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Full text of "Poesias de Guillermo Matta"

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poesías 


DF. 


(  GUILLERMO  MATTA. 


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poesías 


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GUILLERMO  MATT4. 


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poesías 


PE 


GUILLERMO  MATTA. 


CUENTOS  EN  VERSO. 


fragmeutos  de  dm  poema  inédito. 


Segvnli  edicioi  corregida  y  anaeDUda. 


TOMO  PRIBIERO. 


MADRID: 

IMPRENTA  DC  LA  AMÉBICA  Á  CARGO  DE  F.  S.  MADIROLAS 

CALLE  DEL  BA>0,  !VIX.    1, 

1859. 


•    I 


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■ 


I 


i 


UN  CUENTO  ENDEMONIADO. 


Pocas  son  las  personas  que  adivinan  los 
dolores  ágenos ,  y  el  hombre  frió  no  vé  la 
punta  del  oculto  dardo  en  un  corazón 
enfermo.  Como  no  se  comprenden  los  su- 
frimientos de  una  afeccioa  nerviosa,  has- 
ta que  esta  no  se  manifiesta  públicamen- 
te por  las  convulsiones,  asi  los  dolores 
de  un  hombre  melancólico  no  nos  sor- 
prenden ,  sino  cuando  este  se  quema  los 
sesos.  Viviréis  años  enteros,  siendo  presa 
de  toda  especie  de  tormentos,  y  las  gentes 
apáticas ,  que  tenéis  costumbre  de  ver, 
estarán  persuadidas  que  vuestra  salud  os 
maravillosa. 

ZIMMERMANN. 


.  '  •  I 


DEDICATORIA. 


••••• 


AíMt  «h'm  müh  aiiuito  «ibar  perdftni, 
III pfe^e  M cottiii  iilftoer  il'kfte; 
Cht  vmt  vedi  a^cor  npp  m'almn^oDm  | 

Dajitc-Ijifxiiio 


A  tí,  primer  eMoefk)  de  mi  vida» 
Primera  irradiación  del  akna  para. 
Alma  llena  de  amor  á  mi  alma  unida, 
Celeste  luz  de  mi' exiateneia  osctHra; 
Por  mi  voz  á  toda  hora  bendecida, 
Imagen  de  placer  y  de  ventura. 
Oculta  de  mi  pedbb  en  el  santuario 
Y  evocada  en  mi  canto  solitario.... 


Sé  que  eres  un  delirio,  que  eres  sombra; 
Pero  sombra  de  amor  1  y  yo  te  amo! 
Si  el  labio  silencioso  no  te  nombra, 
To,  con  la  voz  del  corazón,  te  Hamo. 
Cuando  en  la  noche  funeral  me  ascNoodtoa 
Espectro  de  terror,  cuanda  derramo 
Lágrimas  de  dolor,  ,en  tu  ternura 
Encuentra  su  consuelo  mi  amargura. 


( I 


Si  9  yo  te  llamo !  y  en  mis  largos  dias 
Ui  soledad  tristísima  acompañas;     . 
Tú  me  traes  sonoras  armonías. 
Tú  en  poética  atmósfera  me  bañas. 
Tú  haces  danzar  las  ilusiones  mias 
Sobre  mi  montón  ú^  flores;  ^*  me  éif¡g«9Ei8 
Con  tus  ágiles  vilátás,  pi'esarosas,' 
Que  desprenden  perfume  y  llueven  rosas. 

Y  nuevo  entonces,  nuevo  ardor  cobrando» 
A  mi  capricho  juvenil  nje  entrego; 

Y  obstáeulos  y  ^oibraB  avroHando 
A  los-«tid[>mIes'de  mi  infancia  Bago. 
Luego  á  ese  tiempo  que  viviera  amando. 
Cuando  me  iluminaba  un  sol  de  fuego; 
Un  sol  de  fuego  que  quemó  mi  frente 

Al  caer,  apagado,  al  Occidente. 

Y  hoja  á  hoja,  recorro  nueatm  hi0ftom»> 
Nuestra  historia  de  am.or  y  veDllirai]sa« 
Escrita  en  el  papel  de  mi  momoiria 

Con  la  pluma  inmortal  de  la  etperania:' 
Mi  amor  ardiente ,  mi  aoubidoo  de  glOryti» 
De  nuestra  suerte  la  fatal  mudaiua; 

Y  entonces  me  entristesoo,  entonces  lldM 

Y  aun,  con  el  alma,  siento  f|U6  le  adoro» 


Y  como  en  esos  'dÍM,  yo  «te  digo 
Lo  que  me  haces  sufrir,  lo  que^defilBo; 
Las  vagas  ilusiones  que  persigo. 
Los  espíritus  mágicos  ^quecreo-r 
Do  quier,  mi  pensamiento  vá  eontigo; 

Y  eternamente  junto  ¿  mi  te  veo, 

Y  te  oigo  entre  soUozos  que  suspiras, 

Y  te  veo  llorar  cuando  me  miras. 


XI 

Única  compañera  de  mis  penas, 
Unica  sabedora  de  mi  llanto. 
Recibe  estas  estrofas  que  están  llenas 
De  tu  dulce  memoria,  que  amo  tanto. 
Tu  esclavo  soy,  yo  arrastro  tus  cadenas; 
Tuyo  es  mi  corazón,  tuyo  mi  canto. 
Ah!  broten  tiernas  lágrimas  mis  ojos.... 
Ei  recuerdo  es  la  flor  de  mas  abrojos* 


>   • 


•  I 


mmoDuccioN. 


La  poesie  tendré  te  repose  comise 
Tarc-en-ciel  sur  un  fond  obscur.  Yol- 
U  pourqnoi  l'élément  de  la  mélaneo- 
,  Ue'eoavient  an  geni*  du  poete. 

GOUTBK. 


Buenos  días,  lector,  blando  ó  severo; 
Por  si  me  lees  te  contaré  una  historia 
Que  un  dia  oi  contar  muy  de  ligero, 
T  que  aunque  no  es  verídica,  es  notoria. 
Asi  eitraña  y  confusa  la  refiero 
Según  vaya  viniendo  a  mi  memoria; 
Que  es  conforme  á  un  diabólico  embolismo, 
Y  nadie  enreda  mas  que  el  Diablo  mismo. 

Yo ,  que  nunca  con  él  metido  anduve , 
Que  nunca  le  di  parte  en  mis  asuntos 
Porque  poca  afición  siempre  le  tuve. 
Ignoro  de  mi  vida  varios  puntos. 
Yo,  que  jaipas  por  su  desgracia,  estuve 
En  el  hondo  pais  de  los  diñmtos. 
Daré  de  ellos  muy  pocos  pormenores; 
Mas  vuestro  injenio  suplirá,  lectores, 


O  lectoras:, que  entre  estas,  tal  vez  haya 
Alguna  que  me  lea,  aunque  sea  una, 

Y  guste  de  mi  voz  que  tosca  ensaya 
Canciones  de  desgracia  ó  de  fortuna: 
Se  transporte  leyéndolas  y  yaya 

Al  encantado  borde  de  su  cuna. 
Sueños  resucitando  el  pensamiento. 
Que  son  drama  y  origen  de  mi  cuento. 

Pues  hay  una  que  guarda  el  ahna  mia. 
Imagen  de  mujer,  que  nunca  olvido; 
Eisperanza,  delirio,  poesía^ 
Blanca  ilusión  del  tiempo  que  he  vivido. 
Ella  marchaá  mi  lado  todo  el  dia 

Y  yo  escucho  su  voz  en  todo  ruido, 

Y  por  la  noche  como  un  sueño  viene, 

Y  con  mil  ilusiones  me  entretiene. 


Yo  adoro  esa  mujer  como  la  gloria! 
Es  mi  primer  amor !  No  hay  en  el  mundo 
Una  historia  mas  triste,  que  la  historia 
De  mi  amor  ardientisimo  y  profundo. 

Pero  silencio Lápida  mortuoria 

Cubre  esa  vida Báñela  el  fecundo 

Arroyo  de  mis  lágrimas lloremos 

Pero  lejos  de  todos,  y callemos 

Prosigamos  el  cuento,  y  de  una  vez 
Concluyamos  tan  larga  mtroduccion; 
Mo  demos  á  la  critica  soez. 
Para  arrojar  sus  babas,  ocasión. 
Humíllese  en  el  lodo  la  altivez. 
Oprimido  perezca  el  corazón* 
Doloroso  es  vivir,  $in  esperar; 
Y  esperando  vivir?  Tal  vez  soñar 


( t 


Es  up  cuento  eonio  esos  que  en  la  inftnck 
La  nodriza  refiere;  creaciones 
Envueltas  en  h  mágica  ^fragancia 
De  las  únicas  puras  ilusiones. 
Oh!  cuan  bellas  se  Ten  á  la  distancia  / 
Esas  nubes  que  forman  las  yisionesf 
Esas  flores  de  amor ,  cuyoperftime 
El  disgusto  del  alma  aun  no  consume! 

Baja,  musa  gentil  áesáe  tu  trono 
Para  alentar  mi  desmayado  acento ,    • 

Y  dar  al  harpa  deleitable  tono , 

Y  belleza  y  frescura  al  pensamiento. 
Cambia  en  risa  la  sombra  dei  encono. 
En  sarcasmo  y  la  voz  del  sufrimiento; 

Y  las  cuerdas  maé  ásperas  compone. 
Para  que  á  tíús  delirios  me  abandoneí- 

Porque  quiero  arrancarte  la  carola^ 
A  lo  que  llaman  vida  los  mortales; 
Pesadilh  horrorosa,  mar  inquieta 
Que  alborotan  continuos  vendábales. 
Donde  el  hombre  agitado  cual  veleta 
Entre  bienes  camina,  hallimdo  oíales; 
Quiero  con  mis  pesares  divertirme. 
Maldecir,  delirar,  soñar,  reirmel 


Quiero  burlarme  del  orgullo  humanot. 
De  mis  propios  dolores,  en  venganza; 
Quiero  reírme  de  su  anhelo  insam> 
Que  pretendiendo  mas,  méaca alcanza. 
Subdito,  que  se  dice  soberano, 
Sin  tener  otro  bien  que  esa  esperanza; 
Ramera  sin  pudor,  cuyo  alimento 
Es  la  savia  vital  del  pensamientot 


-4- 

Pero  amable  lector,  una  advertencia 
Antes  de  comeozar,  hacerte  quiero: 
Que  sacarte ,  repugna  á  mi  conciencia. 
Con  arteros  engaños,  el  dinero, 

Y  en  mi  altiva  y  salvaje  independencia 
Sin  lectores  quedar  mas  bien  prefiero; 

Y  es  á  saber,  que  si  comprarme  quieres, 
Muchas  bellezas  encontrar  no  esperes. 


Ademas,  opinión  es  de  Doctores 
Que  algo  debe  ensenar  la  poesía. 
Yo  canto,  con  perdón  de  esos  selíores. 
Lo  que  sueña  mi  loca  fantasía. 
Hallarás  ambición,  sueños,  amores, 
Pero  ni  historia ,  ni  filosofía; 
Nada  puedo  enseñar,  pues  sé  muy  poco; 

Y  no  quiero  enseñar  nada  tampoco. 

Yo  no  sigo  al  romántico  pedante 
Ni  al  clásico  estirado ;  independiente, 

Y  del  bello  ideal  tan  solo  amante. 
Su  dulce  voz  escucharé  obediente. 
Repeturé  de  mi  alma  á  todo  instante 
O  el  cántico  de  amor  o  el  ay  doliente, 

Y  quédese,  en  buenhora,  cada  lójia 
Con  su  ininteligible  fraseolójia. 

Que  en  mi  poema  vagarán  unidas 
En  destinta  armonía  y  varios  sones. 
Sombras  de  amor,  imágenes  queridas, 
Esperanzas,  delicias,  ilusiones; 
Y,  por  siniestras  voces  repetidas. 
Risas,  quejas,  sarcasmos,  maldiciones; 
En  un  todo  compacto,  este  conjunto 
De  mi  cuento  ideal  será  el  asunto. 


Porque  es  predbo».  ciumda  ya  el  marlitío 
Uega  al  extremo  de  apagarjo  todo. 
Envolver  nuestra  vida  en  el  delirio 

Y  recobrar  las  fuerzas-  de  algún  modo. 
Medio  tendido  en  un  diván  Asirío, 

Y,  sobre  muelle  almobada,  puesto  el  codo. 
Anudar  sueños  coa  cadenas  tales 
Que  semejen  leyendas  orientales. 

Ricos  en  sombra,  y,  en  fulgores  ricos» 
Se  mecen  esos  valles  portentosos. 
Que  en  profusión  ostentan,  aunque  chicos. 
Hileras  mil  de  bosques  tan  frondosos 
Que  sombrean,  cual  verdes  abanicos. 
Agitando  sus  ramas,  los  hermosos 
^rroyos,  que  murmunn  siempre  acordes, 

Y  las  flores  que  nacen  en  sus  bordes. 

w 

Y  son  los  mil  recuerdos,  la  lejana 
Suave  memoria  de  otra  edad  mas  bella. 
El  lucero  gentil  de  la  mafiana 
Que  en  la  tarde  de  horror  su  luz  destella;  • 
Es  la  blanda  armonia  que  se  béimana 
Con  la  del  corazón;  grata  como  ella, 
Dulce,  como  un  ensueño  de  ternura, 
Bella,  como  una  mágica  pintura. 

Soñemos,  si,  tendpmos  la  mirada 
A  esos  bellos  jardines  del  Oriente ; 
Allí  donde  la  luz  corre  empapada. 
De  un  perfume  de  amor  grato  y  ardiente. 
Parece  la  sonrisa  de  una  hada 
El  voluptuoso  ruido  de  su  an^)iente  1 
Oh!  si ;  soñemos ,  que  soñando  vemos 
Lo  que  s(mamos  y  soñando  creenfiosl.. 


>  • 


—  6— 

Vosotros  ayi  que  no  sabéis  h  «mavga 
Pena  que  el  corazón  destroza  lenta; 
Vosotros  ay!  que  no  sábeos  la  carga 
Que  es  la  vida  si  elllanto  la  sustenta; 
Cómo  el  alma  abatida  se  aletarga         ^ 
Y  en  una  mar  pesada,  amarillenta^ 
Gomo  pluma  y  arrastrada  por  el  Dienta, 
Acá  i  allá  se  agita  el  pensamiento; 


Vosotros  ay!  creéis  que  porque  brilbi 
El  sol  de  juventud  rojo  y  sereno, 
Ño  ha  de  quemar  el  llanto  la  megiHa 
Ni  consumir  el  alma  atroi  venena; 
Has  no  sabéis  cuál  brota  lat  semüfar. 
Germen  de  los  pesarea  en  el  seno, 
Que  agostando-  la  flor  de  la  inocencift 
En  fastidios  transfonnan  la  exiatencbu 


Y  envenena  deseos  y  placeres, 
Greacion  de  los  sueños  mas  amantes; 
Y  arrebata  las  candidas  mujeres 
Que  aromaban  tal  ves  nuestros  instantes. 
Juventud!  Juventud!  también  tú  mueres, 
Gon  todas  tus  mentiras  faseinanies, 
Gon  toda  tu  ambición  y  tus  engaños 
Antes  que  lleguen  los  temibles  moa. 


Y  el  corazón,  este  celeste  espeja, 
Gristal  pulido,  luminosa  plancha 
Que  todo  graba,  pierde  su  reflejo, 

Y  en  varias  partes  quiébrase  ó  se  mancha. 
Joven,  muy  joven,  ya  me  siento  viejo. 
Mi  alma  ya  en  infinitos  no  se  ensancha; 
Solo  mis  ojos  mis  desgracias  lloran , 

Y  mi  oculto  dolor  todos  ignonm. 


^7  — 

Mas  buscando jMoo  átatristeni. 
Que  mi  rostro  deslustra  y  enflaquece  9 
A  este  peso  que  dobla  mi  cafceía, 
Al  tedio,  que  me  mata  y  envejece; 
Cual  del  árbol  juzgáis  por  la  cortea. 
De  la  luz,  por  uii  sigao  que  aparece; 
Esta  ansiedad  llamáis  ftlta  de  juicio, 
T  atribuís  mi  paüdes  al  vido. 


Pero  no,  por  el  cielo  1  si  el  &stklio 
Ifi  cuerpo  juvenil  dobla  y  abate; 
Si  alguna  vez  pensara  en  el  soicidiOy 
Desesperado  del  feroz  coaaiMile..... 
Vuestra  crápula  insípida  no  dividió.... 
Si  enfermo  el  corazón  aunnoUe  late; 
Aun  anhelante  de  virtud  suspira. 
Por  la  verdad,  por  el  amor,  delira  I 


Aun  guardo  en  d  como  reliquia  santa 
En  las  ruinas  de  un  templo,  una  memocia; 
Aurora  que  en  mi  noche  se  levanta. 
Para  alumbrarme  un  porvenir  de  gloria. 
Y  mientras  pueda  libre  mi  garganta 
Alzar  por  ella  un  himno  de  victoria. 
Yo  os  desprecio,  calumnias  de  los  viles, 
Hiserables  escupos  de  reptiles. 


Arrastraos !  El  cieno  que  os  produjo. 
Él  miasma  corruptor  que  os  alimenta. 
En  vosotros  ejprce  el  mi»no  influjo 
Que  en  las  nubes  ej^roe  la  tormenta. 
De  vuestras  alas  ostentad  el  lujo 
Que  el  iris  de  los  cielos  transparentar 
Hijas  del  aire;  y  dirigid  el  vndo, 
A  una  nueva  región,  hacia  0(10  cielo! 


Almas  llenas  de  amor  y  de  bondad. 
Anhelantes  de  gloria  y  de  saber. 
Corazones  que  ajó  la  sociedad, 
Que  nacéis  y  nacéis  á  padecer;    • 
Espíritus  que  enciisode  ia  verdad. 
Que  bajáis  á  las  tumbas  á  apr«ider^ 
*  Y  halláis,  en  lo  que  el  vulgo  cree  tierra. 
El  puro  germen  que  otro  ser  encierra; 

Abrid  como  las  aves  incansables. 
Las  alas  del  eterno  pensamiento; 
Llevadlo  á  las  regiones  ine&bles 
De  eterna  luz  y  eterno  movimiento^ 
Los  misterios  sondead  inexcrutaUes, 
Y,  si  amor  y  verdad  no  son  un  cuento. 
De  es^  llama,  en  mil  mundos  reflejada. 
Un  rayo  puede  iluminar  la  nada. 

Y  no  importa ,  no  importa ;  que  pensando , 
Encanezcan  ó  caigan  los  cabellos ; 
Que,  la  edad  de  razón,  adelantando, 
Nuestro  infantil  pudor  caiga  con  ellos; 
Ese  vivir  ardiendo  y  deseando, 
Produce  en  otra  vida  otros  destellos, 

Otros  encantos,  otros  cuadros  hace 

Muriendo  no  se  extingue,  se  renace! 

« 

.    Sombras,  visiones  de  la  noche  umbría 
Que,  en  hombros  de  las  nieblas,  cabalgando, 
Dais  ¿  su  sombra  el  esplendor  del  dia 
Con  los  ojos  las  nieblas  inflamando ; 
Vírgenes  que  nadáis  en  la  onda  flia, 
Al  compás  de  la  mar  lascivo  y  blando ; 
Mi  noche  atroz  vuestra  pupila  alumbre 
Y  consuele  mi  amarga  pesadumbre. 


"I 

Silfiís  aéreas,  pálidas  quimeras, 
Que  vagáis  en  los  senos  del  ambiente; 
Que  os  alzáis  con  las  flores,  hechiceras , 
Que  os  mecéis  al  susurro  de  la  fuente ; 
Que  domináis  las  cumbres  altaneras 
Coronando  de  estrellas  vuestra  frente : 
Que  briUais  de  la  luna  en  el  fulgor, 
AcomjMüoad  mi  cántico  de  amor ! 

Frescas  rosas  del  alba  de  la  vida. 
De  la  risueña  juventud  adorno. 
Perfumad  mi  ilusión  descolorida. 
Renovad  de  esplendores  su  contomo. 
Memorias,  ay!  que  el  corazón  no  olvida. 
De  mi  pálida  sien  volad  en  tomo ; 
Espíritus  celestes ,  aires,  ruidos. 
Empapad  de  armonía  mis  sentidos. 

Venid!  traed  melódicos  cantares ^ 
Como  los  ecos  de  un  laúd  divino, 
Pftra  adormir  mis  tétricos  pesares, 
Pftra  acallar  la  voz  de  mi  destino 
Harto  sufrí ;  mis  lágrimas  á:  mares 
Ha  bebido  el  dolor!  Solo  el  camino 
De  esta  vida  tan  árida  traspaso , 
Sin  dirección,  sin  meta  y  al  acaso..../ 


■  t 


CANTO  PRIMERO. 


I 


¡Qué  azul  está  Imiiari  jCm  (tpié  didam 
En  la  playa  sus  ondas  se  dilatan, 

Y  del  alba  la  nitida*  hermosura 
En  sus  cóncavos  circuios  retnitaa  I 
Como  un  mosaico  en  su  ^tensicn  escuta 
A  los  rayos  de  luz,  los  rayos  se  alan; 
Entretanto  que  el  sd  con  roja  tinta 
Alzándose  del  mar  las  brumas  pinta» 

¡Qué  quieta  está  la  marl  jQdé  haeeii  laa liaiteal 
¿Por  qué  no  sueltan  las  dorsiidas  lonas 
Para  henchirlas  de  céBros  steyes 

Y  dirigir  la  proa  hacia  otns  z<Mias? 
Fortalezas'  del  mar,  navios  fiaves. 
Id  en  pos  de  riquezas  y  coronas, 

Y  dad  como  Cristóbal,  como  Vasco, 

Con  un  nuevo  hemisferio,  un  nuevo  ebasoo* 


—  12— 

Pero,  nayes,  quedaos  en  la  rada: 
Aferrad  vuestras  velas  y  cadenas» 

Y  gozad  de  su  brisa  sosegada. 
De  sus  ondas  fugaces  y  serenas. 
Sobre  esa  mar  que  canta  recreada 
O  de  &tiga,  se  levanta  4  penas ; 
Puede  venir  la  tromba  y  de  repente 
La  marea  sugir  confusamente ! 

No  la  creáis,  que  miente!  Dentro  braman 
Mil  tempestades  que  revuelve  el  viento, 

Y  con  sordo  fragor  se  desparraman 
Por  su  fondo  agitado  y  turbulento. 
Cual  coléricas  sierpes  se  derraman 
Sus  alteradas  olas,  y  violento 

El  torbellino,  entre  sus  pliegues  criige» 

Y  con  áspera  voa  espanta  y  ruge!.... 

¡Cuántas  veces  el  hombre  en  isu  pupik 
Dulzura  y  risas  como  el  mar  ostenta; 

Y  en  su  semblante,  la  expresión  tranquila 
Del  que  vive  sin  duelos  aparenta: 
Mientras  adentro  su  razón  vacila, 

Y  el  disimulo  su  dolor  aumenta   '    ^ 
Sintiendo  hervir,  en  su  aparente  calma. 
El  agitado  fondo  de  su  alma ! 

Allí  las  dudas  clavan  pertinaces 
Sus  agudas  espinas,  y  despojan 
De  su  velo  á  los  ídolos  falaces 

Y  en  toda  su  fealtad  nos  los  arrojan. 
Los  deseos  allí  toman  iml  fiaces,  ^ 
Los  recuerdos  de  lágrimas  se  mojan; 

Y  una  secreta  voz ,  jamás  ahogada, 
ün  ay !  envia  en  cada  carcajada. 


Como  el  afanro  qae  pe^ió  un  tesoro 
Contemos  lo  que  &lta  ¿  auestros  diaé. 
Aqui  falta  un  amor,  un  sueño  de  oro, 
ün  álbum  de  orientales  fantasías ;  *    ' 

Aqui  hay  una  esperanza  envuelta  en  Horó, 
Un  caudal  de  tristeza  y  de  agy>nias«.... 

Y  qué  mas?  Y  qué  mas?  aqui  hay  un  nombre; 
Sueño  del  niño ,  adoración  del  hondl>re ! 

Y  nada  mas?  Chis...  Chas!...  me  ha  sorprendido 
De  repente,  lector,  un  estornudo; 

Y  todas  las  ideas  se  me  han  ido 

En  ese  esfuerzo  involuntario  y  rudo. 
Nueva  pordon  á  mi  cerebro  pido, 
Nuevas  ideas  vienen....  reanudo 
Un  pensamiento  á  otro  pensamiento 

Y  comienzo  mi  historia...  Y  vá  de  cuento !••. 

No  sé,  lector  amable,  adonde  pasa 
La  escena  de  esta  historia  misteriosa; 
A  mi  me  la  contaron  en  mi  casa 

Y  el  saberlo  importaba  poca  cosa. 
Pero  del  año  treinta  y  dos  no  pasa 
La  fecha  á  lo  que  creo  muy  dudosa. 
Libre  de  ambas,  lector,  sin  que  te  enredes 
Seguirme  en  mi  camino  mejor  puedes. 

Tiene  cada  nación  sus  tradiciones 
Has  ó  menos  creibles,  que  reviste 
£1  pueblo  con  sus  propias  emociones, 
O  con  la  tela  suave  de  su  chiste; 

Y  se  mezcla  á  sus  lindas  narraciones 
Lo  alegre  y  lo  punzante  con  lo  triste; 
El  dolor  con  la  risa.— Asi  es  la  vida 
Entre  goce  y  dolor  siempre  partida! 


—  14  — 

Aquel  pueblo  en  &us  cuentos  trae  al  diablo» 

Y  de  hombre  ó  animal  forma  le  presta, 

Y  con  él  viene  el  infernal  retablo 

Que  vio  el  Apóstol  en  su  larga  siesta.... 
Del  que  escribió  el  Apocalipsis  hablo ; 
Obra,  que  há  tantos,  siglos  que  molesta 
La  mente  de  los  sabios.  Grande  obra» 
Donde  falta  razón,  mas  genio  sobra! 

Ese  estasis  profundo  y  solitario , 
Inmensa  aspiración  del  infinito ; 
Ese  cuadro  confuso,  estraordinarío, 
Es  de  un  alma  de  genio  el  mayor  grito. 
No  remováis  los  huesos  de  un  osario. 
No  destrozeis  las  masas  de  granito ; 
No  espliqueis  sus  metáforas  ardientes 
De  otra  época  expresión  y  de  otrais  gentes.. •• 

Otro  pueblo  á  su  diablo  comunica 
Sus  pasiones,  sus  gustos,  su  semblante, 

Y  un  diablo,  muy  pasable,  se  fabrica 
Enteramente  á  él  mismo  semejante.  * 
Si  es  hombre,  á  las  mujeres  se  dedica, 
A  beber  y  á  gozar ;  á  ser  tunante. 

Si  tiene  las  facciones  de  una  Eva, 
A  tentar  en  el  hombre  alguna  prueba. 

MG  cuento  es  de  esa  forma  y  de  esa  raza;  • 
Es  un  cuento  diabóMco— y  su  escena. 
Jamas  se  localiza,  aunque  se  traza, 
En  ocho  ó  diez  estrofas,  mala  ó  buena. 
Como  un  anillo  de  oro  á  otro  se  enlaza 
Hasta  formar  lindísima  cadena; 
Asi  una  estrofa ,  con  la  otra  unida. 
Completarán  la  historia  prometida. 


— 15~ 

En  tu  mhmo  sillón  árreHanado 
Podrás  venir  conmigo,  sin  moverte; 
Como  el  hombre  dichoso  y  entregado 
Al  movible  capricho  de  la  suerte; 

Y  yo,  con  tu  perdón,  iré  á  tu  hdo. 
Bardo  del  desengaño  y  de  la  muerte. 
De  esta  historia,  fantástica  y  sombría. 
Mostrándote  la  oculta  poesía... 

¡Horrible  era  la  nochef  El  firmamento 
Desprenderse  á  la  tierra  parecía; 
El  ancho  mar  con  sordo  movimiento 
Su  espumante  melena  sacudía. 
Del  bandido  del  aire  el  bronco  acento 
Las  rocas  de  la  playa  e^remecm, 

Y  en  la  batiente  de  las  curvas  olas 
Hundía  el  rayo  su  ardidas  colas. 

Envuelto  en  torbellino  y  en  granizo 
Con  grito  agudo  el  huracán  soplaba; 
Arrebatando  troncos  y  carrizo 
Las  inmóviles  cumbres  azotaba; 
•  Y  allí,  con  los  peñascos  que  deshizo. 
En  las  hondas  cavernas  se  internaba. 
Donde  le  hacia  cavernoso  dúo 
El  graznido  maléfico  del  buho. 


Las  nubes  á  las  nubes  mas  cercanas 
Se  entremezclan  en  curso  proceloso... 
Ya  anuncian  medía  noche  las  campanas 
Con  tañido  tan  débil  y  medroso 
Que  lanzado  en  las  ráfagas  livianas 
Como  el  eco  de  un  canto  relijioso. 
Se  extingue  en  el  espacio;  remedando 
El  ay!  de  un  infeliz  que  está  expirando. 


-^16  — 
Cesa  el  canto  de  amor!  amedrentado 
Piedad  el  hombre,  compasión  implora: 
Alza  su  prez  el  monge  arrodillado^ 
Tiembla  la  virgen;  el  infante  llora; 
£1  sereno  en  la  esquina  resguardado 
Con  voz  trémula  y  débil  grita  la  hora, 
En  tanto  que  el  turbión  lanza  del  seno 
La  llamarada  eléctrica  del  trueno... 


Cuando  rasga  el  relámpago  la.  esfera 

Y  truena ,  en  derredor ,  la  voz  del  rayo, 
Cual  bostezo  infernal  que  reverbera 
En  ladeada  espiral  ó  curvo  ensayo;  . 
Cuando  la  mar  azota  la  ribera 

Y  gruñe  y  grita  y  rabia,  como  un  ayo 
Que  riñe  á  su  pupilo,  la  comarca 
Llenando  de  terror  en  cuanto  abarca^ ; 

Cuando  acrece  la  lluvia  los  torrentes, 

Y  forma  nuevos  mares  en  las  sendas. 
Que  también  desbordados  y  rugienjtes 
Derrámanse  en  quebradas  y  en  haciendas; 
Cuando  corren  las  fieras  in]ípacíente& 

A  encerrarse  en  sus  lóbregas  vivieu^^s;    . 
El  cordero  con  mísero  balido , 

Y  el  tigre  hambriento  con  feroz  rugido; 


Cuando  no  queda  ya  ningún  vestiglo 
De  luz  en  el  espacio,  y  por  instantes 
Yénse  en  la  oscuridad  como  un  prodigio. 
Cruzar  exhalaciones  centellantes; 
Entonces  se  halla  en  su  mayor  prestigio 
La  creación ;  los  ruidos  discordantes 
Hacen  cierta  armonía,  que  si  aterra. 
Une  á  la  vez  los  cielos  y  la  tierra. 


^17  — 

Esa  negra  ooiHliia^que  se  arrolla 
Sobre  blancas  pirámides  de  hielo. 
Que  el  vienta  en  'loidios  plieg^ues  desarrolla 
Hasta  cubrir  la  inmensidad  del  cielo; 
Ese  n:iar  que  se  infla  y  que  se  abolla ; 
Ésa  perpetua  conmoción  del^  buelo; 
Esa  lucha )  presagio  de  la  muerte. 
En  esa  confusión  k  tida  adiderte; 


Sublime  confusión!  Lucha  sublime! 
Ese  cuadro  de  horror  y  dié' grandeza, 
Al  hombre  frió  que  c€i)ai*de  gime, 
Ofrece  en  desnudez  ,'%iatuifate2a. 
Alma  que  el  ansia.de  la*  tida  oprime. 
Ojo  anhelante  de  ideal  belleza, 
Venid  y  contemplad<-^Alli  se  vive, 
Alli  la  eterna  vida  sé  concibe... 

Mas  no  pienses,  lector/  vaya  á  dejarte 
Gomo  una  torre,  expuesto  al  agua  y  viento. 
Camina  un  poco  mas;  voy  a  llevarte 
A  un  soberbio  magnifico  aposento. 
Donde  podrás  -si  quieres  abrigarte. 
Con  sueños  recrear  el  pensamiento; 
Donde  hallarán  sofaes  orientales, 
Luz,  aromas  y  éosas  ideales. 

Yo  no  soy  egoísta  y ;  como  amigo , 
Quiero  también  que  goces  de  tin  Iknqüete. 
Quiero  que  encuentM  ilusión  y  abrigo, 
De  una  hermosa  en  el  mágico  retrete, 
Cual  no  has  visto  jamás,  y.  alli,  ooniEíigo, 
Aspirarás  la  mirra  del  p^^^. 
La  pastilla  de  olor  que,  en  pardlí  mibe,' 
Se  encorba  en  radios,  ó  en  aiñiUos  sabe. 


i  * 


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A 


—  18^ 

Al  pié  de  un  monte ,  un  gótico  caalUlo 
Se  alza  y  cubierto  casi  por  la  yerba. 
Que  aunque  doblado,  fúnebre,  amarUIo, 
El  elevado  torreón  conserva. 
Con  sigilo  elevemos  el  rastrillp, 
Al  pasadizo  entremos  con  reserva; 
Y  de  todo  cuidado  alli  ^guros 
Sabremos  lo  que  pasa  en  esos  muros. 


En  un  salón  bellísimo ,  adornado 
De  pomposas  y  ricas  colgaduras. 
Resplandece  el  sedoso  entapizado 
Con  las  agujas  de  oro  y  las  pinturas- 
Cuadros  que  representan  su  pasado. 
Retratos  de  famosas  hermosuras  . 
De  la  Europa,  del  África,  del  Asia, 

La  blonda  Helena ,  la  lasciva  Aspasía... 

t 

De  mosaico  es  el  techo  y  representa 
Mil  grupos  alegóricos  de  naves» 

Y  en  cada  estremo,  sobre  plata  ostenta 
Otros  mil  ligerisimos  de  aves. 

Cuanto  el  capricho  y  la  opulencia  inventa 
Yese  en  los  elegantes  alquitrayes, 

Y  en  el  centr&  una  lámpara  se  encumbra. 
Cuya  luz,  como  el  sol,  hiere  y  deslumhra. 

Acá  y  allá  floridos  se  levantan 
En  consolas  de  pórfido  luciente. 
Espléndidos  jarrones,  que  abrillantan 

Y  perfuman  las  olas  del  ambíentei 
101  flores  raras  la  mirada  encantan, 

Y  su  aroma  purísimo  se  siente. 
Que  como  silfo  licencioso,  ru^ 
Por  los  anchos  ta{fioes  4e  oro  y  seda. 


En  medio  de  él  se  eleva  una  diforme 
Columna  de  basalto,  sustentando 
£1  ^ve  peso  de  una  Esfinge  enorme. 
Cuyos  ojos,  en  su  órbita  saltando, 
Al  herirlos  la  lumbre  multíforme. 
Basiliscos  de  fiíego  semejando. 
Parecen  ocultar  algún  intento 
En  su  loco  y  asiduo  movimiento! 


En  láminas  bronceadas  esculpido. 
Desde  su  hombro  gigante  un  sol  asciende; 
Suntuosa  mesa  de  ébano  bruñido. 
Del  vientre  de  la  Esfinge  se  desprende; 
Donde  luce  el  topacio  guarnecido 
Con  el  blanco  marfil,  que  engasta  y  prende 
En  ramages  de  múltiples  colores, 
Agradables  escenas  y  primores. 

Esquisitos  manjares  que  convidan 
Al  apetito,  vinos  tentadores , 
Anchas  botellas  que  en  su  vientre  anidan, 
El  delirio  voraz,  la  sed  de  amores; 
Donde  mundo  y  dolor,  ambos  se  olvidan, 
Divisanse  cubiertas  con  mil  flores; 

Y  el  puro  aliento  que  en  el  aire  vaga 

En  deliquio  de  amor,  la  mente  embriaga. 

Sueltas  las  crenchas  del  cabello  fino, 
Oro  de  Ophir  en  mar  desparramado. 
Flotando,  por  el  cuello  alabastrino, 
Al  viento  del  deseo  apasionado, 
Parejas  con  el  rostro  mas  divino, 
Que  artístico  pincel  ha  retratado, 
En  danzas  alegóricas,  se  adiestran 

Y  en  bella  desnudez  sus  formas  muestran. 


De  ansia  y  amor  «os  ojos  llameantes 
En  concertado  movimiento  jiran; 
Los  entreabiertos  libios  palpitantes 
£1  ámbar  del  placer  lanxan  y  aspimn. 
Como  el  viento,  los  ágiles  di^^aate^ 
Llegan 9  vuelven,  se  estreoban,  se  retinift. 
Y  amnentan  de  sus  almas  el  ardor 
Con  el  lascivo  beso  del  amor  I 


Y  luego  9  luego ,  con  el  largo  beso 
Cobrando  fuerzas,,  á  la  danza  aetiva 
Mas  ansiosos  se  lanzan  y  el  eneeso 
Del  baile  mas  y  mas  su  anhelo  aviva. 
El  aire  apenas  sosteniendo  el  peso 
De  la  tropa  v^loz  y  fugitiva, 
Roto  cede  y  sus  vuelcos  acompaña 
Con  música  á  la  par  sueve  y  entraña. 

Lo  que  sueña  una  oiñia,  á  quien  fascina 
La  primera  ilusión  en  noche  hermosa, 

Y  cuanto  crea  en  ^u  ambición  divina 
La  juventud,  fantástica  y  dichosa. 

Que  vá  en  pos  del  placer;  cuánto  imagina 
La  vejez  soñadora  y  envidiosa. 
Que  imposibles  adora  y  que  se  lanza 
Al  infmíto  mar  ée  la  esperanza ; 

Del  alma  enamorada  tes  deJicias 

Y  del  candor  el  púdieo  embeleso. 
De  la  niñez  las  prístinas  oftricíaB 

Y  del  primer  amor  el  primer  bes^i^; 
Del  ensueño  las  vírgenes  ficticias. 
Del  desenfreno  el  devórame  aeoeso; 
La  tierna  voz  de  la  mujer  que  inspira ; 
Del  bosque  inipenso  la  armiHÚosia  Mra; 


'  -:  11  -     ' 

La  premiosa ansiedadde  la  riqa/suí : 
Siempre  ea  p(i»4B  (eoiodqn  y  de  reooeo; 
Los  sueños  de  la  ^oórUda  pereza^ 
De  la  danza  el  lascivo  devanea;  > 
El  contomo  ideal  de  la  bellem 

Y  del  poeta  el  inmortal  deseo; 
Todo  á  la  vez  en  el  salón  se  imitat 
Todo  en  movible  cdnfasiea  se  agita. 

Es  otro  mimdki !  Pero  «u  imulidoileBa 
De  armonía  y  de  luz;  distinto  en  todo 
A  este  en  que  estamos,  y  que  Uanu»!  buenOt 
Atroz  compuesto  de  miserta  y  íodo^ 
Que  no  hace  mas  ipie  salmear  de  eieno 

Y  charlar  sin  razón  coioo  un  beodo; 
Que  nos  brinda  un  instante  de  óonMuto   . 
Por  una  vida  eterna  de!  tormuBoto. 

Y,  sin  embargo»  hay  mubho»  que  Éoeptuebáa 
Que  es  el  mundo  mejor. — Todo  es  veotnra!; 
Cada  estación  las  flores  se  nenuevui» 
Magnifico  es  el  sol;  la  luz  es  pura. 
Las  vaporosas  niebla^  que  se  életmn 
Serán  pronto  doseles  de  frescura ; 
¿Qué  otra  mansión  i  esta  mansión  iguala? 
Dios  al  mortal  este  jardín  regala. 

El  jardín,  á  fé  mía,  no  es  muy  bello; 
Su  ponderado  goce  es*  un  ambiente    - 
Que  si  humedece  el  lánguido  cabello. 
En  lágrimas  resbala  por  la  frente-. 
Yo  que  pronto  aprendiera  ¿  eonoceQo, 
He  fastidio  en  el  mundo  fácilmente. 
He  fiístidian  sus  hombtea,  sus  placoí^,  / 

Y  también,  aunque .mcnos^  sus  numeral* 


Mil  veces  en  su  orgia  delirante 
Y  en  su  vil  corrupción,  busqué  un  remedio; 
He  embriagaba  tal  vez,  pero  al  instante 
De  mis  sombras  fosfóricas  en  medio, 
Sombra  de  horror,  fantasma  amenaiante» 
Su  repugnante  faz  mostraba  el  tedio; 
Como  el  sangriento,  lívido  esqueleto 
Dé  Banquo ,  en  los  festines  de  Haobeto, 


Mucho  en  mis  versos  he  Horado;  mudio 
Tengo  aun  que  llorar.— Desde  moy  niño 
Con  la  inconstancia  de  la  suerte  lucho, 
Con  mis  deseos  ambiciosos  riño. 

Y  rara  vez,  en  mi  desgracia,  escudio 
Voz  de  tierno  consuelo  ó  de  cariño ; 

Y  su  mano  meagobia  y  cada  día 
Me  corta  una  esperanza  que  nacia. 

Dn  volean ,  nn  deseo  ínestinguiblef 
Llama  de  amor  que  cada  dia  aumenta. 
Se  abriga  en  mi  alma,  y  con  afán  horrible 
Devorando  mi  vida'  allí  fermenta.  - 

Y  yo  amo,  yo  adoro  un  imposible. 
Que  con  mudo  respeto  el  labio  mienta. 
Que  no  existe ,  que  es  loco  devaneo, 
Ó  vago  engendro  de  pueril  deseo! 


Y  no  hallando  en  el  mundo  quien  conteste 
Á  ese  ardiente,  incesante  des\'arío, 
Tal  vez  memoria  de  otro  Edén  celeste 
Que  resucita  el  pensamiento  mio; 
Como  un  salvaje  en  su  montaña  agreste, 
inivo,  entre  sueños,  como  en  un  vacio. 
De  fimtasmas  no  mas  acompaiíado. 
En  el  mundo,  del  mundo  separado. 


--23  — 

Viva  en  buenhora  en  él  quien  lo  coaiprenda. 
Goce  quien  pueda  del  placer  que  brinda 

Y  cruce  alegre  su  florida  senda 

Y  vida  y  alma  á  sus  mujeres  rinda. 
La  flor  que  ppr  acaso  se  desprenda 
De  su  tallo  gentil,  brote  mas  linda. 
Feliz  él  y  feliz  éli....  Tedio  y  enojos 
No  le  arranquéis  la.  venda  de  los  ojos. 


Viva 9  pues,  'cada  uno  cual  le  agrade; 
\lva  el  hombre  en  su  eterno  cautiverio 
Si  una  ilusión  á  su  esperanza  añad^ 
Cada  superstición,  cada  misterio. 
Viva  el  poeta  donde  no  se  enfade. 
Lejos,  si,  de  este  inmenso  cementerio. 
Tumba  de  candorosos  corazones « 
Abismo  de  sus  propias  ilusioiies. 

T  no  se  crea  que  por  esto  quiera 
Como  un  harapo  abandonar  la  vida, 
Enviando  á  pasear  á  mi  mollera 
Con  dos  onzas  de  plomo  apercibida; 
No;  sufriré  cual  sufre  cualesquiera 
Hasta  escuchar  la  voz  de  la  partida, 

Y  buscaré  sus  goces  si  es  preciso, 

Y  diré  que  es  el  mundo  un  paraíso*  ■ 


Has  guardando  en  el  alma  lo  mas  puro» 
La  joya  de  sü  dulce  sentimiento , 
Al  mundo  le  daré  solo  lo  impuro , 
Que  como  espumas  desbordarse  siento. 
Si  el  hoy  es  triste  esperaré  el  futuro. 
Si  el  fiEistidio  entorpece  el  pensamiento 
Esperaré  también  y  al  fin  un  dia 
Despertará  bañad.o  en  poesia. 


Y  ya  quift  ooD  nacer  jios  cupo  en  suerte  ' 
El  venir  ¿  alojamos  á  esta  bola. 

Es  desatino  apresurar  la  muerte 
Que  llega  siempre  inesperada  y  wiá. 
Al  destino  opongamos  alma  fuerte; 
Y  la  ocasión  tomemos  por  la  eola. 
Ya  que  no  puede  ser  por  los  cabellos. 
Si  está  muy  lejos,  ó  si  está  sin  ellos. 

• 

Y  si  luego  bascando  ese  otro  mundo 

Se  pierde  este  y  el  otro?  Horrible  chasco! 
Salir  del  mundo  y  en  un  lodo  imnundo 
Para  siempre  envolver  su  abierto  casco. 
Si  este  es  primero,  ¿cuál  será  segundo? 
Concienzudos  lectores,  no  hagáis  asco; 
Diérame  por  feliz  si  la  fortuna 
He  arrebatase  al  mundo de  la  Luna. , 

» 

Ó  de  un  astro  cualquiera;  porque,  i^  fin, 
No  es  tan  fea  mansión  la  de  una  estrella^ 
Que  envidiara  el  más  lindo  sera&i» 
Iluminada  siempre  y  siempre  bella. .,.. 
Si  alguna  vez  leisteis  el  Chou«-King, 
Caro  lector,  te  acordarás  de  aquella 

Máxima  sabia pero  ya  «e  amurras. 

Perdóname!  prosigo;  y. no  te  aburibft. 


'   ■      V 


—  25-^ 

"i   .  ■ 


H. 


¿Pero  quiéires  el  génb?  ¿Para  quiéa 
Este  lujo  de  pompa  y  de  riqueza?  ' 
¿Quién  es  el  dueño  de  este  bdlo  Edén 
De  esplendor  y  de  Iuz?—Una  belleea 
Á  quien  el  mundo  Clarimunda  Ikma 

Y  á  quien  Fantasio  locamente  ama. 

Galante  Clarimunda^  á  su  galán 
A  una  opipara  cena  ha  convidado 

Y  en  la  mesa  cenando  ambos  están. 
Fantasio,  enfrente  de  ella  está  sentado: 

Y  ella  que  sai>&  que  la  ad(^a  ciego 
Busca  mil  medios  de  aumentar  su  fuego. 

*  Y  á  fé  mia  es  muy  bella!  Una  Madona 
La  creyera  un  amante  espiñtúal 

Y  en  su  frente  pondría  una  corona; 
Es  el  tipo  mas  puro  é  ideaji 

De  esa  belleza  que  en  la  mente  vive . 

Y  en  ella  ser  y  perfección  recibe. 

Su  negro ,  siiave  y  Jiitido  cabello 
Cae  sobre  su  espalda  en  larga  tronca;  - 

Y  lo  torneado  y  blanco  de  sa  cuello 
Á  la  nieve  del  Andes  avergüenza  i 
Cuando  en  noche  pacifica  y  serena 
Riela  su  fulgor  la  luna  llena. 


—  26  — 

El  brillo  de  sus  ojos  de  gacela 
Con  la  blancura  de  su  tez  resalta; 
Y  la  nube  amorosa  que  los  vela 
De  gayas  tintas  el  deseo  esmalta, 
Como  la  luz  del  vespertino  astro 
En  un  cielo  de  mármol  ó  alabastro. 


Veinte  y  seis  años,  nunca  en  un  semblante 
Mas  hermoso ,  brillaron:^ su  mejiUa  > 

Conserva  fresco  su  matiz  radiante. 
El  fino  cutis  y  en  su  frente  brilla 
Del  talento,  la  vivida  centella. 
Con  cuya  luz  es  doblemente  bella. 

¿Qué  dedr  de  su  boca?  Sus  dos  labios, 
Que  entreabierto  botón  de  rosa  imitan. 
Del  rosicler  mas  puro  son  agravios: 

Y  al  voluptuoso  beso  nos  incitan 
Esas  cintas  de  fuego  que  al  soslayo 
Tiñe  el  candor  con  su  precioso  rayo. 

Y  envidia  de  las  damas  mas  apuestas 
Son  su  desenvoltura  y  su  donaire; 
Sus  maneras  afables  y  modestas; 

Y  su  talle  gentil,  que  burla  al  airo. 
En  sus  fáciles  ondas  envolviendo 
El  céfiro,,  que  pasa  y  vá  riendo. 


Y  la  nariz,  la  mano,  el  brazo,  el  pié, 
Son  perfectos;  no  es  grande,  casi  es  chica; 
Es  una  alhaja !  Lo  que  no  se  vé , 
Si  por  aquello  que  se  vé  se  esplica, 
Claro  está  que  ha  de  ser  todo  tan  bello. 
Como  el  pié ,  como  el  brazo ,  como  el  caello. 


—  27  — 

Si  revestís  tan  célica  hermosura 
De  un  vestido  de  gasa  Inuispareate, 
Por  un  broche  ajustado  á  su  cintura; 
Si  colocáis  en  su  graoiosa  frente 
En  forma  de  diadema  una  guirnalda 
Que  adornan  el  topacio  y  la  esmeralda; 

Si  la  vistes  asi,  lector  amigo. 
Su  retrato  tendrás  justo  y  completo. 
IMchoso  yo,  dichoso  si  consigo 
Salir  con  ello  del  horrible  aprieto 
En  que  perdido  estoy;  pues  mucho  dudo 
Salga  bien  este  cuento  peliagudo» 

Ya  van  trescientos  versos;  y,  en  conciencia, 
De  la  expresada  historia  poco  he  dicho. 
Para  leerme  asi  no  habrá  paciencia 
En  el  mundo!  Qué  hacer?...  es  un  capricho 
Esto  de  divagar.  Yo  me  doy  gusto; 

Y  pues  lo  puedo,  dármele  es  muy  justo. 

Un  antiguo  refrán,  dice :  que  debe 
Cada  uno  divertirse  con  lo  suyo. 
El  que  puede  comprarlo,  vino  bebe; 
El  que  nó,  bebe  agua;  así  yo  arguyo 
Que  debo  divertirme  haciendo  versos. 
Pues  son  mios  no  mas ,  aunque  perversos. 

Es  un  placer  igual  á  muchos  otros. 
En  orgia  continua  algunos  pasan; 
Estos  domando  inobedientes  potros, 
Jugando  otros;  en  fin,  otros  se  casan. 

Y  este  es  á  la  verdad  de  gustos  malos 
£1  que  mas  bien  merece  burla  y  palos. 


—  28  — 

Perdonadme  entusiastas  partídatíos 
De  las  nueve,  ya  viejas,  de  Helicona;    • 
De  Hermosilla,  raquíticos  sectarios^ 
Que  queréis  como  el  oso  hacer  persona. 
Genios  de  reflexión,  genioe  ambiguos, 
Que  copiáis  solamente  á  los  antiguos. 

Si  uno  pinta  á  un  guerrero  es  -de  rigor 
Que  copie  á  Aquiles;  si  á  un  astuto,  á  UUses. 
Eneas  es  piedad,  Dido  es  amor 

Y  vejez  patriarcal  el  padre  Anquises. 
El  molde  es  este,  y  otro  cualesquiera 

Es  mas  que  pretensión,  sueño  y  quimera. 

Yo  os  admiro  poetas  inmortales^ 

Y  vuestras  obras  leo  coa  respeto; 
Mas  creo  que  engendrar  otros  iguales 
Puede,  ó  mas  grandes,  quiea  os  dio  el  secreto. 
Naturaleza,  en  cada  sig}o  crea 

Nuevos  maestros  d^  una  nxieva  idea. 


Copiad,  necios,  copiad,  ya  que-no  akanza 
A  crear  vuestra  corta  inteligencia;  . 

Y  tened  por  lo  menos  la  espersñaza 
De  obtener  una  tonta  reverenda. 

Y  criticad  en  tanto  al  que  mas  valga» 
Al  que  de  vuestras  reglas  burle  y  salga. 

Que  á  mi ,  os  lo  juro ,  no  me  importa  un  gwmte 
Vuestro  ronco  y  confuso  clamoreo; 
Siguiendo  mi  propósito  andante 
Eú  oír  vuestros  gritos  no  me  empleo. 
¿Qué  puede  dar  quien  solo  se  alimenta 
En  su  impotencia ,  de  lo  que  otro  inventa? 


«  \ 


—29-- 

To  escribo  lo  que  quiero;  y  á  mis  anchas 
Me  burlo  de  la  critÍGa  enyidiota. 
Cuya  vista  de  topo  encuentra  manchas 
Adonde  está  la  joya  mas  preciosa, 
Que  en  su  propia  ignorancia,  ilusa ,  ciega^ 
Jamas  á  comprender  lo  grande  llega. 

Esta  critica  sabia  7  condenzada 
Sobre  el  drama  moderno,  hablando  un  dia, 
T  después  de  invocar  mil  en  su  ayuda 
Socios  de  esa  adprable  cofradía; 
Decia  de  Ruy  Blas,  es  un  dislate 
Qne  solo  se  le  acusre  á  un  botarate. 


Un  lacayo,  un  cualquiera  que  ambiciona 
Ser  inmortal,  ser  grande,  y  para  quien 
De  los  Reyes  la  espléndida  corona 
Es  despreciable  objeto  de  desden; 
Y  á  todo  cuanto  vé  teniendo  en  pOGO 
Á  una  Reina  de  España  adora  loco.. 


)••• 


É  hidrofóbico  seguía  criticando 
A  Españoles  y  Ingleses  y  Franceses; 
Una  á  una  sus  obras  fulminando. 
Dando  á  Hugo  tomizcos  y  reveses. 

Y  no  via  en  las  gnidas  del  proscenio 
Simbolizado  en  el  lacayo  al  genio* 

Al  geido,  si,  que  na  conoce  leyes 

Y  que  en  los  astros. sus  destinos  lee, 
Qae  desdeña  los  cetros  y  los  Reyes 
Porque  mas  grande  qne  ellos  él  se  cree* 

Y  rozando  este  mundo  en  presto  vuelo 
Con  su  audaz  pensamiento  toca,  al  cielo* 


Y  aunque  diga  todo  esto,  no  se  asiente 
Que  yo  me  crea  un  genio  ^  como  aqudlos 
Que  con  noble  altivez  alzan  su  frente 
Centelleante  de  fúlgidos  desteUos. 

Para  tanta  ambición  todo  me  fieilta. 
¡Líbreme  Dios  de  pretensión  tan  alta! 

'  De  esos  soles  grandiosos,  cuya  lumbre 
De  centellas  divinas  llena  el  orbe; 
Que. al  cielo  suben  como  inmensa  cumbre 
De  escelso  monte,  sin  que  nada  estorbe 
Su  altivo  anhelo,  su  gigante  huella, 
¡  No  hago  mas  que  admirar  la  lumbre  bella ! 

Y  al  par  que  los  admiro  ló&  bendigo 
Envidiando  quizás  tan  dulce  suerte. 
La  bondad  del  Señor  llevan  consigo; 
Cuando  los  llama  á  su  mansión  la  muerte 
Dejan  sobre  su  túmulo  en  memoria 

La  luz  perpetua  de  .su  eterna  gloria. 

'  Murió  la  Grecia,  y  sobre  sus  escombros 
Como  el  sol  de  sus  glorias  brilla  Homero. 
Cayó  la  reina  en  cuyos  vastos  hombros* 
El  poder  se  apoyó  del  mundo  entero; 
Y  en  eáas  ruinas  que  al  viajero  espantan 
Las  sombras  de  sus  Ceñios  se  levantan. 


I  Aún  la  estampa  sevó  de  esos  colosos!. 
¡Aún  se  escuchan  vagar  en  sus  regiones 
De  Virgilio  los  versos  armoniosos. 
De  Tibulo  y  de  Horacio  las  canciones, 
Impalpables  cual  grata  melodía 
Llenas  de  insph*aoion ,  de  poesia ! 


>     i 


—  SI  — 

CerTantes!  Calderod!..  Tknlsold  gtiai^dá   ^ 
Cadáveres  la  tumba!  Vuestros  notnbfes' 
La  gloría  ep  su  áureo 'ibanto  los  resguarda 
Del  insulto  del  tiempo  y  de  loS  hombres ; 
Grato  os  sea  el  dormir :  grato  el  murmullo 
De  vuestra  gloria  halague  Vuestro  orgullo! 

Oh!  ¿quién  no  qu^na  su  oloroso  incienaio 
Al  Genio  altivo?  Se  alzan- á  millares 

» 

Entre  los  vivas  del  gentío  inmenso 
Pedestales  al  Genio ^  al  Genio  altares; 
Y  en  trompa  de  oro  al  porvenir  la  &ma 
Lo  anuncia  vencedor,  grande  to  adama. 


Espronceda,  salud!  Cóndor  osado, 
Que  el  mundo  por  estrecho  desdeñaste, 

Y  en  tu  anivelo  á  otra  atmósfera  lanzado 
A  la  mansión  suprema  te  elevaste. 

En  el  mundo  tu  genio  no  cabia 

Y  un  espacio  infinito  pretendía. 

El  profético  fuego  te  abrasaba ; 

Y  al  calor  de  esa  llama  inspiradora 
Tu  espíritu  exaltado  deliraba 

Y  creaba  tu  musa  creadora; 

Uo  dia  tu  cantar  arrastró  el  viento 

Y  el  eco  triste  repitió  un  lamento! 

El  ay!  de  un  moribundo!  La  postrera 
Voz  que  en  el  alma  desgarrada  zumba. 
Misteriosa  plegaría  del  que  espera 
Un  mundo  hallar  mas  lejos  de  la  tumba; 
Alba  feliz  que  anuncia  la  partida 
Al  despertar  del  sueño  de  la  vida. 


—  32^ 

Grande  es  su  obra»  granúe  su  .memorial 
Reposa  en  paz ,  poeta  d^g|*aciado. 
Sobre  tu  losa ,  heraldo  de  tu  gloria, 
De  fulgorosos  rayos-corwado;      .     . 
El  árbol  inmprtal  alza  la  frente 
Matizando  de  eflurios  el.aqibia|iite!.. 


Oh!  si  pudiera  yo  cuando  sucumba 

Y  baje  al  reino  del  eterno  olvido, 
Dejar  sobre  la  losa  de  mi  tumba 

Una  inscripción  y  un  lauro  merecido!... 
La  gloria  templa  la  a&nosa  suerte- 
Teniendo  una  coronta ,  ¿qué  es  la  muerte? 

¿Qué  importan  la  desgracia  y  la  amargura 
Si  la  edad  yeiüdera  en  bronce  escribe 
De  una  vida  infeliz  la  historia  oscura.  . 

Y  en  sus  doradas  páginas  revive? 

Oh!  dadme  una  corona  y  que  mañana 
La  flor  se  rompa  de  mi  edad  lozana! 


HL 


Aunque  mucho  también  me  desconsuela 
El  pensar  que  mañana  ó  cualquier  dia 
(¡El  placer  mundanal  tan  presto  vuela!) 
Con  mengua  insulte  la  memoria  mia, 

Y  diga  que  yo  fui  tonto  de  muela, 
Que  es  una  necedad  mi  poesía, 
Esa  turba  de  necios,  charlatanes. 
Mitad  serpientes  y  mitad  rufianes. 

• 
Y  como  todos  ansian  eonqufetMrte 
{Oh  gloria!  todos,  cual  gentii  donoeSa 
Te  miman  y  desean  agradarte 
Rastreando  siempre  tu  indecisa  huellfl. 

Y  políticos  hay  que  por  gozarte. 
Olvidando  las  faces  de  su  estvéHt, 
Se  abandonan  á  ti  con  té  tan  hcf&da 
Que  se  van  predioaido  á  la  fedofida. 


Y  en  panfletos  gheieros  y  raqvItieoB, 
Y  en  artículos  fríos  y  dogmétidea, 
O  bien  en  sus  discursosparaUticos 
Asaz  falsos  de  ideas  y  imralátícoo, 
Creyéndose  unos  Gídopes  poülíooa, 
Por  sus  grandes  dislates  enigináticoSy 
Se  dan  á  conocer  á  la  RepMiea 
Su  ridicula  ciencia  hacieihdo  píU^lieai. 


—  34— 

En  la  cámara  háUar  un  acomodo 
Al  fin  y  como  no  sé,  consigue  un  ente; 
Quiere  entonces  ganarte  de  otro  modo 

Y  en  cualquiera  cuestión  que  se  presente 
Tenga  ó  no  venga  se  lo  charla  todo; 
Que  siempre  la  ignorancia,  eá  insolente! 

Y  en  cuestiones  de  imprenta  ó  bien  de  Banco 
Habla  de  los  ingresos  del  estanco. 

Otros  se  meten  en  cualquier  barullo 
Hablan ,  gritan,  patean  y  disputan: 
Eleyan  como  el  sapo  su  murmullo 

Y  allá  un  rebuzno ,  una  torpeza  erutan. 
Y — tal  ciega  á  los  necios  el  orgullo!  — 
Por  muy  grandes  varones  se  reputan, 
Si  el  Diario  hace  mención  en  los  debates 
De  sus  gordos  y  horrendos  disparates. 

Si  dieras  en  tu  plácida  morada    ;   . 
A  todo  tu  cortejo  alojamiento, 
Seria  la  mansión  mas  variad^i 

Y  mereciera  el  noBi)>re  de  portento , 

Y  ser  como  rareza  visitada. 

Oh!  habría  que  admirar. tanto  jumento» 

Con  albardas  agenas  por  .adorno, 

Como  unos  sabios  rebuzniüulo  en  tomo!.. 


¿Veis  á  aquel  joven  que  oonr  libre-labio 
Adula  á  todos  y  con  luenga  sarta ,  ■  , 
De  nombres  nulos  y  tal  cual  resabio 
De  la  escuela  tonteras  solo  ensarta? 
Ese  en  la  sociedad  pasa  por  sabio 
Aunque  nunca  escribir  .supo  ima  carta; . 
Y  aunque  do  quiera  con  pedanle  empacho 
En  vez  de  castellano  habla  #abacAo. 


—35  — 

^fÁB  á  aquel  otra  que  eaDmáua  aprisa  ^ 
Modesto  en  el  vestir ,  la  vista  gaeha? 
Ese  es  sabio  también  porque  oye*  misa 

Y  diariamente  una  hostk»  se  despadut. 
Ese  otro  terco  qué  i  oíaeuénta  firisa. 
Cuyo  estúpido  garbo  nos  empacha  ; 
Se  titula  doctor  y  es  un  travieso 
Guardian  de  pillos,  corrempidoy  leso. 

Es  sabio  ese  otro  cuya  charla  vana 
Has  y  mas  nos  aturde  cada  dia. 
Que  sin  saber  la  lengua  castellana 
Se  metió  á  reformar  la  Ortografía. 
Pasó  la  cordillera  una  mañana 
Por  unUario !  y  mientras  él  dormía 
Un  cuervo  le  gritó:  Chile  es  tu  mundo! 
Grande  serás;  levántate  Facundo! 

Y  desde  entonces  agobió  las  prensas 
Con  sus  obras  insulsas  y  sus  diarios; 
De  dislates  pirámides  inmensas, 
Capaces  de  abrumar  diez  dromedarios. 
2Qué  aquí  cesó,  lector  ,,tal  vea  lo  piensas? 
No:  siguiendo  los  mundos  subkmarios. 
El  universo  recorrió  á  galope 

Desde  el  suelo  Argentino  al  Etiope. 

Y  cuando  veo  yo  tanto  ignorante 
Donde  quiera  por  sabios  reputados, 
Que  llevando  las  ciencias  por  delante 
Son  ministros^  diaristas,  diputados; 
Me  dá  envidia  también  no  ser  pejlanté, 

Y  lamento  perdidos  mis  pasados 
Años  en  estudiar  tan  sin  provecho , 

Para  aprender  á  hacer  lo  que  no  he  hecho. 


p" 


¿Qué  sé?  ¿Qué  es  lo  cpié  áoy?  jQae  es  lo  qno  «i|iero? 
¿Una  fábula  es  Dios  ó  eiiste  aeasb? 
¿Es  el  sepulcro  nuestro  mal  postrero 
Ó  de  otro  sol  masbelloes  el oeasoT 
¿Qué  hay  de  mentido?  ¿Qué  de  yerdadeio?' 
¿En  la  hora  de  morir  se  rompe  el  vaso 
Que  contenia  el  alma  y  se  evapora, 
V  coa  A  cuerpo  eternamente  mora? 


Métete  á  estudios  graves  y  verás; 
IHas  y  noches  pasarás  velando; 
Sobre  un  libro  doblado  te.  estarás 
La  anheb^ia  verdad  siempre  buscando: 
Pero  salud  y  tiepipo  perderás. 
Desengaños  no  mas  irás-  hallando. 
Así,  tira  los.  libros,  sé  un  jumento; 

Y  mas  sabio  serás  que  lo  es  Sarmiento. 

|Tal  es  la  sociedad!  En  día  agrada 

Y  tiene  puerta  franca  el  envidioso. 
Cuya  lengua  de  tósigo  inimdada 
Infecta  con  su  alieato  venenosOi^ 
Entran  á  tu  salón  con  frente  osada 
El  gafo,  el  ignonmtci ,  el  .orgulloso.. 
Sabia  eres  sociedad,  mas  corrompida, 

Y  ya  vieja  alcahueta  embrutecida. 

Quien  no  te  aduk,  sociedad,  no  medra. 
Es  preciso  alabar,  buscar  tu  trato, 
Tu  apoyo  mendigar  como  la  yedra 
El  apoyo  del  árbol  inmediato: 

Y  transformar  el  corazón  ea  piedra, 

Y  andar  por  los  tejados  como  el  gato. 
Vender-  á  la  virtud  con  la  perfidia, 
Cm  la  mentira  disfranr  la  envidia. 


{T  qué  hay  de  bueno  e|i  tí  para  que  abdique 
El  hombre  su  nobleza»  y  en  lus  araa 
Sus  nobles  sentinúeiiloa  saerffiquOt 
Sus  años»  sus  imágenes- raae  earas? 
La  riqueza  de  Esté&no  ó  de  Enrique? 
Mas  los  ha  transformado  en  bestias  raras» 
jDe  aquel  joven  feliz  el  dulce  arrobo? 
Ese  es  un  joven,  pero  jdveú  bobo. 

Erguido  marcha  de  su  frac  esclavo» 

Y  como  un  valentón  dispuesto  á  riña 
Las  FaooriUtó  tercas  con  el  cabo 

Y  su  bigote  arremangado  aliña. 
Tedio  pasar  hinchado  como  un  pavo.«. 
]Gomo  tm  conquistador!  |Ay  de  la  niña 
Que  mire  al  basilisco!  Irresistible 

Es  su  mirada,  su  aoÚBtad  temible  I 

Ese  otro  viejo  que  tan  solo  tiene 
Cabellos  blancos,  boca  despoblada^   . 
Muerto  ya  para  goces  enU*etiene 
Con  chismes  nada  mas  su  alma  malvada 

Y  con  la  vida  agena  se  mantiene. 

No  hay  hombre  bueno  ni  mujer  honrada; 
Para  su  lengua  de  traidora  hiena 
Que  mil  reputadoneft  envenena. 

{Y  estos  son  tus  magnates,  sociedadl 
Esos  que  llamas  tú  grandes  señores. 
Padres  de  la  impudencia  y  la  maldad « 
De  tus  leyes  inicuas  defensores. 
Para  ellos  no  hay  amor,  no  hay  candad; 
Fuera  de  ellos  no  hay  mas  que  malhechores 
Y.  late  un  corazón  mas  generoso  < 

fiajo  el  poncho  ordinario  y  andrajoso 


¿Y  qué  diremos  ¡ay!  del  matrimonio? 
P(ft)re  mujer,  el  ángel  que  tu  mente 
Creyó  tan  puro»  ahora  es  un  demonio 
Que  te  aja  y  martiriza  cruelmente. 
La  casa  es  uu  pequeño  pandemonio. 
Se  pelea  y  se  insulta  diariamoite. 
Nadie  sabe  guiar,  nadie  se  escucha « 
Y  concluye  con  lágrimas  la  ludia! 


¿Y  qué  hará  la  infeliz?  Una  barrera 
En  su  destino  inexorable  alzaron,' 
Y'  el  honor,  esa  frivola  quimera. 
Sin  sentido  en  su  centro  colocaron. 
¡Pobre  mujer!  ¡Maldice  y  desespera  I 
El  corazón  impios  te  arrancaron. 
Sin  luz  de  entonces  en  el  mundo*  anda. 
¡Y  el  honor  á  un  infiel  amante  manda! 


¡Cuántas  conocí  yo  mujeres  puras 
En  el  albor  apenas  de  sus  dias, 
Lamentando  siniestras  amarguras, 
{Tan  necias  leyes  acusar  de  implas ! 

Y  consúmese  en  lentas  desventuras , 

Y  perece  en  continuas  agonías 
Una  alma  digna  de  mas  noble  suerte 
Victima  del  fastidio,  esa  otra  muerte ! 


Arrojad  el  fantasma  del  orgullo 
Á  la  fétida  cueva  eti  que  ha  nacido 

Y  del  amor  al  placentero  arrullo 

El  corazón  de  amor  sienta  el  latido. 
Como  la  flor  que  el  virginal  captdlo 
Abre  al  beso  del  céfiro  querido , 
Abrid  el  alma  tierna  á  los  amores 

Y  gozad  de  su  angustia  y  sus  fiívoresl 


Que  no  hay  fuerza,  no  hay  ley  que  diga  no  ames 
Al  corazón  enérgico  y  valiente. 
Decid  al  pensamiento  no  té  inflalnes 
De  su  belleza  ideal  al  tacto  ardiente. 
¡OhL  esa  ley  es  la  ley  de  los  inibmes, 
Es  la  fuerza  del  alma  que  no  siente. 
Es  el  grillo  del  odio  que  esdaviza , 
Es  el  dogma  que  el  arte  esteriliza! 

El  ojo  de  una  madre  vigilante 
En  la  cuna  nos  vierte  su  ternura, 

Y  el  ojo  entristecido  de  una  amante 
En  el  lecho  de  muerte  su  dulzura ! 
Al  principio  y  al  fin  el  caminante 

En  la  noche  de  horror  y  en  la  alba  oscura 
Encuentra  á  uña  mujer  sagrada  y  bella 
Que  abriga  el  alma  triste  en  la  alma  de  ella. 

Morir !  Nacer !  El  tiempo  con  su  Kma 
Tá  destruyendo  ideas  y  naciones, 

Y  de  la  muerte  en  la  profunda  sima 
Ha  arrojado  ya  mil  generaciones ! 
Segunda  vez  el  polvo  se  reanima 

Y  otras  se  alzan,  de  inmensas  proporciones, 
Qrgullosas  al  tiempo  desafiando 

Que  él  en  su  hórrido  abismo  vá  tragando. 

Hoy  de  cien  pueblos  sobre  el  polvo  yerto 
Otro  pueblo  grandioso  se  levanta, 

Y  el  que  era  antes  tristísimo  desierto 
Ya  ciudad  de  poder  al  mundo  espanta. 
Sobre  el  sepulcro  de  Herculano  e^ierto 
Hoy  posa  el  hombre  la  insolente  planta; 
Rebuscando  en  su  escombro  renegrido 
La  marca  de  los  homlnres  que  han  vivido. 


—  40— 

Y  cavando  h  lava  endurecida, 
Bl&nco  sudario  que  extendiera  el  niego, 
Ya  expone  la  columna  destruida 

O  el  grueso  capitel  de  mármol  griego:    * 
La  puerta  de  su  goznes  desasida 
Las  mesas  del  festin  y  las  del  juego ; 
Mas  todo  en  confusión  revuelto  se  halla 
Y  el  mismo  tiempo  sus  horrores  calla. 

« 

Y  pregunta:  ¿qué  fué  de  su  graodexa. 
Qué  ñié  de  sus  palacios  portentosos, 
Centellantes  de  lujo  y  de  ri()ueza 
Alcázares  de  revés  poderosos? 
Pregúntale :  ¿qué  se  hizo  su  nobleza. 
Qué  se  hicieron  sus  circos  y  sus  cosos? 
¿Adonde  están ,  pre^junta,  tantas  glorias? 
I Y  te  responderán:  ya  son  memorias  I 

Y  el  aura  audaz  que  en  musical  amdk> 
De  perfume  y  amor  pasó  cargada 

En  los  jardines  do  el  insano  orgullo 
Alzó  su  frente  de  insolencia,  armada. 
Hoy  suena  ya  cual  frivolo  murmullo. 
Triste  como  el  aspecto  de  la^da, 
DébU  como  los  ecos  de  un  lamento 
En  esa  soledad  que  habita  el  viento 

Sediento  de  poderes  un  caudillo 
Arrastre  al  pueblo  á  vergonzosa  guerra; 
Blanda  un  infando  déspota  el  cuchülo 

Y  siembre  de  cadáv^es  la  tierra ; 
Al  fin  el  tiempo  de  ese  falso  brillo 
Destruye  el  oropel  su  pompa  atierra; 
Se  rie  de  su  gloria  y  de  nosotros 

Y  donde  mueren  unos  nacen  otroa.  [ 


—41  — 

Tsitodoalfinnáoe,  creoe  y  muere 
También  debe  el  amor,  creencia  hunuuia. 
Que  el  hombre  á  voluntad  desecha  ó  quiere. 
Hoy  renacer  para  morir  mañana. 
La  roja  luz  del  sol  la  vista  luere 
T  el  tedio  encuentra  al  fin  el  que  se  a&na 
En  amar  de  por  vida  á  una  mujer 
Que  un  día  apenas  nos  dará  un  placer. 

En  otros  tiempos  en  que  ñié  el  amor 
Veneración,  respeto  en  que  se  unia 
De  una  alma  pura  al  generoso  ardor 
Otra  á  qmen  ella  palpitar  hacia; 
Cuando  jamás  amor  daba  dolor 

Y  cuando  era  delito  la  falsia. 
De  placer  y  de  amor  se  deliraba 

Y  eternamente  ¿  una  mujer  se  amajba. 

Cuando  cual  leve  chispa  que  desprenda 
El  sol  en  el  oriente  despeinando , 
De  luz  y  de  esplendor  el  aire  enciende 
Caliginosas  nieblas  penetrando; 

Y  aqui  un  girón  arrebolado  tiende 

Y  suave  lista  allá  de  oro  pintando 
Cubre  la  esfera  azul  de  mil  celages 
Que  remedan  fantásticos  paisages; 

Tal  en  el  alma  del  campeón  valiente 
Lá  eléctrica  mirada  de  su  dama 
Chispa  al  principio,  llamarada  ardiente « 
Su  valeroso  corazón  inflama; 

Y  cuando  el  son  de  los  clarines  siente 
Que  lauro  y  gloría  á  conquistar  le  llama» 
Piensa  en  su  bella  y  su  feliz  memoria 
Le  acompaña  en  la  lid  y  en  la  victoria. 


—  42-- 

¡  Oh  qué  tiempos  aquellos  tan  felicéal 
El  honor  y  el  anior  juntos  andaban  ^ 
Valor,  fuerza  y  honrosas  cicatrices, 
Gloria  y  fortuna  al  paladín  le  daban. 
Hoy  por  mas  que  te  tuerzas  las  narices 
No  alcanzarás  jamás  lo  que  alcanzaban; 
En  vez  de  amores  te  darán  vileza  ^ 
En  vez  de  glorias  burlas  y  pobreza. 

Y  eso  si  te  hacen  caso ;  porque  es  mucho 
Aunque  sea  por  burla  conseguillo 
En  este  siglo  en  el  saber  tan  ducho 

Y  al  mismo  tiempo  soi-disant  tan  pillo. 
La  pluma  enristra,  pinta  á  un  avechucho 
Con  frases  galas  y  pomposo  brillo 

Tan  sublime  que  nadie  te  comprenda 

Por  mas  que  tu  misterio  ahondar  pretenda; 

m 

Una  cosa  á  ninguna  parecida. 
De  disparates  un  extraño  aborto, 

Y  tu  obra  será  íeida  y  releída 

Y  este  es  el  genio,  dirá  el  siglo  absorto. 
Si  lograr  quieres  fama  merecida 
Nunca  en  disparatear  te  quedes  corto; 

Que  si  uno  Haces  tan  grande  como  el  mundo, 
Serás  un  Dios,  un  genio  sin  segundo. 

¿Cómo  en  un  siglo,  pues,  que  tanto  sabe 
Envejecido  ya  por  la  esperiencla , 
Sagaz  docto,  prudente  y  asaz  grave , 
Puede  el  amor  vivir  no  siendo  tíencia? 
El  sentimiento  puro  ya  no  cabe 
En  la  torva  y  mezquina  indiferencia ; 
La  flor  en  el  barrial  pierde  su  aroma 

Y  el  pestífero  hedor  del  barro  toma. 


¡Ahí  ¡Caed,  morid,  pues;  huid  del  mundo 
Amor  y  gloria,  soles  de  la  vida! 
La  sombra  ril  del  interés  imnundo 
Cubra  la  luz  de  la  pupila  herida.... 
Todavía  el  terreno  es  infecundo. 
Todavía  esa  luz  desconocida 
En  otros  cielos  brilla,  y  su  penumbra 
Con  rayo  incierto  nuestro  cielo  alumbra.... 


Pero  ya  mis  dos  héroes  estarán 
Para  hablarse  mi  boca  deseando. 
Concluida  la  cena,  en  un  diván 
Muelle,  como  un  sofá  de  césped  blando. 
Mi  graciosa  heroína  y  su  galán 
En  mátua  confianza  están  hablando. 
Ella  llena  de  amor-y  desvario.... 
Fantasio  melancólico  y  sombrío... • 


—44*^ 


IV. 


— ^Y  bien,  Fantasio,  ¿estás  contento?  Ahora 
Creerás  que  te  amo?  Ven,  mi  aliento 
Calmará  la  ansiedad  que  te  devopa. 
— Yo  no  sé,  Clarímunda,  pero  siento 
Un  no  sé  qué  á  tu  lado  qua  me  espanta 

Y  al  mismo  tiempo  mi  ilusión  encanta. 

— ¡  Qué!  ¡  Dudas  de  mi  ampr  I — ¡  Nol  Pero  jaciagoft 
Me  persiguen  do  quier  negros  t^rrore^» 
Pérfidos  son  tus  besos, «tus  halagos, 

Y  fatales  seránme  estos  amores. 

I  Son  presagios  tal  vez!  ¡  Huye!  aun  podemos 
Salvarnos  del  abismo  á  que  corremos. 


¡Huye!  Desdeña  mi  pasión  violenta. 
Guarda  ese  amor  para  otro,  hermosa  mia;. 
Eres  rica  y  feliz;  roja  aun  se  ostenta 
En  tu  frente  la  luz  del  Mediodia. 
Hallará  mil  amantes  tu  hermosura 
Que  te  den  mas  amor  y  mas  ventm*a. 


Yo  nada  tengo ;  déjame  ignorado 
En  soledad  vivir  con  mi  pobreza. 
Maldiciendo  los  sueños  del  pasado,  | 
Dorando  el  porvenir  con  tu  belleza. 
Mis  bruscos  celos,  que  jamás  se  amansan^ 
¡  Tal  vez  te  hacen  sufrir ,  tal  vez  te  cansaa! 


—  45— 

— ¡  Amor  mió !  ¡  Ddiras!  Abandona 
AI  olvido  esas  fútiles  visiones, 
Tu  pensamiento  tétrico  amontona 
En  nuestro  cielo  azul  mil  nubarrones; 

Y  en  medio  de  la  dicha  se  complace 
En  amargar  lo  que  feliz  nos  hace. 

* 

Yo  que  te  amo,  Fantasio,.con  locura; 
Yo  que  en  tí  solo  mi  universo  veo; 
Yo  que  probé  la  hiél  de  la  amargura» 
Los  engaños  de  un  jáven  devaneo; 
Débil  mujer  que  contra  todos  lucho^ 
Solo  pueáo  llorar  cuando  te  escucho. 

¿Por  qué  te  aterra  el  porvenir?  Acaso 
¿No  podremos  amarnos?  La  existencia 
De  la  cuna  al  sepulcro  dista  un  paso, 
Pero  el  amor  e$  la  celeste  esencia 
Que  esos  campos  estériles  zahuma 

Y  consuela  el  dolor  que  nos  abruma. 

¡No  me  hables  de  presagios!  He  sufiido 
Tanto  en  la  vida  que  dudar  me  espanta; 
Yo  no  te  pido  amor,  solo  te  pido 
Que  me  dejes  amarte  Eso  me  encanta, 
Porque  es  tu  amor  un  soplo  que  me  anima^ 
Amor  que  me  envanece  y  me  sublima. 


¡  Déjame  amarte  por  piedad  I  Mi  duelo 
Consolaré  con  tu  recuerdo  grato 
Cual  futura  esperanza  de  consuelo. 
No  temas,  no,  que  yo  te  llame  ingrato; 
Que  en  un  alma  sensible  que  amar  sabe 
£1  áspid  frió  del  rencor  no  cabe. 


—  46  — 

]  Y  huye  si  quieres!  Victima  inocente 
De  un  inocente  amor,  llegará  un  dia 
En  que  encierre  mi  cuerpo  eternamente 
La  muda  losa  de  la  tumba  fria. 
Olvido  al  menos  me  dará  la  muerte... • 

Y  un  mar  de  llanto  de  sus  ojos  vierte. 

Fantasio  enternecido  y  suspirando, 
£brio  de  amor,  henchido  de  ternura^ 
Ora  amante  rendido ,  ora  rogando. 
Se  arrebata  y  se  enciende  en  su  hermosura; 

Y  en  sus  dulces  delirios  ofuscado 
Eterno  amor  la  jura  arrodillado. 


¡Oh!  ¿Será  cierto? — Clarimunda  esclama; 
Cuan  hermosa  es  la  vida !  Solo  goza 
De  sus  placeres  mágicos  quien  ama 

Y  en  brazos  de  su  amcmte  se  alboroza! 

¡Oh!  ¡Fantasio!  ¡Mi  bien!...  Y  un  beso  amante 
La  paz  en  el  amor  seUa  al  instante. 

■ 

Y  el  volcánico  ardor  que  los  abrasa. 
Fuego  que  más  con  sus  halagos  cunde, 
En  mutuos  besos  á  sus  almas  pasa 

Y  en  incendio  vorace  se  difunde. 
Tiemblan  sus  nervios  con  ñiror  latiendo. 
Bulle  la  sangre  concentrada  hirviendo. 


¡Qué  necios  son  los  hombres!  Los  sentidos 
Casi  siempre  gobiernan  sus  acciones, 
Y  por  su  férrea  voluntad  traídos 
Yan  en  senda  estraviada  á  tropezones. 
Quién  cae,  quién  levanta,  y  en  la  lucha 
Madie  la  voz  del  corazón  escucha^ 


—  47-^ 
Una  mirada ,  upa,  palabra,  un  beso. 
En  el  perro  mas  fiel  al  hombre  mudfm, 

Y  áet  furor  cayendo  en  el  esceso 
De  la  pasión  mas  ciega  ya  no  dudan ; 
Tómase  en  ángel  la  mujer  que  aman 

Y  su  ilusión,  su  salvación  la  llaman. 

El  pasado  fué  un  sueño  maldecido; 
Con  el  presente  el  porvenir  se  enlaza. 
El  supremo  placer,  el  dulce  olvido, 
Guarda  el  amor  en  su  fulgente  taza. 
El  mundo  entero  piérdese,  delira, 

Y  en  aquella  mujer  su  todo  mira. 

¡Oh!  decir  las  palabras  de  ternura 

Y  el  halago  febril  de, los  amantes; 
Describir  el  placer  de  esa  locura 

Que  hace  venir  el  alma  á  los  semblantes ; 
Más  que  simpleza  pretensión  seria 

Y  á  espresar  la  verdad  no  alcanzaría. 

¿Quién  alcanzó  con  el  trivial  lenguaje 
La  dulzura  á  espresar  de  un  sentimiento, 
Cándida  flor  que  crece  entre  el  follaje 
La  luz  huyendo  porque  escucha  el  viento 
Ronco  zumbar  y  teme  que  su  roce 
Su  vestidura  púdica  destroce? 


Cuando  el  viento  atrayendo  y  empujando 
Las  nubes  junta  en  infernal  pelea. 
Guando  en  la  inmensidad  relampagueando 
El  cielo  amenazado  titubea 

Y  la  tierra  en  sus  quicios  se  estremece 

Y  el  sol  como  aterrado  palidece ; 


—  48  — 

El  hombre  entonces  mustio,  cavOoso,^ 
Comprende  y  tiembla  cómo  pobre  arbusto; 
Admira  ese  espectáculo  grandioso 
El  débil  corazón  lleno  de  susto; 
¿Pero  quién  espresar  nunca  ha  podido 
Lo  que  en  esos  momentos,  ha  sentido? 

¡Nadie ! — que  entonces  el  mas  leve  gesto 
Dice  mas  que  palabras  anudadas 
Con  el  odioso  y  árido  compuesto 
De  retóricas  frases  embrolladas. 
Que  arrastran  bisecando  al  pensamiento, 
Á  un  vacio  ruidoso  el  sentimiento ! 


¡Qué  no  inventa  el  amante  acariciado 
Por  la  mano  gentil  de  la  que  adora! 
¡Alma  mia!  ¡mi  bien!  ¡cáliz  cerrado! 
¡De  inocencia  y  virtud  luí  creadom! 
¡Dulcísima  esperanza  de  mi  vida! 
¡Única  flor  de  mi  ilusión  querida! 

En  fin,  ¡cuántas  palabras  de  dulzura 

Y  de  entrañable  y  férvida  pasión, 
En  sus  delirios  crea  esa  locura 

Y  acaricia  el  ansioso  corazón!..! 
Llamas  del  fuego  que  en  el  pecho  abrigan 
Sin  cesar  los  amantes  se  prodigan 

El  violento  deseo  que  lo  escita 
Crecer  siente  Fantasio  á  su  despecho. 
Su  sangre  quema,  el  corazón  palpita. 
Romperse  quiere  su  anhelante  pecho; 
Nubes  divinas  su  mirada  ofuscan 

Y  sus  ojos  á  ella  solo  buscan. 


—49— 

Ella  le  mira  y  en  sus  grandes  ojos. 
El  amor  mas  ardiente  centellea , 

Y  de  su  boca  entre  los  lirios  rojos 
Los  besos  tiemblan  que  beber  desea; 

Y  su  seno  golpea  enardecido 

Y  ya  lanza  un  acento,  ya  un  gemido. 

• 

Y  mas  y  ma$  creciendo  su  tormento 
Siente  Fantasio  su  cabeza  arder ; 
Fuego  sus  besos  son,  fuego  su  aliento^ 
El  mundo  cubre  el  velo  del  placer; 
En  una  sus  dos  almas  se  trasfunden 

Y  sus  rayos  en  besos  se  difunden ! 

Hundo,  ¡qué  oscuro,  qué  pequeño  eres 
Cuando  te  mira  el  que  dichoso  vive 
Desde  el  mágico  Edén  de  sus  placeres 

Y  en  su  dicha  feliz  goces  recibe  I 
¡Goces que  dá  clamor  idolatrados, 
Tiernos  suspiros ,  besos  rilados ! 


Pasad,  pasad  como  las  nubes  pardte 
Oue  el  limpio  sol  del  borÍ7X>Dte  arrpja. 
Del  menguado  dolor  formas  bastardan. 
Fatídica  Uusion  de  la  congoja; 
Y  venid  en  hileras  peregrinas 
Del  insaciable  amor  formas  divinas. 


Ornad  su  frente  magas  carinólas 
Con  la  guirnalda  de  celestes  lirio»; 
Estended  vuestras  alas  voluptuosas 
Y  empapad  en  dulzura  sus  delirios; 
Compadeceos  de  él  que  ese  «Mollento 
Hace  olvidar  él  mundo  y  su  tormento* 


—  50  — 

Y  en  esta  vida  corta  y  fastidiosa 
Es  un  siglo  ese  instante  presuroso 
Que  entrelaza  en  cadena  misteriosa 
El  pasado  al  presente  venturoso» 
Y  delirando  nos  arrastra  adonde  . 
El  porvenir  bellísimo  se  esconde. 


{ Oh !  ¡  quién  entonces  el  poder  tuviera 
De  mantener  las  horas  en  reposo...» ! 
Has  si  el  hombre  inmortal  aquí  viviera 
No  gozara  ese  instante  voluptuoso. 
Porque  hastiado  tal  vez  lo  desdeñara 
ó  ignorante  jamás  lo  deseara! 


¡Oh !  que  esos  sabios  que  buscando  van 
Un  poderoso  y  mágico  dixir 
Eterno  con  el  cual  el  cuerpo  harán , 
Materia  frágil  que  nació  á  morir. 
En  confusas  ideas  se  extravian 
Y  sin  poderlo  hallar  al  fin  se  hastian. 


Porque  es  imperdonable  esa  locura 

Y  es  fuerza  como  todo  ir  de  partida , 

Y  descender  á  helada  sepultura 

El  postrero  escalón  de  nuestra  vida; 
Que  tan  corta,  por  Dios,  es  detestaUe 

Y  que  eterna  seria  insoportable ! 


Ademas,  y  es  razón  mas  concluyente. 
Si  nadie  se  muriera  no  cabria 
En  la  órbita  del  mundo  tanta  gente, 

Y  al  fin  desesperada  se  ahogaría 

Y  quizás,  án  quizás,  se  abominaran 

Y  unos  á  otros  todos  se  mataran. 


—  51  — 

Y  la  oira  vida  es  la  única  esperanza 
Del  que  en  esla  perdiera  ese  consuelo. 
Mas  allá  yo  no  sé  k)  que  se  alcanza; 
Pero  sin  duda  debe  ser  un  cielo 
Adonde  el  ahna  sin  el  cuerpo  habita 
Como  espíritu,  eterna  é  infinita! 


Mas  ¿por  qué  al  alma  la  materia  cede? 
¿Por  qué  la  una  por  la  otra  ha  de  matarse? 
¿Este  todo  compacto  acaso  puede 
En  secciones  diversas  separarse 
Y  elegir  cada  cual  otra  existencia? 
Yo  no  lo  sé ,  pregúntale  á  la  ciencia. 


CANTO  SEGUNDO. 


¡O  lumiere!  iO  beautél 
¡Forme  celeste!  ¡Amour!  ¡Oh!  préle-moi  tonaile 
Et  conduis-moi  sur  Theure  au  rivage  enchanté 
Qú'elle  habUe.  ¡Oh!  de  gr&et  entraine-moi  vers  elle! 

Üoethfi-Pauit, 


I. 


Cuando  el  fastidia  al  sentimiento  mata 
Dejando  al  corazón  en  un  letargo 
En  que  solo  en  sus  fibras  se  dilata 
Del  pasado  el  recuerdo  mas  amargo; 
Cuando  vemos  el  rostro  de  la  ingrata 
Risueño  en  nuestra  angustia ;  cuando  el  largo 
Camino  de  la  vida  se  ha  perdido, 
Al  fondo  de  una  copa  está  el  olvido. 


Y  entonces  apurar  vaso  tras  vaso 

Y  volverlo  á  apurar  es  muy  preciso, 
Hasta  quedar  exánime  y  escaso 

De  razón  y  de  fuerzas  y  de  aviso. 
Porque  entonces  es  alba  el  negro  ocaso 

Y  el  valle  mas  infértil  paraíso; 
Porque  entonces  ni  vemos  ni  pensamos 

Y  gozando  con  todo,  todo  amamos! 


—  54  — 

¡Ohl  ¡venga  vino/  La  embriaguez  mis  penas 
Adormezca  dichosa/  En  nada  pienso. 
Mézclese  con  la  sangre  de  mis  venas 

Y  apague  el  fuego  que  las  sulca  inmoisol 
Vengan  delirios ,  vengan  las  sirenas. 

El  canto  vago,  él  torbellino  denso, 

Y  perfumes  é  imágenes  perdidas 
Con  mis  propios  delirios  confundidas. 

Ven  á  mis  brazos,  sombra  que  persigo 

Y  que  no  hallo  jamás!  Deja  que  un  beso 
Eternamente  uniéndome  contigo 
Arranque  de  mi  alm^  el  grande  peso. 
Yo  te  amo,  sí,  y  amarte  es  mi  castigo. 
Yo  te  amo,  si,  y  amarte  es  mi  embeleso. 
Dame  un  beso,  otro  mas,  mil  Besos  dame, 
¡Nuestras  almas  amor  tan  solo  inflame! 

Ven  á  pasar  tu  mano  por  mi  frente 
Que  arde  de  amor!  Con  suave  halago  riza 
Mi  cabellera  suelta  é  indolente. 
Que  por  el  cuello  en  hebras  se  desliza. 
¡No  ves  cómo  se  agita  blandamente! 
¡No  ves  cómo  con  tu  alma  se  armoniza 
£1  alma  mia  que  á  tu  lado  vive 

Y  ardor  para  anhelar  de  ti  recibe! 

¡Asi!  ¡Mírame  asi!  Con  esa  tierna 

Y  lánguida  espresion  enamorada , 
Rayo  oeleste  de  otra  luz  interna 
En  tu  negra  pupila  reflejada! 

¡Asi  mírame  siempre!  ¡Oh!  ¡fuera  eterna 
Esta  vida  de  amor!  ¡En  tu  mirada 
Déjame,  lindo  espejo,  retratarme. 
Déjame  contemplándola  extasiarme! 


--55  — 

¡Tiemblas?  ¡  Ah!  ¿Por  qué  tiemblas ,  vida  mía? 
;Es  de  amor?-^|Ob  delícial  Tu  semblante 
Baña  un  suave  esplendor  de  poesía, 
Y  tu  seno  se  agita  palpitante! 
Suspiro  tierno  por  salir  porfía, 
¡Fuego  vibra  tu  labio  chispeante... 
¿Por  qué  te  agitas?  ¿Es  de  amor?  ¡Mi  alma. 
Tu  ardor  de  amores  en  mis  brazos  calma! 


Tú  aspirarás  en  mi  ardoroso  beso 
El  aire  de  mi  amor,  de  mi  ternura. 
Yo  aliviaré  mi  corazón  opreso. 
Yo  beberé  en  el  tuyo  mi  ventura. 
Tu  amante  corazón  tiembla  por  eso... 
Amargo  es  el  amor  que  no  se  apura. 
¡Estréchame,  desata  tus  cabellos 
Y  yo  mi  rostro  cubriré  con  ellos! 

Y  vengan  luego  si  la  suerte  quiere. 
Penas,  llantos,  fastidios,  sinsabores. 
La  agonía  es  celeste  si  se  muere 
Respirando  el  perfume  de  las  flores; 
Si  nuestro  oido  i*evolando  hiere 
Una  palabra,  una  canción  de  apiores. 
¡Qué  felices  instantes  nos  recuerda 
Al  romper  el  laúd  la  última  cuerda! 

¡  Imágenes  de  gloria,  venturosas 
Horas  de  amor...  soberbias  fantasías; 
¡Oh !  yo  os  veo,  yo  os  sigo  en  las  odiosas 
Noches  de  soledad  y  de  agonías. 
Como  Fausto  las  trazas  luminosas 
De  su  Helena,  las  dulces  armonías 
En  aéreos  ensueños  me  suspenden 
Y  en  prodigiosa  actividad  me  encienden. 


—  56  — 

AUi  están  agitándose  en  vapores, 
Que  esa  luz  inmortal  transforma  y  lleva 
La  bella  juventud  de  mis  amores, 
Mi  nueva  vida,  mi  esperanza  nueva ; 
El  prado  con  sus  árboles  y  flores, 
Con  el  perfume  que  la  brisa  eleva, 
A  donde  libre  el  corazón  respira 

Y  como  ella  elevándose  se  mspira. 

Desvaneceos,  pues,  sombras  traidoras. 
Sudarios  del  dolor,  necias  visiones; 
Formas  que  os  presentáis  fascinadpras, 
Vientos  que  aniquiláis  las  ilusiones. 
Brillad,  apareced  lindas  auroras. 
Juveniles,  ardientes  emociones. 
Sublime  abnegación  de  sentimiento. 
Atrevida  ambición  de  pensamiento. 

¿Barreras?  ¡No  hay!  Relámpago  invencible 
Rasga  las  nubes  que  su  vuelo  atajan ; 

Y  cayendo  tal  vez  en  lo  imposible 
Las  tinieblas  su  espíritu  amortajan. 
¡  Mas  late  aún  su  corazón  sensible. 
Firmes  aún  sus  pensathieptos  viajan 
Burlando  los  azares  de  la  suerte 

Y  arrancando  la  vida  de  la  muerte! 


Llegad;  y  aunque  llevéis  como  trofeo 
Al  partir  lo  mejor  del  alma  mia, 
Y  dejéis  la  visión  de  mi  deseo 
Perdida  y  rota  en  esa  esfera  umbría ; 
Pues  un  instante  como  Fausto  os  veo. 
Imágenes  de'gloria  y  poesía, 
Brillad;  aunque  también  me  deis  la  oscura 
Noche  de  la  miseria  y  la  anuurgura. 


—  57-^ 

Mas  en  el  mundo  engañador,  en  donde 
Envuelve  todo  un  nublo  de  tristeza , 
Donde  la  infame  corrupción  se  esconde 

Y  engaña  con  disfraces  la  pureza; 
Donde  una  burla  á  una  virtud  responde, 

Y  es  escarnio  de  viles  la  franqueza ; 
¿Quién,  quién  en  él  escuchará  mi  canto 

Y  tendrá  compasión  de  mi  quebranto? 

Cristal  do  todo  blanco  se  retrata, 
Niñez|,  cielo  del  alma,  puro  emblema 
De  una  imaginación  que  se  dilata 

Y  por  el  aire  libre,  libre  rema. 
Allá  una  noble  empresa  le  arrebata» 
Aqui  ciñe  á  su  frente  una  diadema, 

Y  cada  nuevo  sol  que  el  cielo  invade 

Nuevo  esplendor  á  su  ilusión  añade! 

• 

/Paraiso  inefable  de  la  vida! 
Mis  ojos  todavía  al  recordaros 
Eq  lo  interior  del  alma  dolorida 
Encuentran  una  lágrima  que  daros. 
Lágrima  ardiente  en  fuego  derretida. 
Como  la  que  derraman  los  avaros 
Si  hallan  dorada  alquimia  en  vez.  de  oro, 
O  vacias  las  arcas  del  Tesoro. 


¡  Ah  cruel ,  muy  cruel  es  la  fortuna ; 
Crepúsculo  infantU  apenas  dora 
Las  sutiles  neblinas  de  la  cuna 

Y  ya  en  afán  incógnito  se  llora. 
Las  ilusiones  caen  de  una  en  una. 
Lento  cáncer  la  sangre  nos  devora, 

Y  corre  turbia  y  fria  sin  arranque 
Como  el  agua  podrida  de  un  estanque! 


—  58—    * 
;  Y  padezco  y  padezco !  y  esos  dias 
(km  sus  mares  de  gayos  resplandores, 
Coa  sus  espirituales  armonías 
No  volverán  jamás!  Tristes  amores 
Sombras  no  mas,  horribles  agonías, 
T  discordantes  ayes  de  dolores, 
Llegan  solo  hasta  mi ,  y  en  duro  empeño 
Alargan  mi  velar,  turban  mi  sueño. 

Y  un  alarido  fúnebre,  espantoso,  ^ 
Ay  incesante,  en  mis  oidos  zumba ^ 
Que  temblando  en  el  aire  pavoroso 
Del  corazón  en  lo  intimo  retumba; 

Y  en  vértigo  infernal  y  doloroso 
Ora  veo  un  abismo,  ora  una  tumba, 

Y  de  día  sale  un  grito  que  me  llama, 

Y  es  voz  tal  vez  de  una  mujer  que  me  ama! 

Quzás  el  alma  de  placer  se  agita 
Cuando  la  muerte  á  su  morada  llega ; 
Por  eso  tanto  en  lo  interior  palpita 
Cuando  su  ala  el  espíritu  despUega. 
Al  despedirse  un  beso  deposita. 
El  seco  labio  con  su  beso  riega, 

Y  del  pasage  de  esta  vida  corta 
Solo  el  reflejo  del  amor  transporta. 


¿Con  la  muerte  otro  mundo  se  conquista 
Y  empieza  otra  existencia  el  ser  que  acaba? 
¡Esas  facciones  de  invisible  artista 
Que  en  todo  rostro  ese  momento  graba, 
Son  una  luz  para  engañar  la  vista? 
¿O  es  que  el  alma  indecisa  que  flotaba 
Reaparece  en  toda  su  belleza 
Cuando  la  nueva  vida  en  ella  empieza? 


Un  no  sé  qué  de  fittalmente  tierno 
En  el  instante  de  morir  se  goza; 
Tago  deseo  que  lo  mas  interno 
Del  corazón  tocándolo  alboroza. 
La  tenebrosa  nube  del  infierno 
Como  un  lienzo  podrido  se  destroza; 
Y  aparece  otra  nube  cuya  esfera 
Una  lumbre  de  ro$a  tifie  entera.     - 


¡JEae  deseo,  inexplicable  anheló 
Que  eleva  el  corazón,  esa  .ternura 
Que  de  la  muerte  penetrando  él  hielo, 
De¡a  en  sus  nieves  una  ¿rasa  pura; 
Es  la  visión  profética  del  cielo, 
La  antidpada  luz  de  esa  ventura 
Que  al  párpado  desciende  en  la  agonia 
Para  cruzar  la  eternidad  sombría? 


¿Será  tal  vez  el  último  latido 
Del  alma  en  su  partida,  última  llama 
Que  le  presta  al  hogar  donde  ha  vivido 
T  que  partiendo  todavía  ama? 
Que  ese  es  el  cuerpo  con  quien  ha  sentido, 
Ese  es  el  pecho  que  abrazó  su  dama. 
Vaso  de  amor  que  contenia  entero 
£1  tesoro  de  amor  mas  verdadero ! 


Era  un  tesoro  que  en  el  alma  estaba 
Como  &í  un  santuario;  y  solamente 
Por  instantes  un  humo  se  exhalaba 
Bañado  en  ámbar  puro  y  transparente. 
Era  un  recuerdo ,  imagen  que  flotaba; 
Sueño  de  mi  niñez  indiferente 
Que  con  nuevo  disfraz  y  otra  careta 
Adoraba  mi  mente  de  poeta. 


—  60— 

¡Amar  quería!  El  fuego  de  mis  ojos 
Mis  ilusiones  vagas  encendía; 
Yo  todas  las  miia  y  en  manojos 
Arder  en  otros  ojos  las  hacia. 

Y  sus  labios  bebían  mis  antojos 

Y  su  alma  mi  alma  recibia; 

En  su  dicha  las  dos  se  electrizaban' 
Yim  acorde  sonido  ambas  vibraban 


¡Salud,  gratos  recuerdos!  Os  despido 

Y  os  invoco  de  nuevo!  A  Miestra  fuga 
Un  ay!  envia  el  corazón  partido 

Y  mi  mano  mis  lágrimas  enjuga. 
Muchos  de  mis  cabellos  han  caído. 
Mi  tersa  frente  de  pesar  se  arruga, 

Y  en  el  páramo  estéril  en  que  entro 
La  fría  niebla  del  dolor  encuentro!.... 


¿Adonde  voy?  ¡No  sé!  La  única  cosa 
Que  pretendo  saber  es  la  esperiencia. 
Que  aunque  es  vieja  cansada  y  fastidiosa 
Es  una  ciencia  al  ñn  y  propia  ciencia. 
La  esperíencia  es  la  ciencia  mas  preciosa. 
La  mas  bella  después  de  la  demencia ! 

Nada  dura  la  gloria,  el  amor  poco 

¡Y  el  hombre  los  adora!— ¡  El  hombre  es  loco ! 


Pero  el  hombre  es  artista  y  cada  idea. 
Cada  ilusión  que  su  entusiasmo  forma. 
Cada  imagen  de  amor  que  le  recrea,  * 
Al  pasar  por  su  mente  se  transforma: 
De  cuanto  en  esos  vértigos  desea 
Esa  imagen  fantástica  es  la  norma. 
Ella  con  sus  delirios  se  embellece, 
Ella  sola  á  su  imagen  se  parece. 


'  Y  le  dá  su  esplendor  la  fimtBsfef 
El  alma  su  vigor,  su  sentimiento « 
El  corazón  su  blanda  poesia. 
Su  grandeasa  el  altivo  pensanáento* 

Y  no  ve  el  desdichado  en  su  porfia 
Que  solo  es  un  fiíntasma  ese  porteoto^ 
Que  es  de  su  ccnrazon ,  de  su  alma  fnpáf 
Bella  espresion,  exagerada  oopia« 

Pertinaz  deliraole  el  mentecato 
Tras  de  esa  imagen  sin  cesar  se  afluía^ 

Y  ya  postrado  adórala  insensato 

Y  la  elige  de  su  alma  soberana. 
Bello  es  el  sueik),  el  despertar  ingrato, 
Dulce  la  noche,  triste  la  mañana; 
Cajó  el  misterio,  la  verdad  conoce, 

Y  amor  acaba  donde  acaba  el  goce* 

Que  en  los  brazos  de  ftcfl  prostituta 
O  en  los  brazos  gozar  de  una  gran  dama 
Siempre  es  lo  mismo;  aqudla  disoluta 
C(»noesta,  os  dice,  hipócrita  que  os  ama, 

Y  cual  la  buena,  con  la  mala  fruta 
La  virtud  con  el  vicio  se  amalgama; 
Que  si  la  una  por  dinero  miente 

La  otra  engaña  porque  nada  siente. 


En  las  lides  de  amor  se  necesita 
Más  que  valor  muchísima  prudencia; 
Poca  pasión  con  la  mujer  bonita 

Y  un  si  es  no  es  de  vaga  indiferencia. 
El  peligro  menor  asi  se  evita 

Y  todo  amor,  mezclado  de  indolencia. 

Encierra  tal  encanto,  tal  bdleza. 

Que  nos  dá  un  nuevo  bálago  en  la  pereza...  J 

5 


—  62  — 

Y  el  error  mas  fatal  de  don  Rodrigo 
Fué  su  poca  prudencia;  con  mas  maña 
Hubiera  sido  don  Julián  su  amigo 
Y  no  viniera  el  árabe  á  la  España. 
El  solo  trajo  sobre  sí  el  castigo; 
Sembró  con  su  imprudencia  la  cizaña 
Que  habia  de  brotar  sangre  y  encono 
Hasta  voltear  su  abominable  trono. 


El  debia  como  hombre  y  como  amante 
Proteger  el  honor  de  la  que  amaba. 
Para  halagar  su  presunción,  bastante 
Con  haberla  forzado  la  halagaba. 
Mas  el  rey  se  portó  como  un  tunante 
Sin  merecer  ese  baldón  de  Cava 
Que  al  fin  era  mujer  y  mujer  bella/ 
¡No  es  él  el  desdichado  sino  ella.... ! 

El  ahogó  en  Guadalete  sus  pesares, 
La  adversidad  de  su  contraria  suerte ; 

Y  más  de  un  buen  poeta  en  sus  cantares 
Con  lindos  versos  lamentó  su  muerte. 
Florinda,  lejos  de  los  patrios  lares 
Llanto  de  sangre  de  sus  ojos  vierte 
Recordando  ¡  infeliz !  en  tierra  estraña 
Su  honor  perdido,  su  perdida  España. 

¡Amor!  fénix  humano,  rayo,  esencia. 
Sentimiento ,  virtud ,  nc^le  palanca 
Que  mueve  la  caida  inteligencia 

Y  los  viciados  gérmenes  arranca ! 
Sublime  agitación  de  la  existencia. 
Perenne  fuente  que  jamás  se  estanca 

De  verdad  y  de  anhelo....  Amor,  desciende 

Y  en  tu  fuego  creador  mi  mente  enciende... 


— e3-« 

Pobre  Heloisa ,  en  Idbrego  retiro 
Enderra  con  tu  amor  tu  juventud; 
Encubra  el  velo  que  en  tu  rostro  miro 
Tu  belleza  tan  tierna  y  tu  inquietud; 
Purifica  tu  alma  en  tu  suspiro, 
Tu  corazón  abrasa  en  la  virtud  , 
Mujer  sublime  y  única ,  á  quien  cupo 
El  alma  mas  ardiente  que  amar  supo! 

Tú,  Heloisa ,  la  mas  enamorada. 
Tú,  ilusión  de  delirio  y  de  ventura. 
Tú  viviste  en  un  claustro  abandonada , 
Viva,  enterrada  en  fria  sepultura! 
Tú  que  pedias  solo  una  mirada. 
Una  larga  mirada  de  ternura 
Al  amado  de  tu  alma,  linda  esfera, 
Cuya  luz,  cuyo  centro  su  amor  era. 

Amor  y  solo  amor  era  tu  vida. 
Amor  tu  pensamiento  mas  dichoso^ 
Alma  pura,  en  dos  rayos  dividida 
En  tu  pecho  y  el  pecho  de  tu  esposo. 
Asi  del  árbol  en  su  ramo  asida 
La  flor  del  aire  crece ;  y  el  frondoso 
Árbol  sombra  le  presta,  la  fecunda, 
Y  de  roció  bienhechor  la  inunda. 


En  éxtasis  al  pié  de  los  altares,' 
Cuando  tu  alma  en  sus  raptos  se  subfiúia. 
Cuando  pides  alivio  á  tus  pesares. 
Más  el  antiguo  ardor  se  reanima. 
Los  salmos  te  recuerdan  sus  cantares, 
Y  junto  al  cuerpo  de  Jesús  se  arrima 
Otro  cuerpo  mas  bello  y  mas  gallardo 
Que  miras  sonreir  y  ^  Abelardo! 


—  64  — 

]Es  el!  En  tus  insomnios  de  tormeoto 
Una  blanda  emoción  tu  pecho  agita; 
A  tu  palabra  mézclase  otro  acento 
Y  un  espíritu  nuevo  te  visita* 
Fijo  en  él  se  embelesa  el  pensamiento! 
Es  él  que  llega  á  la  nocturna  cita» 
Que  con  labio  dulcísimo  te  llama 
Para  verte  y  decirte  gue  te  ama! 


¡No  la  veis!  Su  mejilla  por  inslrntes 
Sonriendo  colórase  y  se  enciende, 

Y  sus  pechos  eleva  palpitantes, 
Deseosa  agitación  que  ya  comprende. 
Ved ,  ya  estiende  los  brazos,  los  amantet 
Labios  entreabre,  y  alcanzar  pretende 
Otros  labios  allá  y  en  su  martirio 

llalla  despierta  que  fingió  un  delirio! 

Heloisa ,  en  un  siglo  como  el  nuestro 
Tu  alma  hubiera  dos  muertes  recibido, 

Y  d  simpático  amor  de  tu  maestro 
El  amor  de  un  patán  hubiera  sido; 

Asi  como  en  la  esgrima  es  el  mas  diesUo 
Quien  triunfa  del  contrario ,  asi  el  ruido 
Del  dorado  metal  las  almas  vence, 

Y  al  mas  rebelde  corazón  convence. 


La  mujer  es  un  fuelle  que  se  hincha 
A  voluntad  del  hombre,  esclava  en  todo; 
Y  el  honor  es  á  veces  una  cincha 
Para  apretarla  bien  y  de  otro  modo. 
Cuando  el  deseo  en  su  nariz  relincha 
El  hombre  entonces  el  siniestro  apodo 
Abdica  de  tirano  y  como  reo 
Ante  su  esclava  póstrale  el  deseo. 


—  65  — 

Ya  lo  que  era  el  9mor  se  desconoce 
T  solo  el  interés  e^  de  moda. 
¿Hay  dinero?  Si  le  hay.  Tiene  ámpUo  goce; 
Elija  usted— Nkiguna  me  acomoda. 
— ^Aqui  tiene  V.  diez. — Tráigame  doce... 
¡fjO  puede  amar?  Como  amará  la  boda... 
{Pero  es  joven  de  alcurnia  y  es  muy  rico!... 
¿Mas  se  puede  vivir  con  un  borrico? 

Fidelidad,  mujer...  Si  nó  las  brasas 
En  castigo  te  aguardan  del  infierno!.. 
£1  amor  es  mi  vida]..  Si  te  casas 
Tu  suplicio  ha  de  ser  duro  y  eterno. 
Esa  es  la  meta;  si  de  aUi  me  pasas... 
Yo  soy  libre...  Tu  casa  es  tu  gobierno... 
¡Ah,  vieja  sociedad!  aplaude,  aplaude 
Y  deifica  en  tu  creencia  el  fraude!... 


La  mujer  es  un  sol  hedió  pedazos 
Que  vaga  incierto  en  tenebrosa  lumbre; 
Es  una  horrible  máquina  de  abnu»s 
Que  debe  hacer  caricias  por  costumbre, 
tdolo  bello  que  apretó  en  sus  brazos 
Y  que  exhibe  la  loca  muchedumbre. 
La  mujer  es  un  trasto  de  capricho. 
Menos  que  bestia  y  poco  mas  que  vicho. 


Hoy  ¿quién  no  insulta  á  la  mujer?  üb  mono 
Que  gusta  aún  la  leche  de  la  mama, 
Con  hablar  por  demás  ^  con  darse  tono 

Y  ser  fatuo,  las  huella  y  las  infama. 

Y  cuántas  ¡  ay !  en  misero  abandono. 
De  su  honor,  de  su  vida,  de  su  fuma 
Despojadas  se  ven  por  un  cobarde 
Que  de  triunfos  mentidos  hace  alarde ! 


—  66  — 

Hucbos  de  estos  habrá  que  al  leer  esto 
£d  mi  su  lengua  ensayen,  y  que  traigan 
Ya  una  tosca  malicia,  ya  un  supuesto 
Que  sobre  el  blanco  honor  de  alguna  caigan. 
La  lengua  ¿  veces  es  un  don  funesto 
Cuando  en  el  duro  corazón  se  arraigan 
La  vanidad,  los  celos,  la  perfidia 
ó  la  &tal  cicuta  de  la  envidia. 


Mujeres  que  sentís  la  llama  pura. 
Que  en  su  hoguera  viviente  os  abrasáis, 
Que  soñáis  en  el  mundo  una  ventura, 
¡Ventura  dulce  que  jamás  lográis! 
Mujeres  que  perdéis  vuestra  hermosura 
Amando  siempre  y  todavía  amáis, 
¡Llorad,  llorad!  á  vuestro  oculto  fuego 
Para  avivarlo  mas,  dad  ese  riego. 

{ Y  quizá  alguna  vez  en  ese  llanto 
Que  la  pupila  fulgurosa  empaña. 
Sangre  del  corazón,  riego  el  mas  santo 
Que  brota  el  ojo  y  el  semblante  baña. 
Quizá  encontréis  un  pasagero  encanto 
En  esa  suave  conmoción  estraña 
Que  se  siente  al  llorar  cuando  se  llora 
Un  a&n,  una  pena  que  aun  se  ignoro. 


¡  Padeced  y  llorad !  ¡  Mujeres  que  amo! 
¡Amad  y  padeced!  ¡Pobres  mujeres! 
El  hombre  no  oirá  vuestro  redamo 
Entregado  á  su  bolsa  y  sus  placeres. 
En  vuestro  seno  huérfimo  derramo 
Una  lágrima  tierna....  |Eva,  tú  eres 
Toda  la  creación !  ¡  Sin  tí  no  habría 
Ni  placer,  ni  ansiedad,  ni  poesia! 


—67  — 

Casi  siempre  en  pasión ,  siempre  en  ternura 

Y  en  amor  la  mujer  nos  aventaja; 
Si  nos  hiere  la  angustia,  con  dulzura 
Su  mano  nuestras  lágrimas  ataja. 

Su  amante  abnegación  es  la  que  dura. 
Su  corazón  el  infortunio  no  aja, 

Y  si  cae  la  flor  de  su  belleea  ' 
Queda  siempre  en  su  alma  una  riqueza!... 

Como  hecho  soy  de  carne  y  no  de  risco 
IC  enardecido  corazón  las  ama; 

Y  aunque  soy  por  encima  nn  tanto  arisco 
Por  dentro  soy  mas  dúctil  que  una  llama» 
Yo  no  arrojara  como  San  Francisco 

Un  tizón  á  los  ojos  de  una  dama 
Porque  ella  tentadora  me  abrazase, 
Ó  que— ¡horrible  pecado!— -me  besase. 

No:  que  yo  en  cambio  miles  le  daría... • 

Y  cual  la  flor  el  matinal  ^pcio 
Ese  aliento  de  amor  recojeria 
Para  mojar  con  él  el  peciio  mió. 
Que  es,  por  Dios,  insufrible  bohena 
Vivir  de  privaciones  y  de  hastio; 

Y  no  atrapar  el  goce  cuando  llega 

Y  una  boca  sus  labios  nos  entrega. 

Y  mucho  mejor  vida  es  ¿  mi  juicio 
La  del  amor;  las  buenas  cualidades 
Están  siempre  con  él  en  ejercicio 

Y  suele  descubrir  muchas  verdades. 
Abstenerse,  vestirse  de  silicio. 
Habitar  en  desiertas  soledades. 

Es  torcer,  suicidar  el  corazón. 
Que  venera  el  amor  por  religión. 


—  68  — 

Wií  para  qué?  para  vivir  temiendo; 
Y  como  mi  potro  altivo  á  cada  instante 
£1  audaz  pensamiento  deteniendo 
Que  en  pos  de  sus  visiones  va  adehnle* 
¡Y  luego  la  mujer  no  es  monstruo  horrendot 

No  es  taippoco  de  hiél  su  beso  amante 

fOb!  mejor  es  vivir,  amar  coa  ellas, 
Que  no  al  desierto  durigir  las  huellas.... 


Pero  no;  ¡mujer,  huye!  El rosiro  esquiva. 
£1  brillo  de  tus  ojos  me  enternece , 
Y  á  mi  amorosa  conmoción  lasciva 
Una  contemplación  mas  grata  ofrece. 
Cierra  tus  hojas  tierna  sensitiva. 
Limpia  de  espina  que  traidora  crece, 
Qae  eternamente  quedaría  impreso 
De  mi  manchada  boca  el  agrio  beso. 


Yo  no  quiero  apagar  por  un  cajHÍcho 
Esa  chispa  de  amor  que  en  ellos  arde. 
Arrebatar  á  un  ángel  de  su  nicho 
Para  echarlo  á  un  abismo  es  de  cobarde. 
{Consérvala,  mujer;  huye,  te  he  dicho ( 
Que  mañana,  ¡ah!  mañana  será  tarde, 
Y  al  recordar  el  hoy  tu  pensamiento 
Recordará  la  flor  de  un  sentimiento. 


Yo  en  medio  de  las  locas  sociedades 
Que  por  nada  se  encienden  y  se  agitan. 
En  donde  luchan  mil  necesidades 
Y  se  empujan  y  al  mal  se  precipitan; 
En  estas  bulUdosas  soledades 
Cuyos  tardos  rumores  no  me  escitan , 
Viviré  á  mis  ensueños  entregado 
De  mis  recuerdos  solo  acompañado. 


Que  aunque  el  éettpo  k*  corrido,  aunque  los  dits 
VwnL  otros  hombrea  muy  lijeroa  pasan, 

Y  Ueyan  ellos  las  memorias  firias 

Y  otras  memorias  en  su  vuelo  abrasan; 
Jamás,  jamás  las  impresioDes  mias 

Con  el  tiempo  se  ameognau  y  se  arrasan; 
Con  la  misma  dulzura  mí  alma  siente 
El  placer  que  ha  pasado  y  el  presente* 

De  tu  voz  el  metálico  sonido. 
Que  era  la  nota  de  vibrante  cuerda. 
Como  antes  hiere  mi  encantado  oido 

Y  á  mi  voz  interior  su  voz  se  aonerda. 
Boca  de  amores,  de  armenias  nido. 
Habla  otra  vez  deslícese  y  se  pierda 
Esa  música  en  mi  alma,  y  esos  sones 
La  bañen  de  inefables  sensackmea. 

¡Aquí  está!  ¡Yo  la  veol  Su  semblante 
Gomo  un  junco  doblada  sobre  el  mió; 
Su  cabello  á  mi  frente  palpitante 
De  sus  húmedas  hebras  dá  el  recio. 
¡Oh!  ¡siempre  tan  hermosa  y  tan  amante  1 
¡Oh!  ¡qué  dichoso  soy!  Vés  aimo  rio?...« 

¡Ya  eres  nube  no  mas ¡Ah!  ¡ya  le  alejas! 

¿mÍLgen  de  oni  amor  pcNr  qué  me  dejas? 

Bien  haya  esa  ilusión  de  nú  memoria 
Que  al  cielo  me  transporta,  y  me  r^te 
Las  hermosas  escenas  de  esa  historia, 

Y  amar  y  recrearme  me  permite! 

Que  el  tiempo,  la  esperanza  de  la  gloria 

Y  la  fortuna  y  la  salud  me  quite, 
Áh!  pero  que  me  deje  reeordaros 
Momentos  de  ventura,  y  siwipre  «maros! 


—  70  — 

Que  sin  dulces  recuerdos ,  la  existencia 
Es  un  sol  sin  aurora,  ave  sin  plumas , 
Letargo  de  monótona  indolencia, 
Cielo  sin  tempestad,  mar  sin  espumas! 
Tu  alzas  el  pensamiento ,  intelig^acia , 

Y  tu  memoria  su  aridez  perfumas, 

Y  esparces  en  su  senda  algunas  flores 
Regalo  de  amistad,  prenda  de  amores! 

La  memoria  es  la  luz  que  poetiza 
El  tenebroso  horror  de  la  pasión; 
Agua  pura  que  riega  y  fecundiza 
En  cada  sinsabor  una  ilusión ! 
Es  flor  que  eternamente  aromatiza, 
Es  la  luz  zodiacal  del  corazón 
Que  el  cielo  alumbra  y  nuestras  noches  dora 
Con  los  gayos  reflejos  de  uua  aurora ! 

Oh!  nunca  perezcáis!  Nunca  los  años 
Os  arrastren  recuerdos  de  ventura! 
Nunca  los  infelices  desengaños 
Nublen  esa  alba  de  feliz  blancura. 

Y  cuando  el  cuerpo  los  mortuorios  paños 
Cubran,  y  baje  á  triste  sepultura. 

Esas  luces  fugaces,  transitorias. 
Sean  la  irradiación  de  mis  memorias! 


Hoy  tal  vez  causen  risa  los  ensueños 
Que  sin  cesar  revuelven  mi  cabeza, 

Y  el  fantástico  mundo  de  mis  sueños 
No  saldrá  de  la  anchura  de  mi  pieza... 
No  tengo  á  la  verdad  raros  empeños , 

Y  á  otras  muchas  añado  la  flaqueza 
De  creer  que  en  el  mundo  va  muy  mal 
Lo  que  llaman  el  eje  principal! 


—  71  — 

Es  decir  y  el  producto  de  la  ¿«rra. 
El  mundo  planetario^  el  alma  kumanat 
La  rasum ,  los  aprestos  de  la  guerfa 
Entre  la  gente  turca  j h  cristiana..! 
Quiero  decir  que  el  parto  de  una  perra 
Hizo  un  motin  en  Chile  una  mañana.  •• 
En  fin,  quiero  decir..!  lo  que  no  quiero... 
Lo  demás  se  lo  sabe  mi  tintero! 


Bendito  seas  siglo  diez  y  nueve 
Que  tan  nobles  nos  das  sendas  lecciones... 
Bueno  será  que  tu  caletre  lleve... 
Pero  ya  se  me  turban  los  renglones... 
Iba  á  clamar  contra  este  siglo  aleve 

Y  á  lanzarle  un  millón  de  maldiciones 
Como  es  de  moda.  Maldecidas  modas 
Que  han  dado  en  elogiar  todos  y  todas...! 

Más  que  otros  días  he  bebido  boy  dia, 

Y  atendiendo  al  poder  que  tiene  el  vino 
No  es  estraño  que  esté  mi  fantasía 
Como  anda  mi  razón,  en  desatino. 
Esta  que  todo  comproider  {ansia, 
Cielo  infinito ,  humanidad,  destino. 
Nada  comprende :  y  en  borrasca  ruda, 
Ki  ¡quiere  creer  ni  sabe  porque  duda. 

Lector,  emborracharse  no  es  delito 
Una  vez  por  lo  menos  en  el  año. 
Salchichón  con  Jerez  es  esquisito. 
Con  el  vino  se>  cuece  y  no  hace  daño, 
decaídas  fuerzas  asi  escito, 
tenaces  fiíntasmas  asi  engaño; 
En  intrincados  vértigos  me  pierdo. 
Ebrio  me  animalizo  y...  soy  mas  cuerdo! 


—  72  — 

Como  hace  el  niño  oon  su  fiíbo  mono 
Que  mil  vueltas  le  da,  lo  para  y  luego 
Lo  patea,  lo  rompe  con  encono, 

Y  sus  rotos  pedazos  echa  al  fuego; 

Asi  cuando  ¿  estos  sueños  me  abandono. 
Continuamente  con  el  ahna  juego; 
Acá  y  allá  la  llevo  y  la  destrozo 

Y  me  gusta  arrojar  trozo  por  trozo. 

Y  allá  va  un  sentimiento  de  ternura. 
Envuelto  alguna  vez  en  un  sospiro; 

Y  una  bella  esperanza  de  ventura 
Que  con  mucho  dolor  caerse  miro. 

Y  mezclados  un  sueño,  una  locura. 
Un  noble  amor,  una  creencia  tiro. 
Páginas  todas  de  una  antigua  historia 
Escritas  en  un  éxtasis  de  gloria!.. 

El  demonio  del  vino  me  ha  arastrado 

Y  por  mas  timorato  que  tu  seas. 
Lector,  de  mi  cerebro  emborrascado 
No  debes  estrañar  tales  ideas. 

El  cuarto  se  da  vuelta....  á  cada  lado 
Se  alza  una  luz...  dos  mas...  ya  son  mil  teas!,* 
Encomiéndate  á  Dios...  que  él  te  bendiga! 
Yo  me  duermo  vencido  de  fittiga.... 


—78— 


n. 


La  luz  dd  alba  que  h  iiiehia  uTOJa, 
El  aura  que  déq>ierta  las  floroataa. 
El  delgado  rodo  que  las  noja. 
Esas  nubes  graciosas  que  huyen  prestas; 
Después  de  un  largo  sueno  que  aongoja 
De  pesadillas  graves  y  funestas. 
Me  traen  tal  molicie,  tal  encanto. 
Que  entonces  con  el  ave  vueloy  oanto. 

Y  wa  mis  cantes  la  espresion  divina 
De  lo  que  siente  el  alma;  vagos,  suaves. 
Cual  los  ruidos  del  aura  campesina. 
Cual  los  trinos  alegreé  de  las  aves... 
Lector,  vamos  ¿  ver  á  mi  hecoina; 
Para  ir  ¿  su  mausion  tenemos  llaves.  •• 
Ten  paciencia  y  prosiguen-La  padencia 
Es  un  don,  la  virtud  por  eaoelencia! 


En  su  ilusión  de  amor  la  mente  fija 
Tiven  en  su  retiro  los  amantes^ 

Y  en  la  esfera  ideal  que  los  cobija 
Nada  altera  la  paz  de  sus  semMantes» 
La  voluptuosidad  del  anux  hqa. 

Con  matices  variados  y  elegantes 
Su  délo  de  venturas  ba  pintado 

Y  un  mes  en  mutuos  goces  han  pasado. 


—  74  — 

Atravesando  largos  corredores» 
Del  castillo  antiquísimo  despojos. 
En  uno  de  los  patios  interiores 
Un  estenso  jardin  hallan  los  ojos: 
Huérfano  casi  de  fragantes  flores 
Alzando  acá  y  allá  duros  abrojos; 
Ó  un  raro  tulipán  cuya  cabeza 
Asoma  entre  la  ortiga  y  k  maleza. 


¡Cuadro  bien  triste ,  bien  desesperado! 
¡Cómo  ver  en  su  lecho  un  hombre  muerto! 
Que  un  jardin  solitario  abandonado 

Y  de  maleza  en  rededor  culnertOy 
Es  como  un  corazón  martirizado 
Ya  de  ilusiones  y  de  amor  desierto 

Y  adonde  crece,  burla  de  las  flores. 
La  cicuta  mortal  de  los  dolores! 


¡  Oh !  ¿quién  la  luz  de  la  existencia  amena , 
Quién  habrá  que  con  llanto  no  recuerde? 
Que  al  deletéreo  aliento  de  la  pena 
Su  candido  esplendor  el  alma  pierde; 
Como  al  hielo  de  octubre  la  azucena. 
Como  el  campo  en  otoño  el  matiz  verde. 
Como  el  tiempo  que  atierra  las  ciudades 
Y  acumula  en  su  frente  las  edades ! 


Pero  aunque  arrebató  la  desventura 
Sus  flores  al  jardin,  anchos,  coposos. 
Crecen  como  una  franja  de  verdura 
Dos  hileras  de  sauces  lagrimosos. 
Que,  bajando  sus  ramos  con  tristura. 
Sombra  dan  á  esos  bordes  silenciosos 
Y  cual  mudos  esbirros  de  la  muerte 
Llorar  parecen  la  natura  inerte. 


—  75  — 

Tal  yez  Telan  las  losas  ignoradas 
De  otros  hombres  que  fueron  y  murieron , 

Y  sobre  ellas  sus  frentes  inclinadas 
Vierten  el  llanto  que  otros  no  vertieron. 

Y  tal  vez  de  las  brisas  perfumadas. 
Si  el  aroma  celeste  recogieron , 

En  la  tumba  olvidada  irán  dejando 
El  aire  suave  de  su  efluvio  blando ! 


Allí  los  dos  amantes  se  pasean « 
Entregados  loe  dos  al  pensamiento 
Del  supremo  placer  que  saborean , 
Olvidando  quizás  en  tal  momento 
Lo  que  quieren  gozar,  lo  que  desean. 
El  sol  en  la  mitad  del  firmamento 
Las  brumas  del  invierno  traspasaba 
Y  tibia  luz  al  imi verso  enviatüi. 


—  76  — 


IIL 


— ¡Qué  bello  sol!  Su  resplandor  semeja 
A  una  mirada  tierna  y  voluptuosa. 
¡Tantas  delicias  en  el  abna  deja ! 
¡Qué  triste  estás,  mi  bien,  pero  qué  hermeea ! 
¿Te  festidio  tal  vez?— ¡Destino  impío! 
¡Angélioo  es  tu  amor!  ¡maldito  el  miol 


¡Se  ha  de  cumplir  mi  maldecida  suerte! 
¡Oh!  todo  me  huye ,  todo  me  amenaza. 
Siempre  el  lívido  espectro  de  k  muerte 
Las  ilusiones  que  amo  despedaza. 
Hasta  las  hojas  que  en  redor  se  agitan 
Con  mi  aliento  dañino  se  marchitan. 


!Ah!  ¿por  qué  me  has  amado,  ángel  divino? 
Tu  no  has  nacido  á  lamentar  errores, 
No  has  nacido  á  cruzar  este  camino 
Con  el  tedio  que  engendran  los  dolores. 
La  culpa  es  mia,  yo  he  querido  amarte 

Y  no  he  podido  nunca  abandonarte. 

—¡Ten  piedad  de  mi  llanto!  ¿Por  qué  quieres 
Romper  de  nuevo  éí  corazón  herido?... 
Soy  la  mas  infeliz  de  las  mujeres; 

Y  cual  si  nunca  hubiera  padecido. 
Cuando  el  destino  contra  mi  se  encona 
Hasta  el  hombre  que  amo  me  abandona. 


—  77  — 

Sí  supieras,  decía  sollozando , 
La  lamentable  historia  de  mi  vida; 
Si  á  tu  vista  trajera  el  cuadro  infando. 
Los  misterios  del  alma  adolorida, 
No  te  enojara  entonces  mi  quebranto 
Y  sintieras  la  causa  de  mí  llanto. 


¡Pero  no!  ¿Qué  te  importa  mi  desdicha? 
Condenada  á  sufrir  eternamente 
Simular  debo  una  mentida  dicha 

Y  bendecir  al  tiempo  indiferente, 

Y  esos  años  que  arrastran  en  sus  giros 
Con  los  negros  cabellos  los  suspiros. 

Si,  yo  debo  sufrir ,  debo  callada 
Ocultar  mi  dolor,  tragar  mi  lloro. 
¡Pobre  mujer!  ¡belleza  desgraciada! 
Dentro  del  pecho  ha  tiempo  que  devoro 
Un  secreto  fatal  que  me  atormenta 

Y  que  en  mi  propia  vida  se  alimenta. 

— ^No  sabes  cuanto,  Clarimunda,  siento 
Cuando  triste  te  veo; — y  bien  confia 
A  quien  fino  te  adora  ese  tormento. 
Quizás  entonces  la  ternura  mia 
Pueda  dejar  ¿  tu  continuo  duelo 
La  débil  esperanza  de  un  consuelo. 

Sabes  que  te  amo,  que  este  amor  divino 
Es  la  vida  de  mi  alma,  es  mi  creencia; 
Prenda  bella  ó  fatal  de  mi  destino. 
Ilusión  que  embellece  mi  existencia.. 
¡Oh!  dime  tus  dolores  porque  espero 
Depurar  en  su  luz  mi  amor  sincero. 

6 


^». 


—  80-. 


IV. 


¡  Oh !  ¿quién  resiste  á  k  mortal  dulzura 
De  una  mirada  que  hasta  el  alma  llega. 
La  pupila  empapada  de  ternura 
Que  en  silenciosas  lágrimas  se  anega? 
¿Quién  oye  entre  sollozos  de  amargura 
Terco  la  voz  de  la  mujer  que  ruega, 
Que  filé  mfeliz  y  que  padece ,  en  tanto 
Baña  su  linda  faz  cálido  llanto? 

Á  e"^  magia  todo  hombre  está  sujeto. 
De  su  acceso  fatal  nadie  se  libra , 
Que  hay  en  el  ahna  en  un  rincón  secreto 
Entre  otras  muchas  una  oculta  fibra. 
Que  conmoviendo  el  corazón  inquieto 
Su  eléctrico  poder  al  todo  vibra ; 

Y  al  pensamiento  rápido  que  vuela 
En  un  circulo  mágico  encarcela. 

Y  ima  nube  del  iris  matizada 
Como  un  velo  de  amor  los  ojos  cubre. 
Velo  que  como  el  flameo  de  una  hada 
Siempre  un  deseo  misteriosa  «neubre. 
Concentrando  en  sus  radios  la  mirada 
Allí  la  forma  de  su  amor  descubre 
La  peregrina  maga  que  le  atiende 

Y  que  en  hebras  de  luz  el  aire  enciende. 


—  81  — 

Ágil  allá  columpiase  damando, 
Alli  en  un  lecho  de  jazmín  se  acuesta: 

Y  melodiosos  cantos  entonando 
Alma,  palabras  y  armenia  presta 
De  los  arroyos  al  murmurio  blando 

Y  al  lento  suspirar  de  la  floresta; 
Canto  de  amor  que  entre  deseos  vaga» 
Grata  esperanza  que  el  sentido  embriaga. 

¡Ella  no  mas!  ¿Del  mundo  no  se  sabe 
Si  existe!  Ella  es  el  mundo,  no  hay  mas  que  ella! 
}  Ella  es  todo !  Su  atmósfera  suave 
rota  del  labio  que  su  labio  sella* 
La  sola  imagen  que  en  su  pecho  cabe 
Es  su  imagen  de  amor,  y  su  &z  bella 
La  luz  que  adora  el  sol  que  atento  misa 

Y  cuya  luz  ardiéndose  se  inspira. 

¡  Ah  voluptuosidad !  Sierpe  traidora, 
Yeneno  del  amor,  fuente  de  llanto , 
Cáncer  que  el  sentimiento  nos  devora 
Dejándonos  el  mal  del  desencanto  I 
La  enardecida  juventud  desflora. 
Roba  el  perfume  que  quisimos  tanto , 
Nuestra  alma  sola  de  ansiedades  Uena 

Y  á  maldecir  eterno  nos  coadens  1 


Sensual,  siempre  animal,  siempre  materia 
Heló  al  hombre  no  mas  carne  y  sentido; 
De  otra  región  mas  pura ,  mas  aéría 
Tal  vez  por  su  impotencia  rey  caido: 
Pordiosero  que  tapa  su  miseria 
Con  un  manto  de  púrpura  raido 
Y  pretende  animar  en  su  despecho 
Esa  llama  de  amor  muerta  en  su  pecho. 


-82- 

Y  por  eso  esclavizan  la  belleza. 
Porque  pueda  servir  mas  iacilinente 
A  la  brutalidad  y  ¿  la  torpeza 

Y  al  cinico  arrebato  de  su  mente. 

Y  por  eso  el  amor  es  una  pieza 

Que  al  fin  gastada,  hasta  su  feeha  miente; 
Por  eso  se  revuelcan  en  el  lodo 
Que  penetra  do  quier  y  ensucia  todo. 


Enjugando  sus  mágicas  pestañas. 
Que  una  nube  de  lágrimas  cubría. 
Como  suele  en  las  áridas  montañas 
Sutil  niebla  invadir  la  luz  del  dia*; 
Y  en  acento  amoroso,  suave  y  grato. 
Asi  empezó  la  hermosa  su  relato. 


—  83  — 


V. 


cRica  heredera  de  una  gran  fortuna 
A  quince  años  me  hallé...  ¡Suerte  dichosa! 
Mi  pobre  madre  me  dejó  en  la  cuna. 
Pronto  mi  padre  se  le  unió  en  la  fosa, 
Y  huérfima  en  el  mundo,  encomendada 
Quedé  á  una  tía  hipócrita  y  malvada. 


Inocente  é  ingenua  no  alcanzaba 
A  comprender  la  infame  h^)ocresia. 
La  corrupción  voraz  que  se  encerraba 
En  él  vil  corazón  de  aquella  tia. 
Que  con  melosa  voz  y  faz  serena 
El  ren(xnbre  logró  de  mujer  buena. 

Ídolo  de  su  amor  y  su  ternura 
Grecia  yo  como  la  flor  mimada 
Que  crece  al  borde  de  una  fuente  impura 
De  su  propia  beldad  enamorada, 
Y  su  luja  me  llamaba  y  cariñosa 
¡llamábala  mi  voz  madre  amorosa. 


Mira,  deeia,  cerca  de  nosotros 
En  estensa  mansión  que  mundo  Uaman, 
Entre  risa  y  festines  viven  otros, 

Y  felices  también  aman  y  se  aman. 
Alli  encuentra  guirnaldas  la  belleza 

Y  placeres  y  gloria  la  riqueza. 


—  84  — 

Cada  instante  es  un  sueño,  cada  hora 
Una  ilusión  celeste,  cada  dia 
Una  imagen  de  amor  encantadora. 
Cada  ruido  una  grata  melodía 
Que  empapando  el  perfume  del  ambiente 
De  atmósferas  de  amor  cubren  la  frente. 

¡AUi  serás  amada!  Los  jardines 
Para  adornar  tu  si^  darán  sus  rosas. 
Serás  reina  de  amor  en  los  festines, 
Triunfadora  rival  de  mil  hermosas, 

Y  tendrás  á  tu  pié  mil  corazones 
Llenos  de  amor,  brillantes  de  ilusiones. 

¡Yola  creia!  y  loca,  delirante, 
IGl  imágenes  bellas  figuraba. 
Ora  el  tierno  suspiro  del  amante. 
Ora  un  canto  dulcísimo  escuchaba 
Yago,  sonoro,  incógnito,  distante. 
Que  estremeciendo  el  aire  en  giro  vario 
Llegaba  hasta  mi  asilo  solitario. 

Era  él  preludio  de  celeste  orquesta 
Que  henchía  de  sus  sones  el  espacio; 
El  esplendor,  la  pompa  de  una  fiesta, 
El  magnifico  lujo  de  un  palacio. 

Y  canto,  brindis,  música,  rumores , 
Danzas,  aplausos,  inquiet\id  y  flores. 

Y  mil  bellezas  con  la  sien  ceiüda 
De  sendas  joyas  que  la  luz  recaman, 
Bierven  deseos  engendrando  y  vida 
Con  los  suaves  perfumes  que  derraman. 
La  multitud  con  la  mirada  inflaman 
Como  en  tai'de  serena  la  ancha  dnta, 
Que  el  sol  en  el  ocaso  estiende  y  pinta. 


—  86-- 

Habitar  ese  mundo  cada  dia 
Ansiaba  mas;— mi  negra  cabellera 
Enlazaba  en  brillante  pedrería; 
Pregmitaba  al  espejo  qué  tal  era: 
T  veia  en  su  centro  una  graciosa 
Figura  que  era  espiritual  y  hermosa. 

Y  yo  también....  Los  celos  desterrad 
Que  hoy  la  fúnebre  losa  dd  olvido 
Cubre  ya  los^- recuerdos  de  esa  edad. 
De  esa  edad  en  que  el  mundo  corrompido 
Borda  el  puro  cristal  con  luz  estraña 
T  la  ignorancia  y  la  inocencia  engaña* 

Una  noche  de  baile,  ya  cansada 
Del  bullicio  procaz  de  los  salones, 
T  ansiando  respirar  la  embalsamada 
Aura  libre  del  cielo  en  los  balcones, 
Dejé  á  mi  tía  y  al  fugaz  ambiente 
Abandoné  mi  enardecida  frente. 


T  sola  allí  mirando  al  firmamento 

Y  entregada  á  mi  loco  devaneo. 
Soltaba  el  anheloso  pensamiento 
AI  infinito  campo  del  deseo, 

Y  mil  sueños  bellísimos  forjaba 

De  su  ansioso  anhelar  mi  mente  esclava. 


Pero  siempre  encontraba  un  turbio  velo 
Que  atajaba  mi  dulce  desvario. 
Que  cortando  las  alas  de  mi  anhelo 
Otra  vez  me  arrojaba  en  el  vacio. 
Donde  de  nuevo  el  alma  adolorida 
Sentía  el  grave  peso  de  la  vida. 


—  86  — 

Y  era  una  noche  azul,  clara  y  serena 
Como  el  sueño  de  un  ángel  en  la  cuna. 
Bullía  el  aura  de  perfume  Uena 

Y  en  el  espacio  la  radiante  luna 
Blanqueaba  sus  nubes  como  encages 

Y  sus  orlas  bordaba  de  celages. 

A  la  vez  confundida  y  admirada 
Contemplando  esos  cuadros  me  embebía; 
Pero  ay!  en  ellos  no  encontraba  nada 
Que  calmase  del  alma  la  agonía. 

Y  siempre  inquieta,  siempre  deseaba , 

Y  por  otras  delicias  suspiraba. 

Al  suavísimo  arrullo  del  ambiente 
Se  mezclaba  dulcísima  armonía, 

Y  al  resbalar  la  luna  por  mi  frente 
Estremecerse  el  corazón  sentía 
Como  la  niña  tímida,  ignorante, 

Al  primer  beso  de  su  tierno  amante. 

Y  soñaba ,  y  mil  sombras  placenteras 
Cruzaban  el  espacio,  y  á  mí  anhelo 
Traían  mil  engaños ,  mil  quimeras; 
Era  el  prestigio,  la  yision  del  cielo. 
Era  la  vida  con  su  eterna  vida 

En  celestes  perfumes  consumida. 

Ohl  esclamaba,  qué  gozo  si  pudiera 
Alcanzar  en  el  mundo  esa  ventura! 
Si  el  misterioso  arcano  comprendiera 
Que  el  pensamiento  adivinar  procura! 
Ahí  sordos  permanecen  tierra  y  cielo 

Y  en  vano  canso  mi  ardoroso  anhelo ! 


—  87-" 

Rasgando  el  aire,  armonizando  el  viento, 

Y  aromas  invisibles  derramando , 
Ama,  responde  un  amoroso  acento. 
Ama ,  y  tus  ansias  calmarás  amando ! 
Cruzó  el  espacio  vagarosa  llama 

Y  estrellas  y  auras  repitieron,  ama! 

Resuelta  vuelvo  los  avaros  ojos 
Para  dar  gradas  al  mortal  feliz 
Que  habia  consolado  los  enojos 
De  un  corazón  doliente  é  infeliz, 

Y  ante  mi  vista,  que  buscarle  intenta, 
Apuestisimo  jóvén  se  presenta! 

Su  noble  porte,  su  vivaz  mirada 
Que  iluminaba  un  rayo  de  la  luna, 

Y  su  frente,  altanera  y  despejada , 
Heraldos  eran  de  su  hidalga  cuna. 

Y  tal  dulzura  en  su  semblante  habia 
Que  arrastraba  en  amante  simpatía. 

Fantasio,  como  vos,  su  cabellera 
Rubia  jugal»  por  su  móvil  cuello , 
Y'  cual  vos  una  sombra  pasajera 
De  amargura  velaba  el  rostro  bello 
Ornado  aun  con  las  hermosas  flores 
Que  dan  la  juventud  y  los  amores. 

Estática  á  su  vista  y  aturdida 
Quédeme  yo...  Mi  sueño,  la  sorpresa. 
La  confusión  del  alma  conmovida 
Cuando  la  imagen  del  delirio  cesa, 

Y  la  verdad  preséntale  el  deseo 
De  su  desconocido  devaneo. 


—  88  — 

Á  un  mismo  tmnpo  ciegan  mis  sentidos. 
Nada  sé»  nada  escucho,  nada  pienso. 
— ¡Ama! — ¡Ama!-— resuena  en  mis  oidos, 
T  ante  mis  ojos  ábrese  un  inmenso 
Escenario ,  que  cruzan  vagas  filas, 
Risa  en  los  labios ,  fuego  en  las  pupilas. 

Queda  en  silencio  todo  de  repente.... 
Hi  razón  poco  á  poco  se  recobra.... 
Vuelve  la  calma  al  corazón  demente, 
Cesan  al  fin  la  angustia  y  la  zozobra.. .« 
Anhelosa  dirijo  mi  mirada, 
La  tomo  exi  derredor...  y  no  hallo  nada. 

¡Nada!  ¡También  despareció!  Mis  ojos 
S  oltaron  una  lágrima  penosa: 
Mas  feroces  sus  dardos,  los  enojos 
davaron  en  el  alma  dolorosa.... 
Y  el  primer  ¡ay !  de  angustia,  de  despecho. 
De  maldición  y  horror  lanzó  mi  pecho. 


Y  esta  fué  la  primera  flor  marchita 
Dd  jardin  de  mi  alegre  primavera. 
Joya  preciosa,  lágrima  benditat 
Riego  feliz  ^e  mi  ilusión  primera. 
Prisma  donde  el  pasado  resucita 
Tan  variado,  tan  tierno  como  era, 
¿Por  qué  los  ojos  siempre  no  te  guardan? 
¡Porque  tan  poco  los  engaños  tardan! 


—  89  — 

¡Y  llega  un  tiempo  de  fatal  quebranto 
En  que  las  fuerzas  á  las  penas  ceden, 
En  que  pedimos  á  los  ojos  llanto ! 
Llanto  y  los  ojos  ¡ay !  llorar  no  pueden. 
Las  lágrimas  se  agotan,  y  entretanto 
Los  dias  ¿  los  dias  se  suceden, 

Y  las  amargas  horas  que  vivimos 
En  suspirar  inútil  consumimos! 

•  ••••••••••••• 

Del  letargo  arrancóme  la  sonora 

Y  ronca  voz  de  mi  alhagüeña  tia. 

—Oh!  Te  hallo  al  fin;  buscándote  una  hora 
He  andado.  Sola,  ¿qué  haces,  hija  ínia? 
—El  calor  me  abrumaba  y  fastidiada 
Quise  aspirar  el  aura  perfumada 

—Loca !  ¿  Y  la  bella  reunión  huiste 
Por  tan  necios  caprichos,  y  la  holganza 

Y  el  cielo  raso  y  vago  preferiste 
Ala  ligera,  voluptuosa  danza, 
Donde  en  sedas  y  luz  envuelto  gira 
El  amor  que  entusiasma  y  que  delira? 

Y  de  im  brazo  arrastrándome  hacia  el  coche 
Condújome  entre  airada  y  oiriñosa; 
—¡Vaya!  ¡has  pasado  una  envidiable  noche ! 
í  De  qué  sirve  ser  joven ,  ser  hermosa. 
Si  es  mármol  la  belleza,  el  ahna  nieve, 
Que  á  realizar  sus  sueños  no  se  atreve? 

Es  preciso  en  la  orgia  ornar  de  flores 
La  delicada  sien  de  la  hermosura. 
Soñar  fantasmas,  delirar  amores. 
Beber  en  su  ancha  copa  la  ventura, 
El  supremo  placer;  ¡  que  allí  se  encierra 
La  verdadera  dicha  de  la  tierra! 


—  90  — 

¡Vaya!  deja  perderse  en  el  olvido 
De  esas  sandias  visiones  el  contorno,.. 
A  gozar ,  á  gozar  solo  has  nacido! 
Abre  los  ojos  y  verás  en  tomo 
Celages  puros  y  oirás  cantares 
Que  engendrarán  deseos  á  millares... 

Intenté  en  vano  en  apacible  sueño 
Sofocar  los  delirios  de  mi  mente ; 
Aun  en  él  me  seguían  con  empeño; 

Y  siempre  estaba,  siempre  alli  presente , 

Y  le  hablaba  y  su  dulce  voz  oia , 

Y  su  aliento  purísimo  bebia! 

