ya no es raro observar en el centro de la capital
al Hamaticherus Lacordairel GGAHAN,
longicornio gris, esbelto, con largas
antenas ganchudas, que se cría en la
madera del quebracho y, basta citar
solamente las especies que obtuve de
aquí en el año pasado, para compro-
“bar lo antedicho. Estas especies, ca-
racterísticas de las provincias del nor-
te son :
Calocomus Desmaresti GuÉR., en-
contrado sobre una pila de leña en Ba-
rracas ; Macroeme priapica Thoms.,
dos ejemplares en La Plata; Chlo-
rida festiva L., en Palermo; Eburia
sordida Bum. y Orion patagonus
Guér., en General Mitre (Olivos) a
Phoracantha semipunctata F. (Algo aumentada) la luz eléctrica; Neoclytus famelicus
Burm., Trachyderes sulcatus Burm.
y Basipterus castaneipennis Tuoms., en La Plata.
Los otros hallazgos son aún más interesantes, tratándose de una espe-
cie exótica, originaria de Australia, que pude identificar como Phora-
cantha semipunciata Y.
El primer ejemplar de este longicornio lo recibí del Sr. Ricurer, quien
lo capturó en Belgrano en enero de 1917. Meses después, el Sr. Brirnes
me mostró otro, y en diciembre cacé personalmente dos en La Plata, que
volaban a los focos eléctricos del bosque, donde durante mi ausencia en
febrero de este año, el Sr. Juas Durtowe recogió ocho individuos más.
Por lo pronto, la aparición de este coleóptero me sorprendió, desde
que jamás lo había visto por acá durante los treinta años dedicados a en-
ol
ComuNICACIONES 0%
tomología. Sin embargo, es sugerente, que esta especie precisamente ha
sido señalada por antiguos autores de Nueva Holanda y también del
Brasil.
El género Phoracantha es típico de Australia, donde está representado
por unas 22 especies diferentes. Sin duda, la especie semipunctata fué im-
troducida a nuestro continente ya antes de esta fecha, y reaparece ahora,
tal vez aclimatada sobre alguna planta indígena, no siendo imposible que
ataque los mismos Eucaliptos, originarios también de Australia.
Para facilitar la tarea a los que necesitaran clasificar alguna vez el lon-
gicornio en cuestión, creo útil figurarlo y dar la diagnosis de HorkE (en
Proc. Zool. Soc. Lond., 1840, p. 48 y en Trans. Zool. Soc. Lond., MI,
1843, Pp. 192) que dice :
« STENOCHORO lhorace spinoso, fuscus, elytris antice punctato rugosis,
Jlavo-fasciatis postice laevibus, apice bidentatis, macula flava. »
Esta especie es variable según el autor citado, pero los ejemplares ob-
tenidos aquí pertenecen todos al mismo tipo, en el cual las fajas amarillas
de los élitros están entrecortadas, dispuestas en forma de una X. En cuan-
to al tamaño, miden 16 hasta 23 milímetros.
CARLOS BRUCH, Descripción de nuevos cerambícidos argentinos.
A continuación el autor presentó una serie de interesantes longicornios
con élitros más o menos abreviados que acaba de estudiar.
Los primeros corresponden al género Holopterus, al cual ha subdividi-
do, en vista de las diferencias morfológicas, en subgénero Holopterus s.
str,. que comprende las cuatro especies chilenas y en Holopteridius, para
las especies argentinas, de las cuales describe varias formas nuevas.
Rectificando un error de clasificación, resulta que la única especie chi-
lena, señalada de este lado de los Andes, no es el Holopterus chilensis
Bixcn. (Bruc, Catálogo de Col. Argent., pars MUI, 1912, p. 193) sino
el H. annulicornis PniL. He aquí las especies argentinas : H. (Holopteri-
dius) sublineatus Farm. (Mendoza) ; patagonicus Brucn (Chubut) ; ochra-
ceus Brucn (Chubut); antarcticus Aurtv. (Tierra del Fuego); Reedi
Brucn (Mendoza) y Richterr Brucn (Chubut).
Los otros longicornios, de los cuales dió también una somera descrip-
ción, son: Methia argentina Brucn (Rioja) ; Parepimeliita n. gen. Gou—-
neller Bkucn (Río Negro) y Pasiphyle auricollis Brucn (Salta).
Estas descripciones aparecerán en la Revista del Museo de La Plata.
356 PHYSIS (IV, 1918)
JUAN BRETHES, Sobre una Lepidopterocecidia del lecherón « Sapium aucu-
parium ».
Como es sabido, las agallas se producen en los tejidos vegetales de rá-
pido crecimiento: asíse ven las hojas atacadas por su parásito específico,
en el momento inicial de su desarrollo, dar lugar a las formaciones ceci-
diosas ; en la misma forma los tallos, en la mis-
ma forma las flores, etc. En el casó que ahora
presento parecería haber una transgresión a la
ley general. Aquí, en efecto, presento estas ra-
mas de Sapium aucuparium cuyo engrosamiento
es debido a que una larva de mariposa ha venido
a establecer allí su morada. Y se ve también que
el grosor de la rama no permite suponer que el
trabajo de perforación ha podido efectuarse en
una parte tierna correspondiente al momento ini-
cial del desarrollo. Es fuerza admitir que en parte,
a lo menos, estas agallas no se han producido de
acuerdo con el concepto general que se tiene a
su respecto. Digo en parte, porque en realidad
es necesario tener presente que esta planta es de
crecimiento rápido, de modo que una herida, y
con mayor razón una perforación, como en el
caso presente, debe repercutir en las regiones
próximas dando lugar a la formación que estudio.
Hasta cierto punto me permitiría comparar esta
deformación con las que se producen muchas ve-
Lepidopterocecidia del lecherón Ces con los injertos, si bien no se trata de injerto
en el presente caso.
Como se ve la agalla consiste en un simple engrosamiento de la rama
perforada, la morada de la larva de la mariposa corriendo por la misma
médula de la planta hasta una profundidad de 3 ó / centímetros para
oblicuar luego en la parte superior hasta el agujero de salida : éste, cuan-
do llega el momento de la crisálida, está cerrado por un pequeño tapón
de seda. 7
La mariposa que produce esta deformación es la que BerG llamó Ceci-
dipta exccecariae. Pero como el género Locastra es de creación anterior,
según me ha comunicado el Dr. Hamesox, del British Museum, esta ma-
riposa debe llamarse Locastra excocariae (Ber6).
COMUNICACIONES 3
o
a]
Resúmenes de otras comunicaciones
D. GIAMBIAGI, El género « Bathysiphon » en Magallanes.
La Sta. Dermamra GrambracI presentó un estudio sobre un foraminífero fósil del gé-
nero Bathysiphon, hallado en los alrededores de Punta Arenas entre la serie eocénica.
Se trata de un género bastante curioso, cuya clasificación como foraminífero es to-
davía bastante dudosa, que no había sido observado en estado fósil hasta ahora más
que en algunas regiones de Italia y en Alsacia y que por primera vez se encuentra en
nuestro continente.
El artículo correspondiente aparecerá en el próximo número de esta revista.
EDUARDO L. HOLMBERG, Sobre los palpos maxilares de dos géneros de Abejas.
El autor presentó dos preparaciones microscópicas para demostrar :
1% Que el palpo maxilar de Apis mellifica L. obrera, tiene 2 artejos y no uno como
se señala en general ;
2 Que, como lo había consignado en su obra de 1903, Delectus hymenopterologicus
argentinus, el palpo maxilar de Nectarodieta tiene 4 artejos, y no 3 como lo afirmaba
un crítico respecto de dicho género. Esta preparación, hecha en 1903, fué la que sir-
vió en tal año para señalar el citado carácter.
SESIÓN DEL 26 DE OCTUBRE DE 1918
Presidida por A. Brawcmi Liscmerri, presidente
Presentes : Guipo BowareLLr, CarLos Brucu, Epuaro CARETTE, CartLos LizerR, Franco
PasroreE. — ÍLDeErONSO C. VATTUONE, secretario
FRANCO PASTORE, Modo curioso de destrución de una roca cuarcítica.
La roca es una cuarcita sericitica muy fina y compacta y de textura es-
quistosa.
Está constituida por diminutos granos de cuarzo (que se ven brillar
claramente en la fractura transversal de la muestra no alterada) unidos
por un cemento abundante de cuarzo muy dividido y sembrado de pajue-
las de la mica potásica llamada sericita, a cuya presencia debe la cuarcita
su aspecto y tacto sedoso.
Se trata de una roca que ha sufrido en forma muy intensa los efectos
de un metamorfismo, principalmente dinámico. Las acciones mecánicas
que le han dado la esquistosidad, han deformado levemente y roto muchos
358 PHYSIS (1V, 1918)
de sus granos de cuarzo y han afectado tan profundamente a su cemento
de sílice que éste se presenta muy finamente fracturado.
La infinidad de grietas producidas corresponden con notable regulari-
dad a dos direcciones generales que se cruzan, siendo la más importante,
paralela a la esquistosidad.
En todas partes el cemento muestra esta finisima y regular división y
las pajuelas de sericita se han formado preferentemente en las superficies
de fricción de las líneas de fractura principales.
La destrucción tan fácil y profunda de esta roca tan compacta, y com-
- puesta, puede decirse, exclusivamente de sílice limpia y transparente, se
explica claramente por la extrema división del cemento, el cual es más
abundante que los granos de arena incluidos.
La tierra fina producida por la completa destrucción contiene sencilla--
mente los elementos de la roca que han quedado libres sin sufrir altera-
ción. Es por lo tanto una arena fina sericitica.
Resúmenes de otras comunicaciones
CARLOS BRUCH, Comunicaciones entomológicas
I. Una curiosa ponerina de Córdoba
Presentó un ejemplar (PQ) y el dibujo de una interesante hormiga que encontró el
verano pasado en Alta Gracia. 0
Se trata de una nueva especie perteneciente a un género desconocido en la América
del Sur, pues ha sido señalado hasta la fecha solamente de Norte América, África,
Asia y de Australia.
Discothyrea neotropica es el nombre de la nueva hormiga, de la cual el autor explicó:
las principales características y cuya descripción irá en el número próximo de esta re-
vista.
ll. Biología de Cotinis semiopaca Moser
Mostró después varios coleópteros «Cetonias», cuyas larvas se crían en los nidos de:
la hormiga negra (Acromyrmex Lundi) y que correspondían a las siguientes especies :
Cotinis semiopaca Moser; Gymnetis chalcipes Gor et Percn.; Gymnetis (Hoplopyga)
reticulata KirBY y Gymnetis (Marmarina) tigrina Gorx et Prercn.
De la primera de las especies citadas describió el desarrollo y ciertas particularida-
des de la larva y ninfa, observaciones que serán también publicadas en el número pró-
ximo.
I11. Huéspedes de la hormiga negra recolectados por el senor Juan Bosq
Los insectos proceden de tres nidos de Acromyrmew Lundi y fueron recogidos en
Flores (Buenos Aires) el 29, vir; 3, vir y 8, 1x de este año. He aquí la nómina de las.
especies :
COMUNICACIONES
SON
Orthoptera : Allaphila Bergi Bolivar. — Este pequeño blátido es común en casi to-
dos los nidos.
Coleoptera : Staphylinidae :
Phopalopherus Gestroi Bera. — Uno de los huéspedes más característicos de esta
hormiga, encontrándose a veces por millares en un solo nido.
Ozxytelus (Anotylus) opacinus Berxu. — Los estafilínidos de este género son estercora-
rios. Boso ha capturado numerosos ejemplares, mientras el disertante lo obtuvo so-
lamente en una ocasión en La Plata y en Jujuy. El tipo de la especie procede del Brasil.
Medon myrmecophilas Beryu. — Algunos ejemplares; no es raro en La Plata.
Myrmecomedon Bruchi Bervu. — Tres ejemplares de esta curiosa especie, también
encontrada en los nidos de La Plata, pero nunca en abundancia.
Helerothops formicetorum Brrwm. — Este estafilínido, muy ágil, es común en todos
los hormigueros.
Ocyota Bruchi Berxó. — Hubo tres ejemplares mezclados con Ocalea funebris LywcH
A., que es un huésped casual de la misma hormiga.
Pseudodinusa Richteri BerxH. — Muy común en todos los nidos.
Pselaphidae : Bythinoplectus formicetorum Raver. — Encontrado hasta ahora úni-
camente con la hormiga negra, de la cual es huésped asiduo.
Hamoloides punctulatas Rarrr. — Un ejemplar; no es exclusivamente mirmecófilo.
Scydmaenidae : — Las tres especies recibidas son también comunes en La Plata ;
por falta de bibliografía no fué posible determinarlas hasta la fecha.
Histeridae : Phelister prope suturalis Schminr. — Esta especie se encuentra en mu-
chos nidos sin ser exclusivamente mirmecófila; la determinación se debe al Rev. Prof.
WiasMann.
Discoscelis Arechavaletae Mars. — Este curioso histérido fué hallado también por el
Dr. Brucn en La Plata, siempre en las cúpulas de los nidos.
Scarabaeidae : Euparia bitubericollis Scmminr. — Bosq encontró muchos ejempla-
res de este afodio, que es raro en La Plata.
Las demás especies de la pequeña colección son huéspedes casuales y han sido encon-
trados también por Brucn en nidos de La Plata; éstas son :
Philonthus quadraticeps Bom. Ocalea funebris Lyscn A. Atheta palliditarsis LywcH A.
Meronera Sharpi LíxcH A. Alphitophagus platensis Brucm n. sp. Formicilla leporina
Lar. Anthicus vicinus Lar. y Anthicus parvus Pic.
CARLOS LIZER, Psílidos y Cóccidos nuevos para la fauna argentina.
El Sr. C. Lizer presentó dos especies de Psilidos, nuevos para la fauna argentina:
la Trioza alacris y la Psylla pyricola.
Además exhibió cuatro especies de Cóccidos también nuevas para el país, pertene-
cientes a la familia de los diaspinos : siendo ellas la Diaspis carueli, el Aspidiotus lata-
niae y dos Parlatoria : P. calianthina y P. pergandei var. camelliae.
GUIDO BONARELLI, Nuevos afloramientos fosilíferos de la ingresión querandina en las inmediacio-
nes de la ciudad de Buenos Aires.
El autor enumeró y describió algunos afloramientos fosilíferos de la ingresión mari-
na cuaternaria en el valle del Riachuelo, entre ellos los siguientes : Corrales del Mata-
dero, arroyo Cildañez, esquina Curapaligué y Castañares, Nueva Pompeya y ribera iz-
quierda del Riachuelo, cerca del puente Victorino de la Plaza.
360 PHYSIS (1V, 1918)
SESIÓN DEL 30 DE NOVIEMBRE DE 1918 (1)
Presidida por A. Briaxcmr Liscmerri, presidente
Presentes : Guino BoxareLtr, Francisco Criventi, Luis DeLérane, M. Dorerto-Ju-
RADO, Juana DiuckmanÑN DE KyBureG, CarLos LizerR, AÁucGusto €. ScaLa.
JEAN BRETHES, Description de deux Coléopteres Cantharides de Catamarca.
Epicauta Luciati Bxrrrues, n. sp.
Capite, antennis, corpore, elytris pedibusque nigris, macula minuta
frontali et prothorace aurantiacis, mandibulis apice ferrugineis. Long. :
17 mm. Lat. maxima : 4 mm.
Vue de devant la téte est suborbiculaire, luisante, les yeux plus pres de
Pavant que du bord postérieur, avec ponctuation laxe, une impression
longitudinale au front, la face séparée de l'épistome par une impression
transverse, le labre transverse, ses angles arrondis. Antennes avec le scape
aussi long que le diamétre vertical des yeux, l'article suivant petit, nodi-
forme, les articles suivants un peu comprimés, progressivement plus
courts vers l'extrémité, le dernier acuminé á l'extrémité. Le cou a une
ponctuation fine et serrée. Le prothorax est campanulé, légérement plus
long que large, le plus large vers ses ?/, postérieurs, puis á peine moins
large vers l'arriére et bien plus visiblement vers l'avant; lisse, avec une
forte impression transverse vers le '/, antérieur et une légére impression
longitudinale pres de la base. Élytres paralléles, déhiscentes á la suture,
avec un fort chagriné partout ce quí les fait paraítre assez opaques, ex-
cepté au callus huméral et á Pextrémité oú elles sont luisantes. Sur cha-
que élytre on distingue á peine 4 cótes longitudinales, sans conter les
bords sutural et latéral quí sont un peu plus relevés. Pleures, abdomen et
pattes luisants: des poils noirs trés courts et épars sur tout le corps, bien
plus denses aux tibias et tarses. Tous les articles des tarses avec un cana-
licule inférieur.
Je me fais un plaisir de dédier l'espéce au R. P. Léon Luciar qui a re-
cueilli l'exemplaire type á Catamarca.
(1) La Sociedad no celebra sesión el mes corriente (diciembre).
COMUNICACIONES 361
Tetraonyx catamarcensis Brirtues, n. sp.
Nigro-flavo variegato. Flavi sunt : lunula transversa frontali, protho-
race (macula sat magna triangalari basali nigra) elytris dimidio basal,
tibús (ima bast et apice exceptis), tarsis posticis art. 2 basalibus (obscure).
Cetero nigro. Long. : 13 mm.
Des poils courts et tres serrés, nolrs sur les téguments noirs, jaunes
sur les téguments jaunes. Vue de devant la téte est subcarrée, légérement
transverse, les yeux plus pres du bord antérieur que du postérieur; la
ponctuation assez serrée; une impression frontale au niveau de l'insertion
des antennes, le labre transverse, un peu échancré a son bord antérieur.
Les antennes peuvent atteindre presque le bord postérieur du prothorax :
le premier article est un peu plus long et plus gros que le 3'", á peine
long comme la moitié du diametre transversal de l'ceil; le 2** article est
petit, moniliforme; le 3”" article est un peu plus long que le 4”; á partir
de celui-ci, les articles deviennent progressivement et légérement plus
larges; le dernier est une fois et demie plus long que le précédent, trés lé-
gérement sécuriforme. Pronotum subcarré, un peu plus large que long,
tronqué en avant, les cótés latéraux trés légérement convergents vers
Varriére, le bord postérieur un peu arqué. La tache basale noire est en
triangle tridenté vers l'avant sans atteindre le bord antérieur du thorax.
La ponctuation est fine et serrée : sur le disque il y a deux petits espa-
ces imponctués. L'écusson a ses bords latéraux paralléles et en demi-cer-
cle le bord postérieur. Les élytres sont plus larges (4 : 3) que le thorax,
paralléles, le plus larges vers le e postérieur, déhiscentes en face du
noir apical, finement ponctuées. Le noir apical s'avance au milieu de cha-
que élytre en une légére pointe avec encoche au bord externe.
Un exemplaire également recueilli par le R. P. Léox Lucrar, á Cata-
marca.
PEDRO SERIÉ, El género « Siphonops » (Cecilido) en la Argentina.
Los batracios ápodos están representados en la Argentina sólo por el
Chthonerpeton indistinctum (KR. L.) Prks., especie de vasta distribución
en Sud América y relativamente común en los alrededores de esta capital ;
mientras que en el Brasil existen tres géneros más : Cocilia, Typhlonec-
tes y Siphonops.
Este último, que cuenta allí cinco especies, debe incluirse también en
la fauna argentina, habiendo sido encontrado el ejemplar que se presenta
PHYSIS. —T. IV 25
362 PHYSIS (IV, 1918)
en San Ignacio (Misiones), por el Sr. Horacio Quiroca, quien lo remitió
al Museo nacional con una pequeña colección de ofidios.
Corresponde por el número de sus anillos y la colocación de su ten-
táculo a la especie Siphonops paulensis BoerrGErR, encontrado sólo en el
estado de San Paulo (Brasil).
Tiene 116 anillos completos y mide 310 milímetros de largo por 10 de
ancho.
Este género se distingue exteriormente de Chthonerpeton especialmente
por sus anillos completos y muy pronunciados que forman en los flancos
como estrías blanquizcas; además, el tentáculo o sifón situado muy cerca
del ojo, mientras que en Ch. está a igual distancia del ojo y de la fosa
nasal.
Se diferencian, además, por otros caracteres anatómicos : el cráneo de
Siphonops posee el hueso etmoides, ausente en Ch., y una sola hilera de
dientes en el maxilar inferior en vez de dos que existen en los géneros
Chthonerpeton y Typhlonectes.
La coloración es uniforme, de un pardo o apizarrado. más o menos in-
tenso, e igual a Ch. Pero sus hábitos, al contrario de éste, parecen ser
más terrestres que acuáticos. Su alimento consiste en vermes, larvas e in-
sectos.
G. BONARELLI, La « Estheria » de Cacheuta.
La Estheria de Cacheuta ha sido descrita y figurada por diferentes
autores con diferentes nombres, pero por derecho de prioridad, deberá
llamarse Estheria Forbesú Joxes, según la sinonimia que damos a conti-
nuación :
Estheria Forbesii T. R. Jowxs
1862. Estheria Forbesú Y. R. Jowes, A monogr. of t. foss. Estheriae,
Pal. Soc., 1862, pág. 109-111, pl. IV, fig. 8-11 (collected by
Forbes at Cacheuta).
1878. Estheria mangaliensis Gerxtrz, Ueb. rhát. Pflanz.-u. Thierreste in
d. argent. Prov. La Rioja, San Juan u. Mendoza StELZNERS Beltr.
z. Geol. u. Pal. d. Argent. Rep., 1, Bd., Pal. Theil, HI. Abth.,
pag-:3, Taf. L, fig. 1-6.
1887. Estheria mendocina Pmwu1er1 Fósiles terciar. y cuart. de Chile, pág.
22, tab. bo, fig. 12 (fósil de Cacheuta).
»1912. Estheria mangaliensis DeLmags. Ein Rhit. Vork. an o. patagon—
> o
Comu NICACIONES 36
O
kuste. Centralbl. f. Min. Geol. u. Pal., n* 24. pág. 776 (c. Bi-
bliogr.).
1914. Estheria mendocina Boxarett, La estructura geológica, etc., del
distrito minero de Oran, Ministerio de Agricultura, Boletín nú-
mero y (serie B), pág. 32.
1918. Estheria Forbesú KemeL. Ub. d. patagon. Tafell. u. s. w. Zel-
tschr. d. deutsch. wissen. Ver., etc., Buenos Aires, 1918, I.
Heft, pág. 41 (c. Syn.).
Le debemos al Dr. KrimeL la rectificación del error cometido por
GeErrrz en la determinación específica de esta forma. Sin embargo, me
complazco en dejar constancia que el primero en abrigar dudas sobre el
valor de dicha determinación, he sido yo; sólo que, por no tener en ese
entonces a la vista el trabajo de T. R. Joxes, creí en un principio que a
la Estheria de Cacheuta se la debiera llamar con el nombre (mendocina)
propuesto por PmiLirrr. En todo caso no se me había escapado que dicha
Estheria no podía ser la mangaliensis Joxes.
Muchos colegas de mi oficina hicieron caso omiso de mis observaciones
publicadas al respecto (loc. cit.) y siguieron empleando la denominación
especifica adoptada por Grimtrz para la Estheria en cuestión.
EUGENIO GIACOMELLI (La Rioja), Observaciones entomológicas.
Apuntes sobre Dryocampa bilineata Burm.
El abundante material que, gracias a la iluminación eléctrica instalada
en esta ciudad, he podido recoger últimamente, me ha inducido a reunir
en este breve artículo, los datos que se conocen sobre esta bonita especie,
aun poco estudiada, añadiendo como novedad uno que otro. detalle que el
examen atento de dicho material me ha proporcionado. He aquí todos esos
datos :
Fué descubierta por BurmerstER, que la llamó Ceratocampa o Dryocam-
pa bilineata, incluyéndola en el género Ceratocampa Hanras, referible en
la sinonimia a Anisola Huesxer. Fué descrita brevemente en la Descrip-
tion physique de la Rép. Argentine, tomo V, página 495 y dió en el
Atlas correspondiente a esta obra una figura bastante buena (fig. 8 de
la pl. XXIV). Esta figura de BurmersTER, representa el único ejemplar g'
que entonces se conocía, hallado en Entre Ríos, al lado del río Uruguay.
Si como es probable, esta figura es exacta, el tipo de Burmeister, se-
ría completa y absolutamente blanco, sin puntuaciones ni átomos ne-
364 PHYSIS (1V, 1918)
gruzcos, y con las alas del segundo par desprovistas de todo dibujo. La
oruga y crisálida de esta especie, parecen ser hasta el presente completa-
mente desconocidas, y ningún otro autor, después de Burme1stER, hasta
los presentes apuntes parece haberse ocupado más de ella. Yo, en el tomo
LXXII, página 19, etc., de los Anales de la Sociedad Cientifica Argenti
na, al tratar de varias e interesantísimas especies nuevas de Dryocampa,
añadí una descripción de una forma de bilineata, que llamé atomosa, por
abundar en ella los puntos o átomos negruzcos, hasta el punto de cubrir
casi toda la superficie anterior y hasta la posterior de las alas. Esta forma
fué fundada sólo en los JS.
Ahora, con el material actual, podemos observar y anotar lo siguiente :
1” Que parecen los gg ser en esta especie mucho más comunes que
las QQ, o quizá esto suceda por ser más ágiles y voladores, y por con-
siguiente, más fácilmente atraídos por la luz artificial. En efecto, para una
muy larga serie de í', sólo conseguí unas pocas Q Q, de las cuales
conservo dos. Éstas, son mucho más pesadas y de abdomen más grueso,
siendo éste blanco, a lo menos en las que yo poseo, no rosado como en los
OS. Se distinguen fácilmente por su mayor tamaño y por las antenas
no plumosas. Encontré a veces ejemplares aislados de Q Q, incapaces ca-
si de volar, y completamente inmóviles, de día, sobre plantas. Hay que
notar que la especie de que tratamos, antes poco frecuente, casi rara, se
hizo común, después de las instalaciones de luz eléctrica;
2 Que los S'S' parecen ser individualmente muy variables, y mucho
más por la coloración que por el tamaño. En efecto, en los numerosos
ejemplares que poseo, y otros muchos que examiné hay algunos casi en-
teramente blancos, aunque no ví hasta ahora ninguno completamente
albo como el figurado por BukmristeR, pasando insensiblemente de los
casi blancos, hasta los que tienen las alas casi completamente manchadas
de átomos negruzcos, como los llamé f. atomosa en el trabajo citado. Este
nombre debe, pues, conservarse para los ejemplares extremos, enteramen-
te chorreados, casi grises, habiendo una cantidad de individuos de trán—
sito. Más interesante es la coloración de las alas del segundo par en la
superficie anterior. En efecto, esta coloración es sumamente variable,
habiendo individuos con las alas del segundo par blancas, otros apenas
provistos de una raya negruzca, o a veces rosada, que va desde el ángulo
externo hasta más o menos el centro del disco, con o sin átomos negruz—
cos, mientras que hay otros, muy interesantes, que presentan toda la su-
perficie anterior de las alas del segundo par, intensamente coloreada, sea
de rojo vinoso, sea de gris, presentando dos variaciones principales, la
roja y la gris, con formas más débiles de color y de tránsito y aun mez-
[$11
COMUNICACIONES 36
clados entre la una y la otra, hasta llegar a ejemplares que presentan co--
loraciones extremas. Tengo uno con las alas del segundo par casi todas
intensamente rosadas, otro casi negras, asemejándose este último en as—
pecto, aunque completamente distinto, a la especie descrita en el trabajo
citado como Dryocampa inversa, con la diferencia que en ésta domina el
color negruzco en las alas del primer par (sup* anterior) y en D. bilineata,
que describo en las del segundo (sup” anterior). La página inferior de las
alas no presenta por el contrario, variabilidad manifiesta, y es siempre
uniformemente blanca, o casi, en todos los FF examinados, excepto en
los de la forma atomosa, en que aparecen como en la página superior de
ésta, átomos negruzcos más o menos abundantes.
Volviendo al examen de la página superior anoto que en las Q Y, a lo
menos en todas las que examiné y en las que ahora poseo, no se ha en—
contrado hasta el presente la variabilidad de coloración, antes señalada en
el otro sexo.
A pesar de ser el material descrito y examinado abundante y selecto,
creo que se necesita aún mayor cantidad, porlo menos de Q Q, para nue-
vos y más completos estudios y así quizá podrán descubrirse formas in—
dividuaies nuevas, que conduzcan paulatinamente a las especies inversa e
inverso-atomosa por mí antes descritas en el citado trabajo, que por aho-
ra se conservan indiscutiblemente como bonae species. Si conseguimos
aún más material, será este hecho objeto de ulteriores estudios.
ANOTACIONES BIBLIOGRÁFICAS
Burmerster H., Description physique de la Rep. Argentine, tomo V y Atlas. Año 1878.
GracomeLtI E., Lepidópteros riojanos nuevos o poco conocidos, en Anales de la Sociedad
Cientifica Argentina, tomo LXXII, página 19, etc. Año 1911.
GracomeLtLI E., Algunas novedades de lepidopterología argentina, en Anales del Museo
Nacional de Buenos Aires, tomo XXII, páginas 359-363. Año 1915.
Melittia Arcangeli Giac. y Mallophora ruficauda Wir.
Es de señalar el parecido aparente entre el lepidóptero primeramente
citado y el Asilídeo que le sigue a continuación. En efecto, el conjunto de
forma, coloración, etc., de ambos insectos, muy diferentes en un análisis
de gabinete. puede confundir y en realidad confunde cuando ambas espe-
cies vuelan en campo libre. Sin embargo, nótese que la mariposa Melittia
es infinitamente más rara que el diptero Mallophora, sin ser éste, sin em-
366 PHYSIS (IV, 1918)
bargo, común. El modo de volar de ambos es muy diferente y el vuelo
planeado del Asilídeo, lo hace distinguir bien del vuelo trémulo de Melit-
tia, que recuerda el de los Sphingiídae. Además, el Asilídeo, se encuentra
a veces en el suelo, cosa que nunca pasa, que yo sepa, con Melittia. Pero
ambas se encuentran en los días secos y de terrible calor del verano y en
las mismas localidades. Si uno es mimético del otro y por qué, no puedo
asegurarlo, y sería interesante hacer más observaciones al respecto, pues
no veo qué utilidad pueda reportar a Melittia la semejanza bastante mar—
cada con Mallophora, tanto más que la primera imita ya bastante bien y
con ventajas evidentes el color de los gigantescos himenópteros aguijo-
neados del género Pepsis (Brethesta?) que le acompañan continuamente
o que mejor dicho se encuentran tan comunes en todas partes durante la
época de los calores. Esta triple semejanza en insectos de órdenes dife
rentes (Lepidoptera, Diptera, Hymenoptera), sin embargo, deja mucho
que pensar y más aun que observar.
Invito a los colegas, sobre todo los biólogos y aficionados a las formas
miméticas a provechosas observaciones en la época oportuna.
Nota. — Debo la determinación de Mallophora a la amabilidad del Dr. Sruarr M. Prsmx6roN,
que me lo identificó.
FERNANDO LAHILLE, Nota sobre dos casos teratológicos observados en unos peces.
1” El Sr. Paso MÉxbgz, dueño de uno de los «puestos» del Mercado
del Plata, regaló recientemente al Museo Nacional de Buenos Aires un
lenguado (1) procedente de Mar del Plata (octubre, 1918), que presenta
una malformación interesante. Ésta se explica por una detención experi-
mentada en la evolución normal del animal.
Este pez pertenece a la especie Paralichthys brasiliensis (Raz) Jorb.
Goss.
Se sabe que en el suborden de los Heterosomata, al cual corresponde,
el cuerpo presenta al principio un desarrollo perfectamente simétrico en
relación al plano sagital medio, y que sólo secundariamente estos peces
se recuestan, sea del lado derecho, sea del izquierdo, volviéndose pleu-
rostáticos como algunos invertebrados de los grupos de los acéfalos, crus-
táceos. tunicados, etc.
A medida que en los Heterosomata se produce este cambio de orienta-
ción del cuerpo, el ojo del costado que va ser inferior. se traslada hacia el
(1) Registrado en las colecciones del Museo bajo el número g6o3.
COMUNICACIONES 367
otro lado por torsión gradual del esqueleto craneano, cuando no por per-
foración directa. :
Se sabe además que la pigmentación del costado ciego, es casi siempre
mucho menos intensa que del lado de los ojos, cuando no enteramente
nula.
Los lenguados que pertenecen al género que nos ocupa son destrostá-
ticos, es decir, que viven recostados sobre el lado derecho y por lo tanto
sus ojos quedan situados en el lado izquierdo de la cabeza.
Pues bien, en este ejemplar se ve que el ojo derecho en su migración
hacia la izquierda, se ha quedado en el medio del trayecto sobre la línea
sagital media y frente por consiguiente, a la aleta dorsal.
El largo de este pez es de 201 milímetros, y de 240 milímetros com-
prendiendo la aleta caudal. En los representantes normales del género
Paralichthys, la aleta dorsal en su desarrollo no se extiende hacia adelan-
te, sino cuando el ojo derecho ha pasado ya completamente al costado
izquierdo, y entonces su origen llega a un nivel anterior al borde anterior
del ojo. En el lenguado que nos ocupa la detención en la situación del ojo
migratorio, el cual ha quedado simétrico como el ojo de un ciclope, ha
impedido la prolongación de la aleta dorsal, la cual se termina formando
una pequeña protuberancia situada atrás del ojo.
Es de notar que el costado derecho de este lenguado es enteramente
pigmentado y de la misma manera que el lado izquierdo. Entretanto, en
los individuos normales, el costado derecho queda enteramente blanco.
Por consiguiente, es de presumir que este pez durante su vida, siguió
nadando verticalmente a pesar de la altura de su cuerpo y de su poco es-
pesor, como lo hacían sus antepasados. y como lo hacen aún hoy en día
las palometas, por ejemplo.
En Francia los pescadores llaman soles doubles o plies doubles a los
lenguados que tienen ambos lados del cuerpo pigmentados, teniendo sin
embargo los ojos situados de un mismo costado de la cabeza.
La interpretación de este fenómeno puede deducirse del caso que nos
ocupa y se podría pensar que en estos peces la migración del ojo se pro-
dujo de un modo tardío, y que la pleurostasis atrasada había dejado tiem-
po para que se efectuara la pigmentación en el costado del cuerpo que iba
a quedar hacia abajo. e)
Por lo demás, el hecho podría interpretarse también, sea como un caso
simple de atavismo, sea porque estos peces se han encontrado en situacio-
nes físicas O biológicas tales, que tuvieron que alejarse frecuentemente del
fondo del mar, exponiendo muchas veces así a la luz su costado inferior.
En el género Hippoglossina Srewb. (que no difiere en realidad de Para-
308 PHYSIS (IV, 1918)
lichthys, sino por un caracter insignificante: el origen de la dorsal está si-
tuado al nivel de la pupila en Hippoglossina, en vez de ser anterior al ojo,
Sympterygia Bonapartei M. H., ejemplar monstruoso (tamaño natural)
como en Paralichihys), los ojos son en algunas especie indistintamente
derechos o siniestros.
Se concibe por lo tanto que entre -estas formas,tan afines, más de una
vez se deben presentar casos análogos al que nos ocupa.
COMUNICACIONES 369
De todas maneras, se ve que no son pocos, por cierto, los problemas
que suscita el lenguado monstruoso de Mar del Plata.
2" Hace algunos años recogí personalmente en Mar del Plata unas ra-
yas del género Sympterygia y entre ellas encontré un ejemplar, cuya fo-
tografía adjunto a la presente nota. Este ejemplar ofrece un gran interés
por el hecho de darnos a conocer la marcha que ha seguido la naturaleza
para pasar de las rayas típicas a las formas que constituyen el género
Symplerygla.
En las primeras, las pectorales, por desarrolladas que estén, no llegan
hasta el rostro. En el ejemplar de Mar del Plata las pectorales presen-
tan cerca de su base anterior dos prolongaciones triangulares más largas,
que el mismo rostro, y si ellas llegasen a aproximarse al mismo rostro sol-
dándose con él, determinarían el carácter morfológico especial del género
Sympterygia.
Como en el caso anterior, la monstruosidad que señalo ha sido provo-
cada por una detención en el desarrollo normal del pez.
Por lo demás, esta especie, Sympterygia Bonapartel M. H., atraviesa
un periodo de crisis, pues presenta alrededor del tipo principal, numero-
sas variaciones bruscas (prolongación del hocico, longitud de la cola, an-
cho y forma de las pectorales, etc.), que podrían denominarse variedades
y aun especies, si fuese posible demostrar su transmisión hereditaria.
Recordaré que, en este caso, estas variaciones se referirían a las que
De Vries llamó mutaciones y que sería preferible designar, como lo hace
C. DeréreEr, con el nombre de explosiones, por haber Waacen usado
mucho antes de De Vries la palabra mutación para expresar un fenómeno
enteramente opuesto : la variación lenta y gradual de las especies fósiles
en las capas sucesivas de los terrenos.
Si el pequeño laboratorio maritimo que levanté en 1899 en Punta Mo-
gotes, hubiera sido mantenido, el estudio biológico de Sympterygia Bo-
napartel M. H. sería de recomendar a la atención de un naturalista de
verdad.
Resúmenes de otras comunicaciones
AUGUSTO TAPIA, Una mandíbula de Dinosaurio procedente de Patagonia.
El fósil del que se da cuenta en esta breve comunicación, procede de los sedimen-
tos que representan al piso Pehuenche de la formación guaranítica y fué coleccionado
por el autor en las barrancas del noroeste del lago Colhué-Huapí, en las inmediacio-
nes del nacimiento del río Chico, durante su viaje al territorio del Chubul, en 1917.
370 PHYSIS (IV, 1918)
Se trata de una porción mandibular (dentario izquierdo, incompleto) de un Dino-
saurio del grupo Praedentata (Marsm) [Orthopoda (Corb)|, que por sus caracteres (1)
encuentra colocación, como género y especie nuevas, dentro de la familia Ceratopsidae
(Mars); reptiles que hasta ahora su presencia sólo había sido indicada en los terrenos
del Cretáceo superior de la América del Norte y con ciertas dudas en formaciones con-
temporáneas del continente europeo (Austria) (2).
A este Dinosaurio lo designo : Notoceratops Bonarelli n. g,, n. sp. (3).
M. DOELLO-JURADO, Presentación de ejemplares de «Pecten» de la Argentina.
El autor presentó diversos ejemplares de Pecten patogonicus Kix6 y de P. Patriae,
n. sp., a los que se refiere en la segunda parte del artículo ya impreso, Dos nuevas
especies de moluscos marinos, en el presente número de esta revista.
(1) En una próxima publicación se hará la descripción detallada del fósil en cuestión.
(2) Ver Harcuer y Lui «Monograph on the Ceratopsia» in Geological Survey, tomo XLIX,
parte 1%, págimas 3, 9, 12 y 13. Año 1917.
(3) Dedico esta especie al distinguido geólogo y amigo Dr. Guimo BoxarELLI1.
MOVIMIENTO SOCIAL
Primera Reunión Nacional.
Se ha comenzado la distribución de las publicaciones referentes a la
Reunión de Tucuman.
Según lo resuelto por la Comisión Organizadora, de acuerdo con la Co-
misión Directiva de la S. A. C. N., los trabajos presentados, así como las
actas de las sesiones, se publican por secciones, separadamente cada una
de éstas o reunidas en dos o más, según su extensión.
Las tiradas aparte de cada sección, en número limitado, están destina-
das a ser distribuidas entre los colaboradores de la misma e instituciones
científicas del país y del extranjero que cultivan especialmente las mate-
rias de que ella trata.
Los señores adherentes recibirán un ejemplar del volumen completo
que comprende todas las secciones.
Las tiradas aparte de cada trabajo serán por cuenta de los autores.
Renovación de la Comisión Directiva de la S. A.C. N.
En la asamblea ordinaria del 20 de julio próximo pasado fué puesta en
posesión de su cargo la nueva Comisión Directiva de la S. A. C. N. para
el período 1918-1919, constituida en la siguiente forma :
Presidente, A. Braxcmr Liscnerri; vicepresidente, Guino BoNARELLI ;
secretarios, C. A. M. CoromBo e ILpeEroNSO €. VATTUONE ; secretario de
redacción, HiróLiro PouysskGuR ; tesoreso, Francisco CRIVvELLI; admi-
nistrador, Lorewzo R. Paropr; bibliotecaria, señorita Cernina MoLixa Y
Vera ; vocales, Franco PastorE y Juan J. NáGERA.
En dicha asamblea el presidente saliente Dr. Franco PasrorE leyó su
informe sobre la marcha de la sociedad en el período anterior, y el teso-
372 PHYSIS (IV, 1918)
rero Sr. F. CrrveLui presentó el balance correspondiente. Ambos docu-
mentos aparecerán en el próximo número de esta revista.
El tomo IV de PHYSIS. Subscripción para ayudar a su publicación.
Debido a dificultades principalmente económicas, se ha resuelto publi-
car este año sólo dos números (16 y 17) de esta revista, aunque el total
de páginas (392) que ellos suman equivale aproximadamente a las del to-
mo que anualmente corresponde. El presente volumen será completado
con las entregas que aparezcan el año próximo (1919).
Para salvar aquellas dificultades se ha abierto una subscripción extraor-
dinaria entre nuestros asociados y colaboradores como ya se anunció en
el número anterior. La mayor parte de ellos han respondido generosa-
mente. En el próximo número de nuestra revista se publicará la nómina
de los donantes y las cantidades subscritas.
Hasta entonces la subscripción permanecerá abierta en la secretaría
de la sociedad.
Nuevos socios activos.
Últimamente han sido aceptados como socios activos de la S. A. C. N.
los siguientes señores : Dr. Mires Sruarr PenwrvcroN, Quilmes (prov.
Bs. Aires); Sr. ABeLarDO Gato, Capital federal; Dr. Haws Seckr, Ca-
pital federal ; Sr. Exrique MoLrivart, Capital federal.
CRÓNICA
Homenaje a Juan B. Ambrosetti.
El 28 de mayo del corriente año, primer aniversario de la muerte del Dr.
Juan B. AmrosErrI, tuvo lugar en la Universidad de Buenos Aires un home-
naje a su memoria, consistente en la inauguración de la sala principal del
Museo etnográfico, la cual, por resolución del Consejo directivo de la Facul-
tad de filosofía y letras, llevará el nombre del renombrado arqueólogo, y la
colocación de un busto de bronce con que los alumnos de la misma Facultad
consagran, de un modo perdurable, el recuerdo de su ilustrado profesor.
En esta oportunidad el Dr. S. DeBexeDETT1 pronunció, después de las pala-
bras de apertura del acto por el decano de la Facultad, el siguiente discurso :
Esta casa que, hace hoy un año, perdió a uno de sus varones fuertes, a uno de sus
buenos como decididos y constantes colaboradores en su no interrumpida obra, ha que-
rido rendir el homenaje de justicia póstuma a que se hacen humanamente acreedores
aquellos que orientan su vida hacia las playas de un ideal concreto. A esta falange per-
teneció el Dr. Juas B. AmbroserrTI, incorporado a la Facultad, desde 1906, como direc-
tor del entonces naciente Museo etnográfico.
No era un extraño en nuestro mundo científico : su justo renombre lo había con-
quistado a expensas de su propia inteligencia y de la fe puesta en sus iniciativas. En
largas expediciones, en continuados viajes, había ido acumulando, con la seguridad
que da la observación exacta, ese caudal de conocimientos precisos que constituyó su
tesoro científico, jamás puesto en duda. Fué AmmroserríI un investigador serio, hon-
rado y abrió con el ejemplo el rumbo de nuevas disciplinas arqueológicas que, si en
verdad han de dilatar el límite de las conclusiones que esperamos, ellas tendrán, en
definitiva, el sello de firmeza que la ciencia exige.
Cierto es que el período analítico de nuestra arqueología muy lejos está de su tér-
mino, pero, cierto es también, que ya la hipótesis ha invadido su campo y se empiezan
a entrever, entre la niebla de lejanos horizontes, algunas luces que, al agrandarse y
moverse, nos van indicando las nuevas tierras que nos han de llevar a la verdad.
En esta obra reconstructiva de nuestro pasado prehistórico argentino, ÁMBROSETTI
ocupa un puesto prominente por su doble afán desplegado en toda hora; sus investi-
gaciones encierran el doble aspecto a que hoy, indispensablemente, tienden la arqueo-
logía y ciencias afines : el conocimiento del objeto y el conocimiento del ambiente. De
374 PHYSIS (1V, 1918)
este dualismo está llena la obra del ilustre muerto a quien esta Facutald, por una parte,
ha querido honrar, dando su nombre a una de las salas del Museo, y los estudiantes,
por otra, al perpetuar su memoria, entregando a los tiempos este bronce, símbolo de
fama y de justicia.
Fuera vano insistir sobre los altos méritos de mi predecesor y maestro ; hablar de su
obra tan vasta como buena, o de sus conocidas virtudes como hombre y como investi-
gador. Todo eso ha sido ya juzgado en oportuna hora. Su vida íntegra fué consagrada
al estudio de nuestro pasado; recogió el dato disperso, acumuló el material posible, no
sin sacrificios y días largos de penurias y escaceses ; elaboró ideas propias y más de una
de sus concepciones no podrán desdeñarse en el momento de realizar la síntesis a que
todos aspiramos; paciencia y tesón fueron sus normas y un sano optimismo, jamás
calculado, presidió su obra, comunicándole la suave serenidad que en toda ella se des-
taca. Como el obrero que ha puesto toda su confianza y su fe en su instrumento de
trabajo, AmBroseTTI, guiado por las mismas virtudes, nunca vaciló y nunca le intimi-
daron los obstáculos que se interpusieron ante las finalidades que iba sospechando.
Hábil como inteligente, y experimentado como perspicaz, sabía sacar la inferencia más
exacta a base, muchas veces, de un antecedente que para muchos no merecía atención
siquiera.
Largamente podría hablar de este hombre y de su ciencia. Fuí su compañero aquí,
desde el día de su entrada en esta casa y fuí también su compañero desde el momento
que se iniciaron los primeros viajes de exploraciones, cuyos resultados están a la vista.
Durante nuestras jornadas, mortificantes por lo largas y tristes por lo desiertas; durante
los vivaques de nuestros lejanos campamentos, en noches de frío, en medio de esa natu-
ral angustia del que espera un nuevo descubrimiento en la mañana, ÁMBROSETTI, sin
perder su calma habitual, disponía nuevos trabajos, repartiendo persuasiones y pater-
nales consejos. En los apartados valles, cada año se esperaba su paso en las escasas
poblaciones de tránsito; su llegada era ocasión de júbilo y más de una vez yo ví cara-
vanas de gente desfilar ante él en busca de un consuelo o de una palabra de aliento;
yo ví también más de una lágrima rodar por las tostadas mejillas de nuestros paisanos
montañeses : eran lágrimas que el agradecimiento hacía brotar. Los que hemos andado
algo y algo hemos visto en nuestra tierra sabemos de la sencillez dolorosa de las almas
nativas, muchas de las cuales no sospechan el horizonte más allá del límite circuns-
crito por los lomos blancos de las montañas y su contenido psíquico refleja la soledad
del cielo, la desteñida coloración de los cerros y la tristeza sin límites del ambiente.
Así viajó AmMBROSETTI : estudiando y observando para beneficio de la ciencia y des-
parramando bondades para bien de los hombres.
La última fase de su obra y de su vida fué su total consagración a este Museo. A él
le dedicó toda su energía, se desveló por él y con el cariño incomparable que todos le
conocíamos, siguió y presidió su desarrollo, momento tras momento. Atrajo la mirada
de los hombres hacia la naciente institución y, excitando la generosidad de muchos,
smpo encaminarla hacia el Museo, determinando una verdadera corriente de colabora-
ción espontánea que, aumentando sus caudales, lo llevó a ocupar el puesto prominente
que ocupa entre las instituciones similares.
Y hoy, después de haber andado algunos años, sumando a diario esa continua tarea,
anónima para la generalidad de las gentes, hoy que entregamos al examen del público.
el trabajo acumulado en breve tiempo, nos preguntamos casi asombrados ¿cuándo y
cómo nació el Museo etnográfico ?
Era allá por el año 1904. El actual decano, Dr. Norberto Piñero, dirigía también
CRÓNICA
OS
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[$1]
entonces los destinos de esta casa. La colmena de estudiantes, más reducida que ahora,
dejaba grandes claros en las hoy estrechas aulas y galerías de este recinto. Muchos eran
los espacios vacios y muchas las aulas desiertas. Un patio, desconocido por su desfigu-
_ración ulterior, era el lugar de las reuniones estudiantiles durante los intervalos libres;
allí el comentario alegre, traduciendo un anhelo o esquivando el descubrimiento de
una esperanza, llenaba el aire. Y no faltaba tampoco en aquel hermoso marco la nota
más delicada : un jazminero, cuyos pimpollos, creo, jamás llegaron a abrirse en la
planta por la severidad del espionaje diario que, en masa, ejercía la mermada pobla-
ción estudiantil.
Los sótanos eran «tierra inexplorada ». Alguna vez, por ignorados caminos se llegaba
hasta allá. Cerraba la frontera una puerta de hierro infranqueable. Allí se detenían
nuestras excursiones. Pero, al través de los barrotes, lanzábamos, a los lejos, nuestras
miradas para escudriñar el fondo y descubríamos, a la luz sepulcral, filtrada por una
lejana claraboya, una masa informe, grande, sombría, que, después supimos, era un
archivo guardado en enormes cajones.
Nuestras raras visitas fueron siempre recibidas con prolongados aullidos que partían
desde lo más profundo de aquel antro obscuro, especie de caverna, especie de cata-
cumba : era la recepción hostil de una numerosa familia de gatos que crecía en la
mayor holganza y en la más amplia libertad, aumentando en número y fiereza a me-
dida que las generaciones se iban sucediendo. Tal fué el salvajismo de estos huéspedes
que, antes de ubicarse allí el Museo, fué necesario proceder a una limpieza general de
estas fieras, ordenándose la pena capital para todas.
En un ambiente así, modesto, bastante original y casi con la misma rareza de los
que aquí veníamos, atraídos no sé por qué, pero en todo caso por cierto lirismo, que
más de una vez despertó sospechas y sonrisas entre los estudiantes de otras facultades
que se tienen por más prácticas y positivas, en este ambiente, digo, transcurrieron los
primeros años, vacilantes, de esta nueva institución.
Con la lentitud exigida por las circunstancias, se iban llenando los claros visibles,
dotando las nuevas cátedras en la medida de las necesidades crecientes. Fué así que,
por primera vez en la América del Sur, nuestra Facultad de filosofía y letras incluyó
en sus planes los estudios de Arqueología americana. Pero la enseñanza de esta mate-
ria era, sin duda, deficiente. No bastaba explicar los restos industriales abandonados en
tierras más o menos lejanas por nuestros aborígenes, para determinar así caracteres
culturales o parentescos de civilizaciones muertas o prácticas y costumbres determinan-
tes de un dado estado social.
Y fué, precisamente, notando esta falla, en un examen de arqueología, que el Dr.
NorBerTO Piñero tuvo la idea clara de la creación de este Museo etnográfico, que, des-
pués de catorce años, su fundador acaba de abrir al público.
Por ordenanza del 8 de abril de 1904 quedó, pues, fundado el Museo para reunir,
entre otras cosas, los materiales que se fueran recogiendo en las distintas exploracio-
nes que se llevaron a cabo. Se iniciaron las colecciones arqueológicas con 16 piezas de
bronce, calchaquíes y peruanas, donadas generosamente por el Dr. IxbaLecio Gómez.
El Museo empezaba a ser una realidad, pero faltaba el especialista que de alma se
entregara al cuidado de su crecimiento. No fué difícil hallarlo. Indicado AmBROSETTI,
con el aplauso y el apoyo de todos, inició de inmediato la tarea, trazó los primeros
planes de expediciones arqueológicas, bosquejó proyectos y con toda la energía y amor
de que era capaz, empezó a guiar por seguros caminos la institución que en pocos años
habría de llegar a adquirir la importancia que actualmente tiene.
376 PHYSIS (IV, 1918)
En 1905 partió la primera expedición arqueológica de esta Facultad con destino a
Pampa Grande, en la provincia de Salta. Iba bajo la dirección de AmBroseErTI, y toma-
ron parte en ella profesores (entre otros CarLos O. BuxcE, cuya prematura desaparición
deploramos) y alumnos que demostraban interés por esta clase de investigaciones. Con
este viaje se iniciaron los estudios sistemáticos del noroeste argentino que, si bien eran
ya numerosos, carecían de la documentación pertinente que se exige en disciplinas de
esta naturaleza.
El material arqueológico, reunido y documentado con riguroso método, fué abun-
dante y dió motivo para la publicación de la primera monografía de la Sección antro-
pológica, donde se encuentran consignados los resultados de esta exploración y plantea-
dos algunos problemas cuya solución está pendiente todavía.
Desde entonces no se interrumpieron los viajes anuales : fueron unos a la grandio-
sa ciudad prehistórica de La Paya, en el corazón del valle Calchaquí ; fueron otros al
sorprendente Pucará de Tilcara, en la quebrada de Humahuaca ; otros a los lejanos e
inhospitalarios valles catamarqueños ; o a las casi inaccesibles mesetas tucumanas o a
las planicies pampeanas o a las solitarias tierras magallánicas o las pantanosas islas del
Delta del Paraná. En todos, la dirección de ÁmBroseETTI, su tesón, su resistencia y su
amor profundo por las viejas cosas de nuestra tierra dieron los resultados que todos
conocemos y que ya se han vulgarizado en buenos libros que están al alcance de todos.
En esta transformación de los estudios de nuestra prehistoria, honroso es declararlo,
gran participación ha tenido esta casa al través de su museo y de la labor que de con-
tinuo realiza.
Los progresos del museo fueron tan rápidos que el mismo AmBROsETTI, en IQI2, en
el informe pasado al señor decano, declaraba sorprendido que en seis años de trabajo
se había logrado reunir colecciones documentadas cuyas piezas ascendían a 12.156;
cinco años después de aquella fecha cuenta nuestro museo con 27.000 ejemplares ar-
queológicos y etnográficos.
En estas series, como podrá observarse, predominan las de carácter argentino y
americano, sin que ello signifique que se hayan descuidado las procedentes de otras
regiones geográficas. Creo oportuno declarar que debemos dedicarnos preferentemente
al estudio de nuestro país, a reunir todo aquel material que está disperso, en coleccio-
nes privadas y que, por lo tanto, no prestan ningún señalado servicio. Las exploracio-
nes deben continuarse con mayor intensidad debiendo ellas conducirnos a la confección
de una futura carta arqueológica, tan indispensable como nuestra carta geográfica.
Este trabajo ya realizado en parte, debe completarse, para lo cual reclamamos el auxi-
lio y la colaboración de todos, porque no hay dato desdeñable mi objeto que no tenga
un valor.
La realización de este plan nos pondrá en inmejorables condiciones para llevar nues-
tros proyectos de viajes y exploraciones más allá de nuestras fronteras, a regiones aun
vírgenes donde, sospecho, hallaremos más de una sorpresa y aclararemos más de un
secreto. Será necesario entonces que nuestra acción sea conjunta con la de otros paí-
ses, los limítrofes especialmente ; de lo contrario rondaremos alrededor del problema
de las culturas locales. Debemos ir más allá, en busca de las grandes correlaciones
para plantear en ese terreno el problema fundamental de los orígenes de la industria
del hombre americano.
En lo que se refiere a la investigación arqueológica del noroeste argentino, bastante
se ha avanzado. Sorprendentes descubrimientos han venido a evidenciar que las cultu-
ras que allí campearon no son sincrónicas : que se sucedieron separadas entre sí por
CrónicA 3
largos espacios de tiempo y que en sus desarrollos no fueron impulsadas por los mis-
mos principios. La superposición de civilizaciones caracterizadas ; la evolución de algu-
-nas a expensas de elementos propios o extraños ; las afinidades que guardan entre sí
muchas de ellas, son ya ferómenos puntualizados en nuestra abundante literatura ar—
queológica, a la cual este museo ha contribuído con quince monografías, que consti-
tuyen un cuerpo prolijamente documentado de casi todo el material descubierto en
catorce expediciones anuales, en los treinta y cinco yacimientos arqueológicos argenti-
nos explorados y estudiados.
Ha sido, cabalmente, esta contribución silenciosa que ha dado a nuestro museo, cu-
yo espíritu fuera AmBroserTI, el renombre que goza, sobre todo en el extranjero, don-
de no se ignora su existencia y donde se avaloran, en verdad, sus tesoros. Estoy seguro
que nosotros hemos sido los últimos en conocerlo, lo cual, como en nuestras cuestio-
nes personales o de círculos, nos conducirá a tomar medidas para conocerlo mejor.
Ningún hombre de ciencia extranjero que pasó por aquí, dejó de interesarse por
este modesto museo que, en 1910, fué sede de congresos, en los hermosos torneos
científicos de nuestro primer centenario de libertad. Sabios de distintas partes del mun-
do se congregaron aquí, bajo este techo pródigo; todo fué sometido a su examen y
estudio : a todos se facilitaron los datos pertinentes y todos trabajaron, unidos por el
mismo común amor a las ciencias que una misma finalidad persiguen.
El crecimiento del museo y la incesante acumulación de colecciones nuevas, habrían
de chocar inevitablemente con la estrechez del espacio. Hoy, podemos decir que su
situación es afligente. Ha sido necesario substraer a la exposición alrededor de 10.000
piezas, substracción que irá en aumento a medida que el tiempo transcurra, pues, en-
tendemos, que no es posible mantener museos cristalizados. Hacia la realización de
este fin hónrame repetir las palabras de mi maestro y amigo : «Es necesario pensar en
el porvenir de este museo destinado a adquirir especial importancia entre nuestras ins-
tituciones científicas ». ¡
Y, agrego yo, con el entusiasmo de mi ilustre predecesor, ¿no habrá llegado el mo-
mento de pensar en la fundación de un gran museo etnográfico, con el concurso de
aquellas instituciones que, por tener otros fines o atender a otros caracteres, lo arqueo-
lógico o etnográfico resulta exótico en ellos >
He aquí expuestos con la brevedad a que obliga la seriedad de la hora que conme-
moramos, los más importantes antecedentes del museo, los problemas que suscita y la
acción eficaz y sabia de su primer director, que supo guiarlo con paso seguro y firme
hasta este plano de sólida estabilidad.
Y así, con esta noción clara de lo que nos es propio, iremos lentamente aproximán-
donos al conocimiento exacto de nuestras formas culturales más arcaicas y aunque, po-
siblemente, no lleguemos nunca a adquirir la noción del íntimo secreto que pudo
presidir el desarrollo de nuestras civilizaciones muertas o su punto de arranque en la
órbita que habían de recorrer, llegaremos, estoy seguro, a aproximarnos tanto a estas
incógnitas que su contacto bastará para abrirnos nuevos caminos, bajo nuevos horizontes.
No quiero con esto afirmar que estemos cerca de esta etapa final de la arqueología
argentina. No. Apenas, podemos decir que vamos jalonando la comarca y que cada ja-
lón puesto sobre el terreno constituye un puente estratégico en este hermoso avance
general de las ciencias cuyo movimiento para nadie pasa inadvertido.
Necesitamos refuerzos en nuestras filas y cohesión en nuestra táctica que es una y
sólo una, no porque las conquistas sean difíciles sino porque el campo de nuestras ope-
raciones es demasiado vasto y cada soldado que cae, como el que ayer cayó, y que hoy,
PHYSIS. — T. IV 26
378 PHYSIS (1V, 1918)
después de un año, nos hace sentir la amarga nostalgia de su eterna ausencia, necesi-
ta una falange de reclutas para que, adiestrándose, pasen mañana a primera fila, don-
de serán llamados inexorablemente al fuego que, por ventura humana, libra la ciencia
sin descanso desde el día de su nacimiento.
Necesitamos la contribución de cada uno en cualquier forma porque en este labora-
torio de trabajos y de ideas no hay desperdicios y en el crisol de la ciencia no quedan
residuos inútiles adheridos en la concavidad de su fondo.
Yo aseguro a los jóvenes estudiantes que me escuchan, que las jornadas no son tan
largas ni tan escabroso es el camino. En ellos se encuentran fuentes que deleitan por-
que no engañan y oasis donde hay sombras que reparan y descansos que rehacen las
fuerzas. Sólo basta tener el empuje inicial, la voluntad firme de no volver las espaldas
y la valentía de dar el primer paso. Y para ello, creo que la mejor escuela se encon-
trará en este museo cuyas colecciones hoy provocarán un sentimiento de curiosidad,
mañana una preocupación y luego el gran deseo de su completo conocimiento. Y por
ello abrimos de par en par sus puertas para que entren todos los que amen la verdad y
quieran, por lo tanto, aprender a saber.
Y hoy, al cerrar el paréntesis de la actuación del que fuera su primer director, va-
yan a él los honores de la primera jornada, cuya gestión contó, en todo momento, con
el decidido apoyo de las autoridades universitarias ; vuelen hasta él nuestros recuerdos
porque así lo reclaman la justicia y el amor; y al entregar al mundo esta casa, entre-
gamos también un pedazo del alma del Dr. Juas B. Ambroserrr.
Sociedad ornitológica del Plata.
Nuevos miembros activos. — Desde la publicación del segundo número de
El Hornero, órgano de esta sociedad, han ingresado 62 miembros activos, lo
que eleva el número total de los mismos a 169.
Asamblea ordinaria. — Se celebró el 5 de septiembre último, tomándose
las siguientes resoluciones :
Aprobar el informe del presidente, la memoria de secretaría y el balance
de tesorería, por el período transcurrido de 1916-1918.
Confirmar en sus puestos por un nuevo período (1918-1920) a los miem-
bros de la actual comisión directiva Sres. RoBerro DaBBEwNE, presidente; Pr-
DRO SERIÉ, secretario tesorero: M. DorLLo-Juranbo, Pebro S. Casan, Junio
KosLowskY y Hécror AmBRrosETTI, vocales.
Modificar los artículos y y 10 de los estatutos en el sentido de aumentar
a ocho el número de vocales de la comisión directiva.
Aceptar como miembros honorarios 'a los Sres. CHarLes CuumB, WiLLram
L. Scrater, Graupe H. B. Granr, del Museo de Historia natural de Londres,
y Ervsr Harrerr, del Museo de Tring.
Proponer en la próxima asamblea una ampliación en la modificación del
artículo y de los estatutos en lo que se refiere al quorum de las asambleas, el
que podrá formarse con el número de socios presentes en la primera convo-
catoria, siempre que hubiese transcurrido una hora después de la fijada para
la primera reunión.
CRÓNICA 379
Donaciones de aves. — La S. O. P. recibió como donación de varios socios
activos 133 cueros de aves, 8 nidos y dos cráneos de aves.
El Hornero. — El número 2 de la revista de la S. O. P. constituye ya una
prueba excelente del progreso de esta publicación. Contiene 78 páginas de
texto, varias figuras y fotografías y una lámina que representa un hermoso
grupo del gavilán Parabuteo unicinctus — hembra, macho, nido y pichones —
bien preparado por el Sr. D. RopbrícuEz.
Ciencias naturales en la América latina.
Sociedad Ecuatoriana de estudios históricos americanos. — Esta asociación,
constituída en Quito el 7 de julio de 1909, ha comenzado recientemente la
publicación de una revista (1) cuyo primer número tenemos a la vista. Apar-
le de los estudios puramente históricos, la sociedad incluye en su programa
las cuestiones arqueológicas, filológicas y, en general, antropológicas. Su fun-
dador, el ilustrado arzobispo de Quito Dr. Frenerico GoxzáLez Suárez, de
cuya obra se ha hecho referencia justiciera en PHYSIS (t. IL, p. 250), falle-
ció antes de la aparición de esta revista, cuya dirección está a cargo de dos de
sus discípulos, los señores J. Jiyón y Caamaño y CarLos M. LarrEa. Éstos de-
dican al maestro las siguientes palabras en la introducción : « Fué con el es-
tímulo del sabio y con sus enseñanzas como se formó esta sociedad. Por des-
gracia, ese faro de saber y de voluntad se apagó, aunque su obra óplima y
copiosa nos queda como ejemplo y fuente de estudios. La sociedad guardará
siempre un recuerdo cariñoso y una devota veneración hacia el sabio histo-
riador que supo honrar a la ciencia y amar la verdad sobre toda humana con-
sideración. »
No podemos entrar aquí en el análisis de las memorias contenidas en este
Boletín por ser ellas en su mayor parte de carácter histórico: pero una simple
hojeada es suficiente para hacer ver la seriedad y buena documentación de sus
autores. Merece señalarse el artículo del Sr. Jisóx en que se hace un análisis
minucioso, con excelente sentido crítico, de la obra del P. Juas be VeLasco,
Historia del Reino de Quito, considerada aún por historiadores serios, como la
base para la prehistoria e historia del Ecuador. y que resulta ser una obra de
fantasía absolutamente desprovista de valor. Las referencias del P. VeLasco
sobre historia natural son una serie de cuentos fantásticos de los que el Sr.
Jión transcribe varios como muestra.
La sección bibliográfica contiene abundantes y extensos extractos de publi-
caciones arqueológicas, varias de ellas argentimas. El Sr. G. M. Laruera se
ocupa detenidamente de la comunicación del Sr. O. vos BucnwaLp sobre
Tolas ecuatorianas publicada en nuestra revista (t. III, p. 252) modificando
(1) Bolelín de la Sociedad Ecuatoriana de estudios históricos americanos, múmero 1, página 1-
104, junio y julio 1918, Quito, Ecuador. Imprenta de la Universidad Central.
380 PHYSIS (IV, 1918)
algunas de sus afirmaciones, como la que se refiere a la antigúedad de dichas
tolas.
Al dejar constancia complacidos de la actividad de este nuevo centro de es-
tudios en Sud América, nos permitiremos expresar el anhelo de que sus
miembros ensanchen su círculo dando cabida a la historia natural, que tanto
necesita de cultivadores serios y laboriosos en nuestros países. La investiga-
ción histórica y arqueológica no se perjudicaría en nada con ello, mientras
que las ciencias positivas podrían ganar mucho, en un país de naturaleza tan
rica como el Ecuador.
Alberto Lófgren.
AuberTO LórcRrEN, investigador imfatigable de la flora brasileña, falleció a
mediados del presente año. Nació el 11 de septiembre de 1854 en Estocolmo
(Suecia). Llegó joven al Brasil, formando parte de la expedición botánica sue-
ca que, patrocinada por A. F. RrcxrerL, bajo la dirección del Dr. HyaLmar
Mosíx, durante los años 1874-77 recorrió los estados de Minas Geraes, Sáo
Paulo y Río de Janeiro y cuyas ricas colecciones se conservan en el Museo
Real de Historia Natural de Estocolmo. ;
Durante una gran parte de su vida estuvo al servicio de la Commissao (Greo-
graphica e Geologica do Estado de Sáo Paulo, en cuyo Boletim publicó varios
trabajos de botánica sistemática y geografía botánica, así como un Ensaio para
una sinonymia dos nomes populares das plantas indigenas do Estado de Sáo Paulo.
Su principal trabajo de geografía botánica es Ensaio para una distribucáo
dos vegetaes nos diversos grupos floristicos do estado de Sáo Paulo (S. Paulo,
1896; 2* edición, 1000).
En el mismo boletín fué publicada su memoria sobre Os sambaquis de Sáo
Paulo (1893), basada en un estudio detenido y relevamiento completo de
estos conchales. Esta obra llamó mucho la atención. Sostiene en ella el origen
artificial y anterior a la conquista de todos los sambaquis de Sáo Paulo.
LórcreN fué fundador y durante largo tiempo director del Jardín Botánico
de Sáo Paulo donde reunió un herbario de 7000 especies. Desempeñaba igual-
mente el consulado de Suecia en esta ciudad.
En los últimos años ocupaba uno de los puestos principales en la /nspecto-
ria de Obras contra as Seccas en Río Janeiro, institución que tiene por objeto
el estudio de los medios de mejorar las condiciones de la agricultura y gana-
dería en las regiones del Brasil que sufren de la sequías, como el estado de
Ceará, etc. Lóreren es autor de varios trabajos que forman parte de la valiosa
serie de publicaciones de dicha institución. También ha organizado varias
estaciones experimentales de la misma.
Su último trabajo importante fué el Manual das familias naturaes phanero-
gamas con chaves dichotomicas das Familias e dos Generos brasileiros (un volú-
men de 6r1 páginas, publicado en Río Janeiro en 1917).
CRÓNICA 381
Por su carácter caballeresco y sus cualidades personales era ALBERTO Lór-
GREN generalmente estimado tanto por los brasileños como por los elementos
distinguidos de las colonias extranjeras de Sáo Paulo y Río Janerro.
E. Bn.
Emilio A. Goeldi.
El 5 de julio del año pasado ha fallecido en Berna el Dr. Em Aucust
GorLbr, nacido en Suiza en 1899. El Dr. Gorro1 vino al Brasil en 1884 y
trabajó en el Museo nacional de Río de Janeiro hasta 1889, año en que, a raíz
de la proclamación de la república, se retiró a la vida privada. En 1894 fué
encargado de la fundación del Museo de Pará, por resolución del gobernador
de dicho estado. Su obra científica al frente de este museo, es bien conocida
en Sud América y a ella se ha hecho referencia en esta revista (t. IL, p. 63):
Gran parte de sus publicaciones se refieren a ornitología, siendo ellas, jun-
tamente con las del Dr. H. v. ImerixG, las mejores obras sobre avifauna del
Brasil de los últimos años. En The lbis (1917, pág. 613) se hallará una no-
ticia de sus trabajos en esta rama de la zoología.
En 1907 se retiró de la dirección del Museo Paraense al cual, como espe-
cial distinción, se le dió su nombre. Radicado en Suiza, y habiendo sido nom-
brado profesor de zoología en la Universidad de Berna, reanudó sus investi-
gaciones científicas de carácter general, juntamente con un interesante estu-
dio sobre la fauna helvética.
Últimamente habíamos señalado en esta revista (t. TIL, pág. 478) algunas
interesantes y sugerentes comunicaciones biológicas presentadas por el Dr.
GorLb1 a la Sociedad Helvética de ciencias naturales.
Debe recordarse también sus importantes investigaciones biológicas y siste-
máticas sobre los mosquitos.
Henry Suter.
Mr. HexrY Surer, fallecido el 31 de julio de este año en su residencia de
Christchurch, Nueva Zelandia, era una de las primeras autoridades en molus-
cos cenozoicos y actuales de aquellas islas.
Mr. Surer había nacido en Zurich el y de marzo de 1841 y se había radi-
cado en Nueva Zelandia en 1887 donde poco después comenzó a ocuparse de
estudios zoológicos debido a la influencia y ayuda del capitán Hurrow, cuya
ilustración y actividad fueron tan fecundas en diversas ramas de las ciencias
naturales de aquel país en el último tercio del siglo pasado.
De la valiosa Revisión de los moluscos terciarios de Nueva Zelandia por Su-
TER, se ha hecho una detallada referencia en esta revista (t. l, pág. 603), cuan-
do sólo la primera parte de dicha obra había llegado a ésta. La segunda par-
09
(9/2)
(o)
PHISYS (IV, 1918)
te (1), como asimismo un suplemento (2) con descripciones de muchas especies
nuevas, contienen igualmente mucho material interesante, prolijamente figu-
rado y descripto. En conjunto, estas tres entregas forman una obra de funda-
mental importancia.
Además de otros estudios parciales, Mr. Surek es también autor de un ex-
celente manual de la malaco-fauna actual de aquellas islas (3), obra de con-
junto de gran valor, como sólo la poseen algunos países de Europa. El núme-
ro de especies neozelandesas asciende según esta publicación a 1079, y si se
incluyen las subespecies y variedades a 1187. Todas las especies están figura-
das y descritas, con sinonimia, bibliografía y distribución.
Lo mismo que otras obras valiosas sobre la historia natural de aquel país,
el manual de Surer fué editado por cuenta del gobierno de Nueva Zelandia.
En la Revista do Museu Paulista (t. 1V, p. 329, 1900), publicó Mk. Surer
una contribución al conocimiento de los gastrópolos terrestres del sur del
Brasil, en la cual describe también, con el nombre de Pyramidula patagonica,
una especie subfósil de Santa Gruz, hallada más tarde, viviente, por la expe-
dición de la Universidad de Princeton y referida por PrirsBrY al género Radio-
discus del mismo autor.
M. DorLLo-Jurano.
(1) New Zealand Geol. Survey, Palaeontol. Bulletin, n* 3 (5915).
(NUIT ao (917)
(3) Manual of the New Zealand Mollusca, 1 volumen, 1120 páginas 8”, atlas 4? de 72 láminas,
Wellington, Nueva Zelandia, 1913.
BIBLIOGRAFÍA
Revisión de las Laboulbeniales argentinas, por CarLnos SPEGAZZIMI,
Anales del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Atres, tomo AXIA,
página 445-687, 1917.
Es una monografía notable por diversos conceptos y digna de la autoridad
de Srecazzint en materia de micología. Representa una enorme labor, empe-
zando por el lado material para la recolección de innumerables cantidades
de insectos que llevan en sus tegumentos estos curiosos micrófitos, y que el
autor ha recogido personalmente en su mayor parte. Luego las dificultades de
la técnica para su preparación y observación, que SrrGazziNI ha vencido usan-
do métodos propios, de admirables resultados, que expone detenidamente en
la introducción, como para que cualquiera pueda ensayarlos. Después la des-
cripción de la mayor parte de las especies y formas, con algunas líneas en
lengua latina y descripciones u observaciones más detenidas en castellano
(respecto del cual debe observarse de paso, que el autor dice impropia-
mente, hablando de los coleópteros, las elitras, en vez de los élitros). Por
fin (last not least!), unos trecientos dibujos microscópicos realmente pre-
ciosos, todos de la mano maestra del autor, y cuya ejecución primorosa se
comprende teniendo en cuenta las palabras que dedica a estas maravillosas
formas vegetales (pág. 453) : «predomina en ellas una nota eminentemente
artística, de una hermosura y elegancia refinada, lo que explica el amor y el
entusiasmo de los que se dedican a su estudio ».
Gracias a los estudios de Mr. Tmaxrer, de Estados Unidos (Proceed. Ame-
rican Acad. of Sc., vol. 48, 1912) y en particular a los anteriores y al pre-
sente de Sercazzixt, la flora laboulbeniológica argentina resulta ser una de las
mejor conocidas en todo el mundo,
El doctor Sercazzixt, que en el presente número de esta revista publica un
valioso estudio sobre las Fumaginas, prepara una revisión sistemática general
de sus trabajos micológicos que abarcan un período de unos cuarenta años
y que, sin contar aún sus restantes trabajos botánicos, son un timbre de ho-
nor para su nombre y para la ciencia del país en el cual se ha radicado desde
su juventud.
PHYSIS (IV, 1918)
(22)
(0,2)
SS
Camilo Meyer, por H. M. Levwuier, Anales de la Sociedad Cientifica Argen-
tina, tomo LAXXVI, página 53-94, 1918.
Juntamente con el discurso pronunciado por el Prof. H, Damtasovicn en
el acto del sepelio del Prof. Camiuo Meven, el y de mayo de este año, aparece
en esta entrega de los Anales un retrato del extinto y una reseña de su vida y
de sus obras por el ingeniero LevyLiekR, que es la conferencia dada por éste en
la Escuela Normal de Profesores.
De este estudio biográfico, escrito con simpatía y con modestia, se des-
prende que Meyer ha sido un matemático de alto vuelo, un espiritu orde-
nado y claro y un estudioso infatigable. Nacido en Verdun en 1854, fué con-
discípulo de Hewr1 PorxcarÉ en la Facultad de Ciencias de Nancy donde ocupó
el segundo puesto después del ilustre sabio. Venido a la Argentina hace unos
veinte años, se dedicó a dar lecciones particulares y luego desempeñó algunas
cátedras de física y matemáticas, dictando además, desde rgo6, un curso libre
de física matemática en la Facultad de ciencias de la Universidad de Buenos
Aires. La labor realizada en esta cátedra se considera de gran valor, tanto
para los estudiantes de ciencias exactas como para los de físico-química. Se
espera que la Facultad hará editar los apuntes de su curso, redactados por él
mismo.
Sobre algunas orquídeas erróneamente omitidas para el país (con-
testación a una crítica).
Con motivo de una mención bibliográfica que hice de un trabajo publicado
por el Sr. Haumax, referente a orquídeas de la Argentina (véase PHYSIS, t. II,
n” 14, pág. 317), este último autor creyó conveniente hacer ciertas observacio-
nes para rectificar algunos errores en que he incurrido y como para justificarse
él, comete otros, me veo yo también obligado a indicárselos para que mi si-
lencio no sea interpretado como un asentimienio total a sus afirmaciones y
para que también surjan bien claras algunas rarezas de su mencionada crítica.
El trabajo que motivó mi noticia bibliográfica y que él titula « crítica », se
puede dividir en dos partes. En la primera nos presenta un cuadro con datos
estadísticos, enumerando todos los géneros que él conocía entonces e imdi-
cando el número de especies correspondientes para cada uno de esos géneros.
En la segunda parte, ofrece una serie de observaciones sobre diversas espe-
cies describiendo muchas nuevas. Como el autor halla raro que me hubiera ex-
playado de preferencia sobre la primera parte, que él llama prólogo, parece
deducirse que le hubiera quizá sido más grato que me hubiese detenido en la
segunda parte, en la que no cabía más observación que la simple referencia
efectuada, pues, para apreciar la bondad de las descripciones o la validez de
las nuevas especies establecidas me habría sido necesario tener el material origi-
o
00
(51
BiBLIOGRAFÍA
nal y someterlo aun análisis sistemático. Este estudio sólo podría haberlo hecho
con el Physurus y con el Catasetum, por conservar en mi herbario particular el
material original. Respecto de la primera planta, estoy de acuerdo con mi colega
de que se trata de una nueva especie y referente al ejemplar de Catasetum
veo que él a su vez está de acuerdo con mi determinación, pues yo se la en-
tregué como €. fimbriatam; pero no estoy de acuerdo con la nueva variedad
subtropicale que quiere establecer. pues me parece que se puede identificar
con una ya conocida del Paraguay y que, publicada en el año 1908, ha
circulado entre el mundo científico, ilustrada magníficamente con sus colores
naturales. Si, pues, no podía hacer más comentario por el motivo indicado,
en cambio, podía hacerlo sobre la primera parte, es decir, sobre la estadística.
Ahora bien, del mismo modo como el autor estableció sus cifras basándose
en el catálogo de Hauman-VanDERvEkEN yo los rectifico basándome en mi pro-
pio catálogo que él conoce y que ha usado más de una vez; como el Dr. LiLLo,
podría rectificar a su vez mis cifras y las de Hauman, basándose en el que
tiene confeccionado o como podría también realizarlo el Sr. Sruckert con el
que presentara en 1g1o al Congreso científico de Buenos Aires, catálogo que
mereció un voto de aplauso y un deseo de que se publicara ; voto y deseo a los
que se adhirió el Prof. Hauman-Merck, quien formó parte de la comisión de-
signada por el congreso a fin de informar sobre el mérito y utilidad de dicha
recopilación. Si, pues, me era muy fácil saber a qué fuentes había recurrido
para estampar los géneros y consignar las cifras, me era también muy fácil
saber cuáles eran las especies que se le habían escapado, y así queda explicada
una de mis « rarezas » como clasifica mi colega algunas de mi observaciones.
Estoy seguro que LiLLo, Sruckert o cualquier otro que tuviera catálogos pro-
pios habrían de discrepar con los de Hauman-V ANDERVEREN, con el mío o en-
tre ellos, porque pretender que esas obras coincidan en absoluto es ignorar
lo que significa semejante recopilación y la ímproba, ardua e ingrata tarea
que representan.
Por eso cada uno hace de continuo correcciones en sus listas de acuerdo con
las observaciones suministradas por los colegas y sin que estas observaciones im-
pliquen mortificación alguna. Mi catálogo tiene sus errores y omisiones como
las tiene el de Hauman-VANDERVEKEN, y como los tendrán los de todos los de-
más y me alegro mucho de que las observaciones que yo hiciera en mi « crítica »
me hayan servido para rectificar algunos de esos errores míos, como creo que
no le molestará al Prof. Haumax, que yo a mi vez llame la atención sobre al-
gunas observaciones que él hace, para que las corrija o las rectifique cuando
lo crea oportuno.
Hauman se resiste a catalogar la Chloraea fallelandica KMriwzL., conocida de
las islas Falkland porque esas islas se encuentran bajo la jurisdicción inglesa.
Lo que consigno en bastardilla pertenece al Prof. Haumax.
No dudo que cuando los asuntos europeos se hayan calmado, el Prof. Hau-
MAN se acordará de que la Argentina reclama todos los años esa jurisdicción
386 PHYSIS (1V, 1918)
por estar convencida de que esas islas forman parte integrante del territorio
argentino. Mi catálogo es argentino y por eso no puedo dejar de incluir en-
tre las plantas argentinas a las que viven en las islas Malvinas o Falkland.
Más de una nación europea ha cambiado de jurisdicción. ¡ Cómo habría que
cambiar los catálogos de las floras europeas si se empleara ese criterio !
A mi observación sobre Chloraea crispa LiwbL., dice Hauman : «Reicne in
Orchidaceae chilenses, página 42, no dice de ningún modo regiones de la Ar-
gentina, como afirma el Dr. Hickex. Rricne, dice : «desde la provincia de
Maule (Constitución) hasta la Patagonia... » y el contexto muestra que se
trata de la Patagonia occidental (chilena) ».
Efectivamente he cometido un error. La página 42 que yo doy es la de la
descripción de la planta; yo debía haber citado la pág. 69 donde al hablar de
la geografía dice :
Relaciones entre la distribución de las Orquideas de Chile 1 la de otros patses.
Aquí, bajo este título tan sugerente para un catalogista, se puede leer tex-
tualmente : «... solamente la C. Hookertana, C. cylindrostachya, C. magel-
lanica, €. leontoglossa, C. speciosa, E. crispa, C. hemichloris (todas ellas según
KkraenzLiN) y Pogonia Lessonú en la Patagonia PASAN A LAS REGIONES COLINDAN-
TES DE La ARGENTINA, facilitándoseles el paso por las abras anchas de los ríos
del sur los que, como se sabe, toman su origen muy al este. » Lo subrayado me
pertenece y lo he hecho para demostrar los motivos que tengo para no eliminar
a la C. crispa de mi catálogo. Lo del contexto, etc., cae, pues, por sí mismo.
Octomerta crassifolia Liso. y Octomerta tridentata LiwbL. que yo había in-
dicado para la Argentina, han sido efectivamente mal citadas y como lo su-
pone muy bien el Sr. Haumax, mi error procede de que Coeniaux en la obra
monumental de Marrrus dice « Uruguay, provincia de Entre Ríos » ; habiendo
yo interpretado este «Uruguay» como una abreviación de Concepción del
Uruguay, abreviacion que ocurre muchísimas veces en esa flora. El Dr. Lruto,
hablando conmigo sobre este tema antes que yo conociera la réplica de Hau-
MAN, ya me indicó mi equivocación y me refirió que él conocía 16 Entre
Rios (!) correspondientes a diversas localidades en Sud América, y que a veces
era muy difícil dilucidar cuál era la localidad aludida.
Hace algunos años (en 1912) recibí del Sr. Enbuarno A. Hormber6 varias
orquídeas vivas del Chaco argentino y entre ellas un ejemplar de Rodriguezia
uliginosa KR. P. y de Octomeria cuya especie no he podido determinar aún.
Conociendo yo, pues, la existencia de ese género en la Argentina, mi equivo-
cación fué más fácil. Como se ve, mi error procedió de haber dado demasiada
le a Cocntaux, el ilustre compatriota de Hauman. Magister dixit !
Spiranthes elata (Sw.) Ricu. var. folivsa Cocn., es también un error mío
y debe decir var. ovata.
Respecto dela Stenoptera ananassocomos Rcub., afirma Hauman que es una es-
pecie dudosa para el país. Este autor explica su duda de este modo: «CocNraux
dice «ad Rio Alto Parana: Nievbertern ». Pero Hauman argumenta así: «el Alto
BinLI0OGRArÍA 387
Paraná tiene un largo recorrido entre el Paraguay y el Brasil, donde también
viajó NiEDERLEIN, como me consta por muchas etiquetas de su propia letra ».
Ese mismo argumento podría emplearlo algún botánico brasileño y decir :
«el Alto Paraná tiene un largo recorrido entre el Paraguay y la Argentina,
donde también viajó NieberLEiN, como me consta por muchas etiquetas de
su propia letra ». Gon esto la planta quedaría eliminada de ambos paises. Yo
diré al Prof. Haumax, que no por las etiquetas, sino por el diario de viaje de
NiEDERLEIN, que poseo en mi biblioteca particular, me consta a mí que este
explorador ha viajado muchísimo más por las Misiones argentinas que por el
territorio del Brasil. El único argumento valedero sería tener la etiqueta de la
planta y mientras no la pueda conseguir hay muchísima más probabilidad de
que se refiera al territorio argentino que al brasileño. En todo caso, si tenía
esa duda aplicable por cierto entonces a muchísimas otras especies señaladas
por Coentaux de análoga manera y adoptadas en el Catálogo Hauman-Van-
DERVEKEN, bien pudo, por lo menos, haberla consignado con ese carácter
para llamar la atención de los especialistas y determinar las averiguaciones
correspondientes.
Pero existe una cosa sugestiva y es que el Dr. Srrecazzint en su última pu-
blicación Ramillete de plantas argentinas, cita la Stenoptera actinosophila de
los bosques argentinos del río San Antonio, Misiones, especie que es la im-
mediata a la St. ananassocomos, quizá se trate de la misma especie. En todo
caso el género pertenece al «Alto Paraná » argentino.
Se ve, pues, que de'la lista que yo le brindaba y en la que se señalaban 16
especies omitidas, sólo tres han sido indebidamente incluídas por mí y deben
desaparecer de nuestros catálogos, de modo que el número que yo indicaba
como de 126 especies, queda reducido a 123 especies de orquídeas que viven
en suelo argentino. En cuanto al trabajo de Serecazzixt, que ha venido a au-
mentar todavía este número no es anterior a los de mi distinguido colega,
como éste lo pretende, y mal pudo, pues, incluir los géneros y especies allí
consignados. En efecto, Specazzix lo publicó con fecha 3o de agosto de 1917,
siendo así que el de Hauman apareció el 5 de febrero de 1917 (1).
Rectificados así algunos errores, doy por terminadas mis observaciones,
alegrándome que haya tenido yo oportunidad de corregir los míos y llamar
la atención sobre los de otros para que no sigan ni éstos ni aquellos gravitan-
do sobre los estudios e investigaciones del futuro.
CristóBaL M. Hickex.
Phragmites dioica Hack. no es « nomen nudum ».
Como los autores Hauman y VaNDERVEKEN, expresaran la idea de que
Phragmites dioica Hack. fuera un nomen nudum (véase An. Mus. Nac. de B.
(1) Obs.: Para las personas que tengan que consultar el trabajo del Prof. Hatmas y que ha
O)
(92)
00
PHYSIS (1V, 1918)
Atres, XMA (1917) 140) y como el profesor Hauman conservara esa idea en
sus Notes floristiques (1. e. (1917) 403), podría creerse que realmente fuera
así y que de la planta mencionada no existiera descripción alguna.
Las líneas que siguen, tienden a probar todo lo contrario de lo indicado
por las citados autores, presentando la descripción original dada por el ilustre
botánico austriaco, y no creo que esté de más hacer previamente algunas re-
ferencias para indicar cómo conseguí la citada descripción.
El malogrado botánico Aurran, realizó, un año antes de su sensible falleci-
miento, una pequeña excursión por el territorio de la Pampa, recogiendo al-
gunas plantas cuyos duplicados me entregó para que los determinara.
Al hablar de las Phragmites que él había observado en ese viaje se originó
un cambio de opiniones entre nosotros dos y al día siguiente recibí de su
puño y letra una diagnosis de la Phragmites diowca que me sirvió en mis deter-
minaciones; diagnosis que se me extravió junto con otros apuntes durante la
mudanza de mi laboratorio que realizaba por aquel entonces. Me constaba,
pues, la existencia de una descripción, si bien me era imposible precisar la
fuente de la que había extraído el mencionado naturalista.
Por suerte acabo de recibir del Sr. CorxeLio OstEN, botánico alemán, con
largos años de residencia en Montevideo, y que es muy ventajosamente co-
nocido por su seriedad y escrupulosidad en todas sus investigaciones, los da-
tos necesarios para probar lo que motiva estas líneas.
El Prof. G. Osrex me dice que esta planta fué distribuída en el Herbarium
americanum de Barnrrz, en el año 1883, folleto número XI, bajo el número
722, como Gynerium?; pero que en el folleto de 1884 correspondiente al Her-
bartum Europaeum se rectificó la determinación genérica por HackeL añadiendo
allí mismo la siguiente diagnosis :
motivado estas líneas, creo conveniente indicar las siguientes rectificaciones, porque ahorrarán
mucho tiempo cuando se vean obligadas a buscar las citas allí consignadas.
Página 363, línea 25, dice XI, debe decir 1X.
Página 366, linea 8 (desde abajo) dice tab. / debe decir 41; en la misma línea dice: Krawze,
loc. cit., debe decir Kungl. Vet. Akad. 46, n* 10 (1911).
Página 369, línea 12, dice página 169, debe decir 179.
Página 373, línea 13, dice página 255, debe decir 267.
Página 373, linea 13, dice tab. 52, debe debe decir 62.
Página 373, dice HASTILABRA debe decir HASTILABIA.
Página 374, se repite este error dos veces.
Página 375, linea 25, dice página 481 debe decir 421.
Página 378, línea 2, dice tab. yo, debe decir 80.
Página 378, línea 16, dice tab. 8, e decir 81.
Página 382
Página 38
8
Página 3
2
, línea 20, dice A 278, debe decir 218.
2, linea 26, dice tab. de decir 51.
h, linea 21, dice página 207, debe decir 307.
3
Página 389, línea 9, dice página 507, debe decir 508.
BinLI0GRAFÍA 3809
«Phragmites dioica Hacx., n. sp.»
Culmas arandinaceus ad panicalam usque foliatus. Folta elongato-lineari lan-
ceolata glauco viridia. Panicula spectabilis, densa, speciminam feminorum ob
lanam coptosam manifestam sericeo-splendens, specuminam masculorom ob lanam
parciorem opacior.
Spiculae 4-5 florae, dioicae sed cum flore imo spicularum feminearum tabes-
cendo-masculo; rhachilla inter flores pilis longis sericeis glumas aequantes ins-
tructa. Glumae omnes glaberrimae ; 1% parva, 2* spicula subduplo brevior, utra-
que vacua, trinervis, lanceolata; florentes subulato-lanceolatae, setaceo-acumina-
tae trinerves, obsolete carinatae, styli longiuscult, stigmata aequantes.
Habitat in Sierras Pampeanas, ad Naposta grande. Leg. Prof. Dr. G. Lorentz.
Ab omnibus congenerts differt spiculis dioicis: a Gynerio rhachilla inter flores
longe lanata, glumis glabris.
El Sr. Ostex termina su carta diciendo con toda lógica : como la planta
ha sido distribuida en abundantes ejemplares a diferentes institutos y parti-
culares y con una descripción suficientemente detallada, no se la puede colo-
car en la categoría de los nomina nuda.
Debido a recomendaciones insistentes del Sr. Aurrax, me suscribí al Her-
bartum de Barnrrz y a los folletos correspondientes, pero sólo conseguí las
plantas y folletos editados desde 1894; como me consta que el gran herbario
fundado por el Prof. J. A. Domixcuez en el Museo farmacológico de la Fa-
cultad de medicina, también posee la mencionada colección, es muy fácil que
allí se puedan consultar los ejemplares distribuídos por Barnrrz y el folleto
en que se halla la diagnosis que he podido transcribir, merced a la atención
del Sr. Ostex y que anula las afirmaciones de Hauman y VANDERVEREN.
CristopaL M. Hicken.
Tillandsia lichenoides Hieron.
El mismo señor €. OsreN, me comunica la siguiente observación. Los au-
tores Haumax-VANDERVEREN, dicen con respecto a la T. pusila Gu. página
247 lo que sigue: «Obs.: Mez, loc. cit., mentionne comme synonyme de cette
espece un T. lichenowles Himrox., Je. et descript. Argent., página 17, dont nous
n'avons trouvé trance ni a l'endroit indique ni dans l' Index kenensts ».
Lo curioso del caso es que el autor alemán Merz tiene razón, pues en esa
cita se halla mencionada la T. lichenoides Hieuox. cuya existencia niegan los
redactores del catálogo.
CrisrópBAL M. Hicken.
A collection of food-fishes from Argentina. by Hex W. Fowurr, Co-
peta, número 39, páginas 4-5, January 1917, New York.
Consiste esta nola en una enumeración de peces comestibles remitidos por
3go PHYSIS (1V, 1918)
el gobierno argentino a la Academy of Natural Sciences of Philadelphia, sin la
indicación de la localidad donde fueron pescados.
Siendo el Boletín en que aparece la citada enumeración de escasa circulación
en el país, la transcribimos a continuación sin alterar el orden dado por el
autor.
Mustelus mustelus (L.), Luciopimelodus pati (VaLENCIENNES), Pimelodus albi-
cans (VaLExc.), Pseudoplaytystoma coruscans Acasstz, Doras qgranulosus VALENC.,
Loricaria anus Vatenc., Prochilodus platensis Hormber6, Salminus brevidens
(Cuvier), Menidia bonariensis Vatenc., Mugil brasiliensis Acassiz, Sarda sarda
(BLocn), Seriola rivoliana VaLenc., Trachinotus glaucus (BLocn), Pomatomus
saltatriz (L.), Parona signata (Jenxxs), Polyprion oxygenius (SCHNEIDER), Acan-
" thistius patagonicas (JeNnws), Sparus pagrus L., Cynoscion striatas (Cuvrer),
Sagenichthys ancylodon (Scuxemer), Micropogon opercularis (Quoy and Gar
MARD), Pogonias cromis (L.), Pinguipes fasciatus Jex., Chilodactylus macropte-
rus (Scun.). Helicolenus dactylopteras (Dx Lax), Prionotus punctatus (BLocn),
Paralichthys brasiliensis (Ranzant), Percophis brasiliensis Quo and GAIMARD,
Genypterus blacodes (Scux.), Phycis brasiliensis Kaur, Merluccios gayi CuicuEnor.
El autor nos hace saber que tiene mucho interés en estudiar los peces ar-
gentinos y que desearía entablar relaciones con los naturalistas de este país
que de ictiología se ocupan, deseo que nos complacemos en hacer público. —
Lizer. |
Revista chilena de historia natural, año AMXI, número 6, diciembre de
1917. Año XXII[, número 1, febrero de 1918 y números 2 y 3 de junio:
de 1918.
Siguen llegándonos con puntualidad los números de esta revista cuyos su--
marios damos como de costumbre.
Año XXI, número 6.
C. E. Porter, Contribución de la Société Scientifique du Chile a los estudios:
históricos naturales.
. M. Hicxex, Podostemaceas argentinas.
E. Porter, Materiales para la fauna carcinológica de Chile.
. P. Naramuer Costes, Columbidae del valle de Marga-Marga.
SpecazziNt, Breves apuntes sobre Hymenogastreas sudamericanas.
E. Porter, Apuntes sobre aracnología chilena.
Hersesr, Tetraloniía chilensis P. HerB. Q S (apidae, hym.).
E. Porter, Sobre algunos inscetos de Nilahue.
ao OOO
Hewxíouez, Resumen de observaciones meteorológicas en Santiago (1917),
crónica, correspondencia y bibliografía.
Año XXII, número 1.
La Reacción, Galería de colaboradores. El profesor Jean Brermes.
C. E. Porter, Apuntes sobre aracnología chilena.
BinLIoGRAFÍA 3g1
F. Furvres, El Pilo (= Sophora tetraptera, Att), anotaciones sistemáticas y
fitogeográficas.
C. Serecazzimt, Tercera contribución a la micología chilena.
Bibliografía.
Números 2 y 3.
J. Brirnes, Quelques dipteres du Chili.
C. E. Porter, Materiales para la fauna carcinolóyica de Chale.
H. Lvéruzk, Les Fuchsia du Chalz.
A. Rivera Marre, La flora de los alrededores de Ovalle (sus especies carac-
terísticas).
E. MaLnonano, Contribución al estudio del Tamarugo.
R. Barros V., Notas sobre el « Sapito Vaquero » (Rhinoderma darwini Dum.
et Bibron).
R. P. F. Jarruer, Sobre la Zenaida maculata.
J. Tuénior, Contribation a la flore bryologique du Chalz.
C. Seecazzixt, Cuarta contribución a la micología chilena.
E. EscomeL, Reproducciones. La Palta como alimento de los diabéticos.
Novedades científicas, crónica y bibliografía.
Anales de zoología aplicada, año IV, número 2, julio de 1917, y núme-
ro 3, septiembre de 1917, Santiago (Chile).
He aquí los sumarios de estos dos números de la revista que dirige el Prof.
PorTER.
J. Brermes, Quatre himenopteres parasites du Chalz.
C. Porter, Notas de acarología.
J. Brermes, Un parasite de Catocephala rufosignata.
C. Porter, Notas breves de entomología agrícola.
C. Portex, Sobre el régimen de algunos artrópodos.
Notas de técnica, variedades y bibliografía.
Número 3.
E. EscomeL, Un nuevo Pseudomeloe del Peru.
C. Porter, Notas breves de entomología agricola.
A. A. na Marra, Larvas de lepidoptero perjudiciaes ao genero Citrus.
Notas de técnica y variedades.
Aracnología chilena (notas misceláneas, sistemáticas y zoogeográficas), por
C. E. Porter, Boletín del Museo nacional, tomo X, página 129-134, 1917,
Santiago de Chile,
Dice el autor en la introducción que «el objeto de estas notas sobre arác-
nidos chilenos, es el de presentar una especie de addenda y corrigenda a la
392 PHYSIS (IV, 1918)
sección respectiva de la obra de Gay, que es la única publicación sobre nues-
tras arañas que se encuentran en los Liceos », etc,
Comienza por la araña de abdomen «cabeza de gato » (Mastophora gastera-
canthowdes) de la cual da la sinonimia, distribución geográfica. nombres vulga-
res y Otra serie de datos,
Luego trata someramente de Tomoptsthes acupictus Sybota abdominalis y
Araneus cruciatus, dando de ellas también la sinonimia, localidades donde se
las halla, etc.
Etude des Gryllides du Museo di Storia Naturale di Genova, par
L. CuorarD, Ann. Soc. Ent. France, volumen LXAXVI, página 309-574
1917-
AS
La primera parte de este trabajo está dedicado al estudio de una colección
de grílidos, hecho en África por el naturalista Lrovarno Fea.
En la segunda describe el autor una nueva especie de Misiones (R. A.), el
Nemobius argentinas y cita además al Nemobius hebardi, Gryllus assimilis,
Gryllodes laplatae, de la misma localidad y a los dos siguientes Miogryllus con-
volutus y M. verticalis de Buenos Aires. — Lizer.
Puysis, N* 17, tomo IV : Buenos Aires, 20 de diciembre de 1918
Nota. A fin de hacer coincidir exactamente la aparición de cada número con la
fecha que lleva, ésta irá siempre al final y en la cubierta de cada uno.
Como constancia, queda depositado en la misma fecha, un ejemplar de Puvsis
en las siguientes instituciones :
Biblioteca de la Facultad de Ciencias E. F. N. (Universidad de Buenos Aires).
Museo Nacional de H. N. de Buenos Atres.
Museo de La Plata.
Sociedad Cientifica Argentina.
Biblioteca Nacional.
La Direccion.
SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
y [COMISIÓN DIRECTIVA
(1918-1919)
Presidente. vids A. Braxcmr LiscHerrr, :
Vicepresidemtelt di Guipo BovARELLI.
(Carros A. M. CoLomBo.
Secretarios de la Sociedad... :
/ Irneroyso €. VaTTUONE.
Secretario de la revista...... HiróLito PouxssÉGUR.
LES ORCRO NA O Francisco CRIVELLI.
Administrador de la revista.. Lorenzo R. Paropi.
Bibliotecario... ai CeLiva MoLiva Y VEDIA.
| Franco PastorE.
Wocales a e e E: R
E V Juan J. Nícera.
Comisión redactora : A. Brawcmi Liscuerrr, Guino BowareLLr, Hiróniro PouysskGur
Loreszo KR. Paropr y Franco PastoRE
ñ ; Exrracro pe Las BASES DE LA SOCIEDAD
APROBADAS EN LA REUNIÓN DEL 10 DE AGOSTO DE IQ II Y MODIFICADAS EN LA ASAMBLEA
DEL 16 DE/AGOSTO DE 1915
Esta Sociedad, fundada el 1? de Julio de 1g11 con el nombre de Sociedad PHYSIS,
tiene por fines principales :
12 Estimular y facilitar el desarrollo de las Ciencias Naturales en la Argentina ;
2* Publicar una revista científica, que a partir del II tomo lleva el título de PHY-
SIS. A esto se destinarán principalmente los fondos de la Sociedad ;
30 Celebrar reuniones científicas y realizar excursiones de estudio ;
4? Propiciar la creación de parques naturales y la sanción de leyes que protejan a la
fauna y flora del país; . 3 ;
5 Propender a que la enseñanza de las Ciencias Naturales se haga en forma atra-
« yente y práctica, a fin de despertar en los alumnos el gusto por las cosas de la natu-
raleza ;
69 Empeñarse por que el estudio universitario de estas materias, y especialmente el
del Doctorado en Ciencias Naturales, adquiera el desarrollo que corresponde a su im-
portancia como factor de la cultura nacional.
PHAYSI>
REVISTA DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
Aparece un tomo por año (1)
208 en tres o cuatro entregas de más de 100 páginas cada una
_ CADA ENTREGA CONTIENE CINCO SECCIONES ;
12 Memorias sobre geología, paleontoiogía, antropología, biología general,
zoología, botánica, etc., con referencia especial a la República Argentina y paí-
ses. vecinos.
22 Comunicaciones presentadas en las sesiones mensuales que celebra la so-
ciedad. Son artículos sobre las mismas materias que los de la 12 Ecco pero en
general más breyes.
32 Movimiento social, que contiene las po referentes a la marcha de
la sociedad.
42 Crónica, que da cuenta del movimiento científico extranjero y nacional (ne-
crologías, viajes y exploraciones, conferencias y reuniones de asociaciones cien-
bíficas, museos, laboratorios, etc.).
52 Bibliografía, donde se registran y se extractan casi todos los trabajos espe-
ciales, publicados en el extranjero o en el país, referentes a la historia natural
de la Argentina. : a
SUBSCRIPCION (Pago adelantado)
Er Aaa 5.00 $ m/n
En la República Argentina ) TES ON
En el extranjero, precio convencional
Tomo 1 (Nos 1-8, 1912-1915) [Boletín de la Sociedad 'PHYsIs] 614
páginas con ilustraciones, un sumario y un índice analítico de 48
páginas, por autores y Por Materias... oia llo o ada 14.00 $ m/n
Tomo Il (Nos 9-12,- 1915-1916). 496 páginas con ilustraciones .... 8.00 »
Tomo TIT (Nos 13-15, 1917). 492 páginas con ilustraciones....... 5.00»
Tomo IV. En curso de publicación.
El índice de los tomos 1I y III se halla en prensa.
En las principales librerías.
(1) Respecto del presente tomo, véase la advertencia en la página 372.
Dirección y Administración :
PERÚ 222, BUENOS AIRES
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37 077
Tomo IV Buenos Aires, Diciembre 31 de 1919 N* 18
ka
REVISTA DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
SUMARIO
Canos BrucH....... Metamorfosis de Cotinis semiopaca Moser...:.... ADOS
CarLos BrRUCH ....... Descripción de-una curiosa Ponerina de Córdoba Disco-
E CNEA DADA AS Le a MEE AU A ARA 400
MEA CORDERO Cystodiscus immersus Lulz............ AS AA A Lo3
MicuEL LirLo......... Las Asclepiadáceas argentinas. .... E NN REA 41O
Carros A. Marertr... Examen del encéfalo de cuatro roedores de la subfamilia
SMC o ER 438
2. Degrbamia Grameraci..-. Foraminíferos fósiles del género Bathysiphon........- 463
Lucien Haumay ..... + Notes sur les ES argentines des genres Azorella el
VU A RO A SES A DENSA E 468
Juaw A. DomínGuEZz... , " AE SS ACER 1 indi
Mo O a AS ( nvestigaciones Jitoquímicas en plantas indigenas o natu—
a ROlGU das as eries Mt li RUS So1
COMUNICACIONES
(Los títulos aparecen abreviados en este Sumario)
Sesión del 3 de mayo de 1919
CADUCA cod Descripción de un nuevo criptofágido
E 522
- M. Sruart PrxniveroN. Especies argentinas del género Phymata Latr......... 523
M. Sruarr Pexxiverox. Descripción de un nuevo hemiptero... ooo. 526
M. Sruart Pensivoron. Especies argentinas del género Nezara A. et S........ 927
ER e ode La Sitotroga cerealella (Oliw.) en la Argentina....... 530
E. H. Corbero ...... Nota sobre Opalina antilltensis Metcalf.............. 531
(Continúa en la página siguiente.)
BUENOS AIRES
IMPRENTA Y CASA EDITORA («( CONI »
684 — Perú — 684
ia
4
y
DOS
DO Da
AA HILEE Le Nota sobre el Anoplocephala magna (Abilg.)..........
. LammrE.....:.... Vota sobre Taenia ovis (Cobb.) Ransom.........-...
. SEñtÉL ds dad... Datos acerca de la alimentación de 50 especies de ofidio:
Brucn. nr ors eye ¡Widos y costumbres de hormigas... +.
odie lc) Observaciones biológicas sobre lepidópteros.....-
REN ate pr y (Sombreros de Nueva Caledonia...
( ( » IU o - .
Sesión especial del 2 de junio de 1919 en honor del Dr. H. von lIhering
a Palabras del Dr. Franco Pastore, presidente.........
ga Discurso del Dr. R.- Dabbene, presidente de la S. O. P.
. VON ÍHBRING...... Las formaciones cretáceo-terciarias de la Patagonia....
. VON ÍHERING...... La historia del océano Atlántico y paises limitrofes....
NUDABBENE aa Aves poco comunes o nuevas para la Argentina ......
. Doruro-Jurano.... Nouvelle espéce de « Miltha» du Tertiaire de ' Argentine.
. AMEGHINO ........ Nuevos objetos del hombre pampeano.............o...
OMAN Li o e Calabazas de los indios antiguos y actuales de Sud América.
Sesión del 28 de junio de 1919
AG IIPRERS dio Metamor fosis'de coleópteros argentinos.......... ERA
A NA Un enemigo natural de los « gorgojos » y « palometas »
deltrigoy del Ma Ide de do SEA
ENDASTOREN AAA d0=d El pórfido cuarcifero de la cantera de Puerto Deseado. .
M. Stuart Penniveron. Enfermedad llamada « Ura» causada por la larva de la -
Dermatobia cyaniventris Macg..... o. .eoooooo.. E
M. Sruart PenvincroN. Melpia integra Berg, no es buena especie........ o...
CADRDOH epa Uninuevo coleopteno eco O
UN EU Nuevas familias de Fanerógamas para la flora argentina.
E e AM Biología de dos lepidópleros argentinos..............
A. DomínGUEZz.....
PUSMOLEINO.-. 2...
L )
. DE GALLELLI....
Investigaciones fitoquimicas en especies indigenas o natu-
A O
IS
o
pel
el
>
Sesión del 2 de agosto de 1919
A. B. LiscHErTr. A. Sobre la morfología de los huevos de Culex ..........
A. B. LiscHertr...... Un vermesdel ¿genero NBlOparia ss UNS RENO ESTARE
EA a Ade Un nuevo. género de, Diaspinde: +. ie
IMBRELAES de darte: Una micocecidia en Nectandra angustifolia Nees.......
CADUCA A yoo cl Cuatro especies huéspedes de Solenopsis saevissima var.
Richteris E AS Ue ES aL ER AO
M. Sruart PexviveroN. Sobre Janthinosoma Arribalzagae Giles... ..oo.oo.o....
Sesión del 6 de septiembre de 1919
TADRETAES e Una agalla en Erigeron bonariense L.....ooommmmoo..
Vo BRETHES Philoscaptus n. g., para Podalgus bonariensis Burm.:..
TIA UA Las Palmeras de la Flora argentina......-...-. AO
E. L. HormbeRG...... Sinopsis para las especies argentinas de Coelioxys......
Movmenro SociaL : Resumen del ejercicio 1917-1918. — Resumen del ejercicio
de 1918-1919. Renovación de la Comisión Directiva. — Primera Reunión Na-
cional de la S. A. C. N. — Distinción al Dr. Angel Gallardo..............-.
Crónica : El viaje del Dr. Hermann von Ihering. — Premios en la Facultad de
Ciencias. — Museo Nacional de Historia Natural. — Institato de Botánica y
Farmacología. — Museo Etnográfico de la Facultad de filosofía y letras. —
Primer Congreso Nacional de Química. — La dirección del Museo británico. —
Premios de la Academia de Ciencias de París (1918). — Instituto Seroterápico
de Butantan. — The American Journal of Science, 1818-1918.............
BIBLIOGRAFÍA Pue cad o AA a A A ON IEA
POMELO A E e SES A
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6oz
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SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
SECRETARIO DIRECTOR ADMINISTRADOR
JOSÉ F. MOLFINO ÁNGEL BIANCHI LISCHETTI LORENZO R. PARODI
No 18 La fecha va al final de cada número Tomo IV
Metamorfosis de “Cotinis semiopaca” Moser
(Coleóptero lamelicornio)
vor CARLOS BRUCH
Al examinar los nidos de nuestra hormiga negra (Acromyrmex Lund:
(GuÉR.), varias veces he recogido larvas de escarabajos, que encontré, ya
entre los residuos vegetales que cubren a las hongueras, ya en los montí-
culos que las obreras forman con los mismos restos sobre la superficie del
suelo. En ciertas ocasiones, que pude criar estas larvas, obtuve de ellas
coleópteros lamelicornios pertenecientes al grupo de las Cetonia o « Ce-
tolnas » de las especies siguientes :
Cotinis semiopaca Moser, de larvas encontradas en un viejo hor-
miguero de Del Carril, a 156 kilómetros al sudoeste de Buenos Aires.
Gymnetis (Hoplopyga) reticulata hirbr, criada también de algu-
nas larvas de la misma procedencia.
Gymmnetis chalcipes GorY et Percnerox, cuyas larvas hallé, hace
muchos años, en Los Talas, cerca de La Plata.
Gymnetis (Marmarina) tigrina Gory et Percneroy, la más co-
mún de nuestras Getoinas, que obtuve de larvas procedentes de Tornquist
(Sierra de la Ventana), de Alta Gracia (Córdoba) y de Mendoza (Sr. Jorr-
GENSEN leg.).
PHYSIS. — T. IVY
,
394 PHYSIS (1V, 1919)
El hallazgo de las larvas de Cotinis lo debo al Sr. Juas Dur10xE, quien,
hace años, trajo de Del Carril muchos ejemplares con los restos de un
hormiguero, circunstancia que me permitió observar los diferentes esta—
dos del insecto, que en el presente opúsculo daré a conocer.
OBSERVACIONES BIOLÓGICAS
De todos nuestros representantes del grupo, esta especie se distingue
facilmente de las demás por sus hermosos colores de verde cobrizo, que
hace recordar a las « Cetoinas » europeas de los rosales, más que a cual-
quier otra de las especies argentinas.
Los primeros ejemplares de este coleóptero los he recibido de Mar del
Plata y, después de la cosecha de Del Carril, recogí el año pasado otros
dos en Alta Gracia, en sociedad con Gymnetis (M.) tigrina G. et P. y Eu-
phoria larida F., que roían los tallos de una compuesta (Baccharis incisa
var. dentata).
El ciclo completo de evolución de este insecto dura de un año a otro.
Las larvas que recibí de Del Carril a fines de abril (1912), ya crecidas,
medían apenas un centímetro menos que las adultas. Permanecieron siem-
pre ocultas entre los viejos restos del hormiguero, guardados en un cajón
con abundante tierra en el fondo.
En los primeros días de junio, algunas larvas aparecieron sobre la su—
perficie; eran entonces menos grisáceas de lo que estaban antes, más
blanquecinas, algo amarillentas y su cuerpo también menos arqueado.
Además eran bastante inquietas, arrastrándose sobre el suelo y dando
vueltas continuas en su prisión ; de vez en cuando se enterraban, eviden—
temente en busca de un lugar donde pasar su ninfosis.
La manera de caminar en estas larvas es curiosa y diferente de la de
otros tipos de forma melolontoide, cuyo cuerpo, por ser demasiado ar—
queado, no les permite apoyar el vientre sobre un plano horizontal. Estas
últimas hacen, sin embargo, uso de sus patas, pero arrastran el cuerpo,
más o menos inclinado sobre los flancos, mientras que las larvas de Coti-
nis, no obstante ser poco arqueadas, jamás emplean sus miembros cuando
andan sobre el suelo. Toman entonces una posición invertida, el vientre:
hacia arriba, e imprimen a su cuerpo movimientos ondulatorios en sen—
tido vertical, que les permiten deslizarse sobre el lomo con relativa rapidez.
En esta ocasión las setas diseminadas por el dorso, les sirven de apoyo.
Esta misma postura conservan las larvas muchas veces, estando en la tie-
rra, sobre todo antes de convertirse en ninfas.
(9)
arLOs Brucn : Metamorfosis de Cotimis semiopaca Moser.
lA 9)
Cotinis semiopaca Moser : 1, Larva; 2 y 3, Ninfa, vista ventral y dorsal; 4, Capullo
de tierra; 5, Imagen (figuras dos veces aumentadas).
E
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MnSY
Ea
Carros Brucn : Metamorfosis de Cotinis semiopaca Moser 399
A ese objeto, abandonan los residuos donde se han criado, penetrando
luego más en el suelo y, en una cavidad de construcción previa, confec—
cionan, con la misma tierra aglutinada, una cápsula o capullo, que les
sirve de albergue durante su próximo estado. No pude precisar el tiempo
que emplea la larva para esta operación ; es probable que necesite algún día,
dada la perfección con que están hechos los capullos. Antes de encerrarse,
pasan las larvas más de un mes casi inactivas; el proceso de histólisis es
bastante lento, de manera que, aun aprisionada la larva, transcurren
todavía unas cuantas semanas antes de haberse producido esta penúltima
transformación.
Los coleópteros adultos aparecieron durante el mes de enero de 1913.
Obtuve una treintena, entre ellos solamente tres individuos grandes, hem-
bras; los demás nacieron casi todos pequeños, debido sin duda a una ali-
mentación deficiente y al cambio de ambiente que experimentaron las
larvas. Después no pude observar ni cópula, ni postura de huevos, pues
los ejemplares estuvieron pocos días con vida; quedé por lo tanto impo-
sibilitado para completar mis investigaciones.
DESCRIPCIÓN DE LOS DIVERSOS ESTADOS DEL INSECTO
Huevos. — El huevo inmaturo (sacado del vientre) es subesférico, poco
más largo que ancho; mide 1 milímetro por 1,4; seguramente su color
amarillento se vuelve blanco una vez puesto.
Larva. — Ésta es relativamente poco arqueada, en comparación a otras
larvas de lamelicornios; es también más extendida que las de Gymnetis,
mencionadas al principio. Su cuerpo es subcilíndrico, bastante plano de
abajo; adelante es algo estrechado, atrás engrosado y perfectamente re-
dondeado en el ápice. Su tegumento es de un blanco sucio, grisáceo y
más o menos amarillento; la cabeza de color castaño rojizo, con las man-
dibulas negruzcas; en cada lado del protórax se distingue una mancha
subtriangular quitinosa de un testáceo pálido; las patas, los estigmas y
las setas son también castaños. La cutícula de la larva es gruesa, subopa-
ca, cubierta de abundantes setas cortas y largas; sobre el dorso son más
cortas y más o menos seriales, entre ellas se destacan pelos setosos aisla-
dos; las setas largas son más tupidas en el vientre y sobre todo encima de
los burletes laterales. Los doce segmentos son profundamente surcados
entre los burletes transversales del dorso y vientre, separados por otros
pleurales longitudinales y seccionados, cuyos posteriores son más pro-
396 PHYSIS (IV, 1919)
y
nunciados. El último segmento es amplio, tan largo como los dos pre-
cedentes reunidos; la abertura anal es transversal, situada en el mismo
ápice, entre los burletes laterales, y sus bordes están guarnecidos por nu-
merosas setas cortas; del lado ventral de este segmento se observan otras
setas cortas, algunas dispuestas en dos líneas longitudinales, paralelas.
Cotinis semiopaca Mosrr : 1, Cápsula cefálica con antenas, clipeo y labio; 2, Lengúeta y palpos
labiales ; 3, Lóbulo y palpo maxilar ; 4 y 4a, Mandíbula derecha; 5 y 54, Mandíbula iz-
quierda (vista de arriba y lado interno, respectivamente) ; 6, Pata del protórax.
La cabeza de la larva es recogida en el protórax, mucho más ancha que
larga, descontados labio y clípeo ; su superficie es algo arrugada, casi gla-
bra. El labio es trilobulado, provisto de setas y ligeramente biimpreso. El
clípeo es tres veces más ancho que largo, su borde apical recto y como el
del labio, pálido. No se distingue rastros de ocelos; en su lugar algunas
Canos Brucu : Metamorfosis de Cotinis semiopaca Mosrx 397
setas. Las antenas son cuadriarticuladas; el artejo basal es mayor, obcó-
nico; el segundo más corto, de igual forma ; el tercero termina en lóbulo
pronunciado del lado inferior y el artejo terminal es piriforme. Los palpos
labiales son biarticulados ; el artejo basal es cilíndrico, el último oblongo-
ovalado. La disposición y tamaño de las setas de todos estos órganos y
siguientes están indicados en los correspondientes dibujos. Las maxilas
terminan en un solo lóbulo, que resulta de la fusión del interno y externo ;
llevan dos dientes cónicos en la punta; sus palpos constan de tres artícu -
los (fig. 3). Las mandíbulas son robustas, subtriangulares; arriba son
convexas, subrugosas y parcialmente esculpidas. Paralelamente al mar-
gen externo hay un ancho surco submarginal con 8a 10 setas en la mitad
basal; sobre el mismo borde antero-externo se destaca un proceso denti-
forme. Del lado inferior, las mandíbulas son cóncavas, la derecha es más
rugosa; el cóndilo articular es pequeño. La mandíbula izquierda lleva en
su margen interno tres dientes desiguales, además del apical; su diente
molar tiene la superficie lisa, opaca y algo cóncava; su borde anterior es
saliente, apenas trilobulado; el borde superior tiene dos, el inferior un
solo lóbulo dentiforme. La mandíbula derecha presenta solamente dos
dientes en su margen interno, fuera del apical ; el molar tiene su porción
posterior más saliente, el plano detrás fuertemente excavado y sobre la
superficie masticatoria hay dos lóbulos dentiformes, separados por un
surco transversal. Las mandíbulas carecen de todo dispositivo o aparato
estridulador, común en las larvas de lamelicornios.
Las patas son cortas, robustas, subiguales en los tres pares, provistas
de setas fuertes, bastante abundantes. Las uñas están formadas por un
proceso cilindro-cónico, armado de algunas setas en el primer par, e
inermes en los demás.
Los estigmas son subiguales en todos los segmentos; suborbiculares,
apenas ovalados; el campo respiratorio circunda casi toda la bulla y tiene
la mitad de ancho del diámetro de ésta.
La larva adulta mide unos 35 a ho milímetros de largo por y a to en
su máxima anchura.
Capullo de tierra. — El capullo tiene forma ovoide con una saliente
cónica en un costado, que corresponde al cierre o entaponamiento con
que termina la larva su fabricación. Normalmente mide un capullo unos
23 milímetros de largo por 16 de ancho, y la saliente cónica lo aumenta
de 3a/ milímetros más. Sus paredes son muy delgadas, tienen poco más
de medio milímetro de espesor, pero son resistentes, lo que indica el em-
pleo de cierta substancia glutinosa. La superficie externa es más o menos
398 PHYSIS (IV, 1919)
áspera, por la adherencia de partículas de tierra y arena; las paredes
internas son perfectamente alisadas, a excepción de un reducido espacio
circular que corresponde al mencionado tapón.
En el interior del capullo descansa la ninfa completamente desprendida
de la cutícula larval, cuyos restos, reducidos a un pequeño disco, han sido
empujados hacia el lado posterior de la cavidad.
Ninfa. — De un testáceo muy pálido, más o menos gris amarillento.
Su tegumento es bastante grueso y está cubierto por una granulación pilí-
gera muy densa y sólo perceptible con bastante aumento. La superficie
de los segmentos muestra en ciertas partes, sobre todo en los costados y
segmentos terminales, numerosas y finisimas estrías sinuosas.
Desde el dorso, la cabeza es invisible; apenas asoman los codos del pri-
mer y tercer par de patas. El protórax presenta una elevación mamelifor-
me, cerca de los ángulos postlaterales, que termina en carena marginal
sobre el angulo mediano. El escudete mesotorácico es agudo obtriangu-
lar; el ángulo del metatórax, pequeño. Los segmentos dorsales 2 a 6 llevan
sobre la linea dorso-marginal protuberancias mameliformes, algo obli-
cuas; los dos subsiguientes son en esta parte abundantemente estriados ;
el segmento anal con dos burletes laterales abultados y separados en la
punta. Los primeros seis segmentos dorsales muestran un ancho surco
transversal y estrías aisladas; los subsiguientes son lisos y convexos. Los
estigmas están sobre los mismos costados del abdomen; son salientes,
tubulares; los cuatro pares anteriores mucho más grandes que los poste-
riores. Estos últimos, de sección subcircular, tienen el borde quitinoso
débil; aquéllos anchamente elípticos, y su borde forma un anillo más
resistente. Los estigmas torácicos son ocultos.
Desde la cara ventral, la ninfa no presenta otras particularidades. Los
dos pares de patas anteriores son libres, dejando el amplio mesosternón a
descubierto; de las patas posteriores sobresalen solamente las tibias y tar-
sos de las pterotecas; todos los demás detalles se pueden ver en la corres-
pondiente figura.
La ninfa mide 2/ milímetros de largo por 13 de ancho.
Imagen. — Esta especie fué descrita por Moser en Annales de la Socie-
té entomologique de Belgique, tomo Ll, 1907, página 143. Los ejemplares
típicos proceden del Brasil, de donde se conocen otras especies del mismo
género, que a su vez es característico para Centro América (Méjico, Vene-
zuela, Guatemala, etc.). Hasta ahora la especie €. semiopaca es su Único
representante en la Argentina; la he señalado ya antes de las provincias
Carsos Brucu : Metamorfosis de Cotimis semiopaca Mosex 399
de Córdoba y de Buenos Aires. Para completar las descripciones, doy a
continuación la del insecto perfecto.
Todo el coleóptero tiene brillo metálico, menos los élitros que son opa-
cos. La cabeza verde, muy dispersamente punteada, presenta solamente
una Jeve carena frontal; el borde anterior del clípeo en el medio es reple-
gado hacia atrás y ligeramente bifido. El pronoto es completamente liso,
muy brillante, con fuertes reflejos verde-cobrizos y el margen lateral con
un filete blanco (éste, no en todos los ejemplares). El escudete y escápulas
son verdes. Los élitros son subopacos, de color castaño rojizo, con visos
verde-cobrizos; su estrecho margen sutural y el ápice son más lustrosos
y verdosos; cada élitro lleva dos costillas muy obsoletas y puntos finos,
subseriales. El proceso mesosternal es corto, ancho y redondeado en el
ápice. Las tibias anteriores del ' muestran un tercer diente proximal,
muy obsoleto. Todos los fémures y tibias posteriores están provistos de
abundantes pestañas flavas; parte inferior de la cabeza, pecho y fémures
con pelos del mismo color.
Las manchas blancas tomentosas sobre el pecho y costados del abdo-
men, que menciona el autor en su descripción, no existen en mis ejem-
plares; el ribete blanco del protórax, también de tomento, lo observo
solamente en pocos individuos.
Largo del coleóptero : 15 a 22 milímetros.
Descripción
de
Una curiosa Ponerina de Córdoba
«<Discothyrea neotropica» n. sp. (1
PoR CARLOS BRUCH
Q. Largo: 1,8", Amarilla testácea; cabeza, tórax y peciolo apenas
rojizos, lo mismo que los artículos 3 a 7 de las antenas. Los ocelos se
destacan sobre una área basal negruzca.
Toda la superficie es mate, muy fina y densamente punteada y cubierta
por una pubescencia microscópica, blanquecina y apretada, más larga en
la punta del abdomen. No hay pilosidad erguida.
La cabeza es poco más larga que ancha (en relación de 5 : 4), adelante
estrechada, paralela en sus costados, con los ángulos posteriores muy
redondeados y el borde posterior subrecto. Los ojos son grandes y están
situados en la mitad anterior sobre los costados de la cabeza.
Las antenas están compuestas por 7 artículos, de los cuales el escapo
es muy grueso y dilatado en su extremidad, pasando a la mitad del largo
de la cabeza. El primer artículo del funículo es esférico y pedunculado
en la base; el segundo es obcónico, tan ancho como largo; los tres artí-
culos subsiguientes son transversales, aumentando de anchura; el artículo
terminal es muy desarrollado, ovoide y más largo que los artículos del
funículo reunidos.
El clípeo es bastante estrechado hacia adelante, subtruncado y apenas
sinuoso en el medio. Las aristas frontales son completamente fusionadas,
(1) Presentada a la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales en la sesión de comunicaciones
del 26 de octubre de 1918 (PHYSIS, t. IV, pág. 358).
Cantos Brucn : Descripción de una curiosa Ponerina de Córdoba hor
formando una cresta semicircular que mide solamente una cuarta parte
del largo total de la cabeza.
Las mandíbulas tienen el borde anterior recto, cortante, que termina
en un pequeño diente triangular.
El tórax es poco convexo; los ángulos del metanoto son redondeados,
su plano declive es vertical, arriba poco convexo y ligeramente cóncavo
en su porción inferior.
El peciolo es más alto que ancho; la escama como tres veces más ancha
Discolhyrea neotropica Brucu. Ao veces aumentada. Cabeza y antena con mayor aumento
que espesa, redondeada, poco convexa en su plano anterior; debajo lleva
el peciolo un diente bastante desarrollado. La forma del postpeciolo y del
gáster como en el tipo del género.
Como manifesté ya (PHYSIS, t. IV, 1918, pag. 358), se trata de una
nueva especie perteneciente a un género no señalado aún en la América
del Sur, y conocido hasta la fecha solamente de Norte América, África,
Asia y de Australia.
Respecto al número reducido de los artejos antenales en PD. neotropica
(9 en el genotipo), he creído bien consultar al Dr. Sayrscmr de Kairouan.
Mi distinguido colega me aconsejó conservar el nombre genérico, y
opina que la contracción de estos artejos es tal vez instable, habiéndola
02 PHYSIS (IV, 1919)
observado con Discolhyrea Traegaordhi Saxrs., y en una preparación en
bálsamo de Canadá, donde no constan sino 6 artejos, los otros todos más o
menos soldados e indefinibles. Volveremos sobre este asunto una vez que
consigamos más ejemplares de esta curiosa hormiga.
El ejemplar típico lo he encontrado debajo de una piedra en Alta Gra-
cia, provincia de Córdoba, en febrero de 1918.
“Cystodiscus immersus” Lutz
Mixosporidio de los batracios del Uruguay
PoR E. H. CORDERO
Este Mixosporidio descripto por primera vez por el Dr. AvoLen Luzz,
en 1889, con el nombre de Cystodiscus immersus, sólo se conocía hasta
hoy como procedente del Brasil, donde lo halló su autor, viviendo pará-
sito en la vesícula biliar del sapo [Bufo marinus (Lisxeo)] y de la rana
[Leptodactylus ocellatus (Lixxeo)].
El hecho de haberlo encontrado ahora en cantidad bastante crecida en
Bufo arenarum HexseL, en Hyla raddiana FrrzivcER, así como en otros
Batracios ecaudados recogidos en los alrededores de Montevideo (Uru-
guay). me lleva a esta nota, en la que además de su colocación sistemá-
tica, sinonimia y observaciones, establezco la principal bibliografía a mi
alcance.
PROTOZOA v. SiesoLb
Sporozoa Leuckart. — Neosporidia Scuaubinx.
Myxosporidia Búrscuii. — Phaenocystes GuUrLEY.
Fam. MYXIDIUDAE Tuétoman.
Gen. CYSTODISCUS Lurzz.
Centralbl. f. Bakt. u. Parasitenk., V, pág. 84-88, 18809.
Cystodiscus immersus Lurz.
Cystodiscus immersus Lutz, Centralbl. f. Bakt. u. Parasitenl:., W, pág. S4-88,
fig. aparte, 1889.
Cystodiscus immersus GurLeY, Bull. U. S. Fish Comm., 11, pág. 413, 1893.
10h PHYSIS (1V, 1919)
Sphaeromyxa immersa 'Tnéromas, Bull. Se. Fr. et Belg., 26, pág. 343, 1895.
Cystodiscus immersus LamrÉ, Sporozoa, pág. 93, fig. 165, 1899.
Sphaeromyza immersa Lime, Verhandl. d. deutschen Zool. Ges., 9. Jahresvers.,
pág. 291-293, 1899.
Cystodiscus immersus Mixcnis, The Sporozoa, pág. 294, 1903.
Sphaeromyxza immersa Auerracn,, Die Cnidosporidien, pág. 173, 1gro.
El trofozoito adulto tiene forma de lente biconvexa, de contorno dis-
coidal. Es visiblea simple vista, pues sus dimensiones son notables si se
tiene en cuenta el hecho de tratarse de un Protozoario (fig. 1).
He aquí los diámetros cruzados de cuatro ejemplares medidos :
o e Le 2000 p XX 1450 y
Dos 1600. X 1350
o 1550 X 1150
= EN ESE ¡000 AN
Lurz dice a este respecto, que el diámetro es de 1,5 mm a 2 mm y que
el grueso, o sea la distancia de la superficie dorsal a la ventral, es igual a
1 1 q
— hasta — de los diámetros.
20 10.
El ectoplasma es claro, homogéneo y denso, forma una delgada capa de
protección de 7 y. de espesor (fig. 2). Establece un contorno liso y nítido.
Esta capa ectoplásmica sufre algunas deformaciones muy lentas, que
se extienden a todo el cuerpo, pero siempre en forma muy limitada. La
emisión de pseudopodios (movimientos amiboideos, de Lurz) no he podido
observarla en ningún caso.
El endoplasma contrasta con la capa externa. Es vacuolar, y sus vacuo-
las en forma de polígonos dejan entre sí una red clara, que observada con
aumento mayor se ve ocupada por gotitas refringentes, que parecen co-
rresponder a substancias grasas. Entre las mallas de esta red se perciben
también los esporos dispuestos, en general, por pares y situados más
cerca de la periferia que del centro.
Esta porción vacuolar, que forma la mayor parte del endoplasma, está
separada del ectoplasma por una zona concéntrica, estrecha, formada por
pequeños puntitos refringentes, muy próximos unos de otros, zona que
por otra parte, se halla libre de esporos.
Hay algunos trofozoitos en los que se observa claramente la plasmoto-
mia, empleando aquí un término usado por DorLerx. Este proceso, que
en este caso es plasmotomía simple, consiste en la multiplicación por
simple fisión de los trofozoitos.
Un trofozoíto adulto se deforma algo, se establece una zona de aspecto
E. H. Corpuro : Cystodiscus immersus Lurz. 405
ectoplásmico en su parte media, que estrangula la célula y que no tarda
en separarse en dos porciones distintas (fig. 4).
ENE
Cystodiscus immersus Lurz : 1, Trofozoítos de tamaño natural, tal como aparecen al extraer-
los de la vesícula biliar; 2, Trofozoíto, aumentado 5o veces, mostrando el ectoplasma
hialino y el endoplasma vacuolar con los esporos en sus mallas; 3, Contorno de un tro-
fozoíto adulto; 4, Trofozoíto en fisión (plasmotomía simple). En ambas figuras sólo se re-
presenta el contorno y la zona ectoplásmica, aumentados ¿o veces; 5, Esporo, de dorso;
en él se ve el surco de sutura, las cápsulas polares y las costillas transversales que lo
ornan; 6, Esporo, de perfil; el surco está dispuesto en sentido oblicuo, los filamentos
de las cápsulas polares erectos. Aumento de ambas figuras, 1000.
El esporo es simétrico, oval, con dos cápsulas polares, una en cada ex-
tremo (fig. 5). Formado por dos valvas iguales, unidas por una línea de
sutura, surco bien visible, oblicuo, situado en el plano del eje mayor. Visto
106 PHYSIS (IV, 1919)
de perfil figura un trapezoide de ángulos redondeados, que el surco de su-
tura oblicuo divide en dos porciones iguales (fig. 6). Mirado de dorso es,
en cambio, un ovoide regular, limitado en sus contornos por el surco de
sutura, con una cápsula polar en cada extremo del eje mayor, presentan-
do el resto de la superficie estrías transversales muy perceptibles.
Las dimensiones del esporo son algo variables. He aquí las medidas de
tres ejemplares :
Lona e 14,2 y a 15,2 y
Cd e E 8,0 9,0 10,0
Diámetro de la cápsula polar...... 08) 4,2 300
Longitud del filamento erecto (4 ejemplares) :
Lurz establece para el esporo: longitud 12-14 y., ancho 9-10 y, longi-
tud del filamento 50-70 ;,.
En el interior del esporo se percibe una masa más densa, que ocupa
todo el espacio que dejan libres las cápsulas polares, que corresponde al
esporozoito.
Para realizar la salida del filamento de las cápsulas polares se valió
Lurz de la potasa cáustica.
Por mi parte he ensayado varios procedimientos, pues he usado ya sea
esa misma solución de potasa cáustica diluída, obrando directamente so-
bre los esporos frescos o sobre ellos, previa desecación, ya sea el procedi-
miento recientemente recomendado por KR. Kupo (1918). Consiste éste en
mezclar a la emulsión en que se encuentran los esporos [Kuno trabaja en
Glugea bombycis (NarceL1)] una solución acuosa al tercio de perhydrol (o
simplemente agua oxigenada), alcalinizando la solución con 1 por ciento
de bicarbonato de sodio. El autor manifiesta que de este modo, una hora
después hay ya bastante cantidad de cápsulas con sus filamentos erguidos
y que, 24 horas más tarde, todos los filamentos se han mostrado al ex-
terior.
Como no he dispuesto de perhydrol, he empleado el peróxido de hi-
drógeno del comercio. En un pequeño tubo de vidrio he colocado los tro-
fozoítos de Cystodiscus en solución fisiológica (1), los he triturado de ma-
(1) Los trofozoitos de esta especie se conservan vivos en solución fisiológica de 2% a 48 ho-
ras como lo he observado.
E. H. Corvero : Cystodiscus immersus Lutz 407
nera de poner los esporos en libertad, luego he alcalinizado el líquido con
bicarbonato de sodio, agregando después cierta cantidad de peróxido de
hidrógeno. Una hora después he observado el sedimento en el fondo del
tubo sin que pudiera descubrir ni un solo filamento; 16 horas más tarde,
sólo algunos esporos mostraban los filamentos erguidos.
Resultados más constantes he obtenido con soluciones diluídas de po-
tasa cáustica. Agregando a los esporos frescos sobre el portaobjetos una
gota de solución, observaba casi inmediatamente la extrusión de los fila-
mentos.
En resumen, por la mayor cantidad de filamentos que he obtenido se
pueden agrupar así los resultados :
a) Desecación y dilución en solución de potasa, cantidad escasa;
b) Tratamiento con agua oxigenada al tercio, cantidad regular, des-
pués de varias horas ;
c) Dilución de los esporos frescos en solución de potasa, fuerte propor-
ción de filamentos, inmediatamente después del tratamiento.
Cystodiscus immersus Lurz vive en la vesícula biliar de los Batracios
ecaudados ya nombrados. Se halla libre en la bilis que llena aquel órga-
no, que no parece sufrir alteración alguna por su presencia. A lo menos
así me lo confirman los cortes histológicos practicados, en los que se ob-
servan los trofozoitos aplicados directamente a la mucosa, sin que en ésta
se perciban señales de inflamación o de reacción locales.
El número de trofozoítos es generalmente moderado, pues es raro que
pasen de 10, aunque he encontrado en alguna ocasión, más de 5o. Es
indudable que el proceso de plasmotomía ya nombrado, interviene acti-
vamente en su multiplicación.
En cuanto a la proporción de huéspedes infectados, era considerable
cuando los observé por primera vez en octubre y noviembre de 1918,
pues en 20 ejemplares de Bufo arenaram HexseL, recogidos en el jardín
de la Escuela de Veterinaria de Montevideo. no faltaba en ninguno.
En un ejemplar de Hyla raddiana FrrzisceR, observado a fines de
marzo del año actual, observé gran cantidad de esporos libres en la bilis,
sin que me fuera dado ver ni una sola forma vegetativa. Muchos de los
esporos mostraban los filamentos en erección. Hay que hacer notar que
esta Hyla había muerto algunas horas antes de ser autopsiada.
En Leptodactylus ocellatus (Lisxeo) no pude ver este Mixosporidio, ni
en un ejemplar que estaba mezclado con los sapos, en octubre de 1918,
ni en cinco más procedentes de la Facultad de Medicina, en cautividad
desde varios días, examinados en estos momentos. Tampoco lo he visto
PHYSIS. — T. 1V 28
08 PHYSIS (IV, 1919)
ahora en Bufo, pues media docena de ejemplares de la misma proceden-
cia que los del año anterior, que en aquella ocasión se mostraban tan pro-
fusamente parasitados, estaban indemnes.
Montevideo, abril de 1919.
P. S. — Después de escritas las líneas anteriores, he continuado con
la investigación de los parásitos de los Batracios del país y he hallado nue-
vos huéspedes que albergan este Mixosporidio.
La única ocasión en que pude observar Cystodiscus en la vesícula de la
rana común [Leptodactylus ocellatus (Liwxeo)|, fué en un único ejemplar
de esta especie, que recogí en el mes de abril durante una estada en el
departamento de Tacuarembó. Fué también allí y en otro ejemplar único
que constaté la presencia de aquél en una ranita de especie afín (Lepto-
dactylus prognathus BOULENGER).
De vuelta en Montevideo, observé cinco ejemplares de yla raddiana
FrrzucEr, de los cuales cuatro estaban muy parasitados; tres de un sapito
(Bufo Orbignyi DumériL « Bisron), de ellos uno infectado; cuatro de una
ranita [Pseudis mantidactyla (Core)], uno solo indemne. En el curioso
Atelopus Stelznerí (WexewseERGH) [= Phryniscus nigricans DumérIL ke
Bisrox], lo constaté en tres de cinco ejemplares; y en Paludicola Bibront
(Tscmub1), en seis especimenes de ocho que pude observar.
No observé Cystodiscus ni en un espécimen de Limnomedusa macro-
glossa (Duméru «€ BiBroN), ni en siete ranas de la especie más común.
En dos ejemplares de Chthonerpeton indistinctam (Remuaror «€ Lúrken),
procedentes de Carrasco, departamento de Montevideo, tampoco hallé
aquel Protozoario. |
Cystodiscus immersus Lutz parasita, en resumen, en la vesícula biliar
de los siguientes Batracios :
En San Pablo, Brasil, Lurz lo indica en Leptodactylus ocellatus (Li-
Neo) y en Bufo marinus (Lixxeo).
En la República del Uruguay : Atelopus Stelzneri (WerxewBERGH),
Pseudis mantidactyla (Core), Paludicola Bibront (Yscmub1), Leptodac-
tylus ocellatus (Lixxko), Leptodactylus prognathus BouLencErR, Bufo are-
narum HewseL, Bufo Orbigny: DumériL € BieroN, Hyla raddiana Frr-
ZINGER.
Se trata, pues, de un parásito bastante frecuente en los Batracios ecau-
dados del Uruguay.
Diciembre 14 de 1919.
E. H. Convero : Cystodiscus immersus Lutz hog
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dosporidian Spores, in The Journal of Parasitology, vol. 4, pág. 141-147,
with plate, Urbana, 1918.
Las Asclepiadáceas argentinas
PoR MIGUEL LILLO
Profesor y Consejero de la Universidad de Tucumán
PRIMERA PARTE
ENUMERACIÓN DE LAS ESPECIES HASTA AHORA CONOCIDAS
CON DATOS BIBLIOGRÁFICOS, SINONÍMICOS Y NOTAS GRÍTICAS
Herbarios consultados. — CastirióN (Tucumán); Domíxcurz (Buenos Aires : Instituto
de Botánica y Farmacología); Hauman (Buenos Aires); Hickey (Buenos Aires,
« Darwinion »); Litro (Tucumán); Museo Nacional (Buenos Aires); Museo Pro-
vincial (Tucumán); Sercazzisr (La Plata) (sólo cuatro especies); Sruckert (Cór-
doba); Universidad de Córdoba.
Las citas bibliográficas marcadas con un asterístico (*) se refieren a obras que
no existen en la biblioteca del autor.
Subfamilia: CYNANCHOIDEAE
Tribu: ASCLEPIADEAE
[. Amblystigma Bexruam
BrwrkH. er Hoorer, Gen. Plant., 1 (1876), p. 748
K. Scuumann, en Nat. Pflanzenfam., 1V, parte 2 (1895). página 222,
dice erróneamente que el ginostegio es sentado; es todo lo contrario, este
carácter es uno de los que lo distinguen de Mitostigma. SCHLECHTER, en
Bot. Jahrbuch, XXXVII (1906), página 603, inducido por el error de
Schumann, establece un género Steleostemma ScHLecHT. para una especie
MicueL Lito : Las Asclepiadiceas argentinas hr1
boliviana S. pulchellam Scnuecnr. ; este género debe ser considerado como
sinónimo de Amblystigma.
ña Amblystigma pilosum Marme. Ark. for Bot., WI, 1 (1904), p. 18 (lo-
calidad clásica : Salta-Pampa Grande).
Área geográfica: Argentina (Salta, Tucumán, Catamarca).
Planta trepadora en la región del Aliso.
tw
. Amblystigma cionophorum (GriseBACH) FourmeEr. Ann. Scient. Natur.,
sér. 6, XIV (1882), p. 366.
Mitostigma cionophorum GriseB. Symb. Fl. Argent. (1879), p. 226 (localidad
clásica: Tucumán-Siambón).
Área geográfica : Argentina (Tucumán).
Planta trepadora en la formación Subtropical.
[So]
. Amblystigma Castillonúu Luro nov. spec.
Área geográfica : Jujuy-El Volcán, Chilcayo.
Trepadora y rastrera en quebradas a 2500 metros de altitud.
Se diferencia de todas las especies del género por sus flores muy pe-
queñas.
II. Mitostigma Decarsne
DC., Prodr., VII (1844), p. 507
4. Mitostigma tomentosum Decarsxe. Op. cit., p. 507 (localidad clásica :
Tucumán).
Área geográfica: Argentina (Tucumán, Catamarca, Córdoba, San Luis).
Trepadora en los bosquecillos y cercos de la formación del Monte y Subtro-
pical.
Los ejemplares tucumanos tienen las hojas más grandes y menos pelu-
das; las de otras provincias son de hojas más pequeñas y peludas, consti-
tuirían una forma pilosior.
5. Mitostigma coalitam Lito nov. spec.
Área geográfica : Tucumán y Catamarca, en la falda oriental del Aconquija.
Trepadora en la formación Subtropical.
Se diferencia de M. tomentosum Decxk. por sus hojas más angostas y
acuminadas, y especialmente por el apéndice estigmático, formado por dos
largos filamentos soldados hasta casi la extremidad y no totalmente libres
como en aquélla.
412 PHYSIS (IV, 1919)
6. Mitostigma a/fine GriseBacH. Symb. Fl. Arg. (1879), p. 225 (locali-
dad clásica : Salta-rio Juramento). ;
Área geográfica : Argentina (Salta).
Trepadora en la formación del Monte.
7. Mitostigma Fiebrigú ScutecHTER. Bot. Jahrbuch, XXX VIL (1906), p-
602 (localidad clásica : Bolivia-Tarija).
Área geográfica : Bolivia, Argentina (Jujuy-El Volcán).
Yerba no trepadora, en prados de la Puna a 3200 metros.
8. Mitostigma niveum (GrIsEBACH) GrISEBACH. Symb. Fl. Arg., p. 226.
Oxypetalum niveum Gxiseb., Plant. Lorent. (1874), p. 158 (localidad clásica :
Tucumán-Tafí).
Área geográfica: Argentina (Salta, Tucumán, Catamarca).
Rastrera en la formación del Monte a 2000 metros de altitud por lo menos.
9. Mitostigma subniveum Marme. Ark. fór Botanik, Ul, 2 (1904), p. 9
(localidad clásica : Salta-Pampa Grande).
Área geográfica : Argentina (Salta).
Subtrepadora en los Prados Alpinos.
10. Mitostigma barbatam Mame. Ark. fór Botanik, VI, 1 (1904), p. 10
(localidad clásica : Jujuy-El Volcán).
Árca geográfica : Argentina (Jujuy).
Erguida o subtrepadora en la Puna a 3200 metros.
11. Mitostigma rhynchophorum (GriseBacH) GriseBAaCcH. Symb. Flor.
Arg., p. 226:
Astephanus mitophorus GriseB., Plant. Lorent. (1874), p. 157 (localidad clá-
sica : Tucumán-Tafí).
Area geográfica : Argentina (Tucumán, Catamarca).
Trevadora en la región del Aliso a 2000 metros.
12. Mitostigma latiflorum Grisegacu. Symb. Flor. Arg., p. 226 (locali-
dad clásica : Tucumán-Sauceyaco).
Área geográfica : Argentina (Jujuy, Salta, Tucumán).
Trepadora en la formación Subtropical.
13. Mitostigma speciosum Mame. Ark. for Botanik., UL, 1 (1904), p-
13 (localidad clásica : Jujuy-Capital).
Área geográfica : Argentina (Jujuy), Bolivia.
Trepadora en la formación Subtropical.
14. Mitostigma tubatum Mame. Ark. for Botanik., UI, 1 (1904). p. 14
(localidad clásica : Tucumán-La Ciénaga, a 2500 m.).
Area geográfica : Argentina (Tucumán).
Subtrepadora o rastrera en los Prados Alpinos.
MicueL Lirio : Las Asclepiadáceas argentinas 413
15. Mitostigma parviflorum Marme. Ark. fór Botanik., MIL, 1 (1904), p.
15 (localidad clásica : Jujuy-Santa Catalina).
Área geográfica : Argentina (Jujuy).
Subtrepadora o rastrera en la Puna a 3600 metros.
MI. Nautonia Decarsne
DC., Prodr., VMI (1844), p. 509
16. Naulonia nummularia Decatsne. Op. cut., p. 510 (localidad clásica :
Brasil-Sáo Paulo).
Area geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Misiones).
Rastrera en los arenales.
IV. Oxypetalum KR. Brown
* Memoirs of the Wernerian Society, 1 (1811), p. 41
17. Oxypetalum appendiculatum Marrius et Zuccarisi. Nov. Gen. el
Spec. Plant., 1(1824-1829), p. 48. t. 30 (localidad clásica : Brasil-
Minas Geraes).
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Misiones).
Trepadora en las selvas Subtropicales.
18. Oxypetalum pannosum Decatsxe. DC.., Prodr., VUI (1844), p. 583
(localidad clásica : Brasil-Sáo Paulo).
Ozxypetalum tomentosum Fourmer (non Wicnt), Fl. Bras., VI, part. 4 (1885),
Puan
Ozxypetalum tomentosum Marme, Ascl. Regn. Herb., p. 50.
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Misiones), Uruguay.
Trepadora.
19. Oxypetalum Balansae Marme. Asclep. Herb. Reqnel. (1900), p. 151
(localidad clásica : Paraguay-Asunción). :
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Jujuy, Formosa, Santa Fo,
Buenos Aires).
Trepadora en la formación Subtropical y Mesopotámica.
20. Oxypetalum capitatam Marrius et Zuccarixt. Nov. Gen. el Spec.
Plant., 1 (1824-1829), p. 50 (localidad clásica: Brasil-Minas Ge-
raes).
Area geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Jujuy, Tucumán, Catamarca,
Formosa, Misiones).
Erguida en la formación del Monte.
h14 PHYSIS (IV, 1919)
21. Oxypetalum subcapitatam MaLme. Asclep. Paraguay (1901), p. 20
(localidad clásica: Sierra de Maracayú-Paraguay).
Área geográfica : Paraguay, Argentina (Chaco).
Yerba derecha en los campos.
22. Oxypetalum pratense Gri1seBacH. Symb. ad Flor. argent. (1879), p-
231 (localidad clásica : Córdoba).
Oxypetalum Kuntzei Scmtecn., * Oest. bot. Zeitschr. (1895), p. 444.
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina (Córdoba, Santa Fe,
Buenos Aires).
Yerba derecha en los campos de la formación del Monte.
Esta especie no creo que se extienda fuera de las provincias argentinas
nombradas; MaLme la confundió con O. Arnottianum Burx., en Asclep.
Herb. Regn., página 57; después rectificó su error en Ark. fúr Botantk,
IIL, 8, página 6, y dice que es una planta con gran extensión geográfica,
desde el Paraguay hasta San Salvador; pero en esto se equivoca, pues se
trata de una localidad del Paraguay y no de la república del mismo nom-
bre. Los botánicos europeos deberían ocuparse un poco mejor de la geo-
grafía americana.
23. Oxypetalum Spegazzinú Hauman, en Herbario del Museo Nacional de
Buenos Altres.
Oxypetalum suaveolens SreG. (non FourmERr) Contr. Flor. Ventana (1896), p.
42 (localidad clásica: Buenos Aires) Sierra de la Ventana.
Área geográfica : Argentina (Buenos Aires).
- Mazme (op. cit.) opina que esta especie es igual a O. pratense GRISE-
BACH, no participo de su dictamen; he visto el tipo de SPEGAZZINI y se
diferencia de la planta cordobesa por su inflorescencia con más flores, y
sus hojas mayores y más peludas. Constituiría, según la moda de los bo-
tánicos sistemáticos actuales, una variedad.
24. Oxypetalam oblongifoluum (Moroxc) LiLLo.
Gothofreda oblongifolia Moroxc, Enum. Plant. Parag. (1892), p. 161 (locali-
dad clásica : río Pilcomayo).
Área geográfica : Paraguay, Argentina (Formosa, Misiones).
Me parece buena especie y no igual a O. pratense Gr1seEB., como lo
supone, con duda, Marme (op. cit.), y lo da como seguro HassLer (Flo-
rula pilcomayense (1909), página 13. Efectivamente, sus hojas son mu-
cho más peludas que el tipo y mayores. Me guío únicamente por la des-
cripción, pues no he visto el tipo de Moroxc. Ejemplares que he visto de
Misiones son iguales a los de Formosa.
Sn
MicueL Lito : Las Asclepiadáceas argentinas bx
25. Oxypetalum Arnottianum Buerx. Index Gen. el Spec. DC., Prodr.,
26.
w
5 |
pars III (1858), p. vu.
Oxypetalum capitatam Hoox. et Arw. (non Manr. et Zuccar.). Journal Botan.,
I (1834), p. 288 (localidad clásica: Entre Ríos-Uruguay).
Rhyssostelma nigricans GriseB. (non Decarsne), Plant. Lorent. (1874), p. 159.
Ozxypetalum clavatum Marme, Asclep. Parag., p. 27 (rectificado por el mismo
autor). '
Área geográfica: Paraguay, Argentina (Salta, Córdoba, Formosa, Misiones,
Entre Ríos), Uruguay.
Yerba no trepadora de la formación del Monte.
Oxypetalam solanoides Hooxer et Arxorr. Jour. of Botan., 1(1834),
p. 289 (localidad clásica : llanuras de Buenos Aires).
Oxypetalum tenuiflorum GriseB., Symb. ad Fl. arg. (1879), p- 230, Entre Ríos.
Área ecográfica : Argentina (Formosa, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires),
Uruguay.
Yerba no trepadora de la Pampa.
Oxypetalum Hasslerianuam Cuobar. Plant. Hassler., 1 (1899), p- 79
(localidad clásica : Paraguay-Sapucay). |
Área geográfica : Paraguay, Argentina (Formosa, Chaco, Misiones).
Yerba derecha en praderas.
Oxypetalam brachystemma Marme. Ark. fór Boltan., 1“, 8 (1904),
p. 2 (localidad clásica : Jujuy-San Lorenzo).
Área geográfica : Bolivia, Argentina (Jujuy, Salta, Tucumán).
Subarbusto trepador en la formación Subtropical.
. Oxypetalam megapotamicam SerewxGEL. * Syst. vegetab., IV, pars Il
(1827), p. 111 (localidad clásica : Brasil-Río Grande do Sul).
Tweedia macrolepis Hook. et Arx., Journ. of Bot., 1 (1834).
Area geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Corrientes).
Subarbusto trepador en la formación Mesopotámica.
Oxypetalum ertantham Decar1sxeE. DC., Prodr., VII (1844), p. 584
(localidad clásica : Brasil-Goyaz).
Oxypetalum aureum CmobaT., Plant. Hassl., 1 (1890), p. So.
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Misiones).
Trepadora en las selvas Subtropicales.
. Oxypetalam argentinam Marmz. Ark. fór Botan., 1, S (1904), p. 5.
Ditassa campestris GRIsEB., p. p. Symb. ad Flor. Argent. (1879), p. 228 (loca-
lidad clásica : Córdoba-Oncativo).
Área geográfica : Argentina (Santa Fe, Córdoba), Uruguay.
Yerba en la formación del Monte.
416 PHYSIS (IV, 1919)
El nombre especifico de GriseBacH no puede conservarse por existir
ya, desde 1844, un Oxypetalam campestris Decxe.
32. Oxypetalum humile (Moroxc) HasstEr. Plant. Hassl., 1 (1903), p. ES.
Ditassa campestris GriseB., p. p. (Paraguay, de la colección de Balansa).
Ditassa humilis Morox, Plant. Parag. (1892), p. 163 (localidad clásica : río
Pilcomayo).
Oxypetalum paraguayense Scmtecn., * Oest. bot. Zeitschr. (1895), p. 455).
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Formosa, Chaco).
Según Marme, Bull. Herb. Boiss. (1908), página 396, esta especie sería
sólo una raza de O. microphyllum Hook. et Arx., Journ. of Botan., I, p.
289, de Rio Grande do Sul, que a su vez es igual a O. multicaule Fourx.
33. Oxypetalum caeruleum (D. Dox) Decarsxe. DC., Prodr., VI (1844),
PDoo:
Tweedia caerulea D. Dox, in Sweet Brit. Flow. Gard., IV (1831), n* 407 (loca-
lidad clásica : Buenos Aires).
Ozxypetalam coccineum GriseB., Plant. Lorent. (1874), p. 158.
Area geográfica : Argentina (Salta, Tucumán, Córdoba, San Luis, Entre Ríos,
Buenos Aires), Uruguay.
Según Mame (Ark. for Botan., 1, 7, p. 17), por varios caracteres se
diferencia de Oxypetalum y habría que establecer un género especial para
esta especie, o reunirlo a Rhyssostelma Decne.
34. Oxypetalum Hilarianam Fourx. (9). Flor. bras., VI, pars 4 (1885),
p. 283 (Rio Grande do Sul ad Misiones).
Area geográfica : Brasil, Argentina (Formosa).
El único ejemplar que he examinado de la colección JORGENSEN (n” 3197,
Formosa), no concuerda bien con la descripción y lámina de Marme (As-
clep. Regn. Herb., t. VI, n* 45), la forma del retináculo es bastante dife-
rente y no hay ninguna otra especie del género — en la que este órgano
ha sido figurado — con la que se puede exactamente comparar. Puede ser
una especie no descrita, pero es por cierto de la sección Tweediopsis del
mismo autor.
35. Oxypetalum arenicola Hauman. En Herbario del Museo Nacional de
Buenos Altres.
Especie bien caracterizada por la forma del apéndice estigmático; éste
está formado por un botoncito provisto de dos filamentos divergentes,
como en algunas especies de Mitostigma; las hojas son lineares y es planta
erguida de unos 50 centímetros de alto.
Se encuentra en los médanos de Rivera (provincia de Buenos Aires).
Micuer Lirio : Las Asclepiadáceas argentinas lx
—
36. Oxypelalum sp.
No he podido identificar a esta planta con ninguna de las conocidas de
este género. Es seguramente de la sección Tweediopsis MaLmE, pero sus
inflorescencias terminales umbeladas y la forma de su ancho retináculo la
diferencian de sus congéneres.
Parece ser planta común en las sierras pampeanas de Buenos AÁtres, he
visto ejemplares coleccionados por SreGazz1M, Hicken y Haumax.
V. Tweedia Hooker et Arxorr
Journal of Botany, 1 (1834), p. 291
Este género, establecido por los autores citados, comprendía dos espe-
cles seguras y una dudosa : 7. birostrata (Hook. et Arx.), T. macrolepis
Hook. et Arx. y T. Brunonis Hook. et Ary.
Marme (Ark. for Botan., 1, 7 (1904), p. 4) excluye T. macrolepis, ya
enumerado en este trabajo, como Oxypetalum megapotamicum SPRENG..
y agrega cinco otras, a saber : T. confertiflora = Oxypetalum conf.
Decxe., T. brevipes = Oxypetalum brevipes Pm. = T. birostrata Hook.
et Ary., 7. obliguifola = Gonolobus obliq. Corta, T. Echegarayi =
Oxypetalum Echegy. Hierox., T. Hookeri = O. Hookeri Decxe. y T. Bru-
nonis = O. Brunonis Decxe. = Turrigera inconspicua DecnE.
De estas especies sólo dos habitan la Argentina, 7. Echegarayi y T.
Brunonis, las demás son de Chile.
T. Echegarayi es evidentemente aliada a las especies del género Uxy-
petalum, de la sección Cryptodus Fourx. = Meliniopsis Mame, y bien
podría reunirse a ellas, no obstante el carácter secundario de tener las
foliolas de la corona unidas a la corola, como en O. caeruleum (D. Dox.).
Para ser lógico, deberían sólo quedar en Oxypetalum las especies con el
diente bien visible de las caudículas y formar otro género con las que no
lo tienen.
En cuanto a Tweedia Brunonis Hook. et Ary. es muy diferente a las
otras especies; las foliolas de la corona están unidas formando un ciatio y
las hojas no son sagitadas; creo que se debería conservar el género Turri-
gera Decxk. Así desaparecería de nuestra flora Tweedia.
Pero he procurado seguir en lo posible a Matme y no me atrevo a cam-
biar la nomenclatura de los géneros y su limitación, asunto casi conven-
cional.
Por lo demás, el género Tweediía de Marme, poco tiene que ver con
Tweedia de Hookkr et Arxotr.
418 - PHYSIS (IV, 1919)
37. Tweedia Echegarayi (Hieronxmus) Marme. Ark. fór Botan., 1, €
(1903), p: Lx:
Ozxypetalum Echegarayi Hieron., in Bolet. Acad. Nac. Cienc. de Córdoba, 1V
(1881), p. 54 (localidad clásica: San Juan-Leoncito).
Área geográfica : Argentina (San Juan).
Yerba subtrepadora en la formación del Monte.
38. Tweedia Brunonis (Hooker et Arxorr) Marme. Ark. fór Botan., Il,
7 (1902), p. 15.
Tweedia ? Brunonis Hook. et Arx. Journ. of Botan., 1 (1834), p. 392 (locali-
dad clásica: Mendoza).
Turrigera inconspicua Decse. DC., Prodr., VII (1844), p. 587, Bahía Blanca.
Turrigera halophila Grises. Symb. ad Flor. argent. (1879), p. 232.
Área geográfica : Bolivia, Argentina (Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca,
Santiago, Córdoba, Mendoza, San Luis, Buenos Aires, Río Negro, Chubut :
lat. 452), Uruguay.
Yerba derecha o subtrepadora, característica de la formación del Monte; sólo
se encuentra en las comarcas más áridas de clima seco.
VI. Melinia Decaisxe
DC., Prodr., VI (1844), p. 588
Brachylepis Hook. et Arx. (non Brachylepis Wicnr et Arorr)
Kerbera FoursER. Flor. bras., VI, pars 4 (1885), p. 290.
39. Melinia Candolleana (Hooker et Arxorr) Decarsve. DC., Prodr.,
VIII (1844), p. 589.
Brachylepis Candolleana Hook. et Arx. Journ. of Botany, 1 (1834), p. 290
(localidad clásica : Mendoza-Uspallata).
Astephanus cordifolius Pu. * Anal. Univ. Chile (1862), 2% semestre, p. 399.
Mitostigma cordifolium (Pmmu.) Foury. Anal. Scient. naturell., sér. VI, XIV
(1882), p. 325.
Astephanus fructiculosus SpeG. Cont. Flor. Ventana (1896), p. 41.
Área geográfica: Argentina (Catamarca, San Juan, Mendoza, Chubut).
Yerba no trepadora de la formación del Monte más seca..
Las foliolas de la corona, insertas en el ginostegio, son a veces poco
visibles, sin recurrir a mucho aumento.
ho. Melinia bicornuta GrisegacH. Symb. ad Flor. argent. (1879), p. 228
(localidad clásica : Tucumán-La Ciénaga, alt. 2500 m.).
Área geográfica : Argentina (Jujuy, Tucumán).
Yerba rastrera en los Prados Alpinos.
Micurr Lino : Las Asclepiadáceas argentinas 419
Fournier (loc. cit.) relaciona esta especie con su género Kerbera, sepa-
rado de Melinia por caracteres secundarios, sería solamente una sección
de éste.
VI. Asclepias Liwwarus
Gen. Plant., n* 306.
41. Asclepias curassavica LinxaEus. Spec. plant. (1753), p. 215 (localidad
clásica : Curassao).
Esta planta es ahora cosmopolita en las regiones cálidas y cultivada en
muchas partes como planta de adorno por sus bellas flores. Al parecer
espontánea — por crecer lejos de lugares poblados, — ha sido observada
en Jujuy, Tucumán, Catamarca, Formosa y Misiones.
42. Asclepias flava Luo nov. spec.
Area geográfica : Argentina (Tucumán, Catamarca).
Especie bien distinta y caracterizada por sus flores, del tamaño de la
anterior, pero de corola y corona amarilla azafranada; las hojas son lan-
ceoladas y más o menos peludas. Es yerba enhiesta, generalmente baja
de hasta 50 centímetros de altura mayor, pero por lo común menor. Es
frecuente en los Prados Alpinos y pocas veces se encuentra en la región
del Parque y del Cebil.
O. Kunrzg, en Rev. Gen. Plant., WI, 2 (1898), página 199, menciona
A. campestris Decxe. var. flava de Jujuy, que pudiera ser la nuestra, pero
no da descripción. Se aproxima a A. Pilgeriana SCHLECHTER.
43. Asclepias mellodora Sr. HiLamrE. * Plant. remarq. Brés. et Paray.
(1824), p. 227 (localidad clásica : Brasil-Sáo Paulo y junto al río
Uruguay).
Aselepias nervosa Drecxe. DC., Prodr., VI (1844), p. 568.
Area geográfica: Brasil, Paraguay, Argentina (Formosa, Chaco, Santa Fe,
Salta-Orán, Córdoba oriental, Misiones, Entre Ríos, Buenos Aires, Río Negro),
Uruguay.
En la colección del Museo Nacional hay un ejemplar que corresponde
bien a la var. £ minor St. HiLatrE, puede ser una forma enana debida a
la naturaleza del suelo; procede de Misiones. Asclep:as linifolva DecxeE..,
citada por Bart de la Patagonia, es probable sea igual a A. mellodora St.
HiL.; noes probable que una planta de Méjico se encuentre en la Pata-
gonia.
(20 PHYSIS (1V, 1919)
44. Asclepias campestris Decarsse. DC., Prodr., VI (1844), p. 566
(localidad clásica : Brasil-Rio Grande do Sul ?, Montevideo.)
GrisegB., Symb. Flor. Argent. (1879), p. 229. Salta-Orán, Córdoba, Entre Ríos.
Asclepias citrifolia Hoox. et Arx. (non Jaco.). Banda Oriental.
var. 8) folus latioribus Hook. et Ary. = Asclepias Lindleyí Gure. Mss.
San Luis.
Esta variedad es probablemente 4. marqginata Decxe.
var. y angustifolia Hook. et Arn. Pampas de Buenos Aires.
Es verosímil se trate de A. mellodora St. HiL.
Asclepias curassavica GrIseb. forma corolla pallida. Pl. Llorent., 159.
Córdoba-cerca de la capital.
A. campestris var. angustifolia O. KuwrzE. Santa Fe-Ceres.
Puede ser A. mellodora Sr. Hur.
A. campestris var. Schlechterii O. Kunrze. Santa Fe-Ceres.
Como la anterior variedad, serían formas de A. mellodora. Es planta
muy variable y hay dudas de que la especie argentina así llamada, sea la
que describió DecaIsNE ; necesario sería consultar los ejemplares típicos.
Area geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Salta, Tucumán, Catamarca,
Córdoba, Formosa, Chaco, Misiones, Buenos Aires, Río Negro).
45. Asclepias marginata DecarsNe. DC., Prodr., NUI (1844), p. 566
(localidad clásica : Brasil-Minas Geraes).
Asclepias candida Vert. ? * Fl. flum., UI, t. 65.
Asclepias marginata var. Bodenbenderii O. Kuxrzg. Revis. Gen., 1I (1898),
p. 199. Córdoba.
Area geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Formosa, Tucumán, Cata-
marca, Córdoba, San Luis, Mendoza), Uruguay.
La determinación exacta de las Asclepias es muy dudosa, sin ver los
ejemplares típicos. Fuera de A. curassavica, A. flava y A. mellodora,
quedan dudas respecto de A. campestris y A. marginata; hay una espe-
cie de flores mucho más grandes y hojas lampiñas, lisas, anchas y bien
diferente de las tres primeras; es propia de los terrenos arenosos y áridos
de la formación del Monte occidental, y que probablemente sea A. Lind-
leyi Gu. = A. marginata var. Bodenbenderu O. Kuntzz.
MicueL Litio : Las Asclepiadaceas argentinas 421
VIII. Schistogyne Hooker et Arxorr
Journal of Botany, 1 (1834), p. 292
46. Schistogyne sylvestris Hooker el Arxorr. Jour. of Bolan., 1 (1834),
p. 292 (localidad clásica : Entre Ríos y Uruguay).
Área geográfica: Tucumán, Formosa, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires.
Trepadora en la formación Subtropical y Mesopotámica.
h7- Schistogyne boliviensis SCHLECHTER. FeDDE, Repertorium, XI! (1915)*
p- 442 (localidad clásica : Bolivia-Tres Gruces, cordillera de Santa
Cruz, 1500 m.).
Área geográfica : Bolivia, Argentina (Jujuy).
Trepadora en la formación Subtropical.
IX. Metastelma R. Brown
* Memoirs of tne Wernerian Society, 1 (1811), p. 53
48. Metastelma tubatam GrisegacH. Symb. ad Flor. argent. (1879), p-
227 (localidad clásica : Salta-río Juramento).
Metastelma diffasum GrrseB. (non GiLr.). Plant. Lorent. (1874), p. 159, y
Symb., p. 227 (solamente los ejemplares de Catamarca-Recreo).
Área geográfica : Argentina (Salta, Catamarca, Rioja).
Trepadora en la formación del Monte.
Esta especie se diferencia completamente de M. diffusum (G1LL.) por su
ginostegio pediculado y su corola peluda en el interior.
hg. Metastelma diffasum (Gart1es) Decarsxe. DC., Prodr., VU (1844),
p. 516.
Jonidium di(fasum Garr. Mss. in W. J. Hooker, Botan. Miecellany, 1 (1833),
p- 145 (localidad clásica : Buenos Aires).
Cynachum diffusam (Gxtr..) Hook. et Ary. Journ. of Botan., 1 (1834), p. 293.
Área geográfica : Brasil, Argentina (Formosa, Misiones, Entre Ríos, Buenos
Aires), Uruguay.
Trepadora en la formación Mesopotámica.
Algunos autores mencionan para las comarcas platenses Metastelma
virgatum (Porrer) Decxe. Esta especie ha sido establecida por Decarsne
(Prodr., VIIL, p. 515) sobre Periploca virgata Porrer (Encyc. meth. Bot.,
V (1804), p. 192), y dice que ha visto ejemplares de Buenos Aires colec-
cionados por CommersoN y TweebiE y del Brasil (Sio Paulo y Río Gran -_
PHYSIS (IV, 1919)
=
[5]
[5]
de). Pero la planta descrita por PorreT procedía de las Indias Orientales ;
mo es probable que una Asclepiadacea de esa región se encuentre en la
América Meridional extratropical.
Fournmter, en Flora brasiliensis (VI, 4, p. 223), la reune con Vinceto-
aicum Guilleminianam Dice. y la coloca en el género Orthosta Decne.,
mas la descripción sólo concuerda con la última, como lo hace notar
MALME.
Comparando las descripciones de Porrer y de Decarsve, se nota dis-
crepancia, así este último autor no habla de la larga espiga de flores en
pequeñas umbelas en que terminan las ramas, las hojas son mucho más
pequeñas y en general el porte parece muy distinto.
Marmeg, en Die Asclepiadaceen des Regnell'schen Herbars, pagina 33.
da una descripción muy detallada de M. virgatam, fundada en ejemplares
de Río Grande y de Buenos Aires, que concuerdan perfectamente con los
ejemplares de Buenos Aires.
Por otra parte, en Buenos Aires no se ha encontrado otra especie de
Metastelma. Se deduce de todo lo expuesto que M. virgatam Decxe. es
sinónimo de M. diffusum (GuL.) Decxe. (como ya lo supone el mismo
autor), y como Periploca virgata Pomrer (1804) no es la especie en cues-
tión, debe primar el nombre especifico de G1LLIES.
bo. Melastelma oranensis LLO nov. spec.
Area geográfica : Argentina (Salta-Orán).
X. Hickenia Lino nov. gen.
A este género lo fundo en Oxypetalum Scalae HickeN, pues no es posi-
ble sostener que sea una especie de Oxypetalum; en efecto, las caudicu-
las no tienen el diente característico del subgénero Kuoxypetalum, ni son
descendentes como en el subgénero Melintopsis Mame y especialmente no
hay el apéndice estigmático tan característico de Oxypetalum. También el
porte es de una Stuckertia. No encuentro ningún género de Asclepiadáceas
en que pudiera colocarse, por lo que me veo obligado a fundar uno nuevo,
cuyo nombre le doy en honor del botánico argentino Dr. CrisrómaL M.
Hickew, que ha descrito la especie por primera vez.
Se debe colocar cerca de Metastelma, aunque difiere mucho. Lo más
característico es la corona, de foliolas libres, o apenas soldadas en la base
y unidas al ginostegio y a la corola, y provistas en el interior de largos
pelos que las sobrepasan en una mitad de su alto. Estigma mamilado.
MicueL Lio : Las Asclepiadáceas argentinas 423
51. Hickenia Scalae (Hicken) LiLLo.
Oxypetalum Scalae Hicken. Physis, IV (1918), p. 306 (localidad clásica : Río
Negro-Kincón del Palo).
Rastrera en la formación del Monte.
MI. Cynanchum Lixwaeus
Gen. Plant., n* 304
Este género ha sido dividido por los autores antiguos; pero, tales divi-
siones — fundadas en caracteres de escaso valor y difíciles de observar,
pues varían de especie en especie — ha hecho que en la actualidad se
comprendan en uno solo los antiguos géneros Vincetoricum Morxcn, Cy-
noctonum E. Mev., Orthosia Decne., Amphystelma Griseb., Scutera
Reicue., Blyttia Arx., Schisostephanus Hocust., Cyathella Decxe., Bum-
burya Harv., Lyonia Br., Endotropsis Exvt., Diploglossis Merssx., Sym-
phyoglossum Turez. Así comprendido este grupo, comprende más de 100
especies de todo el mundo. Evidentemente, será necesario dividirlo, bus-
cando caracteres más constantes, por ejemplo, tomados del retináculo,
caudículas y polinias; para eso habría que estudiar la totalidad o mayoría
de las especies, lo que sólo es posible en los grandes herbarios europeos.
52. Cynanchum trifarcatum (GriseBACcH) LiLLo.
Metastelma trifurcatam GriseB. Symb. ad Flor. argent. (1879), p. 227 (locali-
dad clásica: Catamarca-Quebrada de Choya).
Roulinia tamifolia GriseB. (non Decxeg.). Symb. ad Flor. argent., p. 320.
Área geográfica: Argentina (Tucumán, Catamarca, Rioja, Córdoba).
Trepadora en la formación del Monte.
He podido estudiar las plantas determinadas por GrIseBACH, existentes
en el herbario de la Universidad de Córdoba, lo que me ha permitido rec-
tificar los errores de este autor.
53. Cynanchum glossostemma Litto nov. spec.
Esta especie es muy parecida a la anterior, pero se diferencia especial—
mente por carecer del apículo bífido del estigma que caracteriza a aquélla ;
en ésta el estigma es plano y sólo se ve una pequeña mamila en el medio,
dividida en dos por un surco.
Área geográfica : Argentina (Tucumán, Catamarca .
Trepadora en la región del Aliso, siendo uno de sus elementos más caracte-
rístico.
'PHYSIS. — T. IV 20
42% PHYSIS (IV, 1919)
54. Cynanchum trilobulatam Lio nov. sp.
Se asemeja a Vincetoricam Guillemintanum Decxe. (Prodr., VUL p.
526), pero los tres lóbulos de las foliolas de la corona son iguales y re—
dondeados. Las flores son muy pequeñas y el porte de la planta recuerda
un poco a Melastelma diffusum (GiL.) Decxe, pero es completamente
distinta por tener la corona ciatiforme y menor que el ginostegio.
Area geográfica : Argentina (Tucumán).
Trepadora en los bosques subtropicales.
55. Cynanchum sarcostemma Lio nov. sp.
Esta planta sólo la he hallado en los bosques próximos al estableci-
miento balneario del Rosario de la Frontera. No encuentro ninguna espe-
cie con la que se la pueda comparar. Sus flores son muy pequeñas en
pseudoumbelas, como las anteriores; la corona es ciatiforme, inserta en el
ginostegio, de foliolas carnosas y enteras; las polinias están unidas a las
caudículas lateralmente, siendo éstas arqueadas para arriba; el estigma
plano y con una pequeña mamila como en €. glossostemma.
Área geográfica : Argentina (Salta).
Trepadora en la formación Subtropical.
56. Cynanchum mucronatum (Decatsxe) Re1cne. Flora de Chile, V (1910),
P. 115.
Cynoctonum mucronatum Decwk., DC., Prodr., VI. (1844), p. 531, (locali-
dad clásica : Chile, Santiago).
Área geográfica : Argentina (Neuquen), Chile; Hicken, Physis, a) 190.
Trepadora en la formación de los Bosques Antárticos.
57. Cynancham nummulariaefolium Hooxer, et Arnorr. Journal of Bo-
tany, LI, (1834), p. 293 (localidad clásica : Chile, Aconcagua).
Área geográfica : Chile, Argentina (Neuquen), Hickex, op cit.
Trepadora en la formación de los Bosques Antárticos.
58. Cynanchum bulligerum (SPEGAZZIMI). “00
Vincetoricum bulligeram Srec., Nov. add. Flor. patagon., en Anales de la
Socied. Cient. Argent., LMI (1902), p. 71 (localidad clásica : Neuquen-Carren-
leofú 2, será Curru Leubú — afluente del río Neuquen).
Trepadora en la formación de los Bosques Antárticos.
59. Cynancham? Hieronymi Lorentz. Informe de la Exp. al R. Negro
(1881), 251, t. y (Apocinaceae).
Según HickeN (Physis, 1 (1912), p. 127) sería probablemente una as-
clepiadácea del género Cynanchum; pero, debido al material insuficiente.
no le ha sido posible ver las cavidades de las anteras, ni las polinias.
MicueL Lirio : Las Ascleptadiceas argentinas 12)
En el herbario Domíxcuez (Instituto de Botánica y Farmacología) esta
misma planta se encuentra con el nombre de Vincetoricum patagonicum
(Pmw..) = Cynotonum patagonicam Pam. (Linnaea, XXX (1864) p.
175). No se dice en el rótulo, quién estableció esa sinonimia. La muestra
(procedente de Mendoza) es incompleta y la descripción de PruLiep1 imsu—
ficiente.
Área geográfica : Argentina (Mendoza, Neuquen).
Subarbusto derecho o rastrero, tipo xerófito.
MH. Roulinia Decaisne
DC., Prodr., VI (1844), p. 516
60. Roulinia fluminensis DecarssxeE DC., Prodr., VUI (1844), p. 517
(localidad clásica : Brasil).
Asclepias cordata VeLz., MI (1827), t. 56 (según DecarsxE), Cynanchum mon—
tevidensis SprENG., * Syst. vegetab., 1, (1825), p. 851 (según Mame, Asclep.
Urug. (1911), p- 270) (localidad clásica : Uruguay-Montevideo).
Cynanchum tamifolium Hoox et Arn., Journ. of Botany, 1 (1831), p. 294 (se-
gún Marme, op. cit.) (localidad clásica : Brasil-Porto Alegre). Roulinia tamifo-
lia (Hook. et Arw.) Decarsxe. DC., Prodr., VII (1844), p. 517.
Si la sinonimia dada por Marme fuera exacta, esta planta debería lla-
marse Roulinia montevidensis (SpPresGEL) MaLme.
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Salta, Tucumán, Catamarca,
Córdoba, Mendoza, Formosa, Misiones, Buenos Aires), Uruguay.
GriseBacH, Symb. ad Flor. argent. (1879), p. 229 menciona como
de Salta (río Juramento) R. convolvulacea Decxe.; Hicken, Chloris pla-
tensis (1g1O), página 187, la enumera como de Buenos Aires (Capital fe-
deral). He examinado el ejemplar de GriseBacH y de HickexN y no encuen-
tro diferencia válida con ninguno de los otros de las provincias citadas
(16 números). Por otra parte, R. convolvulacea Decxek., sólo se diferencia
de un modo claro de R. fluminensis por tener el lóbulo medio de las fo-
liolas de la corona, obtuso y no agudo; todos los ejemplares que he exa-
minado lo tienen agudo.
Trepadora en las formaciones del Monte, Mesopotámica y Subtropical, siendo
en esta última rara.
(20 PHYSIS (IV, 1919)
XMIM. Ditassa R. Brown
* Memoirs of the Wernerian Society, 1, (1811), p. 49.
61. Ditassa anomala Marrius. * Flora (1837), p. 99; Drcatsxe. DC.,
Prodr., VI (1844), p. 577 (localidad clásica: Brasil-Río de Ja-
neIro).
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Formosa, Misiones).
Trepadora en la formación Subtropical oriental.
62. Ditassa bonariensis Decarsne, DC.., Prodr., VU!L (1844), p. 574 (lo-
calidadad clásica : Buenos Aires).
GriseBacH, Plant. Lorentzianae (1874), p. 159 (Córdoba).
GriseBacH, Symb. ad Flor argent. (1879), p. 127 (Córdoba y Jujuy).
Hickew, Chloris platensis (1910), p. 187 (Buenos Aires-San Isidro y Tigre).
Los herbarios bonarienses que he estudiado, no contienen esta planta;
en el herbario Hicken lo que hay con este nombre es Metastelma diffu-
sum (G1LL.); pero el ejemplar rotulado así, no es de San Isidro, ni del Ti
gre (Delta del Paraná), como loindica en op. cit., es de Barracas al Sud.
así clasificados por (¡rIsE-
He comparado los ejemplares de Córdoba
BacH — y son absolutamente iguales a los de Tucumán; aqui esta planta
es sumamente común. Queda la duda si esta especie se encuentra en Bue-
nos Aires, sería muy raro haya escapado a los botánicos porteños y, sin
embargo, el ejemplar que sirvió para establecerla es de allí en donde lo
halló TwerbtE ; pero pudiera ser que este viajero la haya encontrado en
Tucumán, localidad en la que coleccionó muchas plantas y seguramente
halló a ésta, por ser muy abundante en los parajes en que herborizó cam-
biando después el nombre de Tucumán por el de Buenos Aires, pues va-
rios autores botánicos extendían esta denominación a toda la Argentina. El
botánico francés DecarsnE tenía conocimientos tan mediocres en geografía,
que incluía en el Brasil austral a Buenos Aires, Bahía Blanca, San Luis,
Mendoza, etc.
Trepadora en las formaciones Subtropical y del Monte.
MV. Lugonia WeopeLL
Chloris andina, 1 (1857), p. 49
Este género se asemeja a Philibertia, según mi opinión, por la forma
de la corola, corona, retinaculo y estigma. Weber la aproxima a Oxy-
MicueL Lino : Las Asclepiadáceas argentinas h27
petalum y Marme a Cynanchum. En verdad, no veo en qué pueda este úl-
timo fundar su aserción especialmente en lo que se refiere al tipo del gé-
nero (L. lysimachioides).
63. Lugonia lysimachioides Webber. Op. cit., p. 50, tab. 54 (localidad
clásica : Bolivia, provincia de Tomina, Cinti y Agopaya a 2500-
3000 m.).
Area geográfica : Bolivia, Argentina (Jujuy-El Volcán, 2200-3200 m.).
Los ejemplares que he estudiado concuerdan muy bien con la descrip-
ción y lámina de WebDELL, pero presentan en la garganta de la corola,
cerca del ginostegio, un reborde, simulando una corona exterior como en
Philibertia, no dice nada de ésto en la descripción, muy breve, del autor.
Si en el tipo no existe sería otra especie.
Subarbusto rastrero en la formación de la Puna.
64. Lugonia micrantha Mame. En R. E. Fries, Alpinen Flora Argenti—
nien (1905), p, 155 (localidad clásica : Jujuy, departamento Santa
Catalina, 3650 m.).
Area geográfica : Argentina (Jujuy).
Por su aspecto se parece a la anterior, pero es muy diferente por la es-
tructura de los órganos florales.
Subarbusto rastrero en la formación de la Puna.
XV. Philibertia HumboLpr, BoxeLanp et KunrH.
Nov. Gen. et Spec., MI (1818), p. 152
Sarcostemma sp. Decxe. en DC., Prodr., p. 541.
Pentagonia Smau., * Nov. Act. Nat. Kur., XIX (1843), Suppl., LI, p. 346.
Zosima PuiL., * Sert. mendoz. alt. (1871), p. 29-
Oxystelma K. Scn. (en parte), ExcL. u. Prawre., Pflzfam., IV, 2 (1895)
p. 229.
65. Philibertia Gilliesu Hooker et Arxorr. Journ. of Bot., 1 (1834)
p. 290.
Zosima violacea PuiL.. op cil.
Ozxystelma Gilliesii K. Scmum., op. cil.
Área geográfica : Bolivia, Argentina (Jujuy, Tucumán, Catamarca, Córdoba,
San Juan, Mendoza, Entre Ríos, Buenos Aires, Río Negro, Chubut), Uruguay.
Subarbusto rastrero y subtrepador característico de la formación del Monte,
en-sus regiones más secas y áridas.
Esta planta, con una extensión geográfica tan extensa, presenta muchas
428 PHYSIS (IV, 1919)
variaciones; hay dos formas principales, una de hojas lampiñas y la otra
de hojas peludas, pero siempre la corola es hirsuta y las hojas cordifor-
mes acuminadas.
Bat (Cont. Flor. Patagon., en Linn. Soc. Journ., XXI (1884), p.
226) menciona a Philibertia solanoides H. B. K., como habitante de Bue-
nos Aires (cerca del cabo de San Antonio-Tuyú) y Entre Ríos. Segura-
mente hay grave error, no es posible que una planta de la región amazó-
nica se encuentre en las tierras templadas de Buenos Aires.
Greo se trata de Ph. Gulliese Hook et Arx.: por otra parte, el Kew /n-
dex, (1895). p. 493, da a esta especie como sinonima de Ph. solanoides H.
B. K., sin razón según mi parecer. Esta última tiene hojas cordiformes
oblongas y corola blanca, en aquélla la corola es violácea y goteada en el
fondo de rojo vináceo.
66. Philibertia gracilis D. Don. * Sweet Bristh Flor. Garden, 2. serie 1V
(1838), t. 403 (localidad clásica : Buenos Aires y Tucumán).
Sarcostemma Donianum Decxe.. Prodr., VII (1845), p. 542).
Area geográfica : Argentina (Salta, Tucumán, Catamarca, Córdoba, Chaco).
Trepadora en las formaciones del Monte y Subtropical.
Según SteuDEL (Nomencl. bot., 1 (1841). p. 319 esta especie sería
igual a Ph. grandiflora Hook * (Bot. May. (1857), tab. 3618). Gon es-
tos dos nombres se cultivan ambas especies en Europa como plantas de
adorno. En NicnoLson, Dict. d'Hortic., YV, p. 59, se describen ambas y
no encuentro una diferencia bien clara.
Ph. gracilis D. Don está señalada también de Buenos Aires; pero Hi-
CKEN dice que no la hallado allí, debe ser un caso parecido a Ditassa bo-
nariensis. Ninguno de los herbarios que he consultado la contenía. Gr1-
SEBACH Menciona en Symb., página 233, a Ph. flava MexeN como encon-
trada en Catamarca, pero el ejemplar del herbario de la Universidad de
Córdoba, así clasificado por dicho autor, es igual a Ph. gracilis D. Don.
Hickex (Chloris platensis, p, 186), dice que ha sido citada de Buenos
Aires, pero por la sinonimia que da se ve que hay un error y que se trata
de Fanastrum flavam (Decxe.) Semtecn. = Sarcostemma flavum DecNE.,
que efectivamente se encuentra allí; en el herbario del Museo Nacional he
visto un ejemplar.
67. Philibertia albiflora LiLo nov. spec.
Área geográfica : Argentina (Jujuy, Tucumán, Catamarca).
Planta trepadora de la formación del Monte, las flores son pequeñas y
blancas, las hojas cordiformes y oblongo-lanceoladas. El retináculo, cau-
dículas y polinias no difieren de las otras Philibertiae.
Micuer Luro : Las asclepiadáceas argentinas 129
68. Philibertia splendens Lino nov. spec.
Area geográfica : Argentina (Tucumán, en la región del Aliso a 2000 m. de
altitud media).
Es tal vez la más bella de las Asclepiadáceas argentinas, la corola tiene
4 centímetros de diámetro, siendo de color amarillo pálido, con el centro :
de color rojizo obscuro. Las hojas son acorazonadas muy acuminadas lam-
piñas por encima y tomentosas por abajo de 10 X< 7 centímetros de gran-
dor. Es trepadora muy robusta.
69. Philibertia stipitata Luo nov. spec.
Area geográfica : Argentina (Tucumán, región del Aliso).
Se diferencia de las demás Philibertiae por su ginostegio pediculado,
su corola es verdosa y relativamente pequeña, de hojas acorazonadas y
oblongo-lanceoladas, acuminadas. Es trepadora.
AVI. Funastrum Fourstuer
Ann. se. nat., ser. 6, XIV (1882), p. 383
Philibertia y Sarcostemma de muchos autores.
Ceramanthus Kuwxtzk (subgénero de Sarcostemma) in Linnaea, XX (1847), p. 20.
Ceramanthus Marme, Ark. fór Botanik, IV, 14 (1905), p. 2.
Mazme in Bull. Soc. Bot. de Genéve, 2%" sér., UI (1911), p. 269, pro-
pone denominar a este género con el nombre que aquí figura, lo que ha
efectuado Scurecnrer en Feope, Repert., XI, (1913) p. 285.
70. Funastrum bonariense (Hooker et ARNOTT) SCHLECHTER. FeDDE, /e—
pertoriam, M1 (1915), p. 283.
Sarcostemma bonariense Hook et Arx., Journ. of Bot., 1 (1834), p. 296 (lo-
calidad clásica : Buenos Aires).
Ceramanthus bonariense (Hook et Arx.). Marme, Die Asclep. des Regn. Herb.,
1900, Pp. 23.
Área geográfica : Paraguay, Argentina (Formosa, Chaco, Santa Fe, Corrien-
tes, Buenos Aires).
Trepadora en la formación Mesopotámica y Subtropical.
71. Funastrum riparium (DecaIsNE) ScHLECcugTER. Op. Cll., p. 28
1
oe
Sarcostemma riparium Decxe. DC, Prodr., VII (1884), p. 540 (localidad
clásica : Brasil-Río Madeira).
Sarcostemma bifidam Fourx. ex Moroxc, Enum. Parag., p. 160.
Philibertia riparia (Decwe.) Marme, Asclep. parag. (1901), p. 13.
Ceramanthus riparias Mame en Hasst., Plant. pilcom. (1909), p- 96-
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Formosa).
h3o PHYSIS (1V, 1919)
No se diferencia bien de la anterior, sólo las hojas serían más angostas
y las foliolas de la corona interior, superando un poco al ginostegio. No
la he visto.
Trepadora en la formación Subtropical.
72. Funastrum flavam (Decaisxe) Marme. Bull. Soc. Bot. de Genéve, 2**
sér., HI (1911) p. 269.
Sarcoslemma flavum Decxe. DC., Prodr., VIII (1844), d. 440 (localidad clá-
sica : en la desembocadura del Paraná en el Plata).
Philibertia stellaris Gr1seB., Symb. ad Flor. argent. (1879), p. 234.
Sarcostemma stellare Gk1isep. Lorentz, Veget de Entre Ríos, p. 145.
Área geográfica Argentina (Entre Ríos, Buenos Aires), Uruguay.
Trepadora en la formación Mesopotámica.
Véase observación a Philibertia gracilis D. Don.
73. Funastrum gracde (DecaisNe) ScHLECcHTER, FebDe, Repert., XI
(1915), p. 285.
Sarcostemma gracile Decne. DC., Prodr., VI (1844), p. 539 (localidad clá-
sica : Tucumán).
Amphistelma exsertum GrIseEB., Symb, ad Flor. argent. (1879), p- 229.
Sarcostemma carpophylloides Moro, Enum. Plant. Parag. (1892), p. 165.
Área geográfica : Bolivia, Paraguay, Argentina (Salta, Tucumán, Catamarca,
Córdoba, Chaco).
Trepadora en la formación del Monte. Crece en las tierras un poco saladas.
XVI. Araujia Brorero
* Trans. Linn. Soc. Ml (1818), p. 69
Physianthus Mart. et Zuccar., Nov. gen. el spec. plant.. 1 (1824). p. 53.
Lagenia Fourmer, Flor. brasil., VI, pars 4 (1885), p. 293.
7/4. Araujía sericifera BrorERO. Op. cil. (localidad clásica : Jardín botá—
nico de Lisboa, de semillas procedentes del Perú).
Phisianthus albens Mart. et Zuccar., 0p. cit., p. 54 (Brasil-S. Paulo).
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Misiones, Entre Ríos, Bue-
Aires). Uruguay.
En la Argentina se encuentra solamente la forma hortorum (Fourx.)
MALME.
Trepadora en la formación Mesopotámica.
MicueL LinLo : Las Asclepiadáceas argentinas 431
75. Araujia meyapotamica (SrreNGEL) G. Dox. * General Hist. of di-
chlamyd. Plant., YX (1838), p. 140,
Physianthus megapotamicus SerenG., * Syst. Veg. Cur. post. (1827. p. 112 (lo-
calidad clásica : Brasil-Río Grande).
Arauja fusca GriseB., Symb. ad Flor. argent. (1879), p- 232 (Entre Ríos).
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Entre Ríos, Buenos Aires,
Santa Cruz), Uruguay.
Sería la asclepiadácea que más avanza hacia el sur, latitud 502.
Prepadora en la formación Mesopotámica.
76. Araujia angustifolia (Hooker et Arxorr) Decarsse. DC., Prodr.,
VII (1844), p. 534.
Physianthus angustifolius Hoox et Arx., Journ. of Botany, 1 (1834)., p. 292
(localidad clásica : Misiones del sur del Brasil).
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Formosa, Chaco, Santa Fe,
Entre Ríos, Buenos Aires), Uruguay.
Esta especie no se diferencia de un modo muy claro de la anterior; en
lo que se relaciona con la forma y tamaño de las hojas, no hay diferen—
cia; las figuras que da MaLme se encuentran en el mismo ejemplar. De-
CAISNE las considera iguales..
Trepadora en la formación Mesopotámica.
77- Araujía plumosa ScutecnTEr. *Oesterr. bot. Zetschr. (1895), p-
449 (localidad clásica, Jujuy).