Y  sentía  sus  brazos  en  mi  cuello!.. 
Su  rostro  el  mió  dulcemente  toca. 
Siento  la  ñxdcion  de  su  cabello 

Y  el  niego  aspiro  de  su  linda  boca... 
Retratarme  en  sus  ojos  me  imagino... 

Y  es  un  sueño  no  mas!  ¡Sueño  divino! 

De  zozobra  y  pesar  dentro  del  pecho 
Acongojado  el  corazón  latía: 
Rio  de  acerbo  llanto  fué  mi  lecho, 

Y  cada  hora  que  pasar  sentía 
Una  nueva  ilusión  me  arrebataba, 

Y  mi  intenso  martirio  redoblaba. 


Asi  pasaron  rápidos  los  días 

Y  pasaron  también  los  tardos  años, 

Y  de  tantas  risueñas  fantasías 

Lo  que  dejan  logi'é;  tedio  y  engaños... 
Nunca  la  imagen  del  mortal  dichoso 
Por  quien  sufría  el  corazón  ansioso. 


—  91  — 

Másde  él  no  se  aportaba  ni  un  momento, 

Y  ora  en  rico  festin  ó  alegre  danza. 
Era  mi  enamorado  pensamiento, 
Encontrarle  era  mi  única  esperanza. 
Por  él  ambidonaba  mas  riqueza 

Y  por  él  adornaba  mi  belleza! 

¡Pero  todo  fué  en  vano!  Cual  la  vaga 
Forma  que  entre  las  nieblas  aparece, 
Que  vuestra  vista  seductora  halaga 

Y  que  á  un  rayo  de  luz  se  desvanece, 
Lo  vi  esa  noche,  mas  también  como  ella 
Huyó'  sin  dejar  rastro  de  su  huella. 


Mi  tormento  aumentaba  la  presencia 
De  mi  ángel  malo,  mi  malvada  tia, 
De  quien  sabia  ya  por  esperiencia 
La  corrupción,  la  vil  hipocrcsia, 
Y  que  quería  hundirme  en  la  amargura 
A  un  vil  amor  vendiendo  mi  hermosura. 


Me  causaba  ademas  hielo  y  hastío 
Eso  que  amor  el  hombre  necio  nombra. 
Palacio  edificado  en  un  vacío, 
Interés,  vanidad,  espuma ,  sombra, 
Ilusión  sandia,  vaguedad,  sin  nombre. 
Deseo,  en  fin,  he  ahi  el  amor  del  hombre! 


¿Cómo  encontrar  en  tan  imbécil  mundo 
Una  alma  que  á  la  mia  respondiese 
Sin  solapado  engafio,  amor  profundo 
Que  sus  ansias  celeste  comprendiese? 
Amor  que  crea  un  Dios  que  el  alma  eleva 
Hacia  una  esfera  rutilante  y  nueva?..    •     • 


—  92  — 

Amor  que  enlaza  en  comunión  eterna^ 
Que  dos  almas  extasía  y  fecundiza; 
Inexplicable  percepción  interna 
Que  solo  el  amor  puro  realiza. 
Trozo  del  cielo  que  á  la  tierra  cae 

Y  ese  perfume  celestial  nos  trae. 

I 

Ilusión!  engañosas  venturanzas! 
Rayo  que  apagan  los  veloces  años ! 
Ah!  quien  lanza  al  azar  sus  esperanzas 
Desilusión  recoge  y  desengaños! 
Quien  arroja  en  mar  bravo  su  barquilla , 
Zozobrará  en  las  peñas  de  la  orilla  ! 

De  encontrar  mi  ilusión  desesperada 
Di  un  tristisimo  adiós  á  los  amores ; 

Y  en  el  alma  guardé  como  encantada 
Prenda  de  horror,  mi  tedio  y  mis  dolores: 
Vestí  con  falsa  risa  mi  quebranto 

Y  oculté  al  mundo  mi  perenne  llanto. 

Al  mundo,  sí,  que  el  mundo  nunca  estima  , 
Nunca  perdona  en  la  mujer  flaqueza; 
Su  polvo  corruptor  arroja  encima 

Y  es  siempre  desdichada  la  belleza. 
Con  cinismo  mordaz  mata  su  honra 

Y  la  pisa  después  que  la  deshonra. 


No  mas  amor,  me  cfije,  no  maSTida 
Si  ha  de  ser  el  &stídio  ¿  todas  horas; 
No  mas  sombra  ridicula  y  mentida. 
No  mas  fascinaciones  seductoras. 
En  tumba  inerte,  juventud  querida. 
Enciérrate  desde  hoy  con  lo  que  adoras...** 
Vive  en  la  oscuridad,  en  el  martirio... 
Como  en  llanuras  fétidas  el  lirio. 

Y  brille  el  alba  en  el  alzado  ihonte, 

Y  yazga  el  sol  sobre  la  cumbre  opuesta 
De  púrpura  inundando  el  horizonte 

Y  encendiendo  la  cóncava  floresta; 
Cada  dia  mas  bello  se  remonte. 
Caiga  la  nieve  de  la  cima  enhiesta; 
Pasen  años,  en  fin ;  penas  estallen 

Y  resuelta  y  valiente  siempre  me  hallen. 

Nunca  hasta  hoy  he  roto  el  juramento^ 
Con  terquedad  y  fria  indifereada 
He  visto  de  los  otros  el  contento 

Y  ni  un  suspiro  me  costó  su  ausencia. 
Tal  vez  mi  arrebatado  pensamiento 
Alguna  vez  maldijo  la  existencia , 

Y  maldijo  á  ese  Dios  terco  é  injupto, 
Que  en  vemos  padecer  encuentra  gusto. 


7 


Fantasio,  perdonadilEie.!  La.meiQOItia, 
De  esos  recuerdos  el  presente  .aaiarga 
Como  el  llanto  en  un  biúiDO  á»  viotom : 
Ay!  esa  odiosa  insoportable  ovga 
£1  corazón  abruma  y  aridece 
Y  cada  dia  el  desaÜMito.  ccece. 


A  los  dos  años  de  su  bello  mundo , 
Arrebató  á  mi  tía  presta  muerte, 

Y  el  último  ay  del  léiÁo  moribundo. 
Sarcasmo  fué  de  samecquioa  suerte: 
Que  esa  alma  corrompida  no  olvidaba 
Los  goces  que  muriendo  abandonaba. 

Sola  de  entonces,  dueña  de  mi  misma» 
Lejos  de  bulliciosas  poblaciones , 
En  muda  soledad  donde  se  abisma 
El  espíritu  en  grandes  creaciones 

Y  en  infinitos  ámbitos  se  pierde. 
Busqué  la  paz  de  mi  eiistenoía  verde. 

Antes  de  muerta  me  cubrió  el  olvido , 
Como  un  cadáver  preso  en  su  mortaja 
Tal  vez  sueña  del  tieippo  que  ha  vivido 
Alzar  queriendo  la  funérea  caja. 
Asi  con  las  memorias  del  pasado 
Sufria  el  corazón  desesperado. 


Aquí  mis  ayes  escuchaba  el  ave 

Y  el  eco  mis  gemidos. repetía, 

Y  el  aire  blando  al  revolar  suaye  . 
En  tiernas  emociones«respoodia..^ 

Y  esos  ruidos  celestes^me  extasiaban 

Y  mis  tenaces  penas  ^dnlzaban. « 


¡Oh!  qué  de  veces  bajo  d  techo  «mfbl4o 
De  estos  sauces  lloré!  ¡Goántas  oyeron 
La  tremulenta  voz  del  labio  mió 
Recordando  ilusiones  que  murieron, 

Y  mezclando  al  susurro  de  sus  hoja& 
El  susjHro  cmd  de  nús  congojas..! 

Vos  sabéis  lo  demás!  Sola,  expirante, 
Al  dar  mi  adiós  al  mundo  aboireekto. 
Junto  á  mi  lecho  de  dolor,  amante 
Hallé  un  ser  como  yo  tcmbien  perdido 

Y  huérfano  en  el  mimdo,  desgraciado. 
Digno  de  amar  también  y  ser  amado. 

Juzgadme,  pues,  Fantasio !  Mi  existencia 
Débil  por  vuestro  amor  reanimada , 
Os  implora  piedad!  Vuestra  asistencia 
Es  nn  única  ambición.  Si  soy  amada.». 
Renacerá  otra  vez...  Huya  el  recuerdo... 
Si  he  amado,  si  he  vivido  no  me  acuerdo. 

Mi  nebuloso  cielo  se  ilumina 
Clon  el  alba  de  angélica  pureza. 
Ya  que  he  encontrado  mi  ilusión  divina 
Quiero  solo  gozarme  en  su  belleza. 
Oh!  quiero  amar,  amar  eternamente. 
Amar  con  el  amor  que  el  alma  siente! 

Aqui  calló  la  hermosa.*-Entemecido 

Y  amoroso  Fantasio  sonrióla. 
Su  rostro  suavemente  conmovido 
Tino  de  rojo  vivida  aureola ; 
Latió  su  corazón  alborozado 

Y  esclamó  de  entusiasmo  arrebatado: 


1 


—96-^ 

Amemos ,  si ;  y  en  inaoluble  lazo 
Unamos  nuestras  aln^ns ,  vida  mía. 
Alma  mía ,  dormir  en  tu  regasM) 
£s  mi  sueno,  mi  gloria,  mi  alegría, 
Ver  tu  angélico  rostro,  contemplarte... 
Admirar  tu  belleza  y  adorarte! 

Amemos ,  sí ;  dichoso  qváen  delira 
Grata  ilusión  en  brazos  de  quien  ama 

Y  su  aliento  purisimo  respira, 

Y  goza  y  ríe  y  en  su  ardor  se  inflama! 
Amemos ,  sí ,  y  el  mundo  desdeñando 
Viviremos* aqui  juntos  y  amandou 


Crear  dos  seres  el  destino  quiso 
Para  sufrir  y  amar ;   pues  biai,  amemos... 

De  esa  candida  flor  dA  paraíso 
El  perfume  celeste  respiremos; 

Y  gozando  delicias  y  venturas 
Olvidemos  siniestras  amarguras. 

La  vida  es  el  amor,  sin  élpierecé!..» 
Es  el  aire  que  anima  el  corazón. 
Con  él  se  fortifica  y  robustece. 
£1  brota  la  esperanza  y  la  ilusión. 
Las  heridas  del  alma  cicatriza, 

Y  las  tristes  memorias  poetiza! 


Si  has  sufrido  inocente ,  no,  no  llores. 
Tu  acerbo  lamentar  mengua  seria, 

Y  el  quejido  mortal  de  los  dolores 
Del  corazón  las  cuerdas  gastaría. 
Vive,  no  llores ;  piensa  en  el  prisente 

Y  bañada  de  amor  alza  la  frente! 


—  97  — 

Deja  que  en  ella  se  retrate  el  puro 
Rayo  del  sol  que  alumbra  tu  belleza; 
Esa  es  la  luz  del  porvenir  oscuro 
Que  entre  las  brumas  á  agitarse  empieza. 
¡Oh 9  ven!.,  la  vida ,  la  esperanza ,  el  cielo. 
Tras  esos  dias  de  miseria  y  duelo! ' 

—¡Oh!  Fantasio,  Fantasio,  es  imposible 
Resistir  al  placer  que  el  alma  inunda/ 
¡Qué  armonía  de  luz!  ¡Qué  irresistible 
Hágia  de  amor  nos  mece  y  nos  circunda!  . 
¡Amemos 9  si ;  renazco  á  nueva  vida... 
Amando,  el  corazón  late  y  olvida! 


--98  — 


IV. 


jY  es  la  verdad!  ¡Mas  ay!  ¿á  quién  le  es  dado 
Sondear  el  corazón  de  la  mujer? 
¿Quién  conoce  en  un  labio  enamorado 
La  ponzoña  interior  que  puede  haber? 
Si  el  acento  es  hipócrita  y  mentido. 
Si  el  corazón  es  vil  y  corrompido? 

Tal  vez  la  historia  de  su  vida  es  nueva , 
Oculta  red  que  tiende  á  su  cariño; 
Rayo  tal  vez  que  á  un  precipicio  lleva 

Y  corre  á  él  como  engañado  niño 
Siguiendo  el  resplandor  de  una  centella 
Al  ignoto  peñón  donde  se  estrella. 

Que  de  este  gdft>  en  las  brillantes  olas 
Aparecen  mil  candidas  sirenas , 

Y  estremecen  de  amor  las  playas  solas 
Con  sus  lindas  y  alegres  cantilenas , 
Para  envolver  en  fuertes  eslabones 
Al  que  la  magia  oyó  de  sus  canciones. 

Joven  y  rico  de  ilusiones  bellas 
Ay !  quién  puede  vivir?...  El  pensamiento 
Su  trasparente  luz  refleja  en  ellas , 

Y  analizando  encuentra  el  sufrimiento 
La  sombra  del  dolor !— y  hacia  la  nada 
Sin  cesar  corre  el  alma  encadenada* 


Loco  quien  ama!  Loco  qúieo  desea 

Y  un  nuevo  mundo  en  (teícubrir  se  a&lla» 
Un  mundo  de  üuáon !  Loco  el  que  crea 
En  la  Tffldad  de  la  Y»dad  humanal 
Fango  que  pudre  cihalaáon  funesta. 

Que  ciega  la  pupib,  «1  aire  apesta! 

Búscala,  joven!  Marüha,  corre,  vuela! 
Mas  allá !  Mas  allá !  Siempre  adelante 

Y  si  una  nube  su  h0ri»»ie  vela, 

Alza  la  frente  y  pasa !  Eres  gigante!    u 
Las  edades  su  curso  retroceden, 

Y  abrir  la  eternidad  las  ciencias  pued«. 

Andando  el  tiempo ,  sabe  al  fin  cuan  -poea 
Vale  correr  tras  la  verdad  dudosa 

Y  dar  espacio  al  pensamiento  loco 
Que  iluso  anhela  y  delirante  osa ; 

Y  subir  con  el  viento  arrebatado 
Para  caer  herido  y  fulminada. 

Wme,  ¿en  qué  piensas?  ¿Descubrir  acaso 
Orgulloso  pretendes  el  secreto 
Que  envuelve  tu  existir?  Mira  al  ocaso... 
Pálido  el  sol  en  el  océano  inquieto 
Hunde  su  disco  y  á  un  remoto  mundo 
Lleva  sus  rayos,  luminar  fecundo ! 

Todo  perece ,  todo  nace"  ahora 

Y  nace  á  parecer.  Fatal  sentencia.... ! 
Pero  todo  también  en  otra  aurora 
Recobra  nueva  faz ,  nueva  existencia. 
Que  como  el  sol  la  humanidad  caminft 

Y  como  él  nuevos  mundos  flumina. 


7-100  — 

Hombre  infeliz,  juguete  despredbblet 
Sarcasmo  de  ese  Dios  que  te  creara , 
Vive,  sufre  esta  vida  miserable; 
El  destino  esa  senda  te  trazara. 
Marcha !-— El  acíbar  de  la  vida  prueba 

Y  hasta  el  sepulcro  tus  desdichas  lleva! 

Remordimientos,  dudas,  sinsabores. 
Compendio  necesario  de  la  vida... 
Ahí  ¿qué  alma  juvenil  deliró  amores 
Que  no  encontrar  su  ilusión  mentida, 

Y  desechase  su  alma  en  su  amargura 
Hasta  la  idea  de  feliz  ventura?... 


Que  una  vez  sola  el  alma  candorosa 
De  verdadero  amor  goza  y  palpita ! 
Ay !  perdida  esa  nota  melodiosa. 
El  yerto  corazón  jamás  la  imita. 
Tal  vez  brote  sonora  y  hechicera 
Ay !  pero  nunca,  nunca  es  la  primera! 

¡Ay!  nunca  es  la  mujer,  la  voz  aquella 
Que  de  amor  y  ternura  arrebataba. 
La  mirada  de  amor  lúcida  estrella. 
Que  en  nuestras  noches  de  dolor  brillaba 
La  mustia  frente  con  su  luz  bañando 
Y  el  ahna  de  armonías  inundando ! 


Su  dulce  voz  acompañaba  el  vago 
Cántico  triste  del  laúd  de  amor: 
Su  tierna  voz,  su  cariñoso  halago. 
Consolaban  mil  dias  de  dolor  : 
¡Oh!  ¡cuántas  veces  olvidé  tu  peso. 
Vida  funesta,  al  saborear  un  beso  - 


r 


— 101  — 

¡Cuántas  veces  sintiendo  sus  ccd)eIlos 
Por  mi  rostro  vagar  lacios  y  flojos , 
Vis  suspiros  de  amor  enrede  en  ellos  I 

Y  viéndome  en  el  cielo  de  sus  ojos 
£1  corazón  salirseme  quería 

Y  abrazar  ese  sol  que  le  atraia ! 


Y  cuántas  veces  solo  y  afligido. 
Solo  con  mis  amargos  pensamientos, 
Su  nombre  por  mis  labios  repetido 
Cambiaba  en  dulces  himnos  mis  lamentos, 
Y  su  recuerdo  descendía  al  alma 
Como  un  efluvio  de  celeste  calma ! 


Para  adornar  su  frente  quise  glorías!. 
¡Y  eran  siempre  graciosos  sus  engaña»  I 
Ahora  son  inútiles  memorias 
Que  añaden  peso  á  mis  dolientes  anos; 
Escarnio  ahora  son  de  mi  tormento, 
Verdugos  de  mi  osado  pensamiento. 

Solo  una  vez  brilláis,  daros  luceros, 
Que  el  cielo  del  vivir  llenáis  de  encanto. 
De  codiciadas  flores  los  senderos, 
Los  mudos  bosques  de  armonioso  canto, 
De  perennes  aromas  la  belleza, 

Y  el  corazón  de  amor  y  de  pui*eza. 

¡Solo  una  vez!  Hipócritas  mujeres, 
¿Por  qué  mentís  amor  y  envenenáis 
£sa  fuente  divina  de  placeres 
Con  los  falsos  placeres  que  nos  dais, 

Y  alimentáis  vuestro  ilusorio  encanto 
Con  el  turbio  raudal  de  nuestro  llanto? 


De  la  inocencia  ks  celestes  flores 
En  el  altar  del  frivolo  egoismo, 
Gomo  ofrenda  de  candidos  amores 
En  el  fétido  borde  de  mi  abismo, 
Rompéis  sin  ver  que  todo  se  derrumba 
Del  tiempo  volador  en  la  honda  tumba. 

Y  os  va  llevando  los  ensueños  bdlos 
La  color  de  la  tez,  los  labios  rojos, 

El  orgullo  gentil  de  los  cabellos. 

La  juvenil  viveza  de  los  ojos. 

La  soltura  del  talle  y  la  elegancia 

Con  que  ajustaba  el  pañolón  de  Francia. 

Y  todo  veis  pasar  indiferentes, 
Gomo  la  flor  «:ue  os  muere  en  la  cabeza 
Entregado  al :  ¿ar  de  esos  torrentes, 
Sueño,  inocencia ,  dignidad,  belleza , 
Sin  temer  que  mañana  el  rayo  caiga 

Y  una  ruina  ó  un  oíprobio  traiga. 

Sin  pensar  que  mañana,  tristes,  mustias^ 
En  esos  dias  de  fastidio  odiosos, 
Recordareis  entre  hórridas  angustias, 
Los  siempre  muertos  dias  venturosos; 

Suspirareis  pt)r  la  ilusión  primera 

Pero  el  tiempo  no  para  su  carrera! 


CANTO  TERCERO. 


Fantaisie,  aux  aUe^d'orl 

GOETHX. 


I. 


cEs  horrible  no  amar ,  dijo  un  poeta. 
Pero  amar  es  mas  duro,  mas  horrible 
Dejar  á  la  merced  de  una  eoqueta 
Todo  el  amor  de  un  cerrazón  s^sible. 
¡  Oh!  y  en  eterna  agitación  secreta 
Caída  vez  mas  inmensa,  mas  terrible^ 
Maldiciendo  vivir  como  el  leproso 
Para  uno  mismo  y  para  el  mundo  odioso. 


•¡Amar!  ¿y  qué?  La  loca  fantasía 
Ilusiones  no  mas  se  finge  y  ama ; 
Y  un  inmenso  caudal  de  poesía 
En^arroyos  de  luz  do  quier  derrama. 
Ama  una  sombra ,  un  eco,  una  aftnonia, 
Ama  una  idea ,  una  preciosa  llama. 
Sueños  que  vienen ,  ángeles  que  llegan. 
Vagos  meteoros  que  h  vista  degan. 


—104  — 

>  ¡  Has  alia !  ¡  mas  allá !  y  arrebatada 
Crece  su  anhelo  cuanto  mas  camina, 
Y  en  ignota  mansión ,  desesperada, 
Halla  al  fin  los  destrozos  de  una  ruina; 
Como  la  que  divisa  la  mirada 
En  un  desierto,  fuente  cristalina, 
Se  torna  al  acercarse  el  caminante 
En  un  monte  de  arena  amenazante. 


>  Algunas  veces  al  mirar  el  cielo 
Bañado  en  melancólica  belleza. 
Los  aires  cruza  mi  atrevido  anhelo 
Estasiado  en  su  mágica  grandeza. 
Huyen  entonce  el  cuidadoso  celó, 
El  rencor,  el  fastidio,  la  tristeza.... 

¿Y  por  qué,  me  pregunto,  necio  he  sido? 

Y  si  aun  puedo  olvidar  ¿por  qué  no  olvido? 

>  Mientras  pueda  volar  la  fantasía 
Al  Edén  celestial  del  desvarío ; 
Mientras  pueda  la  grata  poesía 
Cubrir  con  sus  perfumes  el  hastio 
Renovará  su  amor  el  alma  núa, 

Y  poblando  de  genios  el  vacio 
Vivirá  sus  imágenes  amando. 
Vivirá  sus  deUrios  recreando. 


>  ¡  Delirar  es  vivir  •  La  dicha  pura 
Es  un  sueño  celeste  que  desciende 
En  un  rayo  de  angélica  ventura 
Que  la  esperanza  y  qI  amor  enciende. 
Y  un  canto  de  dulcísima  ternura 
Penetra  el  corazón,  y  vago  hiende 
Un  tropel  de  hermosísimas  visiones 
El  aire  henchido  de  perfume  y  sones. 


—  105— 

cY  la  luz  y  las  sombras  en  manojos 
Mil  bellos  panoramas  nos  presentan. 
Que  en  grata  confusión  á  nuestros  ojos 
Los  recuerdos  mas  dulces  transparentan» 
Y  bañando  en  su  luz  nuestros  antojos 
£1  deyaneo  y  la  locura  inventan. 
Nuevos  deseos  quet)tras  ansias  forman, 
Nuevos  deleites  que  el  placer  transforman. 


cOh!  dejadme  soñar  cual  tierno  niño, 
Quie  anhela  el  goce  y  el  pesar  no  sabe. 
En  el  seno  y  el  mágico  cariño 
De  la  pereza  fácil  y  suave ! 

Y  se  muestre  en  su  rico  desaliño 
Blanca ,  flotante  como  hermosa  nave 
La  isla  risueña  de  mi  dulce  infancia. 

Con  su  luz,  con  su  ardor,  con  su  fragancia. 

cY  luego  con  mis  años  juveniles 
La  sed  de  amores  recordando  venza: 
Edad  de  las  acciones  mas  gentiles 
Cuando  el  vigor  y  la  ambición  comienza; 
Cuando  rotos  los  paños  infantiles. 
No  hace  bajar  el  rostro  la  vergüenza: 

Y  con  mis  sueños  delirando  vague 

Y  su  delirio  mi  entusiasmo  apague. 


c  ¡Reaparezcan  de  su  escombro  inerte 
Las  gallardas  y  dulces  ilusiones 
Arrastradas  al  aire  de  la  muerte, 
Y  en  brazos  del  dolor  á  otras  regiones. 
Venid,  llegad!  El  corazón  despierte. 
Haipas  ocultas ,  flébiles  canciones , 
Vibrad ;  en  tanto  lánguida  pereza 
Adormece  y  encanta  mi  tristeza ! 


c .... 


r      • 

••     • 


>••••» 


n. 


c¡Mas  nOy  venga  mi  lira!  Cantar  quiero... 
£1  silencio  me  abruma  y  me  confunde. 
Ya  en  mi  frente  mi  espíritu  altanero 
En  encendidas  llamas  se  difunde. 
El  sol  mi  rostro  enardecido  quema, 
Y  agita  el  alma  inspiración  suprema  i 


c¡El  intenso  dolor  ya  no  me  inspira; 
Cese  el  tímido  llanto ;  dar  anhelo 
Mas  digno  asunto  á  mi  llorosa  lira. 
Quédese  lejos  mi  soñado  cielo. 
Huid  visiones  que  mecéis  al  niño 
Con  vago  canto  y  pérfido  cariño! 


(¡Héroes!  venid!  El  joven  necesita 
Otras  venturas  hoy,  otras  pasiones: 
Otra  mas  noble  inspiración  le  excita. 
Vivan  los  femeniles  corazones 
Entre  festines  y  en  ociosas  danzas... .. 
Huellen  sus  juveniles  esperanzas. 


—  107  — 

c¡ Atrás,  gente  insensata  y  eorrampida ; 
Para  vosotros  la  molicie  ha  sido... 
Consumid  en  orgias  vuestra  vida. 
En  él  cieno  morid  do  habéis  nacido. 
Vergüenza ,  ultraje  y  un  despojo  inmundo 
Serán  la  herencia  queleguds  td  mundo» 

cPero  quien  siente  en  su  anhelosa  meóte 
Agitarse  una  idea :  quien  en  su  alma 
Grande  mantiene  un  corazón  ardiente. 
Desdeña  como'  vil  la  imbécil  calma, 

Y  aire  dando  á  su  grai|de  pensamiento 
Altivo  eleva  su  inspirado  ao^to. 

cPorque  otros-sufren,  porque  un  pueblo  gime 
Con  la  frente  gloriosa  destrozada , 
Bajo  el  yugo  de  oprobio,  que  le  oprime. 

Y  la  Europa,  cobarde  ó  infamada, 
Ifira  con  ojo  enjuto  el  sacrificio 
Aplaudiendo  en  silencio  su  suplido. 


c¡  Y  qué  pueblo!  ¡La  Grecial  que  fué  un  dia 
Emperatriz  del  mundo  como  Roma, 
A  quien  dio  TOligion  y  poesía 

Y  pulió  sus  costumbres  y  su  idioma, 
Enseñando  las  artes  al  romano 

Y  abriendo  un  cielo  al  mundo  con.su  .mano* 


c También  aunque  el  poeta  penas  llora. 
Es  .hombre  y  es  sensible:  mudo,  triste, 

Y  acosado  del  mal  que  le  devora, 
De  fúnebre  crespón  su  lira  viste; 
A  su  asiduo  gemir  el  labio  cierra, 

Y  entona  su  himno  en  ronca  voz  de  guerra. 


—  108  — 

c  ¡Y  guayj  de  ti ,  caverna  de  leones , 
De  tigres  y  de  víboras  guarida!... 
¡Guay  de  tu  nedo  orgullo  y  tus  blasones, 
Sociedad  vanidosa  y  corrompida , 
Que  escondes  la  verdad  cual  vil  tesoro 
Gomo  escondes  tu  infamia  en  arcas  de  oro. 


c¡Ah!  pero  un  dia  brillará  sublime 
El  sol  de  la  verdad;  su  luz  hermosa 
Alumbrará  la  choza  del  que  gime 

Y  la  estancia  del  noble  suntuosa ; 
Refulgente,  pacíñca,  adorada,  «  .  «i 
Gomo  de  Dios  la  paternal  mirada. 

cEntonces  no  habrá  esclavos  ni  señores , 
Para  todos  el  bien  será  fecundo... 
Brotarán  campos  nuevos,  nuevas  flores. 
Que  el  tiempo  marcha  y  descompone  el  muBdo. 

Y  al  eco  libre  de  ese  libre  canto 

La  vieja  sociedad  caerá  de  espanto. 


—  10»— 


III. 


Peuples  esclüTes,  qu'hesitez  á  abatre  ees  oiseaux 
moqueara,  imUant  la  yoix  da  Maitce  du  mond^T  "Se 
sontils  pas  restes  trop  long^temps  perches  sur  lear  ar- 
bre  eleve  T  Nous  sommes  encoré  cbassés  par  ced  hi- 
boux,  et  nous  preñóos  pour  des  aigles  ees  Ignobles  oi* 
seaux,  quand  le  senl  mol  de  liberté  soffírait  poar  les 
mettre  en  faite,  comme  lenr  peor  vous  le  demontre 
trop  bien ! 

Je  combattraf ,  en  paroles  du  moins  (et,  si  Toccasion 
s'en  presentait ,  en  aetion  )  ceux  qni  font  la  guerre  & 
la  pensée ;  des  enneniis  de  la  pensée  les  plus  cruels 
sont  et  ont  eté  toujonrs  les  tyrans  et  leors  sycophan- 
tes.  Jene  saia  qai  sqrtija  vainqueur  decettelutte;  ^ 
je  possédais  une  telle  prescience,  elle  [ne  detruirait  en 
ríen  la  haine  farouche  et  onverte  que  j'ai  jurée  á  tout 
despotisme  chez  tous  les  peuples!..,. 

Si  tu  retretes  ta  Jennesse  pour  quoi  vivre?  La  con- 
tréeou  la  mort  peut  etre  honorable...:  la  vioilá!  Au 
combai  Byron  et  dis  adieu  á  la  vle. 

Btroh. 


c  ¡ La  madre  de  los  genios,  la  anúoníoea 
Hija  del  arte,  de  las  ciencias  cuna. 
Del  Occidente  reina  poderosa 

Y  querida  del  cielo  y  la  fortuna. 
Como  á  esclava  sumisa  y  vergonzosa 
Oprime  la  sangrienta  Media-Luna, 

Y  se  estingue  y  perece  lentamente 
Como  un  rayo  de  luz  sobre  un  torrente! 

8 


—  lio-- 

c  { Grecia  tu  suelo  en  héroes  tan  fecundo, 
Se  esteriliza yá?  Tu  grande  historia. 
Abandonada  en  un  rincón  inmundo , 
No  ensena  los  ejemplos  de  la  gloria? 
Qué,  ya  tu  voz  que  estremecía  al  mundo 
Con  el  himno  inmortal  de  la  victoria , 
En  tus  desiertas  ágoras  no  suena. 
Con  la  voz  de  Demdstenes  no  truena? 


c  j  Ab !  todo  ha  muerto ;  y  en  la  Informe  ru'na 
Y  ¿  la  pálida  luz  del  occidente 
Que  tu  inmenso  cadáver  ilumina. 
El  poeta  murmura  en  voz  doliente ; 
Allí  fué  Maratón !  fué  Salamiña  I 
El  sepulcro  de  Ayax  armipotente ! 
El  sacro  Parthenón!  Héroes !  alzaos  1 
Pero  todo  está  mudo  como  el  caos ! 


c  ¡Lívido  como  el  rostro  de  la  muerte. 
Callado  como  el  Dios  de  la  venganza, 
En  inerme  descanso  yace  el  fuerte 
Y  no  apareja  á  combatir  la  lanza. 
La  voz  de  los  sepulcros  os  despierte. 
Esa  voz  del  pasado  os  dé  esperanza! 
Griegos!  mirad !  Es  esa  vuestra  Grecia? 
El  musulmán  la  escupe  y  os  desprecia. 


c  ¡  Y  sufriréis,  por  Dios ,  vergüenza  tanta? 
Permitiréis  que  el  bárbaro  Otomano, 
Huelle  venciendo  con  rabiosa  planta 
El  alcázar  del  arte  soberano? 
Ved  como  aras  y  mármoles  quebranta 

Ira  en  los  ojos,  cimitarra  en  mano 

Yuestros  templos,  cuarteles  y  serrallos..... , 
¡Oh!  pesebre  serán  de  sus  caballos. 


»Y  allí  donde  mil  héroes  aucombiány 
Donde  el  verso  de  Píndaro  sonaba , 
Donde  mil  sabios  á  la  vez  nacian 
T  Sócrates  un  Dios  adivteaba , 
Donde  reyes  y  pueblos  combatían. 
Donde  Solón  sus  códigos  dictaba. 
Los  turcos  entrarán  como  leones 
Al  ronco  vocear  de  sus  legimes. 

»Y  las  rosas  y  suaves  clavelIifiaB 
Que  zahuman  alzándose  ea  tu  esfera 
Los  blancos  lirios  que  en  tus  sacras  ruinas 
Crecea  de  un  manantial  á  la  ribera , 
Ornarán  de  sus  locas  concubinas 
La  voluptuosa  y  suelta  cabellera, 

Y  empa&aránco»  su  sonrisa  imi^ra 
El  cido  del  amor  y  la  hermosura! 

•;^n  qué  rincón  incógnito  del  mundo 
De  la  Grecia  infeliz  sonará  el  nombre , 
Donde  no  encuentre  de  un  amor  profundo 
Leal  muestra  en  el  alma  de  todo  hombre 

Y  un  odio  inextinguible  y  furibundo 
Hacia  el  vil  que  mancilla  tu  renombre? 
La  belleza  ideal  allí  vegeta 

Para  el  sabio ,  el  artista  y  el  poeta. 


•A  la  mente  poética  del  niño 
Tú  te  apareces  cual  deidad  risueña. 
Envuelta  en  rica  clámide  de  armiño 
Que  tu  talle  gentil  marca  y  diseña. 
En  el  alma  creciendo  ese  cariño, 
Piensa,  joven,  en  ti,  contigo  sueña... 
Como  una  virgen  de  ilusiones  te  ama, 
Y  en  tus  recuerdos  su  entusiasmo  inflama. 


—  112  — 

lY  te  reviste  de  tu  antiguo  manto 

Y  de  tu  antigua  gloria  y  poderío, 

Y  Grecia  nueva,  en  prodigioso  encanto. 
Puebla  de  grandes  sombras  el  vacio. 

Y  oye  los  ecos  del  solemne  canto. 
La  agitación  hirviente  del  gentío, 

Y  todo  11^^  y  pasa  como  nieblas 
En  un  mundo  de  luces  y  tinieblas. 

>¡Sus!  ¡á  las  armas!  con  acento  fiero 
Llama  á  la  lid  la  bélica  trompeta... 
Ese  grito  conmueve  un  mundo  entero 

Y  tiemblan  los  sectarios  del  Profeta. 
Amenazante  elévase  el  guerrero, 
Ensilla  su  corcel,  la  lanza  aprieta... 
Guerra  truena  en  el  aire,  el  mar,  la  sierra, 

Y  el  poeta  en  sus  himnos  canta  guerra. 

»A1  oir  ese  mágico  concento 
De  las  tumbas  los  héroes  se  levantan, 

Y  con  voz  de  huracán  en  ronco  acento 
Guerra  también  desde  sus  tumbas  cantan. 
La  libre  voz  de  un  pueblo  rasgue  el  viento... 
Los  venideros  tiempos  se  adelantan, 
Enarbole  el  pendón,  la  espada  vibre 

Y  será  el  griego  vencedor  y  libre. 

>Mas  ¡ay!  son  pocos  los  que  guardan  pura 
La  imagen  de  su  patria  esclavizada. 
Pocos  son  los  que  sufren  amargura 
Al  verla  tan  abajo  prosternada: 
Pocos  son  los  que  anhelan  la  aventura. 
Los  riesgos  de  una  lucha  porfiada; 
Pocos  son,  mas  no  importa;  en  su  memoria 
Los  hechbs  viven  de  su  antigua  gloria. 


—  113  — 

c  ¡La  Grecia  ha  despertado,  un  hombre  grita, 

Y  el  entusiasta  grito  se  reparte. 
Mirad,  mirad,  cuan  suave  el  aire  agita 
Su  flotante  crucifero  estandarte; 

La  Grecia  de  otros  tiempos  resucita 

Y  á  sus  hijos  espera  en  el  baluarte. 
A  la  lid,  á  la  lid!  Los  aires  rompa 
En  son  de  guerra  la  temible  trompa ! 


c  ¡  Y  el  sonido  que  rápido  se  extiende 
Las  almas  nobles  en  fervor  aniega , 

Y  como  un  sol  todo  entusiasmo  enciende , 
Toda  esperanza  como  una  alba  riega. 

El  águila  de  Albion  los  mares  hiende. 
Sus  grandes  alas  hada  allí  despliega. 
A  Grecia,  exclama  Byron...  ar combate! 
Tu  pecho  juvenil  aun  hierve  y  late  I 

c  ¡  Ya  que  la  Europa  acobardada  y  necia 
Su  propio  honor  envuelve  en  la  perfidia, 
Rompe  Byron  tu  lira»  vé  á  la  Grecia, 
Por  libertarla  contra  el  Turco  lidia. 
Con  altivez  impávida  desprecia 
Los  mordaces  ladridos  de  la  envidia, 

Y  busca  en  la  que  fué  patria  de  Homero 
Lauro  de  poeta  y  tumba  de  guerrero ! 


c  [Cansado  de  buscar  por  donde  quiera 
La  idea  que  las  sombras  ilumina , 
Que  hace  infeliz  una  existencia  entera 
Cuando  en  pos  sin  hallarla  se  encamina ; 
La  verdad  de  esa  frivola  quimera 
Que  enloqueciendo  la  razón  fascina ; 
Y  hallando  al  despertar  de  sus  amores 
Vanidad,  mezquindades  y  dolores ! 


-^114  — 
c  ¡  Sin  tener  que  creer.  Dioses  formando 
Para  adorar  su  loco  pensami^to 
E  insultarlos  después;  siempre  encontrando 
Vado  él  mundo»  negro  el  firmamento ; 
Precipicios  incógnitos  sondeando 
De  nucTas  impresiones  avariento. 
Llevando  el  noble  corazón  vacio 

Y  manchado  del  musgo  del  hastio! 

c  ¡  Qué  puede  hacer?  Disgústale  la  vida 
Porque  ya  nada  anhela*,  nada  ama; 
Mas  de  su  suerte  la  injusticia  olvida 
Cuando  la  Grecia  á  combatir  le  llama. 
La  libertad  es  su  última  querida. 
Ella  su  anhelo  decayente  inflama ; 

Y  el  desgraciado  y  fónebre  poeta 

Se  transforma  en  guerrero  y  en  atleta. 

>  ¡  Y  al  Klepta  astuto  y  al  veloz  Suliota 
Reúne  á  pelear ;  y  en  su  lenguage 
Como  los  héroes  de  la  edad  remota 
Reanima  y  esfuerza  su  corage. 
Invada  el  mar  la  musulmana  flota , 
Pero  á  la  orilla  el  enemigo  baje , 

Y  un  muro  humano  encontrará  en  la  playa 
Que  su  altivez  feroz  mantenga  á  raya. 

c  ¡No  es  ya  el  bardo  sombrío  de  la  duda» 
Es  el  héroe  que  atiende  la  victoria 

Y  que  en  las  sienes  de  la  Grecia  anuda 
La  guirnalda  caida  de  su  gloria ; 

El  paladín  que  vuelve  á  la  viuda 
Del  intachable  esposo  la  memoria; 
Es  Tirteo  sus  himnos  entonando , 
Es  Pendes  sus  huestes  ordenando. 


^ 


lAlzate,  Byron,  tiaate,  esdaHnálMis, 
Ya  tu  Grecia,  tu  Grecia  se  desiÑeiti^ 
La  heroína  que  esda^a  lamentalMS 
Dormia  nada  mas...  no  «staba  muerta! 
T  en  tus  nobles  delirioB  ignorabas 
Que  en  su  tierra  tu  fosa  estaba  abierta, 
Que  animosa  luchar  no  la  venas 

Y  que  sin  verla  libre  mx^irias. 

«¡Morir,  morir!  Y  sin  llevar siqoíeili 
Un  consuelo  fugaz,  una  esperensa; 
Morir  sin  divisar  otra  ribera 

Y  el  viento  zumba  y  la  tiniebht  avanza» 
¡Morir  y  de  la,  vida  en  la  postrera 
Hora  sentir  del  mundo  la  venganza. 
Mientras  carga  el  destino  complaciente 
Su  férrea  mano  en  la  angustiosa  firente! 

» Morir  y  asesinar  la  inteligeÉda 

Que  el  soplo  creador  bullir  sentía 

El  amor  ñié  la  luz  de  su  existencia 

E  iluminó  también  su  poesia! 

El  amor  fué  su  anhelo  y  su  creencia ; 

Y  lágrima  tristísima  corría 

De  sus  ojos  tal  vez  por  una  amada 
Que  la  muerte  dejó  petrificada... •• 


iLágrima  pura,  lágrima  dSivina: 
Jugo  interno  de  una  abma  generosa. 
Rocío  de  una  estrdla  en  una  ruina 
Aislada ,  memorable  y  silenoiosa !  • .  • 
Ay!  un  rostro  marchito  no  ilumina 
La  luz  celeste  de  otra  faz  hé^mosal... 
Ah!  no  escucha  la  voz  que  tanto  quiere., 
Es  triste  morir  solo! y  solo  muere. 


>  Noble  cantor  de  H&rold  .y  de  Ma&fredo, 
Genio  soberbio,  genio  de  sarcasmo. 
Tus  sombrías  estrofas  me  dan  miedo. 
Tus  sublimes  blasfemias  me  dan  paspoo. 
Yo  admiro  tu  carácter,  tu  denuedo, 
La  confianza  audaz  de  tu  entusiasmo, 

Y  se  me  huyen,  leyéndote,  los  dias 
Entre  sueños,  delirios  y. armonías! 

« 

>Yo  te  sigo  en  tu  curso  vagabundo 
Por  la  Albania  y  de  Suli  en  las  montañas, 

Y  por  la  Italia  que  cobija  un  mundo 
Por  tiranos  mordido  en  las  entrañas. 
Veo  en  Grecia  tu  esfuerzo  sin  segundo. 
Tu  entusiasmo ,  tu  ardor  y  tus  hazañas ; 
Luego  tu  muerte  que  apagó  ai  un  día 
Un  sol  de  gloria,  un  sol  de  poesía! 

> Blondo  amante  del  mar,  yo  te  saludo. 
Irónico  don  Juan,  Lara  altanero. 
Admite  el  canto  de  mi  labio  rudo 
Que  si  no  es  armonioso  es  verdadero. 
Álzate  con  tu  lira  y  con  tu  escudo 
Poeta  del  dolor,  bardo  guerrero, 

Y  de  tu  siglo  pretensioso  en  mofa 
Brote  del  labio  una  bvirlona  estro£gi. 


>Ven  á  reirte,  ven,  de  este  gigante 
Con  cabeza  de  plomo  y  pies  de  barro. 
Tanto  en  vanas  palabras  abundante 
Como  en  necios  sistemas  es  bizarro. 
Si  honradez  y  nobleza  no  hay  bastante. 
No  hay  mentecato  que  no  marche  en  carro; 
Y  si  milagros  el  amor  no  obra 
Engaños  hay  y  sífilis  de  sobra! 


—  117  — 

cLlegá,  don  Juan»  espacia  tus  antojos 
En  este  harem  de  lábricas  bellezas, 
Y(cuadros  dignos  liallarán  tus  ojos 
De  tus  soñadas  pérfidas  proezas* 
Rostros  de  afeite  y  apetito  rojos. 
Fábulas  de  fastidio  y  de  tristezas, 
Almas  en  su  amor  propio  envilecidas , 
Bellas  estatuas  al  placer  vendidas, 

cOh!  quési^o,  d(»i  Juan!  Oh!  qué  parodia! 
El  débil  se  lamenta,  el  fuerte  abusa , 
EL  sacerdote  en  tono  de  salmodia 
A  su  antojo  dá  el  ciek)  ó  lo  rehusa. 
Perdido  el  tipo,  la  belleza  se  odia 

Y  el  ojo  ávido  ver  tan  solo  usa 
Deformidad  que  insulta  y  horripila, 
Que  fatiga  y  destroza  la  pupila. 

cTodo  vá  tan  Ugero  que  no  alcanza 
La  mento  á  concebir  ni  en  todo  un  año 
La  sociedad  hoy  dia  cuanto  avanza 
Sobre  la  necia  sociedad  de  antaño. 
Hoy  la  maldad  en  el  vapor  se  lanza. 
Hoy  en  vapor  camina  el  desengaño, 

Y  d  miasma  del  fastidio  en  todo  el  ovbe 
En  la  niñez ,  la  juventud  absorbe. 


cFarsa  de  amores,  farsa  de  creencia , 
Vanidad  de  virtudes,  falso  juicio, 
Hucha  doblez,  raquítica  indolencia. 
Necia  bondad  que  es  máscara  de  vicio. 
Perseguida  por  déspotas  la  ciencia. 

Crimen  apellidando  al  beneficio 

He  ahí  la  sociedad !  Siempre  madrastra 
El  lazo  de  sus  crímenes  arrastra. 


—  118— 

cVida  tan  trabi^Otti»  tan  desnuda 
Soporta  el  hombre  eomo  inútil  cargm 
Y  sin  playa  de  sombra  adonde  acuda , 
En  el  marasmo  que  su  mente  embarga. 
Envuelto  en  las  tinieblas  de  la  diida 
Cuanto  mas  imposible  mas  amarga^ 
La  eternidad  como  un  rehigio  invoca 
No  usada  al  ruego  su  insolente  boca ! 

tlbs  no  vendrás,  don  Juan,  y  faarto  me  pesa 
El  no  poderte  hallar  aunque  te  buscó. 
Oh!  si  una  vez  se  alzase  de  k  huesa 
Tu  cuerpo  frió,  y  con  tu  ceno  brusco 
Oyeses,  rota  con  la  niebla  espesa, 
Con  sonido  ya  trágico,  ya  chusco , 
La  armonía  social !  Con  qué  desprecio 
Gritarlas,  don  Juan!— Siempre  tan  necio....! 


ji^  *■ 


—  119  — 


IV. 


c Adelante!  adelaonte!  inteligencia! 
Rompe  el  nublo  que  oculta  las  edades ; 

Y  otros  siglos  trayendo  á  tu  presencia 
Profundiza  y  sondea  otras  yerdades. 
Escrita  en  geroglificos  la  ciencia 
Sobre  la  ruina  está  de  mil  ciudades ; 

dus  mortajas  de  polvo  sacudamos 

Deletreemos  sus  cifras  y  leamos! 

•¡Misterio!  iGonflision!  ¡  Terrible  axioma! 
El  tiempo  borra  lo  que  el  hombre  traza. 
Nadie  comprende  un  jolvidado  idioma 
Hundido  en  los  sepulcros  con  su  raza. 
Ojo  atrevido  á  su  dintel  se  asoma. 
Mano  profima  el  muro  despedaza , 

Y  encuentran  el  vacio  del  pasado 
De  memoria  y  silencio  acompañado. 


•¡Verdad!  ¡verdad!  ¡Ensuefiode  mivida! 
Llama  dotada  de  celeste  fuegov 
Por  la  mente  mortal  no  comprendida 
Eres  en  valle  oculto  oculto  riego. 
Laméntate  el  filósofo  perdida» 
El  charlatán  esclama,  yo  te  mego; 
Y  solo  existes ,  creación  inmensa. 
En  el  alma  in&ntil  que  lAaica  piensa* 


—  120  — 

>¿  Brilla  acaso  tu  llama  en  la  aureola 
Que  circunda  la  sien  de  la  belleza. 
Cual  celage  del  alba  en  la  corola 
De  una  azucena  que  á  brotar  empieza? 
En  la  sangrienta  cruz  que  al  justo  inmola. 
Que  envuelve  un  rayo  de  inmortal  pureza; 
Santa  tabla  de  amor,  ¿de  dónde  mana 
La  unción  celeste  de  la  fé  cristiana  ? 


>¿A  dónde,  á  dónde  estás?  jEn  los  confines 
De  la  tierra  quizás,  ó  en  las  comarcas 
Adonde  entre  divinos  serafines 
Bendecidos  vivieron  los  Patriarcas, 
No  adormidos  en  mórbidos  cojines. 
En  la  inmoble  ambición  de  los  monarcas, 
Sino  en  valles  abiertos,  donde  quiera 
Un  Dios  hallando  que  su  padre  era?    . 

^Entonces,  si,  la  tierra  respiraba 
Una  aura  celestial  que  difundía 
Germen  de  amor,  y  el  sol  que  la  oreaba 
No  guerra  y  muerte,  vida  y  paz  traia. 
La  virtud  dulces  vínculos  creaba, 
La  verdad  las  tinieblas  descorria; 
Y  el  mar  del  existir  con  brisa  suave 
La  humanidad  cruzaba  en  fácil  nave. 


>Pero  después  los  hombres  elevaron 
Esa  inmensa  Babel,  cuyos  cimientos 
Con  lágrimas  y  sangre  se  amasaron 
Para  heredar  castigos. y  tormentos. 
La  torre  del  orguUo  fabricaron, 
Y  tan  alta  que  el  choque  de  los  vientos 
No  resistió  el  gigante  ^vanecido 
En  columnas  de  barro  sostenido. 


—  121--. 

iLevantdse  ruj^endo  de  811  escombro 
El  destructor  demonio  de  la  guerra; 

Y  de  ruina,  cadáveres  y  asombro 
En  diluvio  de  borror  cubrió  la  tierra. 
Genio  funesto,  con  el  hacha  al  hombro 
Hiere  al  hijo,  al  hermano ,  al  padre  atierra, 

Y  ante  el  hombre  que  odia  y  que  destruye 
La  verdad  etemal  sus  lares  huye. 

>Y  do  quiera  sus  odios  van  cubriendo 
De  cenizas  y  sangre  á  las  naciones ; 
Los  hombres  en  sus  redes  van  cayendo 
Azuzando  menguadas  ambiciones. 
Estos  lidian,  y  aquellos  maldiciendo. 
Asestando  mortifi^os  cañones, 
A  la  lucha  sacrilega  se  aprestan 

Y  el  pabellón  de  la  venganza  enhiestan. 

c  Y  bien  ¿qué  lid  es  esta?  En  la  campaBá 
De  vencedor  ¿quién  obtendrá  la  gloria 
Ciñendo  el  lauro  que  por  digna  hazaña 
Promete  á  la  justicia  la  victoria!? 
Es  una  lid  de  hermanos;  gente  estraña 
No  lucha,  no ;  baldón  de  nuestra  historia 
Dos  ambiciosos  luchan  por  el  mando 

Y  por  ellos  la  patria  está  peleando. 


cPobres  soldados!  La  encendida  bala 
Qu  airada  parte  de  su  tubo  estrecho 
¿No  oís  cual  zumba  y  un  gemido  exhala 
Cuando  penetra  del  contrarío  el  pecho? 
No  os  dice  el  corazón  que  bate  el  ala, 
cEse  es  tu  hermano!  mira  qué  te  ha  hecho!» 
¡Ah!  y  vosotros  lucháis  y  hacéis  alarde 
Del  valor  inflexible  del  cobarde. 


—  124— 

«Somos  hermanos;  todos  anhelamos 
A  la  patria  salvar  de  la  tormenta; 
Si  funestas  desgracias  lamentamos 
Harto  lloramos  wia  misma  afrenta; 
Al  beUo  porvenir  unidos  vamos. 
Un  mismo  suelo  á  todos  alimenta ; 
Sea  el  triunfo  la  paz,  y  un  mismo  lazo 
Nos  una  i  todos  en  fraterno  abrazo  i 


•Genio  del  mal,  sobe?bia  criatura. 
Genio  de  destrucción,  ¿cuál  es  tií  anhelo. 
Que  ora  ¿  un  abismo  oscuro,  ora  á  la  altura. 
Siempre  caminas  sin  fijar  el  vuelo  ? 
Es  ttd  vez  encontrar  k  sepultura. 
Resolver  el  problema,  hallar  un  cielo? 
Tal  vez,  apóstol  falso,  en  tu  impotencia 
Oculta  la  verdad  tu  propia  ciencia? 

c¡Oh!  ¿quién  jamás  revelará  el  arcano 
Verdad  de  tu  existenda?  ¿Quién  enfrei^i 
La  eterna  actividad  del  Océano... 
Quién  en  limites  fijos  lo  encadena? 
¿Quién  dá  ese  anhelo  al  corazón  humano. 
Vaso  profundo  que  jamas  se  llena? 
Hombre  soberbio,  á  tu  impotencia  cede. 
Tu  fuerza  es  un  sarcasmo.....  nada  puede. 


c¡Raza  inicua,  temblad!  Vuestra  corona 
De  vuestra  frente  débil  se  desata. 
Vuestro  alcázar  de  horror  se  desmorona 
Con  el  ruido  de  inmensa  catarata. 
Escombro  sobre  escombro  se  amontana 

Y  el  odio  crece  y  la  cuchilla  mata, 

Y  el  tiempo  con  sarcástíca  sonrisa 
Cuerpos  sangrientos  por  alfombra  pisa 


* 


—  125  — 

t¡Oh!  ¡tiranos»  ténAlad!  Mientras  el  llaíito 
Del  pueblo  inerme  la  pupila  arrasa. 
Vosotros  os  burláis  de  su  quebranto 
Y  angustias  nuevas  añadís  sin  tasa; 
ó  para  recrearos  en  su  espanto 
Lleváis  al  techo  de  su  pobl«  casa 
La  deshonra  del  vicio:  á  su  pobreza 
Añadiendo  el  horror  de  una  vileza. 


«Alma  de  pedernal  mostrando  al  Doro 
Á  vuestro  orgullo  disponéis  placeres, 

Y  á  manos  rotas  derramando  A  oro 
Adulaci<Hi  gozáis,  gozáis  poderes; 

Y  consumís  la  suma  de  un  tesoro 

En  juego  infame  y  en  perder  mujeres, 
Prostituyendo  el  alma ,  el  alma  noble. 
En  las  doacas  del  vido  mas  innoble. 


<  ¡Temblad  nO  se  alce  en  medio  á  la  alegría 
Que  rodea  el  festin  de  los  amores. 
El  convidado  de  la  faz  sombría 
Que  Ueva  cardo  agudo  en  vez  de  flores/ 

Y  mezde  á  los  cantares  de  la  orgia 
La  discorde  canción  de  los  dolores ; 

Y  os  aterre  su  voz  y  cada  nervio 
Lata  de  miedo  ¿  su  mirar  soberbio  1 


c  ¡Es  el  pueblo  infeliz,  mas  siempre  erguido. 
Ira  en  los  ojos  y  el  puñal  al  brazo; 
El  cuerpo  magro  por  el  sol  teñido , 
Dd  dolor  mantenido  en  d  regazo. 
De  un  harapo  en  el  barro  recogido. 
Herencia  vil,  envuelto  en  un  pedazo... 
Su  noble,  alzado  y  vigoroso  pecho 
Al  firio  hielo,  á  la  intemperie  hecho ! 

9 


—  126  — 

c  ¡Gozad,  cobardes,  que  tal  vez  mafiana 
La  tierra  besareis  como  reptiles, 

Y  la  huella  dd  pueblo  soberana 

Que  hace  escabel  la  frente  de  los  yiles. 
En  vano  eleva  la  maldad  humana 
Muros  de  horror,  obstáculos  pueriles; 
Su  planta  fuerte  aplastará  los  muros 

Y  anchos  caminos  abrirá  seguros ! 


<  ¡  Quién  de  vosotros  si  el  coloso  grita 
Osa  mostrarse,  pérfida  canalla ! 
¡Ay  de  vosotros  si  el  furor  le  irrita, 
Ay  de  vosotros  si  padece  y  calla ! 
¿Quién  su  nobleza  en  la  victoria  imita? 
¿Quién  su  valor  en  medio  la  batalla  ? 
Vosotros  siempre  al  riesgo  llegáis  tarde*. • 
Vuestra  raza  tan  solo  es  la  cobarde ! 


c  ¡  Vosotros  quiénes  sois?  Mientras  no  siga 
La  lengua  al  corazón,  mientras  no  radie 
Vuestro  ojo  audaz  alguna  luz  amiga. 
Seréis  cuerpos  sin  alma,  seréis  nadie.... 
Aquel  que  -un  grande  corazón  abriga 
Sobre  otro  corazón  su  luz  irradie, 
Y  una  pequeña  chispa  acaso  deje 
Guando  esa  luz  de  su  lugar  se  aleje ! 


—  127  — 


J*aime  eelnl  qnl  réve  Tlmpostíble. 

GoBrax. 

Qne  la  Tostra  avarixia  U  mondo  attrUta 
Calcando  i  baoni  e  sallevando  i  pravl. 
Bi  Toi  paBlor  s'aecone  U  VaogeUsta , 
Cuando  colei  cb«  siede  aopra  l'aeqiM 
Pnttaneg^ar  co'regi  A  luí  fti  vista» 
Quelle  eh«eon  le  sette  teste  nacqne. 

Bahte  (inferno) 

Ahi  serva  ItaUa,  di  dolore  ostello, 
Kave  senza  nochiero  in  gran  tempesta, 
Bon  donna  di  provincie,  ma  bordello.... 
Vienl  a  veder  la  tua  Roma  che  plagn» 
Vedova,  sola  é  die  4  notte  chiama  ¡ 
Cesare  núji,  perché  non  m'aoeompagnet 
Vienl  á  veder  la  gente  qnanto  s'ama.; 
E  se  nnlla  di  noi  pietA  ti  moovec 
A  vergognarti  vien  della  tna  fama. 

DAins  (purgatorio). 


c]Oh!  cuántos  sueños  y  que  henoofios  hila 
La  fimtasia  ardiente  arrebatada 
Penetrando  con  su  ávida  pupila 
Esas  otras  regiones  que  hoy  son  nadal.. 
En.un  mar  de  esplendor  el  alma  oscila* 
G»no  suele  la  luna  balanceada 
En  nubes  de  occidente  recostarse 
jf  en  las  ondas  andes  contemplarsel 


—  138  — 

>Y  después  de  vagar  con  las  historias 
Por  las  tumbas  de  pueblos  y  ciudades. 
De  admirar  sus  grandezas  y  sus  glorias 
Que  vencen  en  prestigio  á  las  edades. 
Me  entrego  enteramente  á  mis  memorias 
O  ¿  mis  buenas  y  fieles  amistades; 
A  mis  grandes  poetas,  cuyo  genio 
Jpflftinft  á  veces  mi  abatido  ingenio  I 


»T Goethe,  Calderón,  Dante,  Petrarca 
Despiertan  y  renuevan  mi  deseo, 

Y  de  su  vuelo  en  pos  mi  mente  abarca 
Los  infinitos  mundos  que  no  veo. 

Aquí  en  mi  cuarto  están  como  en  un  arca 
Guardadas  las  imágenes  que  creo, 
A  las  cuales  yo  solo  doy  abrigo 
Que  se  animan  y  van  siempre  conmigo. 

lEUas  me  hablan  con  cantos  hechiceros. 
Con  dulces ,  inefables  melodías; 

Y  me  dictan  fantásticos  agüeros 
Que  tal  vez  hayan  sido  profecías.. «. 

Y  me  traen  los  nobles  (ñj)alleros. 
Armados  á  la  usanza  de  otros  dias. 
Con  el  blanco  penacho  y  roja  banda. 
Ofrenda  que  el  amor  al  amor  manda. 

lY  se  aparecen  á  Ttti  vista  entonces 
De  Castilla  los  fuertes  paladines; 

Y  oigo  el  sonido  de  los  curvos  bronces 
De  un  desierto  de  arena  en  los  confinesl 

Y  oigo  girar  sobre  'Sus-  áureos  gonces 
El  portón  que  conduce  á  los  jardines 
De  los  hijos  del  sol,  en  donde  forma' 
Flores  el  oro  de  distinta  Ibtmá.  ^ 


** 


*     •    4- 


7-129  — 

>  Y  escucho  el  son  del  agua  eotre  los  o^s 
Que  su  magnificencia  de  plata  hizo. 
Cayendo  en  la  ancha  taza  de  los  baños 
Donde  refleja  el  sol  oro  maciaao. 

Y  las  frutas,  los  árboles  estvaños 
Cautivan  con  su  sombra  y  con  su  hechizo, 

Y  si  aquellos  frescura  al  dueño  ofrece 
Estos  le  dan  descanso  y  le  guarecen. 

lY  dd  ombroso  cenador  adentro 
Mira  pasar  en  su  molicie  el  Inca, 
G<Hno  un  astro  que  gira  hacia  bu  caütro. 
La  alegre  ronda  que  cu*Qula  y  brinca. 
Una  ligera  lánzase  á  su  encuentro, 
Sobre  las  yerbas  sus  rodillas  hinca, 

Y  zahuma  de  Huayna  la  pereza 

Con  las  flores  que  vierte  an  su  cabeza. 

>Que  está  o^da  del  LUniftú  que  libra 
Las  borlas  rojas  y  á  compás  el  aire, 
Sujetas  en  dos  piedras  equilibra 
Dos  plumas  raras  en  veloz  desgaire. 
El  Arco  Iris  hacia  un  lado  vibra 
Sus  tintos  pliegues  con  fugaz  donaire; 
Pendón  que  anunda  su  celeste  origen 

Y  que  los  Incas  en  su  trono  erigen. 

>Yucay  es  el  palacio  favorito, 
Yucay  es  el  jardin  de  los  jardines ; 
Altivas  sierras  le  hacen  circuito. 
Frescos  arroyos  bañan  sus  confines. 
Aroma  regalado  y  esquisito 
Embalsama  el  salón  de  su^  festines; 

Y  escesiva,  imperial  munificencia 
Decora  la  mansión  de  su  opulencia. 


—  130  — 

cAlIi  están  agrupados  en  la  mesa 
Los  parientes  del  sol;  en  su  ropage 
Señalando  su  rango  y  en  la  gruesa 
Faja  que  indica  su  marcial  corage. 
La  negra ,  larga  cabellera  espesa 
Para  impedir  que  hacia  la  frente  baje 
Por  una  rica  venda  se  sujeta 
Que  tejen  lanas  y  que  el  oro  aprieta. 


cAlli  el  Amrula^  respetado  sabio, 
Consejero  leal,  sabio  maestro, 
Verdades  mil  con  agraciado  labio 
Al  Inca  dice  y  le  maneja  diestro. 
Su  modestia,  su  tino  hiciera  agravio 
Hasta  los  sabios  de  este  mundo  nuestro. 
Que  también  como  ellos  nos  descubre 
Los  misterios  de  amor  que  el  cielo  encubre. 

c  O  ya  en  su  canto  el  Haravee  celebra 
Del  padre  ó  de  otro  héroe  alguna  hazaña. 
Con  voz  que  al  son  del  agua  que  se  quiebra 
En  cláusula  medida  se  acompaña. 
Gozad  como  se  arrastra  la  culebra... 
F/onto  vendrán  los  hijos  de  la  España, 
Y  ávidos  de  conquista  y  de  tesoro 
Os  ahogarán  en  vuestros  baños  de  oro... 


cYa  se  cambia  la  escena.  En  las  alzadas 
Mesetas  y  en  los  valles  mas  floridos 
Vénse  lucir  sangrientas  las  espadas 
Y  del  clarín  retiñen  los  sonidos. 
Estas  legiones  huyen  azoradas 
Lanzando  lastimeros  alaridos... 
Esas  avanzan,  hieren  y  destrozan; 
Todo  lo  arrasan  y  en  matar  se  gozan. 


—  131  — 

cAUi  su  lanza  un  paladín  bizarro 
Cual  débil  caña  rehilando  blande, 

Y  como  un  triunfador  sobre  su  carro 

En  medio  de  la  lid  se  halla  mas  grande. 
Allá  domina  el  último  Pizarro 
De  gloria  y  oro  en  pos  la  sien  del  Ande 
Ambicionando  honores  y  riqueza 

Para  morir  sin  honra  y  sin  cabeza. 

• 

¿Cuándo  podré  dar  velas  á  mi  aliento , 
En  la  nave  gentil  cruzar  los  mares, 

Y  educar  mi  ambicioso  pensamiento 
En  esos  monumentos  seculares; 
Escuchar  en  veraz  recogimiento 
Sus  viejas  tradiciones  populares, 

Ver  sus  templos,  sus  sitios  pintorescos, 

Y  sus  célebres  fuertes  arabescos? 


€  Yo  quiero  ver  la  creación  bizarra 
De  la  Alhambra,  en  que  un  genio  tuvo  parte 
Cuando  se  unió  al  cincel  la  cimitarra 

Y  al  arte  de  la  guerra  se  unió  el  arte. 
Cuando  asiendo  un  pendón  en  cada  garra. 
El  Stagon  Nazaríta,  en  su  baluarte 

Sus  triunfantes  melenas  levantaba 

Y  Fernandos  y  Alfonsos  desafiaba. 


€  Veré  esa  verde  y  espaciosa  vega 
De  la  fértil  Granada,  alfombra  rica 
A  donde  el  sol  á  reposarse  llega 
Y  animación  y  fuerzas  multiplica. 
Su  vida  y  fuego  á  los  del  Norte  niega... 
Alh  penetra  el  alma  y  comunica 
Al  granadino,  que  en  su  ardor  se  inflama. 
Su  activa,  roja  y  vigorosa  llama. 


—  132  — 

Y  al  rayo  de  la  aurora  que  blanquea 
Con  dulcísima  luz  la  niebla  opaca , 
Quiero  yer  como  irradia  y  alborea 
La  cima  que  á  su  frente  se  destaca. 
Entre  la  sombra  que  su  sien  rodea 
Como  una  india  meciéndose  en  su  bamaca 
De  la  zona  del  trópico  en  la  tarde 
Con  descuidado  y  perezoso  alarde. 


>Yo  quiero  ver  á  la  árabe  Sevilla 

Y  sus  ruinas  de  Itálica  y  su  río; 
Su  catedral,  gigante  maravilla, 
Que  oprime  las  regiones  del  vacio. 

Y  al  reflejo  del  sol  ver  como  brilla 
La  tánica  goteando  de  roció; 

£1  gigante  de  bronce  que  en  su  testa 
Cual  religioso  símbolo  se  enhiesta. . 

>Yo  quiero  ver  la  ninfa  voluptuosa 
Que  se  baña  del  Amo  en  la  ribera , 
Como  Sara  indolente  y  perezosa 
Dejando  juguetear  su  cabellera; 
De  la  Grecia  inmortal  hija  industriosa. 
Hasta  en  sus  odios  libre  y  altanera, 
Caprichosa  y  audaz;  pero  pujante 
Como  el  alma  orguUosa  de  su  Dante. 


> ¡Florencia  sin  igual!  En  ese  suelo 
En  poetas  y  en  héroes  tan  fecundo. 
Nacieron  Benvenuto,  Haquiavelo, 
Y  el  hombre,  en  fin,  que  todavía  el  mundo 
Duda  si  fué  hijo  de  él  ó  hijo  del  cielo ; 
El  escultor  sublime,  el  mas  profundo 
Poeta  de  los  siglos ,  cuya  mano 
De  la  belleza  descubrió  el  arcano! 


-^133  — 

•Yo  quiero  vei:te.  Ñápeles  risueña, 
Que  danzas  sin  pesar  al  pié  de  un  homo 
Cuya  boca  humeante  al  aire  enseña 
Tétrica  luz  que  inflama  tu  contorno. 
Mas  tu  anhelo  esa  antorcha  no  desdeña, 
En  tus  orgias  sírvete  de  adorno; 
Y  vives  sin  quemarte  en  esa  hoguera 
Al  son  de  la  tarántula  ligera. 


>Alli  nace  Pompeya  tadtuma 
En  su  lecho  de  lava  y  de  ceniga; 
iüli  se  alza  otra  isla  como  una  urna 
Cuyos  bordes  el  mar  p^fuma  y  riza. 

Y  el  gigante  Vesubio  en  la  nocturna 
Sombra  su  cono  inapagable  atiza, 

Y  con  la  niebla  que  su  fuego  tiñe 
Turbante  rojo  en  derredor  se  ciñe. 

AUá  él  bello  Panúlipo  cimbrea 
Tyrsos  y  flores;  Nísida  su  aerio 
Blanco  ropaje  que  cual  nube  ondea 
Sacude  entre  armonías  y  misterio. 
Aqui  está  el  promontorio  de  Caprea, 
Jaula  muda  y  ruidosa  de  Tiberio, 
De  Tiberio,  del  monstruo  sanguinario. 
Cabro  sensual  y  mono  atrabiliario ! 


Allá  en  danzas  aligeras  circulan 
Las  antiguas  sirenas  por  tus  rocas 

Y  armonías  riquísimas  modulan 
Abriendo  al  aire  sus  canoras  bocas. 

Y  como  una  Odalisca  á  'quien  adulan 
Guzlas,  guitarras,  diversiones  locas, 
Al  compás  de  sus  cantos  y  sus  danzas 
Olvidas  penas,  cuelgas  esperanzas ! 


—  134  — 

cY  tus  playas  graciosas  que  recrean 
Los  perfumes  de  Ischia  y  de  Sorrento» 
Como  fajas  variadas  que  rodean 
Un  tallado  é  igual  cornisamento, 
Dan  ¿  las  frescas  brisas  que  te  orean, 
Á  tu  cielo  y  al  aire  de  tu  viento 
Armonía  tan  suave,  tal  blandura. 
Que  el  hombre  en  un  ensueño  se  figura. 

¡Oh!  ¡Ñapóles  es  bella!  Es  una  acacia 
Siempre  asomada,  eternamente  abierta: 
Si  ima  noche  se  abate  á  la  desgracia 
Con  mas  primor  al  alba  se  despierta. 
En  ti  al  amor  la  indefinible  gracia 
Su  donaire  gentil  une  y  concierta. 
El  primero  es  fulgor,  la  otra  fragancia, 
T  ambos  son  inefable  disonancia 


lYo  quiero  ver  surgir  como  la  ondina 
Al  rayo  temblador  de  las  estrellas. 
Haciéndose  un  capuz  con  la  neblina 

Y  un  nimbo  de  iris  con  las  luces  de  ellas. 
La  hada  de  Italia,  la  ciudad  divina. 

Que  posa  en  el  Adriático  sus  huellas 

Y  levanta  gallarda  á  los  espacios 
Su  cerviz  coronada  de  palacios! 


i¡Oh!  Yenecia  en  sus  árabes  balcones 
Sus  formas  orientales  diviniza. 
Embellece  sus  vagas  ilusiones 

Y  un  porvenir  con  la  memoria  hechiza. 
Transforma  en  salas  de  arte  sus  prisiones, 
Su  vida  de  terror  idealiza, 

Al  lado  de  la  muerte  pone  el  beso 

Y  en  el  cruel  tribunal  al  Yeroneso! 


—  135  — 

•Antes  blandió  tu  poderosa  mano 
La  espada  que  aterraba  y  que  vencía 

Y  dos  veces,  baluarte  del  cristiano , 
Contra  el  Asia  Véncia  combatía. 
Pálido  el  sol  cayendo  al  Océano 
£n  tus  cápulas  de  oro  se  encendía, 

Y  al  León  de  San  Marcos  se  postraban 
Si  sus  crines.de  enojo  se  eritaban. 


•Era  entonces  Venecia  una  anurzona 
Que  si  amaba  las  fiestas  y  la  danza, 
La  agradable  canción  que  el  arpa  entona 
Rica  de  amor,  si  falta  de  esperanza, 
Con  orgullo  llevaba  una  corona, 
Sabia  manejar  la  férrea  lanza, 
Y  jamás  el  clarin  de  la  partida 
La  bailó  reaccia  ó  la  encontró  dormida. 


•Un  cielo  azul,  una  dormida  luna 
Que  instigan  al  deleite  y  los  placeres : 
Una  remansa  y  diáfana  laguna. 
Ardorosas,  lindísimas  mujeres. 
Sueños  de  amor,  de  gloria  y  de  fortima 
Que  vivían  alli  como  otros  seres, 
Al  acento  de  un  mágico  evocados 
Transformaron  en  hembras  tus  soldados. 


•Venecia  se  olvidó  de  su  grandeza. 
Embriagóse  en  sus  báquicos  festines, 

Y  el  deleite,  el  placer  y  la  belleza 
Fué  la  lid  de  sus  fuertes  paladines: 
Enmoheció  sus  armas  la  pereza; 

Y  el  águila  del  Austria  con  las  crines 
Cortó  las  alas  del  león  temido 

Y  ahogó  con  hierros  su  feroz  rugido. 


—  136  — 

» Pero  asi  esclavizada  quiero  verte , 
Esqueleto  sombrío  y  disecado; 
Quiero  en  tu  róstrojcontemplar  la  muerte 

Y  las  hondas  arrugas  del  pasado. 

Y  mientras  que  tu  pueblo  se  divierte 
Por  el  mar  en  su  góndoJa  arrullado, , 
Desde  el  dombo  mas  alto  con  mi  mente 
Iré  al  pasado  y  volveré  al  presente. 


«Repasaré  tu  fenecida  historia, 
Tu  tribunal  fantástico  y  severo» 
Los  trofeos  del  golfo  de  la  gloria. 
La  gigantesca  escala  de  Fallero! 
Tu  León  de  simbólica  memoria, 
Tus  palacios,  tu  Adriático  altanero. 
Moderna  Tiro,  que  llevaste  o^da 
A  todo  mar  tu  vela  desplegada. 

•Con  mentida  esperanza  y  vaticinio 
Ese  buitre  feroz  de  las  naciones, 
¡Napoleón!  ese  rayo  de  estermioio. 
Fué  el  primero  que  ajó  tus  pabellones. 

Y  el  Austria  estableciendo  su  dominio 
Sobre  un  pueblo  desierto,  atraiciones 
Su  puñal  en  tus  glorias  introdujo 

Y  á  un  saco  de  cenizas  las  redujo. 


tYo  quiero  verte,  Roma!  Prostituta, 
Sin  fuerzas  ya,  de  clérigos  y  papas; 
De  reyes  viles  cortesana  bruta 
Que  con  girones  tu  vergüenza  tapas. 
Gomo  tu  antigua  reina  disoluta 
En  ásio  aroma  tu  cabello  empapas 
Y  por  la  noche  tu  bordel  se  puebla 
De  cabelludos  hijos  de  la  Niebla. 


—  137  — 

tSi  ya  no  enjendras  SOas  ó  Nerones, 
&  no  luchan  tés  hijos  con  las  fieras « 
Enjendras  cardenales  y  aduloües 
Que  luchan  con  farsantes  y  rameras.' 
Y  enmueUedda  en  frivolas  canciones. 
Como  el  aire  en  hs  trópicas  laderas , 
Tu  lengua  de  Tostiana ,  áspera ,  ftierte. 
En  ]di(AiBt  dé  burla  se  convierte. 


tGigante  maniatado  por  idiotas 
Yespuesto  á  las  afrentas  de  los  vifes. 
Tus  entrañas  mas  nobles  están  rotáis 

Y  son  pasto  de  hienas  y  reptiles. 

Ya  el  mar  no  empuja  tus  guerreras  flotas 
A  conquistar  el  mundo;  las  gentiles 
Palmeras  de  Damasco  y  de  Judea 
Ya  no  escuchan  tu  trompa  de  pelea. ' 

tYo  quiero  verte  y  ver  tus  inmortales 
Monumentos ,  artísticas  íiistorias, 

Y  bajo  tus  arcadas  colosales 
Resucitar,  oh  Roma!  tus  memorias í 
Agacharme  en  tus  urnas  sepulcrales. 
Soplar  en  las  cenizas  de  tus  glorias; 

Y  con  las  grandes  letras  de  otros  nombres 
Envilecer  ¿esclavos,  crear  hombres ! 


cY  ojalá  que  el  acento  del  poeta  . 
Eléctrico,  temible  como  el  trueno, 
Ydoz  como  el  acento  del  profeta 
Oh  tierra!  abriese  tu  profundo  seno ; 
Y  pudiera  lanzar  como  un  cometa 
Que  de  luz  y  prestigio  marcha  lleno , 
Armado  á  Bruto  del  puñal  romano 
Que  venga  ¿  Roma'  y  postra  á  su  tinanol 


"I 


—  138  — 
tNeron...  La  roja  tea  de  la  orgia 
Vé  ¿  prender  otra  vez Incendia  ¿  Roma  I 

Y  al  torvo  rayo  que  el  incendio  easlsL^ 
Empiece  el  canto,  cíñate  el  aroma, 
ün  montón  de  cenizas  halle  el  dia ; 

Y  sirva  esa  católica  Sodoma 

Envuelta  en  Uama  ardiente  y  barro  inmundo. 

De  ejemplo  al  hombre,  de  escarmiento  al  mundo! 

Y  tal  vez  brotarían  de  esa  ruina 
La  apagada  virtud  del  patriotismo. 
El  libre  corazón  de  un  Catilina 
ó  de  un  Catón,  modelo  de  heroismol 

Y  en  lugar  de  esa  cáfila  mezquina 
Que  predica  el  error  y  el  egoismo. 

Un  Trascas  ó  un  Graco,  esclavo  Tibre, 
Hárian  resonar  su  acento  libre  I 

cY  de  la  gloria  el  sol,  el  sol  ardiente, 
Dd  arte  puro  el  vigoroso  instinto 
Baftarian  en  luz  resplandeciente 
La  yerta  oscuridad  de  tu  recinto. 

Y  nuevos  genios  la  inspirada  frente 
Cog^ndo  el  arpa  del  marmóreo  plinto, 
O  de  un  zócalo  roto  los  pinceles 
Alzarian  cubierta  de  laureles. 


•¡Italia!  ¡Italia!  Bella  Magdalena 
Al  borde  de  un  sepulcro  arrodillada. 
Arrastrando  de  esclava  la  cadena 

Y  por  infames  déspotas  violada  I 
Sobre  tu  rostro  que  surcó  la  pena 
Aun  vive  el  resplandor  de  tu  mirada; 
Álzala ,  pues;  tu  languidez  sacude, 

Y  que  la  acción  á  4u  entusiasmo  ayude« 


, 


—  139  — 

• 

>¡Yo  te  amo,  Italia!  Y  no  porque  presuma 
De  valiente  si  te  alzas  algún  dia; 
Y  quebrantando  el  yugo  que  te  abruma 
Te  alzas  grande  en  valor  y  en  energía; 
La  mano  que  maneja  ora  la  pluma. 
Que  te  incita  á  lidiar  con  sangre  frh. 
Manejando  una  espada  en  la  batalla 
Sabrá  buscar  donde  el  peligro  se  ludia. 


•Ella  sabrá  gmar  á  tus  hermanos 
Donde  sea  la  muerte  mas  gloriosa; 

Y  abrir  á  sus  imbéciles  tiranos 
En  tu  fértil  campiña  estrana  fosa. 
Sangre  enemiga  inundará  tus  llanos... 

I  La  libertad  con  sangre  es  mas  preciosa ! 
t  Sangre ,  mil  vidas  la  victoria  cueste» 

Y  huya  diezmada  la  contraria  huestel 

•Esos  hijos  del  Norte  y  de  la  nieve 
¿Por  qué  dejan  sus  tálamos  de  hielo? 
¿Qué  nuevo  Atila  á  conquistar  los  mueve» 
Italia  hermosa,  tu  fecundo  suelo? 
Borrón  de  su  país  un  hombre  aleve, 

Y  traidor  de  su  fé,  mintiendo  al  cielo. 
Su  cetro  inicuo  á  sostener  los  llama; 

I Y  es  italiano  y  á  su  patria  iníamal 

•Italia!  Italia!  Cuando  des  él  grito 
Que  sea  grito  de  águila;  que  sea 
Oamor  de  un  pueblo  que  se  ve  proscrito 

Y  que  su  patria  libertar  desea* 

Dn  pueblo  es  invencible,  es  infinito.... 
T  á  veces  el  baiitismo  de  una  idea 
Es  bautismo  de  sangre ;  aunque  costoao 
Entre  siervo  v  tirano  úmoo  honroaol 


—  140— 


Es  la  razón  un  tormeiito 
Y  Ttla  mas  délittt 
Skk  JuiciOy  que  el  sentimiento 
Cnerdamente  analizar, 
F^o  en  él^el  pensamiento. 

ESPROKCIDA. 


VI. 


>Bella  es  la  vida,  si,  cuando  los  aüos 
Envuelve  cariñosa  la  inocencia ; 
Cuando  el  opio  letal  de  los  engaños 
No  ha  envenenado  aún  nuestra  existencia. 
Entonces  no  se  lloran  desengaños 

Y  abriga  el  corazón  una  creencia; 
Entonces  flores  huella  nuestra  planta, 

Y  mundo,  vida,  amores,  todo  encanta! 


c  ¡  Bella  es  la  vida  cuando  amor  extiende 
Para  envolverla  su  flotante  ropa; 

Y  en  éxtasis  sin  fin  que  no  se  entiende 
Las  amarguras  de  este  mundo  arropa. 
Con  sonrisa  amorosa  amor  le  tiende 
Del  ansiado  licor  la  dulce  copa 
Donde  el  encanto  delvivir  se  anida; 

Y  entre  amor  y  placer  bella  es  la  vida  I 


—  141  — 

c  ¡  Joven  el  alma  sin  parar  avanza 

Y  por  una  mujer  gime  y  suspira ; 

Y  á  la  luz  de  su  mágica  esperanza 
Cándida  virgen  en  cada  una  admira. 
Ardiente  y  sin  cesar  en  pos  se  lanza 
De  esa  bella  ilusión  porque  delira... 
Angélica  visión,  madona  pura , 

Que  crearon  sus  sueños  de  ventura ! 


c  ¡  Oh !  amar  á  una  mujer  y  entre  sus  brazos 
Dejar  rodar  la  vida  sin  enojos, 
Beber  amor  en  lánguidos  abrazos , 
Beber  amor  en  sus  rasgados  ojos ! 
Con  sus  negros  cabellos  formar  lazos , 
En  su  boca  apurar  nuestros  antojos, 
Y  en  deliquio  de  amor  contra  su  seno 
Unir  el  nuestro  de  ternuras  lleno/ 


c  ¡  Ved!  Entre  nubes  de  luciente  gasa 
Forma  aérea  bellísima  aparece; 
Estrellas  nacen  do  su  huella  pasa 

Y  en  un  trono  de  luz  blanca  se  mece; 
Sol  es  su  rostro,  su  mirada  abrasa, 

Y  cuanto  mas  se  acerca  la  luz  crece; 

Y  semejante  á  maga  peregrina 
Por  el  empíreo  rápida  camina  ! 

f  ¡  Ella  es !  ella  es !  Su  albo  ropaje 
Azota  con  el  aire  y  lo  armoniza 

Y  remeda,  crugiendo  enlre  el  foUage, 
Canto  de  amor  que  mueve  y  electriza. 
El  viento  agita  el  desigual  ramage 

Y  un  rayo  de  la  luna  se  desliza 
Sobre  su  frente,  y  teje  en  sus  cabellos 
Orla  de  luz  para  prenderse  en  ellos. 

10 


—  142  — 

c  ¡Qué  bella  está!  De  su  entreabierta  boca. 
Guarnecida  de  perlas  y  corales. 
Exhala  aromas  y  el  amor  evoca 
Envuelto  aun  en  candidos  cendales; 
Su  mirada  inocente  amor  provoca : 
Y  en  peregrinas  formas  ideales 
Donde  quiera  que  pisa  nacen  flores 
Que  se  cuajan  del  alba  en  los  colores ! 


c  ¡  Una  mujer !  Consoladora  fuente 
Que  de  esta  vida  brota  en  el  desierto, 
Donde  logra  apagar  su  sed.  ardiente 
El  corazón  desconsolado  y  yerto ! 
¿Quién  en  sus  ondas  no  bañó  la  frente  ? 
¿Quién  no  detuvo  aUi  su  paso  incierto 
Cuando  hastiado  del  mundo  maldecía 
Y  en  eterno  dolor  se  consumía? 


c  ¡El  amor  en  sus  redes  aprisiona 
El  alma  virgen  que  ilusiones  sueña : 

Y  á  ese  mundo  celeste  se  abandona 
Que  su  extasiada  mente  le  diseña. 
Sigue  do  quier  la  angelical  madona 
Que  su  delirio  en  adorar  se  empeña 
Rodeada  de  encantos  y  belleza 
Como  copia  gentil  de  su  pureza ! 

Es  su  querida  el  solo  pensamiento, 
Ella  es  su  vida;  vela  á  cada  instante 
En  las  alas  pasar  del  raudo  viento, 
En  los  rayos  del  astro  mas  distante. 
Oye  do  quiera  su  armonioso  acento. 
Arpa  que  vibra  y  se  estremece  amante. 

Y  esa  mujer,  delirio,  sombra,  idea. 
Ocupa  su  alma^  su  ilusión  recrea ! 


—  143  — 

ff  ¡Oh  fantástico  amor!  Ángel  caído 
Y  encarnado  en  otro  ángel ;  tu  sonrisa 
Del  alma  encanta  el  fúnebre  gemido 
Gomo  el  espacio  la  sonora  brisa. 
En  perezoso  y'lisonjero  olvido 
La  vida  entre  celages  se  divisa, 
Como  entre  flores  encerrada  fuente 
Alumbrada  en  los  iris  del  Oriente/ 


c  ¡  lias  ay !  después  que  adora  estos  encantos 
La  delirante  mente  del  poeta. 
Cuadros  divinos,  melodiosos  cantos , 
Que  crearon  su  lira  y  su  paleta ; 
Dolores ,  penas ,  desengaños ,  llantos , 
Inundan  sin  cesar  el  alma  inquieta; 
Palidece  la  frente,  y  á  los  ojos 
El  briUo  quitan  lágrimas  y  enojos ! 


c  ¡  Y  el  corazón  desgarran  á  porfia 
Lentos  pesares,  fúnebre  amargura : 
Las  horas  ay !  son  siglos  de  agonía 
Y  los  días  brillantes  noche  oscura. 
¿Cómo  hallará  placeres  y  alegría , 
Quien  perdió  para  siempre  su  ventura? 
¿Quién  lleva  en  su  alma  desgarrante  duelo? 
¿Quién  vé  entre  nieblas  su  soñado  cielo? 


c  ¡  Ah !  vosotros,  vosotros  cuya  vida 
Entre  delicias  y  esperanzas  rueda , 
Por  los  halagos  del  amor  mecida. 
Do  mas  deleites  la  ilusión  enreda; 
No  comprendéis  de  una  ánima  transida 
Que  en  el  mundo  infeliz  nada  le  queda, 
£1  tétrico  gemir ;  y  el  mudo  llanto 
De  quien  ha  amado  y  padecido  tanto. 


—  146  — 

>¡Todo  pasó!  Cual  desprendida  estrella 
Las  Ousiones  puras  se  apagaron ; 

Y  de  esa  vida  tan  hermosa  y  bella 
Lamentables  recuerdos  layl  quedaron! 
Solo  quedó  en  el  alma  la  honda  huella 
Que  horribles  desengaños  le  dejaron... 
Aroma  vago  de  un  celeste  encanto 
Duda,  amargo  pesar  y  amargo  llanto! 

»Los  años  á  los  años  se  agruparon; 

Y  al  delirante  corazón  de  amores 
Unos  ojos  divinos  cautivaron, 

Y  mi  senda  el  amor  sembró  de  flores. 
Llegó  undia  fatal!...  Se  marchitaron! 
Ella  aspiró  un  instante  sus  olores; 

Y  después  jb,  cansada  y  desdeñosa 
Rompió  la  flor  de  mi  ilusión  dichosa ! 

cEsa  mujer  que  yo  creía  pura 
Vila  cruel,  hipócrita,  molesta. 
Bello  modelo,  artística  pintura. 
En  el  museo  terrenal  espuesta. 
Esa  que  un  ángel,  celestial  figura. 
No  es  mas  qué  una  mujer,  ¡copia  ñmesta! 
Mujer  sin  alma  que  sedienta  entrega 
Su  corazón  al  último  que  llega! 

»Una  mujer  es  rápida  centella 
Que  en  tenebrosa  noche  se  desliza; 
Deja  en  el  cielo  relumbrante  huella, 
Ms^  al  instante  tómase  en  ceniza. 
Una  mujer  encantadora  y  bella 
La  mente  del  mortal  la  diviniza 

Un  altar  elevándole  en  el  pecho 

¿Y  el  Ídolo  dó  está?...  Rodó  deshecho! 


—  147  — 

lY  quizás  la  mujer  nace  á  este  mundo 
Para  ángel  del  mortal ;  y  ángel  seria 
Si  este  miasma  mefítico  é  inmundo 
No  turbara  en  la  cuna  su  alegria. 
La  sociedad  del  árbol  mas  fecundo 
El  tronco  horada,  la  raiz  desvia; 
Y  lo  dobla,  lo  insulta ,  y  lo  convierte 
En  el  árbol  estéril  de  la  muerte. 


>Eso  eres  mundo!  Se  te  cree  un  cielo 
Cuando  el  joven  abriga  alma  inocente; 
Has  la  horrible  verdad  descorre  el  velo, 

Y  adiós  placer,  candor,  amor  ardiente. 
Huyó  la  Silfa  en  vaporoso  vuelo 

f  la  Ondina  también  huyó  la  fuente. 
Ya  tu  goce  desdenes  solo  inspira. 
Todo  en  tí  es  vanidad,  todo  mentira! 

»¿Qué  es  el  amor?  Una  ilusión  dorada 
Que  el  mortal  va  siguiendo  delirante. 
Playa  de  bendición ,  isla  encantada 
Donde  se  arroba  el  corazón  amante. 
Mas  al  irla  á  habitar  ¿qué  encuentra?  ¡Nada! 
Fué  una  luz  pura  que  brilló  un  instante. 
Nube  que  transfigura  el  sol  de  enero, 

Y  engaña  en  alta  mar  al  marinero. 


»¿yeis  esa  flor  que  en  el  jardin  gallarda 
Con  su  hermosura  espléndida  se  eleva» 

Y  el  rojo  cáliz  que  en  abrir  se  tarda 
Aromas  lanza  que  delicias  lleva? 

Has  ay!  no  la  toquéis.  Veneno  guarda: 

Y  el  que  su  olor  á  respirar  se  atreva 
Envuelto  en  la  dulzura  de  su  aroma. 
Del  eterno  dolor,  las  hieles  toma. 


—  148— 

>  Y  con  la  realidad  aborrecida 
Llega  esa  edad  que  de  recuerdos  vive; 
De  los  recuerdos  de  otra  edad  florida 
En  que  apenas  su  goce  se  percibe. 
Cenizas  apagadas  dánle  vida; 

Y  con  ella  también  pesar  recibe 
Porque  llora  los  años  que  pasaron 
Fugaces,  ay!  y  el  tedio  le  dejaron. 

»¿Qué  mira  en  el  pasado?  Erial  desierto. 
¿Qué  en  el  presente?  Oscuridad  y  nada. 
Dirige  al  porvenir  el  ojo  incierto 

Y  entre  sombras  se  pierde  su  mirada. 
Halla  á  sus  plantas  un  sepulcro  abierto 

Y  mas  allá  ni  una  esperanza  amada; 

Y  cual  la  nave  que  el  pampero  azota 
Entre  peñas  sin  rumbo  en  la  mar  flota! 

I Y  desaliento,  angustia  y  desengaños 
El  alma  acosan  con  tenaz  poi^ña; 
Pasan  los  dias  pérfidos  y  huraños 
Una  ilusión  llevando  cada  dia. 
Del  fastidio  después  llegan  los  años, 
Has  amarga  con  ellos  la  agonía; 
Hasta  que  el  alma  como  flor  maldita. 
Pierde  la  última  hoja  y  se  marchita 


>Bien  dijo  Calderón;  la  vida  es  sueño! 
La  gloria  y  el  poder  son  humo  y  ruido; 
El  porvenir,  fantástico  diseño, 
El  pasado,  un  enigma  indefinido; 
Una  mujer  constante ,  es  uo  ensueño ; 
Aura,  el  placer  de  momentáneo  olvido. 
Resplandor  mentiroso,  la  esperanza 
Que  sigue  el  hombre,  sigue  y  nunca  alcanza. 


—  149  — 

>Y  eternamente  al  corazón  pegado 
Como  un  remordimiento  está  el  deseo 
Que  roe  el  corazón  desesperado. 

Como  el  buitre  feroz  de  Prometeo 

Al  suplicio  del  odio  condenado 
IGra  en  densa  tiniebla  el  rostro  feo 
De  la  envidia  que  ríe  y  que  gestea. 
Que  mintiendo  blasfemias  aletea. 


iPero  olvídese  todo!  Indiferente 
AI  placer  y  al  dolor,  ruede  la  vida; 

Y  alzando  al  cielo  la  abatida  frente 
Por  el  tedio  nublada  v  desteñida. 

En  los  sueños  busquemos  de  la  mente 
Una  esperanza,  una  ilusión  querida! 

Y  sofocando  el  ¡ay!  de  los  martirios 
El  corazón  renazca  en  los  delirios!.... 


—  lao  — 


ANHELO. 


Je  t'adore  ange ,  et  t'aime  femme. 

V.  Hcco. 


cEl  sol  cae!  Las  nubes  á  Occidente 
Pintorescas  se  esparcen  y  una  faja 
Del  moribundo  sol  ciñe  la  frente 

Y  su  cabello  desteñido  alhaja. 

Al  lado  opuesto  blanca,  trasparente» 
Como  una  perla  que  en  el  mar  se  cuaja, 
Tiende  la  luna  su  celeste  alfombra. 
Gaya  en  celages,  multiforme  en  sombra. 

»E1  sol,  como  la  sangre  activa  y  roja. 
Las  nubes  del  ocaso  colorea, 

Y  como  un  héroe  á  quien  el  triunfo  enoja. 
Sus  propias  armas  en  su  muerte  emplea. 
Dardos  de  fuego  sobre  el  mar  arroja. 
Hierve  la  niebla ,  el  horizonte  humea; 

Y  los  peñascos  de  la  enhiesta  cumbre 
Llamas  embeben  y  reflejan  lumbre. 

iLa  luna  blanca  como  lo  es  la  pluma 
De  la  garza,  benéfica,  amorosa. 
Las  montañas  ceñidas  con  la  bruma 
Salpica  en  grumos  de  su  luz  hermosa. 

Y  alzándose  de  un  tálamo  de  espuma 
Parece  una  odalisca  voluptuosa 

Que  sale  de  su  baño  envuelta  en  gasa, 

Y  al  pabellón  de  su  tocado  pasa. 


—  151  — 

c¡El  sol!  ¡El  sol!  El  centro  de  la  vida, 
Imán  que  todo  atrae  y  todo  abraza , 
Luz  que  en  piros  planetas  repartida 
En  movimiento  eterno  los  enlaza! 
La  luna  por  sus  fuerzas  atraida 
De  la  tierra  en  redor  su  órbita  traza, 

Y  mundo  sin  atmósfera ,  refleja 

La  luz  que  el  sol  partiéndose  la  deja. 

c  ¡Contraste  singular,  enigma  oscuro! 
La  noche  vive  de  la  luz  del  dia , 
De  los  goces  pasados  el  futuro, 
Del  porvenir  la  eternidad  sombría. 
Nuestro  camino  incierto  é  inseguro 
Allá  quiebra  ó  se  oculta ,  alli  desvia; 

Y  flotan  corazón  y  entendimiento 
Entre  duda  y  verdail,  goce  y  tormento. 

cEn  la  edad  ambidosa  en  que  se  ama 
Cuanto  se  puede  amar  y  no  se  duda. 
Un  sol  nos  arde  con  su  activa  llama. 
Un  sol  nos  fortifica  y  nos  ayuda. 
La  sangre  en  nuestras  venas  se  derrama 
Inflamada  y  vivaz,  como  en  la  ruda 

Y  nudosa  corteza  del  arbusto 

La  savia  que  ha  de  harcelo  árbol  robusto. 


cLuego  Uega  otra  edad  y  solo  brilla 
Esa  pálida  luna  del  pasado 
Que  alguna  vez  transporta  á  la  mejilla 
Un  rayo  puro  de  ese  sol  amado! 
Asi  sobre  el  altar  de  una  capilla 
£1  drío  sepulcral  casi  apagado. 
Remedando  la  vida ,  en  vago  alarde 
S  alza,  vuelve  á  caer,  se  inflama  y  arde! 


—  152  — 

c ¡Estrella  de  mis  sombras ,  alma  mia 
Flor  de  mi  corazón!  ¿En  qué  lugares 
Abres  tus  ojos  á  la  luz  del  dia 
Para  mandar  á  ellos  mis  cantares. 
Para  lanzar  allí  mi  fantasía. 
Para  llevar  á  ellos  mis  pesares, 
Para  fundir  mi  alma  en  tu  mirada, 
En  la  tuya  mi  alma  extravasada? 


cSi,  porque  quiero  amar  y  en  una  vida 
Unir  dos  almas  que  sin  tedio  se  amen. 
Doble  escencia  en  una  ánfora  vertida 
Las  dos  en  un  perfume  se  derramen. 
Una  esperanza  entre  ambas  dividida , 
Un  mismo  pensamiento  sin  examen. 
Indivisible,  eterno,  puro«  fuerte, 
Que  salve  los  dinteles  de  la  muerte  t 

€¡0h!  ven!  Por  qué  te  ocultas?  Voz  del  cielo. 
Repítete  otra  vez,  mi  ruego  atiende, 

Y  aunque  rompas  el  éter  en  tu  vuelo 

Y  caiga  el  rayo  sobre  mí  desciende! 
La  zozobra,  el  hastío,  el  vago  anhelo. 
El  amor  que  se  compra  y  que  se  vende. 
La  amistad  sin  pudor  y  sin  conciencia, 
¡  Ay!  serán  siempre  mi  fatal  herencia? 


c¿He  de  vivir  sufriendo  eternamente 
Sin  cesar  maldiciendo  y  devorando 
El  fuego  atroz  del  corazón  que  siente 

Y  que  se  está  en  sus  llamas  abrasando? 
¿No  brillará  otro  sol  en  el  Oriente 

Y  en  volcan  concentrado  reventando 
No  lanzará  del  cráter  sus  dolores 

Para  que  el  tiempo  los  convierta  en  flores? 


—  153  — 

«El  hombre  es  débil  pero  triunfo  al  cabo. 
La  voluntad  se  burla  de  la  suerte, 
Y  rotas  sus  cadenas,  el  esclavo 
En  sefior  á  su  tumo  se  convierte. 
También  sude  dormir  el  tigre  bravo 
En  los  sangrientos  campos  de  la  muerte; 
El  volcan  en  las  nieves  que  fermenta, 
T  el  cóndor,  hijo  de  ella,  en  la  tormenta...! 


—  154  — 


vm. 


Asi  Fantasio  sus  amargos  dias 
Con  ensueños  y  anhelos  endulzaba , 
Delirando  diversas  fantasías 
A  quienes  alma  en  su  cerebro  daba. 

Y  eran  hijos  de  insólitos  pesares 
Sus  sombríos  y  fúnebres  cantares. 

Que  amando  demasiado,  como  lento 
Recuerdo  criminal  su  alma  roía 
Azaroso »  fatal  presentimiento 
Que  su  cielo  de  amor  oscurecía. 
¡Oh!  imposible,  decia;  es  tan  hermosa...! 
Imposible  que  sea  mentirosa ! 

Y  entonces  desterrando  esas  visiones , 
Visiones  de  las  nieblas  de  su  mente , 
En  endechas  y  fáciles  canciones 
Envolvia  los  rayos  de  su  ardiente 

Y  purísimo  amor,  siempre  bañados 
En  suspiro  de  su  alma  enamorados. 

Asi  del  bosque  entre  las  verdes  hojas 
Ayer  mansión  de  dicha ,  hoy  de  amargura. 
Alza  el  ave  tiernisimas  congojas, 
Encantadas  memorias  de  ventura; 

Y  el  aire  con  sus  cantos  embebece 

Y  las  sensibles  aves  enternece. 


—  155  — 

¡Pero  suerte  &tal!  Volvían  luego 
Los  siniestros  presagios  de  desdicha ; 

Y  Tolvia  el  tenaz  desasosiego 

A  atormentar  el  goce  de  su  dicha. 

Y  Tolvian  los  fúnebres  delirios 

Y  volvían  de  nuevo  sus  martuíos. 


Hijo  Fantasio  de  este  siglo  de  oro, — 
Que  el  oro  es  el  señor  que  lo  gobierna , 
Yes  oro  la  virtud,  oro  el  decoro, 
Y  oro  además  la  salvación  eterna ; 
Siglo  de  corrupción  é  hipocresía 
En  <pie  todo  es  negocio  y  mercancia. — 

Hijo,  pues,  de  este  monstruo  de  terrores 
En  su  misera  cuna  había  tejido 
Con  su  pobreza  el  manto  de  dolores 
Para  cruzar  el  mundo  aborrecido ; 
Sin  tener  otro  don,  otra  riqueza. 
Que  su  alma,  su  audacia  y  su  cabeza! 


Guando  se  halló  en  la  sociedad  mendigo. 
Cuando  se  vio  por  pobre  rechazado. 
Infortunios  hallando  en  vez  de  abrigo , 
Desalentado,  pero  no  humillado. 
Imaginó  su  loco  atrevimiento 
Campo  abrir  con  su  noble  pensamiento. 

Visitó  las  escuelas  de  los  sabios. 
Penetró  los  abismos  de  la  ciencia , 
Recogió  las  verdades  de  sus  labios. 
Abrazó  lo  ideal  su  inteligencia, 
Y  entre  tedios,  miserias  y  trabajo 
A  estudiar  solamente  se  contrajo. 


—  156  — 

Y  en  sus  plácidas  horas  de  descanso. 
Su  mente  en  escuchar  se  compiada 
£1  aliento  del  aire  vago  y  manso 
Que  inche  las  selvas  al  caer  el  día , 
Haciendo  de  cada  árbol  un  concenlo» 
De  cada  hoja  una  voz ,  un  instrumento. 

En  tanto  el  sol  hundíase  á  lo  lejos 
Como  una  taza  de  oro  en  un  abismo, 

Y  alumbraban  sus  últimos  reflqos 
El  mundo  de  su  ardiente  idealismo; 
El  bosque  conmovido  era  un  santurio 

Y  la  brisa  su  móvil  incensario ! 


En  sus  ondas  de  olores  implorada 
Descendía  la  virgen  del  reposo ; 

Y  sobre  su  pupila  fatigada. 
Estendia  su  pliegue  misterioso; 

Y  vertiendo  letárgicos  beleños 
Acariciaban  su  alma  lindos  sueik» ! 

Sueños  de  amor,  de  gloria,  de  grandeza! 
Sueños  de  libertad,  de  poesía , 
Que  bañados  en  lumbre  de  pureza 
Estasiaban  su  ardiente  fantasía , 
Entre  irizadas  nubes  revolando. 
Entre  círculos  de  oro  centelleando. 

Y  una  mujer  angélica  y  divina 
Las  flotantes  hileras  abandona, 

Y  gallarda  y  risueña  hada  él  camina 
En  su  mano  trayendo  una  corona ; 
Baja;  su  frente  con  un  beso  sella 

Y  en  ella  enlaza  la  corona  bella. 


—  157  — 

Ora  se  encuentra  ayentajando  en  vuelo 
El  curso  de  las  rápidas  edades , 
£n  tierra  estraña  bajo  estraño  cielo , 
En  incultas  y  vastas  soledades; 
T  mira  lo  que  fueron  Macedonia 
Tiro,  Jerusalen  y  Babilonia. 


Ora  la  antigua  roma,  ora  Venecia 
Con  el  poder  luchando  de  la  luna ; 
Ora  se  cree  combatiendo  en  Grecia , 
O  al  pueblo  despertando  en  la  tribuna 
Del  letargo  ser Adl  de  la  impotencia 
El  trueno  vibrador  de  su  elocuencia! 


Y  su  madre  taníbien  aparecía 
De  una  estrella  en  el  nítido  regazo ; 

Y  de  sus  secos  labios  se  pendia 
Atrayéndola  á  si  con  tierno  abrazo ; 
Cual  si  un  peligro  al  hijo  amenazara 

Y  libertarlo  entonces  intentara. 


Ah !  estos  sueños  tal  vez  présagos  fueron 
Del  fatal  torbellino  de  su  vida. 
Esos  sueños  tal  vez  en  su  alma  hicieron 
De  pesar  y  tristezas  honda  herida ; 
Y  fué  el  primer  amor  de  su  edad  tierna 
De  doloroso  llanto  fuente  eterna. 


Era  su  madre !  En  su  niñez  precaria 
Compañera  afanosa  de  su  cuna ; 
Arcángel  velador  de  su  plegaria 
En  la  edad  de  ambición  y  de  fortuna; 
Cuando  todo  anhelaba  y  pretendía. 
Guando  todo  odiaba  y  maldecía. 

11 


Y  siempre  hallaba ,  siempre  en  su  regaso 
La  blanda  paz  del  maternal  cariño : 
Siempre  su  madre  un  amoroso  abrazo. 

Un  halago  como  antes  para  d  niño 
Tenia  para  el  joven  desgraciado , 
Que  era  el  mismo  su  hijo  idolatrado. 

Y  él  á  su  Tez  la  amaba  con  el  ñie^ 
De  su  alma  juvenil  de  amor  henchida; 

Y  su  nombre  mezclábase  ¿  su  ruego,. 

Y  su  historia  á  la  historia  de  su  vida; 
Eran  dos  rayos  de  una  misma  llama..... 
¡Feliz  la  madre  que  tan  tierna  ama! 

Ah!  cuando  un  dia  despertó  y  helado 
Un  cadáver  halló  sobre  su  lecho. 
Frenético,  infeliz,  desesperado. 
Quiso  mil  veces  destrozarse  el  pecho. 
Sacar  su  corazón,  despedazarlo, 

Y  con  ella  en  un  túmido  enterrarlo. 


¿Cómo  vivir  si  para  siempre  lejos 
De  su  amorosa  madre  vivirla? 
Ah!  de  qué  labios,  besos  y  consejos 

Y  palabras  de  amor  recibiria 

Si  el  mundo,  como  insípida  maleza. 
Siempre  desdeñaría  su  pobreza? 

Blas  la  voz  de  su  madre  grata  y  suave 
Resonó  en  sus  oídos;— hijo  mió. 
Hay  otro  mundo  que  el  mortal  no  sabe. 
Hay  un  Dios  de  bondad  en  quien  confio ! 
No  llores!  no  me  olvides yo  te  sigo, 

Y  á  donde  vayas  yo  estaré  contigo. 


—  159  — 

Como  la  madre  que  de  la  hija  escucha 
Que  creyó  muerta  el  conocido  acento. 
Se  anima ,  se  alza ,  y  la  pasada  lucha 
Olyida  y  el  horror  de  su  tormento; 
Y  solo  piensa  en  la  hija  que  respira 
Que  cariñosa  rie  y  que  la  mira, 

Asi  queda  Fantasio;  un  grave  peso 
Esa  voz  le  quitó !  Volvió  la  calma 
Al  corazón,  mas  su  recuerdo  ileso 
Ysu  imagen  grabáronse  en  su  ahna 
Como  en  la  dura  roca  del  desierto 
El  hondo  rasgo  por  el  trueno  abierto  I 


—  160-- 


IX. 


¡Ab!  qué  dolor  iguala  al  que  sentimos 
Cuando  vemos  cadáver  macilento 
El  cuerpo  de  la  madre  que  quisimos; 
Árido  el  seno  que  nos  dio  alimento, 
Á  donde  tantas  veces  nos  dormimos 
Al  blando  arrullo  de  su  suave  acento. 
Muda  la  boca,  inmóviles  los  brazos. 
Pródigos  en  cariños  y  en  abrazos! 

Una  madre!  Una  madre  es  la  primera 
Blanca  estrella  de  amor  que  pura  brilla 
Junto  á  la  cuna  y  en  la  incierta  esfera 
Do  vaga  incierta  la  niñez  sencilla. 
La  voz  que  en  el  dolor  nos  dice:  Espera... 
Puerto  de  salvación,  última  orilla 
Á  donde  llega  el  náufrago  del  mundo 
Para  aguardar  la  paz  del  moribundo. 

Una  madre  es  la  luz,  es  la  existencia... 
Es  el  único  amor  que  no  concluye, 
Que  dentro  al  corazón  como  una  esencia 
Que  purifica  esparramada  fluye. 
Cuando  abate  el  pesar  toda  creencia 
Jamás  esta  creencia  se  destruye; 
Y  queda  en  nuestras  almas  tan  asida 
Que  parece  la  hiedra  de  la  vida/ 


—  161  — 

En  la  tumba  do  yacen  tus  despojos 
Arrodillarme,  madre,  aun  no  he  logrado, 
Pero  vives  en  mi  alma;  harto  mis  ojos, 
Harto  mis  ojos,  madre,  te  han  llorado. 
Cuando  mi  huella  ensangrmité  en  abrojos 
Sentí  mi  corazón  desesperado, 

Y  vi  rodar  mis  juveniles  años 
Entre  un  delirio  y  justos  desengsAos! 

Y  con  ansia  febril  buscaba  un  seno 
Donde  posar  mi  frente  entristecida 
Manchada  ya  con  el  inmundo  cieno 

Y  de  odiosos  pesares  abatida; 

A  donde  desahogar  mi  pecho  lleno 
Con  las  angustias  de  la  amarga  vida; 
Pero  un  seno  de  madre  que  latiera. 
Que  mi  horrible  amargura  comprendiera. 

Entonces  ay!  entonces  como  pura 
Imagen  en  la  sombra  apareciste; 
Duminaste  mi  esperanza  oscura. 
Con  sonrisa  de  amor  me  sonreiste; 

Y  yo  te  vi  llorar  mi  desventura. 

Como  el  mió  también  tu  rostro  triste 

El  hijo  de  tu  amor,  madre,  te  adora, 

Y  su  alma  es  templo  do  tu  imagen  mora. 


Do  quiera  siempre  igual  conmigo  viene 
Como  celeste  incógnita  armonia; 
Tu  nombre  el  corazón  grabado  tiene 

Y  lo  tiene  también  mi  fontasia. 

El  será  el  eco  postrimer  que  suene 
En  mis  murientes  labios,  madre  mía! 

Y  será  en  mi  sepulcro  relicario 

Que  guardarán  mi  losa  y  mi  sudario!... 


—  162  — 

El  porvenir ¿Quién  sabe  en  su  carrera 

Que  me  reserve?  Pooo  de  él  confio. 

El  infinito  mi  esperanza  fuera 

Si  el  corazón  haÜára  el  primer  brio. 

Hasay!  en  vano  la  ideal  barrera 

Saltar  intenta  el  pensamiento  mió; 

Que  el  cielo  mismo  que  en  mi  orgullo  creo 

Encadena  la  mente  y  el  deseo. 

Madre ,  yo  busco !  Descubrir  anhelo 
En  el  mundo  una  luz,  una  verdad» 
Una  esperanza  arrebatar  al  cielo 
Para  alegrar  la  pobre  humanidad. 

Y  cuanto  mas  mi  poderoso  vudo 

Me  sumerge  en  la  inmensa  eternidad. 
Mas  pierdo;  mi  vista  mas  se  ofusca, 

Y  casi  ciego  el  pensamiento  busca. 

Creer  no  puedo  en  ese  Dios  que  ensefia 

Y  que  Moisés  en  el  Horeb  haUára ; 
Que  hizo  brotar  el  agua  de  la  pena. 
Que  fecundó  la  ancianidad  de  Sara. 
Dios  que  á  su  pueblo  indómito  despeBa 
Sobre  un  lago  de  sangre  y  cuya  cara 
Como  el  desierto  airada  lanza  enojos, 

Y  el  rayo  destructor  lleva  en  los  ojos  I 

Creer  no  puedo  I  El  Dios  de  los  cristiaiioa 
No  es  el  Dios  que  yo  adoro :  inconsecuente, 

Y  envuelto  siempre  en  lúgubres  arcanos 
Jamás  se  muestra  á  la  anhelosa  mente, 
ídolo  que  veneran  los  tiranos» 
Incógnito  poder  de  esa  insolente 
Fuerza  que  aprisionando  la  conciencia. 
La  condena  al  horror  de  la  impotencia. 


—  153  — 

¿Sobre  qué  alma  dolarosa  y  muda , 
Muda  por  la  ansiedad  que  hablar  impide, 
Como  un  roclo  descendió  tu  ayuda, 

Y  el  remedio  del  mal  que  en  ti  reside? 
Al  desgraciado  que  padece  y  duda, 

Y  que  su  duda  resolver  te  pide. 
Le  diste  alguna  Tez  ese  consuelo? 

No,  que  mas  te  enoerrastes  en  tu  ctelol 

Yo  he  entrado  en  tus  templos  y  postrado 
Luz  para  mi  razón,  luz  te  pedia, 

Y  al  fin  de  mi  plegaria  fatigado 
La  duda  mas  amarga  conseguía. 

Todos  somos  el  fruto  del  pecado 

Allí  está  Dios,  la  turba  me  deda 

Y  yo  perdido  en  mi  dolor  gritaba:.... 
Muéstrate,  pues,  y  nú  suplicio  acaba. 

Y  cada  vez  mas  tercíb  y  mas  adusto 
Concentrándote  mas  en  tu  grandei|i. 
Ora  cargas  tu  enojo  sobre  el  justo 
Yabatescon  pesares  su  cabeza. 

Y  te  gozas  en  esto  y  es  tu  gusto 
Arrancar  la  virtud  y  la  pureza, 

Y  en  cuanto  existe  de  grandioso  y  flierte 
Que  te  pueda  igualar  darle  la  muerte. 

No  es  mi  Dios  ese  Ser  incomprensible 
Que  al  crear  al  mortal  su  propio  aliento 
£n  su  frente  infeliz  grabó  terrible 
La  eterna  maldición  del  sufrimiento; 

Y  que  á  nuestros  gemidos  insensible. 
Desoye  siempre  el  dolorido  acento 

Del  mendigo,  del  huérfano  que  implora, 

Y  de  la  madre  que  en  sus  templos  ora ! 


—  164  — 

Rompe  una  vez  el  tenebroso  velo 
Que  cubre  eternamente  tu  semblante; 
Déjanos  ver  un  ámbito  del  cielo, 
Enviaun  refrigerio  al  caminante! 
Fé,  conciencia,  virtud,  eterno  anhelo. 
Son  una  red,  el  sueño  de  un  instante; 
Falsas  palabras,  engañosos  nombres.... — 
¿Y  una  cifra  no  mas  somos  los  hombres? 

¿Por  qué  creaste  entonces?  ¿Por  qué  alzaste 
El  polvo  y  le  digiste:  sé  criatura? 
¿Por  qué  de  inteligencia  lo  adornaste? 
¿Por  qué  de  libertad  y  de  ternura? 
¿Por  qué  le  diste  un  cielo  y  le  mostraste 
La  Maga  de  la  vida,  la  hermosura, 
Si  habia  de  llevar  eternamente 
La  sentencia  del  reprobo  en  la  frente? 

Contra  ese  Dios  que  odia  y  que  fulmina 
La  razón  poderosa  se  rebela: 
En  la  ignorancia  arrástrate  y  camina; 
Cree  le  dice;  mi  poder  recela. 
Pero  otra  voz  mas  grande,  notas  divina. 
Voz  del  cielo  también,  le  dice:  ¡vuela! 
Es  luz  de  Dios  la  inteligencia  humana 

Y  cuanto  existe  aqui  con  Dios  se  hermana. 

De  un  Dios  que  es  de  bondades  un  santuario. 
Falsos  profetas,  necios  habladores. 
Han  hecho  del  mortal  el  peor  contrario, 
Ansio  de  sangre,  monstruo  de  terrores. 
Él  dirigió  su  brazo  sanguinario. 
El  germen  vertió  en  él  de  los  rencores. 

Y  anda ,  le  dijo;  á  tu  dolor  te  entrego; 
Hijo  falaz ,  mi  protección  te  niego. 


—  165  — 

¡Dios  es  mas  grande!  Si  la  noche  estiende 
Su  cinturon  magnifico  de  estrellas. 
Si  el  sol  su  tea  fulgorosa  endeude, 
La  mirada  de  Dios  refleja  en  ellas. 
En  la  suave  armonía  que  desciende, 
En  el  perfume  de  las  flores  bellas, 
En  el  monte,  en  el  árbol,  en  el  viento. 
Vive  de  Dios  el  paternal  aliento. 

De  ese  Ser  es  mansión  el  infinito. 
La  creación  su  templo;  sus  altares 
Son  las  moles  gigantes  de  granito. 
Los  vastos  bosques,  los  inmensos  mares. 
Donde  quiera  ese  nombre  vése  escrito, 
Verbo  de  amor:  y  ensalzan  sus  cantares 
Los  mil  seres  que  crecen  y  se  animan, 

Y  que  en  su  propio  ser  se  reaniman. 

Yo  no  creo  en  la  muerte.  Lo  que  vive 
Naturaleza  sin  cesar  renueva. 
Ella  sola  perece  y  se  concibe 

Y  donde  un  ser  acaba  otro  se  eleva. 
Cada  cosa  al  morir  de  ella  recibe 
Nuevo  existir,  metamorfosis  nueva. 
Nada  de  lo  que  vive  se  anonada 

Que  no  puede  haber  vida  donde  hay  nada!.., 


Sé  que  el  infierno  me  dará  este  mundo 
Si  en  su  idólatra  altar  no  me  prosterno.... 
/Madre  mia!  Mi  Dios  es  el  fecundo 
Sol  de  bondad,  justicia  y  bien  eterno. 
Padre  de  amor,  no  déspota  iracundo. 
De  un  cielo  creador,  no  de  un  infierno. 
Dios  de  esperanza  que  á  sufrir  no  obliga 
Dios  que  siempre  perdona  y  no  castiga 


«•*. 


—  166  — 

¡Oh  madre!  si  es  delirio,  si  es  mentira 
Cuanto  pienso  y  anhelo»  cuanto  creo. 
Si  son  lío  mas  arranques  de  mi  lira 
O  febril  ambición  de  mi  deseo; 
Mi  joven  corazón  enciende,  inspira! 
Sí  y  negar  á  ese  Dios  es  ser  ateo... 
¡Ah!  pide  una  esperanza  para  tu  hyo 
Que  por  no  comprenderle  le  maldílo: 

¡Ah!  pide  que  descienda  alguna  gota 
De  fé  en  su  alma  que  el  amor  consume;. 
Flor  de  los  mares  que  entre  escollos  flota 
Y  ora  se  alza  á  una  peña»  ora  se  sume. 
Tú  la  yes,  Madre,  doblegada  y  rota. 
Mas  todavía  rica  de  perfume: 
Todavía  es  capaz  la  inteligiencia 
De  esdamar :  tú  eres  Dios!..  Oh!  la  creencia! 


Mis  héroes  yacen  en  ocioso  olvido 
Mientras  mi  pluma  en  digresar  se  emplea; 
Mas  te  juro ,  lector,  que  no  he  tenido 
De  ser  tan  krgola  menor  idea. 
Cada  palabra  nueva,  cada  ruido. 
Cada  imagen  de  amor  qjue  me  recreat. 
Envuelven  en  lujosa  poesía 
Mi  juvenil  cambiante  fantasía. 


Ya  en  veloz  entusiasmo  me  arrebata 
De  la  bélica  trompa  el  son  agudo: 
Ya  de  un  sueño  infantil  la  imagen  grata 
El  éxtasis  de  amor  profundb  y  mudo. 
Ya  la  mágica  luz  que  se  desata 
Del  espléndido  sol  cuando  el  desnudo 
Peñón  de  varios  arreboles  toca, 
Y  hace  saltar  mil  rayos  de  su  rooa^ 


—  167  — 

Pura  mí  toda  cosa  es  poesía. 
Todo  es  animadon  y  pensamiento, 

Y  todo  se  modula  en  armonía , 

Y  todo  se  transforma  en  sentimiento: 
Como  urna  de  cristal  el  alma  mia 

A  cada  toque  suena  en  el  momento,. 

Y  su  amor,  su  üusion,  su  angustia  propia 
Son  de  poético  ardor  inmensa  copia! 

¡Es  tan  grande  el  poeta  cuando  canta. 
Cuando  sublime  inspiración  le  alienta!!.. 
Ni  el  nebuloso  porvenir  le  espanta 
Ki  el  abismo  del  caos  le  amedrenta. 
En  das  de  su  genio  se  levanta. 
Audaz  se  déme  en  medio  k  tormenta, 

Y  siguiendo  las  fiíces  de  su  idea 
Absorto  en  su  pensar  encuentra  y  crea! 

Sagaz,  todo  penetra  su  mirada 
Que  reflejó  infinito  es  infinita, 

Y  en  su  frente  que  late  apresurada 
La  inspiradon  magnética  se  agita. 
Él  di  mórbidas  formas  á  la  nada,. 
La  ronca  voz  dd  huracán  imita , 
El  suspiro  dd  aura  entre  los  tallos 

Y  d  escape  vdoz  de  los  caballos. 


Las  nubes  sigue  que  en  la  alti?a  cmibre 
Como  negra  cintura  serodean 
Sosteniendo  en  su  grande  pesadumbre 
Los  metéoros  que  en  su  vientre  humean; 

Y  ante  sus  ojos  como  dará  lumbre 
Esas  sombras  confusas  centellean, 

Y  escudia  de  los  trueno^Ios  mgidOB 

Y  dd  monte  los  ásperos  latidos^ 


—  168-^ 

Gomo  el  buzo  atrevido  que  desdeña 
Los  riesgos  del  abismo  oscuro  y  hondo. 
Se  arroja  desde  lo  alto  de  la  peña 
Para  arrancar  la  perla  que  está  al  fondo; 

Y  luego  al  claro  sol  con  faz  risueña 
Secando  el  agua  del  cabello  blondo. 

Se  goza  en  su  conquista  que  es  la  cuna 
De  venidera  dicha  y  de  fortuna; 

Asi  el  poeta  en  su  ambición  suprema 
Penetrando  del  alma  en  el  abismo 
Ni  riesgo  que  le  asombre  ni  que  tema 
Encuentra  en  su  ardoroso  idealismo; 

Y  cuando  vé  completo  su  poema, 
Animación  y  parte  de  si  mismo. 

Se  consuela  y  tal  vez  en  su  memoria 
Goza  en  su  creación,  piensa  en  la  gloria! 

Jamás  Fantasio  en  su  dolor  mas  bellas 
Imágenes  creara!  En  su  locura  . 
Necia  quizás,  resucitando  en  ellas 
El  recuerdo  feliz  de  otra  ventura 
Alumbrando  de  pálidas  estrellas 
El  negro  cielo  de  su  vida  oscura. 
Orna  de  flores  y  esperanzas  mustias 
El  desierto  vergel  de  sus  angustias. 


Y  triste  vaga  y  solitario  sueña 
Victima  del  fastidio  y  de  su  anhelo; 

Y  en  la  porfiada  lid  que  su  alma  empeña 
Mas  lejos  cada  vez  mira  su  cielo ; 

No  puede,  no,  de  su  ilusión  risuoba 
Seguir  arrebatado  el  audaz  vuelo 

Y  el  llanto  que  sus  párpados  empaña 
Dia  y  noche  su  rostro  árido  baña. 


—  169  — 

Y  dia  y  noche  lamentando  espera 
Como  el  preso  en  su  negro  calaLozo, 
Del  sol  de  libertad  la  luz  primera 
Que  su  pálida  faz  inunde  en  gozo! 

Y  sienta  arderse  su  megilla  fiera 
El  corazón  latiendo  de  alborozo; 

Y  respire  su  pecho  el  aura  suave 
Libre  como  la  brisa,  como  el  ave. 


Y  pueda  soltar  rienda  á  sus  antojos 
Sin  tener  en  prisión  su  pensamiento 

Y  tender  pueda  los  audaces  ojos 

Por  la  inmensa  región  del  firmamento. 
Siguiendo  en  pos  de  los  celages  rojos 
Que  vibra  el  sol  iluminando  el  viento, 
Nubes  de  gayo  resplandor  formando 

Y  la  verde  campiña  matizando. 

Y  en  la  embriaguez  de  sus  delicias  mira 
Como  im  placer  su  cárcel,  sus  cadenas; 
Que  el  perfume  celeste  que  respira 
Arrebata  las  sombras  de  sus  penas. 

Y  son  las  auras,  ecos  de  una  lira. 
Auras  que  vagan  de  armonías  llenas; 

Y  lo  arroba  en  incógnita  alegría 
La  clara  luz  del  trasparente  dia. 


¡Ay!  en  esa  pendiente  en  que  se  agita 
Solamente  el  amor  salvarlo  puede. 
Un  corazón  que  huérfano  palpita 
Á  un  amor  puro  fácilmente  cede; 
Porque  alientos  el  hombre  necesita 
Cuando  en  su  propio  padecer  se  excede; 
Porque  tal  vez  mil  veces  ha  adorado 
Un  ángel  que  en  sus  sueños  ha  creado. 


—  170  — 

¿Y  quién  por  solo  é  infeliz  que  viva 
No  sueña  alguna  vez?  Y  quién  no  tiene 
En  su  alma  una  imagen  fugitiva 
Con  la  cual  sus  fastidios  entretiene! 
Es  una  idea  bienhechora  y  viva 
Que  la  imaginación  en  si  contiene. 
De  cuya  esfera  parten  los  fulgores 
Que  doran  fantasías  y  dolores. 

Y  el  mismo  corazón,  la  misma  pena. 
Sus  gemidos  le  dan  y  sus  anhelos 
Una  existencia  de  martirios  Oena 

Y  hasta  el  acibar  de  sus  propios  celos; 

Y  el  hombre  encuentra  en  esa  vida  agena 
La  ilusión  de  la  vida  de  los  cielos: 

La  idea  misteriosa  que  reúne 
Cuanto  inventa  el  dolor  y  el  amor  une. 

Asi  viviendo  solo  y  cada  dia 
Con  la  ceniza  que  guardada  lleva 
El  corazón  que  anhela  todavía 

Y  que  aun  el  goce  de  la  vida  prueba. 
Nuevos  sueños  creará  la  fantasía. 
Nuevo  deUrio  y  esperanza  nueva 

Que  van,  vuelan,  se  agitan ,  se  reparten, 

Y  en  irizados  átomos  se  parten. 

¿A  dónde  está  la  imagen  que  se  pinta 
En  su  pupila  ardiente?  A  donde  vaya 
En  la  tierra,  en  el  cielo ,  en  la  áurea  dnta 
Que  el  sol  partiendo  sobre  el  monte  raya. 
En  la  armonía  fácil  y  distinta 
Que  modulan  las  ondas  en  la  playa 
Armoniosa  también  su  voz  escucha 
Que  con  el  aire  en  ligereza  lucha.. 


—  171  — 

Oh!  8i  entonéis  sus  ojos  amorosos 
HaUáran  otros  ojos!  ^  á  su  acento 
Se  unieran  esos  sones  armoniosos. 
Lenguaje  dd  oculto  sentimiento 
De  una  alma  toda  amor!  Oh!  los  0(fiosos 
Maldecidos  fantasmas  del  tormento 
En  su  lóbrego  abismo  se  hundirian 
T  al  corazón  sus  sueikM  Tolverian! 


Que  nada  puede  en  niebla  tan  oscura 
Como  es  el  mundo  para  el  que  ha  sufrido^ 
Más  pronto  despertar  nuestra  ternura 
Si  una  voz  dulce  vibra  á  nuestro  oido. 
Cántico  de  esperanza  y  de  ventura 
Penetra  como  eléctrico  fluido 
En  las  intimas  ñbras  y  responde 
A  la  amante  ansiedad  que  alli  se  esconde. 

Y  es  deseo ,  ambición,  sueño,  esperanza 
Lo  que  se  agita  entonces  en  la  mente 
En  son  alegre  de  confusa  danza. 

Y  es  deseo  de  amor  lo  que  se  siente 
Es  deseo  de  amor  lo  que  se  alcanza 
Hasta  en  las  sombras  que  el  delirio  miente» 

Y  si  es  martirio  ese  voraz  delirio , 
Es  deseo  de  amor  ese  martirio! 


¡Por  qué  no  puede  el  hombre  á  su  deseo 
Dar  el  soplo  de  vida,  dar  la  Dama, 
Transformar  en  mujer  su  devaneo 
Y  su  alma  transvasar  en  la  que  ama! 
Fuego  generador  de  Prometeo 
Su  corazón  con  una  chispa  inflama» 
Santa  hoguera  de  amor,  y  en  su  pupila 
Un  rayo  solo  de  esa  luz  destila!.. 


—  172  — 
Casi  siempre  el  amor  por  sueño  «"ipiem 

Y  concluye  dejando  el  alma  esclava; 
FaDtasio  souó  un  ángel;  la  belleza 
De  su  madre  en  su  rostro  renovaba; 
En  su  alma  de  su  alma  la  pureza. 
Su  dulce  voz  su  labio  remedaba, 

Y  lo  mismo  aliviaban  su  amargara 
Sus  palabras  de  amor  y  su  ternura. 

¡Cómo  no  amarla!  Figuraos  que  era 
Su  creencia  el  aliento  de  su  vida; 
De  su  madre  la  imagen  hechicera 
Que  á  su  alma  estaba  eternamente  unida. 
Su  delirio 9  su  gloria,  su  quimera... 
Era,  en  fin,  como  dicen,  su  querida, 
Luz  de  su  poderosa  fantasía, 
Animación  del  alma  que  sufría. 

Volvió  de  nuevo  al  ideal  camino 
Que  antes  abandonó  desesperado, 
Gomo  vuelve  á  su  senda  el  peregrino 
Por  alguna  luciérnaga  orientado. 
Y  á  luchar  otra  vez  contra  el  destino 
Se  aprestó  de  ilusiones  rodeado... 
Siendo  amado  creyéndose  invencible. 
Abarcar  pretendiendo  el  imposible. 

¡Qué  le  importaba  el  mundo  si  en  los  brazos 
De  la  que  amaba  lejos  de  él  vivia? 
¿Qué  le  importaba  si  en  eternos  lazos 
Prenda  de  amor  con  ella  se  uniría... 
El  prisma  juvenil  hecho  pedazos 
Elsa  vida  de  amor  renovaría; 
Que  por  cada  ilusión  que  el  tedio  lleva 
Nos  trae  el  amor  una  delicia  nueva. 


—  173  — 

Oh!  Fantasio  es  fdiz!  Brioso,  ardiente^ 
Ya  el  pesar  no  le  agobia  ni  le  humilla.* 
YecQo  qué  audaz!  En  su  altanera  iirente 
De  la  dicha  suprema  el  gozo  brilla. 
Mirad  de  amor  teitirse  suavemente 
La  enantes  flaca  lívida  megiUa, 
De  esperanza  y  placer  radiar  sus  cjos 
No  muerta  luz  de  insomnios  y  de  enojos. 

Y  ella !  Oh!  jamás  apareció  mas  bella. 
Mas  gentU ,  mas  amante  y  vaporosa. 
Si  algo  en  el  mundo  se  parece  á  ella 
Es  el  suave  perfume  de  la  rosa, 
La  tranquih  mirada  de  una  estrella, 
De  un  ensudko  la  sombra  voluptuosa. 
De  una  arpa  la  lejana  melodía. 
El  sereno  crepúsculo  de  un  dial 

Con  descuido  en  sus  brazos  reclinada 
Al  rostro  de  Fantasio  el  suyo  allega. 
•Su  negra  cabellera  desatada 
Que  con  lascivos  movimientos  juega. 
Como  una  densa  atmósfera  nublada 
Sobre  su  blanca  espalda  se  repliega; 

Y  con  mirada  lánguida  lo  mira 

Y  él  con  ternura  y  languidez  suspira. 

—Oh!  déjame  en  mis  brazos  estrecharte, 
Adorada  ilusión  de  mi  ventura! 
Oh!  déjame  estasiado  contemplarte. 
Oh!  déjame  arrobarme  en  tu  heriqosura! 
En  sus  raptos  jamás,  jamás  el  arte 
Ha  copiado  tan  mágica  pintura! 
Oh!  si  tanta  hermosura  im  ángel  viera 
Su  perfección  :envidia  al  ángel  diera! 

12 


—  174  — 

—No  piensas,  dime,  que  ese  amor  violento» 
Que  esa  llama  que  crece  á  todo  instante, 
Que  roe  el  corazón  y  el  pensamiento 
Con  su  lengua  de  fuego  devorante, 
¿No  piensas,  dime ,  llegará  un  momento 
En  que  el  incendio  rápido,  incesante. 
Todo  consuma  y  en  castigo  eterno 
Nos  condene  á  las  penas  de  un  infierno? 

—El  infierno!  El  infierno!  Necedades! 
El  infierno  es  no  ver  tus  ojos  bellos, 
Vagar  en  tenebrosas  soledades 
Sin  recibir  la  luz  que  vierte  de  ellos! 
Oir  roncas  tronar  las  tempestades 
Sin  sentir  la  fruición  de  tus  cabellos.... 
Deseando  vivir,  loco,  impaciente. 
Sin  aspirar  las  rosas  de  tu  frente. 

A  tu  lado  mirando  el  rayo  hermoso 
Que  de  tus  ojos  parte  de  amor  lleno. 
Recibiendo  tu  beso  cariñoso. 
Sintiendo  junto  á  mí  laiir  tu  seno. 
Oh !  entonces  en  mi  rapto  venturoso 

Y  en  tu  risa,  en  tu  voz,  en  el  sereno 
Ambiente,  en  su  perfumé,  en  su  armonía, 
Mi  cielo  enciiientro,  Clarimimda  mia. 

Allí  donde  tú  estas  allí  está  el  cielo. 
Allí  recobra  el  pensamiento  fuerte 
Su  audaz  constancia,  su  incansable  vuelo; 
Allí  en  ángel  el  hombre  se  convierte. 
Pero  donde  no  estás  cae  el  anhelo. 
La  mente  encuentra  oscuridad  y  muerte; 
Sus  alas  de  ángel  desolada  pliega 

Y  en  su  tumba  de  horror  maldice  y  niega! 


Ah!  sonrieme  bsü  Respire  d  suaye 
Aliento  que  se  escapa- de  tu  boca^ 
Armonía  que  en  mi  alma  solo  cabe. 
Aire  de  amor  que  respirar  me  toca. 
¿La  madura  razón ,  la  ciencia  grave , 
Y  esa  que  el  sabio  en  su  delirio  invoca 
Engañosa  y  audaz  filosofía , 
Pueden  darme  esa  luz,  esa  armonía? 


Ah!  de  tus  ojos  la  dulzura  mana 
€ual  de  im  bosque  de  almendros  agua  pura, 

Y  en  mí  refleja,  con  mi  amor  se  hermana, 

Y  el  alma  envuelve  en  celestial  dulzura. 
¡Oh,  yo  adoro  esa  luz!  Si  es  sombra  vana 
JNo  me  robes  su  imagen!  ¡Si  es  locura, 
No  vuelva  á  la  razón!  ¡  Sombra  ó  misterio 
Es  mi  sueño  ideal ,  líü  sueño  aério  I 

Amor!  Amor!  Y  el  corazón  latiendo 
Ensancharse  y  fundirse  y  derramftrse. 
En  una  esfera  tenebrosa  viendo 
Un  astro  de  esplendor  sobre  otro  alzarse ; 
Una  armonía  de  ángeles  o^ndo 
En  fuga  melodiosa  renovarse ; 

Y  otro  mundo,  otro  sol  y  otra  existencia 
Transformai'se ,  querida ,  en  tu  presencia ! 


Vagos  deseos,  sueños,  misteriosas 
Angustias ,  ilusiones  perfumadas! 
De  la  niñez  inmarchitables  rosas. 
Imágenes  de  amor,  de  amor  doradas. 
Flores  de  dicha  y  de  creencia  t  hermosas 
Fantasías  de  genios  y  de  hadas, 
<}ué  sois?..  Qué  sois?..  ¡Mezquinas  tradiciones 
Cuando  ha  unido  el  amor  dos  corazones!... 


-^176— 

Asi  Fantasio  su  pasión  demuestra; 
Esconde  el  sol  su  luz  esplendorosa 

Y  el  funesto  crepúsculo  se  muestra: 
Casi  invisible  el  rostro  de  la  hermosa 
Una  sombra  tiñó,  fea»  siniestra, 

Y  sonrisa  infernal  y  cavernosa 
Crespo  sus  labios;  sus  tranquilos  ojos 
Vibraron  de  odio  resplandores  rojos. 

Pero  al  instante  recobró  su  faz 
De  amor  una  apariencia  indefinible; 
En  su  mirada  lánguida  y  vivaz 
Adivinar  lo  cierto  es  imposible. 

Y  su  acento  melódico  y  fugaz. 
Precioso  don  de  un  corazón  sensible » 
Dijo :  Fantasio ,  mira  al  horizonte! 
Cima  de  llamas  no  parece  el  monte? 

• 

¿No  te  parece  que  hay  algún  arcano 
En  ese  inmenso  cortinaje  rojo 
Que  enciende  la  montaña,  abrasa  el  llano, 
IVolongando  sus  orlas  á  su  antojo? 
Tal  vez » tal  vez  la  omnipotente  mano 
Colgóle  alli  como  padrón  de  enojo. 
Cifra  gigante  en  rayos  esculpida 
Que  recordara  al  hombre  su  caida. 


¿Nada,  Fantasio,  el  corazón  te  dice? 
~^ada,  bien  mió!  Ven,  qué  nos  importa! 
Solo  bienes  el  cielo  nos  predice... 
Esas  quimeras  la  ignorancia  aborta. 
¿Acaso  con  amor  no  eres  felice? 
Pues  bien,  gocemos  esta  vida  corta 
Y  dejemos  dormir  al  pensai^eato 
Del  aura  del  amor  al  dulce  aliento. 


—  177  — 

—Dices  muy  Uen!  La  Tida  es  pasajera; 
Para  gozarla  es  jPuerza  apresurarse. 
{Cuánta  delicia  el  poryeñir  espera 
A  dos  que  saben  cual  los  dos  amarse!. • 
Y  d  son  de  un  beso  dilató  en  la  esfera 
La  perfumada  brisa  al  retirarse. 
Que  fué  á  perderse  murmurando  amores 
En  el  tranquilo  seno  de  las  flores. 


Y  Fantasio  en  los  brazos  de  su  amada 
Unddiquio  dulcísimo  sentia; 
Casi  desfalledda  su  mirada 
Por  instantes  apenas  se  entreabría. 
De  repente  confusa  yretirada 
De  una  arpa  resonó  vaga  armonía 
Y  aparecerse  vio  blanca  figura 
De  fabulosa  célica  hermosura. 


En  un  dosel  de  nubes  que  destella 
Azucenas  de  plata  y  lirios  de  oro. 
Cruza  el  espacio  de  figura  bella 
Su  arpa  tañendo  con  viril  decoro. 
Olas  de  aire  encendido  detras  de  eUa, 
Ricas  cual  nebuloso  metéoro, 
Van  envolviendo  un  manto  peregrino 
Que  señala  de  estrellas  el  camino! 


Asi  en  las  altas  cumbres  que  maltrata 
Eternamente  el  rayo,  se  desliza 
Luminosa  centella  en  noche  grata 

Y  rodea  su  sien  banda  rojiza. 
Asi  rompe  veloz  ondas  de  plata, 
Nave  audaz  y  gentil  espumas  riza , 

Y  dragón  de  la  mar^  encorva  y  vuela 
Dejando  en  fpos  de  sí  fulgida  estela. 


—  178^ 

Desliimbrado  Fantasip  ¿  andar  no  sK^ierta, 
Que  sin  poderlo  remediar  tenia 
Al  paladar  la  lengua  inmóvil ,  yerta. 
Desenclavar  sus  ojos  no  podia 
De  la  visión,  y  en  su  oarrera  incierta 
Anhelante  su  huella  perseguia 
Como  el  alción  su  nido  idolatrado 
Al  furor  de  las  olas  entregado. 


Y  sonoro,  melódico  y  suave, 
Dulce  como  esos  cantos  de  ternura 
Que  Bellini  tan  bien  remedar  sabe. 
Su  canto  alzó  la  candida  figura  ^ 
Que  subiendo  ora  trémulo,  ora  grave. 
Impregnando  la  esfera  de  dulzura 
Acompaña  en  acorde  movimiento 
La  musical  ondulación  del  viento! . 


X. 


COBO* 


Teged  guirnaldas  á  los  amantes 
Que  su  esperanza  cumplida  ven; 
Perlas,  rubíes,  oro  y  diamantes. 

Corona  espléndida,. 

Ornen  su  sien! 


í 


—  179  — 


CANTO. 


Genios  que  erráis  incógnitos 
Entre  la  niebla  vaga, 

SaUd!  salid! 
Acompañad  con  júbilo 
El  canto  de  la  Maga. 

Venid!  venid! 

Amando 

Se  olvida 

La  muerte , 

La  vida; 

Gozando 

La  suerte 

Temida 
Nos  muestra  su  faz 
De  risa  bañada, 
Cual  virgen  ornada 
Be  un  iris  de  paz. 
Gocemos!  Amad! 

Amad!  Los  ñímebres 
Recuerdos  huyan, 
Y  como  plácidos 
Aromas ,  fluyan 
Sueños  de  calma ! 
Mezcan  al  alma 
Bellas  imágenes 
Del  porvenir! 

Soles  magníficos 
Doren  el  cielo ! 
Alegres  cánticos 
Pueblen  el  suelo! 
Los  secos  árboles 


—  180  — 

Sus  hojas  muden, 
Y  en  voz  armónica 
Todos  saluden 
£1  alba  mágica 
Que  ha  de  lücif . 
Gozad!  Reidl 

Gozad  amantes 
Tanta  ventura; 
Adormeceos 
En  vuestro  amor. 
Que  los  instantes 
En  devaneos 
En  la  aura  pura 
De  los  deseos 
Aunque  tan  rápidos 
Pasan  mejor. 
Olvido!  Amor! 

Y  callen 
Las  brisas 
Sus  risas 
De  olor. 
Y  os  hallen 
Riendo 
Las  horas. 
Muriendo 
De  amor  I 

Y  bellas  magas,  encantadoras. 
En  vago  arrullo  de  arpa  ideal 
Con  melodías  tejan  las  horas 
Sin  que  su  estambre  rompan  jamás! 

Gozad!  amad! 
Tendréis  en  premio  la  eternidad! 


—  181  — 


XI. 


CaUa.— Al  instante  la  movible  escena 
Cambia;  la  esfera  luminosa  y  pura 
Como  el  candor  de  la  niñez  serena. 
Suave  como  la  célica  figura. 
Entre  sus  nieblas  se  encapota  y  truena... 
Se  toma  negra,  tempestuosa,  oscura, 
T  débil,  melancólico  gemido 
En  solemne  compás  hiere  el  oido. 

Como  queda  la  tierra,  ocmmovida 
Largo  tiempo  confusa  y  turbulenta 
Si  es  por  gran  terremoto  sacudida 
Que  el  eje  desvió  donde  se  sienta. 
Asi  tiembla  Fantasio;  distraída 
La  vista  tiende  y  traspasar  intenta 
El  misterio  &tal ;  mas  nada  puede 
T  á  una  fuerza  mayor  se  rinde  y  cede. 

Roja,  lívida  llama  que  aparece. 
Que  cual  igneo  pendón  flota  y  se  encumbra. 
Que  subiendo  se  estiende  y  se  engrandece. 
Con  sus  reflejos  la  tiniebla  alumbra. 
Poco  á  poco  la  sombra  se  enrojece 
Y  á  sus  rayos  sulfúreos  se  vislumbra 
Un  colosal  fimtasma,  atroz  gigante. 
En  un  trono  de  fuego  llameante. 


--182  — 

Y  al  rededor  de  esa  anchurosa  pira 
Con  grotescos  lascivos  movimientos 
Multitud  de  demonios  danzar  mira 
Fantasio  acariciándose  violentos. 
Y  escucha  al  son  de  desacorde  lira 
Desacordes  diabólicos  acentos, 
Sordos  como  el  rugido  de  los  mares 
Entonando  diabólicos  cantares. 


xn. 


UNA  VOZ. 

En  este  mundo  de  ilusorio  encanto 
Es  la  hermosura  horrible  fealdad; 
Acibar  el  placer,  la  risa  llanto, 
Y  verdugo  del  hombre  la  verdad! 

OTRA  voz. 

En  vano  el  hombre  se  empeña 
En  hacer  buena  su  suerte; 
Si  la  esperiencia  le  enseña 
Que  viviendo  anhela  y  sueña, 
Que  el  fin  de  todo  es  la  muerte. 

OTRA  voz. 

Recorre  el  mundo  buscando 
Tu  engañoso  devaneo; 

Cree  lo  que  estás  amando. 
Loco  mortal. 
Cada  deseo  pasando 
Va  engendrando  otro  deseo^ 
Que  va  mil  formas  tonaando^ 
Para  tu  mal. 


—  188— 


OT&Á  voz* 


A  veces  es  la  vida 
Una  insufrible  carga; 

Y  la  mujer  querida, 
Como  la  muerte  amarga, 
Pai^  siempre  envenena  la  vida! 
Que  viéndose  perdida 

Esa  esperanza  bella. 

Mi  el  cielo  luz  destella,- 

T  es  odiosa  mazmorra  la  vidaL 

otiu  voz.. 

Qué  es  el  amor!  Un  rápido 
Gelage  de  ventora; 
.    Velo  que  encubre  el  pérfido 
Rostro  de  la  hermosura. 
La  mentirosa  idea 
Que  en  su  delirio  orea 
Y  el  hombre  adora. 

El  insensato  póstrase 
Ante  la  imagen  pura 
De  sus  creencias  idolo. 
Que  vierte  la  amargura 
Como  el  volcan  su  lava 

Y  que  en  el  pecho  clava 

Flecha  traidora! 

OTRA  voz. 

El  mundo  es  la  nada,  la  vida  es  el  caos! 
£1  hombre  es  el  grande,  las  fuerzas  son  de  él. 
Menguados  Aiortales,  osad!...  Levantaos! 
De  un  Dios  que  no  existe  subid  al  dosel. 


—  184-^ 

¡El  Dios  es  la  fuerza!  Pues  bien,  opondremos 
Á  fuerza  que  reina  la  fuerza  mayor; 
El  hombre  y  el  ángel  unidos  lidiemos 
Y  el  hombre  en  la  lucha  será  vencedor ! 

La  frente  cobarde  del  polvo  levanta , 
Los  brazos  robustos  apresta  á  lidiar. 
La  gloria  es  el  premio,  y  el  Dios  que  te  espanta 
Su  trono  usurpado  tendrá  que  abdicarl 

OTRA  voz. 

Yo  soy  del  hombre  que  llora 
La  virgen  consoladora; 
Yo  el  puro  bálsamo  vierto 
En  la  herida  del  dolor, 

Y  en  el  árido  desierto 

Hi  aliento  engendra  la  flor! 

OTRA  voz. 

Yo  soy  la  dulce  esperanza 

Y  á  su  lado  siempre  estoy; 
Soy  la  señal  de  áHanza 

En  el  ronco  torbellino; 
Soy  un  lucero  divino; 
Tea  que  alumbrando  voy 
La  lobreguez  del  camino. 

OTRA  voz. 

No  es  la  luna,  como  dicen. 
El  esqueleto  apagado 
De  un  mundo  que  han  sepultado 
Las  olas  del  existir. 
Es  la  antorcha  que  ilumina 
Con  su  bienhechora  lumbre 
Esa  prodigiosa  cumbre 
Que  refleja  el  porvenir. 


H       —185  — 
Es  espejo  traspalante 
Que  la  eterna  luz  Mrata; 
Es  una  rueda  de  plata 
Que  gira  en  la  inmensidad: 
Es  el  ojo  de  la  noche 
De  cuya  inmóvil  pupila 
Brota  la  luz  mas  tranquila. 
La  mas  tierna  claridad! 

CORO    DE  DIMOinOS. 

IGsteriosos  ensueños  del  hombre 
Descended»  descended  á  su  mente » 
Como  rayos  del  alba  en  Oriente, 
Como  nubes  de  atroz  huracán! 
Que  ya  el  hombre  se  eleva  atrevido. 
Ya  d  esclavo  ha  rompido  su  hierro ! 
De  la  vida  concluye  el  destierro; 
Sonó  la  hora  de  la  eternidad! 

Esterminio!  Venganza!  Victoria! 
Ya  el  clamor  de  los  bronces  se  escucha. 
Sus!  valientes!  Porfiada  es  la  lucha 
Pero  inmenso  será  el  porvenir ! 
Ved!  ya  huye  aterrado  el  ccmtrarío; 
Del  combate  ya  cesa  el  encono. 
Nuevo  rey,  ascended  á  ese  trono— 
La  corona  inmortal  os  ceñid! 

Salve,  sdve  al  doncel  valioso, 
Salve,  salve  á  la  púdica  dama. 
Cuyo  fuego  enardece  al  que  ama , 
Cuyo  amor  inmortal  vivirá ! 
Asentado  su  trono  en  mil  soles 
Él  A  cetro  tendrá  de  la  tierra! 
Y  orguUosa  bandera  de  guerra  ' 
Cual  cometa  de  horror  flameará ! 