Area geográfica : Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina (Jujuy, Tucumán).
Trepadora en la formación Subtropical.
XVIII. Morrenia LixoLeY
* Botan. Regial. (1838) Misc. notic., p. 71
Choristigma F. Kurtz. Informe anual Univ. Córduba (1897), p. 252.
Stuckertia O. Kuwrze, Lexicon gener. phaner. (1904), p. 541.
78. Morrenia odorata (Hooker et:Arxorr) LivbLeY. Op. cl.
Cynanchum odoratum Hook et Arx.. Journ. of Botan., 1 (1834), p. 294 (loca-
lipad clásica : Buenos Aires).
Área geográfica : Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina (desde Jujuy hasta
Río Negro), Uruguay.
Esta es la Asclepiadácea de distribución mayor en este país.
Trepadora.
1132 PHYSIS (1V, 1919)
79- Morrenia brachystephana GriseBacmH. Plant. Lorent. (1874), p. 157
(localidad clásica : Górdoba).
Área geográfica : Argentina (Tucumán, Catamarca, Córdoba, Formosa, En-
tre Ríos, Buenos Aires).
Trepadora en la formación del Monte.
Hay formas intermediarias entre esta especie y la anterior, serán pro—
blemente híbridas. En ambas, la forma de las hojas y el tamaño de las
flores es muy variable y por estos caracteres no se las puede distinguir.
So. Morrenia connectens Marme. Plant. Hassl., 1 (1903), p. 65 (locali-
dad clásica : Paraguay- Concepción).
Área geográfica ; Paraguay. Argentina (Formosa).
Trepadora en la formación del Monte.
Según Mame (Ark. for Bot., VIII, 1, p. 25) es muy semejante a Oxy-
petalum variegatam GriseB. (Symb., p. 230). En el herbario de la Unt-
versidad de Córdoba, no se encuentra ya esta especie.
$1. Morrenia Stuckertiana (F. Kurtz) Mame. Ark. for Bot., Vil, 1.
(1908), p. 207.
Chloristigma Stuckertianum F. Kurrz (localidad clásica : Córdoba—Capital.
Área geográfica : Argentina (Córdoba).
Trepadora en la formación del Monte.
82. Morrenia grandiflora Marme. Ark. for Bot., VII. 1 (1909), p. 21
(localidad clásica : Bolivia-Pilcomayo).
Área geográfica : Bolivia, Argentina (Jujuy, Tucumán, Salta, Santiago, Cór-
doba, La Rioja, Formosa).
Trepadora en la formación del Monte.
El autor la considera como subespecie de la anterior, pero suficientes
caracteres presenta para ser considerada como especie distinta; por me-
nos diferencias, Marme ha fundado especies diferentes.
83. Morrenta Stormiana (Moroxa) Mame. Plant. Hassl., 1 (1903)
poor
Araujia Stormiana Morox6, Enum. Plant. Parag. (1892), p. 161 (localidad
clásica : río Pilcomayo).
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Formosa).
Trepadora.
84. Morrenia Herzogú Scutecurer. Fene, Repertorium, MM (1913
1915), p. 440 (localidad clásica : Salta, entre Embarcación y Mira—
flores ; no Bolivia, como escribe el autor.)
Area geográfica : Argentina (Salta).
MicueL Lino : Las Asclepiadáceas argentinas 433
MÁ. Schubertia Mautius et ZuccAarINI
Nov. Gen. et Spec. Plant., I (1824-1829), p. 55
85. Schubertia grandiflora Martius el Zuccartxt. Op. cif., p. 57 (locali-
dad clásica : Brasil-Piauhi).
Araujia grandiflora Morowa, Enum. Plant. Parag. (1892), p. 161.
Area geográfica : Brasil, Bolivia, Argentina (Formosa, Santa Fe).
Tribu: GONOLOBEAE
XA. Rojasia Mame
Ark. fór Botan., YV, 14 (1905), p. 10
Este género presenta gran afinidad con los géneros de Asclepiadeae, se
diferencia esencialmente por sus caudículas articuladas.
86. Rojasia gracilis (Moroxc) Marme. Op. cul.
Gothofreda gracile MoroxG., Enum. Plant. Parag. (1892), p. 162 (localidad
clásica : río Pilcomayo).
Área geográfica : Paraguay, Argentina (Formosa).
Trepadora en la formación Subtropical.
AMI. Fischeria De CaxnoLe
* Cat. Hort. Monsp. (1813), p. 112
87. Fischeria Martiana Decarsxe. Prodr., VII (1844), p. 6o1 (locali-
dad clásica : Brasil-Rio Janeiro).
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Misiones).
Trepadora en la formación Subtropical.
AMII. Blepharodon Decarsxe
Prodr. VU (1844), p. 603
88. Blepharodon lineare (Decarsxe) Decarsie. Prodr., [. c., p. 603.
Matelea linearis Decxe., Ann. Seien. nal., serie 2, IX (1838), p. 321, t. Il
(localidad clásica : Brasil-Sáo Paulo).
Área geográfica ; Brasil, Paraguay, Argentina (Misiones).
434 PHYSIS (1V, 1919)
No he visto esta planta procedente del territorio argentino; pero, por
datos comunicados por SruckErr, ha sido encontrada en Santa Ana (Mi-
siones) por LLamas y determinada por HassLER.
Yerba derecha, no trepadora, en la formoción Subtropical oriental.
XXIM. Exolobus Fournier
Flor. brasil., VI, pars 4 (1885), p. 318
Gonolobi sp. DecxE.
89. Exolobus patens (Decarsxe) FourxtER. Op. ctl., p. 318.
Gonolobus patens Decxe., Prod., VI (1844), p. 594 (localidad clásica : Bra-
sil-Rio Janeiro).
Philibertia rotata Gr1seB., Symb. ad Flor. argent. (1879), p. 233.
Área geográfica : Brasil, Paraguay, Argentina (Jujuy, Salta. Tucumán, For-
mosa).
Trepadora en la formación Subtropical.
La planta argentina sería una variedad del tipo, los ejemplares del Cha-
co han sido denominados por Marme (Die Asclep. Herb. Regnel, p. 84)
como variedad paraquayensis.
XXIV. Pseudoibatia Mame
Die Asclep. des Herb. Regnel. (1900) p. 78
Este género no se diferencia de Gonolobus por caracteres esenciales; en
todo caso sería solo un subgénero como lo insinúa el mismo autor.
yo. Pseudoibatia australis Marme. Ark. fór Botan., 1V, 14 (1905), p. 11
(localidad clásica : Uruguay, Córdoba, Formosa).
Área geográfica : Argentina (Tucumán, Catamarca, Córdoba, Formosa),
Uruguay.
Yerba derecha en la formación del Monte y Mesopotámica.
91. Pseudoibatia lanata (GrisepacH) Marme. Ark. for Botan., l. C., p. 13.
Gonolobus lanatus GriseB., Symb. ad Flor. ad gent. (1879), p. 235 (locali-
dad clásica : Córdoba.
Área geográfica : Argentina (Córdoba, San Luis).
Yerba trepadora en la formación del Monte.
Micuer Lito : Las Asclepiadáceas argentinas 435
92. Pseudoibatia foetida (Grisegacu) Marme. Ark. fór Botan.,l.c., p. 14.
Gonolobus foetidus GriskG., Plant. Lorentz. (1874), p. 160 (localidad clásica :
Catamarca-Yacutula).
Área geográfica : Argentina (Salta, Catamarca).
Trepadora en la formación del Monte.
3. Pseudoibatia hirta (Grisepacu) Marme. Ark. for Botan., l. c., p. 14.
a)
Gonolobus hirtus GriseB., Symb. ad Flor. argent., p. 234 (localidad clásica :
Salta-Río Juramento).
Área geográfica : Argentina (Jujuy, Salta, Tucumán, Córdoba).
Trepadora o rastrera en la formación del Monte.
94. Pseudoibatia Stuckertu Mame. Ark. fúr Botan., YY, 14(1905), p-
15 (localidad clásica : Górdoba-Capital).
Área geográfica : Argentina (Tucumán, Catamarca, Córdoba, Entre Ríos),
Uruguay.
Semitrepadora o rastrera en la formación del Monte.
Teniendo doble corona, dice Malme, que no debe pertenecer a este gé—
nero; pero, me parece mejor incluirla en Pseudoibatia modificando los
caracteres, es decir, admitiendo que éste tiene a veces una corona exte—
rior como pasa en Gonolobus. Por lo demás, en las otras especies, hay
un ligero reborde o un anillo de pelos en la garganta de la corola que st-
mula una corola exterior. Repito lo dicho al tratar del género. que es un
subgénero de Gonolobus.
En Journal of Botany, L, (1834), p. 295, Hooker et Arxorr describen
brevemente una asclepiadácea de Entre Ríos, coleccionada por TweErbDIE,
con el nombre de Gonobolus hispidus. Tal descripción, insuficiente a todas
luces, hace imposible identificar dicha planta.
En Botanical Magazine, tabla número 3786, hay una imagen de esta
planta, de la cual Haumax ha tenido la bondad de comunicarme una co—
pia; se ve la semejanza a primera vista. Por lo demás Mame (Asclep.
uruguayenses) hace notar la probable identidad ; la localidad clásica (En-
tre Rios) es intermediaria entre Córdoba y Uruguay.
Tribu : TYLOPHOREAE
AMV. Marsdenia KR. Brown
* Mem. Wern. Soc., 1 (1811), p, 28, Bewrm et Hoox., Gen. Plant., 1I (1876), p. 772
95. Marsdenta Castillonii Luo nov. spec.
Área geográfica : Argentina (Catamarca-Capital).'
Trepadora en la formación del Monte.
346 PHYSIS (IV, 1919)
No me cabe duda de que pertenece a Marsdenia, pero no encuentro
ninguna de las especies descritas, con la que se la puede comparar.
LISTA ALFABÉTICA DE LOS PRINCIPALES SINÓNIMOS
Amplustelma exsertum Gr1seB. = Funastrum qracile (Decne.).
Arauja fusca GrIsEB. = Araujia megapotamica (SPRENG.),
Asclepias linifolia Barr = Asclepias mellodora Sr. HL.
Astephanus cordifolius Phu. = Melinia Candolleana Hook. et Ary.
Astephanus fructiculosaum SreG. = Melinia Candolleana Hook et Ary.
Astephanus mitophorus GriseB. = Mitostigma rhynchophorum GrisEb.
Ditassa campestris GriseB. = Oxypetalum argentinam Marmr.
Ditassa hamilis Moron6G = Oxypetalum humile HassLER.
Gonolobus foetidus Gr1seB. = Pseudoibatia foetida MaLme.
Gonolobus hirtus GriseB. = Pseudoibatia hirta Mame.
Gonobolus lanatus GriseB. = Pseudoibatia lanata MaLmE.
Gothofreda gracilis Morox6 = Rojasia yracilis MaLme.
Gothofreda oblongifolia Morox6 = Oxypetalum oblongifolía Lio.
Grisebachiella Hieronymi Lorentz = C/nanchum? Hieronymu Hicken.
Metastelma diffasuam GriseB. (non Gr.) = Metastelma tubatum
GRISEB.
Metastelma trifurcatum GriseB. = Cynanchum trifarcatum Lio.
Metastetma virgatam Decxe. = Metastelma diffusum (GaLL.).
Mitostigma cionophorum GriseB. = Amblystigma cionophorum Four—
NIER.
Mitostigma cordiflorum Fourx. = Melinia Candolleana Decxe.
Oxypetalum coccineum GriseB. = Oxypetalum caeruleum DecnE.
Oxypetalum Echegaray y Hierox. = Tweedia Echegaray y Marmz.
Oxypetalum Kuntzei Scutecn. = Oxypetalum pratense GRISEB.
Oxypetalum lineare Pm. = Tweedia Brunonis MaLme (2).
Oxypetalum niveum GriseB. = Mitostigma niveum (GRISEB.
Oxypetalum paragauyense ScutecH. = Oxypetalum humile HassLer.
Oxypelalum Scalae Hicken = Hickenia Scalae LiLLO.
Oxypetalam suaveolens Srec. (non Fourmer) = Oxypetalum Spegaz—-
zinút HAumMan.
Oxypetalam tenuiflorum GriseB. = Oxypetalum salanoides Hook. et
ARrN.
Oxypetalum variegatam GriseB. = Morrenta connectens MaALME (2).
Philibertia flava Grises. (non Mex) = Philibertia gracilis D. Don.
Micuer Lino : Las Asclepiadiceas argentinas 437
Philibertia grandiflora Hoox. = Phalibertia gracilis D. Dos.
Philibertia rotata Gr1seB. = Exolobus patens (DrecxeE.)
Philibertia solanoides Barr. = Philibertia Gilliesií Hook. et Arx.
Philibertia stellaris Griseg. = Funastrum flavum (Decxe).
Rhyssostelma nigricans GriseB. (non Decxe.) = Oxypetalum Arnotlia-
num BuEKk.
Roulinta convolvalacea Griseb. (non Decxe.) = Roulinia fluminensis
DecxE.
Roulinia tamifolia GriseB. (non Drcxe.) = Cynanchum trifurcatum
Erto.
Sarcostemma carpophilloides Moron6 = Funastrum gracile (Decxe.).
Turrigera halophylla GriseB. = Tweediía Brunonis MALME.
Turrigera Insconspicua Decxe. = Tweedia Brunonis MALmME.
Zosima violacea Pm. = Philibertia Gilliesúíi Hook. et Ary.
Examen del encéfalo
de
Cuatro roedores de la subfamilia “Sigmodontinze”
(Myomorpha)
y de uno del suborden Hystricomorpha
PoR zL D' CARLOS A. MARELLI
Como referíamos en un artículo anteriormente publicado en esta revis-
ta, se está lejos de haber puesto de relieve los caracteres del sistema ner-
vioso central de los roedores ; baste además decir, que Tycno TuLrbBEbG (1)
en su grande obra no lo trata con detención; y por la clásica revisión
de G. Sperix0 y Ruccero BarLtr (2) conocemos muy poco de su sistema
central.
Trataremos ahora los géneros Acodon, Relthrodon, Eligmodontia, Ory-
zomys y Octodon utilizando las determinaciones sistemáticas de Mr. OLrIELD
Thomas, del Museo Británico, a quien le envió la dirección del Museo Na-
cional una colección de pequeños mamiferos; y deseando proseguir las im-
vestigaciones iniciadas en Lagidium (3), pude conseguir gracias al Dr.
Roserro DabBExE, un individuo de cada género mencionado.
Menos Octodon pertenecen a los murí american: de la sección correspon—
diente en el Supplementum del catálogo de los mamiferos de E. L. Troues-
sArT (4), y fué estudiado de la subfamilia Murine el encéfalo de Mus de-
(1) Tycuo Turirer6, Ueber das System der Nagethiere. Eine phylogenestische studie, Upsala
1899-
(2) G. Srerino y Ruccero BaLti, L'encefalo del Dasyprocla aguti Liww. in rapporlo a quello «dl;
altri roditori, Modena, 1909.
(3) C. A. Marenti, Examen anátomo comparalivo del encéfalo de Lagidium peruanum Mexenx en
relación con el de algunos roedores, Buenos Aires, 1913.
4) E. L. Trourssart, Supplementum catalogus mammalium, etc., Berlin, 10911.
(9 Y 9
C. A? Maruti: Examen del encéfalo de cualro roedores de la subfamilia Sigmodontine 439
cumanus (Patt.), el de Epimys rattus L., de Mus musculus L., etc.; y de
este mismo suborden Myomorpha en la subfamilia Gerbillin« el de Ger-
billus, en Cricetinee, Cricetus y en Microtinee, Arvicola, nada más.
Reservamos las conclusiones anátomo comparativas, hasta tanto pueda
completar lás observaciones en los demás géneros de roedores de nuestra
fauna (1).
Subordo MYOMORPHA
Familia MURIDA
Subfamilia SIGMODONTIN 4:
Acodon arenicola Warekrn.
(Lám. Il, fig. 2 y siguientes)
Rhombencephalon. Myelencephalon; la medulla oblongata (m. o.) de-
bajo está en continuación con el pons Varolu (p.) por 5 mm de ancho y con
la medulla spinalis (m. sp.) donde se estrechaa 3 mm; su altura es 2,5
mm; en la decussatio pyramidum es ancha / mm. La pyramides es poco
perceptible, seguida de una breve depresión a cada lado del plano inferior”
que la separa del corpus trapezoides (c. t.) no muy evidente. Por su parte
superior y en seguida del cerebelo, la porción posterior de la m. oblongala
parece carecer de la fissura mediana posterior: distinguiéndose un surco
correspondiente al sulcus intermedius posterior.
Metencephalon ; el cerebellum no es tangente por sus hemisferios al mar-
gen posterior de los hemisferios cerebrales y separado en toda su exten-
sión por 0,5 mm, concurriendo con su vermis a formar un espacio
triangular. Mide transversalmente 8 mm, la longitud del vermis es 5,5
mm, el ancho máximo 4 mm y los hemisferios 3 mm.
El vermis o lóbulo medio es comprimido anteroposteriormente entre
los hemisferios o lóbulos laterales adyacentes, se eleva un poco sobre su
nivel entre dos depresiones laterales; detrás desciende casi perpendicu—
lar, y arriba se encurva hacia la escisura interhemisférica. Los hemisfe—
rios cerebelares o alee son casi circulares y su base con la del vermis
asienta sobre la fossa rhomboidea.
En el cerebelo después de practicar una sección mediana ántero-poste-
(1) Por ejemplo : Holochilus, Euneomys, Phyllotis, Scapteromys, Notiomys y Ozxymycterus,
que no se conocen genérica, ni especificamente.
PHYSIS. — T. IVY 30
ho - PHYSIS (1V, 1919)
rior, se perciben una superficie basal casi plana, una anterior cóncava en
la porción que contacta con los colliculi posteriores y otra posterior plana
detrás, muy convexa, enfrente de los hemisferios cerebrales. Viéndose en
el arbor vitee sus dos troncos anterior y posterior.
Sobre la circunferencia sagital nótase cuatro fisuras que delimitan cinco
lóbulos. En la cara anterior la fissura 1 de CHarnock BrADLEY, profunda-
mente situada en el cerebelo separa el primer lóbulo del segundo. Al pri-
mer lóbulo o A lo componen dos más pequeños divididos por el sulcus
postcentralis (s. p.), éste se interpone entre el lobus culminus (l. c.) que
está arriba y el lobus centralis (l. p.)o pars preeculminata de Extior SmtrH
la cual a su vez descansa sobre la base del cerebelo anterior. Viene des-
pués la fissura 11 o sulcus preclivalis y también fissura 1 del mismo
autor, el sulcus primarius cerebelli de Kurrman o el sulcus furcalis de
Srroub; la más profunda se orienta de atrás adelante como un arco
y llega a la superficie del vermis.
La fissura UI o sulcus postpyramidalis, sulcus suprapyramidalis o pree-
qracilis, es como en los demás roedores mediocremente: profunda en Aco-
don, casi tiene la misma longitud de la fissura 1. Por último, se ve la
fissura 1V oel sulcus postnodularis de CHarNock BRADLEY; corresponde
ala fissura Mio postnodularis de ELLior SmrrH, también relativamente
breve en la cara inferior del cerebelo.
Los lóbulos se presentan de la siguiente manera : ya referimos que el
primero es dividido en dos por el sulcus postcentralis o fissura preeculmina-
ta. El segundo lóbulo o B compuesto por dos laminillas corresponde a la
pars superior lobi culminis (p. c.); esta parte se halla en contacto con los tu-
bérculos cuadrigéminos posteriores, llegando con la fissura II situada so-
bre la superficie cerebelar externa al tercer lóbulo o C, el mayor de todos,
constituido por cuatro laminillas dispuestas en tres segmentos : el prime-
ro corresponde al lobus clivi (1. c/.) dividido del siguiente lobus cacamints
(l. c”.) por el sulcas postelivalis (s. p”.), y este último lóbulo formado por
dos laminillas es separado del lobus tuberis (l. t.) por el sulcus horizonta-
lis magnus (s. h. m.). El /obus clivi situado entre los sulci preeclivalis y
postelivalis, sobrepasa la parte superior del lobus culminis; por esto Z1—
EHEN lo denomina lobulus impendens. El segmento medio está situado en-
tre el sulcas postelivalis y el horizontalis magnus. El posterior que corres-
ponde al lobus tuberis, comprende las últimas hojuelas y es terminado por
el salcus postpyramidalis o fissura YI. ExLror Smirrn llamaba a estos tres.
segmentos del lóbulo € pars suprapyramidalis.
El cuarto lóbulo o D es la pyramis (p.) y el lobus uvul«e (l. u.) entre el
sulcus postpyramidalis y la fissura 1V o sulcus postnodularis, formado por
C. A. Marne: Examen del encéfalo de cuatro roedores de la subfamilia Sigmodontinze hh
dos laminillas divididas entre sí por el sulcus preepyramidalis (s. p. p.).
Y el quinto o lóbulo E es el lobus noduli o el nodulus (n.) compuesto por
una hojuela y situado inferiormente.
Cada hemisferio cerebelar de aspecto subcircular como se refería, es
constituido por seis laminillas casi paralelas; y en él no es posible distin-
guir de visu las más fundamentales y constantes fisuras de los mamiferos ;
podríase dividir en dos porciones que llamaremos area pleroidea (a. p.)
la de adelante formada con las cinco primeras hojuelas, para distinguirla
del area parapyramidalis (a. p. p.) o última laminilla.
A la porción lateral del cerebelo se une el paraflocculus (p. f.) compues-
to por tres laminitas separadas por dos surcos, y no es posible definir
con claridad el fAocculus (f.). El paraflocculus es una porción propia
del hemisferio que se conecta en su base; no obstante las controversias
sobre este punto, es constante su unión con la pyramis, mediante el cor-
doncillo denominado copula pyramidis (c. p.).
Corpus trapezoides y pons; está bien desarrollado el pons situado ade-
lante, mide 5 mm transversalmente y tiene por altura 1 mm. Menos apa-
rente es el corpus trapezoides, precede ala medulla oblongata y es un
poco mayor del área que le antecede, sus bordes son más rectangulares,
extendiéndose hasta el paraflocculus. Ambas partes son recorridas por el
sulcus basilaris (s. b.), siendo el origen del nervus trigeminus bastante
próximo al margen posterior lateral del pons.
Nada decimos del ¿stmus rhombencephali. El ventriculus quartus que
comprende la fossa rhomboidea mide 3 mm de longitud por 2,5 mm hasta
el recessus laterales; es profundo el sulcus medianus adelante, pero a la
altura de los tubérculos acústicos desaparece; de frente continúa con el
aqueductus cerebri (Syivnm) elevándose suavemente. Esta fosa es reducida
de adelante atrás y las eminencias medianas, que son visibles, siguen su
cara convexa con el area acustica pequeña y sin striee medullares. Un
fuerte tubérculo acústico se nota a ambos costados del obex muy desarro-
llado, que interrumpe el sulcus medianus y cuya superficie la forman dos
planos en ángulo muy obtuso.
En la base del cerebelo no es tan evidente el fastigium.
Mesencephalon, lamina quadrigemina; se notan con bastante evidencia
los corpora quadrigemina ovoideos desde arriba, en un mismo plano ho-
rizontal con su cara superior cubierta por los hemisferios cerebrales, tienen
2,9 mm por 3mm de ancho y 1,2 de alto; a la porción posterior de los
collicali posteriores (Cc. p.) se superpone la parte superior del lobus culmi-
nis. En la cara superior de los corpora se ve el surco cruciforme y son mu-
cho más grandes los colliculi anteriores (c.a.).
442 PHYSIS (1V, 1919)
El lobus culminus y el centralis del cerebelo empujan adentro la parte
basal posterior de la lámina. y ocasionan una cavidad muy cóncava cu-
briendo el acueducto de Syrvi0. La superficie convexa de los corpora se
extiende a los lados, adelante es seguida por otra superficie también con-
vexa, con una extensión evidente terminando sobre el cuerpo estriado.
Pedunculi cerebri: son reducidos porque el pons continúa casi con la
superficie ventral del «hencephalon separado por la depresión que ocupa
la fosa interpeduncular.
Prosencephalon, diencephalon : la superficie dorsal no muestra ni con
ayuda de lente ninguna de las regiones epitalámicas y la lámina del ep:-
thalamus, tiene su plano un poco inferior de los corpora, incurvándose
debajo del corpus callosum: a los costados se ve el thalamus y de éste co-
mo del metathalamus sólo una serie de cortes histológicos darían más luz
sobre su forma.
En la superficie ventral no se distinguen los corpora mamillaria y se
nota la hypophysis, detrás del chiasma opticum (c. 0.) y el tractus opticus
(t. op.). Tan breve es el tuber cinereum (t. c.) como la hypophysis
pequeña que forma una masa de 0,5 mm de figura cuadrangular, enfrente
del sulcus basilaris (s. b.). El chiasma cierra su curva anterior a dos mi-
límetros de la hypophysts, y el tractus opticus al continuarse con lo de atrás
se confunde, distando su margen anterior del bulbus olfactorius 6 y 3 mm
del pons. Al chiasma le siguen los nervi optict (n. 0.) de medio milímetro
de ancho, un milímetro adelante de la fissura Silvil (f. S.) y en cara con
la porción anterior del yyras pyriformis (g. p.).
El ventriculas tertíus limitado por los thalami, es tan breve que no lo
podemos conocer sin alejarnos de nuestro propósito anátomo comparativo.
Telencephalon. Es casi subcircular u ovoideo, forma a la que se
llega por gradaciones intermedias con otros roedores, partiendo de la
más común la triangular o piriforme. Por arriba es convexo, circular
visto de atrás y a los lados, desde la escisura se inflecciona hacia el bulbo
olfatorio y es subcircular. Los hemisferios aumentan hasta su línea me-
dia transversa siendo también un arco de circulo la fissura cerebri trans—
versa (f. t.).
Los hemisferios cerebrales son más gruesos frente del cerebelo, con la
pequeña extremidad que es su tercera parte en relación con la anterior
hacia los bulbos; los márgenes de los hemisferios son contiguos, no for
man el triángulo anterior con los bulbos.
En la base del encéfalo es breve la fissura Sylvil de 1,9 mm de longi-
tud; divide el costado en dos lóbulos, pero tan adelante y abajo que le
C. A. Marenti: Examen del encéfalo de cualro roedores de la subfamilia Sigmodontine 143
posterior es mayor del anterior. Los bulbos olfatorios (b. 0.), que no di-
vergen, desde arriba son subcuadrangulares de 3 mm de longitud por 2
de ancho, con sus lados triangulares y siempre convexos; miden cuatro
milímetros en su línea mediana lateral, 3mm dealto y a 3,5 de la emer-
gencia del nervio óptico. omo se ve, ocupan con su fractus olfactorius
(t. 0.) cerca de la mitad de la longitud inferior del cerebro. |
En el pallium ocurre, por las razones anotadas, como ser la brevedad
de la fissura Sylvit, de que no hay lóbulos o divisiones naturales.
La cara lateral es triangular junto con el bulbo, pero excluyendo esta
porción, casi sería ovoidea y de él dividida por un surco semicircular.
Por esta faz la fissura rhinalis (f. r.) nace al lado del bulbo, es imper—
ceptible adelante, corre manteniéndose baja sobre la superficie lateral
del hemisferio y va a terminar en la fissura transversa. Se interrumpe
al cruzarse con la fissura Sylvid, continuándose posteriormente con una
profunda depresión que ocupa gran parte del lóbulo temporal, y no
separa así netamente el rinencephalum del pallium.
En la facies convexa hemisphaeril se pueden ver únicamente breves
surcos vasculares, en el área próxima de la fissura longitudinalis cerebri
(f. 1.), adelante una ligera depresión cóncava sobre el pequeño lóbulo
frontal, que llega al margen lateral del hemisferio y lo divide del parietal,
distando de los bulbos cerca de 3 mm. En lo demás de su superficie es
enteramente liso.
La cara media o facies medialis hemisphaeri, tiene la parte más gruesa
adelante y la menor detrás. limitada debajo por el corpus callosum que
mide-6 mm y por los corpora, de superficie lisa, no es posible definir el
salcus conguli y muy breve es también el sulcus corpor:s callost.
La facies basalis hemisphaeri la limita en conjunto la imperceptible
fissura rhinalis, y el segmento basal del rinencéfalo puede ser dividido en
una pars anterior y en otra posterior. La primera la forma el bulbus
olfactorius de figura cilindroidea, con su superficie superior al mismo
nivel de la cerebelar e inferior de los hemisferios cerebrales; tiene tres ca-
ras : la superior y lateral convexas y la tercera inferior plana con abun-
dantes raices de nervios olfatorios (n. ol.); esta cara sigue con un breve
tractus olfactorius (t. o.) que se estrecha. De costado el sulcus olfactorius
(s. 0.) es evidente sólo por un milímetro.
Las regiones de la pars posterior son pequeñas; al tractus olfactorius le
sigue el sulcus parolfactorius posterior, adelante de la porción inicial del
tractus opticus y detrás de éste se nota la fissura Sylviz.
El gyras pyriformis es rectangular alargado, estrecho, poco prominente,
terminado por la escisura de Syrvio y a los lados por la f. rhinalis; en
444 o PHYSIS (IV, 1919)
su parte interna describe un arco de círculo hasta la altura del parafloc—
culus donde finaliza sobre los hemisferios.
Referente a la conformación interna de los hemisferios el corpus callo—
sum es una lámina estrecha de 5 mm de longitud, el yenu orientado un
poco hacia abajo y en lo demás hasta el splentum, sigue casi paralelamente
la convexidad externa del hemisferio; lo más grueso es el genu corporis
callos 1,2 mm y el splenium corporis tiene 1 mm, siendo la parte fina la
hoja correspondiente al truncus.
El fornix sigue la inflexión del corpus callosum, el septam pellucidum
es una laminilla brevísima, no se nota cavum septi pellucidi en el corte me-
diano, y en el mismo el corpus striatam es más bien grueso.
Las cavidades de los ventriculi laterales tienen la misma extensión ade-
lante como detrás, viéndose su cornu anterius et posterius, pero tratán—
dose de un cerebro cuyo hemisferio tiene apenas 8 mm; solamente cortes
en series con más detenido examen, podrán poner a luz las partes co-
rrespondientes de cada ventriculus lateralis.
Reithrodon cuniculoides Warern.
Lám. II, figs. 1 y siguientes
8 Y s18
La medulla oblongata, antecedida por el pons y seguida con la m. spi-
nalis, acusa por longitud 4,5 mm y ancho 4 mm, casi subcilíndrica, su
altura en el medio es de 3 mm. No son evidentes ni la pyramides, ni la
oliva, y no es posible situar con seguridad ninguna de las diferentes
regiones.
Comprendido el paraflocculus, el cerebelo mide transversalmente ro
mm, la longitud ántero-posterior es 6 mm y su proyección vertical
hh mm. Los hemisferios tienen un alto de 4 mm y 3 dedimensión trans-
versa; no son tangentes al margen posterior del cerebro, y con el vermis
concurren a cerrar un espacio triangular. El vermis, con relación a sus
hemisferios, es algo más desarrollado, no se eleva sobre la convexidad
cerebral, pero sí sobre las alse, y separado de éstas a cada lado, por evi-
dentes fissuree paramedianee o sulci valleculee, que son más profundas en
su parte media.
Con una sección mediana antero-posterior, lo de adelante. que forma
superficie cóncava, se introduce sobre la parte inferior de la lamina qua—-
drigemina. Las otras dos caras, dorsal e inferior, son las más largas. Del
arbor vitee, el tronco anterior (r. a.) casi es tan grande como el poste-
BOE (1 pe):
C. A. Manviti: Examen del encéfalo de cuatro roedores de la subfamilia Sigmodontina 145
En su corte medio se nota la fissura [, que divide, la pars superior lobi
culminis o lóbulo B, constituído por tres hojuelas, del lóbulo A compuesto
también por tres laminillas : dos superiores corresponden al' lobus culmi—
nis y una inferior al lobus centralis, separados por el sulcus postcentralis
(s. p.).
La fissura 1 es profunda y en arco de círculo alcanza a la superficie del
vermis, forma el límite anterior del lóbulo C, cuyo fin posterior lo es la
Jfissura 1, menos profunda que la fissura [. El conjunto de este lóbulo
son cuatro laminillas; atribuyo una, la más posterior, al lobus tuberis,
aislada de las anteriores por el salcus horizontalis magnus (s. h. m.); una
hojuela, la primera, al lobus clivi, y las dos siguientes separadas por el sul-
cus postcelivalis, al lobus cacumints. La parte más posterior del vermis la
componen dos hojuelas : una la pyramis y la otra, el lobus uvulee, dividi-
das por el sulcus preepyramidalis aparente (s. p. p.).
En la cara inferior, la fissura IV aisla el lobus noduli o lóbulo E, com-
puesto por dos laminitas del complexo precedente o lóbulo D. Así que
sobre la cara externa se notan siete hojuelas, de las cuales son más anchas
las tres primeras y dos últimas.
Los hemisferios, desde su cara dorsal, tienen adelante un área relati-
vamente triangular correspondiente al area medullaris (a. m.), cuya base
sería la primer laminilla, ésta es presente en casi todos los roedores y las
restantes siguen una dirección paralela con las del vermis, distinguiéndose
a tres que formarían el area pteroidea (a. p.); se orientan en alto y hacia
adelante y sobresalen de otras tres o area postpteroidea (a. pt.).
El conjunto de laminillas del al«e (a.) son ocho.
Corpus trapezoides y pons. La primera región ocupa la base del pons,
es muy poco visible por confundirse con la medulla oblongata; también
es un cordoncillo rectangular sobre el cual sólo se nota un evidente sulcus
basilaris. El pons, poco desarrollado, mide en su diámetro sagital 1,2 mm
y transverso / mm. Es saliente la emergencia del nervus trigeminus (n.t.)
en su margen látero-posterior.
Del ¿stmus rhombencephali no referimos nada y en el ventriculus quar-
tus la fossa rhomboidea, de 5 mm de longitud, no es tan profunda, cón-
cava en los dos milímetros anteriores, es convexa detrás. Su diámetro
transverso, en correspondencia con el recessus lateralis, es de 3,9 mm; el
sulcus medianus es aparente adelante como la fovea anterior; no es des-
arrollada la eminentia medialis, y se observa un evidente fastigium en la
base del cerebelo. El fondo de la fossa, a ambos lados del surco mediano,
se eleva produciendo un tuberculum acusticum menos aparente que en los
demás géneros; no es tan desarrollado el obex y no se ven s/rize medullares.
146 PHYSIS (1V, 1919)
Levantando los hemisferios cerebrales se ve surgir la lumina quadri—-
emina que sostiene los corpora del mismo nombre; éstos tienen de largo
3 mm, 2 de alto por 3 de ancho, separados por el surco cruciforme, lige-
ramente inclinados adelante, son mucho mayores los anteriores de 2,2
mm de longitud. Los collicul: posteriores más pequeños son una lámina
transversal. Los primeros son tapados por los hemisferios y los segundos
por la parte superior del lobus culminis. La superficie posterior del cere-
bro penetra hacia adentro un poco más de un milímetro, escondiendo
la parte del cerebelo situada debajo de la fissura 1. La altura de los coll:-
culi anteriores, desde el pons, es de 6 mm, la de los c. posteriores 5,5
mm. La cavidad coroidea se extiende hasta 7 mm de distancia del fin del
bulbo.
Con los peduncali cerebrí ocurre lo que con los demás géneros, son de
trayecto muy breve.
En la superficie dorsal del diencephalon, sobre su línea media entre las
regiones epitalámicas no se nota el corpus pineale: el epithalamus cón-
cavo mide de longitud 2.5 mm y se extiende transversalmente de
frente por 6 mm. En las partes laterales se observa lo superior del thala-
mus.
La superficie ventral del diencephalon muestra con evidencia el tuber
cinereum (t. c.), que se continúa con la hypophysis y no es posible situar
los corpora mamillaria. Bien presente es el chiasma opticam, como una
laminilla casi rectangular, que dista 5 mm entre su orilla anterior y el fin
del bulbus olfactorius, y con su posterior 4 mm del pons; le siguen los
nervt optict, cuyo curso diverge desde el chiasma.
Nada es posible referir del metathalamus, en el que no son aparentes
los cuerpos geniculados y de la cavidad del ventriculus tertius, se ve pos
teriormente el aqueductus que a ella conduce por 2,5 mm.
El telencephalon termina en punta hacia el lóbulo frontal, su diámetro
transverso de 13,5 mm disminuye a 3 mm sobre los bulbos. El margen
lateral anterior es el mayor y casi plano, mide 8 mm, éste, en la proxi-
midad de los bulbos, se encurva hacia afuera y se coloca con su costado
en la misma dirección externa del bulbo. Los márgenes póstero-laterales
serían casi paralelos, pero se orientan un poco hacia adentro, y miden 4
mm. La superficie del telencephalon es bastante convexa y la fissura lon—
gitudinalis cerebrí que contacta en sus dos tercios, tiene el otro tercio
abierto : un poco sobre los bulbos y bastante con la fissura transversa,
ocasionando un triángulo.
Es de los que más se acercan a la forma común, estrecho adelante, se
alarga hasta los dos tercios y luego vuelve hacia adentro para converger
C. A. Manerti: Examen del encéfalo de cuatro roedores de la subfamilia Sigmodontine 547
brevemente en dirección del cerebelo. Los hemisferios dejan un espacio
bastante visible con el cerebelo, y los bulbos son contiguos en su longi-
tud.
En el pallium es definido solamente el /obus temporalis (l. t.). De la
facies convexa hemisphaeru, la porción más elevada está atrás y la menor
adelante, aquí desciende convexamente sobre los bulbos, separados por
una escisura semicircular que avanza en la parte media; el lado dorsal
más amplio llega sobre el cerebelo y en su mitad media lateral tiene una
concavidad enfrente del al:e. Esta facies es lisa, con excepción de algu—
nos surcos vasculares sobre su parte anterior y posterior, no se ven surcos
de otra naturaleza. ni escisuras, ni depresiones independientes de la /is-
sara longitadinadis.
La facies medialis, como en el anterior género, es más gruesa adelante
y más fina detrás, limitada por el corpus callosum que cubre al epithala—
mus : sólo se percibe, aunque breve, el sulcus corporis callost, y en lo de—
más lisa.
Sobre la facies basalis se nota en la pars anterior al bulbus de aspecto
ovoideo a la punta de cada lóbulo frontal (l. f.), convexo por arriba, al
costado su curso inferior se estrecha; la escisura (s. 0.) que lo separa del
lóbulo se dirige de adelante hacia atrás; el bulbus mide 4 mm de ancho
por 3, y 3 mm de largo y alto. Poco aparente es el tuberculum trigontu
olfactorú y la fissura rhinalis anterior.
En lo que queda de la base es brevísima la fissura Sylvú de 1,5 mm
donde tanto se desarrolla en los demás mamiferos. El yyrus pyrifor-
mis continúa con los márgenes laterales del cerebro, porque el trayecto
de la fissura rhinalis posterior (f. r. p.) casi falta; mejor diríamos limi-
tado por la parte látero-posterior del cerebro; siendo de notarse sobre este
yyrus una depresión plana posterior y un relieve medio anterior.
La conformación interna de los hemisferios muestra en el corte media-
no el corpus callosum, de 4 mm de longitud, inclinado hacia abajo, aun-
que menos que en Eligmodontia, hasta la altura del sulcus olfactorius ; su
espesor varía de 0,9 a 1,2 mm. Más fino es el splenium corporis y más
grueso el genu: el fornta muy fino y aplicado al truncus, el septum pellu-
cidum casi no existe y el corpus striatam es más alto que en Acodon.
Las cavidades del ventriculas lateralis son más restringidas de frente,
breve es así su cornu anterius y más desarrollado el cornu posterius en el
lobus temporalis. Las regiones que comprenden no se pueden describir
macroscópicamente. :
148 PHYSIS (1V, 1919)
Oryzomys flavescens Warern.
(Lám. I, figs. 5 y siguientes)
La medulla oblongata de Oryzomys es casi cuadrangular, adelante de
ella el pons es muy reducido y al corpus trapezoides le sigue a cada lado
una pyramides de 2 mm hasta la correspondiente decussatio (d.), que es
aparente y antecede a la medulla spinalis. La medulla oblongata mide
4 mm y de ancho 5 mm, en su parte infero-lateral se nota la oliva y no
se distingue lo que se refiere al funiculus gracilis o al cuneatus. Los lados
externos de la pyramides y del c. trapezoides estan evidenciados además
por un borde saliente.
El cerebelo (c.) aplastado, no es tangente con los hemisferios cerebrales
sino separado de ellos, ocasionando un triángulo; éste se extiende sobre
el cerebro en un cuarto de su longitud. En su diámetro transverso mide
S mm, comprendido el paraflocculas 8,5 mm y su longitud antero-pos-
terior 5 mm.
Los hemisferios son más desarrollados y del vermis están aislados por
dos surcos paralelos, conservando la región:comprendida la misma exten-
sión, menos a la altura de la pyramis, siendo el borde último del /obus
avale un semicírculo. El ala mide 2 mm de ancho por 3 de alto. Al
vermis lo componen siete laminillas y a los hemisferios cinco, ocurriendo
con Oryzomys lo que con Acodon, de que no sea posible separar macros-
cópicamente sus regiones anatómicas de acuerdo con el diagrama general
de ELLtor SmtrrH, porque, con excepción de la primera hojuela, las demás
de los hemisferios son casi paralelas. E
En un corte mediano su conjunto tiene la forma triangular, distínguese
un lado anterior cóncavo de 2 mm, el segundo posterior de 5 mm en línea
recta, convexo se vuelve plano detrás, y el último inferior con su trayec-
to ligeramente ondulado, de 4.5 mm, descansa sobre la fossa rhomboi-
dea.
El primer gran lóbulo queda escondido en la superficie posterior del
cerebro, se divide en dos : uno inferior o lobus centralis de 1,2 mm, y el
otro superior o lobus culminis, teniendo entre sí un profundo sulcus post-
centralis de 1,5 mm hasta la raízdel tronco anterior (r. a.) del arbor vite. La
.fissura 1, de 2 mm, los divide de la pars superior lobi culminis y es tam-
bién profunda. La fissura Il sale con su base muy cerca de la anterior,
se eleva de atrás adelante, es evidente sobre la superficie del vermis y
empieza con su pequeño arco de círculo la primer laminilla, teniendo la
misma longitud de su casi paralela la fissura 1.
C. A. Marei1: Examen del encéfalo de cuatro roedores de la subfamilia Sigmodontine 449
El tronco posterior (r. p.) es mayor y hasta el sulcus postpyramidalis o
fissura 1 se ven cuatro laminillas que distribuyo así: dos para el lobus
clivt, una para el lobus cacuminis y otra para el lobus tuberis, ateniéndose
alas ramificaciones del arbor vitee. El sulcus horizontalis magnus (s. h. m.)
es perpendicular a la superficie externa y menos profundo es el sulcus
postelivalis (s. p”.). La fissura 1 ondulada se dirige de adelante para atrás.
La pyramis es breve, como el sulcus postpyramidalis, pero el lobus uval:e
consigue más extensión, plana la superficie exterior, es convexo en su
inferior, tiene figura triangular y mide cerca de 1 mm. Por último, la
fissura IV en la cara basal separa el lobus nodulí, plano y alargado; esta
fisura o.sulcus postnodularis es paralela al lado inferior.
Resumiendo, del arbor vit: salen hacia adelante cuatro ramas parale-
las : la primera destinada al /obus centralis, la segunda al lobus culminis,
la tercera a la pars superior de éste, y la cuarta o última termina en el
lobus clivi; de aquí parten para los lobulillos del vermis tres pequeñas
ramitas que aumentan de tamaño y dirigidas desde adentro para afuera.
En lo de atrás del arbor vitee nacen dos ramas : la primera superior se
subdivide en dos pequeñas con destino a la pyramis y al lobus uvulie, y
la segunda, menor y paralela con la precedente, para el lobus nodal:.
Los hemisferios de costado siguen la convexidad del vermis, son aplas-
tados y no evidentes; las laminillas que los forman, de las que he podido
contar cinco, se orientan casi paralelamente siguiendo su convexidad
y rodean, ocasionando un arco saliente, la parte superior del para-
JAocculus.
El paraflocculus, (p. f.), aparente y pequeño de 1 mm, al lado del al:e, es
compuesto por dos laminillas en sentido perpendicular a los hemisferios,
de aspecto ovoidal y dividido por un surco, podría reconocerse con Srroup
el paraflocculus dorsalis et ventralis. Conectado con la porción inferior y
lateral del cerebelo, tiene conspicua su fissura parafloccularis (f. p.). De-
bajo del paraflocculus se ve un pequeño flocculus (f.) separado por la fis-
sura floccularis (f. f.) exigua.
Para el ventriculus quartus muy poco puede ser anotado a simple vista ;
la fossa rhomboidea muestra el salcus medianus adelante y casi desapa—-
rece detrás; la fovea superior es más profunda que la media y la
inferior ; también evidente es el tuberculum acusticum, en parte cubierto
por el cerebelo; la fosa es limitada posteriormente por un fuerte obex y
el saliente borde de la teenía ventriculi quartí. No se notan strise medulla-
res. El area acustica se extiende menos.
De los corpora quadrigemina los posteriores (c. p.), desde atrás ob-
servados, tienen su superficie circular y rodean una cavidad en la que
450 PHYSIS (1V, 1919)
se introduce el primer gran lóbulo del cerebelo; su plano posterior
es perpendicular y no sobresale de la fissura transversa. Sobre el c. poste-
riorts se ve el triángulo posterior. El c. anterioris (c. a.) es más bajo, más
largo y menos ancho que el c. posterioris, y éste más alto y extendido so-
bre los costados; la superficie delantera del primero desciende mu y
verticalmente, el surco longitudinal del surco cruciforme es de igual largo
que el transversal y éste más bien circular. El diámetro transverso del c.
posterioris alcanza / mm.
Los pedunculi cerebri no se ven, porque el pons y la superficie del dien-
céfalo están separados por el breve espacio de la fosa interpeduncular de
2 mm de ancho.
En la superficie dorsal del diencéfalo, el epithalamus (et.) desciende en
adelante, no muestra el corpus pineale y del thalamus y metathalamus
tan reducidos, apenas de algunos milimetros, sería aventurado referir sus
partes sin un examen más fino y no ya anátomo comparalivo.
Sumamente pequeña es la cavidad del ventriculus tertíus.
Sobre la superficie ventral del diencéfalo se nota un breve tuber cinereum
de 0,5 mm que sostendría una hypophysis no mayor, situada enfrente de
la fosa interpeduncular; sigue una superficie plana, triangular; limitada
por dos relieves que forman el borde interno del gyrus pyriformis
y del tuberculum trigonu olfactorú; este mismo relieve ocasiona el tractus
opticus adelante. continuandose con los nerví optici y el chiasma opticum ;
los nervi oplici en su porción inicial son paralelos y de 0,3mm de ancho.
El chiasma dista 6 mm del ápice del bulbus olfactorius y 3,2 mm del
pons.
El telencephalon se estrecha hacia los lóbulos anteriores y es de as—
pecto diferente de los demás géneros ; sería un exágono cuyos lados más
divergentes son, el de adelante, de 3 mm o base de los bulbos olfatorios,
y el de atrás que comprende la fissura transversa de 8 mm. Cada costado
de los hemisferios son dos partes, una adelante de 5 mm, limita al lóbulo
frontal, y le sigue otra lateral, también de 5 mm, motivando un ángulo
muy obtuso, sirviendo así de gradación a las formas cuadrangulares o
subcirculares. En la región silviana donde alcanza su máxima expansión,
tiene y mm.
Sobre la superficie del pallium es más desarrollado el lovus temporalis.
Los hemisferios, convexos en su extensión superior, son más truncados
que en Retthrodon, y los bulbos de figura piriforme. Los márgenes de la
fissura longitudinalis contiguos adelante, detrás al divergir, forman el
triángulo posterior. De frente los bulbt olfactorii no se separan; y de cos-
tado el hemisferio motiva una curva más convexa que en el cerebelo, con
C. A. Marenti: Examen del encéfalo de cualro roedores de la subfamilia Sigmodontina: L£51
excepción de la porción de adelante anterior al bulbo; aquél tiene la
misma altura, la escisura que lo separa de éste es transversal, de 3,5
mm. Los bulbos convexos por su lado superior terminan en punta.
La fissura transversa muestra una incurvación en su porción más
externa.
Los hemisferios están limitados por una conspicua fissura rhinalis,
más definida en su trayecto posterior que es recto y algo inclinado
hacia arriba, terminando al lado de la fissura transversa; la f. rhinalis
nace adelante del surco del bulbus olfactorias, quedando interrumpida
un poco antes de la breve escisura de SYLvI0.
La facies convexa es lisa, notándose un poco más arriba del medio de
la fissura longitudinalis, a cada lado, un surco hacia el margen látero-
anterior de natura vascular y adelante de éste algunos otros menores.
Respecto de la facies medialis poco se puede referir, son pequeñas sus
diversas regiones y no se ve ni sualcus corporis callost, ni sulcus cinguli; la
superficie que la comprende es completamente lisa.
La facies basalis muestra el bulbus de tres caras que continúan sus tres
superficies : una superior convexa y dos lateral e inferior planas; separa-
do del lóbulo frontal por una escisura, como decíamos, casi perpendicular
a la cara externa pero que después se inclina; el bulbo mide 3 mm en sus
dimensiones, y a su base sigue el tractus olfactorius, ancho 2 mm. Más
aparente es el tuberculam trigenu olfactori (t. €. 0.), cast un bulbo, evi—
dente y separado del gyrus pyriformis por la fissura Sylvi, mide 2 mm
por 1,5 de ancho; su superficie se extiende entre las fissura rhimnalis,
Sylvú y el tractus opticus a su costado.
En la cara basal de los hemisferios cerebrales la Jissura Sylvu de 3 mm,
visible, llega hasta el margen látero-inferior del lobus frontalis. El gyrus
pyriformis es evidente con dos depresiones a ambos lados; separado del
hemisferio por la fissura rhinalis, su cara inferior es convexa, mide 5 mm
por 2 de ancho; la fissura rhinalis anterior (f. r. a.) es poco perceptible
y la fissura rhinalis posterior (f. r. p.) corre. como referíase, hacia atrás
hasta los hemisferios cerebelares.
Sobre la conformación interna de los hemisferios en un corte mediano,
se nota que el corpus callosum (c. c.), de 3,5 mm de longitud es incli-
nado adelante, más grueso sobre el thalamus y la massa intermedia (m. 1.)
y más fino en la porción que asienta encima de los colliculi anteriores. Es,
por lo demás, muy reducido en sus distintas regiones.
Del ventriculus lateralis poco se puede referir tratándose de un he-
misferio de $ mm, consigue el mismo desarrollo tanto adelante como
atrás.
Gi
to
PHYSIS (1V, 1919)
Con relación a las partes que lo rodean, el corpus striatam es más bien
grueso.
Eligmodontia griseoflava Warenn.
(Lám. I, fig. ra, b, 2, d, 2, 3 y A)
La medulla spinalis se inicia estrechándose con relación a la m. oblon-
yata y ésta es de la forma de un tronco de cono aplastado, cuya base se
confunde con el pons: mide 6 mm de longitud, su ancho oscila entre
/h,5 y 5 mm, la altura 3 mm; la pyramides es muy evidente, situada a
cada lado sobre la m. oblongata, tiene 3 mm de alto por 3 mm de ancho
y en la cara dorsal se ven los funiculi yracilis y cuneatus.
El cerebelo (c.) ocupa un poco más de la mitad superior delantera de
la m. oblongata, no toca al margen posterior de los hemisferios cerebrales
y concurre con su primera porción a cerrar un triángulo; mide de longi-
tud ántero-posterior $ mm, su diámetro transverso con los paraflocculi
y mm, el ancho máximo del vermis 5 mm; la longitud del al:e (a.) 5
mm, su ancho 4 mm; el vermis no es más desarrollado de los hemisfe-
rios y está separado por dos concavidades.
En su base el cerebelo se estrecha más de la m. oblongata, es CoMpri-
mido y del aspecto de un gorro frigio; su lado posterior o sea el vermis
es el más alargado, la mitad de arriba de éste comprendida por las cuatro
primeras laminillas convexa y en lo demás hasta la pyramis aplanado.
La cara anterior es cóncava y el borde inferior desde el nodulus hacia
atrás en el corte vertical, recto; pero la superficie que le corresponde es
CÓNCAVAa.
Una sección mediana permite ver desde su exterior siete laminillas y
sobre el al:e es posible precisar sus regiones anatómicas. En primer tér
mino se nota el lóbulo A que descansa sobre la fossa rhomboidea adelante.
compuesto por tres hojuelas de las cuales es mayor la de frente que com-
prende dos : una superior, el lobus calminis y otra inferior en contigúidad
con ella o lobus centralis (1. c.) separada por el sulcus postcentralis (s. p.)
poco evidente.
Sobre el lobus culminis, la fissura l es bien manifiesta y escondida en la
superficie cóncava anterior. Exteriormente se ve la fissura Il, como un
arco irregular complicada adelante por varios lobulillos que tiene cerca de
3,5 mm de longitud; estando provista la pars superior lobi culminis (p. Cc.)
de dos hojuelas : una inferior dividida por un surco corto arriba de la
fissura I, y otra superior o sea la primer laminilla del vermis adelante del
alee. La fissura 1 sobre la cara anterior es menos extensa de la fissura 1;
C. A. Martnti : Examen del encéfalo de cualro roedores de la subfamilia Sigmodontine, Lámixa 1
1, Eligmodontia griseoflava Waterm. a, b, c, d, norma superior, lateral, inferior y posterior; 2, corte
mediano del cerebelo; 3, cerebelo visto de frente; 4, corte mediano del encephalon; 5, Oryzomys
Jlavescens Warenn.
C. A. Marti : Examen del encéfalo de cuatro roedores de la subfamilia Sigmodontine 153
pero en el corte sagital esta fisura es la más profunda porque llega hasta
el tronco del arbor vitee. La pars anterior arbor vit: (r.*a.), menos el
breve trayecto de la primer laminilla, queda toda oculta en el cerebelo.
Lo que se ve mejor del vermis es la pars posterior arbor vit. (r. p.),
que son seis hojas repartidas así : la primer hojuela el /obus clivi (1. c/.) y
el sulecus postelivalis (s. p'.) que la limita, alcanza el margen del al:e; a éste
le sigue el lobus cacuminis (l. c””.) o sea una sola laminilla como el ante-
rior y el mayor surco que ofrece, el único, el sulcus horizontalis magnus
(s. h. m.) se extiende también sobre los hemisferios cerebelares. La fissu-
ra Y! es un arco de círculo, define por arriba la porción posterior del ver-
mis, quedando las dos hojuelas que le preceden para el lobus tuberis (1. t.)
o última parte del gran lóbulo entre las fisuras Il y UI.
Separa la pyramis (p.) del lobus úvule (l. u.) el salcus preepyramidalis
(s. p. p.) convexo con relación a la fissura III. La punta de este lóbulo
descansa sobre un fuerte obex. Debajo del lobus uvulee mucho más des-
arrollado que la pyramis, se observa siguiendo un trayecto póstero-ante—
rior con la dirección del plano inferior del cerebelo a la fissura IV o sulcus
postnodularis y el nodulus o lobus nodali (n.), aplanado de 5 mm de alto
por 2 de longitud.
En los hemisferios el area medullaris (a. m.), —siguiendo a SPERINO y
R. Barr, son dos hojas que salen del lobus clivi, en este género es más
prominente y alcanza al margen externo la segunda laminilla : a éstas le
sigue una tercera mayor que parte del lobus cacuminis y forman la punta
anterior externa del ale. Continúan después otras tres hojuelas poco per-
ceptibles, subcirculares, cuya base apoya entre el lobus cacuminis y el pri-
mer lobulillo del lobus tuberis y que comprenden el area postpleroidea
(a. pt.); detrás es bien perceptible una laminilla limitada por la fissura
III, sobre la base y a los lados de los hemisferios, alcanzando el para
_flocculus y constituye el area parapyramidalis (a. p. p.).
El ventriculas quartus comunica con el aqueductus cerebri por su sulcus
medianus, más profundo adelante; se nota la fovea superior muy honda
y la ¿inferior menos, la cual por el desarrollo del plano del area acustica se
convierte en un canal estrecho.
No se ve la eminentia medialis. Al tubercalum acusticum bien desarro-
llado lo cubren en una porción los hemisferios y el vermis; es aparente
adelante el area acustica, seguida por un fuerte obex y una desarrollada
clava. No se notan strise medullares. La fissura mediana posterior, falta.
La lamina quadrigemina se comporta mu y distintamente: los colliculi pos-
teriores (c. p.) son en parte cubiertos por los hemisferios del cerebro,
siendo visibles desde arriba, solo su porción trasera contacta con lo supe-
PHYSIS. — T. IVY 31
454 PHYSIS (IV, 1919)
rior del lobus culminis : es decir, que tampoco los tapa el cerebelo como
ha ocurrido en los otros géneros. La altura de la lámina con los colliculi
posteriores es de 3 mm, el ancho posterior 4 mm. En el corte mediano
los corpora se elevan en punta; son más grandes los c. anteriores (c. a.)
y su cara superior está situada un poco inferior de los c. posteriores, no-
tándose el surco cruciforme.
La concavidad producida por los primeros lóbulos del cerebelo es me-
nor que en los anteriores géneros, y la longitud de ambos cuerpos cua-
drigéminos es de 3 mm.
También es cóncava la superficie anterior descendente de los corpora,
que termina en lo inferior del cuerpo calloso teniendo debajo la massa
intermedia.
Los peduncali cerebrí son brevisimos; se nota la fosa interpeduncular,
pero el ganglio falta.
En la superficie dorsal del diencéfalo no se observa ni con lente, adelan-
te de los collicul: anteriores el corpus pineale: las superficies epitalámicas
cóncavas son bajas y a sus lados estrechas; el ¿halamus fuera de su lá-
mina no muestra nada de esencial, y lo mismo podemos decir del meta—
thalamus.
Sobre el plano inferior de esta división faltan los corpora mamillaria, el
tuber cinereum, y la hypophysis son pequeños y estrechos; al chvasma op-
ticam lo forma una laminilla estrecha y alargada, los nervi optici miden
3 mm de ancho, son finos. El chíasma dista 4 mm del pons y 6 mm de la
base del bulbus olfactorius.
Por lo que muestra el ventriculus tertius el desarrollo de la massa
intermedia y de las partes adyacentes reducen su cavidad.
Telencephalon. Tiene un aspecto evidentemente piriforme con el
ápice en punta, diverge hacia atrás y sus lados posteriores forman
con la fissura transversa dos ángulos rectos; la porción aguda ante-
rior ocupa más de la mitad de la superficie total del telencephalon: en la
base de los bulbos tiene 3 mm de diámetro y llega a 1o mm, extensión
que conserva hasta la altura del cerebelo. La mayor porción de un cos—
tado es 8 mm y 5 la menor. Los bordes de la fissura longitudinalis en su
línea de contacto, se elevan un poco en carena y son contiguos en su
trayecto, menos adelante en una dimensión de 1 mm y detrás motivan
un triángulo, que deja ver lo que se ha referido del c. posterioris.
Muy prominentes son los bulbos, contiguos, que tienen cinco lados,
los mayores en la línea media y externa, este último se desvía un poco
afuera y los dos lados de adelante “forman un ángulo agudo. Su longitud
es 4,5 mm.
C. A. Manenti : Examen del encéfalo de cualro roedores de la subfamilia Sigmodontine 155
Examinado de costado el encephalon es convexo, y posteriormente, el
cerebellum desciende inclinado hacia la medulla spinalis.
En el pallium más definido es el lobus temporalis.
Los hemisferios cerebrales adelante se proyectan ligeramente sobre los
bulbos. Son completamente lisos, la fissura longitudinalis se abre poste-
riormente por dos milímetros. En las dos mitades de la fissura transversa,
se nota una convexidad precedida y seguida por dos concavidades : la
primera con destino a la cara visible del colliculus y la segunda enfrente
del alee; pero de ésta separada por 1 mm de distancia. Por su cara late-
ral los hemisferios son más convexos detrás, y adelante se mantienen al
mismo nivel de los bulbos. La escisura del bulbo es bastante evidente,
seguida por una brevísima aparición de la fissura rhinalis anterior, que
forma un ángulo muy obtuso con la f.r. posterior, cuyo trayecto de
abajo hacia arriba cae sobre el margen lateral inferior de la fissura cere-
bri transversa. Los costados de los hemisferios son suavemente cóncavos
en su mitad anterior, convexos en la posterior, y disminuyen de alto de
atrás adelante.
La facies medialis hemisphaerú casi conserva el mismo espesor en toda
su extensión, nótase un breve sulcus corporis callosi y el corpus callosum
que se extiende 4,5 mm la limita por debajo. Esta superficie es en gene—
ral lisa.
La facies basalis es reducida a causa del estrechamiento, siendo lo más
de notarse la forma y longitud del bulbo que tiene por ancho transverso
hh mm, sobresale bastante del lóbulo frontal, del que es separado por una
escisura inclinada; sus caras laterales son planas, y su superficie de frente
son dos triangulos, con muchas raices de nervios olfatorios; seguido por
el tractus olfactorius formado por la raiz lateral que va a confundirse con
el gyrus pyriformis. El tuberculum trigonú olfactorú es poco evidente y
estrecho. No es posible referir nada de la substancia perforata posterior,
cuya área sería del mismo modo limitada.
La fissura Sylvii resulta brevísima, 1,5 mm, toca a la fissura rhinalis
y sigue algo arriba. El gyrus pyriformis comprende el costado basal pos-
terior del cerebro, lateralmente aplanado, debajo lo limita un borde
saliente que se inicia adelante dela escisura de SyLv10; su superficie
inferior es estrecha y alargada, concluye enfrente de lo más prominente
de los hemisferios cerebrales y lo termina por arriba la fissura rhinalis.
La superficie del yyrus, debajo, muestra una depresión adelante y otra de-
trás, de lado es también deprimida y su concavidad, se continúa con el
plano lateral del cerebro.
De la conformación interna de los hemisferios referiremos que el cor-
456 PHYSIS (IV, 1919)
pus callosum (c. c.) mide 6,6 mm en línea recta, desde el genu hasta
el splenium, de ancho 1,5 mm, y que su mitad posterior es para-
lela al plano del hemisferio externo; adelante se encurva mucho hacia
abajo sobre el epithalamus y la massa intermedia (m. 1.). El splenium
corporis.callosí asienta sobre lo de adelante de los corpora quadrigemina
y el genu más grueso, de casi dos milímetros, adelante y debajo de la
massa intermedia.
En cuanto al fornix o trígono cerebral es una lámina tan espesa como
el genu corporis, pero más corta, casi paralela al truncus corporis callosi
y situada debajo; el septum pellucidi es muy reducido y estrecho y no se
puede distinguir el cavum septi pellucidi. Es por causa del desarrollo de
la massa intermedia la que obliga al epithalamus a presionar el cuerpo ca-
lloso, produciendo la curvación y reducción de sus regiones.
El corpus striatam (c. st.) en el corte mediano no es desarrollado.
Del ventriculas lateralis se nota un poco más extendido el cornu poste—
rius y restringido el anterius, debidos a la forma piriforme del telence—
phalon : y referente a las regiones que comprende su conocimiento queda
más subordinado a un estudio microscópico.
Subordo HYSTRICOMORPHA
Familia OCTODONTIDAE
Subfamilia OCTODONTINA
Octodon gliroides D'Oxrb. Grnry.
(Lám. IL fig. 3 y siguientes)
La medalla oblongata tiene una conformación distinta de los anteriores
géneros, es cónica y se estrecha a 3 mm en su conexión con la m. spina-
lis: la base superior tiene y mm, su alto enel medio 5 mm»; adelante se
ve el pons de reducida extensión y a éste le sigue una breve manifestación
del corpus trapezoides y de la pyramides, no se ve la oliva: siendo dividida
ventralmente en dos mitades por el sulcus basilaris (s. b.) comprendido
el pons. La superficie dorsal es totalmente cubierta por el cerebelo.
El cerebelo tiene forma rectangular, el margen anterior que contacta
en toda su extensión con el cerebro es casi paralelo al posterior, los lados
son brevemente inclinados hacia atrás y sobresalen 1 mm adelante. El
C. A. Maneiti: Examen del encéfalo de cualro roedores de la subfamilia Sigmodontine 457
vermis tiene 8 mm de dimensión ántero-posterior y se mantiene al mis-
mo nivel de los hemisferios cerebrales, pero la porción posterior desde la
quinta hojuela cae perpendicularmente sobre la m. oblongata ; su superfi-
cie apenas se eleva sobre el nivel del al:e, de 5 mm de alto, mide en la par-
te más ancha entre la segunda y tercera laminilla /,5 mm y en su por-
ción estrecha 3 mm entre la sexta y séptima; a cuyos lados se observan
dos evidentes fissurse paramedianse profundas y estrechas.
Forman al vermis nueve hojuelas de las cuales son mayores y rectan-
gulares las dos primeras; la primera de éstas tiene su orilla anterior divi-
dida por varias escisiones, siendo las demás muy convexas; las últimas
laminillas vuelven a extenderse como las de adelante.
Los hemisferios son de menor tamaño que el vermis, su altura es de
6 mm, el ancho / mm, compuestos por nueve hojuelas que podemos in-
terpretar siguiendo a ExLror SmirH : la primera de adelante por poco
queda escondida entre la que le sigue y el borde del cerebro posterior; la
segunda alcanza la orilla externa del cerebelo, forma el area lunata (a, 1.),
es de aspecto triangular y separada por la fissura posilunata (t. p.) que
llega hasta el paraflocculus. Las dos siguientes laminillas o parte media
es el area pleroidea (a. p.) seguida por la fissura postpteroidea (f. pt.) se
dirige un poco adelante; las cuatro restantes hojuelas orientadas de aden—
tro hacia afuera, limitadas atrás por la fissura parapyramidalis (t. p. p.)
dan lugar a la punta posterior más prominente del ala y van detrás del
paraflocculus. La última hoja o area parapyramidalis (a. p. p.) sostiene
a las cuatro precedentes yendo a la base del paraflocculus.
Sobre la circunferencia sagital el cerebelo tiene cuatro costados : un
lado superior hasta la cuarta laminilla casi plano de 5 mm, una porción
posterior convexa desde la quinta a la última cóncava o pyramus (p.), con
un alto inclinado de 7 mm; un costado anterior cóncavo de 4 mm de
alto, con su parte superior que se introduce debajo de los hemisferios ce-
rebrales y un lado inferior de 7 mm, el que se divide en dos partes : una
adelante del nodulus, convexa para formar el lobus centralis y otra poste-
rior casi plana, debida a la continuidad del lobus noduli (n.) con el lobus
uvale (l. u.).
La fissura 1 viene a dar cubierta por la pars superior lobi culminis
(p. Cc.) que proemina debajo de los hemisferios cerebrales, en la cara pos-
terior de los colliculi posteriores; el lobus culminis tiene su costado su-
perior convexo formado por el trayecto de la fissura I. el margen infe—
rior casi recto o sulcus postcentralis, y es constituido por dos laminillas.
El lobus centralis (l. c.) es formado por tres hojuelas, siendo su cara in—
ferior convexa, posteriormente da con el lobus noduli. La parte superior
4158 PHYSIS (1V, 1919)
del lobus culminis es la primer hojuela del vermis y le sigue la fissura 11
que llega a la superficie externa. Todo lo que hemos referido comprende
el tronco anterior del arbor vitee (r. a.) casi tan grande como el tronco
posterior (r. p.).
La fissura YI o sulcus postpyramidalis es un poco menor de la fissura
II y limita desde el exterior como semicírculo al tercer lóbulo, éste apa-
rece formado por un lobus clivi (1. c.”), cuya superficie es muy rectangu-
lar, separado por el sulcus postclivalis (s. p.”) del lobus cacuminis (1. c.”),
el que parece ser tres laminillas, dividido por el sulcus horizontalis may-
nus (s. h. m.) de otras tres hojuelas que son el lobus tuberis (l. t.). El
vermis tiene en su exterior el segundo lóbulo con la primer hojuela y el
tercero compuesto por siete laminillas : una destinada al lobus clivi, tres
al lobus cacuminis y tres al lobus tuberis, con lo que se viene a dar sobre
la fissura UI recta vista en el corte mediano.
Entre las fisuras 1 y IV o postnodularis, podemos distinguir una pyra-
mis bastante amplia que termina la cara posterior externa media del ver-
mis, y cuya superficie es cóncava en lugar de convexa. El sulcus preepy-
ramidalis descansa en la parte posterior de la fossa rhomboidea, cubierto
por la pyramis separa a ésta del lobus uvale+. El lobus uvale debajo de la
pyramis da con la cara inferior del cerebelo y no sobre la posterior. El
lobus nodali tiene 1,5 mm de dimensión, como el que le precede, y es de
figura ovoidea.
El ventriculus quartus comunica por atrás con el canal de la médula,
donde la superficie es menos profunda y aplanada; adelante más hondo,
sin perder su figura romboidal, debajo del lobus centralis es oval; el ven-
trículo resulta más alto en la parte media.
He podido comprobar una breve lingula entre el lobus noduli y el cen-
tralis, y un evidente fastiguum (fa.).
En la fossa rhombotdea se distingue el sulcus medianus profundo ade-
lante, la fovea superior bien aparente, la medía honda y no la inferior;
conspicuo es el tubercalum acusticum o tubercalam laterale medulle
oblongate de Srreba, enfrente de éste el area acustica, que se extiende
hasta el recessus laterales y visibles las strise medullares; detrás el obex
y sus orillas limitadas por un pequeño relieve debido a la taenia ventriculi
quarti. La fissura mediana posterior es menos evidente que la anterior y
la eminentia medialis desarrollada.
Los cuerpos cuadrigéminos son también prominentes, los anteriores
tienen su plano un poco inferior de los posteriores, éstos se expanden por
atrás y a los costados como eminencias subcónicas; la parte transversal
del surco cruciforme que los separa, es un arco de círculo orientado hacia
C. A. Marent1 : Examen del encéfalo de cuatro roedores de la subfamilia Sigmodontina, Lámisa 11
1, Reithrodon cuniculoides Waterm.; 2, Acodon arenicola Watkeru.; 3, Octodon gliroides D'Onb.
y Grrv. Para obtener el tamaño natural de los cerebros basta añadir 4 mm a las longi-
tudes de las líneas verticales. Los dibujos son 2 y 2 */, veces aumentados, menos el de
) E /a ,
la figura 3.
IO ESO
1 Mod
C. A. Manruii: Examen del encéfalo de cualro roedores de la subfamilia Sigmodontine 159
adelante. Los colliculi anteriores miden 3 mm, los posteriores 1 mm; los
primeros medidos sobre el surco transversal 2 mm, los segundos 2,2 mm,
la base de éstos es de 5 mm. Su cara posterior forma un ángulo obtuso
tapado por la parte anterior del cerebelo, cuya cavidad tiene la misma
figura del contorno de los tubérculos, pero la excavación que motivan es
menos profunda que la de los géneros antes examinados.
Los pedunculi cerebrí mo son sino dos brevísimas columnas cilindroi-
deas, el espacio que delimita la fossa interpeduncularis, triangular en otros
roedores, es también pequeño; no se nota el ganglio interpeduncular y
en la proximidad del lugar que ocuparía, se ven dos breves corpora ma-
millaria (c. m.).
Sobre la línea mediana de la superficie dorsal del diencephalon, se ob—
serva el corpus pineale o conarium de 0,5 mm de alto, las formaciones de!
epithalamus son más bien reducidas, de superficie ligeramente cóncava,
medialmente se extiende un poco adelante. El ¿halamus es breve y pre-
senta relativamente desarrollados sus tuberculi medius et anterius.
En la superficie ventral del diencephalon se nota, además de los exiguos
corpora mamillaria, muy cercanos y unidos por los tejidos que los rodean :
el tuber cinereum aparente que muestra su cavidad, faltando la hypophysis
por no haber sido posible aislarla; el diámetro de aquél es de 1 mm, dista
2 mm de la porción delantera del chiasma (c. 0.) y éste confunde su base
de 2 mm, con la zona precedente y la fissura Sylvi a ambos lados; en-
frente continúa con los nervi optici (n. 0.), cuyas raices son separadas por
0,5 mm, tienen 0,5 mm de ancho y son de curso divergente. El chiasma
opticam dista 5,5 mm del pons y 5 mm de la parte inferior del bulbus
olfactorias.
Debe anotarse presente entre las regiones del metathalamus, el corpus
geniculatam laterale.
El ventriculus tertíus es estrecho, vertical, limitado a sus lados por los
dos thalamt, se continúa con las cavidades del telencephalon por los fora -
mina interventricularia (Monroi) y posteriormente mediante el aditus ad
aqueductus cerebri con la cavidad del mesencephalon.
Diferente es el telencephalon comparado con el de los miomorfos trata-
dos, por ser subcuadrado. El lado que sostiene a los bulbos y el posterior
son cas1 paralelos, sus orillas experimentan una reducción desde un poco
más allá de su medio hacia adelante y atrás; es algo más agudo de frente,
donde tiene 11 mm y el lado posterior 6 mm.
La línea perpendicular al mayor diámetro transverso está a una distan—
cia de 5 mm sobre la fissura longitudinalis que tiene 15 mm.
Entra en la categoría de los cerebros menos triangulares, sirviendo de
460 PHYSIS (IV, 1919)
transición al tipo óvalo-circular ; su ápice no viene tan en punta como en
los demás géneros.
Los hemisferios tienen su gruesa extremidad hacia el cerebelo y los
márgenes de la fissura longitadinalis contiguos. Los bulbi olfactorii mo
divergen, terminan en punta obtusa; miden 3 mm por 6 de ancho, con
sus costados externos un poco hacia afuera. Excluyendo el ápice de los
hemisferios, la superficie superior es de figura circular, completamente
lisa, presenta desde el borde de la fissura transversa una depresión en
cada hemisferio hacia adelante y afuera, con la misma dirección de la fis-
sura longitudinalis hasta el medio de la facies convexa. Sobre el lóbulo
frontal se percibe otra concavidad más breve hacia el plano antero-lateral.
También los bulbos muestran cada uno dos depresiones entre una conve—
xidad mediana. Las dos ramas de la fissura transversa son perpendicula—
res a la fissura longitudinalis y causan entre sí un ángulo obtusísimo, en
el que se introduce la parte superior del /obus culminis. Los costados de
los hemisferios son limitados por la fissura rhinalis bien visible y doble-
mente cóncava; adelante es más pequeña, parte del fin de la escisura del
bulbo, y la posterior amplia, finaliza en lo más externo de la fissura
transversa, formando el borde inferior del lobus temporalis.
El pallium puede ser dividido en un lobus temporalis (l. t.), occipitalis
(l. o.), frontalis (1. f.) y partetalis (l. p.).
La facies medialis resulta casi del mismo espesor, limitada por el cor
pus callosum y los corpora quadrigemina, es lisa y muestra un breve sul-
cus corporis callost.
En el cerebro frontal, la superficie basal, reducida también, es más
amplia que en los anteriores géneros, sus lados son inclinados de atrás a
adelante y afuera; los bulbi olfactorit (b. 0.) miden 2 mm en su porción
lateral superior, de alto 5 mm y son más bien acortados, el surco (s. 0.)
que los separa del lóbulo frontal le es perpendicular, pero su mitad infe—
rior se oblicúa hacia atrás.
El lado superior es bastante convexo y el bulbus de frente se estrecha
de arriba hacia abajo, su base continúa con el tractus que se interrumpe
y no forma raices laterales, sostenido únicamente por las meninges y por
muy poca substancia cerebral. Medialmente se ve una zona libre que ter—
mina al nivel del chiasma opticam y la porción de rinencéfalo que forma-
ría el tuberculam trigonú olfactorit, de 2 mm, es evidente y estrecha pero
independiente del bulbo.
En la cara basal de los hemisferios cerebrales se nota el trayecto infe-
vior de la fissura Sylvu (f. S.), que nace a 1,5 mm detrás del chiasma, se
dirige por afuera un poco convexa por / mm hasta encontrar la fissura
C. A. Mareut1 : Examen del encéfalo de cualro roedores de la subfamilia Sigmodontine 461
rhinalis (£. r.), llega sobre los lados de los hemisferios por 306 / mm, no-
tándose desde arriba y un poco de lado como una breve surcadura lateral.
El gyrus pyriformis es aparente, limitado a su costado por la fissura
rhinalis, adelante convexo y detrás cóncavo, saliente hacia la cara lateral
de la fissura transversa a 2 mm del c. anterioris; su orilla interna costea
el tuber cinereum, los corpora mamillaria (c. m.) y los pedunculi, con
cluye adelante en la fissura Sylvi1; mide 1o mm y 5 de ancho en su me-
dio; la distancia máxima entre las partes más salientes es de 13 mm y en
toda su extensión muestra una depresión longitudinal media, que se vuelve
cóncava en su mitad interna posterior.
De la conformación interna de los hemisferios, el corpus callosam mide
longitudinalmente y mm, es una lámina evidente en la que se distingue
el splenium asentando sobre un corpus píneale, pequeño a simple vista, de
0,5 mm, aquél es más ancho que el truncus corporis callosí y menos que
el genu, que se introduce debajo del thalamus y de la massa intermedia
alcanzando 2 mm de ancho. El fornix, medialmente, no deja espacio con
el corpus callosum, siendo continuas sus dos láminas; por esta causa el
septum pellucidum no es sino una breve hojuela, sin cavi septi pellucide.
El cuerpo estriado en el corte mediano es de 3 mm de alto.
En cuanto al ventriculus lateralis es amplio, el cornu anterius mayor
que el ¿nferius apenas presente, y menor a su vez que el posterius. Prac-
ticando una sección sobre los hemisferios en la cavidad ventricular pode-
mos señalar en este cerebro y de adelante para atrás : el nucleus cauda-
tas, la fimbria, la fascia dentata y el cornu ammonts, etc.
PHYSIS (1V, 1919)
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Foraminiferos fósiles del género Bathysiphon
vor DEIDAMIA GIAMBIAGL (1) .
Entre las muestras extraídas en una perforación hecha en el río de la
Mina, a unos 4500 metros de distancia al noroeste de Punta Arenas, fué
hallado el fósil del que me ocupo en este trabajo. Dichas muestras saca-
das a diferentes profundidades (entre los 240 y 670 m.) fueron examina-
das por el Dr. Guivo BowxaRELLI para fines prácticos, y, por encargo
del mismo, la Sta. E. NarDELL1I separó la mayor parte de los fósiles que
se encontraban en el material extraído, resultando así una interesante
colección de foraminiferos y entre ellos el que ahora presento.
Tiene la forma de pequeños bastoncitos, aproximadamente cilíndricos,
más o menos oprimidos lateralmente, de una longitud que varía entre 2
y 6 milímetros y 1 3 de ancho. Se trata indudablemente de fragmentos, y
ninguno de los ejemplares por mí examinados ofrece condiciones para
poder inferir sobre el largo total del fósil completo. Transversalmente. en
su superficie exterior se observan unas líneas circulares que parecen ser
de crecimiento, pues en los cortes no se nota a la correspondiente altura
ninguna diferencia de constitución interna.
El material que los constituye es de naturaleza silícea, estando formado
por granos finos de arena y por espículas de esponjas. Estas espículas son
todas monoáxicas, de borde rugoso y se encuentran diseminadas en toda
la masa entrecruzándose a manera de fieltro.
Por todos estos datos se ve que se trata, como lo supuso el Dr. Boxa-
RELEI, de un fósil perteneciente al género Bathysiphon.
El género Bathysiphon fué creado en 1871 por M. Sars, el cual descri-
(1) Comunicación presentada en la sesión del 28 de septiembre de 1918.
464 PHYSIS (1V, 1919)
bió una sola especie: B. filiformis (Sars), encontrado al estado viviente
entre los foraminiferos del fiord de Handanger (Noruega) a una profundi-
dad de goo metros y, según este autor, dicha especie había sido creada ya
por su padre (G. O. Sars) (1).
En 1884, Hesky Bowman Brapy se ocupó del género Bathysiphon en
Balhysiphon, aspecto exterior
su célebre trabajo sobre los foraminiferos recogidos por la expedición del
Challenger durante los años 1873-76 (2). Bray ubica este género en la
familia de los Astrorhizidae, subfamilia de los Pilulininae en el grupo de
los foraminiferos imperforados aglutinantes. Caracterizado este género
(1) Bathysiphon filiformis (M. Sans S. S.) G. O. Sars [1871], Vidensk-Selsk. Forhandl, página -
2101, LO7L:
(2) En 1884, B. filiformis Braox, Challenger, página 248, lámina XXVI, figuras 15-20.
Deinama Grambiacr : Foraminiferos fósiles del género Balhysiphon 465
por su caparazón cilíndrica, y abierta en sus dos extremidades. Al hacer
la descripción del género, Brapy observa que las espículas se encuentran
únicamente en la parte interna del tubo, mientras que en el material que
yo he examinado, están diseminadas en toda la masa. Además, al hablar
de la forma de las espículas que se encuentran en estas caparazones, y que
son peculiares del grupo de las esponjas, el citado autor dice que se puede
eliminar la sospecha de que se trate de una esponja, por la heterogenei-
dad de las formas de estas piezas esqueléticas existentes en un mismo tubo
y también por faltar una forma dominante de ellas. Sin embargo, en todos
los tubos que he observado (de los que se ven algunos cortes en las micro-
fotografías adjuntas) hay un solo tipo de espículas con un solo eje. ¿Se
trata en este caso de un esponglario? y, esto supuesto, ¿la cavidad atrial,
Balhysiphon, sección transversal La misma sección vista con mayor aumento
representada por el canal medio, estaría abierta en sus dos extremidades
o tendría un fondo cerrado, siendo el organismo sesil? Los distintos ejem-
plares, tales como hasta ahora se conocen, no permiten salir de la duda.
Con todo, esta homogeneidad en las espiculas se podría considerar tal vez
como un carácter local de un grupo bastante limitado de formas que im-
plicaría la existencia de determinadas clases de esponjas en estos lugares,
y delas cuales provendrian las espículas que el foraminifero tomó del me-
dio para dar consistencia a su revestimiento externo.
El B. filiformis fué encontrado en una de las estaciones dragadas por
el Challenger, la número 195, en el golfo de Vizcaya y en las islas Molu-
cas (entre Banda y Amboyna), a la profundidad de 2585 metros. Hasta:
entonces se conocía este género solamente al estado viviente.
Recién en el año 1893, M. S. Sacco publicó un estudio sobre Bathyst-
phon al estado fósil, en el cual da a conocer la presencia de restos fósiles
de Balthysiphon en el Apenino emiliano (Italia), encontrados en el año
1892 al hacer el levantarniento geológico de dicha región. Encontró unas
1,66 PHYSIS (IV, 1919)
formas cilíndricas sobre placas arenoso-calcáreas, que las atribuyó inme-
diatamente, por su estructura, al grupo de los foraminiferos aglutinantes,
familia de los Astrorhizidae; y pudo comprobar más tarde (por la afirma-
ción del Dr. Awbrzag, de Heidelberg, que se había ocupado ya de los As-
trorhizidae fósiles) que se trataba en realidad de formas pertenecientes al
género Bathysiphon. Comparando estos restos con los Bathysiphon actua-
les del mar noruego, pudo evidenciar su igualdad genérica; pero la deter-
minación de caracteres verdaderamente especificos diferenciales entre
unas y otras formas, presenta dificultades, según él manifiesta, desde que
se trata de formas de organización sumamente sencilla, estableciendo dis-
tinciones entre los fósiles hallados más bien por sus caracteres de conjun-
Bathysiphon, sección tranversal y longitudinal de un ejemplar deprimido lateralmente
to, es decir, según la forma como se encuentran en los terrenos sus agru-
paciones, etc.
Sacco describe dos especies fósiles : B. apenninicus y B. taurinensis, la
primera encontrada en el Apenino septentrional (provincia de Parma), y
la segunda en las colinas de Turín-Casal Monferrato.
El Dr. Axpreazr señaló también la presencia de restos fósiles de Bathy-
siphon en las capas miocenas de las colinas de Superga, y, según Sacco,
deben considerarse del mismo género los tubos anillados encontrados en
el Oligoceno de Alsacia, que ha descrito ÁxbreaE como Rabdammina
annulata (1).
El Sr. Sacco termina diciendo que estos interesantes organismos, bas-
tantes raros hasta ese tiempo en los mares actuales, deben ser encontrados
en los diferentes depósitos marinos de un gran número de lugares y deja
establecida la existencia de cuatro especies :
Actual Bathysiphon filiformis (Sars) Oligoceno B. annulatus (Axbr.)
Mioceno B. taurinensis (Sacc.) Eoceno B.apenninicus (Sacc.)
Respecto del fósil, objeto de este breve estudio, cuya iniciación y guía
(1) Aworrar, Wal. Beitr. z. Kenntniss des Oligocáns in Elsass, página 114, figura 5, 1890.
Drivama GrambiaGr : Foraminiferos fósiles del género Balhysiphon 167
debo a la amabilidad del Dr. BoxareLti, si bien es cierto que no hay nin-
guna duda de que pertenece al género Balthysiphon, creo imposible por
ahora precisar la especie, puesto que las descripciones hechas por Sacco
no dan los caracteres de su organización interna. Con todo, podría decir,
a priori, que estos ejemplares lejos de haber sufrido una presión fuerte,
como la que cree Sacco que haya sufrido la especie taurinensis, se acer—
can más por su forma al B. apenninicus, puesto que algunos presentan
un aplanamiento, según he descrito, que podría atribuirse a presiones
menos intensas. :
Trataré de obtener ejemplares del B. apenninicus para realizar el estu—
dio microscópico de sus tubos, con lo cual será tal vez posible la deter—
minación de la especie hallada en Punta Arenas.
Esta en favor de mi suposición, la edad de los terrenos en que han sido
encontrados los ejemplares. La perforación de la que procede el material
estudiado, por ser una de las más hondas que se han hecho en la región,
ha proporcionado datos bastante valiosos para determinar los espesores de
las diferentes formaciones que componen el subsuelo. Hasta los 190 me-
tros más o menos se perforaron rocas arenosas que afloran más al norte
de Punta Arenas, y que, de acuerdo con las investigaciones más recien—
tes, deberían colocarse en el Oligoceno. Más abajo de los 150 metros em-
pleza una serie arcilloso-margosa de la que existen afloramientos en otros
puntos de la región magallánica y que, según la opinión del Dr. Bowa—
RELLI, pertenece al Eoceno. Precisamente, la misma edad de esta serie es
la del Apenino, donde se encontró el B. apenninicus. :
La gran distancia entre los yacimientos de Italia y de Magallanes, no
constituye por sí sola un elemento de juicio para quitarle valor a esta
determinación, si se considera además que los ejemplares del Bathysiphon
viviente se han recogido a distancias aún mayores. Se trata indudable—
mente de formas muy persistentes que se adaptan a diferentes tempera-
turas y diferentes profundidades.
¿éHYSIS. —T. Iy
Notes
sur
Les espéces argentines des genres “Azorella” et “Bolax”
PR LUCIEN HAUMAN
(SECTION BOTANIQUE DU ((MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL») DE BUENOS AIRES)
INTRODUCTION
Ce travail doit étre considéré comme le premier résultat botanique de
lexpédition au lac Argentino, expédition quí se réalisa en janvier-avri)
1914, gráce a un subside du Ministere de l'Agriculture du Gouvernement
argentin. Le point de départ de ce mémoire fut, en effet, l'étude de six
especes, quatre Azorella dont une nouvelle et deux Bolax, rapportées par
moi de la Patagonie australe : ce matériel se compose de petits fragments,
conservés avec beaucoup d'autres en solution formique, que je me suis
tardivement décidé á examiner, ayant du renoncer a étudier, pour le
moment du moins, l'important herbier que j/avais réuni au cours de ce
voyage et dont ces échantillons n'étaient qu'une dépendance (1). Comme
jeV'ai déja dit, cet herbierje n'al méme pas pu le revoir depuis le moment
ouú, encore en Patagonie (il y aura tantót six ans), je l'ai remis au chef de
lPexpédition, Dr. C. M. Hicxex, quí devait en assurer le transport; et le
Musée national d'Histoire naturelle de Buenos Aires s'est vu refuser la
collection qui lui avait été promise et á laquelle il avait droit. Ces cir-
constances expliquent donc et excusent, pour ce qui me concerne, le fait
lamentable que tant d'années se soient écoulées depuis notre retour, sans
que ce coúteux voyage alt contribué en rien á une meilleure connaissance
de la flore du pays.
(1) Cet herbier contenait au moins deux autres Ázorella que je me souviens avoir récoltées, et
peut-étre d'avantage.
Lucies Hauman : Votes sur les espéces argentines des genres Azorella et Bolax 469
Ce travail n'aspire pas á étre une monographie, ce ne sont que des
notes quí rendront, me semble-t-il, les déterminations plus aisées et faci-
literont, sans doute, la táche du monographeá venir; aussi ny discuteral-
je aucunement les limites si souvent modifiées du genre Azorella : je V'al
pris ici dans un sens plutót étroit (sous genre Fragosa ou Euazorella), en
séparant d'une part Bolax, dont on trouvera mentionnées plus loin les
deux espéces actuellement connues et, d'autre part, Huanaca et Schize-
leima dont je ne m'occuperal pas, cela sans me prononcer sur l'opportu-
nité, qui me parait probable mais non évidente, de ces séparations.
Ce qui est certain, c'est que la délimitation du genre admise par Drupe
dans les Pflanzenfamilien en 1897, est au moins aussi peu satisfaisante
que celle que lui avaient donnée Beyruam et Hooker, trente ans plus tot;
un travail d'ensemble sur le groupe pourra seul résoudre le probléme que
Rercme d'abord (XXXIX), puis Dom (XI) et SxorrsgBerG (XLIII) n'ont
que partiellement envisagé.
Ces Ombelliféres, dont la plupart présente un port identique et si
curieux représentant, en somme, le type le plus parfait de la plante en
coussin, jouent un róle d'une importance considérable tant au point de
vue éthologique qu'au point de vue floristique, dans la géobotanique des
hautes Andes, de la Patagonie et des terres subantarctiques. Certaines
espéces, et des plus importantes par leur róle phytogéographique, n'é-
talent cependamt que mal connues ou souvent confondues entre elles,
constituant ainsi pour les auteurs l'occasion de curieux désaccords.
Les deux Bolax et la plupart des Azorella, sauf quelques espéces qui
paraissent spéciales aux Andes équatoriales, et dont le nombre s'est aug-
menté dans ces derniéres années, sont argentins et chiliens; Reicue en
conserve vingt et une (XL, t. 3, p. 64, 83 et 403), dont quinze semblent
exister aussi de ce cóté-ci de la Cordillére; quelque huit espéces, par con-
tre, signalées pour l'Argentine ne le sont pas pour le Chili. L'imperfec-
tion des descriptions anciennes, la ressemblance apparente et la dispersion
beaucoup plus grande qu'on ne s'y serait attendu, de quelques espéces,
ont été la cause d'une synonymie assez abondante, comme Re1cue Vavait
démontré déja, mais bien des obscurités subsistent dans le systéme du
genre donné par cet auteur (loc. cit.), et sa clef de détermination m'a paru
tout á fait insuffisante. Le groupement que je fais ci-dessous des espéces
argentines est tout á fait différent; 1l est basé fondamentalement sur les
qualités de l'indument et, bien que les caractéres qui en résultent soient
parfois variables, 1l me parait mettre clairement en évidence les affinités
des espéces et rendre les déterminations beaucoup moins incertaines.
Je tiens á remercier ici MM. Lio, CasriLLON, SPEGAZZINI el SANzIx,
h70 PHYSIS (IV, 1919)
quí m'ont communiqué les échantillons de leurs herbiers personnels ains
que MM. J. A. Domíxcuez et C. Hosskus, directeurs respectivement de
l'Herbier de la Faculté de Médecine de Buenos Aires et de celui de lUni-
versité de Córdoba.
Il me faut mentionner aussi l'herbier patagonique donné au gouverne—
ment argentin par M. C. SkorrsBeErG, herbier riche en Azorella et qui
m'a été tres utile.
Les espéces argentines se répartissent comme suit (j'al fait suivre d'un
point d'interrogation celles que je considere douteuses pour le pays) :
Il. GLABRATAE.
Azorella lycopodioides Gaub., A. concolor RexDLE.
Il. CIRRHOSAE.
A. Selago Hook. f., A. madreporica Cros (1).
ill. CILIATARE.
a) Membranaceae.
A. biloba Wrbb., A. plantaginea SeEG., A. patagonica SeE6.,
A. trifoliolata Cos.
b) Linearifoliae.
A. yareta nov. sp., A. monantha Cxos., A. nucamentacea
(Puu..) Haum., A. diapensioides Webb. (>), A. caespitosa
Cav. (2).
c) Trifurcatae.
A. trifurcata (GaertN.) Hook., A. Gilliesu (Hoox.) Hoox. et
Ary., A. crassipes Pum., A. bolacina Cuos (2).
IV. PLUMOSAE.
A. filamentosa Lam., A. fuegiana SrEG., A. meselae SKOTTSB.
V. SQUAMULOSARE.
ARA meyhinor SprG., Á. transverse-striata nov. sp.
VI. STELLATAE : genre Bolazx.
Bolax gummifera (Lam.) SpreEx6., B. caespitosa HombroN.
(1) Sítuation douteuse : je ne connais l'espéce que par ses descriptions.
Lucien Hauuan : Notes sur les espéces argenlines des genres Azorella el Bolax h71
Soit 2/ especes, dont 4 douteuses et que je n'al pas vues. J'ai pu étu-
dier, au contraire, des échantillons le plus souvent nombreux des vingt
autres, qui toutes sont représentées dans l'Herbier du Musée d'Histoire
naturelle de Buenos Aires.
DISTRIBUTION GÉOGRAPHIQUE
Les 4Azorella et Bolax sont magellaniques, patagoniques et andins,
mais á en juger par le nombre d'especes, le centre de formation serait
nettement magellanique. En effect, c'est par 512 lat. S., un peu au nord
du détroit de Magellan, que se trouve le mieux representés les deux gen-
res quí nous occupent : nous avons, pour les espéces hygrophiles, les deux
Bolax quí, des ¡les antarctiques et de la Terre de Feu atteignent au moins
cette latitude dans la Cordillére continentale, de méme que Azorella Sela-
yo, A. lycopodioides, A. filamentosa, A. fuegiana, A. trifurcata, A. tri-
foliolata, a quor il faut ajouter A. concolor, de la Cordillére aussi, mais
qu'on ne connait pas encore de la Terre de Feu; et pour les espéces xéro-
philes, habitant la plaine patagonique, A. Ameghinoi, A. traverse-striata
et A. monantha, soit plus de la moitié des espéces argentines et le Liers
environ des espéces connues.
De ce groupe magellanique, il est vrai, cinq especes se distinguent par
leur aire géographique considérable ; ce sont A. lycopodioides, et A. tri-
farcata quí atteignent le Neuquen, A. monantha quí s'étend jusqu'au
Cordilléres de Mendoza, A. trifoliolata et Bolax gumifera quí semblent
atteindre et méme depasser le 259 de latitude sud.
Nous avons ensuite quelques espéces exclusivement patagonique, á aire
beacoup plus réduite, s'échelonnant au long des cordilléres humides, du
Chubut au Neuquen, ou habitant dans la plaine séche: 4. mesetae, A.
plantaginea, Á. patagonica auxquels j'ajouteral 4. madreporica connu en
Argentine pour un seul point du Chubut, et 4. crassipes (Nahuel-Huapi).
Les cordilléres centrales du pays, á climat sec, sont beaucoup plus
pauvres. Il est vrai qu'elles sont encore tres mal connues et qu'on y dé-
couvrira, sans aucun doute, plus d'une espéce de la région correspon-
dante du Chili; nous avons ici A. nucamentacea, A. Gilliesu et A. trifo-
liolata deja nommée.
Reste la région septentrionale oú nous trouvons d'une part 4. yareta,
espéce tres commune, mais jusqu'a présent méconnue, et tout a fait carac-
téristique de la flore xérophile des sommets, de Catamarca á Jujuy, et
d'autre part A. biloba, espéce péruvienne et bolivienne, également com-
472 PHYSIS (IV, 1919)
mune, mais habitant les prés andins humides, de Jujuy á Tucumán, et
qui, chose remarquable, se retrouve sur les plus hauts sommets de la Sie-
rra de Górdoba, quatre degrés de latitude plus au sud.