—  186  — 

Ante  el  grande  doblad  la  rodilla: 
Nuestros  cantos  de  gozo  y  victoria 
Estremezcan  el  aire  en  su  gloria. 
¡Él  es  grande!  ¡él  és  fuerte!  ¡él  es  Dios! 
Ciña,  pues,  la  aureola  de  fuego 
Del  coloso  la  frente  altanera. 
¡Maldición,  maldición  al  que  quiera 
Entre  nubes  cubrir  su  esplendor! 

SL  ECO. 

¡Maldición!  ¡maldición!  ¡maldición! 


XIII. 


Al  coro  estraño  unióse  estrepitosa 
Disonante  algazara  y  gritería, 

Y  á  su  compás  la  danza  voluptuosa 
En  vuelco  audaz  meciéndose  seguía. 
Sierpe  informe,  la  esfera  tenebrosa 
Al  ardiente  volcan  se  recogía 
Formando  pliegues  como  un  manto  y  luego 
Invadía  el  espacio  un  mar  de  fuego. 

Envueltos  en  sus  ondas  coruscantes 
Moviendo  torvos,  ensañados  ojos, 
BGl  demonios  de  lúbricos  semblantes 
Venían  apiñándose  en  manojos; 

Y  en  pos  de  ellos  fantasmas  aterrantes 
Como  espadas  blandiendo  hachones  rojos 
Inflamaban  su  ardor,  los  empujaban, 

Y  á  su  bronco  estridor  su  voz  mezclaban. 


—  187  — 
¿Habéis  visto  los  mares  elevarse 

Y  coa  el  son  de  destructora  boniba 
Sentido  sobre  su  hombro  desplomarse 
Nube  de  horrores,  la  temible  tromba? 
¿Habéis  visto  del  cielo  abalanzarse 

El  vivo  rayo  en  prodigiosa  comba^ 

Y  habéis  sentido  cual  desgarra  el  senb 
Del  aire  condensado  en  ronco  trueno? 

Pues  bien ,  tal  es  feí  ruido  y  tal  la  bulla. 
Centro  horroroso  del  horrible  infierno, 
Guando  Luzbel  con  mitra  y  con  casulla 
Les  predica  un  sermón  contra  d  Eterno; 
Quién  cual  gato  frenético  mahulla, 
Quién  salta  y  brinca  resoplando  un  cuerno , 

Y  en  atroz  batahola  los  malditos 
Atruenan  el  espacio  con  sus  gritos. 

Como  aquel  que  de  horrible  pesadilla 
Inmoble  roca  que  agobió  su  pecho 
Amenazando  ahogarle,  cuando  brilla 
El  alba  amedrentado  deja  el  lecho , 
Fantasio  se  levanta ,  la  amarilla 
Vista  ilusa ,  aterrada,  eleva  al  techo. 
Mas  la  pupila  tiembla..,  á  ver  no  llega 

Y  como  herida  por  el  rayo  degsL. 

¡Pero  él  oia!  Y  el  discorde  ruido 
Estrepitosa,  informe  melodía. 
Hiriendo  mas  su  taladrado  oido 
A  cada  vez  mas  hórrida  crecia. 
Creía  que  era  un  sueño,  estar  dormido 
Tal  vez  en  su  estupor  le  parecía, 

Y  el  infeliz  temblando  se  negaba 

A  dar  crédito  á  aquello  que  escuchaba. 


AI  mismo  instante  exhalación  rojiza 
Del  borde  del  abismo  se  de^xrende; 
Vivida  entre  la  sombra  se  desliza 

Y  pasando  con  niego  el  aire  enciende ; 
Se  abate,  sul>e ,  truena  y  en  ceniza 
Deslmnbradora  tómase,  desciende; 
Con  la  esfera  cilindrica  se  iguala 

Y  olor  á  azufre  de  su  vientre  abala. 


Y  una  voz  tienuí  oyó  que  le  llamaba 
Dulce  como  un  ensueño  de  ventura ; 
Voz  que  dichas  pasadas  recordaba. 
Voz  envuelta  en  perfumes  y  dulzura, 
—ídolo  de  mi  amor,  por  fin  acaba 
En  nuestra  odiosa  vida  la  amargura. 
Hoy  empieza  la  vida;  ven,  bien  mió» 
Porque  besarte  y  abrazarte  ansio. 

Desceñido  el  cabello,  coronada 
De  una  aureola  de  fuego  que  despide 
Igual  roja,  sulfúrea  llamarada 
Que  destroza  la  esfera  en  cuanto  mide ; 
Y  en  una  inmensa  trípode  sentada 
Que  coronan  relámpagos,  preside 
Como  una  reina  su  elegante  corte, 
Clarimunda  su  lívida  cohorte. 


Fantasio  inmóvil  á  esa  idsta  queda, 

Y  horrorizado—;  Clarimunda !— grita. 
De  boca  en  boca  Clarimunda  rueda 

Y  el  eco  en  bronco  son  su  voz  imita. 
£1  pánico  terror  hablar  le  veda 

Y  quiere  huir;  veloz  se  precipita. 
Mas  al  salvar  el  pórtico  encendido 
Por  su  brazo  se  siente  detenido. 


—  189  — 

—¡  Y  no  te  irás ! — con  cavernoso  acento 
Clarimunda  le  grita;  lo  has  jurado! 
Es  predso  cumplir  el  juramento 
Que  mil  veces  me  hiciste  arrodillado. 
De  ser  ambos  felices  el  momento 
Largo  tiempo  en  tus  ansias  implorado 
Llega,  Fantasio;  ven,  el  fuego  eterno... i 
Pero  amando,  ¿quién  tiembla  del  infierno? 

Ven,  pues,  Fantasio,  á  amar  eternamente. 
Ven,  no  te  espantes;  reinarás  conmigo. 
Una  corona  bríUará  en  tu  frente 

Y  el  poder  de  Satán  tendrás  contigo. 
¿Qué  gloria  ansia  tu  ambición  demente? 
Allá  rey  del  infierno,  aqui  mendigo...! 

Y  cada  vez  lo  estrecha  mas ,  lo  enlaza, 

Y  en  sus  brazos  coléricos  lo  abraza. 


Y  de  un'  dragón  la  proporción  tomando 
La  Esfinge  colosal  por  la  ancha  boca 
Homo  de  fuego,  Uamas respirando. 
Con  sus  lavas  lo  ofende  y  lo  sofoca. 
Sus  gigantes  anillos  enroscando 
Semeja  al  fin  una  luciente  roca; 
Figurando  la  entrada  de  una  cueva 
Su  boca  atroz  y  abierta  que  se  eleva. 


Tenaz  lucha  Fantasio,  y  lucha  en  vano; 
Con  mas  fuerza  los  brazos  lo  sujetan 

Y  con  furor  y  ahinco  sobre  humano 
Mil  demonios  lo  acosan  y  lo  aprietan. 
Arrojante  á  la  faz  con  gesto  insano 
Brasas,  ardiente  pez... ,  fieros  le  retan; 

Y  con  descompasados  alaridos 
Acá  y  allá  lo  arrastran  confundidos. 


13 


—  190  — 

«^Idos,  raza  del  mal,  con  desmayada 
Voz  que  mas  ¿>ieD  diriase  gemido, 
Fantasio  prorrumpió;  mujer  malvada. 
Red  de  mi  perdicion.tu  amor  ha  sido. 
Idos»  raza  maldita,  disfrazada 
Mujer  demonio,  Satanás  caido. 
Jamás,  jamás  me  arrastrarás  contigo... 
Yo  detesto  tu  amor,  yo  te  maldigo ! 

Con  voz  de  trueno  Satanás  exclama : 
No  hay  salvación,  tu  perdición  es  cierta. 
Para  vivir,  Fantasio,  con  quien  se  ama 
En  la  mansión  de  amor,  esta  es  la  puerta. 
.Mira!  Ven!  El  infierno  ya  nos  llama  ; 
Es  preciso  cumplir!  Trémula,  yerta. 
Siente  Fantasía  vacilar  su  planta 
Ante  el  hórrido  monstruo  que  le  espanta. 

Ya  vá  á  ceder;  sus  nervios  oprimidos 
Débiles,  ¡ay!  á  resistir  no  alcanzan; 
Ofuscados  de  miedo  sus  sentidos 
Fallecen  mientras  mas  sus  pies  avanzan. 
Ya  aspira  los  alientos  encendidos 
Del  monstruo  horrible;  ya  los  diablos  danzan 
En  la  órbita  de  horror  que  los  atrae; 
Se  hiela  su  alma;  ya  vencido  cae 

Pero  alzándose  en  pié  y  cobrando  aliento 
Cual  si  diese  el  postrer  adiós  al  mundo , 
--¡Madre! — prorrumpe  en  inspirado  acento 
Á  la  tierra  cayendo  moribundo ; 
Madre  mia,  salvadme !— y  al  momento 
El  orbe  sacudió  trueno  profundo; 
Y  sintióse  en  la  esfera  tempestuosa 
Del  huracán  la  v(»  estr^itosa. 


— 191  — 

Sacude  su  encendida  cabellera 
El  rayo  mil  centellas  despidiendo, 

Y  en  un  instante  cúbrese  la  esfera 
De  nubes  anchas  y  hórridas  ardiendo; 
En  su  rauda  Tivisima  carrera 

Del  castillo  los  muros  encendiendo. 
Como  un  cielo  de  brasas  se  desprenden 
Sobre  él,  y  todo  cruzan ,  todo  prenden. 

Una  ola  inmensa  como  enorme  valla 
Arroja  á  los  demonios  y  defiende 
Al  infeliz  que  exánime  batalla 

Y  libertarse  en  convulsión  pretende. 
Un  largo  trueno  pavoroso  estalla; 

£1  monte  tiembla,  en  la  mitad  se  hiende.... 
Un  cráter  se  abre  y  el  siniestro  bando 
Se  sumerge  al  infierno  blasfemando. 

Cálmase  la  tormenta;  en  la  llanura 
Solo  queda  Fantasio  y  se  adormece: 
De  una  brisa  celeste  la  frescura 
Sus  tristes  sueños  recrear  parece. 
Ella  es !  Su  madre !  En  una  nube  pura 
Manto  de  gasa  candida  aparece; 
Virgen  feliz  de  la  feliz  morada 
€on  la  santa  aureola  coronada. 


Deteniendo- en  la  atmósfera  su  vuelo 
En  actitud  ferviente  y  religiosa , 
Su  mirada  de  amor  alzando  al  cielo 
Eleva  una  plegaria  silenciosa. 

Y  desciende  y  postrándose  en  el  suelo 
Un  casto  beso  en  su  megilla  posa; 
Acaricia  su  frente,  lo  bendice, 

Y  rauda  vuelve  á  la  mansión  felice. 


1 


—  192  — 

^i  se  eleva  el  vagaroso  aroma 
Del  lirio  de  los  valles:  así  sube 
Desde  la  dma  de  la  enhiesta  loma 
Diáfana,  clara,  vaporosa  nube. 
Asi  el  alma  inmortal,  blanca  paloma. 
Vuela  al  trono  celeste  del  querube 
La  forma  terrenal  abandonando, 
La  existencia  del  ángel  encontrando» 


XIIL 


Gratos  susurros  por  el  aire  vagan. 
Fácil  remedo  de  armonías  bellas; 
£1  corazón,  memorias  que  le  halagan. 
Imágenes  de  amor,  formula  en  ellas. 
Y  mas  y  mas  palideciendo  apagan 
Sus  radiantes  pupilas  las  estrellas; 
Cubierto  el  rostro  de  funérea  velo 
Son  descarriadas  huérfanas  del  cielo. 


Condensadas  las  nubes  en  roció 
De  la  montaña  en  derredor  se  apilan ; 
Besan  su  blanca  frente  y  el  vacio 
De  medias  tintas  rayan  y  perfilan. 
En  los  cristales  límpidos  del  rio 
AI  retratarse  tiemblan  y  vacilan... 
Suben,  crecen,  se  estieñden,  se  amontonan 
Y  del  monte  las  cúspides  coronan. 


—  193  — 

Bulle  la  selva  estremecida;  en  tanto 
Se  agita  el  hondo  mar;  la  flor  despierta, 

Y  el  de  esmeralda  peregrino  manto  • 
Tine  una  orla  de  luz  suave  é  incierta. 
Deja  el  ave  su  nido  y  para  el  canto 
En  armónico  son  su  voz  concierta; 

Y  se  escucha  en  la  selva  y  mar  undoso 
Un  concento  sublime  y  graindioso. 


Coronada  de  rosas  y  azahares 
La  matutina  silfide  desciende, 

Y  desatando  rayos  á  millares 

El  lúgubre  capuz  del  monte  enciende ; 
Desbordante  de  luz  en  anchos  mares 
De  un  polo  al  otro  rápido  se  estiende 

Y  cuanto  encuentra  vivido  colora 
Con  los  mágicos  rayos  de  la  aurora. 

• 
Jamás  brilló  en  el  mundo  una  mañana 

Más  tranquila,  mas  clara  y  mas  amante; 

Jamás  en  lecho  de  mas  pura  grana 

El  sol  abrió  su  párpado  brillante. 

El  ambiente  de  nieblas  se  engalana,  , 

Riega  las  castas  flores  abundante, 

Y  derramando  aromas  resucita 

La  llanura  que  vibra  y  que  palpita!... 

¿Y  Fa;ntasio?  Después  del  caso  estraño 
No  se  le  volvió  á  ver;  y  nadie  pudo 
Saber  si  se  hizo  fraile  ó  hermitaño 
Por  mas  que  preguntó  y  buscó  sesudo. 
Hacerse  cenobita  no  es  de  ogaño; 
Que  él  buscara  ese  alivio  mucho  dudo. 
¡  Quién  sabe  si  mas  sabio  y  mas  esperto 
Huyó  las  rocas  7  salvó  en  el  puerto! 


—  194  — 

Yo  no  sé  lo  que  haría.  Has  la  pura 
Verdad»  pues  que  decirla  es  ya  preciso, 
Es  que  no  le  mató  su  desventura 
Como  tal  vez  su  pena  atroz  lo  quiso. 
La  esperanza  es  el  bien  de  la  amargura, 
La  herencia  del  perdido  paraíso, 

Y  ella  sostuvo  su  cabeza  mustia 

Y  consoló  también  su  acerba  angustia. 

Aquí  concli^ye  el  fastidioso  cuento. 
Bueno  tan  solo  para  dar  letargo. 
De  mentiras  conñiso  hacinamiento. 
Drama  asaz  descosido,  odioso  y  largo. 
Humilde  como  autor,  en  tal  momento 
Carísimo  lector,  mucho  te  encargo 
Que  si  faltas  corriges,  no  atribuyas 
Las  faltas  de  la  imprenta  á  faltas  suyas. 

i  te  ruego  también  que  me  perdones* 
Si  juzgas  que  estuviesen  muy  de  sobra. 
Bondadoso  lector,  las  digresiones 
Algo  estensas  que  abundan  en  mi  obra. 
Sí  eres  joven  y  vives  de  ilusiones. 
Si  eres  viejo  de  angustia  y  de  zozobra. 
Pregunta  tú  al  placer,  tú  á  la  esperienda. 
Cuál  es  mejor,  la  muerte  ó  la  existencia?... 

1851.— 1882. 


FIN. 


LA  HIIM  MISTERIOSA. 


1 


REMEMBRANZAS. 


Que  vous  aí-Je  done  fait,  ó  mes  Jeunes  années 
Pour  m'avoir  fui  si  vite,  et  vous  élre  eloi^ées. 
Me  croyant  saÜsfailT 
Helas!  pour  revenir  m'apparaitre  si  belles, 
Qnand  vous  ne  pouvez  plasme  prendre  sur  vos  alies. 
Que  vous  ai-je  done  fait? 

V.  Hüco. 


Cuan  fáciles  se  muestran 
A  nuestra  mente  joven 
Las  sendas  que  en  el  mundo 
Tenemos  que  seguir ! 
Deslízanse  los  años 

Y  pasan  sin  que  roben, 
Su  sueño  á  la  esperanz», 
Su  luz  al  porvenir ! 

La  fantasía  quieta 
Con  perfumados  sueños 
De  la  engañosa  vida 
Bordando  vá  el  azar; 

Y  vé  en  divinos  éxtasis 
Arcángeles  risueños, 

Y  escucha  por  la  atmósfera 
Hil  cánticos  sonar! 


—  198— 

Entonces  no  hay  martirios. 
Ni  espinas  en  las  flores. 
Ni  sombras  en  el  cielo, 
Ni  engaño  en  la  ilusión ! 
Y  vive  descuidado, 
Síp  conocer  dolores, 
En  bellos  paraísos 
El  libre  corazón ! 


¡Qué  bellos  son,  se  dice , 
En  su  visión  tranquila. 
El  cielo,  las  montañas , 
El  sol,  el  rio,  el  mar! 

Y  donde  quiera  tiende 
El  ávida  pupila, 
Incógnitas  bellezas 
Encuentra  que  admirar!.. 

En  silencioso  arrobo 
Escucha  los  arrullos 
En  el  colgado  nido 
Del  pájaro  feliz! 

Y  de  las  verdes  hojas 
Sorprende  los  murmullos, 

Y  de  la  ^or  silvestre 
El  diáfano  matiz! 


En  todo  halla  primores 

Y  dichas  y  misterios. 
Secretos  que  no  alcanza 
La  infancia  á  comprender! 

Y  si  recorre  su  oja 
Los  ámbitos  eteríos, 
Quisiera  de  los  cóndores 
Las  alas  poseer! 


Para  elevarse  rápido » 
Para  subir  con  ellas 
En  pos  de  un  pensamiento 
Que  aguija  su  ambición; 
Y  ver  si  en  los  espacios 
Que  jiran  las  estrellas 
Está  de  aquel  que  manda 
La  célica  mansión ! 


De  aquel  que  por  la  npche 
Le  muestra  su  nodriza 
Herido,  ensangrentado, 
Pendiente  de  una  cruz; 
Que  en  todas  sus  bellezas 
El  orbe  patentiza 
Del  que  creó  los  mundos. 
Del  que  engendró  la  luz ! 

De  aquel  á  quien  envian 
Cantares  y  plegarias 
El  hombre  con  su  lengua,. 
El  mar  con  su  rumor  í 

Y  el  niño  electrizado 
Bellezas  vé  tan  varias, 

Y  grita  con  voz  trémul» 
— Estás  alli,  Señor!— 

Edad  de  gracia !  Nunca. 
La  duda  con  sus  nieblas 
Entolda  el  puro  cielo 
De  la  feliz  niñez ! 

Y  siempre  vemos  blanca 
Brillando  en  las  tinieblas 
La  fé  como  astro  mágico 
En  mustia  lobreguez! 


—  200  — 
¡Ah!  entonces  sin  el  vano 
Orgullo  de  la  ciencia , 
En  cuanto  puebla  el  mundo 
La  mente  adora  y  cree ! 
Respeta ,  no  analiza; 

Y  como  su  inocencia , 
Su  corazón  es  puro 

Y  candida  su  fé ! 


Por  flores  retozando 
£1  niño  todo  el  dia , 
En  todo  encuentra  goce. 
En  todo  libertad! 

Y  el  beso  de  su  madre 
Aiunenta  su  alegria 
€on  labio  que  le  enseña 
Amor  y  caridad ! 

Y  duérmese  tranquilo; 

Y  un  ángel  cariñoso 
Con  misteriosos  sueños 
Halaga  su  dormir! 

Y  á  su  pureza  préstale 
Su  resplandor  hermoso , 

Y  aroitt  con  su  aliento 
Su  púdico  reir ! 

¿Por  qué  tan  pronto  pasas 
Edad  de  la  inocencia. 
Edad  de  la  ignorancia. 
De  la  felicidad? 
Solo  es  bella  contigo 
La  misera  existencia, 
Porque  irradias  en  todo 
Tu  mágica  beldad ! 


—  201  — 

Kás  impaciente,  altiva » 
Llega  mintiendo  amores 

Y  glorias  mil  quiméricas 
La  ardiente  juventud. 
La  vanidad  enciende 
Sus  falsos  resplandores 

Y  apaga  con  su  aliento 
La  luz  de  la  virtud! 


Devora  el  alma  horrible 
Cruel  desasosiego; 
Anhela  otras  delicias,       i 
Delira  otro  placer. 
La  soledad  detesta 
Y  un  poderoso  fuego 
En  sus  delirios  siente 
Su  corazón  arder! 


Ceñida  de  aureolas 

Y  un  nimbo  de  reflejos, 
Entre  una  nube  blanca 

Y  un  cielo  de  zafir , 
Divisa  á  la  esperanza 
Que  en  caprichosos  lejos 
De  amor,  fortuna  y  glorí^ 
Diseña  un  porvenir! 


La  senda  es  muy  incierta  ^ 
Es  débil  la  barquilla... 
Pero  está  azul  el  cielo. 
Está  sereno  el  mar! 
Mi  estrella,  si,  mi  estrella 
Cuan  rutilante  brilla!.. 
¡Ea!  valor]  las  ondas 
Marchemos  á  surcar! 


—  202  — 

Y  audaz  siguiendo  el  rastro 
De  sus  visiones  locas. 
No  siente  el  aire  tórrido 
Que  anuncia  el  huracán; 
Ni  al  lado  de  su  barca 
Alzarse  ve  las  rocas. 
Cuyos  agudos  picos 
A  destrozarla  van! 


Y  voga  sin  temores... 
Después  de  mil  tormentas 
La  playa  tocar  logra 
Que  tanto  deseó. 

Y  por  el  ancho  mundo 
Camina  andando  á  tientas, 

Y  el  tiempo  de  su  dicha 
Olvida  que  pasó. 

Ya  son  un  sueño  apenas 
Sus  jcándidas  delicias; 
Un  sueño  su  inocencia, 
Un  sueño  su  ilusión. 
Ya  su  alma  corrompida 
Anhela  otras  caricias; 
Desea  otros  placeres 
Su  hartado  corazón. 


El  lóbrego  fastidio, 
Atmósfera  de  brumas. 
Para  cubrir  su  espíritu 
Desplómase  en  su  sien! 

Y  el  viento  con  su  polvo 

Y  el  mar  coa  sus  espumas 
De  su  horizonte  borran 

La  imagen  del  Edén. 


L 


—  203  — 

Reptiles  las  pasiones 
Arrojan  su  veneno^ 

Y  el  alma  apasionada 
Carcomen  sin  cesar... 
El  mundo  le  arrebata 

Y  en  su  podrido  cieno 
Cayeron  para  siempre 
Sus  flores  de  azahar! 

Y  fué  sarcasmo  impio 
Su  juventud  lozana  ; 
Fué  burla  del  engaño       • 
Tanta  ilusión  de  amor ! 
Hoy  gime  maldiciendo 

Y  espera  otra  mañana , 
Que  penas  mas  crueles 
Le  traerá  como  hoy ! 

Mañana y  qué  le  importa 

Si  rota  está  y  marchita 
La  joya  de  su  alma , 
La  savia  de  su  ser?.. 
Si  entre  febriles  sueños 
£1  corazón  se  agita ; 
En  noche  de  esperanzas, 
Sin  ansia  de  placer.. 

Mañana!  y  qué  le  importa 
Si  llora  sin  consuelo , 
Si  solo  ya  sus  párpados 
Se  abren  para  llorar . . . 
Si  solo  vé  tinieblas. 
Tormentas  en  su  cielo ; 

Y  es  débil  su  barquilla 

Y  está  agitado  el  mar?.... 


—  204  — 
Volad  dulces  recuerdos 
De  la  niñez  querida! 
¿A  qué  turbar  el  ajma 
Si  no  podéis  volver?.* 
Ay !  en  la  senda  oscura 
De  nuestra  corta  vida 
Cuan  pronto  el  amor  pasa! 
Cuan  breve  es  el  placer! 

Si  ser  queréis  felices 
Guardad  vuestra  inocencia  ; 
Huid  denlos  fantasmas 
Que  mienten  el  amor: 
Y  en  soledad  tranquila 
Vivid  vuestra  eristencia 
Lejos  de  los  placeres 
Del  mundo  tentador ! 

Huid !  no  creáis  nunca 
En  ese  canto  blando 
Que  llaman  de  esperanza. 
Que  llaman  de  ilusión! 
Cual  venenosa  sierpe 
Os  estará  halagando 
Para  morder  segura 
El  joven  corazón. 

Feliz  quien  nada  sabe , 
Feliz  la  tierna  infanda! 
Tranquila  reposando 
En  el  paterno  hogar. 
Pomada  delirante 
Suspira  su  ignorancia ; 
Y  cree  y  goza  y  rie 
Sin  nada  desear ! 


PRIMERA  PARTE 


INOCENCÍA  Y  SEDUCCIÓN. 


Ya  sepulta  en  Occidente 
El  sol  sus  últimos  rayos 
Tiñendo  de  leve  púrpura 
La  esmeralda  de  los  prados. 
Entre  las  flores  prendido 
Bulle  el  ambiente  callado 
Y  el  arroyo  silencioso , 
Copos  de  espuma  elevando. 
Apenas  llega  á  los  bordes 
Perezoso  y  descuidado. 

El  crepúsculo  indeciso 
Desluciéndose  vá  en  tanto; 
Hasta  que  rotas  las  nieblas 
Del  horizonte  lejano, 
Cruzando  la  vasta  atmósfera 
Uno  que  otro  fuego  fatuo, 
Al  mundo  la  negra  noche 
Envuelve  en  su  negro  manto. 

14 


—  206  — 
Todo  es  terror.  Mil  fantasmas 
El  miedo  crea  en  su  pasmo, 

Y  ni  piensa  el  pensamiento 

Y  entre  las  sombras  atado 
El  corazón  retrocede; 
Revuelve  precipitado, 

Y  hiere  el  pecho  convulso 
Con  un  latido  de  espanto. 
Mas...  un  instante!...  La  cumbre 
Del  Andes  colora  un  rayo. 

Que  rápido  transparenta 
Como  vivido  topacio 
La  nieve  que  orna  su  frente. 
Las  nubes  que  encuentra  al  paso; 

Y  la  tiniebla  ilumina 
Reflejo  armonioso  y  claro. 
Es  la  Luna!  La  esperanza 
Del  amante  desdichado, 
La  compañera  del  triste 
Que  vé  ahogadas  en  el  llanto 
Las  ilusiones  hermosas 

Y  los  anhelos  fantásticos 
De  una  alma  pura  delirios 

Y  de  sus  jóvenes  años...! 

¡Oh  Luna!  ¿Quién  que  en  el  alma 
Ueva  del  dolor  el  dardo, 
Maldiciendo  él  sol  ardiente 
Que  aumenta  mas  sus  agra'\ios9 
Fanal  misterioso  y  puro, 
Ah!  no  ha.  implorado  tus  rayos 
Que  benéñcos  riegan 
.  Su  corazón  abrasado? 
Símbolo  de  la  inocencia. 
Reina  de  aéreos  palacios. 
Amante  qne  infatigable 
Sigues  á  tu  sol  amado. 
Pulida  porque  no  puedes 


—  207-^ 

Caer  de  anttor  en  sus  brazos ! 
Ah!  brilla  y  aunque  de  lejos 
Bástete  al  menos  mirarlo! 
Un  ameno  bosqu^ciUo, 
Circundado  de  naranjos 

Y  limoneros,  que  llenan 
De  puro  aroma  el  espacio, 
En  medio  del  prado  se  alza 
Como  una  mansión  de  encanto. 
Allí  jamás  nadie  pudo 
Penetrar  el  hondo  arcano 

Que  se  encierra  en  ese  bosque 
Siempre  mudo  y  solitario. 
Todos  huyen  á  su  vista, 

Y  si  se  acercan  acaso 
Dentro  de  él  escuchan  ayes, 
Gemidos,  g^tos  y  cantos. 
Que  en  algazara  confusa 
Un  mismo  cuerpo  formando 
Esparciéndose  en  los  aires 
Dan  miedo  al  mas  temerario. 
Nadie  habita  ese  recinto 

Y  solo  dicen  por  bajo 

Que  es  mansión  de  hechicerías, 
De  espectros,  brujos  y  diablos. 
Mas  son  temores  indignos, 
Visiones  del  vulgo  insano. 


En  el  mágico  recinto 
De  ese  solitario  bosque, 
Llenas  de  suave  perfume 
Alzan  la  frente  mil  flores;  • 
Cargadas  de  ámbar  las  brisas 

Y  de  armoniosos  acordes. 
Como  las  notas  de  un  piano 
Cruzan  los  aires  veloces 

Y  se  posan  cariñosas 


—  208  — 

En  los  entreabiertos  broches; 
O  las  ondas  del  arroyo 
Encrespan «  baten  y  rompen. 
Allá  ostenta  una  amapola 
Sus  dorados  pabellones; 
Allá  una  esponjada  rosa 
Sus  vividos  tornasoles. 
Allí  la  blanca  azucena. 
Acá  la  diamela  doble 
Con  la  morada  violeta 

Y  el  clavel  de  cien  colores» 
Del  arroyo  murmurante 
Tapizan  los  lindos  bordes, 

Y  con  tanta  simetría 
Colocados  y  tal  orden 

Que  es  cuadro  á  la  vez  y  rica 
Animación  de  colores. 


Naranjos  y  limoneros 
Poblando  el  aire  de  aromas 

Y  de  ruidos  armoniosos 
Elevan  su  verde  copa. 
El  ruiseñor  melodioso, 
La  enamorada  paloma. 
En  lecho  de  blando  musgo 
Habitan,  entre  sus  hojas, 

Y  al  rayo  del  sol  que  muere 
Fléviles  cantos  entonan, 
Recordando  venturanzas 

Ó  suspirando  congojas. 
En  medio  del  cenador 
Que  los  árboles  adornan. 
Una  casa,  aunque  pequeña. 
Se  alza  de  elegante  forma. 
El  arroyo  sus  cimientos 
Lamiendo  va  con  sus  olas 

Y  en  sus  límpidos  cristales 


—  209  — 

Que  el  viento  turbar  no  osa, 
Cariñoso  la  refleja     . 

Y  la  adula  y  la  aprisiona. 
Allí  vive  en  quietud  blanda 

Y  en  soledad  misteriosa , 
una  virgen  inocente 

De  hermosura  encantadora. 
Apenas  diez  y  ocho  mayos 
Doran  sus  megillas  rojas; 

Y  sus  ojos  de  esmeralda 

Y  su  cabellera  airosa 

Que  en  negros  rizos  ondea 
Por  su  espalda  leve  y  mórbida, 
Dan  tal  acanto  á  su  rostro, 
A  su  frente  candorosa 
Dulzura  tan  atrayente, 
Tan  celestial  aureola , 
Que  parece  un  querubin 
Oculto  en  humana  forma. 
En  ese  retiro  vi<*e 

Y  eterna  paz  siempre  goza; 
Jamás  le  turban  los  ayes 
De  los  que  sufren  y  lloran 
En  ese  lóbrego  abismo 

De  vértigos  y  zozobras. 
Jamás  aÜí  zumba  el  trueno 
Ni  el  vendabal  rudo  sopla, 

Y  nunca  tiembla  de  miedo, 
Nunca  sus  flores  se  agostan. 

Y  ella  vive  recreada 
Con  sus  ilusiones  propias , 
Dando  vida  á  los  espíritus 
Que  la  rien  y  enamoran. 

Ojalá  nunca  tu  paz 
Arrebaten  los  dolores, 

Y  tus  bellas  esperanzas 


—  210  — 

Ojalá  nunca  se  tronchen ; 
Porque,  ay !  son  ellas  del  alma 
Las  mas  delicadas  flores ! 
Vive  dichosa ,  que  lejos 
De  la  vista  de  los  hombres. 
Solo  vive  la  inocencia 

Y  viven  las  ilusiones! 

La  blanca  luna  de  enero 
Con  luz  pura  adorna  el  bosque 

Y  entre  los  árboles  juegan 
Sus  luminosos  vapores. 
Como  un  enjambre  de  silfos 
En  las  nieblas  de  la  noche. 
Ora  radiando  en  las  hojas. 
Ora  en  círculos  veloces 
Disolviéndose  en  el  aire, 

Ó  meciéndose  en  las  flores. 
Trenzadas  crenchas  de  espuma 
Quiebra  el  arroyo  en  sus  bordes,. 

Y  dilatándose  suaves 

Entre  las  sombras  se  esconden 
Formando  incógnita  mezcla 
De  vapor,  susurro  y  voces. 
¡Oh!  todo  es  luz  en  el  cielo. 
Todo  alegria  en  el  bosque. 
El  aura  rie  placeres, 
El  arroyo  dice  amores; 

Y  en  dulcísima  armonía 
Amor  el  cielo  responde 
En  las  danzas  misteriosas 
Que  encadenan  esos  orbes. 
Siempre  en  esferas  iguales 

Y  en  movimientos  acordes! 


En  un  banco  estrecho  que  adornan  mil  flores 
Cercano  á  la  orilla  del  claro  raudal. 
De  la  blanca  luna  á  las  tenues  fulgores 


—  211  — 
Sentada  se  mira  gallarda  beldad. 

Su  mustia  cabeza  pensativa  inclina 

En  la  diestra  mano  soñando  tal  vez  I 

Apenas  la  luna  su  faz  ilumina 

Y  teme  los  su^os  de  encantos  romper. 

Risueño  el  ambiente  fugaz  se  desliza 
Llevando  en  sus  alas  purísimo  olor 
Que  vaga  en  su  negra  cabellera  riza 

Y  mece  sus  sedas  con  blando  rumor. 

¿Quién  es  esa  hermosa?  ¿Por  qué  su  belleza 
De  un  ángel  celeste/  retrato  gentil. 
Entolda  una  nube  de  mustia  tristeza? 
¿Por  qué  se  lamenta,  por  qué  es  infeliz? 

Es  que  ama  y  espera,  y  aquel  que  ha  robado 
Su  ánima  ardorosa,  dichoso  mortal. 
No  llega,  y  ¡ay!  teme  que  la  haya  engañado. 
Traidor,  inconstante,  por  otra  quizás! 

« 

Por  eso  inclinada  se  lleva  las  horas 
Contando  que  pasan  en  triste  ansiedad* 
Por  eso  la  acosan  penas  roedoras 
Que  manchan  con  nubes  su  hermosa  beldad !  . 


Suenan  las  doce  en  el  reloj  lejano 

Y  ella  al  oirías  sorprendida  exclama: 

— Cuatro  horas  hace  que  le  espero  en  vano* 

Y  es  terrible  esperar  para  quien  ama! 
Llévale  en  tu  ala  céfiro  liviano, 

Hi  suspiro  de  amor !  Vorace  llama 

El  corazón  abrasa! y  á  las  flores 

Cariñosa  refiere  sus  amores. 


—  212  — 

cPronto  vendrá...  ¡Oh!  arroyo,  flores*  brisa. 
Guardad  vuestro  perfume  lisonjero» 
Y  en  mansión  de  placer,  de  eterna  risa. 
Este  bosque  tornad:  borrad  ligero 
Esa  niebla  sombría  é  indecisa 
Que  la  cúspide  dñe  al  limonero, 
T  esparcid  en  un  cielo  azul  radiante 
Luz  y  perfumes  porque  él  es  mi  amante. 

cÉl  es  mi  vida,  mi  única  esperanza! 
Por  él  tan  solo  el  corazón  vacío 
Allá  en  el  porvenir  dichas  alcanza! 
Por  él  riquezas  y  ventura  ansio. 
Pasa  rápido,  ¡oh!  tiempo;  avanza,  avanza! 
Ven  á  mis  brazos,  ven,  dulce  bien  mió! 
No  dejes,  ¡ay!  en  vértigo  de  pena 
Llorando  á  la  infelice  Magdalena! 

Tendió  sus  ojos  y  volvió  en  seguida 
A  sepultarse  triste  en  su  amargura; 
Tal  vez  una  ilusión  cruzó  perdida'. 
Memoria  de  sus  horas  de  ventura! 
Y  en  letargo  infeliz  adormecida. 
Ora  febril  su  mentase  figura 
Estar  en  brazos  de  su  amante ,  y  ora 
Al  verse  abandonada  gime  y  llora. 

Alma  del  cielo ,  huérfana  lanzada 
En  el  mundo  á  luchar  con  la  fortuna ; 
Débil  ave  á  los  vientos  entregada 
Para  no  hallar  jamás  senda  ninguna! 
Bella  naciste,  y  con  su  mano  airada 
£1  infortunio  te  aferró  en  su  cuna. 
Sé  desgraciada  para  siempre,  dijo ; 
Llorando  vivirás  y  te  maldijo! 


—213— 

¡Ah!  Magdalena,  dueroie,.  que  en  el  sueno 
El  impío  dolor  no  se  cxMnprende ; 
£1  cuerpo  lacio  en' lánguido  beMo, 
Música  dulce  el  corazón  suspende. 
Duerme,  alli  no  verás  el  torvo  ceño 
De  la  fortuna...  y  ay!  al  que  se  vende, 
Al  que  se  burla  de  tu  amor  ardiente, 
Veráslo  siempre  puro  é  inocente. 

Feliz  quien  puede  su  ilusión  siguiendo 
En  el  sueno  encontrar  paz  y  ventura 

Y  lejos  ¡ay!  del  horroroso  estruendo 
De  este  mundo  su  mente  audaz  y  pura. 
Hacia  otro  espado  rápida  subiendo 
Encantos  mil  á  su  anhelar  figura, 

Y  á  su^antqjo  se  elevan ,  desparecen, 

Y  en  armónica  unión  menguan  ó  crecen! 

Feliz,  Magdalena;  durmiendo,  las  penas 
Olvida  de  su  alma ,  y  amante  y  feliz 
Rompiendo  del  cuerpo  las  férreas  cadenas 
Hacia  otros  espacios  anhela  subir. 

Allá  van,  quién  sabe!  los  sueños  divinos 
Que  halagan  la  mente:  su  rostro  el  placer  ' 
Con  tintes  colora  de  amor  purpurinos. 
¡Ay!  sueños  que  el  alma  recrean  tal  vez! 

¡Oh!  aquel  que  ha  perdido  su  mágico  encanto, 
Que  ha  visto  sus  sueños  de  candido  amor 
Hundirse  en  las  ondas  de  fúnebre  llanto. 
Perderse  en  las  sombras  de  eterno  dolor: 

Y  ve  de  repente  cruzar  vaporosa 
Cual  rayo  de  luna  su  áurea  visión. 
En  eco  sonoro  cantando  amorosa 
Aquella  de  dichas  alegre  canción. 


-«214  — 

¡  Oh!  ese  tan  solo  del  pecho  oprimido 
La  inmensa  alegria  podi^  comprender! 
¡Óh!  ese  tan  solo  el  fuerte  latido 
De  un  corazón  lleno  de  amorosa  fé! 

¡Oh!  rápido  entonces  volaba  sediento 
De  glorias  y  amores,  de  ensueño  y  placer, 
Hacia  otras  regiones  su  audaz  pensamiento 
Los  muros  vedados  queriendo  romper. 

En  alas  del  viento ,  corcel  impaci^te. 
Abismos  saltaba  corriendo  veloz; 
Al  cielo  elevado  tocaba  su  frente 
f  alli  de  sus  sueños  caminaba  en  pos. 

Allí  de  mil  soles  los  rayos  briOaban 

Y  antorcha  era  opaca  la  luz  de  este  sol; 
AUi  de  mil  arpas  do  quier  se  escuchaban 
Canciones  divinas  en  mágico  son. 

Y  silfidas,  magas,  jardines  y  flores 
Do  quiera  se  vían  y  un  mundo  de  luz ; 

Y  fuentes  y  lagos  de  varios  primores 
Alzando  sus  olas  en  blanda  quietad. 

Henchia  la  esfera  de  aroma  el  ambiente, 
El  viento  callado  se  oia  zumbar; 

Y  nunca  turbaba  gemido  doliente 
De  aquella  morada  el  gozo  y  la  paz. 

El  tiempo  sus  alas  plegando  de  espanto 
No  habita  en  sus  salas  la  atroz  s<»iectud, 

Y  en  vida  risueña  de  amor  y  de  encanto 
Alli  eterna  dura  feliz  juventud. 


—  215-- 

¡  Oh  bellas  ficciones,  oh  dulces  ensu^os 
Que  el  alma  en  su  éxtasis  creara  de  amor! 
¡O  mundo  cercado  de  encantos  risueños 
Que  solo  en  la  mente  de  amante  existió! 

Delirios  hermosos^  dulcísimo  aroma 
Que  embriaga  en  deleites  y  que  hace  soñar ! 
Do  el  alma  lanzando  la  sucia  carcoma 
Se  anega  en  los  rayos  de  un  mundo  ideal. 

Entonce  él  eqpiritu  la  cárcel  impura 
Ld  cuerpo  abandona  y  anhela  vivir 
En  campos  eternos  de  eterna  ventura. 
Donde  los  tormentos  no  acuerden  de  aquí. 

I  Oh  mundo  fantástico,  mil  veces  sediento 
Se  lanza  á  tu  esfera  el  triste  mortal ; 

Y  allí  solo  aspira  su  audaz  pensamiento 
£1  aura  purísima ,  el  aura  vital! ... 

Parece  que  un  ángel  bajado  del  cielo 
Sobre  ella  tendiera  sus  alas  de  azuU 
Vertiendo  en  su  pecho  reposo  y  consuelOf 
Volviendo  á  su  mente  su  mundo  y  su  luz. 

Palpita  su  seno,  sonríe  y  estiende 
Sus  brazos  buscando  la  bella  ilusión : 
La  estrecha  y  los  labios  de  púrpura  tiende 
Ansiosa  por  darla  un  beso  de  amor ! 

Delira!  Sus  labios  pronuncian  un  nombre.... 
Arturo  I  y  exhala  fatídico  ay . 
Rompió  sus  ensueños  la  sombra  de  un  hombre 

Y  en  hondo  letargo  profundo  recae! 


—  216  — 

Apareció  de  repente 
De  entre  la  espesa  enramada 
Un  hombre  de  alta  estatura 
Encubierto  en  una  capa; 

Y  con  pasos  cuidadosos 
Como  el  ladrón  que  repara 
Por  no  dar  el  golpe  en  falso. 
El  campo  de  sus  hazañas. 
Dirigióse  hacia  el  lugar 
Donde  la  hermosa  soñaba. 
Párase  allí,  la  contempla, 

Y  temiendo  despertarla 
Entre  dientes  murmuró 
Apenas  estas  palabras: 
>/Que  bella  está  asi  dormida! 
Parece  un  ángel  que  aguarda 
Para  volar  al  empíreo. 

Su  prometida  morada. 
Que  el  señor  la  llame  y  suba 
De  un  querubín  en  las  alas. 
Qué  bella  está  asi  dormida! 
Con  qué  donaire  y  qué  gracia 
Caen  sus  negros  cabellos 
Sobre  su  torneada  espalda! 
¡Oh  qué  dulce  es  esa  risa 
Que  por  sus  labios  resbala! 
Cuantas  esencias  divinas 
Lleva  en  sus  pliegues  el  aura , 
¿Cómo  pueden  compararse 
Con  el  aliento  que  exhala? 
¡Oh  cuan  feliz!  hiocente 

Y  creyéndose  adorada 
Deja  rodar  los  instantes 
Durmiendo  en  plácida  calma! 
¡Oh  sueño  puro!  ¡oh  ficciones 
Que  crea  la  niñez  candida! 
Venid,  guardad  su  inocencia 


T  aearjGiad  su  ardiente  alma! 
Duerme  en  paz,  ángel  divino, 
No  seré  yo  quien  desbaga 
Con  mano  proíana  y  torpe 
El  ramo  de  tu  esperanza. 
Vive  en  paz,  olvídame 
Porque  mi  amor  te  matara; 
Tu  corazón  secarían 
Los  desengaños  mañana 

Y  seria  horrible  infierno 
Tu  existencia  desgraciada. 

No,  duerme  en  paz,  no,  no  quiero 
Corromper,  ángel,  tu  alma » 

Vá.á  partir,  mas  al  instante 
Volviendo  sobre  sus  pasos 
Se  acerca  como  si  fuese 
Por  un.  demonio  impulsado. 
Con  indolente  desdeño 
La  cabeza  echando  á  un  lado ; 

Y  torciéndose  el  bigote 
Con  ademanes  de  guapo. 
Esclama:  tBah!  casi,  casi 
Una  necedad  hoy  hago. 

Yo  á  muchacha  tan  hermosa 

Y  en  un  bosque  solitario 
Abandonar?  Imposible; 

Seria  un  podenco,  un  bárbaro. 
La  chica  es  buena  y  sólita 
En  la  red  se  ha  aprisionado. 
Ea,  vaior  y  arda  Troya, 
A  Roma  por  todo  vamos.  > 

Y  el  diablo  de  la  lascivia 
Con  el  deseo  impulsándolo. 
Tentólo.  Ángel  de  pureza. 
El  cielo  te  ha  abandonado! 


—  218— 

— Despierta;  mi  dulce  amor! 
Velando  en  triste  ansiedad 
Contempla  á  tu  trovador 
A  los  pies  de  su  beldada» 

Al  escuchar  ese  acento 
Quo  la  infeliz  tanto  ama , 
Rie^  despierta  al  momento, 

Y  con  voz  rápida  esclama: 

— ¡Ah!  eres  tü!— y  en  sus  brazos 
Lanzándose  enamorada. 
En  tiernos  dulces  abrazos 
Goza  creyéndose  amada. 

Y  él  mentia ,  mas  amante 
De  amor  palabras  risueñas. 
¡Ah!  pobre  paloma  errante , 
En  vez  de  amar,  ¡ay!  tú  sueñas. 

Que  por  su  mano  cortada 
La  rosa  de  tu  candor , 
Te  dejará  abandonada 
AI  peso  de  tu  dolor. 

Huye»  aun  es  tiempo;  con  brio 
Rompe  la  dura  cadena 
Que  te  ata  ese  amor  impío. 
¡Huye  la  espantosa  hiena! 

Porqué  el  arrepentimiento 
Será  muy  tarde  mañana, 

Y  en  brazos  rota  del  viento 
Volará  tu  flor  lozana. 


-ae- 
llas ella  entretanto  de  amor  ddirante 
En  brazos  del  que  ama  solo  ansia  vivir; 
No  escucha  y  no  mira ;  tan  solo  su  amante 
Habita  en  el  bosque ;  solo  él  vive  alli. 

Y  en  mudo  silencio «  silencio  impotente» , 
Los  dos  se  contemplan,  se  besan  los  dos; 
Se  abrazan  dichosos  y  en  vértigo  ardiente 
Habitan  del  goce  la  etérea  mansión. 


—Al  fin  estás  aquí,  dijo  la  bella 
Sonriendo  de  amor;  no  sabes  cuánto 
Padece  el  corazón!  Mira  la  huella 
Surco  profundo  de  mi  ardiente  llanto. 
Soñaba  y  era  una  encendida  estrdla 
Que  caía  en  las  s(»nbras  del  espanto, 

Y  al  caer  un  fatídico  gemido 

¡Ay!  resonaba  en  mi  doliente  oido. 

¿Por  qué  has  tardado  tanto?  En  este  umbrío 

Y  solitario  bosque ,  yo  afanosa 

Te  he  seguido  do  qnier,  Arturo  mió. 
Como  madre  obsecuente^  y  cariñosa. 
Yo  te  veia  en  mi  dulce  desvarío 
Sentado  aqui:  tu  lira  melodiosa 
En  delirio  de  amor  me  arrebataba , 

Y  en  mi  angustiado  seno  te  estrechaba. 

Te  besaba  mil  veces;  el  aliento , 
La  vida  de  tus  labios  me  venia; 

Y  á  tí  solo  veloz  el  pensamiento 
En  ímpetu  de  amor  se  dirigía. 
Aqui  escuchaba  tu  amoroso  acento. 
Arrullo  blando,  célica  armonía! 

Y  olvidada  de  todo,  enamorada. 
Era  un  cielo  esta  lúgubre  morada. 


—  220— 
Y  pasando  sus  brasos  por  el  cuéDo 
Ella  amante  inspirada  proseguía 
Al  aire  suelto  el  nitído  cabello; 
Dime  que  me  amas ,  dimelo,  alma  mia, 
¿Por  quién  el  mundo  me  parece  bello, 
El  hipócrita  joven  respondía. 
Sino  por  ti  que  delirante  adoro. 
Por  ti  mi  amor  y  mi  único  tesoro?.. 

Si  te  amo ,  me  preguntas?  ¿  Puede  acaso 
Decirlo  el  corazón?  La  pura  llama 
Que  en  la  alma  encierra  este  precioso  vaso 
Al  aliento  del  aire  no  se  inflama. 
El  ardiente  volcan  en  que  me  abraso 
No  lo  comprende  sino  aquel  que  ama! 
¡Oh!  te  amo  con  delirio,  Magdalena... 
Tú  eres  del  corazón  la  luz  serena. 

— Mira ,  en  el  mundo  yo  no  tengo  nada; 
Padres,  familia  me  arrancó  la  suerte, 
É  infeliz  sin  apoyo  abandonada, 
Solo  esperaba  con  valor  la  muerte. 
Pero  un  dia  ¡memoria  idolatrada! 
Te  vi ,  Arturo,  tan  bello  y  bastó  verte 
Para  soñar  contigo ,  para  amarte, 

Y  mi  triste  existencia  consagrarte. 

Tú  eres  mi  vida ,  mi  pensar ,  mi  cielo; 
Espantosa  mansión  sin  ti  es  el  mundo; 
Tu  amor,  Arturo,  es  mi  único  consuelo, 

Y  solamente  en  él  mi  dicha  fundo. 
¡Oh!  cuántas  veces  en  mi  amante  anhelo 
Dando  al  olvido  mi  penar  profundo. 
Bendigo  la  existencia  y  te  bendigo. 
Alma  de  mi  alma ,  bienhechor  amigo. 


—  221  — 

¿Mas  por  qué  tadtiorno  no  reaptrnám 

Y  me  miras  estático  y  sombrío? 

A  mis  caridas,  ay!  no  correspondes... 
Dime ,  ¿te  causa  mi  presencia  bastió? 
Algún  secreto  fúnebre  me  escondes; 
Dime  qué  sientes,  dimelo,  bien  mío. 

Y  él  con  voz  halagüeña  respondia, 
—Es  que  de  amor  estático  te-oia. 


Era  música  dulce  á  mis  oídos 
Tu  melodioso  acento:  arrebataba 
En  éxtasis  ardiente  mis  sentidos 

Y  él  ánimo  y  las  fuerzas  me  quitaba. 
En  regiones  bellísimas  perdidos 

En  pos  de  si  llevando  el  alma  esclava 
Vagaba  sin  cesar ,  y  suave  el  viento 
A  mi  trai^  tu  amoroso  acento. 

¡Oh!  era  la  mansión  de  los  amores; 
Era ,  alma  mia ,  la  ideal  ventura,  • 
Él  eterno  gozar :  gala  y  olores 
Yertian  de  los  campos  la  verdura. 
El  sol  ardiendo  en  dulces  resplandores 
Tendia  un  panorama  en  la  llanura, 

Y  entre  tantas  bellezas ,  alma  mia, 
Tan  solo  á  ti  mi  pensamiento  via. 

Guando  el  sol  en  el  pálido  Occidente 
Hunde  en  la  tarde  su  radiante  lumbre; 
Cuando  aparece  el  alba  refulgente 
Sobre  la  nieve  de  la  agreste  cumbre, 
Tú  estás  alli  cual  ángel  inocente 
Consolando  mi  amarga  pesadumbre, 

Y  en  la  sombra,  en  la  luz,  do  quier  te  veo, 

Y  do  quiera  te  finge  mi  deseo. 

15 


—  222  — 

—Será  cierto ,  mi  hieD?— Yo  te  lo  juro'. 
Tu  eres  la  virgen  de  mis  sueños  de  oro ! 
— Hi  amor  es  como  el  sol  ardiente  y  puro. 
—La  única  mujer  que  üemo  adoro. 
— ¡Ay  de  mi  si  me  engañas !  Solo,  Arturo , 
Perdido  ya  su  virginal  decoro. 
Quedarla  á  esta  triste  sin  ventura. 
Por  postrera  mansión la  sepultura! 

—Magdalena ,  engañarte !  Mi  promesa 
Escuche  el  cielo  si  á  olvidarte  llego; 
Pártame  un  rayo  al  punto  y  en  pavesa 
Mi  traidor  corazón  consuma  el  fuego. 
Ni  aun  en  el  seno  de  la  oscura  huesa 
Encuentre  alivio  ó  bienhechor  sosiego; 
Que  hasta  allí  me  persiga  tu  lamento. 
Tu  dolor  y  mi  cruel  remordimiento! 

—Oh !  calla,  por  piedad. Oh!  si,  te  creo, 
Me  amas  y  basta  para  el  alma  mia. 
El  presente  es  feliz ,  nada  preveo ; 
El  porvenir  traerá  dicha,  alegría. 
¡  Qué  hermoso  estás  asi !  Nunca  el  deseo 
Mas  amante  te  vio !  Mi  fantasía 
Hierve,  se  enciende  y  vuela  arrebatada. 
/Feliz  aquella  que  por  ti  es  amada ! 


Y  en  brazos  del  amor  ambos  olvidan 
El  pasado  dolor;  seqúese  el  llanto ! 
El  lugar  y  el  silencio  á  amar  convidan ; 
La  voluptad  con  su  flotante  manto , 
Donde  los  goces  próvidos  se  anidan , 
Cubre  á  los  dos  amantes,  y  entre  tanto 
EDos  un  cielo  ven ,  luz  y  colores , 
Mecerse  en  rica  ondulación  de  amores. 


—  223  — 

En  hondo 
Silencio 
£1  bosque 
Quedó. 
Redondo 
Su  disco 
La  luna 
Mostró. 
Apenas 
Se  mueve 
La  brisa 
Con  breve 
Pausado 
Rumor: 

Y  arranca 
Déla  hoja, 
Ya  blanca. 
Ya  roja. 
Un  canto , 
Una  voz. 
La  luna 
Tras  leve 
Cortina 
De  nube. 
Que  sube 

Y  camina. 
Que  pasa 

Y  cual  velo 
De  gasa 

Se  estiende 
En  el  cielo , 
Su  rostro 
Ocultó. 

Y  niebla 
Oportuna 
Se  tiende 
En  redor. 


—  224  — 

Tiniebla 
Divina 
QijLe  cubre 
El  amor... 
Aromas 
Pasaron, 

Y  en  gruesos 

Y  espesos 
Limones 
Rodaron 
Mil  sones ; 
Hil  besos 
Sonaron 

Y  nada 
Se  oyó. 

Mas  pronto 
Ilumina 
La  luna 
Argentina ; 

Y  música 
Alegre, 
Que  halaga 
£1  oido  9 

Y  vaga 
Armonía, 
Que  arroba 
El  sentido 

Y  roba 

El  gemido, 

Y  deja 
Reir, 

Comiénz:ise 
Á  oír. 

La  brisa 
Serena 
Con  risa 


—  225  — 

Y  ventura 
Resuena 
Do  quier, 
Amores 
Murmura 
Moviendo 
Las  flores; 

Y  en  trémula 
Escala, 
Exhala 
Placer! 

Acordes 
Divinos 
La  fuente 
En  sus  bordes 
Ensaya ; 
Su  playa 
Fecunda 
E  inunda 
De  amor. 

Y  luego 
Se  aleja 
Llevando 
En  sus  olas. 
Cual  rubia 
Madeja 
Temblando, 
Variando, 
Celajes 
Rosados, 
Encajes 
Bordados, 
Ya  sHfos 
Alados; 
Que  vuelven 
Revuelven, 


—  226— 

Dejando 
En  visión , 
Dn  blando» 
Melódico 
Son! 

Como  eco 
Delira 
Que  espira 
En  el  hueco 
De  duro 
Peñón, 
Cual  dulce , 
Hechicero 
Primero 
Susfñro 
De  candido 
Amor! 

Y  blanca. 
Risueña 
Paloma 
Sin  hiél. 
Aroma 
Celeste 
De  tierno 
Clavel, 
Su  esencia, 
Su  casta 
Inocencia , 
Entrega 
'  Al  infiel. 

Siguiendo 
La  huella 
De  aquella 
Divina 
DusioOt 


^227  — 

Qae  un  dia 
Arrobara 
Súmente 
Y  su  alma 
Inocente 
Con  sueños 
De  amor. 

Mas  ya  á  sus  ojos 
Se  disminuyen 
Esos  reflejos; 
Allá  á  lo  lejos 
Rápidos  huyen ; 
Ya  tenue  sombra 
Queda  no  mas. 
Ya  es  el  arroyo 
Cinta  de  plata; 
La  ilusión  bella 
Ya  la  arrebata ; 
Ya  la  atropella 
Brisa  fugaz ! 

Todo 

Cubre 

Niebla 

Lúgubre 
A  su  alrededor. 
Y  ella  en  tanto 
En  su  anhelo 

Puebla 

Un  cielo 
Defimtástico 

Color. 
Neblina  parda ,  * 
Nube  gallarda. 
Que  alumbra  vivido 
Un  sol  de  aroorl 


—  228^ 

£1  verde  de  sus  ojos  cubre  un  vek) ; 
Hinchado  el  seno  de  placer  se  agita ; 
Crece,  el  constante  ardor,  crece  el  anhelo 

Y  la  sangre  veloz  se  precipita.     . 
Cruzan  luces  fantásticas  el  cielo, 

Sus  suspiros  de  amor  el  bosque  imita, 
Los  alza  el  aire,  los  remeda  el  viento, 

Y  apenas  se  oye  su  espresivo  acento. 


Yo  te  amo....!  y  doblada  la  cabeza. 
Presa  de  dulce  vértigo,  [la  inclina 
Sobre  su  pecho :  lánguida  tristeza 
Tiñe  su  faz  angélica  y  divina. 
Poco  á  poco  recobra  su  belleza. 
Tenue  luz  sus  megillas  ilumina , 

Y  su  ardiente  pupila  se  dilata 
Donde  su  alma  amorosa  se  retrata. 

No  hay  tiempo  para  ellos !  Son  las  toras 
Insensibles  instantes,  vagos  ruidos 
Que  pasan  entre  nieblas  seductoras 

Y  desmayo  y  dulcísimos  gemidos ! 
Amor,  delirio ,  filtro  que  devoras 
Cómo  posees !  Cómo  los  latidos 
Del  corazón  precipitando  alientas ! 
¡Que  inmensidad  de  dicha  nos  presentas! 


¡Oh,  momentos  felices^....!  Cómo  inflama 
Al  corazón  henchido  y  delirante 
De  un  amor  puro  la  celeste  llama! 
El  pensamiento  rápido  al  instante 
Por  el  estenso  espacio  se  derrama « 

Y  de  alegres  ficciones  anhelante 
Do  quiera  cielos  de  ventura  crea 

Y  cuanto  la  ambición  finge  y  éesea. 


—  229— 

Todo  á  8US  ojos  de  esplendor  se  vbte; 
l^da  recobran  las  marchitas  flores 

Y  cuanto  seco  en  este  mundo  existe 
Se  engalana  de  pompas  y  colores. 
Hoy  es  alegre  lo  que  ayer  fué  triste. 
Que  el  alba  celestial  de  los  amores 
Rompe  del  cielo  la  horrorosa  niebla 

Y  de  luces  magníñcas  lo  puebla. 

¡Ohy  qué  dulce  es  amar  y  ser  amado! 
Tener  un  corazón  que  lata  y  sienta 
Por  otro  corazón  enamorado 
Que  de  su  amor  tan  solo  se  alimenta !  ' 
Ver  á  im  ángel  mujer  siempre  á  su  lado 
Que  los  pesares  con  su  amor  contenta ; 
Que  embalsama  los  fúnebres  enojos 

Y  las  lágrimas  seca  de  sus  ojos ! 

Horas  dulces,  ¡oh!  ¡quién  que  amado  ha  sido 
No  ha  visto  en  cielo  convertirse  el  mundo 

Y  olvidándolo  todo  no  ha  sentido 
Dentro  del  pecho  un  vértigo  profundo 
Que  no  habia  hasta  entonces  conocido ! 
Edén  celeste ,  manantial  fecundo 

De  luz  que  los  sentidos  aletarga 

Y  en  éxtksis  divino  el  alma  embarga ! 


Y....  mas  silencio:  en  dulce  paz  dejemos 
Gozará  los  amante:  su  ventura 
Con  acentos  profanos  no  turbemos. 
Respetad  el  pudor  de  la  hermosura! 
Siempre  han  sido  fatales  los  estremos. 
Amor  que  es  mas  amor  raya  en  locura! 
Y  así,  caro  lector,  por  no  cansarte 
Aquí  concluyo  la  primera  parte. 


SEGUNDA  PARTE. 


OESENGAÍÍOS. 


Todo  es  luz,  todo  armonia : 
Serena  está  la  mañana; 

Y  las  nieblas  oscilando 

Ya  se  arrollan  ó  se  alargan 
Como  inmenso  cortinage 
En  la  sien  de  la  montaña. 
Sobre  las  cumbres  de  nieve 
Acá  y  allá  tiende  el  alba 
Cintas  de  varios  colores 
De  arreboles  esmaltadas* 
Quieto  en  el  bosque  susurra 
Por  entre  una  alfombra  blanda 
El  arroyo  modulando 
Sonidos  como  las  auras; 

Y  en  sus  límpidos  cristales 
Diáfanos  hilos  de  plata 
Que  coa  la  luz  juguetean 

Y  con  sus  rayos  se  enlazan. 


—  232  — 

Ostentando  gentileza 
Los  candidos  cisnes  nadan; 
Ó  el  alado  pececillo 
Deja  ver  su  linda  espalda, 
Prisma  hermoso  que  refleja 

,La  luz, que  en  ella  se  cambia. 

^  Do  quiera  el  plácido  ambiente 
Nubes  de  aroma  derrama; 

Y  mil  pajárillos  trinan , 

Y  sacudiendo  sus  alas 
Ligeros  como  una  flecha 
Hacia  el  espacio  se  lanzan; 

Y  árboles,  flores,  arroyo, 
Con  voz  unisona  cantan, 

Y  con  acentos  melódicos 
Saludan  la  luz  del  alba. 
Al  oir  en  ese  bosque 
Tanta  dicha,  voces  tantas. 
Lo  creerian  mansión 

De  una  hermosísima  fada. 
Habitada  por  huries. 
Por  sílfides  encantadas; 
Mansión  de  eternos  placeres 
Para  goz»r  reservada. 

Has  ¡ay!  que  ahora  es  tan  solo 
Una  mansión  infernal. 
Donde  vive  A  infortunio 

Y  donde  reina  el  pesar. 
Una  belleza  lamenta 
Su  didia  perdida  ya 

Y  sus  encantos  hundidos 
De  la  desgracia  en  el  mar. 
¡Oh,  cuan  otra  es  Magdalena! 
Seis  dias  bastaron,  ay! 
Para  marchitar  de  ese  ángel 
La  guirnalda  celestial. 


—  233— 

Seisdias  h¿  que  lamenta 
T  que  gime  sin  cesar; 
Seis  días  há  que  no  duerme 

Y  presa  de  intimo  afán 

No  puede  arrancar  de  su  alma 
Esa  memoria  fatal. 
¡Oh,  cuan  otra  es  Magdalena! 
Seis  dias  bastaron,  ay! 
Para  ahuecar  su  mejilla, 
Su  frente  altiva  doblar, 

Y  trocar  en  risa  amarga 
'  Su  sonrisa  virginal; 

Para  apagar  de  sus  ojos 
El  encendido  volcan! 

Y  ahora  es  solo  un  fantasma 
De  lo  que  fué  nada  mas; 
Una  sombra  que  en  ensudios 
Vimos  rápida  cruzar, 
Livida,  triste  y  callada 

En  alas  del  huracán. 
Un  espectro  que  se  alza 
Con  su  mortuorio  cendal 
De  su  túmulo  desierto 
Para  rever  la  ciudad. 
Magdalena,  aquellas  hojas 
Que  arrastra  la  tempestad 
Sin  volver  á  florecer 
A  un  abismo  á  morir  van. 
Las  flores  que  tu  perdiste 
No  florecenJUQ  jamás. 
Que  al  abismo  de  la  muerte 
Llevólas  el  vendabal. 
Pobre  mujer!  Casi  niña 

Y  tan  infelice  ya! 

Para  romper  su  esperanza 
Seis  dias  bastaron,  ay!.. 


—  234^ 

Seis  días  há  que  aguarda 
La  pobre  Magdalena, 

Y  en  soledad  tristísima 
Lamenta  ser  mujer; 

Y  ya  su  amante  tarda 

Y  su  amorosa  pena 
Arranca  de  sus  párpados 
La  luz  que  puede  haber. 


/Oh  brisas  ténnes,  ralas. 
Que  en  tomo  de  las  flores 
Pasáis,  los  tiernos  cálices 
Bañando  en  suave  olor. 
Llevad  en  vuestras  alas 
El  ay/  de  sus  dolores. 
Las  quejas  de  esa  huérfana 
Al  pérfido  amador. 

Del  aire  hijas  lijeras 
Que  el  ancho  firmamento 
Cruzáis  en  vuelo  rápido 
Venciendo  al  huracán , 
Servid  de  medianeras, 
Llevadle  su  lamento, 
Contadle  su  martirio. 
Su  pertinaz  afán. 


Ya  se  alzan  las  neblinas..! 
Ah!  no  vayáis;  quedaos. 
Que  solo  traeríais 
Tormento  mas  cruel. 
¡Oh'  brisas,  golondrinas, 
¿A  qué  volar  al  caos? 
Exhala  miasma  fétido 
Y  moriréis  en  él. 


—  235  — 

En  brazos  noche  y  dia 
De  lúbricas  mujeres, 
No  piensa  en  la  alma  candida 
Que  le  irradió  su  amor. 
Ahora  en  loca  orgía 
Buscando  está  placeres 
En  senos  que  son  públicos 
Y  en  labios  sin  pudor ! 

Y  tú,  infeliz^  ¡delirio! 
En  su  pasión  creiste. 
En  su  caricia  hipócrita. 
En  su  mentido  ardor. 
Su  halago  era  martirio. 
Era  un  presagio  triste. 
Ponzoña  de  una  víbora  • 
Su  aspiración  de  amor. 


Mas  ella  entretanto  inerte  y  sentada 
En  la  amena  orilla  del  claro  raudal. 
Cual  pálida  virgen  en  llanto  bañada 
Da  libre  carrera  á  su  hondo  pesar. 

¿Qué  harás  deshonrada,  mujer  sin  apoyo. 
Si  el  mundo  tu  frente  de  ultrage  marcó? 
¡Ay  triste!  En  el  mundo  serás  como  arroyo 
En  páramo  yerto  sin  árbol  ni  flor. 

¿Qué  importa  que  digas  que  un  hombre  malvado 
Robó  tu  inocencia  mintiéndote  amor? 
Amar  fué  tu  crimen..!  De  amor  el  pecado 
El  mundo  castiga  con  mengua  y  dolor. 

¿Por  qué  si  los  cielos  te  dieron,  hermosa. 
Un  ánima  ardiente^  de  amores  capaz. 
Tan  grande  falsía  por  qué  permitieron. 
Por  qué  tu  inocencia  dejaron  burlar? 


—  286— 

Ay!  pobres  quioce  años!  Edad  de  ventura. 
Edad  de  los  sueños ,  volved,  si»  volved! 
Cual  flor  del  almendro  pasó  su  hermosura... 
Mirad,  es  la  sombra  de  lo  que  era  ayer. 

Malvados !  vuestra  alma  de  Iodo  manchada 
La  casta  inocencia  no  alcanza  á  mover? 
¿Y  vuestra  conciencia  no  tiembla  azorada 
Inicuos,  al  ruego  de  pobre  mujer? 

Mintiendo  pasiones  con  férvido  acento 
Su  casta  pureza  lográis  engañar, 

Y  al  fin  vuestro  inmundo,  fatídico  aliento, 
Marchita  las  flores  de  honor  y  beldad. 

¡Ay,  pobre  hermosura!  Ah,  si,  llora,  llora; 
El  llanto  del  alma  alivia  el  sufrir. 
La  fiebre  tu  vida  consume  y  devora... 
¿Por  qué  tan  hermosa  naciste  infeliz?... 

Cesando  un  instante  su  triste  lamento 
Ahogó  sus  suspiros,  su  llanto  secó, 

Y  dijo :  aun  no  viene,  con  tétrico  acento; 
No  vuelve,  no  vuelve ;  mentira  es  su  amor! 


¡No  vuelve!  Dios  mió 
Que  ves  mi  dolor. 
Escucha  piadoso 
Mi  tímida  voz 
Que  sale  entre  el  ronco 
Sollozo  de  amor, 
Y  desde  tu  trono 
Me  envía  el  perdón. 
Qué  triste  presente , 
Qué  fúnebre  hoy! 
Ayer  en  mis  brazos 
Mentíasme  amor. 


Y  en  trovas  ardientas 
Verace  pasión; 

Y  hoy  misera  y  sola 
JUÍe  dejas,  traidor; 
Sumida  en  los  ayes 
De  angustia  feros. 
Mirando  entre  sombras 
Envuelto  mi  sol, 

Que  joven,  amante, 
Hi  audaz  coraEon, 

Gomo  él  es  eterno, 

^^  >  » 

Etenio  creyó! 
Mas  ¡ay!  fué  un  engaSo ; 
Pasó  ya  veloz... 
Murieron  mis  dichas, 
Murió  mi  ilusión , 

Y  solo  en  mi  cielo 
Tipiebla  quedó. 
Tiniebla  que  envuelve 
Con  noche  de  horror. 
Amor,  esperanza, 
Ventura ,  fé  y  Dios. 
¡Qué  triste  presente. 
Qué  fúnebre  hoy! 

¡Seisdias!  Un  siglo 
De  angustia  y  afán. 
Perpetuo  martirio , 
Combate  mortal. 
Seis  dias  he  visto 
Subir  y  bajar 
El  sol  que  alumbraba 
*  Con  luz  celestial. 

Alegre  y  radiante 
De  gozo  mi  faz. 
¡Qué  bello  era  el  mundo ! 
¡Qué  dulce  era  amar ! 

16 


-.238— 

Ahora  sus  rayos 
Tan  solo  verán 
El  llanto  que  surca 
Mi  rostro  tenaz;  * 
Los  ayes  del  alma 
Tan  solo  oirán. 
Recuerdos  de  gloria. 
Pasad  ¡ay!  pasad. 
Pasad,  ilusiones, 
Dejadme  llorar! 
Si  nunca  esos  tiempos 
De  amor  volverán , 
¿A  qué  importunarme 
Con  sombra  falaz, 
Que  como  mis  dichas 
También  huirá? 
Cesad,  dulces  cantos. 
Visiones,  pasad! 
Detestóla  vida... 
Dejadme  llorar! 


No  vuelve !  Mas,  cielos ! 
Ha  muerto  tal  vez ! 
La  vida  del  hombre     » 
Precaria,  corta  es. 
Mañana  no  existe 
El  hombre  que  hoy  fué. 
Del  gran  poderoso 
Igual  es  la  ley. 
¡Oh  ¿quién  su  sentencia 
Burlar  puede,  quién? 
A  ella  obedecen 
El  pobre  y  el  rey; 
Altiva  la  muerte 
Derriba  el  poder ; 
Nada  es  á  sus  ojos 
El  vano  oropel ; 


—  239  — 

Todo  hace  al  instante 
So  aliento  caer. 
Las  perlas  quo  adornan 
El  regio  dosel ; 
Los  grandes  tesoros 
Que  amasan  la  sed 
De  pompas  mundanas, 
La  gloría ,  el  laurel , 
Si  quiere  la  muerte 
Mañana  romper  y 

Serán  menos  que  humo 
Del  viento  á  merced. 

Mas  no ,  no  es  posible... 

Tormento  cruel! 

Morir  él  tan  joven 

Soñando  tal  vez 

Corones  de  gloria 

Ceñir  á  su  sien. 

Atroz  pensamiento! 

Quizá  otra  mujer 

¿Podré  resignada 

Suñir  su  desden? 

En  tanta  amargura 

Dios  mió ,  qué  haré? 


¿Qué  haré,  cielo  santo, 
¿Qué  hará  esta  infeliz, 
Si  lejos  del  mundo 
Yo  siempre  viví? 
BBl  veces,  me  acuerdo, 
Mil  veces  y  mil 
Declame  Arturo; 
Vamonos  de  aquí. 
Si  es  cierto  que  me  amas 
¿Porqué  aquí  vivir? 
Allá  en  ese  mundo 
Hay  risas;  allí 


—  240  — 

Hay  casas,  palacios... 

La  vida  es  feliz! 

Eternos  placeres 

En  dulce  festín 

Cual  nunca  has  gozado 

Se  gozan  allí. 

Mi  bien,  abandona 

Tan  triste  vivir; 

Los  goces  del  mundo 

Serán  para  ti... 

Infame!  En  el  mundo 

Qué  baria  infeliz! 

En  dónde  ocultara 

Mi  vergüenza,  di? 

Más  quiero  en  mi  bosque 

Llorar  y  gemir 

Que  nadie  á  lo  menos 

Se  burla  de  mi 

Mas  no,  es  necesario 
Buscar  á  ese  vil; 
Lanzarle  el  escarnio. 
Su  rostro  escupir, 
Odiarlo,  arrrojarlo 
Cual  roto  tapiz!... 
Mas  ay!  son  delirios... 
No  pueden  así 
Vengar  las  mujeres 
Agravios  aqui. 
Los  hombres  nos  roban 
Ardor  juvenil. 
Honor,  alma,  vida. 
Perdido  matiz, 
Y  solo  nos  queda 
Llorar  y  sufrir! 


Pero  él  es  muy  joven; 
Tan  vil  no  ha  de  ser. 


—  241  — 

Yo  iré ,  sí,  á  buscarle, 
Mi  amor  le  diré. 
Vivir  esta  vida 
No  puedo  sin  él. 
Que  él  es  mi  esperanza, 
Mi  vida,  mi  ser: 
Esclava  si  quiere 
Con  él  viviré. 
Ay!  triste  hermosura! 
Ay!  flaca  mujer! 
!Ay,  flor  arrancada 
De  ameno  vergel! 
¿Por  qué  entre  panteras 
Sensible  nacer? 


Calla  y  con  pasos  trémulos 
De  ese  lugar  se  aleja; 
Mas  por  instantes  débiles 
Los  ayes  de  su  queja. 
Como  un  susurro  lánguido 
Entre  furiosas  ráfagas 
Piérdense  en  el  jardin. 

Ay!  harto  sufre!  Bárbara 
Quien  la  hizo  desgraciada: 
Quien  arrancó  la  vivida 
Lumbre  de  su  mirada, 
Que  como  luz  efímera 
floy  anegada  en  lágrimas 
Aiuineia  pronto  fin! 

¿Cómo  en  su  rostro  candido 
La  seductora  huella 
Que  lá  virtud  pintábale 
Haciéndola  mas  bella, 
Borróse  ya,  trocándose 
En  huella  de  fastidio. 
En  huella  de  dolor? 


—242  — 

Adiós,  ensueños  plácidos 
Y  bosques  y  delirios ; 
Deseos  de  los  jóvenes. 
Dulcísimos  martirios ! 
Ah!  que  horroroso  vértigo... 
¡Ah!  qué  pesada  atmósfera; 
Qué  abismo  es  el  amor ! 


¡Ay  de  aquellos  infames  que  transitan 
Con  la  virtud  de  la  infeliz  doncella 

Y  con  manos  impúdicas  marchitan 
La  flor  de  su  inocencia  pura  y  bella! 

I  Ay  de  aquellos  que  al  lodo  precipitan 
Del  cielo  azul  la  rutilante  estrella;  - 

Y  en  qna  frente  candida  de  crimen, 
La  marca  de  los  reprobos  imprimen ! 

Y  esto  en  la  sociedad ,  do  eternamente 
£1  vicio  reina  y  la  pureza  gime, 
Es  ensalzado  y  mii*a  indiferente 
A  la  que  el  peso  del  baldón  oprime. 
Ella  la  burla  al  seductor  consiente ; 
Ella  el  cuchillo  de  venganza  esgrime 
Contra  aquella  infeliz  que  engañó  artero, 
É  impime  el  seductor  marcha  altanero. 

La  sociedad...  Fantasma,  sombra  vana, 
Que  respeta  y  adora  el  hombre  necio. 
Él  &bricó  esas  leyes  que  mañana 
Le  condenan  injustas  al  desprecio. 
Ella  crea  y  deshace ;  ella  pro&na 
Con  torpe  lengua  religión  y  aprecio, 

Y  toda  su  bondad,  todo  su  juicio , 
Es  d  ropage  hipócrita  del  vicio. 


--243  — 

Rebaja  la  virtud »  ensalza  el  crimen, 
.  Y  ¡ay  dd que  rompe  sus  feroces  leyes 
La  verdad  enseñando  á  los  que  gimen 
Bajo  el  pérfido  yugo  de  esos  reyes! 
Viles  bastardos  el  cuchillo  esgrimen , 

Y  como  tropa  de  pacientes  bueyes 
Bajo  el  hacha  feroz  del  carnicero , 
Llevan  á  todo  un  pueblo  al  matadero. 

¿Y  esto  es  la  sociedad?  ¿La  ley  es  esta 
tíne  debe  siempre  respetar  el  hombre 
Donde  al  que  mata  mas  menos  le  cuesta 
La  gloria  de  alcanzar  lauro  y  renombre? 
El  vicio  manda ;  la  virtud ,  funesta 
Para  la  adulación ,  es  solo  un* nombre; 
Al  lodo  han  arrojado  á  la  justicia 

Y  han  puesto  en  el  altar  á  la  injusticia. 

¿A  qué  Dios  se  venera?  Al  Dios  del  oro. 
Ese  mas  que  Satán  de  oprobios  [Ueno. 
¿Eres  rico?  pregunta ;  yo  te  adoro , 

Y  como  madre  te  abriré  mi  seno. 
¿Eres  pobre?  Te  arrojo  con  desdoro. 
El  mendigo  jamás  puede  ser  bueno ; 
Con  desprecio  insultándole  le  veja 

Y  de  hambre  y  desnudez  morir  le  deja. 

El  orgulloso  noble^mieiitras  tanto 
Su  desvergüenza  por  do  quier  pasea 

Y  sin  oir  dd  miserable  el  Uanto 

En  el  juego  y  los  vicios  se  recrea.  < . 

La  crápula ,  el  amor  hacen  su  encanto : 

Allá  un  capullo  virgen  pisotea ;  , 

Acá  de  una  mujer  con  oro  alivia 

La  torpe  liviandad  de  su  laspivia. 


-^244^ 

No  traspasa  la  ipiel  el  sentimiento 

Y  ha  muerto  anonadado  en  tanta  mengua. 
Todo  ¡ay!  exhala  venenoso  aliento, 

Todo  la  corrupción  consume  y  mengua.    ' 
Dura  el  honor  apenas  un  momento 

Y  vive  la  virtud  solo  en  la  lengua; 

Y  amistad ,  compasión,  deber  y  gloria 
Son  en  el  dia  despreciable  escoria. 

Ay!  la  infeliz  en  vano  se  lamenta 

Y  llora  sin  cesar  su  impía  suerte; 
Quiere  borrar  la  mancha  de  su  afrenta 

Y  en  su  loca  ansiedad  se  dá  la  muerte. 
Pobre  flor  que  brotaste  en  la  tormenta 
Hermosa  y  pura,  que  halagaba  verte..  > 
¿Por  qué  al  caer  el  sol  te  marchitaste 

Y  sobre  el  tallo  exánime  quedaste? 

¡Ay  infeliz!  La  sociedad  impía 
Sobre  tu  frente  su  anatema  lanza; 

Y  se  burla  feroz  de  tu  agonía 

Y  hasta  tu  tumba  su  desprecio  alcanza. 
Loca  te  llama  en  bárbara  ironía; 

Ni  de  un  cielo  te  deja  la  esperanza; 

Y  no  contenta  con  tu  triste  muerte 
Sobre  tus  restos  su  veneno  vierte. 


Quizás  á  ti  no  llega  porque  el  cielo 
Compasivo  tus  faltas  te  perdona. 
Dándote  de  las  vírgenes  el  velo, 
Ciñéndote  del  ángel  la  corona. 
Allí  tú  vives,  y  al  mirar  al  suelo 
No  olvidas  lo  que  fuiste;  se  abandona 
Tu  mente  á  los  recuerdos  del  pasado 
Y  lamenta  el  horror  de  tu  pecado. 


—  245  — 

La  mujer!  la  mujer!  Pobre  paloma 
Que  ea  lóbrega  mazmorra  el  hombre  encierra; 
Rayo  de  blanca  luna  cuando  asoma 
Sobre  la  cumbre  de  la  enhiesta  sierra; 
Cáliz  que  guarda  virginal  aroma, 
Ángel  lanzado  á  sostener  la  guerra 
Al  borde  de  un  horrible  precipicio 
Entre  el  amor,  la  sociedad  y  el  vicio. 


Como  si  Dios  en  su  bondad  divina 
Para  el  hombre  no  mas  creara  el  mundo, 
Té,  dijo  á  la  mujer;  junto  á  él  camina, 
Consuela  tierna  su  dolor  profundo. 
En  sus  hondas  tinieblas  ilumina. 
Sé  de  bondades  manantial  fecundo. 
Venturas  y  pesar  dividid  ambos: 
Id  al  mundo,  vivid,  gozad  entrambos! 

Has  los  hombres  malvados  que  dictaron 
Esas  leyes  inicuas,  su  inocencia 
Con  feroces  cadenas  aherrojaron 
Y  amargaron  su  mísera  existencia. 
En  triste  oscuridad  la  abandonaron; 
Mata  el  tedio  su  audaz  inteligencia ; 
Para  ellos  del  saber  la  rica  fuente... 
Para  eUas  pesares .  solamente. 

Por  el  deseo  impúdico  llevado 
Anhela  la  mujer ;  amor  la  miente, 
T  á  sus  plantas  rendido,  enamorado. 
Arrastra  en  pos  su  fantasía  ardiente; 
La  promete  la  dicha  y  engañado 
Su  corazón  adóralo  inocente; 
Al  fin  la  goza :  y  cuando  ya  le  enoja 
La  aja  atrevido  y  con  fiíror  la  arroja. 


—  246  — 

Y  llegó  la  malicia  á  tal  estado 

Del  hombre,  que  su  pérdida  os  achaca 

Y  de  una  fruta  que  no  habéis  gustado 
El  labio  débil  los  hollejos  saca. 

Vive  eterno  en  vosotras  el  pecado. 
La  cólera  del  hombre  no  se  aplaca: 

Y  siempre  en  cada  una  se  renueva 
La  fruta  7  el  reptil  de  la  madre  Eva. 

Necedad!  cobardia!  El  paraiso 
¿Qué  era  sin  la  mujer?  Bello  desierto. 
Fl  rayo  de  ese  ojo  fué  preciso 
Para  animar  ese  recinto  muerto. 
Las  flores  á  su  luz. hicieron  viso. 
Aromas  dieron,  y  en  su  espacio  abierto 
Volaron  llenas  de  perfume  y  risas 
Las  antes  frias  y  caUadas  brisas. 

Las  arpas  de  los  ángeles  del  cielo 
Al  nacer  la  mujer  mudas  quedaron, 

Y  las  esferas  su  armonioso  vuelo 
Fn  medio  de  su  curso  sujetaron. 

El  firmamento  contemplaba  al  suelo, 
la  mujer  los  ángeles  miraron, 

Y  viéndola  tan  bella  sonrieron 

Y  ángel  del  porvenir  la  bendijeron. 

Y  el  don  que  el  Creador  hizo  á  la  tierra, 
Don  el  mas  bello  y  mas  sublime  es  este,| 
Que  en  esa  hermosa  creación  se  encierra 
Cuanto  hay  de  mas  humano  y  mas  celeste. 
Hombre  que  anhelas  el  motín ,  la  guerra , 
El  vivo  aplauso,  la  sangrienta  hueste. 
Arrastraren  tu  carro  también  quieres 

El  puro  corazón  de  las  mujeres? 


—  247  — 

Ésdavo,  vino!  La  botella  escancia » 
Toquen  á  danza,  alégrese  la  fiesta! 
Goce! — Quiero  apurar  en  abundancia 
Guantas  delicias  este  mundo  presta! 
Deslumbre  de  esa  niña  la  :  gnoranda 
El  brillo,  el  lujo,  la  armoniosa  orquesta. 
Solo  en  la  cama  !a  mujer  domina... 
Ella  solo  gobierna  la  cocina. 


Regocíjate!  aplaude!  Ese  trofeo 
Es  digno  de  un  villano!  Los  clarines 
RoncQS  anuncien  el  triun&l  paseo 
De  esos  tan  esforzados  paladines, 

Y  entre  el  estruendo  y  vago  clamoreo, 
EntrQ  el  báquico  son  de  sus  festines, 
Almas  habrá  que  su  dolor  devoren. 
Ojos  habrá  que  ocultamente  lloren. 

Pobres  mujeres!  Y  ellas  son  el  sueño. 
La  inspiración  del  huérfano  poeta; 
Solo  á  ellas  busca  coq  avaro  empeño 

Y  sin  cesar  adora  su  alma  inquieta. 
En  las  místicas  sombras  del  ensueño. 
Armonía  dulcísima  y  secreta 
Arrebata  su  altivo  pensamiento. 
Ansio  de  glorias  y  de  amor  sediento. 

Y  entonces  cruza  en  el  azul  gallarda 
Fantástica  mujer,  vivida  estrella 
Que  rompe  el  centro  de  la  niebla  parda 
Para  ludr  esplendorosa  y  bella.  , 
La  fantasía  con  ardor  la  aguarda. 
Sigue  anhelante  su  perdida  huella; 
Dulce,  amoroso  vértigo  la  agita 
Y  deseando  el  corazón  palpita. 


—  248  — 

Mas  basta  ya:  de  tanto  digresar 
Aburrido  estarás,  caro  lector. 
Si  nada  ha  de  poderse  remediar 
¿k  qué  me  meto  yo ,  pobre  cantor! 
El  mundo  que  ande  como  quiera  andar; 
Que  yo  lejos  del  mundo  engañador 
Con  mi  ilusión  dichoso  viviré 

Y  de  ti,  Sociedad,  me  reiré.... 

Yo  no  soy  ambicioso,  y  solo  ansio 
Para  AÍvir  aq ai,  sociedad  loca , 
Pues  todo  tu  placer  me  causa  hastío 

Y  tu  farsa  á  la  risa  me  provoca, 
Una  mujer  que  me  ame  á  gusto  mió; 
Un  dulce  beso  de  su  dulce  boca, 
Elacer  versos,  dormir  á  pierna  suelta, 

Y  que  él  mundo  entretanto  dé  su  vuelta. 

Y  no  envidio  el  tesoro  de  Pizarro 
Ni  del  sultán  la  espléndida  riqueza 
IGéntras  pueda  sin  reuma  ni  catarro 
Cielo  de  hadas,  gozar  de  tu  belleza ^ 
Del  buen  café,  del  soñador  cigarro 
Que  halaga  blandamente  mi  pereza 
Mostrándome  en  sus  nieblas  peregrinas 
De  mi  soñado  £den  formas  divinas ! — 


r 

Despidiendo  sus  últimos  fulgores 
El  sol  tras  las  montañas  se  perdia, 
Y  el  astro  protector  de  los  amores 
En  el  confín  opuesto  aparecia. 
Resuelta  Magdalena 
Á  la  dudad  camina.  ¿Tus  dolores 
Olvidaste  infeliz?  ¿Cedió  tu  pena? 
En  ese  mundo  á  tu  aflicción  estnAo, 
Tu  labio  apurará  la  copa  llena 
Del  crimen ,  del  baldón,  y  del  engaño! 


TERCERA  PARTE. 


>—* 


U  OBGIA. 


Allá  vá  la  infeliz !  con  planta  débil 
Las  calles  atraviesa; 

Y  su  faz  estraviada 
Hueca  y  amarillenta 

Anuncia  de  su  alma  la  tormenta. 

Y  aunque  las  casas  de  mirar  no  cesa 
En  ellas  no  repara; 

Atrás  quedan  tapices  y  pinturas 

Y  ricas  colgaduras; 

La  incrustada  mampara, 

La  pared  de  simbólicas  figuras 

De  orgullo  y  necedad  en  mezcla  rara; 

Que  solo  un  pensamiento  • 

La  absorbe  en  tal  momento. 

En  cada  hombre  que  encuentra 

Cree  ver  á  su  Arturo;  y  engañada 

De  zozobra  temblando 

Ágil,  precipitada. 


—  250  — 

Vuelve  á  tomar  el  anterior  sendero 
De  desgracia  fatal  como  un  agüero. 

La  luna  en  tanto  como  blanco  cisne 
Entre  rizos  de  luz  voga  tranquila, 

Y  risueña,  rielante,  encantadora. 
En  el  rio  se  baña, 

Que  en  oleadas  de  azul  tiembla  7  vacila. 
Ebrio  de  la  beldad  que  lo  enamora 

Y  que  en  su  móvil  rastro  lo  acompaña! 
Magnifica  se  alzaba 

La  ciudad  que  la  luna  iluminaba. 

Por  una  estrecha  calle 

Camina  Magdalena;  de  repente 

Un  estruendoso  ruido 

Por  el  aire  traído 

Casi  á  su  lado  siente. 

Escucha;  y  sorprendida 

En  rápida  carrera 

Dirígese  á  la  casa  do  se  oyera 

La  báquica  algazara, 

Quizás  por  un  instinto  conducida. 

Llega  á  la  puerta;  en  el  umbral  se  para. 

Volver  quiere  asustada  del  bullicio, 

Mas  por  fuerza  magnética  impulsada. 

Perdida  la  razón,  perdido  el  juicio. 

Hacia  un  atrio  espacioso  es  arrastrada; 

Sin  darse  cuenta  va  desatentada ; 

Aquí  mira,  allí  escucha,  acá  se  estrella; 

Y  á  una  sala  que  estabs^  iluminada 
Adelantó  su  huella. 

Mas  clara  dintinguia 

La  afgazara  buUente  de  la  orgía. 

A  la  ventana  llega , 

Bada  adentro  miró , 

Y  deslumbrada  y  ciega 

Gomo  estatua  de  nieve  se  quedó ! 


—  251  — 

En  un  estenso  salón 
Que  mil  bugias  alun'J>ran , 

Y  al  rededor  de  una  mesa 
Donde  en  arroyos  circula 

El  pimch  ardido ,  diez  hon^bres 
Ohidan  la  barabúnda 
De  este  mundo  y  en  orgia 
Estrepitosa  se  juntan , 
Para  emborrascar  pesares  • 
f  buscar  nuevas  venturas. 
En  las  suaves  llamaradas 
Que  perdiéndose  se  azulan. 
Otras  tantas  ^ijas  de  Eva 
Con  sus  halagos  endulzan 
Los  instantes  en  que  el  vino 
A  los  tunantes  ofusca. 
En  desorden  los  cabellos , 
Ondeantes,  medio  desnudas. 
Las  megillas  palpitantes , 
La  mirada  casi  oscurar. 
La  frente  ardida,  la  boca 
De  vino  y  de  besos  húmeda ; 
Acaloradas  del  vino, 

Y  por  la  horrible  lujuria 
Parécense  del  infierno 
Las  concupicentes  furias; 
Ellos  estregada  el  alma 
En  las  orgías  impuras; 

Y  ellas  Circes  engañosas, 
Sin  corazón ,  prostitutas , 
A  los  deleites  se  entregan; 

Y  todos  en  orgia  inmunda, 
Deleites,  placer,  amores 

Y  la  embriaguez  solo  buscan. 
Gente  perdida,  ni  teme 

De  Dios  la  sentencia  justa , 
Ni  piensan  en  el  presente , 


—  252^ 

Ni  el  porvenir  les  asusta , 

Y  el  pudor  con  lengua  iatpe 
Mofan,  desprecian  é  insultan. 
cEl  hombre  nadó  á  gozar. 
No  á  correr  tras  la  fortuna. 
Buscando  placeres  y  oro 

Que  tal  vez  no  encuentra  nunca. 
Luego  de  engaños  cargada 
Llíega  la  vejez  adusta , 

Y  al  repasar  de  su  vida 
La  historia  desde  su  cuna 
Solo  encuentra  sinsabores 

Y  desengaños  y  angustias. 
Ningún  placer ,  ningún  dia 
De  amor  le  dio  la  fortuna ; 

Y  pobre,  desconsolado. 

Se  encieirra  en  la  sepultura. 
Gocemos,  sí;  el  sol  renazca 

Y  en  Occidente  se  hunda , 

Y  al  lado  siempre  nos  halle 
Del  vino  y  de  la  hermosura , 
Que  para  dicha  del  hombre 
Creara  Dios  en  su  suma 
Bondad;  y  goza,  le  dijo. 

Es  mi  voluntad  augusta. 
Amémonos,  pues ;  gocemos 
Mientra  el  sol  áéí  vivir  luzca. 
Mientras  haya  buen  Jerez, 
Mientras  viva  la  hermosura 

Y  con  paso  raudo  viene 
La  vejez  fría  y  caduca. 

Que  mañana  en  polvo  y  nada 
Nos  convertirá  ea  la  tumba.  > 
Asi  dice  el  corrompido 
Que  entre  infames  prostitutas 
Pasa  su  vida  manchando 
De  Dios  1^  sublime  hechura* 


--253  — 

El  vapor  de  los  licores 

Y  las  bujias  que  alumbran; 
El  aliento  de  las  gandas, 
Las  flores  que  la  perfuman , 
Forman  en  la  estensa  sala 
Pesada  y  ardiente,  una 
Atmósfera  que  fatiga. 

Que  los  sentidos  sepulta 
En  horrorosos  engaños 
Que  en  esa  atmósfera  cruzan. 
Uno  vencido  del  vino 
Entre  mil  espectros  lucha; 
Otro  menos  embriagado 
Ter  demonios  se  figura 
Que  entre  la  niebla  flotante 
Con  sus  colas  se  dibujan» 
Con  un  cortejo  de  trasgos 

Y  una  cohorte  de  brujas, 
Que  danzan,  chillan  y  cantan. 
Visiones  que  el  miedo  abulta.    . 
Arturo  solo  á  un  estremo 
Pensativo  se  disgusta, 

Y  una  nube  de  dolor 
Su  serena  frente  enluta. 
Algún  recuerdo  le  agobia. 
Algún  pensamiento  turba 
Su  mente ,  y  entre  si  triste 
Estas  palabras  murmura:  , 

f¿Por  qué  si  ansio  gozar 
Tengo  siempre  que  llorar?...     , 

Y  encuentro  en  vez  de  ventura 
Un  abismo  de  amargura. 

Un  infierno  de  pesar? 

• 

Si  en  brazos  de  una  muj^ 
Doy  treguas  á  mi  gemido; 

17 


-  254-- 
Si  en  su  pecho  adormeddo 
Sueño  deleite  y  placer, 
HaUo  momentáneo  olvido; 

Aterrado  me  despierto, 
Busco  mi  hermosa  ilusión. 
Giro  mis  ojos  incierto 
Y  encuentro  en  mi  corazón 
Un  espantoso  desierto. 

Esa  mujer  hechicera 
Sueño  de  mis  sueños  era! 
Era  un  loco  devaneo 
La  caprichosa  quimera 
Que  nutria  mi  deseo. 

Sus  besos  ^an  de  hielo; 
Fuego  les  daba  mi  anhelo; 
Fatalidad  su  cariño, 
Husion  de  pobre  niño 
Que  cree  en  amor  y  en  cielo! 

Idos  en  paz  mentirosas 
Sirenas  que  amor  cantáis! 
Esas  risas  que  ostentáis 
Son  las  notas  melodiosas 
Con  que  á  las  almas  burláis. 

Ofreced ,  locas  mujeres, 
En  almoneda  el  amor , 

Y  hallará  vuestro  impudor 
Quien  compre  vuestros  placeres 

Y  os  dé  oro  en  vez  de  honor! 

¿Qué  importa  que  el  corazón 
De  fastidio  se  destroce 
Sin  creer  una  ilusión , 
Si  encuentra  el  ansiado  goce 
En  su  impúdica  pasitHi? 


Cubrid ,  vírgenes  de  un  dia  ^ 
Vuestra  cabeza  de  flores, 
Y  sembrad  diestros  amores 
En  la  mesa  de  la  orgia 
Al  riego  de  tos  licores. 

T  á  hé  exequias  se  una 
La  bacanal  del  festín; 
A  la  risa  de  la  cuna , 
Reflejo  de  serafin, 
La  carcajada  importuna. 

A  la  guirnalda  bendita 
La  flor  por  el  vicio  ajada; 
A  la  frente  sonrosada 
La  oscura  frente  maldita. 
¡La  luz  del  cielo  á  la  nada! 

Sin  el  amor,  ¿qué  es  la  vida? 
El  esqueleto  de  un  muerto. 
Sol  entre  nublos  cubierto. 
Aurora  desconocida 
En  el  fondo  de  un  desierto. 

No  soy  bermosa?  Pues  bien , 
Yo  quiero  gozar  también. 
Dadme  dichas,  dadme  amores; 
Quiero  aspirar  esas  flores 
De  los  parques  del  Edén. 

Asi  la  belleza  esclama; 
Busca  ansiosa  al  rededor... 
Hoy  anhela,  mañana  ama, 
Y  cual  la  tigre  se  inflama 
Con  el  deseo  menor... 

Solo  té,  blanca  paloma, 
Lirio  oculto,  oculto  aroma... 
De  su  éxtasis  le  arrancó 
Una  voz  que  le  gritó  : 
Arturo,  ya  el  alba  asoma, 


J 


^256— 

Y  te  estamos  aguardando 
Para  beber;  ¿vienes  ya? 
Otra  voz  dijo :  estará 

En  su  futura  pensando 

Y  el  serio  hacerse  querrá. 

— ¿Se  ha  celdbrado  el  contrato ! 
— ¿Cuando  se  hace  el  matrimonio? 
—Mal  amante,  falso,  ingrato. 
— No  se  le  ocurre  al  demonio 
Tan  solemne  desacato. 

—¿Casarte  tú?  Bah!  seria, 
Arturo,  tu  perdición. 
¡Abandonar  nuestra  orgia! 
Esa  sandia  bobería 
No  mereciera  perdón. 

— Renunciar  á  la  amistad 

Y  obligar  su  libertad. 
Su  entusiasmo  de  poeta, 
Al  azar  de  una  coqueta 
Que  nunca  diga  verdad. 

Y  cuanto  hay  como  un  tesoro 
Entregarle  en  su  pasión, 

Y  al  decirle  yo  te  adoro 
Bañado  en  sentido  lloro 
El  amante  corazón. 

Vamos,  ya  no  eres  un  niño, 

Y  tú  debes  conocer 
Que  en  corazón  de  mujer 
Siempre  es  engaño  el  cariño. 
Porque  engaño  debe  ser. 

— Déjalo,  Pedro.  Tu  sabes 
Que  á  veces  el  gavilán 
Hace  el  pulido  galán 
Para  cautivar  las  aves 
Que  huyendo  sus  uñas  van. 


—  257^ 

— iOh,  que  maldita  cliaveta. 
Ja!  ja!  si,  sí,  eso  será. 
Arturo,  y  eso  te  inquieta? 
Vamos,  mañana,  poeta. 
En  tus  garras  caeni. 

— Dime,  Arturo;  esa  mujer 
Es  mas  hermosa  que  yo? 
— ün  sol  no  mas  puede  haber. 
—Arturo,  me  engañas.— No. 
¡  Oh,  qué  infierno  es  el  placer! 

Pero  á  poco  recobróse 
Arturo  de  su  estupor, 

Y  halagüeño,  sonriendo. 
En  su  silla  se  sentó. 
—Vamos,  cuéntanos  Arturo.... 
—¿Qué  os  diré?  Mentiras  son. 
Enamoré  á  una  muchacha, 

La  dije  mi  ardiente  amor. 
Tan  amante,  tan  rendido. 
Que  ella  al  punto  me  creyó. 
Me  citó,  acudí  á  la  cita, 

Y  la  noche,  la  pasión 
Que  devoraba  mi  pecho 
Cual  volcan  abrasador, 
Mis  besos  y  mis  abrazos, 
Todo^  en  fin,  contribuyó.... 

—i  Qué  tiempo  ha  que  no  la  ves? 
—Siete  dias.-— Buen  pichón! 

Y  ella  i  qué,  no  t§  ha  buscado? 
—Si  no  puede  hallarme ;  no. 
—¿Pues  cómo?— Si  es  una  niña 
Que  jamás  el  mundo  vio, 

Y  en  un  bosque  retirada 
Lejos  de  aquí  es  su  mansión. 
—Vamos,  qué  eslraño  ideal; 


—  258  — 

Es  un  poético  amor. 
— ¿Y  ya  le  olvidaste,  Arturo? 
— Oh!  si ;  ya  sabéis  que  yo 
Amo  un  dia  cuando  mas, 

Y  si  no  alcanzo  á  los  dos 
Lo  que  deseo,  me  marcho;* 
ídem  si  logro  mi  amor. 

¿Qué  he  de  hacer?  No  es  culpa  mía 
Si  es  frágil  mi  corazón. 
Pero  dejemos  en  paz 
El  amor  que  se  olvidó, 

Y  pensemos  en  beber 

Y  ea  gozar,  que  esto  es  mejor. 
Dejad,  amigos,  dejad 

AI  muerto  en  su  panteón. 
— Brava  idea!  Si,  bebamos 

Y  después  venga  el  amor! 
Vino!  vino!— y  cada  cual 
Copa  tras  copa  apuró. 

— Ahora  como  es  de  costumbre. 
Prorrumpió  una  ronca  voz, 
Es  preciso  que  improvise 
Arturo  alguna  canción, 
Pues  ya  aparece  en  el  cielo 
Del  alba  el  primer  fulgor. 
— Si,  si,  que  improvise :  versos. 
Versos,  que  los  versos  son 
Para  concluir  la  orjia 
El  desenlace  mejor!— 
Arturo,  pálido  el  rostro, 
Bamboleando  se  elevó; 
Los  ojos  se  le  saltaban 
De  sus  órbitas;  feroz 
El  cabello  en  su  cabeza 
Por  la  embriaguez  se  erizó, 

Y  en  tan  horrible  figura 
Mirarle  daba  pavor. 


—  259  — 

La  sangre  ea  las  anchas  venas 

Coagularse  sintió; 

Con  mano  trémula  el  yaso 

Llenó  de  puro  licor, 

Y  haciendo  un  último  esfuerzo. 

Con  ronca  y  vinosa  voz, 

De  esta  manera  su  brindis 

Con  sarcasmo  prorrumpió: 


Ea,  pues,  el  contento 
Irradie  ya  en  locura: 
Las  copas  elevad! 
Y  alegres  recordemos 
Los  sueños  de  ventura, 
La  ilusión  bella  y  pura 
De  la  primera  edad. 

Cantemos  los  placeres. 
Brindemos  por  las  bellas. 
Brindemos  por  su  amor! 
Por  esas  hadas  puras 
Que  dejan  en  pos  de  ellas 
Blanquísimas  estrellas. 
Perfume  encantador! 

Lo  demás  olvidadlo! 
La  vida  está  en  el  vino... 
Dejad  al  tiempo  huir. 
El  amor  es  la  vida. 
Su  resplandor  divino 
Alumbrará  el  camino 
Que  guia  al  porvenir! 

Ea,  elevad  las  copas... 
Los  brindis  de  la  orjia 
Resuenen  por  do  quier. 
Con  brindis  saludemos 


—  260  — 

La  faz  del  nuevo  día. 
Retumbe  la  alegría! 
La  vida  es  el  placer! 

¿Qué  importa  que  mañana 
La  muerte  nos  sorprenda? 
Cansados  de  gozar , 
Contentos,  resignados. 
Sigamos  una  senda, 

Y  hacia  la  huesa  horrenda 
Lleguemos  sin  pesar! 

Gocemos ,  sí ;  la  vida 
Nos  trae  mil  placeres , 
Delicias  trae  en  pos# 
Goza  tú  mientras  vivas 
Del  vino  y  las  mujeres, 

Y  si  mañana  mueres 
Te  reirás  de  Dios ! 

Ea,  pues,  el  contento 
Iradie  ya  en  locura ! 
Del  vino  bullidor 
No  quede  ni  una  gota; 
Bebed  á  la  ventura , 
Bebed  á  la  hermosura, 
Al  vino  y  al  amor. 


Apenas  concluyó  Arturo 
Entre  los  brazos  cayó 
De  una  mujer,  abatido 
De  cansancio  y  de  licor. 
Un^aplauso  prolongado 
£n  el  salón  resonó, 
Y  nadie  con  los  aplausos 
Un  lúgubre  ¡  ay !  escuchó 
Que  salia  de  lo  intimo 


De  un  llagado  coirazon. 
¡Ay!  que  deda ;  en  el  mundo 
La  esperanza  se  perdió. 
Ay  que  exhala  una  infelice 
En  su  ledio  de  expiación. 

En  profunda  oscuridad 
La  sala  en  tanto  quedó; 
Dd  alba  apenas  k  alumbra 
.  El  tremulento  fulgor. 

Lúgubre 
Otro  ay 
Se  escuchó. 
Y  tácita 
Lóbrega 
La  estancia 
Quedó, 
Cual  tétrico , 
Fúnebre , 
Horrible 
Panteón. 
Todos  vencidos  y  exánimes 
Del  vino  y  la  corrupción. 

El  pájaro 

Amante 

Su  canto 

Entonó. 

Lafólgida 

Aurora 

Su  lumbre 

Lanzó. 
Y  al  rayo  vivido 
Del  alba  bella. 
Un  bulto  candido 
Pasar  se  vio. 


Cual  dstte  en  limpido 
Tranquilo  lago 
Con  rauda  phifmi 
Corta  la  espuma, 
Y  en  su  onda  piérdese 
De  un  zabullon ; 
Asi  tan  rápida 
En  la  espesura 
Aqudla  candida 
Bella  figura 
Fugaz  se  hundió! 


Joven  y  bello  Arturo  habia  sido; 
Rico  y  dotado  de  celestes  dones, 

Y  niño  audaz,  formar  habia  querido 
El  mundo  aquí  según  sus  ilusiones. 
Por  la  esperanza  acariciado,  hundido 
Siempre  en  un  mar  de  mágicas  ficciones , 
Solamente  en  la  vida  ambicionaba 
Alcanzar  ese  mundo  que  soñaba. 

Poeta  de  elevada  fantasía , 
El  lodo  de  este  mundo  desdeñaba 

Y  en  alas  de  la  ardiente  poesía 

Su  mente  á  otras  regiones  se  lanzaba. 
Águila  audaz  hasta  el  zenit  subia; 
Has  la  impura  materia  que  abrigaba 
Esa  alma  grande,  de  su  hermoso  cielo 
Otra  vez  la  arrojaba  al  triste  suelo. 

Y  vuelto  aquí,  segunda  vez  el  llanto 
Empeñaba  su  diáfano  semblante; 
Segunda  vez  helaba  el  desencanto 
Su  corazón  de  glorias  anhelante. 
En  vano  suspiró!  Perdido  en  tanto 
En  tinebla  de  horror,  proscripto,  erranfe. 
Cruzaba  indiferente  su  camino 
Entregado  á  la  fuerza  del  destino. 


—  268  — 
¿Qué  me  importa,  docia,  que  en  el  alma 
Sensible  y  pura  mi  inocencia  guarde. 
Si  no  hallo  mi  ilusión,  si  no  haMo  cahna? 
¡Oh!  si,  la  inspiración  en  mi  frente  anie; 
Has  ¿qué  me  importa  si  la  ansiada  palma 
No  podré  conseguir?  Tarde ,  muy  tarde 
Tendré  un  poco  de  gloria!  Sutil  viento... 
éYqxüén  consuela  ahora  mi  tormento? 

¿Qué  me  importa  esa  gloria  si  mañana 
Con  ella  llegará  la  edad  impía, 
Y  yerta  ya  mi  juventud  lozana 
Cubrirá  mi  ilusión  niebla  sombría? 
Adiós  visiones  de  una  gloria  vana! 
Hi  corazón  gozar  tan  solo  ansia, 
Pero  eterno  gozar!  Un  mundo,  un  cielo. 
Grande,  sublime,  conquistar  anhelo. 


Un  dia  oyó  decir  que  las  mujeres 
Aromaban  la  vida ;  que  sus  ojos 
Prodigaban  de  amor  dulces  placeres; 
Que  su  risa  ahviaba  los  enojos. 
Que  en  sus  brazos  los  tristes  padeceres 
Se  olvidaban,  y  que  ásperos  abrojos 
Acariciados  por  las  manos  de  ellas 
Se  tomaban  al  punto  en  fiores  bellas. 

Este  es  mi  mundo,  dijo ,  y  anhelante 
Lanzóse  á  él,  como  el  corcel  brioso 
Sujeto  en  el  pesebre,  si  un  instante 
El  lazo  corta,  rápido,  ardoroso» 
Relincha,  y  corre,  y  vuela,  y  palpitante 
Bajo  su  planta  el  suelo  polvoroso 
Altivo  bate  y  con  pujante  aliento 
Respira  llamas  y  aventaja  al  viento ! 


—  264—     . 

Has  cada  día  una  ilusión  hallando. 
Marchita  á  su  nacer  cayendo  fueron 
Las  flores  juveniles,  y  arrugando 
Su  tez  rosada  en  pálida  volvieron. 
Pero  su  ardiente  corazón  ansiando 
Volver  á  hallar  las  dichas  que  se  huyeron , 
Del  candor  juvenil  la  última  rosa 
Perdió  en  la  orgía  diaria  y  licenciosa. 

Ya  solo  tiene  un  corazón  malvado 
Que  se  burla  de  todo:  que  reniega 
De  ese  Dios  que  á  su  imagen  lo  ha  creado 

Y  en  su  impiedad  á'provocarle  Uega. 
Prostituido  y  de  vivir  cansado, 
Enamora,  blasfema ,  bebe  y  juega. 

Y  él  esclama  que  siempre  se  divierte 
Porque  le  halle  riéndose  la  muerte. 

Encontró  á  Magdalena  en  su  camino, 
Ángel  que  á  consolarlo  descendía 

Y  á  arrancarlo  del  hondo  torbdlino 
Que  amenazaba  hundirlo  cada  dia; 
Dióle  esa  flor  su  aroma  peregrino 

Y  con  desden  después ,  con  alma  fría , 
Le  arrebató  sus  virginales  hojas 

Y  dejóla  entregada  á  sus  congojas! 


CUARTA  PARTE. 


LA  MUERTE. 


Feliz  quien  ha  amado  y  en  su  alma  no  lleva 
El  dardo  pimzante  de  horrible  pesar; 
Y  lejos  del  mundo ,  del  mundo  no  prueba 
La  hiél  venenosa  que  el  mundo  nos  da ! 


Feliz  el  que  niño  con  dulces  engaños 
Tranquilo,  recuerdos  no  llora  jamás; 

Y  alegre  uno  y  otro  pasar  vé  los  años 

Y  nunca  le  arrancan  del  alma  el  solaz! 


Feliz  el  que  ignora...  que  vive  y  no  siente... 
Feliz  quien  ha  amado,  mil  veces  feliz! 
Y  ay!  triste  de  aquella  mujer  inocente 
Que  angustias  lamenta ,  que  gime  infeliz ! 


—  266  — 

Aquel  desdichado  que  ha  visto  perderse 
En  hondos  abismos  su  hermosa  ilusión ; 
En  nieblas  oscuras  su  cielo  envolverse 

Y  su  alma  acosada  romperse  al  dolor; 

Quien  solo  en  el  mundo  contó  desengaños , 
Quien  ya  ni  flusionesse  puedd  fingir; 

Y  en  el  alba  apenas  de  sus  verdes  años 
Maldice  la  vida  y  anhela  morir ; 

Aquel  que  en  el  mundo  sin  dicha ,  sin  glorias. 
Camina  indolente,  vagando  do  quier ; 

Y  quiere  y  no  puede  borrar  las  memorias 
De  amores  que  huyerbn,  de  dicha  que  fué; 

Aquel  que  inocente  amó  y  fué  olvidado , 
Que  en  dulces  sonrisas  de  amante  beldad 
Porque  eran  tan  puras  creyó  y  fué  engañado 

Y  lenta  amargura  le  dieron  no  mas; 

Quien  noches  enteras  pasara  en  su  lecho 
Soñando  delicias  que  habrán  de  mentir ; 

Y  desesperado  desgárrase  el  pecho 
Con  rabia  doliente ,  con  ansia  febril ; 

Y  cuenta  una  á  una  las  horas  que  pasan 

Y  lleva  cada  una  mas  lejos  su  amor ; 
Lágrimas  de  fuego  sus  ojos  arrasan 

De  celos,  de  angustia,  de  horrible  pasión; 

Quien  ama  imposibles  y  vé  cada  dia 
Menguar  la  esperanza,  crecer  el  dolor ; 

Y  al  par  que  se  aumenta  la  horrible  agonía 
Al  par  cada  dia  se  aumenta  su  amor; 


Y  olvidar  no  puede  porque  presa  el  alma 
No  anhela  otra  cosa  que  aquella  miqer; 

Sin  ella  desdeña  la  vida  y  la  calina^ 
Sin  ella  este  mundo  desierto  es  para  él ; 

Y  olvidar  no  puede  y  esa  mujer  bella 
De  su  honda  amargura  se  mofa  quizás... 
Tal  vez  le  desprecia  y  aduérmese  ella 
Mecida  ea  los  sueños  que  crea  un  rival ; 

Quien  victima  ha  sidQ  de  k  alevosía 
De  hipócrita  boca  que  amores  mintió, 
Ese  podrá  solo  comprender  la  impía 
Angustia  que  roe  su  audaz  corazón! 

Quien  ya  para  siempre  perdió  la  esperanza; 
¡Oh!  ese  tan  solo  su  acerbo  gemir; 
Del  hondo  del  pecho  los  ayes  que  lanza. 
Puñales  que  el  alma  desgarran  al  fin ! 

Al  viento  esparcidas  las  negras  guedejas 
Encubren  á  medias  su  pálida  faz. 
Cesando  un  instante  sus  fijoiebres  quejas 
Un  nombre  querido  murmura  quizás. 

¡Mujer!  ;aun  recuerdas?  La  infanda  memoria 
Desecha  infelice  de  amor  tan  cruel. 
De  llanto  y  dolores  olvida  esa  historia 
Que  en  tu  alma  destila  la  copa  de  hiél. 

Se  para,  camina,  los  árboles  mira. 
Se  vuelve  ligera,  conten^pla  el  raudal ; 
Se  extásia  un  instante  y  luego  suspira 
Y  dobla  su  frente  y  Tuelve  á  llorar. 

Má  . 


— 2e8— 

f  No  hay  otro  remedio: 
Resuelta  estoy  ya » 
Que  es  fuerza  concluya 
Tan  hondo  pesar. 
¡Dios  mió!  ¡Dios  mió! 
Si  soy  criminal, 
Perdón  os  demando , 
Tenedme  piedad. 
Vivir  no  es  posible 
Llevando  en  mi  faz 
De  infamia  y  vergüenza 
La  horrible  señal. 
En  yermos  oscuros 
Iría  á  ocultar 
Mi  férvido  llanto, 
Hi  infamia;  ¡mas  ay! 
¿En  dónde  ocultara 
tm  eterna  ansiedad? 
¡En  dónde,  infelice! 
Su  imagen  que  está 
Grabada  en  el  alma... 
Que  adoro  quizás , 
Do  quier  roería 
Hi  pecho  el  afán; 
Do  quier  los  suspiros 
Hi  angustia  tenaz. 
No,  no,  no  es  posible; 
Resuelta  estoy  ya ! 
Al  hondo  sepulcro 
Los  ayes  no  van; 
Los  tristes  recuerdos. 
Su  imagen,  cuanto  hay 
De  caro  en  la  vida, 
También  morirá! 
Y  nunca  mi  asüo. 
Mansión  de  la  paz. 
Acentos  humanos 


— 2^9  — 
Vendrán  á  turbar. 


Oh!  joven  y  bella 

Creía  vivir 

Mil  años;  pensaba 

Que  todos  aquí 

De  viejos  tan  solo 

Morían  al  fin.... 

La  vida,  deda, 

Es  dulce  y  feliz; 

El  mundo  un  continuo 

Y  alegre  festín ; 

Amor  es  el  alma... 

¿Por  qué  han  de  morir? 

Amor  ¡ay!  guardaba 

Veneno  sutil.... 

La  vida  es  pesada, 

Ventura  es  morir... 

Arroyo  tranquilo 

Que  bulles  asi. 

Ceñido  en  tu  cuna 
De  rico  matiz, 
Mas  lejos  encuentras 
Desiertos  sin  fin; 
Al  rio  potente 
Te  vas  á  sumir 
Hallando  sin  fondo 
Tu  túmulo  allí : 
Remedo,  arroyo,  eres 
De  mi  porvenir. 
Ahora  la  muerte 
También  como  á  tí 
Mi  vida  destroza. 
La  arrastra  á  su  fin. 
¡Oh  flores  divinas, 
¡Oh  dulce  pensil, 
Que  en  tiempos  pasados 

18 


—  270— 

Me  visteis  feUz 
Bli  amor  confiaros 
Queriendo  Tivir; 
Ahora  infamada 
¿Qué  resta,  decid. 
Sin  dulce  esperanza 
A  aquesta  infeliz? 
El  eco  en  son  lúgubre 
Responde:  ¡morir! 


¡Morir!  desdichada!... 
Ay!  harto  lo  sé; 
Es  fuerza  que  cumpla 
Bli  sino  cruel. 
Oh!  cuánto  la  muerte 
Pesárame  ayer ! 
Mas  hoy  la  deseo; 
Sin  pena  tal  vez 
La  vida  abandono. 
¡Oh  solí  ¡Oh  vergel! 
Ahora  o&  contemplo 
Por  la  última  vezi 
Tan  solo  vosotros 
Mi  pena  sabéis; 
Aqui  abandonada 
Mi  tumba  hallaré, 
Mas  de  ella  á  los  bordes 
¡Oh  flores,  creced! 
Vosotras  tan  solo 
Diréis :  aqui  fué 
La  victima  triste, 
La  frágil  mujer 
Que  fué  desgraciada , 
Que  muere  por  qué 
Amando,  no  pudo 
Sufrir  el  desden 
De  quien  amor  candido 


i  • 


—  271  — 
MintiéralB  infieL 


Mujer»  aun  recuoda»?  Con  fiuB  melaDcóli 
A  su  estaüda  entró.^ 
Y  al  pérfido  amante  bañada  en  sus  lágrimas 

La  trbie  escribió: 

cYo  te  lo  dije,  Arturo;  mi  inoceM», 
Mi  alma  te  entrego,  si,  porque  te  adoro; 
Mas  si  me  engaiks,  mi  fatal  sentencia 

Pronunciada  está  ya. 
Robaste  mi  virtud  que  era  un  tesoro ;' 
Desdeñada,  olvidacb  sin  clemencia. 

En  tanta  desventura 

Solo  la  sepultura 
La  paz  que  me  has  quitado  me  dará. 

A  pesar  de  sus  nubes,  un  reflqo 
En  mi  horizonte  de  esperanza  habia; 
Hoy  desapareció !  Yo  na  me  quejo. 
Otra  mujer...  la  corrupción...  la  orgia... 
Vive  feliz!  Vé  en  pos  de  tus  placeres... 
Pero  no  engañes  ¡ay!  á  otras  mujeres. 
En  su  amarga  aflicción  el  alma  mia 
Amor  tiene  no  mas!  £1  vil  encono 
Huye  el  silencio  de  la  tumba  fria. 
Arturo  sé  feliz...!  Yo  te  perdono ! » 


M  veces  la  carta  besó  y  con  se0d>lante 

Sereno  rió. 
Sacó  una  redoma  del  pecho  y  de  un  sorbo 

Toda  la  apuró. 
Con  voz  acentuada,  mas  dulce  y  sin  cólera , 

Después  continuó. 


—  272  — 

Todo  acabó.  Ifis  dulces  ilusiones 
¿A  dónde  están?  Hi  délo  de  ventura , 
¿A  dónde  de  mi  rostro  la  hermosura? 
¿A  dónde  mi  soñado  porvenir? 
¿Y  mi  amor?  ¿Y  mi  amor?  Fué  sombra  leve 
De  mi  mente  exaltada;  fué  un  delirio; 
Realidad  es  solo  mi  martirio 
Y  necia  falsedad  cuanto  creí. 


Volad»  volad  á  vuestro  hermoso  cíelo 
Amorosos  ensueños  de  otros  dias. 
IGsteriosas,  sentidas  armenias » 
Para  qué  desgarrar  mi  corazón? 
En  vano,  en  vano  vuestras  voces  suaves 
Canciones  de  placer  modularían; 
En  fúnebre  silencio  se  hundirian 
Y  se  ahogara  en  gemidos  vuestra  voz. 

Porque  soy  infeliz...  idos  al  mundo... 
Dgadme  en  paz,  no  atormentéis  la  vida; 
No  recordéis  al  alma  dolorida 
Un  amor  desdeñado  y  su  baldón. 
Oh!  allí  una  voz  que  mi  agonia  burla. 
Una  insultante  risa...  no;  primero 
Morir  en  lentas  agonías  quiero 
Que  vivir  con  vergüenza  y  sin  honor! 

Y  tú.  Señor,  que  en  d  empíreo  habitas. 
Tú  que  duriges  uniforme  al  mundo. 
Tú  que  conoces  mi  dolor  profundo 
Concédeme  el  perdón ;  soy  criminal! 
Concédelo  al  impío  qne  tronchara 
Kn  iu  beldad  la  flor  de  mi  inocencia; 
No  desdeñe  mi  ruego  tu  clemencia... 
IG  postrimera  suplica  aceptad! 


—  273  — 

Adiós,  vida  infeliz,  adiós  amores; 
Belleza,  juventud,  pompa,  esperanza, 
A  la  mansión  de  eterna  bienandanza 
En  raudo  vuelo  mi  alma  va  á  subir. 
Aquí  dejo  la  inmunda  vestidura 
Que  su  candido  espíritu  cubría ; 
Alli  están  la  pureza,  la  alegria... 
La  corona  inmortal  le  espera  alli. 

Alli  d  coro  de  arcángeles  divinos^ 
La  ventura  eternal...  Ay!  en  mi  seno 
Ya  siento  hervir  el  matador  veneno, 
La  sangre  se  aglomera  al  corazón! 
Mi  frente  el  soplo  de  la  muerte  hiela. 
Todo  es  sombra  glacial...  Cesó  la  vida! 
Con  su  paz  el  sepulcro  me  convida.... 
Adiós  Arturo!...  para  siempre....  adiós! 

Sobre  su  blanco  seno  la  cabeza 
Inclinó  la  infeliz;  aun  yerta  y  fría 
Conservaba  su  mágica  belleza.... 
Una  virgen  dormida  parecía 
En  un  sueño  de  lánguida  tristeza! 

De  repente  una  nube  purpurina 
Como  un  velo  de  grana  la  cubrió; 
Tin  ángel  en  la  nube  descendió. 
Voló  su  alma  á  la  región  divina 
Y  de  aroma  la  estancia  se  inundó. 


EPlLOiiO. 


A  la  tarde  de  ese  dia 
Recibió  Arturo  la  carta; 
Rompió  fríamente  el  sello; 
Leyóla  con  mucha  calma, 

Y  después  con  voz  irónica 

Y  con  sonrisa  sarcástica 
Esdamó :  bah!  está  loca: 

• 

Ya  será  cuerda  mañana. 
Que  eterno  mi  amor  seria 
Esta  muchacha  pensaba? 
Taya,  ¿en  qué  siglo  vivimos? 
El  mas  dormido  tiene  alas! 
Rompióla,  y  echó  á  los  trozos 
Una  insolente  mirada. 
Por  su  párpado ,  inflamado 
Tal  vez  de  vergüenza  ó  rabia, 
Gomo  una  lluvia  cdeste 
Quiso  brotar  una  lágrima; 
Has  arrugando  la  frente 
Dejóla^  su  centro  ahogada, 

Y  calándose  el  sombrero 

Y  embozándose  en  la  capa 
Rápidamente  salió 

Y  fliése  á  su  orgia  diaria. 


—  276  — 

Pobre  mujer!  El  infame 

Que  te  hizo  desgraciada 

Te  desdeña,  y— necio!— loca 

Porque  le  amaste  te  llama. 

¿Por  qué  de  su  hondo  sepulcro 

Tu  sombra  airada  no  se  alza 

Trayendo  en  su  diestra  el  rayo 

De  la  celeste  venganza 

Para  hundir  al  traidor 

Al  monstruo  vil  que  te  ultraja?.. 

Mas  ay!  mujer  infeliz!.. 

En  tu  sepulcro  aun  le  amas! 

Y  allá  en  el  cielo  por  él 

Quizás  el  perdón  demandad! 


Del  solitario  bosque 
Huyendo  con  pavura , 
Nadie  á  turbar  se  atreve 
La  soledad  profunda , 

Y  al  centro  oscuro  nadie 
Osó  penetrar  nunca. 
Algunos  que  se  acercan 
Curiosos,  aseguran 

Que  cuando  allá  en  los  montes 
Nevados  que  circundan 
Como  oriental  turbante 
Las  fértiles  llanuras , 
Debilitado,  pálido. 
El  sol  su  disco  oculta, 

Y  esparce  su  luz  tenue 
La  macilenta  luna, 
Entonces  aparece 

Al  bosque  una  hermosura 
Que  envuelta  en  negro  manto 
El  bosque  entero  cruza. 
En  rizos  suelta  al  viento» 
Su  cabellera  ondula , 


—  277  — 

Mostrando  despejada 
Su  frente  altiva  y  mustia, 
Que  todo  lo  recorre 
La  angélica  figura; 

Y  llega  á  la  casita , 
Hira:  se  sienta  muda 
Junto  al  arroyo  límpido 
Que  bullidor  muimura; 
Después  prorrumpe  en  llanto.  •• 
Tristes  ayes  se  escuchan 

Y  se  lamenta  y  habla; 
f  con  horrible  angustia 
Las  manos  se  retuerce... 

Y  en  su  agonía  lucha 
Con  lúgubres  .espectros 
Que  pasan  y  la  asustan.... 

Y  al  fin  como  una  fatua 

Luz  que  un  instante  alumbra, 

El  mágico  fantasma 

Se  pierde  en  la  espesura. 


El  peso  del  martirio 
Tu  frente  doblegó. 
Los  destructores  gérmenes 
Sobre  ese  tierno  lirio 
El  vendabal  echó. 

Y  sin  olor,  sin  hojas 
Exánime  quedó. 
Has  el  ansiado  término 
Á  sus  muchas  congojas 
En  el  sepulcro  halló. 

¡Murió!  Su.  sepultura 
Yace  en  la  oscuridad. 
Que  como  su  amargura 
La  muerte  es  sin  piedad. 


—  278  — 

En  su  desierta  losa 
Nadie  por  ella  rnefca, 
Y  nadie  en  faz  quejosa 
Con  lágrimas  la  riega. 

Tan  solo  el  viento  zumba 
Con  ecos  de  dolor ; 
Como  un  recuerdo  candido 
De  su  inf  elice  amor 
Al  borde  de  su  tumba 
Credo  una  blanca  flor. 

Y  esta  flor,  cuando  suena 
En  las  veloces  ráfagas 
El  viento  bramador. 
Repite:  Magdalena!.. 
Con  un  eco  tan  blando 
Que  en  el  aire  temblando 
Remeda  un  ay  de  amor ! 


¡Luna,  antorcha  bendita, 
Peregrina  del  cielo, 
Mira  un  instante  al  suelo ; 
Y  mientra  el  aire  agita 
Donde  el  silencia  habita 
En  son  de  estraña  música , 
Las  hojas  de  los  árboles 
Como  casta  plegaria 
Celeste  luminaria 
Tu  luz  tranquila  vierte. 
Con  luz ,  murmurio  y  flores 
La  tumba  solitaria 
Es  trono  de  la  muerte. 
Es  tálamo  de  amores ! 


—  279— 

¡  Ay !  desdichada  la  que  al  mundo  viene 
Adornada  de  ang^ca  hermosura , 
T  sensible  al  amor  una  alma  tiene 

Y  un  corazón  henchido  de  ternura! 
¡Ay!  desdichada  la  que  no  se  aviene 
Con  las  leyes  del  mundo,  y  su  alma  pura 
En  pos  de  una  graciosa  fióitasia 

Hacia  otro  mundo ,  hacia  otro  cielo  envía! 

Escaldará  sus  párpados  él  llanto. 
Su  alma  consumirán  vagos  dolores, 

Y  donde  brille  luz  hallará  espanto 

Y  vértigo  sombrío  en  sus  amores. 
Su  rápida  existenda  será  un  canto. 
Canto  de  aromas  como  el  de  las  flores ; 

Y  al  morir,  con  su  amor  transfigurada 
Alma  será  de  una  ideal  morada. 

Emanación  del  puro  sentimiento 
Acrisola,  zahuma  el  alma  mía; 

Y  siéntase  el  aroma  de  tu  aliento 
En  cuanto  pueda  crear  mi  poesial 
Brilla;  oh  sol  del  eterno  pensamiento... 
Ángel  inspirador  de  la  armonía ; 

Oye  mis  versos,  y  en  tus  arpas  de  oro 
Vibren  después  en  cántico  sonoro! 

1850. 


FRAGMENTOS 


mE 


ÜN  POEMA  INÉDITO. 


—  283  — 


I. 


Voy  á  escribir!  ¿Qué  cosa?  Aun  no  he  pensado; 
Pero  voy  á  escribir  alguna  cosa. 
¿Será  una  historia?  ¿Un  cuento  endemoniado? 
¿Será  alguna  leyenda  milagrosa? 
Yo  no  lo  sé :  mi  diabliquillo  alado 
A  favor  de  su  esencia  misteriosa 
En  mi  espíritu  entra ,  y  como  llama 
Mi  ser  conmueve,  mi  cerebro  inflama. 

Todo  me  habla  armonias ;  todo  luce 
Con  mágico  fulgor,  todo  modula, 

Y  un  deleite  dulcísimo  introduce 

Que,  engendrando  el  amor,  el  mal  anula. 
Cuanto  pienso  en  sonidos  se  traduce 

Y  en  agradable  música  circula; 
Todo  se  anima  y  canta,  rie  y  siente... 
La  creación  asílase  en  mi  frente! 


Luz  bella,  eterno  germen,  poesía 
Del  cielo  y  de  la  tierra ;  lira  eterna 
Que  transforma  y  espresa  la  armonía 
Y  que  el  ritmo  de  amor  alza  y  gobierna ; 
Inspiración  profética  del  dia, 
Yoz  de  la  noche  vaporosa  y  tierna. 
La  forma  es  solo  de  tu  imagen  copia, 
Copia  feliz  que  el  ideal  se  apropia! 


—  284  — 

Suaves  acentos  los  espacios  hienden  * 

Flores  sonoras  derramando  en  ellos; 
Vuelven  y  giran  y  girando  encienden 
Luces  errantes  de  otra  luz  destellos. 
Yo  aspiro  el  grato  aroma  que  desprenden ; 
Siento  el  tacto  veloz  en  mis  cabellos 
Y  la  voz  que  el  silencio  melodiza 
Suspende  el  corazón,  el  alma  hechiza. 

Huya  el  duro  pesar  que  me  consume. 
Apagúese  el  gemido  de  mis  penas , 
Soplo  de  cielo  el  corazón  sahume, 
Aspire  la  razón  auras  serenas. 
Mi  ser  se  transfigura  en  un  perfume; 
Canta  un  himno  la  sangre  de  mis  venas*. • 
Virgen  de  amor  la  poesía  calma 
La  voz  del  mal,  la  tempestad  del  alma. 

¡Con  qué  grata  emoción  dentro  se  agita 
£1  móvil  corazón!  ¡Con  qué  ternura 
El  bello  rostro  del  recuerdo  imita 

Mi  idea  que  sus  sueños  transfigura!  | 

Espíritu  de  amores  me  visita;  i 

Mi  soledad  tristísima  murmura  j 

Cantares  de  pasión ,  cantos  de  gozo ,  I 

Lamento  y  risa  lágrima  y  sollozo. 


Escucha,  sombra  de  mi  amor ,  escucha, 
Tanto  he  llorado  y  padecido  tanto 
Que  el  alma  mia,  que  constante  lucha, 
Casi  estenuada  se  aniquila  en  llanto. 

Y  cada  dia  la  aplazada  lucha 
Comienza,  y  yo  de  nuevo  me  levantoy 

Y  vencido  de  nuevo  nunca  pido 

La  menguada  clemencia  del  vencido 


Si  al  fin  triunfa  la  ftierza,  si  algon  día 
Precoz  tumba  me  cava>la  tristeza, 
No  triun&rá  jamas  de  mi  energía 
Serena  el  alma,  altiva  k  cabeza! 
Alas  celestes»  la  esperanza  mia. 
En  infinito  espacio  de  belleza 
Vibrará  sin  temor,  y  de  otro  cielo' 
En  la  luz  pura  encontrará  su  anhelo. 

¡Y  tú  estarás  allí !  ¡  tú,  mi  querida! 
Tú,  el  alma  de  mi  alma,  etemam^te, 
Á  mi  existencia  transformada,  unida. 
De  ese  sol  de  mi  amor  alba  naciente, 
¡Oh!  el  amor  inmortal,  la  eterna  vida!... 
Satisfacer  el  corazón,  la  mente 
Que  la  idea  infinita  apenas  sacia ...! 
Causa  fatal  de  su  fatal  desgracia. 

jOh!  existe  esa  otra  vida!  Es  imposible 
Sm  la  otra  aceptar  esta  existencia. 
Un  anillo  las  une  que  invisible 
Conoce  la  razón  mas  no  la  ciencia. 

Y  esa  idea  es  la  idea  irresistible 
Que  arrastra  sin  cesar  la  inteligencia, 

Y  absorviendo  sus  rudas  facultades 
Borra  errores  y  escribe  otras  verdades ! 

Esa  idea  es  la  idea  que  sublima 
Á  los  éxtasis  la  alma  del  devoto. 
La  quelafé  muriente  reanima. 
La  que  alza  á  Dios  en  suplicante  voto. 
Esa  idea  es  la  idea  en  cuya  cima 
Arde  la  idea  del  misterio  ignoto 
Que  encierra  la  parábola  infinita 
En  la  infinita  eternidad  descrita! 

19 


—  286^ 

Hombre  osado,  levántate!  Abandona 
El  cieno  vil  que  la  materia  encierra. 
Corta  el  lazo  servil  que  te  aprisiona 

Y  aprende  á  amar  y  á  bendecir  la  tierra. 
Rey  inmortal,  afirma  tu  corona 

Y  la  vista  clavada  en  esa  sierra. 
Respetuoso  y  doblada  la  rodilla. 
Aguarda  al  sol  que  eternamente  brilla. 

Tiemble  el  necio  que  agrupa  á  sus  temores 
La  infernal  creación  del  fanatismo; 
Cuya  vida  sin  goce  y  sin  amores 
Es  calabozo  de  odio  y  de  egoísmo; 
Tiemble  quien  vá  á  apagar  sus  esplendores, 
Apóstata  del  bien  y  de  sí  mismo. 
En  la  huella  de  iaü)éciles  tiranos 
Para  alzar  la  picota  á  sus  hermanos  I 

Tiemble  el  malvado  cuyo  turbio  seno 
Es  el  fondo  de  un  lago  pantanoso; 
Cuya  lengua  mordaz  vierte  veneno. 
Cuyo  aliento  es  un  miasma  contagioso; 
Carcoma  de  lo  bello  y  de  lo  bueno 
Pervierte  la  virtud,  roe  lo  hermoso, 
Y  en  la  peana  de  ese  Dios  que  invoca 
Una  imagen  hipócrita  coloca. 

Mas  yo  no  tiemblo,  y  al  feroz  destino 
Con  alma  y  voluntad  resisto  fuerte; 
Anhelando  mas  bien  el  torbellino 
Que  ese  silencio,  esa  indolencia  inerte. 
El  tipo  de  lo  bello  es  lo  divino... 
De  otro  ser  mas  viril  molde  es  la  muerte. 
Hombre  osado,  levántate.  Tu  forma 
Sin  que  jamás  se  pierda  se  transforma  I 


—287  — 

Y  cada  forma  de  existencia  tiene 
Lo  mas  noble  de  la  otra,  la  mas  pura 
Pincelada  sublime  que  contiene 

£1  reflejo  ideal  de  la  figura. 
En  cada  forma  de  existencia  viene 
A  dejar  en  el  alma  su  dulzura, 
Ese  amor  celestial  que  fué  la  vida. 
Sangre  del  corazón  de  una  querida ! 

Y  por  eso  mil  veces  recordamos 
Algo  de  muy  real  que  nunca  vemos; 
Por  eso  deliramos  y  soñamos 

Y  en  ensueños  fantásticos  creemos; 
Por  eso  siempre  con  pasión  buscamos ; 
Un  ser  que  casi  nunca  poseemos. 

Y  por  eso  retiene  la  memoria 

Algo  confuso  de  una  antigua  historia. 

Dime;  cuando  ñus  brazos  á  tus  brazos 
Se  unen  de  amor  en  rapto  venturoso» 
¿No  ves  vagar,  sintiendo  los  abrazos. 
Una  imagen  de  un  mundo  misterioso? 
No  te  acuerdas,  mi  vida,  que  esos  lazos 
Que  ese  amor,  que  ese  anhela  cariñoso , 
Son  tal  vez  las  dulzuras  ideales, 
Delirios  ya  soñados  y  hoy  reales....? 

Yo  recuerdo  que  he  amado ,  que  he  sentido 
Arder  mi  corazón  cómo  arde  ahora; 
Que  á  mi  boca  otros  labios  se  han  unido 
Derramando  una  luz  fascinadora. 
Esa  armonía  mágica  en  mi  oido 
Vibró  mil  veces,  diáfana,  sonora, 
Como  el  son  Je  las  flores  agradable. 
Cual  la  voz  de  los  astros  inefable! 


^288  — 


n. 


No ;  el  poeta  no  es  ave  de  pasaje; 
No  es  el  lindo  don  Diego  de  las  damas 
Que  lleva  el  corazón  en  un  encaje 
Siempre  anhelante  de  amorosas  famas. 
Áspero»  si  armonioso  su  lenguaje, 
Quiebra  sonidos ,  ilumina  llamas , 
Estalla  en  rayos  su  oración  bendita 

Y  alas  al  cielo  con  dulzura  agita. 

Si  respira  el  aroma  de  las  flores , 
Si  en  los  astros  estásia  su  pupila 
Celebrando  tiemisimos  amores 
Con  enfónica  voz  y  alma  tranquila, 
También  sabe  vibrar  á  otros  dolores 

Y  en  abismo  de  vértigo  vacila ; 

Que  su  ser  de  ser  débil  tiene  el  nombre 

Y  si  nació  poeta  ha  nacido  hombre! 


En  su  vasto  cerebro  se  elabora 
La  idea  universal  y  se  condensa; 
Su  vista  largos  ámbitos  esplora 
Aqui  vaga  y  curiosa,  alli  suspensa. 
Busca  el  secreto  que  la  ciencia  ignora. 
Busca  lo  eterno ,  en  lo  infinito  piensa ; 
Y  en  largo  estudio  y  meditar  profundo 
Desde  un  valle  celeste  mira  al  mundo. 


—289^ 

T  Té  desde  las  cioias  en  cascadas 
Cristalinas  las  aguas  despearse; 
Unirse  en  ancho  lago  en  las  quebradas 
T  por  ocultas  grietas  derramarser 
Luego  en  cauce  bellísimo  encerradas 
Con  su  peso  uniforme  equilibrarse 

Y  baja  al  campo,  sosegado  rio^ 
A  ser  fresco  y  cosecha  del  estío. 

Purifica  la  atmósfera  su  influjo 
T  en  efluvios  salubres  se  desprende; 
Huye  el  germen  enfermo  que  introdujo 
El  sol  que  la  abochorna  y  <pie  la  enciende. 
La  tierra  exhibe  su  variado  lujo. 
Perfumado  vapor  de  ella  trasciende, 

Y  el  olfato  y  el  ojo  se  regalan 

Con  los  países  que  ese  aroma  exhalan! 

Oh !  belleza  do  quier ,  do  quiera  vida; 
Do  quiera  actividad  y  sentimiento ; 

Y  la  pura  simiente  difundida 

Es  la  idea  de  un  mismo  pensamiento. 
Es  la  copia  alterada  y  dividida 
De  una  imagen...  Es  luz  y  movimiento 
De  un  foco  universal,  de  un  centro  mismo « 
Linea  espiral ,  pirámide  y  abismo ! 

Y  el  hombre »  solo  el  hombre  despedaza 
El  anillo  que  liga  al  universo; 
La  cadena  magnética  que  enlaza> 
Alma  invisible  y  átomo  diverso. 
Verdugo  encarnizado  de  su  raza, 
En  odios  nutre  el  corazón  perv^so. 
Sofoca  su  bondad,  su  anhelo  tuerce, 

Y  el  torpe  juicio  del  rencor  ejerce. 


—  290  — 

Siervo  de  las  pasiones  que  destruyen, 
Se  educa  en  la  ambición  y  la  avaricia; 

Y  esas  pasiones  lóbregas  le  instruyen 

En  la  astucia,  en  el  miedo,  en  la  malicia. 
Los  divinos  afectos  disminuyen. 
La  razón  en  sus  crímenes  se  vicia 

Y  del  verbo  de  dios  el  molde  augusto 
Es  cárcel  tenebrosa  de  lo  justo. 

Su  alma,  que  de  lo  bello  y  de  lo  bueno 
Es  lámina  purísima  y  recinto, 
£1  reflejo  inmortal  cubre  de  deno 

Y  á  la  vista  preséntalo  distinto. 
Un  nido  de  culebras  es  su  seno; 

Su  instinto  celestial  es  torpe  instinto; 
El  odio  y  el  dolor  roban  la  calma 

Y  la  ignorancia  fealdad  del  alma. 

Aquí  lanza  el  anónimo,  allí  acusa 
*  Y  en  contra  de  su  prójimo  declama; 
Acá  el  cielo  fanático  rehusa 

Y  al  que  piensa,  al  que  duda,  hereje  llama. 
Allá  un  menguado  de  su  fuerza  abusa, 
Otro  de  un  pobre  la  desgracia  trama; 

Y  eternidad  de  males  y  de  infierno 

Al  hombre  siguen  en  contraste  eterno. 


Has  no ;  la  humanidad,  como  un  cometa 
Que  si  gira  sin  ley  á  un  centro  aspira, 

Y  se  convierte  en  astro  ó  en  planeta 

Y  ya  con  leyes  armoniosas  gira. 
Busca  su  centro  alborotada,  inquieta; 
Invade  un  nuevo  espacio ,  se  retira, 

Y  al  fin  como  esa  estrella  pasajera 
Concentrará  su  acción  en  otra  esfera. 


—  291  — 

Y  homogéneas  serán  las  simpatías 
Con  el  mmido  esteríor  del  mundo  interno» 

Y  serán  dos  acordes  armonías, 
Vida  infinita  y  sentimiento  eterno. 
Enlazará  la  serie  de  los  dias 
Actividad,  virtud,  amor  fraterno; 

Y  la  idea  del  bien  realizada 

Ni  habrá  dolor  ni  asombrará  la  nada. 


Y  de  esas  tierras  áridas  que  inunda 
La  miseria  y  el  llanto  del  hambriento, 
Trabajo  doloroso  que  redunda 

En  favor  del  ocioso  y  avariento, 
La  semilla  estendiéndose  fecunda 
Por  un  grano  de  trigo  dará  ciento, 

Y  el  hambriento  después  de  su  faena 
Tendrá  buena  comida  y  choza  buena. 

Y  si  fué  por  el  odio  desdichada 
La  raza  humana  y  por  el  odio  gime, 
Si  por  el  odio  no  respeta  nada 

Y  si  al  débil  por  odio  el  fuerte  oprime. 
La  raza  del  amor  degenerada 

Eleve  su  alma  á  la  región  sublime 

Y  abrazando  el  espíritu  de  vida 
De  allí  descienda  pura  y  redimida, 

¿Qué  no  alumbra  el  amor?  ¿Qué  no  rescata? 
¿Qué  deseo  no  ensaka  y  santifica? 
£1  rencor  embrutece,  el  odio  mata... 
¡  El  amor  engrandece  y  vivifica! 
Los  terrenales  vínculos  dssata 
Del  alma;  con  su  unión  los  purifica.... 

Y  templada  y  ardiente  su  influencia 
Es  como  la  virtud  de  la  inocencia. 


Yo  lo  espero,  soy  joven;  algún  día 
£1  salmo  del  amor  á  toda  boca 
Prestará  la  sublime  poesía; 
Himno  de  Dios  que  el  virtuoso  invoca. 
En  vano  ahora  una  creencia  impía 
Sus  instintos  tiránicos  desboca; 

Y  sacerdote  vil  ó  apóstol  falso 
Enfrente  de  su  iglesia  alza  el  cadalso. 

Hay  otra  religión,  religión  pura, 
De  santa  abnegación,  que  el  mal  destierra; 
Que  bienes  inmortales  asegura 

Y  siembra  la  virtud  sobre  la  tierra. 
Religión  de  bondad  y  de  ternura 

Que  no  persigue  al  hombre  cuando  yerra; 
Que  trata  de  elevarlo  si  desciende 

Y  alumbra  su  razón  y  su  alma  enciende! 

Abre  el  cielo  á  la  vista  del  profeta 

Y  al  sabio  que  lo  anhela  y  que  medita; 
Que  las  leyes  eternas  interpreta 

Y  el  código  de  Cristo  resucita. 
Religión  del  artista  y  del  poeta, 
Emblema  de  lo  eterno,  fé  bendita, 
Purifica  las  almas  en  tu  llama 

Y  amen  los  hombres  como  todo  ama! 

Regocíjate,  ensánchate ,  alma  mia; 
Vuela,  sube,  atrevida  inteligencia; 
Ábrete  bella  flor  de  fantasía 

Y  perfuma  y  adorna  la  creencia. 
Oda  armónica,  grata  sinfonía. 
Palabra  inmaterial,  lírica  esencia, 
Vuestra  urna  de  armonías  se  desborde   - 
Con  la  música  interna  siempre  acorde! 


—  2»3  — 


m. 


No  hay  mas  grande  pesar  (lo  dijo  DanU) 
Que  recordar  el  tiempo  venturoso 
En  la  dedada!...  Lo  que  está  distante 
Se  presenta  en  miraje  síemprehermoso. 
Mucho  mas  siendo  el  alma  del  amante 
ün  cielo  transparente  y  luminoso; 
Cada  nube  pasada  es  un  celaje,. 
Cada  lágrima  el  iris  de  un  miraje! 

Luego  es  tan  dulce  perseguir  los  sueños 
En  verde  monte  y  solitaria  cbozal 
Oh!  cómo  el  corazón  en  sus  empeños 
Se  ensancha,  se  refresca  y  alborozal 
Traza  la  fantasía  sus  diseños. 
Los  arranca  á  la  luz  y  los  emboza 
En  poéticas  nieblas,  y  ella  misma 
Es  el  rayo  lumínico  y  el  prisma» 

T  la  primera  nota,  el  primer  canto^ 
Á  cuyo  blando  son  nos  adormimos^ 
Produce  en  nuestras  almas  tal  encanto 
Que  siempre  el  aire  inolvidable  oimos. 
Si  lloramos  resuena  en  nuestro  llanto. 
Circula  en  nuestra  risa  si  raímos; 
Y  tono  aéreo  ó  vibraoion  sentida 
Es  el  acorde  y  ritmo  de  la  vida. 


—  294-- 

Recordar!...  Para  el  hombre  en  cuyo  pecho 
Una  pasión  sublime  se  alimenta» 
Un  deseo  de  amor  no  satisfecho 
Que  dia  á  dia  sin  cesar  se  aumenta!... 
Pasar  noches  insomnes  en  su  lecho 
Presa  de  una  emodon  calenturienta. 
Sintiendo  al  buitre  que  con  pico  y  garra 
£1  corazón  y  el  hígado  desgarra!... 

¡Oh!  recordar  entonces!  Ver  siquiera 
Amanecer  un  rayo  de  ventura 

Y  oir  el  son  de  la  canción  primera 
Esparciéndose  en  ecos  de  dulzura! 
Abandonar  el  alma  á  esa  hechicera 

Y  prodigiosa  fuga  de  ternura. 
Es  lavar  la  impureza  y  en  el  seno 
Matar  el  mal  y  recobrar  lo  bueno! 

Yo  recuerdo  mis  bellas  ilusiones 
Con  tantas  esperanzas  enredadas. 
Mis  aéreas  poéticas  visiones 
Tan  tiernas  para  el  niño  y  tan  amadas. 
Mis  continuas  y  serias  reflexiones 
Templadas  con  la  luz  de  sus  miradas; 

Y  ahora  recordando  me  embeleso 
Con  su  primer  caricia,  el  primer  beso. 

Poema  de  celestes  fantasías, 
De  himnos  de  amor,  de  aventuradas  odas; 
Episodio  que  nunca  concluias 
Agotando  en  tu  acción  mis  fuerzas  todas. 
Concierto  de  inefables  sinfonías. 
Universal  harmonium  que  acomodas 
La  palabra  á  la  voz ,  á  aquella  el  ruido^ 
Modulando  á  la  vez  letra  y  sonido! 


—  295  — 

Esa  bella  leyenda,  ese  poema 
De  amor  imnenso ,  de  sublime  gloria , 
Es  la  playa  feliz  adonde  retíia 
Siempre,  siempre  anhelante  mi  memoria. 
Es  de  otra  vida  símbolo  y  emblema 

Y  la  única  hoja  de  mi  historia 

Que  ha  escrito  el  corazón,  que  limpia  creo, 

Y  que  siempre  conservo  y  siempre  leo ! 

Yaun  siendo  desgraciado  yo  no  digo 
Como  Dante:  ¡qué  triste  es  el  pasado! 
A  ese  pasado  del  amor  bendigo 

Y  gusto  todavía  el  bimí  gozado. 
Lejos  de  todos,  del  silencio  amigo , 
A  ese  Edén  de  mi  vida  me  traslado, 

Y  al  calor  de  ese  sol  de  mis  amores 
Siento  dd  alma  retoñar  las  floresl 


Y  de  nuevo  mis  ojos  se  dilatan 
Por  declives  verdosos  y  colinas, 
Que  en  los  agrestes  peñascales  atan 
El  encaje  sutU  de  las  neblinas. 

Y  de  nuevo  esas  nieblas  me  retratan 
ó  forman  mis  imágenes  divinas. 

Y  renuevo  en  mi  dulce  desvario 

Y  en  los  raptos  sublimes  me  extasío! 


¡Poder  de  los  recuerdos!  Una  urna 
Os  hizo  el  alma  y  os  conserva  en  ella; 
Si  se  alumbra  mi  frente  taciturna 
Parte  de  alli  la  mágica  centella. 
Cuando  cerca  mi  vista  la  nocturna 
Sombra  de  los  cuidados,  una  estrella 
Profética  tal  vez ,  si  vaga ,  encuentro 
Con  suave  luz  iluminando  un  centro. 


—296  — 

Y  divido  mis  horas  de  lectura 
Con  esos  cortos  ratos  de  yagajom^ 
Engertando  en  el  árbol  que  madura 
El  vastago  flexible  de  k  infancia! 
Esa  edad  es  tan  grata  en  su  looura, 
Yive  tan  satisfecha  en  su  igxKMBaeia«. 
Que  si  ataca  el  dolor  alguna  fibra 
No  sabe  por  qué  duele  y  por  qué  vil»al. 

Ahora  yo  sé  ma^!  Sé  porque  siento; 
Conozco  la  emoción,  sé  cómo  obra; 

Y  sé  cómo  el  humano  pensamiento 
Su  fuerza  espiritual  pierde  ó  xecobra. 
Ahora  ha  reemplazado  al  sentimiento 
Una  nueva  inquietud,  una  zozobra. 

Un  perpetuo  vaiven.y  asiduo  anhelos- 
Penas  de  un  ahna  que  trasporta  un  cielo!.. 

El  dolor  purifica  y  dá  energía; 
Con  el  dolor  el  hombre  se  completa. 
Él  une  corazón  y  fantasía 

Y  organiza  y  sostiene  al  gran  poeta!... 
Fuego  generador  de  unalmafria 
Toca  y  enciende  la  región  secreta; 

Y  en  día  arraiguen  al  calor  del  riego 
Pasiones  de  virtud,  cantas  de  fuego  i 

¡Qué  distinta  es  la  4ichal  ¡Qué  distinto 
Es  el  goce,  si  le  hay,  cuando  ese  goce 
Es  goce  de  razón  y  no  de  instinto 
Que  su  tierna  dulzura  desconoce! 
¡Oh!  cómo  se  divierte  en  su  recinto 
El  ahna  que  se  place  y  se  conoce  I 
¡Y  cómo  el  corazón. tranquilo  late 

Y  ala  de  amores  lisonjeando  bate! 


¡Qué  de  estériles  ramos  eristafaa 
El  exaltado  espíritu  en  su  idea ! 
Qué  quimeras  tan  beHas  reafisa, 
T  qué  ufano  se  engrie  y  se  pompea ! 
Lo  que  ama  en  su  visión  se  diriniza^ 
Es  deseo  inmortal  lo  que  desea; 
Y  palabra  ideal  y  voz  sublime 
En  raudo  acento  su  cerebro 


Y  ya  no  es  esa  forma  indefinida 
Como  un  sueño  fugaz,  como  ima  ola, 
Felicidad,  caricia  presentida. 
Que  gusta  el  alma  enamorada  y  sola! 
Inmensa  dicha,  plenitud  de  vida. 
Aura  del  cielo  y  luminosa  aureola 
Agita  el  alma,  la  respira  el  pecho, 

Y  en  luz  se  baña  el  ojo  satisfecho.... 

Desnudar,  oprimir  el  taUe  esbelto 
Como  la  carne  mórbido  y  pulido; 
Velar  el  seno  en  el  cabello  suelto 
Como  en  sedas  oscuras  albo  nido; 

Y  entre  dos  brazos  con  cariño  envuelto 
Las  caricias  gozar  de  un  ser  querido; 
El  calor  de  su  alma  á  otra  alma  dando: 
Vivir  amado  y  con  al  alma  amando! 

Fuerza  divina,  misteriosa  esencia. 
Pulsa  mis  fibras,  mi  cerebro  inflama. 
Abre  tus  arcas  pródiga  existencia, 

Y  esos  tesoros  de  virtud  derrama. 
Antorcha  del  espíritu  es  la  ciencia 
Que  la  verdad  y  el  infinito  ama. 

Y  es  luz  de  bendición  y  luz  que  guia 
A  eterno  amor  y  á  eterna  poesía! 


—  298  — 

Si  se  ensalza  el  espíritu,  se  eleva 
El  puro  sentimiento  y  se  realza; 
Conquista  nuevo  ardor,  pureza  nueva, 

Y  al  nivel  del  espíritu  se  ensalza. 
El  espíritu  es  águila  que  lleva 

En  su  ala  al  corazón ;  con  ellas  lo  alza» 

Y  para  hacerlo  idéntico  á  sí  mismo 

Con  sus  fuerzas  lo  nutre  en  alto  abismo!.... 


—299  — 


IV. 


¡Oh,  niña  candorosa!.,  si  en  tu  oido 
No  ha  vibrado  jamás  un  eco  blando. 
Un  suspiro  de  amor  enternecido 
De  unos  labios  que  hablan  suspirando; 
Si  jamás  otro  seno  has  oprimido 
Lleno  de  amor,  al  tuyo  y  palpitando, 
Y  si  la  llama  del  delirio  ardiente 
No  encendió  tu  alma  ni  brilló  en  tu  frente; 


Tú  no  sabes  entonces  lo  que  anhela 
La  mujer  que  suspira  enamorada; 
Que  soñando  visiones  se  desvela 
FeUz  quizás,  quizás  desesperada. 
De  pensamiento  en  pensamiento  vuela: 

Y  la  imaginación,  esa  mirada 

Del  porvenir  le  muestra  lo  que  existe 

Y  con  su  forma  á  lo  que  vé  resiste 

Ya  es  el  amante,  el  desgairado  mozo 
Quien  á  sus  ojos  se  presenta ,  y  loca 
Los  brazos  estendiendo  en  su  alborozo 
Cree  que  lo  oye,  sueña  que  lo  toca. 
Su  cuerpo  ardiente  se  desmaya  en  gozo, 
Besos  aspira  su  anhelante  boca, 

Y  en  ese  sudQO  de  feliz  ventura 

Su  alma  se  anega  en  mágica  ternura! 


Amor  delira ,  amor  en  su  deseo 
Con  ilusiones  del  amor  la  halaga, 
Y  gota  á  gota  filtra  el  devaneo 
Que  empapa  el  alma  y  la  razón  embriaga. 
Aire  de  amor  en  plácido  reoveo 
Gira  armonioso  y  armonioso  vaga 
Con  murmurio  tan  trémulo  y  tan  leve 
Que  se  armoniza  mas  cuando  se  mueve. 


Música  dulce  que  en  la  interna  fibra 
Del  corazón  sin  la  palabra  mora, 
Hasta  que  el  golpe  del  amor  la  vibra 

Y  se  estremece  lánguida  ó  sonora. 
El  sonido  en  el  aire  se  equilibra 

Ó  en  ritmo  compasado  se  evapora, 

Y  vuelve,  y  gira,  y  se  separa,  y  llega  !.. 
Se  une  en  ola  ó  en  lluvia  se  despliega. 

¡Oh!  tú  que  no  has  amado,  tú  no  sabes 
La  emoción  que  del  alma  se  apodera 
Al  balbucir  de  amor  las  letras  suaves 
Que  traduce  la  voz  por  vez  primera... 
¿Oiste  el  canto  de  distintas  aves 
En  el  bosque  al  volver  la  primavera? 
Asi  en  el  alma  que  el  amor  encanta 
Todo  hermoso  retoña,  todo  canta. 


El  corazón  se  ensancha  cada  dia 

Y  se  juzga  mayor  cuanto  mas  ama, 

Y  la  mente  redobla  su  energía 
Fortalecida  y  pura  en  esa  llama. 
Acerqúese  el  amante  y  le  sonría, 

Y  veréis  á  su  ojo  que  se  inflama 
En  manojo  voraz  latir  centellas. 

Que  demando  el  rostro  su  amante  en  ellas. 


—  301  —  \ 


No  sé  cómo,  mas  siempre  aunque  yo  trate 
De  olvidar ,  yo  no  olvido  el  triste  año; 
Y  esa  memoria  en  mi  cerebro  late 
^Trayéndome  de  nuevo  el  desengafk)... 
Oh!  me  haria  decir  un  disparate 
La  presencia  de  huésped  tan  estraño, 
Si  no  estuviera  siempre  en  mi  cabeza 
Alojada  la  fúnebre  tristeza. 


Hace  ya  tanto  tiempo  que  mis  ojos . 
Se  abren  solo  á  llorar  mi  desventura . 

Y  á  contemplar  inútiles  despojos 

De  virtud,  de  bondad  y  de  hermosura ; 
Duda ,  fastidio ,  fealdad  y  enojos ; 
Ayes  fugaces  de  fugaz  ternura. 
Espíritu  febril,  neda  creencia....! 
Ancho  vado,  estéril  existencia....! 

• 

Oh !  aquel  año  fué  el  año  de  las  flores. 
Oh !  fué  el  año  de  su^o  y  poesía ! 
Año  de  fé ,  de  religión  y  amores , 
Bello  como  una  bella  fantasía. 

Y  fué  el  año  también  de  los  dolores , 
El  año  de  la  tarde  mas  sombría , 

De  la  noche  mas  sola  y  mas  amarga : 
La  noche  del  martirio  insomne  y  larga ! 

Recuerdos  tristes  de  una  triste  pena, 
Visiones  bellas  de  un  hermoso  sueño ; 
Con  las  alas  del  aura  mas  serena 
Música  haced  en  tomo  de  mi  ensueño. 
Robusto  luchador,  en  mi  faena 
Como  en  su  surco  el  labrador  me  empeño, 

Y  aguardo  el  desenlace  resignado 
Sin  cesar  trabajando  y  trabajado. 

20 


—  302  — 

Y  por  eso  alejado  en  nü  retiro 
Ni  busco  sociedad  ni  la  deseo. 
En  su  atmósfera  de  odios  no  respiro , 
En  sus  tinieblas  lóbregas  no  veo. 
Ella  dice  que  es  cuerda,  yo  deliro; 
Ella  dice  que  cree,  yo  no  creo; 
Yo  destruyo  el  poder  que  tiraniza; 
Yo  quiero  libertad ,  ella  esclaviza*.... 


¿Que  vil  prostitución ,  que  cobardia 
Esa  mezquina  sociedad  no  acepta? 
¿Y  qué  odiosa  y  servil  hipocresía 
La  raza  de  los  sátrapas  inepta? 
¿A  qué  innoble  perfidia  no  abre  via, 

Y  qué  digno  entusiasmo  no  intercepta 
Esa  ley  de  maldad  y  servilismo 

Que  forma  ima  virtud  del  egoi^mo? 

El  fuerte  dominando,  siempre  el  fuerte; 

Y  el  terror,  el  mutismo,  la  igoorancía, 
Estendiendo  las  vendas  dé  la  muerte , 
La  faja  de  tinieblas  en  la  infancia. 
Sacerdotes  del  miedo  y  de  lo  inerte. 
La  idea,  el  sentimiento,  esa  fragancia, 
Al  odio  condenáis  y  al  anatema....? 
¿Negáis  á  Dios  negándole  su  enü)lema ! 

El  hombre  nace  hombre!  Su  mirada 
Revela  el  fuego  que  su  ser  fecunda; 

Y  su  alma  en  ese  hogar  purificada 
De  aroma  y  flor  el  universo  inunda. 
Toda  idea  en  la  forma  cincelada 
Trae  un  reflejo  de  esa  luz  profunda ; 
Luz  armoniosa  que  el  amor  reparte , 
Rayo  divino  que  modela  el  arte! 


—  303  — 

Y  asi  como  en  aérea  transparencia 
Se  percibe  el  delgado  lineamento. 
En  la  forma  que  dá  la  inteligencia 
Aparece  brillante  el  pensamiento. 
Flota  en  su  creación  como  una  esencia. 
Varia  en  su  espresion  como  un  acento ; 
Se  derrama  en  la  luz,  )  en  cada  fibra 
Múltiple  canto  se  estremece  y  vibra! 

No  hay  sonido ,  no  hay  voz  que  decir  pueda 
Las  frases  bellas  de  esa  lengua  viva. 
La  música,  su  hermana ,  atrás  se  queda 
Sierva  del  orden,  del  compás  cautiva. 
La  palabra  del  hombre  la  remeda. 
Has  de  ternura  y  variedad  la  priva; 

Y  al  silabear  las  voces  del  aroma, 
Quiebra  su  voz  y  quiébrase  su  idioma ! 

Armonia  interior ,  himno  sublime 
Del  éxtasis  del  alma  solitaria ! 
Nota  increada  que  lo  eterno  esprime 
En  emoción,  en  cántico,  en  plegaria! 
Cuerda  celeste  con  la  pena  jime , 
Canta  de  amor  con  la  emoción  contraria ; 

Y  armonizados  cántico  y  sollozo 
Son  un  delirio  de  inefable  gozo. 


La  conmoción  eléctrica  que  toca 
Las  alas  del  espíritu  levanta ; 
Se  esparce  ardiente,  nuestras  fibras  choca, 
Las  mueve ,  las  dilata  y  las  quebranta. 
Apriétanse  los  labios  de  la  boca , 

Y  dentco  el  alma  alborozada  canta 
En  escala  melódica  ascendiendo 

Y  en  su  rapto  al  espíritu  siguiendo. 


—  304  — 

Afinidad,  oculto  magnetismo 
Que  las  partes  del  todo  al  todo  enlaza; 
Que  atrae  la  montaña  hacia  el  abismo 

Y  el  rayo  hacia  el  peñón  que  despedaza. 
Concentrando  el  espíritu  en  si  mismo. 
Dominando  áese  todo,  al  todo  abraza; 

Y  si  palabras  fútiles  no  encuentra , 
Lo  esplica  su  silencio  y  se  concentra. 


—  305  — 


V.. 


(Maxxafira  durmiendo.  Renxo  llega  trayendo  una  guü'^ 
nalda  de  flores  y  la  contempla  extasiado  de  amor.) 

¡Duerme!  !Es  fdiz!  ¡Quién  sabe  si  un  ensueño 
Acaricia  su  amante  fantasía, 

Y  en  un  cielo  de  amor  traza  un  diseño 
Copia  imperfecta  de  la  imagen  mia! 
El  reposo  de  un  ángel  es  su  sueño, 

Y  su  boca  conserva  todavía 

De  su  risa  de  amor  la  linda  huella. 

Qué  líneas!  qué  armonía! 

¡Qué  cuerpo  tan  feliz  de  alma  tan  bella! 

¡Con  qué  gracia  descienden  sus  cabellos 

Por  sus  hombros  de  mármol!  ¡Con  qué  gracia 

La  desnudez  del  seno  cubren  ellos 

Sensación  del  pudor  que  mas  le  agracia! 

Y  ese  brazo  en  escorzo 

Y  esa  frente  que  alumbra  la  pureza 
De  su  alma  candorosa, 

Diviniza  su  diáfana  belleza. 

Es  un  botón  de  rosa 

Que  las  hojas  de  amor  á  abrir  ejnpieza!... 

Estas  flores,  bien  mió,  entrelazadas 

Son  la  imagen  de  nuestros  sentimientos; 

Las  almas  separadas 

Se  buscan  tiernamente  enamoradas 

Y  se  unen  en  placeres  y  en  tormentos. 
En  tu  alma  penetran  mis  miradas 

Y  en  la  mia  tus  bellos  pensamientos! 


—  306  — 
Asi!  Qué  hermosas  estás!  Late  tu  seno 

Y  en  tu  rostro  sereno 

Anima  la  inquietud  sus  pinceladas. 
Guardadme  su  cariño. 
Guardadme  su  pureza 

Y  el  taller  solitario  del  artista 
Ilumine  y  recree  su  belleza. 

Y  cuando  huya  la  tienra  fatigado 
En  su  cielo  repósese  nú  vista; 
Amar  y  ser  amado. 

Vivir  con  otro  ser  enamorado; 

Doblar  el  corazón,  doblar  la  vida. 

Prever  la  eternidad!-..  Oh!  quién  pudiera 

Fijar  el  porvenir  en  un  instante 

Antes  que  el  hombre  y  su  esperanza  muera! 

Ah!  sueño  del  artista  y  del  amante, 

Alma  de  amor  que  espera  y  desespera! 

Morir!...  oh!  no...  imposible!  ¿Quién  podría 
Arrancarte  de  mi  alma,  flor  eterna, 
Perfiímada  de  aroma  y  poesía 

Y  que  el  amor  del  ideal  gobierna! 
Lo  celeste  de  tu  alma  es  ahna  mia!... 
Tengo  miedo! . .  Me  asombra 
Contemplar  su  figura  y  verla  inmóvil... 
Es  tan  bella  su  boca  cuando  rie. 

Su  voz  tan  musical  cuando  me  nombra! 

Oh !  bendita  espresion,  boca  bendita 

Que  elevas  el  espíritu  y  derramas 

Inmortal  ilusión,  savia  infinita, 

Eternizando  para  amar  lo  que  amas, 

Mazzafira!...  Silencio! 

Al  deseo  bozal,  agua  á  las  llamas; 

Despertarla...  Quizás  de  sus  visiones 

Separarla...  Romper  la  red  hermosa 

De  dulces  ilusiones 

En  que  su  puro  corazón  reposa... 


—  507  — 

Despertarlal-^La  nube  del  delirio 
Que  un  valle  florecido  transpareota 
Condensar  con  la  nube  del  martirio 

Y  traer  á  ese  valle  la  tormenta... 
Oh!  no!  descansa  y  sue&a...  todavía 
Rica  de  luz  la  nubedlla  flota; 

La  música  de  tu  alma  todavía 
Envuelve  tu  semblante  en  su  armonía, 

Y  enbebe  el  aire  la  celeste  nota! 


Arrobado  de  amor  yo  te  contemplo, 

Y  vuelto  como  el  místico  en  el  templo 
Al  ídolo  que  adora ,  hacia  tu  rostro 
Adorándote  estático  me  postro! 

La  inocencia  tranquila , 

La  virtud,  el  pudor  aqui  se  asila ; 

Y  no  del  vicio  la  grosera  mancha 
Desvia  y  avergüenza  á  la  pupila. 

Aqui  anhela  y  bendice,  aqui  se  ensandia 
£1  espíritu  triste  y  afligido, 

Y  por  su  amor  inmenso , 

Y  su  inmenso  deseo  conmovido. 

Se  esparce  en  canto  audaz ,  sube  en  incienso. 

Siendo  á  la  vez  atmósfera  y  sonido. 

Ave  del  cielo,  vuela; 

Alma  eterna,  ilumina; 

Espíritu  del  hombre  anhela,  anhela, 

Y  busca  el  centro  á  tu  órbita  divina. 
¡Atrás,  superstición!  Un  astro  solo. 
Astro  de  amor,  alumbre  y  te  conduzca, 

Y  magnético  polo 

Atraiga  todo  el  bien  y  el  mal  repela...! 
¡Morir!..  La  vez  primera  que  la  suerte 
Presentó  ante  mis  ojos  un  cadáver , 
Una  niña  eligió  rama  florida 
Que  se  mecia  en  la  alba  de  la  vida! 
¡Ohl  qué  artista  tan  lívido  es  la  muerte... 


—  308  — 

Pero  ¡ay  qué  verdadero...! 
Mi  memoria  no  olvida 
Aquel  rostro  hechicero 
Que  lineas  y  perfiles  conservaba 

Y  que  la  misma  muerte  dibiqaba. 
Siete  meses  tenia 

Y  á  ratos  se  animaba 

Y  como  que  gozosa  sonreia...! 
¿Quién  sabe!  Una  alma  bella 

Si  va  alegre  9  se  atrae 

En  círculos  de  luz  como  una  estrella, 

Y  es  una  perla  si  en  la  infancia  cae! 
Otra  vez  la  enlutada  misteriosa 
Penetró  en  mis  hogares 
Trayendo  una  noticia  dolorosa. 
Una  carta  fatal  de  otros  lugares. 
Como  la  vez  primera 

No  era  un  soplo  de  amor,  un  ángel  no  era. 
Era  un  árbol  lozano, 

Un  hombre  inteligente...  era  un  hermano! 
Lejos,  muy  lejos,  en  estraño  lecho 
Acostaron  su  cuerpo  los  dolores, 

Y  fiebre  aguda  desgarró  su  pecho 
Lejos  de  su  familia  y  sus  amores. 
¡Oh!  fueron  silenciosos  sus  tormentos. 
Silenciosas  también  sus  agonías, 

Y  la  voz  de  sus  últimos  acentos 
Espresion  de  sus  bellos  sentimientos 

Y  canto  de  ideales  armonías... , 
Después...  yo  recibí  de  su&  veladas 
La  flor  azul  de  su  modesta  gloria; 
Un  libro  de  incompletas  poesías. 
Un  manojo  de  estrofas  cinceladas , 
Severisimas  páginas  de  historia; 
Profundo  estudio  de  épocas  pasadas 

Que  el  pueblo  lleva  siempre  en  su  memoria 
De  ignorancia  y  de  odios  disfrazadas. 


—'309  — 

Hermano,  hermano  mió»  ¿qué  delirio, 

Qué  maléfico  genio  con  su  influjo 

Al  valle  de  la  fiebre  te  condujo? 

Ese  largo  martirio. 

Martirio  de  la  ihuerte ,  te  sedujo, 

Y  solitario  y  triste 

Para  resucitar  morir  quisiste? 

¡Ah!  crud!  Irte  lejos  y  dejarme... 

Morir  y  abandonarme... 

Privarme  de  tu  amor  y  tus  consejos, 

Aniquilar  la  doble  simpatía 

Que  pensamiento  y  corazón  ui^ia.... 

¡Gruell  ¡Para  morir  irte  tan  lejos!... 


Otro  año  ahora  empieza 

Y  celebrarlo  quiero.... 
Adorne  su  cabeza 

Esta  guirnalda  que  tejí  yo  mismo, 

Y  sea  buen  agüero 

De  la  corona  de  laurel  que  espero, 

Y  que  daré  á  su  amor  y  á  su  belleza. 
¿Tengo  acaso  otro  anhelo?  Si  ambiciono 
Los  laureles  del  arte. 

Si  algún  dia  con  ellos  me  corono 
Servirán  para  tí,  para  adornarte, 

Y  yo  seré  dichoso  con  amarte ! 

\  Oh!  ¡  qué  orgullo !  ¡  Qué  fáciles  venturas 
Ilusi(Mi,  en  tus  brazos  nos  procuras!... 
¡Ideal,  ideal!  ¿Podré  alcanzarte? 
Dos  celestes  pasiones,  dos  anhelos 
Inmortales  dominan  mi  existencia; 
¡La  gloria  y  el  amor!  Doble  creencia 
Que  aguija  mi  esperanza  y  mis  desvelos. 
Una  guia  mi  grande  inteligencia 
Al  futuro  y  mis  obras  eterniza; 

Y  el  amor  me  transporta  hacia  los  cielos 

Y  con  tu  alma  mi  alma  se  armoniza. 


—  310  — 

¡  La  gloria  y  el  amor!  Si  mi  pdeta. 
Si  mi  mano  pudiera  los  modelos 
Y  las  tintas  copiar;  si  el  arte  humaix) 
Pudiera  del  poeta 
Manifestar  el  misterioso  arcano 
Dando  forma  perfecta  y  colorido 
A  la  divina  idea 

Que  si  estampa  su  forma  en  una  parte 
Débil  imagen  de  su  forma  crea... 
Reflejo  de  un  reflejo  interrumpido 
Adoración  y  maldición  del  arte!.. 
I  Que  paleta,  qué  idioma    . 

Una  amorosa  sensación  imita. 

Siendo  una  flpr  de  aroma 

Que  el  tacto  mas  lijero  se'  lo  quita; 

Si  es  inmóvil  la  letra, 

Si  la  sublime  vida  que  se  agita 

^Ni  en  el  pincel  ni  en  la  espresion  penetra? 

Gloría!  Amor!  Inmortales  esperanzas 

Floreced,  floreced!  Y  mientras  viva 

De  nuesjtras  dos  pasiones 

El  artista  reciba 

De  su  poder  la  conñanza  altiva, 

Y  con  su  amante  fé  sus  creaciones! 
Oh!  quisiera  besarla 

Y  en  sus  ojos....  mas  temo  despertarla. 
Adiós....  Cuando  recuerdes 
Contempla  tu  semblante  en  ese  espejo 

Y  al  verte  coronada 

Soy  bella,  te  dirás,  y  soy  amada; 
Pues  del  diáfano  vidrio  en  el  reflejo 
De  mi  alma  enamorada 
La  transparente  irradiación  te  dejo. 

(Sale  y  al  llegar  al  unUnral  vuelve  á  conUmplar  de  nue- 
vo el  rostro  de  su  amada  y  esdama:) 
¡Oh!  la  adoro!  es  tan  bella.... 
Si  su  amor  es  verdad  yo  víto  en  ella.        (Sale.) 


—  311  — 


VI. 


Yo  vivo  en  uha  atmósfera  sonora; 

Y  amor  y  poesia  en  cada  aliento 
Vibra,  armoniza,  exhala  y  evapora 
Zahumando  y  elevando  al  pensamiento. 
Viuda  infeliz,  la  poesía  llora; 
Descuidado  el  amor  ríe  contento. 

Y  amor  y  poesia  el  alma  anhela; 
Uno  la  hace  sonar;  la  otra  revela. 

¿Qué  deleite,  qué  gozo  el  mundo  ofrece 
Igual  al  largo  beso  de  la  amada. 
Que  sobre  nuestro  pecho  languidece 
Pálida,  temblorosa,  enamorada? 
Crujen  los  nervios,  el  delirio  crece: 
Húmeda  la  pupila  y  dilatada 
Luce,  refleja,  magnetiza,  atrae, 

Y  alza  agitado  al  párpado  que  cae  1 


Besos  y  abrazos,  poesia  y  floresl 
El  alma  toda  se  confunde  en  ella, 
Y  tierna  melodice  los  amores 
Con  la  voz  musical  la  letra  bella. 
En  igual  proporción  forma  y  colores 
Allá  deslumbre  vaporosa  huella 
El  inderto  horizonte  iluminando. 
La  faz  del  ideal  multiplicando. 


—  312  — 

Amor  y  poesía!  Transparentes 
Enblemas  de  los  sueños  inmortales; 
Soles  perpetuamente  renacientes,  . 
Bálsamo  espiritual  de  nuestros  males! 
Poesía  y  amor,  celestes  fuentes; 
De  eterna  inspiración  limpios  raudales ! 
Tú  eres  amor,  la  luz ,  tú  la  armonía, 
Y  la  forma  divina  tu  poesía ! 


¡Oh!  dejadme  poblar  con  mis  visiones 
De  mi  vida  el  recinto  solitario. 

Y  ojalá  que  en  estáticas  pasiones 
Fuese  siempre  un  ensu^o  imaginario ! 
El  alma  de  sus  altas  concepciones 

De  su  anhelo  de  amor  es  un  santuario; 

Y  el  perfume  que  escapa  de  su  urna 
Viene  á  aromar  mi  inspiración  nocturna. 

Siempre  esa  imagen  de  gentil  figura , 
Siempre  la  faz  de  la  mujer  que  adoro! 
Su  ojo  es  un  rayo  de  fatal  ternura; 
Su  voz  Be  queja  en  lamentable  lloro. 
Dudando  y  solo  en  mi  tiniebla  osciua 
Mi  amor  oculto,  mi  pasión  devoro. 
Mas  dueño  de  su  efigie  á  ella  confio 
VH  audaz  pensar,  mi  amante  desvario. 


Ella  está  aUi  mirándome  tranquila 
Cdn  su  espresion  amante  y  misteriosa. 
Ella  está  allí!..  Mi  alma  en  su  pupila 
Se  condensa  y  su  luz  respira  ansiosa. 
Asi  como  en  la  niebla  A  sol  vacila 
Y  en  celajes  la  estiende  caprichosa. 
Recibo  ardor  de  su  mirada  bella, 
Gozo  en  su  luz,  me  transfiguro  en  ella ! 


—  313  — 

Flores  que  abris  el  nitído  capullo 

Y  el  aire  retoeon  pobláis  de  aroma; 
Árboles  que  os  mecds  con  noble  orguUo 

Y  bablais  del  alma  él  animado  idioma; 
Olas  que  entrelazadas  el  arrullo 
Imitáis  del  jilguero  y  la  paloma, 

Ifis  cantos  escuchad ,  y  vuestros  sones 
Concierten  con  el  aire  mis  canciones. 


En  un  sol  deslumbrante  el  pensamiento 
Gomo  el  ojo  de  un  águila  se  fija, 

Y  anheloso ,  divino  sentimiento 
Dentro  del  pecho  al  corazcm  aguija; 
Respira  el  labio  zoEobrante  aliento. 
El  dma  en  lo  interior  se  regocija , 
Triunfa  del  infortunio,  se  adelanta, 

Y  ama  sus  penas,  sus  amores  canta! 

Formas  divinas ,  bellas  creaciones 
Que  el  hombre  admira ,  que  el  artista  adora; 
Religión  del  amor,  irradiaciones 
De  una  alma  luminosa  y  creadora. 
Si  tal  vez  engañada  en  sus  visiones 
Ymda  infeliz ,  la  poesia  llora 
Déle  el  amor  la  luz  y  la  armonía 
Y  ame  y  crea  su  amor  la  poesía. 


—  314--. 


vn. 


Marcha»  vuela ,  poeta!  Y  no  postrado 
Yazga  tu  anhelo  en  árido  egoísmo ; 
Es  verdad ,  es  verdad  lo  que  has  soñadol 
Es  la  vida  del  ser  tu  idealismol 
Siempre  ilumina  el  sol  tras  del  nublado 

Y  la  perla  en  el  fondo  del  abismo; 
Siempre ,  siempre  en  el  alma  la  luz  bella 
Que  eterna  fé  y  eterno  amor  destella. 

Quién  sabe!  En  algún  astro ,  en  algún  cielo 
Nací  para  sentir  y  para  amarte , 

Y  alli  en  tu  seno  adormecí  mi  anhelo 
Contento  con  oírte  y  con  mirarte* 
Tú  eres  quizás  el  ideal  modelo 

Que  en  vano  trata  de  copiar  el  arte. 
Que  mi  alma  guarda  exactamente  impreso 

Y  cuya  amágen  en  memoria  beso... 

Yo  no  puedo  creer  en  la  miseria 
Con  que  el  dogma  católico  intimida; 
En  la  tumba  separa  á  la  materia 

Y  da  solo  al  espíritu  otra  vida. 
Libre  del  cuerpo  ya,  la  forma  aeria 
En  un  vacio  piérdese  y  se  olvida; 
La  forma  corporal  aquí  se  aloja; 
Libado  el  vino  la  ánfora  se  aroja. 


¿Y  qué,  ni  aroma  queda  de  ese  yiho 
Aljarroqueen  su  seno  lo  oonserva? 
Lo  que  puede  adorar  un  ser  divino 
Una  imbécil  será ,  será  una  aierva? 
;Será  el  ser  creador  un  asesino? 
¿Será  la  vida  empozoñada  yerba? 
Fósil  el  alma ,  la  materia  lodo, 
Y  eterna  destrucción  el  fin  de  todo? 


Bóveda  imnensa,  b<Weda  ii^nita» 
Dombo  augusto  y  azul  de  lo  creado; 
Mar  de  esplendor  que  sin  descanso  agita » 
Soplo  viviente  de  aire  iluminado. 
Tú  sabes  que  lo  eterno  necesita 

Y  que  vive  en  lo  eterno  recreado 
Este  éer  cuya  fuerza,  cuyo  aliento» 
Son  reflejo  de  augusto  pensamiento. 

Si,  lo  eterno,  lo  inmenso  de  la  idea. 
Lo  perpetuo  en  la  forma  furtiva; 
La  posesión  del  alma  que  desea; 
La  concepción  eternamente  activa... 
Cuanto  la  mente  adora,  cuanto  crea» 
Hallarse  puede  alli  en  imagen  viva; 
Girando  como  un  astro  de  ventura 
Renaciendo  de  amor  y  de  hermosura!... 

Levanta,  noble  artista,  la  cabeza; 
Fija  la  vista  en  el  azul  sereno 

Y  adora  el  resplandor  de  la  belleza. 

La  imnensa  irradiación  de  lo  que  es  bueno. 
Para  el  alma  que  siente  es  la  grandeza» 

Y  el  anhelo  de  amor  que  hinche  tu  seno 
Es  soplo  creador,  germen  fecundo 

Que  al  medio  del  vacio  arroja  un  mundo. 


¿No  escuchas  ese  canto  que  desprende 
£1  arpa  de  los  aires...  melodía 
Que  el  corazón  en  éxtasis  suspende 

Y  eleva  pensamiento  y  fitntasia? 
¿No  ves  ese  horizonte  que  se  estiende 
Derramando  una  luz  de  eterno  dia, 
Luz  que  el  iris  despliega  en  las  alturas 

Y  el  crepúsculo  ténué  en  las  verduras? 

Es  una  fuerza  incógnita  y  sublime 
Quien  te  empuja  á  ese  mundo,  quien  te  eleva; 

Y  ella  en  tu  alma  generosa  esprime 
Enerjía,  salud ,  potencia  nueva. 

El  cuerpo  material  se  cansa  y  gime 

Y  el  espíritu  siempre  se  renueva; 

Y  siempre  en  los  espacios  incansable 
Asph^  lo  inmortal,  vé  lo  inefable. 

Oh!  cómo  el  alma  en  su  ternura  inmensa 
Generosa  se  espacia  y  comunica!... 
Oh!  cómo  el  sentimiento  se  condensa 

Y  enlazándose  mas  se  purifica! 
Marcha,  vuela,  poeta!  Artista  piensa; 
El  ideal  por  lo  real  se  esplica. 

Si  todo  es  il'ision,  todo  delirio, 

De  qué  sirve  el  amor?  De  qué  el  martirio?... 

Estático  deleite,  emodon  grata 
De  un  deseo  infinito!  Yo  he  sentido 
Esa  dulce  esperanza  que  dilata 
El  indeciso  oriente  del  olvido. 
Yo  he  escuchado  ese  himno  que  arrebata 

Y  esa  voz  inmortal  de  eterno  ruido 
Que  traspasa  los  siglos,  y  en  la  historia 
Graba  el  nombre  dd  hijo  de  la  gloria! 


—  317  — 

Ser  grande,  ser  glorioso!  Lerantarse- 
Como  un  Dios  sobre  la  ola  ^1  pasado; 
En  una  obra  de  genio  eternizarse 
Viviendo  en  los  demás  resucitado. 
Ser  grande,  ser  glorioso  •  Presentarse 

Al  bello  porvenir  transfigurado 

Gloria,  gloria  inmortal,  sueno  de  artista. 
Oh!  mil  veces  feliz  quien  te  conquista! 

¡Pasar  dias  y  dias;  pasar  años, 
É  inclinando  la  forma  de  una  idea 
Que  en  giros  impalpables  ó  ya  estrados 
Se  escapa  del  amor  que  la  desea. 
Luchar  con  el  &stidio  y  losengaños^ 
Ver  la  mancha  sombría  que  la  afea» 
Que  rebaja  la  forma...  Y  pasar  días 
Conjurando  y  creando  £euQtasias! 

Fatigar  el  espíritu  anheloso 
En  pos  de  una  visión  que  se  evapora ,  • 
Sosteniendo  un  combate  silencioso 
Con  la  duda  y  la  idea  creadora. 
Presentir  un  Oriente  luminoso, 
Encontrar  esa  cifra  que  se  ignora; 

Y  al  querer  esplicar  la  cifra  muda, 
Esplicar...  nada;  y  entender  la  duda! 

Pero  no.  La  tiniebla  se  ilumina 

Y  recobra  el  espíritu  su  anhelo; 
¿Esa  luz  que  me  atrae  y  me  fascina 
Es  la  luz  inmortal,  es  luz  del  cielo! 
Ya  la  idea  en  su  forma  mas  divina 
Rompe  y  abrasa  el  círculo  de  hielo... 
Ya  arroba  la  mirada  su  faz  bella... 
Virgen  del  arte  la  belleza  es  ella! 


21 


El  molde  vive!  La  ideal  figura 
Se  alza  para  vivir  eternamente. 
Como  el  mármol  que  púlela  escultura 
Se  anima  al  tacto  del  cincel  ardiente , 

Y  recibe  la  piedra  tosca  y  dura 

La  fibra  que  obra,  el  corazón. que  siente; 
La  sangre  roja  que  en  efigie  viva 
Por  arterias  y  venas  fluye  activa! 

¡Aparezca  esa  imagen!  RaaMce 
El  artista  la  idea  que  le  exalta. 
La  linea  con  la  linea  se  armonice. 
La  gracia  supla  si  la  linea  fidta. 
£1  fluido  del  genio  la  electrice... 
Del  zócalo  parezca  que  ya  salta... 

Y  la  estatua  de  piedüra  conmovida 
Sienta  en  sus  poros  rebullir  la  vida. 

¡Sublime  creación!  Vasto  poema 
Que  ensalza  el  hombre,  que  su  mano  escribe. 

Y  que  lega  á  los  siglos  en  problema 
Para  hallar  la  razón  de  lo  que  vive. 
Asi  en  el  bosque  que  el  incendio  quema. 
Roja  la  llama  y  devorante,  exhibe 

La  prodigiosa  vena  de  un  tesoro 

Que  se  esparce  y  derrama  en  ascuas  de  oro! 

fEa,  al  trabajo!  La  visión  radiante 
])e  su  forma  ideal  la  copia  aguarda. 
Sus  músculos  se  agiten;  su  semblante 
Esprese  i\i  emoción,  su  frente  arda ! 
Su  cabeza  altanera  se  levante; 
Inspire  el  genio  su  actitud  gallarda 

Y  detenga  arrobada  la  pupila 

La  noble  audacia  de  su  faz  tranquila. 


—  519  — 

Belleza,  luz  del  alma,  flor  del  arte... 
¿Quién  no  busca  esa  flor,  quién  úo  te  adora? 

Y  el  que  se  ha  lastimado  por  buscarte 
En  cada  espina  tu  recuerdo  llora. 
Tu  eres  del  alma  la  celeste  parte 

Y  la  nota  mas  dulce  y  mas  sonora: 
La  única  tal  vez  que  no  acompaña 
El  agrio  son  de  una  armonía  estraña! 


—  320  — 


VIII. 


¿Quién  es  quien  sabe  amar  y  no  desea 
Eternizar  las  horas  con  la  que  ama? 
En  la  sombra  de  amor  que  lo  rodea 
Con  propia  luz  ardiéndose  se  inflama. 
Fija  otra  imagen  en  su  amante  idea 
Se  extasía  acariciándola  la  Uama... 
¡Oh!  quédate,  amor  mió....  Todavia 
Hay  tiempo  para  amarse ,  aun  no  es  de  dia. 


¡Con  que  verdad  Shakespeare  ha  espresado 
La  ternura  del  alma  ep  su  Julieta ! 
¡Cómo  vibra  en  str  acento  enatnorado 
La  dulce  sensación  vaga  é  inquieta.... 
El  ruiseñor  que  canta  en  el  ganado 
Amante  alado,  tímido  poeta, 
Canta  sus  quejas,  sus  amores  llora.... 
Es  de  noche,  mi  bien;  aun  no  es  la  aurora! 


¡Oh!  quédate,  amor  mió....  Y  dulcemente 
En  sus  labios  fluctúan  mil  caricias; 
¥  en  sus  ojos  celestes  y  en  su  frente 
Hablan  de  amor  fantásticas  delicias. 
Óptico  vidrio  su  cerebro  ardiente 
Refractii  al  alma  imágenes  facticias: 
Y  el  alma  misma  en  su  lenguaje  interno 
Alza  un  canto  de  amor  vehemente  y  tierno. 


^321  — 

Canto  de  amor  que  en  intima  cadencia 
Annoniza  la  idea  y  sentimiento; 
Que  halaga  al  corazón  con  su  influencia 

Y  al  cerebro  con  grato  arrobamiento. 
Canto  de  amor  que  atrae  la  existencia 
A  ese  beUo  y  estático  momento, 
Haciendo  de  cada  astro  un  sol  brillante, 

De  una  hora  un  siglo,  un  año  de  un  instante ! 

¡Oh  fuese  asi  la  vida!  Siempre  un  canto 
De  amor,  de  bendición  y  de  alegría. 
Onda  celeste  de  celeste  llanto 
En  nieblas  de  perfumes  subiria* 
Eco  continuo  de  un  poema  santo 
En  el  alma  feliz  resonaría , 

Y  eternamente  el  eco  repitiendo 
'^viria  cantando  y  bendiciendo!.... 

Vida  activa  de  amor  que  se  rqparte 
En  creadora  luz,  en  vida  inmensa; 
Luz  que  la  duda  en  otras  luces  parte, 

Y  en  solo  un  astro  la  verdad  condensa. 
Dios  y  universo,  poesia  y  arte, 
Inerte  abismo,  humanidad  que  piensa, 
Eñmero  placer,  dolor  eterno.... 
Cielo  que  cubres  tenebroso  infierno! 


Todo...  La  vida  con  su  luz  risueña... 
Todo...  la  muerte  con  su  torba  sombra... 
Cuanto  de  dulce  la  ventura  enseña. 
Cuanto  de  triste  la  desgracia  asombra! 
Mi  alma  ese  anhelo  en  alcanzar  se  empeña 
Y  si  muerte  ó  verdad  caos  se  nombra, 
IG  espíritu  la  alumbra  y  lo  circunda; 
Nazca  la  luz....  la  vida  se  difunda! 


—  322  — 

Alli  esa  forma  que  la  mano  traza 
Del  genio  humano  su  espresion  recibe. 
Existe  como  el  hombre,  es  de  su  raza. 
Vedla!  se  mueve...  se  adelanta...  vive!... 
Nudo  inefable  4  la  materia  enlaza 
Con  lo  real  que  lo  ideal  concibe; 

Y  el  arte  grande  que  la  idea  apropia 
Al  ser  perfecto  realiza  y  copia! 

Ea;  los  rayos  de  la  turbia  imagen 
Fijanse  al  centro;  á  iluminarse  empieza! 
En  negros  rizos  los  cabellos  bajen. 
Pula  la  gracia  su  gentil  cabeza. 
No  rojos  tintes  su  mejilla  uitragen , 
Que  es  triste  su  poética  belleza. 
Su  frente  sueñe,  su  pupila  llore; 

Y  mujer  infeliz  su  labio  implore ! 

Asü—Qué  hermosa!— Con  el  alma  mia 
La  acaricia  mi  amor!  Calmo  el  deseo. 
Tinte  de  amor  apasionado  envia 
Su  alma  4  su  rostro  que  inquietarse  veo. 
Esto  el  amor  realizar  podía! 
Yo  con  el  arte  y  el  amor  te  creo! 
Yo  con  el  arte  y  el  amor  reúno 
Tu  ser  al  mió  y  á  los  dos  en  uno ! 


En  uno  solo,  en  una  imagen  bella 
Que  no  cambie  jamás,  que  no  me  deje; 
Que  tu  alma  tierna  me  suspire  en  ella. 
Que  conmigo  no  mas  hable  y  se  queje ! 
Y  asi  como  con  rayos,  una  estrella 
Cinta  de  luces  en  el  aire  teje, 
El  ojo  del  amor  en  tu  alma  pura 
Rayos  vertiera  de  inmortal  ventura....! 


—  323  — 

Ya  comienza  á  soplar  la  brisa  fresca* 
El  este  brilla  ^zul;  el  oeste  arde. 
Se  avanza  la  montaña  gigantesca; 
¡Qué  alegre  vista...  qué  tranquila  tarde! 
El  valle  es  una  alfombra  pintoresca ; 
El  naranjo  de  asombros  hace  alarde. 
Tardo  se  agita ,  estiéndese  isonoro, 
Y  enseña  en  verdes  ramas  globos  de  oro. 

No  hay  hora  mas  sublime !  No  hay  ninguna 
Que  mueva  el  alma  á  una  espansion  mas  grata , 
Luz  deliciosa  de  cambiante  luna 
Por  la  atmósfera  tenue  se  dilata. 
Sueltos  pañales  de  revudta  euna , 
Hilos  volantes  de  bruñida  plata. 
Son  esas  nubes  que  del  sol  donaire 
La  luz  transforman  celajeando  el  aire. 

Hora  de  amor,  de  vagas  creaciones , 
De  inefoble  ternura  para  el  que  ama; 
Hora  de  melancólicas  visicmes 
Para  el  que  sombras  imposibles  llama ! 
Hora  en  que  tierra,  cielo  y  corazones 
Su  voz  entonan  en  la  misma  gama; 
Hora  atroz  para  el  malo,  hora  bendita 
Para  el  sabio  que  estudia  y  que  medita  I 

Crespas  espumas  de  nevadas  blondas 
En  su  orilla  de  arena  el  mar  estiende, 

Y  agrupando  y  moviendo  verdes  ondas 
Penachos  de  iris  sobre  jaspe  enciende. 
Ya  delinea  sus  márgenes  redondas, 

Ya  un  borde  baja  y  otro  borde  asciende; 
Ya  el  viento  sopla  la  movible  fragua 

Y  chispea  el  ocaso  y  hierve  el  agua. 


—  324  — 

¡Qué  de  forma»' diversas  I  ¡Ckxmo  oeoila 
En  mar  de  fuego  el  horizonte  puro! 
Es  un  cono  de  nubes  que  vacila 
Sobre  un  zócalo  de  ascuas  inseguro. 
En  súbitas  distancias  la  pupila 
El  rojo  funde  en  el  color  oscuro, 

Y  asi  divisa  imágenes  estrañas 
De  fantásticas  riúnas  y  montanas. 

Ora  es  gdtíca  torre  cuya  flecha 
Horada  el  muro  de  negruzca  ruina; 
Ya  es  base  de  pirámide  desecha 
Que  en  fosfóricas  luces  se  ilumma. 
Ya  es  caimán ,  ya  es  león, «tigre que  acecha; 
Ya  es  una  tienda  regia  que  camina; 
Es  la  proa  de  un  buque  que  naufraga. 
Ya  es  un  foco ,  una  llama ,  una  luz  vaga! 

Cae  la  noche  y  en  bronceada  tela 
Lista  gayada  la  tiniebia  pinta; 
Ya  con  la  ola  que  sube  se  nivela] 
O  del  monte  en  la  sien  se  arrolla  en  cinta. 
Con  anchas  alas  la  tiniebia  vuela 

Y  al  ojo  vuelve  la  visión  distinta. 
Caos  do  quiera  y  confusión  y  sombra!.. 
Tiembla  la  vista,  el  corazón  se  asombra! 

Nada  es  mas  bello  ni  distrae  tanto 
Lentos  y  misantrópicos  pesares, 
Como  esa  hora  á  que  dá  místico  encanto 
Su  variado  crepúsculo  en  los  mares. 
Olas  y  brisas  en  solemne  canto 
Unen  su  voz  á  incógnitos  cantares 
Hinmo  inefable  que  en  el  aire  £k>ta 

Y  esprime  lo  inmortal  en  cada  nota, 


>  ••m 


—  825  — 
El  espacio  y  el  mar...  dos  infinitos. 
Dos  inmensos  que  absorben  las  ideas... 
Son  mudos  que  al  hablar  se  aspan  á  gritos 
En  tormentas,  borrascas  y  mareas. 

Y  surcan  rayos,  caen  aerolitos... 

Y  como  un  viejo  tu  cerviz  blanqueas 
Blar  que  violento  tu  r«acor  desfogas, 

Y  en  mar  de  espumas  tu  ladrido  ahogas. 

El  espacio  y  el  mar!..  Cuando  este  ruge 

Y  asalta  en  tumbos  la  riscosa  playa. 
Que  al  fin  invade  su  vehemente  empuje, 
¡  Ay  de  la  nave  que  en  sus  olas  vaya! 
Cuando  el  espacio  como  un  lienzo  cruge 

Y  de  chispas  eléctricas  se  raya , 
¡Ay  del  alción  que  lejos  de  su  nido 
Partió  para  volver  y  aun  no  ha  venido! 

Aquí  de  pié  sóbrela  arisca  peña 
Núbbse  el  ojo,  el  pensamiento  dada^ 

Y  el  alma  en  los  abismos  se  despeña 
Por  su  fuerza  atraída  seria  y  muda. 
Desvaría  la  ciencia ,  el  arte  sueña ; 
Jamás  la  eterna  imagen  se  desnuda*. • 

Y  error,  verdad,  la  nada  y  lo  que  existe 
Son  ropa  eterna  que  4  la  imagen  viste. 


~M6-^ 


K. 


¿Qué  es  la  muerte,  decidme?  Toda  vida 
Contiene  muchas  muertes;  el  anciano 
Muere  en  su  madre,  muere  en  su  querida. 
Muere  en  su  hija,  en  su  amigo  y  en  su  hermano. 
El  hombre  4  cada  tierna  despedida 
Goje  con  frenesí  la  inmóvil  mano, 

Y  con  su  anhelo  y  con  su  vista  quiere 
Renovar  la  existencia  al  que  se  muere. 

Y  es  horrible,  es  horrible  ver  á  instantes 
Huirse  el  resplandor  de  la  pupila, 

Y  aparecer  los  ojos  semejantes 

A  olas  oscuras  que  la  sombra  osdla. 
Los  brazos  en  caricias  tan  amantes 
Desfallecen ;  la  boca  está  tranquila; 

Y  mueve  apenas  el  hermoso  cuello 
Ahogada  queja  y  cóncavo  resuello! ••• 

¡Oh  delirio!  ¡Oh  furor!  Y  ya  nos  cerca 
La  fúnebre  esperanza.  Ya  yo  miro 
La  atmósfera  mortuoria  que  se  acerca 

Y  rodea  su  lecho  en  ancho  jiro. 

La  muerte  llega....  y  obstinada  y  terca 
Ya  sofoca  su  último  suspiro. 
¡Es  un  cadáver!...  Se  cumplió  su  suerte*. .. 
¿Estás bastante  satisfecha;  oh  muerte? 


—  327  — 

Ahora  y  para  siempre  nos  separa 
Una  negra  barrera;  losa  inuda. 
Fúnebre,  triste,  impenetrable^  ara. 
Do  golpea  el  dolor  y  ora  la  duda. 
Ta  del  noble  calor  la  muerte  avara 
En  masa  informe  la  existencia  muda; 
Fria  tiniéUa  los  contomos  roza 

Y  la  pureza  de  la  linea  emboza. 

¡  Silencio!...  ¡La  hablo  y  no  responde!  Allego 
A  su  labio  de  amor  mi  labio  ardiente: 
Friol— Del  labio  disipóse  el  fuego; 
Su  mano  helada  está;  fria  su  frente. 
Bañada  en  llanto  4  su  mejilla  pego 
La  mia  en  rapto  de  pasión  demente.... 
¡  Nada!  ¡'^Silencio  !~La  mortuoria  sombra 
En  eco  triste  vuelve  al  que  la  nombra. 

¡Huerta!  Ha&ana  se  abrirá  tu  fosa. 
Mañana  en  tu  sepulcro  abandonado 
Llanto  sordo  de  una  alma  dolorosa. 
Que  ha  sufrido  dirá,  dirá  que  ha  amado. 
Tu  cuerpo  ya  de  su  inquietud  reposa, 

Y  A  cuerpo  de  tu  amante  desgraciado. 
Tumba  viviente  donde  el  alma  yace. 
De  su  pasión  jamás  se  satisface. 

Ah!  ¿por  qué  el  mundo  desató  los  lazos 
Que  á  nuestras  almas  tiernamente  unia, 

Y  con  risa  cruel  hizo  pedazos 

El  ara  santa  en  que  el  amor  ardía? 
Ya  nunca,  nunca  mis  temblantes  brazos 
Serán  el  lecho  de  la  amada  mia!... 
Nunca  vendrán  á  disipar  enojos 
En  luz  de  gracia  sus  amantes  ojos. 


—  828  — 

Siento  que  el  aire  al  corazón  le  ftlte. 
Siento  en  el  alma  conmoción  profundt. 
Ayer  volaba  á  la  región  mas  alta 
Y  en  lodo  ahora  su  esperanza  fonda. 
Lágrima  ardiente  de  mis  ojos  salta. 
En  ola  amarga  mi  Bemblanle  inunda; 
Moja  la  tinta  y  mis  estrofas  borra.... 
¡  Ab!  ¡corra  el  llanto  y  para  sienqpre  oorra  I 


¡Llorar  y  solo!  Espíritu  divino, 
Comprendes  la  amargura  de  mis  quejas? 
¿Quizás  en  busca  de  mejor  destino, 
Ángel  de  amores,  de  mi  amor  te  alejasl 
Mustia  la  frente  en  tu  sepulcro  inclino 

Y  nuevo  anhelo  en  mi  cerebro  dejas; 
Con  mas  ardor  resucitada  te  amo 

Y  con  llorosa  voz  muerta  te  llamo. ..I 


¡Muerta  en  el  mundo  y  en  el  alma  viva! 
Viva  en  el  alma  que  su  imagen  besa 

Y  que  sopla  vivaz  la  llama  activa 
Que  á  la  memoria  de  irradiar  no  cesa! 
Brasa  quemante  ó  llama  fugitiva 

La  forma  cara  transparenta  ilesa, 

Y  de  mis  ojos  la  visión  engaña 

La  sombra  débil  que  el  reflejo  empaña! 


—  329— 


X. 


Meditabunda  siempre»  8iein|»«  sola , 
Su  alma  era  sentimiento  y  "melodía; 
T  eú  los  ojos  de  la  árabe  española 
De  la  altiva  pasión  el  fuego  ardia« 
Como  el  río  que  lanza  ola  tras  ola 
Mezclado  al  mar  en  tumultuosa  ria. 
Asi  vagos  deseos  á  su  frente 
En  oleaje  feroz  lanza  su  mente. 

.  ¡Es  bella  é  infeliz!  Flor  anraneada 
De  su  tierra »  en  la  agena  se  marchita. 
Su  alma  al  sol  del  Oriente  acostumbrada 
En  un  sol  sin  calor  hiela  y  tirita. 
Por  eso  con  su  mente  su  mirada 
En  conmoción  vivísima  se  agita 
Como  el  ala  del  ave  cuando  sube 
Envidiando  los  iris  de  una  nube. 


Ora  sigue  la  lenta  earávma 
Que  esos  mares  de  arena  surca  inquieta. 
En  pos  de  la  ciudad  mahometana 
Repitiendo  las  suras  del  profeta; 
Ora  vuda  á  su  valle  en  donde  mana 
Claro  fkudal  que  músico  y  poeta 
Disipaba  las  penas,  y  el  oído 
Deleitaba  en  armónico  ruido! 


—  330  — 

Más  ¡ay!  su  mdanoólico  semblante 
Se  dobla  sobre  el  hombro  fatigado, 

Y  como  un  pensamiento  delirante 
Tiembla  su  corazón  acongojado. 

De  un  recuerdo  de  amor  la  efigie  anumte 
En  la  sombra  se  mueve ,  y  á  su  lado 
llega,  estiende  los  brazos,  se  prosterna, 

Y  la  llama  su  voz  intima  y  tierna* 

¡Qué  infinito  poder,  cuánta  duhura 
Tiene  la  voz  del  labio  que  se  ama! 
Como  una  nota  angélica  mormura, 

Y  Qan^  como  el  pájaro  en  la  rama. 
Voz  de  amor,  de  recuerdo  y  de  ternura 
Gomo  un  filtro  en  la  sangre  se  derrama... 
Al  corazón  en  éxtasis  anega 

Y  ama  en  silencio  y  en  silencio  ruega. 

Esa  voz  es  acento  que  modok 
Del  alma  misma  el  inefable  idioma. 
Que  todos  sus  deseos  articula 
Y.es  imagen  sutil  ó  aire  de  aroma. 
Asi  la  niebla  vacilante  ondula 
En  el  declive  de  la  verde  loma; 
Ora  al  valle  desciende,  ora  se  aleja 

Y  un  pais  lindo  con  la  luz  bosqueja. 

¡Oh!  no  tienen  los  bosques  y  las  fuentes 
Armonía  mas  dulce  ni  mas  grata!.. 

Y  el  agua  que  destuercen  los  torrantes 
Con  susurro  mas  lento  se  dilata. 

£1  mundo  se  concentra  en  dos  vivientes, 
Con  dos  ojos  el  cielo  se  retrata; 
Luminaria  de  amor  es  cada  estrella, 

Y  el  mundo  es  él,  el  firmamento  ella!... 


—  831  — 

Hay  mas  allá!..  ¿Quién  Alega ,  .qtdén  lo  sabef 
Maestro  ser  y  no  ser  doHe  misterio. 
La  nada  en  el  espíritu  no  cabe 

Y  á  otros  mundos  escapa  soplo  aério? 
¿Por  ventura  este  cuerpo  p%  una  nave 
Oue  al  llegar  de  arribada  al  cementerio, 
Ya  ni  ancla,  ni  tímon,  ni  mares  halla, 

Y  para  siempre  en  su  süencio  encalla?.. 


¿Qué  le  importa  á  quien  ama?  La  existencia 
Al  momento  presente  se  limita, 

Y  abarcando  lo  inmenso  en  ^  demencia 
Le  transforma  en  eterna  é  infinita. 

El  amor  eterniza  su  creencia , 

La  abna  del  mundo  m  su  interior  palpita ; 

Su  pensamiento  multiforme  absorve 

Y  en  si  viviendo  se  reparte  al  orbe. 

Todo  recuerda  la  persona  amada , 
Estrella,  nube,  vibracicm,  idea; 
Aquel  astro  ilumina  su  mirada^ 
Ese  tenue  celaje  la  recrea. 
Ese  roce  es  su  voz  enamorada 
Que  no  alcanza  ¿  espresar  lo  que  desea; 

Y  esa  sombra  en  mi  sombra  confundida 
Es  la  parte  mas  bella  de  su  vida. 

Ella  va  donde  voy ,  viene  á  do  vengo , 

Y  gira  sin  esfuerzo  á  donde  giro. 
CoD  mis  propios  estudios  la  entretengo 

Y  suspira  conmigo  si  suspiro. 
Yo ,  si  ella  desfallece  la  sostengo , 

Y  los  dos  en  un  plácido  retiro 
La  pureza  del  aliña  alimentamos, 

Y  sin  cesar  de  amar  nunca  olvidamos!.. 


—  332-. 

No  es  6l  amor  la  ▼floaaosa  yerba 
Que  destruye  las  grandes  emoeionei; 

Y  tósigo  de  honor ,  filtro  que  enenm* 
Cerca  el  mundo  de  sandias  itosiODesI 
Flor  de  pensfles  célicos  conserva 

Su  aroma  virgen ,  sus  cdestes  dones» 

Y  el  aire  con  su  aroma  purifica 

Y  el  germen  de  la  vida  multiplica. 

Esa  ardiente  pasiott»  Tonáz,  inmensa» 
Es  escala  de  luz  que  guia  al  cíelo; 
Alumbra  al  pensamiento  cuando  piensa 

Y  las  alas  de  un  ángel  dá  ¿  su  anhelo. 
Si  un  nuUado  de  lágrimas  condensa 
Del  cruel  dolor  la  emanación  de  hiato» 
El  amor  lo  refleja  en  luz  ardiente 

Y  las  lágrimas  caen  dulcemente 

¡Cuántas  veces  mi  loca  fantasía 
En  los  brazos  de  rápidas  quimeras» 

Y  negando  lo  mismo  que  creia 
Ha  subido  á  buscar  otras  esferas! 
Encontrar  en  sus  órbitas  queria 
Del  destino  las  cifras  verdaderas. 
Anhelando  saber  lo  que  se  ignora 

Y  poder  adorar  lo  que  se  adora! 


¡  Cuántas  veces  insomnio  caluroso 
Mis  pupilas  abiertas  het  tenido. 
Ya  la  orilla  de  abismo  lumino^. 
Ya  en  tinieblas  de  dudas  sumergido* 
El  corazón  con  pulso  doloroso 
Tocando  las  arterias,  un  gemido 
Lento,  profundo,  sofocado  alzaba, 
Y  el  respiro  en  las  fauces  se  apagaba. 


I 

1 


—  333^ 

Manantial  de  verdades  es  la  cjaúcia. 
He  dijeron  los  sabios;  y  al  momento 
A  su  estudio  eduqué  mi  inteligenda, 
En  su  cauce  encerré  mi  pensamiento. 
Aislé  en  mi  ii^inito  mi  existencia; 
Consagré  al  ideal  mi  sentimiento, 
T  amé  ideas^  fantasmas  de  verdades. 
Peregrino  fatal  de  otras  edades ! 

De  muchos  pueblos  la  completa  historia, 
Gomo  los  lances  de  un  funesto  drama, 
He  recorrido,  y  grande  en  mi  memoria 
Con  los  vicios  de  aquel,  de  este  la  &ma. 
Allá  deslumhra  una'  visión  de  gloria, 
Aquí  de  un  himno  el  arrebato  inflama; 

Y  vicio  y  duelo,  y  poesía  y  guerra, 
Alborotan  el  mar,  mueven  la  tierra!... 

Hijo  de  Isís,  el  mercader  del  Nilo, 
Sus  macizas  pirámides  decanta; 
Deifica  el  inmóvil  cocodrilo 

Y  se  postra  á  la  voz  del  Hierofanta. 
El  griego  su  elegante  perystilo 

En  columnas  armónicas  levanta; 
Al  arte  mas  sublime  dá  su  nombre 

Y  enseña  al  mundo  y  diviniza  al  hombre. 


Entre  tanto  la  raza  israelita 
Atenta  á  su  misión,  al  deber  sorda, 
Como  yegua  feroz  se  precipita. 
Como  torrente  asiático  desborda. 
Puebla  el  desierto  que  el  chacal  visita 
De  despojos  humanos:  y  la  horda 
Por  una  senda  de  terror  camina , 
Y  en  sangre  empeipa  su  misión  divina 

22 


—334  — 

Lucha  doquier,  y  destrucción  y  muerte. 
Do  quiera  esclavitud  y  despotúnno ; 
La  libertad  eñ  momia  se  convierte. 
La  religión  en  triste  fimatismo. 
La  inteligencia  moribunda,  inerte. 
Poseída  de  imbécil  egoísmo 
Confunde  con  su  sombra  ala  belleta 
Y  débU  ya  con  el  error  tropiezaí 

Vaga  esperanza  el  horizonte  vago 
Como  una  aurora  boreal  lo  enciende; 
y  entre  la  lucha  y  tenebroso  estrago 
Como  una  luz  de  porvenir  se  estiende. 
La  oscura  gruta  del  artero  mago 
Ya  ni  verdades  ni  elixires  vende. 
Hombre,  en  tu  frente  el  universo  vive 
Y  Uos  en  tu  alma  su  evangelio  escribe! 


->-335  — 


XI. 


Nuevo  Moisés,  en  la  sangrienta  cima 
Firma  otra  Biblia,  anuncia  nueva  era; 
La  esperanza  en  su  sangre  reanima 

Y  otro  mundo  señala  en  otra  esfera. 
La  libre  inteligencia  se  sublima, 
Su  espíritu  inmortal  se  regenera. 
De  la  odiosa  prisión  rompe  los  lazos 

Y  alza  al  cido  los  ojos  y  los  brazos. 

Has  ay !  la  humimidad  desesperada 
Todavía  está  enfrente  del  problema , 

Y  simboliza  en  números  la  nada 
O  establece  un  fantástico  dilema, 
¿La  certidumbre,  la  verdad  probada. 
Será  de  todo  el  evidente  ^mJriema , 

O  será  un  nuevo  engaño,  nueva  frase 
De  otros  engaños  y  misterios  base? 

Vértigo  ¿orrible,  precipicio  inmenso 
*Stt  centro  ofusca ,  su  espiral  asombra. 

Y  en  la  agria  curva  el  torbellino  denso 
A  su  mudo  terror  añade  sombra. 
Crece  la  fiebre  del  anhelo  intenso 

Y  otro  delirio  en  su  delirio  nombra. 

Y  orgullo  imbécil  el  cerebro  asalta 
Si  la  idea  se  esconde  y  la  luz  falta....! 


—  336  — 

Asi  pienso  y  deliro ;  asi  navego 
Por  incógnito  mar  tierras  buscando ; 
Y  mi  existencia  al  infinito  entrego 
€antan¿o  mi  partida  y  esperando. 
Sé  que  he  perdido  el  bienhechor  sosiego 
Del  que  vive  creyendo  y  no  pensando; 
¿Mas  qué  importa  la  estúpida  creencia 
Si  no  le  dá  su  luz  la  inteligencia  ? 


Es  preciso  pensar !  Llama  divina 
Gomo  ella  inmaterial,  como  ella  eterna, 
£1  pensamiento  crea  é  ilumina 

Y  del  finito  á  lo  infinito  alterna. 
Todo  bosqueja ,  nada  determina; 
Presta  una  forma  á  su  emoción  interna ; 

Y  en  cada  forma,  de  su  ardiente  llama 
Los  luminosos  átomos  derrama! 

Tinieblas  de  otros  mundos,  condensaos..! 

Y  arrojad  nuestras  grandes  creaciones: 
Espectros  del  pasado ,  levantaos 

Y  apareced,  fortísimas  naciones! 
Hay  una  luz  en  el  conAiso  caos ; 

Y  esa  luz  sus  divinas  proporciones 
Manifiesta  en  la  sombra Todavía 

Del  cielo  es  la  verdad....!  La  duda  es  mia..../ 


—  337  — 


XII. 


Yo  desato  los  vínculos  sociales 
Que  han  atado  el  error  y  la  perfidia. 
Trama  espesa  de  medios  criminales. 
Malla  del  interés,  red  de  la  envidia. 
La  hipócrita  creencia,  los  sensuales 
Instintos  y  la  estúpida  desidia 
Que  chupa  á  la  razón  sus  jugos  tiernos 
¿Son  acaso  los  vínculos  eternos? 

Vivir  con  la  mentira,  disfrazarse, 
Librar  las  apariencias,  haUar  modo 
De  ocultar  su  ambición  y  de  ocultarse, 
Ser  zorro  y  ser  reptil;  hé  aquí  todo. 
Oh!  Mentirse  á  sí  mismo,  profanarse; 
Sus  gérmenes  de  amor  sembrar  en  lodo, 
Y  revolcar  su  espíritu  en  sentinas. 
Son  leyes  de  la  tierra,  no  divinas.... 


La  maldad,  la  codicia,  el  fanatismo. 
Invocando  de  un  Dios  el  santo  nombre, 
Formularon  la  ley  del  despotismo 
Para  esplotar  y  esclavizar  al  hombre. 
La  codicia  dio  á  luz  al  egoismo; 
Y  el  cetro  real,  sin  que  al  esclavo  asombre. 
Propiedades  legó,  partió  riquezas, 
Taló  ciudades  y  cortó  cabezas. ... 


—  83»— 

Alzó  la  sociedad  sobre  esas  bases 
Su  edificio  de  horror,  su  cárcel  muda, 

Y  con  distintas  fórmulas  y  clases 

A  donde  suelta  el  bien  el  odio  anuda. 
Dádiva  inútil  y  pomposas  frases 
Nutren  al  siervo  que  trabaja  y  suda; 

Y  el  noble,  hombre  también  y  de  su  raza. 
Gusta  vianda  sabrosa,  duerme  y  caza; 

O  hace  un  circo  y  rujiendo,  abierta  boca» 
Una  tigre  azotada  arroja  en  medio, 

Y  á  sus  esclavos  á  la  lid  provoca 
Para  curar  y  divertir  su  tedio. 
Con  la  fija  mirada  de  la  loca 

La  tigre  al  luchador  tiene  en  asedio. 
Ya  salta....  ya  lo  aferra....  se  retira; 
Salta  otra  vez....  y  el  desgraciado  espira. 

¡Oh!  ¡Vergüenza,  anatema  á  los  tiranos! 
Maldición  á  esos  déspotas  feroces. 
Caprichosos,  estúpidos  y  vanos; 
Hombres  sin  alma,  doblemente  atroces. 
Querían  ser  gigantes  los  enanos, 

Y  midiendo  sus  fuerzas  por  sus  goces 
Sus  entrañas  podrían  en  el  vicio 
Para  aumentar  su  goce  en  el  suplicio. 

La  conquista  pobló  las  soledades. 
Construyó  en  las  colinas  fortalezas. 
Abrigando  en  su  centro  las  maldades, 

Y  traidixies,  y  hazañas,  y  proezas; 
Allf  de  las  futuras  sociedades. 

Del  orgullo  futuro  y  las  grandezas. 
Trazóse  el  dogma,  y  por  la  ley  de  gracia 
Hubo  pueblo  servil  y  aristocrada. 


—  389— 

La  flierza  fué  la  ley ,  la  fuerza  bruta. 
La  injusticia  esculpióse  en  los  blasones» 

Y  una  raza  cobarde  y  absoluta 
Mató  la  libertad  en  las  naciones. 
Voluntad  arbitraria  y  disoluta. 
Falsas  creencias ,  fijsas  religiones , 
Como  soplo  letal  de  miasma  inmundo 
Respiró  el  hombre  y  se  esparció  en  el  mundo, 

¿A  dónde,  á  dónde  está  la  soberana 
Ley  que  los  astros  y  los  hombres  rige? 
En  noche  oscura  la  razón  hiunana 
Vacilante  y  á  tientas  se  dirige. 
La  lepra  aqui  de  la  amlncion  tirana 
Con  bárbaro  terror  su  anhelo  aflige; 

Y  su  espíritu  allá,  persigue ,  ahoga. 
Garrote,  hoguera  ó  retorcida  soga... 

Como  tiembla  en  airado  terremoto 
Reclinando  en  sus  quicios ,  la  monti^. 
Desde  Occidente  al  ámbito  remoto 
Sacude  al  mundo  vibración  estraña* 
Aparece  Colon!  Un  mundo  ignoto 
Promete  el  genio...  se  lo  ofrece  áEspa&a: 
Lo  acepta  España,  y  en  mezquino  leño 
Hiende  los  mares  para  hacerla  dudío. 


—  340  — 


XIU. 


Descuidada  la  América  vivía 
Inocente  en  sus  bosques  seculares, 

Y  su  hamaca  que  el  agave  tegia 
Como  un  nido  colgaba  en  sus  manglares. 
Eterna  primavera  sonreía 

Á  sus  valles  estensos,  y  en  sus  mares 
Linglaba  como  el  ave  la  piragua 
Que  lastrada  con  perlas  ihi  al  agua. 

Sus  pacíficos  golfos  á  lo  lejos 
Abrazaban  lamiendo  dos  riberas; 

Y  del  mar  en  los  diáfanos  espejos 
Se  miraban  mil  islas  hechiceras. 
Irradiando  sus  prístinos  reflejos 
El  sol  en  las  gigantes  cordilleras, 
En  penachos  de  fuego  descendían, 

Ó  en  aires  trasparentes  se  fundían! 

Rezongaba  el  león  en  sus  llanuras, 
En  sus  ríos  nadaba  el  cocodrilo; 
De  la  selva  en  las  hoscas  espesuras 
El  Zinzontlí  ensayábase  tranquilo. 

Y  el  cóndor  de  los  Andes,  en  las  duras 
Rocas  abría  cavernoso  asilo; 

Y  en  medio  de  las  ráfagas  violentas 
El  rayo  iba  á  traer  de  las  tormentas. 


—  341  — 

La  voz  de  sus  torrentes  cristalinos 
Es  la  voz  de  sus  amplias  soledades» 
Que  en  esfera  de  cánticos  divinos 
Reproduce  la  voz  de  otras  edades. 
Se  deslindan  con  flores  sus  caminos; 
Son  verjeles,  sonpanpas  sus  ciudades. 

Y  la  tribu  que  habita ,  inventa  y  copia 
De  un  nuevo  edén  la  encantadora  utopia. 

Y  como  la  india  que  al  arroyo  baja 
Su  cabello  á  peinar  después  de  siesta , 
Blancos  collares  en  su  trenza  encaja 

Y  su  ilusic»!  á  deleitar  se  acuesta; 
Asi  su  cuerpo  lujuriante  alhaja 
En  cada  paso,  un  valle  manifiesta 
Un  tesoro  la  América,  y  refracta 
En  cielo  y  mares  su  belleza  intacta! 

(k)lon  arriba,  se  prosterna  y  ora. 
Cumplió  su  genio  la  atrevida  empresa. 
Magnánimo  Colon,  la  España  ahora 
Reclama  tu  magnifica  promesa; 
Gente  voraz  que  el  interés  desdora 
En  pos  de  él  el  Atlántico  atraviesa ; 
Con  grillos  recompensa  al  hombre  ilustre 

Y  del  nombre  espaiíol  arranca  el  lustre. 


Pobre  Colon !  El  hijo  de  tu  mente 

Y  equilibrio  del  orbe,  el  mundo  nuevo, 
Será  la  presa  de  rabiosa  gente. 
Hambre  de  zorros  y  de  tigres  cebo. 
Vendrán  á  bordo  de  interés  demente 
Anciano  vil  y  lúbrico  mancebo. 
Trayendo  espada  en  las  traiciones  sucia 

Y  en  la  alma  engaño  y  corruptora  astucia !. 


—  342  — 

Vinieron  muchos ,  de  riqueea  avaros  i 
Á  rescatar  con  oro  cuna  hidalga. 
Sórdidos  timbres  que  salieron  caros 
Al  que  con  ellos  aplastó  la  galga* 
Los  verdaderos  héroes  fueron  raros !••••• 
¿Hay  uno  solo  que  de  entre  ellos  valga 
Lo  que  un  Cortés  que  el  entusiasmo  loa? 
¡Cuántos  Arias  sin  &  por  un  Balboa? 

¡Mirad!  Incendio  y  destrucción  llevimdo 
Talan  valles  en  flor,  pueblos  abrasan, 

Y  una  cruz  roja  de  esterminio  alzando 
Monumentales  Teocalis  arrasan. 
Proclaman  paz  y  con  furor  matando 
Ríos  de  sangre  por  su  huella  pasan. 

Paz  y  amistad!  —y  el  lábaro  que  ostentan 
Con  sangre  de  inocentes  ensangrientan. 

En  destino  y  poder,  moderna  Roma, 
La  ciudad  santa  del  imperio  azteca 
Como  muro  en  ruinas  se  desploma 

Y  el  libre  mando  en  servidumbre  trueca. 
Corta  el  retoño  que  en  el  tronco  asoma , 
Savia  robusta  la  ignorancia  seca. 

La  envenena,  la  tuerce  y  despedaza 
El  árbol  joven  de  una  noUe  raza! 

Hijos  del  sol,  un  trono  de  gigantes 
Alzan  los  Incas  sobre  bases  de  oro. 
Cuajan  sus  valles  granos  abundantes 

Y  flores  que  ama  el  voluptuoso  moro. 
Ya  el  sol  refleja  láminas  vibrantes. 
Petos  y  cascos...  Dueños  de  un  tesoro 

Ay ,  no  se  gasta  en  ídolos  de  barro 
La  aguda  lanza  del  primer  Pizarro...! 


—  3^  — 


XIV. 


En  tu  nombre  comieoKO  este  poema , 
Ensueño  de  mi  amor,  sombra  querida , 
De  mi  celeste  aspiración  emblema, 
Flor  perfumada  de  mi  estéril  rida. 
Si  acaso  ciñes  inmortal  diadema 
Será  esta  joya  á  tu  diadema  unida? 
Si  acaso  vives  en  perenne  llanto 
Consuelo  grato  te  será  mi  canto? 

Mifa;  yo  vivo  solo,  á  todo  estraño. 
Vivo  en  mi  patria  pero  estoy  proscrito* 
A  muchos  he  hecho  bien,  á  nadie  daño; 
Más  pensar  libremente  es  mi  delito. 

Yo  no  miento  jamás,  jamás  engaño 

Espíritu  de  amor ,  yo  necesito 
Tus  favores,  la  luz  de  tu  belleía. 
Para  dejar  un  rayo  en  mi*  trístesa....! 

Yo  te  amo  á  ti  con  el  amor  del  hombre, 
Te  amo  también  con  el  amor  ÚA  loco. 
Si  doy  una  limosna  es  á  tu  nombre. 
Si  pido  inspiración  tu  nombre  invoco ! 
¿Qué  habrá  que  á  mi  alma  enamorada  asombre 
Si  cuanto  pienso  y  veo ,  en  cuanto  toco. 
Hay  siempre  un  lado  hermoso  que  refleja 
Tu  imagen  pura  que  jamás  se  aleja? 


—  344  — 

Y  este  amor  me  sublima,  me  engrandece;. 
Es  un  fuego  divino  cuya  llama 
Inmortal  como  el  sol  reaparece 

Y  en  luminosas  ráfagas  se  inflama. 
A  su  calor  el  alma  vive  y  crece , 

Y  se  siente  mayor  cuanto  mas  ama. 
Que  es  tu  dulce  mirada  su  delicia. .. 
Su  deseo  mas  grande  tu  caricia ! 

A  mi  no  me  ha  mecido  la  fortuna. 
Ni  el  cañón  saludó  mi  nacimiento; 
Madre  amorosa  en  sosegada  cuna 
Me  alimentó  de  amor  y  sentimiento. 
Por  eso  amo  las  flores  y  la  luna 

Y  la  variada  música  del  viento. 

Por  eso  amo  la  mar por  eso  te  amo! 

Por  eso  amor  del  corazón  te  llamo. 

No  voy  como  otros  van  en  busca  de  oro; 

Y  viviré  contento  en  la  pobreza. 
Pues  el  mas  raro  y  el  mejor  tesoro 
En  el  alma  lo  llevo  y  la  cabeza. 
Si  fuera  rico,  secaría  el  lloro 

Del  que  gime  infeliz mas  la  riqueza 

Es  la  fuente  también  del  egoismo 

Y  no  la  quiero  si  he  de  ser  lo  mismo. 

Yo  no  quiero  otros  bienes,  vida  mia. 
Que  tu  amor  nada  mas,  amor  fecundo. 
Religión ,  ambición  y  poesía 
Única  fé  que  me  sujeta  al  mundo. 
Tu  alma  es  la  antorcha  que  á  mi  alma  envia 
En  su  noche  la  luz,  y  en  el  profundo 
Desierto  en  que  padece  y  en  que  llora 
La  esperanza ,  cdaje  de  otra  aurora ! 


—  345  — 

Si,  yo  espero  y  te  amo!  Y  aunque  Yierte 
Hoy  lágrimas  el  alma  dolorida » 
Yo  creo  que  he  de  hablarte ,  amarte  y  verte 

Y  amarte  para  siempre  en  otra  vida ! 
Nuestro  altar  será  el  l6eh9  ^^  ^  muerta» 
Nuestro  lazo  de  unión  nuestra  partida; 

Y  el  lamentable  y  postrimer  acento 
De  nuestro  eterno  amor  el  juramento! 


Si,  yo  te  amo  y  espero.  Que  el  destino 
Descargue  en  nuestra  frente  sus  furores; 
Que  aglomere  un  imbécil,  un  mezquino. 
Sobre  un  alma  de  amor  odio  y  dolores.... 
Esperando  y  amando,  mi  camino 
Sigo  con  la  virtud  de  mis  amores ; 
Carga  preciosa,  celestial  bagaje, 
Hasta  llegar  al  término  del  viaje.... 

Y  tú ,  pobre  mujer  encadenada. 
Aroma  de  virtud  que  mancha  el  vicio. 
Por  la  ley  de  la  infamia  condenada 
A  vivir  en  perpetuo  sacrificio; 
Ama,  espera  también :  eres  amada 

Y  todo  amor  redime  del  suplicio. 

Al  fin  la  virtud  triunfa  y  resplandece, 

Y  solo  el  crimen  huye  y  se  oscurece. 

¡Ama!  ¡Espera!  Las  bellas  ilusiones, 
Esos  sueños  del  ahna  en  nuestra  infancia. 
De  otra  vida  quizás  apariciones. 
Credulidad  tal  vez  de  la  ignorancia; 
Cuando  enlaza  el  amor  dos  corazones 
Aparecen  de  nuevo,  y  la  distancia 
Uniendo  de  esas  épocas  que  huyen 
Las  fugaces  ideas  restituyen. 


--346  — 

¡Y  qué  reeaerdoft  traenl  ¡Guantas  bellas 
Esperanzas  perdidas  recojamos! 
I  Cuantas  creeneias  que  perfuman  ellas 
Huyen  entre  las  flores  que  cojemos! . 
¡  En  la  noche  indecisa  qué  de  estrellas, 
¡  Cuántos  celajes  encenderse  vemos! 
¡Ama,  espera  esa  yida  ¿  que  te  llamo.... 
Yo  que  sufro  también.  •••  espero  y  amo! 


FIN  DEL  TOMO  PRkNERO. 


índice. 


UN  CDENTO  ENDEMOMADO. 


Títulos.  Páginas. 


Dedicatoria ix 

INTRODUCCIÓN 1 

Canto  PRIMERO 11 

—  SEGUNDO 53 

—  TERCERO 103 


LA  MUJER  MISTERIOSA. 

Remembranzas 197 

Primera  parte. — Inocencia  y  seducción 205 

Segunda     —    — Desengaños 231 

Tercera     —    — Laorgia 249 

Cuarta      —    — La  muerte 265 

Epílogo 275 

Fragmentos  de  un  poema  inédito 281 


poesías 


DE 


GUILLERMO  MATTA. 


Z>E 


GÜELERMO  MATTA 


poesías  líricas. 


itpaii  eJicÍM  cmegMa  y  aueiUia. 


TOMO  SEGUNDO. 


MADRID: 

1MPRE?ITA  DE  LA  AMÉRICA  Á  CARGO  DE  F.  S.  MADJROLAS, 

CALLE  DEL  BAÑO,  XÚM.    1. 

185». 


A  MIS  HERmANOS 


FELIPE  SANTUGO  y  MANIEL  AÜÍTOMO. 


40ii^  mejor  preracio  qoe  el  nombre  deYds.  part 
nteceder  á  mis  poesías;  y  en  qué  Ingar  podrían  ir 
mas  bien  enlazados  nuestros  nombres? 

Al  ponerlos  aqnl  echo  de  menos  el  nombre  de 

otro  hermano ,  qne  debía  inscribirse  el  primero 

El  mayor  en  la  vida  ha  querido  serlo  también  en 

la  mnertel ¡,  Ha  desaparecido?  No :  vive!  Y  vive 

con  nosotros  en  la  vida  de  las  almas.  Nosotros  no 
comprendemos  la  NADA  de  la  existencia .  ni  acep- 
tamos el  olvido,  esa  negación  de  lo  que  debe  ser 
eterno. 


VUESmO  HUIMAN*, 


GmLLEanio  matta- 


Santiago  de  Chile ,  jaUo  de  1856. 


PRIMEROS  CANTOS. 


(l»i7-i8Si) 


—  19  — 


JEHOVÁ. 


Oh !  tú  que  habitas  la  inmortal  morada , 
Tú  que  por  todas  partes  te  presentas, 
En  el  tranquilo  espacio ,  en  las  tormentas, 
Ó  en  el  estéril  jérmen  de  la  nada. 

Tú  que  la  eternidad  inmensurada 
Son  los  años  de  vida  que  aqui  cuentas ; 
Tú  que  entre  soles  mil  tu  trono  asientas 
Bañando  en  infinitos  tu  mirada. 

• 

Jehovál  Jehová!  justo  y  divino; 

Tú  que  al  hombre  creaste  á  imagen  tup 

¿Por  qué  le  dejas  solo  en  su  camino? 

¿Por  qué  dejas  que  tu  obra  se  destruya, 
Y  que,  asido  á  la  huella  del  destino. 
El  hombre  adore  el  mal  y  del  bien  huya? 


—  20  — 


INSPIRAOON. 


Vírgenes  puras  que  guardáis  la  fuente 
De  fecunda  y  grandiosa  inspiración , 
"Venid  á  mi ;  verted  sobre  mi  frente 
De  vuestra  onda  magnífica  el  torrente » 
Para  lanzar  al  viento  mi  canción. 

Venid,  que  siento  poderosa  llama 
Dentro  del  pecho  conmovido  arder ; 

Y  se  alza  en  espiral  y  se  derrama, 

Y  mi  entusiasmo  juvenil  inflama 

En  inefable,  incógnito  placer. 

* 

La  gloría ,  sí ,  la  gloria ;  único  ensueño 
Grande,  sublime,  que  conservo. igual. 
Única  adoración  que  no  desdeño, 
Única  luz  que  en  perseguir  me  eippeño ; 
Luz  que  brilla  en  las  sombras  inmortal. 

Inspiración ,  inspiración,  yo  quiero 
Alzar  el  pensamiento  á  otra  región. 
Hender  las  nubes  cóndor  altanero » 
A  mis  plantas  mirando  un  mundo  entero . 
Que  vejeta  en  raquítica  inacción. 

Quiero  oír  el  bramar  de  la  tormenta 
En  el  cráter  hirvíente  de  un  volcan; 

Y  el  trueno  que  los  valles  amedrenta , 

Y  el  rayo  que  en  las  cúspides  revienta 
Sobre  peñascos  que  rodando  van. 


—  21  _ 

Y  el  mar  que  se  alza  y  en  violento  empuje 
Agolpa  ola  tras  ola  con  furor... 

Y  ora  con  voz  de  torbellino  ruje, 
Ora  en  la  arena  pedregosa  cruje 
Soltando  las  espumas  del  rencor. 

Despliegúese  á  mi  vista  el  infinito 
Manto  que  oculta  lo  que  fué  y  será; 
Abismo  de  ceniza  ó  de  granito 
Que  cubre  los  misterios  del  delito; 
Monte  de  escombro  que  cayendo  vá. 

¡Venid!...  yo  quiero  levantar  la  mente; 
Quiero  arrancar  la  vida  del  dolor » 
En  puras  lluvias  refrescar  la  frente 

Y  con  la*alegre  faz  del  inocente 
"Vivir  de  luces  y  vivir  de  amor. 

¡Ay!  esta  vida  que  doliente  vivo 
Es  la  odiosa  inacción  del  ataúd. 

Y  si  la  enciende  un  rayo  fujitivo 
Tengo  que  refrenar  mi  orgullo  altivo. 
Tengo  que  anonadar  mi  juventud. 

Olas  de  luz  mis  altos  pensamientos 
Se  me  agolpan  en  rápido  vaivén; 

Y  dando  nuevo  brío  á  mis  alientos 
Sobre  mi  frente  azótanse  violentos 
Chocando  las  arterias  de  mi  sien. 

¡Oh!  no  hay  un  labio  que  me  diga  canta! 
No  hay  unos  ojos  que  con  luz  de  amor 
Duminen  la  senda  que  me  espanta ! 
¡Ah!  ningún  astro  mi  martirio  encanta. ... 
Es  noche»  eterna  noche  mi  dolor. 


—  22  — 

¡Ay!  nadie  escucha  mi  penosa  qucga, 
Dolorosa  espresion  de  mi  existir. 
Lágrima  de  ateísmo  que  refleja 
Una  visión  tenaz  que  no  me  deja 

Y  que  me  hace  dudar  y  maldecir. 

Fantasma  de  terror,  horrible  gota 
Que  empañara  el  cristal  de  mi  virtud; 
Delirante  ilusión  mil  veces  rota, 

Y  cuyo  espectro  en  los  escombros  flota... 
Fuego  fatuo  que  alumbra  á  un  ataúd  !••• 

No  importa,  no;  llevemos  esa  carga 

Y  lloremos  del  harpa  al  ronco  son. 

La  existencia  mas  triste  es  la  mas  larga. 

Y  cada  vez  mas  lenta,  mas  amarga 
La  angustia  vá  royendo  al  corazón. 

« 

Espíritu  celeste ,  sube ,  vuela ! . .  • 
Burla  la  impía  tradición  del  mal; 
La  nube  rasga  que  á  la  imagen  veb» 

Y  si  otro  mundo  tu  ambidon  anhela 
Tú  le  hallarás,  espíritu  inmortal  I 

Rujan  los  aires  por  el  rayo  heridos 
Gomo  ruge  en  las  pampas  el  jaguar; 
Los  montes  en  su  quicio  sacudidos 
Mezclen  su  ronco  son  á  los  rujidos 
Azotados  por  la  onda  de  la  mar. 

1 

¡Oh!  sublime,  magnifk»  armonía! 
La  creación  palpita  de  placer. 
Amalgama  de  fiíerza  y  de  apatía, 
Lucha  de  la  existencia  y  la  agoniat 
Preludio  de  la  vida  y  del  no  aer!. 


i«.* 


—  23  — 

En  vano  un  mundo  ya  desierto  pueblas* 
Palacio  ideal  que  habita  el  porvenir. 
Como  tiene  la  noche  sus  timd)las. 
También  el  corazón  tiene  sus  nieblas. 
Sus  varías  estaciones  que  cumplir. 

Las  negras  nubes  por  la  esfera  pasan 

Y  azulan  mas  su  mágica  rejion. 
Las  otras  ¡ay!  el  corazón  arrasan , 
En  pelotones  hórridos  se  amasan 

Y  siempre  agüeros  de  tormenta  son. 

Vírgenes  puras  que  guardias  la  fuente- 
De  sublime  y  fecunda  inspiracioDy 
Venid  á  mi;  verted  sobre  nú  frente 
De  vuestra  onda  profética  el  torrente 

Y  se  esparza  con  ella  mi  canción. 

Y  á  mis  cantares  se  una  la  amorosa 
Armenia  del  aire,  ese  laúd 
Qué  arranca  de  su  cuerda  misteriosa 
Voz  de  ternuras  que  jamás  reposa. 
Himno  de  aspiración,  de  juventud! 


Dadme  del  gémo  el  vigoroso 

Y  voz  de  la  estension  del  huracán. 
Para  espresar  mi  altivo  pensamiento, 

Y  dar  su  Uama  al  sol,  su  polvo  al  viento;, 

Y  el  germen  ¿  los  siglos  que  vendrán! 


—  24-^ 


CONSUELOS, 


I. 


¿Por  qué  y  hermosa ,  en  tus  ojos  vagar  miro 
Las  sombras  del  dolor, 

Y  en  tus  rosados  labios  el  suspiro 
De  tu  risa  ha  turbado  el  esplendor? 

¡Mira  y  contempla!— En  el  azul  sereno 
Brilla  radiante  sol  ; 
Su  hermoso  disco  en  tu  virgíneo  seno 
Lucirá  su  mas  fúlgido  arrebol. 

Ven;  alegre  y  tranquila  es  la  montaña 

Y  convida  al  placer  y  los  amores: 
La  pradera  aromosa  se  alza  ufana 
Con  su  diadema  de  pomposas  flores. 


IL 


Lejos  aquí  del  mundo  y  su  falsía 
El  alma  gozará; 

Y  á  otros  campos  feliz  tu  fantasía 
En  alas  de  la  dicha  subirá. 

El  álamo  te  ofrece  grata  sombra, 
Su  canto  el  ruiseñor; 
Las  purísimas  flores  blanda  alfombra 

Y  la  brisa  perñimes  y  frescor. 


—  25  — 

Ven,  infelice,  ven ;  de  la  amargunt 
Apuraste  la  copa  envenenada! 
¡Ay  y  bella  rosa  que  naciste  pura 
Para  vivir  tan  solo  una  alborada! 

III. 

¡Lloras...  ¿Qué  lloras?  ¿Tu  perdido  hechizo? 
Tu  perdida  ilusión? 
Ya  pasaron...  El  tiempo  los  deshizo, 

Y  hoy  un  sarcasmo  de  tu  vida  son. 

Ayer  tu  alma  latia  al  eco  blando 
De  amorosa  canción; 
Hoy  vive  solo  en  su  ddor  pensando 

Y  permanece  helado  el  corazón. 

Pasa  entre  flores  al  nacer  la  vida; 
Luego  espinas  no  mas  la  planta  huella! 

Y  ay!  solo  queda  de  esa  edad  florida 
De  un  primer  sueño  la  memoria  bella! 

IV 

Aquí  ohidaiido  cuanto  fué  mentira 
De  un  ensueño  falaz, 
Tu  corazón ,  hermosa,  que  suspira 
Tendrá  un  instante  de  contento  y  paz. 

Aqüi  el  alma  arrobada  se  consuela 
Y  engaña  al  padecer/ 
Ay!  El  tiempo  feliz  tan  presto  vuela, 
Llevándose  ilusiones  y  placer!.. 

¿Usé  qué  importa?  En  el  campo  entre  las  flores 
Hallarás  otra  vez  tu  muerto  encantd. 
Ven  á  olvidar  tormentos  y  dolores!.. 
Ven  de  tns  ojos  á  enjugar  el  llanto. 


-«28  — 


III. 


¡Oh ,  yo  te  adoro !  Cual  la  blanca  estrella 
Que  en  el  océano  guia  al  marinero, 
Do  quier  me  {[uia  tu  mirada  bella 
En  mi  penoso,  lúgubre  sendero! 

« 
Do  quier  tus  pasos  con  amor  ardiente 

Sigo  anhelante...  Eterna  tu  memoria 

Vive  risueña  en  mi  infelice  mente 

Como  el  recuerdo  de  futura  gloria... 

Mas  ¡ay!  quizás  en  otro  amor  mecida, 
Mientras  que  yo  sin  esperanza  canto, 
En  dulce  halago  rodará  tu  vida... 

Y  con  desden  desecharás  mi  llanto...! 

¡Dichoso  aquel  que  á  todo  indiferente 
Sin  pensar  en  ayer  ni  en  el  mañana , 
Esas  torturas  del  amor  no  siente 

Y  goza  sin  pensar  su  edad  lozana! 

¡Triste  de  mi  que  de  placeres  ávido 
En  el  albor  apenas  de  mi  vida, 
A  ése  mar  del  amor  me  lancé  impávido 
De  amor  el  alma  y  de  esperanza  henchida! 

Entonces  no  temía  los  dolores ; 

Y  corriendo  á  ese  mundo  de  placeres 
Apuraba  en  la  orgia  los  amores 

Y  en  los  brazos  de  impúdicas  mujeres. 

Alli  embriagado  en  báquicos  festines 
Creí  habitar  el  mundo  de  mis  sueños; 

Y  aUi  vía  mis  fuentes,  mis  jardines, 

Y  los  cuadros  de  amores  haJagueSos» 


—  29- 

¡  Ay  de  aquel  que  las  sendas  de  la  vida 
Cruza  buscando  frivolos  placeres  I 
¡  Ay  del  que  arrofa  su  ilusión  florida 
En  el  seno  de  lúbricas  mujeres ! 

AI  término  haUará  de  ese  camino 
Adonde  ansioso  de  gozar  se  lanza; 
Que  el  fatídico  dedo  del  destino 
Adiós  decid ,  ha  escrito,  á  la  esperanza ! 

IV. 

Oid  un  instante 
Mi  acerbo  quebranto; 
Del  alma  transida 
La  amarga  aflicción ; 
Los  dulces  amores 
Que  fueron  mi  encanto 
Y  que  hoy  agostados 
De  carga  me  son..... 


Un  dia  sereno 
Brilló  en  que  lucia    . 
Has  bello  que  nunca 
Mi  cielo  de  amor. 
Cubriólo  una  nube 
Compacta 9  sombría; 

Y  el  rayo  en  su  vientre 
Rugió  con  furor. 

Cruzaron  relámpagos. 
Los  rayos  cayenm: 
Se  alzaron  revueltas 
Las  ondas  del  marl 
Los  lúgubres  ecos 
Unay!  repitieron 

Y  el  trueno  en  la  atmósfera 
•Sintióse  rodar! 


-   80  — 

La  nave  muy  débil 
Rompióse  al  momento ; 
El  mástil  quebrado 
Del  rayo  cayó. 

Y  en  brazos  la  nave 
Del  mar  turbulento 
Con  pompa,  ilusiones 

Y  amores  se  hundió. 


Yo  triste,  cansado. 
Quédeme  en  la  orilla ; 
El  pecho  Yació 
Yelabnasinfé. 
Tan  solo  del  tedio 
La  luz  amarilla. 
El  áspera  senda 
Le  muestra  á  mi  pié ! 

Tal  vez  ay !  muy  pronto 
Mi  yerta  amargura, 
Los  rayos  apague 
De  mi  juventud. 
Y  escanda  esos  sueños 
De  fatua  locura 
En  mísera  tumba, 
Estrecho  ataúd! 


El  livido  espectro 
De  muerte  temida 
Á  mi  alma  no  espanta , 
No  temo  su  horror. 
Que  venga  si  quiere.... 

He  cansa  la  vida 

Deseo  la  muerte 

Me  agovia  el  dolor ! 


—  31  — 
V. 

¿Mas  para  qué,  ¡oh,  hendosa 
Tu  cristalino  cielo 
Radiante  de  alegria 
Con  nube»  encubrir?.. 
Jamás  esas  fantasmas 
De  maldecido  duelo 
Se  alzarán  á  ocultarte 
Tu  hermoso  porvenir! 

Jamás  j  jamás!  Henchida 
De  candidas  ficciones. 
Como  la  flor  que  guarda 
Su  virginal  o]pr ; 
Tu  vives,  hechicera. 
Un  mundo  de  ilusiones. 
Un  cielo  de  delicias 
De  risas  y  de  amor. 

Tu  planta  aun  no  ha  tocado 
El  lodazal  inmundo; 
De  la  miseria  horrible 
No  traspasó  el  dintel; 

Y  lejos  de  los  vicios 

Y  abismos  de  este  mundo, 
Tu  púdica  inocencia 

Te  sirve  de  dosel 

Felice  tú ,  felice! 
Los  ayes  de  amargura 
Tu  corazón  tranquilo 
Jamás  perturbarán. 
Impíos  huracanes. 
La  flor  de  tu  hermosura 
Con  su  hálito  pestífero 
Jamás  marchitarán. 


-«32  — 

Que  allá  en  tu  delOy  ¡oh  ángel! 
A^viendo  sin  mancilla. 
Las  auras  aspirando 
De  plácida  ilusión; 
Jamás  el  llanto  quema 
Tu  Cándida -megilla, 

Y  vive  sosegado 
Tu  virgen  corazón. 

Vive  allá!  Nunca  bajes. 
Porque  el  impuro  aliento 
De  esta  cloaca  inmunda 
Manchara  tu  beldad: 

Y  tu  alma  roerían 

£1  áspid  del  tormento 

Y  el  orgulloso  tedio 
De  herida  vanidad. 

No  temas  que  atrevido 
Penetre  en  tu  santuario, 
¡Oh  virgen  pudorosa 
Que  en  mis  ensueños  vi! 
Yo  quedaré  en  la  tierra 
Vagando  solitario, 
Cantando  mis  dolores. 
Pues  que  á  llorar  nací! 


Quédate  allá!  He  basta 
Mirarte  en  mis  ensueños, 
Y  entre  las  brumas  pálidas 
Me  basta  oir  tu  yoas,   . 
Que  modulando  flébil 
Cantares  halagüeños 
En  armoniosos  ecos 
Disuélvese  veloz. 


—  33  — 

He  basta  contemplarte 
Angelical  y  pura 
En  el  primar  reflejo 
Del  alba  al  despertar. 

Y  aunque  doliente,  triste. 
Tu  mágica  hermosura 
Poder  cual  la  imagino 
En  mi  laúd  cantar 

En  tu  mansión  sagrada 
Contempla  el  mundo  vano. 

Y  envíale  un  recuerdo 
A  aquel  que  te  cantó!.... 

Quédate  allá  en  tu  cielo. 
Querube  soberano. 
Mientras  que  acá  en  la  tierra 
Tu  hueUa  busco  yo ! 

Yo  viviré  adorando 
Tu  candorosa  imagen , 
Gomo  el  recuerdo,  hermoso, 
De  un  ya  perdido  amor; 
Y  mis  profanos  cantos 
No  temas  que  la  ultrajen, 
Ni  los  acentos  fúnebres 
De  mi  tenaz  dolor ! 


ToMOlf. 


—  34  — 


OLVIDA. 


¿Por  qué  estas  siempre,  adorada. 
Taciturna  y  silenciosa. 
Como  el  ángel  que  reposa 
En  una  tumba  olvidada 
Arrodillado  en  la  losa , 
Muda  estatua  de  dolor? 

Las  flores  de  tu  hermosura 
Las  ha  marchitado  el  llanto.... 
¿Qué  resta  de  tu  ventura? 
¿Qué  te  queda  de  tu  encanto? 
No  vive  en  tu  desventura 
Ninguna  dulce  ilusión.... 

¿El  recuerdo  te  devora 
De  tu  dicha  ya  perdida?.... 
Volverá  con  otra  aurora. 
Bella ,  tus  penas  olvida. 
£1  llanto  te  descolora, 
Di  á  tus  pesares  adiós. 

Olvida  si,  que  el  olvido 
Es  bálsamo  de  la  vida. 
Del  ánima  dolorida 
Aparta  el  triste  gemido. 
Y  la  esperanza  perdida 
Vuelve  al  yerto  corazón. 


—  35  — 


PRONÓSTICO. 


— JÓ¥eD»  adonde  vás?--Voy  hacia  el  mundo. 
—Y  qué  Yas  á  buscar?-— Una  esperanza. 
— Sabes  lo  que  es  el  mundo?— Has  profundo; 
Pero  tengo  en  mis  fuerzas  confianza. 

—Qué  quieres  conquistar?— Quiero  la  gloria; 
Quiero  para  mi  frente  una  diadema. 
— No  sabes  cuánto  vale  esa  memoria, 

Y  que  es  tu  don  tal  vez  un  anatema? 

— Qué  me  importa?  La  artística  coluna 
Aun  estando  caida  es  tan  gallarda •... 
Es  monótono  el  sol  sin  niebla  alguna; 
Solo  me  hace  infeliz  porque  ya  tarda. 

— Y  bien,  camina ;  tu  ambición  ardiente 
Lleve  tu  genio  y  juventud  consigo. 
¡Ay  del  rayo  que  abrasa....  j  Ay  del  torrente.... 
Joven,  te  perderás;  yó  te  lo  digo! 

—Qué  me  importa!  Yo  siento  que  he  nacido 
Para  saber  morir,  para  ser  grande  ! 
Quiero  triunfar  del  tiempo  y  del  olvido. 
Que  hable  mi  gloria  al  que  mi  ser  demande, 

Y  repitan  los  siglos  grande  ha  sido! 

Pindaro,  Calderón,  Dante,  Petrarca, 
¿Qué  hay  mas  bello,  decid,  que  vuestro  nombre? 
Si  mi  nombre  el  destino  entre  ellos  marca 
¿Qué  importa  lo  demás?  Perezca  el  hombre. 
Descienda  esclavo,  y  álzese  monarca! 


—  36^ 


ENCUENTRO. 


Blanca  como  la  nieve  de  las  cumbres» 
Púdica  como  el  velo  de  una  virgen, 
Gomo  la  primera  flor, 
La  encontré  esta  mañana 
En  su  sofá  tendida 
Recreándose  dormida 
En  éxtasis  de  amor. 

Bella  como  un  recuerdo  de  ventura» 
Tímida  como  tórtola  inocente 
Que  acosa  el  cazador. 
Despertóse  admirada 
Buscando  su  núrada 
Sus  sueños  en  redor. 

Tierna  como  la  flor  de  la  montaña 
Que  se  arroja  á  las  aguas  del  torrente» 
Delirante  de  amor 
Arrojóse  á  mis  brazos 
Formando  estrechos  lazos 
De  fé,  de  amante  ardor. 


—  37  — 


JUVENTUD, 


'  Cuando  me  dices:  cNada 
Deseo  yo  oi  tus  bitizos, 

Y  mi  alma  enamorada 
Prendida  en  esos  lazos 
De  su  pesar  olvidase 

Y  sok)  aspira  amor; 
Oh!  si»  tu  dulce  acento 

Gomo  acordada  lira 
Semejase  á  un  concento. 
Ora  tierno  suspira 
O  arrebatado  en  éxtasis 
Se  esparce  con  vigor. 

I 

V 

Oh!  Que  te  escuche  deja. 
Por  compasión  rclpite 
Esa  sentida  queja;  * 

Y  el  eco  que  la  imite 
Esa  armonía  angélica 
Conducirá  hasta  mi. 

Que  cuando  estás  ausente 

Y  con  el  tedio  lucho, 
Vibrando  dulcemente 
Esa  canción  escucho; 

Y  al  son  de  su  voz  mágica 
Estoy  pensando  en  ti.» 

Oh!  entonces ,  vida  mia. 
Siento  bullir  un  fuego. 
Deliro,  y  ay!  querría 
A  tu  amoroso  ruego 
Cantar  como  los  ángeles 
Angélica  canción. 


—  38  — 
Y  audaz,  amante  y  tierno 
No  envidio  al  ángel  mismo. 
Que  allá  el  laúd  eterno 
Del  puro  idealismo 
Dará  al  amor  sus  cánticos 
Uniendo  letra  y  son. 

Que  aquí  materia  impura 
9G  corazón  aprieta. 
Subir  hasta  la  altura 
En  Taño  ansia  el  poeta» 
Queriendo  como  d  águila 
£1  firmamento  hender. 

Estréllase  en  ks  rocas 
Su  vigoroso  anhdo ; 
Son  ilusiones  locas 
Su  luz,  su  amor,  su  cielo; 
Es  una  planta  fúnebre 
Que  crece  á  padecer. 

Sus  penas,  sus  dolores 
En  este  mundo  cante ; 
Lamente  sus  amores 
Has  de  él  no  se  levante. 
Un  anatema  férreo 
Detiene  su  ambición; 

Vagando  eternamente 
No  encontrará  una  almohada 
En  que  posar  la  frente; 
Y  la  mujer  amada 
Será  en  su  noche  lóbrega 
También  una  visión. 

Le  mentirá  mil  goces 
La  mágica  esperanza 
Que  pasarán  veloces 
Siguiendo  la  mudanza 


—  39  — 

De  este  anchuroso  océano 
Que  bate  el  huracán. 
La  juventud  lozana 
Agostará  sus  flores. 
La  cercarán  mañana 
Fastidios  y  dolores; 
Solo  recuerdos  fúnebres 
Al  ahma  quedarán!... 

El  viento  la  hoja  leve 
Arrastra  en  presta  huida; 
Si  fueras  /ay!  ulf  breve 
Beso  de  amor  ó  vida. 
Ni  lloraría  el  misero 
Angustias  de  dolor! 

Oh!  Si  pudiese  en  brazos 
De  la  por  quien  deliro 
Gozoso  en  sus  abrazos 
Dar  el  postrer  suspiro, 
Y  recibir  el  último 
Beso  de  tierno  amor! 

Muriendo  de  esa  suerte 
Cual  la  mayor  ventura 
Bendeciré  la  muerte. 
Que  alivie  mi  amargura 
Cortando  el  hilo  efímero 
Que  enlaza  mi  existir; 

Y  me  concede  al  lado 
De  la  mujer  que  adoro. 
La  que  canté  inspirado, 
La  que  calmó  mi  lloro. 
Alzando  el  postrer  cántico 
La  dicha  de  morir! 

Porque  junto  á  ella  olvido 
Hundo ,  dolores ,  penas ; 


—  40  — 

El  ¡ay!  de  mi  gemido; 
f>  siento  por  mis  venas 
Hervir  el  fuego  armónico 
De  ardieiáe  inspiración. 

Oh !  Déjame  en  tu  pecho 
Posar  mi  ardida  frente!... 
Se  calme  mi  despecho.... 
Así....  ¡Cuan  dulcemente 
Penetra  tu  suave  hálito 
Hasta  mi  corazón!.... 


—  41  — 


CUNA  Y  SEPULCRO. 


,m    ai^   A 


Tejido  de  miserias  y  de  engaños,* 
Vida,  nudo  fatal ,  ¿quién  te  desata 
Si  41  c<intinuo  trastorno  de  los  años 
Cuanto  mas  lo  anhelamos  mas  te  ata? 

Corriendo  sin  cesar,  corriendo  vamos 
Tras  un  mundo  que  fínje  el  devaneo, 

Y  sin  descanso ,  inquietos  caminamos 
De  un  deseo  que  espira  á  otro  deseo. 

¿  Y  es  acaso  la  vida  este  delirio 
Que  el  alma  mata,  que  el  sentido  embarga? 
¿Y  es  acaso  la  vida  este  martirio 
Que  la  ilusión  mas  dulce  torna  amarga? 

¿Qué  hay  en  la  tierra  que  brindamos  pueda 
Un  goce  verdadero,  sin  pesar, 
Si  el  mismo  goce  con  su  azar  nos  veda 

Y  nos  obliga  siempre  á  lamentar? 

Como  esas  flores  que  el  curioso  admira. 
Estendiendo  á  la  luz  bellos  colores. 
Dejan  al  pobre  que  su  aroma  aspira 
Inagotable  germen  de  dolores. 

¿Qué  hay  en  el  cielo?  Crédulo,  dichoso 
Niño,  quenada  malo  comprendía. 
Tras  ese  velo  azul  y  esplendoroso 
La  ventura  y  im  Dios  hallar  creia. 

Pero  después  miré  las  tempestades 
De  8u  seno  brotar....  Vi  que  aterraba. 
Que  á  destruir  humanos  y  ciudades 
El  rayo  destructor  vi  que  lanzaba. 


—  42— 

Amontonando  nieblas  sobre  nieblas 
Roban  la  luz  que  el  existir  difunde; 

Y  flotando  en  un  aire  de  tinieblas 
Con  la  nada  la  vida  se  confunde* 

Tal  vez  existe,  pero  mas  lejano 
Ese  cielo  que  el  hombre  hallar  pretende.    \ 
Cielo  á  do  vuela  el  pensamiento  humano 
Cuando  en  grandiosa  inspiración  se  enciende. 

Oh!  Si  á  lo  menos  candida  é  inmoble, 
Como  losa  sagrada  en  una  ruina, 
Quedase  al  alma  una  creencia  noble 
En  la  duda  voraz  que  la  domina!... 

Luz  inmortal,  inestinguible  llama; 
Eco  del  cielo,  augusta  poesia, 
En  mi  insaciable  corazón  derrama 
Esa  verdad  que  comprender  ansia. 

Separa  de  él  la  temerosa  sombra. 
Que  tu  divino  resplandor  oculta, 

Y  él  espectro  de  muerte  que  me  asombra 
En  su  mezquina  oscuridad  sepulta. 


Porque  anhelando  vivir 
No  es  vivir,  es  padecer. 
Sin  encontrar  que  creer. 
Sin  tener  que  bendecir! 

Por  el  lóbrego  camino 
De  la  firia  indiferencia. 
Es  un  tedio  la  existencia 
Y  es  su  verdugo  el  destino. 


—  43  — 

Envuelta  en  el  temporal 
¿Adonde  irá  la  barquilla.. .7 
Irá  á  encaUar  en  la  orilla 
Sobre  el  peñasco  fatal. 

En  desatado  torrente 
Ay!  pobres  hojas  caidas. 
Eternamente  perdidas, 
Hundidas  eternamente! 

¿Pero  qué  hacer?  ¿En  el  mui^do 
Do  está  la  verdad  escrita? 
¿Donde  la  letra  bendita 
De  ese  lenguaje  profundo? 

Si  el  sol  de  la  juventud 
Ha  de  nublar  la  esperiencia , 
¡  Maldita  sea  la  ciencia 
Que  resuelve  un  ataúd! 

Alli  la  verdad  se  encierra; 
Alli,  nos  dice,  está  el  hombre 
Con  su  fortuna  y  su  nombre , 
Montón  de  polvo  y  de  tierra! 

Y  es  este  el  hoiobre  orgullo^ 
Que  remontaba  su  vuelo, 
Creyendo  inmortal  su  anhelo 
Imponente  y  jactancioso. 

Y  de  la  loca  esperanza 
Y  la  loca  vanidad , 

¿Es  esta,  ¡oh  Dios!  la  verdad 
Que  al  fin  pensando  se  alzanza? 


—  44  — 

Guando  mañana  despierte 
D^  su  largo  desvario, 
¿Verá  su  írostro  sombrío 
Escjímio,  impotencia,  muerte? 

Y  han  sido  rayos  fugaces 
Tantos  momentos  perdidos. 
Tantos  dolientes  gemidos , 
Tantas  dudas  pertinaces! 

Y  la  continua  agonia 
Eco  de  mi  soledad, 
Por  alcanzar  la  verdad 
Que  la  vida  consumía ! 


Mis  largas  noches  velando 
A  la  luz  de  vela  incierta , 
En  mi  cámara  desierta 
Sobre  un  libro  meditando! 


Ya  en  aislado  cementerio 
Sobre  una  losa  olvidada , 
De  la  existencia  pasada 
Interrogando  el  misterio. 

Ya  en  respetuosa  oración 
En  el  templo  sacrosanto. 
Pidiendo  un  Dios  en  mi  canto 
Que  DO  hallaba  la  razón... ! 

Y  todo  inútil  ha  sido; 
Y  tan  solo  á  mi  plegaría 
En  su  nave  solitaria 
£1  silencio  ha  respondido. 


-,45  — 

Eae  silencio  profundo 
Que  rdna  sobre  una  tumba , 
En  donde  nunca  retundía 
Ningún  suspiro  del  mundo. 

'  Silencio  fúnebre.  ••  muda. 
Pavorosa  oscuridad, 
Que  encarcela  á  la  verdad 
En  la  noche  de  la  duda. 

Adonde  estás?  Mi  deseo 
Verdad ,  en  vano  te  busca. 
¡Qué  nube  tétrica  ofusca 
Tu  esplendor  que  no  le  veo ! 

¿Será  preciso  morir 
Verdad ,  para  comprenderte? 
Verdad,  si  estás  en  la  muerte 
Por  qué  viviendo  sufirir? 

¿Por  qué  en  vértigo  violento? 
¿Por  qué  en  delirio  incesante 
Gomo  un  cometa  flotante 
Arrastras  al  pensamiento, 

Si  no  eres  mas  que  una  idea. 
Una  mágica  mentira. 
Que  la  vanidad  retira 
Cuanto  mas  se  le  desea?... 


La  muerte  es  la  existencia.  Peregrino 
El  mortol  en  este  áspero  camino. 
El  término  del  viaje  encuentra  alU. 
T  bella  mariposa  desplegando 
Sus  blancas  alas,  rápida  volando 
El  alma  alcanza  su  ilusión  de  aquí. 


—  46  — 

¿Y  adonde  váf  ¡Quién  sabe!...  El  esqueleto 
Deja  sobre  su  túmulo  el  secreto» 
lncmn|Hr«nsfMe  ser,  quién  eres  tíñ 
Los  siglos  á  los  siglos  se  suceden 

Y  nunca,  nunca,  comprenderse  pueden 
Los  misterios  que  guarda  un  ataúd. 

El  hombre  nace,  y  en  su  sol  primero 
Su  cuna  alumbra  pálido  lucero, 
Llanto  y  gemidos  su  lenguaje  son. 
Agovia  su  alma  vigoroso  peso; 
Un  suspiro  desgarra  en  cada  beso 

Y  el  viento  zumba  en  ecos  de  dolor... 

Tal  vez  cuando  mañana  yo  despierte 
Se  alzará  el  esqueleto  de  la  muerte 
Ostentando  sus  odios  junto  á  mí. 

Y  los  hombres  dirán:  ha  descendido... 
Un  nuevo  astro  su  luz  ha  oscurecido ; 
Brillar  lo  contemplé,  caer  lo  vi!... 

Caigan  sobre  su  tumba  bendiciones 

Y  rueden  misteriosas  ilusiones 
Por  la  desierta  lóbrega  mansión, 

Y  recuerden  sus  gratas  armonías 
Las  muertas  dichas  de  pasados  dias, 
La  esperanza  postrer  del  corazón! 

• 

De  la  mentira  rasgúese  la  venda, 

Y  la  verdad  angélica  descienda 
Entre  los  rayos  fúlgidos  del  sol. 
Como  esas  creaciones  ideales 
Ornadas  de  riquísimos  cendales 

Y  en  nubes-  de  jacinto  y  de  arrebol 


—47  — 


DESTINO. 


Hay  seres  en  el  mundo  desgraciados 
Para  quienes  la  vida  es  una  carga; 
Seres  tal  vez  para  sufrir  creados 

Y  á  quienes  la  injusticia  de  los  hados 
Cuanto  ella  es  mas  penosa  mas  alarga. 

Seres  que  nacen  con  una  alma  pura , 
Exenta  de  mentiras  y  de  engaño ; 
Pero  en  quienes  se  ceba  la  amargura 

Y  el  feroz  Satanás  del  desengaño, 
Que  en  su  casta  virtud  babas  destila 

Y  su  esperanza  virgen  aniquila. 

¿Qué  haoer?  ¿Qué  hacer?  En  tan  adversa  suerte 
Es  preciso  buscar  algún  consuelo 
En  los  lívidos  brazos  de  la  muerte 
Tal  vez  soñando  un  ilusorio  cielo. 
O  si  para  el  tormento  es  alma  fuerte , 
Arrojando  al  pasado  un  denso  velo, 
Vivir  llorando  su  ignorado  duelo. 


—  48— 


EtfPROVISAaON. 


Sophd  brisas,  soplad;  alzaos  Qores; 
Henchid  de  aromas  la  ondeante  esfera 

Y  empapad  en  riquísimos  olores 
Su  finísima  y  negra  cabellera. 
Meced  su  corazón,  puros  amores, 
Sueño  feliz  de  su  ilusión  primera; 

Y  ocultad  su  mentido  devaneo 
C(m  las  fáciles  gracias  del  deseo, 

Ah !  Que  no  vean  sus  hermosos  ojos 
En  ese  vidrio  que  la  luz  refleja. 
La  existencia  de  tedios  y  de  enojos 
Que  el  gozado  placer  al  fin  nos  deja; 
De  im  penoso  recuerdo  los  sonrojos ; 
La  precoz  senectud  que  nos  aqueja 
Guando  nos  dan  los  maldecidos  años 
Inútil  fuego,  angustia  y  desengaños  I 

Y  brille  el  alba  en  la  azulada  cumbre» 

Reflejando  la  luz  del  sol  tiaciente ; 

Y  siempre  alegre  su  inocencia  alumbre 

Y  de  suave  esplendor  bañe  su  frente. 

Y  cuando  el  sol  con  su  fecunda  lumbre 
De  la  tierra  ilumine  el  otro  oriente 

Y  la  noche  estos  cielos  amortaje, 
Para  velar  su  sueño  un  ángel  baje ! 


—  4»  — 


LA  BELDAD  Y  LA  ROSA* 


BKIAAlk 

¿Dime ,  flor  altiva  y  bella , 
Quién  te  ha  dado  esos  olores 
Y  ese  matiz  que  destella 
Tan  hermosos  resplandores? 

¿De  algún  espíritu  aerio 
Eres  acaso  morada , 
Ó  tienes  en  cautiverio 
Al  amante  de  alguna  hada? 

¿Y  tal  vez  ese  color 
Que  tiñe  á  tus  bellas  hojas , 
Es  el  fuego  de  su  amor» 
El  aire  de  sus  congojas? 

¿Ó  al  descender  ¿  su  ocaso 
£1  sol  entre  rojas  llamas. 
Alguno  te  preste  acaso 
De  esos  rayos  que  tanto  amas? 

Pues  te  alzas  tan  orgullosa , 
Tan  esponjada  y  gentil. 
Que  pareces  linda  rosa 
Sultana  de  este  pensil. 

¿Dime,  flor,  tanta  belleza 
Será  burla  de  la  suerte? 
¿Doblegará  tu  cabeza 
£1  aliento  de  la  muerte? 
ToHoIL 


—  50^ 


ROSA. 


*  No  preguntes,  niña  hermosa ; 
Sigue  ignorante  el  camino. 
Nace  gallarda  la  rosa 
Y  morir  es  6ü  destino. 

Soy  una  flor  como  todas 
En  vejez  y  juventud. 
Si  luzco  en  mesa  de  bodas» 
También  orno  el  ataúd. 

Yo  no  tengo  en  cautiverio 
Al  amante  de  una  hada. 
Ni  soy  de  espíritu  aerío 
La  bellisima  morada. 

Este  perfume  suave, 
Este  pabellón  de  grana. 
Si  el  viento  sopla ,  ¡  quién  sabe ! 
Serán  cenizas  mañana. 

Y  cuando  el  astro  incansable 
Luzca  su  dulce  esplendor. 
Un  escombro  miserable 
Hallará  en  vez  de  esta  flor. 

Yete,  vete,  niña  hermosa, 
Sigue  ignorante  el  camino , 
Que  la  beldad  y  la  rosa 
Yiven  el  mismo  destino! 


-51  — 


HORA. 


Cuando  el  crepúsculo  Vago 
Estiende  en  los  horizontes. 
Banda  que  ciñe  á  Santiago 
Orillando  opuestos  montes. 

Guando  todos  anhelantes 
Corren  en  pos  del  placer. 
Yo  en  ver  tus  ojos  amaAtes 
Cifro  mi  dicha,  mujer. 

¿Qué  me  importa  esa  infinita 
Multitud  que  cacarea, 
Que  á  ciegas  se  precipita 
Sin  saber  lo  que  desea, 

Que  un  altar  hoy  levantando 
En  él  á  un  héroe  coloca; 
Y  que  mañana  insultando 
Su  propia  hechura  derroca? 

Y  entre  el  ronco  clamoreo 
Del  apiñado  gentío. 
La  mente  turba  el  mareo. 
Prensa  el  alma  intenso  frió. 

Si,  porque  nada  germina 
En  ese  estéril  terreno; 
Ninguna  chispa  divina 
Miro  brotar  de  ese  cieno. 


f» 


Nada  de  grande,  de  noble. 
Se  lee  en  niguna  frente; 
Acaso  la  envidia  doble. 
La  corrupción  insolente. 

O  la  miseria  escondiendo 
Un  destrozado  girón; 
Y  un  amargo  pan  comiendo 
Debido  á  la  compasión. 

Pan  que  en  lágrimas  bañado 
No  le  alcanza  á  alimentar, 
Que  en  odio  y  sangre  amasado 
Puede  en  truenos  reventar. 


O  mas  lejos  adornada 
Camina  con  sus  diamantes, 
La  mujer  desvergonzada, 
La  mujer  de  mil  amantes. 

Oh!  mas  vale  contemplarte 
Lejos  de  ese  precipicio; 
Y  poder  sin  mengua  amarte 
En  ese  charco  de  vicio. 


Y  olvidar  con  tu  belleza 
Que  me  traza  mi  ideal, 
El  fastidio,  la  tristeza, 

Y  el  rostro  feo  del  mal. 

Y  vayan  otros  buscando 
Engañosas  ilusiones. 

Los  monstruos  alimentando  ^ 
Que  ellos  llaman  sus  pasiones. 


Oenpoíd^  kxMoijíaB 
SudteD  el  freno  al  deelvio. 
Haciendo  laa  aeches  días. 
Ahogando  á  la  mente  en  yíqo. 

Que  yo  en  estar  á  tu  kdo 
Hallo  todo  mi  placer; 
Y  tu  rostro  enamorado 
Me  hace  en  un  cielo  creer* 

• 

Si,  yo  en  tus  púdicos  ojos 
Todos  mis  ensueños  leo; 
Hallo  todos  mis  antojos , 
Satisfago  mis  deseos. 

• 

Cada  palabra  es  un  canto 
Que  yo  eu  los  mios  repito; 
Eco  melódico  y  santo 
De  otro  concierto  infinito. 

Mírame,  habíame,  bien  mió!  ^ 
De  nuevas  alas  reviste 
Sin  disgusto,  sin  hastio, 
A  esta  alma  huérfana  y  triste. 

Porque  en  los  perfumes  de  ella. 
De  tu  alma  que  es  una  flor, 
.Hallaré  otra  luz,  mi  estrella. 
Otros  delirios  mi  amor. 


Yo  quiero  subir  contigo 
Mas  aUá  de  esta  región. 
Que  en  vano  aquí  me  fatigo 
Por  hallar  la  inspiración. 


—  64— 

Las  flores  del  pandeo. 
De  los  astros  la  anrmonia.... 
Amor  de  cMo  es  predso 
Para  cantarle»  alma  miat 

Y  yo  no  tengo,  ay  de  mi! 
El  harpa  del  rey-^profeta.... 
¡Oh!  Ven,  sonriéme  asi ; 

Y  yo  .seré  tu  poeta. 

Y  tu  serás,  vida  mia, 
La  que  mis  versos  inspires. 

Y  la  dulce  poesia 
£stará  donde  tu  mires. 

Ángel  de  mis  ilusiones ! 
Oasis  de  mi  desierto! 
Hay  en  nuestros  corazones 
Una  ilusión  que  no  ha  muerto. 


RISA. 


Cada  vez  que  dichosa 
Te  miro  sonreír, 
Mi  frente  temerosa 
Brilla  como  una  rosa 
Que  al  sol  se  empieza  á  abrir» 

Incógnita  armonía 
Conserva  el  corazón ; 
Y  de  esa  melodía 
La  risa,  hermosa  mía, 
Es  el  mas  dulce  son. 

¡Oh!  siy  sonríe !  Llena 
Hi  alma  de  ese  esplendor. 
Eres  dichosa  y  buena ; 
Si  no  hay  en  tu  alma  pena 
Debes  reir ,  mi  amor ! 


—  S)— 


A  UNA  SIEMPRE-VIVA, 


Siempre-viva,  flor  hermosa» 
Símbolo  de  la  constancia. 

En  mi  pecho 
Te  guardaré  eternamente  , 
Del  tiempo  y  de  la  distancia 

A  despecho. 

En  mis  horas  de  fastidio 
Tu  me  recuerdas  flor  pura, 

Flor  querida, 
Quizás  ia  noche  mas  bella 
En  que  radió  la  ventura 

De  mi  vida. 

¿Te  acuerdas?  Su  labio  dijo; 
Símbolo  sea  esta  flor 

De  constancia. 
Y  nuestro  amor  no  marchite 
Ni  pesares  ni  dolor 

Ni  distancia. 

Yo  la  escuché  y  extasiado 
Auardarte  te  prometí 

Flor  que  adoro. 
Conmigo  vivirás  siempre 
Y  tu  valdrás  para  mi 

Lo  que  un  tesoro! 


—  w^ 


LIRA. 


La  pobre  flor  ha  caido,^ 
El  viento  la  arrebató. 
La  pobre  flor  ha  caido  • 

Y  eu  las  ondas  del  olvido 
Arrastrada  pereció. 

¡Oh!  quién  hubiera  creído 
Tu  desgracia,  pobre  flor! 
¡Oh!  quién  hubiera  creído 
Que  hubieras  ¡ay!  perecido 
Al  primer  beso  de  amor! 

Horrible  es  haber  vivido 

Y  morir  con  su  pasión. 
HoiTible  e$  haber  vivido 

Y  liaber  tan  joven  herido 
De  muerte  su  corazón. 

£1  mió  ya  ha  fenecido 
Víctima  de  su  dolor. 
El  mió  ya  ha  fenecido, 

Y  en  su  ruina  se  ha  escondido 
La  última  sombra  de  amor. 


FUSIÓN. 


Ella  es  flor,  ella  es  nube  y  es  estrella,. 
La  oMadon  es  ellal 


--58  — 


RUINA. 


Siniestras  creaciones  de  un  mundo  de  tinieblas^ 
Espíritus  malignos  que  el  alma  atormentáis, 
¿Quién  sois?  ¿Quién  os  empuja  que  por  las  negras  nieblas 
Cual  zumbador  enjambre  en  confusión  flotáis? 

Yo  siento  vuestro  roce,  yo  aspiro  vuestro  aliento. 
Cargáis  sobre  mi  frente  sonibria  de  dolor 
Un  peso  mas  horrible  que  el  mismo  suMmirato 
Que  hace  latir  sus  ñbras  de  angustia  y  de  terror. 

¿Quién  sois?  ¿Quién  os  empuja?  ¿Por  qué  como  las  olas 
En  temporal  deshecho  rugiendo  os  agolpáis? 
¿Por  qué  las  reflexiones  de  mis  veladas  solas 
Fatídicos  delirios,  con  vuestro  horror  turbáis? 

Mi  mente  arrebatada  pensando  recorría 
Los  mundos  invisibles  que  niega  la  maldad, 

Y  en  el  espacio  y  límite  del  infinito  vía 

Otro  orbe  y  otra  esfera,  un  Dios  y  una  verdad. 

La  vista  se  estendia ;  la  mente  transformada 
En  pos  de  sus  deseos  hollaba  el  porvenir, 

Y  el  alma  en  el  sepulcro  de  la  impotente  nada 
Dejando  sus  harapos  probaba  el  existir. 

Caiga  sobre  vosotros ,  espectros  repugnantes. 
Verdugos  de  mi  dicha,  mi  eterna  maldición! 
Vosotros  que  ludMs  hedió ,  chacales  devorantes, 
Pasto  de  vuestra  rabia  mi  ndDie  oonoon. 


—  59  — 

Oh!  8i,  bien  os  conozco!  Vosotros  sois  los  Husmos, 
Los  mismo  que  hace  un  año  vagar  miré  también , 
Gomo  una  negra  nube  flotando  en  los  abismos 

Y  al  verme  triste  y  solo  riendo  con  desdén. 

Vosotros  sois  los  mismos  horribles  pensamientos , 
Los  mismos  que  remedan  la  voz  de  la  virtud; 
Los  éxtasis  del  alma,  los  puros  sentimientos. 
Amor,  ventura,  gloria,  fortuna  y  juventud. 

¡Zumbad,  insectos  viles;  nifid  torvos  leones... 
Luchar  contra  vosotros  altivo  me  veréis, 

Y  aunque  llevéis  el  alma  en  pálidos  jirones 
Cobarde  ó  temeroso  jamás  me  humillareis. 

Que  aunque  os  parezca  débil ,  tengo  para  el  combate 
Una  armadura  doble  que  os  ha  de  resistir. 
Como  en  las  tristes  tuinas  que  dia  á  dia  abate 
El  tiempo  que  no  cesa  de  alzar  y  destruir. 

Burlando  sus  fiírores  debajo  de  una  piedra 
Á  donde  nunca  llega  ni  ruido  ni  ñilgor. 
Cual  de  un  ropaje  sucio  cubiertos  por  la  hiedra 
Eternamente  viven  un  idolo^  una  flor; 

A3Í  dentro  del  alma,  como  en  una  arca  santa 
Que  no  ha  manchado  un  tizne,  una  profanación. 
Perpetuamente  vive ,  ilesa  se  levanta 
Tu  imagen,  poesia;  amor,  tu  adoración. 


—«o 


ÜN  fflíO. 


Si,  yo  le  vi  Uorar.. Sobre  su  pecho 
Inclinada  la  frente ,  junto  al  ledio 
De  un  cadáver  helado.    ^ 
Si,  yo  le  vi  llorar.  Y  sus  jemidos. 
Por  el  dolor  intenso  comprimidos. 
Lanzaba  el  desgraciado. 

¡Ay,  lloraba  á  su  madre!  Pobre  anciana, 

Justa,  alegre,  feliz,  buena  cristiana, 

Y  de  repente  muerta. 

¡Huerta,  muerta!  Cadáver  insensible! 

El  destino  es  un  Dios  bien  infl|8idble... 
¡  Cuánta  cuna  desierta 

Llora,  amigo;  perfuma  con  tu  llanto. 
Riego  de  la  viitud ,  incienso  santo , 
Ese  mudo  esqueleto. 
Llora  á  tu  madre,  llora,  pobre  amigo! 
Yo,  de  iu  amargo  padecer  testigo , 
También  lloro  en  secreto. 

Que  sé  por  esperíencia,  aunque  muy  niño 
¡Ay!  d^  la  mia  me  faltó  el  cariño. 
Lo  que  una  madre  vale. 
Y  el  pesar  que  acongoja  nuestra  vida , 
Pesar  oculto  que  jamás  se  olvida 
Cuando  de  esta  ella  sale. 


—  M  — 

Cual  suelta  pkuda  qu6  abatata  el  viento 
Perdidos  en  la  sombra  del  tormento. 
En  los  mares  del  odio , 
Vagamos  sin  tener  quien  nos  consude. 
Quien  nos  muestre  la  ruta ,  quien  nos  vele 
Como  un  ángel  custodio. 

« 

¡Oh,  Hora,  amigo»  llora!  Cuando  el  cielo 
Como  negro  ropón  de  grande  duelo 
En  los  espacios  tienda, 

Y  la  noche  sombría  y  silenciosa , 
Triste  como  el  dolor  que  nos  acosa. 

Sobre  el  mundo  descienda, 

Al  cementerio  aislado  ambos  iremos 

Y  esos  sagrados  restos  guardaremos 

En  su  terrestre  cima. 

Y  uniremos  los  dos  nuestros  gemidos 
Con  los  ayes  y  flébiles  quejidos 

De  la  brisa  nocturna. 

Y  tú  irás  á  llorar  por  la  que  ahora 
En  ese  lecho  ya  difunta  mora ; 

Yo  á  recordar  la  mia. 
Porque  ¡ay!  su  sepultura  está  lejana. 

Y  otra  noche,  otro  ambiente,  otra  mañana. 

Doran  su  piedra  fría ! 

Pero  los  dos,  amigo,  enlazaremos 
En  la  santa  plegaría  que  elevemos. 
Sus  dos  nombres  sagrados. 

Y  en  las  sombras  tenignas  y  calhdas 
Vendrán  á  oir  las  súplicas  amadis 

Sus  manes  respetados! 


—  62  — 

FELIGI1>AB. 

La  tarde  está  serena,  azul  el  cielo. 
Como  un  hermoso  Sehall  de  terciopelo 
Tendido  en  el  espacio; 

Y  del  centro  que  se  abre  ó  se  dilata 
Ya  un  menudo  diaoumte  se  desata « 

Ya  germina  un  topacio, 

Al  opuesto  confín,  entre  mil  olas 

Que  ^e  agitan  cual  blancas  banderolas 

De  guerrero  navio, 

Aparece  la  luna,  roja,  ardiente ; 

Y  cual  rueda  de  fuego  escandeciente 

Corta  el  mar  del  vacio. 

El  sol  agovia;  su  calor  inflama. 
Arrastra  al  pensamiento,  mas  su  llama 
Calcina  adonde  cae. 
Oh!  La  luna  á  la  calma  nos  incita, 

Y  si  la  sangre  con  vigor  no  agita 

Mil  ensueños  nos  trae. 

Su  inefable  y  poética  belleza 
En  ú  ahna  infdiz  grata  trisieza 

Y  dulce  calma  vierte. 
Música  regalada  y  nunca  oida 

Que  hace  olvidar,  aborrecer  la  vida , 

Y  desear  la  muerte. 

Oh  I  Dejadme  soi&ar  sueños  de  amore84 
Aromas  del  pasado ,  últimas  flores 
De  mi  desecha  cuna. 

Y  mi  frente  agobiada  de  quebranto 

Y  mis  ojos  quemados  por  el  llanto , 

Baña  en  tus  rayos,  luna ! 


—  63  — 


ORACIÓN. 


ArrodQIate  y  ruega !  Aqui  reposa 
Una  victima  mas!  Joven ,  hermosa; 
Flor  temprana  cortada. 
Nació  ornada  de  halagos  y  fortuna... 
Ah!  pero  un  áspid  la  mordió  en  6u  cuna... 
Y  hela  en  polvo  tornada  I 

Su  vida  fué  un  tormmto,  una  agonía 
De  pena  y  de  dolor ,  triste  armonía ! 
Un  martirio  incesante! 
Ángel,  buscaba  un  cielo  que  no  via ! 
Mujer  ardiente,  palpitar  sentía 
Su  corazón  amante ! 

¡Qué  estraño  sueño!  ¡Qué  distinto  lecho! 
¡Qué  horrible  cuarto!  ¡Qué  siniestro  techo 
Son  la  tumba  y  la  losa ! 
Vivir...  y  el  mundo  su  riqueza  ostenta! 
Soñar  y  como  un  rayo  en  la  tormenta 
Apagarse  en  la  fosa ! 

Arrodíllate  y  ruega !  Tal  vez  lleve 
A  la  difunta  virgen,  aunque  leve. 
Tu  plegaria  un  consuelo ! 
Asi  brilla  en  la  noche  tenebrosa , 
Joyel  de  su  diadema  luminosa , 
Una  estrella  en  el  cielp ! 


Las  horas  fugitiva,  oon  las  horass 
Se  unen  y  pasan ;  rápidas  auroras. 
Van  formando  la  vida. 

El  tiempo,  esclavo  vil ,  feroz  monarca , 
En  su  fatal  reló  la  última  marca; 

Y  suena  la  partida ! 

¿Y  quién  puede  después  de  que  ha  sonado 
La  hora  prescrita,  sorprender  al  hado 

Y  decirle:  mañana? 

¡  Qué  porvenir  tan  bello  se  ofrecía! 
Oh!  dejadme  aguardar  hasta  otro  día!... 
¡Delirio,  ilusión  vana! . . 

Tü  no  has  hecho  al  morir,  pobre  hermosura, 
Mas  que  subir  á  otra  mansión  mas  pura 
Donde  todos  iremos. 
Has  cumplido  la  orden  del  destino; 
Has  llegado  á  la  meta  del  camino 
Que  todos  tocaremos! 

Tus  labios  beben  en  la  eterna  fuente; 
Eterno,  claro  sol,  baña  tu  frente 

De  amor  sin  mancha  emblema. 
Y  la  ciñe  de  eternos  resplandores 
En  vez  de  perlas  y  terrestres  flores, 
Angélica  diadema! 


—  65  — 


SUCESIÓN. 


En  la  vida  los  pesares     « 
Se  suceden  al  dolor. 
El  gemido  á  los  cantares^ 
La  desgracia  á  los  azares, 
lias  vive  eterno  el  amor. 

« 
Fuera  de  él  las  ilusiones 
Ensueños  fúnebres  son; 
Incógnitas  vibraciones 
Que  no  arrancan  las  pasiones 
Del  laúd  del  corazón. 

Todos  la  diclia  buscamos, 
A  todos  ella  sonríe; 
Todos  adelante  vamos 

Y  esa  esperanza  llevamos 
Que  de  nosotros  se  ríe. 

Que  con  paso  lento  viene 

Y  con  la  ilusión  camina 
El  dolor  que  la  estermina; 
La  edad  que  no  se  detiene 
Que  de  todo  hace  una  ruina. 

« 

Divina  luz,  bella  aurora 
En  la  noche  de  la  vida, 
Esperanza  encantadora, 
¿Eres  sombra  engañadora 
De  una  fantasma  perdida? 

Tomo  U. 


^66— 

¿Eres  acaso  esa  llama 
Sublime,  pura,  inmortal 
Que  siente  arder  el  que  ama, 

Y  que  en  su  pecho  derrama 
La  luz  de  lo  celestial? 

De  la  divina  inocencia 
¿Eres  acaso  una  flor 
Que  marchita  la  opulencia, 

Y  que  crece  en  la  indigencia 
Con  el  riego  del  amor? 

Di ,  ¿esas  nieblas  vaporosas 
Que  del  valle  se  levantan 
Transformándose  graciosas, 
Con  sus  brisas  vagarosas. 
Te  preludian  ó  te  cantan? 

¿Ese  incógnito  ruido  \ 

Que  cruza  el  bosque  es  tu  voz,  i 

Que  en  el  aire  enrarecido  ¡ 

Ya  armonizando  el  sonido  j 
Del  viento  que  huye  veloz? 

¡Oh!  Si,  quien  ama  revive 
Como  revive  la  flor! 
Todo  el  deleite  recibe 
De  una  alma  que  amando  vive; 
La  esperanza  es  el  amor! 

Cuando  la  duda  nos  clava 
Su  dardo  envenenador; 
Cuando  el  reflejo  se  acaba 
De  esa  luz  que  nos  guiaba, 
Queda  otro  sol,  el  amor! 


—67  — 

Y  en  la  triste  soledad 
Que  nos  depara  el  dolor. 
Hay  una  realidad,    « 
Un  consuelo,  una  verdad ; 
Hay  un  refugio ;  el  amor ! 

•     •         • 
Si  nacimos  á  llorar. 

Unamos  para  vivir 

Mi  pesar  á  tu  pesar. 

Sepamos  antes  amar 

Para  aprender  á  moiír ! 


— «— 


TRISTEZAS. 


>■  W  I 


Triste  como  las  sombras  de  la,  vida 

Camina  el  desdichado. 
La  frente  cabizbaja  y  abatida 

Y  el  corazón  llagado. 

Cuando  el  sol  ilumina  el  firmamento 
Su  rostro  el  llanto  empaña. 

Cuando  brilla  la  luna,  su  lamento 
Con  su  luz  acompaña. 

Y  nació  para  amar  y  en  su  memoria 

Cien  creaciones  vagan, 
De  esperanza  y  fortuna,  amor  y  gloria. 
Que  su  cerebro  embriagan. 

Y  un  mundo  mas  allá  viviente,  mira 

Que  por  luces  se  estiende; 

Y  otro  espacio,  otra  bóveda  que  gira. 

Otro  sol  que  se  enciende. 

Himnos  y  cantos,  grata  sinfonia , 
Escucha  en  el  misterio, 

Y  raudales  de  inmensa  poesía 

Pueblan  su  mundo  aerio. 


—69  — 

¡  Oh !  ¡La  vida!  La  vida  con  la  rica 

Savia  que  ella  derrama ! 
Con  el  amor  que  eleva  y  purifica 

El  alma  etérea  Uama! 

'^vir  con  la  esperanza  creadora 

Que  anima  la  existencia. 
Vivir  con  la  ambición  que  el  vulgo  ignora  ^ 

Del  genio  noble  herencia ! 

¡  Oh !  ¡  Qué  ilusión ,  qué  porvenir  tan  bello  t 
¡Oh!  ¡  Cómo  el  pecho  late ! 

Hijo  de  la  verdad  alza  tu  cuello. 
El  genio  no  se  abate. 

Vive;  en  el  fin  de  la  creación  inmensa 

Es  como  sol  tu  aliento. 
Para  el  mortal  que  el  infinito  piensa , 

Es  vida  el  pensamiento. 

Llena  en  tanto  la  copa  de  tu  vida , 

Copa  de  afán  y  anhelo , 
Con  la  frente  doblada  y  abatida , 

Con  la  mente  en  el  cielo ! 


—  70  — 


CENTELLA. 


Hoy  he  \isto  caer  una  centella, 
Desprendido  joyel  del  cielo  hermoso, 

Y  al  describir  su  fulgurosa  huella 
Evaporarse  en  humo  luminoso. 

¿Qué  puede  ser?  ¿Del  círculo  luciente 
Una  línea  de  mas  brillante  y  vaga ; 
Ó  el  rayo  presuroso  pero  ardiente 
De  algún  orbe  de  luz  que  ya  se  apaga? 

¡Oh!  Yo  no  sé;  su  vida  es  im  secrelo, 
Mas  yo  siento  el  influjo  de  esa  vida. 
También  el  corazón  se  aflije  inquieto 

Y  lamenta  su  rápida  caida. 

Así  las  esperanzas  son  falaces; 
Asi  las  ilusiones  de  la  gloria 
Nacen,  brillan  y  piérdense  fugaces 
En  la  tumba  shi  luz  y  sin  memoria. 

Asi  se  esconderá  cuanto  he  soñado. 
Coronas,  porvenir,  aplausos,  nombre. 
Asi  se  olvidará  cuanto  he  amado 
Niño,  quimeras,  vanidades,  hombre! 


—  71  — 


SARCASMO. 


Vino,  amor,  alegría  y  abandono, 
Algazara,  embriaguez  y  confusión. 
Reid  ¡oh!  si;  bebed  mientras  entono 
Mi  lúgubre  canción! 

Los  bordes  de  la  copa  ornad  de  flores, 
Vuestros  sueños  con  ella  perfumad ; 
Que  su  escencia  enbalsama  los  amores 
Opio  de  la  verdad. 

Ea!  amigos,  la  dicha  es  una  maga 
Que  anhela  los  banquetes  del  placer; 
£1  amor  es  un  sol  que  no  se  apaga, 
Su  foco  es  la  mujer. 

Vino,  vins  y  escándalo,  abandono. 
Algazara,  embriaguez  y  confusión. 
Reid,  ¡oh!  si,  bebed  mientras  entono 
Mi  lúgubre  canción  I 

Qué!  ¿Os  asusta  esa  voz  desconocida 
Que  se  mezcla  á  los  cantos  del  festin? 
Ay!  del  necio  placer!  Ay!  de  la  vida! 
¿Quién  conoce  su  fin? 

Mentira!  Necedad!  Y  bien,  ¿qué importa 
Entre  tanto  delirio  una  verdad? 
En  continuo  festin  la  vida  corta 

Es  una  eternidad.  * 


-72- 

Ese  canto  fatídico  que  llega 
A  interrumpir  las  cantos  del  amor. 
En  8U  plácida  atmósfera  se  anega 

Y  transforma  su  horror. 

No  haya  miedo ;  cantad  vuestras  delicias. 
Amigos,  sin  temor  reíd,  bebed, 
Y  con  besos  y  lúbricas  caricias 
Ahogad  la  amante  sed. 

Un  corazón  ardiente  necesita 
Inmensa  luz,  obstáculos,  pasión; 
Una  mujer  que  el  imposible  escita 

Y  espacio  á  su  ambición. 

¿Por  ventura  esa  voz  desconocida 
Vuestra  fiesta  ha  podido  interrumpir? 
Vivir  gozando  es  emplear  la  vida; 
Lo  demás  es  morir! 

Vino,  vino  y  escándalo ,  alegría; 
Olvido  al  porvenir,  tregua  al  dolor. 
¿En  la  manchada  mesa  déla  orgia 
Puede  haber  una  flor? 


—  73  — 


VERDAD, 


¿Sabes  tú,  querida  mia. 
Cuánto  vivirá  esa  flor , 
Aliento  de  poesía. 
Que  el  ángel  llama  armonía 

Y  que  el  hombre  llama  amor? 

Cuando  en  la  tarde  tranquila 
Ves  al  sol  desparecer, 

Y  á  la  estrella  que  titila 
Brillar  como  una  pupila 
Ebria  de  amor  y  placer; 

Y  al  soberbio  mar  que  espanta 
Dominando  su  furor, 

Y  en  su  monstruosa  garganta 
Solemne  canto  levanta 
Como  himno  á  su  creador? 

¿De  pié  en  la  arenosa  playa 
Te  has  preguntado  jamás 
En  qué  punto  el  sol  desmaya. 
Quién  mantiene  el  mar  á  raya. 
De  do  vienes?  Á  do  vas? 


—  74>- 

¿Si  has  reflexionado ,  dime , 
No  has  maldecido  de  ti? 
Todo  aqui  una  huella  imprime » 
Mas  del  símbolo  sublime 
La  esplicacion  no  está  aqui. 

En  perseguir  á  esa  idea 
No  gastes  la  juventud. 
El  alma  que  lo  desea 
Dejar  suele  en  la  pelea 
Toda  fe,  toda  virtud. 

Porque  el  vértigo  la  toma 
En  esa  cumbre  voraz. 
¿Y  cómo  ha  de  ir  la  paloma 
Desde  su  nido  de  aroma 
Adonde  el  cóndor  audaz? 

¡Ay!  También  la  verdad  lanza 
Fatídico  resplandor. 
Que  nos  da  como  en  venganza 
En  la  muerte  una  esperanza. 
Un  recuerdo  y  un  dolor! 