Au Chili, enfin, 6 ou 7 espéces d'Azorella non signalées pour le ver-
sant oriental de la Gordillére, s'échelonnent entre le 402 et le 20% de lati-
tude, et une dizaine d'autres, au maximum, se succedent dans les Andes
tropicales de la Bolivie á 'Équateur. Les descriptions de ces espéces ne
mentionnant pas, le plus souvent, les caractéres sur lesquels j'a1 basé ma
classification, j'ai cru prudent de ne point les introduire dans le systéme
du genre qu'on a trouvé ci-dessus.
ÉNUMÉRATION SYSTÉMATIQUE -
Il. GLABRATAE
Cuticule foliaire lisse, brillante ; limbe entiérement glabre; gaine sou-
dée et refermée sur la tige dans sa moitié inférieure, présentant parfois
quelques dents rigides sur les bords de la partie supérieure fendue, mais
pas de cils longs et souples comme dans la section Ciliatae. Involucre se
composant de deux bractées opposées, rigides, dentelées sur les bords et
t de deux bract p 2
ormant autour des fleurs une cupule applatie (voir la figur OMBRON
f t autour des fl le applatie (voir la figure de H
citée plus bas).
1. Azorella lycopodioides Gaup. Ann. Sc. nat., t. Y (1825), p. 105,
Lab ed
Syn. : A. nervosa Pu. (d'apres Rercue, AL, p. 71).
Iconographie : GAUDICHAUD, loc. cit.; HomBroN, in D'UrviLE, Voyage
au Póle Sud, tab. 17 B (reproduite dans Pflanzenfamilien).
Habite les lieux humides (tourbeux 9), depuis Ushuaia et les ¡les envi-
ronnant la Terre de Feu jusqu'au dela du 46”* paralléle dans les Cordil-
léres du Chubut (Meseta Chalia), et sans doute plus au nord, car elle
réapparait dans deux variétés assez mal définies (var. chilensis GLos. et
vaginata (Pau.) Rercue), du 45%” au 36”* paralléle.
var. Chilensis Cros.
Syn.: A. laevigata Pui. (d'apres Rercne, XL, p. 71).
Différe du type par ses feuilles plus courtes, moins rigides, á lobes
moins algus. Necer l'a signalé (sub A. laevigata Pm.) pour les Cordille-
res du Neuquen (392 lat. S), et je l'al observée sur le versant chilien (Mont
Lucien Hauman : NVoles sur les espéces argentines des genres Azorella el Bolax
=
a]
[90]
Techado) á quelques kilométres de la frontiére argentine, en face du lac
Nahuel Huapí.
Comme toutes les variétés basées, dans le genre Azorella, sur la com-
pacité des coussins, la var. compacta Pmm. [in Anal. Univ. Chile, t. 85
(1894), p. 702] de la Terre de Feu, ne me parait pas devoir étre con-
servée.
Matériel étudié : Pour le type, Territoire de Santa Cruz : montagnes dominant le lac
Argentino, février 1914, leg. L. Hauman; iles Malouines, leg. et det. SkorTsBERG, N?
15, février 1907. Pour la var. chilensis, Mont Techado (lac Todos los Santos) vers 1700
m. d'altitude, associé a Aymenophyllam Thumbridgense, leg. Hauman, février, 1gtr (1).
2. Azorella concolor RewbLeE. Journ. of Bot., t. 42 (1904), p. 368.
Découverte par H. Prrrcmarp au sommet des montagnes de la pres-
qwile de BurmersTER (lac Argentino), cette espéce fut retrouvée peu aprés
par Dusen, 1 */, degré plus au nord, aux environs du lac San Martín (rio
Fosiles), et ¡'y raméne aujourd'hui un échantillon récolté par J. Kos-
LOwskY dans la vallée du lac Blanco (462 lat. S.), bien que cet échantillon
montre une cuticule brillante dans les parties ¡jeunes, contrairement á ce
qu'indique la description originale.
Matériel étudié : Territoire du Chubut, vallée du lac Blanco (469 lat. S.), leg. J.
KosLowskY, n” 190, lieux élevés et humides.
II. CIRRHOSAE
Limbe foliaire hérissé de poils dressés, épais, rigides, formés de plu-
sieurs files paralléles de cellules allongées, á superficie completement lisse;
gaines foliaires non ciliées.
3. Azorella Selago Hoox. f., Flora Antarct., p. 284, tab. 99.
Espéce typiquement fuégienne et subantarctique (ile Kerguelen, Ma-
louines, etc.) et que j'al trouvée sur les montagnes dominant la partie la
plus occidentale du lac Argentino (512 lat. S.).
Je crois inutile de maintenir les variétés compacta et pulvinaris creées
par Arsorr (Enum. pl. Canal Beagle, n* 63 et 64), les dimensions des
tiges et des feuilles, la densité de la ramification (et, par conséquent, des
coussins formés) variant á l'extréme dans presque toutes les espéces du
genre, tres souvent méme dans un méme coussin dont les rameaux exté—
(1) Exemplaire mentionné par moi comme appartenant du type (XXII, p. 380 et p. 50 de la
réédition).
474 PHYSIS (IV, 1919)
rieurs sont, en général, tres différents de ceux du centre et présentent des
feuilles parfois trois ou quatre fois plus grandes (cf. Rercne, XXXIX, p. 6).
Matériel étudié : Ushuaia, leg. R. DabBExE >; montagnes dominant le lac Argentino,
leg. L. Hauman, février 1914 ; iles Malouines (Mont Adam), leg. et det. SkorrsBERG,
décembre 1907.
h. Azorella madreporica Cros, in Gay, Flora de Chile, YM, p. 79.
Cette espece — lPespéce « classique » du genre, citée, gráce á son nom
faisant image, sans doute, par tous les manuels ! — n'avait été signalée,
erronémeut du reste, pour le pays, que par GriseBACcH (Pl. Lorentz., n”
334) pour les montagnes de Catamarca (Vayas Altas), puis pour la «for-
mation de la Puna », dans des ceuvres d'un caractére systématique moins
accusé, comme la description phytogéographique de l'Argentine par Lo-
RENTZ (XXXII bis, p. 119), lorsque tout récement SxorrsBerG (ALII,
p. 276) la signala pour la précordillére du Chubut. Elle n'est connue au
Chili que pour les Cordilléres de Coquimbo et de Santiago.
Je ne 'al vue dans aucun herbier, et son existence en Argentine de-
mande á étre confirmée. La description originale dit le limbe foliaire intus
filamentosam, d'oú je conclus, sans en étre trés súr, que l'espece doit étre
rangée dans cette section (1).
II. CILIATAE
Feuilles glabres ou pourvues de poils simple (ni plumeux, ¡ui écailleux),
ordinairement couchés, souvent rares et caduques, mais présentant sur
les bords de la gaine foliaire de longs cils enveloppant la tige. Involucre
souvent formé de feuilles réduites, á segments pourvus des mémes cils,
souvent dressés autour des fleurs.
Les cils sont formés de prolongements parfois membraneux, pluricel-
lulaires, ordinairement trés abondants, mais parfois fragiles, caduques et
rares. Il convient dans ce cas d'observer les feuilles les plus jeunes et sur—
tout celles entourant directement les fleurs.
C'est le groupe le plus nombreux que je divise en trois sous-sections,
caractérisées par la consistance et la forme du limbe foliaire.
(1) La figure des Pflanzenfamilien (1, 8, p. 131) qui lui est dubitativement attribuée parait.
dV'apres les textes de Re1cme, se rapporter á Laretia compacta (PmiL.) Rercne.
Lucien Hauman : Voles sus les espéces argentines des genres Azorella el Bolax 475
a) Ciliatae membranaceae
Limbe foliaire plane, de consistance foliacée, entier, lobé au sommet ou
palmatifide.
5. Azorella biloba (Scmrecnr.) Webb., Chloris Andina, t. 1, p. 195,
tab. 66 B.
Cette espece des Gordilléres du Pérou et de la Bolivie avait été signalée
depuis longtemps pour les hauts sommets des montagnes de Córdoba
(GrisepBacH, MIX et XX), mais ce n'est que tout récemment que M. Lino
(XXXII) Pa signalée comme une plante caractéristique des montagnes de
Tucumán, ou en effet, elle abonde dans les prés alpins, et je la mentionne
aujourd'hui pour celles de Jujuy.
Dans les échantillons peu développés les feuilles sont souvent presque
toutes entiéres, ou présentent une dent vers le sommet; seuls les échantil-
lons adultes présentent les feuilles bilobées comme les a figurés WebDez.
Maltériel étudié : Provincia de Córdoba : Sierra de Achala, cerro Champaquí, Herb.
Fac. Med. ex Herb. F. Kurtz, et Cerro de los Potresillos, Hieronymus n* 775, Fé-
vrier, 1877; province de Tucumán : sommet des Cumbres Calchaquíes, entre Trancas
et Cafayate, leg. L. Haumax, nov. 1919) en fleur) ; ibid., leg. Specazzixt, février 1897;
Cumbres Calchaquíes, alt. 3600 m., Lio, n* 16209, décembre 1907; province de
Jujuy : Quebrada de Humahuaca, alt. 3200 m., leg. CasriiLox, n* 6761.
6. Azorella plantaginea Sre6., Nov. Add. ad Flor. patag., n* 944.
Iconographie : Fig. 1,et fig. 3a de ce travail.
Cette curieuse espece n'est connue que par la description originale et
n'a été trouvée que dans les environs du lac Traful, au Neuquen. Elle se
rapproche par l'habitus et les dimensions de A. trifoliolata CLos, pré-
sentant les mémes gaines foliaires extrémement allongées, plus ou moins
dressées et nettement ciliées, les ombelles multiflores pourvues d'un pé-
doncule fort long pour le genre, mais les limbes sont entiers.
Malériel étudié : Territoire du Neuquen, lac Traful, leg. Seecazzim (exemplaire ori-
ginal communiqué par lP'auteur).
7. Azorella patagonica SreG., Nov. Add. ad Fl. patag., n* 945.
Iconographie : Fig. 1 et fig. 3b de ce travail.
Cette plante est si semblable par son aspect général á Laretía acaulis
Cav. que sans fruits múrs il est difficile de reconnaitre les deux espe—
476 PHYSIS (1V, 191y)
ces (1). Le limbe foliaire peut étre glabre ou présenter de gros poils cou-
chés et fragiles, tantót assez abondants, tantót rares.
Il faut faire au sujet de la var. compacta SreG. la méme réserve que
précédemment (voir A. Selago); Véchantillon original que m'a commu-
niqué M. SrEGazzIM présente des feuilles deux fois plus courtes que celles
Fig. 1. — Azorella patagonica Svrs., en haut, et A. plantaginea Sers., en bas. (?/, grand. nat.)
du type; celui rapporté par SkorrsbERrG « la variété, correspond plutót au
type. :
L'espéce est connue pour la Patagonie andine du lac Argentino a Ga-
rrenleofú.
(1) Les rosettes du bords des coussins de Larelía acaulis peuvent, par l'allongement des pétio-
les, resembler beaucoup aussi á A. plantaginea, mais a défaut de fruits múrs, Vabsence de cils
sur les gaines et sur les bractées, ainsi que le développement plus considérable des sépales (1-
1,5 mm), permettent de distinguer avec certitude la Laretía des deux Azorella citées ci-dessus.
Lucien Hauman : Voles sur les espéces argentines des genres Azorella et Bolax 477
Matériel étudié : Lac San Martín, leg. et det. SkorrsBeRG, n” 719, janvier 1909;
Carrenleofú, été 1900 (co-type communiqué par Pauteur); pour la variété: Pan de
Azúcar (rio Chico), leg. C. Aurcn1xo, février 1897 (co-type communiqué par lPauteur).
8. Azorella trifoliolata Cros, in Gar, Flora de Chile, MI, p. 85,
tab. 30, 1872.
Iconographie : Cxuos, loc. cit.; Reicme, Chien. Umbell. Gattungen,
tab aio:
Cette espece incluse avec quatre autres par Reicue dans le sous-genre
Schizeleima, en a été écartée par Domty (AI), quí ne conserve dans son
nouveau genre qu'une seule plante chilienne sans émettre d'opinion sur
les autres (1).
A. trifoliolata me parait appartenir, sans aucun doute, a cetle section et
se range trés naturellement a coté de A. plantaginea Srr6., dont elle se
rapproche par ses longues et robustes ganes foliaires, nettement ciliées.
La plante est tres commune en Patagonie ou elle ne fut signalée ce-
pendant qu'assez tard (Macroskte, AXXIII, ne la mentionne pas); elle y
affectionne les lieux humides et végéte spécialement entre les pierres de
la rive, au bord des lacs (Nahuel Huapí et Argentino) et des riviéres (rio
Santa Cruz), dont elle descend le cours jusque fort loin dans la plaine pa-
tagonique (2). Elle s'étend vers le nord, par les cordilléres, au moins jus-
qua la latitude de Mendoza [dans sa variété depauperata (Pur..) Rercne|
entre 2000 et 3100 métres de altitude. Elle avait été signalée pour les
Cordilléres de Neuquen par NecErR et Autray (3) et pour celles de Men-
doza par O. Kuwrzr.
Matériel étudié : Territoire du Neuquen, leg. Orto Asp. (Herb. Minist. Agric. : sub
var. leptophylla SeEG.); Territoire du Rio Negro : bords du lac Nahuel-Huapí, leg. L.
Hauman, février 1g1o (associé a [soetes Savattieri Frawcner); Territoire de Santa Cruz :
bords du lac San Martín, leg. SkorrsBErRG, n” 704, janvier 1909.
var. depauperata (Pmx.) Rercue, Flora de Chile, MI, p. 66.
Cette variété atteint au Chili les cordilleres de l'Atacama. Sa valeur
(1) Il m'est impossible, soit sur le matériel d'herbier, soil dans le texte de Domin, soit avec
les planches de Hooker (XXIX) et de Duses (XJI1), de trouver une diflérence entre les fruits
des deux Schizeleíma sud-américains |(Sch. ranunculus (D'Urv.) Domw et Seh. trilobata (Dusex.)
Domn.)] et ceux de la plupart des Azorella, A. trifoliolata, en particulier. 11 ne resterait donc
comme caractére générique que les feuilles pétiolées (caractére que présente A. biloba) et stipu—-
lées; le rhizome horizontal, général, il est vrai, dans le genre, manque cependant dans Sch. tri-
lobata.
(2) Je mentionne le fait V'apres mes notes et mes souvenirs : je n'ai pas revu ces exemplaires.
(3) Aurrax (ll, p. 30) cite une variété leplophylla Sera. inédite, je crois, et qui ne me pa-
rait pas devoir ¿tre conservée.
478 PHAYSIS (1V, 1919)
(
EN]
systématique me parait douteuse, et 1l est probable que l'on trouverait tous
les intermédiaires entre les formes robustes du sud et celles, beaucoup plus
réduites, des cordilléres seches de Mendoza et du nord du Chili.
Matériel étudié : Précordilleres de Tupungato, leg. Saxzix, janvier 1916, alt. 2000
m.; Las Cuevas, alt. 3100 m., leg. L. Haumax, mars 1918.
b) Ciliatae linearifoliae
Limbe foliaire linéaire, le plus souvent épais et rigide.
y. Azorella caespitosa Cav., fc. et descr. plant., p. 57, tab. 484,
io:
Iconographie : CavaniLtEs, loc. cit., et fig. 2 de ce travail.
Nous touchons, au sujet de cette espece et de la suivante, á la seule
réelle difficulté que jale rencontrée dans cette révision des Azorella argen-
tins. Au surplus, la synonymie de cette espéce est un vieux probléme qui
paraissalt déja, pour alnsi dire, inextricable au temps de Hooker (XXIX,
p. 283) et quí n'a fait que se compliquer par la suite. La difficulté fon-
damentale provient de ce que, sans qu'aucun botaniste ait jamais vu les
exemplaires de CAVANILLES, On ait ramené á son espéce des plantes réel-—
lement différentes de la figure publiée par lui. Les figures de CAVANILLES
1l est vra1, sont parfois man1festement maladroites et, sans doute, inexac—
tes (cf. WenbeL, ALIX, 2, p. 192), mais ses descriptions sont, en général,
claires et assez satisfaisantes. Or, dans le cas qui nous occupe, le texte et
la figure coincident : « Umbella simplici terminali breviter pedunculata...
involucrum pentaphyllam, foliolis ovato-acutis, carnosis, bast subconnatis,
radi 5-8, capilares breves. » L'exemplaire original provenait des Cordil-
leres du Planchon (342 lat. S.), mais l'auteur ramenait á la méme espéece
— et de lá, semble-t-1l, est venu tout le mal — une plante des ¡les Ma-
louines dont 1l n'avait vu qu'un dessin dans l'Herbier de Nér, et c'est ainst
sans doute qu'on ramena a A. caespitosa des exemplaires magellaniques a
fleurs sessiles, cachées parmi les feuilles supérieures et, par ce fait, dé-
pourvues de véritable involucre (cf. Hooker, loc. cit. : « pedicell: floram
brevissuni, post anthesúm verisimiliter elongati ut in icone Cavanallest »).
La description de Hooker servit sans doute á la détermination du maté-
riel étudié par HombroN, qui publia une excellente figure de ' 4. caespi-
tosa Hook. non Cav., á fleurs subsessiles, dépourvues de véritable invo-
lucre. Cros (VIL, p. 81) protesta contre cette interprétation et proposa
pour la plante de Hooker le nom de Azorella Hookeriana que les auteur
Luces Hauman : Notes sur les espéces argentines des genres Azorella et Bolax
2. — Axzorella caespitosa Cav., det. SkorrsBer6, en haut; A. monantha Cros, au milien;
A. nucamentacea (ParL.) Haum., en bas. (*'/, grandeur nature)
480 PHYSIS (IV, 1919)
modernes, en général, n'ont pas accepté, mais il décrivait en méme
temps, son A. monantha quí semble bien n'étre qu'une forme uniflore de
la méme espéce, que Asa Gray, a son tour, décrivait comme A. apoda;
Pmiiepr decrivit ensulte deux autres espéces que Reicne raméneaá PA.
monantha, et une troisiéme, comme type unique d'un genre nouveau, que
personne jusqu'ici n'avait revu, Apleura nucamentacea, de la Patagonie
andine (du Neuquen sans doute), que d'aucuns ont cru n'étre aussi qu'un
nouveau synonyme ; SpPEGazziNr, a son tour (ALVI, n* 145), signale une
série de synonyme probables, entre autres précisément A. monantha
Cuos et Apleura nucamentacea PmiL., mais conserve le nom de Cavani—-
LLES á la plante á fleurs sessiles. Reicne (AL, p. 68, voir aussi XXIX,
p. 6) conserve et définit, d'apres les textes, A. caespitosa, A. Hookeriana
et A. monantha, signalant, en note, leurs relations probables avec A pleura
nucamentacea; SkorrsBErG, enfin (ALIV, p. 275), conserve le nom d'A.
caespitosa Cav. a une plante sans doute sessiliflore, qu'il signale pour
toute la Patagonie, les Malouines et la Terre de Feu, mais indique, d'au—-
tre part (p. 277), la probable identité de A. monantha Cros. et de A.
caespitosa Cav., f. compacta.
Je n'al vu aucune plante répondant á la figure de CavaniLLES, et l'e-
xemplaire rapporté par SkorrsbERG á cette espece et que posséde l'herbier
du Musée d' Histoire naturelle, est malheureusement stérile. A défaut donc
une certitude á laquelle aucun auteur n'a pu arriver jusqu'ici, il con-
vient, me semble-t-il, pour en finir avec ce vieux probleme que quatre
générations de botanistes se sont fidelement transmis, de laisser á l'espece
de CAvayILLES. que plus personne ne semble avoir revue, nten Amérique,
ni en Europe, le sens que lui a donné son auteur, quitte á la laisser un
jour tomber dans l'oubli, et de n”y plus rattacher, problématiquement,
des types trés diflérents, mais bien connus, auxquels il convient de don-
ner des noms ne prétant pas á discussion. Tous les échantillons ramenés
a cette espéce que j'al vus dans les herbiers, me paraissent devoir plus
prudemment étre ramenés soit 4. monantha Cos, so1t á une nouvelle es-
pece que j'établirai plus loin.
Azorella caespitosa Cav. sensu stricto, non Hooker nec Homsron, bien
que citée par de nombreux auteurs, depuis Tucumán jusqu'a la Terre de
Feu, reste donc pour mol une espéce douteuse, tant au point de vue de sa
valeur systématique que de sa présence en Argentine.
ro. Azorella monantha Cuos, in Gax, Flora de Chile, UL, PATIOS
Syn. : A. caespitosa Hooker, HomBroy, MAcLOSKIE, SPEGAZZIMI et auct.
div. non Cav.; A. Hookeriana Cros; A. apoda A. Gray; et, d'apres Rer-
Lucien Hauman : Voles sur les espéces argentines des genres Azorella et Bolax 481
cuE, A. bryoides Pur., A. glacialis Puu.; A. sessiliflora Pu. >; A. día-
pensioides Hierox. non A. Gray, in Sert. Patag., n* 65.
Iconographie : HomBrox in D'Urviute, Voyage au Póle Sud, pl. 17 C;
Macroxte, Fl. patag., tab. 22A; Reicue, Zur Kenntn. eng. chil. Umbell.
Gattungen, tab. 1, fig. 10. — Fig. 2 y 4b de ce travail.
Je crois qu'il faut se ranger a l'avis de WebDeL qui avait étudié lespéce
de Cros et qui dit (loc. cit., p. 192): «Je crois pouvoir affirmer que P' A.
monanthos ne dilléere en rien, si ce n'est par le nombre de fleurs, de la
plante représentée par M. Homsrox (Voyage au Póle Sud) comme VA.
caespitosa Cav. » (1). La question de A. caespitosa CAv., écartée comme
je Pal fait plus haut, aucune certitude n'étant actuellement possible á son
sujet, 11 me semble que c'est le nom de Cros qu'il faul conserver comme
le plus ancien et le plus súr, bien qu'il indique un caractére quí n'est pas
général. Je discuterai plus Join les rapports de cette espéce avec A pleura
nucamentacea Put.
L'affirmation de WenbeEL rapportée ci-dessus, nous donne la certitude
que le type de Cos était une plante a ramification apparente sur les
rameaux séparés du « coussin » formé par la plante entiére, coussin par
conséquent peu dense, a rosettes terminales d'au moins 1 centimetre de
diamétre et bien distinctes les unes des autres (cf. les planches citées et la
figure 2). Bien que la compacité de la ramification et, par conséquent,
la longueur des feuilles et le diamétre des rosettes soient tres variables,
comme nous l'avons vu, dans la plupart des espéces du genre, pour les
raisons que je dirai plus loin je ne raméneral pas á A. monantha deux
plantes extrémement semblables dans les détails de leur structure, mais á
ramification si dense que les branches voisines, enchevétrées par leurs
feuilles adhérent fortement les unes aux autres, celá bien que j'aie pré-
cédemment considéré (XXI) Pune d'elle comme appartenant á cette es—
pece, el que Fries (AVIID ait été du méme avis au sujet de la seconde
(voir ci dessous les n” 11 et 12). Dans A. monantha, les feuilles adultes,
á gaines longuement ciliées, auraient donc de ro á 18 millimétres de lon-
gueur totale, dont 3á 8 pour le limbe; celui-ci est glabre ou présente
sur la face supérieure, rares ou nombreuses, des soies épaisses, fragiles,
couchées sur l'épiderme; sa consistance est rigide, son mucron terminal
assez piquant, et 1l est parcouru par trois épais faisceaux fibreux plus ou
moins anastamosés entre eux, que l'ont peut voir par transparence ou
(1) Il est regrettable que mi Cros ni Reicne n'aient mentionné la planche de Hommrox dont
11s citent tous deux l'ouvrage au sujet d'autres espéces du genre : il n'est donc pas possible de
déduire Vopinion de ces auteurs sur les types en discussion.
82 PHYSIS (IV, 1919)
subsistant seul dans les feuilles mortes des vieilles tiges, et quí sont trés
apparents dans les coupes transversales ; il ne présente, au contraire, pas
de vrais canaux sécréteurs, mais seulement une file de cellules sécrétrices
en dessous de chaque faisceaux fibreux. Contrairement á ce que Pona dit,
l'involucre n'est pas formé d'une couronne de longs polls dressés autour
des fleurs, ces poils ne sont que les cils tres abondants de la gaine des
feuilles á limbe réduit, méme nul, des feuilles immédiates aux fleurs, gaine
quí enveloppe ordinairement le trés court pédicelle (fig. 4 a). Le nombre
des fleurs varie dans chaque rosette de 1 a 7 0u 8, comme on la dit sou—
vent, mais il me semble que lorsqu'il y a plus de 2 fleurs, 1l s'agisse
plutót de plusieurs inflorescences 1-2-flores, les fleurs ou groupes de deux
Fig. 3. — Coupes de fruit d'Azorella (grossis. 10 diam.) a, A. patagonica SrrG.; b, A, planlaginea Serc.
(non múr); c, A. trifurcata Hooxk.; d, A. yarela Haum.; e, A. nucamentacea (Puir.) Haum.
fleurs étant nettement séparés a la base par les gaines mentionnées ci-des-
sus. Les pétales sont nettement allongés, les étamines sont tres longues, /
millimétres, les styles aussi (4 mm.), tout au moins a la fin de V'anthése.
Le fruit múr a été figuré (en coupe) par Rercne (loc. cit.) ; non múr, assez
développé (45 X 25 > 1 mm.), mais á semences toute ratatinées, et
encore surmonté de ses styles, il présente un péricarpe mince (le plus
souvent plissé ¿n sicco), a épicarpe adhérent, endocarpe peu épais (la moi-
tié de lépaisseur du péricarpe), á cótes tres peu marquées et en nombre
variable (7 ou 9, parfois 8), accompagné de canaux sécréteurs extréme-
ment minces et d'autant moins visibles que le fruit est plus múr; les
commissures sont assez profondes et trés ouvertes, ce qui fait que le fruit,
vu de cóté, est plus large qu'épais.
L'espéce quí présente un caractére xérophile marqué, possede une aire
de dispersion considérable : Falkland, Terre de Feu, Patagonie argentine
et chilienne jusqu'aux Cordilléres de Santiago; elle est connue en Argen
tine, pour la Terre de Feu, le territoire de Santa Cruz, du littoral á la
Lucien Hauxax : Notes sur les espéces argentines des genres Azorella et Bolax 483
Cordillére, pour la zone andine du Chubut, du Río Negro et du Neuquen,
et atteint les cordilléres du sud de Mendoza (1).
Matériel étudié : Cordilléres de Mendoza, Portezuelo ancho, rio Salado superior, leg.
F. Kurtz (ex Herb. Kurtz in Herb. Fac. Med., sans date ni numéro, sub A. Gilliesii,
det. Kurtz); Territoire du Chubut : Bolson, leg. Icr1w, n? 9 (sub A. caespitosa, Herb.
Fac. Med.); Valle del Lago Blanco, leg. Kostowskr, n” 70; Valle Koslowsky, décem-
bre 1908, leg. et det. SkorrsBerG; Terriloire de Santa Cruz: Lac San Martín, leg.
HoceerG (Herb. Fac. Med.); Sierra de los Baguales, leg. Haurnar, février 1900; «ba-
rranca » du rio Santa Cruz, leg. C. Bere, n* 94, octobre 1874 (Herb. Univ. Cord.).
Dubitativement : illes Malouines, SkorrsBERG, n* 54, sub A. caespitosa, det. SkorTsBERG
(exemplaire stérile, a feuilles un peu plus grandes que les exemplaires patagoniques).
11. Azorella nucamentacea (Pmu..) Haumas.
Syn.: A. monantha Hauman non Cros, Hautes Cordilléres de Mendoza,
n” 245 (du catalogue); Apleura nucamentacea Pmuu., in An. Univ. Chale,
t. 23 (1865), p. 466 (2).
Iconographie : Re1cue, loc. cit., tab. 1, fig. 14. — Fig. 2, Je el fig.
ha et d de ce travail.
Le genre A pleura fut basé sur les caractéres anatomiques du fruit múr:
fruit drupacé, assez gros, épicarpe caduque, endocarpe lignifié et ne mon-
trant ni arétes ni canaux sécréteurs (« fructus evittalus, jugis destitutus,
diupaceus »). Benruam et Hooker (V), puis Drug (XII) conservérent le
genre, faute d'avoir pu étudier la plante; Rerche par la suite (XXXIX) don-
na un dessin du fruit d'aprés le matériel original et fit remarquer que le ca-
ractére principal du genre (endocarpe lignifié, d'oú fruit drupacé), est géné-
ral dans les Mydrocotylowdeae. A mon tour, j'al eu la chance d'avotr sous les
yeux un exemplaire recueilli par M. Saxzix dans la Cordillére de Mendoza
et qui présente des fruits parfaitement développés (fig. 3e). Ni lépicarpe
caduque (se séparant du mésocarpe), ni l'endocarpe lignifié, ni l'extréme
réduction des tissus secréteurs, caractéres que l'on trouve dans d'autres
espéces du genre Azorella, ne justifient la conservation du genre de Pm—
LIPPI, mais les différences de structure de l'akéne et celles de l'habitus
induisent á conserver Azorella nucamentacea a cóté d'Azorella monantha.
D'autres exemplaires, d'aspect identique et de la méme région (leg. Ep.
CARETTE) ne portent, au contraire, que des fruits jeunes : leurs anatomies
comparées á celles des fruits non múrs des échantillons précédents m'ont
(1) C'est, d'aprés moi, par erreur que Fr1es a signalé A. monantha pour les Andes de Jujuy.
(2) Jal signalé autre part (PHYSIS, t. TIL, 1917), comment cet important travail de Puiciper,
inclus dans une relation de voyage au nord de la Patagonie par G. Cox, était tombé dans Poubli;
les nombreuses espéces nouvelles qui s'y trouvent décrites datent donc d'octobre 1863 et non de
1864-65, date du tome 33 de Linnaea, cité par tous les auteurs et oú elles ont été republiées,
PHYSIS. — T. 1Y 33
184 PHYSIS (1V, 1919)
permis de les identifier a lespéce de PmiLiep1, mais pas á l'espéce de Cos.
Il n'est pas impossible pourtant qu'il s'agisse d'une forme extrémement
compacte, vraiment madréporique et a feuilles réduites, de l'espéce précé-
dente; la similitude de forme et de structure des feuilles, de l'involucre
et des fleurs est complete, mais les fruits paraissent nettement différents.
Voici un bréve description de l'espece :
Coussin trés dense (voir plus haut) formé par d'innombrables rameaux
adhérents sur toute leur longueur, á cause de l'enchevétrement des feuilles,
longtemps persistentes; gaine foliaire longuement ciliée, limbe linéaire
algu. de 2-3 mm de long (4 mm est exceptionnel) sur 0,5 á 1 mm de
large (Puiieer dit : 4 lin. longus 1 lin. latus, ce qui parait énorme) ;
sclérenchyme tres développé, tissus sécréteur á peine visible (comme A.
Fig. 4. — a, Feuille florale de Azorella nucamentacea (Purr.) Haum. (gross. 8 diam.). Coupes de feuilles.
d'Azorella (gross. 20 diam.); b, A. monantha Cuos ; c, A. yareta Haum.; d, A. nucamentacea (Pmurz.) Haux.
monantha). Involucre formé par les feuilles réduites á une gaine envelop—
pant le trés court pédicelle et tres longuement cilié; fleurs subsessiles (pé-
dicelle de 1 mm a peine), le plus souvent réunies par deux (chacune a
l'aisselle d'une feuille, et dont 'une, l'inféricure, naturellement, toujours
plus avancée que lPautre), parfois par trois ou solitaires; sépales extréme-
ment courts (1/2 mm); pétales ovales lancéolés (3,5 X 1 mm); étamines
2,9-3 mm, antheres 3/4 mm ; style 2,5 mm (á la fin de Vanthése). Fruit
múr plus ou moins drupacé, ovoide, nettement atténué vers la base, á som-
met émergeant d'entre les feuilles, á épicarpe vert pále, se détachant faci-
lement par destruction du mésocarpe tendre et peu développé, compléte-
ment lisse á la partie supérieure, mais laissant voir sur la face dorsale des
méricarpes les vestiges de trois cótes ; endocarpe trés épais et dur, visible
souvent á travers les déchirures de l'épicarpe; meéricarpes dorsalement
comprimés; commissures étroites et peu profondes; dimension du fruit :
h-5 mm de haut sur 3 de large (vu latéralement) sur 4 d'épaisseur.
Lucies Hauman : Voles sur les espéces argenlines des genres Azorella el Bolax 185
Le péricarpe du fruit múr ne montre que des vestiges de faisceaux libé-
ro-ligneux et de tissus sécréteurs; ces derniers sont plus visibles dans les
fruits ¡jeunes qui sont irrégulicrement cótelés et qui présentent dans le
mésocarpe (mais sans déterminer de vraies cótes comme dans l'espéce
précédente) jusque y canaux résiniféres, tres étroits et pauvres en résine,
comme dans A. monantha.
Nous n'avons donc ici qu'une réduction, un peu plus accentuée encore
des juga et des vittae, tres peu développés dejá dans certaines especes con-
sidérées cependant comme d'authentiques Azorella.
Fig. 5. — Axorella yareta Haum., fragment de coussin ('/, grand. nat.)
S
12. Azorella yareta Haumax nov. sp.
Syn.: A. monantha Friwes non Cros, Alp. Flora N. Argent. p. 117;
A. caespitosa Lio non Cav., Reseña fitogeográfica de la prov. de Tucu-
mán, p. 229; A. diapensioides Gris. non A. Grax, Symb. ad Fl. argent.,
n* 858; A. madreporica Gris non Cuos, Plant. Lorentz., n* 334 et Sym-
bolae, n* 857, Lorentz non Cros, Flore Argent., p. 119, etc.
Iconographie : Fig. 3 d, A c, 5 et 6 de ce travail.
Densissime caespitosa pulvinos extensos durissimos, ramis inter se valde
cohaerentibus, formans; folia minuta acuta saepe mucronata, margine
traslucido cincta, pilis crassis, longis, raris caducisque ornata, vagine
membranacea glabra vel praecipue in folus terminalibus et floralibus
(bracteis) paulo ciliata, fasciculis fibratis subnullis sed canale secretori
186 PHYSIS (IV, 1919)
longitudinali crasso. Umbellae terminales, subsessiles, 1 -9-floriae, pedicel-
lis brevibus ; sepala pro genere bene evoluta, membranacea ; petala oblon-
ga sepala triplo longiora: stamina corolla dimidio breviora, styli corolla
aequilongi. Fructus ovales, mericaFpuús compressis, Jfacilissime secedenti-
bus, vittis 5, crassis in dorso optime visibilibus.
Plante formant des coussins tres denses et trés durs; rameaux trés
nombreux, trés gros jusqu'au sommet (2-5 mm) et cohérents en une
masse solide, les restes enchevétres et persistants des vieilles feuilles les
faisant adhérer les uns aux autres á la maniére d'un ciment brun foncé;
rosette foliaire de 3-6 mm de diamétre (rarement 8 ou ro mm sur les
bords des coussins) et peu distinetes les
unes des autres; feuilles de 5 mm environ
de long, en moyenne ; limbe de 2-3 mm
de long sur 1-1,5 de large, linéaire, par-
fois légérement lancéolé, algu au sommet
et souvent terminé par un poil ou long
mucron, quelques poils longs et épais exis-
tant aussi le plus souvent sur la face supé-
rieure; bords translucides; sclérenchyme
peu développé (a peine visible en coupe et
par transparence dans des feuilles ramol-
Fig. 6. — Azorella yareta Haum , cou-
pe tangeantielle d'un fragment de lies), mais canal sécréteur longitudinal
e e COR bien visible, au contraire, dans les mémes
feuilles mortes (*/, grand. nat.) conditions; gaine s'élargissant brusque-
ment (1 mm de large au sommet et 3 mm
a la base sur 2 a 3 mm de long), membraneuse et transparente, sauf dans
la partie supérieure et médiane ou existe un renflement trés prononcé, dú
a la présence d'un aérenchyme assez épais entre la nervure centrale et cha-
cunes des deux nervures latérales; bords complétement lisses ou pourvus
de quelques longs cils, surtout dans les feuilles supérieures et celles du
bourgeon latéral, ou celles (bractées) quí entourent la fleur, oú ils ne man-
quent jamais tout a fait. Ombelle sessile (le pédoncule commun n'existe
pas), 1-5 flore, entourée a la base de 3-5 feuilles libres, a limbe inégalement
réduit, entigrement membraneux et terminé par un long mucron ; pédi-
celle de 1-3 mm, de 1/2 mm d'épaisseur et portant trés rarement une
bractéole; ovaire parfaitement glabre a carpelles comprimés par le dos
et'commissure profonde ; sépales tres développés pour le genre, membra-
neux, plus ou moins triangulaires ou semiorbiculaires, de pres de 1 mm
de long (dépassant le niveau du stylopode); pétales oblongs, plus ou
moins atténués, uninervés, de 2 mm de long; étamines de 1 mm de long ;
Lucien Hauman : NVoles sur les espéces argentines des genres Azorella el Bolax 187
style de 2 mm. Fruit se séparant trés facilement en deux; méricarpe
applati, de coupe lenticulaire á face dorsale plane ou A peine convexe, pré-
sentant en coupe cinq canaux sécréteurs, deux assez petits dans l'aréte
commissurale et trois extrémement développés, les deux extérieurs sur—
tout, sur la face dorsale ou 1ls font trois stries tres visibles á P'ceil nu, et
s1 remplis de résine qu'on peut la voir sortir en les piquant avec laiguille.
Cette plante sembla extrémement commune dans les montagnes du
Nord-ouest du pays, tant dans les Cordilléres centrales que dans la chaine
la plus orientale (Sierra de l'Aconcagua), depuis Catamarca jusqu'á Ju—
juy. Ella est nommée « Yareta » (1) par les indigenes et sert de combus-
tible dans les exploitations miniéres de la région. .
Matériel étudié : Prov. de Jujuy, Santa Catalina (3650 m. d'altitude), CLareN, n?
11.450, janvier 1901, avec fruits múrs (Herb. Fac. Med., sub A. diapensioides A.
Gra, ex Herb. F. Kurtz, numéro de Craren cité par Fries, loc. cit., comme A. mo-
nantha Cros); département de Rio Grande et désert de Atacama, leg. N. A. Soro
(Herb. Fac. Med.); Quebrada de Humahuaca (3200 m. d'altitude), leg. CasriLLoN, n”
6805; Prov. de Tucumán : Cumbres Calchaquíes (alt. 4200 m.), leg. Lio, S décem-
bre 1902, en fleurs; Cerro Muñoz (alt. ooo m.), Lito, n* 41go, 26 février 1905,
avec fruit múr; Prov. de Catamarca : Mont... (département de Andalgalá), leg. Jón-
GENSEN, n 1590; Portezuelo de Yoyango (alt. 3600 m.); Sierra de Ambalo, leg.
Rocer (Herb. Fac. Med.); El Manantial, leg. CasriLLox, février 1910; Vayas Altas,
«11000 pieds» d'altitude, leg. P. G. Lorewtz, janvier, 1872 (in Herb. Univ. Cord.
sub A. madreporica Cos; correspond au n* 334 des Plantae Lorentzianae); Cerro del
Campo Grande, leg. Schickendantz, janvier 1874 (in Herb. Univ. Cord., sub? A. dia-
pensioides A. Gray: c'est selon toute vraisemblanca le n* 854 du Symbolae ad fl. arg.):
Valle Viejo, septembre, 1919 sans fleur (exemplaire de la fig. 5).
Observation : Il s'agit donc d'une plante qui a été succesivement déter-
minée comme : :
1” A. madreporica Cuos : 4. yareta en diflére par ses limbes entiers,
glabres ou presque, et non trilobés et piliféres,
2% A. diapensioides A. Grax, je ne connais de cette espéce que la
planche de WebbeL, auteur ordinairement trés exact, et mon espéce s'en
écarte d'abord et complétement, par l'anatomie du fruit, puis par l'absen-
ce de l'involucre, ses rosettes beaucoup plus petites, sa ramification beau-
coup plus dense.
3 A. monantha Cuos : elle en différe nettement par sa ramification beau-
coup plus dense, son systéme sécréteur beaucoup plus développé (feuilles
et fruits), ses feuilles moins coriaces, á bords translucides, presque dé-
(1) On+écrit aussi «llareta», mais monsieur E. Bomax, consulté par moi, m'a recommandé
Vorthographe «yareta ».
188 PHYSIS (IV, 1919)
pourvues de sclérenchyme et par l'aérenchyme de la gaine, les cils beau—
coup plus rares, les sépales plus développés, les étamines incluses et, en—
fin, la forme du fruit. :
4? A. caespilosa Cav., esptce, comme nous Vavons vu, des plus pro-
blématiques et dont en tous cas A. yareta ne présente pas les ombelles
pédoneulées.
Le trés grand développement des tissus sécréteurs dans le fruit me sem-
ble une nouveauté assez remarquable non seulement pour le genre, mais
méme pour la tribu ou pour la sous-famille. On aura remarqué du reste
les canaux sécreteurs relativement trés développés aussi des A. plantagi—
nea SPEG. et A. patagonica SrEG. (fig. 3, a et b).
Peut-étre mon espéce coincide-t-elle avec A. prismatoclada Domix
(X, p. 297), fondée sur des échantillons stériles originaires des Andes
boliviennes, et qui, comme son nom l'indique, se caractériserait par la
forme prismatique de ses tiges, caractére que ne présente aucunement,
comme le montre la figure 6, la plante argentine. Son auteur discute en
une forme analogue á ce que j'ai fait plus haut, les rapports de son espéce
avec A. monantha Cuos et A. diapensioides A. Grax, mais sans faire inter-
venir malheureusement les caractéres anatomiques et floraux.
13. Azorella diapensioides A. Grax, Un. St. Expl., p. 702, Wat-
PERS, ÁN. Bot., t. V, p. 61.
Iconographie : WebbeL, Chloris andina, t. U, tab. 67A (sub A. glabra).
J'ai dit ci dessus que la plante désignée sous ce nom par GRISEBACH
(XX, n* 854) est A. yareta Haum. et j'ai indiqué les diflérences des deux
espéces. Pourtant, comme je n'ai pas vu l'exemplaires de lPherbier Gr1se-
BACH, mais seulement celui de l'herbier de Córdoba, et que le Symbolae
ne mentionne ni nom de collecteur, ni numéro d'exemplaire, ni endroit
de récolte, un léger doute subsiste forcément.
c) Ciliatae trifurcatae
Limbe foliaire réduit, épais et trifide (rarement bifide).
1/. Azorella trifurcata (GarrtTx.) Hook., /cones plant., tab. 539
(1843).
Syn. : Chamitis trifurcata GAERTN., De fruct., t. pg) tab Roos
fig. 4; A. tricuspidata Lam.; A. utriculata Guas., etc.
Iconographie : Hooker et GAERTNER (loc. cit.); Lamarck, Encyclopédie
méthodique. Illustr., vol. 1, tab. 189, fig. 4 B; Hombron in D UrviLLE,
Lucien Hauman : Votes sur les espéces argenlines des genres Azorella et Bolax 489
Voyage au Póle Sud, tab. 15 C; Rercue, Chilen. Umbell. Gattungen, tab.
t, fig. 9. — Fig. 3 c de ce travail.
Cette espéce parait tres commune dans tout le domaine austro-améri-
cain du genre et s'étend de la Terre de Feu á la Patagonie australe, d'oú
elle atteint par les Cordilléres le nord du Neuquen et méme la province
de Santiago, au Chili. D'apres SxkorrsbERG, elle aflectionnerait particulié-
ment les bods de la mer, les rives des cours d'eau et des lacs.
La délimitation de cette espece et de A. Gilliesii Hook. et Arx., quí n'est
connu au contraire que des Cordilléres de Mendoza et de San Juan, me pa-
rait des moins tranchées. Dans les exemplaires typiques de l'une et l'autre
espece la différence est assez nette :
A. trifurcata : tiges rampantes, se recourbant á l'extrémité pour étaler
la rosette foliaire; feuilles trifides á divisions rigides, algués, les extérieures
divergentes; ombelles sessiles entre les feuilles supérieures.
A. Gilliesu : tiges verticales ou obliques formant des coussins denses et
épais; division des feuilles tres peu profonde el émousée á son extrémité ;
ombelle pédicellée.
Mais la forme des feuilles et le degré de cohésion des coussins sont des
caracteres tres variables, et des échantillons de Patagonie, répondant sous
ce rapport au type de A. trifurcata, présentent des ombelles longuement
pédicellées, alors que d'autres de Mendoza (A. Guilliesit), les ont subsessi-
les. Restait Panatomie du fruit trés différente, á en juger par les dessins de
Hooker; A. trifurcata (loc. cit.) devait présenter un fruit cótelé a épicarpe
adhérent, A. Gilliesit (XXVII, tab. 53) un fruit lisse, l'épiderme se déta-
chant du mésocarpe. Les fruits des échantillons patagoniques répondant
le mieux a A. trifurcata présentaient tous les caractéres de ceux de A.
Gillies. Je conserve cependant les deux especes, n'ayant a ma disposition
que peu d'échantillons de la seconde, mais je considere comme assez
probable qu'il faille les réunir un jour. .
Matériel étudié : Terre de Feu, région du rio de Fuego (Herb. Fac. Med.); Terri-
toire de Santa Cruz : sans indication précise de lieu, leg. (. Amecnixo, n* 179; Sierra
de los Baguales, leg. Haurmar, février 1900; Territoire du Chubut, Lac Blanco, leg.
Kostowskv, décembre-janvier, en fleurs et fruits; rio Corcovado, leg. ILLiw (Herb. Fac.
Med.); Territoire du Neuquen : leg. Orto Asp., février-avril 1902 (Herb. Minist. Agric.,
n* 8025), Chili : Cordillére de Santiago, det. Puruier1 (Herb. Fac. Med., exemplaire
stérile).
15. Azorella Gilliesii (Hoox.) Hook. et Arx., Bot. Miscell., UI, p.347.
Syn.: A. trifurcata Pers var. Rahmeri (Pmu.) OK.; Bolax Gilliesú
Hoox.., Bot. Mtiscell., Y, p. 325, tab. 63.
Cette espece n'est connue que pour les cordilléres de Mendoza ou elle
L9o PHYSIS (1V, 1919)
est commune (Hooker, Cuopar et Winczek, O. Kuntze, HAuman) et pour
celles de San Juan (HierowYmus). Nous avons vu ci-dessus á quel point
elle est voisine de la précédente, a laquelle elle se rattache par de nom-
breuses transitions. L'espece affectionne les lieux humides et entoure par-
fois les sources de grands coussins convexes. A. trifurcata var. Rahmeri
OK. de la Précordillére de Mendoza (1650 m alt.) ne se diflérenciant du
type, d'aprés Kunrze, que par ses segments plus courts (1 < 1 mm), et
dont j'ai vu un fragment, n'est autre chose que 4. Gulliesir.
Matériel étudié : Cordilleres de Mendoza : Puente del Inca (2500 m. alt.), leg. Hau-
MAN, 1908, 1QIO et 1913, en fleurs en janvier-février, sans fruits múrs; leg. AÁuTrraws
(Herb. Fac. Med.); Ciénaga de Yalguaras, leg. F. Kurtz, n* 9493, janvier 1897 (Herb.
Fac. Med. et Univ. Cord.); Paso Cruz 340 lat. S., O. Kuwrze n* 256 (2) (Herb. Univ.
Cord.); Provincia de San Juan : Las Cuevas, leg. S. Ecnecaxay, janvier, 1876 (1bid.).
16. Azorella crassipes Pmu., 4n. Univ. de Chale, t. 85 (1894), p. 702.
L'espéce, quí est aussi extrémement voisine des deux précédentes (pé-
tiole plus nettement gonflé, lobes folialres plus aigus) n'a pas été signalée
encore pour l'Argentine, mais je l'al trouvée dans les cordilléres chilien-
nes si pres de la ligne frontiére et á une altitude si peu élevée (entre les lacs
Todos los Santos et Nahuel Huapi), qu'il est a peu pres certain qu'on la
trouvera sur le versant argentin, soit au Neuquen, soit au Rio Negre.
Dans lexemplaire que ¡'al sous les yeux, le limbe des feuilles anciennes
n'est pas tombé tout entier, les nervures de chaque lobe persistent- au
sommet des pétioles, ce qui donne aux échantillons un aspect épineux
tres caractéristique.
Matériel étudié : Mont Techado, á environ 1700 m. d'altitude, leg. L. Hauman, n?
200, février IQIO.
17. Azorella bolacina Cros, in Gay, loc. cit., p. So.
L'existence de cette espéce en Argentine est tout á fait problémati-
que : elle n'a été signalée, et encore dubitalivement, que par PuiLiper
(AXXVITL, n* 40) pour les Cordilléres de Mendoza. Je n'en n'ai vu aucun
échantillon et la range dans cette section sur l'indication de Reicme (LA,
p. 70): «peciolo ancho, membranoso, pestañoso ». L'espece, au surplus,
parait tres mal définie. Elle habite les Hautes Cordilléres de Coquimbo et
de Santiago.
IV. PLUMOSAE
Poils présentant sur toute leur longueur de fines ramifications dispo-
sées comme les barbes d'une plume et ressemblant par lá, comme le fait
Lucien Hauman : Voles sur les espéces argenlines des genres Azorella el Bolax ho1
P g Y (
observer SkOTTSBERG, aux segments du pappus de certaines Composées
(Mutisieae). Plantes á tiges plus ou moins allongées et rampantes, ne for-
mant pas de coussins compacts el présentant une tendance a produire des
ombelles nettement latérales.
18. Azorella filamentosa Lam., Encyclop. method., 1, p. 344, tab.
1Sg, fig. 1.
Iconographie : Lamarck (loc. cit.); D'Urvute, Voyage au Póle Sud,
tab. 15, fig. B; Hooker, /con. Plant., tab. 541; de Wineman, Phaner.
Terres Magell., pl. 15, fig. 1-8.
La présence de poils plumeux trés (trop?) nettement indiqués dans la
figure de Houron (p'UrviLte, Voyage au Póle Sud, tab. 15, fig. B), de-
mande un fort grossissement pour étre reconnue avec certitude sur certains
exemplaires qu'on pourrait, á premiére vue, ranger dans la section pre-
cédente. L'espéce s'étend de la Terre de Feu jusqu'au lac Belgrano et
passe aussi aux ¡les Malouines (SkorrsBERrG, loc. cit., p. 275).
Matériel étudié : Terre de Feu : Ushuaia, mars 1902, leg. et det. €. SkorTsBERG, Nn?
126; Rio del Fuego et Rio Grande, leg. Sruarr Mies PexsyivcroN (Herb. Fac. Med.) ;
lles Malouines, février 1907, leg. et det. C. SrorrsBERG.
19. Azorella fuegiana SrecG., Plant. per Fueg. coll., n* 89.
Terre de Feu, région littorale de Santa Gruz (Rio Gallegos); Patagonie
andine orientale et occidentale, jusqu'au 4930” lat. S. (SkorrsbBERG,
XIV” pr 279)!
Matériel étudié : Chili austral : Canal Fitz Roy, avril 1905, leg. et det. (. Skorrs-
BERG; Terre de Feu: Rio del Fuego, HormberG et Carcacnim (Herb. Minist. Agric.,
n* 3ggo); Territoire de Santa Cruz, montagnes dominant le lac Argentino, leg. Hau-
MAN, février 1914.
var. maritima Skorrss., Bot. Surv. Falkl., p. 44.
D'aprés son auteur, cette variété qui présenterait des feuilles trilobées
mélées aux feuilles entiéres, mais enroulées comme celles du type (non
planes) serait peut-étre l'hybride A. filamentosa < fuegiana.
20. Azorella mesetae Sxorrsb., Vegelation Verhiltnisse lángs der
Cord. de los Andes (1916), p. 276, fig. 20.
Cette espéce n'est connue que pour la précordillére du Chubut.
Matériel étudié : Chubut : Meseta Chalia, décembre 1908, leg. et det. C. Sxorrs-
BERG; Vallée du lac Blanco, décembre 1899, leg. Kostowskx (dans l'Herbier du Mu-
sée d'Histoire naturelle, sous le n* 18, mais en mélange avec un Mulinum). o
hg2 PHYSIS (1V, 1919)
V. SQUAMULOSAE
Feuilles couvertes de poils écailleux.
21. Azorella Ameghinoi Sezc., Vov. Add. ad Fl. patag., n* 153.
-Connue d'abord pour le Chubut (Sre6., loc. cit.), lespece a été signa-
lée depuis par SkortsBERG (ALIV, p. 275) pour la Patagonie andine et
subandine, du 44%30' au 509 de lat. sud.
Matériel étudié : Chubut : Vallée du lac Blanco, leg. KostowskxY, n* 189 > Cholila (430
lat. S., région subandine), leg. Irriw, avril 1901, en fleur (Herb. Fac. Med.); Santa
Cruz : pres Barranca Blanca, leg. et det. P. Dusex, janvier 1905 (Herb. Fac. Med.).
22. Azorella transverse-striata Haumax nov. sp.
Iconographie : Fig. 7 de ce travail.
Pusilla, dense ramulosa, ramulis in pulvinis humilibus condensatis, Jfo-
liis dense rosulatis, peliolo brevt, vagina submembranacea longissime squa-
muloso-ciliata, limbo carnosalo, integro, ellipsoi-
deo vel suborbiculari, supra caniculato-plicato,
squamulis albis non imbricatis in marginibus
incrassatis transverse striato, umbella apical,
subsessili, pluriflora, bracteis involucri lineari-
acutis, longe ciliatis, floribus parvalis, stami-
nibus quam corolla paulo brevioribus, ovario
glabro, fructa non maturo a lalere compresso ul
in speciebus genert Bolacis.
Plante d'apparence délicate, rameaux courts.
étroitement serrés les uns contre les autres, de
maniére a former des coussins petits, peu con-
vexes, dépassant á peine le sol mais assez com-
pactes. Feuilles formant des rosettes denses et
Fig. 7.— Azorella transverse-stria-
ta Haum. Feuille avec gaine et pouvant se décomposer en galne, pétiole el
limbe étendus, et fruit non
009 limbe; gaine membraneuse de 4 mm de long
sur 2 mm de large á la base, s'amincissant peu
á peu avant de se contracter brusquement en pétiole et ornée sur ses
bords de quelques 12 longues squamules fragiles, étroites, membra-
neuses, trés finement dentées, de 3 mm de long, dont les inférieures en-
tourent la tige et les supérieures se redressent parallélement á P'axe de la
feuille ; pétiole semicylindrique de 1 á 1 */, mm; limbe entier, charnu,
de 2 mm de long, elliptique ou suborbiculaire, a bords charnus repliés
Lucien Haunan : Notes sur les espéces argentines des genres Azorella el Bolax 493
vers le haut et montrant de 4 á 6 stries blanches transversales dues
á la présence, sur les bords rapprochés de la feuille, d'écailles mem-
braneuses, dont quelques unes aussi occupent le milieu du limbe.
Ombelle pluriflore (10 fleurs environ), tres brievement pédonculée et
Vaspect sessile entre les feuilles supérieures quí l'enveloppent; involu-
cre de 6-8 bractées linéaires, atténuées vers le sommet, briévement
mucronulées et ciliées comme les gaines foliaires, de 4 mm de long
sur 1 de large; pédicelle de 1,5 mm; ovaire glabre; sépales trian-
gulaires á peine marqués (4-5 fois pluscourts que les pétales) ; pétales trés
élargis des la base et s'atténuant vers le sommet obtus (forme générale
triangulaire), de 1,5 mm de long et de large; étamines un peu plus courtes
que la corolle, filets de 1 mm; styles extrémement courts (0,5 mm), non
renflés au sommet, convergents vers le centre de la fleur et appliqués con-
tre le disque sur le niveau duquel ils s'élévent a peine. Fruit non múr (2
mm de large sur 1,5 d'épaisseur) comprimé latéralement, a commissures
ouvertes et rappelant la forme de celui des Bolaz.
Sur le plateau patagonique, pres de la ville de Santa Cruz, en janvier
1914, leg, L. Haumas.
Obs. Par ses poils squameux l'espece se rapproche de A. Ameghino:
SprEG. et par la forme de ses feuilles de Bolax caespitosa HomBr., mais la
disposition de ses écailles et l'aspect strié de ses feuilles permettent de la
distinguer du premier coup d'ceil des autres espéces des genres A zorella
et Bolas.
VI. STELLATAE. — Genre Bolax
Limbe foliaires portant des poils étoilés; méricarpes concaves sur la
face dorsale, en raison des cótes intermédiaires (juga intermedia) assez dé-
veloppées; sépales (d'apres SrorrsberG) semblables aux pétales.
Malgré Vavis si catégorique exprimé par Drunk (XII, p. 130), il sem-
ble bien qu'il convienne d'en revenir a l'opinion de Jussteu et de conser-
ver le genre Bolax, comme Pont fait Reicne, Dusex et SkorrsBERG.
ce dernier d'une facon tout á fait convaincante dans son trés intéressant
travail sur ce petit genre (ALI). La découverte des sépales pétaloides de
B. gummifera, que Lamarck avait entrevus (« petalis bipartitis ») et que
plus personne n'avait signalés, est un fait qui ne prendra toute son impor-
tance que si le méme caractére est retrouvé dans la seconde espéce du
genre : la pauvreté du matériel dont je dispose ne m'a pas permis de faire
cette observation. :
hg4 PHYSIS (IV, 1919)
23. Bolax gummifera (Lam.) SprexG., Spec. Umb. minus cogn., p. 9-
Syn. : Hydrocotyle qummifera Lam. (1789); Bolax glebaria Comm.
(1825); Azorella glebaria (Comm.) A. Grax; A. gummifera (Lam.)
Francn., etc. (cf. SkorrsBeRG, XLl, p. 4).
Iconographie: GaubicHauo, in Ann. Sc. Nat., t. V (1825), tab. 3;
Hombro», in D'UrvitE, Voyage au Póle Sud, tab. 3, fig. 2; Hooker, -
Icon. plant., tab. 492; Dusex, Svensk. Exped. till. Magell., UL, p. 469.
fig. 1 et 2; SkoTTSBERG, loc. ctt., fig. 1 et 2; Alboff; Reicnme, Chil. Um-
bell. Gattungen, tab. 2, fig. 17; Grundsúge der Pflanzenverbr. in Chile,
¡Ed Hi, ME DE:
Cette espéce constitue les célebres balsam-bog de la Terre de Feu; plu-
sieurs auteurs la mentionnent pour les Cordilléres de la Patagonie aus-
trale ou je l'ai trouvée mo1-méme, en petits exemplalres. sur les montagnes
dominant le lac Argentino, et oú elle atteint, d'apres SkorrsBErG, le sud
du Chubut. Barr la mentionne, par erreur sans doute, comme le croit
aussl SkorTsBERG, pour le nord de la Patagonie par 419 (ou?), mais Rer-
CHE, loc. cif., p. 83, mentionne sa présence dans « les Hautes Cordilléres
des provinces centrales », soit, sans doule, entre le 3o et le 35”* paralleles.
Voici maintenant que j'ai trouvé dans |'Herbier du Musée d'Histoire na-
turelle d'abondants exemplaires, et parfaltement typiques, étiquettés com-
me provenant du Territoire delos Andes, Saline de Caurchari, par environ
242 de latitude sud. L'espece s'étend-elle réellement si loin vers le nord,
ou s'agit-11 d'une erreur d'étiquettage (l'étiquette est de l'écriture de feu
C. BerrrreuND quí induisit naguére M. Loesexer en une si curieuse et
grosse erreur que j'ai signalée autre part (PHYSIS, t. IL, p. 426). Il n'y
a pas, il est vrai, d'invraisemblance réelle dans le cas du Bolax gummi-
fera des Hautes Andes subtropicales, et cette aire de dispersion ne lui
seralt pas particuliére, el d'autre part, d'aprés O. Kuwyrze (AXX!, p. 111)
Azorella ylebaría aurait été citée par Drube — 04? — pour la Bolivie.
Je Wai pas cru possible cependant d'admettre sans quelques réserves la
nouveauté que cela constitue.
0)
La longueur totale des feuilles peut varier de 3á 1o mm.
Matériel étudié : Territoire de Los Andes (?) : Saline de Caurchari (240 lat. S.), leg. B.
AMBROSETTI, janvier 1902, sans fleurs; Territoire de Santa Cruz : montagnes dominant
le lac Argentino (510 lat. S.), leg. L. Haumax, février 1904, et Dusen, n* 5774. jan-
vier 1905 (Herb. Fac. Med.) ; Terre de Feu: région du Rio de Fuego (Herb. Fac.
Med.); ¡les Malouines, leg. et det. SkorrsBERG.
Lucies Haumas : Notes sur les espéces argentines des genres Azorella el Bolax 495
2). Bolax caespitosa Homsr., in DUrviteE, Voyaye au Póle Sud,
Bop 0 abia o ae (11):
Syn. : Hydrocotyle gummifera Lam. var. -;; Azorella gummifera Pork.
non Franch., A. Bovel SPEG., in Pl. per Fueg. collect., n* 88 ; Bolax
Bovet (SprG.) Dusex, in Suensh. Exped. till Magell., t. IV, p. 485 (2).
Iconographue : HomBrox in D'Urv., loc. cit.; Dusex (AV), p. 485, fig.
6 a8; SxorrssBeRG, ALIII, p. 5, fig. 3.
L'histoire de cette espéce est assez curieuse : vue el trop briévement
décrite par Lamarck, comme variété de l'espéce précédente, elle le fut de
nouveau par HomBrox qui donna de la feuille un excellent dessin, mais,
pour des raisons que je m'explique diflicilement, Bolax caespitosa Hom-
BBON fut complétement oublié par Gay, ALBorr, de Winbeman, Mactos-
x1E, dans leurs flores chiliennes, fuégiennes ou patagoniques, et ne fut
plus mentionnée, á ma connaissance, que pour étre rapportée sans au—
cune raison a 5. gummifera, ou á Azorella caespitosa Cav. figurées tou-
tes par Hombrox et completement diflérentes (cf. Index Kew., Re1cne).
Mais, ce quí est plus curieux, c'est que Dusex d'abord, qui rattacha les-
péce de Specazzint á la variété décrite par Lamanck, lui découvrant des
poils étoilés que ni Lamarck ni SPEGAzzIN ne mentionnent, et Skorrs-
BERG, ensuite, dans le travail qu'il consacre au genre Bolax, n'aient fait
état ni P'un ni V'autre de l'espece et de la planche de Hombrox quí montre
nettement les feuilles ovales, en forme de cuiller, et dont la face supérieure
est couverte de poils étoilés. Si donc l'on conserve le genre Bolax, l'es-
pece doit s'appeler B. caespitosa HomBroN, mais si on le réunit au genre
Azorella, A. caespitosa Cav. ayant la priorité, le nom donné par SpEGaz-
z1Nt reste valable.
B. caespitosa HomBrox n'était connu que de la Terre de Feu, Skorrs-
BERG l'a récemment signalé pour l'extréme sud de la Patagonie occiden—
tale, et je l'al récolté au bord des neiges éternelles, sur les montagnes do-
minant le lac Argentino.
Matériel étudié : Territoire de Santa Cruz, montagnes dominant le lac Argentino,
leg. L. Haumay, février 1914; Terre de Feu: matériel original communiqué par M.
SPEGAZZIMI.
(1) Ne pas confrondre avec Bolax caespitosa Seres. (= A. aretioides Winto.) ni avec Azorella
caespitosa Vamt., ni avec Azorella caespitosa Cav.
(2) De WiLnemas, Phanér. Terres Magell., p. 129, donne encore une série de synonymes qui
se rapportent les uns á A. caespitosa Cav. les autres a A. aretioides (H. B. K.) Wii. qui, con-
trairement á ce que dit Rricne, ne semble pas devoir ¿tre considéré comme synonyme de Vespéce
" de CAvanILLES.
496 PHYSIS (1V, 1919)
CLEF DE DÉTERMINATION
Il. GLABRATAE
Feuilles entigrement glabres, á cuticule lisse, gaine foliaire fermée á la base, parfois
dentelée, mais non ciliée.
A. Limbe trifide, lobes linéaires. 1. Azorella lycopodioides Gaun.
B. Limbe trilobé, lobes ovales mucronulés. 2. A. concolor RenDLE.
(Voir aussi HI. Ciliatae linearifoliae, specialement le n* 12).
Ill. CIRRHOSAE
Limbe portant des polls rigides, dressés, non caduques, galne foliaire non ciliée.
A. Limbe plus large que long, palmatilobé, 5-7-lobé, rarement trilobé.
3. A. Selago Hoor.
B. Limbes ovales, tous tridentés. »/. A. madreporica Cros.
»
II. CILIATAE
Limbe glabre ou portant des poils simples (ni ramifiés ni écailleux), en général cou-
chés sur Vépiderme, gaines foliaires et bractéés (tout au moins ces derniéres) longue-
ment ciliées.
A. Membranaceae : limbe de consistance foliacée et nettement plus large que le
pétiole, ombelles pluriflores.
1. Feuilles entiéres, dentées ou bilobées.
a. Gaine et pétiole ne dépassant pas 2 cm de long, plus courts ou á peine
plus plus longs que le limbe.
zx. Pétiole applati pourvu de poils rigides et applatis (paleae).
$. Limbe plane de 8 a 15 mm de long, plante robuste á tige
épaisse et courte. 7- Á. patagonica Sera.
$s. Limbe de 3-4 mm enroulé longitudinalement, plante déli-
cate a tiges minces allongées. (18. A. filamentosa Lam.)
xx. Pétiole presque filiforme au sommet, pourvu de poils coton-
neux, limbe le plus souvent bilobé au sommet.
5. A. biloba Webb.
b. Gaine atteignant 5 cm, toujours beaucoup plus longue que le limbe,
ombelles longuement pédonculées. 6. A. plantaginea Spec.
2. Feuilles palmatisectes, 3-5-foliolées. S. A. trifoliolata Cros.
B. Linearifoliae : limbe épais, coriace, linéaire, continuant insensiblement le pé-
tiole.
1. Ombelles pluriflores, pédonculées, á involucre normal de 5 bractées entié-
rement visible au dessus du niveau des feulilles. 9- A. caespitosa Cav.
2. Ombelles uni-pauciflores cachées entre les derniéres feuilles, desquelles
les bractées ne se différencient pas nettement.
a. Canaux sécréteurs tres développés dans les feuilles et le fruit. sépales
nettement visibles, étamines plus courtes que les pétales. Cils rares sur
les gaines et bractécs. 12. A. yareta Haum.
Lucien Hauman : Notes sur les espéces argentines des genres Azorella et Bolax 197
b. Canaux sécréleurs extrémement réduits dans la feuille et le fruit ; sé-
pales tres petits.
x. Involucre formé par 1 ou 2 feuilles normales quoique plus ou
moins réduites, et á gaine longuement et abondamment ciliée,
élamines plus longues que les pótales.
$. Fruits subsphériques, á épicarpe lisse se séparant á la malu-
rité, endocarpe tres épaissi et lignifié, mésocarpe ne présen-
tant que des vestiges de tissus sécréteurs; coussins trés den-
ses, feuilles trés petites. 11. A. nucamentacea (Pmu1L.) Haum.
$$. Fruit de forme normale pour le genre, coussins moins
denses á ramification visible. 10. A. monantha Cuos.
ww. Involucre formé par une bractée engainante irrégulicrement
dentée. 13. A. diapensioides A. Gray.
C. Trifurcatae : Feuilles épaisses trifides ou trilobées (parfois bilobées).
1. Feuilles glabres.
a. Pétiole non renflé á la partie supérieure par un épais aérenchyme.
x. Limbe trifide, á segments divergents aigus, tiges visiblement
ramifiées et rampant sur le sol. 14. A. trifurcata Hook.
xx. Limbe trilobé, segments obtus; tiges dressées formant des cous-
sins épais et denses. 15. A. Gilliesii Hook. et Arx.
b. Pétiole renflé par un épais aérenchyme. 16. A. crassipes PmiL.
2. Feuilles poilues á la face supérieure. 17. A. bolacina Cros.
IV. PLUMOSAE
Feuilles présentant sur le limbe et la gaine des poils ramifiés, plumeux.
A. Feuilles entiéres, lancéolées, aigués. 18. A. filamentosa Lam.
B. Feuilles trilobées ou trifides.
1. Découpures peu profondes, poils peu abondant dont l'un, apical, au som-
met de chaque lobe. 19. A. fuegiana SpEG.
2. Découpures du limbe profondes, poils nombreux couvrant les segments,
quí sont arrondis et sans poil apical. 20. A. mesetae SkoTTSB.
V. SQUAMULOSAE
Feuilles plus ou moins couvertes de poils écailleux appliqués contre le limbe.
A. Feuilles lancéolées aigúes, entierement couvertes d'écailles.
20. A. Ameghinoi Spec.
B. Feuilles ovales ne portant que peu d'écailles formant des stries transversales.
22. A. transverse-striata Haum.
VI. STELLATAE
Feuilles portant des poils étoilés (parfois caduques ?).
A. Fenuilles trifides ou tridentées. 23. Bolax gummifera (Lam.) SprExG.
B. Feuilles entiéres, concaves. 24. B. caespitosa Hombro.
498 PHYSIS (IV, 1919)
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PHYSIS. — T. 1V
boo PHYSIS (1V, 1919)
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ge du S. Y. Belgica. Bolanique, p. 128, 1905.
INDEX ALPHABÉTIQUE
(Bonnes especes et principauz syuonymes)
Apleura nucamenlacea Pmu........ 483 | Azorella madreporica Gris. ....... 485
Azorella Ameghinoi SrEG......... 492 — nadreporica Lorewiz. .... 485
— queda Ao Cam sobo cos 480 Me sE e ORO ras AN 481
bilbao 475 — monantha Ctos.......... 480
=. lLokama Chos. vosces. 90 — monantha Fries.......... 485
ST Ea de 495 — MOV labs coca. 483
== caespitosa (A a 478 == RETOS A A 472
caes putos a 485 — nucamentacea Haum...... 483
— caespitosa Hook. Howwnn. =. | PRdBonica Pares... .. 475
MACIAS PEC A 480 plantar incat BEN 475
— concolor RexprE......... 473 = "Nakro lllOd..o ense odos 473
== CrassipesibaIe craneo: iba h9o Se SU LOA 481
— diapensioides A. Gray... 488 — transverse-striala Haum... 492
— diapensioides Gris ....... 485 trola aros 477
— diapensioides Brr6. ...... 481 — 'trifurcata Hook... 488
lane nos IA O 491 — — trifurcalavar. RahmeriOK. 489
UE CIN AR SPECIAL == uirtcilamo Eras soostoco. 488
— Gilliesu Hoox. et ArN... 489 — yaretla Haum............ 485
Ig le bat Y OA Bola Boca 495
— gummifera FraxcH. ...... h94 — caespitosa HomB........... 495
==. Jioobamana Ci. .etos os 480 ==. Cilltaal llo. socooscocae. 489
la erigir 472 — glebaria Comm. ........... 494
— lycopodioides (saup. ..... 472 — gummifera SPRENG. ....... h94
= madreporica Cros........ 474
Investigaciones fitoquímicas en plantas indigenas
o naturalizadas
vor JUAN A. DOMÍNGUEZ, JOSÉ F. MOLFINO y EMILIA L. DE GALLELLI
(SERIE V)
¿stas investigaciones, realizadas en el Instituto bajo nuestra dirección,
con la colaboración del señor José F. Molfino, de la sección Botánica,
para la parte sistemática, y de la ayudante de laboratorio señora Emilia
L. de Gallelli, para la parte experimental, no sólo tiene un fin de selec—
ción, que permitirá orientar mejor tanto nuestras futuras investigaciones
como la de nuestros colaboradores del extranjero, sinó que también están
destinadas a contribuir al mejor conocimiento de la difusión, entre nues—
tras plantas indigenas o naturalizadas, de algunos principios que, como
los glucósidos cianogenéticos, las saponinas. los alcaloides, las oxida—
sas, etc., desempeñan un rol tan importante en el mecanismo bioquímico
de la vida vegetal, al mismo tiempo que constituye agentes activos cuya
existencia, una vez revelada, aclarará algunos puntos obscuros de toxicolo-
gía veterinaria, por otra parte, relativamente frecuentes en nuestra campa-
ña y¿no siempre posible de ser elucidados en sus causas ocasionales, al estu-
diar los materiales alterados, ya por desecación, que es como generalmente
llegan a los laboratorios, o por la acción de las oxidasas sobre los princi-
plos tóxicos, algunas veces sólo existentes durante la vida de la planta.
Hemos trabajado siempre con materiales frescos, inmediatamente de
colectados, siguiendo en todos los casos la misma técnica que, con ligeras
variantes. adoptaron autores como (Grreshoff, van Romburgh, Guinard,
Chodat, Rosenthaler, Schár, Treub, Boorsma y otros, que se han ocupa-
do de investigaciones análogas,
En el cuadro que sigue, damos los resultados analíticos obtenidos en
nuestras investigaciones. No llevando anotación bibliográfica, los datos
consignados son originales, pero siempre, y en cada caso, hemos verifica—
do estas indicaciones en lo referente a cianoglucósidos, saponinas, alca—
loides, fermentos, resinas y aceites esenciales y eventualmente algún otro
principio. —J. A. Domíxquez.
[51]
O
w
PHYSIS (IV, 1919)
Investigaciones fitoquímicas en plantas
-
a
a]
TI
» |
6 Achatocarpus
Especie
o
Acacia bonariensis GIL ....
cavenia Hook. et Any.
— farnesiana Wunrb...
visco Lortz. el GRISEB.
Acalypha cordobensis Mit.
bicornutus
Scuiwz et ÁUTRAN.
Alstroemeria pelegrina L...
Andropogon saccharoides
CHIVA IZA
Anoda hastata Cav........
Aristotelia Maqui L Hen. Ñ
Asclepias curassavica ES
incarnata L
13| Bauhinia candicans BENTH ..
141 Barnadesia divaricata GRIsEB.
15| Bidens chrysanthemoides Mica
16| Bidens pilosus L.
Boussingaultia baselloides
Krum.
Epoca
de
recolección
Marzo
Febrero
íd.
Marzo
íd.
Febrero
¡Febrero
íd.
Procedencia
¡E OQ
Saavedra
San Isidro
íd. (cultivado)
Hort. bot. Bs. As.
íd.
San Isidro
Vicente López
Tigre
Hort. bot. Bs. As.
Anchorena
Hort. bot. Bs. As.
Anchorena
Hort. bot. Bs. As.
Maciel
Palermo
Saavedra
Cianoglu-
cósidos
nocontiene
íd.
íd.
íd.
Saponinas
contiene
noco1 tiene
íd.
contiene
nocontiene
íd.
íd.
cont. vest.
conliene
nocontiene
nocontiene
cont. vesl.
noconliene
id.
Alcaloides
nocontiene
íd.
id.
íd.
íd.
íd.
íd.
íd.
íd.
íd.
Oxidasas
nocontiene
íd.
|
íd.
contiene
id.
nocontiene
íd.
Domiscuez, MoLrivo Y L. be GaLteLt1 : Investigaciones filoquímicas 303
indigenas o naturalizadas
Bibliografía (no llevando indicación bibliográfica,
Peroxidasas Otros principios a men Observaciones
los datos consignados son originales)
contiene Frutos in maduros
id. En el leño, 7,5-13 */, del (a) Mazucer, Journ. de la Parfum. Savon.| Tallos foliáceos
tanino. En las flores, aceite (1918), XXI, 254. — Scmimmet, Gesch. —
esencial. (a) Ber. Apr. (1909), 30.
id. Goma (a); en las flores, (a) RiveaL, Pharm. Journ. (1892), 1078. Tallos foliáceos
0,084 */, de aceite esencial| — ScmimmeL, Gesch. — Ber., Oct. (1899),
(b); en los frutos, tanino. 54; Avr. (1901), 17; Ávr. (1903) 19; Oct.
(1903), 21; Avr. (1904), 27.
Inocontiene Tallos foliáceos
contiene Tallos foliáceo-floríf.
id. Cromógeno, dando colora- -
ción roja que ennegrece. Tallos foliáceos
id. Tallos foliáceos
id. Toda la planta
nocontiene| Mucílago. Tallos foliáceos
id. Mucílago. En el fruto, ma-
teria colorante roja. (a) (a) Onsextus, Bot. Centrálbl. (1889), 689. Tallos foliáceos
contiene Asclepiadina (a); enla raíz, (a) Gram, Arch. Exper. Palhol. (1885),
—Ilvincitoxina (b); en el latex,|X1X, 389. — Harwvack, Arch. Exper. —
caucho, resina: Parmot., 1, 303, 434. — Feweurte, Journ.
Pharm. Chim. (1845) (2), XÍ, 305. — Lisr,
Ann. d. Chem. (1849), LXIX, 125.
(5) Tawvrer, Compt. rend. Ac. Sc. (1885),
0277
td. En la raíz, asclepiadina (a);| (a) TaxLor, Amer. Journ. Pharm. (1875), | Tallos foliáceo-floríf.
en el latex, caucho, resinas. [1g3.
id. Frutos in maduros
») Tallos foliáceos
» Toda la planta
contiene Resina aromática. Tallos foliáceo-floríf.
id. Mucilago, abundante. Enlas! (a) Kóxixc, Nahrungsmillelchemie (1903),
raíces, almidón y mucílago. (a)1(4), 1, 737. Tallos foliáceo-floríf.
504
PHYSIS (IV, 1919)
Investigaciones fitoquímicas en plantas
Especie
18| Buddleia brasiliensis Jaco...
10 Canna glanca
20| Capsicam microcarpum DC. .
21| Carica papaya L.
w
[8]
Cecropia adenopus Marr ...
23| Cedrela tubiflora Berrtoxt ..
24| Celtis boliviensis PLaxcH. ..
2591 -— flersuosa Webr
Epoca
de
recolección
Marzo
Febrero
Marzo
Marzo
Febrero
Marzo
Febrero
Procedencia
Maciel
Anchorena
.|¡Febrero|Hort. bot. Bs. As.
Bs. As. (cultiv.)
íd.
Hort. bot. Bs. As.
Hort. bot. Bs. As.
Cianoglu-
cósidos
íd.
íd.
íd.
id.
Saponinas
Hort. bot. Bs. As.|nocontiene| cont. vest.
nocontiene
contiene
nocontiene
id.
id.
íd.
íd.
Alcaloides Oxidasas
nocontiene|no contiene
íd. íd.
íd. contiene
íd. nocontiene
!
4
)
|
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Í
1
|
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Í
íd. contiene
,
íd. nocontiene
íd. íd. |
íd. íd.
Domíxscuez, MoLrivno Y L. be Gaciertí : Investigaciones fitoquímicas 505
indígenas o naturalizadas (Continuación)
E E Bibliografía (no llevando indicación bibliográfica, ; p
Peroxidasas Otros principios y 58 > Observaciones
los datos consignados son originales)
PA A OA - € AAA A A áA AAA A AA 2 AA AAA AA A AA
contiene Aceite esencial, resina aro- Hojas
mática.
id. Mucílago. Cañas foliáceas
» En los frutos: capsicina,| (a) Pecrorr, Heil. u. Natzpflanzen. bras. Toda la planta
materia grasa, almidón, resi- (Ber. deutsch. Pharm. Gesellsch.) (1909),
. . 7 o
na, materia colorante roja. (a) XIX, 31.
contiene En el latex, papaína; enel] (a) Wunrz et Boucuur, Compt.-rend. Ac. Hojas
latex de los tallos, 5 ?/, de pa-|Se. (1879), LXXXIX, 425. — Wunzz,
paína, lab-fermento, vest. de Comp. rend. Ac. Se. (1880), XT
carpaína ; en las hojas, carpo- (1880), XG, 1379. — Wrrrmack, Ver. Na-
sida (glucósido) y carpaína;|ur. Freunde, Berlin, (1878); Bot. Zeit.
en las raíces, particularmente, (1878), 532. — Pecrorr, Pharm. Journ
glucósido semejante a la sini- (1879), (8) X, 349, 383, Zeit. Osterr.
grina. (a) Apoth. Ver. (1879), 361, — Haxsex, Arb.
Bot. Inst. “Wurzburg (1885), ll, 252. —
Marrix, Journ. of Physiol. (1885). — Hins-
CHLER, Apoth. Zeit. (1893), 519. — Pecrorr,
Ber. deutsch. Pharm. Gesellsch (1903), MIL,
21. — Baginsky, Zeitschr. physiol. Chem.
(1883), VII, 209. — Gereer, Compt. rend.
Ac. Se. (1909), CXL VIII, 497, — Gresnorr,
Ber. deutsch. Chem. Gessellsch, (1890),
XXMIML, 3537. — Merca, Gesch. Ber. (1891).
— Van Ri, Arch. d. Pharm. (1893),
CCXXXI, 184. — Live, Neber Carpain,
Dorpat (1893). — Vas Rusx, Nederl. Tijdsch
Pharm. (1897), IX, 47; Arch. d. Pharm.
(1897), COXXXV, 332. — Guiyaro, Bull.
Soc. Bot. (1894), XLI, 103; Journ. Pharm.
Chim. (5), XXIX, 412.
» Mucílago. En la corteza, ce-| (a) Peckour, Hisl. das plant. med. e uteis. Hojas
cropina (alcal.), resina, tani-[do Brazil. Río de Janeiro (1893) V, 858. —
no; en los frutos, cera. (a) [Heermexer, Unters. ciniger wenig. bekanten
Rinden (tesis, Dorpat 1893), 79-
contiene Aceite esencial, goma. En Tallos foliáceos
el leño, 1,98 "/, de tanino.
nocontiene| Mucílago. Tallos foliáceos
contiene Mucílago. Tallos foliáceos
206
PHYSIS (1V, 1919)
Investigaciones fitoquímicas en plantas
h (0)
Especie
Chenchrus tribuloides L..
Cephalanthus glabratus
(SPRENG.) ScHUM.
Cephalophora heterophylla
Chloris argentina (Hacx.) L1-
LLO et ParoprI
Chorisia speciosa Sr. Hxr...
Cirsium lanceolatum (L.)
o
Cleome trachycarpa KLorscn.
Colletia ferox Gti...
Convolvalus Ottonis Meissy .
Croton urucurana Bart. de
Duranta Lorentzii GRISEB....
Eclipta alba (L.) Hassk.....
Erigeron canadensis L......
Eryngium flaccidam Hook. el
AÁRN. -
S 2 E Procedencia
ea] lol
2
- . Febrero Dock Sur
Marzo Anchorena
Febrero Dock Sur
íd. Palermo
id. Hort. bot. Bs. As.
id. id.
id. Dock Sur
id. San Isidro
Nov. Punta Lara
Febrero Palermo
id. Hort. bot. Bs. As,
íd. íd.
íd. Palermo
id. Playa Pescadores
Febrero Dock Sur
Cianoglu- s :
3 daponinas
cósidos Pp
¿EQ _=rR0QQ—— AAA
nocontienel| cont. vesl.
íd. id.
íd. td.
id. nocontiene
id. id.
íd. id.
id. conl. vest.
id. id.
id. cont.abund.
íd. cont. vest.
id. id.
íd. cont.abund.
id. nocontiene
id. íd.
id. conl. vest.
Alcaloides
Oxidasas
noconliene|no contiene
id.
id.
id.
íd.
id.
id.
contiene
td.
noconliene
,
id.
id.
id.
id.
íd.
contiene
nocontiene
contiene
id.
vd.
nocontiene
Dowuixcuez, MoLriso Y L. ve GaLterti : Investigaciones filoquímicas 507
indigenas o naturalizadas (Conlinuación)
Peroxidasas
conliene
noconliene
contiene
id.
id.
contiene
contiene
> E Bibliografía (no llevando indicación bibliográfica, S
Otros principios S Observaciones
los datos consignados son originales
Toda la planta
Tallos foliáceos
Aceite esencial. Toda la planta
Toda la planta
Mucilago. En las semillas, Tallos foliáceos
cubiertas de borra sedosa, se-
mejante al kapok, 12-18 2/,
de aceile graso.
Mucilago. En las semillas, Tallos foliáceos
cubiertas de borra sedosa, se-
mejante al kapok, 10-15 %/,
de aceite graso.
Tallos foliáceo-florif.
Toda la planta
Colletina, principio amargo Tallos
Toda la planta
La corteza del tallo segrega| (a) Herrero Ducioux, Nota sobre la| Tallos foliáceos
un líquido rojo, que contiene|« Sangre de drago » indígena. in Anales Soc.
34 ?/, de resina (a), tanino,|Cient. Argent. (1904), 152.
goma y azúcar.
Frutos in maduros
Aceite esencial. Tallos foliáceo-florif.
-Aceite esencial, (0,20 /,- (a) Rañax, Pharm. Rev. (1905), XML, Toda la planta
0,66 */.), tanino, ácido gálico, [8 y ; (1906), XXIV, 326. — MerssxER, Amer.
principio amargo. (a) Journ. of Pharm. (1894) LXV, 420. Power,
Pharm. Rundsch. New.York (1887), V, 201.
— VicierR et Croez, Journ. Pharm. Chim.
(1881), IV, 236. — WarLLacn, Ann. Chem.
(1885), COXXVIT, 292.
Toda la planta
508 PHYSIS (1V, r919)
Investigaciones fitoquímicas en plantas
=
SE Cianoglu- , k E
Especie OE Procedencia HS Saponinas | Alcaloides Oxidasas
La = cósidos
Eg S
E
ALA AAA
Eryngium pandanifolium
ChHam. el ScHLEcHT..... Febrero Rivadavia. nocontiene| cont. vest. [nocontiene|nocontiene
Eryngium paniculatum Cay. . íd. Palermo íd. id. íd. contiene
Eupatorium hecatantum(DC.,
LA od po EE A íd. Dock Sur íd. id. id. id.
Eupatorium inulaefolium H.
BERT Ls 0 a Marzo Saavedra íd. contiene íd. id.
Excoecaria (Sapium) biglan-
dulosa Mix. ArG...... íd. — [Hort. bot. Bs. As. id. nocontiene íd. nocontiene
Excoecaria marginata Múrr
A A OI íd. id. id. íd. id. íd.
Evolvulus sericeus Sw...... Febrero Dock Sur íd. cont. vesl. íd. id.
Fabiana imbricata R. et Pav.| Marzo |Hort. bot. Bs. As. íd. no contiene íd. íd.
Fimbristylis capillaris A.
CRA E O A Febrero Dock Sur íd. íd. íd. íd.
Fimbristylis squarrosa Vamt.| id. íd. id. id. id. id.
Galinsoga parviflora Cay... íd. Tigre íd. íd. íd. contiene
Gomphrena rosea GriseB...| id. [Hort. bot. Bs. As. íd. contiene íd. nocontiene
Guazama u'mifolia L...... Marzo íd. íd. nocontiene íd. íd.
Helianthus annuus L....... Febrero San Isidro íd. íd. íd. conliene
Donmíxcuez, MoLriso Y L. ve GatueLsr :
indígenas o naturalizadas (Continuación)
Investigaciones fitoquimicas
D00
Peroxidasas
contiene
»
»
»)
contiene
td.
»))
contiene
nocontiene
Otros principios
Aceite esencial.
En el latex, caucho, resina.
En el latex, caucho, resina.
Principio aromático.
En las hojas, fabiana gluco-
tanoide, fabian reseno, gra-
sa, cera, ácido crisatrópico,
aceite esencial, colina, azúcar
red. y glucoresina; en el leño,
ácido crisatrópico, colina y un
alcaloide (?) fabianina. (a)
Mucílago. En el fruto, azú-
car, mucilago.
En las flores y tallos, ácido
solántico (a); en las semillas,
ho-50 */, de aceite fijo (b) y
ácido clorogénico. (c)
Bibliografía (no llevando indicación bibliográfica,
los datos consignados son originales)
(a) Kuss-Krause, Arch. d. Pharm. (1891),
CCXXXVIL, 19. — Roprícuez, Pharm.
Journ. Fran. (3) XVI, 542. — Lyvows,
Amer. Journ. Pharm. (1886), 65. — NiE-
vIÉERE et LiorarD, Journ. Pharm. Chim.
(1887), (5) XVI, 389. — Derrz, Amer.
Journ. of Pharm. (1889), XLV, 407. —
LaxpewBEkR, Amer. Journ. of Pharm. (1891),
XLIT, 433. — Pharm. Post (1892), 110. —
Korz, Pharm. Zeit. f. Russl. (1891), 43.
(a) Briuticas, Pharm. Zeit (1889), ALIV,
638.
(b) Wixbiscu, Landw. Versusehs!. (1902),
LVII, 305.
(c) GortER, Arch.
CCXLVIT, 436.
d. Pharm. (1909),
Observaciones
Hojas
ejes floralese infloresc.
Tallos foliáceos
Tallos foliáceo-lorif.
Tallos foliáceo-fructíf.
Tallos foliáceo-fructíf.
Toda la planta
Tallos foliáceo-floríf,
Toda la planta
Toda la planta
Tallos foliáceo-floríf.
Tallos foliáceo-floríf.
Tallos foliáceo-fructít.
6
ES
JIO
PHYSIS (IV, 1919)
Investigaciones fitoquiímicas en plantas
Especie
Heliotropium anchusaefolium
OLE TES Nc
Heliotropium carassavicum L.
Hibiscus Manihot L........
Hyptis canescens TH. .....
paa aio ID oa
Ipomea bonariensis Hoox...
ficifolia Lixbr.
megapotamica Cnorsy.
Jatropha Curcas L
multifida L
— — podagrica Hook...
Juglans nigra L.
|
sE
2.2 8 Procedencia
£a| [=)
E
Febrero Vélez Sarsfield
íd. San Isidro
id. Hort. bot. Bs. As.
id. Palermo
Marzo |Hort. hot. Bs. As.
Febrero San Isidro
id. id.
id. id.
id. Hort. bot. Bs. As.
íd. íd.
íd. íd.
íd. Quilmes (cultiv.)
Cianoglu-
cósidos
nocontiene
id.
íd.
id.
íd.
íd.
íd.
id.
íd.
id.
id.
1d.
Saponinas
cont. vest. [nocontiene
nocontiene
íd.
id.
contiene
cont. vest.
id.
nocontiene
conl. vest.
1d.
id.
nocontiene
Alcaloides
id.
id.
íd.
íd.
id.
íd.
id.
íd.
id.
íd,
íd,
Oxidasas
contiene
nocontiene
íd.
contiene
id.
id.
nocontiene
íd.
íd.
íd.
contiene
Domíxcuez. Mo
LFINO Y L, be Gartecrtt :
indígenas o naturalizadas (Continuación)
Investigaciones filoquimicas
YJ1
Peroxidasas
contiene
id.
»
»)
contiene
id.
Otros principios
Mucilago, abundante.
Aceite esencial.
En la raíz tuberculosa, resi-
na, ácidoorgánicocristalizado.
Mucilago.
En el latex, resina, ácido
orgánico; en las raíces tuber-
culosas, almidón y azúcar.
En el latex verdoso, caucho,
resinas; en las semillas, curci-
na (toxi albúmina) (a) y 3o-
ho */, de aceite fijo. (b)
En las hojas, un principio
análogo a la saponina; en el
latex verdoso, caucho, resina;
o/, de
en las semillas, 28-30
aceite fijo. (a)
En el latex verdoso, caucho,
resinas.
En las hojas y en el peri-
carpio verde, juglona (a); en
las semillas, juglansina (6) y
55-66 */, de aceite fijo (c). En
el endocarpio, 29 /, de pen-
losano y 25 %/, de celulosa ;
por hidrolisis, xilosa y galac-
tosa. (dl)
Bibliografía (no llevando indicación bibliográfica,
los datos consignados son originales
(a) SereceL, Pharm. Zeil f. Rassl. (1893),
242. — RoberT et SieceL, Apoth. Zeit.
(1893), VHI, 596. — Sriimark, Arb.
Pharm. Inst. Dorpat (1889), MI.
(6) Kien, Zeit.
1012. — Arxyaunox et Unaroivi, Monil.
Scient. (1893) (4), VII, 447. — Pecxotr,
Ber. deutsch. Pharm. Gesellseh (1906), XV,
220.
angew. chem. (1898),
(a) PecroLr, Ber. deutsch. Pharm. (1906),
XV, 225. — Rev.
(1886), 71. — NievoerstabT, Ber. deutsch.
Pharm. Gesellsch (1902), MI, 144.
Farm. Río de Janeiro
(a) Brissemorer et Cours, Compt.
rend. Ac. Se. (1905), CXLI, 838. (b) Os-
BORNE et Harris, Journ. Amer. Chem. Soc.
(1903), XV, 848. (c) Sroxe, Chem. Centralbl.
(1895), I, 23. — Brexeboixr et Urzer, PFelte
(edit. IV), 609 (1903). — Hrrerer, Techn.
d. Fette, 1, 137 (1908). (d) ScuuLze et
Gober, Zeitschr. Physiol. Chem. (1909),
LXT, 332.
Observaciones
Toda la planta
Toda la planta
Tallos foliáceos
Tallos foliáceo-fMorif.
Tallos foliáceo-fructíf.
Tallos foliáceo-floríf.
Tallos foliáceo-florif.
Tallos foliáceo-floríf.
Hojas
Hojas
Hojas
Frutos
PHYSIS (IV, 1919)
Investigaciones fitoquímicas en plantas
Especie
Jussiena bonariensis Micm....
longifolia DC
longifolia DC
repens L
suffruticosa L
suffruticosa L
— suffruticosa L
Lippia geminata Krk
Manihot Glaziovi MúrL. Arc.
MúrnL
Tweedianus
Maytenus boaria Mor
ilicifolia Manr...
Melica andina Hauman
sarmentosa Nees....
Melicocca bijuga L
Melissa officinalis L
recolección ||
Febrero
id.
id.
íd.
id.
id.
íd.
íd.
íd.
íd.
íd.
id.
2)
Marzo
Febrero
Marzo
Cianoglu-
Procedencia 108
cósidos
Palermo contiene (9)
Tigre 1d.
Playa Pescadores id.
Rivadavia nocontiene
San Isidro contiene
Rivadavia td.
Playa Pescadores id.
Anchorena nocontiene
Hort. bot. Bs. As. [contiene (a)
id. id.
id. nocontiene
id. íd.
Mendoza cont. vest.
Conchitas conliene
Hort. bot. Bs. As.|nocontiene
Anchorena íd.
Saponinas
noconliene
id.
íd.
cont. vest.
nocontiene
contiene
cont. vesl.
»
cont. vest.
Ld.
id.
Alcaloides
nocontiene
íd.
íd.
íd.
íd.
»)
nocontiene
íd.
Oxidasas
h
contiene
nocontiene
íd.
íd.
id.
íd.
id.
contiene
nocontiene
íd.
id.
íd.
»
nocontiene
íd.
contiene
Domíxcuez, MoL
ar
OY
rixo Y L. be Gauierti : Investigaciones filoquímicas
indigenas o naturalizadas (Continuación)
Peroxidasas
))
nocontiene
1)
nocontiene
contiene
id.
))
nocontiene
contiene
Otros principios
En las hojas frescas, 0,123
o/, de aceite esencial. (a)
En el latex verdoso: caucho,
resina pseudopeptona, globu-
lina (b). En las raíces, almi-
dón, glucosa. En las hojas:
principio amargo, caucho, re-
sina, (c). En las semillas, 10
hasta 30 ?/, de aceite fijo (d).
4
En el latex verdoso, caucho,
resinas; enlasraíces, almidón;
en las semillas, aceite fijo.
Principio amargo; en las
semillas, hasta 25 %/, de aceite
fijo. (a)
Principio amargo; en las
semillas, 10-14 */, de aceite
fijo.
Aceite esencial de 0,014-
0,104 */, (a)
Bibliografía (no llevando indicación bibliográfica, y Ñ
E A Observaciones
los datos consignados son originales)
Tallos foliáceo fructíf.
Tallos foliáceo-floríf.
Tallos foliáceo-fructíf.
Toda la planta
Tallos foliáceos
Tallos foliáceo-floríf.
Tallos foliáceo-fructíf.
(a) Peckorr, Heil. u. Nutzpflanzen. bras.| Tallos foliáceo-floríf.
(Ber. deutsch Pharm. Gessellsch. (1909),
XIX, 180.
(a) Gresuorr, Ann. Jard. Bot. Buitenzorg
(1809) AMI 210;
(b) Greex, Lond. Roy. Soc. (1886) XL,
28.
(c) PecroLr, Ber. deutsch. Pharm. Ge-
sellsch (1905), XVI, 23.
(d) FeyorerR und Kuny, Ber. deutsch.
Pharm. Gesellsch. (1905), XV, 426.
Hojas
Tallos foliáceos
(a) Murio, Plant. med. du Chili, (1889), | Tallos foliáceo-floríf.
4
o
Le
Tallos foliáceo-fructíf..
Toda la planta
Toda la planta
Tallos foliáceos-
(a) GiILDEMEIZTER et Horemayy, Les hui- Toda la planta
les essent., 754 (traducc. franc. 1900). —
ScmmmeL, Gesch. Ber. Oct. (1885), 58;
Oct. (1894), 37. — Roure-Berrraxp, Bull.
Scient. Ind., Avr. (1907), 43.
gl
pu
=
PHYSIS (1V, 1919)
Investigaciones fitoquímicas en plantas
Especie
Mimosa sensitiva L
Mollugo verticillata L......
Panicum elephantipes Ners. .
Parielaria officinalis L.....
Paspalum notatam FLuEGGE.
distichum L
Pavonia sepium Sr. Him...
Peiresleia aculeata MirL....
Bleo DC.
Peltophorun Vogelianum
BextH
Pentacaena ramosissima
(Weimn.) Hook. et Ary,
Petunia violacea LiwbL
LA NA ol
Physalis Neesiana SeNDT»...
Pilocarpus pinnatifolias Lem.
Febrero |Hort. bot. Bs. As.
íd. Dock Sur
íd. Rivadavia
íd. San Isidro
íd. Tigre
íd. Maciel
íd. Tigre
Marzo | Martínez (cultiv.)
1d. id.
Febrero
Hort. bot. Bs. As.
id. Dock Sur
Marzo Anchorena
Febrero San Isidro
íd. Tigre
Marzo Anchorena
Febrero |Hort. bot. Bs. As.
Ciano-
glucósidos
nocontiene
íd.
Saponinas
nocontiene
contiene
cont. vest.
noconliene
íd.
íd.
id.
íd.
íd.
cont. vest.
noconliene
íd.
íd.
íd.
cont. vest.
nocontiene
Alcaloides
nocontiene
íd.
contiene (a)
Oxidasas
nocontiene
íd.
contiene
id.
|
:
P
h
nocontiene!.
íd.
íd.
contiene
.
nocontiene|:
Doxiscuez, MoLrino y L. pe GaLtetii : Investigaciones filoquímicas 515
indigenas o naturalizadas (Continuación)
o a A a
q A Bibliografía (no llevando indicación bibliográfica, y ,
Peroxidasas Otros principios ho e Observaciones
los datos consignados son originales)
A A A A AA A AAA A — _ —_———o >
LY. 0Q_=_—o
contiene Tallos foliáceo -fructíf.
id. Principio aromático. Toda la planta
id. Cañas foliáceo-floríf-
id. Toda la planta
id. Poda la planta
id. Toda la planta
le Mucilago. Tallos foliáceos
id. Mucílago, abundante. Tallos
vd Mucílago. Tallos
. UQE r a,
nocontiene| En la corteza, 5-8,5 */, de Fallos foliáceos
tanino; en el leño, materia
colorante roja.
contiene Toda la planta
id. Toda la planta
id. Tallos foliáceo-floríf.
nocontiene Tallos foliáceos
íd. Toda la planta
contiene Aceite esencial (a). (a) Haroy, Bull. Soc. Chim. (1874), Tallos foliáceos
XXIV, 497; Compt. rend. Soc. Biol. (1875),
13; Ber. deutsch. Chem. Gesellsch. (1875),
| VII, 1594. — Haroy et Carmers, Compl.
| rend. Ac. Sc. (1886), CIL 1116, 1251;
| CIA (ASS) UN OS Bull Soc:
Chim. (1887), XL VII, 219. — Prvser und
KonLuammer, Ber. deutsch. Chem. Gesellsch.
(1900), XXXIII, 1424.— Paur et Cowxrexy,
Pharm. Joarn. frans. (1896), 1. — Domuz,
Apoth. Zeit. (1895), 841. —- Tuxmany,
Schweiz Wochenschr. Chem. Pharm. (1909),
XLVIl, 177. — Haryack, Arch. f. exper.
Pathof. (1886), 1, 439. — Merck, Gesch.
Ber. (1897). — Harwack et Mever, Ann.
d. Chem. (1880), CC1V, 67. — Perir et
PHYSIS. —T. 1V 35
516 PHYSIS (IV, 1919)
Investigaciones fitoquímicas en plantas
z Ciano- .
Procedencia do Saponinas Alcaloides Oxidasas
glucósidos
lpoca
de
recolección
cc
Especie
97| Podocarpus andinus Porvr..|Febrero|Hort. bot. Bs. As. |nocontiene[no contiene nocontiene|nocontiene|.
98 — Parlatorei PirGER| íd. íd. íd. cont. vest. íd. íd.
99| Polygonum bonaérense SerG.| íd. San Isidro íd. nocontiene| íd. contiene |.
100| Porliera Lorentzii Exc.....| Marzo |Hort. bot. Bs. As. íd. contiene id. nocontiene|.
. . , r a Q ,
101| Prosopis nigra Hierox..... Febrero íd. íd. nocontiene íd. íd. |
102 — nandubay Lorzz. et
CA SS OS íd. íd. íd. id. id. contiene |.
103| Pterogyne nitens Tun ...... Febrero |Hort. bot. Bs. As. íd. contiene íd. nocontiene||
104| Relbunium bigeminum (Gras.,)
CM a íd. San Isidro íd. nocontiene id. íd.
105| Roullinia flaminensis Drcsx.| Marzo Saavedra íd. íd. íd. id.
106| Richardonia brasiliensis
GÓMEZ A Febrero Dock Sur íd. íd. cont. v. (a) íd.
107| Samolus Valerandi L...... Marzo Chacarita íd. íd. nocontiene íd.
108| Sapindus divaricatus Webb, |Febrero|Hort. bot. Bs. As. íd. contiene íd. íd.
109 ES APO IN Marzo id. íd. contiene (a) id. íd.
Domiscuez, Morrivo Y L. de GaLuetti : Investigaciones fitoquimicas 917
indigenas o naturalizadas (Conlinuación)
a A pao: Bibliografía (no Jlevando indicación bibliográfica A
Peroxidasas Otros principios 2 Ñ METIA Observaciones
los datos consignados son originales)
, PoLovowskY, Journ. Pharm. Chim (6), V,
369, 430, 475 (1897); VI, 8; Bull. Soc.
Chim., XVIL, 553, 702. — Yower, Proc.
Chem. Soc. (1900), XVI, 423. — MarsmaLt,
Journ. of Physiol (1904), XXXL, 120. —
ScuimueL, Gesch. — Ber. Apr. (1888), 44. —
Homes, Pharm. Journ. (1895), LV. 520.
contiene Aceite esencial: resinas. Tallos foliáceos
id. Aceite esencial; resinas. Tallos foliáceos
id. Tallos foliáceo-floríf.
id. En el leño, resina con ácido| (a) Scuaer et ParrzoLp, Chem. Zeit. Tallos foliáceos
guayacónico (a). (1899), X XIII, n* 79.
nocontiene]| Enel leño. 6-8,5 */, de ta- Tallos foliáceos
NINO.
íd. En el leño, 8-10 */, de ta-| (a) Domíscuez, J. A., Trab. del Inst. de Tallos foliáceos
nino. En el kino, 56 ”/, de|Bot. y Farm., n* 36 (1917).
tanino (a).
contiene Principio amargo. Tallos foliáceos
id. En la raíz, materia colo- Toda la planta
rante.
id. Latex. : Tallos foliáceo-floríf.
id. (a) DracexDOREF, Die Heilpflanzen, 637. Toda la planta
id. : Toda la planta
nocontiene Tallos foliáceos
contiene En los frutos: ácidos fór-| (a) KruskaL, Arb. Pharm. Inst. Dorpat
mico, butírico y tártrico (b).[((1891), VI, 23. — Raprxorer, $S. Ber.
En el pericarpio, así como en Miinch. Acad. d. Wissensch. Math. phys. Cl.
la corteza (0,17 %/.) y en las[((1878), 234. — Wem, Arch. d. Pharm.
hojas, sapindus-sapotoxina y((1901), CCXXXIX, 363. — PeuxoLr, Ber.
un principio amargo (a); en[deutsch. Pharm. Gesellech. (1902), XII, 106.
las semillas, aceite fijo (a). (b) Gorur-Brsaxes, Ann. d. chem. (1849),
: LXIX, 3609.
|
518 PHYSIS (IV, 1919)
Investigaciones fitoquímicas en plantas
a -
E 52 Gi
3 (3) 3 1ano- S 6 e .
Especie 3 2.8 Procedencia me Saponinas Alcaloides Oxidasas
E glucósidos
a! (3)
E
ES — — o os | ces
110| Scleropoa rigida (KrH.) e
(GRISEB onde ao eii Marzo Saavedra nocontiene|nocontiene|[nocontiene[nocontiene
Tn ES copartakda cis A Febrero |Hort. bot. Bs. As. íd. contiene |cont. v. (a) íd.
112| Sesbania marginata BewtH.. id Dock Sur id. nocontiene|[nocontiene íd.
113| Sisyrinchiu vaginatam Bextn.| íd. íd. id. íd. íd. íd
114| Sida hastata Sr. Hm...... Marzo Saavedra íd. id. íd. íd.
115| Smilaz campestris Graseb..| Febrero San Isidro id. | cont. vest. íd. id
116| Sphacele acuminata Griseb..| Marzo |Hort. bot. Bs. As. id. id. íd contiene
117| Spilanthes stolonifera DC. .| Febrero San Isidro íd. no contiene íd. nocontiene
118| Solanum Balbisii Ar... Marzo |Hort. bot. Bs. As. id. cont. vest. | cont. vest. | contiene ||
119 — boerhaviaefolium
SENDA eE Ae Febrero San Isidro id. contiene id. id. |
120| Solanum capsicastran Liwx..| id. Liniers id. id. tl. id |
121 — chenopodifolium
DN EN id. Dock Sur id. id. id id.
122| Solanum frutescens A. Br. et
Bouca id. San Isidro íd. id. conliene id.
123| Solanum gracile Dux...... id. Palermo id. id. cont. vest. id.
124 — grandiflorum R. et
eS El E Marzo | Martínez (cultiv.) íd. id. id, id.
125| Solanum jasminifolium
e Febrero San Isidro id. id. id. id.
126| Solanum pigmaeum Cav.... íd. Liniers íd. id. id id.
127 | Solanum platensis Drecx.... | Febrero Dock Sur íd. cont. vest. Inocontiene|nocontiene
128| Stevia satureifolia (Lam.)
SCAULDZ: BN id. San Isidro id. id. id. contiene
129 | Stigmatophyllon jatrophifo-
Ca o Marzo |Hort. bot. Bs. As. id. nocontiene íd. id.
Domíscurz, Mocviso x L. ve Gartecie : Investigaciones fitoquimicas 510
indígenas o naturalizadas /(Conlinuación)
Bibliografía (no lleyando indicación bibliográfica,
Peroxidasas Otros principios Observaciones
los datos consignados son originales
contiene Toda la planta
id. Principio amargo. (a) Boorsma, Meded. Lands. Plantentuin. Toda la planta
Batavia (1897), XVI, 83; (1899), XXI,
195.
nocontiene Tallos foliáceo-fructíf.
contiene Toda la planta
nocontiene| Mucilago. Tallos foliáceo-foríf.
contiene En el rizoma: saponina, Tallos foliáceos
resinas, aceite esencial.
» Aceite esencial. Tallos foliáceos
conliene Toda la planta
» Frutos in maduros
» Tallos foliáceo-floríf.
» Tallos foliáceo-fructíf.
» Toda la planta
» “Callos foliáceo-floríf.
» | Toda la planta
» En los frutos verdes, 0,30| (a) Frevrr, Compl. rend. Ac. Se. (1887), | Tallos foliáceo-forif.
o/, de solanina (a). Los frutos [ GV, 1074.
no llegados a la madurez no! (b) PeckoLr, Heil. u. Nutzpflansen. bras.
contienen solanina (b). (Ber. deutsch. Pharm. Gesellsch, (1909),
XIX, 180.
» Tallos foliáceo-floríf.
» Toda la planta
contiene Toda la planta
» Aceile esencial. Tallos foliáceo-floríf.
|
|
» Mucílago. Tallos foliáceo-florif.
142
D20
PHYSIS (1V, 1919)
Investigaciones fitoquimicas en plantas
Especie
Epoca
de
recolección
Stigmatophyllon littorale
Juss.
Tecoma ipé Manr
Thevetia nerifolia Juss....
Tipuana speciosa BENTH....
— speciosa BewrH....
Thypha dominguensis Pers. .
Urera baccifera GGaubIcH...
Verbena officinalis L......
Wahlenbergia linaroides A.
Xylosma nitidam A. GraY..
Instituto de Botánica y Farmacologia (Universidad de Buenos Aires), Marzo de 1919.
Febrero
id.
id.
id.
id.
Marzo
Febrero
id.
Marzo
Febrero
Marzo *
id.
íd.
Procedencia
Maciel
Rivadavia
Hort. bot. Bs. As.
id.
íd.
id.
Maciel
Hort. bot. Bs. As.
Chacarita
Dock Sur
Saavedra
id.
¡Hort. bot. Bs. As.
Ciano-
glucósidos
nocontiene
id.
id.
id.
id.
íd.
Saponinas
cont. vesl.
contiene
nocontiene
íd.
contiene
id.
conl. vest.
nocontiene
cont. ves,
noconliene
cont. vest.
id.
nocontiene
Alcaloides
nocontiene
íd.
íd.
id.
Oxidasas
contiene
nocontiene|
íd.
contiene
nocontiene
|
|
Domixccez, Monrino y L. be Garteite : Investigaciones fitoquimicas
indigenas o naturalizadas (Conclusión)
AAA
Peroxidasas
))
contiene
id.
A
contiene
id.
Otros principios
Mucílago.
Aceite esencial, quercita-
getina, resina, tanino, ma-
teria grasa (a).
En la madera, tanino 1,42
9/, y lapachol.
En el latex: caucho, resi-
nas; en las semillas: theve-
tina (a), 35-57 */, de aceite
fijo (5) y un cromógeno dis-
tinto del indicano.
Verbenalina (gluc.), inver-
tina y emulsina (a).
Resina; aceite esencial (a).
En las semillas: xau Hos-
rosa (a).
Principio amargo.
Bibliografía (no llevando indicación bibliográfica,
los datos consignados son originales)
(1901).
(1868), IL, 745. — De Vric, N. Tijdschr.
Pharm. (1884), 138; Pharm. Journ. frans.
sellsch. (1882), XV, 253. —Warkbewy, Pharm.
Journ. frans. (1882), XII, 42.
(6) Ounemaxs, Journ. pralet. Chem. (1887),
C, 409.
(a) Bouroier, Journ. Pharm. Chim.
(1908), (6), XXVII, 49, rot.
CCX, 297.
(a) Zaxoer, Pharm. Zeit. J. Russl. (1881),
trumina y 3,30 %/, de saca- XX, 661; Ber. deutsch. Chem. Gesellsch.
(1880), XIV, 2587. — Cuearmam, Apoth.
Zeit. (1891), 139.
(a) Domíxcurz, Nota sobre « Tageltes glan-
dulífera ». Seur. (La Semana Médica, n* 30,
(a) Bras, Bull. Acd. Roy. med. Belgique
(1881), XIL, 457; Ber. deutsch. Chem. Ge-
(a) Gonerrrox, Arch. d. Pharm. (1877),
Observaciones
Tallos foliáceo-floríf.
Tallos foliáceos
Tallos foliáceos
Tallos foliáceo-floríf.
: Tallos foliáceos
Frutos frescos
Hojas
Hojas
Toda la planta
Toda la planta
Tallos foliáceo-floríf.
Tallos foliáceo-floríf.
Tallos foliáceo-fructíf.
SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
COMUNICACIONES
SESIÓN DEL 3 DE MAYO DE 1919
Presidida por AxceL Brancmr Liscmerri, presidente
Presentes: €. Brucn, E. Carerre, €. DeLérane, M. DorLLo-Jurapo, A. G. Frens,
A. GarLarno, €. LizerR, C. A. MareLti, J. FE. MoLeiso, F. Pasrore, M. S. Penwmnc-
ToN. — L.-C. Varruone, secretario.
CARLOS BRUCH, Descripción de un nuevo criptofágido.
Debo este interesante coleóptero al obsequio del Dr. CarLos SPEGAZZI-
sI, quien lo recogió en el bosque de la Escuela de agronomía de Llavallol
(Buenos Aires); al describirlo, me es grato dedicarlo a su descubridor.
Hapalips Spegazzinii n. sp.
Muy distinto de las otras dos especies argentinas (11. brevis Grouv. y
H. piceus Grouv.) y de las demás del género, cuya descripción he podido
consultar.
De forma convexa y muy alargada; como cuatro veces y medio más
largo que ancho, en su tercio posterior notablemente atenuado ; lustroso,
glabro ; de color amarillo-testáceo uniforme, la clava antenal apenas obs-
curecida. ;
La cabeza es convexa, dispersamente punteada, los temporales cortos y
redondeados; sobre el clípeo, setas amarillas; por debajo se nota algunos
puntos más gruesos y otros piligeros dispersos. Las antenas son relativa-
mente largas.
El pronoto es subcuadrado, hacia atrás ligeramente estrechado, ribe-
teado en sus costados; el borde anterior es subtruncado, el posterior ar—
COMUNICACIONES D2
queado y bisinuoso; sus ángulos anteriores son obtusos, apenas redon—
deados; los posteriores bien pronunciados. La puntuación más o menos
como en la cabeza; es casi nula delante de una
vaga impresión pre-escutelar, a cuya base los
puntos son más grandes y de cada lado se en-
cuentra un grueso punto impreso.
El escudete es subpentagonal, mucho más
ancho que largo. |
Los élitros en la base son tan anchos como el
protórax, ensanchándose en su segundo lercio,
luego van estrechándose notablemente hacia el
ápice, donde son separadamente redondeados.
bastante más largos que el abdomen. Cada éli-
tro lleva ocho series de puntos (sin los margina-
les), que son más pequeños y menos indicados
en el ápice.
La parte inferior del coleóptero es finamente
Hapalips Spegazzini Buucr
reticulada (alutácea), lleva ciltas muy separadas (10 veces aumentado)
y apenas perceptibles. El pro, meso y meta-
tórax muestran la puntuación más gruesa y más apretada en los costa—
dos; el metasterno es finamente surcado en su mitad posterior.
El abdomen tiene también puntos en los costados, más gruesos en el
primer segmento, más pequeños y menos abundantes en los subsiguien-
tes ; cerca del margen posterior del 2%, 3” y 4” segmentos se destacan dos
setas cortas y paralelas; el segmento anal es pubescente.
Largo total del insecto : 5 milímetros.
MILES STUART PENNINGTON, Nota sobre las especies argentinas del género
«Phymata » Latr.
'Al estudiar una Phymata interesante, que me fué enviada desde La
Rioja por el Dr. E. Gracomertr, tuve necesidad de revisar lo escrito sobre
las especies argentinas de este género, como también los ejemplares en
varias colecciones a mi alcance.
Hasta ahora habían sido anotadas como pertenecientes a la fauna he-
mipterológica argentina, las siguientes especies : Ph. carinata Fabr., Ph.
fasciata STtAL. y Ph. fortificata Fasr., las dos primeras por BerG (Hem.
ARQ) Po LBI=2) 1-17 Y 174), la última por HawbuirscH (Ann. Hof.
Mus. Hung., XI) en su monografía sobre la familia.
Según este último autor, las dos primeras no son sino variedades de
PHYSIS. — T. IV 36
52h PHYSIS (LV, 1919)
Ph. erosa L1x., especie sumamente difundida con numerosas variedades.
(Es posible que existan otras citas, las que ignoro, pues, desde la muerte
del fundador de la hemipterología argentina, BerG, pocas son las obras
que sobre este orden han llegado al país.)
A estas dos especies, Ph. erosa Lis. y Ph. fortificata Fabr., debemos
agregar hoy dos más, Ph. acutangula Guér. y Ph. riojana Mim.
No pienso repetir aquí la sinonimia y bibliografía de estas especies,
pues ya han sido publicadas con toda extensión y detalle en la obra ya
citada de HawbLIRscH.
La clave siguiente ayudará en la diferenciación de las especies argen-
tinas :
1 (2). Pronoto dividido en dos lóbulos ; el anterior bi-espinoso, el poste-
rior con tres puntos o espinas dirigidas hacia adelante, la inter-
media la más larga (fig. 15, 16, 17, 18, 22, 23 y 25).
Ph. fortificata Fañr.
2 (1). Pronoto más o menos sinuado, nunca como la anterior (fig. 1, 2,
Sy O) O) v/) 10 110) 110) MS 10) 20) 2) 20) o 0) AN), DO )-
3 (4). Abdomen gradualmente dilatado desde la base hasta el ángulo, sub-
romboidea ; proceso anterior de la cabeza, corto: cabeza mucho
NO)
más corta que el pronoto (fig. 19, 26, 27, 29, 30).
Ph. erosa Lix.
1 (3). Abdomen bruscamente ensanchado al nivel de los segmentos 4” y
5”; proceso anterior de la cabeza más largo que en la división an-
terior cabezaralargada (Mg La o O Os OO HILO 2):
> (6). Cabeza más corta que el pronoto, proceso anterior francamente
emarginado (fig. 7, 8, 9, 10 y 24). Ph. acutangula GuÉR.
6 (7). Cabeza tan larga como el pronoto, proceso anterior casi romo o
sólo ligeramente sinuado, forma más alargada, 5 mm. long.
Ph. riojana n. sp.
1. Phymata erosa Lin.
Esta especie se encuentra en el norte y oeste de la república (Salta, Ju-
juy, Chaco, La Rioja, Mendoza, Tucumán, Formosa, etc.).
Tenemos las variedades chilensis HawbLirscH (fig. 26) = Ph. carinala
Fabr.; praestans Hawbrirscu = Ph. fasciala Star. (parte) (fig. 27) y
otras variedades (fig. 29, 30) que se acercan al tipo de communis Hanb-
LIRSCH.
Una variedad muy curiosa es originaria de Córdoba, de donde he ob-
Mus Sicane Pesnincron, Nola sobre las especies argentinas del género Phymata Larr., LÁMINA 1
Y Y y
(ME rl E
» S
CA
MiLes Sruarr Pensixcros, Vota sobre las especies argentinas del género Phymata Larr., LÁMINA nl
Ke)
TOA
IA
[Sy]
COMUNICACIONES
servado un ejemplar; no sé si se trata de una variedad verdadera o sim-
plemente de una anormalidad. En ésta (fig. 19) el escudete tiene, además
de la quilla longitudinal, otra transversal formando una cruz perfecta.
Propongo para esta variedad el nombre de cruciata.
2. Phymata fortificata Fann.
Esta especie abunda en Salta, La Rioja, etc.
Hay dos variedades. la especie típica (fig. 15, 17, 22) y otra más co-
mún (fig. 23, 25, 18) que podríamos quizá denominar var. argentina,
por ser la variedad predominante en el país.
Es interesante observar aquí, un error de Distawt en la Biol. Centr.
Amer. Hem. Hlet., donde representa una variedad de esta especie, como
la Ph. erosa var. fasciata (ver fig, 214 y b, reproducidas de la obra cita-
da), cuando el mismo año HaxpbLirscH da la figura del tipo de Gray, tan
distinto de la figura de Distanr (véase fig. 20, reproducido de HaxbLirscH,
0p. Clt.).
3. Phymata acutangula Guíx.
De esta especie, tan variable casi como la Ph. erosa, he observado dos
ejemplares en la colección del Museo de Historia Natural de Buenos Aires.
Provienen de Misiones (fig. 7 y 24). Las figuras 8, y y 10 representan las
varias formas de la cabeza en esta especie, y las figuras 11, 12, 13 y 1/
las variaciones de forma que ofrece el pronoto.
. Phymata riojana n. sp.
Ph. ochracea: articulo quarto antennarum, marginibus lateralibus el
carinis pronoti fasciaque segmento quarto abdominis nec non venis mem-
branae fuscis vel fusco-nigrescentibus; capite elongato pronoto aequilongo
parte anteoculare partem postocularem duplo longioribus. Pronoto mar-
yinibus lateralibus antice valde sinuatis, angulis lateralibus valde promi-
nulis, postice bi-carinatis, transversim impressis, medio longitadinaliter
late sub-sulcatis; corto conuexivoque ferruginels: pleuris ventrisque rosa-
ceis: pedibus pallide ochraceis vel flavescentes.
Long. 5 mm. Lat. pronoto 1*/, mm. Lat. abdom. 2?/, mm,
Habana SA ONO):
(5
to
PHYSIS (1V, 1919)
Esta especie, la más pequeña conocida hasta la fecha, pues mide ape-
nas 5 milímetros de largo, es facil de reconocer por su cabeza del mismo
largo que el pronoto, la sinuosidad profunda de los bordes laterales de
este último, y su forma alargada con ensanchamiento abdominal muy
agudo al nivel del 4” segmento.
Tengo un solo ejemplar que me fué enviado por el Dr. E. GracomernLt,
de La Rioja.
Es muy vecina de la especie anterior, de la cual quizá no sea más que
una variedad, pero hasta que se encuentren las formas intermedias no me
es posible incluirla en ella.
MILES STUART PENNINGTON, Descripción de un nuevo hemíptero.
Leptobyrsa mendocina n. sp.
Moderately broad ; testaceous or ferruginous, the head « the body ben-
eath in great part blackish, pronotum reddish brown rather dark, mar-
gins of pronotum « elytra pale testaceo-hyaline, the nervures fuscous on
the subcostal € part of the discal area; legs pale testaceous, pilose, tarsi
fuscous. Antennae testaceous sparsely pilose, 4'” joint fuscous. Head with
3 long frontal spines; antennae moderatel y slender, 1* joint about as long
as the fourth, second very short, 3'* longest three '/, to four times as long
as first. Rostrum short barely reaching middle of mesosternum. Prono-
tum with the membranous margins strongly and acutely produced ante-
riorly, but notas far as the apex of the pronotal hood which extends
slightly beyond the apex of the head; the three carinae more or less the
same hight, uniseriate, the pronotum between the carinae covered with
fine sparse whitish hatrs.
The elytra about twice as long as abdomen, rounded at apex «€ more
broadly so at base, discoidal area tumid, proportionately much larger
than in £. steínil. SraL, costal area biseriate to about the middle, these
areolae rather large and replaced at the extreme base by two rows of 3
smaller cells.
The borders of the expanded margins of the pronotum and the costa
of the elytra slightly pilose, the nervures forming the areolae of the elytra
hear numerous setae or spinulae.
Length. incl. elytra 4-4,5 mm. Breadth. 2-2,5 mm.
This species is easily separated from £. cucullata BerG, by its much
greater size and from both it and £L. passiflorae Bera by its median pro-
notal carina with only one row of cells. It is most closely allied to £. ste1-
gl
ww
=J
COMUNICACIONES
ni Srar from which 1t is separated by its larger discal area, and ¡ts costal
area which is biseriate instead of tri-seriate in the basal half. These difter-
ences are well seen on comparing the accompanying photographs.
L. steínii Srar L. mendocina n. sp.
Hab. «Casas de Piedra », Mendoza, República Argentina, 2900 m.
Sent me by Mr. C. S. Rreb.
Note. — Ebwix C. Rezo, in his Sinopsis de los hemipteros de Chile,
p. 88, describes a species Tingis caestri Rego which is probably a Cory-
Ihusa or a Leptobyrsa. His description is very incomplete, and he gives no
figure, and I have not been able to see a specimen, it seems however to
be separated from my species by its smaller size and more expanded pro-
notum which in his species he describes as follows « las dilataciones latera-
les del pronoto son tan anchas como los élitros », 1.e. the lateral expansions
of the pronotum are as wide as the elytra.
MILES STUART PENNINGTON, Notas sobre las especies argentinas del género
«Nezara » A. et S. (presentada en la sesión del 26 de octubre de 1918 y omitida
involuntariamente su publicación, en el número anterior).
de
Hace algunos días recibí una carta de un naturalista amigo, informán-
dome que el departamento de Agricultura de los Estados Unidos había
publicado el boletín número 689 (julio 3o de 1918), sobre Nezara vir:-
dula (L.) SraL, y preguntándome si existía en la República Argentina,
pues hasta la fecha no figura como de nuestra fauna hemipterológica.
Consultando el punto, recordé haber visto varios ejemplares con esta de-
terminación en la colección Veyrur1 y también en la del Dr. Brr6, y
528 PHYSIS (IV, 1919)
tenía en la mía varios que habían sido determinados por comparación con
estos ejemplares. E
Extrañaba a primera vista el hecho de que, a pesar de ser la especie
más común actualmente en los alrededores de Buenos Aires, Bere no la
menciona en ninguna de sus tres obras sobre hemípteros argentinos, y
como el año pasado pude seguir su desarrollo desde el huevo hasta la 1ma-
gen, rogué a mi amigo que me enviara el folleto citado, en el cual están
prolijamente descritos todos los estados de este hemiptero.
Resulta de la comparación de mis ejemplares con estas descripciones,
que, en efecto, la Nezara viridula (L.) Sra se encuentra hoy en grandí-
sima abundancia en todos los jardines y cercos en la vecindad de Buenos
Aires, donde seguramente ha sido introducida del extranjero. Se encuen-
tra sobre un gran número de plantas, y entre las plantas indigenas le
gusta sobre todo la Acacia bonariensts, la Grabowska duplicata y la Sal-
pichroa rhomboidea. En invierno la he encontrado a menudo bajo la cor-
teza medio suelta del Eucalyptus globulus.
En estos días recibí del Sr. C. H. Rezo, de Mendoza, un ejemplar de
la muy rara e interesante especie Vezara fucosa Bera, procedente de Tu-
cumán. Bere describió la especie sobre un ejemplar único en el Museo
Nacional, coleccionado por BurmeisteR en Paraná hace 59 años; desde
entonces no parece haberse vuelto a ver.
También he recibido del Sr. Regp un ejemplar de Mendoza de la Vezara
apicicornis (Sery.) Sian. Esta es una especie de Nezara que se encuentra
en Chile y, si no hay error de localidad. es la primera vez que se la encuen-
tra en la Argentina.
Actualmente las especies encontradas en la República Argentina son las
siguientes :
Subgénero NEZARA Darras, 1801
1. Nezara abnormis Brrc.
Descrita por BrrG, 1891 (An. Soc. Cient. Arg., AXXUI, p. 7). La
larva y pseudo-imagen han sido objeto de una comunicación mía a la
Sociedad Argentina de Ciencias Naturales, el día 15 de junio de 1918. Se
encuentra sobre Solanum ylaucum. No es común.
>. Nezara nitida (Wesrw.) hink. = Pentatoma marginale H. $.
Strachia olivacea Wark. Nezara marginalis BrrG.
Encontrada una sola vez en el sur de la provincia de Buenos Aires. El
ejemplar está en la colección Bere, en el Museo de La Plata.
Comunica cioNES 520)
3. Nezara musiva Brkc.
Descrita por BerG en Hem. Arg., página 56 (1879). Es bastante co--
mún en las provincias andinas, de donde tengo varios ejemplares.
|. Nezara virudula (L.) Srar.
Muy común en la vecindad de Buenos Aires, he recibido también dos
ejemplares de Mendoza. Se encuentran también las variedades torquata
Fabre. y hepatica Horvata (Ann, Mus. Hung., L, p. 406, 1903): de
esta última tengo dos ejemplares.
Una buena descripción moderna de todos los estados de este hemíptero
se encuentra en el boletín número 689 del W. S. Depart. of Agriculture,
salvo algunas pequeñas variantes de color sin mayor importancia ; dadas
las grandes variantes que presenta esta especie, concuerda bien con lo que
he observado aquí.
Subgénero ACROSTERNUM Firbru., 1560
5. Nezara apicicornis (Se1x.) S16x.
Un solo ejemplear, enviado por el Prof. C. S. Rezo, con localidad de
Mendoza, concuerda con las descripciones de Rezo y de SigxorET, y con
un ejemplar chileno en mi colección que recibí del Prof. €. Porter.
6. Nezara armigera (SraL) Sraz.
Frecuenta sobre Acacia bonariensis Ganiies. Es la única con los ángulos
laterales del pronoto salientes en espina.
7. Nezara erythrocnemis Brrc.
Descrito en Hem. Arg., página 57 (1879) como originario de Misio-
nes, de donde también he recibido un ejemplar.
8. Nezara fucosa Brrc.
Descrito en An. Soc. Cient. Arg., AXXIILL, y (1892), sobre un ejem-
plar coleccionado 33 años antes por BurmersteR en el Parana. He reci-
bido un ejemplar de Mendoza y otros cuatro de Tucumán, coleccionados
por RrrpD.
y. Nezara herbida (SraL) Staz.
Muy común en Buenos Aires sobre plantas de jardín y sobre Cestrum
Parquí L'Her1r. Se encuentra también en Mendoza, La Rioja, Tucumán,
Corrientes, Misiones, y en Uruguay y Brasil.
330 PHYSIS (IV, 1919)
10. Nezara vicina Berc.
Descrito en An. Soc. Cient. Arg. XXXL, p. S (1892). Un solo ejem-
plar había sido encontrado en Misiones. He recibido cuatro ejemplares de
Pucumán que parecen pertenecer a esta especie.
Subgénero PELLAEA StTazL, 1972
11. Nezara stictica (DaLt.) Srar.
Berc encontró un ejemplar que consideró como perteneciente a esta
especie, a pesar de algunas diferencias de coloración. Misiones.
Nora. — Según Kirkaroy la Banasa pulchella de BerG. pasaria al gé-
nero Nezara subg. Atomostra, llamándose entonces Vezara (Atomostra)
pulchella (BerG) Ktikk. Este hemiptero, descrito en Ad. el Emend. ad
Hemip. Arg.. p. 183 (1884) como especie de la vecina orilla, es también
especie argentina, como lo atestiguan tres ejemplares en mi colección, ca-
zados en el bosque de Palermo.
CARLOS LIZER, Nota acerca de la presencia de la « Sitotroga cerealella » (Oliv.)
en la República Argentina.
Desde hace algunos años me vengo ocupando de formar el catálogo de
los insectos exóticos que se encuentran en nuestro país, habiendo publi-
cado a este respecto algunas notas en ésta y otras revistas.
La presente no tiene otro objeto que rectificar una afirmación que hace
el entomólogo Prof. J. Brernes, en el número ro de los Anales de la So-
ciedad Rural Argentina, página 683, al tratar de la Sitotroga cerealella
(Orrv.).
Dice el autor mencionado en su artículo : « Hasta la fecha no se habia
hablado de ella (5. cerealella) en la República Argentina, ni en toda Sud
América. Ahora, podemos contarla positivamente entre las plagas de nues-
tros graneros. »
Ahora bien, el Dr. €. Ber6, en su trabajo Lepidopleros patagónicos
observados en el viaje de 15874, publicado en las Actas de la Academia de
Ciencias de Córdoba, tomo I, año 1875, dice en la página gg al hablar de
la polilla en cuestión : « Esta polilla se encuentra en Buenos Aires, donde
ha sido introducida de Europa, muy abundante y hace mucho daño al
maiz. En los graneros y galpones, donde se guarda el grano, se halla este
animalito a millares, y es dañino, que muchas veces no se encuentra ni
COMUNICACIONES 531
un solo grano de la espiga del maíz que no se halle ahuecado por la oruga
de este microlepidóptero. También he observado esta especie en Córdoba
y en la provincia de Catamarca, donde todavía es escasa. »
Este simple error en nada desmerece el artículo del Prof. Brermes, y
no me guía, al hacer esta rectificación, otra cosa que el restablecimiento
de la verdad. Por otra parte, sabemos que nunca yerran los que nunca
nada escriben.
E. H. CORDERO (de Montevideo), Nota sobre « Opalina antilliensis » Metcalf., Ci-
liado parásito de los batracios del Uruguay (presentada por M. Doello-Ju-
rado).
En diciembre de 1917 hallé por primera vez, en el contenido rectal de
la rana, tan común en el Plata, Leptodactylus ocellatas (Livxeo), una inte-
resante especie del género Opalina, ¡unto con otro Ciliado parásito, Nyc-
totherus cordiformis StE1x.
Un año después, trabajando en el Instituto de Parasitología de la Es-
cuela de Veterinaria de Montevideo, volví a encontrar aquellos dos parási-
tos en el contenido rectal del sapo (Bufo arenarum HexseL).
Finalmente, este año, durante una estada en el departamento de Tacua-
rembó, pude constatar la presencia de Opalina en el recto de otra ranita
(Leptodactylus prognathus BOULENGER).
A mi regreso tuve oportunidad de examinar otras especies de Batracios
y en muchas de ellas pude observar uno u otro de aquellos Ciliados o
ambos a la vez. Su enumeración va al final de esta nota.
Estudié esa Opalina sp., que creí nueva en un principio, pero que re-
sultó ser igual por sus caracteres a la descripción de Opalina antilliensts
Mercaztr (1), del recto de Bufo marinus (Lixxeo), recogida en Jamaica.
La repartición geográfica de este último es muy extendida, pues se le
encuentra en toda la América meridional al este de la Cordillera, alcan-
zando por el norte Méjico y las Antillas y por el sur más allá del límite
austral de la provincia de Buenos Aires; de modo que no sería difícil que
Opalina antilliensis se hallara también en ese sapo en los estados del Pla-
ta, pero yo no la he buscado en tal especie.
He estudiado y dibujado en fresco diversos ejemplares de Opalina anti-
lliensis, tal cual los he encontrado en el contenido rectal del sapo. Entre
ellos he observado cierto número coloreados naturalmente por la bilis que
(1) Mayxaro M. MurcaLr, Notes on Opalina. 1, Chromosomes in Opalina. 1, Opalina antillien-
sis, new species, in Zoologischer Anzeiger, Bd. XLIV, páginas 533-541, 21 figuras, Leipzig, 1914.
132 PHYSIS (1V, 1919)
llenaba el intestino y coloreaba enteramente la mucosa y el contenido in-
testinal. Ello permitía ver en los ejemplares vivos, con mayor precisión,
las estrías de la cutícula y con claridad los núcleos.
Con el objeto de poderlos medir con exactitud, los fijé previamente con
una gota de ácido acético diluido, lo que, sin deformarlos, permite obser-
var sus dimensiones, pues en el animal vivo los movimientos rápidos que
ejecuta impiden toda aproximación.
Otros ejemplares fueron fijados con el licor de Horek — solución satu-
rada de acido pícrico, Bo; ácido acético, 2: agua destilada, 48 ; — exce-
lente medio de fijación y de coloración a la vez. De este modo pude estu -
diar y dibujar algunas faces de la división celular.
Las preparaciones coloreadas — que me fueron obsequiadas por el Prof.
Dr. Em. Messer — se fijaron antes con el líquido de ScHaubixy, y luego
fueron tratadas unas con hematoxilina de MaLLory, y otras con hemato-
xilina de Bónmer y eosina.
Las dimensiones lineales de Opalina antilliensis son muy variables,
prueba de ello son las medidas de cinco ejemplares que doy a continua-
ción :
Longitud Latitud =
A 262 y 172 Y 1.92
LAS DO 250 137 102
A E 187 93 1.96
ESTAR O 160 79 AUS
e 82 (055) 1.26
El contorno del cuerpo es ovoideo, pero se encuentran variaciones muy
marcadas, pues las especies del género Opalina se multiplican vegetativa-
mente por fisión longitudinal, como los Flagelados, o por fisión transver-
sal al igual de los Ciliados, y, como es natural, el sentido en que se haga
la división citoplásmica influirá eficazmente en la forma ulterior del
cuerpo.
El corte transversal del cuerpo es plano, tan plano como el de otras
especies, Opalina ranarum (EHreENBERG), por ejemplo; de modo que exis-
ten dos caras bien distintas, una dorsal y otra ventral. Ambas caras están
surcadas por estrías oblicuas, variables en número, en las que se implan-
tan cilios abundantes.
Debajo de la cutícula existe la capa subcuticular, en ella se perciben
los gránulos en que se insertan los cilios y que representan el cinetoplas-
ma, que aparecen con claridad en las preparaciones coloreadas.
El citoplasma se divide en dos zonas de estructura alveolar, una estre-
E. H. Corvero, Nola sobre Opalina antilliensis Murcarr.
Opalina antilliensis Mercarr. : 4, Forma vegetativa, tal como se presenta en las preparaciones
en fresco; con su contorno, estriación y posición de los múcleos; bh, Corte transversal del
cuerpo, según la línea de la figura anterior. Este corte interesa uno de los núcleos, que,
como se ve, está separado de la cutícula sólo por la delgada capa del ectosarco; c, Gontor-
no del cuerpo, núcleos en división mitótica. ln cada uno de ellos se observa que la membra-
na nuclear no desaparece durante este proceso, la presencia del segundo nucleolo y que la
cromatina está dispuesta en trozos. Se ha suprimido en este dibujo la estructura alveolar
del citoplasma ; sólo se establece en una pequeña porción del contorno los puntos hasales de
los cilios (cinetoplasma). Líquido de Schaudinn; hematoxilina de Bóhmer-eosina; d, Núcleo
en la anafase de la mitosis, con las dos diferentes clases de cromatina : la trofocromatina,
formando cromosomas macizos, y la idiocromotina, constituyendo las hileras de gránulos o
cromosomas granulosos; 4a-c, originales ; aumentadas X 250; d, imitada de Mercarr (1914.
fig. 12), aumentada X 89o.
COMUNICACIONES
al
[23
DW
cha, poco perceptible, ectosarco, otra mayor, endosarco, donde están
contenidos los núcleos.
Bien que Mercarr describa cierto número de vacuolas del sistema ex-
cretor en esta especie y las represente en las figuras 10 y 11 de su nota
descriptiva, yo no las he visto nunca, ni tampoco las he podido sorpren-
der en el momento en que arrojan su contenido al exterior.
Opalina antilliensis posee dos núcleos, que. como en todas las especies
del género, son ¿guales morfológica y fisiológicamente. En ese sentido.
Opalina difiere de todos los demás Ciliados, que, como es sabido, ofrecen
dos categorías de núcleos, macronúcleo y micronúcleo. Este carácter tan
exclusivo ha inclinado a Mrrcarr (1) a considerar el género en cuestión
como formando una rama más primitiva, la de los Protociliados, que se
distingue de los demás Ciliados (Euciliados), por poseer una sola clase de
núcleos (2).
Ambos núcleos, en estado de reposo, son ovoideos o circulares y están
situados generalmente en la línea axial del cuerpo. « El diámetro del
núcleo es un poco menor que el espesor de todo el ectosarco. No es nece-
sario, por lo tanto, hacer cortes para estudiar los fenómenos nucleares,
pues en las preparaciones totales la trama del ectosarco es lo único que
está por encima y por debajo de los núcleos, y esto no obscurece la visión.
La cromatina de cada núcleo no es abundante para el tamaño de aquél, y.
como en todas las Opalinas binucleadas estudiadas, se dispone sin arreglo
en la superficie del núcleo, inmediatamente debajo de la membrana. Esta
condición hace del núcleo de Opalina antilliensis el más claro y delicado
que para el estudio haya visto entre las Opalinas y aun entre todo el gru-
po de los Protozoarios » (3).
Durante la mitosis no desaparece la membrana nuclear, el nucleolo
pasa a uno de los núcleos hijos; siempre he visto aparecer muy pronto el
nucleolo del segundo núcleo.
Los cromosomas son de dos clases: unos, macizos, formados por la
cromatina vegetativa O trofocromatina; otros, granulosos, constituidos
por idiocromatina, cromatina germinativa.
«Durante la anafase, cada uno de los diversos cromosomas de un
(1) M. M. Mexrcarr, Opalina and the origin of the Ciliala (Abstract), im Proceedings of the
American: Society of Zoologists. Fifteenth annual meeting (1917), in The Anatomical Recprod., volu-
men 14, páginas 88-Sg, Philadelphia, 1918.
(2) Mercatr, loc. cit., página 89, 1918. The Opalinidae are an offshoot from the primitive
Ciliata before the laller had acquired true binuclearily and the subsequent dimorphism of nueclei. They
“should be classed as Prolociliata, under the Ciliata.
(3) Merrcatr, loc. cit., página 533, 1914.
PHYSIS. — T. IV 37
PHYSIS (IV, 1919)
Sy]
>
=
extremo del núcleo corresponde a otro cromosoma de la misma forma y
tamaño del otro extremo del mismo núcleo, y este modelo se reproduce
en todos los núcleos en el mismo estado de la mitosis. Tanto los cromo-
somas macizos hijos, como los granulosos, están unidos por pares a través
del núcleo por hilos bien coloreables, que ayudan a determinar qué cro-
mosomas se corresponden en cada par » (1).
En el contenido rectal de los Anfibios se pueden ver, por simples pre-
paraciones en fresco, o mejor, fijandolas con el licor de Horer, numero-
sas formas de mitosis, con toda la serie de estádos en el núcleo.
El citoplasma no obedece sinérgicamente a la división del núcleo, de
modo que se pueden ver ejemplares con cuatro núcleos, en los que el cito-
plasma permanece indiviso. En general, la fisión del citoplasma se efectúa
una vez que los núcleos hijos se han separado totalmente uno del otro.
Opalina antilliensis vive en el recto de los Batracios ya nombrados,
mezclado al contenido, generalmente muy próximo a la mucosa, en nú-
mero tal que, en ciertos puntos, las materias aparecen, a simple vista, de
color lactescente.
Como lo hace notar muy justamente Mercarr, ésta es la única especie
de Opalina que vive en el recto de Bufo marinus, hecho que constaté yo
también en las demás especies examinadas. No sucede esto en otras regio-
nes, donde dos o más especies distintas de Opalina parasitan simultánea-
mente al mismo animal.
Bufo arenarum se muestra siempre infectado en proporciones elevadas,
pues de 15 ejemplares examinados, casi contemporaneamente, 12 de ellos,
es decir, el So por ciento, estaban parasitados por Opalina antilliensts.
¿sta relación es posiblemente mayor, pues muchos de estos sapos vivian
en cautividad desde varios días antes y su intestino estaba totalmente
vacio. En cambio, en varios sapos de la misma especie recogidos en otro
lugar, no vi ni una sola Opalina en ei recto.
Sucede igualmente con la rana Leptodactylus ocellatus. Hay lugares en
los que no se encuentra ni una sola rana infectada; aquellos ejemplares
que lo están son siempre en menor número en relación a los indemnes.
En cuanto a Leptodactylus prognathus sólo ví un solo espécimen, pero:
si profusamente parasitado.
Seis ejemplares de yla raddiana FrrzisGER, examinados hace algún
tiempo, no contenían aquel Protozoario en el recto.
En compañía de Opalina antilliensis, aunque no tan abundante pero sí
más frecuentemente, vive otro Ciliado, Vyctotherus (cfr. cordiformis
(1) Mercazr, loc. cil., págima 5359, 1914.
a - o”
COMUNICACIONES 235
STEIN) ; que he visto en Bufo arenarum, en Leptodactylus ocellatus, y en
otros Batracios
Es éste un parásito de amplia dispersión geográfica, al revés de lo que
ocurre con las especies del género Opalina. En lo que respecta a Sud
América, a él se han referido, be La Rua, con ciertas dudas acerca de su
identidad, como parásito del sapo (Bufo marinus), de la República Ar-
gentina (1), y Aracíio, de la rana (Leptodactylus ocellatus), del Brasil (2).
Ninguno de estos dos autores hace mención de haber encontrado Opalina.
He ensayado el cultivo de Opalina antilliensis, diluyendo el contenido
rectal en solución fisiológica, pero no he podido hacer vivir esa especie
más de 24 6 36 horas. Nyctotherus, en cambio, persiste durante algún
tiempo en los cultivos.
En resumen, los Batracios que albergan estos dos Ciliados parásitos,
son los siguientes (expresando con la abreviatura Op., Opalina antilliensis
MercaLr, o una especie binucleada que presenta con aquélla analogías
muy marcadas, y con NVyct., la especie que refiero a Nyctolherus Cordi-
formis, STELN):
Atelopus Stelznert (WEYENBERGH), Nyct.
Pseudis mantidactyla (Cor), Op., Nyct.
Palúdicola Bibroni (Yscuunr), Op., Nyect.
Leptodactylus ocellatus (Lixxzo), Op., Nyct.
Leptodactylus prognathus (BouLeNGER), Op.
Limnomedasa macrogrossa (Dumérm «€ BimroN), Op., Nycl.
Bufo marinus (Lixxeo), Op., (Jamaica), Nyct. (Rep. Argentina, Bra-
sil).
Bufo Arenarum (HexseL), Op., Nyct.
Bufo Orbignyi (DumértL, € BrsroN), Op,, Nyct.
Hyla radiana (ErrsixcErR), Nyct.
F. LAHILLE, Nota sobre el « Anoplocephala magna (Abilg.) ».
El estudio de los invertebrados, con excepción de los insectos, arácni-
dos, moluscos e infusorios ciliados, no ha encontrado aún en el país, mu-
chos aficionados; y PHYSIS, al llamar de vez en cuando la atención de
sus socios sobre algunas de sus ramas, podrá despertar interés y sus-
citar vocaciones.
(1) PHYSIS, I, páginas 83-92, con figura, 1912.
(2) Memorias do Instituto « Oswaldo Cruz», IV, páginas 125-129, estampa 0, 1912.
536 PHYSIS (1V, 1919)
El intestino de los equinos puede albergar a tres tenias, que, desde
1848, se incluyen en el género Anoplocephala E. Br.
Las cuatro ventosas de adhesión (Acetabula) — relativamente grandes
— que ellos tienen, carecen de ganchos, y los segmen-
tos o anillos del cuerpo que se recubren unos a otros,
son tan anchos en relación a su largo que, a primera
vista, estos platozoarios parecen simplemente estriados
transversalmente.
La ilusión es tanto mayor cuanto su largo es peque-
ño, sobre todo si mentalmente se le compara con el largo
de las tentes del hombre (1)
Anoplocephala perfolata (Gzk.), que vive principal-
mente en el ciego del caballo, mide en general de 18 a
a 28 milímetros (ancho 3-15 mm.); A. mamillana
(MzLn.), del intestino delgado, varía de 4-50 milímetros .
hasta 50, por un ancho de 4-6 milímetros.
El mayor de los anoplocéfalos era el A. plicata (Zeb.
1800), cuyo nombre actual es A. a (AñrLG. 1789).
su largo oscilaba, según Neuman, de 15 a So milímetros.
por un ancho de 8 a 18 milímetros.
Pues bien — y es el objeto de esta pequeña nota, —
se puede ahora citar el caso de una tenia que alcanzaba
un largo de 153 milímetros, por un ancho máximo de
E Aa milímetros. Son las dimensiones de un ejemplar, cuyo
ejemplar de Santa dibujo agrego a esta comunicación, y que recibí última-
Isabel. Reducción : ,
oe os. mente de Santa Isabel (prov. de Santa Fe). Fué encon-
2, 46; B, acrón.
Ampliación: 4 Xx. trado en el duodeno de una yegua nacida y, por lo tanto,
infestada en el país.
Braux y Lúne (Hand. of parasit., p. 156, 1918) atribuyen a A. plicata
(= A. magna) un largo de 80 centímetros, que resultaría aún más excep-
cional que el que señalo, pues todos los anoplocéfalos que he obtenido en
el país no pasan de 20 a go milímetros de largo.
Hacen pocos años (Kataxe, 1880; ZscHOKKE, 1888; SCHEIBEL, 1890)
(1) Taenia solium : largo 2-3 hasta 8 metros.
Taentarhynchus saginatus : largo /-10 hasta 12 metros.
Diphyllobolhrium latum : largo 2-8 hasta 15-20 metros! La presencia de esta tenia en el país y
en el hombre ha sido señalada el 13 de noviembre de 1911 por el Prof. Robrícuez, de la Facul-
tad de Medicina, pero se trataba — como en otros casos — de extranjeros procedentes de re-
giones infestadas ; sin embargo, como el mismo parásito ha sido encontrado en el tigre criollo
(Paroor y Vinacovicn, 1917), es probable que un día u otro el botriocéfalo podrá atacar a la
población.
FP. Lamue, Nota sobre Taenia ovis (Cono ) KRawsom,
Taenia ovis (Cor».) Raxsow
mM
E
Ea
NA a cn rl A
COMUNICACIONES 537
que conocemos la anatomía de estas tenias de los equinos, pero — y es
increíble — ignoramos aún su historia biológica !
¿No habrá alguien en el país quien trate de dilucidarla y de encontrar
las formas preadullas >
Para facilitar la determinación rápida de los anoplocéfalos, doy la pe—
queña clave siguiente :
circulares y apicales...... M
Ventosa ; :
elípticas y laterales......... A. mamúlana
M. ¿Hay lóbulos redondeados atrás de ( Sí, A. perfoliata
lasiventosas io ( No, A. magna
F. LAHILLE, Nota sobre « Taenia ovis » (Cobb) Ransom.
En enero de 1916, en un informe elevado a la Dirección de Ganadería,
señalé la presencia en las ovejas del país de una Taenía que había sido
encontrada ya en varias otras regiones : Inglaterra (en donde fué descu-
bierta en 1866), Francia, Alemania, Argelia, África sudoeste, Nueva Ze-
landia y Estados Unidos.
El cistozoido, o larva quística de este cestode se ubica principalmente
en el tejido conjuntivo intermuscular de los músculos estriados y con pre-
dilección bien marcada en el del corazón o en el diafragma, en donde lle-
ga a su completo desarrollo antes de los tres meses de la infectación, no
tardando luego en degenerar allí rápidamente.
Sobre un total de 92 quistes que observé últimamente en un lote de 35
corazones de ovejas, remitidos por el ¡efe del servicio del frigorífico « La
Blanca », Dr. GarLos BourLtters, encontré-sólo / cistozoidos que no ha-
bían experimentado una degeneración (caseificación o calcificación).
En el dibujo que acompaña la presente nota se observa en la figura 1
la situación, que me ha parecido siempre más frecuente, de los quistes en
el corazón. Las figuras 2, 3 y 5 indican las formas más comunes de los
grandes (175 y.) y pequeños (110 y.) ganchos de la doble corona del acrón.
La figura 4 muestra la disposición en hileras discordantes de las papilas
de la vesícula del cistozoide, el cual es de forma ovalada y mide, en gene-
ral, de 5 a y milímetros en su diámetro mayor. Las larvas de mayor diá-
metro que he encontrado medían y < 10 milímetros. La figura 6 repre-
senta una de ellas con el acrodeón (o scolex) evaginado. Los corpúsculos
calcáreos abundan en el blastosoma o cuello del cistozoido. Hasta ahora no
he encontrado sino una sola vez el gametozoido o forma adulta de esta Tae-
nia en un perro del Sr. L. Grawbixt (partido de Magdalena, prov. de Bs.
538 PHYSIS (1V, 1919)
Aires). El ejemplar medía 20 centímetros de largo, pero faltaba el acro-
deón o « cabeza ». El ancho del segmento mayor, o cestomero grávido,
era de 5 milímetros; entretanto en los cestomeros maduros este mismo
ancho no pasaba de / milímetros. El largo de estos segmentos era 5 ve-
ces mayor que el largo de la papila genital.
Como Raxsom lo ha notado, en esta especie el campo testicular no pasa,
O pasa sino muy poco, la línea tangente atrás al ovario, y nunca llega a la
línea tangente al vitelogeno.
Del lado del gonoporo, la vagina cruza el ovario en algunos cestome-
ros, cuyo borde es, en todos los casos, mucho más largo que la papila
genital.
Los embrioforos ovalados miden en general 261. X 32 y.
Sería interesante establecer en los mataderos y en los frigoríficos la
estadística de los casos de infestación de las ovejas por esta Taenia, según
las edades y procedencias de los ovinos.
Resúmenes de otras comunicaciones
PEDRO SERIÉ, Datos acerca de la alimentación de 50 especies de ofidios.
Las observaciones, motivo de la comunicación, se hicieron sobre ejemplares en su
mayoría de la fauna argentina y algunos de los países limítrofes, vivos, en caulividad,
y otros (la mayor parte) conservados en líquido, cuyo contenido estomacal pudo ser
examinado, en las colecciones del Musco Nacional y en varias particulares.
Se desprende de dichas observaciones que la mayoría de las culebras (aglifas y opis-
toglifas) se alimentan, en libertad, de batracios, aunque no de un modo exclusivo ;
algunas de saurios, de moluscos desnudos, como las del género Cochliophagus): otras
de insectos, y hasta de otras serpientes, como las del género Oxyrhopus; habiendo tam-
bién omnívoras (Philodryas).
Los boinos comen mamiferos, aves y saurios; pero en cautividad aceptan carne
<
presas muertas.
Las culebras proteroglifas (Elaps) se alimentan casi exclusivamente de saurios
ofidios.
<<
Los vipéridos, solenoglifos (Lachesis y Crotalus), comen especialmente pequeños roe-
dores, cuises, ratas y otros; y también aves, saurios, batracios e insectos.
Epicrates cenchris, ratón. Oxyrhopus Cloelia, ofidios.
Eunectes notaeus, roedores. == maculatus, saurios.
Boa occidentalis, ave y roedor. Thamnodynastes Nattereri, batracios y co-
Helicops . leopardinus, pez, insectos y ve- leópteros.
getal. = punctatissima, batracios.
Drymobius bifossalus, batracios (ranas). Tachymenis peruviana, saurios y batra-
Herpetodryassexcarinatus, batracios (ranas). cios.
— carinatus, batracios (ranas). Leptophis liocercus, lagartijas y ranas.
COMUNICACIONES
Liophis poecilogyrus, batracios, saurios, pe-
ces.
— reginae, ranas.
— typhlus, ranas.
Cyclagras gigas, batracios.
Xenodon Merremi, batracios e insectos.
Lystrophis D'Orbignyi, saurios y batracios.
= semicinctus, batracios.
Aporophis lineatus, batracios y saurios.
Rhadinaea anomala, batracios e insectos.
— sagillifera, batracios.
— modesta, hatracios.
— occipilalis, saurios.
Simophis rhinostoma, batracios.
(5
S
Pseudotomodon trigonalus, saurios.
Tomodon ocellatus, moluscos.
Philodyras psammophideus, saurios.
= Schotti, mamíferos, saurios, ba-
tracios.
= Burmeisteri, mamíferos.
Erythrolamprus aesculopit, olidios y saurios.
Elapomorphus Spegazzini, saurios.
Elaps corallinus, saurios.
— frontalis, ofidios y saurios.
— Maregravi, ofidios.
Cochliophagus Catesbyi, moluscos.
— ventrimacalata, moluscos.
= targida, moluscos.
Himantodes cenchoa, saurios. Lachesis jararacussu, mamíferos y batra-
Leptodira albofusca, batracios. cios.
= annulata, batracios. — — alternatus, mamiferos (roedores).
Oxyrhopus pelolarius, saurios. — Nemwviedi, mamíferos y miriápo-
=— rhombifer, saurios. dos.
= trigeminus, saurios. — ammodytoides, saurios.
ES labialis, batracios.
CARLOS BRUCH, Nidos y costumbres de hormigas.
El Dr. Brucn mostró diversas fotografías de nidos de hormigas que, en un reciente
viaje con el Dr. Epuarno Carerre, pudo estudiar por los alrededores de Villaguay
(Entre Rios).
Después de copiosas lluvias, caídas a mediados de marzo (1919), las hormigas esta-
ban muy ocupadas en la reconstrucción de sus nidos. En lugares pobres de vegetación
abundaban hermosos cráteres de dolicoderinas, sobre todo de Dorymyrmex Wol/Jhigeli
FPoreL; caracterizados por su aspecto de reloj de arena, es decir, formados por dos
conos bajos, unidos por sus vértices. Algunos de estos cráteres, más altos, pero menos
estrangulados, tenían forma de tubo, con un labio plegado hacia afuera.
El examen de un gran nido de Poyonomyrmex coarctalus Maxr, vino a confirmar las
observaciones hechas por el autor en la sierra de la Ventana, sobre la misma especie
de hormigas recolectoras de granos (Anales Soc. Cient. Argent., t. 83, p. 304-308, fig.
3, 1917). Los conductos en aquel nido eran idénticos, si bien más numerosos; hubo
una decena de cámaras repletas con semillas de gramíneas, que las obreras acarreaban
desprovistas ya de las glumas, pero sus yemas se encontraban intactas.
Otros fotogramas representaban secciones practicadas por nidos de la « hormiga ne-
gra » (Acromyrmex Lundi Guér.). Los nidos de Villaguay se diferencian de las cons-
trucciones lípicas, por las hongueras colgantes y libres, no tapadas con residuos vege-
tales y ubicadas además en varias cámaras, en vez de una sola cavidad u « hoya ». En
parecidas condiciones se encontraba otro nido con dos hongueras contiguas, una al lado
de la otra, dentro de una gran cúpula de un viejo nido de Solenopsis saevissima Sm.
Posiblemente se trata, en los citados casos, de adaptación al ambiente, tal vez de nidos
en formación, debidos a colonias emigradas, con menos probabilidad a colonias jóvenes,
dado el gran número de individuos obreras que había en ellas.
540 PHYSIS (IV, 1919)
Refirió luego el Dr. Bruca sus observaciones sobre una interesante hormiga, tam-
bién cultivadora de hongos, que descubrió en La Plata, y descrita por el Dr. Sayrscm:
como Apterostigma Bruchi.
Los tres nidos examinados se encontraban en cavidades naturales de un terreno
removido; esta allina no construye, al parecer, cámaras propias. Las colonias son poco
numerosas en individuos. Las hongueras miden apenas 6 a 8 centítuetros de diámetro;
cuelgan sujetas a las raíces; como substrato emplean las hormigas excrementos de
orugas. ;
Esta especie progresa muy bien en cautividad. Las obreras no se preocupan del ob-
servador; reconstruyen inmediatamente sus hongueras, aumentándolas con los excre-
mentos de orugas que se les suministra y que llevan colgados de sus mandíbulas, la
cabeza fuertemente inclinada. Son incapaces de cortar o despedazar a los vegetales que
Bolilla a las 36 horas con hifas Hormiga hembra durante la postura de un huevo
(aumentada 25 veces) (aumentada » */, veces)
despreciaron siempre en estado fresco y aun finamente picados. Sin embargo, recogían
partículas de ciertas hojas, tratadas previamente con agua hirviendo; en esta forma la
yerba-mate (lex paraguayensis) dió inmejorables resultados en épocas que escaseaban
las orugas.
Por último, el Dr. Bruca comunicó sus recientes investigaciones sobre nuestra
«hormiga negra » (Acrom. Lundi), explicando cómo funda una nueva colonia y mos-
trandó una serie de nítidas fotografías de las primeras fases de las futuras hongueras y
de diversas actitudes de la hormiga reina.
Nuestra hormiga negra, como era de suponer, tiene más o menos las mismas cos-
tumbres que la hormiga « Sauva » (Atta sewdens), observadas por Hurer, Inrriy6 y
Gobi en el Brasil.
Los estudios del Dr. Brucn serán publicados en breve; sus resultados pueden resu-
mirse como sigue :
La hormiga hembra, antes de abandonar el hormiguero, lleva en su cavidad bucal
una bolilla, formada con substancias vegetales que contienen esporas de hongos.
Después del vuelo nupcial pierde las alas, penetra en el suelo, haciendo un hueco,
la cámara inicial del futuro hormiguero.
(0 :AGAC 5L
¿OMUNICACIONES 941
A las 24 horas deposita la bolilla, cuyas esporas germinan en el ambiente húmedo,
produciendo tenues filamentos, las hifas del hongo.
A los cuatro días la hormiga despedaza la bolilla para facilitar el desarrollo del hongo,
comenzando a poner huevos.
En los días siguientes, los hongos van aumentando notablemente; la hormiga los
abona con sus propios excrementos y continúa poniendo huevos, de los cuales utiliza
gran parte para su alimento.
Las larvas nacen a los 18 días; la hormiga madre las alimenta también con huevos.
En 6 a 8 semanas están crecidas y se convierten en ninfas, de las cuales resulta la
primera colonia de hormigas obreras.
R. SCHREITER, Observaciones biológicas sobre lepidópteros (presentada por M. Doello-Jurado).
La fauna lepidopterológica de la provincia de Tucumán tan rica en especies, ha indu-
cido al autor a formar una colección de las metamorfosis de algunos macrolepidópteros
caracteríslicos de esta provincia. Habiendo obtenido ya un buen número de biologías
completas, publicará en breve ese trabajo en PHYSIS. La dificultad en la recolección
del material biológico le impide presentar un trabajo en forma sistemática. Las siguien-
tes especies representan una parte de la colección biológica :
Attacus Jacobaeae, A. Maurus, A. lucumani, A. hesperus, A. sp., Automeris compli-
cata, A. aspera, A. Oberthiiri, A. Stuarti, Protoparce Bergi, P. sexta, Herse cingulata,
Erinnyis ello, Cocylius antaeus, Pholus satellitia annalis, Citheronia Vogleri, Papilio thoas,
Papilio polydamas, Danais erippus, Gonepteryx clorinde, Catopsilia philea, Chlorippe Lu-
casi, Thysania zenobia.
LUIS DELÉTANG, Sombreros de Nueva Caledonia.
Presentó el señor Derértave una colección de sombreros hechos con fibras de pal-
meras, que recientemente había recibido con destino a su colección particular, proce-
dentes de Nueva Caledonia.
SESIÓN ESPECIAL DEL 2 DE JUNIO DE 1919
En honor del Dr. Hermann von !lhering
Presidida por raxco PastorE
Presentes : €. Amecuixo, E. Bomax, R. Darpexe, L. DeLértano, M. DoreLto-Jurano,
A. G. Fress, A. Ganraro, P. GroererR, E. Hermure, €. M. Hicren, E. L. HoLm-
BERG, H. von lmerive, J. KowtLosky, Sra. J. D. ne KyBurc, J. KeimeL, C. Lizer, C.
MareLtr, Srta. E. Mortota, Srta. V. Pastore, P. Ser, H. Viena. —1. €. Var-
TUONE, secrelario.
Imposibilitado de concurrir el presidente, presidió la sesión el Dr.
Franco Pastor, quien presentó al ¡lastre naturalista, recordando en una
breve exposición las principales fases de su descollante personalidad cien-
tífica, que se ha destacado por sus grandes y valiosas publicaciones sobre
investigaciones zoológicas, zoogeográficas paleontológicas y también pa—
leogeográficas. Dijo que el Dr. Inerive hizo del Brasil su segunda patria
542 PHYSIS (1V, 1919)
y que el campo de sus estudios, realizados allí en largos años de labor fe-
cunda, comprendió mucho más que el inmenso territorio de la república
hermana, pues abarca casi todo el continente sudamericano, partes de
otras tierras vecinas y hasta los continentes desaparecidos.
Hizo notar cuánto le debe el progreso de la ciencia argentina, especial-
mente en las ramas de la zoología y paleontología, y al referirse a esta úl-
tima señaló, lo que es de todos bien sabido, en qué forma hermanó sus in-
vestigaciones con las que ejecutaba FrLoreNrivo AMEGHINO sobre la base de
las ricas colecciones reunidas principalmente por el hermano de éste, 1).
- CARLOS, y como ese trabajo armónico facilitado por el apoyo que recípro-
camente se prestaban, nos ha hecho conocer en forma tan completa la geo-
logia del Gretáceo y del Terciario de la Patagonia.
Dijo, luego, que siendo el Dr. luerrs6 miembro correspondiente de la
Sociedad Argentina de Ciencias Naturales, la sesión a celebrarse en su ho-
nor, más que una presentación, era una expresión de bienvenida, y ter-
minó augurando al distinguido consocio una feliz estada entre nosotros y
un éxito completo en sus nuevas tareas de director del Museo del estado
de Santa Catalina, después de lo cual declaró abierta la sesión.
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD ORNITOLÓGICA DEL PLATA
DOCTOR ROBERTO DABBENE
«Habiéndose también adherido la. Sociedad Ornitológica del Plata a la
Sociedad Argentina de Ciencias Naturales, con el objeto de tributar por
medio de una reunión especial un homenaje al Dr. Hermayx von ÍnerinG,
me ha cabido el honor y al mismo tiempo la íntima satisfacción de ser
designado para presentar al distinguido huésped los saludos de todos los
socios que componen la nueva institución.
«El Dr. Ineris6 es miembro honorario de nuestra Sociedad Ornitoló—
gica, como lo es de otras similares en el extranjero, y esto en atención a
sus vastos conocimientos también sobre esta materla.
«Lo mismo queen otras distintas ramas de las ciencias naturales a las
cuales se ha dedicado, el Dr. Inerive ha adquirido la reputación de un
distinguido especialista en ornitología, siendo ¡justamente considerado
como uno de los más competentes sobre la avifauna sudamericana.
«Sus numerosos trabajos son altamente apreciados tanto en Europa
como en los Estados Unidos, y casi todos se refieren a la rica avifauna
del Brasil, la cual ha estudiado durante largos años, ocupándose tanto de
la parte sistemática como de la biológica.
COMUNICACIONES
[b]
=
«El conocimiento de los trabajos del Dr. IneriG es considerado hoy
día indispensable, no sólo para el principiante que desea ocuparse del es-
tudio de las aves del Brasil, sino que también son consultados dichos tra-
bajos por los especialistas sobre avifauna neotropical.
« Durante el tiempo en que dirigió el Museo de San Pablo, ha dedicado
también especial atención a las colecciones ornitológicas. las cuales ha
sabido, a la par de las otras, organizar admirablemente, así que hoy día
son consideradas como las mejores existentes en Sud América, no sien-
do grande el número de museos del mundo que aventajen al de San Pa-
blo en relación a la avifauna del Brasil.
« Esas colecciones contienen cerca de 1238 especies de aves brasileñas,
sobre las 1550 que componen el total de las especies de aves conocidas
en el vasto territorio de la vecina república y como un complemento para
el estudio de la ornitofauna del Brasil ha reunido igualmente una de las
mejores colecciones de nidos y huesos. Además, se conservan en el Museo
Paulista, los tipos de 19 especies y subespecies de aves, la mayor parte
descriptas por el Dr. Inmeris6.
«No es mi intención enumerar aquí todos los trabajos que el Dr. Ime-
riNG ha publicado sobre ornitología y sólo me limitaré a indicar los más
importantes.
«Sus primeros publicaciones fueron sobre las aves de Rio Grande do Sul
y una de éstas Die Vogel der Umgegend von Taquard, ha sido hecha en
colaboración con el gran especialista el conde Haxs vox BrrLeeScH, y se
encuentra en el tomo correspondiente al año 1885 de la revista Zeits—
chrift fir die Gesammte Ornitholoyie de Buda-Pest.
«En 1898, publicó en el Journ. fir Ornithologie, un trabajo sobre la
distribución de las aves cantoras de San Pablo (Ueber die geographische
Verbreitung des Singuógel von Sao Paulo) y a éste siguió otro muy exten-
so titulado: As aves do Estado de Sao Paulo, el cual comprende casi todo
el volumen II de la Revista del Museo Paulista y contiene la descripción
detallada de 59o especies de aves de aquella provincia con sus respectivos
nombres vulgares y la principal sinonimia de cada especie.
« Habiendo también dedicado especial interés a la distribución geo-
gráfica, publicó en 1899 dos trabajos : uno en la revista The /bts, con el
título Critical Notes on the zoogeographical Relations of the Avifauna
of Rio Grande do Sul y otro en los Proc. Zool. Soc. London, titulado
On the Ornis of the State of Sao Paulo, el cual contiene un mapa en
donde establece las divisiones y regiones zoogeográficas por él descu-
biertas.
«En 1goo publicó en la Revista del Museo Paulista una lista de las aves
544 PHYSIS (1V, 1919)
observadas en Cantagallo y Nova Friburgo, la cual forma un apéndice a
un trabajo similar hecho por EuLer sobre las aves de esa región.
«Dos años más tarde publicó en el tomo Y de la revista nombrada, otra
contribución al conocimiento de la ornitología de San Pablo, trabajo que
comprende cuatro capítulos principales. En uno describe las aves no se-
ñaladas aún en esa provincia y es un suplemento a su trabajo anterior y
en los otros describe nuevos nidos y huevos de aves; trata del elemento
chileno patagónico en la avifauna de San Paulo y por último da una si-
nopsis de las aves de San Pablo. :
«En 1904 y siempre en la Revista del Museo, publicó la lista de las aves
del Paraguay, la cual es una de las mas completas y otro trabajo sobre
las aves de San Pablo con una larga discusión zoogeográfica en la cual,
por medio de cuadros analíticos indica los varios elementos que compo-
nen la avifauna de San Pablo
« En colaboración con su ilustrado hijo Rodolfo, publicó en 1907 el pri-
mer volumen de los Catálogos da Fauna brazileira, que comprende 485
paginas y 2 mapas y contiene la lista de todas las aves conocidas en el
Brasil, con su distribución.
« Pero el principal objeto del Dr. Iner1v6 ha sido profundizar el conoci-
miento de la avifauna del Brasil procurando esclarecer las condiciones bio-
lógicas de las aves de aquel país, sus migraciones y distribución. Con este
motivo publicó varios trabajos importantes y extensos, uno de los cuales
en la Revista del Museo Paulista, con el título Catálogo crítico compara—
tivo dos ninhos e ovos das aves do Brasil y otro en la revista The Auk del
año 1904 con el titulo The Biology of the Tyrannidae with respect to their
systematic arrangement, donde estudia comparativamente la biología de
los Tiránidos, ese grupo tan numeroso y cuyos géneros son tan difíciles
de separar y agrupar, llegando a establecer una nueva subdivisión de la
familia. Otro trabajo análogo, que trata de la biología y clasificación de
los cucúlidos brasileños, publicó más tarde en el tomo de la Revista del
Museo Paulista correspondiente al año £g14.
«En fin, el Dr. Inerrv6, se ocupó también en hacer investigaciones so-
bre los caracteres anatómicos que tienen relación con la clasificación de
ciertos grupos de aves; y, en un trabajo que publicó en la revista The Auk
el año 1915, The classification of the family Dendrocolaptidae, expone los
motivos para oponerse a la separación de los furnáridos como familia dis-
tinta de los dendrocoláptidos, contrariamente a la opinión del gran ornitó-
logo americano RoBerro RipGway.
«Fundándose sobre la observación de los cráneos de distintas especies
de estos grupos. demuestra que la separación basada en los caracteres de
ar
=
Qt
COMUNICACIONES
la forma de los huesos nasales llamado esquizorrinal, que se observa en
los furnáridos, en oposición a la forma llamada holorrinal, que se observa
en los dendrocoláptidos, es sólo superficial y no es de valor morfológico,
no habiendo, por consiguiente, una base anatómica para separar estos dos
grupos en familias distintas.
«Tal es la obra, en lo que a la ornitología se refiere, del sabio a quien
hoy rendimos homenaje y el cual como Burmerster, BerG y ÁmeEGHINO
en la República Argentina y Pmuierr en Chile, ha prestado en el Brasil
tan grandes servicios a la ciencia, honrando con su nombre a ese país y
a la institución cientifica que durante largos años tan sabiamente ha di-
rigido. »
HERMANN VON IHERING, Consideraciones generales sobre las formaciones sedi-
mentarias cretáceo-terciarias de la Patagonia.
El disertante, después de algunas palabras de agradecimiento sincero
por las atenciones con que había sido recibido por los colegas argentinos,
hizo una exposición oral de los resultados más generales de la geología de
la Patagonia, cuyo resumen, hecho por el Dr. Ineriwc, va a continuación.
Es un contraste singular — dijo — el que en el sentido geológico existe
entre el Brasil y la Argentina, pues el primero ha sido tierra firme desde
los tiempos más remotos, con raras señales de transgresiones del mar,
mientras que la segunda, por la sucesión de numerosas faunas terrestres
y marinas, es uno de los países más interesantes de la tierra.
Sin entrar a desarrollar largamente la geología de Patagonia, el di-
sertante trató de aquellos problemas aún no aclarados suficientemente.
Discutió así extensamente la edad de las capas de Roca y de Salamanca,
refiriéndose a sus nuevos estudios, destinados a fijar por vía de compara-
ción, las diferencias entre los moluscos del Cretáceo superior y del Ter-
ciario inferior. En general, es pronunciada la desaparición de los tipos
antiguos y la aparición de géneros nuevos, pero no puede establecerse un
límite absoluto. Un ejemplo instructivo es el que ofrecen los cefalópodos.
En el Cretáceo superior desaparecen los Ammonites. En el Daniano de
algunas localidades del globo existe aún una especie de Baculites : en otras,
una Belemnites:; en otras, ninguno de esos dos géneros; en cambio, au-
mentan en número las especies de Nautilus. Sólo en el Eoceno aparece,
al lado de Nautilus, el género Aturia, que además de sus tabiques angu-
losos, tiene también un carácter especial en la forma de su última cámara,
la cual no es redondeada en su periferia como en /Vautilus, sino compri-
mida, subcarenada. Del punto de vista comparativo, los depósitos de:
546 - PHYSIS (IV, 1919)
María Farinha y otras localidades del norte del Brasil, pueden ser clasi-
ficados únicamente como supracretáceos.
En la Patagonia también el caso está fuera de duda, visto que los
depósitos marinos cubren a otras capas de origen terrestre, en las cuales
al lado de huesos de mamiferos placentales como Notostylops. ete., se han
hallado restos de dinosaurios, grupo de reptiles que, como es sabido, se
extinguen en la era mesozoica. Los peces fósiles de Salamanca que Fu.
Amecmio había enviado al Dr. Smrra Woowarb para su clasificación,
son, según lo que este paleontólogo comunicó al disertante, indudable-
mente cretáceos (Protosphyraena, etc.).
En la formación deseadense o del Pyrolherúunm no se hallan restos de
dinosaurios, y aparecen por primera vez dos órdenes de mamiferos: los
cetáceos y los roedores. Por los nuevos estudios del disertante como por
las nuevas publicaciones de A. Wiwxbmausen, modificando conclusiones
anteriores, ha quedado establecido entre los competentes investigadores
sudamericanos, que las capas sedimentarias de Roca y Salamanca perte-
necen al Daniano. a
En vista de estos resultados de las investigaciones y teniendo en cuenta
que el hiatus entre el piso de Salamanca y la formación patagónica es in-
significante, resulta evidente que esta formación representa el terciario
antiguo. El conferencista protestó contra la repetición de los errores co-
metidos por BorcHerr, de donde resulta la opinión de la edad pliocena de
la formación entrerriana. No se debe hacer uso del defectuoso estudio de
Borcnerr sin conocer las correcciones contenidas en la obra de H. v. Imk-
rIvG, Les mollusques fossiles de Argentine (1907). El que desee escribir
sobre las formaciones sedimentarias de la Argentina, debe tomar conoci-
miento de la respectiva bibliografía. En este sentido, el disertante combate
el procedimiento de W. B. Scorr, quien no reconoce la importancia del
hecho de que los Ursidae, que en Norte América son conocidos sólo del
Pleistoceno, en la América del Sud tienen representantes en el Terciario.
Se refirió después a las interesantes nuevas excavaciones hechas en Mi-
ramar por el Sr. CarLos AMEGHIxO e insistió en la necesidad de un nuevo
y bien cuidadoso examen de los horizontes del pampeano. De sumo inte—
rés ha sido para él un atlas humano de Santa Fe conservado en el Museo
Nacional de Buenos Aires y que al par de diferencias notables está íntima-
mente ligado al atlas de Monte Hermoso, descrito por Lemnmann-NrrscuB.
Las informaciones que el disertante obtuvo sobre el atlas de Monte Her-
moso no le han dejado duda de que se trata realmente de un objeto del
horizonte hermosense, esto es, del Plioceno.
Refiriéndose a su colección de moluscos fósiles de Patagonia, el confe-
COMUNICACIONES
ol
=
a]
rencista declaró que es inexacta la versión según la cual su separación del
cargo de director del Museo Paulista hubiese sido motivada por la enaje-
nación de aquella colección. Dijo que había regalado al Museo de Sáo
Paulo toda su colección malacológica, reservando sólo los Uniónidos y
los fósiles de Patagonia, como consta en documentos oficiales. Antes de
vender la coleción de Patagonia al Museo de Buenos Aires. la ofreció a
los gobiernos de Sáo Paulo y de Minas y aun llamó la atención del presi-
dente del Estado hacia la proyectada venta « con el objeto de impedir fu—
turas reclamaciones y a fin de que no se pudiese decir algún día que ha-
bía vendido objetos de propiedad del museo de que era director ». Así,
procedió correctamente, mientras que el gobierno de Sáo Paulo, sin objetar
la venta proyectada, desconoció más tarde los actos de los gobiernos ante-
riores. No ha habido, pues, responsabilidad de su parte, sino sólo imputa-
ciones falsas y calumniosas, pero el disertante conserva la estimación del
elemento luso-brasileño, como lo demuestra el hecho de que el gobierno
de Santa Catalina lo haya designado recientemente director del nuevo
museo de dicho Estado.
Después el conferencista se refirió a sus estudios sobre dientes fósiles
de selacios de Patagonia. El opúsculo de Ler1cue, dirigido contra las pu-
blicaciones respectivas de FL. AmeGH1iNo, contiene con relación a algunas
especies, críticas exactas, pero el conjunto no puede ser aprobado, pues
confunde los materiales de las formaciones patagónica y entrerriana como
si fuesen contemporáneos e idénticos. El conferencista lleva consigo todo
el material de dientes de selacios de la colección AmeGHIiNo, cuyo estudio
le ha sido confiado por el señor CARLOS ÁMEGHINO, como asimismo un
manuscrito inconcluso de FL. AÁmeGHIxO. E
Terminó su conferencia diciendo que durante su visita a Chile y la Ar-
gentina había tenido ocasión de entrar en relaciones con casi todos los
hombres de ciencia competentes en geología de Patagonia y que todos
aceptan la edad supracretácea para los depósitos de Salamanca y Roca y
eogena para la formación patagónica, lo cual significa que se consideran
correctas las opiniones que a este respecto habían sostenido FL. AmeGHino
y H. von Inerrx6.
HERMANN VON IHERING, La historia del océano Atlántico y de los países limí-
trofes (1).
El Dr. vox Iuerrise comenzó su conferencia exponiendo los fines que
persigue el estudio de la geografía zoológica, rama de la ciencia que él
(1) Por los puntos de contacto que tiene con la anterior disertación, damos en este lugar el
PHYSIS. — T. IV 38
548 PHYSIS (IV, 1919)
cultiva de preferencia, mostrando que no sólo se trata de conocer la dis-
tribución actual de los animales, sino también la de los tiempos pasados,
y por tanto los caminos de que han tenido que servirse los inmigrantes
en las diferentes épocas y formaciones del globo. Esta tarea sería relativa -
mente facil si los datos geológicos fuesen más completos. Hay sin embar—
go, paises grandes como las repúblicas del Uruguay y del Brasil que casi
siempre se han mantenido en estado de tierra firme y que por tal razón
presentan escasos materiales de restos de las faunas extinguidas. Además
de esto, muchas tierras ocupadas antes por ricas floras y faunas están hoy
sumergidas en los grandes océanos. Reconocer la configuración antigua
de los continentes, es decir, elucidar la paleogeografía, corresponde, por
consiguiente, en gran parte, a la zoogeografía.
Cierto es que hay naturalistas que aún conservan la antigua doctrina
de Wazrrace, según la cual las grandes profundidades océanicas se man—
tendrian invariables; pero esta hipótesis no cuenta hoy con más partida-
rios entre los naturalistas vivientes de la América del Sur. El gran núme-
ro de especies de caracoles del género Achatinella y otros vivientes en las
islas Sandwich, sólo pueden haber alcanzado aquella isla por migración
activa, puesto que los caracoles, babosas, moluscos de agua dulce, ra-
nas, etc., no soportan el transporte prolongado en el agua salada del mar.
El estudio de la fauna de agua dulce y particularmente el de las conchas
bivalvas de la familia de los Uniónidos, condujo al conferencista a la con-
vicción de que el sur del Brasil y las costas del Uruguay y del norte de
la República Argentina se encontraban ligadas al sur del África durante
la época cretácea y parte de la terciaria. Los Mutelidae, moluscos bivalvos
de agua dulce de la América meridional tropical y del África, que se dis-
tinguen por una larva bien singular, eran comunes al continente cretáceo-
terciario, que von InerisG denominó Archhelenis — nombre que recuerda
la isla de Santa Elena, que formó parte de aquella tierra, — y el hallazgo
de una especie de Pletodon en capas de edad triásica (1), en el Estado
de Sáo Paulo, muestran que esas relaciones son antiguas y que eran más
pronunciadas en épocas remotas.
De igual modo las faunas de agua dulce de la Patagonia, de Chile y de
Nueva Zelandia conservan en su carácter general y en las especies aliadas
entre si de Diplodon, Parastacus, etc., señales de antiguas conexiones, que
resaltan por la existencia del mismo parásito externo en estos cangrejos.
extracto de la conferencia dada por el Dr. ImeriG en el anfiteatro de anatomía de la Escuela
de veterinaria de Montevideo, el 14 de junio pasado.
(1) Véase nota al final.
ComunicACIoNES 549
de agua dulce (1). Un vasto continente, Archinotis, de vox Inertx6, se ex-
tendía en el comienzo de la época terciaria entre Nueva Zelandia y Aus-
tralia hasta la Patagonia. En este continente se difundieron mamiferos y
otros animales, entre ellos la singular tortuga terrestre con cuernos en la
frente, que el Dr. Fraxcisco P. Morexo descubrió y describió con el nom-
bre de Miolania. ;
El conferencista expuso después las inmigraciones de los mamiferos tanto
en el África como en la América del Sur. En ésta los mamiferos — de los
cuales los más antiguos, como el género Votoslylops, vivieron en la Patago-
nia al final de la época cretácea conjuntamente con aquellos inmensos
reptiles extinguidos, que la ciencia conoce con el nombre de Dinosaurios
— quedaron por mucho tiempo aislados, hasta que llegaron nuevos tipos
por dos inmigraciones sucesivas, una miocena que entre otros represen—
tantes del hemisferio septentrional trajo los osos, y otra en el principio de
la actual época cuaternaria, por la cual aparecieron en el Brasil y en las
repúblicas del Plata el mastodonte, los perros y gatos y los grandes ungu-
lados.
El estudio de las conchas marinas fósiles de la Patagonia confirma los
resultados obtenidos por otras investigaciones. Los depósitos cretáceos así
como los del Terciario antiguo de Patagonia encierran conchas que son
completamente diferentes de las que se encuentran en las capas de la mis-
ma edad en el norte del Brasil. Es claro, pues, que las faunas marinas de
aquella época no se pudieron mezclar en la costa atlántica de la América
del sur y esto sólo puede explicarse por la suposición de una barrera,
un puente terrestre que ligaba al Brasil meridional con el África. Tene-
mos, pues, otra prueba de la existencia de Arquelenis.
Solamente en los depósitos de Entre Ríos aparecen en medio de antiguos
tipos del mar patagónico especies de Oliva, Strombus, etc., de la fauna de
las Antillas y del Brasil septentrional. Claro está que entonces existió for-
mado el océano Atlántico y esto sucedió durante la formación miocena,
visto que las clasificaciones de BorcHerT, que condujeron a otro resulta-
do, son en gran parte falsas. Fué en el Mioceno que estaba concluida la
formación del océano Atlántico. A principios del Pleistoceno o de la épo-
ca actual es que se realizó el intercambio de los mamiferos de ambas Amé-
ricas, hecho que comprueba la unión definitiva de las dos grandes masas
del continente americano.
(1) El Dr. von InuriscG hace referencia a las especies del género Temnocephala Blanchard,
Plathelmintos ectoparásitos distribuídos por Sud América, Nueva Zelandia, Australia, Célebes y
Madagascar.
550 PHYSIS (IV, 1919)
Addendum. — Con referencia al molusco bivalvo fósil mencionado en
la anterior disertación y a las capas geológicas en que fué hallado, creo
útil hacer la siguiente aclaración.
La especie Pletodon priscus lu. fué descrita en una de las entregas de
la Commissáo yeographica e geologica do Estado de S. Paulo. Explora-
cúo do Rio Grande e de seus affluentes, página 39, estampa IV, figura
1-4, 1913 (fecha del MS., 31 de julio de 1912), habiendo aparecido tam-
bién con las mismas figuras en mi estudio Analyse der siidamerikanischen
Heliceen. en Journal Acad. Nat. Se. Philadelphia, volumen XV, pagina
475-476, 489, 1912.
El hallazgo de esta Mutelidae fué sumamente interesante, pero tratán—-
dose de un género viviente, no influye en la apreciación de la edad geoló-
gica de las areniscas de Baurú en Sáo Paulo. Era decisiva, en cambio, la
clasificación de los saurios. Los principales restos eran los dientes, de los
cuales mi hijo Rovoreno v. Iner1xG se ha ocupado en la Revista do Museu
Paulista (vol. VHIL, p. 141, 1911). Habiéndoselos remitido en consulta al
Dr. FLorewriso AMEGHINO, éste consideró el diente grande como de Car-
charodon cf. Rondeleti y al menor como de un Proalligator. En vista de
ésto, dedujimos que la referida formación era terciaria. Como sin embar-
go yo me estaba ocupando ya de dientes de selacios y dudaba de la cla=
sificación, mandé los dientes al Dr. Smira Woobwarb, quien los recono-
ció como dientes de saurios mesozoicos, el grande como de un Thecodon-
tosaurus, género de dinosaurios conocido hasta ahora sólo del período
triásico y el pequeño como de un Grocodilido de la familia Gontopholidae.
El Sr. Joviavo A. D'Am” Pacmeco, en la misma entrega de la Commis-
sáo geographica e geologica citada más arriba (Notas sobre a geología do
valle do Rio Grande, p. 33-38), se ocupó del asunto haciéndolo aparecer
como ridículo. Al principio los diarios hablaron de « huesos humanos »,
que sin embargo eran huesos chatos de Quelonios; ni AmeGHINO ni mi
hijo hablaron de tal Pro-homo, como erróneamente informa el Sr. Jovraxo.
Este señor obtuvo del municipio de Barretos, estación de la Collina, nue-
vos restos de dos cocodrilos y de un dinosaurio que clasificó como Mega-
losaurus? Sí esta clasificación fuese exacta, tendríamos reunidos en la
misma capa, saurios del Triásico y del Wealdense.
Considerando no resuelta la cuestión de la clasificación de los saurios
de las areniscas de Baurú, es claro que hubo error de parte mía y de mi
hijo cuando al principio hablamos de depósitos terciarios. Los respectivos
depósitos son triásicos O jurásicos, y si yo tuviese que juzgar como cono-
cedor de la historia de los moluscos me inclinaría en favor de la edad
W'ealdense.
COMUNICACIONES DD1
ROBERTO DABBENE, Especies de aves poco comunes o nuevas para la República
Argentina.
Durante las últimas exploraciones que los señores Juas MoNGENSEN y
Fraxcisco MaxueL Robrícuez han llevado a cabo en las regiones noroeste
y nordeste (1) de la República Argentina, han colectado varias especies de
aves, las cuales, si bien habían sido señaladas cerca de las fronteras de los
países limitrofes, no habían sido obtenidas aún en el territorio argentino,
y de otras, sólo se habían conseguido raramente algunos ejemplares y ya
figuraban en las listas de las especies de nuestra avifauna.
La mayor parte de estas especies se encuentran en las colecciones del
Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires, y en la colección
particular del señor Stewart Smieron, de Concepción (Tucumán), y son
las siguientes :
RHEIFORMES
1. Pterocnemia tarapacensis Garleppi CuugB. « Avestruz de la puna ».
Pterocnemia tarapacensis garleppi CmusB, Bull. Brit. Ornith. Club, XXXMMI,
n” CXCIU, dec. 23, p. 79 (1913, Esperanza, Bolivia, alt. /.000 m., colec.
G. Garceer, in Mus. Tring.).
Rhea darwini aut. (part.).
Un ejemplar de este pequeño avestruz ha sido obtenido por el Sr. Mo-
GENSEN en Pasto Ventura, en el Gerro Nevado, alt. 5000 metros, provincia
de Catamarca, y se encuentra en la colección del señor StewArT SHIPTON.
Según el señor Mocexsex, no es raro en la Puna, pero muy difícil de
obtenerlo. Es especie nueva para la Argentina.
TINAMIFORMES
2. Tinamus solitartus (Vwitor). « Mocoicogaé », « Macuco ».
Cryptura solitaria Viemior, Nouv. Dic. d'Hist. Nat., XXXIV, p. 105 (1819,
fundada sobre « Ynambú Mococoigoé» Azara, Apunt., MI, p. 56, n*
CCCXXXIIL, 1805. — Paraguay). ?
Este tinámido ha sido obtenido por el Sr. Mocewsex en Bonpland, Mi-
siones (colec. STewART SHIPTON).
(1) Puerto Segundo sobre la margen izquierda del Alto Paraná y Santa Ana, ambas locali-
dades situadas en el territorio de Misiones.
PHYSIS (IV, 1919)
(1
(55)
eN
Ya había sido señalado en Misiones por el Sr. W. Berrox1, sin indicar
la localidad.
3. Crypturellas parvtrostris (Water). « Pequeña perdiz del monte ».
Crypturus varvirostris WacLer, Syst. Av. gen. Crypturus. sp. 13 (1827, Brasil).
O ad. Santa Ana, Misiones, XI, 24, 1917. F. M. Roprícuez.
Ala, 112 mm.; tarso, 27 mm.; culm. expuesto, 189 mm.
Q ad. Santa Ana, Misiones, XI, 16, 1918. F. M. Robrícuez.
Ala. 113 mm.; tarso, 30 mm.; culm. exp., 20 mm.
Colección del Mus. Nac. Bs. Aires.
Estos ejemplares son idénticos a otro de Minas Geraes. Brasil, con el
cual los he comparado, :
Es especie nueva para la República Argentina.
COLUMBIFORMES
h. Oreopeleía violacea violacea (Vemmtxcx).
Columba violacea Temmixck, Les pigeons,1, fam. trois., p. 67, pl. 29 (1808-11,
Nouveau monde).
¿5 ad. Santa Ana, Misiones, 16, MI, 1918. F. M. Roprícurz.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires.
Nueva para la Argentina.
CHARADRIIFORMES
5. Actitis macularia (Livxag us). « Chorlo ».
Tringa macularia Liwwazus, Syst. Nat., ed. XI, L, p. 249 (1776, Pennsyl-
vania).
Y ad. Concepción, Tucumán, Ml, 4, 1918. J. MocExsEx.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires y colecc. Stewart SH1PTON.
Nuevo para la República Argentina.
6. Aegialitis alticola BerLeescH et Srorzmanny. « Chorlo ».
Aegialitis alticola BerLeesca et Srorzmanx, Proc. Zool. Soc. Lond., 1902, may.
6, p- 51 (1902, Ingapirca, Perú. J. KarrvowskyY, in Mus. Branicki).
Aegialitis occidentalis (nec Cabanis) SuarpE, Cat. Birds Brit. Mus., XXIV,
1896, p- 295 (Tarapacá, Chile). Cf. Bert., l. c., p. 52.
'o ad. Lago Helado, Catamarca, alt. 3700 m., MI, 6, 1918. J. Mocenxsex.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires y colecc. SrewartT SHierox. :
COMUNICACIONES 553
Ala 121 mm.; cola, 54 mm.; culmen expuesto, 14,50 mm.; tarso, 27,50 mm.
Iris pardo; pico, tarsos y dedos negros.
Este ejemplar concuerda perfectamente con la descripción de Ber=
LEPSCH y STOLZMANN. Es nuevo para la Argentina.
CORACIIFORMES
Trochili
7- Agyrtria versicolor versicolor (Viemior) « Picaflor ».
Trochilus versicolor Viemror, Nouv. Dict. d'Hist. Nat., XXI, p. 480 (1818,
Brésil, tipo in Mus. Paris).
Agyrtria affinis Sarviy, Cat. Birds Brit. Mas., XVI, p. 185 (1892).
Y ad. Puerto Segundo, Misiones (alto Paraná), 25, IV, 1917. J. Mocexsex.
Mus. Nac. Bs. Aires y colecc. Stewart SHIPToN.
Unicamente señalada por Berro en las Misiones argentinas, aun sin
indicar la localidad.