—  75  — 


Á  UNA  NIÑA. 


¿Por  qué,  por  qué  llorar?  Cada  centella 
Que  desde  el  firmamento  el  sol  destella, 
Dora  un  sueño,  un  amor. 

Cada  viento  que  el  aura  nos  envia 
Trae  un  eco,  una  angélica  armonía, 

Y  fecunda  una  flor. 

¿Por  qué,  por  qué  llorar?  Celeste  llama 
La  juventud  purísima  derrama 
En  el  mundo  su  luz. 
La  sombrías  visiones  arrebola 
Y  cuelga  como  ofrenda  una  aureola 
Hasta  en  mortuoria  cruz. 

¿No  oyes,  di,  cuando  posas  descuidada 
Tu  cabeza  en  las  plumas  de  la  almohada. 

Como  un  canto  vagar 
Que  so  esparce  en  la  niebla  misteriosa 
Como  la  voz  lejana  y  vaporosa 

De  un  concierto  en  el  mar? 

¿Y  no  ves  con  los  ojos  de  la  idea. 
En  la  sombra  que  flota  y  se  clarea, 
*   Mecerse  ir  v  venir. 

Como  un  rayo  de  luz ,  y  labio  ardiente 
Besar  tus  labios,  alumbrar  tu  frente, 

Y  en  tu  seno  morir? 


—  76  — 

Nina,  taza  de  aroma,  flor  agreste, 
Ángel ,  esa  armonia  es  la  celeste 
Voz  de  tu  corazón ; 
Que  en  la  noche  callada  se  evapora 

Y  de  suaves  cadeacbs  que  aun  ignora 

Imita  la  espresion. 

Son  los  sueños  que  guardan  tu  belleza. 
Los  cantares  que  eleva  tu  pureza , 
Prestigio  del  Señor. 
Y  ese  rayo  de  luz  que  te  acaricia 
£s  la  vida  ,  el  encanto,  la  delicia... 
Niña,  ese  es  el  amor! 

Si  el  porvenir  es  bello ,  si  te  augura 
Esperanza,  ilusión ,  gloria,  ventura, 

¿Por  qué ,  por  qué  llorar? 
Ahoga  en  dulces  risas  tu  tristeza 

Y  descubre  sin  duelos  tu  belleza... 

Ser  hermosa  es  reinar! 


\ . 


—  77  — 


INCREDULIDAD. 


En  vano  intentas  con  fingidos  ayes. 
Con  mentidas  palabras  qne  no  sientes , 
Enamorarme  mas!  Yo  se  que  mientes. 

Yo  sé  que  eres  mujer! 
¿Cómo  creer  suspiros  qne  se  exhalan 
Mientras  vaga  en  los  labios  la  sonrisa? 
¡Ah!  no  las  flores  de  un  sepulcro  pisa 

Quien  va  ¿  rogar  en  él! 

¡Gdmo  creer  si  cuando  á  veces  triste 
Doblo  mi  frente  mustia  y  abatida 
Te  sorprendo  gozosa  y  distraída. 

Recordando  quizás, 
Recordando  aventuras  del  presente, 
Delicias  del  pasado!..  Y  yo  entretanto 
Solo  pienso  en  mi  angustia ,  en  el  encanto 

Que  ya  no  volverá! 

¿Y  eres  tú ,  y  eres  tú  quien  remedando 
Suspiros  de  dolor  y  de  ternura, 
¿Piensas  dar  un  alivio  á  la  amargura 

Del  roto  corazón? 
Y  bien,  ¿Qué  le  darás?  Una  esperanza? 
Ya  no  puede  nacer.  Una  creencia? 
Ya  no  puede  creer.  ¿Otra  existencia? 
Ya  no  hay  resurrección! 


—  78  — 


PESADlLU. 


El  alma  es  nn  torbellino ;  el 
sueño  nn  vértigo  de  la  vida. 


Terrible  noche!  €omo  inmensa  roca 
Han  pesado  sus  manos  en  mi  pecho, 

Y  he  sentido  sus  labios  en  mi  boca 

Y  sus  toscas  rodillas  en  mi  lecho. 

Era  una  esfera  de  agrupadas  nieblas 
Sobre  una  cima  de  gigantes  llamas. 
Que  reflejaba  entre  hórridas  tinieblas 
Del  vigoroso  monstruo  las  escamas. 

Feo,  siniestro,  duro,  macilento. 
Asqueroso  y  audaz  su  rostro  era; 
Incesante,  convulso  movimiento. 
Agitaba  su  larga  cabellera. 


Sus  ojos  casi  ñjos  y  abrasados, 
Sangrientos,  cual  los  ojos  de  la  hiena. 
Y  traia  en  sus  brazos  descamados 
Una  tea  infernal  y  una  cadena. 


El  fatídico  monstruo  semejaba 
Fantasma  de  odios  en  rencor  ardiendo, 
Y  las  nieblas  espesas  levantaba 
Las  tempestuosas  crines  sacudiendo. 


to- 


sí, yo  le  tí!  Con  risa  de  venganza 
Un  corazón  famélico  mordia, 

Y  cúa  ojos  de  bárbara  esperanza 
Contemplando  su  presa  ise  engreía. 

Sí,  yo  le  vi  llegar  hasta  mi  locho, 

Y  al  sentir  su  pisada  cavernosa 

Y  su  mano  cargar  sobre  mi  pecho. 
Quedé  como  un  cadáver  en  su  fosa. 


Luegp  sus  ojos  túrbidos  clavando 
Sobre  mí  con  el  gesto  de  la  hiena, 
Mira!  gritóme,  el  corazón  tirando; 
Ese  es  el  tuyo,  y  esta  tu  cadena! 

Y  azotando  en  el  aire  sus  cabellos. 
Soltando  horripilante  carcajada. 
Atmósfera  de  horror  hizo  con  ellos, 
Vdcó  la  tea  y  la  dejó  incendiada. 

Mis  nervios  convulsivos  se  agitaron; 
Y  diabólica  mezcla  de  alaridos 
Mil  voces  subterráneas  elevaron 
Que  zumban  todavía  en  mis  oidos!... 


^hMí 


—  SO- 


PIEDAD! 


No  lancéis  á  su  rostro  el  anatema!.. 
Piedad  por  la  mujer  prostituida 
Que  profiatna  en  el  vicio  su  diadema. 
Que  á  precio  vende  corazón  y  vida! 

Piedad...  no  la  insultéis!  Hartos  dolores 
Dia  y  noche  se  clavan  en  su  pecho; 
Corona  de  vei^enza  es  la  de  flores. 
Sepulcro  de  sus  goces  es  su  lecho! 

Nació  bella  y  amante  y  fué  engañada; 
La  seducción  llevóla  á  ese  camino; 
Pobre  mujer! — ^Y  la  primer  pisada 
Fué  la  postrera  de  su  buen  destino! 

No  la  insultéis,  vosotros  los  dichosos» 
Momias  sin  corazón  ni  sentimiento. 
Que  no  sabéis  los  nudos  dolorosos 
Con  que  aprieta  las  almas  el  tormento! 

No  la  insultéis,  vosotras  las  mujeres 
Que  de  amantes  cambiáis  como  de  joyas; 
Que  el  ansia  audaz  de  cínicos  placeres 
Buscáis  entre  misterios  y  tramoyas. 

No  la  insultéis!  No  caiga  en  vuestra  frente 
Esa  saliva  que  arrojáis  sobre  ella! 
Ay!  quién  puede  decir  que  es  inocente 
Si  alguna«  vez  amó  y  ha  sido  bella! 


J 


—81  — 


INMENSIDAD. 


libro  sublime,  Biblia  que  oonlienet 
La  eterni&ul  incégmta  y  sombría; 
Arca  secreta  que  el  misterio  tienes. 
Voz  de  la  inmensidad,  ¿de  dónde  bienes? 
¿Quién  te  comprende  mística  armonía? 

Inmenridadl  Inmensidad!  GrandioBO 
Símbolo  augusto  que  otro  ser  esconde; 
Inacabable  luz,  sol  luminoso. 
Sobre  este  mar  sin  playas  ni  reposo 
Donde  el  silencio  á  la  razón  responde: 

¿Será  tal  vez  de  la  materia  misma 
Ese  mudo  estupor?  Mezquina,  inerte. 
En  la  solemne  inmensidad  se  abisma; 
T  mancha  de  la  TÍda  el  claro  prisma 
Con  la&  espesas  sombras  de  la  muerte... 

Velad,  volad,  sublimes  pensamientos. 
Volad  en  pos  de  la  elevada  esfera; 

Y  en  presteza  rivales  de  los  vientos. 
Arrebatando  al  alma  sus  alientos 
Seguid  al  astro  en  su  inmortal  oannera. 

Ya  el  alma  en  vuestro  espíritu  se  inflama, 

Y  en  vuestro  aéreo  fuego  se  consume: 
iDe  un  incensario  desprendida  llama 
Quiere  elevarse;  los  espacios  ama 
Para  subir  en  ondas  de  perfume. 

Has  allá!  Hacia  la  cuesta!  Háeia  la  cima , 
€on  sus  espesas  sábanas  de  nieve; 
Con  los  volcanes  que  su  vientre  anima. 
Con  el  perpetuo  nublo  que  sublima 
£1  fuego  que  en  sus  cráteres  se  mueve: 
Tomo  II,  6 


J 


—  82— 

Mas  allá,  á  las  alturas  que  dominan 
La  linea  horizontal  del  firmamento; 
Donde  brillan  los  soles  que  calcinan 
Las  raudas  tempestades  que  dominan 
Con  rayo  y  trueno  la  región  del  viento : 

Alli  donde  hay  mil  bordes  y  mil  foetites 
Que  bajan  á  los  valles  en  cascadas, 

Y  formando  purísimos  torrentes 
La  luz  parten  en  rayos  diferentes 
Derramándose  en  olas  matizadas: 

Alli  son  mas  brillantes  las  estrellas. 
Su  atmósfera  mas  tenue  v  mas  liviana. 

m 

Las  nieblas  de  la  noche  son  tan  bellas 
Que  parece  vagar  en  todas  ellas 
La  vaporosa  luz  de  la  mañana. 

Alli  la  luna,  de  la  tierra  amante , 
Por  nubes  luminosas  se  desliza, 

Y  su  luz  amorosa  y  rutilante 
Incrusta  una  diadema  coruscante 
Con  las  nevadas  cúspides  que  eriza! 

¡Óh!  Quién  me  diera  el  arpa  melodiosa, 
£1  arpa  que  pulsaron  los  profetas. 
Para  cantaros ,  luna  silenciosa. 
Naturaleza  altiva  y  grandiosa , 
Inspiradora  madre  de  poetasl 

¡Oh!  Quién  me  diera  el  ala  vencedora 
Del  cóndor  incansable ,  hijo  del  trueno. 
Para  hallarte,  verdad,  que  el  hombre  ignora; 
Ó  tenebrosa  noche  ó  limpia  aurora. 
Amar  tu  luz  y  desdeñar  tu  cieno! 

Que  á  pesar  de  mi  angustia  y  mis  doiores 
De  mi  precoz  vejez  y  mi  tristeza. 
El  aUna  guarda  incógnitas  dos  flores. 
Dos  esperanzas  vivos,  dos  amores. 
Tu  esperanza,  verdad ;  tu  amor,  belleza! 


—  83  — 


REALIDADES  Y  SUEÑOS. 


(WmmUmim.) 

Una  suave  brisa  apenas 
Riza  las  ondas  del  mar; 
De  varios  colores  Uenas 
Magnificas  y  serenas 
Se  ven  mil  nubes  flotar. 

Sentado  en  la  agreste  pe&a 
A^as  dando  al  pensamiento 
Que  el  ideal  ama  y  sueüA, 
Tras  una  mentida  enseña 
Cruza  páramos  de  viento! 

En  el  pálido  Occidente , 
En  su  propia  luz  difunta. 
El  sol  envuelve  su  frente , 

Y  al  mar  que  se  agita  ardiente 
Otro  mar  de  fuego  junta. 

Yo  he  visto  un  sol,  una  playa 

Y  un  espectáculo  asi. 

¡Oh!  Mientras  la  lumbre  raya 
Dejad  que  la  mente  vaya 

Y  recuerde  lo  que  vi. 

Inmenso  el  sol  descojia 
Luminosos  resplandores , 
El  horizonte  encendía 

Y  la  mar  se  recojia 
Como  augurando  terrores. 


—  Si- 
Cada  rayo  desprendido 
Vibiaba  sobre  sus  oks, 
T  en  cada  una  repetido 
Su  verde  lomo  encendido 
Coronaba  de  avreolas. 

Y  lenta,  suaye ,  argentina , 
En  armoniosos  acordes. 
Una  música  divina 
Iba  á  espirar  en  la  fina 
Suelta  arena  de  sus  bordes. 

Rayos  vagos  que  pasaban 
En  ráfagas  se  esparcían; 
T  mil  cantares  formaban , 
Y  mil  nombres  murmuraban 
Los  auras  que  se  mecían. 

Mirad  qué  cuadro  se  estiende ! 
Qué  grandiosa  inmensidad ! 
Es  una  escala  que  asciende , 
Alfabeto  que  se  enciende 
En  la  oscura  eternidad! 

Acá  y  allá  vagarosos 
Ricos  destellos  del  sol , 

Y  cual  penachos  airosos 
Flotan  trozos  luminosos 
De  vivísimo  arrebol. 

¡Cuántas  memorias  despierta 
Ese  sol  que  se  va  á  hundir. . . 
Esa  eternidad  abierta, 

Y  con  esa  luz  incierta 
Que  pronto  debe  morir! 


—  85  — 

De  ese  sol  que  resplandece, 
Los  rayos  do  viva  lumbre , 
El  fantasma  que  aparece, 
Que  entre  púrpura  fenece 
Sobre  gigantesca  cumbre; 

^n  tal  vez  las  ilusiones 
Que  transforma  el  ataúd ; 
Los  luminosos  jirones, 
Las  perdidas  vibraciones 
Del  sol  de  la  juventud? 

Ah!  con  vosotros  lleváis 
Anos  felices,  el  alma; 
La  esperanza  arrebatáis, 

Y  tan  solo  nos  dejais 

La  estupidez  de  h  calma. 

Y  hasta  la  dulce  mentira 
Que  nos  mece  y  nos  halaga, 
Que  nuestros  cantos  inspira 
Acordando  nuestra  lira 
Con  el  dedo  de  una  maga. 

Que  en  el  sueño ,  cuidadosa 
La  soledad  acompaña, 

Y  que  enjuga  cariñosa 
La  lágrima  dolorosa 

Que  nuestros  párpados  bcAa! 

C!omo  esos  rayos  que  pasan 
Pasaron  tantos  delirios... 
Hoy  los  recuerdos  me  abrasan 

Y  el  corazón  me  traspasan 
Aun  mas  feroces  martirios. 


—  86  — 

Que  siempre  y  siempre  adorando 
Imágenes  transitorias, 
Voy  mis  penas  engañando... 
Con  reflejos  circundando 
El  sepulcro  de  mis  glorias. 

Que  no  puedo  en  mis  dolores 
Sulcidar  el  corazón ; . 
Que  á  recordar  sinsabores 

Y  desgraciados  amores 
Se  escapa  de  su  prisión. 

Alli  su  cuerpo  elegante 
Con  el  mágico  atavio 
De  un  vestido  rozagante , 
Al  aire,  suelto,  flotante. 
Ostentó  su  poderlo. 

Allí  se  estampó  su  huella 
Sobre  la  arena  menuda, 

Y  todavía  destella 
Amor  su  mirada  bella 

En  la  roca  alpestre  y  ruda. 

Alli  su  rostro  un  espejo 
Del  agua  diáfana  hizo, 

Y  ese  trémulo  reflejo 
Doró  lucido  y  perplejo 
Su  tendido  y  negro  rizo. 

Oh!  es  un  martirio  sonar 

Y  es  un  martbio  creer! 

Y  es  un  martirio  dudar, 

Y  vivir  y  desear 

Y  adorar  á  una  mujer! 


—  87  — 

Y  el  8ol  también  se  ocultaba 

Y  el  horizonte  se  ardía 

Y  sus  llamas  desplegaba ; 

Y  el  ronco  mar  elevaba 
Incógnita  melodía! 

Y  cada  ola  que  en  el  viento 
Quebraba  al  pié  de  la  roca, 
Desparecia  al  momento. 
Como  el  último  lamento 

De  desfallecida  boca  / 

Triste  y  fatidico  ruido, 
Augurio  del  per^'enir; 
Melancólico  gemido 
De  un  corazón  oprimido 

Y  condenado  á  sufrir. 

Cuando  se  han  visto  una  á  una 
Las  ilusiones  caer; 
Desde  la  huérfana  cuna 
Adversa  hallar  la  fortuna 

Y  no  poderla  vencer; 

Cuando  en  pos  de  juveniles 
Dorados  sueños,  seguimos 
Los  no  trillados  carriles, 

Y  de  floridos  pensiles 

El  dañoso  áspid  trajimos. 

Que  ncs  roe,  que  nos  muerde, 

Y  destroza  dia  á  dia 
Para  que  al  alma  recuerde. 
Lo  que  tuvo,  lo  que  pierde, 
Lo  que  ella  eterna  creia! 


—  88  — 


¡Oh!  entonces  todo  á  k  mente 
Se  presenta  yermo,  oscuro» 

Y  apenas  confusamente 

Un  rayo  alcanza  en  Oriente 

Y  junto  á  su  luz  un  muro. 

Una  scHnbria  muralla 
Adonde  rugiendo  azota » 
El  torvo  mar  que  batalla. 
Donde  el  relámpago  estalla 

Y  un  pendón  de  muerte  flota. 

Mas  no !  Todo  es  creación 
De  tormentoso  delirio; 
Acosadora  ilusión 
De  un  gastado  corazón 
Por  la  lima  del  martirio. 

Todo  está  en  paz !  Sonriaodd 
Murmura  el  aura  liviana. 
Cantos  aéreos  fingiendo; 
En  las  neblinas  tendiendo 
Bordadas  orlas  de  grana. 

Y  el  mar  levemente  agita 
Sus  tornasoladas  ondas; 

Y  alzando  espumas  imita 
La  luz  que  en  ellas  palpita. 
Iris  de  luz,  crenchas  blondas. 

V  la  tarde  está  serena 
Como  el  rostro  de  la  infancia^ 
Como  el  alma  justa  y  buena 
De  loca  ambición  ajena 

Y  en  la  fé  de  la  ignoranek. 


—  89  — 

Y  mas  aUá  el  Occidente. 
Del  sol  encendida  hoguera  1 
Vestdiio  resplandeciente. 
Cuya  cresta  roja,  ardiente. 
Inmensa  luz  rever bera, 

Y  al  pié  de  la  roca  altiva 
Forman  acorde  cadencia. 
El  aura  sonora  y  viva 

Y  la  onda  fugitiva 

Que  remeda  la  existencia. 


Ondas,  brisas,  misteriosas 
Armonías  de  la  tarde, 
Seguid,  seguid  vagarosas 
Las  esferas  luminosas 
De  ese  orbe  rojo  que  arde. 

Brillad ,  suaves  esplendores; 
Nubes  pintadas,  flotad; 
Y  de  variados  colores 
Como  cinta  de  mil  flores 
£1  borizoDte  adornad. 

En  ese  ignoto  camino 
Seguid ;  yo  sigo  entretanto 
Vuestro  residandor  diviüol... 
Ah!  no  envuelva  el  torbellino 
La  débil  voz  de  mi  cantof 


-   90  — 


EL  BARDO  ERRANTE, 


AGUIÜAIiDO.  (1) 

A  mii  «inígAf  !*•  iCDorilAi. 
I. 


Oid  al  bardo,  que  cantando  vaga. 
El  dulce  canto  que  el  amor  le  inspira: 
La  juventud!...  Esta  celeste  Maga 
Pulsa  su  lira. 

El  año  empieza!— En  la  pradera  hermosa 
AJbre  la  flor  su  cáliz  de 'esmeralda. 
El  bardo  amante  os  tejerá  de  rosa 
Bella  guirnalda. 

Allá  en  el  bosque  susurrando  salta 
La  fuente  pura  que  las  flores  riega, 

Y  entre  sus  ondas  que  la  luz  esmalta 

Céfiro  juega. 

Ya  el  alba  asoma  su  esplendor  radiante, 
Ya  el  sol  el  lecho  de  los  mares  deja; 

Y  en  la  espesura  la  avecilla  amante 

Flébil  se  queja 

Dad  al  olvido  el  funeral  lamento; 
Venid,  venid  á  la  gentil  pradera, 
A  respirar  el  perfumado  aliento 
De  primavera. 


(1)    Aguinaldo.^-El  regalo  que  se  dá  con  motivo  de  Pascnay  en  la  de 
Natividad  6  dias  inmediatos. 


^91  — 

En  ella  es  todo  aniínacion  y  olores , 
Es  bello  en  ella  cuanto  á  ver  se  alcanza ; 

Y  renacen  á  su  hálito  las  flores 

De  la  esperanza. 

¡  Oh!  es  bello,  bello  tras  invierno  frío 
Mirar  de  flores  tapizado  el  suelo ; 

Y  ver  brillar  tras  nubarrón  sombrío 

Límpido  el  cielo..! 

Oid  al  bardo,  que  cantando  vaga. 
El  dulce  canto  que  el  amor  le  mspira ; 
La  juventud..!  Esta  celeste  maga 

Pulsa  su  lira. 


II. 


¡  Qué  bellos  sou  los  sueños 
Del  que  feliz  delira 
Una  ideal  ventura , 
Un  mundo  encantador ! 
¡Qué  dulces  son  los  cantos 
Del  que  en  sonora  lira 
Entona  las  delicias 
De  un  halagüeño  amor ! 


Se  muestra  el  mundo  entonces 
Cual  bello  panorama ; 
De  flores  circundado 
Espléndido  jardin. 
El  ruiseñor  preludia 
Sus  ayes  ila  que  ama, 
Y  hermosos  siempre  crecen 
El  lirio  y  el  jazmin. 


—  92-- 

Alli  la  fuente  clara 
Entre  florida  calle 
De  rosas  perfumadas 
Yjuncos  y  clavel. 
Se  estiende  mansamente 

Y  fertiliza  el  valle 
Hasta  encontrar  el  rio 

Y  confundirse  en  él. 


¡  Oh !  todo  aqui  es  hermoso  I. . 
El  alba  que  aparece 
En  la  nevada  cumbre 
Del  Andes  colosal; 
La  flor  que  adornad  suelo... 
El  sol  que  la  enrojece, 
Y  el  que  su  cáliz  baña 
Pacifico  raudal 


Venid,  yo  soy  el  bardo ; 
Venid,  lindas  mujeres; 
Los  mágicos  placeres 
Yo  canto  en  mi  laúd. 
Los  cuadros  halagüeños 
Y  los  radiantes  sueños 
De  gloria  y  juventud 


Venid  yo  soy  el  bardo: 
Yo  canto  los  amores; 
Yo  tejeré  de  flores 
Guirnalda  á  nuestra  sien. 
Yo  os  mostraré  la  senda 
Que  guia  á  la  ventura, 
Y  la  radiante  y  pura 
Estrella  del  Edeo* 


—  93  —  i 


Venid ,  Undas  mujeres ;  *       i 

Yo  sé  bellas  historias  ] 

De  altivas  castellanas  } 

Y  fuerte  paladin, 
Sn  el  palenque  osados. 
Sus  inmortales  glorias, 

Y  el  fausto  esplendoroso 
Del  imperial  festín. 

in. 

Vosotras  que  adormidas 
En  lánguida  pereza, 
Pasáis  los  largos  dias 
Viviendo  de  ilusión. 
Yo  os  mostraré  el  serrallo 

Y  la  oriental  belleza. 
Rodeada  de  perfumes 
Tendida  en  su  almohadón. 

Veréis  cuál  se  desatan 
Sobre  su  ebúrnea  eqpalda, 
Cayendo  en  ondulosa 

Y  trémula  espiral. 
Formando  de  una  virgen 
Magnifica  guirnalda, 
Sus  crenchas  perfumadas 
Del  ámbar  oriental. 

Veréis  á  la  odalisca 
Cerrada  en  su  retrete 
Cantando  de  su  guzla 
Al  armonioso  son; 
Tranquila  respirando 
El  humo  del  pebete 
Que  sube  por  ios  aires 
Envuelto  en  su  canción. 


—  M  — 
Verasla  en  los  umbrales 
De  arábiga  ventana 
Mirando  de  los  cidos 
La  dulce  daridad: 
f  aunque  es  de  aquel  serrallo 
La  hermosa  soberana , 
Suspira  su  adorada. 
Perdida  libertad* 


Y  ora  las  ondas  mira 
Que  riza  manso  el  viento 
Espumas  levantando 
De  limpido  cristal ; 
Ó  como  en  raudo  vuelo 
Recorre  el  firmamento, 
Tranquila  y  poderosa 
£1  águila  real. 

¡Oh!  si  pudiera  en  alas 
Delzéfiro  liviano 
Huirse  de  esa  lóbrega 
Tristisima  mansión, 
Y  hendiendo  con  su  amante 
Las  ondas  del  Occano, 
Yogar  con  bajel  rápido 
A  otra  feliz  región. 

iQué  espera  alli?  ¿Qué  eqpera? 
Tras  de  bronceada  puerta 
Vivir  siempre  encerrada 
Sin  (Uchas ,  sin  amor; 
Como  en  sepulcro  misero 
una  belleza  muerta, 
Sufriendo  las  caricias 
Del  bárbaro  seuor. 


-^95  — 

Y  lloni  la  inMice 
Su  disipado  enoanto» 
Y  llora  sus  ensue&oa 
De  dulee  libertad... 
Más  ¡ay!  que  á  cada  instante 
Las  gotas  de  su  llanto 
Marchitan  y  deshojan 
La  flor  de  la  beldad  I 

Vereisla  en  los  saraos , 
Tereislaen  los  jardines 
Cruzar  como  la  silfide 
Por  el  sereno  azul. 
Gallarda  y  melancólica 
Vereisla  en  sus  jardines 
Ceñirse  una  guirnalda 
De  rosas  de  Stambul. 

Las  flores,  sí,  las  flores, 
Que  adornen  su  belleza* 
Las  flores ,  que  mañana 
Marchitas  caerán. 
¿Qué  importa  ser  sultana 
Si  el  tedio  y  la  tristeza 
£1  corazón  sepultan 
En  perdurable  afán  ? 

IV. 

Vosotras  que  soBando 
Magnificas  quimeras 
Que  os  llevan  á  otro  mundo 
De  ensu^os  y  placer, 
Pasáis  enamoradas 
Las  horas  placenteras 
Los  goces  recoixiando 
Del  venturoso  ayer. 


Venid,  70  sé  la  liisloria 
Del  braTO  ooballero 
Que  por  rendir  la  dama 
Que  le  robó  su  amor, 
Se  lanza  i  los  combates 
Gallardo  y  altanero, 

Y  alli  renombre  y  gloria 
Conquista  su  valor. 

Vereifllo  en  el  robusto 
Corcel  de  Andalucía , 
Del  anchuroso  circo 
Cruzar  la  redondez ; 

Y  mientra  el  campeón  llega, 
A  la  hermosura  enyia 
Saludo  enamorado. 
Depuesta  la  altivez. 

Vereislo  cuál  combate; 
Cómo  resuena  el  campo 
Al  choque  de  uno  y  otro 
Valiente  lidiador: 
Veréis  de  las  espadas 
El  reluciente  lampo, 
Cuando  en  mitad  del  circo 
Se  atacan  con  furor. 


Ya  os  diré  los  aplausos 
Y  la  guirnalda  que  orna 
La  firente  gloriosa 
Del  fuerte  vencedor: 
Esa  corona  ansiada 
Que  cuidadosa  adorna 
De  una  belleza  angélica 
El  virginal  pudor. 


—  97  — 

Yo  06  nKMtraré  la  ondina 
En  su  sitial  de  espuma 
Que  duerme  á  los  arrullos 
Del  gigantesco  mar. 
Yo  os  mostraré  la  silfide 
Que  envuelta  entre  la  bruma» 
Los  canqpos  del  espacio 
Recorre  sin  cesar* 


Yo  os  mostraré  la  virgeq 
Que  en  vuestros  dulces  sue&os 
En  tomo  i  vuestro  lecho 
Revolotear  sentís. 
Hermosa  desparciendo 
Perfumes  halagüeños  ^ 
Sonoras  melodías 
Que  encantan  y  no  oís. 

Yo  es  diré  cómolleg^ 
En  pos  de  la  alborada 
Al  cáliz  de  las  flores 
Las  perlas  de  cristal; 
Y  del  capuUo  haciendo 
Su  espléndidft  morada. 
En  nube  se  deshacen 
De  aroma  cele$(iaU 


Yo  os  diré  las  canciopes 
Que  el  burdo  enamorado 
Entona  en  la  ventana 
De  su  hechicero  amor. 
Los  ayes  plañideros 
De  amante  desdeikido, 
Suspiros  de  amargura, 
Canciones  de  dolgr* 

ToKoU. 


íVenid!— Yo  á  vuestras  sienes 
De  diáfana  blancura, 
Coronas  hechiceras 
De  flores  ceñiré. 
Yo  vuestras  dulces  horas 
En  que  soñáis  ventura. 
Con  melodiosos  cantos  * 

De  amor  arrullaré. 


Venid,  lindas  mujeres, 

Y  no  temáis  que  en  brazos 
Del  tierno  enamorado 

Y  ardiente  trovador. 
Fastidios  os  sorprendan. 
Que  rompan  en  pedazos, 
Del  amoroso  prisma 

El  cielo  encantador. 

Alli  con  vuestro  amante 
Gozando  entre  delicias. 
Del  mundo  que  soñasteis 
La  halagadora  paz; 
Adormirán  el  alma 
Placeres  y  caricias. 
Sin  ver  del  desengaño 
La  aterradora  faz. 


Yo  os  canta i*é  armoniosas , 
Dulcísimas  canciones ; 
Canciones  que  extasíen 
El  mudo'corazon. 
Yo  os  mostraré  las  lindas 

Y  aéreas  <;reaciones 

De  un  mundo  que  conozco 

Y  que  reales  son. 


—•99"-^ 

¡Venid  l-'-Con  mis  tentares 
Hechizaré  vuestra  ahna ; 
Cuanto  soñáis  fingido 
Real  os  mostraré. 
Hermoso  será  el  mundo, 

Y  en  placentéira  oalma 
Vuestra  risueña  Vida 
Cantando ineoeré....!  ' 

V. 

r 

Venid  también  vosotras 
Mujeres  desgraciadas , 
Que  habéis  de  las  pasiones 
En  el  horrible  mar. 
Visto  hundirse  los  sueños 
E  imágenes  doradas , 
Envueltos  en  las  nieblas 
Del  lóbrego  pesar : 

Vosotras  que  ótico  tiempo 
Pasasteis  vuestros  anos 
Al  aura  cariñosa 
Del  voluptuoso  amor; 
Risueñas  y  apurando 
La  miel  de  sus  engaños. 
Sin  ver  el  que  ocultaba 
Veneno  matador. 

Venid,  yd  tengo  cantos 
Que  en  didoa  arrobamiento, 
Gomo  tranqiiilas  ondas 
El  alma  mecerán; 

Y  un  instante  olvidadas 
Del  fúnebre  lamento , 
Vuestros  kJbios  la  dicha 
Quizás  aspirarán. 


—  100  — 

Qmk$  vuestra  eotudisto 
Sublime  fuatasla 
Lanzada  en  el  espacio 
Con  impetuoso  ardor; 
En  otro  mundo  aéreo 
Recuerde  las  que  un  día 
Gozaba  dulces  horas. 
De  dichas  j  de  amori 

Entonces  como  vuelve » 
Cuando  la  aurora  brilla» 
Su  nacarada  púrpura 
La  flora  recobrar. 
Volverán  los  colores 
A  la  árida  mejilla , 

Y  volverá  á  los  ojos 
El  fúlgido  mirar. 

/  Mirad !  —La  primavera 
Ya  de  esplendores  Uñe 
Las  fértiles  campiñas 
Que  invierno  aridedó ; 

Y  una  banda  de  flor^ 
El  horizonte  ciñe 

Que  con  su  virgen  mano 
Un  ángel  estendió  r 

Con  ella  tambieo  Ikgaift 
Las  Qoehes  perfomadas; 
En  que  la  luna  tünidí^ 
Cual  virgen  del  Seüort 
Riela  en  las  coposas 

Y  espesas  enramadas 
Do  entona  sus  cancjoaes 
Amante  el  ruiseikor ! 


—  101  — 

AUi  vereift  la  ftiente 
Lanzando  en  espirales 
Sus  <MMlas  cariñosas 
Al  plácido  jardín: 
Veréis  de  las  estrellas 
Los  fulgido6«fanales. 
Hermosos  titilando 
Del  dele  en  el  eonfin. 


Venidy  venid,  yo  canto 
Dulcisknas  canciones; 
Venid,  venid ;  los  aires 
Escuchan  nu  laúd. 
Yo  08  volveré  las  dulces 
Perdidas  ilusiones; 
Yo  06  volveré  los  sueños 
De  vuestra  juventud. 

Yo  os  mostraré  la  Maga 
Que  vaporosa  pasa, 
Cuando  la  aurora  rompe 
El  pardo  nubarrón, 
Cubierto  el  puro  rostro 
De  un  velo  de  alba  gasa 
Y  desde  él  esparciendo 
Placeres  é  ilusión! 


Venid,  con  mis  historias 
De  amores  y  ventura , 
Hermosas  creaciones 
De  un  tiempo  que  pasó, 
Ahuyentaré  las  sombras 
De  tétrica  amargura, 
Y  los  fantasmas  vanos 
Que  el  tedio  os  figuró. 


Venid,  vuestros  dolores 
Endulzará  mi  oanto ; 
Venid,  un  mundo  henuoso 
Mas  bello  os  mostraré: 
De  vuestro  rostro  pálido  . 
Secad  el  triste  llanto, 

Y  á  Edén  de  eterno  goce ' 
Venid,  os  He  varé  1...    . 

Venid,  yo  soy  el  Lardb; 
Venid  lindas  mujeres, 
Los  mágicos  placeres 
Yo  canto  en  mi  kud. 
Yo  canto  de  la  vida 
Los  cuadros  halagüeños, 

Y  los  radiantes  sueños 
De  gloria  y  juventudl 

Venid  y  rodeadme, 
Mi  frente  orlad  de  flores. 
De  esas  que  en  los  verjeles- 
Empiezan  á  crecer. 

Y  os  cantaré  delicias. 
Purísimos  amores. 
Ensueños,  magas,  silGdes,. 
Venturas  y  placer!. •• 


—  103  — 

A  POLONIA  (1).' 

A  flM  liennaao  IMk  A.  Matte. 

Et  loi,  pauvre  aigle  blanche,  á  Tailc  raulilce, 
A  la  pliinie  avilie  et  longlemps  fíncrellée  ' 
Par  les  chaínons  de  cn'it  du  Krioul  irtpérlal, 
Pologne»  valcreuse,  i.  la  Toaie  étoitóei 
Tu  reviendras  aussi  la  sublime  volee 
£t  tu  rempliras  l'air  de  ton  cri  triomp|ial. 

Barbier. 

¿Las  sanguinarias  hordas  del  Cosaco   • 

Siempre  en  tu  suelo  encontrarán  guarida? 
¿Indiferente  mirará  el  Polaco 
Su  nación  á  un  imbécil  sometida? 
¿Verá  en  sus  campos  aV  feroz  austríaco 
Su  caballo  lanzar  á  toda  brida, 
Y  vergeles,  y  viñas  y  sembrado 
Talar  al  golpe  de  su  casco  herrado? 

Todo  do  quicr  es  destrucción  y  ruina ; 
Do  quier  la  espada  de  la  muerte  avanza ; 
Todo  el  caudillo  bárbaro  estermina 
Para  saciar  en  sangre  su  venganza. 
El  autócrata  infame  te  asesina ; 
¿Mas  en  la  sombra  unVayo  de  esperanza 
Sobre  el  azul  de  un  cristalino  cielo 
No  lucirá  para  calmar  tu  duelo? 


(1)  Esta  composición  se  escribió  el  año  48  cuando  llegó  la  npticia  de 
ja  primera  insurrección  polaca.  Entonces  creiamos  en  la  resurrección  de 
Polonia;  pero  ^desgraciadamente,  nuestras  esperanzas  fueron  fallidas. 
Volvió  otra  vez  á  ser  vencida;  y  en  vano  en  su  acerba  lucha  pidió  sq- 
corro  á  sus  hermanas.  Todas  enmudecieron  I  Y  la  Francia ,  que  preludia- 
ba en  febrero  su  libertad ,  olvidóla ,  y  la  vio  impasible  luchar  y  perecer. 
La  Virago  del  Norte  volvió  otra  vez  á  Uorar  en  los  calabozos  de  Rusia  y 
.en  las  minas  de  Siberia,  su  manchada  gloria  y  su  libertad  pisoteada  por 
el  estúpido  Cosaco. 


—  104  — 

Si,  y  mientras  que  él  en  torpe  ceremonia 

Y  en  su  imbécil  orgullo  eleva  altares. 
Adormido  en  perfumes,  ¡  oh  Polonia! 
Sin  que  le  turbe  el  ¡  ay!  de  tus  pesares. 
En  los  muros  de  esa  otra  Babilonia 
Aquel  terrible  Mane ,  Thece,  Phares^ 
Escribirá  de  Dios  el  justo  encono 

Que  hará  temblar  al  déspota  en  su  trono. 

Oh!  si,  concluirá!...  Y  en  la  alta  esfera 
Do  brillan  las  naciones ,  poderosa 
Te  elevarás  triunfante  y  altanera. 
La  sien  orlada  de  laurel  y  rosa. 
Te  alumbrará  otro  sol  en  tu  carrera, 

Y  libre  de  opresión  ignominiosa 
Podrás  decir  al  mundo  envilecido: 
cEs  ya  señora  quien  esclava  ha  sido.» 

Así,  Polonia,  les  diríis,  salvada 
Del  yugo  vil.  Los  pueblos  animosos 
Blandiendo  entonces  la  cortante  espada 
Destrozarán  los  déspotas  odiosos. 
Mientras  llega  luciente  esa  alborada 
Que  anunciará  de  paz  dias  gloriosos, 
Lidia,  Polonia,  lidia ;  ten  confianza 

Y  afila  tu  puñal  á  la  venganza. 

Si,  no  desmayes,  ya  la  Italia  bella  (1) 


(i)  La  Italia  también  creyó  que  la  aurora  de  la  libertad  habla  lucido 
l»ara  ella ;  y  entusiasta  y  llena  de  sns  g^Ioriosos  recuerdos ,  rompió  cus 
cadenas  y  se  lanzó  al  combate.  Aunque  débil  y  tímida  por  tantos  siglos 
de  esclavitud ,  quizás  hubiera  vencido ;  pero  las  traiciones  de  los  reyet, 
y  últimamente  los  mismos  cañones  que  proclamaron  en  Francia  tlibertad 
á  los  pueblos,»  la  ahogaron  y  la  'arrebataron  su  posirer  esperanza.  KI 
papa,  el  sucesor  de  Cristo ,  que  derramó  su  sangre  por  los  hombres ,  sn^ 
ble  á  su  trono  temporal  entre  los  ayes  de  su  pueblo  y  los  cadáveres  saii« 
grientos  de  sus  hijos.  Loa  que  quisieron  libertar  á  su  patria  enviltdA^ 


— 105  — 

Tantos  años  sumida  entre  dolores^ 

So  Ídolo  impuro  contra  el  sudo  estrella 

Y  mira  renacer  dias  mejores. 

Donde  imprimió  la  esclavitud  su  huella 
Lanza  la  libertad  sus  resplandores» 
T  planta  el  tricolor  republicano 
En  los  muros  del  vie}o  Vaticano. 

Salud,  ota  Italia !  Si  otra  vez  quisiera 

Imponette  un  tirano  férreo  yugo: 

En  tu  suelo  flamear  otra  bandera 

La  sacrilega  mano  de  un  verdugo; 

^Tus  campos  arrasar  con  rabia  fiera 

Y  cadalsos  alzar  donde  le  plugo. 
De  libertad  lanzando  el  foerte  grito 
Lave  en  su  sangre  vil  su  vil  delito. 

Nadie  puede  del  hombre  acá  en  la  tierra 
Sujetar  con  cordeles  la  garganta, 

Y  elevando  el  pendón  de  injusta  guerra 
Hollar  los  pueblos  con  altiva  planta ; 
Del  calabozo  inmundo  que  le  encierra 
Gigante  al  fin  el  pueblo  se  levanta.... 
El  grillo  rompe  que  enervó  sus  manos 

Y  cdéríco  ahoga  á  sus  tiranos ! 

Lidia,  y  de  lanzas  al  tirano  fuerte 
Oponle  en  el  combate  una  muralla , 
Que  mas  vale  encontrar  honrosa  muerte 
Si  al  menos  libertad  en  ella  se  halla: 
Vale  mas  esconder  su  adversa  suerte 


han  tenido  qne  AbAndontrU  é  ir  á  mendi^ur  á  otro  meló  el  amargo  pan 
del  proseripto.  Mientras  tanto  el  papa  reina  por  la  intervención  del  es- 
tranjero,  y  la  Roma  de  Augusto  y  de  Scipion,  avergonsada,  mira  otra 
ves  pastaren  el  Capitolio  los  corceles  de  los  bárbarok  del  Norte.  /Anate- 
ma á  quien  vende  su  patria  por  nn  trono! 


—  106  — 

Bajo  una  Io$a,  do  jamás  estalla 
Ddi  desgraciado  el  fúnebre  gemido 
O  de  la  patria  el  llanto  dolorido! 

Has  no!.,  no  será  asi:  La  voz  potente. 
La  voz  que  habló  a  Moisés  en  el  desierto^ 
A  los  pueblos  ha  dicho;  alzad  la  frente, 
Despertad  el  ardor  que  está  ya  muerto. 
Dice,  y  fúlgido  brilla  en  el  Oriente 
De  santa  libertad  un  rayo  cierto!.... 
Los  pueblos  al  mirarlo  se  postraron 

Y  en  su  trono  los  déspotas  temblaron. 

Su  voz  ha  sido  oida!  El  mundo  entero 
Ve  resplender  un  rayo  de  esperanza, 
Que  del  Sena  liasta  el  Pó  vuela  ligero 

Y  en  tí  Polonia  á  relumbrar  alcanza. 
Despierte,  pues,  el  adalid  guerrero.... 
Polacos,  despertad;  á  la  venganza, 

Al  combate  marchad. — Ya  llegó  el  dia 
De  confundir  la  odiosa  tiranía! 

Proscriptos,  cese  vuestro  amargo  llanto. 
Cese  el  dolor  que  vuestro  pecho  agita, 

Y  alzad  risueños  victorioso  canto 
Que  Polonia  ya  libre  resucita. 
Sublime  Mieckwicz  tu  lira  en  tanto , 
Arrojando  el  crespón,  dulce  repita 
De  Polonia  la  gloria  en  noble  verso, 
Que  como  el  sol  recorra  el  universo! 

Y  tu,  águila  atrevida,  alzando  el  vuelo 
Rompe  ya  de  tus  alas  la  atadura. 
Vuela  libre  á  cernerte  en  libre  cielo 

Y  á  beber  en  los  aires  la  ventura. 
Sacude  el  lodo  del  inmundo  suelo, 

Y  cobrando  otra  vez  tu  alba  hermosura 


—  107  — 

Allá  en  el  pico  de  montaña  ruda 
Con  voz  de  trueno  al  huracán  saluda. 

£1  jDtindo  entonces  te  yeti  ciAstbnta» 
Como  otros  tiempos  de  olvidada  gloria, 
Pasar  entre  el  fragor  de  la  tormenta 
Entonando  cantares  de  victoria. 
Época  asaz  grandiosa  y  turbulenta.... 
Has  para  qué  'evocar  sacra  memoria?.... 
Lidia;  Polonia!...  Lo  pasado  ha  muerto, 
Y^el  porvenir  hermoso  se  halla  abierto! 


—IOS- 


LA  LUNA  EN  EL  MAR. 


AménguaBe  el  crq^úsoido 

Y  apenas  débil  cinta 
En  el  inmenso  limite 
Su  último  rayo  pinta 
Como  mi  celaje  májico 
Capricho  de  mi  pintor. 

Y  sus  contornos  fúnebres 
La  sombra  ya  dibuja. 
El  viento  frío,  rápido 
Ola  sobre  ola  empuja 
Que  en  desacorde  estrépito 
Agotan  su  clamor. 

Ifirad!  La  sombra  dórase, 
La  tenebrosa  espalda 
Del  verde  mar  9  alúmbranla' 
Tintes  de  rojo  y  gualda... 
Ya  hiende  el  éter  diáfano 
El  astro  bienechor. 

La  luna  en  hondas  trémulas 
Su  blanca  faz  retrata,^ 
Formando  en  verdes  circuios 
Golfos  de  azul  y  plata: 

Y  cisne  en  niebla  aérea 
Nadando  espacios  va. 

Como  un  solemne  cántico 
Que  la  quietud  inspira. 
Se  oye  en  acento  unánime 
Vibrando  oculta  lira, 


En  aire,  cido,  océano, 
Solemne  tos  cantar. 

Poder,  laureles,  triunfos, 
¿Qué  8(ñ8?  ÜQBquúio  suelto. 
El  hombre  es  sombra  efimera. 
El  mundo  es  muy  pequeñol 
Entre  él  y  Dios  elévanse 
La  inmensidad  y  d  mar... 


EN  MI  CAMAROTE, 


tmimm^f^m^ 


Noche  no  mas  y  sufrimiento  y  Uanlo 

Y  el  pobre  corazón  adolorido; 
De  memorias  tristisfanas  roldo 

Y  latiendo  de  amor  en  su  quebmto; 

Espero  al  ponrenir  con  modo  espanto 
Pues  el  presente  tan  cruel  me  ha  sida.  * 
]Ayl  Voz  del  ahna,  fiiaiebre genndo! 
|Ay!  Voz  del  corazón,  fltaidNie cantot 

El  sol  que  ayer  no  mas  brillaba  puro 
En  palidez  e^brma  y  amarilla 
De  un  pálido  dolor  se  ha  amortajado. 

Y  hoy  luce  mustio  en  horizonte  oseurot 
Como  en  un  teñólo  lámpara  que  brübt 
Postrera  luz  de  un  sol  que  se  ha  apagado» 


—  uo— 


A  LA  NOCHE. 


f  11  ■  I    11 


Su  ancha  diadema  de  ébano 
Que  roja  cinta  prende, 
La  noche  en  la  alta  bóveda 
Del  firmamento  estiende 
Con  pou^pa  y  majesíad- 

Como  deidad  propicia 
Sacude  sus  cabellos, 

Y  en  el  espacio  lótfrego 
Brotan  vagos  destellos 
De  dulce  claridad. 

Eb  d  confia  escúchase 
Del  valle  solitario, 
Vibrar  al  eco  trémula 
La  vozi  del  campanario. 
Que  al  dia  el  adiós  dá. 

Hacia  su  nido  rápüiíbs 
Dir^ense  las  aves; 

Y  á  su  cabaaa  riistíca . 
De  sos  cuidados  gcaves 
Ya  libre  el  pastor  vá. 

Bien  vengas  oocbe  plácida 
Con  Ui  irisado  ambiente^ 
Con  tu  silencio  lúgubre. 
Tu.  luna  transparente 
Que  esparce  calma  y  luz. 

Tú  oyes  la  triste  súplica 


Del  infeliz  -qtié  gime;  ' 
Tú  ves  del  hombre  crédulo 
£1  éxtasis  sttblime 
Orando  ante  la  cruz. 

* 

Otros  te  es^RHi  ávidos 
De  comenzar  la  danza, 

Y  los  placeres  frivolos 
Que  alienta  la  esperanza 
Oculta  en  el'deior. 

Y  en  el  festín  espléndido 
De  ensueños  rodeados, 
Libando  en  copas  áureas 

Se  embriagan,  nunca  hartados 
De  crápula  y  de  amor. 

Obi  noche  mbda;  témante 
El  preso,  el  pepegrino, 
£1  sanguinario  déspota. 
El  pérfido  asesino. 
El  monje  criminal! 

Témante  el  juez  inicuo 
Que  vende  la  jnstieia^ 
£1  virtuoso  h^pdorita, 
La  sórdida  avaricia 
Que  solo  engendra  el  laal; 

■ 

No  yo  que  gualdo  incólume 
La  luz  de  la. pureza, 

Y  á  quien  no  agravia  el  ansia 
De  estólida  riqueía 

Ni  el  sueño  del  poder. 

Y  admiro  en  ti  las  candidas 
Sombras  de  tus  tinieblas; 
Imágenes  poéticas 

Que  escriben  en  las  nieblas 
Estrofas  de  placer. 


— lia  ^ 

Y  amo  la  vo»  enfánk» 
De  ruido,  eairto  y  n»»» 
Que  vaga  con  las  ráfagaa 
De  tus  sonoras  brisa» 
Cargadas  de  frescor.  « 

Y  amo  tu  luna  páUdft 
Como  una  hacha  moítuoria, 
Como  una  virgen  pWka, 
Triste  cual  la  memoria 

De  un  desdichado  amor* 

Oh!  si  pudiera,  mísero^ 
Borrar  de  mi  memoria 
Esa  indeleble  p&gifia 
De  mi  incompleta  historia. 
Con  llanto  escrita  y  hiél ! 

Oh!  si  airancar  de  loIntimA 
Pudiera  de  mí  pedio 
Esa  amorosa  y  pévfida 
Que  aun  vive  á  mi  despecho. 
Imagen  de  la  infiel. 

Dejadme,  espectro^  Uiridos. 
¿No  os  basta  con  el  día 
En  que  de  angustia  y  tedio 
Llenáis  el  akta  mia. 
Que  muere  de  dolorT 

IG  mustia  fiante  páfid» 
Refresca  aura  notunH|. 
Alma  sonora,  elévate, 
Y  arranca  de  la  urna 
Un  cántico  de  amor  1 


—  113  — 


LA  PENA  DE  MUERTE. 


Lánguida  la  mirada,  vacilante; 
Mustia  la  frente»  lívido  el  semblante; 

Desfallecido,  inerte. 
Camina  el  reo.  Por  instantes  mide 
Su  existencia  y  del  mundo  se  despide 

Al  umbral  de  la  muerte. 


Infeliz!  Infeliz!  Ronca  y  apriesa 
La  carreta  las  calles  atraviesa, 

Y  el  pueblo  la  acompaña. 
¡Cómo  sorprenden  de  ese  pueblo  necio 
Las  palabras  ^  las  risas  de  desprecio, 
La  agitación  estraña! 


¿A  dónde,  á  dónde  va?  ¿Por  qué  esa  ira? 
Por  qué,  tímida  virgen,  se  retira 

De  su  torva  figura 
La  compasión,  esa  virtud  grandiosa. 
De  inocencia  y  perdón  mezcla  gloriosa» 

Fé  de  la  desventura? 


Van  á  asistir  al  espantoso  drama; 
Al  crimen  que  la  ley  justicia  llama; 
A  ver  morir  á  un  hombre! 
Oh!  Raza  infame,  resignada  al  yugo, 
Tú  misma  de  tí  misma  atroz  verdugo, 
'¿Raza,  cuál  es  tu  nombre? 

Tomo  U.  8 


—  114  — 

Guando  el  poeta  que  por  todos  fpme. 
Apóstol  santo,  buscador  sublime. 
Vé  el  fondo  del  abismo, 
Y  allí  en  su  fango  á  la  miseria  humana» 
RevoMéndose  estúpida  y  tirana 
En  su  propio  egoísmo ; 


Cuando  ve  abofeteando  á  la  conciencia 
Cumplir  como  justicia  una  sentencia 

Bárbara,  impía,  injusta. 
Triste  mirada  á  esa  miseria  arroja, 

Y  agoviada  de  lucha  y  de  congoja 

Dobla  su  frente  augusta. 

Y  el  carro  marcha  y  su  veloz  carrera 
Redobla  las  angustias  del  que  espera 

Un  minuto,  un  instante! 
Un  rayo  mas  del  astro  refulgente 
Que  nunca,  nunca  apareció  en  Oriente 

Has  claro ,  mas  brillante ! 

V llega  ya,  desciende,  y  enlutado 
El  verdugo  preséntase  á  su  lado, 

Y  en  un  banquillo  lo  ata... 
Parte  la  bala  al  corazón  derecha... 
Ahí  ya  está  la  justicia  satisfecha... 

Al  que  mató  se  mata! 

Crueles!  ¿Es  lección?  Es  un  ejemplo 
Para  el  pueblo?  Aterrado  yo  os  contem|lo; 

Juristas,  me  asustáis ! 
Usurpáis  un  poder  ultra-divino, 

Y  para  castigar  al  asesino 

También  asesináis ! 


—  115  — 

Ayer  había  qna  familia  viuda , 
Hoy  habrá  dos  que  llorarán  sin  duda 

En  misero  quebranto. 
Y  los  huérfanos  hijos  á  sus  madres 
Preguntarán  llorando  por  sus  padres 

Que  ellos  amaban  tanto. 


Y  ellas  reponderán,  á  sus  acentos 
Mezclando  ya  sollozos,  ya  lamentos : 

€¡Ay>  su  tumba  es  profunda! 
Ya  nunca  los  veremos.  Su  morada 
No  es  el  mundo...»  Y  la  voz  acongojada 
En  lágrimas  se  inunda. 

r  á  sus  hijos  que  lloran  y  que  jimen, 
Cándidas  flores,  ángeles  del  crimen» 

Estrechan  á  su  seno. 
Y  siempre  desoladas  caminando 
Las  calles  atraviesan  invocando 
La  limosna  del  bueno. 


Poeta ,  qué  lección !  Con  la  p(d)reza 
La  zafia  corrupción,  el  odio  empieza. 

Que  al  crimen  los  arrastra. 
Y  tú  lesr  das  por  colmo  de  esa  suerte , 
La  vergüenza,  el  patíbulo ,  la  muerte. 

Sociedad,  vil  madrasta...! 


—  116  — 


pOR  SU  DIOS  Y  POR  SU  DAMA. 


BAEíADA. 


I. 


Edad  media ,  edad  de  glorias , 
Que  en  sus  hojas  las  historias 
Han  llamado  edad  de  honor... 
Se  ignoraba  la  vileza; 

Y  eran  libros  de  nobleza 
La  honra  pura  y  el  valor. 

La  adornaban  fausto  y  pompa , 

Y  al  sonido  de  la  trompa 
Como  al  eco  del  festin, 
De  entusiasmo  palpitaba 

Y  al  combate  se  lanzaba 
£1  resuelto  paladín. 

Y  orgulloso  en  los  torneos, 
Ostentando  los  trofeos , 
De  sus  triunfos  noble  prez, 
Proclamaba  la  pureza. 
De  su  dama  la  belleza , 
Doblegando  su  altivez. 

No  era  entonces  j  cosa  estrs^ ! 
Como  ahora  digna  hazaña, 
Al  mas  débil  humillar; 

Y  entre  nobles  era  mengua 
Con  inicua,  torpe  lengua. 
La  inocencia  mancillar: 


—  117  — 

¡  Oh !  entonces  no  eran  nombres 
Dios,  fé,  glorias;  y  los  hombres 
Ensalzaban  la  virtud. 
Al  mendigo  protegian : 

Y  por  eso  no  vendian 
Los  cantares  del  laúd,    . 

Y  el  que  enantes  férrea  malla 
Revistiera  eñ  la  batalla. 
Invencible  campeón; 
A  los 'rayos  de  la  luna 
Lamentaba  su  fprtuna 
De  su  flébil  lira  al  son. 

¡  Oh  edad  media  venturosa , 
En  hazañas  prodigiosa  i 
Edad  de  oro,  edad  de  honor!.. 
Solo  vives  en  la  historia 

Y  en  la  ardiente  fiel  memoria 
Del  altivo  trovador! 

IL 

• 

Es  de  noche !  Nadie  vela. 
Solo  el  torvo  centinela 
Guarda  el  muro  del  Señor: 
Solo  se  oye  melodioso 
Como  un  cántico  amoi'oso 
De  las  auras  el  rumor. 

Luna  llena  blanca  brilla, 

Y  en  las  torres  de  la  villa 
Que  descansa  sin  pesar. 
Su  luz  tenue  quiebra  y  riza 
Cual  la  espuma  movediza 
Que  en  sus  ondas  alza  el  mar. 


-^  US- 
ES Granada!  Cuan  hermosa! 
La  sultana  voluptuosa 
<2ue  llorara  Boabdil ; 
La  odalisca  de  la  Alhambra, 
<}ue  en  eterna,  dulce  zambra. 
Vive  á  orillas  del  Genll. 

Fuerte  el  moro  es  en  la  guerra. 
Dos  tesoros  su  alma  encierra, 
Honra  limpia,  pura  fé. 
jEn  bravura  quién  le  iguala! 

Y  le  envidian  si  en  la  sala 
Elegante  posa  el  pié! 

¿Quién  le  alcanza  en  su  carrera? 
¿Quién  traspasa  una  barrera 
En  el  campo  mejor  que  él? 
En  las  justas  es  primero; 
¿Quién  le  iguáh  caballero 
Revolviendo  su  corcd? 

Y  si  canta,  qué  hermosura 
^0  entregara  su  ternura 
Al  rendido  Trovador! 
Su  alma  ardiente  no  podría 
A  su  acento  quedar  fría. 
Insensible  á  tanto  amor, 

IIL 

De  la  luna  vése  al  brillo 
Entre  escombros  un  castillo 
Que  conserva  un  torreón. 
Blasa  informe  que  intimida 

Y  en  la  noche  desteñida 
Aseméjase  á  un  peñón. 


—  119  — 

Y  en  la  torre  armiñada 
Como  virgen  encerrada 
Be  un  convento  en  la  mudez. 
Ck>mo  estrella  en  noche  oscura, 
Gomo  un  ángel  de  ventura 
Se  divisa  una  mujer. 

Su  pomposa  cabellera 
Con  descuido  cae  ligera 
Por  su  espalda  de  marfil. 
Su  vestido  brisa  leve 
Cariñosa  besa  y  mueve 
Llena  de  ámbar  del  pensil. 

f  ¡Ay!  decía,  la  belleza, 

Y  la  iHÍsa  con  tristeza 
Sus  acentos  repitió! 

¡Ay!  En  vano  gimo  y  lloro. 
Nadie  llega!..  Soy  del  moro, 

Y  en  la  torre  muero  yo.» 


f  ¡Ay!  Qué  lentas  son  las  horas 
Guando  al  alma  torcedoras 
Penas  roen  sin  cesar! 
Cuando  vemos  entre  el  llanto 
Sombra  horrible,  mustio  encanto, 
Y  el  fantasma  del  pesar!» 


f  Cuando  Iqos  de  quien  se  ama 
Como  arroyo  se  derrama 
Por  el  mundo  la  ilusión; 
Y  en  las  nieblas  que  lo  ofuscan 
Nuestros  ojos  solo  buscan 
Lo  que  adoran  con  pasionl» 


--120-^ 

«Mas  ay!  Todo  se  consume! 
La  flor  pierde  su  gerfumey 
La  esperanza  su  virtud ! . . . 
Pierde  el  alma  su  inocencia; 
Es  odiosa  la  existencia; 
Y  es  su  anhelo  el  atahud....» 


«Si  mañana ¡fatal suerte! 

No  me  rindo,  me  dá  muerte.... 
Ay!  tan  joven  y  morir 

Mas no;  fuera  mas  desdoro. 

En  los  brazos  de  impio  moro, 
Las  caricias  recibir.» 


lA  una  noble  castellana. 
Que  es  honrada  y  es  cristiana, 
Mancharía  un  musulmán! . ..   '. 
Oh!  Si  acaso  mis  acentos 
Ir  pudiesen,  do  los  vientos 
En  sus  alas  llegarán! 


iMas  delirio!....  ilusión  vana! 
Ay!  la  noche  de  mañana, 
A  esta  triste  no  verá.» 
Y  la  joven  bella  Lola, 
De  la  patria  lejos,  sola, 
Sin  su  amante  morirá. 


«¡Adiós!»  dijo:  y  un  lamento 
Desgarrante,  triste  el  viento 
Suspirando  murmuró. 
Y  la  luna  tremulenta 
Entre  nube  cenicienta 
Su  luz  pura  sepultó! 


—  121  — 

• 

Cubrió  al  mundo  la  tiniebla ; 
Y  la  esfera  gruesa  niebla 
Con  su  manto  encapotó. 
Negra  nube  de  su  seno 
Vibró  el  rayo;  bronco  el  trueno 
Cual  metralla  retumbó. 

IV. 

Mas  las  sombras  arrastrando 
Llega  el  alba  luces  dando 
De  magnifico  arrebol. 
Luminosa  se  enrojece. 
La  alta  cumbre,  y  aparece 
Magestuoso,  rojo,  el  sol. 

Cruje  y  ábrese  el  rastrillo; 
A  la  puerta  del  castillo 
Se  presenta  un  adalid. 
Su  penacho  negro  ondea, 
Negra  banda  le  rodea: 

Y  está  armado  en  faz  de  Ud. 

Cuelga  al  cinto  larga  espada; 
Es  de  luto  su  celada, 

Y  de  negro  su  broquel. 
Todo  anuncia  gran  tristura. 
Su  semblante,  su  armadura, 
Los  arreos  del  corcel. 

Con  segura,  altiva  planta, 
Hacia  el  muro  se  adelanta: 

Y  asi  grita  el  campeón: 

f  ¿Do  te  escondes,  mal  nacido? 
Ven,  cobarde,  que  he  venido 
Arrancarte  el  corazón!» 


—  122  — 

Como  el  trueno  payoroso. 
Un  acento  sonoroso 
Que  en  los  aires  resonó: 

f  ¡áy!-~contefta, — del  que  osado 

A  mis  muros  ha  llegado» 

Y  á  combate  me  llamó!»- 

• 

— f  Ven...  y  tiembla;  que  aunque  fuerte 
En  mi  lanza  hallarás  muerte. 
De  doncellas  vil  ladrón!... 
Ven,  te  espero;  tu  tardanza 
Mas  aviva  mi  venganza: 
Sangre  pide  mi  baldón.» 

Dice;  al  punto,  como  toro 
Furibundo,  sale  el  moro 
Tiritando  de  rencor. 
Una  yegua  torda  rije, 

Y  al  cristiano  se  dirijo 
Que  le  espera  con  valor. 


Gomo  roca  que  el  mar  bate 
Firme  queda  y  al  combate 
Lo  provoca  el  paladín. 
f  Lanza  enristra,  campo  toma. 
Tu  altanera  yegua  doma. 
Yo  te  reto  moro  ruin.» 


Nada  el  moro  le  responde. 
Su  despecho  dentro  esconde; 
Son  sus  ojos  un  volcan. 
Mas  no  asusta  al  caballero. 
Que  es  cristiano  y  es  guerrero. 
El  caudillo  mulsulman. 


J 


—  123  — 

Miden  campo^  se  separan, 
Lanza  enristran,  se  preparan.... 

Y  se  encuentran  con  furor. 
Al  esfuerzo  del  empuje 
Tiembla  el  suelo,  el  monte  cruje. 
Rimbombando  con  fragor! 

Desprendiéronse  ambas  cotas, 

Y  ambas  lanzas  caen  rotas ; 
Pero  entrambos  fuertes  son. 
Al  instante  los  guerreros 
Enárbolan  los  aceros, 

Y  descienden  del  Inridon. 


Con  la  corva  cimitarra. 
El  almete  desamarra, 
Y  ¿  la  tierra  cae  también: 
Ay!  hirióle ;  sangre  roja 
Del  cristiano  la  faz  moja.... 
Rie  el  moro  con  desden. 


Vé  su  sangre  el  castellano, 

Y  cual  fiero  tigre  hircano 
Da  un  rugido  de  dolor; 

Y  se  arroja  hierro  en  mano 
Al  rabioso  musulmano 
Que  vacila  de  terror. 


No  mas  pronto  rayo  ardiente 
Surca  el  tielo ;  de  un  hendiente 
La  cabeza  le  partió. 
Cayó  el  moro,  como  fiera 
Maldiciendo,  la  postrera 
En  sus  labios  espiró. 


—  124  — 

El  guerrero  victorioso 
Monta  el  potro  generoso 
Que  de  gozo  muestras  di : 
Encamínase  al  castillo; 
Llega,  baja,  alza  el  rastrillo, 
Y  á  la  torre  raudo  va. 


Pronto  pasa  los  cerrojos, 
Y  llorosa  vé  de  hinojos 
Blanca  dama  en  oración, 
—i Don  Bermudo!  ¿Vos  á  esta  hora? 
— No  preguntes;  ven,  señora. 
Tus  cadenas  rotas  son. 


Bajan  raudos  las  escalas. 
Atraviesan  anchas  salas. 
La  coloca  en  su  bridón ; 
Y  triunfante  con  su  amada 
Sale  el  héroe  de  Granada 
De  amor  lleno  el  corazón. 


Como  un  punto  negro,  lejos 
De  la  tarde  á  los  reflejos, 
Su  penacho  vése  ondear. 
Ya  se  pierde  en  la  llanura.... 
Y  los  ojos  nube  oscura 
En  el  cielo  ven  flotar. 


--125  — 


EL  ALMA  ERRANTE 


(Ea  im  albom.) 


En  la  noche  profunda  y  misteriosa» 
Cuando  el  aire  paciñco  murmura, 
Cuando  la  tierra  en  soledad  reposa 
Como  un  cadáver  dentro  de  su  fosa; 
Cuentan  que  vagan  en  la  niebla  oscura 
Las  almas  de  los  tristes  que  sufrieron, 
Que  doloroso  llanto  derramaron, 

Y  que  una  vida  por  un  beso  dieron 
Ofrenda  pura  á  la  mujer  que  amaron. 

Y  vagan  esas  almas  hasta  el  dia 

En  que  el  ángel  que  guarda  el  infinito 
«Venid,  les  dice;  remontad  el  vuqIo, 
iLa  sentencia  cumplió  vuestro  deUto; 
>Id  á  habitar  el  cielo!» 

De  un  alma  de  estas  en  el  mundo  errante 
Llena  de  sentimiento,  alma  de  amante, 
Oid,  señora,  la  penosa  historia 

Y  grabadla,  si  os  gusta,  en  la  memoria. 

«¿Cuándo  hallaré,  decia  suspirando. 
El  ténninafeliz  de  mi  camino?.. 
Sin  cesar,  sin  cesar  andar  v^g^ando 
En  el  mundo,  tal  vez  fué  mi  destino 
Como  una  carga  mi  existir  llevcmdo. 
Impulsada  por  recio  torbellino 
Recorro  los  espacios;  mis  lamentos 
Como  la  débil  nota  de  un  sonido 


—  126  — 

En  el  soplo  se  pierden  de  los  vientos. 
El  reposo  demando,  calma  pido: 

Y  otra  vez  en  su  vuelo  me  arrebata 
El  huracán  que  en  torno  se  desata 

Y  con  truenos  responde  á  mi  gemido,  i 
¡Ay  del  alma  que  gime  abandonada! 

¡  Ay  del  que  en  vano  implora* 
Del  destino  perdón,  perdón  del  cielo! 

De  esa  alma  desgraciada 
Doleos  por  piedad;  para  el  que  llora 
La  compasión  de  otra  alma  es  un  consuelo. 

Era  una  noche  diáfana,  y  tranquila 
En  que  la  brisa  derramando  olores. 
Susurraba  en  las  hojas  y  en  las  flores: 
Luciente  cual  la  vivida  pupila 
Del  ojo  de  un  arcángel,  en  el  monte 
La  luna  aparecía,  y  la  llanura 

Y  el  inmenso  confin  del  horizonte 
Bañaba  en  rayos  de  su  lumbre  pura 


Lámpara  de  las  tumbas,  misteriosa 
Antorcha  del  amor,  yo  te  bencHgo; 
Tu  iluminas  el  rostro  de  la  hermosa 

Y  la  lágrima  humilde  del  mendigo; 

Y  eres,  silfa  del  aire  rutilante. 
Igual  al  desdeñado  que  al  amante!.. • 

Mas  en  tanto  placer  solo  aquella  alma 
Solitaria  lloraba  sus  dolores. 
¿Cómo  aliviar»  cómo  goHUr  mfrieQdo , 
Si  goza  angustias,  si  recuerda  amoreif 

Gomo  una  melodia  del  desierto 
Resonó  en  los  espacios  un  concierto, 

Y  del  empíreo  descendió  un  enviado 
En  un  rayo  de  luz  transfigurado; 


—  127  — 

Una  voz  esclamó:  cumplido  está! 
El  eco  la  repite  y  armoniosa 
El  aura  la  conduce  vagorosa 
Abriendo  de  esplendores  un  camino; 
Y  en  pos  del  fausto ,  embajador  divino 

El  alma  transformada 
Hendiendo  nubes  á  los  cielos  vá! 

Feliz,  feliü!  El  alma  enamorada 
Allí  el  premio  encontró  de  su  dolor; 
Murió  feliz  viviendo  desgraciada!... 
En  su  tumba  de  amor  iluminada 
Alzad  bellas  el  himno  del  amor. 


—  128  — 


EL  INCENDIO  DEL  BUQUE. 


Serena  está  la  mar!  El  buque  en  tanto 
Entre  las  ondas  rápido  camina. 
El  marino  en  las  vergas  se  reclina 

Y  entona  melancólico  su  canto. 

La  noche  tiende  su  borroso  manto 

Y  cubre  el  cielo  azul  parda  neblina 

De  repente  la  nave  se  ilumina 

Y  un  grito  se  oye  de  terror  y  espanto. 

Incendio!— Roja  llama  aterradora 
De  la  cámara  sale ,  y  al  momento 
La  nave  abraza  de  la  popa  á  proa ! 

Las  llamas  con  las  Uamas'se  difunden ; 

Y  marinos  y  nave  y  cargamento , 
En  el  abismo  inexorable  se  hunden. 


—  129  — 


ENTUSIASMO. 


Finge  imposibles  la  indiscreta  niña. 

Y  como  un  mundo  sin  amor  la  enoja, 
£1  ala  frágil  de  su  mente  arroja 

A  donde  el  cielo  su  nublado  apiña. 

Sus  sentimientos  en  perpetua  riña 
Le  dan  ya  una  ilusión ,  ya  una  congoja; 

Y  del  libro  de  su  alma  cada  hoja 
Espera  en  blanco  que  de  amor  se  tina. 

Y  y&  la  niña  y  vuela !  Con  su  anhelo 
Mas  allá  de  esas  cumbres  se  sublima 
Astros  buscando  en  un  desierto  cielo. 

Una  secreta  inspiración  la  anima... 

Ya  una  ala  cae Ya  le  falta  el  vuelo... 

Ya  es  un  abismo  lo  que  fué  una  cima!.. 


Tomo  II. 


—  130  — 


CONSTANCIA. 


¿Qué  esperas,  llorosa  niña. 
Postrada  eq  ese  sepulcro? 
Tu  frente  pura,  tus  ojos 
Que  brillan  como  carbunclos, 
A  la  vida  pertenecen, 
Son  del  amor,  son  del  mundo. 
A  la  muerte  lo  que  ha  muerto. 
Los  ojos  sin  brillo ,  mustios , 
MejUla  seca  y  hundida , 
Frente  de  fúnebre  luto , 

Y  un  corazón  sin  amores 
Helado  como  un  sepulcro. 
Retírate ,  hermosa  niña , 
Aun  tiene  amores  el  tuyo ; 

Y  tus  ojos  y  tu  rostro 

Son  del  amor,  son  del  mundo. 
— Ah !  Te  engañas !  Esta  tumba 
A  que  dá  mi  amor  tributo , 
Es  una  tumba  que  encierra 
Dos  cadáveres  en  uno. 
Vivan  otros  eñ  su  vida;. 
Yo  vivo  en  este  sepulcro, 

Y  mis  ojos  y  mi  rostro) 

Son  de  este  amor,  de  este  mundo. 
Aqui  espero  goces  nuevos... 
Aqui  lo  que  yo  amo  busco  I 
— Niña,  espera,  busca  y  llora. 

Y  el  amor,  el  amor  puro, 
Como  la  luna  del  cielo. 
Ilumine  este  sepulcro ! 


— 131  —  - 


IMPRECACIÓN. 


Venid,  llegad,  espíritus  maléficos. 
Hijos  espúreos  que  abortó  el  rencor:    . 
Llegad  vosotros  que  en  las  nieblas  hórridas 
Estremecéis  el  mundo  con  pavor. 

Venid,  ya  el  sol  en  un  sudario  lívido 
Gomo  un  cadáver  envolvió  su  faz: 
Venid ,  ya  el  mundo  entre  las  sombras  tétricas 
Inerme  yace ,  adormecido  en  paz. 

Vuestro  es  el  mundo ;  por  el  mundo  rápidos 
Vuestro  imperio  de  horrores  estended , 

Y  preñados  de  rabias  y  de  crímenes 
Su  estensión  infinita  recorred. 

Vuestro  es  el  mundo ,  espíritus  incógnitos 
Que  cabalgáis  en  medio  al  huracán , 

Y  que  lleváis  en  vuestros  ojos  cárdenos 
La  devorante  llama  de  un  volcan. 

Ea,  lanzadla;  y  en  el  mundo  súbita 
Alce  el  incendio  su  aterrante  sien. 

Y  allá  en  el  centro  de  las  llamas  vividas 
Danzad  riendo  con  feroz  desden. 

¿  Quién  os  lo  impide?  Hacia  el  abismo  ondisono 
Descienda  de  una  vez  la.humanidad. 

Y  el  mar  abriendo  sus  entrenas  lóbregas 
La  sepulte  en  su  inmensa  oscuridad. 


-.132-. 

Ea,  vuestro  es  d  mundo.  De  las  vírgenes 
Con  mentiras  llenad  el  corazón, 
T  presentad  las  lúbricas  imágenes 
De  impúdica  y  feliz  prostitución. 

Horrorizado  con  fantasmas  tétricos 
Herid  la  vista  del  que  adora  al  mal, 

Y  al  juez  traedle  la  sangrienta  víctima 
Armada  ya  del  vengador  puñal. 

Acorred ,  acorred ,  funestos  présagos 
Del  espanto ,  del  crimen  y  el  horror, 

Y  negra  nube  de  su  vientre  cóncavo 
Descoja  el  trueno  en  eco  aterrador. 

Acechad  del  infame  el  sueño  pivido 

Y  su  lecho  de  oprobio  sorprended. 
Alzan  plegarias  á  mentidos  ídolos 
IGentras  los  roe  sanguinaria  sed. 

Venid,  abortos  que  engendró  terríficos 
Para  asombrar,  el  báratro  infernal; 
Venid  y  hundid  á  los  abismos  lúgubres 
A  esta  impía  y  continua  bacanal. 

Vuestro  es  el  mundo;  espíritus  maléficos 
Que  cabalgáis  en  medio  al  huracán, 
Ea,  lanzad  de  vuestros  ojos  cárdenos 
La  abrasadora  llama  de  un  volcan. 

Y  allí  de  pié  sobre  el  escombro  irónicos. 
Del  incendio  á  la  torva  claridad, 

Y  en  descompuesta  conmoción  histérica 
Vuestra  risa  sarcástica  lanzad. 

Aplauso  digno,  conclusión  dramática!.. 
A  su  caos  volvió  la  creación... 
De  rodillas  Obispos ,  Papas ,  Césares. 
¡Dios  mismo  viene  á  ver  la  destrucción! 


—  133— 


HISTORU. 


Es  una  historia  de  lágrimas 
Que  solo  cuenta  dolores; 
Es  una  historia  de  amores. 
Historia  de  una  pasión. 
Pasión  triste  y  desgraciada. 
Pasión  inmensa,  infinita; 
Recuerdo  grato  que  habita 
Dentro  de  mi  corazón. 

Y  tu ,  mujer  tan  querida, 
Con  mi  recuerdo  ¿qué  has  hecho? 
¿Has  borrado  de  tu  pecho 
Esa  imagen  de  virtud? 
¿Has  olvidado  esa  historia 
Que  entre  llantos  y  caricias 
Conserva  nuestras  delicias, 
Toda  nuestra  juventud? 

¿Esas  horas  que  pasaban 
En  amables  coníSdencias, 
Mis  proyectos,  las  demencias. 
De  mi  loca  exaltación? 
Esos  sueños  inefables 
De  ventura,  de  pureza; 
Brasas  ¡ay!  de  la  cabeza. 
Chispas  ¡ayl  del  corazón? 


Hoy  ya  tengo  otra  querida 
También  dulce,  también  bella; 
Has  tu  imagen  y  la  de  ella 
Unidas  conmigo  van. 
Una  recuerda  memorias 
Que  amé  y  que  amo  todavía... 
La  otra  anuncia  un  nuevo  dia, 
Nuevos  goces  que  vendrán. 

¡Oh!  Yo  la  amo!  Y  es  la  muerte!.. 
Es  la  esperanza  bendita, 
El  amor  que  resucita 
Ija  eterna  felicidad! 
Unamos  nuestras  dos  almas 
En  un  abrazo!  Soñemos... 
Y  después  despeitaremos 
Á  amar  una  eternidad ! . . 


— 135-— 


NEGACIÓN. 


Quien  no  comprende  ese  éxtasis  del  alma, 
Vasto  en  ideas,  delicioso  en  calma. 

Profundo  como  el  mar; 
Quien  no  tiende  á  elevar  su  pensamiento, 
Quien  desdeña  la  fé  del  sentimiento , 
Ese  no  sabe  amar. 

Y  en  ese  corazón  de  polvo  y  cieno. 
No  arraigan  ni  lo  bello  ni  lo  bueno, 

Ni  gracia  ni  verdad. 
Junto  á  los  vicios  tempestuosos,  duermen 
Viles  da3eos ,  ponzoñoso  germen 

De  estúpida  maldad ! 

Y  en  ese  corazón  siempre  vacio, 

Y  cada  vez  mas  duro  y  mas  sombrío. 

Se  estrella  hasta  el  pesar. 

Y  para  su  mirada ,  su  alma  misma 
Es  una  oscura  vértice  que  abisma 

Y  que  espanta  sondear. 

Ob!  vale  mas  el  éxtasis  del  alma, 
Vasto  en  ideas,  delicioso  en  calma, 

Profundo  como  el  mar ! 
Fuego  que  purifica  al  sentimiento, 
Arrobo  que  levanta  al  pensamiento 

Para  sentir  y  amar...! 


—  136  — 


REUQÜIAS, 


Todavía  conserva  los  encantos 
Del  ángel  en  su  voz ;  la  noble  gracia 
Que  modela  sus  formas,  todavia 
Revela  y  dice  su  celeste  patria. 

Hay  algo  en  esos  ojos  que  chispean. 
Algo  divino  que  recuerda  y  habla 
De  otra  vida  mas  bella,  mas  dichosa; 
De  otro  cielo  perdido,  de  otra  alma! 

Infeliz!  Infeliz!  Rayo  divino 
No  ilumina  sus  ojos ,  los  abrasa ; 

Y  cae  en  las  tinieblas  de  su  pecho 
Como  una  triste  y  luminosa  lágrima. 

Es  que  alumbra  las  ruinas  de  un  palacio. 
Los  vestigios  de  amor  de  una  esperanza; 
Una  estéril  llanura  de  recuerdos, 

Y  enfrente  de  la  dipha  la  desgracia... 

Cuando  duerme,  ios  sueños  deliciosos 
Del  lecho  en  torno  voltijeando  vagan , 
Esparciendo  en  las  auras  de  la  noche 
Aroma  de  murmullos,  ruido  de  alas! 

Y  su  mente  transpórtase  al  espacio 

Y  su  alma  transfóndese  en  las  auras. 

Y  luz  y  amor  su  corazón  aspira 

Y  su  ardiente  ilusión  sue&a  y  descansa. 


—  137  — 

Mágicos  sueliosy  transformad  el  mundo. 
Edenes  bosquejad  con  vuestra  vara, 
T  de  un  astro  inmortal  la  luz  fecunda 
Irradie  eternamente  en  su  mirada! 

¿Acaso  el  alma  que  perdió  su  estrella. 
Que  camina  sin  guia  y  solitaria, 
Mo  puede  hallar  otro  astro  luminoso, 
Otra  alma  nueva  de  la  suya  hermana? 

¿El  dolor  y  las  lágrimas  acaso 
No  son  la  redención,  no  engendran  nada? 
Por  un  bien  que  no  existe  en  parte  alguna 
Piensa  la  mente ,  el  corazón  se  extásia? 

.¿Será  tan  solo  vanidad  de  orgullo 
Nuestra  idea  inmortal?  ¿Y  aniquilada 
La  materia  terrestre  en  ese  polvo 
También  se  envuelve  y  aniquila  el  alma? 

Mudas  tinieblas  en  confusa  noche 
Con  las  sombras  del  miedo  apelmazadas , 
Si  ya  no  hay  esperanza  en  otra  vida, 
Densas  llegad  y  oscureced  el  alba!... 

Si  el  auna  ruega  y  no  responde  nadie. 
Si  el  ojo  que  la  busca  luz  no  halla. 
La  esperanza  inmortal  es  un  engaño. 
Superstición  ridicula  del  alma.... 


—  138  — 


PARABIÉN. 


Perlas,  rubíes,  brillantes,  flores, 
Ornen  la  frente  de  la  beldad. 
Lindas  quimeras,  tejcdle  amores. 
Blancos  ensueños  á  su  abna  dad. 

Pasen  sus  horas  como  ilusiones 
Bañadas  todas  en  luz  y  amor, 
Como  una  escala  de  gratos  sones. 
Como  los  cantos  del  trovador. 

Porque  ella  es  pura  como  el  aroma 
Que  aspira  el  alba  del  ancho  mar; 
Como  el  arbusto  de  la  alta  loma, 
Como  la  esencia  del  azahar. 

Porque  es  hermosa  como  la  luna 
En  el  crepúsculo  de  estiva  luz ; 
Como  la  garza  de  la  laguna, 
Como  un  tranquilo  cielo  andaluz. 

Genios  del  aire,  traedla  ruidos. 
Ruidos  que  encanten  su  soledad ; 
Lánguidos,  suaves,  vagos,  perdidos, 
Cual  los  delirios  de  su  ansiedad. 

A  otras  regiones  llevad  su  mente; 
Auras  mas  puras  dadle  á  beber. 
Cuidad  á  esa  alma,  flor  inocente. 
Que  ya  se  agita  por  el  placer. 

Perlas,  brillantes,  rubies,  flores, 
Ornen  la  frente  de  la  beldad. 
El  rayo  angélico  prestadle  amores. 
De  odioso  engaño  su  alma  guardad. 


—  13a— 


DESCONFIANZA 


¿Cómo  anudar  los  lazos 
De  un  nuevo  amor,  si  antiguos  daños  siento; 
Si  á  dejar  volvería  en  otros  brazos, 
Mi  ilusión,  mi  vigor,  mi  sentimiento; 
Mi  corazón,  en  fin,  hecho  pedazos? 

¿Y  para  qué?  ¿Para  vivir  fingiendo. 
Para  pasar  las  noches  suspirando, 
Los  dias  deseando  y  maldiciendo ; 
Ilusorias  verdades  esperando 

Y  caricias  mintiendo? 

» 

No,  no  corazón  mió ! 
Guarda  el  vigor  de  juventud  que  resta 
Para  cruzar  el  porvenir  sombrío; 
No  de  una  estrella  en  pos  triste  y  ñmesta, 
Sino  de  un  sol  fulgente  cual  lo  ansio. 

Como  el  óleo  en  la  urna  del  sagrario. 
Conserva  allí  el  amor  ardiente  y  puro. 

Y  en  tu  vida  de  triste  solitario. 
Con  él  será  tu  mar  menos  oscuro , 
Mas  blando  tu  calvario. 


— t4a-- 


CONSEJOS, 


Tú  que  á  cruzar  empiezas 

En  esta  vida» 
Bordada  de  esperanzas, 

Senda  florida; 

Que  sin  temor 
La  que  es  joven  contempla 
Gomo  un  vergel  en  flor; 

Escucha  los  consejos 
Que  voy  á  darte, 

Niña,  y  con  ellos  puedes 
Aqui  guardarte. 
Porque  el  destino 

Las  mas  veces  obstruye 

Con  males  el  camino. 

Y  lo  que  antes  creíamos 

¿den  abierto 
Al  instante  se  trueca 

En  un  desierto 

Donde  la  arena 
En  torbellinos  gira 
De  angustias  y  de  pena. 

Tú,  paloma,  inocente 

Como  gallarda. 
Creerás  que  aqui  todo 

Pureza  guarda; 

Y  delirando 
IGl  fantasmas  amantes 
Vives  siempre  soñando. 


— 141  ^ 

T  cuando  duermes,  didce 
Llega  á  tu  nido, 

Gomo  un  eeo  del  cielo 
T  aire  qnmdo, 
La  cantilena 

Que  eleva  entre  las  sawSinB 

Una  oculta  sirena. 

T  esa  sirena  amable 
Es  niña  hermosa. 

La  juventud  que  ¿  todo 
Da  luz  de  rosa. 
£lla  aparece 

Y  todo  lo  que  se  mustia 
Bello  rejuvenece. 

Solo  con  la  inocencia 
Dichas  se  gozan, 

Y  nunca  esas  delicias 

Ay !  nos  destrozan. 

Porque  destella 
En  cuanto  á  verse  akanaa 
Su  luz  de  luna  bella. 

Si  amas,  niña,  no  creas 

En  las  palabras. 
Billetes  amorosos 

Ay!  no  los  abras. 

Por  un  encanto 
Dejan  al  alma  crédula 
Dias  de  tedio  y  llanto. 

No  lleves  á  ese  abismo 

Flores  queridas. 
Porque  es  peor  llorarlas 

Después  perdidas. 

Lo  que  se  pierde, 
Si  el  mal  lo  ha  ajado ,  nunca 
Retoña  y  crece  verde. 


^142  — 

Mira ;  en  el  valle  el  lirio 

Crece  feliz; 
Puesto  en  el  jarro  de  oro 

Pierde  el  matiz ; 

Porque  esa  flor 
Para  vivir  anhela 
Aire  libre  v  calor. 

Asi  la  flor  del  alma 

Gana  congojas-. 
Cuando  del  vicio  el  hálito 

Toca  sus  hojas. 

Y  languidece, 

Y  cual  la  flor  del  valle 
Asi  también  perece. 

Vive  siem]f)re  guardando 
Muy  cuidadosa. 

De  tu  inocencia  pura 
La  joya  hermosa. 
Porque  robada. 

Serás  en  este  mundo 

Huérfana  y  desgraciada. 

Y  no  temas  que  el  odio 

Su  influjo  ejerza, 
Que  el  candor  en  si  mismo 

Tiene  su  fuerza. 

Fuerza  divina! 
Que  sin  astucia  vence. 
Que  sin  fraude  domina! 


I 


—  143  — 


CARTEL  DE  DESAFIO  DE  UN  GRANADINO, 


(Aben  ITerrai.) 


¿A  dónde  están  los  altivos 
Denodados  campeones? 
Como  cobardes  raposas 
En  las  cavernas  se  esconden. 
Para  la  lid  perezosos 

Y  para  el  robo  veloces. 
Con  la  gente  desvalida , 
Con  inermes  labradores , 
Mo  ilustran  los  caballeros 
Sus  militares  blasones; 

Que  hazañas  que  nada  cuestan     ' 
Son  de  esclavos,  no  de  nobles! 
En  el  trono  de  los  vientos. 
En  el  centro  de  los  bosques, 
Águilas  lidian  con  águilas 

Y  leones  con  leones; 

Y  sijson  hombres  valientes 

Los  hombres  luchan  con  hombres. 
Dejad  vuestros  escondrijos,  ' 
No  incendiéis  las  poblaciones, 
Mo  ataquéis  sus  habitantes 
Como  bandidos  de  noche. 

Y  si  es  cierto  que  en  las  venas 
Del  español  sangre  corre, 


—  144  — 

Sangre  de  nobles  abuelos 
T  no  de  viles  traidores, 
Salid  al  campo;  los  valles 
Miren  flamear  los  pendones , 

Y  los  caballos  se  opriman 

Y  las  espadas  se  choquen  ; 

Y  los  escudos  brillantes 
Partan  al  sol  en  mil  soles, 

Y  atruenen  los  añafiles 

Y  las  trompetas  asorden... 
cjGloria  al  que  muere  luchando...! 
¡Inmortal  el  cielo  goce...!» 


» 


—  145  — 


PENSAMIENTOS  EN  LA  SOLEDAD, 


I. 


Pláceme  mas  que  la  ruidosa  fiesta 
Eu  que  ostenta  sus  plumas  el  orgullo , 
La  tranquila  quietud  de  una  floresta 

Y  de  las  aves  el  amante  arrullo. 

La  soledad  me  agrada!  Aire  mas  puro 
Respira  el  pensamiento;  se  desprende 
Del  sucio  fango  de  este  mundo  oscuro 

Y  á  otro  mundo  mejor  sus  alas  tiende. 

Ah !  Cuan  bello  es  mirar  desde  la  cumbre 
Agantesca  de  altísima  montaña , 
El  ocaso  del  sol  cuando  su  lumbre 
Eo  verdes  olas  de  la  mar  se  baña !.. 

De  celages  riquísimos  lo  inunda , 

Y  la  frente  del  sol  que  alli  llamea 
De  una  cinta  de  sangre  se  circunda 
Como  un  Toqui  araucano  en  la  pelea. 

Murió !  Mas  su  esqueleto  centellante  ' 
Tinieblas  y  tinieblas  traspasando. 
En  otro  cielo  incógnito  y  distante 
Antorcha  universal  irá  alumbrando. 

> 

Desciende,  oh  sol,*  en  paz  á  tu  Occidente. 
Cuando  el  alba  amanezca  en  vivo  luego 
Yo  te  bendeciré ,  sol  refulgente ; 

Y  el  océano  de  hielo  en  que  navego 
Será  de  luz  á  tu  mirada  ardiente. 
Tomo  11.  10 


—  146  — 

n. 

Plácame  á  orilla  de  la  azul  laguna 
Recostado  en  la  alfombra  de  esmeralda. 
Ver  como  cuelga  el  rayo  de  la  luua 
Cendal  de  nieblas  en  su  blanca  espalda. 

Y  la  ola  que  alza  su  murmullo  blando 
Y  enrolla  en  muelles  giros  suave  espuma. 
Mientras  la  luna  su  fulgor  vibrando 
Gelajeando  la  luz  dora  la  bruma. 

¡Oh  fuente,  fuente  que  en  sutiles  hebras 
De  plata  y  oro  tu  corriente  ahondas, 
¿Dó  van  las  flores  que  á  tu  paso  quiebras? 
¿Adonde  callan  tus  cantantes  ondas? 

Ay!  A  morir  al  rio,  al  Océano, 
Adonde  van  los  sueños  de  la  gloría, 
Las  ambiciones  del  orgullo  humano; 
Algo  mas  que  humo  y  menos  que  memoria. 

Por  el  orgullo  sin  cesar  mirando 
Cree  el  hombre  alcanzar  lo  que  desea, 
Y  palacios  en  viento  fabricando 
Su  vanidad  estúpida  recrea. 

Ta  vá  á  llegar!  Su  altivo  pensamiento 
Vence  al  espacio!  La  diadema  toca. 
Se  proclama  señor;  su  fuerza  invoca. 
Hiergue  su  sien  y  estréllase  en  la  roca 
Arrepentido  de  su  propio  intento! 

Si,  todo  para  cual  la  blanca  niebla 
Que  flota  en  él  espacio  y  se  disipa; 
Todo  tiene  su  luz  y  su  tiniebla. 
Todo  de  ángel  y  de  hombre  participa. 


Combatir  es  tívít!  Cana  tranqoib 
En  su  infancia  celeste  al  ángel  meee; 

Y  el  alma  duda  y  la  razón  vacik 
Cuando  elhombre  examina^  piensa  y  crece. 

Oh!  Cuántas  veces  cuando  el  sol  asoma 
Rie  el  alma  encantada  en  sus  visiones; 

Y  cuando  en  ocddente  se  desploma 
Con  él  las  vé  volar  á  otras  regiones! 

El  sol  mañana  volverá!  Has  ellas 
En  invisibles  rasgos  se  disuelven; 

Y  en  el  aire  perdiéndose  sus  huellas 
Jamás  al  alma  que  alumbraron  vuelven. 

Fueron  visiones!  Con  el  sol  nacieron 

Y  con  el  sol  purísimas  brillaron. 
Rayos  quizá  del  sol  perdidos  fueron 

Y  con  el  sol  por  siempre  se  apagaron. 

Y  quedóle  al  herido  pensamiento 
I^  memoria  no  mas  de  esa  ventura. 
El  artista  en  su  móvil  sentimiento 
En  vano  vacia  al  molde  otra  figura... 
La  vida  no  repite  ese  momento! 

Aqui  en  la-  soledad  errando  el  alma 
Olvida  su  pesar,  vive  otra  vida; 
Bálsamo  puro  sus  dolores  calma 

Y  no  fluctúa  el  odio  en  lo  que  olvida. 

Allí  la  mar,  la  altidma  montafia. 
Que  oculta  fuego  cuando  muestra  nieve; 
Acá  el  arroyo  que  las  flores  baña 
Bordes  lamiendo  con  susurro  leve.  * 


—  148  — 

Y  allá  en  su  aereo,  majestuoso  imperio, 
Hebncólica  luz  la  luna  vierte; 
Antorcha  del  terrestre  cementerio 

Tiene  su  luz  lo  inmóvil  de  la  muerte. 

Piensa  en  sí  misma  el  alma  recojida;   * 
La  duda  aparta ;  reflexiona  y  cree. 
Y  la  noble  esperanza  de  otra  vida 
En  lo  inmortal,  en  lo  infinito  lee!  . 

Do  quiera  vuelva  su  mirada,  al  cielo 
Cruzado  de  fulgores,  ó  á  la  tierra 
€éñida  de  vapor,  su  grande  anhelo 
El  ser  concibe  que  en  su  ser  se  encierra. 

Y  se  postra  á  adorar!  La  inteligencia 
Mide  la  inmensidad  como  ella  grande. 
Transportada  la  lúgubre  existencia 
Por  ideas  de  luz  sus  alas  blande* 
Dentro  del  cerco  de  la  eterna  esencia! 


V. 


¡Ojalá  nunca  en  su  delirio  insano 
Llegara  el  hombre  á  desear  la  tierra! 
¡Ojalá  siempre  el  pensamiento  humano 
Soltara  el  nudo  que  su  vuelo  aferra! 

£1  alma  elevaría  sus  altares 
Orando  por  el  Dios  de  su  creencia; 

Y  subiría  envuelta  en  sus  cantares 
Como  ofrenda  sagrada,  su  inocencia. 

Y  libre  entonces  de  ambición  desnuda* 
Fijaría  sus  ojos  en  lo  bueno; 

Y  no  el  lívido  aborto  de  la  duda 
Vendría  á  ser  del  hombre  inmundo  cieno. 


—  149  — 

Caerian  los  Ídolos  que  adora. 
Las  torpes  ceremonias  de  su  rito; 
Donde  el  orgullo  solapado  implora 
Haciendo  de  pantalla  al  infinito. 

Oh!  aquí  en  la  soledad  el  pensamiento 
Como  águila  inmortal  en  Dios  se  fija; 
Nació  para  volar  en  su  elemento... 
Sube  hasta  allá  que  la  verdad  te  aguija! 

Atrás  materia  vil!  Forma  divina 
Vístase  el  cuerpo  y  transfigure  al  alma. 
Sol  de  los  infinitos,  ilumina! 
¿Quién  es  quien  puede  arrebatar  la  palma? 
Eternidad  de  Dios,  ¿quién  te  adivina? 


ESPERIENCIA. 


La  dicha  es  un  sueño  que  acaba  en  locura. 
La  gloria  es  palabra  que  mil  tumbas  labra. 
Ay!  cuántos  trocaran  presente  ventura 
Por  esa  locura,  por  esa  palabr^! 


-.150» 


JEREMÍAS. 


Ay!  del  infame  que  con  rostro  enjuto 
Ve  sufrir  al  mendigo , 

Y  á  quien  no  mueve  la  horfandad  de  luto 

Ni  el  llanto  del  amigo. 

Ay !  del  inicuo  que  con  alma  impura 

Y  mentirosa  boca 

Destila  en  la  virtud  hiél  de  amargura, 

Y  á  un  Dios  que  niega  invoca. 

Profeta  falso,  sacerdote  impio. 
Predicas  la  justicia ; 

Y  en  la  ambición  de  humano  poderío 

Tu  corazón  se  envicia. 

^Adonde  está  tu  Dios?  ¿Dónde  el  calvario 
Que  purifica  al  mundo? 

Huye  la  fé  tu  impúdico  sagrario 
Que  mancha  lodo  inmundo. 

Si  queréis  que  la  luz  dd  cristianismo 

Penetre  al  universo , 
La  mentira  arrojad  y  el  fanatismo 

Del  corazón  perverso. 

Y  mostrada  los  ojos  ¡del  que  ansia 

Alcanzar  ese  cielo , 
No  el  Dios  oculto  tras  la  nube  umbría 
Como  en  fúnebre  velo; 


—  161  — 

Sino  aquel  Dios  que  donde  quiera  muestra 

Su  fiíz  bella  y  augusta. 
Que  tiende  al  triste  y  al  feliz  su  diestra. 

Que  con  terror  no  asusta. 

Ese  IKos  que  proclama  en  su  lenguaje 

Con  espresion  sublime 
El  sangriento  suplicio  del  ultraje 

Qne  en  el  amor  redime. 

Y  ay!  del  que  entonces  con  su  lengua  impía 

La  ponzoña  derrame , 

Y  aun  ciego  en  los  vapores  de  la  orgía 

A  la  inocencia  infame! 

Ay !  del  inicuo  que  el  martirio  vende 
Que  á  las  almas  engaña , 

Y  con  una  creencia  que  no  entiende 

De  Dios  la  gloría  empaña ! 


—  152  — 


ESTATUA. 


Arcadas ,  monumentos ,  catedrales , 
Coliseos,  pirámides  tríunfiíles, 

Asombros  de  la  ambición ; 
Telas,  cuadros ,  estatuas  colosales. 
Del  arte  maravillas  ideales 

En  el  olvido  ahora  son. 

Oh !  Si  abriese  cual  suelen  las  montañas 
En  terremoto ,  el  tiempo  sus  entrañas 

Que  abrigan  la  eternidad; 
¡  Qué  cosas  viera  el  hombre  tan  estrañas! 
¡ Qué  de  ruina  y  cenizas,  qué  de  hazañas ; 

Cuánta  luz ,  cuánta  verdad ! 

Cada  siglo  está  allí  con  sus  mandones. 
Con  sus  armas,  sus  falsas  religiones, 

Con  su  altar  y  su  dosel. 
Con  sus  desvergonzadas  traiciones» 
Su  cínico  descaro  y  sus  pasiones 

De  su  vergüenza  al  nivel. 

Con  su  fuerza  brutal,  con  sus  torturas. 
Sus  cadalsos  y  viles  hermosuras 

Que  se  gozan  en  el  mal. 
•Y  allí  el  tiempo  entre  emblemas ,  vestiduras , 
Trono,  sangre  y  escombros  y  armaduras , 

Solo,  inmutable,  etemal! 


—  153  — 


LUZ  Y  SOMBRA, 


¡Oh 9  si,  sentencia  atroz!  En  toda  frente 
Ha  de  brillar  un  rayo  del  Oriente , 
Suaye,  hermoso,  vivaz; 

Y  á  través  de  su  circulo  luciente, 
Una  pálida  sombra  de  Occidente 

Debe  teñir  la  faz. 

Las  roncas  tempestades  en  el  viento. 
En  las  olas  flotantes  el  lamento , 

£1  dejo  en  el  licor ; 
En  el  alma  que  espera  el  desaliento; 
La  duda  en  el  sublime  pensamiento. 

La  angustia  en  el  amor. 

Burla  del  tiempo ,  alcázar  arrogante. 
Alza  su  muro,  aterrador,  jigante, 
De  piedra,  cima  y  pié. 

Y  en  la  cruz  de  sus  torres,  elegante 
Garzota  airosa,  su  pendón  triunfante 

Ondulando  se  vé. 

Todo  es  contrariedad,  todo  misterio ! 
Un  choque  descompone  un  hemisferio. 

Otro  lo  hace  surgir. 
Mañana  muere  un  reino,  hoy  un  imperio. 

Y  ese  alcázar,  labema  ó  cementerio 

Será  en  el  porvenir. . . ! 


—  154  — 


A  lA  BRISA. 


¡Oh  brisa  pura 
De  la  noche  bella  i 
Á  la  que  adoro 
Llévale  en  tu  ala 
El  ay  de  mi  quereUa; 
Dila  que  lloro ! 

DUa  que  jimo 
Porque  de  ella  ausente 
Todo  es  dolores. 
Dila  que  mi  alma 
\iye  solamente 
De  sus  amores. 

Dila  que  el  mundo 
Do  no  están  sus  ojos 
Es  yermo  oscuro  y 
Pues  que  tan  solo 
Calman  mis  enojos 
Su  brillo  puro. 

Y  si  te  escucha 
Con  carino,  brisa,  « 
Si  rueda  pura 
En  su  alba  boca 
Plácida  sonrisa. 
Suave  murmura. 


— 1«— 

Baja;  en  sus  labios 
Posa  un  dulce  beso 

Y  el  Tpflo  toma. 

Y  hábia  mi  trae 
Sobre  tu  ala  impreso 

'Su  grato  aroma. 

Sepa  que  aquella 
Que  constante  adoro 

Y  que  es  mi  vida, 
£1  ay  conduele 

De  mi  amargo  lloro 
Que  no  me  olvida! 


CELOS. 


Celos  me  dan  las  flores 
Que  enlazan  tu  cabello, 

Y  esa  cinta  de  mágicos  colores 

Que  abraza  el  busto  de  tu  móvil  cuello. 

Y  el  rayo  de  la  aurora 
Que  al  pasar  por  tu  puerta 
Ilumina  esa  faz  que  me  enamora, 

Y  con  temblor  de  dicha  te  despierta. 

Y  la  tierra  que  pisas, 

Y  hasta  el  agua  que  tomas; 

Pero  estoy  mas  celoso  de  las  brisas 
Porque  en  tu  seno  dejan  sus  aronias. 


!S6  — 


ESTABILIDAD. 


Todo,  todo  está  igual;  la  misma  mesa 
Rodeada  de  mis  libros;  el  estante 
Mostrándome  á  Voltaire ,  á  Goethe ,  á  Dante 

Y  al  cantor  desgraciado  de  Teresa. 

La  ventana  está  alli,  la  puerta  es  esa, 
El  espejo  do  he  visto  mi  semblante. 
Todo  es  imagen  de  un  recuerdo  amante 
En  mi  memoria  eternamente  impresa. 

¡Ah!  Solo  las  caricias  han  pasado!.. 

Y  vida  solitaria  y  alma  inquieta 
Es  la  vida  del  pobre  desdichado. 

Mi  cántico  de  amor  fué  una  saeta* ; 
Yo  la  maté  y  estoy  desesperado. 
Infelices  los  dos,  musa  y  poeta! 


LUZ. 


Lindas  quimeras  de  diciía  y  gloría. 
Áticas  formas  del  ideal ; 
Dulce  esperanza,  grata  memoria. 
Éxtasis  puro,  vida  inmortal ; 
Mágico  aroma  del  sentimiento 
£1  alma  mia  purificad, 
Y  como  soles  del  pensanmient^ 
En  las  tinieblas  iluminad. 


-»7^ 


lA  CANaON  DEL  BOSQUE. 


Aire  celeste,  brisa  armoniosa. 
Cantiga  agreste  de  la  arboleda; 
Lira  armoniosa,  plácida  y  leda 
Allá  meciendo,  riendo  aquí. 
Trémula  y  leve  las  hojas  mueve 
Y  en  son  de  fiesta  todo  el  follaje 
Como  una  orquesta  module  y  baje 
Acá  creciendo,  cayendo  allü 

Murmura  fuente  tranquila. 
Fecunda  nuestras  raices 

Y  destila 
Las  gotas  de  tu  agua  pura 
Que  cubre  el  sol  de  matices 
En  la^tierra  seca  y  dura 

Abre  tu  mágico  hechizo 

Clavel  rojizo. 
Flor  de  las  flores  hermosa 

Álzate  ó  rosa. 
Pradera  con  tus  olores 

Embriaga  el  valle. 
De  perfumes  y  colores 

Formando  calle. 
Del  iris  l.as  varías  cintas 

Copien  y  enreden; 
Ah^!  qué  hermosas,  qué  distintas 

Se  suceden! 


¿Qué  agita  los  aires?  Los  Tagos  sonidos 
Se  esparcen,  se  quiebran,  se  juntan  en  ruidos 

Y  el  bosque  todo  se  oye  temblar; 

T  silban  cual  sierpes  las  hojas  chocadas 
T  ep  gritos  se  cambian  ks  notas  aladas. 

Es  un  airado  revuelto  mar!... 
Él  álamo  verde  doblado  vadla 

Y  al  fin  de  su  tronco  sus  hojas  apila 

Y  en  pos  del  aire  las  vé  rodar; 

El  viento  las  lleva,  el  viento  las  mueve, 

Y  entre  ellas  caminan  las  flores  de  nieve 
Que  ornan  tus  ramas,  bello  azahar. 

Ruje,  viento;  ruje  airado 

Y  violento  y  desatado, 
Satisface  tu  furor. 

Con  tus  huellas  abrasadas. 
Con  tus  tímidas  oleadas. 
Atrepellas  nuestras  bellas 
Hojas  tímidas  y  amadas 
Huracán  abrasador! 
Ruje,  viento  sañudo,  en  derredor 

Y  sacia  destruyendo  tu  furor! 


— ist— 


.•       / 


EL  AVE. 


Ave  perdida  que  la  selva  cruzas 

¿Adonde  vas? 
Entre  las  nieblas  de  esa  noche  oscura 

Te  perderás. 

Pobre  avecilla ,  tus  hijitos  buscas 

Y  no  los  ves. 
Rayo  de  fuego  en  su  musgosa  cuna 

Hirió  á  los  tres. 

El  mismo  viento  que  tu  yudo  empuja 

Causó  ese  horror, 
Y  entre  las  ruinas  de  tu  amor  se  burla 

De  tu  dolorl 

Pobre  avecina  que  la  sdva  crozas 

¿Addnde  vés? 
Donde  tu  nido  y  tus  hijitos  buscas 

Muerte  hallarás! 


-léo- 


CANTO  FÜNEBRE, 


Enlute  la  armonía  su  ropaje, 
Y  cuerda  de  dolor  y  voz  de  llanto 
Acompañen  el  canto. 


I. 


Murió !  La  dulc^e  risa  de  su  boea. 
El  fulgor  misterioso  de  sus  ojos 
En  sus  labios  no  está ,  ni  en  su  pupila... 
La  belleza  inocente  es  un  cadáver ! 
En  tomo  de  su  lecho  solitario 
Vaga  el  ala  del  ángel  y  su  rostro 
Se  ilumina  en  la  luz  de  su  misterio ! 
¡Que  tintas  tan  suaves !  ¡Que  perfectas 
Líneas  pulen  su  faz !  Es  una  imagen 
Del  éxtasis  tranquilo  y  vaporoso 
Que  goza  el  alma  que  contempla  el  cielo! 
No  hay  nada  en  esa  frente  que  no  inspire 
Virtud  y  religión...  Virgen  honesta 
El  nimbo  de  la  virgen  la  circuye... 
De  pié  junto  á  su  lecho 
Asi  llorosas  sus  amigas  cantan. 

Enlute  la  armonía  su  ropaje , 
Y  cuerda  de  dolor  y  voz  de  llanto 
Acompañan  el  canto. 


—  161  — 


II. 


¡Cuántas  veces  su  madre  destraizando 
Sus  sedosos  cabellos  amorosa 
Acercaba  á  su  pecho  su  cabeza 

Y  de  besos  y  llanto  la  cubría..! 
Esperaba  y  temia !  La  celeste 
Tristeza  de  sus  ojos  presagiaban. 

La  decian  quizás  su  pronta  ausencia.  •• 
Pobre  madre/  acechaba  su  ternura. 
La  muerte  envidiaba  sus  caricias... 
Pobre  madre !  La  flor  de  sus  entrañas 
Creció  para  morir  y  abrió  sus  hojas 
Al  aire  perfumado  de  otro  mundo ! 
La  ofrenda  del  amor  es  una  tumba, 

Y  el  himno  de  la  muerte  es  un  sollozo ! 
De  pié  junto  á  su  lecho 

Asi  cantando  sus  amigas  lloran. 

Enlute  la  armonía  su  ropaje , 
Y  cuerda  de  dolor  y  voz  de  llanto 
Acompañen  el  canto. 


III. 


¡Cuántas  veces  la  voz  de  su  plegaria 
Resonó  como  un  himno  de  consuelo 
En  el  alma  infeliz  del  desgraciado ! 

Y  la  dádiva  grata  era  la  ofrenda 
De  virtuoso  amor,  linK)sna  santa. 
De  santa  caridad ,  de  amor  divino! 
Qué  sublime  ternura  y  que  congoja 
No  ha  sentido  esa  alma !  ¡qué  miseria 
No  halló  la  compasión  en  su  alma  pura... 
Riqueza,  vanidad,  todo  olvidaba 

Y  hermana  de  los  pobres  cariñosa 

Tomo  U.  11 


—  102  — 

En  los  pobres  bailaba  su  familia. 
Yivió  para  hacer  Uen ,  á  todos  lo  hizo. 

Y  ya  en  su  lecho  de  virtud  descansa. 
De  pié  juAto  á  stt  lecbo 

Asi  llorando  sus  amigas  gimen ! 

Bnluite  la  armonia  su  ropaje  ^ 

Y  cuerda  de  dolor  y  voz  de  UbüIo 
Acompañen  el  canto. 

IV. 

Dios  eterno.  Dios  justo,  tú  oue  pesas 
Las  acciones  humanas;  tú  que  alumDras 

€on  la  luz  de  lo  bueno  las  virtudes ; 

Tú  que  siempre  perdonas  y  bendices 

A  los  que  lloran  siempre  y  á  los  que  aman , 

En  tu  seno  de  amor  recibe  á  este  ángel ! 

Su  alma  es  tan  bella  como  lo  es  su  rostro. 

Y  amor  y  caridad,  como  divinos 
Resplandores,  de  lo  alto  purifican 
Su  belleza  terrena  y  transfiguran 
A  sus  ojos  la  tierra  y  un  espacio 
Infinito  y  celeste  les  señalan. 

Alma  bella,  nos  quedan  tus  virtudes ! 
El  mal  pronto  se  olvida ,  el  bien  se  hereda ! 
De  pié  junto  á  su  lecho 
Asi  gimiendo  sus  amigas  cantan. 

Enlute  la  armonia  su  ropaje , 

Y  cuerda  de  dolor  y  voz  de  llanto 
Acompañen  el  canto. 


—  163  — 


DOLOR. 


Yo  vi,  yo  vi  caer  de  sus  pupilas 
El  llanto  del  dolor!  Yo  de  su  pecho 
Los  suspiros  oí  Suspiros  tristes... 
Que  mi  oido  doliente  penetraban! 
Yo  escuché  de  su  labio  sollozante 
Las  palabras  de  queja  y  de  amargura; 

Y  yo  la  vi  como  el  celaje  hermosa 

Y  pálida  después,  evaporarse! 

En  vano  con  los  nombres  mas  queridos 
Mis  labios  la  llamaban!— Solamente 
Como  un  eco  perdido  del  pasado 
Un  suspiro  lejano  respondía! 

Ah!  ;serás  tan  cruel?  ¿De  mis  pesares 
Jamás  te  apiadarás?  ¿Acaso  tu  alma 
Que  era  sol  de  mi  amor ,  ya  me  abomina? 
Ah!  no...  yo  siempre  te  amo,  yo  no  creo 
Que  en  tu  alma  quepa  el  odio;  no...  deliro... 
La  que  me  amó  mujer,  ángel  me  ama! 
¿No  es  verdad?— Tú  qiie  escuchas  mis  lamentos, 
Tú  que  ves  mi  dolor  me  compadeces! 
Noche  sombría  como  el  crimen,  oye, 
Uanda  á  las  brisas  que  tu  frente  enjuguen, 
Que  arrojen  la  neblina  y  que  te  traigan 
£1  perfume  mas  grato  de  las  flores; 
Enciende  tus  antorchas  y  que  todas 
Como  luces  de  boda  resplandezcan! 


—  164  — 

9 

Una  alma  que  padece  quiere  unirse 
Con  otra  que  padece,  y  como  un  aire 
En  tu  inmenso  infinito  confundirse. 
Yo  lanzaré  mi  espíritu  anheloso 
En  pos  de  esa  visión;  yo  mis  dolores 
Aliviaré  en  su  seno  v  su  mirada 
Dará  luz  á  mis  ojos  apagados! 
^vir  triste  y  llorar  sus  ilusiones. 
Yacer  como  un  cadáver  insensible, 
Ah!  es  muy  triste  vivir!  Alma  bendita 
Desciende...  yo  te  espero,  yo  te  llamo. 
Yo  no  quiero  olvidar;  yo  siempre  te  amo! 


ORGULLO. 


¿Por  c[ué  del  vulgo  la  opinión  te  inquieta 
Que  infama  á  la  virtud  y  ensalza  al  vicio? 
El  águila  no  busca  el  precipicio; 

Y  el  águila  del  genio  es  el  poeta. 

Del  sabio  escucha  la  opinión;  respeta 
Su  elevada  razón,  su  claro  juicio. 
Huye  el  humano  estrépito,  el  bullicio, 

Y  bebe  allí  la  emanación  secreta. 

Alimenta  en  la  lumbre  creadora 
De  la  verdad,  la  poderosa  idea 
Que  el  pensamiento  engendra  y  elabora. 

-  El  hombre  es  inmortal !  La  ciencia  atea 
Niega;  cada  accidente  es  una  aurora. 
¿No  es  el  Dios  que  destruye  el  Dios  que  creal 


—  165  — 


HALLAZGO. 


/Dichoso  aquel  que  encuentra  todavia 
Una  flor  que  admirar,  una  belleza 
Llena  de  juventud,  de  poesía, 
Alma  de  virgen  que  á  vivir  empieza! 

Y  marcha  alegre  en  su  ilusión  seguro; 

Y  á  las  estrellas  y  á  la  luna  fía  » 
Las  esperanzas  de  ese  amor  tan  puro 
Que  se  exalta  y  renueva  cada  dia. 

¡Oh,  vivir!.,  ser  amado  con  ternura... 
En  su  seno  estinguir  los  devaneos. 
Mis  ojos  encender  en  su  hermosura 

Y  en  sus  labios  de  fuego  mis  deseos; 

En  su  aliento  de  amor  zahumar  el  alma ; 
Empapando  esa  atmósfera  tan  pura 
Armonía  de  luz,  aire  de  calma. 
Fué  mi  sueño  ideal,  fué  mi  locura! 

Seguí  en  el  cielo  sobre  azul  esfera 
Nubes  que  engastan  vividos  celajes; 

Y  sobre  sombras  que  la  luz  altera 
En  fondo  aéreo  artísticos  paisajes. 
Seguí  en  el  mundo  la  feliz  mirada. 
Rayo  de  la  mujer  que  ama  y  espera ; 

Y  el  alma  á  su  ilusión  encadenada 
Maldijo  su  ilusión  y  su  quimera. 

Ciega  tal  vez  no  sabe  lo  que  adora. 
Su  propio  idealismo  es  la  muralla 
Que  oculta  la  visión  encantadora 
De  esa  belleza  que  do  quiera  se  halla. 
Vístese  el  árbol,  ábrense  las  flores. 
La  niebla  en  blancas  brumas  se  evapora. 
Ya  vuelve  la  estación  de  los  amores... 
¡Ay  que  es  muy  triste  cuando  el  alma  llora! 


—  165  — 


RECUERDO. 


Yo  te  vi  cuando  apenas ,  niña  hermosa, 
Reflejaba  en  tus  labios  placentera 
Esa  sonrisa  pura  y  hechicera 

Del  amable  candor; 
Si  surcaba  una  lágrima  tu  rostro 
No  era  el  recuerdo  de  un  dolor  ihipio.... 
Era  límpida  gota  de  roclo 

Sobre  una  tierna  flor. 

I 

i 
Has  ahora,  infelice,  cuan  cambiada ! 

lA  dónde  están  tus  candidos  rubores?  I 

En  vano  busco  las  hermosas  flores  ! 

Que  ornaron  tu  bddad. 
Ese  llanto  que  surca  tus  mejillas 
Es  recuerdo  de  amargos  desengaños.... 
Volaron  ya  tus  inocentes  años 

Y  tu  felicidad. 


—  167  — 

COSTÜJIBRE  GRIEGA. 


(En  oa  álbum. ) 

Ah!  colocad  guirnaldas  en  la  frente 
De  esa  virgen  inmóvil! — Su  mirada 
Como  un  rayo  fugaz  del  Occidente 
Envuelto  en  el  fragor  de  una  cascada» 
G>nserva  aun  paciQca,  inocente. 
La  ultima  espresion  enamorada; 
La  postrera  memoria  de  la  vida. 
La  sonrisa  de  amor  en  la  partida! 

Y  anudados  los  brazos  sobre  el  pedio. 
En  la  actitud  modesta  y  religiosa 
De  la  virtud,  que  duerme  en  blando  lecho 
Asaz  tranquila,  tristemente  hermosa. 
Tal  vez  quisiera  en  el  abrazo  estrecho 
Amante  fina ,  enamorada  esposa, 
Al  esposo  apretar  en  su  regazo 

Y  recibir  de  amor  su  último  abrazo. 

Pobre  ángel  de  inocencia  y  de  poreza^ 
Ave  infeliz  perdida  en  el  desierto! 
Corazón  abatido  de  tristeza, 
Joven  para  sufrir  temprano  muerto. 
Yo  gimo  contemplando  tu  belleza 

Y  tu  mortaja  y  tu  sepulcro  abierto. 
Pobre  niña!— Morir!— Flw  de  ventura 
Cortada  para  ornar  la  sepultura! 

Tejed  con  flores  su  gentil  tocado. 
La  de  la  muerte  escapa  de  su  fiesta. 

Y  la  imagen  feliz  de  su  pasado 

Al  presente  infeliz  sus  risas  presta. 
Deje  el  alma  esta  vida  que  ha  acabado; 
A  la  otra  pase  con  recuerdos  de  esta. 

Y  él  corazón  deleítese  en  el  cielo 

Si  algún  aroma  reoqió  en  su  vuelo!.*.. 


^' 


I 


—  168  — 


TEMOR 


Ese  junco  cuya  frente 
Se  dobla  tan  tristemente, 
Sobre  tu  pecho  está  bien. 
Esa  flor  tan  desgraciada 
Quizás  vive  enamorada ; 
Quizás  Hora  algún  desden. 

Contemplando  tu  belleza 
Olvidará  su  tristeza, 
Olvidará  su  dolor. 
Y  será  amor  su  despecho 
Al  sentir  sobre  tu  pecho 
Los  latidos  del  amor ! 

Si  yo  de  ese  hogar  la  quito 
Que  la  nutre,  la  marchito. 
¡Déjala  por  Dios  vivir! 
Si  esa  flor  es  desdichada. 
Bajo  el  sol  de  tu  mirada 
Podrá  contenta  morir. 

Yo  no  puedo  darla  el  riego. 
Que  en  tu  seno  bebe;  el  fuego 
Que  le  dá  tu  corazón , 
Los  ayes  de  mis  congojas 
Caerán  sobre  tus  hojas 
Para  aumentar  tu  aflicción. 


— 169  — 

Porque  yo  busco  como  elh 
La  mirada  de  una  estrella , 
El  rocío  de  un  amor 
La  esperanza  de  una  vida 
Lamentable  y  afligida , 
Como  vida  de  dolor. 

Y  por  eso  tristementa 
Como  él  inclino  la  frente 
Mustia  de  tanto  sufrir. 
Y  solitario  camino 
Sin  saber  de  mi  destino, 
Sin  saber  del  porvenir. 

No,  no,  ese  junco  doliente 
Que  tal  vez  sufre  inocente , 
Sobre  tu  pecho  está  bien. 
Esa  flor  tan  desgraciada 
Quizás  vive  enamorada ; 
Quizás  llora  algún  desden. 


—  170  — 


UNA  NOClHE. 


{Oh  que  bella  es  la  luna  reflejada 
En  el  agua  purísima  del  rio ! 
Cisne  de  plata  por  sus  ondas  nada 
Haciendo  alarde  de  oriental  primor. 
En  las  ramas  del  álamo  sombrío 
Su  cristalina  luz  cambia  reflejos» 

Y  luego  dilatándose  á  lo  lejos 
Vagos  iris  transforma  en  derredor. 

Tu  luz!  oh  virgen  misteriosa!  inunda 
En  misteriosa  magia  el.alma  mia. 
Tristeza  vaga,  estática ,  profunda. 
Que  aniquila  memorias  de  pesar. 
Oh !  Siempre,  siempre  eg  esta  oscura  via, 
Via  que  cruzp  sin  hallar  la  senda, 
Un  rayo  puro  de  tu  luz  descienda 
Hi  oscura  soledad  á  iluminar! 

Astro  de  bendición ,  yo  te  contemplo , 

Y  tu  belleza  dolorosa  admiro; 

Y  mil  afones  á  su  influjo  templo 

Y  veo  mirensueños  revolar. 
Desde  mi  ignoto  y  lóbrego  retiro 
Llegue  á  ti  melancólica  mi  queja; 
Junto  á  este  rio  que  tu  luz  refleja 
Yo  sabré  bendecirte  y  olvidar. 


—  171  — 


BERTA. 


¿Quién  me  volverá  los  días 
De  mi  grata  venturanza. 
Los  dias  de  la  esperanza 
De  los  deliquios  de  amor? 
Incógnitas  armonías 
¿Qué  se  hicieron  esos  sones 
Que  en  acordes  vibraciones 
Herían  al  corazón? 

¡Ah!  Me  responde  una  queja; 
¿Es  cierto ,  por  Dios ,  es  cierto. 
Que  para  siempre  habéis  muerto 
Creaciones  de  mi  amor? 
Esa  nube  que  se  aleja 
Tal  vez  en  sus  sellos  guarda 
La  forma  pura  y  gallarda 
Que  adoró  mi  corazón. 


Como  un  guerrero  triunfante 
Vístese  el  campo  de  gala, 
Y  de  sus  poros  exhala 
Cantos,  perfumes,  amor!  . 
Cada  flor,  como  una  amante, 
Abre  sus  hojas  al  viento» 
Solo  yo,  huérfana,  siento 
Partírseme  el  corazón! 


^172  — 
Vuestra  belleza  no  alegra 
Si  no  la  miran  sus  ojos; 
Vuestras  flores  son  abrojos 
Si  no  las  riega  su  amor ! 
En  la  noche  triste»  negra. 
En  que  vagando  se  ajita. 
Su  presencia  necesita 
El  doliente  corazón ! 


Mi  fervorosa  plegaria 
Tal  vez  no  llega  á  tu  oido. 
Oh!  Vuelve,  ven ;  ¿do  te  has  ido 
Dulce  prenda  de  mi  amor? 
Como  una  ave  solitaria 
Siempre  á  ti  va  mi  reclamo 

Y  siempre  en  vano....  y  yo  te  amo! 

Y  tu  eres  mi  corazón! 

Brisa,  cuya  voz  scmora, 
Con  la  del  ave  concuerda, 
Ah!  decidme  si  se  acuerda; 
Si  no  ha  olvidado  su  amor! 
Al  dolor  que  me  devora 
Dadle  siquiera  im  consuelo. 
Espacio  dad  al  anhelo 
Que  arrebata  al  corazón! 


En  el  seno  perfumado 
De  alguna  altiva  belleza. 
Tal  vez  posa  su  cabeza 
Jurándola  eterno  amor! 
Tal  vez  su  rostro  inspirado 
Un  beso  lúbrico  enciende!.. 
Y  es  la  ramera  que  vende 
Su  beso  y  su  corazón! 


—  173  — 
Ingrato!  Con  el  olvido 
Págame  antes.  Ah!  no  vayas!  ' 
Las  arenas  de  esas  playas 
Mustian  la  flor  del  amor. 
Ingrato!  ¡Porqué  has  rompido 
Mi  ilusión  y  me  has  dejado? 
Que  con  el  tuyo  enlazado 
Llevaste  mi  corazón ! 

Si  he  de  vivir  condenada 
A  llorar  y  á  nunca  verte , 
Fuera  un  consuelo  la  muerte 
Pues  muriera  con  tu  amor ! 
Imagen  idolatrada 
Que  en  el  pecho  ilesa  vive, 
El  llanto  tierno  recibe 
Que  brota  del  corazón ! 

Asi  al  borde  de  una  fuente 

Y  de  un  bosque  en  la  espesura, 
A  la  luz  de  una  alba  pura 
Berta  lamenta  su  amor, 

Y  en  el  agua  transparente 
Que  remeda  su  quebranto , 
Gota  á  gota  cae  el  llanto 
Que  sube  del  corazón  I 


—  174  — 


MÁRtm. 


Vuela»  vuela  pensamiento  * 

Y  siguiendo  en  pos  del  viento , 
Vuela,  vuela  á  otra  región. 
En  fastidio  agui  la  vida» 

Vé  á  buscar  á  tu  querida » 
Vé  á  buscar  tu  corazón. 

En  una  estéril  campaña 
Al  borde  de  la  montaña 
Donde  se  eleva  un  ciprés. 
Hay  un  sepulcro  escondido 
Por  su  sombra  guarecido 
Con  una  cruz  á  los  pies. 

AUi  un  cadáver  reposa... 
Hace  un  año  que  esa  fosa 
Se  abrió  para  un  ataúd» 

Y  yo  la  vi  enflaquecerse 
Gemir  y  desvanecerse 
En  toda  su  juventud. 

Yo  vi  cae^ sus  cabellos» 
Cerrarse  sus  ojos  bellos 
Para  no  volverse  á  abrir. 
Su  boca  convulsa  y  fría 
Ay!  esclamó  en  su  agonía; 
Ay  1  ¡  cómo  siento  morir ! 


—  175  — 

Pobre  niña..!  era  dichosa. 
Era  inocente  y  hermosa 

Y  su  delirio  era  amar. 

Y  cuando  se  ama ,  la  vida 
Es  una  prenda  querida 

Que  es  muy  duro  abandonar ! 

Allí,  pensamiento»  llega. 

Y  esa  dura  losa  anega 
En  .lágrimas  de  dolor« 
Bien  merece  un  sentimiento 

Y  un  compasivo  lamento 
Esa  mártir  del  amor ! 


—  176  — 


EL  CANTOR 


(Leyenda.) 


En  un  desierto  espira 
De  angustia  el  trovador. 
Y  un  cántico  de  amor 
Canta  en  su  lira. 

Adiós,  campos  floridos. 
Adiós,  bello  pensil. 
De  mi  edad  juvenil 
Años  queridos. 

Adiós,  límpida  fuente 
Ceñida  de  verdor! 
Onda  cuyo  frescor 
Bañó  mi  frente. 

Adiós,  colina  hermosa. 
Adiós,  paterno  hogar: 
Ya  mi  cruel  pesar 
Me  abre  la  fosa. 

Primer  amor!  Elvira! 
Adiós,  blanca  ilusión. 
Mi  triste  corazón 
Ama  y  espira. 

Mientras  llega  el  instante 
Para  partir  de  aquí. 
Los  ayes  son  por  ti 
Del  labio  amante. 


Tú  eras  brillante  cfstrella; 
Y  es  8u  dulce  fulgor 
El  suave  resplandor 
De  tu  íáz  bella, 

•  Oh!  si,  al  morir  te  miro 
Como  otra  vez  te  vi: 
T  tu  perfume  aquí 
Ángel  aspiro. 

Solo  siento  perderte.... 
El  infeliz  tembl^il 
T  su  Tostro  cubrid 
Livida  muerte, 

¡Cuánto  padezco!  Fria 
ID  sangre  siento  ya... 
Menguando  la  voz  vi... 
jEs  la  agonía! 

• 

To  desfallezco!  Espera 
Mi  cuerpo  el  ataúd... 
KieblsL  mi  juventud. 
Huyó  llfera! 


La  noche  el  cielo  envuelve 
En  densa  oscuridad! 
Ay!  la  primera  edad, 
P&sa  y  no  vuelve! 

¡  Mi  vista  languidece! 
Se  hiela  el  corazón!... 
Es  mi  última  canción !... 
¡Todo  fenece!... 
Tomo  IL  12 


—  178  — 

•Kdun  léngmdo  lamento 
Y  exinimé  quedó. 
El  eco  repitió 
Su  último  acento. 

'tAdio^,  edad  dichosa. 
Adiós ,  paterno  hogar!    • 
Ya  mi  cruel  pesar 

Me  -abre  h  feáat» 


El  canto  t}é  tu  lira 
Fué  un  cántico  de  amor; 
El  infeliz  cantor 

Amando  espira. 


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t 


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I 


I 


^   >  :     / 

« 

DESCONSUELO  Y  ESPERANZA. 


II  »  I  ■■ 


La  vie  habite  daos  chaqué  etoUe. 
(Goethe.) 


Si  es  la*  amistad  la  niebla  pasajera 
Que  arrebata  y  destroza  la  perfidia; 
Si  la  TÍrtud  eternamente  lidia 

Y  es  él  amor  ridlcida  quimera ; 

Salta»  audaz  penÉamiento,  la  barrera^; 
Es  la  muerte  del  alma  la  detífia; 

Y  á  despecho  del  doloy  dé  la  enridSa 
En  alas  dd amor  subei  oiCra  esfera. 

Sube  á  la  esfera  donde  clara  yierte 
Su  lumbre  la  Terdad;  do  se  oompretide 
De  la  Tida  el  misterio  y  de  la"  muerte. 

Y  abandíóina  esta  tierra  corrompida. 
Este  mundo  qile  todo  coifq[ira  y  tende; 
Martirio  de  la  muerte  y  de  k  vida  f 


—  180  — 


MAGIAS- 


) 


TodoetpáUdodeipcilo 
Dd  hastio  7  del  dolor. 
Todo  eaiita  triste  eiN||o 
Si  no  lo  anima  el  amor. 
(Tma  del  Jfocitt.)] 


BLCAirroit. 

T 

Eq  la  torre  de  ArjoniUa^ 
Negro  gigaule  que  se  alza 
Como  un  espectro  sonobrio 
En  un  confin  de  la  España, 
El  infelice  Maclas     , 
Amante  sq^pir^  y  canta. 
Ucranio  su  t)\en  perdidp 

Y  su  fortuna  contraria*    • 
Mas  los  ecos  de  su  lira 
Ddirios  sonde  sm  alma, 
Que  la  ilusión  creó  bellos 

y  qi|e  el  desengaBo  amarg^t! 
En  vano  en  tristes  endechas 
8u«i  ^fi^jas  al  vienta  mand^ 
Sitas  rejas  de  sucArcel 
Niegfm  paso  ¿^  su  esperan» 

Y  solo  inertes  paredes 
Oyen  sus  amantes  cantigas! 
Él  alli  solo,  encerrado, 

Y  su  Elvira  idolatrada 

De  odioso  rival  en  brazos. 
En  amor  la  vida  exhala.     ' 
Muchas  veces  ¿  las  rejas 


El  infeUi  fle  «cercaba 

Y  daba  al  imneiiBO  espado 
Lasmelodias  deau  harpa. 
El  viajero  ocannovido 

Sus  acBBtoe  esouehaba. 
T  al  oir  8ua  tristes  ayes 
Sentía  romperse  el  alma! 
¡Cuántas  de  amor  f  lastimeras 
Murmuraron  en  las  awras. 
Quejas  sentidas  y  dulces 
Que  su  citara  t»t>tabal 
Si  los  viajeros  después 
En  sus  liras  las  cantáraSt 
Ó  si  el  aura  vagarosa 
Que  errantes  las  escu<!hára 
En  sus  pUegues  las  Uei^ase 
A  donde  estaba  su  amada. 
No  se  sabe;  mas  la  hermosa 
Por  quioi  el  triste  cantaba 
De  su  anoAnle  trovador 
Supo  la  forftima  amarga; 

Y  ¿  sus  oidos  llegaron 
Déade  la  torre  apartada 

De  su  harpa  el  lánguido  eco. 
Sus  endechas  y  sus  lágrimaSé 

LA  VENGANZA. 

En  el  corazón  de  Elvira 
Los  ayes  del  prisionero 
Penetraron ,  y  en  to  íntimp 
Profunda  herida  le  hicieron; 
De  sus  megillas  las  rosas 
Perdieron  el  matíz  bello, 

Y  Uanto  eterno  anubló , 
Sus  ojos  color  de  cielo. 


— 182 — 

Para  Elvira  no  hay  festinM^ 
Para  Elvira  no  hay  recreo;         « 
Que  en  todas  partes  le  sigue 
De  Macías  el  recuerdo» 
Qne  perturba  sus  placeres , 
Perturba  sus  dulces  sueños, 

Y  de  su  alma  desgarrada 
Acrecienta  los  tormentos. 
£1  conde,  esposo  de  Elvira, 
Espiando  con  sus  celos, 
Ha  adivinado  la  <»usa 

De  sus  continuos  lameñtosi^ 
tAun  encerrado,  deda. 
De  ese  doncel  temer  debo. 
Pues  los  ayes  de  su  lira 
Quizá  hasta  aquí  trae  el  viento» 
Ya  que  la  ausencia  no  basta 
Para  apagar  ese  fuego 
Que  en  él  alma  de  mi  eqposa 
Encendió  su  atrevimiento; 
Entre  ambos  alzaré  un  muro 
Mas  horrible  y  mas  espeso... • 

Y  lo  que  no  ha  hecho  la  ausencia 
La  muerte  logrará  hacerlo.» 

Y  cual  sifuese  á  la  guerra 
Férrea  armadura  vistiendo. 
En  un  robusto  morcillo 

Se  dirije  el  conde  fiero 
Á  la  torre  de  Arjonilía 
En  ira  y  venganza  ardiendo. 
En  las  rejas  justamente 
De  su  solitario  encierro. 
El  amoroso  Macías 
Cantaba  su  harpa  tañendo; 

Y  arrobado  no  sentia 
Ni  los  rujidos  del  viento 
Ni  del  caballo  del  conde 


—  188  — 
Los  atronadores  ^cos. 
iQuizá  sonaba  en  su  mente 
Algún  fantástico  cielo 
Do  86  meda  estasiado 
Su  inspirado  paasamiento! 
Al  verlo  el  conde  la  lanza 
Con  brazo  fuerte  blandiendo 
Apoyado  en  los  arzones    ^ 
La  arrojó  al  cantor  colérico... 
Un  instante  fué :  la  pica 
Silbó  los  aires  partiendo « 

Y  pasando  por  las  rejas 
Vino  á  clavarse  en  su  pedio, 
T  atravesado  Macia3 
Exánime  cayó  al  suelo. 
Murió  cantando  cual  dsne 
Que  en  el  cristalino  espego 
De  una  tranquila  laguna 
Ifiere  cazador  certero. 
Orgullecido  del  triunfo 
Vuelve  el  conde  brida  presto, 

Y  hada  Galicia  confia(¿> 
Aguija  el  potro  ligero. 

KL  CASTIGO. 

Vano  delirio  I  Mácias 
Murió,  mas  viven  sonoras 
Repetidas  por  do  quiera 
Su  endechas  amorosas. 
Que  canta  el  amante  triste 
Si  de  amores  penas  Hora. 
Cantos  suaves  que  volaron 
Como  el  olor  de  la  rosa , 
En  su  camino  dejando 
Pura  esencia,  grato  aroma. 
¿Con  su  traidora  muerte 


—  184  — 

Dióle  al  olvido  la  esposa? 
No ;  eii  A  tíma  sü  recuerdo 
Vivió  siempre  (;on  sus  trovas. 
Sincera  amante ,  cada  año 
Dejaba  en  su  yerta  losa 
Un  recuerdo  de  su  amor. 
Un  Tamo  de  puras  violas « 
Con  SI)  llanto  humedecidas 

Y  los  besos  de  su  boca. 
Tampoco  el  conde  malvado 
Con  su  traición  alevosa 
Gozó  la  paz  que  anhelaba. 
Donde  quiera  á  todas  horas » 
En  la  estancia  solitaria. 

En  la  orgia  bulliciosa , 
O  cuando  en  lecho  de  plumas 
El  ansiado  sueño  goza , 
Tristes  ayes  le  perturban 
De  interminable  congoja 
Que  quebrantan  su  reposo 

Y  que  su  espíritu  agobian. 
Donde  quiera  amenazante 
Yé  de Blacíad  la  sombra. 
Sangre  chorreando,  gritarle 
c ¡Asesino!»  cotí  voz  ^orda. 

Y  si  apartarse  un  momento 
De  aquestasí  visiones  lo^a , 
Oye  el  rumor  de  mil  citaras 
Que  sones  lúgubres  tocan; 

Y  como  voces  de  espectros 
Que  se  aháií  huecas  y  broncas. 
Oye  cantar  de  Maclas 

Las  enamoradas  trovas 
Que  claras  repite  el  eco 
Por  las  solitarias  bóvedas. 


—  185  — 


EL  CASTILLO  DE  BALLAKLAVA. 


(De  Mie*kiewi€i.) 


Krimea,  estos  escombros,  informe  masa  pálida 
Que  fueron  un  castillo  que  un  tiempo  se  elevó , 
Yacen  en  la  montaña  como  gigantes  cráneos 
Que  habita  el  reptil  solo  ó  el  hombre  mas  feroz. 

Las  torres  escalemos,  las  armaduras  bélicas 
Busquemos  en  su  alcázar.  ¿Qué  yeo?  Una  inscripdon. 
De  un  héroe  quizá  el  nooibre ,  que  en  su  mamsion  funérea 
Como  una  hoja  marchita  el  tiempo  sepultó. 

Aqui  antiguos  relieves  pintaba  el  griego  lurtistíco ; 
Alli  daba  el  romano  cadenas  al  Mogol ; 

Y  del  coran  sagrado  el  sabio  creyente  árabe 
Palabras  murmuraba  de  bendición  y  anuMr. 

Los  buitres  hoy  tan  solo  coronan  los  alcázares 

Y  los  sepulcros  regios  que  el  oro  fabricó; 

Y  del  artesón  rico  del  mausoleo  espléndido 
Los  carniceros  lobos  han  hecho  su  mmision. 

Todo  es  silencio  tétrico,  todo  es  despego  DCinebre ! 
Cual  flota  en  las  murallas  dé  triste  poblacioii 
Diezmada  por  la  p^te,  desconsolada,  exánime. 
De  la  tremenda  muerte  el  negro  pabdlon! 


—  188  — 


BRONCO  DE  MAYO. 


(€Nia  de  Alejandro  Maueni.) 


El  fué !  Cual  queda  exánime 
Dado  el  final  lamento , 
Del  alma  grande  huérfano 
El  cuerpo  en  el  momento, 
Asi  al  anuncio ,  at<teito 

Y  herido  el  orbe  está ; 

Mudo  piensa  en  la  hora  última 
Del  hombre  del  deslino , . 

Y  duda  si  otro  impávido 
Pié  de  hombre,  su  camino 
De  roja  sangre  aun  cálido 
Á  pisotear  vendrá. 

Vele  en  su  alcázar  fúlgido 
m  genio ,  y  enmudece 
Cuando  con  voz  asidua 
Cae,  se  alza  y  perece: 
Su  voz  al  canto  unánime 
No  se  mezcló  jamás. 

Virgen  de  encomio  pérfido 

Y  de  baldón  mezquino. 

Se  alza  inspirado  al  súbito 
Morir  del  sol  divino; 

Y  arranca  á  la  urna  un  cántico 
Que  vivirá  quizás* 


—  187  — 

Del  Alpe  á  hs  PiMmideSt 
Dd  Manzanar  al  Reno , 
Despnes  de  los  relámpagos 
Lanzaba  d  rayo  y  trueno , 
Que  desde  Sdk  al  Tánais 
Cruzaron  todo  mar. 

¿Fué  gloría  cierta?  Juzgúele 
Posteridad.  La  frente 
Doblemos  ante  el  Máximo 
Que  quiso  en  esa  mente. 
De  8U  creador  espíritu 
Mayor  muestra  estampar. 

El  agitado  y  trémulo 
Gozo  de  Tasta  idea. 
La  ansia  de  una  alma  indómita 
Que  dominar  desea. 
Que  <d>tien6  y  logra  un  premio 
Que  era  loco- esperar, 

Todo  probó.  La  gloria 
Mayor  tras  del  encono ; 
La  rota  y  la  victoria. 
El  destierro  y  el  trono. 
Dos  veces  en  el  légamo 
T  dos  sobre  él  altar. 

Nómbrase;  lo  oyen;  tímidos 
Cesan  la  lucha  á  muerte 
Dos  siglos ,  y  á  él  volviéndose 
De  él  esperan  su  suerte. 
Calla,  y  entre  ambos  siéntase 
Como  arbitro  y  señor. 

Cae...  y  en  estrecha  ínsula 
Pasa  en  ocio  su  vida. 
La  envidia  en  eHa  cébase 
Y  la  deidad  «aida 
Es  blanco  de  odio  y  lástima 


—  188  — 

Y  de  invencible  amor. 

Cual  pesan  sobre  el  náufrago 
Las  ondas  que  le  alzaban. 
Las  mismas,  ¡ay!  que  al  misero 
Cercanas  le  mostraban 
Las  salvadoraa  márgenes 
Donde  llegar  podrá; 

Asi  pesaba  el  cúmulo 
Sobre  él  de  las  memorias; 
Tentó  escribir  las  páginas 
De  sus  propias  victoríaSt 

Y  en  la  boja  cayó  trémula 
Su  mano  débil  ya. 

¡Cuántas  veces  al  tácito. 
Finar  de  tarde  muda» 
Bajos  los  ojos  de  águila 
Ambos  brazos  anuda; 
Calla,  y  piensa  en  los  prístinos 
Dias  de  su  poder. .. 

Y  vé  las  tiendas  m^Sviles 

Y  el  valle  conmovido; . 
Las  ondas  de  su  ejército 

Y  el  pabellón  temido; 
El  concitado  imperio 

Y  el  presto  pb^^cer! 

Tal  vez  con  tanta  injuria 
Desfalleció  su  anhelo; 
Desesperiii;  mas  válida 
Mano  bajó  de)  cielo 
Yá  más  serena  fitá(nósfera 
Piadosa  le  llevó. 

Llevóle  por  el  mágico 
Sendero  de  esper^nza^ 
Adonde  el  premio  obtiénese 


—  189— 

Qo^  á  lodo  apbelo  avann. 
Óonde  es  sDencio  lóbrego 

La  gloria  que  pasd. 

»  . 

Bella,  inmortal,  benéfica, 
¡Qh  fé,  siempre  triunfante. 
Escribe  aun  este:  gózate; 
Que  gloria  mas  gigante 
Ante  la  cruz  del  Gólgota 
Jamás  se  prosternó. 

Tú  de  su  yerto  túmulo 
Calumnia  vil  separa. 
Dios  que  aflige  terrífico. 
Que  juzga  y  que  repara, 
Al  lecho  solitario 
T  al  héroe  sé  acercó. 


Noviembre  de  Í849. 


t»  1 


—  190  — 

EL  CANTOR  STRADEUA  (i) 

(ImHaoSoB  de  L.  Camr.) 

I.         . 

Es  de  su  voz  angélica 
LsL  dulce  roelódia . 
Que  arrodiUadOt  en  éxtasis. 
El  pueblo  entero  oia ; 
Guando  en  los  sacros  pórticpp .  ^ 
Eleva  su  oración.    , 

Yo  sorda  9  en  tantp,  al  mistipo 

Y  celestial  reclamo,  ', 
Ardo  en  amor  sacrilego, 

,    A  él  solamente  amo ; 

Y  mi  gemir,  del  órgano 
Confundo  con  el  son. 

¿Por  qué  no  te  dgo ,  oh  mágica 
Voz  al  morir  el  dia. 
Subir  del  lago  límpido 
A  esta  mansión  sombría. 
Do  nadie  escucha,  misera! 


(1)  Stndella  nftdó  en  el  siglo  pasado ,  en  Veneeia ,  y  eomo  etntor  de 
Ss:le8Ía  tuvo  macha  fama.  Enamoróse  de  éi  una  joven  patricia,  y  habl^- 
doles  ta  padre  prohibido  el  nu^trimonlo ,  huyerom  ambos  y  anduTleroA 
vagando  mucho  tiempo  por  Italia  incógnitos  y  segaros.  No  habiendo  eft> 
•ado  de  buscarlos  el  padre,  tuvo  al  fin  noticia  de  los  fugitivos.  Partió  al 
SAomento  y  mató  á  Stradella  con  su  propia  mano ,  en  Gónova»  según  al- 
gunos, ó  en  Turin,  según  otros.  El  autor  supone  que  la  nifia,  conducida  á 
easade  su  padre,  muere  loca.  En  la  imitación  se  ha  seguido  el  mismo 
metro,  que  varia  en  cada  una  de  las  cuatro  partes  del  original,  el  mlmM 
¿r^en  de  esdrújulos,  y  hasta  la  misma  coloeacieii  de  consooantet. 


¿Por  9ué  stguiendo  el  férrido 
Deseo^pie  me  abruma, 
Contigo  en  henea  rápida 
Hender  la  suaye  espuma 
Del  ciroonstante  piélago 
No  me  oonoede  amor? 

¡Y  tu  ea  cojines  mórvidos 
Junto  á  quien  te  ama  tanto, 
Liuizar  al  y^o  céfirp 
Tu  melodioio  omto» 
Que  en  acordada  múaica 
La  onda  repetirá  ? 

¡Si  golondrina  candida 
Pudiera  ser,  yo  iría 
En  tu  ycfntaqa  frígida 
A  llamar  cada  dia. 
Diciendo :  yen ,  despiértate, 
7u  amor  ccmtigo  está ! 

La  nocbe  en  llanto  fúnebre 
Pasé  de  ti  apartada; 
Ronca  es  mi  yoz  y  lánguida 
Por  el  dolor  turbada ; 
Mi  bien,  ámame,  y  límpida 
Y  clara  yolyerá.  . 

I Ay!  delirando  piérdese     * 
El  áninaa  ^ifli^da ; 
Naci  á  llorar..  Indómito 
Pesar  roe  mi  yida» 
Que  en  el  sepulcro  lóbrego 
Solo  concluirá.  •• 

H; 

L^  alegría  del  alma  agoyiada 


—  192  — 

No  es  tm  sucSo,  d^rio  no  es: 
Te  abandono»  paterna  morada, 
Pero  viene  conmigo  nd  Uen, 

Huye,  barca,  velos  como  el  viento 
Que  á  otras  playas  me  debes  llevar* 
¡Oh,  mi  amado»  levanta  tu  acento : 
Que  no  escuche  el  dolor  patomalt 

¡Ah!  la  niebla  en  las  auras  ffotanto 
No  me  turbe  estas  horas  de  amor! 
No  me  muestre  un  anciano  semblanto 
Alterado  de  saña  y  dolor! 

Tú  no  sabes,  oh  padre,  la  pena 
Que  me  cuesta  dejarte ,  infeliz! 
No  me  llames  cruel.  Me  condena 
El  destino  á  alejarme  de  ti! 

En  las  pompas  de  espléndida  cuna 
Siempre  d  Danto  mi  rostro  nubló. 
Hoy  tan  solo  mudando  fortuna 
De  alegría  latió  el  corazón. 

0 

Aborrezco  las  nupcias  reales 
Que  en  secreto  apfestábasme  ayer. 
£1  que  adoro  no  sufre  rivales.  •• 
Fué  el  primero  y  el  solo  que  amé. 

Adiós,  patria.  Por  tí  es  ttík  Uántó» 
Mas  las  lágrimas  seca  mi  bien : 
jAy!  Ifl  pecho  desgarra  el  quebranto^ 
Mas  la  cahná  éñ  soé  brazos  hallé. 

{Oh  Yeneda!  Si  guardas  memoria 
De  un  amor  que  nos  fué  tan  fetal; 
A  los  que  amen  ks  cuenta  sulñstoriiii 


—  193  — 
Y  un  susiHio  quizás  nos  darán!.. 

III. 

^Pálido,  pálido  9 

Torvo  y  saAudo 

Al  viejo  vístele 

Miramos  mudo 

En  el  magnifico 

Templo  de  Dios? 

Huyamos,  sálvate 
Mi  dulce  amor. 

Y  mientra  el  ánimo 

Te  conmovía. 

Cuando  la  súplica 

Do  quier  se  oia. 