S. Phoetornis eurynome (Lesson) « Picaflor ».
Trochilus eurynome (Lessow), Hist. Nat. Troch., 91, pl. 31 (1831, Brésil).
Y ad. Puerto Segundo, Misiones (alto Paraná), 9, IV, 1917. J. Mocensex.
Q ad. Puerto Segundo, Misiones, 17, V, 1917. J. MoGrExsEx.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires y colecc. Srewarr Smiprox.
Señalada por Bertox1 en el Alto Paraná (Paraguay).
Es especie nueva para la Argentina.
9. Stephanoxis Loddigesi (GouLb) « Picaflor ».
Trochilus loddigessi Gouio, Proc. Zool. Soc. Lond., 1830, p. 12 (1830, Rio
Grande do Sul).
DD. ad. Puerto Segundo, Misiones (alto Paraná), y y 12, V, 1917. J. Mo-
GENSEN.
Q Puerto Segundo, 21, IV. 1917. J Mocexsex.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires y colec. Srewart SHIPTOy.
Este bonito picaflor había ya sido señalado en Misiones por Berrom y
obtenido por Wacwer en Villa Lutetia, cerca de San Ignacio, en ese mis-
mo territorio.
554 PHYSIS (1V, 1919)
PASSERIFORMES
Fam. Hylactidae
10. Seytalopus niger (SwA1IxSON).
Plutyurus niger Swarxsox, Anim. in Menag., 1838, p. 323 (1838, Chile).
Seytalopus niger Mexecaux et Herimaxr, Bull. Mus. Hist. Nat., París, XI,
1905. p. 379 (Talcahuano, Chile). — CHarmay, The Ank, XXXII, oct. 1915, p-
411 (Chile; Colombia).
Scytalopus magellanicus (nec GmMELIN) aut. part.
'9, no enteramente adulto. Lago Nahuel Huapí, Neuquen, feb. 17, 1918. E.
Buvnín.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires.
Iris negro, tarsos amarillentos, pico negruzco.
ob ads. Lago Nahuel-Huapí, dic. 1912. Gorboy Bowmax.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires.
Ala, 48 mm.; cola, 34 mm; culmen expuesto, 12 mm.; tarso, 19 mm.
Estos ejemplares son bien distintos del Seytalopus magellanicus (GmE-
LIN) que habita también esa misma región. Las partes superiores son
pardo fuliginosas o de un ceniciento apizarrado obscuro, las rectrices no
tienen barras. Las partes inferiores son apizarrado obscuras, y los flancos
ocráceos obscuros con pocas barras negruzcas.
Carecen absolutamente de blanco en la corona.
Las dimensiones son algo menores que en los ejemplares del norte de
Chile y de Colombia.
Es especie nueva para la República Argentina.
La distribución geográfica de esta especie es interesante, pues se encon
tró en Chile (Valparaíso), Neuquen y Colombia, sin que se haya encon—
trado en la región intermedia. El mismo caso sucede con otras dos espe-
cies de cotíngidos, Pyroderus scutatus y Xenopsaris albinucha Burm, los
cuales sólo han sido encontrados respectivamente, la primera especie en
el Brasil meridional, nordeste de la Argentina, Paraguay y en el nordeste
del Perú, Colombia y Venezuela ; y la segunda en el nordeste de la Ar-
gentina, Brasil meridional (Sáo Paulo) y Venezuela, sin que se hayan
señalado en las regiones intermedias.
Fam. Conopophagidae
11. Conopophaga lineatá anomala (BerTOM).
Myiagrus lineatas W1eb, Beitr. Naturg. Bras., WI, p. 1046 (1831, Arrayal da
y1ag ( ] )
Conquista, provincia de Bahíia)].
Comunic ACIONES
51
(31
Qi
Ceraphanes anomalus Benton, Aves nuevas, Paraguay 1901, p. 115 (Alto Pa-
raná, Paraguay).
'o ad. Santa Ana, Misiones, XI, 4, 1917. F. M. Ronrícuez.
2: Puerto Segundo, Misiones, V, 17,
Mus. Nac. Bs. Aires, y colecc. Srewart SHIproN.
1917, J. MoGExsEx.
Estos ejemplares difieren de los del Brasil, con los cuales los he com-
parado, por los caracteres indicados por Cmus (1b1s, 1910, p. 518), es-
pecialmente por tener una coloración menos rojiza en el dorso y por la
mayor extensión del blanco en las partes inferiores. Ala 72 milímetros,
cola 47, culmen expuesto 11, tarso 31 1/2 milímetros.
Iris marrón; pico negruzco por arriba, crema por debajo.
Fam. Formicariidae
12. Hypoedaleus guttatus Rodriguezianus (BERTOMI).
[Tamnophilus guttatas Viemor, Nouv. Dict. d'Hist. Nat., UL, p. 315 (1816, su-
deste Brasil)].
Tamnophilas rodriguezianus Berton1, Aves nuevas, Paraguay 1901, p. 137 (Alto
Paraná).
o ad. Puerto segundo, 10, VI, 1917. J. MocensEx.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires y colecc. SrewarT SHIPToN.
Este ejemplar difiere de los del Brasil por la coloración fulva muy clara
del inferior del abdomen.
Nuevo para la República Argentina.
OS Dystthamnus mentalis menlalis (Vemmixck).
Myiothera mentalis Temmixck, Pl, Col., M. livr. 30, Jan., 1823, text. a pl.
179» fig. 3 (1813, Brésil).
o y Y. Puerto Segundo, Misiones, V, 23, 1917. J MocewsEx.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires y colecc. StewART SHIPTON.
Señalado en el Alto Paraná por BeErTOx1.
14. Formicwora ferruginea (LicHTENSTEIN).
Myiothera ferruginea LicmrenstEI¡N, Verz. Doubl. Berl. Mus., p. 44 (1823,
Bahía).
O. Puerto Segundo, 14, 15, V, 1917. J. MocexsEn.
Colecc. Mus. Nac. y colecc. STEWART SHIPTON.
Señalada por Berrox1 sobre la costa paraguaya. Nueva para la Repú-
blica Argentina.
556 PHYSIS (1V, rgrg)
15. Pyriylena leucoptera (VimLor).
Turdus leucopterus Viemior, Nouv. Dict. d'Hist. Nat., XX, p. 272 (1818,
Brésil).
o ad. Santa Ana, Misiones, 10, 1, 1918. F. M. Robrícuez.
Iris rojo.
Q ad. Puerto Segundo. Misiones, 11, V, 1917. J. Mocexsew,
Colecc. Mus. Nac. y colecc. SrewarT SHIPTON.
Ya señalada por Berton1 en el leuazú or Wacwxer en Villa Lutetia.
3 y
cerca de San Ignacio (Misiones).
16. Grallaría varia umperator LAFRESNAYE.
Grallaria imperator LarresNaYe, Rev. Zool., 1842, p. 333 (1842, « Dans la
province Saint-Paul »).
Grallaria varia rufiventris W. Berroxt, Fauna paraguaya. Aves, im Descripción
Jísica y económica del Paraguay. dic. 1914, p. 51.
O, dD> O, Y ads. Santa Ana, Misiones, 9, 1, 1918. F. M. Roprícurz.
Ala, 123-125 mm.; cola, 50 mm.; culm. exp., 28 mm.; tarso, 58 mm.
Estos ejemplares concuerdan en todo con la descripción de la especie
de LAFRESNAYE.
Nueva para la República Argentina.
Fam. Dendrocolaptidae
17. Siptornis maculicauda BerLePscH.
Siptornis maculicauda BerLerscu, Journ. fir Ormith., 4g Jahrg., n* 1, Jan.,
1901, p. 92 (1901, hab. Bolivia alta occidentalis; Iquico, alt. 4000 m. G.
Garteer, in Mus. H. v. BerLeescn).
O Q. Aconquija, NW. Argentina, alt. 4000 m., 6, IX, 1918. J. Mocessex.
Colecc. StEwART SHIPTON.
Esta especie está bien caracterizada por tener las partes superiores fuer-
temente estriadas y por las rectrices rojizas con estrías longitudinales y
líneas irregulares negras sobre ambas caras de la pluma.
El frente es rojizo vivo, las partes inferiores blanquizcas sucias con al-
gunas estrías o manchas en los lados del pecho y sobre los flancos.
Es nueva para la República Argentina.
18. Siptornis ruticilla (Cananis et Here).
Synallaxis ruticilla Caramis et Hee, Mus. Hein., Í, p. 29 (1859, Buenos
Aires).
QQ, Dd. Puerto Segundo, Misiones. 10, V, 1917. J. MocexsEx.
Mus. Nac. y colecc. SrewArT SHIPTON.
y E
COMUNICACIONES 557
Los dos ejemplares tienen una mancha gular negra bien aparente; la
garganta es amarillenta.
Esta especie no había sido señalada todavía en la República Argentina,
aunque la localidad típica que Caravis y Here indican sea Buenos
Aires (1).
19. Synallaxis ruficapila ViLor.
Synallaxis ruficapilla Viemior, Nouwv. Diet. d'Hist. Nat., XXXI, p. 310 (1819,
Brésil).
QQ ad. Puerto Segundo, Misiones, junio 7, 20, 1917. J. Mocrxsex.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires y colecc. Srewart Sureroy.
Nuevo para la República Argentina.
20. Heliobletus superciliosus (LicHTEMSTELN).
Dendrocolaptes superciliosus LicntewsTEI¡N, Abhandl. Al. Berlín, p. 204 (1819,
Paraguay).
¿Acanelado y pardo, Azara Apunt., Il, 1805, p. 283, n? CCALV.
Q ad. Puerto Segundo, Misiones, 16, 1I, 1917. J. Mocessex.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires y colecc. Srewart Suieros.
Ala, 64 mm.; cola, 56 mm.; culmen exp., 13 mm.
Nuevo para la Argentina.
21. Picolaptes fuscus Koenigswaldianus BERTOM.
Dendrocolaptes fuscus Viemuior, Nouv. Diet. Hist. Nat., XXVI, p. 117 (1818,
du Brésil).
Picolaptes koenigswaldianus Berrowt, Aves nuevas, Paraguay 1901, p. 73 (enero
de 1901, Djaguarazapá, Paraguay).
Picolaptes tenuirostris apothelus OBerHoLseR, Proc. Biol. Soc. Wash., MV, p.
189 diciembre 1901 (Sapucay, Paraguay).
Picolaptes fuscus apothetus DamBexE, An. Mus. Nac. Bs. Aires, XXI, 1912, p-
319 (Paraguay).
OD ad. Puerto Segundo, Misiones, 12 y 13, V, 1917. J. MoGExsEx.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires y colecc. Srewart SH1prox.
Esta forma es distinta de la típica, por tener la garganta y las máculas
del pecho de un color crema ligeramente amarillento en vez de blanco
puro.
Los dos ejemplares son idénticos a otro del Paraguay (colec. Posxer).
Probablemente el ejemplar de Puerto Piraí, Misiones, citado por Har-
(1) Esta localidad es probablemente errónea y podría substituirse como localidad típica : Sáo
Paulo, Brasil.
558 PHYSIS (LV, 1919)
TERT (Novit. Zool., XVI, 1909, p. 220), debe pertenecer a la especie Pi-
colaptes falcinellus (Cab. et Herx.); y no a P. f. fascus (ViemLor).
El nombre koenigswaldianus que Berroxt ha dado a esta forma, tiene
prioridad sobre apothetus OBERHOSER, y por consiguiente, debe ser acep-
tado.
22. Picolaptes falcinellas (Caranis et Herx).
Thripobrotus falcinellas Carayis und Heme, Mus. Hein., U, p. 38, (1859,
Montevideo).
"o. Tobay, Misiones, 1, X, 1900. R. DabbExE.
'O. Santa Ana, Misiones, 19, VIMN, 1912. F. M. Roprícuez.
Colecc. Mus. Nac. Bs. Aires.
Esta especie es bien distinta de la anterior por las flámulas de las par-
tes inferiores, las cuales son más claras y netamente definidas, y por la
garganta blanca. También las dimensiones son mayores.
M. DOELLO-JURADO, Une nouvelle espece de «Miltha» du Tertiaire de Argentine.
Dans une collection de coquilles fossiles faite a Diamante (prov. d'En-
tre Rios) dans les couches marines de la formation entrerrienne (proba-
blement Miocéne) par M. Exr1QuE DE CArLEs, On trouve plusieurs formes
pas encore décrites. Parm1 celles-ci il y a un Pélécypode de la famille Lu-
einidae, que ¡al le plaisir de présenter dans cette séance que la Société Ar-
gentine de Sciences Naturelles célébre en honneur du Dr. Hermany von
InerisG. Je me permets de dédier l'espece a cet 1llustre naturaliste, comme
une preuve de reconnaissance pour la bienveillance avec laquelle 11 m'a
accordé, depuis plusieurs années, ses savants conseils pour l'étude des
mollusques.
Miltha Iheringiana, n. sp.
Coquille suborbiculaire, solide, inéquilatérale, un peu convexe ; bord
antérieur arrondi, trés légérement anguleux vers sa partie supérieure;
bord dorsal antérieur oblique, presque droit; bord dorsal postérieur
plus haut, légérement arqué et convexe; bord ventral assez reguliére-
ment semi-circulaire, plus bombé vers la partie poslérieure. Crochet un:
peu pointu, prosogyre, peu saillant, non gonflé, cavité sóus-umbonale
presque nulle: point de lunule. Un épaississement du bord dorsal anté-
rieur, limité en dedans par un bourrelet petit, peu saillant, commence
dans le voisinage du crochet et continue en avant, tout en s'effacant
COMUNICACIONES 550
graduellement, de méme que le bourrelet, le tout trés rapproché. de la
ligne du contour et représentant une atre dorsale antérieure trés réduite;
aire dorsale postérieure limitée par un sillon qui court depuis la partie
centrale du bord postérieur jusqu'au voisinage du crochet, accompagné
d'un bourrelet bien prononcé, aprés lequel une dépression ou sillon lar
ge, peu profond, limite le contour externe. Surface externe ornée, par—
ticuliérement dans la moitié supérieure, de stries concentriques trés
fines et réguliéres, sur le reste de la valve avec des lignes d'accroisse—
ment délimitant des zones pas trés accusées mais devenant plus sai=
llantes lorsqu'elles atteignent le sillon dorsal postérieur; ca et lá, et en
particulier vers la moitié inférieure, on voit de trés fines lignes ra—
diales. Charniére longue et large; dents cardinales (valve droite) : lanté-
Miltha Iheringiana, am. sp., */,
ricure lamelliforme, trés gréle, la postérieure beaucoup plus grosse, un
- peu arquée, separée de l'antérieure par un espace á peu prés de sa méme
largeur ; pas de dents latérales ; corselet reduit á une caréne sur le bord
ligamentaire; la nymphe semble longue et plutót large, mais cette partie,
de méme que l'aire ligamentaire, est tres mal conservée dans le spéci-
men typique figuré ici (par examen d'autres valves moins incomplétes
dans cette région, on peut déduire que la nymphe se prolonge jusqu'au
bord supérieur de l'adducteur postérieur, et que l'aire ligamentaire est
large et un peu déprimée). Surface interne inégale; impression de l'ad-
ducteur antérieur avec une digitation longue, tres profonde, dont l'extré-
mité atteint, par dessous, jusqu'a la perpendiculaire qui descend des dents
cardinales, et dont le contour externe (mal conservé dans le spécimen
décrit) suit á peu pres parallelement la ligne palléale ; au dessus de l'ad-
ducteur antérieur ont voit une petite impression pédieuse distincte; l'im-
560 PHYSIS (1V, 1919)
pression de Padducteur postérieur est large, bilobée, trés profonde dans
son contour interne; ligne palléale distincte, assez écartée du bord, avec
une petite sinuosité au point oú elle atteint le bord inférieur de Vadduc-
teur postérieur, la zone externe étant dans cette partie beaucoup plus
saillante que l'interne. Un sillon oblique, large, rectiligne, s'étend depuis
la partie mediane du bord inférieur de la ligne cardinale jusqu'en dessous
de Vadducteur postérieur; son bord supérieur ou externe est brés haut,
et la ligne qui le délimite est presque tangente á l'angle inférieur interne
de Padducteur postérieur; son bord inférieur ou interne est peu accusé,
beaucoup plus bas, et délimité par une aréte discontinue. Un autre sillon
oblique, un peu sinueux, beaucoup plus étroit et moins profond, s'étend
depuis le tiers postérieur de la digitation de Padducteur antérieur jusquíá
la partie centrale du premier sillon, avec lequel il est confluent.
Dimensions : longueur, 66 millimétres ; hauteur, 66 mm.; diamétre
approx. (valve droite), 14 mm. Types dans la collection du Musée Natio—
nal de Buenos Aires.
Le spécimen décrit a été cassé A plusieurs endroits et en outre parait
un peu déformé par la pression des roches. Il semble cependant que
quand on découvrira des exemplaires avec les deux valves, l'espéce se
trouvera étre assez inéquivalve, comme il arrive souvent dans ce genre.
D'autres valves isolées, moins bien conservées dans leur ensemble, offrent
cependant quelques caracteres complémentaires.
Tous ces spécimens sont trés fragiles et se trouvent dans un sable un
peu jaunátre, duquel on peut les séparer en les durcissant préalablement
a la gomme laque. L'état de conservation et le matériel qui les environ—
ne sont identiques á ceux de certaines espéces de coquilles de la collection
BravarD (conservée aussi au Musée National de Buenos Aires) que le Dr.
IHerING (1) considérait comme provenant d'une localité indéterminée de
la formation entrerrienne qu'il nommait Bravarda.
Il y a en outre un moule interne d'une valve gauche de Miltha, recueilli
a La Paz, Entre Rios, parle Dr. Sawrraco P. Rorn, incompletement con-
servé dans la partie antérieure du bord dorsal, mais qui doit étre rapporté
aussi á cette nouvelle espéce. La roche qui le contient est un calcaire assez
dur, tout-a-fait semblable á celui qu'on trouve dans d'autres couches ma-
rines de la formation entrerrienne, á Paraná et á Diamante. Ce moule
mesure /2-43 mm. de longueur, 43-44 mm. de hauteur et á peu prés
(1) H. von Inerisc, Les mollusques fossiles du Tertiatre et du Crétacé supérieur de l'Argentine,
Anales del Museo nacional de Buenos Aires, tome XIV, page 360, 1907.
COMUNICACIONES 561
q mm. de diamétre (valve gauche). La principale diflérence avec le spé-
cimen décrit, réside dans l'impression de l'adducteur antérieur, quí est
trés peu profonde; maisil y a une valve, parmi celles de Diamante, qui
présentte aussi une impression peu profonde. Le moule de La Paz n'a pas
été décrit ni mentionné par Inerivc dans son ouvrage sur les mollusques
fossiles cité plus haut; mais il est mentionné dans son Catalogo comme
Phacoides sp. (1). On trouve avec celui-ci deux autres moules trés diffé-
rents, peut-étre de vrais Phacoides, mais insuflisants pour permettre, sans
Vautres spécimens pour la comparaison, une détermination exacte.
Le groupe Multha H. et A. Abams 1858, consideré généralement com-
me un sous-genre de Phacoides BLarNvILLE 1825, a été reconnu récem-
ment par M. Cossmaxy (2) comme un genre diflérent, a cause de l'absence
de dents latérales, parfois méme de cardinales. Ce genre est á son tour
susceptible d'étre divisé en plusicurs sous-genres ou sections, bien repré-
sentés dans les terrains tertiaires d'Europe et de l'Amérique du Nord, mais
dont 1l existe seulement trois especes vivantes.
Miltha, s. str., a pour type Lucina Childrení Grax, Vune des espéces vi-
vantes, et c'est á cette section que doit étre rapportée M. ¡heringiana. Cette
espéce est, en eflet, voisine de M. Chuldreni, surtout quand on la compare
avec la figure de SowerBY (3) qui représente l'intérieur d'une valve droite.
Cependant cette derniére a les dents cardinales plus courtes, la région car-
dinale est plus rétrécie sous ces dents, la digitation de Vadducteur anté-
rieur est moins élargie et son contour externe est trés peu convexe et plus
éloigné de la ligne palléale, etc. Le spécimen de M. Childreni représenté
par Reeve (4) est encore plus diflérent de M. zheringiana (et il semble
différer aussi du spécimen de SowerbBr): 1l est tres inéquilatéral, avec le
crochet plus proéminent et plus incliné en avant et l'aire dorsale posté-
rieure plus élargie, etc.
M. Childrent vit sur les cótes septentrionales du Brésil. M. Darz Vavait
signalée comme vivant dans le golfe de Californie, mais plus tard (5), en
comparant les spécimens de cette localité avec un autre de Pernambuco, a
reconnu que l'espéce du Pacifique est différente et il l'a décrite sous le nom
(1) H. vox Imerix6, Catalogo de Molluscos, etc. Notas preliminares editadas pela Redaccao da
Revista do Museu Paulista, vol. 1, fasc. 3, pag. 46, Sáo Paulo, 1914.
(2) Cossuanx et Peyror, Conchol. néogénique de l'Aquilaine, t. 1, p. 648, 1912; Cossmann, Ca-
talogue illustré coquilles fossiles environs Paris, Appendice, n* 5, p. 67, 1913.
ES) SowerbY, Genera of Shells, Lucina, fig, 2 [1825].
(4) L. A. Reeve, Con. ¿con., vol. VIII, Lucina, pl. 1, fig. 12, 1850.
(5) W. H. Dauz, in The Nautilus, vol. XVIII, p. 110, 1905.
562 PHYSIS (1V, 1919)
de M. Xantusí Dan. M. Inmerix6, de sa part (1), croit qu'il s'agit seule—
ment de deux variétés géographiques d'une méme espéce.
Quant a l'autre espéce vivante, Miltha Voorhoevel (Desmaves) (2) [dont
Lucina mirabilis Dunker 1865, est synonyme], de Mozambique, elle est
trop différente pour pouvoir étre comparée á notre espece. Elle n'est pas.
sans doute, Multha, s. str., et semble voisine des especes de Eomiltha Coss-
MANN, telle que Miltha Cuvieri (Baxax) de 'Éocéne de Paris.
Il est a remarquer que les formes vivantes de Miltha sont tres rares,
non seulement en espéces mais encore en individus.
On trouve, d'aprés Cossmann et Peyror, des Miltha, s. str., dans les
terrains néogéniques du sud de la France et aussi dans l'Oligocéne supé-
rieur. M. Darz (3) a décrit aussi plusieurs esptces de Miltha depuis V'Éo-
cene jusqu'au Pliocéne des États-Unis. Parmi celles-ci, Miltha chipolana
Dar, M. heraclea Dar, de l'Oligocéne, et M. caloosaénsis Dart, du
Pliocéne, montrent des aftinités avec M. ¿heringiana.
Aucune espece de ce genre n'était connue jusqu'a présent des forma-
tions cénozoiques de l'Amérique du Sud.
Resúmenes de otras comunicaciones
CARLOS AMEGHINO, Nuevos objetos del hombre pampeano : los anzuelos fósiles de Miramar y
Necochea.
Don Cartos Amecmio se refirió de muevo a una pieza esferoidal de hueso fósil per-
forada, que presentó en una sesión anterior, en cuya ocasión dijo, a propósito de ella,
«que no debió ser otra cosa que un peso o plomada para línea de pescar ». Esta pieza
procedía del yacimiento de antigua industria humana correspondiente al Pampeano
inferior (Ensenadense) frente al pueblo Miramar.
Como confirmación de ese aserto, presentó en la sesión un precioso anzuelo labrado
en hueso fosilizado, descubierto posteriormente en el mismo yacimiento por el Dr.
Esreñax M. Cavazzurri, quien lo donó al Museo Nacional de Historia Natural.
Con motivo de tal descubrimiento, habló de otro anterior de la misma naturaleza
hecho hace alrededor de unos diez años y que había permanecido casi ignorado hasta
ahora.
Se trata de otros dos anzuelos, también de hueso, que presentó, hallados en Neco-
chea por el Dr. Frorewrixo AmecHixo, asociados a los restos del hombre fósil (Homo
pampaeus AmecHino), de los cuales nunca habló él por creerlos de edad posterior a la
(1) H. v. Imeriso, Les mollusques fossiles du Terliatre, etc., p. 530, 1907.
(2) G. P. Desmares, in Journal de Conchyliol., t. Vl, p. 104, pl. 1, £ig. 1, 1857: 2bud., t. MV,
p- 39, 1860.
(3) W. H. Daz, Tertiary Fauna of Florida, UL, p. 1371, 1909.
A A
COMUNICACIONES 563
de dichos restos y creer asimismo que su presencia junto con ellos pudiera ser debida
a una intrusión posterior accidental.
Presentó también algunas astillas de huesos largos de mamíferos fósiles, que fue-
ron encontradas por el mismo tiempo junto con los anzuelos de Necochea, los cuales,
a su entender, por ciertas huellas que presentan, revelan claramente cómo eran esbo-
zados y luego aislados del cuerpo del hueso los anzuelos de hueso presentados.
Para terminar, agregó que estos hechos sorprendentes, sumados a muchos otros,
por él ya dados a conocer, indican que en una época remolísima, durante la cual Eu-
ropa estaba todavía sumergida en la barbarie primitiva, esta parte del continente sud-
americano estaba habitada por una raza humana superior, cuyos altos exponentes cul-
turales están plasmados en los admirables objetos que acababa de presentar.
ERIC BOMAN, Las calabazas de los indios antiguos y actuales de la América del Sur : Lagenaria,
Crescentia y Lecythis.
Después de algunas palabras de homenaje al Dr. vox luerisG por su acción en
cuanto a la arqueología y etnografía del Brasil, el señor Bomax pasó al tema de su co-
municación.
El disertante ha encontrado en tres urnas funerarias del gran cementerio prehispá-
nico de párvulos de San Blas de los Sauces, en la provincia de La Rioja, varios ejem-
plares de calabazas, que han sido determinadas por el Dr. Cantos SrEcazzrvr como La-
genaria vulgaris Ser. Otras calabazas que antes había desenterrado de sepulturas pre-
históricas en la Quebrada del Toro, Puna de Jujuy y Calama (Chile), eran también
Lagenaria. De los frutos de la misma planta se fabrican actualmente todos los « mates »
en la República Argentina, Paraguay y Chile, y es comúnmente cultivada en estos
países, siendo además espontánea en el norte de la Argentina, según HirroxYmus.
Tanto calabazas como semillas de Lagenaria vulgaris han sido también encontradas
en Ancón y otros cementerios antiguos de la región de la costa del Perú. Por excepción
fué hallada en Ancón una calabaza de otra especie, fruto del «árbol de calabazas »
(Crescentia cujete L.), pero ésta debe haber sido introducida del Ecuador o de Colom-
bia, pues contenía bálsamo de Myroxwylon balsamum (= Toluifera balsamum L.), árbol
que hacia el sur no llega hasta el Perú. Por fin, todas las calabazas que forman parte
de las importantes colecciones reunidas en Bolivia y Perú por BaxbeLIER, procedían de
Lagenaria vulgaris, ninguna de Crescentia cujele.
Por consiguiente puede decirse que todas las calabazas exhumadas de sepulturas an-
tiguas en la República Argentina, Chile, Bolivia y Perú son Lagenaria, con la sola
excepción arriba referida. Pero be Capote ha demostrado hasta la evidencia que
Lagenaria valgaris es originaria del Viejo Mundo y de eso resultaría que todas las se-
pulturas donde se encuentran calabazas de esta planta fuesen posteriores a la conquista,
lo que sería absurdo, pues de las sepulturas mencionadas apenas es probable que unas
pocas de Ancón sean posthispánicas. ñ
Todo lo contrario, la presencia de Lagenaria vulgaris en todas esas sepulturas cons-
tituye una prueba de que la planta existía en América antes del descubrimiento, lo
que corroboran varios historiadores de los primeros años de la época hispánica. Así,
Oyieno y VaLbez menciona la planta en 1530 como indígena en Santo Domingo y
«en todas partes destas Indias e islas e Tierra-Firme». Acosta y GARCILASO DE La
Veca dán datos parecidos y en ningún caso se puede dudar que estos autores se refie-
ren a Lagenaria.
2,
PHYVSIS. EY 00
564 PHYSIS (1V, 1919)
Otro argumento en favor de la existencia prehispánica de Lagenaria vulgaris en Sud
América es la circunstancia de haberse hallado dicha planta habitualmente cultivada
por tribus primitivas que nunca, ni por intermedio de otras, habían estado en el me-
nor contacto con la civilización europea, como las del Xingú superior, según VON DEN
Srervew, y los ñambicuaras de la Serra do Norte, segúm Roquerre-Piyro y Ronnox.
Por las razones expuestas se puede considerar como probado que Lagenaria vulgaris
existía en América antes de la llegada de los europeos y que su presencia en sepulturas
antiguas no implica que éstas fuesen posteriores a la conquista, opinión que ya fué
emitida por Wirrmack. Como también existe en el Viejo Mundo, sería una planta
cosmopolita, aunque los botánicos se resistan a admitir fanerógamas de este carácter.
Fuera de Lagenaria vulgaris no se conocen en la América del Sur más que dos plan-
tas cuyos frutos sirven para vasijas : Crescentia cujete L. y Lecythis ollaria Lorrt.
La última es de menor importancia. Es un árbol grande que habita Venezuela y los
estados del nordeste del Brasil. Piso refiere, en la primera mitad del siglo xvir, que
los tapuyas usaban sus frutos como vasos : Tantae duritiei hae pyxides sunt, ut Tapuye-
ris non solum vasa polatoria, sed et discos et ollas sufficiant.
Crescentia cujete es un árbol de unos cinco a seis metros de altura, de una distribu-
ción geográfica mucho más vasta, originario de Méjico, América central y las Anti-
llas, de donde con toda probabilidad ha sido introducida en Sud América en una época
muy remota y cultivada por los indios; de los cultivos de éstos se ha desparramado
por los alrededores y se ha hecho silvestre. Es común en Colombia, Venezuela, las
Guayanas y toda la cuenca del Amazonas. En el litoral brasileño se extiende hasta el
estado de Sáo Paulo y se cultiva, aunque no con frecuencia, hasta Santa Catarina.
No existe en la meseta central del Brasil y en el Paraguay es desconocida. En el Chaco:
boliviano es cultivado solamente por las tribus que viven al norte de Santa Cruz de la:
Sierra, como los churapas, yuracares, guarayos, etc. En la Cordillera y en las altiplani-
cies por ella formadas la Crescentia no puede existir, por ser planta tropical y que ne-
cesita humedad. Sobre la costa del Pacífico su cultivo más meridional es en la provin-
cia de Guayas, en el Ecuador.
De esta reseña sobre la distribución geográfica de Crescentia cujete resulta que sus
frutos no pueden haber sido de uso general entre los pueblos pertenecientes a la
civilización ando-peruana, a los que llegaba sólo accidentalmente, de territorios leja-
nos, alguna calabaza de esta clase, mientras que ellos fabricaban sus recipientes de las
calabazas de Lagenaria vulgaris, la cual, como hemos visto, es planta indígena en la.
América del Sur.
COMUNICACIONES 506)
SESIÓN DEL 28 DE JUNIO DE 1919
Presidida por ÁxceL Braxcmr Liscnerri
Presentes : C. Brucn, E. Carerre, A. CasteLLaxos, Y. Criverti, M. DoeLLo-Jurano,
L. Deréravc, A. G. Frers, A. GaLiarnDo, L. Hauman, €. Lizern, J. F. Morrixo,
Srta. C. MoLiva Y Vebia, F. Pastore, Srta. V. Pasrore, M. S, PesxincroN, Srila. J.
Perroccmt, M. Vicxarr, A. Zorra. — Í. €. Varruoxe, secrelario.
ARTURO 6. FRERS, Metamorfosis de coleópteros argentinos.
Disonycha bicarinata Bourem.
(Lámina 1)
En Martínez (Bs. Aires) se la encuentra con frecuencia sobre plantas de
Muehlembechia sagittifolia Merssx., enredadera conocida vulgarmente con
el nombre de « zarzaparrilla colorada », sobre la cual vive en compañía
de.sus huevos y larvas.
Huevo. — Es de forma subcilíndrica, algo arqueado en el medio, de
color amarillo anaranjado y tiene 1”"5 de largo por o'”6 de ancho. Se
los encuentra en grupos de 30 6 /o, generalmente en la cara inferior de
las hojas de la « zarzaparrilla », pegados por una de sus extremidades en
posición perpendicular con respecto a la hoja.
Larva. — Es de forma subcilíndrica, algo adelgazada hacia las extre-
midades. Su color general es grisáceo, más obscuro en algunos ejempla-
res que en otros; la cara ventral es blanquecina. Su cuerpo está cu-
bierto de una granulación fina y apretada. Los segmentos del cuerpo, ex-
cepto el último, presentan unos apéndices que son variables en número y
distribución. Estos apéndices son claros, casi blancos de forma cónica,
redondeados en la extremidad, la que es obscura, y terminan en una cerda
larga y de color pardo. La cabeza, que es siena cocida, presenta un mar—
cado surco en el medio y tiene algunos pocos pelos en el frente y sobre la
boca. Las antenas tienen tres artejos : el primero muy grande, claro, con
una faja obscura en el borde superior y de forma de cono truncado, el
segundo subcilindrico, obscuro y mucho menor que el precedente, tiene
en el borde superior unos pequeños apéndices, y el último, aun más chi-
co, es de forma subcónica. Las mandíbulas son rojizas, más obscuras ha-
cia la extremidad y terminan en tres dientes romos; en el lóbulo interno
presentan un pequeño mechón de pelos y en el extremo, cerca de la base
566 PHYSIS (1V, 1919)
tienen un pelo largo. Las maxilas tienen el lóbulo terminal erizado de pe-
los y sus palpos son de cuatro artejos. Los labiales son biarticulados. La
lengúeta presenta dos pelos en la parte interna.
El protórax es bastante más ancho que la cabeza y sus apéndices, en
la mayor parte de los ejemplares que he observado están dispuesto del
siguiente modo : de cada lado hay cuatro en el borde anterior, otros tres,
en hilera, un poco más atrás que aquéllos y seis o siete más, dispuestos
irregularmente en los costados. El meso y.metatórax tienen los apéndices
dispuestos más o menos en la misma forma : los tres o cuatro de la parte
superior, de los cuales dos casi se tocan en la base, más o menos en hi-
lera con los que tienen la misma colocación en el protórax, y los dos o
cuatro restantes están ubicados en los costados. Los segmentos del abdo-
men, hasta el octavo inclusive, tienen en el dorso y de cada lado tres hi-
leras de apéndices, de las cuales dos se tocan y la tercera se va acercando
hacia la parte posterior del cuerpo, hasta juntarse casi con las otras dos
en el 6%, 7” y 8” anillos abdominales. En los costados presentan dos hile-
ras de estos apéndices, de los cuales el de mas abajo del 8* está substitui-
do por algunos pelos; en la cara ventral los segmentos 1” a 7” presentan
cada uno un pelito corto. El último segmento es más aplastado, redon-
deado y está provisto de algunos pelos largos. Los poros estigmáticos son
circulares. Las patas tienen algunos pelos aislados y terminan en una uña
afilada y obscura, delante de la cual hay un pequeño apéndice.
Ninfa. — Tiene más o menos el aspecto del imago encogido. Es de
forma cilíndrica, de color amarillo claro, con el tegumento liso y lus—
troso. Guando se mira el insecto por la cara dorsal la cabeza queda com-
pletamente oculta. Las antenas se esconden bajo los fémures del primero
y segundo par de patas, se arquean hacia adentro, para reaparecer des-
pués de haber pasado este último, y sus artejos terminales descansan so-
bre la extremidad de las tibias del mismo par de patas. La frente y los
anillos del tórax y del abdomen, por el dorso, presentan algunas granula—
ciones provistas cada una de un pelo largo; en el metatórax y segmentos
abdominales estas granulaciones forman tres hileras que corren en sen-
tido longitudinal. Las patas tienen posición normal y presentan en los
fémures, cerca del codo, dos cerdas encorvadas.
Imago. — Este criocérido ha sido descrito por €. H. Bonemaxy, en la
obra Eugenies Resa Omkring Jorden, págima 190, 1824. Es de forma
oblonga, moderadamente convexa, por abajo negro, por arriba flavo cla-
ro; fémures por abajo de color rojo testáceo, el vértice obscurecido, pro-
tórax más o menos liso con cuatro manchas redondas y una línea corta
longitudinal, antes de la base, negra; los élitros los tiene espesa y fina-
Arturo G. Frers, Metamorfosis de coleópleros argentinos, Lámina 1
Disonycha bicarmata Bomem : 1, Huevo, *”/,; 2, Larva, */,; 3, Palpos labiales; 4, Pata; 5,
6
Palpo maxilar; 6, Mandíbula; 7, Antena; 8, Ninfa, vista dorsal, */,;g, Ninfa, vista ven-
tral, */,; 10, Adulto, */,.
COMUNICACIONES 567
mente puntulados y tienen la sutura, una carena longitudinal en el medio
que termina antes del ápice, y una línea intramarginal, negras. Long.
Ho LE O
Observaciones. — Las larvas salen a los ocho días de puestos los hue-
vos por una abertura que practican por su parte superior y después de
quedarse un momento sobre las pieles, que continúan pegadas a las hojas
y de color amarillo claro, bajan para empezar a comer. Mientras los adul-
tos devoran toda la hoja, las larvas empiezan a comerla por una de sus
caras y dejan intacto el tejido epidérmico de la cara opuesta. Un día en
que les faltaron hojas de su planta alimenticia comieron la superficie de
algunos pedacitos de papel que había en el vivero. A los doce o quince
días la larva sufre una muda; la piel vieja se abre por arriba longitudi-
nalmente, y después de salida la larva, que pasa algunos minutos con el
abdomen metido en ella, se encoge completamente. Para caminar la larva
encorva el cuerpo hacia arriba, y cuando ha asegurado la extremidad pos-
terior, lo lleva hacia adelante hasta estirarlo de nuevo.
Tres semanas más o menos después de haber salido del huevo la larva
se deja caer al suelo, se le contrae el cuerpo, y pasa cinco a siete días
hasta mudar de piel y transformarse en ninfa. Esta es al principio larga
y angosta, pero después de un momento se encoge y ensancha hasta ad-
quirir sus dimensiones normales. Los pelos, ojos y ápice de las mandibu—
las es lo primero que se obscurece en ella; luego las alas, las piezas bu-
cales y las antenas, y por fin los élitros. A los siete días la ninta muda de'
piel para transformarse en imago y empieza en seguida a comer. Después
de 24 horas quedan completamente obscurecidas las distintas partes del
cuerpo.
Las larvas de este crisomélido suelen tener como parásitos la larva de
una especie de mosca. Su presencia se nota recién cuando aquélla ha lle-
gado a su máximo desarrollo, en que la larva de la Disonycha se contrae,
poniéndose rugosa para morirse en seguida. Las larvas de esta mosca
son vermiformes y tienen más o menos siete milímetros de largo. Cuando
se están por transformar en ninfa salen al exterior y se dejan caeral suelo
para sufrir su muda en la tierra; los dos ejemplares que he observado para
salir perforaron al huésped en la sutura de la cabeza y el tórax. Después
de cuatro días sale el adulto de la piel de la ninfa. Para su clasificación
entregué el único ejemplar adulto que pude conseguir al Sr. J. Brérues,
quien me manifiesta que le ha sido imposible determinarlo por el mal es-
tado de desrarollo en que se halla el insecto y por faltarle la hembra, que
es indispensable para conseguir tal objeto. Agradezco de todos modos su
buena voluntad.
568. PHYSIS (1V, 1919)
Haltica transversa (GErm.)
(Lámina IT)
Este crisomélido tiene costumbres análogas al anterior, pues vive tam-
bién en plantas de Muehlembeckia sagittifolia Mrerssx., en las cuales se
lo encuentra en abundancia junto con sus huevos y larvas. En Martínez
lo he podido observar desde septiembre hasta mayo próximo pasado.
Huevo. — Es de forma más o menos cilíndrica y tiene 1”"”5 de largo
por o””z de ancho. Su superficie, de color amarillo, presenta una fina
puntuación formada por pequeñas depresiones. Están pegados en posi-
ción horizontal, por regla general a la cara inferior de las hojas de la
Muehlembeckia, en número de 20 a 60 y aún más, agrupados en varias
hileras más o menos paralelas.
Larva. — Es de forma más o menos cilíndrica, adelgazada hacia su ex-
tremidad posterior. Casi todos los ejemplares son de color sepia, más o
menos obscuro, pero hay algunos que tienen un tinte amarillento. La cara
abdominal es siempre más clara. Todo su cuerpo está cubierto de una
puntuación fina y apretada. En todos los anillos, con excepción del últi-
mo, presenta unas placas provistas de algunos pelos y además unos apén-
dices cónicos, con la extremidad redondeada y que terminan en una cerda
larga. Estos apéndices, las placas con los pelos, las patas y la cabeza son
más obscuros que el resto del cuerpo. Esta última está toda cubierta de
pelos. Las mandíbulas son rojizas, algo más obscuras en la extremidad y
están armadas de cuatro dientes romos; en el lóbulo externo presentan un
pelo largo. Las maxilas tienen un mechón de pelos en el lóbulo terminal;
sus palpos están formados por cinco artejos, el último de los cuales es
muy pequeño y aparece como un apéndice en la extremidad del cuarto.
La lengiieta presenta dos pelos en la parte comprendida entre los palpos,
que son biarticulados. Las antenas tienen tres artejos : el primero corto y
ancho; el segundo, de forma cilíndrica, más pequeño que el anterior,
está provisto de dos pequeños apéndices, y el último, aun menor, es de
forma más o menos cónica con la extremidad redondeada.
Los segmentos del tórax tienen los apéndices dispuestos en una forma
más o menos irregular; el meso y metatórax presentan de cada lado dos
grandes placas con algunos pelos largos. Cada uno de los ocho primeros
segmentos del abdomen presenta de cada lado una placa provista de dos
pelos y dos hileras transversales formadas por tres apéndices; en la cara
ventral tienen un mechón de pelos rígidos. En el penúltimo anillo del
abdomen los apéndices están colocados todos cerca del borde posterior.
Anruro G. Frens, Metamorfosis de coleópteros argentinos, Lámiva Il
Haltica transversa (Germ.): 1, Huevos, */,; 2, Larva, */,; 3, Pata; 4, Palpo maxilar;
5, Palpos labiales; 6, Mandíbula; 7, Antena; 8, Ninfa, vista dorsal, */,; 9, Ninfa,
vista ventral, */,; 10, Adulto, */,.
COMUNICACIONES 569
El último, más largo en proporción a su anchura, es completamente gla-
bro. Los poros estigmáticos se destacan fácilmente, pues están situados
sobre una plaquita obscura colocada entre las dos hileras de apéndices.
Las patas presentan algunos pelos largos y terminan en una uña encor—
vada.
Ninfa. — Presenta más o menos los caracteres del imago encogido. Su
color es amarillo índigo. Es de forma subcilíndrica y termina en punta
por atrás. El tegumento es liso y lustroso; la cabeza no es visible cuando
se mira el insecto por la parte de arriba; las antenas, arqueadas, se es-
conden en parte bajo las patas del primero y segundo par. El tórax y el
abdomen, por la parte dorsal, presentan algunas pequeñas granulaciones
provista cada una de un pelo; estas granulaciones forman en el meso y
metrtórex y en los anillos del abdomen cuatro hileras longitudinales. El
último está provisto de dos apéndices obseuros. Las patas están colocadas
en posición normal y sus fémures presentan una cerda encorvada, cerca
del codo.
Imago. — El insecto, descrito por GErMar en su obra Insectorum Spe-
cies Novae (p. 601, 1824), con el nombre de Galeruca transversa, es de
forma más o menos ovalada, algo ensanchado hacia la parte posterior.
Las antenas son negras. El tórax es un poco más largo que ancho, sub-
cuadrado, azul, con el margen posterior y cerca de los ángulos anteriores
dispersamente punteados y presenta una profunda impresión transversal
antes de la base. Los élitros son de color azul o verde bronceado, según
de donde reciban la luz, aunque, generalmente, predomina uno u otro
color. Las patas son también bronceadas. El cuerpo por abajo es puntea-
dono ram Lati o aso:
Observaciones. — Casi tres semanas después de la oviposición las pe-
queñas larvas salen de los huevos, para lo cual practican una incisión en
la parte superior, hacia la extremidad cefálica. Las pieles de éstos se po-
nen blancas y continúan pegadas a las hojas de la Muehlembeckia. Al
principio las pequeñas larvas son mucho más claras que las adultas y tie—
nen la cabeza, las patas y placas y apéndices del cuerpo, obscuros; pero al
poco tiempo adquieren la coloración de las que se han desarrollado com-
pletamente. El modo de alimentarse, tanto de las larvas como de los adul-
tos es exactamente igual a los de la especie cuya biología acabo de des-
cribir. Para caminar, la larva encoge su cuerpo, arqueándolo hacia los
lados y después de asegurar su extremidad posterior lo estira de nuevo
hasta adquirir su posición primitiva. Entre los diez y quince días muda
de piel; ésta se abre a lo largo por la parte superior en la cabeza y seg-
mentos del tórax y luego de encogerse, se mantiene por un rato adherida
570 PHYSIS (1V, 1919)
al abdomen del insecto, el cual es al principio de color amarillo índigo.
Su transformación en ninfa se lleva a cabo más o menos después de dos
meses de haber salido del huevo; para ello se dejan caer al suelo algunos
días antes para pasar entre la tierra suelta el período de la ninfosis. En la
ninfa se obscurecen primero los pelos y ojos, luego las antenas, piezas
bucales y patas, y por último, los élitros. A los siete días se transforma
en imago, el que empieza en seguida a alimentarse.
Solanophila paenulata (Grerm.) Wersk
Lámina II)
Este coccinélido és una de tantas especies de « vaquitas » que causan
considerables perjuicios a las plantas de zapallo, en las cuales se le en-
cuentra en todos los estados de su metamorfosis. En Martínez lo he ob-
servado sobre otra cucurbitácea, la Cayaponia ficifolia Cocx., enradera
sumamente común en esa localidad.
Huevos. — La hembra pone los huevos en la cara inferior de las hojas
de la planta alimenticia en número de 50 a 60., en posición perpendicu-
cular a ellas. Son de forma subelipsoidal, de color amarillo claro, pre-
sentan la superficie densamente punteada y lienen 1””g de largo por o”""6
en su mayor anchura.
Larva. — La larva tiene el cuerpo arqueado, algo convexo, se ensan-
cha hacia los primeros segmentos del abdomen y termina en punta por
atrás. Su color es amarillo claro, menos las patas y la cabeza, pardas y
los apéndices del cuerpo que son negros.
La cabeza es redondz, algo más angosta que el protórax. Las tres oce-
las, colocadas detrás de las antenas, están dispuestas en forma de trián-
gulo isósceles, cuyo vértice opuesto al menor de los lados está dirigido
hacia abajo. Las antenas son triarticuladas; el primer artejo corto y an
cho, el segundo apenas más largo que ancho, subcilíndrico, y el tercero,
más largo que el anterior, es deprimido en el medio, tiene un pelo largo
en la cara externa y hacia las tres cuartas partes de su longitud y termina
en varios apéndices de diferentes tamaños. Las mandíbulas son de color
ciena cocida, más obscuras hacia la extremidad y terminan en cuatro
dientes largos y águdos. Los palpos maxilares son de tres artejos, de los
cuales el último es truncado y están provistos de algunos pocos pelos;
los labiales son biarticulados. z
El protórax es poco más ancho que largo y está provisto de cuatro lar—
gos apéndices dirigidos hacia adelante y separados entre sí por espacios
Arturo G. Frers, Melamorfosís de coleópleros argentinos, támixa 11
10
11
Solanophila paenulata (Germ.) Wrrse : 1, Huevo,
3 2, Larva, */,; 3, Apéndice del cuerpo;
4, Antena; 5, Mandíbula; 6, Pata; 7, Palpos labiales; 8, Palpo maxilar; 9, Ninfa, vista
dorsal, */,; 10, Ninfa, vista ventral, */,; 11, Adulto, ?/,.
AAN
AMAN
5%
0%
E
COMUNICACIONES 571
más o menos iguales. El meso y metatórax presentan cada uno seis apén—
dices : cuatro en el dorso, formando hilera con los del protórax, y de cada
lado uno, cerca de las coxas. Los segmentos abdominales hasta el octavo
inclusive, presentan de cada lado tres hileras de apéndices: la del dorso
muy cerca de la línea media, el principio de la segunda coincidiendo con
el espacio comprendido entre los apéndices dorsal y medio del metatórax,
y la tercera está en hilera con el de los costados de éste. Estos apéndices
son anillados y se ramifican en todas direcciones; su color general es ne-
gro, aunque las ramificaciones tienen partes claras, casi blancas; estas
ramificaciones son de distintas longitudes y están terminadas por una
cerda larga, junto a cuya base hay en el lado externo, una pequeña uña.
Los apéndices empiezan a disminuir de tamaño hacia el séptimo anillo
del addomen. Esta diferencia es más notable en las hileras de los costa=
dos. El penúltimo segmento del cuerpo tiene algunos pocos pelos dirigi-
dos hacia atrás y el último es completamente desnudo.
En la cara ventral la larva tiene algunas plaquitas de color pardo, pro-
vistas de algunos pelillos. Las patas también tienen pelillos aislados y
terminan en una uña encorvada. Los poros estigmáticos son bien visibles
y están colocados junto a los apéndices de la segunda hilera. Algunas lar-
vas tienen dibujos obscuros en el dorso; éstas se transforman en ninfas
que tienen más partes obscuras y que desde el principio presentan las
manchas obscuras del dorso, que en las que provienen de larvas sin los
dibujos de referencia no aparecen sino el segundo o tercer día de la ninfo-
sis. Como adultos estos ejemplares no presentan ya ninguna diferencia
con los demás.
Ninfa. — La ninfa es de forma ovalada, casi esférica, convexa en el
dorso y bastante plana en la cara ventral. La cabeza queda oculta mirando
el insecto por la dorsal; la frente está cubierta de pelos cortos; las ante-
nas descansan sobre los fémures del primer par de patas y tienen los últi-
mos artejos ocultos debajo de aquéllos. El protórax está cubierto de pelos,
de los cuales los de los lados son los más gruesos y rígidos; el mesotórax
presenta algunos pelos esparcidos; los élitros tienen dos hileras longitudi-
nales de pelos largos, además de los de los costados. El metatórax y los ani-
llos del abdomen, en la cara dorsal, tienen grupos de pelos, que forman
dos hileras divergentes hacia la parte posterior del cuerpo. Los costados
del abdomen presentan también algunos pocos pelos. El último anillo ter-
mina en dos pequeños apéndices que la fijan a la piel de la larva. La ninfa
es de color amarillo índigo y presenta en el dorso algunas partes obscu-
ras, que, como ya dije antes, no son iguales en todos los ejemplares;
pero las que presentan todos los que he tenido a la vista son dos pequé-
572 PHYSIS (1V, 1919)
ñas manchas y el borde posterior del protórax, dos rayas que coinciden
con las dos hileras de pelos del mesotórax y del abdomen y algunas otras
a los lados de las anteriores. Los pelos son negros en todas las partes del
cuerpo. La ninfa es algo menor que el insecto adulto.
Imago. — Tiene la cabeza negra, con la pubescencia gris, el rostro y
las antenas son testáceos. El tórax está densamente punteado, es de color
negro de pez y tiene en el borde una ancha faja testácea. Los élitros, den-
samente punteados, son testáceos, tienen la pubescencia gris y presentan
cerca de la base tres manchas oblongas, otras tres circulares, dispuestas
transversalmente, una grande trapezoidal después del medio y un punto
en el ápice de color negro de pez. El cuerpo es por abajo negro, con la
pubescencia gris. Su longitud varía entre 7””5 y q milímetros y su an-
churatentre od oe
GErMAR fué quien describió por primera vez esta especie, en su obra
Coleopterorum species novae, (p. 618) con el nombre de Coccinella paenu-
lata. y Wr:1sk la cambió más tarde al género Solanophila, fundado por él.
Observaciones. — Para la salida de la larva los huevos se abren por la
parte superior, y luego de la eclosión sus pellejos continúan pegados a
las hojas y de color blanco sucio.
Después de haber salido del huevo las pequeñas larvas se quedan un
rato encima de ellos. Al principio tienen la cabeza muy grande y el cuer-
po adelgazado hacia la extremidad posterior: su color es amarillo claro,
excepción hecha de Jos ocelos, negros, y del ápice de las mandíbulas y
las garras de las patas, que son de color ciena cocida. Los grandes apén-
dices del cuerpo, que son al principio casi blancos, se presentan comple-
tamente encogidos. Cuando se han obscurecido las distintas partes del
cuerpo, las larvas bajana la hoja y empiezan a alimentarse. Tanto éstas
como los imagos comen tan sólo las partes de la hoja que quedan entre
las nervaduras. Cuando les falta otro alimento las larvas se comen unas a
otras. El quinto día se adhieren por el último segmento del abdomen a
la cara inferior de las hojas para sufrir una primera muda. La piel se abre
a lo largo, por la parte superior, en la cabeza y tórax; luego se encoge y
la larva que tiene la misma coloración que cuando recién sale del huevo,
queda algunos minutos con el abdomen introducido en la piel que acaba de
dejar. Al poco rato se coloran completamente las partes obscuras del cuer-
po. Después de esta muda ya adquiere más o menos la forma general de
la larva adulta. A los diez y quince días de haber nacido sufre otras dos
mudas, en las cuales procede de la misma manera y se transforma de
igual modo que en la primera. La única diferencir=que he notado después
de cada muda es la mayor ramificación de los largos apéndices del cuerpo.
COMUNICACIONES 573
Después de seis días del tercer cambio de piel la larva se adhiere por el
último segmento del abdomen a la hoja de la Cayaponia, se arquea po-
niendo la cabeza en posición horizontal y junto a la hoja y se agarra a
ésta con las uñas de las patas. Así pasa más o menos 36 horas hasta que
se transforma en ninfa. Ésta queda con la parte posterior del cuerpo in-
troducida en la piel de la larva, la cual se abre por la parte superior, en-
cogiéndose luego. En la ninfa se obscurecen primero las manchas y pelos
dorsales, los ojos, la frente, las antenas, piezas bucales, y por último, las
patas. El período de la ninfosis es de cinco días, pasados los cuales sufre
una muda en la que transforma en adulto. La piel de la ninfa queda
metida en la de la larva y abierta toda por abajo y por arriba hasta el
tercer segmento del tórax inclusive. La seudoimagen, después de algu-
nos momentos de haber estado dentro del pellejo de la ninfa, sale para
empezar a comer. A las 24 horas más o menos se obscurece completa-
mente.
En las colecciones de la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales que-
dan depositados algunos ejemplares de los distintos estados de las meta-
morfosis de los insectos de los cuales me acabo de ocupar.
TERESA JOAN, Nota sobre la presencia en la República Argentina de un enemigo
natural de los «gorgojos » y « palometas » del trigo y del maíz (presentada
por C. Lxzer).
Los dos enemigos mayores de nuestros cereales más importantes, el
trigo y el maíz, son sin duda alguna el Sitophilus oryzae (L.), conocido
vulgarmente con el nombre del « gorgojo del maíz », y la Sitotroga cerea-
lella (OL1v.) Herx., cuyo nombre común es « palometa del trigo » o « alu-
Cita ».
Afortunadamente, en la naturaleza cada especie tiene enemigos natura-
les, y las dos plagas de nuestros cereales se van a encontrar contrarresta-
das por uno de ellos, bien conocido ya en Norte América; pero cuya
presencia en el país no había sido aún señalada, sino sobre el «bicho que-
mador » (WoLFHiúGEL, 1909).
Se trata del ácaro estudiado en 1885 por LañouLsixeE et Mécxx (Jour.
de Anat. et Phys., t. 21); y al cual dieron el nombre tan bien elegido de
Sphaerogyna.
Resultó luego el mismo animal que Newerort había descrito muy bre-
vemente, en 1850, con el nombre de Heleropus ventricosus, y que hoy,
en virtud de las reglas de nomenclatura zoológica, se llama Pediculowdes
ventricosus (Ne wr.) CANEST.
PHYSIS. —T. IV 40
PHYSIS (1V, 1919)
Este ácaro ataca tanto las larvas del gorgojo del maiz, como las larvas
y también las ninfas de la palometa del trigo.
En los Estados Unidos, WesstER ha constatado una vez que el P. ven-
tricosus destruye el 32 por ciento de las larvas de la alucita.
Su multiplicación es muy rápida y, según algunos autores, estos áca-
ros se amontonan a veces tanto sobre las pilas del trigo que pueden llegar
a formar una capa de un centímetro de espesor, aunque su tamaño sea
muy pequeño.
Los machos miden de largo 120 y. y de ancho 80 ¡., y las hembras no
fecundadas no pasan de 200 y. por 70 y. de ancho; pero las hembras fecun-
dadas presentan un abdomen enorme, esférico y lleno de embriones, lar-
vas, elc.
Parecería, pues, muy fácil y muy conveniente proceder a una propa-
gación artificial de este colaborador poderoso contra los enemigos de nues-
tros cereales.
Sin embargo, como parece atacar también a los tallos de las mismas
plantas, produciendo transtornos en la vegetación, habría que observar
cuidadosamente la biología de estos parásitos para constatar, con la ma-
yor exactitud posible, si la suma de las ventajas que proporcionan no está:
contrabalanceada con los daños que nos pudieran ocasionar.
Los primeros ejemplares que obtuve procedían de Pavón Arriba (prov.
de Santa Fe).
He encontrado después el mismo ácaro en lotes de trigo de otras pro-
cedencias y parece ya difundido en el país.
FRANCO PASTORE, El pórfido cuarcifero de la cantera de Puerto Deseado.
En la sesión de comunicaciones que esta sociedad celebró el 6 de mayo
de 1916 he presentado y descrito algunas muestras de pórfido cuarci-
fero, interesantes por su aspecto exterior cavernoso, debido al modo des—
¡igual de su destrucción superficial. Las había tomado mi distinguido colega
Prof. M. DorrLo-Jurapo, en la costa del mar en las inmediaciones de
Puerto Deseado (territorio de Santa Cruz). Un corto extracto de esta co-
municación apareció en PHYSIS, tomo II, número 11, página 277.
La gran región petrográfica de los pórfidos patagónicos, de los cuales
ya Darwix dió buenas descripciones, se extiende a lo largo de toda la
Patagonia oriental, sin otras variaciones en sus mantos, según parece,
que las diferencias de aspecto y del estado de conservación que se deben
a las estructuras más o menos finas y homogéneas, resultantes del grado
de fluidez de las acumulaciones eruptivas. Muchas de las muestras de una
COMUNICACIONES o)
colección que hizo el geólogo de la Dirección general de minas, geología
e hidrología de la Nación, Dr. Ricarno Wicumaxx, en su exploración de
la parte oriental del río Negro (región de Valcheta) y cuya descripción
petrográfica he publicado recientemente, acompañando a su informe geo—
lógico (1), son pórfidos cuarciferos, parte de ellos muy semejantes a los
de la antes referida procedencia.
Hacia fines del año pasado, el propietario de una cantera de piedra si-
tuada en Puerto Deseado, remitió para el museo dela Dirección de minas
cuatro bloques de la roca que explota, solicitando se le informara sobre su
clasificación y cualidades como material de construcción. Fuí encargado
de hacer un breve estudio de dichas muestras para satisfacer el pedido del
interesado, y al consignar los resultados en un informe que en su mayor
parte reproduzco a continuación, propuse, y así se hizo, el envío de dos
de los bloques de piedra para usos de experimentación a los gabinetes de
ensayos de materiales de la Facultad de ciencias exactas, físicas y natu-
rales, y de la Escuela industrial de la Nación.
Quiero ahora dar a conocer la descripción que hice de la roca de la
cantera de Puerto Deseado, porque ella sirve de complemento a la comu—
nicación arriba citada, y porque, aunque muy pequeña, es una contri-
bución al conocimiento de nuestro suelo, que, de no publicarse, debería
considerarse perdida.
Los cuatro bloques que se recibieron son de un porfido cuarcifero muy
alterado, de pasta compacta, fina, con aspecto terroso, adherente a la len-
gua, y de olor arcilloso ; su color es rosado muy claro, está sembrada de
puntos blancos que corresponden a feldespatos muy destruidos, a veces
desaparecidos dejando su cavidad, y de pequeñas masas de cuarzo que
incluyen gran número de finisimas partículas esféricas blanquecinas. Se
observan además algunos pequeños granos de cuarzo, aislados, y nidos
diminutos de óxido hierro rojo. :
Las preparaciones microscópicas muestran una pasta fina, más o me-
nos fresca y transparente en algunas regiones, pero en general, turbia y
opaca, porque sus materiales feldespáticos y ferriferos han sido profun—
damente atacados. El reconocimiento de partículas residuales de vidrio es
bastante dudoso, y parece que la estructura de la pasta haya sido princi-
palmente microcristalina.
Los fenocristales de cuarzo son poco numerosos y de escasas dimensio—
(1) Anales del ministerio de Agricultura de la Nación, sección Geología, mineralogia y minería,
tomo XIII, número /; Contribución a la geología de la región comprendida entre el rio Negro y
arroyo Valcheta, por Ricarmo Wicmmaxx, con una descripción petrográfica de las rocas eruptivas
y metamórficas, por Fraxco Pasrork, Buenos Aires, 1919.
576 PHYSIS (1V, 1919)
nes, y en gran parte están redondeados por la corrosión, con formación
de frecuentes senos que dan curvas cóncavas a sus secciones.
Los de ortosa han desaparecido en su mayor parte, dejando en la roca
agujeros bordeados con frecuencia por un delgado marco de cuarzo, que
indica que este mineral formaba una envoltura alrededor del feldespato.
La plagioclasa es muy escasa; apenas se encuentra de ella alguna que
otra sección muy pequeña y malamente reconocible.
Como elementos coloreados, la roca contiene únicamente algunas
hojuelas de biotita de tintes pardo rojizos, y granulaciones de óxido de
hierro.
Accesoriamente se presentan pequeños granos de zircón y también
titanita, cuyas secciones generalmente mayores, están tan destruídas que
apenas pueden reconocerse por el contorno idiomorfo que limita sus res-
tos profundamente alterados. Hay además calcita, relativamente abun-
dante y finamente distribuida, cuya presencia podría en parte atribuirse
a la alteración de la titanita, y en una de las preparaciones he hallado un
cristalito azul de dimensiones muy reducidas, que tiene las cualidades de
la anatasa.
Puede también mencionarse en la categoría de mineral accesorio una
forma de biotita en microscópicas inclusiones bacilares de colores pardos
o casi rojos, que se hallan con preferencia diseminadas en el cuarzo de la
pasta, y que por sus condiciones y cualidades corresponden a lo que
Brerrnaupt ha designado con el nombre de Rubellan.
Una variación muy notable y difundida de la pasta de este pórfido está
constituida por agregados granosos de cuarzo, cuyos individuos irregu—
larmente limitados alcanzan tamaños notables. Las agrupaciones así for
madas son con frecuencia alargadas, y hay regiones de la roca en donde
su disposición tiene cierto paralelismo, consecuente con movimientos de
la pasta; pero el cuarzo no presenta en general extinción ondulada, pues
se trata más bien de fluidalidad.
Estas formaciones de granos grandes están rodeadas por una envoltura
de cuarzo granosa fina que las separa de la pasta propiamente dicha, mu-
cho más fina, sucia y poco transparente. El conjunto cuarzoso que mide
hasta algunos milímetros, encierra generalmente, además de las inclusio-
nes de biotita microscópica, numerosas esferolitas feldespáticas de radios
turbios y amarillentos, que son las puntuaciones blanquecinas que, a sim-
ple vista, se destacan en las pequeñas masas de cuarzo.
En cuanto a las condiciones de solidez de esta roca, ellas son muy defi-
cientes, pues su destructibilidad ha sido favorecida principalmente por
tres factores importantes que son : la antigúedad grande de las erupciones
COMUNICACIONES 577
que la han producido (por lo menos del Mesozoico inferior); la relativa
abundancia de componentes que en condiciones especiales pueden ser
fácilmente alterables, como los óxidos de hierro, de biotita, la titanita y
aun el feldespato potásico; y más que todo, por la forma de extrema
división en que los citados componentes se hallan entremezclados con el
cuarzo, único elemento resistente a las acciones destructivas que la roca
experimenta.
De las cuatro muestras, la tercera es la que ha sufrido mayor caolini-
zación de su material feldespático, y es en consecuencia algo más terrosa y
desmenuzable que las otras. Si las variaciones cuarzosas y menos finas de
la pasta fueran más abundantes en algunas regiones de la cantera (con lo
que la roca fuera allí sensiblemente más silícea), mejorarían también lo-
calmente sus condiciones de solidez, pero es muy difícil que la diferencia
pueda ser verdaderamente apreciable.
MILES STUART PENNINGTON, Notas sobre un caso de la enfermedad llamada
«Ura », causada por la larva de la « Dermatobia cyaniventris » Macq.
Los datos clínicos siguientes los debo a la amabilidad de mi colega el
Dr. J. W. Monrzas, quien me entregó la larva para su clasificación.
«Sra. F., inglesa, casada, recién regresaba de una excursión en carpa
a Misiones y al Alto Paraná. Me consultó el día 29 de abril por unas pica-
duras que la molestaban mucho y las cuales notó por primera vez durante
su excursión en Misiones.
«Examinándola, observé cinco de estas picaduras, dos en la rodilla
derecha, cerca del tendón rotuliano, una en la parte externa del brazo
derecho, una en la cara interna del muslo derecho y la quinta en la
región lumbar al nivel de la apófisis espinosa de la segunda vértebra
lumbar.
«Todas las lesiones presentaban idénticos caracteres, una induración
algo elevada sobre la piel vecina, del tamaño de una avellana, rojo-obs-
cura en la parte central, para pasar poco a poco a la coloración natu—
ral del tegumento en la periferia; a la presión eran casi indoloras. En
el centro de cada lesión se observa una especie de costra, formada por
una serosidad que se seca al contacto del aire; sacando con un poco de
alcohol esta costra, aparece una pequeña abertura de forma circular y
bien definida de más o menos 1 milímetro de diámetro, por la cual fluye,
al apretar la lesión, una cierta cantidad de serosidad clara y luego un
flúido más obscuro. Con una pequeña sonda introducida en el orificio se
notaba que penetraba en una profundidad de 1 */, a 2 centímetros. »
578 PHYSIS (1V, 1919)
Con una jeringa hipodérmica el Dr. Morris inyectó una pequeña can
tidad de éter en las lesiones mediante el orificio antedicho, haciendo luego
un poco de presión para ver si salía del orificio alguna larva o insecto,
pero fué sin resultado : únicamente salió un poco de la misma serosidad
obscura y algunos grumos. Inyectó entonces unas gotas de ácido fénico
puro en tres de los orificios, recetó la aplicación de fomentos calientes de
ácido bórico y encargó a la enferma de volver dentro de algunos días.
El 2 de mayo volvió, y portadora de algo que había exprimido de una
Aspecto ventral Aspecto dorsal (con mayor aumento)
de las lesiones en la rodilla tratadas con la inyección de ácido fénico ; el
algo, sin embargo, fué tan destruido por la presión y por efecto del
acido fénico, que no fué posible determinar su carácter verdadero. El 3
de mayo la enferma exprimió la misma cosa de cada uno de los orificios
de las lesiones tratadas, pero, como antes, estaban tan destruidos que no
se pudo determinar lo que eran.
Resolvió entonces el Dr. Morris tratar de conseguir un ejemplar
perfecto de la única lesión que no había recibido inyección alguna y,
después de mucha paciencia, consiguió extraer lá larva cuya fotografía
adjunto.
Una vez expulsadas las larvas las lesiones sanaron rápidamente.
MILES STUART PENNINGTON, « Melpia integra » Berg, no es buena especie.
En /Hemiptera argentina (1879), página 49, número 57, describía BerG
este hemiptero creyéndolo buena y nueva especie. En Vova hemip. argen!.
el Uruguay, publicado en los Anales de la Sociedad cientifica argentina,
tomo AXXII, página 286, número /2, retiró la especie, reconociéndola
como sinónimo de Acledra bonariensis Star (Eug. Resa. Íns., p. 227,
1859), y en su colección en el Museo de La Plata se encuentra el ejem-
plar descrito con las dos etiquetas y la etiquetita con la palabra typus
impresa en letra colorada.
COMUNICACIONES 579
Sin embargo, Lermerry y Severis, Caf., [, página 146. 1893, lo in-
cluyen como buena especie, y más tarde aún, en 1908, KirkaLpY, en su
catálogo, lo incluye bajo el nombre Hypatropis integra, habiendo pro-
puesto al nombre /fypatropis para reemplazar a Acledra, por estar éste
preocupado. Para evitar que se perpetúe más el error, hago esta comuni-
cación.
CARLOS BRUCH, Un nuevo coleóptero ecitófilo.
A fines de abril del corriente año fuí sorprendido por la aparición de
hormigas aladas, machos de Keciton Spegazzinú Emurx, que volaban en
mi oficina, ubicada en la planta baja del Museo de La Plata.
Averigúé su procedencia y pronto descubrí un agujero al pie de un pi-
lar, por donde salían ¡junto con gran número de obreras. Estas últimas,
visiblemente agitadas, trataban de expulsar a los machos, persiguiéndolos
hasta que pudieran tomar el vuelo hacia la ventana. Durante algún tiem-
po, las obreras quedaron aglomeradas alrededor del agujero, pero luego
se volvieron al interior del nido.
Esta emigración se repitió durante una semana, cada día más o menos
a la misma hora, de 2 a 4 de la tarde. He recogido una cantidad de obre-
ras y como 400 individuos alados, de los cuales unos 200 en el segundo
día, y un centenar al tercero de su aparición.
«En vano he buscado a la forma femenina de esta hormiga: las circuns-
tancias no permitían efectuar excavación alguna. Examinando luego a las
hormigas, encontré con las obreras cuatro ejemplares de un pequeñísimo
coleóptero huésped, el que será motivo de esta comunicación.
A primera vista pensaba ubicar a nuestro ecitófilo en el género Limu-
lodes MarrH., de la familia de los Trichopterygidae, pero, de un estudio
más prolijo, resulta que se trata de una especie aun no descrita, con dife-
rencias genéricas que justifican también la creación de un género nuevo,
cuyas características son las siguientes :
Paralimulodes n. gen.
Difiere del género Limulodes Marru. entre otros, por el menor número
y forma de sus artejos antenales (10 artículos en Limulodes), por la con-
formación del pro y mesosterno y de los miembros, cuyas tibias son iner-
mes (armadas de espinas en Limulodes).
De cuerpo alargado, subparalelo y bastante convexo, el pronoto am-
plio, cupuliforme.
PHYSIS (LV, 1919)
La cabeza es oculta, invisible desde el dorso. Los ojos son apenas per-
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Fig. 1. — Paralimulo-
des Wasmanni (go ve-
ces aumentado).
ceptibles, representados por un pequeño ocelo de cada
lado. Las máxilas con el lóbulo ramificado (2), sus pal-
pos son 4-articulados. Existen paraglosas rudimenta-
rias (palpos labiales indistintos en la preparación no
coloreada).
El prosterno es grande, formado de una pieza sub-
rectangular, enangostada en su mitad anterior y dila-
tada en el ápice : las ancas anteriores son globosas.
apenas separadas. Las medianas contiguas, también
elobosas; el proceso mesosternal termina en diente
subcónico (fig. 3 A).
En la región escapular se observa un proceso lame-
liforme que inserta en una cavidad equivalente, situada
del lado inferior del pronoto, próxima a sus ángulos
posteriores (fig. 3 B).
Las patas son comprimidas; los fémures ancha-
mente elípticos; las tibias inermes; los tarsos con el artejo basal triangu—
lar, el ápice del segundo artejo es ligeramente bifido.
Fig. 2. — Cabeza de Paralimulodes Wasmanni
Genotipo P. Wasmanni n. sp.
El coleóptero mide solamente o”*65 de largo por 0””3 en su mayor
anchura. Su color es de un amarillo testáceo; la superficie semiopaca, to-
COMUNICACIONES 531
talmente cubierta por puntos pilígeros microscópicos; la pilosidad algo
más desarrollada sobre los élitros, bastante larga e hirsuta sobre el dorso
del abdomen, muy dispersada y fina en la parte inferior y sobre todo en
los miembros, formada de setas en los primeros segmentos ventrales; so-
bre la línea mediana dorsal de
los últimos tres segmentos ab-
dominales se destacan un par
de setas entre la pilosidad que
los cubre.
La cabeza es mucho más
ancha que larga; completa—
mente plegada hacia abajo
y probablemente no extensi—
ble delante del pronoto.
La conformación de los ar-
tejos antenales muestra per-
fectamente la correspondiente
figura.
El pronoto es amplio, con-
vexo, tan largo como ancho
y algo más ancho que los éli-
tros; sus contornos recuerdan
a una cúpula hermosamente
arqueada. El escudete es muy
estrecho, transversal.
Los élitros son mucho más
cortos que el abdomen : más
largos que anchos, en los cos-
tados subparalelos y ligera—
mente angostados en su tercio
Fig. 3. — Cuerpo de Paralimulodes Wasmanni
basal; sus ángulos posterio- (visto por debajo)
res, tanto los internos como
externos son redondeados; una fina carena acompaña al margen sutural
sin llegar hasta el ápice.
El abdomen sobresale a los élitros por sus tres últimos segmentos que
son moderadamente atenuados hacia atrás.
Las patas llevan solamente algunas cilías muy tenues; los tarsos ter—
minan en dos débiles uñas, sin otros apéndices que dos de las menciona-
das cilias.
La descripción de la nueva especie está basada sobre dos individuos
582 PHYSIS (LV, 1919)
machos preparados en bálsamo de Canadá (1) capturados, como he dicho
ya en La Plata, 25, IV, 1919, junto con las obreras de Eciton Spegazzi-
nú Em.
Es el primer coleóptero ecitófilo encontrado hasta ahora en la Ar-
gentina (2). Me es grato dedicarlo al sabio mirmecólogo KR. Prof. Er1cn
Wasmany S. J. a quien debemos el estudio de muchos ecitófilos de otras
regiones.
LUCIEN HAUMAN, Nuevas familias de Fanerógamas para la Flora argentina (3).
Hace diez años al publicar mi pequeño tratado de botánica quise dar,
por modestas que fueran sus dimensiones, un cuadro algo completo de la
Flora argentina, y es así que mencioné todas las familias de Faneróga-
mas que conocía en aquel entonces para la República : eran 169.
Hoy día, ya sea por nuevos descubrimientos, ya sea por modificación
de las divisiones sistemáticas, podemos señalar algunas más, que enume-
raré a continuación.
Velloziaceae
Pequeña familia antiguamente reunida a las Amarilidáceas y de las
cuales se distinguen por su porte (planta a menudo leñosa y de tallos ra-
mificados), sus flores solitarias, sin brácteas, y sobre todo, por la confor-
mación de su placenta. Muy bien representada en los campos secos del
Brasil,no cuenta hasta ahora sino una sola especie argentina, de las mon-
tañas de Tucumán y de Jujuy, Barbacenia Castillonií Hauman (in Notes
Aoristiques, Anal. Mus. Hist. Nat. de B. Aires, t. 24 (1917), p. 126).
(1) Por una débil presión del cubre objeto, la figura aparece con un ligero desplazamiento.
(2) Casi simultáneamente con mi hallazgo, el Dr. ÁxaeL GartarDo tuvo la amabilidad de co-
municarme un estafilínido, que encontró corriendo entre las mismas especies de hormigas (obre-
ras de E. Spegazzini) en su propiedad de Bella Vista (Buenos Aires). En este caso se trata más
bien de un huésped casual de Litocharodes fuscipennis Suarr, coleóptero que he capturado aquí a
menudo entre detritos vegetales.
(3) Posteriormente a mi última publicación en- esta revista, aparecieron en la misma y fir-
madas Crisrónal M. Hicken, críticas a trabajos anteriores mios. Oportunamente corregiré algu-
nos errores botánicos, en que nuevamente incurrió el severo censor; de lo demás no me ocupa-
ré, por considerar que ya no se trata de crítica científica. Sólo contestaré al reproche que
insistentemente se me hace relativo a las islas Malvinas, reproche que se apresuró a reeditar,
pero en términos ya del todo cómicos, una revista alemana (cf. Zeitschr. des deutscken Wissens.
Verein., t. IV (Buenos Aires, 1918), pág. 368-369). Mi contestación es la siguiente : en el
mapa oficial de la República Argentina editado en 1gro, año del centenario, por el ministerio
de Obras públicas de la Nación, no figuran las islas Malvinas, ejemplo de discreción que me
honro en haber seguido.
[Sd]
00
(90)
COMUNICACIONES
Lacistemaceae
Esta familia la forma un solo género con unas veinte especies brasile-
ñas, y una paraguaya y argentina. Su posición sistemática es algo du-
dosa, se coloca actualmente en el orden de las Piperales, entre las Piperá-
ceas y las Salicáceas. Sus flores pequeñas, reunidas en amento, se caracte-
rizan por la presencia de una pequeña cúpula que envuelve el único es-
tambre y el ovario.
La especie argentina es Lacistema Hasslerianam Cuobar (in Plantae
Hasslerianae, 1, p. 56), arbusto o árbol alcanzando 5 metros de altura,
en las orillas de los montes, cerca de las cataratas del Iguazú (leg. Ronrí-
GUEZ, n* 105, det. Limuo,). El género había sido mencionado para este
mismo lugar por Cuopar en Vegetation du Paraguay, página 222 : « Las
aguas del Iguazú que se arrojan en el abismo rodeado de Bambusáceas,
de Faramed cyanea, de Lacistema, y cuyas piedras, en el vaho, se ador—
nan con el encaje de los Helechos, con brillantes Begonia, con Aroídeas
y Orquideas... »
Opiliaceae
Esta familia monoclamidea ha sido separada, en 1866. por VaLerox,
de las Olacáceas, grupo difícil y embrollado, al punto que no se le puede
separar bien claramente de las Icacináceas, que son, sin embargo, he-
teroclamideas muy evolucionadas del orden de las Sapindales. ExcLerR
reconoció la familia en el primer suplemento del Pflanzenfamilien, en
1897.
Las Opiliáceas son casi todas de las regiones tropicales del viejo con-
tinente, con un solo género americano, Agonandra. La especie argentina
es Agonandra excelsa Gris., del norte y noroeste de la república, inclui-
da por GriseBACH en las Olacáceas.
Dilleniaceae
Una de las numerosas familias del orden de las Parietales. De sus 200
especies, la mayor parte son australianas. Buen número son conocidas del
Brasil, pero no había sido encontrada ninguna, que yo sepa, en la Ar—
gentina, nien el Paraguay, donde existe a lo menos una del género Tetra-
cera, liana poderosa de Misiones y del este del Paraguay, bien conocida
de los habitantes de la selva; es uno de los « Isipo-ú », o liana de agua.
584 PHYSIS (1V, 1919)
Por sus tallos gruesos sube tanta savia que cuando se separa un trozo de
unos 50 0 70 centímetros, éste deja chorrear una cantidad tal de agua
que puede servir para aplacar la sed. El hecho me había sido mencionado
y mostrado por el Dr. Moisés M. Berrowr, en Puerto Bertoni (alto Para-
ná), pero el ejemplar cortado para la demostración no llevaba flores;
una rama estéril me permitió, sin embargo, identificarla con un ejemplar
fructificado procediendo del Iguazú (Roprícuez, n* 386). Según LiLLo, se
trataría de Tetracera radula Ercmz. (Flora bras., ML, 1, p. 91, tab. 23),
pero los ejemplares del Museo de Buenos Aires que sólo presentan frutos,
no permiten una identificación del todo segura; parecen más robusta que
la especie de ErcuLEr y tal vez pertenezcan a otra, muy cercana por cier-
to : T. oblonga DC.
Otra particularidad de estas plantas es la gran cantidad de nódulos de
silice que contienen sus hojas, al punto que pueden servir como papel de
lija.
Cochlospermaceae
Esta familia del mismo orden que la precedente, ha sido separada de
las Bixáceas por ExcLER, basándose en las observaciones de PrrrzEL, quien
descubrió que sus semillas contienen aceite, cuando las de las Bixáceas
contienen almidón.
La especie argentina es Cochlospermum argentinense (SveG.) Hauman ;
recién la publicó el Dr. Srecazzixr (PHYSIS, HL, p. 169) como Maximi-
hana argentinensis, pero el género Maximiliana Mart. et Scurank (Bixá-
cea, hoy Cochlospermácea) ha sido declarado nomen regiciendum por el
Congreso de Viena (1905). conservándose al contrario, Cochlospermum
Kuwra y Maximiliana Mart. (Palmeae).
Se trata de un arbusto de hermosas flores amarillas y de hojas palma-
das como las de un Chorista, conocido hasta ahora sólo para la provincia
de Jujuy en la sierra de Santa Bárbara. Su nombre vulgar es « Palo
papel ».
Las Bixáceas resultarian reducidas al solo género Bixa del cual, según
creo, sólo en estado cultivado, puede encontrarse el bien conocido repre-
sentante, la planta tintorea, Bixa orellana L., mencionada por GRIsEBACH
para Orán.
Ochnaceae
Encontré en abundancia en los bañados de San Ignacio, Misiones, la
pequeña y graciosa Ochnácea, Sauvagesia erecta L., especie cosmopolita
COMUNICACIONES 58:
de las regiones tropicales. Es una plantita herbácea, de pequeñas flores
blanco-amarillentas, notables por la doble corona de apéndices que sepa-
ran la corola del androceo.
Esta familia pertenece también al orden de las Parietales.
Tetrachondraceae
El género Tetrachondra, fundado por Perkik sobre una especie neo-
zelandesa, lo consideraba su autor como perteneciendo a las Borraginá—
ceas, lo que no fué aceptado por Gurke, especialista en esta familia. Harus,
en la lista de los géneros de Angiospermas de clasificación dudosa publi-
cada en el primer suplemento a los Pflanzenfam:lien, indicaba que tal
vez pertenecía a las Crasuláceas o las Saxifragáceas (p. 339). U. Sxkorrs-
BERG descubrió en Patagonia una segunda especie del mismo género 7.
patagonica SxorrseBekG y después de un estudio detenido (en Engler's
Jahrb., t. 48, 1912) llegó a la conclusión que lo mejor era fundar para
este género una nueva familia a colocarse, después de las Labiadas, en el
orden de las Tubiflorales.
Esta curiosa especie, es una plantita que se parece mucho a una Cras-
sula. La encontró su autor cerca del lago San Martin.
Necesito mencionar todavía algunas otras familias menos nuevas o du-
dosas :
Las Ertocaulaceae (del orden de las Farinosales): NieberLeiy había
mencionado dubitativamente para Misiones y regiones vecinas, un Pae-
palanthus sp., que ningún otro autor, que yo sepa, había citado y que
por eso omiti en mi Botánica. Me consta ahora que un Paepalanthus es
común en los bañados de Misiones, en San lgnacio, por ejemplo.
Lo mismo la familia de las Symplocaceae sólo se conocía por una ci-
tación incompleta del mismo autor (Symplocos sp.); recién señalé la pre-
sencia de S. uniflora Bewru en el Delta del Paraná (Ktev. Centro Estud.
Agr. y Vet., 1919, p- 345), arbusto, por lo demás, común en Misiones.
Por otra parte, SxorrsBerG en un reciente (1916) e importantísimo
trabajo sobre la flora patagónica, menciona la familia de los Donatiaceae,
con la bien conocida Donatia fascicularis Forsr.
La historia de este género es curiosa : Donatia, con sus dos especies
antárticas, fué considerada por todos los autores del siglo pasado, ,como
Saxifragácea y así figura en Pflanzenfamilien; pero, algunos autores,
entre otros Arnrorr, lo reunían con las Estilidáceas, gamopétalas inferova-
586 PHYSIS (1V, 1919)
riadas (orden de las Campanulales), caracterizadas por la unión de sus es-
tambres con el estilo, y ésto, a pesar de su corola dialipétala y sus estam-
bres libres. Ahora, en la monografía de las Stylidaceae del Pflanzenreich
(1908), MiLDBrRAED vuelve a ocuparse del género litigioso y afirma que en
razón de la identidad de hábito (especialmente con Phyllacne), de la ana-
tomíia foliar, y sobre todo, de la presencia de inulina en la semilla, perte-
nece Donatía a las Estilidáceas, y crea para él la subfamilia Donatioideae.
SkOTTSBERG nO hace ningún comentario e ignoro, pues, cual es el autor
de la nueva familia.
Pero tengo que reservar un lugar especial a las Batidaceae. Esta fami-
lia monotípica, es absolutamente aislada del punto de vista sistemático.
Incluida anteriormente entre las Centrospermales, constituye hoy por sí
sola el orden de las Batidales, colocado entre las Juglandales y las Faga-
les. Su única especie es Batis maritima L., yerba o subarbusto de hojas
lineares carnosas y de flores en espigas axilares: es halófila y se conoce
del litoral americano atlántico, desde la Florida al Brasil, del litoral
americano pacifico (California) y de las islas Sandwich. A esta curiosa
área de dispersión tendríamos que agregar las montañas de la Rioja, ya
que según el Dr. F. Kurtz (Bol. Acad. Nac, Córdoba, t. MIX, 1911,
p. 204) en dicha provincia la hubiera encontrado el Dr. BoDeNBENDER.
Pero tuve la oportunidad de estudiar un ejemplar riojano (BoDENBENDER, .
n* 14222, Cerro Morado, Rioja, I, 1907) y me llamó la atención su pare-
cido con /falophytam Ameghino! SrEG., Quenopodiácea patagónica de la
cual el Dr. SpEGazz1Mt, hace tiempo, me regaló un ejemplar. El parecido
de esta Quenopodiácea con Batis maritima me había preocupado al punto
que en uno de mis viajes a Europa había comparado la planta patagónica
con ejemplares de Batis originarios de Florida. Los órganos vegetativos
son idénticos, pero el fruto de Halophytum, o más bien su sincarpio, por-
que se fusionan todos los frutos de una inflorescencia femenina en una
especie de poliaquenio durísimo y bastante grande (10 mm. de largo so-
bre 4-5 de ancho), lo separan completamente de la Batidácea. Ahora bien,
la planta de La Rioja presenta los mismos sincarpios. Creo, pues, que se
trata de la especie patagónica, lo que del punto de vista florístico no es
extraordinario, conocidas como lo son, las relaciones entre la flora andina
y la flora patagónica.
De paso agregaré que Vax TmtueGuHem, basándose sobre el estudio de
las semillas, propuso, hace algunos años, de separar las Lophophytaceae
de las Balanophoraceae.
Eimitándonos a lo que es más o menos reconocido por todo el mundo,
tenemos pues, que agregar ocho familias, lo que nos da para la flora ar-
ComMuNICACIONES 587
gentina 177 familias sobre las más o menos 275 entre las cuales suelen
dividirse las Fanerógamas.
Resúmenes de otras comunicaciones
ÁNGEL ZOTTA, Biología de dos lepidópteros argentinos.
El Sr. Zorra expuso la metamorfosis de dos lepidópteros argentinos, Euthisanolia
platensis BerG y Chloridea melochitina Bera, el primero de los cuales se alimenta de las
hojas de la Erythrina crista galli L., Portulaca oleracea L. y « Laurel blanco », y el se-
gundo de las de Proboscidea lutea (LinbL.) Srarr.
Dijo que el estudio de la biología de los lepidópteros del país está por hacerse aún,
pues lo publicado al respecto no es absolutamente nada, si se le compara con lo que de-
berá realizarse, para conocer siquiera en parte el orden de referencia.
El Dr. Bera dió la descripción de la oruga de la primera especie antes nombrada, en
su Farrago Lepidopterologica publicado en 1882, agregando al final únicamente lo que
sigue : «Se transforma en crisálida en la superficie de la tierra, debajo de las hojas se-
cas, etc., formando un capullo irregular de tierra y partículas vegetales. »
Con excepción de estos datos nada más se conocía con relación a la evolución de
estos dos noctuídos que el comunicante presentó en la reunión, cuyos ejemplares per-
tenecen a la colección entomológica del gabinete de Zoología de la Facultad de Cien-
cias exactas, físicas y naturales.
JUAN A. DOMÍNGUEZ, JOSÉ F. MOLFINO y EMILIA L. DE GALLELLI, Investigaciones fitoquímicas
en especies indígenas o naturalizadas.
El Sr. José F. MoLrixo, presentó las series IV y V en que constan los resultados
obtenidos en investigaciones practicadas sobre plantas indígenas o naturalizadas, acerca
de la presencia y difusión de los glucósidos cianogenéticos, saponinas, alcaloides, fer-
mentos oxidantes, cuerpos tánicos, resinas, aceiles esenciales y otros principios even-
tuales que desempeñan un rol importante en el mecanismo bioquímico vegetal, traba-
jos efectuados por el Dr. Juay A. Domíxcuez y sus colaboradores en el Instituto de
Botánica y Farmacología (Facultad de Ciencia Médicas de Buenos Aires), siguiendo los
métodos de investigación más recientes. Estas dos series comprenden estudios hechos
en 250 especies, representantes de 73 familias de fanerógamas.
La serie V aparece en la primera parte del presente número.
588 PHYSIS (1V, 1919)
SESIÓN DEL 2 DE AGOSTO DE 1919
Presidida por A. Braxcmt LiscHerriI, presidente
Presentes : J. Brirmes, C. Brucn, E. Carerre, A. CasteiLanos, F. Crivenir, L.
DeLéranc, C. Lizer, €. A. MareLtr, J. F. MoLrino, Srta. E. MortoLa, L. R. Paropr,
F. Pasrtore, Srta. V. Pastore, M. S. Penxineron. — Í. €. VarruoNE, secretario.
ÁNGEL BIANCHI LISCHETTI, Algunas observaciones sobre la morfología de los
huevos de « Culex ».
Durante el verano último, habiéndome dedicado a criar en cautiverio
algunas especies de Gulícidos, con el objeto de observar algunos detalles
acerca de su biología, pude obtener una considerable cantidad de huevos
de especies del género Culex que me proporcionaron abundante material
para estudiar su estructura, cuya observación me ha permitido hallar una
serie de caracteres que creo oportuno dar a conocer, pues no los he visto
consignados en la bibliografía que me fué dado consultar.
BrawcuarD (Les Moustiques, 1905, capitulo Métamorphoses des Culex),
dice lo siguiente: «Los huevos tienen 0,7 mm de longitud y 0.16 de
ancho; son de color blanco sucio, salvo en su extremidad que es gris
pardusca. Cada uno de ellos es cilindro-cónico o en forma de cigarro ; el
extremo más ancho, vuelto hacia abajo, y a veces estrangulado en forma
de cuello de botella (en youlot), está perforado por un pequeño orificio. »
Más adelante, al referirse al conjunto de huevos aglutinados que consti-
tuye la puesta, dice: « La película superficial del líquido, no puede pene-
traren los pequeños espacios interpuestos entre las puntas de los huevos. »
Reproduce una lámina de Réaumur que representa los huevos de Culezx,
y otra de Howarb, sin dar mayores detalles.
Howarp, Dyar y Kwan, en su obra The Mosquitoes of North and Cen-
tral America and the West Indies, en el capítulo Eggs and oviposition, no
dan ningún detalle al respecto ; sólo dicen : « En los géneros Culex, Culi-
seta y Mansonia, las masas de huevos se apoyan sobre la superficie del
agua. La masa tiene cierta propiedad de repulsión, debida, parece, a una
cubierta de delicadas células aeríferas situadas en la cara inferior. »
Ningún otro detalle hemos podido hallar al respecto en numerosos
folletos y revistas de la materia, lo que nos inclina a creer que no sean
mayores los pormenores que hasta hoy se hayan publicado sobre el
asunto.
ComuNICACIONES DS
)
Las descripciones que consignamos a continuación fueron hechas sobre
una de las especies de Culex frecuentes en la Capital federal, cuya deter-
minación especifica no nos fué posible establecer, dada la dificultad que
ello presenta, aún a los especialistas, por la falta de material de compara-
ción, siempre necesaria para trabajos de esta indole cuando se trata de un
género tan numeroso y complejo como el género Culex.
Los datos deben, pues, ser referidos a una especie de Culex de Buenos
Aires y alrededores.
Los huevos observados miden entre 0,70 y 0,76 mm de longitud por
Fig. 1. — Huevo de Fig. 2. — Flotador, separado del huevo y visto de frente
Culex provisto de Aumento ***/, (orig.)
su flotador. Au-
mento *”/, (orig.).
0,21 a0,2/4 mm en su mayor diámetro. Su color es blanco, ligeramente
amarillento en el momento de la puesta, pasando a los pocos minutos a
blanco sucio, para luego volverse pardo-obscuro intenso, casi negro a
simple vista.
Son de forma cilindro-cónica (fig. 1), algo encorvados longitudinal-
mente. La porción más ancha se encuentra cerca de uno de los extremos,
que llamaremos basal, el cual es redondeado. Desde ese punto, se ate-
núan suavemente hacia el extremo opuesto que es más agudo, aunque
redondeado en su porción terminal. Observados lateralmente, muestran
hacia uno de los lados una curvatura mayor que la del lado opuesto, el
«que a veces es ligeramente cóncavo ; si se observan según un plano per-
pendicular al primero, ambos lados presentan la misma curvatura.
PHYSIS. — T. IV 41
590 PHYSIS (Y, 1919)
La cubierta está constituida por dos capas membranosas, delgadas,
yuxtapuestas en toda su exlensión ; la interna es lisa, flexible, de colora-
ción amarillo claro, y no presenta estructura aparente. La membrana ex-
terna muestra una cara interna lisa, mientras que la externa presenta un
gran número de mamelones muy pequeños en toda la superficie, a excep-
ción de la porción basal, donde son algo mayores y distribuidos con bas-
tante regularidad sobre los radios de circulos concéntricos.
Del centro de la porción basai del huevo, arranca un corto pedicelo
(algo exagerado en la fig. 1), en cuyo extremo se inserta una lámina del-
gada circular, que, de acuerdo con las observaciones que hemos practi-
cado, constituye un aparato hidrostático (que, para abreviar, llamaremos
flotador) que permite al huevo mantenerse a flote.
Este flotador (fig. 2) tiene un diámetro de alrededor de 110 y.; es de
forma circular y presenta una estructura bastante compleja : en el centro
Fig. 3. — Postura normal de huevos (orig.) Fig. 4. — Disposición del flotador en la superficie
del agua (orig.)
muestra una zona transparente, granulosa, provista de aberturas irregu-
lares y que corresponde al punto de inserción del pedicelo; esta zona está
limitada por una línea brillante de color amarillo vivo (al microscopio). a
la que sigue una zona incolora, transparente, finisimamente estriada en
sentido radial, de la que se pasa, casi sin transición, a una zona más ex-
terna, en la que las estrías de la zona anterior se abren más o menos am-
pliamente, dándole el aspecto de una delicada red de retículo irregular,
que se resuelve en la periferia en una serie de filamentos radiales, cónicos,
incoloros y transparentes, haciendo laciniado el borde del flotador.
Observando una puesta de huevos (fig. 3) por su parte inferior al mi-
croscopio, puede notarse la forma en que el flotador se dispone sobre la
superficie del agua, manteniendo a flote toda la puesta. La zona radiada
se dispone en forma de tronco de cono (fig. 4), manteniendo en su inte-
rior una pequeñisima burbuja de aire; la primera porción de la zona reti-
cular se hace convexa hacia abajo, tocando con la superficie del líquido,
después de lo cual se hace cóncava, formando un hueco anular entre el
flotador y el líquido, que contiene aire, después de lo cual vuelve a tocar
COMUNICACIONES 5g1
la superficie del líquido, con la que también se encuentra en contacto la
zona periférica laciniada del flotador, cuyo” borde terminal forma con el
líquido un menisco convexo.
La acción conjunta de todos los flotadores de los huevos que constitu-
yen una puesta, dan a ésta una estabilidad tan grande que es poco menos
que imposible sumergirla. Cuando mecánicamente se sumerge una puesta
en el seno del agua, ésta arrastra una capa de aire intercalada entre los
huevos y los flotadores, de manera que cuando se la suelta, vuelve rápi-
damente a la superficie, ocupando su posición primitiva. A la acción del
flotador se agrega la de la superficie externa de cada huevo, que. por ser
mamelonada, impide al agua de penetrar en los espacios comprendidos
entre las prominencias, quedando el huevo rodeado por una capa de aire.
Instituto de Botánica y Farmacología de la Universidad de Buenos Aires.
- ÁNGEL BIANCHI LISCHETTI, Un verme del género « Planaria », enemigo natural
de las larvas del mosquito.
Durante los meses comprendidos entre noviembre de 1918 y marzo de
1919, con el objeto de disponer de una reserva de « plancton » destinado
a alimentar larvas de mosquitos, cuya biología estudiamos, colocamos en
un gran recipiente de vidrio una cantidad de agua, poblada con diversos
vegetales y animales pequeños, extraída de las piletas de plantas acuáticas
del Jardín botánico de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de Buenos
Aires.
Al extraer el agua de dichas piletas, observamos que no contenían, a
pesar de constituir excelentes medios para su desarrollo, sino una muy
escasa cantidad de larvas o ninfas de mosquitos, no hallando ninguna en
la gran mayoría de ellas.
La presencia, en todas las piletas, de sapos y ranas, nos hizo atribuir a
esos animales la destrucción de las larvas, por lo que no emprendimos
ninguna observación al respecto.
A fines de diciembre colocamos, en el recipiente de vidrio, un lote de
unas 3o larvas de Aedes calopus, nacidas en vivero cuatro días antes, con
el objeto de obtener larvas adultas. Dos días después, al buscar las larvas
que crelamos hallar ya crecidas, nos encontramos con que todas habían
desaparecido, no hallándose siquiera los cadáveres de las mismas.
El to de enero hallamos sobre las paredes del recipiente, en los puntos
cercanos a la superficie del agua, en los que habían trepado algunas algas
filamentosas, una gran cantidad de huevos de 4edes calopus, depositados
592 PHYSIS (IV, 1919)
casualmente por una de las hembras que con frecuencia visitaban el vivero.
Desde ese día observamos diariamente el agua, para establecer la fecha
de aparición de las larvas. Llegado el día 18 y no habiendo hallado hasta
entonces ninguna larva, separamos algunos huevos que, examinados al
microscopio, demostraban haber hecho su eclosión normal; la observa-
ción de gran número de huevos evidenció que eran muy contados los que
se conservaban enteros, siendo éstos posiblemente estériles.
La desaparición completa de las larvas, nos hizo pensar en la posible
presencia de algún enemigo natural de las mismas, y decidimos tratar de
determinarlo.
El 25 de enero, a las 4 p. m., fueron introducidas 3o larvas de Culex
sp., de unos 4 mm de largo, nacidas en vivero. El día siguiente sólo ha-
llamos tres vivas, las que habían desaparecido el 27 alas 8 a. m., dejando
por todo resto algunas cabezas, tubos estigmáticos y residuos de la cubierta
quitinosa, es decir, solamente las partes más endurecidas del animal.
Procedimos entonces a un examen de la flora y fauna del agua, ano-
tando las especies halladas, entre las que encontramos regular cantidad
de individuos de una especie de Verme del género Planaria.
El hecho de que las larvas desaparecieran por completo cuando muy
pequeñas, o no quedaran sino las partes más endurecidas, cuando mayo-
res, nos llevó a pensar en que fuesen devoradas por la Planaria, único sér
entre los determinados que, por sus dimensiones y por sus costumbres,
fuese capaz de hacerlo.
Como primera prueba, el 28 de febrero recogimos seis ejemplares de
Planaria, que fueron colocados en un vaso con agua potable, junto con
diez larvas de Culex sp. de 2 a 3 mm de largo, nacidas en vivero.
Al día siguiente, a las 8 a. m., sólo se contaban tres larvas vivas y cua-
tro de las cabezas de las desaparecidas; esas tres larvas desaparecieron
entre esa hora y las 7 p. m. del mismo día.
En vista de este resultado, nos propusimos efectuar una serie de expe-
riencias con el objeto de observar los detalles y establecer el grado de
capacidad de destrucción manifestado por la Planaria.
El día 5 de marzo, colocados seis ejemplares de Planaria en un vaso
conteniendo unos 100 centímetros cúbicos de agua potable, se fué agre-
gando, sucesivamente, un número variable de larvas de Culex sp. de 3 a
4 mm de largo.
La adición de larvas y su destrucción se efectuó en la forma indicada y
con los resultados que se expresan en el siguiente cuadro :
COMUNICACIONES 593
f,00 p.m. se colocan 5D larvas
4,10 quedan 2 se agregan 10
4,2) A = 22
4,50 = 8 == 11
5,10 —= 5 — 16
6,00 = 7 = 22
6,30 = 5,5 — 9
6,45 = "8 = 13 (2 grandes)
8,00 — 2 grandes
108
es decir, que en el término de cuatro horas, las seis Planaria devoraron
un total de 106 larvas, habiéndose salvado solamente dos grandes que,
como veremos, escapan con relativa facilidad al ataque de las Planaria.
Considerando que el poder de destrucción de las Planaria habría de
disminuir después de una abundante ingestión de larvas, fueron llevadas
inmediatamente a un vaso donde se hallaban unas 200 larvas de unos 4 a
5 mm de largo, obtenidas de posturas depositadas por Culexw cazados en
la ciudad, y que conservamos en jaula especial con el objeto de tener cons-
tantemente larvas en diversos estados de desarrollo.
Introducidas las Planaria a las 8,30 p. m. del mismo día, éstas comen-
zaron de inmediato la cacería, cuyos detalles observamos hasta las 10 p-
m. Pudimos notar que después de devorar algunas larvas, permanecieron
en reposo durante unos 10 minutos, después de lo cual comenzaron la
persecución, pero limitándose, en la gran mayoría de los casos, a destruir
las larvas en la forma que exponemos más adelante.
Suspendida la observación continua a las 10 p. m., pudimos notar a”
las 12 muchas larvas muertas o casi inmovilizadas; a las 8 a m. del si-
guiente día no quedaba ni una sola larva normal : buena parte había
desaparecido, estando las restantes adheridas entre sí o al fondo o a las
paredes del recipiente.
Después de la experiencia, las Planaria fueron pasadas a un recipiente
con agua limpia, donde permanecieron hasta el día 7, en cuya fecha agre-
gamos larvas de distinto tamaño para observar detalles. Fueron coloca-
das: 6 larvas medianas, y pequeñas, 2 mayores y 1 adulta; todas ellas de
Culex sp. criadas en vivero. Durante la observación, la larva grande ninfó,
dando una pupa pequeña. A los 10 minutos sólo quedaban las dos larvas
mayores y la ninfa, las que se hallaron vivas y ágiles a las 10 p. m., y
destruidas a la mañana siguiente.
Las Planaria fueron llevadas después al recipiente con algas, de donde
provenían.
594 PHYSIS (1V, 1919)
Al efectuar las experiencias citadas, que evidencian la capacidad de
destrucción de las Planaria con respecto a las larvas de Gulícidos, tuvi-
mos ocasión de observar algunos detalles acerca de la biología de dicho
animal; por el momento nos limitaremos a exponer la forma en que ataca
a las larvas en cuestión.
Las Planaría viven sumergidas en el agua, reptando sobre las paredes
del recipiente o sobre la superficie del líquido; para pasar al fondo del
recipiente, lo hacen deslizandose por las paredes del mismo, o dejándose
caer por gravedad a través de la masa del líquido; para subir la superficie
proceden siempre por reptación sobre las paredes o sobre objetos sumer-
gidos.
La presencia de larvas de Culícidos, parece de determinar una especie
de excitación, pues desde que se colocan en el recipiente que contiene las
Planaria, éstas no cesan de recorrer la superficie del agua en toda direc-
ción, deslizandose invertidas sobre la cara inferior de la película, determi-
nada por la tensión superficial del líquido.
El ataque se lleva a cabo en el momento en que la larva, para respirar,
apoya el tubo estigmático contra la superficie del líquido, permaneciendo
inmóvil algunos instantes. Si en ese momento acierta a pasar por ese
punto una Planaria, ésta aplica al tubo uno de los lóbulos laterales de la
cabeza y la larva queda adherida debido a una secreción viscosa que recu-
bre el cuerpo de la Planaria, pudiendo sólo librarse las larvas muy des-
arrolladas, las que, merced a su mayor fuerza, consiguen desprenderse
por medio de un violento zangoloteo.
En muchos casos en que la larva consigue escapar, se la ve inmediata-
mente arquearse, tratando de quitar, por medio de la boca, la substancia
adherida al tubo, sucediendo frecuentemente que boca y tubo quedan
adheridos, en cuyo caso la larva, inmovilizada, cae al fondo y perece por
asfixia.
Una vez que la Planaria ha conseguido adherir su presa, se desliza, por
medio de un movimiento helicoidal, sobre toda la superficie del cuerpo
de su víctima, la que procura escapar por medio de violentos movimien-
tos, sin conseguirlo. Al mismo tiempo, Planaria y larva, desprendiéndose
de la superficie, caen al fondo del recipiente. Si en ese momento se separa
la larva, se nota que todos los pelos que la recubren se hallan aglutinados
y adheridos a la superficie del cuerpo; si otra larva pone en contacto su
boca con ella, queda adherida y es atacada por la misma Planaria u otra.
Después de varias vueltas alrededor del cuerpo, la Planaría se coloca
sobre la larva, la que queda colocada entre el cuerpo de la primera y el
fondo del recipiente. Inmediatamente la Planaria evagina. de la parte
COMUNICACIONES 595
niedia ventral de su cuerpo, su faringe retráctil; después de algunos tan-
teos, la introduce entre dos de los segmentos de la larva y la desliza inte-
riormente en toda la longitud del cuerpo, haciendo de él como de un dedo
de guante, después de lo cual la retira, extrayendo la totalidad del conte-
nido y abandonando luego, vacía, la cubierta quitinosa de la larva.
Por lo común, especialmente cuando el número de larvas es escaso con
relación al de Planartas, cuando una de ellas ha hecho presa de una lar-
va, acuden muchas otras, las que se apelotonan contorneándose, lenta
pero activamente, y tratando de arrebatarse la víctima.
Las larvas adultas, por su mayor fuerza, y las ninfas, por su actividad,
escapan casi siempre a los ataques de las Planarias.
Esto es cuanto hemos podido observar hasta la fecha ; los resultados de
las experiencias efectuadas nos inducen a creer que tal vez pudiera utili-
zarse este enemigo natural de los Culícidos para su destrucción. Para ello
sería menester establecer detalladamente la biología de las especies de
Planaria : su dispersión, costumbres, resistencia a los agentes meteoro-
lógicos, etc., etc., que habrían de requerir un material con que no con-
tamos y una atención que nos impiden nuestras ocupaciones obligadas.
Al presentar los hechos observados y los resultados de nuestras experien-
cias, lo hacemos con el objeto de que, quien pueda hallarse en condicio-
nes de continuar este estudio, le preste su atención.
Instituto de Botánica y Farmacología de la Universidad de Buenos Aires.
FERNANDO LAHILLE, Nota sobre un nuevo género de « Diaspinae » (presentada por
C. Lizer).
En el mes pasado, una cochinilla recogida en el departamento 16 de
Octubre (territorio del Chubut) fué remitida, para su estudio, al labora-
torio de Zoología del Ministerio de Agricultura.
Se encontraba fijada sobre una planta de la familia de las Compuestas
(Chuguiragua Avellanedae, « Tralay mamul » en araucano). El remitente
sospechaba pudiera ser el Diaspis pentagona. Sí bien la forma general de
los folículos y el color de las exuvias y de las hembras autorizaban tal supo-
sición, la cochinilla resultó tan distinta que la describiré como especie y
género nuevos.
PARADIASPIS n.
go
Foliculo femenino. — Casi circular. Exuvias casi centrales y concén-
tricas. Discos ciríparos perivulvares en cinco grupos (y nunca en cuatro
536 PHYSIS (1V, 19109)
como en Diaspidistis). Pigidio carece de la serie continua marginal de ló-
bulos, que caracterizan a Diaspidistis.
Foliculo masculino. — Alargado, de bordes paralelos, constituye una
envoltura completa. Carece de carena. Presenta estrias rugosas, concén-
tricas, de crecimiento. Exuvia larval colocada en el apex y no, más o me-
nos en el centro, como en Diaspidistts.
Paradiaspis Lizerianus n. sp.
Hembra. — Forma del cuerpo ovalada, poniéndose casi circular cuan-
do el animal se contracta. Los somitos son poco distintos entre si, sólo los
tres abdominales, anteriores al pigidio, se prolongan lateralmente en pe-
queños lóbulos redondeados. ,
Los costados del cuerpo no presentan sino pelos pequeños y sumamente
escasos, correspondiendo uno solo a cada somito. El somito abdominal
que antecede al pigidio, presenta de tres a cuatro pelos hiladores.
No hay discos ciriparos periestigmáticos.
Pigidio. — Carece de peines, tiene paráfisis fuertes y largas, la vulva
está muy alejada del ano. Hay cinco grupos de discos ciriparos perivul-
vares y las fórmulas siguientes indican su número por agrupación :
0) y) 1) 11 11
19-21 15=21 21-18 23-19 20-12
14-16 14-15 MS 1 12-13 19-11
A veces, fuera de los grupos anteriores, se notan otros discos agrupa-
dos de un solo lado o de ambos. En la cochinilla correspondiente a la pe-
núltima fórmula, si estos discos aislados no se considerasen como grupos
aberrantes, la fórmula completa sería la siguiente :
La forma de los orificios de los discos se asemeja a la de una pequeña
estrella de tipo pentagonal regular.
Examinando el pigidio de un animal en estado vivo, se nota una esco-
tadura mediana, limitada por las paletas centrales de borde redondeado y
cuya cara inferior es acanelada. Se dirigen oblicuamente hacia atrás. En-
COMUNICACIONES 597
tre las paletas centrales hay dos pelos del lado ventral, implantados sobre
el medio de la base de cada paleta y en el fondo de la escotadura hay dos
pelos hiladores largos y encorvados hacia el dorso.
El segundo par de paletas del mismo color marrón obscuro, es también
muy visible. Éstas tienen un borde redondeado. Luego se ve una zona
marginal obscura, al parecer quilinizada, sobre la cual se insertan nume-
rosos pelos hiladores cortos, bastante gruesos y en forma de embudo, es
decir, que después de una base cónica presentan una extremidad cilín-
drica.
Tratando al pigidio por la potasa cáustica, se notan entonces los si-
guientes detalles: La coloración herrumbre del pigidio se limita a su
parte media. Ambos costados son transparentes y carecen de coloración.
Las paletas del segundo par son en realidad bilobadas, siendo el lóbulo
externo más pequeño. Las del tercer par son bilobadas, de borde conve-
xo, el lóbulo interno más pequeño. Las del cuarto par bilobadas, pero los
lóbulos son poco distintos y de borde trunco; las del quinto par uniloba-
das y levemente cónicas.
Inmediatamente, antes de cada paleta y correspondiendo a cada uno
de los seis segmentos fusionados que constituyen el pigidio, hay sobre su
borde uno de los pelos hiladores grandes y curvos ya mencionados.
El somito más anterior del pigidio presenta dos pelos hiladores cortos
y cónicos, el número de éstos en los somitos siguientes es de 4 a 5,
YO:
Del lado dorsal del pigidio se notan, principalmente en las zonas ante-
rolaterales, los marcos quitinosos y túbulos de las glándulas cericíparas
_de tamaño medio y grande.
Color. — Anaranjado.
Dimensiones. — El promedio obtenido por la medición de diez hem-
bras adultas y en completa extensión, me ha dado 1165 ¡. para el largo y
079 y. para el ancho de la cochinilla. Siendo las dimensiones de la hem-
bra mayor: 1232 < 1016 y. y la de la menor 1047 X 954 p..
Folículo femenino. — Blando de nieve cuando está limpio. Contorno
casi circular. Exuvias amarillas; en general centrales y sobrepuestas cén-
tricamente. La exuvia ninfal es de color más pálido que la larval. Al des-
prender la parte superior del folículo, el velo queda adherido a la hoja. El
cuadro siguiente indica las dimensiones del folículo femenino, la relación
de sus diámetros y las dimensiones de las dos exuvias, así como los pro-
medios :
598 PHYSIS (IV, 1919)
Exuvia larval Exuvia ninfal
Largo (L) Ancho (A) L/A SS T—=
Largo Ancho Largo Ancho
2310 1694 1,36 338 246 739 923
1848 1940 0,95 33 246 739 616
2002 1786 O 369 a 739 616
2032 1694 1110) 369 277 708 616
Promedios: 2073 1778 1,16 353,9 264 731 30247
Folículo masculino. — Golor crema. Forna alargada, bordes paralelos.
La extremidad anterior se dobla a veces en forma de ganchito. La super-
ficie carece de carena, es achatada y presenta estrías rugosas y concéntri-
cas de crecimiento. Las dimensiones de estos folículos van consignados en
el cuadro adjunto :
Exuvia larval
Largo (L) Ancho (A) L/A A
Largo (L) Ancho (A)
1386 369 3,75 338 18/
1447 foo 3,61 369 215
1386 369 3,75 369 215
Promedios: 1406 370 3,71 358,6 204,6
Habitat. — Sobre las hojas de una especie de la familia de las Com-
puestas: Chaguiragua Avellanedae (n. v. : « Tratlay-mamul »). Ninguna
cochinilla adhiere al tallo, y poquísimas se fijan sobre la cara inferior de
las hojas.
Los folículos masculinos están siempre agrupados encima de los folícu-
los femeninos; como si la atracción sexual se produjera sobre el macho.
estando éste aún en el estado larval.
Parasitismo. — Unos pocos folículos femeninos se encuentran aguje-
reados por la salida de un entomófago (Chalcididae). Un ejemplar en mu y
mal estado de éste me permitió notar la presencia de pelos sobre las alas.
En cuanto a las cilias alares, éstas no eran tan largas como en Pros-
paltella.
Procedencia. — Departamento 16 de Octubre, territorio del Chubut,
República Argentina.
Nota. — Sería muy interesante reunir materiales abundantes para el
estudio de las cochinillas indígenas, en particular de las de la Patagonia.
En rgro envié al eximio especialista Dr. G. LeorxarD1, cuya pérdida
ha sido tan lamentada por la ciencia, una colección de 25 cochinillas
recogidas por el Dr. Sprecazzuwr en Cacheuta. Todas ellas resultaron
especies nuevas (ver: Contribuzione alla conoscenza delle cocciniglie della
COMUNICACIONES 509
Rep. Argentina, Portici, 1911), y de las cinco diaspinas — todas vivípe-
ras — que describió, tres fueron referidas a géneros nuevos (Dinaspis y
Protargionta). Además, Leoxarbr apuntó la concomitencia de la vivipa-
ridad en estas especies, con el desarrollo más que mediocre y el pequeño
número de paletas, peines y pelos hiladores. Sólo en Protargionía larreae
existían discos ciríparos.
Aquí la lista de estas diaspinas :
Géneros Especies Planta huésped
Hemiberlesia Leox. argentina Lrox. Ophryoporus andinus
Targionia Si6x. fabianae Lrox. Fabiana denudata.
Protargionia Lrox. larreae LEox. Larrea divaricata et L. cuneata.
Dinaspis Lrox. Lahillei Lros. Ephedra americana var. andina.
Dinaspis Lroy. Ichesi Lrox. Bulnesia relamo.
JUAN BRETHES, Una micocecidia en « Nectandra angustifolia » Nees.
En un viaje que tuve oportunidad de efectuar últimamente a las orillas
del río Uruguay, observé unas como frutas que llamaban la atención por
su tamaño y que no son otra cosa que
agallas producidas en la especie vegetal
Nectandra angustifolia, según me co-
munica el Dr. SpEGAzzI«..
Traídas a Buenos Aires varias de esas
agallas, entregué algunas al estimado
amigo el Dr. CarLos SPEGAZZIM, quien
tuvo la amabilidad de informarme que
, Agallas producidas las fr e Nectan-
elproduector dejesa agalla es la uredinea e o
ES > , dra angustifolia por la uredínea Drepanoco-
Drepanoconis larviformis Spec. nis larviformis Sea. en el momento más o
Esta uredínea empieza por producir poe AED e UN
arrollo (2), reducidas más o menos a los
una hipertrofia en los tejidos vegetales 2), del tamaño natural.
del fruto, de lo que puede dar una idea
la figura 1 adjunta, siguiendo la deformación y paulatinamente en todo el
fruto hasta alcanzar el tamaño y forma de un pimentón. El color es rojizo
canela quedando verdes las dos extremidades del fruto, que nunca están
ocultas. La figura 2 da una idea de la agalla en su completo desarrollo.
Es curioso observar esas agallas en la Nectandra : las ramas cargadas
a veces de-tres y aun hasta seis o siete se inclinan bajo el peso que sopor-
tan dando la impresión, desde lejos, que se trata de verdaderos frutos.
Estas agallas fueron recogidas en la provincia de Corrientes, al norte
de Monte Caseros, en febrero de este año.
Goo PHYSIS (IV, 1919)
Resúmenes de otras comunicaciones
CARLOS BRUCH, Cuatro especies huéspedes de « Solenopsis saevissima » var. Richteri.
El Dr. Brucn presentó diversos Estafilínidos mirmecófilos los que encontró ya en los
nidos semiabandonados, ya junto con las hormigas Solenopsis saevissima var. Richteri.
Los ejemplares corresponden a cuatro especies de los géneros Acalophaena y Paede-
ropsis, de las cuales el autor dió sus características ampliándolas con fotogramas y di-
bujos de detalles.
En cuanto a la posición sistemática del género Paederopsis Waswm., opina el Dr. Brucn
que éste debe ser incluído a la tribu Paederini y no alos Staphylinicomo lo hizo el Rev.
P. Wasmaxy. Paederopsis es muy cercano del género Acalophaena, del cual se distingue
apenas por sus antenas adelgazadas hacia la punta, mientras que en el último son en-
grosadas.
El autor designó a los estafilínidos, cuyas descripciones detallados aparecerán en el
próximo número de esta revista con los siguientes nombres: Acalophaena argentina
Berwm. A. Weiseri n. sp., Paederopsis Wasmanni n. sp. y P. brevicornis n. sp.
MILES STUART PENNINGTON, Sobre « Janthinosoma Arribalzagae » Giles.
El autor presentó tres ejemplares de esta especie descrita y figurada por primera
vez por Y. Lyxcn ArriBáLzaGaA, quien la confundió con la J. discrucians WarLker. GiLES
al examinar de nuevo los tipos de Warker lo separó como especie completamente dis-
tinta, por tener sólo un anillo blanco que ocupa la base del cuarto artículo de los tar-
sos posteriores mientras que la especie de Warrer tiene los dos últimos artejos de los
tarsos posteriores blancos. A pesar de esto, ha sido incluída varias veces como sinóni-
ma de la especie de Warker, la que hasta la fecha, es dudoso si se ha visto en la Re-
pública Argentina, aunque es muy posible que se la encuentre en el norte, pues es
originaria del Brasil.
El autor presentó además ejemplares de Jantinosoma centrale Brérmes y de Lyncharia
paranensis BriTHEs, especies recolectadas en los alrededores de Quilmes. También mos-
tró varias microfotografías de los órganos masculinos de Culex flavipes Maco., Culex
bonaerensis Butrmes y de Aedes calopus Merc.
e
COMUNICACIONES Gor
SESIÓN DEL 6 DE SEPTIEMBRE DE 1919
Presidida por Axa Braycur Liscuerrr, presidente
Presentes : J. Briurues, Srta. M. Cayena, E. Carrrre, A. Casrerayos, L. DeLÉ-
TANG, M. DorLLo-Jurapo, L. Haumax. E. L. Hormbere, Sra. J. D. ne Kyburc, €.
Lizer, J. F. MoLr1ixo, Srta. E. Morvtora, E. Paravecino, F. Pastore, Srta. V. Pas-
TORE, M. S. Pexyixeroxs, €. Roca, S. Sortaxo, M. Vievarr. — A. G. Frens, secretario.
JUAN BRETHES, Una agalla en «Erigeron bonariense » L.
Desde varios años atrás tenía un cierto número de agallas que no he
publicado, debido, unas veces, a la ignorancia de conocer el autor, y otras.
por la cantidad de trabajos tan múltiples
y también heterogéneos que se me han
presentado para su publicación.
Mi amigo Dn. GrortarDo PeLLERANO
ha venido a hacerme sacar de mis apun-
tes una agalla de Erigeron bonariense L.,
trayéndome de la estación Gorchs (HF. C.
S.) dos ejemplares de esa misma defor-
mación.
Generalmente, esa agalla se produce en
el tallo principal de la planta, provocando
así una interrupción en su desarrollo, tor-
nándose de una forma irregular más O Agalla producida en Evrigeron bonarien-
menos globulosa, hasta de tres centíme- A
tros de diámetro. Las ramas secundarias
y las hojas al rededor de la agalla no parecen sufrir, pues su desarrollo es
normal.
o menos a los *
ls”
Interiormente la agalla forma una cavidad completamente irregular,
dando albergue a media docena o más de gusanos de las moscas acalip-
tratas que estudié en 1907 [An. Mus. Buenos Aires (3) IX, p. 367-374]
con el título : El género « Urellia » (Diptera) en el Plata, a las que agre-
gué (l.c., p. 471-472) otra especie, la Urellia Ameghino. Hoy estas mos-
cas tienen el nombre genérico de Trypanea. Las Trypanea plagiata y
Daphne, en Buenos Aires, producen la agalla que ahora señalo en el Er:-
geron bonariense L.; tal vez las demás especies tengan el mismo sistema
de vida. Los ejemplares que me ha traído de Gorchs el Sr. PELLERANO
602 PHYSIS (1V, 1919)
son debidos a la 7. bonariensis: los que me proporcionó en aquel tiempo
el Sr. Kurr Scmrorrky habían sido obtenidos en los capitulos florales de
Chaptalia nutans (C.) HemsteEy.
JUAN BRETHES, Un nuevo género, «Philoscaptus », para «Podalgus bonariensis »
Burm.
Mi buen amigo de Montevideo, Dn. Juax TremoLeras me consultó,
hace algunos días, acerca de un coleóptero lamelicornio sumamente
común en la vecina república y también aquí, manifestándome que se le
habia clasificado ese insecto de bastantes diversas maneras, hasta de Scap-
tophilus : es el Podalgus bonariensis Burm.
Tratando de buscar la razón de esas clasificaciones distintas, pronto he
dado con lo que escribía ya LacorDAIRE en 1856 : « DeseEaN avait fondé ce
genre (Podalgus) sur un petit insecte (P. cuniculus) du Sénégal, que M.
BurmErsTER a décrit en lui adjoignant un assez grand nombre d'espéces
américaines qui ne peuvent rester associées ensemble. Lui-méme en a
plus tard reporté plusieurs dans le genre Ligyrus qui suit; d'autres, étant
dépourvues d'organes de stridulation, doivent former un genre á part. »
Y aquí Lacorparre cita el P. bonariensis de Buenos Aires y el P. obesus
de la América del Norte.
Llamaré pues al género, Philoscaptus, cuya característica es la siguiente :
Labro obcordiforme, terminando en punta en la extremidad. Lobo
externo de las maxilas terminando en una púa. Mandibulas algo salientes
fuera de la cabeza, sinuosas y terminadas en dos dientes. Clipeo triangu-
lar con dos dientecitos en su extremidad, separado de la frente por un
pequeño tubérculo. Protórax transverso, convexo, sin impresión ni tubér-
culo, semejante en ambos sexos. Élitros subparalelos, convexos. Patas
moderadamente robustas, las tibias anteriores tridentadas, las otras con
dos carenas espinosas ; tarsos simples en los dos sexos; uñas iguales y
semejantes en los dos sexos. Pigidio vertical, convexo. Sin órganos de
estridulación.
Por el momento, este nuevo género contendra el P. bonariensis (Burm.),
tal vez también los Podalgus obesus Burm. y Heteronychus globosus Burn.
LUCIEN HAUMAN, Las Palmeras de la Flora argentina.
Las palmeras no tienen gran importancia numérica en la Flora argen-
tina : su número apenas si alcanzará a diez, pero, fuera del prestigio que
tienen siempre estos «principes» del reino vegetal, el rol geobotánico que
COMUNICACIONES 603
desempeñan es considerable. En efecto, tres de las que acostumbramos
a llamar nuestras « formaciones » fitogeográficas, encuentran en la pre-
sencia de ciertas palmeras una de sus mejores características.
Y por pocas que sean, no dejan, sin embargo, de ser incompletamente
conocidas del punto de vista sistemático. No puedo, desgraciadamente,
resolver todavía las dudas que subsisten, y esta comunicación, además de
mostrar la colección de Palmeras, completada para cada especie, por fo—
tografías de paisajes y de detalles, del herbario del Museo Nacional de
Historia Natural, tiene el objeto de señalar algunas especies interesantes,
por mal conocidas, y solicitar las eventuales colaboraciones.
Enumero a continuación las palmeras argentinas :
Á. ESPECIES DE HOJAS PINADAS
1. Acrocomia totay Mart. — Es la palmera « Mbocayá » de los guara-
nies : del mismo porte del conocidisimo « Pindó », puede reconocerse, sin
embargo, desde lejos, por sus hojas más cortas y móviles, formando una
cabeza más redondeada, y, desde cerca, por los terribles peines de espinas
que adornan sus troncos, espinas que se continúan sobre los raquis de
las hojas, y, en fin, por sus frutos redondos. Caracteriza, según el Dr. M.
Berroxt (1), la zona central del Paraguay («zona del río Paraguay », de
la cual nuestra « Mesopotamia » es la continuación), pero apenas si pasa
el Alto Paraná y hasta pudiera discutirse su carácter espontáneo sobre la
ribera meridional de dicho río. En efecto, por ser planta muy útil, se en-
cuentra casi siempre alrededor de las casas, pero encontré en un bosque—
cillo entre San Ignacio y Loreto (parte austral del territorio de Misiones)
algunos ejemplares evidentemente espontáneos, y me señalaron también
su presencia más al norte, al borde mismo de la gran selva misionera.
Sus usos son múltiples, sirviendo sobre todo sus frutos de alimento
para el hombre y el ganado, para la extracción de aceite, etc.
2. Diplothemium campestre Mart. var. genunnum Dr. — Pequeña pal-
mera de 3o a 5o centímetros de alto, elemento característico de la sabana
del sur de Misiones, cuyas altas yerbas no sobrepasa. Es muy común,
por ejemplo, en los alrededores de San Ignacio, sin que se conozca hasta
(1) En Descrip. fis. y económ. del Paraguay : Condiciones gener. de la vida organ. Asunción,
1914, Puerto Bertoni, 1918, pág. 52 y 99- El lector encontrará los datos bibliográficos anterio-
res al año 1917 en Catalogue des Phanérogames de l' Argentine, 1, par L. Hauman et G. Vanoer—
vexen, Án. Mus. Nac. Hist. Nat., Buenos Aires, t. XXIX, pág. 227 y 341.
604 PHYSIS (IV, 1919)
ahora hasta donde se extiende del lado de Corrientes. Es fácil de recono-
cer de la especie siguiente, por su inflorescencia simple, cuya disposición
recuerda a un espádice de Arácea.
3. Cocos pont nom. prov. (1). — Otra palmera enana característica de
la misma sabana misionera y común al lado del Diplothemium : es el « Ya-
tay poñi » de los habitantes de Misiones. Del punto de vista botánico, es
parecidisima al Cocos Yatay Marr., pero se diferencia de él por el hecho
Fig. 1. — El Yatay poñi: Cocos poni nom. prov. Planta entera (atada a un palo y reducida 10 veces)
notable de florecer y fructificar sin formar tronco, mientras el á Yatay » no
llega a ser fecundo antes de tener un estípite de cerca de 2 metros, como lo
comprobé en los mismos campos de San Ignacio, donde también existe.
Difiere a primera vista de las numerosas y mal separadas pequeñas es-
pecies paraguayas del mismo género que describió BarBosa RopDríGUEZ,
por sus peciolos espinosos, como los del « Yatay », del cual debe tal vez
considerarse como una variedad. Espero, para decidirme, haber visto
(1) A C. Yatay Manr., differl statura nana, viz melrali, foliis inflorescentiisque multo minoribus.
COMUNICACIONES 605
ejemplares paraguayos y comparar de nuevo en todas sus partes el grande
y el pequeño « Yatay ». (Fig. 1 y 2).
4. Cocos Yatay Mart. — Esta especie forma espléndidos palmares, ca-
racterísticos de la sabana mesopotámica; hoy día se extienden todavía por
manchas separadas unas de otras (influencia del suelo >) desde la latitud
de Concordia, en Entre Ríos, hasta el norte de Corrientes y al borde mis-
Fig. 2. — Inflorescencia de Cocos poni Haum. ; a la izquierda, en plena floración,
a la derecha, después de caídas las flores masculinas (reducida 7 veces)
mo de la gran selva misionera (el « Caa-Guazú » de Bertox1), la cual em-
pieza definitivamente, en la ribera argentina del Alto Paraná, sobre la ori-
lla derecha del río Ñacan-Guazú.
En Entre Ríos los palmares están en vías de desaparición, por la acción
destructora del ganado; en efecto sobre todo en los campos «recarga-
dos», los animales comen las pequeñas palmeras en desarrollo, cuyo
cogollo es muy tierno y dulce, y sólo puede encontrarse un ejemplar
joven al abrigo de un cerco o en un punto no alcanzado por los herbí-
vOrOS. :
Creo útil señalar que muchas veces la palmera de nuestros parques y
jardines, conocidos por sus « coquitos » comestibles, y que, porsus hojas
PHYSIS. — T. 1Y 42
606 PHYSIS (1V, 1919)
olaucas y recurvadas se denomina también « Yalay », pertenece a una
especie brasiliana, vecina de la planta argentina pero distinta, especial-
mente por sus drupas y carozos redondos y no punteagudos.
3. Cocos Romanzoffiana CHam. — Es el « Pindó » de Misiones, ele-
mento netamente selvícola y característico de esta punta austro-occidental
de la gran selva brasileña. De estatura mediocre, como lo conocemos en
Palermo, cuando no crece en el monte alto, puede alcanzar 35 metros de
altura y llevar sus hojas tan altas como los más altos árboles que lo ro-
dean. Se encuentra también a lo largo de los arroyos de la zona mesopo-
támica, de cuyos « bosques en galería » es componente típico, y alcanza
el Delta del Paraná (donde dió su nombre al « Paraná de las Palmas »),
en la parte NE. del cual tuve la ocasión de observarlo en estado absolu-
tamente silvestre y en plena vía de reproducción (ejemplares adultos y
jóvenes).
Es también planta muy útil ; sus hojas constituyen el casi único forraje
que pueda suministrar a sus caballos el viajero que atraviesa la selva
misionera (y es por eso que sufre una activa destrucción), su cogollo es
comestible, sus frutos también lo son, sus troncos permiten improvisar,
en algunas horas, las paredes y piso de un rancho, cuyo techo lo forma-
rán sus hojas; en fin, según me aseguran, los naturales de la región mu-
chas veces lo voltean para que en su tronco muerto deposite sus huevos.
un insecto que, según creo, llaman « tambú », como la mariposa de las.
Bambúseas, y cuyas larvas, gruesas y llenas de grasas, les suministran un
alimento apetecido.
6. Euterpe Egusquizae Bert. — Esta muy elegante palmera — que
llaman « Palmito » — había pasado inadvertida hasta ahora para los na-
turalistas argentinos. La señaló hace poco su autor (1) para el Alto Para-
ná paraguayo y también para la ribera argentina, donde la observé, des-
de el vapor en que viajaba, un poco al norte de Puerto Piray. La pude
estudiar en Puerto Bertoni, donde abunda en el bosque al lado del « Pin
dó », del cual fácilmente se reconoce por sus troncos lisos, delgados y
tiernos. No pasa, según creo, una altura de 15 metros.
No he verificado todavía el valor sistemático de la nueva especie, la
cual desgraciadamente no ha sido descrita aún.
(1) Berrox1, loc. cit., pág. 137, y An. Cient. Parag., 1 (1901), pág. 117. Se trata de un no—
Ñ > Pag 7> ) 9 pag 7
men nudum.
y >
COMUNICACIONES b07
B. ESPECIES DE HOJAS FLABELADAS
7. Copernicia australis Beca. — Ls esta la bien conocida palmera « Ca-
randay », característica del Chaco argentino y paraguayo, donde forma
extensísimos palmares, o sabanas de palmeras, pradera típica de las regio-
nes tropicales. Alternan estos imponentes palmares con esteros cubiertos
de camalotes y manchones de bosques tupidos; se extienden hacia el
sur hasta el norte de Santa Fe. Es probable además (no la ví y se con-
funde con el Trithrinax, al cual dan, en ciertas regiones, el mismo nom-
bre), que la especie exista también en el nord-oeste de Corrientes.
Esta planta, confundida mucho tiempo con €. cerifera Manr. del Bra-
sil, dió lugar después, en razón de variedades (9), o formas de desarrollo,
distinguidas por los habitantes de la región por « palma negra » y « pal-
ma blanca », a que Moroxé distinguiera a su vez dos especies, (. nigra
Moros6 y €. alba Morox6, con las cuales Berrox1 hizo recientemente su
C. australis Becc. var. alba (Mor.) Bert. y var. nigra (Mor.) Berr (1).
El material del cual dispongo no me permite entrar a discutir la cuestión.
La utilidad del « Caranday » reside sobre todo en su tronco, empleado
o bien, como el del « Yatay », para poste (postes telegráficos, por ejem-
plo), o bien, partiéndolo en dos, como tejas para los ranchos. Puede tam-
bién utilizarse la fibra de las hojas.
8-9. Trithrinaz campestris (Burm.) Gris. et Drune. y Tr. brasiliensis
Mart. — T. campestris es la palmera bien conocida del norte de Córdoba,
donde forma, en Capilla del Monte, por ejemplo, extensos y pintorescos
bosquecillos. Su área geográfica, estudiada por Kurtz (Río y AchÁvaz,
Geografía de la provincia de Córdoba), se extiende desde el norte de Gór-
doba al norte de Santa Fe, donde esta palmera da un carácter especial a
esta sección de la pradera pampeana, pasa a Santiago del Estero que pa-
rece cruzar, por manchones distantes entre sí, de sud a norte, para termi-
narse, no se sabe dónde, en el Chaco o en Salta.
Ahora bien, una palmera muy semejante existe en Entre Ríos: en pe-
queños ejemplares en los alrededores de Paraná y en gran cantidad en la
selva de Montiel ; los autores la señalaron como 7. brasiliensis Marr.,
pero los ejemplares traídos por mí tienen las hojas pubescentes como 7.
campestris y no glabras como la especie brasiliana. No puedo, sin embar-
go, pronunciarme sobre su identidad por carecer de flores mis ejemplares
(1) Berrox1, loc. cit., pág. 53.
608 PHYSIS (IV, 1919)
cordobeses y por no haber sido nunca descrita, que yo sepa, esta espe-
cie argentina. En efecto, BunmerstER sólo la nombró Copernicia campes-
tris ; GRIsEBACH, sin describirla, la hizo pasar a Trithrinaxw : Druper, en
Flora brasiliensis, y luego Barbosa RoprícuEz, sólo la hacen entrar en
claves de determinación insuficientes para una identificación exacta, pe-
ro, según las cuales, la especie de Entre Rios sería 7. campestris. No me
parece, al contrario, que pueda tratarse de la especie siguiente. Ejempla—
res completos (con flores y frutos) de ambas procedencias, sobre todo de
Córdoba o Santiago, son, pues, muy deseados.
Esta palmera entrerriana existe también en el sur de Corrientes, don-
de hay quienes la llaman « Caranday ». Usan sus hojas para fabricar es-
cobas.
10. Trithrinax biflabellata BarB. Ronr. — Esta especie, que falta en
el herbario del Museo, ha sido señalada por HassLerR para la zona del Pil-
comayo. Es, según Barbosa Roprícuez, habitante de los pantanos.
Parece del mismo género (tal vez 7. campestris, o T. schizophylla Dx.
de Bolivia?) la Palmera que puede verse a lo largo de la línea del ferroca-
rril entre Ledesma y Embarcación, en Salta; falta en las colecciones del
Museo, el cual agradecería muchísimo una muestra, si fuera posible con
flores o frutos.
En resumen, las Palmeras argentinas se distribuyen en el país de la
manera siguiente : 5 especies en Misiones, 3 en la región mesopotámica,
1 en las provincias centrales y 2 6 3 en el Chaco. Sólo 2, Cocos Roman-
zoffiana y Euterpe Egusquizae, son de los bosques húmedos; de las otras,
5, Cocos Yatay, €. pont, Copernicia, Diplothemium y Acrocomia, son
características de las sabanas, 1 (6 2, 6 39) del género Trithrinax, habita
los bosques xerófilos, y una, del mismo género, los pantanos.
Resumen de otra comunicación
EDUARDO L. HOLMBERG, Sinopsis dicotómica para determinar las especies argentinas de « Coe-
lioxys >».
El Dr. Hormberú dió cuenta de este trabajo, que consiste en una refundición am-
pliada y en castellano de sus estudios anteriores sobre tan interesante género de abe-
jas. En dicho trabajo, que publicaremos en el próximo número, se dan a conocer
varias especies nuevas, elevando a cien el total de las descriptas para el país.
MOVIMIENTO SOCIAL
Resumen del ejercicio 1917-1918 (leído por el presidente saliente en la Asamblea or-
dinaria del 20 de julio de 1y18).
Socios. — La lista de socios que se dió a conocer al cerrarse el ejercicio an-
terior, ha tenido apenas alguna variación en el número de socios activos. En
lo demás, es ahora la misma que se ha publicado en diciembre pasado, en el
número 19 de PHYSIS.
El período se inició con 45 socios activos; han renunciado los señores Dr.
Erwesto LoxcoBarDI e Ing. MicueL Guomo, y cesaron de ser socios de acuerdo
con el artículo 2?, inciso d de los estatutos, los Sres. Franco Devoto, Dr.
AvoLro D. HoLmBekG y AriosTo L1curst. y
Han ingresado en el año ocho socios activos que son los Sres. Lucas Kka-
GLIEVICH, GABRIEL Ántrua, Dres. Hans Seckr y AbeLAaRDO GaLto, de la Capital ;
Dr. Muks Sruarr PenxiscroN, residente en Quilmes y Sres. Francisco Bar-
corrI, de La Rioja; Juan KR. Bárz, de Concepción del Uruguay y Rewaro
Sanzix, de Mendoza.
El número total es ahora de 57.
Reuniones. — Las sesiones mensuales de comunicaciones se han realizado
regularmente en el año transcurrido; por causas de fuerza mayor, hubo que
suspenderlas en octubre y en diciembre, pero, en cambio, se celebraron dos
en el mes de noviembre. Como todos sabemos, estas reuniones son el mejor
exponente de la vida de la sociedad, y sus resultados son doblemente prove-
chosos, pues ellas por su forma y por su carácter han atraído a todos los na-
turalistas de la Argentina y proporcionan a las páginas de PHYSIS un nu-
trido y valioso material.
La reunión del 3 de noviembre fué una sesión especial de homenaje a los
dos nuevos socios honorarios Dr. ÁwcrL GALLARDO y Sr. CarLos AmecHino. La
entrega de sus diplomas dió motivo a una expresiva demostración en la cual
participó una numerosa y selecta concurrencia. Después de una breve diser-
tación del Dr. GaLLarpo sobre el papel que desempeña nuestra sociedad en el
progreso del estudio de las ciencias naturales en la Argentina, tuvo lugar la
presentación de varias comunicaciones científicas en la forma habitual.
Gro PHYSIS (IV, 1919)
Primera Reunión Nacional. —Los señores socios ya conocen por las informa-
ciones que se han ido dando en la sección movimiento social de la revista, las
incidencias porque ha pasado la tramitación de la entrega de los fondos des-
tinados por el Congreso de la Nación para la impresión de las memorias pre-
sentadas a la reunión de Tucumán, que fueron obtenidos recién en marzo del
corriente año y depositados en el Banco de la Nación.
Se había resuelto ya el año pasado, en la sesión del 5 de julio, que se enco-
mendaría la impresión de dicha obra a los talleres gráficos del ministerio de
Agricultura, en consideración de la ventaja económica que implicaba; mien-
tras tanto, en el proyecto del presupuesto nacional para el año en curso, se ha-
bía decidido, como es sabido, la supresión de dichos talleres. Por esta causa
el ministerio ante el pedido formulado por la sociedad para que autorizara la
impresión mencionada, respondió que no podía hacerlo hasta tanto se supiera
la decisión que tomaría el Congreso Nacional respecto de la proyectada supre-
sión. Gomo el presupuesto nacional no fué sancionado hasta los primeros me-
ses del corriente año, mo se pudo saber sino entonces que aquellos talleres
subsistirían, como en efecto ha sucedido. Entonces se acudió nuevamente al
ministerio, en procura de la autorización ya pedida el año pasado, pero mien-
tras esto se tramitaba, el Poder ejecutivo ha dado un decreto fundando la
Imprenta Nacional, a base de los diversos talleres gráficos oficiales existentes,
y ha nombrado una comisión dependiente del ministerio del Interior para
que proyecte la reglamentación del funcionamiento de dicha imprenta. Los
talleres gráficos del ministerio de Agricultura van naturalmente incluídos en
esta reorganización y por ahora no es posible dar principio a la impresión de
los trabajos de nuestra reunión. Esto hubiera ocasionado una demora impo-
sible de calcular si se insistía en querer hacer allí la impresión, puesto que la
dificultad no habría podido resolverse hasta la total reorganización de la nueva
Imprenta nacional, pero aún, para entonces, no podríamos saber si aquellos
futuros talleres aceptarían o no trabajos particulares. Por estas consideracio-
nes, la comisión organizadora, de acuerdo con la comisión directiva, después
de haber deliberado sobre el asunto en varias sesiones, resolvieron desistir de
hacer la impresión en los talleres oficiales y pedido presupuestos a varias casas
de esta ciudad, de las que no se presentaron sino las de Coxt y Pruser, se re-
resolvió definitivamente encomendar la obra a la primera de éstas, por consi-
derar que reune prácticamente mayores ventajas.
Segunda Reunión Nacional. — Como ya se ha informado, la comisión orga-
nizadora de la Segunda Reunión Nacional que debe celebrarse en Mendoza, en
marzo del año próximo, ha iniciado las gestiones preparatorias ante las auto-
ridades de esa provincia y de acuerdo con la comisión directiva de la sociedad
ha nombrado la comisión local.
El cambio político producido allí obliga a recomenzar las gestiones que hu-
bieron de interrumpirse.
Hasta el presente no se ha creído conveniente proceder a la designación de
MovimtENTO SOCIAL Gti
los miembros de la comisión honoraria, por más que las bases de las reunio-
nes nacionales establecen que esta designación se haga con la anticipación de
un año, pues no parece ventajoso apresurar la designación de los presidentes
de las secciones, que serán los componentes de dicha comisión. Se ha conside-
rado que la tarea más urgente, y en ella está comprometida la comisión orga
nizadora, es la de activar la propaganda y la inscripción de trabajos y adhe-
siones e invitar a los profesores de ciencias naturales de todo el país a mani-
lestar con tiempo su interés de concurrir.
A principio de septiembre del año pasado,
Relación con otras instituciones.
la sociedad regaló al Colegio Nacional de Tucumán, un hermoso retrato del
Dr. Froresrivo Áme6nixo, como un recuerdo por la hospitalidad y las aten-
ciones recibidas de las autoridades de dicho colegio durante la celebración de
la Primera Reunión Nacional. Para este fin se aprovechó del obsequio que hizo
el señor Luis DeLéraNG, de una buena reproducción fotográfica del retrato que
mandó hacer la Sociedad Científica Argentina. La confección del cuadro se
costeó con la venta de quince reproducciones menores donadas por el mismo
consocio.
El rr de octubre, a invitación de la Sociedad Científica Argentina, se resolvió
adherirse al proyecto de constitución de una junta nacional, con representan-
tes de las instituciones científicas, técnicas y económicas, para procurar la so-
lución de las dificultades que se oponen al desarrollo de la industria nacional.
Fué designado el Dr. Enuarpo CarerTE para representar a la sociedad en esta
junta, la cual ha dado ya comienzo a sus tareas.
Una segunda publicación inexacta y descortés, referente a la Primera Reu-
nión Nacional de la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales, apareció en la
Revista de la Sociedad Científica Alemana (Zeuschrift des dentschen Wissen
schaftlichen Vereins, Bs. As., 1917, p. 215-217). :
El 21 de noviembre la comisión directiva resolvió hacer conocer su conte-
nido a los socios en la primera reunión de comunicaciones, para oír su opi-
nión sobre la actitud que convenía adoptar en vista de la nueva incorrección
de la dirección de dicha revista. Pué consultada también la comisión organi-
zadora de la Primera Reunión Nacional, la cual, en su reunión del 27 de di-
ciembre, resolvió proponer que se suspendiera el envío de PHYSIS a la Socie-
dad Científica Alemana y que se dirigiera a su presidencia una nota de pro-
testa por la citada publicación, manifestándosele, además, que la Sociedad
Argentina de Ciencias Naturales no autoriza la publicación de extractos de sus
reuniones de comunicaciones antes que ella misma las haya dado a publici-
dad en PHYSIS. Por último, el 17 de enero de este año, la comisión directiva,
tomando en consideración esta propuesta dispuso suspender el canje que se
había acordado el año anterior a la Sociedad Científica Alemana, no dirigir
la nota expresada, para no dar importancia al asunto, habiendo además trans-
currido ya mucho tiempo, para hacer conocer la resolución adoptada publi-
cando algunas líneas en PHYSIS. Así fué terminado este desagradable inci-
612 PHYSIS (1V, 1919)
dente, del que no nos ocuparíamos ahora, si no fuera necesario dar cuenta del
proceder de la comisión directiva,
En abril de este año se recibió de la Sociedad Química Argentina una invi-
tación para participar en el Primer congreso nacional de «química, acompa-
ñada de un cuadro de las secciones, materias y temas del próximo torneo
científico. Se resolvió auspiciar este congreso y comunicarle la adhesión de
esta sociedad.
A mediados del mes pasado la Sociedad Científica Argentina invitó a
adherirse al proyecto de construcción de un gran edificio destinado a alojar
a las instituciones científicas argentinas, que podría llevarse a cabo reunien-
do en breve tiempo una importante suma de dinero con el concurso del pú-
blico y del gobierno de la Nación.
Considerando la conveniencia de este proyecto, aunque su realización pa-
rezca difícil, se resolvió enviar la adhesión de la Sociedad Argentina de Cien-
cias Naturales y encomendar a la presidencia la asistencia a las reuniones pre-
paratorias, a fin de conocer qué participación podría tomar la sociedad en las
vestiones que deban realizarse.
Revista. — El propósito de la sociedad de publicar cuatro números de PHY-
SIS por año no ha podido cumplirse; hay todavía dificultades de diverso or-
den que la comisión saliente sólo ha logrado vencer en parte y a cuya elimi-
nación colaborará con el empeño que surge del conocimiento adquirido.
Por este motivo se resolvió cerrar con tres entregas el tomo 1Il, correspon-
diente al año 1917, y en el corriente año sólo ha aparecido el primer número
del IV tomo, estando el segundo todavía en preparación. El retardo en la sa-
lida de cada número ha dado motivo a la acumulación del material y al con-
siguiente aumento excesivo de sus páginas, pues las reuniones de comunica-
ciones constituyen una fuente de rendimiento constante.
En las circunstancias actuales, creadas más que todo por los estatutos, la
revista ha gravitado más de lo conveniente sobre la presidencia de la socie-
dad: el incremento de la actividad de ésta y el notable aumento de atención
que viene requiriendo la revista, hacen sentir la necesidad de estudiar cuanto
antes la forma de establecer una división y separación de estas tareas, de ma-
nera que ellas puedan cumplirse en su debido tiempo.
A pesar de todo, es justo decir que los últimos números de PHYSIS son
muy satisfactorios por más de un concepto y que el aprecio hasta ahora al-
canzado en nuestro mundo científico y el número siempre creciente de natu-
ralistas que se interesan por escribir en sus páginas, son el mejor estímulo
para perseverar en la obra.
El precio de impresión de la revista fué convenido con la casa Cont en 1916
(después de estudiar y discutir los presupuestos presentados) en la suma de
105 pesos el pliego de impresión llana, siendo el tiraje de mil ejemplares;
desde entonces no ha habido alteración en el precio, ni en la calidad del papel.
Por razones de economía se ha resuelto procurar que las entregas no ten-
MovimMIENTO SOCIAL 613
gan más de cien páginas. El retardo con que han aparecido las últimas, ha
hecho faltar por ahora a esta disposición pero la regularización del trabajo
hará que ella se cumpla sin dificultad.
El mismo propósito de reducir en lo posible los gastos ha obligado a la co-
misión directiva a tomar la resolución provisional de suprimir las reimpresio-
nes; a partir del número 16 de PHYSIS, éstas se han hecho por cuenta de los
autores y la economía asciende aproximadamente a 200 pesos en cada nú-
mero. Debe saberse que esta economía ya se hacía en parte, pues algunos so-
cios, verdaderos benefactures de la sociedad, que están siempre en la brecha y
que le han prestado en todo tiempo el más eficaz concurso trabajando en la
comisión directiva y escribiendo en PHYSIS, han costeado las reimpresiones
de sus trabajos desde hace varios años.
Donaciones. — La impresión de la revista insume casi totalmente los recur-
sos de la sociedad. La deuda a la imprenta es motivo de constante preocupa-
ción: con el solo ingreso de las cuotas mínimas de los socios activos, del sub-
sidio de 100 pesos mensuales que da la Facultad de Ciencias y del pequeño
producto de la subscripción y venta de PHYSIS, sería imposible afrontar la
situación. Afortunadamente, la generosidad de muchos socios activos, la ayu-
da muy apreciable de los socios honorarios y contribuyentes de la mayor
parte de los correspondientes y las frecuentes donaciones individuales, aumen-
tan considerablemente los recursos.
En julio de 1912, para salvar la difícil situación de la sociedad, un buen
número de socios activos decidieron elevar voluntariamente el valor de su
cuota mensual, y esta actitud han mantenido hasta la fecha; a ellos se agre-
garon otros más adelante, de manera que ahora hay 13 socios activos que abo-
nan mensualmente una cuota mayor que la obligatoria; existe una cuota de
ro pesos, una de 7 pesos, una de 6 pesos y diez de 5 pesos.
Se ha recibido de la socia Srta. Enemiga Morrtota, la donación de 145 pe-
sos, importe del premio SrroB£L correspondiente al año 1917, que le fué ad-
judicado al terminar sus estudios en la Facultad.
El socio honorario Dr. Epbuarbo L. HonmberG ha donado la suma de 110
pesos, valor del primer pliego del número 16 de PHYSIS, ocupado por su tra-
bajo sobre Coelioxys argentinas.
El socio activo señor Srewarr Scmierox ha dejado en donación la suma de
26 pesos excedente de un giro enviado para abonar sus cuotas.
Para disminuir en lo posible la deuda a la imprenta, la comisión directiva
resolvió iniciar una subscripción entre los socios y personas vinculadas a la
sociedad. La suma recolectada hasta el 30 de junio era de 796 pesos, y en los
días transcurridos del presente mes se ha llegado a la cantidad de 1026 pesos
moneda nacional. Este dinero ha sido ya invertido hasta el 30 de junio en la
forma que se le ha destinado.
Otras donaciones. —Se ha recibido del Instituto geográfico argentino, un
ejemplar del nuevo Mapa de la República Argentina, publicado por éste.
014 PHYSIS (1V, 19109)
El Sr. Wi.taum €. Morris, donó a la sociedad los dos libros de Dakwtx ti-
tulados The origin of species y Geological observations in South America.
Administración. — Como es sabido para la mayor parte de los señores so-
cios, el tiraje de la revista es de mil ejemplares,
La lista de distribución gratuita en la que están comprendidos los socios.
las instituciones científicas nacionales y extranjeras, bibliotecas, colegios na-
cionales y escuelas normales. ascienden a 250 ejemplares. Á consecuencia de
ia incomunicación con varias de las naciones en guerra quedan sin remitirse
45 ejemplares pertenecientes a esta lista.
El número de subscriptores, que ha sido siempre insignificante, ha subido
a 47.
La revista está en venta en tres librerías de esta ciudad. El precio de 1,20
pesos por número suelto y 5 pesos por año, es siempre bastante inferior al
costo; fué establecido por vía de ensayo para facilitar el aumento de subs-
criptores. La propaganda realizada el año anterior, enviando una circular a los
profesores de ciencias naturales de todo el país, ha tenido escaso resultado,
pero convendría repetirla.
La reserva de los números 1 y 2 de PHYSIS ha llegado al límite de cien
ejemplares, fijado hace mucho tiempo. En el año transcurrido, los últimos
ejemplares de estos números se han vendido con el tomo Í completo aumen-
tando su precio en 2 pesos. En adelante, se consideran agolados y sólo sal-
drán formando parte de colecciones completas, por disposición especial de la
comisión directiva.
Se tiene en administración un pequeño depósito de reimpresiones de casi
todos los trabajos publicados en PHYSIS. Se ha dispuesto enviar en breve
una circular a los autores de éstos, solicitando su autorización para ponerlos
“en venta, pues dichas reimpresiones son pedidas a menudo por interesados, y
podrían dejar a la sociedad algún beneficio.
Tesorería. — Al cerrarse el período, el 30 de junio, las entradas de la so-
ciedad han llegado a la suma de 5576.13 pesos moneda nacional y las salidas
han ascendido a 5768,r6 pesos. De esta última cifra se han invertido 5093,41
pesos para pagar las cuentas de impresión de PHYSIS. Como en el año han
aparecido los números 14, 19 y 16 de la revista (con 184, 168 y 144 pág.
respectivamente), la deuda ha disminuído poco, y es ahora de 3046,90 pesos
moneda nacional.
Puede verse la planilla del movimiento de tesorería y un cuadro del estado
económico de la sociedad al 3o de junio.
Como ya saben los señores socios, la Primera Reunión Nacional tiene su
contabilidad separada; según el balance anual las entradas importan 10.040
pesos y las salidas 305,50 pesos. Los fondos de que se dispone, depositados
también separadamente, en el Banco de la Nación Argentina, ascienden a
rr.r21,39 centavos. En esta suma está comprendido el subsidio nacional de
10.000 pesos, que se ha colocado en caja de ahorros.
MovimMIéÉNTO SOCIAL 615
Se recomienda a los señores socios recorrer las planillas trimestrales pre-
sentadas a la comisión direetiva por el señor tesorero. Ellas atestiguan su la-
boriosidad y hacen constar en sus detalles que los recursos de la sociedad no
se invierten en gastos necesarios, sino indispensables.
Franco PAstORE,
Presidente.
Resumen del ejercicio de 1918-1919 (leído por el presidente saliente en la Asamblea
ordinaria del 19 de julio de 1919).
En nombre de la comisión directiva electa en las asambleas del 20 de junio
y tt de julio de 1918 y que hoy termina su cometido, vengo a dar cuenta de
sus actos y de la marcha de la sociedad durante el período de su gobierno.
En términos generales puede establecerse que a pesar de las dificultades
originadas por los actuales acontecimientos de orden mundial y local, se pre-
sentan para el desenvolvimiento de las sociedades de la índole de la nuestra,
la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales ha dado un paso más en el sen-
tido del progreso, pues si bien debemos reconocer que durante este período su
desarrollo progresivo no se ha producido en la proporción de los años ante-
riores, ha demostrado encontrarse en buenas condiciones para atravesar, sin
declinar, los períodos de crisis, conservando su organización, sus alientos y
su capacidad de continuar en su evolución, lenta pero segura, hacia la conse-
cución de los fines que se propone.
Socios. — Al iniciarse el período, contaba la sociedad con 57 socios activos ;
durante el mismo, dejaron de pertenecer a ella cuatro socios, de los cuales uno,
el malogrado consocio Hécror Ambroserrr, nos fué arrebatado por la muerte
cuando comenzábamos a considerarlo entre los que habrían de honrar con sus
cualidades y su acción a la sociedad. Ingresaron en calidad de socios activos
los señores Exrrque Morivart y José F. Morrixo. La composición de la so-
ciedad, en cuanto a socios es la siguiente :
Honorarios, 3; correspondientes, 23: contribuyentes, 47: activos, 95.
Comunicaciones. — Las sesiones de comunicaciones efectuadas durante el
año fueron en número de 7, en las que se presentaron un total de 53 trabajos.
Me es grato dejar constancia de que cada una de ellas ha sido una nueva ma-
nifestación del espíritu de simpatía y comunidad de ideas que une a todos los
que, dedicados a la investigación en las diversas ramas de las ciencias naturales,
han concurrido a dichas sesiones, sea para presentar el fruto de sus pacientes
investigaciones, sea para escuchar la palabra de los autores.
En la listas de los que presentaron comunicaciones figuran en este período
los Sres. Amecuino, Dr. Brawcuaro (R. O. del U.), Brerues, Dr. Brucu
(L. P.), Dr. BoxareLtt, Boxman, DeLérave, DorLLo-Jurapo, Dr. DabBexE, Dr.
Domiscuez, Frers, Dr. vos luerixa, Srta. GrambracGr, GracoMELLI (La Rioja).
Ing. Haumax, Dr. Hormere, Srta. Joay, Ing. Lizer, Dr. Lamure, Dr. Marr-
516 PHYSIS (IV, 1919)
LLI, MorLrino, Dr. PennincroN, Dr. PastoRE, SCHREITER, Ser1k, Tabpra y Zorra.
El 2 de junio, con motivo de la estada de nuestro socio correspondiente
Dr. Hermanx von Imerix6, se celebró una sesión especial de comunicaciones
en su honor. Circunstancias especiales me impidieron asistir, siendo esa sesión
presidida por nuestro consocio el Dr. Frawco Pasrore. Los que a ella asis-
tieron, tuvieron el placer de escuchar la autorizada palabra del eminente na-
turalista, cuya disertación será publicada en nuestra revista.
Nos place consignar que los Sres. Arturo G. Freks y Dr. Mies SruartT
PENNINGTON, hicieron donación a la sociedad de los ejemplares que sirvieron
de base a dos de sus trabajos presentados en sesión de comunicaciones.
Primera Reunión Nacional. — Al iniciarse el período la comisión organizado-
ra de la Primera Reunión Nacional celebrada en Tucumán, dió comienzo a la
publicación de las actas y trabajos presentadas a la misma. Gracias a la labor des-
plegada por la comisión organizadora y muy especialmente por su presidente
prof. M. DoeLLo-Jurapo. cuya constante dedicación es un deber encomiar, di-
cha tarea toca su fin, con lo que la comisión organizadora habrá terminado su
cometido. De su actuación serán informados oportunamente los señores so-
cios, en asamblea especial que. según reglamento, habrá de celebrarse.
Segunda Reunión Nacional. — Respecto de la organización de la Segunda
Reunión Nacional que había de celebrarse en Mendoza, en marzo del año en
curso, los trabajos hubieron de ser interrumpidos. Designada la comisión ho-
noraria, por la asamblea del 28 de septiembre de 1918, la comisión organiza-
dora se aprestaba a continuar su tarea y, a pesar de que se tropezara con al-
gunas dificultades producidas por haberse ausentado algunos de sus miembros,
hubiera llegado a realizar su propósito. Pero, la iniciación por parte del secre-
tario general, Dr. J. J. Nácera, en la ciudad de Mendoza, coincidieron con
profundas modificaciones en la situación política en dicha localidad, cuyo tér-
mino e intensidad no era posible establecer.
Especialmente por esta razón que no permitía continuar las tareas sobre
una base segura y para no contraer mayores compromisos sin la certeza de
poder responder a. ello, se interrumpieron las tareas a la espera de los acon-
tecimientos.
Los hechos producidos en la localidad elegida para la celebración de dicha
reunión, nos prueban la oportunidad de la suspensión de los trabajos, pues
aún hoy, no se ha llegado a una situación definitiva.
Revista. — Durante el período sólo apareció un número de la revista, lo
que demuestra que aún estamos lejos de cumplir con el propósito de editar
anualmente cuatro números. Debemos, sin embargo, dejar constancia de que
dicho número, que consta de 247, páginas, equivale a más de dos veces el mí-
nimo del número de páginas fijadas.
La imposibilidad de publicar un número mayor de entregas fué determi-
nada especialmente por razones de orden pecuniario, las que desgraciada-
mente parecen aumentar, pues la casa editora encargada de publicar PHYSIS,
MoviMIENTO SOCIAL 617
acepta la impresión del próximo número, con la condición de que no se le
lije previamente el costo.
Respecto de la redacción de la revista, creo que será oportuno una ampli-
ción de la comisión redactora, pues la tarea resulta pesada para el corto nú-
mero de miembros que la constituyen.
Tesorería. — En el presente período las entradas han llegado a la cantidad
de pesos 4034,28; las salidas suman un total de /228,02, habiéndose inver-
tido por la publicación de PHYSIS pesos 3517.98.
La subscripción para disminuir la cuenta de impresión de la Revista, ha
dado pesos 1066.
Reuniones de la comisión directiva. — En cuanto a la labor de la comisión,
ésta se desarrolló tropezando con serias dificultades que, a pesar de la dedica-
ción y entusiasmo de todos y de cada uno de sus miembros. no pudieron ser
del todo allanadas, por cuya razón, si fué fecunda en iniciativas no pudo serlo
en la misma proporción en su realización.
Del número reglamentario de sesiones, sólo pudo celebrarse la mitad, es
decir, doce, a pesar del propósito de celebrar reunión todos los sábados. El
número de reuniones no fué mayor debido, no a falta de buena voluntad por
parte de los miembros de la comisión directiva, sinoa que por obligaciones par-
ticulares, viéronse muchos de ellos obligados a ausentarse de la capital, hacién-
dose así dificultoso conseguir el quorum reglamentario. Este hecho me hace
pensar que tal vez una modificación de los estatutos que facilite el reemplazo
temporario, de los que debieran ausentarse, sería beneficioso en este sentido.
En las sesiones celebradas, fueron especialmente tratados los diversos pro-
vectos tendientes a preparar un mayor desarrollo de las actividades de la so-
ciedad.
Una de las primeras preocupaciones de la comisión directiva fué la de tra-
tar de conseguir un local donde instalar el archivo de la sociedad y su biblio-
teca que día a día se hace más voluminosa, por el canje activo que la sociedad
mantiene con numerosas revistas americanas y europeas. Las iniciativas que
se tomaron coincidieron con los proyectos de traslado de algunas reparticio-
nes de la Facultad, lo que permitiría hallar una ubicación mejor para nues-
tro archivo y biblioteca. Dichas traslaciones no se efectuaron aún, lo que nos
ha obligado a matenernos a la espera.
La mayor dificultad que se opone a una acción más amplia de nuestra so-
ciedad, esla exigúidad de sus recursos pecuniarios. La comisión directiva se
avocó al estudio de los medios que permitieran aumentar dichos recursos.
llegando a la conclusión de que, uno de los medios más eficaces sería la for-
mación de un fondo permanente, inamovible, obtenido por subscripción cuyo
rédito habría de servir para sufragar, por los menos, parte de los gastos origi-
nados por la publicación de PHYSIS. La forma de llevar a cabo esta iniciativa,
está casi completamente resuelta, en condiciones de ser sometida a la resolu-
ción de una asamblea.
518 PHYSIS (1V, 1919)
Las relaciones de la sociedad con otras instituciones, se han mantenido cor-
diales durante todo el período.
Invitada por la comisión pro Casa para las instituciones científicas, la so-
ciedad nombró como delegado al consocio Dr. Franco Pasrork, quien llevó
al seno de dicha comisión las opiniones de la sociedad.
Por invitación del Centro nacional de ingenieros, la sociedad tomó partici-
pación directa en la organización del banquete con que se festejó el aniversa-
rio de la fundación de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Con motivo de la celebración del primer Congreso argentino de Química,
la sociedad se adhirió al mismo. Tuve el placer de asistir acompañado por
nuestro tesorero, el Sr. Fraxcisco CriveLLI, como delegados, a sus sesiones
y me es grato dejar constancia de la halagadora impresión que nos produjo el
éxito de dicho certamen.
Esta es, a grandes rasgos, la actuación de la comisión directiva que he tenido
la honra de presidir y el estado actual de nuestra sociedad. Guenta siempre
la sociedad con el inapreciable concurso del entusiasmo de sus asociados y la
simpatía de los que con ella mantienen relación. Si bien algunas dificultades
le impiden alcanzar el desarrollo que todos deseamos, es indudable que la
labor constante y la lucha sin tregua en contra de los factores que se oponen
a su adelanto, habrán de llevarla a realizar, cada día con más eficiencia, sus
elevados propósitos. ' :
AnceEL Brancmt Liscuerri,
Presidente.
Información del movimiento de tesorería
BALANCE DEL PERÍODO I1Q19-1Q16
Entradas Pesos Pesos
CUA SOC 1.04 »
Guotaskdersocios contibuyetes O DI)
Cuotasidersocios correspondientes O
Donación « Premio Strobel », por el Sr. J. J. CarnoxELL.. 109 44
II ONMACIOnES.: tal od at road DAA od ALO po 290 »
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Subsc pasa yiven tad NS IS 763 50
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Salidas
Abonado a Cont HERMANOS, por impresión de PHYSIS..... AOS
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Gastos varios.....* 106 65 3.285 66
MovimIENTO SOCIAL 619
Resumen
Pesos Pesos
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SAMA E A ea De E e 3.285 06
Sallotato orde juniorde QUO Uan 750 30
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Tesorero. Presidente.
BALANCE DEL PERÍODO IQ10-1Q17
Entradas
Cuotaside socios ia co A A
Guotasidersocios content os 329.»
Donaciones pe o a A loo. 119 >»
Subvención de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y
Ntra a a aldo Oates 933 33
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Subscripción y venta de PY SIS E O 224 50
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Salidas
Abonado a Cox HERMANOS, por impresión de PHYSIS..... 2.201 25
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Gastos de franqueo
I
138 54
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Tesorero. Presidente.
620 PHYSIS (IV, 1919)
BALANCE DEL PERÍODO IQ17-1Q918
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Pesos Pesos
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Subvención de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Na-
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Donación « Premio Strobel », por la Srta. E. Mortora.... 145 44
Donaciones para disminuir la cuenta de impresión de
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F. Crivertt, Frayco Pasrort,
Tesorero. Presidente.
BALANCE DEL PERÍODO IQIS-1Q10
Entradas
Subvención de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Na-
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Cuotaside socios pactivos a A A AA LO
Cuotas dessocios contribuyentes 240 »
Guolas de'socios correspondientes: 130. »
MoviMIENTO SOCIAL : 621
Pesos Pesos
Donaciones jan em Da Lead ar DOME are al A ONO)
Cobradodporntrela presione O RA 275 40
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Subscripción rentado 625 88 —/.034 28
Salidas
Pagado Na A e EÍÍA 3.346 50
Bagado Ja RERACAN Des O ad 139 76
BasadolaBUSNELEL yA CADDELLAS O A 67 oo
Sueldos ul o O a o 420 00
(Gastos: de franqueo y encomiendas... 178 99
Racadora lento ci II AAA O a a: DO
Dagadora LN SUD di 27 00
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AM a O O A 4.228 02
Saldojas 30 de ¡unio de Quo as 430 15
F. CriveLtr, AxceL Brancmi LiscHErtr,
Tesorero. Presidente.
Subscripción para ayudar a la publicación del tomo IV de PHYSIS
DONACIONES RECIBIDAS
Pesos
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DriGudo Bonareli 50
Sh Carlostlloyeras 50
Sr. Martín Doello-Jurado......... YO)
Sp Amturon GA Brea 25
Sr Carlos io Rec 20
Srtar Juana Petrocchm 10
Srta. Celina Molina y Vedia....... 10
DC aros par Mar cla 50
Sarlo Amen 50
Di isantiaco huh 50
DriCarlosiCitosseusi 20
Sh pedro ere nd ola 10
DraBranconBastone ne a 10
Sr Erancisco Orivelli 20
Sr. Guillermo Senillosa........... 20
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622 PHYSIS (1V, 1919)
Pesos
Sr. ucas Kira glevica 11
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Sr. Enrique Lynch Arribálzaga..... 20
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Dra. Juana G. Dieckman de Kyburg. 30
DAR ernand o Ll 20
Dr. Enrique Herrero Ducloux..... 30
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Di Jua osea cra 30
Se Comaño Ob... uds eee 20
Total. 1066
Junio de 1919.
Renovación de la Comisión Directiva.
En la asamblea del 19 de julio próximo pasado fué puesta en posesión de
su cargo la mueva comisión directiva de la Sociedad Argentina de Ciencias
Naturales, para el período 1919-1920, constituida en la siguiente forma :
Presidente : ÁneeL Brancmi Lischerrr; vicepresidente : ILberoxso €. Varruo-
NE: secretarios : CayeraNo E. Roca y Arturo G. Frers; secretario de redac-
ción : José F. MoLrino: tesorero: Francisco CriveLLI: administrador de la
revista : Lorenzo R. Parobr; bibliotecario : Srta. Cenina MoLina Y VEDIA:
vocales : Franco PastorE y Augusto (. ScaALA.
Con este motivo el presidente leyó el informe sobre la marcha de la socie-
ciedad en el anterior período, y el tesorero presentó el balance correspondiente.
Ambas informaciones aparecen en el presente número.
Primera Reunión Nacional de la $. A. C. N.
Ha aparecido y se ha distribuido a los adherentes, el volumen referente a
la Reunión de Tucumán. Consta de 832 páginas y 97 láminas y lo precede la
siguiente advertencia :
El presente volumen comprende las colaboraciones, actas de las sesiones y demás
documentos del primer Congreso de los Naturalistas de la Argentina, realizado en la
ciudad de Tucumán en los días 23 a 30 de noviembre de 1916, como homenaje a una
fecha memorable en la historia de la emancipación sudamericana : la declaración de la
independencia nacional, sancionada en aquella misma ciudad, el y de julio de 1816.
MoviMIENTO SOCIAL 623
En ¡junio de 1917, esta sociedad publicó en un folleto de 56 páginas la Reseña gene-
ral de la Reunión de Tucumán que se había insertado en el tomo LXXXIII de los
Anales de la Sociedad Cientifica Argentina.
Las diferentes secciones de este libro se han ido publicando separadamente, desde fi-
nes de 1918 y distribuyéndose a los colaboradores de las mismas y a un corto número de
instituciones científicas de la república y de los países vecinos, a fin de no hacer mayor
la demora que, contra los deseos de la comisión, ha sufrido la presente publicación.
Los iniciadores de este primer Congreso, conocen mejor que nadie las deficiencias
de su realización, y también las dificultades de diverso orden que a ella se han opuesto,
pero no desean insistir sobre las unas, ni las otras, si no es para reiterar su agrade-
cimiento a todas las personas que les han ayudado. Desean expresar sus votos para que
la experiencia de esta primer reunión sirva para mejorar las sucesivas y ampliar su
alcance, a fin de que, sin dejar de ser realmente científicas, puedan hacer sentir su
influencia más directamente en la cultura general de nuestro país y en particular en los
centros docentes, objetivos que, como varios otros, sólo se han alcanzado a medias en
la Reunión de Tucumán. Así contribuirán a la democratización de la ciencia pura, a la
mayor eficiencia de sus aplicaciones, y en general, de sus beneficios sociales, respon-
diendo a la actual corriente de ideas y sentimientos, a cuyo influjo nadie, ni nada,
puede substraerse en las horas presentes de la historia de la humanidad.
Finalmente, desean también expresar su convicción de que en Jas tareas de esta ín—
dole, hay mucho mayor mérito en continuarlas que en haberlas iniciado.
En el próximo número de PHYSIS se publicará el balance general de los
vastos de la P. KR. N., de los cuales la casi totalidad se refieren a la presente
publicación. Como se verá, el total de fondos disponibles ha alcanzado para
llevarla a término, pero queda un pequeño déficit. Para cubrir éste, se ha
resuelto poner en venta el volumen dé la P. KR. N., al precio de pesos 15
moneda nacional (para los miembros de la S. A. C. N., a S 12 m/n).
Las tiradas aparte de cada sección, están en venta a los siguientes precios :
Paleontología, pesos 2, Ciencias físico-químicas 2.50, Enseñanza de las Cien-
cias Naturales 2.50, Antropología 2.50, Geología 3, Ciencias Naturales apli-
cadas 3, Zoología y Biología 4, Botánica 4.
Distinción al Dr. Ángel Gallardo.
El Dr. ÁxereL GaLLarpo, ha sido nombrado Socio correspondiente de la «So-
ciété Biologique de France». Constituída por las más altas autoridades cien-
tíficas en el terreno de la biología, esta sociedad, tras severa selección, discierne
el título de socio correspondiente, cuyo número es muy limitado, a los sabios
que, fuera de Francia, hayan demostrado indiscutible autoridad e intensa
dedicación a las ciencias biológicas.
Más que bien merecida por el Dr. GaLLarpo, tan alta distinción, ella honra
a la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales que lo cuenta entre sus socios
honorarios y a la cultura argentina ante el mundo entero.
CRÓNICA
El viaje del Dr. Hermann von Ihering a la Argentina, Chile y Uruguay.
El Dr. H. von Ineris6, distinguido hombre de ciencia, socio correspon-
diente de nuestra Sociedad, designado el 1” de marzo del corriente año, di-
rector del nuevo museo fundado en el estado de Santa Catalina, Brasil, con
sede en la ciudad Florianópolis, ha realizado, durante la primera mitad del
año, un viaje por los países del Plata y Ghile con el objeto de entablar rela-
ciones del nuevo Instituto con los similares de estos países, estrechar los vín-
culos que lo unen a los hombres de ciencia, gestionar el canje de materiales
y de publicaciones y hacer personalmente colecciones y observaciones referen-
tes a peces de mar, su biología y su pesca.
Llegó a Buenos Aires el 12 de marzo, siguiendo el 19 para Chile, donde
permaneció por espacio de dos meses. En Santiago visitó el Museo Nacional y
el de Etnografía y Antropología, el servicio geológico instalado en la Univer-
sidad, etc.:; la Sociedad Nacional de Agronomía dió una recepción en su honor,
disertando el distinguido huésped sobre «La entomología económica del Bra-
sil». En la ciudad de Concepción visitó el Museo que fundara W. Rrrb, para
pasar luego a Calbuco, donde hizo colecciones y observaciones sobre animales
marinos, dedicando especial atención a peces y moluscos; además, estuvo en
Puerto Montt, Puerto Varas y lago Llanquihue.
En el viaje de ida a Chile permaneció algunos días en Mendoza, donde vi-
sitó el Museo Provincial.
De regreso a Buenos Aires, el 15 de mayo, frecuentó las instituciones cien-
tílicas, el Museo Nacional de Historia Natural, el Museo Etnográfico de la
Facultad de Filosofía y Letras, el Instituto Bacteriológico, el Jardín Zoológi-
co, la División Geología, Minas e Hidrología, etc. En La Plata estuvo en el
Museo, y en la casa de los hermanos AmrcHtxo revisó las importantísimas Co-
lecciones allí depositadas.
La Sociedad Argentina de Ciencias Naturales, conjuntamente con la Orni-
tológica del Plata, celebró una sesión especial en su honor, la cual se desarro-
lló en la forma que damos cuenta en el lugar correspondiente.
El 6 de junio partió para Montevideo, donde permaneció hasta el 2/ del
Crónica 625
mismo mes. Allí visitó el Museo Nacional, el Instituto de Radiología, el Jar-
dín Zoológico, el Instituto de Agronomía con la sección Geología anexa, y en
el anfiteatro de la Escuela de Veterinaria dió una conferencia sobre la «La
historia del Océano Atlántico y de los países limitrofes». El 18 de junio la
Universidad le hizo una recepción, disertando el agasajado sobre «La historia
del Río de la Plata del punto de vista geológico», tema ya tratado por el
autor en la Primera Reunión de Tucumán.
Una crónica detallada de los viajes del Dr. Imeriv6 y sus impresiones apa-
rece en el diario República, de Florianópolis, en las ediciones del 23, 25 y 27
de julio, 10, 13 y 14 de agosto, 20 y 21 de septiembre, pasados.
Premios en la Facultad de Ciencias.
En la sesión del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias exactas, fí-
sicas y naturales de la Universidad de Buenos Aires, celebrada el 10 de sep-
tiembre pasado, de acuerdo con el dictamen del jurado especial formado por
los Dres. ÁxceL GaLtanno y Juro J. Garrr, ingeniero EpuarDo ÁGUIRRE y
profesor Juan NieLsEN, fué otorgado el premio CarLos BerG. correspondiente
al trienio 1916-1918, al trabajo cuyo lema era « Alea jacta est », titulado En-
sayo de una monografía de los cicádidos (Cicadidae) argentinos, siendo su autor
nuestro consocio el Sr. Luis DeLÉTANG.
En la sesión de comunicaciones celebrada por esta Sociedad el 15 de no-
viembre pasado, el Sr. Arturo G. Frers hizo una exposición de este trabajo
haciendo resaltar sus méritos, su plan y la forma en que está ilustrado. El
Sr. DeLéras6 fué muy felicitado por los presentes.
En la misma sesión del Consejo Directivo fué discernido el premio SrroBEL
(1918), que se adjudica al mejor alumno egresado de la escuela de Ciencias
naturales, y que correspondió a la Srta. Dernamia GrAMBIaGI. Ésta ha tenido
la gentileza de donar el premio, consistente en una suma de dinero, a la So-
ciedad Argentina de Ciencias Naturales, quien al agradecerlo lo ha destinado
a PHYSIS.
Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires.
El director interino del Museo, desde la renuncia del Dr. GaLLarpo, Sr.
Acustín J. PéxpoLa, se ha acogido a la ley de jubilaciones en agosto pasado.
Había ingresado al entonces Museo Público de Buenos Aires, nombrado por
BurmeIsTER, como inspector y bibliotecario, en enero de 1882. Secretario,
bibliotecario y habilitado, luego, tuvo también, durante la dirección del Dr.
Bere, el título de vicedirector. poco después suprimido. Desempeñó, asimis-
mo, a raíz del fallecimiento de los Dres. Burmrister, Bera y AmeGuino, las
funciones de director interino. Prestó, pues, en el Museo, treinta y siete años
de servicios y en la Administración nacional cuarenta y seis, ya que antes de
626 PHYSIS (IV, 1919)
ingresar al Museo fué empleado de la Contaduría General de la Nación, ha-
biendo sido también maestro de la primera escuela nocturna que funcionó en
Buenos Aires.
Colaborador infatigable de los sabios directores del Museo, concurrió a su
puesto hasta los días domingo y feriados, por carecer del personal auxiliar
necesario, indispensable para sus múltiples tareas. Nunca solicitó licencia y
sus faltas están por debajo del número de sus años de servicios.
Dedicó su mayor empeño al desarrollo y organización de la biblioteca del
Museo que, gracias a la tenacidad con que veló por su crecimiento — ya secun-
dando a los eminentes directores de la institución, ya por propia iniciativa —
ha llegado a ser hoy, según autorizadas opiniones, la más rica entre todas las
bibliotecas de ciencias naturales sudamericanas.
Tiene en preparación una historia de los museos argentinos de Historia
Natural y el catálogo sistemático de la biblioteca del Museo.
A raíz de la jubilación del Sr. PéxpoLa el P. E. nacional nombró director
del Museo, con retención del puesto de jefe de la sección Paleontología, al Sr.
CarLos Amecuino y para la secretaría y habilitación al Sr. Acusríx PéxpoLa,
que hasta entonces desempeñara la prosecretaría y secundara a su señor pa-
dre en la organización de la Biblioteca.
La personalidad científica del nuevo director, socio honorario de la Socie-
dad Argentina de Ciencias Naturales, es bien conocida como principal colabo-
rador y continuador de la obra inmensa de su hermano D. FLorewNTINO.
Su labor, durante la vida de éste, fué exclusivamente la de explorar la Pata-
gonia, durante cerca de veinte años; pudiendo en tan largo lapso de tiempo
hacer los importantes descubrimientos paleontológicos y relevamientos geo-
lógicos que sirvieron a su hermano mayor para la redacción de sus obras más
fundamentales.
Desde el fallecimiento de aquél, se entregó, con pocas alternativas, al tra-
bajo de gabinete, dedicándose muy especialmente al estudio de la región de
Miramar, y al de los objetos de industria humana extraídos del rico yacimien-
to allí descubierto. Los escritos que motivaron estos descubrimientos son ya
conocidos por los lectores de PHYSIS, puesto que en su mayoría han sido
publicados en estas páginas.
Ha sido naturalista viajero del Museo de La Plata, del de Historia Natural
de Buenos Aires y en estos momentos comparte la dirección del mismo y la '
jefatura de la sección Paleontología con la dirección del mapa geológico de la
provincia de Buenos Aires, confiado a su preparación y experiencia.
El nombramiento del Sr. Aueenixo, como director del Museo, ha sido muy
bien acogido en los centros científicos nacionales y del extranjero, de donde
le han llegado numerosas felicitaciones, y en la opinión pública de nuestro
país, reflejada por intermedio de sus órganos más representativos, ha recibido
general aprobación.
Cuón1CA 627
Dotar al Musco del local y de las comodidades que se merece, van a tender
todos los esfuerzos del nuevo director. Entretanto, dentro de los inadecuados
locales de que se dispone y de la escasez de personal y de recursos, en las dis-
tintas secciones se han hecho algunas ampliaciones.
La sección Arqueología, a cargo del Sr. E. Bomaw, ha enriquecido sus co-
lecciones con una adquisición nueva, que consiste en objetos arqueológicos de
los valles calchaquíes y ha sido formada por el Dr. GuinLernmo BoDE«xNBENDER,
de Córdoba.
La colección consta de 53 números y su detalle es como sigue : un puco de
decoración pintada, de Santa María: un plato pequeño, de Molinos; uno
igual, de Belén; un pequeño plato ornitomorfo, de Molinos; un vaso antro-
morfo, alfarería negra, grabado, de Amaichá; una cabeza humana, en barro,
de Amaichá; una figurita humana, en barro, de Salta; una cabeza antropo-
morfa, en barro, de Cafayate; una cabeza antropomorfa, de Cachí; una tigu-
ra humana, en barro, de Salta: una cabeza zoomorfa, en barro, de Amaichá:
una cabeza zoomorfa, de Palo Pintado (Salta); un fragmento de alfarería con
una serpiente en relieve, de Bañado (Salta); un pequeño topo antropomorfo,
en esquisto, de Molinos; un tortero en piedra esquistosa, de El Carmen (Ler-
ma); una cuenta cilíndrica en perforación lateral, en piedra verde, de Moli-
nos; un pendeloque, en piedra, de El Carmen (Lerma); un hacha de cobre.
de Molinos; un cincel ancho, de San José (Santa María): una placa rectángu-
lar perforada, de San Carlos; un cincel, de Molinos; tres cinceles, de Tafí:
tres hachas de piedra, de Amaichá; un hacha de piedra, de Chiquimí (Cata-
marca); un hacha, de Cachí; un rompecabezas estrellado, en piedra, de To-
lombón; un mortero en miniatura, de Molinos; dos piedras de boleadoras,
ovoideas, de Belén; un mortero rectangular, de San José (Santa María); una
piedra con cúpula, de Amaichá : un silbato de piedra. de Molinos: un tortero
esculpido, en piedra, de Amaichá; un copón, en lava, de Amaichá ; una pieza
con una cruz grabada, piedra blanquecina, de Amaichá; dos illas, una forma
carnero y otra triangular, de fabricación Callahuaya, de Molinos; y además :
un tubo de pipa, en barro cocido; un martillo de piedra; un cincel de cobre ;
tres tumis de cobre; un cincel ancho en cobre; un hacha semicircular, en
cobre; una campana cuadrangular, en cobre. Por fin, contiene la colección,
una cabeza de ornamentación muy interesante, del Paraguay, y una piedra
horadada, del Neuquén.
Durante el mes de marzo pasado los Sres. CarLos Amecguino y M. DorLto-
Jurapo realizaron un viaje a la bahía de San Borombón, desde Punta de In-
dio a Punta Piedras, con el objeto de hacer investigaciones paleontológicas y
zoológicas.
El entomólogo del Museo, Sr. Juax Brerues, ha sido honrado por la Uni-
versidad de San Marcos, de Lima, con el título de doctor honoris causa.
628 PHYSIS (1V, 1919)
Instituto de Botánica y Farmacología.
El Dr. Juan A. Domixcuez, fundador y director de este instituto, ha hecho
donación, en septiembre pasado, al mismo, de su valiosa biblioteca botánica.
La nota en la que comunicaba su decisión al Consejo Directivo de la Facultad
de Ciencias Médicas de Buenos Aires, dice así :
Cuando hace veinte años, lleno de los más altos propósitos hacia esta casa, donde se
ha generado toda mi evolución científica, hice donación a la Facultad de mis coleccio-
nes de botánica y materia médica argentina, bajo la expresa condición de « que ellas
sirvieran a constituir la base para la fundación de un museo de Farmacología para la
enseñanza de los alumnos de las escuelas de la Facultad de Ciencias Médicas » y, so-
bre todo, con el alto fin de facilitar a los que se conceptuaran capaces de sentir las sa-
tisfacciones íntimas de las investigaciones de laboratorio, nuevos y vírgenes horizontes,
me formulé el propósito de que más tarde vinieran a reunirse con las que fueron mis
colecciones, mis libros de botánica.
Es en cumplimiento de aquellos propósitos, que vengo ahora, como antes lo hiciera,
a hacer entrega a la Facultad de mi biblioteca botánica, consistente en más de qui-
nientas obras con alrededor de setecientos diez volúmenes, entre los que se encuentran
las obras clásicas de esa rama de la Biología y especialmente las referentes a la flora
sudamericana, de los que la Flora brasiliensis, de Marrius, es el exponente más des-
tacado.
El Consejo Directivo al aceptar la importante donación la agradeció efusi-
vamente.
Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras.
La memoria anual del Museo Etnográfico, adscripto a la Facultad de Filo-
sofía y Letras, consigna los siguientes datos estadísticos pará el ejercicio que
termina con el año 1919.
Enistencias. — Los ejemplares depositados se han acrecido con y80 piezas ;
820 de las cuales provienen de la XV* Expedición arqueológica y los restantes
de diversas donaciones entre las que merecen especial mención : un traje ay-
mará de fiestas, recubierto con láminas de plata, donado por la Srta. Vicroria
ÁGUIRRE y 190 piezas de varia procedencia regaladas por la Sra. viuda de Am-
BROSETTI y pertenecientes a la colección del ex director del museo. La existen-
cia actual de ejemplares asciende a 26.800.
Publicaciones. — Se han publicado dos breves estudios arqueológicos, obra
del director Dr. SaLvaDor DEBENEDETTI sobre los yacimientos de Tilcara, Per-
chal, Campo Morado y La Huerta ; los discursos pronunciados en homenaje
al Dr. AmbroserTI al inaugurarse la sala que lleva su nombre. Los trabajos
relativos a la XV* Expedición se hallan próximos a aparecer.
Concurrencia. — La concurrencia de estudiosos y técnicos a sus salas abier-
tas al público los martes y los viernes, ha alcanzado, en los nueve meses del
CnónicA 621
ejercicio universitario vencido, a/4go0 visitantes, pertenecientes, gran número
de los mismos, a instituciones educacionales y científicas.
Bibliografía. — El catálogo bibliográfico creado para beneficio de los estu-
diantes de la casa, ha visto aumentar sus fichas en 7200 que, unidas a las an-
teriores, arroja un total de 9600. |
Donaciones. — Además de las ya citadas, conviene hacer presente por su
importancia, la de 10.000 pesos hecha por el Sr. Bexsamíx Muniz Barrero
destinada al pago de los gastos que demande una expedición arqueológica en
territorio argentino.
“Local. — Día a día se intensifica la necesidad de dotar a este instituto de un
local apropiado para la conservación y exhibición de sus colecciones.
XVI expedición arqueológica. — Bajo la dirección del Dr. SaLvaDpor DeBE-
NEDETTIT, acompañado de dos ayudantes de] museo, se inició en los últimos
días de diciembre esta excursión que se propone estudiar los valles occidenta-
les de Catamarca, Tucumán y Salta.
Primer Congreso Nacional de Química.
Durante el mes de julio próximo pasado se realizó con el mejor de los éx1-
tos el Primer Congreso Nacional de Química.
La inauguración oficial se efectuó solemnemente en la Facultad de Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales con asistencia del Sr. Ministro de Justicia e Ims-
trucción Pública, de las autoridades de las Universidades de Buenos Ajres y
de La Plata y de los delegados de numerosas instituciones científicas del país.
El Sr. Ministro de Justicia e Instrucción Pública, Dr. José S. SaLtxas, en
un conceptuoso discurso, declaró inaugurado el congreso. A continuación
pronunciaron elocuentes discursos el Dr. GuiLLER«MO ScHarrEr, presidente del
Comité Ejecutivo, el Ing. Acusrín Mencau, decano de la Facultad de Ciencias
Exactas Físicas y Naturales, el Dr. Horacio Damranovicn, presidente de la So-
ciedad Química Argentina, el Dr. Marctan R. Canbiorr, delegado de las Obras
Sanitarias de la Nación y el Dr. Enwix Rornuxx, delegado de la Universidad
de Córdoba.
La Sociedad Argentina de Ciencias Naturales nombró como delegados al
Sr. ÁxceL Braxcnt Liscuerri y al Sr. Francisco CRIVELLI.
En este certamen, tomaron parte activa todos cuantos se interesan en el
país, por el adelanto de las ciencias químicas, habiendo concurrido delegados
de varios gobiernos provinciales, de las universidades del país, de numerosas
reparticiones oficiales y de muchas asociaciones científicas.
Acertadamente organizada la labor, los trabajos presentados, en número de
118, fueron repartidos en cuatro secciones : Científica, Didáctica, Profesional
y Técnica, respectivamente presididas por los doctores : Horacio Damiano-
vicH, Enrique Herrego Ducroux, JuLio J. Garri y Marrisaxo LrGuIzaMÓN
Ponpaz.
630 PHYSIS (IV, 1919)
Los trabajos presentados fueron ampliamente discutidos en 16 sesiones, a
las que asistieron numerosos profesionales y durante las cuales se promovie-
ron, en algunos casos, acalorados debates que, llevados con toda altura, pu-
sieron de manifiesto, tanto la sólida preparación científica, como el desinte-
resado entusiasmo de todos cuantos en ellos intervinieron.
Lamentamos no poder publicar la larga nómina de los trabajos presentados
y de votos sancionados. La Sociedad Química Argentina, rindiendo merecido
homenaje al congreso. le ha dedicado uno de los números de sus Anales (t.
VII, n* 32, julio-agosto de 1919) haciendo una detallada reseña y justo co-
mentario del mismo, agregando la nómina completa de los trabajos presenta-
dos al mismo.
Los resultados del Primer Congreso de Química, respondieron ampliamente
a las esperanzas en él cifradas. La Sociedad Argentina de Ciencias Naturales se
complace en expresar sus más efusivas felicitaciones a sus entusiastas organl-
zadores, haciendo votos por la pronta realización de otros certámenes análo-
gos, que reflejen en la misma forma el grado de adelanto de la cultura cien-
tífica nacional.
La dirección del Museo Británico.
La provisión del cargo de director del Museo Británico produjo reciente-
mente una gran expectativa, pues se anunció que, contrariamente a la regla
seguida hasta ahora, aquel alto puesto no sería llenado con una persona cien-
tífica sino con un antiguo empleado administrativo del mismo establecimien-
to. A la vez hubo una declaración, al parecer oficial u oficiosa, de que no se
creía conveniente la dirección científica, pues se consideraba que los sabios
eran malos directores.
Esta declaración provocó una viva protesta, redactada y firmada por los
representantes de todas las principales instituciones y asociaciones científicas
oficiales y particulares de la Gran Bretaña, que se publicó en los grandes dia-
rios y en las revistas científicas de Londres. En ella se refutaba enérgicamen-
te aquella manifestación, demostrando que carecía de fundamento y que por
el contrario la experiencia y la tradición demostraban que la dirección de los
grandes establecimientos científicos como el British Museum, no sólo podía,
sino que debía estar en manos de hombres de ciencia y no de empleados ad-
ministrativos y que en el caso presente había más de uno, entre los miem-
bros del personal técnico del mismo museo, que tenían títulos suficientes para
desempeñar su dirección. La protesta produjo bien pronto el resultado bus-
cado, pues se designó a uno de los keepers, Mr. Sibxer Freoerick Harmer.