Solo  á  él  de  cólera 

Temblar  vi  yo. 

Huyamos,  sálvate 
Mi  dulce  amor. 

No  es  de  mi  espíritu 

A^sion  mentida ; 

Yo  le  vi  tórbido 

A  la  salida 

Del  templo  y  tácito 

Nos  persiguió. 

Huyamos,  sálvate 
Mi  dulce  amor. 

Ifi  bien ,  jperdóname 

Que  no  lo  nombre. 

Del  viejo  livido 

Conozco  el  nombre 

Mas  ¡  ay !  decírtelo 

No  puedo ,  no. 

Huyamos,  sálvate 
Mi  dulce  amor. 

Tomo  U.  13 


Ven,  ido  ofrécenos 

Segura  vida 

Entre  sus  márgenes 

Baya  escondida, 

O  á  la  ancha  Ñapóles 

Con  su  rumor. 

Huyamos ,  sálvate 
Mi  dulce  amor. 


Si  ansias  espléndida 
Mansión  mas  bella , 
A  Roma  vamonos 
Que  el  arte  sella , 

Y  del  pontífice 
Serás  cantor. 

Huyamos,  sálvate 
Mi  dulce  amor. 

Has  si  el  estrépito 
Te  enoja ,  amigo , 
Cabana  rústica 
Nos  dé  su  abrigo , 

Y  fuentes  y  árboles 
Dicha  á  los  dos. 

Huyamos,  sálvate 
Mi  dulce  amor. 


Que  á  mi  teniéndote 

Siempre  vecino. 

Las  rocas  áridas 

Del  Alpenino 

Semejaránseme 

Dulce  mansión. 

Huyamos,  sálvate 
Mi  dulce  amor. 


-^l»y-^ 


IV; 


Te  cofnoioo,  antiguo  muro 
De  la  paterna  morada ! 
Mas  no  estatm  tan  oscinro 
£1  cielo,  ni  la  onda  airada 
Tm-buiente  asi  gimió 
Cuando  él  conmigo  partió ! 

Partió...  mas  me  ba  prometido 
Volver  pronto...  y  cariñoso 
Me  ha  regalado  un  vestido 
Para  adornarme...  es  mi  esposo... 
¿Quién  el  vestido  me  dá? 
Urge  el  tiempo...  y  él  vendrá  f 

i  Mas  qué  veo?  ¿En  el  canal 
Un  ataúd ,  chapas ,  cruces? 
Un  cortejo  funeral... 
¡Cuántas  voces !  ¡  cuántas  luces ! 
Miserere...  escuchad!  Oh! 
Cantan  todos...  ¿Quién murió? 

Nadie  habla!  Pregunta  vana! 
Dime  al  menos,  padre  mió, 
¿Por  qué  tañe  la  campana? 
Lloras?..,  Venalsano  nuo» 
Feliz  soy  en  mi  aflicción 
Con  tu  llanto  y  tu  perdón, 

¿Al  fin  tú  le  has  perdonado 
Para  aliviar  mi  desdicha? 
¿Consientes  verlo  á  mi  lado 
Y  gozarle  en  nuestra  diclia? 
Padre  mió ,  en  tanto  afán 
¿Cuándo  las  nupcias  se  harán? 


—  196^ 

En  la  enramada  sencilla 
Donde  canta  el  ruiseñor 
Sé  alza  una  pobre  capilla: 
Alli..»  ¡Oh  acerbo  dolor! 
Un  puñal?  Escuchad,. •  Oh! 
Miserere.  ¿Quién  murió? 

Me  llama...  al  fin  ha  tornado; 
Llegó  ya  la  hora  esperada. 
Traedme  el  velo^rosado 

Y  la  diadema  dorada... 
Ay!...  mi  dolor  es  mortal! 
Todo  es  sombra  sepulcral. 

Tomad  este  adorno  impio! 
Velad  mi  sueño  entretanto 

Y  después...  Ah!  será  mió... 

Y  allá  entre  el  célico  canto 
Le  escucharé  siempre  yo... 
Dio  un  gemido  y  espiró! 


—w— 


EL  MORO. 


I. 

Oye,  ó  moro:  grando  suma 
De  zequies  te  prometo; 
Pero  escúdiame  eo  secreto 
Y  sé  fiel  esplprador. 

Narentinos,  genoveses 
He  vencido»  pero  en  vano; 
Tengo  de  Aniña  la  mano. 
Has  no  consigo  su  anior. 

Busco  en  vano  entre  las  bellas 
Que  diviso  por  do  quiora, 
Ifi^ft  hermosa  cabellera 
O  mas  puro  sonrdr. 


De  los  maridos 
De  los  jóvenes  deseo; 
Solo  conmigo  la  veo 
Indiferente  gemir.» 

Asi  hablaba  él  altanero 
Almirante  veneciano; 
Qu6  de  Aniña  hubo  la  mano. 
Mas  no  ha  obtenido  él  amor. 

Al  mando  d  negro  avendo 
Los  brasos  cruza  id  momento; 
Basta,  dice,  un  solo  acento; 
Soy  esclavo,  y  vos  se&or. 


— 1«8  — 


IL 


Má  en  su  alcoba,  sola  entretanto 
En  tedio  Aniña  sumida  está; 
Huye  el  teatro,  de^dd^  ú  cmto. 
Danzas,  festines,  despreda  ya. 

Tiene  loa  ojos  fijos  al  suelo» 
Ó  bien  levántalos  bada  un  alCar» 
Parece  un  ángel  que  buyo  del  délo; 
Aunque  ella  ignora  lo  que  es  peear« 

Y  cual  en  valle  cóncavo  arditfte 
Vapor  se  junta  sobre  vapcur» 
Á  cada  dia  que  pasa  siente 
Que  el  triste  tedio  se  bace  mayor. 

La  amarga  pena  que  ladevcwa 
Oculta  á  todos  quiere  tener; 
Consigo  lleva  quien,  ay!  esplora 
Su  eterno  tedio,  su.padeeer. 

Ob!  cuánto  aumenta  su  aeerba  pena 
Yer  un  testigo  de  su  jemr: 
Ay!  de  la  suerte  férrea  cadena 
Que  alli  la  ha  atado  pava  sttfcirl 

Si  un  suefio  dulce ,  su  alma  abosada 
Aroma  y  radia  jeon  su  fidgor^ 
Encuentra  al  lado  torva  mirada 
Que  envuelve  al  pimío  du  eruel  dolor. 

Parece  rueda  que  nunca  cesa 
En  tomo  al  perno  de  drcukr; 
El  dolor  intkno  en  su  alma  opreía. 
Sin  treguas  gira,  vuelye  i  gbar. 


—  199  — 

En  el  empíreo  radia  la  luna , 
Su  luz  alegra  todo  mortal; 
Mas  en  su  rostro  no  hay  luz  alguna; 
Dicha  ó  fastidio  siempre  es  igual. 

Música  dulce  no  hay  para  ella 
Ni  de  la  tarde  blando  frescor; 
No  [halla  de  flores  corona  bella, 
Que  las  mardiíta  llanto  y  dolor. 

Ahi  quien  en  su  alma  lleva  el  hastio 
A  nada  puede  jamás  reir, 
Triste  es  el  mmido  y  d  sol  umbrío. 
Desierto  lóbrego  el  porvenir! 

ni. 

Lo  aborrece?  Aquella  alma  inocente 
No  aborrece  ni  i  nadie  desdeia. 
Ser  nacida  para  otro  se  siente, 
Mas  con  nadie  tampoco  ella  sueña. 
Para  todos  misterio  será. 
Ni  lo  sabe  ella  misma  quizá. 

Si  tan  solo  una  vez  el  acento 
Del  que  adora,  la  triste  escucharal 
A  gozar,  olvidando  el  tormento. 
Su  alma  en  alas  de  amor  se  limaáral 
Más  ese  imo  jamás  se  mostró; 
O  fué  un  suefto  que  raudo  pasó. 

Si  despierta  á  su  lado  en  el  lecho 
Halla  siempre  el  martirio  de  su  alma 
Que  le  cuenta  los  ayes  del  pecho 
Y  arrebata  su  plácida  calma; 
Un  fantasma  mostrando  el  deber 
Tras  los  sueños  de  gloria  y  {^cei*. 


— aoo— 

Ese  tiene  den  ávidos  ojos 
Siempre  atentos;  también  cíen  oidos. 
Él  le  trueca  la  flor  en  abrojos. 
Él  le  cambia  la  voz  «n  gemidos, 
i  Ay!  ¿qué  espera  entre  tanto  sufrir? 
¡  Solo  espera ,  inMce,  morir! 

De  un  devoto  buscando  éL  consuelo 
A  las  plantas  se  postra  llorosa ; 
T  los  ayes  ahogando  de  duelo 
Decir  quiere  el  pesar  que  b  acosa. 
Tristes  voces  al  fin  sollozó, 

Y  ¿los  otros^y  ¿  si  se  acusó. 

Del  piadoso  señor  la  req>uesta 
Fué  tan  solo ;  paciencia !  paciencia ! 
En  el  cielo  tener  su  fé  puesta. 
Dar  limosna^  oración ,  abstinencia. 
La  virtud  solo  pena  halh  acá : 
La  guirnalda  errada  está  allá. 

IV. 

Al  fin  un  dia  prorrumpió  ella : 
¿Por  qué  ese  moro  sigue  mi  huella? 

¿Tai  vez  que  ándase  siempre  á  mi  lado 
Por  mi  marido  le  fué  mandado? 

Vergüenza !  Siempre  tener  delante 
Lleno  de  furia  su  vil  semblante. 

Dice :  su  rostro  se  enciende  en  ira 

Y  con  desprecio  su  ultrage  mira ! 

Entre  sí  A  moro,  ¿por  qué,  dice,  ella 
Tan  desd^osa  no  es  menos  bella? 


Obi  si  supieses  la  pe&a  mia, 

T  ooD  qué  ahinco  mi  ojo  te  espia!... 


Menos  airada  me  mirarias ; 

¿Qué  digo»  nedo?  ¡  mas  me  odiarías! 

Ódiame!  Y  pueda  tu  atroz  desvío 
Helar  h  audacia  del  siervo  impío. 

ódiame»  y  bellos,  aunque  con  ira. 
Hada  mi  siempre  tus  ojos  jira. 

Burla  é  insulta  mi  atroz  tormento 
Para  que  escuche  tu  dulce  acento. 

De  tu  altanero  sefior  protervo 
Ya  no  me  tienen  las  iras  siervo. 

Donde  tú  vives  vivir  prefiero: 
Nunca  á  mi  patria  volver  ya  quiero. 

Allí  entre  flores»  no  aroma  bello 
El  suave  efluvio  de  tu  cabello! 

Veré  en  el  cielo  la  luz  radiante» 
Mas  no  la  risa  de  tu  semblante. 

De  las  florestas  oiré  el  ruido» 
Mas  no  el  del  roce  de  tu  vestido. 

Tronco  horadado»  de  fieras  nido» 
Seré  volviendo  donde  he  nacido! ••.. 


Cuando  contemplas  de  la  terrasa 
Del  mar  hirviente  la  onda  que  pasa » 

Desde  la  orilla  la  imagen  miro 
De  tu  semblante  caro»  y  suspiro. 


—202— 

Oh !  cuántas  yeces  atti  al  mirarla 
Ahogarme  quise  por  abrazarla , 

T  entre  sus  aguas  algún  consuelo 
HaUar  al  lóbrego,  intenso  duelo ! 

Oh !  si  supieses ,  durmiendo  en  calma 
Las  ideas  tétricas  que  acosan  mi  alma!*. 

Pienso  en  d  hcMoobre  que  en  tal  momento 
Dormir  te  mira,  bebe  tu  aliento* 

En  él  impío  que  insano  ahora 
Me  roba  el  fuego  que  me  devora  I 

Que  á  mis  tormentos  al  fin  yo  ceda» 
Porque  tranquilo  vivir  él  pueda. 

Cruel !  mas  gCkay!  güay !  si  revienta 
Mi  odio  y  ansio  lavar  mi  afrenta! 

Sabré  mostrarle  con  esta  mano, 
C!ómo  no  se  ama  ni  se  odia  en  vano! 

V. 

Entre  olmos  y  plátanos 
Hay  sitio  escimdido 
Do  raudo  camina 
El  límpido  SU. 

Goza  allf  la  misera 
Con  su  hosco  marido 
La  esencia  divina 
Que  brota  el  pensil. 

—¿No  escuchas  cuéa  plácido 


El  rio  murmura? 

¿No  escuchas  del  viento 

El  vago  rumor? 

Parece  que  indómita 
Oculta  amargura 
Te  quita  el  contento! 
¿Cuál  es  tu  dolor? 

— Preguntas  inútiles , 
¡Ay,  cesa  te  ruego! 
Esta  alma  placeres 
No  nació  á  gozar. 

Yo  nunca  y  recuérdalo» 
He  hallado  sosiego ; 
¿Por  qué ,  por  qué  quieres 
Mi  pena  aumentar? 

—Mi  amor  en  ti»  pérfida» 
Jamás  respu^ta  tuilla. 
Tenaz  mi  decoiH> 
Manchaste  también. 

La  sangre  á  la  mísera 
Rebulle»  ma3  calla. 
Y  rueda  entre  el  lloro 
Disuelto  el  desden. 

Pero  él  mas  colérico 
Perdida  la  calma » 
Encuentra  en  el  llanto 
De  crimen  razón. 

—Soy  reo  porque  el  pérfido» 
Combato  de  tu  alma. 
Asiduo  .quebranto 


--204  — 
GoDtüiua  aflicción ; 

Y  siempre  solidto 
Yo  de  ella  he  apartado 
Esa  ¿nsia  de  amores 
Contniria  al  deber? 

Tu  cólera,  Fosean , 
Sufrí  demasiado; 
Tan  necios  furores 
Podránte  doler. 

;Qué9  insultas?— Y  tórbída 
La  mente,  á  una  ofensa 
Has  vil  y  ultrajante 
La  mano  elevó ! 

Al  Ímpetu  hallándose 
Aniña  indefensa , 
Esquiva  el  semUante 

Y  rápida  huyó. 

Tropieza  en  los  céspedes, 
YFóscari,  viendo 
Caida  ¿  la  esposa , 
Aquiétase  al  fin. 

En. casa  su  cólera 
Burló;  mas  cayendo. 
Su  collar  la  hermosa 
Perdió  en  el  jardin. 

Ahogan  las  lágrimas 
Su  pecho  angustiado; 

Y  el  tedio  alli  oculto 
Le  arranca  el  solaz. 


—  205  — 

La  injuria  ella  liyiáia 
fiel  hombre  malvado  ^ 
£1  bárbaro  insulto 
Mostraba  en  la  faz. 

VI. 

El  palado  en  desorden  se  ha  alzado 
Traición!— £1  señor  ahorcado 
En  su  estancia  se  mira  espirante. 
Con  su  sangre  teñido  el  semblante 
Por  la  soga  del  moro  fetal. 

Se  persiga  al  inicuo ,  se  prenda , 
Sq  encadene,  mas  nadie  lo  ofenda, 

Y  el  proceso,  el  castigo,  que  sea 
Un  ejemplo  á  la  impía  ralea; 
Que  lo  juzgue  el  mayor  tribunal. 

Tales  gritos  do  quiera  resuenan; 
Duros  grillos  su  mano  encadenan; 
Ya  una  rápida  barca  lo  guia 
De  Venecia  á  la  cárcel  sombría 
Do  el  sol  nunca  su  luz  penetró. 

De  sus  jueces  llevado  á  presencia. 
Pronto ,  esclama ,  dictad  la  sentencia. 
El  delito  negar  no  deseo... 
Defenderme  no  quiero ,  soy  reo; 
Con  mi  muerte  la  de  él  pague  yo. 

—¿Consejero  no  hubisteis?  ¿Del  hecho 
Esperabais  sacar  cuál  provecho? 
— Yo  le  odiaba  con  odio  furente, 

Y  ver  quise  ese  rostro  insolente 
Cuál  quedaba  en  el  ansia  mortal. 

Él  de  cnegro»  el  apodo  me  daba, 

Y  «tizón  inf(9|rnal  >m6  Uamabal... 


—  206  — 

Quiero  al  cueHo  esta  soga  apretarte» 
To  me  dije,  y  tan  negro  dejarte 
Que  no  tenga  la  Nubia  otro  igual. 

Y  asi  lo  hice !  ¡  Si  hubieseis  mirado 
Ese  rostro  en  su  sangre  manchado  I 
Más  él  nunca  escupió  raestra  trente^ 
No  le  oiste  el  mandato  insolente. 
Ni  su  látigo  nunca  os  hirió! 

Impasibles    vosotros  juzgadme. 
Gente  altiva,  absolved,  condenadme; 
Resignado  yo  aguardo  el  momento; 
Más  del  alma  el  oculto  tormento 
Mientras  viva  jamás  diré  yo. 

Castigadme,  juzgadme,  estoy  pronto; 
Menos  dura  es  la  muerte  que  afronto 
Que  esa  vida  infelice  y  esclava. 
Donde  un  necio  señor  me  obligaba 
Del  baldón  la  cadena  á  arrastrar. — 

Calla  el  moro!  Y  doblada  la  frente 
Ya  camina  el  cortejo  doliente 
Entonando  su  canto  medroso, 

Y  apiñadas  de  pueblo  curioso 
Son  las  vias  por  do  han  de  pasar. 

vn. 

El  collar  encontró  después  Aniña, 
Que  en  el  fatal  jardín  perdido  habia 

Y  que  encerrado  en  un  papel  venia. 
Donde  en  estilo  rudo  se  leía. 

cPara  ultrajaros  ya,  mujer  divina, 
Nadie  alzará  otra  vez  la  mano  impia. 
Lo  jura  el  Moro.»— Apena  hubo  leido 
Ler  faltaron  las  fuerzas  y  el  sentido^ 


— aw— 


HÜRRÁ  DE  LOS  COSACOS. 


(Garrar.) 


La  lanza  en  ristre,  cosaco,  vuela. 
Las  riendas  suelta,  clava  la  espuela 
A  tu  caballo,  y  hiere  y  vá... 

Hurrá!  hurrá! 

Hurrá,  cosaco;  baja  la  lanza. 
Corre  cebándote  en  la  matanza. 
A- tu  carrera  ¿quién  se  opondrá? 

Hurrá !  hurrá ! 

Y  bajo  la  uña  del  bridón  fiero 
El  yelmo  roto  del  caballero 
Como  campana  resonará! 

Hurrá!  hurrá! 

Fuanaiio  fidte  ni  via  á  tu  mano. 
M  al  franco  altivo  ni  al  italiano 
En  sus  hogares  se  im  vera! 

Hurrá!  hurrá! 

Los  bravos  muertos  por  tu  arrogancia 
Italia  llore ,  lamente  Francia. 
Tu  audacia  á  ambas  humillará. 

Hurrá!  hurrá ! 


—208-. 

Sobre  las  bellas  cúpulas  de  oro. 
De  templos  rusos  pompa  y  decoro 
La  hostil  bandera  tremolará. 

Hurrá!  hurrá! 

De  ricas  joyas  de  oro  luciente. 
Que  orgullo  fueron  de  estraña  gente. 
Tu  pobre  choza  se  adornará. 

Hurrá!  hurrá! 
Entre  las  danzas  y  los  festines 
Helar  la  sangre  y  alzar  las  crines 
Solo  al  oirlb  tu  nombre  hará. 

Hurrá!  hurrá! 

Al  oir  solo  tu  ardor  guerrero, 
La  beUa  esposa  del  estranjero 
Tiembla  en  su  lecho  pálida  yá. 

Hurrá!  hurrá! 

Mas  ay!  en  vano  gime  llorosa. 
Que  ya  no  puede  llamarse  esposa 
Del  que  en  el  fondo  del  Neva  está« 

Hurrá!  burra! 


—  209  — 


ÜLTIMOS  CANTOS  DE  SAFO. 


(A  mS  lünmoo  FcttMiND  de  P.  MMls.) 


FratfilU,  8  un  ttmpo  stesio,  anigre  e  morte 
Ingeneró  lasorte. 

Leopardi 


I. 


Sueltos  al  aura  los  cabellos  de  oro, 
.  Mustia  la  frente,  la  megilla  hundida. 
Safo  derrama  en  el  pefion  sagrada 
Lágrimas  tristes. 

Pulsa  su  lira  que  la  Grecia  aplaude, 
Ayes  dolientes  de  su  pecho  exhala; 
Y  con  acento  lastimoso  entona 
Últimos  cantos. 


n. 


> Bella  es  el  alba;  centelleante  quiebra 
Dardos  lucientes  en  la  crespa  espuma, 
Nubes  pintando  en  horizontes  vagos 
Rotas  en  iris. 

Vivido  en  tanto  como  inmensa  tea 
Sale  el  monarca  de  los  astros  vida, 
Y  da  su  rayo  al  resplandor,  las  sombras 
Tímidas  huyen. 

Tomo  n.  14 


—  210  — 

Muelles  sus  ondas  el  Océano  eleva. 
Blando  murmurio  resonar  se  escucha, 
Y  en  la  ancha  playa  lentamente  mueren 
Como  un  suspito. 

Vida  destella  la  risueña  aurora, 
Vida  destellan  de  ese  sol  los  rayos; 
Aire,  perfumes,  fruición,  amores, 
Zéfiro  trae! 

¡Cuánta  belleza!  Por  do'  quier  Natura 
Pródiga  muestra  de  su  bien  los  dones; 
Próvida  ornando  con  su  pompa  y  gala 
Cuanto  le  admira. 

Dióle  á  la  noche  su  pensil  cubierto 
De  flores  de  oro  que  cobijan  perlas; 
T  la  que  cruza  sus  azules  prados 
Cándida  cievra. 

Dióle  á  los  montes  en  su  cumbre  nieves. 
Hojas  al  bosque  y  á  las  aves  cantos; 
Agua  al  arroyo  juguetón  que  baña 
Campos  y  flores! 

Dióle  á  los  mares  él  oculto  viento 
Vago,  incesante,  musical,  sublime. 
Que  revolviendo  sus  gigantes  ondas 
Truenos  respira. 

Cuadros  perfectos!  Admirables  ruidos! 
Záfiros  blandos,  yo  os  envidio...  os  amo! 
Solo  conmigo  universal  natura 
Fuistes  avara! 

Suerte  funesta !  Impenetrable  arcano! 
Ay!  qué  delito  en  la  inocente  cuna 


-^211  — 

Yo  cometiera,  para  tal  Tenganza 
Dioses  injustos! 

Solo  un  instante  de  placer  me  disteis; 
Uno  tan  solo  que  pasó...  Teloce, 
Como  los  ecos  de  mi  débil  canto 
Rápidos  pasan. 

m: 

Ay!  de  la  vida  los  felices  años, 
Ay!  esos  años  de  ikision  dichosa. 
Guando  sonríe  en  su  pureza  el  alma, 
Son  los  mas  breves ! 

intimo  fuego  me  abrasaba,  horrible... 
Subir  quería  de  mi  orgullo  en  alas 
Hasta  el  Olimpo,  délos  Dioses  trono. 
Nubes  hendiendo ! 

Gloria  soñaba,  inmarcesibles  lauros ; 
Bella  esperanza  me  prestaba  lumbre. 
Ávida  subo....  y  donde  quier  me  cerca 
Fúnebre  sombra. 

¡  Lucho,  y  en  vano !  La  tiniebla  aumenta, 
Hielo  de  espanto  se  divide  el  aire. 
Y  del  tenante  el  vengativo  rayo 
Hiere  mi  frente. 

Safo,— un  acento  pavoroso  esclama: — 
Sufre,  la  vida  es  un  tormento ;  el  niño 
Nace ,  y  apenas  en  la  cuna ,  brotan 
Llanto  sus  ojos. 

Todos  lloramos  ilusiones  bellas, 
Flores  dd  alma  que  k  angustia  arranea, 


—  212  — 

Dulces  recuerdos  que  el  abismo  esconde 
Del  desengaño. 

Oh!  Si;  delirios  de  la  mente  ilusa 
Son  las  delicias  que  el  mortal  sie  finge. 
Solo  la  angustia  es  verdadera,  solo 
Ella  es  eterna! 

Lauros,  amores,  juventud,  cantares, 
Vagos  sonidos  de  la  Eolia  lira ; 
Débiles-quejas  que  en  la  noche  exhala 
Niño  doliente. 

Gloria,  grandezas,  foscinantes  luces^ 
Rayos  indertos  de  lejana  antorcha. 
Que  hoy  nos  alumbran  y  mañana  espiran 
En  el  sepulcro, 

Y  este  es  el  mundo,  nuestra  vida  es  esta... 
Llanto  en  la  cuna  y  agitados  sueños. 
Pasa  la  infimcia  y  encontrando  vamos 
Penas  mas  hondas. 

Lento  consume  el  inmortal  deseo 

Alma,  inocencia;  y  á  la  ansiosa  mente. 

Siempre  anhelante,  satisfecha  nunc^. 

Dudas  asaltan. 

Quiera  atrevida  comprenderlo  todo; 
Habla  su  orgullo,  la  razón  se  ofusca; 
Y  en  playa  estéril  reluchando  queda 
Sin  eqieranza. 


IV. 

Sol  que  entre  rojas  aureolas  subes. 
Orbe  de  fuego ,  animación  del  mundo. 


—  213-. 

Vivido  el  rayo  de  tu  disco  alumbre 
Hiúltímodia. 

Soy  desgraciada!  Soportar  no  puedo 
Vida  tan  triste  de  continuo  llanto ; 
Único  alivio  á  mis  tormentos  busco. 

Busco  en  la  muerte ! 

¿Ya  qué  me  importan  del  imbédl  mundo 
Esos  aplausos  que  tributa  al  genio. 
Si  el  fuego  siento  del  cantar  sublime 
Yerto  en  el  alma? 

Cantos  no  tienen  para  mi  las  aves; 
Niégame  el  bosque  su  profunda  sombra ; 
Triste  á  mi  vista  su  murmullo  blando 
Ca&a  el  arroyo. 

Hórridos  sueños  en  la  noche  oscura 
Turban  mi  mente,  mi  reposo  arrancan ; 
T  ante  mis  ojos  desvelados  muestran 
Lívido  espectro... 

Lira,  delicia  de  mis  tiernos  años, 
Grato  consuelo  de  mi  odiosa  vida. 
Causa  inocente  de  mis  crudos  males, 
Yo  te  bendigo! 

¡Ayl  Otro  tiempo  tus  sonoras  cuerdas 
Dulces  vibraron  melodiosos  sones ; 
Dócil  el  labio  sin  cesar  brotaba 
Versos  divinos. 

Era  dichosa !  Dd  amor  las  ansias 
De  grande,  ardiente  inspiración  me  henchían; 
Ávida  en  brüzos  de  Faon  gozaba 
Bl&fndas  C€f  rielas. 


—  214-- 

¿Qué  soy  ahora?  Desolada  amante; 
Nada  me  inspira ,  no  apetezco  nada ; 
Quiero  el  olvido ,  d  eternal  reposo 
Solo  deseo...! 

Aura  que  en  tomo  de  mi  frente  jiras , 
Vuela  batiendo  tus  ligeras  alas; 
Dile  al  ingrato  que  mi  amor  desdeña , 
Oile  que  muero. 

Dile  que  lloro  su  perfidia ;  dile 
Vierta  algún  dia  compasivo  llanto 
Guando  recuerde  mi  destino  y  vea 
Cuánto  le  amaba...! 

Mar  cual  mi  pena  inexorable,  inmenso, 
Como  el  destino  impenetrable,  oscuro. 
Frágil  é  incierto  cual  la  humana  vida. 
Abre  tu  seno. 

Hundan  tus  aguas  en  su  negro  abismo 
Lívido  el  tronco  de  este  cuerpo  helado ; 
Y  esta  corona  que  por  él  ansiaba 
Traguen  tus  (Midas. 

Vulgo  ignorante  me  pondrá  al  ludibrip. 
Yo  seré  el  blanco  de  rastrera  envidia. 
Necios,  ¿qué  importa  si  la  paz  eterna 
Hallo  muriendo? 

Última  cnerda  de  mi  lira  amada, 
Cuerda  gastada  de  la  acerba  angustia. 
Harto  cantaste  mi  martirio ;  ahora 
Muere  conmigo. 

Sol,  montes,  patria,  flores,  aura,  amigos, 
.  Muero ;  el  destino  decretó  mi  muerte ; 


Tumba  y  olvido  me  darán  las  olas , 
Faon...  espiro!  > 

Dice:  las  ondas  conmovidas  se  abren. 
Tiembla  en  las  brumas  un  suspiro  débil , 
Pasa  murmullos  susurrando  el  viento... 
Vuélvela  calma! 


-'216  — 


UN  RECUERDO  Y  UNA  FLOR. 


Ah !  tú  ignoras  lo  que  valen 
Para  una  alma  dolorida , 
De  pesares  consumida. 
Un  recuerdo  y  una  flor. 
¿Es  lA  yez  una  memoria 
Que  renueva  el  muerto  encanto? 
¿Y  esa  flor  que  admiro  tanto 
Un  pensamiento  de  amor? 

Ah!  No  sabes,  no,  no  sabes,  • 
En  los  sueños  que  me. agitan 
Qué  memorias  resucitan 
En  mi  oscura  soledad ! 
Qué  de  imágenes  dichosas 
Á  ocuparla  se  (levantan!... 
¡Cómo  embriagan,  cómo  encantan , 
Los  recuerdos  de  otra  edad ! 

Yo  diviso  allá  á  lo  lejos, 
Como  formas  ideales. 
Las  fantasmas  celestiales 
Que  cree  en  mi  frenesí. 

Y  yo  escucho  sus  cantares 

Y  observo  sus  movimientos... 
Son  los  mismos  sus  acentos , 
Son  las  sombras  que  yo  vi 


—  217  — 

Es  el  mismo  sol  inmenso 
Que  alambraba  mis  tinieblas. 
Son  las  mismas  pardas  nieblas 
Que  envolvían  mi  placer! 
El  anhelo  de  mi  vida , 
De  mi  esperanza  el  aliento, 
La  flor  de  mi  sentimiento 
Que  aniquiló  una  mujer ! 

Ah!  ¿Por  qué,  porqué  las  flores 
Si  resucitan  memorias , 
Por  qué  recordar  historias 
Que  son  vértigos  de  horror? 
¿Para  qué  esos  pensamientos 
En  las  horas  de  agonía? 
Yazga  el  alma  muda  y  fría 
En  las  ruinas  de  su  amor ! 


—  218  — 


EFECTOS  DE  LADISTANCIA, 


Oh!  solo  á  la  distanda  comprendemos 
Lo  que  valen  los  goces  que  perdimos. . 
Otro  mundo ,  otro  sol  abarse  vemos. 
Otro  mundo  que  nunca  conocimos! 

¡Con  qué  gracia  el  pincel  de  la  memoria 
Del  pasado  la  imagen  nos  retrata! 
Imagen  juvenil  como  la  gloria. 
Como  el  deseo  voluptuosa  y  grata! 

No!  Ya  no  es  la  mujer  cuya  perfidia 
Nos  dejó  en  esos  mares  sin  ribera. 
Espuestos  al  sarcasmo  de  la  envidia 
Con  la  angustia  por  sola  compañera! 

No!  Ya  es  un  ángel  de  espresion  dichosa 
Cuya  mirada  el  sufrimiento  encanta, 

Y  la  orfandad  del  alma  dolorosa 

Que  adora  en  ella  y  que  por  ella  canta! 

Es  una  imagen  del  amor  primero 
Que  en  lo  interior  del  corazón  se  eleva. 
Ünico,  ardiente,  puro  y  verdadero 

Y  que  en  sus  restos  siempre  se  renueva. 


—  219  — 

Y  llega  hermosa  la  mujer  que  amamos; 
Su  rostro  del  amor,  de  amor  se  enciende. 
Junto  á  ella  la  dicha  deseamos 

Y  aromas  del  Edén  ágil  desprende! 

Y  sentimos  sus  húmedos  cabellos 
Nuestros  labios  tocar,  y  los  latidos 
Del  anhelante  pecho  y  los  remellos 
En  las  horas  de  amor  tantas  unidos! 

Y  escuchamos  el  son  y  la  armonía 
Que  nuestros  besos  en  los  labios  forman... 

Y  las  horas  de  duelo  y  de  agonía 

Que  en  tan  dulces  recuerdos  se  transforman! 


—  220  — 


SUS  CABELLOS, 


Ofrenda  del  amor,  dulce  memoria » 
Cabellos  de  su  negra  cabellera , 
Repasemos  las  hojas  de  esa  historia. 
Lindos  ensueños  de  la  edad  primera! 

¡Qué  distintos  los  dos  entonces  fuimos! 
¡Cuánta  gala  y  adornos!  ¡Cuánto  anhelo! 
¡Qué  de  horizontes  espaciarse  vimos! 
¡Qué  inmensa  luz  nos  reflejaba  el  cielo! 

Diadema  de  su  frente  pudorosa 
Los  dedos  de  las  auras  os  rizaban, 
Ó  flotando  en  la  espalda  en  trenza  airosa 
Cintas  de  seda  unidos  os  ataban. 

Oh!  erais  bien  felices  y  admirados! 
Hartas  flores  secáronse  en  vosotros,.. 
Ahora  solos,  incógnitos,  cortados. 
Envidiareis  la  suerte  de  los  otros! 

Pobres  cabellos,  pobres  fantasías 
Para  siempre  arrastrados  á  un  abismo!... 
Recuerdos  dulces,  ilusiones  mias !... 
Cruel  pasión  que  alimenté  yo  mismo! 

Vivid  aqui  conmigo  como  viven 
Huchas  otras  imágenes  de  gloria. 
Animación,  color  de  mi  reciben.... 
Urna  será  de  todas  mi  memoria! 


_22i  — 


VOCES  DE  LA  VIGILIA. 


(Diálogo  MDftímeiiUl  de  im  poeta  Jéven.) 

EL  POSTA. 

Pasad  sombras,  pasad  sueños  de  un  dia. 
Imágenes  celestes  de  un  delirio. 
¿Para  que  atormentar  mi  fantasía? 
¿Aun  venis  á  reir  en  mi  a^onia 

Y  á  burlaros  tal  vez  de  mi  martirio? 

Pasad,  yo  os  aborrezco!  En  mi  locura 
Os  bendije  mil  veces,  embebido 
En  vuestros  cantps  de  falaz  ventura; 
Pero  ahora  os  maldigo  en  mi  amargura 
Escombros  de  un  palacio  destruido. 

Yo  os  aborrezco!  £1  melodioso  acento 
Que  en  el  aura  envolved  ya  no  me  inquieta; 
En  inacción  dormita  el  pensamiento; 

Y  agita  solo  el  ay!  de  su  tormento 
El  corazón  del  infeliz  poeta. 

Pasad  sombras,  pasad  sueños  de  un  día. 
No  le  engañéis;  dejadle  en  muda  calma, 

Y  en  el  silencio  de  la  noche  umbría , 
Confundir  con  el  ay  de  su  agonia 
Los  fúnebres  suspiros  de  su  alma ! 


—  222  — 


LA  MUSA. 


Poeta ,  toma  tu  harpa  j  ven  conmigo, 
Ven  á  Qan^r  de  un  cielo  los  primores. 
Ea,  templa  el  laúd. 
Porque  á  ese  cielo  subirán  contigo 
Las  delicias,  los  sueños,  los  amores, 
Que  ornan  la  juventud. 

Allí  los  cantos  de  tu  dulce  lira 
En  el  abierto  cáliz  de  mil  flores 

Suaves  murmurarán. 
Y  en  las  alas  del  aura  que  suspira 
Ruido,  armonía,  inspiración  y  olores  . 

Los  ecos  traerán. 

Allí  hallarás  los  mágicos  placeres 
Que  en  tus  delirios  te  fingió  el  deseo, 

Gloria,  amor,  ambición... 
T  las  celestes  candidas  mujeres 
Que  en  los  dias  de  ardiente  devaneo 

Amó  tu  corazón! 

AUi  entre  flores  de  perfume  henchidas 
Vertiendo  aromas  el  ambiente  vaga, 

Aire,  vida,  placer! 
Y  de  perlas  de  luz  enriquecidas 
Las  ilusiones,  cual  celeste  maga 

Se  mira  á  la  mujer. 

Ven  y  subamos  juntos  á  ese  délo. 
Ven  y  mi  poeta ;  y  con  mis  alas  bellas 

Te  ayudaré  á  subir. 
Juntos  los  dos  en  atrevido  vuelo 
Tocaremos  la  faz  de  las  estrellas, 

La  gloria!...  el  porvenir!... 


—  223—  . 

Qué!  ¿no  me  escuchas?  ¿y  tu  altiva  frente 
Inclinas  de  pesar,  descolorida 
Gomo  agostada  flor; 

Y  oigo  el  respiro  de  tu  pecho  ardiente 
Exhalarse  como  ola  combatida 

Por  vientos  en  furor? 

Ay!  otro  tiempo  con  amante  acento 
Tú  me  llamabas  y  y  en  la  niebla  pura 
Descendía  á  tu  voz. 

Y  acordado,  en  magnifico  concierto, 
Brotaban  mil  canciones  de  ventura 

De  tu  laúd  precoz. 

De  tus  sueños  la  virgen  misteriosa 
Envuelta  en  blancos  velos  revolaba 
Como  el  ángel  del  bien. 

Y  una  corona  de  azahar  y  rosa 
Con  dulcisima  risa  colocaba 

Sobre  tu  ardida  sien. 

Y  fugaz ,  cariñosa,  en  cada  giro 
Sobre  las  cuerdas  del  laúd  sonoro 

Posaba  el  blanco  pié; 
Resonaba  en  los  aires  un  suspiro, 

Y  al  eco  blando  los  bordones  de  oro 

Uníanse  también. 

¡  Cuan  bello  eras  entonces!  En  tus  ojos 
Aun  no  habla  ima  lágrima  de  llanto 
Ni  huella  de  dolor. 

Y  en  tu  rostro  brillaban  los  sonrojos 
De  inocencia  feliz,  y  el  suave  encanto 

Dd  juveoU  pudor. 

¡  Qué  alma  tan  pura !  La  radiante  lumbre 
Que  la  aurora  purísima  destdla 


—  224  — 

En  él  claro  oonfio ; 
La  blanca  nieve  de  la  alzada  cumbre. 
La  suave  luz  de  la  amorosa  estrelb* 

La  faz  del  serafin; 

Las  blancas  hojas  del  silvestre  lirio. 
El  arrullo  de  tímida  paloma. 
El  eco  de  un  laúd: 
El  fantasma  celeste  de  un  delirio , 
Del  templo  santo  el  esparcido  aroma , 
La  oración,  la  virtud; 

Eran  tan  puras,  como  esa  alma  pura 
Que  cantaba  y  cráa ;  que  do  quiera 
De  un  fanal  yepdo  en  pos 
Entre  las  sombras  de  la  noche  oscura 
Yia  la  clara  luz  que  reverbera 
La  mirada  de  un  Dios ! 

¿Y  por  qué  melancólico  y  soBOÉbrío 
Ahora  estás  y  tu  doblada  frente 
Al  cielo  no  alzas  ya? 
No  palpita  de  amor  tu  pecho  frió? 
¿Por  qué  ceñido  de  un  crespcm  doliente 
Mudo  el  laúd  está? 

Ea,  púlsalo  bardo,  y  dulce  suene. 
La  pereza  sacude  que  te  abruma... 
Es  preciso  cantar  i 

Y  hacer  saber  al  mundo,  quedquetiend 
Del  águila  real  el  ojo  y  pluma 

Nació  para  volar  1 

Si,  porque  entonces  con  su  canto  ansia 
Para  su  frente  una  inmortal  diadema; 
Y  un  nombre  es  su  ambición. 

Y  lanza  su  robusta  fantasía 


\ 


—  225  — 

Buscando  en  otros  mundos  un  poema 
Para  su  iD3piracion, 

Ea,  toma  tu  lira  y  ven  conmigo. 
Ven  á  cantar  de  un  cielo  los  primores. 
Ven  á  ser  inmortal... 
Porque  ¿  ese  cielo  subirán  contigo 
Las  delicias,  los  sueños ,  los  amores 
De  ese  mundo  ideal ! 


EL  POETA. 


Triste  de  mi !  que  tiempo  tan  dichoso ! 
¡Qué  ilusiones  tan  bellas  las  de  ayer  I 
El  délo  azul  brillaba  luminoso 
Reflejado  en  el  rostro  pudoroso 

Y  en  la  tierna  espresion  de  una  mujer. 

Has,  pobre  musa!  como  raudos  sones 
Pasaron  ay !  las  dichas  del  amor. 
Vi  agostarse  mis  bellas  ilusiones, 

Y  el  vendabal  feroz  de  las  pasiones 
De  mi  beUeza  marchitó  la  flor. 

Nada  me  queda !  Tétricos  cantares 
Que  entona  entre  gemidos  el  laúd. 
El  llanto  que  mis  ojos  surca  á  mares; 
¿Mas  qué  le  importa  á  nadie  mis  pesares 
Ni  mi  infeliz  caduca  juventud? 

Ya  los  recuerdos  de  lo  que  he  querido 
No  agitarán  sus  alas  de  zafir. 
Que  es  el  presente  mar  embravecido 
Donde  se  hunde  el  pasado  confundido 
Con  la  sombra  falaz  del  porvenir. 
ToKo  D.  15 


—  226  — 

Ya  aqüeDos  sueños  de  virtud  y  gloria 
Que  aromaron  mi  candida  niñez , 
Confusos  se  han  perdido  en  mi  memoria , 
Cual  los  sucesos  de  una  ajena  historia 
Que  por  cansada  disgustó  tal  vez. 

Ya  me  importuna  el  dule  arrobamiento 
Que  en  éxtasis  meció  mi  edad  feliz. 
Se  ha  estinguido  en  el  alma  el  sentimiento, 

Y  aletargado  el  triste  pensamiento 
Solo  sabe  decir  que  es  infeliz! 

Llévate ,  oh  musa ,  tu  cantar  sonoro  ; 
Ángel  divino  vuela  á  tu  mansión 
No  a^tes,  ppr  piedad,  tus  alas  de  oro... 
¡Ay,  ya  no  puedes  consolar  mi  lloro 
Ni  volverle  la  dicha  al  corazón! 

Sube á tu  cielo!  Tu  sagrado  manto 
Recoje  y  vuela  al  cielo. #.  mas  allá...! 
El  mundo  necio  burlará  tu  canto 

Y  reirá  de  tu  doliente  llanto; 

Y  á  tu  dolor  sarcasmos  lanzará. 

Adiós,  querida !  Tus  hermosas  flores 
Contigo  lleva  y  el  feliz  cantar; 
Déjame  á  mi ,  poeta  sin  amores , 
Llorar  abandonado  mis  dolores, 
Mis  ilusiones  muertas  lamentar. 


—  227  — 


EL  AN6IL  DBL  ftEGCERDO. 

¿Por  qné,  poeta ,  de  tu  edad  florida, 
LcKcana  pnmavera  de  la  yida. 

No  cantas  el  placer? 
Cuando  entregado  al  mundo  que  soñabas 
Para  vivir  tan  solo  ambicionabas 

Tu  Hri...  una  mujer! 

¡Oh,  que  gozo  cantar  teniendo  al  lado 
De  una  bella  querida  el  rostro  amado...! 

Mirarla  sonreír! 
Oir  su  voz  y  respirar  su  aliento, 
Y  palpitar  de  amor  y  sentimiento 

Su  corazón  sentir! 

Y  saber  que  ese  amor,  que  esa  hermosura. 
Que  esa  alma,  como  de  ángel  alma  pura. 

Solo  vive  para  él. 
Que  su  inocencia  la  doblez  ignora. 
Resplandeciente  perla  de  la  aurora. 

Sobre  un  blanco  clavel. 

Y  la  hallastes  al  fin.  ¡  Oh,  qué  hermosa  era! 
¡Cómo  en  su  frente  pura  y  altanera 

Reflejaba  el  candor ! 
La  risa  de  su  Übio,  qué  inocente! 
¡Qué  armoniosa  su  voz^  y  cuan  ardiente 

£1  beso  de  su  amor ! 
¿Te  acuerdas  del  primero?  Oscuro  velo 
Entoldaba  la  bóveda  del  cielo ; 

Rugia  el  huracán... 
Por  instantes  un  lampo  la  alumbraba 
Y  los  negros  nublados  incendiaba 

Con  fuego  de  volcan  I 


—228  — 

Todo  callaba.  El  mundo  estremecido 
Del  vendabal  al  hórrido  silvido 
GalbdMi  de  pavor. 

Y  en  la  atmósfera  negra  se  estendia 
Una  sombra  de  horror  que  parecía 

La  imagen  del  terror. 

T  en  medio  á  ese  terror  dos  almas  pufttt 
Ideaban  fiíntásticas  venturas 
En  brazos  del  amor. 

Y  mientras  los  relámpagos  brillaban 
Olas  en  sus  amores  se  extasiaban 

IKgnas  de  tanto  ardor. 

¡Oh,  qué  dulces  instantes!  Como  lira 
Que  al  aliento  del  céfiro  suspira 

Melódica  canción. 
Palpitaba  tu  seno  voluptuoso 
De  nús  iMrazos  al  tacto  cariñoso 

Con  férvida  pasión! 


¡Cuántas  veces  el  aura  me  traia 
De  tus  cantos  la  dulce  melodia. 

Tu  ardiente  inspiración: 
Como  en  el  agua  límpida  que  ondula 
Por  las  noches  el  céfiro  modula 

Blando,  armonioso  son. 

De  tu  lira  las  cuerdas  resonaban 
Llenas  de  amor;  mil  sueños  aromaban 

Tu  bella  juventud. 
Y  adormecido  en  placentera  calma 
A  tu  hermosa  ilusión  prestaba  tu  alma 
La  luz  de  la  virtud. 

¿Por  qué  no  cantas,  di?  ¿por  qué  suspiras? 
¿Se  han  roto  ya  las  cuerdas?  ¿Ya  noaspúías 


—229  — 

Lauros  para  tu  sien? 
{Qué ,  ya  no  sientes  en  tu  altiva  mente 
Vivaz  hervir  la  inspiración  valiente 

Que  no  temió  el  desden? 

Esa  mujer  que  engalanó  tu  vida, 
Flor  entre  espinas  para  amar  nacida* 
Siempre  honrada  está  aqui* 
Mírala,  ríe;  y  su  mirada  bella 
Entre  una  nube  mágica  destella 
Cual  brillante  rubí. 

Mira,  es  la  misma...  su  sonrisa  suave. 
Su  talle  angelical,  su  paso  grave; 

Su  cuello  de  n^arfíl^ 
Donde  la  luz  se  esmalta  y  reverbera» 
Atada  atrás  su  negra  cabellera 

Muestra  frente  gentil. 

¡Qué  hermosa  está!  Poeta,  el  alba  asoma 
Y  dora  la  tiniebla:  el  harpa  toma 

Y  canta  su  beldad: 
Quizá  por  ti  su  corazón  palpita. 
El  recuerdo  tal  vez  su  mente  agita    ' 

De  la  felicidad. 

Tal  vez  su  acento  es  una  dulce  queja 
A  la  ilusión  divina  que  se  aleja 

Arrastrando  su  amor. 
Para  dejar  entre  la  sombra  oscura 
F^  demonio  feroz  de  la  amargura 

Vooütando  al  dolor! 

Canta,  poeta,  de  tu  edad  florida, 
Cielo  divino  de  la  triste  vida. 
El  inmortal  placer. 
Canta  el  mundo  dicbo30  que  sonabas 


-«230  — 

• 

Guando  solo  en  el  mundo  ambicionabas 
Tu  lira...  una  mujer!... 

Veinte  y  dos  años,  juventud,  placeres 
Te  promete  la  vida;  joven  eres! 

Canta;  grade  serás... 
Bella  es  la  vida  cuando  roja  en  ella 
Su  pura  luz  la  juventud  destella. 

Ama  y  renacerás! 


EL  POETA. 


Mi  mente  que  bullía  cual  la  lava 
Del  centro  de  un  volcan  eferveciente. 
Bellos  creaba  en  anhelar  demente 
Mil  fantasmas  de  amor! 
Si,  porque  mi  alma  acongojada  y  sola 
Sin  la  luz  del  amor  se  marchitalMi, 

Y  apenas  en  su  aurora  se  doblaba 

Cual  sin  agua  la  flor. 

Oh!  yo  quería  amar  pero  no  hallaba 
Una  alma  ardiente  como  el  alma  mia. 
Ambición  de  inocente  fantasía. 
Delirio  celestial. 

Una  mujer  que  mi  existencia  toda 
En  sus  mágicos  besos  absorviera, 

Y  esencia  en  ellos  á  beber  me  diera 

De  otra  vida  inmortal ! 

Mujer  que  en  sus  ensueños  solo  puede 
Realizar  aqui  la  poesia. 
El  hálito  del  mundo  mancharía 
Su  blanco  corezon. 


—  231  — 

Una  mujer  tan  pura  como  el  ave 
Que  en  la  enram&da  sus  amores  canta; 
Pura  como  la  virgen  que  levanta 
Al  cielo  su  oración! 

Pues  bien;  esa  mu]er  creí  encontrarla 

Y  el  alma  le  rendi;  fué  mi  ventura 
Loco  adorarla  y  de  aureola  pura 

Ornar  su  bella  sien: 

Mas  ¡ay!  esa  mujer  tan  solo  era 
Una  mujer  sin  alma,  una  coqueta  !••• 

Y  la  ilusión  divina  del  poeta 

Destrozó  con  desden. 

» 

Destrozó  un  corazón  joven  y  ardiente 
Que  tiernamente  amándola,  latía, 

Y  que  ¿  su  beso  aún  se  estremecia 

De  respeto  y  pudor!.... 

Todo  al  lodo  arrojó,  y  el  desengaBo, 
Como  una  ropa  en  crímenes  zurcida. 
Vistió  el  espectro  de  mi  antigua  vida.... 
¿Qué  soy  contra  el  dolor? 

¿Qué  puedo  hacer?  Herido  y  estenuado 
En  la  lucha  tenaz  con  mis  pesares. 
Ya  no  alcanzan  mis  débiles  cantares 
A  darme  olvido  y  paz... 

Lloremos,  si ,  lloremos!  ICentras  viva 
Lleve  este  corazón  desespeurado 
La  memoria  cruel  de  su  pasado 
Gomo  un  diente  mordaz/ 


—  232  — 


LA  ESPERANZA. 


Basta  de  Danta,  poeta, 
Tal  \)ez  es  belk  la  yida; 
Los  juramentos  olvida 
De  esa  insensible  coqueta. 
Mujer  como  otras  perdida... 

Creiste  tú  á  esa  mujer 
£1  ángel  de  tus  amores, 
Y  una  senda  de  placer 
Con  cantos ,  rayos  y  flores 
Le  señalaste  do  quier. 

Y  en  prenda  de  ese  cariño 
Le  diste  tu  corazón 

Con  su  noble  desaliño 
Adorando  una  ilusión 
En  tus  delirios  de  niño. 

Necio!  £1  májiso  esplendor, 
Esa  tinta  de  pudor. 
Que  su  semblante  ostentaba. 
Era  luz  que  les  prestaba 
La  pureza  de  tu  amor. 

Era  el  reflejo  brillante 
De  tu  ardiente  corazón ; 
La  mirada  de  un  amante. 
El  sueño  de  tu  ilusión, 
De  tu  lira  el  son  vibrante! 

Y  esa  mujer  que  creia 
Celestial  tu  corazón, 


—  233  — 

Henrosa  tu  fiaitasía. 
Era  una^  belh  creadoQ 
De  tu  joven  poesía. 

Mírala  ahora;  rasgado 
El  que  lá  ornó  lindo  Telo , 
Mira,  ¿qué  es  lo  que  ha  quedadoT 
Del  ángel  puro  del  cielo 
Un  espectro  blanqueado!... 

Oh!  necio  el  que  se  figura 
En  sus  amantes  delirios 
Duradera  la  ventura ; 
Duradera  la  frescura 
De  las  rosas  y  los  lirios. 

Débiles  flores  que  mecen 
Las  auras  del  medio  dia, 

Y  al  llegar  la  noche  fría 
Se  marchitan  y  perecen... 
GaUardas  flores  de  un  dial 

Si  esa  mujer  enga&ó 
Tu  candorosa  inocencia» 
Si  falsa  siempre  juró 

Y  tu  feliz  existencia 
Con  su  beso  envensnó. 

Olvídala,  y  otras  nul 
Con  constancia  te  amarán. 
Con  su  ardor  revivirán 
Tu  yerto  ardor  juvenil 

Y  tu  llanto  secarán. 

Que  si  encontrastes  en  ella 
Esa  celeste  hermosura. 
Esa  mirada  de  estrella. 


-.234  — 

En  el  mundo  tu  alma  pura 
Se  creará  otra  tan  bella. 

¿El  pesar  de  tu  dolor 
A  tus  desengaños  te  ata; 

Y  pasando  en  esa  ingrata 
No  olvidas  tan  necio  amor 
Que  te  devora  y  te  mata? 

.     ¿Y  crees  que  ya  en  la  vida 
Llorarás  eternamente , 
Doblada  al  suelo  la  frente , 
De  tu  ilusión  la  partida 
Lamentando  tristemente..? 

Yo,  la  esperanza  divina , 
Que  embalsamo  los  pesares. 
Que  entono  suaves  cantares 
Mientras  el  hombre  camina 
Por  desiertos  ó  por  mares; 

Yo,  que  de  mágicas  flores 

Y  de  gayos  resplandores 
Adorno  su  senda  triste, 
Colocando  en  cuanto  existe 
Un  rayo  de  mis  amores ; 

Yo ,  que  le  mezco  en  su  sueño 
Con  perfumados  delirios 

Y  con  poético  ensueño ; 

Yo ,  que  cubro  sus  martirios 
Con  mi  ropage  halagüeño ; 

Yo,  que  quedo  siempre  en  su  alma. 
Cuando  todo  ha  perecido , 
Como  en  el  fondo  perdido 
De  un  arenal,  verde  pahna 
De  aves  tiernas  sombra  y  nido ; 


-  235-- 

Y  cuya  copa  gigante 
Mantiene  un  divino  faro 
'Cada  dia  mas  brillante, 
Que  guia  y  ofrece  amparo 
AI  descarriado  viajante ; 

Yo  mujer  que  seco  el  llanto » 
Que  hago  olvidar  los  dolores 
Al  suave  eco  de  mi  canto , 

Y  de  unos  sandios  amores 
El  desvanecido  encanto ; 

Yo  9  haré  brotar  en  el  mundo 
Frutos  de  mi  amor  profundo; 
Para  ti  glorias  y  amor, 

Y  serás  un  trovador 
Siempre  en  cantares  fecundo. 

Te  darán  su  luz  el  dia. 
El  arroyo  su  murmullo; 
£1  Occéano  su  armonía , 
Las  aves  su  blando  arrullo 

Y  su  acento  la  voz  mia ! 

■ 

Confia  en  mi ;  cuanto  anhelo 
Aqui  mi  poder  alcanza 
¡ÁguUa,  apresta  tu  vuelo! 
¡Canta,  bardo!  La  esperanza 
Hace  de  un  infierno,  un  cielo... 

EL  POSTA. 

Oh !  si !  Esperanza ,  última 
Estrella  de  la  vida ! 
En  ují  nublado  cielo 
Lámpara  suspendida , 


—  236  — 

Tú  calmarás  mi  duelo ; 
En  las  tinieblas  lóbregas 
Mis  pasos  guiarás. 

Bajo  tu. manto  próvido 
Cobijaré  mi  frente 
Que  entristeció  la  angustia : 
Sobre  el  alma  doliente 
Que  el  tedio  asiduo  mustia. 
El  celestial  y  diáfano 
Rocío  lloverás! 

Ven,  con  tu  aliento  angélico 
Destierra  mis  pesares. 
Dame  glorias  y  amores; 
É  inspírame  cantares 
Para  rodear  las  flores 
Y  de  transportes  mágicos 
La  senda  del  vivir. 

Cual  tierna  madre  el  candido 
Manto  sobre  mi  tiende!... 
Ya  en  ecos  melodiosos 
Mi  espíritu  se  enciende. 
Volved,  volved  dichosos 
Recuerdos,  cantos  líricos, 
Sueños  del  porvenir. 

En  su  murmurio  el  zéfiro 
Mi  flébil  canto  ]Ieva: 
Ora  el  placer  mi  inspira : 
La  niebla  que  se  eleva 
Arranca  de  mi  lira 
Como  un  sonido  eléctrico 
Mi  mágica  canción. 

En  atracción  magnética 
Céfiro,  niebla,  flores. 


Perftimes  desprendMos 
Que  el  aire  hendhis  de  olores» 
Subid  todos  unidos 

Y  en  un  acorde  aimdnico 
Volved  mi  último  sonl... 

Y  tú,  precioso  bilaamo 
Del  corazón  llagado; 
Consuelo  en  todas  partes 
Del  hombre  desgraciado. 
Jamás  de  mi  te  apartes 
Inspiración  poética. 
Mujer  angelical! 

Tú  sostendrás  mis  debites 
Fuerzas.  Del  alma  inquieta 
Separa  las  memorias!... 

Y  vuélvele  al  poeta 

Los  sudlos  de  sus  glorias... 
Vuélvele  las  imágenes.... 
Su  primer  ideal.... 


EL   6ENI0  DKL    MAL. 


En  vano ,  en  vano  de  tu  pecho  quieres 
El  recuerdo  arranear  de  tu  dolor; 

Y  con  bellos  fantasmas  de  mujeres 
En  su  estéril  verdad  mentir  placeres; 
Delirar  las  venturas  de  otro  amor! 

Ah!  tu  orguUo  iatal,  nedol  te  engaña 

Y  delicias  te  forja  á  tu  placer!... 

La  gloría  es  una  espléndida  patraña. 
La  ilusión  con  el  llanto  se  acompaña; 

Y  es  un  ángel  demonio  la  ipujerl 


—  238^ 

La  esperanza  es  la  luz  fascinadora 
Rayo  de  la  ardorosa  juventud; 

Y  suele  dar  al  necio  que  la  implora 
De  mentirosos  sueños  una  hora. 
Un  delirio  de  mas  ó  un  ataúd!... 

Sigue  creyendo  y  esperando ,  vagas 
Ilusiones  fingiendo  al.  porvenir ; 
Sigue  creando  seductoras  Magas, 
Sierpes  traidoras  que  tú  mismo  halagas 
Para  tener  al  fin  que  maldecir! 

Llora,  hombre  vili— Llorar!... esa  es  tu  suerte 

Y  dormir  en  un  lecho  de  ilusión , 
Para  encontrar  la  sombra  de  la  muerte 
Guando  tu  ojo  cansado  se  despierte 
En  cuanto  amó  tu  débil  corazón. 

Llora!  La  vida  es  un  desierto  horrible 
Batido  de  huracanes  sin  cesar. 
¡  Ay  del  que  tiene  im  corazón  sensible... !  - 
¡  Ay  del  que  adora  en  su  alma  un  imposible 

Y  ese  yermo  fatal  cruza  al  azar... ! 

¡Ay  del  que  mira  muerta  su  ventura 

Y  vé  partir  su  corazón  fugaz !    . 
Yo  ceñiré  de  horror  su  frente  pura , 
Yo  verteré  en  su  alma  la  amargura , 
Yo  el  anatema  esculpiré  en  su  fez! 

-1881.-. 


_.2S9— 


AMOR  DEL  POETA. 


(A  nú  «migo  V.  Magullanet). 


Era  de  noche...  Pálida 
La  luna  aparecía; 
Con  resplandor  fatídico 
En  las  tumbas  lucia 
Del  lúgubre  panteón. 

La  brisa  entre  los  árboles 
Silenciosa  jemia... 
Delante  de  un  sarcófago 
Al  bardo  se  veia 
Postrado  en  oración. 

Por  sus  mejillas  férvido 
Llanto  correr  se  mira  ; 
Enjugando  sus  lágrimas 
Le  alza,  toma  su  lira, 

Y  eleva  esta  canción. 

Ven ,  olvidada  citara 
Li^s  dichas  recordemos; 
i^!  Su  temprana  pérdida 
Juntos  aqui  lloremos. 

Y  tú ,  Elvira ,  concédeme 
Fecunda  inspiración. 


—240  — 

Aun  otra  vez  los  célicos 
Jardines  recorramos : 
Recordemos  las  últimas 
Caricias  que  gozamos 
Cuando  la  vida,  en  éxtasis 
De  amcMT  se  de^ó... 


Cual  ondas  que  en  medio  del  mar  se  atropdlan 
Al  soplo  empujadas  de  ardiente  huracán, 
Al  pié  de  las  rocas  sonoras  se  estrellan 

Y  espuma  y  murmullo  nos  dejan  no  mas. 

Asi  las  memorias  de  hermoso  pasado 
Desgarran]  y  acosan  A  alma  infdiz; 
En  nube  transforman  el  rayo  dorado, 

Y  eia  tallo  rompido  la  flor  del  pensil. 

¡Oh  Dios!  ¡Cuánto  es  triste,  sus  flores  gentiles 
Recordar  que  un  día  brindónos  amor. 
Allá  en  esos  años  de  paz  in&ntiles 
En  do  nos  alumbra  magnifico  el  sol. 

Entonces  llevamos  por  bello  cariño 
El  pié  vacilante  de  la  juventud ; 
Radiante  en  las  sienes  un  rayo  divino 
Que  dice  á  los  hombres:  cHé  aqui  la  virtud.  > 

Camino  sembrado  de  aromas  y  flores. 
De  arroyos  bordados  de  rosa  y  jazmín, 
Y  en  prisma  risueño  de  gratos  colores 
Miramos  los  años  que  están  por  venir!.. 

¡Los  años ,  los  años  fugaces  pasaron 
Cual  hoja  que  arrastra  feroz  vaidabaL 


J 


—  241  — 

Cual  rápida  brisa ;  y  ay !  solo  dqaron 
Amargos  recuerdos,  aoguatia  fetal. 

Un  eco  tan  solo  quedó  al  alna  mia 
De  aquellos  instantes  de  dicha  y  de  pas. 
Delira  melódica,  sonora armoeia. 
Disuelta  en  los  pliegues  del  viento  feígaz. 


m. 


Recuerdos  funestos!  Muy  triste  es  por  cierto 
En  nada  tomados  los  goces  lairar. 
¡Qué  yermOy  qué  oscuro,  sombrío  y  desierto 
Se  encuentra  á  este  mundo  síb  nada  que  amar  I 

« 

Do  quiera  nos  sigue  penosa  amargura 
Clavando  en  el  pecho  su  agudo  puñal; 
Del  cielo  azulado  la  luz  roban  pura 
Tristísimas  nubes  de  tedio  y  pesar! 

¡Oh  Dios!  ¡GuAn  hermosos  brillaron  los  dias 
De  aquella  envidiada  y  alegre  niñez! 
Cantábate  trovas  y  tu  las  oías 
Con  rostro  amoroso  postrado  á  tus  pies. 

Ah!  tú  eres,  decna,  aü  dulce  embeleso. 
Elvira,  tú  eres  mi  vida,  mi  amor. 
Su  grata  esperanza  en  un  tierno  beso 
Ó  en  una  sonrisa  vé  tu  trovador. 

El  mundo  allá  goce  deleites  y  amores 
En  rico,  esplendente ,  ruidoso  festin, 
Y  en  danzas  alegres  trajes  de  colores 
Hermosas  mujeres  ostenten  allí. 

Embriagúense  en  vino  y  en  suave  perf ume. 
Olviden  las  penas  con  tanto  gozar; 

Tomo  IL  16 


—  242  — 

Al  fin  ya  cansada  se  enerva  y  consume 
El  alma  acosada  de  tedio  mortal. 

Aquí  mientras  tanto,  gocemos,  Elvira, 
La  dicha  que  envidian,  la  dicha  ideal; 
Placeres  mas  puros  el  alma  respira 
En  alas  llevada  de  amor  celestial. 

Si  bulle  la  brisa,  su  alegre  murmullo 
Es  música  suave  que  es  grato  el  oir. 
Si  eleva  él  arroyo  su  plácido  arrullo. 
El  alma  extasía  cual  sueño  infantil. 

Aquí  no  tenemos  del  mundo  el  encanto; 
Mas  todo,  querida,  nos  habla  de  amor. 
Mis  dulces  caricias,  mi  amoroso  canto. 
La  brisa,  el  arroyo,  la  mágica  flor!... 


IV. 


Así  yo  cantaba;  mas  ahora  cuan  triste!... 
Distintos  han  sido  mis  goces  después. 
¿Dó  está  mi  esperanza,  mi  amor?  Ya  no  existe; 
Y  Elvira?...  La  cubre  perpetua  mudez. 

En  fúnebre  losa  cerróla  el  destino; 
Allí  su  hermosura  la  muerte  agostó. 
Mas  su  alma  purísima  al  trono  divino 
En  nubes  de  incienso  voló  hasta  su  Dios. 

Porque  era  tan  pura  cual  virgen  del  cielo, 
Cual  lirio  del  valle,  cual  rayo  de  luz; 
Bellísimo  arcángel  errante  en  el  suelo. 
Perfume  oloroso  de  la  alma  virtud! 

Miró  los  abrojos  que  cubren  la  vida. 
Oyó  de  los  honores  la  angustia  y  dolor. 


—  243  — 

Miró  de  este  mundo  la  faz  corrompida 

Y  huyó  á  la  morada  de  paz  y  de  amor!... 

Elvira  querida,  huistes  del  mundo 

Y  á  mi  alma  dejastes  eterno  sufrir 

<}ue  el  pecho  desgarra,  y  acerbo,  profupdo, 
Amaga  y  acosa  mi  vida  infeliz. 

Si  gozo  un  instante,  ya  tétrico  avanza 
Tu  pálido  espectro  mi  dicha  á  turbar. 
Ay !  nada  me  resta....  Fugaz  la  esperanza    - 
Sus  últimos  rayos  pronto  apagará. 

Cual  barco  juguete  del  mar  alterado 
Que  arrastra  y  azota  rujíente  aquilón, 

Y  ya  entre  las  rocas  con  furia  estrellado 
El  mar  en  sus  ondas  lo  envuelve  feroz; 

Asi  desde  entonces  vogando  en  la  vida, 
Me  lleva  en  su  manto  do  quiera  el  dolor; 
La  dulce  esperanza  mirando  perdida.... 
La  vida  aborrezco,  me  cansa  el  amor! 

Si  allá  en  los  festines  amante  un  acento. 
Me  dice,  hechicera  y  hermosa  beldad; 
Recuérdete  Elvira....  Se  acrece  el  tormento*. .. 

Y  digo:  placeres....  pasad,  ¡  ay !  pasad!... 

Belleza,  ilusiones,  deleites,  amores; 
¿Qué  sois?  Sombras  vanas,  fantasmas  sin  luz. 
De  un  sol  que  no  existe  mentidos  fulgores. 
Hermosas  ficciones  de  la  juventud! 

La  blanca  azucena  sus  pompas  ostenta. 
Su  suave  perfume  gallarda  y  gentil.... 
Ya  llega  el  mañana !  Rugió  la  tormenta  I 

Y  rota  y  marchita  quedó  en  el  pensil.... 


—  244  — 

¡  Oh  flores ,  yo  os  amo!  De  Elvir»  la  fnante 
Ceñisteis  un  idia...»  i  Guáa  Mbs  os  vi  | 
De  encantos  mayores  su  rostro  inocente 
Brilló  con  la  rosa  y  el  blanco  jasmin  I 

Has  ¡ay!  i  bt  larde,  el  soplo  d^  pmerie 
Su  casta  hermosura »  su  vida  agoaió. 
Y  fué  allá  en  sus  sienes,  ¡  oh  Dios !  vuestra  suerte 
Morir  con  ese  éngd  <iue  tanto  os  wnóU... 


V. 


Elvira,  Elvira,  oh  Dios,  que  atroe  tormento! 
Hasta  el  hondo  sepulcro  en  donde  estás 
No  llegará  jamás  nú  triste  acento 
Mi  mi  canto  de  amor  escucharás. 

Canto  de  amor  y  de  pesar  que  en  vano 
Brota  armonioso  (A  lánguido  laúd ; 
Puro  como  el  acento  soberano 
Que  eleva  en  el  empíreo  la  virtud. 

Mientras  aliento  el  corazón  la  vida 
Como  to  amó  otro  tiempo  to  amaré. 
Si ,  tú  serás  la  antordba  bendecida 
Cuya  luz  en  las  somlnras  seguiré. 

Tú  serás  para  mí  la  sombra  augusta 
Donde  pueda  cansado  reposar, 
Si  gime  el  alma  bajo  pena  injusta, 
Si  tiene  desengaños  que  llorar! 

Duda  fatal  el  corazón  abriga. 
No  sé  á  dónde  marchar,  á  dónde  ir» 
¥  agobiado  de  tedio  y  de  fatiga 
Sigo  la  estéril  senda  del  vivir. 


—  245  — 

En  vano  quiero  en  mi  atrevido  vuelo 
La  mansión  escalar  de  la  verdad!... 
Mas  cada  dia  se  ennegrece  el  cielo. 
Cada  dia  es  mayor  la  oscuridad. 

La  amarga  duda  empomoñó  mí  vida. 
Tragó  ese  mar  inmenso  mi  batel; 

Y  para  siempre  vi  desvanecida 

La  blanca  flor  de  la  esperanza  en  él. 

Mentira,  dice,  es  k  verdad,  mentira;' 
La  virtud  de  este  mundo  falsedad, 

Y  el  alma  impla  sin  cesar  delira 
La  mentira  adiwando  por  verdad. 


VI. 


Jamás ,  jamás  el  alma  emponzoñada 
Hallará  paz.  —  ¡  Fatal  es  esta  duda! 
No  oyes,  Elvira?...  ¿no  respondes  nada? 
Llamo  á  tu  tumba  y  permaneces  muda. 

En  vano  vengo  á  tu  sepulcro  santo 

Y  pregunto;  ¿dó  esta  mi  Elvira...  dónde? 
De  mis  ojos  en  ondas  brota  el  llanto 

Y  solo  el  eco  á  mi  gemir  responde... 

Arrodillado  elevo  mis  plegarias 
Al  que  su  trono  en  el  empíreo  asienta ; 
Al  que  reina  en  las  urnas  cinerarias 

Y  en  el  rudo  fragor  de  la  tormenta. 

Al  que  lanaandaai  mar  una  mirada 
Como  un  león  levántalo  iracundo , 


—  246-- 

Y  de  rayo  y  relámpagos  preñada 
Truena  la  tempestad  y  asorda  al  mundo. 

Y  á  un  movimiento  solo  de  su  frente 
En  dulce  brisa  tónianse  los  vientos ; 

Y  á  una  señal  dd  dedo  omnipotente 
Mudecen  de  terror  los  elementos... 

¡ Loco  de  mí!  La  inexorable  tumba 
No  vuelve  á  dar  jamás  lo  que  ella  encierra ; 
Cada  dia  un  encanto  se  derrumba 

Y  para  áempre  guárdalo  la  tierra. 

En  vano,  en  vano  en  tu  sepulcro  santo 
Ha  llamado  mi  labio  dolorido; 
Hi  débil  voz  ahogábase  en  el  llanto 

Y  nadie  á  mi  gemir  ha  respondido. 

Porque,  Elvira,  quizás  tu  dulde  acento 
Fuera  un  bálsamo  puro  para  mi  alma, 
Porque  quizás  este  fatal  tormento 
Hallaria  un  instante  blanda  calmal . . . 

Porque  tu  acento  anjelical  darla 
A  mi  transido  corazón  consuelo. 
Esta  mezquina  duda  arrojaría , 

Y  en  alas  del  amor  subiera  al  cielo  1 . . . 


Mas  ya  que  no  es  posible ,  pues  un  ángel 
Te  arrebató  para  ángel  del  Eterno, 
Porque  eras  de  virtud  retoño  tierno 
Nacido  á  padecer : 

^  Porque  eras  una  perla  desprendida 
De  su  inmortal  corona  al  triste  suelo; 


—  247  — 

Entre  la  yerba  impura  flor  garrida 
Para  morir  tambira : 

En  el  coro  de  arcángeles  divinos, 
Que  al  rededor  del  áureo  trono  cantan, 

Y  entre  inciensos  sus  cantos  se  levantan 

Al  Supremo  Haoedm*, 

Ruega,  si,  porque  baje  hacia  mi  eimst; 
Presa  ominosa  de  la  duda  impía. 
Un  rayo  puro  de  celeste  calma. 

De  la  fé  el  resplandor!... 

VIL 

Si,  ruega  que  descienda  al  alma  inquieta 
La  bienechora  fé ; 
Que  abandonado  é  infeliz  poeta 
El  cáliz  del  dolor  casi  apuré. 

Ya  no  tengo  ni  encantos  ni  ventura. 
Rápido  huyó  el  placer. 
Solo  han  quedado  hastio  y  amargura 

Y  los  recuerdos  miseros  de  ayer!... 


Elvira,  mientras  tanto  que  aquí  lloro. 
La  celestial  ventura  goza  tu  alma 
En  esa  mansión  pura. 
Donde  recibe  la  virtud'  su  palma, 
Y  del  ángel  divino  la  corona.... 
¡Feliz  quien  esta  vida  de  amargura 
Por  esa  vida  célica  abandona!!... 


Calló  el  poeta.  Fúnebres 
Ayes  del  pecho  lanosa. 
¿Lloras,  bardo?  —  Consuélate » 
Ño  pierdas  la  esperanza... 
¡  ^YÍr  es  padecer! 

En  el  eekste  empíreo 
Ceñida  de  esplendores. 
Hermosa  cual  los  ángeles 
La  YolTerais  i  ver!... 
Y  allí  vuestros  amores 
Eternos  han  de  ser!... 

1849. 


»•!»■ 


-146  — 


GENEROSIDAD. 


Vive  felk!...  Para  otro  mas  di<Aoso 
Guanla  ese  amor  que  envidio. 

10  amor  es  un  veneno  canceroso, 
IG  amor  es  el  fostidiot 

Tú  me  darás  tu  mágica  belleza^ 
Tu  attgéiica  ternura, 

Y  yo  te  daré  en  cambio  mi  tristeza, 

Mi  fúaebre  amargura. 

Tú  vendrás  hacia  mi  señdUa  y  buena, 

Coniada  y  amante. 
De  infinito  deseo  el  alma  llena 

Y  risueño  el  semblante. 

Yo  pagaré  favores  tan  preciados 
Quizás  con  un  martirio. 

Y  sobre  tus  amores  desdeñados 

Descenderá  di  delirio. 

Hay  en  mi  alma  un  pesar,  hay  «n  vacio 

Que  cada  dia  aumenta. 
Yago  soñar,  inesplicable  hastío. 

Sierpe  que  roe  lenta. 

Y  cada  dia  su  empañado  espejo 

Me  presenta  á  ios  ojos 


—  250  — 

Una  vida  desierta  y  sin  reflejo: 
Vida  de  odio  y  de  enojos. 

Y  en  vano  intento  su  cristal  impuro 

Cubrir  de  blanco  velo. 
Siempre  traza  en  su  centro  el  foco  oscuro 
Un  semblante  de  duelo.... 

Huye,  mujer,  conserva  tu  pureza , 

Tus  juveniles  flores!... 
¡Tú  no  sabes  qué  abismo  es  la  tristeza! 

¡  Qué  abismo  los  amores ! 

Solo,  marchito,  como  pobre  tronco 

En  yermo  abandonado. 
Mañana  de  la  muerte  el  viento  ronco 

Tal  vez  me  habrá  arrastrado. 

¿Adonde?...  no  lo  sé!  Sin  fé  camino 

Y  vivo  sin  creencia. 

Y  mas  allá  de  aqui  no  sé  el  destino 

Que  aguarde  á  mi  existencia. 

Tal  vez,  astro  caido  de  la  cumbre. 

Me  tragará  la  tierra 
Ó  á  otro  mundo  tai  vez  lleve  su  lumbre 

Que  otro  circulo  encierra. 

La  vida  es  un  misterio....  otro  misterio 

Nos  oculta  la  muerte! 
La  esperanza  del  hombre  es  sueño  aéiio. 

Un  misterio  la  suerte! 

Cruzan  y  cruzan  por  la  estensa  esfera 

Mil  órbitas  de  fuego. 
Sacude  el  sol  su  roja  cabellera 

Y  las  apaga  luego. 


—  251  — 

Vé  en  paz,  mujer;  no  vuelvas  la  cabeza. 

Camina  á  tu  ventura. 
No  descienda  una  arruga  á  tu  belleza, 

A  tu  alma  una  amargura. 

No  encuentres  al  volver  sobre  tu  cielo 

Que  tan  bello  figuras, 
Vestido  al  sol  con  un  crespón  de  duelo 

En  tenieblas  oscuras. 

No  sientas,  no,  la  sierpe  que  se  esconde 

Y  la  planta  te  muerda; 
Y  la  voz  que  á  tus  sueños  corresponde 

En  gemidos  se  pierda! 

yive  feliz...  Para  otro  mas  dichoso 
Guarda  ese  amor  que  envidio, 

IG  amor  es  un  veneno  canceroso... 
IG  amor  es  el  fiístidio! 


—  252- 


REID,  NO^A. 


Reid » Bina!  —Vuestros  aios 
ÜDTuelTe  aún  la  inocencia. 
La  flor  de  vuestra  eiisteneia 
Aun  no  ha  tocado  el  dolor. 
Gozad  ^  niña ;  los  placeres 
Os  prefieran  duke  vida. 
Que  veréis  rodar  perdida 
Entre  niil  sü^os  de  amor. 

No  penséis  en  el  destino ; 
A  veces  la  suerte  es  dura 
Y  recela  la  amargura 
Tras  un  plácido  gozar. 
Pero  mirady  ese  cielo 
Lleno  de  luces  y  encanto» 
Suele  también  triste  llanto 
De  su  seno  derramar. 

Vos  tenéis ,  candido  lirio. 
De  un  jardin  que  cuida  el  viento. 
Ese  dulce  sentimiento 
Del  que  nace  á  ser  feliz. 
Tenéis  la  calma  del  ángel, 
De  los  niños  la  sonrisa. 
La  pureza  de  la  brisa. 
De  las  flores  el  matiz. 


Gozad,  reid,  mientras  tanto 
Que  viven  las  ilusiones 
Que  el  soplo  de  las  pasiones 
Arrastre  pronto  quizás. 
¿Quién  en  el  mundo  no  tuvo 
Alfum  il w<m  (penda 
Que  ha  pasado  y  que  perdida 
Ya  no  encontrará  jamás! 

Esas  flores,  esos  valles 
Son  ricas  tazas  de  aroma , 
Ese  sol  rojo  que  asoma 
Es  una  antorcha  de  amor. 
¡Qué  panorama  tan  beUol 
¡Qué  hermosa  naturaleza  I 
Lasflores  á  la  beUsea, 
Los  aromas  al  Señor. 

Para  vos  aun  dura  esa  alba; 
Gozad  los  encantos  de  ella, 
Para  vos  la  vida  es  beHa^ 
Para  vos  aun  hay  placer! 
Mirad;  las  flores  hermosas 
Os  brindan  su  aroma  blando: 
Niña,  aspíralo,  y  goaando 
No  lo  dejes  perecer! 


—254— 


CANTO  DE  LA  ONDINA. 


Blanca  la  luna ,  asoma 
Su  encantadora  fiíz 
En  la  vecina  loma ; 

Y  despide  fugaz 

Záfiro  aroma. 

Su  broche  perfumado 
Abre  la  tierna  flor, 

Y  en  su  cáliz  dorado 
Dala  un  beso  de  amor 

Ángel  alado. 

En  la  enramada  espesa 
Entona  en  dulce  son 
Entre  dos  rocas  presa. 
Melódica  canción 

Fuente  traviesa. 

Y  una  amorosa  ondina 
Bella  como  una  flor. 
En  la  onda  cristalina 
Lamenta  su  dolor 

Con  voz  divina. 

En  la  luz  reverbera 
Su  espalda  de  marfil : 


—  255  — 

La  espuma  placentera 
Arjenta  en  globos  mil 
Su  cabéOera. 

De  pendidas  espumas 
Navega  en  un  dosel 
Que  con  tijeras  plumas , 
Cual  rápido  bajel 

Hiende  las  brumas. 

Y  con  la  diestra  mano 
Tañendo  su  laúd , 
Sonó  del  viento  vano 
En  la  dulce  quietud 
Canto  liviano. 

c Bulle,  susurra  blando, 
¡Oh,  Zéfiro  fugaz, 
y  á  mi  alrededor  cantando 
Aire ,  perfume  y  paz 
Pasa  dejando. 

Ondas ,  meced  con  suave 
Y  armónica  quietud 
IG  encantadora  nave; 
El  canto  del  laúd 
Imite  el  ave. 

Mi  tétrico  lamento 
No  asorde  el  huracán, 
Dormido  yazga  el  viento... 
Duerma  también  mi  afán. 
Mi  pensamiento. 

Porque  mi  alma  amores 
Hoy  quiere  delirar; 
Mecerse  en  sus  fulgores, 


—  256  — 

Dichosa  recordar 

Tiempos  meíores. 

Quiere  otra  vez  el  cielo 
De  su  esperanza  ver. 
Y  calmo  el  triste  duelo ; 
El  néctar  del  placer 

Beba  en  suanbielo. 

Si,  ya  cual  rauda  nube 
En  alas  de  aquilón. 
Mi  pensamiento  sube. 
Aliento,  corazón! 

Ay!  sombras  hube! 

Ddirios...  Cada  dia 
Con  pérfida  ilusión 
Engaño  al  afana  mía... 
Ay!  sufi'e  el  corazón 
Tanta  agonía! 

Mil  veces  delirando 
Mis  penas  alivié. 
Dulce  es  vivir  soñando; 
Mas  mi  destino  fué 
Vivir  llorando  I 

En  delirar  engaños 
Pasa  la  tierna  edad. 
Al  fin  los  desengaños 
Con  la  estérU  verdad 
Traen  los  años  I 

Si  hoy  un  encanto  adoro 
Con  ciego  frenesí. 
Mañana  llega  el  lloro« 
Y  deseando  asi 

[i  afán  devoro» 


—  257^ 

¿Qué  importa  que  la  fuetite 
Eleve  su  rumor?  — 
Semeja  tristemente 
De  un  desdeííado  amor 

Qu^  doliente. 
Mi  llanto  cada  dia 

Aumenta  su  caudal 

Ay!  yoga,  nave  mia; 
Que  anuncia  temporal 

El  onda  fría.» 

Dijo :  batió  sus  plumas 
El  mágico  batel. 
Dorándose  las  brumas 

Y  sepultóse  fiel 

En  las  espumas. 

Un  ¡ay!  la  bella  ondina 
Lanzó  al  hundirse;  hirvió 
El  onda  cristalina; 

Y  el  raudo  viento  ahogó 

Su  voz  divina. 

Sus  alteradas  ondas 
Alzó  el  limpio  raudal ; 
No  ya  claras  ó  blondas, 

Y  «asordó  el  temporal 

Las  cuevas  hondas. 

4881. 


Tomo  O*  17 


—  258  — 


A  FREIRÉ. 


ErtfoAt  pnuuaoímáu  en  el  ¡asUnto  de  iamaamm  m  cftátaa. 


Allí  el  héroe  se  alza !  El  héroe  noble 
Que  amó  á  su  patria,  que  le  dio  victorias. 
Coronas  del  pasado  son  sus  glorias 
Rancagua,  Concepción,  Maypoy  el  Roble! 

Hoy  en  el  bronce  de  esa  estatua  inmoble 
La  envidia  el  filo  de  su  diente  mella. 
Encienda  el  pueblo  su  entusiasmo  en  ella 

Y  muda  faz  al  contemplarla  doble. 

Déspota  nunca,  siempre  ciudadano; 
No  fué  su  via  la  ambición  menguada. 
Los  espectros  que  acechan  al  tirano 
Nunca  durmieron  en  su  pura  almohada. 

Del  niño  ejemplo,  admiración  del  hombre 
Vele  á  Chile  tu  estatua  eternizada... 
Freiré,  símbolo  augusto  fué  tu  nombre 

Y  hoz  de  laureles  tu  gloriosa  espada! 

Setiembre  de  1849. 


—  259  — 


DIVERSIONES. 


Deje  el  obrero  su  obra 

f  el  enfermo  la  cama; 
Desde  hoy  ni  se  paga  ni  se  cobra ; 
Se  ordena  divertirse...  por  programa. 

Guando  despunte  el  alba 

Habrá  canto ,  habrá  salva , 
Y  después,  al  bostezo  délas  viejas^ 
Las  carreras  de  huiros. ••  sin  orejas. 

¡  Ah,  cuántos  elegantes ! 
Hay  de  todo;  hay  de  bello  y  de  muy  feo. 
Pero,  ¡qué  seriedad  en  los  semblantes... f 
Decidme ,  es  cementerio  ó  es  paseo? 


—  260  — 


NUEVO  ARTE  POÉTICO, 


Si  quieres  ser  buen  poeta 

Y  alcanzar  eterna  fama, 
Piensa,  sufre,  siente  y  ama , 

Y  al  amor  en  tí  respeta. 

No  busques  á  la  coqueta 
Que  enciende  lasciva  llama. 
Ni  sea  el  circo  la  cama 
Donde  bestia  á  bestia  reta. 

Alza  tu  espíritu ;  muerde 
En  la  verdad,  no  en  la  duda. 
Que  halla  luz  quien  sombras  pierde. 

Genio,  el  hombre  te  saluda ; 

Y  corona  siempre  verde 

La  gloria  en  tu  frente  anuda. 


—  261  — 


TRANSMGRACÍON. 


Tan  solo  pienso  en  ti....  Cuando  en  mi  lecho 
Tiendo  mi  cuerpo  que  el  descanso  anhela , 
La  fruición  de  tus  besos  me  desvela 

Y  solo  pienso  en  ti! 
Guando  cruzo  mis  brazos  sobre  el  pecho 
Mi  corazón  se  agita  enañiorado. 

Por  tus  labios  se  siente  acariciado 

Y  palpita  por  tí! 

Yéndome  á  mi  paseo  favorito 
El  ahna  se  me  huye,  el  aire  pasa» 
Y  espíritu  de  amor  entra  ¿  tu  casa 

Y  va  á  posarse  en  ti!... 
Aquí,  sobre  la  mesaren  que  medito 
Un  poema  de  amor...  nuestro  poema, 
Flores  del  alma  cada  estrofa  quema 

Para  zahumarte  á  tí! 


—262  — 


LA  CORONA  DE  VIOLETAS. 


Corona  de  tristes  flores 
Bien  le  sienta  á  mi  cabeza. 
Idolatría  de  amores, 
Veneración  de  tristeza. 

Esas  flores  han  crecido 
Humildes  en  una  viña ; 
Un  gandul  las  ha  cojido, 
JNo  la  mano  de  una  niña. 

Ellas  nacen  desteñidas 
Porque  el  sol  nunca  las  toca , 
Ellas  crecen  confundidas 
Entre  pasto  y  yerba  loca. 

Flores  tristes,  yo  ós  admiro. 
Tuestro  aroma  delicado 
¡Ay ,  penetra...  Es  un  suspiro 
Por  las  lágrimas  ahogado. 

Corona  de  tristes  flores 
Bien  le  sienta  á  mi  cabeza. 
Idolatría  de  amores, 
Veneración  de  tristeza ! 

I  Ay,  también  el  alma  mia 
Brillantes  flores  ha  visto 
Tejer,  rayos  de  armonía 
Dignos  del  alma  de  Cristo. 


• 


—  263  — 

Ellas  abrieron  sus  hojas 
Del  corazón  en  las  grietas ; 
Vivieron  con  mb  congojas 
Gomo  huérfanas  violetas. 

Eran  las  Agres  mas  bellas 
Adoración  de  la  vida; 
Hice  guirnalda  con  ellas 

Y  se  la  di  á  mi  querida. 

Yo  quedé  con  las  raices 

Y  después  no  han  florecido. 
¡Cuántas  almas  infelices 

La  misma  suerte  han  tenido! 

Corona  de  tristes  flores 
Bien  le  sienta  á  mi  cabeza. 
Idolatría  de  amores. 
Veneración  de  tristeza. 


—  264  — 


OTOÑO, 


I. 


Una  en  pos  de  otra  gimiendo 
Caen  las  hojas  de  otoño , 

Y  vuelan  ¿  ser  basura 
Lejos  del  paterno  tronco. 

Las  que  fueron  galkrdia 
Del  árbol,  fleco  y  adorno ; 
Las  cuerdas  que  armonizaban 
De  la  brisa  el  vago  soplo ; 

Las  que  fueron  abanico 
En  el  tiempo  caluroso. 
Son  hoy  pisados  harapos , 
Juguete  del  viento...  polvo. 

¡Cuánta  vida  que  ya  es  muerte! 
¡'Cuánto  valle  silencioso!... 
¡Cuántas  aves  expatriadas!... 
La  tristeza  enferma  todo. 

Aqui  se  tienden  los  Andes, 
411á  el  horizonte  rojo ; 
Las  montañas  son  el  arco 

Y  el  firmamento  cimborio. 


Yo  esas  grandezas  contemplo, 
Me  ^lero  á  ellas,  me  arrobo; 
Y  subiendo  con  las  nieblas 
En  esas  cumbres  me  gozo. 

Allí ,  quebrando  el  eq>iritu 
Su  estrecho  molde  de  lodo. 
Quiere  lanzarse...  yse  lanza... 
¿Adonde?  Siempre  á  lo  ignoto ! 

Y  siempre  ya  esperanzando, 
Siempre  enérgico  y  brioso. 
Sol  eterno,  2 adonde  moras? 
De  esas  luces  ¿dó  está  el  foco? 

¿Nunca  ya  mi  inteligencia 
Verá  un  hogar  luminoso? 
¿Condenada  está  á  ese  limbo 
De  tinieblas  y  de  asombros? 

II. 

De  la  lira  de  mis  sueños 
La  cuerda  de  oro  se  ha  roto, 

Y  la  de  bronce  á  mis  penas 
Responde  en  Ued  melancólico».. • 

Yo  era  joven.  Horas  y  horas 
Me  extasiaba  como  un  tx)bo, 
Mas  creyente  que  Mahoma 

Y  mas  risueño  que  Momo. 

Mi  inteligencia,  mirando 
Por  la  soberbia  del  mozo. 
Divisaba  estensas  islas, 
Lagos  pintorescos,  golfos ! 


—  266  — 

He  arrobaban  SI»  paisajes. 
Me  encantaban  sus  contornos. 
Las  islas  i^orlimadas 
Enamoraban  mis  ojos! 

En  una  nave  insegura 
Hete  mis  deseos  todos 
Teniendo  un  mar  de  borrascas 

Y  por  timonri  á  un  loco! 

/ 

Sin  rumbo  fijo  á  las  playas 
Mas  solitarias  abordo. 
Queriendo  hallar  como  Fcanklin 
Un  nuevo  mar  tras  el  polo. 

Desgraciado!  Con  audacia 
Salvar  quise  los  esccdlos 

Y  las  montañas  de  hielo 
En  que  han  perecido  otros. 

Cayeron  ardientes  lágrimas 
Sobre  el  semblante  de  Momo, 

Y  al  alzar  el  rostro  al  cielo 
Luz  de  horror  hirió  mis  ojos. 

Adiós,  osadas  conquistas. 
Adiós,  amantes  reposos. 
Con  el  alma  en  el  vacio 
Vivo  triste. y  vivo  solo! 

m. 

Linda  estrella  de  la  tarde, 
Lirio  de  pétalos  de  oro, 
Tienda  de  luz,  rubí  aéreo 
Que  un  genio  fijó  en  su  Kiosko, 


—  267—    . 

¿Quién  eres  tú?  Cada  tarde, 
.  Gomo  á  sus  picos  el  cóndor , 
Vuela  úii  mente  ¿  tu  esfera 
Por  sendas  que  desconozco. 

Cada  tarde,  como  un  monjOt 
Estático  y  silencioso , 
Como  él  á  Dios  en  sus  aras 
Adorándote  te  imploro. 

¿Quién  eres  tú?  Contemplándote 
Sublimes  cánticos  oigo 

Y  emanaciones  divinas 
Siento  filtrar  por  mis  ojos. 

Oh !  lo  sé !  Cuando  del  alma , 
Como  esas  hojas  de  otoño. 
Se  desprenden  las  venturas 

Y  quedan  fastidio  y  odio : 

Cuando  la  tierra  sepulta 
Las  ideas  en  el  polvo, 
O  evaporadas  en  humo 
Lo  espiritual  dejan  solo; 

Entonces  el  hombre  piensa , 
Crece  alas  sobre  sus  hombros, 

Y  de  su  origen  divino 
Vuela  en  pos ,  siendo  ya  otro. 

Vuela  á  su  cuna;  á  los  mundos 
Que  en  delicados  esbozos 
Le  han  dibujado  mil  veces 
Sus  sueños,  recuerdos  propios. 

Estrella,  estrella ;  la  vida 
Perdió  su  vara  de  gozo. 


—  268  — 

Y  la  mano  de  la  muerte 
Señala  un  estéril  tronco. 

Estrella,  estrella,  ilumina! 
Abre,  oh  flor,  tus  hojas  de  oro. 
La  tierra ,  planeta  incierto. 
Es  la  pérdida  de  todo  I 


—  269  — 


MIEDO. 


Todas  las  formas  que  nos  muestra  el  miedo 
En  nuestro  mismo  ser  toman  la  forma. 
En  ios  ojos  la  mente  los  transforma 
Copiando  nuestra  dicha  ó  nuestro  horror. 
Asi  veia  Baltasar  el  dedo 
Escribiendo  en  el  muro  su  sentencia ; 
Asi  grita  en  el  malo  la  concienda. 
Asi  palpa  la  muerte  el  vil  traidor! 


—  270  — 


JUSTICIA. 


No  humiUeiB  al  caido !  El  vil  insulto 
No  añada  vuestro  labio. 

No  laoeeis  ¿  su  honor  d  dardo  oculto 
Del  traidor  agravio. 

¡Qué  grandeza!  Arrastrarse  por  d  lodo, 

Y  sacudir  su  mengua ; 
Y  de  arrobos  fanáticos  beodo 

Podrir  en  hiél  su  lengua. 

Ah !  no !  La  virtud  santa ,  la  mas  pura, 

Consuela,  no  abomina; 
Con  bálsamo  de  amor  las  penas  cura... 
Perdona,  no  fulmina. 


—  271  — 


CHOQUE. 


Yo  he  querido  tívíf  tranquilo  y  solo 
Lejo6  del  mundo  que  lo  innoble  afrfaude , 
Que  llama  hábil  al  dolo 

Y  "virtud  santa  al  fraude. 

Mas  ay!  la  nave  en  que  yogaba  el  alma 
Rápida  al  mundo  enderezó  la  quiDa , 

Y  naufragó  mi  calma 
En  la  escabrosa  orilla. 

Ahora  el  mundo  con  su  fuerza  bruta 
Siervo  del  mal  mi  inteligencia  postra. 
El  brazo  que  ejecuta 
Su  maldición  arrostra. 

Grita,  obedece,  y  el  suplicio  muestra. 
No,  ea  tus  doaoas  k  virtud  se  vicia. 
La  verdad  es  mi  diestra 

Y  escribe  la  justicia! 


—  272  — 


CRISTÓBAL  COLON. 


(OolnbTO  de  14M.) 

Ala  marcha  veloz  del  pensamiento 
Obstáculos  el  mundo  pone  en  vano; 
Solo  el  débil  se  abate  al  sufrimiento. 
El  genio  es  invencible  y  soberano. 

Colon,  Colon,  renueva  tu  ardimiento. 
Ven ,  ya  te  espera  el  hemisferio  indiano; 
Y  en  frágil  nave  desafiando  al  viento 
Hiende  en  pos  de  tu  gloria  el  Océano. 

Tu  genio  el  globo  misterioso  abarca. 
De  pie  junto  al  timón,  audaz  piloto; 
Siempre  al  Oeste,  siempre,  guia  tu  barca. 

¡Oh  gozo!  I  oh  triunfo !  En  el  confin  remoto 
Naciendo  el  alba  entre  arreboles,  marca 
La  estensa  playa  de  ese  mundo  ignoto! 


273  — 


VASCO  NUÑEZ  DE  BALBOA. 


de  1513.) 


Hirad;  el  héroe  á  quien  la  gloria  anima 
Busca  el  riesgo,  lo  vence  y  no  se  espanta; 
A  trayés  de  las  quiebras  se  adelanta 

Y  él  solo  monta  á  la  breñosa  cima. 

Su  mirada  veloz  se  reanima; 
El  mar  sus  olas  á  su  pie  quebranta; 
Los  brazos  tiende,  póstrase  y  levanta 
Su  alma  al  cielo  que  tanto  lo  sublima. 

Luego  al  aire  flameando  la  bandera 

Y  la  espada  que  al  sol  desnuda  brilla, 
Vasco  Nuñez  desciende  á  la  ribera. 

Soberbio  y  con  el  agua  á  la  rodilla 
Grítale  al  mar:  Océano,  aquí  impera 
El  león  poderoso  de  Castilla. 


Tono  lí.  18 


—  274  — 


FRANCISCO  PIZARRO. 


(1599.) 


Dadle  oro;  es  bu  ambición,  es  su  deseo. 
El  oro  es  su  esperanza,  es  su  creencia. 
Sus  ensueños  son  minas  de  opulencia; 
Oro  es  su  gloria  y  sangre  su  trofeo! 

Alma  de  piedra  y  corazón  pigmeo. 
Indigno  aventurero  sin  conciencia. 
Manchará  de  su  cuna  la  indigencia 
Con  el  crimen  mas  vil,  odioso  y  feo. 

Tiembla,  Pizárro!  La  imparcial  historia 
Ya  te  juzga  y  senteqcia ;  y  aunque  tarde 
Rasga  el  velo  dorado  de  tu  gloria. 

Marca  tu  frente  con  la  letra  estrafia 
Que  señala  al  avaro  y  al  cobarde; 
¡Digna  corona  de  tu  indigna  hazaña! 


—  275  — 


KOGER  DE  lAURIá. 


Gavilán  de  los  mares,  la  fortuna 
jSscIava  fué  de  tu  brillante  gloria. 
Para  Aragón  enseña  de  victoria 

Y  de  terror  á  la  morisca  luna. 

Defendiste  las  rocas  de  tu  cuna 

Y  por  ello  inmortal  te  hace  la  historia. 
Aunque  menguan  del  héroe  la  memoria 
La  deserción,  la  sangre  inoportuna. 

Oh!  murieras  mas  bien  de  gente  estraña 
Tu  patria  defendiendo  como  bueno, 
Que  atacando  á  tu  patria  en  pro  de  España! 

Ah!  te  estraviaba  la  ambición  sin  freno; 

Y  por  eso  á  tu  gloria  siempre  empaña 
Atroz  venganza,  sangre  pura  y  cieno!... 


—  276  — 


JOSÉ  MIGUEL  CARRERA, 


cLa  mnerte  eon  que  V.  S.  me  amenaza  es  el 
mayor  premio  que  podría  recibir  por  mis  fatl* 
gas :  moriremos  todos  defendiendo  la  libertad 
de  nuestra  patria.  ¿Podrá  haber  mejor  recom- 
pensa para  hombres  que  no  tienen  otro  interés- 
que  el  bien  de  su  país?  No :  yo  no  soy  merce> 
nario  y  debe  creérseme!..» 

iPalQbrai  de  J.  M.  C) 


Si  la  patria  una  estatua 
No  eleva  á  su  memoria , 
Estatua  que  recuerde 
Honor ,  patria  y  virtud  ; 
Los  cantos  del  poeta 
Celebrarán  su  gloría, 
Y  el  pueblo  al  escucharlos 
Esclamará:  salud! 

El  fué  el  primero  que  miró  con  saña 
El  cordel  del  estraño  servilismo, 
Y  encendido  en  patriótico  heroísmo 
Él  fué  el  primero  que  se  opuso  á  España. 

En  vaQO  quieren  rebajar  su  hazaña 
El  odio  ,^a  mentira,  el  egoísmo; 
De  ese  noble  soldado  el  patriotismo 
Vivirá  cuanto  viva  esa  montaña. 


—  277-^ 

Héroe  del  Andes,  tu  inmortal  renombre 
Es  el  timbre  mayor  de  nuestra  historia. 
Su  mas  ilustre  página  tu  nombre. 

Digno  adalid  de  su  prim^  yictoria, 
Fuistes  genio  y  valor,  y  fuistes  hombre!.. 
Justicia  y  honra  á  este,  al  héroe  gloria! 


—  27g  — 


MGÜEL  DE  CERVANTES 


Aplaude  y  goza,  España !  Todo  el  mundo 
Tributa  incienso  á  su  glorioso  nombre. 
Mas  vé  si  ríe  el  escritor  fecundo. 
Lágrimas  de  miseria  llora  el  hombre. 

¿Y  qué  déspota  nunca,  ni  qué  hazaña 
Han  llevado  hacia  playas  mas  distantes 
Tu  renombre  y  tu  gloria,  ínclita  España, 
Como  la  obra  y  el  nomlMre  de  Cervantes? 

¡Cuánto  interno  dolor  y  cuántas  penas 
Tu  burlesca  Odysea  no  ha  calmado/.. 
Sancho ,  de  risa  las  mejillas  plenas 
Fl  dia  del  misántropo  ha  alegrado. 

¡Y  has  muerto  en  la  miseria!...  ¿Y  un  tesoro 
Heredaron  de  ti  los  que  ahora  viven? 
És  la  Biblia  bufona,  el  libro  de  oro. 
Los  hombres  lo  comentan,  no  lo  escriben. 

Oh!  ¿Quién  no  rie  con  el  chiste  agudo 
A  mandíbula  abierta  como  un  zote  ? 
Son  refranes  el  yelmo  y  el  escudo, 
Es  la  historia  del  mundo  Don  Quijote. 

Aplaude  y  goza ,  España !  Su  memoria 
Reverencian  los  pueblos  mas  distantes. 
Hay  muchos  genios  émulos  en  gloria; 
Pero  no  hay  entre  todos  un  Cervantes. 


—  279— 


DON  FRANaSGO  DE  QÜEVEDO. 


BravQ,  noble  poeta;  el  temerario 
Quedó  en  el  campo,  se  vengó  á  la  dama. 
Has  tienes  que  vencer  á  otro  adversario 

Y  ley  infame  á  un  tribunal  te  llama. 

Huyes  á  la  Sicilia  que  el  sol  ama. 
Te  recibe  su  suelo  hospitalario, 

Y  de  allí  vuelve  sabio  y  erudito 

El  noble  genio  que  llegó  proscrito. 


—  280  — 


ARISTÓFANES 


Genio  mordaz ,  espirita  valiente, 
No  mi  lengua  el  aplauso  te  rehusa, 
Justa  la  tuya  con  los  otros,  miente 
Cuando  por  odio  á  Sócrates  acusa. 


—281  — 


FREY  LOPE  DE  VEGA  CARPIÓ 


Lope,  grande  es  tu  gloria  y  es  eterna; 
Tu  rica  pluma  fatigó  á  la  fama. 
Tu  edad  ante  tu  genio  se  prosterna 

Y  la  futura  edad  monstruo  te  llama. 

Y  tus  fáciles  trovas  populares 
Empapadas  de  amor  y  poesia» 
Las  repite  la  España  en  sus  cantares 

Y  el  pueblo  las  entona  todavía. 

Todaifia  los  hijos  de  tu  genio, 
Del  genio  de  tu  patria  favoritos,    . 
Honarquizan  las  tablas  del  proscenio 
Entre  el  ruido  de  aplausos  infinitos. 

Todavía  esas  bellas  creaciones 
De  sus  tumbas  poéticas  se  elevan, 

Y  arrebatan  de  amor  los  corazones 

Y  puro  aroma  de  las  almas  llevan. 

¡Oh  Lope!  Con  razón  tu  inmensa  gloría 
Cada  día  á  t^s  obras  dá  mas  fama; 

Y  tu  patria  en  su  crónica  y  su  historia 
Monstruo  de  genio  con  razón  te  llama. 


—  2S2  — 


DON  PEDRO  CALDERÓN. 


Sobre  ricos  tejidos  de  armonía 
De  tu  imaginación  las  joyas  ruedan ; 

Y  al  compás  de  una  estraña  poesia 
Vagan  sonoras  ó  en  collar  se  enredan. 

Para  pintar,  si  exhibes  á  una  dama. 
En  luces  de  alba  tus  colores  liues; 

Y  cuando  un  héroe  tu  entusiasmo  inflama. 
Corona  eterna  á  su  memoria  ciñes. 

Siempre  galán,  en  tus  hermosos  versos 
Jamás  ensalzas  cortesana  mengua; 
No  eres  cronista  de  áulicos  perversos. 
Ni  es  disoluto  artificc  tu  lengua. 

Tal  vez  te  arrastra  tu  improviso  ingenio, 
Tal  vez  violento  por  escollos  saltas, 

Y  recitas  una  oda  en  el  proscenio 
Ornada  de  bellezas  que  son  faltas. 

Oh!  quién  pudiera  entonces  darte  alcance. 
Sellar  tus  labios,  detener  tu  pluma, 

Y  entresacar  del  lírico  romance 

El  largo  pleonasmo  que  lo  abruma ! 

Pródigo  de  riquezas,  las  derramas; 
Ciego  del  arte,  por  el  arte  miras. 
Palacios  orientales  son  tus  dramas 

Y  por  la  gracia,  por  la  \ut  admifas^ 

Imperfecto  y  confuso ,  grande  y  tierno, 
Giras  en  una  elipsis  de  cometa... 
Escribiste  en  tus  obras  nombre  eterno; 
La  gloria  lo  ilumina.— Eres  poeta! 


-283- 


AUGUSTO  DE  W^ATEN. 

(poeta  ALEXAN.)  . 


Sublime  enamorado  del  arte  y  la  bellesa 
Poeta,  fué  tu  vida ,  su  ofrenda  y  su  holocausto ; 
El  arte  fué  tu  bálsamo ,  el  arte  fué  tu  hiél. 

Prostérnese  la  envidia  donde  la  gloria  empieza, 
Y  ya  vencido  el  odio  de  tu  destino  infausto 
Crezca  en  tu  fosa  aislada  el  inmortal  laurel. 

Tu  genio  de  los  genios  te  ensalza  á  la  nobleza ; 
Por  pensamientos  grandes  con  el  cantor  de  Fausto, 
Por  sentimientos  bellos  con  el  cantor  de  Tell. 


— 1»4  — 


GOETHE. 


Menos  ciencia,  maestro,  menos  calma. 
Doctor  Fausto;  haz  aun  lad6  tu  esperiencia. 
Adonde  hay  sentimiento  brilla  el  aliQa 
Y  esparcida  esa  luz ,  sobra  la  ciencia. 


-285- 


PHIDIAS. 


La  envidia  lo  persigue ,  lo  aprisiona ; 

Y  el  tósigo  fatal  en  su  alma  vierte. 
La  Grecia  lo  corona 

Y  el  artista  renace  con  la  muerte. 


—  288  — 


A  Ég(PRONGEDA. 


Estrofas  escritas  en  la  primera  págiaa 
de  un  Diablo  Mundo. 


Espronceda,  cantar  fué  tu  destinó , 
Como  Byron,  cantar  la  acerba  duda; 
El  anhelo  de  un  mundo  mas  divino. 
La  lid  del  alma  y  la  materia  ruda!.... 
Consuelos  necesita  en  su  camino 
La  noble  humanidad,  huérfana,  viuda ; 

Y  ella  pide  cantores  que  la  ensalcen, 

Oue  amantes  de  su  gloria  al  trono  la  alcen. 

Grande  de  corazón,  de  pensamiento, 
Vibró  tu  lira  uncánttco'de  Uam^; 

Y  cada  estrofa  tuya  es  un  acento 

Que  llora  triste,  que  anheloso  inflama. 
La  vibración  del  dulce  sentimiento 
Suspendida  en  el  labio  que  se  ama. 
Realzaron  en  luz  tu  poesía 
Nueva  en  ideas,  varia  én  armonía. 

Atrevida,  profética,  tu  mente 
Campo  fecundo  al  porvenir  hallaba, 

Y  como  al  rio  rápido  torrente 

A  ese  mar  sin  riberas  se  lanzaba. 

Y  latían  los  nervios  de  tu  frente 

Y  tu  negra  pupila  centellaba 


Y  deseo,  y  atoor,  y  dtcka  y  glocta. 
En  borrasca  «sáUabau  tu  memoria. 

Ya  rolaba  tu  espíritu  al  paéado 
En  busca  de  valor ,  de  digna  bazafia , 
Ya  animaba  ai  héróioo  soldado 
Que  dio  al.  moro  terror  y  gloria  ¿  E^)aña ; 
Ya  volvia  á  su  patria  etiadAorado, 

Y  proscripto  iafelir  en  tierra  estraña 
Partian  el  anhelo  de  su  vida 

Dos  amores,  su  patria  y  su  querida! 

¡Qué  dé  sueños  de  amor,  qué  de  ilusiones 
Traen  y  esparcen  los  primeros  años! 
Son  los  duelos  poéticas  visiones 
Que  anhela  el  corazón  que  adora  engaños; 
Las  tristes  alegrías  son  canciones 
Que  cantan  ideales  desengaños ; 
Fuego  es  la  sangre;  su  contacto  inflama, 

Y  es  fuego  el  aire  y  la  palabra  llama!»... 

No  olvidaba  tampoco  el  buen  poeta 
Que  era  hombre ;  y  el  arpa  entre  sus  mano$ 
En  el  tono  sombrío  del  profeta 
Habla  al  pueblo,  y  maldice  é  sus  tiranos 

Y  con  esfuerzo  enérgico  los  reta 
Al  gritar  Ubertad  á  sus  hermanos ; 
En  luz  divina  iloimnando  el  ojo, 
De  noble  oigúüo  au  semblante  rojo. 

Luego  pasaron  los  felioes  dias 

Y  la  ilusión  envejeeió  «on  ellos; 

Y  fueron  laa  primeras  melodías 
Ecos  celestes  de  cantares  bellos. 
Llegaron^  ay{  las  lentas  agonías. 
Emblanqueció  el  fastidio  sus  cabellos: 


—  288  — 

Perdió  el  sensible  corasen  la  calma» 
Asesino  el  amor,  suicida  A  alrna^ 

Amores,  religión,  yirtud,  conciencia. 
Todo  es  sueño,  dijiste,  del  deseo; 
Una  ofrenda  de  burla  es  la  existencia; 
Solo  en  la  paz  de  los  sepulcros  creo 

Y  esa  flor  inmortal  tu  inteligencia, 
Era  fuente  de  amor  y  no  trofeo  ' 

De  mezquino  sarcarmo,  de  odio  injusto. 
Frivola  idea  de  un  cerebro  augusto ! 

Necio,  ese  mundo  consumió  tu  vida, 
Aisló  tu  alma  en  el  yermo  del  hastió ; 

Y  gimió  como  el  águila  vencida. 
Tu  genio  torturado  en  el  vacio. 
Estrella  luminosa,  desasida. 

Busca  el  centro  armonioso  y  su  desvio 
De  su  centro  la  aleja,  incierta  gira; 

Y  á  su  perdida  elipse  siempre  aspira. 

Si,  que  ese  mundo  sobre  el  hombro  arroja 
El  odio  de  su  impuro  fanatismo. 
Guando  ese  hombre  sus  Ídolos  despoja 

Y  la  imagen  de  Dios  busca  en  si  mismo; 
Guando  huyendo  la  estraña  paradoja 

Y  el  dogma  del  estéril  egoísmo, 
Gon  el  verbo  de  Dios  á  Dios  esplica 

Y  alzándose  hasta  él  su  ser  no  abdica...*    ' 

La  noche  del  sepulcro  con  su  eombm  • 
Veló  el  rostro  ideal  de  tu  Teresa 

Y  tu  labio  de  amor  cuando  la  noiábra> 
Gon  beso  ardiente  su  recuerdo  besa. 
Gomo  un  sueño  feliz,  como  una  sombra , 
Su  figura  en  tus  cantos  atraviesa. 


-.289.- 

Y  su  rostro,  de  llanto  y  de  amargura, 
Baña  un  reflejo  de  inmortal  ternura! 

¡Pobre  cantor  y  desdichado  amante! 
Bello  arcángel  sin  cielo  y  sin  diadema, 
Ya  tu  voz  se  eunguió,  ya  no  hay  quien  cante 
Anhelo,  amor,  agitación  suprema. 
Rayo  de  genio,  exhalación  brillante, 
La  espresion  de  tu  vida  es  tu  poema; 
Poema  de  dolor,  fragmento  santo, 
De  una  vida  mas  noble  y  de  otro  canto.... 

Ah!  las  páginas  truncas  d^  esta  >?istoria 
Que  escribió  la  pasión  y  eL  sentimiento 
Ilumine  el  amor,  guarde  la  gloría 
De  injusto  olvido,  de  mordaz  intenta. 
Del  doUenta  poeta  la  memoria . 
Trace  en  ellas  un  bello  pensamiento; 

Y  su  alma  regocíjese  en  idea    : 
Cuando  llore  en  su  libro  quien  lo  lea !... 


•  • 


i «    *    ^ 


Tomo  \U 


19 


2ro  — 


VÍCTOR  HUGO. 


Más  brilla  tu  corona  de  profierito 

Que  la  imperial  diadema. 

La  tuya  en  la  justicia  se  ha  bendito ; 

La  otra  en  el  anatema. 

Tus  subditos  son  almas  mas  perfectas. 

La  que  es  bella  te  aplaude. 
Solo  los  hombres  de  odio,  almas  abyectas. 

Idolatran  al  fraude. 

Sufre,  ¡oh poeta!...  sufre,  inteligencia. 

Voz  de  lo  inmenso,  calla. 
Ál  mundo,  con  la  mano  en  tu  conciencia. 

Puedes  decirle:  faUa! 

cComo  púrpura  ese  hombre  vistió  al  crimen; 

Marcó  á  la  Francia  el  hierro. 
La  virtud  llora ,  las  familias  gimen... 

La  muerte  y  el  destierro. ... 

c Ignominia  y  vergüenza;  y  el  infame 

Cruces  y  sogas  cuelga. 

En  la  columna  de  las  glorias  lame 

Y  alli,  puerco,  se  huelga... 

Sufre  ¡oh  poeta !...  sufre ,  inteligenda.^ 

Voz  de  lo  inmenso ,  calla. 


Al  mundo,  con  la  mano  en  tu  conciencia. 

Puedes  decirle:  falla! 

Que  es  mas  bella  en  tu  frente  de  proscrito 

La  eofoaa  de  espinal. 

Que  esa  diadema  que  ciñó  el  delito 

Con  manos  asesinas! 


—  292.-^ 


LA  PRIMERA  HOJA 


Siempre  á  ti,  siempre  á  ti!  No  hay  otro  nombre 
Que  donde  cupo  el  tuyo  en  mí  alma  quepa; 
Ni  en  el  bello  idioma  que  habla  el  hombre 
Hay  otro  mas  hermoso  que  yo  sepa. 

Tu  nombre  es  una  flor  tan  delicada 
Que  temo  que  al  nombrarla  se  deshoje; 
Es  mi  tesoro;  quede  alli  guardada 

Y  aire  de  aromas  solamente  arroje. 

Esa  flor  es  la  flor  de  mi  .existencia. 
Esa  flor  es  la  flor  de  mis  cantares ; 
Poesia  y  amor  trae  á  la  ciencia , 
Poesía  y  amor  á  los  pesares. 

Lee,  pues,  estas  bellas  poesias 
Inspiradas  por  tí,  para  tí  impresas; 
Si  el  público  las  toma  como  mias. 
Tú  bien  podrás  decir :  mias  son  esas. 

Tú,  que  sabes  que  siempre  cuando  escribo 
Tu  imagen  está  fija  en  mi  memoria ; 
Que  en  el  mundo  prosaico  en  que  yo  viro 
Tu  risa  es  mi  laurel ,  tu  amor  mi  glorial 

No  salga,  pues,  de  aqui...  Sagrado  asilo 
Tenga  en  mi  corazón...  Nadie  lo  toque. 

Y  en  su  éxtasis  poético  y  tranquilo 

Lo  adore  él  corazón ,  la  voz  lo  invoque  I 


La_ 


93  — 


SUEÑOS  DE  amante: 


El  alción  á  los  mares 
Dice  su  queja  9 
A  la  ola,  alma  viviente, 
La  que  se  aleja  ; 
Dulce  aunque  ignota , 
Todo  en  el  orbe  inmenso 
Vibra  una  nota. 

Por  eso  mis  cantares, 
Bella  espresion 
De  lo  que  mi  alma  siente 
Para  ti  son. 
Tú  eres,  la  llama 
Que  alumbra  en  lo  que  pienso 
La  nota  que  ama. 


—  294  — 


APARICIÓN  DCffiLE. 


Envuelta  en  una  nube  luminosa 
Yo  te  vi  aparecer,  figura  hermosa. 

Celeste  aparición. 
A  mi  lecho  risueña  te  acercaste. 
Mi  boca  con  un  beso  consaf^raste. 

Ofrenda  de  pasión. 

En  medio  de  una  nube  vaporosa 
Yo  te  vi  aparecer »  cual  dolorosa 

Y  fúnebre  visión ; 
Oiste  mis  gemidos,  te  alejaste; 
Y  anegado  en  sus  lágrimas  dejaste 

A  un  tierno  corazón. 


—.295  — 


BÁLSAMO. 


Cuando  agudo  pesar  y  amargo  duelo 

Hieren  el  alma  mía, 
Guando  mi  no)[)Ie  anhelo 
Cae  en  la  prosa  rutinera  y  fría. 
En  un  libro  de  buena  poesía » 
Lenguaje  material  que  habla  del  cielo» 
Acuesto  mi  alma  enferma ; 
Y  grata  melodía,  calma  grata. 

Por  ella  se  dilata... 
Ya  despierta  poetícese ,  ya  duerma. 


—  296  — 


PAUNGENESIA. 


El  ideal  es  forma  de  una  idea 
Que  el  espíritu  fija  en  otra  forma ; 

Y  el  espíritu  mismo  que  la  crea 
Para  su  nueva  faz  sirve  de  norma. 
Lo  bello  es  la  verdad ,  v  la  belleza 
En  espresion  ó  idea  se  transforma; 
El  ideal  en  lo  real  empieza , 

Y  la  idea  renuévase  en  la  forma. 


—  297  — 


QUIEN  ES  ELLA. 


Es  una  sombra  que  do  quier  me  sigue» 
Es  una  imagen  que  jamás  se  borra, 
Es  un  recuerdo  delicioso  y  trisle 
Que  yo  llevo  esculpido  en  mi  memoria. 

Es  un  deseo  que  nació  conmigo. 
Parte  de  mi  alma  que  ella  misma  adora ; 
Es  de  otra  vida  celestial  y  bella 
Fantasía  tal  vez,  tal  vez  aroma. 

Ese  es  el  ángel  que  en  la  noche  oscura 
Viene,  tomando  seductoras  formas , 
A  acariciar  mi  frente  con  sus  alas, 

Y  con  su  beso  á  perfumar  mi  boca. 

Esa  es  la  voz  que  canta  las  canciones 
Que  luego  el  alma  estremecida  entona; 
Voz  inefable  que  en  estraño  ritmo 
Envuelve  cadenciosas  mis  estrofas. 

Esa  es  la  risa  que  en  los  secos  labios 
Como  un  reflejo  de  otra  luz  asoma, 

Y  enjuga  el  llanto  que  á  los  ojos  mios 
Dolor  fatal  del  corazón  arroja. 

Esa  es  la  estrella  cuya  luz  divina 
Del  mar  enciende  las  oscuras  olas, 


—  298  — 

Y  muestra  lejos,  pero  hermosos  siempre , 
Fértiles  valles  y  gigantes  rocas. 

Es  un  deseo  que  nació  conmigo 
Es  una  imagen  que  jamás  se  borra. 
Es  un  recuerdo  delicioso  y  triste 
Parte  de  mi  .alma,  que  ella  misma  adora. 


—  299  — 


TRANSFIGURACIÓN. 


Ofelia,  Beatriz,  Gretchen,  Haydia, 
Creaciones  del  genio  y  del  amor, 
Solo  la  poesía 

En  sus  transportes  mágicos  podia 
Dar  Tida  ¿  un  sueño,  cuerpo  ¿  una  ilusión. 

Solo  ella  pudo  arrebatar  al  cielo 
Ese  tipo  de  angélica  beldad ; 
Solo  el  constante  anhelo 
Que  lleva  al  alma  en  ardoroso  vuelo 
A  lo  que  es  siempre  bello,  á  lo  ^inmortal! 

¿Quién  no  os  adora ,  bellos  ideales. 
Hermosuras  que  nunca  caducáis? 
Bellezas  ya  reales 
ffijas  de  aqueUos  genios  inmortales. 
Con  lengua  viva  de  su  gloria  habláis. 

Vosotras  sois  su  grande  pensamiento. 
Vosotras  sois  su  tierno  corazón. 
El  dulce  arrobamiento, 
La  pura  irradiación  del  sentimiento. 
La  aspiración  sublime  del  amor! 


—  300  — 


MODELO. 


Artista,  en  tu  modelo 
La  titTra  lata  y  se  adivine  el  cielo. 
Artista,  en  tu  paleta 
Los  colores  diversos  armoniza; 
Rima  como  el  poeta 
Y  la  belleza  en  lineas  realiza. 


-*801  — 


DIFEREj^fGI/lS  DE  CLIMA. 


Donde  el  sol  ilumina 

Y  nn  azul  siempre  claro  transparenta 
La  belleza  en  sus  gracias  se  presenta ; 

Y  es  humana  y  divina. 
Donde  el  trueno  domina 

Y  la  luz  en  la  niebla  se  transforma 
En  grave  cambia  su  degante  forma. 


—  802- 


HOP!  HOPI 


Solo  en  el  lMalé*e  el  sentimiento 
divino  U^Aal  esV^do  de  conciencia. — 

AiU9r«STBi.i$ 


Alza  los  ojos  y  contempla  al  cielo... 
Todo  es  grandioso,  todo  iluminado. 
AUi  se  sacia  el  infinito  anhelo 
En  la  grande  ostensión  de  lo  creado. 
Arriba ,  arriba !  El  noble  pensamiento 
La  creación* abraza. 
Hop  I  Hop !  el  divino  sentimiento 
La  creación  enlaza... 
El  hombre  echa  el  cimiento 
Y  Dios  sobre  él  el  edificio  traza. 


—  303— 


país. 


Bello  horizonte !  Incomparable  vista ! 
El  sol  en  el  ocaso  reverbera , 

Y  refleja  en  la  blanca  cordillera 

Su  luz  de  sombra  y  claridades  mista. 

Corta  la  nieve  caprichosa  lista 
Que  sube  desde  la  húmeda  ladera ; 
Verdura  al  pié,  verdura  en  la  ribera.... 
Tus  colores  mas  blandos  muele,  artista. 

Completan  el  pais  tres  hermosuras; 
Son  las  gracias  que  llegan  á  la  orilla 

Y  en  el  fondo  destacan  sus  figuras. 

Á  la  izquierda  las  casas  de  la  villa  ; 

Y  entre  nubes  rogizas,  semi-oscuiras , 
Como  un  ojo  de  fuego  Venus  brilla. 


—  301— 


UN  GENIO  Y  EL  POETA. 


Dime:  qué  quieres?— ¿Inscribir  tu  nombre 
En  las  hojas  eternas  de  la  historia , 
Y  guerrero  fatal,  de  la  victoria 
Hacer  la  trompa  fíe!  de  tu  renombre? 

¿Quieres  riquezas?  ¿que  postrado  el  hombre 
Adore  la  tbrtuna  ?  ¿  Quieres  gloria  ? 
¿Que  como  la  de  César  tu  memoria. 
Domine  al  universo,  al  tiempo  asombre? 

¿Quieres  posar  sobre  tu  escelsa  frente 
El  nimbo  luminoso  del  poeta  ^ 
Astro  del  genio  siempre  renaciente? 

¿Quieres  que  el  mundo  redentor  te  llame? 
No!.— Entonces  qué  desea  tu  alma  ii\quietB? 
— Un  sol  sin  nube,  una  mujer  que  me  ame! 


\ 


—  305— 


UN  POEMA. 


Todo  un  poema  de  gloria 
Está  impreso  en  mi  memoria 

En  estrofas  de  amor. 
Es  un  poema  sublime 
Que  con  sangre  en  ella  imprime 

£1  alma  del  cantor. 

Poema  que  en  si  conserva 
Como  la  esparcida  yerba 

Del  sol ,  luz  y  calor, 
Mis  ensueños ,  mis  congojas; 
Y  cada  cual  de  sus  hojas 

Es  un  himno  de  amor. 

'Poema  triste  y  divino 
Que  encierra  todo  el  destino 

De  una  vida  de  horror. 
Aquí  risa ,  alli  sarcasmo. 
Acá  anhelo  y  entusiasmo 

De  celestial  amor. 

Duda  y  fé,  mengua,  heroísmo, 
Impiedad  y  panteísmo. 

Alegría  y  dolor ; 
Has  en  dicha  ó  en  tormento 
Siempre  un  noble  sentimiento 

Y  en  la  duda  el  amor. 
ToKo  IL  20 


—  306  — 

Es  un  poema  infiDÍto 
Escomulgado  y  maldito  , 

Aborto  del  rencor ; 
Revelación  misteriosa 
De  una  existencia  penosa 

Que  lamenta  su  amor. 

Aspiración  incansable 
Hacia  la  dicha  inefable, 

Hacia  el  bien  creador. 
Alma  que  quiere  elevarse  , 
Unirse  y  purificarse 

En  inmortal  amor ! 


—  907  — 


HECÜERDO. 


Alli  me  dijo :  cte  amo;>  y  en  sus  ojos 
Brilló  la  Toz  de  amante  desvario ; 
Acá  bañó  su  boca  tierna  risa, 
Amor  unió  su  labio  al  labio  mió, 
Y  un  eco  dulce  moduló  la  brisa... 
Galla,  lira  indiscreta; 
Guarda  las  confidencias  del  poeta. 


—  308  — 


UN  RAMO. 


Predoso  ramo  de  varías  flores^ 
Esos  aromas,  esos  colores. 
Son  las  imágenes  y  la  armonía 
Que  como  lindas  visiones, 
Y  como  mágicos  sones 
Flotan  en  mi  poesia* 


—  309— 


¿QUÉ  SERA? 


¿Hay  mas  allá?  ¿La  tumba  es  un  abismo 
Ó  en  un  trono  de  luces  se  transforma? 
¿Queda  en  la  tierra  parte  de  mi  mismo, 
O  de  una  idea  agena  soy  la  forma? 
¿He  ha  creado  el  amor  ó  el  egoismo? 


—  810  — 


SOLEDAD. 


Amo  la  soledad  oomo  ama  el  cielo 
£1  puro  corazón  de  alma  devota, 
Gomo  el  agua  la  flor  que  se  marchita, 
Como  el  ave  nocturna  ama  las  sombras; 
Como  ama  sus  ensueños  el  poeta 

Y  el  marino  el  balance  de  las  olas. 
Bosques  inmensos ,  perfumados  valles, 
Fuentes  que  saltan  por  estrechas  rocas, 
Montes  nevados  que  circundan  nubes, 
Nubes  que  el  sol  á  competencia  adornan 
Un  risueño  pais,  en  donde  el  ojo 

De  todo  abraza  la  diversa  forma. 
Mi  fantasía  rápida  bosqueja 

Y  lo  fija  á  la  par  que  lo  colora. 

Luego  el  amor  se  acerca,  y  contemplando 
Entre  un  cerco  de  luz  y  otro  de  aroma, 
Del  risueño  pais  las  bellas  flores. 
Urnas  de  amor  que  se  derraman  solas, 
Con  su  rico  pincel  y  firme  mano 
Desparrama  la  luz,  une  la  sombra, 

Y  en  medio  de  las  flores  aparece 
Forma  adorada,  aérea  y  luminosa. 
Ya  todo  tiene  voz,  todo  se  anima. 
£1  pais  antes  mudo  se  transforma; 

Y  hablan  las  aguas  y  murmura  el  aire 
Palabras  inefables  en  las  hojas. 

De  vapores  de  luz  finos  encajes 
Cuelgan  del  cielo,  transparentes  flotan. 


—  311- 
Imitan  de  la  luna  el  rayo  tenue 
Ó  el  rosado  matiz  del  alba  copian. 
Ella  está  allí!  Su  frente  se  ilumina, 

Y  sus  negros  cabellos  que  aprisionan 
Negras  cintas,  reflejan  suaves  tonos 

Y  en  las  cintas  de  seda  tejen  otras,.. 
Acercadme  á  esos  ojos  que  mi  sangre 
Hacen  bullir  intrépida  y  armónica. 
Como  una  ola  de  sones  que  se  quiebra 
Vibrando  en  ruidos  sus  acordes  notas. 
Oh!  dejadme  enlazar  esa  cintura, 

Y  apagar  en  los  labios  de  esa  boca 
El  deseo  insaciable,  el  voluptuoso 
Rayo  de  amor  que  el  corazón  devora. 
Vivir  solo  es  vivir  cuando  se  ama, 

Y  es  el  libro  de  otra  alma  la  memoria; 

Y  hay  recuerdos  que  encanten  los  pesares 

Y  el  frió  tedio  de  las  lentas  horas. 
Vivir  solo  es  vivir  tranquilamante. 
Sin  relaciones  frivolas  y  zonzas. 
Sin  tener  que  ostentar  falsa  alegría 
Ni  falsa  fé  de  una  creencia  hipócrita. 
Vivir  solo  es  vivir  tranquilamente. 
Como  una  flor  en  retirada  loma 
Purificando  el  alma  en  amor  puro 

Y  en  el  fuego  de  estáticas  estrofas; 
Aquí  sin  importunos  que  me  sitien. 
Sin  que  ninguna  voluntad  se  oponga. 
Yo  sacio  mis  miradas  en  las  tuyas 

Y  el  supremo  placer  el  alma  goza. 
Aquí  solo  eres  mia ;  aquí  te  trae 

De  mi  espíritu  audaz  la  fuerza  propia, 

Y  uniéndose  contigo  se  levanta 

Al  mundo  de  los  sueños,  de  la  gloria ! 

En  vano  rompe  la  ilusión  el  velo 
De  mi  contemplación  y  se  evapora. 


—  312  — 

Otro  velo  el  amor  de  nuevo  tiende ; 
Gratos  perfumes  suavemente  sopla, 

Y  se  eleva  otra  vez  reanimada 

De  mi  ensueño  ideal  la  talla  hermosa. 
No,  no  quiero  vivir  de  otra  manera; 
No ,  no  quiero  que  mi  alma  se  corrompa , 
Lanzando  á  todo  mar  sus  sentimientos 

Y  á  pies  inicuos  mis  ideas  todas. 

I  Qué  me  dará  la  sociedad?— Miserias, 
Soledad  de  amargura^  si  ruidosa, 
Invencible  fastidio,  eterno  choque 
Entre  dos  creaciones  que  se  odian.... 
No,  no  quiero  vivir  de  otra  manera: 
Vivir  solo  es  vi>ir  cuando  se  adora! 


—  313  — 


CONVICaON. 


¿Quién  no  va  en  pos  de  un  mundo,  en  pos  de  un  astro, 
Gomo  Herschell  y  Colon?  ¿Quién  algún  día 
No  halló  en  su  senda  un  luminoso  rastro 
De  verdad,  de  virtud,  de  poesía? 


—  314  — 


POEMA 


El  amor,  {Jnia  mia,  es  un  poema 
Ya  triste,  ya  sombrío,  ya  travieso, 
Distinto  en  formas,  pero  igual  en  tema; 
Y  es  la  estrofa  mas  linda  el  primer  beso. 


—  815  — 


aiEDIA  NOCHE, 


Todo  es  triste  y  oscuro....  Lentas  horas. 
Nublados  días,  solitarias  Doches, 
Infinitos  deseos  y  esperanzas 
Que  no  llegan  jamás ,  que  siempre  anhelo.... 
¿A  dónde,  á  dónde  estáis?  ¿Esa  tiniebla 
Que  al  choque  de  la  idea  se  ilumina 
Transparentando  imágenes  celestes. 
Oculta  á  la  verdad ,  lo  bello  ofusca? 
¿Será  preciso  para  entrar  al  fondo. 
Para  bañar  el  alma  en  su  luz  santa. 
Para  elevar  la  mente  á  su  sagrario: 
Será  preciso  abandonar  sus  sueños, 
Desnudar  su  ilusión  de  la  belleza 

Y  acostumbrar  á  sombras  mente  y  akna? 
O  mártir,  ó  rebelde.  ¡  Y  cuántas  veces 
Es  necesario  ser  rebelde  y  mártir!... 
¿Hay  algo  que  creer?  ¿Vive  en  nosotros 
Un  espíritu  eterno ,  ó  solamente 
Ajitase  convulsa  la  materia, 

Y  la  vida  no  es  mas  que  el  movimiento. 
Un  impulso  del  aire?...  Sobre  el  rostro 
De  un  cadáver  reciente,  mis  pupilas 
Se  han  fijado  anhelosas;  recojido 

Mi  cerebro  estudiaba,  y  en  los  labios 
Como  dos  rimas  armoniosas  juntos. 
Buscaba  algún  susurro  de  otra  vida. 
Nada.  Silencio  y  palidez.  Inmóvil 


—  316  — 

Como  una  estatua  que  de  blanco  mármol 
En  su  taller  el  escultor  cincela; 
Más  todavía.  En  la  disforme  roca 
Vierte  el  artista  inspiración  de  fuego 

Y  remeda  la  vida ,  engaña  una  alma!... 
Limbo  de  dudas,  esperanza  írágil. 
Rómpete  para  siempre,  ó  en  la  oscura 
Soledad  resplandece,  y  la  tiniebla 
Celaje  sea  de  la  eterna  aurora. 

Soy  bastante  infeliz !  Hartos  dolores 
Bttñ  echado  raices  en  mi  pecho; 
Sirva  ese  jugo  que  circula  en  eUas 
Para  inundar  los  brotes  que  se  arraiguen, 

Y  si  á  llorar,  si  á  padecer  nacimos. 
Suframos,  pues!  De  penas  y  de  dudas 
Tejamos  la  mortaja,  y  resignado. 
Para  dormir  el  sueño  de  la  muerte. 
Con  aire  de  desden  vístala  el  cuerpo.... 


—  317  — 


OFRENDA. 


Otros  dan  flores,  yo  te  doy  versos» 
De  mis  amores  bella  expresión; 
Si  una  guirnalda  formas  con  ellos 
Atas  en  ella  mí  corazón. 


—  318  — 


RECETA. 


¿Te  cansa  la  ambición?  ¿De  la  opulencia 
El  brillo  fatuo,  el  oropel  te  ofusca? 
Consagra  á  la  verdad  tu  inteligencia. 
Ama  el  cielo  y  la  luz :  ama  la  ciencia 
Y  una  alma  hermana,  una  alma  tierna  busca. 


—  319  — 


ARMONÍA. 


En  el  alma  del  hombre,  en  ese  valle 
De  armonía  y  de  flores  misteriosas. 
El  hielo  de  las  cumbres  ha  caido. 
Todo  muere  al  nacer,  todo  es  estéril! 
La  corrupción  de  fétidos  miasmas 
Como  una  negra  enseña,  en  las  ciudades 
Abre  sus  pliegues;  y  avaricia  y  crimen 

Y  furores  desprende  en  viles  hombres. 
Sentimiento,  grandeza,  poesía, 

Noble  anhelo  del  alma ,  en  los  desiertos 

Como  huraños  leones  ocultaos. 

¿Aqui,  qué  hacéis?  Lo  bueno  se  persigue 

Y  alcanza  la  verdad  desprecio  ó  befa. 
La  mujer,  esa  taza  de  alabastro 

Que  conserva  el  licor  de  la  esperanza 

Y  del  amor  la  transparente  esencia , 
O  insultada  sucumbe  y  en  gemidos 
Como  una  aura  á  los  cielos  se  suspende, 
O  acostada  en  el  vicio  prostituye 

Al  vicio  su, virtud,  y  á  su  contacto 
Se  gangrena ,  se  muere  ó  se  corrompe. 

¡Ah,  vosotros,  plajiarios  sin  ingenio 
Del  célebre  D.  Juan  monos  bastardos : 
Águilas-tigres  de  inocentes  niñas 
Pavoneáis  en  las  calles  vuestro  orgullo. 
Bravo!  ¡Qué  lauro!  La  servil  lisonja 


—  320  — 

Arrastró  su  ignorancia...  lengua  imbécil 
La  mintió  amor  y  se  rindió.  ¡  Qué  lauro!. .. 
No  es  un  lauro,  D.  Juan ;  es  una  infamia! 
Hombres  y  oid;  de  la  egoísta  ciencia 
Las  ramas  estended...  Crezca  su  sombra 
Y  la  mujer  la  goce.  Asi  la  madre 
Dará  al  hijo  feliz  mas  pura  leche; 
Asi  el  mundo  encontrando  un  eje  firme 
Rodará  sin  chocarse,  y  la  armonía 
Una  sola  familia  hará  de  todos! 


<-3iH- 


AVAmOA. 


Como  la  perla  lunúnosa  y  pura 
Que  el  mar  esconde  en  au  tranquilo  fondo. 
Esa  ofrenda  de  amor  y  de  ternura 
Oculta  de  tu  pecho  en  lo  mas  hondo. 
Mas  como  suele  de  su  centro  en  calma 
Sacarla  el  buzo  que  alcansara  á  verla. 
Deja  ¿  mis  ojos  penetrar  en  tu  alma 
Y  sea  yo  solo  el  dueño  de  esa  perla! 


Tow)  n.  21 


•^382^ 


BÜSÍTO. 


De  tu  cabello  suelto 
Las  negras  ondas, 
Semqan  mar  revuelto 
Crespado  en  rocas; 
Litmte  heXlo , 
Al  mar  de  ébano  fija 
Tu  blanco  cuello. 


—san-' 


Á  hk  LUNA; 


No  be  visto  en  el  paseo  á  mi  querida, 
Y  yo  en  buscarla  insisto. 
La  quiero  consolar:  está  affijidai 
Ob!  luna,  buron  noolfimOy  ly  tú  la  bas  vistof 


—  324  — 


DIABLOS  AZULES. 


Mi  cerdNTo  reyienla;  eotmicubesa 
Enorme  peso  úentOt 

Y  ayes  de  melancólica  tristeza 
Arranca  al  akna  oculto  aealiiiiiento. 
Nuevo  delirio  empieza; 

Nada  encierra  mi  loco  pensamiento. 

Tengo  fiebre...  Los  párpados  caldos 
Transfiguran  la  luz  en  sombra  inerte; 
Agítanse  del  pulso  los  latidos. 
Zumba  horrible  terror  en  mis  oidos 

Y  sofoca  el  respiro  ansia  de  muerte. 

¿Qué  es  de  mí?  ¿Dóndaestoy?  ¿Qué  luz  es  esa, 
Luz  de  infierno  que  atrae  y  que  fascina? 
La  atmósfera  es  espesa, 

Y  el  rayo  que  á  momentos  la  ilumina 
Nuevas  chispas  eléctricas  derrama 

Y  el  aire  respirable  vuelve  llama. 

¡Qué  calor!...  Ese  aire  me  sofoca, 
Ese  aire  me  quema  los  pulmones. 
La  sombra  inerte  á  mis  pupilas  choca 

Y  engendra  horribles  trasgos  y  visiones... 
Aire  á  mi  corazón,  aire  ¿  mil)oca! 

Ay!  qué  horrible  cansancio,  cuánta  arena! 
£1  desierto  es  inmenso; 


—  325  — 

Como  en  mi  alma  la  pena 
Eterno  gira  el  torbellino  denso. 
No  hay  flor,  no  hay  una  fuente. 
La  maldición  despoja,  esteriliza- 
Soledad  misterios» 
De  escombros  de  murallas  y  ceniza, 
Aqui  todo  reposa 

En  un  letargo  mudo  é  impotente... 
Se  ofusca  mi  razón,  se  arde  mi  frente... 
¡Oh  martirio  y  dolor!  ¡  Yida  penosa! 


326-* 


AURORA  BOREAL. 


Rayos  bellos  de  rico  meteoro 
Cruzan  mi  alma  sombría, 
Y  en  tus  ojos  que  adoro 
Se  concentran  y  ofuscan,  vida  mia. 


—  927  — 


LAS  TRES  ALMAS. 


— ¿Dónde  Tas,  alma  perdida? 
—Voy  en  busca  de  una  flor 
Cuyo  nombre  sea  vida , 
Cuya  esencia  sea  amor. 

—¿Dónde  vas,  alma  perdida? 
—Yo,  de  un  ser,  camino  en  pos, 
Cuya  esencia  sea  vida , 
Cuyo  nombre  sea  Dios. 

—¿Dónde  vas,  alrña  perdida? 
— Yó  á  buscar  en  un  Edén 
Esa  flor  que  llaman  vida, 
Cuya  esencia  es  la  del  bien... 

No  busquéis ,  almas  perdidas , 
l^da.  Dios,  bondad ,  amor. 
Son  esencias  divididas , 
Pero  es  única  la  flor. 


—  828- 


LOS  ASTROS. 


Déjame ,  amigo »  contemplar  los  astros ; 

Y  suspensa  en  sus  rayos  mi  pupila 
Estienda  su  horizonte  al  infinito. 
Cuando  veo  esos  orbes  que  circundan 
La  inmensa  creación ,  soles  hermosos 
Que  iluminan  incógnitas  regiones; 
Cuando  miro  esos  orbes ,  en  el  alma 
Callan  todos  los  ruidos  terrenales 

Y  habla  todo  el  silencio  de  otro  mundo. 
Sirio  luce,  y  su  esfera  luminosa 

Se  ensandia ,  y  la  tiniebla  como  un  nimbo 
Se  empapa  en  su  fulgor  y  lo  corona ; 
Como  una  isla  del  cielo,  sus  estrellas 
La  vía— láctea  descubre  á  mis  miradas 

Y  sus  bordes  aéreos  se  tapizan 

De  orlas  vagas ,  de  sombra  y  de  esplendores. 
¡  Qué  paz  en  todo  reina,  y  todo  cum[áe 
Su  ley  de  actividad,  su  faz  de  vida! 

Y  phmetas,  y  soles ,  y  oometas, 
Origen  ó  reliquias  de  otros  orbes. 
Atraviesan  su  giro  sin  chocarse. 
¿Por  qué  la  humanidad,  astro  divino. 
No  recoge  sus  fuerzas  y  las  guia 

Sin  romperlas  jamás  al  bien  de  todos. ..•? 
Déjame,  amigo,  contemplarlos  astros ; 
Quizás  el  porvenir  sobre  sus  fases 

Está  escrito Quizás  la  inteligencia 

Busca  en  la  tierra  lo  que  está  en  el  cielo. 


-r329  — 


MESALIENTO 


I  . 


Estoy  triste »  muy  triste !  Hi  existencia 
Es  un  bosque  del  trópico ,  sombría ; 
Que  si  arraiga  la  flor  de  una  alegría 
Ningún  astro  le  presta  su  influencia. 

Sube  en  vano  íni  libre  inteligencia 
Avarienta  de  amor,  de  poesía; 
Está  herida  de  muerte  el  alma  mia 
Y  tu  lumba  precoz  es  la  esperíencia. 

¿Para  qué ,  para  qué  suéfio  esos  Uenes , 
Bienes  que  pasarán  como  mi  anhelo , 
Quemando  las  arterías  de*  mis  sienes  t 

I  Adonde  irá  del  pensamiento  el  vuelo 
¡Oh  mundo,  si  la  atmósfera  que  tienes 
Es  lienzo  burdo  que  amortaja  al  cielo? 


—  330  — 


DESEO. 


—¡Oh!  sí  pudiera  de  estrellas 
Hacerte  un  nimbo»  bien  mió! 
—¡Delirio!  no  pueden  ellas 
Alumbrar  de  luces  bellas 
Un  corazón  ya  sombrío ! 
—¡Pobre!  ¡  Pobre,  bien  mió! 

—Entonces  aqui  no  hay  nada » 
¿No  podrá  latir  jamás? 
— Un  rayo  de  tu  mirada 
Para  aquella  que  es  amada 
Es  un  sol  y  vale  mas  I 
—No  me  olvides  jamás ! 


^331  — 


LA  FLOR  DEL  VALLE. 


Flor  del  ralle ,  flor  del  valle, 
¿Di,  qué  estrella  te  perfuma? 
¿Algún  ángel  vierte  en  bruma 
Su  roció  bienhechor? 
Solitaria  tu  existencia 
Pero  siempret  perfumada, 
£s  una  alma  enamorada 
Y  de  eterno,  puro  amor! 


—  :^32— 


LOS  Gocm. 


Conserva  en  su  pureza 
Niña  alabada» 
La  flor  de  tu  belleza 
Tan  codiciada. 
Tu  no  conoces 
Guanta  amarga  tristesa 
Dejan  los  goces... 


-83S  — 


PAISÁGE  Y  AMOR. 


Bajo  este  estendido  boMo 
Que  nos  forma  verde  toldo 
No  te  encuentra»  iA&a ,  tni  amor? 
Reflejada  en  tu  pupila^ 
Qué  suave  his»  qué  tranquila 
Parece  k  kisdeléol! 

Mira^  las  altas  montabas 
Alzan  sus  faees  estrafiae 
Del  inmcMO  lago  al  pié; 
Y  el  gracioso  campo  verde 
£nl6jaiHa  se  pierde 
Con  rubias  eras  de  mies. 

¡Qué  paisaje!  La  fwmida 
Pradera  que  el  sol  inunda 
Reir  de  gozo  se  vé* 
Allá  el  castaño  domina. 
Acá  ri  arbusto  se  ineKna , 
Aqui  verdea  el  maiten. 

Y  luego  el  lagol...  esa  tienda 
De  hermoias  aves,  vivienda 

Y  encanto  de  preces  mil! 
Donde  en  acuática  zarza 
Pone  ivL  itf  dé  la  garza 

Y  nada  el  tísne  geotñ. 


—  334  — 

Alli  en  travieso  recreo 
Como  en  la  lid  de  un  torneo 
Nadan,  vuelan,  vienen,  van, 

Y  entre  las  olas  que  quiebran 
Con  roncos  gritos  celebran 
Su  placer,  su  Übeftad. 

¿No  es  verdad,  querida  mia, 
Que  hay  aqui  mucha  poesia 
Mucha  dicha ,  mucho  amor? 
¿No  sientes  tu  alma  devairse. 
Tu  pensamiento  ensancharse 

Y  latir  tu  coraron? 

¿No  parece  que  descienda 
Un  ángel,  que  nos  suspende 
A  otra  esfera,  á  otra  región; 

Y  mariposa  estraviada 
El  alma  transfigurada 
Vé  el  infimto  en  su  amor? 

9 

\ 

¿No  es  cierto,  que  la  beUexa 
De  la  gran  natunakia 
Es  sublime,  sin  rival? 
Fáltale  vos  al  poeta 

Y  color  á  la  paleta 
Para  llegarla  á  imitar. 

Los  cocBSOoes  que  «e  anvuit 

Que  en  múlua  dkha  se  inflaman' 
La  pueden  solo  sentir. 
Naturaleza,  eresbellal... 
¿Más  qué  serias  sia  ella? 
Unsilencfoao  festín. 

Vuelve  á  ini  tus  ojos  bellos. 
Querida  mia ;  por  ellos  ¿ 


—  885- 

Quiero  gozar^  quiero  ver! 
Mi  placer  en  ti  se  asila;. 
Tú  eres  luz  de  mi  pupila. 
Eres  ángel  y  mujer  l 


.♦    ■ 


■  • 


—  338^ 


LAS  FLORES. 


Emblemas  de  temm^  son  las  flores. 
Símbolo  de  la  mia  es  este  ramo. 
Amor  mió»  no  llores; 
Esas  flores  te  digan  cómo  te  amo. 

Las  flores  se  marchitan ,  y  su  tierno 

Y  suave  perfume  se  evapora; 

Mas  en  mi  alma  es  eterno 
El  tierno  amor  que  en  tu  pureza  adora. 

flores,  mientras  viváis  dad  á  sus  penas 
De  frescura  y  aroma  las  primicias. 

En  horas  mas  serenas 
Su  alma  yo  aliviaré  con  mis  caricias. 

Y  ojala  que  pudieran  mis  amores 

Y  mis  dulces  caricias  aliviarla ; 

Y  para  siempre...  ¡oh  flores! 
Como  á  la  luz  amáis  yo  sabré  amarla! 

Eterno  amor  nuestras  dos  almas  liga 
Como  las  flores  de  este  hermoso  ramo ; 
Alégrese  la  amiga 

Y  piense  la  querida  cómo  la  amo. 


J 


—  337  — 


VIAGE. 


—¿A  dónde  vas,  rayo  hermoso^ 
De  tu  centro  desprendido? 

—Voy  á  un  astro  luminoso 
Para  ti  desconocido. 

—¿A  dónde  vas ,  germen  tierno , 
Que  el  huracán  arrebata? 

—Hay  en  mi  un  fluido  interno, 
Y  como  un  reloj  eterno 
La  vida  á  la  muerte  se  ata. 

— ¿A  dónde  irás,  alma  mia. 
Cuando  la  tumba  sombría 
Cerque  tu  luz  con  su  horror? 

— Iré  á  un  mundo  mas  hermoso, 
A  un  astro  mas  luminoso 
A  vivir  de  luz  y  amor. 


Tomo  U.  22 


—  338  — 


BRISA  T  FLOR, 


Las  flores  aman  al  día. 
El  ambiente  ama  á  la  flor. 
Mi  corazón ,  alma  mia  , 
Es  brisa  y  flor  de  tu  amor. 


—  3J»9~ 


VOTO. 


¡  Piensas  en  mi  cuando  tu  hermosa  estrella 
Aádia  en  un  cielo  diáfano  y  turqui? 
Al  fijar  tu  pupila  en  su  luz  bella , 
[Ah;piensaenmi! 


-  / 


—  340  — 


SU  LLANTO, 


¿Por  qué  dejas,  bien  mió,  que  las  lágrimas 
Aridezcan  tu  rostro? 

¿Por  qué  dejas  que  tomen  melancólica 
La  luz  de  tus  dos  ojos? 

Me  dirás  que  padeces,  que  las  fúnebres 
Memorias  te  atormentan; 

Que  el  pasado  es  un  brillo  de  relámpago 
Y  el  presente  una  niebla. 

Pero  bien;  ese  llanto  que  tu  pálido 
Semblante  inunda  triste. 

Esas  pupüas  dilatadas  y  húmedas 

¿Qué  anuncian,  qué  me  dicen? 

Yo  no  quiero  que  salgan  de  tus  párpados 
Esas  lágrimas  mias ; 

Riego  de  amor,  emanaciones  intimas» 
De  nuestra  oculta  vida. 

No  llores,  no  destruyas,  ay!  las  únicas 
Compañeras  del  alma! 

No  agotes  el  roció  de  los  ángeles 
Que  alienta  la  esperanza. 

Y  luego,  sufrimientos  del  espíritu, 
Jamás  son  lastimados; 


—  341  — 

O  encontramos  tal  vez  de  los  imbéciles 
Los  inicuos  sarcasmos! 

Ah!...  cuando  quieras  que  tus  dulces  lágrimas 

Te  den  algún  alivio. 
En  él  arrobo  de  amorosos  éxtasis 

Ven  á  llorar  conmigo. 


—  342  — 


caNto  del  artista. 


Mi  firente  tiembla ;  luz  desconocida 
Mis  pupilas  enciende. 
En  mis  venas  ensánchase  la  \ída 
T  con  ruido  armonioso  se  desprende, 
T  aura  blanda»  oh!  delicia» 
Mis  cabellos  ardientes  acaricia. 

¿Quién  es?  ¿Qué  voz  es  esa  que  modula 

Esos  cantos  suaves? 
Enjambre  melodioso  que  circula, 
Dulce  recreo  de  amorosas  aves. 

Las  notas  van  y  vuelven 

Y  en  cascadas  de  sones  se  disuelven. 

Las  hojas  laten ,  las  amantes  flores 
Murmuran;  y  la  loma 
Al  valle  envia  cláusulas  de  amores» 
Lengua  de  ruido»  música  de  aroma; 
Y  el  valle  á  la  montaña 
Con  su  coro  de  ninfas  acompaña. 

Artista  sin  igual ,  Fidias  del  canto» 
Sublime  Goethe»  llega; 

Y  húmedo  él  rostro  en  voluptuoso  llanto» 
Tu  alma  de  artista  en  ese  cuadro  anega. 

Canta  y  admira  el  mundo» 
Escultor  inmortal»  saUo  profundo. 


I 


—  34a^ 

La  flor  sonríe;  el  astro  luminoso 
Adora  su  belleza. 

Y  Gretchen  inocente  en  su  reposo 
Guarda  en.  su  amor  su  angélica  pureza. 

Bellisima  existencia ! . . . 
Su  cuerpo  es  una  flor,  su  alma  una  esencia! 

Y  tú,  poeta  tierno,  alma  celeste. 

De  luz  y  de  armonía, 
Ven!...  La  belleza  del  paisaje  agreste 
Perfumará  tu  triste  poesía. 

Y  Tecla  y  Max  unidos 
Darán  dulzura  á  quien  les  dio  gemidos. 

Venid  vosotras,  almas  desterradas, 
Soles  de  otro  hemisferio; 
Almas  de  la  virtud  enamoradas, 
Flores  que  os  entreabrís  en  el  misterio,.. 

Perfume  solitario 
Que  rodea  un  incógnito  santuario!.... 

La  sangre  hierve.  El  corazón  palpita; 
Es  fuego  la  mirada; 
Todo  en  alegre  ooníiision  se  agita 

Y  se  traduce  en  sinfonía  alada. 

Que  pasa,  se  difunde, 

Y  en  efluvio  de  aromas  se  confunde. 

Ea,  al  trabajo!  Démosle  á  mi  nombre 
La  gloria  por  emblema. 

El  alma  aprecia  lo  que  ensalza  al  hombre. 

Monumento  inmortal  es  mi  poema ! 
Ea,  al  trabajo!  Envidia 

Tus  uñas  roe  desleal  perfidia ! 

Ya  canto ;  ya  la  inspiración  desea ; 
Ya  el  alma  se  levanta ; 


—  344-- 

El  mundo  oprime  mi  infinita  idea, 
T  poso  en  astros  mi  altanera  planta. 

Y  un  sol  mas  esplendente 
'Circuye  en  nimbos  mi  inspirada  fírente. 

Y  allí»  mas  bella  que  ese  sol,  tan  pura 

Gomo  la  flor  divina, 
AIU  apareces,  mágica  hermosura ; 
Pensamiento  sublime  que  domina 

Mi  ser,  y  forma  parte 
De  mi  ideal  poético  y  del  arte. 

Alli  estás,  alli  estás!  Aglomeraos 

Palabras  y  colores ! 
Un  mundo  nuevo  arrancará  del  caos 
El  verbo  celestial  de  los  amores. 

Adelante,  adelante. 
Obra  sagrada  del  artista  amante! 

Ya  en  bronce  esculpe  lo  que  alli  concibe; 

Ya  dio  forma  á  su  utopia; 
Ya  su  esperanza  eternamente  vive!... 
Salud!  Es  de  su  idea  digna  copia... 

Ea,  al  trabajo,  artista! 
Lauros  eternos  el  amor  conquista. 


—  315  — 


LA  PRIMAVERA. 


La  primavera  ya  estiende 
Su  rico  tapiz  de  flores ; 
£1  cielo  en  rayos  se  enciende 

Y  matizados  fulgores 

Cruzan  la  esfera. 
Sobre  la  empinada  loma 
Que  el  campo  estenso  domina. 
Ya  la  verde  espiga  asoma, 

Y  la  gente  campesina 

Gran  lucro  espera. 

No  se  escuchan  otros  ruidos 
Que  el  que  los  árboles  mueven, 

Y  los  músicos  sonidos 
De  los  arroyos  que  beben 

Agua  en  el  monte ; 

Y  el  galope  acompañado 
Del  corcel  en  la  campiña. 
Del  viento  al  soplo  cansado 
Que  los  nublados  apiña 

Al  horizonte. 

Reverdeced ,  nobles  plantas , 
Brotad ,  fértiles  llanuras ; 
De  las  montuosas  gargantas 
Libres  caed  aguas  puras 
Fecundizando. 

Y  en  vuestro  rápido  viaje, 


—  340— 

Arroyos  murmuradores» 
£1  atrayente  paisaje 
De  délo,  campos  y  flores , 
Id  retratando. 

Volad»  Cándidas  palomas: 
Quemad»  bosques»  vuestro  incienso; 
Subid,  cantares  y  aromas» 
Al  trono  del  ser  inmenso» 

Núcleo  de  vida. 
A  esta  alma  que  en  cada  cosa 
Alma  inmortal  aparece » 
Esa  hecatombe  grandiosa 
La  naturaleza  ofVece 

Reconocida. 


—  347  — 


rocío. 


Cierra,  blanca  flor,  el  broche, 
Y  el  roció  de  la  noche 
Conserva  en  él ,  tierna  flor; 
Que  el  rayo  del  sol  que  asoma 
No  te  arrebate  ese  aroma 
Que  es  tu  vida,  que  es  tu  amor. 

Labio  que  estuviste  unido 
Coq  otro  labio  querido. 
Como  la  abeja  en  la  flor. 
Llama  del  alma  es  un  beso. 
¡  Ah!  no  oscurezca  el  esceso 
Esa  llama  del  amor! 


—  948  — 


HORÓSCOPO. 


Feliz  tan  solo  en  nombre.  La  fortuna 
Tiene  burlas  horribles. 
¡Cuántas  almas  sensibles 

Han  mamado  el  <}oIor  desde  la  cuna! 


.349— 


YXION. 


Un  fantasma  celeste  va  conmigo 
Que  de  mujer  y  de  ángel  participa. 
Me  habla,  respondo.  Llámame,  la  sigo.., 
£1  deseo  á  la  dicha  se  anticipa. 
Mas  si  abrazar  su  cuerpo  al  fin  consigo , 
Es  la  nube  de  Txion  que  se  disipa.! 


-350  — 


GAZEL. 


Rostro  de  junco  pálido 
Triste  y  hermoso; 
Ojo  bañado  en  lágrimas 
Pero  amoroso ; 
Dad  al  olvido 

Vuestras  memorias  fúnebres , 
Vuestro  gemido. 

Cuando  en  la  noche  lóbrega 
Pobre  viajero 
Desesperado  ó  tímido 
Pierde  el  sendero ; 
Vacila 9  duda, 
f  á  ese  poder  incógnito 
Demanda  ayuda. 

Y  si  en  la  niebla  tétrica 
Lejos  divisa 
Alguna  luz,  murmúrale 
El  labio  risa; 

Y  hacia  la  lumbre 
Aguija  el  corcel  rápido 
Sin  pesadumbre. 

Guando  abaten  tristísimas 
Penas  al  alma,  * 

Y  dias  melancólicos 


—  351  — 

Quitan  la  calma ; 
La  luz  de  un  cielo. 
Aunque  lejana,  préstanos 
Fuerza  y  consuelo. 

Ojo  bañado  eñ  lágrimas 
Pero  amoroso ; 
Rostro  de  junco  pálido 
Triste  y  hermoso; 

Vuestra  esperanza 

Del  corazón  en  lo  intimo 

Has  se  afianza. 


-^362  — 


LAS  MARIPOSAS. 


Por  entre  redes  de  álamo  y  rosas 
Las  mariposas  van  revolando. 
Sus  blancas  alas  como  un  espejo 
Suave  reflejo  transparentado 
Aquí  y  allá. 
Ora  se  esparcen ,  ora  se  agrupan, 

Y  el  jugo  chupan  de  las  hojitas. 
Ora  en  el  árbol  sus  alas  pliegan 

Y  en  jiros  juegan  por  las  ramitas 

Allí  y  acá. 

Enjambre  airoso  que  el  alba  anima. 
Sobre  la  cima  del  alto  cerro 
El  sol  ardiente  su  luz  derrama.... 
Su  viva  llama  vuestro  destierro 

Viene  á  anunciar. 
Vivisteis  poco,  mas  á  lo  menos 
Aires  serenos  os  arrullaron.... 
Los  frescos  zumos  que  las  hojitas 
Maripositas  os  regalaron 
Podéis  libar. 

¡Qué  mas!  Las  aves  que  en  pos  se  lanzan 
A  donde  alcanzan  las  gaviotas, 
Encuentran  siempre  balas  terribles 

Y  olas  temibles  en  las  remotas 

Playas  del  mar. 


-*3S3  — 

Y  la  fiítiga....  y  el  sol  que  quema...» 
Ohl  quien  no  tema  la  mar  altiva 
Envidie  ese  ala  tan  poderosa.... 
La  mariposa»  quien  sola  viva 
Qui«^aipíupl.,.j 


Tomo  IL  s3 


I 


SUEÑO  ALEÚRÉ. 


Sueño  alegre  de  un  instante 
Ya  pasastes,  y  me  dejas 
En  un  insomnio  de  quejas. 
Fatigado  y  delirante; 
Sueño  alegre  de  amor,  ¿por  qué  te  alejas? 

Ah!  gozaba  tanto ,  tanto 
Con  mirar  entre  mi  ensueño 
Ese  rostro  tan  risueño. 
Ese  labio  que  es  mi  encanto, 
Esos  ojos  tan  dulces  como  el  sueño. 

Su  voz  como  una  armonía 
Arrobaba  alma  y  sentido; 
Y  el  amoroso  latido 
De  nuestros  pechos  se  unia.... 
Imagen  de  mí  amor,  ¿por  qué  te  has  ido? 

Ay!  solo  escucho  despierto 
La  queja  de  mis  dolores. 
Soy  primavera  sin  flores; 
Fría  lápida  de  un  muerto. 
Ah!  vuelve  por  piedad,  sueño  de  amores! 


■ 

I 

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yifiílM^, 


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liaauíino  Aaermé« 


) , 


£1  viento  agita  las  verdes  hojas, 
El  techo  débil  reclina  y  cruje, 
Y  al  sur  batiendo  rápidas  alas 
Barre  las  nubes. 

Blancas  algunas  sus  curvos  flecos 
Al  choque  cuelgan  en  el  espacio; 
Ó  cual  bandada  de  aves  ligeras 
Rozan  el  prado. 

Así  en  tarde,  cuando  el  sol  muere 
T  al  valle  empuja  leves  vapores. 
Vuelan  las  garzas  hacia  su  nido. 
Gala  del  bosque. 

Aves  dichosas,  oh!  quién  pudiera 
Volar  con  ellas  por  esos  valles ! 
Oh!  quién  tuviera  su  nido  y  alas 
Como  esas  aves! 

Yo  y  otra  pobre  que  gime  y  sufre. 
Que  amores  llora,  que  anhela  amores, 
Como  esas  aves  al  valle  fuéramos 
Juntos  entonces! 


Y  á  mi  querida  le  haria  un  nido 
De  flores  blancas  y  verdes  hojas; 
Y  una  mordaza  die  gratos  sueños 

Para  su  boca. 

Y  en  la  nocturna:  soifabra  del  bosque 
Haciendo  mallas  de  es»  mordaza^ 
Como  en  celeste  red  dejaría 

Toda  mi  alma!... 
Ah!  ¿por  qué  siempre  scm  mis  deseos 
Vanos  delirios,  pérfidas  luces?...' 
Viento,  con  ellos  arrastra,  empuja, 

Garzas  y  nubes! 


I      litinfi 


.-.  J    • 


•       *         I 


—  957~ 


PR061. 


Siempra,  eiempre  lo  misiiiot  Fantaúas, 
fliiMOiies,  misaria  y  pcwwdumhre^ 
La  misma  sucesión  de  horas  y  cKas.*. 
Oh!  la  proéa  de  todo  es  hi  costumbre. 


--3S8' 


UN  RATO '  DE  ÍLUNA. 


Ese  rayo  conmueve  las  tinieblas, 
Como  mi  djó  feriliante  quo  se  pota 
Con  ternura  ea  el  rostro  de  quien  so  ama^ 
Y  ese  rayo  celeste  lüSidiaipa  ' 

Cual  la  aérea  sonrisa  que  oiicuh 
En  un  labio  de  amor»  el  mal  del  alma. 
Rayo  divWo,  mágica  sonrisa. 
En  mi  noche  infeliz  os  vea  siempre! 


— 3Í9-— 


MíPíWW);  f 


Ay!  ya  pasaron  los  dias 
De  religión  y  de  canto. 
Ay !  ya  pasaron  los  dias 
De  risas  y  dulce  llanto. 
Ay!  ya  pasaron  los  dias 
De  flores  y  de  amof  tierno. 
Ay!  ya  pasaron  los  dias!... 
La  primavera  es  invierno. 


— a6o<« 


CLAttOOSCÜRO, 


Gomo  el  ave  que  alza  el  Yuelo 
De  su  velo  la  blancura 
En  las  sombras  se  disata. 
Ay !  ¿qué  tiene  la  hermosura  ? 
Su  ternura  llora  6  fmbát 


— sel  — 


SOSPIRO. 


¡Suspiras!  ¿Es  por  mi?  No  lo  merezco 
Ese  tierno  gemido  que  me  inquieta. 
Es  verdad  que  yo  sufro  y  que  padezco; 
¿Blas  lastimas  al  hombre  ó  al  poeta? 

El  hombre  siempre  llora  y  siempre  triste 
ídolos  rompe,  ídolos  levanta. 
Ave,  el  poeta  solitario  existe; 

Y  alegra  su  dolor  cuando  lo  canta. 

Los  dos  son  desgraciados ,  los  dos  lloran 
Las  causas  de  sus  penas  en  si  mismo. 
Blancas  alas  al  cielo  Tos  elevan, 

Y  alas  negras  los  traen  al  abismo.  •• 

¡Suspira  y  no  por  mi!  Fuerza  ninguna 
Alcanza  á  desviar  siniestro  influjo. 
Si  en  las  noches  sin  luz  bella  es  la  luna, 
En  los  dias  con  sol...  brilla  por  lujo. 


—  3GÍ  — 


ENüN  ALBKVI. 


De  la  mujer  el  dulce  sentimieato 
Es  á  la  ves  ternura  y  pen^amienlo» 


t    I 


'1    " 


—  M8— 


ARTÉÍ  t  -AMdWlA. 


•  I 

La  mujer  es  pintok*á  y  poetisa. 
Su  alma  es  toda  colores ;  toda  cantol 
Quiere  mucho  gd2ar  y  goza  ápilsa; 
Nace  á  amar  y  ama  taMó 
Que  vive  con  la  idea 
Que  su  mente  de  artista  traza  y  crea. 
Por  eso  siempre  junto  con  su  risa « 
Música  triste  suele,  estar  el  llanto! 


— aet-* 


jímsfKsim. 


El  poetfi  es  una  flor 
Que  crece  eu  la  Mdedad ; 
Que  se  arraiga  eo  el  dolor 
Y  se  aroma.ea  la  verdad. 


.•   I 


INCIENSO. 


,  <  I  •  , 


El  Uaniaeiila  qhi^  ^  di  iiici«»«o 
Que  queaia  á  su  hermoéura. 
Cuando  sopla  el  dolor,  ed  humo^enso..* 
Guando  sopla  el  nmor  es  nube  pura. 


—866  — 


PENSAMIENTO. 


'1    . 


¡Imposible,  imposible!  Cada  hora, 
Cada  dia  que  pasa  mas  la  amo! 
Es  una  idea  eterna  revestida 
Con  la  belleza  corporal  que  arrastra 

Y  su  origen  divino  manifiesta. 

Su  amor  es  mi  eristeneta ;  á  todas  partes 
Con  mi  aliña  camina,  y  donde  quiera 
Que  mi  alma  se  fija,  alM  me  espera. 
Son  dos  almas  de  un  cielo  que  se  atraen 

Y  en  un  mismo  deseo  se  comprenden. 
Yo  naci  para  amarla;  para  ella 

Mi  pensamiento  y  corazón  nacieron. 
Las  flores  virginales  de  mi  infancia 
Su  guirnalda  adornaron;  de  mis  ojos 
Las  primeras  miradas,  en  los  suyos 
Se  inundaron  de  amor  y  de  ternura. 
Ella  fué  la  primera  que  á  mis  labios 
Acercó  la  dulzura;  la  primera 
Que  oyó  latir  mi  corazón  sensible, 

Y  que  me  dijo:  te  amo!  Oh!  si  algún  dia 
£1  ángel  de  la  poesía  me  descubre 

Un  tesoro  divino,  ese  tesoro 
De  esa  dulce  palabra  será  premio. 
Mi  poesía  es  tuya  como  mi  alma! 
Es  una  forma  de  mi  amor  celeste. 
Es  un  eco  sublime  y  armonioso 
Bello  como  la  luz  que  lo  ilumina. 
Oh!  si,  lo  espero !  Con  mi  nombre  el  tuyo 
Vencerá  las  edades ;  y  enlazados 
Nuestros  dos  nombres  vivirán  eternos^ 
Puros  en  A  amor,  grandes  en  gloria  \ 


— ser— 


jGOINSEIO. 


.  í   f 


Tus  blancal  alas 'agitas 
Paloma,  en  raudo  volar, 

Y  en  tus  vueltas  infinitas 
A  una  blanca  vela  imitas 
Que  se  aleja  adentro  el  mar. 

¿Tú,  criada  entre  las  bojas 

Y  entre  el  musgo  del  vergel. 
De  blancura  te  despojas, 

Y  al  cráter  del  sol  te  arrojas 
Para  afrontarte  con  él? 

¿Huyes  la  red  que  ba  tendido 
El  certero  cazador? 
¿O  en  busca  de  us  bien  perdido 
Dejas  huertano  tu  nido 
Que  te  abrigaba  de  amor?  . 

,  Ah!  vuelve  á  tu  hjjerto  amepo 
Aunque  vuelvas  á  gemir; 
Que  en  las  regiones  del  trueno. 
Romperá  el  rayo  tu  seno 

Y  vas  segura  á  morir! 

Alli  tus  débiles  plumas 
Al  aire  se  esparcirán... 
Ah!  no  de  águila  presumas! 
No  abandones  ay!  tus  brumas 
Por  el  sol  del  huracán! 


—  368» 


CANCIONi. 

A.  A.  R.  L. 

(Ea  el  día  de  i«  omwplcaiot,) 


I  I  ■! 


Un  año  mas,  amiga!  Otra  esperanza 
Que  el  tiempo  te  arrebata!  Otra  pareja 
Que  en  la  animada  danza 
De  un  vacio  cruel  la  falta  deja! 
Un  año  mas ,  amiga ,  es  otra  arruga , 
Un  paso  mas  que  te  conduce  á  vieja ; 
Una  lágrima  tierna  que  se  enjuga 
Con  el  aire  de  un  canto 
Para  verter  después  mares  de  llanto. 

Cada  año  de  muchas  ambiciones 
Es  funesto  sepulcro ,  ó  mausoleo 
De  muchas  ilusiones 
Crecidas  en  el  ala  de  un  deseo. 
¡Cuántos  ensueños ,  cuántas  fantasías 
En  su  abismo  de  horror  perdidas  veo! 
¡Ay  qué  de  polvos  y  cenizas  frías! 
¡Cuánta  angustia  y  engaño 
Ha  dejado  en  el  alma  cada  año ! 

Respeto  á  las  cenizas ;  la  menroria 
De  muertos  tan  querido^  no  insultemos ; 
Su  lápida  mortuoria 
D9  luz  y  bendicimíes  adometnos. 
¡Bella  es  la  juventtid,  bella  la  cuna... 


Sus  púdicaa  delicUis  recordamos.*.    .     . 
Que  en  las  Dochj^.opiicas  y  ftUí  huía , 
Si  alumbra  alguaa  estrila , 
Refleja  entero  d  firommealo  en  ella. 
La  vida  es  mitad  prosa  y  poesia; 
Mitad  realidad,  ceniza  y  Uaam; 
El  alma  cada  dia 

Maldice  ó.ruegm  desesperad  ama.  • 
Cada  dia  no  eflun^  el  pen9ao)ieiiio 
Sobre  estériles  vastagos  derrama,    . 

Y  cada  dia  el  vago  sentimiento 
Tegiendo  luz  y  sombra 

Con  nuevas  cifras  sus  deseos  nombra. 

¡Cuántas  veces  nuestro  ojo  entristecido 
Miró  h%cia  el  cielo  para  hallar  la  duda! 
Es  tan  duro  el  olvido... 
¿Habrá  dolor?  La  eternidad  es  muda. 
¿Esos  astros  que  jiran  nada  dicen? 

Y  los  labios  del  ser  que  b^nos  querido 
Con  cariño  desde  ellos  nos  bendioeo, 

Y  sus  almas  envian 

Todo  su  amor  á  la  que  mas  querían. 

Ojala  que  mis  versos  en  el  aura 
Pudieran  recojer  todo  el  aroma 
Que  anima  y  que  restaura, 
Grata  primicia  que  á  las  flores  toma ; 

Y  traducir  el  canto  de  los  mares, 

Y  de  los  cielos  el  acorde  idioma. 
Para  que  fueran  plácidos  cantares 
Los  que  mi  labio  enlaza , 

Fúnebres  cantos  que  el  placer  rechaza. 

¡Oh  si  escuchase  un  genio  del  poeta 
El  ferviente  rogar,  el  noble  anhelo! 
¡Oh  si  su  ahna  inquieta 

Tomo  U.  24 


Subir  pudiera  m  afirmado  vuelo 
A  do  el  BuUime  pensamienlo  afcanea! 
¿Sabes  qué  traerla  de  ese  tíeM 
Traería  i  tu  alma  la  esperanza^ 
A  tu  rostro  el  contento 
Y  á  tu  cuerpo  el  divio  del  tormento. 

Y  traerla  además  ¡de  esas  regionea 
Para  adornar  tu  frente  enCristeoléBt 
La  flor  de  las  eternas  ilusiones 
Aquí  desconocida; 

En  fin,  si  ese  buen  genio  me  escuchara 
Haria  un  paraíso  de  tu  vida, 
Donde  nunca  el  pesar  de  una  tristeza 
Doblara  tu  cabeza!.... 

Canción ,  dile  ¿  la  amiga  cariñosa, 
De  quien  vas  á  ser  hoy  humilde  prenda. 
Que  te  reciba  afable  y  bondadosa 
Porque  eres  de  amistad  sincera  ofrenda. 
Si  no  puedes  llevarle  la  alegría 
Pueda  á  lo  menos  aliviar  su  duelo 
Con  su  Manda  armonía 
La  dulce  poesía, 
Flor  de  la  tierra  que  perfuma  el  cield» 


—371  — 


CREPÜSCULO. 


Hay  una  bora  solemne» 
Hora  de  melancolía, 

Y  de  escelsa  poesía 
Para  quien  sabe  sentir; 
Cuando  las  nubes  dispersas 
Del  horizonte  se  escapan, 

Y  en  los  reflejos  se  empapan 
Del  astro  que  va  á  morir. 

Entonces  el  pensamiento. 
En  sus  sueños  embebido, 
Olvida  el  mimdano  ruido 

Y  se  levanta  á  pensar. 
Seguir  quiere  al  astro  rojo 
En  su  brillante  carrera; 

y  ^  su  arrebato  quisiera 
Los  espacios  traspasar. 

i  A  dónde  van  esas  nubes 
Que  por  el  cielo  resbalan 
Que  se  alejan  y  se  igualan 
En  encontrado  vaivén?.. • 
Asi  en  el  hondo  cerebro 
Los  pensamientos  se  agitan, 
Se  chociin ,  se  preciiHlan^ 
Latiendo  sohre  mi  sien. 


—  372  — 

Oh!  pudiera  ser  un  rayo 
De  ese  sol;  ser  una  nube.... 
Gomo  esa  que  linda  sube 
Enamorada  del  sol. 
Va  ¿  morir ,  pero  á  lo  ajenos 
Morirá  de  enamorada. 
Con  la  luz  amortajada 
Del  Tespertino  arrebol. 

Yo,  poeta  desgraciado. 
Que,  lanzado  de  mi  cielo. 
Vivo  en  triste  desconsuelo 
Llorando  lo  que  perdi. 
Mis  años  dia  por  dia 
En  esperanzas  consumo... 

Y  pasan  ¡ay !  como  el  humo 

Y  se  evaporan  asi. 

Alma  mia!  alma  que  sufres 
Los  martirios  de  la  vida, 
Tantas  veces  ¡ay!  caida 
En  las  redes  del  azar; 
Aun  hay  luz,  no  desesperas! 
Aun  los  mares  tienen  perlas... 
La  inocencia  podrá  verlas; 
Aun  hay  virtud!  Hay  que  amajc!* 

Ya  la  grata  primavera 
Con  mano  próvida  arroja, 
£1  fruto  sobre  la  hoja 

F  i 

Y  el  grano  sobre  la  mies ; 
Ya  esas  cumbres  de  basalto 
Que  el  crudo  invierno  nevara, 
Ven  caer  el  agua  clara , 

En  torrentes  á  sus  pies. 

Goza,  elérate,  alma  mia ; 
Todo  vive^  todo  ama! 


—  373  — 

En  cada  fibra  derrama 
Sus  fluidos  el  amor. 
Vive !  El  aire  purifica ! 
Ama,  ama!  El  amor  crea! 
Y  siempre  nace  una  idea 
Donde  se  agosta  una  flor. 

Yé,  nube,  surca  el  espacio. 
Pasa  el  valle  y  la  montaña... 
Sol,  en  tu  púrpura  baña 
El  firmamento  y  el  mar. 
Mientras  á  otro  hemisferio 
Yuestro  paso  se  encamina... 
Aquí  otro  mundo  germina. 
Otra  vida  va  á  empezar. 


—  374  — 


LA  NUBE. 


Peregrina  de  aéreos  parajes. 
Hija  errante  de  móvil  cascada. 
En  las  cimas  de  nieve  eres  toldo 

Y  en  los  valles  rocío  del  alba. 

Linda  nube,  tus  flecos  tendidos 
En  la  luz  como  cintas  circulan; 
En  el  aire  se  alejan,  se  atraen, 

Y  las  joyas  del  iris  anudan. 

Tú  reflejas  del  monte  las  sombras, 
Tú  la  luz  de  tus  orbes  disuelves. 
Tú  del  campo  florido  y  estenso 
El  fantástico  espejo  pareces. 

Ah!  por  eso  mis  ojos,  ¡oh  nube! 
Se  desbordan  en  llanto  al  mirarte; 
Que  un  recuerdo  se  pinta  en  mi  mente 

Y  tus  nieblas  me  vuelven  su  imagen. 

Y  á  ti  suben  del  labio  quejoso 
Los  cortados  y  tiernos  suspiros; 
Melodías  de  un  roto  instrumento 
Que  reparte  la  brisa  en  gemidos. 

Linda  nube,  retrata  las  nieves 

Y  del  cielo  las  sombras  veloces; 


—  875  — 

Pabellón  de  frescura  en  la  cima 
Y  en  el  valle  abanico  de  amores. 

Linda  nube,  si  TueWes  de  nuevo 
Peregrina  de  aéreos  parajes. 
Esas  nieblas  de  luz  que  te  inundan 
Siempre,  siempre,  me  vuelvan  tu  imágen> 


—  376  — 


LA  SOÜIIBRA. 


Los  orientales  dicen  que  Alah  áíó  la 
sombra  al  hombre  para  que  no  hiriese 
sus  ojos  la  arena  abrasada  del  desier- 
to.— El  recuerdo  es  lo  que  la  sombra 
para  el  que  vive  triste. 


¡  Qué  dulce  es  el  recuerdo  en  esos  dias 
De  calor»  de  tristeza,  de  aislamiento , 
Guando  solo  en  mi  cuarto  poetizo 

Y  hablando  con  tu  imagen  me  recreo! 
En  su  anhelo  de  amor,  evaporada 

El  alma  va  á  buscarte  en  tu  aposento, 

Y  te  encuentra  las  páginas  de  un  libro 
Amorosa  leyendo  en  el  misterio. 

Oh!  ese  libro  de  lineas  desiguales 
Es  un  libro  de  amor  y  de  recuerdos. 
Escrito  en  una  época  funesta 

Y  en  horas  de  tristísimo  silencio. 
Enjendros  de  dolores  misteriosos. 
Ilusiones  y  escéntricos  deseos 
Sacudian  mis  nervios  desmayados 

Y  cubrian  de  sombras  mi  cerebro.... 
Oh !  lee ,  que  pasando  por  tu  boca 
Esas  silabas  rudas  de  mis  versos 

Se  suavizan,  y,  música  de  tu  alma» 
Tu  dulce  voz  se  melodiza  en  ellos. 
Además,  esos  versos,  alma  mia,     . 
De  tu  vida  y  la  mia  son  el  eco,  * 


—  377  — 

Y  son  tuyos  y  mios ,  pues  tan  solo 
Lo  que  ambos  sentimos  yo  lo  espreso. 
Ese  canto  sonoro,  como  un  nido 
Apoyado  entre  flores,  en  tu  seno 

Y  al  suave  calor  de  tus  caricias, 
Batió  sus  alas  y  emprendió  su  vuelo. 
Esa  estrofa  fué  hecha  en  un  deliquio, 
En  uno  de  esos  rápidos  momentos, 
Momentos  que  el  amor  brinda  al  que  ama 

Y  que  la  tierra  transfigura  en  cielo. 
Esta  imita  él  silencio  de  las  almas 
En  sus  visiones  de  inmortal  deseo, 

Y  aquella  que  en  metáforas  ardientes 
Empasta  un  colorido  mas  risueño. 
En  la  unión  inefable  de  los  labios 

Se  mezcló  de  sonrisas  v  de  besos. 
Oh!  lee,  que  pasando  por  tu  boca 
Esas  silabas  rudas  de  mis  versos 
Se  suavizan,  y,  música  del  alma. 
Tu  dule  voz  se  melodiza  en  ellos. 
Recordar,  recordar;  de  la  memoria 
Iluminar  los  ámbitos  secretos, 

Y  presentar  la  imagen  de  los  dias 
De  amores,  de  delicia,  y  no  de  tedio. 
Poblar  la  soledad  de  la  existencia 
De  agradables  y  prístinos^  recuerdos 
Es  volver  á  vivir  con  esa  vida, 

Es  volvOT  á  soñar  con  esos  sueños ! 


—378  — 


LA  TARDE. 


¡Qué  cielo  tan  bello,  qué  tmles  tan  suaves! 
Cambiantes  de  sombra ,  mosaico  de  luces ; 
Guirnaldas  anudan  rosados  celages 

Y  sueltan  vellones  blanquísimas  nubes. 

Parece  que  rompen  el  lienzo  del  aire 
Cubrirado  su  masa  de  tenue  vislumbre. 
Los  montes  escelsos  que  en  fúnebres  bases 
Apoyan  sus  cerros  y  afirman  sus  cumbres. 

£1  rio  que  en  piedras  deslinda  su  cauce « 
Estiende  y  agrupa  sus  olas  azules; 

Y  empújanse  recuas  de  yeguas  á  escape. 
Botando  la  espuma  que  el  choque  produce. 

¡  Qué  bien  estos  ruidos  á  mi  alma  le  saben ! 
Las  nubes  se  pinten,  las  aguas  murmiiren. 
Pais  de  colores,  dejad  que  me  extásiOb.. 
Un  mundo  de  artista  mis  ojos  descubren. 

Dejad  que  llegando  la  plácida  tarde 
€on  libres  pulmones  respire  el  salubre 
Aroma  que  el  viento  recoje  del  valle , 

Y  en  frescos  espacios  las  auras  sacuden. 

Critique  el  tartufo  y  el  clérigo  rabie ; 
Las  almas  que  piensan,  las  almas  que  sufren, 


#: 


—  379  — 

En  £bad]fw  teiapios  no  eocuentrtn  á  nadie. 
Lo  que  es  infinito  en  ddos  te  bosque! 

Por  eso  á  esla  hora  de  redes  infiunes 
El  alma  divina  la  malla  destruye, 

Y  alegre  batiendo  las  alas  del  ángel 
Por  éxtasis  yuela  y  en  cánticos  sube ! 

Quien  piensa  se  eleva;  quien  gont  decae , 
Feliz  quien  obtiene  del  alma  el  perfume; 
Felices  los  sabios,  los  sabios  son  grandes. 
Que  Dios  y  la  ciencia  se  atraen  y  se  unen. 

Lo  bello  y  lóeteme,  gemelas  verdades.... 
Comienza  en  Dios  uno  y  el  otro  concluye! 
Dinna  es  la  cieneia,  divino  es  el  arte.... 
Ensalce  sis  almas  los  hombres  quQ  duden. 

En  esas  alturas  que  engarzan  gigantes, 
En  picos  de  nieve  cendales  de  nube , 
El  fuego  que  muda  del  orbe  las  faces, 
Por  astros  ocultos  voraz  se  difunde. 

Dejad  que  sus  nervios  de  llama  se  alarguen. 
Por  tubos  de  roca  dejad  que  circule. 
Ma&ana  aparecen  rubíes,  diamantes, 

Y  á  pingües  tesoros  su  lastro  conduce. 

Mañana  en  efluvios  á  quidsras  salvajes 

Y  á  estériles  tierras  calor  distribuye. 

Y  ciñe  las  cuestas  de  plantas  audaces, 

Y  enciende  volcanes  en  áridas  cumbres. 

El  fuego  destruye  y  el  fuego  rehace ; 
Del  duro  granito  las  masas  que  funde, 
En  manos  del  hombre  y  en  manos  del  arte, 
Son  piedras  que  exhibe,  son  mármol  que  pule. 


—  380  — 

¿Quién  cuenta  del  orbe  las  muertas  edades? 
jQuién  almas  ooü  almas  enhxa  y  oonfunde? 
El  fuego  que  empapa  las  almas  amantes. 
El  fuego  que  cifras  en  montes  esculpe? 

Asi  todo  muere  y  asi  todo  nace. 
Asi  muevo  mundos  aninime  empuje. 

Y  el  perno  en  que  jira  la  rueda  inefable 
Amor,  siempre  dice,  ya  avanxa  ó  recule. 

Idioma  que  espresan  en  brisas  las  ares, 
£1  agua,  en  susurros  variados  y  dulces; 
En  notas  dispersas,  los  montes  y  valles, 
En  himnos  <»llados,  las  almas  que  sufren. 

Idioma  del  mundo,  bendito  lenguaje. 
Que  en  letras  divinas  los  cielos  traducen; 
En  mi  alma  esas  letras  por  siempre  sa  graven 

Y  en  ellas  creencias  mi  mente  se  busque. 

Lo  bello  y  lo  eterno,  lo  bueno,  lo  grande, 
Alli  se  alimente  y  alli  se  fecunde; 

Y  el  arte  que  brota  semillas  vivaces 

Con  agua  las  riegue  que  nunca  se  enturbie. 

Vigor  y  energia,  que  el  triunfo  no  es  fácil; 
La  muerte  que  acecha,  lo  eterno  descubre... 
Quien  ame  y  anhele,  padezca  y  trabaje.... 
Asi  de  la  vida  las  leyes  se  cumplen! 


—381  — 


BARÓMETRO. 


< 


¿Nada  me  dices  y  tu  rostro  bajas? 
¿Respondes  taciturna  si  te  llamo? 
¿Por  qué  hieres  mi  amor,  por  qué  lo  ul  trajas 

¿No  sabes  harto  bien  qué^yo  te  amo, 

Y  que  por  ti  del  alma  la  riqueza, 
Pródigo,  alegre,  con  placer  derramo? 

¿Y  qué  por  ti ,  de  pálida  tristeza 

Y  de  locos  anhelos,  he  ee&ido 
Diadema  de  fastidio  á  mi  cabeza? 

¿No  sabes  que  los  años  que  he  vivido , 
Como  los  dias  de  celeste  infierno , 
Dias  de  pena  y  de  ventura  han  sido? 

¿No  he  llorado  contigo,  amante  tierno , 
Consolándote...  yo  desesperado?.. 
¿No  me  has  jurado  amor  y  amor  eterno?... 

Ah!  comprendo!  Mis  besos  te  han  hartado. 
Mis  caricias  vehementes  ya  te  asustan. 
Amar  con  tanto  amor  es  demasiado. 

Ya  hay  hoy  otros  placeres  que  te  gustan. 

Y  quizás  los  delirios ,  las  ideas , 
Del  hombre  apasionado  te  disgustan. 


Vete ,  no  quiero  que  mi  esclava  seas. 
El  amor  no  se  manda  ni  se  obliga, 
Y  no  en  el  caso  de  ^gafiar  te  veas: 

Si  mi  amor  ya  es  un  guiso  que  te  ostiga 
Deséchalo»  maldícdo;  no  comas..! 
Es  un  crimen  mentir!  Cuidado,  amiga..! 


[i  alma  es  un  tabernáculo  de  aromas , 
Y  quiero  conservar  en  la  amargura 
La  pura  esencia  de  virtud  que  tomas. 

¿Para  qué ,  si  mi  amor  es  ya  locura « 
Arrebatar,  ¡  cruel !  de  mi  existencia 
Ese  tranquilo  germen  de  ventura  ? 

Ya  no  me  amas...  Adiós!  La  indiferencia 
Heló  tu  amor!  Adiós..!  Aun  yo  te  adoro! 
En  esta  alma  de  amor,  en  esa  esencia, 
Hay  una  joya  oculta..!  Hay  un  tesoro..! 


—  383  — 


LOCA. 


Pi^sa  en  su  amor...  Doblada  la  cabeza 
Sus  ojos  fija  en  el  quebrado  suelo. 
Piensa  en  su  amor  y  dobla  su  tristeza 
Porque  ya  no  está  aquí  y  está  en  el  cielo. 

Hurló,  sobre  su  pecho  reclinado 
El  ay!  postremo  se. exhaló  en  su  boca. 
Después  de  eso  los  dias  han  pasado; 

Y  ella  piensa  en  su  amor amante  y  loca. 

Ya  no  arrulla  el  contento  su  mejilla; 
Ya  no  adornan  su  frente  negros  rizos; 
Su  mirada  amorosa  ya  no  brilla... 
Un  vestigio  no  mas  son  sus  hechizos. 

Pobre  loca!  A  las  márgenes  amenas 
Ha  ido  como  Ofelia  á  arrojar  flores.  . 
En  sus  orilhis  á  contar  sus  penas, 

Y  á  cantar  con  las  auras  sus  amores. 

Y  alguna  Tez  las  auras  la  aliviaron ; 
Pero  nunca  los  hombres...  Pobre  loca..! 
Los  hombres  con  desprecio  te  insultaron.. • 
No  cuentes  tu  pesar...  cierra  tu  boca. 

Cuando  quieras  contarle,  cuando  quieras 
Hallar  algún  alivio  á  tus  dolores, 


—  384  — 

Yete  de  alguna  fuente  á  las  riveras 
Y  en  su  claro  raudal  esparce  flores.  •• 

£1  que  amando  murió  jamás  olvida; 
Siempre  amante  resida  en  nuestra  alma. 
Su  presencia  es  guardián  de  nuestra  vida... 
Eterno  es  el  amor  como  la  palma!... 


r 


—  385  — 


SU  RETRATO. 


¿Qué  tienct»?  ¿Que  estás  pensaaiu 
Gloria  de  mi  pensamiento? 

Ceuvartes. 


Es  su  mismo  semblante,  su  mirada 
Triste  y  enamorada, 

Y  su  boca  entreabierta ,  en  donde  bale , 
Como  en  la  ola  la  brisa , 

La  dulce  risa  que  en  sus  bordes  late. 

Apoyada  en  tu  mano  tristemente 
Tu  dolorosa  frente 
Pansces  ima  Eva  desdichada 
Llorando  amarga  pena , 
Por  culpa  agena,  de  tu  edén  lanzada* 

¿No  es  cierto,  vida  mia,  que  es  horrible 
Tener  alma  sensible, 

Y  abrigar  un  sublime  pensamiento 
De  eterno  bien  emblema 

Que  es  anatema  de  odio  y  de  tormento? 

Si  vieras,  dulce  bien,  cuando  te  miro 
Cómo  sufro  y  suspiro 
Ese  rostro  marchito  contemplando..! 
Porque  sé  que  tu  lloras 

Y  que  á  estas  horas  estarás  llorando! 

Tomo  II.  25 


—  386  — 

Retrato  de  mi  amor ,  contra  mi  seno 
Te  estrecho  de  amor  lleno 

Y  con  nombres  tiernisimos  te  llamo. 
Mas  ay !  vano  martirio 

Es  mi  delirio ,  lo  que  beso  y  amo. 

Pero  al  fin  de  esta  imagen  que  yo  estrecho, 
£1  alma  está  en  mi  pecho; 

Y  yo  sé  que  de  amor  ella  palpita. 
Yo  sé  que  en  este  instante 
Conmigo,  amante,  de  placer  se  agita. 

Yo  sé  que  aunque  en  dos  cuerpos  y  en  dos  >idas 
Las  dos  almas  unidas, 
Juntas  piensan  y  viven,  juntas  lloran. 
Seque  mi  alma  y  la  de  ella 
Son  de  una  estrella  rayos  que  se  adoran. 

Yo  sé  que  son  dos  olas  que  se  atraen 
Que  se  enlazan  y  caen 

Y  se  alzan ,  comprendiéndose  y  marchando; 
Espíritus  que  se  aman 

Y  que  se  llaman  sin  cesar  llorando. 

Por  eso ,  alma  de  mi  alma ,  yo  suspiro 
Cuando  triste  te  miro 

Y  en  tus  ojos  de  amor  lágrimas  veo ! 
Ah !  temo  que  el  hastio 

Mate ,  amor  mió ,  tu  feliz  deseo. 

Consuélate..!  Quién  sabe!  A  noche  lynbria 
Sigue  un  brillante  dia; 
A  lluvioso  huracán,  plácida  calma. 
Nuestras  ahnas  unirse 

Y  confundirse  pueden  en  una  alma. 

Yo ,  aunque  siempre  padezco,  siempre  espero; 


—  387  — 

Yo  creo  que  si  muero 

A  amarte  eternamente  resucito. 

Dos  seres  que  se  adoran 

En  si  atesoran  germen  de  infinito. 

Retrato  de  mi  amor,  prenda  querida. 
Ternura  de  mi  vida, 
Imagen  cariñosa ,  hasta  mañana! 
Adiós,  alma  inocente. 
Alma  doliente,  de  la  mia  hermana. 


—  388  — 


PREGUNTAS  SIN  RESPUESTA 


Aves  audaces  que  vdais  ligeras, 
Puros  rocíos  que  animáis  al  suelo, 
Vientos  que  el  agua  condensáis  en  hielo. 
Nubes  y  plantas ,  luna,  sol,  esferas. 

Fuentes  del  vaHe,  flores,  rocas ,  fieras. 
Errátiles  quimeras  del  desvelo. 
Vagas  creencias  de  virtud  y  cielo. 
Mar  infinito,  incógnitas  riberas. 

Santas  visiones  que  jamás  hallamos 
Mas  que  siempre  seguimos  y  que  vemos 

Y  con  ansia  del  alma  deseamos. 

Decidme:  ¿es  realidad  cuanto  creemos? 
Decidme:  ¿es  ilusión  cuanto  esperamos? 

Y  en  la  tumba  morimos  ó  nacemos? 


—  389  — 


BELLEZA  DE  LA  MUERTE. 


¡Ah/  ¿Por  qué  cuando  el  alma  se  recrea 
Y  sonríe  en  tus  brazos»  vida  mia, 
Nubla  mi  sien  una  horrorosa  idea? 
¿Por  qué  llega  esa  sombra  de  agonía 
Cuando  el  alma  sonrie  y  se  recrea? 

¡Oh!  Pudiera  morir  como  esas  flores 
Que  mueren  con  el  sol  que  las  despierta! 
En  el  beso  feliz  de  tus  amores 
Hallarla  su  cielo  el  alma  muerta 
Si  pudiera  morir  como  esas  flores. 

Fuera  bello  morir!..  Dulce  bien  mió, 
¿No  es  verdad  que  tu  alma  lo  desea? 
¿No  es  verdad  que  suspíralo  que  ansio? 
¿Cuando  el  alma  sonrie  y  se  recrea! 
¿Fuera  bello  morir,  dulce  bien  mío? 


—  390  — 


CONTEMPLACIONES. 


Estrella  pura  de  la  clara  noche, 
Antordia  que  iluminas  misterioaa 
Las  nubéculas  débiles  que  vagan 
En  la  órbita  radiante  de  luz  viva. 
Fascinantes  relámpagos  vibraiKlo, 
Tú  que  me  miras  pensativo  y  sdo» 
Tú  que  ves  en  mi  rostro  de  las  lágrimas 
La  huella  que  deslustra  su  írescurá; 
Tú  que  lees  en  mi  alma  y  tal  vez  sidies 
El  interno  &stidio  que  la  rpe. 
El  incesante  anhelo  que  la  Aguija, 
La  esperanza  funesta  que  la  engvua, 
En  uno  de  esos  rayos  luminosos 
Envíame  un  consuelo,  estrella  pura! 

¡Cuántos,  ah,  cuántos  desde  el  sitio  amena 
De  su  felicidad ,  con  la  pupila 
Chispeante  de  amor  y  desvario 

Y  sonriendo  mirarán  tus  luces ; 

Y  allí  verán  la  imagen  reflejarse , 
Como  en  sus  ojos  se  refleja,  hermosa, 
Siempre  pura  la  imagen  de  la  que  aman. 
Arranca ,  arranca ,  un  pálido  celaje 

De  tanta  dicha  y  al  pasar  mi  frente 
Con  su  calor  vivificante  toque ! 

Bendita  estrella ,  yo  te  miro  y  creo 
Que  un  ser  amigo  desde  allí  contempla 


—  391  — 

Y  mis  amargas  penas  compadece! 
Poi-que  quizás  tu  envuelves  cariftosa 
También  una  alma ,  un  corazón  que  sufre. 
Tal  vez  los  rayos  que  del  centro  aitiiente 
Brotan  y  caen  alumbrando  el  cielo 

Son  los  samuros  que  la  pena  agiida 
Arrebata  á  tu  pecho  dolorido ; 

Y  por  eso  á  las  nubes  que  rodean 
Con  tu  sombra  tu  disco,  de  ti  misma 
En  lux  las  bañas ,  como  si  ellas  fberan 
Las  confusas  imágenes  que  giran 

En  el  oscuro  porvenir  lejano, 

Y  que  las  ilusiones  se  complacen 

En  hermosear  con  inefables  rayos!... 

Feliz  aquel  que  puede  todavía 
Saborear  un  deleite;  con  los  suaves 
Deseos  de  esperanzas  juveniles 
Ornar  sus  ideales  esperanzas, 

Y  caminar  la  vida,  satisfecho, 

Sin  un  remordimiento  que  incesante 
Despierte  del  pasado  las  angustias... 
Óh!  cuando  llega  la  existencia  á  verse 
Como  veo  la  mia ,  sin  las  nubes 
Que  tiñen  las  pasiones ,  color  rosa , 
Sobre  ese  cielo  que  nos  lingen  ellas ! 
Entonces  ay!  entonces  á  do  se  abra 
La  pupila  anhelante  de  ver  algo. 
Como  un  severo  crítico,  nos  guia 
La  reflexión  que  alumbra  en  cuanto  vemos 

Y  muestra  la  verdad  desnuda  y  clara! 

Y  sin  embargo  esa  esperienda  hostiga , 

Y  es  un  horrible  tedio  obedecerla!.... 
Hallar  en  todo  la  verdad!  en  todo 
Penetrar !  Descubrir  hasta  los  Íntimos 
Pensamientos...  Buscar  nobles  placeres 

Y  encontrar  nuevos  tedios,  nuevas  luchas. 


—  392  — 

Y  asir  en  copa  de  oro  amargo  acíbar ! .  • . 
Oh!  suerte  del  mortal!...  Estrella,  estrella. 
Vibra  tus  rayos;  dóranie  esas  nubes 

Que  circundan  tu  disco  luminoso 
Con  una  rica  aureola  de  celaje ; 
Inúndame  en  tu  luz ;  mis  tristes  ojos 
Alumbrados  en  ella  te  contemplen... 

Y  pueda  al  menos  olvidando  al  mundo , 
Creer  que  tú  comprendes  mis  dolores; 

Y  que  añades,  tal  vex  compadecida. 
Un  esplendor  benéfico,  un  reflejo, 
k  la  empañada  estrella  de  mí  vida. 


—  393-- 


EL  IDEAL. 


¿Adonde,  adonde  estás,  fama  sublime. 
Que  modela  el  amor,  que  el  arte  admira? 
¿Eres  la  nube  que  en  el  cielo  gira? 
;.Eres  d  ángel  que  el  amor  redime? 

¿Dime,  quién  eres;  lo  que  traes  dhne..? 
Mas  de  repente  de  mi  pluma  tira 
Brazo  ebúrneo;  una  voz  me  dice:  mira!... 

Y  otro  labio  en  el  mío  un  beso  imprime. 

Kho  los  ojos,  deslumbrado  miro, 

Y  al  encontrar  los  rayos  de  una  estrella 
Tierno  se  escapa  un  inmortal  suspiro. 

Encama  mí  ideal  su  forma  bella. 

Y  con  ella  me  extasió  si  deliro, 

Y  cuando  pienso  en  arte,  pienso  en  ella'. 


—  394  — 


DiPOTENCIA. 


¡  Qué  fastidio ,  qué  tristeza ! 
Cómo  abate  mi  cabeza 
Este  peso  de  dolor  I 
Estinguióse  mi  enerjia ; 
No  hay  en  mí  alma  poesía. 
No  hay  anhelo,  no  hay  amor. 

Ese  velo  del  engaño 
Va  cayendo  año  por  año 
Desnudando  á  la  visión. 
Ya  de  usado  se  enrarece, 
Y  un  cadáver  apafece 
En  viokDta  transición. 

Y  mañana....  Pobre  loco! 
Yo  que  pienso,  yo  que  invoco 
Lo  que  es  bello  en  mi  dolor. 
Oh!  mañana  habré  pesado 
A  ese  mundo  tan  buscado 
Sin  mi  anhelo,  sin  mi  amor! 


-^395  — 


ORIENTAL 


Corcel  aobertao,  brota  con  brio. 
Traspasa  el  Ihno,  vuela  corcel; 
Ya  en  las  orillas  del  mar  sombrío 
El  sol  reviste  negro  alquicel. 
Allá  el  desierto  de  roja  arena 
Su  presa  aguarda,  como  la  hiena 
De  ojos  sangrientos  que  vive  en  él. 
Todo  es  horrible,  todo  es  sombrío! 
Ti*aspasa  d  llano....  Vuela,  corcel! 


—  396  — 


ÉXTASIS. 


No  te  estingaSy  armonia. 
Que  arrebatas  mis  sentidos, 

Y  envuelve  mi  fantasía 
En  una  esfera  de  ruidos. 
En  ondas  de  poesía. 

Alli  estás,  si,  yo  te  veo 
Imagen  de  mi  ventura, 
Como  mi  primer  deseo. 
Tristeza  en  tus  ojos  leo, 
Melancólica  hermosura. 

Y  lloras  con  mi  lamento. 
Con  mi  angustia  te  entristeces. 

Y  escucho  tu  suave  acento 

Y  en  mis  brazos  te  adormeces 

Y  es  mi  suspiro  tu  aliento. 

¡Amor,  deleite,  esperanza! 
Dichosa,  dulce  es  la  vida; 
El  tiempo  rápido  avanza. 
Oh,  dame  un  beso,  querida , 
Para  darme  confianza. 

Yo  conquistaré  si  quieres 
Fortuna,  gloría,  grandeza; 
O  si  mis  versos  prefieres 


—  397  — 

Yo  ensalzaré  tu  belleza 
Sobre  todas  las  mujeres. 

Yo  de  cantos  inmortales 
Cincelaré  una  diadema ; 
Que  en  tus  ojos  celestiales 
Hay  un  grandioso  poema , 
Todo  un  libro  de  Orientales. 

Que  cuando  en  rápidos  jiros 
Apasionados  se  encienden  ^ 
Dirianse  dos  zafiros 
Que  con  las  llamas  se  prenden 
De  mis  amantes  suspiros. 

Y  ora  molicie  respiren , 
Ora  despidan  enojos, 
Ora  nieguen  ó  ddiren, 
Siempre  son  bellos  tus  ojos, 
Siempre  an*astran  á  quien  miren ! 

Sombras  de  la  fantasía 
No  oscurezcáis  mi  delirio; 
Allí  está  mi  poesía, 
El  consuelo  del  martirio. 
El  edén  del  alma  mia. 

Allí  está  la  imagen  bella 
Que  en  alcanzar  me  fatigo; 
Ora  rayo,  nube,  estrella , 
Que  en  todas  partes  yo  sigo 
Sin  poder  dar  con  su  huella. 

Es  ella ,  si!  Es  el  contorno 
De  su  figura...  La  brisa 
Ondula  su  blanco  adorno , 
Y  oye  mi  oido  su  risa 
Resonar,  volar  en  tomo! 


—  398  — 


¡ALAS! 


¡Alas,  alas,  espacio,  movimiento! 
Imnensidad  de  luz  al  ojo  mió. 
Aqui  oprime  la  sombra  al  pensamiento , 
Aqui  flota  la  mente  en  un  vacio. ^. 

Aire,  aire  á  mi  aliento 

Y  treguas  al  hastio. 


—  399  — 


AL  AÍÍO  486... 


Acuérdate  en  la  muda  sepultura 
Donde  número  son  siglos  y  años, 
Año  de  angustia,  de  ansiedad,  de  engaños, 
be  esperanza  y  amor,  sueño  y  locura. 

• 

Fatal  contradicción !  Nuestra  ventura 
Es  buscar  sin  descanso  desengaños; 
Vivir  dormidos,  huéspedes  estraños, 
Ilusos  viendo  un  sol  en  alba  oscura. 

Año,  muere!  Yo  espero  al  que  dormita. 
Que  aun  está  envuelto  en  la  gigante  rueda 
De  ese  reló  que  el  tiempo  precipita. 

Del  año  que  ya  espira,  qué  nos  queda? 
Un  año  masf  Otra  ilusión  nos  quita... 
Año  funesto  una  mortaja  hereda! 


—  400 


ESBOZO. 


Dormía  el  joven ;  su  gentil  cabeza 
La  falda  de  su  madre  sostenía. 
Débil  arruga  de  precoz  tristeza 
Turbaba  de  su  frente  la  armonía 

Y  su  semblante  tierno 

Algo  anunciaba  de  su  duelo  interno. 

Como  en  cóncavo  vibrio»  lumíuosos 
Rayos  se  buscan  y  en  el  centro  se  unen, 
Como  ardientes  suspiros  amorosos 
En  dos  labios  se  atraen  y  reúnen, 
Asi  agitados  sueños 
Llegan,  ya  vaporosos,  ya  risueños. 

La  madre  le  contempla  y  su  mirada 
Dulcemente  en  su  rostro  se  detiene. 

Y  besa  la  mejilla  aniquilada 

Y  besa  la  cabeza  que  sostiene... 
Separa  sus  cabellos 

De  su  alma  el  soplo  evaporando  en  ellos. 

A  lo  lejos,  las  negras  cordilleras 
Proyectan  ancha  sombra;  y  á  lo  lejos 
Alfombra  de  verdura  en  las  praderas 
Transfigura  la  luz,  cambia  reflejos; 

Y  flecos  las  neblinas 

Echan  sobre  la  faz  de  las  colinas. 


—  401  — 

Naturaleza !  humanidad !  secreta 
Fuerza  os  une!...  Divina  simpatía 
El  mundo  y  el  espíritu  concreta; 
Así  como  la  voz  y  la  armonía , 
G)mo  el  arco  flexible, 
AI  son  que  vibra  el  corazón  sensible. 

Allí  están...  La  postura »  el  sentimiento. 
Habla  en  ellos  la  voz  de  la  pureza. 
£s  un  grupo  de  acción  y  pensamiento. 
Es  un  cuadro  de  amor  y  de  tristeza... 
Quien  lo  trace  presuma 
O  Rembrant  tu  pincel,  Goethe  tu  pluma! 


ALUCINAaON. 


Aqui  estabas!  Les  sombras  poco  á  poco 
Fundiéronse  en  la  luz  y  una  figura 
Sobresalió  de  la  tinid[>la  oscura. 
¿Es  el  sueno  de  un  loco? 
I  Creación  vaporosa  del  deseo?... 
Ohl  no,  que  yo  te  veo 

Y  yo  siento  tu  beso  de  ternura; 

Y  tu  ojo  ardiente  eii  la  tiniefala  oscura. 
Enamora  y  atrae  nii  deseo. 


I 

> 


ToMa  lí.  t6 


—  402  — 


ECOS, 


Ayi  de  tí!  cuando  sople 
Él  huracán, 
Y  en  tus  oidos  truene 
La  voz  del  mal ! 
Presagios  tristes ! . . . 
De  la  amargura  próxima 
Ecos  terribles! 


TRISTEZA. 


Siempre  triste!  En  vane  el  arte 
He  sublima  á  las  regiones 
Donde  habita  la  belkza. 
No  pudiendo  contemplarte , 
Mis  hermosas  ilusiones 
Son  visiones  de  tristeza. 
Soy  artista;  mas  sé  amarte! 


—  403  — 


EL  DESTINO. 


Vieja  deidad,  deidad  del  egoísmo,  . 
Destino,  Dios  fatal,  yo  te  desprecio! 
Ensalce  tu  poder  el  ateismo. 
El  genio  mira  donde  ciega  el  necio. 


LAS  HOJAS. 


Del  árbol  fuisteis  verdura ; 
Hoy  caldas,  sois  basura 
Que  desdeña  el  animal. 
¿Esperanzas  ideales. 
Vuestros  bienes  serán  males, 
O  es  el  árbol  inmortal? 


—  404  — 


PREVENCIÓN. 


La  mujer  caprichosa,  alñn  hostiga... 
Cuidado,  pues,  amiga! 


REPULSA. 


Flor  aérea,  en  aérea  perspectiva. 
Mi  alma  jira  hacia  tí. 
Ah !  tú  no  quieres  que  contigo  viva. 
Niégame  el  cielo  que  adorando  vi ! 


—  405  — 


SEMEJANZAS. 


Las  hojas  arrebata  invierno  ft*io, 
Y  el  árbol  vive,  pues  la  savia  queda. 
Frutos  lozanos  traerá  el  estío. 
De  la  muerte,  la  vida,  todo  hereda!... 


A  CARLOS  BELLO. 


Viértanse  flores !  Cuando  el  hombre  nace 
Cantos  y  flores  al  nacer  recibe. 
Cuna  es  la  tumba ;  quien  en  ella  yace 
Su  ser  eterno  transfigura  y  vive. 
Luce,  estrella  de  amor;  alma,  renace! 


—  406  — 


COMO  MUCHOS. 


Don  Panfilo  decía:  ees  un  axioma. 
La  libertad  sin  orden,  anarquía.» 
Y  su  boca  de  vagre  y  nariz  roma 
Con  su  gesto  disforme  respondía. 


ENVITE. 


De  azabache  es  tu  pelo, 
N^Qs  tus  ojos ; 
Y  una  naranja  abierta 
Tus  labios  rojos. 
Cuando  te  ríes 
La  luz  en  ellos  halla 
Perla  y  rubíes. 

Y  tu  mirada  es  bella 
Qomo  yna  nube, 
Que  con  el  sqI  poniente 
Diáfana  sube.... 
Si  me  miraras 
Diera  mi  alma,  y  la  vida 
Si  me  besaras ! 


—  407  — 


DEUQUIO. 


La  estrecho  aoiante;  la  digo  te  amo. 

Y  como  un  aire ,  junto  á  su  boca» 
La  llama  candida  en  que  me  inflamo 
Amor  suspende ,  deseo  choca... 

Y  ella  no  habla»  ni  yo  la  llamo!!.. 


COMPAÑÍA. 


Ángel  es  ella  que  hacia  mi  se  inclina. 
Su  alma  es  mi  fié ;  raí  cielo  su  mirada ! 
Eterna  luz  de  amor  trans^turada 
Que  mis  lóbregas  noches  ilumina! 
Como  una  perla  oculta  en  una  mina 

Y  en  la  roca  granítica  incrustada. 
Asi  en  mi  corazón»  urna  de  gloría» 
Vive  tranquila  su  feliz  mem(»ria. 

Si  yo  sueño  es  con  eUa ;  si  levanto 
Hi  noble  inteligencia»  voy  con  ella» 

Y  allí  ¿  la  par  de  lumiMsa  estrella 
Luce  adornada  ccm  un  nimbo  santo. 
EUa  es  la  compañera  de  mi  canto ; 
Es  de  mi  concepción  la  imagen  bella. 

Mi  alma  es  un  astro  que  en  su  centro  jira- 
Soy  la  cuerda  no  mas:  ella  es  la  lira ! 


--408 


FLOR  CELESTE. 


La  flor  que  nace  al  alba 
Es  flor  celeste. 
£s  una  flor  que  anuncia 
Próiimos  bienes. 
Aquí  el  aroma 
Brinda  á  las  almas  bellas , 

Y  allá  lo  toma... 

Tú  eres  la  flor  caida 
De  esas  rejiones;. 
Tú  purificas  mi  alma 
Con  tus  amores. 
Nunca  me  dejes. 
Nunca  el  perfume  célico 
De  mi  alma  alejes. 

Si  un  corazón  quo  sufre 
Penas  agudas, 
Alguna  vez  detira 
Quejas  injustas, 
Tu  voz  lo  acalle; 

Y  en  ese  labio  que  ama 
Su  perdón  halle. 


PORVENIR. 


La  libertad  no  muere,  tampoco  la  esperanza. 
De  Dios  es  verbo  la  una,  la  otra  su  emanación. 
Después  del  cielo  implo  de  guerras  y  venganza^ 
Vendrá  la  época  santa  de  paz  y  redención! 


—  409  — 


AL  CORAZÓN. 


No  Uoi^es,  corazón,  no  sufras  tanto. 
¿Qué  valen  esos  ayes,  esas  lágrimas, 
Si  el  funesto  capricho  de  la  suerte 
A  vencer,  corazón,  jamás  alcanzan? 
¿Qué  harás?  El  pajar illo  aprisionado 
Acaricia  los  hierros  de  su  jaula, 
Y  aunque  envidia  el  espacio,  el  vuelo,  el  aire. 
Si  alguna  vez  lamenta,  en  otras  canta. 
Tú  has  vivido  hasta  hoy  como  las  flores. 
Prodigando  dulzuras  y  fragancias. 
Deliciosos  ensueños,  fantasías. 
En  medidas  y  fáciles  palabras; 
¡Ah  pobre  corazón,  corazón  noble, 
¿Qué  valen  esos  ayes  y  esas  lágrimas, 
Que  si  el  himno  repiten  de  los  goces 
Anudan  el  dolor  en  la  garganta? 

Esta  luz  de  misterio  y  de  ventura. 
Ese  ramo  de  bellas  esperanzas, 
Ese  éxtasis  de  amor...  dulces  recuerdos. 
Tiernas  memorias  que  de  penas  hablan! 
¡Cuántas  hojas  caidas!  cuántas  luces 
Que  como  antorchas  fúnebres  irradian! 
Las  ilusiones,  esas  ricas  telas 
En  donde  gira  y  se  aprisiona  el  alma. 
También  pasaron  y  los  restos  cubren 
De  lo  poco  que  deja  la  desgracia. 
Desdeñados  andrajos,  miserables. 
Que  el  esterior  ridiculos  disfrazan. 


—  410  — 

¿ Ah  pobre  corazón ,  corazón  noble , 

Tu  sangre  pura  se  disuelva  en  lágrimas! 

Hay  un  recinto  solitario  y  mudo 
Que  circundan  altísimas  montañas, 
Que  limitan  soberbias  alamedas 

Y  que  fecundan  cristalinas  aguas. 
Allí  á  la  dma  del  doblado  sauce 
Sube  y  se  anida  la  fraterna  parra , 

Y  al  lado  del  nogal  y  del  naranjo 
Sus  ramas  el  ciprés  en  conoafasa... 
Allí  los  aires  que  el  pulmón  respira 
Dan  vida  á  la  razón,  aliento  al  alma ; 

Y  es  vivir  de  armonias  y  de  sudkos 
Vivir  entre  perfiímes,  cielos  y  ¿ura». 
¡Ah,  pobre  ooraaon,  conaon  noble, 
A  ese  valle  feliz  lleva  tus  lágrimas! 

Pero  no,  ooonizon,  tú  eres  ingrato 

Y  egoísta  también  en  la  desgracia. 
¿Quieres  ir  á  loa  campos  silenciosos 
De  ilusiones  en  pos,  en  pos  de  cahna, 

Y  dejar  anegada  en  sus  desdichas 

A  otra  infeliz  que  sufre  por  tu  causa? 
¡Ah,  no!  vuelve  á  sus  brazos,  con  ternura 
Recibe  sus  caricias!. «•  Desdichada 
Ella  pena  también ;  ella  en  sus  ojos 
Muestra  los  duelos  que  atosigan  su  alma. 
EUa  sufre  las  penas  del  deseo, 
Ella  llora  también,  pero  te  ama. 
Ah,  pobre  corazón,  coraaon  noble. 
Con  ese  corazón  une  tus  lágrimas. 


—  411  — 


SUIMÁ/GEN. 


(LcyendU  á  Petraiea.) 


Siempre,  siempre  su  imagen  de  ternura, 
Aun  cuando  la  pupila  esté  cerrada, 
Pues  está  en  su  rival  tan  bien  gravada 
Que  la  sirve  de  luz  la  sombra  oscura. 

Y  si  la  abro  no  encuentro  otra  figura 
Que  no  ceda  á  la  suya  comparada; 

Y  el  alma,  el  pensamiento,  la  mirada 
Esparcen  y  trasforman  su  hermosura. 

Por  no  verla  me  acojo  á  nd  retiro, 

Y  alli  de  mi  pasión  en  el  esceso. 
Lloro  por  ellas  por  su  amor  deliro. 

En  recuerdos  celestes  me  embeleso , 
Habla  en  ansias  mortales  el  suspiro, 

Y  amante  v  loco  su  retrato  beso. 


—  412   - 


MI  AMOR. 


Ingrata  á  tus  caprichos  te  abandonas 

Y  desgarras  el  pecho  de  quien  te  ama. 

Y  sorda  al  ruego  que^e  amor  te  llama 
Al  tierno  amante  victima  coronas. 

Con  funesto  placer  tu  herida  enconas^ 
Con  la  sal  de  tus  lágrimas  se  inflama; 
En  vano  mi  alma  por  su  dicha  clama , 
Tú  diciendo  que  amas,  no  perdonas. 

Tus  labios  enmudecen,  indignada 
Tus  ojos  vuelves,  y  cruel  me  dejas... 

Y  aun  siendo  tan  cruel  no  eres  odiada. 

Yo  te  sé  amar,  y  cuando  asi  te  alejas. 
De  mi  alma  injustamente  maltratada, 
£n  vez  de  gritos  de  odio  salen  quejas. 


-  413  — 


PARA  SIEMPRE ! 


Los  dos  lo  hemos  jurado,  para  siempre!... 
Nada  puede  en  el  mundo  separarnos; 
Consolamos  los'  dos,  los  dos  amamos 
Debemos  en  el  mundo,  caro  biea. 
A  pesar  de  las  criticas  vulgares 
Los  cantos  de  mi  lira  serán  bellos, 
Inmortales  quizás...  yo  haré  con  ellos 
Diadema  de  arnxonias  á  tu  sien. 

Esos  cantos  son  tuyos ;  son  las  flores 
Del  jardín  de  tu  alma.  En  ella  nacen. 
Crecen,  aroman,  mueren  y  renacen. 
Que  es  un  germen  eterno  cada  flor. 
Yo  recojo  el  perfume  y  transvasado    . 
Del  alma  mia  en  el  crisol  intenso. 
En  estrofa  sublime  lo  condenso 
O  lo  esparzo  en  un  cántico  de  amor. 

Mi  amante  corazón  es  una  selva 
En  sombras  rica,  en  armonjas  grata; 
Y  el  eco  anuda  y  ¿  su  vez  dilata 
Con  la  canción  que  acabí^  otra  canción. 
Lira  viviente,  cada  nota  akda 
Vibra  en  sus  cuerdas,  su  emoción  .espresa; 
Ave  incansable  de  cantar  no  cesa. 
Tampoco  el  labio  de  imitar  el  son. 


—  414   - 

¡Oh  si  pudieses  asomar  tus  ojos 
Dentro  de  mi  alma!  Si  leer  pudieras.... 
¡  Cuántas  odas  bellisimas  leyeras. 
Cuántos  fragmentos  que  sin  copia  están! 
Todo  un  poema ,  en  fin ,  todo  un  poema 
Transfigurado,  armónico,  infinito. 
En  caracteres  gráficos  escrito 
Que  tus  ojos  no  mas  traducirán. 

Y  verias  allí  tu  exacta  imagen 
Con  la  luz  del  amor  iluminada 
En  toda  su  hermosura  retratada 

Y  revelando  su  ático  perfil ; 

Los  labios  que  he  besado  tantas  veces, 
Los  ojos  que  mil  veces  he  mirado, 
El  talle  que  otras  tantas  he  abraiuido, 
Talle  de  hada ,  brevisiUtio  y  gentil. 

En  tu  pecho  también  la  imagen  rrria 
Gravada  está;  ¿  no  es  cierto  que  allí  mora 
Con  tu  alma  esta  otra  alma  á  quien  adora 

Y  á  quien  inspira  celestial  pasten? 
Cuando  miro  el  cristal  de  tu  pupila 
Empapada  en  la  luz  de  mi  deseo; 
Cuando  en  su  negro  circüilo  me  veo 
El  labio  calla  y  habla  el  coraiíod. 

Nuestro  amor  es  inmenso;  es  una  Ihima 
Que  el  espíritu  enciende  y  eterniza. 
Es  un  germen  que  el  cido  fecandiaa 
Para  animar  la  creadon  dd  bieni. 
Es  el  bosque  florido  á  cuya  sombra 
Las  ardientes  cabezas  reposamos; 
Es  el  mundo  divino  que  espmMuos, 
Que  solo  amndo  nuestras  alkiias  ven. 

Si  alguna  vez  mi  {¡rente  se  oscurece, 


—  415  — 

Si  vacua  la  fé  de  mi  creencia , 

Si  trastorna  un  error  mi  inteligencia 

Anhelosa  de  cienda  y  de  verdad  ; 

Tu  memoria  es  d  punto  luminoso 

Que  alcanzo  en  mi  horizonte ;  es  una  isla 

A  donde  herida  mi  razón  se  aisla 

Para  vivir  de  amor,  de  eternidad ! 

¡Cuántas  noches  sin  alba!  ¡Cuántas  horas 
De  invencible  fastidio!  ¡Cuántos  dias 
De  infernales  y  locas  fantasías 
Que  hacen  cortejo  á  dias  de  terror! 

Y  siempre  tu  memoria,  como  un  ángel, 
Mi  frente  mustia  á  consolar  desciende; 
En  luz  de  amor  la  fantasía  egiciende 

Y  el  alma  toda  es  música  de  amor. 

Yo  vivo  en  tu  recuerdo,  como  vive 
El  sonido  en  el  mágico  instrumento. 
Tú  eres  de  mi  cerebro  el  pensamiento, 
La  energía,  la  fe,  la  elevación. 
Tu  recuerdo  es  mi  atmósfera  celeste. 
Es  el  aire  de  mi  alma  y  su  anooiiia, 
Tu  alma  tierna  respira  con  la  mía, 

Y  es  el  mió  tu  amante  corazón. 

Cuando  estoy  en  tus  brazos ,  cuando  aspiro 
El  ambiente  aroinal  de  iu»  caricias; 
Cuando  alli  las  dukisímas  delicias 
De  tus  labios  me  embriagan  de  ¡dacer; 
Todo  entonces  se  cubre  de  celajes 

Y  bajo  un  mismo  sol  todo  se  inflama;^ 
Todo  vive  y  se  atrae ,  todo  ama. 

La  creación  se  reanima  por  mi  ser. 

Que  ee  el  amor  la  emanación  divina , 
El  misterioso  anillo  que  circunda 


—  416  — 

Cuanto  existe,  ^  el  soplo  que  fecunda 
En  ese  orbe  la  luz ,  la  vida  aquí. 
Ansia  de  amor,  las  olas  á  las  olas 
Empuja  sin  descanso  Mcia  la  orilla; 
Rayo  de  amor  devuelve  la  semilla, 

Y  transforma  la  piedra  ea  un  rubi. 

¿No  es  cierto,  hermosa  mia,  que  me  amas? 
¿Qué  eres  mía  no  mas  y  siempre  mia? 
¿No  es  cierto  que  conmigo  noche  y  día 
Soñando  amores  y  pensando  estás? 
¿No  es  verdad  que  tu  alma  para  siempre 
Está  unida  á  la  mia,  y  que  ha  jurado 
Amar  hasta  la  tumba  como  ha  amado, 

Y  amar  con  fé  sin  olvidar  jamás? 

Esa  muerte  que  al  vulgo  atemoriza 
No  es  la  eterna  mansión  de  la  amargura. 
¡  Ay ,  no  cae  en  la  misma  sepultura 
El  bárbaro  anatema  del  dolor! 
No,  la  muerte  transforma  nuestras  vidas 

Y  de  otro  mundo  el  túmulo  es  la  puerta. 
La  muerte  es  otta  cifra  descubierta. 
Otra  faz  de  la  fiíz  del  Creador. 

V  morir  sin  llevar  de  la  existencia 
El  recuerdo  feliz  de  lo  que  Aiimos; 
Si  olvidamos  allí  lo  que  quisiox» 

Y  si  amar  no  se  puede  ni  sentir; 
Dios  seria  un  deUiio ,  una  quimera, 
La  eternidad  un  nombre  del  vacío. 
La  existencia  una  forma  del  hastio 

Y  ridicula  idea  el  porvenir. 

Pero  no ;  la  existencia  continúa 
En  un  mundo «  en^un  astro,  én  otro  ciclo. 
No  es  efímera  llama  el  puro  anliek   < 


—  417  — 

Que  eleva  y  guia  el  alma  á  lo  inmortal. 
No  es  engaño  ese  místico  lenguaje 
Que  á  favor  de  sus  éxtasis  penetra ; 
Bella  espresion ,  inesplicable  letra, 
Que  revela  su  origen  celestial. 

Si  lo  que  llama  el  mundo  en  su  miseria 
Leyes  de  honra  y  deberes  nos  separan ; 
Si  una  vida  de  llanto  nos  deparan 
Su  inicuo  proceder ,  su  corrupción ; 
Otro  mundo  mas  bello,  una  aureola 
De  amor ,  de  eterno  amor ,  de  vida  inmensa , 
Nos  dará  como  justa  recompensa , 
Del  martirio  cruel  en  redención. 

¿Y  quién  dice  que  es  crimen  el  amarnos? 
¿Quién  podrá  aniquilar  mi  pensamiento? 
¿Quién  la  luz  apagar  del  sentimiento 
Que  vive  en  mi  alma ,  que  ilumina  en  tí? 
£1  corazón,  la  fé,  la  inteligencia. 
El  dolor,  la  bondad ,  nos  han  unido ; 
Las  almas  vivirán  como  han  vivido. 
Muertas  las  almas  se  amarán  asi. 

Y  si  esa  sociedad  prostituida 
Quiere marcar  de  oprobio  nuestra  frente , 
Yo  me  alzaré,  yo  le  diré  que  miente , 
Yo  lucharé  con  ella  y...  venceré. 
Osado  con  tu  amor,  al  universo 
£1  genio  asombrará  de  mi  poema ; 

Y  en  vez  de  oprobio ,  celestial  diadema 
A  tu  frente  bellísima  ataré. 

Si ;  algún  día  ese  mundo  que  yo  creo 
Se  alzará  de  su  caos  á  la  vida ; 

Y  la  idea  en  mil  forouis  dividida 
La  armonía  será ,  será  el  amor. 

Tomo  li.  27 


—  418  — 

Será  la  copia  delicada  y  bella 
De  un  divino  crepúsculo  lejano , 
La  eternidad  del  bien,  el  verbo  humano 
Que  yo  siento  agitarse  en  mi  interior. 

Yo ,  el  artista  amador  de  la  belleza » 
En  mi  mente  reúno  los  pedazos 
Del  mármol ;  los  cincelo ,  y  en  mis  brazos 
Aparece  la  imagen  ideal. 
Y  ya  flota  en  el  aire  con  las  nubes , 
Ya  juega  entre  los  rayos  de  una  estrella , 
Ya  en  el  valle  su  túnica  destella , 
Ya  posa  en  la  montaña  colosal. 

¡Oh,  no  tienen  las  ondas  melodías 
Mas  tiernas  en  sus  golfos,  ni  cantares 
De  más  sublime  voz  tienen  los  mares 
En  su  inmensa,  infinita  vaguedad ! 
Almamia,  remóntate!  Los  astros, 
No  son  mudos  testigos  de  la  tierra ; 
En  su  orbe  vivo ,  cada  cual  encierra 
Nuevas  formas  de  nueva  humanidad. 

Y  esa  joya  del  alba  y  de  la  tarde , 
Esa  estrella  preciosa  que  tu  amas. 
Donde  tu  alma  poética  derramas 
Como  aroma  de  anhelo  y  de  virtud ; 
¡Quién  tobe  si  esa  estrella  tan  hermosa. 
Quién  sabe  si  estrella ,  vida  mia , 
Es  un  orbe  de  amor  y  de  armonía 
O  morada  de  eterna  juventud ! 

¡Quién  sabe  si  alli  vamos  los  amantes , 
JLos  que  vivimos  siempre  deseando , 
Nuestro  amargo  destino  trasformando 
En  canto  de  esperanza  y  porvenir ! 
Nosotros  que  en  la  cuna  recibimos 


—  419  — 

Del  amor  y  el  pesar  la  doble  herencia ; 
Nosotros  que  al  venir  á  la  existencia 
Venimos  para  amar,  para  sufrir. 

Amemos  y  suframos,  nuestras  almas 
Unidas  en  la  buena  y  mala  suerte 
Sufrirán  en  la  vida,  y  en  la  muerte 
Para  amarse  sin  fin  renacerán. 
La  mortaja  que  cubra  nuestros  cuerpos 
De  las  nupcias  será  nuestro  vestido ; 
Y  el  ¡  ay !  postrero ,  el  último  jemido , 
De  nuestra  eterna  unión  himnos  serán. 

Los  dos  lo  liemos  jurado  para  siempre , 
Nada  puede  en  el  mundo  separamos ; 
Consolamos  los  dos,  los  dos  amamos 
Debemos  en  el  mundo,  caro  bien. 
Á  pesar  de  las  criticas  vulgares 
Los  cantos  de  mi  lira  serán  bellos. 
Inmortales  quizás...  Yo  haré  con  ellos 
Diadema  de  armonía  á  tu  sien. 

Esos  cantos  son  tuyos ,  son  las  flores 
Del  jardin  de  tu  alma ;  en  ella  nacen ; 
Crecen  y  aroman,  muei*en  y  renacen, 
Que  es  un  germen  eterno  cada  flor. 
Yo  recojo  el  perfume ,  y  transvasado 
Del  alma  mira  en  el  crisol  intenso. 
En  estrofa  sublime  lo  condenso 
Ó  lo  esparzo  en  un  cántico  de  amor. 


—  420  — 


RUEGO. 


Habla,  si,  tu  voz  me  encaota. 
Tu  frente  mustia  levanta. 
No  te  humilles,  por  piedad. 
La  humildad  á  los  infames. 
Que  no  es  un  crimen  que  me  ames 
Y  no  es  virtud  la  humildad. 

Nuestro  amor  es  puro ,  santo, 
Ha  nacido  con  el  llanto , 
Ha  crecido  en  el  dolor. 
Es  un  alma  en  dos  partida. 
Es  un  cuerpo,  es  una  vida. 
¿Quién  puede  ajar  nuestro  amor? 

Guando  miro  tu  semblante 
Melancólico  y  amante 
Como  un  sol  qué  va  á  morir , 

Y  en  tus  negros  ojos  veo 
La  vaga  luz  de  un  deseo 
Que  tal  vez  te  hace  sufrir. 

¡  Oh,  entonces,  vida  mia. 
Tú  no  sabes  la  agonia 
Que  siente  mi  corazón; 

Y  quisiera  consolarte 

Y  contra  el  seno  estrecharte 
Loco  de  amor,  de  pasión! 


—  421  — 

Y  con  besos  y  caricias , 
De  mi  amor  gratas  primicias 
Te  invitaría  á  olvidar; 

Y  con  besos  repetidos 

En  mis  labios  tus  gemidos 
Conseguiría  apagar. 

Tu  mustia  frente  levanta. 
Habíame,  tu  voz  me  encanta, 
Santo  y  puro  es  nuestro  amor. 

Y  nadie  puede,  mi  vida, 
Desunir  una  alma  unida 
A  otra,  por  el  dolor. 


—  422  — 


CREENCIA. 


Ninguna  nube  en  el  cielo. 
En  el  valle  ningún  ruido. 
La  brisa  murmura  suave 

Y  con  misterioso  vuelo 
Hacia  su  materno  nido 

Vuela  el  ave. 

Las  claras  ondas  del  rir> 
Se  deslizan  mansamente 

Y  su  agua  el  cielo  traslada. 
¿Audaz  pensamiento  mió, 
Ese  preludio  naciente, 

No  te  agrada? 

Esas  orquestas  agrestes 
Que  pueblan  de  voz  y  sones 
La  soledad  y  la  calma, 
Son  los  conciertos  celestes 
Que  en  sus  altas  concepciones 
Oye  el  alma. 

Y  las  hojas  que  menea 
El  aire  que  las  perfuma, 
Que  las  proteje  y  las  ama; 

Y  ese  cielo  que  alborea 

Y  sobre  nubes  de  espuma 

Luz  derrama ; 


—  423  — 

El  pensamiento  arrebatan^ 
El  alma  en  amor  endeuden 

Y  crece  en  ella  el  anhelo. 
Esas  cosas  lo  retratan; 

Y  los  sentidos  comprenden 

Que  hay  un  cielo.... 


ESPERANZA. 


Oh !  llega  tú,  con  tu  divino  aliento, 
Del  amor  inmortal  soplo  cuereado, 
A  esforzar  el  cansado  pensamiento, 
Esperanza  feliz  del  desgraciado! 
Luzca  de  nuevo  la  sagrada  llama 
Muerta  en  el  corazón  desesperado 
Que  se  agita  infeliz  é  infeliz  ama. 

De  esta  vida  que  pasa  delirando 
Dime  el  arcano,  sea  triunfo  ó  nada. 

Y  si  cuando  se  vive  deseando 
Se  toca  al  fin  esa  ilusión  amada. 

Dime  si  hay  otro  mundo,  espacio  ó  cielo. 
De  venturosos  ángeles  morada 
Rico  de  amor  y  de  virtud  y  anhelo 

Dime  si  entonces  en  su  blando  seno 
Podré  dormir,  caido  entre  tus  brazos, 

Y  el  corazón  sintiendo  de  amor  lleno 


—  424  — 

Vivir  de  besos  y  vivir  de  abrazos? 
Esperanza,  esperanza,  luz  sublime, 
Caiga  ese  muro  de  odios  en  pedazos. 
¡Solo  el  amor  la  creación  redime! 

Astro  de  gloria!  Baje  á  mi  pupila 
Un  solo  rayo  de  tu  sol  fecundo. 
Empapa,  adumbra  con  tu  luz  tranquila 
Un  terreno  sombrío  é  infecundo: . 
El  alma  mia  cuelgo  por  ofrenda 
Sobre  tus  aras  que  venera  el  mundo. 
Paz  y  esperanza  sobre  mí  descienda! 


LAS  FLORES. 


Creced ,  hermosas  flores !  Algún  dia 
£1  seno  adornareis  de  alguna  bella. 
Mas  si  amáis  la  bondad,  la  poesía. 
Una  alma  de  ternura  y  de  armonía 
Si  podéis  elegir,  que  sea  el  de  ella. 


—  425  — 


LÁGRIMAS  DE  AMOR. 


Oh !  jamás  os  sequéis ,  lágrimas  santas 
De  mi  primer  amor.  Es  un  recuerdo ; 
Es  luz  que  de  mi  TÍsta  jamás  pierdo 
Y  refleja  mi  dicha  y  mi  dolor. 
Ah !  con  tu  acento  melodioso  encantas 
Ave  dichosa,  huésped  de  la  selva!... 
Vuelva  á  mis  ojos  e»a  imagen»  vuelva; 
No  os  sequéis  nunca ,  lágrimas  de  amor ! 


MISTERIO. 


¡  Cuántos  arcanos  encierra 
Y  enseña  la  soledad!... 
Para  arraigar  en  la  tíerra 
Cuántos  crímenes  y  guerra 
Preceden  á  una  verdad! 


—426  — 


PUMFICACION. 


Las  lluvias  puriGcan  la  frente  de  los  cielos. 
Záfiro  es  el  ^pacio,  su  bóveda  un  cristal. 

Y  el  Andes ,  sin  las  nubes  invade  el  horizonte. 
Como  el  sagrado  muro  de  un  templo  colosal. 

El  llanto  purifica  la  frente  del  que  sufre» 
Su  rostro  es  una  estrella  y  su  alma  una  oración. 

Y  en  ella»  como  el  himno  de  una  alma  religiosa. 
Se  eleva  hasta  los  cielos  el  libre  corazón! 


CONSUELO. 


Haciendo  versos  yo  me  consuelo....  * 
El  alma  mia— sin  poesía. 
Seria  un  cielo— sin  resplandor. 
Yo  vivo  solo  de  melodía. 
Vivo  de  anhelo— vivo  de  amor! 


—  427  — 


BUEN  VIAJE. 


Sobre  tranquilo  mar  nave  gentil, 

Infla  la  lona  parda; 
Y  sobre  el  agua  que  broncea  el  sol 

Contémplase  gallarda. 

Ya  rechina  en  sus  goznes  el  timón ; 

Ya  sus  alas  de  lino 
Comienzan  á  agitarse....  va  á  partir. 

Dios  te  dé  un  buen  destino! 

La  mar  es  caprichosa!  la  alta  mar 
Guarda  tantos  secretos! 

Cuántas  fortunas  estarán  allí... 
Y  cuántos  esqueletos! 

Pero  tú,  viento  en  popa,  sin  temor 

Yoga  ligera  nave! 
El  porvenir  es  mar,  y  de  ese  mar 

Ninguno  el  fondo  sabe! 

Al  rayo  incierto  de  la  incierta  luz 
Que  temblorosa  brilla, 

He  venido  á  decirte,  nave,  ¡adiós! 
Desde  esta  estrecha  orilla. 


-  -J28  — 


UNA  FAZ  DE  LA  VIDA. 


Yo  soy  un  ser  que  vive  estraño  á  cuanto  existe 
Aislado,  pensativo,  sin  fé,  sin  religión; 
Las  hórridas  tinieblas  de  un  desengaño  triste 
Cubrieron  muy  temprano  mi  joven  corazón. 

Yo  vivo  como  viven  los  seres  desdichados. 
Sin  luces  en  sus  noches,  sin  llanto  en  su  dolor. 
Yo  vivo  como  viven  los  ángeles  lanzados. 
Entre  esperanza  y  dudas,  admiración  y  amor! 

Pero  mi  alma  es  pura,  mi  alma  está  tranquila! 
Uno  de  tus  misterios  revélame,  oh  verdad! 

Y  con  tu  luz  profética  bañando  mi  pupila 
Comprenda  ese  misterio  la  pobre  humanidad. 

¡Oh  flor  de  la  existencia;  entreabre  tu  capullo, 

Y  sea  ese  perfume  de  vida  manantial! 

Del  hombre  es  la  grandeza,  del  hombre  es  el  orgullo^ 
El  hombre  es  fuerza  y  vida,  el  hombre  es  inmortal! 


AFINIDAD. 


Cuando  veo  dos  seres  que  se  aman 
Mi  corazón  se  aflige  y  enternece. 
Cuando  escucho  dos  aves  que  se  llaman 
Mi  enamorado  corazón  padece. 


—  429  — 


VANIDAD. 


Mi  poema  es  inmenso.  Una  corona 
Tejed  para  mi  frente. 
Las  inmortales  páginas  que  escribo 
En  un  rapto  divino  las  concibo. 
Atraneso  los  siglos  con  mi  mente 
Y  eterno  en  ellos  con  mis  versos  vivo< 


PESAR 


Nada  te  hace  feliz,  nada  consigo 
Con  mi  amor.  ¡  Ah  cruel!  y  mientras  tanto 
Escalda  mi  pupila  inútil  llanto 

Y  llorando  te  adoro  y  te  bendigo. 

;Es  mentira  ó  verdad  la  fé  que  abrigo? 
¿Es  un  astro  infernal  ó  un  astro  santo? 
Con  el  alma  sé  amar,  con  ella  canto 

Y  celeste  6  fatal  nació  conmigo. 

Lo  que  llamas,  bien  mió,  mi  aspereza 
No  es  tiniebla  del  odio,  es  que  yo  quiero 
Conservar  tu  bella  alma  en  su  pureza. 

Asi  limpia  la  tierra  el  jardinero. 
Arranca  la  benéfica  maleza, 

Y  tan  solo  en  la  flor  pone  su  esmero. 


^432- 


ÜN  RAMO. 


Mil  gracias,  tu  hermoso  ramo 
Simboliza  nuestro  amor; 
Una  flor  á  la  otra  flor 
Decirla  parece :  amo! 

La  violeta  el  sentimiento 
Revela  de  oculto  amor. 
La  rosa  espresa  su  ardor, 
El  dolor  el  pensamiento. 

Esta  en  su  suave  blancura 
De  tu  alma  dice  el  candor. 
Amante  como  esa  flor. 
Como  ella  anhelante  y  pura. 

Esas  flores  me  consuelan; 
Y  en  mis  horas  de  dolor 
Eterno  como  mi  amor 
Otro  mundo  me  revelan. 

Yo  lo  espero,  y  cada  dia 
Esa  esperanza  es  mayor.... 
Un  mundo  eterno  de  amor. 
Un  cielo  eterno,  alma  mía. 


—  433  — 


DESVARÍO. 


Tal  vez  reposas quizás 

El  hermoso  panorama 

Que  el  sueño  muestra  á  quien  ama 

Alegre  mirando  estás. 

Quizás  con  arrullo  de  ave 
En  el  bosque  que  se  agita, 
Tu  alma  anhelante  palpita 

Y  por  qué  late  no  sabe. 

Espíritu  enamorado , 
Vuela  á  su  mágico  lecho. 

Y  tranquiliza  su  pecho. 
Con  otro  sueño  encantado. 

Hurmúraie  las  canciones 
Que  su  amor,  su  amor  inspira. 

Y  silfo  armónico  gira 
En  un  circulo  de  sones. 

Canta  allí,  como  yo  canto: 
Ayes,  vientos,  mares,  brisas; 
Versos  mezclados  de  risas , 
Versos  bañados  en  llanto. 

Estrofas  tristes,  sombrías, 
Como  mi  int^so  dolor. 
Cantares  dulces  de  amor, 
Vaporosas  elegías. 
Tomo  II.  28 


—  434  — 

Vuela,  espíritu!  Quizás 
£ncanta  tu  alegre  sueño; 
Otro  espíritu  halagüeño; 
Y  si  tardas,  tarde  irás ! 

Locos  somos  los  amantes. 
Locos  somos  por  que  amamos; 
Porque  unidos  siempre  estamos. 
Ya  cercanos  Ta  distantes. 


DESDE  LA  aUD/ü). 


A.  G. 


Amigo,  cuánto  envidio  tu  fortuna! 
Te  adormeces  al  canto  de  las  olas, 

Y  ves  entre  nocturnas  aureolas. 
Radiar  sus  blancas  crestas  á  la  luna. 

Una  cuerda  vibrante  es  cada  una ; 

Y  en  la  ribera  al  esplayarse  solafi. 
Suenan  como  lejanas  barcarolas 
De  amante  pescador  en  au  laguna. 

Tiende  el  oído,  escucha  esa  annonía; 
Sus  palabras  difíciles  recibe; 
Ya  palabras  de  amor,  ya  de  energía. 

En  el  mar,  todo  canta,  todo  vive; 
Admira  su  grandiosa  poesía, 
Recoje  su  espresion...  después  escribe! 


—  435  — 


aiARURIO. 


Los  sueños  son  los  sueños!  La  vida  en  su  belleza 
'üo  tiene  nías  que  sombras  sin  órbita  y  jsin  luz. 
¡Qué  instantes  dura  el  goce  y  qué  años  la  tristeza ! 
^l  hombre  siempre  marcha  con  la  siniestra  cruz. 

¡Allá,  grita  el  dichoso ,  allá,  sobre  esa  cima, 
Y  allí  á  la  cima  blanca  mordiendo  ^tá  el  volcan. 
¡Al  valle,  y  en  el  valle  al  árbol  que  se  arrima. 
Saltando  sus  relámpagos  lo  quiebra  el  huracán. 

Oh,  el  signo  del  encono ,  la  reproba  sentencia 
Irradian. en  su  fnaite  con  lúgubre  esplendor. 
Maldita  es  tu  esperanza,  maldita  tu  existencia... 
Padece  los  suplicios  de  tu  inmortal  amor! 

¿Y  qué,  no  hay  un  descanso ,  un  monte  ó  una  playa» 
No  hay  una  incógnita  isla  en  medio  de  la  mar, 
Á  donde  el  hombre  triste  desconsolado  vaya 
Á  padecer  tranquilo,  á  bendecir  y  á  amar? 

A  amar ;  pero  á  amar  solo  en  éxtasis  profundo » 
En  nubes  esculpiendo  la  imagen  de  su  amor. 
Sin  escuchar  la  risa  sardónica  del  mundo , 
Sin  que  recuerde  al  alma  la  angustia  del  rencor. 

¡Ah,  lejos,  si,  muy  lejos  de  todos  esos  viles 
Que  al  rostro  dd  que  sufre  escupen  toda  hiél ! 


—  436  — 

T  hienas  sanguinaría»  ó  titnidos  reptiles 
Para  ellos  ganan  gloria  y  oprobio  para  él. 

¡Oh y  brisa  de  los  sueños,  dilata  mis  pulmones! 
Circula  con  mi  sangre  atmósfera  vital. 
Aura,  densa  en  aromas  de  fértiles  regiones. 
Refresca  mis  deseos,  perfuma  mi  ideal. 

Las  plantas  de  esos  valles ,  las  vírgenes  praderas^ 
Las  aves  que  se  embeben  cantando  ese  primor, 
Idean  lindos  grupos  de  májicas  quimeras 
Y  aduermen  con  caricias  de  labios  del  amor. 


Has  ¡ay !  son  sueños  vagos!  La  vida  en  su  belleía 
Opacos  soles  mira  sin  órbita  y  sin  luz ; 
¡  Qué  instantes  dura  el  goce  y  qué  años  la  tristeza! 
£1  hombre  siempre  marcha  con  la  siniestra  cruz. 


¡OH,  NO  QUIERO  MORIR!.- 


¡Oh,  no  quiero  morir! 
Soy  joven  todavía,  y  todavía 
El  destino  me  puede  sonreír. 
2 No  escuchas,  corazón,  esa  armonía? 
¡  Oh,  cabna  ilusión  grata  mi  agonia» 
ifo  no  quiero  morir ! 

Mi  cerebro  se  incendia. 
Mis  cajiellos  eléctricos  frotando 
Los  nervios  de  mi  frente,  la  estremecen* 
La  luz  me  va  faltando 
T  los  astros  centellas  me  parecen; 
Las  sombras  quedan,  las  tinieblas  crecen» 


—  437  — 

¿Oyes  cuan  silencioso 
Palpita  el  corazón?  Llegó  la  hora 
Del  eterno  reposo. 
Oh,  no,  ¡quiero  vivir! 
El  alma  mia  llora , 
Pero  también  adora 
Y  no  quiere  morir. 

Adoro  y  soy  amado; 
Feliz  y  desdichado 
Quiero  amar  y  llorar,  quiero  sentir! 
¿No  escuchas,  corazón,  esa  armonía? 
Soy  joven...  todavía 
Puedo  mirar  tu  rostro  enamorado... 
Dame  un  beso,  alma  mia ; 
Yo  no  quiero  morir! 


BUENA  SEMILLA,  BUENA  COSECHA. 

Todo  en  diversos  átomos  drcula, 

Y  atrayéndose  todo  se  encadena. 
Una  edad  se  consume  en  la  faena. 
Loque  un  siglo  balbucía,  otro  articula. 

Sobre  el  presente  el  porvenir  ondula; 
El  vil  error  con  la  verdad  se  enfrena; 
£1  mar  del  odio  la  virtud  serena 

Y  vibración  de  amor  el  cielo  azula. 

La  flor  humanidad  abre  sus  hojas 

Y  cuaja  en  la  estación  el  dulce  fruto 
Que  sacia  de  placer,  no  de  congojas. 

Ser  divino,  lo  bueno  es  tu  tributo. 
En  tu  alma  cabe  lo  infinito  estemo, 
Sembrando  el  bien  cosecharás  lo  eterno. 


—  438-- 


RAPTO. 


Hoy  al  paseo  por  desgracia  fui: 
Encontré  á  mi  querida ,  la  núré. 
Con  los  ojos  amantes  la  segui... 
Y  de  vuelta  sin  alma  me  encontré. 


DESAHOGO. 


Sombría  ley  del  destino 
Siempre  el  mal  y  nunca  el  bien. 
Siempre  el  hombre  peregrino 
Va  alejando  su  camino 
De  las  sendas  del  Edén. 

¿A  dónde  vá?  No  lo  sabe. 
¿De  dónde  viene?  Lo  ignora. 
¿Su  occidente  es  una  aurora? 
¿Lo  infinito  en  su  ahná  cabe? 
¿Y  viviendo,  canta  ó  llora? 

¿Soy  tal  vez  luz  desprendida 
De  un  planeta ,  de  una  estrella? 
¿Es  un  efluvio  mi  vida 
De  alguna  llama  flOida, 
Y  yo  giro  y  voy  con  ella? 

¿Es  de  Dio^  el  pensanüento? 
¿Es  una  cifra  mi  nombre? 


—  439  — 

¿O  creación  de  un  momento 
Exhibe  Dios,  cual  portento» 
Este  ser  que  llaman  hombre? 

Y  á  pesar  mió  una  arcana 
Voz  que  erea»  me  responde: 
Es  divina  el  alma  humana. 
Se  revela  en  lo  que  ^aiana, 
En  lo  que  piensa,  se  esconde.... 

Misterio,  oscura  existencia; 
Libro  jamás  comprendido. 
Miserable  inteligencia, 
Perdida  en  una  creencia. 
Sepultada  en  un  olvido. 

Misterio....  llama  secreta 
Que  iluminas  y  devoras; 
Fogosa  sibila,  inquieta. 
Que  en  el  alma  del  poeta 
Antro  de  lágrimas  moras. 

Yo  pienso;  yo  el  infinito 
Con  el  pensamiento  abrazo; 
Mentira,  tu  ser  finito 
No  puede  leer  lo  escrito 
Ni  adivinar  lo  que  trazo. 

¿Voz  incógnita  é  inmensa 
Burla  asi  nuestra  ambición.... 
¿Engañará  el  corazón? 
¿Será  ilusión  cuanto  piensa 
En  su  orgullo  la  razón? 

¿Nada  puede  comprender 
La  razón  en  su  verdad? 
Dios,  abismo,  caos,  ser!... 


—  440  — 

Ignorancia  de  saber 
Que  traga  una  eternidad. 

Atmósferas  luminosas 
Giran  en  la  estensa  esfera ; 
Cual  transparenta  las  rosas, 
Cual  las  ondas  armoniosas. 
Cual  la  silvestre  ribera. 

No  la  creáis;  esa  lumbre 
Solo  nos  muestra  el  reflejo. 
Lo  mismo  la  certidumbre; 
Por  mas  que  el  cerebro  alumbre 
Es  nada  mas  que  un  bosquejo. 

¡  Miseria,  y  tanta  jactancia!  . 
Tanta  necia  ostentación! 
Nuestra  ciencia  es  la  ignorancia... 
Olvida ,  pues ,  tu  arrogancia. 
Póstrate,  loca  razón! 


-441  — 


ARMONÍAS. 


I. 


¡  Con  cuánta  pompa  el  sol  en  Occidente 
Esconde  altivo  su  radiosa  frente ! 

¡Alzando  montes  de  revuelta  espuma 
Brama  el  Océano  entre  la  densa  bruma!» 

Bella  cortina  de  bermejo  y  gualda 
Gira  y  se  estiende  sobre  su  ancha  espalda. 

Sacude  el  sol  su  roja  cabellera 

Y  el  mar  apaga  la  flotante  hoguera. 

Tristes  las  brisas  en  redor  ondulan... 
¡Tristes  las  aved,  cánticos  modulan! 

¡La  fuente  clara  en  conmoción  se  agita , 

Y  el  verde  bosque  su  lenguaje  imita ! 

Doblega  su  capullo  la  flor  muda , 

Y  al  sol  que  se  hunde  tétrica  saluda. 

Parece  en  su  color  que  el  mundo  llora 
La  ausencia  de  la  lumbre  creadora. 

Incomprensible  voz  truena  en  el  monte. 
Se  ennegrece  al  instante  el  horizonte. 

Do  quiera  cunde  un  fúnebre  gemido  y 
Naturaleza esdama:  f  ¡elsolsehaido!» 


—  442  — 


II. 


El  crespón  de  la  nid^a  se  desciñe 
T  el  horizonte  en  rosicler  se  tiñe 

Por  la  esfera  dlTísanse  á  lo  lejos 
De  arreboladas  nubes  loS  reflejos. 

Sobre  el  luciente  azul  ba&ado  en  plata , 
Tiende  el  alba  su  manto  de  escarlata. 

Y  rico  cejo  de  variada  lumbre 
Ciñe  del  Andes  la  gigante  eumbre. 

Suaves  las  brisas ,  por  el  bosque  ondulan ! 
Dulces  las  aves,  cánticos  modulan ! 

La  fuente  eleva  plácidos  rumores 
Quebrando  espumas  y  bañando  flores ! 

La  flor  que  el  rayo  de  la  vida  siente 
Alza  del  suelo  su  adormida  frente. 

Y  aves,  flores,  pradera,  fuente  pura. 
Respiran  á  la  par  gozo  y  ventura. 

Celestial  melodía  se  desprende ; 
Plácido  ruido  por  los  aires  hiende. 

Y  en  ese  himno  en  las  rá&gas  disuelto , 
Naturaleza  dice:  el  sol  ha  vuelto..! 


—  443  — 


PANtEISMO. 


El  bosque  tiembla,  y  su  perdido  aroma 
Grato  á  los  cielos  como  un  ángel  sube; 
Humo  se  esparce  por  la  Verde  loma, 
Mientras  la  luna  al  horizonte  asoma 
En  pos  seguida  de  ondulosa  nube! 

¡Cuánta  emoción,  qué  inmensa  poesía, 
Salud,  valles  floridos,  salud  nieblas. 
Elevad  vuestra  grata  sinfonía; 

Y  empápese  en  calor  y  en  armonía 
El  sombrío  vapor  de  las  tinieblas. 

De  cada  flor  se  eleva  algún  acento. 
De  cada  hoja  un  susurro,  algún  sonido. 
De  cada  roca  brota  un  pensamiento ; 
Cada  brisa  murmura  un  sentimiento. 
Cada  esplendor  un  melodioso  ruido ! 

Cada  estrella  parece  que  acompaña 
El  cántico  terrestre  y  cadencioso ; 

Y  el  oido  en  su  atmósfera  se  baña, 

Y  en  tonos  varios  la  armonía  estraña 
Sube  y  se  enlaza  en  giro  armonioso. 

Música  dulce,  música  sensible, 
Que  arrebata  y  transporta  los  sentidos; 
Inefable,  grandiosa,  indefinible 

Ah!  pero  que  espresar  es  imposible. 
Porque  espresk»  no  tienen  sus  sonidos.- 


—  444  — 

Himno  infinito  que  repite  entera 
La  creación  diversa  que  se  anima; 
Lo  que  dice  una  esfera  á  la  otra  esfera. 
Lo  que  dice  la  mar  á  su  ribera. 
Lo  que  dicen  los  valles  á  la  cima. 

Lo  que  dicen  las  nieves  ¿  la  pefia, 
£1  arroyo  á  las  rocas  de  su  cuna. 
La  cascada  á  las  aguas  que  despeña , 
La  tierna  flor  á  la  otra  flor  que  sueña 

Y  los  astros  amantes  á  la  luna ! 

Himno  infinito  de  placer,  de  vida; 
Himno  de  amor,  de  anhelo,  de  alabanza, 
Que  escucha  el  alma  eternamente  unida, 
A  esa  alma  en  todas  partes  esparcida; 
Alma  llena  de  amor  y  de  esperanza! 

Ella  aroma  en  el  cáliz  de  las  flores. 
Savia,  luz  y  color,  al  valle  presta. 
Resuena  con  los  vientos  bramadores. 
Vuela  con  los  insectos  zumbadores 

Y  aqui,  en  la  soledad,  se  manifiesta. 

Aqui  vive,  aqui  adorna  su  belleza 
Con  todo  su  esplendor  y  poderío; 
Aqui  la  nota  de  ese  canto  empieza. 
Que  se  liga  en  armónica  grandeza 
A  los  inmensos  mundos  del  vacio! 

En  estos  bosques  vírgenes  que  apenas 
Holló  la  uña  del  león  ó  el  pié  del  hombre, 
Aqui  donde  las  albas  son  serenas. 
Do  de  olores  las  auras  vagan  llenas, 
Donde  crece  la  flor,  libre  y  sin  nombre; 

Aqui,  donde  las  rocas  tienen  voces 


—  445  — 

Y  los  árboles  tienen  melodías, 
Impalpables,  incógnitaa,  veloces; 
Donde  las  sombras  mismas  tienen  goces » 

Y  las  noches  se  pierden  en  los  dias ! 

Oh!  aqui  donde  el  hombre  latir  siente 
ün  corazón  capaz  de  grande  aliento, 
Debe,  elevando  la  orgullosa  frente|, 
Su  ojo  lanzar  al  prestigioso  Oriente 

Y  á  la  vasta  creación  su  pensamiento! 


CANTO  DEL  POETA. 


(A  GidUeraio  Bleft  CUaa). 

Salve ,  aliento  inmortal ,  pura  armonía. 
Del  cielo  digno  emblema ; 
Creadora,  sublime  poesía, 
De  los  mundos  magnifica  diadema  ; 
Salve  y  puro  destello 
De  la  eterna  verdad  y  de  lo  bello. 

Salve,  verbo  de  Dios!  Tú  eres  la  roca 
Que  vida  y  salud  mana. 
Tú  eres  el  ángel  que  el  martirio  invoca. 
Tú  eres  la  inteligencia  soberana : 
Formas  pueblos  y  reyes 

Y  como  la  justicia  dictas  leyes. 

Ora  en  himno  grandioso  arrebatando 
Lamente  te  sublimas; 

Y  á  la  tierra  los  cielos  transportando 


—  446  — 

Arden  los  astros  en  la&  blancas  eimas; 

Y  en  orden  armonioso 

Les  sefialas  su  curso  y  su  reposo. 

Fúlgida  como  el  núcleo  de  un  cometa « 

Lúgubre  como  el  llanto 
Iluminas  el  rostro  del  profeta» 
Deslumbradora  y  fúnebre  en  su  canto. 

Mandas  iras ,  castigas, 
T  soltando  huracanes  los  mitigas. 

Dios  habla  en  el  desierto ,  en  la  montaña. 
Dios  las  nubes  condensa; 
Habita  en  el  palacio,  en  la  cabana, 

Y  del  pueblo  de  Dios  lucha  en  defensa. 

Dios  es  grande ,  su  nombre 
Murmura  el  universo,  y  canta  el  hombre. 

Después,  como  el  rocío  déla  aurora 
Tu  palabra  fecunda; 
Efluvio  de  la  luz  reveladora 
Donde  mará  el  bien  su  trono  funda; 

Y  siempre  noble  y  bella 

Le  espresa  con  la  luz ,  suena  con  ella. 

Tu  armonía  es  amor,  divino  anhelo, 

Y  tu  espresion  grandeza. 

Tu  pupila  de  fuego  abrasa  al  cielo 

Y  chispea  en  el  arte  y  la  belleza. 

Cuanto  tocas  transformas 

Y  esparces  tu  unidad  en  varias  formas. 

Salmo  del  orbe,  cántico  infinito; 
Verbo  eterno  que  inflamas 
El  alma,  y  como  fúlgido  aereolito 
Rasgas  tinieblas  y  esplendor  derramas, 

Verbo  eterno,  aparece: 
£1  bien  redime ,  el  bien  rejuvenece. 


—  447  — 

El  presente  al  pasado  se  eslabona ; 
Surge  una  nueva  idea ; 
£1  porvenir  su  esclavitud  corona 

Y  otras  ideas  con  la  nueva  crea ; 

Asi  todo  se  enlaza 

Y  borrada  una  linea  otra  se  traza. 

Alza  la  fraitey  escucha,  atiende ,  mira, 

¿No  oyes  bajo  la  tierra 
La  voz  de  un  canto  que  se  ensalza  y  jira 
Ya  voz  de  bendición ,  ya  voz  que  aterra? 

¿Y  no  ves  agitarse 
Vagas  sombras  del  ser  y  tcansformarse? 

Un  hálito  de  vida,  do  qui^  ík^a 

Ya  todo  una  aima  presta. 
Desde  el  ave  á  la  estrella  mas  remota 
Do  quier  la  animación  se  manifiesta ; 

Do  quiera  el  pensamiento, 
La  armonía,  la  luz,  el  movimiento. 

Alza  la  frente!  De  la  imagen  bella 
La  forma  allí  circula: 
Perfumes  pisa  su  graciosa  huella 
Y  creación  de  luz,  en  luz  ondula. 

Poeta,  alza  la  frente! 
La  eterna  idea  es  hija  de  tu  mente! 

¿No  la  ves?  ¿no  la  ves?  Esa  luz  pura 
Indica  su  mirada. 
Ese  aliento  de  mágica  frescura 
Es  aire  de  su  boca  perñimada. 

El  valle  se  ilumina , 
Todo  se  mueve  y  en  la  luz  germina. 

Es  Elena,  el  amor  de  la  belleza 
Creándose  á  si  mismo; 


—  448  — 

Es  Beatriz,  la  fé  de  la  pureza. 

La  irradiación  del  puro  idealismo; 

Esperanza  y  deseo 

Del  poema  de  amor  que  en  mi  alma  leo! 

Dulces  estrofas  de  ternura  inmensa. 
De  inmenso  sentimiento, 
Las  negras  nubes  que  el  dolor  condensa 
En  el  cielo  del  alto  pensamiento. 
Vuestro  tacto  disipe 

Y  esos  goces  de  cielo  me  anticipe. 

Difúndense  las  santas  melodías 
De  estáticos  amores ; 
Abrense  las  graciosas  poesías 
Vertiendo  sones,  exhalando  flores! 
Se  inunda  el  universo 

Y  un  perfume  de  amor  es  cada  verso. 

Amor,  dice  la  nube  pintoresca 
Que  el  sol  en  luz  embebe; 
Amor,  esa  montaña  jigantesca; 
Amor,  la  roca  á  la  apretada  nieve; 

Y  el  poeta  que  canta 

Himno  de  amor  á  la  creación  levanta. 

La  nota  entrelazada ,  con  diversa 
Nota ,  á  aquella  responde ; 

Y  el  sonido  en  manojos  se  dispersa 
Ó  en  el  aire  perdiéndose  se  esconde; 
¥  vuelve  y  conmovida 

Repite  solo  amor  la  nota  herida! 

El  poeta  es  el  único!  El  poeta 
Solamente  armoniza     • 
Con  palabras  la  música  secreta ; 
£1  solo  el  sentimiento  vocaliza; 


—  449  — 

Y  con  8u  idea  interna 

Cambia  el  ideal  de  la  belleza  eterna. 

Salve»  verbo  inmortal,  luz  increada;  . 
De  Dios,  fulgido  idioma; 
Salve,  imagen  de  Dios  transfigurada. 
Astro  del  cielo ,  de  la  tierra  aroma; 
Salve,  puro  destello 
De  la  eterna  verdad  y  de  lo  bello! 

Eres  astro,  eres  fior,  indefinible 

Ser  de  triple  belleza. 
Suspiro  para  el  alma  que  es  sensible ; 
Consuelo  para  el  llanto  y  la  tristeza , 

Y  espresion  animada, 
Letra  voraz  del  alma  apasionada... 

Corazón  que  engiras  y  que  amas , 

Que  pasas  largas  horas 
Triste  y  un  nombre  misterioso  llamas , 
Nombre  que  lleva  la  mujer  que  adoras ; 

Canta ,  y  su  nombre  sea 
Digna  aureola  de  tu  grande  idea!... 

Cuando  á  tu  puerta  el  desgraciado  venga 
Contento  siempre  salga. 
Nunca  el  vicio  en  sus  mallas  te  detenga , 
Valga  el  poeta  lo  que  el  hombre  valga, 

Y  siendo  hijo  del  arte. 
Hijo  de  la  virtud  puedan  llamarte ! 

¡Ama  y  canta,  poeta!  La  existencia 
Es  amor  y  esperanza; 
Es  un  sol  inmortal  la  inteligencia ; 
Cuanto  el  hombre  desea  al  fin  alcanza!... 

Amigo ,  el  amor  puro... 
Á  nuestra  alma  inmortal,  al  Dios  futuro!.*. 
Tomo  U.  29 


—  450  — 


MISANTROPÍA. 


Afuera,  afuera,  inútiles  engaños. 
Voluptuosa  ficción  de  la  materia ; 
Maestros  de  esperiencia  son  los  años/ 
La  vida  no  es  festin,  la  vida  es  seria ; 
Basta  ya  de  sociales  devaneos. 
Afuera  de  esta  cárcel  de  miseria 
Tormento  de  rebeldes  y  pigmeos. 


PREGMÁCTICAS. 


Habla  de  lo  que  sepas  y  habla  poco , 
Ten  los  dientes  cerrados  si  habla  el  necio ; 
Pues  no  tiene  razón,  dásela  al  loco, 
Y  al  que  miente,  respóndale  el  desprecio. 


UN  PAR. 


¡Oh,  no  te  engrias,  niña  bermeja. 
Mozo  puffista  no  andes  tan  ancho ; 
Cada  cordero  con  su  pareja, 
A  novia  lesa  galán  de  gancho ! 


—  4»1  — 


COMBDA  CRUDA. 


Yo  pienso,  luego  existo.  ¡Patarata! 
Soy  hombre,  luego  como;  esto  es  lo  mismo. 
La  de  existir  es  una  idea  innata; 
La  de  comer  es  nata  de  egoísmo. 
¿Y  este  nudo  de  niebla  y  embolismo 
Acaso  con  la  duda  se  desata?... 
Absurda  pretensión !  Se  ciega  el  nudo; 
Gastamos  leña  y  hay  que  comer  crudo. 


ANDRAJO. 


¿Hay  andrajo  mas  vil  que  ese  adulón? 
Si. — ¿Cuál?— Su  corazón. 


¡OH,  TÉMPORA!  ¡OH,  MORES! 


Te  ascendieron !  ¡  A  andar  has  empezado 
Tú,  reptil  y  que  hasta  hoy  te  has  arrastrado! 


^4S2^ 


CORRESPONDENCIA. 


Feo  es  tu  rostro  como  tu  alma  es  fea. 
Tu  cabeza  es  el  bosque  de  tu  juicio; 
Eres  vastago,  en  fin,  de  tu  ralea; 
Humana  efigie  de  impudor  y  vicio. 


DÓMINE  MEÜS. 


Líbrame  del  hombre  gordo 
Que  habla  mucho  y  mas  eruta; 
Y  haz  que  sea  mudo  y  sordo 
Cuando  el  necio  es  quien  disputa. 


—  458  — 


EL  PAJARITO. 


Ah!  pobre  pajarito,  yp  no  quiero 
Mas  tiempo  atormentarte. 
Sal  de  tu  jaula,  lindo  prisionero; 
La  libertad ,  la  vida  quiero  darte. 

Vuela  á  tu  espado,  á  tu  desierto  nido. 
Tal  vez  allí  reclama 
Otro  huérfano  triste  á  su  querido. 
Llorosa  amante  que  á  su  amante  Uanla* 

Vé,  pajarillo,  á  recrear  la  selva 
Con  tus  gorjeos  suaves. 
£1  alado  poeta  al  bosque  vuelva 

Y  rime  su  cantar  con  otras  aves. 

Adiós,  pájaro  hermoso ;  yo  no  quiero 
Mas  tiempo  atormentarte. 
Sal  de  tu  jaula  lindo  prisionero ; 
La  libertad ,  la  ^ída  quiero  darte. 

El  aire  de  las  fértiles  praderas 
Aspire  tu  garganta! 
Visita  tus  collados ,  tus  riberas... 
A  ser  libre  has  nacido,  libre  cania. 

Hijo  del  aire,  ese  destino  envidio. 
Tú  habitas  en  el  cielo, 

Y  yo  en  la  tierra,  en  orbe  de  fastidio, 
Fatigo  y  claro  mi  sublime  anhelo. 

Oh!  pudiera  subir  á  las  montañas... : 
Vivir  en  esas  selvas... 
Ilusión  caprichosa  cómo  engañas!... 
Vele  al  bosque  florido  y...  nunca  vuelvas! 


—  454  — 


IMPOSIBLE. 


1 

Solitario  cantor  de  la  amargura 
De  este  mundo  no  sé  mas  que  las  penas. 
Ay !  en  el  cielo  de  mi  noche  oscura 
No  han  brillado  jamás  albas  serenas ! 

Alguna  que  otra  vez  tus  ojos  bellos 
Su  luz  divina  á  mis  tinieblas  lanzan , 
Más  ay!  fugaces»  rápidos  destellos 
El  negro  fondo  á  iluminar  no  alcanzan. 

Oh!  si  por  siempre  mis  amantes  ojos 
Pudieran  sin  zozobras  contemplarte, 
En  tu  seno  abrigando  mis  enojos , 
Recibir  tus  cariños  y  besarte! 

La  perfumada  luz  de  la  alborada 
En  mi  fúnebre  noche  irradiarla ; 
Y  mi  alma  en  tus  labios  desmayada 
Con  su  tierno  silencio  te  hablaría... 

Solitario  cantor  de  la  amargura 
De  este  mundo  no  sé  mas  que  las  penas. 
Ay!  sobre  el  cielo  de  mi  noche  oscura 
No  han  brillado  jamas  albas  serenas ! 


—  455  — 


EL  ARTE. 


El  arte  es  el  espejo 
En  que  se  mira  Dios ;  es  el  reflejo 

De  la  luz  infinita 
Que  absorbe  Dios  de  cuyo  centro  parte ; 
Es  la  historia  en  parábolas  escrita 

Del  universo  externo ; 

Y  la  unidad  del  arte 
Es  el  bueno  infinito ,  el  bello  eterno. 


CONFIANZA. 


Como  el  avaro  su  oro 
Aqui,  en  mi  corazón,  guardo  un  tesoro... 
Un  tesoro  de  amor!  Tú  bien  lo  sabes. 

Pues  solo  á  ti,  bien  mío. 
De  esa  arca  fio  las  ocultas  llaves. 


LA  ESTRELLA  DE  LA  TARDE. 


Diamante  del  espacio,  linda  perla , 
En  la  luz  del  crepúsculo  inflamada, 

Errante  enamorada 
De  las  aguas,  del  árbol,  de  la  flor. 

Si  amas  y  eres  amada 
Acompaña  con  luces  de  ternura 

El  canto  de  amargura 
De  quien  padece  solitario  amor. 


—456  — 


HUMORADA. 


Si  fueran  mías  todas  las  vinas 
Que  al  borde  arraigan  dal  bello  Rhin» 
Á  buenos  mozos  y  á  lindas  niñas 
Diera  un  festín. 

Y  hasta  agotarse  los  vinos  todos 
Habría  cantos,  feraas  y  riñas. 
Que  siempre  en  besos  tuvieran  fin. 

Y  ellas  amantes ,  y  ellos  beodos. 
En  varias  voces  y  en  vanos  modos 
A  Hafiz  unieran  Dschelaleddin  (1). 


AÜROIU. 


Rimas  gentiles  y  versos  suaves, 
Sed  para  el  ángel  que  el  alsia  adora 
Canoro  enjambre  de  lindas  aves, 

Grata  armonía 

De  verde  selva, 
Y  como  al  valle,  radiosa  aurora, 

Mi  poesía 
En  alegría  y  en  luz  la  envuehu. 

(1)    Hafiz  es  el  Anacre^nte  pena ,  el  poeta  del  geiisiulisno.  Dachela. 
eddin  es  el  David  porsa ,  el  safierdote  del  penteíemo. 


—  457  — 


LMPRESION. 


Su  labio  ardiente  se  posó  en  el  mió. 
Paralizó  nú  sangre,  y  tuve  frió. 


PROSAPIA. 


Su  abuelo  fué  canónigo ;  su  padre 
Un  fraile  capuchino ; 

Alcahueta  su  abuela,  y  fué  su  madre 
Viuda  de  un  asesino. 

¿Habrá  destino  que  mejor  le  cuadre? 
Espía...  va  en  camino! 


BUITRES. 


Los  hombres  &on  ingratos ,  y  muy  pocos 
Compadecen  el  mal  de  los  que  sufren; 
Al  que  llega  á  caer  lo  pisan  todos. 
Los  buitres  siempre  en  el  cadáver  se  unen! 


—  458  — 


LOS  POETAS. 


Como  hay  globos  oscuros  y  otros  globos 
Luminosos,  asi  hay  poetas  bobos 
Y  poetas  de  jenio.  Estos  del  arte 

Son  los  grandes  profetas , 

Mas  los  bobos  poetas 
Tienen  jurisdicción  en  otra  parte. 


LOS  FILÓSOFOS. 


Tiene  cada  maniático  su  tema , 
Tiene  cada  árbol  su  diversa  fruta ; 
Cada  filosofía  su  sistema 
Y  siempre  la  verdad  queda  en  disputa. 


I 


-459 


POSTIZO. 


Quitad ,  quitad  el  pollo.  Que  no  vea 
La  sangre  que  gotea. 
Ver  sangre  me  horripila...» 
A  hipócrita  que  llora , 
Que  no  muestra  ¿  la  vida  faz  tranquila , 
Envidia  ruin  el  corazón  devora 
Y  en  el  pecho  sus  vívoras  asila. 


PAGINA  DE  LA  fflSTORIA  DEL  PAPADO 

(Alejanpro  vi.) 

Auro  ccelum  pandiiur , 
Auto  chri$lut  teiidUur. 

(P£TRAACA.) 

Sanguinario  y  feroz,  reptil  y  lobo, 

Papa  incestuoso  y  público  asesino. 

Fuiste  Dios  de  la  crápula  y  del  vino , 

Por  templo  el  crimen,  por  tiara  el  robó. 

Tu  boca  audaz  al  bendecir  al  globo 

Besa  la  inicua  faz  del  Aretino, 

Al  mundo  y  Roma— César  y  Lucrecia. 

Vendes  la  iglesia  y  el  demonio  aprecia. 

Sacrilego  sin  fé,  tu  horrible  influjo 
Estendió  sobre  Italia  la  epidemia 
Que  la  fiebre  de  crímenes  produjo. 

Todo  contagia  el  enfermizo  miasma. 
Dios  es  el  diablo,  la  oración  blasfemia... 
Maldito  seas,  líibrico  fantasma! 


—  460- 


LO  QUE  VA  DE  AYER  A  HOY, 


Amor  raro  amsunü  4itfrar9  púlgitut. 
Amor  nihil  pottei  amori  degenerare, 
Amant  coamantis  soledut  tatiari  non  patett. 

(CÓBIGO  SE  AMOA  DEL  SIGLO  XII. 

El  amor  es  un  ser  que  vive  oculto 
En  el  ser  de  otro  ser  enamorado. 
El  que  ama  con  pasión  ama  callado 

Y  á  ese  ser  de  otro  ser  le  rinde  culto. 

El  amor  de  otro  amor  no  sufre  insulto; 

Y  el  ser  en  nuestra  alma  transvasado 
En  el  viejo  es  un  ser  divinizado 

Y  es  un  ángel— mujer  en  el  adulto. 

El  que  ama ,  de  amar  jamás  se  sacia , 

Y  del  ser  adorado  la  presencia 

Es  un  cielo  en  la  dicha  ó  la  desgracia. 

Es  una  ninfa  áeria ,  es  una  escencia. 
Es  la  imagen  perfecta  de  la  gracia. 
Forma  de  una  visión ,  de  otra  es^istencia ! 


LINEA  RECTA. 


La  muerte  es  una  faz  mas  luminoea; 
La  muerte  es  una  vida  mas  per&cta; 
El  espíritu  bumaiM  no  reposa; 
Contiene  un  naevo  espíritu  la  fosa. 
Como  en  la  linea  curva  está  la  recta» 


-•461  — 


LA  MÚSICA. 


¡Qué  sublime  emoción »  cuánta  ternura 
Agita  el  corazón !  Cada  armonía 
Responde  á  un  sentimiento ;  cada  nota 
Es  una  letra  alada  que  traduce 
En  acordes  sonoros  mis  deseos. 
Idioma  de  sonidos  inefables 
Espresa  los  mas  dulces,  los  que  solo 
Con  su  oido  interior  escucha  el  alma ! 
Ya  soy  nota  también ,  ya  en  una  fuga 
Con  otra  nota  lánguida  armonizo 

Y  subo  hasta  perderme  en  el  espacio... 
Ya  ei  aire  del  nocturno  me  recuerda 
La  V02 de  la  querida,  el  tierno  beso; 

Y  esa  imagen  bdlisima  acaricio 
YiTiendo  en  ei  pasado  y  adorando. 
Ya  el  alegre  sonido  .medespierta 

Y  vibra ,  y  alejándose  me  arrastra 
Al  yalle  del  amor  y  de  las  dichas. 

Y  yo  veo  mis  sueños  ideales , 
Blis  visiones  celestes  satisfechas. 
Ya  la  onda  melodiosa  me  arrebata 

Y  vertiendo  inocentes  armonías 

A  un  valle  de  la  Suiza  me  transporta. 

Y  las  aguas  poéticad  del  Señan 
Sostienen  la  chalupa,  y  yo  las  surco 
Yiagero  de  esperanzas  anheloso.. ! 
Asi  duerme  en  Atenas  el  artista 

Y  en  la  forma  del  arte  poseído. 
Evoca  en  sueños  la  preciosa  imagen, 
El  modelo  ideal  de  la  belleza... 

Y  aparece  y  lo  copia  y  en  sus  ojos 


—  462  — 

El  tipo  griego  estampa  para  siempre. 
¡Oh!  la  música  habla,  poetiza; 
'  ¡  Hace  soñar !  De  la  terrestre  forma 
Liberta  el  alma  y  en  la  forma  pura 
De  la  armonía  á  contemplar  la  lleva 
La  eterna  luz  de  la  celeste  patria... 
Vibra  cuerda  sonora ,  y  en  mis  sueños 
Mi  pensamiento  viaje  y  mi  alma  goce. 


CADENA. 


La  vida  es  el  martirio.  Es  la  cadena 
Que  enlaza  la  existencia  con  la  muerte. 
El  amor  verdadero  con  la  pena, 
La  luz  del  alma  con  la  masa  inerte. 
En  la  cuna  principia  la  faena. 
La  lucha  del  deseo  y  de  la  suerte; 

Y  la  vida  con  cielo,  orgullo  y  nombre. 
Es  un  libro  cerrado  para  el  hombre. 

Cada  dia  una  hoja  de  su  historia 
Lee  en  las  hojas  del  pasado  escrita; 
Que  es  solo  en  el  presente  una  memcNria 
Dulce  ó  funesta,  célica  ó  maldita. 
Ora  imagen  de  amor,  ora  de  gloria; 
Bosque  florido  que  el  silencio  habita. 

Y  el  porvenir,  el  porvenir  lejano. 
Envuelto  en  nubes  siempre  es  un  arcano! 

Asi  desde  ese  monte  que  ilunünan 
Primero  el  sol  y  su  penacho  enciende. 


—  463-- 

Cuando  la  vista  huyendo  la  colina 

Por  el  campo  vastísimo  se  estiende. 

Espera,  vé  tristísima  neblina 

Que  como  un  manto  hasta  su  pie  desciende; 

Cuyos  pliegues  le  ocultan  la  lejana 

Ciudad  gentil  que  en  descubrir  se  afana. 


A  MI  MADRE. 

(En  1853.) 

Cuando  en  mi  contra  sus  lebreles  lanza 
Con  ladrido  feroz  la  hipocresía , 
Tú  me  enms  un  rayo  de  esperanza 
El  eco  de  esa  voz  á  ti  no  alcanza; 

Y  tú  no  me  maldices,  madre  mía! 

Esa  gavilla  de  menguados  grite. 
La  nube  amase  la  caterva  impía 

Y  á  mi  frente  sus  rayos  precipite; 
Tu  voz  que  ame  y  espere  me  repite, 

Y  tu  voz  me  consuela,  madre  mía! 

Tú  eres  fuente  que  riega  en  mi  camino 
La  ddieada  flor  de  la  armonía. 
Dulcificas  la  hiél  de  mi  destino, 

Y  eres  del  fatigado  peregrino 
Salvaguardia  y  descanso,  madre  mía! 

Con  esa  vasta  imagen  de  mi  cuna 
Mi  frente  las  tormentas  desafia. 

Y  aunque  el  rostro  me  vuelva  la  fortuna 
Mientras  tu  alma  á  mí  alma  se  reúna, 
¡Qué  podrán  sus  rencores,  madre  mía/ 


—  464  — 

No  es  el  <idio  la  ley  del  pensamienlOy 
No  es  la  eetéríl  envidia  quien  lo  guin, 
Una  noble  ambición  es  m  tormento 

Y  no  de  vanas  glorias  avariento 
Prostituyo  mi  nombre ,  madre  mia ! 

En  mi  rostro,  que  alumbra  una  alma  pura^ 
No  hay  la  lívida  huella  de  la  orgia. 
No  soy  el  buho  de  la  noche  oscura 
Que  alza  fúnebres  cantos  de  amargura 
En  la  choza  del  pobre,  madre  mía. 

Nunca  á  mis  labios  el  rencor  asoma 
Con  la  uña  voraz  de  la  ironía. 
Yo  bendigo  el  candor  de  la  paloma. 
Bendigo  de  las  flores  el  aroma 

Y  á  Dios  en  cuanto  existe ,  madre  mia ! 

Tú  que  ves  mi  anheloso  desconsuelo 
Compadeces  mi  fúnebre  agonía. 
Tú  purificas  mi  terrestre  anhelo. 
¡  Tú  no  me  arrojas,  y  en  ei  mismo  cielo 
Nos  hallaremos  ambos,  madre  mia ! 

Yo  espero  en  tí ;  yo  siento  tu  presencia 
Sol  que  ilumina  mi  morada  umbría. 
Tú  eres  ser  y  virtud  de  mi  creencia. 
Siempre  que  se  alEa  á  tí  mi  iüteligeiicia 
Encuentra  afoyo  y  fu^íza,  madre  nía. 

Hoy  que  mi  alma  combatida  Uora, 

Ruega  á  tu  amor  y  en  ese  amor  confía. 
Ansia  de  luz  mi  corazón  devora. 
Brilla  en  mi  noche  celestial  aurora 

Y  bendice  á  tu  hijo ,  madre  mia. 


—  465  — 


¡AYI 


Corazón,  corazón  mió. 
Cesa  por  Dios  de  sentir. 
Queda  como  mármol  frío. 
Hiélate  para  vivir. 


LA  MADRE  Y  EL  HIJO. 


—Yo  soñaba ,  madre  mia; 
Melancólica  belleza 
Estaba  aquí  entre  los  dos. 
Una  corona  traia 
Que  brillaba  en  su  cabeza 
Como  brilla  el  sol  del  dia^ 
Como  la  aureola  de  Dios. 
—Hijo;  tu  oración  empiesea. 
Por  tu  muerto  padre  reza. 
—¿Y  no  rezáis,  madre,  vos?... 

Escuchadme.  Cariñosa 
La  visión  sobre  mi  frente 
Se  inclinó,  asi  como  vos. 
Una  música  armoniosa.... 
¿No  la  oís?  Mi  alma  la  siente. 
¡  Qué  magia  tan  prodigiosa! 
¡Veis  lo  que  hay  entre  los  dos? 
Es  el  rostro  de  un  ausente. 
Es  mi  padre!— Hijo,  detente!... 
—Hasta  luego,  madre,  ¡adiós! 
Tono  II.  30 


—  466  — 


BALADA 


No  hay  en  el  cielo  una  estrella. 
La  noche  á  amarse  convida.... 

Ven ,  mi  vida ! 
La  oscuridad  es  tan  beUa.... 
Donde  hay  amor  sin  zozobra 

La  luz  sobra. 

Acaso  para  abrazarse 
Nuestros  pechos,  que  se  agitan 

Necesitan? 
Los  labios  sabrán  hallarse. 
En  las  tinieblas  unirse 

Y  confundirse. 

El  rayo  de  tu  pupila 
Será  mi  luz!  ¿Qué  mas  quiero? 

La  prefiero 
A  la  antorcha  que  vacila; 
Y  que  en  el  muro  nos  muestra 

Faz  siniestra. 

Y  tu  mirada  ilumina 
Mi  semblante  oscurecido. 

Bien  querido, 
A  mi  &z  la  tuya  inclina. 
¡Qué  suave  cutis!  ¡Qué  bello 

Es  tu  cuello  1 

Ven  y  unidos  confundanx» 
Nuestras  almas,  amor  mió!... 
Sientes  frió? 


—  467  — 

Pues  que  tanto  nos  amamos 
llis  candas  te  den  calma. 
Fuego  mi  alma! 

Tu  ojo  como  un  astro  luce. 

Y  tu  beso  cariñoso 

Voluptuoso, 

Dentro  del  pecho  introduce 

Un  deleite,  que  el  beso  ama. 
Una  llama! 

No  eres  feliz,  alma  mia? 
Ese  rayo  de  amor  tierno. 

Ese  interno 
Anhelo  de  poesía. 
Es  amor,  amor  que  crea 
Y  desea. 

Mientras  pueda  yo  en  tu  seno 
Reposar  mi  alma  agitada 
Enamorada; 

Y  en  tu  labio  de  amor  lleno 
A  cada  beso  una  nueva 

Dicha  beba; 

Mientras  puedas  siempre  amarme, 
¿Qué  me  importan  los  dolores? 

¿Qué  las  flores? 
Mientras  puedas  abrazarme, 
¿Qué  me  importa  la  memoria? 

¿Qué  la  gloria? 

Que  tus  ojos  de  Madona 

Y  ese  rostro  que  amo  tanto. 

Son  mi  encanto! 

Y  tu  amor  es  mi  corona. 
Sueño  y  única  conquista 

Del  artista! 


^466  — 

No  hay  en  el  cielo  una  estrella. 
La  noche  ¿  amarse  convida. 

Ven,  mi  vidal 
La  oscuridad  es  tan  bella! 
Y  tus  ojos  celestiales 

Son  fanales. 


CANCIÓN. 


Solo  estando  á  tu  lado 
Feliz  me  creo, 
T  loco  enamorado 
De  tu  deseo. 
Solo  atando  á  tu  lado 
Feliz  me  creo. 

Cuando  amante  te  miro 
Inmóvil  quedo; 
Si  anheloso  respiro 
Tengo  yo  miedo 
Que  huyas  con  mi  suspiro » 
É  inmóvil  quedo. 

Cuando  te  echas,  amante, 
Y  vo  te  estrecho , 
Te  abrazo  delirante 
Sobre  mi  pecho, 
Porque  es  solo  un  instante 
El  que  te  estrecho. 

Ámame  como  dices 
Que  ahora  me  amas; 
Seamos  dos  felices 


—  469— 

Ardientes  llamas. 
Pero,  ¡ay!  dos  infelices 
Si  no  me  amas. 

Yo  si  pudiera  darte 
Hi  vida  entera. 
Solo  por  contentarte 
Yo  te  la  diera. 
Ufas  te  doy  con  amarte 
Mi  vida  altera. 

Alma  de  mis  amores 
Pues  tú  me  quieres, 
Son  inodoras  flores 
Otras  mujeres. 
Y  cesen  los  dolores, 
Pues  tú  me  quieres! 


DIOS. 


Toda  existencia  en  Dios  se  reasume , 
De  ese  ser  todo  vive,  todo  emana ; 
La  benéfica  luz  es  su  perfume , 
Su  reflejo  infinito  el  akna  humana. 
¡El  universo  es  Dios  I  En  cuanto  crea 
Aparece  su  ser  como  elemento. 
Él  es  la  concepción,  la  eterna  idea 
Traducida  en  color  y  pensamiento  1 


—  470  — 


EL  POETA. 


Lo  que  apenas  el  sabio  deletrea 
El  poeta  traduce.  En  lo  que  ignora 
Penetra  su  mirada  indagadora. 
Del  genio  celestial  la  lengua  emplea 
Y  saca  un  universo  en  una  hora  ; 
La  luz  da  forma ,  su  palabra  crea ! 


PRESAGIOS. 


¿Qué  nube  entolda  lúgubre 
El  sol  de  mi  alegría? 
Siento  en  mi  frente  trémula 
Batir  su  ala  sombría 
Al  buitre  del  pesar. 

¿Es  un  presagio? 

Perseguidor  fatídico 
De  todos  mis  amores , 
Vendrá  con  nuevas  lágrimas. 
Traerá  nuevos  dolores. 
Si  nunca  han  de  acabar 

¿Por  qué  no  muero  ? 

Vivir !  Amar !  En  mágicos 
Ensueños  estasiarse ! 
Con  ese  mismo  tósigo 


—  471  — 

Vivirydevararse, 
A  qué,  si  han  de  venir 

Los  desengaños? 

Esos  espectros  áridos 
Que  matan  con  su  aliento; 
Y  las  voraces  víboras 
De  atroz  remordimiento, 
Royendo  hasta  morir 

Dejan  al  hombre... 

Ay !  Esos  han  sido !  Efímeras 
Sombras  mis  ilusiones; 
Mi  vida  una  continua 
Borrasca  de  pasiones. 
En  donde  la  razón 

Ciega  flotaba. 

De  lo  que  fué  en  lo  intimo 
Cenizas  no  mas  quedan; 
Ruinas,  pedazos,  ídolos, 
Que  entre  su  polvo  ruedan. 
El  pobre  corazón 

En  una  tumba ! 


YO  TE  AMO. 


Voilá  ce  qui  va%ít  un  lociptr. 
(Lamaatiiis). 

Ángel  doliente  que  en  la  tierra  moras 
Oye  el  acento  que  mi  voz  te  envia ; 
Del  cielo  hermoso  que  perdido  lloras 

Es  armonía. 


—  472  — 

Flor  de  pensUes  que  no  ofende  el  hielo^ 
Virgen  hermosa  de  enarcadas  cejas , 
De  ojos  ardientes  y  de  negro  pelo, 

Oye  mis  quejas. 

Mra,  yo  te  amo  con  amor  profundo ; 
Como  ama  el  césped  á  la  tierna  viola. 
Imán  del  alma  que  la  atrae  al  mundo 

Eres  tu  sola. 

Mira  9  yo  tengo  un  corazón  de  llama. 
Tengo  una  lira,  que  si  tu  me  inspiras 
Puedo  con  ella  aventajar  en  fama 

Todas  las  liras. 

Sol  de  mis  ojos ,  ilusión  de  mi  alma» 
Bosque  de  almendros ,  celestial  roció. 
Brisa  que  todos  mis  dolores  calma. 

Lluvia  de  estío ! 

Lago  tranquilo  que  refleja  al  cielo. 
Del  paraíso  embalsamado  ramo. 
Tiesto  de  rosas  que  no  ofende  el  hielo. 

Mira.  ••  Yo  te  amo! 


LÁSTIMAS- 


¡Cuántas  flores  se  marchitan 
Donde  los  hombres  habitan 
Por  falta  de  agua  y  calor ! 
¡Cuántas  mujeres  padecen , 
Se  doblan  y  languidecen 
Por  falta  de  aire  y  de  amor ! 


—  473  — 

Ah !  Es  horrible ,  muy  horrible , 
Para  toda  alma  sensible 
Ver  desdichas,  sombras  ver. 
AUi  un  astro  se  oscurece. 
Aquí  una  ilusión  perece, 
Acá  sufre  una  mujer. 

Aquella  flaca,  llorosa, 
Que  fué  alegre ,  que  fué  hermosa , 
Nació  para  ser  feliz. 
Nació  ¿  amar  y  ser  amada. 
Fué  una  alma  privilegiada... 

Y  el  hombre  la  hizo  infeliz. 

Otra  en  deseos  ardia 
De  virtud  de  poesía , 
De  esperanza  celestial. 
Vivió  tan  solo  un  momento; 
La  mató  su  sentimiento; 
La  vbrtud  le  fué  fatal! 

¡Cuánta  ilusión  que  ya  es  tierral ' 
¡Cuántos  misterios  encierra 
Tan  rara  decrepitud! 
Es  un  rasgo  la  hermosura. 
La  esperanza  es  amargura 

Y  vejez  la  juventud. 

Esa  flor  que  se  consume 
Que  pierde  gala  y  perfume 
Amaba  á  otra  ^  era  flor. 

Y  al  hallarse  triste  y  sola, 
Cerró  su  linda  corola 
Blando  nido  del  amor. 

Y  en  vano  aguarda  á  que  vuelva^ 
Allá  se  quedó  en  su  selva 


—  474  - 

Su  flor,  su  vida,  su  bien! 

Y  las  bellas  mariposas, 
Amantes  de  esas  dos  rosas. 
Allá  quedaron  también. 

En  vano  aguarda!  Ya  cubre 
Abrojo  y  tierra  insalubre 
Su  aniquilada  raiz! 
Su  tallo  fuerte  se  cae. 

Y  el  insecto  no  le  trae 
Ningún  mensaje  feliz. 

¡Oh ,  las  rosas,  los  jazmines 
Que  tapizan  los  jardines 
De  la  enojosa  ciudad. 
Son  los  buenos  corazones 
Sumidos  en  las  prisiones 
De  horrible  necesidad. 

Son  los  pobres,  los  mendigos. 
Que  nunca  tienen  amigos 
Ni  consejo  ni  salud. 
Es  esa  raza  proscrita 
Que  el  hambre  desacredita, 
Que  mata  la  esclavitud. 

¡Cuántas  flores,  cuánto  aroma, 
Cuántas  almas  de  paloma 
Sarcasmo  del  hombre  son! 
¡Cuántas  trasforma  en  materia 
El  engaño,  la  miseria 

Y  la  vil  prostitución!... 

Vive,  linda  flor  silvestre. 
En  tu  morada  campestre, 
Sin  envidiar  el  jardin. 
Crece  junto  á  ese  arroyuelo. 


—  475  — 

Donde  se  contempla  al  cield 
Y  se  baña  el  serafin. 

Donde  el  árbol  gigantesco 
Te  aguarda  del  sol ,  y  fresco 
Rocío  puro  te  da. 
Donde  el  insecto  volando 
Te  besa  y  pasa  cantando . 
Guando  viene  y  cuando  va!.. 

Oro  guardar  es  pobreza* 
Sin  espresion  no  hay  belleza. 
La  virtud  es  el  amor! 
La  libertad  es  la  vida. 
Una  alma  con  otra  unida 
Pueden  triunfar  del  dolor. 


AGÜERO, 


Sube  el  vapor  en  nieblas  al  espacio, 
La  atmósfera  de  lágrimas  se.  inunda. 
Húmedas  brisas  cruzan  por  el  llano, 
Lejano  trueno  estremeciendo  zumba. 
Surcan  el  aire  eléctricos  crispazos, 
Aguarda  labrador,  esa  es  la  lluvia. 


—  476  — 


EL  HOMBRE. 


Suerte  fatall  El  hombre  siempre  el  mismo. 
De  parásitas  yerbas  rodeado, 
Ahoga  el  jugo  del  fruto  delicado 

Y  engendra  corrupción ,  odio,  egoísmo. 

Sofista  religión ,  abre  un  abismo, 

Y  exhibiendo  los  dogmas  del  peoado 
Regocija  el  anhelo  del  malvado 

Y  ensalza  en  el  altar  al  fanatismo. 

El  bien ,  dicen ,  el  bien  es  la  mentira! 
El  mal  es  como  Dios,  uno  y  eterno. 
Quien  ansia  el  bien  es  hombre  que  delira... 

¡Oh ,  no!  Mi  Dios,  del  hombre  es  padre  eterno... 
Fecundad  el  amor,  lanzad  la  ira... 
£1  odio  y  el  error  son  dd  infierno. 


OTRO. 


El  honor!  Grita  el  hombre  y  cada  dia 
Prostituye  ese  honor  y  lo  embadurna. 

Y  en  crápula  nocturna 
La  corrupción  enciende  de  la  orgía 
Y  á  mía  vuelta  de  dado  el  honor  fia. 


—  477  — 


LA  ROSA. 


Rosa  bella ,  rosa  bella, 
Tu  eres  mi  preciosa  flor. 
Pues  el  nombre  tienes  de  ella 
Rosa  eterna  de  mi  amor. 