Con este motivo se ha recordado -- y criticado bastante duramente, por
parte de varias publicaciones inglesas y norteamericanas — la forma en que
se provee este cargo. De los trustees o miembros del Consejo del musco, tres
son los que eligen al director, a saber : el Lord Chancellor o gran canciller del
Crónica 631
reino, el arzobispo de Canterbury y el presidente de la Cámara de los Comu-
nes. Esta curiosa forma de designación se explica, en un país tan tradiciona-
lista, como una reminiscencia de la época en que los museos eran « gabinetes
del rey», y actualmente parece más bien una simple fórmula anacrónica, pero
que puede conducir, como hubo de hacerlo en el caso presente, a una injusticia.
Cuando el departamento de historia natural del British Museum se separó
del resto del museo, su primer director (1856-1884) fué el célebre Ricnaro
Owen, a quien siguieron otras personalidades eminentes, a saber : Sir Wi-
LLIaMm FrLower (1884-1898), Sir Ray LaykesteR (1899-1910) y Sir Lazarus
Frercuek (1910-1919). Este último, que ahora se retira de la dirección, se ha
hecho notar por sus trabajos mineralógicos y se recuerda como una de sus
obras más valiosas la Guía para las colecciones de minerales del museo.
El nuevo director, Dr. Harmer, nacido en 1862, era desde 1907 jefe de la
sección de zoología del mismo museo, y anteriormente había sido jefe del
museo de la Universidad de Cambridge y profesor de zoología de la misma.
Es más generalmente conocido como director, ¡juntamente con el Dr. A. E.
SumLey, de la Cambridge Natural History y considerado como autoridad en
el estudio y conservación de organismos marinos, ocupándose especialmente
de Bryozoa.
Premios de la Academia de Ciencias de París (1918).
Según la última entrega de los Comptes-Rendas correspondiente al año pasado,
muchos de los premios han sido declarados desiertos. Entre los que han sido
adjudicados puede mencionarse cl premio « Cuvier » que le ha sido concedido
al Dr. Smira Woobwarb, del Museo Británico, por sus importantes estudios
sobre vertebrados fósiles. en particular peces y reptiles, varios de éstos proce-
dentes de la Argentina. M. Drerérer publica una reseña de las principales in-
vestigaciones de Woobwarp.
Al lado de recompensas discernidas a personalidades científicas ya cunsa-
gradas, se ven otras que han sido adjudicadas a modestos y casi desconocidos
estudiosos : el premio « Thore », por ejemplo, discernido a M. Pierre Curú-
TIEN, que se ha consagrado durante largos años, en el mediodía de Francia y
en Argel, a estudiar la metamorfosis de los lepidópteros. La enorme suma de
trabajo de este naturalista puede apreciarse sabiendo que ha criado ab ovo las
orugas, crisálidas y adultos de cerca de 1100 especies de mariposas, de 300 de
las cuales no se conocía la metamorfosis. a pesar de que las especies, en algu-
nos casos, habían sido descriptas hace más de cien años. ls alentador leer el
informe en que M. Bouvier expone el mérito de la obra premiada y la mo-
destia de su autor.
El premio «La Caze » ha correspondido al conocido profesor Rararí Du-
BOIs, por su obra de conjunto en fisiología. pero principalmente por sus in-
vestigaciones sobre la función fotogénica en los seres vivientes.
632 PHYSIS (LV, 1919)
Entre otras subvenciones, vemos que una suma le ha sido acordada a M.
R. Awruony, del museo de París, para la impresión de su catálogo de osteo-
logía de los Edentados de las colecciones de dicho museo.
Instituto Seroterápico de Butantan.
El Dr. VrraLr Brazu, fundador del instituto, ha dejado recientemente la
dirección del mismo, para acogerse a la jubilación, habiendo sido sustituído
interinamente en el cargo por el Dr. Arruro Nerva, director general del ser-
vicio sanitario de San Pablo. '
El 30 de mayo del año transcurrido, falleció el Dr. J. Frorexcio Gomes,
ayudante de ese establecimiento y encargado de la sección de ofidiología. Era
autor de varios trabajos apreciables sobre la erpetología brasileña, publicados
en Annaes paulistas de medicina e cirurgia, Revista do Museu Paulista, y en el
libro del Dr. Brazu La defensa contra el ofidismo. Era también encargado de
la sección de erpetología del Museo Paulista y continuador de la obra inicia-
da por RopoLro von Inerrive. Estaba muy vinculado con los naturalistas de la
Argentina, habiendo tenido ocasión de visitar los museos de este país y de
estudiar las respectivas colecciones de reptiles.
Para ocupar el puesto que dejó en Butantan, fué designado interinamente
el Dr. Arranio AMARAL.
« The American Journal of Science », 1818-1918.
Esta revista científica de Estados Unidos, ha cumplido un siglo de existen-
cia y con tal motivo ha dado un número especial el año pasado (ALVI, Cen-
tennial Number, 1818-1918). Este número es semejante a los comunes, pero
tiene 416 páginas de texto. Lo encabeza como portada el retrato de Bensamín
SiLLiman, fundador de la renombrada publicación. Es realmente interesante
por su contenido, que comprende una revisión de los progresos realizados por
las diferentes ramas de la historia natural en los Estados Unidos durante el
siglo transcurrido desde la fundación del American Journal of Science, con re-
ferencia especial a la influencia que éste ha tenido en aquellos progresos. Cada
capítulo, escrito por un especialista, representa un balance científico, que hace
de este volumen un aporte valiosísimo. para la historia de las ciencias en Amé-
rica.
Los artículos contenidos son los siguientes :
La historia del primer siglo del Journal, por Ebwakn S. Daxa, su actual
director. El autor hace, como introducción, un resumen de las publicaciones
científicas existentes en los comienzos del siglo x1x, mo sólo en Estados Uni-
dos sino también en Europa. En la Unión eran muy escasas y algunas de
ellas, comenzadas a fines del siglo xv1mr, como las Transactions of the Ameri-
can Philosophical Society (Filadelfia. 1771). American Academy of Arts and
CRÓNICA 633
Sciences (Boston, 1785), habían sido interrumpidas. Puede decirse que cuan-
do apareció el American Journal mo existía en aquel país ningún verdadero
periódico científico. Sigue una biografía de su fundador, the (Guardian of
American Science, cuya influencia, según Daxa, no ha sido sobrepasada por
ningún otro en su patria. Buxsamíx Sitiman era hijo de un general de la
guerra de la independencia. Estudió derecho en el colegio de Yale, pero
luego por su dedicación a los estudios científicos, fué designado profesor de
química, mineralogía y geología del mismo colegio, dedicando desde entonces
toda su actividad a la enseñanza, a la investigación y, sobre todo, a la revista
que con tanto éxito fundó. Su nombre ha sido consagrado en la cátedra de
geología de la Universidad de Yale, que inauguró en 1856, como «Silliman
professor », el ilustre James D. Dawa, una de las primeras figuras científicas
de su país, que se vincula desde entonces a la vida del periódico fundado por
SiLiMaN, en donde anticipa las conclusiones de sus más importantes estudios
geológicos y zoológicos. El título, un poco largo, del primer número del
Journal — cuya carátula facsimilar se reproduce en el Centennial Number, —
es el siguiente : The American Journal of Science. more especially of Mineralogy,
Geology, and the other branches of Natural History; including also Agriculture
and the ornamental as well as useful Arts. Desde 1838, SiuLimax contó con la
colaboración de su hijo y homónimo como codirector.
Uno de los primeros subscriptores al Journal fué el antiguo presidente de
Estados Unidos Thomas Jerrerson, entonces de 75 años de edad, quien en
carta dirigida a SiLLimax le expresa que el deseo de reposo le hace rechazar
casi por completo la lectura, pero que hace una excepción para la revista que
le anuncia, pues confía en que el talento de su dirección la hará digna de figu-
rar entre las pocas cosas que puede leer. Se sabe que Jerrerson fué un natu-
ralista distinguido, autor de una historia natural de Virginia y uno de los
primeros estudiosos de los fósiles de aquel país, descubridor y fundador del
eénero Megalonyx. « Así que reciba el primer número — concluye Jerrerson
como hombre práctico, — enviaré el importe de la subscripción por un año ».
Hasta la fecha el American Journal, continuado sin interrupción, llega a
194 volúmenes, que representan unas 2.000 páginas.
El segundo artículo, por CHARLES ScnucuerT, se refiere en particular a los
progresos de la geología histórica en esta primer centuria. Es imposible resu-
mir este largo y muy instructivo capítulo. Anotaremos apenas algunos de los
nombres y obras más salientes entre los colaboradores de la revista de SiLi-
Man. Recuerda el autor en primer lugar a Winniam Macrure (1763-1840) lla-
mado por SiLLimMaN «el padre de la geología americana », quien en 1809 pu-
blicó un mapa geológico de la Unión, con texto explicativo. Continúa con el
análisis de la obra y la influencia de B. St.uiman como geólogo y luego con la
de Amos Eaton (1776-1842), discípulo del anterior. Abogado y botánico, ade-
más de geólogo, Earox tuvo considerable influencia no sólo entre sus colegas
sino también entre sus conciudadanos, habiendo merecido el honor de ser
634 PHYSIS (1V, 1919)
llamado por el gobernador del estado de Nueva York a dictar un curso de
lecturas sobre química y geología para los miembros de la legislatura del Es-
tado. De aquí surgió la idea de la gran obra científica oficial, La historia natu-
ral de New York. Otros de los discípulos de SiLLimaN que sobresalieron como
geólogos fueron E. Hrrencock y O. P. Harrano y sobre todo, el ya citado geó-
logo y zoólogo, James D. Daxa, quien publicó la primera edición de su toda-
vía clásico tratado de mineralogía en 1837, a los 2/4 años de edad. Dos años
más tarde salió en la memorable expedición de WiLkes (United States Explo-
ring Expedition). que como se sabe tocó las costas de Patagonia, de Tierra del
Fuego y de Chile, y regresó a Estados Unidos en 1842.
El autor hace luego un resumen del progreso de los estudios estratigráficos y
por aquí de los paleontológicos, aunque otros capítulos especiales están dedi-
cados a la paleontología. Scnucuerr menciona en forma bastante somera lo
referente a invertebrados fósiles. Es excesivamente breve la noticia sobre los
trabajos paleobotánicos, que tan notables contribuciones han producido en la
Unión, y a los que se consagra en total once líneas.
Son, en cambio, interesantes las vistas de conjunto que Scuucnert expone
al considerar, en general, el desarrollo histórico de los estudios geopaleontoló-
gicos. Después del primitivo período místico, que puede decirse fué disipado
por el genio de Leoxarno De Vixcr, y del siguiente período « diluvial » del
siglo xvrr, que cede ante las teorías catastróficas de Guvier y su escuela, viene
el período evolucionista iniciado con la publicación del Origen de las espectes,
por Darw1x cuya repercusión como se sabe fuétan grande en el estudio de los
organismos vivientes como en el de los extimguidos y, por lo tanto, en el de
la geología.
Scuucnerrt califica al período actual como «sintético », sin definir explícita-
mente el sentido que atribuye a esta designación. Hay razón, más bien, para
dudar de que, después del magistral retrospecto geopaleontológico que el au-
tor nos presenta, pueda decirse que la época actual debe calificarse como esen-
cialmente sintética, cuando se piensa que las notables investigaciones recientes
de Warcorr sobre las faunas prepaleozoicas o proterozoicas nos dejan ver,
principalmente cuán grande es nuestra ignorancia del desarrollo primitivo de
la vida sobre la tierra, pues al hacer retroceder enormemente el límite de su
aparición, nos muestran que ya en aquella época remota estaban diterencia-
dos diversos grupos de animales, algunos de ellos altamente evolucionados... y
cuando los recientes estudios paleobotánicos enseñan que ya en el período de-
vónico se habían desarrollado todos los phyla de las criptógamas vasculares
actuales, aparte de otros extinguidos y notablemente especializados, y que en
el mismo período abundaban ya ciertas gimnospermas, sin que podamos con-
jeturar nada respecto de la historia pasada de grupos de plantas tan distintas
entre sí, cuyo origen aparece envuelto en el más « abominable misterio »,
como decía Darwix. Para una síntesis de conjunto sobre la aparición y des-
arrollo de la vida en nuestro planeta, síntesis que fuera el aboutissement de las
Cuónica 635
precedentes investigaciones, el momento actual parece, pues, poco indicado.
Con mayor razón pudo creerse hace cincuenta años que aquél era el período sin-
tético... Podría más bien considerarse característico de esta época el progreso
de las síntesis parciales de la historia de algunos de los grandes grupos de
organismos. cuya filogenia, en ciertos casos, ha sido trazada en forma mara-
villosamente clara: pero la síntesis de conjunto parece estar muy lejos.
Sin embargo, en el sentido más amplio y trascendental en que han encara-
do el tema los investigadores que el autor menciona en sus últimos párra-
fos, aquella síntesis se referiría más bien a las brillantes tentativas de hallar
por la experimentación, el lazo que une la materia orgánica y la inorgánica,
entre las cuales el autor (siguiendo a B. Mooxk, de cuyo librito reciente, Ori-
gin and Nature of Life, cita palabras casi textuales) encuentra que hay una
perfecta continuidad y, ya con un criterio más subjetivo, ve en ella « consis-
tencia, belleza y designio ».
Los capítulos II y IV se refieren también a temas geológicos : el progreso
en la interpretación de las formas externas de la corteza terrestre, por Her-
peeT E. GrecorY y de la estructura del globo terrestre por Josken BarkELt,
mientras que en el V, G. Oris Smrrm hace la historia del desarrollo de las
Geological Surveys de los Estados Unidos en los últimos cien años. Son muy
interesantes los puntos de vista que pone de relieve el artículo de Barre, al
mostrar el desenvolvimiento de las diferentes teorías sobre la estructura de la
tierra y la formación de las montañas, teorías que casi en su infancia, hacia el
primer tercio del siglo pasado, fueron trasplantadas de Francia e Inglaterra a
Estados Unidos donde bien pronto arraigaron y dieron frutos propios. Esta es.
una de las materias cuyo desarrollo puede seguirse mejor a través de los vo-
lúmenes del American Journal.
El capítulo VI, por R. S. LurL, se refiere a la paleontología de los verte-
brados. Como introducción hace el autor una reseña somera de los estudios.
paleontológicos en Europa y de los descubrimientos principales hechos en
otros continentes, entre ellos las ricas faunas fósiles de Sud América estudia-
das por el great Argentinian FLorextixo ÁmeGHINO y por algunos otros. La
obra realizada sobre huesos fósiles por los naturalistas norteamericanos es,
en general, conocida en sus rasgos principales, y demasiado vasta en sus de-
talles para poder resumirla aquí. Luz dedica los más extensos párrafos a la
obra de J. Lem (1823-1891), de O. Cu. Maxsn (1831-1899), de E. D. Cork
(1840-1897). La personalidad de este último ha sido, como se sabe, una de
las más interesantes que ha producido la América, por la amplitud y profun-
didad de su talento, que lo habilitó para dar nuevas interpretaciones y des-
arrollos a la teoría de la evolución orgánica, en la cual siguió, en gran parte,
las ideas primitivas de Lamarck.
Entre los autores vivientes dedica mayor extensión a S. W. WiLLisrox
(quien es, además de paleontólogo, la principal autoridad en insectos dípte-
ros), a W. B. Scorr, —yaH. F. Ossorx, cuyas últimas obras han despertado
636 PHYSIS (IV, 1919)
tanto interés. También recuerda la obra de J. B. Harcuen, fallecido en 1904,
cuyas exploraciones en Patagonia, por encargo de la Universidad de Prince-
ton, son bien conocidas de los estudiosos argentinos.
L. V. Pirssox contribuye con el capítulo VII, The Rise of Petrology as a
Science. El autor acepta la distinción entre petrografía, que es la simple des-
cripción de las rocas, y petrología, que es la ciencia de las rocas. En el des-
arrollo histórico de esta rama de la geología, una de las que se han independi-
zado más recientemente, se caracteriza como pelrográfico el período que si-
guió ala publicación de los tratados de RosexsuscH y ZirkeL en 1873, y como
petrológico el período siguiente, más o menos desde 1890 hasta la actualidad.
La obra de los geólogos norteamericanos como IrvixcG, Íbmines, DaLx, Was-
HINGTON, etc., ha producido también en este terreno resultados notables, que
el autor de este capítulo presenta en una síntesis breve, seguida de una útil
bibliografía (cuya ausencia se hace sentir en los otros capítulos). El capítulo
siguiente se refiere a los progresos dela mineralogía y ha sido escrito por W.
E. Forn. Se relaciona también, en gran parte, con la mineralogía la segunda
parte del mismo capítulo VII, por R. B. Sosman, sobre la obra del laborato-
rio geofísico de la Institución Carnegie de Washington.
Los capítulos IA y XA, consagrados a la química y a la física, han sido es-
critos por H. L. Werrs y H. W. Foork el primero, y por L. Pace el se-
gundo.
Finalmente, vienen los capítulos XI, sobre zoología, por W. R. Cor y XII.
sobre botánica, por G. W. Goopatr.
En el desarrollo de los estudios zoológicos en Norte América, el autor distin-
gue cuatro períodos : 1” El de la historia natural descriptiva anterior a 1847,
año de la llegada de Lours Acassiz: 2% El período de la morfología y embrio-
logía, 1847-1870, durante el cual la influencia de Acassiz fué predominante;
3> El período de la evolución, 1870-.8g0. caracterizado por el surgimiento y
apogeo de la teoría darwiniana: 4” El período de la biología experimental
desde 1890 hasta la actualidad, durante el cual se han realizado notables pro-
gresos en nuestro conocimiento de la naturaleza de los organismos por la
aplicación de los métodos experimentales. Los investigadores que se han des-
tacado en cualquiera de estos períodos son tan numerosos que no podría ha-
cerse en esta breve noticia más que una simple enumeración de sus nom-
bres. El autor considera que hasta ahora las más grandes obras en la zoología
de los animales invertebrados que se han hecho en Estados Unidos, son los
volúmenes sobre los corales y sobre los crustáceos por Daxa en la U. S. Ex-
ploring Expedition ya citada. En una época posterior, se destaca la actividad
de A. E. VenniLL que se ocupó de diferentes grupos zoológicos y fué asiduo
redactor del American Journal por muchos años. Particularmente notable
aparece la obra múltiple y brillante de Acasstz (padre) y lo fecundo de 'su in-
fluencia entre los jóvenes naturalistas de Estados Unidos, tanto entre los bió-
logos como entre los paleontólogos. Aumentan y hacen más general el interés
CrónicA 637
de este capítulo, los datos que contiene, no sólo sobre los autores y sus pu-
blicaciones, sino también sobre los museos, laboratorios biológicos y publica-
ciones periódicas del mismo carácter que han ido apareciendo en este lapso de
tiempo y que en la actualidad igualan o superan a las de cualquier país euro-
peo. Aquí van incluídas también las investigaciones de las últimas décadas
sobre las delicadas cuestiones de la citología en relación con la herencia bioló-
gica, otro terreno en que los naturalistas de aquel país han producido con-
tribuciones originales como las de E. B. Wirsow, E. L. Marx, Cowautw, F.R.
LiuLiE y varios otros. Nose puede dejar de mencionar, en este sentido, el
libro reciente de Morcax y sus discípulos sobre el Mecanismo de la herencia
mendeliana, una de las mejores obras de conjunto entre las muchas que en
los últimos años se han publicado sobre este tema difícil y aún debatido.
La mayor parte del capítulo sobre botánica está dedicada a Asa Gray, cuya
vinculación con el American Journal fué muy estrecha, pues figuró como co-
laborador desde 1837, pasando en 1853 a ser codirector juntamente con Daxa.
En este puesto trabajó muy activamente hasta su muerte en 1887, contribu-
yendo con un gran número de noticias críticas y bibliográficas que han mere-
cido ser reunidas en volumen posteriormente (1889) por el Prof. Sarcewr. En
los últimos años las contribuciones botánicas en el Journal han decrecido mu-
cho, pero en cambio se registran varios artículos paleobotánicos, especial-
mente por el Dr. WirLawb.
Se anuncia en la introducción que la Universidad de Yale publicará una
nueva edición, con adiciones importantes, de este número extraordinario del
American Journal.
M. D.-J.
pS
pS
PENES TI
BIBLIOGRAFÍA
Obras completas y correspondencia científica de Florentino Ame-
ghino. Edición oficial ordenada por el Gobierno de la provincia de Bue-
nos Aires, dirigida por ÁLrreDO J. TorcerLr: volamen Í, páginas 1 a 400,
La Plata, 1913; volumen Il, páginas 1 a 772, La Plata, 1914.
Han sido ya distribuídos los dos primeros volúmenes de esta colección en
la que se reunirán los escritos todos del gran sabio argentino, por cuya pro-
ducción científica aumenta día a día el interés de los estudiosos. Evidente-
mente, la idea de reimprimir todos los trabajos de Ameemixo y editar aque-
llos otros que nunca fueron publicados es no sólo plausible por la consagra-
ción que entraña, sino que también útil y de real provecho para las ciencias
naturales, por cuanto ha de facilitar sobremanera el estudio de la inmensa
labor de Amrcmixo, hasta ahora dispersa en variadas publicaciones de escasa
circulacion y difícil consulta.
Podemos, pues, en presencia de estos volúmenes, tributar un aplauso al
gobierno que costea esta reimpresión y al director de la misma que, con su
reconocida pasión por las ciencias, en medio de sus numerosas ocupaciones, ha
encontrado tiempo y espíritu para llevar a cabo tan enorme tarea.
Sería, sin embargo, el caso de preguntar si, como ha ocurrido en la reco-
pilación de obras completas de otros publicistas argentinos, no es un error
insertar en ellas aun aquellos trabajos que, ajenos a la especialidad del autor,
por mucho que puedan interesar a los cultores del detalle y a los intereses.
del editor, en nada contribuyen a destacar la importancia de su obra y que,
por el contrario, recargan pesadamente su estructura y vienen, en realidad,
a desempeñar la función de esa vegetación parasitaria que se enreda en el ya
de sí frondoso árbol de las selvas y amenaza ahogarlo.
Para concretarnos al caso de Amecnixo, no hay duda de que la reimpresión
y vulgarización de sus obras fundamentales — que no son pocas — bastaría
para las necesidades de la ciencia. Es cierto que con la publicación íntegra de
sus escritos, según se hace en la serie que comentamos, puede seguirse, paso:
BinLi0GRAFÍA 639
a paso, el método de estudio de Amecnixo, la progresiva ampliación de sus
conocimientos, la génesis y el desarrollo de sus teorías y su honestidad cien-
tífica, que no vacila en rectificarse a medida que nuevos descubrimientos vie-
nen a demostrarle infundadas anteriores aserciones. Pero todo eso es, eviden-
temente, secundario y aun puede prestarse a confusiones si el director de esta
publicación omite remitir al lector a la opinión definitiva del sabio, cada vez
que publica un trabajo que, en otros posteriores, será en todo o en parte co-
rregido.
Los volúmenes hasta ahora distribuidos se titulan : Vida y Obra del sabio,
y Primeros trabajos cientificos. Como lo indica su título, el primer volumen
está enteramente dedicado a la recopilación de los escritos necrológicos apare-
cidos con ocasión del fallecimiento de Amremso, a los discursos pronunciados
en la misma oportunidad o en otros actos realizados en su memoria, segui-
dos de una completa bibliografía y precedidos de un prólogo del director de
la reimpresión. Este prólogo, distintamente a lo que se acostumbra para esta
clase de obras, contiene numerosas anécdotas de la vida privada del sabio, las
cuales nos lo presentan bajo un nuevo aspecto, a veces desconcertante y que,
de cualquier modo, distan de darnos una idea acabada de la personalidad
científica de ÁMEGHINO.
En el segundo volumen se han agrupado los siguientes trabajos, realizados
en los comienzos de su carrera científica y una gran parte durante su perma-
nencia en Europa:
Nouveauzx debris de l? homme et de son industrie mélés a des ossements d'ani-
mauz quaternatres recuellis aupres de Mercedes (République Argentine); No-
tas sobre algunos fósiles nuevos de la formación pampeana ; El hombre cua-
ternarto en la Pampa (se conservaba inédito); Diario de un naturalista ;
Ensayos de un estudio de los terrenos de transporte cuaternarios de la Provincia
de Buenos Aires; El hombre fósil argentino ; Noticias sobre antigiedades indias
de la Banda Oriental ; L?homme préhistorique dans le bassin de la Plata; The
man of the pampean formation ; Catalogue spécial de la Section Anthropologique
et Paléontologique de la République Argentine a l”Exposition de Paris (1878);
homme préhistorique dans"la Plata; Inscripciones antecolombinas encontradas
en la Republica Argentina; La plus haute antiquité de l*homme en Amérique ;
Armes et instruments de l'homme préhistorique des Pampas ; Les mammiferes
fossiles de l? Amérique du Sud; Sur quelques eswcurstons aux carriéres de Chel-
les. Superposition du Moustérien au Chélleen et du Robenhausien au Moustérien ;
Nouvelles recherches sur le gisement de Chelles; Recherches sur le gisement de
Chelles ; Etude sur le gisement de Chelles; Le quaternawe de Chelles; Taqui-
grafía Ameghino : nuevo sistema de escritura, único que permite seguir la pala-
bra del orador más rápido. — M. A. Vicxartr.
Supersticiones y leyendas. Región Misionera. Valles calchaquíies.
Las Pampas, por Juas B. AmBroserrI. Con una introducción de SaLva-
64o PHYSIS (IV, 1919)
O
DOR DEBENEDETTI, 1 volumen, 239 páginas, edición de La Cultura Argen-
tina, Buenos Aires, 1917.
Contiene esta obra póstuma del eminente arqueólogo un abundante caudal
de datos relativos a las supersticiones y leyendas de las regiones misionera,
calchaquí y pampa, todas sumamente interesantes y de gran provecho para
los cultores de estos temas. Constituyen estos capítulos, según expresa el edi-
tor, los apuntes preparados por ÁMBROSETTI para una serie de artículos que *
se proponía escribir como continuación de los ya aparecidos en la primitiva
Revista del Jardín Zoológico. Dichos apuntes han sido ordenados por su dis-
cípulo y continuador, doctor SaLvaDorR DEBENEDETTI, quien también ha es-
crito el notable prólogo que los precede.
En sus largos y continuos viajes pudo ÁmBroseETTI recoger sobre el terre-
no — por así decirlo — ese cuantioso material folk-lórico que ahora nos exhi-
be con la atrayente sencillez que caracteriza todos sus escritos y que nos hace
conocer y salva del olvido, para futuros estudiosos, usos y tradiciones que ya
van siendo raras y tienden a desaparecer por completo a medida que se ex-
tiende la europeización del país. — M. A. Y.
Nuevas investigaciones biométricas sobre las primitivas poblacio-
nes de la Patagonia, por CarLos A. Maruti, Anales del Museo Nacional
de Historia Natural de Buenos Atres, tomo AXA, páginas 197 a 236. Buenos
Aires, 1919.
El autor que, desde hace años, viene especializándose en esta clase de estu-
dios completamente descuidados en nuestro país, en este nuevo trabajo apli-
ca el cálculo de las probabilidades y delicados procedimientos de investigación
a los datos ya aparecidos en otras de sus publicaciones anteriores. — M. A. Y.
Sobre la nieve penitente de los Andes argentinos, por el doctor Juan
Kurmet. Anales del Ministerio de Agricultura de la Nación. sección Geología,
Mineralogía y Minería, tomo XIl, número 4, S4'páginas, S láminas. Bue-
nos Aires, 1918.
Esta nueva monografía del doctor KermeL constituye seguramente el estu-
dio más prolijo y acabado acerca de ese fenómeno característico de los Andes
argentinos que, según la expresión del autor, «si no se encontrase en sitios
tan remotos ya hubiera originado una bibliografía especial »,
El autor hace un análisis detenido de las diversas hipótesis formuladas pa-
ra explicar esa singular estructura de la nieve y, después de examinar, con
minuciosidad y método, las circunstancias todas en que se realiza el fenóme-
no, adhiere a la opinión sustentada por HauruaL, señalando como causa prin-
cipal, sino única, la radiación solar. En cuanto a la influencia de los vien-
BirLi0GRAFÍA 641
tos, sostenida por otros autores como agente capaz de dar forma a otra clase
de penitentes, cree el autor que semejante teoría debe abandonarse por com-
pleto ya que no ofrece resistencia a una crítica razonada. — M. A. V.
Folklore argentino. Santos Vega, por Roserr Leumaxy-Nrrscue. Bole-
tín de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba (República Argentina),
tomo XXIL 436 páginas, Buenos Aires, 1917.
Este nuevo trabajo extiende, en forma un tanto alarmante, el radio de
las excursiones del autor dentro del campo del criollismo, en la acepción
menos seria de la palabra. Van siendo ya demasiado numerosos los estudios
de esta índole publicados por el doctor Lemmann-NrrscmeE para que puedan
considerárseles como disculpables sueñecitos de Homero y forzoso será tomar
en serjo esta desviación de las indiscutibles condiciones de investigador que
caracterizan al autor, bien que lamentando siempre que el tiempo y los vo-
lúmenes empleados en esta obra no hayan sido aplicados a trabajos de más
enjundia. Este reproche ha de ser, evidentemente, más severo para la Acade-
mia de Ciencias que, creada para estudiar y hacer conocer a la Argentina en
su aspecto físico, se desvía de su finalidad al prohijar obras del carácter de la
que nos ocupa, tanto más, cuanto que el Santos Vega de Lenmans-NrrscHE
carece de los méritos necesarios para explicar una excepción. — M. A. V.
Una momia de Salinas Grandes (Puna de Jujuy), por Eric Bomax.
Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, tomo LXXXV, páginas g2 a
102, Buenos Aires, I1gI8.
Descripción detallada de la momia de un niño, encontrada el año 1903 en
las Salinas Grandes de Jujuy y que se encuentra actualmente en el Museo
Nacional de Buenos Aires. El más interesante de los detalles de esta momia
es, como lo hace notar el autor, la evidencia de que la criatura fué muerta
por extrangulamiento en algún sacrificio de carácter religioso. Estos sacrifi-
cios humanos que parecen haber sido bastante frecuentes en el territorio in-
cásico no habían sido, sin embargo, constatados en latitudes tan bajas. El
descubrimiento de Salinas Grandes nos demuestra ahora que la bárbara cos-
tumbre era general en todo el vasto imperio.
La monografía está presentada con la minuciosidad y dominio del tema
que todos reconocen en el señor Bowman. — M. A. Y.
Las doctrinas de Ameghino La tierra, la vida y el hombre, por Josk
INGENIEROS. 221 páginas, Buenos Aires. 1919.
El doctor IscexierRos, cuya abundante producción científica y literaria lo
coloca en un sitio destacado entre los intelectuales del país, nos da con este
642 PHYSIS (1V, 1919)
nuevo trabajo, un tanto apartado de su conocida especialidad, una prueba
más de sus variadas e innegables dotes. Ha tratado de compendiar en un bre-
ve y manuable volumen los estudios y teorías de Amecuixo, a fin de hacerlas
asequibles al mayor número posible de estudiosos. Y, por cierto, que lo ha
conseguido con notable éxito, por mucho que puedan señalársele algunos lu-
nares que, si no conviene dejar sin tacha, no disminuyen, sin embargo, el
mérito de este trabajo.
Sea permitido, primeramente, indicar que los interrogantes que formula
en páginas 178-9 son, en gran parte, por su misma forma dubitativa, otras
tantas dudas acerca del verdadero valor de la obra de Ameemixo y en las cua-
les el autor parece atribuir una gran importancia a las críticas formuladas
por los especialistas europeos contra los trabajos de Amecmixo, cuando, tal
vez, un estudio más a fondo le hubiera convencido que muchas de esas críti-
cas son absolutamente insostenibles.
Insostenible es, igualmente, la opinión del autor cuando asegura que ÁmeE-
cuuxo atribuía al hombre un origen poligenista y monofilético — pág. 170, —
lo cual es netamente contrario a lo sostenido por el sabio quien —para dejarle
a él la palabra — decía: /l est évident que l" homme ne doit pas étre apparu sur toute
la surface de la terre ú la fois ; ul doit avoir eu un commencement et un point de
départ... Nous en concluons que lorigine et le centre de dispertion de l"homme
est la moitié méridionale de l?Amérique du Sud (FLorenrixo ÁmecHiNO, L”Age
des formations sédimentaires tertiaires de l' Argentine en rélation avec l*antiquité
de l?homme, en Anales del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Altres,
tomo XXII, 72, Buenos Aires, 1912 [1911])).
No son estos, por cierto, los únicos errores en que ha caído IscentEROS al
interpretar la extensa obra de Amecutwo, pero, de todas maneras, es su libro
el más acabado que se ha publicado sobre el sabio, hasta estos momentos.
Escrito con el brillante estilo que luce en todas los producciones del autor,
su lectura es sobremanera agradable y fácil su inteligencia, a lo cual contri-
buyen grandemente los numerosos cuadros y esquemas que van intercalados
en el texto. — M. A. V. E
Estudios paleontológicos, presentados en la Primera Reunión Nacional de
la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales, Tucumán, 1916, por CarLos
AmtEGHIxO, páginas 140 a 169, 8 láminas, Buenos Aires, 1919.
Como su título lo indica, contiene este folleto la contribución científica
aportada por don CarLos Amecnixo al éxito de la Primera Reunión Nacional
de la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales. Los diversos trabajos que
contiene de índole variada, pero tratados todos con la competencia y claridad
que distinguen al autor, son los siguientes :
I. Los yacimientos fosiliferos del valle de Santa María en Catamarca y Tu-
camán. Discurso inaugural pronunciado por el autor en su carácter de presi-
[=7)
=
Do
BiuLio0GrArÍA
dente de la sección Paleontología y en el cual se pasa revista a la bibliografía
de los estudios paleontológicos realizados en la región y se enumeran las es-
pecies fósiles que han sido señaladas.
Aprovecha la oportunidad para señalar que en el araucano de Monte Her-
moso, no existen —como hasta ahora se creía — verdaderos Typotherium,
sino que los así determinados pertenecen, por los caracteres que especifica a
un nuevo género que denomina Typotheriodon (n. g.) tipo: Typotherim
maendrum ÁMEGH., 1987.
IL. Sobre mamiferos fósiles del piso araucanense de Catamarca y Tucumán.
Se describen : un género y especie nuevas de gliptodontes de la familia Scle-
rocalyptidae, denominada Kosclerocaliptus Lillov; una pelvis de un represen-
tante fósil de los Mirmecofágidos, denominada Neotamandua magna; un ma-
xilar de un Plesiomegatheriam, interesante por las diferencias que pueden
constatarse entre ese género y el verdadero Megatherium Cuv.
II. Sobre algunos huesos fósiles que presentan surcos erróneamente atribui-
dos a la acción del hombre. Breve comunicación donde el autor comprueba
que ciertos surcos de los huesos fósiles que algunos investigadores atribuyen
al trabajo del hombre son simplemente caracteres anatómicos.
IV. Sobre un colmillo del oso fósil (Arctotherium) del ensenadense de Buenos
Atres, trabajado por el hombre contemporáneo. Con el descubrimiento de este
colmillo, encontrado por un empleado del Museo, viene a evidenciarse que
la industria de trabajar los colmillos de los grandes mamíferos para hacer de
ellos unos cuchillos rudimentarios estaba muy extendida entre los primitivos
habitantes del territorio argentino. Es muy importante este descubrimiento
por cuanto anula las pueriles críticas formuladas a otros restos semejantes —
colmillos de Machaerodus trabajados en igual forma — y a los cuales se atri-
buía, por falta de documentación del hallazgo, un origen actual.
V. Sobre algunos restos humanos fósiles descubiertos por el doctor Carlos
Díaz, en Rio Hondo, y sobre el arma de piedra que los acompañaba. Monografía
de carácter arqueológico, presentada con el propósito de hacer conocer una
punta de lanza, semejante a las de la provincia de Buenos Aires y Patago-
nia, pero que, a diferencia de éstas, se halla tallada sobre ambas caras y que
corresponde a las estaciones del Solutré del paleolítico europeo. Menciona,
además, el descubrimiento de los restos humanos de Ovejero y hace una bre-
ve reseña geológica del territorio de la provincia de Santiago del Estero.
VI. La cuestión del hombre terciario en la Argentina. Resumen de los princi-
pales descubrimientos hechos después del fallecimiento de Florentino Ameghino.
En este trabajo se resumen los descubrimientos hechos hasta esa fecha en la
costa de Miramar. A más de los objetos de carácter arqueolítico que presenta,
da a conocer el hallazgo de una porción de la columna vertebral de Toxodon
(3) chapalmalensts, en la que se hallan incrustadas dos puntas de cuarcita, en
todo semejantes a la que fué hallada en el fémur de Tozxodon (?) que ante-
riormente hahía hecho conocer. Realizados todos estos descubrimientos por
644 PHYSIS (1V, 1919)
distintas personas y en presencia de diversas comisiones de hombres de cien-
cia, cree el autor que no es posible abrigar dudas acerca de la contemporanei-
dad del ser que trabajó y usó aquellas armas y de los animales en cuyo cuer-
po se encontraron. —M. A. Y.
El Hornero, tomo Í, número 4, septiembre 1919. Revista de la S. O. P. para
el estudio y protección de las aves de la Argentina y países vecinos.
Los progresos de la S. O. P. no sólo pueden apreciarse por el número de
socios que constantemente ingresan, sino también por el adelanto de su
revista.
El número que nos ocupa trae, en la sección de artículos especiales, trece
trabajos de sistemática y biología, lo que le hace doblemente interesante.
Ellos son :
R. Dabbewe, Lariformes de la República Argentina, 3* parte. — Con este
artículo termina su autor la monografía sobre los Lariformes: como los ante-
riores de los números 2 y 3, trae claves de los géneros y especies, y distribu-
ción geográfica de estas últimas.
C. A. MarzLtt, Sobre el contenido del estómago de algunas aves. — Este tra-
bajo aporta interesantes datos biológicos para saber con seguridad el régimen
alimenticio de muchas aves. Su autor no se ha concretado a anotar si vió o no
alos individuos preferir tal o cual alimento, sino que ha revisado prolijamente
sus vísceras. Sólo de este modo se puede afirmar o negar.
J. KosLowsky, El Caburé « Glaucidium nanum », raro caso de mimetismo (1
lám.). —Se expone el caso de mimetismo que presenta esta especie. Una cara
simulada en la nuca del animal, hecho que tal vez él lo aproveche para su de-
fensa o ataque. ;
KR. DabbeEnNE, Votas sobre una colección de aves de la isla de Martín Garcia. —
Con este artículo se termina la lista de las aves de Martín García, según colec-
ciones hechas allí, que se venían publicando desde el número 1.
A. Carposo, La ornitología fantástica de los conquistadores (4 fig.). — Con
este artículo termina la publicación que, bajo este título, viene haciendo su
autor. En ella se puede dar cuenta de la escasa cultura de los conquistadores,
que dió margen a tanta fantasía.
A. me W. Berromt, Especies de aves nuevas para el Paraguay. — Se enume-
ran r/ especies de aves nuevas para esa región.
KR. Dabbexe, Especies de aves poco comunes o nuevas para la República Argen-
tina. Se enumeran 22 especies, de las que 13 son nuevas para la región.
C. S. Rep, Breves notas acerca de nidos y huevos de algunas aves de Mendoza
(1 fig.). — Su autor hace este estudio sobre 11 especies de aves de la región.
M. DorLLo-Jurano, Notas sobre nidos de horneros (1 lám.). — Acompaña al
trabajo una lámina, donde está en fotografía un nido del F. rufas y otro del
Í?. eristatus, con el que lo compara, y los cortes respectivos de unos y otros. Es
BinLioGRArÍA 645
un estudio prolijo, con observaciones exactas. Su «origen probable de la es-
tructura del nido de los horneros » indagado desde los próximos parientes, es
bastante aceptable. Dilucida además en este trabajo, su autor, una cuestión de
nomenclatura, ala vez que da margen a otras indagaciones de esta naturaleza.
Nos dice el autor que deja «para una próxima oportunidad el estudio más
detallado de algunas otras particularidades del nido del hornero » ; es de desear
que lo que falta no se haga esperar mucho. Ya que se conocen las poesías, que
el emblema de la S. O. P. ha sugerido, bueno es conocer exactamente su bio-
logía.
A. me W. Berroxi, Apuntes sobre aves del Paraguay. — Son observaciones
biológicas sobre aves de aquella región.
H. Aubroserrt, Notas sobre algunos rapaces. — El infortunado autor da a
conocer algunas observaciones biológicas sobre las especies : Buteo Swainsont
(Bonab.), Cerchnets sparverius australis (Ruo.) y Elanus leucuraus (ViB.).
P. Seré y J. KR. Bázz, Observaciones sobre nidos de horneros. — Según los
autores, parece hubiese una tendencia en colocar la abertura a la derecha del
observador, aunque sin poder llegar a una conclusión definitiva.
K. Dabexe, Nido y huevos del tiránido « Phylloscartes ventralis angustiros-
tris y (1 fig.). — Se corrige el error aparecido en el número anterior, por equi-
vocación.
El nido de Phylloscartes ventralis angustirostris que se publica en el número
anterior, no pertenece a esta especie, sino a Rhynchocyllus sulphurescens, y se
acompaña una figura del nido de la primera especie.
En el movimiento social, se da a conocer los envíos de aves recibidos, medio
necesario y preciso de poder saber la distribución geográfica de las especies.
En informaciones, se sigue publicando el artículo de James BuckLanD, que
hace algún tiempo apareció en la revista de agrónomos Nuestra Tierra.
La bibliografía, llevada por un especialista competente, hace que sirva de
ejemplo para otras revistas que carecen en absoluto de ella. — A. C.
Sobre el desarrollo intraovarial de Jenynsia lineata (Nota pre-
liminar), por María IsabeL Hyirox Scorr. Anales de la Sociedad Cientifica
Argentina, tomo 86, páginas 349-354, 1grS.
La Srta. Scorr ha realizado un estudio sumamente interesante sobre el
desarrollo embriológico de este pececillo vivíparo, común en nuestros arroyos
y lagunas, y anticipa aquí, como lo dice el título, un resumen previo de sus
conclusiones, reservando la publicación completa para la Revista del Museo de
La Plata.
La autora ha descubierto un hecho realmente curioso y que vale por sí solo
toda una investigación. Cuando el embrión alcanza, dentro dela cavidad ová-
rica, unos 7 a 8 milímetros de longitud, y después de haber estado libre en
646 PHYSIS (IV, 19109)
dicha cavidad, contrae con las paredes de ésta una adherencia particular. Los
repliegues de la mucosa uterina penetran profundamente por la abertura
branquial del embrión, que de este modo queda fijo y en parte envuelto por
el crecimiento de aquellos repliegues que lo envuelven casi por completo. Los
repliegues están ricamente vascularizados y los vasos sanguíneos se disuelven
en una red capilar periférica. Esta comprobación, junto con el hecho de que
estas membranas penetren precisamente en la cavidad branquial de los em-
briones, hacen muy verosímil la suposición de la autora, de que esta disposi-
ción tendría por objeto proveer, por ósmosis, a la oxigenación de la sangre de
los embriones por medio de la de la madre.
Parece, pues — aunque no haya continuidad o anastomosis entre los vasos
maternos y los embrionales, — que se trata de una forma particular de pla-
centación. — M. D.-J.
Las hormigas dela República Argentina. Subfamilia Ponerinas, por
AncuL GaLLarbo. Anales del Museo nacional de Historia Natural de Buenos
Atres, tomo AXX, páginas I-112, 1918.
Después de la publicación de las Dolicoderinas, el Dr. GaLLarDbo nos pre-
senta en esta nueva contribución al conocimiento de los formícidos argenti-
nos, a las Ponerinas, subfamilia la más primitiva de las cinco que compren-
den a las hormigas.
En este estudio cita el autor 30 especies, » subespecies y 3 variedades, dis-
tribuídas en 13 géneros.
Después de una corta introducción y generalidades acerca de esa subfamilia,
pasa a dar los caracteres, etología y diversas divisiones de la misma, entrando
luego a tratar de los géneros, especies y variedades, dando la correspondiente
sinonimia, bibliografía y otros datos.
Trae también este trabajo numerosas claves genéricas y específicas, y una
serie de dibujos.
Al final una lista bibliográfica y un índice general. .
Es de lamentar que el Museo Nacional haya cambiado de imprenta, pues
desde que se tomó esa resolución ha desmerecido mucho la impresión de sus
publicaciones. — Lazer.
Description d'un Chalcidien gallicole de la République Argentine,
por J. Brerues. Ball. Soc. Ent. Fr., número 3, páginas 82-84, 1918.
En esta nota describe su autor un nuevo género y nueva especie de calcí-
dido galícola llamada Tragicola Haumant n. gen. et n. sp., en honor del Prof.
L. Haumax, quien encontró las agallas de donde nació este insecto.
La planta parece ser una Euforbiácea del género Tragia, probablemente T.
volubilis, habiendo sido hallada en Conchitas (FF. €. S.). — £.
BintroGrAríA 647
Nephila riverai, nouvelle araignée argentine, por J. Brerues. Bull.
Soc. Ent. Fr., número 15, páginas 216-216, 1918. '
Trata el autor en esta nota de la nueva especie de araña, cuyo nombre va
en el título de la misma.
Da la descripción de la hembra, cuya seda, al parecer, podría tener aplica-
ción industrial.
Fué hallada en Curuzú-Cuatiá (prov. de Corrientes). — L.
Los Tisanópteros, por €. E. Porter. Actes Soc. Se. Chili, tomo AMV, pá-
ginas 64-83, 1919.
Constituye este trabajo una conferencia de vulgarización dada por su autor
en la Sociedad Científica de Chile el 4 de agosto del año en curso.
Después de hablar de generalidades, morfología, anatomía, desarrollo y cla-
sificación del orden de referencia, se ocupa de las especies chilenas y de dos
otras introducidas, de las cuales da la sinonimia, bibliografía, plantas donde
han sido halladas y otras particularidades.
Ilustra el trabajo algunas fotografías y dibujos, concluyendo con la lista de
las publicaciones chilenas, donde se citan los tisanópteros de Chile.
Notes sur le genre Astylus Cast. et description de deux espéces
nouvelles, por M. Pic. Ball. Soc. Ent. Fr., número 10, páginas 189-189,
IgLO-
En estas notas describe el autor una nueva especie de melirido argentino
capturado en Tucumán y que ha sido bautizado con el nombre de Astylus
viridivitiatus.
El otro Astylus nuevo procede del Brasil y es el A. luteocinctus. — L.
Cerambícidos argentinos nuevos o poco conocidos, por . Brucu. Re-
vista del Museo de La Plata, tomo AXIV, páginas 7-29, 1919.
En este estudio se ocupa su autor de las especies del género Holopterus Bi.
y de otros cerambicidos braquípteros.
Para el citado género propone la división en dos subgéneros que llama /fo-
lopterus s. str. y Holopteridius n. subg.
Sigue luego la bibliografía principal de las especies del género y la descrip-
ción de todas las especies representadas en el país.
Las especies nuevas son las siguientes: H. patagonicus, H. ochraceus, H.
Reedi, H. Richtert.
Las otras especies nuevas descritas como perteneciendo a los cerambicidos
648 PHYSIS (1V, 1919)
braquípteros son: Methia argentina, Parepimelitta n. gen., P. gouneller y Pasi-
phyle aaricollis.
Las descripciones de las especies arriba citadas van acompañadas de nítidos
dibujos de conjunto y de detalle. — Ltzer.
Flora y fauna de la provincia de Santiago del Estero, por ÁnreNor
ALvarz. Santiago del Estero, 1919.
Con título tan prometedor se ha publicado esta obra que hubiese debido ser muy
útil, pero que en realidad es tan mediocre, que sólo por algunas buenas láminas que
la ilustran merece figurar en bibliografía científica. Sin insistir por el momento sobre
el hecho lamentable de que se haya podido producir obra tan mediocre, publicada
con dinero del erario (subvención de 15.000 pesos por la provincia de Santiago del
Estero), nos limitaremos en reproducir aquí los párrafos más salientes de una crítica
de la obra, publicada en la ciudad de Tucumán y que, a pesar de la circunstancia sen-
sible de ser firmada con pseudónimo, queda el valor que le confiere el hecho de que
se haya puesto el crítico bajo:la égida del prestigioso naturalista tucumano doctor
Miguel Lillo :
El Sr. ALvarez, «convencido de la utilidad de divulgar estos estudios tan
descuidados entre nosotros y que hasta ahora nadie les había prestado aten-
ción en forma de investigación científica », hace con la publicación de ese
laberinto, una tentativa que, en verdad, puede calificársela de desastro-
sa. En ella dice: «creo cumplir con un deber de patriotismo en poner
estas monografías a disposición del gobierno de la provincia », y trata de pre-
sentarse, aunque sin conseguirlo, como un hombre de ciencia que trabaja en
beneficio de su patria, sin esperanzas de gratitud, mi asomo de recompensa.
También dice que «la tarea ha sido ardua, debido a la falta completa de estu-
dios de esta naturaleza en nuestra provincia », pero no dice que ha « aprove-
chado » a su manera, es decir, haciendo una malísima recopilación, todos los
trabajos ajenos que ha encontrado, sin discernir siquiera los buenos de los
malos, sin cuidarse de tener en cuenta la época en que fueron escritos y de no
copiar los errores de impresión que algunos contienen.
En conclusión, diré que el autor no sólo no ha estudiado, sino que ni si-
quiera ha copiado bien lo que ha copiado, es decir, la mayor parte del libro,
del cual nos amenaza con una segunda edición; y que la obra de ÁLvaREz se
ha reducido a tergiversar el sentido de las ideas de algunos autores, adaptán-
dolas a sus escasos conocimientos y a reunirlas sin orden alguno. Agréguese a
esto, que dice haber consultado (pág. 117) obras que no existen, tal es la de
« Lorewxtz, P. G., Flore argentine » (1), nombre copiado por ÁLvarez del Catá-
logo de historia natural de Corrientes, por N. Rosas Acosta, página 51, 1897,
es decir, que hace suyo lo que es producto de la imaginación de este último.
(1) Este trabajo existe (cf. Lorewrz, P. G., Flore Argenline, im Nave, R. La Republique Ar—-
gentine, pág. 71-121, Buenos Aires, 1876. (VV. de la R.)
BIBLIOGRAFÍA 649
Además, es dudoso que lo haya hecho con las de Grisesacu, ÁA., Symbolae ad
floram argentinam, 1879, y La végétation du globe e Hizroxwmus, Y., Plantae
diaforicae florae argentinae (no flora argentina), 1886, obra, como las anterio-
res, de GriseBACcH, citada por Lirio en Flora de la provincia de Tucumán (Bol.
Of. Quim., t. L, entrega 3*, 1888), de la cual, así como de la de Hassten, E.,
Contribuciones a la flora del Chaco argentino-paraguayo, 1909, pudo obtener
datos de verdadero valor. No sucede lo mismo con las de Bera, C., Enumera-
ción de las plantas europeas que se hallan como silvestres en la provincia de Bue-
nos Atres y en la Patagonia, 1877; Tuaxs, C., Delectas seminum et fractuumn
quae Hortus Botanicus Munieipalis Bonariensis collectorum et quae promutua per-
mutanda opperentar, 1900, y Seecazzixt, C., Flora de la provincia de Buenos
Altres, 1909, que, en el caso presente, no pudieron prestarle ninguna utilidad.
Luego cuenta, en la pretendida Bibliografía, que ha consultado la de «Tra-
sur, C., Botanique médicale, 1898 » y la ya citada de Rosas Acosta, del cual
dice Haumax, en los Anales del Museo de Historia Natural de Buenos Atres, 1917
(pág. 399, art. Quelques Orchidees de l* Argentine) : «Me es imposible tomar en
consideración desde el punto de vista sistemático, los trabajos de este autor,
puesto que los nombres botánicos que publica parécenme tener el mismo valor
que el Anthropus hybridus Rosas, bajo el cual es descrito (pág. 17 y ror) el
habitante de la provincia de Corrientes. »
Por el reducido número de obras consultadas que figuran en la Bibliogra-
fía, por la deficiencia de algunas de ellas y por el ilimitado número de errores
que comete en toda la obra, es fácil comprender que el autor desconoce las
fuentes bibliográficas, grandes obras clásicas, revistas, museos, colecciones,
etc., etc., es decir, todo lo que un mero aficionado procura conocer antes de
abordar cualquier estudio de ciencias naturales. Se puede comprender tam-
bién que, dicho señor, no tiene noción del grado de importancia a que ha
llegado la ciencia botánica, y, mucho menos, de los conocimientos que se
requieren para poder emprender, con probabilidades de éxito, un estudio de
la naturaleza de una flora.
Sólo por ignorancia pudo el Dr. Áuvarez tratar de llevar a cabo tan grande
empresa, sin apreciar debidamente sus conocimientos: es el caso de un niño
que arroja piedras contra el sol.
A fin de evitar incertidumbres sobre los párrafos anteriores, examinar
unas pocas páginas de las que constituyen ese enredo.
Dice en la página 3g : « Concordando con las ideas biológicas del director
del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Dr. ÁxcrL GaLLarDo (Zoología) y
del profesor de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Ing. Haumax Merck
(Botánica), hemos seguido el método de clasificación adoptado por estos natu-
ralistas para la flora y la fauna respectivamente, con ligeras modificaciones
para facilitar el estudio » ... «y podemos considerar que la clasificación adop-
tada es la más moderna y la que se encuadra mejor a los últimos adelantos de
las ciencias naturales ».
650 PHYSIS (IV, 1919)
Esa clasificación, tanto botánica como zoológica, no sólo no es moderna,
sino que es antiquísima. En la Zoología de GarLarDo no pudo haber encon-
trado el «orden Carniceros » (pág. 168), que comprende a los Carnívoros,
Insectívoros y Quirópteros, pertenece a los Unguiculados de Cuvikr. Clasifi-
cación que ningún zoólogo emplea. Hay más aún : separa del « orden Carni-
ceros». que debe respetar según dicha clasificación, los Quirópteros, con los
cuales forma un orden aparte. No digo con esto que los Quirópteros y los Car-
nivoros puedan ser reunidos en un mismo orden, sino que quiero hacer notar
que ÁLVAREZ no respeta ni aún el sistema que emplea.
El autor desconoce, entre otras cosas, la serie filogenética de los mamífe-
ros, aunque pretende basar su pseudo-clasificación en la « filogenia y ontoge-
nia », pues coloca a los Desdentados. unos de los más inferiores de los ma-
miferos, después de los Perisodáctilos, Artiodáctilos y Roedores, mamíferos
que evidentemente son superiores a los Desdentados, es decir, que están más
próximos al hombre. No es extraño que coloque a los Marsupiales después de
los Desdentados, Roedores, Artiodáctilos y Perisodáctilos ; errores que deben
clasificarse de herejía científica, desde el punto de vista de la clasificación ac-
tual, máxime si se considera que ese señor que habla de filogenia y ontoge-
nia, hace alarde de haber leído las obras de AmeGHnIxo.
Al decir « hemos seguido la clasificación adoptada por estos naturalistas »
(GarLarDo y Hauman), el autor falta a la verdad, pues el primero adopta, con
ligeras modificaciones, la clasificación de PerrrerR — según lo dice en su Zoo-
logía, obra elemental, — la que está muy lejos de ser la pseudo-clasificación
que el autor crea y pretende hacer pasar como de aquél.
En lo que se refiere a la flora, ¿no sabe el Dr. ÁLVAREZ que Hauman emplea
el sistema de ExcLerR (Syllabus der Pflanzenfamilien, 1907), y que la omisión
de varias clases es inadmisible?
En su pretendido «primer estudio », parece confundir Bacterios (Esquizo-
micetas) con Bacteriáceas (pág. 43): las Bacteriáceas son Bacterios, pero no
todos los Bacterios son Bacteriáceas. S1 al decir Bacterios no quiso significar
el orden de las Esquizomicetas, sino la familia de ese nombre, ha incurrido
en mayor error al incluir en ella especies pertenecientes ar la familia de las
Cocáceas.
En cuanto a los Hongos han sido copiados de la obra de SpPrEGAzzIM
(Fungi argentint, 1899, 1m An. del Mus. Nac. Hist. Nat. Bs. As.,t. VI, pág. 81
a 307), sin tener en cuenta que varios de ellos no existen en Santiago del Es-
tero. De esos 15, las dos especies de dudosa existencia, «agaricus albas Dec. y
agaricus pantherinus L. », lo han sido de la obra de Rosas Acosta (pág. 193
y 220).
Puede notarse, en lo que copia, la falta de sano criterio para seleccionar.
Así, entre los Líquenes (pág. 50) incluye las ideales especies creadas por Royas
AcosTA.
Todas las especies de Musgos que cita (pág. 52) han sido copiadas, sin limi-
BIBLIOGRAFIA 651
tación alguna, de la Geografía de Córdoba, por Rio y AcuávaL, 1904 (cap.
Flora, por F. Kurtz, pág. 290-309).
De las 26 especies de Polipodiáceas que cita (pág. 52), sólo 3 pueden existir
en la provincia de Santiago y 23 han sido copiadas de la Flora de la provincia
de Tucumán, sin tener en cuenta el área de dispersión de las mismas.
El número y el nombre de las especies que el autor cita en las familias de
las Hidropterideas, Equisetáceas, Licopodiáceas y Selagineláceas, es igual al de
las especies que figuran en la Fora de la provincia de Tucamán (pág. 112 y 113).
De las 6/44 especies de Fanerógamas que cita, 510 han sido copiadas de la
obra de LiLLo, Flora de la provincia de Tucumán, sin cuidarse siquiera de no
copiar los yerros de imprenta; por ejemplo, (pág. 64): Tillandsia cireinalis
Gris., nombre con que figura por error en la página 105, la Tillandsia circi-
nalis Griseb. (= T. Duratu Vas.)
He aquí algunos ejemplos que corroboran el aserto anterior :
La Ephedra rupestris BexrH. no existe en la provincia de Santiago del Es-
tero, es una planta de la región de la Puna.
Las Gramíneas : Paspalum enneaneuram Guis., P. insuluriss Hook. no existen.
Paspalum elongatam Gras., Oplismenas loliccens Lam., Agrostis canescens
Guis., Á. rosea Gris., A. eminens Gris., Festuca dissitiflora Sreun., F. setifo-
lía Sreub., y Chusquea Lorentziana Grxis., no existen en Santiago. El autor
pretende hacer crecer dichas plantas en las sierras de Guasayán, Sumanpa y
Ambargasta.
Dioscorea megalantha Gras., y D. lusnachtiana Krm., no existen en Santia-
go, y, la segunda ni en la República Argentina.
Las Orquidáceas : Oncidium bifolium S1us., O. viperinam LixnL., las Pipe-
ráceas : Piper medium Jaco., Peperomia polystachya Mio., P. reflexa Dier. : y
la Morácea : Maclura mora Gx1s. Todas estas especies no existen en la provin-
cia de Santiago.
En la familia de las Moráceas pone las especies Bohemeria caudata Sw., y
Phenax orticifolius WebD., que no crecen en esa provincia, y pertenecen a la
familia de las Urticáceas. Lophophytum mirabile Dz By., es de Misiones: Boc-
conta frutescens L., es imposible que exista en la provincia y Weinmanma or-
ganenstis GarD., no existe para la Argentina.
En Leguminosas, al citar especies dudosas o que no existen en la provin-
cia, copia de la obra Contribución al conocimiento de los árboles de la Argentina,
por Vewrurr y Lino lo que este último dice de la Acacia Visco (Lor.) Gras.,
(pág. 36) que aparece como Arca Visco por error de impresión. No contento
con ello, da un fotograbado de dicha especie y repite el mismo error en las
páginas 93 y 143.
El género Tropaeolum, puede pertenecer según el Dr. Árvarez a familias
diferentes. Así coloca la especie Tropaeolum pentaphyllum Lam., de dudosa exis-
tencia en esa provincia, en la familia de las Tropeoláceas y la especie T. bra-
siliensis Cas., que no existe en Santiago, en la familia de las Geraniáceas.
052 PHYSIS (1V, 1919)
Incluye en la familia Burseráceas la especie Fagara coco (GrrL.) Excr., que
pertenece a las Rutáceas y que dudosamente existe en la provincia.
Erythroylon argentinam ScuLecn, E. pelleterianam HiLt., E. ovatum Cay. no
existen en Santiago y los tres son sinónimos.
La especie Beloperone scorpioides Nres., que ÁLvakez pone en la familia de
las Labiadas, pertenece a las Acantáceas.
Es de hacer notar que el autor no hace distingos en la escritura de los gé-
neros y de las especies ; todo lo escribe con minúscula.
En consecuencia, de lo precedente infiere, aún el espíritu más optimista,
que sólo un individuo muy osado pudo decir : «se cumple con un deber de
patriotismo en poner estas monografías a disposición del gobierno de la pro-
vincia ».
Debo manifestar que no se trata de un individuo aislado; de análoga índole
hay muchos en la República Argentina, y dar a conocer esa miseria intelec-
tual, fiel reflejo de nuestra febril preocupación política, ha sido mi propósito :
y también que no hubiese podido llevar a cabo este trabajo, sin las numerosas
indicaciones y enseñanzas del Dr. MicuzL Lino, por lo cual debo manifestarle
mi agradecimiento, como así por las obras de su biblioteca que he podido con-
sultar. — M. R. Neohelto.
La végétation des hautes cordilléres de Mendoza, por Lucies Haumay,
Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, tomo EXXXVI, páginas 121 a
188 y 225 a 348.
La bibliografía botánica argentina se ha enriquecido con este notable tra-
bajo del profesor Haumaw, que pone de relieve una vez más sus indiscutibles
«lotes de botánico y de especialista en fitogeografía.
En este trabajo el autor estudia fitogeográficamente el macizo más elevado
de la cadena andina (lado argentino), hasta ahora imperfectamente conocido,
a pesar de haber sido visitado por numerosos naturalistas, quienes sólo han
producido trabajos puramente sistemáticos parciales y sin ocuparse de la faja
alpina insuficientemente separada de la Precordillera, que no es más que una
sección subandina de la región del Monte argentino.
El profesor Hauman ha dividido este estudio de la manera siguiente : Par-
te descriptiva ; el medio, las principales asociaciones : parte analítica: análi-
sis sistemático, etológico y fitogeográflico; parte sistemática: catálogo de
plantas vasculares, bibliografía.
La región estudiada se extiende desde el Aconcagua hasta el Tupungato, es
decir, unos 70 kilómetros, aproximadamente. Cinco valles (río Mendoza, de
las Guevas, río Tupungato, río Blanco, río Plomo y río Tosca) han sido
remontados hasta sus orígenes ; el límite de las nieves fué pasado en numero-
sos puntos y el conjunto de las excursiones realizadas representan unos 500
kilómetros, con una estada de 6o días, en cuatro viajes efectuados.
BinLioGrArÍA 653
Todas las descripciones del paisaje, notas etológicas, observaciones. etc., son
propias del autor. Con respecto a la parte final hace resaltar su inseguridad
en los conocimientos sistemáticos sobre la flora de la región, debida a la va-
riabilidad de las especies, por una parte, y a lo insuficiente de las descripcio-
nes, por otra.
En dicho catálogo, protocolizado por ejemplares de herbario, se mencionan
// tr especies, algunas de ellas no recogidas por el autor y citadas por otros.
Las descripciones de las especies muevas son minuciosas y las demás tienen
observaciones y notas bibliográficas.
El trabajo está ilustrado por excelentes fotografías y dibujos, así como de
esquemas y cuadros demostrativos. — M.
La vegetación primitiva de la ribera argentina del Río de la Plata,
por Lucien Hauman, en Revista del Centro de Estudiantes de Agronomia y
Veterinaria de Buenos Atres, n” 96. 1919.
Después de hacer notar el autor, la profunda alteración que viene sufrien-
do la vegetación en algunas regiones del país y en especial en los alrededores
de la ciudad de Buenos Aires, y de significar la necesidad de tener parques
naturales o bien pequeñas reservas, para poder mantener la flora primitiva
en su integridad, estudia un sitio cerca de Buenos Aires, sobre la orilla del
río y en el camino a éste, donde puede apreciarse diversos aspectos de la flora
indígena. El sitio en cuestión está situado entre Quilmes y La Plata y la esta-
ción ferroviaria más vecina es la de Conchitas (F. GC. S.).
Al describir los distintos aspectos de la naturaleza vegetal, indica numero-
sas especies no señaladas aún para la región y establece relaciones y afinidades
litogeográticas. — M.
Descriptions of new species of Chitons from the Pacific coast of
America, by W. H. Dart. Proceed. U. S. National Museum, volumen 55,
páginas 499-516, Washington, 1919.
En la revisión de los moluscos marinos de la costa occidental de am-
bas Américas que el autor realiza desde hace tiempo, ha encontrado entre
los Chitones varias especies aún no descritas. El Dr. Dari cree que esas
costas son la región más rica del mundo en los citados «armadillos de
mar ».
Entre las nuevas formas hay varias de la región magallánica, recogidas por
el Albatross, al parecer en su expedición de 1887-1888. El mismo autor ha
publicado hace tiempo (Proceed. U. S. Nat. Mus., vol. 12, pág. 219, 1889),
un informe extenso sobre los moluscos de aquella expedición, donde no se
menciona ningún Poliplacóforo, y posteriormente otro informe referente a
los moluscos de los viajes del mismo barco en 1891 y en 1904-1905 (Ball,
PHYSIS. — T. 1V 43
654 PHYSIS (1V, 1919)
Mus. Compar. Zoólogy Harvurd College, vol. 43, pág. 205, Cambridge, U. $.
A., 1908), que contiene también especies de la expedición anterior.
En aquellos valiosos estudios se consignaban los números de orden de las
estaciones del Albatross, indicando, como es usual, para cada una, las coorde-
nadas geográficas. la profundidad y naturaleza del fondo, etc. En el presente
opúsculo se han suprimido los múmeros de las estaciones (cuando se cita ma-
terial recogido por el Albatross) y en varios casos se suprime también latitud
y longitud, indicando sólo la región y la profundidad. Esta omisión es muy
sensible, pues impide poder localizar con exactitud y con seguridad el punto
donde la especie ha sido recogida. En algunos casos el dato puede deducirse
con relativa certeza. Así, por ejemplo, para el Lepidopleurus descrito en la
página 5or del último estudio como recogido en « Estrecho de Magallanes,
por 6r brazas, fondo de arena, temperatura del fondo 8% Fahrenheit »,
parece que se trata de la estación múmero 2778 del Albatross. El otro Lept-
dopleuras descrito en la misma página, de la costa sur de Chile, por los
«91959/S., a 348 brazas, fondo de barro, temperatura del fondo 4999 F. »,
procede probablemente de la estación número 2781 y en este caso la longitud
que se omite en la nueva publicación, sería 73%41/ W.
Las nuevas especies de la costa sur de Chile y de la región magallánica, son
las siguientes : Lepidopleurus (Leptochiton) Agestlaus, L. (L.) Nicomedes, ? Isch-
nochiton exanthematas, Í. acelidotus, Mopalia (Semimopalia, nm. sbg.) grisea. —
MED:=J:
Description of new species of Mollusks of the Family Turritidae
from the west coast of America and adjacent regions, by W. H.
Daz. Proceed. U. S. National Museum, volumen 56, páginas 1-86, plates
1-24, Washington, 1919.
El autor se ha ocupado ya en diversas oportunidades de la nomenclatura
complicada de esta larga y difícil familia Tarritidae (= Pleurotomidae, pues
según Dar, Turris BoLTEN reemplaza a Pleurotoma Lamarck). En el presente
estudio describe y figura un buen número de especies muevas, la mayor parte
de la costa pacítica de Norte América, y de profundidades relativamente
grandes.
Aparecen también aquí algunas especies de los viajes del Albatross, a que
se ha hecho referencia en la noticia anterior, consignándose en dos casos el
número de la estación de dicho barco: número 2777, Estrecho de Magalla-
nes, de donde procede la nueva especie Cymatosyrinx idothea y número 2787,
costa sur de Chile, para otra especie nueva, Mangilta patagontensts.
El autor reemplaza el nombre Bela Luacu-Gray, aplicado desde muchos
años a un género de esta familia, que cuenta con varias especies de nuestras
costas, por Lora GisteL 1848, por ser Bela un simple sinónimo de Mangelia
Russo. Á este género asigna las nuevas especies magallánicas Lora antipoda y
BinLioGrRArÍA 655
(2) L. halitropa. Una especie más, L. equatorialis, se extiende «del Ecuador
hasta Patagonia ». — M. D.-J.
The status of Loboa Brunoi von Ihering, by Pau Banrscu. The Nau-
tilus, volumen AXXII, páginas 53-54, pl. IV, fig. 7, Boston, U. S. A.,
1918.
El autor ha tenido oportunidad de examinar un ejemplar del gastrópodo
terrestre de la isla brasileña de Trinidad, que el Dr. v. luerrve describió como
género y especie nuevos (cf. PHYSIS, t. III, pág. 321) y llega a la conclusión
de que la especie debe aceptarse pero referida a Bulimulus (Protoglyptus).
Acompaña la noticia con una nueva descripción y una excelente reproducción
fotográfica aumentada del ejemplar estudiado, que parece ser el tipo, del Mu-
seo nacional de Río de Janeiro. — M. D.-J.
A new form of Ampullaria, by W. H. Dar. The Nautilus, volumen
XXXIII, número 1, páginas ro-11, Boston, U. S. A., 1919.
Se trata de una nueva especie, Ampullaria neritimiformis Dari, que el Dr.
FF. FeLireoxe ha descubierto en Paysandú (R. O. U.), y que el autor consi-
dera como representante de un subgénero nuevo, que llama Felipponea. Es,
según la descripción, una forma más bien pequeña, de 33 milímetros de altu-
ra, con espira muy corta, semejante a Neritina meleagris, y que recuerda a la
vez las Paludinas del género Campeloma. — M. D.-J.
Caramujos de agua doce do genero Planorbis, observados no Brazil,
pelo Dr. AnoLeno Lurz. Memorias Instituto Oswaldo Cruz, tomo AX, fascículo
1, páginas 65-82 est. 15-18, Río de Janeiro, 1918.
El Dr. Lurz publica un excelente estudio sobre los Planorbis del Brasil,
acompañado de dibujos muy artísticos y prolijos hechos por Rub. Fiscmer.
Se describen las nuevas especies P. centimetralis, P. nigrilabris, P. incertus y
P. melleus, todas del Brasil. Además se reproducen las descripciones y las
figuras originales de las otras especies de Sud América en general, no obser-
vadas por el autor.
Este estudio ha sido hecho con el principal objeto de determinar el papel
de estos caracolitos acuáticos en la trasmisión de la esquistosomatosis, com-
probándose plenamente la importante conclusión de «que ellos son los huéspe-
des intermediarios de Schistosomum Mansont, como resulta del informe que,
en este mismo volumen de las Memorias del Institato Oswaldo Cruz, publican
los Dres. Lurz y Penxa.
Es sumamente satisfactorio ver que el renombrado instituto de Manguin-
hos extiende con éxito sus investigaciones zoológicas a otros grupos que, como
Le
656 PHYSIS (IV, 1919)
este de los moluscos de agua dulce, tanto necesita de más investigadores en
estos países. — M. D.-J.
O microplancton do Atlantico nas imediacoes de Mar del Plata, por
los Dres. A. Marques pa Cunua y O. pa Fonseca. Memorias do Instituto Os-
waldo Cruz, tomo IX, fasc. 1, páginas 10-142, 1917.
Los autores presentan una enumeración de diversos organismos marinos
microscópicos recogidos en las inmediaciones de Mar del Plata por el Patria,
de la armada argentina, y cuyo estudio les fué confiado por la dirección del
Museo de Buenos Aires al cual pertenecen las colecciones. Entre los organis-
mos animales, se mencionan sólo dos Tintinoideos, uno de los cuales, Tintin-
nopsis platensis, se describe y figura como nuevo. Todos los otros, hasta un
total de 52 especies, son de carácter vegetal : 12 Peridiniales o Dinoflagelados,
39 Diatomeas y 1 Silicoflagelado. Como la mayoría de estas especies ya habían
sido señaladas por M. va Cuxma y Gomes be Fartra en el estudio sobre el mi-
croplankton de la bahía de Río de Janeiro, publicado en las mismas Memorias
(t. IX, pág. 68-93), en el presente dan sólo la lista de las especies, sin biblio-
orafía.
Los autores de esta breve nota preparan un trabajo más extenso, en base a
nuevo material de la misma procedencia, que publicarán, con ilustraciones
microfotográficas, en los Anales del Museo de Buenos Atres, y que ha de ser la
base para el estudio del microplankton de nuestras costas. — M. D.-J.
Puvsts, N* 18, tomo IV : Buenos Aires, 31 de diciembre de 1919
Nora. A fin de hacer coincidir exactamente la aparición de cada número con la
fecha que lleva, ésta irá siempre al final y en la cubierta de cada uno.
Como constancia, queda depositado en la misma fecha, un ejemplar de Puvsis
en las siguientes instituciones :
Biblioteca de la Facultad de Ciencias E. F. N. (Uniwersidad de Buenos Atres).
Museo Nacional de H. N. de Buenos Altres.
Museo de La Plata.
Sociedad Cientifica Argentina.
Biblioteca Nacional.
La Direccion.
Con el presente número termina el tomo IV
PHYSIS
REVISTA DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
ÍNDICE ALFABÉTICO DEL TOMO IV
Nos 16-18, 1918-1919
a) Artículos
Amecuixo, CarLos, Los yacimientos arqueolíticos y osteolíticos de Mi-
Lamar ads lo dle
Bruc, CarLos, Nuevos huéspedes de hormigas procedentes de Cór-
o Metamorfosis de Cotinis semiopaca Mosrr (Col. lamelicornio)
ES Descripción de una curiosa Ponerina de Córdoba
Corbero, Ercasto H., Notes sur les Gastrotriches
9... . .. 0.0... 0.0.0 .000.0
— Cystodiscus immersus Lurz. Mixosporidio de los batracios
del Utuuaya o e tale eo:
Desewyenerrr, SarvaDor, La XIV expedición arqueológica de la Facul-
tad de Filosofía y Letras
DorLto-Jurabo, Marríx, Dos nuevas especies de moluscos marítimos.
Domiscuez, Juan A., Mozrixo, José F., y GaLeLLI, Ema L. De, In-
vestigaciones fitoquímicas en plantas indígenas o natu-
ralwadasiscne nl aaa oa do
GALLARDO, ÁNGEL, Hormigas dolicoderinas de los Andes de Mendoza...
Giambract, Dernamra, Foraminíferos fósiles del género Bathysiphon. ..
GrorBErR, P., Edad y extensión de las estructuras de la Cordillera entre
Saulo Nahuel Huapi aio:
Hauman, Lucien. Notes sur les espéces argentines des genres Azorella et
a ala o, a a A E O Ai oe A ES NA
Hicken, CrisrópaL M., Plantas del Río Negro, recogidas por Áucusto
ica ao A ALAS LOS oe CLASS
Hormbere, Ebuarpo L., Suplemento l a las especies argentinas de Coe-
A a A A do cross o ES E io Te
PHYSIS. —T. 1Y
42
658 PHYSIS
Lito, MicurEL, Las Asclepiadáceas argentinas..........no....o... ss
LywcH ARRIBALZAGA, EnkrIQUe, La leagbsta voladora de dolia y Ve-
EA AN e A AD UR E
Maretntnt, Cartos A., Examen del encéfalo de cuatro roedores de la sub-
familia Sigmodontinae (Myomorpha) y de uno del subor-
den vrs tocho op A ES IA
Nicea Juanilos eE CE O AS e
Navas, Loncrxos, Algunos insectos Neurópteros de la Argentina (ser. II)
Parobr, Lorenzo R., Notas preliminares sobre las Chlorideas de la Re-
publica Aroca
Sanzin, Rewaro, Las plantas invasoras de los cultivos, acequias, cami-
; nos, jardines, etc., que crecen en Mendoza y sus alrede-
Mo A A
SoraL, Josí M., Sobre el Piroxeno y la olivina de la diabasa de Ulfoe.
O BEGAZZINI A AREOS NO LAS coc
b) Comunicaciones
Amecuixo, C., Nuevos objetos del hombre pampeano : los anzuelos fó-
sileside Miramar y Necochea ol tl
Amecuino, FLorenTiNo, Anotations inédites a propos de la canine ale
Machaerodus du pampéen inférieur travaillé par "homme
Brancur Liscuerrr, ÁnGuL, Algunas observaciones sobre la morfología
delos huevoside Culera mana Md Ae
== Un verme del género Planariía enemigo natural de las lar-
vas ide mosquitos ar los e a y
BLancHarD, Everaro E., Una nueva especie de Aleurothrixus (Hom.
AE yO EIA A e
Bomay, E., Las calabazas de los indios antiguos y actuales de la Amé--
rica del Sur: Lagenaria, Crescentía y Lecythies........
BowareLtt, Guipo, Hallazgos paleoetnológicos en la Tierra del Fuego..
= Pseudoolitos de Patagonia. Un Neotnoceramus de Santa
- Hallazgos paleontológicos en la provincia de Salta.......
— Sobre los hallazgos paleoetnológicos de Miramar........
== Nuevas contribuciones geopaleontológicas argentinas.....
— Nuevos afloramientos fosilíferos de la ingresión querandina
en las inmediaciones de la ciudad de Buenos AÁlres ..
-- La vEstheria de Cacheutal A NE O TAS
Brérmes, Juan, Description d'une nouvelle Dexinae argentine .
— Description de la galle et de la cécidomyie d' Aeschynomene
MONtEDWl en Na INSTA aa ae de A OE
Índice alfabético
Brérnmes, Juan, Description d'une nouvelle espece de Sphex de la Ré-
PUDIquUe AT aenbine: or rlios a UaE as
e Un Bembécido cazador de hemípteros.......... Ea
— Sobre una lepidópterocecidia del Lecherón (Sapium aucu-
PUT RA da ON rad ral
2 Description de deux coléoptéres cantharides de Catamarca.
== Una micocecidia en Vectandra angustifolia Nñrs.........
== Una agalla en Erigeron bonariense L.......... a
— Un nuevo género Philoscaptus para Podalgus bonartensts
DUERMO es Murtas eE seiya DO Co
Brucn, C., Nuevos huéspedes de hormigas de Córdoba. Observaciones
biológicas sobre una mosca de la familia Syrphidae ....
—= La forma macróptera de Veoblissus parasitaster BercrorH.
== Captura de Gerambicidos ie Ha
— Descripción de nuevos Cerambicidos argentinos.........
— Comunicaciones entomológicas. Una curiosa ponerina de
Córdoba. Biología de Cotiniss semiopaca Moser. Huéspe-
des de la hormiga negra, recolectados por Juan Boso....
= Descripción del nuevo Criptofágido : Hapalips spegazzinú
A e A e RN IM ORO las,
— Nidoskyicostumbres ide hormona a.
-— Uninuevorcoleopteroreciol o do iaa ae
=— Cuatro especies huéspedes de Solenopsis saevissima var.
A A .
Carerre, Enuarpo, La ortografía del género Nothofagus BLumE......
Carnes, EnrIQUE DE, Los vestigios industriales de la presencia del hom-
brenterciario en O E A YO
Cornero, E. H.. Nota sobre Opalina antilliensis Mercarr, ciliado pará-
sito deslosfbatracios del Uruouay 0. ada Do.
DabrexE, RoBerro, Descripción de dos formas de aves aparentemente
nuevas, procedentes del NW. de la República Argentina.
— . Especies de aves poco comunes o nuevas para la República
ATEO er pol A E e a
Derétaxc, L., Tejidos y trenzados fabricados con diversos vegetales
por los indígenas del Norte y del Este Boliviano ......
— Sombreros de.Nuevar Caledonia eS E
DokLLo-Jurano, M., Nota preliminar sobre la presencia de algunas es-
pecies de la fauna magallánica frente a Mar del Plata...
— Presentación de una colección de invertebrados marinos de
laiOrcadas del ura o a o
=— Presentación de ejemplares de Pecten de la Argentina...
— Une nouvelle espece de Milta du terciaire de 1'Argentine..
Domiscuez, Juan A., Mourixo, J. F. y GaLreLtr, Emma L. De, Inves-
660 PHYSIS
tigaciones fitoquímicas en especies indígenas o naturali-
A E ES EE CAE EA le o. 4
FieBriG, CarLos, Organización del Museo de Historia Natural y Jardín
Botánico de Trinidad (Paraguay)...
Frers, Arturo G., Metamorfosis de Trogoderma pectinicornis (Col. Der-
méstido) . EN ASE et a lie ale dot
= Na y metamorfosis del Pdvsa us argentinus
EAN A a o a Ol IA
— Metamorfosis de la Lema bilineata GEM......... A A
= Metamorfosis de coleópteros argentinos,............ a
Guz, Juan W., Nuevos hallazgos de fósiles en el río Santa Lucía en a
provincia de a Io EI LEO A a cla
GiacomELLI, E., Apuntes sobre algunas formas argentinas de maripo-
sas¡deligéneros ¿hala CEA e
== Observacionestentomologicast o IRA e
Giambracr. Dernamia, El género Bathysiphon en Magallanes ........ a
Hauman, L., Nuevas familtas de fanerógamas para la flora argentina. .
— Las palmeras de la flora argentina, ..................
HoLmBerG, E. L., Himenópteros recogidos a orillas del río Negro por
LAR Y e AR, ae cn
— Sobre los palpos maxilares de dos géneros de abejas...... a
=> Sinópsis dicotómica para determinar las especies argenti-
maso Gocho ys IM aca. CES A Es Eo
luenine, Hermanx von, Consideraciones generales sobre las formaciones
sedimentarias, cretáceo-terciarias de la Patagonia......
— La historia del océano Atlántico y de los países limítrofes.
Joax, T., Nota sobre la presencia en la República Argentina de un
enemigo natural de los gorgojos y palometas del trigo y
AI EI A A LEA 0:
Lame, Fervanoo, Nota sobre Monostoma mutabile y la clasificación
general delos ad
— Sobre Qhitones dela Pataconar a z
S Notas sobre dos casos teratológicos, observados en unos
PECES A A OTAN O E IO Ad. d
— Nota sobre Anoplocephala magna (ABL:G.).........oo...
— Nota sobre Taeniía ovis (CobB.) RaNsOM............ lei
— Nota sobre un nuevo género de Diaspinte............. y
Lenmann-N rrscue, Roerto, Objetos arqueológicos del extremo sur de
la provincia de Buenos Alres..... UR Ed:
Lizer, Cantos, Armas, adornos y otros objetos usados por los dudas
dellOriente Boliviano EDO
: Presentación de objetos hechos por los mestizos e indíge-
nas reducidos del Oriente boliviano.................
“Índice alfabético
Lizer, Cantos, La /cerya brasiliensis nueva para la fauna argentina...
== Varios casos miméticos extraordinarios en ortópteros tro-
O A A A
— Psílidos y cóccidos nuevos para la fauna argentina.......
— Nota acerca de la presencia de la Sitotroga cerealella (Orxv.)
enviarepublIcaRA rail,
Lizer, C. y DeLéranc, L., Presentación de la segunda serie de objetos
usados por los indígenas del oriente y norte de Bolivia.
Marrrtr, Cartos A., Espesor de la piel de un elefante : Elephas maxi-
DIE E A acen A ta :
—= Un ballenato hallado en la costa del río de la Plata......
— Un género de Cetáceos nuevo para los mares argentinos. .
Ovures, Féxix F., Un nuevo jalón septentrional de ciertas representa-
ciones plásticas de la cuenca paranense.........o....
—= Nuevos rastros de la cultura guaraní en la cuenca del Pa-
TAL a dao dais
PaLavecino, Enrique, Algunas particularidades morfológicas del endo-
cráneos eldes arrollo kdelicercbro
PastorE, F., Ceniza volcánica sanidínica del Chubut ........ a
— Modo curioso de destrucción de una roca cuarcítica......
— El pórfiro cuarcífero de la cantera de Puerto Deseado....
Pexyiseron, Mires Sruarr, Nota sobre la larva y la pseudoimagen de
la Nezaros abro mis BERE
a Un hemíptero nuevo para la Argentina ...............
— DOPLECOLCI OS ALTE O
— Nota sobre las especies argentinas del género Phymata. ..
— Descripción del nuevo hemíptero Leptobyrsa mendocina n. sp.
= Nota sobre las especies argentinas del género Vezara A. et $.
= Notas sobre un caso de la enfermedad llamada « Ura », cau-
sada por la larva de la Dermatobia cyaniventris Maco...
— Melpia integra Bere no es buena especie...............
— Sobre Janthinosoma arribalzagat GILES.................
Rerb, Carzos S., Cementerio indígena postcolombiano de Viluco en .
MICA LME OA. uo oe A
— Presentación de un ejemplar de Liosaurus Belli y noticias
de otro ejemplar observado en cautividad............
— Breves observaciones acerca de la biología de la Phulta
NA a de Ae MOL All
ScaLa, Aucusto C., Sobre un tratamiento empírico en un caso de mor-
ACA
ScHrerTER, R., Observaciones biológicas sobre lepidópteros pe A
SERTE DEDROMPEO0cLe ación de la oa o
— Un lagarto común en la sierra de Córdoba.............
TOI
Oo O Q) OL O O Q
Oy 09 ll OLUN »N
SNS) ES QIFNO
JN
Ot gl
N »N
IÉGO»
662 PHYSIS
Sérié Pebro, El género Siphonops (Cecilido) en la Argentina. ..... e
= Datos acerca de la alimentación de 5o especies de ofidios..
non Srewarrt, Sobre una nueva subespecie de Batara cinerea
(Virada
SpEGAZZINI, CarLos, Sobre un hongo uruguayo nuevo, Boletus (Bresa-
doltopsts) montevidensis SPEG............ O pa
Tarta, Aucusro, Una mandíbula de Dinosaurio procedente de Pata-
AM A ALO AA OS lo de
Wicumann, RoBerro, Las rocas de la isla Quintana en el golfo San Jorge.
— Sobre la edad de las capas petrolíferas de Comodoro Riva-
A O A 0
c) Movimiento social
Brascnr Liscuerrr, ÁnceL, Su designación como profesor suplente de
zoología de la Escuela de Farmacia, de la Facultad de
Ciencias Medicas de ¡BUCEO Ame ia
Derexuberrr, SaLvaDor, Viaje de exploración al Norte de la República
ascuas Re DN AN AD O dea SES
Ejercicio de OQ cn Si
Ejercicio de sd Iesumentdel e A MEE E
Conroe, Disco llosa seso se cade a EE
Hosskeus, CU. C.,.Su designación como profesor de la Universidad de
Cordoba A a o EIA A El
Junta Nacional para las aplicaciones cientitiCaS....o.o..omo.o.oolc...
Puwsis, El tomo IV : Subscripción para ayudar a su publicación. 372,
Renovación de la Comisión Directive dela S. A.C.N........ co
Reunión de Tucumán y la revista de una Sociedad extranjera, La..
Reunión de la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales, Primera.
: a io
Nociedad (ent O
Socios activos Nuevos e A alo id 129»
Subscripción entre los socios de la Sociedad Argentina de Ciencias
Naturales ind to e data SN RN 3
Tesorería, Información del movimiento (1g19-1919)...... ARS
Varruone, I£beroxso C., Su designación como profesor suplente de
Botánica de la Escuela de Farmacia de la Facultad de
Ciencias Médicas: de Buenos Alres 0.
361
939
130
Índice alfabético
d) Crónica
Amerosprn loa blomenaje a in loa y cada o
American Journal of Science, The (Su centenario: 1818-1918)......
Ciencias Naturales en la América Latina (Sociedad Ecuatoriana de es-
tudios históricos americanos)..... LI IT a
ConeresoNacionalide Quimica Eme aa de
(COLD Mo ASE iento aa ia
Guerrasyselimoyimmento/cientico a ld Ae
Ineric, H. voy, Su viaje a la Argentina, Uruguay y Chile.........
Institucionesicien ticas extraer a o e
Association francaise pour l'avancement des sciences.........
South African Association for the advancement of Science,...
imstitutordelbotánmicary arma ala le.
instuutoSeroterapico debutante a ad abate
DOERCRENMALBEREO SO uta ecimiento. is E.
MusecolBrtamco adecco o o ye
Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras.............
Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras: Sus últimas
adquisicion oo ode cd AS
Museo Nacional de Buenos Atres (Nuevas adquisiciones). ...........
Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires ..............
Premios de la Academia de Ciencias de París (1918). ..............
Premios en la Facultad de Ciencias (Buenos Álres).........o.......
Sociedad de Ciencias Naturales de Córdoba .......... IDEAS Led UE
Sociedad Ornitológica del Plata: Socios nuevos. Donaciones de aves.
HitHorneroAsamibleordinaria a (A
UTERO MENE Salle ciento A AA NO: IO A
e) Bibliografía
DE ANALES, REVISTAS, ETC.
Amalestide ooo ta aplicada loca ta aa
Hornero o A sa OS Sd UP RA
Memonasidel instituto (Oswaldo Cruz
ReustarthilenadesElstoraNatura a a
DE ARTÍCULOS
ALvarez, Antenor, Flora y fauna de la provincia de Santiago del Es-
603
630
625
631
648
664 PHYSIS
AmBroserrI, Juan B., Supersticiones y leyendas: Región misionera.
Vallesicalchaquies bas Bam pas a LA
Amecumxo, F., Estudios paleontológicos ........ RN MENCIONE
- Obrasicompletas ene ra EA eE AAA DANEO
BarrscuH, PauL, The status of Loboa Brunot vON ÍHERING............
BrEoer, RoserTo, Estudios geológicos e hidrogeológicos en los alrede-
dores de Villa Dolores (provincia de Córdoba)........
BercrorH, B., New and little known /Heteropterous hemiptera in the
United States National Ma
BDERTONE MOISES LaroObra botica A
Boman, Eric, Una momia de Salinas Grandes (Puna de Jujuy).....
Brírues, J., Description d'un Chalcidien gallicole de la République
Argentinet 41 Sur oO ULSA
— Nephila riveraz, nouvelle aralgnée argentine............
Buucn, C., Costumbres y nidos de hormigas... ......o....... 28
= Carambicidos argentinos, nuevos o poco conocidos ......
CuorarD, L., Etude des Gryllides du Museo di Storia Naturale di Ge-
Cunna, A. Marques ba, y O. pa Fowseca, O microplancton do Atlan-
tico nas imediacdes de Mar del Plata............... :
Dar, W. H., Descriptions of new species of CGhitons from the Pacific
coast OACI Cae AUR. O OA IYOe TOO
== Description of new species of Mollusks of the Family Tarri-
tidae from the west ccast of America and adjacent regions.
o — AE O OA pull O
Fowzer, H. W., A collection of food-fisches from Argentina........
GaLLarDo, A., Las hormigas de la República Argentina : Subfamilia
PoOnerimas Irae Na eo ARA A leo
Hauman, L., La fóret valdivienne et ses limites. ............. 1
—= La végétation des hautes Cordilleres de Mendoza........
= La vegetación primitiva de la ribera argentina del río de
IEA e A O Yes a e de a
Hickex, €. M., Sobre algunas orquídeas erróneamente emitidas para el
pas (Contestación cn
— Phragmites dioiwca Hack. mo es «nomen nudum » .......
— Tillandsiallichenordes TER ON A
Ixeenieros, José, Las doctrinas de Amecnixo : La tierra, la vida y el
o e ea A o A E a
KrrbeEL, Juan, Sobre la nieve penitente de los Andes Argentinos.....
Lemmans-NrrscHe, Roberto, Folklore argentimo........0.o..o.....
Le Ma
Lurz, A., Caramujos de agua doce do genero Planorbis, observados no
Brazil o ERAS PRO O a e AA
Índice alfabético
MareLLI, CarLos A., Nuevas investigaciones biométricas sobre las pri-
mitiyas poblaciones de Patagonia:
MansmaLL, Winiiams B., New and little known species of South Ame-
rican fresh water mussels of the genus Diplodon.......
Pic, Maurice, Trois nouveaux Spermophagus (Col. Bruchidae).......
-= Notes sur le genre Astylus Cast. et description de deux es-
AE OO E A A o
Porter, €. E., Contribución de la Société Scientifique du Chili a los
estudios ais torico naturales
SS ARENA CANE olaa o aa O a
= Los Ino. ets pla o oe resi
SanrscHt, F., Description de quelques nouvelles fourmis de la Répu-
lolo AECI rola aaa aa ARA ac a UI:
Scorr, María IsaseL Hyirown, Sobre el desarrollo intraovarial de Jenyn-
sun lunaata (Nor rana A
Seecazz1nt, U., Revisión de las Laboulbeniales argentinas...........
STAPPENBECK, RicarDO, Geología de la falda oriental de la Cordillera
delblata (proymcia de Mendo
665
SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
COMISIÓN DIRECTIVA
(1919-1920)
a
LOST nds e A. Brascm1 Liscuerrr,
Vicepresidente o a ILDEFONSO C. VATTUONE.
¡| Caverano E. Roca.
COR edo 00
Secretarios de la Socieda A unonG Eaons:
Secretario de la revista...... “José F. MorLriIno.
IVAR A Francisco CRIVELEI.
Administrador de la revista... Lorewzo R. Paronx.
a ' Franco PAsToRE.
ELOTE OA,
: - ) Auecusto CU. Scara.
Comisión redactora : A. Bravemi Liscmerri, José F. Morro, ILperoNSO C). VATTUONE,.
Lorewzo R. Paropr y Franco PastorE
Exrracro pe Las BASES DE LA SOCIEDAD
APROBADAS EN LA REUNIÓN DEL 10 DE AGOSTO DE IQIT Y MODIFICADAS EN LA ASAMBLEA
DEL 10 DE AGOSTO DE IQ1D
Esta Sociedad, fundada el 1? de Julio de 1g1y con el nombre de Sociedad PHYSIS,
tiene por fines principales : :
1% Estimular y facilitar el desarrollo de las Ciencias Naturales en la Argentina ;
2 Publicar una revista científica, que a partir del Il tomo lleva el título de PHY-
SIS. A esto se destinarán principalmente los fondos de la Sociedad ;
32 Celebrar reuniones científicas y realizar excursiones de estudio ; S
4? Propiciar la creación de parques naturales y la sanción de leyes que protejan a la
fauna y flora del país;
5 Propender a que la enseñanza de las Ciencias Naturales se haga en forma atra-
yente y práctica, a fin de despertar en los alumnos el gusto por las cosas de la natu-
raleza ;
6* Empeñarse por que el estudio universitario de estas materias, y especialmente el
del Doctorado en Ciencias Naturales, adquiera el desarrollo que corresponde a su im-
portancia como factor de la cultura nacional.
PHYSIS
REVISTA DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE CIENCIAS NATURALES
13
+
E E ad
Aparece un tomo por año (1)
en tres o cuatro entregas de más de 100 páginas cada una
CADA ENTREGA CONTIENE CINCO SECCIONES : Ñ
la Memorias sobre geología, paleontología, antropología, biología general
o a) ot) E) ko) ?
zoología, botánica, etc., con referencia especial a la República Argentina y paí-
ses vecinos.
22 Comunicaciones presentadas en las sesiones mensuales que celebra la so-
ciedad. Son artículos sobre las mismas materias que los de la 12 sección, pero en
general más breves.
32 Movimiento social, que contiene las publicaciones referentes a la marcha de
la sociedad.
4e Crómica, que da cuenta del movimiento científico extranjero y nacional (ne-
crologías, viajes y exploraciones, conferencias y reuniones de asociaciones cien-
tíficas, museos, laboratorios, etc.).
32 Bibliografía, donde se registran y se extractan casi todos los trabajos espe-
ciales, publicados en el extranjero o en el país, referentes. a la historia natural
de la Argentina.
PRECIOS
Tomo I (Nos 1-8, 1912-1915) [Boletín de la Sociedad PHysis] 614
páginas con ilustraciones, un sumario y un índice analítico de 48
páginas, por autores y por materias (venta condicional)....... 25.00 $ m/n
Tomo II (N's 9-12, 1915-1916). 496 páginas con ilustraciones .... 12.00»
Tomo III (Nos 13-15, 1917). 492 páginas con ilustraciones. ...... 10.00 »
Tomo IV (N* 16-18, 1918-1919). 656 páginas con ilustraciones .. 8.00 »
Las entregas a partir del tomo II, cada UNA... ..o..ooo.o.oooc... 3.50 »
Los índices de los tomos 11 y III se hallan en prensa,
En las principales librerías.
(1) Respecto del tomo EV, véase la advertencia en la página 372.
Dirección y Administración :
PERÚ 222, BUENOS AIRES
AS
A