NULIDAD. 


Ay!  de  aquel  cuya  existenda 
Ningún  aroma  embalsama... 
Que  no  tiene  una  creencia; 
Que  no  llora,  que  no  ama. 
Ay!  de  aquel  cuya  existencia 
No  ilumina  alguna  llama... 

En  silencioso  egoismo 
Ni  las  desgracias  alivia, 
Ni  le  inflama  el  heroísmo; 
Y  tan  solo  su  alma  tibia 
En  silencioso  egoismo 
Se  calienta  en  la  lascivia. 

Ah!  la  vida  sin  amores 
Es  un  laúd  sin  sonido, 
Es  un  sol  sin  resplandores, 
Es  un  astro  consumido. 
khi  la  vida  sin  amores 
Es  un  insomnio  de  olvido! 


-478  — 


SOÑAR  DESPIERTO. 


Nave  gentil  y  velera 
Tranquilos  mares  cruzando» 
Nos  conducia  lijera 
De  una  brisa  al  soplo  blando 
Hacia  otra  nueva  ribera. 

Y  yo  allí  te  preguntaba 
Adonde  llegar  querias 

Y  qué  tierras  preferías... 
Yo  que  despierto  soñaba 
Imbéciles  fantasías. 

Adonde  quieras  iremos, 
Te  decía:  nuevos  mares, 
Nuevas  ciudades  veremos; 

Y  en  todas  encontraremos 
Amor  y  patria  y  hogares. 

Ya  París,  esa  opulenta 
Ciudad  del  orbe ;  grandioso 
Arco  de  triunfo  que  ostenta 
La  gloria,  el  genio  y  la  afrenta 
Sobre  su  faz  de  coloso. 

París,  madre  de  la  ciencia, 
Templo  y  altar  de  la  idea. 
Muladar  de  la  opulencia , 
Alcázar  de  la  indigencia. 
Circo  eterno  de  pelea. 

París,  que  miente  el  valor» 
Que  fanatiza  el  amor. 


—  479  — 

Paris,  que  estatua  sus  plazas. 
Para  que  luego  otras  razas 
Ceben  allí  su  rencor. 

París,  Vesubio  del  mundo, 
Gomo  ély  dañoso  y  fecundo. 
Que  en  eterno  y  loco  afán 
Mira  en  su  vientre  profundo 
La  lava  hervir  del  volcan. 

Paris,  que  todo  guarece. 
La  virtud*  la  corrupción; 
Donde  todo  mengua  y  crece 
Y  que  en  sangre  un  trono  ofrece 
A  un  imbécil  Napoleón! 

París,  que  guarda  en  su  seno. 
La  mentira  y  la  verdad; 
Aire  revuelto  y  sereno. 
Bálsamo  puro  y  veneno 
De  la  pobre  humanidad ! 

Si  tú,  bien  mió,  no  quieres 
Vivir  esa  vida  estraña 
Que  fascina  y  desengaña; 
Ni  gozar  de  sus  placeres: 
Iremos,  bien  mió,  á  £spaña. 

Y  en  sus  árabes  bridones , 
Memoria  de  antiguas  razas, 
Veremos  sus  poblaciones 

Y  sus  circos  y  sus  plazas 
Envidia  de  otras  naciones. 

Las  celadas  fortalezas 

Y  los  torreones  macizos 

Que  aun  conservan  en  sus  piezas 


—  480  — 

De  sus  héroes  las  proezas , 
De  sus  brujas  los  hechizos. 

Pues  me  place  recordar 
Las  glorias  desvanecidas , 

Y  con  recuerdos  formar 
Un  túmulo  ó  un  altar 

A  esas  deidades  caidas. 

Asi,  aunque  imberbe  mancebo. 
Ayudado  por  la  historia , 
Sobre  un  viejo  mundo  elevo 
Los  muros  de  un  mundo  nuevo 
Sobre  cimientos  de  gloria. 

Y  asi  abato  la  tristeza. 
Pueblo  asi  mis  soledades; 

Y  amador  de  la  belleza 
Reedifico  en  mi  cabeza 
Los  imperios  y  ciudades. 

Y  el  porvenir  y  el  pasado 
Se  reúnen  al  presente ; 

Y  cuanto  el  hombre  ha  inventado « 
Cuanto  el  arte  ha  fabricado , 
Siento  chocarse  en  mi  mente ! 

Hazañas,  guerras,  orgias, 
Reyes ,  glorias ,  monumentos , 
Grandezas,  caballerías , 
Inspiradas  poesías 

Y  robustos  pensamientos. 

Y  mi  mente  iluminada 
Todo  enf  su  vuelo  recorre; 

Y  detienen  su  mirada, 
Ya  la  ciudad  arruinada. 
Ya  desmoronada  torre. 


-^481  — 

Ya  la  idea  que  germina . 
En  la  horrible  oscuridad; 
Pequeña  luz  que  ilumina 
Sobre  una  negruzca  ruina 
El  rostro  de  la  verdad. 

Todo  brilla,  todo  nace» 
Todo  oculta  un  nuevo  ser. 
La  vida  en  el  polvo  yace ; 

Y  esa  vida  satisface 
Mi  deseo  de  saber. 

Y  mi  mente  iluminada 
Todo  recorre  en  su  vuelo ; 

Y  detienen  la  mirada 
Ya  la  ciudad  arruinada. 
Ya  las  montañas  de  hielo. 

La  pintoresca  Sevilla, 
£1  alcázar  del  rey  moro , 
Los  baños  de  la  Padilla, 
Del  Guadalquivir  la  orilla. 
La  antigua  torre  del  oro! 

La  grandiosa  catedral, 

Y  en  su  cielo  de  zafir 
Ese  sol  meridional. 
Que  hace  en  el  alma  latir 
Aspiración  celestial. 

Sol  prolifico  V  que  inunda 
La  tierra  en  luz  y  la  acendra! 
Que  el  llano  estéril  fecunda 

Y  en  la  corteza  profunda 

La  virtud  de  amor  engendra. 

Y  siempre  hacia  el  Mediodía 
Tow>  n.  31 


^  A  V> 


—  482  — 

Desde  esa  tierra  eticaBtada, 
Pasando  por  Alntieria 
Llegaremos  á  Granada , 
La  joya  de  Andalucía. 

Genios  fueron  los  que  alzaron 
Su  Alhambfa  monumental ; 
Los  árabes  la  adoraron 

Y  con  razón  la  llamaron 
La  Damasco  occidental. 

Allí,  mi  bien,  cuanto  brota, 
Árbol,  rio,  fuente,  vid. 
Eleva  una  dulce  nota , 

Y  en  una  atmósfera  flota 
De  amor,  de  danza  y  de  lid. 

¡Qué  lujo,  qué  jentileza! 
¡Qué  esplendor,  qué  bizarría! 
Granada  es  una  belleza 
Que  el  tiempo  pule ,  y  ate2a 
El  sol  de  la  Andalucía... 

¿No  quieres  ir?  No  te  enfades. 
Si  esas  ciudades  desdeñas 
Iremos  á  otras  ciudades ; 

Y  si  tú,  mi  bien,  te  empeñas, 
Á  las  yermas  soledades. 

¿Te  gusta  Italia?  Pues  vamos. 
País  de  flores  y  amor 
Sus  grandezas  recorramos , 
Sus  monumentos  veamos 

Y  admiremos  su  dolor. 

Recorramos  una  á  una 
Sus  ciudades.  Ya  Hilan, 


—  48»  — 

Florencia  de  ingenios  cusa, 
Venecja  con  su  laguna » 
Ñapóles  con  su  volcan. 

¿A  Boma?  No!  Roma  fué!... 
Hoy  escarnio  de  la  historia 
Abofeteada  se  vé 
Por  la  mano  de  la  fé 
Oue  aborrece  hasta  su  gloria. 

£1  Austria  la  despedaza 

Y  la  tiara  la  injuria ; 

Y  yace  su  débil  raza 

Como  un  hombre  con  mordaza 
En  la  abyección  y  la  incuria. 

La  Necrópolis  cristiana 
Apoya  su  arquitectura 
Sobre  la  Roma  pagana. 

Y  en  la  disforme  peana 
La  cariátide  murmura 

Y  el  grandioso  Goloseo, 
Edificio  de  gigantes. 

De  un  emperador  trofeo. 
Si  fuera  tu  orgulo  antes 
Hoy  es  tumba  y  mausoleo- 

Y  esos  zá&os  cardenales 

Y  tus  papas,  tus  tiranos, 
Yan  borrando  tus  anales, 

Y  tus  nombres  inmortales 
Son  ludibrio  á  los  villanos. 

Ese  cadáver  sombrío 
A  derrumbarse  ya  empieza. 
Alejémonos,  bien  mió. 


—  484  — 

De  esos  montes,  de  ese  rio. 
Que  proclaman  su  grandeza* 

Silencio!  Paz  á  la  muerta  I 
Queda  alli,  grande  ciudad, 
Acongojada ,  desierta. 
Como  una  monja  cubierta 
Con  la  toca  de  humildad. 

Bajo  esa  tierra  sagrada 
Que  el  rojo  alemán  insulta, 
Gomo  una  perla  inflamada, 
En  los  centros  de  la  nada 
Glorioso  laurel  se  oculta.  •• 

Te  agrada  Venecia?  Bien. 
Iremos  allí  si  quieres 
Que  ese  marítimo  edén 
Recuerdos  tiene  también 

Y  delicias  y  placeres. 

En  las  ondas  levantada, 
Por  las  ondas  arrullada 
Que  la  cantan  sin  cesar; 
Es  una  garza  que  nada 

Y  que  acaricia  la  mar. 

Allí  el  sol  es  mas  brillante, 
Has  poética  la  luna; 

Y  la  canción  del  amante 
Es  el  viento  de  levante 
Que  armoniza  su  laguna. 

Y  la  brisa  cariñosa, 

Y  la  góndola  que  pasa, 

Y  la  guitarra  amorosa, 

Y  la  canción  voluptuosa, 

Y  el  vestido  de  alba  gas% 


—  485  — 

Y  la  corrida  cortina 

Y  el  son  del  agua  en  los  bordes, 
Forman  música  divina 

En  cuyos  dulces  acordes 
Siempre  el  del  amor  domina. 

Pero  ah !  También  allí  suena 
El  sable  *del  estranjero; 

Y  duro  hierro  encadena 
El  cuello  de  esa  sirena 
Vencido  su  gondolero! 

Carnaval,  ducado,  bodas» 
Cantan  ya  en  tono  distinto. 
En  tus  cloacas  te  enlodas 
Conquistadora  de  Rodas, 
Vencedora  de  Corinto ! 

Huyamos  lejos,  querida. 
Es  cieno  tanta  ciudad; 

Y  hagámonos  otra  vida 
Lejos  de  aquí  dividida 
Entre  amor  y  libertad. 

He  leido  y  sé  que  existe 
Un  lugar  encantador 
Que  en  invierno  no  está  triste ; 

Y  que  en  estip  se  viste 
De  flotes  que  son  primor. 

A  cuyo  pié  el  mar  diseiki 
Vasto  horizonte  y  se  esplaya; 

Y  el  volcan  cercano  enseña 
Siempre  su  encendida  greña 
Como  una  inmensa  atalaya- 
Es  Sorrento ,  rico  vaso 

De  ^rfumes  y  de  flores ; 


—  486  — 

Dichoso  Oriente  del  Taso, 
Que  arrojaron  á  otro  ocaso 
Harto  infeKces  amores. 

Poeta  tierno ,  nacido 
Para  amar ,  para  sentir; 

Y  que  se  tío  reducido 
Como  un  águila  sin  nido 
Á  aborrecer  y  á  morir. 

Allí ,  mi  bien ,  la  existeáéia 
Será  un  éxtasis  de  amor ; 
Unidos  en  la  indigencia, 
Unidos  en  la  creencia. 
Unidos  en  el  dolor. 

Y  ya  yoguemos  los  vaBLtes^ 
Ya  los  bosques  visitemos, 
Ya  los  antiguos  lugares, 
Entre  amor ,  entre  cantares 
Nuestra  vida  pasarenos* 

Que  otros  busquen  los  onUcmas 
Del  orgullo  ó  del  valor, 
Que  otros  amen  las  diademas ; 
Yo  te  daré  mis  poemas 

Y  tú  me  darás  tu  amor. 

Yo  en  la  noche  y  en  el  dia, 
En  las  playas  y  en  las  olas 
Llevaré  mi  poesía, 
Flor  de  tu  alma  y  de  la  mia 
Que  tú  leerás  á  solas. 

Y  tú  por  cada  embeleso 
Que  te  traiga  su  armonía 
Me  darás....  un  tierno  beao! 


—  487  — 

Y  pagarás  con  esceso 
Mi  amor  y  mi  poesia.... 

Desdichado!  El  alba  brilla 

Y  mi  encanto  se  destruye.... 
Roma»  Granada,  Sevilla!... 
Y'  por  mi  seoa  mejilla 
Ardiente  lágrima  huye. 

Yo  que  en  Sorrento  pensaba 
Me  háUé  solo  como  un  muerto; 
Una  ilusión  me  arrastraba. 

Y  Guando  vi  que  soikaba. 
Vi  que  soñaba  despierto. 

Ah !  Despierto  sueño  y  canto 
Con  la  voz  de  la  aflicción 
Lejos  del  bien  que  amo  tanto! 

Y  solo  corre  mi  llanto» 
Solo  tiembla  el  corazón. 

Pero  aunque  solo  y  llorando 
Mi  irreparable  pesar 
Es  dulce  vivir  cantando ; 

Y  es  bello  vivir  soñando 
Lo  que  se  puede  esperar  I 


-488  — 


REVERSroiLIDAD. 


¡Cuántos  versos  he  hecho 
Recostado  en  tu  pecho ! 
¡Cuántas  veces  tus  besos  me  han  servido 
Para  contar  las  silabas  sonoras 

Y  por  ellos  nüs  versos  he  medido  I 
En  esas  dulces  horas 

De  cariños »  de  ensueños  y  de  abrazos, 

Himnos  y  cantos  bellos 

Han  tenido  su  origen  en  tus  brazos » 

Y  he  hallado  ritmo  y  consonante  en  ellos. 
Son  tuyos,  alma  mia; 

Nuestro  amor,  es  amor  y  poesía. 


FRANQUEZA. 


Mas  odios  todavía !  Todavía 
Parar  el  sublime  artista  la  miseria; 
£1  rudo  bofetón  de  la  materia , 
Y  del  necio  procaz  la  burla  impía ! 

La  sociedad  moderna  es  una  orgia. 
Orgia  monacal,  lúbrica  y  seria; 
Es  un  burdel  surtido,  una  gran  feria, 
Que  recibe  toda  alma  en  mercancía. 

El  artista  es  el  único  que  guarda 
Sa  fé  OÍ  el  cíelo ;  y  en  lejana  parte 
AisladQ  cuida  su  visión  gallarda. 


—  489  — 

Aprende  á  desddiar  y  aprende  á  amarte! 
Lata  tu  corazón  ^  tu  cerebro  arda ! 
A  Dios  comprende,  quien  comprende  el  arfe. 


PRIMAVERA. 


Sopla,  sopla  huracán ;  mientras  añiera 
Vereda  y  calles  el  chubasco  innunda. 
En  mi  pecho  tu  imagen  hechicera, 
Trasparenta  una  luz  de  primavera 
Y  celestiales  gérmenes  fecunda  I 


AMOR  Y  MUERTE. 


(Leopardi). 


(A  D.  Franmeo  Mum.)  (1) 


El  amado  del  cielo  muere  Joven. 

(MzHAlfSRO.) 

Hermanos  á  la  Tez  crió  la  suerte 
Al  amor  y  á  la  muerte. 
No  tienen  las  estrellas , 
No  tiene  el  mundo  aquí  cosas  tan  bellas. 
Del  uno  nace  el  bien  y  el  sumo  goce 
Que  en  esta  mar  de  la  existencia  se  halla ; 
La  otra,  el  dolor  y  el  mal  mas  grande  acalla. 

w 

(1)  Don  Francisco,  le  dedico  las  tres  traducciones  siguientes  de  uno 
de  los  primeros  poetas  modernos  de  Italia ',  porque  recuerdan  mucho  á 
los  griegos  que  V.  tanto  admira ,  y  con  quienes  Leopardi  parece  haber 
vivido. 


—  49^  — 

Qsrmow  niiía,  con  su  faz  no  asusto; 
Que  no  es  su  faz  como  la  pinta  el  miedo, 
Al  niño  aoKMr  acomfanar  le  gusto 

Y  en  el  mortal  camino  juntos  ambos. 
Vuelan,  consuelos  prístinos, 

De  todo  sabio  corazón,  entrambos. 

Ni  hubo  alguna  mas  sabio  sino  herido 

Por  el  amor ;  y  nunca  mas  osado 

La  infausto  vida  desdeñó  al  olvido. 

Jamás  por  amo  alguno 

En  el  riesgo  mas  proffftO'  te  ha  id)negsdo« 

Alma  que  amor  convieita 

Ora  enjendra  el  corage  ó  k>  despierto* 

Y  asi  la  humana  estirpe. 

No  en  vanas  mentes,  ooraosoele,  yace; 
Enérgica  en  su  unicm  sus  hebras  hace. 

Cuando  empieza  á  nacer  amante  afecto, 
Lánguido,  en  la  alma  ardieate. 
Vago  deseo  de  morir  se  siente : 
¡Cómo,  no  sé!  mas  es  primer  efecto 
De  verdadero  amor  y  amor  potente. 
Quizá  entmces  sus  ojos 
Asombra  este  desierto :  y  esto  tierra , 
Para  el  hombre  ton  fértil  en  abrojos. 
Se  le  presento  oscura 
Sin  esa  nwsva,  a^la  é  ia&iito 
Dicha  inmortol  que  e^  su  ilusión  Qgwa: 
Va,  causa  de  su  amor,  l>orrasca.horrible 
Presintiendo  en  el  alma  que  se  agito; 
Anhela  dulce  calma , 
Quiere  acogerse  al  puerto, 

Y  huye  al  deseo  que  el  deseo  escito, 

Y  que  rugiendo  atemoriza  su  alma. 

Después  cuando  esa  fuerza  irresistible 
Hace  todo  rodar  y  solo  deja 


El  cuidado  invencible» 

Ah !  cuántas  veces  con  deseo  intenso 

No  eres  suieitle  implorada 

Del  desgraciado  amante  <pie  se  qoeja  1 

¡Cuántas  en  noche  ó  alba  iluminada, 

Aflostediystt  cuerpo  en  frío  lectio 

Se  haU6  U&z  ai  nunca  su  mirada 

Volviese  á  ver  aqui  la  hlz  odiada! 

Y  muchas  al  tímido 

De  la  eampfl&a  fuDebre,  y  al  núde 

Del  canto  que  conduce 

Al  que  ha  finado  al  sempiter&o*  olvido; 

Con  su^^os  anuentes  recH)ia 

Al  muerto,  y  envidiaba  al  que  dkhoso 

£ntre  los  muertos  á  habitar  venia  1 

Hasta  la  plebe  incuka» 

El  labriego,  ignorante 

De  la  virtud  que  dá  sabiduría ; 

Hasta  la  virgen  tiiiiida  y  modesta 

Que  al  nombre  de  la  muerte 

Se aaora  y  llanto  vierte. 

Ora  la  tumba  y  el  fiméreo  manto 

Mirar  con  ojo  de  constancia  Heno; 

Y  el  hierro  y  d  veneno 

Medita ,  y  en  eiu  indocto  pensamienilo 

Que  á  esa  idea  se  enciende, 

La  gentüesa  de  morir  compreade. 

Tanto  á  la  muerte  inclina 

De  amor  la  disciplina. 

Muchas  veces  dolor  interno,  fuerte  ^ 

Taladra  el  alma  y  al  fatal  embate 

Cede  el  cuerpo ,  se  abate 

Exánime,  y  entonces 

Con  fraterno  podsr  triimfa  la  muerte. 

O  el  amor  los  aguija  de  tal  modo 

Que  el  palurdo  aldeano , 

La  niña  tierna ,  sin  saber  lo  que  faaoea. 


—  492  — 

Con  la  violenta  mano 
Jóvenes  miembros  á  la  tierra  yacen. 
Sabiendo  su  infortunio  el  mundo  rie 
A  quien  paz  y  vejez  el  cielo  fie. 

A  los  de  altivo  ingenio ,  i  los  dichosos, 
A  los  que  sangre  calorosa  aim  queda. 
El  hado  les  conceda 
Uno  ú  otro.  Señores  cariñosos, 
Déspotí^  dulces  de  la  especie  humana, 

Y  á  cuya  tiranía 

Nada  iguala  en  el  mundo ,  y  solo  vence 
La  que  crea  la  suerte,  otra  tirana! 

Y  tú,  á  quien  desde  la  infancia  mia 
Honrada  siempre  invoco. 

Bella  muerte ,  piadosa 

Tú  sola,  en  esta  vida  dolorosa. 

Si  alguna  vez  has  sido  celebrada 

Por  mi ;  si  alguna  vez  de  tu  divina 

Faz  intenté  la  odiada 

Sombra  quitar  que  el  vulgo  ingrato  arroja, 

Mo  tardes  mas ,  inclina 

A  tan  estraña  súplica  el  oido. 

Cierra  á  la  luz  que  aumenta  mis  enojos, 

¡Oh  reina  de  la  edad ,  mis  tristes  ojos! 

Y  me  hallarás,  cualquiera  que  sea  la  hora 
Que  desplegues  las  alas  á  mi  ruego. 

La  frente  erguida ,  armado 

Y  renitente  al  hado. 

La  mano  que  castiga  y  que  está  roja 

Con  mi  sangre  inocente 

No  colmaré  de  aplauso  y  bendiciones. 

Como  acostumbra  hacerlo 

Por  antigua  vileza  humana  gente. 

Toda  vana  esperanza  que  entretiene 

Con  los  niños,  al  mundo. 

Todo  necio  consuelo 


Aleja  ya.  De  ti  solo  me  viene 

El  alivio:  en  ti  fundo 

Mi  esperanza :  y  aguardóla  sereno 

La  hora  en  que  adormecido 

El  rostro  pose  en  tu  virgíneo  seno. 


Á  Si  MSMO. 


(Leopardi.) 

Corazón  fatigado,  para  siempre 
Reposarás  desde  hoy!  La  última  imagen 
Que  eterna  yo  creí  desvanecióse! 
Pasó!  Bien  claro  veo 
Que  de  caros  engaños 
Ha  muerto  ya  en  nosotros 
No  solo  la  esperanza ,  hasta  el  deseo! 
Reposa  para  siempre! 
Bastante  palpitaste  muchos  a&os. 
Ninguna  cosa  vale  tus  latidos, 

Y  no  es  digna  la  tierra  de  gemidos. 
Hastío  y  amargura 

Es  la  vida  no  mas  y  fango  el  mundo! 

Quieto,  pues!  Desespera 

Por  la  postrera  vez!  Solo  la  muerte 

A  nuestra  humana  especie  dio  la  suerte! 

Ahora  á  la  natura 

Desprecia,  y  á  tí  mismo  y  al  deforme 

Poder  que  oculto  manda  nuestros  daños» 

Y  á  la  infinita  vanidad  del  todo! 


—494' 


A  LA  LUNA 


(Leopardi.) 

¡Oh,  bellisima  luna,  yo  recuerdo 
Que  sobre  esta  colina,  hoy  hace  un  año. 
Angustiado  venia  á  contemplarte! 

Y  entonces,  como  ahora,  en  esa  selva 
Diáfana  claridad  y  paz  vertias. 

Mas  trémulo  y  nublado,  con  el  llanto 
Que  saltaba  á  mis  ojos  al  mirarte 
Tu  rostro  aparecía!  Mi  existencia 
Era  duelo  y  fatiga,  amada  luna ; 

Y  es  la  misma  eídstencia  todavia! 
Pero  me  alegra  recordar...  Me  alegra 
Contar  de  mi  dolor  los  largos  dias. 
De  la  edad  juvenil,  cuan  grato  viene 
£1  recuerdo  pasado,  aunque  nos  sigan 
íntimo  duelo  y  el  afán  perene! 


TRAJICOMEDIA. 


No  hay  hora  dulce  para  una  alma  triste. 
No  hay  música  inefable  que  la  halague, 
No  hay  recuerdo  de  amor  que  no  empalague^ 
Y  duda  del  amor,  duda  si  existe... 

Si  Arlequín  de  la  púrpura  se  viste 
Con  justa  pena  su  insolencia  pague; 


I 


—495  — 

En  mares  de  aire  el  pensamiento  vague 

Y  verdad  de  aire  por  su  bien  conquiste. 

Que  es  dúctil  tanto  la  verdad  que  encuentra 
Que  no  la  ataja  niel  menor  resquicio 

Y  con  menümsy.eomo-el  aire,  sa  entra. 


»»«• 


¿Disfiaisa  aoaeo  la  virtud  al  vicio? 
El  sol»  la  nieblft  con  la  luz  concentra? 
¿Qué  hay  en  el  mundo?  desarreglo  ó  juicio? 


GALÁN. 


Hermoso  cuerpo,  todos  lo  ponderan. 
Está  bien  entallado. 
Ay!  si  esos  mismos  lo  de  adentro  vieranl 
Con  qué  susto  dijeran, 
Si  todo  es  burujón!  está  corchado... 


PROCESIONES. 


Viva  la  farsa!  Las  beatas  lloran. 
Las  viejas  papan  moscas  y  bostezan. 
Los  niños  con  los  sind)olos  se  espantan^ 
Los  mozos  á  las  mozas  enamoran , 
Mano  con  mano  rezan ; 
Y  los  diez  mandamientos  se  quebrantan! 


—  496  — 


CHASCO. 


Niña  del  manto  de  garboso  talle, 
Descúbrete  la  faz ,  la  noche  alegra... 
Rasga  el  manto  la  esquina  de  una  caUe. 
Ya  la  vi...  Santo  Dios...  era  una  negra!... 


FIN  DE  AílO. 


Las  doce!  El  año  acaba!  Otro  comienza... 
¿Qué  traerá?  ¿fortuna  ó  desengaños?.. 
Misterio  de  dolor,  quién  te  penetra? 
Sudarios  de  la  vida  son  los  años. 


PANACEA. 


Divisarla  no  mas,  sentir  el  roce 
De  su  vestido  cuando  cerca  pasa; 
Mirar  desde  la  puerta  de  la  casa 
Su  cuarto  que  mi  amor  tanto  conoce. 
Causan  á  mi  alma  tan  celeste  goce 
Que  de  tanta  amargura 
Solo  él  me  alivia  ya ,  solo  él  me  cura. 


—  497  — 


LOS  VIAJEROS. 


Cuando  tú  quieras  escribir  tus  viajes 
Por  otros  pueblos,  miente. 
Atajo  y  á  cercen  escribe  ultrajes; 
Di  que  has  visto  volar  á  los  salvajes; 
Lo  que  hay  se  calle;  le  que  no  hay  se  invente. 


DESDICHAS. 


Tú  padeces,  bien  mió,  y  yo  no  puedo 
Consolarte  ni  verte; 
Tu  pálido  semblante  me  dá  miedo. 

Y  me  asusta  la  muerte ! 

Sufres  tanto!  Y  tu  cuerpo  enflaquecido 
Carga  tantas  cadenas  t 
Tu  espíritu  abatido 
Vive  muriendo  en  inquietud  de  penas ! 

Si  yo  pudiera  verte,  y  como  antes 
Ser  dos  en  la  velada ! 
Silenciosos  los  dos,  los  dos  amantes, 
Enviándonos  salud  con  la  nürada!... 

No  hay  dolor  que  no  calme  su  influencia 
Si  otro  la  partidpa. 

Y  amando  no  hay  dolencia... 
Que  un  beso,  una  caricia  la  disipa. 

Yo  poetizo  quizás  mientras  tu  lloras ! 
Gozando,  alegre  niño, 

ToMt  II.  32 


-498  — 

En  recordar  las  solitarias  horas 
De  mutuas  confidencias  y  cariño. 

Quizás  mientras  evoca  el  alma  tierna 
Ese  sueño  querido. 
En  su  amargura  interna 
La  tuya  vibra  funeral  gemido!... 

Y  yo  no  estoy  allí  junto  á  tu  lecho!... 
No  puedo  consolarte!... 
Ni  hacerte  abrigo  en  mi  amoroso  pecho; 
Y  dormida 9  velarte!.. 


UN  MOMENTO 


Luna ,  qué  hermosa  tu  esplendor  derramas 
Entre  las  ramas  de  este  bosque  umbrío  2 
Cómo  el  rocío  que  en  las  nubes  traes 

Sobre  ellas  caes ! 

El  limpio  arroyo  que  murmura  al  lado 
Corre  empapado  en  vaporosa  lumbre, 
Y  la  vislumbre  como  azul  madeja , 

Flota  y  se  aleja! 

Todo  una  dicha  celestial  respira ! 
Solo  suspira  con  anhelo  el  alma!.. 
Dime,  la  calma  puede  darle  un  beso? 

Si,  mi  amor,  eso!.. 


—  499  — 


DISGUSTOS. 


Tres  cosas  me  disgustan  en  la  vida: 
£1  invierno  9  por  la  agua  y  por  la  tos. 
El  corsé  porque  oprime  á  mi  querida 
Pero  del  preguntón  líbreme  Dios! 


INTERIOR. 


La  tierna  niña  dormia, 

Y  en  un  ensueño  de  amor 
Armonioso  canto  oia 
Vibrando  de  un  barpa  el  son. 

Era  el  mágico  sonido 
Del  barpa  del  corazón; 

Y  el  canto  grato  á  su  oido 
La  música  del  amor! 


IMTACION. 


(PXTKA&CA.) 

Áh !  Cuántas  veces  mi  deseo  vuela , 
Y  queda  inerte  en  solitaria  cima ! 
Mil  veces  quise  en  armoniosa  rima. 
Trazar  él  rostro  que  á  mi  amor  desvela. 

Mas  ¡ay !  Lo  que  me  falta  no  es  la  tela 
Ni  es  obra  de  pulirse  con  mi  lima ; 


—  500  — 

Duda  el  ingenio  que  su  fuerza  estima, 

Y  al  tratarlo  de  hacer,  de  espanto  hiela. 

Pero  ¿qué  son  habrá  que  se  presuma 
Digno  de  Concertar  con  su  belleza?... 
Es  pálida  la  luz ,  negra  la  espuma ! 

Con  versos?  Ay !  Los  versos  dan  tristeza. 
Es  obra  inútil!  Se  cansó  la  pluma!.. 

Y  nunca  acaba  ese  borrón  que  empieza. 


VAClLAiClON. 


Nubla  mis  ojos  amoroso  IkintPt 
Riego  fecundo  de  aflicción  interna. 
Imán  de  amor  al  coraron  gobierna, 

Y  amores  sufro  si  de  amores  capto! 

En  horas  largas  de  fatal  quebranto 
Débil  el  alma,  como  la  hoja  tierna. 
Cree  perdida  su  ilusión  eterna 

Y  llora  muda  de  pesar  y  espanto. 

Único  alivio  de  funestos  males. 
Llanto  celeste  del  amor  que  lloro, 
En  sangre  pura  de  los  ojos  sales. 

Hombre,  la  marca  de  la  angustia  llevo; 
Poeta ,  un  astro  un  imposible  adoro. 
Como  hombre  dudo,  como  artista  atrevo! 


—  501  — 


LÁGRIMAS. 


Caed,  lágrimas  tristes,  caed,  fúnebres  hojas, 
£1  árbol  de  la  vida  destroza  la  afliceion. 
Amantes  sentimientos,  dulcísimas  congojas, 
Por  qué  si  dais  el  cielo  matáis  al  corazón? 

Hastio  solitario,  frenéticos  delirios. 
Alargan  cruelmente  mis  horas  de  dolor. 
Mi  propio  pensamiento  es  cruz  de  mis  martirios. 
Mi  copa  de  amargura  la  bebo  en  el  amor. 

No  hay  alma  mas  enferma ,  no  hay  pecho  mas  herido  t 
Ay!  ¿solo  entre  sepulcros  te  elevas,  ilusión? 
El  ídolo  no  existe,  los  velos  han  caido; 

Y  el  resto  de  sus  dudas  aisla  el  corazón. 

Ah  I  Bárbaros  sofistas ,  gusanos  de  egoísmo, 
¿Para  dañar  el  fruto  podrís  la  bella  flor? 

Y  el  hombre  en  su  ignorancia,  verdugo  de  si  mismo. 
Os  cree  y  se  hace  mártir  de  su  esdosivo  amor!... 

Caed ,  lágrimas  tristes ,  roclo  de  mis  peilas! 
Es  don  del  cielo  mi  alma!  Y  fué  funesto  don! 
La  sangre  que  incendiada  circula  por  mis  venas 
Escombra  de  cenizas  mi  noble  corazón! 

Yo  he  visto  que  he  soñado  un  mundo,  otra  existencia. 
Un  sol  que  nunca  apaga  su  eterno  resplandor; 

Y  en  vínculo  armonioso  unió  mi  inteligencia 
BioSy  mundo,  muerte,  vida,  humanidad  y  amor! 

Yo  he  visto  aparecerse  en  circuios  de  estrellas 
La  imagen  adorada  que  siempre  he  amado  yo. 


—  502  — 

La  he  visto  entre  tinieblas  desvanecer  sus  huellas 

Y  él  hielo  de  la  ausencia  mi  espíritu  agobió!... 

I A  dónde,  flor  del  alma,,  á  dónde,  á  dónde  moras? 
Yo  busco  tu  existencia ,  yo  te  amo  con  pasión! 
Ay !  Cuándo  son  de  llanto  qué  horribles  son  las  horas! 

Y  solo  entre  suspiros  te  elevas,  ilusión!... 


VANITAS.  ETC. 


Ilusión,  ilusión,  dice  el  anciano! 
Vanidad,  vanidad,  el  sabio  esclama! 
£1  viejo  siente  vacilar  la  mano, 
Y  el  sabio  hartado  ni  desea  ni  ama! 


OJEADA. 


Magnifico  papel,  tipo  escojido! 
¡Con  qué  limpieza  la  impresión  resalta. 
El  proto  en  la  elegancia  se  ha  escedido.... 
El  autor  solo  falta. 


CLARO  OSCURO. 


Al  rayo  de  la  luna ,  en  su  ancho  manto  envuelta^ 
Asi  como  una  forma  de  luz  y  de  vapor, 
Dibújase  la  suya  bellísima  y  esbelta; 
Y  sigúela  el  artista  en  alas  de  su  ardor. 


—  503  — 

SANS  GULOTTE. 

Político  soberbio  y  vanidoso^ 
Haces  muy  bien  en  rebozar  la  capa. 
Que  si  cubre  la  manta  al  andrajoso 
Tu  fea  desnudez  la  capa  tapa. 


SIEMPRE  LLORANDO. 


Sobre  el  escombro  mudo  de  esas  ruinas 
Alma  doliente 9  por  piedad  no  llores. 
Son  tantas  en  el  mundo  las  espinas 

Y  tan  pocas  las  flores! 

Por  un  sol  que  ilumina  una  ventura 
¡  Cuántas  noches  de  insomnio  y  de  dolores!... 
Ah,  conserva,  bien  mió,  esa  ternura 

Y  por  piedad  no  llores! 

Llorar!  Siempre  llorar!  y  la  existencia 
Dividir  entre  angustias  y  temores. 
Si  otros  tienen  la  dicha  y  la  opulencia 
Nosotros  los  dolores! 

Nosotros  que  al  sentir  en  nuestra  boca 
El  beso  celestial  de  los  amores.... 
Sobre  los  labios  el  pesar  coloca 
Angustias  y  temores. 

Llorar!  siempre  llorar!  llorar  eterno!... 
¿Por  qué  para  quien  no  ama  nacen  flores?... 
Tener  los  dos  un  corazón  tan  tierno 

Y  padecer  amores! 


—  504^ 

Llama  de  inteligencia  que  iluminas 
Los  ensueñas  de  amor  fasdnadores. 
Deja  un  suave  perfume  en  las  espinas 
De  esas  llprosas  flores ! 


LELIA. 


En  «1  velamen  de  las  mi^eret  de  Joije  Sand. 

Lelia,  tu  eres  el  ángel  del  deseo, 
Encamación  de  amor  y  de  martirio. 

Y  en  esos  ojos  semi-oscuros  leo 
La  gigante  ambición  de  Promoteo 

Y  de  tu  alma  el  poético  delirio. 

Sublime  en  tus  blasfemias  y  en  tus  preces 
Dios,  cielo,  tierra,  corazón,  abismo. 
Eres  miedo  esclamabas ,  y  otras  veces 
Gomo  un  blanco  fantasma  reapareces 
Postrándote  á  creer  tu  anhelo  mismo. 

Para  tí  la  pasión  en  su  grandeza 
Dominadora ,  intensa ,  creadora  ¡ 
Que  terminando  en  Dios  ^i  Dios  empieza. 
Eterna  intuición  de  la  belleza, 
ídolo  y  fé  que  el  sentimiento  adora. 

Para  tí  la  armonía  del  Océano, 
Del  ronco  viento  el  cavernoso  grito. 
La  aspiración  del  genio  soberano. 
Del  incansable  espíritu  el  arcano, 
Para  tí,  mujer  noble.«.  el  infinito. 

Para  tí  la  verdad  pura  y  completa. 
Faz  luminosa  de  otro  sol  eterno. 


Y  otra  alma,  para  tu  alma  de  poeta. 
Grande  como  la  tuya ,  audaz ,  inquieta , 
Copia  feliz  de  tu  ideal  interno. 

¿Y  nada  hallaste  lamentable,  viuda? 

Y  en  el  lecho  del  tedio  consumida 
Águila  enferma,  resignada,  muda. 
La  sombría  mortaja  de  la  duda 
Cubrió  tus  sueños  de  futura  vida ! 

¡Cuántas  mujeres  como  tú  se  inspiran 

Y  sienten  como  tú,  mujer  sublime! 
¡Cuántas  mujeres  como  tú  deliran 

Y  se  elevan  soberbias  cuando  miran 

El  yugo  infame  que  á  su  mente  oprime ! 

¡Cuánt&s  viven  sufriendo,  cuántas  lloran 

Y  el  fastidio  tenaz  roe  y  maltrata ! 
¡Cuántas  como  una  esencia  sé  evaporan 

Y  en  un  deseo  incógnito  devoran 

La  alma  que  anhela  amor,  y  el  amor  mata ! 

Y  el  destino  de  Lelia  es  el  destino 
De  todas  las  mujeres.  Todas  nacen 
Trayendo  en  su  alma  un  ideal  divino. 
Un  recuerdo  feliz  de  otro  camino. 
Un  deseo  que  nunca  satisfacen. 

£n  sus  almas  de  puro  sentimiento 
Un  rayo  de  ese  sol  jamás  penetra. 

Y  su  propia  ternura  es  un  tormento, 
Sin  comprender  jamás  su  pensamiento 
De  ese  alfabeto  mágico  la  letra. 

Hebras  puras  de  luz ,  hermosas  flores 
Ruminen  y  adornen  sus  cabellos. 
Haya  un  resto  de  aroma  en  sus  dolores. 
Ya  los  tiempos  presentes  son  mejores. 
Los  que  vengan  quizás  serán  mas  bellos ! 


—  506  — 


IN  MEMORIAM. 


A  mi  hermano  Francwoo  de  Paula. 

No,  hermano,  tú  no  has  muerto,  has  renacido! 
S{,  tú  has  ido  á  habitar  otra  morada^ 
Otro  mundo,  otro  cielo  prometido, 
Otra  esfera  por  Dios  iluminada. 
No  es  la  tuya  mortaja  del  olvido. 
No  es  tu  tumba  la  tumba  de  la  nada. 
Tu  mortaja  es  cendal  de  tu  memoria. 
Tu  sepulcro  es  la  tumba  de  tu  gloria. 

Ya  te  has  unido  á  la  materna  rama 
Hoja  verde...  temprano  desprendida; 

Y  ella  en  tu  noble  espíritu  derrama 
La  augusta  savia  de  la  eterna  vida. 
Lo  que  tu  alma  anhelaba,  ya  lo  ama. 

Ya  ves,  hermano,  tu  ansiedad  cumplida. 
Los  labios  de  mi  madre  te  llamaban 

Y  sus  brazos  abiertos  te  esperaban! 

Joven  moriste,  hermano,  joven  naces! 
Renueva,  pues,  redobla  tu  existencia! 
Ya  tu  mente  robusta  satisfaces 
En  la  verdad  de  la  sublime  ciencia. 
De  un  ser  finito  en  otro  ser  renaces, 

Y  astro  celeste  de  inmortal  esencia 
Cayendo  luminoso  al  Occidente 
R^dzas  tu  magnitud  en  otro  Oriente. 

No,  tú  no  has  muerto,  hermano!...  No,  tú  vives, 

Y  mas  cerca  de  mi!  Y  estoy  contigo. 
Tú  mis  amantes  lágrimas  recibes. 
Tú  vienes  á  llorar  aquí  conmigo. 


—  507  — 

Tú  que  el  misterio  terrenal  concibes. 
Maestro  siempre,  hermano  y  tierno  amigo. 
En  mis  ojos  el  llanto  purificas 
T  el  dolor  en  mi  alma  dulcificas. 

Si,  yo  te  veo  de  mi  madre  en  brazos; 
De  nuestra  madre  que  muriendo  abría 
Sus  ojos,  y  á  nosotros  los  pedazos 
De  su  alma  cariñosa,-  bendecía... 
Ayl  tal  vez  te  buscaban  sus  abrazos 
Y  su  primer  nacido  no  venia... 
Su  voz,  su  voz  celeste  te  bendijo. 
Porque  eras  de  su  amor  su  primer  hijo. 

Bladre!  hermano!  de  hoy  mas  un  lazo  tierno 
Os  une  para  siempre.  Os  ilumina 
En  su  órbita  de  amor,  un  sol  eterno 
Lámpara  santa  de  una  luz  divina. 
Rasgo  primero  del  amor  materno 
Retoma  allá...  Reúnete  y  germina... 
De  una  suerte  inmortal  eres  bien  digno... 
Yo  te  lloro,  te  canto  y  me  resigno. 


SOL. 


Cuando  el  sol  aparezca  en  el  Oriente. 
Saluda  á  ese  astro  que  tan  bello  luce, 
Y  piensa  cuando  vaya  al  Occidente 
Que  esa  sombra  fatal  que  lo  rodea 
Hacia  otro  nuevo  Oriente  lo  conduce. 
Así  la  humanidad  por  cada  frente 
Hace  morir  y  renacer  la  idea. 


—  SOS- 


FLORES  Y  ESTRELLAS. 


Las  flores  son  estrellas  terrenales 

Y  las  estrellas  flores  celestiales. 

La  armonía  divina. 
La  lumbre  de  los  astros  trae  al  suelo 

Y  el  olor  de  las  flores  lleva  al  cielo. 

Todo  se  une  y  combina. 


INMORTALIDAD. 


La  vida  es  un  crepúsculo. 
La  tumba  un  horizonte 
Do  eterno  raya  el  sol! 


BV  MEMORIAftI. 


A  mi  hermaBO  Fraaoiioo  de  PaolA. 

Oh!  siempre  que  recuerdo  su  semblante. 
Sus  ojos  luminosos  y  serenos. 
Cuyas  crespas  pestañas  encubrían 
De  su  mirada  inteligente  el  fuego. 
Converso  con  su  imagen. 
Hablo  con  su  recuerdo! 

Era  tan  digno  de  acabar  la  vida 
En  un  lecho  de  flores  y  de  sueño; 


—  509  — 

Divisando  una  playa  mas  dichosa, 
T  entre  los  brazos  del  amor  fraterno. 
¡Qué  triste  está  tu  imagen  I 
¡Qué  triste  tu  recuerdo  1 

Ah!  morir  solo,  lejos  de  la  patria» 
Acongojado,  taciturno,  inquieto. 
Sin  poder  consolar  á  sus  amigos , 
Que  lloraban  también  con  su  silencio.  •• 

Ah!  ¡Qué  triste  es  tu  imagen! 

¡Qué  triste  es  tu  recuerdo! 

Cuando  las  olas  de  los  mansos  mares, 
Condudan  tu  nave  i  aquellos  puertos , 
Gondudan  también  una  esperanza.  •• 
Amor,  familia,  con  la  muerte  fueron. 

¡Pálida  está  tu  imagen! 

¡Y  tristte  tu  recuerdo ! 

¡No  es  derto,  hermano  mió,  que  mi  madre 
Te  abrió  sus  brazos,  se  acercó  á.tu  lecho? 
¡No  es  derto  que  so  labio  cari&oso 
Acarició  tu  labio  con  un  beso? 
¡Sonriese  t'i  imagen ! 
¡Qué  bello  es  tu  recuerdo! 

¿í  sentistes  las  alas  de  su  espíritu » 
Con  el  roce  de  un  tierno  sentimiento, 
Alejando  la  fiebre  de  tus  sienes , 
Apagando  el  suspiro  de  tu  pecho? 

¡Sonriese  tu  imagen! 

¡Qué  bello  es  tu  recuerdo! 

Ahora,  en  otro  mundo,  junto  á  eUa, 
Aire  aspirando  de  dulzura,  eterno ; 
Hadre!  la  dices;  y  ella,  con  cariño, 
ffijo!  responde,  te  llamé  y  has  vuelto ! 


—  510  — 

Oh!  Bendita  es  tu  imagen! 
Es  santo  tu  recuerdo! 

No  sé  cuándo,  ni  cómo;  pero  un  dia, 
Y  para  siempre,  hermano,  nos  veremos. 
El  alma  lo  adivina ,  si  la  mente 
No  lo  comprende.  Adonde?  Es  un  misterio!... 
Oh!  Bendita  es  tu  imagen... 
Es  santo  tu  recuerdo! 


GLORIA  Y  DESGRACIA. 


Que  largos  son  los  dias!...  cómo  pesan 
En  la  dolida  frente  las  memorias! 
Ay!  Son  puñales  que  de  herir  no  cesan. 
Ay!  Son  recuerdos  de  perdidas  glorias. 

Hallarse  solo!  ^endo  á  cada  instante 
La  imagen  dulce  que  recuerda  y  ama!... 
En  el  libio  sentir  su  beso  amante; 

Y  oir  su  voz  que  con  amor  le  llama! 

Hallarse  solol  Y  mientras  que  delira 
Tanta  ilusión  de  su  adorada  en  brazos. 
Palpar  la  realidad  de  la  mentira 

Y  su  ahna  delirante  hacer  pedazosl 

Hallarse  solo!  Y  nunca  á  sus  pesares 
Unirse  otros  pesares,  ni  á  su  mano 
Otra  mas  tierna — Montes  seculares. 
Tened  piedad  del  corazón  humano! 

Ese  desde  que  jamás  se  sacia. 
Tenaza  ardiente  que  sus  fibras  quema. 
Es  su  dicha  mayor  y  su  desgracia ; 
Es  corona  de  gloria  y  de  anatema! 


—  511  — 


LOS  DOS. 


Yo  no  teogo,  bien  mío,  que  ofrecerte 
Has  que  amor,  nada  mas;  amor  profundo 
No  de  riquezas  me  colmó  la  suerte. 
No  tengo  honores  que  lucir  al  mundo. 

¿Tú  con  mi  amor  te  llamarás  dichosa? 
O  pretendes  honores  y  riquezas , 

Y  ambicionas  cegada  y  vanidosa 
La  guirnalda  real  de  otras  bellezas? 

¡Ahy  no!  Tú  eres  mi  vida,  tú  comprendes 
£1  éxtasis  de  una  alma  enamorada. 
Amor  tan  soló,  eterno  amor,  pretendes, 

Y  honra  y  fortuna  para  ti  son  nada. 

Ven,  yo  te  ofrezco  cantos  y  pesares. 
Nuestro  amor  con  nü  lira  eternicemos. 

Y  si  logro  un  laurel  con  mis  cantares. 
Ese  laurel  entre  ambos  partíremos! 


POR  Ti. 


Si  alguna  vez  en  ilusiones  bellas 
Hi  pensamiento  arrebatado  inflamo. 
Es  porque  miro  otra  ilusión  en  ellas; 
Mi  vida,  es  porque  te  amol 


—  512  - 

Si  alguna  vez  el  corazón  palpita, 
Gomo  el  ave  que  escucha  su  reclamo; 
Es  que  tu  imagen  en  su  centro  habita; 
Mi  vida,  es  porque  te  amo! 

Si  lejos  huyo  del  social  estruendo. 
En  cada  hoja  del  bosque,  en  cada  ramo. 
Un  semblante  bellísimo  estoy  viendo; 
Y  es  el  tuyo,  que  amo! 

Si  el  grato  aroma  de  una  flor  aspiro. 
Llanto  de  fé  sobre  esa  flor  derramo; 
Que  es  tu  aliento  el  aroma  que  respiro. 
Aliento  que  tanto  amo! 

Una  sombra  está  unida  con  la  mia, 
Una  vez  me  responde  cuando  llamo. 
Hechicera  ilusión  de  poesía 

¿Me  amarás  como  te  amo? 


ESCEPTICaSMO. 


Cada  uno  ante  sus  ojos 
Tiene  siempre  algún  objeto; 
Ya  mujer  de  labios  rojo6. 
Ya  raquítico  esqueleto. 

Cada  ser  su  afán  coloca 
En  un  astro  quenQ  alcanza; 
Y  manía  de  una  loca 
Es  su  insípida  esperanza. 

Quién  se  dice  entusiasmado; 
Yo  conquistaré  la  gloria 


Y  mi  büito  eiacelado 
Vivirá  lo  que  ia  Usloria. 

Otro  dice :  en  esa  tela 
Mi  idsal,  himortalito. 
Lo  que  el  hombre  en  Dios  anhela 
El  artista  noble  lo  hiso. 

Y  el  poeta  á  quien  üistidla. 
De  los  otros  la  aere  Hema , 
Yo  soy  grande!  dioe.  Envidia 
Yo  te  dejo  mi  poema ! 

Siempre,  siempre  ante  su  vista 
Xienfsn  todos  un  objeto. 
Oh!  Dichoso  quien  conquista 
Un  magnifieo  esqueleto! 


AFINIDAD. 


Es  cierto:  hay  un  ambiente 
De  dulce  poesía. 
En  esos  labios  rojos 
Que  mi  delicia  son. 
En  vibración  ardiente 
Se  agita  su  armonía 
Y  blanda,  por  mis  ojos; 
Penetra  al  corazón. 

Oh!  Deja  que  el  poeta 
Respire  en  su  delirio 
Ese  aire  de  esperanza, 
Ese  ámbar  celestial 
Su  vida  es  tan  inquieta ! 

Tomo  IL  «33 


•^514  — 

Tan  largo  su  raartiriol^.^ 
Allí  solo  se  alcanjHt 
El  paraíso  ideal. 

No  me  amas!  No  me  dioes; 
Que  oon  locura  me  amas?. 
Y  no  eres  fu  bien  flüo. 
Mi  ensueño,  mi  ilusión? 
Si  somos  tan. felices,  > 

Nos  unan,  cual  dos  llamas 
Cual  dos  ondas  de  un  río» 
La  boca,,  el  corazón. 


EL  NIÑO  DEL  CÁNTARO. 


Lloraba  el  niño!  El  cántaro  quebrado 
A  sus  plantas  yacía; 

Y  al  verlo  el  desdichado 

£1  rostro  con  hs  manos  se'cubria. 

Pobre  niño!  El  sollozo 

De  su  risa  infantil  turbaba  el  gozo) 

Niño  ¿qué  tienes?  ¡Lloras!  ¿Pojr  qué  lloras? 
Dimelo,  sufro  tanto 
(Tú,  mi  bien ,  no  lo  ignoras) 
Guando  en  ojos  ágenos  mii^o  el  Uantoi.. 
Señor,  señor,  decia... 

Y  el  gemido  su  voz  interrumpía* 

Pobre ,  señor ,  mi  madre  ci^ga ,  vengo 
Por  agua  cada  dia!  Descuidado 
He  distraje ,  y  el  cántaro  quebrado 
Aquiá  mis  plantas  t^go. 
¿Qué  hará  la  pobre  vieja 


—  Sis- 
Si  el  hijo  idolatrado 
Lleno  de  agua  ^1  oántaro  bo  deja? 

Varaos!  Toma  dinero.  No  te  aflija». 
Compra  un  nuevo  mañana,         / 
Y  quiero  que  le  elijas 
De  fina  porcelana. 
Para  que  en  loza  nueva 
La  pobre  ciega  de  tu  madre  beba. 

« 

¡Ah,  señor!  La  limosna!.. <^Es  deber  mió. 
El  bien  obliga  á  todos. 
El  egoísta  frió      *  • 

Quiere  zalamerías ,  quiere  apodos.     . 
Yo  oraciones  no  quiero. 
Que  hacer  el  bien,  por  solo  el  bien  prefiero. 


SINFONÍA. 


Puro  roció  de  una  noche  en  calma» 
Lluvia  celeste  de  irizada  nube, 

Dulce  riego  del  alma. 
Llanto  de  amor! 

Ah!  En  mis  insomnios  que  entristece  el  duelo 
Gomo  una  niebla  vuestit)  incienso  sube; 
Es  grato  ese  consuelo! 
Tierno  el  dolor! 

* 

Yo  amo!  Yo  la  amo!  Es  una  flor  qumda ; 
Es  una  imagen  que  en  mi  pecho  vive. 
Es  su  vida  mi  vida, 
JUü  Beatriz! 


—  516  — 

Versos  que  inspira  esa  pasión  anuente, 
Versos'que  el  mismo  oorason  esoribe. 
Decidla  lo  que  siente. 
Soy  míéái* 

Lloro  las  horas  que  me  alejan  de  día; 
Horas  que  paso  entre  temor  y  llorOé 
Marino ,  en  una  estrdla 
Pongo  mi  tél 

Tal  vei  maS^ana  ^  si  nuUada  ahora 
Saldrá  brillante  con  la  luz  que  adoro ; 

Y  estrella  de  la  aurora 
La  llamaré! 

Lágrimas  tiernas  de  emoción  amante. 
Lluvia  celeste  purifica  el  alma, 

Y  á  pálido  semblante 
Brille  de  amor! 

Himno  armonioso-  con  las  auras  jira, 
Música  tierna  de  la  noche  en  calma. 
Cada  árbol  sea  lira, 
Voz  cada  flor! 


EL  BESO. 


Sabes  lo  que  es  \m  beso,  vida  xniaT 
Un  beso,  es  la  esperanza,  la  ventura; 
Es  del  alma  la  intima  armenia, 
La  suave  vibración  de  la  ternura! 
Un  beso,  es  la  ilusión,  la  poesía; 
Es  un  raíyo  de  luz: que  el  labio  apura; 
Es  una  ahna  en  dos  bocas  dividida; 
Es  todo  el  corazón ,  toda  la  vida . 


—  517  — 

LA  CITA. 


•  « 


Plena  la  luna  v  su  argentado  globo 
Cuelga  enlacíala  del  soiaertrio  iliooÉe; 

Y  entre  la  niere  que  sus  rayos  doran 

Giran  celages. 

Tiempo,  camina.  Mi  medrosa  amada 
Ta  hacia  mb  brazos  fiítigada  llega. 
Nube  que  vagas  á  merced  del  viento, 

Cubre  á  la  luna. 

Vela  ese  rostro  que  curioso  mira 

Y  que  las  Tiieblas  para  ver  separa. 

No  la  que  adoro  cuando  aqui  me  bese, 

Tiemble  de  miedo. 

Yo ,  aunque  otras  veces  te  canté  entusiasma,. 
Yo,  aunque  otras  veces  invoqué  tu  lumbre. 
Sombras  ahora  y  misteriosas  nieblas 

liUna ,  deseo. 

*  Quiero  las  sombras  que  en  su  noche  ocultan^ 
La  faz  divina  de  mi  oculta  amante, 
Los  ojos  negros  cuya  lux  enciende 

Toda  mi  alma. 

Quiero  las  sombras  que  me  dan  su  labio. 
Húmedo  y  rojo  de  incesaotes  besos; 
Quiero  las  sombras  que  á  mi  seno  la  echaa 

Timida  hablando! 

Vélate,  <3b  luna!  Los  soberbios  montes 
Radien  y  esparzan  tu  lujosa  lumbre. 
Déjame  en  sombras!  Die  tu  faz  curiosa. 

Celos  tendría! 


—  518  — 

UNA  FLOR  DE  LA  SOLEDAD, 


En  un  ^Ue  desierto ,  en  un  declive, 
Oculta  entre  las  yerbes  crece  sola; 
Quizás  soñando  y  deseando  TÍve; 
Mas  su  deseo  á  su  razón  inmola. 

Flor  desdichada,  de  la  vida  acerba 
La  dulce  paz],  h,  animación  comprende; 

Y  habita  resignada  entre  la  yerba 
Porque  modesta  de  la  luz  se  ofende. 

Perfume  de  virtud,  celeste  anhelo. 
Realzan  el  pudor  de  su  belleza; 

Y  urna  de  aroma  que  conserva  el  cielo, 
Al  cielo  mismo  exhala  su  pureza. 

Flor  del  desierto,  tu  divina  esencia 
En  luz  de  poesía  se  transforma. 
Vibra  el  aire  dulcísima  cadencia. 

Y  su  eterno  esplendor  viste  la  forma.... 


GAZEL. 

Tu  pupila  se  dilata 
Y  luz  esparce  ¿  manojos. 
Son  dos  estrellas  tus  ojos. 
Hi  alma  en  ellos  se  retrata! 

I  Cuánto  amor,  cuánto  embeleso! 
¿Son  del  cielo  las  estrellas? 
Oh!  Deslúmhrame  coii  ellas, 
Ya  su  luz  me  acerque  un  beso.... 


—  619*^ 


TALISMÁN. 


(A  G.  B.  «A  la  noolie  de  tu  BMitrinonio.)  • 

Las  majeres  tienen  íe  en  los  taUsmane*. 

GOITRK. 

El  mundo  es  un  océano  infínitOy 
Cuyo  limite  y  fondo  nadie  sabe; 
Y  el  alma  inmaterial  es  una  nave  ' 
Que  vaga  en  su  impalpable  circuito.... 
£1  amor  es  la  brisa  mas  suave. 

« 

Da  música  al  dolor,  aire  á  la  calma....' 
Niña  y  surca  el  océano  infinito. ... 
A  la  isla  de  las  perlas  singla  el  alma ! 


LA  FLOR. 


¿Conoces  tú  la  flor  que  no  marchita 
El  Danto  acongojado  del  dolor? 
¿Has  visto  el  astro  que  en  el  délo  imita 
Con  luz  un  canto  de  inmortal  amor? 
¿Has  visto  tú  esa  estrella,  conoces  tú  esa  flor? 

Es  un  aroma  que  tranquilo  exhala 
Éxtasis,  vida,  inspiración,  calor. 
En  la  alma  misma  que  se  viste  otra  ala, 
Y  sube  al  cielo  en  ideal  ardor. 
¿Respiras  ese  aroma,  comprendes  ese  amor? 

No  hay  en  el  cielo  mas  bríllainte  estrella. 
No  hay  en  la  tierra  mas  intenso  olor. 


—  520  — 

Y  al  contemplar  tan  solo  esa  flor  bdla 

El  alma  aspira  celestial  amor. 

¿Has  visto  tú  esa  estrella,  cdnteeá  esa  flor? 

Pregunta  á  tu  alma  y  te  dirá:  ¡Esperanza! 
Ángel  perpetro  del  &tal  dalor. 
Su  yoz  tan  suave  á  modular  alcanza : 
Esa  estrella  soy  yo ,  yo  soy  la  flor, 
Escucha  esa  voz  suave  y  cuídame  ese  amor. 


IMAGE». 


En  mi  vida  monótona  y  sombría. 
El  único  recuerdo  de  ventura» 
Es  tu  amor,  alma  mia, 
Y  la  única  imagen  tu  hermosura.. 


MEDICINA. 


No  hay  medicina  que  el  dolor  mitigue. 
Que  pueda  consolar  á  un  corazón. 
Una  sola  mirada  k>  consigne... 
Tu  mirada  dulcísima  dé  amor! 


METAMORFOSIS. 


En  tus  negros  cabellos , 
Prenda  esta  flor ; 
Como  pupila  en  ellos 
Brille  de  amor. 
Si  se  marchita. 
No  la  arrojes,  qué  mi  alma 
En  ella  habita. 


^«21^ 


una  lluvia  bienhechora, 
Son  los  lágrimas,  querida^ 
Si  el  pesar  roe  ta  vida» 
Gazela  huérfana,  llora. 
Que  esa  lluvia  bienhechora , 
Lava  el  cáncer  de  la  herida ; 
Gazela  huérfana,  llora ! 


GAZEL. 


Iluminad  su  frente 
Rayos  del  alba* 
No  hay  niogvBa  mas  pura 
Ni  de  mas  gracia. 
Es  un  espqo» 
DondQ  mnoa  se  ha  visto 
Mas  puro  el  cíelo. 


HEBE. 


Escánciame  en  la  copa  la  esperanza. 
Diosa  de  juventud. 

Si  en  ella  el  alma  á  refrescarse  alcanza^ 
Bebe  el  amor,  la  dicha ,  la  salud ! 


—  522  — 


EN  LA  MUERTE  DE  DOS  HERMANAS. 


Pobre  familia!  La  suerte 
Bien  cruel  con  ella  ha  sido. 
Cada  brisa  se  convierte 
En  ráfaga  de  la  muerte. 
Que  vá  despojando  el  nido. 

Colgadas  sobre  un  altar 
Ha  dejado  cada  una 
Las  perlas  de  su  collar. 
La  guirnalda  de  azahar 
Y  los  sueños  de  la  cuna. 

Yo  os  he  visto/lindas  flores. 
Llenas  de  perfume  y  gracia; 
Has  ay!  inocencia,  amores. 
No  son  valla  á  los  dolores 
Ni  son  muro  á  la 


Gomo  ánj^les  pasajeros 
En  menos  de  un  afio  huisleis, 
Y  con  los  besos  primeros 
•De  un  vasto  amor,  los  postreros 
De  la  vida  recibisteis. 

Yaced  en  paz!  La  inocencia. 
La  aureola  del  amor. 
Son  el  vale  á  otra  existencia. 
Alma  sube;  vuela  esencia! 
En  el  cielo  ábrete  ¡oh  flor! 

Y  quién  sabe  si  exirtir 
Es  morir  y  padecer ! 


—  529  — 

Quién  sabe  si  allá  morir. 
En  Tez  de  dejar  de  ser 
Es  renacer  y  vivir!... 


LA  INTELIGENQA. 


No  hay  valla»  no!  La  humana  inteligenda 
Por  los  inmensos  ámbitos  se  lanza. 
La  eternidad  de  vida  es  su  esperanza , 
La  creencia  en  un  Dios  es  su  creencia. 

Guiada  por  el  sol  de  la  conciencia, 
De  la  verdad  el  horizonte  alcanza; 
Mostrándole  la  senda  en  que  ella  avanza, 
Como  el  guia  de  Dios,  marcha  la  ciencia. 

Seguid!  Seguid!  Columna  luminosa 
La  fé  en  la  noche  de  la  duda  zela 
De  lo  inmortal  el  arca  misteriosa. 

Hay  mas  allá!  La  creación  revela... 
El  mundo  eterno,  la  Sion  gloriosa 
Hija  de  Dios...  Inteligencia,  vuela! 


LA  MUJER. 


Envanecido  el  hombre  con  su  ciencia 
Todo  penetra,  estudia  y  examina, 
Y  según  él  la  creación  domina. 
Has  la  mujer,  sin  luz ,  sin  esperiencia, 
Donde  escolla  de  aquel  la  inteligencia 
Se  salva  y  adivina! 


—  524  — 


QUÍMICA. 

Me  diste  un  ramo  de  flores 
En  prenda  de  tos  amonen 

Y  en  símbolo  de  tu  fé; 

Has  ya  en  mis  versos  disuelto 
Su  perflime  i  tu  alma  ha  vuelto 

Y  en  su  esencia  mi  alma  toé. 


MIRADA. 


Siempre  el  dolor  en  su  semblante  miro, 
Siempre  en  tu  boca  agitase.el  auspiro. 


A  H.  ENVIANDOLE  mis  CUENTOS- 


Con  colores  muy  ásperos  mi  pluma 
Pintó  quizás  la  vida  y  su  tormento ; 
Soplad  sobre  ellos.  Desechad  la  espuma» 
Y  conservad  lo  puro,  el  sentimiento! 


—  625  — 


ÉL* 


Con  sa  rostro  de  amor  y  de  béllezft 
Que  dulcemente  el  pensamiento  mclint. 
Nos  recaerda  la  imagen  peregrina 
Del  deseo  callado  y  la  tristeza. 

Y  cuando  alza  altanera  su  cabeza 
Su  rostro  de  tal  modo  se  ilumina. 
Que  admira  el  ojo  creación  divina 

Y  donde  acaba  el  hombre  Dios  empieza. 

Espíritu  fecundo ,  en  su  alma  vierte 
£1  reflejo  inmortal  de  tu  luz  bella 

Y  en  noble  anhelo  su  dolor  convierte. 

Ensancha  los  espacios  de  esa  estrella, 

Y  en  el  ffinebre  lecho  de  la  muerte 
El  rayo  del  amor  i^uba  coíi  día. 


TODO. 


—Nubécula ,  vas  al  cielo! 
—Voy  al  cielo.— S¡  á  caer 
En  lluvia  fría  hacia  el  suelo. 
Nubecilla,  amaina  el  vuelo; 
Subes  ayl  á  descender. 


^526^ 


LAMENTO. 


;Ah!  Tú  no  sabes  cómo  te  amo;  ignoras 
El  fuego  ardiente  que  me  abrasa  el  pecho. 
Mis  turbios  dias ,  mis  acerbas  horas. 
Mis  largas  noches  en  insomne  lecho! 

Tal  vez  un  dia ,  al  releer  la  historia 
De  tu  existencia  fijarás  la  vista 
En  una  foja  de  sublime  gloria^ 
Idea  de  amante  que  inspiró  al  artista. 

Quizás  entonces  como  luz  inquieta 
El  sentimiento  brillará  en  tu  cielo; 
Y  ante  tus  ojos  se  alzará  el  poeta 
Mustios  los  suyos  de  amarillo  duelo. 

Quejas  entonces  de  tus  ojos  tiernos 
Lágrima  ardiente  verterás  con  pena. 
¡Ah!  tus  duelos,  dirás,  han  sido  eternos! 
Injusto  padecer  de  una  alma  buena. 

Mas  no,  no  llores!  Si  en  mi  sombra  fijas 
Los  ojos  tiernos  que  yo  adoro  tanto, 
Lo  pido  por  mi  amor,  no  los  aflijas 
Con  muda  queja  de  sentido  llanto. 

Que  yo  mas  quiero  recordar  los  bellos 
Siendo  estrella  de  amor  en  dulces  horas. 
¡khl  Cuántas  veces  fascinéme  en  ellos! 
¡Ahí  Cómo  siento  y  cómo  te  amo  ignoras. 


—527  — 


CON  ELLA. 


Parlando  ebté  éhe  il  tacera  e  Mío. 
' '  Dahu. 


¡Qué  bella  estás!  Tuaojps 
Con  su  espresion  anwit^i 
Con,]a  atrevida  llama 
Que  su  cristal  atrae»       / 
Parece  que  quisieran . 
En  otro  idioma  hablarxno. 
Idioma  de  ternuras  ;      ,i 
Dulce». armonioso,  £&¿ily  / 
De  májicaS)  palabras 

Y  frases  ideales. 
Asi  baja  tu  rostro 
Asi  sonríe;  abrsUam^l 

Y  aspire  de  tus  labios 
Aromas  inefables ,  • 

Para  entreveer  el  cielo  ^    ^ 
Para  sentirme  graudo» 
Tú  ignoras,  vida  mía, 
O  bien  quizá  lo  sabes» 
Lo  que  es  una  caricia    - 

Y  lo  «pie  «n  beso  vale. 
¡Qué  .espacios  tan  inmensos 
Se  ven  desarrollarse!        < 
¡Qué  luces  tan  celestes     f 
En  infinitos  arden, 

Tan  solo  en  la  pupUa 
Que  nos  sonria  y  ameí 
Oh!  allí  se  fija  di  míundo  '■ 

Y  viene  á  reflejarse 
£1  cielo  eon  sus 


—  528- 

Como  en  su  propia  imagen. 

Y  flores,  astros  y  auras 
Son  el  fes  piro  ainante. 
La  vibración  aérea 

Que  su  morada  esparoe; . 
O  el  liiD^ido  reflejo 
De  su  gentil  semblante. 

trázame,  bien  mió! 
Di»  tus  deseos  habíame 

Y  dime  lo  que  pienses      ^ 

Y  cuéntame  lo  que  haces* 
¿Piensas  en  mi?  ¿Te  acuerdas 
De  aqueHas  dulces  tardes 
En  que  bajando  solos 

Y 'Sin  temor  á  nadie. 
Yo  para  ti  cojia 
Las  flores  de  los  yallesf 
Yo  las  recuerdo:  esoocha. 
En  tu  alma  esto  se  graye» 

La  garza  que  rempuja 
Su  candido  plumaje. 
Los  Gjos  encantando 
Con  vueltas  eiegasfeca; 
Del  cristalino  estero 
Los  revcdtosos  canees 
Con  bordes  circmdados 
De  espinos  y  rosales. 
De  zarzas  y  de  yeibaí 
Y  lastimosos  sauces ; 
Entre  sus  verdes  ramos 
£1  voltijear  del  aire. 
Ora  iHÚtando  el  ruido 
De  voces  en  un  baile; 
Ora  el  scmido  bronco 
De  los  leíanos  maves; 


—  529-. 
O  ya  el  sonoro  pió   . 
De  independientes  aves. 
Canciones  perfumadas , 
Harmónica  salvaje» 
Que  g:uarda  melodias 

Y  ritmos  celestiales  . 
Que  suben  en  alientos 

Y  que  en  sonidos  caen. 
Sublime  voz  oculta , 
Voz  divina,  voz  de  ángel 
Que  nadie  imitar  puede , 
Que  escucha  todo  amante. 
Es  himno  de  los  cielos, 
£1  himno  de  la  tarde ! 

Neblina  vaporosa 
Las  cumbres  de  los  Andes 
Como  de  incienso»  tenue, 
Como  un  cendal  flotante. 
La  luz  transparentando 
En  múltiples  celajes. 
Fugaz  Kaleydoscopio 
De  cielo  y  tierra  hace. 
Su  cauda  luminosa 
Que  luz  ¿  luz  atrae, 
£1  sol,  como  un  cometa 
En  sombras  impalpables. 
Sacude  en  el  est)acio 

Y  á  sombras  luz  añade. 
Inflámanse  las  nubes, 

'  Se  tronchan,  se  reparten, 

Y  en  golfos  de  tiniebla 
Islas  de  fuego  nacen. 
Abismos  de  infinito 

Que  en  lo  finito  se  abren ! 
Magnífica  pestaña 
Del  monte  sobresale 

TOMO  II.  34 


—  Me— 

Y  en  brumae  se  oondeima 
O  en  hilos  m  deshace. 
Cenefii  salpicada 

De  trémulos  eambiantes , 
Adorna  y  resplandece 
Las  cimas  de  los  taUee; 
Pues  bien,  esa  armon4a 
De  la  harpa  de  la  tarde , 
Ese  perpetuo  dúo 
Que  cantan  tierra  y  aire, 
Enviándose  las  letras 
De  un  místico  lenguaje; 
Esas  neyadas  cimas 
Cuyas  profundas  bases 
Se  afirman  en  pilastras 
De  piedras  inmortales, 
Gtavando  en  sus  cimientos 
La  edad  de  las  edades ; 
Esa  gayada  atmósfera. 
Ese  oriental  paisaje , 
Unen  dentro  de  mi  alma 
En  un  deseo,  amarte! 
Sus  luces,  sus  tinieblas, 
Sus  cantos  y  sus  frases! 
¿Qué  importa  esa  hermosura. 
Si  mientras  tú  me  ames 
Puedo  mirar  tus  ojos , 
Beber  la  luz  que  irradien 

Y  un  cielo  de  caricias 
De  amor  iluminarme? 
¿Qué  valen  esos  ruidos. 
Si  mientras  tú  me  hables 
Celestes  melodías 

En  misterioso  enlace. 
Mi  espíritu  embebecen. 
Le  alhagan  y  distraen? 
Mi  amor  es  quien  anima, 


Quien  da  voz  y  realce 
AI  valle  silencioso, 
Á.la  ^ym]ití  enraate 

Y  al  sol  que  ^n  las  montañas 
Transfigurado  cae, 

Como  un  volean  que  iqeendia 
La  soledad  del  aire. 
Abrázame,  bien  mió! 
De  tus  deseos  habíame 
T^ime  lo  que  piensas 

Y  cuéntame  lo  que  haces. 
¿Lees  mis  versos?  ¡Pierdes 
Tus  horas  agradables 

En  repetir  estrofiís 
Que  solamente  valen 
Lo  que  una  copia  exacta. 
Lo  que  una  bella  imagen? 
La  poesía  tierna 
Mo  puede,  no,  espresarse. 
No  hay  sones  que  la  imiten, 
Mo  hay  voces  que  la  igualen. 
Sus  Iftras  son  miradas 

Y  besos  son  sus  frases ! 
Asi,  baja  tu  rostro ! 
Asi ,  sonrie ,-  abrázame; 

Y  oirás  la  melodía 
Del  alma  evaporarse 
Como  un  sagrado  aroma, 
Como  un  vapor  del  valle. 
Asi,  baja  tu  rostro! 
Asi,  sonrie ,  abrázame; 

Y  aspire  de  tus  labios 
Aromas  inefables 
Para  entrever  un  cielo, 
Para  sentiríne  gande! 
Calle  la  voz,  y  ahora 
£1  alma  solo  cante. 


*--&S2-^ 


EL  RUISEÑOR. 


Bajó  el  toldo  de  las  hojas 
Que  tienda  le  hacen  de  amor , 
Melodiza  sus  congojas 
El  amante  ruiseñor. 
Ave  tierna 9  ave  de  amor..! 

En  tus  In^azos»  alma  mia. 
Que  es  también  tienda  de  amor, 
Mí  alma  enlaza  su  armonía; 
Y  se  espresa  en  melodía  - 
Como  ú  dulce  ruiseñor» 
Ave  tierna,  ave  de  amor... 


REFLEJO. 


ídolo  de  mi  amor,  tan  bella  eres 
Como  tu  corazoD. 
¡Cuánto  te  amo,  bien  mió ! 
De  todos  mis  placeres 
Eres  tu  la  dulzura ,  la  ilusión 
Como á  la  luna,  el  rio 
En  sus  aguas  retrata 
Colgando  hilos^de  plata 
Tegidos  con  primor. 
Asi  tus  ojos  bellos 
Reflejan  mi  alma  en  ellos 
Y  añaden  sus  ternuras  á  mi  amor! 


-538^ 


VERGISS  MEIN  NICHT, 


Mañana  muy  distante 
El  sol  verá  á  tu  amante 
Llorando  su  dolor. 
Es  hombre  y  desdichado. 
Oh  te  ama...  y  ha  llorado. 
No  olvides  ay !  su  amor. 

En  valle,  monte  ó  playa. 
Do  quier  su  planta  vaya. 
Consigo  su  dolor« 
Recuerda  sus  pesares , 
Repite  sus  cantares, 
No  olvides  ay  I  su  amor. 

Su  aitior,  querida,  ha  sido 
Un  rayo  descendido 
De  un  cielo  de  dolor. 
Bendice  esa  luz  pura , 
Lamenta  su  amargura.  . 
No  olvides  ay !  su  amor. 

•  El  vá...  quién  sabe  á  donde!. 
Su  labio  no  responde. 
Es  mudo  su  dolor. 
Mafiana  otra  colina 
Reflejará  su  ruina; 
No  olvides  ay !  su  amor. 

Este  hombre  serio  y  triste 
Que  solo  por  ti  existe 
Esclavo  del  dolor. 
Ha  puesto  en  tu  memoria 


Sus  sueños  y  su  gloria. 
No  olvides  ay !  su  amor. 

Perdona  si  algún  dia 
Su  negra  fantasía 
Nublara  tu  dolor. 
El  marcha  con  su  pena... 
Perdona  á  una  aliíia  buena. 
No  olvides  ay !  su  amor. 

Mañana . . .  Adiós  bien  mió ! 
El  solitario  hastio , 
El  bárbaro  dolor... 
AIi!  mi  alma  se  destrona; 
La  niebla  el  cielo  emboza... 
No  olvides  ay!  ihi  amor. 


NIGROMANCIA* 


¿Quieres  poseer  los  bienes  de  la  tierra? 
¿Quieres  que  hermana  toda  flor  te  llame  ? 
La  escencia  del  ¿imor  en  tu  alma  encierra. 
Innoble  vicio  de  ese  amor  destierra 
Y  abre  tu  corazón  ¿  quien  te  ame ! 


MISANTROPÍA  Y  FILANTROPÍA. 

(A  Franoíioo  Bilbao.) 

Lejos ,  kjos  del  hombre !  Ya  me  cansa 
Su  grosero  interés,  su  vil  codida. 
No  es  posible  vivir  dónde  se  apaga 
Todo  rayo  de  amor  eñ  la  inmundioíi ; 
No  es  posible  vivir  dondfe  resuena 


-.535  — 

EterDamepte  del  orgullo  humano 
La  atronante  alcatara»  rabia  loca. 
Cuya  espuina  laefitíca  envenena 

Y  el  fruto  varonil  pudre  en  la  boca* 
Lejos,  lejos!  A  todo  íodUérente 
Busquemos  en  calladcis  soledades 
Alguna  piedra  do  posar  kt  frente 
Sin  oír  fíl  rumor  die  las  eiudfides«#M 
Del  bosque  inmensQ  la  sagmda  «ca,loui|) 
El  rugir  de  las  torvas  tempestades 
Arrastrarán  la  inteligencia  y  mi  alipa 
A  la  et^ma  mansiop  .^  otrajs  verdades. 

Lejos,  l^o&l  Busquemos  otro  ambiente 
Donde  recpre  librameaie  el  pec];M> ; 
Donde  el  sereno  espíritu  $a  lance 
En  pos  da  otra  región  que  siecopre  anhela^ 
Sin  quetairle  su  anhelo  el  muro eatrecho# 
Sin  que  el  temor  ep.  tierra  lo  afianoelt^ 
Oh!  Ya  vitelo  ^i  espíritu;  ya  veo 
Entre  sombras  un  mundo  misteriasq. 
Que  aparece  en  un  cerco  luminoso* 
Es  la  luz  de  w  crepúsculo  indeciso» 
Bosquejo  de  un  futuro  paraíso. 

Y  es  una  ainrora  tenue  que  blanquea 
Las  dos  cimas  del  tiempo  inaccesible 
En  cuyo  fin  el  ojo  deletrea 

La  eterna  forma  de  la  eterna  idea 

Y  la  augusta  razón  de  lo  in visible!. •• 

Soles  inmensos,  infinitos  orbes* 
Del  espacio  inmortales  paregrinosi 
Del  sol  de  Dios  satélites  divinoa; 
Fuerzas  del  universo,  creadoras 
Sustancias  infinitas,  impalpables 
Atracciones  magnéticas,  sonoras  ^ 

Olas  de  luz,  fluidos  inflamables. 


—  536  — 

Suprema  ley  de  unión ,  que  enlaza ,  anida. 
Los  gérmenes  eternos  de  la  rida!... 
Arrebatad  mi  mente,  mis  terrenos 
Ojos  en  luz  bañada ,  y  en  la  luz  pura 
Fíjense  contemplándola  serenos. 
Naturaleza  su  divino  arcano 
Revele  á  mi  anhelar ;  la  verdad  hizca, 

Y  alguna  vez  el  pensamiento  humano 
Su  pensamiento  en  silabas  traduzca. 

Alza  tus  cantos,  férvido  océano, 
Órgano  inmenso  que  en  eterno  ritmo 
La  creación  transformas  y  modulas; 
Poesía  empapada  en  luz  magnética 
Que  el  terreo  movimiento  determinas. 
Acá  invadiendo  cuando  allá  reculas! 
Asi  la  humanidad  que  en  Dios  empieza. 
Que  én  Dios  se  reasume  y  desarrolla. 
Arquetipo  inmortal  de  la  belie:ía 
Hacia  él  como  el  mar  remueve  y  gira, 

Y  venida  de  Dios  á  Dios  aspira. 

A  Dios  su  senda  guia ,  en  Dios  remata; 

Efluvio  de  la  eterna  inteligencia, 

Se  confunde  también  y  lo  retrata. 

Su  alma  en  Dios  se  condensa  y  se  reúne; 

De  su  puro  existir  la  triple  esencia 

No  se  separa;  con  la  muerte  se  une!... 

Esta  luz,  este  anhelo  vehemente 

De  mi  alma  hacia  el  espacio ;  esta' otra  llama 

Que  siempre  de  mi  mismo  renaciente 

En  prodigiosa  actividad  me  inflama ; 

Este  noble  y  akado>  pensamiento 

Que  la  luz  infinita ,  que  el  sol  ama. 

De  otra  vida  mejor  son  el  acento. 

Son  las  letras  gravadas  en  la  interna 

Y  fiel  hoja  del  alma ;  la  armonía 
Que  se  traduce  en  espi-esion  esterna 


I 


—  537  — 

Sus  acordes  fundiendo  en  melodía!... 
Oh!  si ,  llevadme  lejos  de  las  sombras 
Que  circulan  al  orbe.  Luz  eterna 
Eterno  bien  al  pensamiento  ansia! ...  ^ 

Yo  quiero  hacer  la  humanidad  mas  grande .  ' 
Yo  quiero  sacudirla  y  levantarla; 

Y  de  un  Dios  que  es  verdad  siendo  el  emblema 
Con  efluvios  de  amor  purificarla. 

De  un  hosanna  inmortal  vivo  poema!... 

Alza  tu  frente,  hijo  de  Abel;  divina 
Flor  crecida  en  el  llanto,  abre  tus  hojas, 
Ya  el  hermano  al  hermano  no  asesina, 
Ya  no  son  vuestra  herencia  las  congojas. 
Ya  el  grito  de  la  sangre  que  iba  al  cielo' 
Dice  amor  y  perdón  y  no  venganza. 
Noble  trabajo  fecundiza  al  suelo 

Y  la  vida  es  consuelo  y  esperanza. 
El  poder  cimentado  en  bruta  fuerza 

Cede  á  la  acción,  á  la  igualdad  se  postra,  ' 

Y  un  mando  augusto  al  déspota  reemplaza  i 
Oh !  No  haya  miedo  que  el  poder  se  tuerza 
Mientras  el  corazón  su  influjo  ejerza 

En  el  grandioso  circulo  que  abraza.'... 
Tienda  sus  ramas  la  egoista  ciencia 

Y  á  todos  dé  sus  frutos ;  ilumine 
Como  el  ojo  de  Dios  toda  existencia; 

Y  como  eterno  faro  en  la  creencia, 
Palanca  audaz  de  la  razón  domine. 

Y  el  viejo  despotismo  anonadado 
Con  sus  leyes  infames  escoltado» 
Desaparezca  al  fin ;  y  otras  auroras 
Sobre  la  faz  del  orbe  renovado 
Apresuren  el  dia  deseado 

Y  sus  rayos  inicien  nuevas  horas...-. 

¿Escucháis  ese  ruido  de  cadenas 


—  538  — 

Que  arrollándose  en  nubes,  se  dilata 
Como  el  trueno  veloc ,  forraapdo  mare^ 
Que  azotan  los  gemidos  de  las  penas 

Y  los  ayes  de  fúnebres  cantares? 
El  pasado  no  existe ,  y  en  su  ruina 
El  porvenir  osado  se  levanta. 

Es  el  mundo  de  Dios,  1^  era  divina 
Que  el  hombre  ve  llegar,  que  el  ángel  canta« 
¿Oís  esa  armonía  que  remeda 
La  voz  de  los  ensueños  interiores. 
Atmósfera  vivifica  que  enreda 
En  un  rayo  de  luz  otro  de  amores? 
¿No  la  oís,  no  la  oís?  Acá  modula; 
Allá  en  raptos  harmónicos  circula..** 
Hermosa^  la  mujer  regenerada 
Al  sol  muestra  su  faz;  y  su  belleza. 
Por  la  luz  del  amor  reanimada. 
Comunica  ternuras  y  pureza* 
Ella  el  cáliz  de  horrible  sacrificio 
Trago  á  trago  bebió ,  y  esclavizada 
En  b  profunda  oscuridad  del  vicio 
Existió  para  amar  sin  ser  amada* 
Eva  feliz!  La  humanidad  recobra 
De  nuevo  su  virtud,  su  sentimiento; 
Ansia  de  amor  conmueve  el  pensamiento,, 

Y  la  materia  vil  divinizada 

En  mutua  unión  con  el  espíritu  obra.** 
Ya  las  leyes  tiránicas  no  insultan. 
Ya  las  leyes  imbéciles  no  infaman. 
Ya  los  hombres  los  crímenes  no  abultan 

Y  el  odio  vil  ó  la  vei^anza  ocultan* 
Todos  saben  amar  y  todos  se  amanU*       « . 
El  hombre  y  la  mujer  se  satís&cen 

En  el  festín  divino  de  la  ciencia ; 

Libres  cruzan  el  mundo ,  libres  nacep^.,    . 

Y  es  el  verbo  de  Dios  la  inteligencia... 
Humanidad,  humanidad!  Uadi^ 


Llegarás  á  esas  cumbres...  Dios  te  guia, 

Y  de  Dios  el  sublime  pensamiento. 
Traducido  en  amor  y  en  arntonia 
Será  en  la  creación  fecundo  aliento 

Y  en  las  almas  celeste  poesía!... 


iArtH 


LA  MUERTE  MAS  FEL3Z. 

(UhlMMl.) 
I. 

Yo  de  delician 
Había  muerto; 

Y  mi  sepulcro 
Era  su  seno. 
Resucitado 
Fuipoi'su^  besos; 
Miré  á  sus  ojos 

Y  vi  mi  cielo. 


n  I    I  1 1^¿^— »r 


EL  DESTINO- 

Yo  te  comprendo,  destino. 
Mi  dicha  no  existe  aquí. 
Hay  un  anhelo  divino 
Que  soñé  mas  que  perdí. 
Ahora  la  poesía 
Da  armonía  al  alma  mia , 
Y  el  quebranto  alivia  un  canto. 


—MO- 


LA MONJA. 

IIL 

En  la  noche  silenciosa 
Joven  triste  pero  hermosa 
Al  jardín  del  claustro  va. 

Y  con  YOz  trémula  dice 
La  plegaria  que  bendice 

Al  que  en  tierra  duerme  ya. 

cFeliz  yo  que  te  he  querido 

Y  aunque  muerto  no.  te  olvido. 
Que  es  un  crimen  olvidar. 

De  Dios  hijo ,  con  Dios  moras; 
Ángel  puro ,  á  Dios  adoras» 
Yo  puedo  ángeles  amar!  i 

Junto  al  ara  de  María 
Se  prosterna.  Virgen  pia » 
¿La  consuelas:  La  oirás?.. 
Brilló  otro  astro  sobre  el  cielo, 

Y  cayó  su  negro  velo 
Que  no  debe  alzar  jamás. 


SETIEMBRE. 


Verdura  y  flores  la  silvestre  loma 
Gallarda  ostenta  en  tu  declive  ameno. 
Vuela  del  monte  al  valle  el  aire  lleno 
'De  fulgores ,  de  ruidos  y  de  aroma. 

El  toro  muge ,  arruUa  la  paloma, 
Libre  el  potro  encabritase  sin  freno. 


—  541  — 

Su  huerta  mira  e\  labndor  sereno 

Y  franca  risa  sobre  el  láfaio  asoma. 

La  ü&nebre  campaña  es  ya  pradera, 
Las  nieves  son  arroyos ,  el  iotíémo 
Caduca  en  la  lozana  primavera.  '• 

Feraz  naturaleza ,  el  jugo, tierno 
Avive  en  mi  alma  la  estinguida  hovera, 

Y  amor  sea  su  luz,  amor  eterno. 


OFELIA. 

Be  thau  as  chaste  as  ice  as  pare 
sñow,  thau  shalt  nbt  escape  calmnoy. 

Hahlet. 

En  ma  volumen  de  las  mujeres  de  Shaslcspeara. 

Loca,  ah !  si,  recuerda  y  canta, 
Hija  pálida  del  Norte. 
Alma  pura  como  el  cielo. 
Sensible  como  las  flores. 
Ese  éxtasis  amoroso 
Que  Uama  locura  el  hombre. 
Es  un  dulce  sentimiento 
Que  aqüi  el  hombre  desconoce. 
Es  el  delirio  sublime 
Que  á  la  inteligencia  absorbe, 
Guando  al  ñn  el  pensamiento 
Los  lazos  del  cuerpo  rompe 
Y  va  á  habitar  otros  mundos 
De  celestiales  visiones. 

Ofelia,  lo  oyes?  Su  acento 
Se  mezcla  al  tuyo,  ¿no  lé  oyes? 
Esa  es  su  amájen  querida. 
Silencio ,  no  te  la  roben. 


—  542  — 

Su  T<w  con  U^mts  pft)$br9t 
A  Uis  jmnidos  responde* 
Está  muy  triste,  silencio! 
Gest,  oasa  tu»  eancton^s* 

liWra  y  aim*  pobre,  ainm 
Tan  infeliz  y  Min  joven  I . 
Virgen  postrada  en  la  tumba 
De:  »UB  perdidos  afliDree. 
-Gomo  esas  ílores  que  entena 
Para  que  tu  frente  adornan, 
Guirnalda  que  de  la  muerte 
Enreda  las  tristes  flores. 
En  un  útimo  lamento 
Suspende  tus  Uusioaes; 
Y  en  el  agua  cristalina 
Con  esas  flores  se  ahoguen. 
Pobre  Ofeliai  Pobre  victima. 
Del  sentimiento  ipas  noble. 
Estrella  de  un  cielo  oscuro 
Apagada  en  una  nodie. 
Todavía  hay  quien  te  aákmre. 
Todavía  quien  te  llore  \ 


VILLANCICO. 

Ay!  quién  siembra  en  dura  roca.  •• 
No  cosecha. 
Alma  mia»  tu  eres  loca. 
Amas  astros,  amas  flores; 
Y  no  sabes,  ay !  no  sabes 
Que  son  aires  los  amores. 
Las  mujeres  son  las  aves. 
Luego  pasan,  vuelan  luego. 
Ay  I  quién  sieiñbra  en  dui*a  roca! 
Nieve  fría  apaga  el  fuego. 
Alma  mia,  tu  eres  local 


—  543  — 

UNION. 

Como  fhtnja  orlada  en  plata 

Se  dilata 
Aérea  nube,  baja  y  sube; 

Y  en  las  ondas,  verdes  blondas 

Se  retrata. 

Y  lá  garza  en  presto  vuelo 

Cruza  el  cielo. 
Retratada  en  la  mar  nada 

Y  remonta  á  otra  morada. 
Asi  á  cimas  te  sublimas 

Noble  anhelo! 

Cual  la  nube,  cual  la  garza 

Flor  ó  zarza 
Sentimiento  ó  penaamiento. 
Todo  suba  y  se  refleja; 
Se  bosqueja  en  el  abismo 

Y  en  un  mismo  firmamento. 

Mar  eterno,  sin  riberas 

Infinito. 
Luz  eterna  reberveras 

Y  en  tus  rocas  de  granito 
De  tu  arcano  soberano 
Leo  cifras  que  han  escrito 
Otra  pluma  y  otra  mano. 

Hombre  necio  que  cavilas 

En  la  nada ; 
Que  mas  oro  al  oro  apilas, 
Que  á  tu  tierra  llevas  guerra. 
Allí  fija  tu  mirada 


—  644  — 

Y  en  su  espejo  vé  el  bosquejo 
De  otro  Dios,  de  otra  morada. 

La  virtud  sin  caridad 

Es  maldad. » 
Lá  hermosui:a  sin  pudor 
Es  adorno  tan  inútil 
Que  DO  enoja  al  puro  amor. 
Ser  sensible,  no  es  ser  fútil. 
Hay  guirnaldas  de  dolor! 


PLACER. 


Oh!  ven,  dulce  bien  mió,  yo  quiero  oir  tu  voz; 
Yo  quiero  ver  tus  ojos  entre  la  niebla  atroz 

Que  mi  vida  circunda. 
Oh !  tu  amoroso  acento,  embriagará  mi  ser. 
Acércame  á  tu  cielo !  Dame  amor  y  en  placer 

Mi  corazón  innunda. 


INFINITO. 


¿No  parece  la  nave  que  se  aleja 
Un  ave  de  esperanza  y  de  consuelo? 
La  bahía  tranquila,  alegre  deja    . 

Y  transporta  otros  frutos  á  otro  suelo. 
Asi  en  dias  floridos  llega  el  ave 

Y  á  los  bosques  amenos  rije  el  vuelo. 
Corta  las  olas  atrevida  nave. 

Si  la  tierra  se  pierde,  empieza  el  cielo! 


—  545  — 


(A  flú  «migo  BenMo  AUdnot  BdamOem.) 

AL  PARTIR  A  EUROPA. 
I. 

Pronto  el  buque ,  caro  amigo, 
CoQ  viento  en  popa , 

Surcará  la  mar  contigo 
Hacia  la  Europa « 

Pronto  el  aire  de  otro  viento 

Y  de  otra  orilla , 
Vendrá  á  empujar  con  su  alienta 

La  recta  quilla. 

Yo  contigo  no  puedo  irme 

Mas  al  marcharte' 
Un  recuerdo  en  tierra  firme 

Quiero  yo  darte. 

Y  te  exijo  que  le  lleves 

Hasta  esas  playas ; 

Y  entre  riscos  y  entre  nieves 

Adande  vayas. 

Nunca  dejes  que  se  pierda , 

Ñique  á  otro  iguale; 
El  amigo  "que  recuerda 
'  Es  quien  mas  vale. 

El  recuerdo  en  la  existencia. 
Los  años  une; 

Y  al  mismo  punto  en  la  ausencia 

£1  nos  reúne. 

Tomo  IL  3$ 


—  546  — 


a. 


Todos  Yaraos  caminando 

Gomó  iba  Hamleto, 
A  las  tumbas  demandando 

El  gran  secreto. 

Y  volvonos  de  ese  viaje, 

Ay!  pensativos; 
Que  la  muerte  es  un  celage 

Para  los  vivos. 

Ese  cráneo  fué  el  sagrario 

De  noble  idea ; 
Mas  la  antorcha  en  su  santuario 

Ay !  no  llamea. 

¿Dónde  está?  ¿la  luz  divina 
Ya  se  ha  estinguido? 

Un  Dios  hombre  en  esta  ruina 
Habrá  existido? 

¿Tuvo  un  ser  inteligente 

Esta  morada? 
¿Ser  que  piensa,  alma  que  siente, 

Todo  eso  es  nada? 

Árbol  que  botas  las  ramas 

¿Quién  las  absorbe? 
¿Es  un  espectro  lo  que  amas  ? 

¿Nada  es  el  orbe? 

m. 

Oh  I  misterios  1  ¿Quién  concibe , 
Quién  los  resuelve  ? 


J 


—  547  — 

Transfórmase  lo  que  vive ; 
Huye,  mas. vuelve  I 

T  se  engendra  la  existencia 

Gomo  la  palma. 
Mas  la  esencia  es  siempre  esencia^ 

Alma  es  el  alma... 

Tú  verás  esas  naciones. 

Verás  las  huellas. 
De  esas  mil  generaciones 

Que  hubieron  ellas. 

T  al  espíritu  enlazando 

La  tierra  y  cielo; 
Los  espados  ensanchando 

De  nuestro  anhelo.  ' 

Y  oirás  la  eterna  armenia 

Que  si  se  esconde, 
Oíra  oculta  simpatía 

Aqui  responde. 

La  ciencia  libre,  esa  inmensa 

Lniea  que  abraza , 
Lo  que  el  filósofo  piensa 

Y  el  arte  traza! 

IV. 

Mas  no  todo,  amigo,  sea 

£1  pensamiento; 
El  es  cuerpo,  es  idea 

Y  sentimiento. 

Junto  al  árido  trabajo 
Es  muy  preciso^ 


—  548— 
Colocar  siquiera  un  gajo 

El  c61era  que  tlesvasta 

Esas  ciudades; 
La  Upocresia  que  gasta 

Hucha&'  verdades ; 

A  buscar  al  hombre  obligan 

Mágicas  flores, 
Que  con  su«tacto  mitigan 

Hondos  dotores. 

De  una  bella  en  la  alma  pora 
Tan  solo  arraigon ; 

Y  no  hay  didia  ni  ventura 

Que  eUas  no  traigan. 

En  dos  labios  amorosos 
Siempre  hay  consuelo; 

Y  en  dos  ojos  luminosos 

Un  doble  cielo !••• 

V. 

Anda ,  amigo ,  anda  á  la  España ; 

Y  te  aseguro 
Que  leerás  una  hazaña 

En  cada  muro. 

Si  fueron  nuestros  señores , 

Nuestros  tiranos: 
Oprimidos  y  dprescHies 

Ya  son  hermanos. 

¿Y  qué  poeta,  qué  artista , 
Mo  la  ha  ensalzado? 


—519— 

Su  crímeo  fuáJa  conquista... 
Bien  lo  baipurgado!... 

Harto  ;sua  déspotas  reyes 
Harto  la  ultrajan ; 

Y  á  su  puebh)  viles  leyes 

Harto  rebajan. 

Hoy  parece- despertarse 
De  su  vergCtenza. 

Pronto  sabrá-  libertarse 
Si  yk  comienzía^ 

Esa  España  todavía 
Tiene  buen  brillo; 

Y  en  pintura  y  poesía 

Lope  y  Müríllo. 

Vi. 

A  la  Italia  tu  entusiasmo 
Le  halló  tan. justo- 

Que  por  eso  no  me  pasano  .. 
De  tu  buen  gusto*  - 

Es  tan  beHá'  y^desdichadah.» 

Como  la  amante 
Tiernamente  condenada/ 

Por  el  gmn  Dante* 

El  amor  á  su- tristeza  t 
Le  damas .grada^. 

Y  realza  su  belleza 

Tanta  desgrtcoa... 

Oh!  burdal  del  fiíialismo 
Roma  devota,  •  . 


— 550  — 

Has  arrojado  ¿  un  abismo 
El  dardo  y  eota* 

Nueyo  rey  con  nuevo  cetro, 

Hoy  te  golpea. 
Por  leyes  un  vade  retro 

Y  un:  adsea. 

Los  romanos  son  tan  mansos 

Bajo  ese  sólip; 
Que  ya  solo  habitan  gansos 

El  Capitolio... 

VII. 

Y  si  en  la  lengua  toscana 
No  eres  muy  diestro, 

Busca  á  una  linda  romana 
Para  maestro. 

El  modo  dá  garantías ; 

Y  es  tan  perfecto 
Que  hablarás  en  pocos  dias 

Lengua  y  dialecto. 

Quien.de  unos  labios  de  aroma 

Oye :  io  Vamo! 
Tiene  el  verbo  del  idioma, 

Muerde  en  el  ramo. 

Luego  á  la  fruta ,  un  novicio 

Bien  no  penetra... 
Requiere  mucho  ejercicio 

La  buena  letra. 

Con  amor  y  con  delicias 
Todo  se  aprende. 


—  551  — 

La  lengua  de  las  caricias 
Pronto  se  entiende. 

¿í  qué  ruina  no  se  puebla 
Con  dos  amantes? 

Roma  yace  entre  la  niebla; 
EUos  distantes. 

VIH 

El  amor ,  amigo  mió, 

Es  un  remedio 
Contra  las  lluvias,  el  frió, 

Y  contra  el  tedio. 

El  de  los  espesos  dias 
Es  un  ariete, 

Y  te  hará  hacer  elegías 

Como  hizo  Goethe. 

Elegías  mas  graciosas 
Que  las  de  Ovidio, 

Ceñidas  de  mirto  y  rosas 
No  de  fastidio... 

Estudia,  pues,  viaja  y  goza 
La  dulce  vida ; 

Y  elige  ¿  una  buena  moza 

Por  tu  querida. 

No  es  de  fraile  este  consejo; 

Pero  es  fecundo... 
Reine  una  vez  sobre  el  viejo 

El  nuevo  mundo. 

Ea,  pues,  las  gavias  suelta. 
Zarpe  tu  nave... 

¿Nos  veremos  á  la  vuelta? 
Si!  not  quién  sabel 


—  562  — 


ABDERRAHMAN  EL  GRANDE. 


A  mi  amigo  José  Morón* 
LA  REGItlGEIIÁ* 

Dame  tu  manow  Este  signo 
Predice  buena  fortuna. 
Cuna  real  es  tu  cuna. 
De  un  regio  trono  eres  digno! 

EL  JOVEN 

Vamos.  ¿Te  burlas? 

HECHICERA. 

jEspera! 
Último  tú  de  tu  raza. 
Si  el  oriente  té  amenaza, 
El  poniente  te  venera. 
No ,  no  alcanza  el  asesino 
Como  villano  encubierto, 
Al  arenal  del  desierto 
Ni  ¿  la  tienda  del  beduino. 
Tú  vencerás ;  tú  de  reyes 
Ceñirás  alta  diadema, 
De  gloria  y  de  paz  eaUema  ' 
Y  apoyo  de  sabias  leyes. 
Vuela,  joven :  ten  confianzaí 
Suelta  el  potro  á  toda  brida!.. 
Qué  de  lauros  á  tu  vida! 
Qué  sublime  es  tu  esperanza!^ 

EL  JOVEN. 

Hechicera^  no  dB^píaftes- 
En  mi  seno  las  memoritis»   • 


—  553  — 

Ay!  he  visto  muchas  glorias 
Convertirse  en  dantas-muertes.... 
Desterrado,  vagabundo. 
Con  mi  alfanje  y  mi  caballo, 
Cuando  me  hablafujimo  y  caUo.  • 
Solo  estoy  evi  este  mundo! 

Y  por  eso  me  sonrio 

Cuando  me  hablas  de  grandeza. 
Busca,  busca  otra  cabeza.... 
El  deseo  ya  no  es  mió! 

LA  HECQICERA« 

¿Dudas,  joven?  Ya  las  olas 
Al  impulso  de  aura  suave. 
Traen  hacia  aquí  una  nave 
Desde  costas  españolas. 
Ya  la  veo ;  á  las  orillas 
Gente  llega ;  desembarca. . . . 
Ya  te  aclaman  por  monarca 

Y  se  postran  de  rodillas. 

Y  tú,  el  pobre  que  aquí  vive, 
Atraviesas  esos  mares; 

Y  entre  vivas  y  cantares 
Todo  un  pueblo  te  recibe. 

Y  á  las  playas  mas  estrañas. 
Siempre  en  pos  de  la  victoria^ 
Con  tus  huestes  va  la  gloria; 
Con  la  gloria  tus  hazañas.... 
Ya  del  llano  en  los  confines 
Fortalezas  V6o  alzarse, 

Y  palacios  fabricarse, 

Y  mezquitas ,  y  jardines. 
Estiende,  joven,  la  vista  ;> 

¡  Qué  conquisia  tan  inuMsnsal 
Pues  tamaña,  recompensa 
Tu  vil*tud  escalen  conquista* 


—  554^ 

EL  lóVCN. 

m 

¿Será  cierto?  El  asesino 
Me  ha  lanzado  con  encono 
Para  hallar  al  fin  un  trono 
De  grandeza? 

LA  HSCHIGSRA. 

Es  tu  destino! 
Tú  reinarás;  y  la  historia. 
Que  no  adula  á  ningún  hombre. 
Te  dará  de  grande  el  nombre 
Eternizando  esa  gloria. 
Y  una  flor  de  estos  aduares 
Te  dará,  como  las  flores 
Su  belleza  en  sus  amores. 
Su  perfume  en  sus  cantares. 
Africana  valerosa, 
Con  los  otros  será  altiva; 
Mas  contigo,  tierna  y  viva, 
Será  corza  temerosa. 
Ea,  joven,  ten  confianza.... 
Suelta  el  potro  á  toda  brida. 
Qué  de  lauros  á  tu  vida! 
Qué  infinita  tu  esperanza! 
Vé.  Ya  escucho  al  universa 
Que  te  ensalza  y  te  bendice. 
Ya  le  escucho  que  maldice 
Al  Abáside  perverso!... 

EL  JOVEN. 

Pues  lo  lees  en  este  signo, 
Yo  venceré  á  la  fortuna ! 
Cuna  real  fué  mi  cuna; 
De  un  trono  regio  soy  digno!... 


—  555  — 


ALGO  DE  MUCHO. 


Epislola. 

Aun  estoy  libre ,  amiga ,  aun  estoy  vivo, 

Y  en  dádiva  de  amor,  de  aprecio  ofrenda. 
Mi  epístola  poética  te  escribo. 

Olvido  la  política  contienda 
Que  tanto  tiempo  me  obligó  á  la  prosa. 
Para  soltar  al  corazón  la  rienda. 

Déjalo  libre  en  rima  armoniosa 
Saltar ,  correr,  ó  detenerse  encima... 
La  libertad  del  mundo  es  otra  cosa. 

De  veras  que  me  agovia  y  me  lastima 
Del  pueblo  honrado  la  penosa  suerte 
Que  á  dura  esclavitud  el  vicio  arrima. 

Mientras  que  el  usurero  se  divierte 
Con  la  sangre  del  pueblo  compra  goces 

Y  obtiene  vida  holgada  con  su  muerte. 
Bichos  del  crimen:  sátrapas  feroces, 

Si  pudiera  marcaros  en  la  frente!.. 
Tú  quizás  dudarás,  no  los  conoces! 

Ah!  tú  ignoras  que  ese  hijo  delincuente 
Fué  victima  de  dolor,  que  el  honor  puro, 

Y  si  fué  criminal,  era  inocente. 

La  ley  castiga.  Yo  á  esa  ley  recurro 

Y  rechazo  á  ese  juez  y  á  esa  injusticia 
Que  ensalzan  como  ley  bárbaro  abuso. 

¿Se  protege  y  se  apoya  á  la  avaricia? 
¡JSo  respeta  esa  ley  la  ley  estema? 
¿Es  acaso  un  misterio  la  justicia? 

No!  Aunque  sin  fé  la  sociedad  moderna , 
Ábrele  á  la  verdad  ancho  camino 

Y  estima  á  la  virtud  que  no  gobierna. 


—  556- 

Ya  no  entregan  los  hombres  su  destino 
En  las  manos  de  un  déspota  bergante; 
El  origen  de  todos  es  dirino.  • 

Jamás  papel  y  tinta  habrá  bastante 
Que  alcancen  á  narrar  las  fechurías 
De  toda  raza  vil  que  foé  remante. 

Infamia ,  iniquidad ,  todos  los  dias; 
Eso  dirá  la  historia  si  se  eleva, 
Si  no  se  pierde  en  cabalas  implas. 

Cuando  con  brazo  varonil  se  atreva 
A  levantar  el  mármol  que  los  tapa 

Y  á  arrojar  á  esas  hienas  de  su  cueva. 
Ninguno  será  Dios.  Ninguno  escapa. 

La  verdad  santa  mostrará  el  prestigio 
Del  rey  ladrón,  del  simoniaco  Papa. 
Con  la  lisonja  cesará  el  prodigio, 

Y  época  nueva  de  virtud  sincera, 

De  esa  que  infama  borrará  el  vestigio... 

Has  ya  mi  pluma  en  súbita  carrera 
Sus  sendas  primitivas  abandona 

Y  vuelve  á  la  política  embustenii 

Mi  involuntaria  distracción  perdona « 
Me  exalta  hasta  la  rabia  el  despotismo 

Y  es  símbolo  de  atraso  una  corona; 

La  historia,  amiga  mia,  es  un  abismo 
Colmado  de  desgracia  y  de  maldades; 
De  mezquina  arrogancia  y  servilismo. 

Esqueleto  de  .pueblos  y  ciudades^ 
Pirámides  de  triunfos  sanguinarios» 
Son  la  cifra  de  horror  de  esas  «dadesL. 

Olvídenlos.  Quien  huella  los  osarios. 
Cuando  feliz  la.  creación  renace 

Y  en  guirnalda  los  valles-  soliiariosi 
Cuando  tu  afecto  cariñoso  me  faapc 

Concentrarme  en  mímico,  y  de  teraum 

Y  de  inme.asB  bondad  rae  ^iisfaice. 


—  657  — 

Es  tan  bello  mirar  en  onda  pora 
Un  astro  hennoso!  Es  duloe  en  •otros  ojos 
Mirar  una  esperanza  de  ventura! 

Flores  del  alma  que  arranqué  á  manojos 
¿Habréis  en  otro  mundo  germinado? 
¿O  flores  os  crei  y  erais  mstirojosot? 

Las  lágrimas  ardiendo  que  he  lanzado 
¿Habrán  sido  la  inútil  energía 
De  un  corazón  que  late  inanimado? 

La  vida  es  una  estúpida  ironía. 
Una  loca  que  canta ,  rie  y  gime 

Y  blasfema  y  bendice  en  su  agonia? 
Si  la  muerte  á  la  vida  no  redime 

¿Qué  eres  vida?  La  nada!  ¿Qué  eres,  muerte? 
Nada  de  metempsicosis  sublime!.. 
Retrocede  el  espíritu  mas  fuerte; 

Y  de  ese  mar  que  arranca  el  infinito 
Al  fondo  cae  como  masa  inerte. 

Los  mundos  que  el  astrónomo  lia  descrito 
¿Serán  una  esperanza  lisonjera? 
¿Cuando  de  este*  me  vaya,  alguno  habito? 

¿O  bolo  cree  la  ciencia  una  quimera. 
Creyendo  en  Venus  inmdrtal  verano, 

Y  en  Júpiter  eterna  primavera? 

Y  cada  astro  ¿es  quizás  espacio  vano. 
Globo  incapaz  que  sustentar  no  puede 
Ni  otro  linaje  ni  el  linaje  humano? 

Misterio  oscuro  que  á  mi  luz  escede. 
Sondear  abismos  y  eneerder  tinieblas 
Para  otro  dia  mas  funesto  quede. 

Las  luced  filosóficas  son  nieblas. 

Y  á  pesar  de  las  dudas  y  misterios 

Yo  los  pueblo  también  y  tú  los*  pueblas. 

Nuestras  almas  en  duro  cautiverio 
Siempre  amando ,  simpáticas  sollozan. 
Siempre  aspirando  hacia  otro  mundo  aério. 

Yo  bien  sé  que  las  alas  se  destrozan 


—  558  — 

A  fuerza  de  volar;  pero  en  desquite 
Largos  momentos  de  placer  se  gozan! 

Asi»  sin  que  ninguno  se  lo  quite 
Posee  un  universo  el  alma  mia. 
Sin  que  nadie  tampoco  lo  limite; 

Y  un  libro  de  inefable  poesía 
Se  abre  á  mis  ojos»  compitiendo  en  ella 
Con  la  palabra  grave  la  armonía. 

Cada  estrofa  de  amor  es  una  estrella. 
£1  matiz  de  una  idea  es  un  celaje. 
Cada  dulce  ternura,  una  flor  bella. 

£1  poema  completo  es  el  paisaje 
Que  el  artista  traduce  y  Dios  escribe. 
Con  flor ,  con  astro ,  cúspide  ó  miraje. 

¿Acaso  el  hombre  que  en  el  fango  vive, 
A  quien  el  lucro  mercantil  gobierna, 
£sa  existencia  célica  concibe? 

¿Sabe  él  ucaso  lo  que  una  alma  tierna 
Arranca  de  esplendor  cuando  suspira 
£1  aura  santa  de  esta  vidi  eterna? 

c¡  Deslumbrante  ilusión!  Bella  mentira! 
La  sociedad  ¿qué  medra?  Un  buen  negocio 
Produce  gran  provecho  si  no  inspira. 

£so  es  soñar  para  alegrar  el  ocio. 
¿Y  quién  manda  con  sueños  á  la  plaza? 
No;  á  la  vida  que  marca  yo  me  asocio.» 

La  realidad  del  arte  asi  rechaza 
£1  hom1)re  cuentas ;  y  hace  por  sensato 
Mucho  papel...  pero  papel  de  estraza. 

¡Qué!  ¿Aduanas  libres  y  guimon  barato, 
Alumbrarán  del  pueblo  la  ignorancia? 
£nseñarán  razón  al  mentecato? 

£1  paño  inglés  ó  el  cashnir  de  Francia, 
Vestirán  como  siempre  al  ignorante; 
Y  solo  al  mercader  darán  ganancia. 

La  senda  de  la  industi'ia  no  es  bastante 


—  659  — 

Para  llevar  á  un  pueblo  i  la  grandeíEa ; 
Para  que  no  se  hostigue  y  adelante. 

Si  la  idea  rea)  de  la  belleza. 
Esa  idea  inmortal ,  no  le  acompaña 
Ciego  del  alma«  alo  mejor  tropieza. 

Duda  de  la  honra,  de  la  verdad  se  engaña. 
Ensalza  al  crimen,  la  moral  anula. 

Y  otra  alma  que  olvidó  do  quiera  esttaña. 
Si  siente,  no  lo  espresa;  disimula. 

Si  piensa,  no  se  eleva ;  cifras  piensa. 

Y  si  ama,  multiplica  y  especukv. 

La  influencia  del  arte  es  tan  inmensa 
Que  todo  lo  engrandece  y  fluye  en  todo; 
Se  ensancha  á  lo  infinito  ó  se  condensa. 

Talla  la  piedra  informe,  esculpe  el  lodo. 
Anima  el  lienzo;  y  con  palabra  viva  . 
Manda  las  almas  por  diverso  modo. 

La  nota  que  se  escapa  fugitiva, 
Alianza  indecible  y  misteriosa. 
Punza  la  idea  y  á  la  forma  activa. 

Y  la  indecisa  imagen  caprichosa 
Vaciándose  en  el  molde,  al  aire  saca 
El  coiTecto  perfil,  la  linea  hermosa. 

En  pais  de  colores  se  destaca 

Y  se  baña  en  ambientes  de  vapores, 
O  se  esconde  en  matiz  de  luz  opaca. 

El  amor,  tan  avaro  de  sus  flores. 
Las  derrama á  puñados,  las  deshoja, 

Y  embalsama  alegrías  y  dolores ! 
Cuando  cuelga  del  árbol  marchita  hoja. 

El  aura  loca  la  tendida  rama 

Y  el  seco  adorno  por  la  tierra  arroja.  • 
Si  el  arte,  el  noble  corazón  inflama. 

Con  aire  puro  sopla  la  ceniza 

Y  nutre  en  la  virtud  su  eterna  llama. 
El  arte  lo  celeste  realiza^ 


En  lo  esoalBO  se  arraiga^  álH  floivoe. 

Y  descendiendo  al  hombre,  civiliía. 
El  arte  de  verdades  enriquece; 

Y  el  germen  de  lo  bello  y  de  lo  bueno 
Sembrándose  en  «u-  surco,  á  su  luz  crece. 

.Es  la  viña  perpetua,  el  huerto  ameno. 
Que  siempre  se  bosquejan  á  la  vísU. 
Vaso  de  tierra  por  el  cielo  Heno! 

Grandes  buros  un  pueblo  se  conquista 
Si  cuidando- del  cuerpo,  cuida  el  alma. 
Si  es  un  pueblo  industrioso  y  puetdo  artista. 

Asi  sofoca  al  vicio,  al  odio  calma; 

Y  del  hombre  las  frivolas  pasiones 

No  en  mexqiiífidedes,  en  virtud  ensalma... 

Oh!  cuando  lo  que  llamas  mis  visiones, 
Feliz  realidad  serán  en  Chile 

Y  elogio  de  devados  corazones! 
¿Cuándo  esta  sociedad  corre^ve^dile* 

No  aplaudirá  en  Tartufo  la  aparieoda, 
Ki  dirá  al  pillo  que  la  garra  afile? 

¿Cuándo  podrá  guardarse  la  inocencia 
Del  gusano  que  ie  ebhasu  babaza 
En  su  amor,t6u  virtud  y  su  creencia? 

¿Cuándo  el  banco  de  arena  que  embaraza , 
La  vil  superstición,  llegar  al  puerto 
Dará  á  la  nave  suficiente  braza? 

Sopla  el  viento  en  favor,  el  rumbo  íes  cierto. 
La  nave  va  rompiendo  olas  serenas 

Y  viento  y  mar  la  llevan  de  concierto. 
Iba  á  aplaudir  frenético...  y  apenas 

Grito:  ¡fortuna!  por  los  aires  zumba 
Largo  estrépito  de  ayes  y  cadenas. 

Cárcel  que  estingue,  bala  que  retumba. 
Noble  proscrito  que  rotoso  llega 
A  estraña  tierra  para  abrir  su  tumbal... 

La  esperanza  en  las  lágrimas  se  anega; 


—  561  — 

Y  las  velas  que  al  viento  desataba 
Al  mástil  del  dolor  húmedas  pliega! 

El  hombre  todavía  elódio  alaba; 
Todavía  mstrero  el  odió  tiene 
£1  hombre  siervo  á  la  mujer  esclava. 

Y  en  su  frente  purísima  mantiene 
De  una  falta  ridicula  el  castigo 

Y  el  crimen  de  una  fábula,  perene. 
Aislada  la  mujer,  único  abrÍKo^ 

Busca  en  tarda  y  raquítica  indolencia    > 
Ya  que  un  monstruo  de  horror  lleva  consigo. 

Súmase  én  la  materia  su  existencia. 
Tendrá  comfort  y  trapos;  lujo  y  modas.... 
Mas  nada  de  lo  que  es  inteligencia. 

A  los  quince,  años  la  preparan  bodas;  :     ' 

Y  el  color  celestial  de  los  quince  años 
Aun  dura  menos  que  la  flor  de  Rodas. 

Ya  en  el  lienzo,  que  vértigos  estraños 
Pintaban  sus  deseos  juveniles. 
Lúgubre  tedio  traza  desengaños. 

Y  al  salir  de  los  piños  infantiles 
Halla  en  brazos  del  hombre  corrompido 
Goces  siniestros  y  caricias  vilesl 

La  mujer  es  un  mueble  del  marido^ 
£1  pobre  mueble,  con  su  dueño  viva 
Sofocando  el  suspiro  y  el  gemido. 

Inicua  ley;  que  ala  inocencia  priva,    •    ^ 
Huir  de  esa  tortum  que  la  infama 

Y  que  enredes  de  injuria  la  cautiva. 
Indigno  escarnio  lo  que  honor  se  llama. 

Mo  se  cambia  el  espacio  por  la  alcoba ;    - 
Ni  es  tumba  del  espíritu  la  cama! 

Si  un  vil  se  arrastra  y  ese  honor  os  robaí 
La  sociedad  fulmina  y  os  insulta; 

Y  gruñendo  virtud  ladra  la  loba. 

¿Por  qué  se  fija  en  eso?  ¿Por  qué  abulta 

TOMO  ii.  '36 


—  562.— 

La  desdicha  fatal  y  la  pur^sa 

Bel  alma  niega  con  perfidia  oculta? 

¿No  resida  en  el  alona  la  grandeza? 
¿En  ella  no  es  dc»ide  el  honor  se  arraiga? 
¿No  es  ella  la  virtud,  no  ^  la  belleza? 

¿La  que  una  alma  celeste  al  mundo  traiga 
Será  estrella  inmortal  cuando  es  dicho¿^y 

Y  una  masa  de  lodo  cuando  caiga? 
Para  lucir  con  su  agua  mas  bermpsa» 

Exije  buena  luz  la  blanca  perla 

Y  salir  de  la  concha  tenebrosa. 

Para  juzgar  i  esa  alma  y  comprenderla» 
Romped  la  dura  costra  que  la  abruma 
•Y  iraedla  á  la  luz  que  pueda  verla. 

Con  mármol  y  cincel^  papel  y  pluma. 
En  ciencia  egrejia,  en  sapientísimo  arte. 
Penetre  osada  y  descubrir  presuma. 

No  ha  sido  el  hombre  organizado  aparte ; 

Y  bien  puede  partir  de  sus  delicias 
Quien  sus  desgracias,  con  recargo  parte. 

Goce  con  libcartad  de  las  primicias 
Que  da  al  alma  la  noble  inteligencia. 
Quien  se  encorba  á  derechos  de  injusticias. 

Si  un  pecado  de  frutas  es  su  herencia, 
Con  entera  razón  y  digno  celo. 
La  flor  de  la  verdad  coja  en  la  ciencia. 

Que  no  se  aleja  por  mirarlo  el  cielo 

Y  al  revés  si  se  logra  un  telescopio , 
De  entrever  mas  allá  crece  el  anhelo. 

La  ignorancia  adormece  como  el  opip., 

Y  despierta  el  saber.  La  razón  gira 
Siempre  á  él  como  al  sol  el  heliotropio. 

Cada  vez  que  la  playa  se  retira. 
La  acerca  la  verdad  que  nos  la  muestra; 

Y  ella  endereza  cuando  el  alma  vira. 
Con  ella  la  esperiencia  nos  demuestra 

La  virtud  del  deber,  iluminando 


—  563  — 

La  sombra  del  error,  noche  siniestra. 

ir  asi  nuestros  instintos  elevando 
Los  ennoblece ,  ensancha  y  purifica , 
Las  dañinas  maleras  arrancando. 

La  mujer,  que  á  ilustrarse  se  dedica, 
No  cierra  el  corazón  á  la  dulzura 
Ni  el  cetro  del  amor  por  eso  abdica. 

Adquiere  nuevo  brillo  su  hermosura ; 

Y  del  ojo  que  piensa,  la  mirada 

Es  siempre  mas  intensa  en  su  ternura  ! 

Da  náuseas  la  coqueta  empavesada 
Que  entra  al  mar  de  las  turbas,  galeotas , 
De  maleable  vanidad  cargada. 

Y  en  esas  olas  inconstante  flota, 
Rjpmando  los  deseos  inconstantes 
Tripulada  de  vicios  y  chacota. 

Mirad:  cómo  deslumhran  sus  bríllaitte^! 
¡Con  qué  gracia  sus  senos  se  dibujan. 
Ganchos  lascivos  de  pescar  amantes! 

Sus  encantos  ocultos  sobrepujan 
A  los  que  exhibe ;  y  a  la  caza  de  ellos 
Fornidos  cazadores  se  rempujan. 

Ya  lucirá  de  mármol  miembros  bellos , 
Ya  suelto  el  nudo  que  sus  crenchas  ata, 
Desnudo  cuerpo  velará  en  cabellos. 

Pues'  bien ;  esa  mujer  que  ahora  mata. 
El  daño  que  vá  á  hacer  quizás  ignora 

Y  una  pasión  sin  freno  la  arrebata. 
Anhela  el  fausto  y  el  placer  adora 

Porque  todos  la  alaban...  por  costumbre. 
Por  calmar  un  airdor  que  ía  devora. 

Ella  vive  en  estraña  pesadumbre. 
En  la  noche  del  polo,  siempre  incierta; 
Rastreando  una  estrella  qtie  la  alumbre. 

Cuando  duerme,  su  espíritu  despierta, 

Y  transpórtase  al  mundo  de  los  sueños 


-564  — 

Sobre  inmenso  vacio  el  ala  abierta. 

Poseida  de  sueños  halagüeños 
A  su  frágil  cerebro  preocupa 

Y  de  todo  imposible  forma  empeños. 

{Qué  distinta  es  la  vida  que  se  ocupa! 
La  vida«  que  en  el  centro  de  una  idea 
De  locos  sueños  la  falange  agrupa. 

£sa  alma ,  no  en  burdeles  se  recrea 

Y  no  muda  de  amor  con  el  peinado. 
Alma  instruida,  lo  inmortal  desea! 

Nada  para  el  amor  está  vedado. 

Y  el  placer  verdadero,  el  inefable, 
Gózanlo  en  plenitud  los  que  han  amado. 

No  esos,  que  en  andrajo  miserable 
he  lascivia  procaz  ó  vil  lujuria, 
Envuelven  su  pasión  abominable. 

El  amor  no  es  el  vértigo,  la  furia 
Que  su  horrible  trastorno  al  alma  lleva 

Y  que  al  pudor  con  su  cinismo  injuria. 
No !  Es  soplo  celestial ,  á  la  que  eleva 

A  el  alma  enamorada  á  otras  regiones; 

Y  es  sublime  el  dolor  que  la  conmueva ! 
Idea,  que  dos  puros  corazones 

Confunden  en  un  mismo  sentimiento. 
Qué  dulcemente  á  la  virtud  dispones ! 

Qué  bien  rima  en  los  dos  el  pensamiento ! 
Son  dos  seres  jemelos  en  dos  vidas ; 
Has  que  aguardan  igual  renacimiento. 

Melancólicas  almas  afligidas 
Quién  no  lleva  un  dolor  que  cree  eterno» 

Y  un  recuerdo  de  imágenes  queridas?... 
Pero  ya  veo  que  me  pongo  tierno; 

Y  siento  humedecerse  mis  pestañas» 
Efluvios  caros  de  un  raudal  interno. 

Gentes  á  todo  lo  sensible  estrañas 
Si  notan  un  dolor  en  el  semblante , 


—  M5-. 

Creen  que  sus  estragos  son  patrañas. 

TOy  aunque  pase  á  sus  ojos  por  tunante; 
Siempre  que  hable ,  hablaré  con  mi  franqueza; 
Leal  conmigo  mismo  y  fiel  amante. 

Jamás  á  la  mujer  cuya  pureza 
Tanto  ensalza  mi  amor  haré  un  agravio ; 
Ni  humillaré  con  cargos  su  flaqueza. 

Jamás  dirá  el  apostrofe  mi  labio ; 
Aunque  á  mi  lengua  se  atropellan  voces 

Y  en  dignas  vias  al  ahogarlas  rabio. 
Ah !  tú  esas  situaciones  no  conoces ! 

No  sabes  cual  se  avienen»  cual  se  chocan. 
Penas  con  risas ,  con  martirios  goces ! 
Se  conjuran  recuerdos  y  se  invocan. 
Se  bendice  á  la  vez  y  se  blasfema ; 

Y  hasta  espectros  de  victimas  se  evocan !.... 

Has  ya  variando  de  uno  en  otro  tema. 
Voy  haciendo  la  epístola  tan  larga 
Que  exige,  para  leerla ,  tiempo  j  flema. 

Como  tú  no  eres  de  paciencia  amarga. 
Espero  que  tendrás  la  que  es  precisa.... 
Mi  amistad  á  lo  menos  te  lo  encarga. 

A  la  luz  del  crepúsculo  indecisa 
Ojalá  que  la  leas,  cuando  tengas    . 
Tu  alma  en  la  boca  retozando  en  risa. 

Y  ya  que  inmenso  mar  y  tierras  luengas. 
Como  nuestra  amistad  lo  deseara, 
impiden  que  yo  vaya  y  que  tú  vengas; 

Siempre  que  mires  tu  graciosa  cara 
En  la  luna  azogada ,  tu  pupila 
Otra  recuerde  en  que  antes  se  mirara. 

Es  verdad,  no  como  esa  tan  tranquila; 
Que  si  la  luz  de  la  pasión  los  hiere, 
Chispeante  se  fija ,  inquieta  oscila. 

Mas  es  espejo  vivo  que  te  quiere, 
Que  en  si  concentra  tu  figura  impressi. 


—  566  — 

Que  mas  realóe  oon  el  tiempo' adquiere. 

Y  aunque  la  edad  y  la  aoiargura  espesa 
La  s(Mnbra  que  esa  niebla  ea  otros  dias. 
Siempre  tu  imagen  se  conserva  ilesa! 

[Qué  penas  si  me  rieses  sentirias! 
Misántropo  infeliz,  aislado  paria. 
Mis  goces  son  aqui  melancolías. 

En  todas  partes  mi  alma  solitaria 
Construye  el  ara  santa  de  su  rito 

Y  eleva  ardiente,  estática  plegaría. 
Aqui,  donde  en  entrañas  de  granüo. 

Concibe  sus  abortos  la  fortuna. 
Que  apadrina  mil  veces  el  delito. 

Mas  hay  en  cambio  una  preciosa  luna, 
Con  un  cejo  de  atmósfera  tan  rala 
Que  no  alcanza  á  espesar  nube  ninguna. 

La  luz  como  un  son  mágico  resbala ; 

Y  al  azul  de  este  cielo  vaporoso 
Solo  el  cíelo  de  Ñapóles  iguah. 

Cada  estrella  es  mi  ojo  luminoso 
Que  abriendo  rojos  párpados  por  vemos 
Aguaita  todo  espléndido  y  curioso. 

¡  Cómo  se  asustarían  ios  gobiernos ! 
Son  funestos  los  astros  que  iluminan. 
La  luna  es  un  sarcasmo  con  su»  cuernos.. 

Castigo  de  los  hombres  qtie  dominan. 
Si  piensan  en  los  otros,  piensan  tramas; 
Si  un  poeo  se  levantan,  se  abominati« 

El  proberbto  de  andarse  por  la$  ramas 
Es  frase  de  un  ritual  que  nadie  observaí. 
Todos  son  en  la  secta  Oblai^-lamas. 

El  vicio,  que  algo  la  ccrhtifa  enerva. 
Aquí  se  estiende  enérjico  y  robusto; 

Y  sus  nativos*  gérmenes  conserva. 
Idea  de  lo  justo  y  de  lo  injusto 

Aqui  no  existe.  £1  individuo  es  nada. 


—  567  — 

Ni  tiene  la  razón  dominio  á  gusto. 

La  fibra  del  amor  metalizada 
Suena  cuando  la  toca  el  egoísmo 
Con  el  timbre  agrio  de  una  cuerda  airada. 

Pero  en  mi  sociedad  conmigo  mismo 
Mis  héroes  bellos  de  sus  tumbas  alzo^ 

Y  hablo  de  libertad  y  de  heroísmo. 
Con  tanta  gloria  á  veces  los  reako 

Que  casi  apareciendo  en  la  edad  media, 
Bruñida  espuela  do  adalid  les  calzo. 

Turba  de  espectros  mi  bufete  asedia ; 
Funámbulos  que  haciendo  sus  cabriolas 
He  cercan  como  á  Dante  en  su  comedia.... 

Ay !  No  aroman  mi  cuarto  las  violas, 
Ni  mis  libros,  mis  buenos  compañeros^ 
Vienen  á  distraer  mis  noches  sola^. 

Después  de  repasar  siglos  enteros 
£1  cerebro  se  cansa  y  debilita. 

Y  quién  sabe!.^.  tal  vez  cree  en  ag&eros. 
Leyendo,  se  contempla  y  se  medita^ 

Y  las  hojas  sublimes  de  una  historia 
Calman  la  fiebre  que  la  sangre  agita. 

Inquieto  anhelo  de  futura  gloria, 
De  un  amor  celestial  anhelo  intenso. 
Continua  evocación  de  la  memoria. 

Solo  en'vosotros  con  ahinco  pienso, 

Y  me  llevan  ideales  fantasías 

Por  8U  tránsito  fácil  á  lo  inmexiso.... 
Si  mig  libros  me  faltan ,  esos  diaa 
Se  nublan  coa>  la  atmósfera  imposible 

Y  echa  su  sombí^  en  las  ci^eencias  miás. 
Horribles  dias  de  una  duda  horrible. 

Que  forja  en  la  razón  y  en  d  deseo 
El  puñal  del  espíritu  invisible. 

Pero  no  temas.  Si  en  ta  Dios  no  creo, 
Siempre-  creo  en  el  alma,  que  es  dWiúa^ 


—  568  — 

Quien  diviniza  al  alma  no  es  ateo. 

No  un  insípido  dogma  me  fascina ; 
Ni  oraciones  venales  digo  al  diablo. 
Hay  otra  religión  que  me  ilumina. 

Y  aunque  no  me  arrodille  en  un  retablo. 
Tiene  un  cielo  también  mi  inteligencia, 

Y  hablando  con  pureza,  con  Dios  hablo. 
Por  eso  purifico  mi  existencia 

En  virtuoso  bien ,  en  deber  justo. 
Apoyando  en  lo  escelso  mi  creencia. 

Y  el  orgullo  pueril  y  el  odio  injusto, 
Gomo  ruinas  en  fuerte  terremoto. 
Caen  al  tacto  de  su  choque  augusto. 

Nave  es  mi  alma  que  su  cable  ha  roto 

Y  dejando  las  anclas  en  la  rada. 
Singla  en  mar  infinito  á  un  orbe  ignoto. 

De  virtuosos  bienes  yá  cargada. 
Quizás  la  playa  de  ese  mundo  aborde. 
Tal  vez  sea  con  cantos  saludada. 

Y  ese  tono  que  hoy  suena  tan  discorde. 
En  periodo  de  grata  melodía, 
Formará  con  bs  otros  un  acorde. 

Ciencia  del  hombre  la  filosofia. 
Enseña  la  verdad  quó  üo  íxíuuui; 

Y  es  su  forma  inmortal  la  poesía. 
Aquella,  erróneas  cascaras  machuca 

Y  esencia  de  bondad  destila  de  ellas; 
Esta  nuestra  alma  en  lo  que  es  bella  educa. 

Una  impulsa  el  Océano  y  las  estrellas ; 

Y  la  otra  en  sensible  magnetismo. 
Une  para  vivir  las  almas  bellas. 

No  comprende  esa  vida  el  egoísmo , 
El  recio  orgullo,  que  colgado  vive 
Be  las  frágiles  ramas  de  un  abismo. 

Cabeza  de  odios  el  error  concibe. 
Mano  que  azota  á  la  grandeza  humana » 


—  569  — 

No  sobre  bronce,  sobre  arena  escribe. 

Hay  alguien  qqe  por  ciencia  chavacana 
A  toda  idea  noble  Uama  utopia, 

Y  escupe  en  la  virtud  que  no  es  cristiana. 
Qué!  ¿los  hombres  del  Asia  ó  de  la  Etiopia 

Gomo  todos  los  hombres  no  han  nacido 

Y  su  ser  de  otra  imagen  es  la  copia? 
En  perpetuo  delirio  habrá  vivido 

Ese  hombre  que  en  su  vida  de  trabajo 
La  castidad  del  alma  no  ha  perdido?... 

Para  muchos  el  cielo  está  tan  bajo 
Que  desde  aqui  divisan  lo  que  quieren, 

Y  contemplan  á  Dios  de  arriba  abajo. 
Luego  al  punto,  mil  cosas  nos  referen. 

Mil  cosas  estupendas  que  son...  cosas. 

Y  así  viven  contentos  y  asi  mueren. 
Si  han  tenido  sus  horas  dolorosas 

La  causa  del  dolor  jamás  indagan. 
Ellos  cojen  la  espina  con  las  rosas. 
Con  risueño  después  su  vida  halagan. 

Y  el  después  de  esa  vida  tan  risueña 
Es  místico  jardín  por  donde  vagan. 

Si  la  ciencia  con  fábulas  no  sueña, 
El  rumbo  verdadero  nos  señala 

Y  á  percibir  lo  eterno  nos  enseña. 

La  inteligencia  en  ella  crece  otra  ala. 
Con  ella  se  remonta.  Y  asi  el  hombre 
Con  su  destino  su  grandeza  iguala. 

Quizás  mi  modo  de  pensar  te  asombre; 
Has  tú  piensas  lo  mismo  que  yo  creo. 
Lo  mismo  adoras  con  diverso  nombre. 

Tú  sientes  vacilante  tu  deseo, 

Y  le  buscas  la  fuerza  que  yo  gozo; 

Tú  ves  luces  no  mas  donde  astros  veo. 

Antes  aún  de  ennegrecer  el  bozo 
Mis  ojos  atraía  esa  montaña. 


—  570  — 

Líneas  gigantes  de  un  gigante  eÚ3f^to ! 

Y  yo  en  sus  bhncas  ciitias  que  el  sol  bafia 
Con  sus  rayos  primero^,  en  idea 

Buscaba  la  verdad  que  nunca  eñga&a. 

La  única  verdad  !  —  la  que  llamea 
En  la  nodie  del  tiempo,  luz  viviente 
Que  guia  á  Dios  y  á  la  justicia  crea. 

La  que  alumbra  mi  pecho  en  fuco  ardiente. 
La  que  en  soplos  de  tierna  llamarada 
Vá  de  tus  ojos  á  efíiceúder  tu  frente. 

Santa  y  pura  verdad !  no  disfrazada 
Gomo  el  tosco  suyal  de  paño  burdo 

Y  en  inútiles  claustros  encerra(h. 

La  que  el  sabio  respeta ,  no  el  pathirdó. 
La  que  es  verbo  de  Dios,  no  de  tiranos. 
Verdad  sublime,  no  sublime  absurdo ! 

La  que  uniendo  á  los  horribres  comoheflhflaanos 
Servidumbres  hipócritas  condena, 

Y  no  hace  enigmas  para  abrir  arcanos. 
Santa  y  pura  verdad !  T(i  faz  ^teM      ; 

Será  del  torbo  erro^  arma  triuñftinte, 

Y  adoración  virS  de  una  alma  buena!..*. 
Has  aquí  pongo  punto.  Ya  es  bastante. 

Lee  la  carta  del  auséhfe  amigo; 

Y  (escúchalo  al  oido)  del  amante. 

He  escrito  largo  por  hablar  coñfigfó; 
Pues,  aunque  tú  no  estés,  á  tu  recuerdo 
Como  á  tí  Aiisma  lo  que  siento  di^. 

Ah!  soy  yo  ítíti  felife  cuando  recuerdo  f 
Existo  en  el  pasado,  y  en  sus  buellaá 
Las  tardas  huellas  del  presente  pierdo! 

Ágiles  aves  qoe  escucháis  querellas. 
Llevad  á  esa  ave  triste  mi  redamo ! 
Tomad  voz ,  cuando  os  lea ,  rimalé  bfeÜás, 

Y  decidla- eh  uit  hxiñno  cuánto  la  áhíb!... 


ÍNDICE. 


PigÍMB. 

Djcdicatoriaa *.     I    ......     .        5 


'• 


Jehová ^ 19 

Inspiración 20 

Consuelos • 24 

Canlo  de  un  bardo 26 

Olvida..     , 34 

Pronóstico «...  35 

Encuentro •  .     .  36 

Juventud 37 

Cuna  y  sepulcro 41 

Destino 47 

Improvisación 48 

La  beldad  y  la  rosa ,    .    .    \    .    .  ^9 

Hora 51 

Risa • 55 

A  una  siempre-riva 56 

Lira .  57 

Fusión id. 

Ruina .  58 

Un  hijo 60 

Felicidad 62 

Oración , 63 

Sucesión >     .     .     .  65 

Tristezas *     .     .     .  68 

Centella >     .     .     .  70 

Sarcasmo •  ' .     .     .  71 

Verdad 73 

A  una  niña •     .     .     .  75 

Incredulidad «...  77 

Pesadilla 78 

Piedad 80 

Inmensidad.   .     .  , «...  81 

Realidades  y  sueños.  , ..*•...  83 

El  Bardo  errante.     .  ' «...  00 

A  Polonia 103 

La  'una  en  el  mar i     .     •     .     .     .  108 

En  mi  camarote .    ,     .  109 

A  la  noche ' 110 

La  pena  de  muerte ...  113 

Por  sn  Dios  y  por  su  dama.  .                   .     .         .     .    .  116 

£1  alma  errante.     ...         ,.'........  125 

El  incendio  del  buque..    .'.'*.*. 128 


u 


PlfloM. 

Entnilaimo 129 

ConsUneia ','.'.'.  130 

Imprecación \  131 

Historia \  i33 

Negación I35 

Reliquias 136 

Parabién , 138 

Desconfianza. 139 

Consejos 140 

Cartel  de  desafio  de  nn  Granadino .143 

Pensamientos  en  la  soledad 145 

Esperiencia. 149 

Jeremías. 150 

Estatua 152 

Luz  y  sombra , 153 

A  la  brisa 154 

Zelos 155 

Estabilidad 156 

tnz id. 

La  canción  del  bosque 157 

El  ave 150 

.Canto  fúnebre 160 

Dolor.  . 163 

Orgrullo 164 

Hallazgo , Í65 

Hecuerdo 166 

Costumbre  griega.  .    « 167 

Temor 168 

jbna  noche.  170 

Berta. 171 

Mártir 174 

El  cantor 176 

Consuelo  y  esperanza 179 

Hacías.          180 

El  castillo  de  BaUaklava*. 185 

Kl  cinco  de  mayo. 188 

£1  cantor  Stradella 190 

El  moro.  ...*.• 19? 

Urrá  de  los  eosacos 207 

Últimos  cantos  de  Safo. 209 

Un  recuerdo  y  una  flor. 216 

Efectos  de  la  distancia 218 

8us  cabellos 220 

Voces  de  la  vigilia 221 

y^mor  del  poeta. 239 

Generosidad / 249 

^eid  niña.         252 

Canto  de  la  Ondina 254 

CMbMmdm. 

•  •         •         ■  ' 

A  freiré  en  la  inauguración  fie  su  estatua 25^ 

Diversiones '  .     .     .  ' 250 

Nuevo  arte  poético.          260 

Transmigración 2H 

¿a  corona  de  violetas. S^ 

ÍHf  ño. 2^ 


A«do. ^ 269 

JbsticU.  • 270 

•   Choque 271 

Crístóbal  Colon 272 

VascoNuñez  de  Balboa.     .     , :     .     .  273 

Prancigco  Pizarro 274 

Roger  de  Lauría 275 

José  Miguel  Carrera 276 

Miguel  de  Cervatttei 278 

Don  Francisco  de  Quevedo.  279 

Aristófanes, .  280 

Frey  Lope  de  Vega  Carpió 281 

Don  Pedro  Calderón 282 

Augusto  de  Pláten -283 

Goethe 284 

Phidias 285 

Espronceda 286 

Victor  Hugo .290 

» 
Libro  delabiuu 

ta  primera  hoja 292 

Sueños  de  amante 293 

Aparición  doble 294 

bálsamo 295 

Palingenesia 290 

Quien  es  ella.         297 

Transfiguración. 299. 

Sodelo 300 

fereneias  de  clima 301 

Hop,   Hop 302 

País 303 

Ün  genio  y  el  poeta 304 

0n  poema 305 

Recuerdo 307 

ün  ramo 308 

¿Qué  será? 309 

Soledad 310 

Convicción 313 

Poema 314 

Media  noche 315 

Ofrenda 317 

Receta. 318 

Armonía 319 

Avai-icia 321 

Busto 32Í 

A  la  luna 323 

Diablos  azules 324 

Aurora  boreal 326 

Lu  tres  almas 327 

Los  astros 328 

Desaliento 329 

Deseo 330 

La  flor  del  valle 331 

Los  goces 332 

Palsago  y  amor. 333 

tai  flores. 836 


IV 

Pifiuu. 

Vi^e 331 

Brisa  y  flor "...  .    .  338 

Voto ,....!.!.  339 

Su  llanto.     . 340 

Canto  del  artista 342 

La  primavera 345 

Rocío 347 

Horóscopo 348 

Ixion 349 

Gaiel 350 

Las  mariposas 352 

Sueno  alegre 354 

Vigilia .355 

Prosa 357 

Un  rayo  de  luna 358 

Estribillo 359 

Claro  oscuro 360 

Suspiro 361 

En  un  álbum 362 

Arte  y  armonía 363 

Definición ' 364 

Incienso .  365 

Pensamiento 366 

Consejo 367 

Canción 368 

Crepúsculo 371 

La  nube 374 

La  sombra 376 

La  tarde 378 

Barómetro 381 

Loca 383 

Su  retrato 385 

Preguntas  sin  respuesta .  388 

Belleza  de  la  muerte 389 

Contemplaciones 390 

El  ideal 393 

Impotencia 394 

Oriental 395 

Éxtasis 396 

Alas 398 

Al  año  185 .399 

Esbozo .  400 

Alucinación ...  401 

Ecos ,  .  402 

Tristeza id. 

Él  destino 403 

Las  hojas id. 

Prevención 404 

Repulsa id. 

Semejanzas 405 

A  Carlos  Bello id. 

Como  muchos 406 

Envite .  id. 

Deliquio 407 

Compañía id. 

Flor  celeste 408 

Porvenir id. 


V 

PégioM. 

Al  corazón.   .         409 

Su  imág^eQ ^ ' ..  \  411 

Mi  amor 412 

Para  siempre 413 

Ruego .  420 

Creencia 422 

Esperanza. 423 

Las  flores 424 

Lágrimas  de  amor 425 

Misterio .  id- 

Purificación 426 

Consuelo id. 

Buen  viaje 427 

Una  faz  de  la  vida .  428 

Afinidad. id. 

Vanidad 429 

Pesar id. 

Profesión  de  té :     .     .  430 

Soliloquio id.. 

Un  ramo 432 

Desvario 433 

Dfísde  la  ciudad 434 

Martirio: 435 

Oh  I  no  quiero  morir 436 

Buena  semilla,  buena  cosecha 437 

Rapto 438 

Desahogo , id. 

Armonías 441 

Panteísmo 443 

Canto  del  poeta 445 

Misantropía 450 

Pregmáticas id. 

Un  par • *.     .  id. 

Comida  cruda 451 

Andrajo |d. 

Oh ,  témpora !  Oh,  mores ! id. 

Correspondencia :,..'..  452 

Dómine  meus 1     1     .  id. 

El  pajarito 453 

Imposible 454 

El  arte 455 

Confianza. id.  , 

La  estrella  de  la  tarde id. 

Humorada 456 

Aurora id. 

Impresión 457 

Prosapia ¡     .     ,     .  id. 

Buitres id. 

Los  poetas 458 

Los  filósofos id. 

Posüzo.   .     .     .  • 459 

P|igina  de  la  historia  del  papado id. 

Lo  que  vá  de  ayer  á  hoy 460 

Línea  recta :     *     '  ^^' 

La  músicai .     .     .     .     I     '.     .  461 

Cadena :..:....,.  462 

A  mi  madre  en  1853 463 


PifiOM. 

Ar? 4tó 

ta  madre  y  el  hijo idf; 

Balada 466 

CáncioQ 46$* 

DiOf m 

El  poeU 470' 

Presagio! Ü. 

to  te  amo.  471' 

tástimas 472 

Jlgfiero 475 

El  hombre 476 

Otro id. 

Ca  rota 477 

Nulidad ' id. 

SoOar  despierto 4T8 

ReversibiUdad 489 

Franqueza id. 

l^rimavera 489' 

Amor  7  maerte id. 

Asimismo 499 

A  la  luna 494 

^rajícomedla id. 

Galán 41» 

Procesiones id. 

Chasco 496 

Fin  de  año id. 

Panacea id. 

Los  viajeros 497 

Desdichas id. 

Ün  momento 498 

I^sgustos. 499 

Interior .    .     .' id. 

Imitación^ id. 

Vacilación 500' 

Lágrimas 50t 

Vánitas 502 

Ojeada id. 

Claro-oscuro.. id. 

Sana-culotte 509 

Siempre  llorando id. 

Lélia 504 

In  memoriam 5M 

Sol 507 

Flores  y  estrellas .  509- 

Inmortalidad. id.' 

Iiimemoriam id. 

Gloria  y  desgracia 510' 

Loados 51  i' 

Por  tí id.^ 

Escepticismo 512' 

Afinidad 513' 

El  niñodelcá&Uro 514' 

Sinfonía 515 

£1  heso 516 

La  ciU Si7' 

Una  fior  de  U  soledad 518 

Gazd id/ 


VII 
PigiM  . 

Taliiman 519 

La  flor Id, 

Imagen 520 

Medicina id. 

Metamóribtis id. 

Gázel 521 

Gáiel id. 

Hebe [  id. 

En  l^  muerta  de  dos  hermanas !    ...  522 

La  inteligencia 523 

La  mi:^er [    [  id. 

Química !     .     .     !  524 

Mirada ',     .     '.  id. 

A  H.enviándolemis  eu9nio$ id. 

El 525 

Todo id. 

Lamento !..!.'.  526 

Con  ella !!!!.'  527 

El  ruiseñor ,     .     [     .  532 

Reflejo .     .  id. 

Vergiss  meln  nicbt !     .     .     !     .  533    ' 

Nigromancia .    .     [     .  534 

Misantropía  y  filantropía id. 

La  muerte  mas  feliz !     .     !    .    !  539 

El  destino I     .     .    '.     .  id. 

La  monja '.!.*!!  540 

Setiembre ,     .     .         .  id. 

Ofelia .'!!!***  541 

Villancico .    ,     .         \  542 

Union ,..,,[  543 

Placer ^    !     '    Í    !    !    !    !  54^ 

Infinito !'.!!!!'  W. 

A  mi  amigo  B.  A.  González..    .     !     .     !     .     Í     [     .'     '  545 

Abderrahman  el  grande. 552 

Algo  de  mucho '..',[  555 


•  • 


B    •       ■ 


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